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CONCLUSIONES ...................................................................................................... 13
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Yasseen recuerda que esta idea encuentra su consagración másauténtica en los países
del commonlaw, sobre todo a propósito de la prueba del Derecho extranjero. Sin
embargo, se puede observar un movimiento tanto jurisprudencial como legislativo que
parece despojar a la teoría del hecho de alguna de sus consecuencias, sobre todo en lo
que concierne al papel del juez en la prueba del Derecho extranjero.
En Francia la jurisprudencia, en las antiguas sentencia de apelación y de casación, han
afirmado muchas veces sin motivación que la ley es un elemento de hecho o una cuestión
de hecho. En época posterior vemos que le Corte de Casación ya no invoca la
asimilación de la ley extranjera a un hecho, sino que se limita a afirmar sin más
explicación que la interpretación de la ley extranjera es competencia soberana de los
jueces de fondo. No obstante, se puede mencionar que existen sentencias que calificar
como error de derecho al error sobre el sentido y a la aplicación de una ley extranjera.
Por el contrario, la jurisprudencia en Alemania, Italia, Austria, por ejemplo, sin dejar de
tener en cuenta ciertas particularidades en la aplicación del Derecho extranjero, no ha
dudado en calificar este Derecho como un verdadero Derecho.
En lo que respecta a la doctrina, esta también se muestra dividida. Así, por ejemplo,
según Martin Wolff no tiene sentido decir que un juez aplica un hecho a los hechos; el
hecho del que Derecho francés no es un Derecho que reina en Inglaterra no lo priva,
incluso en Inglaterra, de su carácter de Derecho.
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Si por el carácter bilateral de la regla de conflicto se llega a la conclusión que hay que
aplicar al caso sub judice una ley material extranjera, se plantea el problema del saber
séqué modo se lograra determinar el contenido del Derecho extranjero. Sobre este tema
la doctrina inicialmente se dividió en dos sectores; para unos, el juez aplica de oficio el
Derecho extranjero; para los otros, son las partes las que alegan y prueban el Derecho
extranjero. Aguilar Navarro nos dice que durante mucho tiempo se pensó en la existencia
de una correlación intima, de un nexo automático entre la naturaleza de la norma
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Este fenómeno podría producirse. ¿Qué hacer si le juez no logra conocer el Derecho
material extranjero aplicable en virtud de su regla de conflicto? Varias soluciones han
sido propuestas, las cuales fueron agrupadas por Yasseen en tres categorías: rechazo
de la demanda, aplicación de otro Derecho y aplicación del Derecho del foro.
En lo que respecta al rechazo de la demanda, podemos decir que esta solución está
influenciada por la teoría del hecho. Aquel que no prueba los hechos pertinentes que
invoca evidentemente no puede ganar la causa. El Derecho aplicable pasa a ser un
elemento de la demanda.
Esta solución es defendida por Morelli y por Monaco, pero no es seguida por la
jurisprudencia por ser no solo molesta, sino además injusta. Siempre es inaceptable que
un litigio quede sin resolver. El hecho que el Derecho extranjero aplicable no puede ser
conocido afecta el fondo de la demanda y prejuzga las posiciones de las partes, lo cual
es indefendible, como concluye acertadamente Yasseen.
La segunda solución consiste en la aplicación de otro Derecho, pero en este sentido se
pueden distinguir dos tendencias; la primera seria la aplicación de un Derecho deducido
de una especie de Derecho natural; y la segunda, la aplicación de otro Derecho
extranjero positivo.
En el primer caso, se habla de principios generales, de un Derecho común de los pueblos
civilizados, de una razón escrita, con los cuales se presume que la ley extranjeraque
debía ser aplicable se encuentra conforme. Para Yasseen esta solución tampoco es
satisfactoria, fundamentalmente porque estos principios generales, que constituyen el
fondo común de los diferentes países, no forman un sistema completo, o al menos
satisfactorio, para reglamentar las cuestiones que plantea la vida social internacional.
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Por definición estos principios no comprenden las reglas de detalle que diferencian a
menudo un país del otro, y que parecen indispensables para fundar la decisión del juez.
En el segundo caso, se propone aplicar otro Derecho positivo: el Derecho más próximo
que se podía conocer y que pertenezca a la misma familia jurídica, según propone Dolle.
Se podría recurrir a un cierto commonlaw para completar o reemplazar a ciertos otros
parcial o enteramente ignorados.
El sistema del código, un código puede ser la fuente histórica de otro. Por ejemplo, el
Código Civil turco es en general la reproducción del Código Civil suizo.
Los códigos de América Latina se aproximan los unos a los otros, y algunos de ellos se
inspiraron más o menos directamente en el Código de Napoleón.
En el Medio Oriente, los códigos civiles se parecen, sobre todo los de Irak, Siria y de la
República Árabe Unida, por ser obra del mismo jurisconsulto; M. Essanhoury.
Es claro que esta propuesta tiende a alcanzar un resultado idéntico, o al menos parecido,
al que se lograría con la aplicación del Derecho normalmente aplicable normalmente peor
cuyo contenido no se puede conocer.
Según Yasseen, esta proposición solo puede tener un camino limitado, y no puede
hacerse frente a todos los casos en se desconozca el Derecho material extranjero
aplicable. Por una parte el lazo de parentesco o de filiación entre los derecho no es fácil
de identificar. Incluso los derechos que pertenecen a la misma familia o aun mismo
sistema jurídico que pueden diferir sobre muchos puntos, y no es raro que incluso textos
idénticos se apliquen de manera diferente en los diversos países.
En consecuencia, el dominio forzosamente limitado en la aplicación de una proposición
tal es difícil de determinar; el parentesco entre los otros derechos no es tan claro como
se piensa, siendo a vecesmás aparente que real. Por otra parte, ningún título jurídico
justifica la aplicación de un Derecho extranjero en lugar de otro que prevé la norma de
conflicto; y si bien esta solución puede ser en algunos casos útil, dando resultados
satisfactorios, es demasiado vaga e imprecisa, y su aplicación plantea demasiadas
dificultades para que se pueda recomendar legeferenda como una solución general.
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Los autores afirman que no hay mejor manera que conocer y comprender el derecho
positivo que un país que acudiendo de la doctrina del mismo. Ahí se encuentra la solución
buscada, la cual se desprende de todo el Derecho extranjero y no de un texto aislado.
Con yasseen podemos afirmar que el recurso a la doctrina de un país es el medio
másfácil y el más eficaz de conocer y comprender el Derecho positivo de este país.
El tema ha sido ampliamente debatido especialmente por las doctrinas italianas (Quadri,
Nova, Morelli). Como principio se admite que el foro este a lo que el ordenamiento
extranjero haya decidido sobre la constitucionalidad de su ley propia. ¿Pero qué sucede,
se pregunta Aguilar Navarro, cunado está pendiente de esa decisión? ¿Puede el foro
proceder por su cuenta a juzgar la constitucionalidad de una ley extranjera?. Y el mismo
responde; cuando el control constitucional en el extranjero esta encomendado a un
órgano especial (por ejemplo, un tribunal de garantías constitucionales), se hace difícil
admitir que el foro puede sustituir al sistema extranjero en esta defensa de la
Constitución, opinión que coincide con la de Quadri. Si el foro debe aplicar las normas
materiales extranjeras tal como se aplican en el extranjero, no es consecuente otorgarle
un control constitucional autónomo al margen de que se ejerza el ordenamiento
extranjero.
Podemos concluir, con relación a este tema, que el juez nacional debe presumir la
constitucionalidad de la ley extranjera aplicable mientras formalmente el órgano
jurisdiccional extranjero no haya declarado la inconstitucionalidad de la ley alegada.
PERUANO.
El Anteproyecto del Código Civil de 1984, refiere en su art. XVIII del Título Preliminar, que
"las partes litigantes pueden ofrecer las pruebas que tengan por conveniente sobre la
existencia de la ley extranjera y su sentido. El juez puede rechazar o restringir los medios
probatorios que considere no idóneos". Comparativamente, se observa una semejanza
textual con el art. 2052 del Código vigente, sin embargo, su redacción no fue compartida
por la Dra. Delia Revoredo Marzano, quien argumentó haber preferido una redacción
similar a la utilizada en el art. 2 de la Convención Interamericana sobre Reglas Generales
de Derecho Internacional Privado de 1979, por considerar demasiado concisa la redacción
del art. XVIII del Anteproyecto en mención.
En todo caso, la opinión al respecto de los especialistas Tovar Gil.esclarece esta
discrepancia, por cuanto aclaran que el sentido de la expresión "prueba" utilizada en el art.
citado, no debe tomarse en estricta acepción procesal. Se trataría más bien -como
argumentan-, del ofrecimiento de elementos de ilustración que permitan al Juez cumplir con
la obligación que le impone el art. 2051 (aplicarse de oficio), lo que aclara el panorama,
pues resulta obvio que el derecho no requiere ser probado.
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