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Un apéndice necesario: La cruz de Jesucristo

Marcos 15:34
No podemos pasar por alto este tema, siendo que se trata del corazón del evangelio. Uno de los problemas más
graves con la predicación actual es la omisión casi total de la cruz. No es suficiente decir que Cristo murió de
manera noble, Arturo Pratt también murió de manera noble. Necesitamos entender el poder salvífico que rodea
la cruz de Cristo explicando su verdadero significado: El Señor murió cargando sobre sí mismo nuestras
transgresiones, sufriendo el castigo de nuestros pecados. Abandonado por Dios y quebrantado bajo la ira de
Dios en nuestro lugar.
Abandonado por Dios
Uno de los relatos más perturbadores dentro de la biblia es el relato de Juan Marcos y Mateo, Cristo el hijo de
Dios colgando de una cruz, clamando a gran voz “Dios mío Dios mío, por qué me has desamparado?” Resulta
difícil de entender estas palabras sabiendo que provienen del santo hijo de Dios; ¿abandonado por su
padre?¿abandonado por Dios?¿cómo puede esto ser posible? Es cierto que resultan ser perturbadoras, pero
estas palabras revelan el significado de la cruz y la razón por la cual murió. El Señor no quiso que mal
interpretáramos su muerte, es por eso que al exclamar “Dios mío Dios mío, por qué me has desamparado?” está
llamando a toda la audiencia al Salmo 22, salmo que está lleno de profecías detalladas de la cruz, pero solo nos
detendremos en los primeros seis versos.
En los primeros dos versos escuchamos la queja de nuestro Señor, él se considera abandonado por Dios. Dios
lo ha abandonado y hace caso omiso a su clamor. Este no es un abandono simbólico o poético. ¡ES REAL! Si
alguien en la historia se sintió abandonado por Dios ese fue su hijo, su amado hijo mientras colgaba de una cruz.
En el verso cuatro y cinco la angustia del Señor se agudiza más al hacer memoria de la fidelidad de Dios. Lo que
él está diciendo es que cada vez que un hombre justo clamó a Dios, él se movió a misericordia, él los libró, sin
embargo ahora el hijo de Dios, santo y sin pecado está colgando de una cruz completamente abandonado por
Dios ¿Cuál podría ser la razón?¿Por qué Dios lo abandonó?
Jesús responde a estas preguntas en el verso seis: él se ha hecho un gusano, ha dejado de ser hombre. ¿Por qué
habla de si mismo con estas denigrantes palabras? Acaso se veía a sí mismo como gusano, como oprobio de los
hombres? Entonces la respuesta a la pregunta ¿Por qué Dios lo abandonó? Es porque Dios determinó que toda
nuestra iniquidad recayera sobre él. Y como un gusano fuera abandonado y quebrantado por Dios en nuestro
lugar
UNA SERPIENTE Y UN CHIVO EXPIATORIO (números 21:5-9)

Esta metáfora oscura del Mesías muriendo como un gusano no está sola en la Escritura. Hay otras que nos llevan
más profundamente en el corazón de la cruz y está abierto a nosotros lo que Él tiene que sufrir para lograr la
redención de su pueblo.[6] Si nos estremecemos ante las palabras del salmista, será sorprendido más al leer
que el Hijo de Dios también se asemeja a una serpiente levantada en el desierto, y a dos cabras que llevan los
pecados – una sacrificada y la otra expulsada. La primera metáfora aparece en el libro de Números. Debido a la
rebelión casi constante de Israel contra el Señor y su rechazo a Sus provisiones de gracia, Dios envió a
“serpientes ardientes” entre el pueblo y muchos murieron.[7] Sin embargo, como resultado del arrepentimiento
del pueblo y la intercesión de Moisés, Dios una vez más hizo provisión de su salvación. Él ordenó a Moisés “Hazte
una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta.” Luego prometió: “y cualquiera que fuere mordido y mirare a
ella, vivirá.” Al principio, parece contrario a la razón que “aquello que sanaba tenía la forma en la semejanza de
lo que hería.”[8] Sin embargo, proporciona una poderosa imagen de la cruz. Los israelitas estaban muriendo por
el veneno de las serpientes ardientes. Los hombres mueren por el veneno de su propio pecado. Dios ordenó a
Moisés colocar la causa de la muerte en lo alto de un poste. Dios puso a la causa de nuestra muerte sobre Su
propio Hijo cuando estaba colgado en lo alto de una cruz. Había venido “en semejanza de carne de pecado,” y
fue hecho pecado por nosotros.[9] El israelita que creyó a Dios y miraba la serpiente de bronce viviría. El hombre
que cree que el testimonio de Dios acerca de su Hijo, y mira a Él con fe será salvo [10] Como está escrito:. “Mirad
a mí, y sed salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay nadie más.”[11] El libro sacerdotal
de Levítico contiene la segunda metáfora. Puesto que era imposible que una sola ofrenda tipificara totalmente
o ilustrara la muerte expiatoria del Mesías, Dios requiere de las personas de la Ofrenda de dos cabras de
sacrificio.[12] El primer macho cabrío era sacrificado como ofrenda por el pecado delante del Señor, y su sangre
era rociada sobre y delante del propiciatorio detrás del velo en el Lugar Santísimo.[13] Se tipificaba a Cristo, que
derramó Su sangre en la cruz para expiar los pecados de Su pueblo. Es un ejemplo maravilloso de la muerte de
Cristo como propiciación –Él derramó Su sangre para satisfacer la justicia de Dios, apaciguar Su ira, y traer la
paz. El sumo sacerdote presentaba la segunda cabra ante el Señor como el chivo expiatorio.[14] El sumo
sacerdote tenía que poner “ambas manos sobre la cabeza del macho cabrío y confesará sobre él todas las
iniquidades de los hijos de Israel y todas sus transgresiones, todos sus pecados.” [15] Entonces el sacerdote
envió el chivo expiatorio al desierto, llevando sobre sí todas las iniquidades del pueblo en una tierra solitaria.
Allí, se paseaba solo, abandonado de Dios y separado del pueblo de Dios. El macho cabrío simbolizaba a Cristo,
quien “llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,” y sufrió y murió solo “fuera del campamento.”[16]
Es un ejemplo maravilloso de la muerte de Cristo como expiación –El llevó nuestro pecado lejos. El salmista
escribió: “Como dista el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.”[17]

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