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Sentido de la Vida
Esta lucha por el poder puede ser mejor entendida como una derivación de una
inferioridad orgánica emergiendo en situaciones que requieren la superación de
complejos de inferioridad.
(...) simplemente lo que es frustrado en el hombre siempre que es tomado por el
sentimiento de falta de sentido y de vacío "(Frankl, 1991: 25 ). Se trata, por lo tanto,
de una motivación primaria, teniendo en cuenta que no sería una derivación de otro
fenómeno, como un subproducto; de esta forma, se constituye como una motivación
genuinamente humana.
A diferencia de Freud y de Adler, la logoterapia definió al ser humano como un ser
que anhela, en última instancia, constituir una existencia plena de sentido. Sus
investigaciones clínicas y filosóficas concluyeron que si la persona es frustrada en
su motivación primaria, o sea, en la búsqueda de sentido, ésta podrá perder su
principal factor de protección del psicofísico, tornándose susceptible al enfermo ya
los trastornos psicosociales como agresión, drogadicción y suicidio (Frankl, 1990).
Según Frankl (1989), los motivadores placer y poder se activan de forma exagerada
cuando el sentido se encuentra en un nivel crítico o bajo. En otras palabras, cuando
hay una frustración en la búsqueda de sentido, hay, por consiguiente, una elevación
de la búsqueda de placer y del poder. Esta frustración puede ocurrir en algunas
circunstancias, sobre todo cuando el pasado carece de sentido y el futuro no se
percibe con posibilidades de realización de valores. Otra circunstancia sería cuando
el presente es percibido como sin ninguna posibilidad de sentido, ocasionando un
vacío existencial. En todo caso, hay una carencia de valores, sea en el pasado o en
el presente, y una restricción de la percepción de valores en el futuro.
El modelo teórico en cuestión parte de la premisa de que la preocupación con los
valores surge con la conciencia de la finitud. Así, estos mismos valores sirven como
guías para elecciones y opciones durante la vida. También parte de la premisa de
que los valores están constituidos a partir de su realización, ya que el hombre se
encuentra en una tensión entre el ser y el deber-ser. De esta manera, la esencia de
la persona humana se realiza en la medida en que efectúa actos valorativos. Para
Frankl (1989), los valores se constituyen como el "paso-paso" de la existencia, ya
que, al ser concretado, forma parte del ser pasado, estableciéndose como la
dimensión más segura del ser humano, ya que se cristaliza de forma indeleble en
su proyecto existencial.
Según Mondin (2005), "más que un hecho realizado, el hombre es una reserva de
posibilidades. Él es un proyecto abierto, completamente a definirse y realizar "(p.53).
Según él, el papel de la axiología es el de aclarar qué valores son esenciales para
realizar el proyecto de humanidad. Según Frankl (1989), los valores son vías para
la realización de sentido. Este mismo autor concibe tres categorías valorativas por
las cuales el hombre común, en su comprensión ontológica, encuentra sentidos.
Son ellas: valores creativos, vivenciales y actitudinales.
Valor creativo: se relaciona con los actos creativos, tales como la constitución de
obras artísticas y científicas, y está asociado a la capacidad de producción del ser
humano, o sea, al trabajo.
Valor vivencial: mientras que en el valor creativo el ser humano construye algo para
el mundo, en el valor vivencial, recibe algo del mundo en forma de vivencias. Este
valor abarca tanto la contemplación artística o la propia naturaleza, como el
encuentro con otro ser humano en el binomio yo-tú. Este último está relacionado
con la experiencia del amor.
Valor actitudinal: ese último valor está relacionado a la capacidad del ser humano
de posicionarse ante una situación inmutable, en general, el sufrimiento. Cuando la
persona humana ya no posee su capacidad de producir y está privada de los valores
de vivencia, ella todavía posee la libertad de posicionarse, proporcionándole una
realización interior de sentido.
En la relación del hombre con los valores, se observa el fenómeno antropológico de
la autocracia de la existencia, es decir, la persona humana debería estar orientada
hacia algo o alguien que no sea el propio yo. Por lo tanto, aquellos que, de forma
excesiva, se vuelven hacia sí, no se abren al mundo, pueden estar indicando una
especie de neurosis, constituyéndose así un indicio de neurosis aquellos que se
vuelven para sí mismos de forma excesiva (Frankl , 1991). En esa dirección, el poder
y el placer no se constituían como fines en sí mismos, sino consecuencias de la
realización existencial de sentidos. Así, el placer y el poder no serían valores finales,
puesto que no son objetos de intencionalidad. Además, en la sociedad
postindustrial, se observa que el proyecto del "ter" se superpone al proyecto del
"ser", escamoteando los debates sobre la muerte, pues éstos no estarían reforzando
los valores materialistas de los sistemas de las sociedades de consumo y de
producción.
Antropología filosófica de la logoterapia
Los supuestos básicos de la logoterapia y análisis existencial acerca de los valores
se pueden resumir de la siguiente manera:
- Los valores son motivadores de la existencia humana. Este presupuesto está
justificado en la perspectiva teleológica, la cual concibe que el ser humano se mueve
por los fines. Así, el ser humano sería atraído por los valores; - Los valores son
objetos de intencionalidad, supuesto husserliano que reza que toda conciencia es
conciencia de algo; - Por consiguiente, los valores no son sólo subjetivos, sino que
se constituyen como auténticas posibilidades de ser en el mundo; - La preocupación
con valores deriva de la conciencia de la finitud. En otras palabras, el ser humano
se preocupa por la realización de valores porque sabe que un día morir, surgiendo
el deseo / voluntad de conferir a la vida un significado; - La preocupación con los
valores es derivada de la dimensión noética y se presenta de forma jerárquica en
las situaciones en que el ser humano está inserto; los valores que son más dignos
de realización son aquellos que confieren más sentido a la vida y dignifica a la
humanidad, o sea, ejerce una influencia positiva para sí mismo, para otras personas
y para el mundo.
La concepción de los valores está relacionada con el concepto de la ontología
dimensional. Frankl (1989) distingue tres partes interrelacionadas, que son: la
noética, la psíquica y la somática. Aunque pueden ser definidas de formas distintas,
ellas se constituyen en una unidad indisoluble constituyendo en una imagen del ser
humano tridimensional (Frankl, 1989). La dimensión somática se constituye en los
aspectos fisiológicos y biológicos del ser humano y de los animales y de los
vegetales; ya la dimensión psíquica corresponde a los afectos ya todos los procesos
básicos, como percepción, aprendizaje, sensación, entre otros, lo que sólo se
compartir entre los hombres y los animales; por fin, la dimensión noética sería
aquella por la cual se manifiestan todos los fenómenos específicamente humanos,
o sea, que no son compartidos ni con los animales ni con los vegetales.
Estos fenómenos serían aquellos tales como: preocupación con valores (éticos,
estéticos y religiosos); todo acto de intencionalidad, actividades artísticas y
creativas, el sentido del humor, así como la conciencia valorativa (Lukas, 1989).
Como el ser humano es el único ser que tiene la conciencia de su propia finitud, eso
lo diferencia de otros entes, conferiendo una estructura existencial demarcada por
la angustia. A continuación se presentará la visión de Frankl sobre la muerte y la
finitud.
La concepción de la finitud según Frankl
Según Frankl (1989), independientemente de la duración de una existencia, ella
tiene un sentido, y el ser humano pasa a buscar un significado al encontrarse con
la transitoriedad de su vida. Para ese autor, la muerte y el morir no serían algo que
destituía la vida de un sentido, pues el carácter transitorio de la vida es que impulsa
al ser humano a buscar un sentido para realizar determinada tarea. En otras
palabras, la finitud da un sentido a la vida, despertando en el ser humano el sentido
de responsabilidad, ya que la muerte hace que la vida sea única e imposible de ser
revertida (Frankl, 1994).
En esa perspectiva, la existencia humana es ser-responsable, en que la
responsabilidad se origina en el carácter concreto de la persona y de la situación.
De este modo, el desarrollo de la responsabilidad humana acompaña el "carácter
único" del sujeto y la "irrepetibilidad de la situación". Así, el "carácter único" y la
"irrepetibilidad de la situación" son elementos constitutivos del sentido de la vida
humana y conjetura la finidad humana, mientras que esa finitud representa algo que
dé sentido a la existencia. No es, por lo tanto, separar la muerte de la vida, ya que
la muerte forma parte de ella (Frankl, 1989).
La muerte también puede evocar la pregunta por el sentido de la vida (Frankl, 1990),
puesto que la transitoriedad de la existencia humana podría destituir la vida de un
sentido o de un "para que vivir". La eternidad es entendida por Frankl (1990) como
una realidad simultánea que comprende el presente, el pasado y el futuro. Por lo
tanto, la finitud, la temporalidad, no es sólo una nota esencial de la vida humana,
sino que se trata también de lo que constituye su sentido, puesto que en el momento
en que se realizan las potencialidades, éstas se transfieren del no ser para el, de
las posibilidades para la realidad del pasado. De este modo, el sentido de la
existencia humana se funda en su carácter irreversible (Frankl, 1994, 1989). La
logoterapia concibe que el futuro "no es", el pasado es la pura realidad, puesto que
el tiempo sería irreversible. De esta forma, cada instante de la vida está también
muriendo, pues los instantes son transitorios. Esta transitoriedad de los momentos
hace un incentivo para que el ser humano busque realizar acciones responsables
(Frankl, 1994). Todo lo que se ha realizado sigue existiendo puesto que pasa a
formar parte del pasado y permanece como parte de la realidad. Por lo tanto, lo que
se ha vivido nadie puede destruir, se vuelve pasado y la realidad (Frankl, 1990). En
esta perspectiva, Frankl se acerca a Heidegger (1989) cuando este último
comprende que "la pre-sencia" es "su pasado en el modo de su ser, lo que significa,
a grosso modo, que ella siempre" sucede " su futuro "(página 48). En lo que se
refiere a la transitoriedad de la vida, Frankl (1990) afirma que eso realmente sólo se
aplica con las posibilidades de dar un sentido a las oportunidades de crear, de
experimentar, de sufrir con sentido pleno. En ese sentido, en la medida en que el
ser humano responde a la vida, se vuelve responsable de algo. Por lo tanto, la
responsabilidad en el "optimismo del futuro", en las elecciones y posibilidades del
futuro y en el "optimismo del pasado", es decir, transforma las posibilidades en
realidad, abriéndolas en el pasado, ya que todo es efímero, porque pasa de la
nulidad del futuro para el pasado, en el que todo va recorriendo del futuro hacia el
pasado, del vacío del futuro hacia la existencia del pasado.
Lo que sucede con la muerte es el hecho de que todo lo que se ha vivido se fija en
el ser pasado y nada más será modificado, perdiéndose las posibilidades del venir
a ser. Es en ese sentido que se entiende el pasado del hombre como su verdadero
futuro, como la dimensión más segura del ser, ya que nada más de aquello podrá
ser eliminado o modificado (Frankl, 1990).
De ese modo, el ser humano se va construyendo y modelando, en algunos
momentos experimentando vivencias, en otros momentos sufriendo. Por lo tanto, el
hombre debe seguir su vida en el tiempo a pesar de su finitud, que delimita su
proyecto existencial (Frankl, 1989; Heidegger, 1990). En cuanto a las
consideraciones anteriores, el presente estudio tuvo como objetivo identificar las
concepciones de la muerte y sus repercusiones para el sentido de la vida entre los
adolescentes de una escuela pública de la ciudad de João Pessoa (PB).
método
El estudio partió de la perspectiva de la investigación, que, según Franco (2005), se
constituye como un instrumento tanto pedagógico como científico. Según esa
misma autora, como praxis investigativa, esa metodología busca conocer "las
perspectivas latentes, lo oculto, el no familiar que sustentan las prácticas, siendo los
cambios negociados y gestionados en el colectivo" (486). Tríptico (2005) considera
que, de forma general, esta metodología oscila entre la práctica interventiva y la
investigación como un medio de evaluar los resultados de la acción propuesta.
participantes
Los participantes fueron estudiantes de una escuela pública de la ciudad de João
Pessoa. En total, se contó con 17 estudiantes del tercer año de secundaria, la
mayoría del sexo femenino (52,9%), con edad media de 17 años y amplitud de 15
a 24 años.
Procedimientos para la recolección de datos
Inicialmente, se pidió a la coordinadora pedagógica de la escuela la realización de
una intervención con alumnos de secundaria. Después de su autorización y por
sugerencia de ella, fue indicada la clase del profesor de filosofía de esa escuela
para que pudiera disponibilizar sus clases para la efectividad del proyecto. Después
del permiso final del profesor, se realizaron cinco intervenciones, siendo una vez
por semana, con el tiempo promedio de 45 minutos. Las etapas de la intervención
se describen a continuación:
Primera intervención: buscó comprender cómo los adolescentes de la enseñanza
media perciben o conceptualizan el fenómeno "muerte". Se presentó un vídeo con
el tema "Viviendo la vida sin Drogas" y un cuestionario con la siguiente pregunta
"¿Qué le viene a la mente cuando usted oye la palabra muerte?".
Segunda Intervención: procuró aprehender el concepto acerca de lo que es el
sentido de la vida. También preguntó si la muerte retiraría el sentido de la vida.
Tercera intervención: se utilizó la historia oriental "Muerte en Teherán" para
reflexionar sobre la inevitabilidad de la muerte. A continuación, se preguntó "¿Cómo
sería la vida si no existiera la muerte?"
Tabla antes
relato de uno de los participantes: Nunca pienso en la muerte. Esta fue una manera
de hacerme pensar en mi propia vida.
Frankl (2003) consideró que la educación puede tener un papel preponderante en
lo que se refiere al refinamiento de la conciencia de los jóvenes para el
descubrimiento del sentido y de los valores que están arraigados en la existencia.
De esta forma, el debate sobre la muerte en un ambiente escolar hizo que los
participantes pudieran expresar libremente sus creencias y concepciones acerca de
la finitud, así como proporcionó una reflexión sobre los valores que los guían,
haciéndolos consciente de los significados que permean sus vidas . Según piensa
Frankl
(1994), la transitoriedad tiene una importante función para la existencia humana, es
decir, "constituye nuestra responsabilidad, porque todo depende de concientizarnos
de las posibilidades esencialmente transitorias" (p 106). Así, se constató que las
discusiones sobre la muerte promovieron una reflexión sobre la vida, integrando la
dualidad vida-muerte. A partir de los resultados de este estudio, se sugiere que los
componentes curriculares puedan abrir un espacio para discusiones que angustian
la vida de los estudiantes, con el fin de expresar temas de lo cotidiano que están
imbricados con la existencia de esos jóvenes.