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Autor:
Vanegas V. Randy A.
12.785.196
Profesor(a) Asesor(a):
Lic. Yaniza Ramos
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Introducción
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EMIGRANTES DE IRÁN
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Los jóvenes iraníes tiran la toalla y optan por emigrar
Para hacerse una idea completa del alcance del problema, hay que sumar
también a los iraníes que eligen destinos más cercanos como Dubái, Turquía
y Georgia, y a aquellos que optan por vías ilegales. Si se echa un vistazo a
los canales de televisión en persa emitidos desde el extranjero, sorprende la
cantidad de servicios de inmigración que se anuncian.
La actitud y la visión de los iraníes que se van del país también han
cambiado. Durante la primera década tras la victoria de la revolución islámica
de 1979, la mayoría se fue por motivos políticos y anhelaba regresar algún
día. Las nuevas olas migratorias se deben más a causas socioeconómicas
que políticas.
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Abdeh Tabrizi describe a esta generación de emigrantes como “profesionales
o dueños de capital cuya salida perjudica la economía nacional”. Este
aspecto apunta mal para el futuro de Irán, un país que, a parte de sus
reservas de hidrocarburos, siempre ha dependido de la riqueza de sus
recursos humanos.
Maryam y Alireza, una joven pareja de Juzestán, al suroeste del país, están
preparando la documentación para solicitar la residencia no lucrativa ante la
Embajada de España en Teherán. “Estamos dispuestos a aprender español
y adaptarnos con la nueva cultura para que nuestros futuros hijos crezcan
lejos de las preocupaciones de Irán”, manifiesta Maryam. Pero según el
cónsul de España en Teherán, José Manuel Ramírez Arrazola, no todos
tienen tanta suerte. “Algunos no pueden adaptarse a la nueva situación, por
el idioma o la cultura, y en realidad utilizan ese permiso de residencia para
facilitar su eventual traslado a Europa”. Muchos iraníes ven en la posibilidad
de salir del país sin necesitar visado como un seguro ante el futuro
impredecible de Irán.
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válvula de escape está dejando de funcionar para los profesionales iraníes.
Algunos observadores advierten de la decepción que ese fracaso produce en
quienes sueñan con salir del país, algo que sin duda va a aumentar el
descontento social.
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“El 80% de mis alumnos están aprendiendo una segunda lengua extranjera
para salir del país”, asegura un profesor en una academia de idiomas privada
de Teherán donde las matrículas no dejan de aumentar desde 2009.
Buscan “estabilidad laboral, poder progresar según los méritos de cada uno y
sentir que se respeta la dignidad humana”. Como la mayoría de los
entrevistados el pasado verano en la capital iraní, ambos dicen que no son
políticamente activos, pero admiten simpatizar con los reformistas. “Creemos
en la separación de la religión de la política y queremos tener un gobierno
elegido con los votos del pueblo”, subrayan. Por ahora, se muestran “poco
optimistas” respecto a la posibilidad de cambios en Irán, por lo que descartan
la posibilidad de regresar en un futuro próximo.
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se van ahora son titulados superiores que hablan uno o dos idiomas
extranjeros y han perdido la fe en la capacidad de regeneración de su país.
“¿Tener hijos? ¿Para qué?”, cuestiona con un tono amargo Z., una técnico
informático que considera insoportable la situación en Irán. Casada desde
hace varios años con otro profesional y en una buena posición económica,
esta mujer acaricia la idea de aprovechar su preparación para reiniciar su
vida en otra parte del mundo. “Este país cada día está peor”, concluye.
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“La invasión e injerencia foránea, así como el terrorismo y los intentos por
desestabilizar a los gobiernos legítimos, son algunas de las razones del
crecimiento desmesurado de refugiados e inmigrantes, sobre todo, en los
últimos años”, afirma Abdolreza Rahmani Fazli.
"No hay futuro en Irán". Esta es la frase más repetida por todos los iraníes
entrevistados que planean abandonar su país o que lo han hecho
recientemente.
Pedir asilo político o religioso, comprar una casa o abrir una empresa son
algunas de las fórmulas usadas por los iraníes para emigrar y conseguir
residencia en otro país, una alternativa cada vez más común para escapar
de la crisis en Irán.
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Las principales razones de esta desesperación son el aumento la inflación, la
devaluación de la moneda nacional, el desempleo, elevado principalmente
entre los jóvenes, y la incertidumbre creada por la reimposición de las
sanciones estadounidenses contra Irán.
A esto se suma que mucha de la gente que desea emigrar no comulga con el
sistema islámico que gobierna Irán desde hace 40 años y está harta de las
restricciones sociales existentes y de la falta de libertades.
Sara, que está estudiando inglés para lograr un certificado que le permita
conseguir la ansiada residencia, explicó a Efe que, aunque tanto ella como
su marido trabajan, su poder adquisitivo "ha bajado considerablemente" en
los últimos meses.
"No creo que la situación mejore en Irán", dijo la traductora, para quien
abandonar su país es "una decisión muy difícil" pero se ve influida por la
determinación de su marido, que se niega a tener hijos en Irán.
Esta pareja todavía tiene muchos años de carrera laboral por delante y
planes de futuro. Sin embargo, no solo los menores de 40 años tratan de
emigrar, también tienen esta idea personas mayores ya jubiladas.
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Es el caso de Sepideh y Reza, un matrimonio de 65 años con buena
situación económica. Pese a tener varias propiedades alquiladas en Teherán
y una pequeña compañía de petróleo, han decidido marcharse.
"Si logramos el permiso, al menos podremos disfrutar del tiempo que nos
queda con más tranquilidad, ya que no necesitamos trabajar porque nuestros
ingresos son suficientes", indicó Reza.
También han animado a sus hijos a que sigan su ejemplo, ya que temen que
estalle "una guerra" en el país, un riesgo comentado por muchas personas
debido a la retórica belicista que en el último año han empleado Estados
Unidos, Arabia Saudí e Israel contra Irán.
Los países vecinos son una alternativa más sencilla, pero la mayoría de los
iraníes prefieren Canadá o Australia, destino al que ya han emigrado muchos
de ellos, algunos en situación irregular, y Europa, principalmente Alemania.
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Uno de los que ya se encuentra en Alemania es Ali (nombre ficticio por lo
delicado del caso), un joven de 32 años de buena familia pero desempleado
que decidió pedir asilo religioso, aunque es musulmán y no se ha convertido
a otra religión oficialmente, algo que está prohibido por ley en Irán.
Ali llegó incluso a plantearse casarse con una mujer alemana de 60 años
para conseguir la residencia, todo con tal de dejar atrás un país en el que
considera que con la crisis actual "no hay posibilidad de prosperar".
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Palabras claves
Revolución islámica
Problemas medioambientales
Falta de libertades.
Inflación “vertiginosa”.
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Referencias
https://elpais.com/internacional/2018/03/09/actualidad/1520585807_315
159.html
https://www.hispantv.com/noticias/politica/288648/iran-injerencias-
foraneas-aumentan-refugiados-asamblea-general
https://datosmacro.expansion.com/demografia/migracion/emigracion/ira
n
https://gestion.pe/mundo/internacional/emigracion-opcion-dificil-auge-
iran-crisis-257232
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