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RESEÑAS
dad en la diferencia y la diferencia en mento individual será visto desde esta
la igualdad. Pero en la medida que sí totalidad cultural.
es posible hacer una afirmación general En la segunda sección del libro la
sobre el contacto entre culturas —por utopía es el tema central de Krotz. Sobre
lo menos en el ámbito cultural occiden- esta noción afirma que es patrón de pen-
tal—, ésta se encuentra en la demostra- samiento, impulso para actuar, objeto
ción que la cuestión disciplinaria tiene de anhelos, tema de sueños, principio
su momento decisivo en la categoría de de organización, forma de imaginación
la otredad. Para Krotz la otredad sig- y dimensión de sentido. Asimismo se
nifica una clase especial de diferencia, puede encontrar en todas las épocas y
tiene que ver con la experiencia de la en todas las culturas; no sólo en aconte-
extrañeza, se refiera a paisajes y climas, cimientos extraordinarios, sino también
o a plantas y animales, formas y colo- en las trivialidades de la cotidianidad
res, olores y ruidos. Pero solamente la y de los sueños diurnos en la vida de
confrontación con las particularidades todos los individuos.
hasta entonces desconocidas de otros Basta pensar cuánto difieren, en
seres humanos –idioma, costumbres co- un mismo país, las concepciones (y las
tidianas, fiestas, ceremonias religiosas prácticas que éstas conllevan) acerca
o cualquier otra cosa- proporciona la de la niñez y la muerte, el trabajo y la
verdadera experiencia de la extrañeza. sexualidad, que tienen las generaciones
Para el autor, la alteridad es la categoría actuales y las anteriores; y no se trata
central de una pregunta antropológica sólo de diferencias respecto de valora-
específica. ciones obtenidas por medio de la re-
En la categoría de alteridad, el otro flexión, sino también de esquemas de
—en el sentido que describe Krotz—, percepción y del acomodo de lo perci-
no se considera como tal en relación bido en contextos globales, casi siempre
con sus particularidades individuales, aceptados sin cuestionamiento alguno.
y menos aún con las “naturales”, sino En ambos casos, podremos ver cómo la
como miembro de una comunidad, co- utopía representa una forma específica
mo portador de una cultura, como here- del análisis de fenómenos sociales, en
dero de una tradición, como represen- que la categoría de la alteridad tiene
tante de una colectividad, como punto una importancia decisiva. En los acon-
nodal de una estructura permanente tecimientos y situaciones descritos se
de comunicación, como iniciado en un trasluce continuamente una especie de
universo simbólico, como participante “contramundo” que es por completo
de una forma de vida distinta de otras, distinto del orden real que impera en el
como resultado y creador de un proce- mundo. La razón que da origen a estos
so histórico específico, único e irrepe- contramundos es siempre la misma,
tible. Al otro individuo, al producto sin importar el lugar: la insatisfacción
material institucional o ideal aislado por principio con las condiciones exis-
de una cultura o de un individuo en la tentes.
comunidad, siempre lo acompañará el Con la lectura reflexiva del libro
conjunto de la otra cultura, y cada ele- nos queda claro que quien tiene jus-
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tente”, no debe distraer la mirada del rios, sino que su conjunto y muchos de
hecho de que la perspectiva básica de la sus elementos particulares remitan con
utopía no es de naturaleza topológica, claridad a la existencia de uno o pocos
sino cronológica. Finalmente, la terce- conflictos básicos que crean, mantienen
ra reflexión: toda expresión utópica es o, por lo menos, influyen de manera de-
necesariamente fragmentaria porque cisiva en los demás.
está condicionada por la historia: en la Estas cinco relaciones estrechas
negación dialéctica, de la positividad demuestran que la utopía es algo más
ya germinante siempre aparecerá un que una imagen ideal arbitraria y na-
bien que permite entrever, a pesar de cida del capricho individual. En esta
su orientación a lo absoluto, los intere- parte del libro, y la más interesante a
ses de grupo y de clase del soñador, las mi gusto, logra demostrar además, que
circunstancias biográficas y de época de la utopía en todas sus formas —como
su vida, y, con frecuencia, aun los es- juguetón sueño diurno, como antigua
tados temporales y muy personales de profecía, como tratado escrito, como
disgusto o de exaltación. revuelta ritual, como comunidad con-
En la última parte del libro, el autor tracultural, como movimiento revolu-
describe con gran destreza la relación cionario— es una forma más o menos
entre realidad sociocultural y utopía explícita de análisis social.
a través de cinco propuestas teóricas. Para finalizar, Krotz insiste en la
En primer lugar, lo social tiene una es- relación entre la antropología y utopía
tructura reconocible. Ésta es previa a y esto con relación a la posibilidad de
cualquier individuo y, por así decirlo, una nueva perspectiva antropológica y
está por encima de él. En segundo lu- también de una nueva formulación de
gar, este orden no es estático; los seres la pregunta que guía a esta disciplina
humanos lo han cambiado y por tanto científica y que reconquiste la dimen-
lo pueden cambiar también ahora. En sión utópica. Es necesario asumir que
tercer lugar, el orden analizado por la hay una crisis de la antropología y de
utopía, como conjunto y en relación con la utopía: por ello se debe realizar una
sus partes constitutivas, tiene causas, y recapitulación dialéctica entre ellas.
el conocimiento humano tiene acceso a Como queda claro en el libro, la
ellas. En cuarto lugar, la realidad expe- afirmación de que las ciencias antropo-
rimentada de la convivencia humana no lógicas se encuentran en una profunda
corresponde, en modo alguno, a la ima- crisis de fundamentos y que sus sínto-
gen supuestamente válida de la colabo- mas más evidentes —la fragmentación
ración, más o menos unánime, de todas del conocimiento antropológico y de su
las fuerzas sociales, que se apoyan, fo- proceso de producción, así como la in-
mentan y complementan mutuamente definición respecto de sus límites y rela-
para lograr el bienestar del conjunto y ciones con los ámbitos vecinos (empíri-
de cada individuo. En quinto lugar, la cos, metodológicos, teóricos)— se basan
sociedad vislumbrada utópicamente no en la carencia de una matriz disciplina-
se presenta simplemente como un cam- ria unificadora son absolutamente cier-
po lleno de tensiones con pesos arbitra- tos. El carácter y el contenido de esta
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