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El primer punto debatible tiene su razón de ser en que el artículo 344 inciso 4 del
Código Procesal Penal que regula lo atinente al Pleno Casatorio, señala que este será
convocado a partir de la existencia de “criterios discrepantes sobre la
interpretación o la aplicación de una determinada norma”, lo curioso es que
los “criterios discrepantes” no están muy claramente delimitados en las propias
ejecutorias “discrepantes” lo que hace más dificultoso encontrar “criterios
discrepantes” entre sí (unas contra otras)[2];
otro dato aquí, es que no todas estas ejecutorias se han resuelto con una misma
norma de análisis, lo que hace nuevamente más complicado hallar con claridad y
sobretodo precisión: “criterios discrepantes”.
El segundo punto es que podía preverse que los fundamentos jurídicos emitidos en
la Sentencia Plenaria Casatoria, constituirían doctrina jurisprudencial[3], es
decir, criterios o principios establecidos por la Corte Suprema en la resolución de
procesos similares que han de ser de obligatorio cumplimiento por los magistrados
de todas las instancias judiciales cualquiera sea su especialidad, pero la sentencia
plenaria casatoria ha señalado que configura doctrina legal, esto es, se le concede la
misma naturaleza jurídica que tiene un Acuerdo Plenario, y recordemos que un
Acuerdo Plenario[4] no podrá ser más que un precedente vinculante[5] como lo
es la Casación 92-2017, Arequipa, dado que esta califica en los términos de
jurisprudencia (pues al menos resuelve un caso concreto) con rigor de fuente natural
del derecho, esta cuestión implicaría iniciar el análisis del concepto o naturaleza
jurídica (de cara a las fuentes del derecho) de lo que se denomina “doctrina legal”.
La base normativa para la dación de una Sentencia Plenaria Casatoria con el Código
Procesal Penal del 2004, la encontramos en su artículo 433 inciso 4, que señala
expresamente que “si se advirtiere que otra Sala Penal Suprema u otros integrantes
de la Sala Penal en sus decisiones sostuvieran criterios discrepantes sobre la
interpretación o la aplicación de una determinada norma, de oficio o a instancia
del Ministerio Público o de la Defensoría del Pueblo, en relación a los ámbitos
referidos a su atribución constitucional, obligatoriamente se reunirá el Pleno
Casatorio de los Vocales de lo Penal de la Corte Suprema”.
Lea también: [Vídeo PUCP] Romy Chang explica en qué consiste el delito de
lavado de activos
El objeto de análisis del R.N. 2071-2011, Lima se limitó a analizar: 1) La distorsión
de la temporalidad de la imputación de la aparición del delito fuente con la
adquisición posterior de inmuebles, 2) La omisión de actos procesales de
investigación necesarios para el esclarecimiento de los hechos. Por el contrario, la
Corte Suprema en el R.N. 4003-2011, Lima; no niega ni se pronuncia acerca de si el
delito fuente no es elemento del tipo objetivo del delito de lavado de activos, por el
contrario, parte de esa idea para analizar la necesidad de establecer la temporalidad y
relación del delito fuente con los actos de lavado.
La ley aplicable al análisis del R.N. 2071-2011, Lima, fue la Ley 27765. El recurso
de nulidad se realizó bajo la vigencia del Código de Procedimientos Penales de
1940.
El R.N. 4003-2011, Lima, no niega que el delito fuente sea elemento del tipo legal,
sino que refiere que no es necesario que éste delito fuente se acredite con cierto
grado de nivel de certeza, sino que es necesario utilizar la prueba indiciaria para
encontrar indicios razonables del delito fuente con los autores del acto de lavado.
Lea también: Tres juristas contestan seis preguntas sobre la Sentencia Plenaria
Casatoria 1-2017/CIJ-433 (lavado de activos)
El objeto de análisis del R.N. 4003-2011, Lima, solo se abocó a constatar la
existencia o no de elementos de convicción que en realidad ameriten si haber mérito
para que el caso pase a juicio oral contra los procesados por la comisión del delito de
lavado de activos en la modalidad de actos de conversión y transferencia, tanto así
que dispuso ampliar el plazo de instrucción para comprender a otros procesados
como autores del delito de lavado de activos, porque se verificó suficiente elementos
de cargo para su procesamiento. El RN N°4003-2011-Lima no niega que el delito
fuente sea elemento del tipo legal, sino que refiere que no es necesario que éste
delito fuente se acredite con cierto grado de nivel de certeza, sino que es necesario
utilizar la prueba indiciaria para encontrar indicios razonables del delito fuente con
los autores del acto de lavado.
La ley aplicable al análisis del R.N. 4003-2011, Lima, fue la Ley 27765. El recurso
de nulidad, se realizó bajo la vigencia del Código de Procedimientos Penales de
1940.
El objeto de análisis R.N. 399-2014, Lima, se restringió a verificar que los actos de
conversión o transferencia, determinándose que estos actos se realizaron forma
irregular y al amparo de las instituciones de carácter civil[12] y sin el ánimo de
evitar su detección o decomiso, así como lo atinente a la pericia contable de parte y
la motivación de la sentencia absolutoria, el espacio donde se señaló la autonomía
del delito de lavado de activos no tuvo incidencia alguna en el objeto de decisión.
La ley aplicable al análisis del R.N. 399-2014, Lima, fue la Ley 27765. El recurso
de nulidad, se realizó bajo la vigencia del Código de Procedimientos Penales de
1940.
Lea también: R.N. 2547-2015, Lima | Lavado de activos: Si el hecho previo fue
materia de sentencia absolutoria la fiscalía debe ofrecer indicios que relativicen
ese fallo
La ley aplicable al análisis del R.N. 2444-2013, Lima, fue la Ley 27765. El recurso
de nulidad, se realizó bajo la vigencia del Código de Procedimientos Penales de
1940.
Sin embargo en el caso se pudo encontrar que si bien es cierto se pudo determinar
que los actos de lavado se realizaron anteriormente a los hechos investigados por los
delitos de secuestro y robo acaecidos y registrados en dos procesos judiciales en
2007, sin embargo, los procesados que dirigían la organización criminal y que
cometieron delitos de robo y secuestro en el año 2007, tenían antecedentes penales
por diferentes delitos en los años 90, es por ello que la Corte Suprema apelando a
la autonomía procesal del delito de lavado de activos refiere: “el delito fuente está
determinado no sólo por los hechos suscitados el ocho de febrero, 2007, lo cual
desde ya sería una errada apreciación por parte del órgano jurisdiccional al limitar
lo que no ha sido circunscrito en la investigación realizada , sino también por todas
aquellas actividades ilícitas en las que han intervenido los procesados, para la cual
basta con constituirse como tal, obviamente con anterioridad a la actividad
ilícita tendiente a introducir o insertar los fondos ilícitos en el circuito económico,
tanto más si el delito de lavado de activos es un delito autónomo procesalmente
respecto del delito fuente del cual provengan los activos cuestionados[16]”.
La ley aplicable al análisis del R.N. 3091-2013, Lima; fue la Ley 27765. El recurso
de nulidad se realizó bajo la vigencia del Código de Procedimientos Penales de
1940.
Esta ejecutoria si bien es cierto señala que el delito fuente no integra el tipo objetivo
del delito de lavado de activos, sin embargo no llega a una solución opuesta a la
arribada en la Casación 92-2017, Arequipa, en cuanto tenga que existir marco
probatorio en los aspectos esenciales del delito fuente, ni mucho menos la solución o
análisis del R.N. 2868-2014, Lima, es acogida por la Sentencia Plenaria Casatoria
1-2017, aunque refiera la R.N. 2868-2014, Lima en el análisis del tipo subjetivo que
“el autor debe reconocer que los activos proceden, en general, de una actuación
delictiva, no cuándo fue cometido, ni mucho quienes intervinieron en su
realización”, pues esto contradice el análisis del tipo objetivo y probatorio que
ofrece el mismo recurso de nulidad que es la probanza de los aspectos nucleares y
esenciales del delito previo con su evidente conexión con los actos de lavado.
La ley aplicable al análisis del R.N. 3091-2013, Lima, fue la Ley 27765. El Recurso
de Nulidad, se realizó bajo la vigencia del código de procedimientos penales de
1940.
En cuanto al análisis del delito fuente como elemento del tipo legal o la referencia a
la autonomía del delito de lavado de activos, el R.N. 3036-2016, Lima, señaló que
“en el proceso penal por lavado de activos debe estar suficientemente probada la
realización del delito fuente, así como que los activos, así como que los activos
generados por este delito son los que constituyen objeto del lavado de activos[22]”,
con ello “bastará con acreditar los extremos indispensables que hagan a la
materialidad del hecho, esto, sus efectos lesivos y las circunstancias de tiempo y
lugar-, a su dominabilidad por parte de la autoría y su condición de evento
originante de los bienes sometidos a maniobra de lavado[23]”, para de este modo
satisfacer el principio de imputación necesaria la vinculación con una actividad
delictiva en general”, esto es, establecer un “vínculo normativo” con el delito previo
que originó los bienes ilícitos[24]”.
En este sentido señala la ejecutoria suprema que “el delito previo o delito fuente
consistente en tráfico ilícito de drogas, no solo no ha sido debidamente acreditado,
sino que para probarlo se cuenta únicamente con una sentencia absolutoria… por lo
que, este elemento típico del delito de lavado de activos- origen ilícito de los bienes-
no ha podido ser acreditado; debiendo afirmarse la atipicidad de los hechos
imputados que tuvieran como fundamento este delito fuente[29], puesto que “no es
suficiente que una persona o personas, tengan un considerable caudal de activos para
que se configure la comisión del delito en cuestión, sino que es necesario establecer
la conexión entre éstos y el origen ilícito de tales activos[30]”.
Así, se tiene al artículo 433 inciso 3 del Código Procesal Penal de 2004, que señala
que la Sala Penal Suprema podrá decidir, atendiendo a la naturaleza del asunto
objeto de decisión, que lo resuelto constituye doctrina jurisprudencial
vinculante a los órganos jurisdiccionales penales diferentes a la propia Corte
Suprema. Esto es, el ámbito donde calza interpretar “lo resuelto”, importa no sólo la
cuestión resolutiva final (por ejemplo: fundada la casación, infundada la casación)
sino los argumentos que la sostienen.
Sin embargo la Sentencia Plenaria Casatoria analizada sólo fijó criterios judiciales,
porque en principio no delimitó los criterios discrepantes en cada ejecutoria suprema
que entraba en contradicción con la Casación 92-2017, Arequipa, tampoco escogió
o tomó partido de uno de estos criterios para fijar “doctrina” jurisprudencial”, por
tanto el análisis por más válido, sólido, correcto o consistente no tiene asidero legal,
por tanto no puede ser vinculante y tampoco podría dejar sin efecto vinculante
la Casación 92-2017, Arequipa, porque su carácter de no vinculante lo deslegitima.
Pues incluso se tiene que las ejecutorias supremas contenidas en los Recurso de
Nulidad 2071-2011, Lima, Recurso de Nulidad 4003-2011, Lima, Recurso de
Nulidad 2444-2013, Lima y Recurso de Nulidad 399-2014, Lima, el Recurso de
Nulidad 2868-2014, Lima, Recurso de Nulidad 3091-2013, Lima y el Recurso de
Nulidad 3036-2016, Lima, se aplicaron a leyes distintas en materia de lavado de
activos respecto a las aplicadas en la Casación 92-2017, Arequipa y dichas
ejecutorias se dieron con el código de procedimientos penales, mientras que
la Casación 92-2017, Arequipa con el Código Procesal Penal de 2004.
3. Conclusiones
3.1. Tras la emisión de la Casación 92-2017, Arequipa que declaró como doctrina
jurisprudencial sus fundamentos jurídicos 17, 52 y 56, la Corte Suprema emitió la
Sentencia Plenaria Casatoria N°1-2017/CIJ-433, que dejó sin efecto vinculante
dicha Casación 92-2017, Arequipa, declarando como doctrina legal la interpretación
del artículo 10 del Decreto Legislativo 1106, modificado por el Decreto Legislativo
1249, en cuanto a la autonomía sustantiva del delito de lavado de activos del delito
fuente, la noción de gravedad y capacidad de generar ganancias ilegales de las
actividades criminales y el estándar probatorio del delito de lavado de activos en los
diversos estadios procesales.
Referencias Bibliográficas
[1] El juez Dr. Cesar Jose Hinostroza Pariachi, en voto discordante adicional a la
Sentencia Plenaria Casatoria N°1-2017/CIJ-433, 11 de octubre, 2017. I Pleno
Jurisdiccional Casatorio de Las Salas Penales Permanente y Transitorias. Corte
Suprema de Justicia de la República. Fundamento jurídico N°11, ha sido muy claro
al señalar que la resolución de convocatoria para dicha sentencia plenaria casatoria
no ha delimitado los puntos objeto de controversia.
[2] Este primer punto ha sido precisado en sentido parcialmente similar por el juez
Dr. César José Hinostroza Pariachi, en voto discordante con la Sentencia Plenaria
Casatoria N° 1-2017/CIJ-433 en su fundamento jurídico 06.
[3] El maestro Alzamora señala respecto a esta figura que es “(…) entendida como
el conjunto de opiniones de los jurisconsultos emitidos con finalidad teórica y de
facilitar el derecho”. En: ALZAMORA VALDEZ, Mario, Introducción a la ciencia
del derecho. Eddili. 10° Edición Lima 1987. p.247. En el mismo sentido, se la
define como “(…) el conjunto de aportes jurídicos de los jueces contenidos en la
motivación de sus fallos”. En: ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor. 2016. Comentarios
de los Precedentes Vinculantes Penales, Lima: Legales Ediciones. p. 2.
[4] Sobre esta cuestión, se acota que “Los Acuerdos Plenarios a la fecha constituyen
la cuarta fuente del Derecho Penal; empero tienen una naturaleza informal que no
se condice con la jerarquía de la ley como fuente formal y principal de esta rama
del Derecho. Un Acuerdo Plenario al no tener rango de ley, no puede tener efectos
retroactivos, no le son propios los principios que rigen a la ley”. PANTA CUEVA,
David (2009) Es posible derogar y modificar tipos a través de Acuerdos
Plenarios. En: Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 249 y p.265.
[5] En palabras del autor Arbulú Victor “Los precedentes vinculantes son reglas
jurídicas de obligatorio cumplimiento para los jueces, dictados por la Corte
suprema, cuya finalidad es uniformizar a la judicatura respecto a diversos tópicos
del derecho penal en aras de hacer realidad una justicia predecible y garantizar la
seguridad jurídica como cimiento del orden constitucional y democrático de
derecho”. En: ARBULÚ MARTÍNEZ, Víctor. 2016. Comentarios de los
Precedentes Vinculantes Penales, Lima: Legales Ediciones. p.1.
[18] Recurso de Nulidad 2868-2014, LIMA, Op. Cit. Fj.10 p.18 [En este acápite,
toman como referencia lo señalado por GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal
Económico. Parte Especial. Volumen I. 2015, p. 506].
[19] Recurso de Nulidad 2868-2014, LIMA, Op. Cit. Fj.10 p.18 [En este acápite,
toman como referencia lo señalado por CARO/REYNA/REÁTEGUI, Derecho
Penal Económico, Tomo II. 2016. p.663].
[20] Recurso de Nulidad 2868-2014, LIMA, Op. Cit., Fj.10 p.20. Apartado 4° [En
este acápite, toman como referencia lo señalado por ABEL SOUTO, El blanqueo de
dinero, 2015, p.115].
[23] Recurso de Nulidad 3036-2016, LIMA, Op. Cit, Fj.18. p.49. [En este acápite,
toman como referencia lo señalado por ORSI, Omar G. Lavado de dinero de origen
delictivo, Buenos Aires: Hammurabi, 2007.p.623 y ss.].
[24]Recurso de Nulidad N°3036-2016-LIMA, Op. Cit., Fj.19. p.49. [En este acápite,
toman como referencia lo señalado por PARIONA ARIANA, Raúl. La Ilusión de la
Autonomía del delito de lavado de activos.p.1].
[31] Con mayor detalle, Espinosa señala que “Se habla de dicta, ober dicta, dictum,
razón subsidiaria o razón accidental a aquel aspecto del precedente donde se
ofrecen reflexiones, acotaciones o apostillas que, no siendo centrales o
imprescindibles para fundamentar la decisión adoptada, se justifica en base a
razones pedagógicas u orientadoras”. En: ESPINOSA-SALDAÑA BARRERA,
E. El Precedentes Constitucional: ventajas y los riesgos de no respetarlos [consulta
el 20 de noviembre de 2017 a las 12:50 horas] Extraído de aquí.
[32] El autor Igartua sobre este acápite nos indica que “(…) se refiere
genéricamente a cualquier elemento esencial de la argumentación (sea o no una
norma jurídica general o una norma general contextualizada) utilizada por el Juez
para motivar su decisión sobre el caso”. En: IGARTUA SALVATIERRA Juan, La
Fuerza Vinculante del Precedente Judicial, [consulta el 20 de noviembre de 2017 a
horas 12::00 pm], Extraído de aquí.
[34] Para la autora Bastida Raque, ésta figura es entendida como “(…) toda decisión
judicial relevante para solucionar casos futuros y que sirve además para la
argumentación y justificación de decisiones”. En: Bastidas de Ramírez, Raquel.
2009, El Precedente Judicial, Bogotá: Ediciones Doctrina y Ley LTDA, pág. 85.
[35] El constitucionalista García Víctor reflexiona sobre éste punto en los siguientes
términos “En puridad, la fijación de un precedente significa que, ante la existencia
de una sentencia con unos específicos fundamentos o argumentos y una decisión en
un determinado sentido, se genera la obligación de resolver los subsecuentes casos
semejantes según los términos de dicha sentencia”. En: GARCIA TOMA, V. El
Precedente Constitucional Vinculante en el Perú (Análisis Comentario Y Doctrina
Comparada), Editorial Adrus, p. 56.