Nº 202 • Domingo 24 de Agosto de 2014 | Parte
13
El problema de la matización semántica
C
semántica.
omenzaremos
sección con un tema
que está íntimamente
vinculado con el ofi-
cio periodístico: la matización
Todo manual de redacción se-
esta
ñala como rasgo básico la pre-
cisión del lenguaje. ¿Qué signi-
fica ser preciso? El Diccionario
de la Real Academia de la Len-
gua (DRAE) para definir “pre-
cisión”, establece lo siguiente:
“Concisión y exactitud rigurosa
en el lenguaje, estilo, etc.”. A su
vez, define con mucha claridad
qué entiende por “concisión”:
“Brevedad y economía de me-
dios en el modo de expresar un
concepto con exactitud”.
Añadiríamos que la conci-
sión es necesaria no solo para
expresar un concepto, sino todo
aquello que se dice. En nuestro
caso, todo cuanto se escribe (en
un periódico) sobre la realidad
–elocuciones conceptuales, na-
rraciones, descripciones, diálo-
gos, etc.– nos exige ser concisos.
¿Cuál es la palabra exacta?
No siempre es fácil encontrar la
palabra o la elocución exacta y
precisa para referirse a un obje-
to o cosa, a una idea, a un senti-
miento, a un fenómeno de la na-
turaleza o de la vida social. Qué
difícil es describir una mesa o
una piedra o un estado de ánimo.
No es lo mismo la mesa de co-
mer o de trabajar que la mesa de
noche o la mesa de planchar que
la “mesa redonda”, que remite no
solo a una mesa circular, sino, en
un sentido simbólico, a una mesa
con reminiscencias novelescas.
Y también, en otro sentido, a la
que se usa para el diálogo, sobre
todo cuando se trata de asuntos
de especial relevancia.
No es lo mismo la piedra del
camino que la piedra de moler
o que la piedra filosofal. No es
lo mismo la tristeza que la nos-
talgia que, de algún modo, la
implica.
¿Da lo mismo
un sinónimo u otro?
Los matices semánticos se
hacen mucho más sutiles y di-
fíciles de distinguir para su
correcto uso en algunos ver-
bos en los que el campo de las
de Lengua
Correo de la palabra
Sobre el oficio de escribir, la vocación de comunicar y la responsabilidad de informar
Luis Navarrete Orta
proximidades sinonímicas es
muy amplio y diverso. ¿Qué di-
ferencias hay entre ver, mirar y
observar; entre oír y escuchar;
entre tocar, palpar y manosear;
entre oler y olfatear; entre pro-
bar y paladear; entre hablar,
decir y expresar; entre pensar,
meditar y reflexionar?
Suplemento dominical del
Un buen ejercicio para hacer
los distingos semánticos apro-
piados es usar esos verbos en
su forma activa con ejemplos
de uso común: “Yo veo [no: “yo
miro” o “yo observo”] porque
mis ojos están sanos”; “Yo miro
[no: “yo veo” o “yo observo”] la
belleza del paisaje”, y “Yo ob-
servo [no: “yo veo” o “yo miro”],
con vergüenza, la crisis moral
de la civilización capitalista”.
Lo mismo sucede con voca-
blos relacionados con fenóme-
nos de la naturaleza o de carác-
ter económico, social, político
y cultural. ¿Qué diferencia hay
entre una tempestad y un dilu-
vio; entre una inundación y un
sunami; entre una matanza,
una masacre y un genocidio;
entre un robo y un hurto; entre
el vandalismo y el terrorismo;
entre nacionalizar y estatizar;
entre crecimiento y desarrollo;
entre renunciar y abdicar; en-
tre llenar, abarrotar y saturar;
entre acuerdo, alianza y pacto;
entre matar y asesinar?
“Yo veo [no: “yo miro” o
“yo observo”] porque mis
ojos están sanos”; “Yo
miro [no: “yo veo” o “yo
observo”] la belleza del
paisaje”, y “Yo observo
[no: “yo veo” o “yo miro”],
con vergüenza, la crisis
moral de la civilización
capitalista”.
para llevar el mensaje
Lo que hemos visto son ape-
nas unos pocos ejemplos de la
inmensa cantidad de términos
que el periodista se ve obligado
a utilizar, pero a veces sin los
distingos semánticos precisos.
El uso de nuestra lengua, los
estudios y las buenas lectu-
ras –mientras más variadas
más enriquecedoras– nos van
orientando hacia las acepcio-
nes más acertadas, siempre en
atención a la norma estableci-
da por la comunidad lingüísti-
ca propia.
Con esta nota solo quere-
mos señalar que la riqueza de
nuestra lengua, así como crea
problemas a los periodistas y a
todas las personas que la usa-
mos profesionalmente, debe ser
también un estímulo para cono-
cerla más a fondo e incrementar
las posibilidades de expresar-
nos con mayor propiedad.
Hacer llegar nuestro mensaje
con mayor claridad y precisión,
además de redundar en benefi-
cio de la profesión, contribuirá
también a que seamos cada vez
más convincentes.