Sie sind auf Seite 1von 9

Escuela Superior Politécnica de Chimborazo

Facultad de Ciencias Pecuarias

Escuela de Ingeniería Zootécnica

SEMESTRE: Séptimo¨A¨
CÁTEDRA: Formación en valores
Integrantes: Francis Estrella, David Guacho, Alex Robalino, Geovanny Paula, Flor
Allauca y Edwin Sánchez.
Ing.: Diego Cajamarca

I. Tema:
GÉNERO VIOLENCIA E INCLUSIÓN

II. Desarrollo:
Igualdad.
La igualdad significa que todas las personas, sin importar su género, disfrutan del mismo
estatus social; tienen los mismos derechos a todos los derechos humanos; disfrutan del
mismo nivel de respeto en la comunidad; pueden aprovechar de las mismas
oportunidades para ejercer opciones acerca de sus vidas, y cuentan con el mismo nivel
de poder para dar forma a los resultados de estas opciones. La igualdad de género no
significa que mujeres y hombres o niñas o niños son los mismos. Mujeres y hombres,
niñas y personas con otras identidades de género tienen necesidades y prioridades
diferentes, pero relacionadas, enfrentan distintas limitaciones, y disfrutan de diferentes
oportunidades. Sus posiciones sociales relativas se basan en normas que, aunque no
son fijas, suelen beneficiar a los hombres y los niños, y perjudicar a las mujeres y las
niñas. Como consecuencia, las políticas y los programas los afectan de distintas
maneras. Un enfoque de igualdad de género trata de entender estas diferencias
relativas e identidades entrelazadas, apreciando que no son rígidas y que se pueden
cambiar. Es importante mantener en cuenta estas diferencias e identidades
entrelazadas en el diseño de las estrategias, políticas, programas y servicios.
Básicamente, la promoción de la igualdad de género significa transformar las relaciones
de poder entre mujeres y hombres, niñas y niños, y personas con identidades distintas
de género, con el objetivo de crear una sociedad más justa para todos y todas. Un
elemento de la estrategia de lograr la igualdad de género es la equidad de género. Un
enfoque de equidad de género es un proceso deliberado de ser justo para producir
resultados iguales y medibles. (Global, 2017)
Violencia
La violencia contra la mujer es uno de los problemas de salud pública más preocupantes
de nuestro país, no sólo por los daños físicos: muerte, golpes, entre otros; sino por los
daños a nuestra mente: ansiedad, indignación, humillación, desesperanza, entre otros.
Afecta directamente a las mujeres, pero además a nuestras niñas, niños, jóvenes y a
todo el entramado social. Por todo ello, es importante erradicar toda forma de violencia
en las relaciones humanas, comenzando por nuestras familias, así como en las escuelas
y las calles. (Rojas, 2017)
La violencia se manifiesta en las relaciones construidas entre las personas. Las
relaciones son mediadas no sólo por las personas implicadas, sino también por el
contexto, es decir por las costumbres, normas, políticas e instituciones sociales
construidas a través de la historia de un determinado lugar. Por ello, para atender este
problema, no sólo debemos trabajar con la víctima, sino con todas las personas, ya que
es necesario dinamizar las relaciones socialmente construidas. (Rojas, 2017)
La educación es el camino más largo, pero el más seguro para lograr erradicar la
violencia. No sólo es aquella que recibimos en las escuelas (que en su mayoría son más
instructivas), sino también a través de nuestro proceso socializador, desarrollado en
nuestras familias, en nuestras calles y a través de nuestros medios de comunicación.
(Gómez, 2014)
Para erradicar la violencia, es educar a nuestros niños, niñas y jóvenes en valores
basados en el respeto, la autonomía y la dignidad:
• Respeto: es reconocer, valorar y apreciar las cualidades o características, de
nosotros mismos, así como de las demás personas.
• Autonomía: es reconocer la capacidad para tomar decisiones, en nosotros
mismos, así como en las demás personas.
• Dignidad: es hacer valer como persona, sin humillarse ni degradarse, a nosotros
mismo, así como a las demás personas. (Gómez, 2014)
La violencia de género es un término de introducción reciente y se ha definido, en líneas
generales, como una manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y
las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, lo cual implicaría una
violencia que se dirige contra las mujeres por el simple hecho de serlo. Dentro de esta
perspectiva, no es lo mismo violencia de género que violencia doméstica, pues la
primera involucra a la mujer y la otra a la familia como sujetos de referencia. (Chávez et
al,.2016).
La inclusión desde la perspectiva de género su fin es lograr la igualdad tanto en hombres
como mujeres, mediante la incorporación del análisis de género, la investigación
sensible al género, las perspectivas de las mujeres y las metas de igualdad de género
a las políticas, proyectos e instituciones reconocidas. (Kerr,2004). Según Plan
Internacional en el 2017 nos dice que la inclusión tiene que ver con incorporar a las
personas de manera significativa. Es el proceso de mejorar los términos para la
participación social de las personas y los grupos y el gozo pleno de sus derechos.
Requiere abordar las causas fundamentales de la exclusión y entendimiento de la
magnitud del entrelace de las diferentes formas de exclusión. La inclusión implica
mejorar las oportunidades disponibles para niñas, niños y jóvenes, especialmente los
que son vulnerables y excluidos, entre ellos los y las NN con discapacidad, que son
excluidos basados en los grupos sociales con quienes se identifican y con quienes se
asocian, además de representar su dignidad.
América Latina es hoy en día la región más insegura del mundo, al igual que la más
desigual. La inequidad y la exclusión se traducen en altos niveles de violencia que
afectan principalmente a mujeres, jóvenes, niños y poblaciones indígenas. El ejercicio
de esa violencia es multicausal y multidimensional. La violencia es producto del impacto
psicológico y pérdida del tejido social causado por los diversos conflictos armados
vividos en la región; de la debilidad institucional y de la ausencia de políticas públicas
incluyentes y equitativas. La proliferación de armas de fuego y el fácil acceso a las
mismas exacerban la conflictividad e incrementan la letalidad. Desde una perspectiva
de género, en la última década surgen dos fenómenos asociados a esa violencia: el
feminicidio y la construcción de la masculinidad en las pandillas juveniles. La solución
debe plantearse desde una perspectiva multidimensional, basada en la prevención y en
las políticas de equidad e inclusión enfocadas en erradicar la violencia intrafamiliar y la
proliferación de armas de fuego en la región (Escribano, 2008)
La desigualdad de género y la exclusión varían de un lugar a otro, pero en todos los
países donde trabajamos encontramos diferentes formas de discriminación de género,
estereotipos de género y una distribución desigual de poder entre mujeres, hombres,
niñas y niños, y otros géneros, además de la exclusión basada en múltiples factores.
Entre estos factores encontramos raza, clase, etnicidad, capacidad, idioma, orientación
sexual e identidad de género. Reconocemos que las personas tienen múltiples
identidades que dan forma a sus experiencias. Consideramos que nuestro trabajo de
abordar la desigualdad de género puede ser fortalecido examinando la forma en que
estas identidades se entrelazan, y aprovechando estos conocimientos para informar los
programas y la incidencia. La desigualdad de género intensifica los efectos negativos
de todas las demás formas de exclusión, y por ende, la exclusión es distinta y, en
muchos casos, peor para las niñas y las mujeres. Entre los grupos excluidos las niñas
suelen ser las que enfrentan los mayores obstáculos al ejercicio de sus derechos y, por
lo tanto, la igualdad de género y los derechos de las niñas siguen siendo una prioridad
clara para nuestro trabajo (International, 2017).
El logro de la igualdad de género, la promoción de justicia de género, el cumplimiento
de los derechos de las niñas y propagar una sociedad inclusiva son objetivos centrales
de nuestro trabajo como organización dedicada a los derechos de la niñez e igualdad
para las niñas. Este compromiso se refleja en nuestra Estrategia Global 100 Millones de
Razones, nuestro Marco de Valores y Conductas y Nuestra Teoría del Cambio.

El Código Orgánico de la Función Judicial constituye el mecanismo y la norma central


que regula la forma en que deberá reestructurarse la Función Judicial, a fin de garantizar
y defender los derechos de las personas, bajo el principio de la “unidad jurisdiccional y
la gradualidad” que establece que “ninguna autoridad de las demás funciones del Estado
podrá desempeñar funciones de administración de justicia ordinaria” (Art. 10 del COFJ).
En el Art. 232, determina la competencia y jurisdicción de jueces y juezas de violencia
contra la mujer y la familia para “conocer los hechos y actos de violencia y las
contravenciones de policía cuando se trate de los casos previstos en la ley contra la
violencia a la mujer y la familia”. En el año 2006, la respuesta estatal a la problemática
de la violencia por razones de género se concentró en el área de justicia, es decir en la
persecución de la infracción penal. El panorama empieza a cambiar a partir del 2007
cuando el presidente Rafael Correa, a través del Decreto Ejecutivo N° 620 del 10 de
septiembre de ese año, declara como prioridad nacional la erradicación de la violencia
de género, por tanto, que debe constituir una política estatal de defensa de los derechos
humanos, y dispone la elaboración e implementación de un Plan Nacional para trabajar
en esa dirección. (Camacho,2014)
TIPOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO
 Violencia física: Son todas aquellas acciones como golpes, empujones,
cachetadas, agresiones con o sin objetos, patadas, intentos de estrangulamiento
que tienen como fin el control de la víctima.
 Violencia sexual: Es cualquier acto sexual no deseado que degrada el cuerpo
y la sexualidad de la víctima y atenta contra su libertad y dignidad. Implica el
abuso de poder y la supremacía masculina sobre lo femenino, al denigrar y
concebir como objeto, principalmente a los cuerpos femeninos.
 Violencia psicológica: Es todo acto u omisión que daña la estabilidad
emocional de la víctima y que le puede llevar a la depresión, al aislamiento, a la
devaluación de su autoestima e incluso al suicidio.
 Violencia patrimonial: Es cualquier acto que afecte la situación patrimonial de
la víctima. Se manifiesta en la transformación, sustracción, destrucción,
limitación, retención o sustracción de objetos, documentos personales, bienes y
valores, derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer
sus necesidades, y puede abarcar los daños a los bienes comunes o propios de
la víctima. (Consejo de la judicatura,2016)
LA MUJER EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Ya en el siglo XX se reconocen todos los derechos de la mujer adulta igual que la de los
hombres.
La emancipación de la mujer comenzó a partir del inicio de la edad contemporánea y
con la revolución francesa, pero sobre todo con la revolución industrial, cuando a
consecuencia del duro trabajo, las mujeres de la época despertaron y se dieron cuenta
que sus derechos más elementales eran negados, solo por el hecho de una mera
diferencia física. Con la llegada de la máquina a vapor y las nuevas tecnologías, las
fábricas demandaban manos para trabajar, la mujer empieza de ese modo a participar
en la vida laboral, evidentemente existía un desigual reparto de las responsabilidades,
en las empresas, las mujeres tenían un salario inferior, eran explotadas, además de
estar sometidas a regímenes de trabajos infrahumanos. Era difícil alcanzar o competir
por un buen cargo. En esta época, era dificultoso el acceso de la mujer a centro de
estudio, en los trabajos tenían que luchar con el acoso sexual. Los horarios no eran
compatibles con sus faenas domésticas. Era una sociedad hecha por el hombre y para
el hombre.
Hoy en día y gracias al empeño, genialidad, entereza y lucha arraigada en contra de lo
establecido, la mujer goza de un papel importante, claro y destacado en la sociedad
universal. Aun así, la lucha continúa para seguir abriéndose paso en la igualdad de los
derechos frente al hombre. Queda claro y existen muchos rincones del mundo en el que
la mujer no es capaz o no “debe” emitir su opinión por miedo a recibir represarías, bien
sea por su condición religiosa, que en los países árabes está arraigado culturalmente.
Y porque en líneas generales las leyes fueron y están escritas por hombres y por ende
juegan siempre a su favor.
La evolución y desarrollo que se está generando, cada día a nivel mundial no permite,
y me refiero tecnológicamente, socialmente, gubernamentalmente, económicamente,
etc. Que la mujer quede en casa únicamente. Deja claro y patente que el rol de la mujer
debe ser y es cada día más importante en la sociedad (Acosta, 2015).
VIOLENCIA MASCULINA
La violencia masculina es un problema complejo, multideterminado, sobre el que es
necesario incidir, pues sino las acciones contra la violencia de género quedarán
incompletas. Para hacerlo es necesaria una tarea que imprescindiblemente debe
destacar la responsabilidad masculina- en su ejercicio y en su contención-, con una
óptica de género, y apuntando a la prevención. Esta tarea, que supone un arduo, largo
y sostenido trabajo, no puede limitarse sólo con acciones enfocadas a penalizar a los
varones que han ejercido violencia contra las mujeres, o a ayudarlos a detener sus
comportamientos. Se requiere una estrategia articulada y transversal que debe incluir al
menos seis actuaciones básicas, según los expertos canadienses y escandinavos que
son quienes hace más tiempo estudian el problema. Dichas actuaciones implican
acciones sociopolíticas generales, y otras en los dispositivos educativos y sanitarios con
los varones concretos. (Martinez, 2017) Ellas son:

 Condenar social y legalmente la violencia de género en todas sus formas, sabiendo


que esta violencia es fundamentalmente masculina, y que es un atentado a los
derechos humanos de las mujeres que como tal debe ser considerada socialmente
intolerable y condenable. Para ello hay que, primero, visibilizarla en todas sus formas,
y no solamente percibirla en los graves casos que salen en los medios de
comunicación, y luego establecer mecanismos de condena social y judicial efectiva
para quienes la ejercen. (Martinez, 2017)

 Cuestionar y luchar por transformar las estructuras desigualitarias y autoritarias -


desfavorables a las mujeres y a los que tienen menos poder-, donde la violencia está
enraizada. Hay que continuar el proceso civilizatorio por el que la posibilidad de la
violencia y el deseo de dominio y destrucción común a todos los seres humanos, ha
ido lográndose controlar .La democracia en todos los ámbitos, el feminismo y la
cultura de la paz son las bases que deben sostener esta actuación, tendiente a
procurar el desarrollo de estrategias de convivencia igualitaria entre mujeres y
varones, respetuosa y con modos pacíficos de resolución de los conflictos. (Martinez,
2017)

 Trabajar para redefinir en todos los ámbitos el modelo y prácticas de la masculinidad


tradicional y obligatoria (machista) que la cultura propone para los varones. Este
modelo, con su énfasis en la autosuficiencia, la superioridad sobre las mujeres y la
violencia como estrategia de lograr lo que se quiere, favorece los comportamientos
masculinos dañinos a las mujeres y limitadores de la propia emocionalidad
masculina. Este modelo favorece no solo la violencia contra las mujeres, sino contra
otros varones (los percibidos como "menos hombres" o contra los iguales) y contra
sí mismos (llamada triada de la violencia masculina)La jerarquización de modelos de
varones pacíficos y cuidadosos que inhiban sus aspectos violentos es aquí un pilar
importante. Un aspecto de esta cuestión implica poder romper la actual y estrecha
asociación entre masculinidad y violencia, y reemplazarla por otra que homologue
violencia con delito y masculinidad injusta, cobarde y vergonzosa. Otro aspecto
implica modificar el modo en que los varones se relacionan con las mujeres, desde
el compromiso personal de los varones (Juan, 2018)

 Generar actividades educativas, preventivas y de sensibilización dirigidas a varones


niños, jóvenes y adultos que les permitan involucrarse en la transformación de la (y
su) violencia masculina y en el desarrollo de comportamientos respetuosos y
cuidadosos. La creación de motivaciones para el compromiso con el respeto a las
mujeres, la paternidad participativa y con lo doméstico son obligados componentes
en estas actividades. (Juan, 2018)

 Trabajar en estrategias asistenciales y reeducativas con los varones que cometen


violencia, y especialmente con aquellos con riesgo de cometerla o acrecentarla,
procurando su detección precoz. Desde la prevención es básico intentar actuar antes
y no después de situaciones que luego son muy difíciles de resolver. Por ello se debe
insistir para que dentro de los planes de acción contra la violencia doméstica se
incluyan estrategias de prevención de la violencia masculina y dirigida a subgrupos
específicos por edad y por problemática social y psicológica: Prevención primaria,
para reducir la probabilidad de aparición del problema, transformando factores de
riesgo y desarrollando las habilidades para afrontarlo. Secundaria, detectando
precozmente el problema e interviniendo rápida y eficazmente, incluyendo la
reconversión de los recursos profesionales. Y terciaria, reduciendo los efectos del
problema y evitar recidivas con programas de recuperación y rehabilitación. (Juan,
2018)

 Comprometer a los varones a romper el silencio corporativo y trabajar junto con las
mujeres en la lucha contra la violencia. Y no sólo contra las grandes violencias, sino
también contra las múltiples formas de violencia social, sexual y doméstica contra
ellas. (Juan, 2018)

Como vemos, estas actuaciones suponen una amplitud de realizaciones que distan
mucho de la creencia de que poco puede hacerse con los varones y su violencia. Los
varones no son “naturalmente” violentos y por ello pueden (y deben) cambiar. Pero para
ello, este cambio debe ser promovido actuando sobre los diferentes factores que
generan la violencia masculina. En España, la actual preocupación sobre el tema de la
violencia doméstica permite pensar que es un buen momento para empezar a trabajar
seriamente para el desarrollo de acciones destinadas explícitamente a luchar contra la
violencia masculina. Para ello, una serie de líneas de acción deberían ser alentadas y
puestas en marcha por las instituciones Pero además, estas líneas suponen un
compromiso de políticas, legisladores, jueces, policías, educadores, trabajadores de los
medios, familias y personas de toda condición. Cada una en su ámbito, y todas en sus
propias casas tienen algo para hacer: diseñar programas, crear leyes, aplicarlas,
detectar problemas, prevenirlos, etc. (Martinez, 2017)

Tener en cuenta estas propuestas de actuación, permite protegerse del riesgo de


confundir lo urgente con lo importante. Si pensamos específicamente en los colectivos
sanitarios y educativos algunas acciones se convierten en imprescindibles. (Juan, 2018)

 Alentar y fomentar la investigación sobre las situaciones culturales, sociales,


familiares y personales que generan y perpetúan que los varones ejerzan violencia y
dominación. Así como aunar ideas entre los expertos y las autoridades sobre el
abordaje psicosocial del problema de la violencia masculina, nutriéndose de la
abundante experiencia extranjera, y contextualizándola para nuestras
particularidades. (Juan, 2018)

 Brindar la necesaria formación específica y autor reflexiva a profesionales del área


sanitaria y educativa (medicas, ATS, trabajadores sociales, psicólogos, maestros,
profesores, monitores, orientadores...) para que puedan detectar varones violentos,
o eventualmente trabajar con ellos. (Martinez, 2017)

 Desarrollar abordajes que ayuden a detectar precozmente a potenciales varones


violentos en el hogar, en el trabajo y en la calle, antes y no después de las violencias
graves. Varones pre violentos tales como los en crisis por sentimientos de pérdida
de poder (separados o desempleados por ejemplo) con problemáticas psicológicas
(especialmente depresión, conductas de riesgo y adicciones), así como jóvenes con
tendencia a la posesividad, al “descontrol”, impulsividad o al ensimismamiento, que
pueden ser varones en riesgo, si son muy aferrados al modelo machista. (Juan, 2018)
 Desarrollar estrategias preventivas, educativas y psicosociales para la detección y
trabajo con varones dominantes, para la transformación de su estilo de
funcionamiento y la disminución del riesgo de pasaje a la violencia (Juan, 2018)

 Apoyar a los varones con deseos igualitarios para su crecimiento en la igualdad, el


respeto y la paz con las mujeres. Estrategias tan disimiles como su formación como
agentes de igualdad o como mediadores pacificadores en las escuelas, su presencia
en los cursos de preparación para la maternidad/paternidad, los grupos de reflexión
de varones, o su inclusión en campañas contra la violencia contra las mujeres
destinadas a varones (tales como la del Lazo Blanco, Mercurio, etc), pueden ser
ejemplo de este trabajo. (Juan, 2018)

 Específicamente en el ámbito de las actuaciones socio sanitarias: Desarrollar


programas de tratamiento psicosocial para varones que ejercen violencia –prefiero
esta denominación a la de maltratadores - sabiendo que existen diferentes y
escalonados abordajes al problema: (Martinez, 2017)

 Estrategias de intervención psicosocial para varones en riesgo (pre violento),


o con manifestaciones iniciales de violencia psicológica o física. Varones cuyos
comportamientos hay que tomar muy en serio como indicadores de riesgo, y en
los que es preciso detectar los activadores de su violencia
 Estrategias de intervención psicosocial para varones denunciados por
maltratos, agresiones y violencias a mujeres y varones.
 Estrategias de intervención con varones encarcelados por violencia.
 Grupos de intervención para hijos de varones violentos. (Martinez, 2017)
Inclusión
La inclusión tiene que ver con incorporar a las personas de manera significativa. Es el
proceso de mejorar los términos para la participación social de las personas y los grupos
y el gozo pleno de sus derechos. Requiere abordar las causas fundamentales de la
exclusión y entendimiento de la magnitud del entrelace de las diferentes formas de
exclusión. La inclusión implica mejorar las oportunidades disponibles para niñas, niños
y jóvenes, especialmente los que son vulnerables y excluidos, entre ellos los y las NN
con discapacidad, que son excluidos basados en los grupos sociales con quienes se
identifican y con quienes se asocian, además de representar su dignidad. (Plena, 2015)
Si acordamos con lo anterior, debemos concluir que, así como no se puede excluir de
las estrategias para combatir la violencia el intento de transformación de las normas e
instituciones sociales y culturales, tampoco puede excluirse a los varones de dichas
estrategias, ya que son quienes producen mayoritariamente el problema en lo público y
en lo doméstico. Incluirlos supone no solamente –aunque esto es fundamental para
deslegitimar e ilegalizar la violencia– judicializar su actuación, sino también pensar a la
violencia masculina como objeto posible de investigación y prevención, y a los
varones que ejercen, o que pueden ejercer violencia como sujetos posibles de
asistencia y reeducación. Incluirlos significa, asimismo, comprometer a todos los
varones a romper el silencio cómplice y colaborar activamente en la lucha contra la
violencia.

Desde hace algún tiempo, esta postura de inclusión en las estrategias contra la violencia
de lo que atañe a los varones, se está llevando adelante en diversos países a través de
diferentes acciones que tienen como objetivo general lograr la erradicación de la
violencia masculina.
Es una idea consensuada entre quienes desde hace más tiempo desarrollan este
trabajo, que para hacerlo, debe realizarse desde una perspectiva asentada en la
necesidad del cambio hacia la igualdad de las relaciones de género, y en los valores de
una cultura de la paz y la responsabilidad. Esta idea deriva de la convicción de que las
acciones contra la violencia masculina no sólo deben servir para detener la violencia
grave – como muchas personas que confunden lo urgente con lo importante podrían
pensar-, sino que deben ser parte integrante de las estrategias de protección de los
derechos de las mujeres, de las de erradicación de todo tipo de violencias, y de las de
desarrollo de convivencia igualitaria entre mujeres y varones, respetuosa, confiable y
segura, y que valore los modos pacíficos de resolución de los conflictos. (Méndez.,
2016)
La inclusión social tiene acepciones múltiples, pero sin duda pasa por las dinámicas que
vinculan el desarrollo de capacidades con el acceso a oportunidades a lo largo del ciclo
vital, y con ello, el acceso al bienestar, a redes de relaciones y al ejercicio de la
ciudadanía. En este marco, el artículo presenta aspectos problemáticos de la inclusión
social de la juventud latinoamericana, y lo hace en dos perspectivas distintas. En la
primera, se muestran disonancias que la juventud vive en sus procesos de inclusión:
más educación pero menos empleo, más acceso a información pero menos acceso a
poder, más consumo simbólico que no necesariamente se traduce en más consumo
material. En la segunda, se muestran brechas en el desarrollo de capacidades y el
acceso a oportunidades entre los propios jóvenes, según el hogar de origen (por
ingresos familiares), la territorialidad (urbano-rural) y otras condiciones que diferencian
y segmentan, lo que indica que las brechas de inclusión social se están reproduciendo
en las nuevas generaciones. Finalmente se destacan algunas tendencias positivas,
como la expansión de la educación y de la conectividad, y su progresiva difusión entre
los jóvenes. (Hopenhayn, 2018)
La educación no está siendo capaz de contribuir a superar las desigualdades ni de
reducir la brecha social, por lo que es preciso realizar mayores esfuerzos para que
realmente se convierta en un motor de mayor equidad social. El movimiento de la
inclusión ha surgido con fuerza en los últimos años para hacer frente a los altos índices
de exclusión y discriminación y a las desigualdades educativas presentes en la mayoría
de los sistemas educativos del mundo. La perspectiva de la inclusión demanda avanzar
hacia un único sistema educativo que sea más diversificado para atender de forma
adecuada las necesidades los distintos colectivos y personas, con el fin de lograr, por
distintas vías equivalentes en calidad, aprendizajes equiparables para toda la población.
Esto supone superar la actual separación entre la educación para todos y la educación
para aquellos que por diferentes razones son considerados “diferentes”. (Universidad
Autonoma de Madrid, 2017)

III. Bibliografía:

Bibliografía
Acosta, M. L. (14 de 11 de 2015). EMO. Obtenido de Evolución de la mujer en la socedad :
https://www.elmundo.es/opinion/2015/11/14/56462c31e2704e8b538b4571.html

Escribano, C. R. (2008). Vilencia Y genero en America Latina . Dialnet, 71-91.


Global, P. (2017). IGUALDAD DE GENERO E INCLUSION.

Gómez, L. M. (2014). VIOLENCIA.

Hopenhayn, M. (2018). Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana. Dialnet, 49.

International, A. (2 de 06 de 2017). Política Global . Obtenido de Igualdad de Genero e


Inclusion : https://www.plan.org.co/wp-
content/uploads/2018/09/politica_de_genero_2017.pdf

Juan, S. (02 de 08 de 2018). violencia de genero. Obtenido de Articulo violenci:


https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=287

Martinez, B. ('2 de 07 de 2017). Violencia de genero. comercio, págs. 7-8.

Méndez., L. B. (2016). Violencia de genero. Vida, 38.

Plena, I. (2015). COMPROMISO ETICO Y VALORES.

Rojas, J. (2017). VALORES PARA ERRADICAR LA VIOLENCIA.

Universidad Autonoma de Madrid. (2017). La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos
de la educación y la escuela hoy. Reice, 55.

Acosta, M. L. (14 de 11 de 2015). EMO. Obtenido de Evolución de la mujer en la socedad :


https://www.elmundo.es/opinion/2015/11/14/56462c31e2704e8b538b4571.html

Escribano, C. R. (2008). Vilencia Y genero en America Latina . Dialnet, 71-91.

Global, P. (2017). IGUALDAD DE GENERO E INCLUSION.

Gómez, L. M. (2014). VIOLENCIA.

Hopenhayn, M. (2018). Inclusión y exclusión social en la juventud latinoamericana. Dialnet, 49.

International, A. (2 de 06 de 2017). Política Global . Obtenido de Igualdad de Genero e


Inclusion : https://www.plan.org.co/wp-
content/uploads/2018/09/politica_de_genero_2017.pdf

Juan, S. (02 de 08 de 2018). violencia de genero. Obtenido de Articulo violenci:


https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=287

Martinez, B. ('2 de 07 de 2017). Violencia de genero. comercio, págs. 7-8.

Méndez., L. B. (2016). Violencia de genero. Vida, 38.

Plena, I. (2015). COMPROMISO ETICO Y VALORES.

Rojas, J. (2017). VALORES PARA ERRADICAR LA VIOLENCIA.

Universidad Autonoma de Madrid. (2017). La equidad y la inclusión social: uno de los desafíos
de la educación y la escuela hoy. Reice, 55.

Das könnte Ihnen auch gefallen