Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
Los potenciales personajes que uno podría protagonizar & las limitaciones del sistema
I. Introducción
¿Qué es lo que hice? Mejor tarde que nunca y empujada por una habilidad de las
que justamente quería aprender más: tome una decisión. Tomé una decisión en varios
aspectos la verdad, y el primero fue salir del esquema y tomar un ramo ícono de
Sociología. Era como el Optimización de los Industriales. Lo más chistoso, es que me
bajó un susto tremendo de engancharme demasiado con esa carrera y terminar por
cambiarme, o vivir frustrada en Ingeniería para siempre. Para más remate, tomé dos
ramos del Major, entre ellos Organización y Comportamiento de la Empresa (OyCE); y
1
uno de Programación. Comprenderán que hay una inconsistencia entre mi afán por las
personas y el interés en los computadores, esa es otra larga historia.
Cómo explicar que las mismas premisas y teorías que se estudiaban en la sala de
clases de OyCE, regían el funcionamiento y la metodología del mismo curso. El nivel de
aterrizaje y realidad de los fenómenos que se estudian es sustancialmente mayor que
cualquier otro ramo que haya tenido hasta ahora. No hay modelo estocástico que se
acerque a la realidad como lo hacen los tópicos de OyCE. Jamás había visto un ramo que
busque aislar lo más posible las motivaciones extrínsecas de los alumnos; como las notas
por ejemplo. Si bien son de alguna u otra forma el único regularizador de las métricas en
una casa de estudios, a veces contaminan objetivos realmente importantes como el
aprendizaje intrínseco.
A mi juicio, esta Escuela está sujeta a un desafío muy grande año a año. El formar
profesionales científicos pero con habilidades de liderazgo, comunicación efectiva y
vocación de servicio. Creí que estábamos más lejos hasta que pasé por este ramo. Al
menos en mi caso me tocó aprovecharlo y disfrutarlo de sobremanera, y me voy con un
aporte único de la formación ingenieril de la UC. En particular, me tocó estar en el
Centro de Alumnos este 2017; en donde los desafíos son los de una organización robusta,
compleja y dependiente en un 100% de la gestión de recursos humanos.
Los últimos meses han sido sin duda los más intensos de mi vida. Llegan a ser
innumerables las actividades, los proyectos, los comités, consejos y otras tantas
responsabilidades que implica mi cargo en esta institución. Y presiones, muchas
presiones. Estar en el Centro de Alumnos en una carrera tan grande como Ingeniería es
una experiencia inimaginable e imposible de dimensionar hasta vivirla. Se trata de un
grupo de alumnos que sueña con sacar adelante más proyectos que teoremas de cálculo I,
II y III juntos en un período de tiempo de no más de 8 meses. Es una verdadera locura.
2
La relevancia de lo anterior es, ni mas ni menos, que el corazón de este ensayo.
Esa locura, del día a día en la directiva del Centro de Alumnos. Se conoce como la
famosa “máquina”, y es literalmente una máquina imparable, con todas sus letras. Los
grandes rivales de esta máquina, a su vez, son siempre los mismos. Creo poder resumirlos
en dos principales: las magnitudes de los desafíos y el tiempo como único elemento que
el ser humano no ha podido ni podrá manipular nunca. Pero como somos un grupo de
ingenieros e ingenieras, como no nos íbamos a creer súper poderosos y capaces hasta de
desafiar al tiempo.
Hoy me encuentro a mitad de camino en este desafío, han pasado muchas cosas y
el aprendizaje ha sido infinito. Después de un semestre, el más largo y concentrado,
puedo decir con toda seguridad que las más valiosas herramientas con las que uno
dispone como representante para enfrentar a estos dos grandes rivales están en las
personas. Y estas herramientas son de las que más nos hacen falta a los Ingenieros.
3
II. La Academia
Por un lado, hay actividades extra académicas que juegan un papel de núcleos de
formación interpersonal y de desarrollo de un “currículum” más cualitativo. Me refiero a
proyectos sociales e iniciativas estudiantiles, por ejemplo. El Centro de Alumnos es una
verdadera práctica profesional en este ámbito.
Por otro lado, hay ramos que buscan generar este tipo de competencias. A
menudo, suelo clasificarlos por las siguientes tres características según lo que dice el
alumnado. La primera, ser ramos “cacho” por la cantidad de papers que hay que leer. La
segunda, el ramo “fácil” ya que si uno se esfuerza lo mínimo en cosa de semanas ya
estará pasando. Y la que más me molesta es la tercera, cuando se caracterizan estos ramos
como “inútiles” o que “no sirven para nada”. Los alumnos están a años luz de darse
cuenta lo aplicables y valiosas que pueden llegar a ser las herramientas que proporcionan
este tipo de ramos en nuestro día a día. Para que hablar de cuán indispensables serán
estos tópicos a la hora de enfrentarnos al mundo laboral. Solo me queda decir que es
lamentable. Es lamentable que sean pocos los que logran captar la importancia de
desarrollar habilidades blandas y estudiar las ciencias de la gestión para nuestra
desempeño en el futuro.
4
de estos ramos, por ejemplo. Aquí lo bueno es que cientos de alumnos lo cursan cada
semestre. Lo malo, es que solo unos pocos logran aprovecharlo de verdad.
5
III. Del dicho al hecho: Cuestionar el status quo
Pasaron los años, avanzó el reloj, vencí mis meses de alumna apática y me
embarqué en un nuevo viaje. Todo comenzó el 2016 cuando por casualidad me postulé
para ser delegada. Fue un pequeño pero gran salto porque marcó el momento en que dejé
de ser espectadora y empecé a ser “protagonista de mi propia historia”. Tal como el
slogan de mi posterior campaña para el Centro de Alumnos. Y seguramente, de muchos
slogans más. En fin, hubo un momento en que decidí ir más allá de la sala de clases y
salir de la zona de confort. Si bien es algo vocacional, no me cabe duda que se necesitan
incentivos. Un empujón. Cuestionar el status quo es una actitud que se potencia, se
genera y hasta se enseña. Estoy convencida que un ramo como OyCE dictado en primer o
segundo año y enfocado en la participación estudiantil podría generar grandes resultados.
De hecho, un caso práctico que fue aplicado en alumnos de Ingeniería de la PUCV
(Valparaíso de Chile) estudió los efectos de un curso de ética obligatorio y logró sacar
fuertes conclusiones sobre el impacto de ramos que van más allá de lo racional. Según
Álvarez, Jiménez & Pascual (2016), “la implementación de este curso ha permitido
comprometernos con la superación de la creencia de que la actividad de los ingenieros se
rige únicamente por criterios de racionalidad instrumental”. Son prácticas enseñables. Es
posible a través de la docencia derribar el paradigma sobre las carencias de los ingenieros
y realmente impactar en la formación transpersonal de los alumnos.
Estuve tan convencida de premisas como estas que hoy me encuentro en plena
cancha de juego para hacer algo al respecto. Cómo dirían algunos, hoy estoy “donde las
papas queman” y donde el análisis es diametralmente distinto. Entonces, recapitulando:
mis primeros dos años de carrera fui una alumna completamente pasiva, en tercer año
tuve mi primer acercamiento y fui delegada; y en septiembre de ese mismo año me sumé
a un proyecto de Centro de Alumnos para el 2017. Y aquí estoy, en pleno caos.
6
IV. El Centro de Alumnos
Así es, lograr un cambio. ¿Pero cómo? Según Ricardo Wurgaft (2017) son cuatro
los factores decisivos para lograr un cambio. El compromiso, la no comodidad, la no
competitividad, y el cuestionamiento del status quo. Los teníamos todos resueltos. La
convicción y el potencial que teníamos como equipo nos superaba. Sin saber lo que venía
por delante, me sentí más que preparada con un equipo tan fuerte a mi lado. Logramos
derribar las barreras, y lo que parecía imposible en un momento se cumplió y nos
convertimos en el Centro de Alumnos para el año siguiente.
Luego vino el cambio de mando. ¿Y ahora qué? Pensamos todos. Habían sido
meses de esfuerzo, insomnio, cansancio y de dejar nuestros ramos absolutamente en
segundo plano. Ahí estábamos, teníamos claro que se nos venían meses mucho más duros
que los que recién habían pasado. Estábamos tranquilos y contentos pero a la vez muy
conscientes de la responsabilidad que pasaba a estar en nuestras manos. El sentimiento
era distinto, ahora teníamos el poder. No pude evitar acordarme de este exacto momento
cuando vino Ricardo Wurgaft y nos habló sobre el poder al momento de innovar. Me hizo
reflexionar mucho. Nosotros no queríamos poder. Queríamos hacer cambios y queríamos
innovar, y para lograrlo teníamos que llegar a alcanzar el poder. Las organizaciones
estudiantiles tal como las empresas, son jerárquicas; y la innovación sin poder es como el
“pájaro en la jaula imaginaria”. No puedes innovar sin tener el visto bueno. No me cabe
duda que el desarrollo del país en alguna parte se ve afectado por lo que dice Wurgaft.
Solo el 20% de los trabajadores están en condiciones de modificar su entorno, innovan y
tienen poder. Sin embargo, el 80% no están en condiciones, no innovan, y no tienen
poder.
7
Mis primeros pasos a seguir se relacionan mucho con el Principio del pájaro en
mano (Sarasvathy, 2009). Como me creía una emprendedora experta, recurrí a mi libreta
de tips y encontré unos de un taller de OyCE del semestre pasado al que me infiltré
legalmente. No era primera vez que escuchaba a Tomás Recart pero si que me quedó
grabado el mensaje que entregó sobre el puntapié inicial de Enseña Chile, la verdadera
pieza clave para el éxito del emprendimiento.
8
Mi emprendimiento se basó también en principios estratégicos que asegurarían el
funcionamiento correcto de los proyectos en el tiempo. El principio número uno era no
dejar, por ningún motivo, de romper los esquemas. Teníamos la motivación, la experticia
y las habilidades de pensamiento divergentes para ser creativos; por lo que no podíamos
descuidarlas. El principio número dos consistía en respetar tomar el consejo de J.C. De la
Llera sobre el bien escaso en la realización de actividades. Si algo no era un bien escaso,
significaba que no era bueno, que no valía la pena realizarlo. El tercer principio y el más
importante de todos consistía en las personas. El arte que significa el movimiento del
alumnado apático era algo que teníamos que entender muy bien porque no existe ni
existirá un algoritmo para lograrlo. Generar “arrastre” no se obtiene de una receta o de
pasos a seguir, se trata más bien de un juego de integraciones como base fundamental
(Porter, 1996). Mi clave fue contar siempre con un sólido plan maestro y una propuesta
de valor consistente con las líneas de acción y actividades de mis proyectos. Sin embargo
no puedo negar, que mi herramienta más fuerte estaba en la empatía. Me imagino cuánto
me hubiese servido conocer los Principios de persuasión de Cialdini con anterioridad.
9
V. El transcurso de los hechos
Pasaron cinco días y me fui de viaje. Fue un respiro, reflexioné bastante sobre el
Centro de Alumnos y mi proyecto personal en él. Me di cuenta que también habían otras
cosas en mi cabeza que daban vueltas, otras convicciones y otras aspiraciones. Todo
marzo, en cambio, fue completamente monotemático y enfocado en el Centro de
Alumnos. Pero estaba tranquila, estaba feliz. Creía que así tenía que ser y así quería que
fuera, para que pudiéramos lograr nuestras metas. Con la misma convicción de siempre,
pisé Santiago y me fui directo de vuelta a la realidad, sin imaginar lo que me esperaba.
10
VI. Tiempos de Crisis
Los primeros días fueron caóticos. Pude sentir como el miedo y el entorno
cultural se habían apoderado de nuestra capacidad creativa. Los ánimos estaban frágiles,
y el ambiente constantemente tenso. La mirada de mis compañeros en su mayoría fue de
emoción y tranquilidad al verme, luchando contra el sueño y contra un desahogo que en
cualquier minuto iba a explotar. Me preocupé harto y pensé “chuta, ¿de qué me perdí?”
Entendí que no hay nada más fuerte que la cultura. Y que no bastaba con la
intención, las habilidades blandas o la empatía. Las personas suelen ver amenazas donde
puede una haber oportunidad, ya que la sociedad valora más el no perder que el ganar
(Leatherbee, 2014). Necesitábamos técnicas. Técnicas para legitimar cosas nuevas;
técnicas como basarse en el testimonio de una persona importante y siempre hacer énfasis
en la base de nuestro proyecto: construir sobre lo construido o aportar una idea distinta y
sostenible en el tiempo.
Este caos termino con el mejor antídoto: la Jornada “¿Por qué?”. El por qué era
el título, así que se pueden imaginar de qué se trató la jornada. Dedicamos un fin de
semana completo a hacer una retrospección sobre el por qué de estar acá. Por qué
hacemos lo que hacemos y por qué decidimos en primera instancia embarcarnos en este
viaje. Volvimos a pensar en la campaña, en la energía que teníamos y en cómo hicimos lo
imposible para transmitir un mensaje solo porque nos hacía sentido.
Fue un éxito. No sabría como describir en palabras el impacto que tuvo ese fin de
semana en la directiva. Si puedo decir que nos preparó para lo que vino después. Lo que
vino después fue brutal, fue mi prueba de fuego. Jamás había vivido una situación de
choque entre mis habilidades, mis prioridades y mis convicciones similar.
Ser líder, ser alumno y ejecutar; son tres cosas que hoy considero incompatibles.
Alguna vez hablamos en clases sobre good leaders, to great leaders y creo que lo
descrito alude al equilibrio más difícil de alcanzar en una posición de liderazgo. Priorizar
la organización por sobre tus intereses y a la vez alinear tus objetivos personales y
organizacionales, definitivamente no son tareas fáciles.
11
El liderazgo para mí es lograr que otros hagan lo que tu crees mejor, pero a través
de contagiar a esa persona con tus convicciones para se mueva bajo su propia motivación.
Un líder del Centro de Alumnos sin duda tiene que querer los objetivos organizacionales
por sobre su gloria, pero no por sobre sus objetivos personales. Si no se cumple lo último
pasamos a ser masoquistas. Es difícil encontrar el balance. Es lejos lo más difícil, llegó
un punto a principios de junio en que una de mis partners me obligó a preguntármelo.
¿Hasta qué punto yo voy a sacrificar mi vida personal y mis ramos por este proyecto?
12
VII. El dilema del Ingeniero UC
Por un lado, la influencia de los pares es una herramienta valiosísima que creo
que no se está aprovechando al máximo en la actualidad. La presión, inseguridades y el
potencial nivel de comparación que se da entre los pares es enorme. En el lado positivo,
se da la reciprocidad. Los comportamientos se pueden asimilar como consecuencia de la
interacción social y eso es un hecho. A pesar de que uno tenga la motivación o
determinación por algo, se neutralizarán tus esfuerzos si no se integran los patrones
culturales y sus invencibles características. La reciprocidad es algo intrínseco y propio de
la naturaleza humana, o como dice de Waal (2005), se trata de un instinto animal.
Por otro lado, los hábitos y estrategias de estudio necesitan hacer más ruido en la
formación de los alumnos. El día de mañana, el nivel de autoeficacia, autorregulación y
resiliencia serán las más preciadas herramientas para liderar y ejecutar lo que sea en el
mundo laboral. También, serán fundamentales para el trabajo en equipo. Tenemos que
aprender a elegir con quiénes vamos a ser compatibles para llevar a cabo un trabajo en
equipo exitoso. Los mejores equipos, desde mi punto de vista, se componen de quienes
comparten un mismo objetivo y una misma visión; y también es importantísimo tener
similares nivel de adhesión a la causa. El potencial sinérgico nace con una visión del
futuro grupal e individual, cuando un grupo desarrolla su propia visión del futuro, cuando
cumpla su misión, tiene una valiosísima herramienta para orientarse y lograr lo que sea
que se proponga. (Núñez, M. G. et al 2010).
13
VIII. Otras teorías
Teoría Nº3: sobre las ventajas de reprobar un ramo. Existen alumnos que
desarrollan la resiliencia y tolerancia a la frustración en la carrera. En mi caso, en el
Centro de Alumnos he aprendido a actuar frente a las adversidades como en ningún otro
ramo en Ingeniería. Sin embargo, se que tenía una capa basal ya desarrollada por la
experiencia de haber reprobado un ramo. Si bien la concentración de notas es una
variable indispensable en ciertas cartas de presentación profesional; hay habilidades tanto
más fundamentales que un promedio sobresaliente; como el de un alumno que nunca
reprobó un ramo, y simplemente no las va a tener. Hoy existen, por ejemplo, criterios de
selección para financiamiento de emprendedores como StartUp Chile, en donde la
ponderación del promedio de notas es significante y en más de un caso puede sesgar la
proceso. Mi teoría entonces, afirma que reprobar un ramo es suficiente y necesario para la
formación de un profesional centrado con habilidades de superación, tolerancia a la
frustración y resiliencia.
14
IX. Conclusiones
Luego de teorizar, son muchos los aprendizajes y las experiencias que me llevo de
este primer semestre. Como alumna aprendí que la innovación es la colaboración de
ideas. La innovación no es más que un conjunto de nuevas metodologías que resuelven
problemáticas conocidas de forma estratégica, para lo que sin duda es fundamental
contar con una motivación intrínseca asociada. También aprendí que para seleccionar a
buenos profesionales para trabajar en el sector público, la clave es que tengan vocación,
pasión y competencia. (Tomás Recart, 2017)
15
X. Referencias Bibliográficas
[1] de Cerio, J. M. D., & Moriones, A. B. (2002). Las prácticas de recursos humanos de
alto compromiso: un estudio de los factores que influyen sobre su adopción en la
industria española. Cuadernos de Economía y Dirección de la Empresa, (12),
227-246.
[2] Aguado, I. A., Rojas, P. J., & Concha, J. P. (2016, October). La enseñanza de ética en
ingeniería desde la complementariedad entre ética de la justicia y ética del
cuidado: un caso práctico. In Association for Moral Education Conference
Proceedings (Vol. 41, Nº.1)
[3] Núñez, M. G., de Pelekais, C., & Salom, J. (2010). Responsabilidad social
universitaria en la gestión ética para la toma de decisión
compartida. Multiciencias, 10, 68-74.
[5] De Waal, F. B. (2005). How animals do business. Scientific American, 292(4), 72-
79.
[6] Rotter, J. B. (1982). Social learning theory. Expectations and actions: Expectancy-
value models in psychology, 241-260.
16