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peligro respiratorio
(PL 72) SALUD AMBIENTAL. SAAMB-COVs.doc. Manuel Domene. Palabras: 3.333
La vía de acceso
El enemigo, normalmente en forma de vapor o aerosol, penetra en el organismo a
través de las vías respiratorias, pudiendo incorporarse directamente su carga
nociva al caudal sanguíneo, lo que hace que ésta sea la vía con mayor potencial
lesivo para el individuo afectado.
Las vías respiratorias superiores (nariz, boca, laringe y faringe) constituyen el
punto de entrada más importante. Según el experto en PRL, Manuel Jesús
Falagán, autor de Higiene Industrial Aplicada, “se trata de un ‘sistema rápido’ dado
que hay una considerable superficie de absorción del tóxico: 80 m2 y una barrera
frágil de 0,00001 mm de espesor, así como un sistema franco debido a su contacto
directo con el sistema circulatorio (oxígeno celular)”.
Falagán afirma que “cualquier sustancia suspendida en el ambiente puede ser
inhalada, pero sólo las partículas que cuenten con un tamaño apropiado
alcanzarán los alvéolos pulmonares (...) Los vapores, gases y aerosoles no
rechazados por las defensas naturales del individuo podrán llegar a los alvéolos,
lugar donde se produce el paso del oxígeno a la sangre, produciendo daños
locales o atravesándolos para incorporarse a la sangre y, así, ser distribuidos por
todo el cuerpo junto con el oxígeno”.
Este autor también señala que “la porción total de contaminante absorbida por vía
inhalatoria quedará supeditada a su concentración en la atmósfera de trabajo, al
tiempo de exposición y a la ventilación pulmonar”.
Una vez en los alvéolos pulmonares, los tóxicos pueden absorberse por diferente
mecanismos (difusión pasiva, fagocitosis, o difusión linfática), siendo ésta última la
más grave, ya que la toxina llega rápidamente a la sangre a través de la
circulación, produciéndose una perniciosa y casi inmediata concentración
hematológica que origina cuadros clínicos graves.
Los disolventes también pueden absorberse por vía dérmica, que hará mucho más
lenta la llegada de la carga nociva al torrente sanguíneo; y por vía digestiva, a
través de la boca, por contacto con las manos, bebidas, alimentos y cigarrillos
contaminados.