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TEMA 10

LOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE EDUCACIÓN INFANTIL:

DESARROLLO EVOLUTIVO EN LOS DIFERENTES ÁMBITOS, MOTOR, COGNITIVO,

LINGÜÍSTICO, AFECTIVO Y SOCIAL. ALTERACIONES DEL DESARROLLO.

INTRODUCCIÓN

Durante la etapa de Educación Infantil es cuando se producen más cambios en los


niños en todas las áreas: física, motora, cognitiva, lingüística, afectiva y social. A medida
que el niño va creciendo van desarrollándose conjuntamente la parte biológica y la
experiencial, por lo que es importante que estimulemos las diferentes áreas dependiendo
del momento evolutivo en el que se encuentre. La posibilidad de ejercer una labor tan
compleja constituye un reto para el profesor y más concretamente para el profesor de
Pedagogía Terapéutica. Para superarlo, deberá poseer una formación en los
conocimientos esenciales de la Psicología Evolutiva del alumno y de los perfiles de cada
grupo de edad. Conociendo dichas bases del desarrollo, se podrá establecer una
orientación curricular verdaderamente promotora de desarrollo. Tanto padres como
educadores influyen decisivamente en el desarrollo de los niños en todos los niveles. A lo
largo de este capítulo analizaremos cada uno de los niveles de desarrollo en Educación
Infantil y terminaremos con algunas alteraciones que pueden darse en esta etapa.
En este tema partimos de la descripción de las características generales del
desarrollo en la primera infancia para en último término exponer las alteraciones más
frecuentes en la etapa infantil. Estos contenidos permitirán al maestro de Pedagogía
Terapéutica identificar prontamente síntomas de alarma y con ello poner en marcha
medidas educativas que faciliten el desarrollo integral de sus alumnos.

1. LOS ALUMNOS Y ALUMNAS DE EDUCACIÓN INFANTIL DESARROLLO


EVOLUTIVO EN LOS DIFERENTES ÁMBITOS, MOTOR, COGNITIVO, LINGÜÍSTICO,
AFECTIVO Y SOCIAL.

La Educación Infantil constituye una etapa educativa con identidad propia que
puede y debe contribuir a compensar todo tipo de desigualdades, entre otras, algunas
carencias que tienen su origen en las diferencias del entorno social, cultural y económico.
Ello no implica no reconocer las diferencias psicológicas de los niños que han de ser
educativamente atendidas, favoreciendo, al tiempo, la integración de niños y niñas en el
proceso educativo. Como veremos más adelante, la legislación recoge los aspectos
básicos del desarrollo evolutivo y pretende, a través de la educación, fomentarlo. Para ello
es necesario unir esfuerzos en recursos, personales y materiales, ajustando la respuesta
educativa a las necesidades del alumnado. Cada niño tiene su ritmo y su estilo de
maduración, de desarrollo y de aprendizaje, por ello, la enseñanza ha de ser
personalizada, y desde los documentos del centro (Proyecto Educativo, concreción
curricular, Plan de Atención a la Diversidad) dotar de los recursos, personales y
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materiales, necesarios para conseguir su desarrollo integral. Según la LOE (2006) el
currículo redactado y aprobado para estos niños se orienta a este desarrollo en las
distintas áreas: físico, motórico, emocional, afectivo, social y cognitivo. Los centros de
Educación Infantil cooperarán estrechamente con las madres, padres o tutores en esta
etapa con el objeto de respetar su responsabilidad fundamental. Los objetivos de esta
etapa contribuyen a desarrollar objetivos como: conocer su propio cuerpo y el de los otros,
sus posibilidades de acción y aprender a respetar las diferencias; observar y explorar su
entorno familiar, natural y social; adquirir progresivamente autonomía en sus actividades
habituales; desarrollar sus capacidades afectivas; relacionarse con los demás y adquirir
pautas elementales de convivencia y relación social, así como ejercitarse en la solución
pacífica de conflictos; desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y
formas de expresión; iniciarse en las habilidades lógico-matemáticas, en la lecto-escritura
y en el movimiento, el gesto y el ritmo (LOE, 2006).
Los contenidos educativos se organizarán en áreas correspondientes a ámbitos de la
experiencia y el desarrollo, por medio de áreas globalizadas que tengan interés y
significado para los niños y niñas. Las Administraciones educativas deberán fomentar un
primer contacto con la lengua extranjera al final del segundo ciclo (LOE, 2006).
Los métodos de trabajo de ambos ciclos se basarán en las experiencias, actividades y el
juego y se aplicarán en un ambiente de afecto y confianza, para potenciar su autoestima
e integración social, tal y como se recoge en la LOE (2006).

Entre las funciones del profesorado encontramos: la evaluación del proceso de


aprendizaje del alumnado, de los procesos de enseñanza; la tutoría de los alumnos, la
dirección y la orientación de su aprendizaje y el apoyo en su proceso educativo. Estas
funciones las ejerce en colaboración con las familias y con los responsables de la
orientación. Además se encargan de la coordinación de las actividades docentes, de la
gestión y dirección de aquellas que les sean encomendadas (LOE, 2006; D.428/2008).

Concebimos al niño o a la niña de Educación Infantil en su totalidad, de forma integral,


aunque como ya apuntábamos podemos percibir distintas facetas que nos conforman.
Pasemos a analizar cuáles son los principales rasgos que caracterizan el desarrollo
evolutivo del niño o la niña en sus primeros años de vida.

1.1. Desarrollo motriz

Para entender el desarrollo psicológico y social en esta primera etapa de la vida resulta
imprescindible conocer algunos aspectos básicos del desarrollo físico. Sin embargo, sólo
se hará mención a los aspectos asociados a los aspectos físicos sin entrar en el tema del
desarrollo del sistema nervioso y el cerebro: Durante el primer año, los niños crecen a un
ritmo rápido. En el segundo año, el crecimiento se hace más lento, pero a los 24 meses
alcanzan casi la mitad de la altura a la que llegarán siendo adultos.
En cualquier caso, el desarrollo físico no es homogéneo en todas las partes del cuerpo: al
nacer, la cabeza representa una cuarta parte del total del cuerpo, mientras que a los dos
años es sólo una quinta parte del total. Este crecimiento físico sigue una serie de
principios (leyes de desarrollo) (Feldman):
Para evaluar la capacidad del niño y la niña y la capacidad de su sistema nervioso en los
primeros años de la vida debemos recurrir al desarrollo senso-motor.
Crecimiento físico: El desarrollo físico no es algo regular sino un proceso rítmico que
se produce en fases ordenadas y predecibles con momentos de inflexión y de latencia.
Desarrollo senso-motriz: Según los datos que nos aportan las investigaciones
realizadas en los últimos años, los niños poseen, desde el momento del nacimiento,
los mecanismos básicos de la percepción. Casi todos ellos están inmaduros en ese
momento y necesitan desarrollarse con el paso de la edad, pero, en cualquier caso, hay
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que desechar la creencia, no muy lejana, de que el recién nacido no era capaz mucho
más que de comer, dormir y llorar
Desarrollo psicomotriz: El desarrollo psicomotriz o psicomotor, es de vital importancia
ya que es una habilidad muy importante que se desarrolla en las primeras fases de la
vida, creando conocimientos y habilidades en los niños, y sirviendo de aporte a la
concepción de su propia identidad.
El desarrollo psicomotriz es un aspecto evolutivo del ser humano que consiste en la
maduración y conocimiento de un sujeto.
Analizando el término psicomotriz observamos que “psico” hace referencia a la
actividad psíquica y “motriz” se refiere al movimiento del cuerpo.
Por ello, sabemos que las destrezas motrices que el niño va logrando a lo largo de su
crecimiento se relacionan estrechamente con su evolución psíquica.
Pero el desarrollo psicomotriz no sólo se produce por el mero hecho de crecer,
debemos tener en cuenta la influencia del entorno en este proceso.
Por tanto el desarrollo psicomotriz depende de:
 La dotación genética del sujeto.
 Su maduración.
 Y la oportunidad de entrenamiento o aprendizaje en el momento oportuno que
viene facilitado por el entorno en que se encuentra el sujeto.
Teniendo en cuenta este punto anterior podemos establecer dos clases de desarrollo
psicomotriz:
 por un lado el que depende sólo de la maduración y desarrollo del individuo
como andar, correr, saltar y que sucede en todos los niños.
 por otro lado aquel en el que influye el aprendizaje y es diferente en cada niño
porque viene propiciado por su ambiente como tocar el piano, nadar, jugar al tenis,
etc
El desarrollo psicomotor depende de dos leyes maduracionales trasmitidas
genéticamente:
 Ley Céfalo-caudal: El desarrollo del control cerebral sobre la acción motriz,
evoluciona siguiendo una dirección desde la cabeza a los miembros inferiores.
 Ley Próximo-distal: La organización motriz evoluciona desde los segmentos
centrales hacia los periféricos, desde los hombros hasta los dedos de las manos.
El desarrollo motor sigue un patrón predecible, por lo que la secuencia cefalocaudal, de
la cabeza a los pies, se demuestra mediante el hecho de que a comienzos de la edad de
los bebés, hay un mayor movimiento en la región de la cabeza que en el resto del cuerpo.
Cuando maduran los mecanismos neuromusculares del bebé, hay movimientos mejor
controlados del tronco y posteriormente de la región de las piernas.
El desarrollo motor va también en la dirección próximo-distal, esto es del eje principal a
las zonas remotas. Al alargar la mano hacia un objeto, el bebé utiliza los hombros y los
codos antes de las muñecas y los dedos. En el desarrollo motor las actividades
predecibles son las que dan paso a las actividades masivas y específicas, esto se refiere
a los movimientos gruesos como saltar, correr, caminar, y a los finos al tomar objetos
como cuchara, enhebrar una aguja, etc. Los movimientos del niño van integrando y
controlando voluntariamente, de manera gradual, mayor número de grupos musculares,
con lo que se va haciendo progresivamente más autónomo y preciso y permite incorporar
repertorios psicomotores muy especializados y complejos, que abren nuevas perspectivas
a la percepción y a la acción sobre el entorno mediante pequeños gestos que tienen una
gran importancia. En cuanto a la preferencia de una mano sobre otra o dominancia
manual, los niños se consideran ambidiestros hasta los dos años, a partir de esta edad
suelen utilizar más la mano derecha y, a los 5 , muestran ya una clara dominancia de una
mano sobre otra que, normalmente, se debe a la práctica o aprendizaje entre los tres y los
seis años. La lateralización se produce entre los tres y los seis años. Con respecto al

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esquema corporal, la verdadera construcción del yo corporal no se da hasta los cinco
años aproximadamente. La estructuración espacio-temporal junto con otros aspectos
como control tónico y respiratorio, control postural y del equilibrado se van diferenciando y
a la vez integrando en una totalidad crecientemente compleja y bien articulada: el
esquema corporal gracias al doble impulso de la maduración y el aprendizaje.
1.2. Desarrollo cognitivo

El desarrollo perceptivo será la base del desarrollo cognitivo. Éste último se basa en las
interacciones del sujeto con su entorno.
Para PIAGET el desarrollo psicoevolutivo pasa por una serie de estadios que son:
1. Período sensomotor ( 0- 18/24 meses )
 Subestadio 1 (0-1 meses): Adaptaciones innatas, ejercicios de los reflejos.
 Subestadio 2 (1-4 meses): Reacciones circulares primarias.
 Subestadio 3 ( 4-8 meses): Reacciones circulares secundarias.
 Subestadio 4 (8-12 meses): Coordinación de esquemas secundarios.
 Subestadio 5 ( 12-18 meses): Reacciones circulares terciarias.
 Subestadio 6 (18-24 meses): Invención de nuevas combinaciones por
combinación mental de representaciones.
2. Período de preparación y organización de las operaciones concretas( 1,5/2-
11 años)
 Subperiodo preoperatorio (1,5/2-7 años)
 Pensamiento simbólico y preconceptual (1,5/2-4 años).
 Pensamiento intuitivo (4-7 años).
- Organizaciones representativas fundadas sobre configuraciones
estáticas o sobre asimilación a la acción propia (4-5,5 años).
- Regulaciones representativas articuladas (5,5-7 años).
 Subperíodo de las operaciones concretas (7-11 años)
- Operaciones concretas simples (7-9 años).
- Nivel de completamiento de las operaciones concretas (9-11 años).
3.-Período de las operaciones formales ( 11/12- 15/16 años)
- Comienzo de las operaciones formales (11-13 años).
- Operaciones formales avanzadas (13-15 años).
Desarrollaremos la inteligencia sensoriomotora y el pensamiento preoperatorio por ser
los estadios de desarrollo por los que pasan los niños/as de 0 a 6 años.
 PERÍODO SENSORIOMOTOR (0-2 años)
 Se llama etapa sensoriomotora porque el desarrollo se basa en la información
obtenida por los sentidos (sensorio) y en las acciones o movimientos del
cuerpo(motor)
 Se trata de una inteligencia práctica y manipulativa ligada y limitada a una
interacción directa con el medio que rodea al niño, unida al mundo de las
sensaciones y las percepciones.
 Los reflejos innatos se irán transformando en esquemas de acción que
permitirán elaborar conceptos básicos para el desarrollo posterior como los de
espacio, casualidad y permanencia del objeto.
 Finaliza este estadio con la adquisición de los rudimentos de la representación.
 PENSAMIENTO PREOPERATORIO (2-7años)
 En torno a los dos años y ½ el niño, sin abandonar el mundo de la acción,
accede al mundo de los símbolos, de la representación y de la acción. El
niño es capaz de usar símbolos, pensar en algo sin necesidad de tenerlo
presente (pensamiento simbólico) pero están limitados por su incapacidad
de usar la lógica.

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 Llamamos función simbólica a la reunión de las diferentes formas de
símbolos,( imitación en ausencia de modelos, memoria de reconocimiento,
juego de ficción, habla comunicativa, habla interna, fantasía, imaginación y
mundo de los sueños) que implican la disociación entre significante y
significado (acceso al lenguaje).
El pensamiento preoperatorio se caracteriza por:
 1ª fase ( 2-4 años ) caracterizada por:
1. Un pensamiento preconceptual (Piaget denomina preconceptos a las primeras
nociones que el niño utiliza en su adquisición del lenguaje) y transductivo ( ni
deductivo que va de lo general a lo particular, ni inductivo que va de lo particular a lo
general).El razonamiento va de lo particular a lo particular por analogías viendo la
causa donde no existe.
2. Pensamiento sincrético que opera por mera yuxtaposición de partes sin lograr una
autentica articulación entre ellas. A veces logran el éxito pero sólo de manera casual
y equivoca
 2ª fase (4-6años) caracterizada por:
1. El razonamiento es intuitivo vinculado a datos perceptivos y basado en
representaciones estáticas sin considerar las referencias internas.
2. Ausencia de nociones de conservación de cantidades continuas en líquidos y
sólidos o conservación de cantidades discontinuas como el número y la longitud.
Esto es debido a:
☺ Centración: sólo es capaz de centrar su atención en un solo aspecto de la realidad,
normalmente el más llamativo, descartando los demás.
☺ Irreversibilidad: No es capaz, tras seguir la secuencia de un razonamiento, de
hacerlo en sentido inverso.
☺ Estatismo: Tendencia a fijarse en las configuraciones perceptivas de los estados
más que en las transformaciones. No entiende el significado de la transformación
entre estados.
☺ Egocentrismo: El niño sólo es capaz de contemplar su propio punto de vista. Se
considera el centro de las situaciones, el más importante, considera que los demás
piensan como ellos lo hacen. A causa del egocentrismo se observan ciertas
características del pensamiento preoperatorio:
 Fenomenismo: Supone establecer enlaces causales entre fenómenos
percibidos como próximos.
 Finalismo: Todas las cosas tienen una finalidad que explica su existencia
(montañas altas para dar paseos largos y viceversa ). Por las preguntas del
niño podemos saber como piensa:
 Hasta los tres años donde se hallan los objetos y como se llaman. ¿Esto qué
es?
 A partir de los tres años hace la pregunta “¿Por qué?” buscando una finalidad,
no una causa.
 Artificialismo: Asumen que todo está hecho por una gran persona, una fuerza
divina o superior.
 Animismo: Atribuye vida a objetos inanimados. Concibe las cosas como vivas y
dotarlas de intenciones. Ejemplo: ¿No les duele a las patatas cuando las
cortas?
La descentración de este pensamiento intuitivo todavía marcado por el egocentrismo
conducirá a la reversibilidad y a la organización operatoria de la inteligencia inmersa, en la
Etapa de las operaciones concretas, ya en plena era escolar.

1.3. El desarrollo lingüístico

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Siguiendo las reflexiones de los autores Carrillo y Amat (2001) podemos señalar las
siguientes etapas en el desarrollo del lenguaje en este período:
a.- Etapa prelingüística.
Al nacer el niño tiene ya formados los órganos y músculos esenciales de la
expresión verbal. Sólo necesita de una maduración de los núcleos cerebrales
correspondientes y de los nervios que intervienen en la fonación y articulación. En la
primera mitad del primer año, priman los procesos de maduración del cerebro y bases
neuromusculares de dirección y coordinación del aparato fonatorio; en la segunda mitad
del primer año, priman los procesos de aprendizaje, convirtiéndose éstos en los
determinantes más importantes para el desarrollo posterior.
Características generales de esta etapa. Se caracteriza por la práctica de ejercicios
fonéticos, balbuceos, vocalizaciones,… que se efectúan en principio por simple placer
motor. En esta época de su desarrollo, el niño oye y percibe especialmente el tono en el
que se habla. El niño se siente estimulado por las manifestaciones afectivas
especialmente de la persona que le cuida más directamente, e intenta imitar lo que oye.
Posteriormente, su ambiente socio-cultural influirá decisivamente en el desarrollo de su
lenguaje. Respecto de los sonidos, oye, después emite y repite y luego aplica. En este
proceso de imitación y refuerzo, el niño comienza a diferenciar fonemas y reproducirlos.
La frase prelingüística corresponde al período de la inteligencia sensoriomotriz. El niño
juega con sus órganos de fonación, sensaciones musculares, vibratorias y auditivas.
b.- Etapa lingüística.
Esta etapa se caracteriza por la utilización del lenguaje propiamente dicho, la
adquisición de sus elementos y la forma de combinarlos para que tengan un significado.
Se inicia aproximadamente hacia el final del primer año con la emisión de las primeras
palabras y no termina nunca, ya que se va perfeccionando siempre. En esta etapa
lingüística, el lenguaje del niño va a progresar en tres aspectos, que corresponden a los
niveles del lenguaje y que son:
* Nivel fonológico, que implica la emisión de los sonidos y el perfeccionamiento de los
mismos.
* Nivel semántico o adquisición de vocabulario o palabras con significado.
* Nivel morfosintáctico o construcción de frases de acuerdo con unas reglas referidas al
orden de los elementos y a la modificación de los mismos.
Señalare:
El lenguaje del niño de 3-4 años. El niño a esta edad conoce, aproximadamente
mil palabras, pero, la distinción entre la comprensión y la expresión de las mismas es
difícil de establecer. En esta período el lenguaje infantil deja de depender de estímulos
externos, se interioriza y empieza a tener significación; a obedecer a su propia iniciativa y
le sirve para designar lo que él intenta comunicar a los demás.
El lenguaje del niño de 4-5 años. El niño logra realizar enunciados bastante largos
debido a que las frases se concatenan. Su vocabulario llega a alcanzar el conocimiento
de aproximadamente dos mil palabras distintas y su lenguaje está bastante estructurado.
Hace relaciones cronológicas y causales. El niño manifiesta en este período gran
curiosidad por todo lo que ocurre a su alrededor. Es el período de las interrogaciones.
El lenguaje del niño de 5-6 años. El niño posee ya todas las estructuras de frases
sencillas. La adopción de los modelos del lenguaje adulto, mediante la imitación, hace que
el niño emplee correctamente el lenguaje convencional. Hacia los cinco años y medio, el
niño posee un lenguaje bastante completo, especialmente a nivel estructural, lo que le
permitirá iniciarse en la lectura y la escritura.

1.4. El desarrollo afectivo-social

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Durante el período entre los 0-3 años, en el ámbito afectivo-social, los conocimientos
más importantes son el reconocimiento de sí mismo, el reconocimiento de las
personas, identidad y rol sexual.
En el tramo comprendido entre los 3 y los 6 años, son importantes el conocimiento de
las características de los otros, de las relaciones interpersonales y de los sistemas
e instituciones sociales.
- El conocimiento de sí mismo: El conocimiento de los niños sobre sí mismos
aumenta durante la infancia y esto se ne de manifiesto en el desarrollo del
autorreconocimiento (posible en el espejo y en fotografías a los dos años) y en el
desarrollo de las autodescripciones. Otro aspecto importante en el desarrollo de la
propia identidad y del autoconocimiento es la conciencia del rol sexual al cual el
individuo pertenece, y que se conoce como identidad de género.
A los dos años, los niños son capaces de clasificar fotografías de personas en
categorías marcadas por el género, por ejemplo, en «nenes y «nenas» o en «papás» y
«mamás». Parece ser que tales clasificaciones las establecen en función de atributos
externos (vestidos, adornos, actividades, juguetes, etc.). A partir de los tres años,
asumen su rol sexual.
- El conocimiento de los otros: De igual manera que el niño va desarrollando
progresivamente el conocimiento de sí mismo, desarrolla una serie de conocimientos,
también poco a poco, sobre los demás. En este proceso interviene:
 El reconocimiento de las personas: A partir de los 3-4 meses el bebé es
capaz de diferenciar y reconocer las caras de sus cuidadores principales.
Alrededor del octavo mes de vida, surge el temor al desconocido (el apego), lo
que está indicando que el niño ha aumentado su conocimiento social: ya
distingue entre conocidos y extraños. Esto demuestra que el reconocimiento de
las personas es una capacidad que se desarrolla precozmente durante los dos
primeros años de vida y que los niños más pequeños dan muestras de poseer
cierto conocimiento sobre los otros.
 El desarrollo de la empatía: El desarrollo de la empatía es también una prueba
del conocimiento que el niño tiene de los demás. La empatía es la comprensión
de los sentimientos de otra persona. Su desarrollo, por tanto no es posible hasta
que el niño no alcanza un claro concepto sobre el otro.
 El conocimiento de las características de los otros: Siguiendo a González y
Padilla (1990), las características del conocimiento infantil sobre los otros son
las siguientes: Es un conocimiento basado en los rasgos externos y muy
vinculados a características fácilmente perceptibles, lo que se pone de
manifiesto en las descripciones que hacen de los demás (rara vez contienen
rasgos psicológicos). Las inferencias que realizan sobre el contenido de los
pensamientos, emociones o sentimientos de otros tienen un carácter impreciso
y global. Les resulta más fácil realizar inferencias adecuadas sobre los rasgos
de otros en las situaciones familiares. Las descripciones que hacen de los
demás son una yuxtaposición de rasgos aislados y con frecuencia,
contradictorios. Un niño puede describir a su padre, por ejemplo, diciendo de él:
“Es muy bueno, pero no me compra helados”. En situaciones sociales en la que
su propio punto de vista está implicado, tienen dificultades para distinguirlo del
de otros. Por ejemplo, el niño que, tras sufrir su padre un accidente doméstico,
pretende ayudarle ofreciéndole sus cereales de chocolate favoritos.

2. ALTERACIONES EN EL DESARROLLO

En los primeros años que se suceden cambios importantes para el desarrollo de los
niños y niñas con una gran rapidez y variabilidad, no podemos dejar de citar la
importancia que tiene el medio educativo y la intervención individualizada y socializada
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en la compensación de necesidades que pueden aparecer en los diferentes
momentos del desarrollo infantil. Este hecho toma una relevancia aún mayor
cuando se trata de niños y niñas que tienen algún tipo de necesidad educativa especial;
la intervención educativa temprana, adaptada a las necesidades individuales, la
socialización con sus iguales, la orientación a las familias,..., son acciones educativas de
gran importancia para la estimulación y el desarrollo óptimo de cada uno de los niños y
niñas.
Para el desarrollo de este apartado seguimos las descripciones recogidas en el
DSM-V (2013) desaparece “Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia”
y pasan a denominarse Trastornos del neurodesarrollo
A continuación veremos las más importantes.

2.1. Trastornos del neurodesarrollo

2.1.1. Discapacidad intelectual

Discapacidad intelectual: se caracteriza por una capacidad intelectual significativamente


inferior a la media, déficit en la actividad adaptativa. DSMV
Disfunción cerebral mínima: es el retraso y alteración de la atención y control de la
propia conducta, del aprendizaje verbal y no verbal y de la afectividad.

2.1.2. TEA
Engloba todos los TGD bajo un solo diagnostico
Las características esenciales del trastorno autista son la presencia de un
desarrollo marcadamente anormal o deficiente de la interacción y comunicación sociales y
un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses. Las manifestaciones del
trastorno varían mucho en función del nivel de desarrollo y de la edad cronológica del
sujeto. El trastorno autista presenta los siguientes rasgos:
- alteración cualitativa de la interacción social.
- alteración cualitativa de la comunicación.
- patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y
estereotipados.
- retraso o funcionamiento anormal en por lo menos una de las siguientes ÁREAS:
interacción social; lenguaje utilizado en la relación social; juego simbólico o imaginativo.
2.1.3. Trastornos de la comunicación

 Trastornos del lenguaje

Retraso simple del lenguaje: es un desfase cronológico en el desarrollo del conjunto de


aspectos del lenguaje: fonéticos, léxicos, morfosintácticos, sin afectación de otros
ámbitos.
Afasia: se caracteriza por la ausencia de desarrollo del lenguaje oral o la expresión muy
limitada de éste, después de los cuatro años de edad. Puede ser congénita (sería un
verdadero trastorno específico del desarrollo) o debida a una lesión cerebral.

 Trastornos de la voz y el habla

Disfonía: es la alteración en una o más cualidades acústicas de la voz.


Taquilalia: se trata de una aceleración en el ritmo de emisión de las palabras, lo que
provoca errores en el habla.
Disfemia: es una alteración en la fluidez y organización temporal del habla, caracterizada
por repeticiones de sílabas, prolongaciones de sonidos, bloqueos, etc.

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Dislalia: es la presencia de errores de articulación de uno o varios sonidos del habla,
debidos a la existencia de problemas en la representación del sistema fonológico o en la
discriminación de sonidos, en un niño de más de cinco años.
Inmadurez articulatoria: se trata de una dificultad en la correcta pronunciación de
palabras y frases, existiendo correcta pronunciación de fonemas y sílabas aislados, en
niños mayores de cinco años. Además, aunque no se tratan propiamente de trastornos
específicos del desarrollo, ya que se deben a alteraciones orgánicas, dentro de los
trastornos en la voz y el habla podemos englobar:
Disartria: Alteración en la expresión oral debida a lesión neurológica en el sistema
nervioso central o periférico (por ejemplo, una parálisis).
Disglosia: alteración en la pronunciación por malformación ósea o muscular de los
órganos bucofonatorios.

 Trastornos de las habilidades motoras


La característica esencial del trastorno del desarrollo de la coordinación es una
alteración significativa del desarrollo de la coordinación motora. El diagnóstico sólo se
establece si tal afectación interfiere significativamente el rendimiento académico o las
actividades de la vida cotidiana. El diagnóstico se establece si las deficiencias de la
coordinación no se deben a discapacidad (p. ej., parálisis cerebral, hemiplejía, o distrofia
muscular)
Las manifestaciones de este trastorno varían en función de la edad y la etapa del
desarrollo. Por ejemplo, los niños pequeños pueden manifestar torpeza y retrasos en la
consecución de hitos del desarrollo motor (p. ej., caminar, gatear, sentarse, anudar los
zapatos, abrocharse las camisas, subir y bajar una cremallera). Los niños mayores
pueden manifestar dificultades en tareas motoras como hacer rompecabezas, construir
modelos, jugar a la pelota y escribir.

2.2. Otros trastornos de la conducta.

2.2.1. Trastornos de la conducta social

Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: en el niño de esta edad puede
manifestarse mediante conductas como la falta de atención hacia las tareas que realiza,
aparente indiferencia al hablarle, o actividad motriz excesiva.
Trastorno reactivo de la vinculación en la infancia: presencia de relaciones sociales
muy alteradas e inadecuadas, de tipo inhibido (incapacidad para mantener relaciones
sociales propias de su edad, hipervigilancia o ambivalencia afectiva) o desinhibido
(establecimiento de vínculos difusos y no selectivos, con sociabilidad indiscriminada y
excesiva).
Conducta agresiva: en esta etapa se manifiesta mediante rabietas, oposicionismo y
rechazo a todo tipo de disciplina. En casos muy excepcionales existirá un verdadero
desvío de los patrones sociales normales a esa edad.

2.2.2. Trastornos de la conducta alimentaria

Los hábitos alimentarios son de especial importancia para el desarrollo del niño. Las
alteraciones de estos hábitos, sin embargo, se vinculan muy frecuentemente a problemas
de tipo psicológico y a las actitudes que tienen los padres respecto de la comida. Entre las
alteraciones más frecuentes en esta edad señalamos:
Bulimia: presencia de episodios recurrentes de ingesta compulsiva y voraz de gran
cantidad de alimentos en un breve espacio de tiempo, generalmente inferior a dos horas.
La Pica: ingestión persistente de sustancias no nutritivas, como yeso, papel, etc.
La conducta de rumiación: regurgitación repetida de los alimentos ingeridos.
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Trastorno de la ingestión alimentaria en la infancia: es la dificultad persistente para
comer de manera adecuada, con pérdida significativa de peso o dificultad para aumentar
el mismo, sin enfermedad médica asociada. Inicio anterior a los seis años.
Obesidad infantil: suele estar motivada por una ingesta excesiva de alimentos influida
por hábitos alimentarios excesivos en el ámbito familiar.

2.2.3. Trastornos del sueño

Los problemas asociados al sueño son comunes en la infancia e incluyen


principalmente dificultades para descansar, incapacidad para dormirse voluntariamente,
resistencia para irse a la cama, sonambulismo y terrores nocturnos.
Algunas de estas alteraciones acontecen cuando el niño se encuentra mal físicamente
( indigestiones, alteraciones gástricas, infecciones, etc), o cuando el medio no es
confortable ( frialdad en la habitación, ropa excesiva, incomodidad en la cama, etc).
Otras veces estas dificultades son fruto de la hiperactividad diaria, de las dificultades
escolares, de la excesiva tensión emocional durante la últimas horas de cada día y de las
actividades de los padres frente al sueño. Durante esta etapa evolutiva los trastornos del
sueño más frecuentes son los terrores nocturnos y el sonambulismo.
Terrores nocturnos: es relativamente frecuente entre los niños. y se caracteriza por un
despertar súbito con intensa ansiedad y desorientación espaciotemporal.
Sonambulismo: presencia de episodios repetidos que implican levantarse de la cama y
deambular en pleno sueño, con amnesia posterior del episodio.

2.2.4. Trastornos de la eliminación

El control voluntario de los esfínteres de la vejiga y del ano, se realiza siempre de


acuerdo con el desarrollo de un proceso madurativo que exige un cierto tiempo. Cuando
se produce un retraso en la adquisición del control apropiado sobre esos esfínteres y las
conductas de micción y defecación que de ellos dependen, hablamos respectivamente de
enuresis y encopresis.
Enuresis funcional: emisión involuntaria o intencional de orina por la noche o durante el
día, en la cama o en sus ropas, a una edad de al menos cinco años.
Encopresis funcional
Deposiciones voluntarias o involuntarias en lugares no adecuados para ello. Siempre en
niños mayores de cuatro años.

2.2.5. Trastornos por tics

Presencia de tics motores, que son movimientos espasmódicos e involuntarios,


principalmente en cuello y extremidades, o de tics vocales o fonatorios, es decir,
vocalizaciones súbitas v recurrentes. sin intención comunicadora.

2.3. Trastornos por ansiedad

Trastorno de ansiedad por separación: ansiedad excesiva relativa a su separación del


hogar y de las personas con quien está vinculado.
Trastorno por evitación en la niñez: excesiva evitación del contacto con desconocidos,
que interfiere en el establecimiento de relaciones sociales normales.

2.4. Trastornos del estado de ánimo

Depresión infantil: según Hoffman, en los niños se presenta mediante una serie de
manifestaciones emocionales (infravaloración, labilidad) motivacionales (pérdida de
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interés, retraimiento social), vegetativas (tensión, dolencias somáticas) y motrices (retardo
y/o agitación).
2.5. TDHA

2.6. Otros trastornos

El comportamiento apático y el aislamiento infantil: en ambos se constata un síntoma


inicial de inhibición psicológica y muestran una especial dificultad para entablar
relaciones.
Los celos: puede definirse como un estado afectivo, transitorio o perdurable, respecto de
un hermano o compañero de parecidas características y edad, consecuencia de un
defecto en el modo de querer a los demás: como algo y de forma exclusiva.
El síndrome del niño maltratado: niño objeto de acciones u omisiones intencionales que
producen lesiones físicas o mentales, muerte o cualquier otro daño personal, provenientes
de sujetos que por cualquier motivo tengan relación con ella.

3. CONCLUSIÓN

El conocimiento del desarrollo de los diferentes ámbitos que conforman la personalidad


del niño y la niña de Educación Infantil nos permite anticipar cuáles son las conductas
deseables y responder ante posibles dificultades. Este conocimiento nos conduce a
responder ante la diferencia en pro de dotar a cada individuo de las oportunidades reales
a las que tiene derecho.
Igualmente somos conscientes de la necesidad de una estrecha colaboración de la familia
con los educadores para la consecución de un desarrollo armónico e integral de la
personalidad del niño/a de Educación Infantil, especialmente si se detectan necesidades
educativas especiales.

4. BIBLIOGRAFÍA

CERDA MARIN, Niños con necesidades educativas especiales. Promolibro.


Valencia,1990.
CLARIZIO, H, McCOY, G. Trastornos de la conducta en el niño. México, 1981
PIAGET, J. e INHELDER, B.: Psicología del niño. Morata. Madrid, 1975.
VARIOS(compilación de Jesús Palacios, Álvaro Marchesi y Cesar Coll): Desarrollo
psicológico y educación. Tomo I. Alianza Psicología, Madrid, 1992.

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