Sie sind auf Seite 1von 10

Educación, bienestar y pobreza: del saber al ser y del ser al

saber
René F. Pérez

Zig Ziglar en su libro Más allá de la cumbre dice: “Con la ayuda de miles de personas,
he aprendido que todos quieren ser felices, tener buena salud, ser razonablemente prós-
peros, sentirse seguros; tener amigos, paz mental, buenas relaciones familiares y espe-
ranza” . (Ziglar, 1995). Si lo decimos en pocas palabras, resumiría que todas las personas
en lo más profundo de nuestro ser, deseamos vivir bien. En algún momento de la vida
todos anhelamos ser más, hacer más y tener más. Esto me lleva, inicialmente, a comentar,
de manera breve, sobre la pobreza, la prosperidad razonable y su relación con la educa-
ción. Entiendo que existen dos corrientes contrapuestas: una indica que la pobreza es na-
tural y la otra, que quizá tenga más seguidores, que afirma que la pobreza es creada por el
ser humano. Me refiero aquí a la pobreza entendida como la falta de recursos; por eso se
dice que “la pobreza es económica y la desigualdad es social y política”. (Zaid, 2008)
Crecí en una generación que no incentivaba el estudio. Y, en las familias en las que sí
se hacía, el mensaje era: estudia, consigue un buen trabajo y te jubilas. Ese paradigma
cambió hace mucho tiempo. Los planes de jubilación están quebrando, las empresas se
automatizan y emplean cada vez menos humanos, los requisitos para los pocos puestos
son cada vez más exigentes, las jornadas, a veces, son estresantes y los salarios no son
compensatorios.
Se creía que la educación formal, los estudios generales primero y los especializados
después, ayudarían a la persona a mejorar sus condiciones materiales y, si era pobre, a
salir de la pobreza.
Según el sitio de la organización Children International (2018) “Casi la mitad de la
población mundial vive con menos US$2.50 al día y 400 millones de niños viven en la
pobreza extrema. Según un reporte publicado a principios de este año por la Comisión
Económica para América Latina, CEPAL, Guatemala se ubicó como “el segundo país más
pobre del continente, con una incidencia de pobreza de 70.5 por ciento, solo por encima
de Nicaragua (74.1 por ciento), empatado con Honduras (70.5 por ciento) y por debajo de
todos los demás, incluyendo Haití”. Por otra parte, según el índice oficial de pobreza que
calcula el Instituto Nacional de Estadística, INE, y que se basa en la última Encuesta de
1
Condiciones de Vida, ENCOVI 2014, el 59.3% de la población se encontraba en condicio-
nes de pobreza, lo que nos ubicaba como el cuarto país más pobre del continente. La dife-
rencia estriba en que mientras la CEPAL se basa en el índice de pobreza multidimensional,
el INE aplica un índice unidimensional (básicamente monetario). (García Lara, 2018) Se-
gundo lugar o cuarto, los niveles de pobreza son altos.
Según la expectativa de muchos, incluida la mía, la educación debería ayudar a mejo-
rar las condiciones de vida de aquellos que tienen la oportunidad de tener acceso a ella. Y
mejorar estas condiciones de vida significa el acceso a una riqueza razonable o como diría
Zig Ziglar: ser razonablemente prósperos. Esta idea no es una utopía. El artículo 1 de la
Declaración Mundial sobre Educación para Todos, suscrita en Jomtien, Tailandia en
marzo de 1990, declara:
1. Cada persona -niño, joven o adulto- deberá estar en condiciones de aprovechar las oportu-
nidades educativas ofrecidas para satisfacer sus necesidades básicas de aprendizaje. Estas necesi-
dades abarcan tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (como la lectura y la escritura,
la expresión oral, el cálculo, la solución de problemas) como los contenidos básicos del aprendizaje
(conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos pue-
dan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar
plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y con-
tinuar aprendiendo. La amplitud de las necesidades básicas de aprendizaje y la manera de satisfa-
cerlas varían según cada país y cada cultura y cambian inevitablemente con el transcurso del tiempo.
(Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, 1990) (El énfasis es mío.)

En el informe a la UNESCO, titulado: La educación encierra un tesoro, en el capítulo


4, se presentan: Los cuatro pilares de la educación. Dice la comisión presidida por Jac-
ques Delors:
Para cumplir el conjunto de las misiones que le son propias, la educación debe estructurarse
en torno a cuatro aprendizajes fundamentales, que en el transcurso de la vida serán para cada per-
sona, en cierto sentido, los pilares del conocimiento: aprender a conocer, es decir, adquirir los ins-
trumentos de la comprensión; aprender a hacer, para poder influir sobre el propio entorno; apren-
der a vivir juntos, para participar y cooperar con los demás en todas las actividades humanas; por
último, aprender a ser, un proceso fundamental que recoge elementos de los tres anteriores. Por
supuesto, estas cuatro vías del saber convergen en una sola, ya que hay entre ellas múltiples puntos
de contacto, coincidencia e intercambio. (Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo
XXI, 1996)

2
Cómo se desarrollan los cuatro pilares de la educación
La mayoría de educadores están familiarizados con estos cuatro pilares, pero esa
misma mayoría, los ha reducido a su mínima expresión en su práctica educativa. Los do-
centes y los autores, se circunscriben a combinar estos cuatro pilares en las competencias
propuestas y limitándolos a contenidos declarativos, procedimentales y actitudinales. Al
parecer, los educadores solo se han interesado en la integración de los pilares propuestos,
con “fines de planificación didáctica” más no como verdaderos ejes del desarrollo integral
de los estudiantes.
En el proceso de enseñanza-aprendizaje, como se practica en la actualidad, se empieza
con el primer pilar, y se le llama: aprender a aprender, conocer o saber. Se sigue con
aprender a hacer y se termina con aprender a ser, que se supone incluye el aprender a
convivir.
En el sistema escolarizado, aprender a aprender, aprender a conocer o aprender a
saber, se equipará con los contenidos declarativos que, según Díaz Barriga, corresponden
“a datos y hechos”. (Díaz Barriga, 2004). Se enfatiza la memorización y la acumulación de
datos sin sentido.
Cuando se trabaja el aprender a hacer, se relacionan con los contenidos procedimen-
tales y se limitan a enseñar cómo elaborar ciertas cosas, pero no se motiva a crear, inven-
tar, descubrir, fabricar o forjar algo, menos se procura monetizar lo realizado. En la ma-
yoría de los casos, que escolares o que los estudiantes de nivel superior hagan algo, signi-
fica gastos para la familia. Los llamados “trabajos manuales” son hechos sin estándares de
calidad a partir materiales prefabricados y recordados donde los estudiantes solo pegan y
pintan. En el caso de los trabajos de proyectos universitarios, muy poco, pero muy pocos
son creativos, de lo contrario, veríamos novedades e inventos frecuentemente.
Y finalmente, cuando se trata de aprender a ser, se enfatiza en los contenidos actitu-
dinales, es decir en las conductas y en la práctica de ciertos valores, pero no en el desarro-
llo integral de la persona como lo propusiera la misma UNESCO en 1972 en el informe
titulado: aprender a ser: la educación del futuro, que textualmente dice:
El desarrollo tiene por objeto el despliegue completo del hombre en toda su riqueza y en la
complejidad de sus expresiones y de sus compromisos; individuo, miembro de una familia y de una
colectividad, ciudadano y productor, inventor de técnicas y creador de sueños.” (Comisión
Internacional para el Desarrollo de la Educación. UNESCO, 1972, pág. 12) (El énfasis es mío.)

3
En este sentido, quizá se deba considerar que una verdadera educación es más que
solo seguir programa de estudios. “Significa más que una preparación para la vida actual.
Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia accesible al hombre. Es el desarrollo
armonioso de las facultades físicas, mentales y espirituales”. (White, 1979).
Resumiendo, las cosas ahora funcionan así:
Se empieza por saber para hacer; luego, cuando el educando actúa, muestra como es
y cómo convive con los demás. Pasa por el sistema educativo y, con frecuencia, no pasa
nada. Se gradúa, busca trabajo, si lo encuentra, generalmente, se queda atrapado en la
carrera de la rata. ¿Y cuál es su futuro? Pues, incierto. Inseguro. Lucha y lucha, pero las
cosas no caminan como se espera: no hay mejoría, poca movilización social y económica,
¿por qué? Por varias razones, entre otras, porque nos han hecho creer que el mundo está
hecho para ser como está y que nada puede cambiar, nos hacen ver las cosas desde una
perspectiva estructurada y pesimista. “Todo cambia para que nada cambie” acostumbran
decir algunos políticos.

Conocer o saber por saber no tiene sentido


Con frecuencia repetimos la frase conocida: “el conocimiento es poder”. Pero el cono-
cimiento solo es poder cuando se aplica, mientras tanto, es poder en potencia. Napoleón
Hill, afirma que las universidades en conjunto son poseedoras de “casi todas las formas
de conocimiento general al alcance de la civilización”. Luego, agrega en forma lapidaria:
“La mayoría de los profesores no tienen mucho dinero. Se especializan en enseñar el co-
nocimiento, pero no se especializan en la organización de ese conocimiento ni en su em-
pleo.” (Hill, 2015). Tristemente es verdad. Los docentes en particular tienen la tendencia
de querer saber mucho, de todo un poco, e inconscientemente transmiten esa idea a sus
estudiantes. Tienen mucho conocimiento general, pero no lo sistematizan. Quizá eso ex-
plique por qué la mayoría de docente termina diciendo que el magisterio es un apostolado.
En una clase se maestría tuve un docente que acostumbra decir: “la docencia no enriquece,
la docencia ennoblece”. Napoleón Hill, insiste: “el conocimiento es solo poder en potencia.
Únicamente se convierte en poder si está organizado en planes definidos de acción y diri-
gido hacia un objetivo determinado”. ¿Entonces, qué debemos saber? Aprender y enseñar
únicamente conocimientos de relevancia, pertinentes y que correspondan a un objetivo
determinado.

4
Cambiar el orden los pilares y agregar uno
Es momento de alterar el orden en que se trabajan los cuatro pilares de la educación
propuestos por la UNESCO para empezar a generar cambios significativos en la vida de
los estudiantes. Cambios que pasen más allá de acumular conocimientos teóricos y que tal
vez nunca les van a servir. Cambios que signifiquen la creación de una riqueza o prosperi-
dad razonables y que rompan con algunos paradigmas hasta ahora muy arraigados.
En lugar de iniciar con el saber, empecemos con el SER. Sí, pero el ser integral. La
propuesta es desafiar al estudiante para que primero defina su ser. Su ser actual y su ser
futuro. Al definir su ser (identidad actual sabrá quién o por lo menos como se percibe). Y,
a partir de identificarse y saber quién es, defina quién quiere ser y qué quiere ser en la
vida.
Que a partir de definir qué quiere ser, establezca que quiere HACER. Que debe hacer.
Nótese que no se trata solamente de qué quiere hacer, sino de que debe hacer. Este el
punto donde algunos ya no quieren seguir porque implica sacrificios, significa pagar un
costo de oportunidad. Porque hay que pagar en tiempo y recursos. Lo que puedo asegurar
es que, quienes tienen la disciplina de someterse al “deber hacer”, logran los resultados
que se propusieron y llegan a ser.
Resulta que cuando una persona determina que quiere SER, deberá establecer qué
HACER. Cuando hace lo que debe termina sabiendo. Lo interesante aquí es que sabe más
que simple teoría, ese saber práctico lo hace el SER que definió al inicio del proceso.
Ese cúmulo de SABER se refiere a conocimientos prácticos. “El conocimiento prác-
tico, también llamado conocimiento operacional o procedimental, es el conocimiento que
se tiene cuando se poseen las destrezas necesarias para llevar a cabo una acción. Se lo
asocia a la expresión ‘saber cómo’ (know how).” (Wikipedia, s/f)
Timothy Ferriss (2017) aconseja: “Transforma cada “ser” en un “hacer” para poder
llevarlo a la práctica. Identifica una acción que caracterice ese estado de ser o una tarea
que significa que lo has logrado ".
Para comprender mejor lo expuesto, veamos un ejemplo. En el enfoque tradicional
donde el saber va primero, sería más o menos así:

1. Quiero saber inglés. Deseo comunicarme en ese idioma.

5
2. ¿Qué hacer? Aprenderé en mis clases de inglés, practicaré con mis amigos. Una
persona motivada quizá diría: Me pondré a estudiar, me inscribiré en Duolingo, en CA-
LUSAC, en el IGA, compraré un curso en línea, etc. Posiblemente, terminará sus cursos,
conseguirá su diploma y en ocasiones encontrará una aplicación práctica para sus nuevos
conocimientos. Ya tiene el saber, le sirva o no y allí se acabará todo. ¿Por qué? Porque en
su mente no estaba el llegar a SER, su mente se centró en el saber.

3. Resultado: a uno, dos, tres o más años si no practica el inglés, es probable que lo
haya olvidado. Si le pregunta: ¿sabes inglés? Quizá responda: so, so. ¿Sabes inglés? Más
o menos, por allí medio me defiendo. ¿Sabes o no sabes inglés? Fíjate que lo entiendo,
pero no me animo a hablarlo.

Con el paradigma de definir el ser


Quiero ser… Qué debo hacer para ser Al llegar a ser se adquiere
bilingüe Español-Ingles el saber
Bilingüe español – inglés. Hacer un examen de ubica- ¿Terminado el proceso?
¿De verdad quiero ser bilin- ción ¿Eres bilingüe?
güe? Inscribirme en un curso Sí, completamente bilingüe
Asistir a clases presenciales y serás bilingüe toda la vida.
o en línea Porque es parte de tu ser. Si
Hacer las tareas eres bilingüe, posiblemente
Practicar el nuevo idioma ahora te propongas ser
en sus cuatro áreas multilingüe, ser traductor
Aprobar los exámenes jurado. Abrir una academia
Conseguir la certificación de lenguas, ser guía de tu-
ristas, etc.

¿El saber es malo? No. El saber nadie se lo quita, aunque puede que lo olvide. Pre-
gúntele a la gente que recuerde algo específico de lo que estudió y lo más seguro es que
titubee. La cuestión es que el saber, a veces, no pasa de eso, de simple conocimiento. En
tanto que el ser es algo intrínsecamente suyo, integrado en la persona. El ser es usted

6
mismo, y misma. Por lo tanto, el ser no se disocia de quien es. No hay olvido, no hay ser a
medias.
De manera que no se trata de abandonar los cuatro pilares de la educación propuestos
por la UNESCO, se trata solamente de ordenarlos en forma diferente y con otro enfoque.
La idea es que la educación en verdad sea liberadora. Que además de formar un sujeto
“como ser pensante y crítico” realmente sea “un proceso de renovación de la condición
social del individuo.” (Escobar, 1985) Que le ayude a reflexionar sobre la realidad en que
vive, pero que sobre todo le ayude a transformarla, transformándose primero el mismo.
Porque si no, ¿de qué lo libera? ¿De la ignorancia?
No basta saber, no basta liberarse solo de la ignorancia, pues cuando se sale de la
ignorancia y se sabe cuán grandes son las carencias, esa liberación es momentánea porque
entonces viene la frustración al saberse pobre o carente de lo necesario.
¿Liberarse para formar colectivos que luchen por la igualdad? ¿Qué tipo de igualdad?
¿La igualdad que democratiza la pobreza?
Creo sinceramente que la verdadera liberación viene cuando la persona está en la ca-
pacidad de Ser, de hacer y tener lo necesario, lo razonable para vivir dignidad y decoro. Yo
agregaría: para vivir mejor, libre del temor, del temor a la pobreza, del temor a la depen-
dencia económica, del temor a perder el trabajo, del temor a la opresión, del temor a la
soledad, del temor a la indigencia, del temor al abandono, del temor a la ancianidad… del
temor al temor.

Un pilar olvidado: aprender a tener


Aquí aparece el pilar olvidado: aprender a tener. Aprender a administrar lo que se
tiene para aumentarlo, para multiplicarlo si es posible. Sé que este punto tiene sus aristas,
pero lo que deseo destacar es que lo que se tenga poco o mucho al principio, debe admi-
nistrarse bien.
La educación escolarizada no está ayudando a la gente a salir de la pobreza, ayuda a
muy pocos a lograr el bienestar y una razonable prosperidad. La educación actual como
aplica los pilares de la educación debe cambiar. Como el bienestar implica la educación
financiera, conviene citar lo que dice el informe de la UNESCO de 1972: “En la escuela, y
por todos los medios extraescolares, la educación económica debe convertirse en uno de
los elementos esenciales de la conciencia y de la cultura de las masas”. (pp. 231-232)

7
Robert Kiyosaki, uno de los autores más leídos hoy, dice: “Es tonto asumir que la edu-
cación que el sistema escolar preparará a sus hijos para el mundo que enfrentarán después
de su graduación. Cada hijo necesita más educación. Una educación diferente.” (Kiyosaki,
2002). Es tiempo que los profesores propugnemos por una educación diferente, una edu-
cación que realmente prepare a los estudiantes para enfrentar las incertidumbres y ese
mundo incierto del que habla Morin. (1999). Pero en lugar de centrarse en los pecados
capitales de la educación de los que habla Savater, deberían buscarse y aplicarse las virtu-
des esenciales de la educación. Quizá así podamos como se diría en lenguaje coloquial:
“darle vuelta a la tortilla.”
La educación debería enseñar a sus estudiantes aprender a administrar lo que tienen.
Y lo primero que deben aprender a administrar bien es el tiempo. Todos, ricos o pobres,
jóvenes o adultos, con educación formal o sin ella, recibimos la misma cantidad de tiempo
todos los días. Un pensamiento que no comparto totalmente dice: “ser rico o pobre de-
pende en gran medida de cómo se aprovecha el tiempo”.
Se necesita aprender aprovechar bien lo que se tiene, si es necesario vivir con frugali-
dad. Aprender a evitar el desperdicio. Porque desafortunadamente, “la abundancia genera
desperdicio”. Se necesita aprender a diferenciar que no es lo mismo estar activo que ser
productivo.
En el pilar perdido, hay necesidad de aprender a cuidar lo que se tiene: la vida, la
salud, el amor... Aprender a hacer uso sabio del dinero que se tenga y a ganarse inteligente
el que se necesita o se aspira. Aprender a desarrollar los talentos, aprender a valorar la
dignidad del trabajo honrado, pero también aprender a exigir la remuneración justa por
los servicios prestados. Aprender que en la sociedad del conocimiento y en el mundo de
la tecnología cualquiera tiene más que su simple fuerza de trabajo para vender. Aprender
que puede generar ingresos pasivos a través del desarrollo de aplicaciones. Aprender que
el teléfono inteligente y la computadora que tiene en sus manos o a su alcance más que
simples instrumentos de comunicación pueden ser verdaderas minas de riqueza. (Gómez,
2016)
Aprender que el deseo de tener dinero no es malo en sí mismo. Algunos argumentan
que “el amor al dinero es la raíz de todos los males”. El dinero como tal no es la raíz de los
males, pero la falta o el mal uso del dinero si puede traer muchos males. Aprender que “el
dinero no es la vida, pero sin dinero no hay comida”.

8
En fin, es tiempo de cambiar la mentalidad de pobreza que, a propósito, fomentan
algunos para mantenernos sumidos en ella. Por ello, insisto en que la educación debe ser
transformadora. Por ello es necesario que, además de los cuatro pilares, se añada el quinto
pilar, que significa enseñar a tener. Por ello, es necesario que a los estudiantes se les
motive para en orden sus prioridades y que cada día deseen y se propongan: SER MÁS,
HACER MÁS Y TENER MÁS.
El saber, solo debe ser un medio, porque si la gente está satisfecha con lo que es, lo
hace y lo que tiene, seguramente podrá convivir más y mejor. Compartir y dar porque
nadie da lo que no tiene.
Dar cuanto se tiene es especialmente cierto en el caso de los padres que mandan a sus
hijos a la escuela o a la universidad. Solo cuando una familia “tiene” los recursos econó-
micos necesarios puede mandar a sus hijos a estudiar. Cuando una familia tiene, puede
llevar a sus familiares a la clínica o al hospital en busca de salud. Cuando tiene puede ir al
mercando a comprar alimentos. Solo cuando se tienen los medios, se puede realizar el
viaje familiar soñado. Cuando se carece hasta de lo más elemental, se pierde de todo, la
salud, la educación, la recreación y a veces hasta la vida. Por ello, no entiendo la razón por
la que algunas personas condenan el deseo de tener. No seas ambicioso le dicen. Con-
fórmate. Es mejor una gota permanente que un chorro de repente. No seas avaro. No seas
codicioso, no sean envidioso, etc. Haga tesoros en el cielo dicen los religiosos. Los maes-
tros siempre son mal pagados dicen los sindicalistas. Es la voluntad de Dios que seamos
pobres, se consuelan otros. Y, lamentablemente, la escuela contribuye con esta línea de
pensamiento. Quizá por ello alguien dijo: si usted quiere ser rico y feliz no vaya a la es-
cuela.
Todos queremos “ser felices, tener buena salud, ser razonablemente prósperos, sen-
tirse seguros; tener amigos, paz mental, buenas relaciones familiares y esperanza”. La edu-
cación puede ayudar a lograrlo. Por eso urge cambiar de paradigmas.

Saber genera expectativas.


Llegar a Ser cambia la vida. Piénselo.

9
Referencias

Children International. (s.f.). Pobreza global. Childrenintertional.org. Recuperado el 24


de julio de 2018, de https://www.children.org/es/pobreza-global/datos-sobre-la-
pobreza/datos-sobre-la-pobreza-mundial
Comisión Internacional para el Desarrollo de la Educación. UNESCO. (1972). Aprender
a ser. La educación del futuro. Madrid: Alianza Editorial, S. A.
Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. (1996). La Educación
encierra un tesoro. México: Ediciones UNESCO.
Conferencia Mundial sobre Educación para Todos. (9 de marzo de 1990). Declaración
Mundial sobre Educación para Todos y Marco de Acción para Satisfacer las
Necesidades Básicas de Aprendizaje. Jomtien, Tailandia: UNESCO.
Díaz, F. (2004). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una
interpretación construtivista. México: McGraw-Hill Interamericana.
Escobar, M. (1985). Paulo Freire y la educación liberadora. México: Ediciones El
caballito.
García, M. (26 de febrero de 2018). La probreza en las estadísticas. elPeriódico.
Recuperado el 23 de julio de 2018, de
https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/02/26/la-pobreza-en-las-estadisticas/
Gómez, J. (2016). Hábitos de ricos. Bogotá: Paidos Empresa.
Hill, N. (2015). Piense y hágase rico. México: Norma.
Kiyosaki, R. (2002). Padre rico, padre pobre. México: Diana.
Morin, E. (199). Los siete saberes ncesarios para la educacion del futuro. Paris:
UNESCO.
White, E. (1979). La educación. Mountain View, California: Publicaciones
Interamericanas.
Wikipedia. (s/f). Conocimientos prácticos. Recuperado el 26 de julio de 2018, de
https://es.wikipedia.org/wiki/Gnoseolog%C3%ADa
Zaid, G. (31 de Mayo de 2008). Letras libres. Recuperado el 27 de julio de 2018, de
http://www.letraslibres.com/mexico/pobreza-y-desigualdad
Ziglar, Z. (1995). Más allá de la cumbre. Nashville, TN: Caribe.

10

Das könnte Ihnen auch gefallen