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APLICACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA ....................................................................... 1

1.- CONOCIMIENTO DE LALEY EXTRANJERA ........................................................ 1

1.1.- LA LEY EXTRANJERA CONSIDERADA COMO UN ELEMENTO DE HECHO.


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1.2.- APLICACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA........................................................ 3

1.3.- IMPOSIBILIDAD DE CONOCIMIENTO DE DERECHO EXTRANJERO ......... 5

1.4.- INTERPRETACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA .............................................. 8

2. CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY EXTRANJERA ........................................... 10

3.- APLICACIÓN E INTERPRETACION DE LA LEY EXTRANJERA EN EL DERECHO


PERUANO. ................................................................................................................ 10

4.- PRUEBA DE LA LEY EXTRANJERA ................................................................... 12

CONCLUSIONES ...................................................................................................... 13
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APLICACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA

1.- CONOCIMIENTO DE LALEY EXTRANJERA.


En virtud de que el juez tiene que aplicar la ley, debe conocerla e interpretarla. En el
campo interno, la labor de conocimiento y de hermenéutica legal no ofrece ninguna
dificultad. Pero el juez encuentra dificultad en el conocimiento e interpretación de la ley
extranjera y no puede negarse a aplicarla, por cuanto incurriría en denegación de justicia
(C.C.,art. 9°), y se estaría negando la existencia del derecho internacional privado. Pero,
si la ignorancia de la ley no sirve de excusa, ¿a cuales medios acudirá el juez en la
indagación de la ley extranjera?Meili propone a este fin la creación de un centro
internacional que tenga por objetivo proporcionar oficialmente informes sobre leyes
extranjeras; la celebración de tratados, por virtud de los cuales se comprometan los
estados a expedir certificaciones acerca de la existencia y el contenido de las leyes
nacionales; el encargo de los tribunales de cada Estado de dar, a dar a petición de un
tribunal extranjero o de personas autorizadas para este efecto por tal tribunal,
informaciones sobre su propia ley.
El Instituto de Derecho Internacional, en sus reuniones de Bruselas (1885) y Heidelberg
(1887), elaboro propuestas para un acuerdo internacional encaminado a la institución de
un comité Internacional permanente, a fin de facilitar el conocimiento de las leyes
extranjeras. Respondiendo a esta propuesta, el convenio de Bruselas de 1886 estableció
entre los estados suscriptores un sistema de intercambio de textos legislativos y
publicaciones oficiales.
El Código de Bustamante dispone que se acuda al testimonio legislado de dos abogados
de la nación a que corresponda la ley. En caso de falta de insuficiencia de la pruebas, a
oficio del juez, se reclamara de oficio el texto legal por vía diplomática. El Estado
requerido tiene la obligación de suministrarlo en breve plazo.
Ahora bien, el conocimiento de la ley extranjera se provoca en virtud de que la aplicación
de la ley extranjera constituye para los Estados una verdadera obligación jurídica. La
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aplicación de las leyes extranjeras en directa en los comportamientos conflictos de


competencia e indirecta al ejecutarse sentencias extranjeras.
Es importante anotar que el derecho extranjero se manifiesta en los tratados
internacionales, en las leyes, en el derecho consuetudinario y en la jurisprudencia. Se ha
dicho que cunado la ley extranjera se nacionaliza. Según Herrera “La norma de derecho
internacional privado admitido en el país al que el juez pertenece, nacionaliza en el
Estado sentenciador la regla competente que rige en el Estado Legislador ”, lo que en
términos sencillos está indicado que en legislador nacional se la apropia. Pero, al
incorporarse, la ley extranjera sigue siéndolo, por lo cual es técnica la formula Zitelmann
de que “el juez tiene que aplicar el derecho sustancial extranjero, como si fuera juez en
el Estado extranjero”.
1.1.- LA LEY EXTRANJERA CONSIDERADA COMO UN ELEMENTO DE HECHO.

Yasseen recuerda que esta idea encuentra su consagración másauténtica en los países
del commonlaw, sobre todo a propósito de la prueba del Derecho extranjero. Sin
embargo, se puede observar un movimiento tanto jurisprudencial como legislativo que
parece despojar a la teoría del hecho de alguna de sus consecuencias, sobre todo en lo
que concierne al papel del juez en la prueba del Derecho extranjero.
En Francia la jurisprudencia, en las antiguas sentencia de apelación y de casación, han
afirmado muchas veces sin motivación que la ley es un elemento de hecho o una cuestión
de hecho. En época posterior vemos que le Corte de Casación ya no invoca la
asimilación de la ley extranjera a un hecho, sino que se limita a afirmar sin más
explicación que la interpretación de la ley extranjera es competencia soberana de los
jueces de fondo. No obstante, se puede mencionar que existen sentencias que calificar
como error de derecho al error sobre el sentido y a la aplicación de una ley extranjera.
Por el contrario, la jurisprudencia en Alemania, Italia, Austria, por ejemplo, sin dejar de
tener en cuenta ciertas particularidades en la aplicación del Derecho extranjero, no ha
dudado en calificar este Derecho como un verdadero Derecho.
En lo que respecta a la doctrina, esta también se muestra dividida. Así, por ejemplo,
según Martin Wolff no tiene sentido decir que un juez aplica un hecho a los hechos; el
hecho del que Derecho francés no es un Derecho que reina en Inglaterra no lo priva,
incluso en Inglaterra, de su carácter de Derecho.
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El maestro Batiffol argumenta que cuando le juez determina el contenido y el sentido de


la ley extranjera hace una aplicación diferente a la que le incumbe en la determinación
de su propia ley: el no busca lo lógico, justo o útil, sino lo que es admitido de hecho en el
extranjero; el no investiga lo que debe ser, sino lo que es. La causa de esta diferencia se
encuentra en que el juez es exterior al sistema jurídico extranjero. En lugar de contribuir
a crearlo, él lo observa desde afuera, como un sociólogo; es decir, como un hecho a
constatar y no como una noción a elaborar. Y continúa expresando: la ley extranjera es
aplicada en Francia por la orden del legislador francés y como un hecho observado; es
decir, desprovista del elemento imperativo extranjero. Hay en toda ley un factor
imperativo y un factor racional; solo el segundo subsiste. La ley extranjera queda como
un conjunto de proposiciones generales aplicable a los casos particulares, y el juez que
las interpreta podrá operar racionalmente, incluso como lo haría tratándose de la ley
francesa, pero solo si no existe en el extranjero una interpretación o elemento de solución
que no pueda constatar. Incluso las jurisdicciones internacionales respetan también la
interpretación dada a su Derecho por sus jurisdiccionesnacionales.
La división del mundo en sistemas jurídicos distintos entraña un contraste singular. No
significa evidentemente la existencia de todo sistema jurídicofuera del sistema del juez,
sino reconocer el carácter privilegiado de este ante sus ojos. No se trata de negar que la
ley extranjera sea una verdadera ley sobre el territorio en que ella rige y para los jueces
a los cuales ella se dirige. Se trata simplemente de observar que frente al juez
competente ella aparece no constituyendo por si misma un imperativo, el cual emana de
su regla de conflicto, que es la autoridad a la cual el Juez está sometido.

1.2.- APLICACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA

Si por el carácter bilateral de la regla de conflicto se llega a la conclusión que hay que
aplicar al caso sub judice una ley material extranjera, se plantea el problema del saber
séqué modo se lograra determinar el contenido del Derecho extranjero. Sobre este tema
la doctrina inicialmente se dividió en dos sectores; para unos, el juez aplica de oficio el
Derecho extranjero; para los otros, son las partes las que alegan y prueban el Derecho
extranjero. Aguilar Navarro nos dice que durante mucho tiempo se pensó en la existencia
de una correlación intima, de un nexo automático entre la naturaleza de la norma
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extranjera y el procedimiento de fijación de su contenido. En principio, es cierto que de


la consideración de la norma extranjera como precepto esencialmente jurídico de norma
jurídica autentica se deduce la necesidad de la aplicación de oficio. Otro tanto puede
declararse con la doctrina opuesta: de la consideración de la norma extranjera como puro
hecho se deriva su necesaria alegación y prueba por las partes. Sin embargo,
posteriormente se ha advertido que no existe una relación de causalidad, de modo que
puede, a efectos procesales, pragmáticos, seguirse sosteniendo la tesis de la alegación
y prueba de las partes y admitir el progresivo reconocimiento del carácter jurídico de la
norma extranjera. El fenómeno es perfectamente registrable en la doctrina y
jurisprudencia francesa. La doctrina anglosajona, y muy significativamente la
norteamericana, viene orientándose en esta misma dirección.
Es comprensible que el poder del juez de conocer el Derecho extranjero no sea del
mismo rigor y tenga el mismo alcance que cuando se trata de conocer su propio Derecho.
Esta constatación es tan evidente que no tiene necesidad de ser probada, y encuentra
su justificación en que se trata de un Derecho extranjero, y como tal no ha sido
oficialmente publicado en el Estado del juez del foro (en consecuencia es difícil
reconocer). Por esta razón, la parte interesada debe probar o ayudar a hacer conocer el
Derecho extranjero, siendo esta una necesidad sentida en todo el mundo. Esto se
traduce en derecho por soluciones variadas, que pueden reducirse a dos sistemas: un
sistema muy influenciado por la teoría del hecho, que reduce hasta un punto extremo el
papel del juez competente y carga a la parte interesada casi exclusivamente la tarea de
probar el Derecho extranjero; y otro sistema que deja, en principio, al juez el cuidado de
adquirir el conocimiento de este Derecho, pero permitiéndole requerir a este fin la ayuda
de la parte interesada. El primero de los sistemas encontró en Inglaterra su ejemplo
típico, ya que para le commonlaw el Derecho extranjero debe ser probado como un hecho
por que lo invoca; mientras que el segundo de los sistemas es en la actualidad el mas
seguido, facultándose adicionalmente al juez el solicitar a sus autoridades que por la vía
diplomática obtengan de los tribunales cuya ley se trata de aplicar un informe sobre la
existencia de la ley extranjera y su sentido, adicionalmente, en cuanto a los medios de
establecer un contenido del Derecho extranjero figuran los certificados de costumbre y
los dictámenes de los expertos que pueden ser de especialistas, de autoridades, etc. En
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ningún caso se imponen imperativamente al Juez, y siempre el carácter contradictorio


del proceso permite a las partes criticarlos, impugnarlos, etc. De aquí se deduce
aportaciones importantes para el mejor conocimiento que corresponde al juez. Un medio
útiles la forma de convenios acerca de la información sobre el Derecho extranjero, como
la Convención Interamericana sobre Prueba e Información acerca del Derecho
Extranjero, suscrita en Montevideo en 1979.

1.3.- IMPOSIBILIDAD DE CONOCIMIENTO DE DERECHO EXTRANJERO

Este fenómeno podría producirse. ¿Qué hacer si le juez no logra conocer el Derecho
material extranjero aplicable en virtud de su regla de conflicto? Varias soluciones han
sido propuestas, las cuales fueron agrupadas por Yasseen en tres categorías: rechazo
de la demanda, aplicación de otro Derecho y aplicación del Derecho del foro.
En lo que respecta al rechazo de la demanda, podemos decir que esta solución está
influenciada por la teoría del hecho. Aquel que no prueba los hechos pertinentes que
invoca evidentemente no puede ganar la causa. El Derecho aplicable pasa a ser un
elemento de la demanda.
Esta solución es defendida por Morelli y por Monaco, pero no es seguida por la
jurisprudencia por ser no solo molesta, sino además injusta. Siempre es inaceptable que
un litigio quede sin resolver. El hecho que el Derecho extranjero aplicable no puede ser
conocido afecta el fondo de la demanda y prejuzga las posiciones de las partes, lo cual
es indefendible, como concluye acertadamente Yasseen.
La segunda solución consiste en la aplicación de otro Derecho, pero en este sentido se
pueden distinguir dos tendencias; la primera seria la aplicación de un Derecho deducido
de una especie de Derecho natural; y la segunda, la aplicación de otro Derecho
extranjero positivo.
En el primer caso, se habla de principios generales, de un Derecho común de los pueblos
civilizados, de una razón escrita, con los cuales se presume que la ley extranjeraque
debía ser aplicable se encuentra conforme. Para Yasseen esta solución tampoco es
satisfactoria, fundamentalmente porque estos principios generales, que constituyen el
fondo común de los diferentes países, no forman un sistema completo, o al menos
satisfactorio, para reglamentar las cuestiones que plantea la vida social internacional.
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Por definición estos principios no comprenden las reglas de detalle que diferencian a
menudo un país del otro, y que parecen indispensables para fundar la decisión del juez.
En el segundo caso, se propone aplicar otro Derecho positivo: el Derecho más próximo
que se podía conocer y que pertenezca a la misma familia jurídica, según propone Dolle.
Se podría recurrir a un cierto commonlaw para completar o reemplazar a ciertos otros
parcial o enteramente ignorados.
El sistema del código, un código puede ser la fuente histórica de otro. Por ejemplo, el
Código Civil turco es en general la reproducción del Código Civil suizo.

Los códigos de América Latina se aproximan los unos a los otros, y algunos de ellos se
inspiraron más o menos directamente en el Código de Napoleón.
En el Medio Oriente, los códigos civiles se parecen, sobre todo los de Irak, Siria y de la
República Árabe Unida, por ser obra del mismo jurisconsulto; M. Essanhoury.
Es claro que esta propuesta tiende a alcanzar un resultado idéntico, o al menos parecido,
al que se lograría con la aplicación del Derecho normalmente aplicable normalmente peor
cuyo contenido no se puede conocer.
Según Yasseen, esta proposición solo puede tener un camino limitado, y no puede
hacerse frente a todos los casos en se desconozca el Derecho material extranjero
aplicable. Por una parte el lazo de parentesco o de filiación entre los derecho no es fácil
de identificar. Incluso los derechos que pertenecen a la misma familia o aun mismo
sistema jurídico que pueden diferir sobre muchos puntos, y no es raro que incluso textos
idénticos se apliquen de manera diferente en los diversos países.
En consecuencia, el dominio forzosamente limitado en la aplicación de una proposición
tal es difícil de determinar; el parentesco entre los otros derechos no es tan claro como
se piensa, siendo a vecesmás aparente que real. Por otra parte, ningún título jurídico
justifica la aplicación de un Derecho extranjero en lugar de otro que prevé la norma de
conflicto; y si bien esta solución puede ser en algunos casos útil, dando resultados
satisfactorios, es demasiado vaga e imprecisa, y su aplicación plantea demasiadas
dificultades para que se pueda recomendar legeferenda como una solución general.
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La tercera solución, que consiste en la aplicación de la lexfori, es la generalmente


aceptada. Incluso en algunos países esta consagrada legislativamente. Sin embargo,
sus defensores discrepan en cuanto a su justificación.
Yasseen, en su ya citado curso dictado en la Academia de Derecho Internacional de la
Haya, hace referencia a las siguientes fundamentaciones;
El consentimiento de las partes, expreso o factico. Esta justificación solo seríaválida en
los casos en que la aplicación del Derecho extranjero dependa de la voluntad de las
partes, pero sobre ella no se puede fundamentar una solución general.
Presunción de identidad. En ciertos países, la aplicación del Derecho del foro se basa en
una presunción de identidad. Así, por ejemplo, en Inglaterra, en cierta medida en los
Estados Unidos, y en algunos códigos cantonales suizos se presume que el Derecho
extranjero es idéntico al Derecho del foro. En consecuencia, si no se prueba la
divergencia, se impone la aplicación del Derecho del foro.
Sin embargo esta presunción no refleja la realidad. Pero en un sistema que se
fundamenta en la teoría del hecho, y en el cual el Derecho extranjero es considerado
como un hecho, o al menos asimilado a un hecho, esta presunción aparece como
necesaria para evitar el recurrir a una solución generalmente reprobada consiste en el
rechazo de la demanda.
En efecto, si el Derecho extranjero es un elemento de hecho, y no se llega probar,
lógicamente debe rechazar la demanda interpuesta.
Reglas subsidiarias. Para ciertos autores, la aplicación de la lexfori se justifica por una
suerte de regla que impone la lexfori en todos los casos en que no es posible aplicar el
Derecho extranjero. Así, por ejemplo, en Francia, Batiffolhabla de la vocación del derecho
francés por regir todas las relaciones de Derecho privado, incluso aquellas que en
principio el mismo derecho francés confía a la ley extranjera. Se invoca en este sentido
independientemente del conflicto, partiendo de la idea de que la lexfori es la basic rule
en el conflicto de leyes.
Para Yasseen estas nociones son el reflejo de concepciones particulares del conflicto de
leyes, pero que no pueden presumirse sin título jurídico y no pueden imponerse en tanto
no estén consagradas por el Derecho positivo.
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Necesidades. La aplicación de la lexfori en este caso esuna excepción que se justifica


por necesidades prácticas. La finalidad de la regla del conflicto es reglamentar una
cuestión de la vida social internacional. El juez competente debe normar esta cuestión,
pero si el no encuentra sino su derecho para aplicar, ya que por hipótesis no puede llegar
a conocer el Derecho extranjero normalmente aplicable, las necesidades practicas lo
obligan a recurrir a la lexfori.
Valor de la aplicación de la lexfori. Cualquiera sea la justificación, esta solución parece
la mejor posible, satisfaciendo por lo menos al Derecho del foro.
No obstante, esta solución podría dar lugar, en algunos casos, y a unos resultados
chocantes, que va validad hasta lo nulo y anular lo valido. Esto podría suceder debido,
por ejemplo, a las diferentes existentes entre los derechos en lo que concierne al divorcio
y las condiciones formales del matrimonio, exigidas abajo pena de nulidad.
Frente a estos casos limite, Yasseen considera necesario pensar en algunos paliativos,
sobre todo el legeferenda, como el de aplazar la decisión a fin de desplegar todos los
esfuerzo para llegar a conocer el Derecho extranjero aplicable. Si es la necesidad la que
justifica la aplicación del Derecho del foro, su aplicación no se puede ir hasta permitir un
resultado diametralmente opuesto al del Derecho extranjero que debía ser aplicado. Sin
embargo, el recurso a estos paliativos solo es posible si se supone un cierto conocimiento
del Derecho extranjero aplicable, sin lugar a dudas insuficiente para fundar un juicio pero
que deja ver el inconveniente o incluso el peligro de la aplicación del Derecho del foro en
el caso sub Litis.
El mejor medio para luchar contra las sorpresas probables de esta solución excepcional,
consistente en la aplicación del Derecho del foro, es el de reducir el mínimo los casos
del desconocimiento del Derecho extranjero aplicable; y para alcanzar este objetivo, en
necesario el concurso de las autoridades públicas a find e conseguir toda la información
sobre la existencia y el sentido de las leyes extranjeras, lo cual se viene logrando
actualmente con los convenios.
1.4.- INTERPRETACIÓN DE LA LEY EXTRANJERA

Son cuestiones distintas la de la impetración de la norma de conflicto de foroy la de las


normas materiales aplicables. Aguilar Navarro nos dice acertadamente que la
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interpretación de la norma de colisión del foro se ajusta a los criterios interpretativos


utilizados por el foro, y en función de al antonimia de su mismo sistema de colisión.
La interpretación de la norma material extranjera trata de averiguar el sentido y el alcance
que en su ordenamiento tiene la disposición. Según Lepaule hay como una tendencia a
juzgar y aplicar la norma extranjera para llegar aun resultado semejante al que se
produciría de procederse en el extranjero a la decisión. Serán los criterios interpretativos
que imperan en el ordenamiento extranjero reclamado los que el foro deberá tener en
cuenta. Hay que aplicar la norma extranjera tal como se aplicaría por sus propios
tribunales.
El juez nacional, para poder interpretar acertadamente el Derecho material extranjero
aplicable, debe estudiar la jurisprudencia y la doctrina extranjera.
En efecto, la jurisprudencia muestra como el Derecho extranjero es aplicado en su propio
país y por sus mismos jueces. La importancia de esta fuente ha sido destacada por La
Corte Permanentede Justicia Internacional en 1926 cunado expresaba: “La Corte debe
tener especialmente la jurisprudencia nacional, pues es con la aplicación de esta
jurisprudencia que ella puede determinar cuales son verdaderamente las normas que de
hecho en el país cuyo Derecho positivo es necesario aplicar”.
No obstante, en el caso tratado, el compromiso de las partes, en virtud del cual el asunto
fue llevado delante de la Corte, contenía en su artículo VI la siguiente disposición: “En la
aplicación de toda ley nacional de una u otra parte y aplicable al litigio, la C.P.J.I. no
estará ligada por la jurisprudencia de los tribunales respectivos”. A pesar de esta libertad
que las partes expresamente reconocieron a la Corte, está determinada por la naturaleza
de las cosas señalo claramente la necesidad de respetar la jurisprudencia nacional.
Con la relación a la utilización a la doctrina para conocer el Derecho extranjero y sobre
todo para comprender la ley, es una constante que los tribunales en general se fundan
sobre la opinión de juristas calificados; incluso ciertos pasajes de ciertos son incluidos
textualmente en los considerados de la sentencia. El propio Derecho positivo de algunos
países como es el caso del Perú, prevé que, son aplicables, supletoriamente, los
principios y criterios consagrados por la doctrina del Derecho Internacional Privado”
(Artículo 2047° del Código Civil).
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Los autores afirman que no hay mejor manera que conocer y comprender el derecho
positivo que un país que acudiendo de la doctrina del mismo. Ahí se encuentra la solución
buscada, la cual se desprende de todo el Derecho extranjero y no de un texto aislado.
Con yasseen podemos afirmar que el recurso a la doctrina de un país es el medio
másfácil y el más eficaz de conocer y comprender el Derecho positivo de este país.

2. CONSTITUCIONALIDAD DE LA LEY EXTRANJERA

El tema ha sido ampliamente debatido especialmente por las doctrinas italianas (Quadri,
Nova, Morelli). Como principio se admite que el foro este a lo que el ordenamiento
extranjero haya decidido sobre la constitucionalidad de su ley propia. ¿Pero qué sucede,
se pregunta Aguilar Navarro, cunado está pendiente de esa decisión? ¿Puede el foro
proceder por su cuenta a juzgar la constitucionalidad de una ley extranjera?. Y el mismo
responde; cuando el control constitucional en el extranjero esta encomendado a un
órgano especial (por ejemplo, un tribunal de garantías constitucionales), se hace difícil
admitir que el foro puede sustituir al sistema extranjero en esta defensa de la
Constitución, opinión que coincide con la de Quadri. Si el foro debe aplicar las normas
materiales extranjeras tal como se aplican en el extranjero, no es consecuente otorgarle
un control constitucional autónomo al margen de que se ejerza el ordenamiento
extranjero.
Podemos concluir, con relación a este tema, que el juez nacional debe presumir la
constitucionalidad de la ley extranjera aplicable mientras formalmente el órgano
jurisdiccional extranjero no haya declarado la inconstitucionalidad de la ley alegada.

3.- APLICACIÓN E INTERPRETACION DE LA LEY EXTRANJERA EN EL DERECHO

PERUANO.

Diversos tratados internacionales regulan lo concerniente a la aplicación de la Ley


extranjera. Tenemos así que el art.55 del Tratado de Lima de 1878 establece que
"corresponde al que invoca una ley extranjera y pide su aplicación conforme a los
tratados, probar la existencia de dicha ley". Por su parte, los tratados de Montevideo de
1889, dispone en el art. 1 de su Protocolo adicional, que "Las leyes de los Estados
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contratantes serán aplicadas en los casos ocurrentes, ya sean nacionales o extranjeros


las personas interesadas en la relación jurídica de que se trate". Asimismo, los art. 408
al 411 del Código Bustamante suscrito en La Habana en 1928, establecen reglas
especiales sobre la prueba de Leyes extranjeras, indicando entre otros aspectos, que
"los jueces y tribunales de cada Estado contratante, aplicarán de Oficio, cuando procede,
las leyes de los demás, sin perjuicio de los medios probatorios". De estos y otros tratados,
podemos ver que su esencia ha sido recogida en este ámbito, para tipificar lo relacionado
a la aplicación de la ley extranjera en la legislación nacional, motivo del presente ensayo
que presentamos a continuación.
Tanto en doctrina como en jurisprudencia, la expresión Ley Extranjera, significa en
este dominio, "Derecho Extranjero", vale decir, no sólo el Derecho escrito, sino todo el
derecho positivo en vigor, cualquiera sean sus fuentes: legislación, costumbre,
jurisprudencia, doctrinas, etc. De esta forma, lo que decide no es el esquema normativo del
foro, sino del ordenamiento jurídico extranjero en toda su integridad.
Pues bien, en la legislación nacional, encontramos como antecedentes, el Código Civil de
1936, el cual en sus artículos 11,12 y 13 del Título Preliminar, nos habla de la aplicación de
la Ley Extranjera. Se precisa que las partes pueden ofrecer las pruebas que consideren
pertinentes. El Juez las aprecia discrecionalmente.
Sobre este punto, numerosos tratadistas y especialistas han expresado opiniones
diversas, como así quedó reflejada en la Comisión Reformadora del Código Civil; sin
embargo, uno de los aspectos concordantes casi en su totalidad, fue el considerar a la ley
extranjera como un derecho y no como un hecho, dado que es opuesto a la soberanía
nacional, criterio que también fue reconocido por la mayoría de los autores de derecho
internacional privado. De esta forma, la tesis que se manejó en esta Comisión, fue que la
Ley extranjera no puede aplicarse de oficio, y por ende, las disposiciones contrarias del
Código Bustamante no pueden ni deben impedir el cumplimiento de esa ley nacional. Pero
con el surgimiento del Anteproyecto y Propuesta Sustitutoria para el nuevo Código Civil, se
hace explícita la obligación del Juez de aplicar de oficio la ley extranjera (art. 2051 del
Código Civil vigente), aplicable aún cuando no hubiera sido alegada por las partes. Una vez
aprobado el nuevo Código Civil en 1984, todo lo referente a la aplicación de la Ley
extranjera queda tipificado en los artículos 2051 al 2056, cuyos aspectos básicos
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pasaremos a revisar, tomando en cuenta lo que fue o no recogido tanto de su Anteproyecto


como de su Propuesta Sustitutoria.

4.- PRUEBA DE LA LEY EXTRANJERA

El Anteproyecto del Código Civil de 1984, refiere en su art. XVIII del Título Preliminar, que
"las partes litigantes pueden ofrecer las pruebas que tengan por conveniente sobre la
existencia de la ley extranjera y su sentido. El juez puede rechazar o restringir los medios
probatorios que considere no idóneos". Comparativamente, se observa una semejanza
textual con el art. 2052 del Código vigente, sin embargo, su redacción no fue compartida
por la Dra. Delia Revoredo Marzano, quien argumentó haber preferido una redacción
similar a la utilizada en el art. 2 de la Convención Interamericana sobre Reglas Generales
de Derecho Internacional Privado de 1979, por considerar demasiado concisa la redacción
del art. XVIII del Anteproyecto en mención.
En todo caso, la opinión al respecto de los especialistas Tovar Gil.esclarece esta
discrepancia, por cuanto aclaran que el sentido de la expresión "prueba" utilizada en el art.
citado, no debe tomarse en estricta acepción procesal. Se trataría más bien -como
argumentan-, del ofrecimiento de elementos de ilustración que permitan al Juez cumplir con
la obligación que le impone el art. 2051 (aplicarse de oficio), lo que aclara el panorama,
pues resulta obvio que el derecho no requiere ser probado.
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CONCLUSIONES

La legislación peruana al referirse a la ley extranjera, la considera como derecho o norma


jurídica a tenor de lo dispuesto en el art. 2051 del Código vigente, que dispone la aplicación
de Oficio del Ordenamiento extranjero competente.
La prueba de la ley extranjera no se debe a que ésta no constituye derecho, sino al
desconocimiento que puede tener el juez de una ley que le es ajena.
La interpretación de la ley extranjera como derecho, se sustenta igualmente en forma
implícita en el Código Bustamante, al considerar Ley a la foránea con la misma categoría
que la Ley peruana.

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