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Buddhista Buddhista
TRADICIÓN TRADICIÓN
POESÍA POESÍA
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BAJO LOS HIELOS
Es una revista cultural que no persigue fines de lucro.
COMITÉ EDITORIAL:
Erika Fritz
Sergio Fritz
CORRESPONDENCIA:
Av. Monseñor Carlos Casanueva 3152. Código Postal 6901928.
Macul. Santiago.CHILE
WEB:
www.angelfire.com/zine/BLH/index.html
EMAIL:
sergio_fritz@yahoo.com
Foro Evoliano:
www.elistas.net/foro/evola
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Índice
Editorial....................................................................................1
El Ferg y el Lãth.
Calor y Fuego del Héroe.............................................................2
Marco Paredes
Soneto (poema)..........................................................................20
Fernando de Herrera
Publicaciones recibidas..............................................................26
Frases selectas..........................................................................31
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Editorial
Bajo los Hielos ha querido destinar gran parte del presente número al Budismo, y presentar las
corrientes más importantes de éste, las que significan a su vez diversas opiniones del mismo; todo
lo cual nos permitirá conocer mejor esta religión que ha cautivado a muchos occidentales.
Además hemos agregado una bibliografía budista, para quienes deseen adentrase en el Dhamma.
Pero también, y como es natural, hemos incluido en esta oportunidad otros temas. Así, v.g.,
Marco Paredes hace un muy meditado trabajo acerca del Héroe - como figura y símbolo -,
investigación que puede enmarcarse dentro de la perspectiva Tradicional, corriente que en nuestra
publicación deseamos dar a conocer al lector chileno; así Erika Fritz (a quien aprovechamos de
dar un caluroso saludo desde la distancia, pues nuevamente ha salido a recorrer el mundo, para
extraer vivencias y templar el alma); así la Poesía reaparece mostrándonos a sus mejores hijos; y
así, las secciones ya clásicas (Los Textos Fundamentales y Frases Selectas).
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El Ferg y el Lãth
Calor y Fuego del Héroe
Hijo de un Dios y de una mortal, el héroe es un puente simbólico, un lazo esencial entre los
aspectos divino y humano de todo hombre. Así, el héroe goza no de la inmortalidad, sino de
potestades sobrenaturales hasta el día de su óbito, momento en el cual conquista la perennidad
merced a la energía de su calor y de su cólera guerreros, que han hecho de él un ser poderoso y
osado, capaz de tender el puente que une al Dios con el hombre.
La cólera y el calor del héroe son el hilo que le conduce hacia su propia divinidad, pues el
Hado de todo hombre es llegar a ser Dios, pero tan sólo algunos se atreven a intentar semejante
desafío y triunfan sobre la adversidad y las trampas del camino. Ellos y nadie más pueden ser
llamados con justicia héroes, puesto que son los osados, los poderosos; los iluminados
enardecidos y arrogantes que se enfrentan desapercibidos a los Dioses del anchuroso Cielo, aún
sabiendo que han de ser vencidos por el poder devastador de su Ira y por el calor abrazador de su
Aura, cuya luz radiante ha liberado de los preceptos la visión de los pocos que en este mundo han
llegado a ser Ómiros.
No obstante, la regla dorada del héroe es el combate singular hasta la muerte, mas ésta no le
atemoriza, pues todo guerrero se considera a sí mismo ya muerto antes de entrar en el Combate y,
por lo tanto, es un hombre sagrado y consagrado a la consecución de su propio destino.
Conservar la vida orgánica a cambio de claudicar a sus principios no sería, en caso alguno, una
bendición sino una deshonrosa maldición, un retroceso en el camino, una involución, un
impedimento de peso extraordinario. Renunciar en plena senda equivaldría a ceder ante los
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instintos endrinos que fuerzan a toda criatura a conservar la vida biológica; sería trocar la
auténtica existencia, la Vida verdadera por el vértigo de la muerte interminable, por la rueda de
Ixión que gira eternamente en la profundidad álgida del Báratro.
Das Leben jedes Mensch ist ein Weg zu sich selber hin, der Versucht eines Weges,
die Andeutung eines Pfades. Kein Mensch ist jemals ganz und gar er selbst
gewesen; jeder strebt dennoch, es zu werden, einer dumpf, einer lichter, jeder wie
er kann. Jeder trägt Reste von seine Geburt, Schleim und Eischalen einer Urwelt,
bis zum Ende mit sich hin. Mancher wird niemals Mensch, bleibt Frosch, bleibt
Eidechse, bleibt Ameise. Mancher ist oben Mensch und unten Fisch. Aber jeder ist
ein Wurf der Natur nach dem Menschen hin. Uns allen sind die Herkünfte
gemeinsam, die Mütter, wir alle kommen aus demselben Schlunde; aber jeder
strebt, ein Versucht und Wurf den Tiefen, seinem eigenen Ziele zu. Wir können
einander verstehen; aber deuten kann jeder nur sich selbst. 1
Hermann Hesse. Demian
Los atributos del héroe son el valor, la inteligencia, la destreza y la belleza. Toda conquista es
deudora de estos atributos personales y nunca de una estrategia colectiva. Es, pues, el héroe, un
lobo solitario, un ser individual y auto suficiente que se aparta de las masas, pero que reconoce el
valor de la amistad y la camaradería como principios fundamentales de su código de conducta: la
amistad está ante y por encima de todo, incluso de la ley.
El héroe, como aprendiz de taumaturgo, tiene acceso a toda la parte femenina del saber, tal
como su arquetipo divino Ogne. Recuérdese que Cúchulain sabe escribir encantamientos sobre
madera, a veces –incluso- es adivino y profeta; es un guerrero mágico que participa del furor y de
la sabiduría. Si el héroe prescinde de su aspecto mágico, del cual emana su autoridad interna,
espiritual, es fuerza pura desprovista de inteligencia y de propósito. Es un endriago sin control
que se transforma en su propio enemigo, su ferg y su lãth ya no le sirven bien y ponen en peligro
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La vida de cada hombre es un camino hacia sí, el ensayo de una ruta, la insinuación de una senda. Ningún hombre ha
llegado a ser completamente quién es; sin embargo, es el esfuerzo de todos, algunos más iluminados que otros, pero cada
cual según sus posibilidades. Cada uno lleva consigo –hasta el final- los despojos de su nacimiento –mucosidades y
cascarones de un mundo primigenio. Algunos nunca llegan a ser hombres pues jamás logran ascender por encima de la
rana, del lagarto o la hormiga; incluso, hay quienes son mitad hombre, mitad pez. Mas, cada uno es una proyección de la
Naturaleza que se manifiesta con forma humana. Todos provenimos del mismo abismo: las madres son nuestro común
origen, pero el surgimiento desde las profundidades y el intento por alcanzar el propio objetivo es estrictamente personal. Y
aunque podemos entendernos los unos con los otros, a cada cual sólo le es dable interpretarse a sí mismo. (Traducción de
Marco Paredes)
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hasta sus propios camaradas, pues el héroe es la potencia del Espíritu y su primera victoria debe
ser siempre sobre sí mismo. El héroe simboliza el impulso evolutivo, el combate contra los
monstruos y las tinieblas, lleva, entonces, los atributos del Sol, cuya luz y calor vencen sobre la
obscuridad y el frío de la muerte definitiva.
Antes del final, antes del Ragnarök, vendrán tres inviernos espantosos. Los tres gallos de los
Infiernos, Fjalarr, Gullinkambi y el gallo del hollín, cantarán fatídicamente, mientras que Garmr
sacude la cadena Gleipnir que le mantiene unido a la roca Gjöll desde hace una eternidad. Tan
terribles serán sus espasmos de ira, tanta su fuerza, que romperá a la poderosa Gleipnir.
Entonces engullirá al Sol y a la Luna. Yggdrasill temblará y la Tierra se convulsionará. Midgard, la
serpiente, saldrá del mar inundando toda la Tierra. Los gigantes abandonarán su país en el barco
Nagfalr, y uno de ellos, Surtr, se lanzará al asalto del Walhalla pasando por el arco iris. Odín
morirá tragado por Garmr. Freyr caerá ante Surtr; Tyr y la serpiente Midgard se matarán
mutuamente; así ocurrirá también con Tyr y Garmr, Loki y Heimdallr. Surtr prenderá fuego en
todos los rincones y abrasará la Tierra entera.
Luego la Tierra resurgirá de las aguas, hermosa, verde y renovada. Vidarr y Vali morarán en
Idovöllr, donde antes se hallaba Asgardr. Los hijos de Thor, Modi y Magni, se reunirán con él y
poseerán Mjöllnir. Baldr y Hördr tornarán del álgido Hel. Y dos humanos han de sobrevivir, Lif y
Lifthrasir para volver a poblar la Tierra. Entonces, reaparecerá el Sol, pues habrá de dar a luz a
una niña tan hermosa como ella2 misma antes de perecer en las fauces del feroz Garmr.
Así, dada la condición humana y de la totalidad del cosmos creado, esta disolución debe ser
necesariamente por medio de la Guerra, pues solo la destrucción violenta es justa para la grotesca
materia con la que nos hemos revestido tras incontables períodos de reencarnaciones sucesivas.
Los ciclos de la vida y la muerte biológicos están necesariamente sujetos a la destrucción y la
descomposición de la materia, porque a la naturaleza de ésta no conviene ningún otro medio para
conseguir la disolución: la degradación de ruda substancia que nos sujeta.
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En las lenguas germánicas, el sol es de género femenino y la luna, de género masculino. En Alemán, por ejemplo, die
Sonne (“la sol”) y der Mond (“el luna”).
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La Guerra tiene por fin la aniquilación de todo cuanto es sujeto y objeto de corrupción, pero
también del restablecimiento de la octarexia, de la justicia y de la armonía, tanto en los planos
cósmicos como social. La Guerra es el combate por la unidad del Ser. Así, ésta, que es la vocación
del guerrero o del héroe, es una función tanto del Mal como del Bien, es decir, tiene una
naturaleza doble: la energía ctónica de la tierra alimenta al ferg y al lãth del guerrero que persigue
la sublimación y la eternidad.
El calor es una potencia cósmica que permite al Uno nacer del Caos primordial. La
incubación del “huevo del mundo” –en cuyo seno nace la vida- se hace por medio del calor. Este
huevo es el corazón donde se ha concentrado el espíritu para dar origen al embrión de
inmortalidad. A este respecto, el calor es principio de regeneración y renacimiento, tanto espiritual
como orgánico.
El fuego sagrado, alquímico, que purifica y regenera sin quemar y la salamandra, que no se
consume entre las llamas, es hombre y su ley es disolver la propia envoltura y unirse a la fuente
individual de la que ha estado separado, pues el fuego interior es a la vez conocimiento
penetrante, iluminación y destrucción de la envoltura que conduce al estado sutil.
El fuego es del cielo, pues sube, mientras que el agua es de la tierra, ya que desciende en
forma de lluvia. Tiene la lluvia origen celestial y destino terrenal, mientras que el fuego, origen
terrenal y destino celestial.
Por medio del fuego iniciático los héroes gemelos del Popol-Vuh, renacen de un río donde sus
cenizas fueron echadas tras su incineración y, mas tarde, se convertirán en el nuevo Sol y la
nueva Luna (maya-quiché) consumando una nueva diferenciación de los principios antagonistas:
fuego y agua que han presidido su muerte y su resurrección. Así, la purificación por el fuego es
complementaria de la purificación por agua. En el plano microcósmico se representa por medio de
los ritos iniciáticos y en el plano macrocósmico, por los mitos de los diluvios y las grandes
sequías. Es así como el fuego terrestre, ctónico representa la fuerza profunda que permite la unión
de los contrarios y la ascensión –sublimación- del agua en nubes, en agua pura, celestial, divina.
El fuego es pues ante todo motor de la regeneración periódica orgánica y espiritual.
Entonces, la paz, shãnti, es la extinción del fuego y el telos del héroe. Es el Centro, el Sidh,
como destino y origen personal. En efecto, el Centro es ante todo el Principio, lo Real absoluto y el
destino del esfuerzo por conciliar los contrarios, los opuestos. El Centro, cada Centro es el héroe
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que se ha hecho Dios, pues cada Dios «…es una esfera cuyo centro está en todas partes y la
circunferencia, en ninguna.» Es el Centro del Centro de un ser invisible, sin tiempo ni espacio;
eterno e infinito. Es el estado, el lugar donde se halla la energía más concentrada. De este modo,
el Centro, la Paz, no es un estado y lugar estático, sino que es la fuente de todo movimiento, el
principio de toda existencia y manifestación; el lugar de la unidad, pues por ahí pasa el Axis
Mundi, el Árbol Sagrado que une cielo, tierra e infierno. Entonces, las imágenes del Centro y del
Eje, son coincidentes y no difieren más que por el punto de vista: observado desde su cúspide el
eje se ve como un punto central, pero, desde el plano horizontal se ve como un eje. Así, la
elevación es la búsqueda del Centro, de la Paz. La espada, entonces –el arma del héroe- es
también su alma, porque la unión de sus elementos coinciden en un centro señalado por otro,
imponiéndose como un símbolo de dominio universal y también como un instrumento se
sacrificio.
Es a través del fuego como el sacrificio ritual se asimila a la guerra: la víctima sacrificial es
apaciguada a través de la muerte y el apaciguamiento es tradicionalmente una muerte a las
pasiones corrientes y al falso sí mismo: el enemigo, que sacrificado es finalmente anulado; es
decir, apaciguado.
Marco Paredes
¿QUÉ HAY QUE ENTENDER POR TRADICIÓN? Para nosotros la tradición, puede ser
escrita lo mismo que oral, aunque habitualmente, si no siempre, haya debido ser antes
que todo oral en su origen. Pero, en el estado actual de las cosas, la parte escrita y la parte
oral forman por doquiera dos ramas complementarias de una misma tradición, ya sea
religiosa o de otra especie, y no vacilamos en hablar de "escrituras tradicionales".
Etimológicamente, la tradición es simplemente "lo que se transmite" de una manera u otra.
Además, es necesario comprender en la tradición a título de elementos secundarios y
derivados, pero sin embargo importantes para tener de ella una noción completa, todo el
conjunto de las instituciones de diferentes órdenes que tienen su principio en la misma
doctrina tradicional. Considerada así, la tradición puede parecer que se confunde con la
misma civilización que es, según ciertos sociólogos, "el conjunto de las técnicas, de las
instituciones y de las creencias comunes a un grupo de hombres durante un cierto
tiempo". Pero esta definición no tiene en cuenta lo que hay de esencialmente intelectual en
toda civilización, porque esto es algo que no se podría hacer entrar en lo que se llama las
"técnicas", ... por otra parte, cuando se habla de "creencias"... hay ahí algo que supone
manifiestamente la presencia del elemento religioso. Nosotros decimos simplemente que
una civilización es el producto y la expresión de cierta mentalidad común a un grupo de
hombres más o menos extenso. De todos modos, no es menos cierto que, en lo que se
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refiere al Oriente, la identificación de la tradición y de la civilización toda entera está
justificada en el fondo: cualquier civilización oriental, tomada en su conjunto, se nos
presenta como esencialmente tradicional. En cuanto a la civilización occidental, está por el
contrario desprovista de todo carácter tradicional, con excepción de su elemento religioso,
que es el único que ha conservado este carácter. Las instituciones sociales, para que se las
pueda llamar tradicionales, deben estar efectivamente unidas, como a su principio, a una
doctrina de carácter tradicional también, ya sea esta doctrina metafísica, ya religiosa, o de
cualquier otra clase concebible. Una doctrina cuya naturaleza fundamental es, en todos
los casos, de orden intelectual; pero la intelectualidad puede hallarse en ella en estado
puro, entonces se trata de una doctrina propiamente metafísica, o bien encontrarse
mezclada a diversos elementos heterogéneos, lo que da nacimiento al modo religioso y a
otros modos de que puede ser susceptible una doctrina tradicional. En el Islam, la
tradición presenta dos aspectos distintos, de los cuales uno es religioso, y es al que se
adhiere directamente el conjunto de las instituciones sociales, mientras que el otro, el que
es puramente oriental, es verdaderamente metafísico. RENÉ GUÉNON.
ODA XII
Ya tracias brisas que la mar serenan
hieren las venas con vernal aliento,
ya no hay escarcha, y la inverniza nieve
no hace mugir los ríos.
Cuelga su nido lamentando a Itis
ave infeliz, de la cecropia raza
oprobio eterno, que venganza impía
tomó del rey adúltero.
Canta el pastor tendido en tierno césped
con sus ovejas, y su caramillo
deleita al dios de los ganados, que ama
de Arcadia las colinas.
Es la estación en que la sed renace,
y si el licor de Cales gustar quieres,
lo pagarás, oh comensal de nobles,
dando nardo por vino.
Breve concha de nardo, a la bodega
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do ahora duerme, quitará una cuba
repleta de esper
anzas, que disipe
las penas más amargas.
¿Gustas de estos placeres? Pues ven pronto
con tu tributo, que no pienso gratis
como en palacios en que todo abunda
con mi copa abrevarte.
No tardes, deja a un lado la ganancia,
piensa en la negra pira, y mezcla al juicio
breve locura, que en sazón debida
dulce es perder el seso.
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Venido desde el lejano Tíbet, el Venerable Khenpo Rinpoche, llegó a Occidente (Estados Unidos); y
en una visita a nuestras tierras durante marzo de este año, pudimos hacerle la presente entrevista
en un rincón perdido de los Andes, en la que nos hizo gozar con su infinita sabiduría, humildad y
alegría.
Respuesta: El mundo se ha achicado tanto hoy día que los occidentales van a Oriente,
como los orientales vienen a Occidente, y en esto, los occidentales que han ido a Oriente han
despertado en los orientales el deseo de venir, y es por eso que se ven tantos grupos y personas de
Oriente. Ahora, en cuanto a la influencia, pienso que toda la tradición budista tiene un tremendo
aporte que hacer al mundo occidental, especialmente en el aprendizaje de la mente. El Budismo
es esencial para los seres humanos. Fue al reino de los humanos, a quien más dirigió Buda sus
enseñanzas, para que la mente estuviera en paz, en armonía, y tenga felicidad. Ese es el aporte
del Budismo como filosofía y religión a la mente humana. Los seres humanos son los que más
influencia tienen en el mundo, más que los animales u otros reinos; por eso Buda se dedicó
especialmente a la enseñanza de los seres humanos, y estos si tienen una mente armoniosa
pueden llevarse muy bien unos con otros, pero cuando tienen la mente llena de emociones
aflictivas pueden hacer mucho daño. Y el Budismo, especialmente su filosofía y enseñanza, tienen
el método para liberarse de las emociones aflictivas y llevar una vida mejor.
P: ¿Usted cree que un occidental que practica una religión de Oriente puede alcanzar el
mismo tipo de evolución que un tibetano, o un oriental, o se necesitan más encarnaciones para
que el primero llegue a la comprensión del oriental o es requisito el nacer allá.?
P: Pero debe haber un porqué del lugar, ¿porqué se nace en Occidente o en Oriente?
R: Pienso que ahora ha venido mucha gente al Occidente que en sus previas encarnaciones
eran del Oriente, específicamente del Tíbet. Es usual el hecho que cuando algunas personas que
viven acá reciben alguna información sobre el Budismo Tibetano, les gusta de inmediato, y sienten
una vibración también inmediata. Esa persona que siente aquello posiblemente tuvo vidas
recientes en Tíbet o en el Oriente. Porque hay personas que escuchan estas enseñanzas y pueden
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escucharlas muchas veces, pero no vibran y obviamente es porque no han tenido encarnaciones
en el Oriente.
R: En general pienso que las personas que toman drogas o exceso de alcohol, lo hacen
porque sufren y se sienten poca cosa, no se sienten útiles en la sociedad. El Budismo ofrece un
método para que la persona aprenda el entrenamiento de su mente, y la mantenga en paz y
armonía. Que se sienta útil, que tenga pensamientos positivos, que aprenda la bondad, la
compasión... En fin, toda esa enseñanza que ayuda a que la persona se sienta mejor. Si la persona
se siente mejor, más llena, más positiva, no va a necesitar acudir a este tipo de remedios que
embrutecen o los hacen sentir bien sólo por un momento. En el fondo la tecnología y este avance
que hemos tenido no han sido la solución para los problemas del hombre. Se ha avanzado mucho
tecnológicamente; sin embargo, el hombre no es feliz y no está en paz.
P: ¿Ahora, cuál es el remedio o solución para esa persona que no quiere salir de la
drogadicción, y que puede ser un familiar o un amigo?
P: En el Hinduismo se habla de las edades que tendría el mundo. Así como existe una edad
dorada, hay una edad oscura, el Kali-Yuga, época que según ellos vivimos actualmente. ¿El
Budismo tiene la misma creencia en cuanto a estos ciclos? ¿Usted comparte la idea de los hindúes
que en estos momentos nos encontraríamos en el Kali-Yuga?
R: Los hindúes tienen esa visión de las edades. Pero el tiempo no está fuera de nosotros.
Estas edades, estas eras no existen afuera como entidades independientes. ¡ Todo está dentro de
la mente! Entonces, si la mayoría de los individuos tienen una mente burda, con pensamientos
negativos, emociones aflictivas, estamos en Kali.Yuga; pero si los individuos empiezan a purificar
sus pensamientos y emociones aflictivas, ya no es Kali-Yuga. Es algo absolutamente interno. Igual
que el caso del drogadicto. Mientras la persona está envuelta en droga y vicios, obviamente está
dañándose, está en su propio Kali-Yuga. Pero si la persona se da cuenta y dice no, esto no es
bueno, no sólo para mí, si no para las personas que amo, y comienza a purificar sus
pensamientos negativos, sale de su problema y ya no esta más en la era oscura. Ahora se hallará
en la era de armonía.
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P: Cristo dijo en una ocasión: "Mi reino no es de este mundo". A raíz de eso se han
elaborado muchas teorías, que se pueden encontrar en diferentes lugares. Los primeros viajeros
europeos y rusos que llegaron al Tibet escucharon una leyenda acerca del Rey del Mundo,
misterioso jerarca que habitaba ocultas ciudades misteriosas, como Agharta, Shambala. ¿Qué
sabe Usted de esto?
R: He escuchado en el Tíbet que existen valles escondidos, que tienen esas características, y
cuando hay personas que son muy devotas, muy practicantes, por su esfuerzo y su devoción, se
les abren estos valles y entran allí y mientras permanecen en tales lugares no envejecen ni se
enferman. Hay muchas de esas historias que he escuchado.
Hay un relato sobre dos viajeros que iban caminando, viajando juntos y de repente se
detienen a descansar y comer algo, en un sitio cercano a una tremenda roca. De repente la roca se
abre. Tenia una puerta inmensa, y uno de ellos entra rápido,. El otro, en cambio, va a buscar su
bolso, sus pertenencias, para entrar con sus cosas, y cuando llega a la puerta ya estaba cerrada.
De lo dicho se extrae una enseñanza: que el primero tuvo la decisión correcta, pues
demostró no apego a nada y así se le permitió entrar a ese valle escondido; y el otro por aferrarse a
sus pertenencias, perdió esa oportunidad.
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Cómo vivir en los tiempos modernos
sin perderse a sí mismo
(Entrevista al monje zen Jorge Bustamante)
Respuesta: Esa es una pregunta muy sencilla. No lo sé... La palabra zen puede traducirse
como meditación.
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El zen viene de China donde se le llamó chang, que viene de la India donde se le llamó
dhyana, lo que significa meditación, sentarse en meditación, tener un momento íntimo con uno
mismo y de hecho es una práctica de vida.
R: Sí, zen se transforma en zen cuando es acción. Si a uno le preguntan qué es el amor, o
qué es la vida, tú puedes decir perfectamente "no lo sé". Cuando uno lo vive, cuando uno vive
amorosamente, o vive plenamente la vida, entonces la vida se transforma en vida, el amor se
transforma en amor. El maestro Deshimaru decía que zen es zazen, es el arte de sentarse. Si no
hay acción el zen es una bonita palabra, una palabra exótica, como el amor es una bonita palabra
si no se actúa con amor.
Uno mismo también es parte de los hechos, de lo que está ocurriendo. Practicar el zen es
darse cuenta que uno es parte de las cosas. El mundo es creado por nosotros en cada momento,
en cada respiración. Uno está ahí y uno es el que completa eso. Es como un espectador que mira
el cuadro; así completa el cuadro. Como el oyente que escucha la música, completa la música.
P: En una conversación que tuvimos ayer, tú me contaste que antes del zen hubo mucha
inquietud en tu mente, búsqueda por distintos caminos, mucha avidez por leer, y conocer
aspectos o disciplinas que pudieran llevarte a la verdad. ¿Porque el zen fue el camino que tu
preferiste? ¿Qué virtud había en el zen para tu caso personal, que hizo que digieras aquí me
quedo?.
R: Creo que fue una serie de coincidencias, factor edad, no sé. Tal vez fue que si se cree en
la teoría de la reencarnación ya nos conocíamos desde antes. Cuando fui chico, de siete años,
hubo un suceso muy fuerte en mi vida que me llevó a sentarme, y después, mucho después, me
pregunté si me senté para calmarme o porque ya sabia zazen. Así desde ese momento sentí que
zazen era para mí. Creo que el zen fue para mí. Yo lo encontré a él o él me encontró a mí.
Toda verdadera filosofía conduce a uno mismo. Uno, por muy ávido que sea buscando
cosas, en algún momento se da cuenta que ese buscar no era tanto afuera, si no que era buscar
para adentro, y toda verdadera filosofía, o toda religión o práctica de vida, ha de conducirte hacia
ti mismo, por que ahí está todo. El equilibrio en nuestra vida, está aquí mismo, en nosotros
mismos. No depende de otros, no depende de filosofías especiales. Por supuesto que hubo seres
que marcaron caminos para nosotros. Todas religiones han tenido sus lideres, figuras
carismáticas. En el zen hubo maestros que marcaron líneas. Los maestros vieron lo que vieron
gracias a que se sentaron en zazen, y bueno, yo tengo que sentarme en zazen si quiero ver lo que
quiero ver y a partir de esa práctica puedo encontrarme conmigo mismo. Lo sentí en el primer
momento, y sentí que algunas cosas me fascinaban de su historia, otras me asustaban
muchísimo.
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P: Desde que se tiene conocimiento del zen en Occidente, y del Budismo en general, se tiene
la creencia que el Budismo es nihilista. Incluso hay un texto que se llama El budismo nihilista. Al
parecer para algunos la actitud del Budismo no lleva a ningún lugar concreto. ¿Qué se puede
decir de esta idea, tan común al menos en los primeros occidentales que "conocieron" la
enseñanza de Buda?
R: Es que no hay ningún lugar concreto donde ir, o en todo caso sí creo que hay algún
lugar concreto donde ir: ¡es éste! Este ahora. El zen es esencialmente práctico, y la práctica del
zen es despertar, desarrollar el espíritu del despertar. La filosofía budista dice que estamos
dormidos. Que vivimos sonámbulos. Y la práctica del zen ayuda a desarrollar el espíritu del
despertar. El darse cuenta que existimos solamente ahora. Eso puede parecer aterrador; pero es
formidable, porque en este instante todo tu pasado está existiendo. Cualquier cosa que pensamos
de nuestro pasado en este instante está pasando, cualquier cosa que proyectemos al futuro en
este momento está ya. Todo está ocurriendo ahora. Entonces, creo, que una de las cosas que me
interesó del Budismo zen es esa madurez para darse cuenta que el cielo no está en ninguna otra
parte que aquí.
P: Hay una pregunta y una respuesta que siempre han llamado mi atención. La
interrogante fue planteada a Ramana Maharshi (está relatada en un libro de Paul Brunton) y dice
algo así: "Si en el mundo occidental existe pobreza, miseria, guerras... ¿Qué puede hacer uno para
frenar estas situaciones?” A lo que el Ramana Maharshi responde: "nada, porque hay un Uno (la
divinidad) que se preocupa por el mundo". Esta pregunta me causa interés porque marca la
diferencia del pensamiento oriental con el occidental. Pues por una parte está Paul Branton,
europeo desesperado buscando una acción que parece más concreta, más visible, como ayudar a
la pobreza, a la naturaleza, al mundo, y por otro lado Ramana, el sabio de Oriente, que dice que
nada debe buscarse porque este mundo se haya regido por otro ser, distinto al hombre, y que al
final se va a hacer lo que El estime conveniente.
R: Yo creo que es una respuesta muy correcta. El también está diciendo que hay un
equilibrio. Tu puedes hacer un poco por ese equilibrio, pero lo que usualmente hacemos los
hombres es ayudar al desequilibrio, lo que también es equilibrio general. Pero si a mí me hicieran
esa pregunta yo respondería de otra manera. Diría el mundo está compuesto de individuos, la
sociedad está completa de individuos, si algo está mal en la sociedad es por que algo está mal en
mí. Si la sociedad va en un camino erróneo, algo de erróneo tiene que haber en mí. Creo que la
pobreza y la miseria son partes de la ambición, partes del deseo. En la medida que un hombre o
dos, o tres o cincuenta o cien se sientan a observarse a sí mismos, descubran cuál es el origen de
esa miseria, de la ambición del hombre, del terror, esos dos o cien hombres, aportarán a no
contribuir con la miseria y la pobreza.
P: Hay quienes creen que estamos en una época oscura, que en India vendría a llamarse
Kali-Yuga; sin embargo, para otros el mundo nunca ha cambiado, siempre ha sido lo mismo y
toda etapa tiene cosas buenas y malas. Así podemos decir que hay dos cosmovisiones bastante
diferenciadas: por un lado quienes creen que la historia es lineal, que va hacia la evolución, y por
otro lado quienes creen que es un círculo.
R: No creo que el hombre haya evolucionado mucho. Sigue siendo el mismo tonto ambicioso
de siempre. Cambió el garrote por las armas químicas. Pero la raíz es el miedo. Se siguen
acumulando comida y tierras. Esta es la época que nos tocó vivir. Cuando uno piensa en la época
de las cavernas, dice qué terrible, cómo podían vivir sin luz, sin gas, sin teléfono, y otros dicen que
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era mejor esa vida más pacífica, más en contacto con la naturaleza. Yo no lo sé, en momentos
pienso que el hombre estaba más en contacto con la naturaleza, pero ahora el hombre es más
mental, por ejemplo. Eso tiene sus ventajas y desventajas. A medida que ha crecido el intelecto del
hombre, se ha ido alejando más de las cosas corporales, del cuerpo, y alejando de la tierra para
viajar mas allá de las estrellas. Antes, cuando uno quería hablar con otra persona no tenía mas
remedio que acercarse, y ahora está el teléfono, el e-mail...Entonces ¿eso es mejor o peor? ¿nos
tienen más comunicados? Se puede decir que sí y que no; también no podría decirse nada y ver
qué pasa en cada instante, porque cuando yo estoy hablando contigo ahora, nos estamos viendo,
nos estamos escuchando, ahí esta el factor humano. Pero cuando te escribo un fax te hablo con
los dedos y tú lo recibes con los ojos, pero no nos vemos. El gran tema es que eso hace perder el
contacto humano muchas veces.
P: Hoy conversaba con un compañero respecto a las religiones, que desde Oriente están
llegando a América y Europa. Él criticaba a los budistas chilenos, por que decía que el Budismo
que tenían los chilenos no era Budismo. Porque el Budismo implicaba una serie de cosas que
solamente se darían en Oriente, y yo le decía que si así fuera, habría que aplicar el mismo juicio
respecto del Cristianismo, pues éste nació en lo que hoy es Israel y, por tanto, también viene de
Oriente.
R: En nuestro templo en Buenos Aires al final de la práctica de zen tomamos mate. O sea el
zen tiene que ver con el tiempo, con el momento con el lugar. Yo creo que el Budismo no es de
ayer ni de mañana. Si uno se detiene en el Budismo histórico, está bien; pero puede haber
filosofía budista, e incluso religión budista.
El Budismo es una forma madura de ver las cosas. Buda significa despierto. Budismo
significa despertar. Budismo significa despertar y para eso no hace falta ser chileno, ni japonés, ni
de ayer ni de mañana. Ahora si tú quieres importar todas las cosas barrocas de los ornamentos,
de los chin-chin, de las campanas, bueno ahí puedo estar de acuerdo que eso es oriental. Pero si
uno se queda con la esencia, se da cuenta que el verdadero Budismo es una religión adulta, es
una forma de vida, que no tiene que ver con el tiempo ni el paisaje. La historia del Budismo es la
historia del Budismo. La filosofía budista es la filosofía budista. Pero el verdadero Budismo es la
acción correcta ahora. Eso es.
R: Una parte de la premisa es que hay cosas correctas y cosas incorrectas. Eso es sólo una
premisa de la mente. La acción correcta ahora es la acción que requiere el momento, y no lo
sabemos, lo hacemos cuando uno se ha sentado en meditación y es como el miedo interfiere en
todos nuestros actos, puede observar sus propios miedos. Cuando uno tiene una relación de
amistad, de afecto de amor de pareja, puede ver como el miedo interfiere. Si aparece un poco de
miedo, "quiero que esa mujer sea mía", entonces esa no es una acción correcta, es incorrecta y
tengo que abandonar esa acción. Si yo puedo ver esto, corrijo la acción, es buscar el equilibrio.
¿Cuándo se da cuenta el equilibrista que su paso es incorrecto?
P: Cuando cae.
R: ¡Ah!
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R: Completamente, porque intuitivamente sabemos, sentimos. Por eso el maestro Dogen
decía que más importante que alcanzar el despertar, que es el fin ultimo del Budismo, es el
desarrollar el espíritu del despertar. Es desarrollar la intuición, lo que se llama sabiduría. La
intuición es algo, que aparece. No se puede buscar. Surge cuando uno va abandonando ciertas
tendencias egoístas.
P: Maestro, un mensaje para la gente que se cuestiona la situación en la cual viven. Para
aquellos que están desconsolados y que en estos momentos ven muchas dificultades económicas,
psicológicas, de todo orden.
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Bibliografía esencial del Budismo
A modo de advertencia
No es posible condensar en poco espacio lo más importante de la literatura budista o estudiosa del
Budismo. Tal tarea supondría un conocimiento inmenso no sólo de lo que se ha escrito sobre el
tema en castellano, sino que además en inglés, francés, alemán, por ejemplo; sino que implicaría
un saber del sánscrito, el japonés, la lengua tibetana y del pali, lo que es ciertamente una
dificultad casi insalvable.
Por esta razón es que la presente bibliografía se reduce a lo publicado en nuestro idioma. Pero
obviamente no a todo lo que se ha editado. Preferimos dar una lista que incluye lo que a nuestro
parecer (subjetivo) ha sido más representativo del Budismo como fenómeno mundial; las distintas
corrientes budistas (Hinayana o Theravada, Tibetana, Zen); y lo que ha dicho la escuela
Tradicionalista. Estos diferentes enfoques ayudan al interesado en este tema a conocer cómo
puede estudiarse el mismo objeto desde distintos ángulos. Lo importante es, en todo caso, tener
un acercamiento personal y directo del Budismo, lo cual no puede ser algo meramente
bibliográfico. Al respecto son ilustrativas las críticas hechas por el mismo Buda Gautama a este
respecto, como también suya es la crítica a un ascetismo inhumano. Su camino es el del medio; es
decir la vía que no se erige en base a los extremos.
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Deseamos que este trabajo sea una guía útil para todos los caminantes del Dhamma
(Doctrina).
Budismo Theravada
Budismo Tibetano
Práctica del Budismo tibetano, por Kalu Rimpoche (Editorial Barath,Madrid, 1984.)
Mi acercamiento a la mente lúcida, por XIV Dalai Lama (Ediciones Dharma, 1987)
El libro tibetano de los muertos
Fundamentos de la mística tibetana, por Lama Anagarika Govinda (Editorial Eyras, 1975.)
Budismo Zen
Mente zen, mente de principiante, por Shunryu Suzuki, (Editorial Estaciones, Buenos Aires,
1987.)
Preguntas a un maestro zen, por Taisen Deshimaru (Editorial Kairós, 1985.)
De cara al muro, por Jorge Bustamante (Ediciones Lumn, buenos aires, 1985.)
Los tres pilares del Zen, por Phillip Kapleau (Editorial Diana, Ciudad de México, 1978.)
Tesoros del Budismo, por Frithjof Schuon (Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1998.)
Hinduismo y Budismo, por Ananda Coomaraswamy (Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1997)
Espectro luminoso del Budismo, por Marco Pallis (Editorial Herder, Barcelona, 1986.)
La Doctrina del Despertar, por Julius Evola (Editorial Grijalbo, México, 1998.)
Soneto
Con largo passo el áspero camino
deste perjuro Amor seguí cuitado,
de mil vanos temores maltratado
y siempre me hallé de bien indino.
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de desdén y de olvido reforcado,
condeno mi desseo y mi cuidado,
la dura inclinación de mi destino.
(Fernando de Herrera)
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En todos ellos hay una cierta ansiedad por alejarse de lo conocido, pero no en todos existe
la “chispa” que revolotea muy dentro y que no se queda tranquila hasta que se ve a millas de su
hogar. Esa “chispa” no es provocada por desagrado al país de origen, ni nace de la necesidad de
huir de alguna determinada situación. Esta existe aunque se esté contento, e incluso aunque se
sepa que en otro lugar se puede estar triste. Es tan difícil explicarlo, como explicar el amor o el
odio. Son sentimientos que sólo pueden ser comprendidos cuando se viven.
En las murallas de mi habitación quedaron pegados todos los castillos que año tras año
recolecté y que fueron ganando un sitio en algún rincón de este mundo que jamás imaginaron. En
aquel tiempo sólo presentía esa “chispa”, pero no la conocía porque aún no vivía con ella, ni
disfrutaba de la magnífica satisfacción que ella provoca. El viaje aún era un deseo. Deseo de ver
antiguos parajes, de recorrer antiguas construcciones. Una brisa instintiva, seguramente traída
del subconsciente, me llenaba de una nostalgia que en esta vida no tenía sentido alguno.
El pasado a veces pesa tanto que no deja vivir tranquilo hasta que nos damos cuenta que
sólo es pasado y por lo tanto así deja de existir. Pero para que aquellos fantasmas se vayan
totalmente es necesario acogerlos sin esperar de ellos más que su antigua existencia. Así el ahora
se da en el presente y adquiere la importancia que tiene.
Nunca estuve conforme con mis raíces, con mi gente. Siempre estuve esperando
reencontrarme con aquel pasado que tanto me marcó. ¿Qué ocurrió en aquellos tiempos que fue
tan importante en mi nostalgia? Eso no lo sé, y ahora no me importa. Pero en mi primer viaje al
continente antiguo sí lo tuve presente y quizás busqué señales y escarbé en la memoria de todos
los castillos que visité. En ellos había historia, una antigua historia de la que alguna vez fui
participe. Así emprendí un viaje que no espero medir por un tiempo determinado.
Me despedí de toda la gente que me acompañó por todos los años de mi vida en Chile, y sin
saberlo también me despedía de mis sueños, de mis fantasmas, que se hallaban en la dirección a
la que me dirigía: al otro lado del océano. Pero eso aún tampoco lo sabía. Me di cuenta cuando
llevaba bastante tiempo en el viejo mundo, al caminar y caminar (seguramente como en antaño),
al ver rostros añejos, al derramar las últimas lágrimas. Allí supe que aquel mundo ya no me
pertenecía, y por fin nací.
Siempre recordaré aquel avión en que partí, a mi compañero de asiento, a las turbulencias
que no cesaron toda la noche, a la llegada al mundo viejo y la sensación de soledad, pero a su vez
de felicidad, que me invadía. Estaba en un aeropuerto de la gran isla, en donde debía esperar el
próximo avión a Madrid. Era la primera vez que escuchaba todo a mi alrededor en un idioma que
nunca quise aprender, de lo cual me arrepentí en aquellos momentos. Desde ese minuto comencé
a crecer por primera vez. Fue como haber salido del útero materno, pero sin madre a quien
acogerse ni alguien que se alegrara de la llegada de una nueva vida.
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HACIA UN NUEVO ATARDECER
Había vuelto a mi tierra hace cuatro meses, pero desde el primer día sabía que no sería
para siempre. Hubo hechos que me dejaron ligada nuevamente al viejo mundo. Ya no serían
fantasmas, si no esperanzas que conducían a nuevos sueños, e incluso la oportunidad de desafiar
a mi destino. Había alguien que me esperaba, mi vocación la había resuelto en el antiguo viaje y
Barcelona quedaba cerca de donde la desarrollaría. Todo esta vez se dio para que finalmente le
diera la espalda a un destino que se me mostró desde muy pequeña. Pero lo único que conseguí
fue aplazarlo. Toda la ilusión de formar una nueva vida, en mi antiguo hogar fue desechada,
arrebatada de mis brazos para llevarla al olvido. Me acompañaron fieles lágrimas, la angustia más
dolorosa, y buenas almas que me acogieron con cariño en una extraña isla (Inglaterra). Pero ya
sabía de todo esto. Incluso la despedida de mi tierra había sido distinta a la primer vez, mucho
mas fría. Creo que todos sabíamos que no me iba por mucho tiempo, que más bien viajaba para
despedirme, para decirle adiós a todo un mundo, a toda una historia, y al “yo” que se enterró una
noche de luna llena.
Desde que la consciencia lo recuerda, creo saber sobre mi destino, y sobre el suelo en que
debo hacer trascender mis ideas y pensamientos. La adolescencia se encargó de anular tal
conocimiento, los ideales, los prejuicios se cegaron a la idea de caminar por tierras insanas. Hasta
que un día miré hacia más allá del Oriente (Oriente=sabiduría) y me pregunté: ¿Porqué si la flor de
loto nace en el pantano, yo no podría aprender del país más materialista, más intoxicado del
planeta? Y por fin me decidí a volar hacia forasteras tierras. Me atrevería a decir que éste es el
único viaje que tiene un real sentido. Esto es porque se esmera en sólo ser presente. Minuto a
minuto, hora tras hora, día tras día. En la lucha incansable por sobrevivir en la más peligrosa
selva de cemento (peligrosa para el alma y el espíritu). En Chile fui engendrada por altas
montañas; Europa me dio la entrada al mundo y acá vengo a crecer. Hasta que un día el sol
vuelva a buscarme para llevarme a donde amanece a cada minuto. En donde aún se esconden los
tesoros de la sabiduría. En el país de la miseria y de la armonía. Aunque sea interno el
nacimiento, el crecimiento y la muerte, el exterior acompaña, porque aún somos de carne. Cuando
dejemos de serlo ya ningún lugar de esta tierra será suficiente. Y deberemos volar hacia más
adentro, hasta llegar a la más profunda tierra (que es invisible); y si tenemos problemas con el
exterior es porque no lo conocemos. A veces cegamos todo nuestro alrededor, para solo ver lo que
queremos ver. Es una actitud muy chilena la de copiar a los demás, a las culturas dominantes,
sobre todo a ésta, la yanqui. Pero en el fondo ni siquiera la conocemos, porque no somos capaces
de “observar” y solo miramos, y pues lo que se ve es lo más feo. ¿Alguien se ha preguntado por
qué copiamos el modelo de un país que a nadie en verdad le gusta?.
Finalmente Chile esperará hasta que su gente se de cuenta de lo valioso que es, de lo
maravilloso que es el país más austral del mundo y cuando mis pies hayan aprendido lo
suficiente. Entonces volveré a juntar mis manos y reverenciarme ante sus altas montañas…Eso,
claro está, después de muchas otras navegaciones.
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Erika Fritz
Suele creerse por los modernos que el arte ha sido y es una mera expresión de los sentimientos, o
según algunos deudores del psicoanálisis, simple reflejo del inconsciente. También es habitual en
un sector de los modernos la referencia al arte como algo esencialmente inútil, es decir falto de
destino y sentido, lo que es la muestra más clara de lo que son capaces de creer y balbucear
nuestros patéticos hermanos de época. Tal vez - y cómo no- el arte actual carezca de sentido; tal
vez - y cómo no- el arte de nuestros contemporáneos no sea otra cosa que la manifestación de su
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sombra o de los aspectos más ocultos del Yo. Pero este arte moderno no es más que un supuesto
arte...
La verdad en cuanto al arte, digámoslo de una vez, nada tiene que ver con las tristes
reflexiones de los "artistas" y "críticos de arte" (¡qué invento tan descabellado supone unir estas
palabras! ; ¿cuándo antes existieron "críticos de arte"?), vacías en su integridad espiritual.
Primero, el arte (el arte verdadero, sano, es decir el arte Tradicional) sí tiene un sentido. El
arte es y debe ser, por simple definición, expresión e imitación de lo sagrado. Entendámonos: nos
referimos al arte, no a cualquier palurda forma o "creación" (pues en verdad y en un sentido
sumamente estricto, sólo Dios crea, y el hombre imita al Creador). Esto hoy parece difícil de
entender y de aceptar. Pero tal incomprensión se debe al antropocentrismo y al caos libertario - si
se nos permite usar tales palabras- que rigen a las sociedades modernas. Expliquemos esto
último, no vaya a ser que pequemos de poca claridad en nuestras observaciones y juicios.
Toda colectividad o grupo humano (esta última expresión nos parece ser más adecuada),
límpido, normal y sereno, se rige por algo que es considerado por tales individuos como
trascendente a ellos mismos. Es en una palabra la Divinidad. La comunidad Tradicional es,
entonces, teocentrista. Toda actividad (y decimos toda) debe ser ordenada y dispuesta en
conformidad a lo querido por Dios. Y lo querido por Dios, no tendríamos siquiera necesidad de
explicarlo si las cosas no hubieren llegado al extremo en que hoy se encuentran, se manifiesta a
través de los textos sacros o de la revelación mantenida en forma oral y transmitida por
generaciones, y se traduce a los hombres gracias a la voz del poder espiritual.
Así fue para los mapuches, sioux, egipcios, romanos antiguos, cristianos medioevales, y lo
es aún - por gracia divina- para los hindúes, budistas y musulmanes.
El arte y dado que es una actividad más (un medio, no un fin) para los pueblos
Tradicionales, no podía ni puede ser la excepción a este sometimiento de lo humano a lo divino.
Los dibujos en arena de los indígenas de las praderas norteamericanas, las catedrales, las danzas
Sufíes, los mandala tibetanos, los iconos bizantinos, no cumplen otro cometido que el de hacer
espejo a lo que hace el Único Creador, Dios. Tal labor de cooperación en la creación que posee el
hombre está dada por haber sido a su vez creado a imagen y semejanza de su Padre. Esta
actividad que sólo puede darse en forma única y exclusiva en el hombre, y no en las demás
especies, a que dio vida Dios, dignifica al hombre, pues lo hace uno con su Padre; es decir
transforma la mera voluntad individualista en voluntad divina.
Así, el arte es tocado también por la Divinidad. Y entonces la obra de arte es iluminada y a
su vez, y de manera sensiblemente milagrosa (¿o debiéramos decir, providencial?) ilumina a los
hombres.
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Publicaciones Recibidas
Lectures Francaises, n° 517, mayo de 2000, 64 pp.
De gran interés son los artículos que incluye el presente número de esta revista política francesa
de orientación católica contra-revolucionaria, v.g ."Reflexión sobre los derechos del hombre"
(Réflexion sur les droits de l´homme) de A.Palle, y las ya clásicas secciones ""La Contra-
Enciclopedia" (La Contre-Encyclopédie), y "El Mundialismo en marcha" (Le Mondialisme en
Marche).
Axis Mundi, nº 7, Barcelona, segunda época, segundo cuatrimestre 1999, 125 pp.
Este es el último número que Ediciones Paidós ha decidido publicar de esta excelente publicación
dirigida por Agustín López y María Tabuyo. Esperamos que pronto vuelva a salir en otro lugar.
En este número destacan: “¿Porqué el no-dualismo asiático?” de Georges Vallin; “La interpretación
ismaelí de la historia” de Christian Jambet; y “La geometría en los Antiguos Deberes de la
masonería operativa” de Pere Sánchez Ferré.
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Los textos fundamentales
“La Vida Tal Como Es” nos abre los ojos ante la realidad que somos. Aceptar la vida tal y como es,
sin dejarnos engañar por el deseo, por la esperanza, por el pasado o el futuro; mostrándose
maravillosa en cada momento.
La tendencia innata del ser humano de no aceptarnos como somos, ni de apreciar la vida que
tenemos, nos llena de amargura y frustración. Esto en algunos momentos nos lleva a una sensación
de vacío interno, y nos cuestionamos a tan alto nivel que comenzamos a buscar la explicación a
nuestra infelicidad.
En el libro de Charlotte Joko Beck podemos darnos cuenta de lo equivocados que estamos al
sentirnos vacíos y frustrados. Las cosas son tal y como son y no hay más. La felicidad tan buscada
por todos no existe más que en el propio instante. El gozo, sin embargo, es a lo que debemos aspirar.
Pero éste no es sino más que todo nuestro alrededor; el dolor, la soledad, el amor, la vida, todo es
gozo, si vivimos cada instante sin esperar nada, sin desear, sin criticar. Ese es el camino del
iluminado.
La práctica del zen nos lleva poco a poco a darnos cuenta de la realidad. Dejamos de ser
observadores de nuestra vida, para llegar a ser ella misma.
Jocko Beck, más que entregarnos un libro técnico sobre Budismo zen, nos da a entender el simple
proceso de la vida, mediante charlas que ella ha dado a sus estudiantes, como narraciones de
vivencias cotidianas, además una que otra tradicional historia zen. Lo más maravilloso de este libro
es que sorprende en cada párrafo. No hay nada en lo que creamos que importe, no hay promesas de
un paraíso perfecto, no hay apuro por alcanzar el “despertar.” Solo hay realidad, y esa realidad
existe aunque tratemos de evadirla, aunque nos irrite pensar que no hay más que esto, que el
momento. Es fascinante como después de leer tan simples, pero sabias, palabras, la vida comienza a
tornarse más tranquila, y los pensamientos se calmen para dar paso al instante presente.
Erika Fritz
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La autora dijo:
“…No hay destino al cual llegar…nuestra tarea es reconocer que ya llegamos,”
“…del caos surge un nuevo orden, el cual, a su vez, se vuelve caos. Eso es la vida. La paz
consiste en estar dispuestos a estar con el caos.”
“No es posible comprender nada hasta tanto no comprendamos que no hay solución…”
“El recuerdo es imaginación. Cada uno de los recuerdos a los cuales nos aferramos
destruye la vida.”
“Resistencia y práctica van de la mano. Todos nos resistimos a la práctica porque todos nos
resistimos a la vida.”
“La práctica de zen no tiene por objeto acomodarse al problema, consiste en ver que no hay
problema alguno.”
“Una vida plena es aquella en la que podemos disfrutar del mundo sin juzgarlo.”
En la primera parte, “La Paz monástica” nos entrega, poéticamente, las principales
características del monacato. La pureza de Corazón. La Verdad, ya que “lo verdadero es lo que es
real. Es Verdad porque es. Y eso es lo que busca el monje: la realidad” (p. 37). El trabajo, ya que la
creación material es respetada y amada, no por ella misma, sino por el amor de Dios, a quien
pertenece. También “el monasterio es un tabernáculo en el desierto, sobre el cual el shekinah, la
nube luminosa de la divina Presencia, desciende casi visiblemente” (p. 50). Y, finalmente, el Abad,
que por su vocación carismática, ostenta el lugar de Cristo en la comunidad.
En la segunda parte nos presenta la vida cenobítica, o sea los monjes que viven una vida
comunitaria. Merton parte explicando la intención que tuvo San Benito para fundar el monacato
occidental escribiendo sus reglas. “El propósito de la regla es formar a Cristo en el alma del monje,
del mismo modo que fue formado en el alma de San Benito” (p. 75). La vida monacal consistía en
cantar siete veces al día el oficio divino; la lectura (lectio divina); el trabajo manual; y la comida frugal
sin carne. La primitiva observancia benedictina pronto sufrió modificación, así nació el concepto de
que el monje existía propter chorum, para el coro y nada más (p. 83). Este es el espíritu de Cluny, que
resurgió “después de que la orden benedictina fue prácticamente destruida por la revolución
francesa, volvió a la vida en 1833, cuando un sacerdote secular francés, Dom Prosper Gueranger,
compró las ruinas de la Abadía de San Pedro, Solesmes” (p. 88-89). Su principal labor es intelectual.
Pero todavía hay benedictinos de la Observancia Primitiva, como La Pierre Qui Vire de Francia, que es
más estricta y austera, es equidistante entre la observancia de Solesmes y la de la Trapa (p. 100).
Son muy aficionados al trabajo artístico grupal. Finalmente están los cistercienses que nacieron en
1098, cuando Roberto de Molesme y sus compañeros abandonaron su monasterio benedictino y se
retiraron a los bosques de Citeaux con el fin de seguir la regla de San Benito “al pie de la letra” (p. P.
108). Dejaron el oficio limitado a su sencillez original, con el fin de tener el tiempo suficiente para
trabajar en los campos (p. 116). Los monjes están sometidos a una estricta regla de silencio. Hay dos
corrientes cistercienses: los de observancia estricta o trapenses; y los de observancia común.
En la tercera parte habla de las órdenes de monjes ermitaños. Parte con los cartujos, que
logran un equilibrio entre la soledad eremítica y la vida común. Se dedican al trabajo manual; el
cántico del oficio divino; y el estudio o lectura espiritual. Finalmente menciona a la Orden de
Camándula, fundada en 1012 por San Romualdo. La orden tiene una pura vida contemplativa en la
soledad, y “los ermitaños viven, leen, trabajan, comen, duermen y meditan en sus celdas, pero se
reúnen en la iglesia para las horas canónicas” (p. 160). “El principal fin...es la unión con Dios
mediante la oración solitaria en el silencio de la celda” (p. 170).
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Concluye así un libro esperanzador para aquellos que creíamos que, en términos espirituales,
Occidente no tenía nada que ofrecernos. El libro de Merton nos muestra lo equivocados que
estábamos.
Jorge Fuentes
Frases Selectas
"Adonde quiera que os volváis, allá está la faz de Dios"
(El Corán)
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" El Héroe representa al pueblo frente a su dios y representa a Dios en medio del pueblo. Es
un ser intermedio"
(Lanza del Vasto)
"Sólo los que seguirán fieles a las Viejas Costumbres; sólo ellos sobrevivirán como
hombres."
(Jefe sioux Gayle High Pine)
“De ahí que en aquellos sitios donde el estamento sacerdotal identifica el reino de la técnica
con el reino de Satanás siga poseyendo un instinto más hondo que en aquellos otros donde instala
un micrófono junto al Cuerpo de Cristo”
(Ernst Jünger)
“Toda “renuncia” (no deseo) -comprendida evidentemente como un estado interior-, pone un
poder a disposición del hombre”
(Julius Evola)
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Vincit Omnia
Veritas
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