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Con la declaración de Santa Anna, es evidente que echa la culpa al general Vicente
Filisola, si este no hubiera mandado tal mensaje y los planes no hubieran sido
descubiertos, Houston no se hubiera animado a atacar.
Santa Anna argumentó que por un momento se quedó dormido esperando a que el
calor aminorara, pero cuál fue su sorpresa que al despertar se vio rodeado y en ese
mismo momento es aprehendido.
Por un momento Santa Anna compara Houston con Filisola, diciendo que Houston
era un hombre más cabal y humano.
Santa Anna, al ya no poder hacer nada, dice que se le trato de buena manera y que
tuvo que emprender un viaje para visitar al Presidente Jackson. Ya con él
presidente, este le manifiesta que la guerra debe terminar y que México sería
indemnizado con seis millones de pesos, a lo que según Santa Anna no acepta, ya
que sostiene que tal decisión tenía que ser tomada por el congreso mexicano.
Con el último acontecido, considero que Santa Anna se lava las manos ante la
pérdida de la Guerra con Texas. Al echar la culpa a Filisola y verse atrapado por
Houston no tenía nada más que hacer, más que obedecer al enemigo. Y al final con
la propuesta del presidente Jackson, se hace ver como un hombre democrático que
respeta las opiniones de sus colegas políticos en la aceptación o no de los seis
millones de indemnización.
Ahora la versión de Vicente Filisola, La Guerra de Tejas, lo que nos cuenta Filisola
en su texto es muy diferente a la versión de Santa Anna. La descripción es de un
orden cronológico que va del 14 al 21 de abril de 1836. Como bien Santa Anna
había narrado en su propia historia, este tenía prisa de llegar. Filisola declara que
esta prisa de Santa Anna entorpecía a las tropas mexicanas en su camino, e incluso
narra que estos errores para Santa Anna no eran cosa seria, al contrario le parecían
divertidos. Un ejemplo de esto es cuando cuenta que en un paso del rio, oficiales y
cargas cayeron al agua y dos mulas se ahogaron. En el avance de las tropas a otros
pueblos de la zona, nos describe a un Santa Anna ambicioso, que siempre se
quedaba con lo mejor y lo inservible lo dejaba a sus colegas.