Alumno: Reyes Neire, Saulo Escuela: Historia

Código: 16150064

EL INDIVIDUO Y LA LIBERTAD
(Georg Simmel)

Uno de los principales problemas de la vida moderna radica en la peculiaridad del individuo en
conservar su autonomía y existencia frente a una sociedad históricamente dada, esto se da
básicamente en la gran urbe el cual presenta una profunda oposición frente a la pequeña
ciudad y a la vida del campo; ahora bien esta crea las condiciones psicológicas fundamentales
que se dan en cualquier episodio de la vida cotidiana: en la calle, restaurantes, trabajo; en el
cual la individualidad (el hombre como un ser de diferencias) producen los fundamentos de
una vida anímica, en otras palabras todas las relaciones anímicas entre personas se
fundamentan es su individualidad, mientras que las relaciones conforme al entendimiento se
dan también con hombres, números, cuestiones económicas, más preciso la aglomeración de
tantos hombres con intereses diferenciados tanto en sus relaciones como en sus acciones que
se encadenan en un organismo variado se derrumbaría si no hay puntualidad y un
cumplimiento de sus determinadas obligaciones y prestaciones.

Es aquí donde se puede apreciar que el urbanita como lo denomina Simmel está dotado de
una “libertad”, el cual no gozaba en la pequeña ciudad plagada de prejuicios, por tanto esta
libertad individual es fundamental no el sentido negativo de supresión de prejuicios, sino en su
naturaleza para la configuración de una vida.

Históricamente, la libertad ha tomado matices distintos, en primer lugar el individuo tomo a la

libertad como un medio para las exigencias durante el siglo XVIII, se manifestó también en el
ámbito económico-nacional (los fisiócratas con su libre competencia), en su formación política
con la revolución francesa, en la filosofía, etc. El individualismo el cual se funda en la igualdad
natural de los individuos, es decir en la igualdad general mantenía su esencia oculta en la
contradicción entre su libertad e igualdad hasta el siglo XIX. De tal manera que esta teoría de la
igualdad e libertad sirvieron como configuración de los principios económicos de la libre
competencia y la de las personalidades diferenciadas como fundamento de la división de la
trabajo; en este sentido se puede aseverar entonces que estos dos principios económicos
fundamentales de la época no son más que proyecciones abstractas del individuo social.