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DEVOCIONAL

INTRODUCCIÓN​:

El devocional diario de todo cristiano con Dios es el momento más importante del día, ya
que fuimos creados para tener un compañerismo con Dios y además porque Dios, a través
de Jesús, restauró esa relación en su muerte. Allí nuestro espíritu tiene comunión con su
Espíritu para escuchar su voz y viceversa. Un devocional no es un estudio minucioso de la
Biblia, sino un momento donde a través de la lectura de la Palabra y la oración, Dios nos
habla personalmente a cada uno para que podamos imitarle.

DESARROLLO​:

Propósito del tiempo de devocional:

Escuchar la voz de Dios:​ lo más importante es poder escuchar cómo Dios nos habla y la
mejor manera es a través de las escrituras. El devocional hace que nosotros podamos ser
cada vez más sensible a la voz de Dios, al conocer las escrituras podremos diferenciar
cuándo es Dios quien nos habla o son nuestras emociones o pensamientos.

Conocer a Cristo e imitarlo:​ al pasar tiempo con Cristo podemos imitar su manera de ser.
Se trata de ir madurando como cristiano. La meta máxima de leer la palabra es aplicarla, no
sirve saber mucho de ella si no la practicamos.

Conocer la voluntad de Dios y capacitarnos para lo que nos llamó:​ a medida que
estemos con Él y seamos constantes en nuestros devocionales, Dios nos irá confirmando
cuál es la voluntad de Dios para nuestra vida. Además que nos da las herramientas para
alcanzar cada meta.

Crecer en nuestra relación con Él:​ por último nuestra relación con Dios crece a medida
que pasamos tiempo con Él, podemos sentir su aprobación y nuestro deseo por Él es cada
vez mayor.

Como hacer para que nuestro devocional sea significativo:

Debemos empezar con la actitud correcta:

A Dios le importa más la intención que la acción. Podemos hacer lo correcto pero de una
manera incorrecta. Dios desea que nos acerquemos con sinceridad de corazón (1 Sam.
16:7).

Expectativas altas: ​Salmo 63:1


Reverencia: ​la quietud ante el Espíritu prepara un ambiente lejos de las distracciones del
mundo (Habacuc 2:20).

Despierto:​ es importante que estemos bien descansados para poder dar lo mejor de
nosotros. La mejor preparación para un devocional está en la noche anterior.

Disponerse a obedecer​: Dios va a hablar al corazón y nos dará directrices, muchas veces
tendremos que estar dispuestos a obedecer en contra de nuestros deseos (Juan 7:17).

Apartar un tiempo especial:

En este caso debemos pensar cuándo vamos a tener nuestro devocional diario y cuánto
tiempo va a durar. Lo mejor es cuando estemos en nuestro mejor momento, como dijimos
no es un tiempo de oración profunda o intimidad en adoración. Sino un momento para
conectarnos con Él y hacer crecer nuestra relación.

Todos los hombres de Dios tenían un tiempo y lugar especial para estar con Dios. Cada uno
puede hacerlo en su momento indicado, no todos somos iguales, no tenemos que imitar a
otros, si a nosotros no nos resulta podemos cambiar el tiempo. Lo importante es que
podamos darle nuestro mejor momento a Dios. Aunque es muy recomendable hacerlo en el
inicio de nuestros días, ya que nuestra mente resulta más estable. ​Lo importante es ser
perseverante.

No intentar tener un devocional de tres o cuatro horas en el inicio:​ lo único que


conseguimos es desanimarnos, es mejor empezar quizá con unos 10 min. al día y luego ir
aumentando con el tiempo.

No hay que estar pendiente del reloj:​ si nos preocupamos del reloj solo conseguiremos
distraernos y que en principio se vuelva pesado. Concentremos toda nuestra atención en
esos minutos, así quizá sin darnos cuentas superaremos nuestro tiempo estimado.

Calidad antes que cantidad:​ si nos concentramos en el Señor más que en el devocional
descubriremos que unos pocos minutos pueden ser más efectivos que unas cuantas horas.
Recordemos que lo más importante del devocional es Jesús.

Preparar un lugar especial:

Abraham tenía un lugar especial donde iba a orar con Dios (Gen. 19:27). Al igual Jesús en
el Getsemaní y el Monte de los Olivos.

Nosotros debemos armar un lugar que sea especial para Dios y para nosotros. Debe ser un
lugar solitario y haya quietud: Lejos de las distracciones, donde por unos minutos no esté
pendiente del celular. Y donde pueda orar en voz alta sin molestar a otros.

Seguir un plan sencillo:


Esperar en Dios:​ esperar en Dios es una manera de demostrar nuestro deseo de Él. En
una era donde todo se consigue rápidamente se hace muy difícil esperar, dejemos que su
Espíritu nos guíe a su encuentro. Salmo 46:10

Orar brevemente:​ en esta oración le pedimos a Dios que nos limpie de cualquier cosa que
estorbe que podamos escuchar su voz y que abra nuestro corazón para escuchar su voz
(Sal. 139: 23-24; Sal. 119: 18).

Leer alguna sección de la Biblia:

Despacio: ​una lectura rápida y vaga puede hacernos perder datos importantes.
Con atención: debemos prestar atención a el contexto y a algunas palabras que nos llamen
la atención.

Repetidamente:​ leer algunos pasajes y repetirlos puede hacer que descubramos cosas que
en una simple lectura no.

Sistemáticamente:​ leer todo un libro de una vez ordenadamente a lo largo de varios


devocionales es mejor que leer diferentes capítulos o versículos en cada devocional.

Meditar y memorizar:​ para que la escritura nos hable debemos meditar y memorizar los
pasajes que más nos llaman la atención. Meditar es pensar en un asunto seriamente una y
otra vez.

Escribir lo que Dios le muestra:​ poner por escrito lo que Dios nos hable sobre algo
especial hace que podamos desplazarnos más en el pensamiento que solo retenerlo en la
mente. Además podemos tener un registro de cómo Dios va hablando en nuestra vida.

Algunas preguntas que podemos hacernos para poder estudiar el pasaje:

¿Hay algún pecado que debo confesar?


¿Puedo apropiarme de alguna promesa? ¿La promesa tiene condiciones?
¿Debo cambiar alguna actitud?
¿Hay algún mandamiento a obedecer?
¿Encuentro algún ejemplo a seguir o a evitar?
¿Alguna petición que debo hacerle a Dios?
¿Algún error que debo evitar?
¿Alguna verdad que debo creer? ¿Qué cosas nuevas aprendí de las tres personas de la
Trinidad?
¿Hay algún motivo para alabar a Dios?

Orar nuevamente: ​por último tener un tiempo de conversación con Dios es muy importante,
aquí podemos agradecerle a Dios por el tiempo que nos brinda, hacerle preguntas que
quisiéramos que nos responda, contarle cómo nos sentimos en nuestra vida y hasta
pedirles fuerzas para que nos ayude a aplicar lo revelado.
Problemas comunes y cómo tratarlos:

La disciplina: para poder ser constante debemos ser disciplinados. Para esto es bueno
armar un programa semanal en donde pondremos los horarios que tenemos disponibles
para hacer el devocional y respetarlos. Luego evitar todo tipo de distracción que ocupe ese
momento establecido.

Sequía: a veces puede que pasemos un tiempo donde no hay inspiración, es importante
que analicemos nuestra vida para conocer si hay algún pecado que esté interviniendo en
nuestra relación con Dios, otras veces Dios le estará pidiendo que siga siendo constante.

CONCLUSIÓN:

Como hemos observado, el tiempo de devocional a Dios debe ser un momento que el
cristiano tenga en tan alta estima y valor que sea este de quién dependa su vida y su diario
vivir. Así como el cuerpo necesita del alimento para poder vivir, nuestro espíritu necesita
alimentarse de las verdades de Dios todos los días para fortalecerse y estar listo para
servirle.

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