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"La pobreza inicial del hogar y la ausencia de uno de los padres definen el destino
de una niña, casi todas las que se embarazaron provenían de este tipo de familias –dice
el investigador de Grade, Alan Sánchez–, sin embargo, hay otro factor, la autoeficacia,
que está relacionada al empoderamiento de las niñas, es decir al poder que creen tener
sobre su destino, eso es lo que definirá que sigan con su plan de vida y no se embarace a
destiempo".
El estudio de Grade evidenció historias de niñas que a los 8 años deseaban ir a la
universidad o tener una carrera técnica pero que conforme pasaron los años, como en
una maratón, tiraron la toalla cuando empezaron a tener un bajo rendimiento en el
colegio. Entonces se frustraron, sus expectativas respecto a su futuro bajaron, no
recibieron el apoyo de su familia, y finalmente se convirtieron en madres siendo
adolescentes.
"El comienzo temprano de las relaciones sexuales también es otro factor de riesgo que
predice un embarazo adolescente", dice Sánchez. El estudio recomienda que los
adolescentes reciban educación sexual para optar libremente si desean o no tener sexo.
Y esta es la arista más débil de esta problemática pues, según los expertos, el Perú no
tiene una política de educación sexual para los menores, o la tiene, pero la realidad la
desborda.
Existe un Plan Multisectorial para la Prevención del Embarazo Adolescente aprobado
en 2012 por el gobierno de Ollanta Humala. Lo multisectorial hace referencia a un
accionar codo a codo de varios ministerios en especial los de Educación y Salud.
Se sabe que es un problema urgente, que la tasa de embarazos adolescentes se
incrementó en los últimos años, el 14% de las adolescentes peruanas son madres o
están embarazadas (INEI, 2017); que según el Sistema Integral de Salud, cada año
alrededor de 2 mil adolescentes menores de 15 años dan a luz en sus
establecimientos, es decir, al menos cinco adolescentes se convierten en madres a
diario.
"Es un problema de salud pública y la educación sexual es clave, pero las acciones no se
implementan porque no hay un financiamiento adecuado ni voluntad política para
realizarlo", dice la abogada de la oenegé Promsex, Brenda Álvarez.
Se sabe, por ejemplo, que el Ministerio de Salud invierte poco más del 1% de su
presupuesto en el programa Adolescentes acceden a servicios de salud para prevención
del embarazo, es decir, gasta solo 7 soles en la educación sexual de cada adolescente
peruano.
Pero, ¿qué significa que el Estado se ocupe de la educación sexual?
No se trata solo de enseñarles a los estudiantes de secundaria a usar un condón, según la
médica especialista en salud pública, Elisa Juárez, "la educación sexual implica
enseñarles a los adolescentes a conocer y cuidar sus cuerpos, a entender cuándo existe
una relación sexual consentida y cuándo no, a hablarles sobre el acoso sexual y sobre el
uso de anticonceptivos […] la abstinencia es válida pero no es un método, hay
que darles las herramientas para que se protejan en caso decidan empezar una vida
sexual".
Recomendar a los adolescentes vivir en castidad, como se leyó en un texto de quinto de
secundaria del Minedu, es ingenuo. La media de la iniciación sexual en el país es de 13
años (INEI). Hay que hablarlo en serio en las aulas.
No es dar condones y ya
La educación sexual está arrinconada. Mejor dicho, está congelada. El 2016 el Currículo
Nacional de Educación Básica del Minedu la incorporó en sus contenidos; sin embargo,
el colectivo conservador Padres En Acción (PEA) llevó a la Corte Suprema al Minedu
porque no les gustaba que la expresión “enfoque de género” aparezca en el currículo,
cargándose así todas las otras acciones que el ministerio quiere emprender en las
escuelas:
"Como, por ejemplo, enseñarles a las niñas, niños y adolescentes a valorarse,
autorregular sus emociones, vivir su sexualidad de manera integral y de acuerdo a su
etapa de desarrollo a madurez [y] gestionar sus emociones", Killa Miranda,
exdirectora regional de Educación de Lima Metropolitana, recuerda los lineamientos
del currículo y hace hincapié, nuevamente, en que la educación sexual no implica solo
enseñarles a los estudiantes láminas de los sistemas reproductivos. "Tiene que ver
también con enseñarles a plantear un proyecto de vida, a no discriminar al otro por su
opción sexual, a vivir tu sexualidad de manera integral", dice la ex funcionaria.
El Ministerio de Salud es otro de los brazos más importantes de la educación sexual
integral. Si bien tiene una norma que autoriza a los operadores de salud a entregar
métodos anticonceptivos de forma gratuita a los adolescentes, en la práctica, "el
personal que atiende a los adolescentes ignora la norma o se deja llevar por sus
preceptos morales y rechaza la entrega de métodos, conocemos casos", señala la
politóloga de Promsex, Sara Ramírez.
Un desglose aparte merecen los embarazos de niñas y adolescentes productos de una
violación sexual. El Reniec desliza un porcentaje: Del total de bebés registrados el 2016
por niñas menores de 15 años, el 70% eran de padres mayores de edad, es decir, esas
madres prematuras podrían haber sido víctimas de una violación sexual.
"Enseñarles a las niñas a diferenciar entre lo que es una relación consentida, y explicar a
los niños lo que es el respeto al otro es vital para prevenir el abuso sexual", dice la
abogada Brenda Álvarez. Eso es también educación sexual. No se trata solo de entregar
condones para prevenir enfermedades de trasmisión sexual. Es mucho más.
Prevenir el embarazo adolescente, como se infiere del estudio citado al inicio de este
informe, también es promover la autoconfianza en las niñas, nutrir su autoestima,
alentar sus aspiraciones, es todo lo que implica el tan vapuleado enfoque de género.
¿Quién sería capaz de oponérsele?