Dios todopoderoso y eterno, padre celestial, te doy las infinitas
gracias por éste nuevo amanecer, gracias por la vida y por tu amor. Hoy, quiero abrir mi corazón para ofrecerte mi enfermedad, ayúdame a aceptarla, es mi cruz, hazme capaz de amar más y más a mi familia y a los que me rodean desde ésta cruz que voy padeciendo. Haz que te sienta cerca de mí, ayúdame a comprender que esta enfermedad es una oportunidad de encontrarme profundamente contigo y conmigo mismo. Hazme entender que con cada cruz que se me presenta tú me das siempre de tu gracia y en cada dolor me das la fuerza necesaria y me haces sentir seguro de ti. Señor Jesús, divino Maestro, mírame a los ojos, haz que yo te mire con los ojos de la fe, que nos miremos de corazón a corazón, sin palabras, en la soledad de mi enfermedad, hasta que brote y crezca en mi espíritu, tu paz. Jesús, te pido que el sacrificio del dolor nos de fuerza para cumplir tus mandamientos, como verdaderos hijos de la Virgen María. Virgen Santísima de Guadalupe, morenita de Tepeyac, ayúdanos a los enfermos e intercede ante tu hijo Jesús para que profundicemos en nuestra fe y nos amemos todos como hermanos y busquemos la paz en nuestra patria. Gracias Virgen Santísima de Guadalupe. Gracias Jesús por lo que derramas en nosotros. Bendito seas. Amén.