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Busby Babes

La historia del Manchester United va indisolublemente ligada al nombre de un legendario técnico: Sir Matt Busby, el
técnico milagro, creador de los Busby Babes, aquel que obró su primer milagro cuando a su llegada provocó el
resurgimiento de 'Los red devils' que en la década de los cincuenta conquistaron cinco Campeonatos ingleses y se
convirtieron en uno de los mejores equipos del mundo. Un equipo al que la desgracia le cortó la posibilidad de
conseguir su primera Copa de Europa, cuando en 1958 el desastre aéreo de Munich acabó con la vida de la mayor parte
de la plantilla del United. Una gran saga de legendarios y jóvenes futbolistas (los primeros Busby Babes) como
Edwards, Colman, Morgans, Taylor, Gregg, Scanlon y Byrne entre otros perdieron la vida y vieron truncadas sus
prometedoras carreras.
En cualquier caso y para conocer un poco más la historia de este legendario equipo tenemos que remontarnos al inicio
de todo y al hecho fundamental que supuso para el United la llegada al club de Matt Busby.
Matt Busby llega al United.
En 1945 fue nombrado técnico del Manchester United y poco a poco fue introduciendo en el mundo del fútbol y en su
club innovaciones que sorprendieron a todos pero que con el paso de los años le dieron la razón. Busby llegó a integrar
a los futbolistas en la vida diaria del club, llegando a conseguir que algunos de ellos realizaran tareas administrativas.
Consiguió que el United fuera un club en el que todos luchaban por un mismo objetivo y trabajó denodadamente para
que las secciones inferiores del club tuvieran la certeza de que eran el futuro del club, introduciendo en el primer equipo
a futbolistas con edad juvenil.
Aunque muchos puedan recordar su imagen como la de un abuelo, condescendiente con sus jugadores, nada más lejos
de la realidad, aunque es cierto que en público muchas veces le cedía el papel de autoritario a su ayudante Jimmy
Murphy, en privado era tan exigente o más que su ayudante en el aspecto disciplinario.
En poco tiempo la política ‘Busby’ comenzó a dar sus frutos, ya en 1947 el united logró una más que digna segunda
posición y en 1948 conquistaron la FA Cup.
Los “Busby Babes”.
Con la anteriormente citada política de club, el United se va asentando y consagrando como uno de los mejores equipo
británicos de su época, con una media de edad de 22 años en su plantilla los ya conocidos como “Busby Babes”
comienzan a hacer historia. Ya en 1956 se erigen como campeones de la Liga inglesa y un año más tarde reeditan el
título y son subcampeones de la Copa inglesa cayendo en la final ante el Aston Villa. Era un equipo sencillamente
magnífico con hombres como Roger Byrne uno de los mejores defensas de la historia del fútbol inglés pese a que
técnicamente no era un portento, su fuerza e inteligencia sobre la cancha lo convirtieron en uno de los mejores defensas
de la historia del fútbol inglés. Tommy Taylor, considerado en su época como el mejor delantero cabeceador del
mundo, un futbolista muy combativo y letal en el área, un auténtico incordio y un peligro para el marco rival. Duncan
Edwards, según los críticos la mayor promesa de la historia del fútbol británico al que si el destino y la desgracia no le
hubiera segado la vida en un accidente aéreo a los 21 años, se habría convertido en el mejor jugador del mundo de su
época. Dennis Viollet, uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol inglés y de los más recordados en Old
Trafford. Delantero de aspecto frágil pero muy veloz y eléctrico dotado de un gran instinto goleador y de una gran
habilidad y visión de juego. Billy Foulkes, limitado técnicamente pero toda una roca y portentoso en el juego aéreo, un
hombre que podía jugar tanto de central como de medio de contención. Bobby Charlton, uno de los mejores
centrocampistas de todos los tiempos. Muy elegante, de una clase excepcional, jugaba con la cabeza levantada, estaba
dotado de una privilegiada visión de juego y un magnífico disparo. Todo un líder y un caballero tanto dentro como fuera
del terreno de juego. Además de los Eddie Colman, David Pegg, Geoff Bentt, Liam Whelan…
“La tragedia aérea de Manchester”
Todo apuntaba a que este equipo que ya comenzaba a marcar una época en la historia del fútbol británico, también haría
lo propio en el fútbol europeo, pero curiosamente en esta competición sufriría un brusco, inesperado y repentino final.
Los “Busby Babes”, sufrieron un accidente aéreo el 6 de febrero de 1958 en el que perdieron la vida ocho de sus
futbolistas. Aquel equipo que tenía como gran objetivo la Copa de Europa, vio como al regreso de un partido de las
semifinales de la copa de Europa, tras jugar contra el Estrella Roja en Belgrado, su avión, un 817 de la Brittish Airline
que realizó una escala técnica en el aeropuerto bávaro de Munich se estrelló con el resultado del fallecimiento de 23 de
los 43 pasajeros que viajaban a bordo del mismo. De la expedición del United perdieron la vida nueve miembros del
equipo: Roger Byrne, Eddie Colman, Mark Jones, David Pegg, Tommy Taylor, Geoff Bent, Liam Whelan. Nuestro
biografiado Sir Matt Busby, manager del equipo, y Sir Bobby Chalton quedaron heridos, aunque ilesos en comparación
la suerte fatal de sus comapeñros de expedición. Además de ellos, otros futbolista que quedaron gravemente heridos y
varios periodistas deportivos también perdieron la vida, entre ellos el anteriormente citado Duncan Edwards.
La tragedia conmocionó a Inglaterra y a toda Europa, puesto que no solo se perdía a uno de los grandes equipos del
fútbol inglés sino que Inglaterra y Europa perdía a una parte de las mejores genearciones de futbolistas ingleses de todos
los tiempos, unos futbolista jóvenes y con gran futuro que de no haber mediado el citado desastre, posiblemente se
habrían coronado campeones de Europa.
Contra todo pronóstico Sir Matt Busby logró sobrevivir a las graves heridas y se reincorporó a su trabajo con una
asombrosa y encomiable fortaleza, llegando a llevar al United a la final de la Copa inglesa en 1958, en la que cayó 2-0
ante el Bolton Wanderers.
’Busby y Charlton’
La vida deportiva de Busby y Bobby Charlton estaba unida por un mismo destino, ambos estuvieron cerca de la muerte
en aquel desgraciado accidente, saborearon el éxito y si uno fue el técnico en el banquillo, el otro fue su extensión sobre
el terreno de juego. Además eran amigos fuera de él. Sir Matt llegó a decir sobre Sir Bobby que: “Nunca ha existido un
futbolista tan popular. Nadie se ha acercado tanto a la perfección como persona y como jugador”.
Por fortuna Busby y Bobby Charlton sobrevivieron a aquella tragedia y diez años después de aquel fatal accidente aéreo
Sir Matt Busby obra su segundo milagro creando un extraordinario equipo surgido de la nada y liderado desde la cancha
por otro Sir como Boby Charlton, que marcó el camino a los Sadler, Foulkes (también superviviente del accidente),
Kidd, Best, Law, Viollet (otro de los que sobrevivió al accidente de Munich).
Como acabamos de citar en su nuevo proyecto Charlton volvió a ser la ‘piedra angular’ pero no podemos psar por alto
la incorporación al United de otros tres grandes futbolistas que fueron decisivos en aquel resurgir del United: Dennis
Law, que llegó en 1962 y que es considerado como uno de los mejores jugadores escoceses de la historia, se llevó el
Balón de oro en 1964. Un escocés genial, Law se significaba por su juego moderno, casi futurista, que combinaba
fuerza y calidad. Brian Kidd, un chico surgido de Collyhurst, en la Manchester Schoolboys y la United Schoolboys,
donde trabajaron para formar a grandes jugadores. Un delantero dotado de gran capacidad para el desmarque, un buen
manejo de balón, un gran olfato de gol y un excepcional disparo a puerta. El otro fue el legendario George Best, que
debutó en 1963 y que marcó una época en el fútbol inglés. "El Quinto Beatle", un hombre al que Busby tuvo que llevar
con mano izquierda por todo lo que le rodeaba y por su manera de ser. Era un extremo zurdo extraordinario, que además
de hacer todo lo que hacía un extremo poseía una calidad innata para el gol, por lo que podía jugar en cualquier posición
de la línea de ataque. Su frágil apariencia física no fue un obstáculo para ser un genio.
Junto a ellos hombres de la casa como Nobby Stiles o David Sadler, que llegó al United junto a Best, completaban esta
nueva hornada de “Busby Babes” que se encargó de conseguir lo que el fatal destino había arrebatado al fútbol inglés en
1958, la Copa de Europa. Un título que finalmente consiguió en 1968 cuando el United derrotó en la final al Benfica de
Eusebio por 4 a 1 con dos goles de Charlton, uno de Best y uno de Kidd. ’Busby Charlton y Best’
Como citamos con anterioridad Busby tuvo que tratar con ‘mano izquierda’ a Best, sabía que era un genio y aunque
nunca perdió la autoridad, supo en todo momento que George era su hombre más importante junto a Charlton para
lograr el sueño de la Copa de Europa, como luego así fue:
Lisboa, 9 de marzo de 1966 cuartos de final de la Copa de Europa, Best con tan sólo 20 años, marcó dos goles en el
primer cuarto de hora y el segundo después de burlar a tres jugadores rivales.
Otra leyenda del fútbol inglés como Sir Bobby Charlton describe a la perfección la grandeza de lo que hizo Best en
aquella elimantoria. Según Charlton el Manchester había vencido en la ida 3-2 al Benfica y afrontaban el enuentro de
vuelta en el estadio La Luz con prudencia pero con la firme intención de batir por primera vez a Benfica en el histórico
escenario lisboeta tras 19 partidos sin perder en competiciones europeas. Los precedentes no era muy buenos, puesto
que el United ya había encajado cinco goles en otra ocasión previa. Además el equipo inglés se encontró con un
ambiente muy hostíl pero a los quince minutos Best dejó patente que aquel era su partido y nadie ni su propio técnico
impediría que el mágico jugador irlandés se consagrara como uno de los mejores futbolistas europeos y del mundo de su
época. "El Quinto Beatle" como le bautizó la prensa lusa al llegar a Lisboa, mató el partido con dos goles geniales y
como dice Charlton llegaron con la losa del anterior precedente y regresaron con un contundente 1-5 y con un Best
luciendo como héroe con un sombrero en su cabeza. Hay muchas citas periodísticas que hacen referencia a aquel
encuentro pero me gusta especialmente una que dice lo siguiente: "The night a legend was born", "La noche que nació
la leyenda".
El imprevisible futbolista del United hizo lo que quiso sobre el terreno de juego y desoyó los consejos del técnico, que
había pedido precaución para hacer bueno el resultado de la ida, pero al final Busby no tuvo más remedio que aplaudirle
no sin antes regalarle una de las frases en las que resumía su sabiduría futbolística: "Es obvio que usted no ha escuchado
mis instrucciones. Gracias". Creo que con esta frase se resume todo lo que aconteció en aquel día, pero para reflejar con
justicia la histórica cita a continuación os facilitaremos las alineaciones de ambos conjuntos con las que nos podremos
hacer una idea de los dos grandes equipos que se enfrentaron en aquellla tarde noche en Lisboa:
BENFICA - Costa Pereira; Cavem, Germano; Cruz, Pinto, Coluna; Augusto Silva, Eusebio, Torres, Jose Augusto,
Simoes.
MANCHESTER UNITED - Gregg; Brennan, Dunne; Crerand, Foulkes, Stiles; Best, Law, Charlton, Herd, Connelly.
'LA FINAL QUE CONSAGRÓ A UN MITO DEL FÚTBOL E HIZO JUSTICIA A TODA UNA GENERACIÓN'
Casi dos años después en Londres, y en el estadio de Wembley, se viviría otra mítica cita deportiva:
29 de mayo de 1968. Final de la Copa de Europa y Best vuelve a cruzarse en el camino del Benfica. El 'quinto Beatle' se
erige en gran figura y junto a Bobby Charlton lleva al United a la cima del fútbol. El ManU de Busby se convierte en el
primer equipo inglés campeón continental al vencer 4-1 al Benfica de otro gran mito, Eusebio. Y eso que se llegó al
término del tiempo reglamenteario con empate a uno, pero Best marca, de vaselina, un gol de antología, el primero de la
prórroga y abre el camino de la victoria de los 'diablos rojos'.
El encargado de dirigir el choque fue el colegiado italiano Dommer Concetto Lo Bello. Por parte inglesa Matt Busby
puso en liza al siguiente once:
Manchester United: Alex Stepney, Shay Brenan, Tony Dunne, Pat Crerand, Bill Foulkes, Nobby Stiles, George Best,
Brian Kidd, Bobby Charlton, David Sadler y John Aston.
Mientras que por parte lusa el técnico Otto Gloria, conformó la siguiente alineación: Benfica: José Henrique, Adolfo
Calisto, Humberto Fernandes, Jacinto Santos, Fernando Cruz, Jaime Graça, Mario Coluna, José Augusto, José Torres,
Eusebio y Antonio Simöes.
De esta forma Sir Matt Busby y toda una generación de futbolistas y aficionados que habían sufrido el fatal desenlace
del destino en aquel desgraciado febrero de 1948, recibían la justa recompensa al resurgimiento de un club, cual ‘Ave
Fenix’ de sus cenizas.

Los Cínco Magníficos


En la década de los sesenta el Real Zaragoza pasó de ser un club modesto del fútbol español a uno de los equipos más
importantes de la época en el fútbol nacional y europeo. Para encontrar las claves del éxito del conjunto maño hay un
hecho trascendental que marca el cambio de política del club y el comienzo de la época dorada del Real Zaragoza: la
venta del campo de Torrero, que supuso una fuerte inyección para el conjunto maño que pudo al fin saldar sus deudas,
construir La Romareda y comenzar una acertada política de fichajes. El Zaragoza confeccionó una plantilla en la que
destacaban hombres como Santamaría y Reijo pero que sin duda fue conocida por su extraordinaria delantera, que
recibió el apodo de “Los Magníficos”, un apodo inspirado en la famosa película de John Sturges, “Los Siete
Magníficos”. Aquella delantera que aún a día de hoy todos los aficionados del Zaragoza se saben de carrerilla pese a no
haberlos visto jugar era la formada por: Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra. Juntos marcaron época y
jugaron 4 finales de la Copa de S.E. el Generalísimo (hoy copa de S.M. el Rey) venciendo en dos de ellas y
consiguiendo también una Copa de Ferias (hoy Copa de la UEFA) en la que eliminaron al Iraklis, Lausane, Juventus,
Lieggois y vencieron en la final jugada el 24 de junio de 1964 al Valencia en el Nou Camp por 2-1, con goles de Villa y
Marcelino…

Delantera de las 5 copas


Si alguien piensa que la historia del Barça comienza con Cruyff o con el Dream team está muy equivocado y es que
antes de Cruyff el Barça ya era uno de los mejores equipos del mundo y del fútbol español. Como muestra de ello os
presentamos al Barça de las cinco Copas que tuvo su origen con la llegada al conjunto azulgrana de uno de los mejores
futbolistas de la historia y del FC.Barcelona: Ladislao Kubala.
Kubala llega al Barça en junio de 1950, y transforma con su genialidad, su potencia y su calidad técnica al conjunto culé
en un equipo realmente imparable, al punto de que el viejo campo de Les Corts se le queda pequeño ante la avalancha
de aficionados que quieren ver en directo al fenómeno húngaro. Laszy se convierte en el icono de una irrepetible
delantera que los aficionados del Barça conocen de carrerilla: Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón. Entre 1951 y
1953, el Barça gana todos los títulos en juego (las Ligas 1951-52 y 1952-53 y las Copas 1950-51 1951-52 y 1952-53).
Quedando especialmente escrita con letras de oro la temporada 1951-52, la de las Cinco Copas: en la que se consigue la
Liga, la Copa, la Copa Latina, la Eva Duarte y Martini Rossi. Una temporada que dio el nombre a la mágica delantera
del Barça de comienzos de la década de los cincuenta, a la que el magnífico cantautor Joan Manuel Serrat inmortalizó,
en una de sus canciones de su disco Temps era Temps.
La calidad de dicha delantera no quedó mermada ni por la tuberculosis que padeció Kubala en 1953, un año en el que
continuaron los éxitos y en el que se ganó Liga y Copa. Especialmente emocionante fue el enfrentamiento en Copa del
rey, en el que las dos mejores delanteras del fútbol español por entonces se vieron las caras frente a frente. De un lado la
extraordinaria delantera de "los mosqueteros" del Athlétic, compuesta por: Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo y Gaínza y
de otro la mítica delantera del Barça, que alineó a los siguientes futbolistas: Ramallets, Seguer, Biosca, Segarra, Bosch,
Flotats, Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón.
El conjunto azulgrana se impuso y le ganó la partida a la delantera del Athlétic, venciendo por dos goles a cero con
tantos de Kubala y Manchón.

Delantera Eléctrica
En la década de los cuarenta el Valencia viviría una de las mejores etapas de la historia del club, que tan solo se puede
comparar a la actual generación de futbolistas que tantos títulos le están reportando al Valencia. En aquella época se
hicieron célebres en el fútbol español una mítica delantera que fue conocida con el nombre de la “delantera eléctrica”.
Dicha delantera era la formada por: Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. Jugaron juntos desde la temporada 40-
41, hasta la 45-46 e impresionarion al fútbol nacional. De entre estos futbolistas podemos destacar especialmente a
Edmundo Suárez Trabanco, "Mundo, por la trascendencia que tuvo su paso por la entidad che en la historia del club.
Y es que Mundo se convirtió en el máximo goleador valencianista de los primeros 75 años de la vida de la entidad,
ganando el trofeo "Pichichi" en dos ocasiones, la temporada 41-42 y la 42-43, con 27 goles en cada una de ellas. Epi
representaba la velocidad y la condición atlética del extremo diestro en su máximo esplendor; Mundo era el gol, un
futbolista inteligente y nacido para hacer goles; Amadeo era como Mundo delantero centro, pero a la llegada de este
pasó a jugar como interior, posición en la que sirvió numerosos balones a sus compañeros. Vicente Asensi era un
futbolista dotado de una buena visión de juego y un exclente disparo; y por último Gorostiza era un extremo velocísmo
conocido en su tiempo como la “bala roja”, que dio muchas tardes de gloria aprovechando su velocidad y su excelente
disparo. Además el conjunto valenciano con la letal delantera conquistó 2 Campeonatos de Liga, en las temporadas
41/42 y 43/44 y una Copa del Rey conquistada el 29 de Junio de 1941 en la segunda final que disputaba y en la que se
impuso al Espanyol, ganándole por 3-1, con dos goles de Mundo y uno de Asensi. Posteriormente sumaron a su
palmarés un Campeonato de Liga más en 1947 y otra Copa del Rey en 1949.
El Ballet Blanco
Desde finales de la década de los cincuenta y en la década de los sesenta un futbolista cambió la historia del fútbol pero
en especial la historia de un club: El Santos, el conjunto de Vila Belmiro con Pelé como gran icono, pasó de ser un
modesto conjunto brasileño a ser uno de los mejores equipos de la historia, y su delantera se convirtió en una de las más
legendarias del fútbol mundial.
Aquel futbolista cómo no era Edson Arantes Do Nascimento PELÉ, un jugador que creció sintiendo una profunda
admiración por Zizinho "el maestro Ziza" y que aprendió de los sabios consejos de su padre y de Waldemar de Brito.
Muchas duplas mágicas se han formado a lo largo de la historia del fútbol, pero la que formaron Pelé y Coutinho, fue
de otra galaxia y marcó la época gloriosa del Santos, a comienzos de la década de los 60. Los dos fueron responsables
de la mayor parte de los goles del imbatible equipo de Santos que maravilló al Mundo. Juntos, hicieron 1461 goles para
Santos, 370 de los cuales fueron marcados por el centrodelantero - lo que lo coloca en el tercer lugar del ranking de los
mayores anotadores santistas, tras Pepe (el segundo, con 405 goles) y, naturalmente, de Pelé, con 1091. Como podemos
observar en este ranking sale a relucir el nombre de otro histórico santista: José Macía: Pepe.
La línea de ataque formada por: Dorval, Mengalvio, Coutinho, Pelé, Pepe, es posiblemente si no la mejor, una de las
mejores de la historia del fútbol. Su tremendo poderío ofensivo les hizo ganarse el mítico apodo de "El Ballet Blanco",
unos futbolistas que prácticamente jugaban de memoria y que forjaron a base goles y espectáculo los mejores años de la
historia del Santos.
A esta fabulosa línea de ataque hubo que sumar el talento de otros jugadores de la talla de Zito, Mauro, Carlos Alberto,
Clodoaldo y Gilmar entre otros que engrandecieron aún más si cabe la historia del Santos en la década de los sesenta.
Aquel legendario Santos de Pelé fue dos veces Campeón de la Intercontinental (1962/1963), venciendo sucesivamente a
Benfica y Milan, dos veces Campeón de la Copa Libertadores (1962/1963), 7 campeonatos estatales de Sao Paulo en 9
años y 5 copas de Brasil.
Capítulo aparte merece la figura de Edson Arantes Pelé, especialmente por tres momentos que vivió con la camiseta de
Santos, tres momentos que según las propias palabras de O'rei, recuerda con especial cariño. Maracaná vivió el 5 de
marzo de 1961, uno de los momentos más memorables de la historia del fútbol. Aquel día los aficionados de
Fluminense viéron cómo un genio se encargaba de aniquilar a su equipo con uno de los mejores goles de la historia del
fútbol y de la carrera de Pelé.
Fluminense cayó 3 a 1 ante Santos pero lo verdaderamente importante aconteció en el minuto 40 de la primera mitad,
cuando O'rei recibió desde su defensa el balón que le había servido Dalmo. Entonces puso su maquinaria en
funcionamiento, con la bola pegada al pie puso la primera marcha, luego la segunda y finalmente la tercera, con la que
fue una locomotora precisa e imparable directa hacia la meta defendida por Castilho. Dribló hasta a siete jugadores de
Flu en 40 metros, Pinheiro no pudo frenarlo de ninguna de las maneras, y el desesperado Jair Marinho no pudo dar caza
a Pelé que con dicha acción dio una auténtica lección de potencia, calidad, técnica individual y frialdad de cara al marco
contrario. La afición de Flu cayó rendida y aplaudió a reventar durante dos minutos, la prensa empleó todas sus
rotativas deportivas para ensalzar y contar el impresionante gol de Pelé. Aquel gol fue bautizado con el sobrenombre de
"Gol de Placa" y llevó la firma de un genio mucho antes de aquel también maravilloso gol de Maradona en el Mundial.
Sin duda no debemos polemizar con el hecho de quién fue mejor puesto que ambos fueron números uno y consiguieron
unir a los aficionados al fútbol de todo el mundo. Lo triste del suceso es que no había ninguna cámara allí para filmarlo.
En la actualidad se intenta reconstruir esa jugada maravillosa a través de la computación, basándose en fotos y relatos.
Otro gran momento lo vivió cuando el Santos se proclamó campeón del mundo al vencer al Benfica en Lisboa tras
haber vencido 3-2 en el partido de ida disputado en Brasil. Según el propio Pelé ese ha sido uno de los mejores partidos
que jugó en su carrera. La actuación de Pelé fue estelar y Santos se mostró como una sinfonía de fútbol y goles. Aquel
11 de octubre de 1962 el Santos arrolló al Benfica de Eusebio en el Estadio da Luz por un contundente 2-5 y el Santos
llegó a estar vapuleando al conjunto luso por un contundente 0-5 durante gran parte del partido, puesto que Benfica
anotó sus goles en los últimos minutos. El repertorio de paredes que exhibieron Pepe, Pelé y Coutinho fue memorable,
Pelé anotó 3 goles y Pepe y Coutinho hicieron los otros dos.
El tercer gran momento lo vivió en el incomparable marco de La Bombonera (la cancha de Boca) en la Copa
Libertadores. La magnífica afición boquense puso todo lo que podía poner de su parte para frenar al genio y la defensa
de Boca se empleó duro con O'rei, que ante un ensordecedor ambiente y con la inestimable ayuda de Coutinho dejó
claro que era el mejor jugador del Planeta, remontando el partido y dándole la Copa Libertadores a Santos. En el partido
de ida, jugado el 4 de septiembre de 1963, el elenco brasileño se impuso 3-2 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
En la revancha, una semana más tarde, el Santos volvió a ganar, esta vez 2-1, en un recordado encuentro en el que el
"Rey" Pelé se quitó el pantalón roto y se lo cambió en el medio del campo de juego ante la atónita mirada de 54.000
espectadores que colmaron "La Bombonera". Pepe, Coutinho, Dorval, Lima y Pelé formaron la delantera letal que le
dejó clavada la espina a Boca cuando el árbitro francés Marcel Bois, el mismo de los dos encuentros, dijo que todo
había terminado.
Diablos Rojos de Independiente
Si en Europa los “diablos rojos” podrían ser el Manchester United o el Liverpool, en Argentina los “diablos rojos” son
Independiente de Avellaneda. El apodo de "Los Diablos Rojos" fue adjudicado por el periodismo al equipo de
Independiente por el juego endiablado de su ataque en 1926 (Canaveri, Lalín, Ravaschino, Seoane y Orsi). Ya a finales
de la década de los treinta y comienzos de los cuarenta Independiente contrató a Vicente De la Mata y el conjunto de
Avellaneda conformó una de las mejores delanteras de la historia del fútbol: De la Mata-Erico-Sastre. Entre los tres
marcaron 556 goles en partidos oficiales de campeonato y siguen siendo, seis décadas mas tarde, los máximos
goleadores de la historia del club. Aquella línea delantera formada por Maril, De la Mata, Erico, Sastre y Zorrilla, pasó a
la historia del conjunto de Avellaneda. Posteriormente en la década de los cincuenta el conjunto de Avellaneda deleitó a
todos con la legendaria delantera conformada por: Rodolfo Micheli, Carlos Cecconato, Carlos Lacasia o Ricardo
Bonelli, Ernesto Grillo y Osvaldo Cruz. Y es que aquella delantera marcó un hito: por primera vez en la Selección
Argentina el ataque estuvo íntegramente compuesto por los cinco hombres de un mismo club. Aquellos cinco “Diablos
rojos” enloquecieron a los 100.000 aficionados que se dieron cita en el estadio de River y fueron testigos del inolvidable
gol de Grillo a los ingleses. Para muchos argentinos después de la "Máquina de River", fue la mejor delantera de la
historia del fútbol argentino.

Dream Team
El holandés regresó al Barça en 1988 para ocupar el banquillo azulgrana tras unos años de crisis que tuvieron su punto
álgido con el motín del Hesperia. Era necesaria una gran transformación y a Cruyff no le tembló el pulso, dio la baja a
numerosos futbolistas e hizo un equipo a su medida, aunque la llegada de los futbolistas “vascos” (Zubi, Bakero,
Beguristain, L Rekarte) estaba ya planificada. En cualquier caso de su mano llegaron Eusebio, Serna, Laudrup,
Koeman, Stoichkov…
En su primera temporada el Barça conquistaba la Recopa de Europa. Al año siguiente llegaban al club Koeman y
Michael Laudrup, comenzaba a gestarse el embrión del Dream team, al año siguiente (90/91) con la incorporación al
Barça de Ferrer-Goicoechea-Nando y Stoichkov quedaba conformado el Dream team azulgrana, un equipo al que luego
se unieron los Romario, Nadal, Guardiola y compañía y que maravilló a todos con su fútbol bajo la dirección de
Cruyff .
El fútbol con letras mayúsculas triunfa
Aquel equipo cambió la forma de ver el fútbol en España y apostó claramente por el toque y el buen fútbol,
demostrando que el buen juego y los buenos resultados no son términos incompatibles. El conjunto azulgrana conquistó
4 Campeonatos de liga (91/92, 92/93, 93/94 y 94/95) la Copa del Rey en 1990, 3 Supercopas de España, 1 Recopa en
1989, 1 Supercopa de Europa en 1992 y la famosa Copa de Europa de 1992 en la que el Barça se impuso en la prórroga
al Sampdoria con el célebre zapatazo de Ronald Koeman. En conclusión impuso una filosofía de juego en la que tenían
cabida en el mismo equipo futbolistas de la talla de Laudrup, Romario, Stoichkov, Beguiristain, Eusebio y Guardiola
junto a otros como Ferrer, Bakero, Salinas, Koeman…
Johan impuso su estilo y revolucionó el concepto del fútbol ofensivo en la Liga española, puso una defensa de tres, le
dio la manija a la figura del cuatro organizador, buscó extremos clásicos, y les dio libertad controlada a sus futbolistas
con la permuta constante de posiciones en ataque, el juego ofensivo y la libertad individual prevaleció sobre las
precauciones en defensa.
El balón, gran protagonista
El conjunto dirigido técnicamente por Johan Cruyff basó gran parte de su éxito en la excelente circulación del balón y
en la polivalencia de sus futbolistas, además de la contrastada calidad que demostraron poseer. El “Dream Team” era
dueño y señor de la posesión de la pelota y no le importaba llevarse cinco o diez minutos tocando la pelota hasta que se
pudiera dar el movimiento necesario para encontrar un resquicio en el rival, aunque para ello había que poseer unas
cualidades técnicas y tácticas que trabajaban en cada entrenamiento. La importancia que le daba Cruyff a la circulación
del balón era fundamental, por ello en los entrenamientos del club azulgrana el esférico era el gran protagonista, los
ronditos interminables al primer toque los reproducían con gran acierto en los partidos oficiales. La gran mayoría de sus
futbolistas poseían una depurada condición técnica y entre ellos había una serie de futbolistas que se encargaban de la
improvisación: caso Laudrup, Stoichkov, Romario… Aparte de estos grandes cracks había jugadores en la medular con
una calidad, sapiencia y una llegada impresionante: caso Bakero, Beguiristain, Eusebio, Amor, Guardiola y en defensa
la lentitud de Koeman, Alexanco o Nadal era compensada con la rapidez los López Rekarte, Sergi, Ferrer…, aunque en
el caso de Koeman, el holandés compensaba su lentitud y su falta de flexibilidad con una gran colocación y una salida
en largo del balón sensacional, además de su ya conocido y temible disparo.
Las posesiones eran largas pero la circulación del balón era muy rápida, el gran dominio del toque a la primera y la gran
inteligencia de sus movimientos se encargaban de abrir las defensas rivales. En este Barça corría el balón y para
ganarles había que quitárselo, algo que muy pocos equipos pudieron hacer.
La columna vertebral
De aquel equipo podríamos destacar a la mayoría de sus futbolistas, pero en especial personalmente destacaría a:
Ronald Koeman: Excepcional defensa libre que compensaba su lentitud con una gran colocación sobre el terreno de
juego, y gran sentido de la anticipación. Le daba una sensacional salida al balón, poseía un disparo terrorífico y
colocado, hacía unas diagonales de 40 metros impresionantes y al milímetro y además era infalible en el punto de
penalti.
José Mari Bakero: Centrocampista dotado de carácter, raza y personalidad, jugaba un fútbol fácil, al toque y poseía
una extraordinaria llegada a portería. Si el gol de Koeman fue importante para el Barça, el que marcó Bakero en
Kaiserslautern no le fue a la zaga.
Michael Laudrup: El impacto que causó la elegancia de su fútbol en el fútbol español, en mi opinión y hablando de
tiempos relativamente recientes, es tan solo comparable a la llegada de Zidane. Y es que hablando de elegancia y visión
de juego, Laudrup era un número uno, puede que no fuera tan espectacular como lo fue Romario, Ronaldo o
Ronaldinho, pero Laudrup hacía música con sus botas. Capaz de encandilar tanto a barcelonistas como a madridistas,
capaz de inventar pases de gol por huecos imposibles.
Pep Guardiola: Un número cuatro de época, Si tuviéramos que nombrar a los mejores jugadores españoles de los
últimos 15 años, junto a Butragueño, Hierro y Raúl, él sería uno de ellos. Inteligencia y calidad al servicio del fútbol,
tenía un GPS en su cabeza, conocía al milímetro cada rincón de la cancha y como creció junto a una generación de
futbolistas que trataron como merece al balón, no supo hacer otra cosa a lo largo de su carrera que dar pases bien en
todo momento.
Hristo Stoichkov: Carácter de ganador, calidad, mala leche, velocidad, potencia y remate, el búlgaro tenía una pierna
izquierda sensacional y no conocía otra palabra que la victoria. Un emblema de aquel equipo.
Romario: Si Laudrup era el axioma de la elegancia, Romario era el espectáculo y la eficacia. En una moneda hacía lo
que otros en todo el campo, era imparable, explosivo y letal en diez metros, pero curiosamente cuando encaraba y le
miraba a los ojos a los porteros, el tiempo se paraba y Romario con su apabullante tranquilidad y clase, le daba tiempo a
los fotógrafos para que pudieran captar la instantánea de cómo su remate besaba las mallas. Como dijo Valdano, un
futbolista de dibujos animados.
Aparte de los ya citados, podríamos destacar a Guillermo Amor, eficaz 100%, Txiqui Beguiristain, gran finalizador y
muy inteligente en todos sus desmarques y movimientos, Eusebio Sacristán, un prodigio de técnica combinativa, en
cada encuentro daba un curso de polivalencia y de cómo debe jugarse al primer toque, Alexanco, el gran capitán, Julio
Salinas, hacía posible lo imposible....
En definitiva una gran generación de futbolistas a los que Cruyff y su equipo técnico (Rexach, Bruins Slot..) sacó el
máximo partido.
El final de un ciclo
En 1996 llegó para desgracia de los azulgranas el final de una época en la que el fútbol se escribió con letras
mayúsculas en el tapete verde del Camp Nou. Ese año acaba la relación contractual de Cruyff con el Barça, un Cruyff
que ya veía en el horizonte vestidos de azulgrana a los Luis Enrique, Figo y Zidane, futbolista al que seguía desde hacía
tiempo y al que pidió poco antes de conocer su marcha. La continuación de la historia la conocemos todos.

Era Platini
Los hermanos Agnelli, Humberto y Giovanni compartieron su éxito en los negocios en la Fabrica Italiana de
Automóviles de Turín (FIAT) y su reinado de la mano de Ferrari, con su pasión por el Juventus. Por ello cuando en la
década de los ochenta las estrellas se pusieron a tiro de los poderosos empresarios italianos, no dudaron en firmar para
la “Vecchia Signora” (Vieja dama) primero a Zbigniew Boniek y Liam Brady y luego como no a Michel Platini. El
futbolista francés se erigió en el icono de un magnífico equipo que conquistó cuatro títulos de liga a principios de los
ochenta y certificó su reinado con la disputa de tres finales europeas, la primera de Copa de Europa en 1983, en la que
cayó ante el Hamburgo, la segunda en 1984 de Recopa de Europa en la que salió vencedor tras derrotar 2 a 1 al Oporto
y la última en 1985, cuando se impuso en Bruselas al Liverpool por 1 a 0 en la tristemente recordada final de Heysel de
Bruselas en la que antes del comienzo del partido, se provocó una avalancha que dejó 39 muertos y 400 heridos.. A todo
ello hubo que unir la conquista de la Copa intercontinental en 1985 tras derrotar al Argentinos Jrs.
Aquel extraordinario conjunto ganó su segunda estrella amarilla en 1982, una estrella que lucía brillante en la zamarra
de la Juve en representación de la consecución de su vigésimo campeonato en el fútbol italiano. Este equipo liderado
por el "cerebro" francés Michel Platini, por entonces uno de los mejores jugadores del mundo, estaba rematado con la
seguridad del legendario portero Dino Zoff, la extraordinaria línea defensiva conformada entre otros por Gentile y
Cabrini que escoltaron al elegante e inigualable Scirea; una línea del centro del campo en la que Míchel Platini estaba
arropado por el trabajo del infatigable Marco Tardelli y la calidad del polaco Boniek y una delantera en la que Paolo
Rossi ejercía de capo canonieri. En definitiva un conjunto legendario que reinó en el fútbol italiano en la primera mitad
de la década de los ochenta.
Inter Campione
La década de los sesenta quedará para siempre marcada en la historia del fútbol y en concreto en la memoria de los
aficionados interistas por el declive de un Superequipo como el Madrid de Di Stéfano y la irrupción de otro como el
Inter de Helenio Herrera. La llegada del “Mago” Helenio Herrera en 1960 abrió la época dorada del club, en la cual
consiguió los mayores éxitos de la historia del club.
Helenio Herrera (H.H.) “el profesor del fútbol” durante muchos años impartió lecciones por los banquillos de medio
mundo pero a su llegada a Italia y en las filas del Inter, construyó el mejor equipo de su dilatada historia. Un equipo
liderado por el español Luis Suárez y el legendario jugador italiano Sandro Mazzola, en el que otros míticos
futbolistas como Burgnich, Facchetti, Corso, Jair, Guarneri, Picchi y Peiró se encargaban de conformar el por entonces
más sólido conjunto del fútbol europeo.
El “Mago” se inspiró en el sistema “verrou” (cerrojo), un entramado defensivo concebido en los años cuarenta por Karl
Rappan, partiendo de esa base puso en práctica un estilo de juego en que tres defensores tenían la misión de marcar a
los atacantes rivales, estos tres marcadores estaban arropados por otro defensor libre, el “líbero”, nombrado así por la
libertad de movimientos que poseía en relación a sus compañeros de línea. El “líbero” jugaba detrás de los otros
defensores y servía como la última muralla de la defensa para resistir cualquier rival que sobrepasara la línea defensiva.
El éxito que obtuvo Herrera con la puesta en práctica de dicho sistema en un equipo de la calidad del que tuvo a sus
órdenes resultó arrollador. Vivió su mejor momento entre 1963 y 1965 cuando consiguió 2 Copas de Europa, la primera
en 1964 derrotando en la final al Madrid de las “cinco Copas” por 3 a 1 y la segunda un año después, cuando logró
vencer en la final al Benfica de Eusebio y Coluna por un gol a cero. Además de conquistar 2 Copas Intercontinentales
en 1964 y 65 venciendo en ambas ocasiones a Independiente.

La Máquina de River
El 6 de junio de 1942 River se enfrentó a Chacarita y le venció por 6 goles a 2, seis días después (el 12 de junio de
1942) en la revista “El Gráfico” el periodista Borocotó hacía una crónica en la que decía lo siguiente: "Jugó como una
máquina el puntero". A partir de aquí la delantera que formaron Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Loustau
recibió el apodo de “La Maquina”. Aunque el nacimiento de la misma tiene su origen en 1941, cuando el técnico Renato
Cesarini, coloca a Adolfo Pedernera en la posición de delantero centro. Desde esta posición Pedernera se erige en el
gran estratega de aquella delantera, su visión y su finalización permite la explosión del juego de Labruna, la capacidad
en el desborde de Muñoz y Loustau, y la fuerza y la habilidad llegando desde una posición más retrasada de Moreno.
Este legendario equipo tuvo su reinado entre 1941 y 1946. La primera vez que jugaron juntos los cinco grandes fue el
21 de septiembre de 1941, cuando el conjunto de la banda roja venció a Independiente 4 a 0, en un encuentro en el que
el debutante Adolfo Pedernera hizo tres goles. Aunque aquel equipo pasó a la historia por su delantera no podemos
olvidar que el conjunto lo formaban once futbolistas que eran los siguientes: Barrios; Yácono, Rodolfi; Ramos, Vaghi,
Ferreyra; Muñoz, Moreno, Pedernera, Labruna y Deambrosi -luego Félix Loustau "El Chapulín".
Una Línea delantera irrepetible
Para profundizar de una forma más pormenorizada sobre las excelencias de aquel equipo nos detendremos de forma
especial en la sensacional línea de ataque del glorioso equipo de River:
José Manuel Moreno: Tenía notables condiciones técnicas: habilidoso, creador y letal en sus movimientos para definir.
No sólo definía con ambas piernas, sino que era un cabeceador formidable.Además de sus virtudes técnicas, poseía un
aguzado instinto goleador como demuestran sus estadísticas de más de medio gol por partido a lo largo de su carrera.
Era el ídolo de Don Alfredo Di Stéfano, con el que aprendió mucho de lo que luego la ‘saeta rubia’ exhibió por el
mundo entero. Todo un genio, Di Stéfano dijo sobre él que era el mejor futbolista que había visto, con eso queda todo
dicho.
Juan Carlos Muñoz:Wing derecho dotado de gran capacidad para internarse por su banda y mandar un preciso centro
atrás que era aprovechado a la perfección por sus compañeros de "La Máquina".
Adolfo Pedernera: Excepcional futbolista que comenzó de delantero zurdo, pero su enorme calidad lo convirtió junto a
Moreno en el estratega y director de La Máquina.
Félix Loustau: ‘Chaplin’ como era apodado, otro componente más de la Máquina. Uno de los mejores delanteros que
se han visto en las canchas argentinas. Su velocidad y la calidad de su pierna izquierda despertaron la admiración y la
envidia de compañeros y rivales, que asistían en los partidos a una sucesión de regates, diagonales, pases y disparos
ejecutados con una perfección al alcance sólo de las grandes estrellas.
Ángel Labruna: Un goleador excepcional, que poseía gran habilidad con el balón en movimiento. En La Máquina
formó una sociedad maestra con Loustau, con quien solía alternar los puestos.
Conquistaron tres campeonatos argentinos, el primero en 1941, en un año histórico en el que River le hizo un 5 a 1 en la
penúltima fecha a Boca Junios, el segundo en 1942, en el que el mágico quinteto anotó 79 en 30 partidos y se dieron el
gusto de dar la vuelta en la Bombonera y el tercero en 1945, cuando “La Maquina” tras dos subcampeonatos en 1943 y
44, rompía la racha de Boca, gracias en gran parte al acierto realizador de Labruna con 25 goles.
Ya en 1947 “La Maquina” ya había quedado para la historia como la mejor delantera del fútbol argentino y de la misma
sólo quedaban Moreno, Loustau y Labruna, que dejaron en esa temporada otra delantera para la historia, la formada por:
Reyes, Moreno, Di Stéfano, Labruna y Loustau. Todo ello en una temporada en la que Alfredo Di Stéfano anotó 27
goles y llevó en volandas a River hacia el título.
La Maquinita de River
En la década de los 50, la llegada de nuevos nombres al conjunto de la banda roja permitió la continuación de una
escuela que desembocó en la formación de otra mágica delantera que llegó a ser denominada con el nombre de “La
maquinita” formada por: Vernazza, Prado, Walter Gómez, Labruna y Loustau. Estos futbolistas mantuvieron a River en
lo alto de la cúspide recordando al legendario conjunto de los cuarenta y dándole cinco títulos en la década de los
cincuenta (entre 1952 y 1957). Santiago Breñaza era un puntero derecho con un formidable remate en velocidad,
Walter Gómez era un delantero centro fino, elegante y goleador, Prado era un genio escondiendo el balón y hacía de
enlace con el centro del campo, Labruna seguía jugando igual que diez años antes y hacía una mágica sociedad con
Félix Loustau, un futbolista al que según las crónicas no se le veían las piernas y era un mago del engaño y del balón.

La Quinta del Buitre


El prestigioso periodista Julio César Iglesias le colocó el apodo de “El Buitre” a un futbolista ante todo inteligente capaz
de hacer como dijo Cruyff en una moneda lo que otros no pueden a lo largo y ancho del terreno de juego. Ese futbolista
era Emilio Butragueño, un genial delantero que le dio nombre a una magnifica generación de futbolistas de la cantera
blanca que marcó época en el Real Madrid. Pero para llegar a la gestación de esta hornada de jugadores debemos
remontarnos veinte años atrás. Corría el año 1983 y en el Castilla habían deslumbrado cinco futbolistas: Míchel, un
extremo o centrocampista diestro con un excelente disparo y con un toque con su pierna derecha realmente
extraordinario; Butragueño, un genial delantero tímido fuera de la cancha pero único en sus acciones; Martín
Vázquez, un exquisito centrocampista zurdo dotado de un excelente disparo y toque (tanto con el interior como con el
exterior) con su pierna zurda, Sanchís un defensa libre o central dotado de una gran elegancia con el balón en los pies,
mucha llegada y solvencia defensiva, Pardeza, un delantero ratonero o mediapunta de mucha calidad. Estos jóvenes y
talentosos jugadores estuvieron dirigidos técnicamente en el Castilla por el también legendario Amancio Amaro. El 4 de
diciembre de 1983 el mítico Alfredo Di Stéfano, hace debutar en el primer equipo a Martín Vázquez y Sanchís, que en
su debut marca el tanto de la victoria ante el Murcia. Una año después Emilio Butragueño que ya había sido máximo
goleador de Segunda, debuta en Cádiz, saliendo en la segunda mitad y marcando dos goles que permiten al Madrid
remontar el partido ante el equipo amarillo. A la temporada siguiente Amancio que dirige al Real Madrid y que conocía
bien a sus pupilos sube a Míchel al primer equipo. A apartir de aquí el Madrid comienza una gran etapa en la que
conforma uno de los mejores equipos de su historia, en su primera etapa basado en la veteranía de los Camacho,
Valdano, Santillana, Juanito y Gallego y la frescura y calidad aportada por la “quinta del buitre” que se salda con 2
Copas de la UEFA con las recordadas remontadas blancas en el Bernabéu.
En la segunda etapa y con la progresiva retirada de las glorias madridistas, “la quinta” toma los galones y conquista 5
Campeonatos de Liga consecutivos entre 1985 y 1990. Una “quinta del buitre” que con la inestimable ayuda de los
Schuster, Gordillo, Maceda, Hugo Sánchez y compañía arrasa en la liga española pero choca frontalmente con la
aparición en la escena europea de un legendario equipo: el Milan de los Gullit, Van Basten , Rijkaard, Donadoni,
Baresi…
En 1994 se puede considerar que llegó el final de “la quinta del buitre” en lo que respecta al Real Madrid, puesto que
pese a que Sanchís y Míchel siguieron jugando en el conjunto merengue, ese año se produjo la marcha del icono de la
“quinta” Emilio Butragueño, que se marchó a México para acabar allí su carrera deportiva.

Stade Reims Champagne de Albert Batteux


En la ciudad de Reims (capital del Champagne) en la década de los cincuenta un equipo llamado Stade de Reims se
encargaría de promocionar su ciudad y entrar en la élite del fútbol mundial. La cabeza visible de las proezas de esa
magnífica generación de futbolistas fue Albert Batteux un mediocampista ofensivo del Stade que primero triunfó como
jugador y que luego tomó la batuta del equipo como técnico e hizo sonar la orquesta del legendario Stade Reims.
Tras la conquista de la Copa de Francia 1950, el presidente Henri Germain, nombra entrenador, a Albert, y el Stade de
Reims de Batteux y Kopa se convierte junto al Santos y el Real Madrid como uno de los mejores equipos del mundo de
aquella época. Posiblemente de no haberse cruzado en su camino el Madrid de Di Stefano, Puskas y compañía, la
leyenda del Reims habría sido aún mayor.
El Stade dominó con autoridad el fútbol francés y le plantó cara a la máquina madridista. Batteux supuso para el Reims
toda una liberación, el exfutbolista francés consciente de la calidad que tenía en su plantilla le dio libertad a sus
jugadores y les inculcó una mentalidad ganadora cimentada en el trabajo y en el buen fútbol. El pase corto, las paredes y
los regates hicieron su aparición y los grandes futbolistas pudieron desplegar todo lo bueno que llevaban dentro. Por
entonces un futbolista con letras mayúsculas como Raymond Kopa era cuestionado por su afición al regate pero lo
primero que le dijo a Kopa fue lo siguiente: “El día que no dribles más te echo”. De esta forma Albert dejaba claro a
todos sus jugadores las ideas que pensaba implantar en su equipo y le daba los galones a Kopa para que los demás
siguieran su camino.
Con todos estos ingredientes y una magnífica generación de futbolistas era tan solo cuestión de tiempo que el Stade de
Reims se elevara a los altares del mundo futbolístico. Pronto a aquel gran equipo comenzó a conocersele con el nombre
de “Football Champagne”. Un equipo muy completo pero en el que destacaba especialmente su línea atacante formado
por cinco futbolistas irrepetibles: L.Muller, Just Fontaine, Raymond Kopa, Roger Piantoni y Jean Vincent.
Juntos barrieron en el campeonato francés conquistando 5 Ligas en 1953, 55, 58, 60 y 62, la Copa de Francia 58, la
Copa Latina (antigua Copa de Europa) al vencer 3-0 al Milan en 1953. Posteriormente se plantó en la final de la Copa
de Europa de 1956 en la que cayó 4-3 ante el Real Madrid en 1956, una derrota que se repetiría en 1959 ante el mismo
rival, donde ya jugaba Kopa.
Además de su impresionante trayectoria el conjunto de Reims innovó y creó sobre el terreno de juego: una de las
acciones más recordadas es la del corner "à la rémoise" (a la manera del Reims) por primera vez se veía como un
futbolista tocaba en corto y volvía loco al rival creando una segunda jugada.

Trío Gre-No- Li, Milán.


La historia del Milan no sería la mismo sin la existencia en la misma del extraordinario trío de suecos que revolucionó
el fútbol italiano a finales de la década de los cuarenta y comienzos de los cincuenta. Aquel legendario trío empezó a
fraguarse en 1948 con la llegada al Milan del centrodelantero Gunnar Nordahl , un año después recalaban en el conjunto
italiano los otros dos suecos que conformaron una de las mejores sociedades de la historia del fútbol italiano, la formada
por Gunnar Gren, Gunnar Nordhal y Nils Liedholm.
Gren "il Professore" un futbolista de refinada clase y Liedholm “Il Barone” representaban la calidad y la visión en el
centro del campo y Nordahl “Il Pompiere”, la capacidad goleadora en la punta de ataque. La compenetración de estos
tres suecos llegó a ser mundialmente conocida con el sobrenombre del trío “Gre-No-Li”. Este trío como tal conquistó
entre 1948 y 1953 (cuando se produjo la marcha de Gren a la Fiore) el campeonato de la serie A en 1951 y la Copa
Latina (antigua Copa de Europa) del mismo año. En la temporada 49/50 el Milan con la presencia de los tres suecos
llegó a marcar la impresionante cifra de 118 goles en 38 partidos, pero pese a ello fue segundo tras la Juve.

Fútbol Total-Ajax
Ajax (que en griego significa ‘de la tierra’) nació príncipe, hijo de Telamón, rey de Salamina. se convirtió en Rey y en
un valeroso guerrero, quizá el más fuerte y poderoso de todos. Participo en la Guerra de Troya, que no fue ni la primera
ni la ultima de muchas guerras y luchas que se iniciarían en nombre de una mujer , en la mítica guerra estuvo al mando
de doce navíos, siempre acompañado de su hermano Teucro. y aunque apocado por otros heroes mas carismáticos fue
protagonista de grandes hazañas. Primo de Aquiles, en la mitología griega pasa por ser el segundo guerrero más grande.
Puede que parezca que iniciando este especial de esta forma vayámos a profundizar en la mitólogía griega y
desmarcarnos por completo del fútbol, nada más lejos de la realidad. Y es que fundado en 1900, el ya legendario club
holandés, del Ajax de Ámsterdam debe su nombre al anteriormente citado personaje de la mitólogía griega y al igual
que las grandes hazañas protagonizadas por el bravo guerrero, a lo largo de la dilatada historia del club son muchos los
míticos jugadores que han marcado época, y en concreto uno de ellos:
Johan Cruyff el grande.
A finales de la década de los sesenta y concretamente con el debut en las filas del Ajax de un futbolista llamado Johan
Cruyff, concretamente en 1968 y ante el Groningen, el fútbol holandés comenzó a gestar un conjunto que iba entrar
definitivamente en la historia del fútbol y en la élite del fútbol mundial.
A los diez años ingresó en el equipo infantil del Ajax, y su capacidad, tenacidad y entusiasmo le llevaron a ser estrella
del equipo juvenil y más tarde, en la plenitud de sus fabulosas condiciones, en el primer cuadro del gran club holandés
con el que ganó todos los títulos que se presentaron.
Como veremos más adelante Stefan Kovasc y Rinus Michels fueron dos técnicos importantes en su carrera, pero fue en
cambio Vic Buckingham, el técnico que recomendó al club su apuesta por el chaval y el que lo hizo debutar. En ese
partido contra el JVAV Gröningen, el 15 de noviembre de 1964 –y con el 8 a las espalda-, comenzaba la leyenda del
mejor jugador europeo del siglo XX. El trabajo de dos técnicos le marcaron en el inicio de su carrera tanto Stefan
Kovacs como Rinus Michels le ayudaron a madurar futbolísticamente, la preparación táctica y física de aquel Ajax les
convirtió en el equipo más veloz y ofensivo de Europa, aunque eso sí, contando en sus filas al mejor futbolista europeo
de su generación. Aunque eso sí, sus técnicos y en especial Rinus Michels, ideó para él un programa de ejercicio físico,
concebido especialmente para desarrollar su endeble complexión, tras él se convirtió en pura fibra y velocidad.
Su apellido se escribía Cruijff con la vocal «ij», pero luego al no existir dicha vocal en los demás idiomas, se
internacionalizó y pasó a conocerse como Cruyff. Llevó el número 14 en su camiseta, porque con 14 años, en el juvenil
del Ajax, consiguió su primer título.
Primera final de la Copa de Europa.
Un año después del debut de Cruyff, el Ajax llegaba a su primera final de Copa de Europa, aquel maravilloso equipo fue
construido alrededor de su figura, conquistó seis de los siguientes siete campeonatos, y en 1969 como hemos
adelantado, alcanzó su primera final de la Copa de Europa -fue derrotado por el Milán-. En aquel once mítico ya se
hicieron ver los Ruud Krol, Ari Haan, Johan Neeskens, Gerrie Mühren, Johnny Rep y Piet Keizer, entre otros, un once
que invitaba a soñar de cara al futuro.
Jack Reynolds/Rinus Michels/Stefan Kovacs.
Cuando abordamos el estudio de aquel ‘Ajax total’ es inetvitable entrar en el clásico debate sobre si en realidad fue
Rinus el padre del “fútbol total” o en cambio el inteligente técnico holandés se limitó a ser el continuador de las ideas y
el hombre que se atrevió a poner en práctica y perfeccionar el sistema y el concepto de juego del técnico rumano y
asistente suyo en el Ajax, Stefan Kovacs.
Además debemos tener en cuenta la participación e influencia de otro técnico: Jack Reynolds (que fue entrenador del
Ajax durante décadas y tuvo a Rinus Michels de jugador), Reynolds tenía unas ideas similares a las del fútbol total y le
marcó la pauta al que posteriormente se convertiría en el considerado como padre del “fútbol total”. Curiosamente otro
mítico técnico tuvo una participación indirecta en la llegada del concepto rumano del fútbol total a Holanda. Dicho
técnico era Helenio Herrera, por el que se interesó Jack Reynolds para incorporarlo al Ajax, pero este prefirió Italia y le
recomendó a Reynolds que lo que buscaba estaba en la denominada “The Roumanian Connection” y en la figura de
Stefan Kovacs.
Los principales conceptos del rumano eran los siguientes: primero la cantera para luego crecer con la cantera
incorporándose al primer equipo, segundo la priorización de la preparación física. Algo común en la Europa del Este,
pero no así en el resto del Continente hasta la profesionalización total de finales de los 60, principios de los 70, y tercero
el concepto del pressing ofensivo, la polivalencia de los futbolistas y la práctica del fuera de juego. Kovacs monta la
cantera y es el asistente de un Michels que no tiene problemas para similar el concepto táctico y enamorarse del “Totaal
Voetbal” (fútbol total).
Baloncesto presión y circulación.
En relación a las ideas de Kovacs debemos expones dos teorías diferentes respecto a las fuentes en las que se inspiró el
técnico rumano para transferir sus métodos al terreno de juego. Una de ellas y la más generalizada y fiable es aquella
que apunta a que Kovacs copió los rudimentos básicos del baloncesto, presionante y circulante en toda la cancha,
aplicándolos en el fútbol. Y la otra es que el técnico rumano llegó a consultar con generales que habían intervenido en la
Segunda Guerra Mundial para saber de tácticas de ataque y defensa, especialmente en columnas.
Lo que no cabe duda es que analizando los resultados obtenidos por el equipo de Michels en sus primeros diez partidos
de liga, difícilmente podríamos haber disfrutado del maravilloso fútbol que desplegó su equipo de no haber mediado la
paciencia y serenidad de los directivos holandeses y la ausencia de presión de la Eredivise. Porque hasta que no se
produjo el ensamblaje de los hombres al sistema no llegaron los resultados.
Cuando la máquina se ajustó fue una auténtica gozada ver los movimientos tácticos, el vigor, la entereza, la rotación de
posiciones y el ‘pressing’ demoledor en todos los sectores de la cancha de aquel conjunto. En aquel equipo los centrales
aparecían de delanteros, los atacantes bajaban y servían de defensores, nadie se quedaba quieto, todos atacaban y todos
defendían, fue la conjunción del fútbol perfecto y la creación del futbolista moderno: polivalente, técnico, inteligente
tácticamente y dotado de una gran preparación física.
Willy Meisl, el profeta.
Curiosamente los fundamentos de este equipo fueron profetizados por el legendario periodista deportivo Willy Meisl,
hermano del creador del "equipo maravilla" austriaco de los años treinta, que veinticinco años antes del "fútbol total"
comentó que llegaría el día en que los diez jugadores de campo de un equipo estarían en condición de jugar en cualquier
posición, rotar y cambiar constantemente de lugar y ser prácticamente incontrolables.
El Ajax de Michels causó sensación, bajo la dirección de Rinus Michels y luego del rumano Stefan Kovacs (cuando
Michels se marchó al Barcelona), los holandeses arrasaron e su liga y se metieron en cuatro ocasiones en la final de la
Copa de Campeones Europeos, ganando tres veces consecutivas el título (1971-1973). Conquistó 4 Ligas, 3 Copas y la
Copa de Europa de 1971 con el Ajax.
Aquel equipo basó su éxito en tres conceptos claros y diáfanos: la táctica del fuera de juego (lo hacían magistralmente);
la presión, y especialmente la posesión del balón el gran beneficiado de la llegada al fútbol de Johan Cruyff, una
posesión que siempre buscaba un solo objetivo la portería rival y el gol. Además de estos tres conceptos este conjunto
destacó por la polivalencia de sus futbolistas que cambiaban constantemente de posición y desconcertaban a todos su
rivales.
“Grand Slam”
En 1971 Johan Cruyff ganó su primer Balón de oro, y comenzó a marcar época con su club, que logró un ‘grand slam’
Copa de Europa, Liga, Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental. Para darnos cuenta de la verdadera dimensión
de Cruyff en el Ajax solo hace falta echarle un vistazo a una alineación del Ajax de la época: Stuy; Suurbier,
Blankenburg, Hulshoff, Krol; Neeskens, Haan, Muhren; Swart, Cruyff, Keizer. (Alineación de la Final de la Copa de
Europa de 1972, en la que el Ajax venció al Inter 2-0 con dos goles de Cruyff). Johan era el jefe de aquel equipo y el
que hacía sonar a aquella orquesta como una auténtica sinfonía.
Aquel encuentro sirvió como referencia para diferenciar el fútbol clásico italiano con el innovador estilo holandés. La
final se jugó en el Rótterdam, estadio del eterno rival del Ajax. Oriali le hizo un marcaje individual a Johan, los italianos
tenían claro a quién debían de parar, pero Cruyff se sobrepuso a la marca y tras una indecisión defensiva del Inter.,
Cruyff aprovechó para marcar a puerta vacía y hacer el 1-0. Posteriormente a los 32 minutos Keizer ejecuta una falta
desde la izquierda y Cruyff hace el segundo gol del Ajax con un certero cabezazo, su segundo gol, que le da el título al
equipo holandés por segunda vez consecutiva.
En 1973 el Ajax y Cruyff sigue acumulando títulos, Johan cosecha su sexta liga desde que debutó en la temporada 64/65
y el Ajax vuelve a conquistar la Copa de Europa venciendo en la final al Juventus con un tanto de Johnny Rep.
Cruyff gana un nuevo Balón de oro doblando casi en votos al segundo y tercer clasificado, Dino Zoff y Gerd Müller. De
la mano de Cruyff y las ideas de un fútbol absolutamente fresco e innovador, el Ajax holandés, un desconocido en el
concierto futbolístico europeo, se hizo con tres Copas de Europa consecutivas ante el Panthinaikos en 1971, ante el Inter
en 1972 y ante el Juventus en 1973.
En definitiva y retomando la mitología griega, podemos decir que si Ajax luchó por recuperar el cuerpo de su primo
Aquiles y tras recuperarlo no recibió el reconocimiento que merecía, luchó hasta el final por una idea y murió por ella,
algo que hicieron también todos los protagonistas de la historia futbolística que hemos abordado, desde Kovacs a Cruyff
o desde Krol a Michels. Aunque a diferencia del trágico final del mítico guerrero, en el caso del Ajax de Ámsterdam sí
que recibieron el justo reconocimiento mundial a la belleza y eficacia de su “Fútbol Total”.
Un legado que ha llegado hasta nuestros días.

Mágicos Magyares-Hungría
Aunque por encima de todo estuvo la inmensa calidad de los futbolistas que surgieron en Hungría, para comprender
mejor el éxito de la extraordinaria generación de futbolistas húngaros en la década de los cincuenta hay que profundizar
un poco en los planteamientos tácticos en los que se basó. A mediados de los años 50, los húngaros implantaron unas
innovaciones tácticas que revolucionaron el mundo del fútbol. Hasta entonces el sistema comúnmente más utilizado era
el 3-2-2-3, con dos defensas y un central en la línea de atrás, dos mediocentros defensivos, dos mediapuntas, dos
extremos y un delantero centro en ataque. Fue entonces cuando Béla Guttmann por entonces técnico del MTK, quitó al
delantero centro, y añadió a otro centrocampista para dar estabilidad a la defensa, estableciendo de esta manera un 4-2-
4. El resultado fue realmente espectacular y el por entonces seleccionador Gustáv Sebes lo llevó a la práctica en la
Selección húngara. La movilidad de los jugadores en el nuevo sistema volvió prácticamente locos a los defensas rivales,
que sin la referencia clara de un delantero centro, no sabían a quién marcar. A partir de aquí se comenzó a fraguar uno
de los mejores equipos de la historia, que practicó un fútbol de alta escuela y maravilló al Mundo. Conquistaron la
medalla de oro en las Olimpiadas de 1952.
Su primera exhibición la realizaron nada más y nada menos en Wembley, donde Hungría venció 3 a 6 a la Selección
inglesa con una línea de ataque en la que futbolistas como Puskas, Jozsef Bozsic, Kocsis y Hidegkuti, entre otros
resultaron imparables. Aquel partido pasó a la historia del fútbol como el “Partido del Siglo” y Hungría se convertía en
el primer equipo que derrotaba a Inglaterra en su país.
En 1954 llegaba la gran cita y Hungría que llevaba imbatida desde mayo de 1950 (31 partidos: 27 victorias y 4
empates), era la indiscutible favorita. El equipo húngaro parecía que iba arrasar y que iba a ganar el título sin
despeinarse, aplastó a Corea con un rotundo 9-0, venció a Brasil (4-2) en un electrizante partido de cuartos de final. Y
en la final se enfrentaría a Alemania, un conjunto al que ya en la primera ronda de esta Copa, había vapuleado 8 a 3,
pero el fútbol no fue justo con que mejor juego había practicado y volvió a dejar evidencia que este deporte dos y dos
no son cuatro, saltando la sorpresa y consumándose la derrota húngara por 2 a 0 ante el conjunto de los Fritz Walter,
Morlock, Rahn, y compañía.

Los Mosqueteros-Athlétic
A lo largo de la historia del fútbol español han existido numerosas delanteras que han pasado a la historia del fútbol:
Delantera Stuka, Cinco Copas, Delantera Eléctrica, Los Magníficos, La delantera del Madrid campeón del mundo....
Pero pocas tan recordadas, añoradas y queridas por los aficionados españoles como la formada en el Athletic a
comienzos de los cincuenta por Iriondo, Venancio, Zarra, Panizo, y Gaínza.
Una delantera cimentada en la calidad futbolística y humana de un grupo de amigos que estaban muy compenetrados
tanto dentro del terreno de juego como fuera de él. Y es que estamos hablando de otra época en el mundo del fútbol. Por
aquel entonces las distancias eran muy largas y los medios de locomoción tenían muy poco que ver con los que existen
en la actualidad. El equipo vasco era como una familia y esa sintonía unida a la enorme calidad de aquella generación
de futbolistas se vio traducida y reflejada en una temible delantera en el terreno de juego.
Gaínza era inteligente y rapidísimo no en vano fue apodado como el “gamo de dublín”, Panizo era un gran pasador, un
hombre que aportó calidad y visión de juego, Iriondo era todo velocidad y habilidad; Venancio un constructor de juego
infatigable que poseía una potencia de tiro colosal y de Zarra qué podemos decir que no se haya dicho ya: “la segunda
mejor cabeza de Europa después de Churchil” un rematador implacable.
Todos estos futbolista tenían una cosa en común, salían al terreno de juego a divertirse y a ganar. Juntos conquistaron el
campeonato de Copa de 1950 y dos subcampeonatos de liga en 1952 y 53 pero antes Panizo, Zarra y Gaínza
conquistaron la de 1943 y en 1944 junto a Iriondo la de 1944. A esta mágica delantera se les podría incluir los nombres
de Nando y Patxi Gárate que alternaron con el extraordinario quinteto. Precisamente con Nando se hizo célebre el
“triángulo infernal” formado por Nando, Panizo y Gaínza que hicieron de las suyas en el campeonato de Copa.
En definitiva una mágica generación de futbolistas de ataque que hicieron disfrutar a los afionados del Athlétic y a los
aficionados del fútbol español en general en la década de los cuarenta y cincuenta.
Delantera Stuka-Sevilla
En los años de la Guerra Civíl ya eran un gran equipo, os hablamos de la legandaria delantera sevillista que según Juan
Arza ya fue bautizada con el nombre de los “Stuka” en el año 1937. Aunque la fama les llegó cuando golearon al
Barcelona, entonces se produjo su eclosión definitiva, a comienzos de la temporada 40/41.
Por aquel entonces sus impresionantes goleadas 11-1 al Barcelona (4 goles de Campanal, 3 de Torrontegui, 2 de
Raimundo y 1 de Berrocal), 10-3 al Valencia y 8-3 al Hércules les colocó en las portadas de los medios de difusión a
nivel nacional que no dudaron en compararlos con los “Stuka” (los temibles cazabombarderos nazis).
Aquella legendaria delantera fue la formada por: López un jugador fenomenal y muy listo, un gran extremo; Raimundo
y Pepillo que eran dos futbolistas de gran calidad, pura clase y talento; Campanal, “el gordo” un futbolista arrollador,
enérgico, al que se le tachaba de demasiado voluminoso pero que cada vez que remataba demostraba con
espectacularidad su precisión y lo que es más importante que era un fuera de serie, completaban el sexteto para cinco
puestos Torrontegui y Berrocal. Y es que Torrontegui peleaba por la titularidad con Pepillo una circunstancia que generó
gran debate en aquella época.
El sistema que empleaban era agresivo y ofensivo con tan solo dos defensas y nada menos que cinco delanteros. Estos
futbolistas conquistaron la Copa en 1939, fueron subcampeones de liga en 1940 y en 1943 y en 1946 cuando el Sevilla
se proclamó campeón de Liga con otro extraordinario jugador en sus filas (Juan Arza) aún quedaban algunos “Stukas”
en el conjunto hispalense. Para hacerse a la idea del espectáculo que ofreciero estos futbolistas en la Liga española tan
solo con ofrecer el dato de que llegaron a anotar 33 goles en cuatro partidos ya es suficiente.

Santísima Trinidad-Bayern
El legendario equipo del Bayern Munich de los setenta comenzó a fraguarse a inicios y mediados de los sesenta, cuando
comenzaron a llegar al primer equipo de inferiores u otros conjuntos, una serie de futbolistas que marcarían época en el
club, especialmente tras la llegada de un joven jugador llamado Franz Beckenbauer.
Un puñetazo que cambió el curso de la historia del fútbol europeo.
El elegante defensor bávaro había abandonado su club de origen, el Munich 1860 tras una discusión con los directivos.
Cuentan que en 1958, un jugador desconocido del TSV 1860 Munich dió un puñetazo en la cara a uno de sus
adversarios durante un torneo juvenil y, con ello, cambió para siempre el curso de la historia de fútbol europeo. Franz
Beckenbauer, que entonces tenía 13 años, siempre había querido entrar en su club favorito, el 1860 Munich, pero en el
momento en el que se produjo el citado incidente, decidió cambiarse al Bayern Munich, un club por entonces más
modesto.
Franz Beckenbauer, “El Kaiser”.
En las filas del Bayern fue lo que Di Stefano para el Madrid, Pelé para el Santos o Cruyff para el Ajax. Y es que aunque
debutó en 1964 en un encuentro ante el St.Pauli en la posición de ala izquierda, pronto dejó patente en la Liga Regional
que era un futbolista de época. En 1965 vivió el ascenso del Bayern a la primera alemana, y a partir de aquí comienza a
cambiar la historia de su equipo y del fútbol alemán.
El “Kaiser” ha sido uno de los jugadores más relevantes en la historia del balompié, con su llegada, la figura del defensa
quedó dignificada y se implantó definitivamente la figura del hombre libre. Un periodista le bautizó con ese
sobrenombre, para nada excesivo tal y como reconoce su compañero de equipo y selección Schwarzenbeck, «Katsche»,
uno de los que jugó más cerca de él: «Franz Beckenbauer no miraba el balón, sino que lo percibía con el pie». Lo cual
era un problema para el resto del equipo, que también quería jugar. «Esos pases, sacados sin aviso desde la articulación
del pie eran difíciles de reconocer y bastante difíciles de tomar». «Me alegra poder haber vivido en su era».
Beckenbauer no sólo ha sido el prototipo perfecto de hombre libre. También ha sido uno de los jugadores más
inteligentes de la historia. Siempre era consciente de la situación de todo el equipo y cuando tenía el balón en los pies
sabía que era lo mejor para los suyos.
En 1966 con tan solo 21 años recibió el Balón de bronce y posteriormente recibió el Balón de oro al mejor jugador de
Europa en dos ocasiones, en 1972 y 1976 y el Balón de plata en otras dos, en 1974 y 1975.
En las filas del B.Munich se dio a conocer en 1963, con 18 años. Por aquel entonces llegaba a un conjunto en formación
que dominaría el fútbol mundial a finales de los sesenta y comienzos de los setenta con él como gran líder. Cuando
llegó ya jugaba en el conjunto de Munich un joven portero llamado Sepp Maier, que demostraba en cada partido sus
impresionantes reflejos y en la delantera se desenvolvía un pequeño ariete al que el entrenador Zlatko Chajkowsky
llamaba el "molinero gordito". Posteriormente aquel apodo un tanto jocoso se transformó en "Torpedo Muller" que
resumía a la perfección las condiciones de un delantero todo potencia, agilidad y remate.
Sepp Maier.
En referencia a Maier debemos destacar que su debut con el primer equipo del Bayern se produjo en 1964 debutó con
20 años y ya no perdió la titularidad durante el resto de su carrera. Entre 1966 y 1979 Maier jugó 473 partidos de la
Bundesliga con el Bayern sin perderse uno solo. Un accidente automovilístico le sacó de los terrenos de juego, pero
para entonces era ya una leyenda, uno de los porteros más laureados de la historia. Portero sobrio pero muy elástico,
dotado de unos reflejos impresionantes. De peculiar indumentaria con esos pantalones a la rodillas y unos enormes
guantes, tenía una gran capacidad para atajar los disparos más difíciles. Era un auténtico muro de contención, gracias a
su elasticidad y reflejos, que lo hacían único en su puesto.
Gerd Müller.
En 1963 el Bayern Munich fichó a aquel cazagoles que apuntaba alto en Noerdlingen. Aunque inicialmente Zlato,
Chajkowsky tardó en confiar en él, cuando le dió la oportunidad, Gerd no la desaprovechó y confirmó los mejores
augurios que existían de su natural y única condición goleadora. Le llamaban "Bomber der Nation" (bombardero
nacional) o "kleines, dickes Müller" (gordito Müller). En referencia a ello Múller siempre comenta lo siguiente: "Me
gustaba más lo de "bombardero". "Gordito Müller" me llamaba mi antiguo entrenador Cajkovsky, pero lo decía de
forma cariñosa". Múller formó la columna vertebral junto a Maier y Beckenbauer del mejor Bayern de la historia, un
conjunto con el que lo ganó prácticamente todo. Curiosamente y pese a su prestigio su entrenador no confiaba mucho en
él, una circunstancia pasajera ya que antes de morir, Chajkowsky reconoció que fue el goleador más grande que conoció
en su vida. Jugó con el Bayern en la Bundesliga 427 partidos y marcó 365 goles.
Su debut con el primer equipo del Bayern se produjo el 18 de octubre de 1964, en un Bayern Munich 3-0 Friburgo.
Gerd tenía 18 años, 11 meses y 15 días.
Auténtico ariete goleador que aprovechaba cualquier hueco para marcar, compensaba su escasa estatura con su
oportunismo y agresividad ante la defensa contraria. Si había un balón suelto dentro del área, Torpedo Müller estaba allí
para atraparlo revolverse y disparar, esa era su función y lo hacía a las mil maravillas. Su tren inferior era realmente
impresionante y el auténtico motor del "bombardero" alemán.
Santísima Trinidad-Bayern.
Müller, Maier y Beckenbauer formaron la columna vertebral de un equipo que dominó la Bundesliga y el fútbol
europeo con gran autoridad entre 1973 y 1976. A ellos tres se les llegó a denominar como “La Santísima Trinidad”.
En su primer año en la Bundesliga, la temporada 1965/66 el Bayern consiguió su primer título nacional (la Copa de
Alemania). Al año siguiente volvió a ganar la Copa y en el 67 inició la conquista de Europa venciendo en la final de la
Recopa a uno de los mejores Rangers de la historia..
Conquistaron 4 Bundesligas en 1969, 72, 73 y 74, 4 Copas de Alemania, 1966, 67, 69 y 71, 1 Recopa y 3 Copas de
Europa consecutivas.
Primera Copa de Europa.
La primera en la temporada 1973/74, en una final que pasará a la historia. El Bayern empató ante el Atlético de Madrid
gracias a un disparo desde el centro del campo en el minuto 92 de partido. En el partido de desempate disputado al día
siguiente, el Bayern consiguió su primera Copa de Europa al ganar, esta vez sin paliativos por 4-0 con dos goles de
Hoeness y dos goles de Torpedo Múller. Aquel extraordinario equipo estuvo formado por: Maier, Hansen, Breitner,
Schwartzenbeck; Beckenbauer, Roth, Torstensson, Zabel, Gerd Müller, Hoeness y Kapelman.
Segunda Copa de Europa.
Su segunda Copa de Europa la conquistaron a la campaña siguiente (la 74/75), derrotando en la final al Leeds United 2
a 0 con goles de Roth y Gerd Müller.
Tercera Copa de Europa consecutiva.
La tercera Copa de Europa consecutiva fue conquistada en la temporada 75/76 al derrotar al Benfica en cuartos de final,
al Real Madrid en semifinales y vencer 1 a 0 al Sain Ettienne con gol de Roth en la gran final disputada en Glasgow.
Arrasaron.
De esta forma tan brillante cerraba su dominio arrasador un equipo que basó su éxito en la efectividad, la fuerza y
además el fútbol control de una extraordinaria generación de futbolistas entre los que destacaron especialmente la
llamada “Santísima Trinidad” del Bayern con Sepp Maier, Beckenbauer y Torpedo Müller, a los que se les unieron
futbolistas grandiosos como Uli Hoeness, Roth, Breitner, Schwarzenbeck… que a su vez formarían buena parte de la
columna vertebral de la Selección Alemana que tumbó a la "Naranja mecánica" en el Mundial de Alemania de 1974.

Benfica-Mozambique FC
En la década de los cincuenta el Benfica aún dirigido por el brasileño Otto Gloria comenzó a formar el embrión de un
equipo que llegó a la cima del éxito y que con una perfecta fusión de grandes futbolistas lusos y mozambiqueños se
codeó con lo más granado del fútbol mundial. Este equipo llegó a ser conocido como Benfica Mozambique FC puesto
que en sus filas estaban los mozambiqueños Arnaldo, Coluna, Costa Pereira, Vicente ... A todos estos y con la posterior
llegada de un técnico legendario como el húngaro Bella Guttman se les unió la gran figura y el mayor icono de la
historia de Benfica y del fútbol portugués: Eusebio, un futbolista que encajó a la perfección en las ideas de un técnico
que tuvo mucho que ver en la creación de este excepcional delantero.
El técnico húngaro conformó una máquina de hacer fútbol con sabor luso/africano y el Estadio de la Luz, fue testigo de
cómo los Eusebio, Coluna, Costa Pereira, José Augusto, Simoes, Aguas... llevaron a Benfica al dominio del fútbol
europeo y mundial. En total jugaron 5 finales de Copa de Europa en 8 años, consiguiendo vencer en dos de ellas, 3-2,
contra el Barcelona en 1961, y 5-3, contra el Real Madrid, en 1962, en una temporada en la que Benfica fue una
máquina, ganó la liga y como hemos citado anteriormente defendió el título con éxito de Europa, venciendo en la final
en el Estadio Olímpico de Amsterdam al Madrid de Puskas, Di Stéfano y compañía por 5 goles a 3 con dos tantos de
Eusebio el 2 de mayo de 1962 y el nombre del mozambiqueño dio la vuelta a toda Europa y el mundo.
Cosechó también 3 derrotas, dos especialmente injustas ante el Milán (2-1 en 63) y 1-0 en 6 el 65 ante el Intern.
Su tercera final la disputó ante el Manchester de George Best y Bobby Charlton, ante el que cayó 4-1, en la prórroga y
pudiendo haberse llevado la victoria en el último minuto del tiempo reglamentario por medio de un gol errado por
Eusebio.
La columna mozambiqueña de Benfica estaba formada por Costa Pereira: uno de los grandes porteros de la década de
los 60 en Europa al que solo Yashine le podía hacer sombra. Coluna: la cabeza pensante y el eje de Benfica en el centro
del campo, donde se cocía todo el juego de ataque y los pases que luego los Eusebio, Jose Augusto y Simoes convertían
en gol. El tercero de dicha columna era como no Eusebio, “La Pantera Negra”, un delantero inigualable con potencia,
velocidad y un remate a gol con ambas piernas descomunal.

Wonderteam-Austria
Quizás para muchos el fútbol austriaco sea un auténtico desconocido y tan solo nombres como Prohaska, Ernst Happel
y Krankl les pueda venir a la memoria a la hora de hablar de Austria, pero en la década de los treinta surgió un
maravilloso equipo de fútbol que fue conocido con el apelativo del "Wunderteam Austriaco”. Dicho equipo y según
palabras de quizás el técnico que más sepa del “Futbol total”, Rinus Michels, es el pionero del célebre y conocido
“Fútbol Total” en la historia de este deporte. Según Michels Holanda no fue la primera en practicar el fútbol que a él le
gustaba sino que antes el "Wunderteam Austriaco” y luego los “Magicos Magyares” de Hungría les enseñaron el
camino.
Como hemos citado anteriormente el "Wunderteam Austriaco” surgió en la década de los treinta de la mano del técnico
Hugo Meisl, un técnico que había destacado por su capacidad organizativa y de dirección puesto que junto a Delauney
fue uno de los impulsores de la creación de una gran competición mundial, ensanchando las fronteras de una
competición de la que él había sido principal impulsor en 1924, la Copa de Europa Central o Mitropa.
Dejando a un lado su trabajo directivo, Hugo Meisl fue el creador del famoso Wunderteam, nombre con el que se
bautizó a la selección de Austria entre 1931 y 1935. Este técnico puso en práctica la difícil concepción futbolística de
que la mejor defensa es un buen ataque. Su equipo ejercía un continuo pressing ofensivo y basaba su éxito en la
posesión del balón siempre mirando hacia la portería rival. Austria salía al terreno de juego sabiendo lo que iba a hacer
y en gran parte también se debía a la mítica figura del conocido como “hombre de papel”, Matthias Sindelar,
considerado en su momento como uno de los mejores jugadores del mundo. El legendario jugador pese a ser delantero y
llevar el nº9 a la espalda, era el director de orquesta y estaba escoltado en defensa por Karl Sesta y Franz Wagner, en la
media por Josef Bican y Karl Zischek y por Johann Horvath y Rudolf Viertl en la punta de ataque.
Dicho equipo llegó al Mundial de Italia de 1934 como uno de los grandes favoritos y es que entre 1931 y 1934, tras una
treintena de partidos, sólo sufrió dos derrotas, la primera en 1932 ante Inglaterra en Wembley (4 a 3) tras un memorable
partido en el que Sindelar se consagró como uno de los mejores futbolistas de la historia con un gol de antología y la
segunda en el Mundial de 1934 contra Italia que precipitó el ocaso del Wunderteam. Todo comenzó en aquella fatídica
semi-final del Mundial de Italia 1934, en la que el poder de Mussolini se hizo sentir. Italia ganó 1-0 con un gol en fuera
de juego. Sindelar, el alma del Wundeteam fue anulado por lesión, y el empate de Austria fue también anulado,
injustamente. Desgraciadamente para el siguiente Mundial de 1938, la crisis económica en Austria, la pre-guerra y la
anexión de Austria con la Alemania nazi sellaron el final de un legendario equipo y el trágico desenlace de una leyenda
mundial: Matthias Sindelar.

Fórmula Mágica-Napoles
En 1984 Diego Armando Maradona llegaba al Nápoles procedente del Barça, conjunto en el que Diego dejó destellos de
superclase pero en el que las lesiones, la enfermedad, los contratiempos surgidos y su falta de adaptación le impidieron
demostrar que era el mejor del mundo. Diego llegaba a un modesto conjunto italiano que con el nº1 aspiraba a cambiar
su historia. Tardó un poco pero lo consiguió, cuando Diego abandonaba la disciplina del Nápoles envuelto ya en la
sombra de la duda, había legado para el conjunto italiano dos scudettos, en 1987 y 1990, dos segundos puestos y un
tercero en la Liga, la Copa de Italia de 1987 y la Copa UEFA de 1989.
Prácticamente con la genialidad de un solo futbolista el Nápoles consiguió tumbar en dos ocasiones a equipos históricos
de la serie A como Juventus y Milan. En estos gloriosos años los aficionados napolitanos gozaron del privilegio de
disfrutar con una de las mejores delanteras de la historia de la serie A, la célebremente conocida como Fórmula Ma-Gi-
Ca y que estaba compuesta por Maradona, Giordano y Careca, un argentino, un italiano y un brasileño que hicieron
vibrar y levantaron en numerosas ocasiones al público del estadio de San Paolo. Era la temporada 87/88, la cuarta de
Diego en Italia en la que Giordano y Careca bailaron al son que marcaba el genio argentino.

Expresso Da Vitoria-Vasco
En el periodo comprendido entre 1945 y 1952 un equipo brasileño maravilló a todos por su impresionante capacidad en
el juego de ataque y por el espectáculo que ofrecía en cada partido. Dicho conjunto era el Vasco De Gama, un equipo
que acababa de contemplar cómo su máximo rival (Flamengo) acababa de conquistar un tricampeonato estadual pero
que supo dar una contundente respuesta con la conquista de 5 Campeonatos cariocas en 1945, 1947, 1949, 1950 y 1952
y un Campeonato sur-americano en 1948.
El éxito de este equipo se basó en una irrepetible delantera formada por: Djalma, Lelé, Ademir Menezes, Jair da Rosa
Pinto y Chico, todos ellos indiscutibles en la Selección brasileña. Una fabulosa línea de ataque que anotó la
escalofriante cifra de 58 goles en 18 partidos en la que fue la campaña de su primer título.
El conjunto estuvo dirigido en este periodo por dos técnicos, primero por Ondino Vieira y luego por Flavio Costa. Aquel
maravilloso conjunto además de la excepcional línea de ataque anteriormente citada, tenía entre sus filas a Barbosa (uno
de los mejores guardametas de la historia del fútbol brasileño) y en la media a futbolistas geniales como Danilo,
Maneca, Eli y Jorge.
Su gran símbolo fue el genial Ademir de Menezes, un futbolista que dio clases de fútbol y que pese a su corto pasaje
por Fluminense (donde estuvo dos años), se erigió en la cabeza visible de un conjunto que fue bautizado con el
sobrenombre de “El Expresso de Vitoria”, y es que Vasco impresionó e hizo temblar a más de un equipo, fue arrollador.
Sus goleadas fueron históricas: 14 a 1 a Canto de Rio, (la mayor goleada de la historia del profesionalísmo), 8 a 2 a
América, 4 a 0 a Fluminense y a Botafogo y lo que más cautivó a los torcedores de Vasco (mantuvieron a raya al
Flamengo entre 1945 y 1952.
En 1948 vivió uno de sus grandes éxitos al conquistar la Copa América del Sur en Chile, que supuso su consagración
como legendario.
Por sus filas en dicho periodo también pasaron históricos como Tesourinha y Heleno de Freitas. La formación tipo de
este gran conjunto era la formada por: Barbosa, Augusto, Rafanelli; Eli, Danilo y Jorge; Tesourinha, ( Friaça o Djalma),
Maneca, (Heleno de Freitas), Ademir Menezes, (Lelé), Jair Da Rosa, (Ipojucan) y Chico, (Djair).

Shankly-Paisley-Liverpool
Sin duda aquel Liverpool de la segunda mitad de la década de los setenta y comienzos de los ochenta ha pasado a la
historia como uno de los mejores conjuntos de la historia del fútbol y prácticamente todos los laureles se los llevó Bob
Paisley y su extraordinaria plantilla pero hay que ser justos con la figura de Bill Shankly, posiblemente junto a los
Chapman, Ramsey y Busby, el mejor técnico de la historia del fútbol inglés. Y es que Shankly fue el encargado de
confeccionar y crear el embrión de aquel legendario equipo, aconsejó magníficamente bien a su pupilo Bob Paisley y
recomendó especialmente a su amigo para que se hiciera cargo de un equipo en el que Bill había sido el cerebro creador
y el gran salvador.
1959, llega Bill Shankly.
En diciembre de 1959 llega al Liverpool, un conjunto que por entonces pasaba por delicados momentos deportivos,
estaba en Segunda División y además sufría la antigüedad y precariedad de sus instalaciones. El campó era viejo y
carecía de instalaciones deportivas adecuadas para el entrenamiento. Lo mejor que tenía sin duda era su staff técnico
con hombres como Joe Fagan, Reuben Bennett y Bob Paisley. Lo primero que hizo fue otorgar su total confianza en su
cuerpo técnico, al que consideraba la llave para llegar al éxito, y luego trabajó denodadamente para mejorar poco a poco
al club desde dentro.
Llegó a los corazones por respeto y conocimiento.
Bill era un hombre muy inteligente y jamás daba un paso que no hubiera estudiado de antemano, por ello cuando llegó
quiso saber y conocer la historia e idiosincracia del club al que se incorporaba. Sabía que la historia es pasado pero
también la base de identidad del club, por ello llegó a decir: “Los únicos que se pueden permitir el lujo de ignorar la
historia de un lugar son los nativos. Los extranjeros tenemos la obligación de conocerla; de otro modo no sobrevives”.
Por ello llegó a lo más profundo de los corazones de los Kopites. Sentía que cada vez que su equipo perdía, fallaba a sus
aficionados, se sentía cerca de ellos y llegaba a contestar personalmente las cartas que le llegaban a Melwood. Su
conexión con la grada de Kop era tal que en una ocasión un policía apartó una bufanda del Liverpool en el suelo y
Shankly le recriminó diciéndoloe: “No haga eso. Esa es nuestra fuerza para vivir”.
Un gran manager.
Si tuviéramos que hacer el retrato robot de una figura tan de moda en la actualidad como la del manager en fútbol, solo
tendríamos que buscar una foto de Shankly y dar un repaso a su biografía para confeccionar el mejor retrato.
Dicen los que conocieron bien a Bill, que era un tipo al que no le gustaba entrenar pero que llevaba todo un tratado de
sentido común en lo referente a fútbol sobre sus hombros. Además nunca le tembló el pulso a la hora de tomar
decisiones en beneficio del futuro de su equipo. No se dejaba influir por casi nadie y ejercía un influencia
incuestionable sobre su equipo técnico. Convertía cada día de trabajo en un día ganado, era capaz de crear ganadores.
Era duro cuando la situación lo requería, pero jamás levantaba la voz. Si como manager tenía que tomar una medida se
la comunicaba a Paisley para que la ejecutara: ‘Bob, este chico está jugando mal; hay que hacer algo’. No era un
hombre de grandes discursos. Más bien, de sentencias cortas. Era genuino, la simplicidad era su libro de cabecera. Por
ejemplo si quería que sus jugadores no se complicaran la vida en el juego, lo resumía con una sola frase: ‘pásale la
pelota a la camiseta roja que tengas más cerca’.
La casa de Shankly. “The Boot Room”.
Todo lo que rodea a la figura de Bill Shankly se ha convertido en leyenda del fútbol, Anfield y en concreto “The Boot
Room” tampoco podían librarse de ello: La citada humilde habitación, era el minúsculo cuarto de las botas que
contribuyó aún más a engrandecer la leyenda. Nada de lujos, era un pequeño cuarto con botas, cerveza, café, té… donde
Bill Shankly, Joe Fagan, Bob Paisley, Ronie Moran y Roy Evans hablaban de fútbol. Allí en concreto se reunieron
durante años los miembros del equipo técnico de Bill Shankly y que llevaron al Liverpool a conquistar cuatro Copas de
Europa.
Antisistema-Joe Fagan.
Como ya hemos apuntado Shankly no era muy partidario del entrenamiento sin balón por ello aceptó de muy buen
grado las ideas de Joe Fagan, que era antisistema, más partidario del ‘Passing-game’. El trabajo físico era
fundamentalmente con la pelota y dedicaban las jornadas a practicar los pases... el passing game. Hacían muchos
partidos en campo reducido, cinco contra cinco, a un toque, a dos toques... (algo que además Shankly ya practicaba
desde sus tiempos como jugador en Glenbuck). Mientras tanto, la mayoría de los clubes dedicaban muchísimo tiempo a
la parte física, la FA (la federación inglesa) hablaba de balones largos, de posiciones de máxima oportunidad, y de jugar
como se entrena, como si la identidad de cada equipo fuera algo impuesto por el técnico. Esto conducía a que todos
perdieran su identidad. Para Shankly el fútbol era también habilidad, trabajó con lo puesto y con mucho ingenio,
llegando a pintar porterías en las viejas paredes para afinar la técnica de tiro de sus futbolistas. Tras los entrenamientos
todos juntos al autobus, de Melwood a Anfield, donde comían correctamente todos juntos. Así controlaba la vida
ordenada de sus futbolistas y los privaba de las inoportunas lesiones. Como prueba de ello es el hecho de que en la
temporada 65/66, logró salir campeón utilizando solo a 14 futbolistas. En definitiva, tomó innumerables decisiones que
fueron cambiando progresivamente la historia de este legendario club.
Éxitos.
Como ya hemos adelantado, los éxitos no tardaron en llegar, en Liga y en la Fa Cup. En poco tiempo pasaron de luchar
en la Segunda División (ascendieron en la 61/62) a pelear el título en la Premier y avisar en Europa con grandes
partidos, lo que viviría y significaría para el fútbol europeo, Anfied y la casaca roja del Liverpool. Se ganó el respetó a
nivel mundial y algo aún más importante para él, la admiración de los hinchas del Liverpool.
Nombres como Ron Yeats, St. John y Gordon Milne cobran protagonismo en estos primeros años en el equipo de Bill
Shankly y Anfield comienza a ser lo que es hoy en día.
Su idea de solidaridad la traslada al campo y logra que sus jugadores sientan a sus compañeros como a ellos mismos,
como él vivió en su pueblo en aquellas minas de Glenbuck.
En la 63/64 logra el título de Liga y en la 65/66 como ya hemos apuntado logra su segundo título. Además de la primera
FA Cup en 1965.
En la 72/73 el Liverpool logra el octavo título de liga en su historia, la decadencia del equipo de los sesenta abre un
nuevo ciclo para un Liverpool legendario. Se van Hunt, St.John, Yeats y Lawrence, y llegan Keegan, Heighway, Lloyd
y Clemence entre otros, que luego se convertirían en leyenda. Con ellos llega también el primer título europeo, la Copa
UEFA en la temporada 73/74. A este título se sumó la conquista de la FA Cup en Wembley, en un memorable partido
ante el Newcastle.
“This is Anfield”.
Las anécdotas que existen alrededor de su figura son innumerables, dicen que solía hablar de boxeo a sus jugadores
antes de los partidos en sus charlas, él simplemente lo veía así: “Era una simple forma de aislar a los futbolistas y
quitarles presión para que saltaran al terreno de juego con la mente limpia”. Aunque esto no quiere decir que no
supieran el peso que suponía llevar esa camiseta, pero por si lo olvidaban para ello estaba el letrero que pueden leer
antes de saltar al terreno de juego, en el estrecho pasillo que les lleva al rojo y verde escenario: “This is Anfield”. “Para
recordarles a nuestros muchachos para quién están jugando, y para recordarles a los adversarios contra quién están
jugando".
Además de su conocimiento era un sensacional motivador.
Todos estamos de acuerdo con el hecho de que un técnico debe tener aptitudes técnico-tácticas entre otras muchas
virtudes, pero una de ellas y muy importante por cierto es su trabajo psicológico con sus futbolistas. En este caso
Shankly era un excelente ‘motivador’ y como muestra un botón: Tom Smith, jugador de los reds, trataba de explicarle
que su rodilla estaba maltrecha y que así no podía seguir jugando, cuando Shankly le dejó perplejo con la siguiente
afirmación: "Quítate el vendaje y esa no es tu rodilla... ¡es la rodilla del Liverpool!"...
Para los aficionados del Liverpool este fue el gran secreto de su éxito, logró convertir a sus futbolistas en ganadores.
Su legado.
Shankly dirigió los designios del Liverpool desde 1959 hasta 1974, su palmarés puede resultar menor con el de otros
técnicos, pero su trabajo está sin duda a la altura del mejor técnico de la historia.
Cuando en julio de 1974 anunció su retirada, los aficionados colapsaron la centralita del club y los trabajadores de las
fábricas locales amenazaron con ir a la huelga si no regresaba su héroe. En 1974 Anfield se ponía en pié y tras cantar su
maravilloso himno de "You'll Never Walk Alone", se despedía del que había sido su gran héroe hasta ese momento: Bill
Sahnkly, que le cedía el testigo a su pupilo y amigo Bob Paisley. Un escalofrío recorrió por el cuerpo de los aficionados
de Anfield cuando vieron al viejo Shankly decir adiós pero aquel gran técnico lo tenía todo bien atado y sabía que su
trabajo estaba hecho y que dejaba en buenas manos a su Liverpool del alma.
Bob Paisley recoge el testigo.
Cuando dejó el club lo hizo con la satisfacción del deber cumplido y dejándolo en buenas manos. Bill consideró que
había llegado el momento de pasar más tiempo con su mujer Ness y su familia.
Dejó el club en manos de Bob Paisley y de los exfutbolistas Ronnie Moran y Roy Evans. El legado de Shankly inspiró a
Paisley a la hora de guiar los destinos de los reds. Desde los primeros años 70 hasta los últimos 80 el Liverpool cogió el
relevo. Con la sencillez y genialidad de Bill Shankly y Bob Pasley, y con futbolistas de la talla de Kevin Keegan, Kenny
Dalglish o Graeme Souness, ganaron cuatro Copas de Europa y dominaron el campeonato inglés de manera casi
despótica.
Toshack-Keegan.
En aquel equipo destacó la extrarodinaria sociedad que formaron John Toshack, y Kevin Keegan, dos jugadores de
Shankly que demostraron una capacidad de entendimeinto asombrosa.
A partir de aquí comienza la confirmación de un equipo que ya había apuntado con Shankly que marcaría una época en
la historia del fútbol. Dicho equipo conquistó su primera Copa de Europa en 1977, derrotando en la final al Borussia
MG (3 a 1), haciendo un fútbol típicamente inglés con un juego muy dinámico centrado en la movilidad y la calidad de
Kevin Keegan.
Dalglish-Souness y la doble K.
A ellos se unieron a la siguiente campaña dos escoceses que marcarían época en el fútbol inglés y en el fútbol europeo:
Dalglish y Souness, dos futbolistas con una impresionante calidad que convirtieron un muy buen conjunto en un
auténtico equipazo. Este equipo dirigido por Paisley ensambló a la perfección, la doble K (Kenny Dalglish y Kevin
Keegan) aportaban su calidad y su genialidad, Souness dirigía la orquesta, McDermott lo escoltaba y hacía el trabajo
sucio y la sólida defensa con Neal, Jones y Thompson estaba arropada por la gran calidad de un portero como Ray
Clemence. En definitiva un gran equipo que en cinco años conquistó 3 Copas de Europa (en 1977 ante el Borussia MG,
en 1978 ante el Brujas y en 1981 ante el Madrid), 6 Campeonatos ingleses en ocho temporadas (75/76, 76/77, 78/79,
79/80, 81/82 y 82/83) y 4 Copas de la Liga entre 1981 a 1985.
Joe Fagan, también recibió su justo premio.
Posteriormente el fútbol fue justo con un tercer hombre que jugó también un papel fundamental en esta época dorada
del Liverpool, Joe Fagan, con el que conquistaron una cuarta Copa de Europa en 1984 ante la Roma de Italia y en 1985
perdieron con Juventus, en la Tragedia de Heysel.
Una larga lista de grandes jugadores.
Fueron muchos los futbolistas que pasaron por Anfield en aquella época, todos ellos tuvieron la oportunidad de vivir
noches de ensueño en un Anfield en el que resonaba con fuerza el "You'll Never Walk Alone", entre ellos podemos
destacar además de los citados anteriormente a Ian Rush, Ray Kennedy (puro ejemplo de amor a unos colores), Hughes,
Fairclough, Hansen, Lee…
Es cierto que Old Traddford es el “Teatro de los sueños” pero Anfield desde aquella época ha quedado grabado en la
memoria histórica de los aficionados como una de las “Catedrales del fútbol”.

Il Grande Torino
En la década de los cuarenta en el fútbol italiano dominó un extraordinario equipo liderado por el legendario Valentino
Mazzola sobre el terreno de juego. Aquel maravilloso conjunto tenía en Valentino Mazzola (padre de Sandro Mazzola),
a su cerebro, capitán, organizador y gran goleador. Un futbolista muy inteligente, dotado de gran personalidad y que
ofrecía cada año la extraordinaria cifra de 20 o 30 goles. El conjunto granata practicaba un fútbol muy ofensivo, en su
alineación titular prácticamente no había defensas y solo Aldo Ballarin y Maroso se dedicaban a dicha labor. El
guardameta Bacigalupo observaba desde su marcó como los centrocampistas Castigliano, Martelli y Rigamonti
lanzaban a los interiores Ezio Loik y Mazzola y a su vez los extremos Romeo Menti y Franco Ossola hacían mucho
daño por los flancos y servían balones al magnífico centrodelantero Gabetto. Además tampoco podemos olvidar a los
Schubert, Grava, Bongiorni…
La gran plantilla del Torino estaba formada por: V. Bacigalupo, G. Gabetto, V. Mazzola, A. Ballarin, R. Grava, R.
Menti, D. Ballarin, C. Grezar, P. Operto, E. Bongiorni, E. Loik, F. Ossola, E. Castigliano, V. Maroso, M. Rigamonti, R.
Fadini, D. Martelli, J. Schubert.
Sin duda el fútbol italiano tiene en este legendario Torino al conjunto más ofensivo de su historia, un conjunto que en la
temporada 1947/48, marcó 125 goles en 40 partidos.
Ahora que el tiempo ha puesto tierra de por medio y que tantos grandes equipos nos han hecho disfrutar con su fútbol,
debemos ser justos e incluir a este llamado “Il Grande Torino” entre los mejores conjuntos de la historia, por lo que hizo
en el fútbol italiano y por la conmoción que causó en el fútbol mundial su trágico desenlace final.
Los granatas fueron campeones de Italia en cinco ocasiones, en las campañas 1942-43, 1945-46, 1946-47, 1947-48,
1948-49 y Campeón de la Copa de Italia en la campaña 1942/43. A ello debemos de unir el subcampeonato de liga de la
temporada 1941/42.
En la campaña 48/49 ya nadie dudaba que el Torino era uno de los mejores equipos del mundo, era la jornada nº34 y el
conjunto de Turín llevaba 4 puntos sobre el Internazionale a falta de cuatro jornadas, pero la desgracia se cebó con el
legendario conjunto granata.
El 4 de mayo 1949 y al regreso de un amistoso ante el Benfica de Lisboa, su avión se estrellaba en la Iglesia de Superga
a unas pocas millas de Turín, no hubo un solo superviviente y la conmoción fue tal que prácticamente todo un país se
lanzó a la calle para tributar su sentido pésame a un equipo que había hecho disfrutar a toda una nación.
El desastre se dejó sentir en todo el mundo futbolístico y el Calcio lo declaró vencedor de la Lega. Faltaban cuatro
jornadas, el Torino alineó a su conjunto juvenil y sus rivales en un bello gesto hicieron lo propio, ganando los cuatro
encuentros el conjunto granata : el 15 de mayo 1949, Torino-Genova, 4-0, el 22 de mayo, Torino-Palermo, 3-0, el 29 de
mayo, Sampdoria-Torino, 2-3 y el 12 de Junio, en un emotivo partido que sirvió de homenaje, los juveniles ganaron en
el Estadio Comunale 2-0 a la Fiorentina.
De esta forma el fútbol italiano le rendía homenaje a una serie de irrepetibles futbolistas que perdieron la vida en el
cenit de sus carreras.
Quinquenio del Juventus
En la región del Piamonte y en la ciudad de Turín fue fundado en 1897 uno de los mejores clubes del mundo, el
Juventus FC, Juventus de Turín, más conocido popularmente como la Juve. La Juve es para Italia y el mundo del fútbol,
la “Vecchia Signora” o La Fidanzata d'Italia (La Novia de Italia), el club con el mayor número de simpatizantes en Italia
y con un gran número de seguidores repartidos por todo el planeta..
El mítico entrenador italiano Carlo Carcano.
En 1930 se produjo la llegada al Juventus del mítico entrenador Carlo Carcano y este hecho conllevó una profunda
transformación en el futuro del club. Nacido en Masnago, Provincia de Varese, Carcano como futbolista fue un homre
de club, que desarrolló su carrera en las filas del Alesandria, entre 1914 y 1925. A su retirada comenzó a jercer como
técnico en las filas del Internaples y luego en el Alessandria, entre 1926 y 1930, antes de recalar en la Juve, donde
marcaría una época.
Introdujo el sistema piramidal en el conjunto bianconero.
Carcano demostró ser un gran técnico, profundo conocedor del fútbol y de los sistemas tácticos. Introdujo el sistema
piramidal compuesto por 2-3-5.
Este sistema de juego denominado “Piramidal”, surgió en el fútbol inglés y sobrevivió como formación dominante por
casi 50 años. Carcano lo puso en r´ctica en ‘su’ Juve.
Se conoció como “Sistema Piramidal” porque la disposición de los jugadores en el campo, era semejante a una
pirámide, la base de la misma la formaban los delanteros (5) y la cúspide por el guardameta. Hay que destcara que con
la implantación de este sistema nació la posición de “Centrocampista”. Los defensas fundaban su posicionamiento en la
1ra regla del fuera de juego, que establecía que el jugador estaba habilitado para recibir el balón si se encontraba situado
detrás de 3 jugadores rivales. (Arquero y 2 defensas). Entonces uno de los defensas se quedaba como reserva libre cerca
del portero y el otro cerca de la línea del mediocampo, y así mantenían a los atacantes lejos de la meta. Este método se
lo denomino “defensa en diagonal”, ya que el defensa cercano al mediocampo salía a romper el juego rival y al
adelantarse era fácil que los atacantes cayeran en la posición “fuera de juego”. El medio campista central jugaba más
libre que los otros 2. Normalmente apoyaba el ataque y con bastante frecuencia remataba al arco de media distancia. Era
el jugador donde recaía el ordenamiento del juego, era el hombre básico del sistema y sobre el que giraba todo el
dispositivo.
Los extremos actuaban muy pegados a las bandas y se retrasaban solo para recibir el balón y arrancar con él y centrar.
Los interiores, aunque ambos eran atacantes, también absorbían funciones defensivas(uno más que el otro), enlazaban el
juego con los medios y actuaban conduciendo mucho el balón regateando para chutar o dando pases a los extremos para
centrar.
En algunos equipos, el centroatacante era el que dirigía el ataque y con frecuencia se retrasaba para organizar el ataque
y los extremos tomaban funciones más ofensivas, pero en otros el centro delantero era esencialmente rematador, era el
hombre gol del equipo y permanecía en las proximidades del área, disputando las pelotas que llegaban a la misma.
El sistema predominantemente ofensivo se adaptó en el caso de la Juve de Carcano a las características de sus jugadores
y aunque también tenia sus inconvenientes, puesto que en el citado sistema solo tenian libertad los interiores y el
delantero centro, y que solían caer en el fuera juego, resultó todo un éxito para el extraordinario conjunto de Carcano.
Hay que destacar que a los futbolistas con los que ya contaba la Juve se vinieron a sumar una selecta lista de grandes
jugadores cque conformaron un conjunto realmente temible. Junto a Cacano llegaron los defensores Mario Varglien I y
Giovanni Varglien II, los mediocampistas creativos Luis ‘Doble Ancho’ Monti, Luigi Bertolini y Renato Cesarini y los
delanteros Giovanni Ferrari, Raimundo Orsi (Monti y Orsi fueron subcampeones mundiales con Argentina en 1930) y
Felice Plácido Borel II.
En la citada década de los años treinta la Vecchia Signora dominaría con autoridad el Campeonato italiano, dicho
dominio estaba principalmente sustentado en cinco legendarios futbolistas: Raimundo Orsi, un magnífico delantero, los
magníficos defensas "Viri" Rosetta y Umberto Caligaris y los excepcionales mediocampistas ofensivos Luisito Monti y
Renato Cesarini.
La formación tipo de la Juve era la formada por: Combi, Rosetta, Caligaris, Varglien I, Monti, Bertolini, Sernagiotto,
Cesarini, Borell II, Ferrari y Orsi.
Orsi, Cesarini, Monti.
Sin duda la llegada de la tripleta argentina: Raimundo Orsi, Renato Cesarini y Luis Monti al Juventus cambió la historia
del conjunto italiano y es que Orsi era un compendio de habilidad y potencia que desequilibraba por gravitación propia.
Poseía una gran velocidad y un repertorio de gambetas que desconcertaban continuamente al rival. Por su parte Luis
Monti era un mediocentro por el que pasaban todos los balones de su equipo y Cesarini cerraba el círculo junto a
Borell II, un gran gleador que fue máximo anotador en dos ocasiones, con 29 y 32 tantos respectivamente y Ferrari.
Combi-Rosetta-Caligaris.
Además de la citada tripleta no podemos olvidar el sensacional triángulo defensivo que conformaron Combi-Rosetta-
Caligaris, que constituyeron una barrera insalvable par los rivales y le aportaron gran seguridad y rigor defensivo al
excelente despliegue ofensivo que ofrecían los jugadores de las otras líneas.
Juntos conformaron un excelente equipo que conquistó 5 Campeonatos consecutivos de la Serie A, en 1931, 1932,
1933, 1934 y 1935 y que disputó las semifinales de la Copa centroeuropea durante cuatro años aconsecutivos, entre
1932 y 1935.
En la temporada 30/31 logró el título con 79 goles a favor y con 4 puntos de ventaja sobre la Roma; en la temporada
1931-32 con 97 goles y con 4 puntos de ventaja sobre el Bologna FC; en la temporada 1932-33 convirtió 94 goles y
ganó el campeonato con 8 puntos de ventaja sobre el Inter de Milán. En la 33/34 marcando 98 goles y con 4 puntos de
ventaja sobre el Inter. Por último en la campaña 34/35 culminó el Quinquenio dorado con la conquista de su último
título con 2 puntos, por tercer año consecutivo, por encima del Inter de Milán, en una campaña en la que se produjo el
debut de otros dos históricos como Pietro Rava y Alfredo Foni.
En definitiva un conjunto que marcó época y que ha pasado a la historia como uno de los mejores equipos de la historia
del fútbol italiano y mundial.

Real Madrid Yé-Yé


Para conocer un poco mejor de otra de las épocas doradas del Real Madrid y en concreto de la legendaria etapa del
conjunto denominado cariñosamente como los “yé-yés”, no podemos pasar por alto la figura de un extraordinario
futbolista llamado Amancio Amaro, un jugador que llegó a la disciplina merengue en 1962 junto a Zoco, Muller y
Yanko Daucik. Amacio llega a un equipo que pasa por una profunda transformación, en el que la marcha de míticos
futbolistas como Del Sol, Di Stéfano, Puskas y compañía han dejado un terrible vacío, muy difícil de rellenar. Aquel
conjunto tardó un poco en ensamblar y sufrió la gran decepción de 1964, cuando cayó en la final de Copa de Europa en
el Prater vienés ante el Inter.. Un año después, en 1965 cae eliminado ante el Benfica, pero en 1966 y de la mano de
Miguel Muñoz, que ha llevado a cabo una profunda transformación en el club, los Betancort, De Felipe, Zoco,
Amancio, Pirri, Grosso,Velázquez… (conocidos como los ye-yes) conquista la sexta Copa de Europa de la historia del
Real Madrid. Concretamente el 11 de mayo de 1966, imponiéndose en el estadio Heysel, de Bruselas ante el Partizan
por dos goles a uno. En aquella final Vasovic, adelantó a su equipo, pero Amancio demostró su condición de crack
realizando una maravillosa jugada y anotando un gran gol que supuso el empate, para poco después Serena marcar el
segundo y darle la sexta Copa de Europa al Real Madrid. De los míticos jugadores de las cinco Copas tan solo jugó
Paco Gento, pero los Pirri, Zoco, Amancio, Grosso, De Felipe y Velázquez demostraron que eran unos dignos sucesores
del mejor equipo de la historia del Real Madrid.
Como hemos citado anteriormente con la llegada de Zoco y Amancio en 1962 comienza el relevo, un relevo que se
consuma en 1964 con la marcha de Don Alfredo y la llegada de Pirri, un año después llega Velásquez y junto a los
Grosso, De Felipe y compañía consuman el relevo generacional.
De aquel equipo “yeye” hay que destacar a Amancio “el brujo”, un futbolista que destacaba por su magia, su velocidad
y su capacidad en el desborde y su privilegiada pierna diestra, tampoco podemos olvidar a Zoco, un sobrio central de
gran clase, presencia en ataque y en defensa y una limpieza digan de elogio, Pirri era otro de los líderes, un futbolista
que se movía por todo el centro del campo y la defensa, un jugador dotado de gran técnica y mucho pundonor. De
Felipe era la personificación de la eficacia y el pundonor, un central muy seguro y expeditivo; Grosso tuvo la difícil
papeleta de heredar el número 9 de Di Stéfano, pero luego pasó al centro del campo, donde destacó por su enorme
trabajo y pundonor. Y por último aunque podríamos destacar a alguno más, destacaremos a Velázquez, un excepcional
interior zurdo, dotado de una privilegiada pierna izquierda, mucha clase y elegancia y gran visión de juego, que lo
convirtieron en uno de los cerebros de su equipo y en una de las grandes bazas ofensivas del Madrid Ye-ye. Todos ellos
aprendieron junto a jugadores de la talla de Di Stéfano, Manolín Bueno, Gento…, con los que a excepción de Don
Alfredo, conquistaron la célebre sexta Copa de Europa en Bruselas.
En definitiva un histórico conjunto que consiguió una década después elevar a lo más alto al Real Madrid, tras una
difícil etapa de transición, consiguiendo muchos títulos de liga y una brillante Copa de Europa en 1966.

Flamengo-Zico
A finales de la década de los setenta el Club de Regatas de Flamengo conformó uno de los mejores conjuntos de la
historia del club carioca, y es que en aquella época este maravilloso conjunto liderado por un genio: Zico, reinó en el
fútbol brasileño y se convirtió en uno de los equipos que mejor fútbol práctico a nivel mundial de finales de la década
de los setenta a la década de los ochenta.
Arthur Antunes Coimbra (Zico), llegó al primer equipo en 1974 y cuatro años después comenzó su reinado rubronegro.
En 1978 conquista el primer Campeonato, arrebatándole el Campeonato de Rio a Vasco con el gol de Rondinelli. A
partir de aquí comienza un reinado que se completa con otro Campeonato carioca en 1979 y el del 79 especial, (dos en
un año que presagian el inminente dominio del Fla en el fútbol, brasileño). Los nuevos talentos como Junior, Andrade,
Zico y Tita se sumaron a los Carpegiani, Raul y a los ya consagrados Rondinelli y Cláudio Adão. Además a ellos y con
el paso de los años se les unieron los Leandro, Figueiredo, Mozer, Adílio, Júlio César, de las divisiones inferiores del
club de Gávea, y Nunes, Baltazar y Lico.
En 1980 consigue el tricampeonato carioca y un año después, en 1981, se produjo la culminación de un proyecto y la
consagración de un superequipo: en prácticamente dos meses se proclamó Campeón de la Copa Libertadores y
Campeón de la Intercontinental, convirtiéndose así en el segundo equipo brasileño de la historia en conseguirlo. En la
Libertadores se impuso en la final al Cobreola chileno y el 13 de diciembre de 1981, el conjunto liderado por Zico se
proclamó Campeón Intercontinental al vencer en la final al Liverpool. La alineación que presentó el conjunto
rubronegro en aquella final fue la formada por: Raul, Leandro, Marinho, Mozer, Júnior; Andrade, Adílio, Zico; Tita,
Nunes, Lico.
En esta primera etapa de aquel magnífico Flamengo conformó el que está considerado como uno de las mejores medias
de la historia del fútbol brasileño y del conjunto de Gavea: con Andrade un centrocampista de gran técnica individual y
una gran visión de juego, Adílio, otro mediocampista dotado de una gran técnica individual, habilidoso y muy creativo,
Carpegiani, todo un líder y cómo no Zico, un futbolista genial, capaz de resolver un partido por sí solo y a su vez
mandar un pase genial a un compañero para hacer gol.
En 1983 Zico se marcha a Italia para jugar en el Udinense, pero dos años depués el gran ídolo rubronegro regresa a
Gavea, y allí les espera futbolistas como Junior, Tita, Bebeto, Renato Gaúcho, Zinho, Jorginho, Andrade, Nunes,
Leonardo, Marinho, Raúl, Adílio… muchos de ellos tenían en Zico a su gran ídolo y todos volvieron a disfrutar jugando
al fútbol junto a un megacrack como Zico. Un futbolista con el que conquistaron el Campeonato carioca de 1986, 2
Copas Guanabra en 1988 y 1989 y la Copa Uniao (Campeonato brasileño) en 1987, cerrando así un maravilloso ciclo de
un equipo que encandiló a todos.

Naranja Mecánica-Holanda
Si en 1970 tuvimos la ocasión de disfrutar con la máxima expresión del fútbol "samba" ofensivo, de la mano de la
Selección brasileña liderada por Pelé, en 1974 el mundo del fútbol volvió a disfrutar con una nueva versión del "Fútbol
total" y curiosamente al igual que sucediera con el "Wonderteam" de Austria y los "Mágicos magyares" de Hungría,
sucumbió en una final de un Campeonato Mundial.
Dicha Selección era la legendaria "Naranja Mecánica", un maravilloso conjunto dirigido técnicamente por Rinus
Michels, un técnico que apostaba claramente por el fútbol ofensivo y que tuvo como gran referencia a los dos
legendarios conjunto citados anteriormente, no en vano en más de una ocasión no dudo en reconocer que Holanda no
fue la primera en practicar el fútbol que a él le gustaba, sino que antes el "Wunderteam Austriaco” y luego los “Magicos
Magyares” de Hungría les enseñaron el camino.
La "Naranja Mecánica" tenía en el banco a un gran técnico como Michels, que puso en práctica un sistema rotativo en
el que los jugadores no tenían posición fija, todos atacaban y todos defendían, algunas veces al mismo tiempo, pero
sobre el terreno de juego tenía a todo un genio sobre el césped. Un magnífico pelotero que era el gran procesador de
aquella máquina, un fino futbolista dotado de una cabeza privilegiada y de un infernal cambio de ritmo, llamado Johan
Cruyff. Alrededor de esta figura, Rinus Michels, y con la base del extraordinario Ajax de los setenta (aunque tampoco
debemos olvidar a los Van Hanegem, Jansen y Rijsbergen del Feyenoord), se conformó una máquina en la que se
acoplaron a la perfección una mágica generación de futbolistas holandeses entre los que destacaban Suurbier, Krol,
Haan, Neeskens, Van Hanegem, Rep, Keizer, Resenbrick, Van der Kerkhof, Hulshoff ...
Fueron bautizados con el sobrenombre de "La Naranja Mecánica", homenajeando el impacto en el mundo
cinematográfico del film de Stanley Kubrik, estrenado precisamente ese año.
Cruyff ejerció de líder, era un delantero de una movilidad extraordinaria, que aparecía por cualquier parte del terreno de
juego y que destrozaba a sus rivales con sus movimientos entre líneas. Junto a él una serie de futbolistas de gran calidad
y polivalencia, demostraban en todo momento qué debían hacer cada uno sobre el terreno de juego. Un periodista
brasileño lo llamó "la desorganización organizada". Holanda desplegaba un fútbol rápido, dinámico, ofensivo, con un
sistema defensivo que aplicaba de cine el fuera de juego, desplegándose y replegándose vertiginosamente en abanico.
Todos tocaban la misma música y Cruyff era el director de orquesta y el músico de fila (trabajaba más que nadie), de
una máquina en la que quizás solo chirriaba su guardameta, con más cualidades de jardinero que de portero.
En cualquier caso la máquina no se "gripó" por su portero sino que chocó frontalmente ante la tradición alemana, un
equipo con muchas batallas y con dosis de elegancia (Franz Beckenbauer), efectividad (Gerd Müller), seguridad (Sepp
Maier) y talento (Wolfgang Overath). Los alemanes llegaron a la final con muchos problemas perdió contra Alemania
Democrática, le ganó a duras penas a Chile, pero se metió en la final y tumbó a una Holanda que hasta ese mometo
había sido una máquina de hacer fútbol y goles.
Cuatro años después, en 1978 y con una filosofía de juego muy parecida, aunque con el microchip ausente (Cruyff),
Holanda estuvo a un solo paso de tocar el cielo, pero la nueva versión de "La Naranja Mecánica" liderada por Neeskens
y los hermanos Van de Kerkhoff, tropezó ante todo un país ansioso por festejar una alegría en una de las peores y más
difíciles etapas por las que han tenido que pasar los argentinos en su historia.
En cualquier caso a los aficionados al fútbol no nos queda más que dar las gracias por la magnífica exhibición de fútbol
y goles que nos dejó para la historia aquel fuego naranja, como bien lo llama Eduardo Galeano.

Brasil-1970
En el Mundial de México de 1970 la Selección brasileña acudía a la cita con un maravilloso equipo dirigido por el
legendario Mario Zagallo, que fue inteligente y aceptó gustoso la herencia que le legó involuntariamente el genial Joao
Saldanha.
Con el paso de los años y como es lógico, para los aficionados ha quedado el excelente fútbol samba practicado por los
brasileños, pero lo que quedó en un segundo plano fue el trabajo que le pudo sacar a unos virtuosos del balón, que
individualmente podían resolver un partido en una acción individual, pero que en conjunto supieron jugar como un
equipo.
En aquel Mundial el nivel futbolístico que exhibieron las selecciones fue sensacional, además destacó por la corección y
el juego límpio, no hubo un solo expulsado y triunfó el fútbol con letras mayúsculas.
Mario Zagallo fue continuador de la maravilla creada por Saldanha, (que por cierto fue cesado debido a unas polémicas
declaraciones a la revista Plaçar entorno a la figura de Pelé), colocó en el centro del campo a tres virtuosos como
Gerson, Clodoaldo y Rivelino, que además de ser capaces de mandar un pase al hueco genial, distribuir la pelota
maravillosamente y hacer una rabona, eran los primeros en presionar al contrario y en realizar la labor de contención. Se
da la curiosa circunstancia de que Zagallo consiguió reunir en una misma alineación titular de aquella mágica selección
a lo que hoy en día podemos considerar como cinco mediapuntas o cinco centrocampistas de corte claramente ofensivo:
Pelé, la cabeza del Santos que jugó donde quiso, Rivelino, del Corinthians, que hizo de extremo zurdo, Tostao, del
Cruzeiro, que hizo de delantero, Gerson, del São Paulo que hizo de mediapunta y, Jairzinho, del Botafogo que hizo de
extremo diestro. Cinco creadores y números 10, que hablaban el mismo idioma y que con su movilidad, su genialidad y
su competitividad, construyeron una máquina perfecta de hacer fútbol. Pelé (inigualable) llevaba la batuta, pero sus
compañeros le secundaban en cualquier parte del terreno de juego, las incorporaciones de los laterales Carlos Alberto y
Everaldo eran espectaculares y la calidad y seguridad de Brito (contundente fuerte y atlético) y Piazza (muy inteligente
tácticamente y muy seguro), no se quedaba atrás.
Ya en la primera fase los brasileños demostraron su superioridad goleando 4 a 1 a Checoslovaquia y derrotando a
Inglaterra y a Rumania.
En cuartos pasó por encima de Perú, (4 a 2) y en semifinales hizo lo propio con Uruguay (3 a 1).
En la final se midió ante una Italia que hasta ese momento había hecho un gran Campeonato y que llegó incluso a poner
las tablas en el marcador al igualar Boninsegna el gol de cabeza de Pelé, pero luego el fútbol-samba de aquella
apisonadora brasileña, desplegó todo un festival de buen fútbol y goles. Brasil derrotó a Italia por 4 a 1, con goles de
Pelé, Gerson, Jairzinho y del defensor Carlos Alberto.
En conclusión solo nos queda felicitar a todos y cada uno de los componentes de aquella máquina que en México 70
dejó para la historia el mejor fútbol que se haya visto sobre un terreno de juego.
Gracias Saldanha por regalarnos esta selección y a Zagallo por apostar también por Rivelino y arriesgarse a volver a
colocar en el terreno de juego a Pelé, que pese a sufrir una acumulación de partidos sobrehumana, volvió a demostrar
que era O'rey.

Delantera-1958
En el Mundial de Suecia de 1958 tuvimos la ocasión de ver a la que posiblemente haya sido la mejor delantera de la
historia del fútbol, formada por Pelé, Didí, Vavá, Garrincha y Mario Zagallo. Una delantera brasileña que tenía su eje en
el maravilloso Didí, un futbolista amo y señor del mediocampo, que cuando entraba en contacto con el balón, el objeto
de cuero cobraba vida y lo convertía en una "folha seca" o en un pase en profundidad que era medio gol.
Didí que siempe llevaba la cabeza erguida y era tan elegante y dañino como un alfíl, estaba secundado por un jovencito
llamado Pelé, que pronto se convertiría en el Rey, la Reina era "Mané" Garrincha, un futbolista libre, genial y vistoso
como la gran señora del ajedrez, Vavá era la Torre, "pecho de acero", un futbolista que al igual que la pieza del juego
era vertical, potente, con una pizca de talento, un símbolo de una época dorada del fútbol brasileño y por último Zagallo
era el Caballo, un punta izquierda muy inteligente que sabía hacer la cobertura al lateral Nilton Santos y que sorprendía
con su maravillosa galopada y llegada a gol.
En definitiva una maravillosa delantera y un maravilloso equipo que convirtió el verde tapete en un tablero de ajedrez y
que desplegó en el Mundial disputado en Suecia toda su genialidad.
Aquel Brasil del 58 puso en práctica el "Jogo Bonito", el seleccionador soviético Gavriel Katchalin tras caer ante la
canarinha declaró: “No puedo creer que lo que vimos ésta tarde sea fútbol. Jamás había visto un fútbol tan hermoso en
mi vida”. De la misma forma el legendario futbolista soviético Igor Netto dejó para el recuerdo estas esclarecedoras
palabras: “Todavía sigo asombrado por el juego de los brasileños. No es fútbol. Debería buscarse otra palabra para
definirlo con mayor exactitud”.
Austria, Inglaterra, la URSS, Gales, Francia y por último Suecia comprobaron y cayeron rendidos ante la majestuosidad
del equipo brasileño.
Cuando las cosas se complicaban aparecía Garrincha y volvía loco a los rivales y la mayoría de las veces, Pelé con
apenas 17 años, dejaba constancia de que había pasado de ser príncipe a Rey. Los cinco goles que encajaron la Francia
de Fontaine en semifinales y los cinco que encajó Suecia en la final se convirtieron en el perfecto colofón para la
mágica participación del combinado brasileño, que tuvo como formación tipo: Gilmar, Djalma Santos, Nilton Santos,
Orlando, Bellini (capitán), Zito, Garrincha, Didí, Vavá, Pelé, Zagallo.

Estrella Solitaria
A finales de la década de los cincuenta, la Estrella Solitaria de Botafogo conformó uno de los mejores equipos de la
historia del fútbol brasileño. Un conjunto liderado por un genial Didí que dirigió la orquesta e inventó la "folha seca"y
un incomparable Mané Garrincha, un futbolista que será por siempre el emperador del regate, el rey de de la finta.
Garrincha desesperaba a sus rivales, los regateaba y volvía a buscarlos para seguir con su exhibición, sus rivales le
miraban las piernas y no sabían cuál era la zurda y cuál la diestra. Muchos pensaban que era un provocador pero es que
Garrincha no sabía jugar de otra manera.
Didí llegó a Botafogo en 1956 y allí se encontró con Garrincha, con el que conformó una inolvidable sociedad. Juntos
conquistaron el Campeonato de Río de Janeiro (Carioca) en 1957, 1961 y 1962 y un Torneo Rio Sao Paulo en 1962.
Aquel gran equipo de Botafogo además del genial e imprevisible Garrincha y el cerebro de Didí tenía a otro mito del
fútbol, Nilton Santos, un futbolista que pasó de jugar en las playas cariocas a hacerlo en Primera División con
Botafogo, donde se convirtió en el mejor nº3 de Brasil de todos los tiempos y se le bautizó con el sobrenombre de "la
enciclopedia del fútbol" por la enorme sabiduría que demostraba sobre el terreno de juego. Nilton era el veterano y de él
aprendieron todos, del primero al último de su equipo, incluido su entrenador.
A ellos había que sumar la impresionante calidad e inteligencia de un punta izquierda llamado Mario Zagallo, que
patentó el estilo llamado "formiguinha" al retrasar su posición al mediocampo para marcar al rival y propiciar la subida
de su compañero Nilton Santos.
En un mismo equipo el Club de Regatas Botafogo consiguió reunir a grandes cracks como Garrincha, Nilton Santos,
Didi, Quarentinha, Amarildo, Paulo Valentim y Zagallo.
La mítica formación de Botafogo estaba compuesta por: Manga, Joel, Ze Maria, Nilton Santos, Rildo, Ayrton, Didí,
Garrincha, Quarentinha, Amarildo y Zagallo, también llegó a jugar con ellos Paulo Valentím y Cacá.
Didí permaneció en Botafogo hasta 1962, cuando tras el Mundial de Chile, en el que Garrincha fue proclamado como
mejor jugador del Mundo, se marchó al Madrid. Garrincha por su parte siguió maravillando al mundo con Botafogo
hasta 1964.
Tampoco podemos pasar por alto que en la Selección de todos los tiempos que elaboró la FIFA en 1998 hay dos
integrantes del extraordinario equipo de Botafogo de los sesenta: Nilton Santos y Garrincha.

Delantera de Seda
En la campaña 1947/48 hubo una delantera que hizo las delicias de los aficionados del Atlético y del fútbol español.
Dicha línea de ataque recibió el sobrenombre de la "delantera de seda" por la calidad y la suavidad del juego que
desplegaban. Los aficionados colchoneros acudía en masa al Metropolitano para ver en directo las evoluciones de cinco
grandes futbolistas: Juncosa; era el extremo derecho, también llamado "Papá" dribling por su extraordinaria habilidad
para el regate, desde el costado derecho de la línea de ataque convirtió dicha banda en un auténtico quebradero de
cabeza para sus rivales. Un delantero que popularizó el "gol del cojo" porque permencía en el terreno de juego aún
estando lesionado. Vidal, era interior derecho, representaba la velocidad, era muy explosivo, veloz y poseía una
potencia de disparo descomunal, lo que le valió para hacer numerosos goles. Silva era el ariete, la clase, un futbolista
sobresaliente al que se le tachaba de indolente pero al que su genialidad le convertía en único. Campos que formaba el
ala zurda junto a Escudero, era la potencia un jugador que brilló sobremanera por su poderosa zancada y su gran remate
de cabeza. Fue uno de los futbolistas claves en las dos primeras ligas rojiblancas. Y por último Escudero un gran
extremo zurdo, un madrileño de pura cepa que se metió a toda la afición en el bolsillo con su pundonor, su pelea y su
efectividad en cada partido, no en vano era el máximo goleador rojiblanco en Primera con 150 goles jugando sólo
cuando no había mas remedio como "9".
La compenteración de estos cinco futbolistas fue asombrosa y la camapaña que realizaron en la 47/48 fue sensacional,
Úbeda acertó de pleno con el apodo de la "delantera de seda". Su tremenda exhibición no les valió para conseguir el
Campeonato de liga (acabaron terceros) pero los 73 goles que anotaron en 26 partidos hicieron vibrar a la afición
colchonera. De esos 73 goles 63 llevaron la firma del famoso quinteto, Vidal 23 goles, Juncosa 14 goles, Silva 10 goles,
Campos 14 goles y Escudero 11 goles.
El Metropolitano se convirtió en un auténtico fortín, los aficionados no vieron perder a su equipo ni en Copa ni en Liga,
solo el Barcelona (campeón), Valencia(segundo) y Athletic fueron capaces de llevarse un punto de Reina Victoria.
Anotaron 52 goles en su campo y golearon a 4-3 a la Real o los 5-3 al Sevilla y al Sporting, 8-0 al Sabadell, y 5-0 al
Madrid.
Capítulo aparte merece la famosa goleada al Madrid, fue un 22 de noviembre de 1947 en el Metropolitano, y la
"Delantera de Seda" jugó uno de los mejores partidos de su existencia, los cinco atacantes pasaron por encima del
Madrid, Juncosa hizo dos goles, y Escudero, Vidal y Campos, uno.
El artífice de esta legendaria delantera fue el técnico Emilio Vidal, que logró ensamblarlos a la perfección, por ello los
aficionados al fútbol agradecemos al por entonces técnico rojiblanco el acierto de conjuntar a estos grandes futbolistas y
hacer vibrar al Metropolitano.
Desgraciadamente la "Segunda Guerra Mundial" impidió que la magnífica delantera rojiblanca tuviera continuidad a
nivel internacional.

Delantera de Cristal
Juncosa, Vidal, Silva, Campos y Escudero, “la delantera de seda”, formaron el grupo de jugadores más mítico de la
historia del Atlético de Madrid, una delantera que deleitó a los aficionados en la campaña 1947/48 y que muy poco
después, coincidiendo con la llegada en 1948 del marroquí Ben Barek, que había maravillado en el Stade Francais, tras
vapulear al Atlético en el Metropolitano, se disolvió y pasó a llamarse la “Delantera de Cristal”.
Dicha delantera abrió una nueva y excelente etapa con Helenio Herrera al frente como técnico. Los directivos
rojiblancos anduvieron listos para echarle el lazo a la perla africana Ben Barek y a Carlsson, un interior sueco
pequeño, habilidoso y con una gran facilidad para el desmarque y una extraordinaria visión de juego, dos futbolistas que
se convirtieron por derecho propio en dos de los mejores extranjeros que ha tenido el Athlético en su historia.
Estos dos extraordinarios futbolistas estuvieron acompañados por dos de los componentes de la recordada “delantera de
seda”: Juncosa y Escudero, además de Pérez Paya. Por lo que la “Delantera de Cristal” fue la compuesta por: Ben
Barek, Carlsson, Escudero, Pérez Payá y Juncosa.
Sin duda el gran icono de esta delantera fue el inolvidable jugador africano Ben Barek, uno de los grandes. En 1948,
cuando el Stade Français lo traspasa al Atlético de Madrid por una suma record, un periodista parisino escribió las
siguientes líneas: "Venden el Arco de Triunfo o la Tour Eiffel, pero no venden Ben Barek". Otro: "Nunca un futbolista
fue más festejado por el público como Ben Barek, porque encantaba a todos, a los que piensan el fútbol y a los que
sienten el fútbol, porque su estilo es extraordinariamente espectacular". El Diario MARCA tituló lo siguiente sobre
Larbi: "un fenómeno, sin truco, con prodigiosa clase, con un toque de balón maravilloso, con una inteligente y soberbia
concepción del juego". En el Atlético de Madrid, llegó a ser "La perla negra" de una "delantera de cristal", con el sueco
Carlsson, Escudero, Juncosa y Pérez Payá, ganando dos títulos consecutivos de Campeón de España, en 50 y 51.
Durante las cinco temporadas que jugó en el Metropolitano y en la Liga española marcó 56 goles en 113 partidos.
El Atleti conquistó 2 Campeonatos de Liga, en 1949-50 y 1950-51, con Helenio Herrera como técnico del equipo del
Manzanares y aunque con el Mago “HH” ya habían ganado la Liga en la temporada 49/50, la verdadera formación de la
“Delantera de Cristal" se produjo en la campaña 1950/51, cuando helenio Herrera completó la extraordinaria delantera
con la incorporación de José Luis Pérez Payá, jugador hasta entonces de la Real Sociedad.
Helenio Herrera no cejó en su empeño hasta conseguir situar a su equipo en lo más alto, pero aparte de los títulos
conseguidos, lo que más valor tuvo fue el poder observar sobre el terreno de juego un fútbol exquisito en el que se podía
comprobar que aquella mágica delantera disfrutaba haciendo triangulaciones y pases de alta escuela.

Los Profesores
Con la intención de seguir repasando la historia del fútbol y en concreto algunas de las más famosas delanteras de la
historia del balompié, repasamos la aparición en la escena previa del profesionalismo del fútbol argentino de una
delantera que ha dejado huella en la historia del mismo.
Curiosamente no consiguieron ningún Campeonato pero nadie duda que la delantera integrada por Lauri, Scopelli,
Zozaya, Nolo Ferreira y Guaita en las filas de Estudiantes de La Plata en 1930 es una de las que mejor fútbol ha
ofrecido en la historia del fútbol argentino.
Fue bautizada con el sobrenombre de "Los Profesores" y tal y como hemos citado anteriormente estaba integrada por:
Miguel Angel Lauri (apodado Flecha de Oro), Alejandro Scopelli (el Conejo), Alberto Zozaya (Don Padilla), Manuel
Nolo Ferreira (el Piloto Olímpico) y Enrique Guaita (el Indio).
La cabeza pensante de aquel maravilloso quinteto era el "Nolo" Ferreira, un futbolista apodado "el piloto Olímpico"
porque fue el delantero centro de Argentina en los JJOO de Amberes 1928. Ferreira era la gran referencia en el terreno
de juego y de su cabeza salían las jugadas y paredes que primero entrenaban y luego ponían en práctica sobre el césped.
Scopelli se entendía a la perfección con Ferreira. Después estaba Zozaya un futbolista al que le costó un poco adaptarse
pero que cuando lo hizo demostró ser uno de los mejores cabeceadores del mundo. Por su parte Lauri era un delantero
muy veloz, que poseía un gran regate y sabía poner grandes centros y Guaita era todo potencia y velocidad.
Dicha delantera es una de las más goleadoras de la historia del fútbol argentino, en 1931 anotaron 104 tantos, Zozaya
anotó 33 goles y Scopelli 31. Pese a ello no consiguieron alzar ningún título, posiblemente porque les faltó algo de
regularidad, pero para el recuerdo quedan grandes goleadas y un fútbol de altísima escuela.
El admirado y legendario periodista argentino Felix Daniel Frascara llegó a decir sobre ellos que fue "la mayor
expresión de arte colectivo sobre una cancha".
El apodo le fue colocado porque los que los vieron jugar consideran que cada actuación de esa delantera era una clase
de cómo jugar al fútbol.
Posiblemente otras históricas delanteras hayan sido más efectivas y hayan conseguido muchos títulos, pero es aún más
meritorio el hecho de que el fútbol practicado por está mágica delantera haya perdurado tanto en el tiempo con tan solo
un subcampeonato en el último torneo amateur, un tercer puesto en el primer campeonato profesional y luego un sexto
puesto. De los 68 partidos, Estudiantes ganó 36, empató 12 y perdió 20. Hizo 184 goles y le marcaron 114. Fue 3° en
1931 y 6° en 1932.
Coincidiendo con la marcha al fútbol europeo de Guaita, Scopelli y Lauri se produjo la desintegración de una delantera
que luego con el paso del tiempo ha quedado para la historia como una de las mejores que se han visto en las canchas
del fútbol argentino.

Ballet Azul-Millonarios.
En la historia del fútbol y en concreto en la historia del fútbol colombiano hay una época en la que brilló con especial
fuerza y calidad un equipo que pasó a la historia por su fútbol y la genialidad de sus jugadores. Ese equipo era
Millonarios de Bogotá y la célebre época de la que hablamos es la que los historiadores del fútbol llaman como la de
"El Dorado", haciendo un doble juego y un símil con la histórica épica de Lope de Aguirre, el conquistador vasco al que
Felipe II encargó la búsqueda del mítico reino de "El dorado".
Retomando el tema futbolístico para comprender un poco mejor la formación de este maravilloso equipo debemos
repasar los acontecimientos que se vivieron en el fútbol argentino y colombiano: En Argentina se vivía una huelga de
jugadores de grandes proporciones, hecho que facilitaba la llegada de estelares futbolistas al país colombiano, donde la
Liga, llamada en Argentina "Liga Pirata", dio acogida a una extraordinaria generación de cracks argentinos.
Fue así como con la gestión de "cacho" Aldabe, de Mauro Mortola, y de los directivos, a finales de mayo de 1948,
Millonarios de Bogotá consiguió hacerse con el fichaje del "maestro" Adolfo Pedernera. Un legendario futbolista que
sería decisivo para la posterior llegada de Alfredo Di Stéfano "la saeta rubia", y de Néstor Raúl Rossi, ambos de River
Plate y los mejores jugadores de Argentina en esa época.
Estos tres magníficos futbolistas se unieron a Gabriel Ochoa Uribe, al brasileño Danilo Mourman, al peruano Alfredo
Mosquera, y a Oscar Corzo.
A partir de aquí Millonarios comienza a ensamblar y a gestar el que sería gran "Ballet Azul", que deleitaría a los
aficionados colombianos y llamaría la atención de medio mundo.
La impresionante delantera azul consigue su primera estrella y dejan para la historia la impresionante cifra de 103 goles
a favor y 35 en contra.
Al año siguiente (1950), se hace cargo del equipo como entrenador/jugador, Adolfo Pedernera, y se incorporan al club
Julio Cozzi, arquero argentino, Raúl Pini, el paraguayo Julio César Ramírez y el uruguayo Victor Bruno Lattuada.
Millonarios no consigue el título, pero sigue en la línea ascendente que le llevaría a ser aquel gran "Ballet Azul" que
maravilló en 1951.
Precisamente en este año de 1951, el equipo colombiano firma una de las etapas más gloriosas de la historia del fútbol.
A la ya extraordinaria plantilla millonaria se incorporan Hugo Reyes, ex River Plate, Antonio "maestrico" Báez, y
Reynaldo Mourin, conformando un equipo de auténtico lujo que arrasaría en el Campeonato colombiano, conseguiría su
segunda estrella y daria una lección de fútbol arte en cada partido.
Deslumbraron en todas y cada una de las giras que realizaron, parecían magos e ilusionistas con un balón en los pies. En
Bolivia abrumaron por su calidad, en Argentina ante San Lorenzo y Racing apabullaron con su fútbol ultraofensivo y se
hicieron acreedores del mítico apodo con el que pasaron a la historia; el desaparecido locutor, Carlos Arturo Rueda lo
denominaba el "ballet azul".
Por último para coronar la hazaña y adquirir fama mundial, recibieron la invitación del Real Madrid para jugar en
Europa, y el conjunto colombiano se convirtió en el mejor embajador que jamás haya tenido Colombia en la historia del
balompié.
Aquel "Ballet Azul" maravilló a media Europa, ante el Valencia en Mestalla, perdió ante el Las Palmas, pero dejó una
imborrable huella, en Chamartin ante el Norrkoping empataron a dos pero se metieron definitivamente en el bolsillo a la
afición y la prensa española, que tituló lo siguiente: "Millonarios, auténticos artistas del fútbol asociado". Por suerte
para la afición española lo mejor estaba por llegar, puesto que en su enfrentamiento ante el Real Madrid plasmaron la
belleza y la estética del fútbol sobre el terreno de juego, danzaron sobre el verde césped e hicieron honor a su apodo:
"Ballet Azul". Millonarios pasó por encima del Real Madrid y venció 2 a 4 con goles de Di Stefano (2), Pedernera y
Báez.
Finalmente cerraron su gira de cinco partidos con un empate ante el Sevilla que les permitió coronarse campeón del
torneo "Bodas de Oro", del Real Madrid.
La prensa no escatimó elogios y algunos de los titulares fueron: Millonarios, el mejor equipo del mundo" - "Lo más
grande que ha visto Madrid: Millonarios de Bogotá."
La mítica formación de Millonarios de Bogotá estuvo compuesta por: Cozzi, Zuluaga, Pipo Rossi, Pini, Soria, Ramírez,
Mourin, Báez, Reyes, Pedernera y Di Stefano.
Su inigualable ciclo de éxitos prosiguió en 1952, cuando con la salida de Oscar Corzo, Victor Lattuada, y la llegada de
Jorge Vanegas, Mario Fernández, y el uruguayo Alcides Aguilera, sumaron su tercera estrella con 71 goles anotados y
13 encajados en 28 partidos.
Desgraciadamente para Millonarios y afortunadamente para el Real Madrid (que sufrió hasta tres derrotas ante el
"Ballet Azul"), en 1953 se cerró el maravilloso ciclo de Millonarios, coincidiendo con la marcha al Madrid de Di
Stéfano, la de los gauchos Reinaldo Mourin, Hugo Reyes y el "maestrico" Antonio Báez, que regresaron a su país de
origen; la de los peruanos Ismael Soria, Alfredo Mosquera y el uruguayo Alcides Aguilera.
Pese a todo brillaron a gran altura en la Pequeña Copa del Mundo, donde Don Alfredo se enfundó por última vez la
camisa azul (ante el Rapid Viena) y consiguió su cuarta estrella en el Campeonato colombiano.
Hasta aquí llegó la maravillosa época dorada de un "Ballet Azul" que dejó para los anales de la historia sus
malabarismos y su fútbol arte.

Los Tres Puñales


Aunque ya llevaban tiempo deleitando a los aficionados del Atlético de Madrid y conquistando títulos, no en vano los
Luis, Irureta, Ufarte, Salcedo, Gárate y compañía ya se habían proclamado campeones de liga en 1970 y campeones de
Copa en 1972, fue con la llegada del técnico argentino Juan Carlos Lorenzo en 1973, cuando cobró protagonismo la
delantera que él mismo bautizó con el nombre de “Los Tres Puñales”, apodo que se ganaron los Salcedo, Becerra y
Gárate tras un partido de Copa de Europa ante el Dinamo de Bucarest en Rumanía.
Becerra se hizo con el extremo izquierdo de la delantera rojiblanca. Ignacio Salcedo era un artista, no jugaba, dibujaba
sobre la hierba y los aficionados contemplaban admirados sus genialidades. Ignacio bordó el fútbol y fue uno de los
héroes de Bruselas. Desgraciadamente no tenía un apellido extranjero y las lesiones y su deseo de volcarse más en sus
estudios que en el fútbol impidieron que se convirtieran en un futbolista de la altura y fama del incomparable José
Eulogio Gárate, al que también castigaron las lesiones, pero que dejó patente su calidad y está considerado como uno de
los mejores jugadores que se han enfundado la zamarrra rojiblanca en toda su historia. Sin duda seríamos muy injustos
si obviaramos la calidad del equipo colchonero y en concreto de jugadores como Luis Aragonés, un maestro a balón
parado y un futbolista muy inteligente, Irureta, Ufarte, Reina y cómo no, de otro de los componentes de la mítica
delantera: "Ratón" Ayala, que llegó esa misma temporada procedente de San Lorenzo de Almagro y demostró ser un
pedazo de futbolista y un increíble extremo diestro.
Aquel Atlético de Juan Carlos Lorenzo fue bautizado con el sobrenombre de “Atlético Buenos Aires” por la numerosa
presencia de jugadores argentinos en sus filas. En liga se mostraron irregulares, a gran nivel en casa pero mal fuera y no
pudieron con el poderío y el dominio del Barça de Cruyff, pero en la Copa de Europa se quedaron a un minuto de la
gloria. Una constante a lo largo de la temporada, puesto que fueron subcampeones de Liga, de Copa de Europa y
semifinalistas de Copa. Especialmente dolorosa fue la derrota en Copa de Europa, tras haber tenido sobre las cuerdas al
temido Bayern de Munich de Beckenbauer, Muller, Maier... Y es que el Atleti en la final disputada el 15 de mayo de
1974 en Bruselas se adelantaba en el marcador con un golazo de Luis de libre directo al mítico Maier, un gol que
prácticamente le daba el título, pero a tan solo dos minutos del final Swarzenbeck con un zapatazo acababa con el sueño
rojiblanco. Desgraciadamente posteriormente se tuvo que ir a un partido de desempate en el que el Bayern fue superior
y venció 4 a 0 con dos goles de Hoeness y dos de Müller.
A la campaña siguiente ya sin Juan Carlos Lorenzo, y con Luis Aragonés. como técnico, el Atleti se proclamó campeón
de la Copa Intercontinental al vencer a Independiente 2 a 0 con goles de Ayala e Irureta y con nuevas versiones de “Los
Tres Puñales”, con Salcedo, Ayala, Gárate y Becerra, e incluso con Leivinha en la etapa final de “Los Tres Puñales”,
que coincidió con la lesión de Gárate y la marcha de Becerra en el 76.

Arsenal-Chapman
En la actualidad podemos disfrutar con el Arsenal de Arsene Wenger, un equipo que está batiendo todos los registros en
la Liga inglesa y que está practicando sin ninguna duda el mejor fútbol en la Islas británicas y posiblemente en la
actualidad, sea uno de los equipos que mejor juego despliegeue en Europa. Precisamente y en relación a los récords que
está batiendo el conjunto de los Vieira, Reyes, Henry y compañía os presentamos al Arsenal de Chapman, un equipo
que en su época batió todos los registros y que no jugó ni mucho menos al nivel del actual Arsenal, pero que en su
momento se convirtió en el mejor equipo del fútbol inglés.
Especialmente interesante fue la figura de su técnico: Herbert Chapman, un personaje poco conocido fuera de Gran
Bretaña pero que en Inglaterra está considerado por los expertos como el mejor entrenador de la historia del fútbol
inglés y uno de los privilegiados de una lista de técnicos irrepetibles como: Alf Ramsey (Ipswich Town 1955-63), Matt
Busby (Manchester United, 1945-69), Bill Shankly (Liverpool 1959-74) y Bob Paisley (Liverpool 1974-83).
Chapman fue el gran conductor del Arsenal de los años treinta, un técnico que hizo mucho por los "gunners" y por el
fútbol en general. Herbert fue pionero en su momento de muchas inciativas que se han convertido en normas cotidianas
en el fútbol actual. En cuestiones tácticas fue todo un revolucionario y acabó con el viejo sistema inglés, implantando
una defensa infranqueable y un letal juego de contraataque.
Sus cambios tácticos evolucionaron a la creación de la W-M, formado por un sistema de 3-2-2-3. Dicha formación
surgió con la implantación del fuera de juego, con el objetivo de frenar la superioridad atacante de los equipos que
jugaban con cinco delanteros. De esta manera la defensa adelantaba sus líneas para dejar en situación ilegal a los
atacantes del equipo contrario. Chapman tuvo una más de sus geniales ideas y creó la figura del "Stopper" al retrasar al
mediocentro para apoyar a sus defensas. Además le dio libertad a los medios para hacer diagonales y apoyar al
delantero de su equipo, convirtiendo la figura del winer en un llegador más con mucho gol. Los técnicos de los demás
equipos no tardaron en aprender y adoptar el sistema Chapman, que se implantó con el tiempo en el mundo entero.
Era un estudioso del fútbol y trabajó a destajo para implantar innovaciones que en su mayoría fueron acogidas con gran
admiración por el fútbol británico. Propuso la iluminación de los estadios, propuso que se jugara con pelotas teñidas de
blanco, propuso las superficies artificiales, introdujo la calefacción subterránea en los campos de juego, el sistema de
numeración de las camisetas.
Inventó los primeros proyectos de desarrollo de juveniles, impuso las reuniones técnicas antes de los partidos, contrató
fisioterapeutas, creó las primas, que por entonces se les llamaba incentivos. En definitiva profesionalizó el fútbol.
Ya con su primer equipo el Huddersfield Town, dejó patente que era un excepcional técnico, convirtiendo al conjunto de
Huddersfield, en uno de los clubes dominantes del fútbol inglés al conseguir tres títulos de la liga inglesa de forma
consecutiva.
Posteriormente, en 1925, llegó al Arsenal, conjunto en el que realizó un trabajo extraordinario. Con él en el banquillo
conquistaron el primer campeonato de Liga en la temporada 1930/31, y el segundo en la 32/33. Tras su muerte el 6 de
enero de 1934, como consecuencia de una pulmonía que cogió viendo partidos de juveniles, en los que buscaba talentos
para los "gunners", el Arsenal conquistó dos Campeonatos más de manera consecutiva, en 1933/34 y 34/35. En
cualquier caso estos dos últimos Campeonatos se deben atribuir a la figura de Chapman, que había sentado las bases de
un equipo que se mostró invencible en aquella época en el fútbol inglés.
Herbert cuidaba hasta el más mínimo detalle, se encargó incluso de diseñar la camiseta del Arsenal, y es que los
"gunners" vestían de rojo porque el Nottingham Forest en su momento había donado su camiseta, hasta que el 4 de
marzo de 1933 y con diseño de Chapman, el Arsenal disputó su partido con el Liverpool con las mangas blancas, que se
han convertido en un emblema del club.
Posiblemente muchos pese a todo lo expuesto anteriormente, consideren aún negativa la figura de Chapman, puesto que
el fútbol que predicó no fue ni mucho menos vistoso, pero sí muy efectivo. Aún así no podemos pasar por alto su figura
y en concreto su equipo, el Arsenal de los treinta que batió el récord de puntos en la liga inglesa.
Con Chapman llegaron al club Cliff Bastin, Jack Lambert, Tom Parker, Joe Hulmes, el más rápido de la liga, Herbie
Roberts, que se convertiría en el primer "stopper" de la historia y más adelante el consagrado defensa Eddie Hapgood,
David Jack y el escocés Alex James entre otros.
Su equipo campeón de la 1930/31 estuvo formado por: Baker, Lambert, Preedy, Seddon, Hapgood, John, Jack, Parker,
James, Hulme, Bastin.
Llegó a Highbury en 1925 y en el espacio de una década el Arsenal se convirtió en el gran dominador del fútbol inglés
conquistando 5 Campeonatos de Liga en las campañas 1930/31, 32/33, 33/34, 34/35 y 37/38, además de las Copas
inglesas en 1930 y 1936. Desde la 34/35 destacó también especialmente la figura del gran goleador Ted Drake, que fue
máximo goleador en la campaña 1934/35 anotando la astronómica cifra de 42 goles.

Cinco-Violinos
En la segunda mitad de la década de los cuarenta un quinteto de grandes futbolistas escribieron una de las páginas más
hermosas de la historia de Sporting de Lisboa y del fútbol luso. Esos cinco grandes atacantes formaron una mágica línea
de ataque que fue bautizada con el sobrenombre de "Los cinco violinos" por el entrenador Tavares da Silva, que les
colocó dicho apelativo por la armonía con la que desplegaban su fútbol sobre el terreno de juego. La delantera estaba
formada por Jesús Correia, un futbolista que unía a su excelente condición física, una extraordinaria condición técnica,
velocidad y precisión en el pase, Vasques era un medio ofensivo diestro que trataba el balón con gran delicadeza y
poseía una gran remate tanto con la cabeza como con los pies, Peyroteo, era el mayor, la máxima referencia del
quinteto, un delantero sinónimo de gol, no muy técnico pero letal en el remate y extraordinario en el desmarque, José
Trasvassos, también conocido como "Ze Europa" por ser el primer jugador portugués de la historia en integrar una
selección europea, Trasvassos era un mediocampista zurdo fuerte, que destacaba por su gran trabajo y regularidad tanto
en ataque como en defensa, dicen los que le vieron jugar que era el mejor de los cinco y que cuando se lo proponía era
imparable y Albano un extremo izquierdo, pequeño pero muy veloz, creativo, con un dribling eléctrico y de los que se
suele decir que corría en el aire.
Vasques, Albano y Travassos contabilizaram ocho títulos de liga, Jesus Correia siete y Peyroteo cinco. El primero en
retirarse fue Peyroteo, luego Jesús Correia en 1953, Albano en 1957 y Vasques y Travassos que habían sido los últimos
en llegar al Sporting lo hicieron en 1958.
Funcionaron como una auténtica orquesta, cimentaron su compenetración en su calidad y en la amistad que tenían tanto
dentro del terreno de juego como fuera de él. Juntos jugaron en el periodo comprendido entre 1946/47 y 1948/49 y
dieron numerosos títulos de liga al Sporting Clube, destacndo especialmente el primer tricampeonato y
pentacampeonato del fútbol luso.
Por aquella época el Sporting tenía un completísimo equipo destacando además del maravilloso quinteto atacante su
guardameta João Azevedo, la defensa formada por el capitán Álvaro Cardoso, en la izquierda Juvenal y Octávio
Barrosa, y en la media Canário, Manuel Marques (Manecas) y Veríssimo.
Cándido de Oliveira que llegó al Sporting en la campaña 45/46 asumió el cargo supervisor técnico y Robert Kelly que
hizo de técnico fueron los encagado de dirigir a la mágica sinfonía sportinuguista, que ganó el Campeonato de la liga
portuguesa en la camapaña 46/47. Posteriormente en junio de 1947, Cándido de Oliveira tomó la dirección técnica junto
a Fernando Vaz y el Sporting de "Los cinco violinos" conquistó dos Campeonatos más, en las camapañas 47/48 y 48/49,
constituyendo así el primer Tricampeonato de la historia del fútbol portugués.
Fueron Campeonatos sumamente emocionantes, especialmente el de la campaña 47/48 que ha pasado a la historia como
el Campeonato de Pirolito puesto que el Sporting se hizo con el campeonato porque anotó un gol más que Benfica. En
el partido decisivo el Sporting se impuso por 4 a 1 al Benfica con cuatro goles del extrarodinario Peyroteo.
Conquistaron también las Copas de Portugal en las temporadas 45/46 y 47/48.
Tampoco podemos pasar por alto el hecho de que el Sporting se metió en la final de la primera edición de la Copa
Latina (considerada la antecesora de la Copa de Europa), pero cayó en la misma ante el Barcelona por 2 a 1.
En definitiva vayan estas breves líneas para rememorar a estos cinco cracks que hicieron disfrutar a la afición lusa allá
por los años cuarenta y cincuenta.

Delantera del 0-5.


Posiblemente en la historia del Barcelona hayan habido otras delanteras con más efectividad y títulos en su haber pero
ninguna de ellas ha conseguido cautivar e impactar en una sola temporada a todo el fútbol español.
Todo comenzó el 18 de agosto de 1973, cuando el holandés Johan Cruyff estampaba su firma por el club azulgrana tras
concluir unas árduas negociaciones entre Ajax y Barça. Unas negociaciones en las que había sido decisivo el deseo de
Cruyff de jugar en el Barcelona y el buen trabajo de Armando Carabén. Al igual que en su momento sucedió con la
llegada de Laszy Kubala, el fichaje de Johan supuso un nuevo salto de calidad para la entidad culé. El nuevo conjunto
liderado por el inigualable Cruyff cautivó a Catalunya y a toda España. El Barcelona llegó a la impresionante cifra de
69.566 socios que lo convertía por entonces en la entidad deportiva más poderosa del mundo. Pero sobre todo lo que
consiguió es conformar una auténtica máquina de hacer fútbol. Un equipo que nos dio la posibilidad de ver a una
delantera de oro compuesta por Rexach, Asensi, Cruyff, Sotil y Marcial, que conquistó de forma arrasadora la Liga
1973-74.
Aquella mágica línea de ataque dejó para la historia del fútbol español momentos inolvidables, Cruyff se convirtió en el
ídolo de numerosos españoles, aficionados o no al Barcelona pero por encima de todo aficionados al fútbol.
Con Cruyff llegó Sotil, que fue a unirse a los ya consagrados Asensi, Marcial y Rexach. El conjunto azulgrana no
comenzó bien la competición y llegó a ser vicecolista. Afortunadamente el 28 de octubre de 1973, en la sexta jornada
del Campeonato de Liga el Barcelona puede hacer debutar a Johan Cruyff y el Barça que hasta ese momento había sido
un conjunto sin rumbo se transformó en un equipo de fantasía que impresionó al fútbol español.
En su primer partido ante el Granada el Barça vence 4 a 0 y Cruyff anota dos auténticos golazos. A partir de aquí
comieza una imparable trayectoria que vive dos momentos culminantes en la temporada:
El 17 de febrero de 1974 el conjunto azulgrana dirigido por Rinus Michels hizo historia en el fútbol español al vapulear
al Real Madrid en el Bernabéu por un contundente 0-5. Aquel día el conjunto blaugrana pasó por encima del Madrid
prácticando un fútbol rápido, moderno y muy vistoso. Venció con dos goles de Asensi, uno de Cruyff, uno de Juan
Carlos y uno de Sotil. La superioridad del Barceona fue tan abrumadora que al día siguiente el diario MARCA publicó
el siguiente titular: "El Madrid en manos del Barça: un pelele". Luis Molowny, entrenador del Madrid, al finalizar el
choque aseguró: "Hacía años que no veía un equipo tan sensacional como éste".
El otro gran momento de la temporada lo vivieron el 7 de abril de 1974, aquel día y a falta de cinco jornadas para el
final el Barça se proclamó Campeón de Liga 14 años después al imponerse al Sporting en El Molinón, en un auténtico
partidazo por 2 goles a 4. Un partido en el que el Barcelona remontó un adverso resultado con media hora de auténtica
antología y con un Marcial extraordinario. Los goles fueron anotados por Marcial (3) y Rexach. La alineación que
presentó Rinus Michels en aquel partido fue la siguiente: Sadurní, Rifé, Torres, De La Cruz, Costas, Juan Carlos,
Rexach, Asensi, Johan Cruyff, Cholo Sotil y Marcial.
El Barcelona arrasó y sus estadísticas fueron magníficas: conjunto máximo goleador con 75 goles, conjunto menos
goleado con 24 tantos y una ventaja de ocho puntos sobre el segundo clasificado, el Atlético de Madrid.
Desgraciadamente en el mundo del fútbol se producen situaciones inexplicables que se suceden ciclicamente, en la
actualidad tenemos un buen ejemplo de ello con el Valencia (era Benitez-era Ranieri). Y es que cuando un equipo
funciona bien no se debe tocar y si se toca, hacerlo lo menos posible.
Hasta el propio Marcial que ha llegado a comentar que nunca más disfrutó tanto jugando al fútbol como en aquella
temporada, dice que es inexplicable cómo un conjunto que podía haber marcado una época como en su momento lo
hicieron Madrid, Bayern, Ajax... se hizo añicos al año siguiente realizando cinco o seis cambios y no renovándole la
confianza al magnífico conjunto de la 73-74. Problemas en la tramitación de la ficha de Cruyff impidieron a Sotil actuar
en esa campaña y cuando regresó a la actividad ya no volvió a ser el mismo.
En cualquier caso queda para la historia la gloriosa campaña realizada por la delantera de oro del Barça en la temporada
1973/74.

Boca-Bicampeón.
Como todos sabemos en la década de los cuarenta hubo un equipo en Argentina que hizo un fútbol casi perfecto y arrasó
en el Campeonato argentino, ese equipo fue "La Máquina" de River, pero su máximo rival se resistió y fue el único
capaz de "gripar" la máquina riverplatense. Los de Núñez se vieron sorprendidos por la garra y la calidad de los
futbolistas de la azul y oro. Aquel otro conjunto fue el Boca Juniors Bicampeón.
La lucha mano a mano que tuvo con River fue espectacular y muy emocionante durante los tres Campeonatos
comprendidos entre 1943 y 1945.
En 1943 Boca Juniors se proclamó campeón con un punto por encima de "La Máquina" y el partido en el que se
proclamó campeón llegó el 5 de diciembre en la cancha de Ferro, conjunto al que venció por 2 a 0 con dos goles de
Sarlanga, pero antes se vivió una memorable tarde de fútbol en La Bombonera.
Aquella tarde "La Máquina" de River dejó su sello con un golazo de Félix Loustau tras una maravillosa jugada con siete
pases seguidos en los que ningún rival pudo interceptar el balón. De esta forma River se ponía 0-1 y La Bombonera
parecía entregarse, pero el extraordinario conjunto boquense no estaba dispuesto a entregar la cuchara y Carlos Sosa
agarró el balón en la banda diestra y mandó uno de sus maravillosos centros que el gran Severino Varela en el más
célebre de sus boinazos y con un impresionante vuelo mandó a la red llevando el delirio a la grada azul y oro. Aquel gol
sin duda cambió la historia del fútbol argentino y le dio medio título a Boca. Posteriormente el futbolista uruguayo
marcó el segundo y confirmó la parada de máquinas en el conjunto de la banda roja. En conclusión una tarde que pasó a
la historia y que nunca olvidaran los aficionados de Boca. El vuelo de Severino quedó inmortalizado en una foto que ha
pasado a los anales de la historia del fútbol bonaerense.
Aquel equipo de Boca cimentó su éxito en un formidable mediocampo que aún hoy, perdura en la memoria de todos los
boquenses... Sosa-Lazzatti-Pescia, la clase, la garra y la inteligencia al servicio del equipo de la ribera. Además la
llegada de Severino Varela, un excelente cabeceador, un buen gambeteador y preciso a la hora de definir se unió a los
Mario Boyé, Pío Corcuera, Jaime Sarlanga...
Juntos consiguieron el Bicampeonato de Liga, alzándose con el título en el 43 y en 1944, este último en un Campeonato
en el que nuevamente hubo un claro mano a mano con River, que acabó con un nuevo título para Boca Juniors que con
46 puntos aventajó en dos a los de Núñez. Nuevamente Severino Varela volvió a ser decisivo puesto que le hizo nada
más y nada menos que cinco goles al máximo rival del conjunto boquense. El centro de Sosa y el gol de Varela fue uno
de los sellos distintivos del fútbol argentino en aquella época.
En 1945 fueron subcampeones y cerraron un maravilloso ciclo en el que pasaron por derecho propio con letras de oro a
la historia del fútbol argentino.
Vayan estas líneas para Claudio Vacca; Marante, Valussi, Carlos Sosa, Ernesto Lazzatti, Natalio Pescia; Mario Boyé,
Pio Corcuera, Jaime Sarlanga, Severino Varela y Mariano Sánchez un grupo de futbolistas que tal y como ha reconocido
Carlos "Lucho" Sosa basó su éxito en la unión, la calidad y la amistad, según sus propias palabras jugaba como un
equipo de barrio pero con la intensidad y táctica de un equipo profesional.

Dinamo-Lobanovski
El fútbol ucraniano y la por entonces URSS en la década de los setenta y ochenta, tuvo a un conjunto que destacó por
encima de todos los demás y dejó su sello en el fútbol europeo. Ese conjunto fue el Dinamo de Kiev, un equipo que
jugaba muy bien al fútbol y que tácticamente funcionaba como una máquina de hielo, (congelaba a su rival y luego lo
hacía añicos con un estilete y picahielos llamado Blokhin).
En estas breves líneas intentaremos repasar la época dorada de este equipo pero antes no puedo resistirme a hacer
referencia a la historia del club de la D.
El Dinamo de Kiev fue fundado en 1927 jugó su primer partido internacional el 14 de septiembre de 1929 contra una
selección austríaca, pero lo verdaderamente impactante de la historia de este club ucraniano fue el suceso que tuvo que
vivir con motivo de la Segunda Guerra Mundial. En 1942, en plena ocupación del país por las tropas de Hitler, el
Dinamo que era el mejor equipo de Ucrania, fue retado a un partido por una selección del cuerpo de aviación alemán. El
conjunto ucraniano que tenía un muy buen equipo ganó y los jugadores fueron vílmente torturados, deportados y
fusilados. Recientemente pude leer en Diario AS un acertado símil respecto a esta historia, la citada publicación
deportiva calificaba el trágico suceso como Evasión o Victoria, haciendo clara referencia a la película de Pelé. De esta
forma la leyenda se instalaba en Kiev y la reconstrucción del conjunto de Kiev se convirtió en una cita ineludible tras la
guerra.
La historia del Dinamo de Kiev siempre estará ligada a la carrera deportiva de un gran técnico: Valery Lobanovski, un
hombre metódico, de mirada imperturbable, gran conocedor del fútbol y que creía al 100% en los números, la táctica y
las estadísticas. El llamado "El coronel" fue un genio de la táctica, antes de cada partido lo tenía todo muy bien atado, la
preparación atlética de los futbolistas era casi militar y además le gustaba el buen fútbol.
Quizás como siempre se ha dicho en todos los medios futbolísticos a los equipos soviéticos que lo tenían todo, calidad,
capacidad física, inteligencia táctica... les faltaba algo de improvisación y especialmente "maldad". El Dinamo pese a
que en muchos momentos lo consiguió también careció de algunas de estas "virtudes", eran una auténtica máquina de
hacer fútbol pero muy fríos, no exteriorizaban demasido sus sentimientos y casi nunca protestaban al colegiado.
Aún así este magnífico equipo hizo historia y dejó su sello en la historia del fútbol europeo con Valery Lobanovski al
frente. El técnico estuvo durante tres etapas en el Dinamo, en su primera etapa entre 1974 y 1982, en la que consiguió la
Recopa y la Supercopa de Europa (1975), cinco títulos de liga y tres de Copa de la extinta Unión Soviética (1974, 1975,
1977, 1980 y 1981).
La Recopa del 74 fue conquistada ante el Ferencvaros, conjunto al que venció por 3 a 0. Posteriormente el "pequeño
ejército" constituido por "El Coronel" Lobanovski se enfrentó en la Supercopa de Europa al Bayern Munich.
Nuevamente alemanes y ucranianos frente a frente, como en 1942, aunque en esta ocasión afortunadamente las cosas
habían cambiado y sólo hubo fútbol. De un lado la extarordinaria formación bávara con Beckenbauer al frente y de otro
la compacta formación ucraniana con Blokhin como máximo estilete. Vencieron nuevamente los ucranianos y
conquistaron su segundo título europeo. La mítica formación que presentó el Dinamo de Kiev fue la siguiente:
Rudakov, Fomenko, Troshkin, Reshko, Matvijenko, Muntyan, Burjak, Kolotov, Konkov, Blokhin y Onyschenko.
La fulgurante campaña de un cuadro que entonces era un perfecto desconocido en el mundo hizo que la Asociación
Internacional de la Prensa Deportiva nombrará ese mismo año al Dinamo de Kiev como el mejor equipo del mundo.
Posteriormete llegaría la segunda etapa de Lobanovski en el Dinamo, regresó al club en 1984 y lo dirigió hasta 1990. En
esta ocasión cayeron una Recopa de Europa (1986), tres ligas (1985, 1986 y 1990) y tres Copas de la URSS (1985, 1987
y 1990).
Valery dirigió magistralmente a aquel maravilloso conjunto que impresionó en la final de la Recopa de 1986, en la que
su equipo se impuso por 3 a 0 al Atlético de Madrid con goles de Zavarov, Blokhin y Jevtushenko. La alineación que
presentó en dicha final Lobanovski fue la siguiente: Chanov - Baltacha (Bal), Bessonov, Kuznetsov, Demianenko -
Rats, Jakovenko, Jaremchuk, Zavarov (Jevtushenko) - Belanov, Blokhin.
Difícil sería decantarnos por un equipo u otro pero lo que queda muy claro es el gran trabajo realizado por Lobanovski,
que consiguió sacar lo mejor de cada uno de los futbolistas que pasaron por sus manos. En sus dos etapas el órden y la
disciplina táctica de los Troshkin, Reshko, Baltacha, Bessonov, Demianenko, se mezcló con la velocidad, el talento y la
capacidad física de los Blokhin, Onyschenko, Kolotov, Belanov, Zavarov...
Su última etapa en el Dinamo la vivió entre 1996 y 2001, en la que consiguió cinco títulos consecutivos de la liga
ucraniana (1997, 1998, 1999, 2000 y 2001) y en la que tuvo bajo su dirección técnica a Rebrov y a un tal Shevchenko
(sucesor de Blokhin).
Les Bleus
Posiblemente el juego de "Les Bleus" no fuera de los que enamorara, llegando incluso más lejos no podemos olvidar
que antes de la disputa del Mundial de Francia de 1998 el técnico Aimé Jacquet, amistosamente apodado "Mémé" fue
criticado duramente por la prensa puesto que el juego de Francia no convencía. Curiosamente el incansable trabajo de
un hombre competente y honesto, permitió que el combinado galo ilustrara las virtudes que son válidas en todos los
terrenos como el esfuerzo, el espíritu de equipo, la competitividad y la voluntad de triunfar.
Aquel equipo basó su gran éxito en la solidez defensiva y en el inmenso talento de un futbolista que a la conclusión del
Mundial vio cómo su imagen era exhibida en el Arco del Triunfo de París, y es que ese día Zinedine Zidane tuvo el
mismo valor que el histórico Arco galo. Se llegó casi al millón y medio de personas aquella noche en los Campos
Elíseos de París y la mayoría de los galos gritaban al unísono la frase: "Zidane presidente". En las calles de París
ondeaban banderas francesas pero también argelinas, para rendir homenaje a "Zizou", de origen cabileño.
Zizou le ganó el duelo al por entonces considerado mejor jugador del Mundo: Ronaldo, al que quizás la presión le pudo
y que no tuvo otra alternativa que aplaudir al elegante y sublime futbolista francés.
Zidane estuvo escoltado en el terreno de juego por jugadores de la talla de Didier Deschamps (el gran capitán, escolta
de Zidane e incansable trabajador en el centro del campo), Laurent Blanc (elegante defensor libre y autor del decisivo
gol ante Paraguay), Marcel Desailly (la imponente muralla del equipo galo en el centro de la defensa), Frank Lebouef
(gran defensa y encargado de sustituir a Blanc), Emmanuel Petit (autor del tercer gol en la final, que destacó por su gran
labor en el centro del campo) Thierry Henry (una emergente figura mundial, dotado de un desbordante talento y una
compenetración sobrenatural con Zidane) y Liliam Thuram, (toda una exhibición de potencia y eficacia en el lateral
derecho, autor de los dos goles que le dieron a Francia el pase para la final) y tampoco podemos olvidar a los Cristophe
Dugarry, Bixente Lizarazu, Stéphane Guivarch, Christian Karembeu, Patric Vieira, Alain Boghossian, Bernard
Diomède, Robert Pires, Fabien Barthez, Youri Djorkaeff...
De un plumazo la nueva Francia multiracial y multicultural había conseguido lo que otros mitos como Fontaine, Kopa,
Platini, Tresor, hubieran debido y hubieran querido ganar. El camino hacia la final no fue fácil, pese a que en la fase de
liguilla hicieron el pleno, en octavos un gol de Blanc ante Paraguay en el 113 de partido los clasificó para cuartos, su
siguiente rival fue Italia, conjunto con el que tuvo que llegar a los penaltis para conseguir la clasificación. Ya en
semifinales se midieron a Croacia, que tuvo en Davor Suker a su gran estrella, Davor adelantó a los croatas pero luego
emergió la deslumbrante figura de Lilian Thuram que eligió ese preciso momento para marcar su dos primeros goles
como internacional e hizo posible el sueño de llegar a la final. Una vez en la final Francia se midió a Brasil, o lo que es
lo mismo Zidane se midió a Ronaldo y el jugador francés se encumbró como mejor jugador del mundo al anotar dos
goles y llevar en volandas a Francia a la conquista del primer Mundial de su historia. Francia se impuso por 3 a 0 y
Didier Deschamps levantó la Copa del Mundo ante la explosión de alegría que vivía todo un país.
Quizás esta Francia no jugara el gran fútbol de los Platini, Giresse, Tigana… pero pese a que muchos quisieron atribuir
al azar la conquista del Campeonato del Mundo tan solo tuvieron que aguardar dos años para percatarse de que el
conjunto galo liderado por Zinedine Zidane era un magnífico equipo. En el año 2.000 y coincidiendo con la disputa del
la Eurocopa de Naciones de Bélgica y Holanda, Francia se convirtió en el primer vigente campeón de la Copa del
Mundo FIFA que ganara la Eurocopa UEFA, y Zinedine Zidane resultó ser la inspiración de tan espectacular logro. El
jugador francés fue una vez más el icono de la elegancia y del éxito de “Les Bleus”. El diario deportivo L'Equipe dijo
que ver a Zidane en la UEFA EURO 2000 fue “como enamorarse”. Su aportación resultó decisiva al anotar el gol de oro
contra Portugal y además fue elegido como el mejor jugador del Campeonato.
Esta vez el conjunto galo estuvo dirigido técnicamente por Roger Lemerre que fue continuador del trabajo de Jacquet.
Aquella Selección que dos años atrás había tocado el cielo se presentó a la cita más madura y con la incorporación de
nuevos valores al once titular como David Trezeguet (que anotó el gol decisivo en la final ante Italia), Patrick Vieira,
Robert Pires, Wiltord…
Los resultados no se hicieron esperar y tras imponerse en la final disputada ante Italia con un gol de oro en el minuto
103 de partido, el capitán de los bleus, Didier Deschamps, alzó el trofeo Henri Delaunay que les acreditaba como uno
de los mejores equipos de la historia.
Con este triunfo acababa un inolvidable ciclo para el fútbol galo, en el que se había premiado el trabajo, la calidad de
Zidane y se había hecho justicia con un fútbol que a lo largo de la historia ha aportado al mundo del fútbol nombres
como Fontaine, Kopa, Vincent, Platini, Tigana, Giresse, Tresor….
Vaya para ellos y en especial para Zizou estas líneas en las que agradecemos los grandes momentos que nos ha hecho
vivir un “dandy” del balón como él.
Argentina-México 86.
En 1986 el fútbol estaba en pleno proceso de modernización, la televisión tenía poder mediático a nivel mundial y el
factor físico se iba convirtiendo cada vez más en uno de los elementos básicos del balompié, quizás por ello tiene aún
mucho más mérito lo que hizo Diego Maradona en la cita mundialista de México. Y es que Diego que ya era "Rey" de
Napoles, llegaba a la cita tras las frustrantes experiencias personales de los anteriores mundiales. En el Mundial de 1978
pese a que Argentina fue Campeón, el 10 fue marginado a última hora por el técnico César Luis Menotti y
posteriormente en 1982 le pudo la presión y fue expulsado el día en que Argentina sufrió la eliminación ante la
extraordinaria Brasil de Sócrates, Zico...
Por todo ello podemos decir que Diego llegaba a la cita con ganas de revancha, se había preparado especialmente con
un preparador físico para el Campeonato y Carlos Bilardo que sabía que Diego era el icono de su equipo le dio la
capitanía.
Aunque a todo el mundo lógicamente se le ha quedado grabada en la memoria la imagen del "gol del siglo" ante los
ingleses, personalmente aún recuerdo la impresión que me causó el debut de Argentina y de Diego en el Mundial.
Argentina debutó el 3 de junio ante Corea del Sur, conjunto al que se impuso por 3 a 1 pero lo que más me impactó fue
la estilizada figura de Maradona y especialmente el primer sprint y repertorio de fintas que desplegó el nº10 de la
albiceleste. En aquel mismo instante muchos pensamos que Maradona ganaría ese Mundial. Los coreanos que corrían
como motos, lo cosieron a patadas pero Diego salía a velocidad de crucero, frenaba, fintaba y mandaba un genial pase al
hueco volviendo locos a todos.
Sin duda si en un futuro los avances de la genética permitieran fabricar a un futbolista biónico, casi perfecto en el
aspecto físico e insuperable en el aspecto técnico, ese jugador no sería muy distinto a aquel nº10 de la Selección
Argentina de 1986.
Maradona se puso al frente de un equipo en el no sería justo olvidar a jugadores de la talla de Burruchaga, Valdano,
Ruggeri, Enrique, unos futbolistas que aportaron su trabajo y calidad pero que le dieron voluntariamente e
inteligentemente el balón a Diego Maradona.
Diego siguió marcando diferencias ante Italia, Bulgaria y Uruguay y entonces llegó el partido de cuartos ante Inglaterra.
El 22 de junio de 1986 argentinos e ingleses se enfrentaban en un encuentro que se había politizado por la por entonces
recientemente concluida "Guerra de Las Malvinas", pero esto a los jugadores argentinos les importaba muy poco y en
especial a Diego, que solo tenía una meta en su cabeza: ganar el Mundial.
La primera parte acabó con empate a cero, pero los primeros diez minutos de la segunda parte entraron en la leyenda.
Corría el minuto 50 cuando la mano de Diego ("La mano de Dios" - como él mismo dijo después del partido) golpeaba
pícaramente un balón aéreo y despistaba batiendo al portero inglés Shilton, que veía atónito cómo el colegiado daba
validez al tanto.
"El gol del Siglo"
Muchos pensaron que Diego no merecía pasar a la historia por aquel gol y entre ellos él mismo, por eso cuatro minutos
depués, en el 54 de partido, Maradona agarraba el balón en el centro del campo de espaldas a la portería inglesa, los
primeros en ir a por él fueron Peter Beardsley y Peter Reid, que se quedaron secos ante el sublime giro del argentino,
con ese movimiento Diego dejó clavados a los dos ingleses. Ya de cara y con todo el campo para él Reid, intentó
inútilmente perseguirle, Maradona a velocidad de crucero regateó a pié cambiado a Terry Butcher, y se adentró en el
callejón del ocho hacia el área, donde Fenwick, solo pudo sentir el viento del vuelo del argentino hacia la meta de
Shilton y con tres defensas a su espalda (Butcher, Fenwick y Gary Stevens). El guardameta Shilton, intentó cerrarle el
ángulo con su salida pero Diego aún tuvo tiempo regatear hacia afuera y anotar con un toque sutíl de su pierna zurda el
"gol del siglo" evitando la desesperada y última tarascada de Butcher.
Fueron once segundos en los que el fútbol se hizo poesía y en los que el narrador argentino Víctor Hugo Morales creó la
oda a un genio con su narración en directo, dejando para la historia la legenadria frase de: “Barrilete cósmico, ¿de
dónde viniste para dejar por el camino a tanto inglés”.
De esta forma Maradona metía a Argentina en semifinales, en las que Diego volvió a marcar diferencias al anotar dos
goles ante Bélgica y darle el pase a la final al conjunto albiceleste.
Curiosamente este Mundial de México 1986, que todos recordamos como el Mundial de Maradona y en concreto el
estadio de la final, el Azteca, fue privilegiado testigo por segunda vez en la historia de la consagración de uno de los
mejores jugadores de todos los tiempos.
El 21 de junio 1970 y en el Azteca, un brasileño llamado Pelé ponía el mejor colofón a su carrera internacional con un
nuevo Campeonato del Mundo y dieciseis años después, el 29 de junio de 1986, Maradona, un argentino explosivo,
centelleante y mágico se consagraba como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos y alzaba la Copa del
Mundo como capitán al derrotar en la final a Alemania por 3 a 2. Todo ello en una final en la que Diego no anotó
ningún gol pero en la que se puso los galones, se echó el equipo a la espalda y mandó un sublime balón a Burruchaga
para que este marcara el gol con el que la abiceleste se proclamaba campeona del Mundo.
Delantera-Honved
Aunque ya hemos abordado anteriormente en otro especial la importancia del fútbol húngaro y de los "Magicos
magyares" no podemos pasar por alto la legendaria delantera que formó el Honved de Budapest en la década de los
cincuenta, pero antes para ello debemos exponer y estudiar la transformación de un equipo llamado Kispest con
indumenaria rojinegra a otro equipo llamado Honved de Budapest que pasó a jugar con camiseta roja y calzón blanco.
Todo esto aconteció en 1949, cuando toda la plantilla del Kispest pasó a pertenecer al ejército húngaro y en concreto al
Honved de Budapest ("defensores de la patria"), que quisieron tener su propio equipo.
El poder del ejército propició que muy pronto el Honved se convirtiera en uno de los equipos más potentes del país,
pero no por las presiones sino por el excepcional equipo que consiguieron reunir.
Con Gusztav Sebes llevando la batuta técnica desde el banquillo y con la mágica batuta de Bozsic sobre el césped, el
Honved siguió una paralela y muy similar trayectoria a la de la Selección húngara, y es que en el Honved jugaba la base
de la selección, hasta siete de los hipotéticos titulares eran del Honved.
La impresionante delantera formada por Budai II, Puskas, Kocsis y Czibor ha pasado a la historia como una de la
mejores líneas de ataque de la historia del fútbol. Juntos practicaron un "fútbol total" rebosante de efectividad,
velocidad, genialidad y talento. Eran prácticamente imparables y estaban arropados por futbolistas de la calidad de
Bozsik, Grosics, Rakocsi...
Ya en la primera temporada del Honved, Puskas fue máximo realizador, con 50 goles en el Campeonato de Liga,
demostrando por un lado que "Cañoncito Pum", por entonces conocido como "el mayor galopante", era uno de los
mejores delanteros de Europa y por otro lado que la línea ofensiva del Honved era por entonces posiblemente la mejor
línea de ataque del mundo.
Puskas fue máximo realizador del Campeonato húngaro en cuatro ocasiones y el conjunto rojo y blanco del Honved
arrasó consiguiendo cuatro títulos de Liga en cinco años, en 1950 ,1952, 1954, 1955. Un conjunto formado en su equipo
base por: Grosics, Rakocsi e Banay; Bozsik, Dudas, Kotazs; Budai II, Puskas, Kocsis, Horvath, Babolcsay y Czibor.
La línea de ataque estaba integrada por Puskas "el mayor galopante", "cañoncito pum", un delantero zurdo de corta
estatura pero muy inteligente, milimétrico en el pase, explosivo en el regate y con un auténtico misíl en su pierna zurda;
Kocsis, "Cabeza de oro", un delantero centro dotado de un inapelable remate y posiblemente el mejor juego aéreo de su
época, un delantero además elegante y valiente a la vez; Czibor sin duda y si no hubiese existido Puskas sería "el Pelé
húngaro", un punta izquierdo veloz y habilidoso al mismo tiempo, capaz de hacer un regate en seco, levantar la cabeza
y habilitar al compañero mejor situado, además de poseer una gran llegada a gol; Budai II un extraordinario ala diestra
de gran llegada y visión de juego desde la parte derecha de la línea de ataque del Honved.
Este maravilloso equipo vivió su final en 1956, por entonces el Honved estaba de gira por Sudamérica y Hungria
intentó librarse del yugo soviético, pero los tanques del Pacto de Varsóvia se impusieron. Ante la delicada situación que
se vivía en su país, una gran parte de los extraordinarios futbolistas del Honved optaron por no regresar a Hungría.
Posteriormente y tras un año de negociaciones con la Fifa y con la Federación Húngara, pudieron llegar a un acuerdo,
algunos regresaron y otros (la mayoría) demostraron su enorme talento por Europa, como fueron los casos de Puskas,
Kocsis, Czibor...
Aquí acababa la leyenda de un equipo que formó la base de aquella mítica Selección húngara de los "Magicos
Magyares" y que deslumbró al mundo en la década de los cincuenta.

Primera y Segunda Academia


Para seguir mostrándoles ejemplos de las mejores delanteras, equipos y grandes jugadores de la historia he elegido un
conjunto brasileño que sin duda recordaran los buenos aficionados paulistas, aquel extraordinario Palmeiras de la
década de los sesenta y setenta que fue capaz de hacer sombra y plantarle cara al inigualable Santos de Pelé. En relación
a este tema hemos de diferenciar dos etapas distintas en la triunfal historia de este equipo de Sao Paulo.
La primera etapa (conocida popularmente como "La Primera Academia") es la comprendida año arriba año abajo entre
1963 y 1967, una gloriosa etapa en la que el conjunto "verdao" tenía un maravilloso equipo en el que destacaban los
nombres del extraordinario lateral diestro Djalma Santos, el endiablado punta Julinho, y el magnífico delantero centro
Vavá, aunque no podemos pasar por alto la aparición de un joven centrocampista organizador llamado Ademir da Guia,
un elegantísimo e increible futbolista que marcaría época en la historia del club paulista desde su llegada al club hasta la
siguiente década.
El equipo verde dirigido técnicamente por Silvio Pirillo cortó la triunfal trayectoria del Santos en 1963 y se convirtió en
campeón paulista, un equipo formado por Picasso, Djalma Santos, Vicente, Zequinha, Valdemar Carabina, Julinho,
Servílio, Vavá, Ademir da Guia, Gildo. Dos años después en 1965, se hizo acreedor al título del Torneo Rio Sao Paulo,
aunque en esa ocasión estuvo dirigido técnicamente por Filipo Núñez y tenía un once tipo formado por Valdir de
Moraes (G), Djalma Santos (Nélson), Djalma Dias, Geraldo Scotto, Dudu (Germano), Valdemar Carabina; Gildo,
Servilio, Tupãzinho (Dario), Ademir da Guia y Rinaldo.
Como podemos observar Ademir da Guia seguía llevando la batuta magistralmente del equipo paulista y estaba
escoltado por los Djalma Santos, Dudu, Servilio...
Este mismo año el equipo paulista gozó del honor de convertirse en el primer equipo en representar y portar la camisa
de la seleçao en la inauguración del Mineirao. Al año siguiente volvía a plantarle cara al Santos impidiendo que el
equipo de Vila Belmiro consiguiera el tripaulista pero si debemos destacar un año del extraordinario primer ciclo no
sería otro que el de 1967, cuando el equipo dirigido técnicamente por Mário Travaglini conquistó la Copa de Brasil y el
Torneo Roberto Gomes Pedroza. De esta forma "la Academia" imponía su autoridad y el genial e introvertido Ademir
presentaba su candidatura a mejor centrocampista brasileño del momento. Y es que la sociedad que formó el rubio
mediocampista paulista con su compañero Dudu es de las mejores que se han podido ver en la historia del fútbol
brasileño, además aquel irrepetible equipo gozó de la solidez y calidad de Djalma Dias y Djalma Santos en defensa y la
peligrosidad en ataque de jugadores como Ademar Pantera y Servilio.
En 1968 el equipo verdiblanco entró en una profunda transformación, de la llamada célebremente Primera Academia tan
solo quedaron Dudu y Ademir da Guia. Los Julinho, Djalma Santos, Djalma Dias y demás cracks paulistas fueron
dejando paso a otra extraordinaria generación de futbolistas que conformaron la Segunda Academia (segunda etapa
gloriosa), en la que una vez más el elegante Ademir fue la piedra angular y en la que los nombres de Leao, Luis Pereira,
Leivinha consiguieron jugar y llegar al mismo nivel que en la década de los sesenta.
El técnico Oswaldo Brandão supo sacar el máximo partido a los Leão, Eurico, Luis Pereira, Alfredo, Zeca, Dudu
(Madurga), Ademir da Guia, Edu (Fedato), Leivinha, César, Nei. Un equipo que en 1972 arrasó en el campeonato
paulista, ganado de forma invicta e hizo lo propio en el Campeonato brasileño de 1972 y 1973 y cerró triunfalmente su
dominio con las conquistas del paulista del 74 y el paulista del 76 (este último sin Luis Pereira).
Qué podemos decir de este maravilloso equipo en el que el defensa más seguro de la historia del Palmeiras (y el que
más arriesgaba), Luis Pereira, sacaba el balón con la pelota pegada a su pie o haciendo sombreros y se la entregaba al
"Divino" Ademir, que la conducía como la seda y veía como nadie los desmarques y la verticalidad de Leivinha o el
talento de Edu. Un equipo que era pura fantasía "samba" marcada por Pereira, música clásica tocada por el violinista
Ademir y "jazz" tocado por el electrizante pie izquierdo de Leivinha.
En definitiva un equipo que marcó una época en Brasil y fuera de sus fronteras puesto que en un rincón de España, en
Cádiz "La Tacita de Plata" tienen a un buen grupo de fieles seguidores, aquellos que pudieron disfrutar del paradigma
del fútbol espectáculo en los inolvidables Trofeos Carranza de 1974 y 1975.

O primeiro
A nadie se le escapa que el Clube de Regatas do Flamengo es uno de los equipos más seguidos y que mejores páginas
han escrito en la historia del fútbol brasileño, siempre en busca del bello espectáculo del fútbol. Para conseguirlo tuvo a
una serie de irrepetibles futbolistas que fueron marcando paso a paso la historia del club, uno de ellos fue Leonidas da
Silva, el Diamante Negro (considerado el mejor jugador brasileño de la época) que fue traspasado al Sao Paulo por 200
contos de réis. Dicho traspaso por paradójico que pueda parecer marcó la fulgurante ascensión de Flamengo.
Y es que la renovación del equipo coincidió con la llegada de Silvio Pirilo (un punta que un año antes, en 1941 anotó la
friolera de 39 goles) y la eclosión de un genio como lo fue Thomaz Soares da Silva (Zizinho). Un jugador que llegó con
18 años y marcó el devenir de un conjunto que a partir de entonces captó definitivamente la atención y la admiración de
todos.
La primera mitad de la década de los cuarenta fue para el Fla y es que el conjunto rubronegro le ganó el pulso a otro
gran equipo de la época: Vasco de Gama.
Flamengo conformó uno de los mejores equipos de su historia, un conjunto que consiguió lo que se conoce
popularmente en el club como O primeiro "scratch" de ouro, un tricampeontao que intentaremos desgranar a
continuación y que se cimentó en un fabuloso equipo y en una línea de ataque (especialmente en los dos primeros
Campeonatos) verdaderamente de ensueño.
El equipo era de los que quitan el hipo: Jurandir, Domingos da Guia, Newton; Biguá, Volante, Jaime; Valido, Zizinho,
Pirilo, Perácio y Vevé. Y la línea de ataque compuesta por Valido, Zizinho, Pirilo, Perácio y Vevé verdaderamente
irrepetible. Una delantera que en el Campeonato de 1942 se mostró como una máquina de hacer goles, hicieron 87
tantos de los que Pirillo hizo 27, Vevé 17 y Zizinho 11.
Zizinho el grandioso medio derecha, conocido como 'Mestre Ziza' fue el icono de este equipo, según como comenta el
genial Antonio Falcao en su articulo en Contrapié: "el crack más refinado que Brasil ha dado, una nueva versión de
Romeu Pellicciari, con el arte de Tim, el pase de Jair Rosa Pinto, la rapidez de Leônidas, la clase de Heleno y el mar de
atributos que - diez y ocho años más tarde - caracterizaría Pelé".
Junto a Zizinho compartiendo línea ofensiva, jugaron otros grandes como Everaldo Paes De Lima (Vevé), un
extraordinario punta izquierda que pese a su altura no tenía ningún tipo de problemas a la hora de hacer magníficos
regates y que está considerado junto a otros como Moderato, Zagallo y Paulo César Lima como uno de los mejores
puntas izquierdos de la historia del club. El medio izquierdo era José Perácio, otro crack, un jugador con un poderoso
disparo. Otro extraordinario delantero era Silvio Pirilo, el comandante del ataque, un goleador infalible y despiadado. Y
por último Agustin Valido, un delantero que jugó en Boca Juniors y que tras abandonar Flamengo volvió a ser
reclamado por Flavio Costa para integrar la delantera y anotar a los 42 años el gol que le dio el Tricampeonato a
Flamengo en 1944.
Tampoco podemos pasar por alto la contribución de grandísimos futbolistas como los guardametas Yustrich y Jurandir,
los defensas Nilton, Domingos da Guia, Newton Canegal y la magnífica línea media compuesta por Jaime de Almeida,
como mediocentro, Biguá como half derecho, Volante, un veteranísimo jugador y Bria que también tuvieron mucho de
culpa y pusieron las bases para la conquista del Tricampeonato.
Según cuentan las crónicas y según lo que reconoció el propio Zizinho, en los dos primeros Campeonatos Cariocas
(1942 y 43), Flamengo se comportó como una máquina, pero en el de 1944 la historia fue distinta.
Por entonces Flamengo estaba debilitado, Domingos da Guia había sido vendido a Corinthians, Perácio fue llamado a
filas para servir en la Segunda Guerra Mundial y Valido acababa de poner fin a su carrera, pero fue nuevamente
rescatado de su retiro para paradójicamente y a los 42 años marcar el gol de cabeza a pase de Vevé que la daría el
Tricampeonato carioca ante Vasco con un conjunto dirigido por Flavio Costa y formado por: Jurandir; Quirino, Newton;
Biguá, Bria, Jaime; Valido, Zizinho, Pirillo, Tião y Vevé.
De esta forma Flamengo cerraba un ciclo triunfal de tres años en los que bajo la batuta de un genio como Zizinho
cautivó a los seguidores cariocas.

Los Carasucias de Lima


Sudamericano de Perú de 1957.
Oreste Omar´Loco´ Corbatta (el ala diestra, fue impresionante lo que jugó y demostró estar en el mejor momento de su
carrera), Humberto ´Bocha ‘ Maschio (un futbolista con un gran poder ofensivo. El Bocha era el que bajaba más. Sin
embargo, en el primer partido convirtió 4 goles y fue el goleador del torneo con 9), Antonio Valentín Angelillo, Enrique
Omar Sívori (un nº10, un zurdo extraordinario con un juego muy parecido al de Maradona, siendo él un elemento que
entraba al área y cabeceaba fenómeno y Osvaldo Cruz, o mejor dicho “Los Carasucias” de Lima, sobrenombre con el
que fueron bautizados y con el que se recuerdan con gran cariño por la memoria popular. Y es que esos talentosos pibes
con cara de ángel fueron las más genuina representación de chicos del potrero, unos modestos chavales que cautivaron
para siempre a los aficionados de la albiceleste.
Dicha línea de ataque era recitada por los argentinos como si de un poema se tratara y es que el espectáculo que
ofrecieron fue extraordinario. Sívori fue la estrella pero sus compañeros estuvieron también a gran altura. Enrique Omar
hizo una exhibición de fútbol penetrante, no era que se llevaba la pelota por los costados, porque estaba con Angelillo y
Maschio.
En aquel histórico Campeonato la Argentina dirigida por Guillermo Stábile presentó la siguiente formación tipo:
Domínguez, Dellacha, Vairo, Giménez, Schadlein, Rossi; Corbatta, Maschio, Angelillo, Sívori y Cruz. El suplente que
más jugó: José Sanfilippo.
Aunque alguno pudiera pensar algo diferente, tal y como dicen los propios protagonistas, Stábile no dejó nada para la
improvisación. Además en aquella famosa línea atacante había tres futbolistas que se conocían a la perfección: Corbatta
jugó con Maschio dos años seguidos antes del Sudamericano y Angelillo estuvo una temporada con ellos. Se conocían
de memoria.
Con Sívori como figura, aquel equipo hizo 25 goles en cinco partidos: le metió 8 goles a Colombia, 6 a Chile, 4 a
Uruguay, 3 a Brasil. Precisamente y ante Brasil, equipo que hasta ese momento compartía la primera posición con
Argentina consiguieron entrar en la historia, puesto que le endosaron un claro 3 a 0 y sentenciaron el torneo. Además
tampoco podemos pasar por alto el hecho de que prácticamente con el mismo equipo más Pelé, los brasileños se
convirtieron campeones del Mundo en el 58.
El éxodo
La excelente exhibición que ofreció Argentina en el Sudamericano de Lima no pasó desapercibida en el fútbol europeo,
que echó sus redes sobre los principales protagonistas del torneo, logrando cerrar el pase de tres de ellos, Sívori,
Maschio y Angelillo se marcharon a Italia y Rogelio Domínguez al Real Madrid.
Desafortunadamente para los argentinos, nadie tuvo la posibilidad de ver jugar aquel equipo oficialmente en canchas
argentinas. Tal vez, esa fue la razón por la que se agrandó la hazaña, se alimentó la leyenda y para muchas generaciones
la Selección que ganó el Sudamericano de Lima en 1957 fue una de las mejores de todos los tiempos.
Curiosamente y como tantas otras veces ha sucedido en esto del fútbol, aquella Argentina que cautivó a Sudamérica en
el 57, fracasó estrepitosamente en el Mundial de Suceia de 1958, disputado un año después, aunque habría que valorar
algunas circunstancias que nos podrían llevar a la justificación de dicha debacle. Una de ellas sería el hecho de que de
esa mágica línea tan solo disputaron dicho torneo Corbatta y Cruz, siendo precisamente Oreste Omar Corbatta el único
que se salvó al menos personalmente del fiasco, puesto que anotó un gol en cada partido.
La anécdota
En cualquier caso y retomando la pequeña y corta, pero intensa y grande historia que vivió está mágica línea atacante,
no me resisto a reflejar la curiosa anécdota que vivieron con motivo del encuentro ya intrascendente ante Perú:
Argentina ya era campeona y Stábile licenció a los titulares. Ante los peruanos jugarían los suplentes. Pero un día antes,
les comunicaron que jugaban ellos por respeto al público. Los titulares habían estado tres días de fiesta y no estaban en
condiciones de encarar otro encuentro más. Cuenta Osvaldo Cruz que cuando fue a tirar un corner no llegó ni al área
grande. Es más y según lo que relató el también histórico Federico Vairo podemos saborear con gran humor la curiosa
anécdota: “Nos llevaron a los baños turcos y nos quisieron dar leche para desintoxicarnos. Cuando terminó el primer
tiempo, el técnico peruano nos vino a hablar para que no los goleáramos. Yo lo miraba y me preguntaba: ¿cómo
hacemos para marcar un gol? No podíamos levantar las piernas”.
En definitiva otro equipo de leyenda más y otra línea atacante irrepetible que se consagró en Lima, entró en la historia y
dio una lección de fútbol.
Queen's Park, revolución futbolística.
En 1867 se fundó el primer club de la historia del fútbol escocés, un equipo que en poco tiempo entraría para siempre en
la historia del fútbol e importaría su estilo de juego a los ingleses, fundadores y creadores, que supieron
inteligentemente incorporar a su estilo el revolucionario y novedoso juego del Queen’s Park.
Se puede considerar que el fútbol que ofrecieron estos escoceses del Queen’s Park reflejó lo que realmente representaba
dicho club: un centro de ocio en el que tenían cabida personas de todas las clases sociales, en el que los de la clase
media y baja podían jugar a un deporte tradicionalmente de estudiantes. En el Queen’s jugaban estudiantes, trabajadores
y vendedores; si bien es cierto que Inglaterra fue la ‘madre creadora’, no es menos cierto que muchas de las primeras
innovaciones que se produjeron en el fútbol procedían del oeste de Escocia de las inmediaciones de los muelles, en el
Río Clyde, en el centro de Glasgow, donde el Queen’s Park comenzó a establecer una nueva cultura futbolística.
Lo que hicieron fue extraordinario, jugaban como una unidad de equipo, eran solidarios en el esfuerzo y generosos con
sus compañeros, emplearon táctica de conjunto y el control hábil del balón. Fueron sin duda la antítesis del fútbol que
practicaban por entonces sus contemporáneos ingleses, que a diferencia de ellos se empleaban con dureza y rudeza y
jugaban de una forma mucho más individualista.
En definitiva estos escoceses inventaron las bases del fútbol moderno y contribuyeron a convertir el fútbol en un
deporte de masas, demostrando que estaba al alcance de todas las clases sociales, aunque en dicho aspecto también
intervinieron otros aspectos que fueron vitales para la expansión de este deporte, como la creación de la jornada de ocho
horas (con la consiguiente aparición del ocio), la industrialización del fútbol y la emigración de los obreros británicos
por todo el mundo, la creación del Ferrocarril y entre otros la figura de Charles W.Alcock.
Retomando la pequeña pero intensa y trascendental historia de este conjunto de Glasgow, no podemos pasar por alto la
crucial fecha del 30 de noviembre de 1872, cuando Escocia e Inglaterra se enfrentaron en el West of Scotland Cricket
Ground, de Partick, ante 4,000 espectadores en el que sería el primer encuentro internacional de la historia.
Escocia como no podía ser de otra manera fue representada por los jugadores del Queen’s Park, que con su
indumentaria azul, medias a rayas blanquiazules y una curiosa caperuza saltaron al césped con la siguiente formación.
Gardner - Ker, Taylor - Thompson, James Smith - Robert Smith, Leckie, Rhind, MacKinnon, Weir, Wotherspoon.
Robert W. Gardner era el capitán y uno de los que contribuyeron a que aquella formación tipo de 2-2-6 funcionara como
un conjunto.
El choque de culturas fue tremendo y los escoceses pese a que solo consiguieron un empate a cero fueron muy
superiores al conjunto inglés.
Aquel Queen’s Park sin duda marcó una época y disputó varias finales de la FA Cup, en 1884 y 1885, cayendo en
ambas ante el Blackburn Rovers. La formación tipo por entonces del conjunto de Glasgow era la siguiente: 1 John
Gillespie, 2 W. Arnott, 3 W. MacLeod, 4 J. McDonald, 5 Charles Campbell, 6 William Sellar, 7 William Anderson, 8 N.
McWhannel, 9 A. Hamilton, 10 D.S. Allan, 11 W. Gray.
En cualquier caso el Queen’s Park realizó una verdadera misión entre comillas evangélica de su fútbol, puesto que
atrajo a las masas allá por donde fue. En 1879 jugó un amistoso en Irlanda y su fútbol causó tanto entusiasmo entre la
muchedumbre local que fundaron el primer club irlandés de fútbol, el Cliftonville, y un año después se produjo la
fundación de la Federación Irlandesa de Fútbol.
Por todo ello estos también llamados ‘profesores escoceses’ vinieron a darle una lección a aquellos ‘maestros ingleses’,
que en esos primeros años de fútbol pujaron fuertemente para que muchos futbolistas escoceses pasaran a jugar a
Inglaterra. Aunque esta es otra historia que se vivió más al sur, en los suburbios de Lancashire, cerca del puerto de
Liverpool, donde los escoceses tuvieron una gran influencia en el juego y en el triunfo del histórico Preston North
End…

LA SANTÍSIMA TRINIDAD ('The Holy Trinity')


Aunque ya hemos dedicado un especial a la figura de Sir Matt Busby y al Manchester United, no seríamos justos con la
historia si no dedicáramos un especial a la sensacional tripleta atacante que formaron Best, Bobby Charlton y Law en el
Manchester United en la segunda mitad de la década de los sesenta. Si en Alemania “La Trinidad” del Bayern estuvo
formada por Maier, Müller y Beckenbauer, en Inglaterra “La Santísima Trinidad” fue la línea ofensiva compuesta por
Sir Bobby Charlton, Dennis Law y George Best.
Law, el escocés, era el gol en estado puro, Charlton era el jugador del frac, un aristócrata del fútbol que llevaba la
elegancia en el carné de identidad y George Best (recientemente desaparecido), era como dicen los ingleses “Simply the
Best”, un extremo de pura fantasía, desbordante calidad, regate y mucho gol, otro genio al que podríamos calficar de
delantero todocampista, las inmediaciones del área eran su territorio natural.
Ahora que Best ha abandonado para siempre la vida terrenal para hacer una selección celestial con Sívori, Garrincha,
Sindelaar… es el momento idóneo para recordar su figura, puesto que desde que abandonó el fútbol perdió la brújula y
dio más que hablar por su frenética existencia que por la grandiosidad de su calidad futbolística. Por ello y por el
respeto que nos causa su figura junto a la de sus dos compañeros queremos homenajear de alguna manera con este
especial a estos tres grandes del fútbol, que hicieron gozar a los aficionados británicos en la década de los sesenta.
Talento en estado puro
De los tres Bobby Charlton era la inteligencia, un futbolista emblema, elegante, con gran experiencia y que sabía a la
perfección el papel que jugaba en el equipo, Sir Bobby era y es la historia viva del United (como Di Stéfano para el
Madrid), mandaba, jugaba, ordenaba y hacía jugar. El otro era Dennis Law, un escocés goleador o viceversa, dotado de
un juego moderno que aunaba potencia, calidad y mucho carácter. Un tipo que llegó al United con 22 años y se encontró
con Busby como técnico, con el profesor Charlton y un Best en lo mejor de su corta pero intensa carrera. Ampliando un
poco sobre la figura de Best hemos de reflejar que George jugaba de extremo zurdo, posición en la que hacía todo lo
que se le pedía a un extremo, pero que además era un extraordinario goleador, un futbolista capaz de dejar sentados a
tres defensas, regatear al portero y marcar. Su talento le permitía sobresalir con brillantez en cualquiera de las
posiciones de atatque.
Cuando el talento de estos tres futbolistas se unía, el United era imparable, y el Benfica fue uno de los equipos que
sucumbió ante la avalancha de fútbol de “La Santísima Trinidad”. El Estadio La Luz fue testigo de la genialidad de este
trío de jugadores y en especial de la genialidad de Best, que en 1965 anotó dos goles y fue el artífice de la histórica
goleada 1-5 al conjunto luso tras 19 partidos sin perder en competiciones europeas.
Juntos consiguieron que los aficionados volvieran en masa a abarrotar Old Trafford con 63.000 personas cada domingo
para deleitarse con el juego de la llamada 'holy trinity'.
Posteriormente en 1968 el Manchester United se impuso 4-1 al Benfica en la final de la Copa de Europa coronando un
trabajo de reestructuración comenzado tras la tragedia aérea sufrida por los 'Busby Babes'. Bobby Charlton por el
United y Jaime Graça por el Benfica anotaron los goles con los que se llegó a la prórroga, Best marcó en la
prolongación el segundo gol que abrió la senda de la victoria en aquella final para el Manchester, mientras que el
tercero fue obra de Brian Kidd y el cuarto (segundo en su cuenta), lo hizo Sir Bobby Charlton, que de esta forma se
coronaba Rey de Europa.
Si repasamos la lista de los Balones europeos percibiremos rápidamente una circunstancia que nos aclara el por qué el
Manchester United se convirtió en uno de los mejores equipos de aquella época: En 1964 Dennis Law fue Balón de oro,
en 1966 se lo llevó Bobby Charlton y en 1968 George Best.
Devorado por la fama:
'The Holy Trinity' reportó al Manchester dos títulos de Liga y una Copa de Europa. Desafortunadamente en fútbol nada
es eterno y la gloria es efímera, los ciclos son “ley del fútbol” y esos que reinan hoy no reinaran mañana. Además en
este caso particular la peculiar personalidad de Best (le devoró la fama y el alcohol), impidió que esta tripleta mágica se
prolongara en el espacio tiempo y reportara más éxitos al Manchester, pero para ello la memoria histórica se encarga de
hacernos recordar que los grandes futbolistas siempre existieron. Y no me vale para nada la típica reflexión que hace
referencia a que entonces el fútbol era muy diferente, los grandes fueron y siempre serán grandes, puesto que hicieron
vibrar y amar al fútbol a otras generaciones, de las que han surgido los nuevos Zidanes, Ronaldinhos, Ronaldos…

La Campana de Uruguay
En la década de los años veinte hubo un claro dominador en la historia del fútbol mundial, un equipo que se forjó en el
amplio estuario del Río de La Plata y llevó con brillantez su fútbol celeste por el mundo.
Para muchos este grupo de futbolistas práctico el fútbol más bello que jamás se ha visto en Uruguay, el conocido
popularmente como el "fútbol del 12". Con la intención de reflejar la grandeza de esta magnífica generación de
jugadores charrúas nos moveremos en una parcela de tiempo comprendida entre 1923 y 1930, en la que Uruguay
conquistó nada más y nada menos que 3 Campeonatos sudamericanos (1923, 24 y 26), 2 Campeonatos Olímpicos (París
1924, el recorado de Colombes) y (Ámsterdam 1928) y por último un Campeonato del Mundo, el conquistado en 1930
en Uruguay, en el estadio Centenario, en el que "La Campana uruguaya" se doctoró y se convirtió ya en legendaria.
GENERACIÓN DE ORO
De la sensacional hornada de jugadores destacaremos en especial a cinco de ellos:
Ángel Romano: un puntero izquierdo excepcional pero además debemos de considerarlo como un todocampista, puesto
que por encima de todo a Romano le gustaba jugar al fútbol. Capaz de ser un magnífico organizador, marcar como
nadie a los puntas más veloces, regatear a todo el equipo rival o convertirse en un frío y calculador definidor. Era como
dicen en Sudamerica un crack de toda la cancha.
José Leandro Andrade: "La maravilla negra", apodó con el que le bautizó la prensa francesa en Colombes 1924. Un
portento físico y técnico, con movimientos felinos, fue famoso por sus goles de tijera. Ágil, fibroso y elegante.
Dominaba ambas piernas, actuaba como medio defensivo interrumpiendo limpiamente los ataques rivales y explotando
al máximo su gran manejo de balón.
Pedro Cea: 'el Vasco', pionero de los centrocampistas de hoy, de gran fuerza pero dotado de una buena condición
técnica y una excepcional visión de juego.
A pesar de que jugaba por el ala izquierda, su mejor pierna era la derecha y era sumamente eficaz tanto en ataque como
en defensa. Sus goles con la selección charrúa fueron determinantes para la conquista de varios títulos.
José Nasazzi: El Mariscal, el Gran Capitán, a pesar de no ser la estrella de su equipo es el máximo exponente de la
inigualable generación de jugadores charros de la década de los años veinte y treinta que consiguieron los mayores
triunfos en la historia del fútbol uruguayo. Excelente defensa, de gran temperamento, poseía una técnica increíble para
marcar, además de utilizar esa técnica para dar juego a sus compañeros.
Héctor Scarone: un delantero adelantado a su tiempo, ambidiestro, buen cabeceador, gran dribbling e infalible a balón
parado. Fue nominado el mejor jugador del mundo en la década más gloriosa del fútbol uruguayo.
Muchos lo consideran el mejor jugador uruguayo de todos los tiempos. Su calidad técnica e imaginación le valieron el
apodo de "El Mago".
A estos futbolistas podríamos sumar los nombres de Petrone, Mazzali, R.Figueroa, Castro...
Su reinado comenzó en 1923, en el Campeonato Sudamericano, en el que salieron campeones, y un año después en
París fascinaron al mundo con su juego en los JJOO.
El fútbol que desplegó este magnífico grupo de jugadores en el mítico escenario de Colombes impactó de tal forma al
público galo, que se considera a aquel equipo como el claro inspirador del estilo de juego que se comenzó a jugar a
partir de entonces en el país de la marsellesa.
Aquel equipo consiguió aunar todos los colores futbolísticos y cualidades de sus extarrdinarios jugadores, la garra y la
calidad y su fútbol de toque impresionó en Europa y en concreto Andrade, que además de ser el primer jugador negro
que pisó una cancha europea, logró cautivar a los espectadores por su especial personalidad y su inmenso talento. Su
exhibición fue de tal calibre que los periodistas franceses, le bautizaron con el sobrenombre de "maravilla negra", por su
estilo de juego elegante. Fue condecaorado como mejor jugador de fútbol de la Olimpiada de 1924.
Tampoco podemos pasar por alto la especial relevancia e influencia que tuvo en aquel conjunto Don Atilio Narancio, el
visionario impulsor, el denominado "Padre de la Victoria", que confió ciegamente en las posibilidades de los también
conocidos como los líricos muchachos del "Mariscal".
A estos dos primeros títulos le siguieron 2 Campeonatos sudamericanos más, en 1924 y 1926 y en 1928 lograron
hacerse con su segunda corona olímpica al vencer en la final a Argentina en Ámsterdam. En la citada final tuvieron que
ir a un encuentro de desempate puesto que en el primer choque empataron a uno y en el segundo y decisivo encuentro
se impuso Uruguay 2-1 con un decisivo gol de Scarone. De esta forma Uruguay daba continuidad a su reinado en una
final anticipada de lo que se viviría en 1930 en el estadio Centenario de Monetvideo.
En 1930 pusieron el colofón a su claro dominio con la conquista de la Copa del Mundo Disputada en Uruguay y
festejada en el estadio Centenario de Montevideo. El Gobierno uruguayo consciente del hito histórico que se viviría en
Montevideo, construyó un hermoso coliseo acorde con la importancia de la cita y con la categoría de la generación que
les había hecho vibrar y había llevado el nombre de Uruguay y el fútbol sudamericano del ancho estuario del Río de La
Plata por el mundo entero.
"La campana de Uruguay" entró definitivamente en la historia del fútbol. Aquel mítico equipo estuvo formado por:
Gestido, Nasazzi, Ballestero, Mascheroni, Andrade, Fernández, Dorado, Scarone, Castro, Cea e Iriarte.
Se impusieron por 4-2 a Argentina en la final y aunque las estrellas de aquel equipo eran Castro, Andrade, Cea, Scarone
y Nasazzi solo los cuatro últimos más Santos Urdinarán y Pedro Petrone estuvieron presentes en todas las conquistas y
conformaron sin dudarlo la columna vertebral de la generación de oro del fútbol uruguayo.
FÚTBOL Y MÚSICA
Ya se cumplen 82 años de la espectacular exhibición de Uruguay en Colombes, pero para muchos no ha transcurrido un
solo día, puesto que los 60.000 especatdores franceses que acudieron al Stade Colombes, pudieron comprobar insitu
como el tiempo se paraba para degustar el juego charrúa y para que el equipo oriental se adjudicara el título, y diera su
vuelta triunfal recorriendo el perímetro de la cancha (a partir de entonces llamada "vuelta olímpica") marcando el
primer hito internacional del fútbol sudamericano.
Mazzali, Nasazzi, Arispe, Andrade, Piriz, Gestido, Arremont, Scarone, Borjas, Cea y Figueroa fueron los once
"olímpicos", a quienes Juan Rodríguez y Francisco Brancatti dedicaron su vals Campeones Olímpicos, grabado por el
primero en discos Electra con acompañamiento de guitarras.
En defintiva fútbol hecho música y canción, fútbol tango, José Andrade dibujando cortes y quebradas en Colombes y en
los locales nocturnos de la Ciudad Luz...

Los Invencibles
En esta sección en la que intentamos abordar la historia de grandes líneas de ataque y legendarios equipos no podía
faltar uno de los decanos de los grandes equipos de la historia del fútbol: el Preston North End, un conjunto que se
convirtió en el primer equipo de la historia en conseguir un doblete: Liga y Copa de Inglaterra, en la temporada
inaugural de la histórica Premier League, por tanto se puede considerar a este Preston como el primer campeón de Liga
de la historia del fútbol. Un equipo que estaba considerado como el mejor equipo europeo de su época.
Resulta enormemente curioso comprobar cómo los actuales seguidores del Preston (que milita en Segunda) hacen
referencia al típico chiste que se cuenta en Inglaterra en el que se considera que los aficionados del Preston nacieron un
siglo tarde, puesto que a finales de la década de 1880, su equipo dominaba con autoridad la recién creada Liga inglesa.
Habitualmente se dice que nunca hay un bebé prematuro en Preston porque todos nacen con 120 años de retraso.
“The Invincibles”
Ya en la campaña 1887/88 cuando aún no se había constituido la Liga inglesa los también llamados ‘lilywhites’
permanecieron invictos por espacio de 42 partidos consecutivos, cayendo tan solo en la final de la FA Cup por 2-1 ante
el West Bromwich Albion.
El Preston dominó por completo el primer campeonato sin perder ningún partido, con 18 victorias y 4 empates.
Consiguieron 40 puntos sacándole once de ventaja a su más inmediato perseguidor: el Aston Villa con 29. Por ello
recibió el apodo de "Los Viejos Invencibles", además los jugadores de Lancashire se llevaron la Copa de la FA sin
conceder ni un solo gol y derrotando en la final al Wolverhampton Wanderers FC. Para mayor gloria un futbolista del
Preston, Jack Gordon, fue el que tuvo el honor de marcar el primer gol de la recién creada Liga inglesa (8 de septiembre
de 1888). Los jugadores del norte de Inglaterra dejaron un recuerdo imborrable, y fueron calificados como el gran
equipo de fútbol inglés.
Mister Concannon fue el encargado de dirigir a este extraordinario equipo, que no paró de establecer récord, en 1888
dejaron para la historia la mayor goleada en la FA Cup (26-0 al Hyde). Los once hombres que se convirtieron en
leyenda esa misma campaña fueron los siguientes: Mills-Roberts; Howarth, N. J. Ross; Holmes, Russell, Graham;
Gordon, J. Ross, Jogn Goodall, Dewhurst y Drummond.
”John Goodall, el futbolista científico”
En aquel conjunto destacó por encima de todos John Goodall, que fichó por los "Invencibles” al inicio de la temporada
1885/86, en la que marcó 50 goles en 56 partidos en su primera temporada. Este sensacional jugador de Foot-ball
destacó sobremanera en una época en la que el músculo se imponía a la habilidad y la inteligencia, por ello Goodall fue
considerado como el "fundador del balompié científico". En las filas del Preston se encargó de organizar el juego de
ataque de su equipo y aportó inteligencia y estudio al mundo del balón, además de goles. En la citada mágica temporada
de 18890, John Goodall anotó 20 goles en 21 partidos, por entonces este gran jugador ya era conocido como "Johnny
Allgood" (todo lo hacía bien), podía jugar como interior diestro, delantero e incluso podía convertirse en el cerebro de
su equipo por los vastos conocimientos futbolísticos que poseía para la época.
Desgraciadamente para los aficionados del Preston Goodall a final de campaña se marchó junto a su hermano al Derby
County FC. Este conjunto fue pionero en casi todo, el Preston no dudó un solo momento en apoyar la profesionalización
del fútbol y contrató a jugadores escoceses como Ross, Drummond, Russell, Gordon y Thomson que le dieron un
fenomenal rendimiento y un estilo propio al equipo. Con la inestimable ayuda de Goodall y en los suburbios de
Lancashire, cerca del puerto de Liverpool, estos escoceses tuvieron una gran influencia en el juego y en el triunfo del
legendario Preston North End.
El mítico estadio de de Deepdale fue testigo del crecimiento espectacular de un conjunto que fue acusado de
profesionalismo y fue excluido por ello durante dos años de la FA CUP. pero que regresó en 1887 para marcar una
época en la historia de este deporte.

Delantera mítica Athlétic


Para abordar con rigor la historia del Athlétic y de la Liga española no podemos olvidarnos de la que está considerada
como la primera delantera mítica de la historia del Athlétic, una delantera que fue fraguándose en la década de los
veinte del siglo pasado, en unos tiempos en los que la Liga española estaba en pleno proceso de creación. Fue
concretamente entre 1923 y 1925 y coincidiendo con la ampliación de San Mamés. Las 3.500 plazas del estadio se
quedaron pequeñas para dar cabida a todos los aficionados y el recinto deportivo se amplió a 9.500 espectadores. De
esta forma las 9.500 personas que asistían por entonces domingo tras domingo pudieron disfrutar de una de las mejores
delanteras de todos los tiempos de los leones, con Lafuente, Iragorri, Bata, Chirri y Gorostiza.
Así comenzó la gestación de uno de los mejores Athlétics de la historia, un equipo que tuvo aún mayor mérito, teniendo
en cuenta que su gran rival junto al Madrid, fue un Barcelona que también tenía una delantera inolvidable, con Samitier,
Piera, Sagi Barba, Paulino Alcántara…. un conjunto azulgrana que se proclamó campeón de la primera Liga española
de la historia, en la temporada 1928/29.
Primer Doblete
Sería ya a la siguiente campaña, (en la 29/30), cuando el Athlétic se proclamó campeón invicto. Y es que los leones se
reforzaron muy bien.
En verano de 1929 llegó el histórico técnico Mr.Pentland, que supo sacar lo mejor de sus futbolistas, de Gorostiza, aquel
jugador por el que el Athlétic pagó 30.000 pesetas al Arenas, de Iragorri, firmado del Galdácano, de Bata procedente del
Baracaldo o Urquizu, que había jugado la primera liga española en el Real Madrid.
Con todo esto se conformó la considerada primera línea delantera mítica de la historia del Athlétic, compuesta por:
Gorostiza, Iraragorri, Lafuente, Chirri y Unamuno, y en la que incluimos al ya mencionado Bata.
Con esta excelente delantera y un equipo en todas sus líneas compensado, el Athlétic de Mr.Pentland se proclama
campeón invicto con doce victorias y seis empates. Setenta y tres goles a favor y ocho en contra.
El Barcelona acaba en segunda posición, a siete puntos del Athlétic. Después de tres empates iniciales, comenzaron a
encadenar goleadas: 1-7 a la Real, 6-0 al Español, 6-1 al Athletic de Madrid. Gorostiza se erigió en la gran estrella del
Athletic con 19 goles anotados. Blasco en la meta, estuvo secundado por Careaga, Urkizu y Castellanos, que trabajaron
magníficamente en el aspecto defensivo.
Fue una temporada en la que el Athlétic además de demostrar que era el mejor equipo de España, conquistó también la
Copa, al imponerse al Real Madrid por un ajustado 3-2.
El equipo que presentó el Athlétic en dicha final fue el siguiente: . Blasco, Castellanos, Urkizu, ''Pitxitxi'', Gaizurieta,
Muguerza, Txirri II, Lafuente, Iraragorri, Unamuno y Gorostiza.
Segundo doblete y las goleadas históricas
Si en la temporada 29/30 el Athlétic arrasó, en la 30/31 siendo ya el rival a batir, volvió a hacer historia. Curiosamente
la temporada no empezó nada bien para los intereses del Bilbao, puesto que a comienzos de temporada sufrieron tres
derrotas seguidas fuera de casa, pero pronto llegó la reacción del conjunto vasco, que dejó para el recuerdo un resultado
de auténtico escándalo que quedó grabado para los anales de la historia del fútbol español, un contundente 12-1 al
Barcelona, con seis goles de Bata.
La alineación tipo del Athlétic era la siguiente: -Blasco, Castellanos, Urquizu, Muguerza, Chirri, Lafuente, Iragorri,
Unamuno, Bata y Gorostiza.
Esa temporada Athletic, Real y Racing quedaron empatados a 22 puntos, pero fue la magnifica delantera formada por
Lafuente, Iraragorri, Bata, Txirri II y Gorostiza la que dio el título al Athletic. Pues los nada menos que 73 goles que
anotaron en los 18 partidos, (más de 4 por partido), decidieron el ''goal average'' para los bilbaínos.
Aquel Athlétic dejó para el recuerdo impresionantes goleadas en esta campaña: 12-1 al Barça (6 de Bata); al Madrid, un
0-6; al Racing, 7-1; a la Real, 6-1... Y Bata marcó 27 goles, durante mucho tiempo récord absoluto de la liga.
Por si esto no fuera aún suficiente, el conjunto vasco le puso la guinda al pastel con la conquista del segundo doblete
consecutivo, al superar en la final de Copa al Betis por 3-1.
En definitiva sobran las calificaciones para este gran conjunto que posiblemente en la actualidad no pase por sus
mejores momentos, pero que sin ningún género de duda es y ha sido uno de los pilares que ha sustentado la historia de
la ya casi octogenaria liga española.

The Lisbon Lions


"The Lisbon Lions & 1967"
El legendario técnico Jock Stein logró hacer al conjunto católico del Celtic campeón de Europa haciendo un fútbol
vistoso, un balompié puro, hermose e inventivo, algo sin duda a agradecer por su contribución a la mejora del fútbol
británico.
La culminación a este trabajo sin duda bien hecho, llegó el 25 de mayo de 1967 y a las 7.15 P.M. en el estadio nacional
de Lisboa, el Celtic superó 2-1 al Inter en la final de la Copa de Europa. Así se convirtieron en el primer conjunto
británico en conquistar la prestigisoa competición euroepa y lo hicieron con un estilo bonito, con un fútbol de ataque
total que superó y contrastó claramente con el 'catenaccio' empleado por el conjunto italiano.
Si ya el hecho mencionado tuvo un gran mérito no podemos olvidar otro dato que otorga aún más peso a la gesta
conseguida por Stein y sus pupilos, y es que el conjunto de Glasgow logró todos sus éxitos con un grupo compuesto por
solo nacionales escoceses. La victoria del Celtic, que fue celebrada durante días por sus seguidores en Lisboa, Glasgow
y en todos los lugares de paso, era como hemos citado, aún más extraordinaria por el hecho de que los once jugadores
habían nacido en un radio de 30 millas de Celtic Park. En realidad, el extremo izquierdo, Bobby Lennox, era el que
vivía a esta distancia, en la ciudad costera de Larg, ya que los otros diez nacieron a quince millas del estadio.
El Celtic superó en todo momento al Inter en la final y tan solo el colegiado alemán Tschenscher, puso en peligrio la
victoria céltica cuando a los siete minutos señaló un penalti inexistente a favor del Inter. Afortunadamente luego,
primero con el gol de Gemmell en el minuto 62 y posteriormente con la genialidad de Chalmers en el minuto 83, el
conjunto escocés impuso su superioridad y puso justicia en el marcador. Al final el Celtic venció justamente y hasta su
rival lo reconoció, puesto que al final del encuentro, Helenio Herrera calificó la victoria escocesa como 'victoria para el
deporte'.
La alineación que presentó Jock Stein en aquella gran cita fue la siguiente: Simpson, Craig, Gemmell, Murdoch,
McNeill, Clark, Johnstone, Wallace, Chalmers, Auld y Lennox.

Gran Campeón
En esta sección tal y como hemos venido reflejando tienen cabida tanto líneas atacantes que marcaron época, como
grandes equipos que hicieron lo propio en un momento determinado de su historia, entre estos últimos se encuentra
aquel gran Independiente de Avellaneda de la década de los setenta, un equipo que tuvo a José Omar Pastoriza como
uno de sus buques insignia. Y es que en la citada de los ’70, el equipo rojo protagonizó un comienzo a toda máquina, en
Argentina conquistó los metropolitanos de 1970 y 1971 y acabó la gloriosa década con la conquista de los nacionales de
1977 y 1978, José Omar Pastoriza, fue jugador en los dos primeros títulos y técnico en los dos siguientes. Al nombre de
Pastoriza hay que añadir la irrupción de otros como Bochini, Bertoni, Balbuena, Pavoni, Santoro y Galván. En esta
década conquistó la friolera de 12, títulos, puesto que también conquistaron la Libertadores 1972 y 1973, la
Interamericana 1972, la Intercontinental 1973, la Libertadores 1974, la Interamericana 1973, la Libertadores 1975 y la
Interamericana 1975. Con estos números poco se puede comentar y es que pocos o ningún equipo en el mundo ganó
tanto en tan poco tiempo.
La consagración de un gran equipo
En Copa Libertadores cayeron ante su dominio sucesivamente Universitario de Lima, Colo Colo, Sao Paulo y Unión
Española de Chile y en Copa Intercontinental fue la Juve la que en 1973 cayó 1-0 ante el rojo de Avellaneda.
Se da la curiosa circunstancia de que el campeón de Europa era el Ajax, pero como se negó a jugar, lo reemplazó la
Juventus, que había salido subcampeón. En cualquier caso la Juve tenía un señor equipo: Zoff, Spinosi, Marchetti,
Gentile, Morini, Salvadore, Causio, Cuccureddu, Anastasi, Altafini, Bettega.
Por su parte Independiente formó con la siguiente alineación: Santoro, López, Pavón, Comisso, Raimondo, Manuel Sa,
Balbuena, Galván, Magglioni, Bochini, Bertoni.
La historia de un gol memorable
De aquella final quedó para el recuerdo el único gol del partido, la maravilla fabricada por Bochini y Bertoni: La final
Intercontinental del 73 quedó en la memoria de todos los hinchas por la jugada previa al gol de Bochini. Bertoni fabricó
una pared con el Bocha que es imposible de olvidar. Llegaron al área tocando y tocando y Bochini quedó adelante de un
Zoff, que solo pudo se testigo de cómo ‘el Bocha’ definía con un toque sutil por arriba del arquero. Un verdadero
golazo. Su gesta contra el Juventus en Roma pasó a la historia como uno de los mejores goles de la historia de la Copa
Intercontinental.
Roberto ‘Pipo’ Ferreiro fue el técnico que dirigió a Independiente en la histórica final ante la Juve y se consagró como
entrenador alineando tres puntas, las famosas “tres ‘bes’ de los diablos rojos” (Balbuena, Bochini, Bertoni) que
marcaron la historia del club porteño.
Grandes futbolistas
Para profundizar un poco en las razones del éxito tan solo tenemos que repasar las cualidades de aquellos que fueron
líderes y ‘culpables’ de la gloriosa etapa:
José Omar Pastoriza: Fue líder y caudillo del equipo, un hombre que posee una cualidad única entre los grandes ídolos
de Independiente, y es que como citamos con anterioridad, Pastoriza fue grande como futbolista y como entrenador,
sumando entre ambas facetas nueve títulos. Como futbolista era un mediocampista organizador, elegante, dotado de
muy buena pegada, todo un número diez, por calidad técnica y personalidad. Los aficionados no pueden olvidar aquel
golazo de falta directa a River, o esos otros dos magistrales tantos ante Rosario que fueron decisivos para la conquista
de la Libertadores del 72. Como técnico supo transmitir a sus hombres su personalidad y su gran temperamento, así
como su capacidad para crear grupo.
Ricardo Enrique Bochini ‘El Bocha': futbolista de incomparable talento, un portento de condición técnica, de frágil
apariencia física pero con un repertorio técnico inmenso, era poseedor de todo un manual de gambettas, paredes, fintas,
pases y goles. Ídolo indiscutible de la ‘roja’ desde que debutó allá por 1972. Su toque magistral y su capacidad
goleadora, le convirtieron en conductor y crack de aquel equipo, además siempre se destacó por no arrugarse ante nadie,
nunca se dejó impresionar por los ambientes de los estadios rivales. Era de esos futbolistas que parecían poder jugar
andando.
Ricardo Elbio Pavoni: Era un defensa lateral zurdo excelente en la marca, dotado de gran personalidad, potencia y
peligrosidad cuando se incorporaba al ataque por su buen disparo con la pierna zurda. Los que pudieron verle en acción
lo recuerdan como el perfecto marcador de punta, un hombre que marcó época y acumuló la friolera de doce títulos con
la camiseta roja. Como dicen en Avellaneda, todo un líder, un gigante.
Miguel Ángel Santoro: Como dicen en Argentina era un arquero, sobrio, seguro y dotado de una gran colocación. A
todo ello debemos sumar el hecho de que era seguidor de Independiente desde muy pequeño, por lo que siempre se dejó
el alma por esos colores. Su corazón rojo le convirtió en ídolo y desde su consagración en la Libertadores del 64 ante
Nacional fue emblema en la portería de Independiente.
Ricardo Daniel Bertoni: La sombra del Bocha, con el que se asoció de forma extraordinaria, Bertoni hablaba el mismo
idioma que Bochini y parecía haber jugado toda la vida junto al genial jugador nacido en Zárate, constituían el núcleo
de la línea ofensiva de Independiente. Bertoni dominaba como nadie el arte de hacer paredes, era un delantero potente,
hábil y dotado de un excepcional remate con ambas piernas. Su asociación con Bochini fue simplemente fantástica y el
fútbol de ambos además de llevar a Independiente al éxito, hizo disfrutar a los aficionados, que pudieron comprobar una
vez más el por qué el fútbol practicado por Independiente fue bautizado con el sobrenombre de ‘Diablos Rojos’.
Por último entre tantos grandes futbolistas podríamos destacar también al volante Rubén Galván y a Agustín “Mencho”
Balbuena, la tercera ‘b’ de la magistral línea ofensiva del rojo campeón. Un jugador que nunca se cansó de hacer goles.
En definitiva dedico este especial a aquellos aficionados porteños que vibraron con las paredes y la genialidad de
Bochini además de gozar con un equipo sólido, brillante y solidario como lo fue aquel Independiente de Avellaneda.

Nottingham de Clough
En la segunda mitad de la década de los setenta comenzó el reinado de los clubes ingleses en Europa, entre 1975 y 1985
jugaron nueve de las diez finales disputadas de Copa de Europa, Leeds, Liverpool, Nottingham Forest y Aston Vila
gozaron de tal privilegio, llegando a ser campeones Liverpool, Nottingham y Aston Vila. Es evidente que el éxito del
Liverpool se veía venir, aunque no por ello hay que restar mérito a lo conseguido por los de Anfield, pero lo del
Nottingham merece sin duda un capítulo aparte.
Y es que hasta esa segunda mitad de la década de los setenta el Forest era un conjunto con solera y tradición futbolística
que había simultaneado su trayectoria deportiva entre la Primera División inglesa y la Segunda, y por lo tanto no podía
presumir de un gran palmarés.
Con 140 años de historia (la fundación del Nottingham Forest Football Club data del año 1865, año en el que se
escindió de su eterno rival Notts County), el club vivió su época más exitosa etapa a la llegada del legendario técnico
Brian Clough, cuando en la temporada 1976/7 consiguió ascender, tras disputar la correspondiente promoción, al quedar
en tercera posición en la Second Division, hasta la First Division (actual Premiership). Ni los más optimistas
aficionados del Forest podían presagiar el éxito sin precedentes que iba a llegar en los tres próximos años al equipo del
City Ground, el vetusto estadio del Forest que sigue conservando el aroma del fútbol de principios de siglo.
El conjunto de Clough en su primera temporada en la máxima categoría se coronó campeón de la Liga inglesa y
comenzó a construir aquel conjunto que reinaría en Europa. Ya desde su llegada abordó la metamorfosis del club de
City Ground, comenzando por el extraordinario ala izquierda John Robertson, a su llegada Robbie era un futbolista
transferible, que estaba pasado de peso, fumaba y jugaba en la medular. Clough recuperó para el fútbol a Robertson,
percatándose de que el verdadero peligro del futbolista escocés estaba en los últimos 25 metros. John no era un
futbolista de largo recorrido, en cincuenta o más metros era lento, pero en el ala izquierda y en los metros de la verdad,
era imparable, un futbolista con una conducción magnífica, un gran regate y mucha llegada.
En 1977 incorporó al equipo al mítico guardameta Peter Shilton, posiblemente junto a Banks y Ray Clemence el mejor
portero de la historia del fútbol inglés. Su principal cualidad era la seguridad que mostraba bajo palos y las dotes de
mando con las que posicionaba a su defensa. Además poseía un preciso lanzamiento con su pierna derecha con la que
armaba el ataque de su equipo.
En 1979 el Nottingham Forest pagó 1,1 millones de libras y batió todos los récords de la época en el fútbol inglés al
firmar a Trevor Francis, una cantidad que resultó ser una inversión magnífica, puesto que Trevor Francis demostró ser
uno de los mejores jugadores europeos de su época. Francis era un fino delantero, dotado de gran velocidad de
aceleración, poseía un gran olfato de gol y era un peligro constante cuando pisaba el área.
Como podemos observar el legendario técnico llevó a lo más alto del fútbol europeo al Forest construyendo un equipo
basado en varios de los mejores jugadores británicos del momento: el meta Peter Shilton, Gary Birtles, Viv Anderson,
primer jugador negro en vestir la camiseta de Inglaterra, el imaginativo Trevor Francis, el habilidoso extremo Robertson
y el delantero Woodcok.
Un éxito sin precedentes
Las marcas de este conjunto quedaran para siempre en los anales de la historia del fútbol británico: una Liga, dos Copas
de la Liga, dos Copas de Europa y una Supercopa de Europa, para un equipo que un par de años antes se encontraba en
Segunda parecen hitos difícilmente irrepetibles. Entre noviembre de 1977 y diciembre de 1978, su equipo permaneció
invicto en 42 partidos de Liga inglesa consecutivos, un récord que se batió recientemente.
Dos Copas de Europa
Posiblemente aquella final disputada el 30 de mayo del 79 en el Olímpico de mUnich fue una de las finales más
aburridas de la historia, pero el milagro de Clough y los suyos merece un sitio preferente en esta sección. Tampoco
podemos pasar por alto que el Forest dejó en la cuneta en semifinales a un gran Colonia y que en la final se las tuvo que
ver ante un Malmöe sueco, que pasaba por tener una de las líneas defensivas más fuertes de Europa, como lo prueba el
hecho de que solo encajaran cuatro goles en toda la fase de clasificación. La victoria se cimentó en el talento y la
genialidad de dos grandes futbolistas: John Robertson, que hizo la jugada del gol y Trevor Francis (líder del equipo y
genial futbolista) que materializó el gol de la victoria en el minuto 44 de partido.
Shilton Peter, Anderson Viv, Clark Frank, McGovern John, Lloyd Larry, Burns Frank, Francis Trevor, Bowyer Ian,
Birtles Gary, Woodcock Tony y Robertson John, fueron los elegidos por Clough para la gloria. Al año siguiente, como
defensores del título cosechado en la campaña anterior, consiguieron alcanzar nuevamente la final, celebrada en el
Bernabéu, en la que vencieron al Hamburgo de Kevin Keegan (otro de los equipos de moda en la época) por idéntico
marcador y con gol de Robertson.
El adiós de un tipo inteligente, gran motivador y “carne de mercado”.
Desafortunadamente en 2004 Brian Clough falleció, tras él dejó su estela de gran técnico, polémico donde los haya,
carne de mercado futbolístico, un hombre inteligente que no dejaba indiferente a nadie. Precisamente y en relación a
ello hay que destacar que ya son muchos los que han podido ver muchas similitudes entre Clough y Mourinho en lo
referente a su trato con la prensa. Clough puede que no fuera un gran estudioso en sus planteamientos tácticos pero fue
un gran motivador y protector de la concentración de sus jugadores. Además se jactaba de acaparar la mayoría de las
portadas de la prensa deportiva con sus incendiarias declaraciones. Así conseguía distraer la atención y descargar de
presión a sus futbolistas. Brian Clough, era tan pagado de sí mismo que un día un periodista no aguantó más y le espetó:
-Pero es que tú te crees el hijo de Dios sobre la tierra...
Y Clough contestó, sin inmutarse:
-Yo no me creo el hijo de Dios. Mi hijo es el hijo de Dios sobre la tierra.
Recientemente pude leer un artículo del periodista español Javier Ares en el que decía lo siguiente sobre el Nottingham:
“El portentoso equipo del Nottingham Forest en el que Trevor Francis parecía Robin Hood enseñoreándose de los
bosques de Sherwood. Con ese equipo levantaría Brian Clough dos Copas de Europa consecutivas ante la incredulidad
del continente”.
A ello yo añadiría que además del símil de Robin Hood con T.Francis podríamos sumar a Brian Clough, en el papel que
hizo Sean Connery en su día del Rey Arturo y a John Robertson haciendo el papel que hizo en su día Mel Gibson de
William Wallace en Braveheart.

La escuadrilla de la muerte
Con anterioridad a la irrupción de la gran delantera que conformó Peñarol en la década de los sesenta con Abaddie,
Rocha, Sasia, Spencer y Joya, que le llevó al conjunto de Montevideo a la conquista de 2 Copas Intercontinentales, 3
Copas Libertadores y 8 Campeonatos uruguayos, ya hubo otra línea ofensiva que marcó época en el fútbol uruguayo
con los colores oro y negro de Peñarol. Concretamente fue la línea de ataque formada por: Ghiggia, Hohberg, Míguez,
Schiaffino y Vidal; la famosa "Máquina del 49" de Peñarol.
”Máquina del 49” de Peñarol.
Alcides Edgardo Ghiggia, delantero uruguayo que pasó a la historia por ser un gran jugador y por marcar aquel gol en
Maracaná, que enmudeció a Brasil en la final del Campeonato del Mundo de 1950, comenta lo siguiente en referencia a
la citada línea de ataque: “Esa delantera caminaba que daba gusto. Les hacíamos goles a todos. Y lo importante era que
los cinco la metíamos. Para los rivales era complicado porque tenían que cuidarnos a todos y eso a veces era imposible.
A ese Peñarol se le retiraron varios equipos en el segundo tiempo, presumo que temiendo recibir una goleada histórica.
Se le retiró Nacional y también Liverpool y Rampla Juniors. Ponían como excusa que se lesionaban algunos jugadores y
al no existir los cambios, como ahora, no salían a jugar el segundo tiempo aduciendo inferioridad numérica”.
Aquel Peñarol que arrasó estuvo dirigido técnicamente por el técnico húngaro Américo Hirschl y la irrepetible línea
atacante fue apodada con diversos sobrenombres como “La escuadrilla de la muerte”, “La aplanadora” y “Delantera
cinco estrellas”. Este equipo no pasó solo a la historia por sus apabullantes goleadas, sino también por su gran juego, un
conjunto que conquistó el Campeonato Uruguayo de ese año en forma invicta, y que llegó a asustar de tal forma a su
clásico rival que no se animaron a jugar el segundo tiempo del clásico que pasó a la historia como "el clásico de la
fuga".
Hay que destacar que fue una de las últimas formaciones atacantes con cinco jugadores, pura llegada, gol en su quinta
esencia y un equipo construido de atrás adelante, apuntalado por el gran Obdulio Varela.
”La aplanadora”
Alcides Edgardo Ghiggia "El Ñato, Nariz, el Negro, la Ardilla"; era el punta derecha Juan Eduardo Hohberg,
"Verdugo", anotador implacable, fundamentalmente en las circunstancias difíciles. Dotado de un buen físico, era fuerte
pero a su vez habilidoso, era un gran cabeceador, y tenía un potente remate de derecha.
Oscar Omar Míguez, un chico que en su aprendizaje de fútbol en la calle y en los campitos, acostumbraba a jugar con
gorra verde, por lo que una vecina lo bautizó como "Cotorra". Míguez era un lujo como futbolista, que curiosamente
comenzó como marcador y acabó siendo un gran delantero.
Juan Alberto Schiaffino, "el pequeño maestro". Era también conocido como “Pepe” (“pimienta” en italiano), apodo
que le colocó su tía porque nunca estaba quieto, un futbolista frío, calculador, medido, ambidiestro, cabeceador, dotado
de una calidad técnica tremenda y un creador de fútbol ofensivo magistral. 'Pepe' todo un crack desde los veinte años,
era capaz de meter un balón de gol entre una maraña de futbolistas.
Ernesto Vidal, punta zurdo, dotado de gran velocidad, su entrega era constante, además era muy preciso en el pase y
extremadamente conciso y sencillo en su fútbol. Son también muy recordados sus saques de esquina con "pierna
cambiada", dando una clásica vueltita desde el alambrado, algo que le enseñó Adelaida.
”El clásico de la Fuga”
Domingo 9 de octubre de 1949, Peñarol se enfrenta a Nacional en el que se convertiría en uno de los clásicos que
pasarían a los anales de la historia del fútbol en Uruguay. “La Escuadrilla de la muerte” tenía otra ocasión más para
consagrarse y aumentar aún más su leyenda.
En un principio parecía que Peñarol había subestimado a su rival, puesto que Nacional estaba haciendo una muy buena
labor en el aspecto defensivo, hasta que a los 38 minutos llegó el gol. Schiaffino fue el encargado de regalar con gran
serenidad a Ghiggia el balón con el que con tiro alto y violento batió por completo a Paz, guardameta de Nacional.
Luego y en el minuto 41 de partido el colegiado Horacio Bochetti, dio la ocasión a Peñarol de ponerse con 2-0 en el
marcador al señalizar penalti. Un penalti que propició también la expulsión de Tejera por insultos. Míguez fue el
encargado de lanzarlo, pero Paz logró rechazar, un rechace que cazó Vidal y finalmente mandó a la red. Esta
circunstancia provocó una nueva airada protesta de los jugadores de Nacional que desembocó en una agresión de Walter
Gómez sobre el colegiado y su consiguiente expulsión.
Así se llegó al término de los primeros 45 minutos, tras los cuales saltó la noticia: Nacional se negaba a saltar al terreno
de juego aludiendo que no estaba conforme con la actuación de colegiado. Está fue la versión que Nacional esgrimió,
una versión que posiblemente tuviera algún fundamento pero que sin duda no era la única, puesto que el miedo a salir a
jugar con nueve toda una segunda mitad ante el conjunto de “La escuadrilla de la muerte”, jugó un papel fundamental
en esta historia, puesto que de haberse jugado esa segunda mitad la goleada habría sido de las que marcan época.
Arrasaron en el Campeonato uruguayo
Este equipo constituyó la base de la selección uruguaya que pasó a la historia en aquel Mundial de 1950 de Brasil, y
arrasó con todos los títulos en su país. Fue campeón invicto de Uruguay en 1949 y luego sumó dos Campeonatos más
en 1951 y 1953. Además también conquistó en esta época de “La escuadrilla de la muerte”, 3 Campeonatos del Torneo
Competencia y cinco Copas de Honor.
Una relevancia especial tuvo el Campeonato de Liga y el año de 1949, en el que Peñarol perdió un solo partido en todo
el año. Fue ante Huracán de Argentina, en un amistoso y de visitante. Consiguió 34 puntos de los 36 en juego, ganando
así los tres torneos en disputa, con un promedio de goles superior a 3 anotaciones por partido.
Sin ningún género de duda este equipo marcó un antes y un después en la historia del fútbol uruguayo, una buena
prueba de ello es que como homenaje a aquel conjunto campeón se confeccionó un póster con las caras impresas de los
futbolistas, un póster en el que se podía leer una leyenda que sentenciaba lo siguiente: “Las generaciones peñalorenses
tendrán que recordar en el futuro, agradecidas, la actuación de esto campeones que acrecentaron con sus brillantes
triunfos la grandeza de Peñarol”.
Polonia 1974
El Mundial de 1974 siempre será recordado por el vibrante y espectacular duelo que mantuvieron a lo largo de todo el
torneo Alemania y la ‘Naranja’ Mecánica holandesa con su ‘fútbol total’, pero sería tremendamente injusto que en está
sección no tuviera un especial aquella selección de Polonia de 1974, que desplegó fútbol espectáculo a lo largo de la
citada competición y se hizo acreedora de un más que merecido tercer puesto. Una tercera posición conseguida tras
eliminar a Argentina y vencer en el partido por el tercer y cuarto puesto a Brasil, que tenía en sus filas a Rivelino,
Dirceu y Jairzinho entre otros.
Un equipazo
Hasta este mundial Polonia no había deslumbrado en sus citas internacionales, y su gran figura era Włodzimierz
Lubański, puntero izquierdo del Gornik, que no pudo jugar el mundial por lesión, pero en 1974 todo cambió. Los
Tomaszewski, Zmuda, Kasperczak, Deyna, Lato, Szarmach y Gadocha, se ganaron un sitio en la historia. Tras una
espera mundialista de 36 años, en Alemania 1974 queda encuadrada en el grupo 4 junto con Argentina (triunfo 3-2 ),
Haití (triunfo 7-0) e Italia (triunfo 2-1). Clasificó primero, invicta sembrando zozobra en sus rivales.
El fútbol que desplegaron ya desde la primera ronda fue sensacional, sorprendieron a aficionados y rivales. El sistema
empleado por el conjunto polaco de Gorski, se puede considerar que fue el 4-2-4, que luego se convertía en un 4-3-3.
Polonia tenía un auténtico equipazo, el guardameta Tomaszewski, apodado el ‘Payaso’, recibió los elogios de todos por
su agilidad y reflejos, además poseía unos grandes y larguísimos brazos que le permitían neutralizar todo tipo de
situaciones peligrosas. El grandote central Jerzy Gorgon acompañaba a Wladyslaw Zmuda, defensor de 1,86 m. de
estatura y 78 k. de peso, un defensa central de altura, potente, eficaz, seguro y resistente. Toda una roca. Polonia tenía
también a dos extremos geniales, en la izquierda a Gadocha, que era un excelente extremo zurdo, dotado de una gran
potencia y velocidad en carrera y una más que aceptable condición técnica. En la derecha a Lato, un velocista por la
banda derecha actuando como extremo, pero la velocidad no era su único punto fuerte, también era un buen goleador,
era un todoterreno que reunía un gran pundonor con unas exquisitas cualidades técnicas, con buena llegada y además se
comportaba como un líder para su equipo dentro del campo. En punta estaba Szarmach, un delantero de 1,78 m. de
estatura y 73 k. de peso, un atacante de mucha calidad y una excepcional capacidad para el remate. Y un poco más
retrasado haciendo de enganche al inteligente y extraordinario Deyna, el cerebro de aquel equipo. Fino y potente a la
vez, dotado de un excepcional disparo.
Lato, Szarmach, Gadocha y Deyna, cuatro espadas que dejaron constancia de su clase, eran cuatro futbolistas de época,
representantes de una talentosa generación, que desplegó fútbol de ataque, veloz y técnico. Fútbol rápido y contundente.
Potentes remates de fuera del área era otra de sus características. Se convirtieron en el mejor ataque con 15 goles, y Lato
demostró su condición de crack, erigiéndose como mejor goleador con 7 goles, marcados a Yugoslavia, Suecia, Italia o
Argentina....
Desafortunadamente en aquel mundial el sistema de competición era distinto, el cuadro constaba de dos rondas
eliminatorias, directamente clasificatorias para la consolación y la gran final, por lo que los aficionados no pudieron ver
un enfrentamiento que habría sido puro fútbol: Polonia-Holanda, finalmente nos tuvimos que conformar con un
Alemania-Polonia en el que los anfitriones sudaron sangre para eliminar a Polonia y un Brasil-Polonia en el que se pudo
comprobar la superioridad polaca (al menos en dicho mundial). Polonia derrotó a Suecia 1-0, a Yugoslavia 2-1 y cayó
con Alemania 0-1 con gol de Müller en el minuto 76, pero absolutamente a nadie le hubiera sorprendido que Polonia se
hubiera plantado en la final, puesto que el conjunto del modesto Kazimierz Gorski puso mucho fútbol en Alemania.
Cuatro años después Polonia con un joven Zbignew Boniek, volvió a dejar destellos de fútbol, pero nada comparado a
lo que se pudo ver en el 74.

Nacional, el Decano
Como podréis comprobar en esta sección de especiales hemos abordado con anterioridad hechos puntuales y líneas
delanteras que han marcado época en la historia del fútbol uruguayo y por extensión en el fútbol mundial. Es por ello
que sería tremendamente injusto e infiel con la verdad histórica, que pasáramos por alto a Nacional de Montevideo, el
‘Decano’ del fútbol uruguayo, un club con prestigio mundial y del que en lugar de centrarnos en una línea de ataque
determinada intentaremos abordar hechos puntuales que lo han convertido además de en el equipo con más solera del
fútbol uruguayo, en uno de los más laureados del mundo, puesto que es el que tiene más títulos oficiales a nivel local,
rioplatense, sudamericano y mundial. La revista “El Gráfico” informó en uno de sus artículos que el club con más
títulos del mundo era el Real Madrid, con 50 campeonatos, pero si nos atenemos exclusivamente a la suma de títulos,
Nacional supera al extraordinario club español. Y es que la suma de títulos de Nacional llega a los 140 por los 79 del
Real Madrid.
El 14 de Mayo de 1899, nacía el Club Nacional de Football, en la calle Soriano Nº 99, hoy Soriano Nº 922, los
jugadores y socios de los clubes "Uruguay Athletic" y "Montevideo Football Club", decidieron unir sus destinos y
fundar el CLUB NACIONAL DE FOOTBALL.
La gira del 25
En 1925 Nacional realizó una gira por Europa en la que se encargó de mostrar al mundo, el talento, la fuerza y la
calidad del fútbol uruguayo. Futbolistas de la talla de Héctor Castro, José Nazzasi, Alfredo Foglino, Pedro Cea, José
Leandro Andrade, Pedro Petrone, Ángel Romano, Carlos Scarone, Andrés Mazzali… y demás asombraron al mundo y a
los viejos críticos europeos.
Como se suele decir la Selección y Nacional de Montevideo, situaron a Uruguay en el mapa futbolístico mundial,
durante 6 meses Nacional recorrió 9 países, jugando 38 partidos frente a 800.000 espectadores. Fue la gira más extensa
en tiempo y número de partidos realizada por un equipo de fútbol en el mundo y sin duda la corroboración de lo que
Uruguay demostraba con la celeste y con la base de aquel excepcional conjunto de Nacional. Algo que podéis
comprobar en nuestro especial titulado ‘La Campana de Uruguay’ con más profundidad.
Quinquenio de oro
Nacional fue el primer club que ganó la Copa Uruguaya cinco temporadas consecutivas, desde 1939 a 1943. El escocés
William Reaside, fue el técnico que inició la gloriosa etapa mientras que el "Manco" Castro fue su continuador.
Luis Ernesto Castro, Aníbal Ciocca, Roberto Porta, Aníbal Paz, Atilio García formaron la base de aquel conjunto que en
los cinco de la Copa Uruguaya, que disputó desde 1939 a 1943, venció 77 partidos, empató 9 y perdió sólo 10. Anotaron
318 goles y encajaron 108 y de los 192 puntos en juego consiguió nada más y nada menos que 163. En definitiva que
arrasaron y demostraron su superioridad por aquella época en el fútbol uruguayo.
Los héroes de aquella magnífica y fructífera época para Nacional fueron los siguientes:
Paz, Pini, Arrazcaeta, Viana, Galvalisi, Gambetta, Castro, Ciocca, A. García, Porta, Zapirain, Fabrini, Volpi, Cabrera,
Romero, Pini, Candales, Di Mateo, Luz, Fernandez, Ballesteros, Faccio, Arispe, De León y Hernandez.
La gloriosa época del 70
Otra de la glorisosas épocas de Nacional la vivió a principios de los setenta, auqel equipo que tenía como base y
columna vertebral a los Manga, Blanco, Espárrago, Maneiro y Cubilla se rodeó de otros grandes jugadores como el
argentino Luis Artime, Atilio Ancheta, Juan Masnik, Julio César Morales…
El campeonato que completaron en 1971 fue ejemplar, este equipo está considerado como uno de los más emblemáticos
y sólidos de la historia del conjunto tricolor. Además dominó con autoridad el clásico del fútbol uruguayo, entre el 2 de
marzo de 1971 y el 31 de enero de 1974, Nacional jugó 16 veces ante el tradicional adversario, cosechando 7 victorias y
ninguna derrota.
Aquel año de 1971 estuvo también marcado por la conquista de la Copa Libertadores ante Estudiantes de la Plata y la
posterior conquista de la Intercontinental. En la Libertadores Nacional vivió una ‘guerra deportiva’ ante Estudiantes y
tuvo que recurrir a jugar un tercer encuentro para noquear al equipo argentino.
Para la Intercontinental en un principio Nacional debía enfrentarse al Ajax, peroles holandeses se negaron a jugar
porque Estudiantes de La Plata había tenido unas actitudes violentas frente al equipo también holandés del Feyenord en
la edición anterior de la Copa Intercontinental. Por todo ello el rival fue el Panathinaikos, griego.
En el partido de ida disputado en el Estadio de Karaiskaki, en El Pireo, Nacional formó con Manga, Brunel y Masnik;
Ubiña, Montero Castillo y Blanco; Cubilla, Maneiro, Espárrago, Artime y MoralesMientras que Panathinaikos jugó con:
Olkonomoupoulos, Tomaras, Athanasoppoulos, Eletherakis, Kapsis, Sourpis, Fylakoris, Dimitrou, Antoniadis, Domazos
y Kousas.
Nacional logró un valioso empate a 1 con gol de Artime, y en la vuelta en el Estadio Centenario, con la única variación
en el once de Mamelli por Morales, Nacional con 2 goles de Artime se coronó campeón del Mundo.
Aquel equipo de Nacional es sin duda uno de los mejores equipos que ha tenido en la historia el citado club, un
conjunto que tal y como dice uno de sus emblemas (Víctor Espárrago), tenía figuras, hombres y nombres.
Década de los ochenta
En los ochenta Nacional volvió a tocar el cielo conquistando la Copa Libertadores ante Internacional de Porto Alegre,
conjunto brasileño en el que destacaban figuras del talento de Toninho, Falcao, Batista…
El conjunto uruguayo logró un valioso empate a cero en Porto Alegre y luego certificó la victoria en el Centenario al
imponerse por un gola cero con tanto de Waldemar Victorino, que se convirtió junto al capitán, Víctor Espárrago y
Hugo De León, en pieza fundamental para aquel conjunto.
Posteriormente Nacional afrontó la conquista de la Copa Intercontinental y logró superar al conjunto inglés de
NOTTINGHAM FOREST por un gol a cero con tanto de Waldemar Victorino. El partido se jugó el 11 de Febrero de
1981 en el Estadio Nacional de Tokio. El conjunto uruguayo formó con la siguiente formación: Rodolfo Rodríguez,
José Moreira, Juan C. Blanco, Daniel Enríquez, Washington González, Denis Milar, Víctor Espárrago, Arsenio Luzardo,
Alberto Bica, Waldemar Victorino y Julio César Morales. Mientras que los ingleses formaron con Shilton, Cray,
Anderson, F.Cray, Burns, Ponte, Lloyd, Wallace, O´Neill, Francis y Robertson.
Tercera corona
El año de 1988 también está escrito con letras de oro en la historia de la entidad, auqel año Nacional liderado por el
histórico Hugo "Corazón" De León, logró reverdecer viejos laureles y una vez más se coronó campeón de la
Libertadores al derrotar a Newells argentino y de la Intercontinental al superar en la tanda de penaltis al PSV Eindhoven
de los Van Breukelen, Koeman, Gerets, Lerby, Van Haerle, Van dem Burg. Romario, Kieft, todo un equipazo.
Aquel conjunto de Nacional estuvo formado por: Jorge Seré, Tony Gómez, Hugo De León, Daniel F. Reveléz y José L.
Pintos Saldaña; Santiago Ostolaza, Yubert Lemos y Jorge Cardaccio (Carreño); Ernesto Vargas (Morán), Juan C. De
Lima y William Castro.
En definitiva y a modo de conclusión poco más se puede decir de Nacional que no se haya reflejado en este especial, tan
solo agradecer a las orillas y al ancho estuario del Rio de La Plata, el hecho de haber criado a aquellas excelentes
generaciones del fútbol uruguayo, que quizás en la actualidad no pasen por su mejor momento, pero que sin duda
volverán a demostrar que jugaron y jugaran un papel preponderante en esto del balompié.
Los once de Walter
“Los once de Walter”
Ahora cuando repaso los especiales que con el tiempo he conseguido reunir he podido comprobar que en la historia de
los grandes equipos hay una constante que se repite ineludiblemente, en un porcentaje muy alto siempre hay un icono
futbolístico, un crack eterno capaz de influir en la memoria histórica de los aficionados al fútbol, además de erigirse en
figura legendaria de las diversas ciudades en las que han desempeñado su profesión. Este es el caso de Fritz Walter, un
hombre nacido el 31 de octubre de 1920 en Kaiserslautern (Alemania), el héroe alemán de la posguerra que llegó a
influir en la vida e historia de la citada ciudad al punto de que en cierta ocasión un niño de diez años respondió a la
pregunta de su profesora de quién era Fritz Walter: "¡Por supuesto, es él quien inventó Kaiserslautern!", algo infundado
desde el punto de vista histórico, puesto que los orígenes de dicha ciudad se remontan al medioevo, pero no
descabellado desde la perspectiva sentimental de los aficionados del Kaiserslautern.
Fritz defendió los colores del Kaiserslautern durante 22 años, desde 1937 y 1959, con la ineludible y triste interrupción
de la Segunda Guerra Mundial, que frenó la trayectoria de grandísimos futbolistas. Afortunadamente no impidió que
este gran capitán le diera al Kaiserslautern los dos primeros títulos de Campeón de Alemania en 1951 y 1953, con un
equipo que recibió el sobrenombre de “Los once de Walter”, en honor a su jugador más notable. Además fueron
subcampeones del Campeonato alemán en 1954 y 1955.
En 1953 Walter fue máximo goleador de la liga alemana, e icono de aquellos 'Diablos Rojos' de Alemania que con un
equipo formado por Hölz; Baßler, Kohlmeyer; Eckel, Liebrich II, Render; Scheffler, Fritz Walter, Ottmar Walter,
Wenzel, Wanger marcaron una época en el fútbol alemán.
La columna vertebral
Los más destacados de aquel gran conjunto fueron Fritz y Ottmar Walter, Werner Kohlmeyer, Horst Eckel y Werner
Liebrich, que componían la columna vertebral.
Fritz Walter fue un jugador técnicamente exquisito, un artista con el balón, un distribuidor del juego sobresaliente. Está
considerado como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos, que además de por su capacidad técnica y su
inteligencia en la distribución del juego, destacó por su llegada a gol y por su capacidad física y de trabajo. Un medio
fuerte y técnico a la vez, goleador y pasador, entusiasta y dotado de mucha personalidad. Un gran capitán.
Horst Eckel en las filas del Kaiserslautern comenzó a destacar por su excepcional velocidad y se ganó el apelativo de
"El Galgo". Fue un centrocampista o lateral diestro de una extremada potencia y velocidad, una auténtica bala y muy
difícil de parar en carrera.
Werner Liebrich, "De Rot", en una época en la que no existía la palabra líbero ni se estilaba el defensa libre, Liebrich
dio una auténtica lección adelantada a su tiempo de cómo debía desenvolverse un defensa con gran potencia, clase,
efectividad y elegancia. Un central magnífico.
Ottmar Walter fue un delantero potente, incansable y rematador insaciable, un futbolista generoso en el esfuerzo. Bueno
técnicamente era polivalente, podía jugar tanto en la punta como en la media, podemos calificarlo como medio-
ofensivo, un jugador que si no recibía balones los buscaba ya fuera cayendo a bandas o retrasándose a la media.
Werner Kohlmeyer “Kohli “, cómo le llamaron, era un defensor zurdo excepcional, un atleta extraordinario que si
posiblemente no se hubiera dedicado al fútbol, podría haber sido un gran luchador en cualquier modalidad de combate.
Con eso queda todo prácticamente dicho de este futbolista que desde sus inicios se mostró como un portento físico,
capaz de entrenar a todas horas. Además si a ello unimos el hecho de que era un futbolista veloz y seguro en el manejo
de balón, no nos queda otra que plasmar lo que fue: un gran jugador.
Fritz Walter, la leyenda
Puede que este especial quede un poco ‘monopolizado’ por la figura de Fritz Walter, pero es que no podemos obviar el
papel jugado por este sensacional futbolista alemán en la historia del Kaiserslautern club al que fue absolutamente fiel y
en el que jugó 379 partidos marcando la cantidad de 306 tantos, impresionante para un centrocampista. Dicen que su
mejor gol lo anotó ante el Wismut Aue, un gol antológico rubricado con aquel famoso taconazo por encima de la cabeza
a un balón recibido de un saque de esquina.
En 1954 ganó la copa mundial como capitán del equipo nacional alemán de fútbol al triunfar por 3-2 sobre Hungría
pero esta es otra historia en la que Walter también demostró que era único. En el citado Mundial el Kaiserslautern se
convirtió, con cinco jugadores, en el eje central de la selección alemana ganadora de la Copa Mundial de la FIFA
Alemania 1954.
Un colegio, una calle y un estadio de fútbol llevan su nombre, pero el no quiso ser alguien especial, fue la anti-estrella,
un tipo modesto que hablaba sobre el terreno de juego y era todo un caballero volcado en obras benéficas. En definitiva
una leyenda del deporte única.
Fue nombrado ciudadano honorario de la región de Renania-Palatinado y de la ciudad de Kaiserslautern, si algún día
pasáis por allí recordad que Fritz no fue el fundador de la ciudad, pero no olvidéis que Fritz es para Kaiserslautern, lo
que Wolfgang Amadeus Mozart es para Salzburgo, Helmut Kohl para Ludwigshafen y Hermann Hesse para Calw.

Trío mágico
El trío mágico de la Juve.
A finales de la década de los cincuenta el calcio italiano fue testigo de primera mano de la asociación y consagración de
tres futbolistas grandiosos con la camiseta de la Juve. Si el Milan tuvo al trío Gre-No-Li, la Juve tuvo al trío mágico
formado por Boniperti-Sivori-Charles.
En 1957 llegó el ‘crack’. Enrique Omar Sívori, del que dicen los argentinos que fue el futbolista más talentoso que vio
su país aparte de Diego y Di Stéfano, claro está. Y es que Sívori, era pura filigrana, fantasía, regate, según France
Football el Maradona de su tiempo, un delantero habilidoso, muy inteligente y de gran picardía. Poseía una prodigiosa
gambeta con su pierna izquierda y un carácter muy fuerte por el que se llegó a ganar el apodo de ‘Cabezón’ .
En 1961 y al haber tramitado la doble nacionalidad recibió el balón de oro y en 1962 vivió un duelo histórico en Copa
de Europa, el de la Juventus de Sívori con el Madrid de Di Stéfano.
Giampiero Boniperti, leyenda y gran futbolista de la Juve, aportaba su experiencia, su inteligencia, su fútbol, su
polivalencia y su gol. Y es que si tuviéramos que definirle podríamos decir que fue un excepcional delantero italiano
que marcó una época en la Juventus. Un hombre que tenía como una de sus grandes virtudes en su polivalencia puesto
que al llegar a la Juve empezó a jugar de delantero centro pero poco a poco fue retrasando su posición para jugar de
interior, de extremo derecho e incluso de mediapunta. Un mito de la Juve.
El otro pilar de este trío extraordinario de futbolistas lo constituyó John Charles, "The Good Giant", delantero galés de
gran estatura y magníficas condiciones goleadoras. Sensacional en el remate de cabeza y todo un caballero sobre la
cancha. Sin duda uno de los mejores delanteros de la década de los 50. Desde su llegada en 1957, junto al argentino
Omar Sívori, con el que como hemos citado formó una gran sociedad (una de las más explosivas de la historia del
fútbol), demostró su calidad y entre los dos marcaron 50 goles (28 Charles y 22 Sívori), sembrando el terror en las
defensas contrarias. Charles, demostró sus grandes condiciones goleadoras, erigiéndose en el máximo goleador de la
serie A en la temporada 57/58, (su primera temporada), con 28 goles, mientras Sívori acababa en tercer lugar en la tabla
de goleadores.
Era la Juventus de Mattrel, Corradi, Garzena, Emoli, Ferrario, Colombo, Nicolè, Boniperti, Charles, Sivori y Stacchini,
pero sobretodo era la Juve del trío mágico liderado por el capitán Boni.
Dominadores en Italia y un fútbol inolvidable.
Numerosos títulos brindaron a los tifosis: tres Ligas: 57-58, 59-60 y 60-61; y dos Copas de Italia: 59 y 60, pero por
encima de todo el fútbol de Sívori (túneles, regates y goles de su zurda mágica), el vuelo, el gol, la planta y la
caballerosidad de Charles y la experiencia, la calidad y el ‘escudo’, del jugador bandera de la Juve que fue Giampiero
Boniperti.
Sívori, la leyenda de la Juve y el ‘Rey de Nápoles’.
Sin duda inolvidable época de la Vecchia Signora, la del fútbol hecho malabarismo, la de Sívori, del que Gianni Rivera
llegó a decir: "incluso para un adversario, era un placer verle jugar... pensaba antes que todos, ha sido un grande". Su
compañero Boniperti dijo lo siguiente sobre él: “Omar fue uno de los más grandes”. “Yo que he jugado cerca de él
durante muchos años en la Juve, lo sé muy bien”. “Verlo jugar era un encanto: el toque del balón, el ‘dribbling’ y el
túnel extraordinario y maldito que hacía enloquecer a sus adversarios. Sívori tenía una clase excepcional, pero sobre
todo pensaba antes que los demás, por eso era una maravilla jugar junto a él”.
Sívori y su heredero.
Resulta curioso comprobar cómo luego tras dejar la Juve se enroló en el Nápoles y llegó a ser bautizado como “Rey de
Nápoles”, algunos piensan que la ciudad del sur de Italia se convirtió desde entonces en una monarquía, en la que solo
han reinado dos monarcas: Enrique Omar Sívori y su heredero, Diego Armando Maradona.

Boca-Metropolitano 81'
Un día inolvidable.
Un 22 de febrero de 1981 ‘el Diego’ iniciaba un idilio con la azul y oro que ha continuado hasta nuestros días, aquel día
ha quedado grabado con letras de oro para el club de la Ribera. Y es que aquella tarde tanto los aficionados boquenses
como el propio Diego cumplían su gran sueño debutando con la casaca azul y oro. Las crónicas de la época apuntan a
que La Bombonera tuvo que cerrar sus puertas 45 minutos antes del inicio del partido para albergar a las 60.000 almas
que abarrotaron las gradas para ver a Maradona debutar con la camiseta "xeneize. Se recaudaron 1.029.272.000 pesos y
acompañaron a Diego en su debut sus padres, don Diego y doña Tota, vinieron de Esquina (Corrientes) y su hermano
Lalo (que tenía 12 años).
Se jugaba la primera jornada del Torneo Metropolitano de 1981 entre Boca y Talleres de Córdoba, y el “Diez” cumplió
sobradamente las expectativas creadas, con 20 años y portando el brazalete de capitán metió dos goles de penal a Héctor
Baley. De esta forma sublime agradeció tanto a su técnico (el legendario Silvio Marzolini), como a los aficionados, la fe
que habían depositado en él.
La canción de ‘La doce’.
‘La doce’ cantaba: "Lo quería el Barcelona, /lo quería River Plei, /Maradona es de Boca, /¡porque gallina no es!". Boca
venció 4-1 y Maradona que jugó casi con una pierna, porque tenía molestias en su pierna derecha, entró en la leyenda de
Boca. Desde su debut hasta el último día que portó la casaca del club xeneize fue para Boca y Argentina ‘el Dios’..
Diego hace campeón a Boca, que tenía también un gran equipo
En Boca Diego encontró su casa y los aficionados le hicieron ídolo desde el primer minuto, por su parte el club
presidido por entonces por Martín Benito Noel, supo dar un gran golpe de efecto tras una temporada aciaga en 1980.
Además rodeó a Diego de grandes futbolistas como Miguel Angel Brindisi, Osvaldo Escudero, Ariel Krasouski, Hugo
Gatti, Roberto Mouzo y un jovencísimo pero futuro gran central, Oscar Ruggeri. Este equipo con la magia y la
insultante calidad de Diego cambió diametralmente y peleó por el Campeonato codo a codo con Ferro Carril Oeste. En
agosto y seis meses después de la llegada del "Pelusa" de La Paternal, Boca salía campeón, fue concretamente un 16 de
agosto cuando empató con Racing 1 a 1 en La Bombonera y dio su primera vuelta olímpica con la camiseta xeneize.
Fue una temporada en la que Diego demostró su talento desbordante y su personalidad, dicen que llegó a pelearse con
Marzolini para que pusiera a Ruggeri . Maradona habló con los pesos pesados del vestuario, Brindisi, Mouzo y Pernía, y
les dijo: "Díganme la verdad, ¿ustedes no se sienten más seguros cuando juega este pibe?". Y le contestaron: "Sí, sí,
Diego, tenés razón, este pibe tiene huevos de verdad". Entonces expusieron el tema a Marzolini y Ruggeri jugó contra
Independiente en Avellaneda, Boca venció 2 a 0, con una volea de Maradona de afuera del área y con un gol... de
Ruggeri.
Ante Ferro en la ida le dieron patadas hasta en el carnet de identidad, luego arrancó un empate ante River en el
Monumental, con gol suyo, y en el posterior y decisivo encuentro ante Ferro en La Bombonera, tal y como dice Diego,
les superaron en juego, pero la inspiradísima tarde de Gatti propició la fundamental victoria de Boca.
Aquel encuentro ante River
Capítulo aparte merece el clásico vivido ante River en La Bombonera, sin duda otro hecho inolvidable para los hinchas
de Boca. River cayó 3-0 ante Boca, pero la divinidad futbolística de Maradona quedó demostrada en el tercer gol. Aquel
10 de abril de 1981, Diego ‘fabricó’ uno de los mejores goles de su carrera, en una acción brillantísima hizo pasar de
largo a Fillol y rompió a Tarantini, que se arrojó como si fuese un arquero, para poner la pelota pegadita al palo
izquierdo con un toque sutil de su mágica pierna izquierda.
Caprichos del destino y el fútbol
Posteriormente y para demostrar una vez más lo grande del fútbol, en la penúltima fecha, Diego el más grande, y uno de
los mejores lanzadores de penas máximas de la historia, falló el penalti ante Rosario que le podría haber dado el título
en esa misma jornada. Boca cayó 1-0 y tuvo que esperar al anteriormente citado encuentro en La Bombonera ante
Racing, en el que Diego saldó su cuenta pendiente. Diecisiete goles en 28 partidos inolvidables para la historia de Boca.
Un amor para siempre
Aquel Metropolitano del 81 quedó para la historia, los goles de Diego, las paradas de Gatti, los pases de Brindisi, la
vuelta olímpica y el titular de El Gráfico: "Gracias a la vida, que me ha dado tanto".
En una ocasión Diego manifestó con estas palabras su amor por Boca: "Le agradezco a Dios que haya creado la
Bombonera y que me haya hecho de Boca. Esta cancha es un templo del fútbol donde muchos caudillos se cagaron. No
hay un lugar como este para disfrutar el fútbol".
Un año inolvidable para el fútbol, tango a flor de piel, el vuelo del “Diez”, que en el final de su carrera volvió a portar la
casaca azul y oro, pero nada parecido a lo vivido por los aficionados en aquel Metropolitano del 81. ¡Gracias Diego!.

La Samba de Telé
La samba de Telé
Coincidiendo con la celebración del Mundial de Alemania de 2006, los aficionados solemos retrotraernos en el tiempo y
en las frecuentes ‘tertulias futbolísticas’ siempre salen a relucir selecciones que han marcado positivamente nuestros
recuerdos de los mundiales. Este es el caso de la selección brasileña que acudió al Mundial de España de 1982, un
equipo confeccionado por un amante del fútbol espectáculo: el Profesor Telé Santana, discípulo directo del también
gran técnico Zezé Moreira, que le tuvo como jugador y al que le enseñó mucho de lo que luego transmitió a sus
futbolistas.
Con una columna vertebral que ‘quitaba el hipo’: Júnior, Cerezo, Falcấo, Sócrates y Zico, Brasil encandiló desde la
clasificatoria y presentó su candidatura al título. En mayo del 81 la selección brasileña emprendió una gira por Europa
en la que deslumbró con su juego. El 12 de Mayo de 1981 en el incomparable marco de Wembley, ante más de 75.000
espectadores, el combinado sudamericano rompió la estadística y la historia, que decía que nunca un equipo
sudamericano había vencido en la catedral del fútbol inglés. Esa que comenzó también en un Mayo, pero de 1951. El
encargado de acabar con la citada estadística fue el equipo de Telé, que con Zico a su cabeza y a los doce minutos de
juego batió la meta anglosajona. La gira continuó con gran éxito con victorias ante Francia (1-3) y Alemania Occidental
(1-2).
’Pura fantasía’
A España llegó un maravilloso equipo, con un centro del campo de ensueño, formado por Junior, Falcao, Sócrates, Zico
y Cerezo, samba pura y fantasía:
Zico: Era el genio de aquel equipo, posiblemente si le preguntáramos a cualquiera de los componentes de aquella
excepcional selección nos diría sin ningún tipo de duda que Zico era el mejor. Todo un ejemplo de superación personal
luchó contra su físico y se convirtió en uno de los mejores del mundo de su época. El "Pelé blanco", todo un prodigio
técnico, dotado de un gran olfato goleador. Un especialista en habilitar al compañero, mágico creando situaciones de gol
y un genio tirando faltas. Era un jugador imprevisible, creando, driblando y cambiando el sentido del juego.
Sócrates. Era la elegancia personificada, siempre con la cabeza levantada, dotado de una virtuosa condición técnica y
una envidiable visión de juego. Andando sobre un campo era capaz de hacer lo que otros no podían corriendo 90
minútos incluso le hemos visto hasta lanzar penaltis de tacón. Precisamente su toque con la espuela era una de sus
jugadas características. Enemigo público de la preparación física pero excepcional jugador.
Eder: Impresionante punta izquierda brasileño de la década de los ochenta que encandiló al mundo con su calidad y
potencia a balón parado.
Falcao: Otra maravilla de la factoría brasileña. Uno de los mejores volantes de la historia del fútbol brasileño. Aparte de
su depurada técnica, su tremenda versatilidad le permitía destacar tanto en defensa como en ataque. Jugador
tremendamente elegante al que solo verlo correr por el campo era todo un espectáculo.
Toninho Cerezo: Un genial y exquisito centrocampista, todo un compendio, de fuerza, potencia y técnica. La calidad de
sus pases y su visión de juego lo convertían en uno de los mejores del mundo en su puesto.
Junior: Uno de los grandes del Flamengo y uno de los mejores laterales izquierdos de la historia del fútbol brasileño.
Jugador dotado de una excepcional calidad técnica, muy buena condición física, eficacia en la marca, gran visión de
juego y presencia en el fútbol de ataque. Su gran calidad y visión le permitían jugar tanto en defensa como de medio
volante, todo un espectáculo.
Deslumbraron en la primera fase.
Aquella selección que dirigió Telé Santana derrotó a una complicada Rusia (2-1) y se exhibió ante Escocia (4-1) y
Nueva Zelanda (4-0), en la primera fase. Posteriormete los sudamericanos quedaron englobados en el Grupo C, el más
difícil con diferencia. Se impuso con claridad a Argentina (3-1), con goles de Zico, Junior y Serginho, en un encuentro
en el que la samba se exhibió, y en el que presa de la impotencia, fue expulsado Diego Maradona.
Italia y Rossi acaban con el sueño de Telé.
Todo apuntaba a que Brasil llegaría como un cohete a la final, pero el fútbol ‘castigó’ injustamente los pocos defectos
que tenía aquel grupo de excelsos futbolistas. Sucumbieron 3-2 ante Italia, en un memorable partido en el que el
oportunismo de Rossi, la bisoñez del delantero brasileño, Serginho, la fragilidad defensiva y la mala suerte acabó con el
sueño de medio mundo, que por entonces ya se sentía brasileño. Aquel 5 de julio en Sarriá. ‘Pablito’ (Rossi), destrozó
los sueños brasileños con tres goles. Brasil permaneció fiel a su estilo hasta el último minuto, es más, se lanzó al ataque,
quizás sin mirar atrás y lo acabó pagando ante una selección italiana con menos fútbol, pero con una competitividad
incomparable. Como he podido leer en diversos artículos me parece correcto el titular que dice que fue el Mundial de la
‘samba inconclusa’, aunque eso es lo de menos, puesto que aún seguimos recordándola como si hubieran ganado. Para
muchos de nosotros Brasil escribió una gran historia a la que solo le falló el final. Aún seguimos preguntándonos qué
hubiera pasado si Brasil hubiera tenido en sus filas, a cualquiera de los delanteros goleadores que tiene y ha tenido
Brasil en su historia.
¿El final del Futebol Arte?
Gracias Telé por permitirnos entrar en tus sueños, (taconazos, paredes, amagos, elegantes jugadas fabricadas por el
espigado Sócrates y geniales acciones de un mago llamado Zico). El Profesor siempre fue fiel a su estilo, pese a las
críticas: “En España estaban los mejores brasileños. Si tuviera que repetirlo, volvería a utilizar los mismos métodos,
quizás afinando algunos puntos, pero permaneciendo fiel a mi estilo y a mis principios, defendiendo a toda costa el
fútbol arte”.
Brasil entró posteriormente en una clara transformación en la que se intentó ‘europeizar’ el fútbol canarinho, y aunque
es cierto que los resultados le han podido dar la razón, yo sigo añorando aquel fútbol genial y elegante de aquella
mágica selección.

La Mannschaft
El Mundial de Alemania de 1974 siempre será recordado por la irrupción del color en la televisión de las casas de los
pudientes y por la ‘Naranja Mecánica’ de Johan Cruyff y Rinus Michels, pero no podemos pasar por alto la presencia de
extraordinarias selecciones que también dejaron un imborrable recuerdo en nuestras retinas, algunas posiblemente por
unas virtudes diametralmente distintas a las de otras, pero todas sin ningún género de duda de un altísimo nivel.
Entre estas últimas estaba la selección que salió campeona, la anfitriona, Alemania, un grandísimo equipo que se
preparó para este evento prácticamente desde que se conoció la noticia de que el Mundial del 74 se celebraría en su
país. Desde aquel año de 1964, en el que el Congreso celebrado en Tokio, Japón, la F.I.F.A., resolvió que el campeonato
Mundial de 1974 se disputaría en Alemania Federal, los alemanes se trazaron como meta ser campeones del Mundo en
su país por segunda vez.
Tradicionalmente en el mundo del fútbol los alemanes son conocidos por su competitividad, su fortaleza física y su
contundencia ofensiva, y a fe que lo demostraron. En Aquel Mundial representaron a aquella selección a la que
prácticamente nadie tenía simpatías, principalmente porque era la gran candidata a arrebatar el título a la magnífica
selección holandesa. Su país, como es lógico, se volcó con ellos y se alzaron con la Copa porque sencillamente tenían
un equipazo.
Antes de todo lo anteriormente mencionado, tampoco podemos abstraernos del hecho de que la por entonces Alemania
Occidental comenzó el torneo de una forma un tanto titubeante. Aunque lograron la clasificación para la siguiente
ronda, cayeron 1-0 ante Alemania Oriental, su rival política, en un partido que tuvo más consecuencias políticas que
deportivas, puesto que ambas selecciones ya estaban clasificadas. El líder e icono de aquella selección germana Franz
Beckenbauer, tuvo que mantener una reunión de emergencia con su equipo y aparecer en televisión para explicar la
situación a su perturbado público.
El ‘fútbol total’ y el ‘fútbol alemán’
Como citamos en la introducción de este especial en este Mundial el vencedor moral fue Holanda, como suele recordar
Cruyff con frecuencia, a él se le recuerda más por la derrota en aquel Mundial que por todos los éxitos que acumuló en
toda su carrera. Y es que aquella Holanda dirigida técnicamente por Rinus Michels, y con un plantel excepcional de
jugadores, mostró al mundo su revolucionaria idea del “fútbol total”: un concepto de juego basado más en el
movimiento que en la posición. El juego de Holanda enamoró y Johan Cruyff brilló por encima de todos.
Por el otro cuadro del torneo estaba Helmut Schön con su Alemania, un equipo que practicaba un fútbol poco vistoso
pero tremendamente efectivo y contundente. En aquel equipo se podía percibir la tremenda frialdad de una máquina
prácticamente perfecta engrasada para hacer el trabajo justo y necesario para ganar. Esta máquina alemana estaba
liderada por un ‘As’ como Franz Beckenbauer, que vivía la que era su tercera participación en una Copa del Mundo.
Experimentado, líder, arrogante y elegante en su andar sobre el terreno de juego, con el balón como arma y su cabeza
siempre arriba, (jamás bajaba la cabeza para mirar el esférico), dio toda una lección de fútbol. Un jugador y un libre
extraordinario, el Kaiser.
Junto al libre muniqués jugaban otros futbolistas que también jugaron un papel importante en aquel equipo.
Sepp Maier: Portero elástico y con unos reflejos impresionantes, peculiar con esos pantalones a la rodillas y unos
enormes guantes. Poseía una gran capacidad para atajar los disparos mas difíciles y era un auténtico muro de
contención, gracias a su elasticidad y reflejos, cualidades que le convertían en único en su puesto.
El central Schwarzenbeck: un imponente defensa, apodado el “gato”, Schwarzenbeck formó junto a Beckenbauer una
de las mejores parejas defensivas que se recuerdan en la historia del fútbol, si el “kaiser” era la clase, Schwarzenbeck
era la fuerza y la eficacia, tanto en la marca como en el juego aéreo. Una auténtica muralla, un excelente defensa
central.
Berti Vogts: era el ‘perro de presa’, un futbolista todo fuerza, pegajoso, impecable e implacable en sus cometidos sobre
el terreno de juego. Fue el ‘secante’ de Cruyff en la final, en la que solo se le escapó una vez (la del penalti). Lateral
derecho muy difícil de desbordar, su principal virtud era la eficacia, posiblemente el mejor marcador lateral de su época.
Paul Breitner: en la selección jugó como lateral izquierdo aunque siempre se sintió más centrocampista, posición en la
que actuó en el Bayern y el Madrid. Era un diestro que actuaba por la izquierda, polivalente, muy laborioso de gran
versatilidad y dotado de un magnífico disparo. Era de esos jugadores que parecían estar en todas partes, un todoterreno
con una gran llegada a gol.
En la media, parcela en la que Beckenbauer también ejercía su dominio, estaba acompañado por Rainer Bonhof (el otro
que se encargó de cortocircuitar a Holanda, a Neeskens). Excepcional jugador alemán que podía jugar tanto de lateral
como de centrocampista pegado a banda. Dotado de gran potencia, sus grandes virtudes eran su corazón, la rapidez, el
tiro, y su mentalidad ganadora además de su polivalencia.
Overath: excepcional centrocampista organizador, una maravilla física y técnica. Con la poderosa selección alemana
dirigió junto a Beckenbauer el fútbol de ataque de la máquina germana. Fino, elegante y muy rápido, un pedazo de
futbolista.
El vértice de la pirámide estaba compuesto por Action Man Hoeness:, gran delantero alemán del Bayern Munich, muy
ambicioso, dotado de un buen dribbling y un gran olfato de gol. Formó una letal pareja junto a Gerd Müller que hizo
historia en el fútbol mundial.
‘Torpedo’ Gerd Müller: auténtico ariete goleador que aprovechaba cualquier hueco para marcar, compensaba su escasa
estatura con su oportunismo y agresividad ante la defensa contraria. Si había un balón suelto dentro del área, Torpedo
Müller estaba allí para atraparlo revolverse y disparar, esa era su función y lo hacía a las mil maravillas. Su tren inferior
era realmente impresionante y el auténtico motor del "bombardero" alemán.
En definitiva un señor equipo que se despelgaba sobre el terreno de juego con un claro y poderoso 4-4-2.
Semifinal ante Polonia.
Antes de llegar a la mítica final ante Holanda, Alemania tuvo que dejar en el camino a otra extraordinaria selección, la
Polonia de Lato, Deyna, Gadocha y compañía. Un partido en el que Alemania en medio de un campo completamente
anegado, en Frankfurt, se impuso por un gol a cero y en el que Bonhoff hizo un partidazo marcando individualmente a
Deyna. Además Müller, que ya había demostrado que era un rematador excelso, avisó de que no se marcharía del torneo
sin dejar su firma en forma de gol.
‘La final se repite 20 años después’
El 7 de Julio, en el Estadio Olímpico de Munich el colegiado inglés Taylor se encargó de dirigir esta final, una final en
la que dos conceptos diametralmente distintos de juego se veían las caras frente a frente. Como sucediera veinte años
atrás, Alemania se enfrentaba a una selección que había enamorado por su fútbol, en la anterior ocasión fue la Hungría
de los ‘mágicos magyares’ y en esta la Holanda del ‘fútbol total’.
Helmut Schön y Rinus Michels pusieron en liza a los siguientes onces:
Alemania Federal: Maier, Vogts, Schwarzenbeck, Beckenbauer, Breitner, Hoeness, Bonhof, Overath, Grabowski, Müller
y Holzenbein.
Holanda: Jongbloed, Suurbier, Rijsbergen (de Jong, m. 68), Haan, Krol, Jansen, Neeskens, Van Hanegem, Rep, Cruyff y
Rensenbrink (R. Van de Kerkhof, m. 46).
‘Partido vibrante’
Podemos decir que el partido fue vibrante, y quizás de menos calidad de lo que habíamos esperado los que deseábamos
que Holanda fuera campeona. El liderazgo de Beckenbauer en todas las parcelas del juego y la maraña defensiva de
Alemania (Maier, Schwarzenbeck, Vogts y Bonhoff), jugaron un papel preponderante en esa parcela. Todo ello sumado
a la contundencia ofensiva de Müller y Hoeness, acabó por neutralizar y cortocircuitar la superioridad del fútbol
holandés. Un fútbol holandés que se las prometía muy felices cuando tras quince toques de los de Michels sin que
ningún alemán oliese la bola, el balón llega a Cruyff, que entra en el área como un tiro y es zancadilleado sin remisión.
Penalti incuestionable que transforma Neeskens y que les pone de cara el partido a los dos minutos de juego. Todo
hubiera seguido el guión trazado por el equipo holandés de no haber estado frente a un gran equipo alemán. Poco a poco
la superioridad futbolística de un equipo y otro fue equilibrándose, hasta que la poderosa máquina germana logró
hacerse con el control del partido. Fue entonces cuando en el minuto 23 de partido, Holzenbein pisó el área y fue
derribado, penalti que se encargó de transformar dos minutos después, Paul Breitner. Para entonces Cruyff había
desaparecido y Neeskens no podía conectar porque Bonhoff hacía su trabajo con gran solvencia. Llegados a este punto
y con la velocidad y calidad de Overath, tan solo había que esperar a que el destructor alemán soltara su siguiente
torpedo: Müller en el minuto 43 de partido, en un espectacular movimiento de delantero centro puro, mandaba el balón
a la red de la meta defendida por Jongbloed.
’Holanda fue a la guerra y Alemania ganó la batalla’
En la segunda mitad dos futbolistas claves en Alemania como Bonhoff y Overath, acusaron un pequeño bajón físico, fue
entonces cuando Holanda ‘quemó sus naves’ para hundir al destructor alemán, pero las ‘defensas alemanas’
representadas en primera persona por Vogts, que seguía neutralizando a Johan, Sepp Maier, que hizo paradas de gran
mérito y Schwarzenbeck, que salvó un balón que ya se colaba, con el portero del Bayern batido, se encargaron de dejar
indemne la línea de flotación del poderoso ‘navío alemán’.
Una vez neutralizado el ‘fútbol total’ el partido se convirtió en una ‘batalla futbolística’ en la que los alemanes eran
superiores, o al menos 100% efectivos.
La Mannschaft aumentaba su leyenda con las armas que siempre han caracterizado a su fútbol, una mezcla de potencia,
calidad y competitividad que les ha llevado hasta el momento a ser ‘tricampeones’ mundiales. Además Franz
Beckenbauer que previamente había perdido una final y había terminado tercero en 1970, levantó el nuevo trofeo que le
consagraba como uno de los grandes jugadores de la historia. Por su parte Cruyff que fue perdedor pero ganador moral,
escribía uno de los pocos borrones en su intachable carrera, aunque como todos sabemos y como se suele decir: ‘hasta
Dios escribe recto pero con los renglones torcidos’.

La Italia de Pozzo y Meazza


En la actualidad Italia, está nuevamente de moda por sus luces y sus sombras futbolísticas, algo que la ha acompañado
prácticamente desde 1910, año en el que jugó su primer partido internacional ante Francia. Es por ello que hemos
considerado que es el momento idóneo para repasar una de las mejores épocas de la historia del fútbol en ese país, la
década de los años treinta, una década en la que la ‘azzurra’ dirigida por el legendario técnico Vittorio Pozzo, logró dos
Campeonatos del Mundo y una Medalla de oro de los JJOO en Berlín, en 1936. Curiosamente setenta años después y en
la misma ciudad, el capitán de la selección italiana, Fabio Cannavaro levantaba la cuarta copa del Mundo para la Italia
dirigida por otro histórico técnico: Marcelo Lippi.
Vittorio Pozzo, un técnico legendario.
Retomando nuevamente la década de los treinta y la figura de Pozzo, hemos de destacar que refleja la historia del fútbol
que en la primera mitad del siglo pasado existieron tres ‘Napoleones’ en el fútbol: Hugo Meisl, Vitorio Pozzo y Herbert
Chapman, tres auténticas ‘Biblias futbolísticas’ que junto a Jimmy Hogan (impulsor de la escuela del Danubio y la
conexión Viena-Budapest-Praga), favorecieron y se convirtieron en los pilares fundamentales de la evolución del juego.
Vitorio Pozzo era un técnico que abogaba por una táctica sencilla y eminentemente ‘resultadista’, basada en la corta
posesión del balón, el pase largo y el fútbol directo y poderoso. Todo ello sazonado con la psicología del también
conocido como el “Sanador” figura y personaje indiscutible de la historia del fútbol y en concreto del fútbol europeo.
Fue uno de los hombres que más sabían de fútbol de su tiempo, amigo de Meisl (un genio y auténtico visionario del
balompié), siempre buscó la compañía y la enseñanza de aquellos que le podían aportar conocimientos para ser el mejor
técnico de su época.
La oscura sombra de Benito Musolini
Personalmente pienso que sería tremendamente injusto que la figura de Pozzo se recordara por los sucios asuntos que
manejó Benito Mussolini para que Italia fuera campeona del Mundo. Y es que el Duce manejó abiertamente los hilos en
aquel Mundial de 1934, hizo todo lo posible para que Italia fuera Campeona. Italia tenía que ganar por lo civil o por lo
criminal, tal y como demuestran los siguientes hechos:
"Vencer o Morir"
Está demostrado que un día antes de la final, el ‘Duce’ personalmente les envió a los futbolistas italianos un engañoso
mensaje de aliento: "Señores, si los checos son correctos, nosotros somos correctos. Eso ante todo. Pero si nos quieren
ganar de prepotentes, el italiano debe dar un cazote y el adversario caer... buena suerte para mañana muchachos, ganen,
si no, crash", al parecer mientras decía "Crash" se pasaba el dedo índice por el cuello. La presión a la que se vieron
sometidos los futbolistas italianos fue tremenda, dicen que en el descanso de la final, un emisario de Mussolini le
entregó un papel manuscrito por el Duce a Pozzo que decía: "Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero
que Dios lo ayude si llega a fracasar". Acto seguido, pálido y tembloroso, se dirigió a los jugadores ordenándoles: "No
me importa cómo, pero hoy deben ganar o destruir al adversario. Si perdemos, todos lo pasaremos muy mal".
Finalmente entre el valor de la selección italiana y las artimañas de Mussolini, la llamada ‘Coppa Del Duce’ se quedó en
Italia.
Presuntamente el régimen fascista había demostrado su superioridad, pero lo que se olvidaron de reflejar es que
contaron en sus filas con un buen número de jugadores no nacidos en Italia (oriundos), lo que demuestra que además de
las ayudas arbitrales, lo que le dio el título a Italia no fue el ideal político sino la inteligencia de su técnico y el talento
de sus futbolistas, independientemente de su ideología, raza y procedencia.
Dicen que el dictador Mussolini utilizó a Pozzo, pero otros opinan (entre ellos su hijo), que Vittorio supo sacar partido
del sentimiento nacionalista (aunque él se autodenominaba patriota) que generó el Duce para lograr el éxito.
Posiblemente ambos se utilizaran en beneficio propio, es más al parecer a Mussolini no le gustaba el fútbol lo que
ocurre es que como en otros países y épocas se utilizó dicho deporte para ensalzar sus ideas políticas y distraer a la
masa de la auténtica realidad en la que vivían.
Bicampeones del Mundo y Campeones olímpicos.
Paradójicamente este periodo de opresión militar, en la que un dictador (Mussolini), hacia sus fechorías y comenzaba a
hacer de marioneta de uno de los personajes más negativos de la historia de la humanidad (Hitler), coincidió con la
época de oro del fútbol italiano, en cuatro años conquistó dos Copas Mundiales de la FIFA y una Medalla de oro
olímpica.
Pozzo sentó las bases de las características que adornan y han adornado al fútbol italiano hasta nuestros días. En aquel
primer Mundial de 1934 la polémica rodeó a todo lo que sonaba a la selección italiana, la sombra de Benito Mussolini
era alargada y como hemos citado anteriormente había en el combinado italiano varios futbolistas de origen no italiano
(aunque eso sí magníficos futbolistas). Guaita, Monti, Demaría y Orsi reforzaron a la selección italiana. Por si todo esto
no fuera suficiente', el colegiado sueco Ivan Eklind, (que dirigió el encuentro de semifinales ante el Wunderteam
austriaco de su amigo Meisl y la final ante Checoslovaquia), acabó por ensombrecer al menos en la historia, el triunfo
de un equipo, que eso sí, tuvo una serie de virtudes que le llevaron al éxito.
Entre sus también numerosas virtudes estaban la solidez y la unión de un equipo que como citamos anteriormente, sintió
de primera mano la opresión del Duce y la presión de todo un país como Italia a sus espaldas. Además contaba con el
talento de futbolistas como Luisito Monti, medio centro creativo y también recuperador de Pozzo, que disputó con
Argentina la final de la Copa Mundial de la FIFA 1930 y que jugó un papel crucial en el encuentro ante Austria en
semifinales, y como no de Giuseppe Meazza, un futbolista de leyenda, el primer ídolo de la afición transalpina, era un
jugador habilidoso técnicamente, generoso en el pase y un consumado goleador. Una de sus especialidades era el mano
a mano con el portero, en el que Giuseppe con su particular amago tiraba al arquero y clavaba el gol. Además poseía un
buen disparo con su pierna derecha y era un buen rematador de cabeza. Podía jugador tanto de delantero centro como de
interior diestro.
Los duelos ante Austria y Checoslovaquia:
Italia jugó los dos duelos decisivos ante Austria en semifinales y ante Checoslovaquia en la final. En semifinales la gran
amistad que unía a Meisl con Pozzo se resintió y es que aquel dudoso gol conseguido por Guaita en el minuto 10 de
partido marcó el signo del encuentro y le dio la victoria a Italia. Ya en la final Checoslovaquia fue mejor y llegó incluso
a adelantarse en el marcador a los 70 minutos de partido, pero entonces surgió la mentalidad que había inculcado Pozzo
a sus jugadores y ese afán de superación y competitividad que desde entonces ha dignificado al fútbol italiano, siendo
Orsi el encargado de empatar en el 81, para que luego Meazza, que parecía cojo y lesionado en una genialidad dejara
solo a Angelo Schiavio, para empujar el balón a la red y darle el primer título mundial de la historia a Italia.
Los once futbolistas que Pozzo puso en liza en aquella final fueron los siguientes: Giampiero Combi (capitán); Eraldo
Monzeglio y Luigi Allemandi; Attilio Ferraris, Luis Monti y Luigi Bertolini; Enrique Guaita, Giuseppe Meazza, Angelo
Schiavio, Giovanni Ferrari y Raimundo Mumo Orsi.
Berlín, 1936.
Así como Mussolini en Italia, Hitler también usó los Juegos Olímpicos de 1936 como un arma de propaganda. En los
citados Juegos, la Italia de Pozzo logró la medalla de oro, convirtiéndose así en el primer y único técnico que ha
entrenado a un equipo al mismo tiempo campeón olímpico y de la Copa Mundial de la FIFA.
Francia, 1938.
Para el Mundial de 1938, la FIFA eligió Francia, buscando la neutralidad y evitando la propaganda política, la limpieza
arbitral parecía garantizada e Italia no partió con ventaja sobre las demás. Como hemos comprobado la polémica
siempre rodeó a los éxitos de aquella selección, pero a esas alturas, pocos hombres de fútbol dudaban del potencial de
Italia, que llegó a la cita como gran favorita.
La selección italiana confirmó su condición de favorita y volvió a hacerse con el cetro Mundial, en la primera fase
eliminatoria, eliminó a Noruega en el tiempo de descuento, luego en cuartos dieron buena cuenta de la anfitriona:
Francia.
En semifinales ante Brasil, Italia venció 2 a 1 en un encuentro en el que el técnico brasileño Ademar Pimenta cometió la
osadía de dejar fuera a Tim y a Leonidas, su gran goleador y figura, infravalorando así al conjunto de Pozzo, que le dio
una lección y tuvo a Meazza como gran protagonista:
Estadio Velodrome de Marsella, el colegiado señala pena máxima a favor de Italia, Meazza es el encargado de lanzarlo,
pero tiene un problema, se le ha roto la cinta elástica que le sujeta los pantalones, y éstos le quedan muy flojos, a la
altura de la cintura… Sin embargo, Meazza demostrando su condición de estrella, con la mano izquierda se sujeta los
pantalones y con la derecha coloca el balón en el punto de penal: su lanzamiento va directo al fondo de las mallas, sin
ninguna opción para el guardameta brasileño. Italia gana el partido y llega a la final, donde defiende con éxito su título
de campeona.
Se puede considerar que Italia presentó mejor equipo incluso que aquel que fue campeón cuatro años atrás y es que ‘il
duo ciclone’ Piola-Meazza sobresalió en aquella selección, aunque tampoco podemos olvidar el mortífero tándem que
formaban el delantero Silvio Piola y el extremo Gino Colaussi, que marcarían cinco y cuatro goles respectivamente en
el torneo.
En aquel conjunto el medio Andreolo, ejercía un eficaz tapón defensivo y poseía una extraordinaria habilidad para el
pase largo, mientras que el peso del juego lo llevaban Giovanni Ferrari y Giuseppe Meazza, que durante todo el torneo
surtieron sin descanso a los extremos Colaussi y Biavati y en punta estaba el ya citado Piola, apodado “Piernas largas”.
En la final, celebrada en París, Italia venció a Hungría por 4-2 e Italia y Pozzo consiguieron su segundo Mundial,
convirtiéndose en una de las mejores selecciones nacionales de todos los tiempos.
Pozzo con un equipo prácticamente nuevo y con ‘il metodo’ partiendo de un 2-3-5 evolucionado llevó a Italia a su
segundo título.
La alineación que presentó fue la siguiente: Olivieri, Foni, Rava, Serantoni, Andreolo, Locatelli, Biavati, Meazza, Piola,
Ferrari, Colaussi.
Luces y sombras.
En definitiva es justo reconocer y felicitar a Italia por su reciente ‘Tetracampeonato’ y el brillante papel que ha jugado
en la historia del fútbol. Basta con que reflexionemos unos segundos sobre nosotros mismos para percatarnos de que
todos tenemos nuestras luces y sombras, pero en fútbol Italia representa a la perfección este gran axioma de la
humanidad. Como hemos podido comprobar el fútbol italiano siempre ha convivido con las citadas luces y sombras a lo
largo de su dilatada y brillante historia, luces de geniales y grandes futbolistas, que siempre los ha tenido, de grandes
defensores, de grandes técnicos, de jugadores competitivos, identificados con su escudo y al límite de su rendimiento,
de cuatro Campeonatos Mundiales y una de las más potentes Ligas del Mundo y sombras de propaganda política, de
catenaccio, de racanería futbolística, de marrullería y de corrupción.

Sao Paulo Bicampeón


En esta ocasión volvemos al fútbol brasileño para recordar a otro gran equipo que a comienzos de la década de los
noventa presentó su candidatura a mejor equipo de Sudamérica y uno de los mejores del planeta. Todo ello bajo la
batuta de un viejo conocido de esta sección, puesto que ya fue protagonista de uno de nuestro especiales, concretamente
aquel que le dedicamos a la selección brasileña que deleitó con su juego en España 1982. Ese personaje no es otro que
el "Profesor" Tele Santana, un técnico que pasó sin duda por todos los estados por los que puede pasar un entrenador a
lo largo de su carrera, para unos fue héroe, para otros villano, pero para la mayoría de los aficionados al fútbol fue un
sensacional entrenador, que puede que posiblemente no se trajera el título mundial para su país, pero consiguió que más
de medio mundo se enamorara del fútbol practicado por la selección brasileña que él mismo dirigió. Además sería del
todo injusto resumir su carrera como técnico quedándonos tan solo con el fracaso entre comillas que sufrió con la
‘canarinha’, puesto que lo que hizo con el Sao Paulo se puede calificar como milagroso. Es por ello que no podemos
permitir que en nuestra sección de especiales no este representado aquel sensacional equipo.
‘Sao Paulo de Tele’
El “Profesor” Telé Llegó a Sao Paulo en octubre de 1990 y en poco tiempo se percató de que en Morumbi encontraría
las condiciones necesarias para demostrar su talento como técnico y para triunfar. Por un lado el técnico mineiro no
percibió la desconfianza que sintió en sus dos etapas en Palmeiras, y no tuvo que soportar la presión que sufrió en la
selección brasileña, donde se le exigían resultados inmediatos. En Sao Paulo tuvo tiempo, gozó de tranquilidad y muy
pronto comenzaron a llegar los resultados.
Ya en 1990 logró lavar su imagen conquistando los dos principales campeonatos del país en una temporada: el Paulista
y el Brasileirao, algo que no se conseguía desde 1972 cuando Osvaldo Brandao lo consiguió con el Palmeiras, y en
1986, cuando Pepe lo consiguió con Inter de Limeira y Sao Paulo.
En 1992 la magistral dirección técnica de Telé Santana lleva al Sao Paulo a la conquista de grandes éxitos, el conjunto
de Telé bajo la magia de jugadores como Raí, Muller, Antonio Carlos, Cafú... conquista su primera Copa Libertadores.
En la primera ronda queda en el grupo dos junto a Circiúma de Brasil, Bolívar y San José de Bolivia. Califica segundo.
En la Segunda Fase deja en el camino a Nacional de Montevideo. En la Tercera elimina a sus compatriotas de Circiúma
y su rival en las semifinales fue Barcelona de Guayaquil. La gran final la disputó con Newell´s Old Boys de Rosario y
la suerte de los tiros desde el punto de penalti le dieron su primer título. Un año después ratificaron su dominio
coronándose Bicampeones de América, superando en la Segunda fase a Newell´s, luego en la siguiente ronda dieron
buena cuenta de Flamengo, en semifinales de Cerro Porteño y en la final se impusieron a Universidad Católica de Chile.
En 1994 el equipo del Profesor Telé volvió a deslumbrar a América y llegó hasta su tercera final consecutiva de la
Libertadores, pero en esta ocasión sucumbieron ante Vélez.
Su trabajo con Sao Paulo fue excelente sacó una legión de promesas de la cantera, lanzándolos al estrellato y a la
selección brasileña. El propio Raí dijo sobre ello lo siguiente: "Telé ayudó en el crecimiento y la proyección de muchos
jugadores de aquella plantilla".
Sus números con Sao Paulo son incontestables: dirigió al conjunto paulista en 372 partidos, venciendo en 180 de ellos,
empatando en 108 y perdiendo en 84 ocasiones. Le dio a Sao Paulo 2 Campeonatos Paulistas en 1991 y 92, 1
Campeonato brasileño en 1991, 2 Copas Libertadores en 1992 y 93, 1 Supercopa en el 93 y una Recopa Sur-Americana
en 1994.
Queda fuera de toda duda que el Sao Paulo de Tele Santana se convirtió en el mejor equipo sudamericano de comienzos
de los noventa, pero el hecho de superar en la final de la Intercontinental de 1992 al Barcelona de Cruyff y en la final de
1993 al Milan de Capello, le convierten en uno de los mejores equipos del mundo de su época. En 1995 Tele Santana
abandonó la disciplina del Sao Paulo y cerró una de las páginas más brillantes de la historia del club paulista.
Todo un equipazo
Para conocer un poco mejor el equipo que conformó el legendario técnico os reflejamos en estas líneas las dos
alineaciones de las Copa Toyota de 1992 y 1993.
En 1992 Tele Santana puso en liza el siguiente once que se impuso al Barça 2-1 con goles de Rai.
Zetti, Vitor, Ronaldo, Ronaldo Luiz, Adilson, Cafu, Pintado, Rai, Toninho Cerezo, Muller, Palhinha.
Un año más tarde Tele Santana conformó el siguiente once para imponerse al Milan 3-2 con goles de Palhinha, Toninho
Cerezo y Muller.
Zetti, Cafu, Ronaldo, Valber, Andre, Toninho Cerezo, Dinho, Doriva, Leonardo, Palhinha, Muller.
Sin duda todo un equipazo del que podríamos destacar a hombres como Rai:
gran centrocampista brasileño, dotado de gran visión de juego, mucha inteligencia y clase a raudales. Siempre con la
cabeza levantada, daba la impresión de tener todo controlado desde su privilegiada posición. Poseía un preciso disparo a
balón parado.
Cafu: un lateral diestro de 1,76 m. de estatura y 74 kg. de peso. Un lateral que defiende con gran solvencia su parcela
derecha y que además posee una gran velocidad, calidad técnica y visión de juego, lo que lo convierten en uno de los
mejores laterales del mundo de su época.
Toninho Cerezo: un genial y exquisito centrocampista, otro componente de la excepcional selección brasileña que visitó
España en el año 82. Su potencia, su capacidad de trabajo, la calidad de sus pases y su visión de juego lo convertían en
uno de los mejores del mundo en su puesto.
Muller: punta derecha de gran calidad, velocidad, llegada a gol y visión de juego.
Leonardo: defensa o mediocampista zurdo de 1,77 m de estatura y 73 kg de peso, era un jugador de mucho recorrido en
sus inicios, que pisaba la línea de fondo y tenía un guante en su pierna zurda. Poco a poco y con el paso de los años se
asentó en la posición de medio o interior zurdo, donde demostró ser un gran jugador.
‘O Jogo bonito’
Ahora que tanto se habla del ‘jogo bonito’ es un buen momento para recordarles a los aficionados que Tele Santana fue
uno de los ‘Maestros’ y defensores de este estilo de juego y un técnico que hizo posible que Sao Paulo recobrara su
prestigio a nivel internacional. Sus jugadores disfrutaron con su idea del fútbol y demostraron con la camiseta de Sao
Paulo, a diferencia de lo que algunos puedan pensar, que el buen fútbol también conduce al éxito. Cafu al conocer la
noticia de su fallecimiento dijo lo siguiente: “Fue un gran entrenador y un gran amigo, como un padre para mí. Me dio
consejos que todavía uso”. Y el portero de aquel equipo, Zetti, dijo lo siguiente sobre él: "Fue un ejemplo a seguir. Hizo
muchas cosas positivas por el fútbol".
En definitiva vaya en homenaje a Sao Paulo y al recientemente desaparecido Tele este pequeño pero muy merecido
especial.

Cagliari 69/70
A lo largo de la historia del fútbol hemos podido comprobar como grandes futbolistas con su carisma, su talento y su
condición de estrella se convirtieron en iconos de modestos clubes con mucha historia pero con pocos títulos en su
palmarés. El caso más conocido sin duda es el de Diego Maradona en Nápoles, pero quince años antes Luigi Riva logró
hacer del modesto Cagliari de Cerdeña un equipo campeón, interrumpiendo el dominio de los clubes ricos del norte de
Italia e introduciendo en la historia del Scudetto el nombre del Cagliari y la ciudad de Cerdeña al proclamarse de una
forma brillante campeón de la serie A en la temporada 1969/70.
Y eso que cuando llegó al Cagliari en 1963, el modesto club de Cerdeña militaba en la serie B. En las filas del Cagliari
Luigi Riva se destapa como un excepcional delantero, un futbolista que con el paso del tiempo ha llegado a ser
considerado el mejor goleador italiano de la historia después de la Segunda Guerra Mundial.
Con la camiseta del Cagliari logró llegar a la cifra de 21 goles en dos ocasiones, en las temporadas 1969-1970 y 1971-
1972 y fue también máximo goleador de la serie en 1967 con 18 goles.
Extremo izquierda veloz y potente, sus características principales eran su clase, la potencia de su pierna izquierda, el
remate de cabeza y la fortaleza física. Poseía un privilegiado olfato de gol, y una facilidad asombrosa en el uno contra
uno que junto a su gran habilidad lo convertían en un delantero muy difícil de marcar.
La llegada de Riva fue vital para el despegue del club italiano, que ya en su primera campaña logra el ascenso a la
máxima división del fútbol italiano. También se recuerda la sensacional dupla de ataque que formó con Boninsegna
hasta 1969, que luego regresó al Inter a cambio de la cesión de Gori, Domeghini y Poli.
Como muy bien dijo el genial periodista italiano Gianni Brera el Scudetto del Cagliari en la 69/70 representó el
verdadero ingreso de Cerdeña en Italia y en sus costumbres. El Cagliari logró irrumpir en el calcio con un ‘Rombo di
Tuono’ y se hizo un hueco entre los poderosos clubes de Turín y Milan. Se sacó el complejo de inferioridad de un
plumazo y situó en el mapa futbolístico a Cerdeña.
Manlio Scopigno, ‘el filósofo’.
Ya hemos dejado claro que la figura de Riva constituyó el verdadero icono de aquel equipo, pero seríamos
tremendamente injustos si nos olvidáramos de Manlio Scopigno, también conocido como ‘el filósofo’, por su particular
visión del fútbol y la vida, un técnico legendario al que le gustaban algunos placeres de la vida como la lectura, el
whisky y los cigarros. Un técnico que se caracterizó por desdramatizar el juego y ser uno de los más innovadores de su
generación. Es además recordado como uno de los mejores de la historia del fútbol en su país.
Campeón menos goleado de la historia.
Hasta este momento hemos ensalzado la figura de Riva como representante del ataque demoledor del Cagliari, pero es
que además aquel Cagliari de Scopigno y Riva es el campeón con la mejor defensa de la historia de las grandes ligas,
puesto que ganó el Scudetto encajando tan solo 11 goles en 30 partidos, firmando un promedio de 0,37 por encuentro,
algo que dice mucho de sus sistema defensivo y de la labor de su entrenador.
La plantilla que tuvo a su disposición Scopigno fue la siguiente: Nenè, Albertosi, Niccolai, Domenghini, Tomasini, Poli,
Nastasio, Riva, Zignoli, Martiradonna, Mancin, Cera, Gori, Brugnera, Greatti y Reginat. El técnico supo dosificar a la
perfección a sus integrantes y creó un sistema táctico ejemplar con Albertosi en la meta, con dos magníficos tapones por
delante como Niccolai y Tomasini, y dos marcadores como Martiradonna y Zignoli. En la media destacaban el brasileño
Nené, libre desechado por la Juve y reconvertido en el Cagliari en un excelente constructor del juego y Cera, un medio
defensivo capaz de anular al rival y dar pases largos de gran precisión, además de poder jugar también como líbero con
gran eficacia. Estos tenían también la colaboración de Greatti, ‘el cerebro’, un futbolista inteligente.
En la punta de ataque estaba un sensacional futbolista como Domenghini, un magnífico extremo derecho dotado de gran
velocidad, técnica individual y llegada a gol. Era además un futbolista netamente generoso y solía dejar magníficos
balones a sus compañeros. Junto a él destacaba también el refinado Gori, un futbolista que completaba la capacidad
goleadora del ya citado Riva, encargado de liderar a su equipo y cerrar esta histórica formación.
En definitiva un gran equipo que hizo una proeza aún recordada a día de hoy con gran cariño y admiración por los
historiadores del fútbol italiano. Un equipo que llegó a tener hasta cinco titulares en la selección italiana que fue
subcampeona del Mundo en México '70.
Gigi Riva ’Rombo di Tuono’
Retomando nuevamente la figura de Gigi Riva hay que destacar que cuando vestía la camiseta rossoblú era apodado
“Rombo di Tuono”, o Estruendo de Trueno por su impresionante verticalidad, su clase, su extraordinario disparo y su
capacidad física. Riva fue tentado en numerosas ocasiones por los clubes más poderosos de su país y del fútbol europeo,
pero su personalidad y su apego al club estuvieron por encima de todas estas circunstancias. Considerado el mejor
futbolista italiano del último medio siglo, jugó siempre en el Cagliari porque no le apetecía dejar la pobre Cerdeña para
cerrar su pase a un equipo rico del norte. Riva es sin ningún género de duda uno de los grandes de la historia del fútbol
italiano y mundial, pero curiosamente en 1969 se quedó a las puertas de lograr la "Bota de Oro" europea, que concede la
revista France Football, al quedar segundo, después del también italiano Gianni Rivera, entre las discrepancias de la
mayor parte de la afición italiana. Y es que lo que hizo Riva con la casaca nº11 del conjunto ‘rossoblú’, bajo mi punto
de vista fue merecedor del citado reconocimiento. Posiblemente el hecho de que el Cagliari fuera un club modesto pesó
en la decisión. Recibió el balón de Plata en 1969 y el de Bronce en 1970.
En cualquier caso en Italia a nadie le queda la menor duda de que Riva es de lo mejor que ha surgido en el fútbol de su
país en su historia. Un futbolista que fue decisivo para que Italia se proclamara campeona de Europa el 10 de junio de
1968 al vencer en la final a Yugoslavia.
Máximo goleador de la selección italiana y mejor anotador en una temporada del conjunto ‘rossoblú’, en Italia es una
leyenda y en Cagliari, donde jugó desde 1963 a 1976, está cerca de ser un Dios. Es por ello, que el ocho de febrero de
2006, a sus 70 años, recibió la ciudadanía honoraria de Cagliari de manos del alcalde Emilio Floris.

Olympique de Marsella
La ‘Lige’ francesa.
En la historia de la denominada Ligue francesa han habido diversos equipos históricos que han dominado con autoridad
el fútbol francés y han realizado un muy buen papel en las competiciones europeas. Entre estos podemos destacar al
Stade Reims Champagne de Albert Batteux, el Girondins, de Tigana y Giresse, el Saint- Etienne del que surgió Platini, y
en la actualidad el Olympique de Lyon de los Juninho, Malouda, Govou, Squillaci o Wiltord. Pero si algún equipo logró
ganarse el respeto y la admiración del fútbol europeo además de poder levantar una Copa de Europa, ese fue aquel
Olympique de Marsella de finales de los ochenta y comienzos de los noventa. Un conjunto que hasta que su presidente
Bernard Tapie quiso aferrarse al éxito y al poder a través de la corrupción y la compra de partidos, marcó una época en
el fútbol galo.
Abrumador dominio
El dominio que ejerció el equipo de Tapie en la liga francesa fue abrumador, conquistaron cuatro Campeonatos de Liga,
en 1989, 90, 91, 92 y 93 (aunque fue despojado de este último título), y una Copa de Francia en 1989.
Proyecto Tapie.
Tapie logró traer a los mejores jugadores franceses al Stade Vélodrome. En aquel equipo jugaban hombres como
Barthez, Deschamps, Papin, Blanc o Desailly. Además en Marsella gozaron del privilegio de ver a jugadores foráneos
de la talla de Waddle, Abedi Pele, Stojkovic, Vöeller, Boksic; Boli, Mozer con la camiseta del Olympique.
Raymond Goethals, “el científico” y Franz Beckenabauer.
El legendario Raymond Goethals fue el encargado de encajar en su equipo a la constelación de grandes futbolistas que
tuvo a sus órdenes. Un técnico que por los éxitos que acumuló a lo largo de su carrera se ganó varios apodos, como “El
Mago” o Raymond el científico”. Fue un hombre que supo hacer muy bien su trabajo y que estudiaba a la perfección a
sus rivales. Todo un estratega del sistema defensivo y que en la década de los setenta trabajó muy acertadamente en el
perfeccionamiento del empleo del fuera de juego para cortar la ofensiva rival. Sin duda un viejo zorro del fútbol,
irónico, tozudo, buen psicólogo.
El otro hombre que dirigió en aquella etapa los designios técnicos del O.Marsella, fue el legendario Franz Beckenbauer,
que alternó su trabajo como manager con el de técnico y al frente del equipo galo en 1991, consiguió el título de la Liga
de Francia y al siguiente año consiguió llevar nuevamente al Olympique hasta el título.
Grandes futbolistas.
Posiblemente si tuviéramos que elegir a algún futbolista por encima de todos ellos por su rendimiento y por lo que
representó para el club, elegiríamos a Papin. Quizás por calidad otros futbolistas fueron mejores que él, pero su talento
goleador y su rendimiento le permitieron ser elegido jugador del siglo del Olympique. En cinco ocasiones máximo
goleadopr de la Lige, de Papin no se puede decir que fuera un virtuoso del balón pero era capaz sacar de la nada una
ocasión de gol. Era de los que primero chutaba y luego preguntaba. Jugador incansable muy sacrificado y con sólo una
idea en su cabeza: El gol. Paradójicamente este icono del OM, vivió la gran conquista de su equipo en el banco rival y
con la camiseta del Milan en 1993.
Luego también brilló el talento de Chris Waddle, uno de los futbolistas más brillantes que ha dado Inglaterra en la
década de los 80. Un centrocampista completísimo, especialmente dotado para el juego de ataque y cuya polivalencia le
permitía ocupar varias demarcaciones. Dominaba el balón con ambas piernas (algo mejor con la zurda) y su
especialidad era la entrada por banda, indistintamente por la izquierda o la derecha y su centro con rosca desde la línea
de fondo.
Abedi Pele era el talento africano de aquel equipo, mejor jugador ghanés de la historia y uno de los mejores del fútbol
africano. Centrocampista ofensivo de gran regate, velocidad y visión de juego. En el O. de Marsella formó una tripleta
mágica junto a Waddle y Papin.
En la portería tras la salida de Olmeta, se consagraba Barthez, guardameta de grandes reflejos y agilidad felina que a
veces sorprendía con errores en balones presuntamente fáciles. En cualquier caso Barthez está considerado como un
guardameta de gran personalidad y como uno de los mejores porteros de su generación.
En defensa y en una primera etapa destacaban futbolistas de la talla de Mozer, extraordinario defensor central o libre, de
1,87 m. de estatura y 80 kilos de peso, dotado de gran calidad, potencia, eficacia y seguridad, todo una garantía
defnsiva, un futbolista que imponía su dominio. Amoros, magnífico lateral derecho francés que destacó especialmente
en la década de los 80. Muy eficaz en labores defensivas y de buena proyección ofensiva por su banda.
Luego y siendo protagonista en ambas finales de la Copa de Europa, destacó un tal Boli, todo un portento físico, dotado
de un poderoso juego aéreo además de dominar y sacar todos los balones aéreos, cuando se incorporaba al ataque
creaba auténtico peligro. Imponía por su gran presencia física y era muy eficiente en la marca.
Además también brillaron en las citadas demarcaciones defensivas los Desailly, "La Roca", un portento físico, gran
marcador, muy bueno en la anticipación. Un defensor rápido y excepcional en el juego aéreo. Angloma, defensor diestro
que podía actuar tanto de central como de lateral, aunque fue en esta última posición en la que saltó a la fama y
desplegó su enorme potencia y eficacia tanto en ataque como en defensa. Y Sauzee, destacado mediocampista defensivo
dotado de gran dominio del juego aéreo, solvencia defensiva y llegada. Un jugador de 1,87m. de estatura y 85 kg de
peso. Un futbolista polivalente capaz de ser un gran mediocampista defensivo, cumplir como central e incorporarse al
ataque con peligro.
En la media por encima de todos y en la segunda etapa, en la que el Olympique logró alzarse con la Copa de Europa,
destacó Didier Deschamps, centrocampista de gran personalidad y poderío físico. Muy inteligente tácticamente y
dotado de un gran disparo. Un magnífico gregario que lo ganó todo a nivel de club y de selección.
Tampoco podemos olvidarnos de los Boksic, uno de los mejores jugadores croatas de la últimas décadas. Delantero
dotado de gran calidad y potencia. Sus casi 1,90 de estatura no impedían que fuera un delantero de gran clase con el
balón en los pies, además estaba dotado de un magnífico disparo. Stojkovic, algo anárquico pero letal a balón parado,
inventando pases de la nada. Centrocampista que hacía jugar a su equipo y que buscaba siempre el desmarque de sus
compañeros. Rudi Völler, uno de los mejores delanteros alemanes de los años 80. Delantero goleador, de estilo sobrio
que a pesar de no ser un portento técnico, era sumamente efectivo, regateaba con facilidad y provocaba muy bien el
penalti.
En definitiva toda una constelación de grandes futbolistas contratados a golpe de talonario y administrados con
inteligencia por la mano de dos grandes genios como Goethals y Franz Beckenbauer.
La Copa de Europa
Se da la curiosa circunstancia de que en la historia de la Copa de Europa, una competición impulsada entre otros por el
prestigioso diario deportivo francés L’Equipe, ningún club de Francia figuraba entre los ganadores de los 100 primeros
trofeos europeos. Era algo realmente curioso, teniendo en cuenta los buenos equipos citados al comienzo de este
especial y la larga tradición de grandes directivos galos en la historia de este deporte, como Jules Rimet, Robert Guerin,
Henry Delaunay…
Todo esto cambió con la irrupción en el fútbol europeo del Olympique de Marsella. Ya en la temporada 1990/91, en la
final disputada en Bari ante el FK Estrella Roja de Belgrado, el Olympique estuvo muy cerca de llevar la primera Copa
de Europa para Francia, pero el equipo dirigido por Goethals y formado por Olmeta, Amoros, Di Meco, Boli, Mozer,
Germain, Casona, Waddle, Papin, Ayew, Fournier, Stojkovic, Vercruysse, Tigana, Mura y Casanova cayó en aquella
final en la tanda de penaltis.
En la temporada 1992/93, el Olympique de Marsella vivió posiblemente la temporada en la que tocó techo en el fútbol e
inmediatamente después cayó en el pozo negro de la corrupción. Y es que aquel equipo dirigido por Raymond Goethals,
consiguió proclamarse campeón de Europa al derrotar en la final al Milan por 1-0 con aquel gol de Boli en el 44 de
partido. El equipo dirigido por Goethals saltó al césped del Olympiastadion de Munich con la siguiente formación:
Barthez; Angloma (Durand 62'), Di Meco, Boli, Sauzee; Desailly, Eydelie, Boksić; Völler (Thomas 79'), Pele,
Deschamps.
Paradójicamente esta gran conquista fue el preludio del salto al vacío desde el último piso de esta pequeña ‘Torre de
Babel’ que quiso construir Bernard Tapie.
Corrupción, ‘la avaricia rompe el saco’.
Seis días antes de la disputa de la final de la Copa de Europa de 1993, el Olympique venció por 0-1 en campo del
Valenciennes-Anzin, en un partido crucial para sus esperanzas de hacerse con el campeonato nacional. Pero
posteriormente saltaría la ‘bomba’ al conocerse que algunos directivos del Marsella intentaron sobornar a tres jugadores
del Valenciennes para que perdieran.
La Liga francesa al igual que ha sucedido con la italiana recientemente y algunas otras a lo largo de su historia, también
ha vivido diversos casos de corrupción significativos como: el de Olympique d'Antibes en 1933, la Estrella Roja (Red
Star) en los años 1950, y el protagonista de nuestro especial, el Olympique de Marseille de Tapie en 1993. Un equipo
que como hemos podido comprobar llegó a la cima y desafortunadamente se derrumbó como un castillo de naipes al
traspasar la línea de lo legal y pretender dominar el fútbol por la vía de la corrupción. Personalmente y al igual que me
manifesté en referencia a lo sucedido en Italia, consideró deplorable el hecho de que con el poder en la mano se
pretenda convertir el fútbol en un negocio mercantil en el que el juego y la deportividad dejan de ser las máximas del
mismo. Es por ello que la imposición de los severos castigos en los diversos casos a las partes culpables en la historia de
la ‘Lige’, ha hecho justicia y ha permitido que la citada competición francesa preserve su reputación. En cualquier caso
sería totalmente injusto que obviáramos la extraordinaria etapa que precedió a la posterior degradación de la directiva
de aquel Olympique de Marsella de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, que sin duda marcó una época
en el fútbol galo.

La Roma de los ochenta


A comienzos de la década de los ochenta la hinchada romanista vivió posiblemente la mejor época de su dilatada
historia, casi seis mágicos años que esperaban con gran ansiedad los ‘tifosis giallorossi’, puesto que ya llevaban mucho
tiempo sin vivir nada parecido.
"Liedholm, Falcao y Conti".
Sin duda para que esto sucediera se suscitaron una serie de hechos que colocaron a la Roma en el primer nivel del fútbol
italiano, el primero de ellos fue el trabajo del presidente Dino Viola, que propició el regreso en 1979 del legendario
técnico Nils Liedholm, ‘el Baron’, uno de los personajes con más conocimientos futbolísticos que han pasado por la
serie A, además de excepcional e histórico jugador del Milan de la década de los cincuenta. ‘Il Barone’ (como lo
conocían en Italia tras casarse con una aristócrata italiana), fue profundamente admirado y respetado tanto en su etapa
de jugador como en la de entrenador. Su trabajo queda fuera de toda duda.
Otro factor esencial para la resurrección de la Roma fue la llegada de Falcao en 1980 al ‘Coliseo’ romano. Otra
maravilla de la factoría brasileña. Uno de los mejores volantes de la historia del fútbol brasileño. Aparte de su depurada
técnica, su tremenda versatilidad le permitía destacar tanto en defensa como en ataque. Un futbolista muy elegante al
que solo verlo correr por el campo era todo un espectáculo.
En la Roma dejó una profunda huella conquistando el título de liga 41 años después, lo que le valió ganarse el
calificativo de ‘El Rey de Roma’. La "Gazzeta Dello Sport " tituló en portada con la siguiente frase: "Falcão, tu fostes
ungido como o oitavo rei di Roma.".
Si en Roma Falcao era el Rey, Bruno Conti, era el siguiente en la sucesión monárquica. Bruno era ‘el Príncipe’, otro
pedazo de futbolista. Uno de los grandes jugadores italianos de la década de los 80. Delantero o interior zurdo de gran
rapidez, gran disparo y buena visión de juego. Genial, todo un estilete para el juego de contraataque.
Además de los dos futbolistas ya citados no podemos olvidarnos de Roberto Pruzzo, un delantero que parecía lento pero
que si su marcador tenía el más mínimo descuido convertía en gol todo lo que le llegaba. Su oportunismo, su
posicionamiento y su picardía le convertían en un gran goleador. Junto a ellos futbolistas como Di Bartolomei, "capitan
natural", un hombre de enorme carisma y un centrocampista que marcaba los goles decisivos que un equipo necesita
para formar parte de su leyenda. Tancredi, Vierchowood, Maldera Ancellotti, Di Bartolomei y Toninho Cerezo un poco
después, convertían al equipo romano en uno de los más poderosos de la serie A de su época.
Un conjunto campeón.
Liedholm que ya en su primera campaña logró el título de la Copa de Italia, conformó un sensacional conjunto, con una
defensa granítica, con Tancredi en la meta y una línea de tres compuesta por Vierchowod, Nela y Maldera, un centro del
campo extraordinario con Di Bartolomei con el número diez, Falcao con el cinco, Prohaska con el ocho y Ancelloti con
el cuatro y una delantera explosiva con Bruno Conti por la izquierda con su número siete y su capacidad para la
improvisación, Iorio en la derecha con el once, y en punta de ataque y con el número nueve a su espalda todo un
‘Bomber’ como dicen en Italia, como Roberto Pruzzo.
Conquistaron el Scudetto en aquella campaña 82/83, 41 años después de aquel otro conseguido en la década de los
cuarenta. Este Scudetto fue logrado con 43 puntos, aventajando en cuatro a la Juve (segundo clasificado) y en cinco al
Inter. (tercer clasificado). El conjunto romano anotó 47 tantos y Roberto Pruzzo fue el máximo goleador del mismo con
12, seguido del gran Falcao y Di Bartolomei, ambos con siete tantos.
En definitiva un gran equipo que llegó a hacer un gran fútbol y que saboreó el éxito con toda justicia. El título se
celebró en la última jornada ganando 3-1 al Torino en un estadio y en una ciudad pintada de rojo y de amarillo. Roma
llegó al delirio e inspiró a Antonello Venditti, que compuso una canción que se convirtió en el himno por excelencia del
histórico conjunto romano.
A un paso de la gloria.
En la temporada 83/84 la Roma de Liedholm se quedó a un solo paso de lograr la gloria europea. Goteborg, CSKA
Sofia, Dinamo Berlin y Dundee United cayeron ante el equipo italiano.
En semifinales consiguieron remontar el 2-0 de la ida ante el Dundee United, venciendo 3-0 en el Olímpico en la vuelta,
un resultado que le dio el pase a la gran final de la Copa de Europa. Pero en la final disputada en casa en el Olímpico
ante el Liverpool, la Roma que por medio de Roberto Pruzzo, había logrado neutralizar el gol de Pheal Neal, cayó en la
tanda de penaltis. Una pena porque fue ante sus seguidores y porque supuso el principio del final de un glorioso ciclo
que quedó en la historia del club como uno de los mejores. Todo ello pese a que tan solo un mes más tarde la Roma
conquistaba un nuevo título de la Copa de Italia al derrotar en la final al Verona.
El final de un ciclo.
Es cierto que tras el duro golpe de la derrota en la final de la Copa de Europa ante el Liverpool, el conjunto no volvió a
brillar de igual manera, Liedholm se marchó al Milan y se llevó consigo a Di Bartolomei, por otra parte las lesiones
castigaron a Falcao (sufrió una lesión de menisco que le mantuvo apartado casi un año de los terrenos de juego), además
veteranos como Maldera colgaron la botas, por lo que es lógico que el histórico conjunto romano no mantuviera el
excelente nivel demostrado en aquellas campaña de 1982/83 y 83/84. Aún así la Roma, ya con Sven Goran Eriksson
como técnico, que inteligentemente mantuvo el estilo de juego, logró alzarse con su sexta Copa de Italia al imponerse 2-
0 a la Sampdoria en la final disputada el 14 de junio de 1986. De la vieja guardia solo quedaban Pruzzo, Graziani y
Cerezo, aunque un futbolista como Giannini comenzaba a recoger el testigo dejado por Bruno Conti. En cualquier caso
hay que destacar de la misma forma el gran fútbol que hizo también este conjunto de Eriksson en aquella campaña
85/86.

Fuego Amarillo BVB


Ahora que no pasa precisamente por uno de sus mejores momentos es justo reconocer la proeza conseguida por este
equipo, mediada la década de los noventa y es que en el citado periodo de tiempo logró hacerse un sitio entre los
mejores equipos del fútbol alemán y europeo. Un éxito fraguado tras la conquista de dos campeonatos de la Bundesliga
consecutivos, en la 94/95, 95/96, 1 Champions League, en la 96/97 al superar en la final a la Juve 3-1, (convirtiéndose
en el primer equipo alemán en conquistarla tras la puesta en marcha del nuevo formato) y la Copa Intercontinental en
1997, venciendo en la final al Cruzeiro brasileño.
Ottmar Hitzfield
Este conjunto con el nombre de la cerveza favorita de sus fundadores (Borussia), que se servía en el restaurante donde
nació el club, el “Wildschütz”, sin duda vivió su etapa dorada en los noventa y para que esta circunstancia pudiera
producirse hubo un hecho fundamental que convirtió a un conjunto alemán con solera pero como pocos títulos en su
palmarés, en uno de los más laureados de la historia del fútbol alemán. Ese hecho no fue otro que la contratación en
1991 de un desconocido técnico procedente del Grashopper de Zúrich, llamado Ottmar Hitzfeld, un hombre de fútbol
que hizo un trabajo encomiable al frente del conjunto de Dortmund. Hitzfeld que también fue futbolista del Basilea y el
Stuttgart entre otros, demostró en poco tiempo que era mejor técnico que jugador. Y es que si ya en sus comienzos como
técnico fue dos veces campeón de Suiza y una de Copa con el Grasshopers, con el Borussia literalmente, ‘se salió’. En
poco tiempo pasó de ser un técnico más, a ser el entrenador más laureado de Alemania desde la época del legendario
Udo Lattek. Hasta el momento y entre su trabajo al frente de Borussia y Bayer, ha acumulado dos Champions League y
cinco Bundesligas, un palmarés solo al alcance de los elegidos.
En cualquier caso y retomando su trayectoria al frente del conjunto amarillo, hay que destacar que desde su llegada
comenzó a trabajar en la consolidación de un equipo que se fraguó en 1994, cuando a falta de una jornada para la
finalización de la Bundesliga, se produjo el fichaje de dos grandes futbolistas procedentes de la Juve como Andreas
Möller, que regresaba a Dortmund tras su experiencia en Turín, y Julio Cesar, un imponente defensa central o marcador
libre de 1,90 de estatura. Bueno en el cruce, la colocación, la marca y el juego aéreo.
Una gran plantilla, el 'Fuego Amarillo' comienza a arder.
El Borussia se estaba jugando el título con el Werder Bremen y necesitaba una derrota del conjunto de Bremen ante el
Bayer y una victoria como local ante el Hamburgo para conseguir su primera Bundesliga. El conjunto de Dortmund se
impuso al Hamburgo 2-1 con goles de Ricken y Möller, mientras que el Bayer hacía lo propio con el Werder Bremen al
vencer 2-1, dándole así el primer título de Liga al conjunto dirigido técnicamente por Ottmar Hitzfield.
Posteriormente en la 95/96 otros tres grandes valores del fútbol alemán, vinieron a sumarse al gran equipo que ya
consolidaba el Borussia: Jurgen Kohler, el medio Heinrich y el goleador alemán Heiko Herrlich.
Con esta gran base de futbolistas y el buen hacer de Hitzfield, la combustión del 'Fuego Amarillo' fue cada vez más
arrasadora. Es por ello que a nadie le extrañó que en la 95/96 el Borussia conquistara su segunda Bundesliga
consecutiva.
Hitzfield logró conformar un gran equipo con una columna vertebral compuesta por el meta Steffan Klos, cancerbero
alemán que destacaba por su sobriedad y su seguridad bajo palos, una defensa con Reuter como lateral diestro, Kohler,
impresionante defensa central alemán, posiblemente el mejor central de la década de los 90. Eficaz en la marca, bueno
en el juego aéreo y dotado de una gran personalidad. Mathias Sammer defensa libre de aquel equipo, un excepcional y
polivalente jugador alemán que tanto en la posición de defensa libre como en la de centrocampista, imponía su calidad,
colocación y fortaleza física. En el centro del campo, destacaba el trabajo de Steffan Freund, acompañado por Paulo
Sousa, un centrocampista de contención dotado de gran personalidad, capacidad de trabajo y gran eficacia en la
recuperación de balones. Además era solvente con el balón en los pies. Un seguro de vida en la zona ancha que
destacaba por su excepcional sentido táctico. A estos dos futbolistas se sumaba el talento de Andreas ‘Andy’ Möller un
dinámico y talentoso volante ofensivo que elevó notablemente la calidad de este equipo. Möller era un mediapunta que
se caracterizaba siempre por ser ese futbolista capaz de hacer algo diferente al resto de sus compañeros. Un jugador que
jugaba por detrás de los delanteros y era genial dando el pase decisivo a los puntas. Un jugador con talento, imaginación
y llegada.
Arriba se encargaban de finalizar las jugadas, la pareja formada por Karl-Heinz Ridle , delantero potente, un hueso duro
de roer para sus marcadores por su fuerza, su potencia y su excepcional dominio del juego aéreo. Una auténtica roca.
Steffan Chapuisat, delantero zurdo de gran inteligencia, oportunismo y efectividad en el remate. Aunque la rapidez no
era una de sus virtudes, aprovechaba su inteligencia y su colocación para cazar todos los balones que le llegaban y
mandarlos a la red.
Campeones de Europa e Intercontinentales.
Sin duda con esta plantilla y la acertada dirección técnica de Hitzfield, los éxitos se concatenaron uno tras otro. A las
dos Bundesligas ya citadas se sumó la conquista de la Champions League en 1997. El Borussia fue digno merecedor del
título y si ya en semifinales superó con claridad al Manchester United, en la final disputada el 28 de mayo de 1997 en el
Olympiastadion de Munich ante la Juventus de Turín, se consagró como el primer equipo alemán en conquistar el nuevo
modelo de la Copa europea. Un partido en el que el Borussia saltó al césped con la siguiente formación: Klos, Kohler,
Sammer, Kree, Reuter, Lambert, Sousa, Möller (Zorc), Heinrich, Riedle (Herrlich), Chapuisat (Lars Ricken).
El conjunto de Dortmund se impuso con claridad a la Juventus por 3-1 con goles de Karlheinz Riedle (2) y Lars Ricken.
De esta forma el Borussia entraba en la historia por la puerta grande y un año más tarde le ponía la guinda al pastel
conquistando también la Copa Intercontinental al imponerse en la final al Cruzeiro brasileño.
Final de un ciclo.
Su ciclo triunfal se basó en el trabajo y la calidad de sus hombres, posiblemente no fuera un conjunto cargado de
rutilantes estrellas pero sí cuajado de excelentes futbolistas. Un grupo humano encajado a la perfección en su sistema
por un muy buen técnico como Hitzfield, que con su salida del club, puso fin a la mejor época de la historia de un club
que hasta ese momento, como máximo había luchado por un lugar en la zona UEFA.
Aunque en la 2000/01 logró su tercera Bundesliga, ya nada volvió a ser como aquella época en la que el BVB
Dortmund estuvo por derecho propio entre los mejores del fútbol europeo y mundial.
Mal momento actual.
Desafortunadamente en la actualidad y tal y como citamos en la introducción, el Borussia no pasa por su mejor
momento y es que bordeando la bancarrota y con la salida de sus grandes estrellas, ha estado a punto de perder su
licencia para jugar en la Bundesliga. Por el bien del fútbol alemán y del nombre de esta histórica entidad todos
deseamos ver a este 'Fuego Amarillo' volver a dejar su brillante estela fluorescente por los campos de Europa y
Alemania.

Real Del Bosque


Mucho se ha hablado desde su salida del club y como el tiempo y la historia pone a cada uno en su sitio creo que ha
llegado el momento de que los aficionados del Madrid tengan en esta sección a un equipo que comandado por Del
Bosque cerró un ciclo histórico y triunfal. Pese a que en esta misma sección se dedicó un especial en el que se
desgranaba bajo nuestro punto de vista la época ‘Galáctica’, una palabra que como muy bien dice Di Stefano hizo
mucho daño al club, posiblemente haya llegado el momento para enterrar para siempre la citada denominación. Y es que
desde el primer momento en el que los futbolistas blancos dejaron de pisar el césped para sobrevolarlo con su aura
galáctica, dejaron de ser un equipo de fútbol.
El equilibrio esencial para un equipo
Partiendo de la base de que en fútbol y en la vida llega el momento en el que los extremos se tocan, es absurdo pasar de
querer ser como el Brasil del 70 a ser como el Inter de Helenio Herrera. Aunque es pronto y arriesgado para aventurarse
en juicios de valor, mucho me temo que el actual Real Madrid ha caído nuevamente en la trampa. La virtud sin duda
está en el término medio y esto en fútbol es muy difícil de conseguir. Hay pocos técnicos que consiguieron encontrar
ese equilibrio, pero uno de los que sin duda lo consiguió fue Vicente del Bosque. Su etapa en el Madrid fue todo un
despliegue de sentido común en el terreno táctico y psicológico, mucha mano izquierda y conocimiento del club. Una
fórmula que parece sencilla pero que nadie tras su salida pudo encontrar.
Del Bosque asume la dirección técnica.
En 1999 dirigía la entidad Lorenzo Sanz y aunque hacía poco tiempo que el Madrid había logrado la séptima Copa de
Europa con Hiddink como técnico y con aquel gol de Mijatovic, la estabilidad en la parcela técnica no llegó ni con el
citado técnico holandés ni con Toshak. Es por ello que el por entonces presidente madridista decidió mirar en la Casa
Blanca para encontrar un técnico que supiera llevar las riendas del Madrid y que conociera todo lo que rodea al equipo
español. Fue entonces cuando Vicente del Bosque asumió la dirección técnica del equipo.
La octava.
Esta temporada fue la última con Lorenzo Sanz como presidente, una temporada en la que el Madrid, salvaría la misma
saliendo por la puerta grande de la Champions, puesto que lograría su octava Copa de Europa venciendo en la final 3-0
al Valencia.
Aquel 24 de mayo el conjunto blanco saltó al césped del estadio parisino con la siguiente formación: Iker Casillas,
Michel Salgado, Iván Campo, Aitor Karanka, Roberto Carlos, Iván Huelguera, Fernando Redondo, Raúl, Steve
McManaman, Fernando Morientes y Nicolas Anelka.
Nada más comenzar el choque se pudo comprobar que el Valencia no entraba en el mismo y que el Madrid transmitía la
tranquilidad que su técnico reflejaba desde el banquillo. Los Iván Helguera, Redondo, Raúl, Mcmanaman y Morientes
hicieron un gran partido y en ningún momento dieron la sensación de perder el control del juego, por lo que cuando
llegó el gol de Morientes a los 39 minutos de partido, todo fue ya rodado para un equipo que era justo campeón y que
había demostrado lo mejor de sí ya ante rivales como Manchester o Bayern de Munich. El segundo fue un golazo de
McManaman en el 67 y el tercero un gol que definió al mejor Raúl: galopada en solitario a la puerta contraria, encara a
Cañizares, rebaña el balón con la izquierda y en el límite, la enchufa con la derecha, suave y mansamente. Otro golazo.
Florentino Pérez llega con su nueva política
Aunque a nivel económico el Madrid pasaba por un momento delicado, a nivel deportivo las cosas iban sobre ruedas.
Fue así como se llegó a las elecciones presidenciales del verano del año 2000. En los citados comicios Florentino Pérez
que basó su campaña en el tirón económico y especialmente en la jugada “Figo”, ganó las elecciones y se convirtió en
el nuevo presidente del Real Madrid. Florentino tuvo muy claro desde su llegada, que la nave madridista necesitaba un
giro de timón y puso en práctica “su política”. Una política que consistía fundamentalmente en sanear el club
económicamente. Primero recibió el apoyo vital de las instituciones y comenzó a entablar negociaciones con los
mejores jugadores del mundo. El primero fue Luis Figo, que llegó en la 2000/01, con Florentino bajo el brazo y con el
que a su vez consiguió asestar un duro golpe en el punto de flotación de la nave rival. El segundo fue Zidane, sin duda
el mejor del mundo en aquella época y un futbolista en el que Florentino basó su macroproyecto. El presidente tenía
claro que para que el Madrid recobrara su prestigio a nivel mundial necesitaba tener en su equipo a los mejores, puesto
que pese a que el coste de su contratación era muy elevado, posteriormente generarían el doble de beneficios, tanto a
nivel económico como deportivo.
Sin duda en sus inicios así fue, Florentino en dos años como presidente del Madrid consiguió el Campeonato de Liga en
la 2000/01, la Copa de Europa de 2002, la Supercopa de España de 2001, la Supercopa de Europa en 2002 y la Copa
Intercontinental en 2002.
Llega Zidane y con él la novena.
En principio no se podía objetar nada a la labor del nuevo presidente, puesto que la plantilla del Madrid con la inclusión
primero de Figo y luego de Zidane mejoró ostensiblemente. En la 2000/01 el Madrid logra el título de Liga con un
equipo equilibrado y en el que el sentido común destaca en casi todas sus formaciones. Posteriormente a la siguiente
campaña Del Bosque sigue haciendo su trabajo en silencio y logra incluir en la alineación a otro genio como Zidane,
todo un maestro, que encajó a la perfección y dejó para la historia momentos únicos en cada balón que tocaba, en cada
“ruleta marsellesa”, en cada bola que controlaba con esa majestuosa elegancia, esa impresionante altura y esa
indescriptible armonía para mandarlo al “pasto”.
En esta temporada 2001/02 el Real Madrid liderado por un majestuoso Zinedine Zidane, secundado por un gran Raúl y
arropado por los Figo, Makelele, Hierro, Roberto Carlos… practicó un fútbol de alta escuela y consiguió la novena
Copa de Europa al derrotar en la final al Bayern Leverkusen por 2 a 1. Todo ello en una final en la que pudimos ver a un
Raúl más listo que el hambre, y en la que Zidane nos deslumbró con aquel majestuoso golazo (uno de los mejores goles
de la historia de la copa de Europa), además de vibrar con un impresionante Casillas, que presentó su candidatura al
mejor portero de Europa.
La alineación que presentó Vicente Del Bosque en aquella final fue la siguiente: César (Casillas, m.67), Míchel
Salgado, Hierro, Iván Helguera, Roberto Carlos, Makelele (Flavio, m.73), Solari, Figo (McManaman, m.61), Zidane,
Raúl y Morientes.
De la cima a arrojarse por el precipicio
Con el Madrid casi en la cima del fútbol mundial se afronta la temporada 2002/03, en la que Ronaldo viene a sumar otra
estrella a la nómina madridista. El mero hecho de echar un vistazo a la alineación, provocaba el pánico en sus rivales:
Casillas, Salgado, Hierro, Helguera, Roberto Carlos, Cambiasso (Pavón 89'), Makelele, Zidane (Solari 84'), Raúl, Figo,
Ronaldo (Guti 81'). Esta fue la alineación que presentó el Real Madrid en la final de la Copa Intercontinental, en la que
el conjunto blanco se impuso por dos goles a cero al Olimpia de Paraguay, con goles de Ronaldo y Guti. La citada
campaña se cierra con la conquista de un título de Liga más para el conjunto de Del Bosque, pero con una fractura
abierta en el club que desembocaría en la pérdida de rumbo de la nave madridista.
A partir de aquí comienza el desmembramiento deportivo de la plantilla, con la salida de Vicente del Bosque, Hierro y
Makelele entre otros. La palabra ‘galáctico’ que nunca gustó a los jugadores, comienza a estar maldita para todos,
menos para los que estaban interesados en la venta de camisetas. Pese a haber conseguido el título de Liga, Florentino
consideró que Del Bosque (que por otra parte se lo veía venir) había quemado ya su etapa al frente del equipo y decidió
prescindir de los servicios del hombre de la “mano izquierda”. Toda la sencillez con la que supo llevar el vestuario y la
naturalidad con la que él y todo su equipo, llevó a aquella plantilla se perdió para no volver. Declaraciones como esta
jamás se volvieron a repetir por parte de los sucesivos técnicos que dirigieron la nave madridista:
Del Bosque siendo técnico del Real Madrid y en una entrevista que le hizo Enrique Ortego declaró lo siguiente: “Me
gustaría que la gente me creyera que dentro del vestuario Ronaldo, Figo, Zidane, Raúl, Hierro... no han perdido la
esencia de lo que son, futbolistas. Y malo el día que cambien. Otra cosa es la parafernalia que les rodea. Es más los
Pirri, Grosso, Del Bosque..., los de aquella época también teníamos nuestros caprichos y yo no los veo tan distintos a
como nosotros éramos entonces. Lo que ahora hay es más eco. Hay más leyenda que realidad sobre ellos”.
En estas declaraciones se resume a la perfección la personalidad y la psicología de Don Vicente, un hombre que por otra
parte demostró su capacidad técnica y táctica incluyendo en un mismo once a Figo, Zidane, Raúl y Ronaldo sin perder
el equilibrio colectivo de su equipo, pese al empeño de algunos en lo contrario.
Incuestionable trabajo
Dos Copas de Europa, una Copa Intercontinental, una Supercopa de Europa, dos Ligas de España y una Supercopa de
España coronan esta gloriosa etapa madridista en la que el entrenador del perfil bajo fue elegido por la UEFA mejor
técnico de Europa de 2002. Siete títulos en tres años y medio, a dos por curso. La inmaculada trayectoria de Vicente del
Bosque al frente del Real Madrid finalizó 24 horas después del último servicio a la causa.
Todo esto no significa que Vicente Del Bosque sea el ‘mesias’ ni el salvador del Madrid, puede que si algún día vuelve
al equipo blanco, las cosas no le vengan nuevamente de cara, pero lo que es indudable es lo que al principio de este
especial comentamos. Y es que la historia pone a cada uno en su sitio y Don Vicente merece un lugar de privilegio junto
a los Zidane, Raúl, Hierro, Makelele, Helguera, Morientes, Figo, Redondo, McManaman, Roberto Carlos…

Superdepor
En la década de los noventa en el fútbol español hubo un equipo que tuvo la osadía de cuestionar la hegemonía de
Barcelona y Real Madrid, los tradicionalmente dos grandes equipos de la Liga. Bien es cierto que en la historia de la
misma existen precedentes de otros equipos que han hecho sombra y han birlado títulos a Madrid y Barça, como fueron
los casos de Valencia, Zaragoza, Athlétic de Bilbao, Real Sociedad, Atco. de Madrid, Sevilla, Betis… pero en todos
estos casos estamos hablando de grandes históricos del fútbol español. Este no es el caso del conocido como
Superdepor, un modesto conjunto con mucha historia pero que pasó en tiempo récord de jugar en otras categorías a
codearse con los grandes del fútbol español y europeo.
Augusto Cesar Lendoiro, el padre de la criatura.
Es por ello que tiene aún mucho más mérito lo conseguido por este conjunto dirigido presidencialmente por Augusto
Cesar Lendoiro, presidente y fundador del Hockey Club Liceo de hockey sobre patines, donde había realizado una muy
buena gestión, un hombre que además tenía vinculación con el fútbol amateur puesto que en sus tiempos mozos había
jugado en los juveniles del Deportivo. También militó en el Ural, conjunto del que también fue presidente, el Español de
Santa Lucía, al que dirigió también como presidente durante 19 años y el Orillamar. Además llegó a ser presidente y
fundador de la Asociación Coruñesa de Fútbol Modesto, presidente de la Federación Coruñesa de Balonmano durante 6
años y presidente del Comité Organizador del XXVIII Campeonato del Mundo de Hockey sobre Patines, celebrado en
La Coruña en 1988.
Esta era la carta de presentación de un hombre como podemos ver muy vinculado al deporte, que el 13 de junio de
1988, inició su andadura como Presidente del deportivo de la Coruña tras haber sido elegido por aclamación, por los
socios, en una asamblea pública celebrada en el Colegio Salesianos.
Lendoiro hombre vinculado al deporte y la política gallega se hizo cargo de un conjunto que por entonces veía muy de
cerca el pozo de la Segunda División B y al que logró situar entre los grandes del fútbol español.
Arsenio Iglesias, el hombre elegido
Para dirigir su proyecto elegió a un hombre de la casa, un técnico modesto e inteligente que ya había dirigido al
Deportivo con anterioridad. Conocido como el "Zorro o el Bruxo de Arteixo", dirigió técnicamente al equipo gallego
con maestría y humildad.
Paso a paso, camino a la historia.
Ya en la temporada 88/89 el Depor es semifinalista en la Copa del Rey y militando en Segunda pasa de 5.000 a 10.000
socios. Una temporada después alcanzan los 17.500 socios y en la 1990-91 logra el ascenso a Primera División.
Una vez en la máxima categoría se inicia el proceso de consolidación en Primera, el aún llamado Deportivo se salva del
descenso al ganar al Betis en la Promoción en la temporada 91/92.
Salto de calidad.
La temporada 92/93 marca sin duda el punto de inflexión de este equipo que ya forma parte de la historia de nuestra
liga. Y es que en esta camapaña además iniciarse el proceso de transformación en Sociedad Anónima Deportiva, la
plantilla experimenta un salto de calidad muy notable al incorporar a jugadores de la talla de los internacionales
brasileños Bebeto y Mauro Silva, además de los fichajes nacionales de Aldana y Nando, que se unen a integrantes de la
plantilla como Djukic, López Rekarte, Claudio, Ribera, Canales, Liaño, Fran y José Ramón.
Esta plantilla dirigida técnicamente por Arsenio Iglesias realiza una primera vuelta sensacional y logra el título
honorífico de "Campeón de invierno". El apelativo de “Supedepor” comienza a sonar en los rotativos deportivos de
tirada nacional y al final de Liga acaba con una histórica tercera posición y la consiguiente clasificación para la Copa de
la UEFA por primera vez en su historia. El equipo de Lendoiro bate todos los récords, Bebeto es el máximo goleador y
Liaño el portero menos batido, además llega a la cifra de 67 goles, el mayor registro logrado por el equipo blanquiazul
en toda su historia.
Al año siguiente el Deportivo hace una camapaña aún mejor, se incorporan a la plantilla Donato, Manjarín, Paco y
Elduayén, entre otros. El equipo base de Arsenio Iglesias era el compuesto por Liaño; Nando, Voro, Djukic, Ribera y
López-Rekarte; Fran, Mauro Silva y Donato; Bebeto y Cláudio. La campaña fue fantástica, una lucha fraticida con el
Barcelona de Cruyff, Romário, Stoitchkov, Ronald Koeman, Michael Laudrup, Zubizarreta, Salinas, Bakero, Guardiola,
Ferrer, Nadal….
Y entonces llegó la fatídica fecha del 14 de mayo de 1994.
14 de mayo de 1994, la noche más triste, nace la la leyenda del Superdepor.
Aquel 14 de mayo de 1994 será recordado por todos los aficionados del Deportivo como una de las noches más negras
de la historia de la entidad, pero para los aficionados e historiadores del fútbol de la Liga española es recordada como la
fecha en la que la que nació leyenda del Superdepor. Un equipo que se ganó el cariño y la admiración del fútbol
español, no en vano le peleó el título y lo perdió en el último suspiro, al Dream team de Cruyf, sin duda uno de los
mejores equipos que se han podido ver en la historia de la liga. Es por ello que lo conseguido por el equipo de Arsenio
Iglesias es aún más meritorio.
El Deportivo es Subcampeón. El campeonato se pierde en el último partido tras empatar a cero con el Valencia y fallar
Djukic un penalty en el último minuto. El Barcelona con igualdad de puntos se proclamó campeón por el gol average.
Las lágrimas blanquiazules dieron la vuelta al mundo y en lugar de hundir al Superdepor lo hicieron aún más grande y
es que pocos olvidaran el vibrante final que nos hizo vivir aquel gran equipo gallego. El Depor era ya toda una realidad
con 25.000 socios y un futuro envidiable por delante.
Llegan los títulos.
En la temporada 94/95, Arsenio Iglesias, el hombre de confianza de Lendoiro, mantiene el magnífico bloque que le ha
llevado a codearse con los grandes del fútbol español, y aunque vuelve a ser Subcampeón, por fin saborea las mieles del
éxito.
La Copa del Rey, primer título.
Un año después de aquel fatídico 14 de mayo, el Deportivo levantaba en el Santiago Bernabéu ante los chés la Copa del
Rey. Era el primer título en la historia del conjunto gallego, y el justo premio para un equipo irrepetible dirigido por
Arsenio y cuyo once tipo era Liaño, Rekarte, Ribera, Djukic, Albístegui, Nando; Aldana, Mauro Silva, Fran; Claudio y
Bebeto (Manjarín y Alfredo).
En 1995 se produce la marcha de Arsenio Iglesias y el Deportivo con una base sólida a nivel deportivo e institucional
afronta una nueva etapa en la que los títulos que tanto se resistían comienzan a llegar, pero esta es otra historia de la que
habría que hacer otro especial.
Arsenio y sus pupilos
El hombre que dirigió técnicamente a esta histórica plantilla fue Arsenio Iglesias, el “Bruxo de Arteixo”, "el zorro de
arteixo”, un técnico que en muchos de los casos fue además de entrenador, como un padre deportivo para ellos. Con él
el Deportivo ascendió a Primera División, entró en Europa y ganó su primer título oficial, la ya citada Copa del Rey del
95.
De la plantilla gallega podríamos destacar a prácticamente la mayoría de sus componentes pero mencionamos
especialmente a Fran, el símbolo del Deportivo, Arsenio dijo lo siguiente sobre él: “Fran ha sido el buque insignia”. Fue
uno de los jugadores de más talento de aquel equipo, tenía una calidad y una zurda impresionante. Cuando Fran
funcionaba, el Depor funcionaba. Quizás cuando Bebeto no funcionaba, por poner un ejemplo, no se notaba tanto. El
mejor jugador gallego de la última época. Tenía cualidades de sobra para haber llegado más alto de lo que llegó, tan
solo su carácter introvertido le privó de ser uno de los grandes futbolistas europeos de su época.
Otro pedazo de futbolista era Mauro Silva, uno de los mejores mediocentros defensivos del mundo en la década de los
90, una roca que además de neutralizar a cualquier rival, era capaz de salir con el balón jugado. Cuando cubría la pelota
era imposible arrebatársela. Además a nivel personal era y es todo un caballero del deporte, muy honrado y noble,
siempre intentaba estar ayudando a los compañeros.
Los goles de aquel equipo los hacía Bebeto, de aspecto frágil pero dotado de una habilidad impresionante en el regate y
de una pillería inigualable. Si a todo ello le sumamos el envenenado y seco disparo con efecto que poseía tenemos como
resultado a uno de los mejores delanteros de la historia del fútbol brasileño.
Generoso en el esfuerzo y en el trabajo también destacaba Donato, Donatiño lo llamaba Arsenio, el futbolista de las
piernas arqueadas. Podía jugar como mediocentro o pivote por delante de la defensa, posiciones en las que explotaba al
máximo sus cualidades, o bien como líbero. Fuerte, agresivo y luchador, además de técnico e inteligente.
Por último no quisiera concluir este especial sin mencionar a Miroslav Djukic, un jugador maldito por aquel penalti
fallido pero que fue el único valiente capaz de asumir aquella responsabilidad. No por ello merece que se le eche por
tierra el excelente rendimiento que ofreció con la camiseta del Depor y que no se reconozca el gran futbolista que fue.
Un defensa libre dotado de una clase y elegancia impresionante para salir con el balón jugado. Defensivamente era muy
eficaz sin duda por su inteligencia y colocación en el terreno de juego. Otra de sus grandes cualidades era la limpieza de
su juego, raras veces daba una patada.
En definitiva una época gloriosa para la historia del Deportivo y un señor equipo que merece sin ninguna duda este
especial.

Hakoah, la fuerza.
Posiblemente la historia que les vamos a relatar a continuación tenga poco que ver con el resto de especiales que hasta
la fecha hemos insertado en esta sección, pero nada más conocerla comprendí que entra sin ningún género de duda en la
leyenda futbolística y en la historia del deporte.
Hakoah ”fuerza en hebreo”.
En respuesta a la ley austriaca que prohibía el ingreso de atletas judíos en los centros deportivos en 1909, se funda el
club judío Hakoah Viena. Influenciados por la doctrina de Max Nordau de Muskeljudentum (judaísmo muscular),
bautizaron al club con el nombre de Hakoah, "la fuerza" en hebreo.
En el citado club se promocionaron varios deportes pasando desde el atletismo al fútbol. Lo cierto es que este club pese
a la cada vez mayor corriente antisemita que se vivía en Europa llegó a ser uno de los clubes que destacó en el escenario
deportivo europeo.
Un gran equipo.
En este conjunto se logró reunir a las estrellas judías del fútbol de muchos países, un equipo que ya en la temporada
1921/22 llegó a ser subcampeón de la Liga austriaca y que en la temporada 1924/25 pasó a la historia al proclamarse
campeón de Liga. Un equipo formado por Jozsef Eisenhoffer, Sandor Fabian, Richard Fried, Max Gold, Max Grunwald,
Jozsef Grunfeld, Bela Guttmann, Alois Hess, Moritz Hausler, “ Fuss” Heinrich, Norbert Katz, Alexander Nemes-
Neufeld, Egon Pollak, Max Scheuer, Alfred Schoenfeld, Erno Schwarz, Joseph Stross, Jacob Wagner, y Max Wortmann.
La popularidad del club y el talento de sus jugadores llegó a límites insopechados, eran conocidos en el mundo entero y
se convirtieron en el primer reclamo para los judíos que llenaban los estadios en sus habituales partidos por varios
puntos del globo. Es más llegó a ser temido y, más difícil todavía, respetado en el fútbol centroeuropeo, cuando éste
constituía la primera referencia mundial.
La gran gesta de Londres.
Se puede considerar que con la conquista de la Liga en la temporada 1924/25 tomaron el dominio del fútbol en su país,
pero su reconocimiento a nivel mundial le llegó gracias a un doble enfrentamiento con el West Ham inglés.
Se da la circunstancia de que desde la conclusión de la Primera Guerra Mundial no se había producido ningún
enfrentamiento futbolístico entre Inglaterra y Austria y por ello coincidiendo con la gira que realizaba el West Ham por
Europa, se concertó un amistoso entre ambos equipos. En el citado choque disputado en Viena, el equipo inglés solo
pudo arrancar un empate y llegó al acuerdo con los directivos del Hakoah, de que disputaría un partido de vuelta en
Londres.
Los aficionados del Hakoah se hubieran conformado con una derrota por la mínima, por ello cuando conocieron la
noticia de que el club vienés había vapuleado al West Ham por un contundente 0-5, no cabían en sí de gozo. Con esta
victoria el Hakoah entró en la leyenda del fútbol al convertirse en el primer club continental en derrotar a un equipo
inglés en Inglaterra. Este hecho como ya hemos citado, les valió para ganarse el reconocimeinto a nivel mundial.
Una de las referencias de aquel equipo era el legendario Bela Guttman, un futbolista que llegó para reforzar la medular
de aquel conjunto. Toda una estrella, un mediocentro con gran visión y calidad, capaz de dar pases medidos a sus
compañeros. Además luego se convertiría en uno de los mejores técnicos de la historia, tal y como podemos comprobar
en nuestra sección “Personajes”.
La anécdota.
Las anécdotas que se cuentan alrededor de lo que tuvo que vivir este equipo son numerosas y reflejan a la perfección
hasta dónde puede llegar esto del fútbol. Se cuenta que el por entonces alcalde de Viena, Karl Lueger, era un antisemita
rabioso y declarado. Pero cuando el equipo judío Hakoah Viena jugó contra un equipo húngaro, fue posible observar al
alcalde ovacionando al equipo con los hinchas locales. Cuando le advirtieron que los jugadores del equipo que alentaba
eran judíos, él hizo un comentario que fue famoso:
"Yo decido quién es judío o no.".
La gira de los judíos invencibles.
Posteriormente y como resultado de una gira del equipo a New York City en 1925, organizada dentro del marco del
proselitismo hebreo que guiaba la vida del club y la consiguiente difusión de la existencia del pueblo judío, muchos de
sus futbolistas quedaron impresionados ante la prácticamente nula existencia de antisemitismo por aquella época en
EEUU. Debido a esta circunstancia decidieron permanecer en los Estados Unidos.
Llegaron como invencibles y se quedaron, además el hecho de que en aquel momento, la mayoría de los clubes de la
costa este americana eran propiedad de familias judías, influyó en el hecho de que más de la mitad del equipo decidió
seguir su carrera en la American Soccer League.
La pérdida de la mayoría de los talentosos jugadores de aquel equipo desembocó en la finalización de los éxitos y la
competitividad del club, pero para nada acabó con su leyenda.
Las míticas nadadoras
Como ya citamos con aterioridad el Hakoah no solo era un equipo de fútbol, sino que constituyó una puerta abierta para
aquellos jóvenes que quisieron a través del deporte dar una lección a todos aquellos pro-nazis, que vieron el triunfo del
Primer Club Deportivo de Viena. En esta parcela no podemos pasar por alto la hazaña y el valor de un grupo de chicas
que brazada a brazada le dieron una lección al mundo. En la década de los años treinta las llamas del antisemitismo se
avivaban cada vez más y fue en ese periodo en el que las chicas del Club Deportivo Hakoah, dominaron las
competencias de natación en Austria. Nadadoras como Ruth Lange y Lucie Goldner que optaron por renunciar al equipo
olímpico austríaco antes que competir en el Berlín nazista. Unas decisiones por las que se vieron desposeídos
injustamente de todos su récords. Deportistas y nadadoras de calidad y valor, Hedy Bienenfeld, Fritzy Lowy o Judith
Deutsch, quien tuvo en su haber doce récords nacionales en carreras de estilo libre de media y larga distancia y que
luego fue vetada de las competiciones de por vida. Todas decidieron nadar antes que hundirse y todas lucharon hasta el
final, al igual que lo hicieron los deportistas del Hakoah, del que un total de 39 atletas encontraron la muerte en los
campos de concentración.
En referencia a esta historia de valor, (una de las muchas que se vivieron en aquella fatídica época), podemos disfrutar
de una película documental que retrata la historia de este equipo de nadadoras campeonas del club deportivo Hakoah
Viena. Un film dirigido y producido por Yaron Zilberman y titulado “Hakoah Lischot – Watermarks”.
Tras la anexión de Austria en 1938, los nazis clausuraron el club y las nadadoras lograron escapar del país gracias a una
operación organizada por los funcionarios del club Hakoah Viena. El Estadio del Hakoah fue cedido al partido nazi, una
victoria efímera puesto que como he podido leer, muchas de aquellas nadadoras que pudieron salvar la vida, aún siguen
reuniéndose ya octogenarias para nadar. Esa es sin duda la victoria real. Después de la Segunda Guerra Mundial el club
se restableció pero ya a una escala amateur.

Olimpia 1979
Muchos pueden considerar al fútbol paraguayo como un ‘fútbol menor’ en el concierto futbolístico internacional. Cierto
es que el nivel de la Liga paraguaya no está entre los mejores del fútbol mundial, pero lo que es incontestable es el
hecho de que el Club Olimpia de Asunción, se encuentra por méritos propios entre los históricos del fútbol mundial
desde que en 1979 logró la hazaña de hacerse con la Copa Intercontinental, la Copa Libertadores y la Copa
Interamericana. De la misma forma hay que destacar que en aquella Intercontinental el vigente campeón de Europa, el
Nottingham Forest, renunció a disputarla y en su lugar fue el Malmoe, el conjunto que se enfrentó al conjunto de
Asunción, pero esta circunstancia no resta el mas mínimo mérito a la campaña desplegada por el ya mítico conjunto
dirigido por el no menos legendario Luis Cubilla.
Osvaldo Domínguez Dibb/Luis Alberto Cubilla.
La clave del éxito nacional e internacional del Club Olimpia a juicio de la mayoría de los historiadores del club, estuvo
en la llegada a la presidencia en 1975 de Osvaldo Domínguez Dibb, un polémico pero exitoso empresario que logró que
Olimpia fuese conocido a nivel internacional. Una de sus grandes decisiones fue la contratación como técnico de Luis
Alberto Cubilla, un técnico uruguayo con una amplia experiencia de éxitos a nivel internacional tanto en el apartado de
jugador en activo como en la faceta técnica.
Pese a que como jugador lo ganó casi todo, a día de hoy aquella gesta conseguida por el Olimpia sigue siendo
prácticamente el mejor recuerdo de su carrera deportiva. Y es que Cubilla sigue recordando a todos el mérito que tuvo
aquello y las circunstancias en las que se logró: “Inicialmente tuvimos que participar de trabajos de organización y
planificación para sentar las bases que permitieran proyecciones en el campo futbolístico.
Los resultados logrados enaltecieron a todo el pueblo paraguayo, a través del honroso prestigio ganado por el Olimpia
en todo el mundo. Sin duda, el Olimpia es un ejemplo para el fútbol paraguayo, y el que dio los cimientos al actual
fútbol. Con sus conquistas motivó a todo el pueblo deportista”.
La emoción le asalta al recordar el ’79. “Aquello fue algo fuera de serie, porque aquí era totalmente desconocido un
proceso de entrenamiento como el que hicimos. Aquí no se conocía la pretemporada, el cuidado médico integral, no se
trabajaba de mañana y tarde, el cuidado invisible, ese que tiene que ver con la responsabilidad del jugador... Creo que lo
de 1979 fue la síntesis de lo que queríamos lograr: así pudimos ganarle a Boca...”.
La Copa Libertadores.
La primera gran gesta fue la conquista de la Copa Libertadores, un torneo en el que fueron cayendo Sol de América, el
Wilsterman boliviano, el campeón brasileño, Guaraní de Campinas y el Palestino chileno, pero el título se certifico sin
lugar a dudas en la histórica final ante Boca.
En el partido de ida jugado el 22 de julio de 1979 en Asunción, Olimpia ganó por 2-0 en una noche memorable en la
que Miguel Ángel Piazza y Osvaldo Aquino le dieron al Decano una importante ventaja ante el siempre difícil rival
argentino. El partido de vuelta jugado cinco días después en la Bombonera terminó empatado sin goles lo cual consagró
a Olimpia campeón, un título que echó por tierra todos los pronósticos que habían vaticinado una goleada de Boca en
La Bombonera y que vieron consagrarse campeón a la muralla Olímpica.
La consagración, la Intercontinental.
Como citamos en la introducción de este especial, el Olimpia se enfrentó al Malmoe sueco ante la renuncia del vigente
campeón de Europa, el Nottingham Forest. El equipo dirigido por Luis Cubilla se impuso en ambos partidos, en la ida
disputada el 18 de noviembre de 1979 en el Malmoe Stadium, se impuso por 0-1 con gol de Isasi en el minuto 41 de
partido. En aquel histórico minuto, Evaristo Isasi interceptó el balón y tras una magnífica galopada de 30 metros retó y
superó al frío viento nórdico y al arquero Moeller.
Y en la vuelta disputada el 2 de marzo de 1980 en el abarrotado Estadio “Defensores del Chaco”, el Club Olimpia
entraba en la historia del fútbol consagrándose campeón Intercontinental al superar por 2 a 1 al conjunto sueco con
goles de Solalinde (39’) y Michelagnoli (71’).
El técnico charrúa presentó la siguiente formación: Almeida, Solalinde, Paredes, Sosa, Di Bartolomeo, Torres, Kiese,
Talavera (Michelagnoli), Isasi, Valik, Aquino. Un conjunto histórico al que habría que sumar los nombres de Ortiz,
Céspedes y Delgado, Jorge Guasch, Villalba...
La Copa Interamericana.
La continuación del éxito llegó con la conquista de la Copa Interamericana derrotando al conjunto salvadoreño del
Deportivo FAS superando en el computo global del doble enfrentamiento por un claro 8-3.
El 16 de Febrero de 1980, FAS empató 3 x 3 con el Olimpia de Paraguay, partido jugado en el Estadio Cuscatlan. El 16
de Marzo del mismo año FAS cayó 5 x 0 en Asuncion Paraguay, con un recital goleador de Miguel María Michelagnoli,
coronándose así el Club Olimpia Campeón de la Interamericana, su tercer gran título consecutivo. En aquel Deportivo
FAS, jugaba un por entonces joven y desconocido llamado Jorge González, luego genio y figura, “Mágico” González.
Ever Hugo Almeida.
De este histórico conjunto son muchos los que destacan como figura esencial al guardameta uruguayo nacionalizado
paraguayo Ever Hugo Almeida, toda una leyenda de Olimpia y un futbolista que puede presumir de haber acumulado un
veintena de títulos en 18 temporadas en Asunción, en las que ha batido todos los récords. Especialmente meritoria fue
su actuación en el encuentro de ida disputado en Suecia.
Don Paats.
En definitiva un reinado indiscutible desde la llegada en 1975 de Osvaldo Domínguez, en la que además de los títulos
internacionales, batió su propio record de cinco campeonatos paraguayos consecutivos logrando el impresionante
hexacampeonato desde el 1978 al 1983.
Posteriormente siguieron cayendo los títulos pero nada parecido a lo vivido en aquel memorable año de 1979, un año
que situó definitivamente en el mapa futbolístico mundial al Club Olimpia de Paraguay. Aquel modesto club que allá
por 1902, fundó con el nombre de "Football Club Olimpia", el holandés William Paats, profesor de educación física e
introductor del fútbol en Paraguay.

La maldición de Berna
’Laszy’, hace que se quede pequeño Les Corts.
En la temporada 50/51, Ladislao Kubala era el indiscutible ídolo de la aficiónn azulgrana, Laszy era un genio del balón
y un portento físicamente, su talento provocó que el viejo estadio de Les Corts se quedara pequeño para ver a uno de
aquellos magos húngaros de la época que mostraban al mundo su fútbol. Es por todo esto que el 14 de noviembre de
1950 la directiva convocó una Asamblea extraordinaria de compromisarios con la intención de aprobar la adquisición de
los terrenos en los que se edificaría el Camp Nou. Cuatro años más tarde, el 28 de marzo de 1954 se colocaba la primera
piedra del futuro Camp Nou y el 24 de septiembre de 1957 tuvo lugar la inauguración del nuevo estadio. Aquel histórico
día el Barcelona se enfrentó al conjunto polaco del Varsovia y la primera alineación estuvo compuesta por Ramallets,
Olivella, Brugué, Segarra, Vergés, Gensana, Basora, Villaverde, Martínez, Kubala y Tejada. En la segunda mitad
entraron Gracia, Flotats, Bosch, Hermes, Ribelles, Sampedro y Evaristo. El resulta fue favorable a los azulgranas por 4-
2 y el primer gol fue anotado por Eulogio Martínez en el minuto 11 de partido.
Hacemos esta introducción para evidenciar una vez más el hecho de que Kubala que ya había hecho historia con el
Barça con aquella otra delantera histórica de las ‘Cinco Copas’ formada por Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón,
además de poner la primera piedra para la edificación del nuevo estadio, fue la base del nuevo equipo que marcó época
en los finales de los cincuenta y hasta 1961, cuando el club entró en una crisis deportiva tras la marcha de Kubala y la
venta de Luisito Suárez, además de la fatídica noche de Berna. De aquel gran conjunto que se quedó a ‘tres palos’ de la
gloria, en la citada alineación de la inauguración del Camp Nou, ya podemos ver a Ramallets, Gensana, Gracia, Vergés,
Kubala y Evaristo.
Delantera de leyenda.
La finalidad de esta sección es conseguir llevar al aficionado la historia de grandes equipos y delanteras de leyenda que
no podemos permitir queden en el olvido, por lo mucho que hicieron por el fútbol y por la historia que escribieron. Este
es el caso de aquel Barcelona de finales de los cincuenta, en el que la delantera formada por Kubala, Kocsis, Evaristo,
Suárez y Czibor hizo disfrutar a los aficionados y se quedó como ya hemos citado a ‘tres palos’ de la gloria
contribuyendo a alimentar la leyenda de ‘la maldición del Wankdorf Stadium de Berna’. Una maldición especialmente
cruel con los futbolistas de nacionalidad húngara por la recordada final de la Copa del Mundo de Suiza de 1954, en la
que se vivió ‘el Milagro de Berna’. Sería injusto que la pérdida de esta final ensombreciera este periodo dorado de la
historia del Barcelona, en la que nombres como Helenio Herrera y genios del fútbol como Kubala, Suárez, Czibor,
Evaristo, Kubala, Kocsis, Ramallets, Eulogio Martínez… y demás desfilaron y mostraron su talento en el nuevo coliseo
blaugrana.
Temporada 1957/58, cuando todo comienza.
El Barcelona dirigido por Domingo Balmanya contaba entre sus filas a jugadores como Luis Suárez, Basora, Kubala,
Tjeada, Martínez, Evaristo, un gran equipo que en el nivel general rindió a un nivel discreto, especialmente en la Liga
española puesto que en la recién reanudada Copa de Ferias, tras un año en blanco de la competición, el barcelona
recuperó su crédito europeo tras la conquista del título al derrotar a la Selección de Londres, en la final disputada a
doble partido. Una final en la que en el partido de ida el barça empató a dos y en el de vuelta el conjunto azulgrana
apabulló al conjunto inglés por un contundente 6-0. Suárez hizo dos goles, Evaristo otros dos, y Eulogio Martínez y
Vergés cerraron la goleada con un gol cada uno. Está victoria no logró tapar la irregular trayectoria en Liga del Barça,
por lo que antes de la finalización de la temporada, Balmanya fue cesado y se contrató a Helenio Herrera, un técnico
polémico donde los haya pero dotado de unos vastos conocimientos y una fuerte personalidad.
Helenio Herrera, “el mago”.
La llegada del conocido popularmente como el “Mago” fue todo un revulsivo y supuso el inicio de una etapa llena de
éxitos. Hay que destacar de la misma forma que en la campaña 1957/58 causaron baja en el club tres futbolistas
históricos como Seguer, Manchón y Basora, que paradójicamente abrieron las puertas a la llegada de dos genios del
fútbol como los extraordinarios futbolistas húnagros Sandor Kocsis ‘Cabeza de Oro’ y Zoltan Czibor ‘Pájaro Loco’,
ambos procedentes del Honved de Budapest.
Estas incorporaciones propiciaron que la campaña 58/59 resultase triunfal. El Barça realizó una magnífica campaña y
logró el doblete, Liga y Copa, batiendo todos los registros, el de puntuación (51 puntos), el de goles a favor (96) y el de
menos goleado (26). Además el máximo realizador fue Evaristo con 21 tantos. En Copa se proclamó campeón
derrotando en la final al Granada 4-1 con dos goles de Kocsis, uno de Martínez y otro de Tejada. De esta forma el club
azulgran cerraba una de las temporadas más brillantes de su historia y haciendo un fútbol de alta escuela.
Adiós a Samitier y a H.H.
Curiosamente y pese a que a nivel deportivo los éxitos eran incuestionables, el equipo culé estaba inmerso en una grave
crisis interna, de una lado se produjo la marcha de un mito del Barcelona como José Samitier, que chocó frontalmente
en la parcela técnica con H.H. y de otro se produjo el estallido del ‘caso Kubala’, cuando la directiva le recriminó al
futbolista su falta de entrega y el propio Kubala llegó a pedir la baja, algo que no se aceptó por parte del consejo. Y es
que la figura de Laszy era ya legendaria. Afortunadamente y pese a que la marejada era intensa a nivel interno, en el
plano deportivo el equipo volvió a firmar una gran campaña. En una intensa lucha mano a mano con el Madrid que se
mantuvo hasta la última jornada, el Barcelona logró el título de Liga gracias al goal average, ambos equipos acabaron
con 46 puntos pero los azulgranas se llevaron el título por mejor coeficiente general: 86-28 por 92-36. Ramallets siguió
marcando época y logró el trofeo “Ricardo Zamora” al ser el portero menos goleado con 28 goles.
Si en Liga el Barça dio la talla, en la Copa de Europa el equipo dio el nivel eliminando al CDNA búlgaro, al Milán y al
Wolverhampton, pero todo se fue al traste en las semifinales ante el Madrid, en las que estalló un nuevo conflicto
interno: en el encuentro de ida y en la concentración del equipo en la localidad madrileña de La Berzosa los futbolistas
pideron un aumento de la prima ya estipulada con el apoyo del técnico, a esta reivindicación se la conoció con el
sobrenombre de “el plante de La Berzosa”. El crudo ambiente que se creó perjudicó al equipo y el madrid eliminó de
forma justa al Barcelona venciendo 3-1 en la ida y 1-3 en el encuentro de vuelta. Toda esta vorágine de conflictos
desembocó en la destitución del técnico Helenio Herrera, que de esta forma concluía su corta y tan exitosa como
polémica etapa en el club.
Herrera fue sustituido por Enric Rabasa, su segundo y el equipo no pudo mitigar la eliminación de la Copa de Europa
con la posterior conquista de la Copa de Ferias, en la que superó en la final a doble partido al Birmingham.
La campaña siguiente (60/61) fue posiblemente una de las más tristes de la historia del club, y eso que solo la mala
fortuna impidió que se convirtiera en una de las más brillantes de la historia del club, especialmente por lo que sucedió
en la Copa de Europa, puesto que en Liga y Copa no mantuvo la regularidad necesaria para hacerse con el título.
Comenzó en el banco el técnico yugoslavo Ljubisa Brocic, que fue sustituido luego por el que era su segundo, Enrique
Orizaola. Como ya hemos citado debemos destacar especialmente el papel realizado por el Barça en Copa de Europa.
Primero eliminó al campeón belga, el Lierse y en octavos de final eliminó a un Madrid pentacampeón de Europa, todo
un equipazo que en Liga estaba en un dulce momento. Después de dos intensos partidos, 2-2 en Madrid y 2-1 en
Barcelona, además de los polémicos arbitrajes de Mr. Leafe y Mr. Ellis y el recordado y antológico gol de cabeza de
Evaristo, el Barça presentaba su candidatura al título. Posteriormente dieron buena cuenta del Spartak H.K. de Praga y
luego en una vibrante eliminatoria ante el Hamburgo se plantó en la final. Las citadas semifinales fueron muy
emocionantes puesto que el equipo azulgran forzó un partido desempate con un agónico gol de Kocsis, que marcó en el
último minuto de partido. En el tercer encuentro disputado en Bruselas, el barça se hizo con la victoria con el resultado
de 1-0.
La maldición de Berna.
De esta forma aquel día, una de las mejores escuadras que jamás ha tenido el Barcelona saltaba el 31 de Mayo de 1961
al césped del Wankdorf Stadium de Berna, segura de alzar la primera Copa de Europa de la historia de la entidad culé.
El rival era el benfica, un gran conjunto al que aún no había llegado Eusebio, pero que aún así tenía un gran equipo. La
formación que dispus el técnico Enrique Orizaola fue la siguiente: Ramallets, Foncho, Gensana, Gracia, Vergés, Garay,
Kubala, Kocsis, Evaristo, Suárez y Czibor.
Como podemos observar poseían una línea de ataque absolutamente deslumbrante, casi sin parangón. En aquel equipo
el director del juego era Luis Suárez, para muchos el mejor centrocampista que haya dado el fútbol español, en la zona
izquierda del ataque blaugrana se desenvolvía el genial Zoltan Czibor “Pájaro Loco”, un extremo zurdo de gran calidad
y dotado de una velocidad extraordinaria, por la derecha estaba Ladislao Kubala, qué podemos deir sobre él que no se
haya dicho ya, un futbolista que aunque en el ocaso de su carrera, era uno de los mejores de su generación y además a
balón parado era sensacional. El encargado de enlazar con Kocsis, era Evaristo, un elegantísimo delantero dotado de
una llegada letal y en punta estaba “Cabeza de Oro”, Sandor Kocsis, un futbolista que era capaz de rematar un melón y
que tal y como indica su sobrenombre llegó a estar catalogado como el mejor cabeceador del mundo en su época. En
definitiva una línea de ataque que generaba pavor y un gran equipo en el que también había jugadores de la talla de
Ramallets, Gracia…
Por todo ello y por lo que sucedió en el ranscuros del partido, esta derrota fue aún más dolorosa, puesto que para el 99%
de los que vieron aquel choque fue una derrota injusta. El Benfica con Mario Coluna como director de orquesta y con
futbolista como José Augusto, Aguas, Joaquim Santana y Germano se hizo con una victoria que no reflejó lo sucedido
sobre el terreno de juego en cuanto a fútbol se refiere. Y es que el barcelona jugó mejor pero pagó caro sus errores y la
mala fortuna que le persiguió, por fallar, falló hasta el mítico Ramallets en dos ocasiones que le dio dos goles al equipo
luso. En otro fallo defensivo el benfica se cooca 3 a 1 y a partir de aquí el Barça se lanza a tumba abierta a por el
partido. El equipo azulgrana fue un vendaval ofensivo que se estarlló hasta en tres ocasiones con los palos, una de
Kocsis, otra de Kubala increíble, en la que mandó uno de sus teledirigdos disparos que se estrelló en un palo, besó la
línea de cal y se fue a parar al otro palo cuando todo el mundo cantaba gol. Czibor hizo el 3 a 2 en una de sus
mangníficas internadas. Con un cuarto de hora para el final el Barça encierra al Benfica y cerca ya del final, Czibor
lanza un terrible disparo que lleva cosido el marchamo del empate, pero ante la incerdulidad del público asistente el
balón se clava en el palo izquierdo y desvanecen con aquel sonoro impacto todas las ilusiones del club azulgrana,
convirtiendo aquel día en uno de los más negros de la historia del club.
Se dice que desde aquella final que los organismos internacionales decidieron cambiar los postes de sección cuadrada
que se usaban hasta entonces por otros de sección cilíndrica, pero lo cierto es que la historia ya no se podía cambiar,
aquella final quedó como “La final de los palos cuadrados”.
Resultan clarificadoras las frases tanto del técnico Orizaola como la de Kocsis, el técnico sentenció con lo siguiente:
“¡Somos los campeones… de la desgracia!”, mientras que Kocsis que ya había sucumbido con Hungría en 1954, dijo lo
siguiente: “Ahora entiendo lo que pasó en el 54. Este césped está maldito para los húngaros”.
En cualquier caso y aunque esta derrota hizo mucho daño al Barça abriendo una época de crisis en el club, no podemos
dar la espalda a esta época en la que un buen rosario de grandes futbolistas exhibieron su gran talento en la Liga
española y en el fútbol europeo.

Los tres Alfredos


“Ataque Alfredo” o “Los tres Alfredos”.
Otra de las líneas atacantes más recordadas de la historia del fútbol alemán es la que conformaron en la década de los
cincuenta Alfred Niepieklo, Alfred Kelbassa y Alfred Preißler con la camiseta del Borussia Dortmund. Aquel mítico
equipo conquistó el Campeonato alemán (Oberliga) por primera vez en su historia y además logró el título en dos
ocasiones consecutivas, (1956 y 57). Un conjunto que se coronó campeón por primera vez en su historia, venciendo en
la final del Campeonato alemán al Karlsruher SC (4-2), con goles de Niepieklo, Kelbassa, Peters y Preißler.
El equipo dirigido técnicamente por entonces por Helmut Schneider tenía el siguiente once tipo: Kwiatkowski,
Burgsmüller, Sandmann, Schlebrowski, Michallek, Bracht, Peters, Preißler, Kelbassa, Niepieklo, Kapitulski.
En aquella campaña de los 78 goles que hizo el BVB, 63 de ellos los hicieron el denominado como “Ataque Alfredo” o
“Los tres Alfredos”, el máximo anotador del campeonato fue Alfred Nipieklo con 24 goles, por delante de su
compañero Alfred Kelbassa (22 goles). Mientras que Preißler hizo los 17 restantes.
“Gran festejo en las calles de Dortmund”.
La alegría que se vivió en las calles de Dortmund fue exultante, los jugadores llegaron a la ciudad en un ferrocarril
especial que fue recibido en la estación por 80.000 personas y que luego extendieron su celebración con
aproximadamente 250.000 personas que lo hicieron por las calles de Dortmund. Adi Preißler ofreció el título a la afición
y prometió regresar con otro título, además de negociar una de las primas más altas de la historia de la Oberliga. Esta
circunstancia provocó posteriormente una fuerte polémica con el presidente Dr. Wilms, que se acogió a los estatutos de
la DFB para frenar las peticiones de la plantilla. En cualquier caso ahí queda la hazaña conseguida por este conjunto y
especialmente por la ya citada y fabulosa línea de ataque.
Europa.
Con esta conquista el equipo de Dortmund logró su derecho a jugar en Copa de Europa, donde fueron eliminados por el
Manchester United y donde brilló especialmente Preißler, sus 8 goles anotados en diez partidos en Europa con la
zamarra del BV Borussia Dortmund en el periodo comprendido entre 1956 y 1958 lo convierte en uno de los mejores
anotadores de la época. El estadio Rote Erde fue privilegiado testigo de los éxitos y goles de estos tres grandes
futbolistas, los números de este ataque fueron extraordinarios, no en vano tanto Preissler como Kelbassa lideran la lista
de goleadores de la ya extinta Oberliga Oeste, Preissler hizo 145 goles y Kelbassa 114. Por su parte el tercer
componente del legenadrio ataque hizo 107 goles en 183 partidos con la camiseta del Borussia.
Tres grandes delanteros.
Addi Preißler pasaba por ser uno de los futbolistas emblemas y capitán del Borussia. Un magnífico delantero de gran
personalidad y que siempre era incluido en los sucesivos Dream Teams de la Oberliga junto a otros de la talla de
Helmut Rahn, Karl-Heinz Schnellinger o su compañero Alfred Schmidt. Addi era brillante en el aspecto técnico y
poseía un fino instinto goleador.
“Freddy” Kelbassa como era conocido era un portento físico, un atleta en potencia, capaz de hacer los 100 metros por
debajo de los once segundos, lanzar la jabalina más allá de los sesenta metros y poseer una marca en salto de longitud
de 6,60 metros. Un delantero de 1,75 m. de estatura y 77 kg. de peso que se caracterizó por su fuerza, su velocidad y su
llegada a gol.
Alfred Niepieklo era un cosumado goleador, un futbolista que siempre aparecía en los momentos importantes, como los
demuestra el hecho de que en las dos finales del Camepoanto alemán que conquistó el Borussia contribuyó al éxito con
sus goles, en la 55/56 le hizo un gol al al Karlsruher y en la 56/57 le hizo dos al HSV.
Segundo título consecutivo.
Tal y como había prometido Preißler en la temporada 56/57 el Broussia logró su segundo título de liga consecutivo, al
superar en la final del campeonato alemán al Hamburgo SV por 4 a 1 con tantos de Niepeiklo (2), Kelbassa (2).
Fue una temporada en la que el “Ataque Alfredo” fue también determinante, especialmente por la figura de Alfred
Kelbassa que hizo 30 goles en 29 partidos, tampoco podemos olvidarnos de Niepeiklo, que hizo dos goles en la final
ante el HSV. Otro dato importante de aquella campaña se produjo cuando el citado “Ataque Alfredo” sumó un miembro
más a su delantera, Alfred ‘Aki’ Schmidt, un chaval de 21 años que demostró su prometedor futuro y que trajo savia
nueva a una línea atacante que ya vivía sus últimos momentos estelares. Aunque algunos no le incluyan en la línea
mágica de aquel Borussia no podemos pasar por alto la aparición de este futbolista que luego se convertiría en uno de
los futbolistas legendarios del club, con el que en 1966 logró alzar el primer título europeo de un club alemán, la
Recopa.
En definitiva con esta nueva inclusión ampliamos nuestra base de datos de grandes equipos o líneas atacantes que han
dejado huella en la historia de este deporte y de las principales competiciones futbolísticas del planeta.
Ala Infernal
La historia del fútbol nos ha legado magníficas ‘sociedades futbolísticas’ entre jugadores que han conformado muchas
de las grandes delanteras de equipos históricos que han dejado huella en los aficionados y han escrito con letras de oro
las páginas más bellas de sus respectivos clubes. Este es el caso del Atlético de Madrid, un club con mucha solera en el
fútbol español, del que además de las ya expuestas en esta sección, “Delantera de Seda”, “Delantera de Cristal” y “Los
Tres puñales”, nos legó la extraordinara sociedad que formaron a finales de los cincuenta y comienzo de los sesenta
Joaquín Peiró y Enrique Collar, dos grandísimos futbolistas españoles que conformaron una banda izquierda de
auténtico lujo, una banda izquierda que pasó a la historia del fútbol español con el sobrenombre de “Ala Infernal”.
Para conocer un poco mejor la ya mítica “Ala Infernal” nos detendremos un poco en la descripción de los dos
magníficos zurdos que la compusieron: Enrique Collar Monterrubio, sevillano de nacimiento comenzó a jugar en
conjuntos de su tierra como el Imperial y el Noria, luego en 1952 ingresó en las filas del conjunto colchonero para
proseguir su formación. Llegó al primer equipo, procedente de las categorías inferiores, en la temporada 53-54 de la
mano de Helenio Herrera y luego afrontó varias cesiones. Cadiz y Murcia fueron su destino antes de consolidarse en el
primer equipo rojiblanco. A su regreso al Atlético muy pronto dejó patente que iba a marcar época en las filas
rojiblancas.
Ahora que está tan de moda el apelativo de "El Niño" en alusión a Fernando Torres hay que destacar que Enrique fue
considerado el "Niño" de su época, un futbolista genial, decisivio y que por su afable carácter contagiaba alegría a todos
sus compañeros. Curiosamente y al igual que en la actualidad, por entonces la afición atlética decía: “cuando el chico
juega bien, el equipo entero juega bien”. Collar era pura fantasía y por ello era uno de los preferidos de la afición.
Magnífico extremo izquierdo atlético que encandiló a los aficionados rojiblancos por su creatividad, su sabiduría, su
rapidez y su espectacuaridad.
El otro componente de la mítica banda izquierda era Joaquín Peiró Lucas, nacido en Madrid, comenzó su carrera
deportiva en el Ferroviario, club del que pasó al Murcia como cedido junto a su compañero Collar y de ahí, al Atco de
Madrid. Uno de los mejores interiores izquierda de la historia del fútbol español, elegante, desgarbado, fino, técnico,
inteligente...
Peiró jugaba de interior izquierdo y Collar de extremo izquierdo. Se conjuntaron muy bien y hacían maravillas, siendo
el terror de sus adversarios. Era una maravilla verles jugar. Su conjunción fue perfecta.
Primero estuvieron a las órdenes de Daucik, que comenzó a sentar las bases de un equipo que dejáría su sello y luego a
las órdenes de Pepe Villalonga, que conformó uno de los mejores equipos de la historia atlética.
Aquél equipo se recitaba de memoria, con jugadores como Madinebeytia, Rivilla, Calleja, Ramiro, Glaría, Adelardo,
Jones, Mendoza, Peiró, Collar...
Le pelearon la Copa de Europa al Madrid.
En Copa de Europa este gran equipo hizo un gran papel y le peleó el título al mejor equipo de la época y por entonces
vigente campeón. Debutaron el 17 de septiembre de 1958, ante el Drumcondra irlandés, y el marcador se quedó corto
ante el deleite de la afición rojiblanca: ocho a cero. Después cayeron sucesivamente el CDNA de Sofía y el Schalke 04
alemán. Pero en semifinales se toparon de bruces con el Real Madrid cuando el equipo blanco era una apisonadora que
causaba pavor en toda Europa. Con todo Collar que bordó el fútbol, forzó un tercer partido, desempate que se jugo en
Zaragoza y que termino con victoria merengue.
La revancha, dos Copas del Generalísimo.
La revancha para los aficionados colchoneros llegó a traves de la Copa del Genaralísimo, el Atlético ganó dos Copas del
Generalísimo nada más y nada menos que al Real Madrid de Di Stéfano y en el Bernabéu.
26 de junio de 1960. El Santiago Bernabéu fue el escenario de la primera Copa que conquistó el Atlético. Tras eliminar
a Sabadell, Córdoba, Valencia y Elche, el rival en la final fue el Madrid, al que batió por 3-1. Jones, Peiró y Collar
fueron los autores de los tres tantos. Puskas logró el gol de los madridistas.
A la campaña siguiente volvieron a saborear los éxitos en Copa, Mestalla, Valencia, Tenerife y Valladolid probaron la
pólvora rojiblanca. El Real Madrid volvió a ser el rival en el ultimo sprint y otra vez, el 2 de julio de 1961, salio herido:
Peiro con dos goles y el angoleño Jorge Mendoza fueron los firmantes de la defunción madridista y los honores atleticos
en el coliseo merengue.
Recopa de Europa.
La guinda al pastel la pusieron con la conquista de la Recopa de Europa, la final europea de la Recopa la disputa el
Atlético, el 10 de mayo de 1962, en Glasgow, frente a la Fiorentina. El diapasón futbolístico del Atlético pese a brillar,
no culmina en el éxito total, por la extraordinaria actuación del portero italiano, Sarti, en vena de aciertos lo para todo y
salva a su equipo de la derrota. El encuentro termina con empate a un gol. Las espadas quedan en alto para una nueva
confrontación en otro escenario. El partido de desempate se disputa el 5 de septiembre de 1962, en el Neckarstadion, de
la ciudad alemana de Stuttgart, el equipo rojiblanco, paradigma y quintaesencia del fútbol de su tiempo, deja patente su
calidad cuantitativa ante el conjunto de la Fiorentina, al que derrota por el expresivo tanteo de tres goles a cero,
marcados por Jones, Mendoza y Peiro, alzándose con el titulo.
La formación que presentó José Villalonga fue la siguiente: Madinabeytia; Rivilla, Griffa, Calleja; Ramiro, Glaria;
Jones, Adelardo, Mendoza, Peiró y Collar. Un equipo que pasó a la historia como el “Equipo Maravilla”.
El traspaso de Peiró.
La pareja de ensueño se rompió en octubre de 1962, cuando el club madrileño que atravesaba por delicados momentos
económicos, vendió a Peiró al Torino y de esa manera puso fin a una de las mejores duplas de la historia del fútbol
español.
Los buenos aficionados todavía recuerdan a Peiró y Collar con su endiablada velocidad, hacer diabluras en la banda
izquierda del mítico Metropolitano.
Enrique Collar, una leyenda del fútbol español.
Los buenos y ya veteranos aficionados del fútbol español recuerdan a Collar como una leyenda del fútbol español, un
futbolista que protagonizó una anécdota que refleja en toda su dimensión el talento de este recordado jugador:
En la temporada 58/59 hubo una anécdota que es esclarecedora al 100% respecto a la enorme calidad y peso que tenía
Collar en el equipo rojiblanco. Con ocasión de un encuentro de Copa de Europa disputado el 18 de diciembre de 1958
ante el CDNA de Sofía en el que el Atleti derrotó al equipo búlgaro en la prórroga pese a tener dos jugadores menos, los
diarios deportivos de la época tuvieron que ampliar la nota que daban a los jugadores tras los partidos, de máximo 3
pasaron a 4, con motivo del extraordinario partido que realizo Enrique Collar. Aquel día el periodista Antonio Valencia,
tituló en un diario madrileño, apuntó: "Collar, el sensacional Collar de Ginebra, era la delantera del equipo español. Fue
el motor del equipo hispano e hizo un partido memorable, tan memorable que ganó indulgencias para muchos
encuentros posteriores".
En definitiva aquí queda esta pequeña reseña de aquella gran sociedad, una de las muchas que hubieron en la historia
del fútbol español, como aquella otra que conformaron en el Real Madrid, Paco Gento y el argentino Héctor Rial, que
por cierto cambió para bien el destino de la carrera de Gento y también es recordada como otra “Ala Infernal”.

Lángara-Herrerita
Bernardo Salazar y la pareja Lángara-Herreríta.
En la ávida búsqueda de grandes equipos, líneas atacantes o parejas históricas del fútbol español y mundial tuve la
ocasión de encontrar un magnífico artículo del por otra parte gran historiador del fútbol Bernardo Salazar. Un articulo
publicado en el Diario As en el que repasaba las históricas parejas del fútbol español, Bata y Gorostiza, Lángara y
Herrerita, Pruden y Campos, Mundo y Epi, Zarra y Panizo, Di Stefano, Puskas, César y Kubala…
Muchas de ellas memorables y ya incluidas en esta sección, pero de entre todas me detuve en particular en la formada
por los legendarios Isidro Lángara y Eduardo Herrera “Herrerita”. Fueron dos razones las que me llevaron a profundizar
un poco más en la historia de está sensacional pareja goleadora, la primera la talla futbolística de los dos jugadores que
la componían y la segunda la intención de hacer justicia histórica con un equipo que no pasa por su mejor momento y
que sin duda posiblemente fuera el conjunto más perjudicado por la devastadora Guerra Civíl española: el Real Oviedo.
Ambicioso proyecto.
Desde finales de la década de los veinte el Real Oviedo se trazó como meta el ascenso a la Primera División, por ello
acometió una serie de fichajes en los que además de acertar, desembolsó cantidades importantes de dinero para aquella
época. Gallart, Tonijuán, Isidro Lángara y Herrerita una vez consumado el ascenso fueron algunos de los nombres que
incorporó a su plantilla. En el caso de Lángara hay que destacar que Isidro llegó a Oviedo para hacer historia y para
demostrar que era uno de los mejores delanteros europeos de su época. Ya en la inauguración del Estadio Buenavista, el
24 de abril de 1932 con un partido entre las selecciones de España y Yugoslavia, con victoria de España por dos goles a
uno, Lángara fue quien inauguró el marcador con un gol en el minuto 20.
Los buenos resultados no tardarían en llegar, poco tiempo después el conjunto ovetense logra el ascenso a Primera ante
el Atco. de Madrid y como hemos citado con anterioridad con él llegó al club otro refuerzo más, el sportinguista y
extraordinario jugador asturiano Herrerita.
Las delanteras eléctricas del Oviedo.
Como podemos comprobar en esta misma sección de especiales podemos encontrar otra legendaria 'delantera eléctrica',
la que conformaron Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza en las filas del Valencia en la década de los cuarenta, pero
antes el equipo ovetense tuvo a tres líneas atacantes a las que bautizó con este mismo sobrenombre. La primera la que
consiguió el ascenso y que estuvo compuesta por: Casuco, Gallart, Lángara, Galé e Inciarte, la segunda es la compuesta
por: Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín, la mejor de todas y de la que nos ocupamos en este especial, y la
tercera la que ya sin Lángara, luchó por reverdecer viejos laureles tras la Guerra Civil: Antón, Goyín, Echevarría,
Herrerita y Emilín.
Debut en Primera.
El 5 de noviembre de 1933 Vantolrá, futbolista del Barcelona anota a los seis minutos el primer gol que se pudo ver en
Primera en el Estadio Buenavista. Todo ello en un partido en el que el Oviedo comenzó a escribir páginas gloriosas en
su historia y en la del fútbol español venciendo al Barcelona por 7 a 3.
Tres temporadas históricas.
En solo tres temporadas el Oviedo consiguió hacerse un hueco entre los grandes, consiguió una sexta plaza en la
temporada de su debut en Primera y dos terceros puestos en las dos siguientes campañas y lo que es más importante,
dejó para el recuerdo goleadas históricas y pudo aspirar a casi todo. Lograron en los 62 partidos de liga de esas tres
primeras temporadas nada menos que 174 goles.
Lángara-Herrerita, pareja de ensueño.
La pareja que conformaron Lángara y Herrerita fue de las que marcan época: Eduardo Herrera Bueno, conocido como
Herrerita y considerado por los entendidos como el mejor futbolista asturiano de todos los tiempos y, junto con Isidro
Lángara, el mejor del Oviedo en toda su historia, un espigado y fino interior, de desequilibrante regate, potente disparo,
impresionante remate de cabeza y con capacidad para fabricar y marcar goles.
Hermano de otro gran jugador de fútbol (Ramón Herrera “el Sabio”), se inició en las filas del Sportng de Gijón,
conjunto en el que jugó junto a Ramón. En julio de 1933, con 19 años, al Real Oviedo pagó por su pase 30.000 pesetas,
una cantidad que como ya citamos con anterioridad, era fabulosa para entonces, sólo superada por la del traspaso del
portero Zamora al Real Madrid. En el Oviedo, Herrerita pasó a formar parte de la denominada delantera eléctrica , una
de las más célebres de España, compuesta por Antón, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín, y luego por Casuco, Gallart,
Lángara, Herrerita y Emilín.
Su talento dejó tal recuerdo en Oviedo que la calle que, bordeando la tribuna Este del antiguo y derribado estadio
ovetense Carlos Tartiere, nace en la de José Tartiere y termina en la de Policarpo Herrero, lleva su nombre desde el 28
de junio de 1984.
El otro integrante que ‘se salió’ de aquella “delantera eléctrica del Oviedo” fue Isidro Lángara Galárraga, jugador de
origen guipuzcoano, dicen que el mejor futbolista de aquella tierra y por extensión uno de los mejores jugadores del
Real Oviedo de toda la historia.
Bildur Guchi, Esperanza de San Sebastián y Tolosa fueron las ‘escuelas de formación’ de este goleador irrepetible antes
de su llegada a Oviedo. Pura dinamita en el remate, un punta que promedió más de un gol por partido. Ya desde el día
de su debut con la casaca del Oviedo dejó patente su talento, fichó por el Oviedo en 1930, y el 27 de diciembre de ese
año en partido contra el Atlético de Madrid, hizo su debut y Lángara hizo dos de los cuatro goles de la victoria de su
club.
Pasó a la fama cuando, con siete goles suyos, el Oviedo venció al Atlético de Madrid por 7 a 1. Formó una pareja de
ataque de época con Herrerita, sin olvidarnos de Emilín, Casuco o Gallart y jugó en el Oviedo hasta julio de 1936, fecha
en la que se suspendió el campeonato de Liga por la guerra civil, jugando 220 partidos oficiales y marcando 281 goles.
Fue máximo goleador de la liga española con el Oviedo en las temporadas 33/34, 34/35 y 35/36.
La Guerra Civil cortó su carrera y formó parte del ejército republicano, después, junto con otros vascos, salió por el
mundo a jugar al fútbol. Zubieta, uno de sus compañeros, lo llevó a San Lorenzo y su debut fue histórico: con cuatro
goles suyos, San Lorenzo le ganó 4 a 0 a River Plate, en el Gasómetro, la tarde del domingo 21 de mayo de 1939. En
San lorenzo vieron nuevamente al gran Lángara y se convirtió en una de las figuras y en el goleador del equipo,
haciendo 113 goles en 121 partidos.
En la temporada 1946/47 regresaría a Oviedo pero ya no volvió a vivir aquellos maravillosos años en los que el
conjunto ovetense podría haber aspirado a casi todo.
Isidro lángara era un rematador implacable, potente físicamente e inteligente, capaz de rematar un melón, pero para
describirle de mejor manera y de forma rigurosa recurrimos a la siguiente publicación: De Fozaneldi al Parque del
Oeste. 80 años de fútbol en Oviedo, Ed. ACE, S.L.
«Lángara tenía un cuerpo atlético. Una fuerza muscular impresionante y una flexibilidad de elegido. Cintura estrecha.
Buen equilibrio, capacidad funcional en las caderas para poder levantar las piernas como lo pueda hacer un karateca.
Así remataba, sin parar el balón, a cualquier altura. Manejaba las dos piernas, que no se sabía si Lángara era derecho o
era zurdo. Además, pegaba al balón de modo perfecto. Buena técnica y fuerza muscular se completaban. Tenía lo que se
llamaba latigazo. Jugaba de cabeza con precisión y su valentía le permitía ir al remate con los ojos abiertos».
La acción devastadora de la Guerra.
No cabe duda de que la Guerra fue un auténtico desastre para toda España pero en el terreno deportivo posiblemente el
conjunto de fútbol más perjudicado por la acción devastadora de la misma fue el Real Oviedo. En la temporada 1.939-
1.940, la Guerra destruyó totalmente el Estadio de Buenavista, razón por la cual el conjunto ovetense no pudo disputar
la Liga. En el campo se excavaron trincheras para refugiar a soldados, para posteriormente servir para instalar nidos de
ametralladoras. Las bombas terminaron de destruir el estadio, dejando inservible el terreno de juego. Por eso, al
iniciarse la temporada 39-40, la Directiva azul decidió pedir una dispensa a la Federación, para que se le guardase la
plaza en 1ª división, dispensa a la que se accedió por parte de los dirigentes de la Federación. Por si todo esto no fuera
ya suficiente la contienda acabó con un equipo que estaba haciendo historia cuando se vio gravemente mermado y
prácticamente disuelto en su totalidad. Casuco recibió heridas mortales que acabaron con su vida; Isidro Lángara se
integró con la selección vasca y salió por Europa a jugar partidos de carácter amistoso. De ahí se marchó a América,
donde quedó refugiado; otros jugadores decidieron marcharse del equipo para no pasarse la temporada en blanco. Así,
Herrerita, Emilín y Riera se marcharon al Barcelona, Gallart y Calichi, al Racing del Ferrol; Antón y Soladrero, al R.
Zaragoza; y Pena volvió al Sporting de Gijón.
De esta forma el magnífico conjunto que nos brindó la oportunidad de vibrar con una de las primeras delanteras
eléctricas de la historia del fútbol español, quedó desmembrado y mermado sensiblemente. Pese a que tras la
finalización de la Guerra volvió retomar su derecho a jugar por los campos de la Primera División española, y pese a
que Lángara regresó en 1946, ya nada volvió a ser igual a aqueños años de la preguerra en los que el Real Oviedo y en
especial la temible pareja Lángara-Herrerita, ecribieron con letras de oro un pequeño pero inolvidable pedazo de la
historia del fútbol español y en particular del histórico Real Oviedo.

The Terriers
HTA, ’The Terriers’.
En la década de los años veinte del siglo pasado hubo un modesto conjunto inglés que dominó con autoridad el
Campeonato de Liga como así lo certifican los tres títulos de Liga conquistados de forma consecutiva en las temporadas
1923/24, 1924/25 y 1925/26 o esos dos subcampeonatos de las campañas 1926/27 y 27/28. Además claro está de la
conquista de la FA Cup conseguida en la campaña 1921/22, en la que superaron al Preston North End F.C. en Stamford
Bridge por 1-0 y la de la Charity Shield de ese mismo año.
El equipo del que estamos hablando no es otro que el Huddersfield Town, o también conocido como ’The Terriers’ o
HTA, posiblemente un conjunto desconocido para muchos pero que se convirtió en uno de los mejores equipos de la
historia del fútbol inglés posteriores a la Primera Guerra Mundial.
De la desaparición a la gloria.
Pocos equipos en la historia del fútbol mundial han experimentado un giro tan drástico de acontecimientos en tan poco
espacio de tiempo. Y es que en 1919 pasaron de la práctica casi desaparición del club a copar los primeros puestos de la
Liga inglesa durante siete años. En aquella difícil crisis tuvieron que trasladarse de Leeds Road a Elland Road, estadio
en el que había jugado como local el Leeds (disuelto por irreguralidades financieras). Resulta cuando menos curioso
que el destino de estos dos clubes estuviera tan ligado, puesto que con motivo de la sanción impuesta por la FA al que
por entonces era técnico del Leeds City (Herbert Chapman), este tuvo que aguardar un año para volver a los banquillos,
algo que hizo en septiembre de 1920, cuando ingresó en las filas del Huddersfield Town y cambió para siempre la
historia de este club tradicionalmente más conocido por el rugby que por el fútbol.
Herbert Chapman, un estudioso del fútbol.
Como ya hemos apuntado, la cabeza visible de este ‘nuevo’ Huddersfield Town, fue el legendario técnico Herbert
Chapman, que por cierto ya protagoniza otro de nuestro especiales, concretamente el titulado “Arsenal-Chapman”, en el
que desgranamos la historia de este gran conductor del Arsenal de los años treinta, un técnico que hizo mucho por los
"gunners" y por el fútbol en general. Herbert fue pionero en su momento de muchas inciativas que se han convertido en
normas cotidianas en el fútbol actual. En cuestiones tácticas fue todo un revolucionario y acabó con el viejo sistema
inglés, implantando una defensa infranqueable y un letal juego de contraataque. Sus cambios tácticos evolucionaron a la
creación de la W-M, formado por un sistema de 3-2-2-3. Dicha formación surgió con la implantación del fuera de juego,
con el objetivo de frenar la superioridad atacante de los equipos que jugaban con cinco delanteros. De esta manera la
defensa adelantaba sus líneas para dejar en situación ilegal a los atacantes del equipo contrario. Chapman tuvo una más
de sus geniales ideas y creó la figura del "Stopper" al retrasar al mediocentro para apoyar a sus defensas. Además le dio
libertad a los medios para hacer diagonales y apoyar al delantero de su equipo, convirtiendo la figura del winer en un
llegador más con mucho gol. Los técnicos de los demás equipos no tardaron en aprender y adoptar el sistema Chapman,
que se implantó con el tiempo en el mundo entero. Era un estudioso del fútbol y trabajó a destajo para implantar
innovaciones que en su mayoría fueron acogidas con gran admiración por el fútbol británico. Propuso la iluminación de
los estadios, propuso que se jugara con pelotas teñidas de blanco, propuso las superficies artificiales, introdujo la
calefacción subterránea en los campos de juego, el sistema de numeración de las camisetas.
Inventó los primeros proyectos de desarrollo de juveniles, impuso las reuniones técnicas antes de los partidos, contrató
fisioterapeutas, creó las primas, que por entonces se les llamaba incentivos. En definitiva profesionalizó el fútbol.
Chapman llegó al fútbol para estudiar y sumar, no en beneficio propio sino en beneficio del fútbol en general. Era un
excelente asesor y estudioso en todos los campos, por ello los triunfos no se demoraron en llegar a su carrera
profesional. Ya en 1921 hizo historia con el Huddersfield, conjunto al que como hemos citado, convirtió en uno de los
clubes punteros de la época en el fútbol inglés.
Un equipo tácticamente extraordinario.
La mano de Chapman en los éxitos de este equipo fue fundamental, como lo demuestran sus estadísticas (en 1924 y en
1925 establecieron excelentes cifras de goal average y en concreto en 1925 encajaron solo 28 goles, un récord para
aquella época). Probablemente gran parte de su éxito se basó en el posicionamiento de sus jugadores, no cabe duda de
que muchos de sus jugadores fundamentales eran defensivos por naturaleza, pero tampoco podemos obviar el trabajo
que realizaron tácticamente a la órdenes de un visionario como Chapman.
Se marchó en 1925 pero el Huddersfield Town era ya por entonces un gran equipo.
El modesto conjunto inglés pasó en prácticamente tres años de ser un club modesto a convertirse en un club puntero
tanto en el aspecto deportivo como en el económico. Chapman consiguió dos títulos de Liga con el HTA y en 1925 se
marchó al Arsenal, pero su trabajo estaba ya hecho en el conjunto de West Yorkshire que consiguió un título más y
peleó los títulos de Liga y Copa hasta 1930.
En 1926, se convirtieron en el primer equipo inglés en ganar tres títulos de la liga de forma consecutiva - una hazaña
que solamente otros tres clubs han conseguido-. Dejaron para la historia del fútbol inglés resultados históricos como un
6-0 al Manchester United el 10 de septiembre de 1930, o aquella otra goleada al Blackpool (10-1) el 13 de diciembre de
1930.
Grandes jugadores.
Tommy Wilson era uno de los iconos de aquel conjunto, llegó en 1919 y se convirtió en el perfecto sucesor de Tiny
Fayers. Vivió el ascenso a Primera y todo lo bueno que aconteció al club en aquella época dorada. Wilson era un medio-
centro que tenía habilidad para incorporarse al ataque sin descuidar sus tareas defensivas, un jugador que luego pasó a
la zona central de la defensa con la llegada de Stephenson, y en esa zona marcó época con una regularidad fuera de
todad duda durante los doce años que llevó la casaca del club.
Clem Stephenson, era pieza fundamental en aquel conjunto, un futbolista que podía jugar tanto de interior como de
delantero o mediocampista, no era rápido pero que jamás daba un paso en falso. Era muy inteligente tácticamente,
preciso y suave en el pase, sacrificado y enormemente efectivo. Un gran jugador. Clem fue ganando cada vez más
protagonismo hasta el punto de que recogió el brazalete de capitán de Tommy Wilson y Chapman le llegó a reconocer
que se sentía muy satisfecho por su trabajo y que pocas veces o nunca había tenido tanto confianza en un jugador como
sentía con él.
Billy Smith fue delantero de aquel conjunto desde 1913 a 1934, por lo que vivió de forma íntegra la profunda
transformación del club y protagonizó en primera persona el primer éxito de la historia del mismo al anotar el único gol
(de penalti) con el que el Huddersfield Town logró la FA Cup en 1922 ante el Preston North End.
También estaban Sam Wadsworth y Ned Barkas que ofrecieron un rendimiento excepcional pero no podemos
olvidarnos de que los Terriers tenían al magnífico Alex Jackson, en su línea de ataque, uno de los componentes de los
“Scottish Wembley Wizards” (Magos escoceses de Wembley). Un hombre que llegó en 1925 por la cifra récord de
£5000, y que ayudó a los Terriers a conservar el título en la 25/26, estableciendo así el récord ya citado de tres títulos
consecutivos. A.Jackson fue como se suele decir en Inglaterra un ‘winger’ extraordinario, un jugador dotado de un
excepcional disparo, inteligente y de gran talento.
En defintiva que más podemos decir de este equipo que prácticamente en cinco meses pasó de jugar ante 3.000
especatadores en Leeds Road a dejar su estadio para jugar en Elland Road y luego volver a un Leeds Road remozado
ante 47.000 espectadores en un partido de Copa.
Historias de ayer y de hoy de un club legendario que curiosamente no ha podido jugar en la Liga Premier actual pero
que en su momento fue puntero del fútbol inglés.

La Furia, Amberes-1920
Nuestra identidad, ¿furia o calidad?.
El debate eterno del fútbol español y en concreto de la frustrante trayectoria de la selección española en los últimos
veinte años gira entorno a la falta de identidad y a la carencia de un modelo futbolístico a seguir. Resulta evidente que
no podemos compararnos con el sentimiento que profesan otros combinados nacionales por los colores de su selección,
pero en todo caso no podemos olvidar que además de representar a un pueblo tan diverso como el español, los
futbolistas que se enfundan la casaca de la selección representan al fútbol español y a la Liga española.
Es por ello por lo que cuando leí el articulo de opinión de Alfredo Relaño en As, me pareció que además de repasar con
mucho acierto la ‘realidad histórica’ de nuestra selección, atesoraba mucho tino cuando defendía la teoría de que España
había llegado en una ocasión a la cima por el camino de la calidad: Eurocopa de 1964. Es más yo ampliaría ese axioma
con el equipo que logró la medalla de oro de los JJOO de Barcelona de 1992, en el que brillaban entre otros un tal Kiko
y un tal Guardiola.
También es cierto que en otras dos ocasiones el combinado español rozó la gloria, en Amberes 1920, donde consiguió la
medalla de plata y en Francia 1984, donde España fue subcampeona de Europa. En esta ocasión el camino hacia el éxito
parcial llegó a través de la heroica y la como muy bien dice Relaño ‘la postiza’ Furia.
Como muy bien sabéis esta sección de especiales está destinada a la inserción de grandes delanteras o equipos y con la
intención de arrojar un poco de luz a la historia de nuestra selección expondremos (en forma de dos especiales), dos
momentos claves en la historia de la misma para que luego vosotros reflexionéis el camino a seguir. Todo ello
apoyándome en el acertado criterio del ya mencionado artículo de Alfredo Relaño.
Donde todo comenzó.
A modo de introducción reflejaré a continuación un extracto del articulo de “As” en el que Relaño plantea lo que
sucedió realmente en aquellas lejanas Olimpiadas:
“Decía un día Menotti, hablando de nuestra selección, que España tenía que decidir si quería ser toro o ser torero. Con
lo de toro aludía al viejo mito de la furia, sello que nos puso un periodista belga en los remotos JJOO de Amberes, en
1920, cuando España se presentó en sociedad y ganó la medalla de plata. De aquello quedó, aparte de Zamora, el 'goal
hercúleo' de Belauste, que, cuentan, le pidió a Sabino que le pasara con estas palabras: "¡A mí el pelotón, que les
arrollo!". Sabino le envió el pelotón y parece que efectivamente arrolló a un puñado de suecos y marcó. Había nacido la
Furia Española.”-“España y el célebre 4 de Cruyff”-Alfredo Relaño.
VII Olimpiada, Amberes 1920.
Corría el año de 1920, Bélgica afrontaba la organización de la VII Olimpiadas de la historia, la de Amberes. En la
competición futbolística España tenía la oportunidad de vivir su primera gran experiencia a nivel internacional y se
presentaba en sociedad. El seleccionador español era Paco Brú, jugador durante más de una década, entrenador,
federativo y seleccionador.
”Kick and rush”.
El fútbol por aquel entonces era diferente al de ahora, aunque algunos se empeñan en estrechar las distancias entre aquel
football y el actual. Y es que por entonces los atletas eran lo que la misma palabra indica, veloces, fornidos y duros. Era
un juego como decían los ingleses de “Kick and rush”, velocidad y esfuerzo. Con estas premisas el equipo español rozó
la gloria.
El Stadium de Amberes fue el escenario del primer partido de España, en el que se enfrentó a Dinamarca.
El combinado dirigido por Paco Brú salta a escena con la siguiente formación: Zamora, Otero, Arrate, Samitier,
Belauste, Eguiazabal, Pagaza, Sesúmaga, Patricio, Pichici y Acedo. Mientras los daneses recurrían en corro al grito de
¡Hip-Hip-Hurra!, los españoles improvisaban recitando los dos apellidos vascos más largos del equipo a modo de
arenga: ¡Be-laus-te-gui-goi-tia…..! ¡Aúpa!.
Sobre el campo de juego se vive un choque de trenes entre dos conjuntos que practican un fútbol acorde con la época.
En el equipo español se pueden diferenciar tres pilares fundamentales dentro del equipo, el primero en la portería donde
Zamora demostraría a lo largo del campeonato ser el mejor arquero del mundo, el segundo el compuesto por dos
futbolistas que aportaban orden e inteligencia Vallana y el ‘Mago’ Samitier (un futbolista adelantado a su época), y el
tercer pilar y al que hizo referencia el periodista belga que nos bautizó con la “Furia”, el compuesto por Belauste,
Sabino, Arrate y Patricio, que eran la fuerza y la valentía. Todo ello sin olvidarnos de Pichchi, el hombre gol del
pañuelo blanco a la cabeza.
En este primer choque los españoles se imponen por un gol a cero con tanto de Patricio en un duelo de marcado carácter
físico. Un día después España afronta su ‘segundo match’ y Paco Bru da descanso a varios jugadores. España se
enfrenta a la anfitriona en Amberes y los futbolistas españoles que no estaban acostumbrados a jugar un partido al día
acusan pese a los cambios el cansancio, cayendo finalmente 3-1 con tres tantos del famoso delantero belga Copee. Sin
duda el hecho de jugar ante los anfitriones fue un hándicap más para el equipo español, además de la condición atlética
de los belgas, no muy dotados técnicamente pero grandes atletas y veloces corredores.
Para el tercer partido Paco Bru puede disponer de los chicos con dos días de descanso y pensando en el cuarto partido
sigue dosificando a sus futbolistas. España se enfrenta a Suecia y se impone por dos goles a uno con los tantos de Acedo
y Belauste (aquel al que hace referencia el articulo ‘goal hercúleo’). La moral del equipo es excelente y con estas
perspectivas afronta el cuarto partido.
En el cuarto partido en seis días España se mide a Italia y nuevamente la combatividad y la dureza marcan el desarrollo
del partido, en el que Pagaza y Pichchi hacen posible que Sesumaga demuestre por qué su pierna derecha es temida en
el fútbol español, dos misiles suyos y victoria 2-0 ante Italia.
Medalla de plata, subcampeones olímpicos.
En el quinto y último partido, el de la consagración como “subcampeón olímpico” Paco Bru pone en liza al siguiente
once: Zamora, Vallana, Arrate, Samitier, Belauste, Eguizabal, Moncho, Gil, Sesumaga, Patricio, Pichichi y Alonso.
El rival en esta ocasión es Holanda y el equipo español se impone 3-1, siendo superior en la zona ancha y contundente
en ataque con dos goles de Sesumaga y uno de Pihchi. De esta forma aquel 6 de septiembre de 1920, el equipo español
se corona subcampeón olímpico y entra dignamente en la historia del football.
Destacados.
De aquel conjunto destacamos a Ricardo Zamora, un portero de leyenda, de 1,85m. de estatura, de largas extremidades,
flexible en las estiradas, rápido de reflejos, potente en el salto, eficaz en el despeje. Un genial guardameta que además
de todo ello sabía mandar y ordenar a su defensa, el mejor del mundo de su época. Un hombre sin rival en la meta de
España durante 16 años (entre 1920 y 1936).
Belauste, medio hercúleo y potente, un todoterreno, incansable.
Pepe Samitier, en el Barcelona jugó como medio-ala y como delantero centro, pero en la selección jugó como medio-
ala. Un jugador velocísmo, ingenioso, hábil, inteligente y muy completo. El “mago Sami”, como era conocido.
Patricio Arabolaza, irunés de nacimiento, un hombre tanque corpulento y cabeceador.
Sesumaga, correspondiente a la escala de interiores, considerado por todos como chutador por su certero y potentísimo
disparo.
Pagaza, santanderino de nacimiento, un extremo diestro con buen toque que brilló a gran altura.
Pichichi, que era un medio, interior y ariete, todo a la vez, muy eficaz en el remate a puerta. Todo corazón y fuerza, dio
nombre al Trofeo Pichichi que premia al máximo goleador de la Liga española.
Todo ello sin olvidarnos de la pareja defensiva formada por Otero-Arrate y del central constructor Vallana, que aportó
su orden e inteligencia.
En defintiva un equipo que nos presentó en sociedad y que dio orígen a la “Furia española”, nuestra primera propuesta.

Eurocopa-1964, la calidad.
El otro modelo.
Cumpliendo con nuestro compromiso contraído en el anterior especial en el que os planteamos los dos estilos
futbolísticos y os mostramos uno de ellos, pasamos a repasar el otro momento clave de la historia de la selección
española, aquel en el que se proclamó campeón de Europa allá por 1964. Para ello y a modo de introducción, tal y como
hicimos en el especial de Amberes 1920, recurrriremos nuevamente a otro extracto del articulo de Alfredo Relaño
publicado en diario “As”:
“Seguramente ese mito (Furia), un poco postizo, ha confundido a muchos seleccionadores y ha desvirtuado nuestro
fútbol. Al menos eso me pareció cuando empecé a interesarme por el fútbol, y a desesperarme al ver que los Velázquez
o Marcial se quedaban sistemáticamente fuera, para dejar el sitio a jugadores de fuerza. Sólo he visto un éxito de
España, la Eurocopa de 1964, y aquel equipo lo movían un exquisito del pase largo, Luis Suárez, un mago de la pausa,
Carlos Lapetra, y un diablo del regate, Amancio Amaro. Había gente sacrificada, pero no era un equipo de furia. Era un
equipo de talento, técnica y habilidad.” -“España y el célebre 4 de Cruyff”-Alfredo Relaño.
Eurocopa de 1964.
Para llegar a aquella final en el estadio Santiago Bernabéu nos remontaremos hasta un poco más atrás para comprender
un poco más por qué llegó al éxito aquel equipo dirigido técnicamente por José Villalonga, que por cierto tomó
decisiones importantes que le dieron un fenomenal resultado. El 1 de diciembre de 1963, España se enfrenta en Valencia
en partido amistoso a Bélgica, que tenía al fenomenal Van Himst en sus filas. Por su parte España afronta el choque con
dos ausencias notables, la de Del Sol y sobretodo la de Luis Suárez, de lo mejorcito del fútbol europeo en aquella época.
El conjunto español acusa la falta de dirección y cae derrotado 1-2, el resultado supone un jarro de agua fría para los
aficionados con vistas a la Eurocopa de 1964.
Debutan “los magníficos” y exhibición en Sevilla.
José Villalonga era consciente de que tenia que dar un golpe de timón para encauzar la irregularidad mostrada por la
selección hasta la fecha y la decisión que tomó no pudo ser más acertada. En aquel partido disputado el 11 de marzo de
1964 en el Sánchez Pizjuán de Sevilla ante Eire, debutan tres de los componentes de la legendaria delantera de los
“cinco magníficos” del Zaragoza: Marcelino, Villa y Lapetra, éstos tres grandes futbolistas vienen a sumarse a los
Amancio, Pereda, Zoco, Olivella, Rivilla…
Luis Suarez no jugó aquel choque, pero ya los cronistas comenzaron a hablar de calidad además de furia.
Concretamente para los periodistas en aquel partido, Eire fue un juguete ante el equipo español, que venció por un
contundente 5 a 1 con dos goles de Amancio, dos de Marcelino y uno de Fusté. Todas las dudas surgidas entorno al
conjunto español quedaron disipadas especialmente cuando en Dublin, en el partido disputado el 8 de junio de 1964 en
el Estadio Daylimount Park, España se impuso por 0-2 con una gran actuación del zaragocista Lapetra, que le dio dos
goles a Zaballa. Además de seguir con la decisión y la entrega ya conocida por el fútbol español, se pasó a jugar con
cabeza, la media del equipo brilló con especial fuerza, Villa, Lapetra y Zaballa (que marcó con dos certeros cabezazos),
pero además todo el equipo respondió magníficamente bien. La entrada en la selección de “Los Magníficos” dio sus
frutos y con esta victoria España lograba acceder a la fase final, en la que también estarían Hungría, Dinamarca y la
URSS.
Concentración en La Berzosa y decisión polémica.
Para preparar la fase final de la Eurocopa, José Villlaonga se lleva al equipo a La Berzosa y allí toma una serie de
decisiones polémicas pero que a la larga le dieron la razón. Primero repesca a tres grandes ‘pesos pesados’ del fútbol
español: Paco Gento y los dos ‘italianizados’ Del Sol y Luis Suárez. La calidad de estos tres futbolistas era indudable y
por ello cuando llegó a la conclusión de que solo se quedaría con Luisito Suárez para afrontar el tramo final de la
competición, está decisión generó gran controversia. Villalonga prefirió seguir confiando en el grupo que le había
llevado hasta allí con la inclusión de Suárez.
De esta forma España afrontaba la semifinal ante Hungría, un partido disputado el 17 de junio de 1964 en el Santiago
Bernabéu.
Villaonga dispuso la siguiente alineación: Iribar, Rivilla, Olivella, Calleja, Zoco, Fusté, Amancio, Pereda, Marcelino,
Suárez y Lapetra.
De aquel encuentro ante Hungría, Luis Suárez recuerda al equipo húngaro como un excelente conjunto en el que
sobresalían grandes futbolistas como Bene, Albert, Sarosi, Tichy, Sipos. Un partido en el que Hungría jugó
maravillosamente bien pero en el que José Ángel Iribar demostró ser uno de los mejores porteros de Europa, puesto que
hizo paradas de mucho merito. Además teníamos a Luis Suárez, un gran jugador que resultó decisivo en el primer gol
anotado por Pereda en el minuto 35. Parecía que España iba a superar a los húngaros sin apuros, pero en la segunda
mitad el conjunto 'magyar' comenzó a carburar y a demostrar la calidad de sus hombres. Fue así como en el 85 de
partido, Naggy, ponía las tablas en el marcador y forzaba la prórroga, en la que una vez más la calidad que tenían varios
componentes del equipo español, desequilibró la balanza. En una jugada fabricada por Fusté, el genial Lapetra y el no
menos magnífico jugador Amancio, que perforaba en el minuto siete de la segunda mitad al meta Szentmihalyl, dándole
el pase a la final al equipo español.
La final.
En la otra semifinal, la URSS se impuso con relativa facilidad a Dinamarca (3-0) y por tanto España se encontraría
como rival a la ‘máquina soviética’ en la que destacaban futbolistas como Voronin, Chislenko, Shesternev y por
supuesto Lev Yashin. El partido quiso ser politizado por Franco, al que por otra parte nunca le había gustado el fútbol y
que solo perseguía fines propagandisticos de su dictadura. Fue al choque y lo ‘vendió’ como una victoria política, pero
en el césped hubo solo una cosa: fútbol.
El partido se disputó el 21 de junio de 1964 en un abarrotado Santiago Bernabéu. El encargado de dirigir el choque fue
el colegiado inglés Arthur Holland, y Villalonga repitió el mismo once que superó a Hungría en semifinales.
El choque comenzó con una España trepidante, que pronto, a los seis minutos anota el 1-0 por medio de Pereda, que
recibió un gran pase de Luisito Suárez. Yashine no era imbatible.
España sigue enchufada, pero la máquina soviética, imperturbable tarda solo diez minutos en igualar la contienda.
Jusahinov en un disparo sesgado bate a Iribar. España pasa por momentos de apuros pero se repone y en la segunda
mitad vive una auténtica apoteósis final. A siete minutos del final Zoco pasa a Chus Pereda que avanza y lanza un fuerte
centro-chut hacia la posición de Marcelino, que en un escorzo increíble se lanza en plancha y envía un obús, raso y
pegado a un palo al que la “Araña negra” no pudo llegar. Gol y explosión de alegría de los 120.000 espectadores que
abarrotaban el Bernabéu, unos aficionados que fueron privilegiados testigos del único gran éxito de España en su
historia.
Hombre por hombre.
El encargado de levantar la Copa fue Olivella, el capitán, l’enfant terrible, un defensa extraordinario, primero como
lateral derecho y luego como central, en ambas posiciones derrochó entrega, condición física y mucha clase. Impecable.
Iribar, gran portero, sóbrio, práctico, el "Txopo" como se le conocía, se edificó sobre los sólidos cimientos de mil
actuaciones soberbias, de cientas de paradas imposibles y de una sencillez que acababa por despertar el afecto y
admiración de todos.
Rivilla, lateral diestro que marcó época en el fútbol español. Su velocidad y técnica le convertían en una auténtico puñal
por su banda. Un peligro constante con sus subidas y que por su condición física era capaz de guardar sus espaldas con
garantías. Un defensa elegante, de un carácter netamente ganador y que rara vez empleaba la dureza para frenar al rival.
Calleja gran defensa diestro, un excelente marcador. De gran condición física, una buena punta de velocidad y vocación
ofensiva.
Zoco, defensor central de juego sobrio, recio y sin fisuras, que no necesitó emplear el juego duro para frenar a sus
rivales.
Fusté, siempre defendió el fútbol espectáculo. Era un mediocampista infatigable, de gran potencia física, su velocidad le
permitía incorporarse al ataque con peligro y recuperar la posición. Además poseía mucha calidad y visión de juego lo
que le permitía abrir el juego a las bandas con gran precisión.
Amancio, el "brujo", por su magia para desbordar al rival. Era uno de esos delanteros que disfrutaba haciendo filigranas
con el balón por su banda derecha en la que asombró a propios y extraños. Destacó por su velocidad en el regate y su
potencia física.
Pereda, en sus comienzos, jugaba un poco de todo, interior, extremo, fue un delantero de gran llegada y buena calidad
técncia.
Marcelino, delantero dotado de un excepcional remate de cabeza y de un gran olfato goleador.
Luis Suárez, pocos jugadores pueden presumir de la elegancia que en su día adornó el juego de este gallego. Luis
Suárez era un virtuoso del balón, un futbolista genial, inteligente e intuitivo, que se codeó con los mejores de su época
hasta hacerse con un lugar en el Olimpo de los elegidos. Su dribling era capaz de dejar sentado al defensor más
pegajoso y sus pases milimétricos siempre encontraban al compañero mejor colocado para el remate. Era un interior
zurdo exquisito, elegante, dotado de una prodigiosa técnica, gran habilidad y una privilegiada visión de juego. Su
inteligencia le permitía realizar un fútbol fácil y extremadamente efectivo.
Lapetra, uno de los mejores jugadores españoles de la historia, jugador genial, fino donde los haya, dotado de una
elegancia y clarividencia extraordinaria. Innovó en el fútbol e inventó el puesto de mediapunta desde donde dirigía,
desbordaba y hacía jugar y marcar goles a sus compañeros.
Todo ello sin olvidarnos de los Villa, Zaballa, Pepín, Gento, Zaldúa, Del Sol y compañía que también comenzaron esta
aventura hacia la victoria final, la mejor hazaña de la historia de nuestra selección y nuestra segunda propuesta.

Ballet Azul-Universidad
Puede que algunos aficionados consideren que la inclusión del “Ballet Azul” de Millonarios de Bogotá no sea del todo
fiel a la historia pensando en ese otro “Ballet Azul” del fútbol sudamericano de los años sesenta. Aquel que protagonizó
el conjunto chileno de Universidad de Chile, pero por pura cuestión cronologica y por la importancia que tuvo “El
Dorado” en el fútbol sudamericano decidimos en su momento incluir primero a ese mágico equipo que conformó
Millonarios de Bogotá en la década de los cincuenta con los Pedernera, Di Stéfano, Nestor Rossi…
Como nuestra intención divulgativa va siempre encaminada hacia la justicia histórica ha llegado el momento de que la
hagamos con otro mítico equipo de Chile, ese bonito país ubicado en el extremo suroeste de América del Sur. Ese
equipo no es otro que Universidad de Chile y en la década de los sesenta vivió un mágico periodo en su ya dilatada
historia.
Durante el periodo comprendido entre 1959 1969 y debido al gran juego que ofreció, Universidad de Chile acuñó un
término para definir a su equipo: “El Ballet Azul”.
Luis Alamos Luque, el mítico "Zorro".
El ‘padre’ del “Ballet Azul” de la ‘U’ no fue otro que Luis Alamos Luque, el mítico "Zorro", un hombre al que se le
encomendó la tarea de trabajar desde inferiores para crear un nuevo estilo de juego. Como él mismo ha relatado en
numerosas ocasiones, todo comenzó en 1953, cuando siendo aún jugador de Universidad de Chile, sufrió una grave
lesión en un partido ante la Católica, fue entonces cuando recibió la propuesta y comenzó a cambiar la historia de la
mítica ‘U’ chilena.
Cambió su carrera en activo por la docencia técnica.
Luis Alamos trabajó de forma excelente y ya en inferiores se percató de que tenía ante sí una generación de chicos que
podrían ayudarle mucho en su reto de hacer de la ‘U’ un equipo campeón. En la tercera pudo ver a Hugo Villanueva. En
segunda, a Leonel Sánchez, Alfonso Sepúlveda. Estos chicos sentaron las bases de un futuro en el que también
colaboraron Hernán Carrasco, José Ruiz y Washington Urrutia, que trabajaron codo a codo con Luis Alamos para hacer
posible la llegada de otros jugadores como Luis Eyzaguirre, Juan y Manuel Rodríguez, Alberto Quintano, Roberto
Hodge y una larga serie de jugadores que completaron aquel histórico equipo.
Los chicos van madurando.
En estos primeros años, Luis Alamos estuvo a caballo entre las inferiores y la división de Honor, la ‘U’ no pasaba por
sus mejores momentos deportivos y el mítico “Zorro”, tuvo el temple necesario y la sapiencia para llevar adelante la
transición de la plantilla y la implantación de su estilo de juego. Corría el año 1956 y Luis Alamos sabía que además de
aquellos talentos necesitaba a futbolistas carismáticos y de peso en su equipo, por ello además de los Juan Negri y
Braulio Musso, recurrió a hombres como Osvaldo Díaz y el maestro René Meléndez para que los chavales aprendieran
de la calidad y veteranía de estos.
Ya en 1957 el mítico “Ballet Azul” comienza a tomar forma y deja un serio aviso a navegantes cuando supera al Audax
por un contundente 4-0. Fue una temporada para la esperanza en la que posiblemente la lesión de Osvaldo Díaz privó a
Universidad de algo mejor.
Comienza el reinado.
En 1959 el equipo de Luis Alamos que basaba su éxito en la velocidad de su juego y en su ofensiva de oro compuesta
por Braulio Musso, Osvaldo Díaz, Carlos Campos, Ernesto Álvarez y Leonel Sánchez, logra el título de Liga (el
segundo de la historia de la ‘U’). Este campeonato además del nacimiento del “Ballet Azul” supuso un punto de
inflexión para la entidad Universitaria que dejó atrás de forma definitiva todos sus complejos.
La ‘U’ consigue relevancia no solo a nivel nacional sino internacional, algo sin duda muy meritorio, puesto que al fútbol
chileno siempre se le había identificado hasta entonces con Colo Colo. En 1960 Universidad de Chile mantiene su buen
nivel pero el mayor número de partidos disputados ya fuera en el campeonato o en giras les pasó factura en forma de
lesiones.
Estilo propio, identidad.
En numerosas ocasiones podemos escuchar a técnicos y estudiosos del fútbol hablar de la importancia que tiene en un
club, tener un estilo propio y definido de juego, lo que yo denomino como la identidad del club. Esto lo consiguió aquel
“Ballet Azul” y lo hizo extensivo a la selección chilena, puesto que para el Mundial de 1962 disputado en Chile, la
práctica totalidad de Universidad fue seleccionada (aportó nueve jugadores), a excepción claro está del argentino
Álvarez. Los chicos de Luis Alamos trasmitieron su gran juegao a Chile y dejaron el pabellón alto ante el mundo.
El “Ballet Azul” era ya el máximo exponente del fútbol chileno, por lo que la tarea que inició desde cadetes el bueno de
Luis Alamos resultó un rotundo éxito para U. de Chile.
La bandera de Chile en el Mundial de 1962.
Este grupo de jugadores que encontraron la veta dorada gracias al viejo “Zorro”, se erigieron en la bandera de Chile,
que hizo un muy buen Campeonato. Leonel Sánchez, Alfonso Sepúlveda, Carlos Campos, Carlos Contreras, Braulio
Musso, Manuel Astorga, Jaime Ramírez, Luis Eyzaguirre y Sergio Navarro, engrandecieron su leyenda con ese
histórico tercer puesto.
Segundo título y despegue.
En 1962 Universidad de Chile consigue su tercer título de Liga (el segundo del “Ballet Azul), un campeonato en el que
ya se puede ver a un equipo con más madurez, que además inicia su despegue defintivo.
La gira de 1963.
En 1963 Universidad de Chile inicia una gira por Europa y lo hace jugando en Italia ante el Inter, donde fue recibido ‘de
uñas’ por viejas cuentas pendientes contraídas en el Mundial de 1962. La infravaloración del conjunto chileno fue
constante antes de la disputa del partido, que por cierto fue tomado por los italianos más como una revancha que como
otra cosa.
El “Ballet Azul” confirma en aquel partido una vez más que es un gran equipo y se repone a todas las adversidades,
venciendo finalmente por 2 a 1.
Mejor no podía comenzar la gira europea de Universidad de Chile, que además vence al campeón belga, el Standard de
Lieja y empata ante el campeón alemán Colonia. Europa ya conocía al “Ballet Azul” chileno, pero antes de regresar a
Chile, Universidad fue invitado por el príncipe de Marruecos a jugar un partido ante el legendario Botafogo, reciente
campeón de Brasil, un conjunto en el que jugaban ‘cracks’ como Djalma Santos, Mangas, Nilton Santos, Garrincha,
Amarildo, Didi…
La U afrontó el choque de forma extraordinaria, siempre teniendo en cuenta la entidad del rival al que logró finalmente
vencer por 3 a 2, acaparando la admiración y elogios del público, especialmente del príncipe, por la magnífica
actuación.
Genio y figura, Luis Alamos.
Para Luis Alamos, su mejor versión del “Ballet Azul” fue la de 1963, un año en el que curiosamente la ‘U’ no logró el
título. Cuentan que a la finalización del Campeonato, Luis Alamos y Gustavo Graeff (DT y PF de Universidad de
Chile), fueron hasta el camarín de Colo Colo para felicitar a los campeones de ese año. Al abrazarse con su colega Hugo
Tassara, el ´Zorro´ le dijo: ´Como no pudimos ganar este campeonato, ahora vamos a tener que ganar dos seguidos´.
Bicampeonato.
En el periodo de diez años, la ‘U’ acabó con el dominio de equipos como Colo Colo, la ‘U’ logró cuatro campeonatos
más, en 1964, uno de los títulos más tranquilos en la historia azul. Se dio la vuelta olímpica cuatro fechas antes de que
finalizara el campeonato. En 1965, otro título más, el bicampeonato, con Luis Alamos, que utilizó como formación base
a Carlos Contreras, Roberto Hodge, Hugo Villanueva, Humberto Donoso, Luis Eyzaguirre, Manuel Astorga, Pedro
Araya, Rubén Marcos, Carlos Campos, Juan Carlos Oleniack y Leonel Sánchez.
En este equipo ya podemos ver a chicos de la nueva hornada como Hodge, Quintano, Juan Rodríguez, Peralta, Arratia,
Jorge Venegas…
Este sería el último título con Luis Alamos como técnico, el “Zorro” había hecho historia y había dado las señas de
identidad a su club, por ello Alejandro Scopelli (más sólido, más pragmático), solo tuvo que retocar algunos detalles
para lograr otro título en 1967.
Dos años más tarde, en 1969 y bajo la dirección técnica de Ulises Ramos, Universidad de Chile consigue su séptima
estrella dorada y el “Ballet Azul” pone fin a una leyenda que sigue viva a día de hoy.
Grandes figuras.
Como suele suceder tras un gran equipo hay grandes futbolistas y de entre la magnífica plantilla de Universidad
podríamos destacar a Leonel Sánchez, puntero izquierdo que marcó una época en el fútbol chileno. Llegó a la U a los
once años debutando primera división en 1953. Dueño de una zurda exquisita y de un temperamento explosivo, su
aporte fue fundamental en aquel mítico "Ballet Azul", fue sin dudas el líder y es considerado hasta hoy, el máximo ídolo
de la Universidad de Chile.
Rubén Marcos, “Siete Pulomes” un jugador que sobresalió por su capacidad física dentro de la cancha,un jugador
polivalente, generoso en el esfuerzo, haciendo coberturas constantes a sus compañeros. Bajo las órdenes de Luis
“Zorro” Álamos, jugó en todos los puestos. Incluso hasta fue arquero. Dicen que fue el volante más completo en la
historia del fútbol chileno. Defendía, quitaba, construía y llegaba al gol, tanto que fue el segundo anotar del año 65.
Ernesto Alvarez, volante argentino que llegó a la U el 59, lo apodaban “El Maestro”, Ernesto Álvarez jugaba de Volante
por la izquierda y fue uo de los grandes ídolo, un futbolista con gran talento y habilidad.
Carlos Campos., apodado ‘El Tanque’ por su frialdad a la hora de marcar. Dueño de un golpe de cabeza mortal y de una
seguridad única frente al portero. Hizo célebre la frase "centro de Leonel" y "cabeza de Campos". Muchos
reemplazantes llegaron a ocupar su puesto, pero siempre terminó jugando el ´Tanque´ y metiéndola adentro.
Braulio Musso, se consagró como el gran capitán del Ballet Azul, ídolo y componente de la mítica línea de ataque.
Luis Eyzaguirre, un lateral derecho que en su época llegó a ser considerado como el mejor lateral diestro del mundo
junto a Djalma Santos, apodado Fifo, tras ser invitado por la FIFA a participar de un combinado en un partido
conmemorativo del centenario del fútbol.
Alberto Quintano, el ‘Mariscal', después de Elías Figueroa, el mejor defensa central del fútbol chileno.
Todo ello sin olvidarnos de Osvaldo Díaz, Humberto Donoso, Sergio Navarro, Jaime Ramírez Banda ‘Chico’, Pedro
Araya, Roberto Hodge, Carlos Contreras, Manuel Astorga…
Centro de Leonel…
Ballet Azul construyó una de las más grandes “leyendas de la historia deportiva de la “U” y del deporte nacional
chileno, por calidad, entrega y sacrificio”. Llegaron a pelearle protagonismo al Santos de Pele. La frase "centro de
Leonel" y "cabeza de Campos" llegó a ser comentada hasta por los niños y es que el gran Leonel le dio 104 pases de gol
al ‘Tanque’ Campos.
En definitiva vaya para el fútbol chileno este especial, en el que intentamos reflejar la grandeza de este equipo que tanto
dignificó al citado fútbol allá por los sesenta.

Sheffield Football Club-The Club


Revolución Industrial.
Para comenzar este especial en el que repasaremos la fundación del club de foot-ball más antiguo del mundo, antes
debemos establecer claramente la evolución que experimentó este juego en estos años vitales en los que se fue
fraguando el deporte que ha llegado hasta nuestros días. En primer lugar hemos de destacar que a comienzos del siglo
XIX, Gran Bretaña comenzó a vivir plenamente la Revolución Industrial. Fue entonces cuando la jornada laboral se
redujo y las clases dominantes comenzaron a tener más tiempo para el ocio. Los colegios o las universidades a las que
tenían acceso estas altas clases comenzaron a practicar deportes y el foot-ball comenzó a ser practicado de forma asidua,
estableciendo sus propias reglas en cada universidad o colegio.
El foot-ball además de ser un deporte, legó una serie de valores a la sociedad inglesa, entre los destacaban la lealtad, la
facultad de sacrificio, la colaboración mutua y la subordinación a la idea de equipo. El juego se integró plenamente en
la vida diaria y muchos personajes contribuyeron a su evolución, uno de ellos el Dr. Thomas Arnols, director del colegio
de Rugby, que luego escogería su propio camino.
De un juego dos deportes-Rugby,1846.
Existe una confusión en muchos de los artículos que he podido leer en referencia a las diez normas que se establecieron
en Cambridge, y es que existe la idea generalizada de que fue en 1846, pero esto no es cierto, puesto que en la citada
fecha lo que realmente quedó establecido, fueron las primeras reglas obligatorias de la Rugby College.
De esta forma este deporte de pelota quedó reglamentado pero siguió siendo rudo, era un juego en el que estaba
permitido patear la pierna del adversario por debajo de la rodilla, pero no estaba permitido sujetar al rival y patearlo al
mismo tiempo (con esto queda todo dicho). De la misma forma el juego con las manos estaba permitido, algo que
surgió desde que en 1823, para sorpresa de su equipo y de los adversarios, William Webb Ellis corrió con el balón
debajo del brazo, se permitió llevar también el balón con la mano.
Como ya hemos apuntado cada escuela tenía establecida sus propias normas y se decantaba por un estilo de juego,
algunas preferían las reglas de Rugby, pero otras abogaban por no permitir el transportar la pelota con la mano, darle
prioridad al pie y evitar en lo posible el constante y peligroso contacto físico. En esta línea estaban los colegios de Eton,
Harrow y Winchester.
Cambridge Rules.
Con esta disyuntiva se llegó al año de 1848, en el que H. de Winton y J.C. Thring y en la Universidad de Cambridge,
propiciaron un encuentro entre representantes de las escuelas públicas más importantes para intentar crear un juego de
reglas estandarizado. La mayoría se postularon en contra del juego rudo, de las zancadillas, patear la canilla del
contrario, transportar el balón con la mano…
Fue así como se llegó a un acuerdo en el que se formularon diez, conocidas como las reglas de Cambridge y que Thring
describió como el juego sencillo. Este nuevo código provocó la retirada de la fracción de Rugby, que por otra parte
hubiera aceptado la prohibición de patear al contrario, pero que se opuso rotundamente a no poder llevar el balón con la
mano.
A partir de aquí se fragua el embrión de un fútbol por entonces universitario, que tuvo a su primer club en el University
Foot Ball Club.
Sheffield Football Club, la apertura.
Una vez expuesta la historia del foot-ball/universitario hasta la posterior apertura del mismo a todas las clases sociales,
abordaremos la creación del primer club amateur-no universitario de la historia y por extensión el más antiguo del
mundo.
Nathaniel Creswick y William Prest.
Paradójicamente fueron dos estudiantes de la famosa Harrow School de Londres, los que fundaron el citado club. El 24
de octubre de 1857, en Sheffield, condado de Yorkshire, Nathaniel Creswick y William Prest, llevaron a cabo su idea de
fundar un club de fútbol en el que poder jugar en los meses de invierno para mantener la forma física y practicar aquel
deporte reglamentado en Cambridge. Movieron los hilos pertinentes con las personas más influyentes de la ciudad y
permitieron que esferas sociales no pertenecientes a la escala universitaria pudieran practicarlo. Solo tenían un
problema, no tenían rivales contra los que jugar, por ello se enfrentaron entre ellos mismos (solteros contra casados,
parados contra trabajadores).
Sheffield rules.
El Sheffield Football Club era por tanto el primer club no universitario de la historia, un club que tuvo como primer
capitán a Nathaniel Creswick, por otra parte encargado de hacer los equipos, además de crear las Sheffield rules, o lo
que también se conoce como ‘Código Sheffield’, que evolucionó entre 1857 y 1878. Las innovaciones más destacadas
del mismo fueron entre otras el reemplazo de la cuerda que unía los dos postes por un travesaño de material rígido
(madera), la utilización de saques de esquina ‘corner’, de banda. La penalización del contacto físico en forma de ‘free
kick’ (tiro libre) tras una infracción. Unas penas de las que no se podían materializar goles directos.
The Club.
Como podemos observar el Sheffield Football Club trajo la apertura y fue pionero en muchas cosas, un club que tuvo
que aguardar hasta comienzos de los sesenta para encontrar rivales contra los que jugar. En 1862 Yorkshire, ya contaba
con 15 equipos, y creó la Sheffield Football Association que jugó un papel esencial en la evolución, mejora y creación
en diciembre de 1863 de la FA, Football Asociation, la Federación Inglesa. Allí en la famosa Freemason's Tavern, fue la
voz con más peso en la elaboración del Reglamento de la FA.
Siglo y medio.
El Sheffield Football Club cumple ya los ciento cincuenta años en los que ha vivido de todo, su integración en el
Sheffield United en el año 1889, su posterior resurgimiento con ocasión de su centenario y su actual transcurrir por la
séptima división inglesa con el peso de la historia sobre sus espaldas.
Puede que muchos piensen en el triste caminar de un equipo que tanto hizo por el foot-ball pero Sheffield F.C. repesenta
a la vieja tradición, es el sabor añejo del fútbol británico, el único, además del Madrid (mejor club del siglo XX), que
puede presumir de tener en su palmarés, la Orden de Mérito que la FIFA le entregó en 2004 y que le honra como club
más antiguo del mundo.
“LONG LIFE TO THE CLUB”.

Villanos de Birminghan
Inglaterra domina en la Copa de Europa.
Entre 1975 y 1985 el fútbol inglés fue calro dominador del balompié europeo, y es que en el citado periodo de las once
finales disputadas, en nueve de ellas un equipo inglés fue uno de los finalistas, y en siete de ellas los conjuntos ingleses
salieron campeones, el Liverpool en cuatro ocasiones, el Nottingahm en dos y por último el Aston Villa en una de ellas,
en 1982 y superando contra todo pronóstico al poderoso Bayern de Munich.
Aston Villla, inicio de los ochenta.
Antes de llegar a ese momento culminante hay que destacar la meritoria trayectoria de un equipo que pasó a pelear el
título de Liga y llegar a la cima del fútbol europeo en tiempo record. A inicios de la década de los ochenta el equipo
dirigido técnicamente por Ron Saunders con Tony Barton como segundo logró el título de Liga superando y
colocándose por delante del gran Liverpool y del Ipswich de Bobby Robson. Entre Tony Morley, Gary Shaw y Peter
White hicieron 48 goles pero la contribución de Mortimer fue igual de decisiva que la de estos tres futbolistas.
Un título de liga conseguido 71 años después, bajo la dirección técnica de Ron Saunders, que les otorgó el privilegio de
jugar la Copa de Europa a la siguiente temporada. Paradójicamente para este club novel en competiciones de tal calibre,
la citada competición europea fue el camino para engrandecer aún más su leyenda.
La Copa de Europa, Mortimer el motor.
Mortimer fue la fuerza impulsora de aquel conjunto que en primera ronda superó de forma inapelable al Valur islandés.
En segunda ronda esperaba el rocoso Dinamo de Berlin, los alemanes se lo pusieron difícil al Villa ya que a pesar de la
victoria de los ingleses en Berlin por 1 a 2, el equipo de la extinta República Democrática alemana ganó por 0 a 1 en
Villa Park y a punto estuvo de eliminar al que luego fue el campeón. Hay que destacar que a mitad de temporada, Ron
Saunders, el técnico que les llevó al triunfo en el campeonato de liga abandonó el club por diferencias con la directiva.
Entonces tomó las riendas del equipo su segundo, Tony Barton, que acabó con gran éxito el sensacional trabajo de
Saunders.
En Cuartos de Final, el Dinamo de Kiev fueel siguiente escollo que superó el conjunto de Birminghan. En semifinales
se encontraron con el Anderlecht, al que superaron en Inglaterra por 1 a 0 y en Bruselas solo consiguieron un 0 a 0. De
esta forma el Aston Villa se plantaba de forma muy meritoria en la final que se disputaría en De Kuip, el mítico estadio
del Feyenoord.
La final se disputó el 26 de mayo de 1982 y la alineación que presentó Barton fue la siguiente: Rimmer (Spink); Swain,
Evans, McNaught, Williams; Bremner, Cowans, Mortimer; Shaw, Withe y Morley.
Spink, uno de los héroes.
Enfrente estaba el poderoso Bayern de Munich de Rummenige y Hoeness, el claro favorito que tuvo que ver cómo el
modesto conjunto de Midlands entraba en la leyenda. Y es que pese a que el Villa tuvo que cubrir la baja a los diez
minutos de su guardameta titular, supo sobreponerse y superó a todo un equipazo como aquel Bayern contra todo
pronóstico.
Como acabamos de citar en el minuto diez el portero Rimmer se lesionó, y en su lugar enró en el terreno de juego Nigel
Spink, de 23 años, que se convirtió en uno de los artífices del éxito al lograr mantener su puerta a cero. Además la
defensa inglesa supo maniatar a la perfección las individualidades del conjunto alemán.
Gol de Peter White.
Peter Withe en el minuto 67, hizo el gol de la victoria e inscribió su nombre en la historia de la Copa de Europa. A la
conclusión del choque el mítico Dennis Mortimer levantó el trofeo en el día más importante de la historia del club.
Villanos de Birminghan.
Puede que su fútbol no enamorara, este se basaba en el fútbol de conjunto, labor en la que trabajó Ron Saunders y luego
continuó y potenció Tony Barton, que sin duda aglutinó a su alrededor a un grupo de voluntariosos jugadores dispuestos
a dejarse la piel.
Vaya en homenaje este especial a este citado club de la ciudad de Birmingham en West Midlands. El Aston Villa,
miembro fundador de la Football League en 1888 y de la Premier League en 1992. Y uno de los equipos más antiguos y
laureados de Inglaterra: “Los villanos de Birminghan”.

Barcelona-92
Barcelona 1992.
Para cerrar el capítulo que abrimos sobre la selección española y el debate sobre el estilo futbolístico de nuestra
selección hemos decidido recordar desde esta modesta tribuna imaginaria aquel mágico momento que se vivió en
Barcelona 92 con aquel gol de Kiko Narváez. No cabe duda que los momentos en los que España ha disfrutado con su
selección son contados, a los ya citados en los anteriores especiales de la Euro 1964 y de Amberes 1920, podríamos
incluir el buen papel que hizo España en el Mundial de Brasil, donde fue cuarta o la buena imagen mostrada en México
1986 de la mano de Miguel Muñoz y Butragueño entre otros, e incluso el digno papel que se hizo en USA 1994, todo
ello sin olvidarnos de la medalla de plata de Sydney 2000, pero finalmente hemos creído conveniente recordar aquellos
Juegos, por lo exitoso del evento organizado por Barcelona y por el extraordinario conjunto que España presentó a la
cita.
Una generación fresca y de calidad.
Vicente Miera y Kubala (que fue su ayudante), fueron los encargados de llevar a la selección al éxito. Los jugadores
nunca pisaron la Villa Olímpica. Estuvieron aislados, con el seleccionador Vicente Miera y su ayudante Kubala en
Valencia, allí les llevaron con gran mimo y tiento, y les quitaron cualquier tipo de presión a la que se podrían ver
sometidos. Consiguieron además de un trabajo excelente a nivel futbolístico, una convivencia genial entre los
compañeros, muchos de ellos lo recuerdan aún a día de hoy como un momento muy especial en sus carreras deportivas:
"La clave del éxito fue la convivencia". "Éramos compañeros, pero sobre todo amigos". Recuerda Cañizares con gran
cariño. Pinilla otro de los componentes de aquel equipo lo recuerda así: “Barcelona 92 es mi mejor recuerdo del fútbol.
Todo lo que viví aquellos días no lo he vuelto a vivir. Dio a conocer a una generación de futbolistas irrepetible: Kiko,
Alfonso, Guardiola, Cañizares...".
Sin duda aquel cuerpo técnico se encontró con una generación fresca, de gran futuro, calidad y hambrienta de triunfos,
pero no todos logran sacar el mismo rendimiento a sus jugadores ni tienen la fortuna en los momentos decisivos para
llegar al éxito. Lo único indiscutible es que Miera tuvo el acierto y la serenidad necesaria para hacer a su equipo
campeón.
Cuando el dinero no lo es todo.
Solozábal era el capitán de la selección y cuentan que fue el encargado de negociar las primas, que al parecer era
bastante bajas. Cuando el capitán vio la oferta que se le realizaba contestó con contundencia: "Para eso, os lo quedáis
vosotros".
El primer partido fue ante Colombia, cuando aún no se habían ni inaugurado los Juegos pero la trayectoria del equipo
español fue excelente durante todo el torneo. España se plantó en la final de forma brillante e invicta, sin encajar un solo
gol. Para la gran final se trasladaron de Valencia a Barcelona.
La gran final.
Los jugadores estuvieron concentrados dos días en el hotel Juan Carlos I, propiedad de Joan Gaspart quien sólo cobró a
la Federación una cuarta parte de los gastos. En aquel equipo sobresalía la calidad de algunos de sus futbolistas, como
Solozabal, Kiko, Luis Enrique,Guardiola, Manjarín y Alfonso, pero también tenía a otro corte de jugadores como
Juanma López, Chapi Ferrer o Mikel Lasa. Sin duda el gran mérito del cuerpo técnico estuvo en dejar expresarse
cómodamente sobre el terreno de juego a ese puñado de jóvenes talentos y arroparlos en labores defensivas con una
muy buena línea de marcadores y grandes porteros como Cañizares, que por entonces jugaba en el Mérida y cerró su
pase al Celta en la concentración de Valencia y Toni, que hizo también un gran campeonato.
El 8 de agosto de 1992, España ganó la medalla de oro. A las ocho de la tarde comenzó el partido en un Camp Nou con
95.000 espectadores en las gradas. El encargado de dirigir el choque fue el colegiado italiano Stefano Braschi.
Vicente Miera puso en liza al siguiente once: Toni, López, Abelardo, Solozábal, Ferrer, Guardiola, Kiko, Berges, Lasa,
Luis Enrique, Alfonso. En el minuto 52 Amavisca sustituyó a Lasa.
El partido tuvo dos partes totalmente diferentes, en la primera mitad España comenzó jugando bien, bastante bien.
Dominando en la zona ancha, pero Polonia esperaba agazapada atrás esperando una contra mortal con la que hacer
daño. Ambos conjuntos tuvieron ocasiones para adelantarse en el marcador, Kilo dejó pases de genio, al igual que
Guardiola y Ferrer tuvo el gol de España, pero tras regatear al portero Klak y con la portería vacía no acertó a poner el
esférico en la red. Entonces apareció el peligroso Kowalczyk que en el minuto 37, dio el primer aviso. Se plantó solo
ante Toni y este respondió con un paradón. Poco después Polonia puso la zozobra sobre el combinado español al
adelantarse en el marcador por mediación de Kowalczyk tras un fallo defensivo en el minuto 45 de partido. Este gol
lejos de amilanar al conjunto español le sirvió de acicate, tal y como se pudo ver en la segunda mitad, en la que por
cierto el Camp Nou apoyó de forma extraordinaria y vivió una auténtica fiesta.
Como acabamos de apuntar en la segunda mitad, el partido fue todo un espectáculo de buen juego, emoción y goles.
Miera tuvo buena parte de culpa, puesto que retiró a un defensa, Mikel Lasa y dio entrada a un futbolista más ofensivo
como Amavisca. En seis minutos dio la vuelta al marcador y puso contra las cuerdas a Polonia con goles de Abelardo y
de Kiko. Todo parecía bien encaminado para la consecución del oro, pero en un nuevo desajuste defensivo Staniek
lograba poner las tablas en el minuto 65.
Apoteosis final con el gol de Kiko.
España siguió intentándolo hasta el final y la prórroga acechaba a un equipo español ya casi extenuado,
afortunadamente sobre la bocina Kiko llevó el delirio a las gradas haciendo el 3-2 definitivo con el que se aseguró el oro
olímpico. Un gol conseguido en el minuto 90 y 25 segundos, en el que el por entonces Quico aprovechó un rechace a
disparo de Luis Enrique para batir al meta Klak.
En definitiva un gran momento para la historia de nuestra selección, vayan estas líneas para ese grupo talentoso
jugadores que lograron cambiar el guió habitual de la historia de ‘la roja’.
La plantilla completa de la selección fue la siguiente, todos ellos pueden presumir de haber llevado sobre sus cuellos un
metal de oro olímpico: José Emilio Amavisca Gárate, Rafael Berges Marín, José Santiago Cañizares Ruiz, Abelardo
Fernández Antuña, Albert Ferrer Llopis, Josep Guardiola Sala, Miguel Hernández Sánchez, Antonio Jiménez Sistachs,
Mikel Lasa Goicoechea, Juan Manuel López Martínez, Javier Manjarín Pereda, Luis Enrique García Martínez,
Francisco 'Kiko' Narváez Mochón, Alfonso Pérez Muñoz, Antonio Pinilla Miranda, Francisco Soler Atencia, Roberto
Solozábal Villanueva, Francisco Veza Fragoso, Gabriel Vidal Nova, David Villabona Echalecue

Porto campeao
El Oporto es por derecho propio uno de los grandes del fútbol luso y de Europa, su historia así lo certifica, no en vano
ha sido campeón de Europa en dos ocasiones, en 1987 y 2004.
‘Una final para la historia de los Dragones’
El Oporto que había superado en semifinales al Dinamo de Kiev, partía como cenicienta en la final ante el poderoso
Bayern de Munich.
El marco elegido fue el Prater de Viena, que se abarrotó con 56.000 espectadores. El técnico encargado de dirigir al
equipo portugués fue Artur Jorge, que puso en liza al siguiente once: Mlynarczyk - João Pinto, Eduardo Luis, Celso,
Inácio (Frasco) - Quim (Juary), Magalhães, Madjer, Sousa, André y Futre.
Pese a que a los 26 minutos Ludwig Kogl ponía por delante al equipo alemán, el conjunto dirigido por Artur Jorge no se
vino abajo, pulverizó todas las apuestas y en la segunda mitad con un destacado Paolo Futre, el argelino Rabah Madjer
igualaba en el minuto 77 el encuentro y cuatro minutos más tarde el recién incorporado Filho Juary conseguía el gol de
la victoria.
Madjer/Futre, pareja letal.
Del conjunto luso podríamos destacar a varios de sus futbolistas pero en especial debemos remarcar la aportación de un
jugador argelino como Rabah Madjer, un futbolista que llegó al Oporto en 1985 y pronto formó una letal sociedad con
Paulo Futre, ambos llevaron en volandas a los ‘Dragaos’ a la gloria europea.
Antológico gol de tacón.
Madjer conquistó la Copa de Europa de 1987 ante el Bayern de Munich, y se convirtió junto a Futre en el gran
protagonista de la misma por el sensacional gol de tacón que materializó marcando él uno de los goles de la victoria con
un sensacional taconazo. Tal fue la repercusión del gol de Madjer que hasta Pelé alabó las cualidades del argelino.
Madjer siguió desmotrando su calidad con la camiseta del Oporto y también marcó en la final de la Copa
Intercontinental de ese mismo año en la que salió campeón y el título de Liga Portuguesa en las campañas 86/87 y
87/88. Era un excepcional delantero dotado de gran visión de juego, calidad técnica y capacidad goleadora.
El otro genio de aquel cojunto era Paulo Futre, fue el niño prodigio del fútbol luso y con tan sólo 16 años ya jugaba en
el Sporting Club de Lisboa. Un año más tarde protagonizó uno de los traspasos mas sonados de la historia del fútbol
luso al fichar por el Oporto.
En el Oporto triunfó por todo lo alto y vivió su mejor momento en 1987 con la conquista de la Copa de Europa. En
aquella final y tras una impresionante jugada ante el Bayern el nombre de Futre dio el salto a la fama.
Era rápido como una bala, con buena visión de juego y un gran regate en carrera. Cuando tenía espacio era imparable y
su generosidad y picardía en el campo era determinante para colocar a sus compañeros como máximos goleadores.
Así podemos resumir la primera gran hazaña del Oporto, que gran final aquella Bayern-Oporto. Fantástica segunda
parte. Inolvidable jugada la del segundo gol del Oporto, la recuerdo como si la acabase de ver ahora mismo. Entre Futre
y Madjer volvieron locos a los alemanes.
Diecisiete años después, llega la segunda.
Diecisiete años más tarde el Oporto de Mourinho con hasta ocho futbolistas portugueses en su formacion inicial se
proclamó Campeón de Europa por segunda vez. Un equipo compuesto por esos niños que crecieron cerca de Das Antas
y gritaron en 1987: “Porto Campeao, viva Futre, viva Madjer”, mientras soñaban que un día les tocaría a otros gritar por
sus nombres y por el club de su vida.
Un equipo académico.
Mourinho transmitio su fútbol académico a sus jugadores y además de haberles llevado a la gloria en la Recopa en el
año anterior les hizo consagrarse campeones de Europa al vencer 3-0 en la final al Mónaco.
Una máquina de ganar títulos.
Un equipo basado en una férrea defensa, una organización metódica y una capacidad letal para convertir sus ocasiones
en gol. Un conjunto que puede que no enamorara por su fútbol pero que sin duda se convirtió en una máquina de ganar
títulos. Cinco de seis en dos temporadas. Con esta serie de trofeos Deco y compañía relegaron del Olimpo portista a
Madjer y Futre, los artífices de la primera Copa de Europa anteriormente citada.
En definitiva un conjunto que en toda la competición (13 compromisos) sólo encajó cinco goles. Y es que en aquel
Oporto trabajaba hasta Deco, un futbolista con talento de seda pero también con un gran sentido del juego ofensivo y
defensivo, una defensa muy sólida, una media fuerte con Costinha y Maniche y una línea ofensiva letal con los Deco,
Carlos Alberto, Derlei y Aleinichev.
Afortunadamente como ya hemos apuntado en aquel equipo además de músculo, también se podía saborear la calidad
de un futbolista como Deco, encumbrado en aquella final, el portugués dejó para la historia su sangre fría en el área en
el momento de marcar el segundo gol. Donde otros se aceleran y aturullan, él actuó con tranquilidad uniendo clase y
picardía a partes iguales. Su tanto fue la sentencia definitiva porque el Mónaco no estaba para marcar dos goles...
Un equipo en el que además de Deco, brillaron Carlos Alberto, Ricardo Carvalho, Jorge Costa (el gran capitán), Vitor
Baia, Paulo Ferreira, Dmitri Alenichev, Maniche, Costinha...
En el Estadio Auf Schalke de Gelsenkirchen (Alemania), el cuadro portugués acertó en los momentos justos y no le dio
opción a su rival. El equipo que puso en liza ‘Mou’ fue el siguiente: Vítor Baía; Paulo Ferreira, Jorge Costa, Ricardo
Carvalho, Nuno Valente; Pedro Mendes, Costinha, Maniche, Deco; Carlos Alberto (60' Dmitri Alenichev) y Derlei. Un
once que entró en la leyenda azul y blanca de ‘Do Dragao’.

La Academia
En 1999 el histórico club del que nos ocuparemos a continuación estuvo cercano a la quiebra y a la desaparición pero
afortunadamente el peso de su afición y de su historia pudo más y logró eludir uno de los momentos más delicados de
su dilatada existencia desde que en 1903 se llevo a cabo su fundación. Dos años más tarde estuvieron a punto de romper
la negativa racha de 35 años sin conseguir un título local.
El club del que hablamos no es otro que Racing Club, conjunto de una Avellaneda que por entonces era conocida con el
nombre de Barracas al Sur. El citado club puede presumir de tener una de las aficiones más apasionadas y numerosas de
Argentina, un club que recibió su nombre de Germán Vidaillac, uno de los integrantes de los dos clubes de la zona (era
socio de ambas entidades) que se fusionaron para crear a Racing: Foot Ball Club Barracas y Colorados Unidos. Al
parecer el citado Vidaillac exhibió a todos una revista de automovilismo francesa llamada Racing y decidieron bautizar
al nuevo club con el citado nombre.
Racing ‘La Academia’.
Antes de llegar a ese punto abordaremos una serie de hechos que condujeron a la creación de Racing, y es que por
entonces los ingleses con su Ferrocarril eran los encargados de prácticar aquel deporte llamado foot-ball. Eso fue hasta
que los criollos se cansaron de ser meros espectadores y pasaron a la acción. Los trabajdores del Ferrocarril Sud
solicitaron a las autoridades la cesión de unos terrenos para jugar allí al fútbol en los descansos. Los partidos ante
ingleses les sirvió para aprender y evolucionar, enfrentándose a sus primeros desafíos y consolidando su pasión por este
nuevo ‘veneno’ británico.
En 1898 los empleados que se juntaban para disputar esos amistosos decidieron agruparse formalmente en un club de
fútbol, que se llamó Argentinos Excelsior Club, cuya existencia fue de tres años. Al principio, el equipo fue una
sensación; con el paso del tiempo, el nivel bajó y, en 1901, su disolución le dio paso a la creación de otras tres
entidades: Sud América Fútbol Club de Barracas al Sur, American Club y Argentinos Unidos.
Una parte de ‘La Argentina’ comenzaba a sentir las primeras pasiones por el deporte que posiblemente les haya dado
más alegrías en su historia, y es que en concreto y en un nivel aún muy local un equipo enamoraba a los primeros
espectadores de aquel fútbol. Ese equipo era Sud América Fútbol Club de Barracas al Sur, el “el equipo de la gente” con
Pedro S. Werner, Ricardo y Emilio Barceló, Félix Cirio los hermanos Lamour…
Un equipo que en 1901 se constituyó como club y en el que se pudo comprobar que aquellos criollos argentinos si no
habían nacido para el fútbol si que tenían una habilidad innata que no poseían los ingleses. Fueron tres años en los que
vivieron grandes momentos pero en los que también surgieron una serie de confrontaciones entre ellos que
desembocaron en la ruptura del club.
Fue así cómo, el 16 de marzo de 1902, fue creado Colorados Unidos, cuyo titular fue Arturo Artola, con Evaristo Paz
como secretario y Alfredo Guzmán como tesorero. Este nuevo club se llevó aproximadamente unos cuarenta socios,
prácticamente obligando a Barracas al Sud a una reconstrucción. La escisión no trajo nada beneficioso a ninguna de las
dos entidades y finalmente este grupo de antiguos amigos no tuvo otro remedio que volver a reagruparse.
La fecha elegida para el siguiente y trascendental paso fue el 25 de marzo de 1903, aquel día en Alsina y Colon se llevó
a cabo una reunión entre los presidentes de Barracas al Sud y Colorados Unidos en la que se decidió la reunificación,
acordando que el presidente del nuevo club sería Arturo Artola, fundador de Colorados Unidos y vocal de Barracas al
Sud.
El amateurismo comenzaba y Racing fue el lugar en el que surgió la llama, el club criollo por excelencia y aquel que en
la década de los diez además de adoptar los colores albicelestes, dominó con autoridad el fútbol amateur en Argentina
con siete campeonatos consecutivos en los que la zamarra de Racing tuvo los mejores representantes del fútbol de su
país. Era la época de hombres como Betular, el goleador Marcovecchio, Pedro Ochoa (al que Gardel le dedicó el tango
“Patadura”, “Ochoíta, el crack de la afición”), Reyes, Olazar, Alberto Ohaco, Juan Perinetti, Viazzi, Juan Hospital y
Natalio Perinetti, entre otros. Es por ello por lo que con todo merecimiento se ganó el apelativo de ‘La Academia’.
Jugadores como la “bordadora” Vicente Zito, Chueco García, Alejandro Scopelli, y el Machetero paraguayo Delfín
Benítez Cáceres, seguían conservando la tradición de Racing de grandes talentos y buen fútbol. Los títulos tardaron en
llegar pero a finales de los cuarenta lograron batir otro nuevo record, al conseguir el primer tricampeonato de la era
profesional con Guillermo Stabile a la cabeza.
Luego aunque tuvo que esperar unos años, en el 58 Racing volvió a engrandecer su leyenda con otro título y la figura
legendaria de Orestes Omar Corbatta, considerado por muchos cronistas, como el mejor puntero derecho del futbol
argentino de todos los tiempos.
‘Dale Racing’.
Como se puede leer en su web oficial, Racing abrió el camino, es el máximo campeón de la era Amateur con 9 títulos,
primer tricampeón de la era profesional, primer campeón Intercontinental, primer campeón de la Supercopa, primer
equipo con plateas techadas, y posee una hinchada que llenó dos estadios a la vez.
‘Un barrio partido en dos’
Ahondando un poco en más en lo referente a su estadio, no podemos hacer un especial de Racing sin hablar del
Cilindro. El estadio Juan Domingo Perón, ubicado en las calles Mozart y Oreste Omar Corbatta (Avellaneda) que fue
construido en 1945 y es conocido por todos como ‘El Cilindro’. Una cancha con capacidad para 50.000 personas
situada a sólo dos cuadras de la que tiene su eterno rival: el Club Atlético Independiente. Los enfrentamientos entre
ambos equipos dividen al barrio en dos y configura uno de los clásicos más apasionados del fútbol argentino.
La Gloria de Racing.
Una vez expuesta debidamente la ineludible historia de un club que por lo que representa no tiene parangón en
Argentina pondremos el broche final a este especial con los gloriosos años que vivieron los hinchas de Racing en la
segunda mitad de la década de los sesenta.
Juan Jose Pizzuti.
El principal ‘responsable’ de los éxitos de Racing no fue otro que Juan José Pizzuti, considerado uno de los directores
técnicos más importantes de la historia de la institución. Asumió como entrenador del club el 19 de septiembre de 1965,
y llegó a Racing para salvarle del descenso. Pizzuti no solo logró sacar del pozo a Racing sino que construyó un plantel
tan competitivo que primero se coronó campeón local y luego alcanzó la gloria internacional.
“El equipo de José”
Aquel equipo llegó a considerarse que estaba confeccionado con jugadores de inferiores, con algunos postergados de
otros clubes y con el genial Humberto Maschio, quien, ya veterano, se reintegraba al fútbol argentino proveniente de
Italia. Carrizo, Basile, Pastoriza, Perfumo, Martín y Bouzas; Pentrelli Cárdenas, J. J. Rodríguez y Martinoli. Esta fue
una de las formaciones tipo de aquel año del 66, en el que el equipo de José demostró ser todo un equipazo. Un
conjunto que jugaba al ataque sin complejos, todos sus futbolistas, a excepción de los arqueros y Oscar Martín,
marcaron goles. 39 partidos estuvieron sin conocer la derrota. El título de Liga del 66 les llevó a la en búsqueda del
reconocimiento mundial. Y lo consiguió.
La Libertadores.
No resultó nada fácil conquistar la siguiente 'batalla' y basta con un dato para certificarlo: la Academia se consagró en la
Copa Libertadores más larga de la historia. Para quedarse con ella, el equipo dirigido por Juan José Pizzuti disputó nada
menos que 20 partidos. En semifinales dieron buena cuenta de River y en la final ante el Nacional de Montevideo
uruguayo tuvo que sudar para hacerse con el título y es que en los dos choques acabaron con empate a cero y tuvieron
que recurrir al partido de desempate disputado en el estadio Nacional de Chile, Racing se impuso 2 a 1 con goles de
Joao Cardoso, a los 14 minutos, y Norberto Raffo, a los 43.
Pizzuti llevó a la gloria a los Cejas, Basile, Perfumo, Martín, Chabay y Rulli; Joao Cardozo, Maschio, Cárdenas, J.J.
Rodríguez, Raffo…
La Intercontinental.
Para la gloria mundial el rival fue el Celtic de Glasgow. El partido de ida se jugó en Hampden Park, el 18 de octubre de
1967, allí cayeron por 1-0 con gol de McNeill, un gol que dejó todo pendiente para la vuelta en Buenos Aires el 1 de
noviembre. El encuentro, no pudo empezar de peor manera para los intereses de Racing puesto que Gemmel, desde el
punto fatídico, puso en ventaja a los escoceses a los 21 minutos del primer periodo. Afortunadamente para Racing,
Norberto Raffo en el 48 hizo el empate y en el tiempo de descuento, una aparición explosiva del inolvidable José
Cárdenas le dio el triunfo a los argentinos dando lugar al partido de desempate.
El desempate, Cárdenas y Maschio.
El desempate se jugó el 4 de noviembre en el estadio Centenario de Montevideo, Uruguay. Fue un choque duro e
intenso en el que el árbitro paraguayo Rodolfo Pérez Osorio tuvo que expulsar a Lennox, Alfio Basile y Johnstone. Poco
fútbol y mucha tensión, solo una genialidad podía cambiar el rumbo del partido y entonces apareció Cárdenas, más
conocido como el “Chango”, que recibió el balón de Juan Carlos Rulli y, desde 30 metros, sacó un remate de zurda que
se coló de manera espectacular por el ángulo derecho de Fallon. Un gol para la gloria que le dio el título a Racing, un
equipo que en esa final además de Cárdenas tuvo en Humberto Maschio al hombre clave para llegar al éxito. Fue el
jugador ‘bandera’, aquel que alcanzó la idolatría máxima en la consagración del equipo ante el Celtic.
De esta forma aquel año de 1967 quedó grabado para la historia del fútbol argentino, puesto que fue el año en que la
Argentina llegaba por primera vez en su historia a ganar un título mundial de fútbol.

Holanda, 1988
Afronto la elaboración de este especial con la mágica sensación que tengo en mis retinas de haber podido contemplar la
elaboración de un ‘gol imposible’. Y es que ahora cuando Messi nos ha obligado a tirar de hemeroteca para volver a
visionar aquellas grandes obras maestras del fútbol, todos hemos recordado ese gran futbolista que fue Van Basten.
Todo ello sumado a la visión de un campo de tulipanes me ha retrotraído a aquella fecha del 26 de junio de 1988,
cuando Holanda saldó sus cuentas definitivamente con la historia del fútbol.
Marco Van Basten, el sucesor de Johan.
Eurocopa de 1988, cita en la que el conjunto tulipán se convierte en la nueva versión de aquella ‘Naranja Mecánica’ de
los setenta. Una vez más basa su fútbol en la creación, en la dirección técnica de Rinus Michels y especialmente en la
figura de Marco Van Basten, considerado por todos como el heredero de Johan Cruyff sobre las vastas hectáreas de
tulipanes que dan color a la alfombra que conforma un país tan bello como singular: Holanda.
Marco era un jugador certero, elegante, inteligente y dotado de una clase descomunal. Cruyff le transmitió las reglas
básicas y para él simples que hay en el fútbol, algo que hizo durante toda su carrera pero no todos son capaces de
plasmarlas tan a la perfección como lo hizo Marco, sin duda por su indudable talento. En el Ajax jugó durante 7 años
con Johan Cruyff de entrenador y ganó 3 Ligas, 3 Copas y una Recopa de Europa. Luego con 23 años siendo ya un
superclase se marchó a Milán, donde conquistó 3 Ligas, 3 Copas de Europa y 2 Copas Intercontinentales. En 6 años en
la Serie A marcó 90 goles y fue elegido tres veces el mejor jugador de Europa.
Como integrante de la Selección Nacional de su país convirtió 24 goles entre 1983 y 1993.
En definitiva todo un crack, un Rey que eligió la cita de 1988 para coronarse como uno de los mejores delanteros del
mundo de su generación y por extensión como uno de los mejores de la historia.
Si Marco era el Rey tulipán, a su lado tuvo un príncipe llamado Gullit y una serie de infantes entre los que se
encontraban R.Koeman, Frank Rijkaard, Vanenburg, Van Breukelen …
En definitiva todo un equipazo que por fin logró hacer justicia con un fútbol que tanto bien hizo por el espectáculo y por
el juego de ataque.
Eurocopa de 1988.
En aquella Eurocopa disputada en la por entonces aún Alemania Federal, Holanda quedó encuadrada en el grupo 2,
donde también estaba otro magnífico conjunto, la URSS del legendario Valeri Lobanovski, con el que acabaría
jugándose el título y con el que cayó en la fase de grupos por 1-0. Aún así Holanda acabó en segunda posición y dejó
detalles de grandeza como aquellos tres tantos que le hizo Van Basten a Inglaterra.
En la semifinal disputada en Hamburgo, el duo Gullit-Van Basten, dinamitó a la RFA de un Franz Beckenbauer que
estaba en proceso de creación de otro gran equipo. Lothar Matthaüs abrió el tanteador con un penal a los 56 minutos,
mientras que Ronald Koeman, a los 73 de partido y de penalti, hacía el empate. El encargado de consumar la primera
revancha de Munich 74' para aquel ‘Fuego naranja’ fue cómo no, Marco Van Basten, que en el 89 de partido lograba el
2-1 con el que Holanda llegaba a la final.
En la otra semifinal, que fue sin duda el mejor partido de esta Eurocopa, URSS se mostró impresionante frente a un
excelente equipo de Italia al que humilló en tres minutos (2-0), con los goles de Litovchenko en el 60 y Protassov en el
minuto 63.
La Gran final.
El 26 de junio de 1988 en un Olympiastadion muniqués bañado por un manto naranja y abarrotado de holandeses, se
disputó una final que ha pasado a la historia. El encargado de dirigir el choque fue el colegiado francés Michel Vautrot.
La alineación que presentó Rinus Michles fue la siguiente: Van Breukelen; Rijkaard, R. Koeman, Van Tiggelen; Van
Aerle, Vanenburg, Muhren, Wouters, E. Koeman; Gullit y Van Basten.
El rival de Holanda era la poderosa URSS de Valery Lovanovsky, construida sobre la base del exitoso Dynamo de Kiev.
Teniendo en cuenta la derrota sufrida en la anterior fase, Holanda se lo tomó además como una revancha y como la gran
oportunidad de acabar con el maleficio tradicional que acompañaba a la ‘orange’ en las grandes finales internacionales.
Desde el comienzo del choque se pudo entrever que Holanda no dejaría pasar la oportunidad y ya en el minuto 33 Ruud
Gullit se encargaba de batir a Rinat Dassaev, considerado como el mejor portero del mundo de aquel momento. Pero el
momento mágico estaba aún por llegar…
Golazo de Van Basten.
Minuto 54 de partido, Arnold Muhren le envía un pase aéreo a su perfil diestro, un balón con el que muchos tendrían
que luchar para poder controlar y con el que Marco, aquel ‘Cisne’ naranja, piensa hacer su obra maestra. Prácticamente
sin ángulo, Van Basten engancha una volea impecable con el pie derecho, el cuerpo en perfecto equilibrio. Un modelo
en su tipo, para enmarcar y poner en clases de video a los chicos que quieren aprender a volear. El gol de volea de Van
Basten ha quedado registrado como uno de los mejores de todos los tiempos y es tal vez el mejor tanto convertido en la
historia de la Eurocopa. Un gol que acabó con la leyenda de Múnich para siempre y que hizo justicia con muchos, por
ejemplo con un gran hombre como Rinus Michels o con su ‘prócer’ Johan Cruyff y aquella Naranja Mecánica que
catorce años antes cayó en aquella final de Munich de 1974.
Van Basten fue elegido mejor jugador y mejor goleador de la competición con 5 goles y hasta el final prematuro de su
carrera, solo una lesión de tobillo pudo frenar el torrente de clase que derrochó en cada acción.

Barça de Rijkaard
Negocio o deporte.
En el mundo del fútbol actual en la mayoría de los casos el negocio se antepone a los temas deportivos. No cabe duda
de que es cierto que logrando atar a los cracks mediáticos del momento aseguras una buena fuente de ingresos y
posiblemente títulos en un futuro cercano, pero para lograr mantener el nivel de rendimiento y cubrir el nivel de
exigencias, es necesario no perder el rumbo y siempre tener presente que el tema deportivo es totalmente prioritario a
cualquier otro.
Ciclos.
Repasando la historia podemos demostrar que los grandes equipos se mueven por ciclos de éxitos y etapas de transición
hasta conseguir conformar otro gran grupo con el que volver a iniciar otra etapa de grandes éxitos. El único problema
que observamos en la actualidad es la dificultad que encuentran los clubes para mantener a sus futbolistas con la misma
sed de títulos con la que llegaron, más aún teniendo en cuenta el tremendo negocio en el que se ha convertido este
deporte.
Tampoco podemos dejar de reconocer que para mantener a una nómina de grandes futbolistas en tu plantilla debes
afrontar los importantes gastos que producen, pero estos deben ser directamente proporcionales al dinero que generan.
Con estas pequeñas premisas llegamos al caso del Barcelona de Rijkaard y Ronaldinho, un equipo que ha hecho historia
y que tiene reservado su lugar de privilegio en esta sección, pero este hecho no debe ocultar la gran realidad que vive el
club de un Laporta que lo ha hecho bien, pero que en su momento quiso a Beckham y se encontró con que Rosell le
ponía en bandeja de plata a Ronaldinho. De la misma forma tampoco podemos pasar por alto que en la contratación de
Samuel Etoo, Laporta jugó un papel fundamental.
Simulacro de pretemporada.
Lo vivido por el Barça en el verano de 2006 se asemeja más al conocido equipo de basket de los ‘globertrotters’ que a lo
que debe ser la preparación de un equipo de fútbol de la grandeza y seriedad del Barcelona.
Para empezar la pretemporada no existió con lo que la preparación física tal y como se ha podido comprobar ha sido
nefasta, más aún teniendo en cuenta que la temporada que se afrontaba era tras la disputa de un mundial. Además se
cayó en la trampa de ‘premiar’ a ciertos futbolistas que no tenían el nivel para cubrir las exigencias de un equipo como
el Barça, craso error. Si a ello le sumamos el fracaso en los refuerzos y la inexplicable ausencia de ellos cuando se
produjeron dos lesiones tan importantes como las de Messi y Etoo, es fácil comprender la pobre temporada de un
equipo que a priori iría a por los seis títulos.
Un equipo sin equilibrio táctico-defensivo.
Además de todo lo ya expuesto, en esta temporada se ha podido comprobar que el Barça ha perdido el equilibrio táctico
y especialmente en el balance defensivo ha dejado mucho que desear, y aunque la defensa no ha estado al nivel, no solo
esta línea ha sido la que ha fallado y es que la línea de presión del equipo desde el primer hombre no ha estado al nivel
de otras temporadas. Además la posición de pivote defensivo ha flaqueado ostensiblemente en esta campaña, una
posición que equilibraba mucho el juego en el equipo de Frank Rijkaard.
En todo caso no cabe duda de que a este grupo le han saltado las alarmas en más de una ocasión (siempre en partidos
importantes), dando muestras de que la renovación de la plantilla es un asunto que debe afrontar en un futuro cercano.
El oráculo.
Estoy absolutamente de acuerdo con las manifestaciones de Cruyff en referencia al hecho de que ahora es muy fácil
criticar y no puedo dejar de asombrarme con el hecho de que mucho antes de que se atisbara la gran tormenta, Johan ya
veía nubarrones sobre el horizonte inmediato de Çan Barça. Y es que no se puede tener más razón cuando comenta que
los ciclos triunfales de los equipos estadísticamente duran entre tres y cuatro años.
Una vez analizada la situación bajo nuestro punto de vista abordamos la incuestionable grandeza de este equipo que ha
desplegado el mejor fútbol de Europa en los últimos años.
Un equipo que ha hecho historia.
Todo lo expresado anteriormente no le debe restar el más mínimo mérito a lo conseguido por el Barcelona en los
últimos años desde la llegada de la nueva directiva. Son numerosos los nombres que han llevado al éxito al Barça, desde
Laporta a Txiqui, desde Rijkaard a Eusebio o Ten Cate e incluso desde Cruyff (el oráculo) a Rossell. Esto en referencia
al organigrama del club pero en concreto y refiriéndonos a la plantilla, por encima de todos habría que citar a
Ronaldinho, un futbolista que al igual que Johan, cambió con su llegada la historia de eterno segundón del equipo
blaugrana y a Carles Puyol, el hombre que a día de hoy representa el escudo, La Masía, la profesionalidad y los colores
blaugranas.
Ronaldinho, el crack.
El crack de este Barça no ha sido otro que Ronaldinho, todo un genio que se ha divertido jugando al fútbol hasta que la
luz de reserva de la gasolina se le ha encendido. Su sonrisa y su talento, nos ha permitido volver a creer en el buen
fútbol y junto a él otros como Xavi, Deco, Iniesta, Etoo y Messi entre otros, han vuelto a creer. No es justo que ahora,
cuando Ronie ha agotado sus últimos litros tapando las lesiones de Etoo y Messi, reciba tantas críticas. Y es que ser
estrella no es fácil y llegar a ser uno de los grandes de la historia hasta el momento solo ha estado al alcance de cuatro
mortales: Pelé, Di Stefano, Cruyff y Maradona. Tal y como dijo recientemente Menotti, Ronaldinho se ha quedado en la
línea de gran crack porque ha pasado por el trance de la duda.
Acertada política deportiva.
Retomando la cronología histórica de este equipo, no cabe duda que la política deportiva del Barcelona evidentemente
ha resultado muy acertada, empezando por la contratación del entrenador y acabando por la confección de la plantilla
con Beguiristain y Rosell a la cabeza. En sus primeros meses el sentir que acompañaba al técnico holandés, era la
desconfianza general hacia un entrenador sin currículo ganador y con un descenso de categoría a sus espaldas, algo que
se unió la convulsa situación de un club en proceso de reconstrucción. Afortunadamente para el Barça y pese a los
titubeos iniciales, Rijkaard fue mantenido en el cargo y acabó haciendo un equipo campeón prácticamente sin hacer
ruido, con la mesura y el buen gusto por el espectáculo que siempre le ha caracterizado.
Entre todos consiguieron confeccionar una plantilla compensada, con calidad, profesionalidad y hambre de triunfo. Los
Etoo, Edmilson, Xavi, Deco, Larsson (que pedazo de futbolista), Belleti, Gio, Márquez, Messi, Motta, Iniesta, Giuly,
Sylvinho… recibieron con merecimiento el justo premio a su calidad, su ambición y su trabajo.
Cinco títulos y un gran fútbol.
Dos títulos de Liga, en las temporadas 2004/05 y 2005/06, dos Supercopas de España en 2005 y 2006 y sobre todo una
Copa de Europa conquistada en 2006, adornan el palmarés de esta sin duda brillante etapa. Este equipo además, nos ha
brindado momentos de gran fútbol, como aquel que ofreció en 2005 en el Bernabéu, con el estadio madrileño
aplaudiendo a Ronaldinho.
Frank Rijkaard, el hombre tranquilo.
Frank ha aportado serenidad a sus futbolistas y al entorno a través de su personalidad y de sus incuestionables números.
Sin duda se ha podido equivocar en muchas ocasiones pero también ha acertado en otras muchas, sin olvidarnos del
hecho de cómo ha sabido dosificar a dos futuros cracks como Iniesta y Leo Messi, con los que ahora podemos disfrutar.
La Champions.
Capítulo aparte merece la Champions conquistada en 2006, aquella tarde el Barcelona volvió a citar a su historia en
París partiendo como favorito. Posiblemente por ello y por la presión que rodeó al choque ni el técnico ni sus jugadores
pudieron ofrecernos su mejor versión en la primera mitad. Por su parte el Arsenal, que ofreció un gran nivel, tampoco
quiso arriesgar ante la calidad del equipo que tuvo enfrente y la expulsión del guardameta alemán, acabó por certificar
un planteamiento claramente de contraataque y concentración defensiva. Así fue como ambos equipos saltaron al
césped con las siguientes alineaciones:
FC Barcelona: Valdés; Oleguer (Belletti, m.71), Puyol, Márquez, Van Bronckhorst, Edmilson (Iniesta, m.46), Deco, Van
Bommel (Larsson, m.61), Giuly, Ronaldinho y Etoo.
Arsenal: Lehman; Eboué, Touré, Campbell, Cole, Gilberto Silva, Cesc Fábregas (Flamini, m.74), Pirés (Almunia,
m.19), Hleb (Reyes, m.85), Ljungberg y Henry.
El colegiado encargado de dirigir el choque fue el noruego Terje Hauge, que se equivocó claramente al no dar gol en la
jugada de Etoo, que mandó a la red a Giuly. En la citada jugada expulsó al guardameta Lehman, y el Arsenal con diez
jugadores no se descompuso, manteniendo la presión y las rápidas contras, logrando adelantarse en el marcador por
medio de Campbell. Hasta ese momento el Barça apareció a cuentagotas y luego Etoo en una gran acción pudo poner el
empate en el marcador.
Afortunadamente para el Barcelona, Rikjaard hizo los cambios necesarios y el Barcelona con el golazo de Etoo, con un
gran Iniesta, un Larsson demostrando que es uno de los mejores delanteros de Europa y un futbolista con una
inteligencia en el desmarque y el pase al alcance de muy pocos y un Belletti en héroe se consagró campeón de Europa.
Saber ganar.
Tras aquella victoria no pude evitar el hacer la siguiente reflexión: Todos sabemos la importancia que tiene en el deporte
saber perder, pero hay algo más importante que te puede hacer grande y permitirte marcar una época: saber ganar. Aquel
día pensé que si ese Barça conseguía dar ese otro paso crucial, además de hacer historia, que ya la habían hecho,
podrían marcar una época y regalar a los aficionados todo un rosario de títulos…
Samuel Etoo.
Otro capítulo aparte merece la figura de Samuel Etoo, un crack dentro y fuera de la cancha, un hombre con un carácter
singular que no tiene 'medias tintas', ni para lo bueno ni para lo malo. Para el equipo azulgrana ha sido tan importante
como Ronaldinho, por sus goles, su talento, su velocidad, sus desmarques y especialmente por su condición de ganador,
una actitud que contagió a todos sus compañeros y que cuando estuvo ausente, estos no supieron recuperar.
Carles Puyol.
Por último no quisiera concluir este especial sin mencionar a Carles Puyol, un futbolista de los que quedan pocos, un
jugador bandera, aquellos que se ganan el respeto del rival y de sus compañeros, el escudo del Barça.
En definitiva solo nos queda agradecer la apuesta de este Barça que quizás necesite una renovación pero al que nadie le
puede negar que junto al Olimpique de Lyon ha sido uno de los que mejor fútbol ha practicado, por lo que la apuesta
aunque con algunas caras diferentes no debería de cambiar.

Arrebato Bicampeón
b>Un trabajo de varios años.
El éxito de este Sevilla no es flor de un día, viene de lejos y es el fruto de una ardua labor que implica a diversos
estamentos del club, empezando por la directiva y acabando por los modestos técnicos de las inferiores. Muchos
técnicos han estado implicados, trabajando varios años para consolidar una cantera siempre muy prolífica pero que en
los últimos años ha servido para convertir al Sevilla en uno de los cuatro mejores equipos del fútbol español del
momento. No podemos olvidar que en la sombra han trabajado hombres como Antonio Álvarez, Francisco Leal y otros
como Pablo Blanco, Manolo Jiménez, Antonio Leiva, Fermín Gutiérrez... que han inculcado a los chicos desde
pequeños las mismas ideas para que luego el salto al primer equipo no fuera tan grande.
Reyes y Joaquín Caparrós.
Podemos considerar de alguna manera que todo comenzó cuando los técnicos de inferiores consiguieron convertir a
Reyes (un modesto chaval de Utrera con un talento extraordinario) en una realidad. En su camino hacia la primera
plantilla varios técnicos le ayudaron pero fue especialmente a su llegada al primer equipo, cuando Reyes logró madurar
y convertirse en la pieza más codiciada de un Sevilla que no hacía mucho tiempo que había logrado el ascenso a
Primera.
Joaquín Caparrós fue el encargado de pulir a la joven promesa, un hombre que ha jugado un papel crucial en la actual
situación del equipo de Nervión. Y es que el técnico de Utrera trabajó denodadamente en la consolidación como estrella
de Reyes, algo que redundó de manera vital en el futuro del club, que pudo invertir de manera inteligente el dinero
ingresado a través de los traspasos, una política que ha llevado a cabo con una precisión y acierto de cirujano el
secretario técnico del Sevilla: Monchi.
Joaquín ya no está en el club pero su trabajo con los chavales ha quedado ahí, en concreto a Reyes, Joaquín Caparrós
entre otras muchas cosas, incluso le obligó a asistir a las ruedas de prensa de sus compañeros para aprender a expresarse
como un profesional. Ese es solo un pequeño detalle, pero es que no solo el jugador utrerano ha crecido con Caparrós,
sino que otros como Julio Baptista, Sergio Ramos o Dani Alves se han convertido en jugadores de primera fila gracias a
sus consejos. De Julio explotó su llegada y su potencia, cambiándole de ubicación sobre la cancha, de Sergio Ramos sus
condiciones naturales y su carácter y a Dani Alves logró convertirlo en un defensor que además de subir con una calidad
tremenda, era capaz de defender con gran solvencia, algo que en sus inicios tuvo que pulir.
Por si todo lo expuesto no fuera suficiente, de la misma forma, logró transmitir su inteligencia táctica e inculcar a sus
hombres su carácter ganador. Su equipo siempre se caracterizó por la entrega y una agresividad utilizada siempre dentro
del reglamento, lo que convirtió al Sevilla en un equipo más que consolidado en su nuevo proyecto.
Posiblemente el fútbol que implantó Caparrós no fuera lo suficientemente atractivo y estuviera más basado en el
músculo y la disciplina táctica, pero sería ruinoso escribir sobre la historia de una colosal construcción sin hacer
mención a sus cimientos.
Monchi, el crack.
Con estas premisas el Sevilla se convirtió en una genuina fábrica de nuevos talentos, unos futbolistas que comenzaron a
ser codiciados por numerosos equipos. El Madrid pagó 27 por Ramos y el Arsenal 36 por Reyes. 63 millones de euros
por dos chavales de la cantera sevillista y 20 millones más por Julio Baptista. Unos ingresos que en las manos
equivocadas se habrían dilapidado pero que en el poder de un hombre con la solvencia (más que demostrada) del isleño
y gaditano Ramón Rodríguez Verdejo, ‘Monchi’, se convirtió en el ‘Grial’ de este club. Y es que el secretario técnico
sevillista es un profundo conocedor del mercado nacional e internacional, un hombre que ha demostrado que sabe ver a
una futura estrella donde los demás sólo ven a una joven promesa. El encargado de hacer funcionar la brillante política
deportiva del Sevilla, ha sabido vender caro y comprar barato, aunque eso sí, con el acertado respaldo de la directiva
con Del Nido a la cabeza. Muchos consideran que el verdadero crack de este Sevilla es él, seguro que habrá errado pero
los nombres de Alves, Julio Baptista, Kanoute, Renato, Adriano, Maresca, Martí, Palop, Povlsen y compañía están ahí,
en su libreta.
Todo ello con una virtud más, trabajando en la sombra y midiendo sus palabras en todo momento, con la humildad que
quizás haya faltado a otros miembros del club.
Jose María del Nido.
A estas alturas nadie podrá negar que Del Nido, ha sido y es un gran presidente, con fama de duro negociador. Con el
buen criterio de saber dejar trabajar a los que saben, ha conseguido transformar al club. Su labor ha sido inmaculada,
sobresaliente, tan solo podemos de cierta forma criticar, un mal común por otra parte, en la figura del presidente de
club: hablar demasiado.
En más de una ocasión no ha medido sus palabras y sus declaraciones, quizás fruto de la euforia, han rozado la
prepotencia, algo que no ha beneficiado en nada a la imagen del club y la simpatía de los aficionados de otros puntos de
España. En cualquier caso cuando ha trabajado sin hacer ruido, ha demostrado ser muy buen presidente.
Juande Ramos.
Otro de los actores principales del club es Juande Ramos, un entrenador que ha logrado mantener todas las virtudes que
tenía el equipo cuando era dirigido por Caparrós y que además ha conseguido títulos jugando bien al fútbol.
Llegó al Sevilla en la 2005/06 y cuando firmó se colmaron (según sus palabras) sus deseos de entrenar por fin a un
grande, para poder aspirar a grandes logros. No podían ser más atinadas aquellas palabras, puesto que dos años después
(y por el momento) ya tenía en el zurrón una Supercopa de Europa, 2 Copas de la UEFA y posibilidades de ganar una
Copa del Rey y una Liga. En 2006 fue nominado por la IFFHS para el premio de mejor entrenador de club del año y
finalmente acabó en la tercera posición.
LOS TITULOS.
Antonio Puerta y "El gol que cambió nuestras vidas".
Otra de las páginas más brillantes de la historia del club la escribió el canterano Antonio Puerta.
Nacido prácticamente a 300 metros del Estadio Sánchez Pizjuán y en el barrio de Nervión, Puerta es ya una leyenda del
fútbol español. Por su fútbol, por su gol y por las triste y prematura manera en la que nos dejó.
Lo cierto es que volviendo a su brillante carrera, es que aquel flaquito que comenzó en el Nervión y llegó al Sevilla
gracias a Pablo Blanco, experimentó una espectacular progresión en el equipo hispalense.
Debemos destacar especialmente el buen hacer de Manolo Jiménez, que confió plenamente en él y pulió al chaval en el
filial. Luego explotó con el primer equipo, debutando de la mano de Joaquín Caparros y luego consagrándose en el
equipo de Juande Ramos.
Puerta dejó constancia de su calidad como interior zurdo y luego se acopló y demostró ser un pedazo de futbolista en la
posición de lateral.
Sin duda su mejor momento lo vivió un jueves de Feria, Antonio Puerta se convirtió en figura mítica del Sevilla el 27 de
abril de 2006 con aquel mítico gol ante el Schalke que le dio el pase a la final de la Copa UEFA, un gol que abrió una
senda inolvidable para el club andaluz. Corría el minuto 100 de partido y Puerta tras recibir un centro medido de Navas,
enganchaba una certera volea que le daba el pase a la primera final europea del club andaluz y la primera final en 44
años. El citado gol abrió la senda a la mejor época de la historia del club puesto que el Sevilla logró cinco títulos en
quince meses. Aquel gol quedó para la historia como "el gol que cambió nuestras vidas", los periódicos titularon "Puerta
grande", y el gol se convirtió en un momento mítico para la historia del club.
La otra parte de la historia (la referente al fatal desenlace) la podéis repasar en la sección de históricos, donde Antonio
tiene su lugar de privilegio.
Sevilla FC. brillante campeón de la Copa UEFA 2006.
10 de mayo de 2006, Estadio Philips Stadion de Eindhoven. Encargado de pitar la final, el colegiado alemán Herber
Fandel.
El Sevilla de Juande Ramos presentó la siguiente alineación: Palop; Daniel Alves, Javi Navarro, Escudé, David
Castedo; Jesús Navas, Martí, Maresca, Adriano (Puerta, m.86); Saviola (Kanouté, m.46) y Luis Fabiano (Renato, m.72).
Mientras que el Middlesbrough puso en liza al siguiente once: Schwarzer; Riggott, Southgate, Queudrue (Yakubu,
m.70), Parnaby; Rochemback, Boateng, Downing, Morrison (Maccarone, m.46); Hasselbaink y Viduka (Cattermole,
m.86).
Aquella tarde-noche el conjunto hispalense le puso el broche de oro a su gran trayectoria en la Copa UEFA, venciendo
merecidamente al Middlesbrough (0-4). El conjunto blanco fue abrumadoramente superior al equipo inglés, que vio
cómo Luis Fabiano abría la senda de la victoria con un sensacional cabezazo a centro de Alves en el minuto 27 de
partido. Posteriormente y ya en la segunda mitad, en la que se pasó por algún que otro momento de incertidumbre,
surgió la figura de Enzo Maresca, (sensacional y elegido mejor jugador del partido), para rubricar el 0-2 en el 78 y el 0-
3 en el 84, para finalmente certificar la diferencia entre un equipo y otro a través del gol de Kanouté en el 89.
De la misma forma y como por entonces apuntaba acertadamente la web sevillista, los de Juande Ramos, pasaron a la
historia por obtener la goleada más abultada en una final de esta competición. Desde que las finales se juegan a un solo
choque, cosa que ocurre desde la campaña 98/99 nunca se logró conseguir una renta de más de cuatro tantos. Lo
máximo fue un 3-0 y un 0-3.
La primera recompensa a un trabajo bien hecho.
De esta forma este conjunto que vivió su mayor gesta en Europa en la temporada 57/58 cuando accedió a cuartos de
final de la Copa de Europa y que llevaba seis décadas sin títulos, conseguía lo que ya llevaba apuntando en la reciente
historia sevillista.
Supercopa de Europa.
Muchos podrían haber considerado que este equipo había llegado a su techo, pero no fue así, la UEFA fue solo el inicio.
Pocos meses después, concretamente en agosto de 2006, el Sevilla venció por 0-3 al FC Barcelona en el Stade Luis II de
Mónaco, en la final de la Supercopa de Europa disputada en el Principado.
Renato, Kanouté y Enzo Maresca sellaron el triunfo del conjunto hispalense, que logró el segundo trofeo europeo de su
historia. Todo ello pasando por encima de un gran equipo, de forma y manera incontestable, celebrando así la
consecución de su segundo trofeo europeo ante todo un Barça que partía como favorito.
Bicampeones en Hampden Park.
Como hemos apuntado la temporada 2006/07 no pudo comenzar mejor, con la conquista de la Supercopa europea y con
la certeza de volver a contar con un gran equipo. Fue así como se afrontó el reto de convertirse en Bicampeón de la
UEFA, un hito histórico que no ha sido nada fácil y que ha tenido por encima de todos a un héroe como protagonista:
Andrés Palop, que logró incluso anotar un gol en el minuto 94 de partido, cuando todo estaba perdido (2-1) ante el FC
Shakhtar Donetsk. Un tanto milagroso que le dio la prórroga a un Sevilla que sentenció su pase a cuartos en la misma
por medio de Chevantón (2-3).
Posteriormente en cuartos superaron al Schalke 04 y en semifinales dieron buena cuenta de Osasuna.
De esta forma el Sevilla llegó a su tercera gran final, jugada en Glasgow, en Hampden Park, y ante el Espanyol, un
conjunto que se lo puso muy difícil hasta la expulsión de Moisés. Aunque el Sevilla partía como favorito el partido
resultó vibrante y de máxima igualdad. Los goles de Adriano y Riera en la primera parte dejaron el empate (1-1)
reflejaban con justicia lo ocurrido sobre el verde tapete pero la expulsión de Moisés desequilibró la balanza, dejando al
Sevilla a un paso del título por su calidad y aquel gol de Kanoute a magistral pase Navas. Parecía que el club andaluz lo
tenía ya ganado pero de un lado la ambición por buscar un tercer gol y de otro la infatigable constancia del Espanyol
facilitaron el gol del empate españolista por medio de Jonatás. Un gol que premió a un más que digno Espanyol y que
supuso el preludio de la exhibición en la tanda de penaltis de Palop. En la misma Andrés Palop -que detuvo los
lanzamientos Luis García, Jónatas y Torrejón en la tanda de penaltis- se convirtió en el héroe que permitió al Sevilla
renovar su título de campeón.
En referencia al buen guardameta sevillista no he podido resistir la tentación de reflejar las magníficas líneas que le
dedicó en su sección “Pan y Circo” que se publica en la “Voz de Cádiz”, el periodista Francisco Márquez:
Andrés, de mártir a santo.
Un relato del siglo III relata, nunca mejor dicho el martirio de San Andrés Apostól, que murió en Patras (Peloponeso,
actualmente Grecia), atado a una cruz en forma de aspa. El violento destino de este mártir ha sido recogido en diferentes
escritos e incluso pintores se atrevieron a reproducirlo. Fue el caso de Bartolomé Esteban Murillo en el año 1682, una
obra barroca en óleos sobre lienzo que permanece en el Museo del Prado.
En la mitología futbolística, San Andrés es un personaje, portero de fútbol para más señas, que vivió su particular
martirio en Valencia. Pese a tener tanto una valía personal como profesional indudable, San Andrés estaba siempre a la
sombra de un tal Cañizares que era el que copaba los minutos y los éxitos. Al mártir no le quedaba otra que tragar y
callarse, condenado a ser un eterno suplente y segundón. Será por eso que otro portero acostumbrado a las sombras se lo
quiso traer al Sur de España.
Ahí fue donde encontró la gloria y en la fría Ucrania, con gol en el descuento incluido, comenzó a hacer sus oposiciones
para ser santo. Pero faltaba la consagración definitiva, y había que hacerlo en Escocia, tierra famosa porque sus dos
equipos de fútbol, el Celtic y el Rangers están indisolublemente unidos a las religiones cristianas y protestante. Allí
donde Braveheart luchaba con lanzas, San Andrés no murió en la cruz en forma de aspa, sino que sacó manos como
aspas para que Joseph Ratzinger tomara definitivamente nota.
Y le rindieron pleitesía y una legión de seguidores, con capas rojas y el símbolo de su religión en la cintura,
aprovechaba el momento de arrebato de pasión y se arrodillaba ante su figura.
Ahora están pensando en ponerle una especie de seudónimo como a los santos. Pero lo normal es que se quede con su
apellido. Será porque es diminutivo de palomita.-Francisco Márquez-La Voz de Cádiz.
El arrebato.
Tras la exposición del acertado artículo volvemos a retomar los momentos puntuales que ha vivido este club en los
últimos tiempos. Mucho se ha hablado de la importancia de la simbología en el mundo del fútbol, ahí tenemos los
ejemplos de Anfield y su “You'll Never Walk Alone", de la magia de ‘La Bombonera’, del miedo escénico del
Bernabéu… todos claros ejemplos de la comunión y el ambiente mágico que se crea entre la afición y su equipo.
En el caso del Sevilla pocos podían imaginar cuando con ocasión del centenario, Javier Labandón, solista de El
Arrebato, componía un nuevo himno para el Sevilla, que este se convertiría en una de las banderas e iconos de los
últimos éxitos del club. Una composición de letra y musica que ha atronado con fuerza en el PSV Stadion de
Eindhoven, en el Stade Luis II de Mónaco y en el Hampden Park de Glasgow.
En todo caso ahí queda lo ya conseguido por un equipo que juega al fútbol, que aprovecha al máximo todo el ancho del
terreno de juego, que posee una ambición digna de admiración y que con su altísimo ritmo de juego va tumbando
rivales allá por donde va.
Tal y como he expresado en más de una ocasión en el fútbol hay que saber perder, pero aún es más importante saber
ganar, por ello pienso que este gran Sevilla tiene por delante dos grandes reválidas, saber ganar manteniendo la
humildad y la sed de títulos, y conseguir la madurez y su consagración en una competición aún más dura como lo es la
Champions.
De todos modos solo nos queda decir ‘chapeau’ y acabar entonando lo siguiente:
"Cuentan las lenguas antiguas que un 14 de octubre nació una ilusión su madre fue Sevilla , y le prestó su nombre y
para defenderlo le dio a una afición…
Y es por eso que hoy vengo a verte, sevillista seré hasta la muerte, la Giralda presume orgullosa de ver al Sevilla en el
Sánchez Pizjuán…

Borussia de Weisweiler
En la década de los setenta el Bayern Munich encontró un duro competidor en la Bundesliga además de los emergentes
Colonia y Hamburgo, ese equipo no fue otro que el VfL Borussia Mönchengladbach que entre 1970 y 1980 logró nada
más y nada menos que cinco títulos de la Bundesliga, en las temporadas 69/70, 70/71, 74/75, 75/76 y 76/77 2 Copas de
la UEFA, 1 Copa alemana y un subcampeonato de Europa. Unos éxitos basados en la calidad de futbolistas como
Heynckes, Vogts, Bonhoff, Simonsen, Netzer, Stielike… y en la inteligencia de dos técnicos, el primero Hennes
Weisweiler y el segundo Udo Lattek.
Hennes Weisweiler, leyenda de Mönchengladbach.
El gran trabajo de Weisweiler fue la construcción de un equipazo en una ciudad de 250.000 habitantes. El Borussia
Moenchengladbach solo había ganado la Copa alemana de 1.960 hasta su llegada al club en 1.965, y en cinco años lo
hizo campeón de la Bundesliga. Era un técnico exigente, que exigía una gran disciplina y apretaba sobre todo a las
figuras, a las que exigía el máximo.
Los Potros de Gladbach.
Su trabajo ha quedado mitificado para la historia del club, y es que la leyenda del Borussia Mönchengladbach cuenta ya
casi 4 décadas, se remonta a los tiempos en que el entrenador Hennes Weisweiler salió campeón con el equipo más
joven de la primera división, lo que le valió entonces el mote de “Los Potros”. Jugadores como Bernd Rupp, Jupp
Heynckes y Günter Netzer causaron furor sobre el terreno. El equipo cosechó admiración en todo el mundo, porque
jugaba al fútbol con ímpetu, entrega y talento. El “Dreamteam” del fútbol alemán fue 5 veces campeón nacional y lo
ganó prácticamente todo.
Günter Netzer, el ídolo, Heynckes, el goleador, Vogts, el marcador.
En aquel gran equipo brillaban tres ‘pesos pesados’, por un lado sobresalía el talento y la calidad de Günter Netzer, el
gran ídolo de la afición del BMG, uno de los mejores medios de la historia del fútbol alemán. Jugador alto con un 47 de
pie pero con unas cualidades técnicas impresionantes. Centrocampista de exquisíta técnica y fuerza. Una máquina de
hacer fútbol.
Otra pieza básica de este gran equipo se incorporó en 1970 cuando regresó al club Jupp Heynckes, un extremo izquierda
con inteligencia y gol, excepcional delantero dotado de gran calidad y velocidad, uno de los grandes del fútbol alemán
que jugaría un papel crucial en la brillante trayectoria del Borussia MG. Esta sería una de las piezas básicas de un
equipo en el que también brillaba todo un histórico como Berti Vogts, la carrera de Vogts estuvo unida estrechamente al
Borussia Mönchengladbach, el equipo de toda su vida, en el que permaneció durante catorce años. Durante los citados
catorce años consiguió numerosos éxitos deportivos y se convirtió en el amo de la banda diestra del club de Gladbach.
Posiblemente el mejor marcador de su época. Lateral derecho muy difícil de desbordar, su principal virtud era la
eficacia.
Junto a estos tres pilares, brillaron otros futbolistas de gran talento como:
Alan Simonsen, extremo danés de corta estatura, pegado a la banda, habilidoso y muy rápido. El otro danés del equipo
era Henning Jensen, en las filas del Borussia Mönchengladbach, conjunto en el que se produciría su explosión y su
consagración definitiva. Extremo zurdo muy rápido de buena visión para aprovechar sus incursiones con un buen pase
al compañero. Además pisaba el área rival con mucho peligro.
Uli Stielike, un pulmón, un futbolista de corte defensivo, polivalente, eficiente e incansable, podía jugar tanto en
posiciones de defensa como en la posición de medio defensivo. Trabajo, eficiencia y potencia.
Wimmer, un centrocampista por la derecha rápido, luchador y técnico, Rainer Bonhof, debutó en la Bundesliga en 1970
con la casaca del BMG, allí se destapó como un excepcional jugador que podía jugar tanto de lateral como en la media
pegado a la banda, donde además de su potencia, aprovechaba su gran disparo y su mentalidad ganadora. Dotado de
gran potencia, sus grandes virtudes eran su corazón, la rapidez, el tiro, y su mentalidad ganadora además de su
polivalencia. Cinco fueron los títulos de la Bundesliga que conquistó este futbolista en un conjunto que por entonces
consiguió hacer sombra a una máquina de fútbol como era el Bayern Munich de Beckenbauer. En definitiva un
equipazo completado con otros nombres como el guardameta Kleff (el portero era el portero suplente de la selección
alemana), el defensa Wittkamp, Bernd Rupp...
Los títulos.
Ocho títulos en diez años adornan esta época dorada del conjunto de Gladbach, una época dividida en dos etapas, una
primera (la etapa Weisweiler), que se saldó con tres Bundesligas, 1 Copa alemana en 1973 y dos finales de la Copa de la
UEFA, la primera en la 72/73, en la que cayeron ante el Liverpool y la segunda en la 74/75, que abordaremos a
continuación.
Copa UEFA, 1975.
En la temporada 74/75 el Borussia MG logró el título de la Copa UEFA. Tras empatar sin goles en casa en el primer
partido, el 21 de mayo de 1975 en el Diekman Stadium de Enschede, se disputó el partido de vuelta en el que el
conjunto alemán se impuso por 1-5 al equipo holandés y se alzó con el título en un choque en el que brilló Jupp
Heynckes que logró un ‘hat-trick’. En aquella final el Borussia presentó la siguiente formación: Kleff; Wittkamp, Vogts,
Surau (Schaffer), Klinkhammer; Bonhof, Wimmer (Koppel), Danner, Simonsen; Jensen, Heynckes, un equipazo en el
que tampoco podemos olvidar a un por entonces joven Uli Stielike.
Udo Lattek, la consagración.
En la temporada 75/76 llega al equipo Udo Lattek, un técnico de más que demostrada solvencia que llegaba procedente
del Bayern de Munich, donde había triunfado plenamente y que tuvo la suficiente inteligencia como para saber recoger
el legado dejado por Hennes Weisweiler. La apuesta del BMG fue acertada puesto que el equipo alemán conquistó dos
Bundesligas, 1 Copa UEFA en 1979 y llegó a una final de la Copa de Europa.
La Copa de Europa.
En 1977 el equipo de Lattek llegó merecidamente a la final de la Copa de Europ, una final disputada en Roma ante el
Liverpool y en la que el BMG cayó por tres tantos a uno, el gol alemán lo hizo Allan Simonsen, mientras que por el
conjunto inglés anotaron erry McDermott, Tommy Smith y Phil Neal. Pes al magífico equipo del Borussia MG, poco
pudieron hacer los alemanes ante el juego desplegado por los ingleses, y en concreto ante el partido que encumbró
como figura a la estrella inglesa, el gran Kevin Keegan, en un equipo basado en jugadores de las islas, con el gran Ray
Clemence a la cabeza. En cualquier caso ahí queda la gesta de un equipo que en los setenta dominó el fútbol alemán y
brilló en Europa.
La segunda Copa de la UEFA y la cuarta final.
En 1978/79 el VfL Borussia Mönchengladbach conquistó su segunda Copa de la UEFA al superar en la final al Estrella
Roja con la siguiente formación: Kneib; Vogts, Hannes, Schaffer, Ringels; Schaefer, Kulik, Nielsen (Danner), Wohlers
(Gores); Simonsen, Lienen.
Un año más tarde jugaba su cuarta final, en la que cayeron ante el Eintracht, ya con un equipo en el que pocos quedaban
de aquel equipo histórico, pero en el que comenzaba a brillar un tal Lothar Mathäus.
En definitiva solo podemos calificar como legendaria la trayectoria de un modesto club de fútbol de una localidad
pequeña pero grande en historia futbolística.
La apisonadora alemana, HSV.
Hamburgo.
Hamburgo es la segunda ciudad más grande de Alemania (1.750.000 habitantes). Elegante y cosmopolita, Hamburgo es
una ciudad de bellas factorías, clásicos paseos, musicales internacionales y extravagantes centros comerciales, sin
olvidar la famosa zona de Reeperbahn en el barrio portuario de St.Pauli. Una gran ciudad que sin embargo no contó con
un equipo a la altura de su grandeza hasta la segunda mitad de la década de los setenta y comienzos de los ochenta. Y es
que hasta esa fecha el HSV solo había conquistado la liga alemana en cuatro ocasiones, tres de ellas en la década de los
veinte y la cuarta en 1960 con el mítico Uwe Seeler como estrella, un crack de leyenda que con sus cifras goleadoras
traspasó las fronteras del fútbol alemán y que sin embargo siempre se mantuvo fiel a su equipo.
Fue así como el Hamburgo tras la estela goleadora dejada por Seeler, tuvo que esperar dieciseis años (en 1963
conquistaron la Copa alemana), para volver a tocar la gloria. Y es que como ya hiciera el Borussia MG de Weisweiller,
el Hamburgo logró plantarle cara a todo un poderoso del fútbol europeo como el Bayern Munich. Para conocer por qué
este club alemán que luchaba por volver a ser grande y que acababa de vencer la Recopa al Anderlecht con unos
emergentes Kaltz y Magath se convirtió en uno de los mejores de la Bundesliga, abordaremos la brillante etapa que
vivió el club en las décadas de los setenta y ochenta. Todo ello partiendo desde un punto crucial que cambió para bien la
historia del club de Hamburgo. Y ese no fue otro que la llegada de Kevin Keegan en 1977.
Super Ratón
En la década de los setenta fueron numerosos futbolistas los que dejaron su sello de grandes genios en Europa, desde
Cruyff a Beckenbauer pero en Inglaterra el jugador que más impresionó fue el pequeño pero gran Kevin Keegan, un
hombre que ayudó al Liverpool a ganar la Copa de Europa, muy querido por los ‘reds’ y pese a ser natural de Yorkshire,
querido como un verdadero “Scouser” en Anfield. Era la estrella indiscutible del Liverpool, por ello su pase al HSV
generó una gran conmoción en Inglaterra. El Hamburgo pagó medio millón de libras, y demostró que el club entraba en
una nueva etapa en la que ambicionaba a estar en la elite del fútbol europeo y alemán. Para Keegan era una dura
reválida, el fútbol alemán era un fútbol distinto al inglés y muchos consideraron en ese momento que su nueva aventura
estaba condenada al fracaso. En un principio le costó adaptarse, pero luego tras una primera temporada gris se produjo
la llegada de Branko Zebec, que logró sacar lo mejor del fichaje inglés.
Keegan sacó a relucir todo su repertorio, su potencia, su carácter ganador y su capacidad de remate además de su
talento, propició que el HSV ganara el título de la Bundesliga por primera vez en su historia en la temporada 1978-79.
Los hinchas del Hamburgo enloquecieron con la pequeña bala inglesa, un futbolista de corta estatura que rebosaba
potencia y garra y se ganó el apodo de “Super Ratón”, en referencia al popular personaje de dibujos animados. Su
talento fue reconocido en toda Europa y logró el Balón de oro durante dos temporadas consecutivas, en 1978 y 1979. Su
influencia positiva para el equipo fue tal que junto a él se forjaron estrellas como ‘Manni’ Kaltz y Horst Hrubesch y se
consagraron otros como Félix Magath.
Futbol apisonadora.
Fueron dos etapas en las que se forjó el mejor Hamburgo de la historia, una primera con Branco Zbek y Keegan y una
segunda con Ernst Happel y Magath, en ambas el Hamburgo practicó un fútbol apisonadora, capitaneado por gente ruda
y de calidad como Rolff, Jakobs, Von Heesen, Hrubesch , el británico Kevin Keegan y la calidad de un tal Magath, ‘el
tractor’.
Primera final de la Copa de Europa.
En la última temporada de Keegan en el HSV, terminó segundo en la Bundesliga y llegó a la final de la Copa de Europa,
donde fue derrotado por el Nottingham Forest. Una final a la que se llegó siendo favorito pese a jugar la misma ante el
Forest de Clough, por entonces vigente campeón. Y es que en semifinales Hamburgo entrenado por Branko Zebec, que
nunca había jugado en el Bernabéu, se presentó con las estrellas Horst Hrubesch, Felix Magath y Kevin Keegan. Tras
perder por 2-0 el conjunto teutón en la ida, dieron la vuelta a la eliminatoria al vencer por 5-1 al Madrid en
Volksparkstadion. Un gol de John Robertson a los 19 minutos de juego y la gran actuación de Peter Shilton, acabaron
con el sueño teutón y permitieron al Forest conquistar su segunda Copa de Europa consecutiva.
Se marcha Keegan, pero el Hamburgo era ya un grande.
Para cuando Keegan volvió a Inglaterra, el HSV, era ya un gran conjunto, un equipo que eclipsaría al Bayern con otros
dos títulos de liga y la victoria en la Eurocopa de 1983.
Ernst Happel, el estratega.
Considerado como uno de los mejores estrategas del fútbol europeo de su época, Ernst Happel, fue otro de los actores
principales de aquel Hamburgo campeón de Europa en 1983. Esta victoria tiene aún más mérito al tener presente ante
quién se consiguió, y es que el Hamburgo además de acabar con seis años de dominio inglés y vengar su derrota ante el
N.Forest, salió campeón derrotando en la final nada más y nada menos que a una Juventus FC que tenía a seis jugadores
que habían ganado la Copa Mundial de la FIFA con Italia, además de los Platini, Boniek y compañía, un equipazo.
Para llegar a aquella final de Atenas el equipo de Happel eliminó al Dynamo Berlin en primera ronda, pasando después
por los enfrentamientos ante Olympiakos Piraeus FC, FC Dynamo Kyiv, y Real Sociedad en semifinales.
Happel puso en liza a la siguiente formación: Stein, Hieronymus, Kaltz, Jakobs, Wehmeyer, Rolff, Groh, Milewski,
Magath, Hrubesch y Bastrup.
En la citada final Ernst Happel, logró que su equipo neutralizara a Michel Platini y que a su vez el peso del partido lo
agarrara Felix Magath. De esta forma la Juve fue tras el balón y el Hamburgo manejó el choque con inteligencia hasta
que el legendario centrocampista, que por entonces contaba con 30 años de edad y que era el buque insignia del equipo
alemán, abrió el marcador gracias a un magnífico disparo lejano que batió a Dino Zoff. De esta forma el sensacional
Magath culminaba su gran partido, en el que también destacó el portero Stein, que sacó un remate de cabeza de Platini y
luego despejar sendos disparos de Antonio Cabrini.
Fue sin duda una temporada redonda para el hamburgo, puesto que además logró el campeonato de la Bundesliga.
Sin olvidarnos del papel que jugó Kevin Keegan en la anterior etapa ya citada, de aquel gran conjunto son varios los
nombres a destacar:
Felix Magath
Felix Wolfgang Magath, comenzó su periplo como jugador de fútbol profesional en la Bundesliga, como no podía ser de
otra manera con ‘su’ Hamburgo en el año 1976. Magath se destapó como un jugadorazo, con características que pueden
adornar a un futbolista alemán como la sobriedad pero además con un toque de magia que le diferenció del resto. Era
capaz de manejar a su equipo y marear al rival, un medio de inteligente, dotado de gran calidad técnica y buenas
aptitudes físicas. Además dotado de una llegada y un disparó a gol muy notable. El centrocampista, marcó 46 goles en
305 partidos jugados.
Horst Hrubesch.
En 1978 ingresó en las filas del Hamburgo, conjunto en el que viviría la mejor etapa de su carrera deportiva. Conocido
como "la jirafa" o la "topadora", era un delantero centro de gran carácter, personalidad y raza. Un ‘tanque’ goleador
muy eficaz, que con su altura y su potente juego aéreo era el terror del rival en las jugadas a balón parado.
Manfred Kaltz
Otro capítulo aparte merece ‘Manny’ Kaltz, sus 20 temporadas en el Hamburgo le convierten en una leyenda del club,
compartiendo privilegio entre otros con Uwe Seeler. Y es que Kaltz siendo uno de los mejores laterales europeos de su
época, se mantuvo fiel a su equipo y llegó a jugar la friolera de 581 partidos, récord absoluto en la Bundesliga.
Fue otra estrella más junto a los Felix Magath, Kevin Keegan, Rolff, Stein o Horst Hrubesch, era un lateral sensacional
tanto en el aspecto defensivo como ofensivo y es que además de defender bien, subía la banda con gran acierto y tenía
gran calidad en los centros al área, cualidad por la que fue apodado Mr. Banana. Además desde el punto fatídico era
letal, de ahí sus 79 goles con la casaca del Hamburgo. En definitiva, una leyenda sin él cual el Hamburgo no habría
conseguido los éxitos que cosechó.
En definitiva vayan estas líneas para este histórico club alemán que fue una apisonadora durante varias temporadas en
Europa y Alemania.

Feyenoord 70
En el fútbol holandés hay tres conjuntos que por historia y palmarés tiene un hueco entre los grandes del fútbol europeo.
Para los aficionados el Ajax es sin duda el club con más solera y prestigio, eso sí seguido por el PSV y cómo no el
Feyenoord, este último el primero de los Paises Bajos en conquistar la gloria europea con la consecución de la Copa de
Europa de 1970.
Gloria europea.
Fundado en 1908 por los trabajadores del puerto y conocido popularmente como ‘el equipo de la reina’ el conjunto de
Rótterdam que fue bautizado hasta con tres nombres (uno de ellos Wilhelmia, nombre de la reina de Holanda), debe su
nombre actual al barrio en donde está asentado, en la orilla izquierda del río Meuse.
Este conjunto vivió el mejor año de su historia en aquella campaña de la 69/70 en la que bajo la dirección técnica de
Ernst Happel alcanzó la gloria europea venciendo en la final al Celtic Glasgow por dos tantos a uno, pero para llegar a
ese punto desgranaremos un poco la evolución de aquel ya mítico conjunto.
Ernst Happel.
Para empezar nos detendremos en la figura de su técnico Ernst Happel, uno de los mejores estrategas de su generación,
y es que desde sus comienzos como técnico e incluso ya en su carrera futbolística dejó muestras de que tácticamente era
muy inteligente. Happel comienza en el Rapad su carrera como entrenador y conquista una Liga y una Copa con el
conjunto vienés, luego en 1962 se marcha a Holanda, donde convierte a un modesto como el ADO Den Haag, en
campeón de la Copa holandesa. Este sería el primer paso de Happel en Holanda, donde finalmente acabaría
convirtiéndose en leyenda al lograr con su siguiente equipo (el Feyenoord), la Copa de Europa y la Intercontinental en
1970.
Su trabajo fue excelente y aprovechó la indiscutible velocidad del conjunto que conformó para conquistar Holanda y
Europa al contragolpe.
En su primera campaña al frente del Feyenoord (68/69) logra los títulos de Liga y Copa de Holanda con un equipo
plagado de jóvenes y talentosos jugadores. Todo ello le dio derecho al Fyenoord a disputar la Copa de Europa, donde
sin duda hicieron historia. En la 70/71, su tercera campaña al frente del conjunto de Rótterdam, conquistó una nueva
liga holandesa.
Un muy buen equipo.
La base del éxito de aquel Feyenoord radicó en su disciplina y en el orden táctico, además claro está del talento, la
chispa y velocidad de hombres como Ove Kindvall y Koen Moulijn. En el caso de Ove Kindvall estamos ante uno de
los mejores jugadores suecos de la historia, delantero rápido y hábil dotado de un privilegiado olfato goleador. Sus 129
goles en 144 partidos con el equipo y especialmente aquel gol en la final le encumbra como leyenda. Koen Moulijn por
su parte era un extremo holandés de terrible remate que fue comparado con Gento por su forma de jugar. Uno de los
mejores jugadores holandeses de la década de los sesenta.
En la zona media no podemos pasar por alto la presencia de Wim Van Hanegem, un medio que era capaz de ordenar
tanto el ataque como la defensa de su equipo, -un zurdo cansino, de movimientos lentos y una pegada exquisita-.
Además poseía una gran inteligencia táctica, grandes dotes de mando y mucha capacidad de sacrificio.
En la zona defensiva sobresalía un hombre como Rinus Israel, defensa libre de 1,79m. de estatura, dicen en Holanda
que era un defensa casi perfecto, un futbolista que se empleaba a fondo tanto en los entrenamientos como en los
partidos. Eficiencia al 100% y una auténtica roca, muy difícil de superar. Israel representaba la frialdad y eficacia para
solventar las situaciones comprometidas.
Además de todos ellos tampoco podemos dejar de mencionar a los Van Duivendode, Hasil, Cansen, Graafland…
Camino a la gloria.
Para llegar a la gloria final el Feyenoord tuvo que superar a Milan, Vörwaerts de Berlín y Legia de Varsovia (0-0;2-0),
en todo momento el conjunto holandés se mostró como un equipo tácticamente muy trabajado y que basaba su éxito en
el orden y la velocidad de su contragolpe.
De esta forma se plantó en la final en la que tuvo como rival al mítico Celtic de Jock Stein y Jimmy Johnstone.
La gran final, el triunfo de la velocidad y la prudencia.
La final se disputó el 6 de mayo de 1970 en el estadio de San Siro de Milán. Ante 53000 espectadores y con arbitraje del
italiano Concetto Lo Bello, Ernst Happel dispuso la siguiente formación:
Feyenoord: Eddy Pieters Graafland; Piet Romeijn (105' Guus Haak), Theo Laseroms, Rinus Israël, Theo van
Duivenbode; Franz Hasil, Wim Jansen; Willem van Hanegem, Henk Wery, Ove Kindvall, Coen Moulijn.
Por su parte el también mítico técnico Jock Stein dispuso la siguiente formación para el Celtic de Glasgow: Evan
Williams; David Hay, Jim Brogan, Billy McNeill, Tommy Gemmell; Bobby Murdoch, Bertie Auld; Jimmy Johnstone,
Robert Lennox, William Wallace, 'Yogi' Hughes.
El partido fue de talante conservador y es que el Celtic que confió demasiado en las individualidades de su equipo, cayó
en la trampa y sucumbió ante el orden del equipo holandés, que acabó dominando la zona media y controló el choque
hasta el zarpazo definitivo de Kindvall.
El Feyenoord se impuso por dos tantos a uno pese a que a los 29' Gemmell 0-1, se adelantó para el Celtic. Y es que tan
solo dos minutos más tarde (en el 31') Israël 1-1, finalmente en la prórroga ( en el minuto 117) el sueco Kindvall hacía
el definitivo 2-1, un gol que le dio la Copa de Europa y que debió llegar mucho antes por lo que se vio en el terreno de
juego.
De esta forma el conjunto tradicionalmente pobre del fútbol holandés se convertía en el primer equipo originario del
citado país en conquistar una Copa de Europa. Curiosamente en el regreso en avión con la Copa de Europa bajo el
brazo, la euforia rival fue tal, que la expedición del Feyenorrd tuvo que aterrizar en el aeropuerto rival: Ámsterdam,
porque el aeropuerto de Rótterdam estaba tomado por los aficionados.
Poco después el equipo de Happel certificaba su éxito con la conquista de la Copa Intercontinetal superando al
Estudiantes de La Plata por el computo general de 2-2 y 1-0.
Este fue el segundo golpe de los modestos al eterno rival, logrando también la primera Intercontinental para el fútbol
holandés, unos éxitos que tuvieron una inmediata e indiscutible respuesta por parte del Ajax con la irrupción del
maravilloso conjunto de Rinus Michels y Johan Cruyff.

Quinquenio de oro-Peñarol
El impulso de 118 empleados y obreros del Ferrocarril Central del Uruguay, de los cuales 72 eran de nacionalidad
inglesa, 45 uruguayos y uno alemán, propició la fundación el 28 de septiembre de 1891 del Club Atlético Peñarol.
Desde aquel día los ya añejos colores amarillo y negro a franjas verticales de su equipación han paseado con éxito y
orgullo el nombre de Montevideo por todo el mundo. Todo ello al igual que hiciera en su momento "Rocket", la
locomotora de Sthephenson, vencedora de una prueba de aptitud en 1829 y a la que hacían honor los citados trazos
coloreados de aurinegro de la casaca de Peñarol.
Quinquenio de oro.
Entre 1958 y 1962 logró su primer Quinquenio, el conocido como ‘Quinquenio de oro’, que se inició en el 58 con la
Copa Uruguaya de ese año y que se culminó con la conquista de dos Copas Libetadores y una Copa Intercontinental.
Para desgranar con más precisión el éxito conseguido en el 61 hay que dejar constancia de que el equipo campeón de
america del 60 fue la base del campeón del 61 con ciertos retoques.
Aquel Peñarol del 60 estaba formado por:
Arquero: Luis María Maidana (Gran Arquero, titular del quinquenio de ligas 58,59,60,61y 62).
Zagueros: William Martinez (Campeón del mundo 50(suplente), titular en el 54), Salvador (Brasilero).
Linea media: Pino, Nestor (Tito) Goncalvez (El gran caudillo y capitan del Peñarol de los 60, padre de Jorge campeón
de america con Peñarol en el 87), Walter Aguerre. Delantera: Cubilla (También campeón con Nacional en el 71),
Linazza (Argentino), Spencer (Ecuador), Crescio o Grieco y Borges (Extremo titular en el mundial del 54 (Famosa
semifinal contra Hungría)).
Por su parte el equipo del 61 fue el siguiente:
Arquero: Maidana.
Zagueros: W. Martinez y Cano.
Linea media: Edgardo Gonzalez (mejor lateral derecho de la historia del futbol uruguayo), Roberto Matosas, un gran
jugador, técnico, cerebral y polifuncional, un futbolista que luego brilló en River argentino y padre de Gustavo
(campeón de america con Peñarol 1987, actual entrenador de Peñarol), Walter Aguerre.
Delantera: Cubilla, Ledesma (gran marcador, famoso por anular a Pelé en partidos contra el Santos), Spencer, José
(Pepe) Sacía (gran número 10, de carácter muy fuerte, con muchas artimañas y avivadas) y Joya (exepcional extremo
Peruano).
Las Libertadores.
Peñarol se convirtió en un auténtico rodillo, en 1961 completó las cuatro Copas Uruguayas consecutivas. Ese año del 61
dejó para el recuerdo aurinegro el hecho de que por primera vez en la historia del fútbol un equipo era campeón en su
liga local, campeón continental y campeón mundial.
Peñarol logró su primera Libertadores en el 60 jugaron ante el Jorge Wilsterman en Bolivia y superaron posteriormente
a San Lorenzo. La final la disputaron con Olimpia de Paraguay. En el partido de ida de la final, jugado el 12 de junio de
1960 en el Estadio Centenario, Peñarol derrotó al Olimpia por 1 a 0 con gol de Alberto Spencer. El 19 de junio de 1960
se disputó el partido de vuelta en Puerto Sajonia, Luis Cubilla lograría el empate a siete minutos del final, convirtiendo
a Peñarol en los primeros campeones.
La segunda Copa fue distinta, para la conquista de la misma llegaron grandes jugadores, como: José "Pepe" Sacía, el
peruano Juan Joya, el paraguayo Juan Vicente Lezcano, Edgardo González y José Rótulo. En esta ocasión tuvieron
como rival al Palmeiras que era un gran equipo. Antes Peñarol derrotaría al Universitario limeño y a Olimpia
nuevamente Ante Palmeiras y en Montevideo Peñarol venció 1 a 0 casi en la hora con gol de Spencer y en Brasil
empataron 1 a 1 con gol de Sacía que perforó la red y salieron campeones de América por segunda vez consecutiva.
La Intercontinental.
En lo referente a la Intercontinetal hay que destacar que jugaron en 1960 su primera final ante el todopoderoso Real
Madrid de Di Stéfano ante un récord de público. Se vendieron como 80.000 entradas y quedaron como 10.000 personas
afuera. Nunca se habían vendido tantas entradas. El Madrid tenía un gran equipo y trs empatar en Montevideo se
impusieron en casa ante un peñarol que había completado una honrosa final ante un equipo que venía de ganar cinco
Copas de Europa consecutivas.
En 1961 Peñarol logró ‘sacarse la espina’ e inscribió con letras de oro su nombre en la historia del futbol. En esta
ocasión el rival fue el no menos poderoso conjunto luso de Benfica. En Lisboa Peñarol cayó 1 a 0 pero en Montevideo
el equipo manya le dio un vuelco a la final y le hizo cinco goles.
Para el tercer encuentro debían jugarn en el exterior, pero Washington Cataldi que era un gran y hábil dirigente negoció.
Benfica solicitó si podían traer dos jugadores, Eusebio y Simoes si Peñarol aceptaba jugaban en Montevideo. Peñarol
aceptó y se volvió a llenar el estadio. El partido fue intenso, peñarol se puso 1 a 0, empataron 1 a 1 y después ganaron 2
a 1 con un penal de Sacía ante un extraordinario conjunto.
Por primera vez en la historia del fútbol un equipo era campeón en su liga local, campeón continental y campeón
mundial.
El equipo base aurinegro durante esos cinco años formó con: Luis Maidana; William Martínez, Núber Cano; Santiago
Pino (Edgardo González), Néstor Gonçalves y Roberto Gonzalvo (Walter Aguerre); Luis Cubilla, Ernesto Ledesma
(Pedro Virgilio Rocha, Carlos Linazza), Juan Eduardo Hohberg (José Sacía, Angel Cabrera), Alberto Spencer y Carlos
Borges (Juan Joya).
En definitiva inolvidable época para el conjunto de Montevideo que pocos años después volvió a tocar la cima mundial
con aquella mítica Copa Intercontinental del 66. Pero esa es otra historia que merece otro lugar del privilegio en nuestra
sección de especiales.

Peñarol 66.
Los manyas.
Para la introducción de este nuevo especial he elegido la histórica anécdota que se vivió aquel 26 de junio de 1914, en el
Parque Central, en el que Peñarol derrotó a Nacional por 2 a 1. En el citado encuentro quedó demostrado que el destino
de Peñarol estaba vinculado a la gloria por mucho que otros se empeñaran en menospreciar los colores aurinegros de su
camiseta. Y es que en el conjunto aurinegro jugaba José Scarone, mientras que su hijo Carlos Scarone jugaba por
Nacional, que años antes había jugado en Peñarol y que lo dejó para irse a Buenos Aires para ganar dinero no sin antes
despreciar a Peñarol diciendo: "¿A qué me iba a quedar en Peñarol? ¿A comer mierda [mangiare ("manyare") en
italiano]...?". "El Japonés" Manuel Varela no dejó que Carlos Scarone se moviera durante todo el partido, fue entonces
cuando bautizó a Peñarol: "Juegen ustedes, que son unos manyas...". La definición despectiva de "manyas" pasó a
convertirse desde entonces en una precisión de honestidad deportiva. Así nació el ya legendario calificativo de Peñarol,
aquel que nació como una oafensa pero que acabó acompañando a Peñarol a la cima del mundo futbolístico como ya
hemos acomprobado en nuestro anterior especial y como podremos cretificar en este que vamos a abordar.
Si en el anterior especial ya abordamos el excelso equipo de Peñarol de inicios de los sesenta, en 1966 el citado
conjunto con la renovación de algunos de sus futbolistas como Julio César "Pardo" Abbadie, Julio César "Pocho"
Cortés, Luis Alberto Varela, Omar "Cacho" Caetano y Ladislao "Chiquito" Mazurkiewicz, puso broche de oro a una
excelsa etapa del club aurinegro que le coronó una vez más campeón del mundo siendo el desenlace aún más brillante si
cabe.
Tras haber conseguido los títulos de la liga uruguaya del 64 y del 65, Peñarol siguió imponiendo su autoridad tanto en
su país como fuera de sus fronteras.
Un año para el recuerdo-1966.
La Libertadores del 66 se inició en una primera fase de grupos compuesta con seis conjuntos en cada uno de ellos.
Peñarol inició la citada fase un tanto irregular, cayendo ante el gran rival (Nacional) pero en el tercer partido
reaccionaron y colocaron la directa al título. De esta primera fase no podemos pasar por alto el 3-0 endosado a Nacional
con el que se tomó la revancha. Peñarol terminó primero del grupo 3 con 16 puntos.
En las semifinales de la Copa Libertadores de 1966, el grupo de Peñarol contó nuevamente con la participación de
Nacional, y de la Universidad Católica chilena. En el primer partido del grupo frente a la Universidad Católica, Peñarol
caería por 1 a 0 en Santiago. El 10 de abril de 1966, Peñarol golearía nuevamente a Nacional por 3 a 0, con tres goles
del "Verdugo II" Pedro Rocha. Peñarol derrotaría a la Universidad Católica en el Centenario por 2 a 0, y jugaría el
partido decisivo el 23 de abril de 1966 contra Nacional, al que vencería nuevamente gracias a un gol del "Pocho"
Cortés. Para la final el rival a batir fue River, que contaba con sus exfiguras Luis Cubilla y Roberto Matosas junto a
excelentes y famosos jugadores como los hermanos Onega, Carrizo y Mas. El primer partido de la final se jugó en el
Centenario contra el River Plate argentino el 14 de mayo de 1966, Peñarol ganaría por 2 a 0 con goles de Julio Abbadie
y Juan Joya. En el segundo partido de la final jugado en el Monumental de Buenos Aires cuatro días después, Peñarol
caería por 3 a 2.
El desenlace final se produjo en el tercer partido disputado el 20 de mayo de 1966 en el Estadio Nacional de Santiago,
Peñarol salió con: Ladislao Mazurkiewicz, Juan Lezcano, Nelson Díaz, Pablo Forlán, Néstor Gonçalves, Omar Caetano,
Julio Abbadie, Julio Cortés, Alberto Spencer, Pedro Rocha y Juan Joya. El conjunto Manya venció 4 a 2 en un partido
memorable. Y es que se recuerda esa final como una hazaña ya que Peñarol perdía 2 a 0 y luego de una tomadura de
pelo del Arquero Carrizo (paró una pelota con el pecho en forma sobrada) Peñarol reccionó y logro empatar, en el
alargue convirtó los 2 goles restantes.
La revancha.
Como apuntamos en el anterior especial el Real Madrid fue el verdugo de Peñarol en la Intercontinental del 60 cuando
aún estaban vigentes las figuras de las 5 copas de europa seguidas. En esta ocasión el equipo aurinegro supo sacarse la
espina de aquella derrota y puso el mejor broche a su grandeza. La ida se jugó el 12 de octubre de 1966 en el
Centenario, y los dos goles del "Goleador de América" Alberto Spencer le dieron el triunfo a Peñarol. En el partido de
vuelta jugado el 26 de octubre de 1966 en el Estadio Santiago Bernabeú, Peñarol, venció nuevamente 2 a 0 y se coronó
ampeon del mundo en el mejor escenario para consagrar a un equipo sin duda legendario:
Ladislao Mazurkiewicz, Juan Lezcano, Luis Varela, Tabaré González, Néstor Gonçalves, Omar Caetano, Julio Abbadie,
Julio Cortés, Pedro Rocha, Alberto Spencer y Juan Joya.
En 1969 Peñarol se coronó Campeón de Campeones Intercontinentales de América al ganar la Supercopa, en donde
participaron Racing Club de Avellaneda, Estudiantes de la Plata y el Santos de Pelé. El partido definitorio se jugó en
Argentina frente a Estudiantes de la Plata, en donde Peñarol remontaría un marcador adverso con dos goles de Pedro
Rocha. Una hazaña aurinegra más se concretaba.
Posteriormente Peñarol siguió dando muestras de su superioridad, , el conjunto manya no perdería ningún partido por la
Copa Uruguaya entre el 28 de agosto de 1966 y el 14 de Setiembre de 1969, saliendo bicampeón de 1967 y 1968, un
total de 56 partidos invicto. En la Copa Uruguaya de 1967 solo le anotaron seis goles en todo el torneo, y en 1968 solo
le anotaron cinco goles. Y en 1969 Peñarol se coronó Campeón de Campeones Intercontinentales de América al ganar la
Supercopa, en donde participaron Racing Club de Avellaneda, Estudiantes de la Plata y el Santos de Pelé. En el partido
decisivo ante Estudiantes, nuevamente el legendario Pedro Rocha con dos tantos hizo posible la remontada y le dio un
título más al club de Montevideo.
Un equipo legendario.
Sin duda aquel Peñarol del 66 dirigido por Roque Máspoli fue un conjunto de leyenda:
Arquero: Ladislao Mazurkiewicz.
Líbero: Lezcano (exepcional zaguero paraguayo).
Stopers: Goncalvez (Capitán) y Nelson Diaz.
Letaral derecho: Pablo Forlan (Padre de Diego, constante subida por la banda).
Letaral isquierdo: Omar (Cacho) Caetano (Lateral impasable).
2 Volantes delante de los 5 defensas: Julio Cortéz (un luchador, hacía el trabajo sucio, pero pasaba bien la pelota) y
Pedro Rocha (el Crack de Peñarol de los 60, a veces entreala derecho, a a veces isquierdo, tenía un cáñonazo de
derecha, buen cabezaso, dribling, goleador, buen pasador, crack del San Pablo en los 70, mundialista titular en 62, 66 y
70).
Extremo derecho: Julio Cesar Abbadie (exepcional puntero, gran zancada, dribling, volvio a Peñarol en el 62 ya con 32
años, y se convirtió en figura del equipo, en el 66 ayudaba en la marca, armaba juego y lanzaba en ataque al joven
lateral Forlan, mundialista y figura en el 54, jugó en italia entre el 54 y el 62).
Centrodelantero: Alberto Spencer (Maximo goleador histórico de la copa libertadores, Una Pantera negra corriendo y
saltando, asombran las fotos en la distancia que le sacaba a los zagueros en el salto, potente cabezaso, temible goleador,
demoledor de contragolpe, que era gran parte del juego de ese Peñarol, gran persona por todos quienes los trataron, un
caballero, fué consul de Ecuador en Uruguay hasta su reciente muerte el año pasado, junto a Goncalvez los únicos que
ganaron las 3 libertadores).
Extremo isquierdo: Juan Joya (gran puntero, goleador, también muy bueno de aire y gran contragolpeador).
Entrenador: Roque Máspoli (Arquero campeón del mundo en 50).
Rodillo Negro - Alianza
En el fútbol peruano son varios los conjuntos que han peleado por la hegemonía: Universitario de Deportes y Alianza de
Lima luchan codo a codo en las historia con 24 y 22 títulos respectívamente, mientras que Sporting Cristal les sigue
muy de cerca con 15. De los tres en esta ocasión nos centraremos en Alianza de Lima y su ‘Rodillo Negro’ de la era
amateur, por lo que representó y por lo que repesenta aún a día de hoy para la historia de un fútbol modesto pero del que
surgieron grandes nombres. Y es que de Perú salieron grandes ‘peloteros’ como Alejandro Villanueva (Alianza) y Lolo
Fernández (Universitario) en la era amateur y posteriormente otros históricos como Chumpitaz. Juan Joya, Teófilo
Cubillas, Seminario, Cubillas y Sotil (el “Tándem de Oro”), Uribe…
Alianza de Lima.
Para el fútbol peruano Alianza representa al club tradicionalmente más cercano al pueblo y es que surgió de las calles de
Lima, un grupo de muchachos de la Calle Cotabambas del distrito de La Victoria, decidieron forma un club y ponerle
como nombre Sport Alianza, adoptado en honor a un ‘stud de caballos’ que poseía don Augusto B. Leguía (quien
posteriormente se convertiría en presidente de la República).
Aunque no existe documentación que certifique su fundación, esta se produjo un 15 de febrero de 1901, y es que del
histórico clun no se poseen archivos documentales hasta 1920. En la calle Cotabambas, creció con añejo sabor popular,
allí José Carreño (uno de los vecinos) cedió su casa y esta se convirtió en el primer local del conjunto limeño.
El “Equipo de oro” y Alejandro Villanueva.
En la década de los veinte el por entonces llamado Sport Alianza pasó a denominarse Alianza de Lima y a finales de la
misma llegó a Alianaza de Lima un futbolista que cambiaría la historia del club: Alejandro Villanueva, un crack de
leyenda para el club limeño y de los mejores futbolistas que ha dado su país.
En 1927 y llevado por Guillermo Rivero (otro crack del equipo) llega al conjunto balnquiazul. Poco a poco fue
acomodándose en la cancha y pronto destapa el tarro de las esencias entusiasmando a la afición aliancista. Un hombre
que con una sola jugada levantaba a los aficionados de sus asientos y hacía exclamar “oles” de admiración, el
malabarista del esférico, el que se adelantó a su época, genio del fútbol, simplemente “Manguera”.
”Negros Diablos.
Integró la delantera en la cual se hizo famoso por su picardia, su ingenio y habilidad, una delantera y un equipo que se
ganó numerosos elogios y apodos. Los “Negros Diablos” de los que tanto hablaban los corresponsales de prensa del
Perú.
En 1927 "Manguera" logra el primero de 7 titulos, con un plantel que reventaba de estrellas, este equipo fue
denominado el "Equipo de Oro" ya que en un lapso de 8 años ganó 6 títulos nacionales, entre las grandes estrellas que
brillaban en este equipo estaban Eugenio Segala, Jose Maria Lavalle, los hermanos Juan y Miguel Rostaing, Demetrio
Neyra, Jorge Koochoy Sarmiento, Juan "el mago" Valdivieso, Adelfo Magallanes, Alberto Montellanos, los hermanos
Domingo García, Julio García y Eulogio García, Alberto Soria, Julio Quintana, Juan Puente Acero, el "Cholo" Morales
y Filomeno García, una verdadera maquina. Villanueva con todo su grupo de ases del balón arrollaron en el campeonato
peruano a fines de la década del 20' hasta la mitad de los años 30'.
El "equipo de oro" con Alejandro Villanueva a la cabeza, logró los campeonatos de 1927, 28, 31, 32, 33, 34. Después de
obtener los campeonatos de 1927 y 28, pierden los siguientes dos campeonatos a manos de la Federación Universitaria
(Universitario de Deportes) en 1929 a causa de una suspensión impuesta por la liga peruana y a manos del Atletico
Chalaco en 1930 en el cual cayeron solo en el partido final después de una campaña de campeonato.
El Tricampeonato.
En 1931 se hacen la promesa de volver a ser el equipo arrollador de siempre y se hacen con el título de 1931 de manera
invicta y ganando 11 partidos consecutivos en el transcurso del campeonato. Repetirían el título de 1931 en 1932 y 1933
de una forma aún mas brillante, invictos y nada menos que con el record nacional de 26 partidos consecutívamente
ganados en un periodo de 2 años 4 meses y 1 dia, perdiendo solo esta racha al empatar 2-2 con su tradicional rival
Universitario.
Además de todo lo ya citado, logran otro impresionante record, el de mantenerse invictos 3 años con 4 meses y 28 días,
roto solo con la derrota de 1934 (4-1 ante el Sport Boys).
”Rodillo Negro”.
En 1935 el equipo "Intimo de La Victoria" reforzada con el gran Lolo Fernandez (junto a Villanueva el mejor futbolista
de su país de su época), realizó una gira por Chile en la que nació la leyenda del "Rodillo Negro", delantera que hizo
estragos en las defensas mapochinas. La mítica línea de ataque estaba compuesta por Jose María Lavalle, Adolfo
Magallanes "Lolo" Fernandez, "Manguera" Villanueva y José "Cholo" Morales; ademas donde el gran Juan Valdiviezo
se ganó el sobrenombre de "Mago" al atajar 4 penales en 7 partidos. Los ‘Íntimos’ jugaron contra el tricampeón chileno
Magallanes ganándoles 3-1, arrollando al Colo Colo 4-0, al Audax Italiano 2-0, al Unión Española 3-1, nuevamente al
Audax Italiano 2-1, al Santiago Wanders 3-0 y empatando en el último encuentro ante Colo Colo 0-0.
En 1938 los ‘Íntimos’ de la Victoria pusieron punto final a su inolvidable legado y sufrieron el descenso a Segunda pero
la historia se encargó de recordarles como uno de los mejores equipos de la historia del fútbol en su país.
Aún a día de hoy en aquel ya transformado distrito de La Victoria de la ciudad de Lima, capital del Perú, se siguen
exhibiendo los colores blanco y azul de Alianza, en el Estadio Alejandro Villanueva, el crack del pueblo.

ASSE, Les Verts


Ubicado en la ciudad francesa de Saint-Étienne en Ródano-Alpes, la Association Sportive de Saint-Etienne Loire es uno
de los históricos del fútbol galo.
Entre 1960 y 1980 el ASSE dominó con autoridad la liga francesa, no en vano se situó en lo más alto del palmarés de la
Liga francesa, tal y como lo demuestran sus 10 títulos de Liga y sus seis Copas francesas.
Cuatro nombres para la historia del club.
Sin duda los éxitos del ASSE estan ligados a cuatro históricos nombres, un presidente (Roger Rocher) dos técnicos, el
primero Jean Snella (1963-1967) luego Albert Batteux (1967-1972) y un jugador de leyenda que luego se convirtió en
histórico entrenador: Robert Herbin.
1972 a 1976, una época de gloria para ‘Les Verts’
La mejor época de la historia del Saint Etienne se inició en 1972, en aquella época el encargado de dirigir al club era
Roger Rocher, un dirigente sin duda histórico, con el que el equipo francés logró nueve títulos de Liga y seis de Copa en
los veinte años que estuvo al frente de la entidad (1961 a 1982). Un presidente que por otra parte que acabó saliendo por
la puerta trasera por sus problemas con la justicia ante los impagos a jugadores en su última etapa.
En cualquier caso su aportación a la historia del club queda fuera de toda duda y especialmente una de sus decisiones
abrió la la senda más gloriosa de la historia de ‘Les Verts’.
A finales de la campaña 71/72, se produjo la marcha del mítico Albert Batteux del banquillo del ASSE, fue entonces
cuando el presidente del Saint Etienne, Roger Rocher, pidió a Robert Herbin (capitán del equipo) y mítico futbolista del
conjunto verde, que se hiciera cargo del equipo. Roby tenía solo 32 años de edad, pero pudo más la petición del
presidente, y es que Roby acababa de terminar sus estudios para ejercer como técnico y pese a que en un prinicipio se
mostró algo reaccio acabó accediendo.
A partir de aquí Herbin se convierte en un digno sucesor de Jean Snella y Albert Batteux.
Sus primeras decisiones fueron muy acertadas, firmó a dos jugadores que con el paso del tiempo dieron un excelente
rendimiento al club: Oswaldo Piazza que vino para suplir su baja como jugador e Yvan Curkovic, un excelente
guardameta. A ellos se les unió el magnífico trabajo realizado por Pierre Garonnaire en la búsqueda de jóvenes talentos.
Con él llegaron Lopez, Synaeghel, Santini, Repellini, Merchadier, P.Revelli, Janvion..., estos chicos vinieron a sumar a
una plantilla con jugadores consagrados como Larqué y Bereta y otros chicos jóvenes que llegaron en 1971 al Saint
Etienne como Dominique BATHENAY, y Dominique ROCHETEAU.
Aunque pasó un tiempo logico de adaptación, con estos mimbres no tardaron en ensamblar un equipo de lujo. Tras una
cuarta plaza en la 72/73, Herbin tomó una serie de decisiones en el posicionamiento táctico de su equipo que les llevó a
lo más alto.
Herbin convence a Piazza para que juegue en la posición de central con López como líbero. Con Repellini y Farizon en
los laterales y Curkovic en la portería, la defensa se convierte en insuperable. Larqué, Synaeghel, Bathenay, Santini
ejercen su dominio en la zona media, y en la parcela ofensiva Bereta, Hervé y Patrick Revelli, Sarramagna y Janvion
(que luego jugaría como defensa), forman un equipo sencillamente magnífico.
Con este nuevo dibujo, ‘Les Verts’ no tardan en demostrar sus excelencias, un histórico doblete en la 73/74 lo certifica,
el título de Liga y la Copa francesa, derrotando 2-1 al Monaco en la final.
El mejor representante del fútbol francés de la época.
Este primer puesto le da derecho a disputar la Copa de Europa a la siguiente temporada, así se inicia el principio de la
gran historia europea de San Etienne. El AS San Etienne elimina el Sporting de Lisboa y supera con dificultad al
Hadjuk Split que gana en la extinta Yugoslavia 4-1 y en la vuelta vive un ya mítico partido para la historia de ‘Les
Verts’. Un encuentro en el que Larqué, Bathenay, Bereta, Triantafilos (2) le dan la vuelta a la elimintoria con un
impactante 5-1 y con un legendario gol en la prolongación de Yves Triantafilos. Una tarde de leyenda en la que la
ciudad minera negra de Saint Etienne entró en los corazones de los aficionados franceses, que empezaron a ser todos un
poco verdes. Y es que por aquella época los equipos franceses acumulaban un fracaso tras otro en las competiciones
europeas.
En primavera, en cuartos de final eliminaron a los Polacos del Ruch Chorzow (2-3 en la ida, 2-0 en la vuelta) antes de
caer en semifinales de forma digna ante el poderoso Bayern Munich de Beckenbauer, Maier, Muller, Hoeness...
De esta forma completaron una brillante traycetoria en Europa y una magnífica temporada en Francia, en la que
lograron su segundo doblete consecutivo, nuevamente la conseución del título de Liga con 9 puntos de ventaja sobre el
OM, con la mejor línea de ataque del campeonato con 70 goles, y la mejor defensa con solo 39 goles encajados.
Además de la Copa de Francia superando al Lens por 2 a 0 (goles de Piazza y Larqué).
Subcampeones de Europa.
En la temporada 75/76 se poduce la irupción en el extremo diestro de un legendario jugador francés como Dominique
Rochetau, el ASSE se beneficia del talento de este jugador y completa una campaña magnífica nuevamente. En Europa
comienzan con una clara superioridad ante los Daneses de KB Copenhague. En segunda ronda el rival fue el el Rangers
de Glasgow, destacando especialmente el magnífico partido vuelta a Ibrox Park. En cuartos, el Dínamo de Kiev de Oleg
Blokhine, fue un rival de cuidado y se tuvo que dejar todo para la vuelta, en la que se vivió una remontada en Geoffroy-
Guichard para los anales de la historia, y donde gracias a 2 goles de H. Revelli y Larqué y uno de Rocheteau durante la
prolongación, lograron el pase a siguiente ronda. En semifinales y concretamente el 17 de marzo de 1976 el Saint
Etienne escribió una de las más páginas más brillantes de su historia. El PSV Eindhoven, fue un duro escollo en dos
partidos Jajustados y tras una victoria 1-0 en la ida con gol de Larqué, vieron cumplido su sueño de llegar a la final,
gracias al 0-0 con un Curkovic en figura haciendo paradas de gran mérito.
El 12 de mayo de 1976 el Saint Ettiene vivía el partido más importante de su historia, nuevamente ante su ‘bestia
negra’, el Bayern de Beckenbauer. Un partido en el que no pudieron estar por lesión ni Farison, ni Synaeghel, y al que
Rocheteau no llegó del todo recuperado de una distensión. Fue una final en la que el equipo francés no gozó ni de la
pegada ni de la fortuna necesaria paa doblegar al poderoso equipo alemán. Y es que el ASSE erró varias ocasiones,
mandó do balones a la madera y echó en falta a un Rocheteau en plenitud de facultades, además la polémica falta de
Piazza sobre Muller que dio origen al gol de Franz Roth en el minuto 57 dieron al traste con la ilusiones galas. Y eso
que hasta el mismísimo Franz Beckenbauer pensaba que el Saint Etienne era superior, pero la pegada y la experincia del
equipo alemán se llevó el gato al agua y logró su tercera Copa de Europa consecutiva.
Final de un ciclo.
Con esta derrota se acababa un ciclo de gloria de un equipo que enamoraba por su gran fútbol, cercano al estilo de juego
holandés del fútbol total, en el que todos jugaban de todo. Un equipo dirigido por Herbin y con la escuela de Snella y
Batteux, fútbol ofensivo, con toques de genialidad y muy atractivo para lo aficionados.
Posteriormente lograrían un título de Liga más y una Copa de Francia, con una política un tanto diferente, con la que
por otra parte también disfrutaron los aficionados, especialmente con la llegada en 1979 de un genio como Michel
Platini. Aunque nada parecido a la fuerza y solidaridad de aquel conjunto que forjó la leyenda de La ‘caldera verde’, y
la reputación de la Asociación deportiva de Saint Etienne.

Boca, la triple corona.


Nacido el lunes 3 de abril de 1905, cuando cinco jóvenes (inmigrantes italianos) habitantes del barrio de la Boca
(Esteban Baglietto, Alfredo Scarpatti, Santiago Sana y los hermanos Juan y Teodoro Farenga) se reunieron en la Plaza
Solís con el propósito de fundar un club de fútbol. Boca Juniors es puro barrio con tono inglés (por lo de su nombre), un
equipo que va más allá, es La Bombonera azul y oro, uno de los mejores marcos para ‘sentir el fútbol’, es la doce en
estado puro, pero además son más de cien años de historia y sobre una brillante etapa de la misma nos detendremos en
este especial.
En 1998 Boca inició la que posiblemente haya sido la época más brillante de su historia, una etapa que coinicidió con la
llegada al club de Carlos Bianchi, el “Virrey”, como le bautizó Víctor Hugo Morales, uno de los dos pilares que
llevaron al club de la azul y oro a la cima del mundo, el otro fue Juan Román Riquelme, el diez que llegó para portar el
mítico número boquenese con gran maestría.
El “Virrey”.
Como ya hemos apuntado en 1998 llegó a Boca Carlos Bianchi, un técnico que no dudó en reconocer que de pequeño
era hincha de River, pero que con el tiempo se convirtió en casi un ‘Dios’ para los aficionados de Boca. Un hombre que
llegó con las ideas claras y que solia decir: “La actitud es más importante que el sistema”, quizás por ello y aunque su
sistema favorito era el 4-4-2, poco vistoso, pero efectivo, con el que conquistó el Apertura, la Libertadores y la
Intercontinental, no tenía reparos en utilizar otros dibujos tácticos como el 4-3-1-2.
En poco tiempo se encargó de inculcar a sus jugadores que el prestigio y la camiseta no cuenta durante el partido y que
por encima de todo era un convencido de que la verdad del fútbol son los jugadores. Por ello a su llegada se encargó de
juntar a como él dice ‘gente grande’ en el plantel. Una de las primeras medidas de Bianchi a su llegada a Boca fue
reunir a Riquelme, Guillermo Barros Schelotto y Martín Palermo, para garantizarles que ellos serían los encargados de
la ofensiva del equipo y que tuvieran la seguridad de que él los respaldaría como titulares aún si los resultados no fueran
favorables en el comienzo.
Juan Román Riquelme.
Bianchi jugó un papel esencial en la evolución de Riquelme como jugador, el “Virrey” agarró a un joven talento y lo
convirtió en el crack de aquel ya histórico Boca Juniors. Carlos Bianchi y el preparador físico Julio Santella elaboraron
un trabajo especial para fortalecer el físico de Román quién ganó más de 5 kilos en masa muscular, y le hizo ganar ese
plus que le hacía falta para convertirse en un gran jugador. Además Bianchi le dio el dorsal nº10 y le otorgó la libertad
que necesitaba su estilo de juego para ser demoledor en sus pases y acciones en los metros finales.
La tremenda calidad de Román y el sólido equipo que le construyó a su alrededor hicieron el resto.
Bicampeonato, Apertura 98/Clausura 99.
Con estos mimbres no tardaron en llegar los éxitos, los Córdoba, Ibarra, Bermúdez, Matellan, Samuel, Arruabarrena,
Cagna, Riquelme, Palermo, Gmo.Barros Schelotto, Serna, Navas, Barijho, Pereda, Abbondancieri, Traverso, Gimenez,
Basualdo, La Paglia… llevaron a Boca a la conquista del Campeonato Apertura de forma invicta, con 45 puntos, nueve
por encima del segundo (Gimnasia LP) y con 45 tantos a favor y 18 en contra.
A la campaña siguiente Boca salía a escena con la intencion de repetir lo conseguido en el Apetura anterior, y lo
consiguió. Y es que Boca batió registros puesto que establecieron la cifra de 40 partidos consecutivos sin derrotas,
record absoluto para el Fútbol Argentino qu le valieron para adjudicarse el bicampeonato.
La fiesta Bostera acaba de comenzar.
Tras el Bicampeonato conseguido de forma brillante y luego de pasar una racha de lesiones que mermaron un tanto el
rendimiento del conjunto de Bianchi, Boca se dispuso a dejar marcado con letras de oro este brillante periodo de la
historia del club.
Libertadores 2000, Córdoba un héroe.
El primer gran título de la ‘era Bianchi’ fue la Libertadores, un torneo conquistado tras 14 partidos jugados (7 ganados,
4 empatados y 3 perdidos), con 30 goles a favor y 14 en contra.
La final disputada a doble partido entre Palmeiras y Boca fue épica, en la ida disputada el 14 de junio, habían empatado
2-2, en Buenos Aires. Y en la vuelta disputada en el Estadio Morumbí, en la ciudad de San Pablo, ante la asistencia de
75.000 espectadores, se vio un partido poco brillante pero muy disputado. Al final del tiempo reglamentario se llegó con
empate a cero y se tuvo que recurrir a la tanda de penaltis, en la que Boca se impuso 4-2, coronándose por tercera vez
en su historia Campeón de la Copa Toyota Libertadores con un claro protagonista: Oscar Eduardo Córdoba, guardameta
del flamante campeón, que jugó un papel decisivo en la victoria bostera. Y es que el arquero colombiano realizó una
notable labor durante el partido y detuvo dos penales en la serie de ejecución. Por ello fue elegido como Jugador Más
Valioso de la Final.
La Intercontinental del 2000.
La conquista de la Libertadores le otorgó el derecho a disputar la Copa Intercontinental ante el Real Madrid. El partido
se disputó el 28 de noviembre de 2000 en el Estadio Olímpico Nacional, de Tokio, en Japón. Carlos Bianchi puso en
liza al siguiente once:
Oscar Córdoba, Hugo Benjamín Ibarra, Jorge Bermúdez, Christian Traverso, Aníbal Matellán, Sebastián Battaglia,
Mauricio Serna, José Horacio Basualdo Juan Román Riquelme, Marcelo Delgado y Martín Palermo. Luego entraron
Gmo. Barros Schelotto (por M. Delgado), m. 42 y Nicolás Burdisso (por S. Battaglia), m. 44.
El partido fue intenso pero en todo momento estuvo controlado por el equipo bonaerense. Boca ganó a lo Boca y
Bianchi dinamitó la lentitud de los centrales del Madrid con la electricidad de Delgado, la maestría de Román y los
zarpazos de Palermo. El primero a los dos minutos de partido, pelotazo largo de Matellán por izquierda. Electrizante
corrida de Delgado por ese sector y centro al medio del área que conectó Palermo sin inconvenientes entre los centrales
del equipo español. 1 a 0. Tres minutos más tarde, Palermo se encargaba de poner de cara al titulo a su equipo con otro
golpe. Pelotazo largo de Riquelme para la fantástica corrida de Palermo quien le ganó con lo justo a Makelele. Zurdazo
cruzado al segundo palo de Casillas para gritar con la boca llena de gol el 2 a 0.
Con dos a cero Boca hizo lo que tenía que hacer, “dormir el partido” y darle la batuta a Riquelme, pasaron por algunos
apuros, especialmente por las subidas de Roberto Carlos (que hizo el 2-1 an el minuto 12), pero finalmente se hicieron
con la victoria y Boca se coronó de forma merecida campeón del Mundo ante un gran rival.
Apertura 2000, triple corona.
En el Torneo Apertura 2000, el que comenzó la temporada 2000/01 de la primera división argentina de fútbol, Boca
Juniors se coronó nuevamente campeón logrando la que era su 19ª estrella a nivel local, con 41 puntos, superando en 4 a
su eterno rival: River Plate.
El equipo de Carlos Bianchi se consagró campeón del fútbol argentino al derrotar a Estudiantes 1-0 con gol de Arce. El
conjunto que puso en liza Bianchi fue el siguiente:
Oscar Córdoba; Hugo Benjamín Ibarra, Jorge Bermúdez, Aníbal Samuel Matellán, Daniel Fagiani; Gustavo Barros
Schelotto, Mauricio Serna, José Horacio Basualdo, Juan Román Riquelme; Guillermo Barros Schelotto y Martín
Palermo.
Los dirigidos por Carlos Bianchi lograron de esta forma la ansiada triple corona. En junio conquistaron la Copa
Libertadores al superar por penales al Palmeiras en Brasil. Luego, en Tokio, alcanzaron el máximo galardón a nivel
clubes, le ganaron al Real Madrid la final intercontinental. Y esta nueva coronación dejó patente que Boca fue el mejor
equipo del 2000.
Libertadores de 2001, Oscar Córdoba el héroe nuevamente.
Para la Libertadores de 2001 Boca se presentó como firma candidato y defensor del título, llegaron a la final contra
Cruz Azul y en la ida Boca Juniors terminó con el invicto del mexicano Cruz Azul, al derrotarlo 1-0.
Cruz Azul, que había obtenido seis victorias en sus partidos como local en el torneo, perdió con gol de un ex jugador de
sus filas, Marcelo Delgado, al minuto 79, ante 114.000 espectadores reunidos en el estadio Azteca de la Ciudad de
México.
En el partido de vuelta disputado el 27 de junio de 2001 con una Bombonera a reventar y con todo a su favor, llegó a
dejar el título en el aire al perder 0-1 ante el equipo mexicano con aquel gol de Juan Fco. Palencia, en el min.49 de
partido. Un gol que silenció a los 55,000 espectadores que dieron cita en el legendario Estadio Bombonera de Buenos
Aires. El partido fue trepidante, marcado por muchas llegadas de ambos equipos, pero los dos sufrieron la misma
deficiencia: contundencia. A pesar de ello se recdará como uno de los más atractivos para el especatdor de los últimos
años. La victoria del Cruz Azul supuso el primer triunfo de un equipo mexicano en Argentina, pero no les sirvió para
llevarse el título. Y es que en la tanda de penaltis los argentinos lograron vencer a la porteria de Oscar Pérez en 3
ocasiones, mientras los mexicanos sólo lo pudieron hacer en una ocasión. El portero colombiano Oscar Córdoba volvió
a ser el héroe y se marcó una actuación impresionante que prácticamente les salvó el partido y les dio el bicampeonato.
De esta forma Bianchi y Boca cerraban un ciclo triunfal en el que conquistaron el Apertura '98, el Clausura '99, la
Libertadores 2000, la Intercontinental 2000, el Apertura 2000, y la Libertadores 2001. Riquelme también dio el salto a
Europa, y puede que Román no ofreciera en el Barcelona el nivel que exhibió en Boca (aunque en Villareal si llegó a
conseguirlo), pero con la azul y oro, Riquelme fue el crack de aquel equipo que marcó época.
Posteriormente con el regreso de Bianchi, en su segunda etapa iniciada en 2003, logró nuevamente la gloria
internacional con la conquista de tres grandes títulos más, la Libertadores 2003, el Apertura 2003, y la Intercontinental
2003. Unos títulos que vinieron a poner el broche de oro a una unión tremendamente exitosa entre Boca y Bianchi.

Milan de Sacchi
A.C.Milan.
En la página web oficial del club abordan el repaso de la dilatada historia del Milan con estas líneas:
Milan Foot-Ball and Cricket Club se formó oficialmente el 16 de diciembre de 1899, pero la primera vez que el nombre
de Milan apareció publicado fue el lunes 18, en un artículo del diario la Gazzetta dello Sport. El Club tuvo sus primeras
oficinas en la Fiaschetteria Toscana de la Vía Berchet en Milán y el Presidente Alfred Ormonde Edwards inscribió al
equipo en Federación Italiana de Fútbol en Enero.
Así comenzaba la historia de esta legendaria entidad deportiva sobre la que trataremos en este especial. Concretamente
nos detendremos en la época dorada que vivió a finales de la década de los ochenta y comienzos de los noventa, una
época en la que Berlusconi con la inestimable colaboración de Arrigo Sacchi creó un imperio futbolístico. Un imperio
cimentado en el poder económico, el trabajo táctico, la raza italiana, la inteligencia de Baresi, y la calidad de tres
holandeses llamados: Rijkaard, Gullit y Van Basten, tres futbolistas de la escuela del Ajax que habían recibido el legado
dejado por Johan Cruyff. Estos tres grandísimos futbolistas se unieron a una magnífica hornada de futbolistas italianos
como, Maldini, Tassotti, Ancelotti, Donadoni, Massaro y Costacurta que arrasaron en el fútbol europeo y mundial de la
mano de Arrigo Sacchi.
Silvio Berlusconi.
No cabe duda de que el primer personaje de esta dorada época de la historia del Milan es Silvio Bersulconi, un poderoso
empresario milanés que se hizo cargo del MIlan en uno de los momentos más delicados de su historia. El Milán fue
claro ejemplo de lo efímero que es todo en el fútbol, tanto en lo positivo como en lo negativo. Por eso el fútbol es
distinto, lo que hoy es negro con recursos, aciertos y buena gestión mañana puede ser blanco y viceversa. Y es que el
Milán pasó de una debacle económica y moral, que lo tuvo inclusive en la Serie B tras un escándalo de corrupción en
las apuestas deportivas, a celebrar el primer título de la etapa dorada en la temporada 1988-89, con el por entonces
desconocido DT Arrigo Sacchi.
Arrigo Sacchi, el hombre que tuvo la valentía de cambiar el concepto clásico del Calcio.
El fútbol en Italia es “Catenaccio” y contragolpe, una idea respetable y que a ellos les ha dado resultado, por ello
cuando llegó Sacchi con sus ideas muchos en su país se echaron las manos a la cabeza, todo hasta que salió a relucir la
maquinaria perfecta que engranó en Milan. Y es que por entonces este joven técnico había despuntado con sus ideas en
el Parma, Arrigo había reunido en su manual todo lo que había aprendido en su país y en sus viajes por el Viejo
Continente. Así logró captar la atención de Silvio Berlusconi, que apostó por él y tomó la decisión que colocaría al
Milan en la cima del fútbol europeo y Mundial.
Para comprender un poco mejor la base del éxito de este legendario conjunto dirigido por Sacchi debemos de partir de
la base de que todos los movimientos defensivos de un equipo parten del entrenamiento sistemático y la búsqueda de la
perfección en la coordinación entre líneas. Arrigo en este punto era un maestro y tenía sobre el terreno de juego a un
hombre como Baresi, que tenía en su cabeza todo el manual táctico de su entrenador, y lo que es aún más difícil, era
capaz de expresarlo con exactitud matemática sobre el terreno de juego. Sacchi tiraba el achique de manera sistemática
para facilitar la recuperación rápida de balón. Franco Baresi era el prototipo perfecto de defensa libre, colocaba a todo
su equipo, mandaba la línea para adelante o la replegaba en función de la distancia del jugador más cercano a la pelota.
Mandaba, gritaba, corregía... su misión era que el equipo no perdiera el orden y siempre estuviera en superioridad
estuviera donde estuviera la pelota. Con estas premisas nos encontrábamos con un equipo que hacía un perfecto
ejercicio defensivo a nivel colectivo.
Defensa zonal sinfónica.
Para los neófitos debemos aclarar que una defensa zonal consiste en la marca al hombre pero siempre teniendo como
referencia el balón, con ello se consigue una distribución equilibrada de los espacios. Un sistema defensivo exitoso es
aquel en el cual todos los jugadores están cerca del balón y no tienen que hacer desplazamientos demás de 20 metros.
El “Milan de Sacchi” llegó al límite de realizar un marcaje zonal sinfónico, en el cual todos los jugadores estaban cerca
del balón y no tenían que hacer desplazamientos más alla de los 20 metros. Llegaron a tal punto de que los delanteros
rivales estaban más preocupados de la astucia de los defensas que tenían enfrente que de su propia calidad.
Arrigo Sacchi puso en práctica la asfixiante presión llevada al punto máximo y le dio los galones, como ya hemos
apuntado con anterioridad, a Franco Baresi para que este tirara el fuera de juego y dejara en evidencia a los sistemas
tácticos de sus rivales. Del resto se encargaron los Gullit, Marco Van basten y compañía.
Un equipo legendario.
Con la majestuosa dirección defensiva dirigida por Franco Baresi, la condición de mejor lateral diestro del mundo de
Maldini, la inteligencia y eficacia de un mediocentro como Frank Rijkaard por delante, la potente actuación ofensiva de
un ‘todocampista’ como Gullit y la genialidad de Marco Van Basten, el Milan deslumbró a Europa. Y eso que sus
inicios fueron titubeantes, para llegar a ese perfecto engranaje tuvieron que trabajar mucho.
Órden, mucho trabajo y la genialidad de Marco.
Al verles jugar parecían funcionar como un reloj y es que en aquel conjunto todo estaba estudiado. Vivían en Millanelo,
y se dice que entrenaban ocho horas al día, cuatro con balón y otras cuatro sin él. La improvisación se dejaba para
futbolistas de la talla de Van Basten. Al que como he podido leer en un magnífico artículo de Santiago Segurola (del que
reproducimos un fragmento del mismo), Sacchi también tenía ‘controlado’ tácticamente:
La obsesión de Sacchi le ocupaba todos los minutos del día. Un día se acercó a Van Basten mientras el jugador
almorzaba. Quería precisar un detalle del juego, un problema menor que a Sacchi le parecía inaplazable. Van Basten no
aguantó más. Se giró y miró a Sacchi. “Mientras como, no”, contestó.
El técnico Arrigo Sacchi contribuyó a ganar un Scudetto, dos Copas de Europa, dos Copas Intercontinentales, dos
Supercopas de Europa y una Supercopa de Italia.
Todo hasta 1991 cuando dejó el Milan para emprender una nueva aventura como seleccionador italiano. Tras él llegó
Capello con el que el Milan también logró grandes éxitos con la base del equipo formado por Arrigo.
En definitiva vayan estas líneas para una gran entidad como el Milan, un equipo histórico, un entrenador que
revolucionó el fútbol italiano y un grupo de futbolistas irrepetibles.

Los invencibles de Capello


Enlazando con el anterior especial debemos ampliar la etapa dorada que vivió el Milan en la década de los noventa con
la llamada “era Capello”. Como ya citamos Arrigo Sacchi dejó la dirección técnica del club rosonero en 1991 y su
sucesor en el banquillo fue Fabio Capello, un hombre con ideas diferentes pero con la suficiente inteligencia como para
aprovechar lo bueno del legado de Arrigo.
"Los Invencibles de Capello".
Capello era un hombre de la casa puesto que llevaba trabajando en las inferiores (juveniles) del Milan desde 1985, por
lo que vivió de primera mano la ascensión del equipo dirigido por Sacchi y no quiso perder la oportunidad de dirigir a
semejante equipazo.
El reto era complicado Fabio llegaba a un gran equipo pero tenia ante sí la difícil papeleta de suceder a un técnico que
lo había ganado todo con el Milan.
Capello superó el reto y consiguió cuatro ‘Scudettos’(92,93,94,96), una Champions (94), tres Supercopas de Italia, 1
Copa de Italia (92) y una Supercopa de Europa (95) en sus primeros cinco años en el club de Berlusconi.
En su primer año dotó al equipo de la fortaleza y el pragamatismo del que había carecido en el Calcio, logrando solo en
la primera vuelta nada más y nada menos que 46 puntos.
Van Basten.
En esta primera campaña aquel conjunto de Capello no perdió ni un solo partido en toda la liga (consiguió 58 partidos
sin derrotas en la liga), cediendo unicamente 12 empates y logrando brillantemente el Scudetto. El Milan se transformó
en el segundo equipo italiano en terminar de manera invicta el campeonato (junto al Perugia de 1979) y el primero en
ganarlo, manteniendo la imbatibilidad durante todo el proceso. Todo ello les llevó a hacerse acreedores al apelativo de
"Los invencibles de Capello".
Sus números fueron impresionantes, pero Capello tuvo a un gan aliado: Marco Van Basten, que bordó el fútbol e hizo
25 tantos en 31 partidos, que le dieron por segunda vez en su carrera el título de máximo anotador del campeonato así
como el Balón de oro por tercer año consecutivo como mejor jugador de Europa..
La influencia de Helenio Herrera.
Fabio Capello siempre ha manifestado que siempre sintió gran admiración por Helenio Herrera, del que aprendió mucho
y del que según sus propias palabras le enseñó a no tener miedo de sus rivales, a confiar en sus posibilidades y a ser
ambicioso. Estás máximas las supo transmitir a todos sus equipos, en los que demostrós ser un técnico capaz de dotar a
su conjunto de garra y pragmatismo a la vez. Se podrá estar de acuerdo o no con su forma de ver el fútbol, pero sus
números son incontestables y aunque casi siempre dirigió a “grandes escuadras” no todo el mundo es capaz de llevar un
Ferrari y ganar la carrera.
En 1992 incorporó al Milan a una serie de futbolistas de talla internacional como el francés Jean-Pierre Papin (Balón de
Oro en 1991) , el croata Žvonimir Boban, el serbio Dejan Savićević, y los italianos Stefano Eranio y Gianluigi Lentini.
Capello supo dotar al equipo del estilo necesario como para lograr triunfar en su país, aunque de la misma forma tuvo
que afrontar la retirada paulatina de un genio como Van Basten. Y es que su tobillo le retiró de los terrenos de juego de
forma prematura en un día fatídico para el Milan.
Fue en 1993, en el Olympiastadion de Múnich ante 64400 personas, escenario en el que el Milan disputó la final de la
Copa de Europa ante el Olympique de Marsella, una Copa de Europa que perdió contra todo pronóstico y en la que
Marco tuvo que retirarse del terreno de juego en el minuto 86 en el que sería su último partido como profesional.
A la campaña siguiente el Milan prosiguió con el relevo generacional y Capello logró lo que parecía imposible, renovar
una plantilla de leyenda con la salida de Gullit y Rijkaard traspasados, Van Basten lesionado y Alberigo Evani, y la
llegada de otros como Marcel Desailly, Panucci, Massaro y Marco Simone.
La Copa de Europa del 94.
En 1994 vivió el que posiblemente fue el momento más álgido de la ‘era Capello’, y es que en aquella noche vivida en
Atenas, su Milan destrozó al “Dream Team” de Cruyff, un Barcelona que enamoraba a Europa pero que se convirtió en
un ‘juguete roto’ frente al entramado técnico-táctico de los Rossi, Tassoti, Pannuci, Galli, Baresi, Maldini, Desailly,
Boban, Savicevic, Massaro, Albertini, Donadoni…
Savicevic, Desailly.
En todo su conjunto el Milan fue muy superior al Barça pero fueron varios los nombres claves en aquella final. Uno de
ellos Dejan Savicevic, un futbolista con una movilidad deslumbrante, un control de balón perfecto y una capacidad
asombrosa para salir con la pelota en todas las direcciones. Dejan dio toda una lección de regates, controles y
desmarques, culminado con una vaselina geométrica sobre el guardameta vasco que cerró definitivamente la contienda
recién iniciada la segunda mitad.
El otro gran nombre de la noche fue el francés Marcel Desailly un medio centro plétorico de potencia que tuvo una
actuación sobresaliente controlando la zona media sin paliativos. Ningún jugador azulgrana fue capaz de arrebatarle el
balón en toda la noche y le puso la guinda a su actuacion con un gol.
En 1995 el Milan siguió mostrándose fuerte y aunque en el Scudetto mantuvo una trayectoria un tanto irregular, logró
una Supercopa de Italia y una Supercopa de Europa más, además de acceder a una nueva final de la Copa de Europa, su
quinta final en siete años y la tercera de manera consecutiva. Una final en la que el conjunto italiano cayó ante el Ajax
tras un único gol de Patrick Kluivert, a cinco minutos del término del tiempo regular.
La 95/96 fue la última temporada de Capello al frente de la entidad rosonera, para esta campaña el poderoso equipo de
Berlusconi hizo dos adquisiciones de lujo: Il Codino Roberto Baggio (Balón de Oro en 1993) y el atacante liberiano,
George Weah (proveniente del Paris Saint-Germain). Una temporada en la que el Milan logró el decimo quinto scudetto
de su historia y el cuarto de una época dorada para la entidad y para el propio Capello, que con los números en la mano
demostró ser un ganador nato.
En definitiva creo que son de justicia estas lineas dedicadas a una época gloriosa del Milan, una época dirigida por un
técnico con el que posiblemente muchos no tengamos demasiado en común en lo referente a ‘sus ideas’, su forma de ver
el fútbol y llegar al éxito, pero con el que tenemos que rendirnos ante sus estadísticas.

Sao Paulo de Ceni


Sao Paulo de Ceni.
Si en la década de los noventa Sao Paulo tuvo como símbolos a Tele Santana y a Raí, en la primera mitad de la década
del 2000 el icono del club paulista que logró el Campeonato Paulista, la Copa Libertadores, la Copa Intercontinental en
2005, el subcampeonato de la Libetadores en 2006 y los Campeonatos Nacionales en 2006 y 2007 no ha sido otro que
Rogerio Ceni. Ceni ha sido además de capitán el pilar básico del equipo, un portero que empezó en el voley y que vio
desde el banquillo la conquista de la Copa Libertadores, la Recopa Sudamericana y la Copa Intercontinental de 1993.
Aunque llegó mucho antes al conjunto tricolor tuvo que aguardar hasta 1997 para asumir la titularidad del Sao Paulo,
tras la retirada de Zetti.
Ese mismo año comenzó a forjar su leyenda al anotar su primer gol como profesional, en un partido contra el União São
João de Araras, en el campeonato regional. Desde entonces ha escrito páginas de oro con la casaca de Sao Paulo, tanto
haciendo goles como no encajándolos. Sus lanzamientos a balón parado forman parte ya de la brillante historia del
conjunto tricolor
Rogerio, de 34 años, es todo un especialista en acumular marcas históricas y se ha convertido en el símbolo de este Sao
Paulo campeón. En su puesto es el que más goles logró en la historia del fútbol. Un total de 77, lejos del segundo de la
lista, el ya jubilado arquero paraguayo José Luis Chilavert.
77 goles adornan su carrera, de los cuales 46 fueron anotados en lanzamientos de falta y los restantes 31 en
conversiones de penalti. Además sus más de 770 partidos con la camiseta de Sao paulo le convierten en el más activo de
los jugadores del Tricolor, por encima de los históricos Waldir Perez (617), Poy (565), Teixerinha (533) y De Sordi
(501).
Además, el capitán ha conseguido entrar en la lista de los tres porteros que más minutos consecutivos han pasado sin
encajar un tanto en el campeonato. El arco de Rogerio pasó un total 945 minutos imbatible, nueve partidos enteros y
parte de otros dos.
2005, un año grande para el conjunto tricolor.
Aquel año de 2005 fue mágico para Sao Paulo y Rogerio Ceni lideró una generación que logró acercarse al ya mitico
equipo de Tele de los noventa. El primer paso lo dieron al lograr el Campeonato paulista y el segundo en la
Libertadores, donde dejaron en el camino a conjuntos como Tigres, Palmeiras, River Plate (en semifinales) y se mdieron
en la final ante el Atlético Paraenense.
Una arrolladora goleada por 4-0 sobre el Atlético Paranaense coronó al Sao Paulo como nuevo campeón de la Copa
Libertadores de América.
Los goles marcados por Amoroso, Fabao, Luizao y Diego Tardelli en el estadio Morumbí colmado hasta el último sitio
definieron en favor del Sao Paulo la "final brasileña" del torneo continental, tras el empate por 1-1 en el partido de ida.
El "tricolor paulista", que fue bicampeón de la Libertadores en 1992 y 1993, se impuso gracias al talento individual de
sus jugadores, y a su buen funcionamiento colectivo.
El São Paulo tuvo su mejor estadística en 11 participaciones en la Copa Libertadores. Venció 09 partidos, empató 04 y
perdió uno; marcó 34 goles y encajó 14. Luizão y Rogério Ceni fueron los máximos goleadores con cinco tantos. Ceni
fue elegido por la Confederación Suramericana como el mejor jugador de la Libertadores.
Copa Mundial Interclubes.
Doce años tuvieron que aguardar los aficionados para volver a levantar una Intercontinental.
Paulo Autuori fue el técnico encargado de dirigir al equipo paulista a la final de Yokohama. Una final en la que São
Paulo se coronó campeón del mundo tras derrotar este domingo al Liverpool por 1-0 en Japón, en el Estadio
Internacional de Yokohama. Un gol en el minuto 27 del centrocampista Mineiro bastó a los campeones de la Copa
Libertadores de América para adjudicarse la victoria en la edición inaugural del Campeonato Mundial de Clubes de la
FIFA Copa TOYOTA Japón 2005, donde participaron un total de seis equipos.
Ceni clave en la victoria.
Rogerio Ceni estuvo muy inspirado durante todo el torneo y fue vital en la final, ya en la semifinal ante el Al Ittihad dio
la victoria a su equipo demostrando su puntería desde el punto de penal y poco faltó para que ampliase el marcador en
un tiro libre. Posteriormente en la final abortó numerosas ocasiones para los ‘reds’. Por ello y con toda justicia recibió el
Balón de Oro adidas y el Premio Toyota.
De esta brillante forma Rogerio Ceni cerraba una temporada de ensueño tanto a nivel personal como colectivo. A nivel
personal haciend la friolera de 22 tantos y a nivel colectivo izando el tercer título del año: la Copa Intercontinental.
La alineación que presentó Autuori en aquella final fue la siguiente: Ceni Rogerio (capitán), Cicinho, Fabao, Edcarlos,
Diego Lugano, Junior, Mineiro, Josue, Danilo, Amoroso, Aloisio (Grafite 75).
Con toda seguridad este Sao Paulo no ofreciera el fútbol que en su día ofreció el mitico equipo de Tele para llegar a la
misma meta, pero por su juego colectivo, su solidez defensiva, su regularidad y sobretodo su guardameta logró
conseguir la tercera corona mundial para la historia del club.
Dos Campeonatos brasileños con Ramalho como técnico.
En 2006 se produjo otro hecho crucial para que Sao Paulo colocara la guinda a tres grandes años para los intereses del
equipo ticolor. Y es que ese año contrató como técnico a Muricy Ramalho, viejo conocido de la afición paulista puesto
que como jugador, desarrolló prácticamente toda su carrera en el equipo tricolor en la década de los '70. Y
posteriormente en los noventa ejerció como asistente técnico del venerado entrenador Telé Santana, quien dirigió la
generación más exitosa del Sao Paulo.

Con Telé Santana, Ramalho ganó una Copa Libertadores en 1993 y luego se encargó de sumir la dirección técnica
cuando el añorado Telé sufrió una isquemia cerebral. Ramalho conquistó la extinta Copa Conmebol y luego pasó con
éxito por el Naútico, Internacional y Sao Caetano.
Disciplina y regularidad.
Como ya hemos citado en 2006 regresó a Morumbi e impuso su estilo al equipo paulista. Con su gorra del club calada
hasta las cejas y ataviado con el chándal del equipo como si de un uniforme militar se tratase, Ramalho ha transformado
al Sao Paulo en el equipo más regular y disciplinado del Campeonato brasileño.
Aunque con la consigna de mantener la posesión de balón el equipo de Ramalho ha logrado tener ese plus de
competitividad que te hacen ser superior y optar con claridad a los títulos. Para ello Ramalho ha elegido al veterano
Ceni como extensión suya en el terreno de juego y además de tener una defensa muy sólida ha basado buena parte de su
éxito en dos medios de corte defensivo como Richarlyson o Jorge Wágner, y en la solidaridad de todo el equipo que en
cuanto pierde la posesión del balón lucha por recuperarla.
La conquista del Campeonato brasileño de 2007 fue realmente brillante, faltando cuatro fechas para finalizar el torneo,
Sao Paulo sumó 73 puntos y una ventaja insuperable sobre el segundo, el Santos, que venció a Náutico de Recife y
sumó 58. Sao Paulo tuvo la mejor defensa del torneo, con sólo 13 goles en contra, y 54 tantos anotados.
El equipo paulista ganó el título en 1977, 86, 91, 2006 y 07. Sólo Flamengo de Río de Janeiro tiene igual cantidad de
títulos nacionales.
Su brillante arquero Rogerio Ceni y la zaga más sólida de la Liga, guiada por el internacional brasileño Alex Silva,
fueron la base de la victoria de los paulistas en el campeonato.
En definitiva esperamos que este pequeño especial sirva para recordar a la memoria tricolor esta brillante etapa en la
historia del club, en la que Rogerio Ceni fue su icono la figura que les llevó nuevamente a la gloria nacional e
internacional.

El Madrid de las 5 copas


D.Santiago Bernabéu es sin duda el artífice y gran responsable de que el Madrid sea considerado por la mayoría como
el mejor club de la historia y este Madrid de las “cinco Copas” es el icono del madridismo y representa la escenificación
de la belleza del fútbol y el éxito sobre un terreno de juego. El Madrid magistralmente dirigido por Bernabéu jalonó con
la conquista de 5 Copas de Europa seguidas, dos subcampeonatos y una Copa Intercontinental, la mayor racha de éxitos
de la historia del fútbol. Todo comenzó gracias a la habilidad de Bernabéu y Saporta, que consiguieron que un argentino
llamado Alfredo Di Stéfano, que tenía pie y medio en el Barça recalara finalmente en el Madrid y debutara con el
conjunto blanco el 23 de septiembre de 1953. Basando su proyecto en la majestuosa figura de Alfredo Di Stefano, el
Madrid incorporó a sus filas a lo mejor del fútbol nacional e internacional: jugadores como Canario, Del Sol, Puskas,
Santamaría y Gento entre otros deleitaron a los aficionados merengues en el estadio madridista al que Don Alfredo
llamaba “la fábrica”, o la considerada como una de las mejores delanteras de la historia del fútbol: Kopa, Rial, Di
Stéfano, Puskas y Gento (temporada 58/59). Fueron cinco Copas de Europa consecutivas, conquistadas entre 1956
y1960, derrotando en su primera edición disputada en 1956 al Stade Reims 4-3, en la segunda disputada en 1957 a la
Fiorentina (2-0), en la tercera de 1958 derrotando al Milan (3 a 2), en la cuarta disputada en 1959 derrotando
nuevamente al Stade Reims 2-0. Para finalmente cerrar su abrumador dominio en el fútbol mundial el 18 de mayo de
1960, en Glasgow, en Hampden Park, con la conquista de su quinta Copa de Europa consecutiva, cerrando así el ciclo
de triunfos más espectacular de la Historia del fútbol a nivel de clubes. Lo hizo endosándole un espectacular 7 a 3 al
Eintracht con el que un equipo inigualable tocaba el cielo.

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