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Agradecimientos
Cada momento que tenía que iniciar una nueva parte de esta tesis siempre resultó en
la misma rutina: todo un día de ver el cursor parpadeando con miles de ideas revoloteando
escribir estos breves párrafos. ¿Cómo reducir a unas pocas líneas lo agradecida que estoy
con todas las personas que me han acompañado en los 5 años más intensos de mi vida? He
aquí mi intento.
Gracias a todos mis amigos “itamitas”. Cada momento de estrés en el ITAM fue
aliviado por las pláticas compartidas en plaza roja con un café en mano, y por cada hora de
estudio en la biblioteca, donde nos brindamos apoyo moral. Gracias a todos mis amigos
fuera de la universidad, amigos que son más como familia. Gracias a Pau y a Sofí por estar
como persona, a través de sus clases, de las lecturas elegidas para cada curso y de cada
trabajo asignado. Gracias a mis sinodales, la profesora Alexandra Uribe y el profesor Ennio
Michelis, por su atenta lectura a mi trabajo. Gracias al profesor Curcó quien me enseñó el
Y, sobre todo, gracias a las tres personas más importantes en mi vida. A mis padres
permitirme dudar de mí. A Carlos gracias por cambiar mi vida una fría mañana en
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tanto como lo haces. Miles de millones de gracias a los tres. Sin ustedes esto no sería
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Índice
Introducción................................................................................................................................... 4
1. Contextualizando a Foucault ...................................................................................................... 6
1.1 El desarrollo del pensamiento de Foucault ............................................................................ 6
1.2 El orden del discurso .......................................................................................................... 15
1.3 Superar el planteamiento del poder en términos jurídicos y negativos ................................. 23
2. El poder en Foucault ................................................................................................................ 29
2.1 Rechazo a tres modelos convencionales de poder ................................................................ 29
2.2 Poder soberano ................................................................................................................... 34
2.3 Disciplinas ......................................................................................................................... 45
2.4 Modelos de poder: lepra, peste y biopoder. ......................................................................... 52
2.5 El poder como resultante .................................................................................................... 62
3 Problematización del poder en Foucault .................................................................................... 66
3.1 ¿Y el gobierno? .................................................................................................................. 66
3.2 En defensa de Foucault ....................................................................................................... 69
3.3 Historia de la sexualidad, o: el biopoder, una vez más. ........................................................ 73
3.4 El sujeto como resistencia .................................................................................................. 76
3.5 Retomar a Foucault ............................................................................................................ 82
Conclusión................................................................................................................................... 85
Bibliografía.................................................................................................................................. 89
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Introducción
sexualidad, palabras, cosas, clínica, y, aquel término alrededor del cual giran los anteriores:
en el siglo XX. Querer catalogar la tarea del pensador francés en una rama específica es un
Luchaba contra ellas; en realidad, contra cualquier término que implicara la noción de
identidad (Foucault 2006(2), 88), porque la identidad es ya una faceta del poder, un aspecto
una sola identidad, hay tantos Foucaults como hay facetas y vetas en su pensamiento.
momento de vida por el que el pensador estaba pasando. Cada época es fundamental para
entender la subsecuente. Esta tesis tiene el propósito de indagar en una etapa particular,
aquella que de forma directa estudia al poder y lo que de ahí resulta. Mediante tal búsqueda
se pretende dar un entendimiento claro del poder foucaultiano y una defensa del mismo. La
excusa se guiara bajo la idea de que tal concepción se abandonó demasiado pronto y es de
pensamiento, por lo que se narra desde su primera etapa de estudio hasta la última. Acto
seguido se presenta un análisis del primer texto en el cuál el catedrático francés habla
directamente sobre el tema del poder, y aquello permite enlazar a las precauciones que el
mismo pensador avisa para superar el planteamiento del poder en términos estatales.
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El segundo capítulo se ocupa del tema del poder de forma directa. Se comienza por
porqué. De tal forma se abre paso a la concepción foucaultiana del poder, la cual se
Dicha separación culmina en los tres modelos de poder que Foucault ubica históricamente y
la descripción de ellos. El segundo capítulo cierra con la definición del poder foucaultiano.
Foucault. En primera instancia se pregunta por el rol que guarda el gobierno en tal
definición, uno de los asuntos abiertos a más ataques en los análisis del autor. Lo anterior
permite entrar a dos grandes críticas que el pensamiento de Foucault sufrió una vez muerto
ciertos términos fundamentales y, por ende, una defensa hacia el pensador francés. Así el
capítulo culmina en una invitación a retomar la reflexión foucaultiana. La tesis cierra con
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1. Contextualizando a Foucault
Entender el pensamiento de Foucault es una obra que debe hacerse apegada al nudo
de la tarea que buscaba emprender el autor: ser distinto, dar la posibilidad a pensar de otro
modo. Foucault describe cada uno de sus textos como cajas de herramientas, hechas por él:
“un artificiero” (Foucault 2006(2), 73), dedicado a fabricar algo que sirva para abrir nuevas
grietas de pensamiento. Por ende un intelectual foucaultiano puede describirse como aquel
específicas que significan subversión; insistencia de una labor crítica sin fundamentos
Dicha búsqueda por abrir grietas a una nueva forma de pensar se dan a partir de la
permiten que en este momento emerjan ciertas clases de saber, ciertas relaciones de poder,
y no otras. El presente que deriva del análisis de la ontología “es un modo político de
desdecir aquello que somos en el aquí y abre la posibilidad de ser de otro modo” (Fortanet
2010, 95). La ontología del acontecimiento se refiere a que los fragmentos de la historia
cierta lógica, decir que “la historia no tiene sentido, no quiere decir que ésta sea absurda”
(Foucault 1981(1), 133). Así la ontología muestra que nuestra constitución como sujetos
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En una conversación que mantuvo Fontana con Foucault (Foucault 1981(1)),
Fontana sostiene la idea de que Foucault fue el primero en plantear la cuestión del poder en
torno al discurso, lo cual Foucault niega. El autor da respuesta explicando que, de hecho, le
sorprende la dificultad que tuvo para formular dicha cuestión y, por ende, lo mucho que se
prisión: el libro y su método (1999), Foucault daría a Nietzsche el crédito de haber sido el
primero en pensar la relación del discurso y el poder y, así, puso en el centro de la discusión
filosófica la relación de poder: “…fue él (Nietzsche) el filósofo del poder, quien llegó a
pensar el poder sin encerrarse en una teoría política para hacerlo” (Foucault 1999, 610).
sentido en tanto uno observa que sus años principiantes estaban enfocados al estudio
arqueológico. Ejemplo de esto son los textos Las palabras y las cosas y La arqueología del
saber. Esta es una fase del pensamiento de Foucault abocada a explorar el subsuelo del
saber: “la arqueología pretende descubrir cuáles son las condiciones efectivas en que surgen
momentos y en ciertos órdenes de saber tiene lugar estos bruscos deslizamientos, estas
qué una época traza las líneas entre verdadero y falso. Para el autor no hay un relato único y
trascendental, sino que hay muchos relatos, donde el discurso define la frontera entre lo
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La etapa arqueológica, entonces, se aboca a señalar y describir cuáles son las
ahistórico y de lo único trascendental. Por esto es que para describir los cambios de
refiriéndose a “la condición de posibilidad de los saberes de una época” (Sauquillo 2001,
62). Episteme es, por lo tanto, el subsuelo del saber, el marco de lo que fija los límites de lo
tres epistemes distintas: Espíteme Renacentista, que corresponde al siglo XVI, Espíteme
Clásica en el siglo XVII, y Espíteme Moderna en el siglo XVIII (Sauquillo 2001, 72). En
tema de las epistemes puesto que no forman parte del objetivo de estudio de este trabajo.
Lo que pretendo es resaltar es el hecho de que a partir de este estudio arqueológico del
hecha de forma deliberada” (Foucault 1999(8), 468). El término superficial, empleado por
el mismo Foucault, se refiere a que la descripción no debe ser vista como un análisis sobre
el porqué de los cambios discursivos, sino como un estudio para señalar que, efectivamente,
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el discurso cambiaba. No obstante, aunque la arqueología sea una descripción superficial,
ésta prueba que el surgir de ciertos discursos en un época en lugar de otra no carece de
explicación, no es algo arbitrario; y, por ende, es preciso señalar cuáles son las condiciones
puntuales que regulan nuestros procesos de formación de sentido. Una vez culminada esta
Microfísica del poder y Vigilar y castigar. Una vez habiendo descrito a los cambios
contraste con la arqueología, usará los términos de “dominación, fuerza y violencia” (Sluga
ejercicio, “desvelar la violencia de las relaciones de poder en aquellos lugares en los cuales
Entre los primeros años del trabajo de Foucault y esta genealogía que le sigue, existe un
debate entre intérpretes, como es señalado por Hans Sluga (Sluga 2010, 37), en tanto si la
o, más bien, como un estudio que supera a los primeros años de pensamiento. Para la
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El estudio genealógico, por lo tanto, se concentra en analizar las relaciones de poder, la
génesis del mismo, y los efectos de poder que emergen del saber. Una vez habiendo
descrito las condiciones para los cambios históricos por medio de la etapa arqueológica, la
genealogía puede abocarse a indagar en las relaciones entre práctica y saber, analizar su
profundidad y, así, señalar aquello que hace posible la condición de emergencia de cierta
verdad:
en los que se articulen saberes y poderes específicos que vertebran sociedades capitalistas.
La genealogía del poder, por tanto, rastrea en la historia las condiciones de formación y
comprometida con la verdad que permite establecer las relaciones complejas y las
filiaciones entre la maternidad del mundo social y las representaciones mentales” (Varela y
a revisar los archivos de cárceles, hospitales, de la burocracia; hacer que el análisis gire en
torno a los dispositivos de poder; dispositivo entendido como “disposición provocada por
el poder hablar, decir, producir verdad” (Sauquillo 2001, 181). El uso del concepto de
dispositivo permite a Foucault establecer la mutua implicación entre poder y saber. En esta
etapa de pensamiento Foucault declara que las ciencias no solo surgen para falsificar sino
encuentran en perpetua articulación: “ejercer el poder crea objetos de saber, los hace surgir,
acumula informaciones, las utiliza” (Foucault 1999(1), 608). El perpetuo juego entre saber
y poder se da, por lo tanto, en el momento que el ejercicio de poder crea saber, él cual, a su
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vez, conlleva a efectos poder. La genealogía foucaultiana permite mostrar esta circularidad
todos padecemos relaciones de poder y, a su vez, las ejercemos. El poder está en todas
partes, no hay ámbito social salvado de él; tal como señala el pensador en un diálogo con
Deleuze: “el poder no está sólo en las instancias superiores de la censura sino que penetra
de un modo profundo, muy sutilmente, en toda la red de la sociedad” (Foucault 1981(2), 9).
Así se muestra que los grupos de elite no son instancias de poder sino efectos del mismo. El
poder se muestra como una relación de fuerzas que se genera en un aparato simbólico:
poder “es el nombre que prestamos a una situación estratégica compleja en una sociedad
dada” (Fortanet 2010, 128). Para hablar de poder se debe renunciar a instancias
el poder es anónimo.
verdaderamente emana del poder son regímenes del saber desde los que se inauguran
verdades; por ende, la verdad no se da ni se genera fuera del poder. De hecho, cada
142). El conocimiento y el saber siempre tienen una voluntad de poder, definen la realidad,
la moldean. De este análisis Foucault concluye tres diagramas de poder (el diagrama de la
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A reserva de explicar dichos modelos a fondo en el segundo capítulo del presente trabajo adelantaré que
Foucault encuentra en distintos momentos históricos diferentes representaciones de poder: (i) un diagrama de
la lepra que responde a la exclusión/purificación; (ii) un diagrama de la peste que se desenvuelve mediante la
disciplina y la normalización; y (iii) un diagrama de la gobernabilidad que se refiere a un control supra
disciplinario de poblaciones enteras.
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discutidos a fondo más adelante. Lo que debe guardarse hasta el momento es que la
pensamiento del autor entorno al biopoder pretendía analizar lo que se aprendió mediante la
saber y poder; y, así, permitió ver que el poder permea en el saber y viceversa, que el poder
Dios e indica que ese vacío de divinidad pretendía ocuparlo el hombre: “El hombre ocupa
el lugar de Dios pero es soberano y esclavo del lenguaje” (Sauquillo 2001, 79). Aunado a
Así, para Foucault el hombre en el lugar divino es una posibilidad que nace a partir de
ciertas condiciones las cuales se agotaran y, por lo tanto, el hombre en el lugar divino
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El biopoder como resultado del tercer modelo foucaultiano de poder se refiere a la idea de “un poder que
regula la vida por medio del orden, y regula a poblaciones y su comportamiento de un modo que ningún
aparato represivo podría ser rival” (Brown 2008 ,70).
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foucaultiana sobre la muerte del hombre: “El acontecimiento cultural X es un invento
comprende al equiparar al acontecimiento cultural X con el hombre, y así entender que éste
ocupa el centro del pensamiento por condiciones particulares, y cuando éstas desaparezcan
prácticas que se fomentan por el saber, él cual guarda una cercana relación con el poder. La
genealogía busca abrir la posibilidad a la exploración de todo eso detrás de nosotros que
nos constituye. Así Foucault comienza su planteamiento del biopoder como un control
poblaciones.
administrarla perfectamente a través de una economía política. Se caracteriza por una serie
donde los castigos ya no son corpóreos. Esto último como resultado del momento histórico
en que el sistema penal pasa de ser uno que castiga a uno que vigila, puesto que la
vigilancia es más rentable y eficaz que el castigo (Foucault 1999(1), 598). En el momento
que las sanciones no son corpóreas se puede, entonces, incurrir en la supresión de derechos.
Así Foucault argumenta que al volverse incorpóreas las penalidades, el castigo corpóreo se
torna en la disciplina de la mente. La vigilancia a la que se transita por ser más eficaz que el
castigo es, en realidad, la formación de una retícula minuciosa del comportamiento social,
con el fin de normalizarlo. En una entrevista con Bauer sobre Las estructuras del poder,
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Foucault establece esta idea declarando que “los controles psicológicos siempre son más
eficaces que los controles físicos” (Foucault 2012(2), 131), más eficaces puesto que
resistencia que pueda hacerse ante el mismo. Un inquietud que Foucault comparte con
Deleuze (Foucault 1981(2)) en tanto se refiere a que la dificultad de encontrar las formas de
lucha adecuada se debe a que aún ignoramos en gran medida qué es el poder, sabemos que
nadie es el titular del poder y, sin embargo, “se dirige en determinada dirección (con unos
de un lado y otros del otro), no sabemos quién lo tiene, pero sí sabemos quién no lo tiene”
(Foucault 1981(2), 14). Sumado esto al entendimiento de que todas las prácticas de poder
queda claro que la estrategia ante el poder no puede ser una actitud reactiva de rechazo ante
todo, puesto que el poder genera su propia resistencia como palanca de apoyo.
victoriosa, sino hacernos dar cuenta de la omnipresencia del poder y, así, buscar grietas con
la finalidad de pensar de modo diferente. Es por esto que Foucault clasifica a cada uno de
sus escritos como “pequeñas cajas de herramientas” (Foucault 2006(1), 57), pues cada texto
suyo apunta a la idea de “derribar muros, de abrir espacios cerrados” (Foucault 2006(2),
81). El muro representa al poder, un poder macizo que cubre todo, que está en todos lados;
y así el pensamiento de Foucault apunta a ser un martillo que permita generar grietas en ese
vasto muro, y explorar qué queda a partir de esa nueva apertura. Por ello esta fase buscaba
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posibilidad de pensar más allá de la malla del poder, y así poder buscar formas genuinas de
Para lograr una forma genuina de la construcción del yo, Foucault voltea a otras
épocas. De ahí que en esta etapa resalte que la tarea del intelectual “consiste en prepararse
vez, en esta nueva búsqueda, Foucault resalta una forma idealizada de la comunidad greco-
latina. En ésta encuentra que aún cuando el individuo era resultado de prácticas de poder,
eso no implicaba que el individuo no pudiera actuar sobre sí, siempre y cuando, el
una obra de arte. Los griegos por ende, “permiten una posibilidad de pensar el pasado,
De esta forma se redondea el pensamiento de Foucault y queda claro que esa tarea
de pensar de forma distinta debe darse en apoyo a una “comprensión del sistema de límites
y exclusión que practicamos sin saberlo, hacer visible el inconsciente cultural” (Foucault
1999(7), 373). Con este pequeño esbozo de la trayectoria del pensamiento foucaultiano
comienza el análisis particular de la tesis que aquí se presenta. Es en 1970 cuando Foucault,
por primera vez, se refiere directamente al tema del poder, de una forma aún introductoria
ahí dice se convierte en un texto conocido bajo el título El orden del discurso, donde el
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autor se dedica a analizar y desvelar los procedimientos de control del discurso. Es un texto
forma directa el tema del poder. En esta primera etapa aún se refiere a él de forma negativa.
que Foucault lanza al público: “¿Qué hay de tan peligroso en el hecho de que la gente hable
y de que sus discursos proliferen indefinidamente? ¿En dónde está por tanto el peligro?”
(Foucault 2013(1), 14). Así Foucault comienza su análisis, haciendo entender que en toda
materialidad” (Foucault 2013(1), 14). De ahí que al dejar expuestas estas formas de control
del discurso, se busque regresar al discurso a su dispersión, dispersión que al ser conjugada
con un análisis genealógico logre una sublevación de los saberes sometidos, quebrantando,
así, esa estructura de dominación. Esta rebelión de los saberes sometidos significa para
oposición entre lo verdadero y lo falso. La palabra prohibida se refiere a ese control fuera
del discurso, en tanto sabemos y somos conscientes de no tener derecho a decirlo todo, es la
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forma de exclusión más evidente y que resulta más conocida. La prohibición de la palabra
puede ser resultado del “tabú que concierne a ese tema, del ritual de la circunstancia o de la
exclusividad o privilegio del sujeto que habla” (Foucault 2013(1), 14), estos tres tipos de
prohibiciones se conjugan entre sí, se refuerzan y forman una malla, la cual está más
cerrada en unos temas que en otros. Foucault ejemplifica la malla en dónde más cerrada se
El hecho de que las prohibiciones y exclusiones que recaen sobre estos discursos
sean especialmente enfáticas deja al descubierto la relación de los mismos con el deseo y el
poder. Así, Foucault comienza a equiparar al discurso con el poder y el deseo. El discurso,
a decir por Foucault, es también objeto de deseo, es objeto de deseo porque el discurso es
poder. El discurso no es sólo aquello que transforma los sistemas de dominación, sino es
aquello “por lo que, y por medio de lo cual se lucha, aquel poder que quiere uno adueñarse”
locura y razón que se refiere al hecho de que el discurso que se desarrolla históricamente es
aquel que tiene sentido. Desde la Edad Media el discurso del loco es un discurso que se
presenta al margen pues no puede circular como el de los demás. Explica Foucault que
durante siglos la palabra del loco “era olvidada e ignorada de inmediato, o era descifrada
como una razón ingenua o astuta… pero de cualquier forma caía en el olvido” (Foucault
2013(1), 16). La palabra del loco sólo encontraba un lugar simbólico en el escenario teatral,
donde podía desenvolverse como verdad desenmascarada. El discurso del loco no era
realmente escuchado, fue hasta finales del siglo XVIII que los médicos comenzaron a
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Aquí Foucault anticipa una crítica (Foucault 2013(1), 17): que la escisión entre
razón y locura ya no sea operativa. La respuesta del catedrático del Collége de France
consistirá en mostrar que basta con pensar en todo lo que el aparato del saber hace implicar
para la definición de las palabras razón y locura. Al constatar todo lo que hay detrás de
tales definiciones queda claro que la separación sigue presente. Es suficiente notar, aún hoy
en día, como la red institucional antepone a la palabra de aquel que atiende al loco, médico
o psicoanalista, a la palabra del que atiende: “si bien es necesario el silencio de la razón
para curar los monstruos, basta que el silencio esté alerta para que la separación persista”
la oposición entre verdadero y falso. Foucault describe una verdad que históricamente se ha
desplazado del acto ritualizado hacia los enunciados mismos cuando la verdad deja de ser
lo que el discurso era y se vuelve aquello que el discurso dice. Esta transformación, sin
entre verdad y falsedad, se apoya en una base institucional, al igual que los dos primeros
procedimientos de exclusión. Dicha base se refuerza y se apoya por una serie de prácticas,
pero más importante aún, se sustenta “por la forma que tiene el saber de ponerse en práctica
(Foucault 2013(1), 22). Así, la voluntad de verdad, al estar ligada con la voluntad de saber,
de forma tan intima, ejerce presión y coacción sobre los demás discursos.
Esa coacción y presión hacia los demás discursos, se refuerza en tanto la voluntad
de verdad (como tercera parte del procedimiento de control externo) está a cargo de las dos
primeras partes del procedimiento mencionado; de hecho, aquellas dos derivan hacia la
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última. Y, sin embargo, constata Foucault, de esta última parte es de la que menos se habla:
“la voluntad de verdad que se nos ha impuesto desde hace mucho tiempo es tal que no
puede dejar de enmascarar la verdad que quiere” (Foucault 2013(1), 24). A través de esta
poder comunica la verdad del poder. La voluntad de verdad del poder muestra que el
2008, 70-71).
El segundo tipo de procedimiento de control son los que opuestos a los externos,
trabajan de forma interna; son los discursos mismos los que ejercen su propio control. El
latencia” (Sauquillo, 107). En este sentido Foucault argumenta sobre una “nivelación” en
los discursos (Foucault 2013(1), 25). El primer nivel del discurso son aquellos discursos
que se dicen y desaparecen, y en un segundo nivel, están los discursos que están en el
origen, que son dichos puesto que se han expresado y permanecen todavía por decir, latentes
a palabras que los reanuden. Este segundo nivel de discurso, aquellos discursos dichos y
latentes a la vez, los conocemos en nuestra cultura como los textos religiosos, jurídicos,
literarios y, en cierta medida, también los textos científicos. El comentario es, por lo tanto,
ese desfase entre el primer nivel de discurso y el segundo, permite construir nuevos
discursos diciendo por primera vez aquello que, no obstante, había sido dicho ya.
Junto al comentario, está el autor como control interno del discurso. El autor tiene
30). Hay terrenos donde la aportación del mismo es imprescindible, como en la literatura,
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al dar unidad al texto que antepone su nombre; y en la ciencia, donde el autor juega un
papel de indicador de verdad. El autor, como foco de coherencia, “es quien da inserción en
lo real al discurso” (Foucault 2013(1), 31). El autor, entonces, confina el azar del discurso
Las disciplinas conforman el tercer control interno del discurso, pues atienden el
espacio donde se establecen los objetos y métodos de análisis permitidos; sellan, así, el
sobre todo lo que puede ser dicho a propósito de cierto tema, sino que está hecha entorno a
opone tanto al comentario como al autor. Al comentario porque para que haya una
una búsqueda de sentido; y, a su vez, una disciplina sirve a un sistema anónimo, a quien
entorno a determinar las condiciones de utilización del mismo. No todas las partes del
discurso son igualmente accesibles, las condiciones de utilización del mismo envuelven
todas sus coacciones: “las que limitan sus poderes, las que dominan sus apariciones
aleatorias, las que seleccionan a los sujetos que pueden hablar” (Foucault 2013(1), 39), así
utilización del discurso es el ritual del habla, acción que define desde la cualificación que
deben poseer los individuos que hablan hasta los gestos y todo el conjunto de signos que
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palabras, su efecto sobre aquellos a los cuales se dirige, los límites de su valor coactivo”
Al ritual del habla le sigue las sociedades de discurso, las sociedades que
discursos, así, se distribuyen según reglas estrictas y sin que los detentadores sean
mutan en nuevas formas, por ejemplo en aquellos que se han apropiado del discurso
dado a la difusión que las caracteriza. Las doctrinas buscan una relación de codependencia
con los individuos por medio de la aceptación de las verdades expuestas por éstas y la
aceptación de la regla de conformidad con los discursos válidos: la doctrina vincula a los
individuos a discursos específicos y prohíbe la relación con cualquier otro. Todo esto para
vincular a individuos entre sí y diferenciar a los restantes; “así las doctrinas logran el
doble sumisión: “la de los sujetos que hablan a los discursos, y la de los discursos al grupo,
cuando menos virtual, de los individuos que hablan” (Foucault 2013(1), 44). Esta alusión
tendrá sentido, y más profundidad, en Vigilar y Castigar donde Foucault analiza las
modelos de poder.
en lo que permite y en lo que impide, de ahí que tenga sentido el decir que la educación
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tiene su propia distribución aunque sea la manera en la cual un individuo en una sociedad
¿Qué es, después de todo, un sistema de enseñanza, sino una ritualización del habla; sino una
cualificación y una fijación de las funciones para los sujetos que hablan; sino la constitución de un
grupo doctrinal cuando menos difuso; sino una distribución y una adecuación del discurso con sus
En este punto es que Foucault pregunta por el papel de la filosofía ante el discurso
planteado, y se interroga si los temas filosóficos nacen para responder a las limitaciones y
controles, o, más importante aún, si surgen para reforzarlos. Argumenta aquello relacionado
con la idea de que desde la exclusión de los sofistas, parece ser que en Occidente se aboga
al menor espacio posible para el pensamiento y el habla en el discurso. Menor espacio para
el pensamiento para no develar las relaciones de poder que están detrás de las verdades. Así
esboza de manera muy introductoria lo que será su trabajo en años venideros, él cual se
primero de ellos se trata de un análisis del discurso entorno a las formas de exclusión, cómo
éstas se han formado, a qué necesidades responden, cómo se han modificado y qué
coacciones les han demostrado efectivas. El segundo conjunto, el genealógico, buscará dar
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formación dispersa, discontinua y regular a la vez, así queda claro que este conjunto
entender el análisis del poder en años venideros de Foucault. El poder aquí presentado es un
poder negativo, en tanto se describe como un control del discurso, con procedimientos y
métodos sustentados por una base institucional detrás de la voluntad de verdad del poder.
No obstante el análisis del texto referido abre puertas futuras dejando en claro que aunque
el poder controla al discurso, éste también permite formarlo. Se abre la puerta a entender,
tal como lo hizo Foucault, que el poder no es sólo restrictivo sino constitutivo. Aunado a
ello, este primer análisis sirve para rechazar la idea del poder situado en un único locus.
Foucault buscará, ante todo, un análisis orientado a superar la idea de un poder que se
encuentra en un lugar o persona especifico, pues con ello quiere resaltar la falsa neutralidad
en campos que se piensan ajenos al poder, como el discurso en este caso. Remarcar esta
falsa neutralidad permite dar más sentido y entendimiento al porqué del rechazo de un
foucaultiano pretenda decir que el Estado no cuenta con poder, o que el poder no es
represor, sino que el poder es mucho más que eso: el poder no está sólo en el estado y el
poder hace mucho más que sólo actuar de forma negativa reprimiendo. Debe resaltarse que
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la complejidad que Foucault aporta a la visión del poder no apunta a un pesimismo
generalizado, sino que, como alguna vez famosamente expuso: “Mi punto no es que todo es
malo, sino que todo es peligroso, que no es exactamente lo mismo que malo” (Foucault
citado en Allen 2010, 86). El trabajo de Foucault apunta a hacernos conscientes de estos
teoría de la soberanía, no tiene otra función que servir al poder y asegurarle un buen
dichos momentos Foucault argumenta la incongruencia que fue el invento de las prisiones
prisiones se conservan por la necesidad que implican para las estrategias de poder.
codificación del siglo XIX (Saquillo 2001, 140), herramientas necesarias del poder. Para
poder realizar una teoría crítica es necesario, por ende, superar este planteamiento que
argumenta una visión del poder limitada. Así, para lograr emprender un verdadero análisis
2001, 140): (i) en primer lugar, no analizar al poder como eje central, (ii) seguido por, no
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términos de apropiación y de sujeto, (iv) como cuarto punto, realizar un estudio ascendente
del poder en lugar de uno descendente y (v) por último, al analizar al poder en su
saber.
La primera precaución busca evitar un análisis de los efectos del poder como constantes
legítimos y regulados, de ahí que se resalte en evitar un análisis del poder como eje central.
siempre al poder en los límites menos jurídicos de su ejercicio” (Foucault 1992(2), 142).
Una visión del poder como eje central es, en realidad, un vistazo a los efectos más
superficiales del poder, cuando lo que en verdad hay que ver es lo que hay detrás de estos
efectos, los cuales ocultan la verdad del poder tras un “análisis político formulado en
o decisión del poder y buscar lograr un análisis de las prácticas reales y efectivas del poder.
Si el poder deja de ser un eje central, cuestionar la intencionalidad de quién lo ejerce pierde
especifico. En su curso del 14 de enero de 1976 Foucault resalta que “hace falta estudiar
los cuerpos periféricos y múltiples, esos cuerpos constituidos por los efectos del poder a
semejanza de sujetos” (Foucault 1992(2), 143). Con este planteamiento deseado, dejando
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La tercera precaución hace notar que los individuos no son propietarios del poder, sino
que el poder es un “elemento irreductible que atraviesa sus cuerpos” (Sauquillo 2001, 141).
Los individuos somos albergues de poder y efectos del mismo. En su curso del 14 de enero
“El individuo no es el vis-à-vis del poder; es pienso, uno de sus primeros efectos… y al
poder circula a través del individuo que ha constituido” (Foucault 1992(2), 144).
Esta idea es planteada en congruencia con una visión del poder que se analiza como algo
que circula, algo que funciona en cadena; así se entiende que el poder no es algo estático en
importante destacar que aunque para Foucault el individuo sea un efecto del poder esto no
significa que el uso del término individuo sea intercambiable por el término del poder. El
individuo se ve afectado por el poder, pero esa afectación no lo define (Allen 2010, 81).
En cuarto lugar, Foucault busca analizar al poder de forma ascendente, para lograr una
global. Foucault aboga por analizar a los procedimientos de poder en los niveles más bajos,
mostrar cómo se extienden y “sobre todo cómo son investidos y anexionados por
fenómenos globales” (Foucault 1992(2), 145). Para mostrar porqué el análisis descendente
llegan a conclusiones incorrectas, como el decir que la exclusión de la locura fue hecha
puesto que los locos eran inútiles a la producción económica impulsada por la burguesía.
No obstante, al estudiarse a la burguesía desde sus agentes más particulares, desde sus
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iniciales mecanismos de control, se ve ésta no se interesa por la “exclusión de los locos…,
146).
Por último, Foucault busca resaltar que el poder a nivel micro se acompaña de
poder producen saber, el desarrollo de distintas ramas de saber van conjunto al ejercicio del
poder: “el nacimiento de las ciencias humanas va de la mano con las instalación de nuevos
mecanismos de poder” (Foucault 1988, 106). En su diálogo “On Power” con Pierre
Bocenne, Foucault manifiesta que la ciencia ejerce poder en tanto te obliga a lo que puede
ser dicho y de qué forma; la ciencia ha sido institucionalizada como poder (Foucault 1988,
107).
Con estas cinco precauciones Foucault argumenta como es que la estrategia del poder
“… [la estrategia del poder] atraviesa el cuerpo social y lo produce, no tanto a través
Esta superación de una visión del poder puramente estatal-jurídica, intenta mostrar el
hecho de que el poder es mucho más complejo que dicha visión. De hecho la forma jurídica
de ver al poder es un “análisis que [ve al poder como] intrínsecamente incapaz de trascender
los límites del estado y de las instituciones gubernamentales” (Herrán 1999, 236). La visión
27
puramente jurídica del poder es, por lo tanto, una visión acotada del mismo, que nos
foucaultiana de un poder omnipresente, un poder que está en todos lados. Pero antes de
instaurados en el momento que Foucault escribe, modelos que se basan en una idea clásica
del mismo. El siguiente capítulo comienza justo con la crítica de los modelos de poder que
28
2. El poder en Foucault
poder: se presentó el primer texto en el que habla sobre el tema de forma introductoria, El
orden del discurso, y se termina por enlistar cinco precauciones para superar una visión del
necesario anterior a la etapa genealógica de Foucault, sin el primer capítulo de esta tesis
este segundo resultaría incomprensible. A su vez, del capítulo anterior debe percibirse que
crítica que hace de aquellas concepciones de poder vigentes durante su tiempo de estudio.
Es decir, resulta más fácil adentrarse al tema estudiando las visiones del poder que el autor
soberanía, (ii) seguido por el modelo de mercancía y (iii) y por último el modelo de
represión. Estos tres modelos comparten similitudes aunque cada uno se refiera a distintos
momentos del poder: “el modelo de soberanía se refiere al carácter putativo del poder, el
modelo de mercancía hace referencia al movimiento del poder y, por último, el modelo de
29
El capitulo anterior de este trabajo habló de las precauciones que Foucault sugiere
precauciones se desarrollan ante una crítica de la idea de soberanía, en tanto explica que
ésta no tiene otro propósito que no sea servir al poder, por ende no resultará difícil
entender el porqué del rechazo del modelo de poder soberano. En su curso del 14 de enero
de 1976 Foucault explica que la teoría del derecho desde la Edad Media desempeña el
papel de fijar a legitimidad del poder, es decir que la teoría del derecho se organiza en torno
al concepto de soberanía (Foucault 1992, 141). Por lo tanto, un modelo del poder que gira
alrededor de la soberanía enfoca “el problema del poder en cuanto al dominio y ser
dominado y, por ende, se entiende al poder como algo que está contenido en individuos
soberanos o instituciones, los cuales usan ese poder sobre otros individuos o instituciones”
68). En primera instancia crítica la idea de soberanía en sí, argumentando que tal término
está, de hecho, empapado de poder, lo que significa que la soberanía más que una fuente de
poder es un efecto de éste. En segundo lugar Foucault argumenta que el poder soberano es
la soberanía y de la obediencia de los individuos y hacer ver en lugar de eso, los problemas
30
que el poder es visto como un bien circulante y transferible” (Brown 2008, 69). Es un
modelo en el que Foucault resalta la influencia del marxismo, sin atribuírselo por completo
a dicha corriente. Aquí la influencia del marxismo queda patente en la idea del poder del
trabajo como algo extraíble. El modelo del poder como mercancía es también influenciado
por el modelo de soberanía a partir de la idea de que los reyes podían entre sí transferirse la
soberanía. Entonces, para este modelo, “existe gente que tiene poder y gente que no, y, así
el análisis se centra en aquellos sin poder como corolario necesario para éste” (Brown
2008, 69).
La crítica de Foucault a este modelo se centra en defender al poder como algo que
contiene, a la vez que, constituye a los sujetos y, por lo tanto, el poder no puede analizarse
únicamente como algo que es ejercido por los individuos: “el poder opera en la forma de
relaciones entre sujetos, el poder nunca está meramente sujetado por ellos” (Brown 2008,
69); como ya se señaló en el capítulo anterior, para Foucault los sujetos son efectos de
poder. El poder para el profesor del Collége de France “es acción y por ende no es materia
de intercambio” (Herrán 1999, 236), y, así, permea y baña a la sociedad, viaja a través de la
El tercer modelo convencional de poder es, aquel que menciona al poder en torno a
represión. Foucault desmantela a este modelo en cuatro partes (Brown 2008, 70): (i) en
primer lugar, defiende que el poder es productivo más que represivo: el poder hace ser, idea
que se vuelva característica en el trabajo del autor francés; (ii) en segundo lugar, sostiene
que poder y libertad no son opuestos dado que sin sujeto no hay libertad a ejercer, puesto
31
(iii) asimismo nos dice que, este modelo tácitamente plantea a un ser humano al margen de
la acción represiva; y (iv) finalmente en cuarto lugar, Foucault afirma que la represión en sí
misma, más que contener a los deseos los prolifera. Esta crítica en cuatro partes se puede
“Si el poder no fuera más que represivo, si no hiciera otra cosa que decir que no, ¿pensáis
realmente que se le obedecería? Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es
simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice que no, sino que de hecho
la atraviesa, produce cosas, forma saber, produce discursos” (Foucault citado en Herrán
1999, 240).
De esta manera se entiende la visión del poder del catedrático francés: el poder es
una red productiva más que una instancia específicamente negativa y represora. La crítica
represión) se puede sintetizar en tanto que dichos modelos enmarcan una visión tangible del
poder y, al mismo tiempo, lo apartan del saber y la verdad. El poder para Foucault no se
encuentra tangible en un locus único, sino que el poder está en acción, y, a su vez, en
relación permanente con el saber y la verdad, y utiliza el papel del discurso para retratar
dicha relación, como se resaltó en El orden del discurso. El discurso no es una simple
norma: “la representación que emana del discurso no está inocente de poder sino que es un
campo crucial de éste” (Brown 2008, 71). Del discurso emana la verdad, a la cual estamos
preguntarnos, tenemos que producir verdad igual que tenemos que producir riquezas”
32
Los modelos convencionales de poder aquí presentados representan una visión
acotada del poder, al hacer referencia a estos modelos no estamos realmente analizando al
crítica a tales modelos permite ilustrar que “[…] el poder político es mucho más profundo
La cuestión del gobierno moderno para Foucault, él cual surge en el siglo XVI, incluye en
gran medida los temas de: “mandato, legitimidad y/o instituciones de estado y es un tema
que no sólo aplica a la vida política sino también aplica al individuo, familia, espacio de
trabajo” (Brown 2008, 73). Ni el poder es sólo la parte jurídica y estatal de la política, ni el
político es más complejo que eso. Así hace sentido la famosa aseveración de Foucault, en
Este repensar el papel del gobierno moderno obliga, sin duda, a retroceder y dar
razón a la escisión que Foucault analiza entre poder soberano y poder disciplinario. El
realizada por parte del autor francés en su estudio sobre archivos de prisiones y hospitales
33
2.2 Poder soberano
Este siguiente apartado tratara el tema del poder soberano en la forma que Foucault
Foucault: el biopoder. Es por esto que los siguientes dos apartados se enfocan en ofrecer un
análisis detallado del texto y lo que éste implica para el pensamiento del pensador francés.
el poder disciplinario” (Fortanet 2010, 123). El estudio que hace Foucault del paso de un
poder a otro resulta en un análisis de la economía del poder y las causas detrás de su
evolución. Así, en Vigilar y castigar, el autor muestra que el cambio que se da del castigo,
característica del poder soberano, a la vigilancia del poder disciplinario se explica no por un
deseo de supuesta humanidad a los condenados, sino porque la economía penal se percata
El interés que Foucault tenía en la prisión nace por diversas experiencias personales.
Información sobre las Prisiones (GIP) mecanografiado por Jean-Marie Domenach, Michel
que en mayo de 1970 fueron encarcelados militantes que intentaban la reconstrucción de la,
en ese entonces, ya disuelta liga Izquierda Proletaria. Los militantes hicieron dos huelgas
de hambre para lograr que se les reconociera como presos políticos. A partir de este suceso
34
Daniel Defert, encargado de preparar políticamente los procesos de los encarcelados, ofrece
(Foucault 2012(5), 170). Nace así el GIP, con el objetivo fundamental de “saber qué es la
(Foucault 2012(5), 171). A partir de este instante el interés que representa la prisión para
Una de las cuestiones en las que el GIP impactó a largo plazo fue que pudieran
ingresar a las prisiones francesas la prensa y los radios, situación prohibida anteriormente.
La primera vez que Foucault entró a una prisión fue en Estados Unidos donde tuvo la
Simon (Foucault 2012(6)) sobre dicha visita se comenta que lo que se encuentra adentro del
correccional no es otra cosa que una inmensa máquina. En la misma conversación el autor
francés comienza a dejar entrever importantes ideas que posteriormente desarrollará con
sustento en Vigilar y castigar. Por ejemplo, la negación de que la prisión produce hombres
virtuosos (Foucault 2012(6), 182) o el hecho de que: “la prisión es una organización
demasiado compleja para reducirla a funciones puramente negativas de exclusión […] las
justificaciones con las que se intenta adornar, parece indicar que tiene funciones positivas”
Aunado a lo anterior, Foucault debate con Simon: “Qué lugar ocupan estos
el ejercicio y el mantenimiento del poder; qué papel cumplen en el conflicto entre las
35
relación que hay entre centro y periferia en Attica, aquella relación que imponen las barras
de la cárcel hacia el exterior pero, también, aquellos barrotes que hay hacia el interior y que
aterrador de la prisión es el hecho de que ésta es: “el único lugar donde el poder puede
la prisión es una idea que Foucault irá desarrollando y queda, sin duda, plasmada todo a lo
Así, la experiencia del GIP y de Attica, culminan en el tercer curso que imparte
cual se plantea como interrogante: “¿cuál es la razón de ser de la prisión como forma
exclusiva de penalidad?” (Morey 2014(1), 303); pregunta que se torna en el hilo conductor
“… una historia correlativa del alma moderna y de un nuevo poder de juzgar; una
recibe sus justificaciones y sus reglas, extiende sus efectos y disimula su exorbitante
El señalado objetivo debe lograrse con base en una genealogía alcanzada mediante:
“El entender al castigo como una función social compleja y analizarlo no sólo por sus
efectos represivos, sino también por los positivos; lo anterior invita a analizar a los
métodos punitivos desde la perspectiva de la táctica social, y, por ende, buscar una matriz
común entre la historia del derecho penal y de las ciencias humanas que permita analizar
36
la tecnología política. Lo anterior debe culminar en examinar si la entrada del alma no es
el efecto de una transformación en la manera en que el cuerpo mismo está investido por
marzo de 1757, condenado a ser descuartizado. En contraste, tres cuartos de siglo más tarde
trabajo penitenciario y control del tiempo como forma correccional. Los ejemplos
separados por menos de un siglo, marco temporal en el que, a palabras de Foucault, “fue
redistribuida toda la economía del castigo” (Foucault 2013(2), 16). Tal redistribución de la
economía penal se puede englobar en la desaparición del suplicio. Para entender a qué
sostiene que la monarquía “era un poder irregular y discontinúo, y dejaba a los individuos
y a los grupos una cierta libertad para sortear la ley, acomodarse a las costumbres […]”
(Foucault 2006(1), 49), se muestra que había cierta tolerancia al crimen, es decir, se
por el suplicio como forma de castigo, y éste tenía el objetivo de ser: “el ceremonial
mediante el cual el rey restituye su doble corporalidad lesionada a expensas del cuerpo del
37
reo” (Morey 2014(1), 327). El suplicio, así entendido, debía cumplir con ciertas
características: “(i) infligir cierta cantidad de sufrimiento que, si no se puede medir con
al código jurídico del dolor; y (iii) debe formar parte de un ritual, dejar cicatriz en el cuerpo
Al suplicio le precedía el papel de la tortura para adquirir una confesión por parte
del condenado. Suplicio y tortura producen un engranaje que busca hacer que se manifieste
la verdad ante los ojos del público, y así: “[se] aporta a la sentencia la firma de aquel que
sufre” (Foucault 2013(2), 54). Se cierra un círculo, en el cual, “del tormento a la ejecución,
en una ceremonia por la que se manifiesta el poder, en la que el rey procura la venganza de
un afrenta que se le hizo a su persona (Foucault 2013, 59). La función jurídico-política del
soberano. El cuerpo del condenado es, por ende, fundamental en esta economía penal, “es
la superficie viva donde se manifiesta la verdad del poder y el poder de la verdad” (Morey
2014(1), 330). Una frase que Morey presenta en su texto Lectura de Foucault engloba a la
perfección esta idea: “El sistema punitivo del Antiguo Régimen es calificado de corporal
38
porque el poder escribe, en una ceremonia pública, la Ley sobre el cuerpo mismo de los
Ahora, si el suplicio se basa sobre el cuerpo del condenado para restablecer el poder
del soberano, ¿ante quién debe lograrse tal objetivo?, ¿quién es el personaje principal del
acto teatral?: el pueblo. La presencia del pueblo era indispensable para que el suplicio se
llevara a cabo; “ser testigo es un derecho que el pueblo reivindica” (Foucault 2013(2), 69).
el suplicio buscaba que se “reactivara toda la circulación del poder por medio de la
representación pública de la venganza del príncipe” (Morey 2014(1), 328), en el gran teatro
que era el suplicio se corría el riesgo de obtener resultados distintos. Por un lado, los días
las tabernas” (Foucault 2013(2), 75). Pero, más problemático aún, no había otro momento
en el que el pueblo estuviera más cercano al criminal que durante el suplicio, y, así, se
generaba una cierta solidaridad entre pueblo y condenado, por lo que el poder se sentía
figura del rey ante su poder absoluto. Para lograr el objetivo se requería de una sanción
pública que recayera directo sobre el cuerpo y que cada instante del suplicio sirviera a
enaltecer la figura del soberano que cobraba su venganza. Se trata de un poder que se
basaba en castigos excesivos e ineficientes puesto que alrededor de ellos coexistían los
ilegalismos. A partir de tal ineficiencia del exacerbado poder del soberano surge a
39
En el siglo XVIII surge un deseo de reforma penal impulsada por Beccaria, Servan,
pena, el exceso de poder soberano que se vertía sobre el condenado y contra la solidaridad
entre pueblo y criminal. La reforma penal buscaba que el poder de juzgar no remitiera los
privilegios del rey, sino a los efectos continuamente distribuidos del poder público; en
2014(1), 334). Así nace la penalidad de lo incorporal. Introducir de manera más honda el
castigo en la sociedad indicaba a la objetivación tanto del crimen como del criminal para
así contar con leyes universales que no dependieran del exceso de poder del rey. ¿Cómo
procesos que le acompañaban: “la desaparición del espectáculo y la anulación del dolor”
(Foucault 2013(2), 20). Así, cuando el cuerpo y el dolor infligido en él ya no son los
objetivos, algo nuevo se debe castigar: “El castigo ha pasado de un arte de las sensaciones
insoportables a una nueva economía de los derechos suspendidos” (Foucault 2013(2), 20).
El poder judicial, por ende, busca castigar sin dolor, así, desaparece el poder clásico, aquel
que “se ejercía directamente sobre el cuerpo y se basaba no en explicar el porqué de sus
erradicación del suplicio, muestran que hay una manera distinta respecto a la organización
de multiplicidad de cuerpos y fuerzas que constituyen una población (Fortanet 2010, 124).
los derechos, ¿qué es lo que se persigue en este evolucionado sistema penal?: “[…] un
40
castigo que actúe en profundidad sobre el corazón, el pensamiento, la voluntad, las
Malby3, instancia característica de este cambio en la penalidad: “que el castigo […] caiga
sobre el alma, más que sobre el cuerpo” (Foucault 2013(2), 26). Así el aparato de la justicia
“[donde lo que se vive es] una nueva concepción del poder al pasar del poder entendido
como la voluntad del soberano al poder como la voluntad de la sociedad” (Fortanet 2010,
123); no obstante, la realidad es otra. En primer lugar lo que se busca con esta reforma es
evitar el rechazo al castigo: “lo que es preciso moderar y calcular son los efectos de rechazo
del castigo sobre las instancia que castiga” (Foucault 2013(2), 106). Y si el efecto de
rechazo es lo que se busca moderar, las penas ahora se dan en torno a la proporcionalidad,
es decir, la proporción de desorden que haya causado el crimen en el pacto social ( Foucault
2013(2), 107).
Pero, más importante aún, esta reforma penal responde a nuevas necesidades
económicas. El desarrollo económico del siglo XVIII hace que se agote la tolerancia hacia
los ilegalismos, y con ello se da un refinanciamiento del ejercicio del poder: nace una nueva
economía del poder. Se busca defender ahora un pacto social, un pacto que se moldea por
nuevas exigencias económicas en las que no cabe la tolerancia al crimen. El exceso del
poder discontinuo que se vivía en el poder monárquico que soportaba la infracción debe
3
Foucault se refiere a tal principio de Malby por el autor del mismo nombre que en su texto De la législation
redacta: “que el castigo, si se me permite hablar así, caiga sobre el alma más que sobre el cuerpo” (Foucault
2013(2), 26 ).
41
modificarse pues el crecimiento económico que se vive en la segunda mitad del siglo XVIII
no puede aceptar las faltas económicas de los ilegalismos. Así: “la coyuntura que vio nacer
intolerables, sobre todo aquellos hechos hacia bienes de tipo comercial e industrial; es
economía de los ilegalismos. La reforma penal, entonces, se encuentra entre dos objetivos:
“la lucha contra el sobrepoder del soberano y la lucha contra el infrapoder de los
venganza del rey la que exige el castigo sino la sociedad que se defiende.
están las reglas que demandan esa “suavidad” en tanto economía calculada del poder de
castigar (Foucault 2013(2), 116). A lo anterior, dice Foucault, resulta pertinente preguntarse
ideológico monárquico es sustituido por una nueva anatomía en la que el cuerpo, de nuevo,
pero en forma inédita, será el personaje principal” (Foucault 2013(2), 119). El cuerpo, por
ende, sigue siendo objetivo de castigo, y la parte pública que era el suplicio se reinstaura
una vez más, para volverse un libro de lectura; “castigos más como una escuela que un
42
fiesta” (Foucault 2013(2), 129), pero públicos al fin y al cabo. Los objetivos esenciales de
“Mudar el objetivo y cambiar la escala. Definir nuevas tácticas para dar en un blanco que
es ahora más tenue, pero que está más ampliamente extendido en el cuerpo social.
Encontrar nuevas técnicas para adecuar los castigos y adaptar los efectos. Fijar nuevos
multiplicando sus circuitos. En suma, constituir una nueva economía y una nueva
Queda instaurada de esta forma la ciudad punitiva: “para cada delito, su ley; para
cada criminal, su pena. Pena visible, pena habladora, que lo dice todo, que explica, se
castigue más que lo bastante para impedir (Foucault 2013(2), 107-108). Este poder de
196), una proporcionalidad apoyada en el discurso como vehículo de la ley y, por ende, una
especial Beccaria:
43
“…se basaban en una nueva economía penal que tendía a ajustar las penas a la naturaleza
de cada delito: así, la pena de muerte para los asesinos, la confiscación de los bienes para
los ladrones y, desde luego, la prisión para los delitos contra la libertad” (Foucault
2012(7), 195).
La prisión era, pues, uno de varios castigos que se consideraban en el nuevo sistema
penal. La prisión como único castigo era incompatible con la reforma penal; no obstante,
“al cabo de muy poco tiempo, la detención ha llegado a ser la forma esencial del castigo”
(Foucault 2013(2), 134), ¿cómo fue esto posible? Una de las explicaciones que se da
de prisión punitiva durante la edad clásica. En Vigilar y castigar Foucault menciona tres: el
permanente, “la prisión funciona como un aparato del saber” (Foucault 2013(2), 148).
política del cuerpo responde al hecho de que el cuerpo, por estar inmerso en un campo
político, se convierte en una presa inmediata de las relaciones de poder: éstas le exigen al
cuerpo se productivo y sometido a la vez, generando saber y dominio. Así Foucault, resalta
una vez más que: “poder produce saber, poder y saber se implican directamente el uno al
otro” (Foucault 2013(2), 37). El objetivo económico de la reforma penal se impulsa por la
relación entre saber y poder: “un saber, unas técnicas y unos discursos “científicos” se
forman y se entrelazan con la práctica del poder de castigar” (Foucault 2013(2), 32). El
44
El análisis hasta ahora ofrecido por Foucault constata la naturaleza del poder.
Foucault no busca hacer un relato del nacimiento de la prisión y la evolución del poder que
permitió la culminación de dicha institución por el simple hecho histórico. No, lo que el
catedrático francés escribe entre líneas, lo que busca que sus lectores se percaten, es sobre
la mutación de poder que abarca todo aspecto social en cada momento histórico. El análisis
hasta el momento deja ver a un poder soberano que vive una reforma no por deseo de
Pero la reforma se enfrentará a un poder que muta, un poder que exige la eficiencia por
otros medios.
La reforma que nace ante el exceso del poder soberano y las nuevas exigencias
económicas vive contrastándose con una forma de castigo que no hacía sentido con lo que
el nuevo sistema penal planteaba. Para el final del siglo XVIII existen tres maneras de
organizar el poder de castigar (Foucault 2013(2), 153): viejo derecho monárquico, ciudad
corporal, dominándolo mediante el saber. Tres tecnologías de poder. ¿Cómo fue que de
2.3 Disciplinas
siendo el centro del castigo pero, ahora, de una manera silenciosa, donde el silencio es
logrado mediante nuevas técnicas que se desarrollan durante el siglo XVIII y que permiten
un dominio sutil y velado sobre el cuerpo. Estas nuevas técnicas se desarrollan y funcionan
45
mediante una nueva escala de control que busca llegar a cada rincón corporal. A su vez, la
la modalidad cuyo objetivo es el control minucioso de las operaciones del cuerpo, se les
puede llamar: disciplinas (Foucault 2013(2), 159). El cuerpo es ahora controlado y sometido
procedimiento técnico unitario por el cual la fuerza del cuerpo es reducida con mínimo
gasto, como fuerza “política” y maximizada como fuerza útil” (Morey 2014(1), 341-342)
Las disciplinas se desarrollan desde el siglo XVII hasta llegar a ser en el siglo XVIII
cuando “nace un arte del cuerpo humano que busca la formación de un vínculo en el mismo
mecanismo que lo haga tanto más obediente cuanto más útil, y viceversa” ( Foucault
2013(2), 160). Las disciplinas buscan una anatomía política del detalle, mediante la
Las instituciones responden a las disciplinas en tanto guardan una nueva relación con
el cuerpo como respuesta a las exigencias de un poder lo menos costoso posible y discreto
que esté arraigado en lo más profundo de la sociedad (Fortanet 2010, 126). El poder
disciplinario cubre cada rincón y se enfoca en cada detalle social puesto que su objetivo no
hombre del humanismo moderno, a palabras de Foucault (Foucault 2013(2), 164), responde
pertinentes.
46
Toda herramienta disciplinaria debe responder al objetivo disciplinario, debe servir a
la dominación y sujeción del sujeto mediante el control del más mínimo detalle. Por
imponer un orden (Foucault 2013(2), 172). Estos “cuadros vivos” son en la microfísica del
importa sólo el control sino la eficacia, y por ello la inspección del tiempo se complementa
del tiempo (Foucault 2013(2), 183). De esta manera el poder: “se articula directamente sobre
el tiempo: asegura su control y garantiza su uso” (Foucault 2013(2), 186), por medio del
“ejercicio” como técnica por la cual se impone a los cuerpos tareas a la vez repetitivas y
un aparato eficaz (Foucault 2013(2), 191); una reducción funcional del cuerpo donde el
cuerpo se constituya como una máquina multisegmentaria que responda al mando sin
47
individualidad que le sirve y que le es propia. Las disciplinas mediante el arte de la
fuerzas, se apropian del individuo y lo hacen a su parecer para servir al poder que exige
Las disciplinas, por ende, buscan adentrarse a cada rincón del cuerpo, buscan
dominarlo para de él extraer conocimiento que sirva, a su vez, como arma de dominación.
que responden al poder disciplinario hacen de los individuos lo que se necesite. El poder
y el examen.
disciplinas (Morey 2014(1), 345), puesto que es por ella que hay garantía de los procesos
máquina, no como una característica que se detenta o de la cual se tiene prioridad (Morey
2014(1), 346); la vigilancia es una máquina que aspira a un aparato disciplinario perfecto,
el cual sería aquel que permitiría verlo todo plenamente con una sola mirada (Foucault
2013(2), 203).
campamento militar (Foucault 2013(2), 200) y como éste y su arquitectura deben responder
herramienta del poder, pues ya no sirve que sea hecha sólo para ser vista, sino que debe
48
responder a permitir un control interior (Foucault 2013(2), 201). En las conferencias que
impartió Foucault bajo el título de La verdad y las formas jurídicas¸ cita a Julius y su texto
Lecciones sobre las prisiones, donde se explica que la sociedad antigua los arquitectos
no sólo es ejemplo el campo militar, sino, también: la cárcel, el hospital y las escuelas.
como podría concluirse de una sanción, sino que busca que la penalidad atraviese todos
puntos y, de tal forma, lograr el control de todos los instantes disciplinarios. La sanción,
normaliza (Foucault 2013(2), 213). De lo anterior se comprende que no hay acción que le
resulte indiferente a la disciplina, como bien se mencionó: la disciplina se encanta por los
individuos que son homologados bajo un canon estricto del comportamiento adecuado
(Morey 2014(1), 347). La ley, por ende, no es el dominio de las sanciones disciplinarias,
normales (Morey 2014(1), 348). Mediante la normalización del hombre, las disciplinas
examen: mecanismo que une cierta forma de ejercicio del poder con cierto tipo de
49
formación de saber (Foucault 2013(2), 218). Entonces, en el examen, se cruzan vigilancia y
sanción, así como poder y saber. Es por esto que el examen hace ser del individuo un objeto
y efecto de poder, un efecto y objeto de saber (Foucault 2013(2), 223). Al señalar al examen
como instancia de poder, Foucault, apunta una vez más, a la relación tan estrecha que hay
sociedad; pero es también una realizada fabricada por esa tecnología específica de poder
llamada “disciplina”. Hay que dejar de describir siempre a los efectos de poder en
análisis de Foucault. Las ciencias humanas no sólo responden al poder sino que son
formadas mediante las necesidades del poder, así se instaura un círculo vicioso entre poder
derecho sino a un saber propio, no jurídico: las ciencias humanas” (Fortanet 2010, 126).
Poder y saber se necesitan el uno al otro para crear al tipo de individuo deseado y
50
El examen responde a la necesidad de saber disciplinario, pues éste se aboca a
norma” (Foucault 1999(2), 536). De esta manera el examen deja al descubierto que “los
métodos punitivos modernos se sirven de un saber científico y revelan que las ciencias
humanas son resultado de una relación científica-política que moldea las almas de los
individuos” (Sauquillo 2001, 144-145). El examen busca un saber de la vigilancia que sea
está el poder en exceso del soberano, que castiga mediante el suplicio en acto “simbólico”
que restaure su figura dañada. Del otro lado está un poder que no requiere del castigo
disciplinando. Cada uno de estos poderes responden a distintas economías de poder, las
cuales moldean de distinta forma a la sociedad. Foucault argumenta que hay “cuatro tipos
(Sauquillo 2001, 122). Así hay un tipo de castigo para cada sociedad, una sociedad para
cada economía del poder, mismas que responde a distintos modelos de poder.
donde se deja al descubierto que el poder es el poder que opera mediante la razón, mediante
el saber instaurado para controlar a los hombres” (Feinmann 2008, “Filosofía: aquí y
genealógico, revela el elemento fundamental del poder: el poder quiere ver pero no quiere,
y no debe permitir, ser visto. El poder busca cosificar al otro mediante la vigilancia y lo
51
2.4 Modelos de poder: lepra, peste y biopoder.
A lo largo los escritos de Foucault pueden encontrarse tres modelos de poder: modelo
dedicado al análisis del Panoptismo (Foucault 2013(2), 227-261), y en este se reflejan los
XVII. Ejemplo del modelo de la lepra fue El Gran Encierro, retratado por Foucault en
Historia de la Locura, que se basaba en una división masiva y binaria entre los unos y los
“No hay nada que cuestione más a la razón que la locura, la locura es la negación de la
razón. El manicomio es el lugar donde la sociedad racional aparta a los locos. Para
dominar a los hombres la razón tiene que apartar de sí a la locura, la locura es el mayor
ejemplificado en Vigilar y castigar narrando las medidas a adoptar en una ciudad apestada
(Foucault 2013(2), 227): estricta división espacial, inspección sin cesar apoyada en un
conformaba un:
“…espacio cerrado, recortado, vigilado en todos sus puntos […], en el que el poder se
ejerce por entero […] en el que cada individuo está constantemente localizado,
examinado y distribuido entre los vivos, los enfermos y los muerto, todo esto constituye
52
Así, contra la mezcla y el desorden que es la peste, la disciplina se vale en su poder
analítico, en la anatomía del detalle (Foucault 2013(2), 229). Al contraponer ambos modelos
se observa que el leproso vive dentro de una práctica de rechazo, mientras que el apestado
reticulado” (Foucault 2013(2), 230). Las distintas formas en las que cada tipo de sociedad
funciona apunta a sueños políticos diferentes: “la lepra aspira a una comunidad pura, y la
asesinado a su madre, hermana y hermano fue indultado por el rey de la pena máxima que
brutal crimen desde puntos de vista médicos y psiquiátricos, por ello Foucault declara:
“Veo a Pierre como la imagen de fatalidad de su tiempo […]¿Por qué debemos situarlo
todo en el límite entre salud, mentira y locura?” (Foucault 2012(2), 134-135). Pierre Rivière
que debe ser mediante las ciencias humanas, clasificando de enfermedad aquello que salga
lentamente: “es propio del siglo XIX haber aplicado al espacio de la exclusión del que el
53
La conjunción de la exclusión y disciplina se ejemplifica en una figura
siguiente manera:
“…en la periferia, una construcción en forma de anillo; en el centro una torre con anchas
ventanas que se abren en la cara interior del anillo. La construcción periférica está
dividida en celdas, cada una de las cuales atraviesa todo el ancho de la construcción.
Tienen dos ventanas, una hacia el interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y
otra hacia el exterior, que permite que la luz atraviese la celda de lado a lado. Basta
2013(2), 232).
El panoptismo establece, de tal forma, que el poder debía ser visible e inverificable
los objetos de estudio. El efecto mayor del Panóptico es garantizar que el poder se
una situación de excepción, un peligro inminente que hace al poder actuar en cada rincón
en su forma ideal; el panoptismo aplica siempre que se busque imponer una conducta a una
54
espacio apto para la vigilancia, la sanción y el examen con costo mínimo económico y un
máximo de eficacia política (Morey 2014(1), 353). La ciudad apestada responde a una
En las instituciones del siglo XIX el individuo no es vigilado por ser miembro del
grupo, sino que se encuentra en una institución precisamente por ser individuo y la
institución juega el papel de colectividad y, así, vigila (Foucault 1999(2), 553). Son
1999(2), 555); un poder epistemológico, que atraviesa a los poderes que le preceden:
económico, político y judicial. El poder epistemológico, aquel poder del saber que se
decir, la vigilancia. Así aquellos bajo régimen del poder disciplinario “son individualizados
mediante el poder anónimo que a través del examen les distribuye, clasifica, individualiza y
De esta forma la configuración del poder disciplinario depende un sujeto que sea
es un tipo de poder (Foucault 2013(2), 248). Es un tipo de poder que se extiende mediante
la inversión de su función pues en cuanto las disciplinas logran neutralizar peligros se les
pide que cambien a un desempeño positivo fabricando individuos útiles (Foucault 2013(2),
55
(Foucault 2013(2), 244), como reflejo de la nacionalización de un aparato policial
coextensivo a todo el cuerpo social que actúa sobre todo lo que pasa (Foucault 2013(2),
245).
De esta manera las disciplinas se abocan a hacer que los efectos del poder alcancen
su máxima intensidad de la forma más eficiente y con el menor costo posible. En suma la
disciplina busca: “aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de todos los elementos del
sistema” (Foucault 2013(2), 251). El panoptismo apunta los efectos homogéneos del poder,
es la forma ideal del poder disciplinario, exalta una disciplina indefinida, una disciplina que
imposición de la ley del mínimo costo: un ejercicio del poder lo menos costoso posible; (ii)
maximalización de los efectos: que los efectos del poder alcancen su máxima intensidad y
aprovechar la docilidad y la utilidad de todos los elementos del sistema” (Morey 2014(1),
En este momento puede observarse una importante paradoja (Morey 2014(1), 359).
Por un lado se encuentra una reforma penal que apuntaba a la universalidad de las leyes y a
acotar al poder; y, por otro lado, se desarrolla un poder disciplinario que busca como
reforma penal y el poder disciplinario es: la prisión. El sistema carcelario se basa en dos
4
Esta paradoja que se constituye de leyes contrapuestas a un poder que busca expandirse puede hacer que el
lector se cuestioné sobre el momento en que esta tesis retomará las palabras de Foucault pertinentes al
gobierno. Lo cierto es que la legalidad es un tema con muy poco análisis por parte del autor francés,
circunstancia que se discutirá en el tercer capítulo del presente trabajo.
56
fundamentos: (i) en primera instancia en lo jurídico económico, que apela a la ley de la
reforma penal; y, (ii) en segundo lugar en lo técnico disciplinario, que responde a la norma
del poder disciplinario (Morey 2014(1), 359). La prisión responde al espacio donde norma
manera, el ideal de la disciplina. La prisión triunfa como tecnología de poder puesto que
“es el único lugar donde el poder puede manifestarse en su desnudez, en sus dimensiones
Las disciplinas fabrican al hombre normal, y si las disciplinas son un tipo de poder,
es el poder el que, por consiguiente, fabrica: “De hecho el poder produce; produce lo real;
podemos tener de él revelan esta producción” (Foucault citado en Morey 2014(1), 364). Si
la prisión responde al poder, ¿qué tipo de hombre elabora? La prisión produce delincuentes
de los infractores. Importa más la vida del infractor que la infracción misma pues el interés
del poder disciplinario es generar saber sobre los individuos (Morey 2014(1), 365). La
285). La prisión se sirve de la vigilancia que permita el conocimiento de los individuos que
habitan en ella, por ello, debe contar con dos dispositivos esenciales: “mirada permanente y
un registro y contabilización de todas las notas que se puedan hacer sobre los individuos”
gran fracaso de la justicia penal. Las críticas a la prisión se dan desde el nacimiento de esta
57
prisión disminuya la criminalidad, argumentan que la detención provoca reincidencia,
argumentan, pues, que la prisión fabrique delincuentes no sólo en los condenados sino en
las familias abandonadas de los infractores (Morey 2014(1), 367). La respuesta a las
críticas es, siempre, la prisión misma, lo cual plantea siempre la reactivación de las técnicas
penitenciarias como única solución (Morey 2014(1), 368). De esta manera se crea un
interrumpirse, pues el poder disciplinario le exige actuar sin cesar sobre el individuo,
la prisión, de su razón, de su fracaso y del hecho que aún así nada cambia con respecto al
sistema carcelario, Foucault plantea: “Hay que preguntarse de qué sirve el fracaso de la
prisión” (Foucault 2013(2), 315). Tal indagación hace que el “fracaso” de la prisión sea
de la institución penal. Resulta que, en realidad, la prisión está lejos de ser un fracaso.
adentro y el de afuera, tal como lo resalta de la prisión de Attica, circuitos que, en realidad,
58
rebasan el ámbito espacial de la institución, haciendo posible que la vigilancia y control
La prisión no sirve solo como control social sino también como justificación ética
hacia la sociedad de dicho control. La prisión crea en sí misma una pantalla de inocencia
pareciéndose a las demás instituciones y al mismo tiempo enaltece a las demás instituciones
en tanto aquellas no son prisión pues ella es la que válida tal existencia (Foucault 1999(2),
560). Ante la sociedad la prisión se justifica mediante el mensaje de “la mejor prueba de
que ustedes no están en la cárcel es que existo yo como institución especifica” (Foucault
1999(2), 560).
A partir del estudio de la prisión y de los dos modelos de poder que identifica en
distintas épocas históricas, hay un tercer modelo de poder que Foucault señala, el modelo
de la gobernabilidad, del cual resulta un término que el autor llama como biopoder. Su
prematura muerte, dicho análisis no fue llevado hasta sus máximas consecuencias. En
partir del exacerbado interés a las formas de sexualidad periféricas, aquellas formas de
placer de los que no aman al otro sexo, que se dan desde el siglo XVIII (Morey 2014(1),
389). Así, Foucault plantea que “lo que se juega a través del dispositivo de la sexualidad es
59
En el momento que la sexualidad entra en el terreno del juego del poder ya no se
refiere a un plano jurídico sino a uno biológico; “al poder ya no le interesa el papel
411). De esta manera se desarrolla un poder que comprende a la vida, una biopolítica que
responde a un biopoder: “un poder que regula la vida por medio del orden, y normaliza a
rival” (Brown 2008 ,70). Así en La voluntad de saber Foucault redondea lo planteado en
Vigilar y castigar en tanto se habla “de un poder que busca justificarse como jurídico, pero,
(Morey 2014(1), 413). Eso es el biopoder, “un poder que halla su campo de poder en
cuerpo y las regulaciones de la población (Foucault citado en Morey 2014(1), 413). De esta
pues es esta instancia la que permite que las tácticas de control mediante las disciplinas
soberano que castigaba sobre el cuerpo mediante el suplicio para restituir el papel del Rey;
seguido por un poder que controla al cuerpo mediante una mente disciplinada, la
normalización del individuo. Entre ambos poderes, hay una reforma penal que no cuadra
con el poder disciplinario, una reforma que buscaba acotar al poder y responder a nuevas
60
exigencias económicas. De la paradoja resulta la prisión. En cada momento, una economía
conocimiento de ella. El poder busca ahora llegar a cada rincón, rebasar los planos jurídicos
en todos los ámbitos, desde lo jurídico hasta lo biológico. Todo logrado por la cercanía que
hay entre poder y saber. Un poder que nunca se ha señalado en un lugar especifico, nunca
se ha dicho su origen. Foucault, gran visionario del poder, no sé pregunta por el dónde, sino
el cómo:
“Cuando yo planteo la cuestión del poder, lo que de hecho hago es preguntar por su
funcionamiento, por el ejercicio del poder. Yo hablo de ‘cómo funciona’. No de ‘dónde ocurre’.
Pero me parece que si se quiere aprehender lo que ocurre en todas las sociedades –puesto que
en todas hay mecanismos de poder- no hay que ir preguntando: Qui este chez vous le pouvoir?
Porque no se puede responder directamente a esta pregunta. Más vale preguntar por el cómo:
¿Cómo ocurre? ¿Cómo se distribuye? Es esto lo que me interesa, estos canales, estos hilos,
61
El siguiente apartado del texto, se aboca, de manera concreta a la definición del poder
foucaultiano.
capítulo del presente trabajo, se enfoca a dar explicación a los mecanismos de los cambios
disciplinario que termina por dar sentido a los tres modelos de poder: lepra, peste y
que busca es hacer alusión a lo que se vuelve en una de las tesis más conocidas del
Un poder que está en todos lados como conclusión de un análisis que se enfocaba a
preguntarse sobre el cómo del poder, no sobre el dónde. Para Foucault no importa encontrar
el locus del poder puesto que no hay un locus específico al cual señalar: el poder no es
El poder es, en esta visión, una relación de fuerzas entre los individuos o grupo de
“...relaciones que incluyen una confrontación o lucha entre fuerzas opuestas; y, al mismo
tiempo, hay una lógica instrumental en estas luchas, en tanto cada parte de la lucha busca
lograr que la otra haga lo que él o ella quiera. El poder no es malvado, el poder es juego
62
Un poder qué está en todos lados y que funciona mediante relaciones estratégicas y
de fuerzas indica que todos somos víctimas del poder, y, al mismo tiempo, todos lo
ejercemos. El poder atraviesa a los individuos, y, por lo tanto, a las relaciones entre éstos.
El poder omnipresente, por ende, apunta a no discutir un único poder, sino que:
“Más que un poder hay relaciones complejas del poder; que logran organizarse en una
relaciones de poder que, en suma, hacen posible la dominación de una clase social sobre
Hablar del poder, por lo tanto, apunta a hablar de las relaciones de poder, las
relaciones estratégicas: “No podemos estudiar al poder sin las estrategias de poder. El poder
está en todos lados” (Foucault 1988, 104). El poder analizado como relaciones se refiere a
las relaciones entre individuos, relaciones que crean y que permiten, el poder permite a los
El poder, por lo tanto, crea; el poder no es sólo represión, si así lo fuere ¿quién le haría
caso?:
“La represión es inadecuada para dar cuenta de lo que hay de productos en el poder. Se
utiliza como concepción puramente jurídica; pero si el poder no fuera más que represivo,
¿realmente lo obedeceríamos? El poder se sostiene por producir cosas, inducir placer, ser
una forma de saber, produce discursos; el poder es una red productiva que pasa a través
63
El poder en Foucault es mejor entendido visto como un oxímoron: el poder permite
prohibiendo. La creación que se da a partir del poder, se debe analizar en conjunto con una
“Las estrategias de poder de hecho producen saber. El desarrollo de las ramas de saber no
verdad, una instancia plagada de poder. El poder exige a la verdad, exige a los individuos
buscarla y nombrarla: “La verdad no está fuera del poder ni sin poder. Cada sociedad tiene su
régimen de verdad, su “política general” de la verdad, o sea los tipos de discurso que acoge y
hace funcionar como verdaderos o falsos” (Foucault 1981(1), 143). Esto no quiere decir que
poder, saber y verdad sean sinónimos en el vocabulario foucaultiano, sino que guardan una
“Perpetua articulación del poder con el saber y del saber con el poder; ejercer el poder
crea objetos de saber, los hace surgir, acumula informaciones, las utiliza. El ejercicio del
humanismo moderno se equivoca, pues, al establecer esta división entre saber y poder”
estratégicas de fuerzas que mantienen una estrecha relación con el saber y la verdad. Así:
“El papel del intelectual, entonces, consiste en luchar con las formas de poder allí donde es
del “discurso”” (Foucault 1981(2), 8); señalar aquellos dominios supuestamente neutrales,
64
dar herramientas y concientizar. El intelectual debe lograr apuntar a desenmascarar al poder
65
3 Problematización del poder en Foucault
3.1 ¿Y el gobierno?
visión de poder meramente jurídica o estatal. Es por medio del derrumbe de dicha
concepción que el autor logra llamar la atención a un poder omnipresente que no puede
encajonarse en la mera instancia del gobierno y el estado. No obstante, fue tal el afán
foucaultiano de dejar detrás a tales equivocas comprensiones que nunca retoma un análisis
del gobierno de fondo dentro de su concepción del poder. Al contrario, siempre luchará en
contra ello:
“Lo que necesitamos [...] es una filosofía política que no se erija en torno al problema de
soberanía, ni, por lo tanto, en torno a los problemas de la ley y prohibición. Necesitamos
cortar la cabeza del rey. En teoría política, eso está aún por hacerse”. (Foucault citado en
Si bien es cierto, como se ha discutido en esta tesis, que una visión del poder
acotada al estado, es una concepción incompleta, lo que no se puede negar es que el mundo
jurídica particular a cada uno. Por lo tanto, resulta necesario compartir el corto veredicto
resaltará que las preguntas claves de la gubernamentalidad emergen en el siglo XVI y giran
en torno a: cómo gobernarse a sí mismo, cómo ser gobernado, cómo gobernar a otros, por
66
quién la gente acepta ser gobernada y cómo ser el mejor gobernador posible (Brown 2008,
73).
En una conversación con Paul Rainbow, Foucault establece que la idea de gobierno
que se vive hoy en día comienza a surgir a finales del siglo XVII puesto que se descubre la
idea de sociedad:
“Esto quiere decir que el gobierno debe no sólo administrar un territorio, un dominio, y
ocuparse de sus súbditos, sino también tratar con una realidad compleja e independiente,
que tiene sus propias leyes y mecanismos de reacción, y tanto sus reglamentaciones como
143)
gobierno (Brown 2008, 75); y tiene como principal meta la población y su mecanismo
gubernamentalidad que el catedrático francés realiza en sus cursos del Collége de France; la
tácticas que permite ejercer esa forma tan específica de poder, en el cual la población y su
gestión constituyen la forma primordial de saber (Foucault 1999(3), 854). En segundo lugar
por gubernamentalidad Foucault entiende, y hace referencia con el uso del término, a la
tendencia de Occidente hacia la preeminencia de ese tipo de poder que se denomina como
67
“gobierno”. Y, por último, el gubernamentalidad significa el resultado del proceso por el
que el Estado de justicia de la Edad Media, convertido en los siglos XV y XVI en Estado
siglo XVII no es otra cosa que equiparar al gobierno con el escalafón más bajo de la
y detalle” (Foucault 1999(3), 853). Equiparar al gobierno como una parte de la biopolítica
puede verter cierta luz al porqué Foucault no abunda más en el tema del gobierno. La
biopolítica era algo que comenzaba a estudiar y a analizar, acciones que quedaron
No es que esta tesis busque dar justificación ante la falta de atención a un tema tan
importante como lo es el gobierno por parte de uno de los pensadores más brillantes del
poder. Tal fallo representa, sin duda, una de las críticas más fuertes que se le puede hacer a
Foucault. No obstante si se entiende tal ausencia del tema por el hecho de que la
biopolítica era algo que comenzaba a penas a analizar, esto nos permite enlazarnos a otras
dos crítica de más importancia, ante la cuales en esta tesis sí busco ofrecer una defensa a
Foucault.
68
3.2 En defensa de Foucault
en torno al poder. Se narra cómo nace dicho análisis a partir de un estudio sobre el control
biopoder y empalmarlo con un nuevo análisis del sujeto pero ésta queda truncada por la
súbita muerte del pensador francés en 1984. Así, el pensamiento foucaultiano, queda
incompleto y sin posibilidad de defenderse ante las críticas que se le presentaban por su
Las críticas se pueden englobar en dos grandes ejes. El primero se refiere al poder
varios intérpretes, en la medida que los trabajos de Foucault “no sólo no nos dicen qué
hacer, sino que el hacer en sí mismo parece, finalmente, carecer de sentido” (Castro 2012,
15). El segundo eje de crítica, desarrollado a partir del anterior, es el hecho de que el
en el objetivo de su análisis; pasa del poder al sujeto en una especie de renuncia silenciosa a
Este tercer capítulo pretende el objetivo de matizar dichas críticas en contra del
autor. Si bien el poder en Foucault permite espacio al debate, se argumentará que dichos
ataques se basan en lecturas incompletas del trabajo del catedrático francés. En primer lugar
69
no se le puede reclamar a Foucault el hecho de no dar cuenta del papel para la lucha contra
el poder puesto que él nunca pretendió dicho objetivo. Nunca se intentó escribir como
esté el poder, y activar la resistencia en un modo de lucha es algo que el autor francés no
sobre el poder, sino que al voltear su análisis al sujeto, lo que hacía no era más que
escribía y entendía sus textos, y así descartar la idea de discontinuidad. Foucault redactaba
en forma de biografía: “[…] podría decir que siempre quise que, en algún aspecto, mis
libros fueran fragmentos de una autobiografía. Mis libros siempre fueron mis problemas
nuestro futuro.
Al decir que escribió de forma biográfica, Foucault busca dar a entender que él
escribe lo que está viviendo en cierta etapa de su vida, lo que en ese momento le aqueja y
sucede, de ahí que su siguiente escrito, en una nueva etapa de su vida, pueda aparentar
pregunta sobre el tema de discontinuidad respecto a lo escrito en Las palabras y las cosas,
específicamente al cambio descrito, en dicho texto, entre los discursos de cada época
histórica:
70
“No es entonces un cambio de contenido (refutación de antiguos errores, descubrimiento
que gobierna [régit] los enunciados y el modo en que se gobiernan [régissent] los unos a
Lo mismo puede decirse del discurso propio de Foucault. No es que cada libro o cada
discusión signifiquen un cambio de contenido, una alteración en la visión del autor. No. Lo
desarrollo de un análisis que pretende entender su presente. Pero el presente es presente por
sólo un instante, el presente evoluciona y no significa que sea discontinúo, y, por ello, el
análisis del mismo evoluciona con él. Por esto es que Foucault clasifica que sus escritos
Las etapas de la vida no son discontinuas, sino que hay adelanto en cada una de ellas,
escritos basados en la vida, por lo tanto, no pueden ser discontinuos sino progresados: “Mis
libros son para mí experiencias […] Una experiencia es algo de lo que uno mismo sale
conforman una biografía; los libros de Foucault son, por ende, una autobiografía. De igual
forma podría decirse que su etapa genealógica le hizo percatarse que no se trataba del poder
en sí, sino del medio de actuación del poder: el sujeto. Más que criticar incongruencia en
Foucault debería aplaudirse la evolución que representan sus textos, debería reconocerse su
71
capacidad de ir un paso más lejos a partir de lo aprendido en el paso anterior. Los textos
tenía miedo a ir cada vez más lejos, siempre fiel a su pilar primordial de crítica: pensar de
modo distinto.
Entender los textos de Foucault como biográficos permite matizar las críticas de
discontinuidad entre la genealogía del poder y el estudio del sujeto. De la genealogía del
pertinente que en un análisis conformado por una caja de herramientas, el siguiente paso
fuera enfocarse en la herramienta más importante: el sujeto. De ahí que en su última etapa
aquel poder que llega a toda instancia, no sólo institucional sino de la vida misma del
individuo, aún a espacios biológicos, lo lógico resulta estudiar esa esfera sometida al
control.
biopoder, ejemplificado en uno de los planos donde más claro se vería tal relación: la
los volúmenes existentes de Historia de la Sexualidad, sino en una defensa ante las críticas
segundo capítulo de esta tesis para poder resaltar que el estudio del sujeto respondía a ver al
cultivo de sí como acción política. Es decir, una vez hecho el diagnóstico del poder, debe
72
seguir el estudio del sujeto como ser actuante dentro de ese poder, un ser actuante
hasta el espacio mismo de la biología por lo que la sexualidad será de suma importancia:
qué mejor manera de mostrar el ámbito biológico del poder que a través de la sexualidad,
“La sexualidad ocupa un lugar privilegiado en la estrategia y las tácticas del biopoder: es
la instancia que, como un gozne, permite articular las dos superficies: las disciplinas
forma directa sobre el estilo de vida (Nealon 2008, 47), lo que quiere decir que la
poder será aquel que sea anormal (Nealon 2008, 47). El poder ya no funciona ni mediante
la exclusión que practicaba el soberano ni por medio de la vigilancia disciplinaria sino que
ahora el poder rige mediante la designación de normal: biopoder. El biopoder es, a palabras
de Nealon, el compromiso con sitios aún más microscópicos de la funcionalidad del control
73
En esta misma línea de análisis se ubica al biopoder por parte de Vighi y Feldner en
su texto Zizek, beyond Foucault, donde califican a la sexualidad como el contexto histórico
del biopoder, el cual, a su vez, se distribuye mediante la norma (Vighi y Feldner 2007, 82).
De esta manera se entiende la declaración que hizo el mismo Foucault sobre que el
problema del siglo XX no es la escasez de riqueza, como sí lo fue en el siglo XIX, sino el
exceso de poder (Foucault 1999(4), 785). Las tecnologías pertinentes al poder disciplinario
(Vighi y Feldner 2007, 81); dichas tecnologías dan paso a la biopolítica, tecnologías
biopolítica será el exceso de poder al que Foucault se refiere, conformado por tecnologías
que en a partir del siglo XVIII apuntan a poblaciones, seres vivos atravesados, mandados y
registrados por procesos y leyes biológicas (Foucault 1999(5), 898). La vida se vuelve,
sexualidad es la bisagra entre ambos polos (Foucault 1999(5), 899). El biopoder es:
“Una nueva tecnología de poder, pero esta vez no es disciplinaria, aunque no excluye a la
sino al hombre vivo, al hombre como ser vivo” (Foucault citado en Nealon 2008, 45)
plasmado un poder que buscaba caracterizarse de forma disciplinaria, como aquel poder de
Vigilar y castigar, pero que en realidad es la otra cara del poder, este “nuevo” poder que
domina positivamente mediante la norma (Morey 2014(1), 413). Es mediante la norma que
74
el biopoder encuentra ejercicio en nuestra sociedad contemporánea, haciéndola una
ejerciendo la norma en el sujeto; por ende, el estudio del sujeto resulta lo pertinente en la
ambicioso proyecto pensando para seis volúmenes, de los cuáles únicamente se concluyen
tres antes de la muerte del pensador francés. En el análisis foucaultiano “la sexualidad es
un dispositivo que se juega a través del poder, un modo especifico de relaciones de poder-
saber-placer” (Morey 2014(1), 397). Y, por lo tanto, por medio de este plano de la vida
Foucault muestra que la relación del poder y la sexualidad no es una de carácter jurídico
sino biológico, desenmascarando y resaltando al biopoder, aquel poder que busca garantizar
renunciaba a sus escritos anteriores, no los negaba, sino que buscaba el espacio adecuado
para continuar su pensamiento; tal como señala Nealon: “… más que ver el trabajo post
1969 de Foucault como un cambio de énfasis y fallas, se debe entender como una
apropiado sino practicado, y mediante esa práctica el poder produce saber, verdad y placer
(Nealon 2008, 24). A partir de esa noción de poder es que Foucault llega al clímax
genealógico con un poder que culmina en el biopoder, un poder que se filtra en toda
instancia de la vida del sujeto, política y biológica. De ahí que la siguiente etapa de
75
Foucault se abocará a estudiar al sujeto en sí, buscando una nueva forma de pensar que
sentido. El estudio del sujeto no es una negación de su previo estudio, sino que es el
lo anterior se suma el hecho de que Foucault no pretendía realizar una teoría inequívoca del
poder en el sentido de que se dieran todas las respuestas, sino que el análisis realizado del
poder es una herramienta que lucharía con él. El análisis de Foucault procura una lucha con
el poder, y no una en contra del poder, no se trata de hablar a favor o en contra del poder,
sino en aceptarlo y saber que ahí está y nosotros estamos en él. Por ende el sujeto debe
entablar una relación con el poder, puesto que no hay otra instancia que se pueda ocupar, no
El sujeto debe hacer su lucha con el poder siempre consciente de que ahí está,
con Deleuze: “Es preciso en todo momento, paso a paso, confrontar lo que se piensa y lo
que se dice con lo que se hace y lo que se es” (Morey 2014(2), 184).
Jeffrey Nealon en Foucault beyond Foucault, se aboca a englobar una defensa a favor
del autor francés. El texto comienza con dos preocupaciones que guían el desarrollo del
abandono del pensamiento foucaultiano sobre el poder en nuestro tiempo y más aún porque
76
actualmente vivimos “el (re)nacimiento histórico de la disciplina y el panoptismo” (Nealon
2008, 3), ejemplificado por una constante vigilancia del gobierno sobre la población como
argumenta que dicho abandono se debe a críticas erróneas al análisis del poder
sujeto como una renuncia a su proyecto sobre el poder por lo totalizante que éste resultó.
Nealon, al igual que el presente capítulo de esta tesis, busca defender a Foucault.
Nealon comienza por rescatar un concepto en Foucault que ayuda a entender que su
retomado desde el estudio de Nietzsche. A partir de la pregunta “¿A qué precio pueden los
sujetos hablar la verdad sobre ellos mismos?” (Foucault citado en Nealon 2008, 18), el
concepto del costo permite a Foucault argumentar que su estudio fue siempre sobre el
obviamente conecta al sujeto al poder en un sentido del día al día es la cuestión del costo de
Jeffrey Nealon remarca: “Si aprendemos nada más de Foucault, quedémonos con el
axioma de que fuerza o poder producen verdad, y la verdad sirve para los fines de la
dominación tanto así como produce resistencia” (Nealon 2008, 95). Entender tal axioma y
tenerlo presente siempre al momento de analizar nuestro presente y dilucidar nuestro futuro
sería, sin duda, abrir una nueva grieta de pensamiento. El “simple” hecho de no aceptar por
dado lo que es y repensarlo y analizarlo es, ya, entablar una lucha y debate con el poder. No
se debe perder de vista el hecho de que Foucault no buscaba hacer una teoría hegemónica
del poder. Foucault en una plática con Deleuze habla y discute sobre el tema de la teoría:
77
“[La teoría] lucha contra el poder, lucha para hacerlo aparecer y encararlo ahí donde es más
invisible y más insidioso” (Morey 2014(2), 173); y, reafirma Deleuze: “La teoría no es algo
que se totalice, es algo que se multiplica y que multiplica… La teoría por naturaleza está en
De esta manera observamos que la teoría para Foucault sirve e importa en medida que
remarque al poder en su práctica con el objetivo de luchar con él en el debate. Por ello que
el catedrático francés remarcaba que el papel de los intelectuales es aquel de: “[…]
impulsar las luchas a favor del desenmascaramiento de las relaciones de poder, es un papel
catalizador” (Sauquillo 2001, 15). Un papel catalizador que logre preparar a nuevas formas
173).
En el texto Žižek beyond Foucault, se hace una revisión de la lectura que hace el
tanto: “si poder y resistencia están simplemente o totalmente atrapados en dicho abrazo
mutuo mortal […] ¿Es ese punto muerto entre poder y resistencia nuestro destino
inescapable?” (Vighi y Feldner 2007, 95). Žižek responde que no, no es ese nuestro destino
irremediable, sino que debemos ir más allá del pensamiento foucaultiano en tanto que:
“Dentro de la teorización del poder [en Foucault], donde la resistencia está siempre
cooptada de principio, ‘los prospectos para que los individuos re articulen y desplacen los
mecanismos de poder en los que están atrapados son prácticamente cero’” (Žižek citado en
78
La lectura de Žižek sobre el poder foucaultiano resulta sumamente interesante. El
autor esloveno llama a ir más allá de Foucault puesto que el clímax que éste presenta es uno
inescapable, en tanto el axioma de “donde hay poder hay resistencia” significa que la
resistencia está cooptada de inicio y, por ende, nunca se logrará activar. “Ir más allá de
Foucault” es, en realidad, más que una crítica, una defensa hacia el autor francés. Si hay
algo que Foucault hubiera querido lograr es que su análisis funcionara como un estudio del
presente y a partir de ello, generar una explosión de pensamiento que dirigiera a nuevas
instancias. Ir más allá de Foucault implica pensar de modo distinto mediante la apertura de
grietas. Ahora en cuanto a la motivación žižekiana de ir más allá me parece que es una
exigencia equivocada del pensamiento del autor francés, pues éste nunca pretende dar
instrucciones para desplazar los mecanismos de poder, pero sí busca hacer consciencia: “Mi
Hacer aparente el inconsciente cultural es, podría decirse, la tarea máxima de los
escritos de Foucault, el análisis de la caja de herramientas sirve en la medida que cada una
de las herramientas valga para hacer notar y remarcar aquello que no se cuestiona. Es una
tarea que el catedrático francés enfrenta de manera microscópica, en tanto sus análisis
avanza mediante el estudio de particularidades capilares, para llegar a concluir que el poder
79
en la sociedad moderna funciona de igual forma. Ahora, un estudio del poder desde abajo,
igual que la resistencia. En cuanto el poder se vuelve más capilar, más investido en
asuntos del día a día, lo mismo sucede con nuevas posibilidad de resistencia” (Nealon
2008, 107)
Resulta lógico que posterior a un análisis de poder de abajo hacia arriba culmine en
un estudio de la resistencia que siga el mismo método ascendente. De esta manera es que en
Foucault “la cuestión no es tanto descubrir a la resistencia sino sintonizarla” (Nealon 2008,
106). Foucault no se aboco a descubrir al poder, él sabía que el poder ya estaba ahí, el
poder siempre ha existido, lo que buscaba era poder asirlo en sus acciones, en sus
relaciones, “señalar” al poder actuante: “No debemos hablar del poder si queremos hacer un
análisis del poder, sino que debemos habar de los poderes e intentar localizarlos en su
alimentar y hacer crecer como el único tipo de resistencia, sino poder “mostrarla” en sus
relaciones, en sus acciones, en el mismo espacio del poder, pues ambas instancias cohabitan
desde la capilaridad de la misma, o, lo que es lo mismo, desde el sujeto. Por ello, insisto
una vez más, Foucault no renuncia a su genealogía del poder cuando voltea al sujeto;
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“Y si no digo nunca lo qué debe hacerse, no es porque crea que no hay nada que hacer; al
contrario, es porque creo que hay miles de cosas que hacer, que inventar, que forjar, por
parte de aquellos, quienes reconociendo las relaciones de poder en las que se encuentran
implicados, han decidido resistirla y escaparlas. Desde este punto de vista todas mis
Y no debe entenderse, por la anterior cita, que la resistencia es, entonces, un acto de
heroísmo por unos cuantos valientes, sino que la resistencia es “un hecho esencial de la
batalla de todos con el poder” (Nealon 2008, 111). En realidad, a lo que apunta todo el
qué vivimos es que podemos formar las bases de una resistencia. Salirse del reino binario
donde habita la idea de un poder contra una resistencia, Foucault busca llamarnos a escapar
2001, 164).
“Si hago esto es con el fin de saber qué somos hoy” (Foucault 1999(6), 743). Saber lo
qué somos hoy para entender aquello que nos aqueja hoy, aquello que nos domina. Saber
que somos hoy mediante una caja de herramientas que en su punto ideal se convierten en
bombas, “porque una vez utilizadas las bombas ya nadie las puede usar. Me gustaría
escribir libros bomba, es decir, libros que sean útiles precisamente en el momento que uno
los escribe o los lee. Acto seguido desaparecerían” (Foucault 1999(6), 750). Los libros de
Foucault aquí siguen, se siguen leyendo y aún no han explotado en una desaparición, puesto
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que aún tienen demasiado por decir; como señalaba Nealon, hemos abandonado muy
intensificación del poder. Una resistencia estudiada en forma ascendente debe empezar
desde el sujeto, aquella parte del engranaje social sobre el cual recae la posibilidad de
leído como un discurso hegemónico. Asumir que Foucault deseaba decir todo lo posible
respecto al poder y como éste nos envuelve representa una lectura sumamente equivocada
No hay teoría política que pueda jactarse de lograr ser hegemónica, una cosa es
anhelarlo y otra cosa es lograrlo. El desarrollo de todo discurso siempre dejará un espacio
vacío, un espacio que no puede lograr apropiarse, y es justo en ese espacio donde se
encuentra el debate, donde debe “estallar” lo leído. Foucault buscaba estallar, ser leído,
foucaultiano.
catedrático. Retomar a Foucault hoy en día no significa nada más que volver a un análisis
de nuestro presente que quedó truncado y entender que el pensador francés no pretendía
nada más que hacernos conscientes de lo inconsciente, hacernos reflexionar sobre aquello
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que damos por hecho y, así, analizar el significado de nuestro momento. Ser conscientes
del poder que nos rodea y la forma en la qué se mueve mediante cada rincón de nosotros
como sujetos, marca un primer paso fundamental hacia la resistencia, sea cual la sea la
“No actúes, sólo piensa” (Big Think 2012) es una idea manejada por Žižek con la que
Foucault estaría de acuerdo. Antes que buscar una idea de resistencia que pueda aplicarse
en salir a la calle y protestar (sin anhelo de desprestigiar a la gente que realiza estos actos
políticos) lo que este mundo necesita es que pensemos. Pensemos en nuestro presente para
realizar una ontología del mismo. Pensar para entender, pero antes que nada pensar para
preguntar, pensar para continuar en una búsqueda política de lo que nos rodea. Sólo con el
entendimiento del presente podemos discutir el futuro, de lo contrario la lucha política que
Este capítulo delineo dos grandes críticas a Foucault: un poder totalizante sin espacio
a resistencia y, por ello, el análisis de sujeto se lee como una renuncia silenciosa al tema del
poder. Este capítulo defiende a Foucault, en tanto no es que haya una renuncia silenciosa,
sino que el análisis de sujeto era un estudio de la resistencia que quedo truncado. Es el
esta idea, cuando fue él mismo quien determinó que el forcejeo entre sujeto y poder en la
En una entrevista titulada “¿Qué hacer?” (Entrevista en el Círculo de las Bellas Artes
de Madrid) el filósofo esloveno argumenta que como filósofo no se le pueden pedir que de
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las respuestas a lo qué debe seguir como acción política a los problemas sociales. El trabajo
de los filósofos no es ofrecer respuestas sino preguntas, lograr consciencia de que a veces la
manera en la que percibe un problema es parte del problema mismo. Para Žižek no se trata
de responder sino de preguntar la respuesta correcta. Y eso fue lo que hizo Foucault. Si bien
es cierto que Foucault no dio respuesta a lo qué hay que hacer, sí reformuló de manera
sucedería con la resistencia: “La opción por la resistencia abre una batería de nuevas
preguntas: qué es saber cuando saber es poder, qué es criticar cuando criticar es combatir,
anestesiante porque parece que su lectura concluye en que no hay nada qué se pueda hacer.
Foucault contesta y dice que a su parecer, sus textos no anestesian pero sí tienen un efecto
paralizante, y eso es algo buscado, deseado. (Castro 2012, 18). El efecto paralizante es algo
ansiado, puesto que “los efectos paralizantes no adormecen; al contrario, son, en realidad,
citado en Castro 2012, 18). Sumando esta idea con la anterior de Žižek, lo que esta tesis
pretendió plasmar es que si bien Foucault no ofreció respuesta, si reformuló las preguntas
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Conclusión
torno al poder. El camino inició con el análisis del control del discurso hasta la culminación
de un poder que alcanza cada rincón del ámbito social. Tal retrato permitió entender porque
Foucault fue un revolucionario del poder: logró sacar al poder del ámbito estatal y represor
mostrando que el poder es más que eso, es una red productiva y omnipresente.
lenguaje de forma entendible y se genere la comunicación entre sujetos. Es tal idea la que
relaciones de poder y, más importante aún, a delinear la relación que existe entre poder y
cercanía incuestionable entre el saber y verdad y como éstos responden a las necesidades
productivo. El poder crea y permite el saber, a la vez que reprime y controla mediante el
saber mismo. Fue en Vigilar y castigar donde aquella proximidad entre saber y poder
tal evolución responde a la economía penal y la necesidad de ésta por llegar a mejores
niveles de eficiencia, percatándose que vigilar es más eficaz que castigar. La vigilancia se
da mediante el saber y la institución que lo permite: la prisión. Por ello es que aquella
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institución penal, castigo incompatible con el sistema penal de la época, se impone como
sanción única.
Así Foucault puede ubicar tres modelos de poder. El primero, el modelo de la lepra,
panoptismo representa al poder en sitios intangibles que busca una máxima eficacia bajo el
objetivo de ver todo pero nunca ser visto. El panoptismo como punto máximo de un poder
que comienza a salirse del espacio jurídico y se esparce a nuevos ámbitos por permear. El
costa. Así se da razón a la expansión a ámbitos biológicos por parte del poder que pretende
controlar cada aspecto del individuo. Aquel poder que sale del espacio jurídico y llega al
biológico pertenece al tercer modelo de poder: el biopoder. Esa es, grosso modo, la
Tras el análisis de la evolución del poder en Foucault, esta tesis remarcó que no se
debe leer a tal autor esperando un listado de pasos a seguir para derrumbar al poder; así
como no se debe descartar su visión del poder clasificándola como “totalizante”, puesto que
uno de los principales axiomas del autor francés es que: donde hay poder hay resistencia. El
pensamiento de Foucault debe ser aproximado como uno enfocado a hacer un diagnóstico
del presente a partir del cual se delineen nuevas formas de pensar, aún cuando estas formas
aceptar nada por dado es, ya, una nueva forma de pensar, una grieta en el presente que se
vive.
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En su última etapa de pensamiento Foucault volteó al sujeto para estudiar lo que es
la esfera más pequeña sometida al biopoder. Lograr la consciencia cultural y una nueva
forma de pensar sólo puede lograrse mediante el individuo. En ese momento muere
Foucault y su pensamiento queda truncado. Pero, tal vez, el mensaje era que el individuo
debía percatarse que no hay respuestas como tal, sino que hay nuevas y mejores preguntas.
rodea. Esa no debe ser la finalidad. La finalidad debe ser simplemente la aspiración a una
siguiente pregunta, a la siguiente grieta, llevando consigo cada una de las preguntas
pesimismo. Si hay algo que aprendí redactando esta tesis es que el hecho de que una
pregunta no tenga respuesta no significa que no hay nada que hacer al respecto. De igual
que sólo queda la resignación. Buscamos instancias y teorías que nos digan cómo actuar o
preguntas que se respondan fácilmente, pero esta tesis me ha enseñado que antes que actuar
una pregunta sencilla sino una pregunta que genere otra pregunta.
A través de esta tesis busqué mostrar que retomar a Foucault significa retomar una
veta de pensamiento que responda a lo vivido y que incite a preguntar más; y de esa forma
que cada interrogación represente una grieta en nuestro presente. De ninguna manera es
esto un pesimismo, insisto, al igual que Foucault: “[…] no es que todo es malo, sino que
todo es peligroso, que no es exactamente lo mismo que malo” (Foucault citado en Allen
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2010, 86). Foucault nos alienta a darnos cuenta que lo peligroso de un poder omnipresente
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