Sie sind auf Seite 1von 12

SOCIEDAD

Revolución antes de la Revolución: Jean-Baptiste de La Salle, el cura


francés que en el siglo XVII “inventó” la escuela pública
Hace 300 años, un joven sacerdote de familia acomodada creó una organización
de laicos consagrados a la educación de hijos de artesanos y de pobres. Un siglo
después, Napoleón Bonaparte les encomendó a los Hermanos de La Salle
organizar la educación nacional en Francia

Por Claudia Peiró


7 de abril de 2019
cpeiro@infobae.com

A fines del 1600, el sacerdote francés Juan Bautista de La Salle sentó las bases del sistema de
enseñanza escolar tal como hoy lo conocemos

La escuela tal como hoy la conocemos -gratuidad, enseñanza grupal y simultánea,


división por edades y niveles, lecciones impartidas por un maestro, exámenes
periódicos- tiene su origen en la obra de un cura que sentó las bases de una
educación verdaderamente popular. Para ello, Jean-Baptiste de La Salle "creó
una organización que pudo vencer al tiempo", como dijo a Infobae Santiago
Rodríguez Mancini, presidente de la Fundación La Salle de Argentina y Paraguay,
que este año, junto a muchos otros países del mundo se prepara para
conmemorar el tricentenario del fallecimiento (el 7 de abril de 1719) del
emblemático sacerdote educador.
Jean-Baptiste de La Salle nació el 30 de abril de 1651. Su padre era un hombre de
fortuna y consejero del rey -Luis XIV ni más ni menos-, por lo tanto, como
primogénito, Jean-Baptiste estaba muy bien colocado para heredar fortuna y
privilegios. Pero desde joven se sintió llamado a otras tareas. Se ordenó sacerdote
en 1678 y dedicó toda su vida a la educación, en especial de los más
desfavorecidos.

Los Hermanos de las Escuelas Cristianas de La Salle usaban hábito negro pero eran laicos, no
sacerdotes, excepto su fundador

A su muerte, el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas que él


había creado dio continuidad y extensión a esta obra a lo largo de los tres siglos
transcurridos desde entonces, al punto que hoy el nombre de La Salle es
sinónimo inequívoco de educación.

La trayectoria del fundador y el recorrido de su hermandad demuestran


que, contra la creencia hoy en boga de que la instrucción
pública surgió en oposición a la Iglesia, fue en realidad del seno de ésta que
surgieron las primeras iniciativas para sentar las bases de lo que hoy conocemos
como escuela pública y gratuita.
En ese proceso, el aporte de este sacerdote fue fundamental. Pero no le resultó
fácil imponer sus ideas.

"En los tiempos de La Salle, había dos monopolios –explicó Santiago Rodríguez
Mancini- : uno era el de los propios obispos, el monopolio de la educación gratuita
que se impartía al que mostraba certificado de pobre. Cada parroquia tenía una
lista de las familias que eran pobres y que tenían derecho a la educación, que se
impartía allí mismo. Y el otro era el de los gremios de maestros que podían cobrar
por clases de caligrafía, de aritmética, etcétera, cada uno según su especialidad. A
eso, La Salle le contrapone una escuela gratuita donde no se pide certificado de
nada y se enseña todo junto. Entonces tanto por parte de la iglesia como de los
gremios hubo mucha persecución judicial e incluso en algunos casos
incendio de escuelas y algún maltrato a los hermanos".

Santiago Rodríguez Mancini, presidente de la Fundación La Salle de Argentina y Paraguay y


coordinador de la formación de los colegios del distrito que forman ambos países
El otro monopolio que rompe la escuela lasallana es el del latín: la lengua
eclesiástica y erudita, ya en aquel entonces en retroceso, seguía imperando en la
escuela. Toda la enseñanza se hacía en un idioma que la gran mayoría de los
niños jamás usaría. Ya había algunos pioneros que postulaban la sustitución del
latín por el idioma local. Pero la determinación de La Salle en este aspecto
decisiva para el triunfo de las lenguas nacionales. Sólo cuando sepan leer
perfectamente en francés, pasaremos al latín, decía. Esto hizo que los niños
aprendieran a leer y escribir fluidamente en dos años; un proceso que antes
llevaba cuatro o cinco años.

Jean-Baptiste de La Salle se habla ordenado en 1678. Poco después, fue


convocado para reorganizar la escuela parroquial de la capilla de Saint Sulpice.
Allí empezó a ejercer la docencia y conoció a un grupo de jóvenes maestros,
encuentro que lo inspiró para abrir más escuelas para niños pobres.

"Una de las convicciones de ese tiempo fundacional -explica Rodríguez Mancini-


es la relación estricta entre el contexto social y los contenidos de la
educación, de un modo diversificado: para La Salle, si los que vienen a la escuela
trabajan, entonces hay que dar clase los domingos; si son grumetes, por ejemplo,
hay que enseñar navegación y sus instrumentos para que puedan hacer carrera
en el mundo del trabajo. La idea era la vinculación entre la educación y la mejora
en el trabajo y en la dignidad de la vida de las personas".

"Su opción era dar clase a los artesanos, que no se escolarizaban, y a los pobres,
que se escolarizaban, pero poco", agrega.

La otra gran innovación de La Salle es la decisión de que los maestros fuesen


laicos. "Su objetivo era fundar una comunidad autónoma que no dependiera de
ningún obispo -explica-, que no se limitara a ninguna diócesis en particular, y
que fuera laica para que sus integrantes, los hermanos, sólo se dedicaran a la
enseñanza".

Así, en 1684, La Salle y sus compañeros fundan la Sociedad de los Hermanos


de Escuelas Cristianas. Una comunidad cuya primera regla fue la gratuidad para
que todos pudieran asistir. La Salle jerarquizó el rol del maestro dentro de la
Iglesia, al que le dio una dignidad equivalente a la de los obispos. También se
ocupó de la formación de los educadores, para lo cual fundó una Escuela de
Maestros.
La escuela que hoy conocemos, y cuya estructura y funcionamiento nos parecen
"normales", tiene su origen en la obra de La Salle.

Hasta entonces, la enseñanza se brindaba de modo individual y estaba


reservada a los ricos. En contraposición a esto, La Salle organiza una pedagogía
distinta: se dictan clases de modo simultáneo a un grupo de alumnos reunidos
todos en una sala. El hermano docente es asistido en su tarea por monitores –o
celadores- seleccionados entre los alumnos más adelantados.

La Salle dejó escritas varias obras, fruto de la experiencia colectiva de los Hermanos
La Salle también introdujo la separación de los alumnos por
niveles, prefigurando lo que serán los grados fijados más adelante. Eso que hoy
nos parece tan normal representaba toda una innovación: un maestro que se
dirige en simultáneo a todos los alumnos a la vez y al mismo tiempo vigila que
cada uno de ellos preste atención a la clase.

"Mientras que uno lee, todos los demás de la misma lección siguen (la lectura) en
su libro, que deben tener siempre en la mano. El maestro cuidará con mucha
atención que todos lean bajo lo que el lector leerá alto, y hará de tanto en tanto
leer a algunos ciertas palabras al pasar, para sorprenderlos y controlar que sigan
efectivamente", escribe La Salle en su obra más emblemática, Conduite des
écoles (traducida como Guía de la escuela, en realidad, conducción o dirección de
la escuela)
Los otros elementos de su pedagogía son las pruebas periódicas y el alumno que
pasa al frente a explicar un tema a los demás. También, como es lógico, introduce
un orden, una disciplina y el respeto hacia el maestro.

Las clases se dividían en grupos y mientras que el maestro se ocupaba de uno de


ellos, dejaba a los otros haciendo alguna tarea que les había encargado -bajo
supervisión de los alumnos avanzados- y que luego él mismo controlaría. Esta
modalidad, que progresivamente se plasmará en grados, tomará su forma
definitiva y triunfará a lo largo y ancho del mundo, un par de siglos después.

Los funerales de Juan Bautista Lasalle, fallecido el 7 de abril de 1719

Todos estos métodos, no eran totalmente nuevos. Pero, sistematizados por La


Salle se convierten en un instructivo para docentes. De hecho, el fundador de los
Hermanos irá volcando toda su experiencia en manuales.

"A la Salle hay que entenderlo dentro del movimiento escolar que lo precede y que
en Europa tiene sus inicios en el siglo XVI. Su mérito está más en la
organización de una institución que pudo vencer al tiempo que en la
invención particular de todas estas cosas. Muchas de las grandes opciones de
la escuela lasallana del siglo XVII son previas, pero lo que hizo La Salle fue aplicar
lo que los libros de pedagogía decían que había que hacer, practicarlo, probarlo y
volverlo a escribir de un modo que cualquier maestro lo pudiera entender y usar a
su vez", dice el presidente de la Fundación.

El programa y el método de La Salle fue tan equilibrado y de sentido común


que sigue teniendo vigencia hasta nuestros días y no ha cambiado en lo
esencial: lectura, escritura, gramática, redacción de textos de los más simples y
usuales –cartas, contratos, informes- a las más elaboradas –expresión de ideas
abstractas, análisis-; cálculo, aritmética, sistema de pesos y medidas, contabilidad;
canto y dibujo.

En suma, todo lo necesario para la vida social y práctica, todos los conocimientos
que, especialmente a los niños de condición más humilde, les permitirían potenciar
su sentido común, desarrollar su inteligencia y su habilidad profesional.

La dimensión espiritual es por supuesto primordial para La Salle. Si han creado


estas escuelas es "para que los niños, estando bajo la guía de los maestros desde
la mañana hasta la noche, estos Hermanos puedan enseñarles a vivir bien,
instruyéndolos en los misterios de nuestra santa religión e inspirándoles las
máximas cristianas", explica el fundador.

"En el siglo XVII -dice Rodríguez Mancini- no se concebía un maestro que no


fuese cristiano; en realidad, una persona que no lo fuese. Por eso, entre las obras
de La Salle, además de las de pedagogía, se encuentran catecismos,
meditaciones, métodos para la oración. Y también un retiro planificado y esto es
muy interesante porque el único tema de reflexión de ese retiro de 8 días que
los hermanos hacían anualmente era la educación". Una suerte de formación
docente.

El éxito de la orden se potenció en el siglo XIX, cuenta Rodríguez Mancini,


"cuando Napoleón Bonaparte les confía la escuela pública francesa a los
hermanos y la financia, de modo que la obra se multiplica enormemente; de
hecho, la escuela moderna que nosotros conocemos es ésa, la que llegará
luego a Argentina con las maestras francesas y norteamericanas".

El emperador Napoleón Bonaparte encomendó a los Hermanos de La Salle la organización de la


educación nacional

En efecto, cuando el emperador Napoleón I decide organizar la educación


nacional en Francia, apela a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que en ese
momento se estaban reagrupando poco a poco tras ser suprimidos,
dispersados y duramente reprimidos por la Revolución Francesa. Esta
participación de los lasallanos en la red de escuelas primarias en Francia no se
interrumpirá con la Restauración.
Recién en 1904, cuando en ese país se voten leyes laicistas muy duras,
nuevamente los Hermanos serán clausurados pero el Estado basará en esa red
escolar expropiada el desarrollo de la educación.

La organización creada por La Salle obtuvo reconocimiento real y papal pocos


años después de su muerte, en 1724 y 1725 respectivamente. Hoy sigue
teniendo el estatus de congregación de derecho pontificio y es la más importante
de las que posee la Iglesia dedicadas a la educación.

Juan Bautista de La Salle fue canonizado en el año 1900.

Actualmente la congregación está presente en 80 países con instituciones


educativas que van de nivel inicial a terciario, lo que alcanza a un millón de
alumnos e involucra a 85.000 docentes.

En Argentina, está implantada desde el año 1889.

Patio del Colegio La Salle Buenos Aires, en Capital Federal (Foto gentileza Fundación La Salle)

"Son escuelas públicas de gestión privada, algunas gratuitas, otras no -dice el


presidente de la Fundación-. Tenemos un sistema de distribución interno en el
que unas escuelas apoyan a otras y en muchas de ellas recibimos aporte del
Estado. Tenemos unos 25 mil alumnos y 2500 educadores".
Patio del Colegio La Salle de Rosario, actividades en el día de La Salle, mayo de 2018 (Foto
gentileza Fundación La Salle)

Ante la consulta de si Francia, oficialmente, promoverá actividades en honor de


Jean-Baptiste La Salle, Rodríguez Mancini responde: "Hasta la Segunda Guerra
mundial, La Salle era un símbolo de la comunidad francesa en Buenos
Aires. Después de eso, disminuyó la cantidad de franceses entre nosotros y la
relación se fue perdiendo. Y no creo que el Estado francés contemporáneo le
dé mucha importancia a esto. Fuimos suprimidos dos veces en Francia: la
primera vez en la Revolución Francesa, la segunda en 1904, con las leyes
laicistas muy fuertes que lo que hicieron fue aprovechar la red de escuelas
existentes para montar la escuela laica contemporánea. Son los procesos de
la modernidad que son así; una modernidad que tiene su origen en el
cristianismo pero que, para poder tomar conciencia de sí misma, tiene que
negarlo."

Vista aérea de la obra educativa Fundación Armstrong, en González Catán, Buenos Aires (Foto
gentileza Fundación La Salle)
En honor a La Salle, la Santa Sede ha declarado al 2019 Año Jubilar. A fines de
abril, Argentina y Paraguay, que forman un único distrito lasallano, recibirán la
visita de Robert Schieler, superior general del Instituto de los Hermanos de las
Escuelas Cristianas y el 30 de ese mes, aniversario del nacimiento de Juan
Bautista de La Salle, habrá una misa en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de
Buenos Aires.

Segunda Comunión de los niños de las obras educativas del conurbano bonaerense y Ciudad de
Buenos Aires. Noviembre de 2018 (Foto gentileza Fundación La Salle)

También habrá vigilias de jóvenes de todo el país; una "Semana Lasallana", con
muestras artísticas, peregrinaciones y, en septiembre, festejos en coincidencia con
el Día del Maestro, entre otras actividades.

Imagen de San Juan Bautista de La Salle en la capilla del Instituto La Salle de Florida (Foto
gentileza Fundación La Salle)

Das könnte Ihnen auch gefallen