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Precisiones sobre modelos y teorías

Carlos E. Vasco

Dicho muy brevemente, y sin discutir la diferencia entre los formatos analógico y
esquemático, los modelos mentales se almacenan en representaciones análogas y las
teorías en representaciones digitales. Los modelos mentales son intuitivos, tienen
componentes, operaciones y relaciones, y se almacenan y procesan en circuitos
neuronales en formato análogo, diferentes de los de las teorías. Las teorías son
proposicionales, tienen símbolos para los componentes, las operaciones y las
relaciones, necesitan un morfismo de interpretación en los modelos y se almacenan
y procesan en circuitos neuronales de formato digital, diferentes de los de los
modelos. Unos aspectos de las teoría se refieren a la descripción de los procesos y
fenómenos que se trata de modelar, otros a la explicitación y refinamiento de los
componentes del modelo mental, otros especifican las operaciones y las relaciones
internas al modelo y las externas a él, y otros desarrollan la teoría para proponer
explicaciones y comprensiones de los procesos y fenómenos según el modelo y su
teoría.

Esta última frase sobre los cuatro aspectos de la teoría es el que ofrece más
dificultades para el pensamiento claro y distinto. Una posibilidad de diferenciar
estos aspectos es la de analizar la intencionalidad comunicativa de quien explicita
teoría en lenguaje articulado, por supuesto combinado con otros lenguajes
gestuales, tonales, con deixis, dibujos en el aire, en el papel, en medios virtuales, etc.,
los cuales a su vez pueden contener letreros, globitos de texto, video-clips, sound-
bites, etc.

La intencionalidad comunicativa del primer aspecto, describir “lo más


objetivamente posible” los procesos y fenómenos que se quieren modelar, por
supuesto que tiene ya muchos aspectos teóricos, como los nombres sustantivos
usados para recortar el mundo, las valoraciones implícitas en los nombres mismos,
en los adjetivos, las metáforas, etc.

Pero trata de ubicar al interlocutor en los macroguiones, sus escenas y sus


microguiones, de manera que pueda compartir las experiencias al recordarlos y
echarlos a andar, lo que puede darle la posibilidad de ver si están bien modelados
por el modelo y reconstruidos por la teoría que el locutor quiere proponer a
consideración del otro. No importa (y es inevitable) que lo único que pueda
proponer como descripción sea ya un modelo esquemático, un guión del proceso o
el fenómeno.

El segundo aspecto de la teoría digitalizada en lenguaje articulado es la explicitación


y refinamiento de los componentes del modelo mental, y el tercero es la
explicitación y refinamiento de las operaciones y las relaciones internas al modelo y
las externas a él. Aquí es clara la intención comunicativa: el locutor quiere ayudar al
interlocutor a construir un modelo mental en lo posible semejante al que el locutor
ha construido y quiere compartir con su interlocutor. Hay un aspecto más
descriptivo del sustrato del modelo, en el que pueden ayudar más las metáforas, las
analogías, los diagramas y dibujos, los gestos y las evocaciones de las palabras
elegidas, especialmente para sintagmas nominales. Hay otro aspecto más dinámico
sobre cómo se mueve, cómo “corre” el modelo, en el que pueden ayudar más
analogías y metáforas con guiones de distintos niveles y otro más estructural sobre
las relaciones con las que se quiere reparar los cortes hechos para separar universos
y componentes.

Puede compararse este proceso de explicitación del modelo mental propio para
ayudar al interlocutor a construirlo con los dibujos, definiciones y axiomas del libro
primero de los Elementos de Euclides en la forma como lo presentan los textos
escolares de geometría. El análisis de Hilbert para precisar relaciones no explícitas
en Euclides, como la interestancia (“estar entre”), o definiciones no explícitas, como
la de ángulo, o axiomas no explícitos, como la continuidad-completez del plano y al
menos una de las “igualdades” (o congruencias) de triángulos, muestran que es
posible separar los aspectos de sustrato del modelo de los de su dinámica y su
estructura.

El cuarto aspecto es el que desarrolla la teoría para proponer explicaciones y


comprensiones de los procesos y fenómenos según el modelo y su teoría. Este es
aspecto que suele llamarse “deductivo”, y que explicitó Popper al indicar cómo en
ciertas condiciones concretas del entorno que pueden precisarse como hipótesis,
supuestos, condiciones de frontera o estipulaciones adicionales, la teoría permite
deducir una proposición empíricamente verificable o falsable, que es la hipótesis
que va a ponerse a prueba [no “que se va a probar”, como suele traducirse
imprecisamente el verbo to test].

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