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Guía Técnica
sobre redes
I S B N 8 4 - 7 7 9 0 - 4 3 89
- 30
MINISTERIO
DE FOMENTO
MINISTERIO DE
MEDIO AMBIENTE CENTRO DE ESTUDIOS
R17
P.V.P.: 45 €
MINISTERIO
DE FOMENTO
MINISTERIO DE
MEDIO AMBIENTE
CENTRO DE ESTUDIOS
Y EXPERIMENTACIÓN
Y EXPERIMENTACIÓN
DE OBRAS PÚBLICAS (I.V.A. Incluido) DE OBRAS PÚBLICAS
9 788477 904380 R17
Guía Técnica sobre redes de
saneamiento y drenaje urbano
NIPO: 163-07-006-9
ISBN: 978-84-7790-438-0
Depósito Legal: M-7.465-2007
ISSN: 0211-6502
En el transcurso del tiempo, el agua como recurso natural ha adquirido en las socie-
dades avanzadas un sentido más extenso y complejo que el meramente productivo. En la
transición hacia una sociedad preocupada por el medioambiente, el agua, como uno de los
elementos clave del patrimonio que se quiere conservar, suscita una creciente inquietud
social debido a su escasez, al componente de riesgo que representan las crisis de abasteci-
miento y la merma de su calidad ocasionada por los distintos tipos de contaminación, todo
ello en un contexto de creciente exigencia ciudadana respecto a la calidad de los servicios
públicos.
El agua ha pasado así a constituir una “cuestión social” que requiere una gestión que
aborde aspectos ecológicos, socioeconómicos y culturales. Esa múltiple concepción de su
función conduce al concepto de desarrollo sostenible, es decir, al aprovechamiento del recur-
so hídrico de tal forma que permita hoy favorecer el desarrollo de actividades productivas y
el aumento del bienestar humano a través de su consumo, pero sin poner en riesgo el desa-
rrollo y bienestar futuros debido a un consumo desmedido o a la degradación del recurso.
Asimismo, la Directiva Marco de Aguas, aprobada en diciembre de 2000 y de obliga-
do cumplimiento para el Estado español, establece el marco comunitario de actuación en el
ámbito de la política de aguas, con un énfasis particular sobre ciertos aspectos de la gestión,
como son los medioambientales, los económicos y de participación ciudadana.
En el afán por reorientar el desarrollo hacia la sostenibilidad, el Ministerio de Medio
Ambiente lleva muchos años trabajando activamente en la mejora de la calidad de las aguas
continentales a través de diversas iniciativas, entre las que destacan las comprendidas en los
Planes Nacionales de Saneamiento y Depuración.
En este contexto, disponer de documentos de referencia con criterios y especificacio-
nes actualizados sobre las características que han de cumplir los componentes que integran
las redes de saneamiento y drenaje, su diseño, construcción o mantenimiento es reflejo del
grado de desarrollo que dichas infraestructuras han alcanzado en un país.
La Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje objeto de esta publicación da
respuesta a las anteriores necesidades de conocimiento, pues constituye un marco común de
conocimientos y experiencias en las tecnologías específicas del saneamiento, y contiene un
amplio y completo listado de especificaciones técnicas sobre la caracterización de las redes
de saneamiento y drenaje urbano que habrán de servir de referencia a las instituciones parti-
cipen en su concepción o posterior gestión.
Esta Guía es un gran paso en la normalización de las redes de saneamiento y drenaje
en España, pues además de comprender un trabajo de recopilación de los principales criterios
de diseño de dichas infraestructuras en nuestro país, su contenido facilitará la actualización
de la actual Reglamentación Técnica de la Administración General del Estado en la materia
iv Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Hidrostank
PPA & KRAH
Rib-Loc
Saint Gobain Canalización
Terraigua
Con todo ello, el equipo redactor quiere agradecer a tantos cuantos han participado en
la elaboración de esta Guía Técnica sus desinteresadas aportaciones, comentarios o sugeren-
cias, las cuales han sido de gran utilidad en el desarrollo de este trabajo. Además, es de espe-
rar que este trabajo se actualice periódicamente cuando las novedades técnicas o normativas
acaecidas así lo aconsejen. Si desea participar en dicho proceso de actualización puede enviar
sus comentarios, propuestas o sugerencias por correo electrónico a la dirección
tuberias@cedex.es.
Por último, es preciso también hacer notar desde esta Presentación que, de alguna mane-
ra, la presente Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano complementa el con-
tenido de la Guía Técnica sobre tuberías para el transporte de agua a presión (2003) redacta-
da también en el CEDEX por encargo del Ministerio de Medio Ambiente, dando de esta
manera continuidad a numerosos trabajos e iniciativas que desde el CEDEX se han realizado
en el campo de la normativa técnica sobre las infraestructuras hidráulicas en este tiempo.
1. I N T RO D U C C I Ó N ................................................................................................... 23
2. G E N E R A L I DADES ................................................................................................ 27
S I M B O L O G Í A ............................................................................................................... 601
R E F E R E N C I A S B I B L I O G R Á F I C A S ........................................................................ 609
1. I N T RO D U C C I Ó N ................................................................................................... 23
2. G E N E R A L I DADES ................................................................................................ 27
2.1. Estructura de la Guía Técnica ......................................................................... 27
2.2. Ámbito de aplicación de esta Guía Técnica.................................................... 28
2.3. Elementos constitutivos de las redes de saneamiento y drenaje urbano......... 29
2.4. Normativa y Reglamentación en el ámbito de las redes de saneamiento y
drenaje urbano ................................................................................................. 30
2.4.1. Conceptos básicos de normalización ................................................. 30
2.4.2. Normativa y Reglamentación básica .................................................. 36
2.4.2.1. Generalidades...................................................................... 36
2.4.2.2. Directivas de la Unión Europea.......................................... 38
2.4.2.3. Normas de producto ............................................................ 38
2.4.2.4. Normativa y Reglamentación básica relativa a las redes de
saneamiento y drenaje......................................................... 39
2.4.2.5. Legislación medioambiental española ................................ 39
2.4.2.6. Otra Reglamentación a tener en cuenta.............................. 40
2.5. Sistema de unidades ........................................................................................ 40
2.6. Glosario de términos ....................................................................................... 42
2.6.1.1. Términos relativos a los componentes ................................ 42
2.6.1.2. Términos relativos a las redes............................................. 46
2.6.1.3. Terminología relativa a las dimensiones de los componentes 48
2.6.1.4. Terminología relativa a las presiones ................................. 50
S I M B O L O G Í A ............................................................................................................... 601
R E F E R E N C I A S B I B L I O G R Á F I C A S ........................................................................ 609
miento de Agua y Saneamiento de Poblaciones, Comisión que, años más adelante, redactó un
documento (Estudio Técnico de Base, 1996) que permitiera revisar y sustituir el citado Plie-
go de 1986, si bien, por distintas circunstancias y avatares, este documento no llegó a ver la
luz.
La Comisión Permanente de Tuberías de Abastecimiento de Agua y Saneamiento de
Poblaciones fue creada en el año 1974, con las funciones de “redacción y revisión permanen-
te de los pliegos de prescripciones técnicas generales de tuberías y la realización de todos
aquellos estudios y trabajos relacionados con estos temas”. En la misma estaban representa-
dos, además del propio MOPU, el CEDEX (a través de su Centro de Estudios Hidrográficos
y del Laboratorio Central de Estructuras y Materiales), el Canal de Isabel II o el Instituto
Eduardo Torroja de la Construcción y del Cemento, entre otros.
Como hito importante de los trabajos de la Comisión (además de la redacción de 1986
del citado Pliego de tuberías de saneamiento de poblaciones) puede destacarse la elaboración
en 1974 del Pliego de prescripciones técnicas generales para tuberías de abastecimiento de
agua, o más adelante, entre los años 1990 y 1996, la revisión del contenido técnico de ambos
Pliegos.
Es también preciso, por último, destacar que la redacción de esta Guía Técnica desde
el CEDEX se encuadra en un contexto de actuaciones más amplias encaminadas a promover
la redacción de documentos normativos en materia de infraestructuras hidráulicas. Esta acti-
vidad normativa, en cualquier caso, es una tarea propia y característica del CEDEX que, de
alguna manera, conecta con otros trabajos similares en materia de normalización de obras
hidráulicas realizados en el CEDEX en los años 1960-1970, como por ejemplo los siguientes:
– Recomendaciones para el proyecto, construcción y explotación de canales (Centro
de Estudios Hidrográficos. CEDEX, 1965)
– Depósitos cilíndricos circulares (Laboratorio Central de Ensayos de Materiales de
Construcción. CEDEX, 1970)
– Directrices para el proyecto de redes colectivas de riego por aspersión. Colección
normalizada de depósitos elevados (Centro de Estudios Hidrográficos. CEDEX,
1971)
– Normas para la redacción de proyectos de abastecimiento de agua y saneamiento de
poblaciones (Centro de Estudios Hidrográficos. CEDEX, 1976)
Más adelante, en los años 1990-1995, el CEDEX colaboró intensamente con la Comi-
sión Permanente de Tuberías de Abastecimiento de Agua y de Saneamiento de Poblaciones del
entonces MOPTMA en un intento que se hizo en aquellos años para actualizar los vigentes
Pliegos de Prescripciones de Tuberías de Abastecimiento de Agua y Saneamiento de Pobla-
ciones de los años 1974 y 1986, respectivamente. Pese a que como fruto de dicha colabora-
ción se redactaron sendos documentos que actualizaban tales Pliegos (denominados Estudios
Técnicos de Base, tal como se ha comentado en párrafos anteriores), por distintas circunstan-
cias no llegaron a ver la luz, aunque con el paso de los años han servido como documenta-
ción de base para redactar otras Normas en la materia.
Ya en la actualidad, las dos actuaciones recientes más significativas en la materia han
consistido en la publicación de los siguientes documentos (en la serie de monografías del
CEDEX):
26 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Guía Técnica sobre tuberías para el transporte de agua a presión R13 (2003)
– Recomendaciones sobre tuberías de hormigón armado para redes de saneamiento y
drenaje R16 (2005)
De los trabajos antes citados, quizás deba destacarse el papel de la Guía Técnica sobre
tuberías para el transporte de agua a presión, la cual se ha constituido en un documento de
consulta habitual por parte de proyectistas o usuarios en general de las conducciones.
De esta manera, y por último, esta Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje
urbano complementa el contenido de la citada Guía Técnica sobre tuberías para el transporte
de agua a presión, compilando y actualizando en ambos volúmenes la normativa técnica en la
materia.
2. G E N E R A L I DADES
En segundo lugar, en letra cursiva, con fondo gris, todo un conjunto de explicaciones,
justificaciones o, en general, comentarios aclaratorios sobre el anterior cuerpo básico
de recomendaciones.
Ejemplo 1
Por último, también en letra cursiva y con fondo blanco, y con el título “ejemplo”
en vertical a la izquierda, distintos ejemplos, bien numéricos o conceptuales, que
aclaren y ayuden al usuario a la aplicación de todo lo anterior.
2.2. Á M B I TO DE A P L I C AC I Ó N D E E S TA GUÍA T É C N I C A
No obstante, debe precisarse que las instalaciones singulares (tuberías de gran diáme-
tro, importantes estaciones de bombeo, grandes aliviaderos o laminadores, por ejemplo)
requerirán un detallado análisis en cuanto a su proyecto y construcción que complemente lo
indicado en este documento.
Quedan excluidos expresamente del ámbito de aplicación de esta Guía Técnica los
emisarios submarinos (pues tienen unos condicionantes de diseño conceptualmente diferen-
tes a los de las redes de saneamiento convencionales) y las estaciones depuradoras.
Tampoco son objeto de la presente Guía las instalaciones de recolección y evacuación
de las aguas residuales y pluviales en el interior de los edificios, ni las conducciones de dre-
naje de las obras lineales (carreteras, ferrocarriles, canales, etc.), pues las especiales caracte-
rísticas de las mismas hacen que su diseño difiera completamente del de las redes de sanea-
miento convencionales.
CTN 41 Construcción
CTN 53 Plásticos y caucho
CTN 66 Gestión de la calidad
CTN 77 Medioambiente
CTN 88 Productos de cemento reforzado con fibras
CTN 112 Corrosión
CTN 127 Prefabricados de cemento y de hormigón
CTN 149 Ingeniería del agua
A nivel europeo, el organismo de normalización es, como antes se ha especifica-
do, el CEN (Comité Europeo de Normalización), el cual, de manera análoga a
AENOR, se divide en diversos Comités Técnicos (TC, Technicals Committes),
siendo los más relevantes en el ámbito de las redes de saneamiento y drenaje los
siguientes:
TC 29 Steel tubes and fittings for steel tubes
TC 69 Industrial valves
TC 155 Plastics piping systems and ducting systems
TC 165 Wastewater engineering
TC 203 Cast iron pipes, fittings and their joints
TC 219 Cathodic protection
TC 230 Water analysis
TC 262 Corrosion
El CEN está integrado por los países miembros de la UE y de la AELC (Asocia-
ción Europea de Libre Cambio) junto con Rumanía. Los Organismos de normali-
zación de cada uno de ellos son los que se indican en la Tabla 1, los cuales ela-
boran normas sobre todos los aspectos relativos a la calidad industrial, las
tuberías entre ellos.
g) Marcado CE. Identificación obligatoria en los productos afectados por una Directi-
va de Nuevo Enfoque, necesaria para su comercialización en los países de la Unión
Europea, cuyo símbolo indica la conformidad.
Como se ha indicado, los productos que deben contar con el marcado CE son aque-
llos especificados en las respectivas Directivas de la Unión Europea (téngase en
cuenta que el propio concepto de producto varía de una Directiva a otra, pudiendo
denominarse equipo, aparato, dispositivo, instrumento, componente, etc.)
En el ámbito de la construcción, es de aplicación la Directiva 89/106/CEE (de
productos de construcción), transpuesta a la legislación española por los RD
1.630/92 y 1.328/95, en la cual se establece la obligatoriedad de que los produc-
tos que vayan a ser incorporados de forma permanente en las obras de construc-
ción (edificación e ingeniería civil) vayan oportunamente marcados con el distin-
tivo CE. A diferencia de la certificación antes explicada (que es voluntaria), el
marcado CE es obligatorio en los productos afectados.
La aplicación de dicha prescripción se está haciendo de forma progresiva, de
manera que en la actualidad son ya muchos los productos de la construcción que
obligatoriamente deben incorporar el marcado CE (cemento, áridos, aditivos,
geotextiles, escolleras, etc.). Las tuberías para el transporte de agua a presión en
breve estarán afectadas también por las disposiciones de dicha Directiva.
En otros sectores (maquinaria, equipos de baja tensión, equipos de presión, pro-
ductos sanitarios, juguetes, ascensores, aparatos de gas, etc.), las respectivas
Directivas de la UE establecen los productos dentro de sus respectivos ámbitos
que deben portar el marcado CE.
36 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
2.4.2.1. Generalidades
Esta Guía Técnica recoge el contenido de una gran cantidad de normas relativas
a aspectos varios de las redes de saneamiento (más de 300), empleándose una
gran cantidad de siglas, acrónimos o en general tecnicismos que pueden no ser
familiares al usuario del documento. Por ello, deben hacerse algunas aclaracio-
nes al respecto.
Por un lado, como ya se ha indicado, AENOR es el encargado de la elaboración
de las normas UNE (Una Norma Española), las cuales pueden ser de diversos
tipos.
En primer lugar estarían las propias normas auspiciadas por los CTN de AENOR
(que serían en rigor las conocidas como normas UNE). Pueden ser también tras-
posición directa de normas europeas EN (se denominan en este caso normas
UNE-EN), si bien hay más posibilidades. Por ejemplo, una tipología específica de
normas UNE son las normas experimentales (UNE-EX), las cuales tienen carác-
ter provisional ya que “son normas que se establecen para su aplicación provi-
sional en campos técnicos donde el grado de innovaciones es elevado o exista una
urgente necesidad de orientación, en relación al tema que abarca la norma”.
Los PNE son proyectos de norma, denominándose así antes de que la norma se
publique, pasando en ese momento a ser Norma UNE.
AENOR también elabora informes técnicos (que no normas), los cuales se editan
con el código UNE-IN.
Generalidades 37
La reciente norma UNE-EN 1.916 relativa a tubos de hormigón tuvo su origen (en
1990) en el borrador denominado provisionalmente CEN/TC 165 wi204 (que quie-
re decir que era el documento número 204 de los elaborados por el TC 165), el cual
en el año 1994 se aprobó como prEN 1.916 (ya con el número que definitivamente
tendría), pero hasta 2003 no se aprobó definitivamente como norma europea con el
código EN 1.916.
En España, AENOR, provisionalmente, redactó en 1995 la norma experimental
UNE-EN 127.010 EX que incorporaba el contenido del prEN 1.916 a la espera de
su aprobación definitiva. Por último en 2003 AENOR publicó la norma UNE-EN
1.916, sustituyendo entonces la citada norma experimental.
38 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las redes de saneamiento y drenaje deberán cumplir con lo establecido por las siguien-
tes Directivas de la Unión Europea:
– Directiva 76/160/CEE de calidad de las aguas de baño (sustituida por la 2006/7/CE,
pero no estará completamente derogada hasta 2014)
– Directiva 2006/7/CE de gestión de la calidad de las aguas de baño
– Directiva 76/464/CEE de la contaminación causada por determinadas sustancias
peligrosas vertidas al medio acuático
– Directiva 91/271/CEE sobre tratamiento de las aguas residuales urbanas
– Directiva 2000/60/CE marco sobre política de aguas
Existe asimismo otra importante directiva relativa a inundaciones en fase de prepara-
ción (la Flooding Directive), que sin duda resultará también aplicable a las redes de drenaje
urbano.
Son asimismo de aplicación, en cada caso particular, los reglamentos de gestión muni-
cipales o metropolitanos de los cuales se hayan dotado las administraciones locales para el
ordenamiento y regulación de las condiciones del servicio de saneamiento y drenaje, así como
de las obligaciones y responsabilidades de los ciudadanos conectados a dichas redes.
En su caso, debe observarse también lo previsto en la Ley 38/1999 de Ordenación de
la Edificación (y en el Código Técnico de la Edificación como norma que desarrolla y regu-
la las exigencias básicas contenidas en ésta), así como la Reglamentación vigente en materia
de seguridad y salud en el trabajo y lo establecido, en su caso, en el Estudio de Seguridad y
Salud del Proyecto y en el correspondiente Plan de Seguridad y Salud de Obra.
En dicho contexto, es de aplicación lo establecido en la Ley 31/1995 de Prevención de
Riesgos Laborales, la cual determina el cuerpo básico de garantías y responsabilidades para
establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los trabajadores frente a los riesgos
derivados de las condiciones de trabajo.
En particular, debe observarse lo establecido en el RD 1627/1997 por el que se esta-
blecen disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, el cual fue
elaborado en desarrollo del artículo 6 de la anterior Ley y traspone lo establecido al respecto
por la Directiva 92/57/CEE y las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares
de trabajo que quedan recogidas en el RD 486/1997.
2.6. G L O S A R I O D E T É R M I N O S
– Cámara de descarga. Depósito de agua con un dispositivo que produce una des-
carga de agua limpia para arrastrar los sólidos y sedimentos depositados en un
conducto de caudal escaso, como ocurre en las cabeceras de la red.
– Compuerta. Elemento de dimensiones mayores a las de una válvula, de geome-
tría generalmente rectangular y accionamiento mediante husillo o mediante
cilindros hidráulicos, que se instala en colectores visitables o en depósitos de
retención para controlar el paso del agua.
– Depósito anti-DSU o tanque de tormentas (o cámara de retención). Estructura
hidráulica destinada a regular en los aliviaderos, en los períodos de lluvia, tanto
el caudal de vertido al cauce receptor como el caudal derivado a la red de sane-
amiento, con el objetivo de reducir los vertidos al medio.
– Depósito laminador o anti-inundación (o laminador). Estructura hidráulica dota-
da de un volumen de almacenamiento capaz de reducir por almacenamiento y
laminación los caudales pico de una avenida hasta el caudal máximo de diseño
de la red de saneamiento, con retorno íntegro posterior a la misma, con el obje-
tivo de evitar desbordamientos en la red de aguas abajo. Pueden tener también
una función adicional de reducción de vertidos.
– Elemento de ventilación. Instalación que tiene por objeto garantizar el manteni-
miento de las condiciones aerobias de las aguas que circulan por la red y evitar
la acumulación de gases.
– Rápido. Tramo de alcantarilla o colector de elevada pendiente y poca longitud,
dispuesto para salvar grandes desniveles.
– Sifón. Instalación que permite, mediante la conducción a presión de un tramo de
la red de saneamiento, cruzar con escasa pérdida de carga otras instalaciones o
accidentes del terreno que interfieran con la línea piezométrica por gravedad de
la conducción de saneamiento.
– Válvula. Elemento hidromecánico que, instalado entre los tubos, permite con-
trolar el paso del agua, evitar su retroceso, reducir su presión, dar seguridad a la
red, etc. Se instala casi exclusivamente en conductos circulares (tubos) de
pequeñas dimensiones.
cla del fluido”. O la norma UNE-EN 805, que define la válvula como el “com-
ponente que permite cortar o regular el caudal y la presión, por ejemplo: vál-
vula de aislamiento, válvula de regulación, dispositivo reductor de presión,
purgador, válvula anti-retorno, hidrantes y bocas de riego”.
La norma UNE-EN 805 amplía el contenido del concepto “válvulas” a los
purgadores, a los que, en esta Guía Técnica, se les ha considerado como
“accesorios”.
k) Pieza especial. Elemento que, intercalado entre los tubos, permite cambios de direc-
ción o de diámetro, derivaciones, empalmes, obturaciones, etc.
l) Pozo de registro. Obra de fábrica que permite el acceso a la red de saneamiento para
su mantenimiento y explotación. Se disponen en las singularidades de la red (cam-
bios de alineación, pendiente e incluso espaciados cada ciertas distancias), pudien-
do ser, además, de varios tipos específicos, entre otros los siguientes:
– Pozo de resalto. Es el pozo de registro destinado a absorber una diferencia de
nivel entre dos conductos contiguos
– Pozo de acometida. Es el pozo de registro utilizado en la unión de las acometi-
das a la red de saneamiento
46 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Se dice que los tubos son “habitualmente” rectos en sentido longitudinal, por-
que hay algunos materiales (PE o PVC-U, por ejemplo ), que admiten cierta
curvatura.
Las piezas conocidas en el mercado como “brida-liso” y “manguitos”, aun
cumpliendo la definición anterior, no tienen la consideración de tubos, sino de
piezas especiales.
n) Unión. Dispositivo que hace posible enlazar de forma estanca dos elementos con-
secutivos de la tubería.
Es preciso distinguir entre la propia “unión” como tal (el sistema que permi-
te conectar dos elementos consecutivos de la tubería) y los elementos que la
componen, que según sea su tipología serán unos u otros: anillo elastomérico,
guarnición de junta, manguitos, bridas, etc.
– Aguas residuales industriales: son las producidas por las instalaciones y activi-
dades comerciales o industriales, que no sean aguas residuales domésticas ni de
escorrentía pluvial.
– Otras aguas de escurrimiento: son las producidas por riegos y baldeos varios.
b) Albañal. Conducción subterránea que permite evacuar las aguas residuales proce-
dentes de las acometidas de una finca, edificio, industria o instalación dotacional a
las alcantarillas.
c) Alcantarilla. Conducto que transporta a un colector las aguas procedentes de las
acometidas y de los imbornales.
d) Colector. Conducto que conduce hasta el colector principal las aguas de un conjun-
to de alcantarillas.
e) Colector principal. Conducto que transporta hasta la estación depuradora, el punto
de vertido o el emisario, las aguas procedentes de un conjunto de alcantarillas y
colectores.
f) Contaminación del agua: cualquier cambio en las características físicas, químicas o
microbiológicas que afectan negativamente a su calidad inicial.
g) Emisario o interceptor. Conducto que, sin servicios intermedios, transporta las
aguas procedentes de una red de saneamiento hasta la estación depuradora o hasta
el punto final de vertido.
h) Red de saneamiento o drenaje. Conjunto de alcantarillas y colectores (junto con los
necesarios pozos de registro, aliviaderos, depósitos de retención, estaciones de
bombeo y demás elementos complementarios) que recogen y conducen las aguas
residuales y pluviales de una población, desde las acometidas hasta la estación
depuradora, el punto de vertido o el emisario.
i) Vertido a alcantarillado. Es la acción y efecto de verter líquidos, sólidos o gases a
la red de alcantarillado. Y en particular se denomina vertido perjudicial a aquél que
produce daño o entraña riesgo de producirlo sobre el sistema de saneamiento y dre-
naje urbano.
a) Diámetros
– Diámetro exterior (OD). La norma UNE-EN 805 lo define como “el diámetro
exterior medio de la caña del tubo en una sección cualquiera”.
– Diámetro interior (ID). La norma UNE-EN 805 lo define como “el diámetro
interior medio de la caña del tubo en una sección cualquiera”.
– Diámetro nominal (DN). Valor tomado de una serie de números convencionales
que se adopta para caracterizar dimensionalmente a los diámetros, y que coin-
cide aproximadamente, en general, con su valor real en milímetros.
Se puede referir tanto a los diámetros interiores (diámetro nominal interior,
DN/ID), como a los exteriores (diámetro exterior nominal, DN/OD). Cuando no
se especifique a cual de ellos se refiere (y se hable, en consecuencia, simple-
mente de diámetro nominal, DN) debe tenerse en cuenta que en unos tubos se
refiere al interior (DN=DN/ID; fundición, hormigón, gres y PRFV) mientras
que en otros es al exterior (DN=DN/OD; materiales termoplásticos de pared
compacta), conforme a lo indicado en cada uno de los apartados de este docu-
mento. Los tubos de materiales termoplásticos de pared estructurada responden
a una casuística particular, según la cual el término diámetro nominal DN en
unas ocasiones se refiere al interior y en otras al exterior.
Generalidades 49
Para los tubos de fundición, la norma UNE-EN 598 establece como dimensión
Ejemplo 3
e) Rectitud. Propiedad de un tubo según la cual sus generatrices son líneas rectas.
Es preciso distinguir, en cualquier caso, entre las presiones hidráulicas que solicitan a
la tubería, y las presiones que cada componente es capaz de resistir individualmente.
La concepción clásica del saneamiento urbano distingue tres subsistemas “físicos” inte-
rrelacionados: la red de alcantarillado, las depuradoras, y los aliviaderos. Sin embargo,
una concepción más amplia del drenaje urbano amplía dichos subsistemas “físicos” con
otra serie de componentes más “tecnológicos” como son los elementos de regulación
electromecánicos y los sistemas de información y control.
La gestión integral del saneamiento de las aguas comprende cuatro ámbitos funda-
mentales, todos ellos necesarios:
54 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
3.2. H E R R A M I E N TAS T E C N O L Ó G I C A S D E S O P O RT E
La base informática del sistema de información territorial debe estar constituida por:
– Un equipamiento informático de acceso directo desde otras aplicaciones.
– Un software de Sistema de Información Geográfica (SIG), en conexión con pro-
gramas CAD.
– Una base de datos relacional, empleada como receptáculo de los datos textuales y
relacionales.
– Una serie de aplicaciones a medida de las necesidades funcionales de planificación,
construcción, explotación y mantenimiento.
Los elementos físicos necesarios para llevar a término un telecontrol son los siguientes:
– Sensores: pluviómetros, limnímetros, caudalímetros, medidores de estado y de
posición y medidores de calidad.
– Actuadores: dispositivos de regulación que permiten modificar las condiciones de
flujo en el interior de la red y en los desagües. Pertenecen a esta categoría las com-
puertas y válvulas y los bombeos de aguas residuales y pluviales.
56 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Debe abordar el estudio del sistema de saneamiento urbano de una forma integral,
es decir, no sólo contemplando la red de alcantarillado, sino también la depuradora
y el medio receptor.
– En las zonas sensibles a inundaciones se deberán estudiar soluciones locales espe-
cíficas, en aras a conseguir una apreciable mejora de su funcionamiento.
DATOS
DATOS FENOMENOLÓGICOS
ESTRUCTURALES Informatización * Lluvia
* Alcantarilla de la información * Niveles
* Terreno de base * Caudales
* etc * Polutogramas
* etc
MODELIZACIÓN
Calibración
MATEMÀTICA
DIAGNOSIS
ESTADO DIAGNOSIS PROGNOSIS
FUNCIONAMIENTO FUNCIONAMIENTO
Propuestas de actuación
CONDICIONANTES
* Urbanísticos
* Orohidrográficos
PLAN * Sociales
DIRECTOR DE * Económicos
SANEAMIENTO
Existen bastantes parámetros y datos que interesa medir y recoger para poder realizar
correctamente la planificación, tal como se refleja en la Tabla 6. En general se distingue entre
datos estructurales del sistema de saneamiento (drenaje-alcantarillado-depuradora-medio
receptor), donde ocurre el suceso que se pretende analizar, y datos fenomenológicos que
hacen referencia al suceso “lluvia” que desencadena el proceso, y al fenómeno de propaga-
ción hidráulica y de contaminación por el sistema de saneamiento, que constituye su respuesta
al suceso pluviométrico.
3.3.4.1. Generalidades
Un modelo es un prototipo que reproduce las características deseadas del mundo real.
La tarea de modelación implica varios aspectos:
– La identificación, que consiste en la especificación del problema, el análisis de las
componentes y la selección de los datos básicos relacionados con el fenómeno a
modelar.
– La concepción, que consiste en la selección de las técnicas apropiadas, la formula-
ción matemática del proceso a modelar y la programación o desarrollo del softwa-
re adecuado.
– La implantación, que consiste en la validación del modelo, en la introducción de
algunos refinamientos y, finalmente, en la simulación del sistema de drenaje.
El criterio de elección del modelo se basa en aspectos como el tipo de documento que se
pretende redactar, el tipo de suceso meteorológico, las disponibilidades de medios mate-
riales y humanos, el tipo de red de alcantarillado a simular y el montante de la inversión
consecuente.
Las diferencias entre las fórmulas empíricas tradicionalmente aplicadas y los modelos
de simulación se esquematizan en la Tabla 5.
En zonas permeables tiene una importancia extrema la variación de las pérdidas por
infiltración, las cuales se consideran constantes en las fórmulas empíricas.
Tabla 6. Información de base necesaria para la planificación de las redes de saneamiento y drenaje
Tabla 6. Información de base necesaria para la planificación de las redes de saneamiento y drenaje.
(Continuación)
Existe un cuarto bloque que empieza a ser común, y es el que simula el comportamien-
to del medio receptor. Además de simular el funcionamiento del sistema frente a precipi-
taciones intensas, en cuanto a los caudales que se presentan en diferentes puntos de la
red, los modelos realizan también cada vez más la simulación de tipo cualitativo. Se trata
de modelar el proceso de lavado de la cuenca y ver cuales son las concentraciones de
polucionantes que circulan hasta los puntos de entrega al medio receptor. Se suelen
introducir también los polucionantes generados doméstica e industrialmente y a partir
64 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Existe un primer nivel en el que lo que se pretende es realizar tanteos sobre sistemas
de drenaje; a tal efecto basta con la aplicación de fórmulas empíricas que pueden cargarse en
una calculadora programable por comodidad y rapidez, y que, desde luego, podrían aplicarse
manualmente.
Existe un segundo nivel en el que se pretenden realizar tanteos más ajustados para infor-
mes económicos o bien para realizar anteproyectos o documentos urbanísticos con carácter de
plan general en poblaciones pequeñas o medianas y estudios de impacto. En este nivel ya se uti-
lizan modelos que tengan la capacidad de tratar bases de datos pluviométricos y si es de una
forma continua (en batch) mejor: dichos modelos tienen capacidad para realizar la simulación de
la propagación por la red de los hidrogramas de entrada y el programa suele tener una longitud
de entre unos cientos de instrucciones y unas decenas de miles de niveles de instrucciones.
El tercer nivel está constituido por modelos que suelen utilizarse para la redacción de
planes directores de saneamiento en ciudades importantes y para el análisis de proyectos
constructivos. Los bloques suelen coincidir con los modelos de nivel II, excepto el bloque de
propagación que suele consistir en un modelo hidráulico completo de flujo de gran precisión,
capaz de simular resaltos móviles, flujo en presión y condiciones de contorno variables en el
tiempo. Los tiempos de cálculo son bastante altos y las simulaciones acostumbran a hacerse
con un sólo suceso pluviométrico, aunque cada vez más permiten hacer simulaciones con
series históricas (largas) de lluvias.
La gestión avanzada y la planificación de las redes de saneamiento 65
Ante las disfunciones del sistema de saneamiento de cualquier ciudad, traducidas esen-
cialmente en inundaciones e impacto ambiental negativo de sus vertidos en tiempo de lluvia
al medio receptor, se pueden plantear diversas actuaciones. Lo lógico es planificar estas
actuaciones pensando en el sistema integral de saneamiento: drenaje pluvial-alcantarillado-
depuradora-medio receptor, dada la interacción entre todos estos subsistemas.
En la Tabla 11 se exponen algunas de las actuaciones posibles en un sistema de sanea-
miento, ordenadas en función de su ubicación dentro del esquema de la red junto con sus obje-
tivos esenciales. Como a su vez algunas de las actuaciones consisten en la construcción de
nuevos elementos de la red, el lector deberá remitirse a las definiciones de éstos que se hallan
en el capítulo 4.
Están, por un lado, las actuaciones en la estación depuradora, destinadas a limitar las
perturbaciones producidas en su funcionamiento por las variaciones cuantitativas y cualitati-
vas producidas en el efluente en tiempo de lluvia, así como las medidas o acciones directas
puntuales sobre el propio medio receptor, destinadas a reducir el efecto de choque (y acumu-
lativo en algún caso) producido por las DSU; ambas caen fuera del ámbito de esta Guía Téc-
nica. Por otro lado, están las actuaciones a realizar en la propia red, así como en sus elemen-
tos de entrada, e incluso aguas arriba de ésta.
Las actuaciones en la red son sin duda las más eficaces para reducir o evitar inunda-
ciones y/o eliminar materia en suspensión y flotantes.
Debe destacarse que los estudios más recientes demuestran que una gran parte de la con-
taminación de las DSU está asociada a las MES, Materia en Suspensión, (a excepción
principalmente de los nitritos, nitratos y fósforo soluble), y a su vez que las MES poseen
unas características hidrodinámicas que facilitan su eliminación por decantación.
A título orientativo, en la Tabla 9 se indican unos valores de los porcentajes de contami-
nación fijada en la MES para diferentes parámetros.
Así pues, puede confiarse en que una decantación de algunas horas reduzca notablemen-
te no solamente las MES sino también los elementos fijados sobre ellas; la Tabla 10 con-
firma esta tesis.
Otras posibles actuaciones podrían ser las realizadas aguas arriba de la red, pero
con repercusión en el posterior comportamiento de la misma. Estas actuaciones son
la limpieza de los espacios públicos y las Técnicas de Drenaje Urbano Sostenible
(TEDUS).
En principio parece lógico tratar de evitar que la polución existente en la calle o un
espacio público en general, entre en el alcantarillado. Sin embargo en la práctica se ha
visto que la limpieza de la vía pública tiene sobre todo interés por la higiene de la pro-
pia vía y para eliminar la polución visual. De hecho esta limpieza permite retirar la
70 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
materia más gruesa, pero se ha visto que su eficacia media para las partículas finas (que
suponen la parte más importante de la contaminación) varía entre 10 y 30%, con fuer-
tes variaciones en función del lugar y de las condiciones de operación. Parece ser que
sólo si se llega a limpiar 1 vez cada día, y combinando barrido-aspiración y lavado, se
consigue un efecto significativo sobre la descontaminación de las DSU. Esto supone un
coste de mantenimiento superior al disponible en muchos casos.
Las llamadas Técnicas de Drenaje Urbano Sostenible (TEDUS), tienen por objeto
compensar los efectos negativos de la impermeabilización (inundaciones e impacto
contaminante) vinculada al desarrollo urbano. Estas soluciones tecnológicas se cen-
tran en laminar los caudales punta, reducir los volúmenes de escorrentía y retener la
contaminación. Aplicándose esencialmente aguas arriba de las redes en las zonas de
nueva urbanización, permiten respetar las restricciones hidráulicas aguas abajo (y
reducir el impacto sobre el medio receptor), y se traduce en la ejecución de colectores
de diámetro sensiblemente más reducido, permitiendo de este modo economías signi-
ficativas.
A fin de que el comportamiento de una red de drenaje esté de acuerdo con el diseño
previsto, es necesario que el agua procedente de la escorrentía superficial entre en la
red de drenaje en las zonas previstas. No se debe olvidar que la dirección de la esco-
rrentía superficial puede no coincidir con la de la red de drenaje, por tanto unas obras
de captación insuficientes favorecen la transferencia de caudales entre subcuencas
modificando el esquema de caudales circulantes para la red, llegándose en el peor de
los casos a producir inundaciones. Por lo tanto, una actuación que muchas veces
puede ser importante, es la instalación de nuevos imbornales allí donde sean necesa-
rios.
3.3.6. C o n t e n i d o d e u n p l a n d i re c t o r d e d re n a j e u r b a n o
Este capítulo tiene por objeto la descripción de las principales características que deben
cumplir los componentes que forman parte de una red de saneamiento o drenaje urbano, tanto
las propias conducciones (dimensiones, tipos de uniones, revestimientos, etc.), como los res-
tantes elementos o infraestructuras complementarias (pozos de registro, aliviaderos, depósi-
tos de retención, estaciones de bombeo, etc.). Quedan recogidos en otros capítulos aspectos
tales como el dimensionamiento hidráulico o mecánico, las condiciones de instalación, o el
necesario control de calidad o la gestión y explotación de la red.
Por su propia condición es el capítulo más prolijo de la presente Guía Técnica y se ha
dividido en diferentes apartados.
Así, en primer lugar (y tras el primer apartado 4.1 dedicado a introducir unas condi-
ciones generales que todos los componentes deben cumplir), en los apartados 4.2 a 4.4 se des-
criben las características de las distintas tipologías de conducciones posibles, así como sus sis-
temas de unión o posibles piezas especiales.
Los siguientes apartados 4.5 a 4.12 son relativos a las características que los restantes
componentes que integran las redes de saneamiento o drenaje deben cumplir (aliviaderos,
depósitos de retención, registros, elementos de captación, elementos complementarios, esta-
ciones de bombeo, etc.), de manera que su contenido es muy variado según los casos.
En particular, el alcance del contenido de los apartados relativos a cada tipología de
conducción de manera específica es, resumidamente, el siguiente:
– Análisis de la normativa nacional e internacional que debe cumplir cada producto
y breve descripción de las características más singulares, procedimientos de fabri-
cación o ámbito normal de uso.
De la relación de normas citadas en este primer subapartado, debe destacarse que hay
que entenderlas como relativas al propio tubo como tal (lo que se conoce como “normas
de producto”). Las normas sobre otros aspectos (dimensionamiento mecánico, instala-
ción, ensayos de control de calidad, materiales, revestimientos, etc.) figuran en los res-
pectivos apartados del presente documento.
En este apartado se dan explicaciones, a modo de comentario, sobre las utilizaciones
que en la práctica se hacen de cada tipología de conducción, ya que es absolutamente
frecuente que las dimensiones normalizadas sean muy superiores a los rangos de uso
habitual.
74 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Cada uno de los tubos incluidos en esta Guía Técnica admite ser fabricado en distintas
series o gamas de dimensiones (diámetros, espesores, longitudes, etc.) e incluso con
características mecánicas diferentes (por ejemplo los tubos de PE no se fabrican con un
tipo único de material sino que son muchos los posibles) por lo que en cada caso se
requiere especificar determinados parámetros para poder clasificar cada tipo de tubo
(por ejemplo DN y PN o DN y espesor, etc.).
La clasificación de los tubos así entendida sería el conjunto de parámetros que el usua-
rio de una tubería debería especificar al fabricante de la misma para su suministro, de
manera que quede unívocamente determinada, en lo que se refiere a sus características
hidráulicas y mecánicas.
Lo singular de las tuberías es que no hay prácticamente dos tipologías que se clasifiquen
por los mismos parámetros, sino que cada una requiere una clasificación específica.
4.1. G E N E R A L I DADES
Aunque el diámetro mínimo recomendado para las conducciones que integran las redes
de saneamiento sea 400 mm, o excepcionalmente 300 mm, en ocasiones las respectivas
normas de producto prevén valores menores.
La relación de posibles materiales a emplear en las conducciones que integran las redes
de saneamiento y drenaje antes indicada es muy exhaustiva, si bien en la práctica, los
más frecuentemente utilizados en España son los siguientes:
Tubos de hormigón en masa o armado sin camisa de chapa
Tubos de fundición dúctil
Tubos de gres
Tubos de PVC-U de pared compacta
Tubos de PE de pared compacta
Tubos de PVC-U, PE o PP de pared estructurada
Tubos de PRFV
76 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
El resto, bien por sus grandes dimensiones (ovoides, galerías, etc.), por su carácter expe-
rimental (el hormigón polímero o el polipropileno de pared compacta, por ejemplo), o
por su empleo esporádico en grandes impulsiones de aguas residuales o pluviales (como
el acero u hormigón con camisa de chapa), lo cierto es que tienen un empleo minorita-
rio en la actualidad en las redes de saneamiento españolas, si bien, no obstante, se han
querido incluir en esta Guía Técnica unas ideas sobre sus características.
Por otro lado, entre los posibles materiales para nuevas redes de saneamiento no se ha
incluido el fibrocemento pese a ser una tipología de conducción de uso muy tradicional
en España hasta la fecha. Ello es debido a que la Directiva de la Unión Europea
99/77/CE de la Comisión de 26 de Julio (cuyas disposiciones fueron incorporadas a la
legislación española por la OM del Ministerio de la Presidencia de 6 de julio de 2000),
prohibió a partir del año 2005 en toda la Unión Europea, la comercialización y utiliza-
ción de todas las fibras de amianto y de los productos que contengan estas fibras añadi-
das intencionadamente.
En cuanto al funcionamiento hidráulico de las conducciones, en la mayoría de los casos,
las redes de saneamiento y drenaje se diseñan para funcionar en régimen de lámina
libre, utilizándose habitualmente los materiales antes citados. En casos excepcionales de
grandes impulsiones de aguas residuales puede recurrirse a los clásicos materiales de
las conducciones de abastecimiento (acero, hormigón con camisa de chapa o fundición,
entre otros).
En relación con los materiales utilizados en las redes de tuberías en España, en los últimos
años, AEAS viene realizando una encuesta con periodicidad genérica bienal sobre el sumi-
nistro de agua potable y saneamiento en España. De los resultados de la última encuesta
publicada (la correspondiente a 2006, ver Fig 2) se desprende que los materiales mayorita-
rios en las redes de saneamiento son el hormigón, el fibrocemento y el PVC-U.
Sobre dicha figura debe precisarse que el ámbito de las encuestas de AEAS es, básica-
mente, el de las redes de alcantarillado en baja (diámetros pequeños), el cual, en térmi-
nos absolutos de longitud, representa la mayor parte de las redes. En las conducciones
de saneamiento de grandes diámetros, los materiales habituales pueden ser otros adi-
cionales a los anteriores.
Áreas metropolitanas
0 20 40 60 80 100
Fig. 2. Resultados de la encuesta de AEAS “Suministro de agua potable y saneamiento en España” (2006)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 77
Deberá cuidarse que todas las conducciones y demás componentes de la red estén bien
acabados, con espesores uniformes y cuidadosamente trabajados, de manera que las paredes
exteriores, y especialmente las interiores, queden regulares, lisas, exentas de rebabas, fisu-
ras, oquedades, incrustaciones u otros defectos que puedan afectar a sus características
hidráulicas o mecánicas. Todos los componentes deberán, igualmente, presentar una
distribución uniforme de color, densidad y demás propiedades, debiendo ser su sección cir-
cular en las secciones no visitables (salvo las secciones ovoides), con sus extremos cortados
perpendicularmente a su eje, no debiendo tener otros defectos que los de carácter accidental
o local que queden dentro de las tolerancias admisibles.
Para secciones visitables, se deberán aplicar los mismos criterios, salvo los relativos a
la geometría de la sección, en las que podrá haber más variaciones, pero garantizando al
menos unos valores mínimos de 1,50 m y 0,60 m, respectivamente, para la altura y la anchu-
ra que permitan, razonablemente, el acceso a su interior.
Los materiales a emplear en los elementos complementarios de la red, así como en las
obras de fábrica en general, deberán ser conformes a lo que seguidamente se expone, si bien
se podrán emplear otros materiales, aunque dicho empleo deberá estar oportunamente justifi-
cado e ir acompañado de la realización de los ensayos necesarios para determinar el correcto
funcionamiento, las características del material y su comportamiento en el futuro, sometidos
a las acciones de toda clase que puedan soportar, incluso la agresión química. En estos casos
en el correspondiente proyecto se deberán fijar las condiciones para la recepción de los men-
cionados materiales.
– Cemento. Cumplirá con lo especificado por la vigente RC, debiéndose tener en
cuenta especialmente la elección del tipo de cemento, la agresividad del agua y del
terreno.
– Agua, áridos, acero para armaduras y hormigones. Cumplirán las condiciones exi-
gidas en la vigente EHE.
– Fundición. La fundición que se emplee en elementos tales como tapas de registro,
rejillas, etc. deberá ser conforme a la norma UNE-EN 124, debiendo presentar en
su fractura grano fino, regular, homogéneo y compacto, así como ser dulce, tenaz
y dura, pudiendo, sin embargo, trabajarse a la lima y al buril, y susceptible de ser
cortada y taladrada fácilmente. En su moldeo no debe presentar poros, sopladuras,
bolsas de aire o huecos, grietas ni otros defectos debidos a impurezas que perjudi-
quen a la resistencia o a la continuidad del material y al buen aspecto de la super-
ficie del producto obtenido. Las paredes interiores y exteriores de las piezas deben
estar cuidadosamente acabadas y limpiadas.
– Acero. El acero empleado en los elementos complementarios de la conducción
cumplirá con lo especificado en las siguientes normas:
- Acero laminado NBE-EA-95
- Acero estructural en chapas y perfiles UNE-EN 10.025-1 y UNE-EN 10.025-2
- Acero inoxidable UNE-EN 10.088
– Aleaciones de cobre. Cumplirán con lo especificado por las normas UNE-EN 1.982
y UNE-EN 12.165.
– Ladrillos. Cumplirán las especificaciones de la vigente RL.
78 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
La EHE establece que “se entiende por vida útil de una estructura el período
de tiempo, a partir de su puesta en servicio, durante el que debe mantener unas
condiciones de seguridad, funcionalidad y aspecto aceptables. Durante ese
período de tiempo requerirá una conservación normal, adecuada, pero no
requerirá operaciones de rehabilitación. La vida útil de proyecto es una mag-
nitud que debe fijar la Propiedad previamente al inicio del proyecto”.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 79
4.2. CONDUCCIONES
Los tubos de hormigón de sección circular sin camisa de chapa son utilizados tanto en
el caso de diámetros pequeños como grandes (están normalizados en las normas europeas
hasta diámetros de 3.000 mm).
Atendiendo a su naturaleza, los tubos de hormigón objeto del presente capítulo pueden
ser, en general, de los siguientes tipos:
a) Tubos de hormigón en masa (THM)
b) Tubos de hormigón armado (THA)
c) Tubos de hormigón con fibra de acero (THF)
Las posibles aplicaciones de estos tubos de hormigón armado o sin armar (pero en
cualquier caso sin camisa de chapa) se limitan a los casos en los que no haya presión hidráu-
lica interior, si bien ocasionalmente los THA sin camisa de chapa de sección circular pueden
soportar pequeñas presiones (del orden de 0,1 N/mm2).
Los THA de sección circular, a su vez, pueden ser para colocaciones normales (bien
enterrados o aéreos) o para instalaciones mediante hinca, lo que determina que tengan carac-
terísticas diferentes en unos y otros casos. No son de aplicación en instalaciones submarinas.
Los THM, debido a la escasa resistencia a la tracción del hormigón, no se deberían uti-
lizar en ningún caso para el transporte de agua a presión, siendo necesario recurrir al
hormigón armado para poder resistir los esfuerzos de tracción. Además, estos THM, en
cualquier caso, solo son de aplicación en el caso de diámetros pequeños (400 ó 500 mm,
como máximo).
Los THA objeto de este capítulo (sin camisa de chapa, por tanto), por su parte, caso de
ser sometidos a presiones hidráulicas interiores importantes, podrían dar lugar a pérdi-
das de agua por filtración a través de la pared del tubo, por lo que su utilización más
adecuada es también en conducciones en lámina libre o, a lo sumo, con presiones
hidráulicas interiores menores de un valor del orden de 0,1 N/mm2.
Para el transporte de agua a presión debe recurrirse, por tanto, a los tubos de hormigón
armado o postesado con camisa de chapa (ver apartado 4.2.12).
Los THF, por su parte, son de muy rara utilización en España. Por lo tanto, las reco-
mendaciones incluidas en el presente capítulo son básicamente de aplicación para los
THA y los THM de sección circular y sin camisa de chapa.
80 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los procedimientos de fabricación para estos tubos son los que se indican a continua-
ción, si bien también pueden emplearse combinaciones de ellos, siempre que se garantice la
homogeneidad y calidad del producto acabado.
– Compresión radial
– Vibrocompactación
– Vertido en moldes verticales y vibración
Respecto a la normativa de aplicación, los tubos de hormigón objeto de este capítulo
deben cumplir, con carácter general, con lo especificado por las siguientes normas, así como
con las “Recomendaciones sobre tuberías de hormigón armado en redes de saneamiento y
drenaje” (CEDEX, 2005):
UNE-EN 1.916 Tubos y piezas complementarias de hormigón en masa, hormigón arma-
do y hormigón con fibra de acero
UNE 127.916 Tubos y piezas complementarias de hormigón en masa, hormigón arma-
do y hormigón con fibra de acero Complemento nacional a la Norma
UNE-EN 1.916
que, de alguna manera, pretende integrar los criterios de toda la normativa anterior
(especialmente la UNE 127.010 y las normas ASTM) de manera que se simplifique la
actual situación normativa de los tubos de hormigón.
Además de lo anterior, distintas Administraciones locales en España o Asociaciones de
explotadores de redes han elaborado Pliegos de condiciones específicos para tuberías de
hormigón que cuentan con una aplicación bastante extendida. Entre ellos pueden desta-
carse los siguientes:
– Prescripciones técnicas para tuberías de saneamiento de hormigón en masa o armado.
Confederación Hidrográfica del Norte, 1995 (basado en las normas ASTM C14 y C76)
– Prontuario para la elección de tubos y pozos de hormigón para saneamiento aplican-
do las normas UNE 127.010 y UNE 127.011. Asociación Española de Abastecimien-
tos de Agua y Saneamientos, 2000
– Recomendaciones para la redacción de pliegos de prescripciones técnicas para tube-
rías circulares de hormigón armado, en infraestructuras de saneamiento. Confedera-
ción Hidrográfica del Tajo, Canal de Isabel II, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento
de Madrid y ATHA, 2000 (basado en la norma UNE 127.010 EX)
Este documento último, no obstante, ha sido actualizado recientemente por el CEDEX en
sus nuevas “Recomendaciones sobre tuberías de hormigón armado en redes de sanea-
miento y drenaje” (2005).
Con todo, los tubos de hormigón han sido utilizados desde antiguo para el transporte de
agua, tanto en abastecimientos como en saneamientos. Por ejemplo, al respecto de estos
últimos, hay muchas referencias de instalaciones ya en el siglo XIX (Paris, 1850; Viena,
1860; San Francisco, 1870; Atlanta, 1895). Los tubos de hormigón armado y/o preten-
sado para el transporte de agua a presión se desarrollaron con posterioridad, hacia los
años 1940, originariamente en los Estados Unidos.
El campo de aplicación natural de los THA es el de los diámetros grandes y acciones
ovalizantes importantes. En particular, en diámetros por encima de 2.500 mm, práctica-
mente no tienen competencia.
Por otro lado, por su condición de tubo rígido, el propio tubo es quien resiste las solici-
taciones sin contar con la ayuda del relleno, de manera que no se producen deformacio-
nes. En cambio, cobra especial importancia el problema de la fisuración, debiendo limi-
tarse los valores admisibles.
No obstante, la instalación de estos tubos puede verse dificultada por el elevado peso de
los mismos o por el hecho de tener un mayor número uniones que en otros materiales,
habida cuenta de la menor longitud de los tubos debido a su importante peso unitario.
En los tubos de hormigón que conforman las conducciones de saneamiento debe pres-
tarse especial atención a los posibles ataques químicos de las aguas residuales trans-
portadas.
Debe destacarse también en estos tubos que tienen una rugosidad mayor que otros mate-
riales (si bien va disminuyendo a medida que pasa el tiempo) y que prácticamente no
requieren mantenimiento (por ejemplo, apenas tienen problemas de corrosión).
82 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.2.1.2. Definiciones
Complementariamente a las definiciones de 2.6, en estos tubos son de aplicación las
siguientes:
– Tubo de hormigón en masa (THM). Es el formado por una pared de hormigón, que
le confiere estanquidad, y que no contiene armadura alguna, o si la lleva no tiene
función estructural.
– Tubo de hormigón armado (THA). Es el formado por una pared de hormigón, que
le confiere estanquidad, y por una o más capas de armadura transversal y longitu-
dinal con función estructural.
– Tubo de hormigón con fibras de acero (THF). Es el formado por una pared de hor-
migón, que le confiere estanquidad, y por una armadura constituida por fibras de
acero uniformemente distribuidas, al objeto de mejorar las características mecáni-
cas del tubo.
– Diámetro nominal (DN). En los tubos de hormigón circulares la designación gené-
rica DN se refiere al diámetro interior (ID). Estos tubos, para un mismo DN admi-
ten ser fabricados con distintos espesores, de manera que para una misma capaci-
dad hidráulica, la resistencia mecánica del tubo sea variable. Para un valor del DN,
las variaciones anteriores de espesor se logran por aumento o disminución del diá-
metro exterior (OD), manteniendo fijo el interior (ID).
Ejemplo 4
4.2.1.3. Clasificación
Tabla 12. Relación con las cargas de rotura y de fisuración en función de las clases de resistencia
normalizadas (elaboración propia a partir de UNE 127.916).
Una de las principales novedades de la norma UNE 127.916 es que incluye como posibles
dos sistemas de clasificación de los tubos de hormigón armado: el denominado tipo E y el
tipo A. El primero es el que figuraba en la derogada UNE 127.010 EX y el segundo el
empleado en las normas norteamericanas ASTM, de mucho predicamento en nuestro país.
Lo cierto es que, además de dichas clasificaciones, habría una tercer posibilidad, pues
el PPTG para tuberías de saneamiento de poblaciones del MOPTMA de 1986 clasifica-
ba a los tubos de hormigón en las clases que se indican en la tabla adjunta, en función
del valor mínimo de su carga al aplastamiento (la Serie 40 solo era posible para tubos
de hormigón en masa).
Tabla 13. Clases de resistencia y relación con la resistencia al aplastamiento (MOPTMA, 1986)
Clase de resistencia Carga de aplastamiento (kN/m2)
Serie A 40
Serie B 60
Serie C 90
Serie D 120
Es importante precisar que, mientras que UNE y ASTM clasifican a los tubos de hormi-
gón por sus cargas de rotura y de fisuración, el Pliego del MOPTMA de 1986 lo hacía
exclusivamente por la carga de aplastamiento, no quedando suficientemente claro si
dicha carga de aplastamiento se refiere a la de fisuración o a la de rotura. La mayoría
de los especialistas en la materia entienden que el aplastamiento en los tubos de hormi-
gón se refiere a la rotura.
La selección de la clase resistente en cada caso particular es el resultado del diseño
mecánico de la conducción, de manera que, en función de cuales sean las acciones soli-
citantes y el tipo de apoyo de la conducción la clase resistente será una u otra.
Algunas administraciones, no obstante, tienen criterios más exigentes, prescribiendo
como mínimo las clases III ó 90, independientemente del tipo de instalación y, en el caso
de tubos para hinca, exigiendo clases mínimas mayores (como la IV o la 135, o incluso
la V o la 180, según cual sea el sistema de clasificación seguido).
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 85
THA y THF
THA y THF
Clasificación Tipo E
Clasificación Tipo A
Clase de resistencia
60 90 135 180 Clase de resistencia
Carga I II III IV V
fisuración 40 60 90 120 Carga THM
(kN/m2) fisuración 40 50 65 100 140
Carga (kN/m2)
rotura 60 90 135 180 Carga
(kN/m2) rotura 60 75 100 150 175
(kN/m2) Clase de
300 resistencia
400 300
400 N R
500 Carga
600 500
600 rotura 90 135
700 (kN/m2)
800 700
150
900 800
200
1.000 900
250
1.100 1.000
DN DN 300
1.200 1.100
DN 400
1.300 1.200
500
1.400 1.300
600
1.500 1.400
1.600 1.500
1.800 1.600
2.000 A 1.800
2.500 A A 2.000 A
3.000 A A A A 2.500 A A
3.000 A A A A A
En cursiva, diámetros no habituales. Los THF solo están normalizados para DN < 2.000 mm.
A En estas combinaciones, aun no estando normalizada su armadura en la norma UNE 127.916, podrían uti-
lizarse si así lo acepta la Dirección de Obra, debiendo en esos casos el fabricante indicar el armado de la
conducción.
Los materiales a emplear en los tubos de hormigón –cemento, agua, áridos, aditivos,
adiciones, acero para armaduras pasivas y fibras de acero– deben cumplir con lo especifica-
do por la vigente EHE, así como con lo que complementariamente se expone a continuación.
– Cemento. El cemento a emplear debe cumplir con lo especificado por la vigente
RC. No deberán ponerse en contacto hormigones fabricados con diferentes tipos de
cementos que sean incompatibles entre sí.
Cuando las tuberías estén situadas en ambientes agresivos o hayan de transportar
aguas residuales especialmente agresivas (especialmente industriales), se deberán
emplear cementos resistentes al ataque químico, tales como cementos resistentes a
los sulfatos, cementos puzolánicos o cementos siderúrgicos. En estos casos deberá
cumplirse lo especificado en la norma UNE 80.303.
El contenido mínimo de cemento, el tipo de cemento y la relación agua/cemento
vendrán dados en función de la clase de exposición a que vaya a estar sometida el
tubo, según la Tabla 15, para poder garantizar la durabilidad de los tubos. Los pará-
metros que definen el ataque químico débil y medio se indican en la Tabla 14.
86 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 15. Mínimo contenido y tipo de cemento según clase de ambiente (UNE 127.916)
Tabla 16. Cargas de fisuración y de rotura (en kN/m) en los THA y en los THF (UNE 127.916)
88 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 17. Cargas de rotura (en kN/m) en los THM (UNE 127.916)
En los tubos de hinca será de aplicación lo anterior con las siguientes particularidades
(UNE 127.916):
– Los tubos de hinca deberán disponer de los acabados adecuados para permitir la
instalación de las estaciones intermedias necesarias.
– En concreto, tales acabados podrán consistir en las denominadas piezas “macho-
macho” o “macho-rebajado”. En ambos casos deberán disponer de las acanaladu-
ras necesarias para alojar la junta de goma, debiendo ser doble en el extremo reba-
jado de la pieza “macho-rebajado”.
– Los tubos irán provistos de tres taladros pasantes que permitan realizar las inyec-
ciones de bentonita necesarias. Estarán situados en el centro del tubo y dispuestos
de modo que el ángulo que separa dos cualquiera de ellos sea 120º. El diámetro de
dichos taladros pasantes, no será superior a 11/4”.
4.2.1.5. Ejecución
El proceso de ejecución –moldeado, disposición de armaduras, hormigonado, etc.–
debe cumplir con lo especificado por la vigente EHE así como con lo que complementaria-
mente se expone a continuación.
4.2.1.5.1. Armaduras
Para que un tubo sea considerado como de hormigón armado deberá tener simultáne-
amente armaduras transversales y longitudinales, las cuales se deben soldar en sus puntos de
unión para mantener la forma y separación deseadas.
a) La armadura longitudinal está formada por barras continuas colocadas a intervalos
regulares según generatrices.
Un valor razonable para la separación máxima de esta armadura longitudinal puede
ser 150 ó 100 mm, en función de que se empleen aceros BS 400 S o BS 500 S (CH
Norte, 1989), respectivamente. Las barras longitudinales tendrán las características
adecuadas para conformar la jaula de armado. Se podrá emplear acero liso con lími-
te elástico 2.400 Kg/cm2.
b) La armadura transversal, por su parte, estará formada habitualmente por cercos cir-
culares aunque excepcionalmente pueden también ser admisibles armaduras con
otras formas, tales como cercos con formas ovoides o elípticas, debiendo en estos
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 89
casos quedar señalada la posición de dicha armadura en el montaje del tubo. Puede
darse también el caso de armaduras transversales formadas por espiras helicoidales
continuas o fabricadas a partir de parrillas soldadas.
Respecto a la armadura transversal, los tubos de hormigón armado pueden ser de
armadura doble (interior y exterior) o de armadura única, pudiendo incluso darse el
caso de una triple armadura. Caso de emplear diámetros grandes (superiores o igua-
les a 1.500 mm de DN) deberán disponerse siempre al menos dos capas de arma-
dura (UNE 127.916), cuyo espacio entre ellas será el mayor teniendo en cuenta las
limitaciones de los recubrimientos.
La separación máxima (s) de la armadura transversal será menor o igual al espesor
del tubo, no superando en ningún caso 150 mm, para tubos de espesor > 100 mm.
Para tubos de espesor ≤ 100 mm, la separación máxima será < 100 mm. La armadu-
ra transversal deberá estar repartida a lo largo del elemento en intervalos regulares.
La distancia máxima de los extremos de la conducción a la primera espira de la
armadura transversal (a) será de 50 mm. Cuando la distancia del borde de la arma-
dura a la superficie extrema sea inferior a 10 mm, se colocará una protección ade-
cuada (topes de plástico, pinturas especiales, etc.).
Debe cuidarse especialmente la zona de las uniones, siendo aconsejable disponer
tanto en la campana como en el enchufe una armadura adicional de refuerzo, con
una cuantía igual a la de la armadura principal.
*: diámetros no habituales. A: En diseños especiales el dimensionado debe ser propuesto por el fabricante y
autorizado por el comprador; B: Valores condicionados por sección mínima de armado. Para diámetros supe-
riores o iguales a 1.500 mm deberán disponerse jaulas de armado interior y exterior.
Las cuantías especificadas anteriormente son las recogidas en la norma UNE 127.916,
las cuales, a su vez, son similares a las incluidas en la norma ASTM C76, en donde figu-
ran recogidas en detalle las cuantías de las armaduras (en cm2/m) en función del diá-
metro, del espesor, de la clase de que se trate, de la resistencia a compresión del hormi-
gón que se emplee y de que la armadura sea circular o elíptica. Sin embargo, la norma
UNE 127.916 solo especifica las cuantías para armadura circular.
92 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
La norma UNE-EN 1.916 (que es una norma marco, de contenidos básicos) no especifi-
ca los valores concretos de las cuantías.
La norma UNE 127.010 EX tampoco especificaba los valores concretos de las cuantías,
sino que se limitaba a prescribir que el armado de los tubos fuera el necesario para obte-
ner las correspondientes cargas de rotura de cada clase.
Otras referencias (CH Norte, 1989) establecen los siguientes valores para los recubri-
mientos:
– Tubos de armadura doble: recubrimiento mínimo de 25 ó 30 mm, según el DN del
tubo sea menor o mayor de 1.000 mm.
– Tubos de armadura única: la armadura se colocará a una distancia de la cara inte-
rior del tubo del 42 o del 48% del espesor de la pared, según dicho espesor sea
mayor o menor de 70 mm.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 93
Respecto a los diámetros de las armaduras, unos valores razonables para los mismos
pueden ser los que se indican en la tabla adjunta (CH Norte, 1989).
4.2.1.5.2. Hormigón
La colocación del hormigón o mortero debe efectuarse de forma continua, no debien-
do admitirse en ningún caso juntas de hormigonado, debiendo obtenerse una distribución uni-
forme del hormigón o mortero así como una superficie interior cilíndrica, lisa y compacta.
A este último respecto son admisibles burbujas u oquedades en la superficie de los
tubos que no superen los 20 mm de diámetro y 6 mm de profundidad (UNE 127.916). Son
igualmente tolerables las microfisuras de la capa rica en cemento debidas a la retracción o a
la temperatura y para los elementos de hormigón armado, las fisuras residuales debidas a los
ensayos, de apertura máxima 0,15 mm (UNE-EN 1.916).
Las características finales del hormigón deberán ser las que se indican en la Tabla 22.
En el caso de ambientes marinos o con posibilidad de erosión se tendrá que recurrir a las
prescripciones en relación a la durabilidad establecidas en la vigente EHE. Por último, si es pre-
visible que se pueda producir la reacción álcali-árido deberán emplearse áridos no reactivos.
En general, para los tubos de hinca será de aplicación lo indicado anteriormente, con
las siguientes particularidades:
– La resistencia característica del hormigón declarada por el fabricante no debe ser
inferior a 40 N/mm2.
94 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.2.1.5.3. Curado
El curado de los tubos puede realizarse por cualquier procedimiento que mantenga
continuamente húmedas sus superficies interior y exterior, como por ejemplo métodos de
curado acelerado, tales como el curado por calor o al vapor saturado a la presión atmosférica.
Este último tipo de curado se realiza colocando los tubos en cámaras, cajas u otros
recintos estancos, que protejan al hormigón de las corrientes de aire y tengan tamaño sufi-
ciente para permitir una perfecta circulación del vapor por los paramentos interior y exterior
del tubo. Cuando se utilice este procedimiento, la velocidad de calentamiento y enfriamiento
debe controlarse adecuadamente, para evitar que el hormigón sufra choques térmicos y dese-
caciones o condensaciones excesivas.
También pueden utilizarse productos de curado, los cuales deben ser aprobados pre-
viamente por la DO a la vista de los resultados obtenidos en los ensayos realizados en labo-
ratorio para justificar su idoneidad, tanto desde el punto de vista de su calidad como de su uti-
lización.
El proceso de curado, en general, debe prolongarse hasta que el hormigón haya alcan-
zado, como mínimo, el 70% de su resistencia de proyecto, no debiendo desmoldarse, en nin-
gún caso, hasta que el hormigón alcance una resistencia mínima de 15 N/mm2.
4.2.1.6. Dimensiones
Atendiendo a la forma exterior de los tubos y en función del espesor (ver apartado
4.2.1.7), los mismos podrán ser cilíndricos o con enchufe y campana (ver Fig 7).
La longitud nominal (L) de las tuberías se refiere a la útil, según tipologías. Su valor
debe ser declarado por el fabricante, debiendo ser, en cualquier caso, inferior a 6 veces el OD
para tuberías de DN < 250, y superior a 2 metros en el resto de los casos. La tolerancia sobre
el valor declarado será de:
– DN<1.500 ±1% del valor de la longitud declarado por el fabricante
– DN≥1.500 +50 mm / -20 mm
En cuanto al espesor, los tubos podrán fabricarse bajo dos series de fabricación (la B o
la C). La tolerancia sobre el espesor de pared del tubo será, en cualquier caso, el menor valor
de los siguientes:
– El 95 % del espesor de pared declarado por el fabricante
– El espesor de pared declarado por el fabricante menos 5 mm
En la Tabla 23 se relacionan las principales características geométricas de los tubos de
hormigón (UNE 127.916).
96 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
300 3
250 2,5
espesor mín (mm)
Las dimensiones y posibles utilizaciones de los tubos de hormigón de la Fig 4 son las que
figuran en la norma UNE 127.916, si bien en España no son habituales instalaciones
más que en el rango que se indica en la Fig 9. Los tubos de hormigón con fibras de acero
THF, en particular, no son de utilización habitual en nuestro país.
Tubos de hormigón armado (THA)
Clasificación Tipo E Clasificación Tipo A
Clase de resistencia Clase de resistencia
60 90 135 180 I II III IV V
Carga Carga
fisuración 40 60 90 120 fisuración 40 50 65 100 140
(kN/m2) (kN/m2)
Carga Carga
rotura 60 90 135 180 rotura 60 75 100 150 175
(kN/m2) (kN/m2)
300 300
400 400
500 500
600 600
800 800
1.000 1.000
1.200 1.200
DN DN
1.400 1.400
1.500 1.500
1.600 1.600
1.800 1.800
2.000 2.000
2.500 2.500
3.000 3.000
Tubos de hormigón en masa (THM)
Clase de
resistencia
N R
Carga
rotura 90 135
(kN/m2)
150
200
250
DN 300
400
500
600
4.2.1.7. Uniones
Los tubos de hormigón armado para instalaciones enterradas se unirán con juntas fle-
xibles mediante anillo elastomérico, siendo posible las dos disposiciones siguientes, aten-
diendo a la terminación de sus extremos:
– Uniones con macho escalonado (conocida como R-3)
– Uniones con macho acanalado (conocida como R-4)
A su vez, en cualquier caso, si el espesor del tubo es suficientemente grande, la forma
exterior de la unión es cilíndrica. Si por el contrario el espesor no permite realizar la unión de
forma adecuada, se da un sobreespesor al extremo hembra de manera que la forma exterior
de la unión es mediante enchufe y campana (ver Fig 10, Fig 11 y Fig 12).
Fig. 10. Uniones flexibles con extremos en enchufe y campana en los tubos de hormigón
Fig. 11. Uniones flexibles con extremos cilíndricos en los tubos de hormigón
Las uniones deberán garantizar las desviaciones angulares máximas que se indican en
la Tabla 25.
Tabla 25. Deflexiones angulares máximas en las uniones flexibles de los tubos de hormigón
(UNE-EN 1.916)
Las juntas elastoméricas deberán cumplir lo especificado para las mismas en el apar-
tado 4.2.18, si bien, en cualquier caso, deben quedar en su posición final por compresión y
deslizamiento sin giro del propio anillo o mediante él. Para facilitar el deslizamiento, es reco-
mendable utilizar algún lubrificante o, directamente, anillos prelubricados. En la operación de
montaje de la junta no deben producirse aplastamientos tales que hagan que el diámetro de la
goma colocada sea inferior al 60% del diámetro de la goma no comprimida.
Conceptualmente las uniones entre los tubos de hormigón siempre son iguales (flexibles
con anillo elastomérico). En los tubos de diámetro grande (ver Fig 11) el espesor del tubo
es suficiente para que el anillo pueda alojarse en su interior, rebajando los extremos del
tubo y manteniendo la forma exterior cilíndrica.
En los tubos de diámetro pequeño, por el contrario, el espesor es insuficiente para lograr
tal cometido (ver Fig 10) debiendo entonces recurrir a dar un sobreespesor al extremo
del tubo pasando entonces a tener la característica forma de enchufe y campana. Si en
vez de recurrir a dar un sobreespesor en la zona del extremo se pretendiera que el tubo
tuviera todo él forma cilíndrica (como en el caso de los de diámetro grande) el tubo en
el fuste tendría un espesor excesivo.
De cara a la instalación de la conducción es más cómodo que el tubo no esté acabado en
forma de enchufe y campana, a que sea cilíndrico exteriormente. Cuando, por lo comenta-
do en párrafos anterior, esto no sea posible y los tubos vayan acabados en enchufe y cam-
pana deberá cuidarse especialmente su instalación, construyendo nichos en los fondos de
las zanjas y vigilando de manera especial la nivelación y alineación de la conducción.
Los diseños de los anillos elastoméricos han evolucionado mucho en los últimos años. Los
primeros modelos eran del tipo “tórico”, si bien evolucionaron rápidamente hacia otros
diseños con forma de “lágrima” o “gota”, las cuales eran del tipo rodante, esto es, se colo-
caban en el extremo liso del tubo a unir y, por el empuje de la campana del otro, la goma
rodaba sobre sí hasta quedar en su posición definitiva. El principal problema que presenta-
ban era que, si ese movimiento de rotación no se producía correctamente, la unión no resul-
taba estanca, por lo que para evitar esa incertidumbre aparecieron las juntas deslizantes.
Uno de los diseños más utilizados de junta deslizante es la de forma de “arpón” o
“flecha”, la cual, colocada en un rebaje del enchufe o del extremo liso del tubo a unir
se comprime en el momento del emboquillado de los tubos. Disponer la junta inte-
grada en el extremo del tubo tiene la ventaja de que siempre se tiene la garantía de
100 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 26. Dimensiones de las uniones por enchufe y campana en los tubos de hormigón (en
mm).
Los tubos de hormigón que se instalen mediante hinca irán dispuestos con uniones fle-
xibles, admitiendo distintos diseños, debiendo ser tales que, en cualquier caso, los frentes de
los tubos queden siempre planos y exentos de irregularidades.
En concreto, son admisibles las siguientes posibilidades, conforme se detalla en la Fig 14:
– Unión por virola fija
– Unión por virola libre
– Unión por boquilla rebajada o a medio espesor
Las virolas deben estar fabricadas a partir de láminas de acero de construcción solda-
ble, conforme a la norma UNE-EN 10.025, de acero inoxidable o de plástico armado, tenien-
do en cuenta que las virolas de acero de construcción soldable pueden ser sensibles a la corro-
sión por la acción del suelo, del nivel freático o por los efluentes transportados. En caso de
riesgo de corrosión, conviene que la unión sea diseñada para permitir la instalación de una
junta de estanquidad secundaria.
Cuando la virola sea de acero galvanizado, tendrá una protección de 100 micras de zinc
electrolítico al 99,99%. Esta virola se incorporará a los tubos durante el proceso de fabricación,
de modo que su unión resulte solidaria, para lo que se conectará adecuadamente a la armadura de
la tubería. Las virolas llevarán un elemento de unión con sección mínima de 2 cm2 por metro de
perímetro interior del tubo, que garantice una correcta conexión entre la virola y el hormigón.
4.2.1.8. Identificación
Todos los tubos de DN igual o superior a 300 mm deberán marcarse con las siguientes
informaciones; en los tubos de DN inferior a 300 mm bastará con marcar el 5% del total
(UNE 127.916):
a) Nombre del suministrador, fabricante o razón comercial
b) Fecha de fabricación
c) Diámetro nominal en mm.
d) Clase resistente (C-60, C-90, C-135, C-180 ó C-I, C-II, C-III, C-IV, C-V)
102 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.2.2.2. Definiciones
4.2.2.3. Clasificación
Tabla 27. Clases de resistencia y relación con las cargas de rotura para los tubos de DN ≥ 200 (ela-
boración propia a partir de UNE-EN 295-1)
Las combinaciones normalizadas de diámetro nominal y clases resistentes son las que
se indican en la Tabla 28 (UNE-EN 295).
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 105
El gres empleado en los tubos y en las piezas especiales debe ser tal que éstos sean
inmunes al ataque de todos los alcaloides o ácidos contenidos en las aguas residuales y aguas
subterráneas o en el terreno, con excepción del ácido sulfhídrico (SH2).
La calidad y la homogeneidad de la arcilla empleada garantizará que el producto final
cumpla las exigencias de la norma UNE-EN 295-1. En todo caso, los tubos deben presentar
una fractura vítrea, homogénea, compacta y exenta de oquedades.
Los tubos deberán resistir las cargas de rotura que se indican en la Tabla 29, según cla-
ses (UNE-EN 295-1).
106 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 29. Cargas de rotura (en kN/m) en tubos de gres (UNE-EN 295-1)
4.2.2.5. Dimensiones
Tabla 31. Dimensiones en los tubos de gres (elaborada a partir de UNE-EN 295-1)
Las dimensiones y posibles utilizaciones de la Tabla 31 son las que figuran en la normas
UNE-EN 295-1, si bien en España no son habituales instalaciones más que en el rango
que se indica en la figura siguiente. De hecho, el PPTG para tuberías de saneamiento de
poblaciones del MOPTMA de 1986, limita el DN de estos tubos a 600 mm.
En sentido contrario, los DN indicados en dicha figura son de la serie estándar prevista
en UNE-EN 295-1, si bien la propia norma prevé la posibilidad de utilizar otros valores
diferentes. De esta manera, en ocasiones algunos diámetros no incluidos en dicha tabla
(como el DN 125, el 225 o el 375) son comercializados por algunos fabricantes. Igual
ocurre con las clases normalizadas, sobre las que la norma UNE-EN 295-1 permite cla-
ses diferentes a las indicadas en dicha figura, siempre que los incrementos entre unas y
otras sean 40 kN/m2 (en concreto, la clase 240 en DN 200 a 250 es relativamente usual).
En los tubos de gres no están normalizados los espesores de los tubos. Unos valores usuales
para los mismos pueden ser los que se indican en la tabla siguiente (Hernández, 2002).
108 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
60 4
3,5
50
3
espesor mín (mm)
Longitud (m)
40
2,5
30 2
1,5
20
1
10
DN
0,5
0 0
200 225 250 300 350 400 450 500 600 700 800 1000 1200
L=3m L=2.5m L=2m
L=1.85m L=1,75m L=1,6m
L=1,5m L=1m Espesor orientativo
Fig. 18. Dimensiones de los tubos de gres (elaborada a partir de UNE-EN 295-1)
Ejemplo 7
4.2.2.6. Uniones
Los tubos de gres podrán ir provistos con dos posibles sistemas de unión:
– Unión flexible mediante resina de poliuretano impregnada tanto en el enchufe como
en la campana de los tubos a unir (Sistema C). El poliuretano que se monta en el
enchufe es blando, mientras que el que va en el interior de la campana es duro.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 109
Sistema C Sistema F
4.2.2.7. Identificación
Todos los tubos y piezas especiales deben ir marcados, de forma fácilmente legible y
durable, con las siguientes identificaciones como mínimo:
– Nombre del suministrador, fabricante o razón comercial
– Fecha de fabricación (año)
– Diámetro nominal (DN)
– Carga de rotura al aplastamiento
– Referencia a la norma UNE-EN 295
– Marca de calidad de producto, en su caso
– Angulo de la pieza especial, en el caso de los codos
110 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Estos tubos son también habitualmente conocidos, simplemente, como “tubos de poli-
cloruro de vinilo, PVC”, si bien en esta Guía Técnica se han seguido los criterios ter-
minológicos de CEN y los de la norma UNE-EN ISO 1.043-1, habiéndose adoptado
la denominación para ellos de “tubos de poli (cloruro de vinilo) no plastificado,
PVC-U”.
Los materiales plásticos son, básicamente, de dos grandes tipos: los termoplásticos y los
termoestables. Los primeros pueden ver cambiar su forma una o varias veces por la
acción combinada de aumento de la temperatura y de la presión (de forma que cuando
la temperatura se eleva se reblandece y al enfriar se endurece); en los segundos, duran-
te su fabricación se ha operado una reacción química irreversible que impide cambiar de
forma a las piezas con ellos producidas.
De los materiales plásticos empleados en tuberías para el transporte de agua son termo-
plásticos el PVC-U, el PVC-O, el PP y el PE y es termoestable el poliéster.
Otros materiales polímeros que también son empleados en las canalizaciones son, por
ejemplo, los elastómeros utilizados en las uniones flexibles entre tubos.
Respecto a la normativa aplicable, los tubos y las piezas especiales de PVC-U emple-
ados en las redes de saneamiento deberán cumplir, con carácter general, con lo especificado
por las siguientes normas, según casos:
UNE-EN 1.401 Sistemas de canalización en materiales plásticos para saneamiento ente-
rrado sin presión. Poli (cloruro de vinilo) no plastificado (PVC-U)
Parte 1. Especificaciones para tubos, accesorios y el sistema
Parte 2. Guía para la evaluación de la conformidad
Parte 3. Práctica recomendada para la instalación
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 111
4.2.3.2. Definiciones
– Serie (S). Parámetro adimensional que permite clasificar los tubos. Se define como
la relación del radio medio teórico (rm) y el espesor nominal (e).
rm DN − e
S= rm =
e 2
SDR − 1
S=
2
De lo dicho se desprende que ambos ratios, S y SDR, son equivalentes, por lo que su uso
conjunto y simultáneo es redundante. De hecho, el parámetro S es cada vez menos utili-
zado en la práctica común frente al SDR que gana utilización con el tiempo.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 113
– Rigidez circunferencial específica (Sc). Característica mecánica del tubo que repre-
senta su rigidez a flexión transversal por unidad de longitud del mismo a corto (S0)
o a largo plazo (S50). Se define mediante la expresión:
EI
SC =
D 3m
Por la propia definición de Sc, ésta se relaciona con el parámetro S mediante la expre-
sión:
E
SC =
96 S 3
En el ámbito específico de los tubos de PVC-U para saneamientos bajo presión hidráu-
lica interior, además de las anteriores, son de aplicación las siguientes definiciones:
– Presión nominal (PN). Es el valor que coincide con DP en utilización continuada
durante 50 años (largo plazo) a la temperatura de servicio de 25ºC. Para otras tem-
peraturas del agua la PN será la resultante de dividir por el factor de corrección, Fc,
indicado en la Fig 21, la DP (PFA=PN x Fc).
1,2
Factor de corrección, Fc
1,0
0,8
0,6
0,4
0 10 20 30 40 50
En los tubos de PVC-U, los valores normalizados en UNE-EN 1.456-1 para las PN y
su relación con las presiones hidráulicas (a 25ºC) son como se muestra en la Tabla 35.
Tabla 35. PFA y PEA en función de PN en los tubos de PVC-U, a 25°C (UNE-EN 1.456-1)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 115
Es importante destacar que la relación entre la PN y las presiones hidráulicas que soli-
citan a la red ha cambiado con la norma UNE-EN 1.456-1 respecto a la antigua UNE
53.112, en la que se entendía que PN incluía las sobrepresiones debidas al golpe de arie-
te, mientras que en la nueva UNE-EN 1.456-1 no se consideran incluidas.
Como se indicó en 2.6, los distintos TC de CEN deberían haber incluido en las respecti-
vas normas de producto las relaciones de PN con PFA, PMA y PEA, si bien en la norma
UNE-EN 1.452-1 solo se han relacionado PN con PFA y PEA, no estando determinado,
por tanto, cuál es la relación entre PN y PMA.
Naturalmente, ello no quiere decir que los tubos de PVC-U no soporten las sobrepresio-
nes debidas al golpe de ariete, sino que no está normalizado el valor de la sobrepresión
que es admisible para cada valor de PN. Además, en estas tuberías, debido a lo menor
de su módulo de elasticidad, el golpe de ariete causado por una solicitación hidráulica
determinada es menor que en otros materiales (entre 3 y 4 veces más pequeño).
En cualquier caso, si se adopta como criterio el que el golpe de ariete admisible sea el
provocado por una onda de celeridad similar a los valores normalizados en otros mate-
riales (fundición, por ejemplo), sobrepresiones del orden del 25 o el 30% son razonable-
mente admisibles. Incluso en algunos estudios recientes al respecto (Balairón, 2006) se
propone que en los tubos de PVC-U la PMA sea 1,40 veces la PFA.
Ejemplo 9
Una tubería que vaya a estar solicitada por una DP de 1,50 N/mm2 y una MDP de
1,70 N/mm2, con la normativa anterior (UNE 53.112) debía de encargarse de PN
20 (el primer valor normalizado superior a 1,70 N/mm2), mientras que con la nueva
situación (UNE-EN 1.456-1) basta con que sea de PN 16 (el primer valor normali-
zado superior a 1,5 N/mm2), siempre que la STP sea inferior a 2,10 N/mm2.
Quedaría por determinar si un tubo de PN 16 según los criterios de UNE-EN 1.456
resiste una MDP de 1,70 N/mm2, cuestión ésta que no está resuelta en dicha norma,
si bien, no obstante, al tratarse de una sobrepresión moderada (del orden del 20%),
es soportable por el tubo.
En relación con la influencia de la temperatura, si una tubería va a transportar agua
a 20ºC y la DP a la que va a estar solicitada la red es de 0,60 N/mm2, la PN del
tubo deberá ser como mínimo de 6; si la temperatura del agua es de 45ºC, la PN del
tubo deberá ser al menos de 10.
– Límite inferior de confianza (LCL). “Cantidad, expresada en MPa, que puede con-
siderarse como una propiedad de un material, y que representa el límite inferior de
confianza al 97,5% de la resistencia hidrostática a largo plazo prevista para el agua
a 20ºC durante 50 años” (UNE-EN 1.456-1).
– Tensión Mínima Requerida (MRS). Es el valor del límite inferior de confianza (LCL)
aproximado por defecto al número más próximo de una serie de números normaliza-
dos (Serie R20 de los números de Renard), según lo indicado en la Tabla 36.
116 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los números de Renard (que deben su nombre al matemático francés Renard) son unas
series de números normalizados, cuya génesis son unas progresiones geométricas de
razón variable según cuál sea la serie.
Hay varias series posibles (R5, R10, R20, R40), y la utilizada para la definición de la Ten-
sión Mínima Requerida (MRS) es la R20. El detalle de todas ellas figura en las normas
ISO 3 e ISO 497, resumiéndose en la Tabla 36 los valores de la Serie R20.
LCL y MRS son las abreviaturas de “Lower Limit Confidence” y “Minimum Requiered
Strenght”, y son los acrónimos adoptados tanto en las normas CEN como en las UNE
resultantes de su traducción.
Tabla 36. Tensión mínima requerida. Valores de aplicación de las Series de los Números de Renard
Por ejemplo, si el LCL fuera de 53 N/mm2, el MRS sería 50 (ver Tabla 36).
En un caso habitual (como el dibujado en la figura adjunta), el LCL sería 27 N/mm2
y el MRS 25 N/mm2, que es el valor mínimo aceptado para dicho parámetro, tal
como se indica en el apartado 4.2.3.4.
100
Tensión circunferencial (N/mm 2 )
T = 60ºC
T = 20ºC
10
1,E-04 1,E-02 1,E+00 1,E+02 1,E+04 1,E+06 1,E+08
Tiempo (horas)
2 e σS
PN =
DN
4.2.3.3. Clasificación
– Tubos para saneamientos en lámina libre. Los tubos de PVC-U para saneamientos
en lámina libre se clasifican por su DN y su SN. No obstante, al estar directamen-
te relacionada la SN con la serie S y, también por lo tanto, con la relación SDR
(conforme a lo explicado anteriormente), podría utilizarse alguno de estos dos pará-
metros alternativamente a la SN, siendo, no obstante, lo más habitual clasificar a
los tubos por el DN y la SN o, en todo caso, por el DN y la serie SDR.
En el caso genérico de utilizar el DN y la SN como parámetros de clasificación, las
posibilidades de utilización de los tubos de PVC-U serían conforme a lo mostrado
en la Fig 24, en la que pueden verse los valores normalizados en UNE-EN 1.401-1
para DN, SN y SDR.
– Tubos para saneamientos bajo presión hidráulica interior. Los tubos de PVC-U para
saneamientos bajo presión hidráulica interior se clasifican por su DN y su PN. No
obstante, al estar directamente relacionada la PN con la serie S y con la relación
SDR (conforme a lo explicado anteriormente), podría utilizarse alguno de estos dos
parámetros alternativamente a la PN, siendo, no obstante, lo más habitual clasificar
a los tubos por el DN y la PN o, en todo caso, por el DN y la serie SDR.
En el caso genérico de utilizar el DN y la PN como parámetros de clasificación, las
posibilidades de utilización de los tubos de PVC-U serían conforme a lo mostrado
en la Fig 24, en la que pueden verse los valores normalizados en UNE-EN 1.456-1
para DN, PN, S, C y SDR.
Ejemplo 11
Un tubo de PVC-U de DN 630 para una red de saneamiento que vaya a estar some-
tida a presión hidráulica interior puede encargarse en la gama de PN 6; 7,5; 8; 10
ó 12,5, siendo los parámetros S y SDR los mostrados en la Fig 24 para cada posi-
bilidad.
O un tubo de PN8, si es de DN 75 tendrá un SDR 26, mientras que si es de DN 200
tendrá un SDR 33 (ya que el C es diferente en un caso o en otro).
Mientras, si el mismo tubo de PVC-U ahora va a estar instalado en una red de sane-
amiento en lámina libre, podrá encargarse en las series SN 2, 4 u 8, siendo también
los parámetros S y SDR los mostrados en la Fig 24 para cada posibilidad.
En relación con los parámetros de clasificación, si bien en la actualidad los más usuales
son el DN y la SN (para los tubos en lámina libre) o el DN y la PN (para los tubos some-
tidos a presión interior), la tendencia en el futuro es a que sean el DN y el SDR para cual-
quier caso.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 119
PN 6 PN 7,5 PN 8 PN 10 PN 12,5 PN 16
DN SDR 34,4 SDR 33 SDR 26 SDR 21 SDR 17 SDR 13,6
(S 16,7) (S 16) (S 12,5) (S 10) (S 8) (S 6,3)
25
32
40
C
50
2,5
63
75
90
PN 6 PN 7,5 PN 8 PN 10 PN 12,5 PN 16 SN 2 SN 4 SN 8
DN SDR 41 SDR 34,4 SDR 33 SDR 26 SDR 21 SDR 17 DN SDR 51 SDR 41 SDR 34,4
(S 20) (S 16,7) (S 16) (S 12,5) (S 10) (S 8) (S 25) (S 20) (S 16,7)
110 110
125 125
140
160 160
180
200 200
225
250 250
280
315 C 315
355 2,0 355
400 400
450 450
500 500
560
630 630
710 710
800 800
900 900
1.000 1.000
Fig. 24. Clasificación de los tubos de PVC-U para saneamientos bajo presión hidráulica
interior (izquierda) o en lámina libre (derecha). Elaboradas a partir de UNE-EN 1.456-1
y UNE-EN 1.401-1
Tabla 37. Características técnicas de la materia prima y de los tubos de PVC-U (UNE-EN 1.456
y UNE-EN 1.401)
4.2.3.5. Dimensiones
En las tablas y figuras adjuntas se resumen las principales dimensiones de los tubos de
PVC-U (UNE-EN 1.456-1 y UNE-EN 1.401-1). La longitud en los tubos de PVC-U para apli-
caciones sin presión no está normalizada, si bien un valor habitual para la misma es también
6 metros.
En las tablas adjuntas, las dimensiones indicadas entre paréntesis son valores no pre-
ferentes. En particular, el PPTG para Tuberías de Saneamiento de Poblaciones del Ministerio
de Medio Ambiente establece que, para los tubos de PVC-U en aplicaciones en lámina libre
la rigidez anular mínima a corto plazo debe ser 3,9 kN/m2, por lo que los tubos deberían ser
de la serie SN 4 como mínimo.
Como se ha indicado, es altamente recomendable que los tubos a instalar en las redes de
saneamiento y drenaje sean, como mínimo, de rigidez nominal SN 4. Si, excepcional-
mente, se recurre a instalar tubos de rigidez nominal SN 2, deberán extremarse las con-
diciones de instalación de los mismos para asegurar la durabilidad necesaria de la ins-
talación.
Tabla 39. Dimensiones de los tubos de PVC-U para saneamientos en lámina libre (elaboración
propia a partir de UNE-EN 1.401-1)
122 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 40. Dimensiones de los tubos de PVC-U para saneamientos bajo presión hidráulica interior
(elaboración propia a partir de UNE-EN 1.456-1)
4,5
4,0
3,5
Tolerancia (mm)
3,0
2,5
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
0 5 10 15 20 25 30 35 40
Espesor (mm)
Fig. 25. Tubos de PVC-U. Tolerancias en los espesores (elaborada a partir de UNE-EN 1.456-2)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 123
L L
Tubo con embocadura para juntas elásticas Tubo con extremo sin achaflanar
Tubo con embocadura para juntas encoladas Tubo con extremo achaflanado
Fig. 26. Dimensiones en los tubos de PVC-U (elaborado a partir de UNE-EN 1.401-1)
De manera análoga a como se hizo con los restantes materiales, en la Fig 27 se repre-
sentan las relaciones entre las principales dimensiones (DN, longitud y espesor) de los tubos
de PVC-U.
Ejemplo 12
En la Fig 27 puede verse como, por ejemplo, un tubo de PVC-U de DN 400 se fabri-
cará en longitudes de 6 metros y su espesor será 9,8; 12,3; 15,3 ó 29,4 mm según
se trate de SDR 41, 33, 26 ó 13,6.
40 18
35
30
Espesor (mm)
12
Longitud (m)
25
20
15
6
10
5
0 0
50 110 160 200 250 315 355 400 450 500 560 630 710 800 900 1000
Fig. 27. Dimensiones de los tubos de PVC-U (elaborada a partir de UNE-EN 1.456-2)
124 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Es importante destacar que en los tubos de PVC-U, tal como ocurre con otros materia-
les, las posibles dimensiones normalizadas son mucho mayores que las realmente emple-
adas en la actualidad en España.
Ello se aprecia en la figura adjunta, en la cual puede verse que de las PN normalizadas
en UNE-EN 1.456-1 solo se emplean en la práctica las PN 6, 10 y 16, y que dentro de
ellas, los DN habitualmente comercializados son también notoriamente inferiores a los
máximos previstos en la norma.
PN 6 PN 7,5 PN 8 PN 10 PN 12,5 PN 16
DN SDR SDR 33 SDR 26 SDR 21 SDR 17 SDR
34,4 (S 16) (S 12,5) (S 10) (S 8) 13,6
(S 16,7) (S 6,3)
25
32
40
C
50
2,5
63
75
90
PN 6 PN 7,5 PN 8 PN 10 PN 12,5 PN 16 SN 2 SN 4 SN 8
DN SDR 41 SDR SDR 33 SDR 26 SDR 21 SDR 17 DN SDR 51 SDR 41 SDR
(S 20) 34,4 (S 16) (S 12,5) (S 10) (S 8) (S 25) (S 20) 34,4
(S 16,7) (S 16,7)
110 110
125 125
140
160 160
180
200 200
225
250 250
280
315 C 315
355 2,0 355
400 400
450 450
500 500
560
630 630
710 710
800 800
900 900
1.000 1.000
Fig. 28. Utilizaciones habituales de los tubos de PVC-U para saneamiento bajo presión
(izquierda) o en lámina libre (derecha)
4.2.3.6. Uniones
Los tipos de uniones habituales en los tubos de PVC-U son las siguientes:
– Unión encolada
– Unión elástica con anillo elastomérico
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 125
Cada proyecto en particular debe especificar los tipos de uniones que sean de aplicación.
Caso de no hacerlo se suelen utilizar, en general, uniones elásticas. Las uniones encola-
das no deben emplearse salvo en diámetros pequeños (menores de 50 mm). Como en las
redes de saneamiento cuyo funcionamiento hidráulico sea en régimen de lámina libre las
conducciones deben tener un diámetro superior a 250 mm, las uniones encoladas no
deben emplearse.
Fig. 29. Detalle de unión elástica con anillo elastomérico en tubos de PVC-U
4.2.3.7. Identificación
Todos los tubos deben ir marcados, de forma fácilmente legible y durable, con las
siguientes identificaciones como mínimo:
– Nombre del suministrador, fabricante o nombre comercial
– Fecha de fabricación (mes y año)
– Diámetro nominal, DN
– Rigidez nominal (funcionamiento en lámina libre) o presión nominal, PN (funcio-
namiento con presión hidráulica interior), según aplicaciones
– Espesor nominal, e (no necesariamente en las piezas especiales)
– Referencia a la norma UNE-EN 1.456-1 (funcionamiento con presión hidráulica
interior) o a la UNE-EN 1.401-1 (funcionamiento en lámina libre), según aplica-
ciones
– Marca de calidad de producto en su caso
Estas indicaciones deben realizarse en intervalos no mayores de 1 m. El marcado puede
realizarse bien por impresión, proyección o conformado directamente en el tubo de forma que
no pueda ser origen de grietas u otros fallos. En el caso de piezas de pequeño tamaño, es sufi-
ciente con marcar en ellas la identificación del fabricante, el tipo de material, el DN y la SN
o la PN (según casos), debiendo las restantes figurar en una etiqueta adjunta al suministro.
126 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las tuberías de polietileno son, quizás, una de las tipologías que más han evolucionado
en los últimos años.
De las primeras generaciones de PE (PE40 según la denominación CEN) en los años
1960-1970, que tenían un LCL superior a 4 N/mm2, se ha evolucionado rápidamente al
polietileno de “segunda generación” en los años 80 (PE80, LCL superior a 8 N/mm2) y
posteriormente al conocido como de “tercera generación” en los recientes años 90
(PE100, con un LCL superior a 10 N/mm2). En pocos años se ha logrado duplicar la
resistencia del material.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 127
En España, el PE se empezó a utilizar en los años 1970 en las acometidas a los domici-
lios, habiendo evolucionado mucho sus posibilidades de aplicación, de manera que, en la
actualidad, el campo habitual de utilización de estos tubos es el de los diámetros peque-
ños y medianos (400 ó 500 aunque hay referencias puntuales en diámetros elevados,
incluso hasta 1.200 mm).
Como material termoplástico, entre sus ventajas deben citarse su ligereza (con la consi-
guiente simplificación de las tareas de instalación de los tubos en obra), su baja rugosi-
dad (lo que supone una mayor capacidad hidráulica frente a otros materiales), la ausen-
cia de incrustaciones, la elevada resistencia a las tensiones y deformaciones altas con
cargas instantáneas, su condición de aislante eléctrico, su elevada resistencia al ataque
químico o a la acción de los terrenos agresivos y en este caso particular, su flexibilidad
(lo que permite curvaturas importantes en las tuberías).
Por otro lado, es un material muy susceptible a las fuentes de calor externas (coeficien-
te de dilatación de 0,22 mm/m ºC), lo que debe ser tenido en cuenta en instalaciones
sometidas a variaciones de temperatura importantes.
Respecto a los sistemas de unión, éstas suelen ser soldadas, lo que siempre requiere una
ejecución cuidadosa. Por último, debe recordarse que la resistencia y el módulo de elas-
ticidad de estos tubos disminuye con el tiempo por el efecto de la regresión, circunstan-
cia ésta contemplada en las normas de producto, de manera que se dimensionan para las
propiedades que el tubo tendrá dentro de 50 años, por lo que de alguna manera resultan
sobredimensionados en el corto plazo.
4.2.4.2. Definiciones
Tabla 42. PFA en función de PN en los tubos de PE, a 25°C y Fc de PN para T > 20°C (UNE-EN
13.244)
1,2
Factor de corrección, Fc
1,0
0,8
0,6
0,4
0 10 20 30 40 50
Temperatura (ºC)
Es importante destacar que la relación entre la PN y las presiones hidráulicas que soli-
citan a la red cambió en las actuales UNE-EN respecto a las antiguas normas UNE (UNE
53.131 que fue anulada por las normas UNE-EN 12.201 y UNE-EN 13.244; UNE 53.490
que fue anulada por la norma UNE-EN 12.201).
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 129
En las anteriores normas UNE se entendía que PN incluía las sobrepresiones debidas al
golpe de ariete, mientras que en las actuales normas UNE- EN no se consideran incluidas.
Como se indicó en 2.6, los distintos TC de CEN deberían haber incluido en las respecti-
vas normas de producto las relaciones de PN con PFA, PMA y PEA, si bien en UNE-EN
12.201 o en UNE-EN 13.244 solo se relaciona PN con PFA, no estando determinado, por
tanto, cual es la relación entre PN y PMA ó PEA.
Naturalmente, ello no quiere decir que los tubos de PE no soporten las sobrepresiones
debidas al golpe de ariete, sino que no está normalizado el valor de la sobrepresión que
es admisible para cada valor de PN. Además, en estas tuberías, debido a lo menor de su
módulo de elasticidad, el golpe de ariete causado por una solicitación hidráulica deter-
minada es menor que en otros materiales (acero, fundición u hormigón).
En cualquier caso, si se adopta como criterio el que el golpe de ariete admisible sea el
provocado por una onda de celeridad similar a los valores normalizados en otros mate-
riales (fundición, por ejemplo), sobrepresiones del orden del 25 o el 30% son razonable-
mente admisibles. En algunos estudios recientes al respecto (Balairón, 2006) se propone
que en los tubos de PVC-U la PMA sea 1,30 veces la PFA.
4.2.4.3. Clasificación
Los parámetros de clasificación de los tubos de PE de pared compacta a emplear en las
redes de saneamientos son diferentes, en función de que la conducción vaya o no a estar some-
tida a presión hidráulica interior.
– Tubos para saneamientos en lámina libre. Los tubos de PE para saneamientos en
lámina libre se clasifican por su DN y su SN. No obstante, al estar directamente
relacionada la SN con la serie S y, también por lo tanto, con la relación SDR (con-
forme a lo explicado anteriormente), podría utilizarse alguno de estos dos paráme-
tros alternativamente a la SN, siendo, no obstante, lo más habitual clasificar a los
tubos por el DN y la SN o, en todo caso, por el DN y la serie SDR.
En el caso genérico de utilizar el DN y la SN como parámetros de clasificación, las
posibilidades de utilización de los tubos de PE serían conforme a lo mostrado en la
Fig 30, en la que pueden verse los valores normalizados en UNE-EN 12.666-1 para
DN, SN y SDR.
– Tubos para saneamientos bajo presión hidráulica interior. Los tubos de PE para
saneamientos bajo presión hidráulica interior se clasifican por su MRS, DN y PN.
No obstante, al estar directamente relacionada la PN con la serie S y con la relación
SDR, podría utilizarse alguno de estos dos parámetros alternativamente a la PN,
siendo, no obstante, lo más habitual clasificar a los tubos por el MRS, el DN y la
PN o, en todo caso, por el MRS, el DN y el SDR.
– En el caso genérico de utilizar MRS, DN y PN como parámetros de clasificación,
las posibilidades de utilización de los tubos de PE serían conforme a lo mostrado
en la Fig 30 (UNE-EN 13.244-2) supuesto un C de 1,25 que es el propuesto por
CEN (ver apartado 4.2.4.4).
130 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
PE 63 PE80 PE 100
SN 4 (SDR 26 / S 12,5)
SN 2 (SDR 21 / S 16)
SN 8 (SDR 21 / S 10)
DN DN
32 32
40 40
50 50
63 63
75 75
90 90
110 110
125 125
140 140
160 160
180 180
200 200
225 225
250 250
280 280
315 315
355 355
400 400
450 450
500 500
560 560
630 630
710 710
800 800
900 900
1.000 1.000
1.200 1.200
1.400 1.400
1.600 1.600
Fig. 30. Clasificación de los tubos de PE para saneamientos bajo presión hidráulica interior
(izquierda) o en lámina libre (derecha). Elaboradas a partir de UNE-EN 13.244-2
y de UNE-EN 12.666-1
Ejemplo 13
Para saneamientos bajo presión hidráulica interior, estos tubos admiten ser fabricados
con distintos PE según su MRS (ver apartado 4.2.4.4). En concreto son posibles los
siguientes valores de este parámetro: 6,3; 8 y 10 N/mm2, dando lugar a los conocidos
como PE63, PE 80 y PE100. El PE63, no obstante, no tiene utilización en España (las
denominaciones de los diferentes PE corresponden al valor de su MRS, en N/mm2, mul-
tiplicado por 10; UNE-EN ISO 12.162).
Un rango habitual de utilización de los PE 80 y 100 (los de uso habitual en España) es
según se muestra en la figura adjunta, en función del DN y de la PN.
PE 80 PE 100
DN PN 4 PN 6,3 PN 10 PN 16 PN 25 PN 4 PN6,3 PN 10 PN 16 PN 25
32
40
50
63
75
90
110
125
140
160
180
200
225
250
280
315
355
400
450
500
560
630
710
800
900
1.000
1.200
1.400
1.600
El compuesto con el que se fabrican los tubos debe preparase por adición al polímero
base de polietileno de, solamente, aquellos aditivos necesarios para la fabricación y uso final
de dichos productos, de acuerdo con los requisitos de la(s) parte(s) aplicables de la Norma
UNE-EN 12.666.
132 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 43. Tubos de PE. Características físicas de la materia prima (normas UNE-EN)
Los tubos serán, en general, de color negro en su totalidad o con bandas marrones. El con-
tenido en peso en negro de carbono de los tubos y de las piezas especiales debe ser de 2 a 2,50%
y su dispersión menor de grado 3, conforme a lo especificado por la norma ISO 11.420.
De las características mecánicas de la materia prima y de los propios tubos, es desta-
cable lo siguiente:
a) En el PE, como material termoplástico que es, su resistencia y módulo de elastici-
dad disminuyen con el tiempo, circunstancia tenida en cuenta en las normas de pro-
ducto, que obligan a dimensionar para los valores de las propiedades que el tubo
tendrá dentro de 50 años.
Unas curvas de referencia o de regresión habituales para un PE normal serían como
las mostradas en la Fig 32 (DIN 8.075).
b) El módulo de elasticidad a corto plazo, E0, es de 1.000 N/mm2 y a largo plazo, E50,
de 150 N/mm2 (UNE 53.331 IN).
c) La resistencia a flexotracción a corto o largo plazo es, respectivamente 30 o 14,4
N/mm2 (UNE 53.331 IN, ver Tabla 129).
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 133
Fig. 32. Curvas de referencia habituales en el PE 80 (izquierda) o PE 100 (derecha; DIN 8.075)
En el ámbito específico de los saneamientos bajo presión hidráulica interior, son des-
tacables las siguientes características mecánicas:
a) En UNE-EN 13.244 los valores mínimos previstos para el MRS son 6,3; 8 y 10
N/mm2. En cualquier caso, resultan diferentes PE con las denominaciones que se
indican en la Tabla 44.
Antiguamente (normas UNE 53.131 y UNE 53.490) solo se contemplaban tres tipos de
PE (PEAD, alta densidad; PEMD, media densidad y PEBD, baja densidad) para dos
valores nominales de resistencia a la presión interna, frente a los tres de UNE-EN
13.244-1 (además, la norma UNE-EN 12.201 para tubos de PE para transporte de
agua potable a presión prevé un cuarto tipo posible, el PE 40 con un MRS de 4
N/mm2), de manera que la relación entre todos ellos es como se muestra en la Tabla
45.
Tabla 45. Relación entre los PE de UNE 53.131 y 53.490 frente a los de CEN
Los antiguos polietilenos de alta, media o baja densidad de UNE 53.131 y de 53.490 no
se corresponden exactamente con los nuevos PE 40, 63, 80 ó 100 de las normas EN (la
polimerización o la densidad es diferente, por ejemplo), por lo que la comparación o
equivalencia entre ambos no es del todo posible.
Los términos empleados, además, son diferentes. En primer lugar, la “tensión de diseño,
σs” de CEN equivale aproximadamente al “esfuerzo tangencial de diseño” de UNE
53.131 y de 53.490, y, en segundo lugar, el concepto MRS de las normas EN no tiene su
equivalente en UNE 53.131 o en UNE 53.490.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 135
Con todo, si, en cualquier caso, se pretende hacer una correlación entre los antiguos y
los nuevos polietilenos, sí podría establecerse lo siguiente.
Los llamados PE40 y PE80 en CEN tienen un MRS de 4 y 8 N/mm2 respectivamente
lo que, con un C de 1,25, implica unas σs de 3,2 y 6,3 N/mm2; los PE32 y PE50 en
UNE 53.131 o en UNE 53.490 tienen unos esfuerzos tangenciales de diseño de 3,2 y
5,0 N/mm2 respectivamente. Como UNE (53.131 ó 53.490) preveía unos C de 1,37 y
1,60 para el PE32 y el PE50 respectivamente, el MRS equivalente que tendrían (de
existir este concepto en UNE) sería de aproximadamente 4,4 y 8 N/mm2, en cada
uno.
Por lo tanto, desde el punto de vista del material, los antiguos PE 32 y PE50 son aproxi-
madamente los nuevos PE40 y PE80, si bien, habida cuenta de la disminución propues-
ta por CEN del C, la tensión de diseño de los antiguos PE32 y PE50 es la de los nuevos
PE40 y PE63 de CEN.
En resumen, respecto a la situación actual CEN normaliza dos nuevos tipos de PE: uno
de mayor resistencia (PE100) y otro intermedio (PE63), si bien este último no se utiliza
en la actualidad en España.
El coeficiente de seguridad C recomendado por CEN puede resultar algo bajo en com-
paración con otros materiales. Las propias UNE 53.131 y 53.490 preveían valores algo
superiores (1,37 ó 1,60). Si se adoptasen coeficientes superiores, las relaciones entre
todos los parámetros de clasificación variarían conforme puede verse en la Tabla 46.
4.2.4.5. Dimensiones
En las tablas y figuras adjuntas se muestran las dimensiones habituales de los tubos de
PE. La longitud no está normalizada.
En los tubos de PE, tal como ocurre con otros materiales, las posibles dimensiones nor-
malizadas son mucho mayores que las realmente empleadas, tal como puede apreciarse
en la Fig 36 y en la Fig 31.
136 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 47. Dimensiones de los tubos de PE para saneamientos bajos presión hidráulica interior
(UNE-EN 13.244-2)
DN
DN < 110
Tabla 48. Dimensiones de los tubos de PE para saneamientos en lámina libre (UNE-EN
12.666-1)
7,0
6,0
Tolerancia (mm)
5,0
4,0
3,0
2,0
1,0
0,0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65
Espesor (mm)
60
55
50
45
40
Espesor (mm)
35
30
25
20
15
10
5 DN
0
50 110 160 200 250 315 355 400 450 500 560 630 710 800 900 1000 1200 1400 1600
Fig. 35. Dimensiones de los tubos de PE (elaborada a partir de normas UNE y prEN)
PE 63 PE 80 PE 100
PN 10,0 (SDR 13,6 / S 6,3)
PN 10,0 (SDR 17 / S 8)
PN 3,2 (SDR 33 / S 16)
PN 10,0 (SDR 11 / S 5)
PN 12,5 (SDR 11 / S 5)
PN 16,0 (SDR 11 / S 5)
PN 2,5 (SDR 41 / S20)
PN 8,0 (SDR 17 / S 8)
PN 20,0 (SDR 9 / S 4)
PN 16,0 SDR 9 / S 4)
DN DN
PN 12,5
PN 16,0
PN 20,0
PN 25,0
PN 25,0
PN 6,3
PN 2,5
PN 6,0
PN 2,5
PN 3,2
PN 6,0
32 32
40 40
50 50
63 63
75 75
90 90
110 110
125 125
140 140
160 160
180 180
200 200
225 225
250 250
280 280
315 315
355 355
400 400
450 450
500 500
560 560
630 630
710 710
800 800
900 900
1.000 1.000
1.200 1.200
1.400 1.400
1.600 1.600
Fig. 36. Utilizaciones habituales en los tubos de PE en saneamientos bajo presión hidráulica
interior (izquierda) o en lámina libre (derecha)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 139
En la Fig 36, por ejemplo, puede verse que de las PN normalizadas solo se emplean en
la práctica en España en la actualidad cinco valores, y que dentro de ellas, los DN habi-
tualmente comercializados son también notoriamente inferiores a los máximos previstos
en la norma.
Por último, respecto a las longitudes de estos tubos, no están normalizados los valores de
las mismas, siendo habitual fabricar los tubos en longitudes de 6 ó 12 metros (ver Fig 35).
Los tubos de DN menor de 50 se suministran siempre en rollos; los de DN entre 50 y 110
bien en rollos o bien en barras rectas, y los de DN mayor de 110, siempre en barras rectas.
4.2.4.6. Uniones
Los tipos de uniones habituales en los tubos de PE son las siguientes:
– Unión soldada térmicamente a tope
– Unión por electrofusión
– Unión mediante accesorios mecánicos
– Unión por maguitos mecánicos resistentes a la tracción (manguitos autoblocantes
partidos o abrazaderas universales de reparación antitracción)
La unión por electrofusión requiere rodear los tubos a unir por unos accesorios que tie-
nen en su interior unas espiras metálicas por las que se hace pasar corriente eléctrica de
baja tensión (24-40 V), de manera que se origine un calentamiento (efecto Joule) que
suelda el tubo con el accesorio.
La soldadura a tope consiste en calentar los extremos de los tubos con una placa cale-
factora a una temperatura de 210ºC y, a continuación, comunicar una determinada pre-
sión previamente tabulada.
140 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
La unión por accesorios mecánicos (usualmente de polipropileno, si bien también los hay
de latón) obtiene la estanquidad al comprimir una junta sobre el tubo, a la vez que el ele-
mento de agarre se clava ligeramente sobre el mismo para evitar el arrancamiento.
Cada proyecto en particular debe especificar los tipos de uniones que sean de aplicación.
Caso de no hacerlo se suelen utilizar, en general, uniones soldadas a tope entre los tubos.
En la Fig 38 se muestra el campo habitual de aplicación de todas ellas.
Entre las ventajas de la unión por electrofusión pueden citarse las siguientes:
– El equipo de soldadura está disponible para otra utilización tan pronto ha finalizado
el tiempo de fusión
– Los equipos de electrofusión son ligeros, tienen un bajo coste y son de escaso mante-
nimiento
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 141
4.2.4.7. Identificación
Todos los tubos deben ir marcados con, al menos, las siguientes identificaciones:
– Nombre del suministrador, fabricante o nombre comercial
– Fecha de fabricación (mes y año)
– Tipo de material
– Diámetro nominal, DN
– Presión nominal, PN
– Espesor nominal, e (no necesariamente en las piezas especiales)
– Referencia a la norma UNE correspondiente en cada aplicación
– Marca de calidad de producto en su caso
Estas indicaciones deben realizarse en intervalos no mayores de 1 m. El marcado puede
realizarse bien por impresión, proyección o conformado directamente en el tubo de forma que
no pueda ser origen de grietas u otros fallos.
Los tubos objeto de este apartado son aquellos fabricados a partir de un material ter-
moplástico (PVC-U, PE o PP) cuya pared no es maciza sino que tiene determinados aligera-
mientos, al objeto de optimizar la materia prima empleada en su fabricación.
Suelen fabricarse por extrusión, tras la cual se practica el corrugado correspondiente a
cada diseño en particular.
Estos tubos son de aplicación para redes de saneamiento y drenaje en lámina libre ente-
rradas, no siendo posible su empleo en saneamientos bajo presión hidráulica interior.
En cuanto a la situación de la normativa de estos tubos, no existe en la actualidad nin-
guna norma UNE o UNE-EN sobre ellos, si bien existe un proyecto de norma, prEN 13.476,
que consta de las siguientes partes:
prEN 13.476 Plastics piping systems for non-pressure underground drainage and
sewerage – Structured wall piping systems of unplasticized poly(vinyl
chloride) (PVC-U), polypropylene (PP) and polyethylene (PE)
142 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tubos de tipo A1
La gran ventaja de estos tubos frente a los convencionales de pared maciza es, por tanto,
el ahorro de material en su fabricación, que puede alcanzar el 60%, con rigideces de
incluso dos veces superiores.
En España son de empleo relativamente reciente (quince años a los sumo), no así en otros
países de la Unión Europea donde se vienen utilizando desde más antiguo.
4.2.5.2. Definiciones
4.2.5.3. Clasificación
et
el
m) m) m)
2m 8m 0m
43 41 50
e. e. e.
(p. (p. (p.
=ID =ID =ID
DN DN DN
et et et
En el espíritu de esta Guía Técnica de que los parámetros de clasificación sean aquellas
variables que determinan su capacidad hidráulica y mecánica, en los tubos de materia-
les termoplásticos de pared estructurada, los mismos serían, tal y como se ha indicado,
el DN y la SN.
No obstante, en estos tubos, otros parámetros importantes de conocer, que si bien no
influyen en su capacidad hidráulica o mecánica sí caracterizan de forma importante al
tubo, podrían ser el material constitutivo del tubo (PVC-U, PE ó PP), el tipo de pared
(A1, A2 ó B) o el diseño del corrugado en cada caso en particular, aunque, como se ha
indicado, conociendo su DN y SN queda determinada la capacidad mecánica e hidráuli-
ca de la conducción.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 145
Las características técnicas de los tubos de materiales termoplásticos con pared estruc-
turada serán las específicas del material constitutivo de cada caso en particular (PVC-U, PE
ó PP; ver los apartados 4.2.3.4, 4.2.4.4 ó 4.2.15.3, respectivamente).
4.2.5.5. Dimensiones
Tabla 49. Dimensiones de los tubos de materiales termoplásticos de pared estructurada, según el
diámetro nominal DN se refiera al interior (derecha) o al exterior (izquierda)
146 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.2.5.6. Uniones
En los tubos de pared corrugada (los más habituales de esta tipología de tubos estructu-
rados), la instalación de las uniones se ve facilitada por la forma de la pared exterior del
tubo, la cual permite la colocación del anillo elastomérico entre dos nervios consecuti-
vos.
De esta manera, la junta va alojada en el extremo liso del tubo y no en el enchufe (como,
por ejemplo, en los tubos convencionales de PVC-U de pared maciza, ver Fig 29) lo que
facilita la instalación de la conducción.
4.2.5.7. Identificación
Todos los tubos deben ir marcados, de forma fácilmente legible y durable, con las
siguientes identificaciones como mínimo, a intervalos de 2 metros como máximo, con al
menos una identificación por cada tubo:
– Nombre del suministrador, fabricante o nombre comercial
– Material constitutivo del tubo (PVC-U, PE o PP)
– Fecha de fabricación (mes y año)
– Diámetro nominal, DN (e indicación de si se refiere al interior DN/ID o al exterior
DN/OD)
– Rigidez nominal SN
– Marca de calidad de producto, en su caso
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 147
Los tubos objeto de este apartado, son aquellos fabricados a partir de polietileno (alta
densidad), combinando paredes macizas de espesor variable, con paredes estructuradas heli-
coidales continuas.
Son de aplicación tanto para redes de saneamiento y drenaje en lámina libre como bajo
presiones hidráulicas interiores de hasta 0,3 N/mm2. Otra utilización muy frecuente es para
emisarios en instalaciones submarinas.
Respecto a la normativa aplicable, no existe en la actualidad ninguna norma nacional
o europea sobre esta tipología de tubos, recomendándose que cumplan, con carácter general,
con lo especificado por la siguiente norma:
DIN 16.961 Thermoplastic pipes and fittings with profiled outer and smooth inner
surfaces.
Part 1: Dimensions
Part 2: Technical delivery conditions
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 149
4.2.6.2. Definiciones
Complementariamente a las definiciones específicas incluidas en le apartado 4.2.5.2
(PN, LCL, MRS, C y σs) así como a las incluidas en el 2.6 son de aplicación las siguientes:
– Diámetro nominal, DN. Para los tubos de PE de pared estructurada helicoidal, la
designación genérica DN se refiere al diámetro interior (ID).
Para un mismo DN los tubos admiten ser fabricados con distintos perfiles de
manera que para una capacidad hidráulica determinada, la resistencia mecánica
del tubo es variable. En consecuencia, en estos tubos manteniendo fijo el diáme-
tro interior (ID), en función del perfil seleccionado, se modifica el diámetro exte-
rior (OD).
– Rigidez circunferencial (SR24). Característica mecánica que representa la resisten-
cia de un tubo a la flexión transversal, a las 24 horas de su puesta en servicio.
E C24 × I
S R24 =
r3
4.2.6.3. Clasificación
Las características técnicas serán las específicas del material constitutivo, el polietile-
no de alta densidad (PE 80 / PE100).
4.2.6.5. Dimensiones
4.2.6.6. Uniones
Los tubos de polietileno de pared estructurada helicoidal, pueden ser unidos mediante:
– Unión por electrofusión. Los tubos irán provistos con extremos hembra y macho
para ser unidos mediante soldadura por electrofusión.
150 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Unión mecánica desmontable. Los tubos pueden incorporar en uno de sus extremos
un portabridas, manteniendo la posibilidad de ser soldados por electrofusión en el
otro.
En los tubos a unir por electrofusión, el extremo enchufe incorpora una resistencia for-
mada por espiras metálicas, por la que se hace pasar corriente eléctrica de baja tensión
(24 - 48 V), de forma que se genere un calentamiento (efecto Joule) que suelde el extre-
mo hembra de un tubo con el extremo macho del siguiente.
La soldadura será generada por el efecto de expansión térmica (presión de la unión)
durante el tiempo de soldadura (entre 20 y 30 minutos).
Entre las ventajas de la unión por electrofusión puede destacarse el hecho de que los
equipos necesarios son ligeros, de bajo mantenimiento y coste, así como que está dispo-
nible para otra utilización tan pronto ha terminado el tiempo de fusión.
4.2.6.7. Identificación
Todos los tubos deben ir marcados, de forma fácilmente legible y durable, con las
siguientes identificaciones como mínimo, con al menos una identificación por cada tubo:
– Nombre del suministrador, fabricante o nombre comercial
– Referencia a la norma DIN 16.961
– Material constitutivo del tubo (PEAD y grupo MFR)
– Fecha de fabricación (mes y año)
– Diámetro nominal, DN
– Rigidez nominal SN
– Marca de calidad de producto, en su caso
Esta nueva norma europea sustituye a la norma UNE experimental UNE 53.323 que ha
sido la que ha regulado los tubos de PRFV de manera provisional a la espera de la publi-
cación de la citada norma europea.
Hasta la aparición de esta nueva norma CEN, habitualmente estos tubos solían norma-
lizarse según lo especificado por alguna de las la normas internacionales que se indican
a continuación (preferentemente la AWWA C-950-91 en aplicaciones con presión).
AWWA C950 (aplicaciones con presión)
ASTM D3.517 (aplicaciones con presión)
BS 5.480 (aplicaciones con o sin presión)
BS 7.159 (aplicaciones específicas)
UNI 9.032 (aplicaciones con o sin presión)
152 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los tubos de PRFV tuvieron sus orígenes en los años 1950 y fueron inicialmente conce-
bidos para la industria petrolífera y la química. Para el transporte de agua (saneamien-
tos o abastecimientos) comenzaron a utilizarse en los años 1960.
Su campo habitual de utilización es el de los diámetros de hasta 3.000 mm y, en su caso,
presiones máximas de 2,5 o incluso 3,2 N/mm2. Por último, como material plástico, es
también característico de estos tubos la disminución que sufren con el tiempo sus pro-
piedades mecánicas.
4.2.7.2. Definiciones
Complementariamente a las definiciones de 2.6, en estos tubos son de aplicación las
siguientes:
– Diámetro nominal (DN). En los tubos de PRFV la designación genérica DN se
refiere, aproximadamente, al diámetro interior (ID), si bien estos tubos presentan la
singularidad de poder ser fabricados bajo dos series: la serie A y la B.
Para un valor del DN, los tubos admiten ser fabricados en distintos espesores para así
lograr para una misma capacidad hidráulica diferentes resistencias mecánicas.
Supuesto fijo un valor del DN, en la primera serie (la A) los aumentos de espesor
se obtienen por variación del OD (el ID es fijo), mientras que en la segunda serie
(la B) ocurre al contrario: el OD es fijo y varía el ID al aumentar o disminuir el
espesor, pero en ambas la designación genérica DN se refiere al interior (en la serie
B, aproximadamente al interior).
Para la serie B, además, existen cuatro subseries: B1, B2, B3 y B4. La primera es
una serie genérica para tubos de PRFV, mientras que las series B2, B3 y B4 tienen
unas dimensiones tales que los tubos fabricados bajo dichas series sean compati-
bles, respectivamente, con accesorios de fundición (según ISO 2.531), de PVC
(según ISO 161-1) o de acero (según ISO 4.200).
– Rigidez circunferencial específica (Sc). Característica mecánica del tubo que repre-
senta su rigidez a flexión transversal por unidad de longitud del mismo a corto o a
largo plazo. Se define mediante la expresión:
EI
SC = 3
Dm
Sc rigidez circunferencial específica, en N/mm2
E módulo de elasticidad a flexión circunferencial, en N/mm2.
I momento de inercia de la pared del tubo por unidad de longitud (I = e3/12,
en mm3).
e espesor nominal de la pared del tubo, en mm.
EI factor de rigidez transversal, en N x mm.
Dm diámetro medio teórico del tubo (Dm=DN+e o OD-e, según la Serie, A o B),
en mm.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 153
Ejemplo 16
Tabla 50. 50 PFA y PMA en función de la PN en los tubos de PRFV (AWWA C-950)
4.2.7.3. Clasificación
PN 4 PN 6 PN 10 PN 12,5 PN 16 PN 20 PN 25 PN 32
SN 10000
SN 10000
SN 10000
SN 10000
SN 10000
SN 10000
SN 10000
SN 10000
DN
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
SN 2000
SN 2500
SN 4000
SN 5000
SN 8000
100
125
150
200
250
300
350
400
450
500
600
700
800
900
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
2.200
2.400
Tabla 51. Tubos de PRFV. Características físicas a corto plazo (UNE-EN 14.364)
De las características mecánicas de estos tubos, destacar que la rigidez a corto plazo
(S0) deberá ser al menos el valor de la SN. La rigidez a los 50 años del tubo (S50) deberá ser
declarada por el fabricante. En cuanto a la resistencia a la tracción de la parte estructural del
tubo, tanto a corto como a largo plazo (σr,0 y σr,50, respectivamente) también deberá ser decla-
rado oportunamente por el fabricante.
4.2.7.5. Dimensiones
Fig. 45. Dimensiones en los tubos de PRFV (tubos con embocadura o lisos)
Los espesores de los tubos de PRFV no están normalizados en ninguna norma (tampoco
por tanto en UNE-EN 14.364), ya que debe tenerse en cuenta que en estos tubos el espe-
sor depende de muchas variables (de la SN, de la PN, de la serie de diámetros y sobre
todo del proceso de fabricación seguido), pudiendo variar hasta un +/- 30% entre los
valores máximo y mínimo, por lo que debe ser el respectivo fabricante quién los declare
en cada caso particular.
158 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Como, no obstante, en ocasiones puede ser útil conocer un valor aproximado del espesor
de los tubos, en la Tabla 53 se da una horquilla de valores, puramente orientativa, entre
los que oscilan los espesores de estos tubos en España habitualmente.
Por otro lado, de la gama de diámetros normalizada, la habitualmente empleada en la actua-
lidad en España en función de la PN (en su caso) es la indicada en la Fig 46 (recordar, ade-
más, que cada combinación de DN y PN debe encargarse para una SN determinada).
2.400
2.000
1.600
1.200
800
400
0
PN 4 PN 6 PN 10 PN PN 16 PN 20 PN 25 PN 32
12,5
4.2.7.6. Uniones
Los tubos y las piezas especiales pueden estar provistos con diferentes tipos de unio-
nes, siendo las más habituales las siguientes:
a) Uniones rígidas
– Con bridas (fijas o móviles)
– Encoladas (o pegadas)
– Vendadas a tope (o laminadas)
b) Uniones flexibles
– Con enchufe y extremo liso con anillo elastomérico (en ocasiones es un doble
anillo)
– Con manguitos y elemento de estanquidad (también doble anillo)
– Autotrabada, cuando se prevean esfuerzos de tracción
Cuando las uniones sean flexibles la desviación angular admisible no debe ser inferior
a los valores indicados en la Tabla 54. El movimiento axial debe ser siempre inferior al 0,3%
de la longitud de los tubos a unir.
Las uniones encoladas se hacen mediante adhesivos especiales; las laminadas, por su
parte, se unen mediante la propia resina de poliéster reforzando la unión con fibras de
vidrio.
Cada proyecto en particular debe especificar los tipos de uniones que sean de aplicación.
Caso de no hacerlo se suelen utilizar, en general, uniones flexibles, bien con enchufe y
campana o bien mediante manguito.
Las uniones con manguito tienen la ventaja de una mejor adaptabilidad de los tubos al
trazado exacto de la conducción y a la conexión con las piezas especiales y los pozos de
registro. Por el contrario, suponen un punto de mayor rigidez y una discontinuidad en la
conducción.
Las uniones de enchufe y campana pueden ir equipadas con una válvula de prueba que
permite comprobar la estanquidad de la unión antes de realizar las pruebas de la tube-
ría instalada.
En cualquier caso, un campo habitual de posible aplicación de cada uno de los tipos de
uniones es el que se indica en la figura anterior.
160 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
PN 10
PN 16
PN 20
PN 25
PN 32
PN 10
PN 16
PN 20
PN 25
PN 32
PN 10
PN 16
PN 20
PN 25
PN 32
PN 10
PN 16
PN 20
PN 25
PN 32
PN 10
PN 16
PN 20
PN 25
PN 32
DN
PN 6
PN 6
PN 6
PN 6
PN 6
PN 6
100
125
150
200
250
300
350
400
450
500
600
700
800
900
1.000
1.200
1.400
1.600
1.800
2.000
2.200
2.400
Tabla 54. Desviaciones angulares mínimas de las uniones flexibles (UNE-EN 14.364)
Fig. 48. Unión mediante enchufe y campana (izquierda) o manguito (derecha) en tubos de PRFV
4.2.7.7. Identificación
Todos los tubos deben ser marcados en fábrica con al menos las siguientes indicaciones:
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 161
Los tubos de fundición dúctil tienen la condición de metálicos y sus diámetros nomi-
nales están normalizados por las normas europeas hasta el valor de 2.000 mm.
Son de aplicación tanto para saneamientos en lámina libre como bajo presión hidráu-
lica interior. Pueden instalarse tanto enterrados, aéreos como subacuáticos, incluso en insta-
laciones especiales mediante perforación horizontal dirigida.
La fundición dúctil, conocida también como fundición nodular o de grafito esferoidal,
es aquélla en la que el grafito se presenta principalmente en forma de esferas, según lo indi-
cado en el epígrafe 4.2.8.4. La fundición gris, de menor resistencia a la tracción, no debe ser
utilizada en los tubos instalados en las redes de saneamiento.
Los procedimientos de fabricación usuales de los tubos y de las piezas especiales son
los que se indican a continuación.
a) Tubos
Colada por centrifugación en molde metálico, revestido o no
Colada por centrifugación en molde de arena
Colada en molde de arena
Colada en molde metálico
b) Piezas especiales
Colada en molde de arena
Colada en molde metálico
Tras la colada, los tubos y las piezas especiales pueden ser sometidos, si es necesario,
a un tratamiento térmico para conseguir las características mecánicas exigidas en el epígrafe
4.2.8.4.
162 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Esta norma UNE-EN 598 (elaborada por el CTN 19 de AENOR) recoge lo especificado
por la equivalente norma europea EN 598 de CEN (desarrollada por su TC 203). Su con-
tenido está basado en el de la norma ISO 7.186.
En abastecimientos de agua, los tubos de fundición dúctil son utilizados en Europa
desde el año 1948. Desplazaron a la antigua fundición gris (de menor resistencia y sus-
ceptible de sufrir roturas frágiles), la cual era empleada desde mucho más antiguo
(siglo XVIII). En saneamientos, su utilización es posterior, desde los años 1980, apro-
ximadamente.
Entre las ventajas de los tubos de fundición dúctil debe destacarse, en primer lugar, el
excelente comportamiento de los mismos ante la presión hidráulica interior y la acción
de las cargas externas, lo que hace que su campo de aplicación abarque tanto los diá-
metros pequeños, como los medianos y los grandes (hay experiencias de hasta 1.400 mm
o 1.600 mm en España y de hasta 2.600 mm en Japón), con presiones máximas de 3 ó 4
N/mm2, según diámetros, habiendo disponible, además, una gran gama de piezas espe-
ciales en este material.
Por otro lado, estos tubos van provistos de revestimientos tanto interiores como exterio-
res (ya que por su condición de metálicos requieren de algún tipo de protección, ver
apartado 4.2.8.7), cuya elección depende de las características del agua a transportar y
del medio en el que se instalen.
En la instalación de los mismos, al ser un tubo flexible en diámetros grandes (y por tanto
resistir las solicitaciones deformándose y contando con la ayuda del empuje pasivo del
relleno), las características y grado de compactación de los materiales a colocar alrede-
dor de la tubería adquieren gran importancia, lo que obliga a una cuidadosa ejecución
en obra. En diámetros pequeños, el comportamiento del tubo es rígido, por lo que las
condiciones de instalación no tienen porqué ser tan exigentes.
La instalación, por su parte, se ve facilitada en tanto en cuanto los tubos son fácilmente
mecanizables en obra (se pueden cortar, taladrar, roscar, etc.) y porque el tipo de unión
habitualmente empleado (flexible, de enchufe y campana) es de fácil colocación.
4.2.8.2. Definiciones
En los tubos de fundición para redes de saneamiento, cada valor del diámetro nominal
está asociado a un valor del diámetro exterior, estando únicamente normalizado un valor
del espesor nominal para cada DN. En consecuencia, el diámetro interior se obtiene res-
tando al exterior el valor del espesor del tubo y el del revestimiento interior, resultando,
“aproximadamente” igual al interior.
Ejemplo 18
Fig. 49. Diámetros en los tubos de fundición (sin tener en cuenta los revestimientos).
Dmax - Dmin
100
Dmax + Dmin
Los tubos de fundición dúctil para abastecimientos admiten ser fabricados en distintos
espesores para un mismo DN (al objeto de tener diferentes resistencias mecánicas según
las solicitaciones a que vayan a estar sometidos). De esta manera, en ellos aparece el
concepto de “clase de espesor”, el cual es un parámetro que relaciona el valor del DN
del tubo con los posibles espesores que pueda tener (CEDEX, 2003).
Mientras, y tal y como se ha indicado, los tubos de fundición dúctil para saneamientos
son fabricados en una única serie de espesores para cada diámetro, por lo que en ellos
este concepto de “clase de espesor” pierde interés y no se utiliza.
164 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.2.8.3. Clasificación
Tabla 55. Características mecánicas de la fundición dúctil para tubos y piezas especiales (UNE-
EN 598)
4.2.8.5. Dimensiones
Tabla 56. Dimensiones de los tubos de fundición dúctil (elaborada a partir de UNE-EN 598)
Revestimiento interior
ID
30 12
25 10
Longitud (m)
espesor (mm)
20 8
15 6
10 4
5 2
0 DN 0
0
0
0
0
0
0
0
0
0
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
00
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
Fig. 51. Dimensiones de los tubos de fundición (elaborada a partir de UNE-EN 598)
Respecto a los diámetros, si bien, como se ha indicado, el valor normalizado por UNE-
EN 598 alcanza 2.000 mm, no es normal en España exceder el valor de 800 mm en redes
de saneamiento, en las que, además, la aplicación usual de los tubos de fundición dúctil
es en las impulsiones.
No obstante, otras normas (ISO 7.186 por ejemplo), normalizan diámetros de hasta 2.600
mm, de manera que en otros países de Europa sí se emplean diámetros superiores a los
instalados en España.
Todo ello, en cualquier caso, se representa en la Fig 52.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 167
DN
0 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400 1.600 1.800 2.000 2.200 2.400 2.600 2.800
4.2.8.6. Uniones
Los tubos de fundición van equipados habitualmente con uniones flexibles, las cuales,
a su vez, pueden ser de los siguientes tipos (ver Fig 53):
a) Unión de enchufe y extremo liso. Obtiene la estanquidad por la simple compresión
de un anillo elastomérico.
b) Unión mecánica. Como la anterior, pero con unas contrabridas que facilitan la
unión sobre todo el piezas especiales pequeñas
A su vez, los dos tipos de uniones anteriores pueden ser acerrojadas. En este caso,
los tubos a unir también están provistos de enchufe y extremo liso, si bien en estas unio-
nes la estanquidad se logra por la compresión del anillo elastomérico mediante una con-
trabrida apretada con bulones que se apoyan en el collarín externo del enchufe. Son espe-
cialmente adecuadas para los casos en los que se prevea que el tubo haya de trabajar a
tracción.
Alternativamente a las anteriores uniones flexibles, pueden también disponerse unio-
nes mediante bridas.
Las uniones, sea cual sea su tipología, deben ser conformes con lo especificado para
las mismas en la norma UNE-EN 598. En particular la desviación angular admisible no debe
ser inferior a los valores indicados en la Tabla 57. En cualquier caso, las uniones deben cum-
plir las siguientes condiciones (UNE-EN 598):
– Resistir, permanentemente y sin fugas, una presión hidráulica interior de 0,2
N/mm2 para el caso de saneamiento por gravedad o de 1,1 N/mm2 si el saneamien-
to es bajo presión
– Ser estancas a una presión hidráulica interior negativa (depresión) de 0,09 N/mm2
– Resistir, sin entrada de agua, una presión hidrostática exterior de 0,2 N/mm2, cuan-
do esté previsto su uso a profundidades mayores de 5 metros bajo el agua
168 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 57. Valores mínimos de la desviación angular admisible en las uniones flexibles (UNE-EN 598)
Todos los tubos y las piezas especiales se deben proteger contra la corrosión mediante
algún procedimiento adecuado. En general, se recomienda seguir lo especificado en el
“Manual de corrosión y protección de tuberías” de AEAS (2001).
170 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los posibles sistemas de protección de tuberías metálicas contra la corrosión son, bási-
camente, bien el recubrimiento mediante revestimientos o bien la protección catódica.
La protección catódica se basa en garantizar que la tubería sea eléctricamente continua,
por lo que si se instalan uniones flexibles, como el anillo elastomérico rompe dicha con-
tinuidad eléctrica, deberían disponerse en las uniones sistemas que eviten dichas dis-
continuidades, como puentes, elementos mecánicos o, en general, accesorios que garan-
tizasen la continuidad eléctrica de la conducción.
La protección mediante revestimientos, por el contrario, no requiere de la continuidad
eléctrica de la conducción, pudiendo emplearse con cualquier sistema de unión.
La elección entre un sistema u otro de protección es, por tanto, una cuestión económica
que dependerá de las circunstancias particulares de cada instalación.
En las tuberías de fundición, habitualmente unidas mediante unión elástica, la protección
catódica no suele emplearse, protegiéndose contra la corrosión exclusivamente median-
te revestimientos o mangas de polietileno. No obstante, de alguna manera, el revesti-
miento de cinc metálico o el de cinc-aluminio 80/15 (ver Tabla 59) son en sí mismos una
protección catódica de cada tubo individualmente considerado (garantizando un poten-
cial de polarización obviamente inferior al logrado en una protección continua de toda
la conducción).
Tabla 59. Revestimientos habituales en los tubos y piezas de fundición (UNE-EN 598)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 171
Los revestimientos especificados en la Tabla 59 son de aplicación para los casos de terre-
nos poco corrosivos y aguas residuales transportadas no agresivas. Caso contrario, debe-
ría de adoptarse alguna otra solución de las indicadas en la Tabla 59.
La división entre suelos corrosivos y no corrosivos no es, en lo más absoluto, nítida.
Por ejemplo la norma UNE-EN 598 (anexo A) entiende por suelos muy corrosivos los que
tienen una resistividad muy baja (menor de 1.500 ohm.cm si es una instalación por enci-
ma del nivel freático o 2.500 ohm.cm si es bajo la capa freática), o un pH menor de 6, o
si tienen un alto contenido de sulfatos, cloruros o sulfuros, o si hay peligro de contami-
nación por vertidos orgánicos o industriales o si existen corrientes vagabundas, etc.
Mientras tanto, otras referencias norteamericanas (Steel Plate Fabricators Association,
1970 o AWWA, 1985) clasifican a los suelos por su probabilidad de corrosión en función
de su resistividad, tal como se indica en la Tabla 61.
172 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Análogamente, aguas no agresivas son, para la norma UNE-EN 598 (anexo B), las que
tengan un pH comprendido entre 4 y 12.
Tabla 61. Resistencia de los suelos ante la corrosión (Steel Plate Frabricators Association y
Manual M11 de AWWA)
4.2.8.8. Identificación
Todos los tubos y piezas especiales deben ir marcados, de forma fácilmente legible y
durable, con las siguientes identificaciones como mínimo:
a) Nombre o marca del fabricante
b) Fecha de fabricación (año)
c) Especificación de que la pieza es de fundición dúctil
d) Diámetro nominal (DN)
e) Presión nominal (PN), en el caso de la existencia de bridas
f) Marca de calidad de producto y/o Organismo de certificación, en su caso
g) Referencia a la norma UNE-EN 598
Las cinco primeras identificaciones deben ser realizadas en el molde de fundición o
irán punzonadas en frío, pudiéndose aceptar que las otras demás marcas sean ejecutadas con
pintura, siempre que quede garantizada su durabilidad, o que vayan adheridas al embalaje.
De las dos tipologías de secciones antes indicadas, la que mayor uso tiene en España es la
ovoide. Realmente, la sección elíptica tiene muy poco empleo en nuestro país. No obstante,
hay disponibles comercialmente diseños no normalizados de conducciones de hormigón de
sección interior elíptica y forma exterior poligonal, como los indicados en la Fig 54.
Fig. 54. Conducciones de hormigón de sección elíptica con forma exterior poligonal
Las principales ventajas que presentan los colectores de sección ovoide (extensibles a las
elípticas con el eje principal instalado verticalmente) frente a los circulares de sección
equivalente pueden resumirse en las siguientes:
174 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– A igualdad de sección, los ovoides tienen una altura mayor que los tubos circulares,
lo que los hace más visitables, facilitando las posibles tareas de inspección por el inte-
rior de la conducción
– El calado y la velocidad de circulación del agua, a igualdad de pendiente y caudal
transportado, son mayores en los ovoides que en las secciones circulares equivalentes,
lo que redunda en una mayor autolimpieza y en un mejor comportamiento hidráulico
en la hipótesis de circulación exclusiva de las aguas residuales (caudales bajos)
– Las zanjas necesarias requieren una menor anchura
– La capacidad mecánica es mayor en los ovoides que en los colectores circulares
Por el contrario, las principales ventajas de las secciones elípticas con el eje principal
instalado horizontalmente frente a las circulares de sección equivalente pueden resumir-
se en las siguientes:
– Menor necesidad de espacio vertical para la instalación de la conducción, lo que
implica, entre otras ventajas, menores requerimientos de entibación en el caso de zan-
jas verticales
– A igualdad de pendiente y calado, el caudal transportado en los tubos de sección elíp-
tica con el eje principal instalado horizontalmente o en los abovedados es mayor que
en los equivalentes de sección circular. Por el contrario, a igualdad de pendiente y
caudal transportado, el calado y la velocidad de circulación del agua son menores
(esto último hace especialmente recomendables estas secciones para el transporte
exclusivo de aguas pluviales).
4.2.9.2. Definiciones
Al igual que en los tubos de sección circular, la carga de rotura y la de fisuración pue-
den expresarse bien en kN/m2 o bien en kN/m.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 175
4.2.9.3. Clasificación
Tabla 62. Clases de resistencia y relación con las cargas de rotura y de fisuración (UNE
127.916)
b) Tubos de sección elíptica. Estos tubos se clasifican por sus dimensiones WN/HN y
por el diseño de la pared.
Tabla 63. Cargas de fisuración y de rotura (en kN/m) en las conducciones de sección ovoide de
hormigón aramado (UNE 127.916)
4.2.9.5. Dimensiones
Tabla 64. Dimensiones de los tubos de hormigón de sección ovoide (UNE 127.916)
La longitud (L) de los tubos no está normalizada, si bien unos valores habituales de
ésta en los tubos de hormigón de sección ovoide oscilan entre 1,00 y 2,50 metros.
La tolerancia sobre el valor declarado será de (UNE 127.916):
– WN/HN<1.000/1.500 ±1% del valor de la longitud declarado por el fabricante
– WN/HN≥1.000/1.500 +50 mm / -20 mm
La tolerancia sobre el espesor de pared del tubo será, en cualquier caso, el menor valor
de los siguientes:
– el 95 % del espesor de pared declarado por el fabricante
– el espesor de pared declarado por el fabricante menos 5 mm.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 177
e1 WN e1
e2
N
W
5
0,
1,5 HN
WN
0,75 WN
N
5W
0,2
2
e
Tabla 66. Dimensiones de los tubos de hormigón de sección elíptica (elaborada a partir de ASTM C507)
178 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las dimensiones normalizadas previstas en ASTM C507 para las conducciones de hor-
migón armado de sección elíptica son las que se indican en la Tabla 66. La longitud usual de
fabricación de estas conducciones es en tramos de 2,4 metros.
4.2.9.6. Uniones
4.2.9.7. Identificación
4.2.10. G a l e r í a s y m a rc o s d e h o r m i g ó n a r m a d o
Las galerías y/o marcos de hormigón armado (ver apartado 2.6) son elementos de gran
sección transversal, habitualmente visitables y que son utilizadas en el caso de funciona-
miento hidráulico en lámina libre y transporte de grandes caudales.
El presente apartado hace referencia a galerías o marcos prefabricados. En el caso de
que la conducción se ejecute “in situ”, deberá cumplirse con lo especificado en el apartado
6.5.1.
Como se ha indicado, las conducciones objeto de este apartado son secciones de hormi-
gón armado. Sin embargo, en los tamaños más pequeños se pueden encontrar en las redes
existentes secciones abovedadas de hormigón en masa.
También pueden encontrarse aún en servicio en nuestras ciudades antiguas secciones, en
ocasiones de considerable tamaño, construidas “in situ” en fábrica de ladrillo o de mam-
postería. Éstas no constituyen el objeto de esta Guía por tratarse de un material que ya
no se usa en obra nueva, pero en todo caso pueden tener su relevancia en actuaciones de
rehabilitación (ver capítulo 9).
Por otro lado, es también posible encontrar secciones mixtas que combinan una parte “in
situ” con otra prefabricada: en los casos de marcos rectangulares de grandes luces
(anchura) que por el motivo que fuere no convenga partir en varias luces constituyendo
un cajón multicelular, una solución utilizada es realizar la solera y las paredes de hor-
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 179
migón armado, y cubrir con placas postesadas (que con menos canto permiten cubrir
mayores luces que el hormigón armado). Esta tipología es a todos los efectos homologa-
ble a una “in situ” como las que se comentan en el apartado 6.5.1.
Fig. 55. Diseños normalizados en ASTM C-506 para las galerías abovedadas de hormigón armado
180 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En cuanto a la normativa técnica relativa a los marcos de hormigón armado, además del
citado proyecto de norma europea existe la siguiente norma ASTM norteamericana al
respecto en el ámbito específico de las redes de saneamiento y drenaje:
ASTM C1.433 Standard specification for precast reinforced concrete box sections for
culverts, storm drains, and sewers
En el presente apartado se describen las características de las galerías prefabricadas de
hormigón armado utilizadas para la conducción de agua, si bien en un sentido más
amplio estas infraestructuras pueden ser empleadas, en general, como elementos para la
instalación de servicios (gas, electricidad, etc.).
4.2.10.4. Dimensiones
Tabla 67. Dimensiones de los tubos de hormigón de sección abovedada (elaborada a partir de
ASTM C506)
Para las galerías cuya sección transversal sea rectangular acabada en su parte superior
en forma semicircular, unas dimensiones habituales en España son las que se indican en
la Tabla 68. La longitud de fabricación de estas galerías es también variable, si bien unos
valores habituales son 2,00 ó 2,40 metros.
WN
HN
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 183
WN/HN (m) 1,00 1,25 1,50 1,75 2,00 2,25 2,50 2,75 3,00 3,25 3,50 3,75 4,00
1,00
1,25
1,50
1,75
2,00
2,25
2,50
2,75
3,00
3,25
3,50
3,75
4,00
WN
HN
4.2.10.5. Uniones
4.2.10.6. Identificación
Todas las piezas que componen las galerías deben ir marcadas, de forma fácilmente
legible y durable, con las siguientes identificaciones como mínimo:
– Nombre del suministrador, fabricante o razón comercial
– Norma de producto de referencia
– Fecha de fabricación (año, mes y día)
– Dimensiones nominales (WN/HN)
– Carga de aplastamiento
– Marca de calidad de producto en su caso
– Tipo de cemento, si este tuviera alguna característica especial
En cuanto a la normativa relativa a este tipo de tubos, no hay publicada ninguna norma
española o europea al respecto, si bien existe las siguientes normas internacionales sobre
ellos:
DIN 54.815 Pipes made of filled polyester resin moulding materials
Part 1: Dimensions, materials and marking
Part 2: Requirements and testing
ASTM D-6.783 Standard specification for polymer concrete pipe
Existe también el siguiente proyecto de norma europea al respecto:
prEN 14.636 Plastic piping systems for non pressure drainage and sewerage.
Polyester resin concrete (PRC)
Part 1: Pipes and fittings with flexible joints
La serie de diámetros nominales normalizados de los tubos de hormigón polímero será
la siguiente:
150 – 200 –250 – 300 – 400 – 500 – 600 – 700 – 800 – 900 – 1.000 – 1.200 – 1.400 –
1.500 – 1.600 – 1.800 – 2.000 – 2.200 – 2.400 – 2.600 – 2.800 - 3.000
El sistema de unión de los tubos de hormigón polímero para instalaciones convencio-
nales será, habitualmente, con los extremos acabados de manera machihembrada, para el que
es de aplicación lo especificado en el apartado 4.2.1.7 para este tipo de uniones.
Los tubos de hormigón reforzados con fibras de celulosa (FRC) son de aplicación en
el caso de diámetros medianos, secciones circulares e instalaciones enterradas. Además de los
propios tubos, hay disponibles en este material una gran cantidad de posibles piezas especia-
les. Se fabrican por arrollamiento mecánico a presión sobre un mandril de una mezcla íntima
de cemento Portland, arena, agua y fibras de celulosa.
En cuanto a la normativa relativa a este tipo de tubos, no hay ninguna norma española
o europea al respecto, si bien existen las siguientes normas americanas (ASTM) o australia-
nas (AS) sobre ellos:
ASTM C 1.449 Standard specification for non asbestos fiber cement non pressure
sewer pipe
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 187
ASTM C 1.450 Standard specification for non asbestos fiber cement storm drain
pipe
AS 4.139 Fibre-reinforced concrete pipes and fittings
Cualquiera de las normas anteriores clasifica a los tubos en varias clases en función
de su resistencia al aplastamiento (clases I a V en ASTM y 1 a 6 en AS) de manera análo-
ga al procedimiento empleado en los tubos de hormigón convencionales (ver apartado
4.2.1.3).
En cuanto a sus dimensiones, en la Tabla 71 se resumen las principales. Los sistemas
de unión habituales son mediante manguito.
Tabla 71. Dimensiones de los tubos de hormigón reforzados con fibras de celulosa
UNE-EN 642 Tubos de presión de hormigón pretensado, con y sin camisa de chapa,
incluyendo juntas, accesorios y prescripciones particulares relativos al
acero de pretensar para tubos
En la Guía Técnica sobre tuberías para el transporte de agua a presión (CEDEX,
2003) se especifican en detalle las características que deben cumplir este tipo de tubos.
Los tubos de acero objeto de este apartado se refieren a los que son conformados por
soldadura continua (habitualmente helicoidal) a partir de una chapa de acero (bobina).
En las redes de saneamiento y drenaje son de escasa utilización, prácticamente solo en
el caso de impulsiones de grandes caudales y a elevadas presiones. En cualquier caso, deben
ir oportunamente revestidos, interior y exteriormente, contra la corrosión de las aguas trans-
portadas y de los suelos atravesados.
Respecto a la normativa de aplicación, los tubos de acero deben cumplir, con carácter
general, con lo especificado por la norma:
UNE-EN 10.224 Tubos y accesorios en acero no aleado para el transporte de líqui-
dos acuosos, incluido agua para consumo humano. Condiciones
técnicas de suministro.
Antes de la aparición de esta norma, lo habitual era dimensionar los tubos de acero heli-
coidal soldado de acuerdo con lo especificado por algunas de las normas internaciona-
les sobre los mismos, algunas de las cuales se indican a continuación (si bien también
existen normas al respecto BSI y AFNOR en el Reino Unido y Francia respectivamente).
a) Normas ISO 4.200 o ISO 559
b) Norma API 5L
c) Norma AWWA C200
d) Normas DIN 1.615, 1.626, 1.628, 2.448, 2.413, 2.458 ó 2.460
Los tubos y galerías de acero corrugado son utilizados en el caso de grandes diámetros
y, habitualmente, para el transporte de aguas pluviales. Los tubos siempre son de sección cir-
cular, mientras que las galerías admiten ser diseñadas con diferentes secciones interiores,
como, por ejemplo, abovedadas o a base de arcos elípticos completos.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 189
En cualquier caso, están construidos con chapas de acero corrugado normalmente cur-
vadas (entendiendo por éstas aquellas cuya superficie ha sido ondulada para conferirlas una
mayor resistencia a esfuerzos de flexión). Las chapas se unen para conformar el conducto bien
por soldadura (longitudinal o helicoidalmente) o bien mediante pernos y tuercas galvanizados
en caliente, según lo especificado por la norma UNE 37.507.
Caso de emplear este último sistema, los pernos y las tuercas de unión deben ser de
acero de alta resistencia al manganeso clase 8.8 para los pernos y al carbono clase 8 para las
tuercas. Todo ello según lo especificado en la norma UNE-EN 20.898-1 y 2.
Asimismo, las cabezas de los pernos y de las tuercas deben tener la forma adecuada
para ajustarse a la chapa sin dañar el recubrimiento o, en su defecto, deberían de disponerse
arandelas que protejan el galvanizado u otras protecciones anticorrosivas, en su caso. Si por
la agresividad de los suelos o agua fuera necesario un revestimiento suplementario de las cha-
pas de acero, los pernos y las tuercas deberán también protegerse del mismo modo.
No existe en la actualidad ninguna norma nacional UNE o europea EN relativa a estos
tubos y/o galerías, pero sí algunas internacionales entre las que puede destacarse las siguientes:
ASTM A-760 Standard specification for corrugated steel pipe, metallic-coated for
sewers and drains
ASTM A-761 Standard specification for corrugated steel structural plate, zinc-coa-
ted, for field bolted pipe, pipe arches, and arches
ASTM A-762 Standard specification for corrugated steel pipe, polymer precoated
for sewers and drains
JIS G-3.471 Corrugated steel pipes and sections
AS 1.761 Helical lock-seam corrugated steel pipes
La utilización de este tipo de conductos tuvo su origen en el año 1896 en los Estados Uni-
dos, país donde tienen una utilización muy amplia. En España su empleo no está tan
extendido.
Son adecuados para el transporte de aguas pluviales en cualquier situación, si bien son
especialmente idóneos para el caso de drenajes de vías de comunicación (carreteras o
ferrocarriles).
En general, esta tipología sólo se debe utilizar con suelos o aguas que cumplan las con-
diciones que se indican en la tabla adjunta.
Tabla 72. Condiciones de utilización de los tubos y/o galerías de acero corrugado
190 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
No son recomendables, en cualquier caso, cuando la velocidad de circulación del agua sea
superior a 3 m/s o cuando transporten sólidos en suspensión. En estos casos su empleo
exigiría la disposición de revestimientos resistentes a la abrasión en la sección mojada,
tales como hormigón u otros materiales que aseguren la durabilidad del conducto.
Entre sus ventajas cabe destacar la baja rugosidad de estos conductos, así como el redu-
cido espesor de su pared, lo que redunda en un bajo peso y en una menor necesidad de
espacio para su instalación.
4.2.14.4. Dimensiones
En la Tabla 73 se resumen unas dimensiones habituales de los tubos de acero corruga-
do de sección circular (NCSPA, 2002) conforme al esquema de la Fig 60.
Fig. 60. Dimensiones en los tubos de acero corrugado conformados helicoidal o anularmente
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 191
Tabla 73. Dimensiones de los tubos de acero corrugado de sección circular (NCSPA, 2002)
espesor (mm)
DN
1,32 1,63 2,01 2,77 3,51 4,27
150
200
250
300
375
400
450
525
600
750
900
1.050
1.200
1.350
1.500
1.650
1.800
1.950
2.100
2.250
2.400
2.550
2.700
2.850
3.000
3.150
3.300
3.450
3.600
Además de todo lo anterior, en los tubos y/o galerías de acero corrugado deben tam-
bién fijarse las dimensiones de los perfiles del ondulado del tubo.
4.2.14.5. Uniones
Los tubos y/o galerías de acero corrugado suelen ir unidos mediante un manguito
también de acero corrugado, pudiendo o no disponerse entre dicho manguito y los tubos a
unir un elemento elastomérico (bien un anillo o bien otro manguito) para garantizar la
estanquidad.
192 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 74. Dimensiones de los tubos de acero corrugado de sección en forma de arcos elípticos
completos (NCSPA, 2002)
Hay muchas posibles disposiciones para estas uniones mediante manguito, mostrándo-
se, a título orientativo, en la Fig 61 algunas de ellas.
4.2.14.7. Identificación
Todos los tubos y/o galerías de acero corrugado deben ir marcados, de forma fácil-
mente legible y durable, con las siguientes identificaciones como mínimo:
– Nombre del suministrador, fabricante o razón comercial
– Norma de producto bajo la que se han fabricado
– Fecha de fabricación (año, mes y día)
– Dimensiones nominales (DN ó WN/HN)
– Marca de calidad de producto en su caso
194 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
SN 2 SN 4 SN 8
DN SDR 41 SDR 33 SDR 23,4
(S 20) (S 16) (S 11,2)
110
125
160
200
250
315
355
400
450
500
630
800
1.000
1.200
1.400
1.600
Los materiales básicos que constituyen los tubos de PP son los siguientes:
– Resina de polipropileno técnicamente pura (menos del 1% de impurezas).
– Aditivos, tales como lubrificantes, estabilizadores, colorantes o modificadores de
las propiedades finales, que mejoren la calidad del producto. No deben añadirse
sustancias plastificantes, ni utilizarse estos aditivos en cantidades tales que puedan
dar lugar a elementos tóxicos, que puedan provocar crecimientos microbianos, per-
judicar el proceso de fabricación, así como afectar desfavorablemente a las propie-
dades físicas, químicas o mecánicas del material, especialmente en lo que se refie-
re a la resistencia a largo plazo y al impacto.
En general, en la fabricación de los tubos, no se debe utilizar material reprocesado,
excepto cuando éste provenga del propio proceso de fabricación o de los ensayos que se rea-
licen en fábrica, siempre que los mismos hayan sido satisfactorios.
Las principales características técnicas de la materia prima constitutiva de los tubos
de PP, así como de los propios tubos una vez fabricados son las que se indican en la Tabla
75.
196 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 75. Características técnicas de la materia prima y de los tubos de PP (UNE-EN 1.852-1)
4.2.15.4. Dimensiones
4.2.15.5. Uniones
4.2.15.6. Identificación
Todos los tubos y piezas especiales deben ir marcados, de forma fácilmente legible y
durable, con las siguientes identificaciones como mínimo:
– Nombre del suministrador, fabricante o nombre comercial
– Fecha de fabricación (mes y año)
– Diámetro nominal, DN
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 197
– Rigidez nominal SN
– Referencia a la norma UNE-EN 1.852-1
– Marca de calidad de producto en su caso
Tabla 76. Dimensiones de los tubos de PP para saneamientos en lámina libre (elaboración propia
a partir de UNE-EN 1.852-1)
DIN 16.961 Pipes and fittings of thermoplastic materials with profiled wall and
smooth pipe inside
Part 1: Dimensions
Part 2: Technical delivery specifications
ASTM F 1.697 Standard Specification for Poly (Vinyl Chloride) (PVC) profile strip
for machine spiral-wound liner pipe rehabilitation of existing sewers
and conduits
Entre las ventajas específicas de estos tubos debe destacarse su ligereza (con la con-
siguiente facilidad de manipulación e instalación), su versatilidad (pueden fabricarse
a pie de obra en cualquier longitud, en diámetros específicos no normalizados, etc.) y
su alta rigidez (gracias a la pared nervada, y especialmente en el caso de que vaya
reforzada con un alma de acero galvanizado).
En ocasiones estos tubos se instalan embutidos en un dado de hormigón formando una
sola pieza. Con ello se combinan las ventajas hidráulicas del PVC (lisura, estanqui-
dad, inalterabilidad, etc.) y la capacidad resistente del hormigón. La forma de conse-
guirlo es mediante el hormigonado “in situ” de la tubería ya instalada en zanja. El
diseño nervado de la pared exterior del tubo facilita enormemente el agarre con el
hormigón.
Respecto a las dimensiones de estos tubos, como se ha indicado, una de las ventajas de
los mismos es su versatilidad, en tanto en cuanto admiten ser fabricados con las dimen-
siones específicas requeridas para cada proyecto en particular. En cualquier caso,
unas dimensiones habituales de los mismos pueden ser las que se indican en la Tabla
77.
Los tubos de PVC-O en las redes de saneamiento y drenaje son de escasa utilización,
prácticamente solo en el caso de impulsiones de pequeños caudales (diámetros menores de
400 mm) y a presiones de hasta 2 N/mm2, tanto en el caso de aguas residuales como en el de
aguas pluviales.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 199
resumir en pocas páginas las prestaciones más significativas de cada material como poder vis-
lumbrar las principales diferencias entre ellos.
Este resumen comparativo se ciñe a las siguientes tipologías de tuberías, que como se
indicó en el apartado 4.1 son las más frecuentemente empleadas en las redes de sanea-
miento y drenaje en España:
– Tubos de hormigón en masa o armado sin camisa de chapa
– Tubos de fundición dúctil
– Tubos de gres
– Tubos de PVC-U de pared compacta
– Tubos de PE de pared compacta
– Tubos de PVC-U, PE o PP de pared estructurada
– Tubos de PRFV
En la elección de una u otra tipología de tubos inciden multitud de criterios (económi-
cos, mecánicos, hidráulicos, geométricos, de facilidad de montaje, de tipo de efluente a
transportar, etc.) que dependen de cada proyecto u obra en particular. Con todo, existe
otro criterio que pocas veces se tiene en cuenta en fase de proyecto y sin embargo incide
en gran medida en la calidad final de las redes urbanas: se trata de la disponibilidad,
para un material y un diámetro dado, de las correspondientes piezas especiales para
conexión de albañales al conducto principal. Dada la gran cantidad de acometidas que
se dan en un trazado urbano, de la correcta resolución de su entronque dependerá la
estanquidad de la red, así como su correcta funcionalidad. Basta recordar en este senti-
do que las acometidas son la principal fuente de atascos en las redes no visitables, y que
en general las acometidas mal resueltas son un punto débil de la red.
En relación con la normativa de aplicación sobre los diferentes tipos de tubos analiza-
dos en esta Guía Técnica, debe destacarse el importante esfuerzo de normalización llevado a
cabo por la UE en los últimos años, de manera que prácticamente todas las tipologías posi-
bles disponen de alguna norma EN de producto (y en consecuencia UNE-EN) sobre ellas.
Ello se resume en la Tabla 79 (ver apartado 2.4.2.2).
Mediante hinca
Subacuáticas
Enterrados
Gravedad
Aéreos
Fundición dúctil
Hormigón armado o en masa
Tubos de gres
PVC-U de pared compacta
materiales
Tubos de
plásticos
PE de pared compacta
PVC-U, PE ó PP de pared estructurada
PRFV
Tabla 79. Normas españolas y europeas para tuberías de uso frecuente en redes de saneamiento y
drenaje (normas de producto)
4.2.18.2. Clasificación
Tubos de fundición y PRFV (serie B) Tubos de hormigón, gres y PRFV Tubos de PVC-U y PE de pared
(serie A) compacta
Tipo de tubo DN ID OD
Metálicos Fundición Interior Variable Fijo
Hormigón Interior Fijo Variable
Gres Interior Fijo Variable
Interior Fijo Variable
Plásticos de pared estructurada
Exterior Variable Fijo
PVC-U Exterior Variable Fijo
Plásticos
PE Exterior Variable Fijo
de pared
PRFV (Serie A) Interior Fijo Variable
compacta
PRFV (Series B) Interior Variable Fijo
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 203
Puede observarse como hay dos grandes familias para clasificar a los tubos para emple-
ar en redes de saneamiento y drenaje sin presión hidráulica interior: las que lo hacen por
la rigidez nominal (los plásticos) y las que emplean el concepto de clase de resistencia
al aplastamiento (los tubos rígidos de hormigón y gres). Los tubos de fundición, al fabri-
carse en una única serie de espesores, no requieren para su clasificación más que el valor
del DN.
Debe además recordarse que el propio concepto de DN es también variable según el tipo
de tubo de que se trate, conforme se describe en los respectivos capítulos de este docu-
mento.
En los tubos de fundición, el DN se refiere “aproximadamente” al interior, pues el diá-
metro exterior es fijo para cada DN, obteniéndose en diámetro interior por diferencia
entre el diámetro exterior y el espesor.
En los tubos de hormigón y de gres, el DN es el interior, y las variaciones de espesor para
un mismo DN suponen modificar el diámetro exterior.
En los tubos de PVC-U y PE, ocurre justo lo contrario, el DN es el exterior y las varia-
ciones de espesor para un determinado DN implican modificar el diámetro interior.
En los tubos de PRFV, por último, se pueden seguir bien los criterios de los tubos de fun-
dición o de los de materiales termoplásticos según sea la serie de fabricación.
En los tubos de materiales termoplásticos de pared estructurada, por último, el diámetro
interior puede refererirse bien al interior o al exterior (ver apartado 4.2.5.2).
SN (kN/m2)
2,0 2,5 4,0 5,0 8,0 10,0 16,0
PVC-U pared compacta
PE pared compacta
PVC-U, PE, PP pared estructurada
PRFV
204 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 83. Cargas de rotura al aplastamiento normalizadas en los tubos de hormigón y de gres
Cargas de rotura al aplastamiento (kN/m2)
60 75 90 95 100 120 135 150 160 175 180 200
THA Clasificación A
THA Clasificación E
THM
Gres
En otro orden de cosas, respecto al peso de los tubos, en las figuras adjuntas se han
representado una horquilla de valores habituales por metro lineal en función del tipo
de tubo de que se trate (la Fig 65 es un zoom de la Fig 64 para los diámetros peque-
ños).
En la Fig 64 puede apreciarse como los más pesados son los de hormigón, seguidos por
los de fundición y por último los de PRFV. En diámetros pequeños, en la Fig 65, se obser-
va la ligereza de los materiales plásticos, comparándolos, por ejemplo, con los tubos de
fundición.
No obstante, en relación con la Fig 65 debe aclararse que los valores de los pesos para
un mismo DN en distintos materiales pueden no ser directamente equivalentes ya que
ocurre que para un mismo valor del diámetro interior, el DN no es siempre el mismo (ya
que éste en unos casos se refiere al interior y en otros al exterior).
Por último, en la tabla adjunta se resumen, a título comparativo, algunas de las caracte-
rísticas físicas y mecánicas más relevantes de los tubos estudiados en el presente docu-
mento (en los tubos de materiales plásticos, cuando figuran dos valores para la densidad
o el módulo de elasticidad, debe entenderse que el menor es en el largo plazo y el mayor
en el corto plazo).
1000
800
Peso (Kg/m)
600
400
200
0
0 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400 1.600 1.800
50
40
30
Peso (Kg/m)
20
10
DN
0
0 100 200 300 400 500
4.2.18.4. Dimensiones
En las figuras de este apartado se representan comparativamente las principales dimen-
siones de los tubos estudiados (diámetros, longitudes y espesores).
Respecto a los diámetros nominales, en primer lugar, los posibles rangos de valores son
los que se indican a continuación (UNE-EN 805), según DN se refiera al ID (DN/ID) o al OD
(DN/OD), detallándose en cada capítulo la serie de valores normalizada para cada tipo de
tubo.
DN/IN: 20, 30, 40, 50, 60, 65, 80, 100, 125, 150, 200, 250, 300, 350, 400, 450,
500, 600, 700, 800, 900, 1.000, 1.100, 1.200, 1.250, 1.300, 1.400, 1.500,
1.600, 1.800, 2.000, 2.100, 2.200, 2.400, 2.500, 2.600, 2.800, 3.000,
3.200, 3.500, 4.000
DN/OD: 25, 32, 40, 50, 63, 75, 90, 110, 125, 160, 180, 200, 225, 250, 280, 315,
355, 400, 450, 500, 630, 710, 800, 900, 1.000, 1.100, 1.200, 1.250, 1.300,
1.400, 1.500, 1.600, 1.800, 2.000, 2.100, 2.200, 2.400, 2.500, 2.600,
2.800, 3.000, 3.200, 3.500, 4.000
En relación con las longitudes, además de los valores para las mismas mostrados en la
Fig 67, debe destacarse que los tubos de PE hasta DN 110 pueden suministrarse en rollos y
que los de acero admiten cierta curvatura en caliente (ver apartado 6.3.2).
Por último, en la Fig 66 se han representado los espesores nominales de los distintos
tipos de tubos en función de sus diámetros. Puede apreciarse que los tubos metálicos (fundi-
ción y acero) son los de menor espesor, seguidos de los de termoplásticos, mientras que los
de hormigón tienen espesores muy superiores.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 207
350
300 60
espesor mínimo (mm)
25
40 80
espesor (mm)
30 60
15 50
20 40
10
10 30
5 20
0 10
0 0
0 500 1.000
0 500 1.000 1.500 2.000 2.500 0 500 1.000 1.500
9 Series A2 y B (e1) 7
8 6 Series A2 y B (e1)
7 Serie A1 (e1 alv)
6 Serie A1 (e1 esp) 5
5 4
4 3
3 2
2
1 1
0 0
0 500 1.000 1.500 0 500 1.000 1.500
60 70
50 SN 2500 60 SN 2500
SN 5000
SN 5000
espesor (mm)
40 50 SN 10000
espesor (mm)
SN 10000
30 40
20 30
10 20
0 10
Fig. 66. Espesores normalizados en normas UNE-EN, prEN o prISO (en mm) en los distintos tipos de tubos
208 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Gres
Fundición dúctil
PE pared compacta
PRFV
0 2 4 6 8 10 12 14
Fig. 67. Longitudes (en m) de los distintos tipos de tubos
Para el caso más habitual de redes con funcionamiento hidráulico por gravedad, en la
Fig 68 se representan unos límites habituales de utilización de cada material en la actua-
lidad en España, en función de su diámetro que es uno de los principales parámetros de
clasificación de las tuberías en estas aplicaciones.
Para el caso específico de redes con funcionamiento bajo presión hidráulica interior, son
extrapolables las acotaciones habituales de utilización que para cada material se esta-
blecían en la Guía Técnica sobre Tuberías para el transporte de agua a presión (CEDEX,
2003), también en la actualidad y en España, en función de su diámetro y de la presión
hidráulica a que vaya a estar sometido, que son, en este caso particular, los principales
parámetros de clasificación.
Debe destacarse, no obstante, el carácter esquemático de todas estas figuras, ya que los
límites usuales de utilización representados son sólo orientativos y reflejan el uso que
habitualmente se hace de los distintos tipos de tubos en España. Por tanto, en un sector
en permanente evolución (como es este de las tuberías) no es descartable (es más, es cier-
tamente posible, es realmente esperable) que en un futuro no lejano se amplíen dichos
límites.
Por otro lado, como también se refleja en dichas figuras, los valores normalizados de uso
admisibles para cada tipología suelen ser mayores, por lo que pueden encontrarse insta-
laciones que rebasen dichos límites habituales. De hecho, los límites de las utilizaciones
habituales son derivados de circunstancias de mercado, de motivos económicos, que no
técnicos, por lo que es, por tanto, perfectamente posible rebasar dichos límites, ya que
las limitaciones técnicas serían las fronteras de las utilizaciones normalizadas.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 209
4.000
3.500
Diámetros normalizados en otras normas de uso infrecuente
Diámetros normalizados en UNE-EN de uso infrecuente
3.000
Diámetros normalizados de uso habitual
2.500
DN
2.000
1.500
1.000
500
es
cta
o
ón
da
a
cta
FV
ad
as
Gr
ici
ra
pa
pa
m
m
PR
tu
nd
om
ar
om
en
uc
Fu
ón
dc
str
dc
ón
ig
re
de
ig
re
rm
pa
rm
pa
re
Ho
PE
Ho
pa
U
C-
U
C-
PV
PV
Fig. 68. Diámetros normalizados (de uso habitual o infrecuente) en los diferentes tubos
4.2.18.5. Uniones
Las uniones a que hace referencia la anterior Tabla 86 es a las relativas entre tubos. En
uniones entre tubos y piezas especiales (o con válvulas) es muy frecuente, en cualquier
tipo de material, utilizar uniones mediante bridas.
210 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En lo que se refiere a las uniones, en los respectivos apartados de esta Guía Técnica se
han especificado los sistemas habituales de unión de cada tipo de tubo.
En cualquier caso, si se emplean uniones con junta de elastómero o uniones con bri-
das, deben ser conformes, respectivamente, con lo especificado por las normas UNE-EN 681
y UNE-EN 1.092, independientemente del tipo de tubo a unir.
Las uniones soldadas de los tubos de PE deben cumplir con lo incluido en el apartado
6.3.3 y las de los tubos de acero con lo especificado en la Guía Técnica sobre tuberías para el
transporte de agua a presión (CEDEX, 2003).
Para las uniones entre componentes de la tubería de diferentes materiales existen algu-
nas normas sobre los diseños de las mismas, como por ejemplo la UNE-EN 12.842 (para
accesorios de fundición dúctil en tuberías de PVC-U o de PE) o el documento CEN/TC203
wi015 (futuro prEN y más adelante norma UNE-EN, relativo a adaptadores de fundición dúc-
til en tuberías de fundición dúctil, gris, acero, PVC-U, PE o fibrocemento).
También en relación con las uniones, en el caso particular de los tubos flexibles o los
semirrígidos (en general, aquellos que son susceptibles de deformarse por la acción de las car-
gas verticales, ver apartado 5.4.1.1), debe tenerse en cuenta que si se dispone de un sistema
de unión que no admita deformaciones (bridas, por ejemplo) se creará una zona de transición
y ajuste de tensiones en el extremo del tubo que debe ser tenida en cuenta en el dimensiona-
miento.
Además, todos los elementos deben permitir el correcto acoplamiento del sistema de
uniones empleado, de forma que éstas sean estancas, a cuyo fin, los extremos de cualquier
elemento deben estar perfectamente acabados, sin defectos que repercutan en el ajuste y mon-
taje de las mismas, evitando tener que forzarlas.
4.4. P I E Z A S E S P E C I A L E S
4.4.1. G e n e ralidades
– Codos
– Entronques, derivaciones, tes o tubos con acometida
– Conos o reductores
– Empalmes, adaptadores, conectores o tubos cortos o de conexión
– Acometidas directas o injertos
– Bridas ciegas o tapones
– Placas reductoras
En rigor, las piezas especiales o accesorios en las redes de saneamiento sólo deberían
emplearse en aquellas cuyo funcionamiento hidráulico fuera bajo presión hidráulica
interior (impulsiones). En las redes en lámina libre, sobre todo si se trata de redes no visi-
tables, las singularidades del trazado (derivaciones, curvas, reducciones, etc.) deberían
resolverse siempre mediante pozos de registro o arquetas de inspección. Algunas Admi-
nistraciones hacen de esta recomendación una obligación, pues es la única manera de
garantizar que las tareas de limpieza e inspección robotizada de la red puedan realizar-
se de forma correcta. La única pieza especial que sí es admisible utilizar en las redes de
saneamiento no visitables urbanas cuyo funcionamiento sea en lámina libre es la de la
acometida directa o injerto, pues dada la gran cantidad de acometidas que pueden darse
en un tramo de calle, es prácticamente imposible conseguir que todas ellas vayan a pozo
o arqueta, ya que ello requeriría incrementar en mucho el número de pozos o arquetas
de inspección del conducto principal.
212 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Por otro lado, también es deseable que las piezas especiales sean del mismo material que
el de los propios tubos. En ocasiones esto no es posible, como en el caso de los tubos de
PVC-O, en los que las piezas especiales a intercalar entre ellos suelen ser de fundición
dúctil específicas, al no existir accesorios en dicho material. Estas piezas especiales
serán conformes a la norma UNE-EN 12.842.
Las piezas especiales de hormigón en masa o armado deberán cumplir con lo especi-
ficado para las mismas en las normas UNE-EN 1.916 y UNE 127.916, pudiendo ser de la
siguiente tipología:
– Codos
– Conos
– Adaptadores
– Tubos con acometida
Los codos podrán ser bien moldeados en una sola pieza o bien segmentados, construi-
dos a partir de trozos de tubos cortados al bies.
En cualquier caso, los ángulos α nominales normalizados de los mismos serán, en
general, los siguientes: 11º 15´, 15º, 22º 30´ y 45º.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 213
Las piezas especiales de gres deberán cumplir con lo especificado para las mismas en
la norma UNE-EN 295, partes 1, 2, 4 y 5, pudiendo ser de la siguiente tipología:
– Codos
– Derivaciones
– Conos
– Conectores
– Acometidas directas
En general, las dimensiones nominales de todas estas piezas deberán ser especificadas
por los respectivos fabricantes, debiendo observarse, en cualquier caso, las siguientes especi-
ficaciones:
– Codos. Los codos de gres se fabricarán por moldeo en una sola pieza.
Los ángulos nominales normalizados αn de los codos, serán, en general, los
siguientes: 11,25º; 15º; 22,50º; 30º; 45º ó 90º.
El radio de curvatura mínimo del codo r deberá ser, en general, el DN del tubo.
– Derivaciones. Los ángulos nominales normalizados αn de las derivaciones serán, en
general, 45º ó 90º. El DN del tubo principal deberá ser, al menos 300 mm.
214 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las piezas especiales de PVC-U de pared compacta a emplear en las redes de alcanta-
rillado cuyo funcionamiento hidráulico sea en régimen de lámina libre deberán cumplir con
lo especificado para las mismas en la norma UNE-EN 1.401-1 (parte 1), pudiendo ser de la
siguiente tipología:
– Codos
– Derivaciones
– Conos
– Acometidas directas (injertos)
– Tapones
En el caso de redes cuyo funcionamiento hidráulico sea bajo presión hidráulica
interior, las piezas especiales de PVC-U a intercalar en las mismas deberán cumplir con
lo especificado en la norma UNE-EN 1.456-1 (parte 1), pudiendo ser de la siguiente tipo-
logía:
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 215
– Codos
– Derivaciones
– Conos
– Tubos cortos
En cualquier caso, las piezas especiales de PVC-U podrán ser bien moldeadas “ex pro-
feso” o bien conformadas a partir de trozos de tubos El color de las mismas deberá ser con-
forme con lo especificado para los propios tubos de PVC-U (ver artículo 4.2.3.4).
Las dimensiones de las piezas especiales deberán ser especificadas por el respectivo
fabricante, teniendo en cuenta las indicaciones siguientes, así como lo especificado en las
normas antes citadas. El espesor mínimo será el del propio tubo, si bien, en el caso de los
conos, el espesor podrá variar gradualmente de un extremo al otro.
– Codos. Los codos de PVC-U se fabricarán por moldeo en una sola pieza.
216 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Los ángulos nominales normalizados, α (ver Fig 72) de los codos, serán, en gene-
ral, los siguientes: 15º, 30º, 45º, 67º 30´, 87º 30´ y 90º.
– Los sistemas de unión normalizados de los codos serán con enchufe/campana o
mediante campana/campana.
– Derivaciones. Los ángulos nominales normalizados, α (ver Fig 72) de las deriva-
ciones, serán, en general, los siguientes: 45º, 67º 30´, 87º 30´ y 90º.
– La conducción derivada podrá tener o no radio de curvatura. Los sistemas de unión
normalizados de estas piezas serán con enchufe/campana o campana/campana.
– Acometidas directas. Las acometidas directas tendrán, en general, un ángulo nomi-
nal normalizado, α (ver Fig 72), de 45º. Sólo cuando la relación entre el DN de la
campana (dn1) y el enchufe (dn2) sea ≤ 2/3 podrán disponerse ángulos nominales
de 87º 30´ a 90º.
Las piezas especiales de PE de pared compacta pueden ser de varios tipos, entre otros
los siguientes:
– electrosoldables (según normas UNE-EN 12.201-3, UNE-EN 13.244-3, UNE-EN
12.666-3)
– polivalentes (según normas UNE-EN 12.201-3, UNE-EN 13.244-3, UNE-EN
12.666-3)
– manipulados (según norma DIN 16.963)
Atendiendo al funcionamiento hidráulico de la red, las piezas especiales de PE de pared
compacta a emplear en las redes de alcantarillado cuyo funcionamiento hidráulico sea en régi-
men de lámina libre deberán cumplir con lo especificado para las mismas en la norma euro-
pea UNE-EN 12.666-1 (parte 1), pudiendo ser de la siguiente tipología:
– Codos
– Derivaciones
– Conos
– Tapones
En el caso de redes cuyo funcionamiento hidráulico sea bajo presión hidráulica inte-
rior, las piezas especiales de PE a intercalar en las mismas deberán cumplir con lo especifi-
cado en la norma UNE-EN 13.244-3 (parte 3).
Si bien dicha norma no especifica la tipología posible de piezas especiales, para esta
aplicación en particular podrán emplearse accesorios de cualquiera de las anteriores clases,
además de tubos cortos (o portabridas), debiendo ser, en todo caso, de color negro.
Las dimensiones de las piezas especiales deberán ser especificadas por el respectivo
fabricante. El espesor mínimo será el del propio tubo, si bien, en el caso de los conos, el espe-
sor podrá variar gradualmente de un extremo al otro.
Los codos podrán ser bien moldeados en una sola pieza o bien segmentados, construi-
dos a partir de trozos de tubos cortados al bies.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 217
Las dimensiones de las piezas especiales deberán ser especificadas por el respectivo
fabricante, teniendo en cuenta las indicaciones siguientes, así como lo especificado en la
norma antes citada.
– Codos. Los codos mediante accesorios de materiales termoplásticos de pared
estructurada podrán conformarse mediante una pieza que tenga o no curvatura.
Los ángulos nominales normalizados, α (ver Fig 74) de los codos, serán, en gene-
ral, los siguientes: 15º; 22,5º; 30º, 45º, 87,5º y 90º.
– Derivaciones. Los ángulos nominales normalizados, α (ver Fig 74) de las deriva-
ciones, serán, en general, los siguientes: 45º, 87,5º y 90º. Además, el tubo derivado
podrá tener o no radio de curvatura.
Las piezas especiales de PRFV a emplear en las redes de alcantarillado cuyo funcio-
namiento hidráulico sea bajo presión hidráulica interior deberán cumplir con lo especificado
para las mismas en las normas UNE-EN 14.364 y UNE-EN 1.115 (partes 1 a 3) pudiendo ser
de la siguiente tipología:
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 219
– Codos
– Derivaciones
– Conos (reductores)
– Tubos cortos (bridas)
En el caso de redes cuyo funcionamiento hidráulico sea en régimen de lámina libre, las
piezas especiales de PRFV a intercalar en las mismas deberán cumplir con lo especificado en
las normas UNE 53.314, UNE 53.323 EX y UNE-EN 1.636-3, pudiendo emplearse acceso-
rios de cualquiera de las anteriores clases, además de acometidas directas (o entronques).
– Codos. Los codos de PRFV podrán ser bien moldeados de una sola pieza o fabri-
cados a partir de la unión de trozos segmentados de tubos.
Los ángulos nominales normalizados, α, de los codos, serán, en general, los
siguientes: 11,25º; 15º; 22,5º; 30º; 45º; 60º y 90º, si bien, previa aceptación de la
Dirección de Obra, podrán admitirse otros valores. Además, el ángulo de cada uno
de los segmentos que componen el codo no deberá ser superior a 30º.
El radio de curvatura mínimo del codo, r, no deberá ser, en ningún caso, inferior al
DN de la conducción.
– Derivaciones. Las derivaciones en PRFV tendrán, en general, un ángulo nominal
normalizado, α, de 90º.
Las piezas especiales de fundición dúctil deberán cumplir con lo especificado para las
mismas en las normas UNE-EN 545 y UNE-EN 598, pudiendo ser de la siguiente tipología:
220 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Codos
– Tes
– Conos
– Conectores (brida-enchufe o brida-liso)
– Bridas ciegas
– Placas reductoras
En general, las piezas especiales de fundición dúctil irán provistas con un recubri-
miento exterior e interior a base de resinas epoxi, si bien, excepcionalmente, y si así lo acep-
ta la Dirección de Obra, podrá disponerse algún otro recubrimiento de los especificados en la
norma UNE-EN 598.
– Codos. Los codos de fundición dúctil se fabricarán por moldeo en una sola pieza.
En la norma UNE-EN 545 están normalizadas sus dimensiones (ver Fig 76), si bien,
en cualquier caso, los ángulos nominales de los mismos serán, en general, los
siguientes: 90º (1/4), 45º (1/8), 22º 30´ (1/16) ó 11º 15´ (1/32).
Los sistemas de unión normalizados de los codos serán enchufe-enchufe o brida-
brida, si bien, podrán admitirse también codos enchufe-brida. Otra tipología de
codos posibles en fundición son los conocidos como codos de pie de pato, los cua-
les están normalizados para ángulos de 90º (1/4)
– Tes. En la norma UNE-EN 545 están normalizadas las dimensiones de la siguiente
tipología de tes a 90º (ver Fig 76):
Tes con tres enchufes
Tes con tres bridas
Tes con dos enchufes y derivación a brida
– Conos. En la norma UNE-EN 545 están normalizadas las dimensiones de los conos
de fundición dúctil. Los sistemas de unión normalizados de estos elementos serán
enchufe-enchufe o brida-brida (ver Fig 76).
4.4.10. R e s u m e n
Los pozos de registro y las arquetas de inspección se han definido a los efectos de
esta Guía Técnica (ver apartado 2.6) como aquellas obras de fábrica que permiten las tare-
as de mantenimiento y explotación de la red de saneamiento, permitiendo los primeros el
acceso a la red de los operarios, mientras que las segundas no. Las funciones que cumplen
son:
– Acceso a la red (en el caso de los pozos) para control de las conducciones y su repa-
ración
– Acceso para la limpieza de conductos
– Acceso para el control de características de las aguas residuales
En el presente apartado se establecen unas especificaciones que deben cumplir estos
elementos. Respecto a los criterios para su ubicación, se recomienda seguir lo especificado en
el apartado 5.9.1.
222 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tal y como se va a desarrollar en los siguientes apartados, tanto las arquetas de inspec-
ción como los pozos de registro pueden ser tanto prefabricados como construidos “in
situ”. En cualquier caso, se llama la atención sobre la necesidad de garantizar la estan-
quidad de estos elementos, debiendo extremarse las precauciones en su construcción o
instalación, especialmente en las obras de fábrica ejecutadas “in situ”.
Las arquetas de inspección pueden ser bien prefabricadas o bien construidas “in situ”,
debiendo cumplir en cualquier caso con los requisitos establecidos en la norma UNE-EN 476.
Su sección interior puede ser, en general, de forma rectangular o circular, pudiendo dis-
poner, en cualquier caso, de un arenero en su parte inferior de al menos 10 cm de profundidad.
En el caso de arquetas de inspección circulares, el diámetro interior mínimo de las mismas
se recomienda sea de 40 cm, mientras que, caso de emplear arquetas de inspección cuadradas
construidas “in situ”, unas dimensiones mínimas razonables son 40 x 40 cm o 60 x 60 cm, según
que la conducción incidente a las mismas sea igual o mayor de 250 mm, respectivamente.
Como se ha especificado, son muchos los posibles diseños para las arquetas de inspec-
ción prefabricadas de materiales plásticos. En la propia norma UNE-EN 13.598-1 figu-
ran, a título orientativo, algunos de ellos, como por ejemplo los siguientes.
La solera de las arquetas de inspección construidas “in situ” deberá ser siempre de hor-
migón en masa o armado, con un espesor que no será inferior a 20 cm.
Los alzados podrán ser bien de hormigón (en cuyo caso deberán cumplir con lo espe-
cificado por la vigente EHE), o de fábrica de ladrillo macizo enfoscado interiormente median-
te mortero hidrófugo bruñido. El espesor mínimo de las paredes será de 15 cm.
Otro criterio utilizado en ocasiones para la elección de la geometría del pozo es exigir
que tenga la misma forma que el marco de la tapa (a su vez, en ocasiones, la forma del
marco viene impuesto por condicionantes urbanísticos: la forma cuadrada puede ser
mejor para entregar a pavimentos pétreos, etc.), para asegurar con ello un apoyo lo más
estable posible entre marco y pozo.
El diámetro nominal de los pozos (en el caso de ser estos circulares) debe ser, como
mínimo, en general, de 1,0 m, de manera que permitan las operaciones de limpieza, manteni-
miento de la red, control de las características de las aguas residuales, etc.
Excepcionalmente, en instalaciones de pequeña envergadura (por ejemplo si la altura
de tierras sobre la clave de la conducción es menor de 1 m y si el diámetro de la conducción
incidente es de hasta 500 mm), el diámetro nominal del pozo puede reducirse hasta 0,80 m.
En el caso de pozos de sección rectangular las dimensiones nominales mínimas inte-
riores recomendables son de 800 x 1.200 mm.
En cualquier caso, la boca del pozo deberá tener 0,60 m de diámetro como mínimo,
pudiendo estar sobre un elemento abocinado o sobre la propia estructura del pozo.
226 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Estas dos últimas recomendaciones tienen por objeto aumentar la seguridad de las ins-
talaciones, de manera que si se originan caídas de personas en el interior de los pozos,
los accidentados puedan resultar menos afectados.
En rigor, sería deseable que los pozos de registro o las arquetas de inspección fueran del
mismo material que la conducción, en aras a una mejor homogeneidad y estanquidad de
la conducción. Como esto no es siempre posible (por motivos tecnológicos, económicos
o de mercado) en la mayoría de las ocasiones los pozos y la conducción resultan de mate-
riales diferentes. En esos casos es recomendable que, al menos, la solera de los pozos sea
del mismo material que la de los tubos, para lo cual deben cortarse los tubos prefabri-
cados a lo largo de dos generatrices paralelas.
Pueden también adoptarse pozos de registro prefabricados de materiales mixtos (solu-
ciones intermedias), como por ejemplo, módulos de base de hormigón y módulos de
recrecido de materiales termoplásticos o de PRFV; pozos de hormigón revestidos inte-
riormente de PE, etc.
En estos casos de grandes colectores urbanos, existen también otras tipologías de pozo
ligados a la función específica que desarrollan:
– Pozos de entrada de material. En ocasiones se disponen unos pozos de registro de
grandes dimensiones que permiten la entrada a su través de materiales de cierto
tamaño para las tareas de mantenimiento y explotación de la red. En este tipo de
pozos, la tradicional tapa circular se sustituye por una batería de losas de hormi-
gón rectangulares que permitan un acceso más espacioso (a veces denominadas
cobijas).
– Pozos de limpieza. Adicionalmente a los pozos de registro cuya misión es dar acce-
so al interior del colector a los operarios de mantenimiento (y que se alinean con
una pared lateral), existen en ocasiones otros pozos con la habitual tapa circular ubi-
cados sobre la clave de una galería visitable y desprovistos de pates, cuya función
es la introducción de las toberas de limpieza de agua a presión sobre la vertical de
la cubeta por la que circulan las aguas bajas, así como la introducción de la manga
de aspiración.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 227
– Pozos areneros. Se denomina así a aquel pozo de registro que cumple la función de
retener una cierta cantidad de los sedimentos que transporta la red, mediante la
colocación de la solera del pozo a un nivel más bajo (del orden de 1 m) que los con-
ductos que le llegan. Cuando se diseña específicamente una estructura de retención
algo más compleja, ésta se denomina arenero (ver epígrafe 4.12.6).
En cualquier caso, debe procurarse que la solera de los pozos tenga aproximadamente la
misma sección hidráulica que la de la mitad de los tubos que acometen, para lo que debe formarse
en el fondo de la base una cuna o mediacaña hasta el eje del colector, de forma que encauce los
vertidos en su paso a través del pozo y sirva de apoyo a los operarios de mantenimiento.
Esta cuna o mediacaña suele ejecutarse en hormigón en masa teniendo forma semicircu-
lar en la zona de paso de caudales y una pendiente del 5% hacia dicho paso en la zona de apoyo.
228 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Como ya se ha indicado, cuando sea posible, es recomendable que la solera de los pozos
sea del mismo material que la de los tubos, para lo cual se deben cortar los tubos prefa-
bricados a lo largo de dos generatrices y colocarlos sobre la media caña antes indicada.
En función del DN del módulo base del pozo de registro, se recomienda que los DN de
los tubos incidentes sean como máximo los indicados en la Tabla 87, de manera que se garan-
tice un recubrimiento mínimo de 250 mm de anchura en las cunas hidráulicas.
Clase de resistencia
30 60
Serie Serie
normal reforzada
Carga fisuración (kN/m2) 20 40
Carga rotura (kN/m2) 30 60
800
1.000
DN 1.200
1.500
1.800
Las dimensiones de los módulos que integran los pozos de registro prefabricados de
hormigón armado deberán figurar en la documentación técnica de los respectivos fabricantes,
debiendo cumplir, en cualquier caso, con lo especificado a continuación.
Las alturas útiles de los módulos deberán estar comprendidas entre los valores especi-
ficados en la Tabla 89. En cualquier caso, la tolerancia admisible sobre la altura útil será el
mayor de los siguientes valores: ± 1,5 % del valor establecido en los documentos de fabrica-
ción ó ± 10 mm.
No obstante, para pozos de resalto o con arenero se admitirán piezas de mayor altura.
Igualmente, para pozos de D ≥ 1.000 mm se deberán disponer elementos partidores de altura
al menos cada 3 m.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 231
En cuanto a las clases resistentes normalizadas de los pozos de registro (normal o redu-
cida), en la Tabla 88 se indican unos criterios para su selección en función de distintos
parámetros de selección.
Tabla 89. Altura útil de los módulos de los pozos de registro (mm)
Los espesores de los módulos, por su parte, deberán ser como mínimo los especifi-
cados en la Tabla 90. En cualquier caso, se admitirá una tolerancia del 5% sobre dichos
valores.
Fig. 82. Altura útil de los módulos de los pozos de registro (mm)
Cuando los módulos base lleven incorporadas cunas hidráulicas se admitirán dos dise-
ños posibles, el tipo A y el B, conforme puede verse en la Fig 83. En cualquier caso, la pen-
diente hacia la acanaladura será como mínimo del 5% y la altura de las cunas desde el fondo
de la acanaladura será la especificada en la Tabla 91.
– Pozos de PE. Los pozos de registro de PE pueden ser de una sola pieza (de sección
interior continua, obtenidos por corte de un tubo de PE colocado verticalmente al
que se le suelda una tapa en la base con una reducción excéntrica en la parte supe-
rior a diámetro 600 mm para la colocación del cerco y la tapa de registro) o modu-
lares (compuestos por un módulo base, uno de reducción a 600 mm de diámetro y
diferentes módulos intermedios para el ajuste de altura que son los llamados empal-
mes. Su unión se realiza mediante junta de caucho).
Fig. 84. Pozos de registro de materiales termoplásticos (compactos arriba y modulares abajo)
234 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los pozos de registro prefabricados a instalar en las redes de saneamiento podrán ser
de otros materiales diferentes a los especificados en el apartado anterior, como por ejemplo,
los siguientes:
– Pozos de hormigón polímero. Se componen de un módulo base y otro de ajuste, de
varios módulos de recrecido. No hay en la actualidad ninguna norma nacional sobre
ellos, si bien sí hay alguna especificación europea al respecto, como, por ejemplo,
la norma DIN 54.815.
– Pozos de gres. Deberán cumplir con lo especificado en la norma UNE-EN
295-6.
– Pozos de fundición dúctil. Deberán cumplir con lo especificado en la norma UNE-
EN 598. Se componen de un módulo base, otro de ajuste (en el que se ubica el
marco y la tapa), así como otro de recrecido de altura variable (al que acometen los
tubos incidentes), hasta alcanzar la profundidad necesaria.
Las dimensiones de los pozos de registro construidos “in situ” no están normalizadas, si
bien es recomendable que cada servicio normalice sus diseños en la medida de lo posible.
En los pozos de ladrillo, aunque muy utilizados en las redes de saneamiento y drenaje,
deben extremarse las condiciones de ejecución, pues la estanquidad del componente es
difícil de conseguir.
Tabla 92. Diseños normalizados de pozos de registro construidos “in situ” de hormigón arma-
do en diversas administraciones del Norte de España
H(m)
ID
1.0 1.25 1.50 1.75 2.0 2.25 2.50 2.75 3.0 3.5 4.0 4.5 5.0 6.0 7.0 8.0 9.0 10.0
<400 TIPO 1 TIPO 2 TIPO 3 TIPO 4
500
600 TIPO 5 TIPO 6 TIPO 7 TIPO 8
700
800
900
TIPO 9 TIPO 10 TIPO 11
1.000
1.100
>1.200 TIPO 12 TIPO 13 TIPO 14
Fig. 85. Ejemplo de pozo de registro construido “in situ” de hormigón armado normalizado
en diversas administraciones del Norte de España.
236 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las arquetas de inspección y los pozos de registro deberán ir provistos con distintos
elementos auxiliares para facilitar su accesibilidad, entre ellos los siguientes, los cuales debe-
rán cumplir con lo especificado para los mismos en el artículo 4.12.8:
– Marco y tapa exterior de cierre
– Pates de acceso o escaleras
– Barandillas
– Rejilla tramex
En el caso genérico de que la conducción sea de menor diámetro que el pozo al que
incide las uniones se realizarán mediante juntas elásticas flexibles con anillo elastomérico,
mediante soldadura o manguitos de junta elástica.
Se llama la atención en la necesidad de que los orificios necesarios en los pozos de regis-
tro para la unión con las conducciones sean lo más precisos posibles, pues, caso de haber
imperfecciones en su forma circular, la estanquidad de la red no estaría garantizada. En
consecuencia, si tales orificios hay que ejecutarlos “in situ”, dicha operación debe
hacerse con maquinaria de precisión.
En los pozos prefabricados, además, las juntas entre los módulos que conforman el
registro deberán incorporar, en general, un sistema que asegure la estanquidad entre los ele-
mentos.
En el caso específico de los pozos para el entronque de las acometidas, las uniones de
éstas a los registros podrán realizarse mediante diversos procedimientos (junta elástica/estan-
ca, pieza elástica/estanca, manguito pasamuros “in situ” o injerto rígido) conforme a lo espe-
cificado en el apartado 4.6.3.
En el caso particular de tubos de PE en los que se implementen pozos de registro pre-
fabricados del mismo material, la unión entre elementos será mediante soldadura.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 237
En el caso particular de pozos y tubos de hormigón armado, las uniones entre ambos
componentes podrán ser de dos tipos diferentes: uniones rígidas o flexibles. En el primer caso
(uniones rígidas) las mismas se realizarán, en general, mediante un tubo corto y un tubo biela
(ver Fig 86); en el segundo caso (uniones flexibles), podrá eliminarse el tubo corto, colocan-
do únicamente un tubo biela entre el tubo y el pozo a unir (ver Fig 86).
El tubo corto, en su caso, irá rígidamente empotrado al módulo base del pozo de regis-
tro y tendrá una longitud mínima igual al espesor de la pared del módulo base más la mitad
del DN del tubo incidente y máxima de 500 mm si el extremo es hembra. En el caso de que
el extremo sea macho, podrá aumentarse la longitud.
La tolerancia de desviación angular de la posición prescrita de las conexiones a los ele-
mentos verticales será de ±3º horizontalmente. La tolerancia de nivel será de ± 15 mm, sin
contrapendiente entre entradas y salidas.
La distancia mínima entre la superficie exterior de dos tubos conectados será igual al
espesor de pared del elemento al que están conectados o a 100 mm, tomando el valor más
pequeño.
El tubo biela se dispondrá entre el tubo corto y el tubo incidente (uniones rígidas) o
entre éste y el módulo base del pozo (uniones flexibles) con la finalidad, en cualquier caso,
de permitir la absorción de los movimientos diferenciales que puedan producirse. La longitud
máxima será la del tubo incidente o 1,50 m (el menor de ambos), pudiendo estar acabados los
extremos en macho o hembra (ver Fig 87).
238 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En el caso menos habitual de que la conducción incidente sea de mayor diámetro que
el pozo al que acomete (pozos chimenea), ya sea aquella una galería abovedada, un marco rec-
tangular o una gran tubería circular, suele construirse una base de regularización ejecutada “in
situ” sobre el colector, a partir de la cual se colocan los módulos de recrecido.
4.6. AC O M E T I DAS
A su vez, las acometidas pueden ser separativas o unitarias. En redes separativas cada
edificio debe tener, al menos, dos acometidas, mientras que en redes unitarias puede ser sufi-
ciente con una sola. En el caso particular de las acometidas industriales, cada usuario indus-
trial habrá de tener una acometida independiente.
4.6.1. A rq u e t a d e a r ra n q u e
Respecto a que las arquetas de inspección sean o no sifónicas, hay distintas técnicas para
lograr el efecto de sifonado, como por ejemplo, las que se muestran en la Fig 88.
4.6.2. A l b a ñ a l
4.6.3. E n t ro n q u e
No obstante lo anterior, en calles con una gran cantidad de fincas (y escasa longitud de
fachada de éstas), puede ocurrir que dicho criterio no pueda cumplirse pues redundaría
en un excesivo número de pozos o arquetas de inspección sobre el conducto principal. En
esos casos excepcionales, se recomienda dirigir el máximo número posible de acometi-
das a los pozos, y para aquellas que deban conectarse en tramos intermedios, hacerlo
mediante piezas especiales de entronque o injertos para garantizar el correcto acabado
de la entrega.
Por otro lado, cuando las acometidas conectan a un colector visitable, es también dese-
able que lo hagan cerca de un pozo de registro, aunque este criterio pierde relevancia
porque la inspección del entronque desde dentro del colector siempre es posible esté
donde esté.
El entronque del conducto de la acometida al pozo de la red de alcantarillado puede rea-
lizarse de diversas maneras, recomendándose el empleo de junta elástica/estanca (ver
Fig 89):
– mediante junta elástica/estanca
– mediante piezas elástica/estanca
– mediante manguito pasamuros “in situ”
– mediante injerto rígido (no estanco)
4.7. A L I V I A D E ROS
Los aliviaderos, de manera genérica, se han definido en el apartado 2.6 como aquellos
dispositivos destinados a derivar de un colector un exceso de caudal hacia un cauce o medio
receptor cercano. Atendiendo a su capacidad de regulación, podrán disponer o no de un depó-
sito de retención adosado (ver apartado 4.8). De hecho, es muy deseable que los aliviaderos
242 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
situados entre las incorporaciones de las redes de saneamiento unitarias urbanas y los inter-
ceptores principales (o al menos previo a las depuradoras) estén dotados de un depósito de
retención previo al elemento de alivio, diseñado de tal modo que se evite el vertido a los cau-
ces públicos de las primeras aguas de lluvia, en general altamente contaminadas.
A su vez, y de manera genérica, según como se realice el vertido, los aliviaderos pue-
den ser, en general, de alguno de los siguientes tipos:
– Vertedero lateral (que es el más empleado en las redes de saneamiento)
– Vertedero lateral con pantalla deflectora
– Vertedero transversal
– Vertederos de salto
– Sifón aliviadero
Por otro lado, los aliviaderos podrán disponer de un elemento limitador de caudal (una
compuerta o una válvula) que regule (incluso cerrando en su totalidad) el paso del caudal
hacia el colector situado aguas abajo.
El labio del aliviadero se recomienda tenga forma triangular para reducir al máximo las
acumulaciones de sedimentos. Igualmente, el hormigón tanto de la cámara como del canal
principal debe ser lo más liso posible para evitar también acumulaciones.
En cuanto al término aliviadero, en ocasiones éste se reserva para cuando no se dispo-
ne de volumen de almacenamiento, hablándose directamente de tanques de tormenta cuando
sí se dispone de él.
DEPÓSITO DE RETENCIÓN
4.8. D E P Ó S I TO S D E R E T E N C I Ó N
4.8.1. G e n e ralidades
Los depósitos de retención admiten ser clasificados de diferentes maneras. Así, en pri-
mer lugar, según la función principal del depósito de retención, éste puede ser:
– Depósito anti-DSU o tanque de tormentas. Aquél cuya principal función es evitar
el vertido de contaminantes al medio receptor durante sucesos de lluvia. Suelen
estar ubicados cerca del medio receptor, en la parte final de la red de drenaje (ver
apartado 4.8.2).
– Depósito laminador o anti-inundación. Aquél cuya principal función es evitar inun-
daciones. Suelen estar ubicados en las partes altas o medias de las cuencas.
– Depósito mixto. Aquél que siendo su función principal la de evitar inundaciones,
dispone también de los necesarios elementos de regulación y control para ser utili-
zado en la función de reducir el aporte de contaminantes al medio receptor.
Por otro lado, según cual sea su ubicación en la red de drenaje, los depósitos de reten-
ción pueden ser:
– Depósitos de retención sin derivación (on-line o en serie). Son aquellos que están
ubicados en la traza del colector, de manera que todo el flujo circulante atraviesa el
depósito de retención sin posibilidad de by-pass.
– Depósitos de retención con derivación (off-line o en paralelo). Son aquellos que no
están en la traza del colector o si lo están disponen de un by-pass. El agua llega a
ellos desde una derivación de la red de drenaje.
– Depósitos de retención combinados, de manera que constan de sendos comparti-
mentos que funcionan conjuntamente, uno sin derivación y otro con ella. El depó-
sito en serie lamina un determinado valor del caudal que llega a la red, de manera
que si la capacidad de ésta es sobrepasada, mediante un vertedero lateral, el exce-
so de caudal será derivado al depósito en paralelo el cual retendrá las aguas hasta
que pase la tormenta para luego desaguarlas lentamente a la propia red. Los depó-
sitos combinados pueden utilizarse también con la finalidad de controlar la conta-
minación ambiental. En este caso, el depósito en paralelo se utiliza para almacenar
las primeras aguas de lluvia, de manera que éstas no se viertan directamente al
medio receptor, cumpliendo el depósito en serie únicamente la función de lamina-
ción.
246 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
El diseño y explotación de los depósitos en línea es más sencillo que el de los depósitos
con derivación. Por el contrario, tienen el inconveniente de que muchas veces no se dis-
pone del espacio suficiente para construirlos. Esta tipología es apropiada para almace-
namiento de pequeños volúmenes.
A igualdad de condiciones siempre son preferibles los depósitos off-line (es decir con
compuerta de derivación y by-pass) pues dan mayor libertad de gestión y un factor de
seguridad adicional, además de tener una mayor flexibilidad de ubicación. Pero hay que
valorar los costes asociados en cada caso concreto porque suelen ser más caros. En rea-
lidad esta clasificación atiende más a un concepto funcional (es decir, responde a la pre-
gunta de si las aguas pluviales pasan o no necesariamente por el depósito) que a un con-
cepto de cercanía física del depósito al colector principal, aunque en ocasiones ambos
conceptos vayan asociados.
Atendiendo al método utilizado para el vaciado del depósito de retención una vez fina-
lizado el suceso de lluvia, los mismos pueden ser de los tres tipos siguientes:
– Vaciado por gravedad. Todo el volumen de agua almacenada en el depósito tiene
suficiente cota como para ser evacuado por gravedad.
– Vaciado por bombeo. Son aquellos depósitos en los que la cota de los mismos obli-
ga a evacuar toda el agua almacenada mediante un sistema de bombeo.
– Vaciado mixto. Corresponden a aquellos depósitos donde el agua almacenada se
evacúa por gravedad hasta cierta cota a partir de la cual es necesario el uso de bom-
bas. Los depósitos de esta tipología suelen tener varios cuerpos diferenciados: un
primer cuerpo de vaciado por gravedad para lluvias de menor intensidad y otros
cuerpos de llenado sucesivo y vaciado por bombeo para lluvias de mayor intensi-
dad. Cuando el primer cuerpo se llena, el agua rebosa y cae llenando el segundo
cuerpo. Una vez concluido el suceso de lluvia, se vacía primero el cuerpo de gra-
vedad y se bombea a éste el agua acumulada en los cuerpos más profundos, desde
donde se vacía a su vez por gravedad.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 247
Mediante un pequeño dispositivo como una clapeta antirretorno ubicada en la base del
compartimento de gravedad puede conseguirse el vaciado de la parte superior del cuer-
po de bombeo hacia el cuerpo de gravedad, lo que permite un ahorro energético consi-
derable. Además, el aumento del volumen de agua evacuado por gravedad supone una
disminución del tiempo de vaciado del depósito y por tanto, su funcionamiento será más
eficaz en caso de dos sucesos de lluvia consecutivos.
Por último, los depósitos de retención, pueden ser a cielo abierto o enterrados.
Según cómo se gestionan las aguas entrantes una vez el depósito está lleno, los depó-
sitos pueden ser:
– Depósitos trampa. Una vez se llena el depósito las aguas entrantes se desvían al
colector de by-pass, reteniendo en su interior las primeras aguas recibidas hasta el
final del suceso de lluvia. Para ello el depósito tiene que ser necesariamente “off-
line”.
– Depósitos fluyentes. Cuando el depósito se llena sigue recibiendo el agua de la red,
aliviando a la red conforme excede su capacidad por el vertedero de emergencia.
Ello puede lograrse tanto en depósitos “off-line” como “on-line”.
Finalmente, existen otras clasificaciones en función de aspectos funcionales menos
relevantes, como por ejemplo, si presentan un volumen de agua permanente se habla de depó-
sitos húmedos, mientras que si únicamente contienen agua esporádicamente durante los suce-
sos de lluvia, se habla de depósitos secos.
248 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los depósitos de retención deben estar dotados, sobre todo cuando tienen una cierta
envergadura, con toda una serie de elementos que se describen en los apartados siguientes. En
el respectivo Proyecto deberán figurar los requisitos que los mismos deben cumplir, si bien a
continuación se dan unos criterios al respecto.
4.8.1.2.1. Compartimentos
Los depósitos suelen estar divididos en varios compartimentos para facilitar su explo-
tación y mantenimiento. De esta forma, el llenado de los distintos cuerpos del depósito se rea-
liza de forma consecutiva en función del volumen aportado por la lluvia. El paso de un cuer-
po del depósito a otro se hace a través de aliviaderos dimensionados a tal efecto.
La obra de entrada a un depósito de retención de una red unitaria debe ser tal que sea
compatible con el funcionamiento de este tipo de redes, de manera que en tiempo seco las
aguas residuales sigan hacia aguas abajo, evitando que circulen habitualmente por el interior
del depósito, así como para que en sucesos de lluvia se almacene la mayor cantidad posible
de aguas pluviales.
Los principales elementos asociados a las obras de entrada a los depósitos de retención
suelen aparecer combinados entre sí, pudiendo destacarse los siguientes:
– Cámara de derivación. Su función es la de interceptar las aguas pluviales (en epi-
sodios de lluvia) y reconducirlas hacia el interior del depósito, mientras que en
tiempo seco, debe dejar pasar las aguas residuales hacia la red de alcantarillado.
– Arenero. En muchas ocasiones la propia obra de derivación se construye con un
arenero como tratamiento primario de las aguas captadas en el depósito. Esto faci-
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 249
4.8.1.2.4. Aliviaderos
Los aliviaderos de los depósitos de retención pueden ser de alguno de los dos siguien-
tes tipos, atendiendo a su función:
– Aliviaderos de compartimentación interior. Separan los diferentes cuerpos o com-
partimentos del depósito comentados anteriormente, o bien separan el canal princi-
pal de la cámara de retención.
– Aliviaderos de vertido. Todos los depósitos deben contar forzosamente con uno o
varios aliviaderos de vertido, ya sea al medio receptor (en el caso de los tanques de
tormenta) o a la red de aguas abajo (en el caso de los depósitos laminadores de
laminación). En este último caso, sobre todo si la red de aguas abajo no tiene dema-
siada capacidad, es importante que el depósito cuente además con un aliviadero de
emergencia a la superficie como seguridad última de éste.
Ante la posibilidad de que los aliviaderos no puedan desaguar el máximo caudal admi-
sible por el colector de entrada (normalmente porque la red de aguas abajo no la pueda
absorber), el depósito debe contar con unos elementos adicionales de seguridad que le
eviten el perjuicio estructural de una hipotética entrada en carga del mismo, ya que dicha
situación supone un riesgo de levantamiento de la cubierta por subpresión, pérdida de la
función de apuntalamiento de la pared del mismo, y posible colapso de éstas. El depósi-
to tiene que diseñarse para ser capaz de sobrevivir estructuralmente a una lluvia de perí-
odo de retorno mayor al de su diseño hidráulico, y para conseguirlo puede contar con
diversos elementos adicionales de seguridad:
– La instalación de una compuerta de entrada que se cierre ante tales situaciones es la
mejor opción, aunque no se puede confiar exclusivamente en ellas por tratarse de un
mecanismo.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 251
Por otro lado, los aliviaderos de vertido al medio pueden disponer de elementos que
impidan el vertido de flotantes. Los dispositivos más frecuentes son los siguientes:
– Pantalla deflectora. Este sistema (el más frecuente) consiste en colocar en el labio
del aliviadero una pantalla deflectora que evite el vertido a los cauces de los sóli-
dos flotantes que lleguen a la cámara de retención.
El cuerpo de la pantalla puede ser bien de acero inoxidable o galvanizado o de
materiales plásticos, como, por ejemplo, PRFV o polipropileno. Los anclajes al
muro del aliviadero han de ser siempre de acero inoxidable.
La rejilla dispone de un sistema de limpieza, por medio de una bomba con pulveri-
zador, que evita atascos en la misma por acumulación de elementos retenidos.
4.8.1.2.5. By-pass
Los depósitos suelen disponer de un sistema de by-pass de las aguas pluviales, que
evite su entrada en los mismos durante los trabajos de mantenimiento o reparación en que la
compuerta de entrada se encuentra cerrada. La existencia de este by-pass (generalmente regu-
lado mediante una compuerta de derivación) es lo que determina que un depósito sea del tipo
on-line (el flujo de agua pasa siempre a través del depósito) u off-line (el flujo de agua en con-
diciones normales no pasa a través del depósito y sólo entra en él cuando es necesario). Para
evitar que el caudal residual circulante en tiempo seco entre en el depósito permanentemen-
te, éste debe disponer también de un colector de by-pass de aguas residuales. En general, si
se puede, conviene integrar el by-pass de residuales con el de pluviales.
En los dos casos, el colector de by-pass (ya sea de pluviales, residuales o ambas a la
vez) se inicia en la cámara de derivación y transporta las aguas hasta la conexión a la red de
alcantarillado aguas abajo del depósito. En función del diseño de la obra de derivación y de
la ubicación física del depósito, el by-pass será el propio colector de la red existente o bien
uno nuevo construido a tal efecto al lado del depósito.
Cuando todo el volumen útil del depósito no pueda desaguarse por gravedad, se debe-
rá contar obligatoriamente con un sistema de bombas para evacuar la parte del depósito que
quede a una cota inferior a la del colector de salida. La altura de elevación suele ser modera-
da (desde el fondo del depósito hasta el colector de salida o el cuerpo de vaciado por grave-
dad si existe), pero por el contrario debe conseguirse un caudal relativamente importante para
no prolongar demasiado la duración del vaciado.
Se debe prever la extracción de los equipos de bombeo para su reparación, lo que está
ligado a la colocación de tapas de extracción, instalación de equipos para el manejo de las pie-
zas y la ubicación de los locales técnicos.
4.8.1.2.7. Compuertas
Generalmente, para facilitar los trabajos de limpieza, el interior del depósito se divide
en diversos carriles longitudinales con pendiente hacia un carril transversal de recogida, que a
su vez conduce las aguas a la obra de salida o en su caso al pozo de bombeo. La solera de cada
compartimiento del depósito se divide en diversos carriles longitudinales paralelos entre sí, con
una pendiente mínima del 1%. Los carriles deben estar exentos de cualquier tipo de obstáculo
como escaleras o pilares. La separación entre los carriles se consigue mediante muretes bajos.
Generalmente los pilares del depósito se hacen coincidir con los muretes para evitar obstácu-
los en la solera, de forma que la anchura del murete será la misma que la de los pilares. La lon-
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 255
gitud máxima de los carriles viene condicionada por el sistema de limpieza elegido, según se
verá a continuación. Los sistemas de limpieza utilizados son diversos, cada uno con sus carac-
terísticas particulares (volcadores suspendidos, clapetas de descarga, cámaras de vacío, agita-
dores de fondo, bombas eyectoras, mangueras de presión, máquinas de carga, etc.).
Por otro lado, la mayor parte de ellos están basados en la utilización de agua en movi-
miento o a presión para lavar los residuos, razón por la cual es interesante construir un tan-
que de almacenamiento de agua (preferiblemente freática, o recirculada de depuradora) para
disponer del volumen de agua de lavado adecuado en el momento oportuno. Este volumen
debe estar siempre disponible para no retrasar innecesariamente la limpieza. Se recomienda
disponer también de una acometida con agua de compañía para mayor garantía.
Además de abastecer los sistemas automáticos de limpieza, este tanque se utiliza tam-
bién para alimentar la red de suministro de agua a presión para limpieza con mangueras (la
presión se provee mediante un grupo a tal efecto). Con frecuencia suelen aparecer asimismo
otros usos asociados como el riego de parques en superficie o el llenado de camiones cuba de
limpieza viaria, lo cual obliga a revisar al alza la capacidad de almacenamiento del tanque.
A continuación se describen alguno de los sistemas de limpieza más utilizados para la
limpieza de depósitos de retención:
– Limpiadores de volquete o basculantes. Estos limpiadores, también llamados volca-
dores o basculadores, consisten en unos tanques suspendidos que en situación normal
están en posición de equilibrio y, una vez alcanzan la capacidad de agua para la que
están dimensionados, al descentrarse el centro de gravedad, basculan generando una
ola que barre todos los sedimentos acumulados hacia la parte más baja. Cada carril
debe disponer de un volcador en cabecera. Se trata de un sistema absolutamente auto-
mático y sin mecanismos, muy sencillo y fiable. El tanque se ha de colocar a una altu-
ra adecuada ya que su efectividad se basa en la transformación de la energía poten-
cial en cinética.Deben fabricarse con acero inoxidable. Igualmente, para asegurar su
buen funcionamiento, la generatriz inferior de la cámara de retención situada bajo el
limpiador deberá construirse en forma curva para facilitar la formación de la ola de
limpieza, y el sistema exige una ejecución cuidadosa de la solera de los carriles.
Se deberá prever una tapa encima de los mismos, para poder proceder a su extrac-
ción en caso necesario, así como para su mantenimiento. Dicha tapa debe ser tam-
bién de un material inoxidable.
– Clapetas de descarga. Este sistema está basado en la abertura brusca de unas cáma-
ras de descarga a nivel de solera. Cada carril dispone de una cámara de descarga en
cabecera del mismo Aunque también es muy robusto y fiable, depende sin embar-
go de un accionamiento oleohidráulico. El sistema basa su eficacia en la creación
de una ola de agua de fuerte carga piezométrica que barre la solera cuando los sedi-
mentos todavía no se han compactado. Se consigue una mayor longitud de barrido
que con los volcadores (a modo orientativo, pueden considerarse distancias máxi-
mas de 120 m para clapetas, por 50 m máximo para volcadores).
La cota superior del muro de separación de las cámaras de descarga ha de ser algo
inferior a la del muro frontal. De este modo, en caso de llenado heterogéneo de las
cámaras o de fallo de algunos de los dispositivos de llenado, el agua vierte de una
256 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
cámara a otra sin llegar a verter fuera de las cámaras de descarga, asegurando el lle-
nado homogéneo de todas ellas.
– Limpiadores giratorios a chorro. Estos limpiadores, también denominados bombas
eyectoras o sencillamente eyectores, consisten en una bomba sumergible centrífu-
ga para agua residual, equipada con una lanza de mezcla. El aire es introducido y
añadido al chorro de agua, de manera que esta mezcla de aire y agua es propulsada
a gran velocidad horizontal sobre el fondo de la cámara, produciendo un barrido en
la solera. Tienen el inconveniente de requerir aporte de energía. Son adecuados para
cámaras de forma circular o irregular (en las que no pueden instalarse los anterio-
res limpiadores basculantes) o en cámaras rectangulares de gran longitud, de poca
pendiente o con pilares intermedios. Los eyectores deben ubicarse estrategicamen-
te a lo ancho de la solera para barrer toda la superficie de ésta. En principio, no per-
miten grandes longitudes de barrido, por lo que su aplicación queda restringida a
depósitos pequeños o zonas singulares.
La bomba debe cumplir con lo especificado para las mismas en el artículo 4.9.4.3
y se coloca anclada a la solera horizontal de la cámara.
– Sistema de limpieza por vacío. Este sistema de limpieza consta de una cámara de
limpieza en cabecera de cada carril, una bomba de vacío, una válvula de diafragma
y un medidor de nivel. La idea es la misma que en el caso de las clapetas, pero difie-
re en la técnica empleda para retener el agua en la cámara de descarga.
Cuando la cámara de retención comienza a llenarse debido a un episodio lluvioso,
se provoca el vacío en la cámara de limpieza por medio de la bomba y la válvula de
diafragma, provocando que el agua inunde dicha cámara. Este agua es retenida
hasta que se vacía el tanque después de la lluvia, y a continuación se rompe el vacío
en la cámara introduciendo aire en la misma, provocando que toda el agua sea libe-
rada de golpe, generando una ola de limpieza que barre la solera.
Es importante ejecutar correctamente la obra civil de la cámara de limpieza, y tener
en cuenta el canal de recogida del agua, como en el caso de los limpiadores.
Este sistema, igual que el de las clapetas, es más eficaz que el de los limpiadores
basculantes cuando la longitud del depósito comienza a ser importante. También es
de utilidad en depósitos circulares, en cuyo caso la cámara de limpieza se situaría
en el centro del mismo. Sin embargo, como en el sistema de clapetas, requiere de
unas instalaciones y mecanismos de los que el volcador está exento.
– Agitadores o mezcladores de fondo. No es propiamente un sistema de limpieza.
Consiste en unos dispositivos de agitación del medio acuático. Se ponen a trabajar
antes de vaciar el depósito, para evitar la sedimentación de los sólidos transporta-
dos en el agua, de manera que puedan eliminarse durante el proceso de vaciado. No
siempre se instalan debido al alto coste energético y al delicado mantenimiento. Al
igual que las bombas eyectoras, dejan de ser eficaces para profundidades menores
de 1 metro.
– Bocas de presión para mangueras. Se utilizan en depósitos pequeños, o como sopor-
te a otros sistemas automáticos para la limpieza en zonas más localizadas del depó-
sito, como los rincones, la coronación de los muretes o las pasarelas. Se distribuyen
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 257
Interruptor de nivel de la
cámara de limpieza
Cámara de
limpieza Cámara de retención
Interruptor de nivel de
máximo
Limitador de caudal
Canal de recogida de
agua de limpieza
Interruptor de nivel de
mínimo
Fig. 98. Ejemplo de sistema de limpieza por vacío para tanques rectangulares
Los depósitos de retención deben estar equipados con una serie de instalaciones auxi-
liares que complementen los anteriores elementos básicos, fundamentalmente los siguientes:
– Red eléctrica que alimente a todos los elementos fundamentales, tales como bom-
bas, compuertas, iluminación o electroválvulas. Para aumentar su seguridad y ase-
gurar su correcto funcionamiento debe disponerse un grupo electrógeno.
– Sistema de iluminación artificial, tanto en los locales técnicos como en el interior
del depósito y de los equipos instalados, habida cuenta que, en general, los depósi-
tos de retención no disponen de luz natural.
– Sistema de ventilación ya sea forzada o natural que asegure un número de renova-
ciones por hora suficientes para el nivel de uso de cada estancia. A veces esta ins-
talación debe complementarse con un sistema de desodorización.
– Red de agua a presión para alimentar las instalaciones de limpieza, la cual parte del
tanque de almacenamiento, y consta de un grupo de presión y una red de distribu-
ción con su valvulería.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 259
Las funciones principales de estos PLC’s son: control de los actuadores en función de los
sensores de nivel y de su posición; registro de la posición y número de maniobras reali-
zadas; adquisición de las señales indicativas del estado de funcionamiento, de las pro-
tecciones eléctricas, de las protecciones mecánicas y del grupo electrógeno; e intercam-
bio de la información obtenida de los equipos hasta el Centro de Control. Dado que
durante un episodio de lluvia pueden existir fallos de comunicación con el centro de con-
trol y a fin de que no se pierdan datos sobre el funcionamiento del sistema, los PLC’s
deberán guardar los datos con fecha y hora para poder ser recuperados a posteriori.
Los grandes depósitos de retención, para los trabajos de gestión y las labores de man-
tenimiento, es necesario equiparlos con los necesarios locales técnicos asociados al mismo.
Su diseño viene condicionado por el entorno y la propia solución del depósito. En ellos deben
reservarse diversos espacios para la sala de control, el almacén, el taller, los grupos oleohi-
dráulicos de accionamiento de compuertas, grupos de presión del sistema de limpieza, grupo
electrógeno, locales de bombeo, vestuarios y lavabos.
Todos los elementos mencionados requieren estar en cámara secas convenientemente
protegidas ante inundaciones. Por otro lado, cuando la integración urbanística lo permite,
resulta aconsejable construir los locales técnicos en superficie. Si ello no es posible, se pue-
den integrar los locales técnicos en la construcción enterrada, pero el acceso se debe realizar
de todos modos desde un edículo exterior.
Otro elemento muy importante para una buena explotación del depósito son los ele-
mentos de acceso, ya sea para personas como para materiales y equipos. El depósito se habi-
260 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
lita para poder acceder desde los locales técnicos al interior del estanque, a su solera y a todas
sus instalaciones. Además, deben disponer de tapas necesarias para la extracción de los equi-
pos, y de otros complementarios, entre ellos los siguientes: marcos y tapas exteriores de cie-
rre, pates de acceso o escaleras, barandillas, cadenas de seguridad, rejilla tramex, etc. Todos
estos elementos auxiliares deberán cumplir con lo especificado para los mismos en el aparta-
do 4.12.8, si bien, en cualquier caso, todos los elementos que se instalen en el interior de los
aliviaderos deben ser de materiales plásticos o de acero inoxidable.
Por otro lado, los estanques de retención deben estar equipados con las necesarias ins-
talaciones de seguridad conforme a la normativa vigente.
4.8.2.1. Generalidades
Los depósitos anti-DSU o tanques de tormenta se han definido a los efectos de esta
Guía Técnica (ver apartado 2.6) como aquellas estructuras hidráulicas destinadas a regular en
los aliviaderos, en los períodos de lluvia, tanto el caudal de vertido al cauce receptor como el
caudal derivado a la red de saneamiento, con el objetivo de reducir los vertidos al medio.
mentos auxiliares, y sobre todo con capacidad de regulación del caudal de salida y por
tanto capacidad de realizar una gestión activa de los vertidos en tiempo de lluvia. Cuan-
do se trata de pequeñas cámaras de almacenamiento anexas al aliviadero, con una fun-
cionalidad relativamente simple (desbaste y/o retención de flotantes), se utiliza específi-
camente la expresión cámara de retención.
Los aliviaderos con tanque de tormenta o cámara de retención pueden ser, en general,
de los siguientes tipos, según la disposición de la cámara:
– aliviaderos en línea (“on line”). En ellos la cámara de retención está situada direc-
tamente entre el colector de entrada y el de salida al aliviadero, haciendo el canal
principal las veces de cámara de retención.
– aliviaderos en derivación (“off line”). En ellos la cámara de retención está situada
exteriormente al sistema de colectores. Deberá tener una pendiente longitudinal
uniforme del orden del 1 ó el 2%.
Se recomienda esta disposición para los casos en los que haya un peligro alto de
contaminación de las aguas de lluvia.
4.8.3.1. Generalidades
Los depósitos laminadores o anti-inundaciones se han definido a los efectos de esta
Guía Técnica (ver apartado 2.6) como aquellas estructuras dotadas de un volumen de alma-
cenamiento capaces de reducir por almacenamiento y laminación los caudales pico de una
avenida hasta el caudal máximo de diseño de la red de saneamiento, con retorno íntegro pos-
terior a la misma.
La acepción depósito laminador admite también variaciones como tanque o estanque (ésta
última reservada en general a los casos en que el almacenamiento se produce a cielo abier-
to). Para designar su función, en lugar de la expresión depósito laminador pueden utilizar-
se otras como tanque anti-inundación, tanque de laminación o tanque de regulación.
264 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
– Cámara de entrada
– Pozo de gruesos
– Desbaste de sólidos
– Elevación de agua bruta
– Colector de impulsión
– Instalaciones adicionales
Las estaciones de bombeo suelen tener, en general, forma en planta rectangular, aun-
que, en estaciones de poco caudal o prefabricadas, podrán adoptarse depósitos de forma cir-
cular.
Las dimensiones y geometría exacta de cada compartimento variarán en cada caso par-
ticular en función del número de bombas a instalar, de la profundidad del depósito o de la dis-
posición de los emisarios de entrada y salida, si bien en el presente apartado se establecen
unos criterios generales que deben ser observados en su diseño.
Independientemente de cual sea su geometría, todos los compartimentos que integren
la estación de bombeo deben ser accesibles, debiendo tener capacidad para poder extraer o
introducir los equipos instalados en caso de avería o sustitución. Por ello es recomendable que
en los techos de los distintos compartimentos se dispongan suficientes accesos a los mismos
mediante cobijas de hormigón o rejillas tramex.
A tal efecto, es deseable que se disponga una caseta encima del pozo de bombas para
facilitar el acceso al mismo. En instalaciones pequeñas, alternativamente a la instalación de
una caseta, la entrada a la estación podrá realizarse por tapas de registro directamente desde
la superficie.
Los accesos a las casetas deben ser amplios para facilitar las operaciones de entrada y
salida de los equipos que integran la estación de bombeo.
En cualquier caso, la estructura de las estaciones de bombeo debe ser de hormigón
armado, debiendo cumplir lo especificado al respecto por la vigente EHE.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 267
4.9.1. C á m a ra d e e n t ra d a
Cuando a la estación de bombeo acometan varios emisarios simultáneamente, debe dis-
ponerse una cámara de entrada con la misión de recibir y unificar esas incorporaciones y en
la que se inicia la línea de agua.
En la cámara de entrada debe disponerse tanto un aliviadero de emergencia como un
by pass general de la instalación.
El aliviadero debe disponer de un sistema autolimpiable de eliminación de residuos, así
como desembocar en una cámara de alivio, a la cual, además, debe verter el desagüe del tubo
de impulsión (ver apartado 4.9.5). La cámara de alivio debe tener pendiente hacia el tubo de
alivio, el cual debe contar con el desagüe oportuno.
El by pass suele consistir en una serie de compuertas murales de acero inoxidable de
tamaño mínimo 400 x 400 mm, de manera que, maniobrándolas oportunamente, pueda des-
viarse todo el caudal bien por la estación de bombeo o bien por la cámara de alivio.
Cuando no exista cámara de entrada (bien porque solo acometa un emisario a la esta-
ción de bombeo o bien por cualquier otra circunstancia), el aliviadero de emergencia y el by
pass asociado deberán disponerse en otros elementos de la estación de bombeo, como, por
ejemplo, junto al pozo de gruesos, el desbaste o en el propio depósito de bombeo.
Antes del desbaste es recomendable disponer un pozo de gruesos que permita la sedi-
mentación de los sólidos más pesados y voluminosos con el fin de proteger los equipos de
elevación.
Suele tener fondo tronco-piramidal invertido de fuerte pendiente con el fin de concen-
trar los sólidos decantados en una zona específica donde se puedan extraer de forma eficaz,
para lo que el pozo se debe equipar con los medios necesarios para su recogida, siendo con-
veniente instalar un sistema de extracción mecánica de residuos. En el caso de estaciones
grandes, el sistema de extracción usual consiste en una cuchara bivalva o similar sujeta a un
puente grúa que permita la fácil evacuación de los residuos a contenedores metálicos con
capacidad tal que garanticen un tiempo de almacenamiento de 24 horas para la máxima pro-
ducción.
Los contenedores son de distinta naturaleza en cada instalación, si bien, en cualquier
caso, la zona de almacenamiento de los mismos debe ir dotada de una red de drenaje adecua-
da que permita su limpieza.
Uno de los inconvenientes de las rejas y pozos de gruesos como elementos para el des-
baste de sólidos en las estaciones de bombeo de aguas residuales es la acumulación de
residuos que producen, lo que obliga a su evacuación, pudiendo aumentarse los proble-
mas de olores. Por ello, en determinadas circunstancias (en función del tamaño de la red
o de las características de las bombas) puede prescindirse de dichos elementos.
4.9.4. Eleva c i ó n d e a g u a b r u t a
En la solera de la cámara de aspiración se debe construir una poceta que permita intro-
ducir una bomba pequeña con la misión de vaciar completamente el depósito. La solera de la
cámara debe tener pendiente hacia dicha poceta.
270 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.9.4.3. Bombas
Las bombas a instalar en las estaciones de bombeo de aguas residuales pueden ser de
los siguientes tipos:
– Centrífugas
– De hélice
– De flujo
Cuando las aguas residuales a impulsar contengan en su interior muchos gruesos debe-
rán instalarse bombas especiales, como las bombas piraña o las trituradoras.
A su vez las bombas pueden instalarse en posición horizontal o vertical y ser sumergi-
bles o no, pudiendo equiparse, por otro lado, con motores de velocidad fija o variable.
La opción de adoptar la elección de bombas con motores de velocidad variable ante los
de velocidad fija se ve ampliamente compensado por su notable versatilidad. Éstos faci-
litan la regulación de caudales, que permiten absorber variaciones de caudales dentro
de ciertos márgenes sin tener que efectuar constantes paradas y arranques de bombas.
Simplemente permiten variar la velocidad de giro de las bombas variando así los cau-
dales bombeados.
Un posible criterio para el arranque de las bombas puede ser el siguiente, en función de
la potencia P de las bombas instaladas:
Pb < 5 kW arranque directo de las bombas
5 kW < Pb < 15 kW arranque mediante arrancadores suaves
15 kW < Pb arranque mediante variadores de frecuencia
En cualquier caso, lo más deseable es el arranque mediante variadores de frecuencia, de
manera que, en la medida de lo posible, deberían emplearse estos equipos en cualquier
rango de potencias.
En general, las bombas deben estar fabricadas de fundición, a excepción del eje del
motor y la tornillería que serán de acero inoxidable. El tubo guía y la cadena deben ser de
acero galvanizado y el pedestal o la base soporte de fundición dúctil o de acero inoxidable.
Es recomendable que la protección del motor de la bomba sea, al menos, del grado IP
55 y el aislamiento de la Clase F.
En cualquier caso el necesario cableado de las bombas debe contar con las proteccio-
nes necesarias, así como disponerse alojado en el interior de un tubo cuando atraviese los
muros de la estructura.
Las bombas han de estar unidas directamente mediante bridas al tubo de impulsión (ver
apartado 4.9.5) y, en su caso, al de aspiración (ver apartado 4.9.4.4).
Debe también instalarse siempre una boya de alarma que accione la parada de las bom-
bas en situaciones de emergencia.
Las bombas deben cumplir con la normativa de seguridad vigente en España para apa-
ratos instalados en locales húmedos, y con las siguientes Directivas Europeas y sus modifi-
caciones posteriores:
– 91/368 (maquinaria)
– 89/392 (máquinas)
– 89/336 (compatibilidad electromagnética)
– 73/23 (baja tensión).
Por último, las bombas deben ser conformes a lo especificado en las siguientes normas:
– UNE-EN 809 (seguridad)
– UNE-EN 12.100 (seguridad)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 273
El tubo de aspiración es aquel tramo de conducción que une la toma a la bomba. Solo
es necesario en el caso de bombas instaladas en seco.
En cuanto a los materiales de este tubo, el mismo debe ser, preferentemente de acero
galvanizado o inoxidable. Es recomendable instalar una válvula de compuerta que permita el
cierre del paso del agua hacia la bomba.
El colector de impulsión es aquel tramo de conducción que une las bombas con la con-
ducción de impulsión general, debiendo dimensionarse para el caudal máximo de las bombas.
Suele ser, preferentemente, de acero galvanizado o inoxidable y se debe disponer con
las bridas, carretes de desmontaje y elementos de unión necesarios para que pueda desmon-
tarse en su totalidad, para lo que las longitudes máximas de cada tramo de tubo no deberían
exceder los 4 metros.
El colector de impulsión tiene dos tramos diferenciados, uno el que conecta a cada
bomba en particular y otro el que recoge los anteriores y se une a la conducción general.
En el tramo que conecta cada una de las bombas debe disponerse una válvula de com-
puerta y otra de retención, antes de la conexión de todos ellos en el tramo común.
En el tramo del colector de impulsión previo a la conducción general, y una vez que
haya recogido todos los tramos que conectan a cada una de las válvulas, debe instalarse un
caudalímetro y un presostato.
Debe también disponerse un tramo de desagüe en el tubo de impulsión que vierta a la
cámara de alivio. Previo a tal vertido hay que colocar una válvula de compuerta.
El colector de impulsión debe alojarse en una cámara de las dimensiones necesarias
para dar cabida al tubo de impulsión y la valvulería asociada. La solera de esta cámara debe
disponerse a una cota superior que el nivel máximo que pueda alcanzar el agua en la cámara
de aspiración.
La cámara en la que se aloje el colector de impulsión debe tener pendiente hacia la
cámara de alivio, a la que debe estar conectada.
4.9.6.1. Instrumentación
Para controlar la marcha y paro de las bombas que componen el bombeo es preciso dis-
poner de sensores que indiquen el nivel de agua dentro del pozo de bombeo. Por ello, es reco-
mendable que, independientemente del tamaño de la estación de bombeo, se dispongan siem-
pre sensores de nivel para el accionado automático de las bombas de los dos siguientes tipos:
– reguladores basculantes con interruptor interno (boyas), que son unos sensores
básicos situados a diferentes alturas, que accionan las bombas en función del nivel
de agua alcanzado.
– sensores de nivel (de tipo piezorresistivo, ultrasónicos o de radar), que permiten una
regulación de las bombas más avanzada en función del nivel y de la velocidad de
llenado del depósito de bombas.
Cuando la cámara de bombeo esté compartimentada deberán disponerse sensores de
nivel en cada uno de los compartimentos. A la hora de realizar el diseño de regulación y de
seguridad de un bombeo, es importante tener en cuenta la correcta instalación de las boyas
tanto desde el punto de vista de funcionamiento sin turbulencias como desde el punto de vista
de la seguridad de las tareas de mantenimiento. Las boyas han de estar ubicadas en una cáma-
ra tranquilizadora, ya sea de obra, ya de chapa. Esta cámara tranquilizadora sirve para evitar
los movimientos bruscos de las boyas al entrar el agua en el pozo de bombas.
El programa de funcionamiento deberá estar diseñado para que todas las bombas,
incluidas las de reserva, trabajen aproximadamente el mismo número de horas mensuales.
Deberá también disponerse una sonda que permita saber si se está vertiendo por el ali-
viadero de emergencia.
Por otro lado, ya se trate de una regulación por boyas o por sensor de nivel, será siem-
pre necesaria una boya de seguridad de nivel mínimo que actúe directamente sobre el cuadro
eléctrico de control y pare todas las bombas para impedir que estas trabajen en vacío.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 275
Dependiendo del tamaño del bombeo y de la importancia de la función que desempeña dicho
bombeo, los elementos eléctricos incorporados varían considerablemente.
En cualquier caso, la instalación eléctrica básica de las estaciones de bombeo debe
comprender, al menos, los siguientes elementos:
– cuadro de distribución
– centro de control de los motores
– aparellaje electrónico adicional (botonera de arranque de los motores, cuadros eléc-
tricos, etc.)
– cableado de fuerza y maniobra
– instalación de alumbrado
– instalación de tierra
Los elementos de seguridad eléctricos a considerar son:
– Rearmes automáticos. Se recomienda dotar a los bombeos de rearmes automáticos
de las protecciones magnetotérmicas y de las sondas térmicas (si existen) de cada
una de las bombas. Adecuando estos sistemas, y preparando los protocolos de tra-
bajo, para evitar que el rearme pueda provocar accidentes en los operarios de man-
tenimiento.
– Arrancadores estáticos. Otros elementos importantes que se deben tener en cuenta
en una estación de bombeo son los arrancadores estáticos. Este sistema de arranque
incorpora la electrónica necesaria para:
a. Asegurar unas curvas de arranque y parada suave de las bombas, evitar picos de
corriente y de tensión que pueden provocar: golpes de ariete, rupturas de cade-
nas, deterioro y desgaste, caídas de alimentación, etc.
b. Protege la instalación eléctrica: magnetotérmicos, diferenciales
c. Protección de subcargas, útil para evitar cavitación de bombas
d. Contar horas de funcionamiento, contar maniobras
e. Rearmar automáticamente o vía operador centralizado las protecciones: tanto
eléctricas como sondas térmicas
f. Llevar a cabo un control histórico de fallos
Además de estas protecciones, muchos bombeos están dotados de protecciones de
sonda térmica o de sonda de humedad.
Cuando la potencia de las bombas sea inferior a dicho valor del orden de15 kW (y no
fuera necesario, en consecuencia, el empleo de variadores de frecuencia), la regulación del
caudal se realizaría mediante varias boyas, complementarias a la de emergencia o alarma.
Cuando la potencia de las bombas sea superior a la que determine la necesidad de ins-
talar variadores de frecuencia para la regulación del caudal (unos 15 kW), se deberían insta-
lar, además, dos boyas, una para el nivel mínimo y otra para el máximo que permitan regular
el caudal en caso de avería del medidor de ultrasonidos en continuo.
La potencia individual de los variadores instalados debe ser, aproximadamente, un 25%
superior a la nominal de cada bomba.
Los variadores se deben instalar en el armario del controlador programable, siendo
recomendable que vayan equipados con los siguientes equipos para las señales de operación
y control:
– regulador PID interno.
– tarjeta de comunicación que posibilite el control del variador desde algún equipo
remoto.
– varias entradas analógicas y digitales
– varios relés de salida
– panel de control LCD
Los variadores deben cumplir con la normativa de seguridad vigente en España para
aparatos instalados en locales húmedos, y con la Directiva Europea de compatibilidad elec-
tromagnética 89/336/CEE y sus modificaciones posteriores.
En particular, la compatibilidad electromagnética de estos equipos debe ser conforme
a las normas UNE-EN 55.011 y UNE-EN 61.000-6. La seguridad eléctrica debe cumplir con
la norma UNE-EN 61.010.
Deben disponerse los equipos necesarios para el izado de las bombas, los cuales, según
sea el tamaño de las bombas, pueden ser, en general, de uno de los siguientes tipos:
278 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
4.9.6.6. Desodorización
A fin de evitar la proliferación de malos olores, todos los elementos que integran las
estaciones de bombeo deben ir alojados en un edificio cerrado, con renovación y tratamiento
del aire.
El sistema de desodorización habitual en estaciones pequeñas será mediante carbón
activo. En grandes instalaciones se suele recurrir a torres de lavado químico o procesos de
nebulización o sistemas de atrapadores moleculares mediante mezclas micronizadas.
El número mínimo de renovaciones recomendado es de siete a la hora, proyectándose
un ventilador de caudal adecuado y la conducción de aspiración con tomas en diferentes pun-
tos localizadas en los lugares donde se prevea la formación y concentración de malos olores.
La conducción se recomienda sea de polipropileno o acero galvanizado. El aire limpio
se evacua a la atmósfera por la correspondiente chimenea, la cual no debería sobresalir más
de un metro del techo del edificio.
Los elementos auxiliares que sea necesario instalar en las distintas cámaras que inte-
gran las estaciones de bombeo (marcos y tapas exteriores de cierre, pates de acceso o escale-
ras, barandillas, cadenas de seguridad, rejillas tramex, etc.) deben cumplir con lo especifica-
do para los mismos en el apartado 4.12.8.
Los sistemas de saneamiento por vacío están constituidos por los dos elementos
siguientes: las redes y la central.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 279
Las redes de vacío, a su vez, están formadas por los siguientes componentes:
– Válvulas de captación: situadas en unos pozos de registro constituyen el interfaz
entre las redes gravitatorias y las redes de vacío.
– Sistema de tuberías
– Central de vacío
La central de vacío, por su parte, es una infraestructura similar a una estación de bom-
beo convencional a la que se añaden unas bombas de vacío y un tanque de almacenamiento.
Los principales componentes de las estaciones de vacío son los siguientes:
– Bombas de vacío: equipo capaz de generar el vacío necesario a lo largo de la red de
saneamiento.
– Bombas de impulsión: Elementos destinados a la elevación de las aguas residuales
del tanque de almacenamiento para llevarlas al sistema de saneamiento convencio-
nal.
– Depósito de vacío: Tanque de almacenamiento sometido a presión negativa que
recibe la mezcla aire-agua residual proveniente de la red de saneamiento por vacío.
– Sistema de tratamiento de aire: Sistema destinado a depurar el aire extraído por las
bombas de vacío de la red de saneamiento.
– Cuadros eléctricos.
– Instalaciones adicionales (sistema de ventilación, iluminación, grupo electróge-
no…)
La presencia de bombas de vacío conlleva que la descarga de la red general de alcanta-
rillado se realice sobre un tanque de almacenamiento que se encuentra sometido a presión
negativa y conectado al generador de vacío y a la red general de alcantarillado por vacío, el
cual se conoce con el nombre de tanque de vacío. En el caso de que el vacío sea generado por
bombas eyectoras, la red de alcantarillado descarga a un sumidero de acumulación, en el que
tras alcanzarse un determinado nivel de llenado, se produce el vaciado por medio de la activa-
ción de una válvula de interconexión. El transporte del volumen de aguas residuales almace-
nado en la mencionada cámara colectora o sumidero de acumulación, se fundamenta en el gra-
diente de presiones existente entre la cámara colectora, sometida a presión atmosférica y la red
general de alcantarillado de saneamiento por vacío, que se encuentra a presión negativa.
Las dimensiones de las estaciones de vacío varían en cada caso particular en función
del número y capacidad de los elementos a instalar. En función de su implantación las cen-
trales de vacío pueden ser aéreas o enterradas. Independientemente de su geometría e implan-
tación todos los equipos instalados en su interior deben ser accesibles para su extracción y
substitución. Para ello deben preverse los accesos suficientes.
En cuanto a los sistemas de saneamiento por vacío, en España son de reciente implan-
tación (hay dos o tres experiencias a la fecha), si bien presentan las siguientes ventajas, entre
otras, respecto a los sistemas convencionales:
a) tuberías de menor diámetro, reduciéndose el impacto ambiental de la construcción.
b) velocidad de circulación del agua mayor.
280 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
c) mejor adaptación al terreno (excavaciones más pequeñas, más rápidas, de poca pro-
fundidad, adecuado para subsuelos difíciles: roca, terrenos inestables o terrenos con
nivel freático alto).
d) no se requieren pozos de registro.
e) no existen problemas de olores debido a la presencia de una cierta proporción de
aire que evita que se produzcan reacciones anaeróbicas en las aguas residuales
transportadas.
f) sistema completamente estanco, con lo que se minimiza el riesgo de aparición de
fugas que puedan contaminar el medio adyacente a la red de saneamiento.
g) fácil adaptación a terrenos llanos con pendiente insuficiente como para instalar un
sistema convencional, debido al perfil en dientes de sierra que adopta la red de
tuberías.
4.11. C O M P O N E N T E S D E C A P TAC I Ó N S U P E R F I C I A L D E L A E S C O R R E N T Í A
4.11.1. I m b o rnales
4.11.1.1. Generalidades
Los problemas más importantes en los imbornales vienen derivados de su posible obs-
trucción y por las dificultades de su limpieza. Así, en algunas ciudades el criterio del
tamaño del albañal antes enunciado es aún más exigente. En Barcelona, por ejemplo, se
exige diámetro mínimo 400 mm cuando conecta a red no visitable, y 500 mm cuando
conecta a red visitable. El objetivo es minimizar el riesgo de obstrucciones, habida cuen-
ta de que en esta ciudad se exige siempre que sea posible que los imbornales sean de tipo
mixto (rejilla+buzón).
En cuanto a la exigencia de que en redes nuevas el entronque de los imbornales a
la conducción se debe realizar siempre a través de una arqueta, debe destacarse que
dicho principio es aún más importante que en el caso de acometidas de edificios,
pues al recoger la escorrentía de la calle con los arrastres que ésta pueda acarrear,
los albañales de los imbornales son muy vulnerables a sufrir obstrucciones. Por esta
razón es esencial poder acceder a limpiarlos tanto desde los pozos de registro de la
red, como desde la caja del propio imbornal (de ahí la necesidad de la reja abati-
ble).
282 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las canales de recogida de aguas pluviales constan de una canaleta cubierta por una
rejilla (o un conjunto de rejillas) de fundición dúctil, que deben cumplir los mismos requisi-
tos que los imbornales, y además con las especificaciones de la norma UNE-EN 1.433.
Las canaletas propiamente dichas, pueden ser de hormigón (en masa, armado o polí-
mero), fundición o de materiales plásticos, admitiéndose diversos diseños, como los que se
indican en la figura adjunta, debiendo cumplir, en cualquier caso, las especificaciones de la
norma DIN 19.580.
Las rejillas han de ser de fundición dúctil y estar provistas de un dispositivo de suje-
ción. El ancho entre ranuras no debe ser superior a 32 mm. Deben cumplir con lo especifica-
do para las mismas en la norma UNE-EN 124, recomendándose que sean como mínimo de la
clase D 400.
La conexión del canal de desagüe con la red pública de alcantarillado se realiza a tra-
vés de un albañal que debe cumplir con lo especificado para los mismos en los apartados 4.6
y 4.11.1.
Una categoría especial de canal de desagüe de gran envergadura son las denominadas
“rejas interceptoras” o “rejillones transversales”. Se disponen, habitualmente, de forma per-
pendicular al eje de una calle al objeto de interceptar grandes caudales de escorrentía. El
canal, en este caso, suele tener una profundidad del orden de 1 m y una anchura de 50, 70 ó
100 cm, en función del tipo y la forma de colocación de las baterías de rejas.
Desde el punto de vista de la eficiencia de captación, de la robustez ante atascos y del
mantenimiento, es preferible en general disponer imbornales individuales aislados (tantos
como sea necesario) que rejas continuas con canal lineal.
En el presente apartado se exponen las principales condiciones que deben satisfacer los
principales elementos complementarios a instalar en una red de saneamiento (de acuerdo con
la definición que para los mismos se ha expuesto en el apartado 2.6), los cuales son básica-
mente los siguientes:
– Cámaras de descarga
– Cámaras de rotura de carga
– Elementos de ventilación
– Rápidos
– Sifones
– Areneros o trampas de sedimentos
– Válvulas, ventosas, desagües y compuertas
– Elementos auxiliares de accesibilidad
– Elementos ligados al telecontrol: sensores, etc.
Salvo los tres últimos, estos elementos complementarios pueden ser construidos “in
situ” o bien prefabricarse. En el primer caso, las obras de fábrica que constituyan los ele-
mentos complementarios de la red de saneamiento serán, en general, de hormigón armado o
de fábrica de ladrillo macizo.
– En cualquier caso, los materiales a emplear en su fabricación (cemento, fundición,
acero, ladrillos, etc.) se recomienda sean conformes a lo especificado para los mis-
mos en el apartado 3.1.
La unión de los tubos a las obras de fábrica que integren los elementos complementa-
rios se hará de tal modo que se garantice la misma estanquidad que la exigida a las uniones
de los tubos entre sí.
En el caso de las tuberías rígidas, deberán colocarse juntas elásticas, a una distancia
inferior a 50 cms. de la pared de la obra de fábrica, antes y después de la misma, al objeto de
evitar que, como consecuencia de asientos desiguales del terreno, se produzcan daños en la
tubería o en su unión a la obra de fábrica.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 285
En la presente Guía Técnica se establecen unos criterios generales sobre las condiciones
que deben cumplir los elementos complementarios de las redes de saneamiento sobre la
base de lo actualmente normalizado al respecto.
Lo cierto es que la Reglamentación y normativa actualmente vigente al respecto de estos
elementos es escasa y no concreta cuestiones tales como materiales admisibles, dimen-
siones, etc., por lo que, para cada servicio en particular, y en aras a optimizar la explo-
tación, es conveniente normalizar en todo lo posible los tipos y clases de estos elementos
complementarios de la red de saneamiento.
Es recomendable que la alimentación de las cámaras de descarga se realice con agua reu-
tilizada, reciclada o agua no potable en general (procedente del subálveo, por ejemplo).
4.12.2. C á m a ra s d e ro t u ra d e c a rga
Las cámaras de rotura que se dispongan al final de las conducciones a presión tienen
por misión forzar la pérdida de energía necesaria para el paso de un régimen de presión a uno
de lámina libre. Deben ser de hormigón armado, con dos compartimentos separados (uno para
la rotura de la carga en sí misma y la necesaria disipación de energía y el otro para la con-
ducción del agua hacia la red en lámina libre).
La solera tendrá una pendiente no inferior al 2% e irá revestida con un adoquinado de
granito que facilite la disipación de energía.
286 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los diseños de las cámaras de rotura son muy variados en función de las necesidades
específicas de cada caso concreto. En la Fig 108 se muestra un ejemplo de cámara de
rotura a título meramente orientativo.
Los elementos de ventilación pueden ser de tipologías muy variadas, tal y como antes se
ha indicado. En las figuras adjuntas se muestran algunos ejemplos, a título meramente
orientativo.
4.12.4. R á p i d o s
Como se dijo en el apartado 4.5 si la caída es mayor de unos 4 metros de altura debe-
rán construirse rápidos alternativamente a los pozos de resalto. También deberán construirse
rápidos cuando se produzcan diferencias de nivel superiores a las especificadas en el aparta-
do mencionado, en el caso de conducciones visitables.
Los rápidos, según sea su tipología, pueden ser de solera en pendiente, disponiendo en
este caso una escalera lateral para el paso del personal de mantenimiento, o en cascada con
288 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Los diseños de los rápidos son muy variados en función de las necesidades específicas
de cada caso concreto. En la Fig 111 y Fig 112 se muestran algunos ejemplos de estas
infraestructuras, a título meramente orientativo.
Fig. 111. Esquema de rápido en cascada constituido por marcos prefabricados de hormigón.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 289
4.12.5. Sifones
El perfil longitudinal de un sifón debe de ser fijado teniendo en cuenta las posibles per-
didas de energía y el facilitar su limpieza. Por ello deberán de evitarse los cambios bruscos de
alineación (en planta y alzado) y de sección. La parte ascendente es conveniente que presen-
te una pendiente no excesivamente fuerte. Suele tomarse como valor de referencia un ángulo
no superior a los 26,5º.
Los sifones constan de sendos pozos de registro a la entrada y a la salida del sifón, los
cuales deben cumplir con lo especificado para los mismos en el apartado 4.5. En el pozo de
entrada debe disponerse, además, un arenero, una reja que evite la entrada de elementos grue-
sos, y, si es posible, un aliviadero. En ambos extremos, además, es recomendable instalar
compuertas que permitan aislar el sifón y elementos de ventilación.
Dada la problemática que presenta el correcto mantenimiento de estas estructuras, es
recomendable que únicamente se construyan sifones de forma excepcional cuando no sean
viables otras soluciones.
Por otro lado, es aconsejable la construcción de varios sifones contiguos de forma que
a medida que aumente el caudal vayan poniéndose sucesivamente en funcionamiento, lo que
puede conseguirse mediante vertederos laterales convenientemente dispuestos. Esta disposi-
ción debe asegurar una velocidad mínima en los sifones al objeto de conseguir su autolim-
pieza. Suele tomarse como valores 1,5 m/s para un colector unitario y 0,9 m/s para un colec-
tor que sólo transporte aguas pluviales. Es obvio que en colectores que incluyan un tramo en
sifón, es de gran interés el limitar al máximo el transporte de sólidos.
290 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En las redes de drenaje se deben evitar las incorporaciones de material sólido a los colec-
tores. Por ello es deseable disponer estructuras de retención en las cabeceras de la red de alcan-
tarillado (o a veces en puntos intermedios de la red), llamados areneros o trampas de sedimentos,
cuya misión es retener las arenas y demás arrastres sólidos que transporta el agua de escorrentía,
antes de que entren en la red, o en puntos concretos de la red que sean de fácil limpieza.
La problemática de la incorporación en la red de alcantarillado de elevadas cantidades
de material sólido, radica en la dificultad y alto coste que requiere la limpieza de la red en los
puntos donde sedimenten o queden retenidos estos materiales, así como las posibles obstruc-
ciones o pérdidas de capacidad que pueden ocasionar en la red. Por otro lado, la presencia de
materiales sólidos incrementa notablemente la capacidad erosiva del agua sobre las paredes
del colector.
Además, estos sólidos llevan asociado un alto porcentaje de la contaminación arrastra-
da por la escorrentía de manera que con su eliminación se reduce de forma significativa la
contaminación vertida a los medios receptores.
Los areneros son fosas y estructuras en las que se persigue reducir la velocidad del agua
para facilitar la sedimentación de los sólidos en su interior. Suelen situarse a la cabece-
ra de la red de alcantarillado, en los puntos de incorporación de torrentes en la red, o
también en el interior mismo de la red.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 291
B A
B´
Sección A-A’
A´
Sección B-B’
Fig. 114. Esquema de fosa arenera en incorporación de torrentes en la red
PLANTA
Por contra, las trampas de sedimentos consisten en un volumen debajo de la solera del
colector, el cual está recubierto por dos placas horizontales que dejan una ranura per-
pendicular al flujo del agua (ancho de ranura del orden del ancho de la sección) y por
donde caen los sólidos que transporta el flujo de agua por arrastre. Estas placas hori-
zontales pueden levantarse para facilitar la limpieza de la trampa.
Las redes de alcantarillado cuyo funcionamiento sea bajo presión hidráulica interior,
deberán ir equipadas con las necesarias válvulas (de compuerta, antirretorno o reductoras de
presión), ventosas y desagües, las cuales deberán cumplir con los requisitos de diseño y fun-
cionamiento especificados para las mismas por la norma UNE-EN 736. Por otro lado, en las
redes en lámina libre también pueden en ocasiones emplearse algunos tipos de válvulas (de
compuerta, o antiretorno), quedando reservado el concepto de “compuerta” para los elemen-
tos de cierta dimensión y fabricación no estandarizada.
Normalmente las válvulas, ventosas y desagües irán provistos de juntas de estanquidad
de neopreno y recubrimientos a base de resinas epoxy.
Complementariamente a las definiciones del apartado 2.6, en los componentes objeto
del presente artículo son de aplicación las siguientes.
a) Válvula de compuerta. Elemento hidromecánico destinado a cerrar el paso del agua
en una conducción mediante un obturador deslizante alojado dentro de un cuerpo o
carcasa. Su funcionamiento será de apertura o cierre total, correspondiendo las
posiciones intermedias a situaciones provisionales.
b) Válvula antirretorno o de retención. Elemento hidromecánico cuya finalidad es la
de dejar pasar el agua tan solo en un sentido, cerrándose cuando ésta intenta circu-
lar en el sentido contrario.
c) Válvula de expulsión y/o admisión de aire (ventosas). Elemento hidromecánico
que, conectado a la conducción en los puntos altos relativos de su trazado, realiza
de forma automática alguna de las siguientes funciones:
- expulsión del aire almacenado en la conducción durante el proceso de llenado
(válvula de expulsión de aire).
- expulsión continua del aire procedente de la desgasificación del agua (purgado).
- entrada de aire en la conducción durante los procesos de vaciado (válvula de
admisión de aire).
En los casos en los que un mismo equipo cumpla varias de estas funciones, la ventosa
suele denominarse de doble o triple efecto o función.
d) Válvula de interfase (saneamiento por vacío)
Elemento hidromecánico que permite el acceso simultáneo, por una parte del cau-
dal de aguas residuales almacenado en el sumidero, y por otra, de aire, a la red de
alcantarillado por vacío. Su funcionamiento debe permitir, al menos, el paso del
volumen de activación en cada ciclo de apertura, entendiendo este volumen como
el volumen de aguas residuales acumuladas en el sumidero a partir del cual el con-
trolador de la válvula de interfase, ya sea por medio de sensores (necesidad de man-
tener aislados de humedecerse) o sistema de boya (sistema sumergible), provoca la
apertura de la válvula.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 293
Tabla 93. Relación entre PFA, PMA y PEA con PN en las válvulas (UNE-EN 1.074-1)
4.12.7.5. Ventosas
Las válvulas de expulsión y/o admisión de aire están constituidas, básicamente, por un
cuerpo, flotadores esféricos o cilíndricos y, algunas veces, por un juego de palancas, sobre las
que actúa el flotador, las cuales accionan las válvulas de cierre de los orificios de entrada y
salida del aire.
El cuerpo ha de ser de fundición dúctil o de acero inoxidable. El cierre de la salida de
aire se realiza por contacto de dos materiales, de los cuales uno debe ser acero inoxidable, y
el otro un material elastomérico. Los flotadores, si actúan como obturadores, deben ser de
acero revestidos de material elastomérico y en otros casos de acero inoxidable, pudiendo
disponerse libres, articulados o guiados. Las palancas, de existir, se recomienda sean de bron-
ce o acero inoxidable.
Las ventosas admiten diferentes diseños, fijándose sus dimensiones de forma que se
garantice su resistencia, y justificándose, con los cálculos y ensayos oportunos, el diseño
adoptado, así como los materiales constitutivos de estas válvulas. Debe tenerse en cuenta en
la elección de la ventosa, el caudal de aire necesario para minimizar los efectos del golpe de
ariete producido por paradas imprevistas de las bombas o por el cierre de las válvulas.
La conexión de la ventosa a la conducción se realiza, en general, mediante bridas. Se
recomienda instalar junto a las ventosas una pequeña válvula de compuerta, de bola o de
asiento, que permita desmontar la ventosa para su reparación o sustitución, cuando la propia
ventosa, en su interior, no disponga de una válvula de obturación a tal fin.
4.12.7.6. Desagües
Están constituidos, básicamente, por un orificio o por una pieza en T, ambos situados
en la parte inferior de la conducción, a continuación de los cuales, y mediante las correspon-
dientes piezas especiales, se coloca una válvula de compuerta, y posteriormente un tramo de
conducción hasta llegar al punto de desagüe adecuado.
la norma UNE-EN 124. Sólo en zonas aisladas, o cuando razones de urbanismo así
lo aconsejen, pueden instalarse tapas de hormigón armado o mixtas de hormigón y
fundición, las cuales deberán tener iguales características dimensionales y de resis-
tencia que las anteriores de fundición.
- Las tapas, en cualquier caso, deben cumplir las siguientes funciones:
- Acceso a la red para control de las conducciones y su reparación
- Acceso para la limpieza de conductos
- Acceso para el control de características de las aguas residuales
Las tapas suelen ser, en general, redondas (lo cual evita que puedan caer al fondo
del pozo), debiendo ser su diámetro, como mínimo, de 600 mm. Sólo en arquetas
de inspección pequeñas (de dimensiones interiores aproximadamente 40 x 40 cm)
pueden ser admisibles tapas cuadradas (de dimensiones también 40 x 40 cm). Los
marcos, por su parte, pueden ser bien redondos o cuadrados.
La flecha residual de la tapa (la variación de la cota del centro en razón a un punto
cualquiera de la superficie de asiento tomada como referencia) no debe ser superior
a 1/500 del diámetro de la misma.
Las tapas de cubrimiento a instalar en redes nuevas de alcantarillado deberán ser,
en general, de las siguientes clases de las especificadas en la norma UNE-EN 124,
según el emplazamiento de las mismas:
– Clase B 125, para aceras o superficies similares, tales como zonas de aparca-
miento accesibles únicamente a vehículos de turismo
– Clase C 250, para zonas peatonales, aceras, canales de las calles, bordillos de
calzadas y aparcamientos accesibles a grandes pesos
– Clase D 400, para calles peatonales, bandas de rodadura, calzadas y carre-
teras
En cualquier caso, las tapas deberán ir marcadas con la siguiente información:
– Referencia a la norma UNE-EN 124
– Clase resistente
– Nombre o marca del fabricante
– Marca de calidad de producto, en su caso
– Marcado propiedad
– Identificación del servicio: SANEAMIENTO
En casos particulares, se pueden requerir tapas estancas (a la presión de agua de1
bar en presión o depresión, a los olores, a los gases, etc. con dispositivos de cierre
clavados. El tipo de enclavamiento dependerá de cada situación específica, siendo
el sistema de tornillos el más utilizado. Las tapas estancas deberán disponer como
mínimo de cuatro tornillos de acero inoxidable, así como de juntas elastomérica y
de estanquidad.
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 297
El pate debe tener el diseño adecuado para que el travesaño de apoyo tenga topes
laterales que impidan el deslizamiento lateral del pie. Además, este travesaño de
apoyo contará con estrías, resaltes, etc. que faciliten el antideslizamiento.
298 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
El límite al cual el pate debe ser insertado en un registro, debe ser claramente indi-
cado en el propio pate, excepto cuando sea fijado en una pieza de hormigón prefa-
bricado en fábrica. En cualquier caso, para la correcta instalación de los pates, se
deberán seguir las instrucciones del fabricante y cumplir con lo especificado en la
normativa de aplicación.
En la Tabla 94, Tabla 95 y Tabla 96 se resumen las principales características geo-
métricas que los pates deben cumplir.
Tabla 95. Características geométricas de los pates de polipropileno (UNE 127.917 y UNE-EN 1.917))
Tabla 96. Características geométr icas de los pates en registros prefabricados de materiales ter-
moplásticos (prEN 13.598-2)
Características de los componentes de las redes de saneamiento y drenaje urbano 301
Los pates son pequeños peldaños, generalmente en forma de U, con los lados paralelos
de unos 20 cm y el travesaño entre 30 y 40 cm.
En pozos de fábrica de ladrillo los pates se colocan a medida que se vayan levantando.
En pozos de hormigón pueden disponerse bien convenientemente sujetos al encofrado
antes del vertido del hormigón, o bien una vez hormigonado y desencofrado el paramen-
to, taladrando el hormigón y colocando el pate. El hueco que quede entre éste último y
la pared del taladro se deberá rellenar con mortero de cemento.Actualmente se tiende a
la utilización de pates de alma de acero recubiertos de un copolímero de polipropileno,
o de aluminio anodizado.También alternativamente a la colocación de pates puede ins-
talarse una escalera de acceso al interior del pozo.
c) Escaleras. Las escaleras de acceso a los registros o a las obras de fábrica en gene-
ral (aliviaderos, estaciones de bombeo, etc.) deben cumplir con lo especificado para
las mismas en la norma UNE EN 14.396.
Pueden ser fijas ancladas a la pared de la estructura o transportables, pudiendo ser, a su
vez en este último caso, de una sola pieza o telescópicas. También pueden ser abatibles
mecánicamente o flotantes en aquellas zonas que puedan ser cubiertas por el agua resi-
dual (lo que mejora la limpieza de estos componentes y simplifica la explotación).
A su vez, en escaleras dispuestas en lugares donde exista riesgo de caída a gran
altura (bombeos, depósitos de regulación, etc.), deberán disponerse guardacuerpos
consistentes en una estructura cilíndrica tangente a la escalera, tal que permita apo-
yar la espalda en caso de perder pie.
d) Barandillas y cadenas de seguridad. Cuando se empleen en las redes de alcantari-
llado las barandillas y cadenas de seguridad, deberán ser de acero inoxidable, alu-
minio o PRFV.
e) Tramex. Las pasarelas de tramex serán de acero inoxidable o de PRFV. Los de acero
están constituidos por pletinas 30 x 2 ó 30 x 3 mm unidas formando mallas de 30
x 30 mm, que, a su vez, conformarán piezas unitarias de dimensiones máximas 3,0
m x 1,0 m (ver Fig 120). Las pasarelas deben disponer de barandillas, con pasama-
nos y rodapiés, de aluminio, PRFV o acero inoxidable. La ubicación de las pasare-
las, allí donde se coloquen, debe ser tal que permita el acceso a los equipos y a las
bandejas de las instalaciones.
En el presente apartado se detallan los criterios básicos recomendados que deben ser
tenidos en cuenta en el diseño de una red de saneamiento.
304 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
5.1.1. C r i t e r i o s ge n e rales
En la concepción de las redes de saneamiento deben ser tenidos en cuenta los siguien-
tes criterios generales:
a) Capacidad de la red. La red debe tener capacidad suficiente para la evacuación de
la totalidad de las aguas residuales generadas en la zona atendida por la red y de las
aguas de lluvia generadas en su cuenca tributaria asociadas a un período de retorno
de, como mínimo, 10 años sin entrar en carga (CH Norte, 1995; Mancomunidad
Comarca de Pamplona, 2001, Canal de Isabel II, 1998 Barcelona, 1971). De forma
excepcional se pueden considerar períodos de retorno mayores (de hasta 50 años)
para zonas estratégicas, como vías de emergencia o evacuación.
Alternativamente a lo anterior, para la fijación del período de retorno para la lluvia
de proyecto de una red de saneamiento pueden adoptarse los valores que se recogen
en la Tabla 97 (UNE-EN 752-4), según la cual el período de retorno de diseño
depende del tipo de zona de que se trata, debiendo además hacerse dos comproba-
ciones diferentes (sin sobrecargar la red o poniéndola en carga, pero sin producir
inundaciones).
No es viable diseñar una red de drenaje para que nunca falle, sino que se debe marcar
un criterio de seguridad, y la forma más común de hacerlo es mediante la elección de un
período de retorno para el cual no se debe producir inundación. Otra forma consiste en
elegir un período de retorno para el cual la red no debe trabajar en carga.
Así pues, el primer elemento que hay que escoger al plantearse la seguridad de la red de
drenaje es el período de retorno (T) para el cual se diseñará. Este período de retorno
también se aplicará al diseño de cualquier obra de drenaje nueva.
Actualmente no existe ningún tipo de legislación en el ámbito nacional sobre el período
de retorno a considerar en el diseño de redes de alcantarillado. Aún así, lo más habitual
en el mundo de la hidrología urbana es dimensionar las redes con los criterios antes
enunciados.
Diseño de la red 305
Se dice que una lluvia (o un caudal) es de T años de período de retorno cuando, de media,
se produce un suceso de lluvia igual o superior a ese cada T años. Es muy importante
remarcar que se refiere a la repetición del suceso cada T años de media, lo que no impli-
ca que no se puedan dar dos o más sucesos de esas dimensiones en un período de tiem-
po inferior a T años.
En la elección del período de retorno conviene tener en cuenta varios factores, como los
siguientes:
– Homogeneidad en la seguridad de la red de drenaje: es altamente recomendable que
toda la red de drenaje tenga un período de retorno similar. La elección de períodos de
retorno diferentes según la zona de la ciudad puede provocar que ante un fenómeno de
lluvia se inunden unas partes de la ciudad mientras que en otras la red funcione a
media carga. Esto puede causar entre la población la sensación de que se favorecen
unos barrios y no otros.
– Economía: es evidente que, desde un punto de vista de seguridad hidrológica, cuanto
mayor sea el período de retorno elegido, mejor. Sin embargo, mayores períodos de
retorno llevan asociados mayores costes de construcción. Así pues, a la hora de elegir
el período de retorno, se deben tener en cuenta los costes asociados a la inundación
de las calles una vez cada T años y enfrentarlos a los costes de construcción de una
red de mayor tamaño. Por lo tanto, el período de retorno de diseño para la lluvia de
proyecto en los sistemas de saneamiento debería ser el resultado de un análisis de
optimización económico que tuviera en cuenta los posibles daños esperados con las
inversiones necesarias para evitarlos.
Se deduce de todo lo anterior que la elección del período de retorno debería depender de
cuestiones hidrológicas (tales como la frecuencia e intensidad de las lluvias esperadas),
urbanísticas, etc.
Como dichos estudios no son sencillos de realizar, en la práctica se recurre a valores
usualmente sancionados por la práctica, como los antes especificados.
No obstante, en ocasiones se especifican períodos de retorno superiores (25 años en
Ayuntamiento de Valencia, 2004 o en Hernández, 2002) o menores (de 5 a 10 años en
CEDEX, 1977) al valor de 10 años propuesto.
En cuanto a los criterios para fijar el período de retorno de la norma UNE-EN 752, debe
destacarse que los mismos son relativamente novedosos al incluir como concepto de dise-
ño el de sobrecarga además del habitual de inundación. La motivación del cálculo a par-
tir de sobrecarga en tubos hay que buscarla en la dificultad de cálculo en sistemas de
flujo combinado superficial en red. Es relativamente sencillo (con adecuadas herra-
mientas informáticas) calcular una red incluso bajo condiciones de sobrecarga. No es tan
sencillo, sin embargo, evaluar el grado de inundación que supone la parte de caudal que
no tiene acceso a la red por estar ésta colapsada.
En cualquier caso, independientemente de cuál sea el período de retorno elegido con
carácter general en un municipio, es recomendable (y se hace en algunas ciudades espa-
ñolas) dimensionar algunas zonas estratégicas de especial interés con períodos de retor-
no mayores. Por ejemplo, parece conveniente que las vías de comunicación principales,
306 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
ya sean calles o carreteras urbanas e interurbanas, puedan ser utilizadas incluso en días
de grandes precipitaciones, con el objetivo de poder llevar ayuda o evacuar zonas inun-
dadas. E incluso, determinadas infraestructuras subterráneas (túneles viarios o ferrovia-
rios) pueden ser protegidos para períodos de retorno mayores si la inundación allí puede
suponer peligro para la vida de las personas. Por otro lado, es una práctica de buen uso
comprobar la red de drenaje para un período de retorno mayor al de diseño, con el obje-
tivo de ver si son admisibles los efectos que una gran lluvia puede causar sobre el muni-
cipio.
A partir de los años 60 se ha ido poniendo de manifiesto que una de las consecuencias
del desarrollo urbano es la contribución cada vez más sensible de las redes de alcanta-
rillado de las ciudades a la degradación de la calidad de las aguas de los medios recep-
tores. En paralelo, la preocupación por la protección del medio ambiente y, en general,
de la calidad de vida, se ha ido acentuando en las últimas décadas.
En España, como en la mayoría de los países, todo el esfuerzo se ha centrado hasta
ahora en la depuración de las aguas residuales. Las estaciones depuradoras son las
infraestructuras encargadas de mitigar hasta valores admisibles la contaminación inhe-
rente a las aguas residuales de cualquier origen (doméstico, industrial u otros) previo
al vertido a la red hidrográfica, si bien las mismas quedan fuera del objeto de la pre-
sente Guía Técnica. Con todo, se ha demostrado en estudios y experiencias realizadas
en Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, que no es suficiente con preocuparse sólo
de esta depuración, ya que ante cualquier suceso pluviométrico –aunque no sea muy
importante–, se produce un vertido o descarga del sistema de alcantarillado unitario al
medio receptor: son las llamadas Descargas de Sistemas Unitarios o DSU (CSO en
inglés).
Las DSU producen un efecto contaminante, por una parte instantáneo o agudo, y por otra
parte diferido en el tiempo, que puede resultar tremendamente nocivo para el hábitat
existente en el medio receptor o para los usos habituales de las aguas de este medio. De
hecho, estas DSU pueden aportar hasta un 30% de la polución que se encuentra en los
medios receptores.
Por ello, la reducción de la contaminación de las primeras aguas de lluvia vertidas por
los aliviaderos hasta valores tolerables se configura en la actualidad como un criterio de
diseño siempre presente en cualquier moderna red de saneamiento y drenaje. En los
apartados 4.7 y Ejemplo 31 de la presente Guía Técnica se profundiza en las caracterís-
ticas que los aliviaderos y tanques de tormenta deben cumplir.
En cualquier caso, hay una cierta indefinición y confusión en cuanto a la cantidad y cali-
dad de los vertidos admisibles en tiempo de lluvia por los aliviaderos a los cauces. La
regulación legal básica de esta materia queda recogida, en principio, en la Directiva
91/271/CE, texto que trascrito al RD Ley 11/95 por el que se establecen las normas apli-
cables al tratamiento de aguas y al RD 509/96 que lo desarrolla, ha supuesto el marco
normativo fundamental de los últimos años en materia de saneamiento.
El texto de este último RD está dando lugar en la actualidad a interpretaciones contra-
rias al espíritu de la Directiva Comunitaria, lo cual ha producido fundadas alarmas entre
los responsables de los sistemas de saneamiento.
En concreto, por un lado, la Directiva 91/271 en su Anexo I establece textualmente lo
siguiente:
“Los sistemas colectores deberán tener en cuenta los requisitos para el tratamiento de las aguas
residuales.
El diseño, construcción y mantenimiento de los sistemas colectores deberá realizarse de acuerdo
con los mejores conocimientos técnicos que no redunden en costes excesivos, en especial por lo
que respecta:
308 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las redes de saneamiento pueden ser básicamente de los dos grandes tipos siguientes:
a) Redes unitarias. La red se dimensiona con capacidad suficiente para absorber en un
mismo conducto las aguas residuales y las pluviales generadas en la cuenca o zona
objeto de proyecto.
b) Redes separativas. La red consta de dos canalizaciones independientes: una de ellas
transporta las aguas residuales de origen doméstico, comercial o industrial hasta la
estación depuradora, y la otra conduce las aguas pluviales hasta el medio receptor.
En cuanto al funcionamiento hidráulico de la red, pueden distinguirse las siguientes
posibilidades:
a) Por gravedad. En este caso el flujo discurre por los conductos por la simple dife-
rencia de cotas de éstos. Puede hacerlo de dos maneras: en lámina libre o en pre-
sión, en función de la relación entre el caudal circulante y la capacidad hidráulica
de la conducción. Cuando la línea piezométrica del conducto en presión alcanza la
cota del terreno, el colector desborda a la calle por los pozos de registro (los cono-
cidos como “saltos de tapa”) y por los imbornales.
310 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
b) Por bombeo. En este caso el flujo discurre por los conductos bajo presión hidráulica
interior proporcionada por un grupo de elementos motobomba situados aguas arriba.
c) Por vacío. En este caso el flujo (que se trata de un flujo bifásico formado por una
mezcla de agua y aire) discurre por la red de tuberías por efecto de una presión
negativa proporcionada por un conjunto de compresores situados en una central de
vacío.
En cada proyecto en particular se definirá cual de los anteriores sistemas se adapta
mejor a las necesidades específicas de cada caso en particular.
En cualquier caso, en general, los saneamientos bajo presión hidráulica interior deben
minimizarse. En cuanto a las redes de saneamiento por vacío, las mismas deben cumplir con
lo especificado para ellas por la norma UNE-EN 1.091.
Atendiendo a otros criterios (por ejemplo geométricos) las redes de saneamiento y dre-
naje (o más bien los tramos individuales que las integran), pueden clasificarse de otras mane-
ras, como por ejemplo las siguientes:
– Atendiendo a la posibilidad de acceso a su interior: redes visitables o no visitables
(las primeras, a título orientativo, cuando la altura y la anchura son mayores de 1,6
m y 0,6 m, respectivamente).
– Atendiendo a la geometría de la sección transversal: circulares, abovedadas, ovoi-
des, rectangulares, multicelulares, etc.
5.2.2. Tr a z a d o e n p l a n t a
En las redes urbanas el trazado de las redes de saneamiento deberá seguir el viario.
Como resulta casi imposible que la conducción discurra bajo las aceras (para disminuir las
cargas actuantes y facilitar las tareas de reparación). Actualmente las redes de alcantarillado
de una cierta importancia discurren por calzada. A este respecto se procurará evitar la franja
de 1,5 m de ancho a partir del bordillo de cada acera, donde se prevea la posibilidad de apar-
camiento de vehículos y se procurará ubicar los registros en medio de los carriles de circula-
ción. No deben instalarse dos tuberías en el mismo plano vertical. En relación con las distan-
cias mínimas a los edificios, deberán tomarse las necesarias precauciones para evitar
cualquier afección a sus cimientos, siendo aconsejable una separación mínima de unos dos
metros si es posible.
Siempre que sea posible, las conducciones no discurrirán bajo los árboles y menos aún
bajo las alineaciones de árboles.
Las separaciones mínimas en planta respecto a otros servicios se recomienda sean las
indicadas en la Tabla 98 (Liria, 1995). En el caso de que se abran zanjas paralelas a las ya
existentes para la instalación de nuevas tuberías, deben extremarse las precauciones en los cál-
culos y en la ejecución de la obra para garantizar que sigan existiendo las necesarias reaccio-
nes laterales del terreno.
Diseño de la red 313
Si la red discurre por zona rural, el trazado en planta debe ser tal que se afecte lo menos
posible a las propiedades colindantes. En el caso frecuente de trazar una tubería paralela a una
carretera, es deseable que ésta discurra por la zona de servidumbre, que es la zona de terreno
que va de 8 a 25 metros (autopistas, autovías y vías rápidas), contados a partir de la arista exte-
rior de la explanación, o de 3 a 8 metros, para los restantes tipos de carreteras (Ley 25/1988
de Carreteras). La zona de dominio público (0 a 8 metros para autopistas, autovías y vías rápi-
das y 0 a 3 metros para las restantes carreteras) estará sujeta al artículo 76.4 del Reglamento
que desarrolla la anterior Ley, el cual establece que “se podrá autorizar excepcionalmente la
utilización del subsuelo en la zona de dominio público, para la implantación o construcción
de infraestructuras imprescindibles para la prestación de servicios públicos de interés gene-
ral…”.
Distancia
A B C
Autopistas, autovías y vías rápidas 8m 25 m 100 m
Resto de carreteras 3m 8m 50 m
En el caso de líneas ferroviarias, es deseable que la tubería discurra por la zona de pro-
tección, que es la zona de terreno que va de 8 a 70 metros, contados a partir de la arista exte-
rior de la explanación (Ley 39/2003 del Sector Ferroviario). La zona de dominio público (0 a
8 metros) estará sujeta al artículo 25.2 del Reglamento que desarrolla la anterior Ley, el cual
establece que “en la zona de dominio público […] sólo podrán realizarse obras e instalacio-
nes, previa autorización del administrador de infraestructuras ferroviarias, cuando sean nece-
sarias para la prestación del servicio ferroviario o cuando la prestación de un servicio públi-
co o de un servicio o actividad de interés general así lo requiera”.
En el caso de tuberías metálicas y en las de hormigón con camisa de chapa (de uso
minoritario en redes de saneamiento), debe alejarse el trazado de la tubería de las líneas eléc-
tricas de tensión superior a 15 kV por el peligro de corrosión. Esto afecta, por ejemplo a las
catenarias de los ferrocarriles electrificados. Al contrario que las aéreas, las líneas subterrá-
neas no suelen producir fenómenos eléctricos apreciables sobre las tuberías enterradas debi-
do a la buena calidad del aislamiento y la vaina protectora, generalmente conectada a tierra,
de la que suelen ir provistas las líneas eléctricas enterradas.
Unas distancias mínimas de las tuberías metálicas en relación con líneas aéreas de alta
tensión pueden ser las indicadas en la Tabla 99 (Cegarra, 1996).
Por lo que respecta a los valores máximos y mínimos de pendiente de las conduccio-
nes de saneamiento, deben ser tales que garanticen las condiciones de funcionamiento hidráu-
lico especificadas en el apartado 5.2.4.
En todo caso, en redes de saneamiento por gravedad, la pendiente mínima recomenda-
da será la indicada en la Tabla 100 en función del tipo de apoyo y del diámetro de la conduc-
ción. Alternativamente, también puede adoptarse el valor de 1:DN (UNE-EN 752-4).
En impulsiones de aguas residuales, se recomienda que la pendiente mínima sea de al
menos un 0,4 o un 0,5% cuando el agua vaya en dirección descendente y del 0,2% en reco-
rrido ascendente.
En cuanto a la pendiente máxima, ésta no debe superar el 3 o 4 % en general.
En el caso de redes urbanas de alcantarillado se recomienda que éstas se sitúen en un
plano inferior a las de agua potable. En la Tabla 98 se relacionan unas separaciones verticales
razonables del saneamiento con el abastecimiento y con otros servicios.
Cuando se trate de redes separativas, los colectores de aguas residuales deberán proyec-
tarse a una cota inferior a los de pluviales, de manera que se garanticen las acometidas a todos
los edificios. A título orientativo, es razonable establecer que la clave de los colectores de aguas
residuales se disponga al menos a 0,30 metros por debajo de la rasante de los de aguas pluviales.
316 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
DN < 500
Apoyo rígido
DN < 500
Apoyo granular
DN 500 a 800
DN 500 a 800
DN 900 a 1200
DN 900 a 1200
DN > 1200
DN > 1200
0,000 0,001 0,002 0,003 0,004 0,005 0,006 0,007 0,008 0,009 0,010
Tabla 101. Valores mínimos de las pendientes de los colectores de las redes de saneamiento
(CH Norte, 1995)
En el caso de que el terreno presente una pendiente mayor al 0,2% en la dirección del
flujo, la red de tuberías se puede instalar paralela a la superficie, minimizándose el terreno de
excavación, debido al característico diseño de la instalación que posibilita un eficiente fun-
cionamiento de la red de vacío gracias a la presencia de unos saltos o elevaciones que permi-
ten recuperar cota cada cierto tramo de la instalación. Este hecho, se traduce en una disminu-
ción de la profundidad de la excavación, y al mismo tiempo, estas elevaciones facilitan la
aparición de turbulencias en el interior de la red de vacío que mejoran el grado de interacción
o grado de mezcla entre el aire y agua residual circulantes.
Otro factor a tener en cuenta a la hora de diseñar el trazado de la red es la dimensión del
diámetro de tubería instalada, ya que los diámetros de tamaño mayor reducen la velocidad en la
sección del tubo por lo que los residuos transportados se depositan por gravedad en la parte infe-
rior y se favorece la separación de la mezcla aire:agua que circula por el interior, mientras que
el empleo de diámetros menores de 40 mm puede provocar bloqueos en la propia red.
La no presencia de estos saltos, implicaría que el medio de transporte (el aire) se sepa-
raría del agua residual, con lo que ambos circularían por la misma conducción pero con
un grado de interacción insuficiente como para obtener un grado de eficiencia aceptable
en el volumen transportado, de ahí la importancia del diseño de las elevaciones en los
perfiles de la red de tuberías.
5.3. D I S E Ñ O H I D R Á U L I C O D E L O S C O L E C TO R E S
En el proyecto de cualquier red de saneamiento o drenaje debe figurar el oportuno
dimensionamiento hidráulico de los colectores que componen la red.
En el presente apartado se establecen unas directrices básicas que deben ser tenidas en
cuenta en el citado dimensionamiento hidráulico, entendiendo que dichas pautas se refieren a
las redes que funcionen en régimen de lámina libre. Las conducciones que, formando parte
de una red de saneamiento o drenaje, se proyecten para funcionar bajo presión hidráulica inte-
rior, deberán cumplir, con carácter general, con lo especificado en la Guía Técnica sobre tube-
rías para el transporte de agua a presión (CEDEX, 2003).
El diseño hidráulico de las redes de saneamiento y drenaje tendrá por objeto principal
la determinación de la sección y dimensiones de los colectores que las integran, debiendo
comprender el mismo, al menos, las siguientes comprobaciones:
– Cálculo de los caudales de diseño
– Comprobación de velocidades máximas y mínimas
– Comprobación del llenado de las conducciones
318 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Previo al cálculo de los caudales de diseño de las aguas residuales que acometen a una
red de saneamiento, deben establecerse las dotaciones de cálculo, para lo que pueden seguir-
se los criterios que se indican a continuación.
a) Dotación doméstica, Dd. Se entiende por dotación doméstica el volumen medio dia-
rio de agua a suministrar por cada habitante para atender las necesidades domésti-
cas (consumo humano, higiene, etc.) y las comunes o de servicios públicos (riego
de jardines, limpieza viaria, agua para incendios, necesidades de los equipamientos
urbanos o de las actividades industriales y/o comerciales de poco consumo ubica-
das en el núcleo poblacional y conectadas a la red general, etc.).
Se expresa habitualmente en litros por habitante y día, si bien es también posible
medirla en otras unidades, como por ejemplo en m3 por vivienda y día.
Cada proyecto en particular deberá fijar los valores de la dotación doméstica en
función de las circunstancias específicas de cada caso en particular. En concreto,
los principales factores que deberán tenerse en cuenta para la fijación de los valo-
res de las dotaciones domésticas son los siguientes:
- número de habitantes
- nivel socioeconómico
- forma de urbanización y tamaño de la ciudad
- importancia de las actividades industriales y comerciales en el interior del
núcleo urbano
- condiciones climáticas
- calidad del agua
- régimen tarifario empleado
- estado de la red de abastecimiento y saneamiento
Diseño de la red 319
Con todo, unos valores razonables de las dotaciones son los que se resumen en la
tabla adjunta.
Tabla 102. Valores orientativos de las dotaciones domésticas, en l/hab/día (Recomendaciones para
la elaboración de los Planes de cuenca, 1992)
b) Dotación industrial, Di. Se entiende por dotación industrial al volumen medio diario
de agua a suministrar para atender las necesidades de las actividades industriales.
Como se ha indicado, las dotaciones domésticas suelen medirse en l/hab/día, con valo-
res que oscilan habitualmente entre 200 y 400 l/hab/día. Sin embargo en la actualidad,
en ocasiones, se propone como más exacto expresar dichas dotaciones por vivienda y no
por habitante. Un ejemplo de ello son los valores indicados en la Tabla 104, utilizados
por el Canal de Isabel II en Madrid.
320 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las dotaciones industriales antes especificadas, por su parte, se refieren a las derivadas
de la gran industria (la que dispone de fuentes de abastecimiento propias). La pequeña y
mediana industria (las cuales se satisfacen a través de las propias redes urbanas de abas-
tecimiento) se suelen considerar incluidas en las dotaciones domésticas.
En cuanto a las aguas residuales de otros orígenes, por ejemplo, para la consideración
de las dotaciones turísticas pueden emplearse los valores que se indican en la Tabla 105,
en función de la tipología de establecimiento.
Tabla 105. Valores orientativos de las dotaciones turísticas (Recomendaciones para la elabo-
ración de los Planes de cuenca, 1992)
La metodología para calcular los caudales punta y mínimos de aguas residuales domés-
ticas no está normalizada, pues depende de cada caso particular, habiendo una gran
variedad de fórmulas disponibles.
A título orientativo, en la Tabla 106 se indican algunas de ellas (en todas ellas el caudal
de aguas domésticas QD siempre va en l/s excepto en la fórmula del MOPU que es en
m3/hora; la población Ph va en miles de habitantes).
Tabla 106. Fórmulas para el cálculo del caudal punta y mínimo de aguas residuales domésti-
cas (elaborada a partir de los datos de Uralita, 2002)
Fuente Caudal punta QDp (l/s) Caudal mínimo QDmin (l/s)
5 Ph
1/ 6
Giff (1945) QD p = 1/ 6
QDm QDmin = QDm
Ph
Basadas en QDm y en Ph
5
5
Babit (1952) QD p = 0 , 20
QDm
Ph
Stanley y 14
Kaufman QD p = (1 + )QDm QDmin = 0,50QDm
(1953) 4+ Ph
Fair and Geyer 18 + Ph
(1954) QD p = (1 + )QDm
4+ Ph
2,5
Catalá (1988) QD p = (1,5 + )QDm
Qm
2,575
QD p = (1,15 + )QDm
Basadas solo en QDm
MOPU (1983)
Qm0, 25
0, 7
Confederación QD p = QDm + 2,6 (QDm ) si QDm > 2 l / s
Hidrográfica
0, 2
QDmin = 0,50QDm
del Norte (1995)
QD p = 5,5 (QDm ) si QDm < 2 l / s
ASCE
Manual nº 60
QD p = (3,687 QDm0, 073 )QDm
Gaines (1989) QD p = 2,18 QDm0, 064
AEAS (1992)
QD p = K h K s K est QDm
(Kh de1,4 a 1,8; Ks de 2,03 a 1,10 y Kest de 1,35 a 1,45)
Canal de Isabel II
(2005) QD p = 1,6 ( QDm + QDm ) < 3 QDm
saneamiento de una población de 12.000 habitantes que tenga una actividad indus-
trial comercial media.
Conforme a las dotaciones normalizadas en la Tabla 102 y en el apartado 5.3.1.2,
los valores de los caudales medio y mínimo de diseño serán los siguientes:
12..000 × 0,80 × 270
QDm = = 30 l / s
86.400
QDmin = 0, 25 × 30 = 7,5 l / s
Siguiendo, por ejemplo, los criterios de la Confederación Hidrográfica del Norte, el
caudal punta sería el siguiente:
QD p = 30 + 2,6 × 30 0, 7 = 58,11 l / s
Diseño de la red 323
La metodología para calcular los caudales punta y mínimos de aguas residuales indus-
triales tampoco está normalizada, si bien en este caso hay una menor variedad de fór-
mulas disponibles. Las propuestas en la presente Guía Técnica corresponden a los crite-
rios de la Confederación Hidrográfica del Norte.
El valor del coeficiente K depende del efecto de las puntas de precipitación, oscilando
entre 1 (hipótesis ideal de reparto uniforme de la lluvia en el intervalo considerado) y 2 (hipó-
tesis opuesta de concentración extrema de la escorrentía en un instante). En ausencia de infor-
mación detallada al respecto, suele tomarse para el coeficiente K el valor de 1,2.
El caudal de aguas pluviales QP de las conducciones que componen las redes de alcan-
tarillado se deberá calcular en cada caso particular por el método que juzgue oportuno
el proyectista de la red de saneamiento.
En la práctica real, en proyectos pequeños (superficies urbanas menores de 200 ha, en
las que la mayor distancia no excede de 1,5 a 2 km y con tiempos de concentración infe-
riores a 15 minutos) uno de los métodos más utilizados es el método racional, cuya meto-
dología básica se resume en este apartado. Gracias al empleo del coeficiente K repre-
sentativo del grado de uniformidad de la escorrentía el método es utilizable en cuencas
de hasta 3.000 km2.
Para cuencas de tamaño mayor se debe realizar un modelo hidrológico-hidráulico que
incluya hietogramas variables en el tiempo.
324 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En relación con los valores a adoptar para la intensidad media de precipitación, It, y
para el coeficiente de escorrentía, Ce, pueden seguirse los siguientes criterios:
a) Intensidad media de precipitación, It. La intensidad media de precipitación, It de la
anterior fórmula será la asociada a una duración igual al tiempo de concentración
considerado, para el cual se adoptará el siguiente valor:
Tc = te + tr
Tc tiempo de concentración, en horas. A falta de datos más precisos se tomará
igual a 3 minutos.
te tiempo de recorrido en los cauces naturales, en horas
tr tiempo de recorrido en las conducciones de la red, en horas
L
tr =
3600 × v
L longitud de las conducciones de la red, en m
v velocidad media de circulación del agua en la red, en m/s
Diseño de la red 325
Ce Coeficiente de escorrentía
Pd Precipitación total diaria correspondiente a un período de retorno T, en mm
Po Umbral de escorrentía. Valor de la precipitación acumulada por debajo del
cual no se producen escorrentías, en mm
En ausencia de estudios de detalle, pueden utilizarse los valores de la Tabla 108 para
el coeficiente de escorrentía (CH Norte, 1995).
Calcular conforme a la metodología del método racional el caudal de aguas pluviales generado
Ejemplo 22
en una cuenca de tipo rural en las cercanías de Zaragoza de 0,25 km2 de superficie en la que el
mayor cauce tenga una longitud de 800 m y un desnivel de 46 m.
En primer lugar, el tiempo de concentración TC valdrá:
0 , 76
0,80
TC = 0,3 0 , 25
= 0,43 horas
46
800
Al estar en las cercanías de Zaragoza, el parámetro I1/Id valdrá 10 (ver Fig 123) y la relación
It/Id:
It 28 0,1 0,430,1
= 10 = 12,05
Id 28 0,1 1
De las Fig 124 y Fig 125 se obtiene que C v es 405 y P 45 mm, respectivamente, de manera que el
cuantil YT (ver Tabla 107) será 1,4995 (adoptando un período de retorno de 10 años). En
consecuencia, la precipitación total diaria Pd asociada a dicho período de retorno valdrá:
67,45
Pd = 1,4995 45 = 67,45 mm Id = = 2,81 mm / h
24
I t = 2,81 12,05 = 33,86 mm / h
Al tratarse de una zona rural puede adoptarse un coeficiente de escorrentía medio Ce de 0,50
(ver Tabla 108), de manera que el caudal de cálculo valdría:
0,50 33,86 0,25
QP = 1,2 = 1,41 m 3 / s
3,6
Qmax = QD ph + QI ph + QP
24 24 365 24 365
Qmax = 2 QU mh + QC mh + QI mh + QF
X ac bc ai bi
Calcular los caudales de diseño de una red de saneamiento y drenaje unitaria que
Ejemplo 23
Deberá comprobarse la velocidad de circulación del agua en las secciones que se con-
sideren representativas de los colectores que integren la red de saneamiento o drenaje en, al
menos, las siguientes hipótesis:
332 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Al igual que en el caso anterior, el valor genérico de 0,60 m/s para la velocidad mínima
del agua podría variarse en función del material de la tubería, por el diámetro de la con-
ducción, o por la naturaleza de las aguas transportadas, debiendo, en cualquier caso,
justificarse oportunamente el valor adoptado para la velocidad mínima en el respectivo
Proyecto.
Por ejemplo, en redes separativas podría reducirse a 0,50 m/s habida cuenta de las meno-
res oscilaciones de caudal, si bien habría que extremar la limpieza y vigilancia del alcan-
tarillado.
5.3.4. P é rd i d a s d e c a rga
Las pérdidas de carga continuas, J, en una tubería parcialmente llena se identifican con
la pendiente de la misma.
Para su cálculo se recomienda utilizar, en general, la fórmula universal de Darcy-Weis-
bach:
∆H c f v2
J= = ×
L ID 2g
siendo:
J pérdida de carga continua, por unidad de longitud, en m/m (igual a la pendiente
de la tubería)
∆Hc pérdida de carga continua, en m
L longitud del tramo, en m
ID diámetro interior del tubo, en m
v velocidad del agua, en m/s
g aceleración de la gravedad, en m/s2
f coeficiente de pérdida de carga por unidad de longitud (o coeficiente de fric-
ción); adimensional
334 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
3,5 3,5
3,0 3,0
2,5 2,5
q (m 3 /s)
V (m/s)
2,0 2,0
1,5 1,5
1,0 1,0
0,5 0,5
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
3,5 3,5
3,0 3,0
2,5 2,5
q (m 3 /s)
q (m 3 /s)
2,0 2,0
1,5 1,5
1,0 1,0
0,5 0,5
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
2,25 2,25
2,00 2,00
1,75 1,75
1,50 1,50
q (m 3 /s)
q (m 3 /s)
1,25 1,25
1,00 1,00
0,75 0,75
0,50 0,50
0,25 0,25
0,00 0,00
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
2,25 2,25
2,00 2,00
1,75 1,75
1,50 1,50
q (m 3 /s)
q (m 3 /s)
1,25 1,25
1,00 1,00
0,75 0,75
0,50 0,50
0,25 0,25
0,00 0,00
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
3,5 3,5
3,0 3,0
2,5 2,5
V (m/s)
V (m/s)
2,0 2,0
1,5 1,5
1,0 1,0
0,5 0,5
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
3,5 3,5
3,0 3,0
2,5 2,5
V (m/s)
V (m/s)
2,0 2,0
1,5 1,5
1,0 1,0
0,5 0,5
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
Fig. 128. Velocidad de circulación del agua en secciones circulares supuesto un llenado del 75%
338 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
2,25 2,25
2,00 2,00
1,75 1,75
1,50 1,50
q (m 3 /s)
q (m 3 /s)
1,25 1,25
1,00 1,00
0,75 0,75
0,50 0,50
0,25 0,25
0,00 0,00
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
2,25 2,25
2,00 2,00
1,75 1,75
1,50 1,50
q (m 3 /s)
q (m 3 /s)
1,25 1,25
1,00 1,00
0,75 0,75
0,50 0,50
0,25 0,25
0,00 0,00
0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
J (m/km) J (m/km)
ID 300 ID 400 ID 500 ID 600 ID 300 ID 400 ID 500 ID 600
Fig. 129. Capacidad de las conducciones circulares supuesto un llenado del 75%
Diseño de la red 339
RH radio hidráulico, en m
Am área mojada de la conducción, en m2
Pm perímetro mojado, en m
y la capacidad de una conducción a sección parcialmente llena se calcularía también por apli-
cación de la ecuación de continuidad:
Q = v × Am
En la Fig 130 se representa la relación entre la velocidad y el caudal a sección llena y
parcialmente llena en función del grado de llenado de la conducción, resultado de aplicar la
fórmula anterior, relaciones que son independientes de la pendiente, rugosidad o diámetro de
la conducción.
Por último, en la Fig 128 y Fig 129 se representan los valores de la velocidad de cir-
culación del agua y de la capacidad de las conducciones circulares, para la hipótesis de un lle-
nado de la conducción del 75% (el caso límite habitual), obtenidos por aplicación de las
expresiones y figuras anteriores para distintos valores de rugosidad, pendiente y diámetro, y
supuesta también una viscosidad cinemática del agua de 1,31 x 10-6 m2/s. Para otros llenados
máximos, podrían fácilmente dibujarse unas curvas similares.
1
Vp/V Prandt
0,9
Qp/Q Prandt
0,8
0,7
0,6
h/ID
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
0,0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0 1,1 1,2
Vp/V y Qp/Q
Fig. 130. Relación entre la velocidad y el caudal a sección llena y parcialmente llena
en función del grado de llenado de la conducción según la fórmula de Darcy-Weisbach
y de Colebrook-White.
340 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Ejemplo 24
Para transportar un caudal de 1,25 m3/s por una conducción que tenga una pen-
diente de 0,009 y una rugosidad de 0,10 mm, supuesto un llenado aceptable del
75%, necesitaríamos una conducción de 800 mm de ID (ver Fig 129).
La capacidad a sección llena de dicha conducción de 800 mm de ID, rugosidad 0,10
mm y pendiente 0,009 es de 1,65 m3/s (ver Fig 127) y la velocidad a plena capaci-
dad de 3,25 m/s (ver Fig 126).
El llenado de la conducción sería del 65% (ver Fig 130) y la velocidad real de cir-
culación del agua de 3,57 m/s (1,1 x 3,25, ver también Fig 130).
Los valores que se adopten en el cálculo para la rugosidad son determinantes, pues de
ello depende la dimensión de la conducción, y tiene por tanto gran incidencia económica.
Deben tener en cuenta no sólo la del propio tubo, sino también la inducida por las uniones.
En las redes de saneamiento, además, debe tenerse en cuenta que en las conducciones
de aguas residuales el valor a adoptar para la rugosidad de la tubería queda condicionado por
factores específicos tales como el nivel de acabado superficial de la conducción (que presen-
ta mayor variabilidad cuando se trata de una conducción construida “in situ”), la presencia de
sedimentos en el fondo o en las paredes de los conductos ligados a la frecuencia de limpieza,
la existencia de pozos de registro, entre otros.
v2 n 2
J=
( RH )4 / 3
Am
RH =
Pm
Am área mojada, en m2
Pm perímetro mojado, en m
La fórmula de Manning es de aplicación directa a secciones parcialmente llenas y puede
utilizarse tanto en conducciones de sección circular como para otras geometrías.
Para establecer la equivalencia entre la velocidad y la capacidad de una sección llena o
parcialmente llena, independientemente de la fórmula que se haya utilizado para el cál-
culo hidráulico (Colebrook-White, Manning u otras), distintos autores (ATHA, 2000;
Hernández, 2002; Uralita, 2002) han propuesto utilizar los coeficientes correctores de
Thormann-Franke, los cuales integran, además, la influencia del aire ocluido en la parte
superior de las tuberías en estas condiciones de funcionamiento:
0 ,625
vp 2 β − sen 2 β Qp ( 2 β − sen 2 β )1,625
= =
v 2( β + γsenβ ) Q 9 ,69( β + γsenβ )0 ,625
1
Vp/V Prandt
0,9 Qp/Q Prandt
0,8 Vp/V Manning
Qp/Q Manning
0,7
Vp/V Thormann
0,6 Qp/Q Thormann
h/ID
0,5
0,4
0,3
0,2
0,1
0
0,0 0,1 0,2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0 1,1 1,2
Vp/V y Qp/Q
Fig. 131. Relación entre la velocidad y el caudal a sección llena y parcialmente llena en
función del grado de llenado de la conducción según la fórmula de Colebrook-White,
Manning o la de Thorman-Franke
Tabla 109. Valores de la rugosidad absoluta k(mm) en tuberías de saneamiento según mate-
riales y distintas fuentes
* liso bueno
** liso medio
+ Valor mínimo de la rugosidad. Tubería en muy buen estado
- Valor máximo de la rugosidad. Tubería en muy mal estado
~ Valor intermedio
Diseño de la red 343
* Valores de laboratorio
** Valor de diseño
*** Con recubrimiento
**** Sin recubrimiento
Por lo que respecta al hormigón empleado en las conducciones visitables construidas “in
situ” (marcos, galerías, etc.), es habitual utilizar valores del coeficiente de Manning de
0,015 ó 0,016.
PRFV
PE Aguas limpias
Aguas residuales
PVC
PP
Fundición
Gres
PRFV
PE / PP
PVC
Acero
Fundición
Hormigón
Efectivamente, en cualquier caso, sea cual sea la expresión que se emplee, los valores de
las rugosidades adoptados son determinantes en los resultados obtenidos. Por ello, en su
cuantificación deben tenerse en cuenta no sólo el material de la tubería, sino aspectos
tales como el estado de conservación de la misma, el número de uniones, de piezas espe-
ciales, la calidad del agua transportada, etc.
Los textos clásicos de hidráulica suelen incluir valores de dichas variables, si bien hay
mucha disparidad entre unos y otros. En las tablas adjuntas se resumen algunos de ellos
para el caso específico de conducciones para el transporte de aguas residuales (rugosi-
dades absolutas o de Manning), junto a su procedencia, habiéndose representado en la
Fig 132 y en la Fig 133 el rango de variación habitual de los mismos (descontados los
casos extremos) junto a los valores medios propuestos en la Guía Técnica sobre tuberías
para el transporte de agua a presión (CEDEX, 2003) para el caso de las aguas limpias.
Diseño de la red 345
Tabla 111. Aumento de la rugosidad (en mm) para fundición y acero en función de la agresi-
vidad del agua (Lencastre, 1987)
Tabla 112. Aumento de la rugosidad (en mm) en función de la agresividad del agua y del diá-
metro del tubo (Idelchick, 1994)
Re<0,000015
1,8 1,15
Viscosidad cinemática (x10 m 2 /s)
Re>0,000015
1,6 1,10
FC en pérdidas de carga
-6
1,4 1,05
1,2
1,00
1,0
0,95
0,8
0,6 0,90
0,4 0,85
0 10 20 30 40 50 0 10 20 30 40 50
Temperatura (ºC) Temperatura (ºC)
Fig. 134. Correción de las pérdidas de carga por la temperatura del agua (Lencastre, 1987)
de la temperatura para el caso de aguas limpias. Con ello, variando la viscosidad cine-
mática, variaría el número de Reynolds y, por ende, para una rugosidad, velocidad y diá-
metro determinado, la pérdida de carga.
Simplificadamente, para los tubos de materiales termoplásticos, la norma UNE 53.959
IN establece directamente un factor de corrección FC para el cálculo de las pérdidas de
carga a distintas temperaturas, el cual se representa en la Fig 134 de la derecha (JT ºC=FC
x J20 ºC).
Adicionalmente a las pérdidas de carga continuas, deberán calcularse las pérdidas loca-
lizadas ∆H en puntos singulares de la red como pueden ser quiebros de la conducción, cam-
bios de sección, uniones y separaciones de flujo, obstáculos dispuestos en la red, pérdidas en
sifones, etc.
Estas pérdidas suelen evaluarse como un coeficiente K que multiplica el término
v2/2g, en la que el término v es la máxima velocidad de paso del agua a través de la singu-
laridad.
Lo anterior implica que en los pozos de registro, en la rasante de la conducción
aguas abajo, deberá construirse un salto de altura HC de manera que la línea piezométrica
se iguale con la de aguas arriba. Para el cálculo del valor del salto HC podrá emplearse la
Fig 135.
Cuando la condición anterior sea difícilmente cumplible, podría ser admisible con que
se verificase para el caudal medio de aguas residuales en el año actual correspondiente.
v2 ⋅ B
∆Z =
2⋅ g ⋅r
Diseño de la red 349
5.4. D I S E Ñ O M E C Á N I C O D E L O S C O L E C TO R E S
Para todas las disposiciones de las conducciones, y en cada una de sus secciones más
desfavorables, debe realizarse el correspondiente cálculo mecánico de la misma, al objeto de
dimensionar y comprobar su correcto funcionamiento.
Es muy frecuente la división de los tubos en rígidos y flexibles según sea su compor-
tamiento mecánico ante las solicitaciones a que estén expuestos, si bien no es muy precisa la
frontera o división entre unos y otros tipos de tuberías.
Incluso en los últimos años está habiendo un cambio en la concepción de los propios
términos de rigidez y flexibilidad, de manera que en la actualidad estos conceptos se entien-
den como relativos a la instalación de la tubería y no exclusivamente al propio tubo como ele-
mento singular.
a) Los criterios tradicionales de clasificación. Tradicionalmente, la condición de rígi-
do o flexible de un tubo se entendía que era una propiedad intrínseca del mismo
relacionada con su capacidad para deformarse ante la acción de las cargas externas
sin sufrir daños irrecuperables.
Así, por ejemplo, AWWA (en Liria, 1995), establecía que un tubo era rígido si no
podía soportar sin daños deformaciones de su diámetro de más del 1 por mil; era
flexible si podía soportar deformaciones de más del 3 por ciento y semirrígido si se
encontraba en una situación intermedia.
O en la misma línea, Howard (en Instituto Agustín de Bethencourt, 1981 o en Jimé-
nez Salas, 1980), por su parte, determinaba un criterio de clasificación según fuera
la rigidez circunferencial del tubo del tubo Sc.
3
E e
SC =
12 D m
El criterio anterior fue propuesto por primera vez en Estados Unidos en el año 1926 por
la “American Railway Engineering Association”, la que, tras inspeccionar un gran
número de tuberías instaladas, llegó a la conclusión de que los tubos se rompían con
una deflexión media del 20% de su diámetro, aunque recomendaron no sobrepasar un 5
o un 6%.
Simplificadamente, por tanto, el dimensionamiento mecánico de un tubo flexible ante la
sola acción de las cargas externas consiste en comprobar que la deformación vertical del
diámetro causada por tales acciones es inferior a un valor del orden del 3 o el 6%,
teniendo en cuenta el empuje pasivo del terreno.
Para garantizar que realmente el comportamiento de estos tubos sea “flexible” en los tér-
minos indicados, es fundamental que el grado de compactación de los rellenos de las zan-
jas y de la cama de apoyo sea el adecuado, ya que el elemento resistente no es solo el
tubo, sino más bien el binomio tubo-terreno. En el extremo opuesto estarían los tubos
rígidos, en los que la deformación por la acción de las cargas ovalizantes es tan peque-
ña que no se benefician del posible empuje pasivo del terreno, sino que absorbe todas las
solicitaciones el propio tubo.
En este caso, el tubo queda fuera de servicio cuando el estado tensional en la pared exce-
de el valor admisible. Al contrario que en el caso anterior, en los tubos rígidos el ele-
mento resistente es sólo el tubo, no el binomio tubo-terreno, por lo que, en ellos, las con-
diciones de instalación son menos exigentes en lo relativo a tipos de apoyo o grados de
compactación de los rellenos.
Simplificadamente, por tanto, el dimensionamiento de un tubo rígido ante la acción de
las cargas externas consiste en calcular los momentos flectores y axiles derivados de
tales acciones en la pared del tubo y verificar que el estado tensional ocasionado por
tales esfuerzos es inferior al admisible.
La condición determinante en el dimensionamiento de estos tubos no es por tanto, la fija-
ción de una deformación máxima, sino la superación de su estado tensional último.
Los estudios al respecto de los últimos años concluyen que, efectivamente, la división
entre tubos flexibles y rígidos sería excesivamente simple, ya que habría un estadio interme-
dio, que serían los tubos semirrígidos o semiflexibles, los cuales admiten cierta deformación
ante las cargas externas, la cual es suficiente para poder hacer variar el empuje de las tierras
(comportamiento flexible).
En ellos puede ocurrir tanto que la deformación alcanzada para el estado tensional últi-
mo sea muy pequeña (menor, por ejemplo del 2 o del 3%: comportamiento rígido) como que
sea muy grande (más de, por ejemplo, el 10%, de modo que se dimensionen limitando la
deformación radial admisible a un valor del orden del 3 o el 5% del diámetro: comporta-
miento flexible). Por tanto, en el dimensionamiento de estos tubos hay que comprobar que en
cada instalación ni las deformaciones ni las tensiones superan los valores admisibles (en los
Diseño de la red 353
tubos flexibles puros bastaba con comprobar únicamente lo primero, y en los absolutamente
rígidos lo segundo).
Los criterios anteriores son, sensiblemente, los recogidos en la norma UNE-EN 805, la
cual clasifica los tubos de la siguiente manera:
a) Tubos rígidos: “aquellos cuya capacidad de carga está limitada por la rotura, sin
que previamente aparezcan deformaciones significativas en su sección transver-
sal”.
b) Tubos flexibles: “los que su capacidad de carga está limitada por la deformación
admisible”.
c) Tubos semirrígidos: “aquellos cuya capacidad de carga puede estar limitada bien
por la rotura o bien por la deformación transversal”.
Otra forma de entender la rigidez o flexibilidad de un tubo sería tal como lo aborda el
proyecto de norma europea prEN 1.295-3. Dicho documento introduce un criterio de clasifi-
cación a partir del parámetro que denomina rigidez relativa, Sr:
E
Sr =
8S c (1 − υ 2s )
Sr rigidez relativa
E´ módulo de elasticidad o de reacción del relleno de la zanja
E módulo de elasticidad del material constitutivo de la tubería
I módulo de inercia de la pared de la tubería
e espesor de la tubería
us módulo de Poisson del suelo, para el que generalmente se utiliza el valor 0,3
u módulo de Poisson del material constitutivo de la tubería
Sc rigidez circunferencial de la tubería
E⋅I e3
Sc = I=
Dm3 12 ⋅ (1 − υ 2 )
Se considera que la tubería se comporta como rígida cuando Sr≤9 y como flexible
cuando Sr>9. Sin embargo, aquellos casos en los que la rigidez relativa está comprendida
entre 9 y 24 se suelen denominar tuberías semirrígidas o tuberías semiflexibles caracterizadas
porque su deformada mantiene una forma elíptica.
A la luz de todo lo anterior, debe decirse, en primer lugar, que no ha lugar a establecer
clasificaciones absolutas de los tubos por rígidos, flexibles o semirrígidos, ya que dicha con-
dición no depende solo del propio tubo como tal sino además de las condiciones de la insta-
lación (en rigor, habría que distinguir entre un tubo rígido o flexible y un comportamiento
rígido o flexible).
354 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En cualquier caso, sí puede decirse que, en general, los tubos de acero y los de PRFV
se comportan siempre de manera flexible, que los de hormigón lo hacen de forma rígida y que
del resto (termoplásticos y fundición) nada puede decirse a priori, puesto que su comporta-
miento variará de rígido a flexible según diámetros y condiciones de instalación (en rigor,
comportamiento semirrígido).
5.4.1.2. Acciones
A los efectos de este documento, se entiende por acción toda causa capaz de originar
una solicitación o efecto en la tubería (Rodríguez Borlado et al., 2002).
Las principales acciones que, en general, deben considerarse en el cálculo mecánico de
las tuberías que integran las redes de saneamiento o drenaje son las siguientes:
Diseño de la red 355
Ejemplo 25
a) Acciones gravitatorias. Son tanto las producidas por los elementos constructivos de
la tubería como las que puedan actuar por razón de su uso.
a.1) Peso propio. Es la carga debida al peso de la tubería
a.2) Cargas permanentes o cargas muertas. Son las debidas a los pesos de los
posibles elementos constructivos o instalaciones fijas que tenga que sopor-
tar la tubería
a.3) Sobrecargas de uso. Son las derivadas del uso de la tubería y cuya magnitud
y/o posición puede ser variable a lo largo del tiempo. Son, básicamente, las
siguientes:
a.3.1) Carga debida al peso del agua en el interior de la tubería
a.3.2) Presión interna actuante, incluyendo el golpe de ariete, en su caso
b) Acciones del terreno. Son las producidas tanto por el empuje activo como por el
empuje pasivo del terreno. En su determinación deben tenerse en cuenta las condi-
ciones de instalación de la tubería, así como que ésta sea rígida o flexible, el tipo
de apoyo, el tipo de relleno, la naturaleza del terreno, etc.
c) Acciones del tráfico. Son las producidas por la acción de los vehículos que puedan
transitar sobre la tubería.
80
Cargas debidas al tráfico, Wt
Cargas debidas al relleno, We
60
We ó Wt (kN/m)
Cargas totales
40
20
0
0 1 2 3 4 5
Fig. 137. Acciones producidas por el relleno de las zanjas y del tráfico
g) Acciones sísmicas. Son las producidas por las aceleraciones de las sacudidas sís-
micas.
En cualquier caso, además de las acciones anteriores, deberán tenerse en cuenta en el
dimensionamiento mecánico de la tubería aquellas acciones específicas que puedan produ-
cirse durante la instalación de la tubería.
Por último, en rigor, deberían también tenerse en cuenta en el cálculo mecánico las
acciones derivadas de futuros desequilibrios que puedan producirse en las instalaciones.
de compresión que se ejerce sobre el tubo durante la puesta en obra, el cual debe ser con-
siderado en su dimensionamiento.
En relación con los desequilibrios futuros que puedan presentarse en las instalaciones
son destacables, por ejemplo, los asentamientos del terreno que se produzcan por aper-
tura de zanjas paralelas para otros servicios que anulen toda posibilidad de reacción
lateral del terreno.
En el ámbito de las tuberías, salvo en las de hormigón armado o pretensado, las accio-
nes no suelen mayorarse a efectos del cálculo mecánico.
No obstante, y a criterio del proyectista, el valor de cálculo de las acciones sí podría
mayorarse por un coeficiente de seguridad que tuviera en cuenta posibles imprevistos no con-
siderados en el cálculo.
Se entiende por “hipótesis pésima de carga” en una sección de una tubería a la combi-
nación de acciones de cálculo que produzca la máxima solicitación o deformación en esa sec-
ción.
360 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
5.4.2. Tu b e r í a s e n t e r ra d a s
En el presente apartado se recogen las bases para el cálculo mecánico de las conduc-
ciones más frecuentemente empleadas en las redes de saneamiento y drenaje.
Para el cálculo de las cargas debidas al peso de las tierras se seguirán las siguientes
indicaciones según tipos de instalación. En todos los casos, la altura de relleno por encima de
la clave del tubo se limitará a 0,5 m como mínimo.
a) Instalación en zanja
We = Cz · γ · H · b
We carga producida por el relleno, en kN/m
Cz coeficiente de Marston, de valor:
H
− 2λµ ´
1− e b
Cz =
H
2λµ´
b
γ peso específico del relleno, en kN/m3 (pueden emplearse los valores de la
tabla adjunta)
H altura de tierras sobre la clave del tubo, en m
b ancho de la zanja en el plano de la clave, en m
Tabla 113. Características geotécnicas básicas de los tipos de tierras consideradas para el relleno
b) Instalación en terraplén
We = Cz · γ · H · OD
We carga producida por el relleno, en kN/m
Cz coeficiente de Marston, de valor:
H
2λµ
e −1 OD
Cz = (si H ≤ H0)
H
2λµ
OD
H0
2 λµ
− 1 H − H 0 2λµ OD0
OD H
e
Cz = + e (si H > H0)
H H
2λµ
OD
Tabla 115. Valores de la razón de asentamiento δ y H0/OD en función del tipo de base sobre la
que se instale el tubo
Tabla 116. Razón de asentamiento, de proyección y valores de H0/OD en una instalación en zanja
terraplenada
Tabla 117. Razón de asentamiento, de proyección y valores de H0/OD en una instalación en zanja
inducida en terraplén
Diseño de la red 365
Tabla 118. Resumen de la formulación para el cálculo de la carga producida por el relleno
366 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Para su cálculo pueden emplearse los valores especificados en la Tabla 120. En el caso
de triple eje de 60 t, se añadirá a la carga Wt calculada, una sobrecarga de uso de 4,0.OD
kN/m.
Como norma general, cuando sea de prever tráfico rodado posible, la profundidad
mínima del tubo será tal que la clave quede por lo menos a un metro de la superficie; en ace-
ras o lugares sin tráfico rodado, podrán disminuirse los recubrimientos a 60 cm.
Para profundidades superiores a los 4 m no se considerarán cargas de tráfico. Para pro-
fundidades inferiores a 0,9 m y en los casos de eje simple de 7 t y de 13 t, se aplicará el coe-
ficiente de impacto Ci, según los valores indicados en la Tabla 119.
OD ≥ t
OD < s OD ≥ s OD < t OD ≥ t
65 300
Wt = Ci Wt = Ci Wt =
2,0 m
2,0 m
1,21 m
1, 0 m
OD
le le l ´e
OD 2,0 m
1,0 m
100
OD < s OD ≥ s OD < t
35 65
Wt =
OD
OD
Wt = OD C i Wt = OD C i OD
El mayor de
H
H
t le t le t le
OD < t
H
35 65 300
OD cualquiera
OD cualquiera
Wt = (OD + s ) Wt = (OD + s ) Wt = OD
1,21 m
1,0 m
t le t le t l ´e
70 130
OD < s OD ≥ s
300
OD cualquiera
Wt = Wt = Wt = (OD + s )
H
OD OD
H
1,0 m
t le t le t l ´e
OD ≥ 2,0 m
H ≤ 1,0 m
OD ≥ 2,0 m
H ≤ 1, 21 m
35 65
Wt = Wt = (OD + s )C i Wt =
600
H
v Ci OD
t le t le t l ´e
OD ≥ 2,0 m
H ≤ 1,0 m
300
Wt = (OD + s )
t l ´e
en función del tipo de apoyo seleccionado y de las características del relleno (ver
Fig 138).
El espesor mínimo de la cama de apoyo C dependerá de la naturaleza del terreno en
que se instale la conducción (suelo o roca) y del diámetro de la tubería, normali-
zándose los valores que se indican en la Tabla 121.
NOTA: El factor de apoyo directo se podrá utilizar cuando no exista material de aportación y cuando el fondo
de la zanja esté rastrillado. Nunca se podrá utilizar el apoyo directo sobre hormigón. Será necesario realizar
nichos para el alojamiento de las campanas del tubo, si éstas existen en la zona de unión.
Factor de apoyo con hormigón en masa Factor de apoyo directo (no recomendado)
NOTA: El factor de apoyo directo se podrá utilizar cuando no exista material de aportación y cuando el fondo
de la zanja esté rastrillado. Nunca se podrá utilizar el apoyo directo sobre hormigón. Será necesario realizar
nichos para el alojamiento de las campanas del tubo, si éstas existen en la zona de unión.
No se podrán utilizar, en ningún caso, tubos de hormigón en masa con estos apo-
yos.
Tabla 125. Tensión tangencial a flexotracción admisible y coeficiente C en tubos de PVC-U (UNE
53.331 IN)
q vt − q h
δ = CV 100
St
DN − e
rm =
2
Pcrit
≥C
q Vt
Pcrit = 2 S t × S sh
En la Fig 141 se han dibujado las alturas de enterramiento que dejan fuera de ser-
Ejemplo 26
vicio a las tuberías de PVC-U bien por exceder el valor de la tensión máxima (50
N/mm2) o bien por sobrepasar la deformación admisible (5% del DN), calculadas
conforme a lo indicado en la norma UNE 53.331 IN, en la hipótesis de actuación
única de las cargas externas y en las siguientes condiciones:
- Densidad del relleno: 20 kN/m3
- Coeficiente de empuje lateral de las tierras: K1=0,5 y K2=0,2
- Sin tráfico
- Zanja estrecha ataluzada con ángulo de 75º
- Apoyo en cama granular con ángulo de 60º o 90º
- Dos hipótesis de compactación del relleno (ver tabla adjunta)
- Coeficiente de seguridad 2,50 (clase de seguridad A)
16
14
12
0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
DN
6
Altura de tierras (m)
0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
DN
Ángulo de apoyo 60°. Relleno bien compactado Ángulo de apoyo 60°. Relleno mal compactado
8 8 PN6 (SDR41; S20)
PN10 (SDR26; S12,5)
7 7
6 6
Altura de tierras (m)
Altura de tierras (m)
5 5
4 4
3 3
PN6 (SDR41; S20)
2 2
1 1
0 0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000 0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
DN DN
Las comprobaciones que deben realizarse ante la actuación de las cargas externas
son las siguientes:
Por lo tanto, para resistir las solicitaciones de este ejemplo, sería necesario un tubo
de PVC-U de 400 mm de DN y SN 4, los cuáles son los parámetros de clasificación
de esta tipología (ver apartado 4.2.3.3).
De forma orientativa, la misma conclusión podría haberse obtenido de la observa-
ción de la Fig 141, (abajo a la izquierda).
Mientras que en los tubos de PVC-U la hipótesis pésima de carga con frecuencia corres-
ponde al estado tensional causado por la sola acción de las acciones externas, en los
tubos de PE es muy común que el cálculo mecánico quede condicionado por las defor-
maciones alcanzadas por la acción exclusiva de las cargas exteriores, por lo que su com-
probación es fundamental.
Diseño de la red 379
En la Fig 142 se han representado (conforme a UNE 53.331 IN) las alturas de ente-
rramiento que hacen que queden fuera de servicio los tubos de PE en la hipótesis de
actuación exclusiva de las cargas externas.
Corresponden al caso del antiguo PE50, equivalente, aproximadamente al nuevo
PE80, supuesto un valor de la tensión admisible a largo plazo de 14,4 N/mm2 y un coe-
ficiente de seguridad C igual a 2, suponiendo que las condiciones de cálculo (tipo de
relleno, compactación, apoyo, etc.) sean las mismas que las indicadas en el Ejemplo 26.
Se ha representado con línea fina las situaciones en las que la solicitación condi-
cionante es la deformación y en línea gruesa cuando el estado tensional producido
sea el que deja fuera de servicio a la tubería.
Ángulo de apoyo 90°. Relleno bien compactado Ángulo de apoyo 90°. Relleno mal compactado
8 8
7 S 20 7
S 20
S 12,5
6 6
Altura de tierras (m)
S8
Altura de tierras (m)
5 5
4 4
3 3
2 2
1 1
0 0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000 0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
DN DN
Ángulo de apoyo 60°. Relleno bien compactado Ángulo de apoyo 60°. Relleno mal compactado
8 8
7 7
S 20
S 12,5
Altura de tierras (m)
6 6
Altura de tierras (m)
S 20 S8
5 S 12,5 5
4 4
3 3
2 2
1 1
0 0
0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000 0 100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000
DN DN
El dimensionamiento mecánico de los tubos de PRFV puede hacerse bien por el pro-
cedimiento que figura en el manual AWWA M45 o por el método de la norma ATV-A 127.
El método del manual AWWA M45 es un procedimiento mucho más simplificado que el
de la norma ATV, de manera que, por su sencillez, se recoge a continuación. No obstan-
te, puede utilizarse cualquiera de ambos métodos para el diseño de los tubos de PRFV.
En el documento ISO/TR 1.0465-2 se comparan los resultados obtenidos con ambas
metodologías.
Según dicho método de AWWA, en el cálculo mecánico de los tubos de PRFV enterrados
la solicitación condicionante es, en general, alguna de las siguientes: estado tensional,
deformaciones y pandeo o colapsado.
– Comprobación de las deformaciones y del estado tensional. Debe comprobarse que,
actuando únicamente las acciones externas, la deformación vertical no excede el 5%
del DN del tubo. Ello puede hacerse mediante la formulación de Spangler:
K a (We + 1,5 Wt )
δ = 100 <5
(8SN + 0,061E ´S s )
382 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Tabla 130. Factor combinado de soporte del suelo, Ss, en tubos de PRFV
Tabla 131. Cargas puntuales debidas al tráfico o al ferrocarril. Wt en los tubos de PRFV
En esta misma hipótesis (actuación única de las cargas externas) debe comprobarse que,
supuesta la deformación circunferencial máxima admisible (5%), el alargamiento unita-
rio (εb) sea inferior al 1,30%, minorado por un coeficiente de seguridad C de 1,5. Esta
verificación puede hacerse mediante la siguiente expresión:
5eδ max 1,3
ε b = 100 <
OD − e 1,5
EI
Pcrit = 32f f B´ E ´ 3
Dm
We Wt
qe = γ w H w + f f +
DN DN
C coeficiente de seguridad, de valor mínimo 2,5 (si H/DN > 2) ó 3,0 (si H/DN < 2)
Diseño de la red 385
En este ejemplo se persigue mostrar los pasos a seguir para la comprobación mecá-
Ejemplo 29
nica de una tubería de PRFV enterrada (sin acción del tráfico) de las siguientes
características:
Diámetro nominal 1.400 mm
Espesor de la pared 15,7 mm
Espesor de la parte estructural 14,6 mm
Altura de enterramiento: 0,50 metros
Densidad del relleno 20 kN/m3
Ángulo de apoyo 2a 20º
Ancho de la zanja en la clave 2m
Coeficiente de Poisson n 0,30
Módulo de reacción del suelo E´ 2.000 kN/m2
Módulo de elasticidad E 10.000 N/mm2
Módulo de elasticidad del suelo Es 2.000 kN/m2
Conforme a lo explicado en este apartado, para el dimensionamiento de la tubería
hay que hacer las siguientes comprobaciones:
ff = 1 (supuesto Hw=0)
B´=0,015+0,041 x 0,50/1,385=0,0298 (H/DN<5)
E´=2.000 kN/m2 = 2x106 N/m2
E = 10.000 N/mm2
SN=2.000 N/m2
1 − 0,3 1.385
2
Por lo tanto, para resistir las solicitaciones de este ejemplo, sería necesario un tubo
de PRFV de 1.400 mm de DN y SN 2.000, que son los parámetros de clasificación
de esta tipología de tubos (ver apartado 4.2.7.3).
Tabla 132. Rigidices diametrales mínimas y deformaciones diametrales admisibles (UNE-EN 598)
100 K a (We + Wt )
δ=
8 S c + (0,061 E ' )
10
7 E´=0
E´= 1000 kN/m2
Altura de tierras (m)
6 E´=2000 kN/m2
E´=5000 kN/m2
5
1
DN
0
0 200 400 600 800 1.000 1.200 1.400 1.600 1.800 2.000
Fig. 143. Valores orientativos de las alturas máximas de enterramiento en los tubos
de fundición (UNE-EN 598)
Tabla 133. Valores del módulo de reacción del suelo E´ en normas AWWA y en prEN 1.295-1
Por otro lado, en los tubos de fundición es habitual también comprobar la deformación
producida por la flexión transversal según lo especificado en F-70, especialmente en los casos
en los que se requieran cálculos en detalle. También existe la norma ISO 10.803 cuyo objeto
es expresamente el dimensionamiento mecánico de las tuberías de fundición dúctil y que
sigue, aproximadamente, lo previsto en UNE-EN 598.
390 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Ejemplo 30
Con lo anterior, para resistir las solicitaciones de este ejemplo, sería necesaria una
tubería de fundición dúctil de DN 800 (el cual es el único parámetro de clasifica-
ción de una tubería de fundición con unión flexible, conforme lo indicado en el
apartado 4.2.8.3).
Por otro lado, simplificadamente, lo anterior podría haberse comprobado también
mediante la aplicación de la Fig 143.
5.4.3. Tu b e r í a s a é reas
En las instalaciones aéreas, para todas las tipologías de materiales, la hipótesis pésima
de carga suele corresponder bien al estado tensional en la pared del tubo derivado de la sola
acción de la presión interior, o bien a la flexión longitudinal producida por las acciones gra-
vitatorias, si bien, en ocasiones, tal como se detalla en los apartados siguientes, puede haber
alguna otra situación también condicionante, como el pandeo causado por posibles presiones
internas negativas (acero y plásticos), las posibles tracciones longitudinales o las tensiones en
los apoyos, etc.
Diseño de la red 391
5.4.4. Tu b e r í a s h i n c a d a s
siendo:
qc carga de comparación, en kN/m2 (ver Tabla 134)
qtotal suma de las cargas producidas por el relleno y la carga móvil, en kN/m
ID diámetro interior del tubo, en m
Fap factor de apoyo. Se aconseja adoptar el valor de 1,5, ante la incertidumbre
en la puesta en obra de este tipo de tubos
El cálculo de la qtotal se realizará de igual manera que lo especificado en el artículo
5.4.2.1, salvo que el cálculo de la carga del terreno se hará mediante la siguiente
expresión:
We = CZ · γ · OD2 – 2 · CO · CZ · OD
We cargas verticales totales debidas al peso de las tierras, en kN/m
Cz coeficiente de Marston, de valor:
392 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
H
− 2 λµ ´
1− e OD
Cz =
2λµ´
A efectos prácticos, pueden adoptarse los valores para los términos λµ´ y γ de la
Tabla 113. Los valores de la cohesión pueden tomarse de la Tabla 135, si bien se
recomienda utilizar el valor de 2 kN/m2 en ausencia de datos significativos.
b) Comprobación de la compresión longitudinal a la que el tubo es sometido durante
la instalación
Deberá comprobarse que el empuje producido durante la instalación no excede el
admisible, el cual se calculará mediante las siguientes expresiones, según que la
superficie en contacto entre cada dos tuberías a hincar sea completa (unión cerra-
da) o parcial (unión abierta), ver Fig 145.
Unión cerrada Fo = Ac · 0,3 · ƒck
Unión abierta Fo = eh · Ac · 0,3 · ƒck
Diseño de la red 393
Comprobación del estado tensional debido a la acción de las cargas externas, una
vez el tubo en servicio.
q total
Se deberá cumplir la siguiente expresión: ≤ qc
Fap ⋅ ID
En este caso, al no existir cargas de tráfico, la única carga actuante es la del
H
− 2 λµ ´
1− e OD
peso de las tierras: We = C Z ⋅ γ ⋅ OD 2 − 2 ⋅ CO ⋅ C Z ⋅ OD Cz =
2λµ´
Al no conocer datos exactos sobre el terreno, se toman los siguientes del lado
de la seguridad:
CO = 2 kN/m2
λµ´ = 0,11
Fap = 1,5
γ = 21 kN/m3
Introduciendo todos los datos en las fómulas anteriores, se obtienen los
siguientes resultados:
Cz = 0,76
qtotal = We = 46,32 kN/m
qtotal
= 20,59kN / m ≤ q c
Fap ⋅ ID
De esta manera, en esta hipótesis, sería suficiente con instalar un tubo de clase III
o de clase 90 ya que las cargas de comparación son menores de 65 y 60 kN/m, res-
pectivamente.
Diseño de la red 395
Ejemplo 31 (Cont.)
- Unión abierta: z = 0,5 · deh = 0,87m (suponemos que la parte efectiva del diáme-
tro donde hay compresión es del 50%)
eh = 0,595 (ver Fig 144) Fo = eh · Ac · 0,3 · ƒck = 4,26 MN
2 ϕ´´⋅π ⋅ OD
20 kN/m
- Unión cerrada: Lmáx = 63,30m >2,375 m
- Unión abierta: Lmáx = 37,67m > 2,375 m
Respecto a la normativa sobre el diseño de los aliviaderos hay, como se ha indicado, dos
posibilidades bastante diferenciadas: la norma inglesa y la alemana, no siendo ninguna
de ellas completamente adaptables, por lo general, a una orografía y climatología tan
dispar como la española.
La norma inglesa (BS 8.005-4) fue desarrollada originariamente en los años 1950
(mediante la conocida como Fórmula A o de Liverpool), mientras que la teoría alemana
(ATV-A 128), se elaboró posteriormente, en los años 1960.
En los apartados siguientes se presentan las principales diferencias entre unas y otras,
habida cuenta que la filosofía de ambas es diferente. A modo de resumen puede estable-
cerse que los criterios de la norma alemana suponen unas diluciones menores, lo que
implica colectores de menor diámetro, mayores depósitos de retención y costes más ele-
vados de depuración.
En España, donde, como se ha indicado, no hay ninguna norma nacional al respecto,
algunas Administraciones locales han desarrollado reglamentaciones específicas, entre
las que cabe destacar las “Especificaciones Técnicas básicas para proyectos de conduc-
ciones generales de saneamiento” de la Confederación Hidrográfica del Norte (1995), en
donde se propone un método híbrido de los anteriores para el diseño de los aliviaderos,
consistente en diseñar los interceptores para caudales intermedios (del orden de 4 ó 5
veces el Qmed), construir depósitos de retención pequeños (de unos 5 u 8 m3 por ha dre-
nada), y aprovechar los decantadores primarios de las depuradoras, e incluso los propios
colectores, como elementos de laminación adicional, con lo que el volumen efectivo
aumenta hasta niveles satisfactorios. Este criterio mixto permite reconciliar las filosofí-
as de las normas inglesa y alemana.
Tabla 136. Caudales de salida del aliviadero, QSA (l/s), según las fórmulas inglesa y alemana
400 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
c) Caudal aliviado, Qaliv. El caudal aliviado por el aliviadero, Qaliv, será función de la
dilución admitida por el cauce receptor, la cual deberá figurar justificada en el Pro-
yecto de acuerdo con las características del efluente y las del propio cauce.
El máximo caudal aliviado (suponiendo abierto el elemento de regulación del ali-
viadero) vendrá dado por la expresión:
Qaliv = QEA – QSA
Por otro lado, el caudal aliviado Qaliv se relaciona con el coeficiente de dilución Cd
y los caudales de entrada al aliviadero QAE y el de aguas residuales medio (QDm y
QIm) mediante la siguiente expresión:
Qaliv = QEA – Cd [QDm + QIm]
En consecuencia, se puede establecer la siguiente relación antes indicada:
QSA = Cd [QDm + QIm]
Estas dos objeciones desaconsejan el diseño según el concepto clásico de dilución, sin un
estudio local más detallado.
Estudios recientes demuestran que en los períodos secos entre episodios de lluvia se pro-
duce un proceso de acumulación de carga contaminante en superficie. Esta acumulación
se debe a diferentes fuentes de contaminación (restos orgánicos de vegetales y animales
domésticos, restos sólidos de basuras y lixiviados de estas, sustancias químicas proce-
dentes de procesos industriales y compuestos y sustancias en suspensión que han preci-
pitado, residuos tóxicos procedentes de emisiones de vehículos, etc.). Se considera que
intensidades menores de 0,013 mm/h no interrumpen este proceso. El agua de lluvia
arrastra todos estos elementos transportando esta carga contaminante hacia la red y eva-
cuándola hacia el medio receptor. En EEUU se estimó que más del 80 % de los proble-
mas de contaminación de los medios acuáticos se deben a estas escorrentías urbanas.
Ejemplo 33
– En caso de que el objetivo sea evitar inundaciones (ver capítulo 5.6.2), hay que
definir el período de retorno del depósito, que debe ser similar al de la red.
– Si el objetivo principal es evitar vertidos de la red en época de lluvia (ver capítulo
5.6.1), se definirá un objetivo de calidad basado en las emisiones de la red de alcan-
tarillado (número o frecuencia máxima) al medio receptor, o bien en un objetivo de
calidad en el propio medio receptor.
Por otro lado, la función a realizar por el depósito incidirá no sólo en el volumen resul-
tante, sino también en el resto de sus características (compuertas, geometría y ubicación de
las obras de entrada, sistema de limpieza, tamaño del aliviadero, etc.)
Para la determinación práctica del volumen del tanque de tormenta en los aliviaderos,
existen algunas normativas europeas que proponen procedimientos simples, consistentes en la
aplicación de una fórmula de cálculo, que acaban traduciéndose en unos ratios de volumen
necesario por hectárea impermeable.
a) Norma inglesa BS 8.005-4. El volumen del tanque de tormenta deberá ser el nece-
sario para que una lluvia de intensidad 10 l/s/ha y 20 minutos de duración no pro-
duzca vertidos.
b) Norma alemana ATV-A 128. El volumen del tanque de tormenta deberá ser el nece-
sario para que una lluvia de 20 minutos de duración y de intensidad la calculada
mediante la expresión adjunta no produzca vertidos.
120
i = 15
Tc + 120
Con este criterio el volumen necesario para la cámara de retención varía entre
un mínimo y un máximo del orden de 5 y 40 m3/ha impermeable, respectiva-
mente. Unos valores normales oscilan entre 15 y 20 m3/ha impermeable.
El criterio de la norma alemana está inspirado en que el volumen del depósi-
to garantice que la carga anual total vertida por reboses de saneamientos uni-
tarios en los depósitos, más la carga anual vertida por el efluente de la depu-
radora, ambas en términos de DQO, no superen la carga contaminante de la
escorrentía superficial de la cuenca, supuesta vertida directamente al río.
Como puede verse, son valores superiores a los obtenidos con la formulación
inglesa, criterio que es más utilizado en España que el alemán.
Como se ha visto, en el ámbito europeo existen básicamente dos normativas modelo relati-
vamente sencillas de aplicar para el dimensionamiento de depósitos anti-DSU: la británica
y la alemana. Básicamente se diferencian en que la norma británica promueve un dimen-
sionamiento mayor de los colectores interceptores de forma que una mayor cantidad de
escorrentía pase por la depuradora, aunque en período de lluvia parte de esta escorrentía
sólo recibe un tratamiento primario antes de ser vertida, mientras que la norma alemana fija
una lluvia crítica para la cual todo el volumen de escorrentía asociado a la misma debe ser
retenido en el depósito y tratado. En cualquier caso, los volúmenes de depósito resultantes
de la aplicación de estas normativas suelen ser del orden de 5-10 m3 por hectárea imper-
meable en zonas normales y de 15-30 m3 por hectárea impermeable en zonas sensibles.
Por otro lado, estudios realizados por organismos franceses en cuencas mediterráneas
proponen volúmenes muy superiores, del orden de 70-100 m3 por hectárea impermeable
para el objetivo de reducir en un 90% el vertido de MES. Como se ve, los volúmenes
dependen en gran medida del tipo de lluvia que se produce, necesitando la cuenca medi-
terránea mayores volúmenes por hectárea impermeable.
Por lo tanto, cabe concluir que el rango de los valores de volumen necesario por hectá-
rea impermeable varía mucho en función del tipo de lluvia y también del objetivo de cali-
dad buscado.
1.0
Zona 1
Y: Masa acumulada/Masa total
0.8
Zona 2
0.6
Zona 3 Zona 4
0.4
0.2
Zona 5
Zona 6
0.0
0.0 0.2 0.4 0.6 0.8 1.0
X: Volumen acumulado/Volumen total
La relación analítica de las curvas M(V) puede aproximarse a través de una función
potencial:
M(V) = Vb
donde el valor del exponente b indica la distancia entre la curva M(V) y la bisectriz, moti-
vo por el cual se definen seis zonas, simétricas respecto a la bisectriz (ver figura ante-
rior) y caracterizadas con los valores del exponente b (ver tabla adjunta).
Tabla 138. Valores del parámetro b para las 6 zonas (Bertrand-Krajewski et al., 1998)
Tabla 139. Volúmenes de retención necesarios para retener el primer lavado en función de las
características de la cuenca urbana y del tipo de contaminente (Fuente: EPA)
Las etapas del proceso para obtener el volumen de un depósito anti-DSU mediante la
modelización integrada son las siguientes:
– Establecimiento del objetivo de protección
– Elección de la serie de lluvias a modelizar
– Modelización del estado actual, obteniéndose el número medio anual de DSU y la
masa anual media vertida
– Simulación de diferentes alternativas de ubicación y de volúmenes de depósito anti-
DSU para que, con los mismos episodios de lluvia anteriores, se genere el número
de DSU y de masa contaminante que permitan cumplir el objetivo establecido. En
Diseño de la red 407
Sobre las dos primeras etapas, deben hacerse las siguientes observaciones.
a) Establecimiento del objetivo de protección. Para ello debe fijarse previamente el
objetivo de calidad, dado que va a condicionar de forma directa el volumen del
depósito. El impacto ambiental sobre los medios receptores que provocan los verti-
dos desde las redes de alcantarillado puede considerarse de dos maneras diferentes:
– Estándares de emisión (ES, Emission Standards) donde se estudian e imponen
restricciones a los vertidos que se realizan, evaluando su frecuencia, volumen,
carga contaminante, etc. Tienen la ventaja de que es una metodología fácilmen-
te aplicable, puesto que basta una normativa que incorpore el número máximo
de sucesos, concentraciones, volúmenes, tipos de contaminantes, etc. Tienen el
inconveniente de que no consideran el medio receptor, por lo que no discrimi-
nan entre un vertido a un arroyo con un caudal pequeño, con poca capacidad de
dilución y un vertido a un río muy caudaloso o al mar abierto, con mucha capa-
cidad de dilución. Existen diferentes formas prácticas de fijar un objetivo de
reducción de aportes de contaminantes al medio:
- Porcentaje de captura seguido de tratamiento. Consiste en fijar un porcenta-
je de un contaminante concreto que debería capturarse y tratarse.
- Frecuencia de rebose. Consiste en reducir el número de reboses de alcanta-
rillado unitario no tratados por año a un número máximo.
- Nivel de tratamiento. Consiste en especificar el rendimiento de eliminación
de contaminantes del control de reboses de alcantarillado unitario, con fre-
cuencia especificados como el equivalente de un tratamiento primario.
- Primer lavado. Consiste en proporcionar la captura y/o tratamiento de una
parte determinada del rebose total que contenga la mayor fracción de la carga
contaminante.
- Óptimo de la curva. Consiste en basar el dimensionamiento de una unidad
de control en un análisis coste-efectividad.
– Objetivos de calidad ambiental (EQS, Environmental Quality Standards). Son
objetivos que se plantean no sobre los vertidos, sino directamente sobre el
medio. Se evalúa la capacidad del medio receptor para adaptarse a los contami-
408 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
nantes y además se puede especificar qué impactos son tolerables en función del
medio receptor. Para ello, hay que tener en cuenta todos los medios receptores
implicados. No basta con considerar el río al que se vierte, sino que también hay
que evaluar el posible impacto en la calidad del agua de las playas próximas a
la desembocadura en caso de que los puntos de vertido estén cerca del mar. Por
otro lado, estos objetivos de calidad variarán en función de la sensibilidad del
medio.
A continuación se presenta una tabla con los diferentes métodos y las ventajas e incon-
venientes de cada uno de ellos.
Tabla 140. Ventajas e inconvenientes de los diferentes métodos para la simulación de lluvias
– Series meteorológicas completas del sitio de estudio: Las series pluviométricas rea-
les registradas en continuo que comprenden los períodos secos y los episodios de
lluvia con el paso de tiempo real entre ellos deben ser consideradas como el méto-
do de referencia porque no hay pérdida de información entre las entradas al mode-
lo y las respuestas de los sistemas de medición. La crónica deber ser representati-
va de la pluviometría local de la zona y ser suficientemente larga como para
considerar los años excepcionales (cinco años de datos podría ser suficiente). Tam-
bién es importante considerar la variabilidad espacial de la lluvia sobre todo en las
cuencas mediterráneas o en aquellas zonas con relieve muy variable. Esta serie no
se utiliza nunca directamente para la simulación pues incluiría tanto los días de llu-
via como los días secos aumentando sobremanera los tiempos de cálculo.
– Series de lluvias reales: Esta serie está formada por un conjunto de episodios
pluviométricos sucesivos. Se construye a partir de una crónica meteorológica
completa y considerando sólo aquellos episodios de lluvia de intensidades
mayores a un cierto umbral (que puede llegar a ser cero) y separados por dura-
ciones entre episodios predefinidos.
410 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Para el diseño del elemento de regulación del caudal aguas abajo en los aliviaderos
pueden seguirse los siguientes criterios:
a) Válvula de compuerta. Para caudales de salida del aliviadero, QSA, superiores a
100 l/s se recomienda utilizar como elemento de regulación del caudal aguas abajo
una válvula de compuerta (también llamadas sencillamente compuertas cuando son
de grandes dimensiones).
Unas dimensiones mínimas recomendadas para estas válvulas son 300 x 300 mm o,
excepcionalmente, 200 x 200 mm.
Unos criterios utilizados frecuentemente para el diseño de estas válvulas son los
siguientes (CH Norte, 1995):
– La compuerta permitirá el paso del caudal QSA con una apertura que no será
inferior a 10 cm, con la lámina de agua en el aliviadero a cota del labio del ver-
tedero. En las mismas condiciones de apertura desaguará el caudal QAE-QP sin
provocar remansos aguas arriba en el canal de aproximación.
– En apertura máxima de la compuerta, y también con la lámina de agua en el ali-
viadero a cota del labio del vertedero, el caudal de paso hacia el colector aguas
abajo del aliviadero será superior a QMA.
b) Válvula de vórtice. Para caudales de salida del aliviadero QSA inferiores a 100 l/s
se recomienda utilizar como elemento de regulación del caudal aguas abajo una vál-
vula de vórtice, debiendo el fabricante de la misma facilitar la correspondiente
curva de gasto en cada caso particular.
En cualquier caso, es preciso recordar que las válvulas vórtice también se atascan.
Cuando los caudales a controlar son demasiado pequeños (por debajo de valores del
orden de 20 l/s) hay que pensar que la única solución es el rediseño de la red de modo
que se agrupen varias incorporaciones hasta conseguir que el caudal a controlar alcan-
ce el umbral mínimo.
Diseño de la red 411
– Caudal de salida del laminador, QSL. El caudal de salida del laminador, QSL, se
determina en función de la capacidad de la red de saneamiento situada aguas
abajo.
Entre las principales fórmulas disponibles para el cálculo aproximado del volumen de un
depósito anti-inundación pueden destacarse las que se indican en la tabla adjunta.
b) Cálculo gráfico del área bajo el hidrograma. Mediante este método el volumen del
depósito se obtiene de forma gráfica dibujando el hidrograma de entrada y dibujando
una recta horizontal que indique el caudal máximo admisible por la red aguas abajo,
que se supondrá es el caudal constante de salida del depósito. Posteriormente se cal-
cula el volumen que queda por encima de esa recta y ese es el volumen del depósito.
Una variante algo más precisa y que proporciona volúmenes mayores consiste en
sustituir la recta del caudal de salida constante por un hidrograma (caudal de salida
variable en el tiempo), y calcular el volumen que queda entre ambas gráficas.
c) Cálculo mediante ábacos para depósitos laminadores sin derivación. A título indi-
cativo se exponen a continuación las bases de dicho método.
El volumen Vl de un laminador sin derivación de paredes verticales puede calcu-
larse, de manera orientativa, a partir de la superficie en planta del mismo Sl, de la
altura de la lámina de agua en su interior h y del resguardo previsto rl, conforme a
la expresión siguiente:
Vi = Sl (h + rl)
Para el cálculo de la altura de agua h se emplea la ecuación de desagüe bajo orificio:
QSL = k 0 a 0 2 gh
414 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En la Fig 149 y Fig 150 se muestran algunos ejemplos de estimación del volumen de un
depósito laminador mediante cálculos gráficos.
(m 3/s)
18.0
Volumen depósito
16.0
14.0
12.0
10.0 Qmáx aguas abajo
8.0
6.0
4.0
2.0
0.0
00:00:00 00:20:00 00:40:00 01:00:00 01:20:00 01:40:00 02:00:00
Fig. 149. Estimación rápida del volumen de un depósito por diferencia con el máximo caudal
admisible por la red
Fig. 150. Estimación rápida del volumen de un depósito por diferencia con el hidrograma
de salida
QSL
Q* =
QEL
k ⋅ a ⋅ 2 g h QEL ⋅ t p
0.5
P= 0 0
S l
QEL
s0
S0 =
QEL ⋅ t p
El fundamento de estos métodos fue propuesto por el investigador Akan después de rea-
lizar una serie de estudios de tipo numérico para depósitos laminadores sin derivación,
con estructura de salida en forma de orificio o vertedero. El detalle se puede encontrar
explicado en la publicación “Single Outlet Pond Analysis and Design” Journal of irriga-
tion and Dranaige Engineering, 166(4) ASCE (Akan, A.O. 1990) o en el Curso de Hidro-
logía Urbana, 4ª Edición de la Universidad Politécnica de Cataluña. En este último, se
obtienen los ábacos a partir de un análisis numérico de diversas casuísticas de depósi-
tos laminadores sin derivación, a saber:
– con salida libre o anegada, sin considerar la influencia del conducto de salida
– con salida libre y considerando la influencia del conducto de salida
– con salida anegada y considerando la influencia del conducto de salida
QEL − QSL
% Lam = × 100
QEL
vas IDF. Las hipótesis de partida son: salida de agua constante del depósito,
transferencia instantánea de la lluvia caída al depósito (es decir, que los fenó-
menos de pérdidas son negligibles), y que los fenómenos de lluvia son indepen-
dientes.
Para aplicar el método hay que disponer de las curvas Intensidad-Duración-Fre-
cuencia (IDF) con los datos de lluvia disponibles. A partir de estas curvas IDF (ver
Fig 153) se construyen las curvas altura-duración-frecuencia, que se obtienen mul-
tiplicando cada intensidad por la duración correspondiente, para cada duración y
frecuencia. Así se obtiene la altura de agua caída, en mm. Estas curvas obtenidas
estadísticamente representan la evolución de los volúmenes de precipitación para
diferentes duraciones: se trata de curvas “envolventes”, que no tienen por qué des-
cribir exactamente la evolución de las aportaciones acumuladas en función del
tiempo para una lluvia determinada.
El caudal de salida del depósito constante Qs (en m3/s) se puede expresar como cau-
dal específico qs (en mm/h), siendo Sia el área impermeable de aportación (en hec-
táreas).
Qs
q s = 360 ⋅
S ia
Diseño de la red 419
Así, se puede dibujar en la misma gráfica la altura de agua precipitada para un perí-
odo de retorno dado y la curva representativa de la altura de agua evacuada aguas
abajo del depósito en función del tiempo. En la Fig 154 se muestra como quedaría
la superposición de ambas curvas.
Una vez que se tiene la diferencia máxima de altura de agua (Dhmax), el volumen
del depósito se determina de la siguiente forma:
V = 10 · ∆hmax (qs, T) · Sia
con V (volumen) en m3, Dhmax en mm y Sia (superficie efectiva) en hectáreas.
f) Cálculo gráfico mediante el método de los volúmenes. Como en el caso anterior,
este método, también llamado de las curvas envolventes, se basa igualmente en las
curvas IDF, y tampoco necesita modelo matemático. Es un método gráfico cuyas
hipótesis de partida son: salida de agua constante del depósito, y transferencia ins-
tantánea de la lluvia caída al depósito (es decir, que los fenómenos de pérdidas son
negligibles). Por el contrario, éste sí tiene en cuenta la distribución real de las llu-
vias. Podríamos decir que un episodio de lluvia no finaliza hasta el final del vacia-
do del depósito.
Una de las formas más usuales de utilizar este método es considerando las alturas
de agua acumuladas en un año (ver Fig 155)
420 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Para cada año y para cada episodio de lluvia j y para cada caudal específico de sali-
da qs, se calcula la altura ∆hij(qs) (diferencia entre la curva de las alturas acumuladas
para cada episodio y la curva de evacuación qs·t), se determinan los valores máximos
anuales y se realiza la clasificación frecuencial según los valores máximos. Así se
puede construir un gráfico ∆hmax(qs, T) en función de qs y T (ver Fig 156).
Tanto el método de las lluvias como el método de los volúmenes han sido ampliamente
utilizados en Francia para calcular los volúmenes de numerosos depósitos de retención.
No son recomendables para superficies menores de 200 hectáreas, y el método de los
volúmenes da tamaños de depósito mayores, entre un 5% y un 50% superiores.
Como se ha visto, estos dos métodos simplificados de predimensionamiento (y el método
más elaborado de dimensionamiento a partir de la lluvia sintética que veremos más ade-
lante) necesitan del cálculo de las curvas IDF. Existen numerosas formas de ajustar estas
curvas.
Como ejemplo cabe indicar que en Barcelona se calcularon según un ajuste hiperbólico
tipo Talbot para períodos de retorno de 1, 5, 10 y 15 años obtenidos a partir de los ajus-
tes estadísticos tipos Log-normal y Gumbel, para cada una de las intensidades medias
máximas en intervalos de 5, 10, 15 hasta 60 minutos. Una revisión posterior de este ajus-
te concluyó que era mejor utilizar una ecuación del tipo I = a + b (ln (T + 1 ))c, donde
a, b y c son parámetros que dependen de la duración considerada.
Por otro lado, en España es ampliamente utilizada para el cálculo de curvas IDF la
expresión propuesta por la Dirección General de Carreteras.
- Este volumen se acabará de ajustar con simulaciones de las lluvias más signifi-
cativas de la serie con el modelo más completo (en el caso de que se haya tra-
bajado con un modelo simplificado de la red) y con una simulación más fina del
depósito que incluya todos los elementos propios de éste (cámaras de deriva-
ción, compuertas de salida con su estrategia de control, aliviaderos de emergen-
cia, etc.). Se decidirá el volumen final del depósito en función del objetivo de
protección aguas abajo y de criterios socio-económicos.
b) Lluvia sintética a partir de curvas IDF. Otra forma de calcular el volumen de un
depósito utilizando un modelo de simulación numérica cuando no se dispone de
datos reales de lluvia, consiste en utilizar una lluvia o hietograma de diseño. Si
bien existen muchas formas de calcular esta lluvia de diseño, se recomienda el hie-
tograma sintético propuesto por Keifer y Chu para Chicago en 1957 y que tiene
como principal característica que su intensidad media máxima en cualquier inter-
valo de tiempo es igual a la intensidad dada por la curva IDF (Curva Intensidad-
Duración-Frecuencia) calculada para ese intervalo. Una vez que se ha obtenido el
hietograma de diseño, se introduce en el modelo matemático y se simula con esta
lluvia, encontrando el volumen necesario para que no se produzca inundación
aguas abajo.
424 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Este método es muy válido para el cálculo de colectores, donde lo que impor-
ta es la intensidad máxima. Por el contrario, para el cálculo de depósitos,
donde no sólo importa la intensidad sino también el volumen total o la dura-
ción de la lluvia, este tipo de lluvias sintéticas suelen dar resultados de volú-
menes de depósito del lado de la inseguridad. Por esto se recomienda multi-
plicar el volumen de depósito obtenido por un factor de ajuste variable según
la zona.
En el caso de Barcelona, se toma para este factor de ajuste el valor 1,3 mien-
tras que en la zona del Delta del Llobregat del Área Metropolitana de Barce-
lona se toma 1,5.
El diseño del labio del vertedero debe comprobarse mediante la siguiente expresión:
Qaliv = 2 × L × Hv3/2
Qaliv caudal aliviado por el aliviadero, en m3/s
L longitud del vertedero, en m
Hv altura de la lámina de vertido, en m
Deben observarse también las siguientes condiciones geométricas de diseño:
– El labio del vertedero debe situarse como mínimo a 0,20 m por encima de la clave
del conducto de entrada al aliviadero.
– La distancia libre entre el techo del aliviadero y el máximo nivel de agua en el
mismo debe ser, en general, 0,50 m.
Otras consideraciones a tener en cuenta son:
– Aliviaderos de compartimentación interior: el único requisito hidráulico que cabe
exigirles es que sean de labio fino para incrementar su capacidad de vertido, y que
se sitúen a una cota tal que no haya ninguna posibilidad de que el agua se escape
antes por los aliviaderos de emergencia. Suele bastar con que los aliviaderos de
compartimentación queden 1 m más bajos que los de emergencia. En todo caso,
debe comprobarse la altura de la lámina vertiente para el caudal de diseño.
– Aliviaderos de emergencia funcional: estos aliviaderos deben ser capaces de eva-
cuar al exterior del depósito el máximo caudal físicamente admisible por el colec-
tor de entrada funcionando en carga. Estos aliviaderos suelen materializarse en unos
labios fijos con canal posterior de recogida y caída por detrás de las compuertas de
salida. Ante la probable insuficiencia de capacidad de la red de aguas abajo, cual-
quier posible punto complementario de vertido debe explorarse: cuanto mayor sea
el número de puntos de la red a la que se restituye este caudal de alivio, mayor será
la garantía de desagüe.
Por otro lado, la cota de dicho aliviadero debe ser lo más alta posible para maximizar
el volumen útil del depósito, pero respetando asimismo un cierto resguardo de seguri-
dad (del orden de 1 m) desde la máxima cota de lámina vertiente (que no deberá alcan-
zar más de 0,7-1,0m sobre el labio) hasta la cara inferior de los elementos más bajos
de la cubierta del depósito. De ser posible, deberá garantizarse también que la mayor
parte de las instalaciones, e incluso la pasarela de servicio queden por encima de la
cota del aliviadero, aunque este requisito no siempre se pueda alcanzar plenamente.
Como en el caso anterior debe comprobarse siempre la altura de la lámina vertien-
te, y se recomienda que sean de labio fino.
(ello reduce costes de explotación y mantenimiento y evita problemas de fallo de las bom-
bas en momentos críticos), pero si ello no es posible se aconseja que como mínimo éste
sea entre un 10% y un 20% del volumen total. Además, el volumen de gravedad es un
volumen “de calidad” desde el punto de vista funcional. Si la red aguas abajo lo admite,
puede vaciarse con mayor velocidad (cuestión de minutos) que el volumen de bombeo
(cuestión de horas) y por tanto permite disponer rápidamente de volumen útil ante una
hipotética segunda lluvia.
Las características exigibles a los sistemas de limpieza de los depósitos son: rapidez de
actuación, facilidad de explotación, robustez y durabilidad, reducido coste de mantenimiento,
y automatización gracias al mando telecontrolado.
La determinación del sistema de limpieza y la morfología del depósito están totalmen-
te ligadas. El diseño de uno y otro debe hacerse simultáneamente. El dimensionamiento y la
elección del sistema de limpieza dependen de diversos parámetros como el tamaño del depó-
sito, la profundidad de los compartimentos, la inclinación de la solera, la longitud a limpiar y
la anchura de los canales de limpieza. Para su determinación es necesario un estudio especia-
lizado de las condiciones de limpieza. Lo ideal suele ser un sistema automático tipo volcado-
res suspendidos o clapetas de descarga situados en la cabecera de los carriles, complementa-
dos con una red de bocas de presión para mangueras uniformemente distribuidas. Por otro
lado, el criterio para dimensionar el volumen del tanque de almacenamiento es que tenga
capacidad para suministrar agua para un ciclo completo de limpieza, aunque si existen otros
usos asociados (como el riego de parques o el llenado de camiones cuba de limpieza viaria)
deberá revisarse al alza la capacidad de almacenamiento del tanque.
La eficiencia del sistema de limpieza está totalmente vinculada a la buena ejecución de
la obra civil. Para asegurar su buen funcionamiento se debe asegurar la regularidad de los
carriles y de los muretes separadores, y la solera debe quedar lisa mediante un fratasado de
tipo mecánico.
Como criterio general, se recomienda que las compuertas sean accionadas mediante
cilindros hidráulicos. Este sistema tiene la ventaja, respecto a los accionamientos con motor
eléctrico, de que en caso de avería eléctrica, las compuertas caen por propio peso hacia su
posición de seguridad (Fail Safe Position, FSP) e incluso, los dispositivos hidráulicos permi-
428 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
ten una última maniobra voluntaria con la presión acumulada en un calderín. En determina-
das situaciones particulares de compuertas con un menor grado de responsabilidad, puede
plantearse la posibilidad de recurrir a un simple accionamiento eléctrico mediante un tornillo
sin fin u otro sistema.
El diseño de las compuertas debe ser tal que en caso de fallo de la compuerta, la posi-
ción a la que vaya automáticamente sea la de máxima seguridad para el sistema de alcantari-
llado. Esta posición de seguridad de fallo varía según la función de la compuerta. Por otro
lado, en determinadas tipologías de compuertas (como las de movimiento axial), la posición
natural de seguridad se puede modificar mediante contrapesos.
La elección de la tipología de compuerta a instalar en cada caso viene condicionada por
la posición de seguridad. Cabe destacar que cada compuerta debe venir precedida por un aná-
lisis individual y detallado de su función, comportamiento deseado en todas las situaciones
posibles, posición de espera, posición de seguridad, etc.
Otra de las instalaciones asociadas a las compuertas son los grupos de presión, los
circuitos de aceite y las demás instalaciones necesarias para el accionamiento de éstas (o de
las clapetas de limpieza si las hay). Los grupos de presión de aceite, así como los mangui-
tos de conexión, cilindros y demás elementos asociados, deben estar resguardados en cáma-
ras secas para protegerlos. Su ubicación debe ser tal que se minimice la longitud de los cir-
cuitos. Tanto el circuito como los elementos que no puedan disponerse en la cámara seca
serán accesibles desde pasarela para facilitar los trabajos de mantenimiento. El sistema dis-
pondrá de un calderín de seguridad para una última maniobra en caso de fallo de alimenta-
ción.
El caudal de bombeo deberá ser tal que el depósito se pueda vaciar completamente en
un período de tiempo inferior a seis u ocho horas para que vuelva a estar disponible en caso
de un nuevo suceso de lluvia.
El pozo de bombeo se sitúa en el punto o puntos más bajos del depósito. Su profundi-
dad debe ser suficiente como para que su funcionamiento no interfiera en la limpieza del
depósito. Es decir, durante el proceso de limpieza, el nivel de agua dentro del pozo no debe
superar la parte alta del mismo para evitar que ocupe el carril transversal.
Es recomendable que el caudal de diseño del vaciado se consiga dejando parada una
bomba de reserva. Además, también es conveniente instalar una bomba más pequeña para el
vaciado del propio foso de bombas.
Por otro lado, se recomienda dotar a los bombeos de vaciado del depósito de sistemas
de rearmes automáticos de las protecciones magnetotérmicas y de las sondas térmicas (si
existen) de cada una de las bombas y de arrancadores estáticos.
Una alternativa al arrancador estático es el variador de frecuencia. El variador incre-
menta la frecuencia de acuerdo con una rampa prefijada, el motor de la bomba puede ser ace-
lerado sin que el deslizamiento sea elevado, de forma que la corriente de arranque puede ser
minimizada y obtener un par de arranque controlado. Este sistema presenta la ventaja de
poder variar la velocidad de forma continua.
Diseño de la red 429
Tanto el interior del depósito como los locales técnicos asociados deben disponer de un
sistema de ventilación adecuado a cada caso. En los depósitos se aconseja una ventilación (ya
sea natural o forzada), que asegure una renovación del volumen de aire del depósito por hora.
Hay que tener también en cuenta la repercusión en superficie de la ocupación de las salidas y
entradas de aire para la ventilación.
430 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En los locales técnicos es necesario una renovación mayor en función del nivel de uso.
Para su dimensionado es necesario considerar la normativa vigente y en especial el Regla-
mento de Instalaciones Técnicas en Edificios (RITE). Es aconsejable que la entrada de aire
sea natural y la salida forzada para mayor seguridad de la ventilación. En particular, en la sala
de control es necesario un sistema de climatización con bomba de calor, con refrigeración
según normativa vigente, para mantener la temperatura entre 21º y 25º C. Para dimensionar
el sistema de climatización se han de considerar las cargas internas debido a personas, orde-
nadores, iluminación, etc., para determinar las necesidades térmicas. Los niveles de humedad
deben mantenerse bajos para la conservación de los equipos eléctricos existentes. Se han de
prever los desagües por condensación de estos sistemas.
5.6.7.1. Sensores
Los sensores son aquellos elementos que nos permiten conocer la pluviometría de la
zona y el estado de funcionamiento de la red de alcantarillado. A continuación se repasan las
tipologías y requisitos de éstos.
– Pluviómetros. Son unos instrumentos que permiten determinar tanto el volumen
total del agua que ha caído (precipitación), como la intensidad de la lluvia. El con-
trol y la gestión del funcionamiento de la red general de saneamiento hace necesa-
rio el conocimiento en tiempo real de las precipitaciones producidas en la ciudad.
Se recomienda instalar pluviómetros de tipo balancín. Las características principa-
les de este pluviómetro son su sencilla mecánica, su coste aceptable y la facilidad
de integración con el sistema de telecontrol.
– Limnímetros. Son sensores que permiten medir en continuo el nivel del agua (cala-
do) existente en un cierto punto del deposito o de la red de alcantarillado. Existen
dos tipologías de instalaciones de limnímetros: los fijos, en los que la estación
remota está ubicada permanentemente en un mismo punto de la red y con una
comunicación remota, y los portátiles en los que su ubicación depende de las nece-
sidades de la calibración de las cuencas de estudio, realizándose la comunicación
vía ordenadores portátiles o tarjetas de memoria. En cuanto a los propios sensores,
existen 3 tipologías:
- Piezorresistivos. Se encuentran instalados en las cubetas de los colectores y
miden la presión debida a la columna de agua que tiene por encima. Como ven-
taja, este tipo de sensor tiene un coste de instalación aceptable y permite medir
entradas en carga sin limitación alguna. Como inconveniente está la dificultad
de su mantenimiento.
- Ultrasonidos. Están instalados en los pozos de registro o cámaras construidas
especialmente por encima de los colectores. Miden el tiempo que tarda en devol-
ver unas ondas que se envían y rebotan al encontrarse con la lámina del agua.
Como ventaja se tiene la fácil accesibilidad a estos sensores para realizar su
mantenimiento. Como desventaja, el coste elevado de la instalación de este sen-
sor, y el hecho de que cuando se mojan dejan de medir, además de requerir un
432 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
pozo tanto más ancho cuanto más profundo esté el colector, debido al ángulo
fijo de abertura del haz emitido. Toda la parte electrónica está integrada en el
propio cuerpo del sensor.
- Radar. Su metodología de funcionamiento e instalación es similar al del ultra-
sonido. La principal diferencia es el tipo de onda con que trabaja, en este caso
electromagnética. Esto sensores son más estables respecto a variaciones de tem-
peratura.
Respecto a los criterios que determinan su ubicación dentro del esquema de la
red, cabe reseñar que por su gran importancia en las decisiones de regulación, los
limnímetros deben colocarse en puntos en los cuales sea factible hallar una rela-
ción fiable altura-caudal: esto es, alejados de curvas, zonas de transición, etc. Por
otro lado, conviene que midan la altura en el punto más desfavorable de la red de
aguas debajo de un depósito, para así regular respecto a ese punto sensible. Y
finalmente, dichas ubicaciones han de ser fácilmente registrables para manteni-
miento.
– Sensores de Estado. Son todos aquellos dispositivos que permiten conocer el esta-
do de las instalaciones. Los principales sensores de estado son los siguientes.
- Boyas. Permiten detectar niveles puntuales que son útiles y pueden llegar a ser
críticos, de cara al control de la estación. Pueden ser boyas que al volcar cierren
o abran contactos, o bien electrodos que al ser comunicados por el agua cierren
un circuito. Esta señal se conecta al cuadro eléctrico, a una entrada digital de la
remota y puede ser utilizada en los programas de control local y a la vez, trans-
mitida hacia el centro de control. Habitualmente las boyas se utilizan como sen-
sores de seguridad, ya que en caso de fallo de un limnímetro de control las boyas
pueden realizar su función.
- Detectores de marcha y parada de bombas. Permiten conocer el estado de una
determinada bomba, tanto en el cuadro eléctrico como en el centro de control
por medio de la conexión de la estación remota.
- Protecciones de las bombas (sondas térmicas). Se trata de sondas que al detec-
tar un sobrecalentamiento de una bomba, probablemente por trabajar en vacío,
hacen saltar una protección que las para o deja de alimentar. Es importante tener
telecontroladas estas protecciones.
- Protecciones eléctricas (magnetotérmicos/diferenciales). Se trata de las habi-
tuales protecciones eléctricas de sobreintensidades y sobretensiones emplea-
das en los cuadros. Interesa tener controlados los estados de las alimentacio-
nes eléctricas en los cuadros de maniobra, ya sea para activar los
correspondientes sistemas de seguridad, bien con una finalidad puramente
informativa hacia el centro de control para realizar actuaciones correctivas si
hace falta.
- Finales de carrera. Estos sensores nos indican el estado abierto/cerrado de un
actuador, ya sean válvulas, compuertas de entrada o salida, etc. Estos detectores
pueden ser mecánicos, inductivos, ultrasónicos, etc., dependiendo de la tipolo-
gía y ubicación de cada uno de los actuadores.
Diseño de la red 433
C d ⋅ (QDm + QI m )
Bombas de menor tamaño Qb ,1 ≥
(n1 − nr )
Diseño de la red 435
QEB − C d ⋅ (QDm + QI m )
Bombas de mayor tamaño Qb , 2 ≥
n2
siendo:
Cd coeficiente de dilución del aliviadero anterior al bombeo (entre 3 y 6)
n1 número de bombas de menor tamaño
n2 número de bombas de mayor tamaño
nr número de bombas en reserva
QEB caudal de entrada a la estación de bombeo (m3/s)
Qb,1 caudal unitario de cada una de las bombas de menor tamaño (m3/s)
Qb,2 caudal unitario de cada una de las bombas de mayor tamaño (m3/s)
QDm caudal de aguas residuales domésticas medio (m3/s)
QI m caudal de aguas residuales industriales medio (m3/s)
iii. Caudal de salida de la estación de bombeo. Cuando todas las bombas de la estación
sean iguales, el máximo caudal de salida de la estación de bombeo QSB se calcu-
lará mediante la siguiente expresión (igual notación que en el caso anterior):
QSB = (n – nr) · Qb
Cuando, por el contrario, las bombas de la estación sean de dos tamaños diferentes
porque el régimen de caudales sea muy variable, el máximo caudal de salida de la
estación de bombeo QSB se calculará mediante la siguiente expresión (igual nota-
ción que en el caso anterior):
QSB = (n1 – n2) · Qb, 1 + n2 · Qb,2
El volumen total del depósito de bombeo es la suma del volumen útil más el volumen
muerto condicionado por la cota de aspiración.
El volumen útil es el volumen de la cámara de aspiración comprendido entre el máxi-
mo nivel de arranque de las bombas (justo debajo del tubo de entrada) y el mínimo de para-
da (en el tope de la carcasa de la bomba).
Aunque la explotación de tales estaciones se realiza, habitualmente, de manera que el
nivel de agua en su interior se mantenga constante (mediante variadores de frecuencia), el cál-
culo del volumen útil necesario puede hacerse de forma conservadora en alguna de las dos
hipótesis de arranque y parada de las bombas que a continuación se establecen, suponiendo,
además que el caudal bombeado sea constante e igual para todas las bombas que integran la
estación e independiente de la altura manométrica:
– Hipótesis 1: arranque y paro sucesivos de las bombas
– Hipótesis 2: arranque sucesivo y paro común de las bombas
436 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las expresiones incluidas en el presente apartado para el cálculo del volumen necesario
del depósito de bombeo son las que se recogen de manera clásica en la mayoría de
manuales y libros técnicos al respecto, las cuales, y tal y como se ha explicado, quedan
del lado de la seguridad.
En ambas hipótesis, conforme aumenta el caudal de entrada, van entrando en acciona-
miento las distintas bombas. En la hipótesis 1, al disminuir el citado caudal de entrada,
las bombas van deteniéndose sucesivamente, mientras que en la hipótesis 2 todas las
bombas dejan de funcionar a la vez, cuando se ha vaciado por completo el depósito.
La primera hipótesis proporciona un caudal de salida más uniforme (tanto más cuantas
más bombas se instalen), mientras en la segunda hipótesis el caudal es más variable, si
bien el volumen necesario para el depósito es menor en este caso.
Z4 Z4
A4 A4
4 4
P4 P4
Z3 Z3
A3 A3
3 3
P3 P3
Z2 Z2
A2 A2
P2 2 P2 2
Z1 Z1
A1 A1
1 1
P1 P1
Z0 Z0
0 0
Z=0 Z=0
Hipótesis 1 Hipótesis 2
• Hipótesis 1. En este caso, el volumen V del depósito de bombeo viene dado por la
siguiente expresión, supuesto el caudal bombeado constante e igual para todas las
bombas:
900 ⋅ Qb
V = ( n − nr ) = (n − nr ) ⋅ Vi (1)
Na
V Volumen mínimo del depósito de bombeo (m3)
Vi Volumen parcial mínimo del depósito de bombeo para 1 bomba (m3)
n Número de bombas instaladas
nr Número de bombas en reserva
Qb Caudal unitario de cada bomba (m3/s)
Na Nº de arranques por hora (ver Tabla 144)
Diseño de la red 437
En la Tabla 144 se indican unos valores orientativos del número de arranques por
hora en una bomba en función de su potencia nominal, si bien el fabricante del
equipo deberá especificar el valor concreto en cada caso particular.
200
150
Vi /Q b
100
50
4 5 6 7 8
Arranques/h
Fig. 161. Diagrama para el cálculo de la Hipótesis 1
• Hipótesis 2. En este caso, el volumen V del depósito de bombeo viene dado por la
siguiente expresión, supuesto el caudal bombeado constante e igual para todas las
bombas:
n − nr
V = ∑V i
i =1
Tabla 145. Cálculo de los volúmenes parciales del depósito de bombeo en función del número de
bombas
438 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Solución:
Para una bomba de 55 KW de potencia, el número recomendable de arranques/h
(Nª) es de 8 (ver Tabla 145).
0,9 ⋅ 150
V1 = = 16,875m 3 = 16875l
8
0,9 ⋅150 0,9 ⋅150
V2 = 0,392 ⋅ = 6,615m 3 = 6615l V3 = 0,264 ⋅ = 4,455m 3 = 4455l
8 8
0,20
0,15
1 bomba
2 bombas
3 bombas
Vi/Qb
4 bombas
0,10 5 bombas
6 bombas
7 bombas
8 bombas
0,05
0,00
4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 Arranques/h
0,20
0,15 1 bomba
2 bombas
Vi /Q b
3 bombas
4 bombas
0,10 5 bombas
6 bombas
7 bombas
8 bombas
0,05
0,00
4 5 6 7 8
Arranques/h
200
150
Vi/Qb
100
50
4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Arranques/h
Cuando la estación de bombeo vaya equipada con tubo de aspiración, la cota mínima
de agua sobre el extremo de tal tubo (sumergencia), se recomienda sea como mínimo 1,5
veces el diámetro exterior de la campana de entrada al tubo de aspiración. Asimismo, la dis-
tancia de entrada de la campana a la solera del depósito debe tener un valor próximo a 0,5
veces el diámetro exterior de la campana de entrada al tubo de aspiración.
Qb
D = 1,128
V
442 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
siendo:
D Diámetro teórico de la conducción (m)
Qb Caudal (m3/s)
V Velocidad (m/s)
Entre la salida de la bomba y el tubo de impulsión se recomienda acoplar un difusor,
consistente en un cono recto con un ángulo de 8 a 10º.
En cualquier caso, es recomendable que las estaciones tengan unas dimensiones amplias
para facilitar el posterior mantenimiento.
444 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
6000
A
B
5000
C
D
E
4000 F
Dimensiones (mm)
3000
2000
1000
0
100 200 300 400 500 600 700 800 900 1000 1100 1200 1300 1400 1500
Qb (l/s)
Fig. 166. Dimensiones mínimas de los pozos rectangulares
Las estaciones de bombeo circulares, por su parte, solo son recomendables en el caso
de caudales pequeños. Unas dimensiones recomendadas para ellas pueden ser las que se indi-
can en la Tabla 147.
Diseño de la red 445
Pe pérdida estática, en Pa
α Factor de flujo (se trata de un factor que debe suministrar el instalador e indi-
ca el grado de llenado de los diferentes lifts, siendo su valor igual a uno
cuando todos los lifts están llenos). Se entiende por lift cada uno de los esca-
lones de elevación en el trazado del tubo.
g aceleración de la gravedad, en m/s2
ρ densidad del agua residual, en kg/m3
h altura del lift, en m
d diámetro interior de la tubería, en m
n número de lifts
Las pérdidas dinámicas son la suma de las pérdidas por fricción (las debidas a los
lifts). Se obtienen considerando la pérdidas calculadas como una tubería a sección llena
corregida por un factor de fluido bifásico. Este factor depende básicamente de la relación
agua-aire.
Diseño de la red 447
5.9. D I S E Ñ O D E L O S E L E M E N TO S C O M P L E M E N TARIOS
D E L A S R E D E S D E S A N E A M I E N TO
En los apartados siguientes se establecen una serie de criterios generales para el dise-
ño y proyecto de los elementos complementarios a instalar en las redes de saneamiento
urbano.
Tabla 148. Relación entre el diámetro del tubo incidente y el del pozo de registro al que acomete
(UNE-EN 1.917)
Tabla 149. Separación máxima entre pozos de registro en función del diámetro de la con-
ducción
Tabla 150. Separación máxima entre pozos de registro en los Ayuntamientos de Barcelona y
de Madrid
En otro orden de cosas, habida cuenta que en cada cambio de alineación tanto en plan-
ta como en alzado debe colocarse un pozo de registro, el trazado de la red debe hacerse
de forma conjunta en planta y en alzado para, en la medida de lo posible, unificar quie-
bros en un mismo pozo y así optimizar el número de unidades a instalar.
Por último, en ocasiones, y aunque no es lo más recomendable, pueden sustituirse los
pozos de registro en las redes de saneamiento por gravedad por piezas especiales, con-
forme se describe en el apartado 4.4.(codos, acometidas, etc.).
Las acometidas, atendiendo a la naturaleza de las aguas a evacuar, pueden ser, en gene-
ral, de los tipos que se indican a continuación. En ningún caso las acometidas deben evacuar
aguas de escorrentía.
a) edificios de viviendas (unitarias o separativas)
b) industrial-terciario-dotacional (unitarias o separativas)
c) otros
En los apartados siguientes se especifican las bases para el diseño hidráulico de las
acometidas, en función de su tipología.
En cualquier caso, para el predimensionamiento de una acometida en función del cau-
dal a evacuar por la misma, y en ausencia de cálculos justificativos, podrán utilizarse los valo-
res de la tabla adjunta, los cuales han sido obtenidos por aplicación de la fórmula de Manning
para las pendientes del 2, 3 y 4%, una rugosidad del 0,015 y un llenado de la sección del 75%.
Tabla 152. Caudales instantáneos mínimos de diseño en aparatos domésticos (Normas básicas
para las instalaciones interiores de suministro de agua, 1975)
80,0
70,0
800
750
60,0
700
50,0
600
550
Q(I/s)
40,0
500
450
30,0
400
350
20,0
300
250
800
650
150,0
600
550
500
Q p(l/s)
100,0
450
400
350
50,0
300
250
0 5.000 10.000 15.000 20.000 25.000
0,0
0 500 1.000 1.5002.000 2.500 3.000 3.500 4.000 4.500
Área drenable (m2 )
Superficie (m2)
25000,0
Im=80 mm Im=120 mm Im=160 mm
20000,0
Superficie (m 2 )
15000,0
10000,0
5000,0
0,0
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500 550
Qp (l/s)
El diámetro del conducto debe ser de al menos 300 mm o, excepcionalmente, 200 mm.
El diámetro máximo del conducto, por su parte, no debe ser superior al del colector de la red
de saneamiento a la que vierta, cuyo diámetro, a su vez, debería ser como mínimo 400 mm.
La incorporación del conducto de la acometida se puede realizar de dos maneras dife-
rentes:
– de manera que se igualen las cotas de la clave de dicho conducto con la de la con-
ducción de la red de saneamiento a la que acomete
– de manera que su cota de solera quede ligeramente por encima (unos 50 cm) de la
solera del conducto de la red de saneamiento a la que acomete (si tiene andén o
mediacaña, por encima de ésta)
Respecto al ángulo de entronque, debe tenerse en cuenta que cuanto mayor sea éste se
tendrá una mayor seguridad constructiva, mientras que, por el contrario, ángulos de
entronque pequeños presentan mayores facilidades hidráulicas.
En cuanto a los diámetros máximos de los conductos de las acometidas en función del
diámetro de la conducción a la que acomete, en la Tabla 156, y a título puramente orien-
tativo se relacionan unos valores habituales.
Tabla 156. Diámetros máximos de las acometidas en función del de la conducción a la que vierten
Diseño de la red 455
En las grandes redes de saneamiento no suele ser necesario disponer cámaras de des-
carga de manera generalizada, puesto que los caudales circulantes son suficientes en sí
mismos para garantizar la limpieza de la red. Además, una correcta práctica en la lim-
pieza y mantenimiento de la red suple la necesidad de las cámaras de descarga.
5.9.4.2. Ventosas
Deben disponerse ventosas en los puntos altos relativos de la conducción, junto a vál-
vulas importantes y en tramos largos de poca pendiente con una separación máxima de unos
500 metros en las impulsiones y de unos 1.500 metros en las condiciones por gravedad.
El diámetro de las ventosas de admisión de aire recomendado es el que se indica en la
Tabla 157 en función del tamaño de la conducción.
Tabla 157. Diámetros normalizados de las ventosas en función del tamaño de la conducción
456 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
5.9.4.3. Desagües
Deben disponerse desagües en los puntos bajos relativos de la conducción, así como en
todos los sectores que puedan aislarse del resto mediante válvulas. Para diámetros de la con-
ducción superiores a los 600 mm es recomendable disponer en los desagües dos válvulas, una
de compuerta y otra de mariposa.
En la Tabla 158 se indican unos valores orientativos de los diámetros mínimos de los
desagües en función del tamaño de la conducción.
5.9.4.4. Compuertas
5.9.6. R á p i d o s
Los rápidos se suelen disponer en las redes de saneamiento en las siguientes circuns-
tancias:
– Cuando la pendiente del colector sea inferior a la del terreno natural, compensando
esa diferencia de pendiente en los rápidos, siempre que la diferencia de altura a sal-
var sea superior a los dos metros. En caso contrario se suelen utilizar pozos de resal-
to (ver apartado 5.9.1).
– Cuando sea necesario conectar dos redes implantadas en niveles distintos. Por
ejemplo, en acometidas de ramales superficiales a colectores profundos.
Diseño de la red 459
5.9.7. Sifones
El diseño del sistema de captación de la escorrentía debe ser tal que garantice la segu-
ridad de las actividades ciudadanas durante un suceso de lluvia. Las calles, como con-
junto de aceras y calzadas, por la gran escorrentía que generan, son los elementos que
más caudal aportan y cuya seguridad debe evaluarse. En consecuencia, debe disponerse
un número de sumideros tal que, aún no recogiendo el 100% de la escorrentía, la parte
que no recojan no genere un peligro en la superficie de la ciudad.
Para garantizar la anterior seguridad se han propuesto en los últimos años diversos
criterios de diseño de los imbornales en función de la velocidad de paso del agua y de
los caudales circulantes, similares a los empleados en el ámbito de la hidráulica flu-
vial (aunque las láminas de agua en viales urbanos nunca alcanzan los niveles de
inundación de un río, pues se está en el orden de los cm, la velocidad en calles de gran
pendiente puede ser mayor o igual a 4 m/s).Una velocidad elevada es un factor a des-
tacar por el riesgo respecto de la estabilidad al deslizamiento y al vuelco de un pea-
tón a la hora de cruzar una calle por ejemplo. Por esto, el flujo circulante por calles
y aceras tiene que ser tal que los parámetros hidráulicos como calado, velocidad o
combinaciones de los dos, se mantengan por debajo de ciertos valores límite aconse-
jables.
Diseño de la red 461
Qcalle = S x Tcalle 3 S 02
n
n coeficiente de rugosidad
Cf parámetro, de valor 0,376
Sx pendiente transversal de la calle
Tcalle ancho del flujo en la calle
S0 pendiente longitudinal de la calle
Para el diseño de las rejas se propone emplear la siguiente expresión, que relaciona la
eficiencia hidráulica de captación del imbornal (Ei), el caudal de transito por la calle (Qcalle)
y otros parámetros geométricos característicos de la reja:
Q
Ei = A ( calle
)− B
y
Ei eficiencia hidráulica de captación de un imbornal
Qcalle caudal de transito por la calle, en m3/s
y calado junto al bordillo, en m
AyB coeficientes característicos de la rejilla (ver comentario adjunto)
Considerado un coeficiente de seguridad igual a 2 que tenga en cuenta el posible mal
estado de las rejas debido a problemas de colmatación que limitan la eficiencia de captación,
pueden utilizarse las fórmulas de la Tabla 159, para conocer el comportamiento hidráulico de
diversas rejas en diferentes tipologías de calles.
462 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las expresiones anteriores son el resultado de una serie de ensayos sobre el comportamien-
to de un conjunto de rejas desarrollados por la empresa CLABSA (Clavegueram de Barce-
lona S. A.) y el Departamento de Ingeniería Hidráulica, de la Universidad Politécnica de
Cataluña (UPC), y en particular la Sección de Ingeniería Hidráulica e Hidrológica (SIHH).
Mediante ensayos realizados en el Laboratorio de Hidráulica de la UPC en colaboración
con la ciudad de Barcelona, se analizó el comportamiento hidráulico de las rejas más
comunes en dicha ciudad. Se propusieron los siguientes valores para los anteriores coe-
ficientes A y B en función de unos parámetros característicos de las rejas:
0.396
A= − 0.398
− 0.149
⋅ (nt + 1) 0.010 ⋅ (nl + 1) 0.070 ⋅ ( nd + 1) 0.017 ⋅ (nc + 1) − 0.057
A g ⋅p
long 0.689 Ah
B = 0.220 ⋅ p = 100 ⋅
anch 0.491 Ag
Diseño de la red 463
Solución:
Q calle − B
La eficiencia hidráulica vendrá dada por la siguiente expresión: Ei = A ( )
y
Siendo:
0.396
A= − 0.398
⋅ (nt + 1) 0.010 ⋅ (nl + 1) 0.070 ⋅ ( nd + 1) 0.017 ⋅ (nc + 1) −0.057
Ag ⋅ p −0.149
0 . 689
long Ah
B = 0 . 220 ⋅ 0 .491
p = 100 ⋅
anch Ag
Para garantizar que el caudal circulante por un vial no sobrepase un cierto valor fijado
Qlim (determinado por el cumplimiento de los criterios de seguridad antes mencionados), el
caudal captado por cada elemento de captación debe ser el mismo que el generado en su cuen-
ca, por lo que imponemos que: Qcalle = Qcapt = Er · Qlim
Utilizando la formulación del método racional puede así deducirse el área máxima tri-
butaria de cada imbornal:
CIA 3,6·E r ·Qlim
Qcalle = ⇒ A=
3 ,6 C ·I
Y con el dato del área tributaria se puede calcular el espaciamiento óptimo entre imbor-
nales para cualquier tipología de calle.
El espaciamiento L (en m) entre dos imbornales se recomienda calcularlo mediante la
siguiente expresión:
A A
L= =
( x + aa ) W
6.1. N O R M AT I VA DE A P L I C AC I Ó N
En lo relativo a la normativa de aplicación para la construcción de las redes de sanea-
miento, y en el ámbito específico del alcantarillado, puede seguirse lo especificado al res-
pecto en las “Recomendaciones para redes de alcantarillado” (AEAS, 1988) o, de manera
específica, en las “Recomendaciones sobre acometidas de saneamiento” (AEAS, 1992).
En lo relativo a ejecución de colectores “in situ”, deberá tenerse en cuenta lo especifi-
cado en la vigente EHE.
En el ámbito específico de las conducciones de materiales plásticos, en particular, es
también recomendable seguir las instrucciones y especificaciones de las normas UNE-ENV
1.401-3 (PVC-U), UNE-EN 12.666-1 y UNE 53.394 IN (PE) o AWWA M45 (PRFV).
Debe prestarse especial atención a la seguridad e higiene en el trabajo, a cuyo efecto
será de aplicación la Reglamentación vigente en dicha materia y lo establecido, en su caso, en
el Estudio de Seguridad y Salud del Proyecto y en el correspondiente Plan de Seguridad y
Salud de Obra.
En dicho contexto, es de aplicación lo establecido en la Ley 31/1995 de Prevención de
Riesgos Laborales, la cual determina el cuerpo básico de garantías y responsabilidades para
establecer un adecuado nivel de protección de la salud de los trabajadores frente a los riesgos
derivados de las condiciones de trabajo, así como el resto de legislación aplicable.
En particular, deberá observarse lo establecido en el RD 1627/1997 por el que se esta-
blecen disposiciones mínimas de seguridad y salud en las obras de construcción, el cual fue
elaborado en desarrollo del artículo 6 de la anterior Ley y transpone lo establecido al respec-
to por la Directiva 92/57/CEE y las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los luga-
res de trabajo que quedan recogidas en el RD 486/1997.
6.2.1. Tr a n s p o r te
Las operaciones de transporte de los tubos deben hacerse, en su caso, conforme a las
vigentes normas de tráfico. Debe, en cualquier caso, cuidarse, en primer lugar, que, en los
camiones o en el medio en el que se realice el transporte a obra, el piso y los laterales de la
caja estén exentos de protuberancias o bordes rígidos o agudos que puedan dañar a los tubos
o a las piezas especiales.
Si el transporte incluye tubos de distinto diámetro, es preciso colocarlos en sentido
decreciente de los diámetros a partir del fondo, no debiendo admitir cargas adicionales sobre
los tubos que puedan producir deformaciones excesivas en los mismos y garantizando la
inmovilidad de los tubos, apilándolos de forma que no queden en contacto unos con otros, dis-
poniendo para ello cunas de madera o elementos elásticos; especial atención debe prestarse a
todo ello en el caso de los tubos flexibles.
6.2.2. Almacenamiento
Cuando los tubos se almacenen sobre el terreno debe comprobarse que éste es lo sufi-
cientemente resistente para soportar las cargas que se le transmitan y lo suficientemente liso
para que éstos se apoyen en toda su longitud, sin riesgo de que piedras y otros salientes pue-
dan dañarles. El acopio de los tubos en obra se hace, habitualmente, en posición horizontal,
sujetos mediante calzos de madera u otros dispositivos que garanticen su inmovilidad. Los
tubos de hormigón, sin embargo, si se dispone de una solera rígida y se garantizan las debi-
das condiciones de seguridad, pueden almacenarse en posición vertical, siempre que no se
ocasionen daños en sus boquillas al colocarlos en esta posición.
El número de hileras superpuestas en los acopios y la disposición de las mismas (pira-
midal o prismática) debe ser tal que ninguno de los tubos apilados sufra daños y cuando la
manipulación sea manual, la altura máxima debe ser inferior al alcance que en condiciones de
seguridad tenga el personal que realice el trabajo, no debiendo, en ningún caso, excederse
alturas de 3 metros. En la Tabla 160 se adjuntan unos valores recomendados para las alturas
máximas de apilamiento.
El tiempo de almacenamiento debe restringirse al mínimo posible, no debiendo pro-
longarse innecesariamente y, en cualquier caso, hay que procurar la adecuada protección fren-
Consideraciones constructivas 467
te a posibles daños externos, especialmente los anillos elastoméricos y las válvulas, los cua-
les hay que situarlos en lugar cerrado y protegidos de la luz solar y de temperaturas elevadas.
En los tubos de hormigón, en particular, debe evitarse que sufran secados excesivos o fríos
intensos.
6.2.3. M a n i p u l a c i ó n
Las operaciones de carga y descarga deben realizarse de tal manera que los distintos
elementos no se golpeen entre sí o contra el suelo. La descarga debe hacerse, a ser posible,
cerca del lugar donde deban ser colocados, evitando que el tubo quede apoyado sobre puntos
aislados.
Si la zanja no está abierta en el momento de la descarga de los tubos, éstos deben colo-
carse, siempre que sea posible, en el lado opuesto a aquel en que se piensen depositar los pro-
ductos de la excavación, y de tal forma que queden protegidos del tránsito de vehículos,
explosivos, etc.
En general, las operaciones de carga y descarga de los tubos hay que realizarlas
mediante equipos mecánicos, si bien, para diámetros reducidos pueden emplearse medios
manuales. En cualquier caso, no deben ser admisibles dispositivos formados por cables des-
nudos ni cadenas en contacto con el tubo, siendo recomendable, por el contrario, el uso de
bragas de cinta ancha recubiertas de caucho, o procedimientos de suspensión a base de ven-
tosas. La suspensión del tubo por un extremo y la descarga por lanzamiento no deben hacer-
se nunca. La descarga mediante estrobos, enganchando para ello las bocas del tubo, sí es una
práctica admisible.
Debe evitarse, igualmente, la rodadura o el arrastre de los tubos sobre el terreno, máxi-
me si los tubos tienen revestimientos exteriores. Si la DO admite la rodadura, ésta debe rea-
lizarse, sólo, sobre superficies preparadas a tal efecto de forma que no se ocasionen desper-
fectos en el tubo.
La descarga de los tubos de materiales plásticos, cuando se transporten unos dentro de
otros, debe comenzarse, como es lógico, por los del interior. En los tubos de PVC-U cuando
se manejen con temperaturas inferiores a 0ºC debe prestarse especial atención a todas estas
operaciones, evitando que sufran golpes.
En el caso de tubos de hormigón armado de grandes dimensiones, éstos deberán incluir
los elementos necesarios en el prefabricado para su correcta manipulación.
Lo más habitual es que las conducciones que integran una red de saneamiento se ins-
talen enterradas. A tal efecto, se describen en este apartado una serie de recomendaciones
tanto para la ejecución de las necesarias zanjas, como para la instalación en sí de la conduc-
ción o la ejecución de los rellenos y las camas de apoyo de las tuberías.
b) Geometría de las zanjas. En general se deben excavar las zanjas con un talud estable
de forma natural. Si esto no fuera posible y la altura de la zanja estuviera comprendi-
da entre 1,5 m y 2,0 m, es recomendable ataluzar el borde superior de la zanja, tal
como se muestra en la Fig 171. Si la profundidad fuera superior a 2,0 m, las zanjas
deberán entibarse en cualquier caso, conforme a lo establecido en el apartado 6.3.6.
Si la profundidad de la zanja fuera superior a unos cuatro o cinco metros, es recomen-
dable que se dispongan en los taludes bermas del orden de un metro de ancho, que dividan el
desnivel existente entre el fondo de la zanja y el terreno natural en partes aproximadamente
iguales, las cuales tampoco deberán exceder profundidades superiores a cuatro o cinco metros
de altura.
El valor mínimo del ancho del fondo de zanja es función de la profundidad de la
misma, del ancho de la conducción y del sistema constructivo. En el caso de tuberías debe
adoptarse una anchura mínima no inferior a 60 cm, dejando, como mínimo, un espacio de 25
a 50 cm a cada lado de la conducción, tal como se indica en la Tabla 161. En el caso de colec-
tores ejecutados in situ, el ancho será el necesario para la maniobra de encofrado y para colec-
tores prefabricados, el necesario para el tratamiento de las juntas. De forma general para todos
los casos, se debe tener en cuenta a la hora de la excavación, los requerimientos de espacio
del sistema de entibación en zanjas.
La separación entre la pared de la zanja y la superficie exterior de la tubería, en cual-
quier caso, debe ser la suficiente para que pueda entrar la maquinaria de compactación nece-
saria en cada caso (ver apartado 6.3.5). Si no fuera así, debería realizarse un relleno con mate-
riales que requieran de maquinaria de compactación, mortero u hormigón.
Fig. 172. Bordes ataluzados en zanjas Fig. 173. Bordes ataluzados en zanjas
verticales sin entibar verticales sin entibar
En el caso particular de los tubos flexibles se recomienda que el ancho de la zanja sea
el mínimo posible y las paredes lo más verticales, por lo menos hasta el nivel de la generatriz
superior de los tubos.
Si se instalan dos tubos en una misma zanja la distancia horizontal mínima entre ambos
debe ser de unos 70 cm. Cuando la profundidad de la zanja o la pendiente de la solera sean
grandes, o cuando el trazado sea en curva, debe preverse un sobreancho de la zanja, para
poder satisfacer las exigencias de montaje, en su caso, con medios auxiliares especiales, tales
como pórticos, carretones, etc.
Las zanjas deberán abrirse mecánicamente (aunque en casos puntuales como las aco-
metidas o los pasos de servicios puedan abrirse manualmente) debiendo quedar alineadas en
planta y con la rasante uniforme, de acuerdo con lo indicado en el proyecto. Entre la apertu-
ra de la zanja, el montaje de la canalización y el posterior relleno parcial deberá transcurrir el
menor tiempo posible.
La maquinaria a emplear debe ser la adecuada a la profundidad y ancho de la zanja y
tener en cuenta la presencia de servicios. Es aconsejable, siempre y cuando sea posible, dis-
poner de excavadora giratoria, para poder realizar la carga sobre camión por la parte poste-
rior, eliminando así el riesgo que supone un camión cargado cerca del talud. Además, en zonas
urbanas donde las limitaciones de espacio son un condicionante muy significativo, esta solu-
ción permite minimizar la afección.
Consideraciones constructivas 471
La presencia de agua en el interior de las zanjas debe ser evitada a toda costa, debien-
do ser achicada antes de comenzar las tareas de montaje de la canalización o del trabajo de
armado en colectores ejecutados “in situ” y comprobando que los codales de la entibación no
se hayan relajado. En particular, en el caso de trabajo bajo nivel freático es aconsejable, y
muchas veces imprescindible, el rebajamiento de éste mediante la técnica de los well-points
o con pozos de extracción.
Se deberá ejecutar la excavación del ancho necesario para disponer una tubería de
pequeño diámetro que evacue las aguas bajas mientras se ejecuta la nueva canalización. En
este sentido, es imprescindible disponer de un punto de desagüe en la conexión aguas abajo
para dar salida al agua que se pueda acumular en la zanja, debiendo tomar las medidas opor-
tunas para que una puesta en carga del colector de desagüe no implique la inundación de la
zanja, o bien, que una vez pasado el episodio de lluvias se vacíe por gravedad (en estos casos,
una cama de hormigón minimiza notablemente las afecciones).
No es recomendable efectuar desvíos mediante bombeos si implica trabajos nocturnos,
con presencia contínua de personal y disponibilidad de grupos de potencia.
Es norma de buena práctica disminuir los gradientes hidráulicos, agotando las zanjas
con lentitud o manteniendo las bombas en funcionamiento durante los períodos de interrup-
ción de los trabajos (horas nocturnas o días festivos, por ejemplo).
En los casos que sea necesario, a juicio del proyectista o de la DO, puede ser necesa-
rio disponer el correspondiente drenaje longitudinal de la tubería, el cual puede ir a uno o a
ambos lados de la misma. Si se adopta la solución de dos drenes, éstos deben unirse cada cier-
to intervalo, preferentemente en la zona de uniones.
Consideraciones constructivas 473
Es importante distinguir entre “agotamiento” (que se refiere al caso en que el nivel fre-
ático está por encima del fondo de la zanja, y por tanto hay entrada de agua en la misma)
y “rebajamiento” (en el caso en que, gracias a un descenso artificial del nivel freático,
la excavación se realiza en seco).
Los agotamientos de zanjas pueden inducir asientos en las edificaciones cercanas por
descenso en el nivel freático, por el consiguiente aumento del peso de los terrenos o, sim-
plemente, por arrastre de las fracciones más finas.
Los gradientes hidráulicos fuertes favorecen el aumento de los arrastres finos pudiendo
producir, sobre todo en algunos tipos de terrenos como arenas finas uniformes, el sifo-
namiento general del fondo de la zanja.
La técnica del well-point consiste en un procedimiento para el rebajamiento del nivel fre-
ático mediante la hinca en el terreno de una serie de puntas filtrantes por debajo del nivel
freático, separadas entre sí uno o dos metros. En el exterior todos estos conductos se
recogen en una tubería que, conectada a una bomba de vacío, permite rebajar el nivel
freático durante la ejecución de los trabajos.
Por otro lado, es también conveniente prever la evacuación de la escorrentía que even-
tualmente pudiera llegar a la zanja desde el exterior: En general, debe procurarse exca-
var las zanjas en el sentido ascendente de la pendiente, para dar salida a las aguas por
el punto bajo, debiendo el contratista tomar las precauciones necesarias para evitar que
las aguas superficiales inunden las zanjas abiertas, debiendo realizarse los trabajos de
evacuación de las aguas cuando así se requiera. En particular, si la tubería discurre por
una media ladera de acusada pendiente puede llegar a ser necesaria la construcción de
una cuneta de recogida de aguas.
Los principales riesgos que provoca la existencia de zanjas, así como unas medidas
protectoras razonables para cada caso, son los siguientes (Sanz Saracho, 2000):
– Accidentes provocados por máquinas y materiales. Unas medidas de protección
para evitar este tipo de accidentes son las siguientes:
- No situar a los operarios dentro del radio de acción de las máquinas.
- Realizar el acceso a la zona de trabajo por distintas zonas de las de tráfico
de máquinas.
- Si, excepcionalmente, algún operario debe moverse en la zona de trabajo de
alguna máquina, informar previamente al maquinista y esperar a que éste
autorice su paso.
- Permanecer separados de los bordes de las zanjas cuando se está procedien-
do a movimientos de materiales en su interior, particularmente tuberías.
- Cuando los operarios estén utilizando herramientas manuales mantener la
suficiente distancia entre ellos para evitar entorpecerse y accidentarse con su
manejo.
– Percances de tráfico. En la planificación del tajo deben definirse las direccio-
nes del tráfico señalando claramente éstas, así como los accesos de vehículos
desde y hacia la obra. Los equipos que circulan por la obra y hayan de incorpo-
rarse a vías de tráfico general, deben limpiar con chorro de agua sus ruedas,
para lo que es necesario disponer la correspondiente instalación de lavado en la
zona de salida.
Por otra parte las zonas de movimiento de vehículos dentro de la obra deben con-
servarse en buen estado lo que requiere un mantenimiento planificado y sistemáti-
co si la obra tiene cierta duración.
La zona de obra, por su parte, debe quedar acordonada por vallas, conveniente-
mente iluminadas de noche, de forma que sin perjuicio de las señales previas de
reducción de calzada, los conductores conozcan en todo momento el límite de aqué-
lla.
Cuando la zanja atraviese transversalmente una zona de tráfico rodado, deben
colocarse sobre ella chapones con espesor suficiente de acuerdo con el ancho de
la zanja (no inferior, en cualquier caso, a unos 20 mm) encastrados en el pavi-
mento de forma que quede coartado su movimiento. Al final de cada jornada,
deben revisarse tanto las vías de tráfico rodado como las peatonales, mantenien-
do su buen estado y percatándose del correcto funcionamiento de la iluminación
nocturna.
– Caídas de personas. Cuando en las proximidades de la zanja se establezca circula-
ción de personal ajeno a la obra y, aunque no se dé esta circunstancia, la zanja tenga
una profundidad superior a 2 m, deben colocarse vallas protectoras separadas una
distancia mínima de 60 cm al borde de la zanja.
Consideraciones constructivas 475
En zanjas sin entibación se deben colocar escaleras de bajada para los operarios
(separadas entre sí no más de 20 ó 30 metros), si no existen rampas de acceso. En
caso de utilizar escaleras, éstas deben sobresalir un metro por encima del borde
superior. En las zanjas con entibación puede prescindirse de las barandillas de pro-
tección, si la entibación sobresale al menos un metro del borde superior excavado.
También en este caso deben disponerse escaleras móviles de acceso.
Si se prevé circulación de personas ajenas a la obra, además de la señalización y
colocación de vallas protectoras, deben disponerse zonas de paso y acceso a vivien-
das y locales comerciales. Estas zonas de circulación han de permitir el paso, al
menos, de dos carritos de inválido. Si esta circulación atraviesa la zanja deben colo-
carse pasarelas metálicas o de madera convenientemente sujetas y provistas de
barandillas rígidas de ancho no inferior a 1 metro. Todas estas protecciones deben
quedar iluminadas de noche con puntos de luz separados entre sí no más de 10 m.
– Sepultamiento provocado por desmoronamiento de taludes en zanjas abiertas. A
partir de profundidades de 1,5 ó 2 m, el principal riesgo de las zanjas es el derrum-
be de sus paredes. Las medidas de protección habituales en estos casos son:
- En general, disponer la correspondiente entibación (ver apartado 7.2.3.) si no
es posible dejar taludes.
- Dejar bermas
- Fijar distancia mínima de seguridad de maquinaria a la línea de coronación
e incluso disponer de un elemento limitador
- Limitar altura máxima sin entibar (dependiendo del material)
6.3.2. M o n t a j e d e l a t u b e r í a
El descenso de los tubos al fondo de la zanja se debe realizar con precaución. Sólo si
la profundidad de la zanja no excede de 1,5 m, los tubos no son demasiado pesados y de diá-
metro inferior a 300 mm y el borde de la zanja suficientemente estable, el descenso puede ser
manual, debiendo, en caso contrario, emplear medios mecánicos.
Una vez los tubos en el fondo de la zanja, deben examinarse de nuevo para cerciorar-
se de que su interior esté libre de tierra, piedras, suciedad, etc., para a continuación realizar
su centrado y alineación. Posteriormente deben ser calzados y acodalados con un poco de
material de relleno para impedir su movimiento.
Si las pendientes de las zanjas son superiores al 10%, la tubería se debe colocar en sen-
tido ascendente. Si esto no es posible, deben tomarse las precauciones necesarias para evitar
el deslizamiento de la misma. Si se precisa reajustar algún tubo, deberá levantarse el relleno
y prepararlo como para su primera colocación.
Cuando se interrumpa la colocación de la tubería deben taponarse los extremos para
impedir la entrada de agua o cuerpos extraños, y al reanudar el trabajo examinar su interior,
por si se hubiera introducido algún cuerpo extraño en la misma.
Consideraciones constructivas 477
En campo abierto no se deben de colocar más de cien metros de tubería sin proceder
al relleno parcial de la zanja para evitar la posible flotación de la tubería. Si esto no fuera sufi-
ciente deben tomarse las medidas necesarias para evitar dicha flotación.
En zonas urbanas, las longitudes de colocación máximas para tuberías, a profundida-
des significativas o próximas a servicios o edificaciones, no deberían superar los 20 metros.
Para obtener cambios de alineación pueden seguirse los siguientes procedimientos, conforme
se muestra en la Fig 175:
– En los tubos dispuestos con unión flexible de enchufe y extremo liso con anillo
elastomérico deben de realizarse mediante las oportunas piezas especiales.
Estas uniones sólo admiten una pequeña desviación conforme lo especificado en
los respectivos apartados de este documento (por ejemplo, en los tubos de fundi-
ción no más de 4 ó 5º en diámetros menores de 1.000 mm y como mucho 1,5º en
DN superiores; o en los de hormigón como máximo 1,5º ó 2º).
En este caso, si la desviación en cada junta es Da y los tubos tienen una longitud L
(ver Fig 175, centro), el radio de curvatura R resultante y el número de tubos N
necesarios para un cambio de dirección a, serían los calculados mediante las
siguientes expresiones:
L α
R= N=
∆α ∆α
2sen
2
No obstante lo anterior, en los tubos con unión flexible, los cambios de alineación que se
logren gracias a la desviación de la unión no deben agotar la desviación máxima admi-
sible de dichas uniones, debiendo reservar siempre un margen para tolerancias en la ins-
talación, posibles desviaciones en el montaje, etc.
– En los tubos con unión rígida, en general, no ha lugar a posible desviación alguna
en la unión, debiendo recurrir a las necesarias piezas especiales para lograr los cam-
bios de alineación en planta. Por ejemplo, en los tubos con unión soldada a tope
(acero o polietileno), pueden lograrse cambios de trazado en planta construyéndo-
los de forma segmentada o achaflanando sus extremos. En los tubos con unión sol-
dada a solape (sobre todo en los de hormigón con camisa de chapa con boquilla),
la unión sí admite cierta desviación como en el caso anterior.
– Por sus propias características, los tubos de PE, y en menor medida también los de
PVC-U, admiten cierta curvatura para su instalación. En concreto, son razonables
los valores indicados en la Tabla 162 (PVC-U) y en la Tabla 163 (PE).
– Los tubos de acero también admiten ser curvados, pudiendo obtenerse dicho cur-
vado bien en frío (en la propia obra) o bien en caliente (en fábrica). En el primer
caso (curvado en frío) pueden obtenerse radios de curvatura de hasta 5 ó 10 veces
el DN, mientras que en el segundo caso (curvado en caliente) no deben excederse
curvaturas de 20 ó 40 veces el DN.
478 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
No obstante lo anterior, en el caso particular del acero, hay experiencias (en el sector del
gas) en las que se llegan a alcanzar curvaturas en caliente (en fábrica) de 90º en tube-
rías de diámetro superior a 500 mm.
6.3.3. Uniones
6.3.4. C a m a s d e a p oyo
Los tubos no deben apoyarse directamente sobre la rasante de la zanja, sino sobre
camas o lechos, los cuales pueden ser bien granulares o de hormigón.
El espesor mínimo C de la cama de apoyo (independientemente de que sean granula-
res o de hormigón y del tipo de instalación: zanja, terraplén u otras) se recomienda sea el indi-
cado en la Tabla 164, excepto cuando la tubería se instale en terraplén y se disponga apoyo de
hormigón en cuyo caso el espesor mínimo C de la cama debe ser 0,25 veces el diámetro inte-
rior de la conducción.
En el caso de tubos de gran diámetro instalados en terraplén y con apoyo de hormigón,
el espesor mínimo C de la cama de apoyo normalizado en el párrafo anterior (0,25 veces el
diámetro interior de la conducción) puede reducirse a los valores indicados en la Tabla 165,
siempre y cuando que el apoyo se realice en hormigón armado (y con las cuantías especifi-
cadas en la propia tabla) y no con hormigón en masa.
Tabla 165. Espesor mínimo de la cama de apoyo C, en tuberías instaladas en terraplén y apoyo de
hormigón armado
canalización, se puede proceder al relleno, por capas sucesivas, de la tubería, bien con mate-
rial granular o bien con hormigón. En ambos casos hay que garantizar el correcto apoyo del
tubo, especialmente para diámetros grandes.
Caso de ejecutarse el apoyo en dos fases (construyendo primero la solera de hormigón
de la cama, apoyando en ella posteriormente los tubos y hormigonando posteriormente el
apoyo hasta la altura requerida), deben tomarse las medidas necesarias para garantizar que la
solera agarre correctamente al hormigón de la segunda fase.
También se puede realizar el hormigonado de toda la cama en una sola fase con los
tubos previamente colocados en su posición definitiva, apoyados sobre calzos que impidan
movimientos en la tubería y debiendo asegurar el contacto del tubo con el hormigón en toda
la superficie de apoyo.
DN < 500
Apoyo rígido
DN < 500
Apoyo granular
DN 500 a 800
DN 500 a 800
DN 900 a 1200
DN 900 a 1200
DN > 1200
DN > 1200
0,000 0,001 0,002 0,003 0,004 0,005 0,006 0,007 0,008 0,009 0,010
Cuando haya que utilizar otros materiales para los rellenos, distintos al propio terreno
natural se consideran válidos para ello los siguientes, entre otros:
a) Materiales granulares. Se consideran dentro de este tipo los siguientes, entre otros:
- Materiales monogranulares
- Materiales graduados
- Arena
Consideraciones constructivas 485
El relleno inicial que va directamente sobre la conducción se debe compactar por pro-
cedimientos manuales donde sea necesario. La compactación mecánica del relleno principal
directamente sobre el tubo no debe comenzar hasta que la profundidad del relleno sea de, al
menos, 30 cm sobre la generatriz superior de la conducción.
En los casos en que resulte peligrosa la utilización de compactadores de tamaños
medios y grandes, por estar los rellenos muy próximos a otras conducciones, se deben ejecu-
tar los rellenos por capas de espesor pequeño (10 ó 15 cm) compactándose con máquinas lige-
ras, como rodillos arrastrados a mano, bandejas vibrantes, pisones, etc.
Consideraciones constructivas 487
Las exigencias antes reseñadas para los rellenos de las zanjas son especialmente de apli-
cación en los tubos flexibles en los que, para garantizar su comportamiento mecánico, es
preciso asegurar unas muy buenas condiciones de la instalación. En los tubos rígidos, las
condiciones de los rellenos pueden no ser tan exigentes.
Es frecuente adoptar la denominación de "relleno seleccionado" para el de la zona baja
de la zanja y "relleno ordinario" para el de la zona alta. No debe confundirse esta deno-
minación de relleno seleccionado con la que el "PPTG para Obras de Carreteras y Puen-
tes (PG-3)" del Ministerio de Fomento adopta para los "suelos seleccionados" (artº 330),
cuyos requisitos son diferentes a los que figuran en este documento para el relleno de la
zona baja de la zanja.
En ocasiones, cuando se instalen camas de apoyo de material granular, puede emplear-
se para el relleno de la “zona baja” el mismo material que el dispuesto en dichas camas
de apoyo.
6.3.6. Entibaciones
Las zanjas que no estén excavadas con taludes estables de forma natural deben prote-
gerse contra los posibles desprendimientos mediante entibaciones. En cualquier caso, estas
protecciones deben ser dispuestas de forma inmediata cuando aparezcan síntomas de inesta-
488 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
bilidad en la zanja. Especial atención hay que prestar cuando la profundidad de la zanja supe-
re el metro y medio o dos metros a lo sumo y cuando exista tráfico adyacente a la zanja o bien
edificaciones próximas.
Atendiendo a su tipología, los sistemas de entibación se clasifican de la siguiente
manera:
– Entibación tradicional con paneles de madera.
– Entibación mediante blindajes ligeros.
– Entibación mediante cajones de blindaje.
– Entibación por paneles deslizantes con guías.
– Entibación mediante tablestacas.
– Entibación mediante pantallas contínuas de hormigón.
– Entibación mediante pantallas de pilotes.
Las entibaciones mediante tablestacas o paneles de madera solo se recomiendan en
ocasiones puntuales, mediante la aprobación previa de la Dirección de Obra. En casos excep-
cionales de conducciones de grandes dimensiones puede ser necesario recurrir a otros siste-
mas de entibaciones como las pantallas de pilotes.
La entibación tradicional con paneles de madera hoy en día sólo se emplea como solu-
ción puntual y para profundidades pequeñas, no superiores a dos metros. En zonas urba-
nas con muchos servicios transversales a la zanja presenta la ventaja, por ejemplo, de su
mayor accesibilidad, pero en la actualidad es raro proyectar un sistema de entibación en
su totalidad mediante paneles de madera.
La entibación mediante blindajes ligeros consiste en unos paneles, habitualmente de alu-
minio, de fácil manejabilidad que se unen longitudinalmente mediante sencillas sujecio-
nes. Son de aplicación en terrenos de cierta consistencia y en profundidades de hasta tres
metros.
La entibación mediante cajones de blindaje consiste en el montaje fuera de la zanja de
distintas planchas con sus extremos reforzados que configuren un cajón que pueda intro-
ducirse en la zanja de una sola vez o a medida que aumente la profundidad con la ayuda
de la maquinaria de la excavación. Se emplea en profundidades de hasta 3 ó 4 metros.
La entibación por paneles deslizantes con guías es uno de los sistemas más utilizados en
la actualidad. Se trata de unas planchas deslizantes que se introducen en el terreno a tra-
vés de unos perfiles-guía que se han colocado previamente, los cuales, a su vez, pueden
ser simples o dobles. Con este sistema es fácil alcanzar profundidades de hasta 7 u 8
metros.
La entibación mediante tablestacas está desaconsejada en zonas urbanas por diversos
motivos, básicamente por la contaminación acústica que genera, por la poca flexibilidad
para sortear servicios diversos y por la dificultad para realizar conexiones a la propia
alcantarilla de nueva construcción. En cambio, es muy favorable en excavaciones fuera
Consideraciones constructivas 489
requiere, los planos y cálculos justificativos de la misma. En cualquier caso, los paneles que
componen el sistema de entibación seleccionado deberán tener al menos una resistencia de 30
kN/m2.
licos. Los apoyos de hormigón se disponen con una cuna de asiento de la tubería, la cual abar-
ca al tubo en un arco de entre 120º y 180º. Cuando se empleen zunchos metálicos para el
apoyo de los tubos, deben ser pletinas con ancho mínimo de 50 mm, las cuales han de estar
protegidas contra la corrosión no debiendo, en ningún caso, comprimir al tubo. Es especial-
mente desaconsejable el empleo de zunchos de sección circular.
En el caso de tubos de materiales plásticos el apoyo debe realizarse mediante pin-
zas o abrazaderas de material plástico o metálico, las cuales no deben comprimir al tubo.
En cualquier caso, debe cuidarse que la superficie de contacto con la tubería sea suave y
lisa, recomendándose colocar a tal efecto, salvo disposiciones especiales, una lámina grue-
sa de material elastomérico adecuado o de fieltro de fibra imputrescible entre el tubo y el
apoyo.
Las uniones de los tubos y de las piezas especiales deben quedar al descubierto para
permitir el montaje y desmontaje de las mismas.
La distancia entre apoyos debe ser tal que se garantice lo especificado en el epígrafe
de cálculo mecánico de esta Guía Técnica. En la instalación de tubos aéreos, en general, se
recomienda disponer dos apoyos por tubo. En el caso de los tubos de PVC-U y en los de PE,
las distancias máximas recomendadas figuran en las normas UNE-ENV 1.452-6 y UNE
53.394 IN, respectivamente.
En este tipo de instalaciones aéreas deben preverse, en general, dispositivos para com-
pensar las dilataciones debidas a las variaciones de temperatura, circunstancia a la que se le
prestará especial atención en las tuberías de polietileno. Cuando los tubos de PVC-U se dis-
pongan en instalaciones aéreas se deben proteger especialmente contra la acción de los rayos
solares. En cualquier caso, la temperatura de la superficie exterior del tubo no debe alcanzar
los 45º C.
En la instalación aérea de tuberías de acero hay que cuidar especialmente la protección
anticorrosiva del tubo, para lo cual debe quedar accesible toda su superficie exterior, cuidán-
dose el diseño de las zonas de apoyo, para facilitar su pintado y revisión cuando sea necesa-
rio.
Es esencial ejecutar el colector de aguas abajo hacia aguas arriba para tener en todo
momento desagüe. Se debe disponer una canalización provisional para las aguas resi-
duales, evitando que durante los trabajos circule a cielo abierto. En el caso de avenidas
lo importante es tener confinada y asegurada la zanja, aún a pesar de los desperfectos
que pueda ocasionar en armaduras o encofrados.
En ningún momento se puede obturar la sección completa del colector para evitar la
entrada de agua a la obra en caso de avenida. Las consecuencias aguas arriba podrían
ser muy perjudiciales y se deben tener en cuenta al plantear soluciones de este tipo.
Los colectores ejecutados “in situ” tienen gran versatilidad dado que se pueden adap-
tar las secciones a las características del terreno y de los servicios presentes.
Permiten además adaptarse a trazados en planta con giros significativos y una mejor
disposición para los entronques con otros colectores y para las múltiples conexiones de
imbornales y albañales. Se requiere una ejecución pulida teniendo en cuenta la agresividad
del agua residual (hay que seguir la normativa respecto a recubrimientos, calidad del hormi-
gón y del cemento, juntas de hormigonado, impermeabilizaciones o acabado superficial).
Los pasos básicos de la ejecución de colectores “in situ” son:
– Ejecución de solera: ya sea en colectores en “mina tradicional” o colectores en una
excavación a cielo abierto lo primero a ejecutar, tras la excavación y compactación
del terreno y el hormigón de limpieza (correctamente nivelado) es la solera del
colector. La armadura de solera dispondrá de las esperas para el arranque de has-
tiales así como de la armadura de las banquetas (en los colectores con canal de
aguas bajas). El acabado superficial debe ser liso y sin imperfecciones y es muy
recomendable, en grandes colectores, fratasar el canal de aguas bajas.
– Ejecución de hastiales: en colectores rectangulares, se pueden utilizar encofrados a
una cara o a dos caras, dependiendo del ancho de zanja o de la entibación ejecuta-
da. Hay casos donde el colector a ejecutar es abovedado lo que implica que, si se
dispone de un “carro” de encofrado (habitualmente deslizante), se pueden hormi-
gonar hastiales y bóveda conjuntamente.
– Ejecución de losa: para colectores de techo plano se puede disponer de “mesas” de
encofrado deslizantes o bien encofrar a base de puntales o cimbra. Es práctica habi-
tual la utilización de losas prefabricadas (en obra o en taller), alveolares o macizas,
para evitar la utilización de cimbras o puntales que puedan dificultar el desagüe del
colector si pudiese entrar en servicio en caso de avenidas.
La ejecución de juntas de dilatación (armadura no pasante y junta de estanquidad) se
debe valorar en cada caso. Dependiendo del ritmo de ejecución, de la profundidad del colec-
tor y de la previsión de variación térmica y de humedad se pueden disponer desde 20 m a más
de 50 (existen casos de colectores en mina con humedad alta y variaciones térmicas casi nulas
donde no se han ejecutado juntas de dilatación en tramos de más de 100 m).
Consideraciones constructivas 493
Aunque, como su propio nombre indica, las instalaciones sin apertura de zanja se basan
en la no ejecución de zanjas, cabe decir, no obstante, que, en cualquier caso, es necesa-
rio realizar excavaciones puntuales para la construcción de pozos de registro en algunos
lugares muy concretos, así como en los fosos de ataque o recepción de la obra subterrá-
nea, y a veces también en los puntos de conexión con acometidas, de haberlas.
Consideraciones constructivas 495
1 Pozo de entrada
2 Bomba hidráulica/compresor de aire
3 Pozo de salida
4 Martillo de percusión
1 Máquina perforadora
2 Cabezal perforador
3 Lodos
Perforación horizontal
dirigida
1 Máquina perforadora
2 Barrena de ensanchar
3 Varilla
4 Tubo
Las hincas por empuje pueden ser bien en escudo abierto o en escudo cerrado. En
el primer caso el frente de la excavación siempre está accesible, mientras que en el
segundo está totalmente cerrado.
– Mina. Técnica consistente en la excavación del terreno mediante maquinaria o
manualmente (en función de las dimensiones), desde el frente de ataque donde a
cada avance de la excavación (entre 40 cm y 2 metros, habitualmente) se procede a
una entibación de la excavación, generalmente con perfiles TH, tresillones y ele-
mentos de contención entre cada sección de entibación (madera o chapa Bernold).
Con posterioridad se procede a la ejecución “in situ” del colector: solera, hastiales
y bóveda.
– Falsa mina. En casos donde exista un recubrimiento escaso de tierras, pero unas exi-
gencias de plazos de ejecución que impidan realizar una excavación a cielo abier-
to, se puede proceder, en un lapso de tiempo mucho menor, a: la ejecución de unas
pantallas continuas o de pilotes y una losa de cubierta unida a ambas pantallas. Una
vez restituido el servicio en superficie, se procede a la excavación en mina, pero
con la protección (hastiales y losa) ya ejecutada.
– Túnel. En determinados casos como por ejemplo: imposibilidad de ejecución de
pozos de giro o estaciones intermedias de empuje, grandes profundidades o longi-
tudes importantes; puede ser necesaria la ejecución de colectores mediante un túnel
formado por anillos de dovelas. En estos casos, la ejecución del túnel será, según el
estudio geotécnico, con tuneladora EPB (de tierras) o TBM (de roca), mixta o de
ataque puntual (brazo con elemento de excavación intercambiable).
En diversos países se han ejecutado grandes túneles para utilizarlos como depósitos de
retención.
6.6.3. H i n c a p o r p e rcusión
6.6.3.1. Técnicas con desplazamiento del terreno
Estas técnicas solo se pueden utilizar en tuberías de 300 mm de diámetro como máxi-
mo y longitudes menores de 25 metros, debiendo ser el trazado completamente recto tanto en
planta como en alzado.
Cuando la tubería se instale mediante perforación por impactos, el tubo puede ser de
acero o polietileno. Cuando se emplee el sistema de percusión con un tubo cerrado en su
extremo delantero, la conducción a instalar debe ser siempre de acero.
En cualquiera de los dos casos es necesario construir sendos pozos para la entrada y la
salida de la tubería a hincar.
material), de inferior diámetro. La longitud máxima a hincar con esta tecnología es de unos
50 metros y el diámetro máximo de 1.500 mm, aproximadamente, debiendo ser el trazado
completamente recto tanto en planta como en alzado.
Este método es muy recomendable cuando el terreno tenga poca cohesión. En cual-
quier caso, debe prestarse especial cuidado a las vibraciones producidas con esta tecnología,
evitando que se produzcan desplazamientos incontrolados en las cercanías del tubo. Para faci-
litar la operación de la hinca puede utilizarse algún tipo de lubricante que reduzca la fricción
entre el tubo y el terreno.
Deben construirse sendos pozos para la entrada y la salida de la tubería a hincar. El
pozo de ataque debe tener las dimensiones para poder alojar la maquinaria necesaria (abraza-
dera, elemento de percusión, los propios tubos a hincar, la maquinaria de soldadura, etc.).
Aunque en el fondo de este pozo debe construirse una solera de hormigón, no es necesario
que consista todo él en una obra de fábrica de hormigón.
Además, es necesario colocar una guía de acero en el suelo sobre la que se apoya la
tubería a hincar, la cual se orientará y nivelará de manera que se consiga la dirección y pen-
diente deseadas.
La extracción del material de la excavación puede hacerse al final de la hinca con una
lanza de presión, mediante la instalación de un tornillo sin fin acoplado al eje de la tubería a
hincar, o bien mediante extracción en continuo de lodos por vía húmeda.
6.6.4. H i n c a p o r rotación
La tubería a hincar mediante este procedimiento debe ser de acero, si bien se emplea-
rá exclusivamente como alojamiento para la conducción definitiva (que podrá ser de cualquier
material), de inferior diámetro. La longitud máxima a hincar con esta tecnología será de unos
100 metros y el diámetro máximo de 1.200 mm, aproximadamente, debiendo ser el trazado
completamente recto tanto en planta como en alzado.
Deben construirse sendos pozos para la entrada y la salida de la tubería a hincar. El pozo
de ataque debe tener las dimensiones necesarias para poder alojar la maquinaria necesaria y
debe estar equipado con un muro de apoyo desde el que se pueda transmitir la reacción.
2000
1800
1600
1400
Diámetro (mm)
1200
1000
800
600
400
200
0
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 1600 1800 2000
Longitud (m)
6.6.6. H i n c a p o r e m p u j e
6.6.6.1. Generalidades
Las hincas por empuje pueden ser bien en escudo abierto o en escudo cerrado.
– Hinca en escudo abierto. La cabeza de avance deberá tener un cabezal de ataque
consistente en un escudo o visera conformado mediante un tubo de acero con los
cantos biselados que se va hincando en el terreno y protege la cabina y los elemen-
tos de la excavación. Dicho cabezal de ataque debe ser orientable para poder corre-
gir las desviaciones que pudieran existir.
La excavación siempre se realiza con medios mecánicos (rozadoras o brazos retro-
excavadores), los cuales van alojados en el cabezal de ataque.
El terreno a atravesar debe ser tal que garantice la sostenibilidad del frente de ataque,
no debiendo haber presencia del nivel freático en el trazado de la tubería a hincar.
El diámetro de la tubería a hincar debe ser mayor de 1, 2 m.
– Hinca en escudo cerrado. La excavación y la retirada de los materiales se realiza
siempre por procedimientos mecánicos.
Las hincas en escudo cerrado pueden realizarse bajo el nivel freático. El diámetro
de la tubería a hincar debe ser mayor de 1, 2 m.
La excavación se realiza mediante una tuneladora o una microtuneladora (en fun-
ción del tamaño de la tubería a hincar), cuya selección será responsabilidad del con-
tratista, debiendo, en cualquier caso, contar con la aprobación técnica de la Direc-
ción de Obra. En cualquier caso, la excavación se hace mediante control remoto, sin
requerir la entrada de personal en el interior de la tubería y garantizando una esta-
bilidad continuada del frente de la excavación.
En cualquier caso, en las hincas deben garantizarse profundidades superiores a unas
tres veces el diámetro de la conducción.
Cada uno de ellos se recomienda cumpla con las indicaciones que a continuación se
establecen. Además, cada sistema de hinca en particular requiere componentes específicos,
como el escudo de hinca o las microtuneladoras propiamente dichas, para los que deberán
establecerse especificaciones complementarias en cada caso concreto.
– Pozo de hinca. Habitualmente suele ser de hormigón armado, de forma circular o
rectangular. Solo en instalaciones pequeñas puede consistir en una simple excava-
ción. En cualquier caso, debe tener las dimensiones adecuadas para llevar cabo las
operaciones de bajado de la tubería e hinca de forma satisfactoria, debiendo elegir
su emplazamiento de manera que no se interfiera el tráfico rodado.
En la base del pozo de hinca se disponen unos carriles guía que permitan alinear
perfectamente unos tubos con otros, tanto en alzado como en planta.
– Arqueta de salida. Debe tener las dimensiones necesarias para poder extraer el escu-
do y su maquinaria (en su caso). Ha de procurarse que tanto el pozo de hinca como
la arqueta de salida sean aprovechables como pozos de registro definitivos de la
conducción
– Elemento de empuje. Consiste en una serie de gatos o pistones hidráulicos de
alta presión que permitan aplicar las fuerzas requeridas para la hinca de los
tubos. El diámetro, número y recorrido de los mismos varían de acuerdo a la téc-
nica particular a emplear, si bien, en cualquier caso, habitualmente se suelen dis-
poner cuatro gatos con un recorrido de 1,5 metros como máximo en cada movi-
miento.
Los gatos hidráulicos están interconectados hidráulicamente entre sí para asegurar-
se la igualdad en el empuje de cada uno de ellos. Deben, además, poder accionarse
individualmente cada uno de manera que se puedan permitir corregir los desvíos
que se produzcan en la trayectoria durante el empuje.
La fuerza de empuje se aplica a la conducción mediante un anillo lo suficiente-
mente rígido para garantizar una uniforme distribución de presiones. Igualmente, se
debe colocar una sufridera de madera (un conglomerado de 17 a 20 mm de espe-
sor) entre la tubería y dicho anillo, tanto en las estaciones intermedias como entre
las superficies de contacto de cada unión de tuberías, a fin de distribuir la presión
ejercida por los sistemas de hinca a lo largo del perímetro de la tubería, evitando la
aparición de puntos de concentración de tensiones.
– Muro de reacción. Habitualmente debe ser de hormigón armado, aprovechando una
de las paredes del pozo de hinca. En cualquier caso, se dispone perpendicularmen-
te a la dirección del empuje y se debe dimensionar de manera que tenga capacidad
suficiente para proveer la reacción necesaria contra la cual empujar.
En su diseño debe tenerse en cuenta de manera especial la naturaleza del terreno,
de manera que tenga capacidad suficiente para resistir el empuje de la hinca.
– Instalación para la extracción del material y para el guiado interior. El guiado de la
conducción a hincar debe realizarse mediante un rayo láser. En función del sistema
de hinca que se esté utilizando, se deberá disponer de una instalación para la extrac-
ción del material de la excavación.
504 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
6.6.6.3. Ejecución
La ejecución de la hinca se realiza desde el pozo de ataque o de hinca en sentido ascen-
dente de la conducción. El trazado de la tubería a hincar debe ser preferentemente recto, tanto
en planta como en alzado, si bien, excepcionalmente, pueden admitirse curvas amplias en una
sola dirección.
La tubería debe ser empujada a medida que la excavación avance, de forma que ésta no
pueda progresar en ningún momento por delante de la sección de ataque. En ningún caso es
admisible que la sobre-excavación perimetral sea mayor que la sección del escudo de corte en
su punto de contacto con el frente de ataque.
Debe procurarse que la operación de hinca sea lo más continua posible, evitando las
interrupciones en la medida de lo posible.
Debe también disponerse un sistema para la recogida del material de la excavación,
como por ejemplo una cinta corta que alimente un cubilete que, una vez cargado, recorra el
interior de los tubos ya hincados hasta su extracción por el pozo de hinca.
La longitud máxima a hincar viene condicionada por la máxima presión que puedan
aplicar los gatos de empuje y por la resistencia que ofrece el terreno. En cualquier caso, si tal
longitud máxima fuera inferior a la longitud real que tenga el tramo a hincar, pueden em-
plearse tantas estaciones intermedias como sean necesarias.
Consideraciones constructivas 505
Unos valores razonables para las máximas desviaciones admisibles de la tubería hin-
cada respecto a las alineaciones de Proyecto son los siguientes:
En alzado: ±30 mm para DN ≤ 1.500 mm
±50 mm para DN > 1.500 mm
En planta ±100 mm para DN ≤ 1.500 mm
±200 mm para DN > 1.500 mm
6.6.7. C o n s t r u c c i ó n e n m i n a t radicional
La falsa mina se utiliza cuando la profundidad no es suficiente para ejecutar, sin ries-
go de asientos importantes en superficie, la hinca de tubos, una mina o un túnel, y no se puede
ejecutar a cielo abierto por limitaciones en el plazo de afección de la superficie.
506 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
La ejecución de un colector en túnel con escudo, formado por anillos de hormigón pre-
fabricado denominados dovelas, se realiza cuando las longitudes de colector son importantes
y además se presenta alguno o varios de los siguientes condicionantes: trazado en planta
sinuoso, presencia de nivel freático, profundidades que impiden su ejecución a cielo abierto,
o secciones de colectores importantes.
Es necesario disponer pozos de ataque y salida, pero no son necesarios pozos interme-
dios. Resulta poco conveniente si se deben realizar múltiples conexiones, ya sean albañales,
imbornales, pozos de registro u otros colectores.
La ejecución del colector es exactamente igual a la de un túnel ferroviario o viario, con
anillo universal o no. La tipología de la tuneladora será EPB, TBM o mixta, según el material
a excavar. Existen también tuneladoras de ataque puntual, que pueden trabajar en presencia
de nivel freático, y que excavan mediante un brazo, bien sea con herramienta para tierras o
para rocas, lo que permite gran versatilidad.
A modo de ejemplo, cabe decir que existen obras ejecutadas con tuneladora de ataque
puntual de DN1.500 mm para un sifón de colector con salida y entrada a más de 20º.
Es una buena práctica que las uniones entre dovelas y entre anillos de dovelas sean sin
casetones o con el menor número de ellos. También es conveniente, con posterioridad a
la ejecución del túnel, disponer la cubeta en caso de red unitaria y si las juntas entre
dovelas son significativas, una capa con material de regulación.
Existen dos métodos básicos de construcción de depósitos que condicionan los pro-
cesos constructivos de cada elemento: construcción de abajo a arriba y construcción inver-
tida.
Consideraciones constructivas 507
6.7.1. Construcción de ab a j o a a r r i b a
En las obras de construcción de los depósitos y sus obras de entrada y de salida exis-
ten una serie de generalidades que se han de tener en cuenta para su correcta ejecución.
Dado que son obras de gran ocupación es necesario comprobar la presencia de servi-
cios y estructuras diversas y plantear con cuidado su desvío, modificación o apeos necesarios.
El proyecto contendrá la definición y los planos de los servicios existentes y de los proyecta-
dos en la zona de su ubicación, la posible afección a todos ellos y la propuesta de desvíos o
modificaciones de las líneas afectadas.
En la planificación de las obras se han de programar también los desvíos de tráfico
necesarios en las distintas etapas de la obra, no solo de los viales sino también de los accesos
a propiedades particulares.
Es imprescindible el seguimiento constante topográfico durante la ejecución, tanto
para su replanteo como para comprobar las exigencias de las cotas del proyecto.
Habida cuenta que son estructuras que en su mayoría quedan enterradas, se han de
plantear con cuidado todas las interacciones con la superficie: edificio de locales técnicos o
edículo de entrada a ellos, ventilaciones (ya sean enterradas o en torres) y tapas de salida de
emergencia y extracción de equipos, así como la evaluación de las cargas sobre la cubierta.
Hay que garantizar el acceso de maquinaria tanto durante la ejecución de la obra como
para su futura explotación.
6.8. C O N S I D E R AC I O N E S M E D I OA M B I E N TALES
salida a la superficie de ratas o cucarachas que puedan estar en la red de alcantarillado (como
por ejemplo sellados en los extremos de las canalizaciones existentes, tratamientos para des-
ratizar, insecticidas, etc.).
En las instalaciones aéreas, en general, la tubería debe tratarse de forma que se imbri-
que en el entorno, a fin de que destaque lo menos posible y no altere visualmente el paisaje
circundante.
Es muy importante que los estudios medioambientales que incorporen los proyectos de
conducciones sean profundos, rigurosos y detallados en su contenido, estudiando siempre
soluciones alternativas, cuantificando, en cualquier caso, las afecciones previstas y previendo
siempre medidas correctoras para las mismas.
Tras finalizar su vida útil, y siempre en la medida de lo posible, debe procurarse que
la canalización sea reciclada, conforme a la legislación vigente.
7. A S E G U R A M I E N TO DE LA CALIDAD
En este capítulo se analizan aquellas actividades que deben realizarse para garantizar
los requisitos de calidad exigidos en el presente documento, tanto para la fabricación como
para la construcción de todos y cada uno de los componentes que intervienen en una red de
saneamiento.
Este control se realiza tanto mediante ensayos de producción como de tipo de los
indicados anteriormente.
En el caso de que los componentes, los tubos, las piezas especiales, las válvulas,
etc. estén en posesión de la marca de calidad de producto o certificado de confor-
midad AENOR o de otra similar de cualquier estado miembro de la UE o de algún
Organismo internacional de reconocido prestigio, puede eximirse la realización de
los ensayos del control de fabricación que, figurando en esta Guía Técnica, sean
exigidos para la concesión de la mencionada marca, debiendo realizarse cuantos
otros adicionales se exijan en el presente documento.
b) Control de calidad de la instalación. Es el control de calidad a realizar por la DO,
bien directamente o por medio de terceros, para comprobar que se cumple lo esta-
blecido en el proyecto, en lo relativo a la instalación de las conducciones o de cual-
quier otro elemento de la red, de acuerdo con los ensayos de recepción especifica-
dos por la presente Guía Técnica.
Un tipo particular de ensayos de recepción son las pruebas de la tubería instalada,
las cuales se realizarán una vez instalada la tubería parcial o totalmente, con la obra
terminada o no, para comprobar su correcto funcionamiento, todo ello de acuerdo
con lo establecido en el proyecto y con lo especificado en este documento.
d) Rectitud. Hay distintos métodos para medir la rectitud de los tubos, bastando usual-
mente con una comprobación visual, salvo en los casos de duda en los que habrá de
emplearse algún método apropiado a juicio de la DO que garantice la correcta veri-
ficación de dicha rectitud, como, por ejemplo, la medición de la flecha del tubo
mediante cuerdas de piano.
En particular, en los tubos de materiales termoplásticos (PVC-U, PE y PVC-O), las
necesarias comprobaciones dimensionales pueden hacerse conforme a lo especificado en la
norma UNE-EN 3.126. En el resto de materiales puede seguirse lo especificado en las res-
pectivas normas de producto (ver Tabla 78).
El control de calidad de la fabricación de las uniones, por su parte, se realiza median-
te los llamados ensayos de tipo (aquellos que no se realizan más que una vez en tanto en cuan-
to no cambie la concepción del elemento ensayado) para lo que cada sistema de unión se cla-
sifica en grupos en función de su DN conforme lo especificado en la Tabla 168, realizándose
dichos ensayos únicamente sobre el marcado como diámetro preferencial, entendiendo que
dicho diámetro es representativo del grupo de uniones. En este sentido, si un grupo incluye-
ra uniones de características o diseños diferentes deberían crearse nuevos grupos según fuera
necesario.
Los tubos de hormigón armado unidos con junta elástica para redes de saneamiento y
drenaje que se vayan a utilizar en la Unión Europea deben ir marcados con el distintivo CE,
para lo que el fabricante deberá tener un plan de aseguramiento de la calidad acorde con lo
514 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
7.2.2. Tu b e r í a s d e g res
7.2.3. Tu b e r í a s d e P V C - U d e p a re d c o m p a c t a
Tabla 169. Control de calidad de tubos y piezas especiales de PVC-U de pared compacta en régi-
men de lámina libre (UNE-EN 1.401)
7.2.4. Tu b e r í a s d e P E d e p a re d c o m p a c t a
7.2.5. Tu b e r í a s d e m a t e r i a l e s t e r m o p l á s t i c o s d e p a re d e s t r u c t u ra d a
Tabla 170. Control de calidad de tubos y piezas especiales de gres (UNE-EN 295)
Tabla 171. Control de calidad de tubos y piezas especiales de PE de pared compacta bajo presión
interior (UNE-EN 13.244)
Aseguramiento de la calidad 517
Tabla 172. Control de calidad de tubos y piezas especiales de materiales termoplásticos de pared
estructurada (prEN 13.476-1)
7.2.6. Tu b e r í a s d e P R F V
Será de aplicación lo especificado en la norma UNE-EN 14.364, cuyo contenido se
resume en la Tabla 173.
Tabla 173. Control de calidad de tubos y piezas especiales de PRFV (UNE-EN 14.364)
Tabla 174. Control de calidad de tubos y piezas especiales de fundición dúctil (UNE-EN 598)
Se llama la atención sobre la necesidad antes indicada de que el personal que interven-
ga en la instalación de la conducción esté lo más capacitado posible, pues para que la
instalación sea de confianza, además de elegir productos de calidad, es necesario que la
misma sea realizada correctamente por profesionales cualificados.
Aseguramiento de la calidad 519
g) Control de calidad de los rellenos de las zanjas y de las camas de apoyo. El respec-
tivo proyecto debe fijar los ensayos de control de calidad que deban realizarse en
los rellenos de las zanjas y en las camas de apoyo, exponiéndose a continuación
unas recomendaciones generales para ello.
En cualquier caso, al fijar los ensayos de control de calidad a realizar en los rellenos de
las zanjas y en las camas granulares, deben tenerse en cuenta aspectos tales como el
tamaño y tipo de la tubería a instalar. Así, por ejemplo, en el caso de tubos flexibles, dada
la importancia que tienen las características de los rellenos de las zanjas y en especial
su grado de compactación en el comportamiento mecánico de estos tubos, se debe cui-
dar especialmente el control de calidad de dichos rellenos así como el de las camas gra-
nulares, comprobando que se cumple lo indicado en el proyecto.
La prueba de la tubería instalada a realizar una vez montada ésta se recomienda reali-
zarla conforme a lo especificado por la norma UNE-EN 1.610. Salvo que la Dirección de Obra
estime oportuno lo contrario, deben probarse la totalidad de las conducciones instaladas.
La prueba se realizará una vez se hayan colocado los tubos, los pozos y previo al relle-
no total de la zanja (dejando las uniones al descubierto), para lo que se obtura la entrada de
Aseguramiento de la calidad 521
la tubería en el pozo aguas abajo del tramo en prueba, así como cualquier otro punto por el
que pudiera salirse el agua, llenándose completamente de agua a la tubería y el pozo situado
aguas arriba del tramo a probar.
Cuando el apoyo de los tubos sea tal que el mismo abrace gran parte del cuerpo de la
conducción, las pruebas de la tubería instalada se deberán realizar antes de ejecutar la cama
lateral de apoyo, ya que, si la prueba presenta problemas, resultaría muy difícil localizar las
pérdidas para proceder a su reparación
Especialmente en tubos de hormigón, antes de realizar las pruebas se deberán tomar
las precauciones oportunas sobre los tubos para evitar que, a causa de cambios bruscos de
temperatura (calor absorbido por los tubos frente al agua fría de la prueba) se puedan produ-
cir fisuras en los tubos e incluso la rotura de los mismos.
En particular, cuando la diferencia de temperatura entre la superficie del tubo y el agua
utilizada para la prueba sea superior a 10ºC debe tenerse en cuenta que existe un alto peligro
de fisuración de la conducción. A este respecto, y en tiempo caluroso, se recomienda hacer
las pruebas de noche o a primera hora de la mañana.
A continuación se llena completamente de agua la tubería y el pozo de aguas arriba
del tramo a probar, cuidando que la presión de prueba esté comprendida entre 0,10 y 0,50
kg/cm2.
Transcurridos 30 minutos del llenado de los tubos se inspeccionan los tubos, las juntas
y los pozos, comprobándose que no haya pérdidas de agua significativas. En concreto, serán
admisibles las siguientes pérdidas:
0,15 l/m2 para las tuberías
0,20 l/m2 para tuberías incluyendo los pozos de registro
0,40 l/m2 para los pozos de registro
Todo el personal, elementos y materiales necesarios para la realización de la prueba
son de cuenta del Contratista.
Excepcionalmente (y si así lo acepta la Dirección de Obra) puede emplearse otro sis-
tema de prueba suficientemente contrastado que permita la detección de fugas (por ejemplo
mediante aire). En este caso la norma UNE-EN 1.610 prevé la realización de cuatro posibles
pruebas (LA, LB, LC y LD) basadas todas ellas en que a medida que aumenta la presión de
prueba, disminuye la duración del ensayo. Preferentemente se emplearán los métodos LA o
LB.
En cualquier caso, los valores de la presión de prueba (STP), la duración del ensa-
yo (t) y el descenso de presión admisible (∆P) son los establecidos en la tabla siguiente,
según cual sea el diámetro nominal de la tubería y el método de ensayo (LA, LB, LC, LD)
seguido.
Cuando en tubos de diámetro grande sea especialmente dificultoso realizar la prueba
de la tubería por los procedimientos anteriores, y si así lo acepta la Dirección de Obra, puede
sustituirse la prueba de toda la conducción por la prueba individual de cada junta mediante
aire, para lo que deberán emplearse los útiles necesarios capaces de aislar cada unión y com-
probar su estanquidad.
522 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Este capítulo tiene por objeto, en primer lugar (apartado 8.2), el establecimiento de
unas pautas básicas sobre las operaciones de mantenimiento que deben realizarse una vez
puesta en servicio la red de saneamiento y drenaje, durante su vida útil: básicamente la ins-
pección y limpieza de conducciones, pero también el mantenimiento de otros elementos como
estaciones de bombeo y los diferentes tipos de sensores y actuadores de la red.
Por otro lado, como inevitablemente la red irá deteriorándose con el paso del tiempo,
son necesarias operaciones de rehabilitación de la misma cada cierto número de años. Para
ello, en el apartado 8.3 se analizan los posibles procedimientos para rehabilitar la conducción
conforme vaya perdiendo sus propiedades, como técnica alternativa o complementaria a la
sustitución de la misma.
8.1. I N T RO D U C C I Ó N
8.1.1. E l d e t e r i o ro de las redes de saneamiento y dre n a j e
Con el paso del tiempo, las redes de tuberías van paulatinamente deteriorándose, lo que
hace necesario establecer una estrategia para el mantenimiento y rehabilitación de las mismas
que contrarreste dicho envejecimiento.
Entre los deterioros más habituales en las conducciones de saneamiento y drenaje pue-
den citarse la pérdida generalizada de la resistencia mecánica de la conducción, la pérdida de
las condiciones de asentamiento, el deterioro de las uniones, la penetración de raíces en el
interior, las incrustaciones, las perforaciones y grietas, etc. En el apartado siguiente se reali-
za una descripción algo más exhaustiva de las patologías posibles.
Todo lo anterior hace que con el tiempo la calidad del servicio prestado por la red vaya
menguando, apareciendo efectos indeseados tales como por ejemplo, roturas en las uniones o
en las propias conducciones (con la consiguiente obstrucción del paso del agua), disminución
de la capacidad hidráulica de los tubos, infiltraciones al interior de la tubería desde el terre-
no, exfiltraciones y humedades en sótanos, blandones en superficie, etc.
La teoría económica clásica establece que los llamados activos fijos, inmovilizados o de
largo plazo (las tuberías entre ellos) se deterioran irreversible y sistemáticamente debi-
do a tres motivos: el uso, el paso del tiempo y la obsolescencia técnica.
Ese desgaste se recoge a través de las llamadas “dotaciones contables” a la amortiza-
ción de la tubería.
524 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
de inundación del espacio de trabajo o de arrastre de estos por la fuerza del agua,
se deben poner los medios para detectar la situación con tiempo suficiente para rea-
lizar una evacuación, o para que el aumento de nivel no suponga un riesgo para los
trabajadores. Esto es especialmente importante en las redes visitables unitarias y en
las pluviales separativas.
Además de estos riesgos se deben tener en cuenta los riesgos relacionados con el uso
de herramientas eléctricas en zonas húmedas o mojadas, los ocasionados por la estrechez,
incomodidad de posturas de trabajo, limitada iluminación, etc. así como el ruido, que se
amplifica al reverberar en espacios cerrados
8.2. M A N T E N I M I E N TO P R E V E N T I VO DE REDES
8.2.1. Inspección
En ambos casos, la sistemática de toma de datos deberá apoyarse en unas fichas de tra-
bajo predefinidas donde se especifica toda la información que deberán recoger los ope-
rarios en cuanto a características topográficas, topológicas, estructurales, materiales
constitutivos y estado de conservación de los elementos de la red.
En el caso de grandes conducciones, es recomendable que el equipo de trabajo conste de
cuatro operarios. Dos de ellos se desplazarán por el interior de la red tomando los datos
de manera visual. Los otros dos deberán ir avanzando en superficie abriendo las tapas
de registro aguas arriba y aguas abajo de donde se encuentren sus compañeros, de mane-
ra que el personal que se desplaza por el interior de la alcantarilla siempre tenga dos
puntos de salida preparados para evacuar en cualquier momento. Las herramientas de
trabajo en este caso se limitan al material adecuado para la apertura de tapas y para
señalización viaria (conos, señales tráfico), así como el material necesario para la toma
de datos: cintas métricas, varillas de medida, sondas de agua, linternas de casco y mano,
etc. El equipo de seguridad constará de ropa adecuada para trabajar en la vía pública y
el interior del alcantarillado: casco, guantes, arneses y cuerdas, y equipo detector de
gases, así como material necesario para casos de emergencia o rescate: equipos de res-
piración autónoma y asistida, trípode.
En el caso de conducciones de pequeño diámetro, el equipo de trabajo estará formado
por dos o tres operarios, en función de la densidad de tráfico rodado. Los datos se toma-
rán desde el interior de los pozos de registro, observando la misma información que en
528 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
En todos los casos, independientemente de la técnica aplicada, los pasos a seguir son
siempre los mismos:
1. Elección de la técnica mas apropiada
2. Campaña de auscultación
3. Calibración del método mediante probeta o sondeo
4. Tratamiento e interpretación de los datos.
5. Síntesis e informe de auscultación
532 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
8.2.2. Limpieza
Para llevar a cabo esta estrategia hay que hacer una inspección aleatoria global previa
e ir a actuar sólo allí donde sea necesario. Inicialmente, la elección de los puntos a inspec-
cionar se hace según una distribución uniforme o, a ser posible, en función del conocimiento
previo. Posteriormente, la distribución estadística de la elección de los puntos de inspección
se hará cada vez más en función de los propios datos obtenidos en las inspecciones previas,
de manera que la inspección haya resultado útil y genere una acción.
En resumen, se trata de ajustarse a las necesidades reales de acción de cada punto, ase-
gurándose con una inspección previa de menos coste, y todo de la forma estadísticamente más
óptima en cuanto a coste total y de minimización de recursos.
El objetivo final de esta estrategia es evitar realizar una limpieza ciega indiscriminada,
inspeccionar antes de limpiar y conseguir que se ajuste a las necesidades de cada tramo con-
creto.
Un tercer enfoque, que engloba y complementa a los dos anteriores, parte de una divi-
sión detallada en zonas de la red de alcantarillado, y a través de una diagnosis exhaustiva de
los factores que inciden en los procesos de sedimentación, se llega a establecer una frecuen-
cia de limpieza óptima para cada parte de la red de alcantarillado.
Los factores considerados en esta diagnosis del estado de limpieza pueden ser tanto
“teóricos” (pendiente, material de la tubería, antigüedad), como “empíricos” (histórico de
incidencias, resultados de las inspecciones a campo). Las frecuencias de limpieza son actua-
lizadas periódicamente en función de los nuevos datos disponibles, de manera que se consi-
gue un sistema vivo que se retroalimenta a medida que se desarrollan los trabajos.
La limpieza mediante descarga brusca de una cierta masa de agua es la forma más sen-
cilla y antigua, (si bien hoy en día ya no es un procedimiento usual) de proceder en la mayo-
ría de los casos. No obstante, habitualmente es una actividad preliminar en cualquier proceso
de mantenimiento de una red, la cual debe complementarse con técnicas más eficaces como
las descritas en el resto del presente apartado. Solo cuando la red no tenga excesivas acumu-
laciones, la limpieza por descarga de agua será suficiente por sí misma.
Consiste en hacer circular una onda de agua a lo largo del tramo de conducción a lim-
piar (originada desde una cámara de descarga o un pozo de registro), la cual arrastra la sucie-
dad. La velocidad a la que debe circular el agua para garantizar una limpieza efectiva es varia-
ble en función del diámetro de la conducción y de la naturaleza de las partículas a arrastrar.
En particular, suponiendo que las partículas que haya que poner en suspensión sean de 0,2
mm de tamaño, las velocidades necesarias serán las que se indican en la Tabla 179, en fun-
ción de la densidad de las mismas.
Cuando se emplean rascadores mecánicos (que no son sino unos cepillos o raspadores),
los mismos se hacen pasar a través de la tubería a limpiar empujándolos a través de un cable
o armazón, de manera que se eliminan las incrustaciones y los residuos. A continuación unos
discos arrastran los residuos hasta un extremo de la tubería, donde son recogidos.
Hay una gran variedad de equipos de este estilo, que pueden ser sólo metálicos o inclu-
yendo acabados con elastómeros, etc. Pueden ser adecuados para la limpieza de tuberías en el
rango de 75 a 1.000 mm de diámetro. Se adaptan a curvas en el trazado de hasta 45º y con
ellos pueden retirarse depósitos sólidos de cierta dureza.
Tabla 180. Presión de salida del agua en la limpieza mediante jet cleaning
Existe una gran variedad de formas y tamaños de toberas, así como diseños específi-
cos para cada tipo de geometría de conducción, incluso para las no circulares. Entre los mode-
los más habituales, se encuentran las siguientes, por ejemplo:
– Las toberas de presión tipo “rompedoras”. Tienen la posibilidad de enviar chorros
de agua a presión en la misma dirección de avance
– Las toberas de presión tipo “teja”, utilizadas para el arrastre de sedimentos que se
encuentran en el suelo de la conducción y para la limpieza de tuberías tipo ovoide.
Dentro de estas, existen modelos con la peculiaridad de utilizar patines para un
mejor arrastre por el interior del conducto.
– Las toberas de presión tipo “piña” y rompedora, utilizadas para tuberías circulares.
Por su disposición en forma de círculo en el parte posterior, pueden dirigir los cho-
rros de agua a presión a todo el perímetro de la conducción.
Mantenimiento y rehabilitación 537
La técnica del jet cleaning supone solicitar a las conducciones a limpiar a unas presio-
nes muy importantes, de manera que deben extremarse las precauciones para no sobrepasar
la resistencia del material constitutivo de la tubería. En este sentido, es importante seguir los
criterios especificados en la norma europea EN 14.920.
En cuanto a equipos de limpieza por agua a presión, existen diferentes tipologías de
equipos en función del tamaño y capacidad de la cisterna (habitualmente entre 8 y 20 m3), las
características de la cuba (cuba única compartimentada; o cuba para lodos y cartucheras para
el agua limpia). En referencia a la compartimentación y el tipo de agua utilizada para la lim-
pieza cabe diferenciar los siguientes:
– Equipo jet (impulsión). Sólo disponen del equipo de impulsión de agua a presión,
lo cual reduce el coste del equipo. Se suelen utilizar para eliminar obstrucciones de
albañales particulares y tareas similares. Los fangos generados no se extraen de la
alcantarilla, sino que se envían aguas abajo.
– Equipo combinado de aspiración-impulsión. El compartimiento de agua limpia y el
de fangos extraídos son independientes, de tal manera que el vehículo puede tener
que recargar el compartimiento de agua limpia varias veces a lo largo de una jor-
nada de trabajo.
– Equipo combinado de aspiración-impulsión con recirculación. Esta es la tecnología
más moderna y eficaz, ya que el camión es capaz de extraer por filtración el agua
de los fangos extraídos, y utilizar ésta en su función de impulsión de agua a presión
para limpiar. De esta manera, el agua es recirculada y se reutiliza para nuevas lim-
piezas, evitando el uso de agua potable, y mejorando los rendimientos de trabajo ya
que el tiempo destinados a la recarga del compartimento de agua limpia se mini-
miza.
Esta técnica de limpieza es especialmente recomendada para conducciones no visita-
bles, en las que se considera el método más eficaz, rápido e higiénico. En colectores visita-
bles también tiene aplicabilidad, pero su efectividad dependerá en gran medida del tipo de
sección de la conducción (y en especial, de la cubeta), así como del tipo de tobera que se uti-
lice.
Este tipo de limpieza también se llama “limpieza con aspiración por transporte neu-
mático” o “limpieza por aspiración de alto vacío”.
Estos equipos funcionan por succión a través de vacío de una mezcla de sedimentos-
aire-agua, siendo capaces de extraer de profundidades importantes unos residuos con alto
componente de materia sólida.
Es un método adecuado para puntos singulares de redes visitables que tengan un alto
grado de sedimentación, ya que son más potentes pero más costosos que los equipos hidrodi-
námicos convencionales (limpieza con agua a presión). Requiere que los residuos estén casi
sin agua para obtener un buen rendimiento.
Es uno de los métodos más antiguos de limpieza de red visitable, que perdura con lige-
ras variaciones hasta la actualidad.
Consiste en arrastrar manualmente la suciedad mediante el empleo de herramientas
especiales similares a un azadón al pozo de registro más próximo o los pozos de extracción
de residuos construidos al efecto y extraer allí los residuos con contenedores que, de mane-
ra automatizada se elevan hasta la vía pública, donde se depositan en la caja estanca del
camión.
El equipo dedicado a la extracción y retirada de productos puede actuar con cierta inde-
pendencia de los de limpieza, suele ser de caja metálica abierta y va equipado con una grúa
hidráulica para facilitar las operaciones de extracción y manipulación.
Este tipo de limpieza es aplicable a conducciones visitables, con grados de sedimenta-
ción bajos y pendientes elevadas (>3%).
En cualquier caso, se recomienda evitar su aplicación a no ser que sea la única alter-
nativa, debido a que implica el acceso de los operarios a un espacio confinado, con los ries-
gos que ello comporta. Por tanto, se recomienda su progresiva eliminación en la medida que
nuevas tecnologías permitan su sustitución gradual.
Las principales vías de aportación de residuos a una red de alcantarillado son los imbor-
nales y los albañales, por los siguientes motivos entre otros:
– El agua que llega a la red a través de los imbornales suele arrastrar con ella polvo,
arena, hojas de árboles y cualquier otro residuo ligero y relativamente pequeño que se
encuentre en la vía pública
– En cambio, por los albañales llega el agua residual de las viviendas y la de lluvia reco-
gida en el propio edificio. Esta agua tiene una gran concentración de materia orgáni-
ca y una presencia considerable de detergentes y jabones.
Visualmente, el residuo recogido de la red de alcantarillado tiene semejanza a una arena
de playa sucia, con impregnación de residuo orgánico. Los detergentes y jabones no
dejan residuo, ya que son transportados con el agua. Químicamente, este residuo se
puede calificar como residuo inerte.
Es importante hacer notar que el residuo de una red de alcantarillado no es un produc-
to orgánico como los fangos de depuradora y no se pueden asociar a éstos ni aplicar el
mismo tratamiento. Los residuos extraídos en los trabajos de limpieza de la red, deben
gestionarse según la legislación ambiental, lo que obliga a tratarlos y transportarlos a
vertedero autorizado.
De cara a un sistema de gestión que busque minimizar los residuos llevados a planta y
así reducir su impacto ambiental, cabe la posibilidad de implantar un modelo que per-
mita regenerar las arenas residuo para utilizarlas en cualquier aplicación (por ejemplo,
construcción).
Este sistema comenzaría con una selección manual al inicio de la planta. Después podría
instalarse un tamizado para eliminar las partículas gruesas (mayores a 50 mm). Estas se
gestionarían como residuos inertes. El resto, mezclado con agua, se metería en un trómel o
Mantenimiento y rehabilitación 543
similar, con el objetivo de que, mediante autofricción de las propias arenas, el residuo orgá-
nico que las impregna se disuelva en el agua, de forma que las arenas queden limpias.
Posteriormente y mediante un decantador, se separarían las arenas del agua, obteniendo
arenas aptas para su uso. El agua producto del sistema debería ser sometida a un pro-
ceso de depuración para que pudiera volver a utilizarse en el proceso.
Se ha de tener en cuenta que al limpiar el pozo de bombas, si el nivel de agua del pozo
baja tanto que las bombas quedan sin nivel, puede entrar aire a esta bomba, quedándose sin
cebar, y cuando vuelva a llenarse el pozo, estas bombas no funcionaran.
Este último caso puede llegar a implicar el siguiente problema: encontrarse con que nin-
guna bomba del pozo funciona, y el pozo lo suficientemente lleno para que todas las bom-
bas queden cubiertas y no se pueda sacar ninguna con el polipasto. Por ello es impor-
tante establecer procedimientos para que al menos una bomba pueda ser cebada y pueda
ser utilizada para vaciar el pozo, y de esta manera poder acceder al resto de bombas.
544 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Las visitas de mantenimiento han de quedar registradas para que puedan ser estudiadas
tanto desde el punto de vista de los recursos dedicados al mantenimiento preventivo como
desde el punto de vista de las estadísticas de averías de los equipos.
8.2.4.2. Actuadores
El mantenimiento de las estaciones de bombeo ya ha sido tratado en el apartado 8.2.3,
por lo que este apartado se referirá únicamente al mantenimiento de compuertas.
La instalación de compuertas en su conjunto debe ser periódicamente revisada. Se
deberá realizar un seguimiento de su funcionamiento, inspeccionando los cuadros eléctri-
cos, grupos oleohidráulicos, funcionamiento de los reguladores, etc. Se deberá comprobar
el estado físico de la caseta, los sistemas mecánicos, electrónicos y de comunicaciones,
velando no solo por el funcionamiento de las instalaciones, si no por la seguridad de las
mismas.
Mantenimiento y rehabilitación 545
Son muchos y variados los compuestos químicos capaces de producir olor en las redes
de alcantarillado, sobre todo si se tiene en cuenta la variedad de sustancias que pueden estar
presentes en las aguas residuales industriales. En la Tabla 182 se incluye algunos de los com-
puestos químicos habitualmente asociados a la generación de malos olores.
546 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Además, a los anteriores compuestos debe unirse otra serie amplia como: hidrocar-
buros simples, aldehídos, cetonas, ácidos carboxílicos, ésteres, terpenoides y aquellos pro-
cedentes de las fermentaciones anaerobias, amoniaco y metano entre otras tantas sustan-
cias.
Cada sustancia tiene unas características propias de toxicidad y un umbral de percep-
ción determinado. Por ejemplo, el umbral de percepción del H2S está en 0,1 mg/l, mientras
que el de los mercaptanos está en 0,0003 mg/l.
La generación de sulfuros y los problemas de olores se producen de forma más noto-
ria en climas cálidos, en conducciones donde las aguas circulan a velocidades bajas y con
mala ventilación en el conducto. La generación de sulfuros, en conducciones en lámina libre,
alcanza valores entre 0,3 y 0,7 mg/l, alcanzándose con velocidades reducidas y pequeños diá-
metros valores de hasta 1 mg/l.
La mejor manera de evitar problemas de olor en el alcantarillado es partiendo de las
siguientes premisas:
– Diseño adecuado: una velocidad alta y una limpieza periódica son las soluciones a
adoptar en general, evitando así la deposición de sólidos y retención de aguas. En
las impulsiones, la solución es reducir los tiempos de permanencia de las aguas en
conductos cerrados. La solución es alternar tramos en impulsión con tramos en con-
ducciones en lámina libre para oxigenar adecuadamente, evitándose así las condi-
ciones anaeróbicas.
– Limpieza periódica del alcantarillado, con la extracción correspondiente de los
sedimentos acumulados en su interior.
– Ventilación: Incluso con un buen proyecto y ejecución de la red de alcantarillado en
cuanto a sus características geométricas, la ventilación es necesaria por las siguien-
tes razones: evitar la acumulación de gases que puedan ser explosivos; evitar la acu-
mulación ocasional de gases malolientes; y reducir la acumulación de sulfuro de
hidrógeno.
– Control en origen de las aportaciones de materia orgánica y azufre: Medida eficaz
pero de difícil aplicación.
En caso de no ser posibles o suficientes dichas medidas preventivas para el control y
eliminación de gases que producen los malos olores en los conductos existen 3 tipologías
básicas de métodos correctivos cuando el problema ya se ha manifestado:
Mantenimiento y rehabilitación 547
– Métodos físicos:
- Adsorción, carbón activo. Para eliminar los olores, se hacen pasar los gases por
lechos de carbón activo.
- Adsorción, sobre arena o el suelo. A menudo los gases malolientes procedentes
de estaciones de bombeo son conducidos a suelos circundantes o a unos lechos
especialmente diseñados que contienen arena o tierra.
- Inyección de aire u oxígeno. Es un método efectivo en el que se emplea la inyec-
ción directa –al agua residual– en las conducciones mediante difusores, airea-
dores u otras técnicas.
- Torres de lavado de gases. Se hacen pasar los gases malolientes a través de
torres de lavado de diseño especial. Generalmente se utiliza un agente químico
o biológico, conjuntamente con la torre.
– Métodos químicos
- Oxidación química. Es uno de los métodos más comúnmente usados. Entre los
oxidantes de uso más extendido están el cloro, cloruro férrico, peróxido de
hidrógeno, ozono y dióxido de azufre.
- Lavado con álcalis. Los gases malolientes pueden pasarse a través de soluciones
de álcalis tales como cal apagada e hidróxido de sodio para eliminar los malos
olores.
- Adición de otros productos químicos
– Métodos biológicos:
- Torres biológicas especiales de arrastre. Se pueden utilizar para arrastrar los
compuestos malolientes de la atmósfera de las alcantarillas. Normalmente, las
torres se rellenan con elementos plásticos de diversos tipos en los que se desa-
rrolla el crecimiento biológico.
- Filtros percoladores o tanques de fangos activos. Los gases de conductos y esta-
ciones de bombeo se pueden hacer pasar a través de filtros percoladores o ser
inyectados en tanques de fangos activos para eliminar los compuestos malolien-
tes.
- Biofiltros. Recomendados en caso de emisiones continuadas y disponibilidad de
espacio.
El olor a sulfhídrico es detectable por el olfato humano a niveles muy bajos, siendo uno
de los principales compuestos causantes de las molestias por malos olores.
Como la densidad del sulfhídrico es mayor que la del aire, se suele acumular en lugares
bajos como pozos etc., donde puede causar víctimas entre los operarios de equipos de
mantenimiento. A menudo se producen varios afectados –una primera víctima se cae
inconsciente y luego son afectados también todos los demás que van en su rescate sin el
equipo de protección necesario.
En Estados Unidos, la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA) ha
establecido un límite máximo aceptable para ácido sulfhídrico de 20 partes de ácido sulf-
hídrico por millón de partes de aire (20 ppm) en el aire del ambiente ocupacional.
En el ambiente ocupacional, el Instituto Nacional para Seguridad y Salud Ocupacio-
nal (NIOSH) recomienda un límite máximo de exposición de 10 ppm por no más de 10
minutos.
Mantenimiento y rehabilitación 549
Igualmente son afectados por el sulfhídrico y sulfúrico los conductos y las estructuras
metálicas. El sulfhídrico reacciona directamente con muchos metales, entre ellos con el hie-
rro y el cobre. Son inertes frente al sulfhídrico el gres y los materiales plásticos como las tube-
rías de PVC, PE y PRFV.
De forma muy sintética se citan a continuación, agrupadas por familias, las patologías
que es posible encontrar en las redes de saneamiento y drenaje. De la tabla del apartado
siguiente se desprenden también una serie de relaciones de causa-efecto entre las diferentes
patologías y los factores que presumiblemente las provocan.
Cabe decir que en esta clasificación, y a efectos de las operaciones de mantenimiento,
se contemplan y se tratan de la misma forma tanto las patologías propias de la alcantarilla
(grietas, erosiones, etc.) como las incidencias (raíces, acometidas defectuosas, obstrucciones,
etc.). Por lo tanto, el concepto de “patología” se entiende en sentido amplio.
– Patologías de carácter químico (corrosión)
- Ataque y degradación de la solera por aguas corrosivas
- Ataque y degradación de la bóveda por sulfhídrico
- Ataque y degradación de la estructura externa del conducto
– Patologías de carácter erosivo
- Desgaste de solera y/o parte baja de la sección
– Patologías de carácter estructural
- Fisuras o grietas
- Fracturas
- Hundimientos de la estructura (totales o parciales)
- Perforaciones, agujeros o falta de estructura
- Desagregación de fábrica de ladrillo
- Punzonamientos puntuales
- Deformaciones o desplazamientos del propio conducto o de las uniones
– Filtraciones: (ligadas a otras patologías: fisuras, juntas abiertas, acometidas mal
conectadas, etc.)
- Infiltraciones desde el exterior
- Exfiltraciones hacia el exterior
– Patologías de acabado interior
- Desconchado del revoco
- Descarnado de las banquetas
- Falta de recubrimiento de armaduras
– Incidencias ligadas a una ejecución defectuosa del alcantarillado y/o de los albaña-
les
- Acometida excesivamente corta
- Acometida excesivamente penetrante
Mantenimiento y rehabilitación 551
En la Tabla 184 se resumen los principales factores de deterioro (es decir, las causas)
que están en el origen de la degradación de las redes de saneamiento y drenaje existentes, vin-
culados a su vez con la tipología de patologías que provocan.
Para el establecimiento de un modelo de envejecimiento de la red, es esencial conocer
cuáles de estos factores son los que más influyen en el deterioro y pérdida de funcionalidad
de las redes de saneamiento y drenaje.
Dado que lo anterior no es una tarea trivial, una línea de acción interesante para los res-
ponsables del mantenimiento es la de introducir en un sistema de información geográfi-
co la máxima cantidad posible de datos sobre los diversos agentes o factores potencial-
mente nocivos para la red. Una vez identificados, cuantificados e introducidos en el
sistema, se pueden cruzar éstos con los datos de patologías reales para procurar esta-
blecer tendencias de relaciones causa-efecto e incluso discriminar cuáles tienen un efec-
to significativo y cuáles no.
552 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
La idea inicial es jerarquizar estos factores según su mayor o menor grado de influencia
sobre la degradación del alcantarillado, y a partir de aquí configurar unos grupos de
casuística homogénea, que darían lugar a unos grupos de modelos de envejecimiento
homogéneos.
De acuerdo con la normativa europea vigente (UNE-EN 752-5), se entiende por reha-
bilitación todas las obras y técnicas utilizadas para restaurar o mejorar las prestaciones de una
red de alcantarillado existente. Dentro de este concepto general, la norma distingue tres cate-
gorías:
– reparación (o conservación) cuando se realiza una rectificación de daños locales
sobre la alcantarilla existente, con el objetivo de restaurar o mejorar ligeramente su
funcionalidad actual y prolongar su vida útil.
– renovación cuando se aprovecha parcial o totalmente la alcantarilla existente, mejo-
rando sus prestaciones actuales.
– sustitución (o reemplazo) cuando una alcantarilla nueva incorpora la función de una
existente, ya sea por el mismo o por diferente trazado, sin aprovechar la fábrica de
la existente.
Dichas definiciones no presuponen que la rehabilitación deba efectuarse necesaria-
mente sin zanja, ni desde dentro de las conducciones. Cualquier actuación de rehabilitación,
ya sea reparación puntual, renovación parcial o sustitución total, es a priori susceptible de ser
llevada a cabo mediante técnicas con zanja o mediante técnicas sin zanja. Por otro lado, tam-
bién se pueden clasificar las técnicas en función de que su actuación se produzca desde fuera
de la conducción (técnicas exteriores) o desde dentro de ésta (técnicas interiores).
De esta manera, surgen diferentes combinaciones. En concreto, las técnicas sin zanja
pueden ser de los siguientes tipos:
– interiores (por ejemplo entubados, encamisados, inyecciones, bursting, etc.), y ade-
más cubren las tipologías de reparación, renovación o sustitución.
– exteriores (hinca, perforación dirigida, etc.), en cuyo caso cubren fundamentalmen-
te sólo la tipología de sustitución.
Las técnicas con zanja, lógicamente, tan solo pueden ser exteriores, y también cubren
las tipologías de reparación, renovación o sustitución.
Una vez establecidos estos conceptos, debe precisarse que en los apartados siguientes
se tratará tan solo de las técnicas sin zanja interiores. Las técnicas sin zanja exteriores, al ser
únicamente aplicables a sustitución, son en rigor una obra nueva, con lo cual ya han sido tra-
tadas. Por otro lado, aquellas técnicas con zanja que suponen la sustitución total de la con-
ducción también pueden considerarse obra nueva, con lo cual ya han sido cubiertas. Final-
mente, las técnicas con zanja de reparación o renovación son minoritarias, por lo que no serán
554 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
abordadas en este capítulo (en efecto, una vez se han asumido las molestias y el coste de abrir
una zanja, tiene poco sentido limitarse a una rehabilitación parcial como una renovación o una
simple reparación; lo mejor es sustituir).
Existen aún otros criterios diferentes de clasificación de las técnicas de rehabilitación.
Cabe distinguir así entre rehabilitación global o parcial según la actuación abarque todo el
tramo o se trate simplemente de acciones puntuales de mejora (serían simples reparaciones
en este caso).
La rehabilitación global, a su vez, puede ser no estructural, cuando no se mejora la
resistencia mecánica de la conducción (la estructura de la canalización se encuentra en buen
estado, pero existen problemas derivados de incrustaciones, corrosión interna, etc.) o estruc-
tural, en el caso de que se haya perdido total o parcialmente la capacidad mecánica de la con-
ducción y sea preciso reforzarla.
El primer caso (rehabilitación global no estructural) se refiere básicamente a la aplica-
ción de revestimientos en el interior de la tubería y dentro del segundo (rehabilitación global
estructural) hay una amplia gama de posibles actuaciones, destacándose el entubado interior
mediante tubo de polietileno.
alcantarilla y se coloca en la posición del defecto a reparar, con ayuda de una cáma-
ra de CCTV robotizada. El packer se infla, de forma que presiona el material textil
contra las paredes internas del tubo, y a continuación se cura la resina, bien median-
te temperatura o por radiación UV. Finalmente el packer se deshincha y extrae de la
conducción.
Una variante de este sistema consiste en la introducción de manguitos metálicos,
más habitual en diámetros mayores.
La longitud de los manguitos está en torno al metro, y se emplean habitualmente a
partir de diámetros de 150mm.
d) Rehabilitación exterior por inyección puntual de resinas o mortero. Consiste en
consolidar el terreno adyacente a la conducción, en la zona donde se haya produci-
do la localización del desperfecto, mediante la inyección desde el interior de la
tubería de algún producto (por ejemplo algún gel prepolímero de baja viscosidad,
mortero o lechada de mortero) de manera que migre al terreno circundante y forme
con él una masa compacta que cierre la filtración.
e) Es de especial aplicación al caso de problemas de exfiltración o infiltración en fisu-
ras o juntas abiertas, y la efectividad del sistema depende de muchos factores:
época de aplicación (verano, invierno), naturaleza del terreno (gravas, arcillas),
condiciones del producto a aplicar (catalizadores, acelerantes, etc.).
Rehabilitación interior por inyección puntual de resinas o mortero. Análogamente al
procedimiento anterior, se pueden realizar inyecciones de reparación o sellado interior en jun-
tas, grietas y fisuras, bien mediante robot, como se ha comentado anteriormente, o realizadas
a mano, en alcantarillas visitables.
En todos los casos de rehabilitación global (continua) de una conducción, ya sea estruc-
tural o no estructural, se requiere la siguiente secuencia de acciones previas a la propia
rehabilitación:
– Limpieza de la conducción actual. Comprenderá tanto la limpieza por procedimientos
usuales de mantenimiento periódico como la retirada del interior de la vieja conduc-
ción de obstáculos de cierto tamaño (cascotes, raíces, etc.) que impidan el acceso de
los equipos robotizados o la introducción de las nuevas conducciones de entubado o
encamisado.
– Inspección mediante cámara de TV. Debe verificarse el estado de la conducción actual
para comprobar que la limpieza ha sido realizada correctamente. Es también importan-
te aprovechar esta etapa para localizar todas las acometidas a la conducción a rehabi-
litar, pues en los casos de entubado y encamisado deberán reabrirse posteriormente.
– Desvío provisional de aguas de la conducción a rehabilitar. Para ello se obturará la
conducción en una sección aguas arriba del tramo a rehabilitar (en un pozo de regis-
tro, por ejemplo) y se mantendrá provisionalmente (mediante un bombeo, si fuera
necesario) el servicio de la conducción hasta determinado punto aguas abajo.
Las técnicas más habituales de rehabilitación global estructural son las que se descri-
ben a continuación. El término estructural se refiere al hecho de que la técnica en cuestión
confiere cierta capacidad portante adicional a la que tuviera la tubería antigua, pero ello no
siempre significa que sustituya a la capacidad portante de aquélla.
Para la aplicación de estos sistemas puede seguirse lo especificado por la norma
ISO/TR 11.295 o por los proyectos UNE-EN 13.689 o prEN 14.409-1. También puede ser de
interés las recomendaciones que figuran en el capítulo 3 del manual AWWA M28.
cación el tubo original queda revestido interiormente por el PVC introducido. El sistema es
de aplicación en el rango de diámetros 200 a 1.000 mm cuando se realiza con la maquinaria
de enrollado, aunque puede ir mucho más allá cuando dicho enrollado lo realiza manualmen-
te un operario desde dentro de la conducción. Para la aplicación de este sistema debe seguir-
se lo especificado al respecto por a norma ASTM F1697.
Una variante del sistema sería que, durante el proceso, la máquina de enrollado intro-
duzca una resina en la zona de unión de la banda que actúa como lubricante y posteriormen-
te confiere estanquidad al conjunto. Para la aplicación de este sistema debe seguirse lo espe-
cificado al respecto por la norma ASTM F 1698.
la técnica del sliplining anterior, se evita la necesidad de tener que rellenar con mortero de
cemento el espacio anular que quedaba comprendido entre la antigua y la nueva conducción.
La nueva tubería suele ser de polietileno, aunque excepcionalmente también puede ser
de PVC-U, si bien este material se emplea mucho menos (incluso en diámetros pequeños hay
experiencias con polietileno reticulado PE-X). Pueden rehabilitarse tramos de unos pocos
centenares de metros por turno de trabajo. El sistema es de aplicación aunque la conducción
a rehabilitar presente curvas en su trazado.
En cualquier caso, la aplicación de esta tecnología debe cumplir con lo especificado al
respecto en el proyecto de norma UNE-EN 14.409-3.
En el sistema de entubado ceñido hay que reducir previamente la sección del tubo
nuevo a fin de que pueda deslizar por el interior del antiguo. Esta reducción puede hacerse
bien “in situ” mediante un cabezal adecuado que estrangulará (swagelining) la sección tem-
poralmente, manteniendo la forma circular, o bien predeformando el tubo en fábrica hasta
dejarlo en forma de U, C o W según diferentes diseños comerciales (folded liners).
En el segundo caso (deformación del tubo en fábrica), el sistema es de aplicación en
conducciones de diámetros de hasta 400 ó 500 mm, las cuales suelen llegar a obra en bobinas
que se transportan y manejan en remolques especialmente diseñados para este sistema. La
longitud de cada bobina es variable en función del diámetro del tubo.
En el primer caso (deformación del tubo “in situ”) puede llegarse a diámetros de unos
600 mm, aunque hay experiencias puntuales de hasta1.000 mm de diámetro. La longitud de
los tramos de tubería a instalar puede ser del orden de 300 metros.
En cualquier caso, una vez insertado el tubo en el tramo a rehabilitar, debe recuperar-
se la forma circular original del mismo de manera que se adhiera perfectamente a la pared de
la conducción a rehabilitar, lo cual suele hacerse mediante aplicación de presión interior y
temperatura (una caldera inyecta un flujo de vapor y agua que infla la manga haciendo que se
adose a la pared).
Mantenimiento y rehabilitación 561
Fig. 188. Secuencia de instalación de una conducción mediante la técnica del close fit
Close fit
con el tubo reducido
de sección
desde fábrica
Close fit
reduciendo el tubo
de sección “in situ”
Fig. 189. Esquema de rehabilitación de una tubería existente mediante la técnica del close fit
La nueva tubería se puede introducir directamente por los pozos de registro de la red,
si es que éstos tienen dimensiones suficientes. En concreto, si la tubería a introducir es menor
de 250 mm el pozo ha de ser como mínimo de 800 mm de diámetro; para tuberías entre 250
y 500 mm, la boca del pozo tiene que ser de 1.000 mm de diámetro al menos. Si no se cum-
plen las condiciones anteriores, es necesario realizar unas pequeñas catas para la introducción
de la conducción.
En cualquier caso, la introducción de la tubería se realiza por tracción tirando de la nueva
conducción desde otro pozo de registro mediante un cabestrante que se recomienda tenga un
motor hidráulico. De esta manera la tubería se puede introducir a una velocidad de hasta 2
m/min. El empleo de herramientas especiales (como guías) reduce las fuerzas de arrastre.
562 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Esta tecnología fue inicialmente concebida para tuberías de gas, y se basa en la flexibi-
lidad de los tubos de materiales plásticos (especialmente el polietileno) y en el principio
de que los materiales plásticos tienen una cierta “memoria” que hace que recuperen su
forma inicial cuando se les induce una deformación, aunque dicha recuperación de la
sección se suele hacer mediante aplicación de presión interior.
El encamisado (manga reversible o cured in place pipe, CIPP) es un técnica que con-
siste en introducir en la conducción a rehabilitar una manga flexible y estanca impregnada en
resina líquida térmica. Mediante presión se mantienen en contacto la manga y el tubo antiguo,
al tiempo que se provoca la polimerización de la resina. Con ello se logra crear un nuevo tubo
perfectamente adaptado al interior del antiguo.
La citada manga suele ser habitualmente una conducción mixta: por la cara interior es
una lámina lisa de polietileno que confiere la propiedad de la estanquidad, mientras que por
la cara exterior es un fieltro de poliéster (o de otro material) cuya misión es la de servir de
soporte para la impregnación de una resina que, una vez endurecida, es la que confiere una
cierta resistencia estructural. Entre las resinas más frecuentemente utilizadas están el poliés-
ter no saturado, el éster de vinilo y la resina epoxídica, cada una de las cuales tiene diferen-
tes resistencias a las aguas residuales domésticas.
Puede emplearse para la renovación de tuberías de todo tipo de diámetros (hasta apro-
ximadamente 2.800 mm) y dado que el material textil antes de polimerizar no tiene rigidez,
se puede adaptar a casi cualquier tipo de sección (no sólo la circular, sino también conduc-
ciones ovoides, galerías elípticas, etc.).
Este tipo de mangas se colocan por reversión, es decir, al empezar la operación la cara
lisa de polietileno está por fuera, y el fieltro de poliéster impregnado de resina está por dentro.
Durante la colocación la manga sufre una reversión (se la suele comparar a un calcetín al que se
le da la vuelta), de manera que una vez colocada la cara lisa queda por dentro (por donde pasa
el agua) y el fieltro con la resina endurecida queda por fuera, pegado a la antigua conducción.
En cualquier caso, la rehabilitación de una conducción mediante la técnica del cured in
place supone la siguiente secuencia de acciones:
a) En primer lugar se coloca una pieza o estructura adosada a un pozo de registro (deno-
minada tubería de inversión) que recrece provisionalmente dicho pozo, y a través de
la cual se introducirá la manga. La altura del recrecimiento está en función del tama-
ño de la sección a instalar y de la longitud del tramo, y puede requerir varios metros.
Así mismo, un tamaño de la sección superior a diámetro 600-800 mm equivalente
obligará a ensanchar el pozo de registro o realizar una calicata. Después de esto, uno
de los extremos de la manga se adhiere firmemente a la tubería de inversión.
b) A continuación la tubería de inversión se llena de agua, de manera que el peso del
agua presiona a la manga contra la pared de la tubería a rehabilitar, a la vez que
posibilita que se desenrolle la manga a lo largo del interior de la vieja tubería a repa-
Mantenimiento y rehabilitación 563
rar. Gracias a este efecto, el lado de la manga impregnado con resina se adhiere per-
fectamente a la pared de la antigua conducción. También puede conseguirse el
desenrollado de la manga por otros procedimientos como presión de aire.
c) Una vez que la manga es invertida a lo largo de la tubería existente hasta la distan-
cia deseada, el agua se hace circular por una caldera. El agua caliente hace que la
resina térmica se endurezca en unas pocas horas, de manera que la manga que ori-
ginariamente era flexible pasa a ser un elemento rígido y estructuralmente resisten-
te que queda perfectamente adherida a la pared de la antigua conducción. La nueva
manga no tiene uniones y, en general, es más rígida que la tubería que se está reha-
bilitando. El aporte de calor para la polimerización de la resina puede hacerse tam-
bién por otros procedimientos como la circulación de vapor de agua, de aire calien-
te, o por emisión de rayos UV o encendido de resistencias eléctricas desde un robot
introducido en la tubería. En estos últimos casos, no se llenará la tubería de agua ni
se requiere que la tubería de inversión recrezca el pozo.
d) Por último, se cortan los extremos de la manga y se procede a retirar tanto la tube-
ría de inversión como los andamiajes que hayan sido necesarios instalar para la
rehabilitación.
e) Como en el caso de las técnica de entubado, una vez la manga haya polimerizado,
hay que reabrir las acometidas y poner en servicio el conducto rehabilitado.
Fig. 190. Esquema de rehabilitación de una tubería existente mediante la técnica de cured in placed
8.3.7.6. Bursting
El reventamiento (bursting) es un método de reposición de tuberías sin apertura de
zanja. Consiste en romper el conducto a sustituir mediante un cono rompedor arrastrado por
una serie de barras, previamente introducidas longitudinalmente en el mismo, y movidas a su
vez por un grupo hidráulico que está accionado por un motor. Este cono empotra en el terre-
no los trozos rotos del tubo antiguo y arrastra a la vez un nuevo tubo de igual o mayor diá-
metro que el antiguo y que ocupará su espacio.
Las dimensiones del cono dependen del tamaño de la tubería a introducir. La fuerza de
arrastre hay que aplicarla de manera constante y debe ser inferior a la resistencia a la tracción
del material de la tubería.
564 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Fig. 191. Secuencia para la rehabilitación de una tubería mediante la técnica de cured in placed
El material de dicho tubo nuevo suele ser PE. Este sistema permite incrementar el diá-
metro hasta un 50%. Se considera que el terreno queda afectado hasta una distancia de 1,5
veces el diámetro del nuevo tubo colocado. En este sentido, todas las conducciones o servi-
cios hechos de un material frágil tal como fibrocemento, fundicion gris etc.. que se encuen-
tren a menos de 1 m alrededor de la tubería a renovar, deben también ser sustituidas pues se
verán afectadas por los trabajos del bursting.
La técnica es de aplicación para la renovación de tuberías en una amplia gama de diá-
metros (de 100 a 600 mm) y de todos los materiales posibles (fibrocemento, hormigón, metá-
licos, etc.).
En este caso no es necesario limpiar la conducción existente previo al comienzo de los
trabajos, pues esta tecnología supone la destrucción de la tubería actual. Sí es necesario iden-
tificar perfectamente todas las acometidas, válvulas, piezas especiales, etc. que pueda haber
en el trazado de la tubería a renovar.
Es necesario construir sendos pozos en cada uno de los extremos de la conducción a
renovar, uno para introducir la tubería y el otro para extraer la maquinaria. Puede ser necesa-
rio construir un by-pass provisional desde el que mantener el servicio mientras duren las ta-
reas de renovación.
Como se ha indicado, el material más frecuentemente empleado en este procedimien-
to es el PE, gracias a su flexibilidad. Al igual que como ocurría en el caso del entubado sim-
ple la nueva conducción va unida por soldadura a tope, realizando las uniones en el exterior
y formando así tramos largos de tubería, antes de ser introducida en el espacio de la actual
conducción.
Mantenimiento y rehabilitación 565
– Mediante tecnologías sin zanja. En este caso, una cortadora dirigida por control remo-
to fresa el nuevo tubo en el emplazamiento de la acometida y a continuación se insta-
la una junta estanca por un procedimiento especial de fijado desarrollado al respecto.
– Se puede tambien rehabilitar por completo la acometida con sistemas de encamisa-
do, tanto desde el interior de la tubería principal como por el acceso desde la arque-
ta de acometida en acera.
– Mediante tecnologías convencionales. Las tecnologías convencionales consisten en
abrir una cata en la zona donde se encuentra cada acometida, sustituir la actual y
colocar una nueva.
Todas las posibles metodologías para la optimización de los intervalos de tiempo entre
operaciones de inspección y/o rehabilitación se basan en determinar previamente el deterioro
esperado de la conducción con el paso del tiempo (habitualmente en términos de riesgo de
sufrir “fallos”) y los costes derivados de dicho deterioro.
Se entiende por “fallo” de una conducción la situación de pérdida de los niveles de ser-
vicio asociados a las diversas funciones que ésta debe cumplir, por debajo de unos umbrales
preestablecidos. Cabe resaltar, por otro lado, que el concepto de “fallo” es mucho más amplio
que el de “rotura”, pues aunque toda rotura constituye un fallo, no todos los fallos proceden
de roturas (como así suele ser en las redes de abastecimiento). Es muy frecuente que en redes
de saneamiento un fallo proceda de una obstrucción provocada por un determinado tipo de
patología, y no de una rotura.
Así, en el caso habitual de evaluar el deterioro de una red mediante los fallos espera-
dos en la misma, en primer lugar, es preciso establecer la curva que relaciona la probabilidad
de sufrir fallos en función de la antigüedad de la red, cuestión ésta que dependerá del tipo de
material de la red, del diámetro, de la longitud, etc.
Los costes anuales derivados de estos fallos esperados serían la probabilidad del fallo
multiplicada por el coste unitario de cada fallo, en el cual habría que incluir los costes de repa-
ración del propio fallo, los daños causados por éste, los costes indirectos en los que se incu-
rra y los posibles costes sociales derivados del mal servicio ocasionado, si es que es posible
cuantificar monetariamente éstos últimos (ver Ejemplo 39). Evidentemente, en el caso de
redes de saneamiento urbano estos costes unitarios de rotura serán superiores al caso de redes
extraurbanas, por ejemplo.
El deterioro de las redes, no obstante, podría medirse de una forma más elaborada no
solo en función del número de fallos esperados, sino en términos de pérdida progresiva de
nivel de servicio, conforme a lo especificado anteriormente (ver Ejemplo 41).
Los costes anuales derivados del deterioro de la red serían, en este caso, la probabili-
dad de encontrarse en un determinado nivel de servicio multiplicados por los costes unitarios
en los que se incurriría en cada uno de los niveles.
Mantenimiento y rehabilitación 567
Ejemplo 39
Estas curvas de la Fig 192 aplicadas a una red determinada querrían decir que
(figura de la izquierda), por ejemplo, a los 20 años de su instalación son de esperar
unas tasas de averías de 0,35 fallos por Km de red y por año y a los 50 años de vida
de 0,75 fallos/Km/año.
Los costes derivados de dichos fallos (incluyendo la reparación en sí misma y las
afecciones derivadas) serían de (figura de la derecha) 1.000 €/año y 2.250 €/año
a los 20 y 50 años respectivamente.
1,0 3.000
2.500
0,8
2.000
0,5 1.500
1.000
0,3 500
0
0,0
0 10 20 30 40 50
0 10 20 30 40 50 Años
Años
Fig. 192. Fallos esperados en una red y costes derivados de los mismos
Ejemplo 40
5.000
Coste anual (¤/año)
4.000 C (aR)
3.000 C (aLDR)
C (aRP)
2.000
1.000
Años
0
0 20 40 60 80 100
En cualquier caso, la evaluación del deterioro con el paso del tiempo de las infra-
estructuras públicas en general (y las redes de conducciones en particular dentro de ellas),
bien sea en términos de roturas o fallos esperados o de pérdida de nivel de servicio, es una
tarea evidentemente muy compleja que en la actualidad tiende a realizarse mediante pro-
cedimientos de cadenas de Markov (Guigner, 1999; Zoubir et al, 1998; Kleiner, 2001,
etc.).
Una cadena de Markov es un proceso estocástico que comprende una serie de sucesos
probabilísticos, en el cual la probabilidad de ocurrencia de cada uno es independiente de
los anteriores, excepto del inmediatamente precedente.
Mantenimiento y rehabilitación 569
Ejemplo 41
1,00
0,90
0,80
0,70
Probabilidad
0,60
0,50
0,40
0,30
0,20
0,10
0,00
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50
Nivel 1 / Nivel 2 Nivel 2 / Nivel 3
Nivel 3 / Nivel 4 Nivel 4 / Nivel 5 Años
Fig. 194. Evolución con el tiempo del nivel de servicio de una red
En este otro ejemplo, también planteado para redes de abastecimiento pero igual-
mente extrapolable para redes de saneamiento, quiere mostrarse una nueva pro-
puesta (Kleiner, 2001), basada en una metodología similar a la del Ejemplo 40,
para la determinación de la frecuencia óptima de un programa de rehabilitación e
inspección de una red.
400.000 4.000
350.000 3.500
6.000
Costes de rehabilitación e
25.000
capitalizado al año 0 ¤/año
Costes de rehabilitación
22.500 5.000
inspección ¤/año
20.000 4.000
17.500 3.000
15.000 2.000
12.500 1.000
10.000 0
0 20 40 60 80 100 0 20 40 60 80 100
Años Años
6.000
Costes de rehabilitación e
5.000
inspección ¤/año
4.000
Costes por roturas
3.000
Costes totales
2.000 Costes de rehabilitación
1.000
0
0 20 40 60 80 100
Años
7.500
Costes totales actualizados
0
0 50 100 Años
La explotación entendida como una de las cuatro funciones de la gestión del saneamien-
to descritas en el capítulo 3, ha estado poco desarrollada en el pasado, pero en la actua-
lidad cada vez está tomando una mayor relevancia. La justificación es clara en cuanto
que permite un mayor y mejor control de las inundaciones y de la contaminación verti-
da a los medios receptores.
El calificativo integral se refiere a la conveniencia de coordinar todas las actuaciones del
saneamiento urbano (drenaje-alcantarillado, depuración, y vertido-reutilización), ya que
van íntimamente ligadas en un concepto integral de gestión de las aguas residuales y plu-
viales, en redes mixtas o unitarias.
Con el objetivo último de evacuar todas las aguas urbanas, residuales y pluviales, en
condiciones no agresivas para la ciudad y los medios receptores, la explotación técnica
necesariamente ha de ser integral y centralizada, ayudada de las técnicas y sistemas más
adecuados, según las disponibilidades de cada municipio en cada momento.
Uno de los mayores problemas al diseñar una gestión y explotación del alcantarillado es
el desconocimiento del sistema, tanto de la información pluviométrica como del funcio-
namiento del drenaje integral. El conocimiento de la red está vinculado a la ubicación,
distribución y características espaciales de las estaciones de medición y de su área de
influencia. Para realizar una buena explotación centralizada es importante recibir los
datos de sensores y actuadores en tiempo real. Para ello es necesario disponer de un Sis-
tema de Telecontrol y un sistema de soporte de ayuda a la Explotación. Será necesario
este conocimiento al diseñar un control Global en toda la red. El objetivo del diseño de
un Control Global en toda una red es optimizar el funcionamiento de los actuadores y
minimizar de esta forma las inundaciones y los vertidos a un medio receptor.
Cartografía de
base PROYECTOS
Sistema de
información
Off- Mantenimiento y conservación
geográfica line
Brigadas de
campo Modelación EXPLOTACIÓN Prevención de
Base de inundaciones
datos de Telecontrol
registros On- Control de la
Telesupervisión
históricos line contaminación
Las tareas básicas del personal de explotación se podrían dividir en las tres siguientes:
gestión ordinaria (en tiempo seco), gestión por episodio (en tiempo de lluvia) y gestión post-
episodio.
Durante la explotación en tiempo seco se recomienda realizar un seguimiento diario
del estado de los elementos del sistema de telecontrol que incluye la recepción y validación
de datos, del funcionamiento correcto de los actuadores, la detección de anomalías y la revi-
sión del software del centro de control. También es conveniente dar soporte al mantenimien-
to avisando de las incidencias detectadas, y realizando conjuntamente mantenimiento de sen-
sores y actuadores. Además debe llevarse a cabo un control de accesos y operaciones en la
576 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Para garantizar la seguridad del personal que trabaja en el interior de la red frente a ave-
nidas es necesario disponer de un control de los accesos a la red, así como de las operaciones
que en ella se realicen y de las incidencias que puedan surgir ocasionalmente. Para ello será
de gran ayuda disponer de formularios para: peticiones de acceso a la red, tanto para acciones
programadas como para acciones urgentes, avisos en caso de lluvia y avisos en caso de ope-
raciones y/o incidencias en la red que conlleven un riesgo de aumento de los caudales.
debe realizarse mediante una base de datos, formada por varias tablas relacionadas, donde se
podría encontrar, como mínimo, la siguiente información:
– Tabla de sensores
– Tabla de actuadores
– Tabla de tipos de incidencias
– Tabla de incidencias
– Tabla de actuaciones
Es recomendable comunicar las incidencias producidas a los responsables de explota-
ción y de mantenimiento.
modelo de actuación conjunta con los servicios municipales. Este Plan de Actuación es nece-
sario para poder garantizar una coordinación y actuación operativa de los servicios y recursos
necesarios, a fin de minimizar los efectos de las inundaciones y vertidos.
Por otra parte, es también recomendable definir unos niveles de riesgo de lluvia e inun-
dación, que ayuden a establecer los diferentes estados de alerta de la red del alcantarillado de
la ciudad, en base a los cuales se puedan concretar las actuaciones a nivel interno y la posible
generación de avisos al exterior.
9.2.7. C o o rdinación de la ex p l o t a c i ó n d e a l c a n t a r i l l a d o - d e p u ra d o ra - m e d i o re c e p t o r
Para poder realizar un control óptimo de los actuadores y depósitos de retención de la red
de alcantarillado, es preciso que todos los elementos de control y regulación estén interconecta-
dos con las depuradoras, conozcan el estado de éstas y su caudal admisible en los diferentes
momentos del episodio. Ello permitirá realizar una estrategia de control que permita depurar el
máximo caudal de agua y por tanto minimice en lo posible las descargas al medio receptor.
580 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
9.3. C O N T RO L Y REGULAC I Ó N
9.3.1. Niveles de control
Es necesario para una buena gestión que los actuadores funcionen mediante controles
automáticos. En este apartado se pretende profundizar en la explicación de los niveles de con-
trol de actuadores. El sistema de control debe estar jerarquizado pensando en la seguridad, de
manera que en caso de que ocurra algún fallo que imposibilite seguir operando en un deter-
minado nivel de control, se pase al siguiente nivel de control inferior, pero que permita ope-
rar con total seguridad en esas circunstancias.
– El control global es el óptimo de todos los controles. En él, se recogen los datos del
estado de toda la red a gestionar, y en función de éstos se envían las consignas a los
actuadores. Así, no sólo se regula según el estado de la red en el entorno del actua-
dor, sino que se extiende a toda la red. El uso de la totalidad de la información en
tiempo real del sistema de saneamiento para decidir la mejor estrategia de control
de los actuadores, dota al control global de una potencialidad muy superior a con-
troles localizados. Para desarrollar este tipo de control es necesario que las comu-
nicaciones con el centro de control funcionen adecuadamente; en caso de interrup-
ción habría que pasar automáticamente a un nivel inferior de control que sería el
control local.
– En el control local las decisiones sobre los actuadores (estaciones de bombeo, com-
puertas de derivación o retención o estanques) son tomadas en función de los valo-
res que miden y transmiten los sensores locales que pertenecen al sistema concreto
asociado a ese actuador. En este tipo de control es la estación remota del propio
actuador quien, de manera previamente programada, gestiona el control del actua-
dor según el estado de la red en un entorno cercano a éste.
– En ocasiones se hace necesario recurrir a un control remoto por operador, en que
el propio operador, desde el centro de control, puede tomar el mando de los actua-
dores y realizar todas las operaciones necesarias desde el centro de control.
– Finalmente todos los sistemas deben disponer de un modo de control manual. En
este caso es el propio cuadro eléctrico del actuador quien lo gobierna de manera
electromecánica mediante mecanismos eléctricos o por actuación directa de un ope-
rario, sin intervención de ningún software de control.
– En caso de que no fuera posible gobernar el actuador con los sistemas anteriores,
debe existir un control físico, basado en la propia tipología de los actuadores, que
se diseña pensando en posiciones de seguridad establecidas.
Para poder tener un control de la red de alcantarillado y realizar una regulación de ésta,
es preciso disponer de elementos que permitan actuar, en tiempo real, sobre los flujos de agua
circulantes por la red, ya sea para modificar su trayectoria, aprovechar la capacidad de los pro-
pios colectores, retenerlos dentro de depósitos de retención, o laminar el caudal circulante.
Para tal finalidad, los actuadores que más frecuentemente se hallan en una red de saneamien-
to y drenaje son las estaciones de bombeo, las válvulas y compuertas y los depósitos de reten-
Explotación avanzada de las redes de saneamiento y drenaje 581
ción. Estos últimos, a su vez, se operan básicamente mediante compuertas o bombeos, aun-
que hay otros elementos más particulares a controlar como limpiadores, sensores de gases,
etc. La regulación del depósito dependerá de la función que se le haya dado: anti-inundacio-
nes o anticontaminación.
Para implementar cualquier tipo de control, es conveniente realizar un estudio previo
que permita diseñar el algoritmo de control, posteriormente efectuar la implantación y pues-
ta en marcha y, finalmente, validar su funcionamiento. Una buena metodología podria ser la
siguiente:
– Una fase de diseño consistente en estudiar la red, modelizar hidráulicamente las
cuencas y la red local y simular el comportamiento de ésta para varios episodios de
lluvia.
– Con los resultados obtenidos, elaborar un modelo matemático y las estrategias de
control, para introducirlas en una aplicación informática de simulación. Seguida-
mente calibrar esta aplicación con distintas condiciones de contorno para la para-
metrización y ajuste de los parámetros de control.
– Una vez validado el algoritmo de control se entra en la fase de implementación, que
consiste en programar en la estación remota el algoritmo de control, validar el pro-
grama realizado fuera de línea con lluvias simuladas y finalmente validar y ajustar
el control implementado con episodios reales.
9.4.1.1. Doméstico
La contaminación de las aguas de origen doméstico procede principalmente de la acti-
vidad humana (desechos de alimentos, deyecciones, productos residuales de la limpieza, etc.).
En general, los vertidos de origen doméstico incorporan a las aguas microorganismos (virus,
bacterias, protozoos, hongos, algas), materia orgánica (grasas, proteínas o hidratos de carbo-
no, que pueden contener carbono, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, azufre, potasio…) y materia
inorgánica (tierras, arenas). La materia orgánica e inorgánica puede encontrarse en forma de
sólidos en suspensión o de sólidos disueltos en el agua.
9.4.1.2. Industrial
Las aguas de origen industrial se caracterizan por su gran variabilidad, tanto en canti-
dad vertida, como por la variedad de sustancias que pueden alterar la calidad del agua en fun-
ción de los diferentes procesos industriales.
Para la caracterización de aguas de origen industrial, además del análisis de los pará-
metros habituales en aguas residuales, es necesario analizar sustancias específicas de los pro-
582 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
cesos industriales. Es importante por lo tanto, conocer las industrias objeto de estudio, ya que
según el tipo de proceso industrial los parámetros que deben ser analizados para la determi-
nación de un posible vertido varían sensiblemente.
Los parámetros posibles a analizar para la determinación de la actividad industrial son
muy numerosos, pero para tener una idea general, puede ser interesante como mínimo el aná-
lisis del pH, aceites, grasas o productos procedentes del petróleo, jabones o detergentes, meta-
les pesados (como por ejemplo, cadmio, cobre, cromo, arsénico, boro, plomo, mercurio),
fenoles y cianuros (son inhibidores y tóxicos) y productos radioactivos.
En tiempo seco, en una red de saneamiento unitaria existen una gran variedad de pará-
metros de interés para la caracterización de la calidad de las aguas, entre los cuales cabe des-
tacar:
– Microorganismos. Para la determinación de la concentración de microorganismos
presentes en el agua, es apropiado el análisis de microorganismos indicadores de la
calidad sanitaria de las aguas: coliformes, coliformes fecales, Escherichia coli,
enterococos, Clostridium y otros.
– Materia orgánica. La materia orgánica que se encuentra en el agua puede ser
determinada por el análisis de la Demanda Biológica de Oxígeno (DBO), método
que establece la cantidad de oxígeno necesario (mg O2/l) para la oxidación bioló-
gica de las materias biodegradables del agua, es decir, para la alimentación de los
microorganismos presentes en el agua y las reacciones químicas que se llevan a
cabo.
El inconveniente del análisis de la DBO es que implica al menos cinco días de
ensayo en el laboratorio (DBO5). La Demanda Química de Oxígeno (DQO), en
Explotación avanzada de las redes de saneamiento y drenaje 583
cambio, es una medida más rápida que, aunque no tenga relación directa con la
DBO, sí que es posible cierta correlación entre ambos. La DQO es la medida del
oxígeno requerido (mg O2/l) para oxidar los compuestos orgánicos e inorgánicos
presentes en el agua, por la acción de agentes fuertemente oxidantes en medio
ácido.
Por otro lado, el Carbono Orgánico Total (TOC) es uno de los parámetros cada vez
más utilizados para la medida de la materia orgánica.
– Sólidos. En un agua residual es importante analizar la concentración de sólidos pre-
sentes, tanto orgánicos como inorgánicos, pudiendo encontrarse en suspensión o
disueltos.
– Nitrógeno. Para la determinación de aguas de procedencia doméstica conviene ana-
lizar el nitrógeno orgánico y amoniacal (nitrógeno Kjeldahl), así como el nitrógeno
amoniacal.
Para obtener un análisis más completo de la presencia de nitrógeno en un agua resi-
dual urbana, en el caso de detección de posibles vertidos industriales o aguas de
procedencia agrícola o ganadera, puede ser conveniente el análisis de nitritos y
nitratos.
– Otros. Para una completa caracterización de una red de saneamiento urbano, que
como se ha descrito anteriormente puede recibir aguas de procedencia industrial,
así como para la detección de contaminantes de otras fuentes como vertidos proce-
dentes de establecimientos de restauración, etc. conviene analizar otros contami-
nantes que suelen estar presentes en aguas residuales urbanas. Algunos de estos
contaminantes, a modo de ejemplo, pueden ser: manganeso, hierro, zinc, cobre,
hidrocarburos, aceites y fósforo.
El control de vertidos industriales en la red de saneamiento resulta de suma importan-
cia para la preservación de las infraestructuras del sistema de saneamiento, motivo por el cual
este tema se aborda de forma más exhaustiva en el siguiente apartado.
En tiempo de lluvia, el agua que circula por una red de alcantarillado unitario varía en
gran medida su composición: a la contaminación de las aguas residuales en tiempo seco se le
une la contaminación de las aguas de escorrentía superficial causada por la lluvia.
Tabla 185. Valores medios analizados en tiempo seco en distintas ciudades españolas
durante los años 2000 y 2001 en el marco del proyecto PROMEDSU
(1) Las medidas de conductividad, temperatura y pH, se tomaron a través de sondas multipara-
métricas instaladas en flujo, excepto para el caso de Barcelona, que las medidas fueron analiza-
das en laboratorio.
Tabla 186. Valores medios ponderados con el caudal circulante analizados en diferentes
episodios de lluvia en distintas ciudades españolas durante los años 2000 y 2001 en el
marco del proyecto PROMEDSU
(1) En el caso de Barcelona los datos representados no pudieron ser ponderados por el caudal
circulante, motivo por el cual no se han considerado al calcular la media representada en esta
tabla de valores.
gración de varias submuestras en una sola. Un punto crítico a tener en cuenta en este aparta-
do es, de nuevo, la representatividad de las muestras y la conservación de las mismas.
El análisis de las muestras debe realizarse en un laboratorio homologado y convenien-
temente certificado, modo por el cual se asegura la utilización de métodos estandarizados y
los equipos de medición se encuentran en buenas condiciones. Se recomienda que el tiempo
que transcurre entre la toma de muestras y el inicio de la analítica sea inferior a 24 horas.
Existen otra serie de análisis, semicuantitativos y no estandarizados, que pueden ser
practicados en campo en el momento de la toma de muestras. Se trata de kits basados habi-
tualmente en reacciones colorimétricas que pueden ofrecer una orientación sobre la calidad
de las aguas muestreadas. Son, por tanto, de utilidad en actuaciones de emergencia o en acti-
vidades de control de proceso.
Como medio receptor se entiende cualquier medio acuático que reciba los aportes del
sistema de saneamiento, ya se trate de aguas continentales (arroyo, río, lago, embalse, estua-
rio) o aguas litorales.
Dentro de los vertidos del sistema de saneamiento que se pueden producir al medio
receptor cabe diferenciar:
– Vertidos directos de agua residual sin tratar en tiempo seco, debido a inexistencia
de depuradoras, a incidencias en la red o a aliviaderos no controlados.
– Vertidos directos de agua residual tratada. Los efluentes de las plantas depuradoras,
incluso cumpliendo los límites de vertido establecidos por la normativa, pueden
producir un impacto sobre el medio receptor. En el caso de que el medio sean las
aguas litorales, este impacto se minimiza a través de la utilización de emisarios sub-
marinos que, correctamente diseñados y siguiendo los requerimientos establecidos
por la normativa, deben asegurar la minimización de los impactos ambientales
sobre el medio receptor.
– Descargas del sistema de alcantarillado en tiempo de lluvia (conocidas como DSUs
en el caso de sistemas de alcantarillado unitario, o DSSs en el caso de la compo-
nente pluvial de sistemas separativos). Los episodios de lluvia intensos generan
unos caudales de escorrentía tales que superan la capacidad de los sistemas de
alcantarillado y depuradora y acaban llegando al medio receptor a través de los ali-
viaderos del sistema de saneamiento.
Explotación avanzada de las redes de saneamiento y drenaje 589
Los impactos específicos de las descargas en tiempo de lluvia del sistema de sane-
amiento sobre el medio receptor varían dependiendo del grado y tipo de desarrollo urba-
nístico en la zona, el volumen y frecuencia de las descargas, el grado de mezcla y dilu-
ción, el tamaño y naturaleza de la corriente receptora y la oportunidad de usos del medio
receptor.
– Deterioro estético. Además de los efectos sobre el ecosistema y los riesgos para la
salud pública, las DSUs pueden producir graves efectos estéticos en el medio recep-
tor y su entorno, lo cual puede tener una importante consecuencia a nivel socio-eco-
nómico, reduciendo el uso recreacional del medio. La DSU incluye un surtido de
residuos procedentes de la escorrentía superficial y restos del alcantarillado.
En este sentido, el incremento de los sólidos en suspensión, residuos sanitarios, flo-
tantes, aceites y grasas en el medio receptor son fuente habitual de quejas por parte
de la ciudadanía tras una DSU.
La medida de estos efectos acostumbra a realizarse a través de apreciaciones visua-
les y encuestas a los residentes y usuarios de la zona
Fig. 198. Escala temporal de los efectos de una descarga sobre la calidad del agua
Las medidas de control de los vertidos en tiempo seco al medio receptor parten de la
necesidad de un conocimiento exhaustivo de todos los puntos de alivio, con su correspon-
diente autorización de vertido concedida por parte de la autoridad competente.
En la mayoría de los casos, los únicos vertidos autorizados serán los de aguas limpias
(de refrigeración o similares) o pluviales, quedando prohibido cualquier vertido de aguas resi-
duales.
A continuación, es necesario disponer de capacidad para identificar los sucesos de ver-
tidos en tiempo seco, a través de:
– Sensores de nivel telecontrolados en los puntos de alivio con alarmas asociadas
para informar a las autoridades competentes del incidente
– Medidas visuales o a través de cámaras de televisión
– Obligación de declarar a las autoridades cualquier incidencia que pueda derivar en
un vertido en tiempo seco no autorizado
Finalmente, una vez detectado el vertido, debe procederse a evitar la exposición de per-
sonas al medio receptor contaminado, determinar el origen del vertido (previa caracterización
en caso de que fuera necesario) y tomar las medidas correctoras necesarias para su finaliza-
ción y evitar su reiteración en el futuro.
A pesar de que las descargas de sistemas unitarios representen una de las causas más
importantes de contaminación de aguas, no hay muchos ejemplos de políticas estratégicas en
este campo a nivel mundial.
En EEUU (el país que ha encarado con mayor determinación este problema) se ha deter-
minado que más del 80 % de los problemas de contaminación de los medios acuáticos se
debe a estas escorrentías urbanas.
La importancia de la contaminación vertida por las aguas pluviales ha quedado demos-
trada también en España mediante estudios como el PROMEDSU donde se indica que
los vertidos en tiempo de lluvia (descargas del sistema unitario o DSU) puedan aportar
hasta un 50% de la contaminación que llega a los medios receptores (repartida entre un
25% procedente de la escorrentía y otro 25% procedente de los sedimentos depositados
en el alcantarillado).
En particular Europa no presenta una política común anti-DSU. La Directiva de la Unión
Europea (Council Directive 91/271/CEE) en materia de depuración y tratamientos de
aguas en redes de saneamiento no considera el problema de descargas de sistemas uni-
tarios en episodios de lluvias intensas (Anejo I, Apartado 1.1”Normativas y Políticas
anti-DSU”). El texto es lo suficientemente ambiguo como para que en la práctica y hasta
la fecha de hoy, los esfuerzos se hayan centrado en la depuración de las aguas residua-
les olvidando la gestión de las aguas pluviales.
Las referencias más destacadas en el ámbito mundial sobre políticas anti-DSU son:
– EPA’S CSO Control Policy (Estados Unidos). Publicada en 1994, establece una
política eficaz para el control de este tipo de vertidos a través de un programa lla-
mado “National Pollutant Discharge Elimination System (NPDES) permit pro-
gram” que constituye la guía para los ayuntamientos y Estados Federales para con-
seguir los objetivos anti-contaminación fijados en el “Clean Water Act”
– British standard sewerage and urban pollution management manual (Reino Unido).
Este manual es una guía de ayuda a la planificación y a la gestión de descargas en
sistemas de saneamiento en tiempo de lluvia y propone un procedimiento estructu-
rado en cuatro fases: planificación inicial, recogida de datos, desarrollo de solucio-
nes y proyecto detallado de estas soluciones.
Explotación avanzada de las redes de saneamiento y drenaje 593
Sin duda, en los años venideros la Unión Europea y también los organismos españoles
competentes, deberán aplicar de forma sistemática unas políticas y estrategias de gestión
anti-DSU en que se tomarán como referencia las políticas anteriormente mencionadas, y
cuyas fases deberían ser:
– Definición de estándares de calidad variables en función de las características y el uso
de los medios receptores
– Diagnosis del estado actual de los diferentes medios receptores afectados por el
impacto de sistemas de alcantarillado
– Desarrollo de soluciones para alcanzar los objetivos de calidad definidos previamente
Estas políticas deben ser suficientemente flexibles para permitir a los diferentes munici-
pios desarrollar e implementar sus planes de control a largo plazo, que incluyan la carac-
terización de sus redes de alcantarillado, el monitoreo de los impactos del alcantarilla-
do y la discusión sobre la calidad de sus aguas con las autoridades correspondientes y
las medidas más eficaces a partir de estudios coste-beneficio
Por lo que se refiere a la tarea de definición de estándares de calidad, ésta deberá desa-
rrollarse a resultas de la aplicación de la Directiva Marco del Agua (DMA) y de la Direc-
tiva 2006/7/CE, de 15 de febrero de 2006, relativa a la gestión de la calidad de las aguas
de baño (DAB).
Como se sabe, la DMA busca el buen estado ecológico de la aguas y propone, en lo que
a vertidos se refiere, una política combinada de emisión/inmisión, de forma que se tenga
en cuenta tanto la cantidad de contaminación vertida como la capacidad del medio
receptor para asumir dicha contaminación. Como consecuencia de la DMA, la DAB pro-
pone, de cara al establecimiento de la calidad de las aguas de baño, unos criterios de
contaminación bacteriológica en el medio, esto es, aplica un estándar de calidad de inmi-
sión.
Así pues, parece evidente que la tendencia en los próximos años va a ser la de definir,
por parte de las autoridades competentes y en colaboración con todas las instituciones
implicadas, incluyendo los usuarios de las aguas, una serie de estándares de calidad en
el medio receptor que vendrán condicionados por la importancia medioambiental del
medio, los diferentes usos que se hagan del mismo, la posible afectación de la actividad
humana y los costes de implantación.
ABREVIATURAS Y AC R Ó N I M O S
nd nº de barras diagonales
nf Número de bombas en funcionamiento
nl nº de barras longitudinales
nr Número de bombas en reserva
nt nº de barras transversales
n1 Número de bombas de menor tamaño
n2 Número de bombas de mayor tamaño
qc Carga de comparación
qe Acciones verticales totales que actúan sobre una tubería enterrada
qf Carga de fisuración
qh Empuje lateral que actúa sobre una tubería enterrada
qr Carga de rotura
qs Caudal específico
qtotal Suma de las cargas producidas por el relleno y la carga móvil
qvt Presión vertical total sobre un tubo
r Radio a la línea neutra de la pared de la tubería de PE de pared estructurada heli-
coidal
rl Resguardo de un laminador
rm Radio medio teórico de una tubería
s Separación máxima de la armadura transversal en THA
s0 Volumen de almacenamiento de un depósito en estado inicial
t Tiempo
td Tiempo de duración de la lluvia
te Tiempo de recorrido en los cauces naturales
tr Tiempo de recorrido en las conducciones de la red
v Velocidad
x Ancho de media calzada
y Calado
z Amplitud diametral de compresión en la zona de unión (tubos de hinca)
A Área
Ac Área de la superficie de empuje sometida a compresión (tubos de hinca)
Ag Área que engloba todos los huecos
Ah Área de los huecos
Am Área mojada
Amin Alargamiento mínimo en la rotura
B Anchura de la base en los tubos de sección ovoide
Simbología 603
C Coeficiente de seguridad
Cap Espesor mínimo de la cama de apoyo
CaLDR Costes de inspección de una red
CaR Costes de reparación de las fugas de una red
CaRP Costes de inspección y rehabilitación de una red
Cd Coeficiente de dilución
Ce Coeficiente de escorrentía
Co Cohesión del terreno
Cm Coeficiente de mayoración del caudal punta
Cv Coeficiente de deformación
CV Coeficiente de variación
Cz Coeficiente reductor de las cargas verticales actuantes en una tubería enterrada
D Diámetro teórico de una conducción
Dd Dotación doméstica
Di Dotación industrial
Dm Diámetro medio teórico
Dmax Diámetro máximo exterior
Dmin Diámetro mínimo exterior
E Módulo de elasticidad del material constitutivo de una tubería
Ea Empleos industriales en el año actual
Ec Eficiencia relativa a una calle
Eh Empleos industriales en el año horizonte
Ei Eficiencia hidráulica de un imbornal
E0 Módulo de elasticidad a corto plazo
E50 Módulo de elasticidad a largo plazo
E´ Módulo de reacción del relleno de una zanja
EC24 Módulo de elasticidad a las 24 horas en tubos de PE de pared estructural helicoidal
Er Eficiencia efectiva de una reja
Es Módulo de elasticiadad del suelo natural
Et Módulo de elasticidad del material constitutivo de una tubería a los t años
Fap Factor de apoyo
Fc Factor de corrección por la temperatura en los materiales termoplásticos
F0 Empuje máximo admisible (tubos de hinca)
H Altura de tierras sobre la clave del tubo
H´ Altura de la clave del tubo sobre la base del terraplén
H´´ Altura de la base del terraplén sobre la clave del tubo
H´´´ Altura del material compresible sobre la clave del tubo
HC Pérdida de carga en curvas
604 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Qp Caudal punta
QS Caudal de salida de un depósito
QCmh Caudal de aguas residuales comerciales medio en el año horizonte
QD Caudal de aguas residuales domésticas
QDm Caudal de aguas residuales domésticas medio
QDma Caudal de aguas residuales domésticas medio en el año actual
QDmh Caudal de aguas residuales domésticas medio en el año horizonte
QDmin Caudal de aguas residuales domésticas mínimo
QDmina Caudal de aguas residuales domésticas mínimo en el año actual
QDminh Caudal de aguas residuales domésticas mínimo en el año horizonte
QDp Caudal de aguas residuales domésticas punta
QDpa Caudal de aguas residuales domésticas punta en el año actual
QDph Caudal de aguas residuales domésticas punta en el año horizonte
QF Caudal de infiltración en la red de saneamiento
QI Caudal de aguas residuales industriales
QIm Caudal de aguas residuales industriales medio
QIma Caudal de aguas residuales industriales medio en el año actual
QImh Caudal de aguas residuales industriales medio en el año horizonte
QImina Caudal de aguas residuales industriales mínimo en el año actual
QIminh Caudal de aguas residuales industriales mínimo en el año horizonte
QIpa Caudal de aguas residuales industriales punta en el año actual
QIph Caudal de aguas residuales industriales punta en el año horizonte
QP Caudal de águas pluviales
QTmh Caudal de aguas residuales turísticas medio en el año horizonte
QUmh Caudal de aguas residuales urbanas medio en el año horizonte
R Radio de curvatura
Re Número de Reynolds
RH Radio hidráulico de la conducción
Rm Resistencia mínima a la tracción
S Serie (tubos de materiales termoplásticos)
Sa Superficie ocupada por las industrias en el año actual
Sa Superficie ocupada por las industrias en el año actual
Sia Área impermeable de aportación
Sc Rigidez circunferencial específica
Sh Superficie ocupada por las industrias en el año horizonte
Sl Superficie en planta de laminador
SO Pendiente longitudinal de una calle
Sp Superficie de parcela
606 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Sr Superficie de riego
Sr Rigidez relativa entre la tubería y el relleno, en instalaciones enterradas
SR24 Rigidez circunferencial en tubos de PE de pared estructural helicoidal
Ss Factor combinado de soporte del suelo
Ssh Rigidez horizontal del relleno hasta la clave del tubo
St Rigidez circunferencial específica a los t años
Sv Superficie de vivienda
Sx Pendiente transversal de una calle
S0 Rigidez circunferencial específica a corto plazo
S50 Rigidez circunferencial específica a los 50 años
T Período de retorno
Tc Tiempo de concentración
Tcalle Tiempo de flujo en una calle
V Volumen
Vmax Volumen máximo
Va Viviendas en al año actual
Vh Viviendas en al año horizonte
Vi Volumen parcial mínimo de un depósito de bombeo para 1 bomba
Vl Volumen laminador
W Momento resistente de una sección
We Cargas verticales en una tubería enterrada debidas al peso de las tierras
Wt Cargas verticales en una tubería enterrada debidas al tráfico
YT Cuantil regional
α, β Ángulo
β Coeficiente de carga de tráfico
αk Factor de correción por curvatura
λ Coeficiente de Rankine
µ Coeficiente de rozamiento del relleno
µ´ Coeficiente de rozamiento del relleno contra la pared de la zanja
∆hmax Diferencia máxima de altura del agua
∆Hc Pérdida de carga continua en una tubería
εb Alargamiento unitario debido a la acción de las cargas externas
δ, δ´ Razón de asentamiento
δ Deformación vertical de una tubería (en %)
δmax Deformación vertical máxima de una tubería debida a las cargas externas (en %)
γ Densidad
Simbología 607
Legislación nacional
RD Ley 11/1995, de 28 de diciembre, por el que se establecen las normas aplicables al trata-
miento de las aguas residuales urbanas (BOE nº 312, de 30 de diciembre de1995)
RD 2200/1995, de 28 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la infraestructu-
ra para la calidad y la seguridad industrial (BOE nº 32, de 6 de febrero de 1996)
RD 509/1996, de 15 de marzo, de desarrollo del Real Decreto-ley 11/1995, de 28 de diciem-
bre, por el que se establecen las normas aplicables al tratamiento de las aguas residua-
les urbanas (BOE nº 77, de 29 de marzo de 1996)
RD 486/1997, de 14 de abril, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad
y salud en los lugares de trabajo (BOE nº 97, de 23 de abril de 1997)
RD 1627/1997, de 24 de octubre, por el que se establecen las disposiciones mínimas de segu-
ridad y salud en las obras de construcción (BOE nº 256, de 25 de octubre de 1997)
RD 1751/1998, de 31 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones Térmi-
cas en los Edificios (RITE) y sus instrucciones técnicas (BOE nº 186, de 5 de agosto
de 1998)
RD 2387/2004, de 30 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento del Sector Ferro-
viario (BOE nº 315, de 31 de diciembre de 2004)
Orden del Ministerio de Obras Públicas, de 13 de julio de 1993, por la que se aprueba la Ins-
trucción para el vertido al mar, desde tierra, de aguas residuales a través de emisarios subma-
rinos (BOE nº 178, de 27 de julio de 1993)
L e g i s l a c i ó n d e l a U n i ó n E u ro p e a
Directiva 91/368/CEE del Consejo, de 20 de junio de 1991, por la que se modifica la directi-
va 89/392/CEE relativa a la aproximación de las legislaciones de los Estados Miem-
bros sobre maquinas (DOCE nº 198, serie L, de 22 de julio de 1991)
Directiva 91/271/CEE, de 21 de mayo, sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas
(DOCE nº 135, serie L, de 30 de mayo de 1991)
Directiva 92/57/CEE, de 24 de junio de 1992, relativa a las disposiciones mínimas de seguri-
dad y de salud que deben aplicarse en las obras de construcción temporales o móviles
(DOUE nº 245, serie L, de 26 de agosto de 1992)
Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre, por la que se
establece un marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas (DO
nº 327, serie L, de 22 de diciembre de 2000)
Directiva 2006/7/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 15 de febrero, relativa a la
gestión de la calidad de las aguas de baño y por la que se deroga la Directiva
76/160/CEE (DOUE nº 64, serie L, de 4 de marzo de 2006)
Normas UNE
Las normas UNE (Una Norma Española) son las elaboradas por AENOR (Asociación
Española de Normalización), que es el único Organismo normalizador reconocido en España
para la elaboración de normas en el campo de la calidad industrial, estando avalada su expe-
riencia por los miles de productos y empresas normalizados y certificados. Su página web es
www.aenor.es.
Las normas UNE utilizadas en la elaboración de esta Guía Técnica son las siguien-
tes:
1.401 Sistemas de canalización en materiales plásticos para saneamiento ente-
rrado sin presión. Poli(cloruro de vinilo) no plastificado (PVC-U)
Parte 2. Guía para la evaluación de la conformidad (UNE ENV)
Parte 3. Práctica recomendada para la instalación (UNE ENV)
1.452 Sistemas de canalización en materiales plásticos para conducción de
agua. Poli (cloruro de vinilo) no plastificado (PVC-U)
Parte 6. Práctica recomendada para la instalación (UNE ENV)
Parte 7. Guía para la evaluación de la conformidad (UNE ENV)
1.852 Sistemas de canalización en materiales plásticos para saneamiento ente-
rrado sin presión. Polipropileno (PP)
Parte 2. Guía para la evaluación de la conformidad (UNE ENV)
37.507 Recubrimientos galvanizados en caliente de tornillería y otros elementos
de fijación
53.314 Plásticos. Tubos, juntas y piezas fabricadas con resinas termoestables
reforzadas con fibra de vidrio. Terminología
620 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Normas UNE-EN
Las normas UNE-EN son aquellas normas elaboradas por AENOR que son traducción
directa de la norma EN correspondiente. Las normas UNE-EN referidas en este documento
son las siguientes:
Normativa citada en el texto 621
N o r m a s e u ro p e a s E N
Como su propio nombre indica, son proyectos o borradores de futuras normas europe-
as EN (y por tanto también UNE-EN). Según los casos se encuentran más o menos desarro-
llados (encuesta, encuesta definitiva, voto formal, etc.), habiéndose utilizado los siguientes en
la redacción de este documento:
1.115 Plastics piping systems for underground drainage and sewerage under
pressure. Glass-reinforced thermosetting plastics (GRP) based on unsa-
turated polyester resin (UP)
Part 2. Pipes with flexible, reduced articulation or rigid joints
1.295 Stuctural design of buried pipelines under various conditions of loading
Part 3. Common method
13.476 Plastics piping systems for non-pressure underground drainage and sewe-
rage. Structured wall piping systems of unplasticized poly(vinyl chloride)
(PVC-U), polypropylene (PP) and polyethylene (PE)
Part 1. General requirements and performance characteristics
Normativa citada en el texto 629
Part 2. Specifications for pipes and fitting with smooth internal and
external surface and the system, Type A
Part 3. Specifications for pipes and fitting with smooth internal and
external surface and the system, Type B
13.598 Plastics piping systems for non-pressure underground drainage and sewe-
rage. Unplasticized poly(vinyl chloride) (PVC-U), polypropylene (PP)
and polyethylene (PE)
Part 2. Specifications for manholes and inspection chambers in traffic
areas and deep under
14.346 Plastics piping systems for drainage and sewerage with or without pres-
sure, glass reinforced thermosetting plastics (GRP) based on unsaturated
polyester resin (UP), specification for pipes, fittings and joints
14.636 Plastics piping systems for non-pressure drainage and Sewerage. Polyes-
ter resin concrete (PRC)
Part 1. Pipes and fittings with flexible joints
Part 2. Manholes and inspection chambers
14.654 Management and control of cleaning operations in drains and sewers
14.844 Precast concrete products box culverts
15.383 Plastics piping systems for drainage and sewerage. Glass-reinforced ther-
mosetting plastics (GRP) based on polyester resin (UP). Manholes and
inspection chambers
Normas DIN
Las siglas DIN (Deutsches Institut für Normung) dan nombre tanto al Organismo de
normalización reconocido en Alemania como a las normas que elaboran. Es uno de los orga-
nismos de normalización más potentes del mundo (tiene más de 25.000 normas publicadas).
Su página web es www.din.de y las principales normas DIN utilizadas en la elaboración de
este documento han sido las siguientes:
8.075 Polyethylene (PE) pipes. PE 63, PE 80, PE 100, PE-HD.General quality
requirements and testing
16.961 Thermoplastic pipes and fittings with profiled outer and smooth inner
surfaces
Part 1. Dimensions
Part 2. Technical delivery conditions
16.963 Pipe joint assemblies and fittings for high-density polyethylene (HDPE)
pressure pipes
19.565-5 Prefabricated glass fibre reinforced plastic (UP-GF) manholes for use in
sewerage systems; dimensions and technical delivery conditions
630 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
19.580 Drainage channels for vehicular and pedestrian areas. Weathering resis-
tance, mass per unit area and third party control
19.704 Hydraulic steel structures. Criteria for design
30.674-2 Cement mortar coatings for ductile iron pipes; requirements and testing
54.815 Pipes made of filled polyester resin moulding materials
Part 1. Dimensions, material and marking
Part 2. Requirements and testing
Normas ISO
Normas NBE
N o r m a s ATV
Normas ASTM
Normas NF
Las normas NF son las elaboradas por AFNOR (Association française de normalisa-
tion), que es el Organismo de normalización reconocido en Francia. Su página web es
www.afnor.fr y las normas NF utilizadas en el presente texto han sido las siguientes:
A 48-851:1985 Foundry products. Ductile iron pipes for pressure pipelines. Polyu-
rethan external coating
A 48-860:1981 Foundry products. Ductile cast iron piping elements. Socket series.
GS express joint. Assembly dimensions and joint accessories
A48-902:1985 Foundry products. Ductile iron pipes for pressure pipelines. Contri-
fugal cement mortar internal lining. Composition controls of freshly
applied mortar
N o r m a s AW WA
Normas BS
Las normas BS son las elaboradas por BSI (British Standards Institution), que es el
Organismo de normalización reconocido en el Reino Unido. Su página web es www.bsi-glo-
bal.com y las normas BS utilizadas en el presente texto han sido las siguientes:
5.480 Specification for glass reinforced plastics (GRP) pipes, joints and fittings
for use for water supply or sewerage
634 Guía Técnica sobre redes de saneamiento y drenaje urbano
Normas UNI
Las siglas UNI (Ente Nazionale Italiano di Unificazione) dan nombre tanto al Orga-
nismo de normalización reconocido en Italia como a las normas que elaboran. Su página web
es www.uni.com, y en este documento se ha empleado la siguiente norma de esta institución:
9.032 Tubi di resine termoindurenti rinforzate con fibre di vetro (PRFV) con o
senza cariche. Tipi, dimensioni e requisiti
N o r m a s AS
Normas JIS
Normas F
N o r m a s N LT
Las Normas Técnicas NLT, elaboradas por el CEDEX (www.cedex.es), son referentes
a métodos de ensayo de carreteras, de suelos, así como a otros materiales de construcción. Las
utilizadas en el presente documento son las siguientes:
204/72 Determinación de la densidad mínima de una arena
Normas WIS
Presente en todo el mundo, tiene sus oficinas centrales en el Reino Unido y su página
web es www.wrc.plc.co.uk (la biblioteca en la que pueden consultarse las normas y publica-
ciones está en www.webookshop.com). En el presente documento se han utilizado la siguien-
te norma WIS:
4-08-02 Imported granular and selected as-dug bedding and sidefill materials for
buried pipelines
Normas IGN
4-08-01 Imported granular and selected as-dug bedding and sidefill materials for
buried pipelines
Normas DVS
s
da s y
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Manuales y
cio
en le
m ua
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Re M
Guía Técnica
sobre redes
I S B N 8 4 - 7 7 9 0 - 4 3 89
- 30
MINISTERIO
DE FOMENTO
MINISTERIO DE
MEDIO AMBIENTE CENTRO DE ESTUDIOS
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MINISTERIO
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CENTRO DE ESTUDIOS
Y EXPERIMENTACIÓN
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DE OBRAS PÚBLICAS (I.V.A. Incluido) DE OBRAS PÚBLICAS
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