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5 FABULAS

1. El congreso de los ratones

Había una vez una familia de ratones que vivía en la despensa de una casa. Eran
felices, pero vivían con miedo de ser atacados por un enorme gato, de manera
que nunca se atrevían a salir ya que sin importar que fuera de día o de noche ese
terrible enemigo siempre les vigilaba. Un buen día decidieron poner fin al
problema, por lo que celebraron una asamblea a petición del jefe de los ratones,
que era el más viejo de todos. El jefe de los ratones dijo a los presentes: – “Os he
mandado reunir para que entre todos encontremos una solución. ¡No podemos
vivir así!” – “¡Pido la palabra!”, dijo un ratoncillo muy atento. – “Atemos un cascabel
al gato, y así sabremos en todo momento por dónde anda”.

Tan interesante propuesta fue aceptada por todos los roedores entre grandes
aplausos y felicidad. Con el cascabel estarían salvados, porque su campanilleo
avisaría de la llegada del enemigo con el tiempo para ponerse a salvo. –
“¡Silencio!”, gritó el ratón jefe, para luego decir: – “Queda pendiente una cuestión
importante: ¿Quién de todos le pone el cascabel al gato?” Al oír esto, los
ratoncitos se quedaron repentinamente callados, porque no podían contestar a
aquella pregunta. Y corrieron de nuevo a sus cuevas, hambrientos y tristes.
Moraleja: Es más fácil proponer ideas que llevarlas a cabo.

2. El bobo y la grulla

Mientras un lobo se comía un hueso, se le atragantó en la garganta, y empezó a


correr por todas partes en busca de ayuda. En su camino se encontró a una grulla
y le pidió que le salvara de aquella situación y que le pagaría por ello. La grulla
aceptó, introdujo su cabeza en la boca del lobo y sacó el hueso atravesado de la
garganta. Entonces, le pidió su compensación al lobo, a lo que este le respondió: –
“Oye amiga, ¿no crees que es suficiente paga el haber sacado tu cabeza sana y
salva de mi boca? Moraleja: Nunca hagas favores a malvados, traficantes o
corruptos, pues mucha paga tendrías si te dejan sano y salvo.
3. El caballo viejo

Un caballo que ya estaba muy mayor fue vendido por su amo a un molinero que lo
empleó para que diera vueltas a la piedra de un viejo molino. El caballo no hacía
otra cosa desde la mañana hasta la noche que girar y girar alrededor de aquella
rueda, lo cual no solo le cansaba mucho sino que lo ponía muy triste. Y es que el
viejo caballo recordaba lo veloz y famoso que había sido en sus años de juventud,
en los que había vivido infinidad de aventuras y también cómo se burlaba de los
otros caballos que eran más viejos y lentos que él.

Ahora viéndose en esta situación en la que pasaba sus días atado y dando vueltas
a dicho molino, se arrepentía de aquella actitud que había tenido cuando era
poderoso: “Después de las grandiosas vueltas que di en las carreras durante mi
juventud, mira las vueltas que tengo que dar ahora. Este es un justo castigo por
burlarme de aquellos a los que veía más débiles e inferiores”. Moraleja: Mejor ser
humilde cuando tienes poder, porque un día u otro lo has de perder.

4. El lobo con piel de oveja

Un lobo pensó un día cambiar su apariencia para así obtener comida de forma
más fácil. Ni corto ni perezoso, se metió dentro de una piel de oveja y se fue a
pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor. Al atardecer, fue llevado
junto con todo el rebaño al granjero, donde le cerraron la puerta para que ningún
lobo entrara a comerse a las ovejas. Sin embargo, en la noche, el pastor entró
buscando la cena para el día siguiente, tomó al lobo y creyendo que era un
cordero, lo sacrificó al instante. Moraleja: Según hagamos el engaño, así
recibiremos el daño.

5. Las ranas pidiendo rey

Cansadas las ranas del propio desorden y anarquía en que vivían, mandaron una
delegación a Zeus para que les enviara un rey. Zeus, atendiendo su petición, les
envió un grueso leño a su charca. Espantadas las ranas por el ruido que hizo el
leño al caer, se escondieron donde mejor pudieron. Por fin, viendo que el leño no
se movía más, fueron saliendo a la superficie y dada la quietud que predominaba,
empezaron a sentir tan grande desprecio por el nuevo rey, que brincaban sobre él
y se le sentaban encima, burlándose sin descanso. Y así, sintiéndose humilladas
por tener de monarca a un simple madero, volvieron donde Zeus, pidiéndole que
les cambiara al rey, pues éste era demasiado tranquilo. Indignado Zeus, les
mandó una activa serpiente de agua que, una a una, las atrapó y devoró a todas
sin compasión. Moraleja: A la hora de elegir los gobernantes, es mejor escoger a
uno sencillo y honesto, en vez de a uno muy emprendedor pero malvado o
corrupto.

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