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[lli] IN DICE

TERCER MUNDO EDITORES


Callo 89 No. 11-40 ·Ttlo.: 21767D8 • 2499824 ·11011"1' • Colombia

PRESENTACION
INT RODUCCION
13
17
CAPITULO t.
CONCEPTOS BASICOS DEL ANALISI
S ECONOMICO MARXISTA 27
lNTRODUCCION
CLASE, T RABAJO EXCEDENTE
27
Y EXPLOTACION
Capitalismo y explotación 28
traducción del inglés: 31
Clase, género y raza
álvaro zerda 34
EL CAPITAL COMO UNA RELA
CION SOCIAL
Capital y clases 35
El capital como n•lación social indiv 36
idual vs.
el capital como la relación socia
l dominante
Las leyes generales del capital 37
Concepción del capital en la economía 39
ortodoxa
Límites históricos del capital como 41
relación social
42
GANANCIA Y PLUSVALI A
Ganancia por transferencia de rique 43
za
Ganancia por producción de plusv 44
alía
Consideraciones adicionales 45
LEYES GENERALES DE LA ACU
48
MULAOON CAPITALISTA
Las leyes generales como tendencia 50
s dominantes
Concentración y centralización del 50
capital
portada: fclipe valencia Ejército de reserva de trabajo 51
Tasa decreciente de ganancia 53
primera edición en español: noviembre de 1990 TEORIAS MARXISTAS DE LAS
54
CRISIS ECONOMICAS
Teorías de la posibilidad 57
© anwar shaikh Teorías del subconsumo / estanc 58
amiento
<O tercer 1mmdo editores Teorías de la presión salarial 58
Teorías de la necesidad 61·
ISBN 958�01-282-4 63
CAPITUL02
VALOR, DINERO Y PRECIO
edición, armada electrónica, 65
impresión y encuadernación: INT RODUCCION
ESTRUCTURA BASICA DE LA
65
tercer ammdo editores TEORJA DEL VALOR DE MARX
El papel del trabajo en la reproducc 68
ión de la sociedad
Trabajo concreto y trabajo abstr 68
impreso y hecho en colombia acto
printeJ and made in colombia Dinero y precio 71
1655-90/146 74
'

ll INDICE INDICE ')

Doe aspectos del tiempo de trahiljo socialmente necer.ario 77 Modernas derivaciones de la ley 184
Regulación turbulenta, lo opuesto del �¡uilibrio 79 DESARROLLO DE MARX DE LAS LEYES
Demanda, oferta y valor de nwrcado 79 DEL INTERCAMBIO CAPITALISTA 186
TEORIA DE LA COMPETENCIA 83 La ley del valor de Marx 187
Análisis Je M<trx Je la competencia entre capitales 83 Teoría del dinero de Marx 188
L1 noción d1• compeh•nda en la L'Conomía ortodoxa 86 LA LEY DEL VALOR Y EL COMERCIO INT ERNACIONAL 195
RELACION ENTRE VALORES Y PRECIOS: TEORIA Y EV IDENCIA 89 Reexamen de los costos comparativos 196
Suma Je valores y fHIIIIil de plusv.tlías 90 Ef(.>ctos de la inversión directa 200
Ganancia y plusvalía 91 Transferencias de valor 208
PRocios de producción y lasa general de ganancin 99 RESUMEN Y CONCLUSIONES 216
Desviaciones individuales precio-valor 103 APENOICE SOBRE TRANSFERENCIAS DE VALOR 218
Evidencia empírica sobre las desviaciones precio-v.tlor 113
CAPITULO S.
Datos de Marzi y V.11TÍ 113
ACUMULACION Y DEMANDA EFECfiVA 221
Los datos de LeontiPf sobre los Estados Unidos 116
Resumen di' la evid1'ncia empírica sobre las desviaciones precio-valor 123 INTRODUCClON 221
Apéndice l 124 DESARROLLO DE UN MARCO TEORICO PARA RELACIONAR
Apéndice 2 126 DEMANDA AGREGADA, OFERTA Y FINANCIAMIENTO 225
lecnicas de cálculo 127 Demanda agregada, oferta y capacidad instalada 225
CAPITULO J. Financiamiento y deuda agregados 229
NOTAS CRITICAS SOIJitE ALGUNOS AltGUMENTOS UN MODELO MACROECONOMICO DE CRECIMIENTO
NEO-IUCAIUJIANOS Y NEO CLASI COS 131 CICLICO lNfERNAMENTE GENERADO 233
Proceso de ajuste (relativamente) rápido 234
INTRODUCCION 131 Proceso de ajuste (relativamente) lento 241
CRITICA DE LA ECONOMIA NECLRICARDIANA 131 RESUlvtEN Y CONCLUSIONES 244
Argumento de la redundancia 132 APENDICE: ANALISIS DE ES TABILIDAD
Argumento de la inconsistencia 135 DE LOS PROCESOS DE AJUSTE 246
Argumento de la primacía 140 Estabilidad del proceso de ajuste rápido 246
Argumento de la elección de técnica 142 Estabilidad del proceso de ajuste lento 248
Comentarios finales 145
CAPITUL06.
LA FUNCION DE PRODUCCION HUMDUG:
CRISI S ECONOMICAS Y TASA
UNA CRITICA DE LA E CONOMIA NEOCL.A.5ICA 148
DECitECIENTE DE GANANCIA 251
CAPITULO 4.
INTRODUCCION 251
COMERCIO INTERNACIONAL 155
HISTORIA DE LAS TEORIAS DE LA CRISIS 252
INTRODUCCION 155 253
Rl'producción y crisis
Ley de costos comparativos 155 El capitalismo visto como sistema
Criticas ortodoxas de los costos compar.ttivos 161 que se autorreproduce en forma automática 254
Criticas marxistas de los costos comparativos 164 La tradición del laissez-faire 254
Emmanuel y el intercambio desigual 167 La (correcta) tradición keynesiana 256
Hacia una ley marxista del intercambio internacional 172 El capitalismo visto como un sistema incapaz de ampliarse por sí mismo 258
DERIVACION DE RICARDO DE LA LEY DE COSTOS CO�IPARATIVOS 175 El concepto de la brecha de demanda 259
Ley ricardiana de los precios 175 ll'orías dl'l subconsumo conservadoras y radicalt•n 262
leoda cuantitativa clásica del dinero 179 "lcorías marxistas del subconsumo y la desproporcionalidad 267
Ley ricardiana del intercambio internacional 181 El capitalismo visto como un sistema de acumulación autolimitada 278
10
INDICI'

La teoría de la lasa d(.>eredenle de ganan


cia de Marx
Historia de la teoría de la tasa decrec 280
iente de ganancia
Lucha de clases y estrangulamiento 288
de ganancias
Conclusiones
292
ECONOMIA POLITICA Y CAPI'IJ\LIS
298
MO:
NOTAS SOBRE LA TEORIA DE LA
CRISIS DE DOB B
El enfoque de Dobb sobre la lasa 299
decreciente de ganancia
Mecanización 301
AGRADECIMIENTOS
El punto de vista de Marx sobre la 305
mecanización
Mecanización y lasa de ganancia
305
"Elección de técnica" bajo el capitalism 307
o
El concepto de competencia en Marx 310
310 Dedico este libro a mis estudiantes y amigos que mellan urgido durante
Teorema de Okishio
La ambigüedad del teorema de Okish 311 largo tiempo para que "Jriciera algo" con los manuscritos publicados e
io
Opciones competitivas versus opcio 313 i11éditos que circulan bajo mi nombre, y a Santiago Pombo por lograr
nes óptimas 31 6
Resumen y conclusiones finalmente que lo hiciera.
Apéndice 1 319
Apéndice 2. Mecanización y comp 320
osición org.1nica También deseo agradecer a Alvaro Zerda por su excele11 te traducción y a
325
DEBATE SOBRE L A ELECCION DE
TECNICA Yo11el Letellier y Miguel Flórez por su colaboración en/a lectura y
Competencia marxista versus compe 328
tencia perfecta: comentarios
adicionales sobre la llamada elecci corrección de las pmebas finales.
ón de técnica
Resurgimit>nlo Je la (.>eonomía 329
marxis ta y la economía matemática
Crítica de Sk>edman 330
331
Crítica de Roemer
Crítica de Nakatani
334
338
Crítica de Annstrong y Glyn
339
Crítica de Bleaney
Retrospectiva del debate sobre la 340
"elec ción de técnica"
341
TEORIA DE LA TASA DECRECI
ENTE DE GAN ANC IA
Estructura del argumento de la tasa 345
decreciente de ganancÍil
Composiciones técnica, materializa 345
da y orgánica de capital
Condiciones para una razón creci 353
ente
de trabajo materializado a trabajo
vivo
Dinámica de la lasa dL>eredente de 360
ganancia
TASA DECRECIENTE DE GAN ANC
365
IA
Y CRIS IS ECO NOM ICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS
Ganancia y cambio técnico 375
Tasa decreciente de ganancia, ciclos 376
y crisis
Evidencia empírica de la lasa decrec 381
iente de ganancia
Políticas del Estado y crisis actu 385
al
Resumen y conclusiones 399
Apéndice l. Fuentes y método 401
s de los principales datos
Apéndice 2. Indices de utilización 402
de capacidad
405
PRESENTACION

Por lo gmeral, los prologuistas consagrados presmtan a escritores eu formación.


Mimtras que mi consagracióu es relativa, Slwiklt es considerado mios medios aca­
démicos anglosajones y europeos como la figummás brillante y origiual e11 la pues­
ta al día de/marxismo, al cual lla eufrmtado a los prolJiemas que azotau tanto a las
ecouomías conlcmportineas como a los investigadores económicos de jro11tera. Así,
Emest Mande/lo co11sidera el teórico contemporáneo más importa11te en su mmpo,
mh•lllras que R111iiger Dombusll, tlel MIT, se duele del dogmatismo académico uor­
/eamaicallo que 110 Iza reconocido m su trabajo una gran capacidad de formaliza­
cióll matemática unida a una mmtalidad agudammte especulativa, cualidatles que,
corril'ntemenle, timdeu a ser exeluym tes.
Considero de todas mrmeras un l10110r y tma labor importa11te el presmtar al
público colombiano y latiuoamericano a este autor de origen pakistaní, educado e11
las escuelas ele élite norteamericanas (Priucelon y Columbia), cuyos desarrollos
teóricos y el empleo de métodos matemáticos rigurosos ¡1uedm contribuir decisoria­
mm te 1.'11 la absorción de la disciplina ele la economía política a nuestro medio y en
su aplicación creativa para 1'11te11derlo mejor. La ecouomía política, como lo fue Itas­
la el atlvmimimto del pmsamimto ueoclásico, es un peusar holista, que parte de
wwtotalidad soda/y de su historia. El pmsamimto económico modemo está domi­
nado por métodos diacró11icos que aíslan a los agmtes y variables económicos de la
sociedad.
Eu trarios de los capítulos que el leclor se apresta a estudiar, el autor pretmde ser
un fimdammtalista riguroso de la teoría del valor de Marx. Con ello, recupera la
imporlauda de la producción y la productividad y las leyes que delermiuan la mag­
nitud y reparto del excedmU social. Y m efecto, Sltaiklt retoma a las fueutes de El
capital, los Grundrisse, la Historia crítica de la plusvalía, atratriesa a David
Ricardo, y también a Adam Smitlt, pero utilizando las matemáticas contemporá­
neas cuando éstas facilitan la formalizaciÓil de las viejas teorías del valor que toda­
tría lil'ltl'll muclw que brindar para mtmder mrjor la producció11 y la distribución.
Nuestro autor acoge de esta manera el álgebra de matrices y los sistrmas de
t•cuadollt'S no lilleales F'ara t'llcarar problemas deltralor y el desequilibrio, qut• se
simplifican mediante la formalización, si11 permitir que la lterramimta matemática
14 l 'H l�l!NTACION l'HESENTAOON 15

dt'ftua los aiCIIuces de la tt•orizacióu, como puede suceder cou muclms de /af; incur­ formalización obedece, primero que todo, a una teorizacióu y a uuos supuestos muy
sioues que I111Ct'11 los urocltÍsicos 1'11 los campos de la ecor10mía matmuilica y de la simples. La complejidad vit'lle por aiiatlidura.
eco11ometría. Qtmltl m clarOtfllt' et11h1 ti¡'o tft• teoría rmmímica¡mrtlr sa formaliza­ De esta manera, Slraikll co11tribuye a eulmder mejor el problema tfcl filo de !ti
da COII J¡crmmit'lltas llltllt'llltÍiims tfiSiillltiS, rt'11e/tÍIU/ose COl/lO imtrumelltOS y 110 llalltlja m que co11cluíau los modelos de crecimimto de Harrod y Domar, los que
como fines. geueraba11 caítlas brusca..� o alzas desproporcionadas de la actividad eco11ómica. Al
U11o de los m¡,ít11los 1111Ís llt'rmosos tft• esta obra es el referido a las leyes del separar el cal'il11l fijo del circulante, nuestro autor logra establecer oscilaciones d­
i11tercam/Jio iutt'rlltlcioual tlo11tle el autor reco11struye cou 111uclra i11teligmcia lo clicas más moderadas y acordes con la estadística de los ciclos de los negocios en
que llubiera sido la teoría del comercio i11tcruaciollal de Carlos Marx, en cuyo pla11 varias economías y tiempos. En forma similar, las foses de acumulación con crédilo
de tmbajo tlebt•ría quedar como 11110 de los tí/timos tomos de El capital. Los bloques son atemperadas ¡1or el seroicio de esos créditos, explictmdo un perfil más modertulo
sol�re los cuales erige uua lt•ol'ftl de las 11mtajas alnsoluttlS e11 el comercio mu11dial ele los ciclos de tlcumulación y si11 tener que recurrir a supuestos arbitrarios, tipo
sou los de 1111a lt•oría dt'l va/or, la de los¡m·cios de l'rotluccióu, las lt•ycs de la acu­ Hicks, como teclros y pisos para que los ciclos no se salgmt de madre.
mulacióll y 111111 leoría mo11rlaria, todas derit,atlas de los ftmdamctllos marxistas y La crisis de/ marxismo puede ser mleudida como subproducto del colapso del
de la crítica dt� Marx a Ricardo, cuya olm1 sirt'e lam/Jiéll de fulldamelllo 11la teoría socialismo real y 1'11 tal ca..�o se refleja m u11as audiencias reducidas para el mismo.
dt� las t�t'lltajas COIIIJIIlrtltivas tlrrizmdtls dd comercio illlemtlCÍOillll. Amplía la críti­ Pero lo que l'uede probar el tmbajo de Sltaikh y algunos de sus asociados, como VVilli
ca a los lleocltisicos, asegurmrtlo de ¡mso que Ricardo file mucllo mejor que ellos, y Semmler, es que la i11teligencia se desarrolla de mrWiples 1111111cras y m los 1111Ís
diversos campos teóricos. El pmsamimto de Marx siempre fue peuetrante y rigu­
logra 1111 1'rotluclo ji11al muy 1Íiil !'tlrtl elllmtler los problt•mas del desarrollo exitoso
o ruinoso del cal'italismo ell!'aíses avanzados y atrasados. roso, contribuymdo a la mejor comprmsió11 del funcionamimto del capitalismo y
de su lzistoria. Sus teorías tfe la tlcumulación, los ciclos, la mrta del suelo y el dinero
No so11 los viejos l'ro/1/emtiS tic la eco11omía clásica los que preocupan al a u lor,
so11 todavía b11scs imporlmlit'S Jlllrll clllcllllcr los l'roccsos económicos recientes, as{
armquc rt'CIII'I'rll tle ella s11 ltSgiCtl fimdllmcllllll, si11o los que viciiCII sacutlicutlo la
como las teorías biológicas de Darwi11, un co11temporáneo de Marx, puedm resultar
tlisciplilla t'll tirmpos recimlt•s. Desde esta l''"sl'ecliva, Slwikll es T'Oco fundamt'll­
i11structivas para 1111 biólogo actual.
lalista y muy modemo. Se quiere defellder del eclecticismo aferrálldose a la teoría
Las teorías no se muerm en ta11to contmgan elementos valederos intemos y
del valor tml•ajo y probtmtfo empíricmnmte su relevanda, lo cual de lrecl1o lo coll­
consigan ser avtmzatlas por adt�ptos inteligentes. Anwar Slraikll es llll tldt7'1o muy
t•ierlt� al¡m1gnwtismo mrglosajó11. Y bumo, la lratlídóll marxista nortem11ericm111
in/eligente tlt'l marxismo y por ello puede co11tribuir a lwcalo trascender lwcia nue­
limde a desarrollarse dc11 tro de 1111 cou texto empirista, as( como la francesa o sOllié­
vos y fructíferos caminos motit'rtzos.
tica siguen tambib1 ciertos vicios o virtudes nacionales.
Pero, más IIIÍII, 11 uestro autor absorbe i11terpretado11es rcdctlleS de autores como
Krynes, Kalecki y Sraffa, co11 quie11es euta/Jia un diálogo, u11a conversación muy
fructífera eu tomo 11 los prolllemas de la demanda efectiva, las crisis y la formaliza­
ciáll tic los sistemas de T'rotlucción. De esta ma11era, poskeynesia11os, lleo-riCJlrdia­
SALOMON KALMANOVITZ
nos y marxistas 1•imc11 mfrmtmrdo problemas similares, va11 reconocimdo sus afi­
uidades y difermcias y, en ciertaforma, construycu un /mguaje corm4n más amplio
wtre lodos que permite al mismo tictnpo 1111 mtctulimimto y un ava11ce de/ mismo,
lo cual es muy difícil de lograr m relació11 con el campo 11eoclásico, que se sie11te
lu•gt•mónico (ciertameute lo es m ios paises anglosajones), y muy i11dispuesto, como
lo srtiala· Dona/J Mckloskey, a conversar cotl otras corrimtes y disciplitlas.
La gran ide11 de Hyma11 My11ski, de iutroducir lat1IO el financiamimto como el
seroicio de las deudtls en la micro y la macro economfas, es recogida por S luzikJ1 e11
los capftulos l't'rlinm/cs a los ciclos ecouómicos, para los cuales se asoma a las ma­
temáticas tlcl tlesetluilibrio para eufrentar problemas que los economistas matemá­
ticos neocltisicos nu11ca lza11 podido pensar, lo cual vuelve a poner de presente que la

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,,

INTRODUCCION

El propósito del presente libro es dar a conocer mi trabajo a los lectores de


habla espailola. Gran parte del material aquí incluido ha sido previamente
publicado en inglés; dos o tres artículos han aparecido en espaiiol y otros
han sido traducidos al turco, portugués, italiano, francés, alemán y japonés.
No obstante, esta es la primera presentación sistemática de mi obra.
El contenido de este libro forma parte de un trabajo más extenso que
inicié a comienzos de la década del setenta con la intención de exponer,
desarrollar y aplicar de manera sistemática el marco de referencia estable­
cido por Karl Marx en El capital. Con el paso del tiempo he ido juntando
gran cantidad de material, la mayoría del cual he presentado en nús cáte­
dras de posgrado y se encuentra sin publicar casi en su totalidad. Estoy en
mora con la editorial Basil Blackwell Publishers en la preparación de un
libro sobre el tema, que por falta de tiempo no he podido terminar.
A medida que avanzaba en el trabajo original, algtmas de sus secciones
se convirtieron en proyectos independientes de mayor escala, con una ex­
tensión tal, que por lo menos tres de eiias requerirían presentaciones sepa­
radas. Así que, fuera del libro principal, también me encuentro preparando
los otros tres.
El primero de éstos se refiere a la relación existente entre las categorías
teóricas marxistas y los "hechos" macroeconómicos. Es evidente que cual­
quier intento de esta naturaleza debe apoyarse en información estadística
que se corresponda con las categorías marxistas; por ejemplo, si no se tiene
una medida de la tasa de plusvalía es muy difícil conocer cualquier varia­
ción de la misma. Pero, puesto que todas las cuentas económicas nacionales
existentes están basadas en categorías neoclásicas y keynesianas, hay nece­
sidad de trazar una delimitación precisa de estas categorías para definir sus
equivalentes dentro del sistema de Marx. Inicié esta labor por mi cuenta en
1973; luego, durante un breve período, me colaboró Edward Wolff. Más tar­
de volví a trabajar en el tema a intervalos y dentro de otras investigaciones
y compromisos con Ahrnet Tonak y Katherine Kazanas. Pronto presentaré
un libro sobre el particular con la coautoría de Ahrnet Tonak.
1

111
VAl .OH, ACUMUIACION YCHISIS INTROOUCCION 19

Un proyecto colateral, concerniente a la relación entre la magnitud en del Partido Comunista y del Partido Socialista de los Trabajadores hasta la
que son gravados los salarios de los trabajadores por parte del Estado y el de la escuela del Monthly Review y la de los Democratic Socialists of Ame­
corll'spondiente gasto (•statal en los rubros que afectan su nivel de vida,
rica. Los resultados son sorprendentes y revelan nna influencia profnnda
también tomó cuerpo independiente con el paso del tiempo. Esta investiga­ de las teorías keynesiana y kaleckiana. Este trabajo lo estoy completando

'
ción partió de la aseveración coniente de que el gasto social del Estado-Bie­ con Howard Botwinick, Katherine Kazanas y Mary Malloy para New Left
nestar cOiúorma un grande y creciente "salario social" que los trabajadores Books.
reciben en adición a su nivel apan•nh� de sal;u·io1• I\>l·o el análisis de este El programa de econonúa política de la facultad de posgrado en la New
argumento reveló que se estaba ignorando una parte de los impuestos pa­ School for Social Research ha ofrecido una atmósfera estimulante y exigen­
gados o que éstos se habían subvalorado en gran medida. Mis estimaciones te en donde temas como éstos pueden ser sistemáticamente investigados.
iniciales, hechas en 1978 para algw10s aüos seleccionados de la posguena, Los estudiantes del programa han sido críticos con su formulación y con su
en los Estados Unidos, mostraron un compm·tamiento completamente dis­ desarrollo; además, todos los coautores nombrados han salido de dicho
tinto: los trabajadores pagaban más en impuestos de lo que era gastado por medio. Fuera de estos colaboradores, también he estado trabajando con
el Estado <Hlllcllos rubros que incidían (�Jl su nivel de vida (por ejemplo,
l'll otros que ya han terminado o se encuentran investigru1do en temas afines.
pagos de tr;msferencias, salud, educación, asistencia, vivienda, recreación, El libro que el lector tiene en sus manos se forjó en este medio y se limita
correo, etc.). Es decir, que existía un impuesto neto (o un "sal;u·io social" en gran medida a reproducir partes de mi trabajo ya publicadas, las cuales
negativo) cargado a los traLMjadores estadinenses. Estudios posteriores pa­ han sido seleccionadas con el fin de abarcar nna selie de aspectos que van,
ra el mismo país confirmaron este hecho2• Sin embargo, para otros países se desde los conceptos básicos del análisis económico marxista, hasta los tópi­
encontraron situaciones diferentes qtw parecían estar estrechamente rela­ cos más concretos, como el de la dinámica no lineal de la teoría de la de­
cionad;w con la forlilh.·z.l política de las clases trabajadoras en cada nación. manda efectiva en Marx o como el de la solidez empírica de la teoría del
El segtmdo libro, coeditado con lsabell<l Uakker, reúne estos hallazgos para valor trabajo. El material ha sido organizado de tal manera que ilustra este
los Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Australia, Canadá y los países paso desde lo abstracto hasta lo concreto.
escandinavos. El Capítulo 1 nos sitúa en el tema con una presentación de los elementos
Un tercer libro también se desmembró del proyecto inicial a finales de básicos del análisis marxista. Empieza con la importante conexión entre tra­
los ru\os setentas. En el proyecto principal estoy interesado primordialmen­ bajo excedente, explotación y clases, pa1·a continuar con la forma específica
te en el desarrollo del an;11isis económico marxista como tma alternativa en que la extracción capitalista del trabajo excedente se oculta tras el velo
viable a los enfoques neoclásicos, keynesianos y kaleckianos que dominan distorsionante del intercambio. Esto nos conduce desde el resplandeciente
tanto la teoría económica convencional como el pens<1miento de la izquier­ y bullicioso carrusel del intercambio impulsado por la ganancia, hasta las
da. Estas inquietudes condujeron de manera bastante natural hacia tma in­ relaciones sociales que lo alimentan. Es entonces cuando encontramos el
vestigación de las teorías que están presentes, implícita o explícitrunente, en capital, que no está constituido por instrumentos ni materiales simplemen­
el análisis político de la izquierda en los Estados Unidos (y, por extensión, te como tales, sino por instrumentos y materiales al servicio de la ganancia.
de la izquierda en otros países). Inevitablemente el proyecto dio oiigen al El capital no es una cosa sino una relación social que es expresada por con­
estudio de la econonúa política subyacente en los planteamientos de las va­ ducto de las cosas y motivada por la ganancia, la que, a su vez, descansa
Iias corrientes influyentes de la izquierda en los Estados Unidos, desde las sobre el trabajo excedente o, más exactamente, sobre la plusvalía. Pero decir
que la moderna ganancia capitalista se fnnda en la plusvalía no significa
S. lktwl•�s y 11. Gintis, "'llw Crisis uf l.ihtmll Dl'm<x·ratic C.tpit;tlism: 'Jlw CaSt� of th" U nitct.l SLtlt�", que ésta sea la única base de la ganancia, ya que sabemos que el capital
eni'<>IIIÍt'5 a111/ S•witly, 11 (1}; 1982, pp. 51-93. G. Thcrlxtm, HThc Prospects of L.abourand the Trans­ mercantil también es impulsado por ésta y que precedió por largo trecho al
fonnalion uf Advanced Capitall•rn" o•n Nro• Ltft R�11i�w, 145, Londres, 19114.
2 A. Ton.lk, • A Com·eptuali,ation ul State Revmul'S an<ll!x¡ll�nditun'S: U. S., 1952-19110", trab;�jo dtx··
capital industrial y a la plusvalía. Lo cual significa que existe más de nna

,
t or.tl, D••p;trt;mu�tto de EcnnornLt, No•w School forSoda! H('S('�n:h, Nu••va York, 1984; A. Slklikh y
A. Tonak, "Thc Welfall' St�to· and the Myth of the SocLtl Wage" en 71, lmptrilt•l Ecorromy, libro 1,
Nueva York, Robert Cheny, ruitor. U.R.P.E., 1988.
fuente de ganancia. La ganancia no aparece solamente en la creación de
nueva plusvalía sino también en la transferencia de riqueza hacia el circuito
de capital. Estos dos mecanismos coexisten en el capitalismo moderno y su
1

2tJ INTRODUCCION 21
VALOR, ACUI\.IUI.ACION YCRISIS

1
interacción es importante para la explicación de ciertos fenómenos que van La competencia entre capitales en el interior de una industria obliga a
desde los enigmas del problema de la transformación hasta la dinámica de vender productos similares a precios casi iguales (haciendo abstracción de
la articulación de la esfera capitalista con la no-capitalista. Por (¡)timo, como aquellos factores que dispersan los precios de venta reales en algún grado
),¡ realización de la ganancia significa '!Ue el capital previ¡mwnte invertido alrededor de este piT'Cio básico común). Esto significa que los capitales in­
ha logrado ampliarse, t¡ued,¡ listo el escenario para su reincursión en la lid, dividuales con estructuras de costos diferentes tendrán márgenes y tasas
en una mayor escala. La reproducción del capital exige su acumulación, de de ganancia diferentes. La competencia dentro de una industria tiende a
modo que el circuito de capital tiene las caractetisticas de una espiral au­ diferenciar las tasas y los márgenes de ganancia al imponer un determina­
toexpandible. Pero este movimiento manifiesta un dinanúsmo turbulento; do precio común de venta.
está lleno de ince11idumbre y se caracteriza por contradicciones que debido El hecho de que la competencia en el interior de una industria tienda a
a su propio peso tiendt•n a negarlo. Los capitales grandes engullen a los generar un precio de venta común sin que sea posible defitúr w1 nivel par­
más pequeños; el cambio técnico d('Sp)aza a trabajadores aun cu;mdo eleva ticular, hace necesario continuar hacia el1úvel sigu ien te de determinación:
)¡¡productividad del trabajo social. 1\!ro, sobre todo, la acumulación erosio­ el de la formación de precios de producción como una consecuencia de la
na la rentabilidad y transforma este crecimiento tortuoso en tm estanca­ competencia entre industrias. Algunos capitales dentro de una misma in­
miento turbulento o en dt•¡wesión. Es así como d Capítulo 1 termina con dustria tendrán estructuras de costos (tecnología, salarios y niveles de gt>s­
tma discusión de las leyes generales de la acumulación capitalista: concen­ tión) tan ventajosas, qu e serán reproducidas por otros capitales o por los
tración y centralización, creación del ejército de reserva de trabajo y apari­ mismos capitales en otras inversiones. La tasa de ganancia de estos capita­
ción periódica de crisis generales. Estas leyes serán el telón de fondo de las les reguladores será el índice de atracción gravitacional que regirá sobre el
discusiones que vienen a continuación. capital que se vaya a invertir en cada industria: el capital fluirá más rápida­
En el Capítulo 2 se retoman los nexos existentes entre el valm� el dinero mente (y la capacidad instalada y la producción se expandirán más rápido)
y el precio. La producción capitalista de mercancías tiene la peculiaridad de hacia donde las tasas de g anancia reguladoras sean mayores que el prome­
ser una forma de vida social establecida sobre trabajos privados individua­ dio, y más lentamente hacia donde sean menores. Estos flujos, por lo tanto,
les, regulados por consideraciones inmediatas y particulares (tales como la alterarán las relaciones entre la oferta y la demanda de cada industria de
ganancia que quien los emplea espera obtener con su producto). Para que forma tal que anularán las diferencias existentes entre las tasas de ganancia.
sean viables en un sentido capitalista, los trabajos individuales deben pro­ Es claro que así se producirán excesos que, en su momento, crearán nuevas
ducir tma ganancia para el capitalista que los controla, pero para ser viables restricciones en un proceso que se repite sucesivamente, con la resultante
en un sentido social deben producir los medios y las condiciones para su de que nunca habrá equilibrio, aunque las tasas de g anancia se igualarán,
reproducción colectiva. El trabajo privado, llevado a cabo sin tener en cuen­ en general, dentro de los ciclos normales, y los correspondientes precios
ta la reproducción social, tiene que estar, no obstante, forzosamente articu­ promedio se acercarán a los precios teóricos reflejando iguales tasas de ga­
lado dentro de la división social del trabajo. La articulación no se cumple nancia (precios de producción). En otras palabras, el precio de venta co­
por medio de un ficticio y omnisapiente Subastador Walrasiano que señala mún, producto de la competencia en el interior de una misma industria, es,
el camino hacia el equilibrio general, sino por medio de un proceso real de a su vez, regulado por el precio de producción que genera la competencia
oscilaciones, errores y discrepancias alrededor de objetivos móviles y siem­ entre las diversas industrias. El resultado es un cuadro muy diferente al de
pre cambiantes. La existencia real del dinero y, consecuentenwnte, del pre­ un equilibrio general perfectamente competitivo en el que sus impotentes­
cio en dinero, es crucial para todo el proceso, ya que éste es el medio de aunque-buenos-conocedores capitales, encajen de inmediato en una articu­
comparación entre los productos del trabajo privado y la articulación forzo­ lación del trabajo que es a la vez presente y futura. Esta crítica se aplica no
sa de estos trabajos privados dentro de la división social del trabajo. sólo a la economía neoclásica sino también a muchos economistas neo-ri­
Pero el asunto no termina aquí, porque la estructura interna de esta re­ cardianos ya que éstos, de igual manera, se basan en gran medida en el
producción, que se refll'ja en la recurrente división del trabajo, regula y li­ concepto de competencia perfecta.
mita las variaciones del precio en dinero. Esta regulación es de carácter tur­ La última y más profunda determinación es la de los precios de produc­
bulento y posee una jerarqtúa de determinaciones internas. ción por parte de los valores trabajo, que origina tres temas importantes. El

------ ----- - .
22
VAl .OH, ACUMUI.ACION Y CRISIS INTRODUCCION 23

primero de ellos se relaciona con el problema de la transformación. Trata el


se basa en la competencia perfecta y en precios de equilibrio de largo plazo,
enigma de la desviación que existe entre la ganancia total y la plusvalía
y que ha sido firmemente esgrimido en contra de la teoría del valor trabajo.
total para una suma de precios dada, enigma que se resuelve al argumentar
Con relación a la segunda, el punto de mira está dirigido hacia la omnipre­
que la ganancia agregada no sólo se basa en la plusvalía creada, sino tam­
sente función agregada de producción con su correspondiente teoría de la
bién en la transferencia de valor hacia o desde el circuito de capital, como
productividad marginal de salarios y ganancias.
se indicara en el Capítulo 1. Esto nos permite mostrar que, mientras en la El Capítulo 4 extiende el argtunento categórico a la teoría del comercio
circulación sólo se transfipre valor sin crearlo ni destruirlo, se pueden trans­ internacional. Tanto la teoría clásica como la de Marx llegan a decir que la
feril· porciones de valor entre el circuito de flujo del capital y otros circuitos competencia en el interior de un país beneficia al productor de bajos costos
de flujo o de stock, que van a producir la diferencia entre la ganancia agre­ respecto al de altos costos, o que la competencia en el interior de un país
gada y la plusvalía agregada. Esta diferencia tiene límites estrictos y, cuan­ privilegia a los productores que tengan una ventaj a absoluta de costos. Es­
do el sistema se encuentra en condiciones de reproducción balanceada, se
te asunto es de gran importancia en la discusión acerca de la elección de
trata de tma ftmción negativa de la tasa de crecimiento. En otros términos,
técnicas que se adelanta en la sección primera del Capítulo 3 y se encuentra
en la reproducción balanceada la ganancia agregada es función del nivel de
también en el centro de la teoría del comercio de Adam Smith. Pero con
la plusvalía y de su tasa de reinversión, siendo lo primero la condición do­
Ricardo la economía ortodoxa gira hacia el principio de la ventaj a relativa
minante.
de costos como la base del comercio internacional (sin desprenderse de la
Las anteriores consideraciones nos llevan a examinar en mayor detalle
ventaja absoluta de costos como la base del comercio nacional; es decir,
teórico la relación existente entre los precios de producción (totalmente
competencia en el interior del país). Las dos teorías plantean consecuencias
transformados, como los calculados por Bortkiewicz-Sraffa, por ejemplo) y
muy diferentes para el análisis del comercio internacional y del desarrollo
los valores trabajo en Marx. Vemos r>nlonces cómo estas desviaciones de­
económico.
pPndPn básicamente de las ra7.otws capital-trabajo verticalmente integra­
En d caso de la ventaja absolut;¡ los países subdesarroJl;¡Jos se encuf'n­
das (o de las composiciones orgánicas de capital, verticalmente integradas)
tran comúnmente en desventaja en el comercio mundial porque sus tecno­
que, a su vez, sugieren la existencia de razones analíticas por las cuales las logías atrasad<1s conllevan mayores costos unitarios (siendo igual todo lo
desviaciones entre precios y valores tienden a ser relativan1ente pequeñas
demás). Esta es, precisamente, la razón por la cual el bajo nivel de los sala­
en las economias reales. Cuando analizamos las evidencias empíricas fun­
rios y/ o los ricos yacimientos naturales se convierten en factores claves de
damentadas en la teoría del valor trabajo encontramos que, en la informa­
las exportaciones de los países del Tercer Mundo que pueden ser competi­
ción estadística disponible·para los Estados Unidos, los valores trabajo ex­
tivas en el mercado internacional. Los mismos factores tienden a atraer a los
plican cerca del 85% de los precios de producción completamente transfor­
poderosos capitales extranjeros que no sólo desplazan a los capitales loca­
mados; también vemos que el propio procedimiento de Marx para el cálcu­
les, sino también refuerzan el grillo que ata el nivel de salarios. Estos bajos
lo de los precios de producción (que puede ser definido como una técnica
salarios, a su vez, inlúben la modernización capitalista de tecnología, por­
de aproximación lineal), abarx;a cerca del 95% de la conformación de los
que el costo adicional de métodos más intensivos en capital no debe exce­
precios de producción totalmente transformados; finalmente, encontramos
der el ahorro t'n el costo del trabajo desplazado si se quiere reducir el costo
que la con-espondencia entre agregados, tales como la tasa de gan.mcia en medio. En consecuencia, el resultado normal del comercio capitalista inter­
valor de Marx y la tasa uniforme de ganancia del tipo Bortkiewicz-Sraffa,
nacional es la intensificación del desarrollo desigual a escala mundial.
está por arriba del 96%. Estos resultados teóricos y empíricos arrojan una Ninguno de estos desagradables resultados se desprende de la teoría de
luz completamente diferente sobre el debate marxista acerca de las desvia­
la ventaja relativa del comercio internacional. En ella, a pesar de que todas
ciones entre valores y precios, resultados que así mismo revelan la supe­ las industrias de un país pobre sean tecnológicamente atrasadas respecto a
rioridad de la economía de Ricardo sobre la de sus epígonos.
las de un país rico, el comercio entre los dos países obrará, supuestamente,
En el Capítulo 3 se contin(ta con el examen crítico de ciertas construccio­ de tal manera que solamente algunas industrias de cada país serán elimina­
nes claves de las economías neo-ricardiana y neo-clásica. Respecto a la pri­
das (las más atrasadas en el país pobre y las menos adelantadas en el rico),
mera, el centro de atención es el "enfoque de excedente" de Steedman que
permitiendo al resto crecer hasta el nivel en el cual el comercio internado-

------------
24 2'l
VAIDH, ACUM UI.ACION YCHISIS INTHODUCCION

,
constituyen una sólida
nal se equilibra y ambos países acaban sacando provecho del intercambio. tramos que los esquemas de reproducción de Marx
la demanda efectiva sin equili­
Dentro de este esquema,el atraso no es perjudicial, porque se supone que base para construir una teoría dinámica de
bastante simple e intuitivo,
elcomercio garantiza que el paílf o la región atruada partic ipe n de las brio. El contenido económico de esta teoría es
excursión al mundo del análisis
ventajas de los más desarrollados. En realidad, cuanto mfls grandes sean aunque su formulación requiere de una
sus resultados. El panora­
las diferencias entre países o regiones, mayores serán los beneficios poten­ dinámico no lineal para probar la generalidad de
genera está muy de acuerdo
ciales del libre comercio. Gélly Bl!Cker ha llegado incluso a aplicar este mo­ ma de crecimiento cíclico turbulento que se
la experiencia histórica: al
delo al matrimonio, al cual ve como una relación comercial ('ntre un hom­ tanto con los argumentos de Marx, como con
turas básicamente estáti­
bre y una mujer diferendalmente "ubicados", cuyos beneficios serán mayo­ mismo tiempo se diferencia bastante de las estruc
Para Marx, el crecimiento
res (y sus vínculos más fuertes) cuanto mayores sean las diferencias entre cas desarrolladas por Keynes y aun por Kalecki.
cambio técnico y el gasto
los socios. es generado endógenamente, y factores como el
El cuadro idílico que ofrPCe la teoría ortodoxa dPI comercio, sumado a su público modifi can esa tendencia (véase Capítulo
6), mientras que, para Ka­

ineficiencia empírica, ha llevado a los marxistas y a otros teóricos progresis­ lecki, los mismo s factores son necesarios para induci
r un sendero de expan­
hacia el estancamiento.
tas a rechazar completmnente la descripción que aquélla hace de los patro­ sión debido a la tendencia intrínseca del sistema
cias teóricas tienen profwl­
nes del comercio internacional. Pero este rechazo sólo algunas veces con­ Aunque no las adelantemos aquí, estas diferen
cluye diciendo que la teoría en sí misma está errada. Se arguye, en cambio, das implicaciones para el análisis del capitalismo.
fuertes mecanis­
que la aparición histórica del capital monopolista (Hilferding/Lenin), o En el Capítulo S se estableció que el capitalismo posee
que la formación histórica de diferencias sustanciales en los salarios inter­ iento. El Capítu lo 6 toma la otra cara de la
mos internos que generan crecim
acumu lación tambié n contien e mecanismos in­
nacionales (Enunanuel), crean una trayectoria nueva para la ley de Ricardo. moneda para afirmar que la
A esta trayectolia modificada Sf' acusa del desarrollo desigual•1ue se pre­ g ra dua lme n t e socava n su crecimi ento y que pueden de­
corporados que
los terrenos de la teoría de
senta a nivel mundial. O, dicho de otro modo, la aust."ncia de competencia sembocar en una crisis. Llegamos, por lo tanto, a
decreciente de ganan­
es la causa del desigual desarrollo internaciona l, mientras que la teoría la crisis y, en particular, a la teoría de Marx de la tasa
lación está ligada ne­
básica se mantiene incólume. cia. Esta teoría descansa en la noción de que la acumu
porque las nuevas in­
Debido a que la teoría de Ricardo es tan infhJYl'nte de manera positiva y cesariamente al can1bio técnico intensivo en capital,
negativa, en el Capítulo 4 ción mucho más
se incluye el tema de la extensión de la teoría del versiones, generalmente, incorporan métodos de produc
o en capital gene­
valor de Marx al campo del comercio internacional. Vemos que, en contras­ mecanizados y capitalizados. Este cambio técnico intensiv
ición materializa­
te con la teoría de Ricardo, la teoría de Marx implica que el principio de la ra aumentos en la razón capital-producto (o en la compos
ia y socava la acu­
ventaja absoluta rige sobn• la competencia nacional y sobre la internacio­ da del capital) que erosiona la tasa promedio de gananc
sta está configurado,
nal, permitiéndonos centrar directmnente el desarrollo desigual en el libre mulación. El ritmo extenso de la acumulación capitali
de tma fase de
comercio y no en sus modificaciones históricas, lo que también nos habilita por lo tanto, por una fase de crecimiento acelerado, seguido
ica general. Las
para refutar otras teorías del desarrollo desigual. crecimiento desacelerado que termina en una crisis económ
cos al sistema mismo.
El Capítulo S trata sobre la teoría de la acumulación. Los esquemas de dos fases son producidas por mecanismos intrínse
econom ía política "
reproducción ampliada de Marx sugieren que la oferta y la demanda osci­ Marx pensaba que esta era "la ley m,1s importante de la
muchas otras. El Ca
lan alrededor de una senda de crecimiento del producto. Pero en Marx no Pero la teoría marxista de la crisis es sólo una entre
y la política de las
existe un tratamiento explícito de los mecanismos que pudieran generar tal pítulo 6 se inicia con una revisión analítica de la historia
a a la interpre­
resultado. En realidad, desde la critica a los esquemas de reproducción de teorías de la crisis, antes de continuar con la crítica detallad
por Marx como una
Marx, efectuada por Luxemburgo, y luego con las obras de Keynes y de tación que hace Oobb de la teoría de la crisis expuesta
tar el argumento de
Kalecki, ha llegado a tener gran aceptación la afirmación de que las teorías teoría de "presión salarial". Esto nos lleva a confron
perfecta dejan por fuera
modernas de la demanda efectiva han invalidado la imagen cl<isica marxis­ Okishi o acerca de que las reglas de la competencia
te un estrangulamiento
ta, según la cual la acumulación se realiza mediante la reinversión de las a la tasa decreciente de ganancia (excepto median
te contra-argumento
ganancias. Abordamos, entonces, tales problemas en este capítulo, y mos- de las ganancias por los salarios), con el correspondien
26
VALOR, ACU M ULACION
Y CRISIS

marxista de que la teor de


ía Marx excluye la noción de
ta. Este nüsmo debate, competencia perfec­
que ya lo habíamos encont CAPITULO 1. CONCEPTOS BASICOS DEL ANALISIS
3, ahora se dirige específicament rad o en los Capítulos 2 y
e a sus implicaciones sob ECONOMICO MARXISTA
cambio técnico. La última re los patrones de
parte del Capítulo 6 recu
tallada de la lógica, estruct rre a una exposición de­
ura y dinámica presentes
decreciente de ganancia, en la teoría de la tasa
y termina con W•a investigac
Estados Unidos en el per ión empírica para los
íodo de la posguerra. Esta
tura sólida para el análisis teo ría ofrece una estruc­
de la acumulación en el
do capitalista. mis mo centro del mun­

INTRODUCCION

Toda ciencia posee ciertos conceptos básicos sobre los cuales se fundamenta
cualquier desarrollo científico ulterior. La economía política marxista no se
diferencia a este respecto. El concepto fundamental es el de clase, sumado a
los de trabajo excedente y explotación, que examinaremos en esta introduc­
ción.
El concepto de capital lo entendemos, no como una entidad física o fi­
nanciera (herramientas y equipo, o dinero y activos financieros), sino como
una estructura históricamente especificada de relaciones sociales, que en­
tr<u.,.la diferentes elementos de reproducción social y los convierte en recur­
sos para la obtención de sus propios fines. Esto nos permite explicar por
qué una herramienta utilizada en forma capitalista "produce" resultados
cualitativamente diferentes a los que arroja cuando es utilizada de manera
comunitaria. Lo cual también, forzosamente, nos recuerda que el capitalis­
mo es tan sólo una de las tantas formas de organización social que han exis­
tido y podrán existir y que, como todas, está destinada a ocupar tan sólo un
periodo en la historia de la humanidad. Estos aspectos serán examinados
en la siguiente sección.
El concepto de capital nos lleva inevitablemente al tema de la ganancia
puesto que ella es el fin y la razón de ser del capital. Marx identifica dos
diferentes fuentes de ganancia que son la transferencia libre o forzada de
riqueza (ganancia por enajenación) y la producción de plusvalía (ganancia
por plusvalía). La primera fuente domina la larga y azarosa historia del ca­
pital comercial, mientras la segunda es, desde luego, la base principal del
capitalismo industrial. La distinción entre la ganancia basada en la enajena­
ción y la ganancia con base en la plusvalía nos permite formular una crítica
al concepto neoclásico de ganancia, que generalmente reduce la segunda a
la primera. También nos provee de una clave importante para descifrar la
paradoja, por largo tiempo afirmada, de la aparente variabilidad de las ga-
28
VALOR, ACUM Ul .AO ON
Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA Z.J

nancias agregadas en presencia


de cambios en los precios rela
tanto confunde la Jitemtura de tivos, que de los muchos y variados objetos que la gente usa en sus actividades de la
la transformación de valores a
producción. La tercera sección precios de vida diaria; y segunda, la reproducción de los delineamientos sociales bási­
explorará estos aspectos.
El capital individual es inverti cos bajo los cuales esta producción se realiza. La reproducción social es
do con el propósito de obtene
cia y expandir el capital dis r una ganan­ siempre la reproducción de individuos en tanto ind i vi d uos sociales.
ponible. Para poder continuar
valor capital ampliado debe hac ién dolo, este Las sociedades de clases son aquéllas en las que la imposición de un gru­
ser lanzado a la pelea de nue
condiciones. vo, en mejores po de gente sobre otro se fundamenta en un tipo particular de división so­
A un nivel agrf.'gado, este cial del trabajo. Esta particularidad proviene del hecho de que la clase do­
circui lo recursivo da origen a
mico de crecimiento cuyos un proceso diná­ minante se sostiene mediante el control de un proceso por medio del cual
patrones estructurales subyac
tos bajo su aparente desord entes están ocul­ se les exige a las clases subordinadas que dediquen una porción de su tiem­
en. Marx denomina estos pat
de largo plazo "leyes gcnera rones económicos po de trabajo a la producción de cosas que necesita la clase dominante. La
lf.'s de la acumulación capital
mos su exposición en la cua ista". Comenzare­
rta sección de este Capítulo, al división social del trabajo en una sociedad de clases debe, por lo tanto, estar
cepto de "ley" delineado por discutir el con­ estructurada alrededor de la extracción de trabajo excedente, es decir, de
Marx, como tma fuerza que dom
dencias contrapuestas asociad ina sus ten­ tiempo de trabajo mayor que el requerido para producir los bienes que sa­
as, de tal manera que el resulta
trón general dominante. do es un pa­ tisfagan las necesidades de las clases trabajadoras mismas. En efecto, las
Existen tres leyes generales clases subordinadas son las que hacen el trabajo para la reproducción de la
que desempeñan w1 papel fw1
el análisis económico de Ma damental en clase dominante y, por lo tanto, terminan trabajando para reproducir las
rx. La primera de ellas contem
ción y centralización que aco pla la concentra­
mpañan a la acumulación de condiciones de su propia subordinación. Por eso Marx se refiere a la ex­
da se relaciona con la tenden capital. La segun­
cia intrú1seca del capital a cre tracci6n de trabiljo excedente en las sociedades de clases como la explota­
fondo universal de desempleo ar y mantener un
y empleo parcial. un verdad ción del trabajo 1• Digamos, de paso, que debería ser claro a partir de esto
ternacional de resetva de trab ero ejército in­
ajo. La tercera ley general tien que la sola ejecución del trabajo más allá de lo necesario para satisfacer ne­
tendencia de la acumulación e que ver con la
a hacer decrecer la tasa de gan cesidades inmediatas no constituye explotación en sí. Robinson Crusoe,
tanto, a socavar la acumulaci anc ia y, por lo
ón en sí misma. Las periódicas que trabajaba en su soledad con el fin de sembrar plantas para su consumo
cas generales, es decir, depres crisis económi­
iones, son la inevitable consec futuro o de crear fortificaciones contra posibles ataques, realizaba solamen­
tendencia general de la tasa uencia de esta
de ganancia a caer. te un poco del trabajo necesario para satisfacer sus propias necesidades. El
La ley de Marx de la tasa dec
reciente de ganancia es una no era ni explotado ni explotador. Pero todo cambió una vez que logró su­
das pl'incip.ues de las crisis de las tres tea­
económicas en la tradición ma bordinar al negro Viernes, educándolo mediante la promesa de la religión
te Capítulo termina con un rxista. El presen­
esbozo de la estructura e imp y la amenaza de la violencia para que alcanzara su nuevo lugar en la vida,
tres teorías marxistas de las licaciones de las
cdsis. Se reserva para el Cap y obligándolo a trabajar en la construcción de tUl microcosmos de la socie­
miento más detallado de Jos ítulo 4 un trata­
aspectos teóricos y empírico dad inglesa. Entonces, se convirtieron en Robinson el explotador y Viernes
esta temática. s involucrados en
el explotado, cuyo trabajo excedente s6lo sirve para atarlo aún más a sus
nuevas condiciones de explotado 2•
En el sentido más general, explotar algo significa hacer uso de ello con
CLASE, lRABAJO EXC
EDENTE Y EXPLOTAC algún fin particular, como en la explotación de recursos naturales para be­
ION
neficio social o para ganancia privada, lo cual equivale a "sacar ventaja" en
La sociedad está compue
sta por gente que vive den un sentido neutral o benigno. Pero en la medida en que una actividad im-
complejas redes de relacio tro-y-por-medio de
nes sociales que configuran
sostiene que las relaciones su existencia. Marx
que estructuran la división soc K. Marx, I:l CDpitlll, Mt'xicn, Siglo XXI Editores, 197S-1981, (en 8 vols.), T. 1, Vol. 1, St-rción T<'nwa
tán a la base de la reprod ial del trabajo es­
ucción social, porque la div y Apéndice.
ple simultáneamente dos isión del trabajo cum­ 2 S. Hymer, "Rohinson Cmsoc and thc Secrl"l of Primitivc Acrumulation", Mollllrly Rn•iro>, Vol. 73,
metas sociales diferentes: prime
ra, la producción No. 4. scpticmbn•, 1971.
31
30 VALOR, ACUMULAOON Y CRISIS
ANALISIS ECONOMICO MARXISfA

al trabajo excedente; de manera sinúlar, dado el nivel de consumo del cam­


plica sacar ventaja de otras personas, es decir, sacar ventaja en sentido ma­
pesino o trabajador medio, mientras más duradero, más intenso o más pro­
ligno, la explotación también significa algo inescrupuloso. Finalmente, si la
ductivo sea su trabajo, más pequeña la porción de su jornada que tiene que
situación de otras personas es desmejorada de manera endémica, como en
dedicar a sus propias necesidades de consumo y, por tanto, mayor la por­
el caso de los pobres en relación con los terratenientes, prestamistas y simi­
ción correspondiente al trabajo excedente.
lares, el término "explotación" toma la connotación de opresión. Eso es sa­
Debido a que la magnitud del producto excedente puede ser elevada en
car ventaja sistemáticamente. las formas descritas, la clase dominante siempre está interesada en empujar
Marx utiliza la palabra explotación en todos los anteriores sentidos. Pe­
la tasa de explotación hacia sus límites históricos y sociales. En el mismo
ro, como se indicó ya, también define un concepto nuevo, la explotación sentido, el interés de las clases subordinadas es no solamente el de resistir
del trabajo, que se refiere específicamente a la extracción del trabajo exce­ tales esfuerzos, sino también pelear contra las condiciones sociales que ha­
dente sobre la que se ftmda la sociedad de clases. En este sentido, la explo­ cen esta lucha necesaria. El carácter de explotación de las sociedades de
tación viene a ser uno de los conceptos básicos de la teoría marxista de las clases las convierte en un modo de existencia humana fundamentalmente
formaciones sociales. antagónico, signado por una candente hostilidad entre dirigentes y dirigi­
Si bien la explotación del trabajo es inherente a todas las sociedades de dos y caracterizado por períodos de motines, rebeliones y revoluciones. Es
clases, la forma que toma varía considerablemente de un modo de produc­ por eso que las sociedades de clases deben depender fundamentalmente de
ción a otro. Bajo la esclavitud, por ejemplo, el esclavo pertenece a su dueño la ideología, para motivar y racionalizar la división social sobre la cual es­
de tal forma que el total de su trabajo y el producto neto correspondiente tán asentadas, y en la fuerza, para proveer la disciplina necesaria cuando
(es decir, el producto adicional al remplazo de los medios de producción todo lo demás falla.
utilizados) es apropiado ostensiblemente por e) esclavista. Pero, de hecho,
el esclavo también debe ser mantenido con parte de este mismo producto
neto. Por consiguiente, es el producto excedente (la porción del producto
neto por encima de la necesaria para mantener a los esclavos) y, por lo tan­ Capitalismo y explotación
to, el trabajo excedente de los esclavos, lo que sostiene a la clase esclavista.
De modo simi1;1r, bajo el feudalismo, los trabajos excedentes del siervo y el El capitalismo comparte los atributos generales mencionados. Es una socie­
arrendatatio soportan el aparato de dominación. Pero aquí las formas de su dad de clases en donde la dominación de la clase capitalista se basa en su
extracción son muchas y variadas: algunas veces son directas, como en el propiedad y control del vasto volu.men de medios de producción de la so­
caso de las cantidades de trabajo y Jo producto anual que el siervo o arren­ ciedad. La clase trabajadora, por su parte, está constituida por aquellos que
datario están obligados a entregar al señor, a la Iglesia y al Estado; y algunas han sido "liberados" de esa misma carga de propiedad de los medios de
veces indirectas, como en el pago de arrendamientos en dinero, diezmos e producción y deben, por lo tanto, ganar su subsistencia trabajando para la
clase capitalista. Como Marx en forma tan elegante lo demostró, la condi­
impuestos que requiereJl que el siervo o el an·endatario obtengan un pro­
cil5n general social para la reproducción de estas relaciones, es que la clase
ducto excedente y lo vendan para cwnplir con las obligaciones impuestas.
trabajadora en su conjtmto sea inducida a producir trabajo excedente, ya
La riqueza material de la clase dominante está directamente ligada al
que éste sienta las bases de la ganancia y esta ganancia, a su vez, mantiene
tamailo del producto excedente; éste, a su vez, será más grande cuanto más
a la clase capitalista dispuesta y capaz de volver a emplear trabajadores.
bajo sea el nivel de vida de las clases subordinadas y más larga, más intensa
Como la historia del capitalismo lo muestra claramente, la lucha entre las
o más productiva su jornada de trabajo. Ambas proposiciones se traducen
clases en tomo a las condiciones, los términos y, aun ocasionalmente, el fu­
en que la relación entre el tiempo de trabajo excedente y el tiempo de tra­
turo de estas relaciones, pasan a través de este proceso global.
bajo necesario para la reproducción de los trabajadores mismos sea más
La especificidad histórica del capitalismo radica en el hecho de que sus
alta, es decir, en una lasa de explotación del trabajo más alta: dada la pro­
relaciones de explotación están casi completamente ocultas detrás de la su­
ductividad del trabajo y la duración e intensidad de la jornada de trabajo,
perficie de sus relaciones de intercambio. A simple vista, la transacción en­
cuanto menor sea la porción del producto consunúdo por la clase produc­
tre el trabajador y el capitalista es perfectamente equitativa. Aquél ofrece
tiva (trabajadores), más grande será la parte de su jornada que es dedicada
33
O MARXISTA
ANA LISIS ECONOMIC
32 VAl .OH, ACUMU I.ACION Y CHISIS

tal al producto total (es


su contribución incremen
pagado de acuerdo con la
rginal). Si todo va bien,
fuerza de trabajo para la venta, éste ofrece un salario y el trueque es realiza­ valor de su producto ma
decir, de acuerdo con el ing reso s net os
ctamente Jos
do cuando ambos lados acuerdan los términos. Pero, una vez terminada realiza hasta agotar exa
suma de estos pagos se
a, y el terreno queda listo para iniciar
esta fase, abandonamos la esfera de la libertad e igualdad aparentes y en­ por la firm
efectivamente recibidos
tramos al "recinto oculto de la producción", en cuyo interior acecha el fami­ otra ronda. ital) y una capacidad hu-
to coloca una cosa (cap 1
liar donúnio del trabajo excedente 3, Aquí encontramos un mundo de jerar­ Nótese que este concep s
bos son llamados "factore
en pie de igualdad, am 1
qtúas y desigualdad, de órdenes y obediencia, de jefes y subordinados, en mana (fuerza de trabajo) lqu ier dife ren cia de
ar cua
ilita a la teoría para neg 1
el cual la clase trabajadora cst.\ destinada a laborar para producir una cierta de producción". Esto hab a­
trab ajad ore s al tratarlos como esencialmente igu
cantidad de productos para sus empleadores. Del producto total una por­ clase entre capitalistas y or de pro duc ción . El 1
fact
s de, por lo menos, un
les: todos son propietario
1
ción, la que corresponde a los materiales y costos de depreciación del pro­ considerablemente en­
taci ón de {adores" pueda variar
ducto total, es comprada por los mismos capitalistas para remplazar Jos hecho de que la "do
dario cuya explicación, se
tan sólo un detalle secun
tre individuos es, pues,
medios de producción utilizados. Una segtmda porción es comprada por tratar la producción co­
ía económica. Luego, al
dice, reside fuera de la teor
los trabajadores con los salarios previ•m1ente pagados por sus empleado­ humano es reducido a
do el proceso de trabajo
mo un proceso desarticula
res. Pero si estas dos porciones lk'gan a agotar el producto total, los capita­ ducción que "proyecta"
ica, a una función de pro
listas habrán logrado producir tan sólo lo necesario para cubrir sus propios una simple relación técn ajo) a una cosa llama­
(incluida la fuerza de trab
cosas llamadas "insumos"
costos de producción (materiales, depreciación y salarios): no habría ga­ a toda lucha durante el
manera desaparece de vist
nancia agregada. Para elt�xito de la producción capitalista, es decir, para que da "producto". De esta y el trabajo son sim­
ente, puesto que el capital
ésta cree su propia ganancia, los trabajadores deben ser inducidos a trabajar proceso de trabajo. Finalm Sin embargo,
explotado.
se.�
decir que este último
ples cosas, no se puede
m•\s all¡\ del tiempo requerido para producir sus propios medios de consu­ un poco por debajo de
o de algunos factores cae
en la medida en que el pag de decirse que el pro­
mo, Debt!n, otras palabras, trabajar tiempo de trabajo excedente para pro­
en
to marginal particular, pue
la igualdad con su produc , la explotación se define
ducir el producto excedente sobre el que se fundamenta la ganancia. do. En este sentido
pie tari o de este factor es explota real y un pago ideal (una
Las anteriores proposiciones pueden ser derivadas analíticamente4• Más e un "pago a fe1ctor''
como w1a discrepancia entr inte rcambio desigual,
importante aÍin, se evidencian en la práctica cuando quiera que el tiempo subyace a las nocion es de
construcción muy similar el con cepto de explo­
te,
de trabajo se pierde por huelgas o disminuciones de ritmo en el trabajo. 5• Lo que es más importan
como las de Emmanuel) en principio tan­
de apli carse
Como se erosiona el tiempo de trabajo excedente, la normalmente oculta anteriormente, pue
tación, tal como se definió surg e así como un
itali smo
conexión entre trabajo excedente y ganancia se manifiesta en una corres­ a los salarios. El cap
lo a las ganancias como ser exp lotados por
ues tos a
pondiente caída de la rentabilidad. Todo capitalista en funciones debe italistas están tan exp
sistema en donde Jos cap o, la noc ión de ex­
ultim o pas
aprender esta lección tarde o temprano. contrario 6• Con este
los trabajadores como lo
La economía ortorloxa, enclaustrada en su mágico reino de funciones de absoluta trivialidad.
plotación se reduce a una
producción, competencia perfecta y equilibdo general, por lo común se las
arregla para evitar tales temas. En realidad, está ocupada principalmente
en la construcción y refinamiento de tma imagen idealizada del capitalismo
cuyas propiedades investiga con una concentración tan feroz que le es po­
sible ignorar por completo la realidad que la rodea. En esta construcción, la
producción es tm proceso desarticulado llevado a cabo por una entidad in­
tangible llamada empresa, que contrata "factores de producción" llamados nnl hly R••vi<'W
rr uf'l'ra.lt, NtiO'V.t York, M
rr¡.:t: A StrrJy crf tlrf '"'l''rio/i�r
capital y trabajo con el propósito de elaborar un producto. Cada factor es 5 A. Emm;mtll'l, 1/rw¡rw/ f..u/JU
('res.,, 1969. r11trory of V.tlue", en Scim
et anJ S«itty,
Exploilali on Wilhnulthe labo
6 G.l lodgson, �A 'lñrory of
3 K. l\.1arx, op. cit., C. VI. Vol. XLIV, 3, Otol\0 .
4 M. Morishima, Marx's Erouomit's, Cambridge Universily Press, Cambridge, 1973.
�------............................��-·�·�-------------------------------------------------------

.'\4
VAl OH, ACUMUI ACION Y l'HISIS 35
ANA LISIS ECONl lMICl l 11.11\HXISTA

Clo�!le, género y raza


EL CAPITAL COMO UNA RELACION SOCIAL

Nos hemos centrado en la noción de explotación como la extracción de tra­ Tomada en sí misma, una piedra tallada es simplemente una reliquia de
bajo excedente, debido a que esta relación es el fundamento sobre el cual algún antiguo e inexorable proceso geológico. Pero acondicionada como
está constmida la sociedad de clases, en el sentido de que el resto de rela­ un instrumento cortante es una herramienta, o en un sentido un poco
ciones lPgales, políticas y personales son estructuradas y delimitadas por criminal, un arma. Como piedra es un objeto natural, pero como herra­
este elemento central. Esto no quiere decir que las otras relaciones carezcan mienta o arma es un objeto eminentemente social cuya morfología natu­
de una historia y lógica propias. Solamente significa que en cualquier modo ral es portadora de las relaciones sociales que, por así decirlo, han toma­

de producción dado, dichas relaciones están atadas al sistema por el campo do forma en ella.
Aun cualquier objeto social particular, como una herramienta, puede
de fuerza de esta rel.lción central y configuradas en sus características por
entrar en muy diferentes conjuntos de relaciones sociales. Por ejemplo,
su siempre presente atracción gravitacional.
dondequiera que un telar sea utilizado para tejer tela es parte de lo.s me­
La noción de que la sociedad dl� dasps está marcada por la opresión a lo
dios de producción de un proceso de trabajo orientado a hacer lela. Sin
largo de las líneas de clases obviamente no excluye otras formas de subyu­
embargo, como cualquier actividad laboral, es en sí misma parte de la di­
gación igualmente importantes. Es evidente, por ejemplo, que la opresión
visión social del trabajo; su verdadero sentido solamente puede ser com­
de la mujer por el hombre es comÍin a todas las socieJades conocidas y a prendido si se ana.lin como parle de una totalidad mayor. El proceso de
todas las clases dentro Je ellas. Así, cualquier explicación apropiada de la hacer tela puede ser parte del trabajo colectivo de una familia o comwu­
opresión de trabajadores por capitalistas también debe contemplar 1.1 opre­ dad en la que la tPia se destina al consumo directo; pero, también, la mis­
sión de la cl.1se dl' las mujen's trab.Jjador.Js por los hombres de todas J,Js ma gente pul•dt• usar el mismo tipo de telar, en una fábrie<J capit.tlista en 1 ..
clases, así como la opresión de las mujeres de la clase dominante por los que el propósito del proceso del trabajo es producir una ganancia para los

hombres de su propia clase. propietarios. En el caso de la tela producida para uso directo, son las pro­
piedades de calidad y durabilidad las que interesan directamente a los
Pero aun así no es bastante. No es suficiente decir que clase y patriarcado
produclon•s. Pero en el caso de tela producida en una fábrica capitalista,
son forn1.1s de opresión coexistentes. Necesitamos, lam bién, saber cómo se
su propiedad sobresaliente es la ganancia que pueda generar. Todas las
relacionan estas formas entre sí. Y es aquí donde generalmente los marxis­
demás propiedades son reducidas a simples vehículos para la g anancia y,
tas le dan preminencia a la relación de clase, no porque la opresión de clase
como sabemos demasiado bien, el empaque del producto puede fácilmen­
sea más gravosa, sino <'n el sentido de que la naturaleza de la relación de te desplazar su utilidad real. Por lo tanto, dos procesos de trabajo que son
clase modula y define la forma de patriarcado correspondiente. Es decir, los idénticos técnicamente pued<'n, no obstante, tener dinámicas sustancial­
marxistas argumentan que el patriarcado capitalista es distinto al patriarca­ mente difen•ntPs, precisanwnte porque existen dentro de estructuras so­
do feudal precisamente porque las relaciones capitalistas de producción ciales distintas.
son de caractedsticas lliferentes a las feudales. El result.tdo antPrior también es v.1lido para l.ls herramientas del proce­
Sobra decir que hay todavía considerable controversia acerca de cu•H es so de trabajo . Por ejemplo, tanto en la producción comunitaria como en la
exactamente la relación existente entre el patriarcado y las clases7, entre la capitalislil, el telar sirve como medio de producción en un proceso de traba­

raza y cualquiera de aquellosR. Estas son cuestiones de gran significación jo. Pero sólo en el segundo caso también funciona como capital. Lo cual
quiere decir que para sus propietarios capitalistas el significado del telar
teórica y, lo que es más importante, una lucha wutada contra estas varias
reside no en su carácter de medio de producción, sino en su papel como
formas de opresión tienl' verdadero potencial revolucionario.
velúculo hada la ganancia; mientras que, para los trabajaJores que lo ma­
nipulan, el telar funciona no como su instrumento, sino como una herra­
7 M. B.�rn,t, Womm's Oprts�imr ·r,�J.,y: l'n>blnrrs iu Mar.risl ftmirlisl Anulysis, IA>nJn,;, Verso, 19110.
mil'nta capitalista adecuada. En realidad, si se mira más de cerca la fábrica
8 A. Y. Davis, IVrmwr, Rrut u11J l1iL<.<, Nueva York, Vintage, 1983.
capitalista, se ve que no sólo el telar sino también el dinero, la hilaza y aun
1
'

J(J
VA!nl{, ACUMUlAClON Y CRISIS A N A LISIS ECONOMlCO MARXI STA J7

la capacidad de trabajo, sirven en diferentes instancias como encarnaciones


palabras, deben ser forzadas a trabajar por más tiempo del que requieren
particulares del capital de los propietarios. Esto se debe a que el capital n o para satisfacer sus propias necesidades, de modo que su trabajo excedente
es una cosa, sino u n conjunto definido de relaciones sociales que pertene­ y el correspondiente producto excedente puedan ser usados para el soste­
cen a un determinado período histórico en el desarrollo de la humanidad y
nimiento de sus dominadores. La existencia de las clases dominantes está
que confieren a las cosas inmersas en ellas su contenido específico como
fundamentada, entonces, sobre la exp lotación de l t rabajo y sobre la repro­
objetos sociales. Para entender d capital se debe, por lo t<mto, descifrar su
ducción de las condiciones sociales y materiales de esta explotación. Ade­
car,kter como relación social9•
más, puesto que cualquier proceso como este es fm,damentalmente antagó­
nico, todas las sociedades de clases están marcadas por una hirviente hosti­
lidad entre dominantes y dominados, puntualizada por periodos de moti­
Capital y clases nes, rebeliones y revoluciones. Es por esto que las sociedades de clases
siempre se basan en la ideología para motivar y racionalizar la división so­
cial esencial sobre la que están fundadas, y en la fuerza para proveer la
La sociedad humana está estmclurada por complejas redes de relaciones
disciplina necesaria cuando todo lo demás falla.
sociales en las cuales las personas existen y se reproducen. La reproducción
El capitalismo no difiere a este respecto. Es una sociedad de clases, en la
de cualquier sociedad requiere no sólo de la reproducción de su gente, sino
que la clase capitalista existe en virtud de su propiedad y control de la gran
también de l.1s cosas necesarias para existir como tales y de las relaciones
cantidad de medios de producción de la sociedad. La clase trabajadora está,
sociales que envuelven tanto a las personas como a las cosas.
a su vez, corúormada por todos aquellos que han sido "liberados" de la
Las cosas que las personas necesil<m para su existencia diaria forman la
carga de propiedad de medios de producción y deben,. por lo tanto, ganar
base material de la sociedad. Si bien el car{u�tcr específico de cst.1s cosas, y
su sustento gracias a la venta de su capacidad de trabajo (fuerza de trabajo)
aun las necesidades que ellas satisfacen, pueden variar de acuerdo con el
a la clase capitalista. Como Marx lo demostró tan elegantemente, la condi­
tiempo y las circunstancias, ninguna sociedad puede existir durante mucho
ción social genera l para la venta regular de la fuerza de trabajo es que la
tiempo sin ellas. Es más, en todas, excepto l'n la más primitiva de las socie­
clase trabajadora en su conjunto sea inducida a ejecutar trabajo excedente,
dades, el grueso de los objetos socialmente necesarios debe ser producido
por cuanto este trabajo excedente forma la base de la ganancia capitalista y
por medio del trabajo humano. La producción y la asignación social de tra­
ésta, a su vez, mantiene a la clase capitalista dispuesta y capaz de reengan­
bajo sobre la cual descansa emergen, pues, como aspectos absolutamente
char trabajadores. Y, como la misma historia del capitalismo lo deja en claro
fundamentales de la reproducción social. Pero el trabajo social implica ac­
frecuentemente, la lucha entre las clases acerca de las condiciones, términos
tuar sobre la naturaleza mientras se interacl Í1a con otras personas en y me­
y futuro de sus relaciones ha sido siempre parte integral de su desarrollo10•
diante relaciones sociales específicas. El proceso de trabajo termina siendo
esencial, no sólo para la producción de nueva riqueza, sino también para la
reproducción de las relaciones sociales que circunscriben esta producción,
así como también para cualesquiera otras relaciones sociales directamente El capita l como relación social individual vs. el capital como la relación
contingentes con ellas. social d ominant e
El último aspecto adquiere significado particular en el caso de las s ocie­
dades de clases. En efecto, una sociedad de clases está estructurada de tal En la sección pn-cedente hablamos de la sociedad capitalista ya constituida.

manera que le permite a un grupo de personas vivir del trabajo de las otras. Pero ninguna forma social brota de manera completamente acabada. En lu­
gar de ello, sus elementos constitutivos deben existir ya en otras socieda­
Para que esto sea posible, las clases subordinadas deben no solamente ser
des, de manera dispersa, o bien deben surgir y ser nutridos dentro de la
capaces de producir más que lo que ellas mismas apropian sino también, de
estructura de su predecesor directo. Esta distinción entre los elementos y el
alguna manera, deben ser inducidas a hacerlo con regularidad. En otras

9 K.11.1arx, op. dt., T. ll l, Vol.ll, C. XLVII I ; véase tambim K. Marx, op. dt., T. l. Sección wgunda y Apmdicl'. Véase tambil-n la Sccción �can;mcia y plwwalfa"
10 K. Marx. op.cil., T.l,
del presente Capitulo.
39
38 VALOR, ACUMULAOON Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA

ad particular, o entre dos o


todo es importante por cuanto nos permite diferenciar entre el capital como relaciones parásitas aun en el seno de una socied
preciadas y ocasionalmente te­
relación socia] individual y el capitalismo como formación social en donde m•is culturas. Aunque frecuentemente menos
no obstante, generalmente tole­
el capital es la n•lación social dominante. midas, estas actividades individuales eran,
estructura de la formación social
El capital como relación social individual se ocupa ante todo de la pro­ radas, en la medida en que se ajustaban a la
feudal, particularmente
ducción de ganancia. En su forma más general. esto significa avanzar una dentro de la que existían. Fue tan sólo en la Europa
m1tedi luvianas se fusionaron
suma de dinero D con el fin de recuperar una suma mayor de dinero D'. El en Inglaterra, donde estas formas de capital
uir la enteram ente nueva formación so­
circuito de capital g(•neral siempre está, por lo tanto, acompañado de los con el capital industrial para constit
de produc ción capital ista. Sólo entonces, so­
dos polos D y D' y su magnitud es siempre la medida global de su éxito. cial que denominamos el modo
nte extraíd o directa mente por y para él, encon­
Obsérvese que el din<'ro Í1111ciona en este caso como un nwdio para hacer bre la base del trabajo excede
como la n'lació n social domin ante, y a sus fom1as indivi­
dinero (es decir, como capital-diJwro) m{¡s que como simple medio para tramos al capital
simple s momen tos particu lares del mismo proceso global11•
comprar mercancías para PI consumo (esto es, como ingreso monetario). duales como
Marx define muchas implicacionl's significativas y poderosas a partir de
esta diferencia funcional enlre capit¡¡J-dinero e ingn,•so monetario.
Aun dentro del circuito d!' capital hay tres posibles mtas diferentes entre
sus dos polos. Primer<�, el capital dinE'ro D puede ser avanzado como 11n
Las leyes generales del capital
préstamo a cambio de 1111 repago subsecuente D' qut:> cubre t<mto el antici­
po odginal como una suma adicional. Este es el circuito D - D' de capital
financiero, en el cual una suma inicial de dinero aparece creando directa­ El predominio social del capital da origen a ciertos patrones característicos

nwn te una suma má�; grande por medio del aparentemente mágico meca­
del modo de producción capitalista.

nismo del interés. Segunda, el capital dinero D puede ser utilizado para El primero de estos patrones, la relación de clase entre capital y trabajo,
es hmdamentalmente antagónica, signada por una lucha intrínseca alrede­
comprar mercancías M, y estas mismas mercancías pueden luego ser reven­
dor de las condiciones y términos de la extracción de trabajo excedente.
didas por má'> dinero D'. Este es el circuito D - M - M - D' de capital
Aunque siempre esté presente, este antagonismo puede brotar a veces con
comercial, en el cual la doble presencia de M como término intermedio sig­
tal fuerza y ferocidad que llega a sacudir las bases del sistema mismo.
nifica que es el mismo conjunto de mercancías que antes existía como el
Con el segundo patrón, el capitalismo es una forma de organización
objeto de compra del capitalista y más tarde como su objeto de (re)venta. En
social que enfrenta a cada elemento contra algún otro en un clima generali­
esta oportunidad parece que es el tino del capitalista para "comprar barato
zado de conflicto. Capitalista contra trabajador en el proceso de trabajo, tra­
y vender caro" el que gt•nera la ganancia del circuito. Finalmente, el capital
bajador contra trabajador en la competencia por puestos de trabajo, capita­
dinero D puede ser g<1stado en la compra de mercancías M que compren­
lista contra capitalista en la batalla por la posición del mercado y las ventas,
dan medios de producción (materiales, pl•mta y equipo) y fuerza de traba­
y nación contra nación en el mercado mtmdial. A l igual que en la lucha de
jo; estos últimos elementos son puestos en movimiento como un proceso de
clases, estos conflictos emergen periódicamente en combate agudo y abier­
producción P y el producto resultante M' es vendido por capital dinero
to entre los participantes, en)as batallas de huelguistas contra esquiroles,
(ampliado) D'. Este es el circuito de capital industrial D- M... P .. M'- D',
.

de capitalistas contra sus rivales o, aun, en la guerra mundial de un conjun­


en el cual el término intt'rnwdio característico es p) del proceso de produc­
to de naciones capitalistas contra otras. Precisamente este conflicto real es
ción P. En estas circunstm1cias la habilidad del capitalista para mantener la
encubierto por la noción burguesa de "competencia perfecta"12•
productivithd dd trabajo por Pncima dt>l salario real apart.>ce como fuente
de toda ganancia.
11 K. M.1rx, ! ;runJri��' (l:lrmrrri<�S futrtlumm tu/rs puru lu crllifJJ dr lu rconmrrfu polilic<�, borrudor
1857-1858),
Las más antiguas encarnacimws de capital, a(m prevall'cientC's, son las
1971 (Vol. 1), 1972 (V ol. 2), 1976 (Vol. 3).
México, Siglo XXI Ediloll':l, 3 Vols.,
del capital del usurero D- D' y el capital mercantil D- M- M- D'. Ambas 12 A. Shaikh, "N1'0--Ricardian f""onomics: A WPalth of Algcbra, a Poverty oflñcory·, en TI1r Rn•iru• of

son virtualmente tan viejas como el dinero mismo y hm1 existido por mile­ Ratlicall'oliticu/ l:corromks, 14(2), vN;mo, 19112. Vari;t., partPs d<'IIPxln de r.sle articulo"" Pnc1wnlrnn
incorporadas a lo� Capllulos 2 y 3 di'( pn.,;cnlc libro.
nios en diferentes civilizaciones. Sin embargo, casi siempre aparecen como
41
A N A LIS IS ECON O M ICO MARXISTA
40 VALOH, ACUMUI.AOON Y CHISIS

en la reducción de actividades humanas a operaciones repetitivas y auto­


En tercer lugar, el hecho de que las relaciones entre las personas estén
máticas, y en el posible remplazo de las líneas de trabajo-humano-máquina
mediatizadas por relaciones entre cosas, proviene de la misma naturaleza
por máquinas reales. Como Marx señala, la llamada Revolución Industrial
de la producción capitalista, en la que se emprenden trabajos individuales
es tan sólo la señal, no la causa, del advenimiento de las relaciones de pro­
(micamente con el ánimo de obtener una gammcia de sus productos. Los
ducción capitalistas. Y si bien, antes la herramienta era un instrumento de
diferentes trabajos individuales son articulados en una división social del
trabajo, ahora es el trabajador 1.1n instrumento de la máquina13•
trabajo solamente bajo la "cubierta objetivada" de sus productos. Los pro­
ductos aparecen, entonces, en primer lugar y los siguen los productores. De
aquí se deriva el famoso fetichismo de las relaciones mercantiles, que pare­
omía ortodoxa
ce ser una propiedad natural de todos los objetos más que tma forma histó­ Concepción del capital en la econ
rica específica de evaluar el contenido social de los trabajos que los produ­
los
cen (véase la sección "Trabajo concreto y trabajo abstracto" del Capítulo 2). "capital" generalmente se refiere a
En la economía ortodoxa el término con
afirma que el capital, conju ntam ente
El cuarto punto se deriva din.>ctamente del tercero. Como se indicó arri­ medios de producción; en ella se as
ba, bajo las relaciones de producción capitalistas los procesos individuales toda socie dad. Desde este punto de vista, las form
el trabajo, existe en n,
era como los facto res de prod ucció
de trabajo se llevan a cabo con la esperanza de obtener una ganancia priva­ sociales deben distinguirse por la man rdo con
conjuntamente a traba jar de acue
da sin ninguna consideración previa de la división social del trabajo. Pero el capital y el trabajo, sean puestos a
cualquier articulación de tales trabajos puede sobrevivir solamente si, por ectiv as disp osici ones . El capit alismo es definido como un sistem
sus resp propie­
esta tarea en el conte xto de la
casualidad, reproducen colectivamente las bases materiales y sociales de su que utiliza el mercado para acometer
pnJducción14•
existencia: la sociedad capitalista, como toda sociedad, requiere un modelo dad pdv.u.la de los medios de
como un factor de producción a la
particular de trabajo con el fin de reproducir su estructura general. Por lo Al tratar la actividad laboral humana o­
ntas, por ende como una cosa, la econ
tanto, bajo la producción capitalista los distintos trabajos individuales ter­ par con materias primas y herramie
técni ca entre
eso de trabajo a una relación
minan siendo forzosamente articulados en una división social del traba­ mía ortodoxa logra reducir el proc n).
y prod uctos (es decir, una función de producció
jo, en continuo movimiento, por medio de un proceso de ensayo y en·or, de Jos llamados insumos
térm inos y con-
ampliación y contracción, de discrepancia, discontintúdad y atm rupturas De ese modo se pierden de vista
todas las luchas sobre los
ocasionales en el proceso de reproducción. Este patrón de aparente anar­ diciones del trabajo.
ido como un factor de producción,
quía, regulado por leyes de movimiento internas, es la forma peculiar de la Además, una vez el trabajo es defin
de
idades) es propietario por lo menos
reproducción capitalista. Nótese cuán diferente es este concepto del de cada individuo (en uso de sus capac os
en ser lo suficientement e afort unad
equilibrio general, donde el proceso en conjunto se reduce a una égtasis in­ un factor. Desde luego, algunos pued le
dades de capital. Pero este es un simp
mediata y perfecta. para poseer también grandes canti la
s iniciales", aspec to sobre el cual
El quinto punto proviene del hecho de que la producción capitalista es detalle de la distribución de "dotacione im­
losamente neutral. En camb io sí
guiada por la ganancia. Cada capitalista es impulsado a buscar y agrandar economía ortodoxa se mantiene caute
el capitalismo, la idea segú n la cual cada uno es propietario
la brecha entre el avance inicial D y el retomo final D'; los que sean más porta que, bajo
io de una cualidad inherente a los indi­
exitosos prosperan y crecen, quienes queden rezagados pronto enfrentarán de un factor de producción sea indic
pto de clase es por lo tanto bloqueada
el espectro de la extinción. Dentro del proceso de trabajo, esto se evidencia viduos. Cualquier referencia al conce
en la tendencia a prolongar la duración e intensidad de la jornada de traba­ desde 1m comienzo.
el trabajo es tan sólo uno de Jos
jo hasta sus límites sociales, mientras, al mismo tiempo y constantemente se Se desprende de esto que, debido a que
indiv iduo s son libres de utilizar en la for-
p ersigue reformar el proceso de trabajo se gún patrones que sean aún más factores de la producción que los
"racionales" desde el punto de vista del capital. Esta compulsión es respon­
Vols. 1 y 2, Secciones Tercera y
Cu;uta.
sable directa del papel históricamente revolucionario del capitalismo a ele­ 13 K. \'.tux, El ozpilal, ed. cit., T. 1, l
Om!pttition, Coordi11ation a11d Co11tn>J, Belmon ,
14 A. A. Alchian y W: A. All en , f.:ulum gt and Produc tion:
var la productividad del trabajo a nuevos niveles. La racionalidad capitalis­ hing Co., C
California, Wadsworth Publlq 1983, 1 y 8.
ta se expresa de manera más perfecta en la rutinización de la producción,

�---·- -·· -�-


42 .¡�
VA I.OK, ACUM U I ACION Y CK ISIS ANA LISIS EC! lNl !MICO MAKXISTA

ma como escojan, no se puede decir que este t rabajo -siendo una cosa- sea profundas contra dicciones que son i nherentes a l a estructura de su exis­
explotado. La explotación del tr.1bajo queda fuera de escena, para S<'r rem­ tencia. Precisamente, debido a que estas contradicciones están incorpora­
plazada por l a noción de cooperación Pntre capital y t rabajo, cad¡¡ uno de das, cualquier l ucha exitosa contra sus efectos destntctivos debe ir más allá
los cuales contribuye con su componente al producto, y recibe, il su vez, s u de las reformas, al rechazo de su misma estmctura. En el siglo XX t all'S es­
retribución proporcional (como consta en las teorías d e l a d istribución ba­ fuerzos han tomado una gran variedad de formas. que van desde el l l amado
sada en la prod uctividad m a rgi na l). Con esto queda completa la santifica­ socialismo parlamentado hasta la revolución socialista. Sea lo que sea lo que
ción del capitalismo. pod.unos pensar de las fortalezas y debilidades de estos novedosos movi­
mientos sociales, la tendencia general es pm1e de 1m proceso humano de
vieja data. La historia nos enseña que ninguna forma social d ura por siem­
pre. Y el capital. en tanto relación social. no es la excepción de esta regla.
Límites h istóricos del cap i t a l como relaci(Sn socia l

E l último aspecto general tiene que ver con la especificidad históiica d e l a


producción capitalista. Por u n lado, e l capitalismo es nna estntctura social GANANCIA Y PLUSVALIA
poderosa y altan1ente flexible que ha desarrollado sus fuerzas productivas
sta. A este respecto ,
hasta alturas ext raordi narias y ha probado que por sí mismo es capaz de La rent .1bilidad regula la salud de la socieda d capitali
disolver o destruir todas las formas soc i ales anteriores. Su naturaleza inhe­ dos fuentes distinta s dL' gananc ia. G<manc ia por t ransferen­
Marx identifi ca
domina el período mer­
renlenwnle expansiva lo ha llevado a la creación de grandes cantidades de cia (o incluso apropia ción violent a) de riqueza, que
rique7.a y a 1 11\ dominio que se t>xtiende por todo d Globo. PL!I'O pm· o t ro ca nti l i s t a . Y gananci a por la prmlucc i6n de pl usvalía,
que viene a teJWt' pro­
Puesto q ue las activid ades co­
lado, estl• mismo aspecto prugn�sivo al ienta un lado oscuro y enormeml'nte milwnc i a ('11 la época del capital ind ustrial.
er fuente de gananc ia es ú t i l co­
destructivo cuya naturaleza se aclara de manera particular cuando es visto a merc i ales pueden estar l igadas a cualqui
escala mw1dial. La relación capil al-trabajo es profundanw_nte desigual y la nwnzar con las ganancias comerc iales.
una mer­
concentración y centralización del capital que acompai\a el desarrollo capi­ L1 gananc ia comerc ial individ ual se present a dondequiera que
busca de gananc ia. Para el comerc iante que adquie ­
talista tan sólo profundiza la desigualdad. La l ucha compe t i t i va de todos c.mcía sed revend ida en
000 y l a revend e por t:200, lo que determ ina su ga­
contra todos crea un carácter social alienado y egoísta, que aprisiona a cada n' una mercan cía por

y benefic ios) es su habilida d empres a­


qu ien en tma atmósfera de sospecha y tensión, y amontona sus nuS<'Iias pre­ nancia (que cubre costos comerc iales
vender caro " . Pero desde la perspec t iva del sis­
cismnente sobre quienes esl.ín en las posiciones más débiles. Finalmente, a tül p.u·a "comprar bara t o y
l a venta inicial hast1
medida que el capitalismo se desarrolla, también lo hace su nivel de mecani­ tema en su conjw1t o, la cadena de trm\Sacciones desde
zación, de tal m anera que es progresivamente menos capaz de absorber tra­ sirve para dividir el precio de venta total entre los
la final. simplem ente
bajo. En los países capitalistas desarrollados esto se mmlifiesta en una masa incluido el comerc iante. Esto es cierto aun, s i las
d i fen•ntes negoci<m les,
creciente de gente desempleada a cualqu ier tasa "natural" de dese mpleo da­ t ransacc iones son justas o injust as, l ibres o forzada s.
te comerc ial" .
d a. En el Tercer M undo, a med ida que 1.1 penetración de relaciones capitalis­ La gananc ia del comerci<mte es su "balance del exceden
tas asuela las formas sociales anteriores, los procesos mecanizados q ue l as inguir entre una s i tuación en la que el "balanc e de co­
Pero es esencia l dist
remplazan tan sólo son capaces de captu rar una fracción del gran número es cero debido a que el exceden te del comerc i ante es com­
mercio " global"
" dejado libre" previamente. La creciente productividad de la producción ca­ un déficit corresp ondient e en cualqui er parte de la cadena ; y
pensad o por
que la gm1atwia del
pi talista PS acompm1ada de un foso creciente de trabajo superfluo alrededor otra, en la que el balance total es posi tivo a causa de
lar en algún excedente
del Globo. La presenci a de hambrientas masas en el Tercer Mundo, así como comerc iante es sol<�me nte su particip ación particu
de las activid ades de co­
de poblacim\Ps flotantes de desempleados en d mundo capitalista desarro­ global cuyo origen descan sa, por lo t a nto, fuera
gananc ia por la t ransfC'ren­
llado, son amargas advertencias de estas tendencias inherentes. merci o m i s mas. El primer caso corresponde a la
l a produ cción de plusv alía . A
La anterior perspect i v a recuerda forzosamente que el capit alismo es cb de riquez a, y el ú l t imo a la gananc i a por
separado.
tan sólo una forma histórica parti c u l ar de organización soc i a l , sujeta a continua ción consid erarem os cada una por
45
ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA
44 VA L OR, ACUMUI AOON Y CRISIS

análisis del " intercambio puro" ocupa nna posición tan prominente en la
G.mancia por transferencia de riq ueza
teoría. Por ejemplo, nna representación clásica describe un campo de prisio­
neros de guerra en el que todos los prisioneros reciben (de la Cruz Roja)
paquetes iguales de mercancías. Un e mpresario que se encuentra entre los
La existencia de un amplio sistema de ganancia debido a la transferencia de
prisioneros sirve de intermediario para realizar una distribuci ón más con­
riqueza es misteriosa ya que el excedente del comerciante no parece ser
veniente de l a masa total de mercancías, una parte de las cuales guarda
compensado por algún déficit correspondiente. Supongamos que comer­
para sí como su propia recompensa. Puesto que todos los otros prisioneros
ciantes capitalistas intercambian bienes que ad(1uieren por 000 a los co­
ganan en términos de sus respectivas utilidades subjetivas (por lo tanto no
merciantes de tma comunidad no capitalista o tribu y l uego los revenden
comparables), la porción de la dotación colectiva que se gana el empresario
por E200. Este trueque deja la riqueza conjunta de los participantes intacta.
no es tratada como pérdida para ellos. Por otra parte, el empresaJio conta­
Sin embargo, da oligen a una ganancia del lado capitalista sin ningnna pér­
biliza precisamente esta riqueza transferida como su ganancia. Con un polo
dida correspondiente del lado no capitalista, así qtw aparece tma ganancia
de la transacción puesto en la utilidad subjetiva y el otro en el beneficio
neta para el sistema como un todo. ¿ Cómo es posible esto?
matedal, la ganancia parece haber sido creada del aire. En vez de intentar
La participación de la t ribu en el comercio puede ser motivada por mie­
disolver esta falsa apariencia, l a econonúa neoclásica se concentra en pre­
do, por consideraciones ri t uales o por la esperanza de conseguir objetos
sentar la ganancia como la justa recompensa de la clase capitalista16•
que sean socialmente más deseables. En todos los casos subyace nna va­
l uación social del comerc io. Pero, para los comerciantes, lo importante es
que los objetos tribales adquiridos puedan ser revendidos para lograr tma
ganancia monetaria. En terminología de Marx, la tribu opera dentro del
circuito simple de met'Candas M- M', en el que un cunjnnto de valores de Ganancia por producción de p l usvalía
uso M es intercambiado por otro conjw1to útil M ' , mientras que los co­
mercian tes opemn dentro del circuito del capital D - M - M ' - D' donde Con el ascenso del capital industrial, se hizo cada vez más claro que la ga­
una suma de dinero D - t.:lOO es finalmente t ransformada en una suma nancia industrial era muy diferente de la ganancia por enajenación. Esta
más grande D' - f200 , por medio del intercambio de un conj unto de va­ dependía del comercio y del intercambio desigual, mientras que aquélla
lores de uso M por otro más valioso M' . estaba atada a la producción, el trabajo asalaJiado y el intercambio aparen­
Estos circuitos forman los dos polos de la t ransacción. Sin embargo, da­ temente igual 1 7• Precisamente con el fin de localizar la diferencia entre las
do que sólo tmo de los polos es estimado en términos m onetaJios, cualquier dos formas de ganancia, M arx insiste en la explicación de la ganancia in­
ganancia monetaria que se registre no tiene contraparte en el otro polo. Una dustrial aun en la situación en que todos los intercambios sean esencial­
ganancia monetaria neta puede aparecer solamente para el sistema como mente iguales 18•
un todo. Nótese que ésta no serfa la situación si los dos polos fueran trata­ Marx comienza scllalando que toda sociedad debe, de algnna manera,
dos en los mismos térnúnos. Si los bienes de l a tribu fueran valorados a su dedicar el tiempo de trabajo a su disposición a la producción de los bienes
precio final de venta de f200 , serfa obvio que la tribu habría intercambiado y servicios necesarios para mantenerse y reprod ucirse. En las sociedades de
tm conjunto de mercancías con valor de f200 por otro con valor de t.:lOO clase, la reproducción de la clase dirigente requiere que ésta sea capaz de
tan sólo, perdiendo, por lo tanto, exactamente lo mismo que ganan los co­ extraer tm producto excedente de las clases subordinadas. Esto significa
merciantes en términos monetarios. Al final, la desigualdad del intercam­ que toda clase dominante debe hacer, por cualquier medio, que las clases
bio está a la base de la ganancia por transferencia de riqueza (ganancia de subordinadas trabajen más allá del tiempo necesario para producir sus pro­
enajenación)'�. pios medios de consumo, por cuanto con este t i empo de t r a b a j o exce de n te
Es interesante obse rvar de q ué m anera la economía neoclásica tiende a
tratar la ganancia como simple ganancia de enajenación, razón por la que el 1 6 A. AkhLtn y W . Allt•n, "1'· rit., C . 1 -4.
York, 1\.!onthly Revii'W, 1 956, C. l .
1 7 H. L. ML-ek, Studirs irr /11t lAbor 1hto ry of Volut, Nueva
1 8 K. Mane, El CJlf'ilal, cd. cit. T . 1., Vol. 1 , C. V.
15 K. Mane, 11rtorits ofSurplus Valut, P.nte 1, C. 1, Moscú, Pmgll'SS Publisher.;.
1

47
A N A I .ISlS ECONOMlCO MAHXISTA
46 VA I .l11{, ACU M U L Al'lON Y CHISIS

propo rcional i dad con l a plusvalía


nanci as totales pueden apartarse de su
se crea el plusproducto rt�'<}Uerido (véase la sección sobre l'Xplotación en
las ganartc ias y pérdid as debi ­
este Capít ulo). total -a1m cuand o, en térmi nos agregados,
len exactamente. Esta aparente para­
El mismo proceso básico opera en la sociedad capit.t l ista, pero está d a s a t ransferencia s d e valor se cance
iempo la extensa l i teratura del l lamad o
oculto bajo la superficie de relaciones de intercambio y magnitudes mone­ doja, que ha pertur bado po r largo t "1Lit_

lta fácilm ente una vez ise reconoce


tarias. Para demosl l·ar tal cosa, Mill'x comienza suponiendo que el precio probl ema de la t ransfonnaci ón, es resue
una parte de las transfert•n­
monetario de cada mercancía es proporcional al t iempo de trabajo abst rac­ que la ganan cia es una medid a que sólo recoge
ción, la ganartci a agreg ada es
to total soci almentí• twc·esario para su prod ucción (su valor trabajo). En el cias totale s de valor involu crado . Por defini
caso del tr.thajo a sala ri a d o, esto significa que los salarios monetarios son del produ cto total y el precio de
si mplem ente la diferencia entre el precio
proporcionales al n (mtl'ro de las horas (z1) I}Ue los trabajadon's deben la­ ponde al flujo de mercartcías
aquell a porció n de este produ cto que con·es
borar en un d ía dado para produci r sus medios de consumo colectivo d i a­ sea en forma d i recta como
u ti lizadas como " i nsuma s" en la produ cción,
rios. Bajo tales c i rcunstancias todas las mercancías, incluso la Ílll'rza de t ra­
-salario. A medid a que el
medio s de produ cción o indirec ta como bienes
bajo ( 1.1 cap.tcidad de t rabajo), se intercambian en proporción al t iempo de
y los insumas particu l a res, l a
trabajo social mente necesario para su reproducción. Todos los intercam­ valor es transfe rido entre el p roduc to total
e n s u conjun to pueda n obtener,
bios son, pm· lo t.mto, igu<tles en un sent ido social fundamental. de tal for­ ganan cia q ue l o s produ ctores cap italista s
tiempo , lo que perderí.:m
ma cpte (por el momf'nto) la ganancia dt> en.tjf'nación q ued a por fuera dP gracia s a precio s de venta más altos, es, al mismo
consideración. con mayo res costos de los insum as.
ificada s debid o a que la retro­
Durante el proceso de p roducción, una carttidad particular de medios de Las ganart cias totales se manti enen inmod
y los precio s
producción ( m a terias primas y máquinas) es u t il izada cada día. El tiempo ali menta ción que estab lece entrl' el precio de los prod uctos
se

de trabajo abstracto (e) qut• previanwnle s._• necesitó para n• prod ucirlos es, transferencia total de la plusva­
de los insum as partic ulares evita cualquier
en con-Se(:uencia, transferido <tl producto. Si agregamos a esto el tiempo de as transferenci as que com­
l ía. Pero no pu('de dec i rse lo mismo de aquell
trabajo laborado por los t ri.lbajadores e n un d ía dado (1), la suma resultante agn•gado, que entran respec­
prend en las porcio nes restan tes de producto
(e • 1) representa el t it>mpo de t rabajo abstri.lcto total soc i a l mente necesario (como invent arios, phmta y
t ivame nte en el acervo de c a p i t al de la firma
para producir el producto diario.
s como bienes de consu­
Si el intercambio es proporcional a los t iempos dl' trabajo, el prl'CÍo del equipo ) o en la posesi ón de los capital istas mismo
se refleja en los balances con­
producto social total es proporcional a e + l. Pero el costo monetario corres­ mo. En el prime r caso, cualqu ier t ransferencia
sólo parc i almen te a los costos ;
pondiente a la producción de este producto es proporcional a ctt•, puesto tables de las firmas y, a lo sumo, se trasmi te
ga.�1<m cias debido a un precio
que e representa el costo de tr.thajo abstracto de los medios de producción en el segtmdo caso, cualqu ier aun1ento en las
o capita lista se refleja en una
u t ilizados y v representa los costos correspondientes a los trabajadores de venta más alto de los bienes de consum
al de los mismos capit a­
empleados. De aquí se deriva que las g;manci.ts agregadas exist i rán sólo si pérdi d a corres pondie nte en la contab ilidad person
c+l > c·t v, lo que i mplica 1 > v. En o t ras palabras, cuartdo los precios son de sus negoc ios. Ya que la me­
l istas, más que en incrementos en los costos
p roporcionales a los valores trabajo (intercambio igual), la gan;mc ia es la unto de las transferencia s de
dición de la gartancia sólo abarca un s ubconj
expresión monetaria d i recta del tiempo de t rabajo excedente 1' 1-v > O. ndose en a lguna propo rción
valor, la gananc i a total puede termin ar desviá
-

Este t iempo de t rabajo excedente, ejecutado por los trabajadores q ue produ­ es simpl ement e el mismo
de la p lusval ía -dentro de lími tes estrict os. Este
cen mercancías para los capitalistas (esto es, (}Ue producen capital-mercart­ era bien conoci ­
cía), es lo que Marx llama plusval ía. princi pio que subyace a la ganan cia mercantilista, lo q ue
Incluso cu<mlio el intercambio ya no se considere proporcional al valor­ do por el mismo M arx1'J.
trabajo, la conexión entre ganancia y plusvalía se mantiene, pero de una
manera más compleja. En efecto, cmmdo los precios se desvían de su pro­
19 A. �hail<.h, "Thc Translnnnalion lrom Marx lo Sr.1ll.1" en RicunJ.,, f.furx, Sruffu, l .omln.os, E. M.md•·l
editor, Verso, 1984. Varias ¡Mrtes de !'SIC .1rtk:ulo se encm�ntran incorporadas a los Ca p llulos 2 y 3
porcionalidad con los valores trabajo, p ueden darse t mnsferencias de valor del presmlc l ibro.
desde un gntpo de negociarttes hacia otro. En estas circunstancias las ga-

r----�-��-..-----�-.--�--��
411 VA LOI{, ACUM U I .ACION Y CIUSIS ANAI .ISIS ECONOMICO MARXISTA .J<)

Consideraciones adiciona les no-producción tiene profundas implicaciones para la manera como se mide
y analiza la riqueza de las naciones capitalistas20•
Primero que todo, es importante anotar que la ganancia monetaria (con o En cuarto lugar, dentro de l a categoría general de actividades de produc­
sin la nivelación de la tasa de ganancia) sólo se puede considerar como l a ción. surge una diferencia adicional entre las actividades que producen
única expresión d e la plusvalía a u n nivel de análisis abstracto. A un nivel p l usvalía (es decir, que producen trabajo excedente para un empleador ca­
más concreto, la plusvalía aparece como g<mancia de los productores, már­ pital ista) y las que producen valor (pequeños productores de mercancías) o
genes brutos de comercio, l"('_n tas, intereses, impuestos y dividendos. De valores de uso para uso directo (hogares, comtmidades que producen bie­
manera similar se puede desarrollar el análisis para explicar las ganancias nes que no son mercancías). Aunque todos estos trabajos son productores
en las industrias, las firmas en el interior de las industrias, en las regiones y de riqueza social, tan sólo los primeros son directamente productores de
en las naciones. Dentro de este movimiento de lo abstracto a lo concreto se plusvalía. Es por esto que Marx distingue esta forma particular de trabajo
encuentra com prendida una sutil y poderosa teoría de la competencia y los como el trabajo que es productor-de<apital, esto es, que es " trabajo produc­
precios sobre cuyas bases se puede adelantar este análisis. tivo" desde el punto de vista del capital. Como corolario de lo anterior, se

En segundo lugar; nuestra anterior discusión sobre la ganancia por ena­ hace necesarlo distinguir entre la tasa de explotación (que se refiere a todos
jenación debería llamar la atención sobre el hecho de que la plusvalía no es los t rabajadores empleados por el capital) y la tasa de plusvalía (que es la
la única fuente de ganancias. La comprensión de este aspecto es uno de los tasa de explotación del " trabajo productivo" solamente. puesto que es el
puntos más fuertes dl'l an.'tlisis de Marx sobre los determinantes de las ga­ único que produce plusvalia)21•
nancias. Es también una cuestión histórica y empírica importante por sí Finalmente, es importante reconocer que las categorías precedentes inte­
misma. Aun considerando el mundo capitalista moderno, donde l a plusva­ ractúan en complejas formas. Por ejemplo, la p lusvalía es simplemente la
lía es cl aranwn l e la base principal de la g•mancia, se debe ser cuidadoso al diferencia entre la d u ración de la jornada de trabajo (1) de los trabajadores
explicar las transferencias de riqueza y valor desde esferas no capitalistas productivos, y la porción de la misma (v) requerida para producir las mer­
(peque.i\a producción y producción de bienes que no son mercancías) hacia cancías que ellos y sus familias consumen. Pero la cantidad de tiempo de
esferas capitalistas -particularmente cuando se efectúan análisis del llama­ trabajo social representado por v no es, en absoluto, la misma cantidad de
do "Tercer M undo". tiempo de trabajo social requerido para reproducir a los trabajadores pro­
En tercer lugar; se debe anotar que el mismo concepto de transferencia de ductivos, ya que este último, generalmente, incluye el trabajo comunitario
riqueza y valor está ftmdamentado sobre la distinción entre actividades que y famil iar involucrado en la reproducción de la fuerza de trabajo. En la me­
producen los bienes y servicios (valores de uso) que conforman la riqueza dida en que de estos trabajos no capitalistas son responsables del grueso de
anual, y actividades que sirven para transferir esta riqueza de unas manos a los valores de uso consumidos por los trabajadores productivos, sólo una
otras. Esta distinción es, a su vez, tan sólo parte de otra más general existente pequeña cantidad de mercancías estará contemplada en esa reproducción.
entre las actividades de producción y de no-producción. Entre estas últimas Pero, puesto que los capitalistas sólo necesitan pagar a los trabajadores lo
encontramos no sólo la categoría familiar de act ividades de consumo perso­ suficiente para que adquieran la porción de mercancías que corresponda a
nal. sino también la noción clásica de actividades de consumo social, tales su patrón de vida, v será pequei'io y s alto. Por consiguiente, a medida que
como aquéllas contempladas en el intercambio de bienes, servicios y d inero:
l a producción capitalista socave l a producción campesina y/ o famil iar; las
las actividades de administración general en los sectores público y privado;
mercancías comenzarán a constituir una mayor porción del nivel de vida
y otras actividades corno la defensa nacional, etc. La producc i ón uti liza va­
de los trabajadores, incl uso si el nivel general mismo declina. Para los capi­
lores de uso con el fin de producir más valores de uso. Los consumos perso­
talistas, los trabajadores se van haciendo progresivamente más "caros" a
nal y social utilizan valores de uso para alc anzar cualquier otro fin deseado.
En tal sentido, la distinción entre dichas actividades no t iene nada que ver,
20 A. Shaikh, •An lnl rodut1inn lo lhe l li<iwry of Cri•is llll'nrit-s", •·n 1 /.S. Ülpitll/i�m ¡., Cri�i�. Nul'va
prr se, con otras distinciones corno las que existen entre las actividades nece­ York, U.R.I'.E.. 19711, :-;"·•·ión IV. El II"XIu dt• '"''" articulo •·urr•"'rnrlll t• a la Sl"t"t·ión ""l lislori.l ti•• ¡,.,
sarias/ innecesarias, deseables/ indeseables y básicas/no básicas. Pero l o leorlas di' la crisi�··. del C.1pllu lo 6 dt•l pn_'Senlc libro.
21 K. Marx, op. di� T. 1, Vols. 1 y 3, Sección segunda, Apéndice.
que es más i mportante, l a distinción entre actividades de producción y de

-- -
50 VALOI{, ACUMUI .ACION Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA 51

medida que sus necesidades de mercancías crecen. Aun los trabajadores ventajosa, las reform as estructurales, l a intervención estatal e, incluso, las
mismos pueden ser todavía más pobR>s si su nivcl de vid a general decae. l uchas de clase que dejen intacta la naturaleza básica del sistema, tienen un
Durante ciertos períodos, un salario real creciente es perfectamente compa­ potencial limitado, justamente porque terminan subordinadas a la dinámi­
tible con un nivel de vida decreciente -tal como la historia de muchos paí­ ca intrínseca del sistema. Una ley surge, precisamente, debido a que hay
ses capitalistas en desarrollo lo indica. lodo nos cond uce a mostrar que nin­ w1a tendencia dominante.
gún análisis de una formación social concreta puede ignorar las interrela­
ciones existentes entre ganancia por tnmsferencia de riqueza y ganancia
por producción de plusvalía, entre actividades de producción y de no-pro­
Concentración y centralización del capital
ducción, y entre trabajo capitalista y no capitalista.

El capital posee dos aspectos distintos: en relación con el proceso de trabajo


LEYES GENERALES DE LA ACUMULACION CAPITALISTA existe corno Wla masa concentrada de medios de producción al mando de
un ejército de t rabajadores y, en relación con un capitalista individual, re­
presenta la parte de la riqueza social que está concentrada en sus manos
Las leyes generales como tendencias dominantes
como capital. Sobre estos aspectos del capital operan, a su vez, de modo
diferente, dos procesos d istintos: el proceso de concentración creciente por
Al analizar t'l sistema capitalista, Marx se refiere constantemente a sus " le­ medio de la acumulación, llamado por Marx la "concentración del capi­
yes de movimiento". Por ejemplo, habla de la tendencia decreciente de la t a l " , y el proceso de concentración creciente gracias a la competencia y el
tasa de ganancia como una ley general, mientras que, al mismo tiempo, pre­ créd ito, al que llama "centralización del capital".
senta varias tendencias opuestas "que contran-cstan y anulan los efectos de L a acumulación e s la reinversión de las ganancias e n métodos d e pro­
la ley general". Así, pues, surge naturalmente la pregtmta: ¿cómo se origina ducción más nuevos y potentes. Nuevos métodos conllevan una escala de
una " ley" a partir de la tendencia y la contratendencia? Hay dos formas inversión mínima incrementada y un aumento de la tasa de capital inverti­
básicas de responder a esta pregunta. Una posibilidad estriba en concep­ do por trabajador, y por tanto, una creciente concentración del capital res­
tualizar las diversas temiencias como si operasen en plano de igualdad. El pecto al proceso de trabajo. Al mismo tiempo, aun cuando la acumulación
capi talismo da lugar a una serie de tendencias antagónicas, y el equili brio tiende a i ncrementar el monto de capit al a disposición de un capitalista in­
de fuerzas existente en una "coytmtura" histórica particular es el que deter­ dividual, la división de la propiedad entre los miembros de una familia, la
mina la dirección final del sistema. Desde esta perspectiva, la reforma es­ separación de los capitales nuevos de los viejos y el nacimiento de nuevos
tructural y la intervención del Estado parecen disponer de gran potencial capitales, todo ello, tiende a aumentar el número de los propios capitalistas
puesto que, en las circunstancias apropiadas, pueden inclinar la balanza y y, Pn conwcuencia, a disminuir el capital social concentrado en unas pocas
regular el n.>sultado. Esta perspectiva general subyace Pn la mayoría de los manos. Como la acumulación es comparativamente lenta en relación con
enfoqut.>s marxistas modernos. estos últimos factores, el efecto neto sobre la propiedad tiende a ser una
Marx abordó el terna de una manera bastante diferente. Para él lo crucial descentrali zación. Como resul tado final, la acumulación concentra el capi­
era distinguir entre la tendencia dominante y las diversas tendencias su­ tal en el proceso de trabajo, pero tiende a descentralizar su propiedad.
bordinadas contrapuestas, ya que estas ú l t i mas operan dentro de los lími tes La competencia y el crédito, por su parte, incrementan la concentración
aportados por la primera. Como las tendencias dominantes surgen de l a en ambos frentes. La competencia favorece las inversiones en gran escala
misma naturaleza d e l sistema, dándole u n poderoso ímpetu, las tendencias debido a sus menores costos de producción, mientras que el sistema credi­
subordinadas operan efectivamente dentro de límites móviles, y se canali­ ticio permite a los capitalistas individuales reunir las grandes sumas nece­
zan, por así decirlo, en tma dirección deterrninada22• Desde esta posición sarias para estas inversiones. La concentración del capital en el proceso de
trabajo avanza así mucho más velozmente que lo que permite l a sola acu­
12 n.,ntro de estos l h n iti'S iól� lt•rlllt•m:L•s subordinadas puedt•n funcionar pcrf<-ctam••nte romo tendcn­ mulación del capital. Al mismo tiempo, debido a que la competencia des­
dts o puesta.� de Id mL�rna importancia.
truye a los capitalistas más débiles y el sistema crediticio habil i ta al fuerte
1

52 VALOR, ACUMUI.ACION Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA SJ


�·

para tragarse al débil, estos dos elementos conducen a una concentración resetva de trabajo" o "ejército industrial de reserva". La acumulación de
de la propiedad de capitales que compensa con creces las tendencias des­ capital significa el incremento de éste, pero conlleva también nuevos méto­
centralizadoras propias de la simple acumulación. dos de producción, a mayor escala y más mecanizados, que la competencia
En términos generales, el capitalismo es acompaflado por la creciente obliga a los capitalistas a introducir. El crecimiento del capital aumenta la
capitalización de la producción, así como una creciente centralización de la demanda de trabajo, pero la mecanización sustituye a los obreros por máqui­
propiedad del capital social2'. En el análisis de Marx, ambos fenómenos nas y reduce, en consecuencia, la demanda de trabajo. Esta, en términos netos,
emanan de la ha talla de la competencia y, a su vez, sirven para intensificar­ depende, por lo tanto, de la fuerza relativa de estos dos efectos, y son precisa­
la. En la economía burguesa, sin embargo, el concepto mismo de competen­ mente esas fuerzas relativas las que varían para mantener el ejército de reserva
cia "pura" o " perfecta" implica que toda concentración o centralización es de trabajo. Cuando el efecto empleo es más fuerte que el efecto desplazamien­
la antítesis de la competencia. Una vc z s � identifica la concepción burgue­
' to durante un tiempo suficientemente largo como para absorber el ejército de
sa con la real idad de la competencia en el capitalismo pri m i t i vo y/o con reserva, la escasez de trabajo y el aumento de salarios resultantes reforzarán
el aná lisis que de é l hizo e l propio Marx, el hecho histórico de l a concen­ automáticamente el despl azamiento relativo al empleo; el alza de salarios re­

tración y centralización cn.>cientes representa prima facie l a prueba del duce el titmo de crecimiento del capital y, por lo tanto, del empleo. Esto, junto
quebr¡mtamiento de la competencia, del ascenso de la competencia " imper­ con la escasez de trabajo, acelera el proceso de mecanización y, por consiguien­
fecta" , del oligopolio y del monopol io. Dentro de la econonúa marxista, la te, de desplazamiento. De esta forma, la acumulación de capital repone auto­
26
tradición domimmte originada por Hilfenling y desarrollada por Kalecki, máticamente el ejército de reserva • A ello se suma la importación de trabajo
Steindl, Daran y Sweezy, efectúa exactamente esta doble identificación. Ello procedente de sectores de alto desempleo y la movilidad del capital hacia sec­
lleva a sus proponentes a sostener que el capi talismo moderno está, en últi­ tores de salarios bajos, lo cual sirve conjuntamen�e para restablecer la relación
ma instancia, J'f'gulado po•· los rcsullados de lus relaciones de poder entre "apropiada" entre el capital y una población relativamente superflua.
los monopolistas, los trabajadores y el Estado. Del lado opuesto, Varga24 y Independientemente de sus límites históricos, el sistema capitalista ha
algunos otros autores más recientes han sostenido que la concentración y la creado y conservado siempre un ejército de reserva. El capitalismo moder­
centralización han intensificado la competencia, en vez de quebrarla, y que no abarca todo el globo terrestre y también lo abarca su ejército de reserva.
la evidencia empírica relativa a l a wntabilidad contribuye, de hecho, a apo­ Las masas hambrientas del Tercer M undo, la importación y subsecuente ex­
yar la teoría de la competencia enunciada por Marx25• Hay que seüalar que pulsión de "obreros i nmigrantes" por parte de los países industrializados,
Lenin es reclamado por ambas partes. No es necesario decir que este debate y la fuga de capital a regiones de salarios bajos, son simplemente manifes­
entr•u1a importantes repercusiones con respecto al análisis del capi talismo taciones de este hecho.
moderno y la actual crisis.

Tasa decreciente de ganancia


Ejército de reserva de trabajo
La ley de la tasa decreciente de ganancia expresa el resultado del análisis de
M arx sobre las fuerzas básicas que dan lugar a los ritmos de largo plazo de
Una caracterlstica inherente a la sociedad capitalista es el conjunto de trabajo la acumulación capitalista: largos períodos de crecimiento acelerado que
desempleado y sub-empleado que se crea y reproduce directamente por la van seguidos necesariamente por períodos correspondientes de crecimien­
propia acumulación de capital. Marx denomina a este conjunto "ejército de to desacelerado y probables convulsiones económicas de gran alcance. La
Gran Depresión de los at'i.os treintas fue uno de esos períodos; según algu­
23 K. Marx, "T'· di., T. 1, Vol. 3, C. XXI II; T. 111, Vol. 6, C. XV; '/1r(l)rits 11f Sur¡•lus Valru, ru. cil., PM1e 1 1 1. nos marxistas, el mundo capi talista está nuevamente fluctuando alredt>dor
24 E. V.u¡¡a, "l1Mngt'll in tlw� ¡;.·ur11•rny of Có!phall•rn Ht'llllhin1: horn liH� �"'tlllll Wor Id W��r", mirnt�o,
W01shin¡;ton, l 'J411.
25 J. A. Oifton, �competition and the Evolution uf thc Capitalist MoJe of l'mduction�, Omrbridgt four­ 26 K. Marx. op. ril., T. 1, Vol. 3, C. XXI I I; E. Mandel, Introducción 01 K. M.•rx, Gzpilfll, Volumm 1, ro. cit,
rtfll ofEcunomics, 1, 2, 1977. 1976, pp. 6.).(>4.
54
VA LOR, ACUMULAOON Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA 55

1
de una sit uación extrema. Debe observarse que este tipo de crisis económi­ tividad se manifiesta en costos laborales unitarios menores (capital variable
ca generalizada es bien diferente de las fluct uaciones cíclicas de plazo más por unidad de producto, v ) . Al final, el costo unitario de producción c+v
corto, como los ciclos económicos o las crisis parciales causadas por sucesos debe descender de modo que el último efecto ha de compensar con creces
específicos, como malas cosechas, perturbaciones monetarias, etc. Los ci­ el primero.
f; clos económicos y las crisis parciales se explican por factores más concretos
Puede demostrarse que este modelo supone que los métodos más avanzados tienden
y sus ritmos se superponen, por así decirlo, sobre el ri tmo de largo plazo27 .
a lograr un costo unitario de producción más bajo a expensas de una tasa de ganancia
El hecho de que puedan desencadenar una crisis general cuando las condi­ inferior. La competencia, no obstante, obliga a los capitalistas a adoptar tales méto­
ciones básicas sean propicias no hace más que resaltar la necesidad de ana­ dos, porque aquéllos, ron ros tos unitarios más bajos, pueden bajar sus precios y ex­
lizar primero los movimientos b<1sicos en sí mismos. pandirse a costa de sus competidores, compensando así esta tasa de ganancias baja
La fuerza que da impulso a la actividad capi t alista es el deseo de ganan­ por medio de una mayor participación en el mercado. Como observa Marx, "cada
caplt.1l individual se eshaer7.-. por capturar la mayor partici pación posible en el mer­
cias, lo (1ue obliga a cada capitalista individual a dar la batalla en dos fren­
cado y por suplantar en él a sus competidores [ ... ] " . En términos de categorías mar­
tes: en el proceso de t rabajo, contra los trabajadorPs d u rante la producción xistas, se puede demostrar que el proceso mencionado supone que la composición
de pl usvalía, y en el proceso de circulación, contra otros cap i t alistas, du­ orgánica del capi tal subirá m.\s rápido que la tasa de plusvalía, incluso cuando los
rante la realización de l a plusvalía en forma de ganancias. En el enfrenta­ salarios reales, al igual que la amplitud e intensidad de la jornada de trabajo, sean
constantes, de modo que la tasa general de ganancia decrecerá independientemente
miento con el trabajo, la mecanización aparece como la forma más eficaz 2"
de cualquier impulso introducido por parte del trabajo .
para incrementar la producción de pl usvalía, mientras en el enfrentamien­
to con otros capitalistas, la reducchjn de los cos t os unitarios de p roduc­
Marx indica que la actuación de d iversas influencias contrarias frena, e
ción por unidad (precios Je costo unilados) surge como princi pal anna
incluso invierte temporalmente, el descenso de la tasa de ganancia. Una
para la competencia.
mayor intensidad de la explotación, salarios más reducidos, capital cons­
Marx sostiene que los métodos de producción más avanzados conllevarán
tante más barato, crecimiento de industrias de composición orgánica relati­
instalaciones mayores y más intensivas en capital, en las que, con una utiliza­
vamente baja, importación de bienes salario o medios de producción bara­
ción normal de capacidad, los costos lllÚtarios de producción serán menores.
tos, y migración del capital hacia regiones de mano de obra y recursos na­
La inversión de mayores cantidades de capital fijo por unidad de producto
turales igualmente baratos, pueden actuar para elevar la tasa de ganancia al
es el medio fundamental para lograr econonúas de escala. Como las plan­ aumentar la tasa de explotación, bajar l a composición orgánica del capital,
tas a gran escala permiten a tm ní1mero dado de trabajadores procesar ma­ o ambas soluciones a la vez. Sin embargo, precisamente porque estas con­
yor cantidad de mateiias primas y transformarlas en una correspondiente tratendencias operan dentro de limites estrictos, la caída por largo período
mayor cantidad de producto, tanto las materias primas como el producto de la tasa de ganancia sobresale como te nd e nc ia dominante.
por unidad de trabajo tienden a aumentar a la vez. Al mismo tiempo, la La tasa decreciente de ganancia conduce a una crisis generalizada por
mayor cantidad de capital fijo por unidad de producto i mplica cargos de medio de su efecto sobre la masa de ganancias. Dado un capital ya invertido,
depreciación más elevados y mayores costos de materiales auxiliares (elec­ cualquier decrecimiento en la tasa de ganancia reduce la masa de e:;ta últi-
tricidad, combustible, etc.) por unidad de producto. Así, pues, para méto­
dos más avanzados la capital ización más alta (cap i t al adelantado por uni­ 2K A. Sh;tikh, Hl'otit kal ¡;.·oi1<>111Y ;uul C.tpit<Jiisrn: Nolc'S (lO llobh's ·n...,ry or Crl•i.•" y "MancLtn Corn­
dad de prod ucto) implica costos no l aborales w1itarios más elevados (capi­ pt'lit ion Versus l'erftoct Cnm p t•titinn ... , " C'fl Ourrúri•l¡¡t Jou mul of t:m11omks, 1978, 2, pp. 237-241 y 1980,
4, p. 75, "-""J'It'Ciivamt�llf!. n.,¡o t:nnc.lidorws tknit'as dad.ts, a medida 'l"e SI' alcaman los llmitrs del
tal constante por unidad de producto, e ) , miPJllras que la mayor produc- ccxiO<'irnit'ntn y 1<1 tcx·m•logL• t•xi.•lt•n lt'S, los incn•rn ..nlos 111 invc!rsión por u nid;Kl de producto '1"" se
rmlict'fl obtendrán cada vt•z menon>s disminuciont'S de IM costos u nita rios de producción. Esto, se
puede dem06trar, implica mt'll0 n5 ta.o;.'l., de gananc L1 pam los métodos de más bajos cosloo y por ende
2 7 E. �tmdd, Úll t Olpitalism, l .on d n-s, Nt•w !.eh llooks, 1 975, p. 1 211 . El m l,mo Mandd 5t' haM rn un.t (de anwnlo ron el Tt'On,,J de Olo.l•hio), una t1s.1 gt·rwr.JI dt• g;mancL1 en desct'll-'<>. Tarnbit'n en A.
til.'ól de ganm1eia qu e se eleva y c;tt•, p.u.1 t• xpli car los movimil>Jilos de largo plazo (e:;to t'S, ond;l.'l
Shai!..h, HNotcs on the 1'.11ling Ratt• o( l 'rofit, • i.nl'dito, lebrero de 1982. l..a cita de Marx est� tomada de
l.uga.�). Corno se indica más ad el an t t', el .ugu mento de Marx para expli<:ar l a tasa de gana nc: L t que
Thcorics of Surplus Valut', t-.1. ci t., l�rte 11, C. XVII, p. 484. l¿'lS Secciones •&onomla pol ftka y capita­
dt'Crece rn largos periodos implica un m ovim ien to de la rnas.1 de gamncias del tipo "onda larga"
lismo: notas sobre L1 trorf,¡ dt' l.t crisis de Dobb· y "Compctendl marxista ver.m.• rompctmcia perfec­
con lo cual ofn.>ce una base a l tem.1 t i va para la explicación de los fc116mcnos observados.
t.l", del Capitulo 6 dcl pWS<mtr libro, <'Orrcsponden a los textos de estos artlc:uiCII.
57
56 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS A N A LISIS ECONOMICO MARXI!iTA

mecanismos "naturales" del sistema para recuperarse. Cada rec uperación


ma; por otro lado, la acumulación acrecienta el acervo de capital avanzado
sucesiva desemboca. a su vez, en una mayor concentración y centralización
y, por tanto, aumenta la masa de ganancia, en tanto que la tasa de ganancia
de los nuevos capitales sea positiva. El movimiento de la masa total de y, generalmente, en menores tasas de ganancia y crecimiento de largo pla­
zo. En consecuencia, aunque las contradicciones empeoran con el tiemp o,
ganancias depende, por lo tanto, de la fuerJ.:a relativa de los dos efectos.
no habrá crisis final hasta que los trabajadores adquieran suficiente co n­
Pero una tasa de ganancia decreciente debi l i t a progresivamente el incen­
ciencia de clase y se organicen para derribar el sistema mismo30•
tivo para la acu mulación y, al descender ésta, el efecto negativo empieza
a dar alcance al efecto positivo hasta que, en un momento determinado,
la masa total de ganancias empieza a estancarse. En esta fase comienza la
crisis, aunque naturalmente la forma específica que adopta está condi­ TEORIAS MARXISTAS DE LAS CRISIS ECONOMICAS
cionada por factores institucionales e históricos concretos. Hay que des­
tacar que el proceso mencionado su pone w1a "onda larga" en la masa de
Al analizar las teorías de la crisis debemos distinguir entre lascrisis gene­
las ganancias, que al principio se acelera. luego se desacelera, se estanca
rales, que implican un vasto colapso de las relaciones de reproducción eco­
y. finalmente, se hunde en la crisis. Así, pues, los fenómenos de " ondas
nómicas y políticas, y las crisis parciales y los ciclos económicos, que cons­
largas" en la acumulación capitalista pueden explicarse por una caída tituyen carac terísticas de frecuente aparición en la historia capitalista. En l a
continuada de la tasa de ganancia. producción capitalista el deseo individual d e ganancia choca periódica­
En general, los adversarios de esta teoría argumentan que, en la noción mente con la necesidad objetiva de la división social del trabajo. Las crisis
económica burguesa de "competencia perfecta", tal proceso queda lógica­ parciales y los ciclos económicos no son más que el método intrínseco del
mente excluido, y que. en todo caso, la evidencia empírica no lo respalda. sistema para reintegrarlos. Cuando el sistema goza de buena salud, se rec u ­
En cualquiera de ambas situaciones es fácil mostrar que ninguna de las con­ pera rápidamente de sus inherentes convulsiones internas. Sin embargo,
clusiones es válida una vez que examinamos críticamente la temía econó­ cuanto peor sea su salud, más l argas serán sus convalecencias, más mémi­
mica neoclásica y los datos en que se basan sus conclusiones29• cas sus recuperaciones y mayor la probabilidad de que entre en una larga
Celeris ¡�t�rilms, salarios más altos y mejores condiciones de trabajo hacen fase de depresión. En los Estados Unidos, por ejemplo, aunque han habido
desn!nder directamente las ganancias y estimulan también el aumento de 35 ciclos económicos y crisis en más de 150 años, que van desde 1834 hasta
la mecanización, con lo que se intensifica doblemente la tendencia inheren­ nuestros días, tan sólo dos de ellos, las grandes depresiones de 1873-1893 y
te de la tasa de ganancia a caer. Sin embargo, como destaca Marx, éstas y 1929-1941. califican como crisis generales. El interrogante con que se en­
otras luchas enfocadas hacia la reforma del sistema operan necesariamente frenta ahora el mundo capitalista es si la gran depresión de los ochentas se
3
dentro de límites estrictos que proceden de la rentabilidad, la movilidad ai'\adirá o no algún día a esta lista 1 •
del capital y la competencia (en todo el m undo) y. por tanto, continúan Podemos identificar dos tipos principales de teorías de la crisis, corres-
siendo constreiüdas por la dinámica básica de la acumulación capitalista. pondientes a las dos aproximaciones metodológicas diferentes a la historia
Un argumento similar puede ofrecerse respecto a los límites de la interven­ capitalista que fue analizada en la cuarta sección de este Capítulo: las teo­
ción estatal. rías d(> la posibi lidad, basadas en la noción de ley como el resultado de
Cada crisis precipita la destrucción al por mayor de los capitales más tendencias conflictivas, en donde las crisis generales se dan siempre y cuan­
lil'•hiles y los ataques intensificados contra los trabajadores. Esos son los do se produzca una cierta conjunción de factores históricamente determi­
nados, y las teorías de la necesidad, basadas en la noción de ley como la
29 I'Ma maynrt'll dt!lallt'l! cr11it'!l9 de la lc�lrf.J, v�lL'lC A. Sl1.1ikh, " l'olilkal Ecnnnmlcs and Capilali�m ... " , expresión de una tendencia intrínseca dominante que subordina a las ten-
op. dt., Sección 1 1 1, pp. 5-7. r.ua c rfl icas de los da los, véase V. Perlo, NCapilal-oulpul R al los in Ma­
nnl�rlurin¡(, en Quarttrly Rn>irw nf l:cmromks and Rusiruss, 11 (J), Otono de 1966, pp. 19-42 y R.
, PrÍIIc«•t on Univt•rsily l'n!S.q, J'rinceum, 1978, pp. 201,
C".ordnn, "A !<�re l!wnl'', en Sun�y ofCurrm t llusirJtss, julio 1971, Vol . 51, No. 7, Parte 11, pp. 83-M. 30 G. A. Cohen, MAr:r's 'nrroryofl listory: A Drfmsr
1\!rlo 1'5 m.uxlsla y ('.ordon economista ortodoxo. Ambos encuenl ran que el método convencional 204.
F. Bums, TI1t Rusíntss Cyclr in A Oumging World, NueVól York,
de l'tllimación del acervo de capital lo subeslima seriamenlt!. Esto, a su vez, i m pl ica una seria sobre­ 3 1 E.M ande!, /.stt Cilpitalism, t-d. cil;, A .
estimación de la I<L\il de g;mancia. Columbia Universily l'ress, 1969.
... -�"-
-.--

1 ��� VA LDH, ACUMUI .ACION Y CRISIS ANA LISIS ECO NOMICO


MAH XISTA
�')

nca­
l a tendencia al esta
de la acci ón recíproca de
final del siste ma depende
dencias contrapuestas y en donde es inevitable la existencia periódica de stas , y la tend encia
es de ahorro de los cap itali
crisis generales (aunque, por supuesto, la forma específica y el momento de miento, creada por los plan por­
cap itali stas ahorran
planes de inversión. Los
aparición vienen detem1inados d e n t ro de ciertos límites por factores histó­ opu esta , crea d a por sus r crec er a fin de
intenta
ind ivid uale s, t ienen que
ricos e institucionales). Veamos ahora cómo i l u stran estos dos enfoques las que, en cua nto capi talis tas dad es obje ti­
ten pos ibili
den inv erti r cuando exis
modernas teorías marxistas de la crisis. sobrev ivir. Pero sólo pue , el fun da­
ecíf icam ente
su vez, de dos factores. Esp
vas , y ésta s dependen, a
bio a gran esca la se da cuando la hege­
men to del comercio y del intercam Bre taña en el sigl o XIX
a nac ión cap itali sta (Gran
Teorías de la posibilidad monía de una dete rmi nad la esta bilid ad
y los Esta dos Uni dos en el
XX) permite orquestar y reforzar
a la inv ersi ón a gran
rna cion al. Y el alic ient e par
Podemos i dentificar dos grupos principales: las teorías del subconsu­ pol ítica y eco nóm ica inte
críti ca de pro duc tos,
n, a un tiem po, una masa
mojestancamiento y las teorías de la presión salarial. escala se da cuando coin cide
e y alici ente , los f ac­
vos . Cua ndo coin cide n bas
mer cad os y tecn olog ías nue
lado , a med i d a que se
n asce nde ntes . Por otro
tore s exp ans ioni stas será
van cada vez más
l idades inte rcap itali stas soca
Teorías tlt'l su[JCOIISUmo / esltlllCIIIIIÍt'II IO ago ta el alic ient e y las riva
los fact ores contrac cion ista s y
n en algún punto
el fun dam ento , se reaf i rma
, por sup ues to, un nue ­
al orden del día, has ta que
En la sociedad capitalista el valor en dinero del producto neto es igual a la el esta nca mie nto se pone
guerra mun dial ) y un
ado tal vez med iant e una
suma de los salarios pagados a los trahajador<'s más las ganancias acumu­ vo ord en heg emó nico (forj
m i<>nt os, inici en otra époc a de crec im ient o.
ladas por los capital istas. Como a los trabajadon•s s.• l••s paga numos del nuevo esta llido d<' desc ubri la cue stió n del po­
do fun dam enta lme nte por
valor lotaJ del producto neto, su consumo nunca es suficiente para com­ Nad a de esto se ve al tera
que unas cua ntas em­
itali smo mod ern o se dice
prarlo: el conswno de l os t rabajadores genera una "brecha de demanda", y der mon opó lico . En el cap
ring ir el pro duc to
cad a ind ustr ia, y que , al rest
cuanto mayor sea la participación de las ganancias en relación con los sala­ presas pod eros as dom inan
su favo r a cos ta de
redi strib uir Jos ingresos a
rios en el valor agregado, tanto mayor ser<i la br<'cha de demanda. Claro y elev ar los prec ios, pueden
stas . Com o los gran­
está que los capitalistas consumen una porción de sus beneficios, lo que pequeñas empresas cap itali
los trabajad ores y d e las
ingresos, aum enta
contribuye a cubrir parle de la brecha. No obstante, el grueso de su ingreso mayor proporción de sus
des cap i talis tas ahorran una
les de prec ios y ga­
se ahorra, no se consume y, a la manera keynesiana, estos ahorros se consi­ , a fin de sostener los nive
el ahorro tota l. Por otro lado
n en sus pro pias in­
deran como un "drenaje" de demanda, cuya base fundamental la siguen resas rest ringen la inversió
nan cias , las grandes emp
rsión disp onibles.
constituyendo los limi tados ingreso y constuno de l as masas. Si no se cu­ pos ible s mercad os de inve
dus trias , red ucie ndo as( los
debil itar l as opor­
briera la porción de la brecha de demanda que corresponde a los ahorros de demanda y sim ultáneamente
Al aumentar la brec ha de
mie nto, en teor ía,
los capitalistas, no se vendería parte del producto o, al menos, no se vende­ mon opo lios hacen el estanca
tunidades de inversión, los
itali smo mon opo ­
ría a precios normales, de suerte que todo el sistema se contraería hasta que o que en la prác tica , el "cap
vi rtua lme nte inev itab le. Clar
" de una prospeii­
las ganancias fuesen tan escasas que los capitalistas se verían forzados a ruta do hast a hace muy poco
l ista" de pos guerra ha disf
quier otra de su
consumir todos sus ingresos, en cuyo caso no habría ninguna inversión (ne­ en muchos aspe ctos a cual
dad prol ong ada ( ... ) supe rior
ta) y, por consiguiente, tampoco crec i m iento. Se d ice, por lo tanto, que la nc i a de estanca­
í. una vez más, que l a ause
hist oria ante rior "32• Y he aqu
lógica econónúca interna de una econornia capitaJista está predispuesta al uest os extraordi ­
presenc ia de fact ores con trap
mie nto real se exp lica por la
est;mcamiento. eric ana d e pos gue rra, nuevos
emonía norteam
La brecha de demanda, como es obvio, no sólo puede cubiirse por el nari ame nte pod eros os: heg
gast os mili tares.
consumo, sino t ambién mediante demanda de inversión (la demanda de prod ucto s y tecn olog ías, y
planta y equipo). Cuanto mayor se.1 est a demanda, mayor será el nivel de
principales en Jos nírmc
ros 31 (3, 6), 32 (5), 3.1
R.-r•iro•; los
producción y empleo en el sistema en cualquier momento dado, y tanto 32 P. Swi'Czy, a rtlculos va rio� "" Mmr llrly

(5, 7). 34 (2).


más rápido será su crecimiento. Por eso, en ú ltima instancia, el movimiento
61
60 ANA LISIS ECONOMICO MAI{XISTA
Vi\(.01{, ACUMULACION Y CI{ISIS

den descubrir nuevas formas de manejar el sistema34• Pero otros autores


Dentro de semejante marco, es evidente que cualquier intervención
son mucho menos reticentes35•
económica que refuerce y dirija los factores expansionistas puede supe­
rar, en principio, la amenaza de estancamiento. La economía keynesiana,
por ejemplo, proclama que el Estado, bien por cuenta de sus propios gas­
tos, bien estimulando el gasto privado, puede alcanzar los niveles social­ Teor(lls de la 1'resió11 salarial
mente deseados de producción y empleo y, de este modo, determinar, en
Las teorías sobre la presión de los salarlos intentan vincular las crisis gene­
última instancia, las leyes de movimiento de la economía capitalista. Los
rales con el descenso sostenido de la tasa de ganancia. El punto de partida es
teóricos del subconsumo no niegan esta posibilidad. Tan sólo afirman
el reconocimiento de que cuando aumentan los salarios reales y/ o disminu­
que actualmente no es práctico, porque el capitalismo moderno se carac­
ye la amplitud e intensidad de la jornada laboral, desciende la tasa potencial
teriza por el monopolio y no por la competencia: el monopolio aumenta
de ganancia, permaneciendo iguales las otras condiciones. En términos mar­
la tendencia del capitalismo al estancamiento que, cuando comienza a xistas, un descenso en la tasa de plusvalía produce el descenso de la tasa
aparecer, es contrarrestada por el Estado por medio de estímulos a la de­ general de ganancia, crlais l'arilms. No obstante, esto equivale sencillamente
manda agregada. Pero los monopolios responden aumentando los pre­ a decir que un aumento de los salarlos reales (ajustados por la duración e
cios en vez de la producción y el empleo (como harían las empresas com­ intensidad del trabajo) reduce la tasa de ganancia en relación con su ten­
petitivas). El empate resultante entre el poder del Estado y el de los mo­ dencia. Si la tasa de ganancia tiende a bajar independientemente del movi­
nopolios produce estancamiento con inflación: "estanflación" 33• Si el Es­ miento de los salarlos, resulta que el aumento de los salarios reales (ajusta­
tado se retira de la lucha y se atrinchera, tendremos entonces una rece­ dos) no hace más que reforzar la caída pl"Pf'xistente de la tasa de ganancia.
sión o tal vez una depresión. Desde este punto de vista, la aparición de Como veremos en la sección siguiente, esto es lo que argumenta Marx. Pero
una crisis es un acontecimiento esencialmente político, debido a la nega­ si la tasa de ganancia tiende, por otro lado, a aumentar, resulta que tan sólo
un incremento suficientemente rápido de los salarios reales puede ser el res­
tiva del Estado a hacer frente a los monopolios. La teoría keynesiana afir­
ponsable del descenso real de la tasa de ganancia. Esta es la afirmación típica
ma que el Estado tiene capacidad económica para dirigir el sistema capi­
de los teóricos de la presión salarial, quienes dan por sentado que, ante la
talista y, una vez aceptada esta premisa, tanto la existencia de la crisis
ausencia de cambios en el salario real, el cambio técnico tiende a incrementar
como su recuperación, son cuestiones de los fines políticos a los que se
la tasa de ganancia y la relación entre ganancias y salarlos.
aplique esa capacidad. Así, pues, esta teoda apunta a concluir que un
En una versión de la teoría. esta tasa creciente de ganancia alimenta di­
programa político para limitar los monopolios mediante controles de rectamente la expansión de la inversión; en otra versión, que no es en reali­
precios, regulación y planificación económica forzosa, quebrará la co­ dad más que tma extensión de la teoría del subconsumo/estancamiento, la
lumna vertebral de la inflación, mientras que el aumento de los gastos de creciente relación ganancia-salario y el ascendente poder de los monopo­
bienestar social, e incluso el alza de los salarios, no sólo beneficiará a la lios, empeoran la brecha de demanda y, por consiguiente, la tendencia del
clase trabajadora, sino también al sistema capitalista en su conjunto (al sistema hacia el estancamiento, la cual, no obstante, el Estado es capaz de
reducir la brecha de demanda). Las contradicciones económicas del sis­ contrarrestar, y mantener así el auge. En cualquier caso, si el auge dura lo
tema pueden, por lo tanto, desplazarse hacia y resolverse dentro de la suficiente como para que el mercado de trabajo se haga tan estrecho y los
esfera política, a condición de que se ejerza presión suficiente sobre el obreros tan combativos que sus demandas salariales produzcan un deseen-
Estado.
El propio Sweezy evita con cuidado trazar las conclusiones políticas in­ 34 1'. Swl'f'.ry, Monllrly Rtt�ruo, No. 31(:\), 1979, pp. 12-13.
Ro•virw l'�'S.•, 19'12. C. XII y \lo•\ mismo
herentes a su argumento, aunque advierte que los propios capitalistas pue- 35 V�ase, M. llarrington, Socillli�m. Nurvot York, S.otunJay
•t Ory,;mi 7.ing Cornm iuee and thc Lelt·, Sot:illli�l Rnriru•, 1979, p. 29.
autnr, -nll' D11noc ratk Sociali.
al �osptoct o v01rioo números cspcd okos de Doi/Ar5 1111d Strm�. particul.u·
A\lcm�s puro•, mnsultarm•
n ti IÚ., •four Ways lo Change thc
mente octubn� 1979 y juliCH�gosto 19111. Por último , D. Gordo
33 P. Sweezy, op. dt., c. llannan, Mlhrorit•s or CrisisM, en fnltmGIÍorull Socilllism, No. 2 (9), 1980, PP· .
589-591
4�. A. Shaikh. An lntrot.luction lo thc llistory of Crisis lheorics-.

Co rporat ion s .. , Thl NAiiorr, mayo 1519112, pp.
1
6,1
ANALISIS ECONOMICO MAHXISI"A
62 VALOH, ACUMULACION Y CRISIS

das. Como veremos a continuación. esto es exactamente lo que implican las


so continuado de la tasa efectiva de ganancia, resulta que al final puede
teorías de la necesidad de la crisis.
estallar la crisis. Es muy propio de la teoría de la presión salarial buscar
evidencia en salarios reales que aumenten con mayor rapidez que la pro­
ductividad como prueba de que el trabajo se halla detrás de la crisis.
Por ejemplo, el tratamiento matemático convencional de la llamada selec­ Teorías de la necesidad
ción de técnicas implica una tasa cn..>ciente de ganancia, a menos que los au­
La principal teoría moderna de la necesidad es la teoría marxista de la tasa de
mentos de salatio real inviertan su curso. Esto es lo que citan la mayor parte de
ganancia decreciente. En el pasado incluso alg unas versiones de la teoría del
los defensores modemos de la presión salatial. como Roemer, Uowles y Arms­
subconsumo (como la de Rosa Luxemburgo), eran concebidas como teorías de
trong y Glyn 36, Otros, como I-lodgson sencillamente se refieren a la estabili­
la necesidad, pero. en general, se admite que esto se debía primordialmente al
dad empúica de la composición orgánica como tma característica del capitalis­
entendimiento erróneo de la lógica de su propio argumento. La ley de la tasa
mo modemo 37• Por último, se suele citar a Kalecki como fuente del argumento
decreciente de ganancia intenta explicar por qué el capitalismo atravies.."l lar­
de que la intervención estatal transforma la tendencia al subconsumo en pre­
gos petíodos de crecimiento acelerado, que van seguidos, necesariamente, por
sión sahnial·18, Debería obSt'I'V<USC que, incluso dentro de la literatura conven­ otros períodos correspondientes de crecimiento desacelerado y crisis finales.
cional sobre la selección de técnicas, un salatio real que aumente e.n relación Lo que explican las teorías del subconsumo mediante factores aparentemente
con la productividad no es nPCesario ni suficiente para generar una tasa decre­ cxtemos, tales como oleadas de descubrimientos, lo explica Marx mediatlle
ciente de ganancia. As( lo demuestran fácilmente los diagramas elaborados factores intemos basados en los movimientos de la tasa potencial de ganancia.
por Shaikh39, en un trabajo donde ilustra que la tasa máxima de salarios (la La fuerza motriz de toda actividad capitalista es la ganancia, y la plusva­
intersección en el eje vertical) es el producto neto por trab;:�jador. lía su base oculta. A fin de extraer la mayor cantidad posible de plusvalía,
Es impo•·tante observar a este I'('Spt:'Cto que, como la crisis se da ímica­ los capitalistas deben aumentar la duración y/ o intensidad de la jornada
mente cuando los aumentos salariales de los trabajadores son" excesivos", laboral y. sobre todo, incrementar la productividad del trabajo. Además,
esta teoría deja amplio espacio para ddinear una visión del capitalismo 'l"c para competir eficazmente contra otros capitalistas deben lograr simultá­
puede propiciar lanlo el aumento de los salarios reales de los trabajadores neamente costos inferiores por unidad de producto. El aumento de capital
como una tasa creciente de ganancia para los capitalistas. Desde este punto fi j o es la solución de ambos problemas. En pocas palabras, el crecimiento
de vista, el Estado puede diseñar, en principio, la recuperación, si obreros y del capital fijo en relación con el trabajo (la mecanización de la producción)
capitalistas hacen concesiones stúicientes, y puede evitar crisis futuras si es el principal medio de elevar la productividad del trabajo, y el crecimien­
ambas partes muestran cierta moderación. Una característica de las teorías to del capital fijo en relación con el producto (la capitalización de la produc­
de la posibilidad, en general, es terminar por otorgar al Estado el poder de ción) es el principal medio de reducir los costos de producción unitarios.
determinar las leyes básicas del movimiento del capitalismo, con lo cual Puede demostrarse, sin embargo. que el aumento del capital fijo también
tanto las expectativas como las promesas de sus defensores, pasatl a depen­ tiende a hacer disminuir la tasa de ganancia sobre los métodos de produc­
der en gran medida de la noción, según la cual, bajo el capitalismo la política ción más avanzados 40• Los capitalistas individuales que adoptan primero
puede comandar el sistema. Si esta premisa es falsa, resulta entonces que, los métodos más amplios, más intensivos en capital, obtienen menores cos­

como mínimo, las tácticas y la estrategia que la rodean plantean serias du- tos unitarios que les permiten reducir los precios, y ampliarse a costa de sus
competidores, contrarrestando así. la menor tasa de ganancia al abarcar
una porción mayor del mercado. No obstante, para el sistema en su conjun­
36 J. E. Rocmer, "Continuing Conlmvcn;y on thc r.11lin¡; Rillt' of l'mfil: rixeJ C.1pital anJ Othcr ls­
SUl'll", en OmrbriJ¡¡t founrul of/:conmnics, No. 3(4), 1979; S.tlowii'S, •Tl'Chnical Olange and lhc l'rofit to, esto hace que la tasa media de ganancia tienda a bajar. Aunque varios
R.11c", en Cambridge foumal of f:amomics, No. 5, 2, 1981; P. Am1slrong y A. Glyn, wlne L.1w of lhe factores pueden contrarrestar temporalmente esta tendencia, operan den-
ralling Rate of Profil anJ Olignpoly", m CslnrbriJ¡¡t founral of E:amomics, No. 3, 1, 19110.
37 M. Kalcái, StltcltJ E:ssays on llu Dy11umics rif lht Llr¡>ilulisl l:cmwmy, Camhridgc Unlverslty l'n$.�,
Cambridge-Nueva York, 1971. ·10 Vl'anSl' las relt�wnl'L1s hil>lio¡;r.\fkas riladas 1'fl la Sl'Cl"ión "Tasa llccn.'Cienh! de gan.mci.•" de <"SI<'
38 A. Shaikh, N An lntroduclion . . ." op.ril., p. 236. Capllulo.
39 A. Shaikh, N An lntroduction... " op.ril., pp. 242-247.

���=====----===�- -----
64 VAl.OI{, ACUMULACION Y CRISIS

tro de límites estrictos, de suerte que el descenso prolongado de la tasa de CAPITUL02. VALOR, DINERO Y PRECIOS
ganancia se presenta como tendencia dominante.
Durante un período largo de tiempo, los efectos de esta tendencia decre­
ciente de la tasa de ganancia sobre la inversión producen una "onda larga"
en la masa de ganancia potencial global, que se acelera primero y luego
desacelera y sc estanc-a. En la última fase se derrumba la demanda de inver­
sión y se generaliza el exceso de capacidad, mientras que la falta de nueva
inversión reduce el crecimiento de la productividad de manera que los sa­ INTRODUCCION

larios reales pueden aumentar durante cierto tiempo en relación con la


No hace mucho tiempo estaba de moda en la ciencia social ortodoxa procla­
productividad. En otras palabras, fenómenos como el subconsumo y la pre­
mar que el Milenio había comenzado. El fin de la pobreza. El fin de la alie­
sión salarial aparecen como efectos de la crisis de rentabilidad. Pero no cau­
nación. El fin de las ideologías.
san crisis generales, puesto que existen mecanismos incorporados en la PL•ro, desde luego, lodo era en teot·ía. La realidad capitalista se ha segui­
acumulación capitalista que ajustan la capacidad instalada a la demanda do desarrollando a su manera brutal y proclive a la crisis, en flagrante des­
efectiva, y mantienen los aumentos salariales dentro de los límites de los acuerdo con la delicada sensibilidad de sus ideólogos. En ninguna otra par­
aumentos de la productividad41, le ha tenido esto l<Ul devastadores efectos como en la economía ortodoxa,
Cada crisis general precipita la destrucción masiva de capitales más dé­ cuya reputación se ha venido abajo como si hubiera sufrido de lo que Marx
biles e intensifica los ataques contra el trabajo, lo cual contribuye a restau­ alguna vez llan1ó la "crítica práctica" de lo real. Al núsmo tiempo esta de­
rar la acumulación aumentando la Cf'ntralizaci6n y concentraci6n y ele­ cadencia, justamente merecida, del eslatus de la economía ortodoXil, ha L'S­
vando globalmente la rentabilidad. Tales son los mecanismos "naturales" tado acompaiiada por un rápido renacimiento del interés en Marx y en su
de recuperación del sistema. Sin embargo, debido a la baja en períodos econonúa. Todos somos marxistas ahora, más o menos.
prolongados de la tasa de ganm1cia, cada ascenso largo sucesivo se carac­ Pero en realidad existe bastante diferencia entre Marx y la economía mar­
teriza por tasas de ganancia y crecimento de largo plazo generalmente in­ xista. Marx desarrolló el grueso de trabajo de El capital durante más de 25 años

feriores, de tal manera que, en el mundo dominado por el capitalismo, y nunca pudo terminar del lodo este núcleo de su obra, planeada en mayor

los problemas de estancamiento y desempleo a escala mundial empeo­ escala1• Además, la conclusión sistemática de este plilll, que Marx esperaba
fuera asumida por sus sucesores, jamás fue realmente abordada En cambio,
ran con e l tiempo. Como estos problemas em anan de la propia acumula­
dur;mte los más de cien ai'"tos triUlSCurridos desde su muerte, la economía de
ción capitalista y no de la competencia insuficiente ni de los salarios exce­
Marx se ha desarrollado de una manera errática y desigual, con tan sólo espo­
sivos, no pueden "solucionarse" sencillamente mediante la intervención
r<'ídicos vú1culos con el propio trabajo de Marx2• Una ecuación aquí, tm esque­
del Estado, por muy progresistas que sean sus intenciones. La política no
ma de reproducción allá y tma dialéctica lucha de clases por doquier, con los
puede ni podrá ser la directriz del sistema, a menos que esté dispuesta a
reconocer que la solución capitalista a la crisis req uiere un ataque a la cla­ R. Hosdolsky, 'IJ�r Makiug "f
Sobre cl lug.tr de(/ cui'Íiul en cltr.th.Jjo gloh.d pl.mP.ado por Marx véase
se trabajadora, y que la solución socialista exige, a su vez, un ataque al Murx's Cu¡•ital, Londres, Piulo l'n�ss, 1977, C. 2
l larpm and How, 19'79, acl.tra
2 El libro de David Mcl.dlan titulado Murxísm uft<"r M11rx, Nueva Ymk,
propio sistema. Como observa Yaffe, la dependencia característica de las
suficicntemcnle que muy cscas.1 p;trle de 1.1 historiot dcl pen..o;.1mien1o
marxt�ta depcndt• de los an.1·

leonas de la posibilidad respecto del poder estatal pueden ser una peligro­ li.sis espt.'Clficos dcsarrntl.tdos "" IJ fll¡>illll. 1.1 trona t'Conómica des<"mpclla sólo un ¡>e<¡u<"ll<>
1'·'1'<"1
o es una serie d•• luchas pitril
sa ilusión42• en todo esto e iocluso buena parte de 1.1 hi.�tori.1 de t'S<! pcn.o;.1mi••nl
Marx, o, al mf"ltos , de Hmoo<'mi7.arlo"
justificar la nc.:csidild de ignorar d ;m,11t•is económil'o de
de valor). El cnow1yo d,. Cnll.,li
limpi.1ndolo de conct!plos inmn•s.1rios y pas.tdos dt� moda (como d
"" an.tli.J:a brill.mlementc L"Slt' prot:eso dt·
41 K. Mane. f./ Cllpillll, ed. cit., T. 1, Vol. 3, C. XXV, Se« Ión �ptlm.1; P. Caregnani, �Notes on the Con­ HOtl lkmslt'Ín anu tlw Scopc uf tlw Sccond lntcmation.tl
rcvt,ión y sus ralees com:cptuales (L. Colh·ti, from Rm1��a11
lo ILIIÍII, Nueva York, Mo nt hly HL'Vit"w
suption,lnvcstmrnt and EHcctive Dan.tn<l; A Reply lo Joan Hobinson·,cn Olmbridgt f.conomicJour­ Omsit/aaliolls 011 Wtslmr Mur­
ruú, 1978,3, pp. 184-185. l'rcss, 1972). Véase t.tmbién el ••stimulante libro de l't!rry AndPr.Klll,

42 D. Yaffe, HJ lodgson and Activist Refonnism·, en Ra'OiuiÍOIIary Conmrunisl, 1978. :rism, Lond fl'S, N ew Left llool.s. , 1976.
54
VA LOR, ACUMULAOON Y CRISIS ANA LISIS ECONOMICO MARXISTA 55

1
de una sit uación extrema. Debe observarse que este tipo de crisis económi­ tividad se manifiesta en costos laborales unitarios menores (capital variable
ca generalizada es bien diferente de las fluct uaciones cíclicas de plazo más por unidad de producto, v ) . Al final, el costo unitario de producción c+v
corto, como los ciclos económicos o las crisis parciales causadas por sucesos debe descender de modo que el último efecto ha de compensar con creces
específicos, como malas cosechas, perturbaciones monetarias, etc. Los ci­ el primero.
f; clos económicos y las crisis parciales se explican por factores más concretos
Puede demostrarse que este modelo supone que los métodos más avanzados tienden
y sus ritmos se superponen, por así decirlo, sobre el ri tmo de largo plazo27 .
a lograr un costo unitario de producción más bajo a expensas de una tasa de ganancia
El hecho de que puedan desencadenar una crisis general cuando las condi­ inferior. La competencia, no obstante, obliga a los capitalistas a adoptar tales méto­
ciones básicas sean propicias no hace más que resaltar la necesidad de ana­ dos, porque aquéllos, ron ros tos unitarios más bajos, pueden bajar sus precios y ex­
lizar primero los movimientos b<1sicos en sí mismos. pandirse a costa de sus competidores, compensando así esta tasa de ganancias baja
La fuerza que da impulso a la actividad capi t alista es el deseo de ganan­ por medio de una mayor participación en el mercado. Como observa Marx, "cada
caplt.1l individual se eshaer7.-. por capturar la mayor partici pación posible en el mer­
cias, lo (1ue obliga a cada capitalista individual a dar la batalla en dos fren­
cado y por suplantar en él a sus competidores [ ... ] " . En términos de categorías mar­
tes: en el proceso de t rabajo, contra los trabajadorPs d u rante la producción xistas, se puede demostrar que el proceso mencionado supone que la composición
de pl usvalía, y en el proceso de circulación, contra otros cap i t alistas, du­ orgánica del capi tal subirá m.\s rápido que la tasa de plusvalía, incluso cuando los
rante la realización de l a plusvalía en forma de ganancias. En el enfrenta­ salarios reales, al igual que la amplitud e intensidad de la jornada de trabajo, sean
constantes, de modo que la tasa general de ganancia decrecerá independientemente
miento con el trabajo, la mecanización aparece como la forma más eficaz 2"
de cualquier impulso introducido por parte del trabajo .
para incrementar la producción de pl usvalía, mientras en el enfrentamien­
to con otros capitalistas, la reducchjn de los cos t os unitarios de p roduc­
Marx indica que la actuación de d iversas influencias contrarias frena, e
ción por unidad (precios Je costo unilados) surge como princi pal anna
incluso invierte temporalmente, el descenso de la tasa de ganancia. Una
para la competencia.
mayor intensidad de la explotación, salarios más reducidos, capital cons­
Marx sostiene que los métodos de producción más avanzados conllevarán
tante más barato, crecimiento de industrias de composición orgánica relati­
instalaciones mayores y más intensivas en capital, en las que, con una utiliza­
vamente baja, importación de bienes salario o medios de producción bara­
ción normal de capacidad, los costos lllÚtarios de producción serán menores.
tos, y migración del capital hacia regiones de mano de obra y recursos na­
La inversión de mayores cantidades de capital fijo por unidad de producto
turales igualmente baratos, pueden actuar para elevar la tasa de ganancia al
es el medio fundamental para lograr econonúas de escala. Como las plan­ aumentar la tasa de explotación, bajar l a composición orgánica del capital,
tas a gran escala permiten a tm ní1mero dado de trabajadores procesar ma­ o ambas soluciones a la vez. Sin embargo, precisamente porque estas con­
yor cantidad de mateiias primas y transformarlas en una correspondiente tratendencias operan dentro de limites estrictos, la caída por largo período
mayor cantidad de producto, tanto las materias primas como el producto de la tasa de ganancia sobresale como te nd e nc ia dominante.
por unidad de trabajo tienden a aumentar a la vez. Al mismo tiempo, la La tasa decreciente de ganancia conduce a una crisis generalizada por
mayor cantidad de capital fijo por unidad de producto i mplica cargos de medio de su efecto sobre la masa de ganancias. Dado un capital ya invertido,
depreciación más elevados y mayores costos de materiales auxiliares (elec­ cualquier decrecimiento en la tasa de ganancia reduce la masa de e:;ta últi-
tricidad, combustible, etc.) por unidad de producto. Así, pues, para méto­
dos más avanzados la capital ización más alta (cap i t al adelantado por uni­ 2K A. Sh;tikh, Hl'otit kal ¡;.·oi1<>111Y ;uul C.tpit<Jiisrn: Nolc'S (lO llobh's ·n...,ry or Crl•i.•" y "MancLtn Corn­
dad de prod ucto) implica costos no l aborales w1itarios más elevados (capi­ pt'lit ion Versus l'erftoct Cnm p t•titinn ... , " C'fl Ourrúri•l¡¡t Jou mul of t:m11omks, 1978, 2, pp. 237-241 y 1980,
4, p. 75, "-""J'It'Ciivamt�llf!. n.,¡o t:nnc.lidorws tknit'as dad.ts, a medida 'l"e SI' alcaman los llmitrs del
tal constante por unidad de producto, e ) , miPJllras que la mayor produc- ccxiO<'irnit'ntn y 1<1 tcx·m•logL• t•xi.•lt•n lt'S, los incn•rn ..nlos 111 invc!rsión por u nid;Kl de producto '1"" se
rmlict'fl obtendrán cada vt•z menon>s disminuciont'S de IM costos u nita rios de producción. Esto, se
puede dem06trar, implica mt'll0 n5 ta.o;.'l., de gananc L1 pam los métodos de más bajos cosloo y por ende
2 7 E. �tmdd, Úll t Olpitalism, l .on d n-s, Nt•w !.eh llooks, 1 975, p. 1 211 . El m l,mo Mandd 5t' haM rn un.t (de anwnlo ron el Tt'On,,J de Olo.l•hio), una t1s.1 gt·rwr.JI dt• g;mancL1 en desct'll-'<>. Tarnbit'n en A.
til.'ól de ganm1eia qu e se eleva y c;tt•, p.u.1 t• xpli car los movimil>Jilos de largo plazo (e:;to t'S, ond;l.'l
Shai!..h, HNotcs on the 1'.11ling Ratt• o( l 'rofit, • i.nl'dito, lebrero de 1982. l..a cita de Marx est� tomada de
l.uga.�). Corno se indica más ad el an t t', el .ugu mento de Marx para expli<:ar l a tasa de gana nc: L t que
Thcorics of Surplus Valut', t-.1. ci t., l�rte 11, C. XVII, p. 484. l¿'lS Secciones •&onomla pol ftka y capita­
dt'Crece rn largos periodos implica un m ovim ien to de la rnas.1 de gamncias del tipo "onda larga"
lismo: notas sobre L1 trorf,¡ dt' l.t crisis de Dobb· y "Compctendl marxista ver.m.• rompctmcia perfec­
con lo cual ofn.>ce una base a l tem.1 t i va para la explicación de los fc116mcnos observados.
t.l", del Capitulo 6 dcl pWS<mtr libro, <'Orrcsponden a los textos de estos artlc:uiCII.
... -�"-
-.--

1 ��� VA LDH, ACUMUI .ACION Y CRISIS ANA LISIS ECO NOMICO


MAH XISTA
�')

nca­
l a tendencia al esta
de la acci ón recíproca de
dencias contrapuestas y en donde es inevitable la existencia periódica de final del siste ma depende enc ia
stas , y la tend
es de ahorro de los cap itali
crisis generales (aunque, por supuesto, la forma específica y el momento de miento, creada por los plan n por ­
cap itali stas ahorra
planes de inversión. Los
aparición vienen detem1inados d e n t ro de ciertos límites por factores histó­ opu esta , crea d a por sus fin de
intenta r crecer a
ind ivid uale s, t ienen que
ricos e institucionales). Veamos ahora cómo i l u stran estos dos enfoques las que, en cua nto capi talis tas
exis ten pos ibili dad es obje ti­
den inv erti r cuando
modernas teorías marxistas de la crisis. sobrev ivir. Pero sólo pue
ecíf icam ente , el fun da­
su vez, de dos factores. Esp
vas , y ésta s dependen, a ndo la hege­
bio a gran esca se da cua
la
men to del comercio y del intercam Bre taña en el sigl o XIX
a nac ión cap itali sta (Gran
Teorías de la posibilidad monía de una dete rmi nad la esta bilid ad
rzar
y los Esta dos Uni dos en el
XX) permite orquestar y refo
a la inv ersi ón a gran
rna cion al. Y el alic ient e par
Podemos i dentificar dos grupos principales: las teorías del subconsu­ pol ítica y eco nóm ica inte ca de pro duc tos,
críti
n, a un tiem po, una masa
mojestancamiento y las teorías de la presión salarial. escala se da cuando coin cide alici ente , los f ac­
e y
vos . Cua ndo coin cide n bas
mer cad os y tecn olog ías nue med i d a que se
lado , a
n asce nde ntes . Por otro
tore s exp ans ioni stas será cad a vez más
van
l idades inte rcap itali stas soca
Teorías tlt'l su[JCOIISUmo / esltlllCIIIIIÍt'II IO ago ta el alic ient e y las riva trac cion ista sy
con
n en algún punto los fact ores
el fun dam ento , se reaf i rma ues to, un nue ­
, por sup
al orden del día, has ta que
En la sociedad capitalista el valor en dinero del producto neto es igual a la el esta nca mie nto se pone mun dial ) y un
guerra
ado tal vez med iant e una
suma de los salarios pagados a los trahajador<'s más las ganancias acumu­ vo ord en heg emó nico (forj
m i<>nt os, inici en otra époc a de crec im ient o.
ladas por los capital istas. Como a los trabajadon•s s.• l••s paga numos del nuevo esta llido d<' desc ubri la cue stió n del po­
do fun dam enta lmente por
valor lotaJ del producto neto, su consumo nunca es suficiente para com­ Nad a de esto se ve al tera
que unas cua ntas em­
itali smo mod ern o se dice
prarlo: el conswno de l os t rabajadores genera una "brecha de demanda", y der mon opó lico . En el cap
ring ir el pro duc to
cad a ind ustr ia, y que , al rest
cuanto mayor sea la participación de las ganancias en relación con los sala­ presas pod eros as dom inan
su favo r a cos ta de
redi strib uir Jos ingresos a
rios en el valor agregado, tanto mayor ser<i la br<'cha de demanda. Claro y elev ar los prec ios, pueden
stas . Com o los gran­
está que los capitalistas consumen una porción de sus beneficios, lo que pequeñas empresas cap itali
los trabajad ores y d e las
ingresos, aum enta
contribuye a cubrir parle de la brecha. No obstante, el grueso de su ingreso mayor proporción de sus
des cap i talis tas ahorran una
les de prec ios y ga­
se ahorra, no se consume y, a la manera keynesiana, estos ahorros se consi­ , a fin de sostener los nive
el ahorro tota l. Por otro lado
n en sus pro pias in­
deran como un "drenaje" de demanda, cuya base fundamental la siguen resas rest ringen la inversió
nan cias , las grandes emp
rsión disp onibles.
constituyendo los limi tados ingreso y constuno de l as masas. Si no se cu­ pos ible s mercad os de inve
dus trias , red ucie ndo as( los
eam ente debil itar l as opor­
briera la porción de la brecha de demanda que corresponde a los ahorros de demanda y sim ultán
Al aumentar la brec ha de
esta nca mie nto, en teor ía,
los capitalistas, no se vendería parte del producto o, al menos, no se vende­ mon opo lios hacen el
tunidades de inversión, los smo mon opo ­
, el "cap itali
ría a precios normales, de suerte que todo el sistema se contraería hasta que o que en la prác tica
vi rtua lme nte inev itab le. Clar
las ganancias fuesen tan escasas que los capitalistas se verían forzados a poco " de una prospeii­
ruta do hast a hace muy
l ista" de pos guerra ha disf r otra de su
consumir todos sus ingresos, en cuyo caso no habría ninguna inversión (ne­ a cual quie
en muchos aspe ctos
dad prol ong ada ( ... ) supe rior i a de estanca­
ta) y, por consiguiente, tampoco crec i m iento. Se d ice, por lo tanto, que la a ause nc
í. una vez más, que l
hist oria ante rior "32• Y he aqu os extraordi ­
lógica econónúca interna de una econornia capitaJista está predispuesta al trap uest
presenc ia de fact ores con
est;mcamiento. mie nto real se exp lica por la rra, nuevos
pos gue
emonía norteamericana d e
La brecha de demanda, como es obvio, no sólo puede cubiirse por el nari ame nte pod eros os: heg
gast os mili tares.
consumo, sino t ambién mediante demanda de inversión (la demanda de prod ucto s y tecn olog ías, y
planta y equipo). Cuanto mayor se.1 est a demanda, mayor será el nivel de
principales en Jos nírmc
ros 31 (3, 6), 32 (5), 3.1
R.-r•iro•; los
producción y empleo en el sistema en cualquier momento dado, y tanto 32 P. Swi'Czy, a rtlculos va rio� "" Mmr llrly

(5, 7). 34 (2).


más rápido será su crecimiento. Por eso, en ú ltima instancia, el movimiento
57
56 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS A N A LISIS ECONOMICO MARXI!iTA

mecanismos "naturales" del sistema para recuperarse. Cada rec uperación


ma; por otro lado, la acumulación acrecienta el acervo de capital avanzado
sucesiva desemboca. a su vez, en una mayor concentración y centralización
y, por tanto, aumenta la masa de ganancia, en tanto que la tasa de ganancia
de los nuevos capitales sea positiva. El movimiento de la masa total de y, generalmente, en menores tasas de ganancia y crecimiento de largo pla­
zo. En consecuencia, aunque las contradicciones empeoran con el tiemp o,
ganancias depende, por lo tanto, de la fuerJ.:a relativa de los dos efectos.
no habrá crisis final hasta que los trabajadores adquieran suficiente co n­
Pero una tasa de ganancia decreciente debi l i t a progresivamente el incen­
ciencia de clase y se organicen para derribar el sistema mismo30•
tivo para la acu mulación y, al descender ésta, el efecto negativo empieza
a dar alcance al efecto positivo hasta que, en un momento determinado,
la masa total de ganancias empieza a estancarse. En esta fase comienza la
crisis, aunque naturalmente la forma específica que adopta está condi­ TEORIAS MARXISTAS DE LAS CRISIS ECONOMICAS
cionada por factores institucionales e históricos concretos. Hay que des­
tacar que el proceso mencionado su pone w1a "onda larga" en la masa de
Al analizar las teorías de la crisis debemos distinguir entre lascrisis gene­
las ganancias, que al principio se acelera. luego se desacelera, se estanca
rales, que implican un vasto colapso de las relaciones de reproducción eco­
y. finalmente, se hunde en la crisis. Así, pues, los fenómenos de " ondas
nómicas y políticas, y las crisis parciales y los ciclos económicos, que cons­
largas" en la acumulación capitalista pueden explicarse por una caída tituyen carac terísticas de frecuente aparición en la historia capitalista. En l a
continuada de la tasa de ganancia. producción capitalista el deseo individual d e ganancia choca periódica­
En general, los adversarios de esta teoría argumentan que, en la noción mente con la necesidad objetiva de la división social del trabajo. Las crisis
económica burguesa de "competencia perfecta", tal proceso queda lógica­ parciales y los ciclos económicos no son más que el método intrínseco del
mente excluido, y que. en todo caso, la evidencia empírica no lo respalda. sistema para reintegrarlos. Cuando el sistema goza de buena salud, se rec u ­
En cualquiera de ambas situaciones es fácil mostrar que ninguna de las con­ pera rápidamente de sus inherentes convulsiones internas. Sin embargo,
clusiones es válida una vez que examinamos críticamente la temía econó­ cuanto peor sea su salud, más l argas serán sus convalecencias, más mémi­
mica neoclásica y los datos en que se basan sus conclusiones29• cas sus recuperaciones y mayor la probabilidad de que entre en una larga
Celeris ¡�t�rilms, salarios más altos y mejores condiciones de trabajo hacen fase de depresión. En los Estados Unidos, por ejemplo, aunque han habido
desn!nder directamente las ganancias y estimulan también el aumento de 35 ciclos económicos y crisis en más de 150 años, que van desde 1834 hasta
la mecanización, con lo que se intensifica doblemente la tendencia inheren­ nuestros días, tan sólo dos de ellos, las grandes depresiones de 1873-1893 y
te de la tasa de ganancia a caer. Sin embargo, como destaca Marx, éstas y 1929-1941. califican como crisis generales. El interrogante con que se en­
otras luchas enfocadas hacia la reforma del sistema operan necesariamente frenta ahora el mundo capitalista es si la gran depresión de los ochentas se
3
dentro de límites estrictos que proceden de la rentabilidad, la movilidad ai'\adirá o no algún día a esta lista 1 •
del capital y la competencia (en todo el m undo) y. por tanto, continúan Podemos identificar dos tipos principales de teorías de la crisis, corres-
siendo constreiüdas por la dinámica básica de la acumulación capitalista. pondientes a las dos aproximaciones metodológicas diferentes a la historia
Un argumento similar puede ofrecerse respecto a los límites de la interven­ capitalista que fue analizada en la cuarta sección de este Capítulo: las teo­
ción estatal. rías d(> la posibi lidad, basadas en la noción de ley como el resultado de
Cada crisis precipita la destrucción al por mayor de los capitales más tendencias conflictivas, en donde las crisis generales se dan siempre y cuan­
lil'•hiles y los ataques intensificados contra los trabajadores. Esos son los do se produzca una cierta conjunción de factores históricamente determi­
nados, y las teorías de la necesidad, basadas en la noción de ley como la
29 I'Ma maynrt'll dt!lallt'l! cr11it'!l9 de la lc�lrf.J, v�lL'lC A. Sl1.1ikh, " l'olilkal Ecnnnmlcs and Capilali�m ... " , expresión de una tendencia intrínseca dominante que subordina a las ten-
op. dt., Sección 1 1 1, pp. 5-7. r.ua c rfl icas de los da los, véase V. Perlo, NCapilal-oulpul R al los in Ma­
nnl�rlurin¡(, en Quarttrly Rn>irw nf l:cmromks and Rusiruss, 11 (J), Otono de 1966, pp. 19-42 y R.
, PrÍIIc«•t on Univt•rsily l'n!S.q, J'rinceum, 1978, pp. 201,
C".ordnn, "A !<�re l!wnl'', en Sun�y ofCurrm t llusirJtss, julio 1971, Vol . 51, No. 7, Parte 11, pp. 83-M. 30 G. A. Cohen, MAr:r's 'nrroryofl listory: A Drfmsr
1\!rlo 1'5 m.uxlsla y ('.ordon economista ortodoxo. Ambos encuenl ran que el método convencional 204.
F. Bums, TI1t Rusíntss Cyclr in A Oumging World, NueVól York,
de l'tllimación del acervo de capital lo subeslima seriamenlt!. Esto, a su vez, i m pl ica una seria sobre­ 3 1 E.M ande!, /.stt Cilpitalism, t-d. cil;, A .
estimación de la I<L\il de g;mancia. Columbia Universily l'ress, 1969.
72 VAI.OI{, ACUMULAOON Y CHISIS VAWH, DINERO Y PRECIO 73

cialmente necesario asignarle un valor de cambio? Marx inicia su respuesta dos como objetos útiles y se convierten en mercancías sólo cuando entran
observando que en tanto bien útil una mercancía es simplemente un con­ en intercambio, los trabajos implicados son valorizados sólo en el mismo
jtmto concreto de diferentes propiedades socialml"Jlte deseables. En lo que intercambio. Además, puesto que estas actividades no dependen de mane­
a esto respecta, es similar a los objetos titiles cualitativamente distintos de ra fundamental del intercambio (y por lo tanto, de la valorización de su
todas las formas de organización social. Pero en cuanto bil"Jl intercambia­ trabajo), las condiciones precisas de intercambio pueden decidirse por una
ble, su propiedad principal es que socialmente se trata como si fuera cuali­ variedad de factores que van, desde amplias influencias estructurales, has­
tativamente idéntica a cualquier otra mercancía. Cuando se asignan dife­ ta otras meramente coyunturales o aun accidentales.
rentes cantidades de valor de cambio a las mercancías, expresadas en una En el extremo opuesto está el caso de los bienes producidos sólo para el
medida común, son vistas socialmente como cualitativamente semejantes y, intercambio. Los trabajos particulares comprometidos están motivados a
en consecuencia, reductibles a la misma medida homogénea de valor cuan­
producir bienes intercambiables, y la valorización de estos trabajos es una
titativo. Una mercancía es, por lo tanto, una dupla de características opues­
parte intrínseca de su reproducción. En tanto productores de mercancías,
tas: una multiplicidad de propiedades concretas útiles (valores de uso), por
estos trabajos crean no sólo montones de propiedades útiles (valores de
una parte, y una sencilla magnitud de valor cuantitativo homogéneo (valor
uso), sino también cantidades de valor abstracto cuantitativo. En cuanto al
de cambio), por la otra.
primer aspecto, se trata de trabajos concretos; en cuanto al segundo, de ac­
El doble carácter de la mercancía es una notable semblanza de la duali­
tividades creadoras de valor cuyo contenido como trabajo social se hace
dad, ya anotada, del trabajo como trabajo concreto particular y como traba­
manifiesto sólo en-y-por-medio-de el valor cuantitativo abstracto de sus
jo <:oda! general. En realidad, en la sociedad productora de mercancías los
productos. Para enfatizar esta forma histórica particular de la dualidad del
diferentes trabajos concretos "sólo cuentan como trabajos homogéneos bajo
sus cubiertas objetivadas", esto l'S, cuando "se relacionan entre si como trabajo, Marx identifica aquel trabajo que es comprometido en la produc­
trabajo humano por medio de la relación e nt re sus p roducto.'> como valo­ ción de mercancías como trabajo concreto (creador de valores de uso) y tra­
res". Los trabajos concretos son tomados en cuenta como trabajo social sólo bajo abstracto (creador de valor) a la vez.
cuando son valorizados, y la necesidad del valor de cambio reside precisa­ Puesto que solamente el trabajo comprometido en la producción de mer­
mente en el hecho de que sea por medio de este recurso que una sociedad cancías adquiere la propiedad de trabajo abstracto, sólo el tiempo de trabajo
con productores privados aparentemente independientes se cohesione con de este trabajo productor de mercancías regula su valor de cambio. Además,
el contenido social de sus trabajos individuales. Para responder a la segun­ como desde un punto de vista social el tiempo de trabajo total requerido en
da prC'gunta dl! Marx, l'i valor de cambio es el modo histórico particular de la producción de una mercancía está conformado por tiempo de trabajo di­
expres.1r la necesidad gener.ll d l'i trabajo social. recto e indirecto, Marx denominó a este total "la medida intrínseca" del va­
La noción de que el valor de cambio es una forma histódca específica de lor de cambio de una mercancía, el valor trabajo de la mercancía 11•
explicar el tiempo de trabajo social no implica que los términos de inter­ Es importante enfatizar que el proceso de abstracción descrito es un pro­
cambio de las mercancías reflejen siempre las cantidades de tiempo de tra­ ceso social real. El trabajo abstracto es la propiedad que adquiere el trabajo
bajo social valorizado gastado en su respectiva producción. En verdad, humano cuando es dedicado a la producción de mercancías y, como tal,
Marx distingue entre el caso en que objetos útiles particulares son produci­ existe sólo en la producción de mercancías. El concepto de trabajo abstracto
dos para uso directo, y sólo accidental u ocasionalmente llegan a la esfera
no es una generalización mental que decidamos hacer, sino, más bien, el
del intercambio, y el caso en qut• los bienes son producidos con el fin de ser
reflejo en el pensamiento de una propiedad social real. Esto, significa que e l
intercambiados. En el primer evento, cuando, por ejemplo, tribus que son
trabajo abstracto y, en consecuencia, el valor, son también reales12: el tra­
autosuficient�'S en otros aspectos hacen trueque ocasionalmente de algunos
bajo productor de mercancías crea valor que es objetivado (materializado)
de sus productos, la relación entre trabajo concreto y trabajo social es deter­
minada pfectivamente en el interior de cada grupo social, y el intercambio 11 K. 1\i.lrx, 11uorirs ofSurplu�·VIIlur; Glpitlll, Vol. IV, Moscú, l'rogri'S.� Puhlishcrs, P.tr1t•l, 1'X•1; P<tr11'
sin'e solaml'nte para crear una equivalencia temporal entre los respectivos 11, 19611; l'.utc 111, 1975; Parte 11, C. XV, Sección 2, p. 403.
12 Collcti, op. di., p. 87.
trabajos sociales involucrados. Como los objetos en mención son produci-
74 VAl.! ll�, ACUMUI.ACION Y CIU51S VALCJH, [)IN ERO Y !'RECIO 75

en la forma de una mercancia. En el Capítulo 3 veremos cuán importante es El precio de cada mercancía es siempre un precio monetario, la medi­
este punto en relación con la temía desarrollada por los neo-ricardianos. da dorada de su valor cuantitativo. Es lo que Marx llama la "medida
Hay una consideración adicional en esto. Hemos visto que el trabajo abs­ externa" del valor de cambio, es decir, la forma tomada por el valor en t>l
tracto tiene su origen en el proceso por el cual el valor de uso se convierte intercambio13•
en mercancía. Pero L'ste proceso tiene dos formas posibles con implicacio­ Ya que el precio es la expresión monetaria del valor en la esfera del in­
nes bastante diferentes para el trabajo abstracto. tercambio, siempre es determinado de manera más compleja que el valor.
Consideremos el caso de un tipo de producto que es producido no para Aun en el caso más simple, cuando los precios son proporcionales a los
el intercambio sino para uso directo, por ejemplo, el resultante del trabajo valores, el precio monetario de una mercancía es todavía una cantidad de
campesino precapitalista. Supongamos ahora que una porción de este pro­ dinero {plata u oro, en el caso más simple) determinada por el valor de la
ducto logra llegar al intercambio. En este caso, tales valores de uso se con­ mercancía en relación con el patrón de precio (una onza de oro, digamos)
vierten en merc<mcías solamente en el acto del intercambio, lo que significa y es, por lo tanto, una (trans)formación del valor de la mercancía. En esll•
que el trabajo concreto que las produce es abstraído, es decir, adl]Uiere la sentido, los movimientos de precios no necesitan ser paralelos a los de los
propiedad adicional de trabajo abstracto, sólo en el momento del intercam­ valores de la mercancía. Por ejemplo, los precios pueden subir incluso
bio mismo. La producción de bienes que no son mercancías sólo involucra cuando los valores de las mercancías estén cayendo, si el valor del oro cae
trabajo concreto y valores de uso y una porción de estos son realizados aún más rápido14•
como trabajo abstracto y mercancías únicamente en el intercambio. A medida que Marx desarrolla su argumento en E/ capital, la relativa
El asunto es muy diferente en el caso de producción de mercancías, en complejidad de la forma-precio se va haciendo mayor. En el Tomo I el pre­
donde el valor de uso es producido como una mercancía y la naturaleza cio es generalmente tratado como una simple forma monetaria del valor,
completa del proceso de producción es dominada por el hecho de que para pero los salarios, por tiempo y por piezas, son ya formas más complejas del
el productor lo central es el valor de cambio de esta mercancía. En este caso, valor de la fuerza de trabajo. En el Tomo II los costos de circulación y rota­
el valor de uso adq uit'l'e su carácter de mercancía en virtud del hecho de que ción agregan nuevas determinaciones a la forma precio. Finalmente, en el
este proceso de trabajo existe en y por medio de las relaciones mercantiles y Tomo III, el desarrollo de los precios de producción y de la división de la
no t.m sólo en el momento del intercambio. Este valor de uso es una mercan­ plusvalía en ganancias, rentas e intereses avanza en la concreción de la for­
cía desdL' su concepción y el trabajo es a la vez concreto y abstracto desde el ma precio, mientras la distinción entre valor individual y valor medio con­
mismo comienzo. El trabajo involucrado en la producción de mercancías creta la determinación de magnitudes de valor y, por medio de ellos, de
produce valor, mientras el intercambio solamente lo realiza en su fonna­ magnitudes de precio (individual, promedio y precios de producción regu­
dinero. Gracias a estas características Marx puede distinguir entre las canti­ ladores; rentabilidad diferencial; y renta absoluta y diferencial). Debe indi­
dades de valor y plusvalía creadas en la producción de mercancías y las can­ carse que la complejidad creciente de la relación precio-valor no disminu­
tidades, por lo general diferentes, realizadas en el intercambio. ye. Puesto que las magnitudes de precio son los reguladores inmediatos de
la reproducción, la ley del valor debe contener una teoría de la estructura
de los fenómenos de precios que está a la base de sus deternúnaciones más
concretas. De otro modo la ley se conservaría abstracta, incapaz de abarcar
Dinero y precio los movimientos reales del sistema .
Por otra parte, debido a que las magnitudes de precio son autorregula­
El análisis anterior también implica que el dinero es un aspecto absoluta­ das por la distribución socialmente necesaria del trabajo, las diferentes for­
nwnte necesario de la producción desarrollada de mercancías. El intercam­ mas de categorías de precios deben ser desarrolladas en relación con las
bio es el proceso por el cual la gente iguala diferentes valores de uso con cantidades de tiempo dP trabajo socialmente necesario, cuyas m<�gnitu des y
otros, y el dinero es 1'1 medio nen•sario Pn qne esta ecuación 54:' exprPsa y
por el cual se lleva a cabo la articulación de los trabajos privados. El dinero 13 K. M;m<, [/ ca¡• ita/, rd. ril., T.l, Vol. 1, pp. 58-59 y 11umi� ofSur¡•lus-VIIltu, ed. cit, l'artell, p. 4QI,
14 K. M;u-x, [/nt!'ÍIIIl, rd. di., T. 1, Vol. 1, p. 121.
es el vehículo de abstracción y el medio de articulación forzosa.
�------............................��-·�·�-------------------------------------------------------

.'\4
VAl OH, ACUMUI ACION Y l'HISIS 35
ANA LISIS ECONl lMICl l 11.11\HXISTA

Clo�!le, género y raza


EL CAPITAL COMO UNA RELACION SOCIAL

Nos hemos centrado en la noción de explotación como la extracción de tra­ Tomada en sí misma, una piedra tallada es simplemente una reliquia de
bajo excedente, debido a que esta relación es el fundamento sobre el cual algún antiguo e inexorable proceso geológico. Pero acondicionada como
está constmida la sociedad de clases, en el sentido de que el resto de rela­ un instrumento cortante es una herramienta, o en un sentido un poco
ciones lPgales, políticas y personales son estructuradas y delimitadas por criminal, un arma. Como piedra es un objeto natural, pero como herra­
este elemento central. Esto no quiere decir que las otras relaciones carezcan mienta o arma es un objeto eminentemente social cuya morfología natu­
de una historia y lógica propias. Solamente significa que en cualquier modo ral es portadora de las relaciones sociales que, por así decirlo, han toma­

de producción dado, dichas relaciones están atadas al sistema por el campo do forma en ella.
Aun cualquier objeto social particular, como una herramienta, puede
de fuerza de esta rel.lción central y configuradas en sus características por
entrar en muy diferentes conjuntos de relaciones sociales. Por ejemplo,
su siempre presente atracción gravitacional.
dondequiera que un telar sea utilizado para tejer tela es parte de lo.s me­
La noción de que la sociedad dl� dasps está marcada por la opresión a lo
dios de producción de un proceso de trabajo orientado a hacer lela. Sin
largo de las líneas de clases obviamente no excluye otras formas de subyu­
embargo, como cualquier actividad laboral, es en sí misma parte de la di­
gación igualmente importantes. Es evidente, por ejemplo, que la opresión
visión social del trabajo; su verdadero sentido solamente puede ser com­
de la mujer por el hombre es comÍin a todas las socieJades conocidas y a prendido si se ana.lin como parle de una totalidad mayor. El proceso de
todas las clases dentro Je ellas. Así, cualquier explicación apropiada de la hacer tela puede ser parte del trabajo colectivo de una familia o comwu­
opresión de trabajadores por capitalistas también debe contemplar 1.1 opre­ dad en la que la tPia se destina al consumo directo; pero, también, la mis­
sión de la cl.1se dl' las mujen's trab.Jjador.Js por los hombres de todas J,Js ma gente pul•dt• usar el mismo tipo de telar, en una fábrie<J capit.tlista en 1 ..
clases, así como la opresión de las mujeres de la clase dominante por los que el propósito del proceso del trabajo es producir una ganancia para los

hombres de su propia clase. propietarios. En el caso de la tela producida para uso directo, son las pro­
piedades de calidad y durabilidad las que interesan directamente a los
Pero aun así no es bastante. No es suficiente decir que clase y patriarcado
produclon•s. Pero en el caso de tela producida en una fábrica capitalista,
son forn1.1s de opresión coexistentes. Necesitamos, lam bién, saber cómo se
su propiedad sobresaliente es la ganancia que pueda generar. Todas las
relacionan estas formas entre sí. Y es aquí donde generalmente los marxis­
demás propiedades son reducidas a simples vehículos para la g anancia y,
tas le dan preminencia a la relación de clase, no porque la opresión de clase
como sabemos demasiado bien, el empaque del producto puede fácilmen­
sea más gravosa, sino <'n el sentido de que la naturaleza de la relación de te desplazar su utilidad real. Por lo tanto, dos procesos de trabajo que son
clase modula y define la forma de patriarcado correspondiente. Es decir, los idénticos técnicamente pued<'n, no obstante, tener dinámicas sustancial­
marxistas argumentan que el patriarcado capitalista es distinto al patriarca­ mente difen•ntPs, precisanwnte porque existen dentro de estructuras so­
do feudal precisamente porque las relaciones capitalistas de producción ciales distintas.
son de caractedsticas lliferentes a las feudales. El result.tdo antPrior también es v.1lido para l.ls herramientas del proce­
Sobra decir que hay todavía considerable controversia acerca de cu•H es so de trabajo . Por ejemplo, tanto en la producción comunitaria como en la
exactamente la relación existente entre el patriarcado y las clases7, entre la capitalislil, el telar sirve como medio de producción en un proceso de traba­

raza y cualquiera de aquellosR. Estas son cuestiones de gran significación jo. Pero sólo en el segundo caso también funciona como capital. Lo cual
quiere decir que para sus propietarios capitalistas el significado del telar
teórica y, lo que es más importante, una lucha wutada contra estas varias
reside no en su carácter de medio de producción, sino en su papel como
formas de opresión tienl' verdadero potencial revolucionario.
velúculo hada la ganancia; mientras que, para los trabajaJores que lo ma­
nipulan, el telar funciona no como su instrumento, sino como una herra­
7 M. B.�rn,t, Womm's Oprts�imr ·r,�J.,y: l'n>blnrrs iu Mar.risl ftmirlisl Anulysis, IA>nJn,;, Verso, 19110.
mil'nta capitalista adecuada. En realidad, si se mira más de cerca la fábrica
8 A. Y. Davis, IVrmwr, Rrut u11J l1iL<.<, Nueva York, Vintage, 1983.
capitalista, se ve que no sólo el telar sino también el dinero, la hilaza y aun
79
78 VALOR, ACUMUI .A<lON Y CRISIS
VAWR, DINHRO Y PRECIO

posición, fijemos el precio directo como el precio regulador y supongamos Regulación turbulenta, lo opuesto del equilibrio
también que $1 representa 1 hora Je tiempo de trabajo abstracto: si el valor
Dentro de la agitada contradicción que es la producción capitalista de mer­
social w1itario de una yarda de lino es 2 horas, su precio directo wr<\ $2.
cancías, la reproducción de la sociedad es necesariamente un proceso dl'
El segundo aspecto del t iempo de t rabajo socialmente necesa rio espe­
ensayo y err01; en el cual las d iscrcp<mcias de Wla clase son permanentt'­
cifica, pues, la rel.tción existente cnt •·e el precio regulador y el mercado. mente seguidas por otras de contenidos opuestos. Es sólo en-y-por-medio
L'l producción real de lino es 50.000 yardas, que representan 100.000 ho­ de un perpetuo desorden como se realiza la necesaria distribución del tiem­
ras de valor creado en la producción. El pn'<'io regubd01; ¡pte es, según lo po de trabajo social1 8• A esto se refiere Marx cuillld o habla de un proceso de
supuesto, el precio directo, es $2 por yarda. Supongamos que a este precio regulación turbulenta, y no a W1il situación estática de equilibrio. Por el con­
regulador la nt_>c esidad social manifiesta por este producto, es decir, la de­ trario, es precisamente el concepto de equilibdo el que le permite a la econo­
manda ek>ctiva, es 40.000 yard<�s de l i no que representan tan sólo 80. 000 mía ortodoxa abolir todas las contradicciones de la articulación forzosa y
horas de tiempo de trabajo. El hecho de que la cantidad real de tiempo de eliminar así tanto la necesidad del dinero como la posibilidad de crisis1 9.
trabajo total consagrado a la producción de lino sea mayor que la cantidad
. . . (la) determinación del precio (de mercado) por (el precio) de producción no
socialmente necesaria para sa tisfacer la dem;mda efectiva, significa que el debe entenderse en el sentido en que la entienden los economistas. Los econontis­
precio de mercado de l a mercancía caerá por debajo de su precio directo de tas dicen que el precio medio de las mercancías es igual al (precio) de producción,
que esto es una ley. Ellos consideran como obra del azar el movimiento atlo'l.rquko
$2 a $1.50 yarda de l ino, por deci r alguna cifra. Las 50.000 y ardas realmente
en que el alza se compensa con la baja y ésta con el alza (. . . ) . En realidad, si se las
producidas se venderán por $75.000 en el mercado y como $1 representa
exanúna de cerca, se ve que estas oscilaciones son las que acarrean las más espan­
una hora de trabajo abstracto, quiere decir que el valor real izado en el inter­ tosas desolaciones y son como terremotos que hacen estremecer los fundamentos
c;unbio, en la form<t dinero, es de 75.000 horas. Como el tiempo de trah,tjo de la soci<'dad burguesa, son las únicas que en s u curso dl'lcrmin•1n los precios (Jc
mercado) por el (precio) de producción. El movimiento conjunto de este desorJen
•·cal dedicado " esta rama es mayor que el tiempo de trabajo socialmente 20
es su orden •
neces;u·io paTa satisfacer la dcm;u1da efectiva, un producto que representa
un valor de 100.000 horas se vende en el mercado por el equivalente mone­
lado de sólo 75.000 horas. " Este punto sólo tiene que ver con la relación
entre trabajo necesario y pluslrabajo en la medida en que al afectar esta Demanda, oferta y valor de mercado
proporción no pueda realizarse el valor de la mercancía, y por ende tampo­
co el pl usvalor que en ella se t'ncierra" 17• Marx define el valor trabajo de una mercancía como el tiempo de trab.1jo
P.tra resumir: el tiempo de trabajo socialmente necesario lomado en su abstracto total (directo e indirecto) necesario para su producción. Afirma
primer sentido define el valor total y el valor unitario social de la mercancía que bajo el capitalismo los movimientos de precios de las mercancías son
y, por medio de éste, el precio regulador de la mei'CilllCÍa. El segundo senti­ dominados por cambios en las magnitudes del valor trabajo. Marx utiliza
do define la relación entre prt_>cio regulador y precio de mercado. Ambos esta tesis, a la cual denomina " la ley del valor", para conectar los valores
trabajo a los d iferentes precios regu la d o res que actúan como centros de
sentidos deben tenPrse l'l l mente si se e¡ uiere entender exactanwnte de qué
gravedad de los precios de mercado bajo diferentes condiciones supuestas
m<mera el tiempo de trabajo social domina y regula el proceso de intercam­
de producción y venta. Marx se dedica a desarrollar sistemátic;u11ente la
bio. M<�S adelante veremos e¡ ue el problema p;u·a distinguir entre estos dos
categoría de precio regulador introduciendo sucesivamente factores más
aspectos verdaderos del tiempo de t rabajo socialmente necesario y, por t an­
complejos en el <málisis, l igándolo a cada paso con su fundamento en valor
to, para reconocer la propia dist inción de Marx entre ambos, cmúunde de
trabajo. Casi al final de esta cadena de desarrollos, Marx comienza a anal i-
t al manera a algunos marxistas que terminan por ab;mdonar del todo el
concepto df.' la magnitud del valor ( f.'n tanto d iferente del precio). 1 8 Sll't'<.lman, '''· cit., p . 64.
1 9 Tl>id.
17 Op. di., Vol. 8, p. l\18. 20 ¡¡,;,r., p. (.';.
80 VALOR, ACUMUl.ACION Y CRISIS VALOR, DINERO Y PRECIO 81

zar la manera como diferentes condiciones de producción en el interior de do en términos de las tasas de crecimiento relativas de la oferta y l a deman­
tma industria, influyen sobre el proceso de regulación de los precios de da más que en términos de sus niveles (implícitamente estáticos). También
1 se debe notar que los precios de mercado oscilan continuamente alrededor de
mercado, e introduce el concepto de valor de mercado2 • Para comprender
su significado debemos considerar, en piimer lugar, los pasos que lo preceden. los precios reguladores sin tener que converger hacia ellos en ningún mítico
La más simple manifestación de la ley del valor se presenta cuando el "equilibrio de largo plazo"22•
intercambio es directamente regulado por valores trabajo. Si definimos el El análisis anterior implícitamente ignora cualquier variación en los cos­
precio direc to como un precio monetario proporcional al valor trabajo de tos de producción unitarios y en los valores trabajo Wlitarios de manera
w1a mercancía, la situación más simple se presenta cuando el precio directo que se supone que el precio regulador no se altera durante el proceso de
es el precio regulador (es decir, el centro de gravedad) de su precio de mer­ regulación. Esto es adecuado en la medida en que hagamos abstracción de
cado. Marx empieza por esta premisa en el Tomo 1 de E/ mpital, la concreta la consideración de diferencias entre condiciones de producción en el inte­
en el Tomo Ir, donde explica el tiempo de rotación y los costos de circula­ rior de tma industria dada, porque en ese caso cada productor individual
ción, y, en el lomo I II, la transforma en !.1 noción de predos de prod ucción lleva consigo las condiciones promedio, y el ru1álisis completo se puede ha­
(precios que reflejan aproximadamente iguales tasas de ganancia) como cer simplemente en términos del productor medio. Bajo estas circunstan­
predos n•guladores; dPspués continúa con otros desarrollos, inclu idos los cias el valor trabajo unit ario social (es decir, medio) es el que regula en últi­
ma instancia los movimientos de los precios de mercado por conducto de la
de este concepto, para explicar los pagos de renta, márgenes de comercio y
mediación de un precio regulador particular. Como Marx l o indicó, el valor
flujos de intereses. Es importante seüal<u- que a lo largo de todo este proceso
social de la mercancía fllilciona en este caso como el valor trabajo que regu­
de desarrollo de l as d iferentes formas del precio regulador, el propósito no
la el precio de mercado, es deci r, como el valor de m ercad o .
es solamente abarcar la complejidad de los deternúnantes de los precios de
El obvio paso siguiente es introducir el astmto de las diferencias que se
me rca d o, sino también mostrar su relación con los valores tmbajo.
presen tan entre los productores de Wla misma industria. Marx exanúna una
La trayectoria desnita arriba gira en torno del carácter complejo de los
situación en la que hay tres tipos de condiciones de producción, ordenadas
centros de gravedad de diferentes ti pos de precios de mercado. Pero el con­
cepto de un centro gravitacional requiere en sí mismo alguna discusión de
desde la de menor eficiencia (1), la de mediana (2), y la de más alta (3). L1
clasificación de los valores trabajo unitarios individuales (y costos unitarios de
las fuerzas de oferta y dt>manda, porque debido a su variación el precio de
producción) será, desde luego, inversa. Como antes, el valor social unitario es
mercado de una mercancía es puesto en órbita alrededor de su Cl'ntro de
el valor trabajo total del producto total dividido entre la cantidad de este pro­
gravedad (generalmente móvil). De conformidad con esto, Marx también
ducto total. Pero este promedio representa al1ora no sólo "el valor promecüo
se ocupa de una segunda discusión, paralela, sobre la manera en que un
[unitario] de las mercancías producidas" en esta industria, sino también el
precio regul ador ejerce su influencia sobre el precio de mercado. La idea
"valor individual de las [. . . ] condiciones promedio" en ella. Nótese que, si
básica consiste en que, cuando (por ejemplo) el crecimiento de la demanda
bien el valor social unitario está "a mitad de camino entre dos extremos" pue­
excede al de la oferta, el precio de mercado se eleva por encima del precio
de, no obstru1te, diferir del valor unitario de las condiciones de eficiencia me­
regulador y el alza resultante de la rentabilidad por encima de su nivel re­
dia (2) precisamente porque el promedio de condiciones existentes puede di­
gulador (integrado en el precio regulador supuesto) inducirá a l os capi talis­
ferir de la condición media (2) de acuerdo con la importancia relativa que hs
tas a acelerar la oferta en relación con la demanda. La brecha original pre­
condiciones baja (1) y alta (3) tengan en el producto total.
sentada entre oferta y demanda será, por consiguiente, reducida, o aun in­
Lo importante en esta coyWltura es identificar las condiciones específi­
vertida, diri giendo el precio de mercado de nuevo hacia, o, incluso por de­
cas de producción que operan a través del flujo y reflujo de oferta para re­
bajo, del precio reguladm: De esta forma, el ajuste dinámico entre la oferta
gular el precio de mercado, ya q u e el valor trabaj o de estas condiciones
y la demanda sirve para mantener el precio de mercado oscilando alrede­
dor del precio reguladm: Nótese que el argumento completo está construí- 22 A. Sh.1ikh, "N•'<>ricmui.m E.conomics, a W••;¡hh of Algchra, .t l'ovcny of Theory", <'n Rn•iro• ofRII<liflli
Politiaú Eamomy, 1 4:2, 1982 l'Mte del lcxlo de tSie aJ11culo se encuentra incorporada a la Sección
21 K. Marx, [/ CJJpillli, ed. cit., T. 111, V ol . 6, C. X. •Teor1a de 1.1 competencia" del pn'Sente capllulo.
112 VA l .! ll(, ACU M U l .ACION Y CHISJS
VA LOH, DJN EIK1 Y l'HECIO 11:1

particulares funciona como el valor de mercado. Lo cual lleva a Marx a


del valor de mercado es tan sólo el prel udio al tema m ucho más amplio del
identificar tres tipos de respuestas a una desviación del precio de mercado
valor regulador y las condiciones de producción.
en relación con algún precio regulador preexistente. El prinwr caso corres­
ponde a la sit u.tción en lJUl' l.ts tres cond iciones de producción son capaces
de ajustar sus rPS�'leCtiv.ts tasas de oferta, de tal manera que la condición
media de prod ucción continúa regulando el mercado. El precio regulador
TEORIA DE LA COMPETENCIA
descansa a (m sobn• el costo unitario nwdio dP producción y el valor u ni t a­
rio social es todavía el valor de mercado. La únka consideración nueva es
Análisis de Marx de la competencia entre capitales
que el precio regulador y el valor de mercado pueden variar dentro de cier­
tos límites estrictos, porque la condición media de producción en fwlciona­
núento puede cambiar en la med ida en 11ue las pondf'raciones de sus tres Para que la abstracción científica sea lo que Marx llan1a una "abstracción
tipos de p roducción constit uyentes se alteren d w·ante el proceso de ajuste. detenninante" la teoría debe desarrollarse en unión del " mate1ial de obser­
En la medida 11ue las mejores condiciones se aceleran más en la fase de cre­ vación" que, precisamente porque es material, puede "eli minar (. . . ] hipó­
ci miento y las l"){'ores condiciones se desacL•Ier<m más en la de caída, incluso tesis, deshaciéndose de algunas y corrigiendo otras hasta que finalmente
este efecto se cancelará en mayor o menor grado por una oscilación dada sea establecida la ley en una forma pura (. . . ]" 23• La abstracción científica
del p recio de mercado alrededor del precio regulador. debe ser por consiguiente tipificación, la ext racción de la " más simple ca­
En el otro extremo, M.trx considera situaciones en las q ue la desviación racterización" de algún aspecto de la realidad24•
de los precios de mercado del precio regulador v a tan lejos, como para pro­ En l a ciencia social b urguesa, las abstracciones fundamentales tienden a
vocar q ue l.1 peor o la lllL'jor producción establezcan nuevos precios regula­ ser idealizaciones, no ti pificaciones. Cuando Marx habla de la reproduc­
dores y valorL'S de mercado. Es plausible, por f'jemplo, 1pte l a utilización de ción de l a contradicción móvil que constit uye la producción capitalista de
capacidad esté normalmente correlacionada de manera inversa con la efi­ mercancías, un proceso de reproducción que es necesariamente de ensayo
ciencia en la producción. Luego, si la demanda crece lo suficiente, la mayor y error, hace siempre referencia a un proceso de regulación tendencial en el
parte del n.•ceso será asumido, en primer lugar, por l a mejor, después por la que d i screpancias y errores de una clase producen constantemente otros de
inlL,rnwdia y finalmente por las peores condiciones de producción. Puede una clase opuesta. " El movimiento total de este desorden es su orden"25• De
presentarse una s i t u ación en la que los costos de producción de las condi­ manera simila1; cuando habla de la competencia capitalista, Marx se refiere
ciones peon•s determinen el precio regulador de forma que el valor trabajo a ella como una guerra en la q ue "cada capi tal individual l uch<1 para captu­
unitario individual de estas condiciones se convierta en el valor de merca­ rar la más gr¡mde porción posible del mercado, suplantar a sus competido­
do. Por l,¡ contrario, una caída suficientemente rápida de la demanda con res y excluirlos del mercado [ . . . ] competencia de capitales"26• En contras­
relación a la oferta ptll'de precipitar la situación opuesta, en donde sólo las te, los neo-ricardianos se mantienen dentro del análisis del equilibrio desa­
nwjores condiciones sobrevivan para regular el precio de mercado y así de­ rrollado sobre el supuesto de " algo como competencia perk>cta"27• Pero es­
tcmlinar el precio regulador y el valor de mercado. Debería observarse, a tos conceptos no sólo ideali zan la realidad capitalista s ino que sistemát.ica l'
esh! ¡wopósito, 11ue mientras las condiciones regu l adoras o cambiantes de ideológicamente la oscurecen.
un extremo a otro son precipi tadas en este caso por " combinaciones ex­
21 Collcii, "1'· cit., C. X.
traordinarias" de oferta y demanda, ésta no es necesariamente la s i t uación
24 /bid., p. 43.
cuando consideramos cambio técnico (en el que las condiciones regulado­ 2'; K. Ma rx, Waxr l.nbour arzJ C.apital, n!impr!'SO en Marx, En¡: •!ls ll••atl••r, Nueva York, roitotdn por
1(0.
bt'rt C. Tuekt-r, W. W. Norton & Co., 1 972, p. 1 75.
ras sen1n los nwjores métodos de producción general mente accesibles) o la
26 K. Marx, 1ltwrirs ofSu r¡•lus Va/tu, l 'ar1c 11, C. XVII, p. 4114,
producción agrícola y minera (en donde las condiciones reguladoras son 27 P. A nnslmn¡: y A. Glyn, -nw l .aw oC lht• F;111ing Hale nf l'rnril and Oligopoly: A Cnrnm1111
on SJ�1ik ",
sit•mpn• las correspondit•nlt•s a las condici otws marginales de cultivo, ubi­ C11mbriJxr f<�untlll 11/ J:n>ttt>mics, 197'J, 3, p. (IJ. Votn l'.uij.-1 nd.m• •-spo'Ci.llrnt•nte
�·: ·L'I""''" h.�t·it1ldo
nopetidit rclen'fl<'i.l ,, L1 �m.•ximil•11·ión dt• g.u10mcia y corn 1l'lli'Ll 'nL'Cta" como J.r bL'it'
cación y disp01úbilidad de recursos, esto es, las peores entre las t ierras y f'l- pt del argumLn­
lo noo- ric ardi.tno. 1'. Van Parij.o;, "Thc ¡:,,lling-Hate-of-Profit 'JlK'Ory oC Cri•is: A R.1tioo.ll
Ht't'Otl.�mct ion
localidades en uso). Desde este punto de vista, el análisis inicial de Marx by Way oC Obituary", 71u Rnóro• ofRa.liclll 1 \•liticlll [ronmuy, 12:1, "1'· dl,l'rimavcroJ,
1 9110, p. 1 2.

------ -- - - .
Vi\ I .OH, DINEHO Y I 'H ECIO A5
114 Vi\ 1 .01{, 1\CUMUL/\CION Y CHISIS

En cualquier industria dada, diferentes métodos de producción de dis­


La noción marxista de competencia define un proceso, no un estado. Des­
tintas edades coexisten y tanto las diferencias en edad como en método pro­
cribe un proceso dt.>structivo y antagónico, no tma fantasía de equilibrio . Por
ducen variaciones en las tasas de ganancia anuales. Puesto que los métodos
competencia entre capitalistas dese�ibe una guerra. Para extender l a analogía
viejos son constantemente eliminados y otros nuevos ailadidos, esta conste­
un poco más, el movimi<>nto de capital de una intlusltia a otra conesponde a
lación intra-industrial de tasas de ganancia es recreada continuamente por
la determinación del territorio (sitio) de batalla; el desruTollo y adopción de
la dinámica de la acumulación:w.
tecnología corresponde al desaiTollo y adopción de las armas de guerra (la
Entre estas tasas de ganancia intra-industriaJ un conjunto corresponderá
can-era armamentista); y la competencia de una firma contra otra cmTesponde
a las tasas de ganancia de aquellos capitales que emplean el mejor método
a la batalla mjsma. En todo esto nunca puede haber garanüa para ningún ca­
generalmente disponible31• Llamaré a los capi tales que utilizan el mejor mé­
pital individual de que recibirá alguna ganancia, sin considerar la tasa media
todo práctico, los capitales reguladores. La tasa media de ganancia de estos
de ganancia social. Esta tasa media es, al fin y al cabo, un promedio de los
capitales o, pru·a ser más precisos, la diferencia entre sus tasas medias de
resultados de cientos de miles de batallas peleadas en una vru·iedad de terre­
ganancia y la tasa de interés -es decir, sus tasas medias de ganancia de em­
nos y con variedad ele ru·mas. El que paga escoge.
presa- es la que interesa para efect u ar nuevas inversiones.
En consecuencia, la tasa media social de ganancia no funciona, y no
Aun para los capitalistas reguladores, factores específicos (que van det:­
l>uede hacerlo, como un deter minante directo de las decisiones de los ca­
de vari aciones en habil idades administrativas hasta la pura suerte) prod u­
pitalistas, puesto lJUe no está "dada" para ni ngún capital individual. Lo
ci rán u n espectro de tasas de ganancia para todos los capitales individ uales
que está d a d o para un capital individual, sin embargo, es una lasa de inte­
comprometidos32• Para los capitales n uevos nunca habrá garantía de que
rés, por la simple razón de que está garantizada con anticipación. Si un ca­
obtengan a�gtma ganancia, sin importar la tnsa medin de gan;mcia del capi­
pita] ind u st rial o comercial decide salirse de la contienda para estar simple­
tal medio regu lad01: No obstante, l a existencia de una tasa medin de ganan­
mente deposi tado en un banco, puede percibir un inlcrés211 • Pero con esto
cia mayor que la lasa de interés es tm poderoso incentivo para invertir en la
pierde precisamente la posibilidad de ftmcion<u- como capital industrial o
mejor planta y equipo existentes en l ugar de simplemente ganar interés de
comercial y pierde así toda esperanza de recibir lo que Marx llama ganancia
capi tal dinero ocioso. Además, curu1to más grande sea la diferencia entre la
de empresa, ganancia que excede al interés.
tasa de ganancia y la tasa de interés, más fuerte será el aliciente para el nue­
Es crucial para la producción capitalista que el interés sea menor que las
vo capital. En consecuencia, la inversión neta se llevará a cabo en cualquier
ganancias totales, es decir, que l a ganancia de empresa exista como una mag­
nitud positiva, porque esta magnit ud es la que motiva el papel activo del 30 Marx discute la noci6n de conc..l iriomos d•� prod ucción d ifewnll'5 •�n una induslri•• y ;mot;r t¡ur• d;m
capital como extractor y distribuidor de plusvalía y, por consiguiente, pro­ origen a rl'ntithilic..l.tc..l c.J ifen•ncial enlrc finnas. 1:1 CUf'ilal, ,,.,¡_ di., T. 111, Vol. 1'1'· 225·235, 248-250,
La econom!a ortodoxa, parte, l'lll picza c..l esd c un "equilibrio de la rgo plazo" en
ductor y realizador del fondo (gan<mcia total) de donde proviene el interés
825-&30, 967. por su
el que todas las finnas son semcj;mtes, introduce un cambio técnko de una VI"J. y para siempn•,
capitalista. La tasa de ganancia generalmente debe ser mayor que la tasa de supone c¡ue los capitalistas se intt•grarán al nuevo m(!todo uno t r;�� otn1, y c..lt.�pu(-s <'spcra que tod;L�
interés y la diferencia la constit uye la lasa de ganancia de empresa29• las "perturl�ll·iotll's" c..lt•sapart•I.can. i\ 1 final, el N<'< lu il ihrio c..le l<tr¡;n plu.o" r¡ut'\.la t'Sia bhx·klo de
nuevo. r·sla conc.,pción reflf'ja la naturaleza L=nc�llmenle est.'\ t ica de la economfa ncod:iska, y no
tiene cahic.Ja c..lenlm del análisis de Marx del pn>ceso c..l e acumulación conlinumnenw <·amhLtnte.
2A i\ tm nivt� m:is mtwn-to, la mult iplidd ad c..l e •·�"'" c..le int"res latnhit'n dd�' :;�,r cxplimc..la. l'em cstas c..lifercn­ 31 E,t.ts son lits m<'jorcs coodidoncs de producción generalmente reproducibles y las que comprenden
tes lasas cslán rol;11:kmadas con rotll.lickllll'S es¡n:llit·;�• c..lt .¡ otorgmnienlo y collSL'CUdón de cn''\.lito, Y aun· los mejores mt'lodos de pmducción generalmente reproducibles b.1jo condiciones generairn<'nle dh­
que S<'.an diferentrn, tiC11<'11 en rorttÍIIl <JIIe S<m gt'f'ter.tlmmlc acordac..las por anticipado pam d Cilpittl indi­ ponihh'S. Los t•apit<Jiist;L� dcht.•n t.•on:;�!gu i r venta�ts <'Spt.,..·i;Jies de uhkadón y c..IL�ponihilic..l .tc..l de n,._
villual y, )Xlr l o tanto, "c..l;ll.las" e n una fonn;t <'f'l que n o l o :;1111 las l<ts<JS dt• gan<tnl"�l (K. Mane. ¡;¡ <11frilul, ,,.,¡_ cu rsos, ótCC('S(J al podt�r. etc., para obtener costos unitarios inft>riores a los c..ld mejor mé11x.lo utilu.ado
cit., T. 1 1 1, V<4. 7, C. XXII pp. 4(,:}.471 ). J'nr l'Sta r.vfln, y a este nivd de al-.;tr.to:ci6n, l'S suficil'_nle t mt1r con bajo las condiciones genemh'li. F_,tn cobra i mportancia en la tl'<lrf;t c..lc l.t n11tót c..le l,t liPrra, donc..lt.•
una tasa de inlerú• par1irular como si fuer.l dclini<Lt par.t ct�llquier capit<tl partkular. tanto la uhic;Jción y c.Jl�pouihilidac..l c..l e n't·urs<IS t.·omo l.t fr•rt il itJ,Jd c..ld suelo S<l!l cnrrLt les, esp<•d.tl­
29 ��� importante no confundir t•l inlerl'l! n1·ihic..lo sobn• un c..lepósito hmcario con d int('['{os pagac..l o por un menle en la agricult ura. ll.1jo estas drcunslancias, pcnnanecienc..lo iguales todas l.1s demás condicio­
crédito CO!lCCd ido por d hmco. El primero es l'l "costo c..leoportunic..lad " par.nmcapitalislil irll.lividual y las nes, los capitales reguladores St!lán aquellos que produzran con t•l m•'inr método en práct ica sobrr.
ganand;L� tolaltos dt• 111�1 inven;ión ddlCil scr mayon'S que t:>te interl!; llitr.t qt ll' la inversi6n oot w<lli7.1hle. la tierra marginal eHisll1lll'. l .;t h,.. 1 rL1 dl' l.t n�nlit c..ld sudo 1'5, por lo l..l nto, un r.1so espn·ial tJ,, lot
l'ur<•tm poule, tilla VI"Z SI.' l�t llev;ll.lo a •:alx1 L1 inversión, la ¡l0n·i6n d e dla que <'S :;�,lkit;ll.la t•n présttmo ;t troria c..l e l.t mm llt'lt'ná1 en l'l interior c..l e un.t inuustri.J. Vé<L'k! J;l.-tlJrildi, L'\.I. dt., T. l l l, Vol. 8, pp. RZI-8..'\1.
un banco tL'tll.lrá mrgos de intt•rl!; a la li&1 c..lclinkf<t por lt16 tmtcos para loo créditos, Lt ct�<ll será tom;ll.l ;t l'!l 32 De hecho, incluso para un tipo de mt'!lodo c..lado, bajo condiciones dadas, h.1brá distriburión d" pro­
cuent.1 l"'m tl'partir las g;ulim<iL' ef"·tivas enln� cl banco y d mpit.dist.a. l.;¡ c..l ifell'ncLl mire L1S dos l..lS.'IS babilidad de tasas de gammcia c..l ebido a factorl'S concretos.
de inleres es lit luo;c c..lc L'!S galloltll:Lls c..ld hmco dt' manem t¡uc la primer.! deh! ser mayor que L-1 segunda
8(> VAU 11(, ACU�H I I .ACillN 11/
Y CRISIS VA I .OH, l li N EI{U Y I'I{ECIO

industJia en la que los capitales reguladores perciban en promedio una tasa nomistas burgueses que Jos "postulados de mayor importancia para tm
de ganancia de empresa positiva. Estos flujos de capital nuevo tenderán a
sistema de empresa privada descansan sobre las funciones de la compelen­
ser relativamente mayores en industrias con tasas medias de ganancia por
cia"37. El concepto de competencia perfecta es la piedra angular de l a visión
encima de b de los capita ll'S fl'gu lador('.!l, y rela tivamente más pequelios en
de un capitalismo perfecto.
industrias con tasas med ia s menores. El flujo d iferencial provocará que la Central para l a concepción neoclásica es la definición de competencia
ofe1ia crezca más r;)pido lJlle la dcm;mda en las primeras industrias y más
perfecta como una situación en la que cada firma actúa como si no tuviera
lentamente que la demanda en las segundas, halando hacia abajo los pre­
la intención ni la capacidad para influir en la formación de pn.>c ios. La prin­
cios de mercado y las tasas medias de ganancia en un caso, y hacia arriba en
ci pal característica es que "cada vendedor cree que él no puede cambiar el
el otro. De esta manera las tasas medias de ganancia (y las tasas de ganancia
precio y por J o tanto astm1e e) papel de Un ' tomador de precios' "38•
de empresa) de los capitales reguladorC's en diferentes industrias serán ten­
Con el fin de justificar este marco conceptual es necesario hacer m u l t i ­
dencialmente igualadas. En otras palabras, el precio de producción de un
tud d e su puestos. Para comenzar, s e supone q u e c a d a f i r m a siempre fija
capital regulador uwdio di' una ind ust ria regula el precio lh� mercado de
los precios de su producción al precio de mercado corriente (o esperado) .
esa industrial.l.
Sus ventas potenciales varían de conformidad con su volumen de produc­
En resumen, en el interior de una industria la dinámica de la competen­
ción y al comparar las ventas potenciales con los correspondientes costos
cia tiende constantemente a reproducir las diferenci as entre las tasas de ga­
estimados, la firma calcula el vol umen de producción que maximizar.í sus
nancia de capi tales individuales. Por otra parle, ent re industrias l a compe­
ganancias tot ales.
tenc i a t iende a igua lar las lasas nwdias de ganancia de los respectivos capi­
Obsérvese que hay una tramp.t en esa formulación. La firma no es sólo
tales reguladores. Como en cu.tlquier proceso turbulento, nunca hay un
un maximizador de ganancia, es también un maximizador pasivo de ga­
estado de equi librio y las tasas de g<mancia reguladoras pueden diferi r con­
nancia que, se supone, nunca busca bajar sus precios para atacar las posi­
sider·ahlenwnte de industi"Ía a industria l'll c u alq u ie r momento dado. Sin
ciones de sus rivales. En lugar de esto, de manera pacífica y amable vende
embargo, durantl' lo q u e tvbrx llama " un ciclo de años buenos y m alos" en
todo lo que puede al precio del mercado: es un " tomador de precios"39 de
cada industria·"', las leyes inhercnles a la competencia capitalista se revelan
forma que el antagonismo entre fi rmas se excluye en los s u p u es t os .
en el movimiento promedio:�.� .
Sin embargo, esto no es suficiente, porque aw1 cuando una firma busque
maximizar ganancias mediante la variación de su producción únicamente,
esta producción puede ser stÚicientemente importante en el mercado glo­
La noción de competencia en la economía ortodoxa bal, de manera que afecte el precio de mercado por medio de su i mpacto
sobre la oferta total del mercado. En t..'Ste caso poseerá la capacidad de cam­
¡Cuán diferentes cosas hay en el mundo fantástico y fetichizado de compe­
biar el precio de mercado en contradicción con la definición de competen­
tencia perfecta de la economía ortodoxa!
cia perfecta. Se hace necesario, entonces, suponer que cada firma es infini­
La competencia perfeclil es el engend ro de la economía neoclásica. Y la
tesimal en relación con el mercado total: cada industria se asume como si
econonúa neoclásica, a su vez, tiene sus raíces en una tradición anti-clásica
consistiera de un número infinitesimal de firmas, cada una de las cuales es
y anti-marxisla que fue ardientemente formulada para enfatizar las virtu­
infinitesimal mente pequeña y produce una porción i nfinHesimal de un
des del capitalismo y para escapar con ansiedad de la teoría del valor traba­
jo y del soporte "erróneo y prácticamente dañino" que ella parecía proveer J7 G. St i¡;h•r, " l 't•rlt<ct Comp••tit ion l l i.•toricully Cont..mpl.tted", Jl'l:, LXV {1), febn•ro, 1957, p. 4 (énf,1-
al movimiento de la clase t rabajadora36• Siempre ha sido claro para l os eco- sis "1-:r!"gado).
JI\ W. Skhl'l y 1'. Erkstt'Ín, lla.<ic f.mowmics Gmcr¡•ts, Chit'.lf,O, Hand �kNally, 1 974, p. 1 511 .
J9 Stigler, ''P· cit., ohserva qtu• en la concepción tll'OCiásic.t de la m.l ximi7.lción de ganancia "la pn-gun­
JJ Véase la Nota JI para la aplicadón de este principio general a la trorfa de la renta de la tit•rr.t. ta I'S, ¿cómo PI ing rrso !digamos, pql vartt con el producto 1 '1 J7" Nótt•sc que esto su pon•� c t"" d
34 K. M.mt, 1:1 t"UI'ital, rd. l"it., T. 1 1 1, Vol. 6, C. X I I, p. 2011. producto ,.,. 1.1 varia hit• indt• ¡>ff!d it'nte, nn t•l prt<cio. Lt intención di' esti!blt<ccr pm:ins en lugar do!
J5 K. Marx, Wugr:;, l'rias unJ l'mfit, n•im pnoso t•n Kar/ Marx uno/ l"múrirl• I:ngrls: SrlrrtrJ IVurls in Onr J'l"f't"Í<r.l dt� rn<'n·ado I'S por lo tanto manifi<•st.t. Stigl<'r rontinl1.1 J>.�r.t afinn;u que "l.t �pt tt>stil tl.ltll­
V11/umr, Nucvil York, lntt•nlottional l'uhlislwrs, 1 970, p. 20fl.
ral tos defmir la com¡wtt'nC�l romo aqu..ll.t situación "" la qu<' p no varia con q . . •- {p. 5), lo cual
J(, H. Mt'Ck, Slr��lit'S in lh� 1 m�•r '11unry uf Vmut, Nueva Ymk, Monthly l{eview l'noss, 195lo, p. 2411 y nol.l 2.
excluye el dt'C"to involtmt;uio de los cam hios de pro<lucto S(>lm! el prrdo de merrado.
RR VA I .Lll{, ACU M U I .ACION Y CRISIS VALOR, DINEI{O Y I'RECIO 8')

producto infinitamente divisible40• La firma es, pues, no solamente pacifica cesidad del dinero, etc. En verdad, estrictamente hablando, ¡el supuesto de
por naturaleza, también es impotente. De un pl umazo las características conocimiento perfecto anula la existencia de los seres humanos mismos!
centrales de guerra entre firmas -la inte11ción de pelear y la capacidad de Un equilibrio perfectamente competitivo deja por fuera todas las contra­
hacer dai1o- son eliminadas por presunción. En la competencia perfecta, en dicciones inherentes a la mercancía, así como todas las inherentes al capital.
otras palabras, no tiene cabida la competencia de capitales. Anula l a articulación forzosa, el d inero y la regulación tendencia!. Y, tam­
Pero este es sólo el punto de partida. La d i visibilidad infini t a de cada bién, el capital fijo, la concentración y centralización, la ganancia de empre­
insumo hace trivial la noción de capital fijo, el SÍ lit' qua 11011 de la " revolución sa, así como la rivalidad y colusión entre firmas. Anula incluso el tiempo
industrial" del capitalismo, al t iempo que la divisibilidad infinita del pro­ m ismo43• Todo esto por medio del simple artificio de hacer los supuestos
" apropiados" que, supongo, es lo que lo hace tan perfecto.
ducto excluye la noción de una escala mini m a de producción. No es necesa­
Debe ailadirse que la noción de competencia perfecta es vital no sólo para la
rio decir que estos mismos supuestos excl uyen cualquier noción de concen­
economía neoclásica sino también para la mayor parte de la economía neo-ricar­
tración y centralización de capitales como parte orgánica de la competencia
diana y neo-m<rrxista Esto sólo sirve para enfatizar el conservatismo teórico de
que, en c ualquier caso, violaría el requerimiento de que cada firma sea y
estas -'os {¡h:m,� tc�iicioncs. Pronto volverem os sobre estas cuestiones.
permanezca infinitesimal.
Peor a(m, en un C(¡ u i l i brio perfect;unente competitivo (de l argo plazo)
se supone que todas las firmas de una industria son parecidas y que cada
una disfru t a exactamente de la misma tasa de ganancia que las otras41• RELACION ENfRE VALORES Y PRECIOS: TEORIA Y EV IDENCIA

Puesto que esto debe sostenerse para todas las ind ustrias, se supone que
cada firma en la economía tiene exactanwnte la misma tasa de ganancia que En las secciones precedentes, me he orientado a enfatizar l a distinción con­
todas las otras. Además, a causa d(• la d ivisibilidad infinita de insumas y ceptual de Marx sobre la relación existente entre la producción y el inter­

productos de cada firma infini tesimalmente pequeila, cada capital indivi­ cambio a lo largo del proceso de reproducción social. Pero las diferencias
entre las concepciones de Marx y las de los economistas ortodoxos, sean
dual es li teralmente un "átomo" en un fluido global. Como tal, todas las
clásicos o marginalistas, no deben ni pueden restringirse a este nivel de abs­
distinciones entre capital dinero y capi tal atado a la producción, es decir, lo
tracción. Cada diferencia conceptual inevitablemente implica tanto una d i ­
que Marx llama "capital líquido" y "capital fijo" son abolidos de entrada.
ferencia en l a s pregtmtas q u e se h<m de formul ar, como e n los fenómenos
No sorprende, por lo tanto, que en un equilibrio perfectamente competi tivo
empíricos que deben ser examinados y, finalmente, en las conclusiones que
de l argo plazo, la tasa tmiforme de ganancia obtenida por cada firma ato­
habrán de obtenerse. En consecuencia, me gustaría demostrar en las seccio­
mística sea también igual a la lasa de interés del capi tal d inero. De esta for­
nes que siguen cómo se manifiestan exactamente a sí mismas estas diferen­
ma la gananci a de empresa es borrada del equilibrio.
cias en un conjunto de problemas que, a juicio de algunos neomarxistas
Finalmente, la competencia perfecta su pone que cada persona y, por con­ modernos, ya han sido definitivamente resueltos44, es decir, el conjunto de
siguiente, cada capital, tiene perfecto conocimiento de todos los eventos pa­ aspectos que tienen sus orígenes en los debates sobre la relación entre valo­
sados, presentes y futuros, relevantes para sus intenciones42• Esto es cent ral res y precios, más frecuentemente bajo la rúbrica del así l l amado " probl e­
para la afirmación de que )os trabajos privados, llevados a cabo en forma ma de la transformación" 45•
independiente, y que son característicos de la producción de mercancías, Ya que el problema de la transformación es en sí mismo un caso especial
terminarán en una articulación inmediata de la división social del trabajo (es del problema general de las desviaciones precio- valor (siendo igualmente
decir, en equilibrio general). Y así también anulamos la anarquía de la pro­
43 El supuesto de perfecto conocimimto dd futuro ro:luce el t iem po a una simple ubicadlm cspacial y
ducción capitalista, la necesidad de la articulación forzosa del trabajo, la ne-
el de conncimiento perlt'CIO dt•l pn>s<'ll le toma la di•tancia misma i rrelevante pa ra el conncimil'nto.
44 Sll'<'<lrn.m, ,,,. cit., pp. 13-14.
40 R J. Aurmmn, "Markcts with 11 Contimnnn uf Tr;u.ler11", r:cmurml/ricu, Vol. 32, 196-l, p. :1?. 45 En un trabajo anlt•rior dl'!<ót rrnllf. l'on gr.rn lll'talle la derivaril>n y t-stnrrtura de este prnhlem.t. Vl•;oS<>
41 E.�te tnrco m real izado por ml'dio de una nnd6n est.itica dcl lar¡;o plal<l. Vt'lasc Not.t 30, mó\s atrás. "Marx's 'llll'Ory uf Vi!llll' a nd tlw. Transfonmrtiun Probll'm", en 11rr Subllr Arratomy of Capítali5m,
42 Stigler, o¡•. dt., p. 12. Cal ifomi.r, jesse �·hw.lrt7., o'<litor, C'.nodyl'ar l'uhlishin¡• Co., 1?77, PI'· 1()6.137.

..
91
90 VA LOH, 1\CU M U I .ACION Y CHISIS VALOR, DINERO Y PRECIO

importnn tl's los problémas de la renta diferencial y l os precios de mercado), De todas maneras es necesario insistir en que, justamente debido a q ue
en primer lugar me rdt•riré siempre a l caso genera l y. sólo d onde sea nece­ distintos patrones de distribución no pueden modificar la masa total de
s a do, resllingiré el análisis a bs consideraciones de los precios de produc­ plusvalía a ser distribuida, no se concluye de manera algtma que la expre­
ción. sión monetaria de esta plusvalía total (la ganancia en d inf'ro) no puf'da,
Un ú l t i mo comentario. A Jo largo df' Jo que sigue explíciln m1�nte aceptaré dentro de ciertos límites estrictos, variar en ma gni tud. En lo que sigue a

las form ulaciones matemáticas, hoy tan amplimnente aceptadas en la l i tera­ continuación mostraremos de qué manera Marx aborda la cuestión de có­
tura post-sraffiana sohn• estos lt'mas. Estas formulaciones y hPITamientas se mo y por qué una masa dada de plusvalía materializada en un producto
han convert ido en la piedra angular de los más n•cientes ataques a l a teoría excedente dado puede, de todas formas, tener una expresión monetaria va­
marxista dl'l Véllor, razón por la cual quiero demostrar cómo, aun en este riable en la esfera de la circulación. Cómo y cuándo, en o t ras palabras, las
terreno, las respuPstas dt� Marx son superiores debido a que sus pregun t as g<mancias pueden desviarse de la plusvalía y aun pennanecer determina­
también Jo son. Solamente en un p u n to posterior será posible mostrar cómo das por ella.
las fonn u lad nnes existentes son inadec uadas, justamente por cuanto su mis­
ma estruc t u ra contiene ya muchas concepciones de la economía ortodoxa.
Ganancia y plusvalía

Suma de valores y suma de plusva l (as La distinción entre la esfera de la producción y la de la circu lación es est'n­
cial para el análisis marxista de la reproducción. La producción de la rique­

Anotamos anteriormente que para Marx el preci o es siempre la expresión za social (bienes y setvicios) tiene l ugar en la primera, al tiempo que en la
monetaria del val01; la forma quP Jwct•sa •·ianlCnle loma el v a l or· en l a eGfcru segunda se d es ano l la la t ransferenc i a , vía i n tercambio de los ubjetus o act i­
del i n tercambio. El pron•so soc ial de t rabajo res u l t a en una masa dada de vidades producidos, de sus propietarios a s u s consunúdores. Obviamentl',

mercancías con valores dados; en la c i rculación tales mercancías adqu ieren tanto la producción como la ci rc ul aci ó n son absolutmnente necesarios para
expresión monetaria específica bajo la forma de los precios. Pero es obvio la reproducción capitalista. No obstante, sus efectos son bastante d i feren­

q ue en t l intercambio los prec ios


> en dinero n o ptwden m ;\s q ue llevar a tes: mientras la plimera esfera c u l min a con In creación de valor y pl usvalí.t,
cabo la d is t ri buci ó n del p ro d u c t o s o c i a l e n t re l o s individu os la segunda lo hace con sus t ransferenc ias47•
compromet idos, no pueden p o r s í mismos cambiar l a masa d e valores de El mecm1ismo esencial de la transferencia de valor es el de la desviación
uso dist ribuidos. En t a l sentido, t a m poco pueden cambiar l a masa de valor de los precios de su proporcionalidad con Jos valores. Seguiremos a Marx al
ni de pl usvalía represen t.tda por esas mercancías. referimos a éstas como desviaciones precio-valor comprendiendo que, co­
De lo anterior se deriva que d i ferentes relaciones posi bles d e intercam­ mo lo hace Marx, siempre si gnifican desviaciones de l os precios en rel ación
bio ent re prod uctores de una masa dada de mercancías sólo contempla n con los precios d i rectos. Por ejemplo, cuando una mercancía es vend ida por

diferen tes d ist ribuciones posibles de la masa total de valor y de plusvalía debajo de su precio d irecto, el vendedor recibe bajo la forma d inero un valor

contenidas en tales mercancías. Debido a eso, j us t amente , Marx sostiene menor que el valor representado en l a mercancía vendida. Por el contraiio,

q ue las desviacimws prf'do-valor no pueden por sí mismas alterar las su­ el comprador recibe bajo la forma mercancía un valor mayor q ue el traspa­

mas de va lores y de plusvalía i nc l u i d as. sado por el vendedor bajo l a forma dinero. La plusvalía q ue sale de las ma­
nos del vendedor reaparece directamente en las m;mos del comprador. Algo
No es JWC<�s.Jrio deleners<' a explic.u aquí que cuan do una mercanda se vende por
bien importante se desprende de alú. Supongamos que algunos vendedores
encima o por deh.1jo de su valor hay sólo una dist r ib ución d i Ferente de la plusvalía,
tienen precios por debajo de los precios directos y otros los tienen por enci ­
sin quP este cambio, en cuan lo a la distribución de las distintas proporciones en que
l
diversas persc c�1s �� Tl' 'ar ten la plusvalía, altere en lo más núnimo ni la magnitud ma; para' la economía en su conjunto la suma de estos precios es igual a l a
ni l,l na l u l'.lle7�1 de ésJ,¡' 1'. suma de los precios d i rectos. L o qut' al gunos vendedores pierden e n el inlt•r-

�¡, K. M.t�'<, U ral'ilul, ,..¡, cit., T. 1 1 1 , \'o!. 6. 47 K. Marx, [/ Cilpila/, ed. cil., T. 11, Vol. 4, pp. 269-273.

1
92 VALOI{, ACUMUI .ACJON Y CRISIS VAWR, DIN ERO Y PRECIO 9J
.1
cambio es exactamente compensado por lo que ganan otros vendedores, de GRAFICO 1
suerte que, en su capacidad de vendedores, la clase capitalista en su conjun­
to recibe dinero en proporción al valor total materializado en su capital­
m - - - - - - ......e - - - - - - - - - - - -..
mercancía. Tanto los vendedores capitalistas que pierden en valor como los
1
que ganan, lo hacen en relación con sus propios compradores. Surge la pre­
M - �- - - - - - - - - ,
gunta: ¿Quiénes son estos compradores y cómo aparecen sus pérdidas y M Dp
ganancias en la determinación del total de las ganancias en dinero?
1
Para responder esto necesitamos mirar con mayor detalle el proceso ca­
1
pitalista de reproducción, mas para conservar un nivel de exposición claro,
1
supongamos inicialmente un sistema de reproducción simple en el que toda 1
la producción se desarrolla en tm mio, al final del cual los capitalistas y los 1
D
trabajadores entr<m al mercado para comprar y vender. Los capitalistas en­ )
tran con mercancías M' y dinero D' . Los trabajadores, quienes habrán
D
consumido sus salarios a lo largo del período previo de producción, van al
1
d - �
mercado únicamente con su fuerza de trabajo FT , con la esperanza de ven­ - - - - - - - - - - - - - - - - - -

derla fresca y poder volver a consumir. Sobre la base de sus planes de inver­
sión para el año siguiente, los capitalistas invierten capital-dinero D en la
compra de los elementos para la producción de ese período. De este dinero, Falta aún por considerar la circulación contemplada en el circuito de

De representa el avance de capital-dinero constante para medios de produc­ ingresos de los propios capitalistas, d-m. Aquí también lo que pierden en
ción, MDP ; compran por lo hmto, de vuelta, una pmte del total del producto­ valor los vendedores de capital-mercancías debido a los precios de venta

mercancía M ' . La porción restante de los gastos de inversión capitalista queda menores que sus precios directos, es ganado por los capitalistas en la forma

constituida por capital vatiable Dv , el cual se utiliza para comprar fuerza de de menores precios para sus artículos de consumo. Pero surge ahora w1a
trabajo FT para la producción del año sigtúente. A su turrto, los trabajadores diferencia crucial. Lo que los capitalistas pierden en este caso como vende­
gastan este dinero en sus medios de subsistencia, MDS, comprando de vuelta, dores se reflejará en la contabilidad de los negocios realizados como el
por lo tanto, una segunda porción del producto-mercancía d isponible, M' . monto en el cual la g artancia real queda por debajo de la ganancia directa
Finalmente los capitalistas también deben comprar una parte de los bienes (esto es, por medio de la cual la gananci a real queda por debajo de la ganan­
para su propio consumo personal y gastan una cantidad de ingreso en dinero, cia proporcional a la plusvalía). Pero lo que ganan como consumidores sólo
d , para comprar la porción restante, 111 , del producto total M' . El Gráfico 1 aparece en sus cuentas personales como nna suma menor del dinero que se
resume los flujos de dinero del proceso en su conjunto. Los flujos que perma­ requiere para la compra de los mismos artículos de consumo. En otros tér­
necen dentro del circuito de capital que, como veremos, son cruciales para el minos, el valor es transferido desde el circuito de capital hacia el de los
análisis, están contenidos en el rectángulo. ingresos personales de los capitalistas, lo que se martifiesta en la contabili­
Es evidente que el circuito de capital D - M (el rectángulo del Gráfico 1) dad como ganancias menores que las ganancias directas.
abarca la compra del vasto volumen del producto-mercancía social M' : En la mayoría de los análisis de la reproducción social no se toma en
directamente, mediante el intercambio Dc-MDP , e indirectamente por cuenta de manera explícita el circuito de los ingresos de los capitalistas.
medio del circuito Dv-FT-MDS . De alú que ninguna transferenci a de va­ Desde luego, bajo estas circunstancias parece totalmente misterioso que,
lor que surja de las desviaciones precio-valor de los medios de producción mientras los precios se desvían de los valores, el producto excedente y, por
MDP y de los medios de subsistencia de los trabajadores MDS permanez­ tanto, una masa dada de plusvalía, pueda martifestarse como tma masa va­
ca en el interior del circuito de capital: lo que un capitalista pierde como riable de ganancia48• Sin embargo, cuando se analiza el conjunto de la circu-
capitalista vendedor de MDP y de MDS lo gana otro capitalista como in­
versionista en MDP y FT . 411 M. Dohh, "Mr. Sraffa ;mu thc Rl'hahilitalion of Classical F.connmks", p. l .
if
f)�l
VALOR, DI N ERO I'IWCIO
'1·1 .
Vl\ 1 ( lf¡, 1\C U M U I .I\CI( )N Y CRISIS
Y

ción que aquéllos hagan de la p l usvalía entre ingresos y capital. Incluso


ladón social, d mistedo desaparece. En la medida en que las desviaciones
cuando los precios se desvían de los valores, el tarnai\o de toda transferen­
precio-valor miginen transferencias entre los circuitos de capital y de ingresos
cia desde el circuito de capital hacia el de ingreso dependerá también del
personales de los capitalistas, tales transferencias se manifestarán como dife­
tamaño relativo de este úl timo circui to. Donde toda la plusv,1Jí,1 S{'il cons u ­
n'nci,Js entn• la ganancia n!al y las ganancias di t'L-oc tas. Y aunque estos fenóme­
mida, como sucede e n la reproducción simple, estará en su máximo la des­
nos se hnn convet1ido Pn fuente de confusión para la mayoría de los análisis
viación relativa de las ganancias reales respecto de las directas. Cuando se
marxistas de la cuestión, no lo fueron, i rónicamente, para el mismo Marx49•
reinvierta toda l a plusvalía, como es el caso de la reproducción ampli ad a
"Este fenómeno de la conversión del capital en ingn�so debe ser resaltado,
máxima, n o habrá circuito d e ingresos de los capi talistas y ninguna tr;msfe­
puesto que crea la ilusión de que el monto de la gan;mci a crece (o decrece
rencia, en consecuencia. El total de las gan<mcias reales en este caso debe
en caso opuesto) imkpend iPnlemenle de la Cil n tidad de la p l usvalía"·<;('.
i g ualar al total de las ganancias directas, sin que importe ni el tamailo ni la
Una vez <¡ue se h<m entt_•ndido las d iferencias entre valor y forma de va­
natu raleza de las desviaciones individ uales entre valor y precio51 •
lor, nada de esto debería ser visto con sorpresa alguna. El valor y la plusvalía
Sea 1t 0 = g<mancias directas (ganancias en d inero proporcionales a la
son creados en la prod ucción, y en la circulación se expresan como magnitu­
plusvalía), 1t = ganancias reales en d i nero, b = fracción de las ganancias
des monet ilrias. Puesto que en esta ú l t ima las catt>gorías son nt<�s concretas,
reales que van al consumo de los capitalistas, g = !.1 tasa med i a de creci­
('stán necesarianwnte dderm inadas en forma más compleja que las magni­
miento de la economía y b F = el porcentaje promedio de la desviación
tudes de val01; puesto que expresan, no sólo las condiciones de creación del
precio-valor de los artículos consumidos por los capi t a l istas. Como se desa­
valm; sino tambi1�n las de su circ u laciélll. De ahf q ue la autonomía relativa de
rrolla en el Apéndice 1 se puede demostrar que la desviación porcentual de
la esfera de l a circulación se exprese necesariamente como l a autononúa re­
las ganancias con relé:.ción a la plusvalía (es decir en relación con los precios
lativa de las magnit udes de precio en 1-elación con las magni tudes de valor.
d i rectos) es una fracci6n b ( Vt ' g ) del porcentaje promedio de l.1s des­
En otras palalwas, las g <mandas no sólo d <'pcn d c n de la masa de p l usvalía
v i ac iones valor-precio en los bienes de consumo capitalista.
sino líUllbién de su modo específico de circulación. El concepto de la autono­
mía relativa de la circulación con respecto a la producción, no sólo implica
Jt - 1t0 ¿,
que la ganancia pueda variar independientemente de l a plusvalía, sino tam­
(1) bF
1t 1 +g
bién qtw tal independencia csli1 estrict;uncnte l i m i t ada. Es necesario, por
consiguiente, demostrar cómo las categorías de valor suministran en sí mis­
mas los l ímites de las variaciones de sus expresiones monetarias. [ 1< [
-1 � 1,
donde 0 � 11 � 1 , l+r J· - l t· g
De la discusión anterior se puede observm; intuitivamente, q ue es evi­
dente q tw, para una reproducción balanceada, la desviación global de las r = t asa wúfonne de gan;mcia y

ganancias reales con relación a las gananci as d i rectas es el resul tado combi­

f[
nado de dos factores. Pri mem, depende de la extf.'nsión en que varíen los

J
1'� - P, Fí
precios de los artículos de consumo de l os c a p i t a l istas de sus propios valo­ 5 F "' 15,! F
,. , 1',
res, esto es, depende de la manera como se dist ribuye la plusvalía ent re los
capitalistas, y de los patrones resultantes de las desviaciones individ uales
precio-valor. Segundo, de¡1ende de la med i d a en que la plusvalía es consu­ ion", trabajo p.tr.l Ph. D., sin puhlic.tr,
SI 1\ nw ar �h.tikh, "'llworic•s of Vah11• and 'lllC'ories of IJistrihut
mida por los capi t alistas l:lajo la forma de ingresos, es decir, de la d istdbu- Morishima, Marx's Eco11omirl;,
ColumbL1 University 1 97:1, C. IV, 5L'<'ción 4. Vl!asc tam bién Michio
Camhrkl¡;c, 1 973, p. 142.
Cuando la I'Conorn (a va a lo l argo de un rayo de Von Nc•uma nn, la t;ts.t de
gananda (en u n rn()(lt>lo
49 Es inten-s;mtc oh:w.rvar CJIIl! Marx desarrolla !'SI!• problema I'Jl rf'l a c ión ron l il tL'Or L t dt! la renta dife­ Pero la t.1sa de gananci<1 es la raJ:ón
de capit¡¡l cin:ulante) es inde pcndi¡•ntc dt• los precios relativos.
rencial, no con la de los prL>cios de producc:ión. Los marxista.� olvidan con frecuencia que aquel l a y la ra7fm de g.mancLts a
ent re gan,mcias y prL'<'ins de costo. Si l.t suma de l os prt'<'ios es ronstantc
tcortt también im pl ica dc'SVÍac:iones pn�i()-valor, ya '1'"' son las comliciocws mar¡;inal•'S las c¡ue de prcw.luedón, se dl'Sprt•ndt• que las
pnx:ios de costo !'S la misma para prccin� d i n'i:tos y pn>t:ins
regulan 1'1 pn'<:io, pcm las t:ondirinnes p romc'll io las que detenn inan d valor. Con <'Sto, todo el igu ala el predo
problema general <)lit' mntempl;t desviadones pn!eiOovalnr apa rL'I'C aquí también.
ganancL1s directas igualan a las ganancias t ransfonnadas y cl p fffi o d irt'<'t o d c costo
de costo t r.msfonn.1do.
50 Marx, 'llullrits ofSurplus Vulur, l'd. cit ., Parte 1 1 1, p. J4.'l.
VALOR, 111 N EI{Il Y I'I{EC I I l •)7
C)(, VA LOH, ACUMULAOON Y CRISIS

d a-plusvalía resultante habría sido más o menos de un 64% de 5 F , la


En donde p1, pP se refieren a los precios reales y directos del bien i-ési-
desviación media precio-valor de Jos bienes de consumo capitalista. Si esta
"

mo; f, a los gastos capitalistas en tales bienes F • L F1 al total gastado última desviación fuese del orden de -10% (lo que, dada la definición de
j -1
b F , significaría que Jos precios de los bienes de consumo capitalista se ven­
por los capitalistas en su consumo. f>F corresponde, por lo tanto, al pro­ den a precios cerca de (0. 1/ l. 10) "' 9% por debajo de los valores) se tendría
medio ponderado de las desviaciones individuales tanto positivas como una diferencia entre las ganancias directas y reales del orden del -6%.

negativas.
Se debe anotar en este punto que el resultado anterior para precios arbi­ Ó.7t "'
7t - 7to
.. - 0.064
trarios comporta una restricción: el valor total de la producción social ex­
n 7t
presado en términos monetarios debe permanecer constante para que tam­
bién permanezca constante la capacidad de compra del dinero. Esta condi­
ción implica que la desviación media precio-valor para el total del producto Valga recordar que la fórmula <mterior hace abstracción del capital fijo y
sea exactamente igual a cero. En tanto el consumo capitalista de bienes en­ de las diferencias en el tiempo de rotación. Un tratamiento adecuado dt�

traila una amplia variedad de objetos producidos por industrias que tienen estos puntos queda por fuera de los alc;mces del presente trabajo, pero su

un amplio rango de condiciones de producción, el promedio de las desvia­ inclusión implicaría una desviación aún más baja entre la plusvalía y la ga­
nancia.
ciones precio-valor será el promedio ponderado de muchas desviaciones
Con apenas un poco de esfuerzo adicional podemos extender los resul­
individuales positivas y negativas. En general, es probable que de la des­
tados precedentes sohrf' la masa de ganancia al caso de la tasa de ganancia.
viación media ( f>F ) precio-valor de los bienes de consumo capitalista sea
Sean D, Wy P los valores monetarios de los mf'd ios de producción consi­
bastante peqm:�ña. En sección posterior de este Capít ulo, donde se ana l izan
derados, el gasto tota.l en sa l<lrios y la suma a gregada de los precios, respec­
los determinantes de las desviaciones individuales precio-valor, desarrolla­
tivamente, todo en precios relativos considerados de manera arbitraria. Y
remos una discusión más amplia sobre este aspecto.
sean D 0, W 0 y P 0 los co rrespondiPntes agregados monetarios cuando se
Para tener una idea de las mag1útudcs realmente contempladas, es útil
iguaLm los precio:; y los valores relativos (precios "iguales" a valores). En­
reconocer que ( 1 - l1 ) es la fracción de las ganancias invertidas por los
tonces:
capitalistas. En consecuencia, también es la razón de inversión total a ga­
nancia total o, lo que es igual, la razón de la tasa media de crecimiento ga P • D + W + n:
la tasa media de ganancia 1' . De alú que la ecuación (1) pueda expresarse (3)
como:
(3 a) po a o o + w o + no

(2)
Ó.7t .
--
7t
7t - ltO
7t = [�) ( 1 !g ] 6r Y dado que hemos hecho abstracción del tiempo de rotación y del capi­
tal fijo, la tasa media de ganancia real 1' es simplemente la razón de ganan­

La tasa media de ganancia de la economía norteamericana (sin descon­


cia 1t al precio de costo ( • adelantos de capital) D + W, por lo tanto
tar impuestos) en el periodo de la posguerra fue del 12% aproximadamen­
te, al tiempo que la tasa media de crecimiento fue del 4 %52, también en tér­ 7t 1t 1' ( M+W ) y
¡ de donde �

minos aproximados. Para magnitudes de este orden l a desviación ganan-


M+W

52 La tas.1 mroia de ganancia I'Siá tom ad.l d1• T. E. Wl'i,¡,•kopl, �Mand;1n Crisis 'I111�11"Y and the R;1te ol 7t 7t 1'
l'rolitin the Post-War US Econorny", en Olmltrlrlgt founrul of [conomics, Nn. 3, 1979, Cuadro 2 (pc­ (4) p - D + W+ n: - -y-:¡:-¡-
rfcxlo mmplcto), p. 351. 1�1 tas.1 mL'<Iia de cn'<·imk•nto i'S tomad.t de "Long T••rm Econornic Gmwth,
111(10- 1 970", US [)(,partmi'Ill ol Conunnn·.,, 1973, CrMko A, l'igur.¡ 3, p. 8.

¡
1)11 VAI .l ll{, AC U M U I .ACION Y CRISIS VAWR, DINERO Y PRECIO 99

lt(l ,n Precios de producción y tasa general de ganancia


(4a) ---ro e --r+ r)
La discusión precedente se basó sobre precios de producción más o menos
donde: r • lasa mom.>taria nwdia dt> ganancia con prec io s reales, y a rb i t ra ri o s . Para o b t e n e r res u l t ad o s más preci so s t e n d re m o s q ue
restringirnos específicamente a precios de producción. En este sentido,
r' = tasa monetaria media de ganancia con precios proporcionales a los
valores, igual a la tasa media de ganancia en valor.
puesto que ya establecimos en (5) que aun en el caso general existe una
conexión i n trínseca entre las desviaciones de la masa de g¡mancia y las
Pi nal nwn l l •, puesto q 1 1 1 ' la s u m a de los p n'\' i o s se manliL'IW constante
desviaciones en su tasa, será suficiente con el desarrollo de esta última.
tenemos l}UC P � (2) entre P y apl ic;mdo (4), podemos
P 11 • Divid iendo
Empecemos por señalar que para condiciones dadas del proceso de tra­
escribir lu e go de algunos desarrollos (V�asP el Apénd ic e 1 ) : bajo, la tasa de ganancia en valor r' puede expresarse siempre como una
función constantemente creciente de la tasa de plusvalía.
6. 1' 1' - , ,) r( t.n,t,, ) + l!.n l.
(5) . -- -
1' r 1Cóii/"T+l-- p
(6) fl �
C+ V

Se puede considerar int u i tivamente q ue, l.lado que la suma de los pre­ donde P • plusvalía, V � valor de la fuerza de trabajo
cios se mantiene constante, si l as desviaciones precio -valor originan un Jt Sean L • V+ P = valor agregado por el trabajo vivo (si N - número
11
menor que n , también se dará que (D • W) esté por encima de (D 0+ de trabajadores empleados y l1 - la duración de la jornada de trabajo en
W 11) (VéaSl' ecuación 3) .
Esto s i¡;nific a que la tasa med Lt d e g;mancia ser;í horas, L - N 11 ) .
menor qul' la tasa en valo1� puesto q uL• su JHJ merador ( n ) es nwnor y s u
denominador ( O • l'V) mayor. A s u t urno, esto implica q u e las desviacio­
J1L'S dL' la tasade gananda ll'ndPriln .t ser l i geranlt.'JllL' mayores l}l ll' las des­
Sea k .. � = la relación entre trabajo muerto y trabajo vivo.

viaciones P I \ la masa de gananda ll.% . Esto es exac t a nwnte lo q ue d ice (5)


y, si utilizamos l as magnit udes calculadas p rev ia nw n t e de ll.o/, "' -0.064 (7) ( Ii'v ) ( Wv )
Entonces ,n
j w 1to con los valores ya dados de i' "' 0.12, tenemos: CfL ( 1/v ) + 1 k ( 1 + 1:.-'v ) + 1

t:.f • f - /JI t:.Jt


- 0.07 > - 0.06<1 Puesto que k depende únicamente de la tecnología y de la longitud de
1' ----
, - "' Jt
la jornada de trabajo l1 , al darse las condiciones del proceso de trabajo,
r' variará directamente con l a tasa de plusvalía, esto es, l a tasa de ganancia
en valor será una función creciente monotónica de la tasa de plusvalía.
Es importante compn•nder lo q ue significa este resultado numérico: da­
Varios a u tores han demostrado en años recientes que c uando los precios
do que 1' "' 0.12, (5) i implica que r' "' 0.13! Tal diferencia es considerable­ directos se tr<U1Sforman en precios de producción, aunque la tasa de ganan­
mente menor que el error probable de cualquier medición empírica de 1' cia monetari a t ransformada r se desvíe en general de la tasa de plusvalía
y también podríamos afi rmar que para cu a l q u i e r propósito em pírico i' y (hemos explicado cómo y cuándo en l a Sección precedente), de cualquier
r' ( así como Jt y Jtn ) son virt ual mente indist ing uibles, descontando des­ manera esta tasa transformada también es tma función creciente monotóni­
de luego, que el estimativo de las desviaciones prec io-valor sea del orden ca de la tasa de phtsvalía53• Pero, una vez se reconoce que la tasa de ganan-
dP ma.�nitud correcto. Pt•ro ant<>s de concl uir necesit<�mos clarificar un poco
JliÚS la relación interna existente entre la tasa de ganancia en valor y su ex­ 53 Shaikh, "Th">ries of V;thll! anLI Tht�li'Ít!S o[ 1 >L•trihution", ol'· CÍI., C. IV, St-cción 4; y Mori.•hima, ''r'·
cil., p. 64.
p resión monetaria.

l
I IXl VAI .OH, ACUM U L AClON Y CRISIS VALOR, DINERO Y PRECIO 101

cía en valor 11 y la tasa transformada r aumentan con los aumentos de dentro del sistema real. Este compuesto, a l que l lamaré l a " industria cen­
P/ V , se desprende de irunedialo que ellas deben moverse jnnlas: cuando tral", no varía en el proceso de transformación, puesto que su tasa transfor­
la tasa de ganancia en valor crece (o cae) su reflejo en la esfera de la circula­ mada de ganancia es igual a su tasa l'n valor. Como tal. pertenece a lo que
ción la tasa transformada de ganancia t ambi�n crecP (o cae). Marx ll<una "esferas de composición media, ya correspondan exacta o sólo
Podemos ser más específicos at'm. En general, la tasa media de g<man­ aproximadamente al promedio social", por cuanto es a la tasa de " aquellas
cia en valor 1' es nn pmmedio ponderado de tales tasas para industrias esferas medias de producción donde prevalece la composición media de
individuales, en donde todas las pondPraciones son positivas y suman 1 capital" a la que las tasas de ganancia se ajustan entre industrias�.
(lo cual es conocido como la combinación convexa de t ales lasas p ara in­ El resultado precedente es de mucho valor, por cuanto nos plantea que
dustrias individuales). Supongamos que el sistema en la realidad crece a la tasa media de ganancia en valor ,O y la tasa de ganancia transformada r
una tasa g, O :e> g :e> r (lo (]lle incluye la reproducción simple). El nivel de son sólo distintas c lases de promedios ponderados de nn conjm1to común
esta tasa de creci miento real dependerá, desde luego, de b, la proporción de tasas de ganancia en valor de industrias individuales. La primera corres­
de las ganancias consumidas por la clase capitalista. Para comparar con l a ponde a la tasa de gananci a en valor para el capital que Marx denomina de
econonúa real, consideremos ahora l o t1ue le sucedería a l sistema si l o s ca­ composición " media social " , mientras l a segunda corresponde a la compo­
pitalistas progresiva mente consumieran menos y menos de sus ganancias sición central (a la cual Marx denomina simplemente la composición " me­
( b - - > O ). En la medida en llue esto sucediera, la tasa de crec i m iento as­ dia"), nna composición que, como hemos visto, Marx percibe correctamen­
cendería al tiempo que caería la proporción del producto social destinada te como " sólo aproximadamente la misma que el promedio social " . La {mi­
al consumo de los capitalistas. En el limite de esta sit uación, el consmno de ca diferencia entre estos dos tipos de promedios resulta del hecho de que la
los capitalistas será nulo, todas las ganancias serían invertidas y la tasa de cobertura de las industrias difiere de alguna manera, y del hecho de que,
crecimiento g sería igual a la lasa transformada de ganancia r . Adicional­ a u nque cada conjunto de ponderaciones relativas está compuesto de frac­
mente, como se indicó en Sección anterim� cuando g - r , la tasa media de ciones positivas que suman uno (1) en su conjunto, las ponderaciones rela­
ganancia en valor que actúa bajo estas hipotéticas circnnstancias igualaría a tivos individuales en cada nno de los dos conjnntos no corresponden exac­
la tasa t r;msformada r . tamente el nno al otro. Como se esperaba, la conducta de estos dos tipos de
La situac ión planteada es de reproducción ampl i ada m á x i ma (RAM). promedios es esencialmente l a mjsma, y en nna economía real aun sus res­
Puesto que no hay consumo capitalista bajo estas circunst ancias, de las in­ pectivas magnitudes tienen probabil idades de ser virtualmente las m.jsmas.
dustrias que existen bajo la tasa de crecimiento real, nn pequeño subcon­ El Gráfico 2 resume los resultados de la discusión precedente. Para i l us­
junto de las industrias que se dedican a la producción de bienes de consu­ tración se supone que ,O es mayor que r , aunque perfectamente se puede
mo sólo para capitalistas (¿yates?) no estarían en operación en RAM. A su dar el caso opuesto55• La relación real entre nna y otra dependerá, en gene­
vez, esto i mpl ica que la tasa media de ganancia en valor en RAM sería w1
ral, de la relación entre l a composición social media de capital (que deter­
promedio ponderado de todas las tasas de ganancia en valor de las indus­ mina ,O ) y la composición central (que determina r ).
trias, excepto de aquéllas que producen puros bienes de lujo, en donde las Es interesante se.i'\alar que atmque Marx insiste en que la nivelación de la
ponderaciones son fracciones estrictamente positivas determinadas por las tasa de ganancia y la formación de precios individuales de producción son
proporciones del producto necesarias para que se dé la RAM. de mucha importancia para capitales individuales o subconjnntos de capi­
Mas si l a tasa media en valor en RAM es exactamente igual a l a tasa de tales, tan1bién sostiene que para el sistema en su conjunto no se al teran bá­
ganancia transformada r , podemos afirmar inmediatamente que est a últi­
sicamente las leyes derivadas previamente. Después de haber desarrollado
llla es en sí misma un promedio ponderado de las tasas de ganancia en
valor de las industrias individuales, en donde los pesos relativos y l a cober­
54 K. Mane, 1:1 capital, ro. cit., T. 1 1 1, Vol. 6. A l fredo ML'<lio también a rg u menta a lavor dc lo quc yo
tura industrial están determinados por las proporciones del producto de l a denom ino " l a industria n•nt r.1l" romo la ind us t ria que satisf.'tl'e la dl'linición que M•1rx han• <.11' 1 .1
t'11fPra dt• rorn posidón mt'<lin. Vt'>as.� Alfredo Med io, " l 'mlits ami Surplus V.lhlt', Appt'il rant't• .md
RAM. Aunque hemos l legado a estas ponderaciones d e R A M a l considerar
Rt�.llity in Capi ta l ist l'rodut1ion", t•n A Critiqur of l:amomic "lluory, E. K. 1 hml y ). G. Schwarv.,
lo que pasaría cuando g - r , podemos, i gualmente, considerarlas como l larmondsworth, 1 972
ponderaciones relativas que definen nna especie de " industria compuesta" 5 5 J.a ll.'!ación t i c r a 1'/\.' pueu•· dt•rivar.;c grMk.unrnlc di' Morishima, ,,,, cit., p . M , Figura 2.

. . . --� ������ �
W2 VAI .ll�. ACUMUl.ACION Y C�ISIS VAI.Oil, DINE�O Y I '�ECIO 103

G H A F ICO 2 este desplazamiento de magnitud. De otra parte, la naturaleza l imi tada de


esta autonomía se manifiesta precisamente en el hecho de que la estructura
de las categorías de valor (los patrones de la composición orgánica y la pro­
porción de plusvalía que se convierte en ingreso) es la que señala los límites
de este efecto de desplazamiento. Las variaciones de la forma valor apare­
cen condicionadas y limitadas por l a estructura del valor en sf misma.

t.usu de gannncia ro
() en vulor
r, r - r, Desviaciones individuales precio-valor
- ---
-- -- -
.... - --
--- La noción de dualidad del proceso de intercambio es central en el análisis de
,. ,. , ,.
..... .. tasn de gununcia Marx. De una parte, por medio de los movimientos de los precios de merca­
..... .... trnmlfunnudn do se producen las regulaciones del capitalismo día a día. Pero, de otra parte,
.... .....
..... "" son la estructura y distribudón del t iempo de trabajo social las que, en el
. ,"' fondo, regulan y dominan las fluctuaciones di;uias de precios. De esta ma­
., "'
nera es la regulación tendencia) de los precios por parte de los valores la que
transforma el desorden diario en cierta clase de orden. . . no aboliendo el
s/v dcsordC'Jl sino, más bien, imponiéndole movimientos tendenciales. Como lo
indica Marx, la ley del valor es la " ley que gobierna las fluctuaciones".
Desde este punto de vista los precios de producción son i mportantes,
los fenómenos básicos que se desprenden del proceso de transformación, por cuanto median las relaciones entre los valores y los precios de mercado.
Marx resume en una carta a Engels las tareas que restan: " Habrá que desa­ La competencia de capitales tiende a nivelar las tasas de ganancia en las
rrollar también la forma fenoménica modificada que adoptan ahora, des­ diferentes industrias y. al hacerlo, t iende a reducir los precios de mercado
pués de la transformación de los valores en precios de producción, las leyes hacia los precios de producción. Los precios de producción son, por lo tan­
sobre el valor y la plusvalía, leyes formuladas anteriormente y que conser­ to, los precios reguladores de los precios de mercado, "el centro alredellor
n [w••
van toda su validez del cual giran los precios diarios del mercado y al que tienden a nivelar&�
En todo tiempo y en todo lugar el precio es la forma exterior del valor, en períodos definidos"57• A su vez, los valores regulan estos precios regula­
el reflejo del valor en la esfera de la circulación. Lo que la transformación dores y, por consi guiente, gracias a ellos dominan los movimientos de los
hace, dice Marx, es transformar esta forma exterior, introducir en ella nue­ precios de mercado. Por esta razón l a relación entre valores individuales y
precios de producción individuales, el proceso de i:ransformación, juega un
vas determinaciones y fuentes de V<uiación, pero lo hace en forlna tan exac­
papel tan importante en el análisis de Marx.
ta que deja inalteradas las conexiones intrínsecas. Veamos nuevamente el
Las diferencias individuales precio-valor ocasionadas por el proceso de
Gráfico 2 que i lustra esta concepción perfectamente. En el espejo relativa­
transformación no alteran sustancialmente las leyes derivadas con anterio­
mente autónomo de la circulación, la tasa transformada de ganancia apare­
ridad para el sistema en su conjtmto. Pero una vez que entramos en un aná­
ce como una imagen desplazada de la tasa de gan;mcia en valor, esencial­
lisis más concreto, t anto estas diferencias como las transferencias de valor a
mente la misma en su determinación, pero algo d iferente en su magnitud
que dan origen se vuelven importarttes por derecho propio. Al examinar las
exacta. La autonomía de la esfera de la circulaci6n se expresa a sf misma en
57 M.nx, n fiiJ'Íinl, t'<.l. dt., T. 1 1 1, Vol. (•. Mitrx suhraya CJlll' I'Sif' pnK'f""'' til'lll' lugarduranll' pl'tiodos df'
56 Cut.t dt! K. Marx a F. E ngt•l s, JO de ahril de 1 8M, en Marx/Engel•, C11rlas wbrt [1 C11¡•ilal, l li!rn•lotl't, t io•mpo dclinidos por las rondidnrws de produrrión m d ift•rrnll.,; industrias. El pmri'SO de nivf'la­
Editorial Laia, 1974, p. 167. ción no I'S, por lo lmlto, un fenómeno de Ncorto pla7n·.
llH VAl.! lll, ACUMUI.ACION Y CRISIS VAl .OH, DI N EllO Y l'Ht\ClO 100

relaciones de una firma con otra, de la agricultura con la industria, del norte La noción de que los cambios en precios son dominados por los cambios
versus el sur, de los países capitalistas desarrollados versus los países capita­ en los valores se puede expresar formalmente por medio de la noción de
listas subdesarrollados, resalta la gran importancia que tiene el conoci­ que precios y valores están "cercanos" en cierto sentido. Y esta noción de
núento de las desviaciones individuales precio-valor. Como un excelente correlación puede tener una doble aplicación relativa a dos preguntas distin­
ejemplo de lo significativo que es este asunto se puede considerar el debate tas que tienen que ver con la relación valor-precio. En primer lugar, en cuanto
en curso sobre el intercambio desigual (aun así yo 111e haya pronunciado nos movemos entre industrias en un periodo dado de tiempo, ¿cómo se com­
contra la tesis misma del intercambio desigual)58• paran las variaciones de precios ínter-industrialmente con las correspondien­
En la consideración de estos temas se revelan inmediatamente dos pre­ tes variaciones en valores? En otras palabras, ¿qué tan cerrada es la conexión
guntas. Prinwra, ¿cuáles son las ma gnitudes relativas de estas desviaciones en corte transversal entre precios y valores? En segundo término, ¿cómo se
y cómo afectan la regulación de los precios de producción individuales por comparan las variaciones en los precios relativos a lo largo del tiempo con las
parte de los valores? St.•gunda, ¿cuáles son los determinantes de las direc­ vmiaciones correspondientes en los valores? O, en otros términos, ¿qué tan
ciones 11Ue t o man t•stas desviaciones y cómo ocasionan t ransferenci as de cerrada es la conexión ínter-temporal entre precios y valores?
valor entre capitalC's? Vale la pena recordar que ni Marx ni Ricardo sostienen que las variacio­
La primera pregunta Sl' put'de cuntt•r.tar pnr medio th•l análisis de los nes en corte transversal sean desdeilables. En realidad, ambos enfatizan
determinantes del tamailo de la desviación precio-valor individual típica. que en cualquier momento del tiempo los precios de producción pueden
Si la suma de los precios se mantÍI•ne constantP, la desviación media será diferir significativamente de los valores. No obstante, es interesante anotar
cero, puesto que esta es b suma de desviaciones positivas y negativas. Pero que aun en sus propios ejemplos sobre la importancia de esta diferencia, las
si obst>rvamos el tamailo absoluto de estas desviaciones, sin consideración desviaciones reales son bastante moderadas. El ejemplo numérico de Ricar­
de sus signos, pot.hcmos obtene¡¡ cnloncl's, una idea de la desviación típica do sobre este p roblema arroja precios relativos que se desvían sólo en un
y de sus efectos. 1 0% de sus valores relativos, mientras que las famosas tablas de la transfor­
La segunda pregunta, sin embargo, es más difícil, por cuanto requiere mación de Marx dan como resultado una desviación típica del orden de
que se especifiquen, l¡mlo el tamaño corno la dirección de todas las desvia­ más o menos un 12% tan sólo. Aun el infame ejemplo de Bortkiewicz, alre­
ciones individuales. Marx lo hace así, por supuesto, pero la dificultad se dedor del cual se ha agitado tanto debate con el paso de los m1os, sostiene
presenta cuando se trata de generalizar sus resultados. En el caso tradicio­ una desviación tipica cercana a más o menos ellO% solamente60•
nal de los tres "depart<mlentos", Francis Seton ha establecido que los pre­ Aun admitiendo que las desviaciones particulares precio-valor puedan
cios de producción completamente transformados se desvían de sus valo­ ser muy amplias (en las tablas de Marx tienen un rango que va de un bajo
res en la misma dirección en que lo hacen los precios de producción deriva­ +2. 2% a un tope de+ 85%), hay dos razones importantes para establecer
dos por Marx, esto es, de acuerdo con la relación que tiene la composición qué determinantes tiene la desviación típica En primer lugar, ya hemos vis­
orgánica de cada tmo de los departamc>ntos con la composición media so­ to que para la econonúa en su conjunto el porcentaje de desviación de la
cial. Pero en el caso, más general, de un número de industrias dado, el pro­ tasa transformada de ganancia con relación a la tasa en valor no es más que
blema es considerablemente más complejo. Resultados recientes han abier­ una fracción de las desviaciones netas entre valor y precio de los bienes
to prometedores caminos nuevos, pero sus implicaciones caen por fuera de consumidos por los capitalistas. Se puede establecer una afirmación similar
los alcances de este libro59• Por lo tanto, en lo que sigue centraré nú atención en lo concerniente a la masa transformada de ganancias. Si, por ejemplo, la
íuúcamente en el primer problema, es decir, el de la regulación de los pre­ desviación típica es del orden de más o menos el20% de sus valores, enton­
cios individuales por valores individuales. ces la desviación neta de cualquier montón de mercancías (tales como las
consumidas por los capitalistas) probablemente seria mucho menor, por
58 A. Shaikh, " I 'nn�i1; n Tr.ldl' and tlw l.i1w of Vo�lue", Sdmcr Ulltl St-·irly, otnno, 1979 (P.u1e 1) y prima­
Vt't<l1980 (!'arte 2). lA'l5 dos partes de este .mlculo mnfonnan el Cnpltulo4 Lid ¡m>S<�ntl'libm. 60 l'. Sr�ffa (editor), 'llrr Work< Alld Corrr.;por11lma <ifC>utrid Rinmw, Cambridge, 1962. Vol . 1, p. 34; r:1
59 M. llienenfeld, "Hcgularitics in !'rice Changcs as ¡mEfft.-cl of Chmgr-s in Distribution", en Omrbridgt CRpilll1, cd. cit., T. lll, Vol. 7, p. 454-456; y 1'. Sweczy, T11t 11rtory of01pitll1isl Dn�tlopmmt, Oxford,
fourrull ofEcollomia;, 12 (2), junio, 1988, pp. 24 7-255 . 1942. c. 7.
VA I.()J{, ACUMUIAlJON Y CRISIS 107
106 VALOR, DINERO Y I'HECIO

cuanto las desviaciones positivas y negativas tenderían a neutralizarse mu­ En esta expresión el término M representa el prt.>cio de los insumas ma­
tuamente, de suerte que lo supuesto atrás, sobre un ti F .. O. 1 0, es comple­ teriales (incluyendo depreciación) utilizados en el proceso de producción.
tamente justificado. Esto implicaría que para la economía como un todo las Pero este precio puede ser concebido como un compuesto de salarios, ga­
desviaciones correspondit•ntes en lasas y masas de ganancia serían cierta­ nancias y costos materiales de las industrias que producen tales medios de
mente muy pequeñas. producción. Designando a éstos como wU11, n°1 y Mf'', en donde el índice (1)
Una segunda razón para examinar las relaciones del corte transversal es se refiere a un ciclo de la producción que es una etapa conceptualmente ante­
que pueden proporcionar tma clave para la conexión inter-temporal entre rior a la corriente, podemos escribir M - wLm + T'm + M(IJ , o:
precios y valores. Mientras más cerca estén los precios a sus valores en cual­
quier momento mayor sercí la probabilidad de que las variaciones en el (9) p • wL + n + wL r11 + n lll + M o1

tiempo estén altamente relacionadas. Sin embargo, lo contrario no es cierto,


por cuanto es perfectamente posible disponer de prL>cios que difieran signi­
ficativamente de los valores en cualquier momento, pero en donde los dos Claramente, los nuevos (residuales) costos materiales Mm son más pe­
se muevan con velocidades más o menos similares. Marx resalta este último queños que los originales M . Aún más, si repetimos el proceso anterior
resultado cuando enfatiza (itmto con Ricardo) que a pesar de que exista la podemos reducir M(l) a sus salarios, g<mancias y costos materiales, de mo­
posibilidad de grandes desviaciones entre el valor y el precio en tm mo­ do que MOl - wU2' + nm + Mm , y después, reducir este costo material
mento dado, las variaciones significativas de los prl.'cios de producción son restante a sus componentes, etc., hasta que en el límite no haya ningún cos­
ocasionadas" por c.tmhios en el valor de las mercancías, esto es, [por] cam­ to material residual. De esta manera, no importa cómo se determine real­
bios en la cantidad de trabajo empleado en su producción [Ricardo está le­ mente el precio, siempre podremos expresarlo como una serie infinita de
jon det•xpn•nar· esta v•••·dad en t{:rlllinos adecu,,dos)"1'1• s.liarios y ganancias en Ptapas de producción com·t>ptual sucl'sivas.
'!oda 1.1 discusión precedt•nte hil estado vinculada con la relación entre
valores y precios de producción. Pero los precios de producción, hay que (10) p - W + nr
rffordar, son importantl's porque nwdian la relación entre valores y precios
dt• mercado, y es esta última relación la t]Ue el análisis marxista busca abar­ Donde
caren última instancia. Consecuentemente, comenzaremos con la pregunta
general sobre la relación que existe entre valores y cualquier conjunto arbi­ WT - wU .. w (L + U'1 + U2' + U31 + ... )
trario de precios.
Por definición, el precio es simplemente la suma de los costos salariales, y
los costos materiales y algún monto arbitrario de ganancia. Supongamos
uniforme la tasa de salarios, de manera que el costo salarial sea wL , en 1t T • 1t + lt(l) + 1t(2) + lt(l) + • . .

donde w - salario uniforme por hora y L - número de horas trabajadas


(el valor adicionado por el trabajo vivo). Si M - costos materiales y 1t - En esta expresión el término nT representa la suma de las ganancias di­
ganancias (arbitrarias), entonces cualtptier prL>cio arbitrario p puede re­ rectas realmente percibidas por los vendedores de esta mercancía más to­
presentarse como das las ganancias indirectas nO!, nm, n(31 , cada una de las cuales repre­
• . .

senta una etapa anterior de la producción. Llamaremos a esta suma nT, las
(B) p - wL + n +M ganancias integradas de esta mercancía62•
Lo mismo se aplica para U, que será el tiempo de trabajo integrado de
esta mercanda, la suma del trabajo directo empleado para su producción, y

61 K. Marx, 11rtc>rits ofSury•lus Valtlt, ed. cit., P.Jrtc 11, pp. 193-1?�. Vc'asc tambilln r:I nlpita/, td. cít., T. 62 L Pasint'lli, l.rclurtS 011 IM 11rtory of Producticm, Lond rl'S y Nucv.1 York, lCJTl. l'asinclli denomind
1 1 1, Vol. ó,pp. 341 y 358-.159. I.'Sle proceso -integración Vl'rtical ...
VAI.OI<, I>INFilO Y I'HECIO 10')
1011 VAl .OH, ACUMUL.J\CION Y CHISIS

de todos los tiempos de trabajo indirecto requeridos para producir sus me­ dependen de la extensión en la cual las razones integradas ganancia-salario
dios de producción, lo mismo que los medios de producción de estos me­ de dos mercancías difieren (z1¡ difiere de 1) . Pero esto nos da inmediata­
dios de producción. De esta manera el término Wf - wLT es la nómina mente una explicación analítica muy poderosa de los límites de las desvia­
integrada. Pero LT, el tiempo de trabajo integrado, tiene además otra in­ ciones individuales precio-valor. Para saberlo, escribamos la expresión para
terpretación: es simplemente el valor (trabajo) de la mercancía, la suma del una razón integrada ganancia-salario dada.
tiempo de trabajo directo, L (el valor agregado por el trabajo vivo) y la
suma de todos los tiempos de trabajo indirecto U'J + U1J + U3J + ..., (siendo ltT lt n°1 nC2l lt(J) ...
z. wr
+ + + +
!!!

e la suma de este último, o sea el valor transferido al producto por los wL


medios de producción utilizados). Así:
)
lt w lt(l W ll
F
+ --
(11) A • valor = z tiempo de trabajo integrado. WLT w wU --wo
>
n wL n(l wU1' nm wLm
- +
W2'
111 111 ( (21 [!21
+
Antes del paso siguiente, re-escribamos la expresión del precio (10) uti­ W · wLr W ll wLf wc..'

( 2:_) 1.. + 2:_)


lizando (11) +

(12) p- wJ\ (1 + Z) (14) •( w ) ( w ) ·u.b_ + w ·u


z .2!._ r = .!!__
w ·u
donde

� Vemos que la razón integrada ganancia-salario (nft\') T es un prome­


T
Z • • la razón integrada salario-ganancia. dio ponderado de la razón ganancia-salario directa (n ft\1) y de todas las
razones ganancia-salario de las mercancías que entran, ya sea direcL1mente
por los medios de producción de esta mercancía o indirectamente, vía me­
Utilicemos ahora la expresión anterior para escribir los precios relativos dios de producción de sus medios de producción, en la producción de la
de dos mercancías cualesquiera i y j.Denotemos el precio ele i por p1, su mercancía.Adicionalmente, puesto que LT L + Ul) + c..m.. ., las ponde­ •

tiempo de trabajo integrado por A¡ y su razón integrada salario-ganancia raciones relativas mismas son estrictamente positivas y suman uno.Así (n
por Z¡. Dado que la tasa de salario w elimina el numerador y el denomina­ ft\1) .,. es una combinación convexa de las razones ganancia-salario directas
dor, obtendremos e indirectas de esta mercancía.
Pero se hace evidente que, en la medida que la econonúa esté interconec­
(13) p� K �..,, z,l tada, es decir, compuesta por bienes básicos (en el sentido de Sraffa), enton­
ces todas las industrias entrarán directa o indirectamente en la producción
donde de cualquier industria�>.\ lo que implica que la razón integrada ganancia-sa­
lario de cualquier mercancía es un promedio ponderado de todas las razo­
nes ganancia-salario directas existentes en la economía. Pero si esto es así,

P'1.. •
n,
� A¡¡·
Pi , ., -

,
A¡ Z'1" •
( 1 + Z¡)
( 1 + Z¡)
se desprende de la ecuación (13) que las desviaciones entre los precios y
los valores relativos dependen de la extensión en que diferentes promedios
ponderados (combinaciones convexas) del mismo conjunto de razones di-
La ecuación (13) indica que para cualesquiera precios arbitrarios, las
63 P. Sraffa, Production ofCommoditii'S by M�ans ofCommodiiii'S, Cambridge, 1960, p. 8.
desviaciones de los precios relativos en relación con los valores relativos
l lll VAI.OI(, ACUiviULACION Y CRISIS VALOI<, DINEHO Y !'RECIO 1 11

rectas ganancia-salario, difieran entre sí. En una economía real, con su ex­ En este caso vemos que las variaciones en las razones integradas ganan­
tensa red de interconexiones industriales, resulta bastante claro conocer cia-salario son proporcionales a las variaciones en las razones integradas
por qué incluso grandes variaciones en las razones directas ganancia-sala­ capital-trabajo . Los análisis previos relativos a las razones ganancia-salario
rio (n;IIV) 1 puedt•n reducirse a variaciones relativamente moderadas en las también se aplican a las respectivas razones capital-trabajo, es decir, incluso
razones integradas de ganancia-salario Z1 "' (n ¡VV) r1 . La influencia de grandes variaciones en las razones directas capital-trabajo (IYÍ.), pueden
las variaciones en z; es entonces aím m;Ís reducida, por el hecho de que ser reducidas a variaciones relativamente pequeñas en las razones integra­
para desviaciones precio-valor lo 11ue resulta relevante son las variaciones das e. "' ( 10. )l y, éstos pueden, a su vez, ver aún más reducida su in­
en (1 + Z;) , siendo estas últimas variaciones siempre menores que las pri­ fluencia sobre las desviaciones precio-valor debido a que lo que importa
meras. Para razones g<mancia-salario directas y por tanto integradas, gene­ son las variaciones en [ 1 + ( t/¡,, )kl ] . Finalmente, las desviaciones resul­
ralmente menores que uno, t¡tW es el caso en todas las principales econo­ tantes de los precios de producción con relación a sus precios directos pue­
mías capitalistas,este último efecto es de suyo importante. den ser bastante moderadas incluso en el caso de que las variaciones de las
lodo lo anterior se puede aplicar a cualesquiera precios arbitrarios. Por razones directas capital-trabajo sean bastante graneles.
lo tanto son útiles también para precios de producción. Pero podemos espe­ La ecuación (16) es válida para las variaciones en el corte transversal de
cificar aún más d argumento anotando que, en el caso de los precios de las desviaciones prccio-v<1lor. Si tomamos en cuenta las observaciones pro­
producción la masa de ganancias iguala la tasa de ganancia r multiplicada pias de dos períodos ele tiempo distintos t y 10 , podemos escribir una
por el valor monetario (transformado) dd capital adelantado K. Pero, en­ expresión para los determinantes en variaciones intertcmporales en los pre­
tonces, las ganancias integradas dcb�·n ser iguales a r multiplicada por el cios y valores relativos.
capital integrado avanzado KT. De ahí que para los precios de producción

(1 7) ( 1'., ),., ( \) . ( z,; ),.,


rK
..
n m
,

1tT rKT . ( �
=
donde, ( P,¡ )Al
"'

\ ( A...
)
>...
( �; 1
, ,, ,,,

[�y
..
(15) z;
� ( Z;¡ ),
y z;¡ )Al ;:: ( z. )lo
11

(16) l';¡ A..


,,
z..
'1

donde, ahora
La ecuación (17) señala que los cambios a lo largo del tiempo en los
precios relativos serán diferentes a los cambios temporales en los valores
r relativos en la medida en que las razones integradas relativas capital-traba­
1 +
w
kl
Z;¡ r
,y jo de dos mercancías cambien con el tiempo. Lo que esto significa es que, si

1 +
w kl' durante algún peóodo de tiempo los distintos elementos constitutivos de la
constelación de razones integradas capital-trabajo integrado crecen todos a

(�)
una tasa bastante parecida de modo que no se alteren sustancialmente sus
kr. 'f n la razón inlf'grada c<�pital - trabajo. posiciones relativas, los cambios temporales en sus precios relativos corres­
L
j ponderán muy cercanamente a los cambios en los valores relativos. Como
lo previeron Marx y Ricardo, esto es claramente posible aun cuando las ra-
112 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS VALOR, DINERO Y PRECIO 1 13

zones individuales integradas capital-trabajo difieran un poco en algún Evi d encia empírica sobre las desviaciones precio-valor
momento.
Finalmente, la naturaleza de las expresiones para los cortes transversa­ En las secciones precedentes he adoptado una línea de razonamiento que
les y las correlaciones intcrtcmporalcs de los precios y valores relativos, no es accidental. Al contrario, la misma naturaleza de la concepción de
ecuaciones (16) y (17), respectivamente, sugieren que podemos reescri­ Marx sobre la relación entre producción e intercambio nos obliga, no sólo a
ubicar las diferencias entre valores y precios sino, además, los problemas
birlas así:
de sus interconexiones. Sobre este último aspecto, es interesante señalar
que la mayor parte de la evidencia empírica que utilizaré en lo que sigue ha
(18) IIIJ';¡ ln A.lj + In zi
e
/ estado disponible por ya bastante tiempo. En cierto sentido se podría decir
que las respuestas habían sido dadas; lo que ha faltado, sin embargo, han
(19) 111 ( p 1 )Al 111 ( A.,1 ).., + l11 ( z11 )Al sido las pregnntas.
1 =

Escritas de esta forma, podemos observar que la relación teórica entre los Dalos de Marzi y Varri
precios y valores relativos es lineal- logarítmica, en la que los términos
lnz;¡ y In( Z;¡ )AJ hacen las veces del término de "error". lambién sugiere Permítaseme empezar con la evidencia sobre precios de producción. Su­
póngase que se formula la siguiente pregunta: dada una economía real, ¿a
que podemos describir la longitud de las desviaciones precio-valor grafican­
qué se parecerían los precios de producción de dicha economía y cómo se
do un diagrama de dispersión de los logaritmos de los precios relativos ver­ poddan comparar con los precios directos? Podríamos dar una respuesta
sus los logaritmos de los valores relativos. Sugiere, igualmente, que pode­
utilizando una matriz real de insumo-producto para calcular los precios de
mos buscar correlaciones empíricas lineal-logarítmicas de cortes transversa­ producción correspondientes a diferentes tasas posibles de ganancia y
les e intertemporales, entre precios unitarios y valores unitarios relativos. comparar después estos hipotéticos precios de producción para estimar los
Pero, como podemos ver, esto no es factible empíricamente, ya que to­ precios directos. Tales datos experimentales existen ya en el estudio publi­
dos los precios y valores calculados en la práctica son de la forma p;X; y cado en 1977 por Graziella Marzi y Paolo Varri (véase el Apéndice 2). en
A.;X1 , donde X1 es el nivel de producto desconocido. Cualquier correla­ donde los autores toman las tablas de insumo-producto de la economía ita­
ción empírica entre los precios totales p1X1 y los Véllores totales A.1X1 pue­ li<ma de 1959 y de 1967 desagregadas en 25 sectores y calcuhm los precios
de estar dominada por el término común X1, que arroja los resultados sos­ de producción relativos a los salarios monetarios para tasas de ganancia
pechadosM. Podemos utilizar entonces medidas de desviación media para entre r• O y r- 0.80. La base de sus cálculos es el modelo de capital circu­
lante de Sraffa, el cual, por ejemplo, es también utilizado por Steedman en
examinar la conexión empírica entre valores y pn.'Cios.
sus ejemplos numéricos. Quisiera anotar que debido a que este modelo ha­
Es evidente que no podemos desarrollar este argumento mucho más sin ce abstracción del capital fijo, las tasas de ganancia que genera son más
recurrir a alguna evidencia sobre las dispersiones reales de las razones in­ altas de lo que serían de otra forma. Puesto que las desviaciones precio-va­
tegradas capital-trabajo y, en donde sea posible, sobre las mismas disper­ lor crecen cuando Jo hace la tasa de ganancia, esto significa que tal modelo
siones de las desviaciones valor-precio. Volveremos sobre este punto más realmente tiende a exagerar la medida de dichas desviaciones.
adelante. Con r• O, se asume que los capitalistas no obtienen ganancias, los pre­
cios calculados son proporcionales a los valores y sus razones igualan, en
64 Esl<' as¡x>cto <'S desarrollado por Edward Ochoa, �Labor Vahws and l'rict'S of Production: An lnle­ consecuencia, a los valores relativos. En el otro extremo, con r-0.80, se
rindustry Study of lht' US Eronomy, 1947 -19n", trabajo para l'h. D. sin publicar, New !i<:hool for
Sod.1l RI'St'arrh, 1984, pp. 124-125 y má5 rt.>cil'nll'llll'ntl' por l'.wlt•l'l'trovic, "Th<' Dcvi.llion uf Pro­
asume que los trabajadores no reciben salarios, de forma que el trabajo no
durtion I'rinos from Labour ValuNI: Some Methodology and Ernpirical Evidence", "" Gmrl>ridgt . hace parte de los costos de producción y que los precios calculados no guar­
Jounralo{f.mrromics,1987, 1 1, pp. 207-208. dan relación con Jos tiempos de trabajo. Es evidente que no se puede afir-
114 VAI.OI{, ACUMUI.ACION Y CHISIS VALOH, lliNEI!O Y 1'HECIO
115

GHAI�ICO a
Encontramos que para esta información e l porcentaje d e desviación típi­
ITALIA
ca (el valor absoluto de la desviación promedio como un porcentaje del pre­
In de precios rclntivos y In dn vnlnres relntivos • 1959
cio promedio) es cerca de un 17% para 1967 y de un 19% para 1959.
No hay nada ambiguo en el Gráfico en lo que toca a las regresiones. Las
2
/ variaciones del corte transversal en los precios de producción calculados
/
/
/ están enteramente dominadas por las correspondientes variaciones en los
1.5
/
/ valores relativos con más de un 80% de las primeras explicadas por las se­
x/ gundas.
/
x..l--X
/ Debido a que la información cubre dos períodos diferentes podemos
/
X /
también utilizarla para probar las conexiones ínter-temporales entre los
cambios en precios y valores relativos. El Gráfico 4 ilustra los In ( p;¡ ) 111 y
/X ..X
0.5 X X
X
X ,X
10.. / X
In ( 'A.;¡ ) tu en los ejes vertical y horizontal, respectivamente. Ambos están en
...... X /
/ x XXX
p; o precios de 1959 relativos a los precios de 1967. De nuevo, la conexión intrín­
/ X
.S x' seca es alta, ya que la desviación media es de 17%.
05
,
-
.
/X
/ X GHAI?JCO 4.
X /
/
-1 ITALIA
/
/ In de p recios relnLivos y In de vnlores relativos· 1 967
/
16 /
)
X
- �-
.

/ Une,, de referencia /
/
_L___·1___
/ /
45" l.fi
-2 /
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-1 o 2 �' \ '

"A¡/ X / "
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In
x'

u4 •

' /,/ ' ',""


10.. '/
.....
mar que alguno de los extremos represente precios Je producción. El rango
r� O
relevante debe estar entre tales extremos. Para fines de ilustración,utilizaré -
/

el punto medio de r= OAO con los datos de Marzi-Varri (para los datos -0.5
/,.
. .
re.tles véase el Apéndice 2). En el Gráfico 3 el eje vertical representa el loga­ /
' /
Iitmo natural de las tasas de los precios individuales de producción al pre­ -1 /
/
cio ml'dio de producción con r= OAO. El eje horizontal representa el loga­ /
/
ritmo natural de las tasas de los valores individuales al valor promedio, los -15 -1
/ ) u,'k.,, d(• n:f�rt.""nci., f �
cuales, como he explicado atrás, pueden calcul.trse a partir de los precios de / ..,,.

producción con r= O. Esta información corresponde a


-2
1967; los datos para 1 1
-2 -1 "
1959 producen virtualmente el mismo cuadro aunque con una correlación In �1/ A

la luz de la estrechez de la correlación del corte transversal en cada


ligeramente más baja.
A
Encontramos que para esta información el porcentaje de Jt>sviación típi­
período, no sorprende la cstrcciwz de la correlación intcrtcmporal. No obs­
ca (el valor absoluto de la desviación promedio como un porcentaje del pre­
tante, lo anterior indica que los cambios en precios de producción calcula­
cio promedio) es cerca de un 17% para 1967 y de un 19% para 1959.
dos se explican por los respectivos cambios en los valores calculados.
f-

llú VAl .OH, AC:UMUI .ACION Y CRISIS VALO!l, DINEHO Y l'llEClO


1'1 7

Los datos de Lcontief sobre los Estados Unidos suponiendo que el proceso de integración más o menos promedia las posi­
bles variaciones que puedan existir en las tasas de g anancia de mercado y
La información de Marzi-Varri corresponde a precios de producción y a las tasas salariales, de manera tal que la razón de tasa integrada de ganancia
valores calculados de una matriz de insumo-producto de 25 sectores. Pero a tasa integrada de salario tiende a igualarse entre las industrias«><>.
para estudiar la correlación entre precios de mercado y valores, existe Sea r la tasa media de ganancia en la economía en su conjunto yw el
=

información más detallada aún en un trabajo anterior de Leontief. En su salario medio en términos monetarios por año-hombre. Entonces (1V'vV,>T; =
ahora famoso artículo de 1953, sobre la importancia empírica del teorema (r/lD) ( K/L rrl . Puesto que no se altera el coeficiente de variación cuando se
Heckschcr-Ohlin, Leontief detalla diferentes cálculos hechos sobre las multiplica la variable por una constante, lo anterior significa que el coefi­
matrices de insumo-producto de los Estados Unidos de 1 947 en un orden ciente de variación de ( n MY1 está muy próximo a 0.60, también.
de 190 sectores. Entre sus cálculos incluye lo que él denomina los Por último, ya vimos previamente que las variaciones en [1 + ( rr,!Vv)T;]
requerimientos directos y totales (directos más indirectos) de trabajo y
resultan cruciales para las desviaciones de los precios de mercado respecto
capital para cada sector, por cada millón de dólares de producto de cada
a los valores. Utilizando las cifras de la economía norteamericana de 1947,
sector (véase el Apéndice 3).
f =O. 14 y ill•$2.612 año/hombré7, para estimar los términos entre corche­
Supongamos que el valor total genemdo por algún sector es 200 ai1os­
hombre de tiempo de trabajo y lo vende por un precio de diez millones de tes, se obtiene un coeficiente de variación de cerca de un 20%. Se observa
dólares. Su razón valor-precio de mercado (su relación integrada trabajo­ que, en últimas, el término de error tiene únicamente un 18% de la variabi­
precio de mercado) sería entonces 20 años-hombre por cada millón de dó­ lidad de las razones trabajo-capital directos. Este es exactamente el resulta­
lares de producto en valor. Esto señala que el total de trabajo requerido por do anticipado por el análisis teórico en la Sección anterior.
millón Je dólares de producto, según Leontief, realmente representa las ra­ Sin embargo, la información de Leonlief nos permite obtener más l¡ue
zones valor-precio (de mercado) de las diversas industrias. De la misma esto. Puesto que los requerimientos totales de trabajo representan la rela­
manera el capilal total requerido mide las razones integradas capital-precio ción de valores totales a las ventas totales de cada uno de los 190 sectores,
(de mercado) en las diversas industrias, al igual que los requerimientos di­ podemos derivar los valores totales de cada industria utilizando la infor-
rectos de trabajo y capital miden las razones trabajo-precio (de mercado) y
capital directo-precio (de mercadot'�. P
66 Por d f inición nT y K.T son ltts gan01ndas inhlt�r;utas y l"l c1pital avant.;tdo, n�pectiv-'lrnenle, y la
lasa integrada de ganancia ,r • " 1 Kr. De la ecuación (10):
r
En la discusión previa sobre los determinantes de las desviaciones entre
valor y precio sostuve teóricamente que el proceso de integración por el "r •
" +
"
(!) + ,m + . • • •

cual se pasa de las razones capital-trabajo directos (y ganancia-salario) a las


y
correspondientes razones integradas reducirá considerablemente las des­
r "k "(1) ,�,m ,pl r2)
viaciones en cuestión. La información factual de Leontief nos permite com­ r -�·7IT""·T•-¡m-·-¡r•
probar esta proposición, puesto que sus datos sobre requerimientos direc­
tos y totales de trabajo y capital nos permiten computar las razones directas
e integradas capital-trabajo. De esta manera encontramos que aunque el
• r -;,-
k
+ ,m k
k

1 1
+ ,121 ;
kc .1
k
+

coeficiente de variación (la relación entre la desviación estándar y la media) <' a


Cada lasa i nt p,rada de gan ncia es un.1 combinadbn ronvc-xa de las tasas de ganancia dP las indus­
de las razones directas (K/L)1 es de 1 . 14, el de las razones integradas (K¡'L)1"1 a
lri¡¡s individuales en v01rias •• ta p s del proceso de int egración A medida que la com¡:>f'lt>ncia t:'l\lre
.
es de apenas 0.60. El proceso de integración, en otras palabras, reduce el capitales tienda a nivelar l as tasas de ganancia t:'l\ la industria, se tenderá a un result..�do t:'l\ donde
las 1.1sas individ ual es r; l'slar;\n más r!'rcanas <mlr<' si. E.�to implica <Jm' las tasas integradas Sl'an
proh.ll>lemenle muy panocidils . l'.tril l.1s tdSils integmdas de salario puede constmirse un argu mento
grado de variación en casi 50%.
Aunque la información presentada por Leontief no contiene datos acer­ similar.
ca de las razones integradas capital-salarios podemos aproximarnos a estos 67 r h.1 sido lnnMda de T. E. Wt•isspnpf, "!'· cit., H¡:ur.l 1, p. 3-19, y w dt• Natimrallnrome urrd l'roduct
Al.'nrrurts, 1 !12!1-I!IN, US 1 >t•¡mrtnwnl ni C11mm•�rn•, suplemento d•• Srm't'!l ofOnrrrrl Husirre;�. l'fl<'ro,
1976, p. 211. Ot>l.., anotar,;{' qut> los rC'I¡nerirnií'ntos tolalt•s de capital dt• Leontil'f I'St.'\n en unidadi'S
65 Véase el A pl'n dice 2 para una prueba fonnal de esto. de $JU.OOO. Convertid,t il est.ts unit.l.tdt•s, W- O. 2612
118 VA 1.01{, ACUMULA<10N Y CRISIS VALOR, DINERO Y PRECIO 119

GHAI�ICO fi
El Cuadro 1 muestra la relación general cruzada entre (precios proporcio­
ESTADOS UNIDOS nales a) valores trabajo y precios de producción. También muestra la relación
Mnlriz lnsumo·produclo 1047
192 Rodor11s exchlyl•nclo finen miz y nmti11tn
empírica existente entre los precios de producción (parcialmente transforma­
dos) como Marx los calculó en el Tomo III de E/ capital y pn.>cios de producción
/ .­
/ • plenamente transformados a la Bortkiewicz-Sweezy-Sraffa-Sarnuelson, ele.
0.900
Estas dos comparaciones están en el centro mismo del debate de la transfor­
. .....
..�.

o.r.:u; ?•

•• mación. Como podemos ver, la desviación media absoluta de los valores lr.t­
.{\ ,:;.:

: bajo de los precios de producción (plenamente transformados) es más o me­
¡;til�
O. litO •· .·.· ·

-0.22fi • �!;� OJ • nos del15%, que es muy modesta. Aún más interesante, los precios de produc­

e: -0.600 •. •
=: (.{�
�1: • •
ción parcialmente transformados de Marx, que pueden ser mostrados como
.E :.1-.,.t:. tm primer paso procedimiento itera tivo que siempre conv erge en los
. . •:'
en Wl
- O . Il 71i •-

.�:r: precios "correctos" de producción�>9, muestran ser aproximaciones empírica­


- 1.:!50
. . �··".... : mente excelentes de precios de producción plenan1ente
/
estos últimos: trans­
•/ formados(pdp plmos) se desvían menos del6% de las aproximaciones de Marx
/ / Linm ,¡., refercnci�
- 1.72fi

/-41i" (pdp Mx), en promedio. Ambos resultados incücan una fuerte conexión interna
/
-2.100•-
entre valores trabajo y precios de producción.
-�.475 1;, �� 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
-2.400 -
l . li !J O -0.800 0.000 0.800
- 2.000 --1.200 -o ..too o..JOO 1.200 CUADROl
In Aij
Desviación abr.oluta 1947 1958 1963 1967 1972 promedio
mación sobre las ventas de las mismas; también podemos derivar los pre­ media 1947-72

cios directos a partir de los valores, utilizando las razones medias valor­ Valor / pd¡' rfctros .198 .123 .147 .159 .139 .153
pn'l�io como el valm· Llcl dólar. Esto l'dlimo p odr<l ser comparado directa­ Pdp Mx 1 l'dl' l'fctros .062 .045 .055 .056 .057 .055
mente con los precios de mercado (las ventas). En el Gráfico 5 se presentan
los l ogati t mos naturales Lle los precios relativos de mercado versus los loga­ El Cuadro 2 muestra otro aspecto extremad�ente interesante de los re­
ritmos naturales de los p reci os relativos Llirectos para 190 sec t or e s (de los sultados de Ochoa: que los valores, las aproximaciones de Marx a precios
c uall'S Sl' excluyen el dt> finca raíz y el sedor rentista por razones teóricas, de producción, y los precios de producción pleparnente transformados son
ya que no se espera que la renta diferencial sea proporcional ni a los precios lodos casi i g ualmente cercanos a los precios de mercado con desviaciones
ni a los valores, aunque esté determinada por la plusvalía). medias a bsolutas promedian do e ntre 12-14%.
La eslt\•chez de la cnn"t'laci(m result<mte entrepn.>eios de mercado y prccios
din>ctos l'S o bvia. Para estos datos la desviación típica es alrededor de 20%. CUADR02
Un an.1lisis más de t a l l.1 d o y sistemático de estas materias fue desarrolla­
Desviación absolut.1 1947 1958 1963 1967 1972 promedio
do por Ochoa, quien calcula y compara valores trabajo, precios de produc­
media 1947-72

ción y precios de nwrcado de l.ts malricl'S insumo-producto de los Estados
V,¡for 1rdm .199
Unidos para 1947-1958-1961-1963-1967-1968-1970-1972, a un nivel de orden - .118 .119 .108 .106 .120

71. Sus resultados, algunos de los cuales se resumen más abajo, corúirman Pdp Mr / pdm .193 .131 .121 .131 .137 .134

nuestros h a lla zgos generales¡,11• Pdp pfcr10s/pdm .185 .131 .126 .137 .139 .137

(111 E. Orho;•, ''!'·di., pp. 1211, H..1, 151, 162. 214. 69 A. Shaikh, "1\.!;¡rx's Th•..'<>ry of Valuc and 11'1<' 'Tramfonn•llion l'mbl<•rn' ","!'·di.
120 VAI.Oll, ACUMUI.ALlON Y CRISIS VAWR, DINERO Y I'RECIO 121

Ochoa también provee tres medidas diferentes de la tasa general de ga­ que muchos autores se han desesperado por decir cualquier cosa acerca de
nancia: la tasa de gananc ia en valor de Marx ro, la tasa uniforme de ganan­ sus determinantes individuales, el resultado de Bienenfeld es una real rup­
cia r (Bortkiewicz-Sraffa) y la tasa de ganancia real media de mercado r'", tura teórica, porque nos permite capturar virtualmente toda esta compleji­
para cada uno de los años de la matriz insumo-producto. El Cuadro 3 dad en una expresión cuadrática. Para el trabajo analítico en el que exami­
muestra que estas tres estimaciones diferentes son virtualmente indistin­ namos subsectores dentro de la totalidad (sectores en la nación, naciones en
guibles tmas de otras. En promedio, la desviación entre la tasa en valor de la economía mundial) son cruciales buenas aproximaciones lineales o cua­
Marx ro y la tasa uniforme sraffiana r es sólo del 3. 7% y en ningún año dráticas. Veremos la importancia de esto en el Capítulo 4, donde abordare­
excede el 5%. Lo interesante es que, de las dos, la tasa en valor de Marx mos la cuestión de los valores internacionales, precios de producción y pa­
resulta más cercana a la tasa de mercado, en promedio (ningtma es ajustada trones de comercio.
por variaciones en la utilización de capacidad instalada y, por lo tanto, no Finalmente, debería seilalarse que el pequeilo tamailo de las desviacio­
puede usarse para juzgar la h•ndencia de la tasa de ganancia). El Capítulo 5 nes precio-valor implican que no es probable que las líneas ganancia-sala­
examinará estas materias. rio tengan mucha curvatura. En verdad, Ochoa encuentra que la relación
entre el salmio real y la tasa de ganancia es estrecha en su cuasi linealidad
CUADROJ para todos los m"\os con datos disponibles, y esto, a pesar del hecho de que
las proporciones reales de producto de la economía son muy diferentes de
lasa de ganancia 1947 1958 1963 1967 1972 promedio
las proporciones patrón en todos los m1os72•
-- -- -
-
1947-72
Los resultados precedentes intentan comprobar en forma directa la rela­
Tasa en valor .235 .175 .205 .221 .184 .204
ción que hay entre precios y valores. Pero, adicionalmente, tenemos a mano
- .212
litsa uniforme .247 .179 .212 .232 .188
�-----�-- --- evidencia indirecta sobre el mismo problema. bajo la forma de una brillante
laM de mercado .2.16 .176 .210 .229 .181 .206 prueba estadística realizada con información relativa a ciclos económicos,
por el eminente matemático norteamericano Jacob Schwartz. Para compren­
Investigaciones recientes ofrecen todavía mayor confirmación de los ar­ der la racionalidad de esta prueba, miremos nuevamente la ecuación (13).
gumentos de esta sección. Usando tablas insumo-producto de Yugoslavia,

P•i = A¡¡
Petrovic encuentra sólido soporte factual para la "proposición empírica de • Z¡¡
Ricardo de que los precios de producción relativos son determinados prin­
cipalmente por razones valor-trabajo", con medidas de error-porcentaje­
en donde
medio de las desviaciones entre valor y lasas de precio de producción del
6% en promedio70• En un elegante ensayo Bienenfeld71 desarrolla una apro­
1 Z¡
ximación cuadrática a precios (plenamente transformados) de producción ( lfri.y ) T
+
Z;¡ • Z¡ •

en la cual muestra que son más del99.75% precisos utilizando datos de los r+Z¡
Estados Unidos. Esta aproximación cuadrática puede concebirse como un
mejor<m1iento de la aproximación lineal del propio Marx (que es más del Esta relación, bastante general, señala que los precios relativos se igua­
94% exacta, como se indicó en el Cuadro 1). Lo que hace aún más poderosa lan a los valores relativos en el número de veces del término de error Z;¡,
la aproximación de Dienenfeld es que es 100% precisa, no sólo en el caso de términos éstos cuyos elementos dependen de las razones integradas ganan­
una tasa de ganancia cero (donde todas las medidas de precios son propor­ cia-salario de las dos mercancías consideradas.

cionales a valores trabajo) sino también en el de la tasa máxima de ganan­ En el curso de un ciclo económico puede ser muy rápida la caída desde
cia. Como los precios de producción plenos son, en principio, tan complejos el pico hasta el fondo de la curva, lo que toma normalmente menos de un
ru1o. Debido, tanto a la fase del ciclo como a la brevedad del tiempo consi-
70 Petmvk, "1'· tÍ/., pp. 2()') yCuadm 1, p. 202.
71 M. llienmfeld, op. cit., pp. 24'l-2'i5 72 VéilSt' E. Ochoo, o¡•. ci 1., pp. 20- 24 y Figura 6, que St� reproduce en el texto.
r
1 22 VA I .Oil, ACUMUI .ACION Y CRI515 VALOit, DINERO Y P R ECIO 1 2.1

GUAFICO 6 sostenido una " teoría 'de los precios de producción' del 93% " 1 Desde luego,
CUHVAS SALA H I O · GANANC I A PAHA LOS ESTADOS UNI DOS este aspecto particular del análisis ricardiano es cuidadosamente evitado
por los neo-ricardianos.

w
( 1972 $hr. ) CUADR0 4

3.6 � - ·- · - · - · -·-

. - - - - - - - 1968
1947
Precios promed ios entre los máximos y los mínimos, relativos al nivel de
precios al por m ayor, para cuatro ciclos
:1.0 -l ····... 1 963 1919 - 1938
·· .. 1967
.
. .. .. .. .. . . . .. ... . ... .. . .. . 1972 % de Variación
2.6 �, .••

.
Precios al por m ayor de bienes semi-facturados 0. 07
.o
'•
r
o
" ,.
w,

2.0 i. mul Materias Primas 0. 09

Alimentos al por mayor 0. 02

- �
1 .5
·.
. ' · �.' 'Q · ..
·
.. .
A l imentos al detal 0. 04

1 .0 . .......... ..
...... . .._..., '
. · ·...
. Hierro en li ngotes o. 1 2
� . ......
""'""....
...... .. ....
Precios agrícolas o. 10
...... .. '
' .
0 .5
Promedio (simple) 0. 07

o 10 Es i n teresante observar que un matemático tan brillante como Jacob


211 30 40 60 60 70 r (%)
Schwartz pudiese haber concluido de manera tan atrayente en el nusmo y
famoso argumento de Ricardo, a la vez que las numerosas eminencias grises
derado, s e presentan pocos cambios e n l a estructura de producción bajo que pululan en la economía matemática, puedan desconocerlo tan confiada­
estas circunstancias, pero hay grandes fluctuaciones en los productos y las mente por no ser " riguroso" . Esto se debe de alguna manera al hecho de que
ganancias. Dado que A;¡ refleja la estructura de la producción (insumo­ buena parte de lo que se denomina " matemáticas" en la econonúa matemá­
producto) y Z;¡ las condiciones de rentabilidad, los p recios relativos en esta tica, no es otra cosa que economía burguesa tenuemente disfrazada.
fase de un ciclo económico estar;Ín limitados a refleja r, en primer lugar, las
variaciones en el término de error Z;¡ , variaciones que muy probablemente
sean anormalmente altas debido a las condiciones tan turbulentas bajo las Rt'SIIIIICII dt• la cvitlcllcia t'IIII'Írica snl,rc las dcsviaci01zcs ¡m•cio-valor
cualPs son examinadas.
Razonando de manera similar, Schwartz procede a examinar los movi­ Podemos ahora rC'sumir brevemente los resul tados de esta Sección. En
mientos en los precios relativos para el promedio de cua tro ciclos econónu­ general, tanto para los precios de producción como para los p recios de
cos desde 1919 a 1938 (¡uno de los cuales es nada menos que el de la Gran mercado, el porcen t aje de desviación t ípica (la s u ma de los v a l ores
Depresión!). Sus resultados, resumidos en el Cuadro 4, revelan una vez más absolutos de las desviaciones dividida entre la suma de los precios) es
que, aun en estas circunstacias extremas, la variación promedio de los pre­ moderada: para los datos de los precios de producción es del orden de ±
73
cios relativos es del 7% más o menos • Esta es la venganza de Ricardo . . . ¡El 1 7 - 1 9 % y para los precios de mercado del orden de ± 20-25 % . El hecho
mismo Ricardo que fue menospreciado durante más de un siglo por haber de que para una mercancía individual se presente una desviación típica del
orden de ± 2 0 %, significa que, c uando consideremos un conjunto de
73 J. T. Schwarlz, l.tcturi'S "" tlrr Mllllro•nrnlinrl Mt•llrlltl irr 1\rrrr/itiml l:n111omks, Nue\'il York, 1 96 1 , Cu.1dro mercancías tales como las consumidas por los capitalistas, será probable
lllb, 1'· 43. que la desviación neta 5F del conjunto sea mucho menor de ±20%, por

.....
.
------- - ----
124 VAWR, ACUMULACION Y CRL<;L<; VAWR, DINERO Y PRECIO 125

cuanto tenderán a compensarse las desviacionesnegativas con las positivas. Finalmente, se puede denotar a los productos en la reproducción como:
Esto justifica el supuesto de 6F • 10% utilizado más atrás (p. 97) para
estimar las desviaciones de la ganancia agregada y de la tasa de ganancia X (A = + bl ) X • (1 + g) + f
respecto de sus correspondientes categorias en valor.
Una desviación típica de ± 20% implica que la desviación no típica es
donde:
del orden de ± 80 % ; en otras palabras, implica que es probable que las
x - vector columna de los productos industriales
variaciones en precios estén altamente correlacionadas con las variaciones
f - vector columna de las mercancías consumidas
correspondientes en valores. Finalmente, con base en la información de Ja­
por la clase capitalista
cob Schwartz encontramos que incluso bajo las condiciones turbulentas de
g .. tasa de crecimiento.
las fluctuaciones de los negocios del ciclo económico, las variaciones en los
precios relativos son suficientemente pequeilas (cerca del 7%) para concluir
que la principal fuente de variaciones en los precios relativos durante un
En reproducción simple, f absorbe lodo el producto excedente (es decir
período de varios años, serán las variaciones en los correspondientes valo­
f = x - (A + bl) x), mientras que en el extremo opuesto de reproducción am­
res relativos. Parece, pues, que Ricardo tuvo una concepción sobre estos pliada máxima f - lj> (donde lj> es un vector nulo)

aspectos ampliamente superior a la de los neo-ricardianos. Si suponemos constante la suma de precios (el poder de compra del
dinero), entonces

Apéndice 1 (2) p"x - px


En el caso de un modelo de capital circulante, se pueden escribir los precios Multiplicando (3) por p y p• respectivamente, restando el último del
que reflejan las ganancias positivas arbitrarias como primero y considerando (4) , tenemos:

(1) p a 1' A
( 1 /JI ) ·�
( p p
n
(5) - '' ) ( A + bl ) X = ( 1 ! g ) ( p - p• ) f
donde:
p - vector fila de precios unitarios De otra parte, al multiplicar (1) y (2) por x , restar y considerar (4), ob­
A - matriz de coeficientes insumo-producto
tendremos:
b - vector columna de bienes-salario por trabajador
1 vector fila de coeficientes de trabajo
p X A .¡. bl )

n • vector fila de ganancias por unidad de producto


(6) ( - p ,, X = 1t • X 1tX

Por definición, tenemos que los precios directos son precios proporcio­ El primer término del lado derecho de (6) es la masa de ganancias di­
nales a los valores. Estos se pueden expresar como: rectas y el segundo la masa de ganancias reales. Al designar los escalares
por 1t • y 1t , respectivamente, y combinando (5) y (6)
p D = p " ( A + bl ) + 1t o

donde:
(7) n• - n = ( 1 ! g ) ( p - p" ) /
p• - vector fila de precios unitarios directos
p 0 (A + bl) vector fila de precios de costo unitario directos.
- Si p;¡ , p 0;¡ y fi representan los i-ésimos componentes de p , p yf

1t 0 - vector fila de ganancias unitarias directas. respectivamente, para i .. 1. . . 11, entonces


VA I.OH, l li N EllO Y l 'llECIO 1 27
1 2(> VA U m, ACU M U I .ACION Y CI{ISIS

( ��" 1
Té01icas de cálculo

J
1
lt - lt .
-
1 +
g < J' r - P 1 > !�
1) En la teoría, una matriz insumo-producto A y el correspondiente vec­
tor fila de coeficientes de trabajo d i recto L son:
Sea pf F � el valor monetario de los bienes conswnidos por la clase ca­
pitalista y pf¡ - F1 - sus gastos en el bien i-ésimo, entonces A • [ a;¡ ] • [ X1¡ 1 X¡ ]

!t
"
-

lt
!t ( 1 !g]
F
lt
t ( E' f - Jl l )
1t
_li_
F
L • [ 1¡ ] • [ 1¡ 1 X¡ ]
1- 1
donde:
X¡ - cantidad de l a mercancía j, producida en un año dado.
El término t'n el signo dL' la s u rn a t oria es un promedio ponderado de l.ls cant idad de mercancía i u t i l izada en l a producción de la
X •i -

desviaciones porcentuales entre los precios individuales-precios d i rectos mercancía j en un año dado.
con los pesos relat ivos determinados por d patrón de gastos capitalistas en 1¡ • ru'los-hombre de trabajo d i recto empleado en la prod ucción de
distint.IS nwrcancías. Puesto que r, - o para todos los bienes que no son la mercancía j en un ru'lo dado.
consu midos por la clase ca pit al ista, ('1 tl>rmino de la suma to ri a representa De aq ui podemos derivar el vector de coefici('nh.•s de trabajo tot ales:
claranwnte la dt!sviación p m medio precio-valor de los bienes dt� consumo
capitalista. Dt'hemos anoLu '1ue es bien probable que esta desviación sea
A. = L [ 1 - A ]1
mucho nwnor 11ue una desviación típica individual, pul'sto que las desvia­
ciones posi t i vas y rwga t iv;w tt'ndPdut .t con¡ pens.l rSt.� unas con otras.

2) Sin embargo, en l a práctica, los coeficientes insumo-producto se m i­


den en términos del costo en dinero del í-ésimo insumo por unidad
monetaria del j-ésímo producto. Sean A • la matriz cuyos coeficien­
Apénd ice 2 tes son costos por unidad monetalia de producto, y L• el vector de
requerimientos de trabajo d i recto por tmidad monetaria de producto
en cada sector, tenemos:
En la notación del trabajo de Marzi-Varri, w1 representa el recíproco del
i-ésimo precio de producción relativo a los salalios monetalios (el precio­ A • • [ a7¡ 1 [ 1'; X;¡ 1 p1 X¡ 1
salmo) para el ai1o 1 (1 1 959, 1 967). Estos son considerados para tasas de
e
s

ganancia que van dt•sde O hasta 0.85. Sin embargo, la tasa m;1xima de ga­
L' • [ L¡• 1 .. [ 1¡ /¡_ p¡ X¡ ) 1
n;mci a real es r 0.80. En el texto he tomado tm ptmto medio de r 0.40,
= =

para mayor claridad t'n la exposición.


donde:
Los precios relativos de producción del corte t ransversal para el ailo t (r
• O, 40) se forman expresando el i-ésimo precio-salario relat ivo al precio­
p¡ • el precio monetario de la mercancía

salmo promedio, en donde este último se calc u la como promedio simple


Entonces, podemos definir el vector A.• como
de los precios-salario individuales. Los valores relativos del corte t ransver­
sal se forman de m<mera similar, u t i lizando los datos para r O.
;.,•

• L' [ 1 - A. 1 - 1
Los datos intertemporales se forman dividiendo los precios relativos de
producción de 1959 entre los correspondientes a 1967 , procedinuento que
la pregunt a es, ¿qué representa A. * y cuál es su relación con A.?
también se sigue para los valores relativos.
l 2H VALOR. ACUMULACION Y CRISIS VA I .OR, DINERO Y I'RECIO 129


3) Comenzamos haciendo notar que podemos relacionar (A, L) con trabajo por unidad monetaria de producto de cada sector. Estos co­
(A •, L •) por medio de una matriz diagonal < P;> cuyos elementos rresponden a los datos que usarnos de Leontief. Los elementos de "A. •
son los precios t:nitarios p,: son "A.¡ /p¡ , por lo que, si conocemos las ventas brutas p1/x¡ de cada
.•
sector, podemos derivar inmediatamente los requerinúentos totales

í
A. B < P; > A < Pt > - 1 de trabajo A¡X¡ que corresponden a estas ventas (aunque realmente
mmca definimos ninguna unidad de producto x1 ).
e - 1 < Pt > - •
A1 X·1 = __}j_ p¡ X¡ = Aj ( p¡ X¡ )

se sigue, por lo tanto, que:
La última operación da como resultado los requerimientos totales de tra­
A: = C [ I - A " t 1 - L< P > - 1 [ 1 - < P; > A < P > - 1t 1 bajo "A.¡ x¡ en a.ilos-hombre y los precios totales (las ventas brutas) p¡ x¡ en
unidades monetarias.
Como 1 - < P 1 > < P 1 > ·', podemos escribir
5) Se utilizaron dos conjuntos de datos74 en donde A í a A i X 1 y
p¡ - p 1 x 1 se derivan de la manera como se indicó en el numeral 4) .
A: = L< P; > - 1[ < PI > < Pt > - 1 - < P1 > A < P, > - 1¡ - 1
Definiendo el valor promedio de la unidad monetaria corno ( LAí) /

A: = L< Pt > - 1 [ < Pt > ( 1 - A ) < P� > - 1 t 1 ( LPí ) , podemos usarlo para definir los precios directos totales
P)' = ( Va) A¡. Finalmente, JJ�l y P se expresan corno precios relativos
El término entre llaves es el producto de tres matrices: su inversa es,
entonces, el producto de sus inversas, en orden contrario ( ABC J-1 - a sus respectivos precios promedio- pil = ( L � ) y p- = (L {¡- . )
C1 B-1 A·1: Nótese C}IIP, por construcción, P0 " P.

A.' = L< P; > - 1 < P; > ( 1 - A f 1 < P; > - 1

A." = [L ( 1 - A r 1 ] < Pt > - 1

A.' = A.< P; > - 1

Así, el j-ésimo elemento "A.*¡ - "A.¡/p1 • Cada elemento del vector fila "A.
• es, en efecto, la tasa de requerimientos totales de trabajo por unidad

de producto. Claramente, esta tasa es independiente de cualquier


elección de la unidad de medida del producto (libras, toneladas, etc.).

4) Los resultados precedentes señalan una manera simple de derivar los


datos necesarios para los cálculos. Comenzando con la matriz insu­
mo-producto empírica A * y el correspondiente vector L • de reque­
t
74 El primo•r ennjurlln tl<• tlóltn� •·�!;' l'<r�adn ••n la infnrm.rción dt• W. 1 A�111tir•f do• 1 947, tlt•l A pl'• nd k • 1 1 1,
1'1'· 1 2'J.J :l1, d•• '" lihw /11¡•ut Out¡111t l:n•IIPmics, Nul'v.r York, Oxfnnl, l 'Xo(,, Lrs vt·nt.r� hl1.1 lo•s 1', �·
rimientos directos de trabajo por lllÚdad monetaria de producto, po­ tnrn.uon de la matriz in�umo-protlut·to tlt• los F.stados Unidos, dP 1 947, ,, un orden 1 ?2. El �·gundn
conjunto de datos p ro v iene de E. Odmil (vl'aS(' Nota M) .
demos calcular inmediatamente "A.•, los requerimientos totales de
CAPITULO 3. NOTAS CRITICAS SOBRE ALGUNOS
ARGUMENTOS NEO-RICARDIANOS
Y N EOCtASICOS

INTRODUCCION

La historia reciente ha presenciado un tremendo renacimiento del análisis


económico marxista, pero este proceso también ha dado origen a sus
propios problemas específicos, ya que al tiempo que la economía marxista
gana en respetabilidad, crecen también las tentaciones de presentarla en
términos respetables. Y tales términos, al fin de cuentas, casi siempre son
erróneos.
No hay duda de que el marxismo debe apropiarse de los modernos de­
sarrollos. Pero apropiárselos implica mucho más que su simple adopción:
significa arrancarlos del marco conceptual burgués en el cual aparecen,
examinar sus prenúsas ocullas y re-situarlos (siempre y cuando sea posible)
en un terreno marxista -un terreno que no puede ser obtenido de derivacio­
nes algebraicas o transformaciones sociológicas de las prenúsas de la eco­
nomía ortodoxa. Debemos, ciertamente, disponer de un terreno propio so­
bre el cual erigirlos.

CRITICA DE LA ECONOMIA NEO-RICARDIANA

Opino que la tradición sraffiana, neo-ricardiana, es muy respetable. Sus


raíces en el keynesianismo (de izquierda) son fáciles de descubrir y su
refugio en la economía matemática bastante manifiesto. Sin embargo,
debemos examinar las afirmaciones hechas por esta escuela y separar sus
reales aportes de lo que no es más que su manto de respetabilidad.
En la discusión que sigue examinaré con detalle los argumentos neo­
ricardianos en lo que tiene que ver con las redundancias e inconsistencias
de la teoría del valor de Marx. Ignoraré sus tratamientos del capital fijo y la
producción conjunta, puesto que éstos no son más que adornos de los argu­
mentos centrales. Un tratamiento adecuado de estos últimos aspectos re­
queriría un análisis particular por separado.
132 VALOI�, ACUMULACION Y CRISIS ARGUM ENTOS NEO-HIC'..A RDIANC"Y.; Y NF.OCI .A<iiCCS D3

A lo largo de esta discusión es crucial la diferencia entre el valor y la GllAI-'ICO 7

forma del valor. Todos los precios son diferentes de los valores porque el
precio siempre es precio monetario: la expresión monetaria del valor en la
esfera de la cin:ulación. Desde esta perspt>etiva, la transformación ocasiona­ (n) Cnntidndes

1
da por la Iúvelación tendencial de las tasas de ganancia es una b·ansforma­ de valor
ción de la forma-de-valor: de precios directos (pn..>e ios proporcionales a va­
lores) a precios de producción. Todas las diferencias de precios son, por lo Dolos de
l

: (e)
tanto, diferencias entre precios existentes y precios directos. No obstante, producción _..__

por deferencia hacia la utilización tradicional. hablaré con frecuencia de flsicn


-....-
1

desviaciones "predo-valor" y " ganancia-plusvalía", lo que significará des­ y snlurio!l •


"
viaciones entre los precios y precios directos y entre ganancias y ganancias
directas (ganancia monetaria proporcional a la plusvalí.t). 1 (u) Gnnnncius
y p recios
En las Secciones siguientes dividiré los principales puntos de la posición
nroricardiana en cuatro grupos, tal como los resume Steedman, y analizaré
cada uno por separado.

Nótese con qué frecuencia brota la palabra "deternúnar": los datos de


producción física determinan los valores y j unto con el salario real también
determinan los precios de producción. Pero, ¿qué determina, entonces, a
Argumento de l a red undancia
estos datos de producción física?
La respuesta de Marx es clara: el proceso de trabajo. La actividad produc­
El Gráfico 7 ilustra el primero y más importante argumento de los neo-ri­ tiva humana, la ejecución real del trabajo, transforma " insumos" en "produc­
canlianos que, como Steedman señala, ha sido expuesto "en diversas for­ tos" y es sólo cuando este trabajo culmina con éxito, que tenemos algtmos "da­
mas, por muy difereJttes escritores, durante los últimos 80 aftas" y en el tos de producción física". Si el proceso de trabajo se lleva a cabo para producir
que, sostiPJle Steedman, "no se ha encontrado jamás ningún defecto lógi­ mercancías, se trata de un proceso en el que el valor es materializado en la
co" 1. ¡Ochenta años sin h aber sido seriamente enfrentado! Semejantes pa­ forma de valores de uso. Así " insumas" y "productos" son las formas de uso
labras desafiantes obviamente merecen tm examen más detallado. del valor materializado y podemos afirmar que en el proceso real son los va­
Steedman lo explica como sigue. La caja de la izquierda representa los lores los l}Ue determinan los " da to s de prod u cc i ón fís i ca ".
datos de producción física y el salario real y estos son "suficientes para de­ En el proceso real de reproducción, la producción de valores de uso p re­
ll'rminar la t01sa de ganancia [ .. . ) y todos los precios de producción" como
cede a su intercambio. En verdad, el intercambio en sí mismo es un proceso
se ilustra en la trayectoria marcada (b). Al mismo tiempo, " las cantidades
en el que los diferentes tiempos de trabajo involucrados en la producción
de trabajo incorporado en las diferentes mercancías [ . . .] sólo pueden ser de­
dl' estos valores de uso realmente se enfrentan entre sí y son articulados
terminadas u na vez se conozcan las condiciones de producción", como se
finalmente en la división social del trabajo por medio de los precios mone­
ilustra con la trayectoria (a). De esto se desprende inmediatamente que los
tarios. En consecucncLt, l os val ores también determinan los precios en u n
valores trabajo " n o desempeñ;¡n papel esencial en la determinación de la
doble sentido: los precios son las formas tomadas por los valores en el in­
tasa de ganancia (o de los precios de producción)"2• En otras palabras, los
tercambio y las magnitudes de estos valores dominan y regulan los movi­
valores son redundantes para el análisis de relaciones de intercambio.
mientos de sus formas precio. El ú l t i mo punto debe ser desarrollado en
l. Slt>t.-dman, Murr ll}ltr Sraffu, ( .(>mlms, NL-w L clt llook.�, l<m. El grMko JH<>VÍt'Jle dt! la p. 48 y la.'l profundidad, desde luego, puesto que necesitamos mostrar, no sólo que los
l"iiHs de In p. 4?, Nola 15. p rec i o s de producción y las ganancias se basan í!ll la expresión de valores y
2 1/liJ., p . 1 4 . En lod<t' <'SI<t• dlas d (•ni;L"ÍS t•n la p•dahr.l "dt"lermina'' I'S m k>.
plusvalía en la circulación, sino también que las primeras magnitudes son
I J4 VA LOI{, A U I\I
C ll l ACION Y C H ISIS ARGUMENTL� NEO-HICAHDIANOS Y NEOCLASICO:i nr;

GHAFICO 8 valores conceptualmente, tan s6lo capturamos en el pensanuento sus mag­


nitudes reales•. Tales cálculos no determinan valores más de lo que los
Instrumentos cálculos de la masa de la tierra determinan la tierra o su masa. Esos cálcu­
de Lrnbnjo
los solamente reconocen lo que ya existe . Este es tm aspecto ftmdamental

1 en una visión materialista del mundo y los


l trnhnjo
mnterinlizadol - 80 años de fracaso de los neo­
/
�-...... ' ricardianos en distinguir la determinación real de la conceptual, solamen­
/
'l'l'llhnjo
f---
l'rududos
( trnhujo 1 Ir '1'• \ te revela su gran apego a un método id e alista .
vivo mn teriali· 1-(+ hio 1
\
e�
zudol 1
\

1
' ......
.f_ .../ Argu ment o de la inconsistencia
Materins
primn!l
( trnbajo Volvamos por u n momento al diagrama neo-ricardiano de tenedor del
mnterin lizndol Gráfico 7. En ese d iagrama, el t rayecto (e) de magn i t u des de v a l o r a
ganancias y precios se grafica en forma p u n teada para expresar su
redundancia. Pero tambi é n está interrumpido, con el fin de representar el
arg u m e n t o nco-ricardiano " que no se puede, en gener a l , exp l ic a r
reguladas por las segund as . Esta tarea la abordaremos en la siguiente sec­ ganancias y precios a partir de cantidades de valor (...)"5.
ción. No obstante, podemos resumir el argumento anterior en un diagrama Este 'argumento t iene dos componentes básicos. El primero es simple­
que ��ervirá como conl l·;u;le al nt'o-I'Ícanliano del Gráfico 7. mente e l ar gu m e n t o de la red undancia repe l i d o una vez más, donde
¿Cómo hacen los neo-ricardianos para equivocarse en un punto tan ele­ Steedman insiste en que dado que él puede calcular magnitudes de valor
ment a l? Se dehe, creo, a dos debilidades fundamen tal es , características de su y precio a par t i r de los datos físicos, los p ri meros no pueden, por lo tanto,
análisis. Pti mera , a pesar de sus protestas en sentido contrario, los neo-ricar­ determinar a los ú l timos. Para Steedman solamente el álgebra "explica"
dianos tienden a ver la producción como un proceso técnico, como " datos cualquier cosa. Ya nos hemos referido a la superficialidad de este tipo de
físicos" en l ugar de tm p roceso de trabajo en el que el trabajo humano es razonamiento.
objetivado en valores de uso . Por esto el énfasis característico de los neo-ri­ El segundo elemento es más sustantivo aunque también, como el prime­

cani ianos en la distribución: una vez la producción es vista como un proceso ro, es a duras penas novedoso. En esencia, este ptmto tiene que ver con el
fenómeno asociado a las desviaciones precio-valor. Como en la sección pre­
meramente técnico, s6lo la " d is tri bución" parece verdaderamente social1•
cedente terminamos analizando este aspecto, sólo delinearemos aq uí los
La segunda debilidad consiste en que los neo-ricardianos confw1den el
principa l es puntos.
proceso n�al con su apropiació n en el pensamiento. En el proceso real, co­
Los argumentos básicos son bien conocidos. Siguiendo el p ropio análi­
mo Gráfico 8, el tie m po de trabajo social rea lmente regula
resume en el
sis de SIC'edman, hacemos abstracción del ca pital fijo y de la p roducción
se

el intercambio. Los así ll a m ados " datos físicos" son, pues, m1 rcsumen con­
conjunta y consideramos una masa dada de valores de uso que representan
ceptual ex-post de la determinación real y si los u tilizam os p ara calcu l ar
una suma dada dC' va lores y una suma de p l u svalías. Con prec ios propor­
cionales a los valores (por simplicidad en la exposición $1 representa 1 ho-
3 S!i_'C\.Iman afinna que "se supon<' que lod.t p rod ucción es llevada a cabo por t rahajadores, m un
proet"SOdl' traht�t socialil.klo (. ..)", il>iJ., p. 17. No ollfllantl', Stet'<.lman se cm�<erva l�tst.1nl•� abslral­
do de las im pl icaciones elt�ml'ntalt,; qul' t ii'Jll' lit ilnlcrior proposición y sigue addanlt• par.t hablar . iz
Una m t lr insu mo-producto, por ejemplo, es un rt'SIInll'n de
los resultados dP los procesos de
de Hcondidoncs fl.sicas de la pnxJucción que dehmnin.m las cantidades de l r.thitjo inco rpor.ulo m o
producción y circulación, puesto que l s productos no l'xistcn como t.,les hasta después de '1'"' el
IOL• div••r-s.1s mt'n�ml<'f;t•", ¡¡,¡,¡,, p. J .l. Fr.mk Ht•>5<'Vt•h rt'<'olk.t t·l l'nfasis t•n l.t disrriln1rión, lfpit'.tmcn­ de prod utTión h.1ya sido lt�rrnín;odu. A•l tus wsuh.ldns dt'l pron.'So de tr;tb.t�> Y·• N�Un
pnx·t'SI>
lt• rlt�rirardi;mn, <'11 su .. u;.tyn "Camhritlg•• El'Oill>mks .>s Cnmmn<liry Ft1 ishi.,m " 1'11 '11u 5ubllt "incn rpn rilllus" o•n nt.otri7. insumt prodtll lll y lu• v.tlnn-s estim.ulus de lal matriz son nut!tlru
"'"' .. '
ArrQiomy ofOrpitalism, <-di�tdo por Jt•sse &hw.utl., !iant.1 Mónka, Califom�t, C....xJy"tr l'ublishing estimadont-s d<• l.ts anlida dc n•alt•s de t •m p dl' trah.tjo y.t
r s it n ¡:ast.1du.
Co., 1977, pp. 41»-444. 5 Stced m a n, "1'· f'ÍI., p. ·l'.l.
1 .16 VAI .OI{, ACUMUI.ACION Y CRISIS ARGUM ENTOS NEO-R IC.AI{I)IANOS Y NEOCLASIC<.� 1 37

ra de valor), todas las magnitudes monetarias son directamente proporcio­ tante, de forma que la suma de precios sea constante, la suma de las ganan­
nales a las correspondientes magnitudes de valor y, por lo tanto, todas las cias transformadas (correspondientes a precios de producción) sen\, en ge­
razones monetarias son iguales a las correspondientes razones en valor. En neral, diferente a la de las ganancias directas. La pregunta por resolve r,
este caso, la forma de valor I'S una PXpresión di recta del valor y la relación dado que la circulación ni crea ni destruye valores (suponiendo que el pro­
entre producción y d rcu ladón es cspeci a l nw n h � transp.1rentc. Llamaremos a ducto es vendido por completo), es ¿en qué forma las ganancias pueden
estos precios y ganancias, ele., precios directos, ganancias directas, etcétera. diferir de la plusvalía?
Consideraremos ahora la misma masa de valores de uso, por lo tanto la La discusión precedente está enfocada sobre las transferencias de plus­
misma masa de valores y pl usvalfas intercambiados a los precios de pro­ valía entre el circuito de capital y el circuito de ingresos. Pero el mismo
ducción. En otras palabras, estamos considerando un cambio en la forma efecto puede producirse por transferencias entre stocks y flujos dentro del
de valor tan sólo, de precios directos a precios de producción6• Los precios circuito de capital. Las transferencias tendrán lugar dondequiera que la re­
de producción son transformados en precios directos y, dado que estos úl­ producción (simple o ampliada) no esté balanceada, porque sus flujos no
timos son en s{ mismos las (trans)fonnaciones monetarias del valor, los pre­ son sustitutos de los stocks. Como se explicó anteriormente, esta es la razón
cios de producción son valores doblemente transformados. por la cual proporciones arbitrarias de producto pueden parecer que violan
La relación entre la suma de precios y la suma de valores define el la afirmación de que las transferencias de valor explican las desviaciones
valor del dinero. Si mantenemos constante el valor del dinero con el fin ganancia-plusvalía. No desarrollaremos este punto aquí, ya que en lo que
de simplificar el análisis, la suma de precios de producción será igual a sigue centraremos nuestra atención en la reproducción (simple o amplia­
la suma de precios directos. La suma de precios monetarios, en otras pa­ da) balanceada.
labras, será constante a lo largo de la transformación. No obstante, los Cuando una mercancía se vende por su precio directo, el vendedor y el
precios de producción individuales (precios directos transformados) di­ comprador intercambian valores iguales en la forma mercancía y en la for­
feri rán de los prccio11 d i rcclo11 individ uales. H 1 b l a n d o en sentido estric­
.
ma dinero, respectivamente. Pero, cuando los precios se desvían de los va­
to, se pueden denominar estas diferencias como " desviaciones precio di­ lores, se presenta una transferencia de valor durante el proceso de inter­
recto-precio de producción". Este es un término muy inconveniente, sin cambio. Por ejemplo, cuando se vende una mercancía por un precio infe­
embargo, y l'S mucho más sim ple adoptar el utilizado por Marx y hablar rior a su valor (es decir, por debajo de su precio directo) el capitalista que
de dl'sviadones "precio-valor" y "ganancia-plusvalía " . Adherimos, por vende la mercancía recibe un valor en forma dinero que es menor que el
lo tan to, a est.1 usanza tradicional, pero con el claro entendimiento de valor transferido por él en la forma mercancía, y lo contrario para el com­
que las desviaciones a que nos referimos estan dadas en magnitudes mo­ prador. La suma de estas transferencias, considerando todos los vendedo­
netarias. res y compradores, es cero, desde luego. Pero no es cero para cualquier
Es evidente que ninguna modificación en las solas razones de ca:nbio subconjunto de tratantes.
por las cuales se distribuye un producto total dado puede alterar la masa Como hemos mostrado en el capítulo anterior, las transacciones que
total de valores de uso así distribuidos. Como Marx lo señala, ningún cam­ comprenden los flujos del circuito de capital no son más que un subconjun­
bio en las razones de intercambio puede alterar ni la suma de valores ni la to de las transacciones totales, pues las que entran en el circuito de ingreso
suma de plusvalías: sólo puede producir una clase diferente de división de o en stocks en el circuito de capital se excluyen. Una vez se reconoce este
estos totales7• hecho desaparece el misterio. La suma de valor no es alterada por el inter­
Como ya lwmos visto, no se concluye de lo anterior que la expresión cambio, pero el valor puede, no obstante, ser transferido hacia o desde el
monetaria de estas sumas sea invariante: aun con el valor del dinero cons- flujo del circuito de capital y esta transferencia de valor explica cómo y por
qué las desviaciones precio-valor pueden dar origen a desviaciones entre
(, Estt• punto "" <lesarrolliulo ron gran <i••tallc en A. Shaikh, "Marx's '11wory of Va l u e and the 'Trans­ la suma de ganancias y la suma de plusvalías, sin violar la ley de la con­
formation l'rohlern"', en '11"' Sul•llt Arratomy ofC11J1Íialism, J•-sse Schwarlz e<.litnr, S.rnta Mónka, C.a·
lifnmL1, Good Ymr l'uhlishing Cn., 1 971. servación del valor en el intercambio. Irónicamente, aunque este fenóme­
7 K. Marx, 1:1 ro¡•it11/, Ml'� im, Si¡�lo XXI Editnn••. 1?7�1 911 1 , (••n 11 vnls.), T. 1 11, Vnl. (,, C. 1 1, Ml'xico, no es un misterio para la mayoría de las discusiones marxistas sobre tales
Si¡Jo XXI El.litllfl'�• 1980, r,,, 49-50.
asuntos, no lo es para el mismo Marx. "Debe anotarse este fen6meno de la
1 311 VA LOH, ACUMULACION Y CRISIS AHGUM ENTOS NEO-RICAHDIANC� Y NEC.:>CLASICOS 139

conversión de capital en ingreso porque crea la ilusión d e que el monto de GRAF ICO 9

g an ancia crece (o decrece, en el caso opues to ) en forma ind epe ndi en t e de la


cantidad de plusvalía"8• r. r o

El valor y la plusv .1 1ía son c read o s en la producción y expn.>sados como


precio monet;uio y ganancia en la circulación. Como las magnitudes moneta·· rO
rias son más concretas, también son determinadas de manera más compleja r
que las de valor, para que expresen a la vez las condiciones de producción y las
- -­

condiciones de ci rcul aci ón. Las ganancias, en otras palabras, dependen no só­
.... .... -

/ / Tasa de ganancia
.
lo de la masa de plusvalía sino también de su modo específico de circulación. /
/ trnnsfonnn dn
El concepto de autonomía relativa de l a cin:ulación respecto de la produc­ //
ción significa no sólo que la g;mancia pueda variar en forma independiente de '/'
'/
la plusvalía, sino tambh!n que esta independencia está limitada estrictamen­ �
te. Estos límites fueron anal izados en d Capítulo 2 de este libro. Para nuestros �

propósitos actuales, sólo necesitamos recordar la conexión inlrÚlS('Ca entre la IL._


_---- sjv
tasa de ganancia t:>n valor 111 y la lasa monetaria de ganancia transformada
(" sraffiana") r. Ambas son funciones monolónicamenle crecientes de la lasa
lor y su expresión en lil circulilción implica una inconsistencia, una comple­
de plusvalía, por lo q ue se ddx•n mover conjuntamente: cuando la lasa de
ta falta de conexión i n terna entre los dos.
ganancia en valor crece (cae) su reflejo en la esfera de circu lación, la tasa
La tasa monetaria de g n nanc i a, anota Steedman, generalmente es dife­
transformada de ganancia, ta mbién crece (cae).
re n t e de la tasa en valor. Y de esto concluye lJUl' " la ú l t i ma tasil no ofrece
El Gráfico 9 rt_'Cucrda ai iPclor esta relación int rínseca. Para ilustración, se
una medida adecuada de la tasa de ganancia en tma economía capitalista ni
supone que r' es mayor que r , aW1íJ.ue, desde l u ego, bien podría ser lo
del potencial para la acumulación en tal economía ( ...)" 10• Así habla la voz
contrario?.
ventrílocua de su método, no el álgebra. Es, por lo demás, una voz oscu­
El Gráfico 9 i l ustra que en el espejo relativamente autónomo de la circu­
rantista, ya que se refugia en el álgebra para oscurecer con un profundo
lación, la tasa transformada de ganancia ap; uece como un des p laza m i ento
silencio la cuestión del método.
l i m itado d e l a lasa de ganancia en valor.
Hay dos observaciones adicionales por hacer con respecto a esta mate­
La noción d{? a u tonomía relat iva, de variación dentro de lími tes, está,
ria. Primero que lodo, auncuando podamos establecer que las desviaciones
desde l uP g o, en lcr a m P n t P ausentP de l a discusión neo-ricardiana. Dada su
individuales precio-valor no alteran el hecho de que las magnitudes agre­
prof unda deuda con la economía ortodoxa, esto no debería sorprender. De
gadas de valor regulan en forma clara las magnitudes de precio, no es sufi­
m anera consecuente, siPmpre han insistido en que la diferencia entre el va-
ciente detenerse aquí. Una vez nos movemos hacia un análisis más concre­

11 K. Marx, 11rmrirs �{Sr1rp/us V<�lru: Vo>lumr IV ofC.rpil<�l, .�. cit., l '.ute 1 1 1, p. 347. 1 �' inii'WS<mte obser·
to, las desviaciones individ uales precio-valor y las transferencias de valor a
var <J<W Marx tll':;("llhn� mh• fpn(unmto <'n n�l.tdón ron su análi•L� dt• la renta d iferendtl y no con el que dan origen, cobran suficiente importancia por derecho propio. Para el
<.Id prcdu d e producción. l <>s marxistas ol v id an con frecu1'nrL1 ']IIC l;¡ renta difercn.-ial t.unbién
análisis del fenómeno de la competencia, de diferencias regionales e inter­
im pl ica dt'llviaciones pw.-ie>-valor, jllll'�ln '1'"� las cnndidolll'll marr,inah-s de pn>dll("<·i<m n�gulan el
pu�du dt• nwn·ado, mi.,ntr••• l<�s condkinnes mo'<IL1s úe p roducc ión sie m pre cldennin<�n d valor nacionales, del desarrollo y subdesarrollo, la relación de las partes con el
(sodtl). En conSt�"U<!IICW, aun cu,Jnclu d pn.>t.:io regulador sea igual al va lor, en este caso �'S i gual al
todo es en sí núsma de supremo i nterés11 • Una vez se to m an en considera-
valor 11nitHrio l!ll l .1 1 ie na TnítfJ�Ínal, q t le t� nf�'eSilriatnmtP d ife n�n t e (•nayor) al v,¡)c,..· medio tlnitilrio.
Asl, t•l pn...:io R•g u l a<ln r se ll o>:� v la dd val or (medio).
9 La forma geneml ele la n•ladón funcional de r a 1'/V se puede cll'fivar gráficamente de M. Mori�hi­ 10 Steedman, op. dt., p. 205.
ma, Marx'; l:rorrmllir!ó, Cnnhridt\" ' 1 m. Un 1 mt;unil�ntn mucho rn.�s delilllado dL• (i) rcl ar ió n trorica t 1 Vliase, por L"j<'mpln, mi enso1yn "' l'o n•i ¡;n Trado• and Uu! ( ;¡W nf V•tlue", en Scirttc� arrJ Sodrty, Oto no,
y t�Jnplrka t-nln• 1,, lil!'la dt• l�annnda en vnlor ,P y la t.asa transrunnt�da de ganal lCÍ.it r s..� pnwee en 1979, (!'arte 1) y Primavera, IIJ!IO (!'arte 1 1) Pn 1'1 que d isc ut o 1'1 pap<•l del comercio,
de los flujos "''
mi t�11s.1yu '"l11e Tmnsfunnation from Marx to Sralla . . . ", St'Ccioncs 1 1 1 y IV. Emplrkamo•nte, las dos capital y de la� transferPndas de valor ent re rl'gio nes capitalistas. Las <.los partes
de este articulo
razones se vuí'lvt�n indist in)�uihlt�. confonn;m l'l Capitulo 4 del pn•Sf•nte lil>rn.
1 40 VA I .Ol{, ACUMUI AL10N Y CRISIS ARGUMENTOS NEO-RICJ\1{1)1/\Nai Y NEOCLASICOS 1 41

ción estas cuestiones, se hace importante desarrollar los determinantes teó­ caliva pero la esencia no! De w t plumazo Steedrnan tira por la borda toda
ricos de las desviaciones precio-valor en términos de sus direcciones (que la ciencia.
dictaminan la dirección de la transferencia de valor) y en términos de sus Pero hay un tercer nivel, con un problema más profundo. Detengámo­
magrútudes (que indican qué tan grandes pueden ser tales transferencias). nos por un momento y preguntemos qué es lo que estos capitalistas ''cono­
Es por esto que el Capítulo 2 avanzó más allá de este punto, para mostrar cen" en efecto.
que tanto los precios dl� producción como los de mercado están fuertemen­ Pues bien, los capitalistas saben que el capitalismo es una sociedad no
te conectados con los valores trabajo, presentando desviaciones típicas de planificada en la que ellos son libres para tomar sus riesgos produciendo
menos del 20 % . mercancías, con la esperanza de obtener una ganancia. Y ellos saben con
certeza que no existe garantía de que reciban esta o cu a l q ui er ganancia, en
absoluto y que, aun si la recibiesen, no estarían seguros de poderlo hacer de

A rgumento de la primacía nuevo. Saben, por lo tanto, que los precios y las ganancias fluctúan cons­
tantemente y que no se presenta en ningún momento algo corno una tasa
uniforme de gilllancia, de manera que los precios de producción n u nca
En la sección anteiior sostuve que la diferencia cuantitativa entre las tasas
existen como t ales. De esto se sigue que los precios, las tasas individuales
de ganancia en valor y en dinero no oscurecen, y no tienen por qué hacerlo,
de ganancia y aun la tasa media de ganancia -sobre la que basan sus deci­
la relación fundiUlu•ntal cualitativa y cuantitativa entre ambas. SteedrniUl
siones reales los capitalistas-, nunca llegan a ser iguales a los precios de
no ve esto, naturalmente, porque su método no le provee el concepto de
autonomía relativa. producción ni a la tasa uniforme de ganancia sobre la que aparentemente
Pero Stecdman replicaría: Steedman basa sus decisiones13• La tasa uniforme de ganiUlcia es, desde
luego, " desconocida para los capitalistas" por lo que "no tiene importancia
Ahora, si estas tasas de ganancia difieren, ¿cuál es la significativa?, ¿cuál afectará las para ellos", de suerte que, si su propio argumento fuera válido, "no es una
decisiones y acciones de los capitalistas? y, ¿cuál tenderá a ser uniforme, entre in­
tasa significativa de gilllancia en una economía capitalista".
dustrias, en una economía competitiva? La respuesta es auto-evidente; la tasa mo­
netaria de garJs'lncia es la que afecta las decisi01ws y la que t iende a ser nivelada. La
Afortunadamente para Steedman la última proposición no es cierta,
" tasa de ganancia en valor", utilizada por l'vfarx, no es de importancia para los capi­ simplemente porque es su mismo argumento el que no es significativo. Pe­
talistas, es desconocida por los capitalistas ... La implicación es clara; P/(C + V) no es ro si se argumenta, en cambio, que los precios de producción y la tasa uni­
una tasa de ganancia significativa para una economía capitalista y no se h.-:tce igual forme de ganancia son importantes aunf:uando nunca existan como tales en
12•
a la tasa real, monetaria, de gmJs'lnda
la circulación -precisamente porque dominan y regulan las constantes fluc­
tuaciones de la constelación de precios de mercado y lasas de ganancia­
Hay tres niveles de argumentación en esta cita. En el primer nivel,
entonces, es igualmente cierto que los valores y la tasa de ganancia en valor
Steedman anota que todas las decisiones en la realidad se hacen en térmi­
son aún más importantes porque dominan y regulan a su vez los precios de
nos de magnit udes monetarias. Este también es, por supuesto, el ptmto de
producción y la tasa uniforme de ganancia. Y esto es justamente lo que
partida de Marx. Precios y ganancias moneta rios son los reguladores inme­
Marx sostiene todo el tiempo.
diatos de la reproducción y el objeto de la ley del valor es descubiir las leyes
Se podría preguntar: ¿cómo pudo Steedman cometer un error tan fla­
internas de estas magnitudes en d inero.
grante? Bastante simple. Pon1ue opera por completo dentro del concepto
En el siguiente nivel, Steedman prosigue para decir que como la tasa de
ganancia en valor es "desconocida para los capitalistas", "sin importancia" 13 Stcedman nos.¡ (la d 11<..-h u dt• que corno In:� prl'Cios di�octos difi<'r<'n de los prt'CÍOS de producción, l.t
para ellos, "no es una tasa de ganancia significativa en una econonúa capi­ tasa media de ganancia en t�rminos de p recios dirt>clos (q ue es la tasa de gananci.1 en valor) Sl'rá

talista". ¡Qué extraordinaiio es afirmar que solamente lo que "los capitalis­ diferente dE' Id Lasa media di' ganancia <�n t�m1inos di' pn•dos de producción (que es, di:'Sde luego,
1.- laSil Sh.'t'llrnan no ohscrvitril qm• lo an terinr � rnantir-nt•
OlPt.t i.l de gitnilndtt). l 't�ro part'fh•r.l quP.
tas conocen" es significativo; en otras palabms, que la apariencia es signifi- para cualqnit•r par de prt•dos <lifen•nltos, dt• manera que, por lo gl'nt•r.t l, la t.tsa JTIL'IIiól de ganand;t
en tt'!nninos de precios de nwrcado exist<•ntes nunca Sl'rá igual a la tasa media di' ganancia basada
1 2 Steed man, ''f'· cit., p. 30. en hi pot�ticos pn-cios d<' producción.

--
IU VAI .lll{, ACUMULACION Y CHL'JIS ARGUM ENTOS NEO-HICAI{l)IANa; Y N EOCLASICL� 1 4:\

neoclásico de equilibrio. Si se asume que no hay contradicción entre las ta­ forme. De esto se concluye que la adopción de un nuevo método añade, en
reas llevadas a cabo de manera independiente y la división social del traba­ efecto, una nueva tasa de ganancia, más alta que las existentes (que se supo­
jo, de manem '}lte la articu lación del trabajo es i nmediata, se puede tam­ ne son iguales a la tasa uniforme) y eventualmente termina elevando la tasa
bién supom•r que los precios de producción y la tasa uniforme de ganancia uniforme de ganancia misma .
se obtienen de forma directa en la circulación. l'cro, entonces, l a contradic­ Desde un punto de vista neo-ricardiano lo anterior significa t1ue si tu­
ción característica del capitalismo desaparece del todo misteriosamente. viéramos conocimiento de todos los métodos posibles en las diferentes in­
Una vez s(.'r(:mplaza d coucepto de n�gulación tendencial por el de equi­ dustrias, podríamos ensamblarlos en combinaciones d i fC'rcntes de un m{�­
librio, se pasa de la abstracción-co m o - t i p ificación a la abstracción-como­ todo por industria, y después argumentar que la combinación particular
idealización, lo cual es, por su puesto, característico de la economía vul­ que sería adoptada en la pr<'1ctica, a un salario real dado, sería aquélla que
gar� y está i nmerso en l;1s formulaciones matemáticas básicas en las que rinda " l a tasa uruforme de ganancia más alta posible"16•
Steedman se basa de manera excesiva. Para ver lo que hay oculto allí, Así, el conocimiento del salario real y las posibles combinaciones de mé­
debemos echar u n a m i rada m ás cercana a los d i ferentes conceptos de todos, le permiten a Steedman identificar la combinación que arrojaría la
competencia.
mayor tasa u n i forme, a p<�rlir de lo cual concluye que d salario real y el
abanico de posibles combinaciones "deternúnan" la tasa uniforme de ga­
nancia y la combinación real (los d a tos físicos). De acuerdo con Steedman,
Argumento de la c l ecci cín de técnica los valores se "determinan" s6lo cuando es dada la combinación real. La
"determinación de la tasa de ganancia" es, pues, lógicamente anterior a
cualquier determinación de las magnitudes de valor, de suerte que cuando
El modelo neo-ricard iano de confusa regulación lendencial con equilibrio
"hay elección de técnicas, todo intento de basar la teoría de l a tasa de ga­
y de batalla compet i tiva con competencia perfecta se muestra más vigoroso
nancia en magnitudes de valor tendrá una concepción errónea" 17.
en su análisis de la llamada "elección de técnica". Dado que discutiremos
E l an<llisis anterior es u n resumen de lns confusiones típicas de la escuela
este tL'ma en el Capítulo 6, sólo menc ionaré los pun tos centrales e n la
presente sección 14. neo-ricardiana. Para comenZ<H� una vez se reconoce que los precios y las

Stecd man comienza anotando que los capitalistas de una industria par­ tasas de ganancia de mercado nunca pueden ser exactamente iguales a los
Lindar tienen siempre b posibilidad de escoger entre más de w1 método de precios de producción y a la tasa uniforme de ganancia, queda sin piso todo
producción. El método escogido, sostiene Sleedman, es, pues, el que rinde el procedimiento de reducir el problema a seleccionar la combinación que
la m<'1s alta tasa dl' gananda 1s, esti mada l'n t(•rminos de los salarios y precios rinda la lasa u n i forme de ganancia más alta.
vigentes. Como siempre, tales p recios son exactamente iguales a los precios Supóngase, por ejemplo, que los precios de mercado difieren de los pre­
de producción, todas las lasas de ganancia son exactamente iguales a la lasa cios de producción, de modo que las lasas de ganancia de las industrias
uniforme, y el equilibrio rige por todas partes. Debido a l1ue los capi talistas sean diferentes a la tasa múforme de los neo-ricard ianos. En este caso, u n
escogen el método con la tasa de ganancia más alta, ningún método será nuevo método e n u na industria particular puede elevar la tasa de ganancia
adoptado a nwnos que brinde una lasa de ganancia mayor que la existente de la ind ustria y a l mismo tiempo hacer ba j ar la tasa u n i forme, precisa­
y puesto que ésta es idéntica a la lasa uniforme de ganancia, adoptarán un mente debido a que los cálculos se hacen en términos de precios t1ue no
nuevo método s6lo si rinde una lasa de ganancia más alta que la tasa uni- incorporan d i rectamente la tasa uniforme de ganancia. Un método de pro­
ducción que rinda una lasa de ganancia m <1s alta que la med ia a un conjun­
14 A. Shaikh, " l 'nlilirill Enmomy and Capitillism: Nol<•s on Dobh's Thmry of Crisis", Pll Cnmlrridg••
to de precios, no necesariamente lo hace cualquier otro conjunto. El mis­
fmmwl of l:rmwmil's, 1 9711, 2, 1'1'· 233-25 1 . Véilsc también d debate arPrC<I del m ismo arlfculo en mi a

r(•plira " Marxian Cnmpeli t ion Vl'rslls I 'Prfl'ct Competition: Fnrtlwr Commenls on the So-call!'d mo Steedman subraya esta posibilidad frente a la " inconsistencia" entre
Chnise of T•�·hniq1w", Cnmlrridgr fmmwl of t:norrmrri.-s, 1 9!!0, 4, pp. 75-IJJ. El tt•xto dl' estos artlculos
curri'SI''"""' a las S..••xiom•s "Et·onomla pniH iea y capitalismo: noL1s sobre la tl'Orl,t de la crisis de
Dohb" y "Competencia milrxista Vl'rsus mrnpett'llda l"'rfi'Ct.l" <11'1 Capitulo li del prl'sen t e libro. 16 llrid.
15 S t <'l'd ma n, a¡uil., p. 64. 17 Op. cit., p. 6�.

1 -
144 VA I .OI<, ACUM UI ACION Y CI<ISIS
ARGUMI'NTOS N FO-RICAI<DIAN<l-j Y N ECX'I .ASICC.l-j 1 45

precios de producción y precios directos, sin observar que lo mismo se apli­ Al final, en vez de constituir su más fuerte expediente, el tratamiento neo-ri­
ca con igual peso a la "inconsistencia" entre precios de mercado y precios cardiano de la ll,unada "elección de técnicas" pasa a ser el más débil de todos.
de producción18• Si lo hubiera notado, sin embargo, se hubiera visto forza­
do a concluil; sobre las bases de su propia lógica, que los precios de produc­
ción y la tasa uniforme de ganancia no son significativos en dos sentidos:
no sólo son "desconocidos para los capitalistas", ele., sino que su utiliza­ C om e n t a rios fi n a l e s
ción en el análisis puL'<ie llevar a falsas conclusiones.
Hay todavia w1 error más elemental en la lógica de Steedman. Considérese
Recientes acontecimientos han llevado a un t remendo reavivamiento del
el hecho de que cuando los capitalistas evalúan métodos de producción. lo interés en el análisis económico marxista. Pero este proceso también ha
hacen no sólo sobre la base de los precios anticipados de la planta, equipo , producido sus propios problemas específicos porque, a medida que la
materiales y fuerza de trabajo, sino también sobre el funcionamiento anticipa­ economía marxista gana en respetabilidad, crece también la tentación de
do del proceso de trabajo asociado con este método (que determinará la rela­ presentarla en términos "respetables" . Y estos términos, en últ imas, son
ción anticipada C'ntre "insumos" y " productos") y, finalnlC'nle, sobre las condi­ casi siempre equivocados.
ciones de venta estimada. Por Jo tanto, las ganancias que los capitalistas eva­ No hay duda de que el marxismo debe apropiarse de los modernos
lúan son ganancias potenciales basadas en la potencial creación de valor y desarrollos. Pero ;¡propiarse de ellos s i g n i fica mucho lll<Ís que s i m pl e ­
plusvalía en la producción , y en su n.�alización estimada en la circulación. Po­ men t e adopta rlos: si gni fi ca extraerlos del marco burgués en que apare­
demos decir entonces que incluso en e l p ensamiento, la plusvalía regula la cen, examinar sus premisas ocultas y re-situarlos (siempre y cuando sea
ganancia. Además, para que este potencial pueda ser realidad, el valor y la posible) en un terreno marxista -un terreno q ue no puede ser derivado
pl usva lía l'eales tendnin que ser rn'Oducidos y después n!.uizm.los, de suerte simpll'menle por va ri.1cit'm algebraica o t ra nsformación sociológica de
que también en la p ráctica la plusvaHa regula la ganancia. la s prL•misas de la eco n o m ía o r todox a . Debemos tener n u es t ro propio te­
Por último, argumentaría que incluso la descripción neo-ricardiana del rreno sobre el cual erigirlos.
proceso por el cual se evalúan los métodos es falsa. Stecdman sostiene que E n mi opinión, la tradición neo-ricardiana ( basa da l'n Sraffa) es muy
"cada industda buscará adoptar aquel método de producción l}Ue minimi­ "respetable" ta mbién. Sus raíces en el keynesi;¡nismo (de izl¡uierda) son
ce los costos"19• A primera vista, esto es similar al argumento de Marx de fáciles ck· est.1blecer y su refugio en la economía ma temática es bastante
que la competencia lleva a los capitalistas a incrementar la productividad revelador. De cualquier manera , las afirmaciones hechas por esta escuela
del trabajo con el fin de disminuir los precios de costo. Pero cuando Steed­ deben ser examinadas y sus reales contribuciones deben ser separadas de
man habla de "costos", él quiere decir p recios, es decir, precios de costo lo que es sim plemente parle de su manto de respetabilidad. En este ensayo
más ganancia. El análisis neo-ricardiano, en otras palabras, está formulado intenté hacer justamente eso, enfocando la atención sobre los argumentos
s o b re el t r a t a m i e n to de l a ganancia como un "costo" de p roducción. centrales que la configuran. No fueron Ira lados aquí aspectos secundarios
Cuando la ganancia es tratada como lo que verdaderamente es, un exce­ que ella contempla , relacionados con el capital fijo y la producción conjun­
dente sobre todos los costos, entonces, por sobre todas las cosas, la afirma­ ta, en parte a causa de su considerable dificultad y en parle debido a la
ción nco-Iicardiana de que la tasa de ganancia no puede caer como conse­ pasmosa debilidad de la formulación neo-ricardiana de estas materias.
cuencia de Wl alza en la composición orgánica, queda también falseada20• Para dar un tratamiento adecuado a estos temas se requeriría confrontar
las formulaciones e n sí mismas, en términos tanto de su consistencia i n ter­
18 F..s sólo "" t rahl�lS hlé<lilos donde Stt't'drnan ha cornm7•tdo a <L1rse cuenta de que l.1 d iferenci.1 entre na como de su correspondencia (externa) con las relaciones que pretenden
preck>S noalcs dt• mercado y pm.:ios le6ricos de produt-ción •originan pn,gtmtas importantes para el presentar. Una investigación de estas características está bien lejos del al­
análisis contcmporán ...,•. Jan StN.!<.Irnan, "Naturat l'rk1•, Mark<'t Price, and thc Mobility or Money
Capitnl", en.o;t; yn inÑ.Iilo, 1978, p. 5.
cance del presente trabajo.
1 9 Sl<'<'<lm.m, 'l'· cit., p. M. Los neo-ricardianos afirman que el concepto de valor de Marx no es t a n
20 Para una prt'St•ntación más del<lllad.J de (.'5 11! argumento véansc los trah.1jos citados en la Nota 14 de sólo innecesario para el análisis del capitalismo, sino también irreconcilia­
este C1p1tulo.
ble con las verdaderas relaciones contempladas en él.
'l '
1 46 VAI .Oil, ACUMULACION Y CRISIS AIIGUM ENTQ; NEO-RICARDIANUi Y NEOCI .ASICOS 147

1 :
1
Con el propósi to de analizar estas afirmaciones he intentado, primero, El trabajo "Abstracciones reales y supuestos anómalos" de Himmelweit 1 '
establecer cómo y porqué el trabajo aparece indisolublemente atado a la y Mohun ofrece una buena ilustración de este enfoque21• En primer lugar y 11
noción de valor de Marx; porqué la magnitud de valor es medida en tiempo lo que es m(ts importante, aceptan plenamente el argumento neo-ricardia­
de trabajo abstraclo, y porqué Marx sostiene que esta magnitud regul a y no de la redundancia e inconsistencia del concepto de valor, un argumento
domina lo que él llama las "siempre fluctuantes relaciones de intercambio que ellos admiten está " bien fundamentado" en tanto que el valor es conce­
entre los productos" . bido como " trabajo incorporado". De esta manera Hinunclwcit y Mohum
Con esto en mente, examino a continuación los argumentos específicos for­ capitulan por completo a la embestida nco-ricanliana.
mulados por los neo-ricardianos en la forma como son resumidos por Steed­ Pues bien, si se llega tan lejos y todavía se desea retener el concepto de
man, que abarcan la redundancia de los valores, su inconsistencia con respecto valor, sólo queda una salida: redefinir el valor mismo, lo cual configura el
a los precios y la primada de t'stos últimos sobre los primeros. En todos los segundo eje principal del argumento de los autores citados. El valor, afir­
casos utilizo las mismas formulaciones algebraicas de los neo-ricardianos, y man, es tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario y "el tiempo de
dentro de esa estructura demuestro que existe una multitud de problemas y tr.1bajo social es validado solamente en el i n tercambio en el mercado".
resultados que los neo-ricardianos no son capaces de descubrir, precis;unente Puesto que esto es así, el valor no puede tener otra magnitud que el mismo
porque se mant ienen t.m férreamente atados a la estructura de la economía precio, porque llega a existir sólo cuando " las mercancías son realmente
oxtodoxa. El concepto de val01� incluyendo la magnitud de valor, ilumina la intercambiadas en el mercado".
totalidad dl'l análisis cualitativo y cuantitativo de las rcl.ll·iones de precios, Naturalnl<'ntc, si valor es precio, plusvalía es ganancia y no puede haber
J.1Dniendo al descubierto relaciones y causalidades donde los neo-ricardianos ninguna discrepancia entre las dos esferas. Marx, anotan, no parece enten­
ven tan sólo discrepancias. li1l concepto docmnenta y ordena los análisis, de­ der plenamente esta implicación de su teoría del valor y sigue adelante pa­
mostrando, de ese modo, su fortaleza l'Íl•ntífica, precisatnente. ra efl'ctuar " a l usiones" t?rr6ncas .11 valor y a la plusvalía como si existieran

Por el mismo procedimiento, las contradicciones e inconsistencias lógi­ independientemente de su forma.


cas del análisis neo-ricardiano son puestas en marcado relieve. Por ejem­ Aparte de su evidente afán por escapar a las conclusiones de los neo-ri­
plo, la propia lógica de Steedman, si fuera correcta, llevaría a concluir que cardianos, su negación de la poderosa d istinción entre los valores y valores
no solamente los valores y la tasa de ganancia en valor, sino tamb ién los realizados, descansa, me parl.'ce, en su negligencia para reconocer dos pun­
precios de producción y la tasa u niforme de ganancia no son " importantes tos cruciales de Marx rel.1cionados con el trabajo abstracto y el trabajo so­
(...) en una economía capitalista" . Pero, desde luego, su lógica no es correcta cialmente necesario.
y su corrección revalida tanto lo último como lo primero. Lo cual sólo sirve En prinwr lugar cst.í la distinción que hace Marx entre valores de uso
para demostrar que el álgebra no es sustituto de la lógica. producidos para el uso directo y que se convierten en mercancías sólo
Deseo finalizar con una observación diferente. Me parece que cuales­ cuando son intercambiados, y valores de uso producidos para el cambio y,
quiera sean sus defectos, los neo-ricanlianos enfrentan honradamente la por tanto, producidos como nwrcand.1s. El a rgumento de Himm<'lweit y
cuestión de la relación entre la magnitud y la forma del valor. La compleji­ �lohum se aplica solanwnte al primer caso y, en consecuencia, ¡a l a produc­
dad de la relación, así como la debilidad de su propia estructura concep­ ción de no-mercancías, únicamente! Ya d iscutimos el significado de este
tual, los lleva erróneamente a concluir que las dos magnitudes son irrecon­ asunto en Sección anterior.
ciliables. Con todo, al menos encaran el tema y concluyen, de una manera El segundo punto e.� t<1 relacionado con esto. Se trata de la d istinción en­
franca, que la magnitud del valor debe ser extirpada del análisis marxista. tre los dos tipos de tiempo de trabajo socialmente necesario que, junto con
¡Mucho más fáci l es "salvar" a Marx con la simple negación de que el el primer punto, dan origen precisamente al asunto que Him.nelweit y Mo­
problema existe! 'Ihl procedimiento tiene la gran v irtud de poder criticar la hun evaden: la diferencia entre el valor y valor realizado y el problema de
evidente debilidad conceptual de los neo-ricardianos sin la dificul tad de su interrclaci6n.
tener que tratar los problemas a que dan origen. Sin embargo, el efecto es el
m ismo al final, porqw• en este caso también la magnitud de valor es extir­ 21 S. l linum•lwl'it y S. lvl nhun, " llo•.•l Altst rilrtinns and Anmnnlu us Assurnption,s", ••n "11w Vu/u,• C.•rrln>·

pada de Marx tan sólo con la negación de su existencia. t�rsy, Lomln�. N••w Ldt liooks, 1 98 1 .
AI{GUM ENTOS NEO-HICA R D I ANl lS Y NEOCLASICl� 1 4'!
1 4/i VA I .Oil, ACIJMLII .ACION Y CRISIS

nivel agregado al conectar el trabajo y el capital con el producto por medio


Por ejemplo, su póngase que consideramos un producto dado, produci­
do bajo condiciones dadas, pero vendido bajo varios conju ntos de precios de una función de producción agregada de "buen comportamiento", don­
relativos (esll' es hásicamentP el pwhlf'm a de los efectos de las desviacio­ de los productos marginales del trabajo y del capital igual.m la tasa de sal.t­
nf's precio-valor, <JIW anal iza mos a n teriormente). MantenPmos constantes rio y la tasa de ganancia. En equilibrio competitivo cada clase social es des­
todas las condic iorws df' p md ucción, t>l salario real, C'tc., y variables sólo las crita como si recibiera el equivalente al producto marginal de los factores
condiciones de circu lación. Luego, como sabemos, la magnitud de la ga­ que posee22• Los beneficios ideológicos de una postulación así son obvios.
nancia morwta ria varia d : l l t l ll' l l and o b su ma de precios se ma ntenga cons­ El singu lar optimismo de la economía neoc.:lásica en que l.1s funciones de
tante. ¿Podemos afi rm.tr ahnr.1 que la masa de plusvalía se hace m;Ís grande producción agregada y sus corre::;pondientes reglas de productividad
o más pequ<>ña il nwd ida que los prPcios, y n 1 d a más, varían? Si la plusva­
.
marginal pudier,m derivarse de modelos de equilibrio general más det,l­
l ía es la gana ncia, no podt�mos hablar de ninguna transferencia de valor ltado, fi nalmente dio v ía l i bre a la soberbia comprensión de que las cond i ­
para dar cuenta de esto y dt'!Jemns concl u i r que las variaci ones dt' precios ciones para tal derivaci{m eran " demasiado forzadas rl.l l'il ser crdbles"2'.
relativos tan sól o pw•dL•n near o destruir la plusvalía. Con todo, la economía neoclásica continúa u til izando funciones de p ro­
Pl'or aím, considi'H'mos u na crisis l'n la 1 ) 1 11' se venda tan poco del pro­
ducción agn•gadas, a p.l rL•n lt> u w n lt• porque los datos paren•n aj ust;1r bien y
dudo social que la ga n anc i a SI'•' n•a l nll'nte ne ga tiva (lo cual es u n fenómeno
las estimaciones de productos margina les a p roximarse estrechamente a
recurrente l'll el ca pita lismo). ¿ Podemos deci r que auncuando los trabaja­
dores fueran l'X plntados y prndujeran u n p rod ucto t•xceckntt•, la plusvalía las tasas observ,ltias de sala rios y de gananci.1 (los l lamados p recios de los
S('fÍa nega t iv.1? Si no se nos pe rmi t i e ra recu rrir a la distinción entre valor
factores).
producido y valor realizado, la plusvalía, desde luego, no estaría conectada Esta aparente fortaleza empírica de las funciones de producción agrega­
a ni nguna t<IS·l de ex p l n l al i ón. S<!rÍa tan sól o un e p i fe nó menn d1• la circula­
'
da se interpreta con fn.•cul•ncia como sopo1·te de l a leol'Ía neoclásica. Pero
ción. Y así lo c ¡ ue comienz.1 como una capitulación táctica frente a los neo­ n o existen bases tc<5ricas ni empíricas para l legar a esa conclusión. Sabe­

ricard ianos, se convierte en una derrota total. mos ya que ta les funciones no p ueden ser derivadas teóricamente, excepto
bajo con d iciones que la m isma tt•oría n('oclásica rechaza, por ejemplo la
simple teoría del valor-trab.1jo2�. Además, Fisher descubrió, gracias a estu­
LA FUNCION DE PRODUCCION HUM flUG: dios de simulación, que los datos agregados generados por funciones de
UNA CRrriCA DE LA ECONOMIA N EOCLASICA producción microeconórnicas no se ajustan generalmente bien en funciones
de producción agregada; que las funciones de mejor ajuste con estos datos
Pa ra la t'cono m Í<l marxista la gan.mc i a industrial tiene sus raíces en la no son de nat uraleza neocl;ísica (este es un hallazgo corriente)25 y que en
plusvalfa extraída a los trabajadores. Con cualquier nivel dado de tecnología, ejercicios de simulación en donde la participación salarial es por casualidad
la cantidad de plusvalía dep<'nde direclanwnte de lo prolongado y arduo que constante y las funciones de producción agregadas Cobb-Douglas casu.ll­
se haga laborar a los trabajadores (la duración e intensidad de la jornada de mente se comportan bien, esta bondad del ajuste es confusa porque se man­
trabajo), e invt'rsamente del nivel del salario real que los trabajadores hayan tiene au rlc uando !.1s condiciones teóricas para funciones de producción '
pod ido obtener de los c a p i t a li s t as . A m bas var i.1b les son socialmente agregadaJ sean v ioladas en forma flagrante.
determinadas por los efectos acumulat ivos de las l uchas pasadas y presentes
entre trabajadores y capitalistas. L'l llamada "d istribución del ingreso" entre
salarios y ganancias es, fundamental mente, una expresión de la lucha de 22 A. Shaikh, " t .IWS of A l¡;t•l>r.l ,11\tl I .IW� or l'rmllll'liun: l lllnlhll¡; 1 1 ", ··n Gn>ll'"'· !'n!fit� llllll l'r.71t'ri.Y:
ER<ays 011 1/rt' R<'l'il•lll of p,,Jitiml Lr'11111>my, E. J. N1•1!, •�litor, Cunbridg•·, 191!0.
c l a sl's, d e n t ro de los lími tes defini dos por l a s l eyes generales de l a 2.1 F. Fisher, "A ggregal<' l'rodurlinn Functinns and lhe Expl.m.llinn of Wa¡;r•s: A Simul.11inn Expt•ri­
acumulación capitalista (véase e l C1 p ítulo 1). m<'nl", Rn•ir11• •if F:wrwmi.-s a111l �llllisli�. �,.:1, I 'J7 1 .
La economía neoclásica ha tratado siempre de evitM los fundamentos 21 1'. Gan•¡;nani, " 1 kll'llll;"nnus Co1pital, 1h1• l'rmhrclion Fum:tinn, 01nd lh•• ·n,mry o f Dislrihulio n",
RnJÍt'liJ of l:c:r>J�<>mir;; wr.J Slrlli,lic:;, J<J, 1 '17!1.
sociales de la distribución del ingreso i ntentando presentar los salarios y las 25 A. A. WaltPrs, "Prodm·tion and Cnsl Funrtinns: An Et·nnonwlrkSu Jv<'y", l:nmomrlrim, 1 -2, 1 963.
ganancias como simples variables técnicas. Lo anterior es a lcanzado a un
t50 VAI .OH, ACUMUI .ACION Y CH ISIS ARGUMENTOS NEO·HICARDIANOS Y NEOCLASICOS 1St

Shaikh ha mostrado que este último resultado es simplemente producto GRAFICO 10 G RA F I CO 1 1


de la constancia de la pa rticipación salarial.26 Para ver cómo se origina tal Snlnrln n•nl l'rod uc to por trnbnjmlur
resu ltado hagamos qm• r, represente la tasa de ganancia, y q, , W1 , k 1 el Id
•¡,
producto por trabajadm; salarios y cap i tal, respect ivamente, en el tiempo t.
• 1{ k,
L1 identidad de la contabilidad nacional w1
'lo
r,k, puede ser diferen­ q1 - + .,,
<.....
'
ciada para obtener tasns porcentuales de cambio q', w , etc., ponderadas
por la participación de las g;mancias p1 - r,k, fq, y la participación del
•¡,

trabajo 1 - s, - w, fq, : q,

pseudo-función

tf, ' H, ' p,k' ,


llu
(1) = +
'lo dtl producción
fundnmt•nlnl

donde
D ', = ( 1- p, ) w' , + r', r' ,

La n'lación prC<"edente no dice nada ncerca de la naturaleza de los pro­ n


ko k,
'f'li�U d1• f{tlllOilCÍO Rozón C'apilal•traJ,nju
cesos económicos subyaet•ntes, pues es derivada de una identidad. Pero si
por casunlidad lils fuerzns sociales producPn una participación de la ganan­
Consideremos una economía en el tiempo 10 , en la que todas las técni­
da(y, po1· lo tanto, del salado) estable dL• Slll'l'te I}Ul' /'• - ¡' - u na cons1,1ntc, cas de producción posibles est;1n dominadas por una técnica lineal particu­
podemos de inmediato in tegrar (1) a ambos lados para obtener: lar (lineal porque las razones capital-trabajo son iguales para todos los sec­
tores). Con una técnica dominante no hay sustituibilidad neoclásica entre
(2) q, A , /ol, técnicas, y la curva lineal salario-ganancia para la técnica dominante es
donde también la frontera salario-ganancia para el conjunto de la economía (la
línea qoR en el Gráfico 10). Como q, k y R (producto neto/ capital) son
A, = e e fB 'd,, e = COIIS lallle
constantes a lo l argo de la frontera salario-ganancia, los productos margi­
nales del trabajo y del capital no pueden ser definidos. La determinación
de los denominados precios de los factores w y r posiblemente no pue­
La ecuación (2) semeja una función de producción agregada Cobb-Dou­ de vincularse con productos marginales correspondientes. Por último, de­
glas con rendimientos constantes a esmb, productos marginales iguales a bido a que q y k son constantes para cualquier fron tera dada, una fron­
los precios de los factores y un parámetro de desplazamiento por cambio tera tal como qo R del Gráfico 10 arroja un punto particular q.,. ko en el
t�cnico A1 • Reflej;u.í a pa rentemente cambio técnico neutral si B ' puede espacio q1, k, del Gráfico 1 1 .
ser expresado como tma función del tiempo. Y todavía no es u na función Consideremos ahora e l cambio técnico neutral d e Harrod, en el cual el
de prmluccit�n, si no, más b i e n y ta n slilo, la ex p res i ó n algebraica d e fuer­ prod ucto por t rabajador qt y la razón capi tal-trabajo k' crecen a la misma
zas s o c i ale s que rcsullan en part icipaciones c onst a nte s aun cuando los tasa, de forma que la razón producto-capital R permanece constante:
p roc e s o s s ubyace n t es n o sc.1 n d c fin i d a m c n t e de naturaleza neoclásica.
Para ilustrar esto, demostraremos ahora que incluso una economía muy (3) q, lq ,, k t /k e
e at

simple " ant ineoclásica" (robi nsoniana) encajará en lill función. y puesto que
q . JJ.: . a J{ 1 q , lk , � R
26 A. SIMíkh, " l .nvs uf Al¡;ehra anJ [,¡tws ProJ uctíon: 1 hunhu¡; 1 1 ", <>¡>. cit.
1 52 VA I .l lR, ACUMUI .ACION Y CHISIS ARGUMENTOS NEU-I{ICAHUIANOS Y NEOCLA'>ICQ; 1 5J

Esto es ilustrado en el Gráfico lO por las sucesivas fronteras sa l ario- ga­ como medida del progreso técnico (Gráfico 1 1)30• Pero A1 no mide más que
nancia q.,K q1 J{ , ele., y en el Gráfico 11 por 1.1 co rrespond ie nt e línea recta los cambios en la distribución, puesto que B '1 es simplemente el prome­
(sólida) q,, de pen d iente R. dio ponderado de las tasas de c amb i o de las tasas observadas de salario y
Si est u v i {> ramus intl'n'sados si mplemente l'n b mejor n•bción entre in­ gan.mcia (Ec u ac i o nes 1 y 2). De manera similar, e l acer t ij o p rev ia m ent e
sumos y prod uc t o, la relación precisa q1 - J{k1 sería correc t a . Pero en la mencionado de Fisher, relativo a la fortaleza empírica de las funciones agre­
teoría neoch\sica se nwj a n t e funci ó n aj u s t ada i mp li car ía un pro d u cto m argi­ gadas de p roducc i ón Cobb-Douglas, puede ser visto como un resultado de
nal dPI ca p i t a l constante, un prod ucto marginal del trabajo cc ro27 y a usenci .1 la estabilidad de la participación salarial durante los ejercicios de simula­
de cambio t(>cn ico ( pl l l �s t o 'lue e l " p ará met ro de desplazamiento" R es ci ón . Por último, y quizás lo más sorprendente, es interesante anotar que
co ns ta n t e) . Un hlll•n m'odii sico tend ría que rec hazar es t a función de mej or incluso d a t os p u n t u a les que deletrean la palabra " 1-Iumbug" (engaiio) 31
(y preciso) ajuste en fa vor de a l g u n a forma funcional m;\s " a pro pi ad a " 28• ;pueden ser b ien ajustados por una función de producción Cobb-Douglas y
¿Cómo le puede i r, l' n tonces, a u na función de p rod ucc i6 n ag re gad a en poseer p rod uc t os ma rg i na les iguales a los co r respo nd i e n t es " precios de los
nu es t ro l l l u n d o a n l i nt•ocl<ísico? factores" ! ¿ Po rt ar <i lo anterior un mensaje oculto?
Ya h e mo s s u p u es t o u n a p a r t i c i pa c i ó n cons t a n t e de l a s gan a nc ia s
r 1 k 1 /t¡ , • 1' y, d ado tpH• I a razó n producto-ca p i t a l q1 /k1 ]{ es constan­

te (Ec u ac ió n 3), se sigue que la lasa de gan:1nci;¡ r1 = pR es constante. De


ma nera s i m i l a r, PI s u p u e s t o de u n a p a r t i c i p a c i ó n s a l a r i a l const ante
w , !q 1 m 1 -p y un producto por trabajador q, - q., t' al co ns t <Ul tem en t e
creciente (Ecuación 3), implica un salario real w, = (1 - p) q ., e "' cons t a n­
temen ti!cn•cienlt•. 'Jhdo 1�sto nos perm i te exp l íd tamcnll' rl'snlw•r B , y A,
en las ecuaciones (1 ) y (2):

(4) H ·, = ( 1 -p) w ', + 1' r ', = (1 - p) 11

Ct• 1 · t• 1 "1 k, r, dado q ue A , Ce 0


1
(5) q, = a • ''' " '

Así, c u ando la participación del salario es constante, incluso una tecno­


logía de p ro po rci o n e s fijas que s o p o rt e un cambio técnico n e u t ra l a la
l l a rro J , es perfectamente consistente con una seu Jo-fu nción de produc­
c i ó n ag re ga d a (Ecu.1ción 5). Esta es, sin embargo, una ley del álgebra, no
una ley dl' la p rod ucción .
El ra zona núen to anterior ha mostmdo tener serias implicaciones para
los est u d ios de la fu n ción de producción29 • Por ejemplo, la así llamada " téc­
JÚca seminal de So low " para evaluar cambio técnico llega hasta descompo­
ner la verdadera relación de prod ucc i ón e n u na pseud o función de prod uc­
c ió n " f und a m ent a l " y otra residual A, cuya tasa de cam bi o es tomada

27 1�. G. n. Al lt•n, M,,.,.,,.. .. ,,,,¡,. '11rr<>ry: A MIIIIII'I/Wiint/ '/'r.•llll/11'1/l, 1 Allldrt•s, 1\kMil l.m, 1 'J(.K, pp. -��-46. JU 1{. Solow, ''Tt>t'hnit"al Chan��L· ílllll t l u• A)�·�n·gall� PnnJut·tion Function·�, t'n l<rt1Ú1t' of [cmrmuit· Stu­
211 F. FishPr, ''1'· di., pp. 2 1 2 -213. dirs, 37, 1 957.
29 A . Shaikh, " l .1ws of Algd>r.l ano.! Laws of l'rooluction: l lumhug 1 1", op. cil. 31 Nota del traductor.

------ ·--- ---- --


¡¡ 1 1
CAPITULO 4. COM ERCIO INTERNACIONAL 1 11 :

t
1¡ 1 ¡

JNTRODUCOON

'1
1
'
Ley de costos comparativos

No hay ninguna proposición tan crucial en las teorías ortodoxas del


comercio internacional como la así llamada "ley de costos comparativos" .
Desde Ricardo a Hecksher-Ohlin y hasta Samuelson, de una manera u otra,
el principio básico ha permanecido sin alteraciones. La incesante búsqueda
de la economía neoclásica por un estado de perfecta trivialidad todavía no
ha liberado a este principio de su significado; desde la época de su
derivación por Ricardo hasta su actual encajonamiento en una caja de
Edgerworth-Bowley, esta ley ha seguido dominando el análisis del comercio
internacional. Aun cuando -y este es seguramente su mayor logro hasta la
fecha- su exposición pública haya sido todo el tiempo la ley oculta detrás del
matrimonio moderno, no ha conduci<;io (todavía) a su descrédito total2•
No es sorprendente que un principio capaz de sobrevivir a " mejoras"
como las arriba mencionadas haya podido, también, defenderse contra re­
petidos ataques. Pero antes de hablar de estos ataques sería útil describir
brevemente la ley misma.

Deseo expresar mis agradl'Cimientos a Arth11r fclberbaum, Robert 1-Jcilbroncr, Edward Nell, Mi­
chal'( Zweig. john We<>ks y, de modo partic11l.u, a Adolph Lowe, por 5115 comentarios, crflic.L� y
sobre todo por su apoyo durante el tiempo que tomó este esfuerzo.
2 G. Becker, • A Thcory of M•miage, Part t•, l'n foumal of Poliliad Eronomy (/PE), Vol 81, 4, julio /
agostu 1973, pp. 813-845. T;unbil'n ·A Throry of Marriage, Part 1 1 " (/I'C), Vol. 82, 2, mano/ abril,
1 974. pp. 5 1 1 -526. Se ha comprobado que el sex ismo l'S a la vez racional y l'fkiente: los hombres y 1 '
1
las m11jcn.>s entran en el m1•rcado del matrimonio con diferentes dotaciones inicia)l'S consiste nt r'!! en
capit.tl p.ua 1'1 hogar y capit.tl p.tr.J el nlt'rc:ado: los homhn>s por lo gl'ner.t l est.\n relativam!'nte m¡\s
dut.tdus de capit.1l paro� el ml'rcado y las mujeres de Cilpit.tl para 1'1 hogar. Cada 11no se cs¡x.'<"i.tli7.a
l'n su vcnt.lja Pn actividad1.>s del mercado o del hogar, ll'Spectivamentc. El potencial de este fant.'\5-
tico análisis ha sido, cn'O yo, apenas tocado por llt'Ckl'r. ¿Qué tal inlent.nlo con los blancos y los
nl'gros?, ¿los nazis y los judios? Seguramente, <(IICda mucho trabajo por realÍ7.1T en torno a esto.

¡ :

-
1 :
1 56 VA LOR, ACUMUI .ACION Y CRl'il'i
COM ERCIO I NTEI{NAC!ONAL 1 57

Hay, en realidad, dos proposiciones distintas asociadas con esta ley y la


tendencia a confundir las dos ha sido una poderosa fuente de confusión en
que i m porta son los costos rel a tivos. De ahí el término " princip i o d e ventaja il 1
compara tiva " .
la literatura económica.
Considerado e n sí, e l primer principio n o dice absolutamente nada sobre
Empecemos por considerar un país en el cual se producen y se venden lo que realmente pasa en el comercio i nternacional. De hecho, parecería
tela y vino en la relación de precios (P1/P,,) en el mercado doméstico. Del
1
irrelevante para el proceso real. Las exportaciones y las importaciones, des­ '
¡
otro lado del mar hay otro pafs en el cual se producen y se venden también pués de todo, son llevadas a cabo por los capi talistas para obtener ganan­ ''

tela y vino, generalmente con una relación de precios (P, ¡p,,)


1
2 , d i ferente a cias, no provecho para la " nación". Además, las ganancias dependen de
la del primer país. Si el precio de la tela relativo al del vino es inferior en el manera crucial de los costos absolutos en dinero: el productor de menores
primer país, PI precio del v i no relativo al de la tl'la dche ser infl'rior en el costos siempre está en posición de superar a sus competidores. En el comer­
segundo. Esto significa que en c.ui a país una mercancía será relat ivamente cio entre dos países avanzados se puede esperar que cada país tenga algu­
más harata·1• nos productores absolutamente eficientes, de suerte que, en este caso, la
La pr imera propos i ción es preSt:ri p tiva. Afirma que si c.tda pa ís exporta­ ventaja absoluta y la ventaja comparativa coincidan: cada país tendrá una
ra su mercanci.1 rl'lat ivanwnl•� m.ís J¡,¡ra la e importara la o t ra, y si los !énni­ mercancía que produce con menores costos y que, en consecuencia, expor­
nos dl' comercio l' n l re l e la y vino se es!ahl ,,cil'r;m l'ntre ( P1 /P,.) 1 y (P1/l'vh ta. Pero, ¿cómo pw'de un país atrasado, en competencia con un país avan­
cada país en su conj unto se beneficiaría dl'i com,•rcio. Esto significa que al zado, tener la espPranza de disfrutar las " ganancias del comercio" cuando
concentrar su producción Pn la ml!rcanda rela l i va menle más barata y ex­ sus productores de las dos mercancías incurren en los mayores costos?
portar una parte de ésta a cambio de la otra mercancía, cada país terminaría Aquí es donde entra la segunda proposición. Se trata de una proposición
beneficiado, en el sentido ele que por med io del comercio un conjunto dado descri ptiva, ya que afi rma que Pn el comercio libre los patrones de comercio
de insumos podrían ser convertidos en m;)s productos que los existentes s e rán regulados por el principio de ventaja comparativa -sin tomar en

antes de la negociación. cuenta las diferencias absolutas de niveles de eficiencia productiva. El ele­

Es muy importante para la d iscusión que sigue observar que la p ropo­ mento crucial en este punto es la presenci a de algún mecanismo automáti­
co que ocasione que el comercio libre, efec tuado por capitalistas en búsque­
sición arriba mencionada no depende en modo alguno de los costos ab­
solutos del vino y la tela en los dos países. Así, aunq u e uno de los países
da de beneficio, lleve a este resul tado.
La suma de las dos proposiciones es lo que llamamos la " ley de costos
fuera absol u t a mente más diciente en la p roducción de las dos mercan­
comparativos" : si se posibilita, el comercio libre terminará siendo regulado
cías -de forma que el vino y la tela fueran absolutamente más bara tos en
por el principio de ventaja comparativa (no absoluta), y los beneficios que
un país que en el otro4• " El comercio puede ser ventajoso si el país con
resulten del comercio serán compartidos entre los participantes.
eficiencia inferior en todo respecto se espec ializa en las líneas de produc­
En la forma original dada a la ley por David Ricardo, el mecanismo au­
ción donde su inferioridad PS m.1s leve y el país con eficiencia superior
tomát ico crucial era la relación entre la cantidad de d inero y el nivel de
en todos los bienes se espec ial iza en las líneas con s u pe r ioridad mayor"5•
precios: la l l a mada " t eoría cuan t i t a t iva clásica del dinero". En el famoso
Esta proposición sostiene que, si se estuviera en las condiciones a propia­
ejemplo de Ricardo, Portugal puede producir vino y tela más baratos que
das (diferencias en precios relat ivos antes del comercio, patrón " correc­
Inglaterra. Todo el comercio entre Inglaterra y Portugal se daría inicialmen­
to" de exportaciones, y términos de comercio entre países en el rango
te en una d i rección: Portugal exportaría vino y tela que Inglaterra tendría
" apropiado"), cada país, s i n importar lo a t rasado de su tecnología, se
que pagar d i rectamente en oro, puesto que sus productos no serían compe­
beneficiaría del comercio. Los costos absol u tos no tienen i m portancia; lo titivos con los de Portugal. Pero luego entra en juego el mecanismo equili­
brador crucial; la salida de oro de Inglaterra disminuye su oferta monetaria
:1 • pn'<·in fl'lativo de tela <l vino !'n t•l pa!s j. l .ut•¡¡n si (l't/l'r•)l < (/'r/l'r)J, (1',./l'r)z < (l'tl l'r)J,
(/'r¡'l',,) ¡
4 Una •lt•linki(>n dP e!icit'nd<l ¡¡hsolnta S<>rfa: si 1111s (lillst•s tuvirmn 1.1 misma rnnm'<l.1 y ,.¡ mismo nivel y reduce, por tanto, todos los precios en d inero en ese país. De modo simi­
de Ml.uios morwt.uios, In• productnri'S n\.15 ••licientrs ll'ndr!an nwnofl"S roslos. lar, la entrada de oro a Portugal aumentaría todos los precios en d inero en
5 L 11. Yt!ager, ltt frmalimllll MrmeltJry Rrl11fiotts: 11Jtory, l listory llllll l'tJiicy, Nurva York, l larpcr & Row,
este ú l timo. Mientras persista el desbalance de comercio, este mecanismo
l966, p. 4.
continuaría abaratando progresivamente el vino y la tela británicos y, pro-
1 1 '1
¡l l

1 58 VA l .OH, ACUMUI .ACION Y CHISL� COMERCIO IN'mHNACIONAL 159

gresivamente también, encareciendo el vino y la tela portugueses, hasta


que, en cierto momento, Inglaterra pudiera vender a menor precio que Por­
trabajo (países capitalistas subdesarrollados). En otras palabras, las diferen­
cias que existen entre países capitalistas desarrollados y subdesarrollados son
!l i
tugal u na de las dos mcrc.mdas, dejando a Portugal con ventaja relativa en eficientes desde el punto de vista del mundo considerado en su totalidad. El
la otra. L1 determinación exacta de los términos de intercambio no era para pobre Ricardo se atrevió solamente a afirm.-u que el comercio libre es mejor; la
Ricnrdo comprcnsihlt�mcnte i m po r tan te y tampoco debería serlo; la verda­ teoría neoclásica puede asegurar audazmente que la desigualdad internacio­
dera cuestión era que ninguna nación debería temer el libre comercio, pues­ nal es lo mejor. No es sorprendente que Gary Becker encontrara en este análisis
to que humilla a los poderosos y levanta a los débiles. Algo similar a Dios, tan conveniente una explicación para el sexismo institucionalizado6•
sólo que mucho más cmúiable. Lo que es tal vez más sorprendente en el enfoque neo-dásico es el hecho
La formu lación m;\s reciente de la ley, la ley de proporciones de los fac­ de que no toma en consideración cualquier posibilidad de ventaja absoluta
tures, presentada por l lccksher-Oh l i n-Sa muelson, deja intacto el principio por parte de cualquier país: supone que la producción de vino en Inglaterra
básico formu lado por Ricardo. Sin embargo, mientras que Ricardo identifi­ y en Portugal se caracteriza por tener exactamente la misma función de pro­
có el costo social rc.tl de prod ucir U I M me rca nc í.t como el tiempo de trabajo ducción; de manera similar, la tela también t iene su propia función de pro­
total directa o indirectamente empleado en la producción, la formulación ducción universal. La fuerza central del argumento de Ricardo era, por su­
neod;\ska insiste en defi n i r el (los) co s w (s ) soc i a l ( es) de una mercancía pa­ puesto, que el comercio libre lleva beneficios también para los países que
ra la nación entera, como las merca ncías a las cuales (la nación) debe renun­ son absolutamente ineficientes en comparación con sus asociados en el co­
ciar en el m arge n a fin d e producir una unidad extra de la mercancía en mercio; en la versión Hecksher-Ohlin todo esto está suped itado a la necesi­
consideración. Este concepto de costo como oportunidades desperdiciadas dad de comprobar que los patrones de especialización internacional son
no puede ser ut ilizado si hay recursos desempleados -porque, entonces, consecuencia de las distintas " dotaciones de factores" nacionales. Sin em­
cualtptici' mercancía dada puede ser producida sin que el individuo nacio­ bargo, es in teresante observar que, cuando l a famosa prueba empírica de
nal (el Tío Sam) tenga que renunciar a cualquier otra, es decii¡ sin costo de Leontief sobre el modelo Hecksher-Ohlin parecía refutarlo, " Leontief expli­
oportunidad. La teoría neoclásica encuentra necesario, también, suponer có este resultado con la hipótesis de que los trabajadores norteamericanos
pleno empleo. El supuesto de pleno empleo es la otra cara oculta del con­ son tres veces más productivos que los extranjeros"7, es decir, que recurrió
cepto de costo dl' oportunidad. al argumento de que ¡el patrón de comercio de los Estados Unidos puede
La segunda característica distintiva de la versión neoclásica consiste en ser explicado por su ventaja absol uta sobre sus asociados en el comercio!
que, mientras Ricardo basa los patrones de especialización internacional en Al final de la próxima Sección, "Críticas ortodoxas", se hará una discusión
las diferencias internacionales de los costos relativos, independientemente más completa del estudio de Leontief.
de su origl'n, la formulación de 1-lecksher-Ohlin intenta vincular las dife­ En general, las presentaciones modernas de la ley de costos comparati­
rencias de costo en sí mismas en u n solo factor dominante: las d otaciones vos no hacen referencia a los mecanismos específicos por los cuales la ley se
nacionales de trab¡¡jo y Cilpital. Asf, dej<�ndo de lado las ventajas absolutas, presenta. El énfasis está dado casi completamente sobre los beneficios del
este enfoque argumentaría que, dados cualesquiera dos países, el país comercio que serían alcanzados si éste estuviera basado en los costos com­
abundante en capital (el que tenga la razón capital-trabajo más alta) tende­ parativos; no obstante, puesto que estas discusiones tienen también la in­
ría a ser cap.tz de producir bienes intensivos en capital relativamente más tención de ser descriptivas, "se hace el supuesto implícito de que el ajuste
baratos que los países con trabajo abundante. Por el contrario, el país con del salario monetario y el nivel de precios o de tasas de cambio necesarios
abundante trabajo (el que tenga );¡ razón capital-trabajo nacional más baja) para preservar el equilibrio monetario i nternacional se lleva realmente a
tendría, desde luego, ventaja relativa en la producción intensiva en trabajo.
En consecuencia, los países abundantes en c<�pital (léase países capitalistas 6 Vl>aS!' Not.1 2 de !'Sle Capllulo.
7 H. Juhnson, "lnlcmaliunal Tradc: llwory", m /nlenwlimwl [ncycloprdia of /IU' Social Sdn1as, Vol. 8,
industrial izados) se especializarán, y por razones de eficiencia y para el
Nul'va York, D.tvid 1.. Sills, <>d., Mr Millan, 1 968, p. 8CJ. IJ•• nMnera simililr las d ih•rt•ndots dt• l'St:.tl.t
bien del munélo en general deberían hacerlo, en productos intensivos en en las fundon<'s dt• producción dl'l mismo hicn "" dift!n!nles palS<!S lW' put-den intcrpret.tr como
capital (productos secundarios), exportándolos, a cambio de productos in­ lndices de ventaj.t ahsolula; K. A rrow, 1 1. B. Chell!'ry, 11. Minhas, R W. Solow, "Capi!al l.alxlllr
Substitution and Economic Efficicncy". Rroim� of Eronomics and Slillistiao, Vol. 43, 1961.
tensivos en trabajo (productos primarios), a los países con abundancia de
COMEI{ClO IN't'El{NACIONAI ,
( h() VAI .Oll, ACUMULACION Y CHlSL'i 1 1>1

El mecanismo de ajuste bajo el patrón oro (.. . ) era más o menos automático, en el
cabo ( . . .)" 8• Como veremos más adelante, las derivaciones modernas de
sentido que se esperaba que los bancos centrales debían re.1ccionar a las salidas o
costos comparativos descansan en lo que son, esencialmente, variantes del entradas de oro por nwdio dt• polHicas monetarias más o menos restrictivas, respec­
mecanismo de Ricardo: en todos los casos, la naturaleza misma de la solu­ tivamente, lo que, a su vez, repercutiría sobre los niveles de precios y salarios, reba­
ción deseada necesita variables monetarias (niveles de precios y/ o tasas de jándolos en los países con déficit y aumentándolos en los paises con superávit. Se
esperaba que estos cambios en los precios desplazarían el gasto de los países con
cambio) para ajustarse de tal manera que transformen la ventaja absoluta
superávit a los paises con déficit, disminuyendo, y eventualmente eliminando, el
dese<¡uilibrio (.. . ) 1.1 teoría es correcta en términos generales aunque ha sido sobre­
en ventaja comparativa. Por lo tanto, en todas las versiones, dada la menor
eficiencia absoluta de Inglaterra y, en consecuencia, sus mayores costos de simplificada en la práctica 1 •
0
producción iniciales, su déficit comercial resul tante debe, de cualquier ma­
nera, tener como resultado una disminución de los precios ingleses, mien­ Encontramos, e n t o nces, '}Ul! a pesar de sus diferencias tan discutidas,
tras que el superávit de Portugal debe conducir a un aumento de sus pre­ la estructura fundamental de las \'ersiones ricardiana y neoclásica de la
cios -hasta q u e en cierto punto cada país tenga la ventaja de costos sola­ ley del in tercambio internacional es la misma: en ambos casos, es la ven­
laja relativa y no la absolu ta la que determina el patrón del comercio; en
mente para una mercancía.
ambos casos, el comercio es d e beneficio mutuo (o, en el peor de los ca­
La crítica de los costos comparativos necesita contr.1star cuatro teorías
sos, no perj u d icial) consider.mdo a cada país como una entidad (mica sin
básicas del dinero: la versión de Hume sobre el flujo de divisas de la teoría
clases; y, sobre todo, e n ambos casos el mecanismo que causa el fu n c i o­
cuantitativa (Ricardo), la versión de s;¡)Jos en efect ivo de );¡ teoría cuantita­
namiento ex i toso de la ley es {�scnc i a l nwnte el mismo.
tiva, la determinación keynesiana de los precios por medio del nivel de sa­
larios monetarios y la teoría de Marx sobre el dinero. Para estos fines nece­
sitamos un IPrreno com ú n de algtm t i po. Crít icas ortod oxas J c los coslw.¡ co m p a r.1 l i vos
Afortunada mente, 1.1 mayor p.trte de la histori.1 del comercio internacio­
nal y, en consecuencia, la mayor parle de su teoría, ha estado dominada por La ley de los costos compara tivos, cualquiera que sea su forma, ha sido
los metales preciosos como patrones del dinero doméstico e internacional9• siempre asociada con la defensa d e l libre conwrcio; el desarrollo de este
Así, en las discusiones sobre las teorías del comercio internacional encon­ principio por el propio Ricardo fue, de hecho, parte de su polémica contra las
tramos siempre un terreno teórico común -su funcionamiento bajo el lla­ leyes de gmnos (leyes que no permitían la importación libre de cereales
mado " patrón oro" (la d iscusión sobre tasas de cambio fijas o flexibles y su baratos a Inglaterra) y de est¡¡ época en adelnnte los adeptos del libre comercio,
relación con el patrón oro se hará en próxi ma Sección). Al contrastar distin­ de todo tipo, han basado sus propios argumentos en los de Ricardo. No es
tas teorías sobre esta base, se pueden separar las diferencias en las teorías sorprendente, entonces, encontr.u que el arranque uúcial de los críticos haya
en sí núsmas de las diferencias de orden institucional. Puesto que ni la ver­ sido atacar, no tanto la parte de la ley que sostiene que el patrón de comercio
sión de Ricardo ni la versión neoclásica de la ley de costos comparativos depende de los costos comparativos, como la proposición de que el comercio
afirman depender de instituciones monetarias específicas, el patrón oro es libre es eficiente, mutuamente benéfico, y bueno para el mundo entero.
un terreno común válido. Hasta tal punto que, en realidad, el tratamiento Frank Graham, por ejemplo, se centra en el supuesto dC' costo conslar.te,
neoclásico del mecanismo de aj us t e bajo el patrón oro es virtualmente idén­ el cual, según argumenta, es esencial para la operación de la ley; así, traba­
tico al de Ricardo: jando con combinaciones de costos crecientes y decrecientes puede dar con­
traejemplos en los cuales el comercio libre y la especialización son perjudi­
R 1 1. johnson, Pp.dt,, p. 84. ciales para todos los países que participan en el comercio1 t. De manera simi-
9 oh• cuenta tlomina 1.1 historia del ca pit•llismn de m;mcr<� pre·
E5ta es una llpt'K"•I en la quo• la u nidilll
pnnderante hasta, por lo numos, 1914, y en cierto grado hast.1 los anos scscntas. De todos modos,
durante el periodo en consideración lO!! IJl('tales pn.�iosos fu ncionan como el dinero intt'rThK"ional
10 R. A. Mundd, " ll,olan<"P o{ 1 '•lfln<'nl,·, t•n /ulmratimra/ [ncyc/"1�Jia of 1/u:
Social Sdnrcr, Nueva York,
Vol. 8. Davi.J .. Sills, ro., ll,k Mill•m, 1 9<>11, 1'1'· 8-9.
t
furulanwntal; t'!lto de ninr,una m.1rwr;� Pxduye lns h•nónwncll! .osociados con d dinero corrit�nte y el
11 Ar¡;h i r i Emm.mucl, llnrt¡ulll t:xdumgr: A Study of tlrr lm¡ltrialism of 'l'rmw, Noii'Vil York, Mnnthly R�L
dinero crédito. Aunc¡ m• no voy a do•sarrollar ac ¡ uf las dift•n•ntes forrn.1s del dinero, 1'1 análisis deli­
neado puede S('r extendido para tratar t•l dinero rurriente y el dinero r&l i tn,
c basado en un dinero vio•w PIT'Ss, 17'12, p. XV. L ns t•jt•mplos di' Grilham, tiP do•rta mam•r.r pi1recillos il los rcsull<rdos anó-
nwrcancla (oro, plata, etcétera.). 11\illos de Leontief, h.m si.Jo t'OilSdgrados ¡,.¡., d nombre de "la paradoja de Graham".
1 62 VALOR, ACUMUI .ACION Y CR ISIS COMERCIO INTEHNACION A I . 1 6..1

lar, los keynesianos siempre atacan el supuesto de pleno empleo, el cual, Estados Unidos son más intensivas en t rabajo ( ... ) que las importaciones de
como hemos vi s to, es el complemento necesario a las ve rsio n es neoclásicas los Estados Unidos"1!1.
de la ley; es posible construir contraejemplos en los cuales combinaciones Hay que recordar que la teoría neoclásica da por supuesto que, según la
hipotéticas de desem p leo e inflación pueden, baj o c ie r t a s circunstancias, te­ ley de Ricardo, cada país ex p or t ará la mercancía relativamente más barata.
ner un efecto de re tro n l i me n t ació n sobre la actuación de la l ey y contrarres· Lo que el modelo de Hccksher-Ohlin-Samuelson persigue es dar un paso
tarla12• Finalmente, existe toda una serie de modificaciones de la ley, basadas más, y argumentar que esta mercancía relativamente más barata será, en
en el análisis de diferencias en g u s t os en el plano internacional, en la exis­ efecto, la t}lle utilice proporcionalmente más del factor de producción relati­

tencia de tarifas y cuotas, gastos de transporte, uniones aduaneras, etcétera. vamente abundante: se supone en teoría, por lo tanto, que el país rico en
A pesar de su oposición aparente a la l ey, todas las críticas arriba men­ capital exportará la mercancía intensiva en capital. Con el fin de establecer

cionadas tienen en común <lue i m p l íc i tamente (y a veces expl íci tam e nt e) los vínculos ya mencionados, es necesario suponer que no existe la posibili­
aceptan la ley como teóricamente válida en sus propios fundamentos. En dad de ve nt aja absoluta. En términos neoch1sicos esto s i g nifi ca que la fun­
ción de producción de una mercancía dada, por ejemplo el vino, se supone
cambio, buscan modificar tmo o más d e tales fundamentos con el propósito
igual sin i m porta r si el vino es producido en Ing l a t erra o <'n Portugal: así el
de consegu ir cont raejemplos tPórkos. No tiene, entonces, n.tda de so rp re n·
vino siPmpre pod ría ser pro d uc ido al mismo costo en todas partes. No es
dente que estas criticas sean consideradas no como rd u t � c i on es a los costos o

sorprendente que, una vez enfrentado con los inesperados resultados de su


comparativos, sino m<1s bien como su desarrollo; de manera particular, en
estu d i o, Leontief tuviera que poner en duda prec i samen t e esa presunción.
los l ibros de t ex to neoclásicos la doc t ri n a de costos co m p a ra tivos es presen·
La recusación de Leontief no quedó mucho t i empo sin respuesta. En
tada como el p rincipio fundamental subyacente al comercio internacional,
1961, A rrow, Chenery, M i nhas y Solow p ubl ic a ro n u n estudio en el cual
con las críticas ya mencionadas como extensiones y concreciones de él.
arg u ln<m tahan <] l i L' comp.a ¡·acionl'S cruzadas entre países para sus funcio­
Los críticos o r t od ox os, s i n e m b a r go, tit•nen todavía otro recurso -el ala·
nes de producción i nd ica ba n que la p 1 0ducción norteamericana era siste­
que por medio d e Jatos. En este caso, los dos ejemplos más citados son los
máticamente más ef i c i en t e que la de los demás; en otras palabras, que los
resultados del famoso est udio de Leontid1\ ahora conocidos como " l a pa·
Estados Unidos tenían u na ven t aja abso l u t a 1r'. Estos resultados incitaron a
ra d oja de Leon t i c f " , y l os del l'Studio de Arrow-Chenery-Minhas-Solow, rea l i zar una investigación sobre las propiedades del modelo Hechsher-Oh­
que dieron origen al tema conocido como " reversibil idad d e los factores" 14• lin-Samuelson cuando las funcionl's de p roducción varían entre los países,
Examinaremos cada uno a su turno. lo cual, a su vez, llevó a la posibi l idad teórica de que aquellos países abun­
A principios de los años cincuentas, Leontief puso a prueba empirica la d<mtes en capital pudieran exportar mercancías intensivas en trabajo17•
proposición central de la versión neoclásica de la ley de costos comparati­ Dolorosos como son estos resultados para los proponentes del modelo
vos. Empezando por el hecho de que, según la opinión general, los Estados Hecksher-Ohlin-Samuelson, tienen poco que ver con el principio de costos
Unidos eran un país abundante en capit.tl, Lcontief pensó que los bienes comparativos porque (como ya hemos visto), el modelo comi1!nza supo­
que exportaban deberían ser más intensivos en capital que los que rempla· niendo el patrón de especialización de Ricardo según los costos comparati­
zaban por importaciones. Lo que en realidad encontró, sin embargo, fue vos y después trata de vincular este patrón a las " dotaciones de factores" de
exactamente lo opuesto: " ... contrario a lo esperado, las exportaciones de los las naciones implicadas. En el mejor de los casos, las paradojas empíricas y
teóricas arriba mencionadas no hacen más que cortar el vínculo que se ha­
12 El an.1lisis nt'<>-key nt!Siano lral¡¡ dt• i nvest i t;ar J;¡s ronst.ocuencias de corto plazo de los c.Jmoios en 105 bía buscado entre las dotaciones de factores nacionales y el patrón de co­
patrones de mmerrio, "" VI'Z de Ira lar de L'S pec ifico�r los verd.1deros dctcnninantes dd mmcrdo. Se
mercio. En conclusión, dej a n la ley de Ricardo intacta.
presenta, ••ntonces, fr('{"uenlcmcnlc romo complemento ;¡ la h•y de cos1os cnmparalivos.
13 W. Ll.'Onlit•f, wiJtmwslic l'roduclion and Foreign; thl' American Capital l'usition Hl.>-cxamined", en
Proc«dirrg of IN Arrrtriom Philo:;,•l'lríca/ Socirly, Vol. 'íl, 1953. " Factor Proposilions ami the Strurture 15 H. johnson, vp.dl., p. AA.
of Aflll'rican Tradc: Furthcr TIK'Orical and Empirica l Ana lysis", ••n Rnri"w of f:rorromic and 1M Sldis­ 16 K. Arrow ti. al., op. ril. Vt-ase la Nota 7 di' ""'" C1pflulu.
lics, Vol. XXXV I I I, 1956. " Rcply", 1'11 Rnriru• 11/ [rollomics arrd Slalislics, (suplt�nll'nlo) Vol. XL 17 11. S. Minhas, Ml11e l lornophyp.¡JI,¡gic l 'roduct ion Funclion,
I';Kior lntcnsity Rcvers;¡Js and lhl'
14 K. Arrow, ti. al., "1'· di. 1 k'Cksher-Ohlin 11wnn•m", en ]oumalof l'olillcal Enmomy, Vol. LX, 1 962.
COMERCIO INTERNACIONAL 165
VALOR, ACUMU I .ACION Y CRISIS
1 64
Los grandes economistas como Smith, Ricardo, e tc., . . . se hal lan perplejos frente al
Finalmente, llegamos a los críticos que atacan la ley por no ser ya válida, capital comercial... Cuando tratan acerca de él en particular -tal como lo hace Ricar­
debido a que una o más de sus premisas no tienen vigencia en el mundo de do cuando considera el comercio exterior- tratan de demostrar que no crea v.1lor

hoy. Aquí encontramos que la crítica empírica de la ley y, particularmente, alguno (y, en consecuencia, t]lll! tampoco cre•1 plusvalor). Pero lo que v.1le p.1ra el
conwrcio exterior vale asimismo para el comercio interno21•
de la eficacia del comercio libre, está basada en modernos desarrollos, tales
como la pérdida de flexibilidad de los salarios y de los precios, el abandono
Históricamente, por supuesto, el capital mercantil antecede al capital in­
del patrón oro, la muerte de la competencia y la interferencia sistemática de
dustrial. Pero en el modo de producción capi talista el capital industrial es el
los gobiernos18• Para nuestros propósitos, es suficiente indicar que esta es­
dominante; por esta razón el análisis de Marx empieza con el último y llega
cuela histórica de crítica ortodoxa (la cual t iene, como veremos pronto, su
contrapartida marxista) acepta de manera implícita la ley como válida don­ al primero (capi tal mercantil) solamente en el Tomo 1II de El cap it al. El capi­

de sus premisas -en primer lugar las que tra tan del capitalismo competiti­ tal industrial está dedicado a la producción de mercancías y, en consecuen­

vo- puedan tener vigencia. En sus propios fundamentos (que en este caso cia, a la creación de valor y plusvalía. El capital mercantil, por otra parte,
implican una épm�a histórica determinada) la ley es aceptada como válida. está involucrado en el comercio de mercancías; efectúa la transferencia de

En resumen, encontramos en lo que concierne a la crítica ortodoxa (ya valor y de plusvalía en el pl.mo nacional e i nternacional. Se desprende de
sea teórica, empírica o histórica) que los principios básicos de la doctrina de esto que con el fin de entender su papel dentro del modo capitalista de p ro­
costos comparativos salen relativamente i lesos. ducción (más que del precapitalista), el capital mercantil puede ser introdu­
cido solamente después l}Ue han sido desarrollados apropiadamente el va­
lor y la plusvalía. Además, puesto que el circuito esencial del capital mer­
cantil implica "comprar barato y vender caro", el problema de la determi­
Críticas marxistas de los costos comparativos
nac i6 n de los precios es crítico; y esto, a su vez, significa que el tema del

Dado el tratamiento exhaustivo que hace M<ux de la teoría del valor de dinero -la relación entre valor y precio, plusvalía y ganancia- debe ser de­
Ricardo, parecería que los marxistas han ampliado, desde hace mucho tiempo, sarrollado de manera adecuada antes de emprender el análisis del capital
su análisis en una forma u otra para abordar la ley de costos comparativos de mercantil. Hay que repetir ese último p u nto: un correcto análisis del papel
Ricardo. Extrañamente, esto no es así: al contrario, el asunto es raramente del dinero es absolutamente crucial para el entendimiento de las leyes del
mencionado19 y cuando lo es, el intento por parte de Ricardo para determinar comercio de mercancías, lo cual se aplica tanto en el caso del comercio na­
los límites del intercambio internacional es reconocido solamente de manera cional como también en el del comercio internacional.
implícita, aceptando una de sus conclusiones centrales: mientras que la ley de La intención original de Marx era, natu ralmente, extender el análisis
valor n�gula el intercambio dentro de una economía capitalista competitiva, presentado en los tres tomos de El CilJ 'Íial al tratamiento del comercio inter­
no lo hace entre economías de este tipo20. nacional y el mercado m undial en volümenes separados22• Pt�ro esto n u nca
¿Por qué este sorprendente silencio? Viene, en parte, del hecho de que ocurrió; en cambio, a l momento de su m uerte, incluso el lomo III de El ca­

M a rx mismo nune<l acepta ni refuta en forma directa el principio de costos pital existía solamente como " u n primer borrador, enormemente colmado
comparativos de Ricardo. Es(o parece extraño hasta que nos damos cuenta de lagunas, por añadidura"2J. Sin embargo, como trataré de probar en este
de que, para Marx, el capítulo de Ricardo sobre el comercio exterior es esen· Capítulo, el desarrollo de l a ley del valor en El cap ital contiene todos los
cialmente un análisis especial del capital mercan t i l : elementos necesarios para su extensión al i ntercambio internacional. Como
veremos, la ley de costos comparativos de Ricardo se desprende inmed ia­
lR llarrat-llrown t•xamina los dift•renl<•s arg umentos q u e cu lpan al " monupo l io S<'Cioria l y los princi·
tamente de su ley del valor y su teoría del d inero; y Marx ha ofrecido no
píos nbstnll..-innislas", al " nadon.1lismo post-rolnnial y a la aularqula a u to impui'S ta ", a "la acción
de l os sindiratns" y a la desi¡\ualdad del · ¡xlller de negociadón" entfl' paiSL'S capit.11ista� des.urolla·
dos y subdes;urollatlos, de la inaplicabilidad his t órica de los argumentos del libre comerc io. Véa!J! 21 K. Mar�. f./ (IJI'itul, 1\1(•\ico, Si¡;lu XXI Editnrl'S, 1975-1981 (t•n 8 Vnls.). T. 1 1 1, Vol. 6, p . 415. E l dt"Sta­
Mkh<u•l llart .11 1lmwn, Titt l:amomirs oflmptri•tlism, Ntu�va Yor k, J'engu in llooks, 1 974, pp. 32, 35, 38, rado t'S dt• A. Sl1.1 ikh.
233. 22 K. Marx, Grwulrisse, l 't • ng u i n llooks, NueVd York, 1 973, p. 54.
19 1'. Swt•N.y, 11rt 11rrory of Cal'r"111list l lt1ttlt>plll4'111, N ueva York, M u n t hly Heview l 'ress, 1942. 23 K. Marx, [/ ca¡•ital, td. cit., T. 1 1 1, V o l. 6, p. 5. (Prefacio de F. Engl'ls).
20 lbi,J., p. 2R9.

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solamente críticas detalladas de Ricardo sobre el valor y el dinero, sino tam­ críticas marxistas dejan intacta la ley de costos comparativos -por lo menos 1 · 1
� bién sus propias formulaciones de estas materias. La tarea principal de este en el caso del capitalismo competitivo.
trabajo, por lo tanto, es tratar de extender la ley marxista del valor al inter­
cambio intern.ll'iona l .
La escasez de referencias en la obra de Marx al comercio internacional de
Enunanuel y el intercambio desigual
mercancías es, sin embargo, tan sólo una parte de la explicación de la ambi­
valencia de los marxistas sobre el lema. Otr.1 parle, igualmente imporl<mle,
radica en el hecho de que después de la publicación de El imperialismo, fase En los últimos ailos, todos estos temas han sido agudamente replanteados
superior del mpilalismo, de Lenin24, se ha vuelto un lugar común de los mar­ por l a desafi ante obra de A rghi ri Emmanuel, El i n tercambio desigual:
xistas asegurar que el capitalismo ha entrado en su etapa de monopolio. de comercio28• En este libro Emman uel se
est u d i o d e l i m p e ri a l i s mo
Ahora, en el caso del monopolio, los marxistas, y tamhi{•n los no-marxistas, propone derribar la nociva doctrina de los costos comparativos atacando lo
aceptan que las leyes de formación de los prL>eios deben ser abanLlonadas: 25 que él afi rma que es su supuesto f undamental -la inmovilidad de capital
" ... el aspecto más serio del monopolio desde un punto de vista analítico es entre d iferentes países29•
que las discrepancias entre el precio de monopolio y el valor no est{m sujetas En la derivación original de la ley que hace Ricardo, anota Enunanuel, se
a reglas generales."26• Lo que queda, entonces, son las relaciones sociales bá­ supone que Portugal es absolutamente más eficiente que Inglaterra en vino
sicas de producción capitalista de nwrcancbs, y es hacia sus diversas mani­ y tela. Si ambos países f ueran solamente regiones de la misma nación, el
festaciones que la teoría del capital monopolista se enfoca. capital invertido en Port ugal sería considerablemente más rentable, de ma­
nera que poco a poco la ventaja absoluta de la región portuguesa l levaría al
Naturalmente, una vez que ab<mdonamos las leyes de formación de pre­
fin de l a produccibn d e vino y de tela en la región inglesa. Pero, dice Ricar­
cios en general siguen nece!larianll'nle las leyes de fo rmación de precios
do, Portugal e Inglaterra son dos naciones separadas y, en general, esto le­
internacionales. E l interés se dirige a las rivalidades internas e internacio­
vanta barreras importan tes a la movilidad de capital entre ellas, barreras
nales de los monopolios gigantes, a su interacción política con los diferen­
que, escribe Ricardo, "lamentaría verlas debilitadas":��1 •
tes estados capitalistas y a los antagonismos y conflictos entre estos mismos
En la obra de Ricardo, p ues, el análisis de flujos entre naciones se confi­
estados, en otras palabras, al imperi.1lismo como u n aspecto del cap i talismo
na esencialmente a los fl ujos de mercancías, y es su opinión que en este
m on op ol i s ta . La ley de valo1; como el capital ismo competitivo m ismo, se caso la ventaja absol u ta de Portugal no t iene consecuencias perdurables; a l
desvanece en la histo ria. fin d e cuentas sólo importa l a ventaja relativa, d e tal manera q u e cada na­
Rebasa el alcance del presente Capítulo intentar una construcción npro­ ción tiene con seguridad por lo menos una mercancía exportable en la cual
piada de un concepto marxista de competencia con el fin de confrontar las especializarse.
opiniones mencionadas arriba. Se debe señalar, sin embargo, que aun acep­ Emmanuel acepta l a l ey de Ricardo sobre sus propios fundamentos31,
tando las opiniones nwncionadas, queda todavía la ambivalencia entre Pero, argumenta, su estructura f undamental resulta del hecho de que Ricar­
marxistas con referencia a la ley de Ricardo y tampoco se resuelven los con­ do restringe s u análisis a las situaciones en las cuales solamente fluyen mer­
flictos repetidos sobre el problema de la transformación, la teoría de sala­ cancías entre países. El m undo moderno, por otra parte, se caracteriza por
rios, etc.; al contrario, se los evita27• Como sus contrapartes o rtodoxas, estas movimientos masivos de capital en el plano internacional, además de los

24 V. l. 1 A•nin, f.l Ílllflt'rillliSIIW, flL'<C .�llf"''i"r dtl 1'11f1Ítlllismo, •�n V. l. Len in, ()/�rus tscogidus m tres tnmD!',
Moscú, Editori.tl l 'rngn.'SO, 1970, T. 1, pp. 6119-798. 28 A. Emmanul'l, "1'· dt.
2.'i 1'. Swt't'.zy, o¡•.rit., pp. 2'/11-271. 29 A. Emmanuel, o¡•. cit., pp. xxxi-xxxii, "El comportamiento del trabajo qm-da
como una cuestión ajena
2(, 1/Jid., p. 54. para la ap l inr c ión de 1.1 ley de 1.1 VC'ntaj;l m rnpa rat i va, 1.1 ímin1 con
d ición, a la Vl'7. IH'Ct•s;tria y srrfi·
27 Se ptiL'dt•' agn•¡;ar c¡ue una solución !latisfactoria del prnbii'IThl dt• la fornt<lri(m de lm-cins en 1'1 Cilpi· ci1•nh•, para 1'5t.l proposición t'S 1.1 rnovilidild dd ca pit.1 l " .
ta l ismo cmnp••titivn (el llant.�dn problema de 1.1 tr.msfurmadón), pw-de m u y hirn mostrar 1'1 r.unino 30 D. Rkardo, " Till' l'r i ndp lo 'S of l'olitical Economy and Taxation." Vol. l de Colltclt·ol
Worlts a11d Corrrs­
para un ml'jor trat..t mienlo del monopol io. Una equivocada comprensión del pri mero impedirla casi ponlimct of Dt�l'irl Riranfo,, P. Sraff.1, f'ditor, C.tmhridgl! University
Press, Cambridgl', 1951, p. 136.
seguramente el di'Sarrollo de u n enh•mlimil'nto satisfat·torio del seg u ndo. 31 A. Emmamrrl, 01'. cit., pp. xxxii-xxxiii.

:1
1
._...:...;,;..._ -._;,....� .�-·�·
1 (>1'\ Vi\ l .( m, i\CUM U I .i\CION Y CRISIS COMERCIO INTERNi\CIONi\ 1 .
169

movimientos de mercancías32• Para Emmanuel, por lo tanto, la pregunta Empecemos con el precio de venta. Por lo general, el capital internacio­
esencial es: ¿cómo afectan los movimientos internacionales de capital la ley nal produce para el mercado mundial; si ignoramos los costos de transpor­
de Ricardo sobre el i n tercambio i n ternacional, anteriormente válida? En te (por ser factores secundarios en la determinación del patrón del comer­
otras paiabras, ¿cuál es la forma a p rop i ad a di' esta ley en el mundo moder­ cio), no importa donde se localice la producción, el precio de venta para u n
no? :n. El é1úasis en los mov i mien tos i nternaciona les de capital, por supues­ tipo d e producto dado es más o menos e l mismo -es el precio del mercado
to, no es exclusivo de Emm an u d . En d .má lisis m ar x i sta del imperialismo, mundial. Además, puesto que las mercancías fluyen entre países, la tecno­
por ej e m p lo, l a i nternacional ización del capital juega un papel absoluta­ logía es también i nternacionalmente móvil: aparte de los costos de trans­
m e n t e central; aun los mode r no s p ro po m• nt es de l a ley de costos compara­ porte, un tipo dado de planta y equipo puede ser instalado a más o menos
tivos frec uí'ntenwnte a b�H· d .m la cuestitm dt• la invPrsi6n í'xtanjera y la mo­ el mismo costo en cualquier país accesible al capital internacionaP7• Pero si
capital. Sin embargo, lo s ;m;\lisis existent<'s tratan
v i l i d ad internacional dt� el precio de venta es más o menos independiente del lugar de producción
los flujos dl• capi tal, por lo gen c ril l , como un Í<lCior es t ri ct a mente separado internacional y el costo de una fábrica y un equipo dados lo es también,
de las leyes de cnnwn:io i n ternaciona l de nw rca ncía s"'' . Lo que Emmanuel entonces, ¿cuál es el origen de las diferencias internacionales de rentabili­
se p ro p one hacer, en Hll l u g a r; l'S i ntegra r l'!; tc m ov i m i e n to en la ley misma dad? Parecería que la respuesta so l am en te pudiera ser: la abundancia de
y, a l hacerlo, se p a ra r la d l 'lenni nacil'm de bs leyes del internH11bio intema­ recursos natura les y/ o e l bajo costo del trabajo asalariado.
cional de cualqu ier a pología del li bre comercio. Para Emmanuel, el " libre Mientras la cuestión se ponga en térnunos de cualesquiera de dos paí­
conwrcio moder.no" se l'<H'acteriza pnr los f l u jos de ca p i ta l y de mercancías ses accesibles al ca pital i nternacional, no es posible reducir más la lista de
ent re naciuncs. l\1;)s aÍin, su i ntPnción dt•cla rada es demostrar que sun pre­ factores. Lo que Emmanuel tiene en mente, sin embargo, no es la relación
cisamente las le yes de este l i h l 'l! comercio modt•rnn las que, a pli cadas al
entre cualesquiera de dos países, sino, más bien, la relación entre los países
couwrdo e n t w pa ÍsPs ca pil:l l i s t a s d o !sa r ro l l a d l ls y el l lam ado 1e rce r
Mun­ capitalistas desarrol lados del mundo y el l l a m a d o "'lcrcer Mundo", es de­
do:1\ dan origen a una va ried ad de fpnbnwnns non n a l nwnte asoci a d os con cir, los países subdesarrollados, países capitalistas donunados. Y en térmi­
el t é rm i no ''imperialismo" : el i mpe rialismo es la fase s u pe ri or de la libre
nos de esta división del mundo capitalista, la diferencia más significativa
co • n ¡wtenda31'.
proviene de los bajos salarios relativos de los trabajadores del Tercer Mun­
El pri mer paso p ara t! n l e nd P r el il n{t l i!3is d e Emmamrd es preguntarse:
do. Los Estados Unidos son por lo menos tan ricos en recursos naturales
¿por qué e l c a p i t a l l l u ye entre pa íses'? Y la res pu es t a, por supuesto, es: por­
como la India, pero no es poco frecuente que los salarios en la India sean
que existe u na diferencia de rentabilidad e n t re los países involucrados. La
una vigésima parte de los salarios en los Estados Unidos. Emmanuel estima
p regu n t a se convierte en: ¿cu:l les son l t">S d e t e r m i na n t es intrínsecos de esta
que "el salario medio en los países desarrollados es aproximadamente
d i ft•renda?
treinta veces el promedio en los países a trasados"38• En consecuencia, de
acuerdo con Emmanuel, el capital fluye de los países capitalistas desarro­
J2 /lriJ., 1'1'· xxxiv.
3.1 Enunanuel no .1lMnduna lit ley de l'Oslos cornpa rtl l ivos, a u n JMiit t•l nlundn rntx.h•rno. t\-tás bien, ve llados hacia los países subdesarrollados, primero que todo para aprovechar
la le)· modl'ma l·omo la suma dP dos p roc,•sns: p r inwr u, la lurn�<teión dt• prt' íos inlem.tcionalcs de las enormes diferencias en el costo de la fuerza de trabajo.
p rntltu'CÍt'l ll vlct nivr•li1dón iuh•rnadunal dP la lt��<• (lt' g;uMndtt; y, �·��u ru l o, ).1 PS p t"''.' i,lli7.ación scgím
los custos n u npd ra t i vos, dont.ll' J¡,s J ,t7.llltt'S t.lt• l·nslor-. nu'' i '<�r.lliVl»S s-.� dt• U·r r nin;¡ n pn..._·b.srn,•ntc por Llegamos ahora al análisis que hace Emmanuel de los efectos de estos
los prt'Cios intcm.lcion,lles de pl<ldm dón. En PI Ca pi l u l o 6 de l lurr¡11rll ücltn11¡¡t. .. (op. di.} ilustra los flujos internacionales de capital. Se recordará que los salarios son enorme­
t•h"t:tns dt•l intt:1n ;unhio t.l t �it;l l a l snbn• ttl p.ttr(,n d1• t•spot>t i,tli n1dón, p n-s u r,on i en d o todo t'l tiempo
'(Ut' I'!HI' p.:l l rÓn SI� h.1��1, íll fin dt• n wnl.IS, sul •ll• lus 1'1 1'110� t'IJtl\p�U o l i Í V I l"t,
mente más bajos en el Tercer Mundo, así que, con todo lo demás igual, las
J.l 1 '. B. Kl'IU'J\ " l n lcr n.a tiona l r...1unt.•t.uy F.conurnic�: Pr ÍVil li! lnH•ntaiintwl ( _'ilpil.. \1 "-11)\'t_� IJ\f'Jll<.;", t'n ln­ tasas de ganancia para los capitalistas locales deberían ser muy altas. Si es­
lrmnlimllll l.ncyrlll¡ll"llia •'f flor So.-illl Sdmo•r., Vul. R, Nuo":.r )'orlo:, l >,ovid L. Sills, Pdilur, Me Millan,
los capitalistas tendieran a reinvertir en gran cantidad o si, por medio de la
1 %11 . Vt'.rse l ;u nlM n 1'. j.riL�·. "11tr ·n,;,,¡ �Vm lrl i11 tlor I'Vo <r-t.l ¡:, "'""''Y• Mor\lhly l�<·vi<•w l 'n•ss, 1 969.
:l;i El l t' t.m i no "'Tern•r Mmuln" sc usa dl' VI'Z 1"11 ruando <'ll <'Sit• o·aplllrlo en ra?.ón di' su amplia popula­
r id.tt.l. Jt..;, SÍil t'ttlh•HW'• 1 1 11 l('llllino t'UgtlllllSU t'll l tltllllll l'tll}�iPII' 1 11\í\ St'jlflriH"i(ll\ t•ntre )oS pa{S(."S 37 A. Emm<HIIt<'l, "1'·.-il. lll'sllltil d;rrn "" o•l an<\li•is ,¡,, Fmrn<�mll'l '1"" los r; r
pil.rli slas l ien!'n la lih<'l lild
di' ulili7.<r l;r nll'jor ll'cnio·,, do• pmdii<Ti(JII dispunihlt•. En l a p. 61 S<' relio•n• a l o•jprnplo
capilali•las pobn�s y l'l t".lpi tali"'"' rnom<lial. de l,r p. (,1, ' l "l'
,1(, Los Ít�nórnenos suhrL" ins cawh� Enun;uurt•l t�n(ati:t...t � m t•l t•st;nt•'"fUÍPnln, l.il pnhn•r.. t, la cn"C'Ít�nle supone l;r rnism<t lt'<"nnh>¡:la 1'11 los dos p;rfst•s.
"bnxha en fll Llesarrollo" y In� t(lrn1inns dt.• i n t t•tciunbio th't iÍIMIIIPS pitr .t lo:-. pt1ises d.-1 Tt�n·er �1umJo. 38 /bid., p. 4B.
1 70 VALOH. ACUMULACION Y C R ISL'l COMERCIO INTERNACIONAL 1 71

1

acción del gobierno estas ganancias pud ieran ser gravadas y reinvert idas, todológica sobre la cual apoya su t rabajo, y de la cual deriva sus impl ica­
las altas lasas de gananda impl icarían u n a tasa a l t a de crec i m iento en los c i o n e s, es fundamentalmente d i ferente de la de Marx; en consecuencia sus
países del Tercer M u ndo -l levando a u n rápido desarrollo, una disminu­ conc lusiones polít icas, si bien son radicales, son tan d i ferentes de las de
ción de la brecha entre países ricos y pohrPs y, sobre todo, a u n control do­ Marx como lo fueron, por ejemplo, las de u n contemporáneo radical de
méstico de los recursos internos. Aunque hubiera o t ras cosas que n o fu ncio­ aquél: Pierre-Joseph Proudhon42• Esto, además del hecho de que su análisis
naran bien, cuando ml'nos no habría impl'ria li smo39 • del imperial ismo es contrario a l de Lenin, ha dado origen a una fuerte reac­
Pero d patrón actual p.l l'en• ser completa menlP lo contrario; lo que ob­ ción hos t i l a su ohm entre algunos marxistas43•
serva mos, anota Emmantwl, es esta nca mien to, una brecha cada vez más Va rias de las críticas de Emmanuel son muy importantes. Pero el reto
grande entre pa ÍSl'S ricos y países pobres y u na dominación extranjera muy implícito en s u obra se queda sin respuesta por aquellos marxistas que no
extendida en países del Tercer Mundo411• La principa l causa de todo esto, quieren m<Ís que la elucidación de la " d istancia" entre Emmanuel y Lenin44•
sostiene, es l.t inversión I'X l ranjera: la combinación de sala rios bnjos y renta­ Estos pt•queños ejercicios, aunque pueden ser i l ustrat ivos, logran ev i t a r há­
bil idad efpvada que pod ría hacer posible un desarrollo rápido en el 'lerccr bilmente las dos preguntas cen trales. Pri mero, a l nivel de l a abstracción que
Mundo, es exactamenh• el factor que hace a estos pa íses tan a t ractivos al Marx mant iene en sus t res tomos de E/ ca¡li/a/, ¿es rea l mente cierto (como
ca pilal l'xtranjero. muchos marxistas parecen creer) que la ley de costos comparativos de Ri­
Como la inversión ext ranjera se origina en países donde la tasa media de cardo es la forma i n ternacional de l a ley del valor de Marx? Segundo, ¿es
ganancia !'S mucho m¡)s baja que en el li•rcer M u ndo, los capitalistas extran­ cierto (como sostiene Emmanuel) que cuando la exportación de cap ital se
jeros aceptan de buena gana tasas de ganancia más bajas que los capi t a listas vuelve significa tiva, la ley marxista del valor internacional se transforma e n
nacionales; por eso invaden los merc¡¡ dos locales desplazando a los capi ta­ l a ley d e Emmanuel d e l intercambio desi gual?
l istas d m n{•s l icns, j
ha ; 1 1 1 d n l 1 1s pr<>cios y d i s m i nuyendo, pnr ta nto, la lasa Formu ladas ilsl, t'!i l<�s pn!gun las I Í I�1wn ¡•xactanwnte el mismo estatus
med i a d e ganancia en l'l 'H•rcer Mundo. teórico que cualqu iera de las leyes desarrolladas por Marx en E/ capital.
E l excedente generado t•n el Tercer M u ndo es sacado como por un sifón Marx deja descubierta l a estructura del capi tal ismo sobre la base de su for­
por el capit.1l ext ranjero en detrimento de aquél y en beneficio de los países ma " ideal " , la d e la l ibre competencia, precisamente porque esta forma da
capitalis tas dPsarro ll a dos. Como consecuencia, en el m u ndo capitalista de­ la expresión más clara de las leyes inmanentes del sistema. Sobre esta base
sarrollado la inversión ext ranjera conduce a tasas más altas de ganancia, deriva Marx la explotación, l a s crisis, la concentración y central ización y
precios más al tos, mayor crecimiento y, por t a nto, a l a prosperidad y e l ple­ muchos o t ros fenómenos caracterís t icos del capital ismo. ¿No es curioso,
no empleo. En el Tercer Mundo, por su parte, el mismo movimiento res u l ta pues, que mientras el intercambio l ibre e igual dentro de una nación capita­
en precios más bajos, meno fl�S gnnancias, menor creci miento y, por ende, el lista d a origen a todos estos fenómenos, no p arece hacerlo cuando se l leva
estancamiento, el desempleo y la dominanción extranjera4 1 • a cabo entre naciones cap i t a l istas? ¿Cómo es que mientras Marx deriva la
El mayor mérito de Emmanucl es haber revivido ! . 1 i m portante cuest ión desigualdad del desarrollo e n el i n terior de u na nación cap i t a l ista sobre la
de lt1s leyes de formación de precios en el i n tercambio i nternacional y, en base de la libre competencia, los marxistas generalmente tienen que recu­
particulat� de haberlo hecho de tal forma que sug iera que no es necesario rrir al monopo l i o para explicar la desigualdad del desarrollo e n t re nacio�
abandonar las leyes de l a competencia para poder entender los determi­ nes ca pita l istas? Tra taremos enseg u i d a estas preguntas.
nantes i n t rí nsecos del i mperi a l ismo moderno. Pero hay debilidades signifi­
cativas en 1.1 manera como Emmanucl m ismo trata el tema. Para empezar, 42 Es úlil n•cor d.tr que la /11 fi'""'"'" tlr la l'"l>uza dt• l'rnudhon l..l rnhif>n <lt•¡wnd!a de una nod(ln de
i nh•u·•••nl,in igu�tl.
43 Vl'.í1S4� la c.·rttka de llt!Ut�llwiln ·• Ernrn.lntwl, 'I'H� �.(' Pnnu�ntr.l cnn\n /\ pl••ulicP 1 y A p(•n di n � 1 1 1 th•l
a u nque u t i l iza las categorías marxistas como valor y p l usvalía, l a base me-
l i h1n de Emmanuel. Tilmbit'n G. l'illing. " l rnp<'l-i.l lism, Trade, and U11<''111i11 Exd1.111¡;c; Th<' Wurk ol
:19 El an.l lisis tlt� Ern m.l n n t•l tit•ru• ln h•1uiPnd11 íl ptJI\t ' r li1 .. unidadr•s prÍinaria� t'n tforn1ino� <h� nadunP� Ary.hiri 1'11HJMI111PI'", 1'11 l:nm<�my mr.t Sndrty, l 'J7.l.
y no L·n l{lnninns de d.1-w�. 44 F!-i inh'rt�4111h' f,.f•n.tlar IJIH� l,t r •'•H't'Íón c.h• �1arx hiH'it� R ka r d n, por Pjc•ntpln, 1-s ··rU ÍGl, .apn"l·httiv.l y
40 A. Ernrn;m•u•l, "l'·<"il .• pp. 2ú2-21,l. no pult'mit·.t. Eso es dih•rrnh� th• I.ts crlli<"as marxisl.ts a Fmmanut•l (quit•l1 podrl.t ser lldm.u.lo, m11

41 1/>i.I., p. 21•5. ra1.611, 1111 nro-rkardi.tno).


1 72 VAl .OU, AC:UMULACION Y CRISL� COMERCIO INTEHNACIONAL 1 73

Hacia una ley marxista del i ntercambio internacional una nadon capitalista, asi también l a forma i nternacional de esta ley será l a
base del desarrollo desigual entre naciones capitalistas. Lo que veremos, en
Durante muchos ai\os los fenómenos del desarrollo desigual en el plano efecto, es que l a ley de costos comparativos de Ricardo es falsa en sus
internacional han sido estudiados ampliamente y bien documenlados45• Y, propios fundamentos.
como hemos visto, la existencia de estos fenómenos ha sido generalmente Una vez que este gran obstáculo haya sido superado, los fenómenos del
atribuida a la i nternacionalización del capital, es decir, a la inversión directa imperialismo aparecerán bajo una perspectiva completamente nueva. El li­
por los paises capitalistas ricos en el lercer Mundo. Según el análisis bre comercio, en vez de negar las desigualdades entre naciones, las verá
estándar marxista, esta internacionalización surge de la fase monopólica del agudizarse. Las ventajas absolutas de Jos países capitalistas desarrollados
capitalismo; para Emmanuel, por el contrario, es solamente un desarrollo (como Portugal en el fan10so ejemplo de Ricardo) sobre los países capitalis­
más completo de las leyes del capitalismo competitivo. En los dos casos, la tas subdesarrollados (Inglaterra) no se reducirán a una ventaja comparati­
exportación de capital es el punto central de la teoría del imperialismo. va para todos, como los proponentes del comercio libre lo han asegurado
Además del énfasis común sobre los movimientos internacionales de ca­ por tanto tiempo. Al contrario, el comercio l ibre mismo asegurará que los
pital, ambas teorías del desarrollo desigual aceptan la ley de costos compa­ países capitalistas avanzados dominarán el intercambio internacional, y

rativos de Ricardo como válida en sus propios fundamentos. En realidad, que los países menos desarrollados terminar{m con déficit crónico y con
una deuda también crónica.
como veremos, esta ley es, en cierto sentido, "el secreto oculto" de d ichas
teorías: la ley insiste en que el comercio libre entre paises avanzados y pai­ Si, de hecho, el libre comercio es el desarrollo desigual, surge entonces la

ses atrasados traerá beneficios mutuos y producirá el desarrollo igual. Pre­ pregunta: ¿qué hacemos con la exportación de capital que tiene un papel
tan prominente en la mayoría de las teorías del imperialismo?, ¿compensa
cisamente porque no pueden rdutar esta ley las teorías mencionadas están
o aumenta las desigualdades que surgen del librP comercio?.
obligadas a mantener toda la c.uga del desarrollo desigual sobre los movi­
La respuesta que se deriva del nuevo enfoque es que hace las dos cosas.
mientos del capital.
Mientras siga en pie la ley de Ricardo, los fenómenos bien conocidos del
El capital extranjero puede mejorar la posición comercial de un país subde­
�arrollado (y, en consecuencia, compensar sus déficit de comercio) para
desarrollo desigual parecerán inexplicables sin la presencia de factores adi­
modernizar y extender su capacidad de exportación; pero ello se hará pre­
cionales: monopolio, inversión extranjera, poder polít ico, conspiración, etc.
cisamente bajo el control y el dominio del capital extranjero y solamente
No se puede negar, ahora, que estos factores existen y son importantes para
cuando se trate de su beneficio propio. Esto, como veremos, tendrá impli­
cualquier an<llisis del desarrollo desigual a escala mundial. Pero la pregun­
caciones importantes.'
ta es: ¿son estos factores, en sí, las causas intrínsecas, o debemos buscarlas
Con el fin de abordar la crítica de la ley de los costos comparativos debe­
en otra parte?
mos, en primer lugar, ver precisamente cómo se deriva la ley. La siguiente
En este capítulo argumentaré que los fenómenos del desarrollo desi­
sección contiene una breve exposición de la teoría del valor expuesta por
gual internacional se originan directamente en el llamado libre comercio
Ricardo, de su teoría del dinero y, después, de la interacción resultante en
de mercancías. Esto es, así como Marx deriva la concentración y centrali­
esta ley perversa.
zación de capitales (y, en consecuencia, su desarrollo desigual) del comer­
El paso siguiente es hacer algo similar para Marx. Con tal fin se bosqueja
cio libre y sin restricciones dentro de una nación capi talista, también es en la tercera sección, primero la teoría del valor de Marx y después su teoría
posible derivar Jos fenómenos del imperialismo a partir del comercio libre del dinero (ambas con sus correspondientes críticas a las teorías de Ricardo).
y sin restricción ent re naciones capitalistas. Además, así como la ley del
La primera parte de la cuarta sección une las dos teorías para derribar la
valor de Marx es la base de su análisis del desarrollo desigual dentro de
ley de Ricardo de los costos comparativos: veremos que, cuando se toman
juntas, las teorías implican una determinada teoría del intercambio interna­
4� S. Amln, 1\!'I'Umrtl•ltiou 011 11 W"r11l Smlr: 1\ Critiqru of llrt 17rt'Ory ll/ 1 /llllrrilrotlopmerrl, 2 vols., Nurn
Yurk, Mnnlhly Ueview l'ress, 1 97•1. T. l lay h!r, /\ir/ ��� lm¡�rrifllism, Nui'Vil Ynrk, l 'en¡;uin llooks, IIJ'n cional que contradice completamente la ley de Ricardo en sus propios fun­
1'. Jak'C, c•¡•.cil., l l. Ma¡;•lnrt, '11rt 1\ge 11/ lml'trilllism,
NIII'Vil York, 1\.tonlhly Heview l 'n'Ss, 1969, y C damentos. En esta sección veremos que la causa intrínseca del desarrollo
l'ayer, Tht lJtl•l l'nlp: '/1rt /MI' mrd 1/re 11•ird Wor/J, Nueva York. Mnnlhly Hcview Press, 1974. desigual internacional es el comercio libre mismo, completamente inde-
· ------ ····- --- · -- · -·

1 74 VA LOR, ACUMUJ.ACION Y CRISIS COM ERCIO I N"IliRNACIONAL 1 75

pendiente de Jos v i l l a nos tradicionales, tales como el monopolio, la in ver­ capaces de resistir las críticas de Marx de lo que han podido ser las teorías
sión extranjera, el poder pol í t ico, etcétera. clásicas. En cierto sentido, la oposición entre Marx y Ricardo, explorada en
La segunda parte de esa misma sección trata la cuestión de la exporta­ este trabajo, es el preludio histórico a la confrontación más moderna.
ción de ca pital. Aq u í SI' h.ICl' pnsihl1� V l'r n'l m o y po rq u é la d esigualdad mis­
ma del des.1rrol lo (tal como st! rep ro d u c e e i n tensifica por el comercio de
mercancías) coloca la inversión exlranjL·ra como la salvación y al mismo
t i e m po J¡¡ condPna dt> l o s p;lÍS<'S c a pit ¡ li s tas subdesarrollados. Es t amb i én
.

posible en Pste punto ver no solamente pon1ué el análisis de Emmanuel DERIVACION DE RICARDO DE LA LEY DE COSTOS COMPARATIVOS
sobre el i m per i a l i s m o es incorrecto, s i n o también porqu é la solución pro­
J11 1L'Sia por {>1 seria i n (J t i l . Ley ricanJ i a n a de los p re c i os
La tercera parte de esta sección se con sa gra al análisis del asunto de las
tran-;ferenl'ias dt> valm: Se muestra que las transferencias de valor se o riginan Ricardo sostenía que el principal problema que enfrentaba la economía
en dos mecanismos d i fl'renles y a veces compensados. De esta fom1a se ac la­ política de su t iempo era In determi nación de las leyes que regulan I n
ran los erro res y omisimws en '1 ' " ' incurn• el debate d<>l intercambio desigual, distribución del producto de 1.1 sociedad (capitalista) entre l a s tres grandes
y se demu es t ra que es posible derivar todos los patrones estructurales del de­ clases: esto es, las leyes que determinan " el curso natural de la renta, las
sanollo desigt 1al aun c u an d o no se p rese n te " intercambio dl'sigual" (es decÍ I; ganancias y los sala rios"46•
cu;mdo no hay lransfl'n•ncia nl' l a de valor) L'ntre regiones desarrolladas y sub­ Pero muy pronto en el curso de su t rabaj o, Ricardo se d i o cuenta de que
d<•sarrolladas del mundo cnpit.11ista. En el npéndice sobre transferencias de su análisis no podía continuar sin una teoría de los precios:
valor S<' p rovt'e una ilustración nu mérica dP este a rgumento.
Anlcs .¡ ,. • t'"' mis ledores pucd.m enlend<•r la prueb.1 <llll' lt>n go ¡., inl,•nción dt>
Es importante tener prese n t e en todo mo men t o que la estructura misma ofrecer, deben entender la teoría del d inero y de los pn.'Cios . .. Si yo pudier.1 superar
dP !.1 teoría del comercio internacional necesi ta una introducción a las teo­ los obstáculos para dar una visión clara dd origen y la ley del valor relativo o de
47
rías del vnlor y del d i n e ro anll'S de poder empezar con el análisis dl'i comer­ inlercambio, con cerlt•:z<1 hubiera ganado (,, mitad de la halalla •
cio. Obviamente, para ser justos con Ricardo o con Marx sobre estos asun­
tos, se requeriría fáci l mente de unos cuantos tomos. Pero, sin embargo, te­ Ricardo n u nca ganó por completo la batalln. La cuestión de la ley de los
m•mos que tocar los lemas del valor y del d i nero en los dos a utores si es que precios relativos le preocupó hnsta el fin. Pero es una medida de su grande­
l l Ul'IUnos continuar con nuestro estud io. za que los problemas puestos por él hayan persistido, de una forma u otra,
Dentro de los lími tes de un capítu lo, esta tarea puedP ser llevada a cabo hasta el presente.
únicamente si se confina a los puntos esenciales. Por eso, en lo que sigue he A fin de apreciar los adelantos de Ricardo podemos seguir cuidadosa­
tratado de ser lo más breve posi b le en la ex posi c ión de las teorías de Ricar­ mente su l ínea de razonnmiento. El problema que se había propuesto era In
do y de Marx. Particularmente, al tratar sobre Marx hay una gran tentación determinación de las l eyes l]Ue regulan los precios relativos. Desde l uego,
no solamente de presentar y documentar la estructura relevante de su aná­ sabía bien que los determinantes i nmediatos de los precios de mercado
lisis, sino, t a mb i é n, de defenderlo con tr.1 las malas representaciones -tan eran la oferta y la demanda; pero con el t iempo, el j uego de la oferta y de­
populares (y tan conveni en tes) en los teóricos ortodoxos- o, por lo menos, manda que fluctúan sin cesar se regula por un pricipio más fundamental: la
Sin embargo, he tratado de evitar
de con l ras t n r sus análisis con los de ellos. rentabilidad igual. De manera que, si como resultado de las condiciones del
ta les discusiones. La comparación más i mportante que podemos hacer, y mercado la lasa de ganancia de cierto sector au mentara más l]Ue la tasa me­
esto solanwnle de ma n era en gran pa rte expositiva, es entre R icardo y dia, el flujo de capi tal tendería n inclinarse hacia este sector, haciéndolo cre­
Marx. Todo lo demás tendrá que espemr otra ocasión. Pero debe quedar cer más r;í p i d a m e n t e 'lue la dPmnnda y b aj a n d o su precio de mNcado al
claro q ue lo que sigue no se ha i n tentado hacer de ninguna manera s i mple­
mente como u n ejercicio sobre la historia del pensamiento económi co. Las 46 D. l(irardn, ''/'· di., p. 5.
47 /bid., pp. xiv-w.
l lamadas teorías económicas modernas del valor y del d i nero no son más
176 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS COM ERCIO INTERNACION A l .
1 77

nivel cousistente con la rentabilidad promedio. Redprocamente, los secto­ cio de mercado. Este fue el intento de Ricardo para formular una segunda
res de baja rentabilidad crecerían de manera menos rápida que la demanda, gran ley de los precios.
provocando que sus precios y rentabilidad aumentaran. Permítaseme ilustrar la lógica existente detrás de esto. Sraffa ha mostra­
Los economistas clásicos podían así demostrar que, detrás de la conste­ do que si una unidad de alguna mercancía A necesita 1. horas-hombre
lación siempre fluctuante de los precios de mercado, yacia otra serie de pre­ para su producción directa, r. n¡ para la producción de sus insumas físicos
cios más fundamentales, que actúan como centros de gravedad para los (maquinaria, materias primas), r. (1) para la producción de los insumas ne­
precios de mercado y que encarnan tasas dl' gananci.1 más o menos iguales. cesarios para producir estos insumos, etc., el tiempo de trabajo total A.. re­
El nombre dado a estos precios wguladores en la economía política clásica querido para producir una unidad de la mercancía A es la suma de sus
fue "precios naturales", lo que Marx llamaría, más tarde, "precios de pro­ requeri mientos direclos de trabajo r. y sus requerimientos de trabajo indi­
ducción"411. Su descubrimiento ful' la primera gran ley de precios. recto r. (/)' r. (l) •• • • etcétera�1•
Todo esto era bien conocido antes de Ricardo. ¿Qué se proponía enton­
ces? Ciertamente no buscaba los medios para calcular los precios de pro­ (1) A. = 1, + ( 1 :·1 + 1 �21 + . . . )
ducción. Ricardo muestra muchos de tales cálculos en el proceso de inves­
tigación de su problema principal. Se ve, entonces, claramente que un siste­
ma de cálculo, sin importar la elegancia con que se presente en términos de Por otro lado, Sraffa indica que si w es la tasa uniforme de salarios, y r
matrices y vectores, sólo difiere en la forma, de las relaciones aritméticas la tasa uniforme de ganancia, el precio de producción de la mercancía A
propuestas por Ricardo. Lo que Ricardo quería hacer era algo mucho más está dado por:52
significat ivo: buscar detrás de los precios de producción para descubrir
(2) JI. � w ( l. ( 1 t r) 1 �·� 1 ( 1 )sup(2 )
sus "centros de gravedad"; así como se había mostrado que PI precio dt• 1 + r 1 �21 + . . . )
mercado para una mercancía estaba regulado por su precio de producción,
Ricardo trataba de demostrar que este precio regulador estaba, a su vez. Las ecuaciones precedentes ilustran la importancia de los requerimien­
sujeto a un factor regulador oculto -la cantidad total de tiempo de trabajo tos de trabajo directo e indirecto: su suma simple es el total de requerimien­
necesario para producir la mercancía, directamente en el proceso de pro­ tos de tr.1bajo A., y su suma ponderada es el precio de producción 1'•·
ducción, e indirectamente en la producción de sus medios de producción. Llegamos ahora al punto crítico en el argumento de Ricardo. En efecto,
" Hablando... del valor de cambio de las mercancías o del poder de com­ lo que Ricardo sostenía era que aunque tanto los requerimientos de trabajo
pra que tiene una cierta mercancía, entiendo siempre aquel poder que ... es como sus ponderaciones (las combinaciones salario-beneficios w, r ) en­ ,

el precio natural"4�. tran en el cálculo de los precios de producción, no tienen la misma impor­
" La principal causa de las variaciones en el valor relativo de las mercan· tancia p.ua causar cambios en estos precios.
cías es el aumento o la disminución en la cantidad de trabajo necesario para Consideremos, en primer lugar, cambios de las ponderaciones de los
r roducirlas" ��). precios de equilibrio w y r. P rimero, como Sraffa lo demostró con tanta
Esta es la clave: la gran causa de variaciones en el precio de producción elegancia, un aumento en la tasa de salarios w es acompañada necesaria­
de una mercancía es la variación en el tiempo total de trabajo que se dedica, mente por un decremento en la tasa de beneficios r 53 en Jo que concierne a
directa o indirectamente, a su producción. L'l cantidad total de tiempo de los precios relativos. Por eso, Ricardo sostenía que, en promedio, los movi­
trabajo era el centro de gravedad del precio de producción de la mercancía, mientos opuestos de estas dos ponderaciones se c;mcelarían mutuamente-"''.
de la misma manera que este precio era el centro de gravedad para su pre- Adem;ís creía que de todos modos la tasa de salarios, que l'S un parámetro

Los p�<><·ios n;Huraii'S de Hkardo y los pn�·ins de producción de Marx lit•nen ahora un,, variroad d� 51 P. Sraff,J, l'n,.Jurti"'r of Cmmt��•litirs /ry r>f CammoJitirs,
l 'n-ss, 1 IJ(,U, pp. 34-:15.
4H Ml-ans
dt• lar.:o plat.o", Consl'rV<unos aqul l•
Cambrid¡\1', Gunhridge UniVP�> ity
nmnhres, 1'1 m<\s l'nmí•n di' lns cuales l� " pr«'<:ins de "luilihrio
ll'rminolo¡;!.J de M.trx. 52 1/licl., p. :1�.
49 D. Ricardo, "P· cit., p. 'J2. ll /bid., PI'· 3940.
50 /bid., p. 36. st D. Ricdnlo, op. cit., pp. 35-36.
1 78 VALOR, ACUMULAClON Y CRl'llS COMERCIO 11\ITERNACIONAI. 1 79

social fundamental, sólo es susceptible dt! pequeñas variaciones55: es, como relativos son más o menos iguales a los tiempos de trabajo relativos. El aná­
lo dijo más tarde Keynes, " rígida". Por illtimo, Ricardo scfu"lló cuidadosa­ lisis del dinero y el comercio exterior lo hace sobre esta base.
mente que el efecto neto de un aumento en la lasa de salarios y una caída Debería quedar claro a partir de lo anterior, que la ley de Jos precios de
correspondiente en la tasa de ganancia variaban de una mercancía a otra: Ricardo no depende de ninguna manera del " supuesto de un factor único de
mientras que podrían hacPr aumentar algunos precios de producción, po­ producción" 58 como se dice tan frecuentemente. Es dificíl creer que alguien
drían hacer bajar otros y dejar algunos sin cambio, de tal manera que no que haya leído a Ricardo pueda hacer esa aseveración; aun para una mente
habría un efecto detenninado sobre la uircccit�n del cambio de cualquier saturada con las marginalidades del pensamiento neoclásico, debe de ser
precio de mercancía dado'"'. difícil confrontar a Ricardo y salir con semejantes tonterías59•
Seguimos ahora con d factor restante -cambios en los requerimientos de
trabajo. Puesto que cual1¡uier mercancía es literalmente una entre cientos de
miles, un mejoramiento en sus condiciones de producción probablemente Teoría cuantitativa clásica del dinero
no tendrá mucho efecto sobre los parámetros sociales generales w, r. Sin
embargo, cualquier adclauto técnko ha r•� baj a r en gP1wral su precio ni dis­ Una VPZ anal izadas ampliamente las causas de las variaciones en los
minuir su requerimiento total de trabajo A,; o bien, reducirá los costos di­ precios relativos, Ricardo procede a examinar las causas de las variaciones
rectos de trabajo disminuyendo los requNi mienlos directos de trabajo [ , ; en el n i ve l d e precios (mone t a rios). Por razones ya mencionadas
o, reducirá los costos de insumas físicos utilizados por el ahorro en su uso, previamente, suponemos (como l o hizo Wcardo) que p( oro es l a mercancía
disminuyendo asÍ los rl'llUerimientos indirectos de trabajo la (1) , la (2) , • • • , dinero.
etc.; o bien, hará las dos cosas. El precio en d i nero de u na mercancía l'S su precio relativo en términos
Desde luego, un precio más b ajo para la mercancía A puede disminuir de l a m!'rcancía d i lwro; es deci r, su lasn de cambio relativa .¡) oro. Asf, el

los costos de otras mercancías y, en consecuencia, tambi�n sus precios. Pero precio del acero es tantas unidades de oro; normalmente, cuando el oro se
es plausible intuitivamente que estos efectos de retroalimentación no sean, usa como dinero, surgen nombres especiales para sus pesos específicos. En
en general, más grandes que el original. así que el efecto neto es una reduc­ Inglaterra, en los tiempos de Ricardo, por ejemplo, aproximadamente 1/4
ción del prL>cio de la mercancía en relación con el precio promedio: una de onza de oro era conocido como una libra (E) . Una cantidad de acero
cambiada por 1/2 de una onza de oro se diría, por lo tanto, que t iene un
reducción en el requerimiento total de trabajo A, de una mercancía estaóa
"precio de E 2 " .
asociado con una reducción en su precio de equilibrio 1'• .
Según la ley ricardiana de los precios, todas las mercancías se cambian
Al estimar, enlonces, h1s causas de las variacionl'S en el valor de las mercandas, aproximadamente en proporción al tiempo total de trabajo requerido para
aunque seria incorrecto omitir completamente la consideración del efecto produci· su producción. Se sigue de esto, indica Ricardo, que los precios en dinero
do por un aumento o una disnúnución de los salarios reales, seria también incorrec· de las mercancías se determinan por las cantidades de tiempo de trabajo
to darle mucha importancia; y en consecuencia, en la parle que sigue de esta obra,
requerido para su prod ucción, rel ativo a la cantidad de tiempo de trabajo
aun•1ue de vez en cuando me refiera a esta causa de variación, considera•é todas las
grandes variaciones que se llevan a cabo en el precio relativo de las mercandas co­
necesario para la producción de oro. Desde luego, el oro no puede tener un
mo si fueran producidas por la mayor o menor cantidad de trabajo que puede ser
precio en dinero en este sentido, puesto que es dinero. Pero para Ricardo la
57
requerida de tiempo Pn tiempo a fin de producirlas • cantidad de acero (o trigo, o tela, etc.) comprada con E 1 (1 /4 de onza) de
oro podría ser vista como un "precio mercancía" del oro. Ricardo se refiere,
Ricardo es fiel a su palabra. En los capítulos que siguen ignora las varia­ en consecuencia, frecuentemente al "valor'' del oro.
ciones secundarias en los precios al suponer simplemente que los precios 58 H. )ohnson, Of'· cit., p. 85,
59 Ad.1 m Srnilh, por supu�to, posluló una ll'y rt'<"<� il;tli'�'
d .. prl'<"ios t�n 1.1 t'Uótl los prt'<·ios n•l011ivus
igu01lal�m .1 los tit•rnpos de trahajo rrl<�tivos. En '"'''
p p
55 1/•id., p. ::1(,. fil'ntidn, SI' podrla alirmM '1"" Srnith tr.tló dt• un
56 /bid., p. 46. caso en •·1 cual no habla c�pilalislu. Pcro esto no IÍt'll<' n.1d.1 que ver con t•l d<>seonoci
mil'nlo dt• los
57 /bid., p. 36. medios de producción. que � a lo que equivalen las
afirmaciones neoclásicas sobre Ricardo y Snuth.
180 VAI .l 11{, ACUt,I U I . ACION Y CHISIS COM ERCIO I NTEH NACION AL
181

Supongamos que St! necesitan 1 00 horas-hombre para producir una to­ oro, a su turno, eventualmente aumentaría su precio, para que otra vez el
nelada de acero, y que en un año dado se producen 4.000 toneladas. El ace­ oro se cambiara por otras mercancías en proporción a sus respectivos tiem­
ro requerirá, entonces, 400.000 horas-hombre. Si se necesita 1/2 hora-hom­ pos de trabajo.
bre para producir CI ( 1/ 4 de onza) de oro, d precio en dinero para la pro­ Si, al contrario, el oro fuera producido en un país extranjero como Africa
ducción anual de acero sería e 800.000. del Sur, decir que el "precio" del oro en Inglaterra ha bajado, es como decir
Sin embargo, el acero es simplemente una entre todo un rango de mer­ que su poder de compra de otras mercancías se ha reducido. El oro tendrá,
cancías producidas en un año dado. Durante cualquier ailo la misma mone­ entonces, poderes de compra distintos en d iferentes países y saldrá de In­
da de oro puede cambiar de mano vari.1s veces, recibida por una persona glaterra hacia los países donde su "precio" sea más alto; una vez más el
por la venta de una mercancía y después dada a otra persona para comprar efecto será bajar la cantidad de d inero en Inglaterra y así subir el "precio"
otra mercancía. De esta manera la misma moneda de oro puede funcionar del oro hacia su nivel natural. De esta forma, los flujos internacionales de
como dinero más de una vez en el aiio dado. Digamos que en promedio oro conducirán a, más o menos, el mjsmo poder de compra del dinero (oro)
una moneda cambia de mano cinco veces al atio; su velocidad de circula­ en lodos los países. Esta concl usión de ¡¡, teoría cuantitativa clásica del di­
ción es entonces cinco. nero es conocida como la doctrina de la "paridad de poder de compra"60•
l magi nPmos ahora que el tiempo de trahajo necesario p.tra todas las
mercancías producidas en un itño dado son 40 millones de horas-hombre.
Puesto que, como hemos mencionado antes, C 1 (1/4 onza) de oro requiere Ley ricardiana del intercambio internacional
1/2 hora-hombre, d precio en dinero de la producción anual de la sociedad
será e 80 mi llones. Además, si la velocidad de circu lación de monedas e es El elemento crít ico en la ley de Ricardo de los costos comparativos es
de hecho cinco, eso qu iere decir que solamente 1 6 millones de monedas de realmente la teoría cuantitativa del dinero, porque por medio de s u
oro, con un peso de f. 1 (1/ 4 on:r.a ) cm.l.t una, scrtm ncccsari;w en ese año.
operación se deriva la ley. Sin embargo, a fin de continuar con el análisis de
Por supuesto, las leyes discutidas hasta ahora se aplican solamente a los Ricardo, también utilizaremos su ley de precios.
precios de producción. Sabemos por las leyes de precios de mercado, sin Empecemos considerando dos mercancías, tela y vino, producidos en
embargo, que si la oferta de una mercancía excede su demanda, el precio de Inglaterra. La tela necesita 100 horas-hombre para su producción y el vino
mercado de esta mercancía bajará, es decir, se ca mbiará por un;1 cantidad 120 horas-hombre. Si, como en los ejemplos anteriores, e 1 (1/ 4 de onza) de
menor de otras mercancías. Si se aplica esta ley al dinero, lleva inmediata­ oro necesita 1 / 2 hora- hombre para ser producida, entonces, según la ley de
mente a la proposición que cuando la cantidad de monedas de oro excede precios de Ricardo, los precios de producción de la tela y el vino serían más
los requerimientos de circulación (la demanda de monedas), el " precio" del o menos iguales a sus respectivos tiempos de trabajo relativos al del oro. La
oro baj.l. Ahora, como el oro es dinero, no puede tener precio en d inero; sin tela se vendería aproximadamente a f 200 y el vino a f 240 en el mercado
embargo, puesto que se puede u tilizar para comprar cualquier mercancía doméstico.
en el mercado, se puede decir li teralmente que tiene miles de " precios mer­ Consideremos ahora las mismas dos mercancías en Portugal. Tornare­
cancía", siendo éstos las cantidades de las d iferentes mercancías que se mos la wúdad de dinero en Portugal como un escudo (e) (aproximada­
pueden comprar con e 1 (1/4 de onza) de oro. La teoría cuantitativa del mente 1/6 de una onza de oro); suponiendo el mismo tiempo de trabajo
dinero afirma, entonces, que cuando la cantidad de monedas de oro excede para el oro en todos los países, un escudo (1/6 onzas) de oro requeriría 1/3
los requerimientos de la circulación todos los precios mercancía del oro ba­ horas-hombre para su producción. Si en Portugal la tela necesita 90 horas­
jarán. Como eso significa que el oro comprará menos de cada mercancía, es hombre y el vino 80 horas-hombre, sus precios domésticos de producción
lo mismo afirmar que todos los precios en dinero subirán. serían aproximadamente 270 t' y 240 e, respectivamente.
Si consideramos a lnglatera como una economía cerrada que produce el Pero nótese que, tanto las libras e como los escudos e son úrúcamente
oro dentro de sus fronteras, el precio reducido del oro -precios más altos nombres monetilrios diferentes, según el país, para ciertas cantidades de
de todas las demás mercancías- resultaría, según la teoría de Ricardo, en
60 1 1 . Johnson, op.ci/., p. n.
una producción menor de las minas de oro. Esta reducción en la oferta de

- -- -· -- --
lli2 VA I .OI!, ACUM U I .ACION Y CI!LSIS COM ERCIO INTEI!NACIONAL 1&1

oro. Si los pagos de Inglaterra a extranjeros exceden sus entradas prove­ Tarde o temprano en este proceso una de las dos mercancías inglesas
nientes de ellos, es decir, si resulta un déficit en su balanza de pagos, los llegará a ser competitiva con su contraparte portuguesa. Pero, ¿cuál? Pues
lingotes de oro deberían ser uti lizados para compensar la diferencia61. bien, en términos de eficiencia, Inglaterra siempre tiene una desventaja ab­
Puesto que las dos unidades de las monedas son en real idad cantidades de soluta en relación con Portugal en las dos mercancías. Pero a medida que
oro y el medio de pago internacional es, de hecho, lingotes de oro, podemos todos los precios ingleses bajan y todos los precios portugueses suben, la
simplificar de manera considerable la exposición expresando todos los pre­ mercancía inglesa con la menor desventaja será l a primera en dar alcance a
cios directamente en onzas de oro. Dado 11UI? una onza de oro necesita dos su rival portugués. Si examinamos la tabla de Ricardo, (véase Cuadro 5),
horas de tiempo de t rabajo, tenemos la sigu il'nte tabla ricardiana para In­ encontraremos que la producción de vino inglés tiene solamente 66 2/3%
glaterra y Portugal. de la eficiencia de su rival portugués (puesto que el vino portugués necesita
solamente 80 horas y el vino inglés 120 horas), mientras que la producción
de la tela inglesa tiene 90% de la eficiencia de la portuguesa. La menor des­
ventaja inglesa, su ventaja relativa, está en la tela, y a medida que los pre­
CUADRO S
cios ingleses baj<m en comparación con los portugueses, la tela i nglesa es la
primera que se vuelve competitiva. De la misma m anera, es claro que si
INGLATERRA PORTUGAL Inglaterra tuviera igual desventaja en los dos sectores de producción, en­
·-- - _.,__ _ - - � --- -

tonces ambas mercancías inglesas se volverían competitivas exactamente


'lela 100 horas 50 onzas Je oro 45 onzas de oro 90 horas
-- en el mismo punto. Aunque el comercio podría llevarse a cabo bajo estas
Vino 120 horas 60 onzas de oro 40 onzas de oro 80 horas circunstancias, no habría ninguna base fija para la especialización. Unica­
mente si Ingla terra tiene dPsvenlajns d i ferentes en las dos mercancías, es
Es claro en esta situación i nicial, que la mayor eficiencia de Portugal en decir, solamente si tiene u na ventaja relativa en una, puede llevarse a cabo
la ¡)roducción se traduce directamente en una ventaja absoluta en el co­ el comercio ricardianof•2•
mercio. Si los costos de transporte no son prohibitivos, los capitalistas por­ Una vez que Inglaterra pueda competir en la tela, el comercio bilateral
tugueses exportarán las dos mercancías. Ingla lerra experimentará un défi­ empezará. Esto mejorar:, la posición comercial de Inglaterra, pero proba­
cit continuo en su balanza de comercio que se tendrá que remed iar expor­ blemente no elimi mrá el dNicit; los movimientos del nivel de precios segui­
tando oro a Portugal. rán fortaleciendo la posición internacional de Inglaterra y debilitando la de
Según Ricardo es en este punto donde la teoría cuantitativa del d i nero Portugal, hasta que, finalmente, en cierto punto el comercio sea más o me­
es crucial. La salida de oro de Inglaterra es u na disminución de su oferta nos equ i li b rado, y cada país exporte la mercancía en la cual tenga ahora una
doméstica de dinero, así que, según la teoría cuantitativa, los precios en. oro ventaja relativa. Si, por alguna razón, el proceso de ajuste va demasiado le­
de todas las mercancías inglesas empezarán a bajar. Al contrario, la entrada jos, al punto en que el vino inglés se pueda vender más barato que el vino
del oro a Portugal hará subir todos sus precios. Mientras <lue esto ocurre la portugués, los flujos de oro resul tantes invertirán los movi.-n.ientos del nivel
ventaja competitiva de PoduBal en los mercados internacionales poco a po­ de precios hasta que otra vez impere una ventaja relativa.
co desaparecerá, atmque tendrá, por supuesto, la misma ventaja que antes Una impl icación i mportante del proceso de ajuste es que, a la larga, los
en lo que toca con la eficiencia. Simplemente esta mayor eficiencia será cre­ términos internacionales del intercambio de cada país (la cantidad de im­
cientemente compensada por u n aumento en los precios portugueses en portaciones que puede comprar con una unidad de sus exportaciones) se­
comparación con los de Inglaterra. rán necesariamente mejores que sus términos domésticos. En Inglaterra,
por ejemplo, la tela en el mercado será tela inglesa; pero el vino disponible
61 En realidad, el patrón oro operaba con t.1s.1s de camhio '1111' ¡xxllan Villiar th•ntro de ciertos limites. será generill mente importado de Portugal. Quienes manifiesten patriotis-
Estos limites, llamados puntos de oro, dl'tl'nnin<�b;m si t•r,, nu1s lMr.llo f.unhi•u l.1s divisas nacion.1·
11'5 contra divisas extran�ras por medio de la 1.1501 dt> l'illnhio, o <'omprar om rnn l.1s diviMs nadon.J·
(I'S y gast.u el oro en el <•xtr.lnjt•ro. El detl'rminanh• h.1sko de los puntos de nrn Na t•l costo de 62 En l.1s prt•!'l'ntadmws lll'<x·l.\sir;¡s lil cornp¡n;u·ió n ..,. en t rt• ru.oni'S de pll'l'iO!I de la tela y del vino l'n
transpo rte de los lingotes de oro de un pals a otro. caJ,, pi!ls, t•n vt•;. de lil l'licil•nd,, d•• pmdun·i<m. l 'ero Id conclusión 1'5 1a misma.
VA U m , ACUMULACION Y CRISIS COMEIK!O INTERNACIONAL 1 85
1 84

mo infinito e insistan en comprar vino ingl�s, tendrán que pagar un precio E m pecemos con una versión moderna de la teoría cuant i ta tiva basada
más alto por él que por el importado. Por lo tanto, una unidad de tela, la en e l enfoque de saldos monetarios. La teoría cuant i t .. tiva clásica soste­
mercancía de exportación inglesa, valdrá más unidades de vino portugués nía que una salida de oro de un país l levaría a una disminución en la
que de vino doméstko, simplemente porque el vino producido en el país oferta de dinero y, por consiguiente, en el nivel de precios. En el enfoque
cuesta más. De mam•ra similar, en Portugal, el producto de exportación, el de saldos monetarios se argumenta que un decremento en la oferta de
vino, vale más unidades de tela inglesa que de tela portuguesa, simplemen­ dinero impl ica u n decremento en los saldos monetarios de los indivi­
te porque la tela inglesa es más barata. duos y de las firmas, a fin de " no dejar contraer demasiado sus saldos en
La proposición mencionada más arriba -sobre los términos de intercam­ efectivo", la gente en los países con déficit reduce sus gastos de consumo
bio de cada país- ha sido utilizada con mucha frecuencia como base para y de inversión, y esta reducción en la demanda agregada lleva, a su vez,
probar que cada nación, tomada como un todo, se beneficia del comercio. a una red ucción de precios y salarios63• El movimiento opuesto se lleva a
Así se dice que Inglaterra puede conseguir m;\s vino por su tela por medio cabo en el país con excedente y, con el tie mpo, la ventaja absoluta da
del comercio, que lo que puede obtener internamente: el comercio beneficia paso a la ventaja comparativa.
en general. Aunque Ricardo deriva con cuidado las leyes del comercio so­ Una vía alternativa que conduce al mismo resultado se hace posible
bre la base de su rentabilidad para los capitalistas, cuando se dedica a ana­ vinculando el nivel de precios al nivel de salarios monetarios. En esta ver­
lizar Jos efectos del comercio, abandona el concepto de clases y retorna al sión, como la competencia de tela y vino baratos del ext ranjero signific.1
conn•pto dt? nación como totalidad. No se puede negar que el concepto de una reducción en la producción doméstica de vino y tela en el país atrasa­
nación es válido y m.>cesario a cierto nivel de análisis; las naciones existen y do, el déficit comercial que resulta estará asociado con un aumento en el
su interacción es un proceso real. Pero la afirmación de que el comercio es desempleo. Los salarios monetarios en el país atrasado bajarán consecuen­
provechoso para la nación en su conjunto, es lo mismo que <Úirmar que " lo temente y, con el los, también los precios moneta rios; en el país avanzado
que es bueno para General Motors es bueno para los Estados Unidos" . El el superávi t comercial estará asociado con una expansión del empleo, un
comercio es llevado a cabo por capitalistas, porque de esta manera p ueden aumento en los salarios monetarios y, por tanto, en los precios en dinero.
tener ganancias; son siempre ellos los que ganan. Aun cuando estas ganan­ Aunque los sala rios monetarios fuL•ran relat ivamente rígidos a la baja, t>l
cias se extendieran a los trabajadores en cualquiera de los paises, lo cual no resu ltado anterior sería válido, puesto que todo lo que se requiere es un
es necesariamente cierto según el análisis anterior, se puede solamente de­ movi miento en uno de los dos niveles de precios, a fin de llegar a los nive­
cir que en este ejemplo ei comercio es provechoso para cierto tipo de traba­ les correctos de precios relativos. De nuevo, esto lleva a la regla eventual
jadores. No es posible reducir las relaciones fundamentalmente antagóni­ de la ventaja comparativa64•
cas entre las clases a la homogeneidad endeble de la nación en su conjunto. Todas las discusiones a esta al tura han sido formuladas en términos de
Los crisli<mos no pueden aplaudir a los leones mientras los dos figuren en
patrón oro, en el cual la base "fundamental" de la moneda internacional es
el libreto a interpreta¡· en el Coliseo.
una mercancía d inero (que por conveniencia llamamos oro). En la mayorí.1
de las discusiones teóricas el patrón oro es tratado como equivalente a un
régimen de tasas de cambio fijas. Las derivaciones modernas de la ventaja
Modernas derivaciones de la ley comparativa, descritas arriba, son presentadas también como válidas en el
caso de tasas de cambio fijas.
De la exposición precedente debería quedar claro lo crucial que es tener la En el extremo teórico de las tasas de �:ambio fijas, se nos dice, está la
clase " adecuada" de teoría monetaria para la derivación de la ley de costos noción de tasas de cambio totalmente flexibles, determinadas únicamente
comparativos. Cualquier teoría monetaria que traduzca el déficit comercial por medio de las ofertas y demandas relativas de las monedas nacionales.
inicial del país atrasado en niveles de precios descendentes (descendentes De ahí, que sea posible que cada n:�ción tenga un sistema monet a rio com-

e n relación con el nivel de precios en el p a ís ava nzado) resolverá el


problema. Necesitamos, por lo tanto, hablar un poco de las derivaciones 63 L. 11, YPago•r, "1'· .-it., p. h-1.
6-1 S. A min, "!'· cit .• p. 47.
modernas de esa ley.
1 8ó VAI .OI{, ACUMULACION Y CRISIS COMERCIO INTERNACIONAL 187

pletamente independiente e,\ En este caso, los niveles de precios en cada La ley del valor de Marx
país están "aislados" de influencias externas y todos los ajustes se llevan a
cabo por medio de la tasa de cambio. En el país atrasado el déficit comercial La ley del valor expuesta por Marx tiene, por supuesto, muchos puntos de
ocasionará una depreciación de su moneda, lo que hará las importaciones comparación con el análisis de Ricardo; frecuentemente, por medio de u n
relativamente más caras para él y sus exportaciones relativamente más ba­ énfasis sobre estos puntos comunes, s e tiene la impresión d e que Marx era
ratas en el extranjero. Como se supone que este proceso no tiene límites, un econonlista clásico post-ricardiano (mayor o menor). Tal impresión es,
poco a poco la tasa de cambio flexible se equ i li brará al nivel que haga reali­ sin embargo, completamente equivocada y puede provenir tan sólo de la
dad una ventaja comparativa. reducción d e l a n á l i s i s de M a r x a ú n i c a m e n t e a q u e l los p u n tos q u e
No podemos poner en consideración los méritos de estas diferentes de­ coi nci d e n c o n l o s d e Ricardo. A l poner todas l a s comparaciones en
rivaciones antes de habel' examinado la !coda del d inero en Marx. Pero es términos ricardianos, se presenta a Marx como el más listo de todos los
útil observar en este momento que es completamente falso igualar la no­ ricard ianos. Pero en realidad Marx no es ricardiano en absoluto. Por el
ción del patrón oro con la de tasas de cambio fijas. Como se indica en la contrario, como Marx no opera dentro de u n marco teórico ricardiano
nota 61 de pie de p<1gina, en realidad el patrón oro era un sistema de tasas puede ir más allá del propio análisis de Ricardoc>6.
de cambio flexibles cuyos movimientos estaban acotados por límites deter­ La estructura de las teorías del valor y de los precios en Marx fue desa­
minados por los costos de transporte del oro. Esto significaba que, en lo que rrollada en el Capítulo 2. Para nuestros propósitos en este capítulo sólo ne­
toc.1ra con las variaciom's " normales" del comercio, el patrón oro operaba cesitamos recordar unos pocos puntos sobresalientes.
como si fuera un sistema de tasas de cambio completamente flexibles. Por Primero, los valores trabajo dominan y regulan los precios de mercado
otra parte, en lo que tocara con desequilibrios sistemáticos, la tasa de cam­ debido a que los valores trabajo regulan los precios de producción, los que,
bio alcanz<1ha pronto 1 1 110 de los dos l ími tt•s y se volvía más barato pagar las a su VP7., configuran los centros de gravedad de los correspond i en tes pre­
deudas embarcando el oro d irectamente; e n esta forma, operaba como un cios de mercado. Estas relaciones fueron desarrolladas en el contexto de l a
sistema de tasas de cambio fijas. La noción teórica de los dos extremos po­ teoría d e l valor de Marx y luego formalizadas en una estructura Leontieff­
lares de tasas de cambio fijas versus tasas de cambio flexibles, tiene así su Sraffa.
origen en abstracciones uni laterales (y por tanto falsas) del proceso real. Segundo, las anteriores conexiones entre v alores trabajo, precios de pro­
Volveremos m<1s tarde sobre este importante punto. ducción y precios de mercado son muy fuertes empíricamente. Vimos en el
Capítulo 2 que para la información estadística de los Estados Unidos los
valores trabajo explican más del 85% del nivel de los precios de producción.
De mayor interés aún, los precios de producción de Marx, que pueden ser
DESARROLLO DE MARX DE LAS LEYFS DEL INTERCAMBIO CAPITALISTA
vistos como una aproximación lineal de los precios de producción comple­
tamente transformados67 explican casi el 95% de la estructura de los precios
Como debió q u e d a r c l a ro de l a d i scusión anterior sobre R i cardo, la de producción plenos (es decir, "sraffíanos"). Finalmente, tanto los precios
i nteracción de su teoría de los precios con su teoría del d i nero tiene por de producción de Marx como los precios de producción plenos explican
resultado l a ley de costos compara tivos. Como ahora retornamos a Marx, más del 86% de los precios reales de mercado. Estas son sef\ales impresio­
necesitamos recordar la esencia de sus teorías de los precios y del d inero, de nantes de la fortaleza empírica de la teoría del valor trabajo.
suerte que podamos ver cuáles son la implicaciones que ellas tienen para el
intercambio internaciona l. La cuestión primordial es ver si la extensión al 66 Allhusscr discut� la ruptura m�todol ót;ic� entr� Marx y los economi�tas cl�skos. Véase L. A l thusscr
y E. llalibar, Rr<�<litrg Cnp/1111, N uev a York, ll<!n ll• ewslt!r, trad uctor, l'antht'on llooks, 1970.
plano intemacional de la ley del valor de Marx será en verdad la ley de los 67 A. Shaikh, " M,ux's Theory nf Valnr• aml the 'Transformation Problem"', en ·n.� Sul>lle lwnlomy of
costos comparativos (como se supone generalmente) o si, en reali d a d , será Ct•1•ilnlísm, S.1 n ta Mónica, California, jesS<' &hwa rtz, editor. Qxxlyear l'uhlishi n¡\. 1977. E. O.:hna,
"l;1bor V a lu r� aml l 'ricr•s of l 'rnduclion", r•n " l nlerindustry Stud y of 1111' U. S. Enmnmy, 1 9-17-1972",
algo completamente d i ferente .
lr.IIMjo dcx·tnral inf•d ilo, N••w Sdwol for Sod;1I H••searrh, N ueva York, 'I IJR-1 . M. lliPnt>nldd, " He¡�u­
laritit'!'l i n Prkl· Chitrl)�f"S as an 1-:Ht't'l of ( 'holllJ�PS in l li.'itrihut inn", Pll c,,¡,,j¡t·"'' /11flr1111l •tf I:n1ti(JIIIJ·,.,�.
65 L. 11. y,..,,;•·r, "1'· di., p. l ll4. 1 2 (2), j u n io, 1 9811.
ll!H VA I .l ll(, A\'UI\.IUI .ACIUN Y C H L<;IS COMERCIO INTEKNACit )N i\ L IIN

Y tercero, cuando se toman en consideración razones agregadas, tales viará de su precio regulador, y tendrá lugar un cambio en la distribución
como la tasa de ganancia, las diferencias son aún más pequeñas, porque la del trabajo social para reducir la discrepancia entre los precios de mercado
mayoría de las desviaciones precio-valor de signos opuestos se cancelan en y los precios reguladores. Para los propósi tos de este análisis podemos de­
las mediciones agregadas. Se encontró tpw la lasa marxista de ganancia en jar por fuera de consideración los constantemente fluctuantes precios de
valor y la tasa uniforme sraffiana difieren en menos del 4 % , en promedio. mercado, y centramos directamente en los precios reguladores.
La lasa de ganancia en valor era realmf'nle más cercana a la tasa real obser­ En un año dado la suma de los precios de todas las merc,mcías produci­
vada (del mercado) de lo que l'ra la lasa uniforme: at¡uélla difería en 1 % y das debe ser igual al número de monedas en circulación multiplicado por
ésta en 3%, de la tasa de mercado. la velocidad de circulación, lo cual, como lo indica Marx, es simplemente
Puesto q�t<' la conexión Pnlre los precios dl' producción de Marx y los una tautología. A fin de desarrollar este punto, debemos situarlo dentro de
precios de producción plenos (es decir, sraffianos) es tan fuerte, y como los una estructura teórica.
primeros son analíticamente mucho más simples que los últimos, desarro­ Empecemos con el suput>sto de que los precios reguladores son precios
llaremos las implic<�ciones i n!l'rnacionales dP la teoría marxista del valor directos. En tal caso el precio de cualquier mercancía es su valor relativo al
sobre la base de precios directos (precios proporcionales a los valores traba­ del oro, de suerte que la suma de los precios de todas las mercancías produ­
jo, como en Ricardo) y precios de producción de Marx (como en Marx). cidas en un ai\o dado está dada por su valor total relativo al valor del oro.
Sea TP la suma de los precios, 1W la suma de valores y w8 el valor de una
unidad (una onza) de oro
1W
Teoría del di n e ro d e Marx (3) TP =
w
R

Empezamos el análisis del precio señalando que una mercancía es un


prod ucto del trabajo humano que no sola mente es ú t i l sino también En esta ecuación la suma de los precios (reguladores) es la expresión
valioso. Esto nos llevó a examinar la dualidad implícita en la noción de directa de la suma de los valores de las mercancías. Si la velocidad de circu­
valor c ua n t i t a t i vo que, a su vez, condujo a la d i s t i nción tajante entre el lación es k , la cantidad de oro G (en la forma de monedas de 1 onza)
valor, la causa intrínseca del valor cua n t i t a t ivo, y el precio en dinero, la necesaria como medio de circulación es:
med ida o expresión de este valor en términos de un etluivalente universal

'7' [( + ) ( �� )]
(el oro). Para que las mercancías sean iguales en valor a cierta cantidad de
oro, esto es, para que tengan p recios en d i n ero, d('ben ya tener un valor: el (4 ) G �

d inero no da valor, simplemente lo mide.


Como consecuencia necesaria de lo anterior, los factores que determi­
nan qué tan valiosa será una mercancía en el intercambio, también determi­ La causalidad de esto es muy clara: la suma de los valores de las mercan­
nan su precio en dinero. Y estos factores, como hemos visto, son la cantidad cías producidas en un período dado determina la suma de sus precios en
dinero, y esto conjuntamente con la velocidad de circulación68 determina el
y la distribución del tiempo de trabajo social.
Si la distribución del trabajo social es tal que las mercancías producidas número de monedas de oro (una onza) requeridas para la circulación de las
corresponden a las diferentes necesidades sociales, la oferta será igual a la mercancías69•
demanda, y el precio en dinero de una mercanda será igual a su precio Aunque las relaciones anteriores fueron derivadas con base en precios
regulador -a los precios directos, si suponemos el cambio en proporción a directos, no se alteran lo más mínimo cuando pasamos a los precios de pro-
los valores-: los precios de producción, a un nivel más alto de análisis. En
68 La vel oci d a d de circulación d('l d in('ro !'S en rt•.tlidad 1.1 tas.1 a la cual las mercand.ts entran y s.1len
ambos casos, las cantidades de tiempo de trabajo determinan estos precios de la drculaci<m. l't�ro como PI dinero qul'd.t t•n drcul.wíón y lots m<•rc.md.ts t•ntran para M>r vendi­
reguladores. das y s..t le n cui1nlln sun l'nnsunlidns, t'S PI c.Jitwru PI quf• p;l rl't.'t' c.uJs.tr, '-'" Vl"Z. de nlt"<.. ir, el movintien·

Si, por otra parte, la distribución del trabajo no es apropiada a las dife­ to de l.t mercanda.
f./ o1pÍI11/, rtl. CÍI., T. 1, Vol. 1., pp. 149 y ss.
rentes necesidades sociales, Pi precio de mercado de una mercancía se des-
69 K. Marx,
190 VAI..OI{, ACUMULACION Y CRISIS ,. COMERCIO INTERNACIONAL 191

ducción, porque, como hemos visto, los precios de producción reguladores diaciones de la esfera del i ntercambio. Entrará al atesoramiento o será
que Marx deriva tienen la misma suma de precios que los precios directos. lransformado en articulas de lujo.
Esto significa que, en lo que toca con la suma de los precios de todas las
Como habíamos visto, las constantes oscilaciones de la circulación mercantil en lo
mercancías, la delenninadón es la misma, ya sea que supongamos precios que se refiere a volumen, precios y velocidad, determinan que la masa del dinero en
directos o precios de producción: la suma de los precios iguala a la suma de curso refluya y afluya incesantemente. Esa masa, por consiguiente, debe estar en
valores, dividida entre el valor de una onza de oro. Como resultado, la can· condiciones de contraerse y expandirse. Ora es necesario atraer dinero bajo la forma
de moneda, ora repeler moneda bajo la forma de dinero. Para que la masa de dinero
tidad necesaria de oro t•s igual t·n los dos casos. realmente en curso corresponda siempre al grado de saturación que caracteriza a la
¿Qué pasa, entonces, si hay m:ís monedas de oro que el nú mero necesa· esfera de la circulación, la cantidad de oro y plata disponible en un país ha de ser
rio? Pues bien, la cantidad G t'S el número de monedas de oro que circulan mayor que la empeñada en la función monetaria. Mediante la forma lesáurica del
72
porque facilitan la circulación de las mercancías. Por eso, cualquier canti· dinero se satisface esta condición •

dad de monedas en exceso de este monto scr:í redundante en la circulación:


lomar¡) en primer lugar la forma de moneda ociosa, de moneda en exceso10• En los países donde la producción de mercancías es todavía primitiva,
Pero una oferta l'Xcesiva de oro es algo muy d iferente de una oferta exce­ los tesoros toman la forma de acumulaciones personales de oro disemina­
siva de cualquier otra mercancía. 'liJdas las denüs mercancías deben ser das por todo el país. Pero a medida que la producción de mercancías, y
vendidas para cu mplir con su fu nción, convertidas en oro a través de u consecuentemente el sistema bancario, se desarrolla y se extiende, Jos !('so­
ros se concentran en l.1s bodegas de los bancos73• Uajo estas circunstancias,
alquimia del intercambio; pero el oro en sí no tiene que, y de hecho no pue­
los excesos o deficiencias de dinero en oro en relación con las necesidades
de, ser v end i d o. Es dinero71 , la forma perfecta y durable de la riqueza que
de la circulación, se manifiestan como incrementos o decrementos de las
todas las dt•m;Ís mercancías tratan de obtem?r. Desde las primeras etapas de
reservas de los bancos74•
la producción de mercancías la circulaci6n del oro en la forma de monedas
Sin embargo, los tesoros en la forma de reservas bancari.1s son muy di­
ha existido hombro a hombro con el oro que no circula, en forma de mone­
ferentes de los tesoros particulares: para el banco, un excedente de reservas
das de reserva, de tesoros y de artículos de lujo. bancarias sobre el mínimo requerido legalmente es una oferta de capital
La naturaleza misma de la producción de mercancías, las incesantl'S bancario ocioso, capital-dinero que pod ría estar percibiendo ganancias pa­
fluctuaciones de los precios y cantidades de mercado, requieren que cada ra el banco, pero que, en cambio, está sin u tilización. Un aumento en las
propietario de mercancías tenga a mano una reserva de dinero para acomo­ reservas de los bancos se acompaña generalmente por un decremento en la
darse a las variaciones diarias. En consecuencia, la primera manifestación lasa de interés a medida que los bancos tratan de convertir sus reservas en
de un persistente exceso de moneda sobre las necesidades de la circulación capital. Al contrario, una caída en las reservas del banco por debajo del mí­
será la acumulación de estas reservas por encima de los niveles requeridos; nimo legal tiene la tendencia a conducir a un aumento en la tasa de interés.
pero este oro superfluo, que no es necesario para la circulación inmediata En vez de elevar el nivel de precios, el efecto inmediato de un excedente de
ni para sus variaciones previstas, será retirado completamente de las inme- dinero en oro es bajar la tasa de interés: "Si esa exportación [de capital]
ocurre en la forma de metal precioso, influirá directamente sobre el merca­
70 K. Marx, A Corrtributimr t11 ti..- Critiqu� 11{ l'o/itical [rorwmy, lnternation.ll Publisht•r, Nueva Yort. do de dinerario, y por ende sobre el tipo de interés .. .''75•
1972, C. 2, Si't'C. Ja. l\f;1rx han• una distindón l'ntn- fo ndos dt• n•SI'rva <le mom'lla s que I'SLin .._
Pero ahora la pregunta es: ¿se puede asegurar que el hecho de que el
U'illidad dentro <h• la esfl'r., "" dn·ulación y !!l ;l tesorami<•nto, l'n 1'1 ru.1l d oro s;th• por cumplrtodr
la circuladt�n (p. 137). Un �·xcL>so de mnn!'das se m ;mif il'St il en el fondo de reserva de monedas m banco ponga en circulación este d inero extra, vía un decremento de la tasa
primera instancia.
71 Naturalnwntl', las b<trras dt• oro pueden JMH'Cer vt•ndidas por 1111 pt·� igual de oro 1'11 la forlllol dr n K. Marx, l:l azpital, t'd. cit., T. 1, Vol. 1 , p. 163.
monedas; J"'rG eso no es mJs 'l'"' UII rambio de forma di' l ingote a moneda. No !'S una venta, pul'SID 13 K. Marx, Contril111 tio11 ..., CIJ'· cit., pp. 1 3(,.137.
•1•w ningl1n prt'do inh•rvi••ru': una un111 tic• clnl l� tana oni'..íl th� oro indt•ltt•nllienh•nl4�nh• de su (om\l 74 Es impnrl;tnl(' s.t:'Oit lar '1'"1 f"n (1l t11l411bi� tiP t\-1arx «•1 él l(•snntnlÍI'nh• �••q�t· dt• litS r•t/dru•s eslruch&r.Jh�R
H
l ..:t nlisnt.t l'Onc:lusilJn Sl' pl iea a In Vt• n ta de nrn pnl' pHpd rnntwtla n•spalc.ladn pnr t'l nro. En t1V es¡ll.'Cifit'a� dt! l.t prndu.:dón de m<'n·mu·f.ts y/o li! pruducdón t'npit•llist;t de mt•rl·;uwfas. En el an.\ ·
raso el hilll'll' es 1'1 slmbolo Ul' una ca n t idad de oro igual a In t¡ue compra. M.1rx discute las ilusionlt lisis keyrK>siano el att•soramiento S<' basa, en ti l l i ma inst;mci,l, l'n las propensioru>s psicológic... .
'1'"' sur¡¡l'n dt•l dinero simhóli,.n; V(W<t• K. Marx, ''1'· cit. i3 K. Marx. 1:1 m¡•ital. fd. ól., T. 1 1 1, Vni. 7. p. 7-IJ.

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VALOH, ACUMU Li\CION Y CRISIS
COM EIKIO INTEI{Ni\CION/\1. 1 93
1 92

lada solamente por las fluctuaciones constantes del proceso de circulación,


de interés, implica también que la demanda efectiva aumenta? Y si es as(,
es mantener existencias de las diferentes mercancías, a fin de satisfacer las
¿no implicaría, a su vez que, como consecuencia de esta demanda efectiva
exigencias de l a circulación sin interrumpir la continuidad del proceso de
más alta, los precios eventualmente au mentarían, de modo que, finalmente,
producción. Debido precisamente a estas posibilidades, la continuidad del
la teoría cuanti tativa sería correcta, d espu{•s de lodo? L'l respuesta de Marx
proceso de producción se puede mantener junto con niveles de producción
es i nequívoca: no.
y ventas que varían constantemente79•
Em pecemos por seña lar que una oferta de oro incrementada p uede
ciertamente conducir a un a u mento en la demanda efectiva, bien directa­ Es importantfsimo compn�nder estas determinaciones de capital circulante y fijo co­
mente en la medida en que sus propietarios originales la gasten, o, indin�c­ mo dctcrminacionl'� fo rmales del capital en general, puesto que en caso contrario re­
lamentc, porque expanda las reservas bant:arias y, en consecuencia, la sultarían incomprensibles una serie de fenómenos de la economía burguesa: los pe­

a hacer bajar la tasa


ríodos del ciclo económico ... ; el efecto de una nueva denwnda; incluso el efecto de
oferta de capital monetario prestable, lo que tendería
nuevos países productores de oro y pl a ta sobre la producción general. De nada sir­
de i n terés que puede, a su vez, aumentar el endeudamiento de los capita­ ve hablar del estímulo ejerci do por el oro australiano o tm mercado recién descu­
listas para invertir71'. Sin embargo, a u nque este a u mento ei' la demanda bierto. Si no estuviera en la naturaleza del capital el no estar nunca plenamente em­
efec t iva pueda hacer a u mentar temporalmente los precios de algunas mer­ pleado ... Por otra parte tenemos las absurdas contrad iccionc� en que se empantanan
cancías, y por consiguiente elevar las ganancias en algunos sec tores, debe los economistas -Ricardo incluido- que pres u ponen <iUe el cap i tal está siempre em­
pleado plenamente...
80
eventualmente conducir a una expansión de la producción para satisfacer
la nueva demand a. A medida que la producción se expande, los precios
bajan hasta que (sin que se modifit1llt�n los demás fac tores que p uedan inci­ Habiendo localizado la crítica de Marx a la teoría del dinero de Ricar­
dir) recuperan sus niveles origi nales. En este caso la suma de los precios de do81 podemos enfocar nuestra a tención sobre sus implicaciones para los
todas las merca ncías s1� habrá incrementado, no porque el nivel de precios flujos de oro gl'nerados por cambios en la balanza del comercio i n ternacio­
haya aumentado sino pon·p te la masa de mercancías arrojadas a la produc­ nal. Por ejemplo, en el caso de un superávit habrá tma entrada neta de oro
tm incremento puro en la oferta de
ción es mayor. Así, en la medida en que al país y un a u mento consecuente en la oferta de oro. En la medida en que
uro genere un incremento en la demanda efect iva (es decir en tanto que no esto conduzca a u n a u mento en la demanda efec tiva, l a producción se ex­
expanda simplemente las reservas bancarias o entre en la producción de ar­ pandirá y con ello las necesidades de la circulación. Una parte de la oferta
tículos de lujo), también generará un incremento en la necesidad de mone­ de oro incremen tada se dirigi r;) en tonces a sa tisfacer los requerimientos in­
das de oro para la circulación. crementados de la circulación, una parte se amontonará en reservas banca­

Es i mportante seiialar en este punto que para Marx la idea de u n capita­ rias, y una parte será absorbida en l a producción ampliada de artículos de
lismo que tienda nli'ls o menos al pleno empleo es una fantasía v u lgar. Pri­
mero que lodo, Marx observa que hay u na tendencia inherente en e l capita­
i'i K. Marx, f.lrmmtos fumlamentalrs ¡rara la crílíca úe la tC0110mía polítira (Grullllrissc) 1857-1858, México,
Siglo XXI Editores, Bíbl ioleca del Pensamiento Socialista, 1971-1976 (m 3 Vols.), Vol. 2, pp. 82-87.
lismo a crear y ma ntener una sobre-población relativa de trabajadores, el !O K, Marx, Grtmtlri.�s.·, ed. dt., Vol. 2, p. 134.
ejército de reserva de los desempleados77• Segundo, aun con un patrón da­ !1 Marx l< �m h illn senal.t que la asociación em pfri ra de a u men t o en prc,:ios con d dt>seubrimiento de
nuevas minas de oro, romlu ce a la id<'a de que la oferta inc"'mentacla de oro causa l os pn•dns más
do de capi tal fijo (planta y eq uipo), la expansión de la producción puede ahos. Sin ••rnhary,o, ('Ornn 1\.f,•rx lu ind ic·a, d d«�uhrirnic�nlo de una rn1ev.a n 1ina de oro rn."is pnx.hu..··
intentarse de ma nera fácil por medio de la extensión y/ o la in tensificación tiva hajil el valor u n í t. 1 ri o (wg) de una on7.a de oro y, por '"mto, .-leva el nivel de ¡m."Cios. Esto por si
mismo significa t¡uc scrfa nrces..'lriu n1ás oro para han•r circular la n1isn1..1 masa dt• m.Prcandi1s, lo
del tiempo de trabajo de una jornada de trabajo dada78• Por último, un re­ cual c·unllt�V¡J una t•lt!V<tCÍón de la sunLil de ptvdos c.lt•hic.lu a un aumenlo en d ni vd de pH•dus, con
quisito int rínseco de la producción capitalista de mercnncías, que está regu- un a u menl o t•orrespomfít•nte dd orn en d rnrl adón. Una porción del nuevo oro es absorbida por
rsta necesi d a d incrementada de oro circulante. Adt•más, l·omo está boS<Jl l<'jado más arril�1. el n upvo
oro sohr.mt<' t endt>rá " <Ui ntl'ntar la demanda eft'Ctiva y, por tanto, la
la tasa de interl'S y prodt�cción. En csle Cdso li!
No hay ninguna n• l adó n <Htturnátka t•n l'l
<lllálisis dt• M;m< entre un a raid a en
7(, i ma instancia, de la posibilidad
suma de los precios aumenta porque ¡,¡ producción aUm<!lll.1 y esto, a su vt•z, requ i ere más oro en
una t>xpansión en el nivel de inversió n. La i n v ers ión depend e, en ú lt
bi1j.l nes financi¡. circulación. En li1 supt�rfide, entone(";, lo que observamos en t.lles circunstancias, <'S un aunwnlo de
eleva la n'ntabil idad neta de inversio
prt'l�io� -.compañ.Jdn pnr un •hlllWnln l'Jl la ofl•rta dt' n1Pto111� pnoc:iosus ��xistt•ntt�s t'n t'l nu•ndu. l 'aro1
má s
dl' nhtt•m•r gan;mcia: una lasa de interés
tic.t de la inversión.
d as nlll prl>starnos. l 'ero esto p<1r si m los dl'(l'nsnrt•s de l.t lt_•urfu Clltlnlitativa Pst.l correl.íldón St� convierte en e�tu:-;alidatl: el alza en los
ó
i smo no implka una px pansi n <tutnmil

TI K. Ma rx, El t'al'ilu/, ftl. di., T. 1, Vol. 3, C. 25. precios l'S alribuida al aunwnto dP l<t of<'r1a dP orn. K. Marx, A C' .nrrlrilmlitllr.. ., "1'· cit., pp. lW-1 6.'>.
711 O¡r. cit., T. 1 1, Vol. 4, p. 3 16.
1 94 VALOI{, i\CU M U I .ACION Y CRISIS COMERCIO I N'mRNACION A L 1 95

lujo hechos de oro. Además, una vez que tomamos en cuenta el comercio mientras que en su modo " limitado" operó como un sistema de tasas de
internacional, una parte del oro excedente puede ser reexportado en la for· cambio fijas .
ma de préstamos al extranj1�1·o en búsqueda de tasas de interés, o como in· De esta larga experiencia la teoría ortodoxa hizo la abstracción falsa de
versión extranjera en busca de plusvalía. Estas dos últimas posibilidades, que las tasas de cambio fijas y las tasas de cambio flexibles son dos regíme­
como veremos pronto, se vuelvt•n importantes en un análisis marxista del nes separados. En este contexto las tasas de cambio totalmente flexibles
intercambio internacional. son presentadas como un mecanismo por el cual teóricamente un sistema
De todos modos, Marx rechaza en forma cah>górica la noción de que un capitalista mundial puede estar constituido de monedas nacionales com­
aumento " puro" en la oferta de oro conducirá en general a un aumento de pletamente " independientes"83• Como posibilidad teórica esta idea siem­
precios: pre ha tenido una existencia difícil: la historia de las monedas " flotantes"
sugiere fuertemente sólo una flexibilidad limitadall-l, y la historia del siste­
De hecho, se lraL.-¡ Je la vieja patrai\a de que las modificaciones en la masa de oro ma monetario internacional es, en gran parte, una historia de integración
existente, al incrementar o reducir la cantidad de medio circulante existente en el
monetaria creciente y no de separación. En cierto sentido, la idea de tasas
país, deben elevar o reducir los precios mercant iles dentro de ese país. Si se exporta
de can1bio totalmente flexibles determinadas únicamente por considera­
oro, seg\m esta teoría de la currl'll cy, los precios de las mereanclas deben elevarse en
el pals hacia d cual emigra el oro, y con ello el valor de las exportaciones del país ciones de oferta y demanda, es una manifestación más del método general
exportador de oro en el mercado del país que importa ese metal... Pero de hecho, la neoclásico en el que todos los " precios" están determinados solamente por
reducción de la cantidad de oro sólo acrecienl.l el tipo de interés, mientras que su la oferta y la demanda. En oposición a esto el método de Marx pone étúa­
aumento lo reduce; y si csl<IS fluctuaciones del tipo de interés no se lomasen en sis sobre los lími tes intrínsecos de estas variaciones aparentes: en el caso
cuenta al establecer los precios de costo o al determinar la oferta y la demanda, las
82 de los precios, éstos provienen de los tiempos de trabajo; en el caso de las
mismas no afectarlan en absoluto los precios de las mercanclas •
tasas de cambio, de la exislt>ncia de la mercancía d i nero (como en los pun­
tos de oro).
Se debe observar en este punto que la teoría del di nero de Marx i mplica
no solamente un rechazo del mecanismo de flujo de d ivisas de Hume, sobre
el cual se basan los resul l ados de Ricardo, sino también un rechazo de las
LA LEY DEL VALOR Y EL COMERCIO INfERNACIONAL
diferentes versiones modernas (discutidas en la segunda sección de este ca·
pílulo) que lo han remplazado.
El resultado más importante que surge de la crítica de Marx a Ricardo es
El enfoque de los saldos monetarios, por ejemplo, descansaba en la caída
quizfts la distinción crucial entre valor y precio. El pr{?Cio en dinero es para
de la demanda efectiva del país at rasado, que conduciría una caída de los
Marx la medida externa del valor de una mercancía. La naturaleza misma
.1

precios en dinero. Pero esta conexión entre demanda efectiva y el nivel per·
de la producción de mercancías requiere no solamente que cada mercancía
m:Jnente de los precios es precisamente lo que Marx niega. De manera simi­
sea estimada en términos de un equivalente universal (de donde se deriva
hu� estando el nivel de precios de las mercancías determinado por su valor
la necesidad del dinero), sino también que esta estimación sea contingente
relativo al del oro, el salario monetario no puede influir permanentemente
de una serie de factores, que van desde los caprichos de la oferta y la
sobre el nivel de precios; por tanto, tampoco funcionará la teoría keynesia­
demanda hasta los límites sociales i mpuestos por la reproducción (de ahí la
na de los precios.
regulación, en última instancia, de los precios de mercado por el valor).
Esto nos hace retornar a la posibilidad de tasas de cambio completamen·
El análisis de Marx del intercambio de mercancías dentro de una nación
te flexibles. Como hemos señalado en la Segunda Sección, el verdadero pa·
es de características d i ferentes al de Ricardo. En los siguientes párrafos ve­
trón oro operó con una tasa de cambio flexible acotada por lími tes (puntos remos que estas d i ferencias i m plican necesariamente un análisis marxista
de oro) basados en los costos de transporte del oro. Eso significaba que den· igualmente d istinto del intercambio internacional.
tro de sus variaciones normales era un sistema de tasas de cambio flexibles,
83 L !l. Ymgl'i, op. cit., p. 104.
112 K. Marx, U capil11l, e<!. dt., T. 1 1 1, Vol. 7, C. 3-1, p. 7 1 1 . &-! !bid., pp. 1 76-180.
1 96 VALOI!, ACUMUI .ACION Y CRISIS COM ERCIO INTERNACIONAL
1 97

CUADR0 6 En este punto la teoría del dinero de Marx se hace crítica. En contraste
con Ricardo, Marx niega expresamente cualquier vínculo entre cambios en
la oferta de oro estrictamente y el nivel de precios.
INGLATERRA PORTUGAL
En cambio, según Marx, el primer efecto de una salida de oro de Inglate­
Te la 100 horas 50 onzas de oro 45 onzas de oro 90 horas rra será disminuir la oferta de capital-dinero prestable. Por otra parte, a me­
dida que la producción de tela y vino ingleses sucumbe ante la competencia
Vino 120 horas 60 onzas de oro 40 onzas de oro 80 horas
extranjera, la demanda de capital-dinero también disminuirá. Sin embargo,
cuando estos sectores hayan llegado a su tamaño mínimo (siempre habrá
ingleses que nunca comprarán de los extranjeros), la fuga continua de oro
tenderá a elevar la tasa de interés; a medida que todo ello reduce la inver­
Rcexamen de los costos c ompa ra ti vos
sión, baja la producción de otras mercancías. En Inglaterra, por lo tanto, el
drenaje de lingotes conducirá a una d isminución de las reservas bancarias,
Comencemos de nuevo con la conocida tabla de Ricardo (Cu<1dro 6). a frenar la producción y a una tasa de interés más alta.
Portugal es ahsolutanu�nte más eficiente en las dos ramas de producción y, En Portugal, los efectos son exactamente opuestos. A medida que el oro
dado e l valor del oroK5 como 2 horas- hombre por onza, esta mayor entra a Portugal, una parte es <1bsorbida por las necesidades incrementadas
eficiencia se trad uce direc tanwnte en ventaja abso lu ta de costos. Los de la circul.!ción de li1 producción de tl'!a y vino; una parte es absorbida en
capitalistas porh•t�uescs exportarán Ida y vino, e I nglaterra tendrá que la forma de artículos de lujo y el resto entra a ser parte de las reservas ban­
equilibrar su déficit de comercio resultante enviando oro a Portugal. carias ampliadas. Este id timo efecto incrementará la oferta de capital-dine­
De acuerdo con Ricardo, la salida de oro bajarLl todos los precios en In­ ro prestablP, baj a nd o bs lasns d e i n lci"és y tendiendo a expandir la produc­
glaterra puesto que d isminuiría la oferta doméstica de d inero; a l contrario, ción en general. Así, la entrada de oro en Portugal aumentará las reservas
la entrada de oro a Portugal aumentaría todos los precios de las mercancías bancarias, expandirá la producción y bajará la tasa de interés.
portuguesas. Como hemos visto, Psle proceso implic¡¡ que, tarde o tempra­ Nos encontramos entonces con que, según el análisis de Marx, la des­
no, la tela inglesa podría venderse más barata que su contraparte portugue­ ventaja absoluta de Inglaterra se manifestará en un déficit comercial cróni­
sa, así que finalmente regiría el comercio bilateral. Ninguna nación tendría co, compensado por la salida persistente de oro. Por otra parte, la mayor
que temer el comercio porque éste beneficia a todos. eficiencia de Portugal en la producción se manifestará en un superávit co­
Pero el mecanismo que conduce a esa conclusión armoniosa depende mercial crónico, compensado por una ilCumulación continua de oro.
pn.-cisamenle del funcionamiento de la tt�oría cuantitativa del dinero que Es obvio que semejante situación no puede seguir indefinidamente86• Si
sabemos es falsa, por lo cual hay necesidad de rehúciar el análisis. consideramos únicamente los flujos de mercancías, a medida que las reser­
Gracias a su ventaja absoluta en las dos ramas, los capitalistas portugue­ vas bancarias de Ingla terra declinan, la ned ibilidad en la C inglesa tam­
ses pueden Vl'nder más barato ' l l ll' l.t competencia inglesa. La tela y t•l vino
bién baja; eventualmente tiene que derrumbarse, y con ella el comercio en­
portugueses invaden los mercados ingleses y el oro inglés empieza a entrar tre Inglaterra y Portugal.
a Portugal. En Inglaterra disminuye la ofprta Je oro mientras que en Portu­
El final no se tiene que producir de manera tan abrupta. Hemos señala­
gal aumenta.
do antes que, a medida que las reservas inglesas disminuyan, la tasa de
interés en Inglaterra subirá; de manera correspondiente, al ritmo que el ca-
85 El valor de cualquier n�<•rcanda L'S la ¡•antidad promedio de ti<'mpo dt' 1rahajo nL>cesaria para su
produrción. En esa mroida, el orn producido m di!t>rl•ntes pai�'S tendrá un valor que repm•enta el
promedio de dih•renlt.'5 cantidadi'S de tiempo de trahajo neci'Sario en los d ifere ntes paises (y minas). 86 E�duimos d••l análisis ,.¡ caso 1•n que ht¡:l.llerra 1'5 tamhil-n prodoctor de oro (<lill'C!amente o por
Esla dislinción f'ntre el licmpo d1• trabajo rwccsario i ndi vidual y el prolllL'<iio social (valor) desem· nwdio dl' sus mlonias), ya <JIIl! 1-slo es ohviam1•nlc una circunslanda t'Spedal. Si con.qi d1•m rt1<J01 J¡¡
¡x•l\a un pap<'l importanll• en t•l ¡mi\ lisis de lot renla y de los cX<'I-dl•nti'S de gan ;md .t en M.trx. l'ara la prn<ll uTi6n th• oro I'OIIIO ll<�Viltla a c<�ho ••n un h·rcer p . t(s (Alrica dl'l Sur), la única form.1 como
dc linkió n d1•l votlor dd o ro no importa si lus ti<'mpos de tral•tjo individu.tll'S so• rdiercn a l01s dile­ lnt;l.tl••rra pndr l.t .adquirir oru S<•r (;¡ r�port.tndn l1.1da Africa del Sur. l'rro dad.1s las condiciones dr
n•nlt'5 co nd id nm'5 df' prndun·ión de oro (dil••n•nll'S minas) df'nlro dd pa!s o a d ichas condicionl'S 1'511' rjt•mpln, rn ei •JIII' lnglaiNT.I I'Siá "" d••svcnlaja l'n l.ls dns mercarw!as (expor1ahles),
!Wrá Portu­
enln• pa!S<•s. gal el t p 1P t�x pnrlt:t a Su r.1frit'"a, no lnglalt�rr.s.
199
198 VALOR, ACU M U LACION Y CRISIS COMERCIO INTERNACIONAL

p ital-dinero se amontone en Portugal la tasa de i nterés bajará en este pafs. todavía los p recios d i rectos, las únicas exportaciones posibles del país sub­
En algún punto, será ventajoso para los capitalistas portugueses prestar su desarrollado serán precisamente de los t i pos mencionados arriba: mercan­
capital-dinero en el extranjero, en Inglaterra, en vez de hacerlo en su pa(s. cías que se pueden producir a menor valor y/ o mercancías que sólo dicho
Cuando esto ocurra, el capital financiero de corto plazo irá de Portugal a país posee"". De manera general, estos t i pos de mercancías reflejarán venta­
lnglaterraH7, la tasa de i nterés en l ngbterra se invertirá y e mpezará a bajar, jas locales específicas lo bastante grandes para sobreponerse al menor nivel
mientras la de Portugal subirá h;�sta que, a cierto nivel de flujos de capital de eficiencia general del PCS: un buen clima, abundancia de recursos n a t u­
de corto plazo, las dos sean iguales.
rales particulares, ubicación propicia, etc.; no importa que haya salarios
Puede parecer que en este momento la situación fuera equilibrada: In·
más bajos, pues en el caso de precios d i rectos el nivel de salarios afect a las
glaterra con déficit comercial crónico que cubre por medio de préstamos
ganancias, pero no t iene efecto sobre los precios. Bajo estas circunstancias el
internacionales de corto plazo y Portuga l con su superávi t comercial que
país subdesarrollado puede efectuar con dificultad unas pocas exportacio­
permi te a sus ca pitalistas hacer préstamos internacionales. Pero esto, desde
nes; aunque, por supuesto, su comercio global quedará todavía en déficit y
luego, no es com p leta me1 1tc corn•do: los p n�sLunos capitalistas se hacen
su posición seg u i rá siendo la de un p aís deudor. El comercio no servirá para
para obtener ganancias (en la forma de i n tereses). Así, Inglaterra tendrá
eliminar la desigualdad sino para perpetuarla.
que pag,ar finalmente no sólo el pr{�stamo origi nal sino también los intere·
Estl' resultado no se mod i fic.1 sustancialmente cuando consideramos los
ses. El dl:clo neto debe S l ' l' una s;1 l i d.1 de oro de l ngl.tlcrra, aunque en una
precios de producción. Como Pn un país dado el precio medio de produc­
fecha posterior. Con todas las dem;1s circunstanci.ts igualesHA hay que pagar:
al final, acosada por déficit comci-cia)¡•s crónicos y lleudas acrecentadas, In· ción es igual al precio directo pronwdio, la ventaja global del PCD permane­
ce igual. Lo que puede cambiar, sin embargo, son las posiciones comerciales
glaterra Jebe sucumbir.
de los sectores i ndividuales. Dentro de cada país, los sectores con alta com­
Los resultados antcriort's tienen un sonido desagradablemente familiar
posición orgúnica tendrán precios de producción por encima de sus precios
cuando se expresan en términos d l' pa íses capitalistas desarrollados y sub·
desarrollados. Es curioso que, en el ejemplo de Ricardo, Inglaterra es el país
directos y los sectores con composiciones bajas tendrán precios de produc­

capitalista subdesarrollado (PCS), con su eficiencia generalmente más baja ción menores que sus precios directos; pero este efecto de dispersión es váli­

como reflejo de su nivel de desarrollo menor. Portugal, por el contrario, co· do en ambos países, en d i ferente grado, así que es muy posible que en cual­
rrespomle al país capitalista desarrollado (PCD). quiera de los dos paises algunos sectores anteriormente marginales puedan
entrar en la competencia internacional mientras que otros se retiren.
Puesto en estos térm inos, podemos dec i r que: en el libre comercio, la
desventaja absoluta del país capitalista subdesarrollado te ndrá como re­ En fin de cuentas, por lo general los países capitalistas desarrollados do­

sultado déficit comerciales crónicos y préstamos i n t e rnacionales acrecen· minarán el comercio ya que su mayor eficiencia les permitirá prod uc i r la
l ados. Tal país estará con défici t crónico y crónicamente endeudado. mayoría de las merc.mcías a valores absolu tamente más bajos y, por tanto,

En nuestro análisis hemos supuesto hasta ahora dos mercancías tan sólo, venderlas a precios de producción absolutamente más bajos, en promedio.

así que una ventaja absoluta implica mayor eficiencia en la producción de Sobre todo, se debe tener presente que estos resul tados representan las

a mbas: de otra manera, sería obviamente u n caso de ventaja relativa. Pero tendencias a utom;lticas del comercio l ibre y s i n impedimentos entre nacio­
cuando consideramos todo el rango de productos posibles en los dos pai· nes cap i talistas con d i ferentes niveles de desarrollo. No es el mono pol i o o
ses, se hace evidente que a pesar de una superioridad gen e ra l en la produc· la conspiración sobre lo que descansa el desarrollo desigual, sino la libre
ción, t•l PCD puede, no obstan le, producir ciertas mercancías a costo mayor competencia m isma: el comercio libre es un mecanismo para la concentra­
que el PCS, e incluso no producir otras. Puesto que estamos considerando ción y la centralización del capital i n ternacional como el intercambio libre
dentro de tma nación capitalista lo es para la concentración y la centraliza-
B7 Bajo 1'1 patrón orn, en PI caso de u na ht¡.;a de oro 1'1 banco rl'ntral de u n pafs lrl'\"uentementl' hatia
escaso t•l dirwro, pn�·isanu•nl•' l:on el fin dt� t-lt'V-tr la tasa dt� interés y ftlrtiPr ('.tpital cxtranjt!H) tJr 89 !As nwmuu:las ruy.1 prndurdón <'S propia d1• una sol.t narión L'St.1n conwmpladas, en walidad, en
rnrto plo��.n (vtlasc K. Mm·�, 1:/ ntpihll, 1'<1. dt., T. 1 1 1, Vol. 7, C. :l�•. pp. 741 -742). esla nación que en
l.t ratt•gurlil tlt• llll)IL'<tnt:l.ts tjlle pl lt'dt•n s..r producidas a un costo nlo1s bajo en
B8 El punto crudal d<• los ar¡;unwntos del ronwrcin libre es pn�·is.tmentL' <JIIL', to.tu lo d�m.ú isu�l. ti nos n•h•ri mos solamente a esta liltima categorta,
il l.ts p.trlL'S inh.•ri'S<tdi15.
rualquit•r otra p.trlt•. En L'onsl'l.'uencia, d!•stlt' ¡¡hora
ronwrdo l�twlidar;\ que ('S m.ís gen.-ral.
200
VAL OI!, ACUMULACION Y CRlt;IS COMERCIO INTERNACIONAl. 201

ción del capital doméstico. Regresaremos a este punto


después de conside­ más que dar expresión a las leyes fundamentales de la producción capita­
rar los efectos de la inversión directa.
lista. En vez de negar la desigualdad del desarrollo, el comercio de mercan­
A este propósito, es de interés conwnta r que el comercio
entre naciones das lo afirma y fortalece.
capitalis tas con má� o menos el mismo nivel de desarro
llo tendrá u n patrón Pero, ¿qué haremos entonces con los análisis existentes de los efectos de
de características diferentes. Consideremos el ejemplo
que está en el centro la inversión directa?
del modelo Hecksher-Ohlin -S.lmuelson, en el cual
ambos países capitalis­ Por una parte, el análisis económico ortodoxo afirma que l a inversión
tas posel'n la misma h•cnología y f'i mismo nivel
de produc tividad de forma directa " redistribuye los ahorms mundialcs"91 desde las naciones capitalis­
que la ventaja absoluta es imposible. En este caso
Hmile, factores como el tas ricas hacia las pobres, que tienen la tendencia a eliminar la desigualdad
clima, la localización, la disponi bilidad de los recurso
s, la experie ncia, las internacional al reducir el crecimiento de los p aíses que invierten y aceleran
invenciones y, sobre todo, la lucha compet itiva entre
capitali stas, se vuel­ el crecimiento de los que la reciben. Como tal, ¿no puede compensar los
ven de suma importa ncia. Se esperaría un patrón de comerci
o más o menos efectos agravantes de la desigualdad del comercio de mercancías?
b.lianceado en este .:aso, con una gran varieda d de
bienes produc idos en
ambos países, y con la ventaja alternándose en ciertas De otra parte, como he bosquejado antes, tanto el análisis marxista con­
mercancías en el cor­
vencional como el de Enunanuel dependen mucho de la exportación del
to plazo. Esto es complet amente diferente del desbala
nce estructu ral del
comercio PCD-PCS. capital como el factor crítico del imperialismo moderno. Pero ambos análi­
sis se basan en la aceptación explícita de la ventaja comparativa (en vez de
ventaja abso l uta), una ley que, sabemos ahora, es incorrecta. ¿Hasta qué
punto, en consecuencia, el derrocamiento de esta ley modifica también una
Efectos de la i nversión d i recta
o las dos teorías del imperialismo arriba mencionadas?
Estas consideraciones nos llevan directamente a la pregunta central de
En el análisis del comercio internacional es tradicional separar los flujos de esta sección: ¿de qué manera la consideración de la inversión directa mo­
mercancfas de los flujos de capital (inversión directa). La ley d e costos difica la ley del intercambio internacional derivada anteriormente? A fin
comparativos se usa, entonces, para justificar los patrones de comercio de de contesta1� empecemos por dcsilrrollar los determinantes de la inversión
mercancías, mit•nlt·as que la inversión directa se trata (separadamente) como extranjera.
transferencia de ahorro de las naciones capitalistas ricas a sus parientes
Recordemos los resultados de los flujos de capital mercantil (es decir, de
pobres'l!l. Los paí.c:.es capitalistas subdesarrollados salen entonces doblemente
mercancías): en promedio, la eficiencia productiva absolutamente mayor
ben d i tos: l a a b r u m a d ora s u p e r i o r i d a d p ro d u c t i v a d e l a s n a c i ones
del PCD se traduce en precios internacionales más bajos para sus produc­
desarrolladas se manifiesta únicamente en L1 baratura de sus exportaciones,
tos. Si consideramos los productos cuyo consumo es común para los dos
mienlrdS que su riqueza incomparablemente más grande se manifiesta en una
países92 el PCD dominará el comercio, y el PCS realizará a duras penas ex­
masa de capi t a l deseosa y d ispuesta a i r hacia ellos p a ra ayudar a la
portaciones solamente en aquellos sectores donde las ventajas locales, co­
propagación de la libertad, de la igualdad, de la propiedad y de la Coca-Cola.
mo el clima, disponibilidad de recursos, etc., sean tan grandes que puedan
La sección anterior ha demostrado que la ley de los costos comparativos
compensar su eficiencia generalmente más baja.
no es válida, aun sobre sus propios fundamentos. L1 concentración y cen­
Debemos tener presentes los elementos de esta relación. El PCD tiene l a
tralización que son inherentes a la producción capitalista son parte del ca­
ventaja precisamente porque posee u n a estructura productiva más desa­
pitalismo mundial como lo son de cualquier entidad individual nacional;
rrollada, dos aspectos importantes para nuestro análisis: primero, una tec­
ninguna forma de intercambio, sea nacional o internacional, puede hacer
nología superior; y segundo, una fuerza de trabajo más condicionada a la
<)(J Esll' I'S el �rl.1lisis ortodoxo dr• los efectos dt• la irwPrsit'm producción capitalista. El PCS por su parte, tiene una tecnología inferior y
din"<·la, aunqnP � n._'ConO<·•• ¡;t•fll•ralmmll'
<¡u•• ••l ll'lm'rnil dt• nivl'ladón d••l pn�·io d<• lus [;k'lort'S
(dt�riV;Illo dd n11H.ll'ln l ll'\·ksh••r·Oh lin·Sanutd·
son dr• •·onwll·in di' m••ll'óllll'fils) Plimin.l Indas las
ruon111 pma 1.1 pn•,..•nd.l de flu�•s inlt•rn.1cion.1lt'S 91 1'. 11. K<'m'n, "1'· dt., p. 2'J,
<le capiLll. S.•glm tosle h•un•u1.1, p( cnnk•rdn dt• lll<'rran..r,,�
i¡:uala r� por sf solo las ),15ólS de salari05 y 92 En estA.• an.,Jisi� it�nnr,unos la cn••u:i(lll dt• patron� tlt-cnnstnno, aunt] tu• (1stns n•prPSt•nt�tn u n tts�:-
de gallimd.ls 1'11 lodos los ¡Mises, asf que no habrá ninglm
provecho p.u.1 (;, i nversión t•xlranjera. to irnporl.mte dt• 1.1 i nll'macinnalil,ld(m del capil<ll.
---- - · - -

202 Vi\ 1 .01(, ACU M U I .ACION Y CHISIS COMERCIO INTEKNACIONAL 2<D

una fuerza de trabajo no acostumbrada todavía al trabajo asalariado. La de salarios afecta l a tasa promedio de ganancia, puede influir e l grado d e
mayor eficiencia de producción en el PCD se debe, en parte, a su tecnología desviación entre precios de producción individuales y precios directos; pe­
superior y, en parte, a la mayor productividad directa de su fuerza de tra· ro el precio medio está todavía directamente vinculado al valor. Hasta este
bajo. El término "productividad direct.t" se rl'fiere a l hecho de que, incluso punto, por lo tanto, ha sido necesario centrarse en las diferencias en l a efi­
cuando las dos fuerzas de trabajo u t i licen la misma tecnología, l a fuerza de ciencia productiva como las manifestaciones más importantes del desarro­
trabajo del PCD probablemente producirá un mayor producto a causa de llo desigual, aun cuando las d i ferencias de tasas de salarios entre PCD y
su mayor acondicionam iento a la producción capitalista, su mayor familia· PCS sean sintomáticas en grado sumo de la disparidad entre sus niveles de
ridad con las máquinas, etcétera. desarrollo. Sin embargo, una vez admi t i mos la posibilidad de movinúentos
Sobre la base de estas diferencias, el capital mercantil facilitará el comer­ internacionales de capital industrial, las disparidades salariales entre países
cio entre los dos países en aquellas mercancías que son de uso en uno u otro capitalistas se vuelven un factor importante en sí mismo.
país. Pero nótese que, mientras las diferencias en el desarrollo se manifies­ Consideremos el caso de un capital individual en el PCD. Si ignoramos
ten de las maneras mencionadas arriba, los medios de producción de los los costos de transporte, el mismo precio rige en todas partes. Así, se nece­
dos países no se encontrarán entre las mercancías de intercambio: los capi· sitará más o menos la misma cantidad de oro para construir y aprovisionar
talistas de cada país util izarán los medios de p r odu c ción consistentes con una cierta clase de fábrica en cualquier parte del mundo: l a única d iferenci a
su nivel general de desarrollo. entre países vendrá de los diferentes costos de la fuerza d e trabajo, e s decir,
El c<tpital mercant il, no obsLmtP, l l t •va m�ces.ui a mc n l t · consigo la posibi­ de los efectos combinados dP las d i ferencias en productividad directa y las
lidad de modernización: los capi talistas del res )1 1 1t' d e n (y lo hacen) cam­ diferencias entre tasas s a l a ri a l es.
biarse a la tecnología superior del PCD. Pero hay muchos factores que van En El in tercam/lio desigual . . . , Arghiri Emmanuel señala que, aunque l a
en contra de esto; el costo y la escala n l l l !'hn Jll.lynrer. dP las técnicas avan· prod uctividad d i rec t a dd t rabajo es g<•neralmente más baja en el PCS, e l
za d a s, la co mpleja interdependl'lll'ia •wcesaria e n t re d i fe re ntes técnicas pa· nivel de salarios es todavía m.ís bajo: mientras que la productividad d i recta
ra que cualquiera de ellas sea v iable, y la necesaria mayor socialización de "del trabajador promedio en las áreas subdesarrolladas es de 50 a 60% de l a
la fuerza de trabajo. Por estas razones, la modernización desde adentro co· productividad del trabnjador promedio e n b s áreas industrializadas. . . e l
mo tendencia inherente de las rclacimws conwrciales, es generalmente anu­ salario promedio e n los países desarrollados es cerca d e 30 veces el salario
lada por otra tendencia inherente más poderosa: la modernización desde promedio en los pn fses atrasados . . . "94• Esto significa que atmque se necesita
afuera, o inversión directa9\ aproximadamente el doble de trabajadores en el PCS pnra producir el mis­
Precisamente aquellos factores que van en contra de una modernización mo producto de una fábrica dada, que lo que se necesitaría en el PCD, cada
desde adentro tienen la tendencia a favorecer la inversión d irecta: los capi· trabajador cuesta solamente 1/30 a l capitalista del PCD de lo que costarían
!alistas del PCD tienen mucho más capital disponible para inverti r, conocen los trabajadores en su país; el efecto neto es que la nómina promedio para
bien l<ts técnicas modernas y tienen acceso a todos los trabajadores con la una fábrica localizada en el PCS sería 1/15 de lo que sería en su país: l a
especialización necesaria. Pero el factor más importante que favorece a la mano de obra barata atrae la inversión extranjera.
inversión directa, como veremos, es el bajo nivel de salarios en el PCS. Debemos enfatizar a este respecto que la mano de obra barata no es la
Durante el análisis del comercio de mercancías, las diferencias de salario única fuente de atracción para la inversión extranjera. Todo lo demás igual,
no parecían ser un factor importante. En el caso de precios directos, el pre­ las materias primas baratas, un buen clima y un lugar propicio (si conside­
cio se determina inmediatamente por el valor; los salarios afectan solamen­ ramos los costos de transporte) también son importantes para hacer atracti­
te las tasas de ganancia. En el caso de precios de producción, como la tasa vos al capital extranjero ciertos sectores de producción. Pero estos factores
son específicos en escasas ramas tan sólo, mientras que la mano de obra
<J;I Eslo de ninguna lllólnera implim <JIIf' �·.1 impo�ihh• pam un I'CS p.nlklllólr mnth•rnizal'5f' desde barata es unn característ ica social general en los PCS, cuyas impl icaciones
a<lt•nlro, nunn l<lm po•·o t•s imposihlt• ¡>Mil un ¡mis <'il pilalisl¡¡ ¡x�l"""" ¡•.u lit:ulilf d.u t'l Mlln enlle
los grandes. Denlm del alr<ml'<' de l'Sle cilpllulo únit'illlll'llh' 1111� •x:u p o <le aJMiil"''r las lendencias
abrumadoras del l i hll' cnmerdo y di' la l"OillfX'lt'nciil t'lllrt• nadmws <'•IPilalisliiS. 94 A. EmmanuPI, op. cit., p. 48.
204 VALOR, i\CUMULi\CION Y CRISIS COMERCIO INTERNi\CIONi\L 205

se extienden a todas las áreas de la producción, aun aquéllas que todavía zados por el capital extranjero podrían rendirle una tasa más alta que los
están por ser creadas. dos promedios nacionales96•
Una con�>euencia inmediata que n•sulta al considerar la inversión directa Por consiguiente, sin tomar en cuenta las diferencias reales en las tasas
es que las industrias dt• exportación de los res sobresalen como el primer medias de ganancia de los dos países, el capital extranjero tratará de entrar a
objetivo del c .1 pital cxtranje ro . Como hemos visto cuando tratamos los flujos las industrias en las que pueda disfrutar de ganancia mayor (con los precios
de capital mercantil, Jos ÚJÚCOS sectores deJ res capaces de sobrevivir son los actuales) que en su país. Mientras lo hace, sin embargo, la competencia entre
de aquellos productos que no tienen una contraparte extranjera, así c¡ue no capitales extranjeros por estas ganancias en exceso llevará a un aumento en
enfrentan competencia de las importaciones, y aquéllos que enfrentan compe­ la oferta de las mercancías producidas, forzando sus precios a la baja y, en
tencia extranjera pero que pueden sobwponerse debido a las ventajas locales, consecuencia, reduciendo las ganancias excedentes que los atrajeron en un
tales como nlilterias primas a bundantes, ele., que les permiten compensar su primer momento. Dondequiera que pare este proceso, es claro que termina­
tecnología g en e ralmente inferior y su productividad l aboral más baja. Este úl­ rá reduciendo los precios en las industrias escogidas hasta que el capital ex­
timo grupo de �>etores, si t•xislen, se vu elven los SL>etores exportadores del tranjero invertido en ellas gane la misma tasa de ganancia que en su país.
res. y una vez que la posibilidad de inversión foránea se toma en cuenta, Desde el punto de vista del capital local, los efectos de la inversión extran­
estos SL'I.:Ion.•s dl• l'Xportaci6n se v uelven los candidatos p rincipales para la to­ jera serán desastrosos, por lo general. Los prL'Cios que existí;m antes de lamo­
ma extranjera: aun cuando los cap italistas extranjeros tuvieran que traer traba­ dernización desde afuera eran precios de producción que incorporaban la tasa
ja dores de su propio país, su superior tecnología todavía les pennitiría apro­ media de g anancia en el Pes. Cuando estos precios son forzados hacia ab ajo
VL>eharse de las materias primas baratas, etc., para ob tener ganancias excepcio­ por el influjo de capital extranjero, l os capitalistas locales serán expulsados del
nales; además, puesto lllle l.t mano de obra en el Pes está dispotúble a un costo comercio a áreas todavía no afectadas o a nuevas industrias creadas para satis­
nl'lo m;Ís bajo'1� los St'CtorPs de expol"laci6n empiezan a parL>cer todaví.a más facer las necesidades de los SL>etores dominados por el extranjero.
atractivos a los inversionistas ext ranjeros. Hasta ahora nos hemos confinado al análisis de los efectos de la inver­
Los sectores que se confinan únicamente a la producción doméstica no sión directa en i nd u st r ias que ya existían en el PCS. Dado que solamente
están eXt'Illos de este proc e so . En tanto exist.m dentro de este grupo ciertas unas pocas industrias sobrevivirían a los rigores del comercio de mercan­
industrias en l a s 'llll' la tt cnol og ía Sli(Wrior tld ca p ital extranjero y el costo
' cías, la p n•gu nta que su rgi ó fw?: ¿ayud;u{l la inversión directa a compensar
nl'lo más bajo de la mano de obra p P nni tan a los capitalistas de un PCD la devastación de la competencia de importaciones extranjeras, o empeora­
sacar ganancias mayores que en su propio país, estas industrias también rá las cosas?
serán p resa de la invasión extranjera. Desde el punto de visL1 del ca p ita l local, b resp u es t a parl'ce ser inequí­
En todos los SL>etores sujetos a esta disciplin.1 el capital extranjero entra, voca: ¡empeorará! Luchando para explotar a sus trabajadores en paz, los
porque al vender a los precios existentes, o aun más bajos, puede disfrutar capita list as locales se encuentran rodeados por demonios extranjeros: en
dl' u na lasa dt• ganancia m�s alta quP 1.1 vi gP n le l'll su país. Los p recios exis­ primer l ug. u� sus industrias son arruinadas por importaciones baratas y,
tentes, sin embargo, son los precios de producción de estos sectores, que después, las que sobreviven, ¡son tomadas por el capital extranjero! No es
incorporan la tasa media de ganancia del PCS. A primera vista parecería de ex trañ ar que el proteccionismo se convierta en su religión.
qu e la inversión directa iría solamente del PCD al PCS si la tasa media de La invasión y la absorción de las industrias existentes en el Pes no agota las
ganancia del primero fuera m;1s alta que la del segundo -a causa de salarios �ibilidacles inherentes a la inversión directa. Debe recordarse que todos los
m.ís bajos, por ejemplo, en el PCS. Pero esto no es necesario. Por medio de
la modernización desde afuera, d ca pita l extranjero rebaja el precio de cos­ 96 Supnngarnu:'l que 1.1 tas�1 nwdi.t t.h� g.m.lncia t•n PI Pa:-i hu�rrt 1 0%. Si t•l t•nbre tuviPra un pn'C'io dtt
C05lo D- 100 on1.as de oro, su pR'<"io de prndurdón (anll'S de la inVl'rsión din'<"l.t) serta D'- 110
to de una mercancía y aumenta su rentabilidad. Así, aunque la tasa nacio­
onz.as. Ahora, aun si la la!i.l pmmediu de gan.1nda en 1'1 I'CD fuPra 15%, el c.tpildiPxlranjl'ro lralarf.t
nal de gananci.1 en el res f u er a inferior a la del PCD, los sectores moderni- dt• enlrar t•n 1.1 pnxlun:ión dt• •·ohn•t•n ••1 l'CS si por nll•tlíu dt• l.t mod••mi7"tdón pud it'fa rt•baj.t r el
prt•do de coSio del robre, dig;mtos a 110 onz.H, (llli'Sio que t>ntonn�. al prt'<"Ín arllt.tldl'l robrl' de 110

9�l El en� tu J\(�tu Sf' n•fif•rt• r•n t--sltt c-asn al ht't.·ho de ')11<' la uu�nor prnductividoJJ dirf'Cta dt• la (uC"17..a de oru.as, o aun más b.tjo,esll' c.lpilall'xlranjt'rn podrfa n�·ibir una l<tsa di' 1;anandd nt<t yor que el15%

lralMjnt•n 1'1 I'CS es t:ornpensada •·nnn•�·•os por lils lasas de salarios aún n\o1s b.,jas. qul' redbirfol en su pafs.
COMERCIO INTERNACIONAL 2fr7
206
VALOI{, ACUMULACION Y CRISIS

capitales compiten uno contra otro. Esto significa que cuando el capital Emmanuel no ve, sin embargo, que la inversión extranjera puede tam­
bién trasladar industrias del reo al PeS para aprovechar las ventajas de
proveniente del PeD toma la forma de inversión extranjera compite no sola­
mano de obra barata. En la medida en que esto se cumpla, la capacidad de
mente con el capital del PCS sino también con el capital que quedó en su país.
exportación del PeS se fortalece (aunque bajo el control del capital extran­
AIH donde puede aprovechar la m.mo de obra barata del PCS, el capital nuevo
jero) al afladir los nuevos sectores. Este lado de la inversión extranjera ten­
en el PeD se puede erigir en oposicit)n a las industrias existentes en su país,
derá a mejorar la balanza comercial de la nación subdesarrollada y a crear
abriendo fábricas en el extranjero y exportando los productos (más baratos).
nuevas fuen h • s de l'mpleo para sus trahajadorl's.
Vt!mos entonces 1}111� b a t rac ci ón dt• la mano de obra más ha rata para el
Pero el error fundamental en el análisis dl' Emmanuel es más profundo:
capital extranjero puede ir en dl'lrimento, no solamente del capital local en
puesto que acepta la ley de costos comparativos como válida sobre sus
el PeS, sino también de ciertos tipos de capital en el PeO. Esta es la razón
propios fundamentos, se ve obligado a echar toda la culpa de la desigual­
por la que el llamado al proteccionismo resuena en ambos lados de labre­ dad internacionnl a los efectos de la inversión directa. P uesto que identifi­
ca los salarios más bnjos del PeS como el factor básico que motiva a la
cha del desarrollo. Alli donde el capit.1l mercantil domina, o donde la inver·
sión extranjera todavía no <Hlll'l\o\Za al capital del país de origen, se escucha inversión extrnnjera, Emmanuel debe argumentar que la solución al pro­
soJ.mwnte el gPmiJo Jastillll'I'O dt> Jos capitalistas dl'i res reclamando e) blema del desarrollo desigual es nivelar los salarios entre pa íses. Al ha­
proteccionismo. Pero cu.mdo la inversión extranjera se desilrrolla, al punto cerlo, el flujo de cnpital industrial del PeDal PeS cesaría y con él todos sus
de competir con la producción misma del pais de origen, la protección se efectos deletéreos.
vuelve rúpidamente la rcaliJ.¡J dd momento. Solamente quedan los parti­ Pero sabemos que, en realidad, la ley de costos comparativos de Ricardo
darios del libre comercio, ofreciendo en venta inc;msablemente la medicina es incorrectn: independientemente de la invl•rsión directa, el intercambio
pall'ntada de los costos comparativos. de mercancías, por sí mismo, traerá como result.1Jo la pobreza del PCS. Al
Dcsdt! un punto de vista nacionalista, los efectos de l a invl'rsión directa c ontrario, la inversión directn puede ser una" compensación" de cierto tipo,
sobre el PCS aparecen mezclados. Hemos visto que el comercio mercantil si bien finalmente intensifica ln desigunldad del desarrollo: las entradas de
ser;\ dominado por el PeD; el PCS surgirá como pt!rpetuamenle endeuda­ capital extranjero, aunque puedan ser reembolsadas en formn multiplicada

do y también perpetuamente en déficit. debido a las rep.ltriaciones de ganancias son, no obstante, una fuente im­
portante de préstamos de largo plazo para compensar los déficit de comer­
En cuanto el capital extranjero invade las industrias sobrevivientes aña·
cio crónicos. En esta medida son generalmente preferibles a los flujos de
de el insulto al daño, aumentando la dependencia del res con relación al
capital finnnciero volátil sobre los cunles se basan los préstamos a corto pla­
mundo capitalista desarrollado. La inversión directa, es verdad, reduce los
zo. Además, como hemos sef1alado arriba, la inversión directa puede llevar
precios y moderniza las industrias; pero, como lo enfatiza Emmanuel, los
a la creación de nuevas industrias en el res que pueden ayudar a reducir
precios de exportaciones rebajados son realmente una pérdida para la na·
su déficit comercial, así como n aumentar el empleo dl'ntro del país.
dón como un todo, pul'sto que> constituyen un deterioro de los términos de
El aspecto b;ísico, que la solución propuesta por Emmanuel pasa com­
intercambio y, por consiguiente, un empeoramiento de la balanza comer­ pletamente por alto, es que se está condenado si se hace y también conde­
cial. Además, l o importante para Emmanuel sería el hl'cho de que tanto la nado si no se hace. Lo que Enunanuel ve como una desigualdad entre na­
modernización como la disminución de precios son mecanismos por los ciones es en realidad la manifestación internacional de la desigualdad entre
cualt!s la plusvaHa producida por los trabajadores del PeS se transfiere capitales, inherente al desarrollo necesariamente desigual de las relaciones
realmente a los capitalistas extranjeros. Ello, argumenta, hace más grande capitalistas de producción. La concentrnci6n y centralización como tenden­
la brecha entre países desarrollados y paises subdesarrollados fortalecien· cias inherentes al desarrollo capitalista son válidas en el plano internacio­
do a los ricos y debilitando a los pobres: "La riqueza genera riqueza. . L1 . nal y en el nacional. En uno u otro caso, los patrones de intercambio son
pobreza genera pobreza"97• síntomas y no causas, de estas leyes fundamentales. L1 nivelación interna­
cional de tasas de salarios no puede resolver el problema del desarrollo des­
97 A. Emmanuel, op. dt., p. 131. igual en el capitalismo m;)s de lo que la supresión de un síntoma puede
208 VAI.CJI{, ACUMULACION Y CRISIS COMERCIO INTERNACIONAL
209

curar la enfermedad. El problema está en el capitalismo, no en sus sínto· dustria, ya que el valor social es en sí mismo el promedio de los valores
mas: reclamar el mismo salario en todas parles es en realidad argumentar individuales de diferentes productores ubicados dentro de la industria.
que la explotación de los trabajadores debería ser igual en todos lo países98 En una industria diferentes productores trabajarán, en general, bajo di­
sin discriminación de raza, de colm; de religión o de país de origen. Demo­ ferentes condiciones de producción. Ello debido, en parte, a diferencias de
crático es, sin duda, ¡wro limitado l'll sus implicaciones. fertilidad de tierras y minas y, en parte, a diferencias en los métodos de
producción. En este último caso, mientras los productores más inferiores
tienden a ser progresivamente marginados la introducción permanente de
nuevos métodos de producción tiende a convertir los capitales previamen­
Transferencias de valor te superiores en relativamente inferiores de tal manera que en algún mo­
mento coexistir¡Ín varios métodos diferentes.
Uno de los resultados obtenidos en la sección anterior fue que la inversión Todos los productores de una industria compiten en el mismo mercado
extranjera ay uda a crear la estructura típicamente dualista de las sin importar cuáles sean sus condiciones de producción. Y lo que importa
exportaciones de los PCS. Necesitamos examinar a continuación la en el mercado es la cantidad total de producto, por lo tilnto, la cantidad
c onscc t ll'nc ia que pueda l!'nl'r esta estructura dual para las transferencias total de tiempo de tmhajo abstracto requerido para su producción. En esta
de valor l'ntre p a íses J<1 • Comenzaremos por señalar llUC hay dos tipos
' medida, cada mercancía representa en el mercado el tiempo de trabajo pro­
principall�S de transferL'nl'Ías por consider.u11x1• medio y, en consecuencia, las condiciones promedio de producción101. Las
Los tipos de lransfNencias más f.tmiliares son los relacionados con la mercancías producidas bajo mejores condiciones que las del promedio ten­
formación de una tasa general de ganancia. Las industrias que tienen altas drán valores individuales inferiores al valor social (medio), puesto que pro­
composiciones org{micas (C/ V) tendrán precios de producción por enci· ducirlas loma menor tiempo dP trabajo que el promed io; por su p.ldt•,
ma de los precios directos, mientras aquéllas con bajas C/ V tendrán pre­ aquéllas producidas en peores condiciones que el promedio tendrán valo­
cios de producción por debajo de los precios directos. De esta manera la res individuales más altos que el valor social.
formación de precios de producción tr¡msficre plusvalía de las industrias Se deduce que si la mercancía fuera vendida a un precio proporcional a
con baja composición org•1nica hacia las de m<1s alta composición. su valor social (es decil; a su precio directo), los capitales más eficientes
Estas t ransferencias de valor entre industrias surgen de las desviaciones realizarían más valores de los que producen, y a que tienen valores indivi­
de los precios de producción con respecto a los precios directos -esto es, de duales bajos. Y al contrario para los capitales menos eficientes. E¡; otras
los precios correspondientes al valor social. Pero la formación de un valor palabras, los precios directos implican que dentro de una industria dada,
social de industria implica transferencias de valor en el interior de una in· la plusvalía es transferida desde los productores menos eficientes a los
más eficienles102.
911 Esto, t.unhit'n, es 16giramPnh! imposihl<!. El nivel de vi1la (<!l salario n•al) d<• los trabajmlon'S m Desde luego, las mercancías se venden en promedio a sus precios de
rualqooio•rp.<fs dt•l11• <'Sl.lf limil;Hin, ,,¡ fin d•• nu•ni.IS, por,.¡ nivc•l de• des.1rrolln d•• sus fuer7;<spro­
Juctivas.¿l'ur mt.'<lio de qu¡\ magia pnd r.l Pl tr.<hajador del.1 India alcan7.1r 1'1 mismo nivel de viw producción, no a sus precios directos. Pero las transferencias netas de valor
que el tralMjador nortc.mwricdno7 Elpn1<hl<·to social total ('('1 e�pita en la India -usando cualquitr involucradas son, no obstante, las resultantes de dos distintos tipos de
fndin•- <'5más bajo q•u•,.¡ Ml.uio rt•al del tr.<h·•i·•dor norle.<m<•ricolno.lncluso si los trabajadort'!ldt
transferencias: intra-industria, que dependen de las diferencias entre pro­
la India t·onsumiemn su pmduclo soci;<l t•ntPrn, las dift•rem:ias de salario re.1l no serian elinún;�d.u
-pero natur.llnwnl<! el capital de la lndiól lo s.•rfa. Asf l'l iru·•·nlivo para la invl'rsi6n cxlranjem-IM ductores individuales y productores promedio dentro de la misma indus­
diferend.IS sal<�rialcs- pt'l'III<IIU't'<'rfa, mi••ntras <JIII' 1.1 WlliJll'h'lll:i.l -los capitóilistas locales-¡h.1brf.l tria; e ínter-industria, que dependen de diferencias en las composiciones
desapan•ddo h.1ce mucho tiPmpo!
CJ9 Las lr.tns(t.•rt•nd as de v.tlor .1 .¡uf" n05 re(l•rilno� a'¡ur son 141S tM·"sion.td.ts por l.t!\ dt�viaciont.-"5 dt orgánicas de los productores medios e1; diferentes industrias. Para cual­
pn•dos ••n ll'l.<dón con lcr.; ¡uc�·ins din'l·tos. En t.1l nK'<Iida son muy difl'r<'llh'S d•• la rt•palriación dt quier conjunto individual de capitales, definido, por ejemplo, por su loca­
utilidades, inlercS('S, ele., '1'"' son transf..rl'ndas de los distintos comptmentl's de la ganancia m
lización, nacionalidad o grado de desarrollo, la transferencia neta de plus-
gt�l\t'f,t) (t'SIO l�, Jp líl l)UUant'Í.I 111� PO,prf'SH, Ínl«'f{•S1 H'lll<l�, l't'galfas, lfivic.J('IUIU�, PlC�lera).
100 En n•;�litl••d híll' un h•rn•r tlpn de• lransfr•n•m·it�s df• valnr, dt•�tlt•la ("'"11��'"·' pn)f,lucdón '-h• nwrran·
c{,¡¡s h.u.:ia la protlun·ión t'tlpit.alist.a. Nu uhsi•Hlle :.u inlJ'KUt.and¡a pt1rll adt'lant.otr t.'lliih¡uier a.n.illsis 101 K. M.mc, J:/ ru¡•it11/, NI. dt., T.
111, Vol. 6, pp. 227-228.
cuncrl'tn, 'l '"'<la por fnPra ,¡,.¡ ilkancc d.. 1.1 pr<'sente discusión. 102 Aqul definimos la eficiencia en el mismo Sl'ntido de la Vl"'ltaja absolu la en serrio11t'S aniL'riorcs.
--·.,

210 VAJ.OR, ACUMULACION Y (]{l<;IS COMERCIO INTERNACI


ONAL
211
valía será la suma de los dos cfeclos11n. El Cuadro 7 resume la dirección de pra de importaciones. Esto
sería cierto, por ejemplo
las transferencias. El primer signo en caJa casilla se refiere al efecto de la , si los productores de
estas importaciones en el
PCD fueran muy eficient
eficiencia y el segundo al efecto de transformación. es en las industrias supe
riores al promedio, de tal ­
manera que su precio de
producción sería más
alto que su valor individu;u1
06• En este caso, como com
prador de estas mer­
cancías el PCS sufriría una
pérdida de valor por el lado
CUADR07 de sus importacio­
nes. Cuando este hecho se
1lU\NSFERENCIAS DE VALOR presenta junto con la posibili
dad de una ganan­
cia de valor por el lado de las
exportaciones, es claro que
de fácilmente ser cero. el efecto neto pue­
ALTA C/ V BAJA Cf V

+� + +�
Pero ¿cambiará todo esto
la consideración de diferenc
ALTA EACIENCIA - una palabra: no. Para ver ias de salarios? En
porqué, modifiquemos los

- �
análisis previos supo­
BAJA EFICIENCIA +
-� - niendo salarios y tasas de
y salarios en PCS, manteniend
plusvalía altos en el PCD
, bajas tasas de plusvalía
o al tiempo el salario med
valía mundiales sin cambio1 io y la tasa de plus­
Regresemos a la típica estructura dual del sector exportador del PCS: 07•
El punto más sencillo par
unos pocos productores muy eficientes en industrias de alta composición a comenzar es la transfer
encia de valor en el
interior de cualquier ind
ustria, surgida de las dife
orgánica (petróleo, cobre, etc.) y algunos productores poco eficientes en in­ rencias entre valores in­
dividuales y valores sociales
dustrias de relativamente baja co mpo s i c i ón orgánica (por ejemplo, produc­
en su tasa de plusvalía cau
. Para cualt}Uier capital ind
ividual un cambio
sado por un cambio en la
ción agrícola)1114• En este caso sólo nos referimos a los capitales que produ­
la división de la jornada de trab tasa de salario alterará
ajo en tiempo de trabajo
l:l�n dentro del PCS y existen en el nwrcado mundial, bien como exportado­ dente. Pero esto no cambiará l'n necesario y exce­
sí mbma la duración de la jorn
res o como competidores dom(•sticos de importaciones foráneas. bajo y, por lo tanto, no mo ada de tra­
dificará el valor agrega
En el Cuadro 7 es claro que el primer Co11junto de capitales ganará el doble do por el trabajo vivo;
tampoco cambia el valor
transferido por este trab
dl' plusvalía mediante la formación de precios de producción internacionales, ajo. Los cambios del sala
rio, en otras palabras, mo ­
difican la rentabilidad de
mientras que el segundo perderá el doble. Por lo tanto, para el pafs corno un pero no su productividad; dPja capitales individuales
n intacta la estructura de
todo, el efecto neto es bastante ambiguo. Incluso, sería perfectamente posible duales y valores sociales. los valores indivi­
De esto se concluye que
tener todos los modelos estruchuales de desarrollo desigual internacional que
los diferenciales de sala
rios entre países no tienen ­
ningún efecto en las tran
sferencias de valor in­
derivamos anteriom1ente de la ley del valor, y al mismo tiempo ten er una Ira-industria ocasionada
s por la formación de valo
res sociales.
t ransferencia neta de valor de cero, o aun positiva, para el sector exportador Los efectos de las diferen
cias de salarios, en las tran
entre industrias que surgen sferencias de valor
del PCS tomado en conjunto. Una transferencia positiva podría ocurrir si, co­ de la formación de prec
ios de producción, son
mo parece ser empídcamcnte cierto, la porción modema del sector exportador un poco más com
plejas, ya <]Ue cualesquier
a diferenciales salariales
del res fuera más grande que la atrasada
lll5 países que dejen sin cam entre

dejan, en general. los promedios de
bio la tasa media de ganan
cia mundial en valor
Es posible, desde luego, que aun si lo anterior fuera cierto para los secto­ la industria intactos. Pero
para los dos
res exportadores en conjtmto, el país mismo puede perder valor en su com-
I()S Incluso esta b
posi il idad no l'S de ni ngtin mod
o obvia. El (;¡muso e,; ludio del.eo
nticl (op. di., J'drte l)
l'Íl'Cios conjuntos rnnfontlito la b.t.o;(' dt•l ;u¡i\lisis t h• Milrx de lns tlifl'renciaii'S de rentabilidad
encuentra que las l'Xportacio
1 03 Estos
nes de lus E.•l<tdO!< Unidos son men
os intensivas en <-api tal que su pro­
intr a-industriales. La tPOrla dt• la n•nt.1 dt•la t it •rr.l ap ;ul'<'t• cnrnn un CiiS<l L'!lfl'.'(.·i.•l (K. Marx, El mpiflll. to <)Ul' los EsL1dos Unidos son tan
ducción en conjunto. J'ut'S
esto sugiell' que L1s impo importa ntes en t•l lll<'rrado mu ndial
td. di., T. 111, Vols. 6 y 8, C. X y Sección Scxt<�). rtaciones dl'l I'CS podrlan t>sWr en t•l pruonlio ,
sectofl'S del =·n·ado mun
dial con c¡v llX'dia. o aun por debajo de los
1 04 S. AmJn, op. di., pp. 57-58. NótL'!Ie que en cuanto a L'Stt• aspt'<·to no han•mos rdereoda a la propii<hd 1117 Marx hace �nfasis en que la
t.rsa de plusvalf.l dl'pl'fl
de cstas industria5 de exportación -G dt'Cir, si son t•xt ra nj..r ;IS o lcx·ales. trabajo y del valor dl' la fuena dt• de sol.lmt•nte de la duración de la
105 Amfn sostil•nt! <(111' en 19(,(, tnos cu.utas 1'"'""' dt� l01s t•xpnrtilcinru�s dt•l I'('S hu•nm pmdudd;" p<lf tr;¡b.J�,, y no de 1.1 pmdut•tív jornada dl'
id;ld dt•lustral ..j;•dnn'!l. 1.1 mndu­
c
sión de qut• los dift•rerKi.llt'!l de1'.
ei " St>cto r capitalist.l ultr;unodt•rno (pt•tróh�•. mhwrf.¡ y pr<x:t'SillllÍI'nto p rim ••rio de mioerali'S, plan­ plusvalla, 1'51.1 basad;t impllcitaml'nte
1l.1rio inter-n•ginrl.IIL'S i mp li
a n dift•ll'ncialt'!l opui'Stos en t.1sa.• de
t.ldones modl'rnas...) ...·,S. Ando, ''1'· di., p. 57. primer lugar valores íntemacior
•� t•l supui'Sto de <¡ue
los bielli'S·salarin I'O cada pals son
Mies. en
COMERCIO INTERNACIONAL
212 VALl >ll, ACUMUI.ACION Y ClliSIS
213

cías. lnclu� si las tr�ferendas de


conjuntos de industrias mundialt�s en los que el sector exportador del PCS lía permanecen constantes plusva
�valía producada es mayor y, por lo tant
í 're���
��-
de pl 1a
está inscrito, los efectos son opuestos y tienden a cance larse mutuamente.
En el sector mundi al de alta e; V , los capitales localizados en el PCS son
da ba¡o la forma de ganancia también lo es. Para Jos capitales
o , la masa de plusval
más e
fa
.
tclen es e
los productor es de más alta productivid.td, lo que im plica que po; iguales
atl a e¡v locali zados en el PCS, la alta rent
· abilid'ld ' l]Ue obtt'enen de su ma
cantid<tdes de producto req ttiPren m enos tiempo de t rabaj o que sus contra-
partes PCD. Lo contrario es verdad en el sector mut1dial de baja C/ V . Si la
efiCienc
· i· a es mcentivada por los bajos salarios
es
poco eficient de baja e¡ V
regi onal es: y
localizados en el PCS los b
a
1
os =. yor
�ap�tales
a¡os .
compensar su baja productividad an os tíen en a
proporción media mundial de t•mplt>o de los PCS en relación con los PCD, .
' con Jo Ctt"'l
" pu"'...'deJt conve 11li'Se
di 0 de perpetuar méto os de en un nle-
está entre las t asas d e empleo PCS
pued
/ PCD de cada uno de los dos sectores d producción atras a dos'que sob . .
1 ·
· 1es que d
1 erenct· a1es sa1ana
mund.1a es descntos arn'l1a, cua 1 esq111era ll'f
·
e¡en
· so en prosperar) a causa de e
revtven (e m du-

é
sos mismos salario tlll
·
el salario medio mundial inalterado ll•nder(m a elevar la tasa de sal ario me-
.
En el Ap ndice de este Capí
tulo se presenta Wl e¡em � p1o numenc , .
· ·
d m en las mdustnas
· �
de alta e V (donde pr edom ma rán los mas altos sala- il ustrac1·0' n de todos los fenóm o como
¡ enos descritos.
rios de los pro ductores del PCD debido'' su re lativament e alto empleo por
arrall0 de 1os PCS no n ece
Lo i mport ante de todo esto es que el subdes
um'd ad · 1·oll'n 1as ·1m1 u sln· as J e ba¡a
de producto), y a b.1pr ·
·
e¡ V .
·
E sto 1 mpli ·
·

t
·
sanam en t e mp !Jca una transferench
.
·
' neg" ' , de va1
"" l av,¡
or de su parte · Ell0
-

ganan· s61o s1rve para su bestim ar h


.
ca una tasa de plusvalía d ism inu ida y. po r lo tanto, menores tasas de
. des1gu. •
' cuestión rn.:s d ·
Imp artante de que el desarro
c1a en valor en el pnmer s ect or y tasas acrecentadas en el seg u ndo. al ocas iOnado por la compete . ll0
. . . ncia' mto �rnacwna , 1 yace en el centro de
·

l reco rdars e c¡ue en illlSl'ncta d1• dt·ee n� nc1ales de sa 1ano, el sector de



De)(' la cuestión , y no alguna transf<>renct.t .·. le
.1 va 1or que pueda 0 no res

alt a composi ci ón orgánica LiPne un;t tas.1 d1 • ganan cia en valor menor que la fsle desarrollo desigual Attn co .
.
u1tar de
· n una 1 ransf erencta
media mundial, y el se clo r de baja u na tasa en valor sup erior a la cero todas las fuerzas <]lle " .
de valor ne 1a lgua · 1 a
· '
e/ V , • "'ll'tlaz.1n
' . 1os an teno

rn1cnte cont mua
med1a mundtal. Dado que los dtfl'l'l't1Ctall�S s.dan ales entrl' paases l!endena nan
. . . . . , .
dtzando el "des
,
profun-
arrollo del subdl·s·¡rrollo "
hacer disminuir la lasa media de gan anci a en v.tlor de la i ndustria en el Con el fin de <]Ue se 1d ... 1g.t
. p ¡ ena e 1,olfll

1 a·J sobre esh . ·· '
' s matenas, es n eces
primer se c tor y a elevarla en el segundo, los diferenci.tles entre la s tasas de . rio ha ce r una brev n . . . a-
. . . . . e ref -.orcncta le1 ) t!S amp 1tcaciones que 1a el'ascuston
. " · 1 •

ganancta en valor sec l o na les y b mcdta rnundtal se mcrcmentan . Esto, a su lada tiene pan 1 a d an-
l 1 .mter cam bio Jes'
�.,uS oiC e

para
' s teora
' ' h . tua es te
t gu ..t 1'espec íf'acamen-
·
. • • . . •
vez, amphca que en presenCia de dafl'n•nnas ,
d1! sal.tnos entre pa1ses la for· le las versiones ex¡1ues tas por ·
. . ., . . . E mm ;mu el Am
nMctón de p recaos d e produ ccton mternacmnales requenr.t, una gran tr ans- razones de espado Man de 11119 Aunque
ín y
inlpa'elen una el'ascustón . '

hacta
·

. , . . detallada 50 bre estos aut


rgo' hacerse a1 gunas o lJSer
ferenCJa de plusvaha el sector de alta e; V , p e ro también una trans- pueden' sin emba ores,
. vacaones genera 1es.
. .
f erencaa cons a'derable desd e e 1 sector de 11,1¡a e 1 V . En consecuencia,
Cuadro 7 constituye una descripción v;ilida de los diferentes tipos de trans·
. e1 hi
El trabajo de Arg n E lma. . ' �
�ue•) es�) piOnero en este campo. En efecto,
Emmanuel supone que c a a
paas es el umco produc tor
íerencias de plusvalía. El úni co efecto de los diferenciales salariales es in y que las ind . de sus productos no
·
ustnas de al la C/ V del mer
c�d0 mund'ta 1 est an concen
mios PCD y 1 a ele b . C/
. . � •

crementar las magm tudes de estos dos flu¡os opuestos, con Jo cual es aun tradas
pe rfect am ente posible obtener una tr ansferenci a neta de plusvalía igual a '··en ' 1• �
a¡�
V en los PCS. Ignora así por complet
o las
.u ct as n t ra-mdustna Puesto trans-
cero, entre países. qu e ¡ a f ormac1'ón de precios
·
de producción
En resumen: los diferenciales salariales entre países no afectan necesa· ii!Marx senala q11<' 1 L . .
os .-1¡os S.l1anos p111'<fen

• •
•. • •

la produrtividaJ dPI tr,1¡,.1¡0, J>or< u•• ru.rnllllJ)('<fi r 1' 1 �['('11117"'n6. n Y por lo tanto PI crl'Cimiento de
• • ,
namente per se las transferencias netas de valor entre industnas o e ntre ca· J " 1 05 M
1 zami. Pnt?detrabaj.•don.-spor . 1.mus son bo1¡os los ahorros Je cap•'tal
· ble
¡
, deb'J
pitales en una industria. Tales diferenciales, por lo tanto, no dan ongen
1 osa 1 J<;r:• vana
mayo . cie�tes para compensar
máquinaspu�'<fPnno�rsuli
. los res
necesanamente a una transferencia neta de plusvalía entre países del ¡ T.l, Vol. 2. c. XIII, pp. 480.ol8t.
••u¡o s de
1,,
rap1t al consLmte n<Yc.�an05 PM·•
mecan i7.aci ón. K. Marx, El 01pital, ro.
cit.
mercado cap italis ta mundial. 1\11A. �mmanul'l, op. dt.; S. Aml
n,"J' dt., y 'll•e [rul 11ru .
Nanones Unidas pa ra el DesMro11 .
Dr/>at,.' manuscntn • to Alnc • ano de
. 0 r·.cnnónu�o Y 1.1 7Pl.rnilk.•dón, wptil'mhre
, 1nstJlu
De esto no se concluye, por supuesto, que las diferen cias de sa la nos no
fa s
. dl'l' l.utf Cnr•itaiis
· "''' . ·
,d ,(Jl. • de 1973· y Emcst Man.
'
• . • • • •
l
UIMVl' �•(m
as 14•orfas Jpl Ílll!'H'olmh•io Jl'Sigu.JI
anll•nurd('PSIPr
: · S.IY¡"'
1l· ·""'', 1 •
tengan consecuencias para los capttales mdJVlduales. Para cualqme r capatal ' S<'('11
. . · Tll . n ollln.l
•'ó 11• 11 '1·• J'1 por 111'r,¡ de l'Sll'
crflu:a mAs JebllaJa de
• . • • • • • • · cio >stA d'ISJ)(>m'JI, '1 m<'<flante sollntuJ
capitulo por f.1lb dl'espa-
locahzado en el PCS el ba¡o salano exastente sagmf1ca mayor extracciÓn de al
1•10A
auto
•mmaneeJ, Ofl. O. l.' p· 421 ·
· ·E"·
r.

plusvaha de un numero dado de t rabajado res , y, por ende, más al tas ganan· :
, ,

l --
214 VALOR, ACUMUI.ACION Y CRISIS COMERCIO INTERNACIONAL 215

transfiere plusvaHa de las industrias de alta e / V a las de baja e / V, y ralmente diferirán. Mientras la competencia de capitales nivela las tasas
puesto que las disparidades de salarios entre países exacerban en gran me­ medias de ganancia a lo largo de las industrias, al mismo tiempo diferencia
dida esta transferencia, Emmanuel concluye que la existencia de precios de las tasas de ganancia individuales dentro de una industria. Amín, sin em­
producción internacionales provoca un amplio y persistente drenaje de bargo, parece no estar enterado de esto y en sus ejemplos numéricos supo­
plusvalía para los PCS. De ahí el término "intercambio desigual" 111• ne nivelación de las tasas de ganancia tanto entre industrias (como Emma­
Ernest Mande! se ubica en el polo opuesto de Emmanuel; empieza por nuel) como dentro de industrias. Naturalmente, este procedimiento erró­
rechazar la noción de que las tasas de ganancia se nivelan internacional­ neo lo lleva a proclamar que su tratamiento de la cuestión "constituye el
mente. Con ello ignora por completo las transferencias inter-industria112• más fuerte argumento en apoyo de su (de Emmanuel] punto de vista" 115•
En su lugar, enfatiza las diferencias entre valor individual y social (esto En realidad las condiciones que anali7..a Amín lo deberían llevar a la conclu­
es, valor internacional) una comp.tradón que, desde l uego, solamente es sión exactamente opuesta: que no existe una tendencia necesaria para la
válida para un productor diferente de la misma mercancía (es decir, en la transfPrl'nCia neta deJ valor desde el res hacia <'1 reo.
misma ind ustria) 111• Los t>xportaJorcs del l'CS se caracterizan como pro­ El avance de Amín sobre Emmanuel es su insistencia en el carácter dua­
ductores poco eficientes en las industrias de baja C/ V. Lo contrario es lista de las exportaciones del res, una caracterización compartida por Man­
cierto para los exportadores del PCD. Como no existe nivelación de las de!. Pero el error de Amín es su confusión de la competencia dentro de una
tasas de ganancia, las únicas transferencias de valor posibles son las que industria con la competencia entre industrias, lo que lo lleva a esperar igua­
se originan de los productores poco eficientes a los más eficientes, lo que les tasas de ganancia aun dentro de una industria -y, en con!".(.'Cuencia, para
es, dicho sea de paso, i ndependil'nle de las diferencias salariales regio· cualquier capital individual. En cierto sentido Mande! también comparte el
nales. Así, la derivación que efectúa Mandel del intercambio desigual es error de Amín, ya que esta equivocación implica que la tasa de ganancia será
el extn•mo polar de la hecha por Emma nuel, quien lo uhica en las trans· igual para cualquier conjunto de capitales, así como para los de un país par­
ferencias de valor ínter-industria, mientras que Mandel lo hace en las ticular. Y es precisamente esta expectativa implícita la que lleva a Mande! a
transferencias intra-industria. rechazar la nivelación internacional de las tasas de ganancia sobre la base de
Por último, tenemos la posición de Samir Amín, quien comienza insis­ que las tasas de ganancia difieren sistemáticamente por país w.. Pero, como
tiendo en que los expm"t.tdores del PCS están caracterizados por la estruc· los análisis previos de transferencia de valor lo indican y como lo ilustra el
tura dual derivada anteriormente: productores altamente eficientes con al· ejemplo numérico del Apéndice, una diferencia sistemática por país es per­
ta e/ V en un amplio sector ultramoderno y productores poco eficientes fectamente consistente con la nivelación a lo largo de las industrias.
con baja e¡ V en el pequeño sector atrasado 114• Para terminar, es útil anot.1r que podemos describir ele una forma más
En este aspecto Amín comete un error crucial en su análisis. Hemos se· sencilla las condiciones bajo las cuales se presenta una transferencia neta de
ñalado ya que dentro de una industria la competencia obliga a todos los valor de los países capitalistas subdesarrollados a los desarrollados. Repre­
productores a vender al mismo precio. Esto significa que, como los produc· sentemos con Xu y M., las cantid.tdes (realmente un VL>elor de cantidades)
tares tienen eficiencias d istintas, tendrán diferentes costos unitarios, aun­ de las exportaciones e importaciones del res, respectivamente. Con P'xu
que el mismo precio de venta, y tendrán, en general, desiguales tasas de representemos el precio directo individual de las importaciones del res
ganancia. Dentro de w1a industria las tasas individuales de ganancia gene· (que es, por lo tanto, el precio directo individual de las exportaciones del
117:
PCD h acia el PCS). La transferencia neta de valor para el PCS es
11 1 Enunanut•l in di t•a que sol.unl'ntt' 1.1 transft••••nda ncasinn,llla por disparit.lades dt> s.li,Jrio entre pal·
ses es L'Spt.>clfka para la relación PCS • PCD. l'or esto denomina sólo a esta porción de la transleren·
cia total " intMcambio dt'Sigu.ll"./l>id., p. 1M. 115 S. Arnln, Accumululi•"' . .., ''1'· di., p. 57.
112 E. Mandl'l, op. di., p. 35.1. 116 E. Mant.l<' l , "l'·fÍI., p. 35:\.
113 /bid., pp. 351, 358. 117 Siemprl' podrl'mos dt'SfomponPr esla translt•n•ncia nl'ta l'n transfl'rencias in l ril e inter-industria in­
1 14 Amln �'<·ha7.1 sobre bas.!ll t•mplrkas la ntM'ión Jp Emmamll'l de que los productos de cada pals son tnxludt•mln Villnrt'S SIM'Íólh•s (pn..:ios din'<'lllS p.romeJio) t'll t•J anó\Jisis y, 1'11 t;mto IJUI'JOS pn'<·ios dl'
cs�·lfims de l'lsol.unenh� (S. Amln, f.ud of 111� 1 ltl•lllt, op.dl., pp. 35-36). Amln argumenta en cambio nK'n',uln dili<•n•n t.lt• los pn'<·ins dt• prndut•dón, intrnt.luci••nllnlus S('gu11dns lóunbil'n. Tal dt'tleompo­
que L1.� t••portaciones dt>l I'CS Mlll a 1.1 V<'L nn l'SIX'Cifkas y prnt.lucit.las b.1jn unai'Simctura Upica· sició n nos permilitl.t it.l ••nt i l k.t r los Jistinlt>s mmpnnt•nti'S dt•I,J lranslt>�'fll'Í,I nMól, pt'fO no camhi.l­
mente Juali.�ld. S. Amln, Acrumulalion. . ., "1'· cil., pp. 57-58. rfa, por suptwsto, su magnitu d.
-

VAI.OR, ACUMUI.ACION Y CRISIS COMERCIO INTEI{NACIONA L 217


2H•

también de Marx. La teoría ortodoxa, por otra parte, al mismo tiempo que
T • P'. M - P'. X
rechaza la teoría del valor de Ricardo, se apropia de su ley del comercio in­
• � • w

ternacional para introducirla en su propio marco teórico. De tal manera esta


i m por tac ion es de u n valor me­
Si este término es negat ivo, el PCS wcibe ley llegó a ser ampliame n t e aceptada por marxistas y no marxistas a la v ez.
nor que el valor de sus expor tacion es.
Desde l u ego, la ley ha estado siempre en profunda contradicción con los
tado ofrecer ilustr ación numé­
En el Apéndice de este c, p ítul o he inten hechos. Consecuentemente los marxistas se han visto forzados a atacarla
sto en el texto. Esta ilustra­
rica para los argumentos lógico s que he expue ju n t o con sus conclusiones. Pero debido a su v a lidez virtualmente incues­
ción, y el análisis que 1.1 prc cl•de, no están
elabo mdos pam sostener que las
tionable en términos del capi tal ismo compe t i t ivo, la línea de ataque general
ad es enfatizar que estas
transferencias de plusvalía no existen. Su finalid ha sido negar la noción del cap i talis mo compe t i ti vo en sí misma, con el fin
s fenómenos del desarrollo
t ransferencias, cuando ocurren, son en sí misma de derribar la ley. Naturalmente bajo el ca pi t alismo mon opólico el análisis
ales. Su signif icado , en reali­
des i g ual internacional. no sus causas pr incip de Marx de los fenómenos de precio es también rechazado como no válido.
dad su dirección neta, debe ser evalu ado
a la luz de esta concepci ón .
Y así, la ley ricardiana es tirada por la borda a l abandonar la teoría misma
del valor.
En aiios recientes aparentemente ha surgido una nueva alternativa bajo
RESUMEN Y CONCLUSIONES
la forma de varias teorías del intercambio desigual. Estas teorías tienen su

El propósito de este Cap ít ulo ha sido tr


abaja r alrede dor del tratamiento de origen en el t ra b ajo p ionero y desafiante de Arghiri Emmanuel y son am-

desde la pe rspectiva marx ista. Esta


' pl iamen t e presentadas como las que derriban la doctrina ricardiana de los
las leyes del intercambio i nt ernaci onal costos comparativos mientras conservan, al mismo ti empo, el análisis del
en la ley del valor tal como ha sido
es una tarea teórica que tiene sus raíces valor de Marx. Pero esto es una i lusión. 'f.1les t e o ría s no rechazan la ley de
de E/ Cllf1Íia l. En esa medida, este
Ricardo en sus propios fund;unentos. En cambio, la modifican para t e ne r
u t o de 1 .1 rea l i d a d c o nc r eta d el
desarrollad a en los sucesivos vnlúm em•s
a n {t l i s i s no se p l a nt e a c o m o un sus t i t
histór ico. No se realiza n ingún en cuen ta lo que dichas teorías consideran son lo s rasgos disti n t ivos del
comercio internacional o de su desarrollo
histór icas del i n t ercambio cap i t al ismo moderno. Explíci ta o implícitamente d eja n la ley intacta para el
esf u erz o, p o r ej empl o, para ex pl i car las
raíces
oiClJ ill U l .tción or i g i naria . En caso del l la mado Cilpita lismo compe t i t ivo, y en l a m ayoría de las versiones
de la
d esi gua l ni se abord a el tra ta m ie n t o
de sigua l es inhe rent e a la del intercambio des i g ual se supone l) lle opem bajo el cap i t ali s mo moderno,
cambio, el i nterés es mostr ar que d des.tr
rollo
ca l tas . Sólo sobre estas bases si bien, con e fec t os mo di ficados.
i n t er acción internacional de las naciones
is
Un objetivo central de es t e c.1 pítulo es mostrar que la ley de los costos
pita

po de m os distin guir el i m pe r ia lismo c


una eta pa en el desarrollo
comparativos no se co li ge de 1.1 teoría del va l or de M arx . En s u lugar, lo que
om o
e n cia inmanente en todas
capitalista, del desarrollo desig ual como
ur1<1 t e nd
sí se deri va es una ley de costos absolutos, y una vez se establece esto, que­
las etapas.
tos. L1 teoría ortodoxa del co­ da claro que una serie de fenómenos que los marxi s t as siempre se han visto
lo seiial.t, una " i deo logía fo rzado s a derivar del cap i t a li s m o mo nopól i co y Jo del desarrollo desi gu al,
Pero la cues t i ón tiene tambi én o tros aspec
mpr como Amín
merc i o intern aciona l ha sido s ie e,

de la armonía u niversal"
1 1 8•
Y la base teórica de esta i de o l og ía ha sido a su son consecuencia d i recta del comercio libre.
os, una ley que, bajo varios ropajes, siem· En vez de acabar con l'i desar rol l o desigual, se muestra que el comercio
vez la ley de Jos costos comp arativ
ca mo eti tivo el comer cio interna­ libre lo p rofund iza . En vez de cerr,u b brecha entre países pobres y ricos, se
pre ha proclamado que en el p i talis comp
nacio nes. · observa a la inversión directa obteniendo el control del fuerte sobre el débil.
ciona l elimin ará las desig ualdades entre
al f e rese ta da por David Rica rdo como b Ninguno de estos resul t ados se deriva de las transferencias de valor en­
En su forma orig i n esta ley u p n
rcio internacio­ tre países desarrollados y subdesarrollados del mundo c ap ital i sta. Por el
ex te nsi ó n de su teoría r
del valo r - t a hilj o al tern•n o dPl come
entre las teorías del valor de contrario, puesto que el desarrollo desigual a escala mundial es co nsecuen ­
nal. Y debido a la ligera simili tud existe nte
o fue a ce pta da como una ley cia d irecta del libre comercio, esta9 transferencias de valor, y las teorías del
Ma r x y las de Ricardo, la ley ri ca rd iana pront
intercambio desigual que descansan sobre ella 9, emergen como fenómenos
1 1 8 S. Arnln, AccumuiiiiÍotJ ..., "l'·•·ít., p. 6. secundarios, no causas p r i m a riils, del subdesarrollo en sí mismo. En reali-
211! VAI .Oit, ACUMUI .ACION Y CRl<;IS COMFHCIO INTEHNACIONAL
219

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dad, u n examen critico de las teorías del i ntercambio desigual muestra que
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incluso la dirección neta de las t ransferencias del valor no se puede estable- •

cer de manera simple.


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APENDICE SOBRE TRANSFERENCIAS DE VALOR
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Este Apéndice ofrece una ilustración numérica del análisis desarrollado en o
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la Cuarta Sección de este capítulo. En este ejemplo examinamos dos países "' e � o o
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de la economía mundial que tienen alta y baja composición orgánica (C/ V).
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La economía dual del PCS está representada por u n sector exportador
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conformado por productores con composiciones orgánicas y eficiencias
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más altas que sus promedios sectoriales. Tiene también esta econonúa un -
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sector exportador atrasado conformado por productores que existen dentro
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del sector m u n d i a l de baja e/ V y t iene eficiencias y composiciones - --
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orgánicas más bajas que su promedio sectorial. Dentro de cada p a ís se
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(transformados a la manera de Marx). ' SI Q.,. -f
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El Cuadro 8 representa la situación con iguales salarios y tasas de plus· ,, e
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valí;1 entre países. Como podemos ver del resumen por país el efecto neto
para el sector export.ldor del res es cero.
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el dccto neto para el res sigue siendo cero.


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tasas de ganancia promedio en el país capitalista subdesarrollado de bajo u 'ü


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salario (0.32 para el PCS, 0. 1 9 para PI PCO).



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Este ejemplo no está elaborado para representar las transferencias reales "Z
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ferencia y enfatiza la noción que el intercambio desigual no es necesario ";:j
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tercambio desigual parecen creer. a �] ] ---
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VA I.l >ll, ACUMULACION Y CHL<;IS
220

CAPITULO S. ACUMULACION Y DEMANDA EFECfiVA


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INTRODUCC ION
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� 2 La teoría económica clásica concebía el capitalismo como un sistema


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� � ., t3 -� inherentemente expansivo, regulado, en última instancia, por su rentabilidad.

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� � � Este enfoque alcanzó su más alto desarrollo en los trabajos de Marx y
Schumpeter, quienes delinearon un sistema comandado por sus mecanismos

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internos, a lo largo de sendas de acumulación erráticas y periódicamente

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ll "1<1 tradición chísica ".
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Un análisis dinámico distinguido por estas características está construi­

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operan a velocidades intrínsecas que van desde la medianamente rápida
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� hasta la muy lenta. Por ejemplo, se esperaría que una discrepancia entre
demanda y oferta agregadas generara rápida respuesta en la producción
i! agregada y en el nivel de precios, cuyos resultados produjeran una retroali­
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mentación que modificara la discrepancia inicial, y así sucesivamente. Se
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� � cidad más bien rápida alrededor de tma situación de balance mutuo. Ob­
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� sérvese que tm proceso como este no necesariamente implica que la dentan­

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oferta fluctúan perpetuamente alrededor de su punto de balance sin que
lleguen nunca a descansar sobre él. La oferta se aproximaría a la demanda
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::l :g tl� 'lJ :g � ü � � � 'lJ � � ¡ durante cierto período medio de oscilación. En algún momento cada una
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1 diferiría de la correspondiente cantidad de balance. Esta es la clase de pro­

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de la noción neoclásica de un estado de " equilibrio" alcanzado y sostenido.
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g � � � § 1 1 El llt<lfColit• ri'Íl'H'tKia utili7.ulo l'n l'Sll' capitulo fue prescnLldo por primera Vl'l en PI Encuentro
lnlemadonal sobre Compt'h'nda, lnl'Slabilidad y Cidos No Uneak'S, celebrado l'll la New School
8 ;1; j¡ j¡ for Social Rescarrh, Nueva York, Jl\.1 17.0 de 1985.
ACUMULACION Y DEMANDA EFECflVA 2.23
222 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS

El anterior proceso de ajuste rápido opera dentro del contexto de acu­ La distinción entre procesos rápidos y lentos no es exclusiva de la tradi­
mulación, lo cual quiere decir que el nivel balanceado de oferta y demanda ción clásica. Aparece en las principales tradiciones de la teoría económica,
cambia con el tiempo. Es bastante natural, por Jo tanto, pasar a un periodo generalmente bajo la forma de una diferenciación entre estados de equili­
de tiempo mf1s largo (ai\os, en vez de meses o semanas), así que ahora cen­ brio de corto y largo plazo (el opuesto de procesos gravitacionales). Lo que

traremos la atención en los movimientos de este nivel balanceado. En algún


es más interesante, las principales tradiciones implícita o explícitamente
momento de esta larga extensión de tiempo, el proceso rápido puede ser
comparten la noción clásica de que la oferta y demanda agregadas se
considerado como generador de un particular nivel de producto que, en
equilibran en forma aproximada en un proceso de ajuste relativamente
unión del correspondiente nivel de capacidad disponible (producción a ca­
rápido. La teoría neoclásica no sólo supone que la oferta y demanda agre­
gadas se igualan en el equilibrio de corto plazo, sino también que este pun­
pacidad normal), define una tasa particular de utilización de capacidad (la
to de balance corresponde simultáneamente al "pleno empleo" de corto
rebción entre producto real y capacidad instalada). En la tradición clásica
plazo con la capacidad industrial y fuerza de trabajo disponibles, lo que en
no existe la suposición de que el proceso rápido pueda llevar a obtener un
este contexto significa la ausencia de exceso involuntario de capacidad o
producto real igual a la capacidad de producción. En algún momento del
desempleo. La economía keynesiana supone también que la oferta y de­
(largo) período la tasa existente de utilización de capacidad d iferirá de la
manda agregadas se igualan en un equilibrio de corto plazo, pero insiste en
lasa de utilización normal (que, por construcción - 1).
que esto es perfectamente consistente con el exceso involuntario de capaci­
La conclusión según la cual el proceso rápido iguala en forma aproxima­
dad instalada y desempleo laboral.
da la oferta y la demanda agregadas, pero no el prod ucto agregado ni la
En la medida en que los keynesianos insisten en que el proceso de ajuste
capacidad utilizada, conduce automáticamente a la consideración de los
rápido equilibra la demanda y oferta agregadas pero no el producto y la
efectos que pud iera tener cualquier discrepancia resultante entre los niveles
capacidad o el empleo y la fuerza laboral, sus conclusiones generales son
real y normal de utilización de capacidad. Este es precisamente el objetivo realmente muy similares a las de la tradición clásica. Pero surge una dife­
del proceso de ajuste lento en la tradición clásica, en la que se supone que la
rencia en sus caracterizaciones del proceso de ajuste lento, en el que cual­
discrepancia descrita arriba reacciona sobre la tasa de acumulación alteran­ quier discrepancia entre la u tilización normal y real de capacidad retroali­
do las trayectorias del producto y capacidad utilizada reales, modificando la mcnta el nivel de acumulación. La tradición clásica, como hemos anotado
discrepancia inicial, generando una nueva retroalimentación sobre la acu­ ya, tendía a suponer que este proceso era estable. Pero los keynesianos no
mulación, y así sucesivamente; todo ello a ritmo relativamente lento en for­ se dan tal lujo. Harrod, hace ya tiempo, derivó "el bastante asombroso"
ma consistente con el horizonte de largo plazo inherente a este proceso. resultado de que el proceso lento de ajuste es muy inestable1• En particular,
La tradición clásica suponía generalmente que este lento proceso gravi­ cualquier discrepancia inicial entre tasas de utilización de capacidad nor­
tacional era también estable, en el sentido específico de que llevaba a la mal y real retroalimenta la acumulación de manera tal que empeora el pro­
fluctuación de la u tilización real de la capacidad alrededor de algún nivel blema: la trayectoria (garantizada) de utilización normal de capacidad es
normal. Con este supuesto los fundamentos básicos quedaban estableci­ tan inestable como si se desplazara sobre el filo de tma navaja.
dos. Se pensaba que la oferta agregada fluctuaba alrededor de la demanda Se han hecho muchos intentos para formalizar los argumentos verbales
agregada durante u n proceso relativamente rápido, y el producto agrega­ que Harrod planteó en su trabajo original. Todos ellos conducen a la inesta­
do alrededor de la capacidad agregada durante uno relativamente lento. bilidad, si bien algunos, como Hicks4, tratan de escapar del problema pos­
La dinámica clásica era, pues, capaz de concentrarse en las propiedades de tulando exogeneidad con pisos y techos dados que crecen de tal manera
la trayectoria de utilización normal de capacidad y en la " excelente diná­ que ponen límites a la senda garantizada y frenan su inestabilid ad.
mica" que surge de las aún más lentas retroalimentaciones que se presen­ Este Capítulo desarrolla un nuevo enfoque de la teoría de la demanda
tan entre el cambio técnico, el crecimiento de la población y las tendencias efectiva. Comenzaremos mostrando que las familiares relaciones entre de-
de largo plazo2•
1/Jid., p. 44.
2 W. ). naumol, [amomic Dynamics, Nueva York, Me Millan, 1959, Parte l.
J. R. 1-!icks, A Omlrilmtion lo tire 111l'ory of Trade Cycl�. Oxford, Oxford Universily l'ri'Ss, 1950.
ACUMUI.ACION Y DEMANDA EFECTIVA 225
224 VALOI!, ACUMUI .ACION Y CRISIS

Es importante anotar que nueslro análisis tiene que ver solamente con la
manda, oferta y capacidad agregadas están ligadas a una relación corres­ relación entre demanda efectiva y acumulación en ausencia de cualquier
pondiente entre financiamiento y deuda. Luego mostraremos que estos en· cambio en la tecnología o en la rentabilidad potencial. Estos temas son
laces cruzados ofn.>een un fundamento natural para un modelo macr�o­ centrales para los esquemas de reproducción de Marx, para la teoría del
nómico de crccimil'nto cíclico internamente generado. El cuadro rt?sultante producto, empleo y demanda eÍL>etiva de Keynes, y para la teoría de la de­
será muy similar a las descripdones clásicas y de Marx de la acumulación manda efectiva y los ciclos de Kalecki. De mayor importancia es el hecho de
normal, con oferta y demanda que fluctúan de manera errática alrededor de que tales consideraciones son un preludio necesario para el análisis de fac­
una senda de cn>eimiPnto cíclico con tl•ndencia endógtma. Además, mientras tores que pul'dan modificar el ritmo de acumulación y aun tr<msformarlo
las teorías actuales de la demanda agregada necesitan generalmente recurrir en una crisis general.
a factores exógenos como el cambio técnico, el crecimiento poblacional, o
explosiones de innovaciones con el fin de explicar el crecimiento económi­
co5, nuestro enfoque clásico/ marxista será capaz de explicar el crecimiento DESARROLLO DE UN MARCO TEORICO PARA RELACIONAR DEMANDA
endógenamente por medio de la tasa normal de ganancia. AGREGADA, OFERTA Y FINANCIAMIEN T O
El marco teórico desarrollado en este trabajo está basado en Jos esquemas
de reproducción de Marx, en el tratamiento iluminador de Oupman de los Esta sección desarrollará u n marco conceptual general que relaciona la
flujos kcynesianos6, y en las elaboraciones pioneras del esquema marxista re­ demanda agregada, la oferta y la capacidad con sus correspondientes
ali7.adas por DumeniJ1, y Foley". Nuestros resultados son diferentes de los de financiamiento y deuda. Nuestro propósito es hacer este marco teórico tan
cualquiera de las dos t..mdiciones principales de la macro-economía moderna amplio que abarque los enfoques básicos de Marx, Keynes y Kalecki, y tan
ya que, ni damos por supuesta la ley de Say ( la producción agregada genera flexible como sea posible. Tomaremos constantes el nivel de precios, los
salarios n1onetarios y la tas.1 de iniPrés, ya que sus variaciones no son
una t!Pmam.la igual) ni la ley de K.cyncs/Kalccki ( la dcnu-.nda agrcgaJ,¡ indu­
imp o r t a n tes p a r a los enfoques m e n c i o na d os. De i g u a l manera,
ceuna oferta igual). lbr el contrario, como en Marx, encontramos que la oferta
supondremos que el consumo agregado de los trabajadores es igual a sus
y la Jemanda agregadas están reguladas por factores más fundamentales
(Kenway, Foleyfl. Debido a que la producción capitalista es fundamentalmen­
salarios, con lo cual los ahorros agregados personales provienen só!o del
ingreso personal de los capitalistas. Sin embargo, no supondremos ninguna
te an,in¡uica este proceso de regulación est.i siempre caracterizado por cons­ nivelación a priori entre la demanda agregr.da y la oferta en el corto plazo
tantes choques y discrepancias. Sin embargo, los mccmusmos internos del sis­ -como sí lo hacen Keynes y Kalecki-, ni entre los desembolsos agregados
tema cont..in(tan operando. El resultado final es lm patrón errático y turbulento de c a p i t a l y e l f i nanciamiento i n terno -como en los esquemas d e
en el que la oferta y la demanda oscilan perpetuamente aln.>dcdor de una ten­ reproducción d e Marx. Uno de los temas centrales de este capítulo e s e l de
dencia de crecimiento endógenamente generado10• que las d iferencias relacionadas en los dos aspectos anteriores juegan un
papel crucial en la regulación del proceso global de reproducción.
5 A. W Mullim•aux, '1111' IJusirrr.;s Cydr afl�r Kryrr�: A C01rlnn¡�""'Y Arru/ysis, Nueva Jersey, ILun<'s and
Nuble llooks, 1 'JI\4, pp. 87·M.
6 J. S. Chipman, .,,.. 11reory trJ llll' lrrltr·SI'cloral Moru•y l'lcnt•s aml lrrconr� furmalimr, B•lltimore, John Hop­
kinll l'ress, 1951.
7 G. Dummil, Mll rx ti Krynt"S fau d /a Cri51', T'ar1s, Econónüc.t, l'T77. Demanda agregada, oferta y capacidad instalada
8 D. Foley, *Say's Law in Marx and Kcyni'S•, inédito, 1983; • Money, Accumulation and Crisis*, inédi·
10, 1911-1; *li<Juitlhy-Pruril R;llcs Cych•s in a Capilalisl Eomnmy•, inl>úito, 1 98.'j,
9 1! Kl•nway, " Milrx, Kcynt.-s anú lhc 1\lssibilily uf Crisis", GlmbriJgr Joumal of C:amomics, 4(1), 1980, Siguiendo a Marx tomaremos el período de producción como la unidad de
pp. 2.'\-36. D. Foley, op. di. tiempo básica y supondremos que la d i ferencia entre los insumas
10 M. lllt�an�-y. llrultrcrmsum¡rlimt 11u•t•ri�. Nueva York, ln1ernalion.1l Puhlblwrs, 1976, C. 6. adquiridos y los utilizados en cada período es lo suficientemente pequeña
A. Slmikh, "An lntroouclion lo lhe l lislory of Crisis lllt'Ory", en ! /.S., Olpilrllism in Crisis, Nueva
York, Union fur Radkal l\llilical Enmomics, 1 97R, PI'· 2.11 -2.12. El ll'xln ÚI' I'Sil' ;u llcu lo corn>Sponde que se puede tratar como una variable aleatoria relativamente pequeña (la
a l.t �'<�dón " l lislnria de las lt'Or1.ts dr• la crisis", dd Ca p it u l o 6 dl'l prr•s<mll' lihro. 1'. Garl'gnani, que volveremos a introducir en las simulaciones). Los insumas que entran
" Nolr'S on Consurnption, lnveslment mtr.l EHr�:tivl' IX>n¡;mJ: A lü•ply lo Joan Hubinson", l'n Olm­
ltriJgt Joumal rrf I:alrromics, 3, 1979, PI'· 183-1R.';.
a la producción en el tiempo t-1 arrojan el producto en el tiempo t. La
226 Vi\ I .C)J{, 1\CUMU I .i\CION Y CRISL<;
Y lJEMi\NDi\ EFECI IVi\
ACUMUI .i\CION 227

ganancia potencial de la producción (la forma monetaria de la plusvalía I, - IG, - DEP1•1 - acumulación neta de capital fijo - inversión fija ncta11•
agregada) en el período t , por definición, es la diferencia entre el valor CINV, - acumulación deseada de inventarios de bienes finales.
monetario de la oferta agregada Q , en el período t y la suma de los costos

(4)
materiales M1. ¡ , costos laborales W,.¡ y depreciación D EP,.¡ de los
Hubiéramos podido expresar la ecuación en los términos más fami­
insumas utilizados para producir el producto corriente. Esto significa que
liares dPI balance entre gastos totales de acumulación (" inversión ex-an­
podemos escribir el valor monetario de la oferta agregada en el período 1
como te") A + I + CINV y el producto excedente total no consumido PCONR
("ahorros ex-ante"). Pero tal procedimiento sería incorrecto por varias ra­
(1) Q, = M,_ + W,_, + DEP , _, + P, zones. Primero que todo, la llamada inversión total sería un lubrido de la
,
acumulación real del capital circulante A (inversión en inventarios de
La demanda agregada corriente D, está compuesta por la demanda co­ materias primas y bienes en proceso) y la acumulación deseada en inven­
niente de materiales M, y de nueva planta y equipo (inversión bruta fija) tarios de bienes finales CINV , las cuales tienden a ser ignoradas en las
IG1 , por adiciones deseadas a los inventarios finales de bienes CINV, y por cuentas convencionales. En segundo lugar, los llamados "ahorros totales"
demandas de consumo de trabajadores y capitalistas CONW, y CONR, representarían tan sólo el exceso del producto excedente sobre la demanda
respectivamente. Todas las partidas anteriores requieren gastos reales, ex­
de consumo personal de la clase capitalista, que de ninguna manera co­
cepto CINV1 , que representa una porción del producto que los capitalistas
rresponde a una cantidad de ingreso monetario extraído de los gastos in­
desearían retener en forma de inventarios de bienes finales con el fin de
media tos (" ahorrado"). Ciertamente, el mecanismo contable de repre­
alcanzar un determinado nivel de existencias. Cuando la oferta y la deman­
da no se nivelan, el cambio real de los inventarios de bienes finales, que es sentar el valor monetario de este producto excedente no consumido como
igual a la diferencia entre producto bi'Uto (adiciones) Q y las ventas brut.ts la su ma de los ahorros personales de los ca p itillistas, q ue representan di­

(deducciones) M + I + CONW + CONR , diferirá del CINV deseado nero extraído del gasto inmediato 1 2 y las " u tilidades retenidas" del sector
de los negocios, que no necesariamente corresponden a un ingreso mone­
(2) D1 = M1 + IG1 + CONW1 + CINV1 + CONR 1 tario retirado del gasto (véase ecuación (8) más adelante), simplemente ha­
ce converger la relación entre la oferta/ demanda de mercancías y las fuen­
Podemos definir ahora el exceso de demanda E, en cualquier período 1 tes / u sos de fondos. 1al convergencia oscurece las importantes conexiones
como la diferencia entre la demanda agregada y la oferta agregada. Obsér­ que existen entre eslos dos terrenos, por lo cual los tratamos en forma se­
vese que cuando el E, es positivo, las ganancias realizadas serán mayores parada.
que las ganancias potenciales
Como hemos hecho abstracción de los cambios en la tecnología, los sala­
rios y las condiciones de trabajo, la capacidad agregada (producción a capa­
(3) E, = D, - Q,
cidad normal) N, será proporcional al acervo de capital fijo agregado Kf,:
N, - v (Kf, ) , donde v - la tasa constante de capital a capacidad (como en
Combinando las ecuaciones (1) y (3), teniendo en cuenta que el consumo de
Harrod). Si definimos la utilización de capacidad 111 como la razón de p ro­
ducto a capacidad (así que u > 1 implica utilización por encima de lo nor­
los trabajadores CONw, es igual a sus salarios W, , y agrupando términos,
tenemos
mal), podemos escribir

(4) E' • A 1 + 1' + CINV1 + CONR, - P1


11 Estrictamente hablando, 1.1 inversión neta es la diferencia entre la inversión fija bruta y los n•tiros
curric•ntc'S IR � más qtu• l .t s asiJ¡n<tcimws c·o rril'nll•s pam dc•pn'<'iación DI:i' t· 1\oro la dif«'n�nda entre
c•slos t'll l imos nn l'S i mporl<tnle par;¡ nn«'11 1 tus propósih�• c•n l'Sil' Capitulo.
donde
12 J. M. K<•ynes, 'lhL Gnttral 'lltrory of[m¡>loymml, lulertsl aud M••nry, Nu!'va Yurk, l larrourt,llraet•, and
A, - (M, - M1•1) + (w, - W1•1) • acumulación de capital circulante World, 1964, C. 16.
VALOI{, ACUMULACION Y CRISIS

[K[,)
228 ACU MULACION Y DEM
ANDA E.FECllVA
229
Q, Q,
(5) -� Financiamiento y deud a agre
11, • V ga d os
Para tratar el financiam
iento supond remos que las firmas
El último paso es dado para considerar Jos efectos de las inversiones cir­ R a los capitalistas, quiene pagan div ide ndo s
s conswnen una porción
y ahorran el CONR
culante y fija sobre d producto y la capacidad, respectivamente. Dada la
res to SA VR. Seguirem
os a Kalecki con el sup uesto de qu
prestados estos ahorro e las firmas toman
razón constante ele capital fijo a capacidad, v, definida atrás como supuesto, s personales de los cap
bonos por el mismo italistas emitiendo acc
mo nto 1 4• Esto es más iones o
el cambio en la capacidad I'S proporcional al nivel dt> inversión fija (ya que o menos e{1u ivalente
de Marx de que los cap al supuesto
éste es el cambio en el acervo de capital fijo) italistas extraen su con
de las ganancias dejand sumo personal directam
o el res to disponible ent e
para ser u t i liza do por
Se supone que cua lqu ier la firma 1 s.
(6) N1 - N1 · 1 Q ( 1 /v ) I1 · préstamo lom ado, o
crédi to concedido, po
1 de est a suma está me r encima
diado por cJ sector
bancario. Pero, ade má
d re mo s <] U e est e s s, supon­
e c t o r e s t á dis pu est
o, y es cap az de sat
Por otra parte, dado un período real de producción q u e tomemos como necesidades de sus pre isf ace r las
stamistas o depositan
tes sin ten er qu e cam
unidad de tiempo, el pwducto corriente Q, y la ganancia corriente poten­ tasa de int eré s. Damo bia r la
s por cierta esta propos
cial P1 son los resultados de insumas
ición solamente con
M,_1 y Wt., adquiridos y u t i lizados tom a r en c u e n t a e el fin de
l s u p u e s t o key nes
iano y kaleckiano
en el período anterior. Dado un margen constante de ganancia sobre costos fina nci am ien to ban car de q u e e l
io pu ede ser l ibr em
ent e obt eni do ( o e l
m - P, /( M,_, 1· W,_, ) el cambio en las gana nc ias corrientes potenciales es librem ent e aceptado)
a una tasa de i nterés
préstamo
dada inferior a la las
proporcional al cambio en los insumas del pasado, y como el último í'S sim­ de ganancia . a potencial
plemente la inversión en ca p i t a l d rc u l a n l e del período a ni('J'ior (véase ecua­ As imak opu los sos tiPn
!' en un imp ort ant e
y pen etr ante ensa o
ción (4)), podemos escribir nes y Kalecki jus tifican
el tratamiento que dan
a la
y que Key­
si no fuera res tringid inversión pla nea da como
a por (es decir, indepe
nd ientemente de) el
rrie nte de aho rros, flujo co­
(7) P1 - P 1-1 c m A 1·1
pre cis am ent e po r me
dio del supuesto del
miento libremente obt "financia­
eni do" 16• Al adoptar
el mismo supuesto
dejar en claro que las esperamos
diferencias básicas ent
Esta ecuación expresa la relación entre inversión circulante y l a expansión re las teorías marxista
vencio nal de la dem and y con ­
a efectiv a no tien en nad
de la producción. Tal relación es n.>chazada con frecuencia en la actualidad, ausencia de crédi to 1 7• a que ver con la prese
ncia o
aun cuando siempre ha sido parle integrante del esc¡uema cl<ísico y marxis­ La necesidad de financiami
ent o externo surge por
ta. Las modernas cuentas de ingreso nacional tienden a perder de vista la firmas proyectan pu que los gastos que las
eden exceder las pro
yecciones de fuentes
inversión circulante debido a que adoptan la convención de tratar los gastos de fondos in-
corrientes en materiales y trabajo ( M,- + W, ) como los costos de producción 14 M. l<aiL'Cki, L•says in
llr� 17ll!ory ofEamomic fluc
(" insumas intermedios") del producto corriente Q, 13• Dicho procedimiento
luations, Londres, AUe
of f.ecmomic Dynamics,
N ueva 'l'<>rk, Monlhly Rev n and Unwin, 1939; 1'M Throry
IS 1<. Marx, f.l capila/, Méx iew, 1965, p. 97.
ico, Siglo XXI Editores
supone de manera implícita período de producción igual a cero, lo cual 16 A. Asimakopulos, , 1\175. 198 1 (en 8 vols.), T. U, \bl. 5, XXL
on Fi11.11'1Ct', lnvestmenl,
un "l<alecki and Keyncs C.
of C:omomics, 37 (3/ 4), and Savingw, f!n Glmbrid� foum
es similar a hacer de lado el proceso de producción por completo. l't'pliembre-didembre, 198.
'l, pp. '12-2 '127. ¡¡J

(4)
Marx h.'K't' abstran-
17 lllc•;u•c•y s.•n,,¡,, que•
ión del crédito y del atesoram
Las ecuaciones a (7) definen nuestras ecuaciones fundamentales de inm•nl<'nlo de la inve
rsión debe ser financia knlo, lo cual signifiCa
otr.1 forma de• demand.1 do por un decrecimi que un
ten o correspondiente de rualquic
producción agregada y demanda efectiva. Vale la pena anotar c¡ue nunca l'll c•l ·•n.1lisis dl' los
lal como el consumo
capilalitlla. Esto (!)(plica pon¡ •r
�u ema.� di' re ué no hay mul tiplicador
producción de Marx, aun
suponemos igualdad a priori entre demanda, oferta o capacidad. tar Id lran,idón de
n•pruducción simple ruando la inversión cam
bia p;ua ajus­
sión tlt• ']111' 1.1 inl rodu a ampliada, etc. A partir de
esto, Bleaney salta a la mnclu­
esq
('l'Íón dC'I cr&tilo
l'n 1'1 u ema de Mane �����arfa dr fonna
13 UEA, I ltjin ilum s und Comvr11ions oftlll! 1972 /npui-Oulpul Sludy, Wo1.•hin g 1on D.C., lhul'au o( Ec:ono­
l«�yrwsia n,,·, W•.1sr
M. llll'arwy, op.tit., lógka a la IIOiución
lil'nt• ning un.• Juslific p. 107. Nut'llln> análisi! pone m
'adón. claro que esta conchuión no
mic Analysis, julio de 1960, pp. 6-9.
210 VA I.OH, ACU MUI .ACION Y CRISIS ACUMUI..ACION Y l lEMANil A EFECTIVA
2Jl

ternamente disponibles. El endeudamiento debe, por lo tanto, preceder los senta ajustes deseados por encima de estas otras fuentes de
cambio en las
gastos reales que se buscan financiar18• En general, se supondrá que este reservas monetarias.
endeudamiento está conformado por dos parles: endeudamiento directo Así la ecuación (8) se convierte en:
de los ahorros capitalistas corrientes SAVI{, por medio de la emisión de
nuevas acciones o bonos; y endeudamiento bancario B, para las necesida­ (9) B, + SAVR, • M, + � + IG, + F, + R, + CMR, - ( Q, - CINV, )
des superiores a dicho nivel.
Combinando las ecuaciones (1) y (9)
Endeudamiento total • Usos totales planeados - f-uenlL'S intemas totales.
Endeudamiento bancario + emisiones de acciones y /o bonos -
B + SA VR1 = M + W + IG + F + R + CMR -
Usos planeados - Fuentes. , 1 1 1 1 t 1
[ M,_1 + �-• + DEP, + P, - CINV, J
(8) B, + SA VR, • Usos planeados - Fuentes = [( M, - M,_1 ) + ( � - � -• )] + ( IG, - D EP, ) +
CINV, + F, + CMR, - ( P, - R, )
El producto Q1 resultante durante cualtluier período t es determinado
por Jos materiales y el trabajo puesto en movimiento en el período previo. (10') B1 + SAVR1 = [ A 1 + 1' + CINV ] + [ F + CMR - ( P - R ) J
De este producto corriente proyectado la cantidad CINV, representa las , 1 1 1 1
ad iciones deseadas a los inventarios dt> bienes finales, de suerte que lo pro­
El segundo términ o entre llaves del lado derecho de la ecuació
yectado para venta es el residuo. Como trataremos cualesquier entradas fi­ n (10') es
la diferencia entre usos financieros F1 + CMR, y benefi
nancieras dl� principal e intereses relacionadas con préstamos otorgados a cios retenidos -
P, - R, . Vemos que estas últimas corresponden a salidas
las firmas en el pasado como cargos negativos de financiamiento en el lado financieras de los
gastos sólo cuand o toda la " inversión" - A1 + 11 + CINV,
de los usos de fondos, las fuentes de fondos totales internas proyectadas es financiada
con déficit (es decir, financ iada entera mente por medio de
del sector de los negocios en el período t simplemente iguala las ventas endeu damiento
8, + SAVR, ) . Puesto que esta no será por lo general la situaci
proyl.>c tadas Q1 - CINV, . Durante el mismo periodo los usos de fondos to­ ón, es inco­
rrecto tratar los beneficios retenidos corno una forma de "ahorr
tales planeados deben contemplar cinco categorías básicas. Primera, gastos os" de los
negocios.
de capital circulante para materiales M, y salarios W, a comprar en el Finalmente, con la observación de que el ingreso capitalista
período actual (con el fin de obtener un producto para el siguiente perío­ R - consu­
mo CONR + ahorro SAVR , podemos volver a escribir (101
do). Segunda, gastos de capital fijo para inversión bmta en planta y equipo para obtener

B 1 = [ A 1 + 11 + CINV1 + CONR - P J + F + CMR


IG 1 Tercera, el pago de cargos financieros F, , que representan el principal

(10)
debido en forma corriente y los cargos por interés del endeudamiento pa­ 1 1 1 t

sado (o, cuando sea negativo, la recepción corriente de ingresos por princi­
Las cantid ades anteriores representan gastos planeados
pal e interés sobre créditos pasados). Cuarta, desembolsos de dividendos e ingresos pro­
o t. Pero si pode­
yectados, tal como son anticip ados a l comienzo del period
R, a favor de los capitalistas, para quienes sirven como ingresos corrientes.
mos suponer que los planes de gasto de corto plazo se revisa
Y '}Uinta, cambios planeados en los niveles de reservas monetarias CMR1• n entre perio­
dos y no dentro de ellos, y que las estima ciones de ingreso
Debería anotarse que, puesto que las reservas monetarias de las firmas pue­ de corto plazo
de la ecuación (4},
son relativ amen te acertadas (en un sentid o estocástico),
den ser alimentadas por endeudamiento pasado, por incrementos guberna­ el primer términ o en llaves al iado izquie rdo de la ecuaci
mentales de la oferta monetaria o, aun, por aumentos en la oferta de una ón (10) es simple­
mente el exceso de demanda E, más una pequeña variab
mercancía dinero como el oro (tal como en Marx), el término CMR1 repre- le aleatoria (que
reintro ducimos durante el proceso de simulación). Así,

111 J. l!nl�lt.'<>ll y J. Eottwl'll, "" /11ln�/rwtimr ''' M�>lmr [OIIWIIIi<'S, I Amtlws, M<Gmw-l lill, 1W1, pp. 21S-219.
(11) B 1 = E1 + F' + CMR1
VA LOI{, ACUMU!.ACION Y CRISIS ACUMUl.ACION Y DEMANDA EFECIWA 2.33
232
Este efecto de retroalimentación fue esencialmente ignorado por Keynes
y por Kalecki cuando formularon sus respectivas teorías de la demanda
donde efectiva. Además, aun después de que las críticas a su trabajo los llevaron a
los bancos
Bt - endeudamiento de las firmas con adnútir que implícitamente se basab<m en "inflación de crédito" (l<alecki) o
E 1 - exceso de demanda en "financiamiento" bancario incrementado (l<eynes) como el fundamento
ipal + deuda de intereses)
F 1 - cargos financieros (deuda de princ crucial de sus explicaciones sobre los aumentos de la actividad econónú­
monetarias
CMR 1 - cambios deseados Pn reservas ca19, ningún autor analizó realmente el impacto de esta " inflación de crédi­
to" sobre el nivel de endeudamiento de la economía. En cambio, ambos
Todos estos términos pueden ser positivos o negativos, con sus corres­ ternúnaron dirigiendo sus miradas hacia el impacto de tal "inflación" sobre
pondientes interprC'taciones. el nivel de tasa de interés, desplazando así su atención, puesta sobre la
La ecuación (11) es nuestra ecuación fundamental de financiamiento. magnitud de endeudamiento de la economía, hacia la tasa de interés aso­
Expresa que el endeudamiento bancario del sector de los negocios debe cu­ ciada a aquél. La tasa de interés quedó, entonces, como el regulador princi­
brir su propio déficit financiero p\;uwado de los gastos corrientes (que se pal de las decisiones de inversión, lo cual es evidente en Keynes. La misma
presentará como exceso de la demanda [1 J, mf1s los cargos financieros de­ ruta ha sido revivida en tiempos recientes por varios autores20, como una
bido a endeudamiento pasado, más algunos fondos necesarios para ajustar manera de superar el impasse generado por la aparente inestabilidad del
las reservas monetarias a los nive!Ps despaJos. Los términos F1 y CMR1 crecimiento en las teorías convencionales de la demanda efectiva. Pero si
desempeilan Wl papel particularmente importante, ya que reflej<m la in­ bien la influencia de los movimientos de la tasa de interés es claramente
fluencia de eventos pasados sobre el endeudamiento corriente. importante, no es necesariamente el factor central en la regulación de la
acumulación. Veremos que incluso cuando se supone que la tasa de interés
La ecuación (11) también se pm•de leer de otra manera
se mantiene constante por medio de algún conjunto "apropiado" de políti­

cas estatales, la retroalimentación que se produce entre financiamiento,


(11') E, - ( B, - F, ) - CMR, deuda y acumulación, la hace suficiente para estabilizar la acumulación. La
teoría de demanda efectiva resultante se ubica mucho más en la tradición
El térnúno entre paréntesis del miembro derecho es el endeudamiento clásica marxista, con la rentabilidad interna del sistema comandando la
bancario neto del sector de los negocios, puesto que se trata de la diferencia acumulación, y la consecuente carga de deuda restringiéndola. Una cons­
entre el nuevo endeud•uniento corriente 81 y los repagos corrientes del trucción semejante invalida todas las afirmaciones en el sentido de que
principal e intereses F1 La ecuación (11) afirma que cumdo el exceso de
• existe una contradicción inherente entre las teorías de la demanda efectiva
demanda es cero, los ajustes deseados en las reservas monetarias (a la luz de y las teorías del crecimiento clásica y marxista. La sección siguiente desa­
algunas inyecciones directas de nuevo dinero) deben ser cubiertos por en­ rrollará un modelo simple que contempla los anteriores principios.
deudamiento bmcario neto. En un sistema en crecimiento, esto significa un
nivel creciente de endeudamiento neto, si bien este puede ser una propor­
ción const<mte de las ganmcias totales o del producto total. Lo más impor­ UN t-.IODELO MACROECONOMICO DE CRECIMIENTO
OCUCO INTERNAMENTE GENERADO
tan te es que cualqu ier exceso de demanda E debe ser llenado con una
inyección de crédito bancario por encima del monto requerido p a ra los
El modelo que desarrollaremos a continuación se centra en el tratamiento
aj ustes de reservas monetarias. Pero cualquier endeudanúento adicional de las ganancias, la inversión, los ahorros y el financiamiento, porque éstas
implica futuros cargos financieros. Los episodios de exceso de demanda lle­ son las variables criticas en el debate sobre la relación entre demanda
v<m en sí las senúllas de su propia negación, porque las inyecciones netas de
crédito que las incentivan también las aplazan hacia el futuro en la forma de 19 A. Asimaknpul'"· ''!'· ril., PI'· 22.1, 226.
20 L. Taylor, "A S1•1gn;�linni�1 Mn<IPI uf F•·nnomic Gmwth", ''" C'mllbrillgt• /••umal of E:nmomics, 9 (4), PP-
drenajes acelerados. Veremos que esta retroalimentación desempeñará un 383-403; O. Foley, " Liquitlily - l'rofil Riii<'S Cyd<'s . ..� op. cit.
papel vital para la delimitación de los ciclos de crecinúenlo del sistema.
234 VA LOR, ACUMULACION Y CRISIS ACUMULACION Y DEMANDA EFECTIVA 235

efectiva y acumulación. No se tratarán el ajuste de inventarios ni las El próximo paso es especificar las interrelaciones entre los términos de
existencias de reservas monetarias, porque juegan un papel relativamente las ecuaciones anteriores. Supondremos que la razón de consumo capitalis­
secundario en el análisis básico de Marx, Keynes y Kalecki, y porque las ta a ganancias potenciales es una constante e (sobre la base de que los di­
limitaciont.>s de espacio impiden el desarrollo que sería necesario. videndos son proporcionales a las ganancias y que el consumo capitalista
Un aspecto importante de nuestro enfoque es la distinción entre varia­ es proporcional a los dividendos) y que la tasa de acumulación en inversión
bles lentas y rápidas. Se supone que las variables lentas tienen períodos de fija k es constante en el corto plazo ya que se trata de una variable lenta.
decisión más largos que las variables más rápidas (años en lugar de meses), Finalmente, captaremos la conexión esencial entre endeudamiento pasado
de modo que las decisiones lentas son definidas en térnúnos de promedios y servicio presente de la deuda, suponiendo que todo el endeudamiento, o
móviles de las variables rápidas. Aunque se puedan concebir muy diferen­ el crédito otorgado, de las firmas debe ser pagado a una tasa de interés
tes conjuntos de variables, cada uno operando a su propia velocidad intrín­ constante i en el plazo de un período. Así, pues, tenemos:
seca, limitaremos el presente análisis a las dos velocidades. La variable rá­
pida básica será la proporción de ganancia potencial (plusvalía) invertida (15 ) CONR, = cP,
en capital circulante. En terminología marxista esta es la tasa de acumula­
ción de capital circulante y regula la relación entre oferta y demanda. La
(16) 11 = kP,
variable lenta correspondiente será la tasa de acumulación de capital fijo,
que regula la relación entre oferta y capacidad.
En las secciones siguientes definiremos, en primer lugar, el modelo del (17) F, = ( 1 + i ) BH
proceso de ajuste (relativamente) rápido y posteriormente el de ajuste (re­
lativamente) lento. Se puedPn concebir como ajustes de cor to plazo" y "

" largo plazo" con tal de que sean entendidas dos cosas: primera, que los El paso restante es modelar el comportamiento de la tasa de acumula­
horizontes de tiempo están definidos dentro de esta estructura y que no ción de capital circulante a m A / P. Esta razón expresa la fortaleza de la
pueden corresponder a los implícitos en otras estructuras; y segunda, que tendencia para expandir la producción y generalmente es determinada por
los puntos de balance del corto y del largo plazo no son puntos de equili­ diversos factores que van desde el IÚvel y las tendencias de las ganancias
brio en el sentido convencional, sino, más bien, centros de gravedad alrede­ pasadas hasta diferentes ingresos y costos esperados. Pero no necesitamos
dor de los cuales el sistema oscila. hacer ningún supuesto específico acerca de los determinantes del nivel
de la tasa de acumulación. En su lugar, simplemente supondremos que las
firmas ensayan alguna tasa arbitraria de acumulación que luego modifican
Proceso de ajuste (relati vame nt e) rápido a la luz de los resultados de su ensayo. Particularmente, supondremos que
si alguna tasa arbitraria de acumulación inicial ensayada arroja un nivel de
Las rel aciones en tre exceso de demanda agregada, endeudam iento financiamiento internamente obtenible superior a la ganancia potencial
bancario e inversión en capital circulante, de las ecuaciones (4), (7} y (11), (plusvalía), la acumulación del período siguiente será más alta. Lo opuesto
respectivamente, conforman el núcleo del proceso de ajuste rápido. Como es cierto cuando el financiamiento interno cae por debajo de la ganancia
hemos hecho abstracción de los ajustes de existencias, podemos escribir potencial. De esta manera terminamos enlazando la tasa de cambio de la
tasa de acumulación con la solidez financiera ele la firma.
(12) A1 + 11 + CONR1 -
Al comienzo de algún período 1 las firmas deben calcular su financia­
E1 a P1
miento obtenible con fondos internos y formular sus planes de gasto y en­
deudamiento para el período. Como los fondos obtenibles internamente y
(13) ( P1 - P�-� ) = m A 1_1 los adeudados realmente se gastan, la demanda resultante sirve para reali­
zar un nivel particular de ganancia agregada. Así, las ganancias realizadas
(14) B1 = F1 + E1 en el período t son en sí mismas los resultados de gastos llevados a cabo

,..;;,-,-:
2."\6 VALOI{, ACUMULACION Y CRL'ilS ACUMU!ACION Y DEMANDA EFECTIVA 2.17

en el período P1• De alú se desprende que sólo las ganancias realizadas en (20) P'/p - ma
el período t - 1 pueden entrar en el fin<mciamiento disponible internamen·
te al comienzo del período t. (21) a' - /1 [ e - ( 1 + i)b]
Definiremos el financiamiento real internamente obtenible al comienzo
del perfodo t como las ganancias realizadas en el período previo t - 1, me­ Combinando las ecuaciones (14) y (17) obtenemos
nos los pagos por servicio de la deuda que las firm•ts están obligadas a efec­
tuar durante el perfodo venidero t. Las ganancias agregadas del período t •
B, ( 1 + i ) Bl-1 + E, .
1

son realizadas por las compras agregadas (A + 1 + CONR ) 1 1• De la ecua­


_

ción (4) lo anterior se hace igual a la suma de las ganancias potenciales y el


Traduciendo a tiempo continuo,
exceso de demanda (P + E), 1 • Los pagos del servicio de la deuda durante
_

el período t son dados por la ecuación (7), con lo que al comienzo del pe­
I'Íodo t el financiamiento interno disponible es
B' + B=(1 + i)B + E' + E ,

Xt - (Ganancias reali7.adas en t 1 ) - - t)
Donde i representa ahora la tasa de i nterés instantánea.
Dividiendo entre la ganancia potencial P , seilalando b • B 1 P y ano­
- - - - (1 +
(Servicio de la deuda en
( P + E ) 1-1 F, (P + E) , . 1 i) B , . 1 -
tando que /J' B' 1 P - (P'1 P)b y e'
la ecuac1ón de financiamiento como
-
E' 1 P - (P'1 P )e , podemos expresar

La función de reacción de la acumulación establece que el cambio en la


tasa de acumulación de capital circulante es proporcional al porcentaje del B'/P + b - ( 1 + i) b + ['/P + e
exceso de finandamiento Internamente d isponible sobre la ganancia poten­
'
cial (plusvalía).
b' + (P'/P)b + b • b + ib+ e + ( P'/P ) e + e

(18) ( � ), -( :, L - ( - ( �+ 11
(E i)B)
L (22) b' - e' + i/J + e + ( P'/P ) ( e - b )

Las ecuaciones (12) a (18) describen el modelo completo de corto plazo. Las ecuaciones (19) a (21) pueden ser reducidas aún más.
Como e -
(19) implica e' - a',

- - -
Antes de continuar adelante es ú t i l consolidar las ecuaciones anteriores, ex­ constante y k es constante en el corto plazo, la ecuación
presar todos los términos como proporciones de la ganancia potencial y
escribirlos en sus equivalentes de tiempo continuo para facilitar las pruebas
subSt.'C uentes. Combinando (12), ( 1 5) y (16), <�signando e - exceso de de­
la ecuación (20) y a -
que puede ser sustituida en la ecuación (21). Por otra parte, P' 1 P
e + d de la ecuación (8), donde d
lo cual puede usarse para reescribir la ecuación
ma de
1 ( e + k ) , todo
(22). Sobre esta base pode­
manda como proporción de la ganancia potencial, a a tasa de acumula­ mos finalizar con las dos ecuaciones d iferenciales no lineales que describen
ci6n de capital circulante, recordando que e e i son constantes y k es la estructura matemática esencial del proceso de aj uste rápido.

-
constante en el corto plazo porque representa la lentamente cambiante tasa
de acumulación de capital fijo, y usando la notación P' para significar la (23) e' = 11 [ e (1 + i)b)

- -
tasa instantánea de cambio de P , etc., tenemos:
(24) b' = e' + ( 1 + i ) e + ( md - i ) (e b ) + me ( e b )
(19) e = a+ k + c- 1

21 M. Kal<>cki, 'lJw '17trory of C:ror10mic Dynami<"s, op. cit., pp. 45 - 46.


donde e y b representan el exceso de demanda y el endeudamiento como
fracciones de la ganancia potencial, respectivamente; e propensión cons- -

- --=-
2Jii VALOH, ACUMULACION Y CRISIS ACUMULACION Y DEMANDA EFECIWA 2.19

!ante al consumo de las ganancias, k - tasa de acumulación de capital fijo G UA F ICO 1 2

(constante en el corto plazo), d - 1 - (e + k), m • margen constante de EXCESO DE D E M A N DA Y D E U D A


ganancia sobre costos, e i - tasa constante de interés. 7600
El proceso de ajuste dt• corto plazo resumido arriba tiene varias propie­
0.6
dades notables (véanse las pruebas en el Apéndice). Primero que todo, tie­
ne sólo un punto crítico estable en e - O y b - O, que implica que el O.ó
sistema converge au tomáticamente alrededor de una trayectoria general­ b
mente creciente sobre la cual oferta y de man da se nivelan (e - O) y la acu­ 0.3

mulación se autofinancia ( b - O) . Esta t rayectoria n o es otra que el equi­ 0. 1


valente agregado de la trayectoria de reproducción ampliada marxista
i mpHcita en los parámet ros e , k ( d e la cual l a rep roducció n simple es un 0.0

caso especial) 12 • Segundo, la estabilidad de este modelo es asegurada por el


-0.1
simple y p la u si bl e re<1 ttt•rimienlo económico de que en las vecindades de la
reproducción ampliada los fondos reinvertidos por las firmas sean capaces -0. 3

de obtener una tasa incn•mental de retorno mayor o igual a la tasa de inte­


rí:•s. En o t ra s JMia hras, ' ) 1 1!' !'1 l' a p it a l activo sea capaz de ganar al m e nos
- 0.5

tanto como el capital pasivo. 'lcrcero, sujeto a la condición anterior, el mo­ -O.fi
dl'lo es I'X I re m adam e n te sólido, ya que PS estable para todos los valores
- 1 1.11
positivos dd coeficiente de reacción /1 y es cíclicamente convergente para
o
todos los valores pla usi b les de 11. 25 Th•mpo 50

Las propiedades descritas significan que, a partir de cualquier situación


arbitraria inicial, el modelo convergirá de un modo dclico hacia la repro­
El mode1o de corto plazo tiene otras varias propiedades interesantes. Pa ­
ra comenzar, como el exceso de demanda e es aproximadamente cero en el
ducción agregada ampliada. Pero esto no quiere decir que el sistema siem­
corto plazo, la ecuación (19) implica que
pre estará en reproducción ampliada, porque una vez simulemos los efec­
tos de la anarquía de la producción capitalista, sometiendo el modelo a cho­
(25) a .. 1-(e+k) m d
ques más o menos recurrentes, encontraremos que el sistema oscila de ma­
nera perpetua a l rede dor de la reproducción ampliada sin que llegue a caer
sobre ella. El Gráfico 12 muestra los resultados de la simulación, en la que Así, cuando la tasa de acumulación de capital circulante es promediada por
las fluctuaciones de corto plazo,
Jos excesos de demanda e y el monto de deuda b describen ciclos erráticos
a es inversamente proporcional a la pro­
pensión a consumir e y a la tasa de acumulación de la inversión fija k. Esto
alrededor del punto de balance de cero. El Gráfico 13 muestra cómo se tra­
significa que aun cuando lUl alza exógena en e o k pueda estimular inicial­
d uce lo anterior en la fluctuación de la ganancia real (plusvalía realizada)
mente el sistema, el obstáculo financiero creado por la deuda adicional ternú­
alrededor de la ganancia p o t encial {plusvalía prod ucida). Tomados en con­
nará disminuyendo a en la misma cuantía, en el corto plazo al menos.
junto, estos GrMicos l'jemplifkan la concepción de reproducció n ampliada
La tasa media de retorno de corto plazo sobre la inversión fija también
inversamente proporcional a e y k. Definiendo esto como r 2 P'lkf
de Marx como la tendencia interna, el promedio regulador, de la errática
es •

t rayectoria del sistema real. (P'IP)I(l!P) , donde Vp = k, P'/p = ma de la ecuación (18) y a está dada
por la ecuación (25), de m anera que r ""Vk
= m < 1-r-k >'k

m < 1 - e »: - m. De

22 En 1.1n•produrdón ampli.1d.J rn;uxisl.J la oferta igual.! a 1.1 dl•nMnd.J y l'l t•ndeudamil'nlo 1'5 igual il
cero para cada uno de los dl•partamenlos de producción y, por consiguiente, también para el agre­ nuevo, un alza exógena de e ó k puede elevar inicialmente la tasa de re­
gado. AA¡ u( sólo nos Cl'ntraremos en el agregado. tomo de corto plazo sobre la inversión fija al estimular inicialmente a , pero
240 VAWH, ACUMULACION Y CRISIS ACUMULACION Y DEMANDA EFECll VA 241

GRAI�ICO 1 3 (26) N m k ft,, Q � li';,, U • QIN • { llr n ) PfkJ


G A N A NC I A PHODUC I D A Y G A N A N C I A IU:ALIZADA
donde
1000.0 m - 'Y'v - tasa de ganancia sobre capi tal fijo, a capacidad normal.
900.0
Para analizar el comportamiento de corto plazo de u Q!N, observe­
=

ROO.O 1' mos que N' a Kffr, - Vr. - C%) p y Q' .. IIP' .. II(P'¡J,) p lllllaP ll m(1 - e - k) P.
� B

' Así Q' - pN' , donde p - 11111v { (1 -e) ¡k-1] - constante en el corto plazo.
1
Integrando los dos lados, Q - pN + (Q • - pN.) , donde el término entre
700.0
"'
1 \
paréntesis es la constante de integración evaluada en un tiempo t•. Reescri­
biendo, u • Q / N • p + (u o - p) N., /N, de la cual es claro que a medida
600.0 '
1
1
500.0
1
1 que el sistema crece y N se eleva en el tiempo, u se aproxima a p. Un alza
1 en e o en k tenderá, por lo tanto, a disminuir el nivel medio de corto plazo
400.0 de utilización de capacidad al bajar su asíntota p.
300.0
Gnnnncm

� _f11�
producidn ,.-"\,.,'
200.0 Proceso de aj uste (relativamente) lento
/_- ,,
Ganancia
100.0 roaliwdn En el análisis del corto plazo tomamos la tasa de acumulación de capital fijo
_ ,.

k como dada, sobre la base de que representa una variable lenta. Pero,
0.0
puesto que el nivel de utilización de capacidad en el corto plazo diferirá por
o 1 2 . 1i Tiempo 26 lo común del nivel normal de utilización, se esperará que k reaccione
lentamente a tal discrepancia. Definiendo una larga unidad de tiempo T
(es decir, ru\os en lugar de meses) para acomodar este proceso de ajuste
terminará realmente bajándola a medida que el nuevo nivel medio de corto
lento, escribimos la función de reacción para la tasa de acumulación de
plazo sea establecido.
capital fijo k como
Por último, puede mostrarse que la tasa de utilización de capacidad será
más o menos constante en el corto plazo a un nivel que, por lo general, será
(27) k' /k = g ( u - 1 )
diferente al de utilización normal. Mientras que esto recuerda la conclusión
corriente de Keyncs y Kalccki, seg(m la cual no hay mecanismo de corto
donde
plazo que haga el producto real igual al producto de " pleno empleo" (es
u • nivel de utilización de capacidad (nivel normal • 1)
g - coeficiente de reacción (una constante positiva)
decir, a capacidad normal), vale la pena sci1alar que los resultados obteni­
dos se conservan para un sistema en crecimiento, como quiera que los re­
sultados de Keynes-Kalecki lo hacen solamente para un nivel estático de Los efectos de tal función de reacción dependen de la respuesta contra­
producto. Para derivar el resultado, nótese que de la ecuación (16) la razón ria de la utilización de capacidad a k. De la ecuación (25) sabemos que el
capital fijo a capacidad, v e kYN , es constante, mientras que de la ecuación proceso de ajuste rápido llevará a la igualdad aproximada a + k - 1 - c.
(7) el margen constante de ganancias sobre costos 111 implica un margen Supongamos que el nivel de utilización de capacidad de corto plazo está
constante de ganancia sobre el producto 11 WQ. Podemos escribir, enton­
e
por encima de lo normal, de modo que k empieza a subir lentamente. Des­
n•s, los niveles de capacidad, producto y utilización de capacidad, respccti­ de el punto de vista del proceso de ajuste de corto plazo k ha crecido a un
valnente, con1o nuevo nivel más alto. Este crecimiento puede estimular inicialmente la de-


242 VAl !. JI!, ACUMUI .ACION Y Cl{l<;L� ACUMULACION Y DEMANDA EFECTIVA 243

manda efectiva y elev.tr 11. Pero como se establece un nuevo centro de gra­ GRAFICO 14
vedad de corto plazo, 11 haj•uá para ajustar el nuevo y más alto nivel de UTI L I ZACION DE CAPACI D A D
corto plazo de k. Asf una acelt•ración en el Cl'l"(cimiento de la capacidad fi.
nal nU'nte desacelerará d l'l't'Cimiento de la producción real de manera <¡ue ) .()

el nivel de utilizacit5n de cap.1 cidad tenderá a caer para regresar a su nivel 1 . -1

normal (o incl uso s ob repasarlo) . Esta tendencia está en notable contraste


1 .3
con la inestabilidad del filo de la navaja que encontramos en Jos modelos de u
demanJa efectiva convencionales. Está, por otra parte, implícita en la ma­ 1 .2

yoría de los análisis cJ¡\sicos y marxistas de lil acumulación. Para formali­


zarla, diferenciamos 1.1 expresión 11 .. (1 /m) P / K f dada en la ecuación
1.1

(26) y recordamos P' / P - 11111 = 111(1 - e - k) de las ecuaciones (6) y (25), 1.0

respectivamente, mientras, por definición


0.9

0.8

Kf' · I y l /J' - k, 11 '/ u = P' / P - Kf '/ Kf + ma - (I/ P) (P / Kj)


- m(l - e - k) - (r 11) k 11,
0.7

0.6

(28) u'1 u - 111(1 - e) - mk - (m) k u O.ó

o 100 Tiompo 200

Las ecuaciones (27) y (28) definen un sistema de dos ecuaciones diferen­


GRAFICO 15
ciales no lineales que representan el proceso de ajuste lento por medio del
cual el nivel de utilización de capacidad reacciona sobre la tasa de acumu­ G A N A N C I A PRODUC I D A Y G A N A N C I A NORMAL
lación en capital fijo, y viceversa. 600.0

El anterior proceso de ajuste de largo plazo tiene la notable propiedad


460.0
d<' que es estable alrededor del nivel de util ización normal de capacidad
u • 1 (vt>anse pruebas en t'l Apénd ice). Este punto crítico es el t'mico punto 41Hl.U

estable. Su estabilidad se conserva para todos los valores positivos del coe­
350.11
ficiente de reacción g y es oscila torio para todos los valores plausibles de
g , para los cuales el sistema es rentable. Esto significa que para cualquier 300.0

desplazamiento particular el sistema tiende a oscilar de vuelta hacia el nivel


2fi0.0
normal de utilización de capacidad. Lo que es más importante, frente a cho­
ques azarosos que representen una multitud de factores y perturbaciones 200.0

concretos, el sistema tiende a oscilar perpetuamente sobrepasando y re­ GananciA por producto
1 60.0 n capaddad noi'IIUII
zagándose, en forma alterna, del nivel normal de utilización de capaci­
GanaD"IA por
dad. Obsérvese que como el ajuste de la participación de la inversión fija es 1110.0
producto real
denominada en unidades de tiempo T, mientras el de la inversión circulan­ 50.0

te Jo es en una unidad más corta t, se sigue que el período del ciclo de la


0.0
inversión fija probablemente es más largo que el del ciclo de la inversión
circulante. El Gráfico 14 muestra los resultados de la simulación hecha para o 25 Tiempo 60
244 VALOH, ACUMUl .AClON Y CRISIS ACUMULAClON Y DEMANDA EFECl"IVA 245

utilización de capacidad u en relación con el nivel normal u • 1 . El Gráfi­ mente estáticos y es el nivel de producción (más que su tendencia) lo que se
co 15 iluslm el conespondiente comportamiento de la ganancia sobre la toma para responder a la retroalimentación25• Hablando en términos mate­
producción real y de la ganancia sobre la producción a capacidad normal má ticos, las funciones de reacción de Marx (y de Harrod) tienden a ser for­
(ganancia sobre el producto " garantizado"). muladas en términos de proporciones o tasas de crecimiento, mientras las
de Keynes y Kalecki t ienden a serlo en térnúnos de los niveles absolutos de
las variables. Esta diferencia viene a ser bastante importante en el análisis
RESUMEN Y CONCLUSIONES d e l crecimiento macroeconómico.
En la Segunda Sección de este Capítulo se u tilizaron las anteriores con­
El propósito de este Capítulo ha sido prese n ta r 1m nuevo enfoque sobre el
sideraciones para desarrollar un poderoso modelo macroeconómico de cre­
lema del pa pel de la demanda efectiva en la acumulación. El ptimer paso cimiento cíclico. Se supuso que la proporción de ganancia potencial dedica­
en est a dirección se dirigi6 n tratar de crear un marco teórico sencillo que da a la expansión del producto respondía positivamente al nivel de exceso
fuera, sin embargo, lo suficientemente general p;u·a abarcar las diferencias de demanda y negativamente a la carga de los pagos del servicio de la d eu­
esenciales entre los enfoques marxista, keynesiano y kaleckiano sobre esta da, lo que se mostró daba origen a un ciclo estocásticamente limitado de
materia. Se ignoraron aspectos que no fueran centrales para los enfoques corto plazo con centro alrededor de la reproducción amp liad a en el sentido
anteriores (tales como los efectos de los ahorros de los trabajadores, de los marxista. Se supuso también que en el más largo plazo la proporción con­
ajustes de inventarios y de existencias de dinero, o de la diferencia entre sagrad a a la expa nsió n de capacidad crecería cuando su u tilización estuvie­
deuda de corto y de largo plazo). Otras cuestiones que desempeñan papel ra por encima de lo normal (y caería en el caso opuesto); se estableció este
central en uno u otro de los principales enfol111es se conservaron (tales supuesto sencillo para llegar a un ciclo linútado en forma aleatoria, de largo
como la constancia de los precios, salarios y tasas de interés en la teoría plazo y con centro alrededor de la utilización normal de capacidad (la tra­
keynesiana y kaleckiana (KK), o el vínculo entre inversión e n c apit a l yectoria garanti zada de Harrod). El modelo completo genera así dos ciclos
circul<mte y crecimiento del p roduct o en la teoría marxista). Dado que los diferentes, que oscilan alrededor de una tendencia de crecimiento regula­
egquemas de rep rod u cci ón de Marx hacen abstracción del e nd eud amien to
da, en última instancia, por la rentabilidad intrínseca del s istema. A dife­
agregado o del atesora mie n to23, m kntras las teorías KK depe n den en
rencia de los más modernos enfoques, no se hace ningún recurso a factores
forma c r u c i a l d e l s u puesto de que el financ ia m iento es " libremente
externos tales como cambio técnico o crecimiento poblacional para explicar
o b t e n i b l e " a u n a t a s a de i n t e ré s c o n s t a n t e24 , fue particula r mente
la tendencia de crecimiento básica2r', y no h ay presunción de que el sistema
i m po rtan te mantener este último supuesto co n d fin de establecer que no
tienda a lograr el pleno empleo del trabajo (como el opuesto a la utilización
era un factor decisivo para distinguir los dos conjuntos de enfoques. Lo que
sí pasó a ser decisivo fueron los vínculos entre gastos de acumulación, normal del capital fijo}. En es te sentido, el modelo aquí presentado es una
financiamiento, crédito bancario y la carga de deuda. forma de ver en concreto la teoría de la dem<mda efectiva i mp líc i ta en la
Pero la cuestión del crédito es solamente la mitad de la hlstoria. Una di­ tradición cl<lsica marxista27•
ferencia igualmente importante aparece en el análisis de la acumulación. El
25 Sol.unt'nW un ol5p<'Ciu <.Id l'nfcKIIU' dt' J larmd ha,·¡• a Kalc•d<i modificar su punto dt' vistot b.1sicamt•n­
análisis dinámico, como en Marx y en 1 Iarrod, tiende a ver el crecimiento te l'státko para tra t a r di' Pxplicar " una l'Co nn mia en I'Xpansión" . 1\oro 1'1 aná l i sis I'S muy embarazoso
como un aspecto inherente de la producción y de los planes de inversión, y pan'<'<' en r,ran p.utl' <.lis..•nado para sop<rrt;Jr l'Onclusiones anteriores de Kall-cki n•lacionadas con
de manera que es su tendencia la q ue es vis ta como si reaccionara a la re­ la tendencia inhl'rt'nll'mentt' I'S tá tica de la acumulación, en a uSI'ncia <.!!' factor�>s externos, taii'S como
caml:>io t(.,·nico. Véase M. Kalecki, "OlJS<'IViltions on the Theory of Growthw, en Eamomic Journal,
troalimentación del mercado. En contraste con esto, Keynes y Kalecki adop ­
marw, 1962, pp l J:>-15.1.
tan juntos tma noción de firmas esencialmente pasivas motivadas por al­ 26 M. Ka leck i, 71re ·nwory of f:cmwmic.< /Jyrwmifs, "1'· di. Kalecki se basa Pn el cambio técnico y los
mt'rcados I'X tl'mos para explicar el en-cimiento; C'.oodwin, en l'l crecimiento l'xógeno de la población
canzar un nivel dado de producto. Los planes de prod ucc ión s on i mplícita-
y d (�tnnhin ll'<·nko; I:Uit•)', por �u part.t', � bas.a t'n ,.¡ Crt"l·imil•nto dt• l.t oferta moswtaria t!xógf'n.;1.
V/las..• R. M. Coodwin, "Swinging Aruund the 'li • rnpi k•' with Von Nl'umann y Sr¡¡ffan, en OlmbriJgr
21 M . lllea,u•y, "1'· di., pp. Hlú-107. Journal •>f f.mrwmi1'S, 1 1Jilú, 3, pp. 203-2 1 0 y D. Foh•y, " Uquidity-Prnfit Rate Cydi'S ... ·, o¡r.rit.
24 A. Asimakupulos, op. di. 27 Véase A. Sh.1 i k h, o¡•. rit.
246 VAWR, ACUMUI .ACION Y CRLSIS

Muchos aspectos de este enfoque restan por ser desarrollados. Por ejem­
[
ACUMULACION Y DEMANDA EFECTIVA

-h ; ,, ( 1 + i ) l
247


l
plo, la introducción de los gastos deficitarios sostenidos por el gobierno
-(1 • i)-mz - ( md-i)-me
introduce un factor nuevo, en cuanto parece dar origen a un correspon­
diente exceso de dl•mamla sostenido. Esto parece sugerir una base formal
para el vú1culo entre gasto deficitario e inflación, al menos bajo condiciones Linealizando alrededor del segundo punto crítico, podemos mostrar
de crecimiento normal. De manera similar, una tasa potencial decreciente que su deternúnante se reduce a Dct J 2 - -/1 (1 + 2 i + mdi) < O , puesto que
de ganancia parece producir un comportamiento cualitativamente nuevo i, 111, el son todos > O. Esto significa que el segundo punto crítico es inesta­
en el que los ciclos de crecimiento estable analizados aquí son eventual­ ble. Por otra parte, linealizando alrededor del primer punto crítico e - z -
mente socavados y se vuelven inestables. Ambos argumentos son muy cer­ O, obtenemos
canos a los argumentos clásicos y marxistas. Por último, es posible generar
ciclos de límite determinístico en vez de los estocásticos explorados en este TR /1 - - [ ¡,¡ + (md - i)]
trabajo, especificando formas funcionales un poco diferentes para las dos
funciones de reacción. Lo importante es que el enfoque general adoptado DET J1 •
¡,¡ (md-i) + 11 (1 + i) (1 + i) • /1 [ 1 + 2i + mdi]
en este trabajo parece ofrecer una muy fructífera y dinámica alternativa a
las teorías tradicionales de la demanda efectiva. Puesto que /1, 111, d e i > O, DET /1 > O . Luego, una condición sufi­
ciente para la estabilidad (local) es md � i , porque esto asegura que TR
JO < O 28• Pero, además, puede demostrarse que el discriminante de este
sistema es negativo para todos los valores plausibles del coeficiente de re­
APENDICE: ANA LISIS DE ESTABILIDAD DE LOS PROCESOS DE AJUSTE acción h (es decir, para i entre 0.02 y 0.20 y md entre i y 3i cualquier 1

valor de Ir entre 0.027 y 0.144 arrojará un discriminante negativo), de ma­


nera que la convergencia será por lo general oscilatoria. Por último, el dia­
Estabilidad del proceso de ajuste rápido grama de fase de este sistema de ecuaciones (que se omite, por falta de es­
pacio) indica que el centro de atracción del punto estable es muy grande,
El proceso de ajuste rápido está caracterizado por las ecuaciones (23) y (24) pues abarca tanto el espacio e positivo como el espacio z positivo. Sólo
establecidas arriba. Definiendo z - e - b , podemos reescribirlas como para los puntos iniciales en que e y z son suficientemente negativos, el
modelo mostrará inestabilidad.
(29) e' - - l1 ie + /¡ (1 + i ) z Consideremos ahora el contenido económico de la condición de estabili­
dad md � i . De la ecuación (25) el corto plazo regula la tasa de acumula­
(30) z'- - ( 1 + i )e - (md - i ) z - mez ción a - d . De la ecuación (20) ma - P'/ P. Así, la condición de estabilidad
viene a ser P'/ P � i. Veamos al1ora los fondos que los negocios reinvierten
donde en sus propias operaciones. Hemos supuesto que los dividendos R son

m • margen constante de ganancia, i · tasa de interés, d - 1 - (e + k) en proporcionales a las ganancias potenciales (plusvalía) P 1 de manera que
la que e - propensión constante a consumir parte de las ganancias, k - la las gannncias reh!nidas ser;ín RE - P - R - P (1 - x), donde x - lasa de
tasa de acumulación de capital fijo constante en el corto plazo, y l1 - el dividendos distribuidos. El correspondiente rendimiento neto incremental
coeficiente de reacción para la función de acumulación de capital circulan­ para estos fondos reinvertidos es el incremento en ganancias P' menos el
te. m, i, e, k y 11 son por definición positivas y d es positiva en tanto que incremento en distribución de divid.endos R' y cargos financieros F1• Pero
la tasa media de retorno de corto plazo sobre la inversión fija r • mdjk sea puesto que b - O en el punto crítico en cuestión, la acumulación se autofi-
positiva (véase la discusión que sigue a la ecuación (25), más arriba.
El anterior sistema tiene dos puntos críticos: e • z • o ; y me - (1 + i) 28 M . W. l l irsch y S. Snlille, Difftrm lía/ l:quations, Dynamical SystfTII.�, anJ linrar Algebra, Orlando, Ro­
riJa, Acadcmic PrL'Ss, 1 97.¡, p. 96.
1 i - (1 + md), m z • - 1 - (1 + md) i 1 (1 + i). Su jacobiano J es
H·'- • - - -

24/l VALOR, ACUMUI .ACION Y CRISIS ACUMUI.ACION Y DEMANDA EFECTIVA


249

nancia en promedio, y F' - O en el punto crítico. Asf, pues, la tasa incre­


mental de retorno sobre los fondos reinvertidos es 11 • [ -[ .. �' "' 1
gk *

- mk *
l
r * - ( P' - R ') / ( P - R ) - P' ( 1 - x ) / P ( 1 - x ) - P' / P
TR ]1 - - mk• < O, DET ]1 - gk• [ m+ m ] > O
De donde se desprende que la condición de estabilidad md � i es equi·
valente a la condición económica básica de que los fondos reinvertidos en los que significa que el p rimer punto crítico es localmente estable. Además, la
negocios perciban una tasa de retorno mayor o igual que la tasa de interés. convergencia implícita en esta estabilidad es generalmente oscilatoria, por­
que los valores plausibles de m, e , y m producen un discriminante nega­
tivo para todos los valores, excepto para los más pequeños, del coeficiente
de reacción g (es decir, para todo 111, e, m entre 0.1 y 0.5), un coeficiente de
Estabilidad del proceso de aj ust e l e nt o reacción g > 0.05 es más que suficiente para garantizar el comportamien­
to oscilatorio.
La estructura del proceso de ajuste lento está definida en las ecuaciones (27) Como la utilización de capacidad no puede ser negativa, u � O. El dia­
y (28), que se reproducen a cont inuación ligeramente cambiadas grama de fase correspondiente a este sistema (omitido aquí por razones de
espacio) muestra que cualquier trayectoria en el cuadrante positivo conver­
- gk + gku
-
gerá sobre el primer punto crítico u • 1 , k • k .. . El p roceso de ajuste
(31 ) k'
lento es, pues, estable alrededor de la trayectoria garantizada.

(32) u ' - m ( 1 - e) u - mku - (r 11) ku2

donde k y 11 son las variables y las demás son constantes positivas: g •

coeficiente de reacción para la tasa de acumulación de capital fijo; m •


margen de g anancia sobre costos, m - tasa de ganancia sobre capital fijo,
a capacidad normal (la tasa normal de ganancia sobre capital fijo), y e •

propensión al consumo de los capitalistas, proveniente de las g anancias po­


tenciales, < 1. Una vez más, tenemos dos puntos críticos: u - 1, k - k• •

[m( 1 - e ) 1 /[m + rn] > O ; y u - O, k - O. El jacobiano de este sistema es:

1 • [ g( u - 1)

- [ m + rn ] u
gk

m ( 1 - e - k )-2 ( m ) ku
l
Linealizando alrededor del segundo punto crítico u- k - O, encontra·
mos que el sistema es localmente inestable puesto que Del ]2 • -gm( 1 - e) <
O. Por otra parte, en las vecindades del prinwr punto u • 1, k k • , como •

k • [ m + m 1 - m( 1 - e ), el jacobiano, su traza y sus determinantes se


reducen a
CRISIS ECONOMICAS Y TASA
DECRECIENTE DE GANANCIA

�larx pensaba que el capitalismo estaba caracterizado en forma muy defini­


da por una acumulación turbulentamente dinánúca (Véase el Capítulo 5),
que en épocas normales toma la forma de ciclos económicos y diversas fluc­
tuaciones que oscilan alrededor de una tendencia de crecimiento interna­
mente generado. Pero creía también que tales períodos de acumulación nor­
mal inevitablemente abren el camino a períodos correspondientes de
estancamiento económico y crisis, debido a que existen fuerzas en el interior
de la acumulación normal que socavan en forma progresiva su solidez y que
tventualmente dan origen a crisis. Marx creía que el factor central, en cuanto
¡ esto se refiere, era la tendencia de la acumulación normal a erosionar la
tasa media de ganancia. Consideraba este mecanismo de tanta importancia,
que lo denonúnó " la ley más importante de la economía política"; séalo o no
siempre, se ha constitución en la ley de la economía política que ha generado
mayor controversia tanto en la economía marxista como en la ortodoxa.
La explicación de los ritmos largos de acumulación capitalista, en los
que el normal crecinúento turbulento da vía al estancamiento y la crisis, es
lUla de las tareas más i mportantes de la economía política. Toda escuela de
pensanúento tiene alguna explicación de este fenómeno y la economía po­
Utica marxista tiene varias (desde luego).
La sección que sucede a esta introducción hace un recuento de la historia
de las teorías de la crisis, poniendo particular énfasis en su lógica interna y
sus implicaciones sociales.
La tercera sección se dedica a examinar la influyente (pero errónea) in­
terpretación que Dobb hace del argumento de Marx, en la cual la tendencia
de la tasa de ganancia a caer es reducida a una simple posibilidad, que in­
cluso sólo se presenta cuando los salarios de los trabajadores crecen " dema­
siado" rápido. Lo importante aquí no es que los salarios de los trabajadores
puedan " estrangular" las ganancias ocasionalmente, puesto que siempre es
2'52 VALOR, ACUMU!.AC!ON Y CRISIS Cll !S!S ECONOM!CAS Y TASA DE GANANCIA 253

posible que lo hagan. Más bien, la cuestión es si puede afirmarse o no qur · toda clase de tropiezos; cuando no, prácticamente cualquier cosa puede
la rentabilidad decreciente se debe p o r lo ge n e ral a cierto tipo de "presión . provocar su postración. En lo que sigue tratamos de examinar las distintas
"
salarial". La versión más sólida de tal argumento es la basada en el teorema ·· explicaciones de cómo y por qué el sistema periódicamente se enferma.
d e Okishio, en el que se sostiene que el cambio técnico nunca podrá hacer
bajar la laS<I genNa l de ga n a nci a pot't}IIC l o s capitalistas jamás adoptarán
una tecnología que tenga tales efectos. Para ponerlo en términos de Marx, Reproducción y crisis
Okishio sostiene que los capitalistas que se comportan de acuerdo con las
reglas de la competencia perfecta siempre escogerán los métodos de pr�>­
Considérese hasta qué punto es peculiar la sociedad capitalista. Se trata de
ducción que temlinen elevando la tasa de plusvalía en mayor proporción una red social compleja e interdependiente, cuya reproducción exige un pa­
que la composición orgánica de capital. de suerte que para cualquier salario trón preciso de complementariedad entre diferentes actividades producti­
real dado el cambio técnico eleva la tasa media de ganancia. Lo anterior vas que son emprendidas por cientos de miles de capitalistas individuales a
significa ' l ue solanwnlc un aumento de los salal'ics reales lo suficienlemen·
quienes sólo les preocupa su avidez personal de ganancias. Es una estructu­
le grande como para conlranestar los efectos positivos del cambio técnico ra de clases en la que la permanencia de la clase capitalista necesita la per­
sobre la lasa de ganancia, puede explicar tma caída general de ésta. En la manencia de la clase trabajadora; con todo, ninguna ascendencia, ninguna
tercera sección, por consiguiente, también se examina críticamente el argu· tradición, ningún principio religioso indica quién ha de dominar y quién ha
mento de la "elección de técnica", mientras en la siguiente se detalla el de­ de ser dominado. Es una comunidad humana cooperativa y, sin embargo,
bate resultante sobre este tópico. conslarltemenle enfrenta al uno contra el otro: capitalista contra trabajador,
La quinta sección vuelve sobre la teoría de la tasa decreciente de ganan· pero también capitalista contra capitalista y trabajador contra trabajador.
da del propio Marx, esbozando, en primer lugar, la estructura general del La pregunta verdaderamente difícil de contestar respecto a esta sociedad
a rg u m e nt o, concretando luego y formalizando las conexiones entre cambio no es por qué llega a desintegrarse, sino por qué continúa operando. A este
técnico y rentabilidad, para desarrollar, finalmente, algunos aspectos de la respecto, es importante comprender que cualquier explicación de la forma co­
dinámica i nherente al argumento. Por último, en la sexta sección nos des­ mo se reproduce el capitalismo es al mismo tiempo (implícita o explícitamen­
pl.tza remos hacia l a investigación empírica de estas cuestiones realizada te)una respuesta a la cuestión sobre cómo y por qué ocurre la no reproducción
para Est.tdos Unidos Jurante el período de posguerra. Como veremos, el y viceversa: en otras pala bras, el análisis de la reproducción y el análisis de
argumento de Marx provee una sólida explicación de los patrones de acu· b crisis son i nseparables . Lo anterior es válido independientemente de que
mulaci6n de este período. una teoría particular haga o no explícita esta reL1.ción.
En la historia del pensamiento económico podemos distinguir tres líneas
básicas de análisis en torno a la reproducción capitalista. La primera, y la
HISTORIA DE LAS TEORIAS DE LA CRISIS más popular, es la noción de que el capitalismo es capaz de reproducirse a
sl mismo automáticamente. La reproducción puede ser fácil y eficiente (teo­
Esta sección desarrolla el tema de la historia de las teorías de la crisis. En un ria neoclásica) o puede ser errática y derrochadora (Keynes), pero se equili­
sentido amplio, el término "crisis" se referirá a un conjunto de fallas gene­ bra a sí misma. Sobre todo, n o existen necesariamente límites al sistema
ralizadas en !as relaciones económicas y políticas de reproducción capila· capitalista ni a su existencia histórica: abandonado a sí mismo (teoría neo­
lista. En particular, las crisis que tratamos de examinar son aquéllas hacia clásica) o dirigido adecuadamente (Keynes) puede sobrevivir por siempre.
las cuales se ve llevado internamente el sistema por sus propios principios Desde luego, esa ha sido la idea dominante en la teoría burguesa.
de operación. Como veremos, una característica de la naturaleza de la pr�>­ La segunda posición sigue el rumbo opuesto: afirma que, por sí mismo,
ducción capitalista es la de verse expuesta constantemente a una diversi· el sistema capitalista es incapaz de ampliarse. Debe crecer para sobrevivir,
dad de perturbaciones y dislocaciones generadas interna y exterrutmenle. pero requiere alguna fuente externa de demanda (como el mundo no capi­
Pero esas "conmociones" sólo de vez en cuando hacen estallar crisis gene­ lalista) para sostener su crecimiento. Lo cual significa que, en última instan­
rales. Cuando el sistema goza de buena salud se recupera rápidamente de da, su reproducción está regulada por factores externos al sistema: los lími-
2!">4 2'i5

tes al sistema son ajenos a él. Las diferentes escuelas del subconsumo, representa la solución institucional óptima del eterno conflicto " na tu­
el u idas las marxistas, tienen origen en esa línea de pensamiento. l el capitalismo sigue siendo eternamente óptimo. No tiene más límite
Por último, está la posición seg{m la cual, aunque el capitalismo sea capa� ¡p alguna inimaginable mutación de la naturaleza humana o alguna ini­
de auto-expandirse, PI pnwcso de acumulación ahonda las contradicciones auginable destrucción de la naturaleza física. Abandónesele a sí mismo y
internas en que se basa hasta que estallan en una crisis: los limites del capi­ tJ capitalismo se reproducirá por sí solo, uniforme, eficiente y probable­
talismo son inherentes a él. Esta línea de pensamiento es casi exclusiv amen­ �te para siempre. Así transcurre la historia.
te marxista e induyt' los enfoqu<'s de la " tasa decreciente de ganancia" y el Puesto que el sistema se considera como autorregulado, se es proclive a
"estrangulamiento de las ganancias" como explicaciones de las crisis. � por alto el proceso de regulación. De ese modo, la tendencia domi­
Cada una de las posiciones anteriores supone tma correspondiente r-. illlll te en esta problemática es concentrarse en los equilibrios de crecimiento
ción de las crisis, de pon1ué se producen y de lo que implican. Por consi­ l:lnto estáticos, como balanceados. Con esto se da la impresión de que el
guiente, las exami naremos una a una de manera sucesiva. rroceso de ajuste carece de importancia. A decir verdad, esa estrategia es
tnuy necesaria, dado que la idea de un proceso de ajuste prolongado cons­
l:tuye una amenaza para el concepto de equilibrio y, por tanto, para el en­
El capitalismo visto como sistema iiraña ble carácter óptimo del sistema.
que se aulorreproduce en forma automát i ca Pero, a pesar de todo, las crisis se siguen produciendo, lo que suele tener
��?Sentidos a los economistas; a veces, bastante malhumorados. Sin embar­
A continuación examinaremos, en secciones separadas, la tradición del !fJ, su función ideológica les exige enfrentarse (periódicamente, por lo me­
laissez-Jaire y la tradición keynesiana de la teoría ortodoxa. MS), al problema de las crisis.
Los econornistas <¡ue estudian la historia de los fen6menos emp íricos
í::levitablemente se sienten impresionados no sólo por la frecuencia de las
La tmtlició11 del /aissez-JIIirc aisis sino también por su evidente regularidad. Por ejemplo, en los Estados
Unidos, Wesley Clair Mitchell contabiliza quince "crisis" en los 110 años
Desafortunadamente todos estamos demasiado familiarizados con la no­ que van desde 1810 a 1920, en tanto que Paul Samuelson enumera siete " re­
ción del capitalismo como sistema autorregulado, uniforme, eficiente y ar· miones" en los treinta años que van de 1945 a 1975 2 • Entre ellas, ¡la Gran
mónico. Esa idea ha dominado la teoría burguesa desde su nacimiento en b Depresión que duró casi diez años!
" mano invisible" de Ada m Smith hasta la impotente elegancia del análisis Básicamente, sólo hay dos modos de absorber esas pmebas en el cuerpo
modemo del equilibrio general. Se dice que la contradicción fundamental principal de la teoría sin ¡Úectarla seriamente. En primer lugar, y antes que
de toda existencia humana surge de la insaciabilidad de las necesidades nada, se puede argumentar que, en principio, las crisis no tienen porqué pro­
humanas ante la lim itada disponibilidad de los recursos Hsicos1 • La insacia­ ducirse necesariamente; el hecho de que ocurran puede entonces atribuirse a
ble codicia del capitalismo se transforma así en un atributo de la naturaleza f.lctores externos al funcionamiento normal de la reproducción capitalista.
humana; su insensato pillaje de nuestro planeta es tan sólo " natural", resul­ Aunque no sea por su propia culpa, el sistema se ve periódicamente resque­
tado inevitable de una batalla dentro de la naturaleza misma. La naturaleza
brajado por las crisis. De acuerdo con esta tradición, encontramos que las crisis
humana se enfrenta a la naturaleza física. De este modo, la avaricia, la com­
!e achacan a la naturaleza física (manchas solares, malas cosechas en general,
petencia y el egoísmo son etemos: nada podemos hacer ante ellos, no hay
etc.) o a la naturaleza hwnana (ciclos psicológicos de optimismo y de desespe­
modo alguno de erradicarlos. De hecho, sobre esa base el capitalismo se
ranza, guerras, revoluciones y errores políticos), o a ambas a la veil.
presenta como el conjunto de normas sociales que automáticamente permi­
te la más libre expresión de esos impulsos humanos " intrínsecos". Más aún. Wt'llk>y Oair Mik'hl'll, ·Business Cyck-s•, en Readings ¡,. lhtsírtr.;s Cyclt 71rt'ory, Allll'rkan [:conomic
Association, Londn'!l, (',('()fg<' Allen and Unwin, 1961, 1'· 43; l'oml Samul'lsun, r:corwmirs, Nu!'va
Hua una pn'S<'nl<aión m.1s mmplcta de Lt m!ICI'p<ión r�trrl;lsica vmse A.A. Alclúan y WR. Allcr\ üdwf. York, Me Graw l liii-Book Co., 1976, pp. 250-251.
ge ami Produclimr 11�eory iu Use, Bclmont. Ca!Hornia, Wadswmth l'ublishing Co., 1969, C. 1 a 4. P. Samuelson, op. cit., p.257.
256 VALOR, ACUMULACION Y CR51S CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 157

Pero la regularidad de las crisis ha probado que difícilmente concuerdan . . similares a la descrita con anterioridad: lo inexplicable era el hecho de que
con las manchas solares o con el bioritmo de los consumidores, y las expli­ el sistema no mostrara ninguna tendencia a volver rápidamente al equili­
caciones que recurren a las guerras y a los errores políticos simplemente no brio de pleno empleo "normal". Incluso, de acuerdo con cálculos oficiales
son adecuadas para explicar fenómenos aparentemente cíclicos. En conse­ (conservadores), el desempleo en los Estados Unidos alcanzaba alrededor
cuencia, tenemos el concepto de ciclo económico, que representa el segun­ de diez millones de personas en 1939, diez años después del "Gran Crash".
do modo básico de introducir los fenómenos de las crisis en la teoría orto­ A medida que la depresión se prolongaba, a medida que la intranquili­
doxa. Dentro de este concepto, el sistema sigue siendo visto como autorre­ dad social se hada más profunda, la teoría del laissezfaire se desacreditó
gulado: sólo que esta vez se considera cíclico y no uniforme. Diversos fac­ cada vez más, y rápidamente fue sustituida por la teoría keym.>siana.
tores internos al funcionamiento del sistema dan lugar a ciclos autogenera· Keynes atacó la noción ortodoxa de que "la oferta determina su propia
dos, razón por la cual la autorreproducción posee un ritmo interno. demanda", porque esa noción era la que llevaba a la conclusión de que, más
Es importante sdlalar que en la teoría ortodoxa un ciclo no es una crisis. A o menos, el capitalismo tendía automáticamente a utilizar plenamente la
fin de ser consecuentes con la estructura teórica general, los ciclos deben con­ fuerza de trabajo y los medios de producción disponibles. En cambio, en su
siderarse esencialmente " pt.'queñas fluctuaciones", variaciones de segundo or­ análisis, el factor decisivo en la determinación del nivel de producción y de
den que, en una pri mera ap roxi ma ci ón, justificadamente pueden dej••rse de
empleo es el nivel de gasto de inversión planeado por los capitalistas. Pero
lado. De esta manera, la naturaleza cíclica del proceso de ajuste no representa
los planes de inversión dependen en grado considerable de la previsión de
un límite para la capacidad del sist('ma de reproducirse a sí mismo.
ganancias, de las "expectativas" y los "espíritus animales" de los capitalis­
La rama dt> la {.'Cono mía ortodoxa conocida como teoría de los ciclos eco­
tas. De lo anterior se desprenden dos conclusiones principales. En primer
nómicos es una combinación de esos dos enfoques básicos. Las fluctuacio­
lugar, dado que las "expectativas" son notoriamente volátiles, es probable
nes reguln rcs y no violentas son inherentes al sistema: las contracciones y las
que la reproducción capitalista resulte enteramente errática. En segundo
expansiones son parte de los ciclos económicos normales. No obstante, las
lugar, y como conclusión más importante, dentro del capitalismo no existe
expansiones y las contracciones violentas o prolongadas surgen de factores
mecanismo au tomático que haga a los capitalistas planear la cantidad nece­
externos originados en las naturalezas física y humana, factores que pueden
saria de inversión para garantizar el pleno empleo. Sin embargo, debe seña­
trocar un ciclo en crisis, o provocarla por sí mismos. Consecuentemente, las
larse que se asume que el sistema es equilibrado por s{ mismo automática­
crisis permanecen ajenas al proceso normal de reproducción capitalista.
mente; ocurre simplemente que el equilibrio no excluye desempleo o infla­
Pese a su efectivo servicio para atender las necesidades de la ortodoxia,
la teoría de los ciclos económicos siempre ha desempeñado un papel menor ción persistentes.
en la economía del laissez-fairc. La materia de que trata era demasiado peli· La llamada " revolución keynesiana" fue, no obstante, una revolución
grosa, su historia estaba demasiado contaminada por sentimientos antica· ambivalente. Gran parte de la " profunda" estructura del análisis de I<ey­
pitalistas, como para que fuera integrada cómodamente al cuerpo principal nes era igual a la ortodoxia que él atacaba4: la división de la sociedad en
de la teoría. Sin embargo, eso cambió con el advenimiento de la economía productores y consumidores (no en clases), el mismo concepto básico de la
keynesiana. En breve veremos porqué. naturaleza hu mana, la importancia decisiva de las "propensiones" y prefe­
rencias psicológicas, el papel de la oferta y la demanda y, sobre todo, la
confianza general en el análisis de equilibrio. No es sorprendente que una
parte de la ortodoxia haya podido asimilar a I<eynes en una nueva versión
La (correcta) t radició11 key11csia11a
de la teoría burguesa. Aceptando que ciertamente no había mecanismo au­

Hasta ahora hemos venido hablando de la tradición del laissez fai re dentro
-
lomtitico alguno que hiciera la reproducción capitalista uniforme, eficiente
de la teoría burguesa, pues ésta casi siempre ha sido la teoría dominante. y libre de crisis, los keynesianos neoclásicos (keynesianos bastardos, como
Pero el derrumbe mundial generalizado del capitalismo durante la Gran los llamó Joan Robinson) se volvieron hacia el Estado como mecanismo que
Depresión asestó a esa tradición un golpe contundente. El propio colapso
4 l listory of [corwmic ldrtJS, Nu�'Va York, Me Graw-l lill, 1976, p. 343.
fue explicado " fácilmente" por sus adeptos en una diversidad de maneru
Robert Lekachman, A
258 VALOH, ACUMUI..ACION Y CRIS5 CRISIS ECONOM ICAS Y T�GA DE GANANCIA 259

daría vida a la sociedad imaginada en las parábolas del laissczfaire. Si el Es interesante que ese argumento opuesto parta de la misma concepción
Estado cumplía adecuadamente su función, manipularía la demanda agre­ inicial que la teoría que ataca. La teoría ortodoxa siempre ha insistido en
gada para mantener la economía Cl'rca del pleno empleo, con poca o ningu· que la meta fundamental de toda producción capitalista es proveer para el
na inflación; con esta modificación "se podía resucitar el resto de las doctri· consumo: lo que no se consume en un momento dado vuelve a canalizarse
nas de la ortodoxia"5• hacia la producción a fin de proveer para un consumo futuro. De cualquier
Puesto que las fluctuaciones económicas constituyen una parle adnúsi· manera el consumo manda. Según el cristal oscuro de la teoría del subcon­
ble de la teoría keynesiana, la teoría del ciclo económico pasa a ser una ra· sumo, esa misma idea es un arma para el ataque al capitalismo. En la larga
ma mucho menos peligrosa de la economía. En realidad, como en principio y compleja historia de esa rama de la teoría de la crisis, el siguiente argu­
el Estado puede eliminar las fluctuaciones, es imperativo estudiar en deta· mento aparece una y otra vez: sí, el regulador final de toda producción es
lle los ciclos y las crisis, a fin de saber cómo contrarrestarlos. Por ello, a ciertamente el consumo, actual o futuro; sin e mbargo, la producción capita­
partir de la llamada revolución keyncsiana ha smgido un gran caudal de lista no responde a las necesidades sino al poder de compra, no a la deman­
información acerca de las crisis. da sino a la demanda "efectiva" (esto es, a la demanda respaldada por di­
No es sorprendente qut? los keynesianos tiendan a considerar la lústoria irre­ nero). Y su naturaleza contradictoria es tál que, abandonada a sí misma,
gular y violenta de la acumulación capitalista como W\a serie de errores de "po­ resulta incapaz de generar suficiente demanda "efectiva" para apoyar la
lítica"6. Sus puntos de vista con respecto a la crisis actual no son la excepción. acumulación. En otras palabras, los mecanismos intrínsecos del sistema
Keynes también dio lugar a otra rama de seguidores, los llamados key· tienden a orientarlo hacia un estado estacionario: necesita alguna fuente ex­
nesianos de izquierda, entre los cuales la figura más destacada es Joan Ro­ tema de demanda efectiva -externa a su mecanismo básico- para continuar
binson. Sus ideas, junto con las de M ichilcl Kalecki y Joseph Steindl, serán creciendo.
abordadas ''" la siguienh• secdón.

El concepto de la brcd�a de demanda


El capitalismo visto como u n sistema incapaz de ampliarse por sí mismo

Desde sus orígenes, la imagen del laissezfairc de un capitalismo armónico


Durante los pasados 160 años, ha habido m uchos intentos por especificar la
naturaleza exacta del problema del subcons u mo. Sin embargo, pese a la
y sin crisis ha sufrido el maleficio de otra noción igualmente antigua e
variedad de formulaciones, es sumamente sorprendente la constancia de la
igualmente persistente de un capitalismo inherentemente incapaz de acu·
noción según la cual la demanda de bienes de consumo es el regulador
mulación. En el mejor de los casos, se afirma, las fuerzas internas del siste­
esencial de la producción global.
ma pueden reproducirlo a cierto nivel estacionario: pero un capitalismo es·
Supóngase que dividimos toda la producción social cr. dos sectores o
!ancado degenera pronto. La competencia lanza a unos contra otros, pero
"departamentos" principales. El departamento 1 produce bienes de pro­
como no hay crecimiento, ninguno puede ganar como no sea a expensas de
ducción (materias primas, combustible, plantas y equipo, etc.), en tanto que
alguien más. Se lanza al capital contra el capital, al obrero contra el obrero
el departamento 11 produce bienes de consumo y servicios (alimentos, ves­
y a una clase contra otra. O los antagonismos se intensifican demasiado y el
tido, diversiones, etcétera).
sistema hace explosión, o bien éste degenera en una sociedad (como en la
El principio básico de la teoría del subconsumo sostiene que la demanda
China antigua) en la que una reducidísima élite dirigente descansa sobre la
de bienes de consumo y servicios determina no sólo el nivel de producción
base de la pobreza de las masas y la miseria humana. En cualquier caso, un
del departamento JI (bienes de consumo), sino también el del departamen­
to 1 (bienes de producción). En la industria de bienes de producción, la pro­
capitalismo sin acumulación no puede durar mucho.

5 Joan HobirLo;on, ü:rmomic 1 /trrsirs, Uasic Uooks, N ueva York, 1971, p. X.


ducción global está regulada en última instancia por las exigencias de insu­
6 H. Lckachman, op. cit., pp. 347-348. Esta es la mism.1 pers¡x..:liva de Keyncs y continúa viéndose mas de la industria de bienes de consumo: por lo tanto, la demanda de bie­
wrk')ada en la de sus seguidores.
nes de producción es "derivada" de la demanda de bienes de consumo.
" -� ��� . --"

.......................................................���-.���..�����--��------- �- --

260 VALOH, ACUMULACION Y CIUSIS CRISl'i ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 261

Nótese que lo anterior no significa simplemente que la producción del compuesto tanto de bienes de producción (departamento 1) corno de bie­
departamento 11 influye en la producción del departamento 1 y viceversa. nes de consumo (departamento 1 1), el producto neto (producto total me­
Significa algo mucho más definitivo, a saber, que la causalidad existe pri· nos lo necesario para la reposición) está constituido únicamente por bie­
mordialmente en un solo sentido, que el depaJ"lamento II es el líder y el nes de consumo7•
departamento 1 lo sigue. Desde este punto de vista, una vez que los trabajadores gastan salarios
Paralelo a esta idea está el conC('pto de la circulación, como un proceso para "comprar su participación" en el producto neto, por un lado queda­
mediante el cual el producto de una sociedad es compartido entre trabaja· mos con un producto excedente en la forma de bienes de conswno y, por el
dores y capitalistas. De tal modo, del producto social total, una parte es otro, con las ganancias no gastadas que constituyen el "ingreso" capitalista.
considerada como el sustituto de los insumas u tilizados en producirlo, y la Por consiguiente, la "brecha de demanda" se cerrará sólo si los capitalistas
parte restante, el producto neto, se considera disponible para " distribuir" gastan todas sus ganancias en consumo personal. Pero entonces no puede
entre trabajadores y capitalistas. haber inversión y, en con sec u i: nda, tam p oco crecimiento ni acumulación
Una repartición similar se hace por el la do del ingreso. De las ventas de ge ne rada internamente.
todas las empresas, se dice que cierta suma de dinero se reserva para susti· Lo anterior no significa que los capitalistas no traten de acumular. Lo
tuir el dinero gastado en bienes de producción utilizados durante la pro­ que en realidad implica es que los intentos de esa clase en su conjunto por
ducción. El resto es el ingreso neto de operación de las empresas, que se acumular resultarán contraproducentes. Después de todo, en la competen­
divide en salarios y ganancias. Este ingreso neto, que los economistas orto­ cia asesina de un capitalista contra otro, la magnitud de los activos de un
doxos llaman ingreso nacional neto, es la fuente de demanda efectiva del capitalista constituyen un importante índice de su fuerza. Y una forma im­
producto neto. portante de ampliar su tamailo y poder es ahorrar, invertir y de esa manera
Por consiguiente, la produccibn neta tiene Jos aspectos. Por una parte crecer. De suerte que los capitalistas buscarán acmnular. Imagínese, enton­
tenemos biPnes y servicios y por la otra tenemos ingreso monetario neto, ces, que partimos de la situación inicial antes descrita, en la que el departa­
que es igual a los salarios más las ganancias: oferta por una parte y deman· mento 1 sólo produce suficientes bienes de producción para mantener la
da efectiva por la otra. capacidad productiva del sistema, y el departamento II produce una canti­
Ahora ya podemos enunciar el problema básico de la teoría del subcon· dad de bienes de consumo que son totalmente " comprados" por trabajado·
sumo. Por lo general, los trabajadores gastan Lodo su salario. "Compran", res y capitalistas mediante el conswno de todos sus ingresos. Supóngase
por consiguiente, una parte del producto neto a su precio normal. Pero co­ ahora que en la oportunidad siguiente, los capitalistas sólo gastan parte de
mo los trabajadores nunca reciben la totalidad del ingreso neto, nunca pue­ sus ganancias en bienes de consumo; el resto lo invierten comprando bienes
den comprar todo el producto neto. Su consumo siempre dej a Wta "bre­ de producción, contratando obreros y estableciendo empresas en el depar­
cha de demanda"; más aún, cuanto menor sea l a participación de sus sa­
tamento 1, en el departamento 11, o en ambos.
larios, mayor es la "brecha de demanda".
En esta fase del análisis, todavía queda por vender el producto exceden·
En esta ocasión sucede algo curioso. Digamos que ganancias totales las
ascienden a $200.000, los que la clase capitalista, en el primer caso, gasta por
te y por gastar el ingreso de los capitalistas, la ganancia. Si estos dos fueran
entero en consumo personal. Ahora supóngase que los capitalistas red ucen
iguales, lodo el producto se vendería y la "brecha de demanda" se cerraría
su consumo a $150.000 y que invierten los $50.000 restantes utilizando
por completo. Pero, ¿bajo qué condiciones ocurrirá esto?
$30.000 para comprar bienes de producción (de los inventarios del departa­
Los primeros subconsumistas se inclinaban por considerar que el pro­
mento J) y $20.000 para contratar obreros (del E'jército de reserva de los des­
ducto neto estaba compuesto únicamente de bienes de consumo. Dada su
empleados). La reducción neta en la demanda de bienes de consumo es sólo
premisa fundamental de que la producción del departamento 1 está regula­
da por los requerimientos de insumas del departamento TI, fácilmente caye­ 7 El producto m•tn 1'5 aqucll.t part•• <h•l producto tct.ll que cxn.odc al pnxlucto �rlo par.� maonlll'ner
ron en la idea de que, en cualquier período de tiempo, la producción del el sisll'ma pwductivu. Si del producto nl'to sustral'l1105 el consumo de los trabajadores, �
departamento 1 es tan sólo suíiciente para sustituir los insumas u tilizados la pane dl'l producto total q uc cxccdc laa necesidadcs del mantenimiento del sl.sk"'na productivo y
de los trabajadorcs qut• lo hacen íunciunar: este l'S cl producto excedente.
por todo el sistema. Esto significa que, aunque el producto social total esté

- -�
262 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TA.'lA DE GANANCIA 263

de $30.000, puesto que la disminución de la demanda capitalista queda dad, lo sorprendente en esta historia es que si bien la noción de una "brecha de
compensada parcialmente por el nuevo consumo de los trabajadores recién demanda" aparece por doquier, rara vez se capta su correspondiente nexo con
contratados. Sin embargo, la demanda de bienes de consumo disminuye, la imposibilidad de una acumulación capitalista autosostenida. En particular,
por lo que disminuyen las ventas en el departamento 11, lo que, a su vez, este nexo es sistemáticamente evitado por las teorías que no se derivan de
significa que disminuirá su propia demanda de bienes de producción, re­ Marx. Ciertamente, es una posición difícil la de vivir y escribir en el siglo XIX,
duciendo así las ventas en el departamento l. Empero, el acto que provocó durante un período de crecimiento capitalista casi explosivo, y ver que la pro­
todo esto ha ampliado simultáneamente la capacidad productiva en gene­ pia teoría afirme que el crecimiento no es intrínseco a la producción capitalista.
ral. El intento de los capitalistas por ampliar la capacidad no sólo ha hecho Convencidos de lo razonable de su posición básica, pero ignorantes de to­
sobrante la capaddad extra adicionada, sino también una parte de la capa­ das sus consecuencias o reacios a aceptarlas, los primeros subconsumistas
cidad existente con anh•rioridad. Inevitablemente, esta situación debe obli­ adoptaron casi universalmente la posición ele que demasiada acumulación
garlos a retraerse. La acumulación generada de manera interna se niega a si causaría una crisis. Ellos habrían empezado por suponer que la economía cre­
misma. ce a una tasa "sostenible". Siguiendo la lógica que he delineado en la sección
Como la ampliación se produce en forma gradual y toma tiempo en com­ precedente, habrían supuesto, entonces, que los capitalistas reducían el consu­
pletarse se podría pensar t l ue la carencia de "demanda efectiva" tarda mu­ mo e invertían la cantidad así ahorrada en bienes de producción y trabajado­
cho en hacer sentir sus efect os, como tarda en presentarse la contracción sub­ res adicionales. De ese modo, si bien la inversión habría ampliado la capaci­
secuente. La consecuencia del intento de acumulación sería, entonces, un au­ dad productiva, la reducción neta en la demanda de bienes de consumo y sus
ge, seguido de una caída con acumulación neta nula en el ciclo completo. De efectos subsecuentes sobre la demanda de bienes ele producción darían por
acuerdo con la lógica de la teoría dd subconsumo, éste sería el comporta· resultado la subutilización incluso de la capacidad que ya existía con anterio­
miento a esperar de una economía ca pi! alista dejada por su cuenta. ridad. "Demasiado ahorro" habría causado el desplomc8•
Los ciclos de auge y de caída no son extraños en la historia del capitalis­ Pero lo que su lógica implicaba rea l mente era que cualquier ahorro lle­
mo. Al mismo tiempo, el estudio de la historia deja muy en claro que esos varía a una depresión, hecho que pronto fue seüalado por sus oponentes.
ciclos van acompañados por u n impresionante crecimiento secular en las En su excelente estudio intitulado Teorías del s ubconsumo, Michael Blea­
economías capitalistas existentes, hecho que presenta un marcado contraste ney resumió el dilema de los primeros subconsumistas:
con el capitalismo intrínsecamente estancado <]Ue implica la lógica subcon­
sumista. Por ese motivo, invariablemente, las teorías del subconsumo han La posición general de esos autores es que existe un línúte por sobre el cual la tasa de
acmnulación es peligrosamente alta y amenaza con provocar una depresión. Pero a
tenido que recurrir a factores " cxógenos" para explicar el gran contraste
medida que desarrollan la lógica del argumento encuentran que, en realidad, ese
entre la historia y la teoría. En las dos secciones siguientes, que tratan de la
límite ec1uivale a una tasa de acumulacibn de cero, como lo muestra efectivamente
historia de las teorías del subconsumo antes y después de Marx, veremos Chalmers. Así, caen en lma trampa en la que, o dan marcha atrás y descartan parte
qué posición tan importante ocupan esos elementos externos. de sus resultados, o tienen que aceptar abiertamente lo absurdo de sus condusiones9•

El primer economista importante que cayó en cuenta del dilema fue


Teorías dd subco11sumo COIIServatloras y radicales Thomas Malthus (en los años veintes del siglo pasado). Fiel a la tradición
subconsumista, Malthus afirmaba que es la demanda de bienes de consu­
En la primera sección de este Capítulo traté de presentar tanto la lógica mo la que regula la producción, de modo que sólo una cierta tasa de creci-
esencial que h.'ly tras los argumentos subconsumistas, como las implicacio­
nes que se desprenden de esa lógica. Al hacerlo, he utilizado instrumentos Los subconsumistas no vbhunbr<Jban ninguna d is..:rc•panda keynesiana entre el ahorro planNdo y
conceptuales modernos como los dos departamentos de Marx y el análisis la inversión plan�ada. Los capitalistas hacen pl.mes con wspecto a los dos, y lo que ahornn lo in­
vierten, no lo a tesoran. El al«'soramiento no desc•mp<'na paflC'I importan!«' en las teoriaa del •ubcon­
de la oferta y la demanda agregadas de Kalecki. Pero esos conceptos son sumo, cumo In ind ica M. Blc•aney, l l�t�lrr Corrsumplirm ·nrrorirs: A llistory nrrd Crllical Analisys, N oM'Vil
relativamente nuevos y, como es natural, el argumento no aparece precisa­ York, lntl'm.1tion.•l l'uhlishc•rs, 1976, p.6J.
M. Bl�aney, op. dt., p. 63.
mente en esa forma en la historia real de la teoría del subconsumo. En reali-
264 VALOH, ACUMUI .ACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TA.'iA DE GANANCIA 265

miento era sostenible". Desde luego, dada la lógica de ese argumento y la


u los mercados extranjeros son una salida importante para la sobreproduc­
conclusión implícita en él, Malthus nunca pudo decir lo que era aquella tasa ción doméstica, y observa una creciente rivalidad internacional surgida del
de crecimiento sostenible". No obstante, subrayó que el ahorro (en dema·
u empeoramiento del problema del subconsumo. A fin de que el comercio
sía) significaría quE' f'l consumo capit.tlista no cerraría la brecha de deman· internacional pueda ser una solución para este problema, una nación debe
da dejada por los trabajadores, de modo que las crisis de sobreproducción exportar a las otras naciones más de lo que importa de ellas. Obviamente,
(subconsumo) f'l"an claramente posibles en el capitalismo. En las manos de eso es imposible para el mundo en su conjunto. Si todo el comercio queda
Malthus, aquella t(•ndencia al subconsumo se convirtió en apología reaccio­ ümitado solamente a las esferas capitalistas, el comercio exterior es interno
naria de los terratenientes feud ales, cuyo elevado nivel de vida y de consu­ al sistema capitalista mundial y no ofrece escapatoria alguna al problema
mo suntuario fue p rPsent a do como un bienvenido contrapeso a la tenden· del subconsumo. Consecuentemente, Sismondi no presenta al comercio ex­
cia capitalista de ahorrar (demasiado)10• terior como solución general al problema.
Simonde dP Sismnndi fue un contemporátwo de Ma lthus que también Entre la época de Sic;mondi (los ai1os cinm('ntas del siglo pasado) y la época
vio una tendencia al subconsumo en el capitalismo. Una vez más, encontra­ deJ. A Hobson ( comienzos de este siglo) se constituye en la historia capitalista
mos aquí el argumento de que el nivel de consumo regula la producción la gran vertiente que señala el principio de la Era del Imperialismo. Por ejemplo,
total, de modo I}Ue l.t producción sólo puede crecer tan rápidamente como entre la década de los setentas del siglo pasado y 1914, las inversiones europeas
crezca el consumo. Pero l'l capi talismo rest ringe el consumo de las masas en el exterior se elevaron en más dcl 700%, destin.Andose la rn.-.yor p.u'le de ellas

manteniéndolas en la pobreza; los trabajadores son demasiado pobres para al llamado "1ercer Mundo". Entonces no es en absoluto sorprendente que, para
comprar su propio producto (alú, de nuevo, la ubicua brecha de demanda). la primera década de este siglo, por conducto del imperialismo, el comercio ex­
Además, a medida que el capitalismo se desarrolla, la distdbución del in· terior em¡x:zara a pat'N'er una solución al problema del subconsumo. A fin de
greso se hace m<'ts y m ás des igual , de manera ')Ue el consumo de las masas cuentas, si se concibe al mundo en términos de las naciones capitalistas imperia­
crece más lentamente que la riqueza general (la brecha se amplía). Por con­ listas y del Tercer Mtmdo subdesarrollado, también es posible imaginar que ese
sigui('nte, en Sismondi no sólo existe una tendencia al subconsumo, sino Tercer Mundo absorba los excesos de ahorro de los países capitalistas desarrolla­
que ést a también empcor.t a medida que el capitalismo madura. Con el dos, ya directamente en forma de inversión extranjera, ya indirectamente en for­
tiempo, las crisis empeoran y la competencia entre las naciones por los mer­ ma de exportación de mercancías. Tanto en la obra de Hobson como en la de
cados exteriores se hace más feroz. Rosa Luxemburgo (de quien hablaré en la sección siguiente) cobra suma impor­
A diferencia del reaccionario reverendo Malthus, Sismondi era un radical tancia la relación entre el subconsumo y el imperialismo.
profundament e impresionado por el sufrimiento de los campesinos y trabaja· Hobson empieza a la manera ya familiar de los subconsumistas. Explíci­
dores bajo el capitalismo. En su tiempo, se halló a la cabeza de lo que Marx tamente identifica el fin último de toda producción, incluso bajo el capita­
llamó "socialismo pequeñoburgués", que luchaba contra la crueldad y la des­ lismo, como la producción de bienes de consumo. Más aún, es el primero
trucción engendradas por el capitalismo y trataba de rcfonnarlo para mejorar en tratar explícitamente al departamento I (la industria de bienes de pro­
aquellas condiciones. El propio Sismondi prec01úzó cambios radicales en la ducción) como estrictamente subordinado al departamento II (bienes de
distribución del ingreso en favor de campesinos y trabajadores y buscó en el consumo), de modo que todo el proceso de producción puede ser conside­
Estado las condiciones para llevar a cabo esas y otras reformas econónúcas11• rado como un sistema integrado de manera vertical a partir de las materias
Las escuelas dd subconsumo, tanto malthusianas como sismondianas, primas, que avanza en etapas sucesivas hasta el producto final, el cual con­
mencionan los mercados exteriores como fuentes de demanda de consumo. siste únicamente en bienes de consumo. Por último, Hobson también em­
Para Malthus esto apenas constituye una referencia de paso; para Sismondi pieza por postuk.r una tasa de crecimiento "sostenible" (que desde luego
no puede definir) y luego prosigue para mostrar que el ahorro (en demasía)
10 Malthus también ..,. famO!iO por su ala<¡ue contra 1.1 d.rse tralMjadnra Ol<'tli.rnle sus ll.lnMdas leye�� lleva a la depresión. Las crisis surgen del ahorro (excesivo)12•
de población. Entnr'ICI'!I, como ahnm, aquella� hrutalt•s "leyt'S natm alt'5" nunca estuvi1•ron dL'5lina·
du a explicar 1'1 comport;Jmiento de las Nciviliz.tdas"dases dominanti'S.
11 Michael Barrat-llrown, f.amomic� of llllf>t•rialism, Londnos, f\onguin llooks, 1974, p. 1 70. 12 M. lllcancy, op. di., pp. 153-168.
266 �LS ECONOM ICAS Y TA'iA DE GANANCIA 267

Hobson también introduce el concepto de "excedente", que desempeña número sorprendente de tesis presentadas por Hobson en la primera
papel importante en su análisis posterior. En términos generales, Hobson de-; de este siglo vuelve a aparecer en análisis marxistas posteriores. Al
fine el " excedente" como el exceso del valor total en dinero del producto sobre escribir en 1916, Lenin enfatiza la relación entre el monopolio y el imperia­
los costos estrictamente necesarios para producir esa producción13• Dicho lismo, aunque rechaza el análisis del subconsumo de Hobson. Por otra par­
concepto contempla la distinción entre costos de producción necesarios e in­ � en los años veintes la revol ucionaria alemana Rosa Luxemburgo declara
necesarios, así como entre costos de producción y otros gastos (como costos de .¡ue, en realidad, las raíces del imperialismo se hallan en el problema del
venta, impuestos a las ventas, ele.). Es un concepto más general que lo que yo !Ubconsumo, aunque, desde l uego, descarta las conclusiones que Hobson
he definido anterimmente como ganancias (ventas menos costos totales), pero Jeriva de ese hecho. Más recientemente, en los Estados Unidos, las impor­
aquí no tenemos porqué desarrollar esa distinción. Wltes obras de los marxistas Paul Sweezy y Paul Baran han revivido nodo­
De cualquier manera, la noción de excedente de Hobson incluye "cos­ � hobsonianas como la imagen de la producción total concebida como

tos" inn('cesarios, tales como ganancias monopolistas y renta de la tierra :-esultado de un sector integrado verticalmente, el concepto de " excedente",
1& idea de que el monopolio tiende a hacer aumentar el excedente y, sobre
(toda vez que éstas no surgen de producción algw1a). A medida que el ca·
pitalismo se desarrolla, estos "ingresos no ganados" se acrecientan y, como IOOo, el argumento de que la absorción del excedente representa un proble­
�.a intrínseco de la producción capitalista que se agudiza con la preponde­
sus receptores tienen inclinación a consumir poco, tiende a producirse un
rancia del monopolio. A continuación pasan1os a esas teorías.
ahorro excesivo. Por consiguiente, se presenta un empeoramiento del pro­
blema del subconsumoH.
Según Hobson, incluso bajo el capitalismo competitivo, el comercio ex­
terior constituye una salida para los ahorros excesivos y un mercado para ltorías marxisltlS del subconswno y la dcsproporcionalidad
el exceso de producción. Sin embargo, a medida que la industria es más
concentrada y el monopolio más difundido, el problema del subconsumo En las primeras teorías del subconsumo, el problema invariablemente se
se desplaza hacia un nivel cualitativamente superior. Por una parte, las ga· plantea en términos de una tasa de acumulación demasiado elevada. Sin
nancias monopólicas aumentan el excedente, dando lugar a mayores aho­ embargo, hemos visto que , de acuerdo con su propia lógica, toda acumula­
nos; por la otra, como los monopolios logran esas ganancias excesivas ele­ ción tiende a negarse a sí misma. Inevitablemente, los subconsumistas eran
vando los precios, tienden a contraer el mercado. Los mismos factores que llevados a la conclusión de que el capitalismo siempre tendía al estanca­
expanden los ahorros reducen sus salidas. El imperialismo emerge como la miento, a que un capitalismo que se ampliara por sí mismo era imposible.
solución, constituyéndose en la etapa superior del subconsumo. Marx destruyó por completo este argumento. A fin de comprender por
,¡ué, necesitamos estudiar algunos de los adelantos conceptuales logrados
Sin embargo, esto no tiene porqué ocurrir así, dice Hobson. La raíz de las
por él.
crisis y del imperialismo está en la desigualdad del ingreso y en los ingre­
Ya estamos familiarizados con el primer gran adelanto, que consistió en
sos excesivos de los monopolistas y los rentistas, y la solución yace en las
ronceptualizar la producción total en términos de dos ramas o departa­
reformas apropiadas:
:nentos principales, el de bienes de producción (I) y el de bienes de consu­
Permitir que un cambio en la corriente de fuerzas politicoeconómicas desvíe de eso. mo (II). Esto significa que el producto total en cualquier período de tiempo
propietarios su exceso de ingreso y lo haga fluir, ya hacia los trabajadores en la for· está compuesto de ambos tipos de bienes.
ma de mayores salarios, ya hacia la comunidad en impuestos, de modo que se gastr
El segundo adelanto de Marx fue esclarecer la naturaleza de la demanda
en vez de ser ahorrado, sirviendo de alguna de estas maneras para que crezca b
!lectiva. Se recordará que los subconsumistas identificaban básicamente
corriente del consumo: entonces no habría necesidad de luchar por mercados exte­
15
riores o por át·eas de inversión en el exterior •
�s tipos de demanda efectiva: demanda de sustitución, que compra bienes
:le producción para sustituir los ya usados; demanda de consumo de los
n IlliJ., p. tno. trabajadore�, que compra su " participación" en el producto; y demanda de
14 /!lid., p. 171. consumo y de inversión neta de los capitalistas, que debe llenar la "brecha
1 5 Hobson, citado en M. BleanPy, op. dt., p. 166.
de demanda" en la producción neta.
268 VAIDH, ACUMUI .ACION Y CRISIS CRISIS ECONOM IC.AS Y TASA DE GANANCI A 269

El primer punto de partida de Marx incluye una cuestión de tiempo. viduos. lo que no es fácil es explicar cómo se las arreglan para "salir bien"
Supóngase que el proceso de producción en cada departamento toma de­ siempre. En breve volveremos sobre este punto.
terminado lapso de tiempo, por ejemplo, un año. Entonces, los bienes de A partir de aquí se puede proseguir hasta demostrar que el crecimiento
producción utilizados en el pnx·cso completo no pueden ser adquiridos de estable es fácilmente posible cuando la demanda efectiva en cada ru1o es
la producción de ese ai\o, porque los primeros bienes de producción acaba· apenas suficiente para comprar la oferta disponible a precios " nonnales" 16•
dos que procedan de la producción empezada ese año no saldrán de la ¡¡. Si la inversión crece 10%, la producción crece 10%. Si, por consiguiente, el
nea de montaje sino hasta el final del aiio. De igual modo, los obreros em­ consumo capitalista también aumenta 10%, la producción de cada ai\o en­
pleados durante ese año no pueden "comprar" los bienes de consumo que contrará a la demanda efectiva esperando para comprarla. Después de
resultan de sus actividades corrientes, porque esos bienes no estarán listos Marx, la posibilidad del " crecimiento equilibrado" ha pasado a ser un lugar
sino hasta finalizar el año; y los capitalistas tampoco pueden consumir lo común.
que aún no está disponible. El crecimiento equilibrado implica que la capacidad de producción y la
Volvamos a principios del aim. Para mantener el ejemplo tan sencillo co­ demanda efectiva pueden crecer aproximadamente a la misma tasa. Sin
mo sea posible, supóngase que todos los bienes por u ti lizar durante el año embargo, considerado en sí mismo, no significa necesariamente que el ca pi·
se adquieren a principios de ai\o. los capitalistas deciden el nivel de pro­ talismo logre algo remotamente parecido. Tampoco nos dice nada respecto
ducción que desea rían para el aiio en cu rso. Por tanto, compran cierta can­ del sentido en que puede orientarse la causalidad si ese crecimiento fuera
tidad de bienes de producción, y contra tan a cierto núnwro de trabajadores; realmen te posible, en general. No obstante, el hecho de que sea posible am­
a su vez, éstos utilizan sus propios salarios para comprar bienes de consu­ pliar la reproducción representa una clara amenaza para las teorías del sub­
mo. Al mismo tiempo, los capita listas también deben comprar cierta canti­ consumo. Abordaremos las versiones marxistas de la teoría del subconsu­
dad de bienes de consumo para su propio consumo ¡wrsnnal d u ran te 1'1 mo a la luz de esa illnenaza.
ai\o. N ótese l!UC la demanda efec t i va se ori g i n a co m p l etamente con la cla­ En este ptmto es procedente u n poco de a ntecedentes respecto de las
se cap i tal i st a : los salarios de los trabajadores son parte de los gastos de in­ obras de Marx. Durante el período 1858-1865, Marx escribió una y otra vez
versión bruta anual de los capitalistas. Es por completo ilegítimo conside­ el grueso de los manuscritos que conforman s u gran obra en tres volúme­
rar ¡¡ue el consumo y la inversión sean funcionalmente independientes, to­ nes, El capital. El Volumen l fue publicado en 1867, pero el Volumen 11, en
da vez que el grueso del consumo proviene de los salarios, que, a su vez, donde aparece el análisis del proceso de reproducción capitalista, nunca
son un aspecto necesario de los gastos de inversión. fue puesto en su forma final, aunque haya sido revisado a principios de los
Por consiguiente, a comienzos del año, mediante su consumo y sus gas­ setentas y, posteriormente, a finales de esa década. Marx no vivió para ter­
tos de inversión, la clase capitalista determina la demanda efectiva. Pero, minar s u tarea y los dos úl timos volú menes fueron compilados y publica­
¿quién vcnJe las mercancías? ¡Desde luego que l a clase capitalista! El prin­ dos por Engels. Por ese motivo, en vida de Marx, las partes publicadas de
cipio del año en curso es también el fin del ailo anterior; por lo tanto, tam· su obra no abordaron la reproducción ni el crecimiento17•
bién el momento en !Jile el producto terminado del proceso de producción En el Volumen 1 Marx demuestra que un producto excedente sólo puede
del año anterior queda disponible. la producción del ailo anterior provee a existir si los t rabajadores en su conjunto trabajan en un día determinado
la clase capitalista de la oferta de mercancías disponibles para la venta du­ más horas que las necesarias para producir los bienes que ellos mismos
rante este año; los gastos de este año de la clase capitalista, en i nversión consumen y los bienes necesarios para sustituir aquellos utilizados en el
bruta y consumo personal, determinan la demanda efectiva de esa oferta de proceso de producción. Es este tiempo de trabajo excedente de los trabaja-
mercandas. Si lo anterior suena extraño, debe recordarse que la reproduc­
ción capitalista es extraiia. las decisiones respecto de la producción y el 16 Para una discusión de lo que son los precios "nornlo1les" y cómo son detcrmino1dos por M.1rx, ve.ise
consumo son tomadas por cientos de miles de capitalistas individualmente, mi articulo " Marx's lñrory of Valuc and the 'Transfonnation Problem'", en 1711' Subtlt Ar1atomy of
Capitalism, Sant<l Mónica, California, )<'SSC Sc:hwwartz, editor, Goodycar l'ublishing Co., lnc, 1977,
sin pensar para nada en l a reproducción del sistema en conj unto. Si bien es pp. 10<.-!37.
la clase capitalista la que determina los dos extremos de la relación oferta­ 17 Karl Marx, Grurhlris.'<', LonJn-s, 1 \�nguin llouks, 1973, tradua:ión y prefacio Je Martín Nicolaus, pp.
56-56.
demanda, los capitalistas no lo hacen como clase sino más bien como indi-
270 VALOR, ACUt-.IUI .ACION Y CRISIS CR ISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 271

dores, por encima del necesario para mantenerse a sí mismos y al sistema allá de toda duda, que esa producción motivada por la ganancia era entera­
productivo, el que provee el producto excedente del que se apropia la clase mente capaz de generar sus propios mercados internos. El subconsumo no
capitalista. era un problema intrínseco. El capitalismo ya estaba allí, era viable y se di­
Esto tt>nía en la Rusia zarista una nota de concordancia. El capitalismo fundía y la organi7..ación del proletariado u rbano constituía una tarea ur­
había empezado la destrucción de las formas sociales, en particular la de la gente.
antigua comunidad campesina, el m ir. En los años cincuentas del siglo XIX Aquella ronda del debate fue ganada de manera decisiva por Struve, Bul­
algunos populistas afirmaban que el mir podía servir de base para una gakov, Tugan-Baranowsky y Lenin. Pero su victoria sólo phmteó el tema pa­
transición directa al socialismo, sin tener que pasar por los horrores de la ra otra serie de preguntas, aún más importantes: si el capitalismo ciertamen­
industrialización capitalista. Hacia 1880, el Volumen l de El capital había te era capaz de desarrollarse de manera autosostenida, ¿qué le impide crecer
proporcionado a los populistas marxistas no sólo una devastadora crítica para siempre?, es decir, ¿cuáles son sus límites? Más aún, ¿cómo debemos
del capitalismo en general, sino también -mediante una ligera extrapola­ entender las crisis devastadoras a las que se ve sujeto periódicamente?
18 La respuesta de Tugan-Baranowsky consistió en adoptar la posición ex­
ción- un arma teórica importante contra el capitalismo en Rusia •
Los populistas marxistas vieron en el énfasis de Marx sobre el tiempo de trema de que el capitalismo era totalmente independiente del consumo,
trabajo excedente una prueba de la imposibilidad del capitalismo en Rusia. siempre que los departamentos I y 11 crecieran en las proporciones correc­
A la manera subconsumista clásica, pensaban que como los trabajadores tas entre sí. Pero, afirmaba, dada la anarquía de la producción capitalista,

producían más de lo que consumbn, el mercado interno j a más sería sufi­ esa correcta proporcionalidad era una cuestión de azar. Por tanto, la natura­

ciente para permitir el crecimil'nto. Las naciones capitalistas occidentales leza de ensayo y error de la producción capitalista periódicamente daría
habían escapado de ese di lema Clll�ont rando mercados exteriores; pero Ru­ lugar a desequilibrios tan grandes que la reproducción se vería interrumpi­
sia, a fi nn a ha n, era dt�ma!-'iildo suhdl'�;arrollada pa ra compelir de n1ilnCra da y e s t a l l a rí a una crisis. Len i n rechazó la aseveración de Tugan-Dar.t­

l'Íectiva en el mercado mundial. Por tanto, el capitalismo no era viable en nowsky de que el consumo carecía de importancia, pero, en esa ocasión,

Rusia. La organización de los campesinos era la llave hacia el socialismo. fuera de subrayar la anarquía de la producción capitalista corno fuente de

El Volumen li de El ca¡Ji/al fue publicado en 1885, dos años después de crisis, no presentó ninguna teoría definida. Lenin no volvería mmca a refe­

la muerte de Marx. Aún asf, al cabo de quince años, los populistas marxis­ rirse a este tema. Unos diez años después, en Alemania, la teoría de la crisis

tas seguían insistiendo en que " es imposible para un país capitalista existir basada en la teoría de la desproporcionalidad se manifestó inesperadamen­

sin mercados exteriores"19• Pero, para entonces, un contra-argumento había te de nuevo, en esta ocasión en la extensa obra de Rudolph Hilferding sobre

sido desarrollado en el marxismo ruso; y de su lado contaba con algunos el capitalismo monopo:ista. Tanto Tugan-Baranowsky como Hilferding ha­

nombres importantes: Bulgakov, Tugan-Baranowsky, Struve, Lenin. brían de argumentar posteriormente que, como lo que conducía a la crisis

Este último grupo de marxistas hacía dos críticas principales al argu· era la anarquía del capital ismo, la planeación eliminaría las crisis. En pa­

mento populista del subconsumo. En primer lugar, señalaban (1ue era un labras de Hilferding, " El capitalismo organizado'' era la solución, y la ruta
parlamentaria hacia el control estatal eran los mcdios20•
hecho que los capitalistas y las relaciones mercantiles crecían rápidamente
en toda Rusia. El prinwr libro de Lenin, El desarrollo del ca¡ Ji/alismo e11 Rusia
Rosa Luxemburgo se negó a aceptar esta solución al debate. Como acti­
vista revolucionaria, se oponía completamente al reformismo que parecía
(1899), teiÚa por objeto sei\alar ese punto. En segundo lugar, Lenin y otros
engendrar la teoría de la desproporcionalidad. Una vez que se admite " que
atacaban la base lógica del argumento populista. El error básico, decían,
el desarrollo capitalista no se desplaza en d irección de su propia ruina",
radicaba en imaginar que el consumo era la meta de la producción, incluso
declaró, "el socialismo deja de ser objetivamente necesario". Abandonar la
bajo el capitalismo. El capitalismo producía para la ganancia, no para el
teoría del derruml:.e capitalista era abandonar el socialismo científico. Por
consumo, y el análisis de Marx de la reproducción ampliada establecía, más
1•
eso, ella se propuso resucitar el debate marxista sobre el subconsumo 2
lH llus�o<•ll J•ll'nhy, "'llll' l\rlirks nf iht• Crisis 'lht�rry: 'Jirwótnls lht• Cr ilÍ< ( IIl' nf i\ultllllollÍl' M.mtism 11",
en 1rltJS, 23, primavera, 1975, pp. 5-11. 20 lbid., 1'1'· 1 4·16.
1 9 Jlritl., p. 1 0; l a cita es tomada de Daniclson. 21 [bid., 1'· 22.
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 273
272 VAWR, ACUMULACION Y CRISIS

lismo surge necesariamente cuando las naciones capitalistas luchan por el


Como los ejemplos de Marx acerca de la reproducción ampliada (el cre­
cimiento balanceado) resultaban ser los factores decisivos en el debate ini­
dominio de todas esas fuentes de demanda efectiva. Más aún, a medida que
cial entre los marxistas rusos, Luxemburgo atacó tales ejemplos directa­ el capitalismo se expande para cubrir todo el globo, el medio no capitalista
mente. Aceptó que Marx demostraba plenamente la posibilidad abstracta se encoge correspondientemente y con él se reduce la fuente primaria de
de la reproducción ampliada, pero no parecía comprender que, a pesar de acumulación. La tendencia a la crisis se fortalece y la competencia entre
todo, era imposible en la realidad, porque, desde un punto de vista social, naciones capitalistas por las áreas no capitalistas restantes se intensifica.
el comportanúento capitalista que se requiere no t iene sentido22• Imagínese Crisis mundiales, guerras y revoluciones son el resultado inevitable de este
que al terminar un ciclo de producción todo el producto social se deposita proceso.
en una bodega. En ese momento aparecen los capitalistas y retiran una par­ Aun si Luxemburgo estuviera en lo cierto respecto de la imposibilidad
te del producto total para sustituir sus bienes de producción utilizados du­ de la acumu l ación, su solución no sería viable puesto que se necesita al
rante el último ciclo, mientras los trabajadores llegan y retiran sus medios "Tercer Mundo" pa ra comprar c o nt inu amente más de lo que vende. ¿De
de consumo. Queda así el producto excedente, del cual los capitalistas reti­ dónde sald ría el i n g n•so excedente?
ran una porción para su consumo personal. Luxemburgo pregunta: ¿de Pero, en realidad, Luxl'mburgo también se equivoca respecto de la posi­
dónde salen los com¡wadores para el resto del producto? (Desde l uego, este bilidad de la acumubción. Para ver porqué, necesitamos reg resar breve­
es el t radicional p rob l e m a del subconsumo para cerrar la " brecha de de­ mente al análisis presentado al comienzo de esta sección. Recuérdese que al
manda"). Si Marx está en lo cierto, dice ella, entonces la clase capitalista final del ciclo de producción los capitalistas estaban en posesión de todo el
compra el resto del producto para inv ertirl o y así ampliar la capacidad de producto social. Al mismo tiempo, también son sus gastos de inversión
producción. Lo cual no tiene sentido, porque, " ¿quién e s son los nuevos
bruta y consumo personal los que constituyen la fuente original de deman­
consumidores para los cuales la produccil�n tiene siempre que ser am­
da efec t iva para eS<' producto (toda vez que los salarios de los trabajadores
p l iada?" I ncluso si los capitalistas hicieran lo que Marx dice que ha rá n, en
son parle de la inversión total). Fuera de su propio consumo personal, sus
el siguil'nte período la capacidad productiva será todavía mayor, y el pro­
gastos restantes (inversión bruta) de ningún modo son originados por el
blema todavía más inabordable. "El diagrama de acumulación [de MarxJ
consumo en sí. Son motivados enteramente por las expectativas de ganan­
no contesta la pregunta de quién resultará beneficiado a fin de cuentas por
cia. Lo que muestran los ejemplos de Marx es que, si los capitalistas realiza­
la reproducción ampliada ( .. .)" La reproducción ampliada es posible alge­
braicamente, pero imposible socialmentel-1. ran la can tidad apropiada de inversión, ciertamente podrían vender su pro­
Se concluye que la verdadera acumulación capitalista sólo puede expli­ ducto y obtener las ganancias espera das . Si este éxito los estimula a inver­
carse mediante algunas fuerzas externas a las 'solas' relaciones capitalistas. tir una vez más, en espera de gan.1ncias aún mayores, una vez más obten­
Luxemburgo señala que la solución malthusiana de una tercera clase de drían su recompensa, y así sucesivamente. Entretanto el consumo aumen­
consumidores improductivos carece de sentido, puesto que su ingreso sólo taría debido al empleo creciente de trabajadores obreros y a la creciente ri­
puede provenir de las ganancias o de los salarios. De igual manera, el co­ queza de los capitalistas. Pero esa ampliación del consumo sería una conse­
mercio exterior entre naciones capitalistas tan1poco es una solución para el cuencia y no una causa24•
capitalismo en general, puesto que queda dentro del sistema mundial. Lu­ Con todo, si lo anterior refuta las críticas de Luxemburgo a la reproduc­
xemburgo afirma, entonces, que la acumulación capitalista exige estratos ción ampliada, todavía no da respuesta a los dos interrogantes decisivos de
de consumidores por fuera de la sociedad capitalista, para que continua­ los que ella partió. Primero, ¿qué fuerzas, si las hay, hacen posible la repro­
mente compren de ella más de lo que le venden. De ese modo, el comercio ducción ampliada en la realidad? Y segundo, ¿no es cierto que si la repro-
entre las esferas capitalistas y no capitalistas constituye una necesidad pri·
mordial para la existencia histórica del capitalismo, por lo que el imperia- 24 Los le<'lon•s f,u niliari7�1dus con dVolumen 1 de l:I mpilnl, ll'Cordarán qm� Marx distingue dos tipos
de dr.-nitos que mrnpn•ndt•n compra y venta: M - D - M y D - M - D' . En d prii'Tl('ro rl ohjt_1o cs rl
cnnsurno, pt•ru en 1'1 St•gumlo t•l objeto "" la M<p.ut.•ión drl capi�<�l. Eslf' último <"5 el dominan""' (rt'­
22 M. lllt•;uwy, op. di., p 89
. .
gulador) d••l drn1itu dt! l.t producción Cdpi�<�li•t.l, lo que olvida Luxemburgo.
23 /bid., p. 193.
VA LOH, ACUMU LACION Y CRLSlS
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 275
274

capitalista no brecha. Pero a medida que se desarrolla el capitalismo, los capitalistas tien­
ducción ampliada es verdaderamente posible, "el desarrollo
ruina"?
den a invertir proporcionalmen te más y a consumir proporcionalmente
se desplaza en dirección de su propia
menos menos de sus ganancias, por lo que su consumo queda a la zaga de
Lo que la teoría discute, lo decide la realidad . En 1929 estalló una
devas­
n diez años de depresión la capacidad productiva del departamento 11. Sweezy concluye:
tadora crisis capitalis ta mundial , a la que scguirfa
el pro­
y desempleo profundos. A causa de estos antecedentes, una vez más ...resulta que existe una tendencia inherente al awnenlo en el consumo a quedarse
blema de la reproducción capitalis ta rápidam ente cobró promine ncia. atrás del awnento en la producción de artículos de consumo... esta tendencia puede
26
El primer intento importante por revivir la teoría del subconsu mo como expresarse en forma de crisis o de estancamiento, o de ambos .
obra
explicación de las crisis fue hecho por Paul Sweezy, en su influyente
Teoría del desarrollo C41Jiilalislfl (1 942). Swcezy se propuso explícitam ente for·
El error f undamcntal en el análisis de Sweezy es el tradicional error sub­
mular tma teoría del subconsu mo " libre de las objecione s que han sido for·
consumista de reducir el departamento I al papel de un "insumo" del de­
muladas a las versiones precedentes"2�. partamento H. Una vez hecha esa suposición, resulta que un aumento en la
En ese primer intento Sweczy todavía se halla en gran parte bajo la in· producción de bienes de producción debe ampliar la capacidad de bienes
fluencia de la noción tradiciona l del subconsumo, según la cual la demanda de consumo. Pero eso es falso: los bienes de producción también pueden
de biem�s de consumo regula la producción total. Desde este pwllo de vista. utilizarse para hacer bienes de producción y, como señalamos en la crítica a
el departamento T aparece como parte del aparato productivo verticalm
en· Luxemburgo, la reproducción ampliada exige que sean utilizados así. En
te integrado del departam ento 11, de modo que los cambios en la produc· contra del razonamiento de Sweezy, es perfectamente posible tener una re­
en
ción del departam ento I (bienes de producción) son, en efecto, cambios lación creciente de máquinas y materiales por trabajador y un crecimiento
la capacidad para producir bienes de consumo. Además, Sweezy afirma proporcional en la producción de ambos departamentos, y seguir teniendo
la "evidenci a em pírica" sugiere que u n cambio del l % en la producció
n reproducción ampliada.
que
del departam ento 1 incrementará la capacidad de producción de bienes
de El segundo intento de Sweezy, hecho junto con Paul Baran, se produjo
de Hobson, al que ya he­ más de veinte años después en El capital monopolista. Como hemos visto, en
consumo en 1 %, lo cual es una virtual repetición
el primer intento Sweezy afirmaba que el capitalismo mostraba una tenden­
mos analizado con anteriorida d.
está cia intrínseca a ampliar la capacidad de producción del departamento U más
Considérese ahora la demand a dectiva que, como hemos visto,
totales (estos rápidamente que la demanda de consumo. El capital monopolista, escrito a la
compuesta de consumo capitalist a y de gastos de inversión
ón y en luz de Marx, Keynes y Kalecki, ya no se limita al departamento n, ni única­
últimos, a su vez, están compues tos de gastos en bienes de producci
contratac ión de trabajado res). Al desarroll arse el capitalis mo, señala
mente a la demanda de consumo. En vez de eso, se afirma en él, el capitalis­
vez mo moderno tiene la tendencia a ampliar la capacidad productiva total más
Sweezy, la mecanización avanza aceleradamente y se necesitan cada
trabajado r; eso significa que rápidamente que la demanda efectiva generada internamente: de modo que,
más máquinas y materiale s para sostener a un
más en ausencia de factores externos, "el capitalismo monopolista se hundiría
los gastos de inversión capitalist:t en bienes de producción aumentan
el análisis de producci ón de cada vez más en un pantano de depresión crónica"27•
rápidamente que los gastos en salarios. Dado
De ese diagnóstico se sigue que " .. .los períodos medianamente largos
Sweezy los gastos de inversión en bienes de producci ón significan aumen·
durante los cuales el proceso de acumulación (real) ha avanzado de manera
, míen·
tos proporcionaJes en la capacidad de producir bienes de consumo vigorosa con ( ... ) la demanda de fuerza de trabajo en rápido aumento y la
n más lentamen te, se manifies­
tras que los gastos en salarios, que aumenta capacidad productiva utilizada totalmente o casi totalmente" deben ser ex­
de que la capa·
tan en consumo de los obreros. Por eso queda la impresión plicados mediante factores externos28• Baran y Sweezy seilalan que las prin­
más rápidam ente que la
ciclad para produci r bienes de consumo se amplía cipales innovaciones (la máquina de vapor, los ferrocarriles, el automóvil),
una "brecha de de­
demand a de consumo de los obreros. Así, pues, se abre
manda". Desde luego, la demanda de consumo capitalist a podría cerrar
la 26 /bid., p. 183.
27 l'aul U.1 ran y Paul SWL't'zy, Mor�opoly Olpilu/, Nueva York, Monlhly Heview
l'r.•ss, 1968, p. 108.
28 Paul Swet•zy, �'The Econornic Crisis-, en Monthly Rt'Piro.•, Vol 26 (10), marzo, 1 975, pp. 1-8.
25 l'dul Sweczy, 'Jlrr 17reory ofGs¡•illllisl Derlf'lopmrnl, Nueva York, Monlhly Review Prcss, 1942, p. 179.
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276 VAl OH, ACUMUI .ACION Y CIUSIS


CRISIS ECONOMICAS Y TA'iA DE GANANCIA
2n
la expansión y las guerras imperialistas, y el estímulo de la demanda en
general mediante la publicidad, las politicas gubernamentales, etc., son fac. monopolistas insistirían en sobreampliar la capacidad productiva ante una
tares decisivos para superar la naturaleza inherentemente estancada del ca· demanda insuficiente. Por consiguiente, el elemento decisivo de toda su te­
pitalismo monopolista. sis queda sin explicación. En su reciente estudio de las teorías marxistas de
La asociación del monopolio con el crecimiento lento y la capacidad ex­ la crisis, Erik Olin-Wright sei'lala esa muy importante deficiencia:
cesiva no es nueva. Muchas temias (como hemos de ver) tratan de explicar
La inconsistencia más grave de [esa] posición subconsumista es que carece de cualquier
esa correlación. La contribución específica de Baran y Sweezy es su argu·
teorla sobre las determinantes de la tasa real de acumulación.. . Al menos impUcitamen­
mento de que esos fenómenos surgen de la persistente tendencia del capi· te, gran parte de los trabajos subconsumistas han optado por la solución de Keynes a ese
talismo monopolista a sobrcampliar la capacidad productiva y a orientarse problema, concentrándose en la estimación subjetiva de la ganancia por parte de los
así hacia las crisis y/ o al estancamiento. Por ese motivo, debemos buscar la capitalistas como factor determin.:mte de la tasa de acumulación. Desde un punto de
base lógica de ese argumento. vista marxista, esla es una solución inadecuada. Todavía no he visto ninguna teoría
elaborad.1 de la inversión y la t.1s.1 de acumulación hecha por 1m teórico marxista sub·
Recuérdese que, en el an;ílisis de Marx, l.t inversión total y los gastos de
conswnist,, por lo 'lue, hasta el momento, la teoría sigue siendo incompleta29•
consumo capitalista determinan l.i demanda efectiva (la inversión total in·
cluye gastos en s.alarios, lo que, a su vez, determina el consumo de los Ira·
bajadores). Más aún, en la medida en que el consumo personal de la clase En su obra Baran y Sweezy citan contribuciones de Joan Robinson, Mi­
capitalista rl.'sponde nüs o menos pasivamente a las u tilidades pasadas y chael Kalecki y Joseph Steindl. Como estos autores son también parte inte­
prt>sentes, en rl'alid.td l.t V.ll'iahlt, dcci:;iva ('!! la invNsión total. grante de la tradición teórica keyncsiana dt> izquierda, nos será útil investi­
Supóngase ahora que al comienzo de un año dado, los gastos de inversión gar las implicaciones de sus respL>clivos análisis de la cuestión de las crisis.
totill pam l<t producci6n dPl año siBuienh• son suficientemente elevados para La inversión desempeña un papel decisivo tanto en el análisis keynesia­
ampliar la capacidild productiva, llt.!m 1 10 lu suficieniL' para comprar toJo el no como en el marxista. Pero en la teoría keynesiana el énfasis es mucho
producto social existente. Los capitalistas, por una parte, habrán ilúciado una mayor en los determinantes a corto plazo de las decisiones de inversión.
a mpli aci ón de su capacidad productiva futura, en limto que, por la otra, en· Por eso, en la medida en que los autores anteriores abordan las decisiones
contrar.\n la demanda insuficiente, incluso para su capacidad actual. de inversión, muestran tendencia a concentrarse primordialmente en los
DaJa la naturaleza an.'in¡ u ica de la producción capitalista, resultados co­ cambios estructurales a corto plazo y sólo de una manera secundaria lo ha­
cen en los de largo plazo. El primer trabajo de Joan Robinson sólo trata de
mo estos son de esperar con regular frecuencia. La pregunta es: ¿constituye
paso los cambios estructurales, en tanto que sus obras posteriores se apo­
eso simplemente un aspecto de las fluctuaciones regulares de la reproduc­
yan principalmente en Kalecki:JO. Cuando Kalecki, a su vez, aborda breve­
ción capitalista, o es algo más? Marx, por ejemplo, afirmaba que los capita­
mente el largo plazo, simplemente supone que, en ausencia de factores ex­
listas son llevados a acumular de manera tan rápida como objetivamente
ternos, el capitalismo tiende al estancamiento. Por tanto, el factor m.-ls im­
sea posible, de manera que una discrepancia como la anterior suele corre­
portante para impulsar la inversión por encima del nivel necesario para re­
girse por sí misma.
producir simplemente el sistema es la innovación, y afirma que el lento cre­
Pero si de algún modo se pudiera argumentar que en cada período la
cimiento reciente obedece a la declinación en la intensidad de las innova­
inversión tiende a permanecer en el nivel dl•scrito con anterioridad -sufí·
ciones en el capitalismo monopolista31• Empero, todo eso resulta muy ad
cientemente elevada para ampliar la capacidad, pero no lo suficiente para
lloc, por lo que, en su última obra importante (1968), Kalecki subraya que
adquirir la oferta del período precedente- entonces, desde luego, la capaci·
lodavía falla una explicación satisfactoria de los determinantes a largo pla­
dad productiva superará a la demanda efectiva y el sistema se verá enfren­
zo de la inversi6n32•
tado a una brecha de demanda o a un "problema de realización". Este es
predsamente el argumento i mplícito en la aseveración de Baran y Sweezy, � Erick Olin-Wright, "AltL"fllitliv•• 1 \•rspn·livl's
Srhwartz, vp. di., pp. 2 1 .'>-226.
in llw Marxi sl llt<'<>ry of llcumulalion and
Crisis" en
segt.'m la cual el excedente {potencial) aumenta más rápidamente que la ca· ., M. lllt•.tm•y. ''1'· dr., p. 22.'i.
pacidad del sistema para absorberlo. Empero, aunque ellos se inclinan a n Jbid., PI' · 24�2411.
atribuir mucha culpa de ese problema al monopolio, no explican porqué los ll Wa.o;,• joSt•ph Stl'indl , "M.ltur ity .1nd Sta¡:na
tion in Anlt'rican Capitalism··, ''n Mo11tllly RnJitW
Nueva York, 1 976, p. xvii, no l;t 7. Prrss,
CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 279
278 VAL.OH, ACUMULACION Y CRISIS

por los mercados, las materias primas y la fuerza de trabajo barata. A medida
Por último, Steindl empieza sef\alando lo incompleto del análisis a largo
que son eliminados los capitales más débiles, la concentración y la centralización
plazo de Kalecki, y se propone remediar ese defecto. Sin embargo, en el
económicas (es decir, el "monopolio") aumentan. Además, cada vez se hace más
análisis final, él también se ve obligado a postular una declinación en la
necesario que los capitalistas arremetan contra los salarios, ya directamente, me­
intensidad de las iimovaciones como factor primordial del lento crecinúen­
diante la mecanización_ o por medio de la importación de fuerza de trabajo ba­
to del capitalismo moderno, aunque subraya que el monopolio tiende a
rata y la exportación de capital a países más pobn.>s, o ambas a la vez.
exacerbar los efectos de ese declive. Como Kalecki antes que él, Steindl tam­
Al mismo tiempo, el volumen de la clase trabajadora y el grado de su
bién termina por declarar que todavía está por encontrar una explicación
experiencia colectiva en la lucha contra el capital aumentan continuamente.
satisfactorial.1 • N1 . es sorprendente entonces que Baran y Sweezy prefieran
Entonces al ataque del capital contra el trabajo se le hace frente con resisten­
emprender sus propias versiones del problema.
cia creciente y contraataques (al cabo del tiempo). La lucha de clases se in­
lensifica.
Es importante comprender que la tendencia decreciente de la rentabilidad
El capitalismo visto como un sistema de acumulación auto l i m itada (tal como Marx la deriva) no es provocada por los salarios elevados, si bien el
aumento real de los salarios puede exacerbarla. Esto significa que las crisis
Las teorías del subconsumo radicales y marxistas tienden a concentrarse en periódicas resultantes de la disminución de la rentabilidad no pueden ser a tri­
la demanda -:ofecliva como el factor limilante de la acumulación capitalista. buidas a las demandas o a la resistencia del trabajo, aunque, desde luego, las
Sin embargo, en el propio análisis de Marx la demanda efectiva no consti­ diferentes etapas históricas y situaciones políticas sean sumamente importan­
tuye un problema intrínseco. Por el contrario, en su opinión los cap!talistas les para explicar cómo reacciona el sistema en general <m te cada crisis. Sin em­
son llevados a acumul.u· tan rá p ilb mcntc corno sea posible, de rnodo que la bargo, rnientras prevalezcan las relaciones capitallstns, sus tendencias genera­
reproducción autoexpansiva y no el estancamiento es la tendencia normal les seguirán operando. Consecuentemente, Marx subraya que la L:"U"ea del pro­
del sistema. Lo cual no significa que el proceso de acumulación sea apacible letariado no sólo consiste en resistir al capital sino también en derribarlo.
o que no puedan ocurrir crisis parciales aquí y allá a causa de rr\alas cose­ A partir de es la breve exposición, debería ser claro que el auge del " mo­
chas, ele. Lo que sí implica de manera definitiva es que los límites del pro­ nopolio", la disminución de las tasas de acumulación y el ahondamiento de
ceso de acumulación no surgen de una insuficiencia de la demanda. las luchas de clases pueden explicarse como consecuencias de las leyes bá­
¿Significa eso, como tan elocuentemente lo declara Rosa Luxemburgo, que sicas del desarrollo capitalista, y no como factores que den lugar a nuevas
una vez que se descarta la teoría del subconsumo se está obligado a aceptar el leyes, como tratan de hacerlo Baran y Sweezy, por ejemplo35• Como la ley
punto de vista de que la acumulación (y, por lo tanto, el propio capit.-ilismo) es de la rentabilidad decreciente es fundamental para esta explicación, debe­
capaz de ampliación indefinida? En absoluto. De acuerdo con Marx, los lími­ mos estudiarla con mayor detalle.
tes de la acumulación son enteramente internos al proceso. " El verdadero lí·
mite de la producción capitalista lo es el propio capi t al"34•
La acumulación capita.lista es motivada por la rentabilidad. Pero, según La teoría de la tasa decrecie11te de ganancia de Marx
Marx, la acumulación la reduce progresivamente de modo que aquella tiende
a socavarse a s( misma. Esa es la famosa ley de la tendencia decreciente de la
La cuestión de la rentabilidad tiene dos aspectos importantes. En primer lu­
tasa de gananc ia, de la que hablaremos en breve. Al propio tiempo, la acumu­ gar, ¿cuál es l a base de l a rentabilidad y qué determina su nivel? En segundo
lación supone extensión de las relaciones capitalistas, aumento del proletaria­ l ugar, ¿cómo desarrolla el capitalismo esa base y qué efecto tiene eso en él?
do y de su fuerza.
Rentabilidad decreciente significa tasas de acumulación decrecientes y l5 Es import.mte sena lar, a este propósito, '1"" cua ndo los capitalistas disminuyan nus gastoe de Inver­
competencia feroz creciente entre capitalistas (nacionales e internacionales) sión como mnSI'I.'twnda tlt• la rent;thilitlad dt'l.'rt.'l.'iente, parte del producto disponible no aer6 vm­
dida y p;m>cl'rá como si la crisis fu!'ra cau,;.1da por la falta di' d1'm.1nda efi!Ctiva, por el ·subconau­
mo". [�ro en realidad este '"subconsumo" es tan sólo la reacción a la crisis de la rentabilidad. Ea un
33 llrid., pp. XV, xvii. sfntoma, no una causa.
34 K. Marx, El capilol, M�ico, Siglo XXI Editores, 1975-1981 (en 8 vols.), T. lll, Vol. 6, p. 321.
280 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA
281

Para responder a L, primera pregunta, Marx parte del proceso de trabajo. Para que haya un prod ucto exce
dente, sólo parte del product o
En todas las sociedades, señala, los objetos necesarios para satisfacer las nece­ neto debe
emplearse en sust ituir los bien
es de consumo utilizados por
los trabajado­
jo vivo ( L ) qued a compuesto
sidades y los deseos hu manos implican cierta asignación del tiempo de trabajo res. El valo r agregado por el traba
de dos
social, de sus actividadl'S productivas, en proporciones y cantidades espedfi· partes, una de las cuales correspo
nde al valor trabajo de las necesida
cas. De otro modo, la reproducción de la sociedad resulta imposible. consumo de Jos trabajadores (
des de
V ) , y la otra al valor trabajo del prod
Si bien b ac;ignadón dcl trabajo social es primordial en todas L'lS sociedades, la excedente ( P ) . En otras palabras
ucto
, es la diferencia entre el tiem po
extracción de tmb<�jo t�enle la !Jase de tiXIas L'lS sociL'lL,des de d'lSeS. Este
( L ) y el tiempo necesario para reprodu cirse
es
realmente
inver tido por los trabajadores
tmbajo exC{.'(lentc constituye la base matetial y social de la �ladón de clase. La ex­ a sí mism os ( V ) -su tiem po de traba
jo excedente ( P ) - que da luga
lr.lcción del t:mb<�jo E!XCedP.nte debe S('.J' Ím7..ada. porque provee a la clase dominante prod ucto excedente y por Jo tanto r al
, a las ganancias reales: P - L
no sólo de sus medios de con.c;umo, sino también de sus medios de dominación. Consecuentemente, la divis ión
- V .
del tiem po de trabajo vivo en
En la mayoría dP las socicdadl�, la asignación dd tiempo de trabajo social y trabajo necesario ( V ) y tiempo
tiem po de
de trabajo excedente ( P ) es la
la extracción del trabajo excedente están reguladas socialmente por la tradición, de la sociedad capi talis ta. Mar x llam
base ocul ta
por la ley, por la ÍIIPI7..a. fi�ro en Ja sociedad Capitalista, la actividad productiva
a " tasa de plusvalía" o " tasa de
explo­
tación" a la relac ión P/V . Perm
aneciendo igua les las dem ás cond
es emprendida en plivado por CZ�pitalistas individuales con base en la ganancia iciones, a
mayor tasa de expl otaci ón, may
or cant idad de plus valía y, por lo
potencial. La n,producción no es una consideración explícita y, sin embargo, de­ yor ganancia.
tanto, ma­
be efectuarse y se efectúa. En apariencia, los precios monetarios y las ganancias El tiempo que los trabajadores invie
rten realmente ( L ) está deternúna
son los que proporcionan la " retroalimentación" cotidiana que determina las por la duración de la jornada de do
decisiones de los capitalistas. furo, dice Marx, en realidad, son Jos tiempos de
trabajo. Por otro lado, el tiem po
necesario
para repro ducirse a sí mismos ( V
trabajo totales (val on� trabajo) invertidos en la producción de mercancí.'lS los
) está determinado tanto por la canti dad
de bienes que consumen (su "sala
que regulan los fenómenos monelalios. Esta regulación de los precios y las ga­ rio real" ) com o por el tiempo de
trabajo
que lleva prod ucir esos bienes. La
nancias por Jog valores trab<1jo y la plusvalía es, en n'alidad, la rnanera corno las masa de plusvalía ( P ) y la tasa
de explo­
tación (P/ V) pueden entonces elev
exigencias sociales de reproducción se manifiestan en la sociedad capitalista. En arse de dos maneras: din.>c tame
nte, alar­
gando la jorn ada de trabajo L , de
lo sucesivo, tratan'mos dirL>ctamente de los valores trabajo y b plusvalía, toda manera que el tiem po de trabajo
exceden­
te aum ente en form a d i recta; e indir
vez que son ellos los verdaderos elementos reguladores. ectam ente , reduciendo el tiem po
de tra­
bajo necesario V , de suerte que
Durante el proceso de trabajo, los trabajadores utilizan instrumentos de sea gastada una may or proporció
n de la
jornada de trabajo en tiem po de
trab.1jo (planta y equipo) para transformar las materias primas en produc­ trabajo excedente. El segundo méto
do de
elevar P y P/ V exige que se redu
tos terminados. El tiempo de trabajo total requerido para terminar el pro­ zcan los salarios reales de los obre
ros o
que aumente la prod uctiv idad de
ducto está, por consiguiente, compuesto de dos partes: primera, el tiempo su trabajo, para que inviertan men
po en prod ucir sus medios de consumo, os tiem ­
de trabajo implícito en Jos medios de prml ucción (materiales, planta y o bien lo uno y lo otro.
Los capi talist as cons tante men te
equipo) u t i lizados; y, segunda. el tiempo de trabajo diario gastado por los prueban todos los méto dos de
incre­
mentar la tasa de expl otaci ón. Pero
obreros en el propio proceso de trabajo. Marx llama "capital constante" al , con el tiempo, la fuerza creciente
(C) , puesto que reaparece en el clase trabajadora ha l imita do cons
de la
primer elemento producto final, mientras idera blem ente los intentos por alarg
ar la
que al segundo lo llama "valor agregado por el trabajo vivo" (t) . El valor
jornada de trabajo y/ o redu cir el
salario real. De ese mod o el aum
e + L.
ento de la
trabajo total de todo producto final es entonces produ ctivi dad del trabajo ha llega
do a ser el medio más impo rtan
te de ele­
Del producto final, una parte es precisamente el equivalente de los me­ var la tasa de expl otaci ón. Pero, segú
n Mar x, lo paradójico del capit alism
e, es que los prop ios med
o
dios de producción utilizados. Su valor trabajo será entonces puesto ios por los cuales aum enta la tasa
de explo tació n
que ese es el v;-¡lor trabajo de los medios de producción reales utilizados. tienden a redu cir la tasa de gana ncia.
La creci ente prod uctiv idad del traba
­
Nos queda así el producto neto, por una parte, y el valor agregado por el jo se mani fiesta en una renta b i l idad
decre cient e del capi ta):l('.
trabajo vivo ( [ ) , por la otra. El producto neto es el equ ivalente material
del tiempo de trabajo vivo L . J6 K. Marx, C:/ .-a¡>ila/, ed. di. ·1: JI(, Vol. 6, p. 271.
282 VAWR, ACUMULAClON Y CRISIS
CRISIS ECONOMlCAS Y TASA DE GANANCIA
283
La tasa de plusvalía P/V expresa la división de la jornada de trabajo en La tendencia a la mecanización es, ento
tiempo de trabajo necesario, y excedente. Mide el grado de explotación de nces, el principal mét odo cap ita­
lista de elev ar la productividad social del
los trabajadores productivos. Pero para los capitalistas lo decisivo es el gra­ trabajo. Ese mét odo surge del do­
minio capi talis ta del proceso de trabajo,
de la actividad productiva huma­
do de rentabilidad del capital. Desde su punto de vista, invierten dinero en na. En tal medida, ni la creciente resistenc
ia de los obreros, ni el aumento de
medios de producción (C) y en trabajadores (V) , con la intención de obte­ los salarios reales son las causas intrín
secas de la mecanización, a unqu e
ner una ganancia (P) . El monto de la ga nanc i a (P) en comparación con su bien pued an acelerar esa tendencia.
inversión (C+ V) es la medida del éxito del capitalista. En otras palabras, la La mayor mecanización da origen a lo
que Marx llama la creciente composi­
tasa de ganancia P /( C + V ) es la que regula la acumulación de capital. ción técnica del capita l. Volúmenes cada vez
mayores de medios de producción
Aquí es donde interviene la paradoja. En sus continuas luchas entre sí37, y de materiales son puestos en operación
por un número detenninado de traba­
los capitalistas individuales se ven obligados constantemente a disminuir jadores. De acuerdo con Marx, esto implica
que, del valor trabajo total ( C + L)
los costos unitarios, con el fin de obtener un m<�rgen sobre sus competido­ del prod ucto final, una parle progresivame
nte mayor proviene de los medios de
res (la batalla actual de las calculadoras ele bolsillo es un ejemplo excelente producción utilizados y otra progresivam
ente menor, del trabajo vivo. En otras
de este proceso). En lo que toc<1 con el éxito en la bata lb por las ventas, todo palabras, la credente composición técnica
se refleja, en ténninos
una razón creciente de "trabajo mue
de valor, como
lo que reduzca los costos unitarios es bueno. rto a trabajo vivo", de C a L .
Pero los capitalistas también libran perpetuamente otra batall<�: la batalla Como hemos visto, la tasa ele ganancia
es P /( C + V). Pero P - L - V, toda
de la producción en el proceso de trabajo. Y es allí donde surge la mecani­ vez que el tiempo de trabajo excedente
( P ) es igual al tiempo que los trabaja­
zación como medio principal de elevar la productividad del trabajo y, por dores invierten realmente ( L ) menos
el tiempo necesario para reproducirse
lo tanto, de reducir los costos unil<�rios. Los capitalistas contratan trabaja­ a sí mismos ( V ) . Por consiguiente,
incluso si "los trabajadores vivieran de
dores por un periodo específico, y su propósito es extraer de ellos la máxi­ aire" (V - O ) , el valor máximo que P
podría alcanzar sería Pnuí.x/C - L/C.
En consecuencia, L/C es el techo de
ma productividad posible durante el proceso de trabajo, al núnimo costo la t.."lsa de ganancia, mientras que el
piso
posible. Esto implica no sólo luchas en lo concerniente al salario real y a la es, desde luego, cero
. Ahora bien, si la creciente composición
mente se refleja en una relación creciente técn ica ciert a­
duración e i n te ns i d ad de la jornada de trabajo, sino también en torno a la C / L -por tanto, en una relación
naturaleza del propio proceso de trabajo. Desde un principio, los capitalis­ decreciente L/C - entonces la tasa real
de ganancia será comprimida progre­
tas han tratado de " perfeccionar" el proceso de trabajo subdividiéndolo en sivamente entre un techo descendente
y un piso firme, de modo que tendrá
tareas cada vez m<1s especializadas y rutinarias. Con el dominio capitalista que mostrar una tendencia descendente
. Esto es lo que Marx desea señalar
del proceso de trabajo, la actividad prod uctiva humana se hace cada vez cuando define la tendencia de la tasa de g
anancia a la baja.
más mecánica y automática. Por eso no es sorprendente que esas funciones La tendencia descend ente arriba desc
rita es independien te de cómo se
humanas mecanizadas sean sustituidas progresivamente por verdaderas divida L entre V y P , y, consecuentem
ente, independ iente de la tasa de
explotación P / V . En realidad, si el sala
máquinas. A medida que las máquinas remplazan ciertas funciones huma· rio real de los trabajadores fuese
constante, la creciente productividad
nas, las demás quedan todavía más sometidas a la tiranía de la mecánica, del trabajo debida a la mecanización
elevaría continuamente P / V ; a may
hasta que algunas de esas funciones sean también sustituidas por máqui­ or productividad del trabajo, menor
tiempo lleva a los trabajadores producir
nas, y as{ sucesivamente38• determinado volumen de bienes de
consumo, de manera que una mayor part
e de la jornada de trabajo pasa a ser
37 Estas luchas son lo que M.1rx llama "competcnda de capi tak-s". l\•ro toste uso del tt'rmino compt'lm­
tiempo de trabajo excedente. Incluso
cuando aumentan los salarios reales, en
cia no l'S el mismo q ue se hace en la "com pett•nda ¡wrft'\'til", cuyo opuPSto !'S el " monopolio". l'a11 tanto que aumenten menos rápidam
Marx la progresi v a concentración y centralización de capitales imp lica una "competencia de capi11·
ente que la prod uctividad, la tasa de
explotación aumentará también. Por
11'5" m.ts feroz sobre partes del mundo progTL-sivamenle ma yort'S. L.1 tanto, es perfectamente posi ble tener a
la vez un sala rio real crec ient e y una
llam.11la etapa " mo nopolis11•
<Id rap i t<� li s mo no nit•ga la rorn p<•tencia, m.ts bilon la intt•nsifka.
tasa de expl otac ión crec ient e39• En
38 P'Ma un brillante anitlisis del moderno proct>so t.le tr.JL>.Jjo, v{>as..> Id obra t.le l larry Ur;JVerman, L4h't
and Momopoly Cnpita/, Nueva York, Monlhly Ucvii'W
J9 K. Mane, El capital, et.l. ci t ., T. 1, Vol.
l'rcss, 1974.
2, pp. 747-748.
CRISIS ECONOMICAS Y TA.'iA DE GANANCIA 285
284 VALOR, ACUMULAOON Y CRISIS

En o tra objeción importante a la ley, se sostiene que la mecanización (fue­


realidad, esta es la por Marx, con b;.se en que los­
situación general descrita se cual fu ere su causa) no necesariamente imp lica Wla tendencia decreciente
obreros nunca pueden captar todos los avances en productividad que pro­ para la tasa de ganancia. Considérese un número determinado de trabajado ­
porciona la mecanización, sin hacer que se suspenda la acumulación, ma· res, de modo que L quede dado. La mecanización significa que aumenta el
tanda as{ la gallina de los huevos de oro40• Para Marx, la lucha de clases por volumen de los medios de producción empleados por los obreros. Pero esto
el salario real opera d e nt ro de ciertos límites objetivos, los límites marca· también va acompañado de un aumento de la productividad del trabajo y,
dos por la acumulación de capital. Esos l ímites son intrínsecos al propio por tanto, de una disminución en el valor trabajo de las mercancías, puesto
capitalismo y sólo pueden ser superados derribando a éste. que ya se necesita menos tiempo para producir determinada mercancía. Por
Casi todos los comentaristas marxistas dan por sentado que la mecani­ consiguiente, el valor trabajo de los medios de producción ( C ) no aumen­
zación constituye una abru madora realidad de la producción capitalista. tará tan rápidamente como su volumen e, incluso, puede llegar a disminu ir.
Sin embargo, una import.mte escuela de pensamiento a t ribuye la mecani· Marx afirma que, a pesar de todo, a umentará C , por lo que también aumen­
zadón no al control c;1pilalista del proceso de trabajo, como Marx, sino a la tará C/ L , produciéndose la tendencia decreciente. Pero, dicen los críticos,
reacción del capital ante la creciente resistencia obrera o el aumento del sa· supóngase que el valor trabajo de los medios de producción disminuye rá­

lario real (en el largo plazo), o ante ambos. De manera característica, esta pidamente o, incluso, más rápidamente de lo que aumenta su volumen. En
este caso, C /L permanecerá constante o incluso disminuirá, y no se ejerce­
escuela empieza postulando w1 awnento de los salarios reales en determi­
rá ninguna presión descendente sobre la tasa de ganancia.
nadas condiciones de producción, que produce una d isminución de la tasa
Debe decirse desde un principio que esa objL><=ión es válida, toda vez que
de ganancia, l o que a su vez induce a los capitalistas a sustituir a los traba­
señala una lagWlil en el argumento de la tasa de ganancia decreciente. De
jadores por m<'íquinas. 0l'sde luego, desde ese punto de vista, la mecaniza­
i ncre me nt o son los
acuerdo con la bibliografía actual, hay una clara presunción de que una rela­
ción y su concomi tante de la prod uctividad d el trabajo
ción crccicntL• de máquinas a tmbajadorcs t n mb ién im plicn una razón cre­
medios principales de acrecentar la rentabilidad, en tanto que los salarios
ciente de t rabajo " muerto" a trabajo vivo (esto es, de C a L ). Pero los inten­
crecientes tienden a disminuirla. Se dice llUe, dependiendo del factor que tos por especificar la relación exacta entre ambos (como el de Yaffe)43, no han
prev.1lezca, la tasa de ganancia puede variar en uno u otro sentido41• Sostie­ sido satisfactorios, de suerte que la posibilidad de que ocurra lo que dicen
nen dicho p1mto de vista, por ejemplo, Paul Sweezy y Maurice Dobb42• los críticos todavía sigue abierta. Este tema está todavía sujeto a frecuente
El análisis es correcto hasta este punto. El aumento de los salarios reales debate, por lo que se le abordará con mayor detalle en la próxima sección.
ciertamente inducirá a la mecanización, lo cual puede o no contrarrestar el Otra frecuente objeción en boga está vinculada con la idea de que los
efecto de la elevación d e los sal.uios sobre la rentabilidad. Pero, según capitalistas nunca escogerían emplear una técnica de producción que d is­
Marx, los salarios crecientes son posibles en sf gracias a una causa anterior, minuyera su lasa de ganancia. Por consiguiente, automáticamente se exclu­
a sabe1; la mecanización surgida de la batalla de la producción. De ese mo­ ye una tasa de ganancia decreciente. Dicho argumento con frecuencia se
do, el efecto 'llle Sweczy y Dobb analizan es secundario, superpuesto al enuncia matemá ticamente, como en el llamado " teorema de Okishio"«, pe­
primario (y, a dl'Ci r verdad, posible únicamentl� por él). Dado que ellos pa­ ro sus supuestos básicos se apoyan en una estructura an.1lítica muy difun­
san por alto la causa primordial, no es sorprendente que no encuentren ra­ dida que va desde los kcynesianos de izquierda como Jo.m Robinson, hasta
zón particular para que dism inuya la tasa de ganancia. los marxistas como Bob Rowlhorn. En términos de lo expuesto con anterio­
ridad el error fundamental en este caso radica en el supuesto de que el
40 ���t.t <'S pn•dsanwnte la ubserv.td(m t¡tu• hace 1\larx e n <'l 'finno 1 dl' t:l o•¡•ila/, <'n 1.1 p r im<' r•• parli! d d progreso técnico es simplemente cuestión de 'elección' capitalista y no de
l'aplluln tituhu..ln • t .a l<'y !l••neral dt • la aeumuladón •·apitalisla "(C. XXIII, Sl'CCÍón l), euando !!<•nala
necesidad. Hace mucho tiempo que Marx señaló que bajo el capitalismo la
qtu• lns s.t la ri n s n•alt'S sóln pm'<h•n snhir si · no Interfieren con el progreso d e b at"umulaclón" (f.
1, Vol. 3, 1'· 7611) .
41 En Id !II'<Ti ón '1'"' sigue <'ll l'SII' C.•pllulu l�;•y un.1 discu•lón m;\5 dcJ,Jibda de esta prn.idón, as( romo 43 David Yaff<', · 1 n na1i on, the Crisis, and thl' 1\•sl-war lloom·, eo Rfi10lutionary Communist, No . 2, 1976,
dc lall lll•lh'n!Aik-as u til i7AJas ('Mil ����t••ntarl.1. PP· !>-45.
42 1! Swf'l'ly, ''1'· rit., p. 81!; M;uu k<' IJuhh, l'vliliml f.nmm11y a111l Cal'iltiiÍ>III, Londres, Rou th'tly,e and 44 Nnhuo Okishio, "Tt'Choical Changl' ;md tlw l�.ttt• ol Prorit•, <'O KtW IIIIÍl't'rsity, Vol. 7, 1961, pp. l!..'>-?9.
�an J',ml, Ltd., 1 9:\7, pp. 1011 · 1 14.
286 CRISIS ECONOMI CAS Y TASA DE GANANCIA 21i7

necesidad de competencia obliga a los capitalistas a escoger la técnica aa · ..Historia de la teoría de la tasa decreciente de ganancia
menor costo unitario, aunque eso implique una tasa de ganancia menot
Quien lo haga primero venderá más l]UC el resto. Entonces, la única "'e� la tendencia de la tasa de ganancia a caer, a medida que el capitalismo se
desarrolla, fue profusamente aceptada por los economistas clásicos como un
ción" a la que se enfrentarán los demás capitalistas es la de obtener alguN
hecho incontrovertible. El problema radicaba en explicar este fenómeno.
ganancia con menor tasa o no oblt•ner absolutamente ninguna ganancil..
Por ejemplo, en los ailos setentas del siglo XVlli, Adam SmiU1 se.ñaló
porque su producto cuesta demasiado. que, a medida que un mayor volumen de capital se agolpa en una industria
Por último, algunos marxistas desechan la idea de una C / L creciente. determinada, amplía la oferta, hace bajar los precios y, por lo tanto, reduce
sobre bases empíricas. Como C es el valor trabajo de los medios de pl"()­ la ganancia. Del mismo modo, afirmaba Srnith, a medida que avanza la
ducción y L es el valor agregado por el trabajo vivo, sus equivalentes dine­ acumulación, el capital en su conjunto será más abundante y eso reducirá la
rarios son K , el valor dinero de los medios de producción, y Y el valor tasa de ganancia.
agregado en términos monetarios o "producto nacional neto". Sobre esu Los críticos señalaron rápidamente que los capitales se agolpan en algu­
base se analiza la " razón capital-producto" K/ Y y, dado que las estadlsti­ na industria determinada, sólo cuando esa industria tiene una tasa de ga­

cas oficiales indican que ésta tiende a ser constante en períodos largos, � nancia superior al promedio; más aún, al hacerlo, esos capitales simple­
mente hacen que la tasa de ganancia baje nuevamente hasta el promedio.
dice que eso va contra la idea de una C/ L crecientéo;.
Por consiguiente, la tasa media queda sin explicación y Smith no proporcio­
Resulta interesante que esos mismos marxistas se nieguen obstinada­
na razón algun.1 para que la acumulación tenga que alterarla.
mente a aceptar las estadísticas oficiales sobre el desempleo, el alcance de la Unos cuarenta m1os después Q1acia 181 0), David Ricm·do ofreció una explica­
pobreza, la incidencia de la desnutrición, etc., con base en que las concep­ ción alternativa. A medida que la sociedad se desarrolla, afim1aba, tiene que
ciones burguesas de esas categorlas dominan a t al punto su elaboración que cultivarse nu'is tierra para alimentar la poblaci ón creciente. Eso significa cultivar
las hacen prácticamente inútiles. Por ejemplo, las estadísticas sobre desem· tierras progresivamente menos fértiles, de modo que cada vez resulta más caro
pleo no incluyen a aquellos que han renunciado a buscar trabajo; a los que, producir alimentos. En términos marxistas el valor trabajo de los alimentos au­
desde un comienzo nunca encontraron trabajo (corno los adolescentes ne­ menta. Ibr eso, en una jornada de trabajo, aumenta el tiempo de trabajo necesa­
gros); y a aquellos que no ingresan en la fuerza laboral por la falta de posi· rio y disminuye correspondientemente el tiempo de trabajo excedente. De ese
bilidades en ella (como las amas de casa). Por lo tanto, no es raro que radi· modo, la tasa de plusvalía disminuye a medida que la sociedad se desarrolla y
con ella la tasa de ganancia cae, no porque aumenten los salarios reales de los
cales y marxistas calculen que el "desempleo real" sea de dos o tres veces la
trabajadores, sino porque disminuye b productividad del trabajo agrícola.
cifra oficial. Y, sin embargo, cuando se trata de categorías absolutamente La conclusión fundamental de Ricardo es que la productividad en la
fundamentales corno el "capital" y el "valor agregado", de pronto las esta­ agricultura tiende a decrecer. En su crítica de la teoría ricardiana de la renta,
dísticas oficiales se aceptan sin objeción. Volveremos a ese importante pro­ Marx demuestra que esa conclusión no es lógica ni empíricamente cierta.
blema al abordar la teorías de las crisis sobre el "estrangulamiento de las En realidad, la lústoria capitalista entera se caracteriza por una productivi­
ganancias". Por el momento, baste señalar que el estadístico marxista que dad creciente del trabajo, tanto en la industria corno en la agricultura. Co­
se ha preocupado por examinar cómo se obtienen esas estadísticas y por mo hemos visto en la sección precedente, la propia explicación de Marx
corregirlas para el efecto de las diferencias conceptuales entre las categorías sobre la tasa decreciente de ganancia se basa en una productividad crecien­
marxistas y las ortodoxas, ha encontrado precisamente que la relación "ca­ te del trabajo social y una tasa creciente de plusvalía. "La tasa de ganancia
cae, no porque el trabajo se haga más improductivo, sino por el contrario,
pital-producto" parece elevarse continuamente46•
porque gana en productividad. No porque el obrero sea menos explotado
.< n47.
smo, porque se 1e exp 1 o 1·.1 rn.,s...

45 Gt'Ofl l lodgson, "lñc 'lllCOry of lht• Falling H;llt• nf l ru fi t• t•n Nfill l.tft l<rt•irll', IW, nt.�rw abril l97l
' , •

46 Vt'asc Vlctor lhlo, "Capil.-11-oulpul Ratios in M•mufacturin¡(, 1'0 Quurltrly Rrvifil/ of Eamomia IN
B••síness, 8(3), otono, 1966, pp. 29-42. 47 Karl M.�rx, "/Jrtttries ofSur¡•lus Vi1luf, Nm•va York, lnll'rnational l'ublishers, 1 %7, p. 493.
2B8 VALOR, ACUMULJ\CION Y CRS5
CRLSIS ECONOMICA<; Y TASA DE GANANCIA 289

Marx consideraba que su propia explicación de la "tendencia de la tasa


amann subrayó, en cambio, lo esencial de la ley de la tasa de ganancia de­
de ganancia a decrecer a medida que la sociedad (capitalista] progresa"' era
. creciente para una teoría de las crisis. Señaló que, en la obra de Marx, es de
" uno de los triunfos m.1 s grandes sobre el gran obstáculo de toda la econo­
particular importancia el hecho de que, a medida que la tasa de ganancia
m{a anterior". Esa es la culminación de su análisis de las leyes de movi­
decrece, el crecimiento de la cantidad total de gan•mcia deba frenarse e, in­
miento del sistema capitalista. Y, sin embargo, resulta curioso que esa ley
cluso, posiblemente detenerse. En el momento en que las nuevas inversio­
tenga un papel relativamente menor en gran parle de la historia del pensa· nes ya no generen ganancia adicional, se reducirá la inversión y estallará la
miento marxista. Está totalmente ausente de las teorías del subconsumo, crisis49• Al d ifundirse la crisis, los capitalistas más débiles y menos eficien­
por ejemplo y, como hemos de ver en la siguiente sección, se halla igual­ tes serán eliminados, y los más fuertes quedarán en posibilidad de comprar
mente ausente de las teorías del "estrangulamiento de las ganancias". sus activos a precios anormalmente bajos. Con el aumento del desempleo,
En parle, la razón dt• ese olvido surge de las objeciones previamente exa­ la posición de los obreros se debilita. Los salarios reales tienden a dismi­
minadas a la lógica de la derivación que Marx hace de la tendencia decre­ nuir, en tanto que el proceso de trabajo tiende a intensificarse, por Jo que
cil'nle. Pl'rD ot ra basP, qui7.ás aím más importante, para descartar esa ley, es aumenta la tasa de explotación. Todos esos factores elevan la tasa de ganan­
de tipo político48• Se dice que concebir al capitalismo sujeto a " leyes de mo­ da. De ese modo, cada crisis en sí prepara las condiciones para la recupera­
vimil•nto" es dar tratamiento a un orden social humano como si fuera una ción y para el siguiente ciclo de auge y bancarrota.
m¡\quina o algún proceso físico. Eso demerita y degrada el papel de los se­ Nada de lo anterior dice cuándo estallará una crisis determinada, pues
res hu manos en la determinación del curso de los acontecimientos. La gen ­ muchos factores pueden retardar o acelerar los efectos de la tasa decrecien­
le, y no las lcyt'S de movimil'nlo, hace la historia. Más aún, se afirma que te de ganancia. En este sentido, la lucha de clases es decisiva, no sólo en
creer en la proposición de que la lasa de ganancia tiende a decrecer condu­ cuanto a determinar el momento de las crisis, sino también en el campo en
cirá a una actitud fatalista y pasiva ante la tarea de derribar al capitalismo. que se combaten sus efectos. No obstante, para Grossmann es aún más im­
portante que las crisis sean " situaciones objetivamente revolucionarias" .
Finalmente, en ocasiones se agrega q ue, en lodo caso, el análisis de las cau­
Por consiguiente, mostrar la necesidad de las crisis dentro del sistema capi­
sas de las crisis constituye un problema demasiado abstracto para ser ulili­
talista es mostrar la necesidad, tanto de prepararse por anticipado para esos
z.ldo en la política práctica de la lucha de clases.
períodos objetivamente revolucionarios, como de captar su momento. Por
No hay duda de que Marx efectivamente concibió la historia capitalista
último, con base en la lectura de Marx, Grossmann establece una relación
en términos de leyes de movimiento y la historia humana en general en
importante entre la teoría y la práctica:
términos de fuerzas objetivas que afectan l a acción humana y, por lo tanto,
la limitan. Y, sin embargo, ese es el mismo Marx que elevó la lucha de clases ... por debilitado que esté, ningún sistema económico se viene abajo por sí mismo de
al más alto nivel. que preconizó activamente el inmediato derrocamiento manera aulomál ic.l. Hay que " derribarlo". El análisis teórico de las tendencias obje­
del capitalismo (no en ningún futuro fatalista), y que participó en la más tivas q'.le llevan a la parálisis del sistema sirve para descubrir los "eslabones débi­

práctica política con base en su análisis teórico. ¿Existe una contradicción les". El cambio sobrevendrá solamente mediante la operación activa de los factores
subjelivos •
�10
entre esos dos aspectos de Marx?
En lo absolu to. Por el contrario, como aseveran Henryk Grossmann
(Alemania), Paul Mattick (Estados Unidos) y David Yaffe (Inglaterra), la Paul M a l l ick desarrolló la obra de Grossmann de diversas maneras. Es
política revolucionaria emana precisamente de la estructura teórica de de particular importancia la observación de Mallick de que la razón por la
Marx. cual Marx habla de sociedad capitalista en términos de leyes de movimien­

Grossmann fue el primer marxista importante en extraer el debate sobre to es precisamente porque el capitalismo no está regulado por decisiones
humanas conscientes sino por " relaciones cosificadas" : las relaciones de
las crisis de las teorías del subconsumo y la desproporcionalidad. Crítico
mercado, de precios y de ganancias. Como Grossmann, antes que él Mat-
decidido de esas teorías sobre bases tanto lógicas como políticas, Gros-

4 9 /lriJ., p. 35.
411 l .a ••x posidón <JUc sigue se l�•sa ••n hucn;� m•'<lid.1 ••n lt. Jacoby, Of'· cit., S«"dón V.
50 llritl., p. 37.
VALOR, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 291
290

des revolu cionarias y reaccio­


Lucha de clases y estrangulamiento de ganancias
tick señala que las crisis ofrecen oportunida
determinar el camino a se­
narias, pero que sólo la lucha de clases puede
mo o que se le haga virar hacia el
Toda crisis subraya )a importancia de las ganancias para la producción capita­
guir. Que el capita lismo vire hacia el fascis lista y pLmtea de nuevo el problema de qué es lo que regula la rentabilidad.
ano5 t.
socialismo no está Jeten ninad o de antem A su vez, toda disminución de la rentabilidad, tarde o temprano, suele
se ha propuesto presentar el análisis
En los últimos aüos David Yaffe atribuirse a los salarios elevados. En realidad es correcto que, en igualdad
crisis actual es. El alcance completo de
económico de Marx y aplica rlo a las de otras condiciones, una reducción de salarios eleva las ganancias. Pero de
estud io. Por lo que toca con la teoría
su anális is cae fuera del campo d e este
dos por Grossmann y
eso no se desprende que una reducción determinada de las ganancias nece­
de la crisis, además de p u n t os simila res a los señala
las crisis se manÍ·
sariamente se deba a los salarios excesivos. El problema es: ¿cómo saber
que como
Matlick, Yaffe aftade los sigu ientes. Pri mero, cuál es causa y cuál efecto?
existe la tende ncia a pensar en
fiesta n en términos de precios y ganancias,
lo, dado que,
Según el análisis de Marx, es de esperar que un salado real creciente
las crisis. Por t'jPmp
los precios y las ganancias t'omo causas de vaya acompañado de una tasa de explotación creciente, de modo que, por
las venta s y los costos, todo
por definición, la ganancia es la diferencia entre sí mismo, el aumento de salario no contribuirá a una reducción de la renta­
neces ariam ente implicará
aquel lo que Cil ltsc un desce nso en la ren t abil
idad
bilidad. Por eso, en términos marxistas, sólo cuando el aumento del salario
las ganan cias. Pero una parte de
otra manera de defini r una dismi nución de real es suficientemente considerable para reducir en realidad la tasa de ex­
artícu los, como los mater ia­
los costos es simpl emen te el precio d e al gunos plotación, puede d<->c irse que la red ucción de la rentabilidad se debe (al me­
trias). l'or consig uiente , cual­
les, etc. (y, por tanto, las ventas d e otras indus nos en parte) a los " altos salarios" 53.
la renta bilida d suele comp ararse con la parte restante de
quier reducción de Desde luego, Marx desecha esa explicación, con base en que la propia
l l(. sólo hay un paso al argumen·
los costos, con Jos salari os, po r lo tl ue, de a acumulación de capital marca límites objetivos dentro de los cuaJes quedan
to de que los " altos" salarios so n la causa de
aquell a reducción. De ese mo- confinadas las luchas por los salarios, razón por la cual, generalmente, la
do, de un efecto se hace u na causa. tasa de explotación aumenta. En realidad, Marx afirma que la tasa de ga­
cu anto al estancaxniento, el
Razonamientos simila res p u e d e n hacers e en nancia d isminuye precisamente porque los trabajadores son explotados
estata les crecientes y la agudi·
desempleo creciente, la inflación, Jos gastos más, y no menos.
zación de la lucha de clases en todo d mund
o. Cada uno de estos, afirma En el nivel más abstracto, el equivalente monetario de la tasa de plusva­
crisis, no una causa. A medida /w. Entonces, una dismi­
Y<úfe, es tm fenómeno del desarrollo de la lor PJ V es la relación de " ganancia" a "salarios" n

ulació n se frena y aumenta el


que dismi nuye la lasa de ganancia, la acum nución en la razón ganancia-salario podría tomarse como prueba de un au­
los precio s para tratar de mantener la
desempleo. Los capita listas elevariln mento excesivo en los salarios reales. Pero este razonamiento es incorrecto.
espira l inflacionaria. Al mismo
rentab ilidad, dando lugar, entonces, a una Antes que nada, es perfectamente posible explotar más a los trabajado­
por una parte, para mantener
tiemp o, el Estado se ve obliga do a intervenir, res y, por lo tanto, hacer que produzcan mayor producto excedente, y que
y, por la otra, para subsidiar al mismo tiempo,
el empleo en 1úveles polític amen te aceptables los capitalistas no puedan vender ese mayor producto y,
tes. El gasto estata l crece en·
e inclus o hacerse cargo de las indust rias dolien por tanto, no puedan transformarlo en ganancias monetarias. Por ejemplo,
lances rápidamente. Pero el déficit financiero
del Estado sólo acelera la in­ en una crisis provocada por una tasa decreciente de ganancia (a la manera
empleo evita que los salarios de Marx), en tanto que unos capitales se retirarán de los negocios, otros se
flación, en tanto que su apoyo a los niveles de
rar la rentab ilidad . De ese quedarán sin compradores para parte de sus productos. Los precios baja­
disminuyan lo suficiente para ayuda r a restau
modo, la contradicción se ahonda y cada vez se hace
más difícil hallar poli­ rán y, con ellos, bajarán las ganancias y la razón de ganancias a salarios.
en que nos encon trarnos Para compensar eso, los capitalistas sobrevivientes forzarán aún más a sus
tic as que " funcionen" . Esa, dice Yaffe, es la etapa
actualm ente en todo el mundo capitali sta52•
53 " Nad a e:; m.1s absurdo.•. que I'Xplicar la ¡_otfda l'll la tasa de ganancia por una elevación l'n la l¡¡sa c..le
salarios, aunque ésta pueda Sl'r .la situación por vfa de excepción·, Marx, El cn¡•ilal, ed. cit., T. 111. Vol.
51 Ibi,I., p.43. 6, C. XIV, p. 307.
52 D. Yaff<', o¡>. di., pp. 5-32.

-
292 VAI .OJ(, ACUMUI.ACION Y CRISIS CHL<;L<; ECONOMICAS Y 'IA'iA DE GANANCIA
293

trabajadores, los explotarán todavía más, en un esfuerzo por reducir los En un nivel ligeramente más abstracto, los economistas burgueses han
costos y permanecer en actividad. Por tanto, en las angustias de una crisis, afirmado d u rante mucho tiempo que la rentabilidad decreciente se debe al
una razón ganancia-salario decrt.•<:icntc irá acompañada de una tasa de ex­ hecho de que los obreros han podido aumentar su "participación" en el
plotación creciente. Más aítn, en es.1s circunstancias lo uno y lo otro son producto nacional neto (desde l uego, a expensas de la " participación" capi­
síntomas y no causas de la crisis. talista). Al referirse a dos de sus contemporáneos, el francés Fréderic Bastiat
Pero el esquema anterior no sería válido antes de que estallara la crisis. (años cuarentas del siglo pasado) y el estadincnse Henry Carey (ru1os sesen­
Así, ¿no sería legítimo considerar la rl'lación " ganancia-salario" como un tas), Marx señala que aunque "aceptan el hecho de que la tasa de ganancia
índice de la tasa de explotación durante los períodos no críticos? De serlo, tiende a decrecer... ellos en forma errónea lo explican simple y sencillamen­
una relación ganancia-salario decreciente anterior a la crisis const i tuiría te por el crecimiento en el valor de la participación del trabajo . . . "56•
una poderosa evidencia de que los trabajadores ciertamente han logrado Por muchos aspectos, la teoría marxista actual del estrangulamiento de
elevar sus sala rios re .Jes con rapidez suficiente para reducir la tasa de ex­

la ganancia es similar a la de Bastiat y Carey. En su revisión de las teorías
plotación y, consecuentemente, para precipitar la crisis. Es precisamente marxistas de la crisis Erik Olin-Wright resume la versión moderna de la

esa identificación de n /w c o mo un índice de l' / V lo que defi ne la rama manera siguiente:

del " es t rangu l am i e n t o de la ganancia" en la teoría marxista de la crisis, El argumento esencial es muy simple: la participación relativa de los trabajadores y
tal como fue expuesta por Glyn, Su tcliffe y Rowthorn en Inglaterra y por los capitalistas en el ingreso nacional casi enteramente es consecuencia de su forta­
Boddy y Crotty en Estados Unidos�. leza relali.va en la lucha de clases. En la medid.¡ en que la clase trabajadora des.'lrro­
lla un movimiento laboral suficientemente fuerte para conq�1istar aumentos de sala­
De manera evidente, su argumento se apoya en la observación empírica
rios que rebasen los aumentos de productividad, la tasa de explotación mostrará
de que l.1s crisis son pn• c p d id a s de una disminución en la relación ganan­ tendencia a bajar, lo mismo que la lasa de gananci.t ("estrangulada" por las nómin.-.s
cia-salario. Pero esa misma observación tamhi{�n es hecha frecuentemente salariales crcci�·ntes). Esla reducción de las gan<mcias resulta l'n una correspondien­
por economistas burgueses, como en el caso reciente de William Nordhaus te disminución de l.1s inversiones y, de ese modo, en aumentos a(m más lentos de
productividad. El resultado final es una crisis económica57•
en el Insti tuto Urookings!i,�. Con todo, a d i ferencia de Nordhaus, los marxis­
tas van un paso más all(¡ al identificar la razón ga nancia-salario observada
con la tasa de explotación. De lo anterior se sigue que la reducción de 1.1 La versión marxista moderna sigue la lógica económica ele Dastiat y Ca­

rentabilidad es realmente manifestación de una disminución de la tasa de rey a l considerar que la tendencia de la tasa de ganancia a decrecer es con­
secuencia de una tasa de explotación decreciente. Pero hay una diferencia
plusvalía, la cual a su vez sólo puede deberse a un aumento suficientemen­
política definitiva entre las dos versiones y es que, mientras los economistas
te considerable de los salarios reales. Irónicamente, en tanto que el econo­
burgueses vituperan esa situación, los marxistas la celebran. Los teóricos
mista bmgués Nordhaus culpa al "costo del capi tal" por la caída, los mar­
marxistas del estrangulamiento de la ganancia hacen de la lucha de clases
xistas la atribuyen ¡a los "problemas del trabajo" !
por las condiciones de trabajo el factor esencial (en última instancia) para
En cierto sentido, los argumentos en torno al estrangulamiento de la ga­
determinar el curso de la reproducción capitalista. Para esos marxistas, el
nancia son tan antiguos como el capitalismo. Nadie sabe mejor que los ca­
hecho de que el desarrollo del sistema haya llegado a una etapa en que el
pitalistas lo importantes que son las g.mancias para el sistema y, por razo­
trabajo es lo suficientemente fuerte para precipitar las crisis, constituye un
nes obvias, nadie ha sido tan rápido en culpar a los salarios elevados de
signo muy alentador. Si la clase obrera es capaz de poner al sistema de ro­
precipitar las crisis. En este sentido, una versión capitalista del argumento
dillas gracias a sus demandas salariales, entonces quizá sea ya lo suficiente­
del estrangulamiento de la ganancia aparece en cada crisis.
mente fuerte para resistir los ataques contra esos salarios reales que son
parte integrante del proceso de " recuperación". Incluso, quizá sea suficien­
54 W�se Andrt•w Glyn y llob Sntdiffe, BrilisJr ür¡rit111ism, W>rktrs 11111l /lrt Pmjil Sr¡uuu, Londres, 1\•n­
gnln lluukll, 1972; lluh Ruwthurn, "Marull'l's Lótle Capit,tlismN, l'll Nrw l.tfl Rnrirw, 'Jtl, julio-ay,ustn temente fuerte para " resolver" la crisis mediante la toma del poder estatal.
1976, 1 '1'· 59-1\.1; y Raford lkl<ldy y Jamt'S Crotty, "Ciass Cunnict a nd Macru-l'llil'y: tlw J'olitica l lln·
siness Cyd¡•", en Rroiw ofRadiad 1\llilira/ l:anwmics, Vol. 7, No. 1, 1975. 56 K. M.trx, GrunJrisst, M(••im, Siglo XXI Editores (3 Vols.), VoL 2. p. 289.
55 William Nordhaus, *lhe Falling Share of Profit�·, llrookings IIJ¡�rs. 1976, No, 1, pp. 1 69-208. 57 E. O Wright, np, dt., p, 216.
294 VALOR, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DI! GANANCIA 295

La gran virtud de esa teoría es su simplicidad. Incluso en el capitalismo, de vender las mercancías. Esos gastos de venta,. como los llaman los capi­
la " política manda". Lo que necesitamos analizar para comprender la histo­ talistas, consisten en los costos materiales (C'"J y los costos de trabajo
ria capitalista son las poHticas prácticas de la lucha de clases y no determi­ (V•.J para transformar las mercancías producidas en ventas en dinero. Ade­
nadas leyes abstractas de movimiento. La acumulación capitalista cierta­ más, también deben deducir los impuestos indirectos 1 (impuestos sobre
mente está limitada internamente, pero el obstáculo definitivo para la acu­ ventas, licencias, propiedad, etc.), porque, desde su punto de vista, también
mulación es el t rabajo y no "el propio capital" (como dice Marx). esos son "gastos" del negocio. Lo que queda después de todas esas deduc­
La simplicidad es verdaderamente una virtud sólo si la explicación sim­ ciones se llama ingreso neto corporativo. ( 1t )59• Si los gastos de venta
ple es la correcta. Después de todo, el castigo para la equivocación es el C'"u + v·u - $15.000 + $10.000 y los impuestos indirectos 1 - $5.000,
fracaso. Así es como regresamos al punto teórico fundamental, y pregunta­ entonces, el ingreso neto corporativo - $10.000.
mos: ¿podemos imputar en realidad una tasa de explotación decreciente a Desde el punto de vista de la clase capitalista, tanto los gastos de venta
alguna disminución observada en la razón ganancia-salario? En otras pala­ como los impuestos indirectos son au ténticos gastos del negocio. A decir ver­
bras, ¿es Jt /W realmente un índice de P/V 7 Para responder esas pregun­ dad, incluso desde el punto de vista del sistema en su conjunto se les puede
tas necesitamos seguir el rastro de las formas monetarias de P y V . considerar gastos estrictamente necesarios, dado que tanto el capital comercial
Considérese el final de un ciclo de reproducción del capital total. Par­ {ffi<lyorista/ detallista) como el Estado, descmpei1an funciones indispensables.
tiendo de los ingresos por ventas, podemos seguir el rastro del desembolso Pero el hecho de que se;m gastos indispensables en modo alguno modifica el
de ese dinero. que también sean formas derivadas de la plusvalía. Es ¡·,L'<:esario producir el
Supóngase que las ventas totales ( D' ) ascienden a $100.000. De ellos, producto excedente antes de poder venderlo; la venta sólo cambia el título de
lm¡ capitalistas reservan $40.000 para susti tuir los costos de los materiales y propiedad de ese producto, no su magnitud. L• medida de la parte del pro­
las málluinas utilizados (C•1,) para prod ucir las mcrcandas que fueron ducto excedente lJIIC es absurbiJo por iu.:tividadcs de cambio de propiedad
vendidas, y $20.000 para sust ituir los salarios adelantados (V'"p ) a los tra­ (compras y ventas) y por actividades cstat<lles60, es simplemente un índice de
bajadores de la producción que estuvieron empleados en el proceso pro­ los gastos de distribución y legitimación del sistema.
ductivo·'iH. La cantidad restante, $40.000, es lo que los propios capitalistas Desafortunadamente, los teóricos del estrangulamiento de la ganancia no
llaman ganancias brutas sobre ventas ( p• ) . Estas representan los ingre­ captan este aspecto fundamentalr'1 • Invariablemente identifican la tasa de plus­
sos de venta de las mercancías menos los costos de los materiales y la mano valía con Jt/W , la razón del ingreso corporativo neto a todos los salarios. En
de obra para producir esas mercancías. Desde el punto de vista del sistema términos del ejemplo anterior, 1t a $10.000 y w - salarios de los trabajado­
en general, las ganancias brutas representan el equivalen!� monetario del res de producción + sueldos y salarios de vendedores, etc. - $20.000 +
producto excedente. . . $10.000 - $30.000 , de manera que .Jt/W a 1 0.000 / 30.000 - 33.3%. Lo cual
Desde el punto de vista marxista, las "ganancias brutas"' (ú•) representan es insignificante ante la verdadera tasa de plusvalía, p• /Vp,. - 200% .

el Cl.}uivalente en dinero del tiempo de trabajo éxcedcntc de lós trabajadores de Al confundir n/l'V con p• /V'"p , la verdadera tasa de explotación en cual­
producción, en tanto que los salarios de estos trabajadores (V•,) representan quier período determinado se subestima considerablemente, como lo
el equivalente en dinero de su tiempo de trabajo necesario. El índice correcto muestra el ejemplo anterior (las magnitudes incluidas corresponden muy
dE!" explotación de los trabajadores de producción -esto es, de la tasa de de cerca a las magnitudes actuales verdaderas que obtengo con base en un
plusvalía- es entonces p• ¡v•, - 40.000 / 20.000 - 200% . análisis mucho más complejo y detallado de la econonúa norteamerica-
Para los capitalistas las cosas se presentan muy diferentes. De las ganan­
cias brutas todavía tienen que deducir el dinero que han gastado al tratar 59 El in¡;rt'SO neto corporativo dt•lll' S<>r ll'p.utldo entre el irnput'Sto sobre dicho ingreso, renta pura (el
opuesto de la dl'predación y mantenimiento de instalaciont'5 y equipo, que en realidad es parte de
56 Utili7.o d U'rminn trabajadon_'5 de la producción porque nn f'!l po�ihle d¡>s,umllar adccuadamrnte rl los costos de producción o dt• los r,a�tos dt• Vl'nt<�), inten'SM, dividendos y ganancias retenidas.
60 Difell'lllt'S dt• l.t produrdón t'St,l till n•al.
61 Esta import.1nt" crllk.l th• l.t lóginr <.h•l t'Str.,ny,nlamil'nto di' las gar1o1ncia� tamlMn es hecha m una
concepto de trabajo productivo dentro de loe tlmil('!l de estt• Capitulo. lgualnwnte acudo al ténnlno
merranda para sigrúficar los bienes y sen-lelos que !14! venden por dillt'ro. l..a distinción entre trabajo
productivo y trabajo inproductivo no se redUCI! a la distinción simplista l!l11re bk�es y eervicloa. crftic.1 de H. lloddy y J. Crolly, "f'· dl., pnhlkad.1 en "17•� Communisl, Vul l, No. 2.
296 VALOH, ACUMULACION Y CRl<;LS CRISIS ECONOMICAS Y l'A'iA DE GANANCIA 2Cfl

na)62• Lo que es peor, con el tiempo, n ;VV presenta una desviación descen­ Conclusiones
dente respecto de la tasa verdadera p• /V*p, porque, en todas las econo­
mías capitalistas tanto los gastos de ventas corno los impuestos indirectos La lústoria nos ensei1a que el capitalismo periódicamente se ve sujeto a rup­
turas en su andamiaje económico y social. En épocas así, las tensiones socia­
se han elevado apreciablemente. Ese hecho es particularmente cierto a par­
les inherentes al sistema se manifiestan con marcado contraste. Las pero­
tir de la Segunda Guerra Mundial. Por ese motivo, es falaz explicar la dis­
grulladas burguesas de las diversas ortodoxias empiezan a verse gastadas,
minución observada en la relación "ganancia-salario" n ¡VV por medio de
a respirar con desesperación, y la lucha de clases estalla abiertamente.
una reducción atribuida a la tasa de explotación. Por el contrario, es muy Una vez más estamos aprendiendo actualmente esa lección de la historia
posible que una tasa de explotación creciente, acompañada de w1a tasa de capitalista. El auge de posguerra que habría de introducimos por doradas
ganancia decreciente a la manera dl' Marx, haya dado por resultado una puertas en el siglo XXI hoy ha muerto oficialmente. En todo el mundo capi­
tasa de acumulación decreciente y un desempleo creciente. Ante esto, una talista proliferan las crisis políticas y económicas. La competencia interna­
mayor rivalidad entre capitalistas y una m.1yor intervención estatal apare­ cional se intensifica a med ida que los capi talistas luchan por sobrevi v i r;
quiebran bancos, quiebran gigantes de la industria, el propio sistema mo­
cen como respuestas a una crisis cada Vl'Z m.ís profunda, y no como sus
netario internacional se tamb.liea de crisis t�n crisis; se profundiza el desem­
causas. Empíricamente, estas respuestas Sl! manifiestan corno gastos de
pleo, en tanto que los precios siguen subiendo y la lucha de clases se agudi­
ventas e impuestos crecientes, que se revl'bn <'n una n / W decreciente, aun
za por doquier.
cuando aumente p• / v•1, . Est .1 es PI\ rl'alidad la explicación de Yaffe de la ¿Cómo hemos de interpretar esta ú l t i ma crisis del capitalismo? Ciert.t­
actual crisis mundial. mente, debemos estudiarla y analizarla en detalle, no sólo local o nacional­
Vale la pena repetir que una d isminución ohservada en la razón " ganan· mente, sino a escal a mundial. Pero, eso en sí nunca será suficiente. Debemos
ci.1-salario" n frV no cons t i tuyt> por sí m isma una explicación. !'ara ir más comprender al mismo tiempo que las crisis no son nuevas en el capital ismo.
allá de la simple observación, necesi tamos una teoría de los determinantes Sus apariciones periódicas y devastadoras han sido reconocidas, analiza­
dt! las ganancias, a fin de saber a qué factores obedece la tendencia empíri­ das y aprehend i das teóricamente por muchos otros, mucho antes de que

ca. Pero también necesitamos saber de ll Ué m o d o corresponden las catego­ nosotros nos hiciéramos siquiera esa pregunta. Comprenderlo es compren­

rías empíricas a las categorías te óri c as , pues, de otra manera, terminare­


der la necesidad de estudiar las explicaciones de nuestros predecesores, pa­
ra que podamos beneficiarnos con ellas y edificar sobre ellas. Si la tarea es
mos identificando una causa errónea. Esta es precisamente la equivocación
derrotar al sistema, entonces :?S i mperat i vo comprenderlo. El precio de la
que comete la escuela del estrangulamiento de la ganancia: se basa en la
ignorancia es el fracaso.
teoría de la plusvalía y, sin embargo, deja de considerar por completo la El propósito de esta sección ha sido el de presentar y analizar las posicio­
diferencia entre esa compleja y esencial cat<'goría marxista y la categoría nes fundamentales surgidas históricamente en torno al problema de las cri­
burguesa de la "ganancia" (ingreso neto de o¡wraciones). De esta manera, sis capitalistas. En esa tarea he tratado de ser tan riguroso como era posible,
d icha escuela atribuye equivocadamente la d ismi nución sostenida de la sin suponer, al mismo tiempo, ningún conocimiento previo en la materia.
rentabilidad y, por tanto, l a propia crisis mundi.tl actual, a la presión causa­ Al hacerlo, he tratado de presentar no sólo lo que dice determinado t i po de
teoría, sino también la razón de que esgrima tal o cual argumento, cómo se
da por los salarios sobre las ganancias.
desarrolla éste históricamente y qué posiciones políticas han estado asocia­
62 En la ptáctka, ro:onstru i r los �'<lllivah'111t's moll<'tarin� ti•• 1' •, V • p y W L'S mucho rn.1s complicado das a él en diversas épocas.
'1'"' lo indicado c•n el II'Xln. En n•.•lid;�d, implk;� tr.msfurn1o11 I.L• l'IU'IILIS Jlik'innalc.,., que se ba.o;an en Antes que resumir lo que se ha estudiado en el cuerpo de este trabajo,
Glk'gOÓM kcyll<'Sianas, a cu<'nt.l� rn.�rxisL�s, lJIIe se l�1s.�n ''" r;�h•gm1as en valor de M;trx. Esla es una
me gustaría concentrarme en tres lecciones que, a mi parecer, están implíci­
lawa difk·il tt.>órk;�n,..ntc a l;� V<'7. •¡ m• l'rn plrkamctlll'. No nhslanll', I'S rn uy posihl•' y al>solulólfl1('11 1t'
tll'l�11in h.11wla. Sohn• la h1s.• d1' 1';\lc·ulns ai>S<lhttólllll'llh' dt•I¡¡ILidns ('1111' ohvi.ulll'llh' no pm'\lo pre­ tas en la lústoria de las teorías de la crisis.
IK'ttlotr at¡ul), l'fiOit'nlro qu•• la 1.1s.� n•¡¡l d•' phtsl'al�l 1'' ;v•p t'll�''' d1osd•! Jl)(Kl has lit l 'J72, mic' nt ra� La primera lección tiene que ver con la relación entre teoría y política.
Jt /I.Y dt'<'rt'('e. NG;Lo;tos" cn'l'iPnlPs e impul'Stns cn'l·i••ntcs l'Xplkan ¡•,tan p;uh• d,, I'Sia diS<n'p.lnci;l.
Cada posición teórica implica de cierto modo el deseo de cambiar el siste-
298 299
VAWR, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA

ma. En ese sentido, toda teoría tiene implicaciones políticas en cuanto a la ECONOMIA POLmCA Y CAPITALISMO:
práctica basada en ella. Pt�ro es importante entender que no puede estable­ NOTAS SOBRE LA TEORIA DE LA CRISIS DE DOBB
cerse relación simplista alguna entre determinado conjunto de conceptos
teóricos y la política que esperamos ver asociada a ellos. Por ejemplo, con­
Me inicié en el estudio formal de la economía a finales de los at\os sesentas,
sidérese el caso de la teoría del subconsumo. Entre sus ponentes se inclu­
cuando el clamor de "pertinencia'' se extendía por los Estados Unidos.
yen el reaccionario reverendo Malthus, el socialista pequeñoburgués Si­
Aunque en aquel entonces, con frecuencia no tenían1os claro lo que signifi­
mone de Sismondi, la activista revolucionaria Rosa Luxemburgo y toda la
caba nuestra demanda de "pertinencia", estábamos seguros de una cosa: no
escuela moderna del "capilalismo monopolista" basada en la obra de Paul
reclamábamos meditaciones más profnndas en los misterios arcanos de la
Sweezy y Paul Baran. Por otra parte, entre sus oponentes se encuentran competencia, el conocimiento y la codicia perfectos.
teóricos burgueses de todas las estirpes, d('sde Ricardo en adelante, pero No es sorprendente que muchos de nosotros buscáramos por todas par­
también Marx y Lenin. Ni entre los seguidores de la teoría del subconsu­ les adquirir el conocimiento que de forma manifiesta faltaba en nuestra
mo ni entre sus crHicos se puede discernir ninguna posición política co­ educación. Y, al hacerlo, pudimos comprender que " pertinencia" significa­
mím. Argumentos similares se pueden pr('sentar respecto de cualquier ba mucho más que concentrarse solamente en la historia y existencia con­
otra teoría de la crisis. cretas de nuestro mundo: significaba tener nna práctica que hiciera ese es­
La segunda lección importante está ligada con la teoría y la "realidad". tudio necesario, y poseer nna estructura teórica que hiciera entendibles
Es un grave error suponer que la " realidad" en cierto modo se da inde­ sus resultados. Maurice Dobb contaba con esa práctica y esa teoría -d
pendientemente de todo marco conceptual. Hasta un estudio somero de los marxismo- y las iluminaba con una inteligencia rectora que hace a su obra
datos sobre las cuentas del ingreso nacional muestra rápidamente que las "pertinente", en el sentido estricto de la palabra: sigue siendo importante
cifras a nt e las l]UC nos vemos en cuah ¡ u ier pedodo determinado son la re­ para l a comprensión J e las condic iones en que vivimos.
prcsentadón numérica de categorías teóricas particulares. Desde luego, En estas breves páginas resulta obviamente imposible hacer justicia al
esos da tos se basan en hechos del mundo real, pero el modo en que se les alcance y profnndidad de la contribución realizada por Dobb a la teoría
codifica y se les enumera también depende de nna teoría sobre el mundo. económica marxista. Ni siquiera pretendo intentar hacerlo. En cambio, lo
El patrón que surge con base en las categorías keynesianas (en que se sus­ que me gustarla hacer es tratar de concentrarme en un trabajo suyo particu­
tentan los datos actuales sobre el ingreso nacional) no necesita en absoluto larmente importante, Eco11omía política y capitalismo.
ser igual al que surge con base en las categorías marxistas. Por ejemplo, al En nna relectura de este l ibro escrito en 1937, me sorprendió de manera
estudiar las teorías del estrangulamiento de las ganancias, vimos l o impor­ especial lo oportuno de la revisi6n que hace Dobb de las contradicciones
tante '1ue era no confundir la relación ganancia-salario ( Jt/W) con l a tasa de en la acumulaci6n capitalista La crisis actual del capitalismo mundial ha
explotación ( P /V ) Ciertamente constitu iría nna pérdida terrible abando­ hecho nuevamente respetable la teoría de la crisis, dando lugar a nna nue­
.

va ronda de debates sobre muchos de los mismos problemas que Dobb


nar una teoría correcta porque no corresponde a la 'realidad' que se basa en
analizó hace casi cuarenta años. Desde luego, hasta cierto punto, las con­
categorías por completo diferentes.
tribuciones de Maurice Dobb ya están incorporadas a las discusiones en
La tercera lección ya ha sido examinada al principio de esta sección. Para
curso; no obstante todavía quedan muchas lecciones por aprender de ese
repetirla brevemente, digamos que al analizar las crisis no basta con estu­
solo libro.
diar únicamente sus fen6menos. Es igualmente necesario estudiar las expli­
Una de las observaciones más importantes que Dobb hace en su estudio
caciones de las crisis, tanto pasadas como presentes. De otro modo es posi­
de la crisis consiste en subrayar que, en un análisis marxista, una crisis no
ble que sencillamente volvamos a inventar lo que ya ha sido inventado, y debe considerarse como un punto de partida hacia el equilibrio sino que es
que cometamos los mismos errores que otros ya han cometido mucho tiem­ el propio mecanismo de equilibrio. " Parece tanto catarsis como castigo: el
po atrás. Con frecuencia se ha dicho que quienes desconocen la historia es­ único mecanismo mediante el cual, en [el sistema capitalista] puede alcan­
tán condenados a repetirla. A eso quizás debería añadirse que quienes des­ zarse el equilibrio" ( ... ) " Estudiar las crisis [significa] ipso Jacto, estudiar la
conocen la teoría están condenados a reconstruirla. dinámica del sistema" , pues aquéllas son su "forma de movimiento domi-
JIXI VA I .OI(, ACUMULACION Y CRISIS CIUSL'> ECONOMICAS Y TA.'ii\ DE GANANCIA 30 1

nante"(.J. Este es un punto definitivo en el que hay que insistir, pues, de otro las exigencias de l a reproducción social por conducto de ciclos o de crisis, o
modo, el análisis marxista se echa a cuestas una noción de "equilibrio" traí­ de los dos a la vez. Es "precisamente porque la producción capitalista es pro­
da, sin discri m i nación, dP la economía ortodoxa. El propio análisis de Marx ducción para la ganancia", continúa Dobb, que " ' la sobreproducción de capi­
se plantea no en tér minos desi tuaciones de equilibrio, sino más bien en tal' resulta posible en el sentido de un volumen de acumulación de capital no
términos de movimientos " reguladores" de los que éL en rea lidad, propo­ consistente con d manteninúento del nivel de gnnnncia anterior"68• Así, el sis­
ne dos t i pos diferentes. Antes que nada, está la manera como los precios de tema hace una pausa, no porque se produzca demasiada riqueza en relación
mercado de las nwrcancías individ uales son regulados por sus precios de con la sat isfacción de las l\L'Cesidades sociales, sino porque el iúvel de prod lll:­
producción, en donde la oft•rta y la demanda constantemente se acos¡m en­ ción existente es incompatible con el criterio capitalista de la producción con­
tre sí, a medida que la competencia capitalista reduce las d iferentes tasas de tinuada. Desde luego, la asociación enlre un descenso en la rentabilidad y una
ganancia del mercado, a una tasa media: crisis no implica necesariamente una causa particular de dicha crisis. En gene­
ral, el comienzo de una crisis, de una ruptura en los circuitos de capital, de­
los períodos medios d u r.mle los cuales l.ts fluctuaciones de los precios de mercado
sembocará en volúmenes de mercancías vendidas a precios anormalmente ba­
se compensan entre si son distintos para los diferentes tipos de mercancías, -··) por·
11uc con un tipo es más f<kil ad.tptar 1.1 ofPrta a la demanda ((UC con t•l otro
J. jos o no vendidas en absoluto, dando lugar así a una caída general de las ga­
rumcias. Por consiguiente, junto con una crisis, se producirá una disnúnución
de la rentabilidad. Sin embargo, este tipo de disminución sólo es co nsecu encia
Ha de observarse q ue esos movimientos i m plican un proceso de regula­
de la propia crisis, y estará pre&'nte independientemente de la razón que lo
ción mediante el constante deseq u i l ibrio t•n t¡I IL' los pn�cios de producción
cause. Abordaremos, por tanto, la cuestión de las causas en sí.
actú;m como centros de gravedad de los precios de mercado(6•
En su análisis de las crisis Dobb examina y critica una variedad de explica­
El segundo tipo de movi miento regu lador 1111e aborda Marx está v incu­
lado con d e.t pilal en gt•twra l. A este respecto, PI p 1'nhl1•ma no sólo consiste
ciones de sus causas que van desde las leorias del subconsumo y la dt>spropor­
cionalidad, hasta la controvertida noción de Marx de la " tendencia de la lasa
en las relaciones proporcionales ent re los capitales i n d ividuales, sino más
de ganancia a caer" . En este Capítulo me linúto solamente a esta última, por
bien en el ritmo del propio p roceso de acumulación global: " la producción
tres razones: en primer lugar, porque Marx la presenta como una "ley" princi­
capitalista pasa por ciertos ciclos periódicos ... por un estado de quietud, de
pal del desarrollo capital ista, de suerte que un estudio de su derivación y sta­
creciente animación, de prosperidad, de sobrl'producción, de crisis y estan­
tus resuH.t de obvia importancia para el análisis marxista; segundo, porque
camiento"66. Las relaciones capitalistas de cr{·d i to, d ice Marx, son la clave
algtmos deba tes recien tes han logrado ciertos adelantos en e l esclarecimiento
de este movimiento, porque mediante la ampliación del crédito, los capita­
de los problemas concernientes a la ley y, en tercer lugar, porque creo que
listas pueden empezm la producción y continuar ampliándola sin tener que
Dobb comete errores apreciables y de consecuencia en su derivación de dicha
espenu la venta de sus productos; por tanto, una cadena cada vez más larga
"ley", errores que tienen efectos importantes para sus conclusiones (y las con­
de relaciones de créd ito es característica del período de recuperación y
clusiones subsecuentes) respecto de su significado69•
prosperidad en tanto que una cadena en contracción e incluso en rompi­
miento, es característica del período de crisis y estancanúento67•
Desde el punto de vista a n terior, la acumulación capitalista aparece co­
mo tm proceso en que la anarquía de la producción privada hace frente a El enfoque de Dobb sobre l a lasa decrec i e n t e de gananci a

1�1 Mamkt• Dohh, 1 \•licim/ l:mtwmy mul c,¡,ílt�lism, l�mJn!S, Htutlledy,t•, 19:17, PI'· Kll y 102-tll1.
64 K. M .u x, " W01gt>s, Prkt•s anJ l'rofits", en K. M ar� y E Engl'ls, St-lecltJ �\{,J.s in 011t Vo/umt, Nueva Empecemos por analizar los movimientos de las categorías del valor ( t raba­
York, lnternational Publishen;, lCJúll, p. 208. jo) involucrados en la tasa de ganancia, por cuanto es en estos térmi nos en
(,') En un ll'<'il'nte ••nsayo )nhn F..11wl'll d•�·ribt> t•l pt nt:I'SO dt• transición dt>sdc• l.t nndón d .�s ic.t de "cen·
tws dt• gritVt'<.lóld" hasta la noción m•odásica de " largo pla1.n". Una com p.uitdón s imilar Pnlre Ma rx,
S<'
los r(,\sicns y los neocl.úims l'S�I l'll mor.• de <'ft..:t u ar . Wó1Sl' John l 'a t wd l, "1111• llóltl' of l'rulits and 68 ÜJI. CÍI., p. 1 1 6.
tlw Cnnn�pt ni l'l(uilihtium in Nt'<.>ci.Jsil'.ll Gl' nl' ral E• 1 11ilil>rium Th<.�•ry", min11�•. C.unhrid¡;l', 1 977. 6\1 Vt'-.tnS<' u n análisis y u n.• nitit'ól dt• l.Js teorl.1s lit• la n isis <'11 gt•nt•r.tl t•n A. Sh•likh, "An lntrodu ction
66 K. Ma rx, <'f'· ril., p. 22:\. to the History of Crbi.o; lheoritos", rn liS Capiltllism iu Crisis, Nueva York, U l(I'E, 1 978. El texto dt•
6'1 K. Marx, t:l fll!'i/JII, ed. dt., '1: 111, Vnl. (., p. :126. •�ste artknlo currt'sp<>nd l' a la S<..:d<'>n " l listori.l de l;ts t<'Orlas d1� la crisis" dl'l prc>sente c.1pltulo.
302 VAI..OH, ACUMULACION Y CRLSLS CRISL<; F.CONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 30J

los que su tendencia es presentada. En una etapa posterior, las consecuen­ por un aumento en la "tasa anual de plusvalía", ese cambio precipitarla una dismi­
cias de este análisis se ampliarán a la tasa de ganancia en d inero que, en nución en la tasa de ganancia72•
general, diferirá en magnitud de la tasa en valor, cuando rijan los precios de
Como todo eso depende de que los salarios reales aumenten o no a me­
producción. Sin emba rgo, cae fuera del campo de este trabajo examinar ca­
dida que se realiza la acumulación, Dobb distingue más adelante dos casos
sos de crisis concretos.
distintos: primero, uno en que, por d iversas razones, el ejército de reserva
En general, la tasa anual de ganancia en valor puede expresarse de la
es muy numeroso (a causa del rápido aumento de la población, rápida me­
manera siguiente:
canización y reserva creciente de campesinos y pequei\os productores des­
poseídos y proletarizados), por lo que los salarios reales no aumentan con
(1) r � p la acumulación73 y, segundo, uno en que el ejército de reserva es escasó (tra­
e+ V
bajo asalariado más o menos en forma generalizada y trabajadores organi­
zados) de suerte que, a medida que la acumulación reduce la reserva de
donde p es el flujo de plusvalía producida durante un año, e el valor
trabajo, los salarios aumentan verdaderamente. De acuerdo con Dobb la
del acervo de capital constante (maquinaria, edificios, materias primas,
composición orgánica aumentará sólo en este último caso, mientras la tasa
etc.), necesario para la producción de un aiio y V el valor del acervo de
de ganancia cae 74• Si se va a tomar como una presentación de Marx, lo an­
capital variable correspondiente (el "fondo de salarios" de los trabajadores
terior plantea varios problemas. Antes que nada, para Dobb el primer caso
productivos). Como el acervo de capital variable V está vinculado al flujo
corresponde a la "edad de oro del capitalismo competitivo''75 y el segundo
de capital variable l ' , V - v /n , donde 11 es el número anual de rotacio­ al período del capitalismo monopolista después del " último cuarto del si­
n(•s de capital variable, de acuerdo con Ma rx70, podemos expresar la tasa de glo XIX"7f',por lo que concluye diciendo que la tendencia de la tasa de ga­
ganancia en valor comu: nancia a decrecer, no intenta aplicarse al período del que Marx la deriva, ¡y
sí al período moderno! Se trata de una inversión un tanto sorprendente.
p lv ( p lv ) n
r -
_
(2) El segundo problema está relacionado con el primero. La descripción de
( e + V ) IV ( e IV ) + 1 Dobb de la " tendencia decreciente" es la que sigue: un aumento en el sala­
rio real en condiciones dadas de producción (tecnología, duración e inten­
La tasa de ganancia se descompone así en tres términos: ( p 1 v ) , tasa sidad de la jornada de trabajo, etc.) lleva a un descenso en la t asa de plusva­
anual de plusvalía; 11, el número anual de rotaciones de capital variable; y lía y, por tanto, a una disminución en la tasa de ganancia. A su vez, esto
e¡ V , composición de valor del capital. De ellos, la interacción de p /v y induce a los capitalistas a buscar o a crear técnicas más dicientes y " ahorra­
e¡ V , es decisiva para el problema de la caída de la tasa de ganancia, por­ doras de fuerza de trabajo": cuando, por una parte, d ichas técnicas sean
'l"e la influencia del tiempo de rotación opera dentro de límites estrictos11• util izadas ampliamente, su mayor eficiencia implicar;} una tasa de plusva­
Dobb comienza afirmando que, en general, a medida que la acumula­ lía mayor, mientras (1ue, por la otra, su carácter de ahorradoras de fuerza
ción tiene lugar con una composición org;ínica constante, la demanda cre­ de trabajo gl•ncralmcnte resultará en una m:1yor composición org<lnica. A
ciente de trabajo acaba con el ejército de reserva, los salarios empiezan a fin de que aumente la tasa de ganancia es necesario que la nueva técnica
au mentar y la tasa de ganancia empieza a bajar. Por este motivo los capita­ eleve la tas:1 de plusvalía lo suficiente para compensar, no sólo el efecto del
listas sustituyen a los obreros por máquinas: salario real mayor, sino también el aumento en e¡v que lo acompaña. De
no ocurrir nsí, un aumento de la composición orgánica será asociado, cier-
el acompañante normal Je la acumulación de capital fue [por lo tanto) un incremen­
to en la composición orgánica de capital; as! que, a menos que éste sea compensado
72 M. Dobb, op.dt., p. 108.
73 1/Jid., pp. 110-113.
70 K. M.u�. ¡;¡ m¡•it11l, .�. dt., · ¡: 111, \hl. fl, p. 511. 74 1/•id., pp. 1 13- 1 14.
71 La limitJida influencia de l.ts variadont'5 del tiempo de rotación que no puede ser tratada en esle 75 1/Jid., p. 1 23.
ensayo, scr;i demostrada l'n una nota por pu blicar. 76 /bid., p. 124.
JO.l CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 305
VALOR, ACUMULACION Y CRISIS

tamente, con la d isminución de la tasa de ganancia, pero sólo porque am­ "supuso" que la tasa real de ganancia era decreciente78• Al final, Dobb
bos habrán sido causados por un salario real crcciente71• Por lo tanto, en la vuelve a su propia explicación anterior, según la cual los salarios crecientes
presentación de Dobb, ¡ l a composición org.1 nica crec iente es consecuencia hacen disminuir la tasa de ganancia. El propio Marx, dice Dobb, en un ca­
de una tasa de gan.lllcia dt>t'rt•cit•n le!, lo cual t•s u n a inversión a ú n más sor­ pítulo ti tulado " La ley general Je la acumulación capitalista", habla de los
prendente t¡ue la prinwra.
salarios crecientes durante el auge como una causa de ganancias decrecien­
Es i nteresante señalar I J I IC los co ncep tos más recientes de Dobb no difie­ tes y, por tanto, como causa de la eventual crisis7'J.
ren considerablemente de su posición en 1937. Al escribir e n 1973 Dobb
parle de la presentación acost umbrada: Marx demostró que el p rog reso téc­ Mecan i zac ió n
nico "ahorrador de fu e rza d.._• trabajo" daría lugar a una composición orgá­
nica creciente, lo q ue, a su VI'Z, haría disminuir la tasa de ganancia, de El punto ele vista de Marx so/Jre la mecmzizació11
acuerdo con una tasa dada dl• plusvalía. Pero, d ice Dobb, el progreso técni­
co puede ser tanto " a horrador de capi tal", como ''ahorrador de t rabajo",
Es claro que cuando Marx aborda esas cuestiones presenta la composición
orgánica creciente como causa de una tasa de ganancia decreciente más que
cosa q t u• a M a rx pa rece ha hérsele escapado. Por lo demás, puesto que el
como efecto de una tasa ya decreciente, ocasionada por los salarios crecien­
progn•so téc n ico de cu a l q u it • r t i po debe a b .u ata r bs mercancías, tiene que
tes. Por consiguiente, es muy importante precisar la manera como Marx in­
aumentar la tasa de plusv.tlía de acuerdo con un salario real dado y, al aba­
tenta esa vinculación. En este punto yo diría, sin vacilar, que dentro de los
ratar el capital cons t a n te ( C ) , debe re t a rd a r o <Juizás, incluso, compensar
límites de este trabajo sólo es posible esbozar brevemente las que, creo,
la tendenci.1 dd progreso técnico " ahorrador de trabajo" a elevar la compo­
constituyen determinantes esenciales del problema.
sición orgánica ( C/V ) . Marx, afirma Dobb, no p a rece haber dicho gr¡¡n
cosa en torno a la ft H · rza rPI.t l iva de esos fal'lnn•s de compensación, pro­
78 Husdnlsky <ldine la L'!ltruchUOI del ar¡;1um•ntn de MMx en rel.1ción t:un los ;IS¡XOCtos de la h•y mism.1
hahll'nwnte pon1ue, lo m ismo que o t ros economistas Jel siglo XIX, sólo
y lds influPnci;1s contrarll'St.lnh•s. Dt! l's�• rn.1ncra Hosdnlsky prov.-• irnpllci�unt"ntc una critica fun­
dalllf'ntal de 1.1 versión de Dobb sobre la materia. V�asc R. Rosd nlsky, Tlr Muking of Mar:r's CupibJI,
n Cnnsidfort·St� PSh� 010\'Ímif'nto Pfl p) ('.ISU sirnpl� de tiJl.l C'"HI\<'c\ litWill sal.nio-r,anancht. Se.l A la lk· loodro;, l1uto f'nos.o;, 1Wl.
niL"4t I'X:ish•nh� y R 1.1 nupv.t t�·nit·,, .thorr.ldnrd dt.• trallitjn rnn tlfM nunpuskión orgo1 niL'ol nt,'\5 altA 79 f:s intl'n'!'.tnh• que "' fin;•l Dohb (•y•. dt., pp.157-158) cite t·l análL<i• d,• M.mc de Lt Sección primmt dd
(n�1yor l "'mli••nh·). rapltulo 2.� dt•l 'l: 1 de 11 m¡ribJI mov Hm m:llldo derrisl• por "pru;ión s;U.ui.ll". E.'>lo, a pesar dcl l'f..'lho de '1 ""
A lnt'\lid,t '1'"' s.t.• n•Jtlit..a lit .-u·urnuladc'm, los salarios rP.th•s Ctt't:en lit• w" a WJ, lo que rt'Sult;a en Marx utiliJ,¡ '""' � 1.111 sólo potra "'&llllv"t.lf que aún bajo las mjores úmmslanci;IS hipotloúrns (desde el
u n.1 ,.,, Ida de la L1sa di' gananda de r,. a n. En estt• mnml'ntn t'S inventada la nueva tt'cnica <tue, punto de vi<ta de quienes emplean tr.lhljadoll'S), C>dstrn IJmitcs cslril'los p.'Irn los m;or.urucntos que ptrom
'
para ' l11l! sea " L"'Seogidit" l·un s�1l.uio rt"".tl nnriente w r , tlt•l"lt� n�ndir una ltlS.Cl de gannnd.t r 1, más S(,. oolmihltos m !i.tLlrios miles. A•t si L1 rum¡n;ilión or¡;;\nica t'S ron.<tmk•, la demanda de trnbajo rn.oc.'t•r.\ t'll

n/J¡z 1/IH� l11 rorrit•ulr r 1 • Sun posihlt�� Pstos l n•s caso!': L1 mbm1 pmpnni<'>n que at'ZGI d mpit.1� de t.1l forma •JUC prubahlcn11."k"'' tj(•n:ik>de ll.. "ll'a'V SI! agota! y kll!

w. lll f 111
saLuÍ<\'1 mlllÍI'JU�I a ln'l't.'HU�unLIIIII�llc t'l�l Ll oii.1JJIIIIL11.it'>ll -ln<t.l ' 1'"' "m ,1l¡;lm punto" intcrfn<m mn L1
pmpi.t aounuLICión. f:n c;tc ptmto L1 illlJJnuLllión se hará m.1s k.onta, o incl uso se detendrá, ron lo eu<1l klll
cslfmula; para la clev-dción de saLma.- se verán aminorada; o dffi¡p;m.wr.\n por romplcto.


r:11 l'Slil S(n:i(JO, y 1'11 n.'alid.ld ('fl todo cl '[ l M.ux no cxplim CÓO'IO dt.•tmiÚJ\ilr d ptllllo donde llSiuá Ll i11.1llllU­
IolciótJ (.liii'MIIII'CSclaroquero puruescr simplcmcnlf>cl pWitom cl ttlll' I�•Y" �de la lasa de �i.I.
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pon¡ue bijo dt.'llnninadas Cllrldidons de producción cuaJquicr alza m los saLlOO.- rmles hará bajar la lasa de
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y;tn.1rri1). En GlllÜO, Marx prosigue p;u-.1 Sl'Jl.llar que m cualquitT ras<> L1 acumuLición oo se lt'llli7a a un.1 e

ll'o,r ,· -\
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¡v runslimtro, siro m.1s bicn mricntc. !Jlo eslo t.Jtoriva su primera gran k.oy de la anmuU.'lCiónrnpitalista, a Silbes;
la tend<n:ia dcl rnpit.-.1 a generar nn �"'de población.
Sólo m hasta cl T. ll '"' donde Marx ddine d l'llRl.'Jllo de t."'Sa de ganal\til y l�lSlil l'l T. 111 queexlr.lc �� utr.1 gr.m
r, ir'1 r TJ ITtJ r r, 1 ro r
-'--- . ....
con'lt.onaerda de una C/V rnrimtc, denominada "la tmdmciadam:imtcde L1 1asa de gan;uria".Sdloeneste
ro
.
momenlo cuenJ.a M.>rx con los �necaarlol p.ua examln.u el tem.tdel punJo en donde ae � La
IIICWJ'Iuladdn. Eslc punto, m donde on ure lo que Dama "sOOI\'prot.lucción ab;oluta de capital", !il' prt.'fimld
Caso 1 C1so 1 1 Caso 1 1 1
cuando la calda m Lt tasa de fjUl3llCia ha lk•vado a Wl l'Siarlcamicnto en la masa de plusvalla. Nonnatmte m la
En tmlus los caSós la nueva tllcn it:a hace subir l a tasa de g;manda en consonancia con e l salario aaunulación in:rmlmta la Ola'>'\ de plusvalla; pero si la caJda de la lasa de y;manda rompemtla expansi6n dcl
corril'nte ll'J, de forma c¡ue r eren• de TJ a r' 1, cuando L'S adaptada la nueva técnica. En el c,¡so 1 ill"l'rW de rnpitll ava=ldo al punto c¡ue ro pocoda anrr la ll\il5a de plusvalla. signifiGI que el Íllm.'llll'nto dd
t'1'1t.l nu••v,¡ tas.1 dl' ganand.1 t.>mblt!n NI más alta <¡ue l;t tasa inict1l r., d l' suerte c¡ue en este caso, capital Al< 1\11 ha produrido ningún aum'Jlto L'll la ganancia (plusvalla). A esla altura estallará Wlil aguda
auntpu• los s.JIMios reales han cr(•·ido de ll'o a li'J , la t.1s.1 dt• gan.lncia también ha crecido (en lucha competitiva cnt� rnpit.-.Jistas, y la ai�is se esparcir.\ a lll(•dida que los capit.1listas m1s dt'biks quie­
'
gerll'r.ll) de '• a ,·,. En los otros dns casos, sin t'mbargo, r 1 < r,. con lo c¡ue la sut>ida de los s.1larios bren W.asc K. Marx, El Olpita/, cd. cit., T. 1 1 1, Vol. 6, pp. 322-239.
re,,J,.s se ·•cnmpana de u n¡¡ cald,1 ¡;t•nt'ral ••n la tasa de ganancia df'sde '" hasta r'1•
306 VAI.OR, ACUMUI .ACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 307

Antes que nada, en el T. 1 de E/ mpitu/ Marx dice que bajo el capitalismo, a de la mecanización del proceso de trabajo durante la " edad de oro del capi­
partir de cierto momento histórico, la automatización es la expresión domi­ talismo competitivo", en el cual Dobb se ve obligado a decir que no aumen­
nante del desarrollo de la productividad social del trabajo. Los capitalistas taría la composición orgánica.
compran fuerza de trabajo durante cierto período y, en todo momento, su raí­ El planteamiento anterior revela el primer error de la presentación que
sor� d' el re consiste en extraer la máxima productividad posible durante el pro­ Dobb hace de Marx. La tendencia a la sustitución del trabajo vivo por ma­
ceso de trabajo. Esto implica prolongar la d u ración de la jornada de trabajo y quinaria, que Dobb considera sólo uno de los muchos resul tados igualmen­
aumentar su intensidad, con métodos dados de producción, o bien modificar te posibles, es, de acuerdo con Marx, un resultado absolutamente necesario
el propio pnx:cso de trabajo, o ambas cosas. El sistema anterior, señala Marx, del proceso de trabajo controlado en forma capitalista. Esto no quiere decir
se ve, en últimas, limitado por la resistencia física de los trabajadores y por su que el aumento de los salarios reales o el aumento del precio de algunos
oposición en cualquier momento. Consecuentemente, a medida que la cre­ insumas no pueda provocar cambios técnicos que traten de compensar di­

ciente fuerza de la clase tmbajadora st• lleg.l a t•xpresar en legislación social, tal chos factores, ni tnmpoco que no se produzcan otras formas de cambio téc­
nicoH1 . Lo que sí significa, es que la au tomatización es intrínseca al capitalis­
como la "jornada de trabajo de diez horas", la abolición del trabajo de los ni­
encuentra cada vez mñs obligado a aumentar la produc­
mo y es su forma dominante de cambio técnico. Es la expresión tecnológica
ños, etc., el capital se
de las relaciones sociales de prod ucción bnjo el capitalismo.
tividad del trabajo modificando el propio proceso de trabajo.
La mecanización creciente da lugar a lo que Marx llama tma "composición
Desde el punto de vista dd capital lo anterior adopta la forma del "per­
técnica CR'Ciente del capital": se necesita un volwnen cada vez mayor de valores
feccionamiento" del proceso de trabajo, med i a nte su rutinización, su subdi­
de uso en fom1a de máquinas y de insumas materiales para emplear una canti­
visión en operaciones cada vez más detalladas y la asignación de cada una
dad determinada de fuerza de trabajo. Como todo capitalista está sujeto a esta
de esas subdivisiones a d i ferentes trahajndores sobre bases permanentes.
necesidad, que la competencia no hace sino intensific;u; Marx lrata lo anterior
De l'st! modo, Jos cap i l a l istas continu.mu�nte tratan de reducir a formas me­
como w1 proceso general, no limitado a ninguna esfera de producción82•
cánicas las actividades existentes del trabajo vivo. Y es esa reducción previa
Uno de los efectos de la mecanización (y, a decir verdad, de todo progre­
la que, a decir verdad, hace posible sustituir algunas funciones humanas,
so técnico) consiste en reducir el valor unitario de las mercancías, con lo cual
luego funciones automatizadas, por verdaderos autómatas: la maquinaria
disminuyen los valores, tanto de un volumen dado de medios de produc­
toma entonces el lugar de algunos trabajadores.
ción, como de una cantidad dada de fuerza de trabajo (cuyo valor es el valor
de sus medios de subsistencia). La pregunta que surge es: ¿cuáles son los
Es importante apreciar que Marx presenta este movimiento como si fue­
ra inmanente al propio proceso de trabajo capitalista: ele alú deriva no sólo efectos totales de la mecanización sobre la composición orgánica de capital
la génesis histórica de la " máquino-factura" moderna, sino también su y sobre la tasa de ganancia? La primera parte de la pregunta se aborda en el
transformación continua a niveles cada vez más mecanizados. Cualquier Apéndice 2; la sección siguiente trata del efecto sobre la tasa de ganancia.
nivel dado de mecanización enfrenta al capitalista una y otra vez con los
mismos problemas: la mál]Uina representa al obrero ideal; el verdadero
obrero s6lo a una máquina imp c rfe c tafl(1 •
Mcamizació11 y lasa c/c gmumcia
De lo anterior se sigue que el impu lso básico hacia la automatización se
produce en forma independiente de los movimientos de los salarios reales:
proviene del propio hecho de que el capi tal controla el proceso de trabajo. En el T I dl' [/ Cllf'Íial Marx desarrolla el nexo entre la mecanización y una
Es por eso que Marx puede derivar no sólo la transformación de la manu­ composición orgánica creciente de capital, de donde deriva la ley general

factura por la maquinaria moderna, sino también el continuo crecimiento


81 Dt•l>t•rla indic.usc qut•, tl•·�•h• l'l ptmlo de vis&.t c.l!' un cal;\lugo de ludas l;ts innuvadoni.'S rcduouras
de costos ¡x>Sihll>s, la mi'Cani7.al·ión no es prohahlcmenle más que cambios l('CJticus "ahorradon>s de
80 ROII<lolsky pll'S('nla el lralarnicnlo que da Marx al dcsmrollu l'apilalis&.l del proceso de lrabajo. Ura­ mac¡uinaria", o Nilhorradorcs de m<ll••riall's". 1\oro el progn>so técnico no Cill' (mila¡:rns.lm<•nw) dl•l
v..rman, por su parte, de!l("ribe el dl'!l<trrnllo dl'l pr��<'t'S<l de lrallóljo desde l a il¡x>Ca 1111C vivió Marx y ri1•ln. Es 1111 prtK'<$0 S<K'iit lttll'nle i nh•ndunado en tlnnde l'l tks.trrollo dP l;o mu¡uinMiil S<' l'OnVit•rh•
.:unfiuna de manera sorpretllh!lll<' que Pl pmn•su dt• división-suhtlivisión-lraiJ.Jju lndividual-aulO­ Pll 1'1 lll<"tlin más im l >tlrl;lllle tlt• reducdón de cnslos.
malizadón 1.'5 inherente a la producción capilalisla. R. Rosdolsky, o¡•.dt., 1-1. llraverman, op. dt. 82 K. Marx, f:/ ca¡Jital, cd.cit., 1: 1 1 1, Vol, 6, pp. 270-271 .

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CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA JO<J
3011 VAI .OH, ACUMULACION Y CHISIS

de la " producción progresiva de una población excedente rela tiva o de un ci6n de trabajo vivo a trabajo muerto"7• La siguiente pregunta es: ¿cómo
ejército industrial de reserva" (véase Apéndice 2). Este es el aspecto de la relacionarlo con la mecanización?
mecanización que afecta de ma rwra más directa a la clase trabajadora. Marx establece dicho nexo de la manera siguiente: la mecanización co­
Pero en el T. III M.1 rx muestra el otro lado de esa moneda. Allí, como mo tal, señala, significa aumento de la productividad del trabajo median te
el recurso ampliado a la maquinaria. El i ncremento de productividad resul­
antes en los Gnmdrisst•, afirma 1111e la mecanización también d a lugar a la
tante significa que los obreros ya pueden transformar cantidades mayores
ley de la tendencia de la tasa de gananda a decrecer, ley que, dice él, " es por
de productos. Así, cada obrero pone en movimiento un apara taje mecánico
todo concepto la ley m¡)s significativa de la ccononúa política moderna ...
más extenso, con el que una cantidad mayor de materiales se procesa en
(y), desde el punto de vista histórico, constituye la ley más importante"83• una cantidad de producto correspondientemente mayor.
Este es el otro aspecto de la mecanización, el aspecto que atañe de manera En un artículo reciente, Bertram Schefold da una prueba del resultado
más directa al propio capital. siguiente: valiéndose de un sistema de Sraffa, que incluye capital fijo, Sche­
Como la tasa de ganancia decreciente ha sido bastante cstudi.1da recien­ fold prueba que la mecanización, definida como mayores insumos de ma­
temente114, y como su desarrollo en la obra de Marx ha sido descrito de ma­ quinaria por unidad de producto, combinada con cantidades iguales o ma­
nera tan excelente por Rosdolsky115, podl•rnos ser breves en este punto. Vol­ yores de materiales y con una cantidad reducida de trabajo, necesariamen­
viendo a la fórmula de la tasa de ganancia en valor de la ecuación (1), es te reduce la tasa de ganancia máxima R . Nótese que este resultado no sería
fácil demostrar '}UC b tasa di' gananci.l tiene un limite superior '"' . Sea /¡ válido si la mecanización elevara la pwducción por obrero a tal grado que
la d uración de la jornada de tmbajo; entonces 1 - N/1 1 - flujo del tiempo los insumas de máquinas por unidad de producto disminuyeran. Marx no
de trabajo laborado por N trabajadores d urante el año ( 1 días de t rabajo); consideró que ese fuera el caso típico, pues decía que, en general, el aumen­
por definición, d tiempo de trabajo cxced��ntc /' es igual al t iempo de tra­ to de producción sólo podía obtenerse " a cierto costo" . Así, el aumento de
bajo total menos aquella parle de él que se necesita para producir la fuerza productividad se logra mediante un au mento de métodos indirectos y R
de trabajo conlempJ.,da. De ese modo 1' 1 - v , y como el acervo de capi­

disminuye con el aumento de C/ 1 1111 •
La afirmación de que la mecanización, definida de esta manera, reduce
tal variable V • v /11, podemos escribir:
la tasa máxima de ganancia, parecería i mplicar que, tarde o temprano, la
tasa real de ganancia necesariamente debe disminu ir. Y, en realidad, es
1-V exactamente como lo han interpretado muchos marxistas. Por consiguiente,
(3) r = p < r 1 /C
e+ v/11 la lógica fundamental del argumento de Marx parece surgir ilesa.
"'
m
C+ V
Pero el debate no concluye allí. En años recientes se ha desarrollado otra
linea de oposición. De acuerdo con ella, se dice que precisamente en las
condiciones analizadas por Marx, en las que la mecanización se produce
El limite superior r, es independiente de cualquier división del tiempo
independientemente de cualquier cambio en el salario real, los criterios me­
de t rabajo en tiempo de trabajo necesario y excedente y, por tanto, inde­
diante los cuales los capitalistas adoptan n uevos métodos de producción
pendiente de la lasa de plusvalfa 1' /v 11(, , Esto es lo que Marx llama la rela-
eliminarán toda disminución de la tasa real de ganancia , Asf, el progreso
11.1 K. Marx, Grumlrissl', ed. di., pp. 280-281.
84 \\\ase poc- qern¡>lo, E. Ohlin-Wrighl, �Altmwti� lhspt'Ciit'C'S in llll' Mar:rist '11�r�>ry of Acumulatíon and 87 Como e I'S .. t v.llor lf,,,�,¡o dt•l iKl'IVU " '' nl!.'!.i ios tl•• pnxlucd(m y 1 1'1 nujn "'' valor lrilh.ljo agf1T,oldo

Crisis• en J. Sl-hwartz, edilor, 'l1le Sublle Analomy oC Capilalism. Santa Mónica, Califomi;r, Good 'léar por los tr.ll�•j.ldO�'S, ··1 ¡m..-iu <'<jUÍVillt•ntt• d .. e¡ 1 L'S Ll r.tlfln rorrit'11"-' Col pila! /pnxluctu octn, 1'11
l'uhlislúng. l'ln; G. l lod¡:son. �111l' '11u-ory of llrl' /idlirrg Ralt of l'nifjr, New Ldt l{cvicw, 1974. M. lloh. dinero.
�1J1t formatlorr ofMar:c's '1111'1lry ofOi.�is", Uu l letin of Coníell'nt-e of Socialbl Fconmnistq, 1975. fi8 &·hL'Íold Sl' u•fit�n· a l.t rn,h:inla l41S41 Jnonetari.l lh• g.tnanci41, c1uet�n genPral difil'rc dl• la t.as.l m.ixin\a
fl5 R. Rosdolsky, op.dt., C. 26 y Apéndke de la Parle 5. de ganancia ••n valor rm - 11 e, dnntle <¡uiera que las composiciones orgániras no son iguales. Sin
<'llll>.ll ¡;o, Sdu•fultl pnu•l>.1 �1mhil'n e¡ u e la ra7.ón r.l pilal-produt·lo para la 1.1s.1 d<' gan.u14:ia dad.t <'S
86 Esle llmih! RIIJ"'fior ''" - /¡t no I'S iml••pendit•nh• d•• l.l lóLo;,, de m�rdón rr, J1111'SIO '1"" e - a<:ervo de
.-api�-.1 fijo • ('0115lante cin:u�-rnte - e¡ . ,.,., 1 "· dund•• Cm - nujo de rapitll l'nll..�l<mle cin:ulante. Sin mayor t'l1 lól tl'rnic.r n1.\s 111t'('óll1il.,di1. Como 1.1 nu.ón t'.l pil.ll·pruduclo p;u.1 una �,Sol d•• ganand,1
rero es 1 /C , pnwhil, por In lanlo, 1.1 proposición d<' Marx de •1uc 1 /C 1>:1 111.1yor para la lt'l,ica m.\�
embargo, "" ••I limite 11 -> a (el tiempo de rutrdón se aproxima a ceru) , '"' - r',. - 1/C f , Asl r< r"'
< r,.· donde r,. depende d••l periodo de rnlorción. lllL'Cani7.ildi1. 11. Sl-h<'fnld , "Differl'nl Fnrms nf 'li't'hnical l'ro¡:n-ss", t'n I:r"mmrir Jourrw/, 1976.
310 VALOH, ACUMULAClON Y CRISIS CRISIS ECONOMlCAS Y TASA DE GANANCIA 311

técnico elevará necesariamente la tasa de ganancia correspondiente a un petidores91• Y el arma principal de esa guerra es la reducción de los costos
salario real dado. Sólo si los salarios reales aumentan tanto que el progreso de producción, porque tal reducción capacita al capitalista para bajar sus
técnico no pueda contrarrestar sus efectos sobre la tasa de ganancia, ésta precios y expulsar a sus competidores del terreno sin arruinarse simultá­
disminuirá. neamente. "La batalla de la competencia se libra mediante el abaratamiento
De ser cierto lo anterior se siguiría que, aunque Dobb no presentó ade­ de las mercandas"92•
cuadamente los p ropios argumentos de Marx sobre las leyes de la mecani­ No obstante, considerada en sí misma, todo lo que la competencia esta­
zación y la tasa de ganancia, mostró, sin embargo, un instinto sensato al blece es la necesidad " de reducir los costos de producción"; desde esta
reformula1; cuando menos, la úl tima ley, al dar primada a los movimientos perspectiva, todos los tipos de cambio técnico resultan igualmente factibles
del salario real. Ese es el aspecto que abordamos a continuación. (punto que la economía ortodoxa, arraigada como está en la circulación,
siempre presenta con aire de triunfo). Es por eso que Marx deriva el predo­
minio de la mecanización a partir de las relaciones de producción , "de la
"Elección de técnica" bajo el capitalismo relación de capital a trabajo vivo, sin referencia a otros capitales" (es decir,
a la competencia)93•
En la sección anterior he tratado de esbozar la estructu ra Por consiguiente, con respecto a la mecanización en sí, el papel de la
del argumento de
Marx según el cual bajo el capitalismo la forma domina competencia es muy específico: actúa como " filtro" que elimina cualquier
nte de cambio
té c n i c o necesa r i a me n t e i m p l i c a la s u s t i t u ci ó n de t rabaj técnica potencial que no reduzca los costos. Y así surge una pregunta de
a d o res por
máquin as, y he querido definir el nexo que existe entre este manera natural: ¿cuál es el alcance y el efecto de eS{? proceso de filtración?
argumento y la
te�1dencia decrecie nte de la tasa de ganancia.
Pero el análisis de la naturale za general del cambio técnico
constituye
apenas l a mitad de la historia. lhmbién es necesario analizar cómo
se mani­ Teorema de Okisllio
fiesta este proceso en la competencia, en otras palabras, cómo
aparece ante
los capitalis tas individu ales. Para hacerlo, antes debemos
discutir breve­
mente la noción de "compete ncia de capitales" de Marx. En un artículo escrito en 1961, Nobuo Okishio se propone investigar ese
problema (y otros). Tras formular la relación algebraica entre una C/1
creciente y una tasa de ganancia máxima decreciente R, Okishio seflala que
si C/1 aumenta verdaderan1ente, parece claro que la tasa real de ganancia
El concepto tle competencia en Marx
tarde o temprano debe disininuir94• Pero, dice el a utor, esa apariencia es
engailosa, pues la competencia filtrará todos los procesos que tiendan a
Marx entiende por competencia la "acción de muchos capitales entre sí"89• reducir la tasa de ganancia correspondien te a un salario real dado.
Es mediante esa acción e interacción de los capitales individuales que se Considérense ciertas condiciones técnicas dadas en cada industria, con
cumplen las leyes básicas de l a acumulación capi talista; la competencia un salario real dado, una tasa de ganancia y precios de producción conco­
no explica esas leyes, ni las produce, sino más bien les permite hacerse m i tan tes. Supóngase también que los capitalis tas de alguna industria calcu­
visibles (am �ue en forma invertida, pues la circulación es el espejo de la lan el costo de un método alternativo de producción (valiéndose de los pre­
producción) . cios de insumas y el salario real vigentes) y encuentran que este método
Pero la competencia no es w1 juego. Es una guerra en la que el grande se
come al chico y el fuerte gustosamente aplasta al débil. Las leyes que la 91 Elconcepto de com¡x"t<'rteia como un;r lucha permanente por sobrevivir es fundarnenlalrnente dife­
competencia ejecuta, a su vez ejecutan con frecuencia a muchos de los com- rente de la conn•pción nt'<XIi\ska de C'.lpitales individualt'S corno tonmdon.'S de precios, perfectol­
m<'nte comp<•titivos, los cualt'S, se su pone, no tienen efL>eto directo sobre la participación en el rner­
radu, o la rentabilidad de los otros ca pitalt'S.
119 K. Marx y E Eny.<'ls, M.m:-r:ngl'ls Srlt•cled Corn"s¡�Jtltlnt<'t', 3.t. t'<lidón ..evi.•ól d a, l'rogn'Ss l'ublishefll, 92 K. Marx, 1:1 flll'il•ll. t'<l.dt., '1: 1., Vol. 3, pp. 7/8-779.
Moscil, 1'175. p. 97. 93 Vol 2 P I'· 312-.1 13.
K. Marx, GrtttulrisS<-, t'tl .cil., ,

90 K. Marx, Gnmdris.'<', t'<l.dt., Vol . 2, pp. 314-315. 94 N. Okishio, "'ll•dmk.ll Ch mgt• anJ the R.llc• ol l'roli t", Kol"' Urtit••rsily Emrwmic Rt'trirw, p. IIO, 1 % 1 .
.
312 VAI .OH, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANC I A 313

tiene un costo unitario de producción menor (precio de costo unitario en A los precios del producto vigentes el capitalista con la técnica más ba­
términos monetarios). Lo que Okishio comprueba es que si este método rata obtendría mayores ganancias por unidad de producto; con ganancias
nuevo y más barato de producción se adopta verdaderamente y se forman mayores por unidad de producto y costos unitarios menores, la tasa de ga­
nuevos precios de producción, la tasa media de ganancia para toda la eco­ nancia sería mayor. Así, otro modo de enunciar los requisitos para la adop­
nomía permanecerá invariable (si la industria produce artículos de lujo) o ción de una técnica más barata es:

aumentará (si la industria produce medios de producción o medios de sub­


sistencia). En todo caso, la tasa media de ganancia correspondiente a un
(7) m '1 • n1 / k'1 - (p1 - k ) / k1 > m1 • (p1 - k1 ) / k1
salario real dado no puede disrninuir95•
Es decir, la tasa de ganancia de transición de la nueva técnica -la tasa de
Corno este resultado ha quedado bien establecido en la actualidad, no es
ganancia que se obtendría a los precios y salarios vigentes-, debe ser más
necesario demostrarlo aquí. Podemos, sin embargo, presentarlo de la mane­
alta para que se adopte la nueva técnica.
ra siguiente. Designemos el j-ésimo p rec i o de producción vigente por p¡,
Si la nueva técnica se implanta verdaderamente y pasa a ser la técxúca
y el salario real vigente por w . A esos precios vigentes, sea k¡ el precio de
dominante, se formarán nuevos precios de producción y una nueva tasa
costo unitario (deprl'ciación y costos materiales por unidad de producto, media de ganancia m '. Lo tlue demuestra el teorema de Okishio es que la
más costos salariales por unidad Jc producto) en términos monetarios, de nueva tasa media será mayor que la antigua, debido únicamente a la intro­
la técnica vigente en la j-ésima industria. De lo anterior se sigue que: ducción de una técnica más barata (dados los salarios reales)97•

'
(4) 1t. "' p. - k1 - ganancias monetarias por unidad, (8) m > m
1 1
en la j-ésima industria
y, como lo define Okishio,

(5) m • n1. / k1. - tasa monetaria de ganancia, La ambigüedad del teorema de Okisllio
1
en la j-ésima industria 96
Hemos visto que, de acuerdo con Marx, la " batalla de la competencia se

Okishio señala que a fin de que los capitalistas de esa industria escojan libra mediante el abaratamiento de las mercancías" . No obstante, Okishlo

una nueva técnica ésta debe ser más barata; es decir, cuando se calcule su
encuentra que, en general, el abaratamiento de las mercancías (la reducción
de los precios de costo unitarios) elevará la tasa media de ganancia, en vez
costo, de acuerdo con los precios y salarios vigentes, su precio de costo uni­
de reducirla. Como el primer proceso consti tuye un aspecto necesario de la
tario k '¡ debe ser menor:
competencia, Okishio se ve obligado a descartar el segtmdo98• Las leyes del
álgebra, al parecer, han superado '' la ley más importante de la economía
(6) k '1 < k1
política moderna " .
Pero e l álgebra, como l a economía política, no siempre es lo que parece;
Okishio tiene razón, pero también la tiene Marx. Para ver cómo y porqué,
95 Deberla senalarse que eslf' resultado no depe nde de las desviaciones de los predos de producción
con resp<>elo a los pm: ios prnpoll'ionales a valores. Sean i¡:uales o no las composicionl'5 org�nkas debernos regresar brevemente a un planteamiento anterior.
de capital, el resultado de Okishio continúa sit•ndo v�lido. 1 J immel wei t presenta una prueba algo En el aparte sobre mecanización y tasa de ganancia de esta sección del
diferente del mismo punto, al dl'Sourollar d argumento de que sólo un alza suficientemente grande
capítulo, señalarnos que para Marx la mecanización es una consecuencia
de los salarios wah•s p<>d rla han•r llo1jar la tasa dr• ga n.md a. Esta autora termina derivando expllci·
lamente los 'contrarios' dd análisis de Dobb a los ' I IIC me rl'fl•rl ;mtl'riorrnente. Véase S. H i mmcl· específica de las relaciones de producción capitalista, en la que "el incre-
weit, "'Dw Con t i nuin ¡; Saga of the Fa l ling Rate of l'rofit: A Ih•ply to l\1,¡rio Gogoy", en Dullrtin oftiJL
C..oufr�llet' "f Slld<<list /:rlliiiiiiiÍ�b. ·¡ 'J74.
96 JUr rill.ones t¡nt� se al'lartHl en la siguit,nlt� St!'t<'Ít�n, utilic� d silnholn ''m" parl1 la " Lasa de ganand.it•, 97 N. Okishir�, ··A Fnrn�o�l l 'roof of Marx's lwo Throrems", r·n K"l••• l /uiver,;ity Rrzoiel!', 1 972, p. 99.
como se define arriba, en lugar de ·· r". 98 N. Okishio, '"lecnical Change and the l�ate of l 'ro fi t", t�n op. di., p. 95.
VAWR, AC:UMULACJON Y CRISIS CRISIS ECONOMJCAS Y TASA DE GANANCIA 315
314

9'J se
o], debe pagarse " , mediante el hace evidente que, en realidad, lo que Okishio ha demostrado es que esa
mento de las fuerzas produ ctivas [de trabaj
res " métod os indirec tos" de produc­ decisión elevará el margen de ganancia medio, que corresponde a un sala­
mayo r emple o de maqu inaria , mayo
izació n ampl iada, implic a mayo res acervos rio real dado1()C. Si tuviéramos que trazar curvas que representaran los cam­
ci6n100. Esta forma de mecan
de capita l fijo, y aume ntos en los stocks de capita l adela ntado por unida d bios de la relación salario/ margen de ganancia para diferentes estructuras

de produ cto, que son los princi pales medio


s media nte los cuales se re­ de producción m�, se seguiría que, a un salario real dado, la curva de mayor
es, el fluj o de capita l u ti lizado margen de ganancia indicarla la serie de técnicas que la competencia de
ducen los precio s de costo unitar ios (esto
por unida d de prod ucto) . capitales pondría en operación.
ament e lo que se entiende
Como lo demu estra Schefo ld, esto es precis Como ya hemos señalado, Schefold demostró que la mecanización ele­
menor costo de produ cción por
por aume nto de " métod os indirectos": un vará el salario real máximo y reducirá la tasa de ganancia máxima. Como el
un costo de invers ión mayor por
unida d de produ cto se logra por medio de salario real máximo es el mismo para las curvas w-m y w-r , ambas se
unida d de produ cto. desplazarán hacia el exterior a lo largo del eje de las w , y cuando menos la
costos de produ cción y
Una vez ( l 'te se compr ende la difere ncia L'ntre curva w-r se deslizará hacia el interior, siguiendo el eje de las r .
ye inmed iatam ente que, en realid ad, existen
costos de inversión, se conclu Ahora es fácil demostrar que el abaratanúento de las mercancías no necesa­
rentab ilidad : ganan cias en relació n con el capi­
dos medid as difere ntes de riamente contradice la tendencia de la tasa de ganancia a descender. Por sim­
cción (esto es, respec to del precio de costo), que
tal utiliza do en la produ plicidad diagram.ática, supongamos que la antigua estructura de producción
"; y ganan cias e n relació n con
llamaré " el marge n de ganan cia sobre costos no tiene capital fijo, por lo cual su margen de ganancia y su tasa de ganancia
primera es una relació n entre
el capita l adelan tado, o tasa de ga n an ci a . La son siempre iguales en magnitud. Entonces, la núsrna curva (la línea gruesa
a stock1 n1 •
dos flujos; la segunda, u na relació n de flujo del Gráfico 16) representa los can1bios w-m y w-r para dicha estructura.
Se a K los costos unitar ios d e invers ión e n términos monet arios. Como
Considérese ahora una estructura más mecanizada en que la curva w-m
produc ción) y 1t • ganancias
antes, k • precio d e n)sto u n i t a .-io (costos de
satisfaga el criterio de Okishio, teniendo u n n1.1rgen de g.mancia más eleva­
1112:
unitar ias. Entonces do al salario real dado W0 y la curva w-r satisfaga el criterio de Schefold,
teniendo una tasa de ganancia máxima menor (en el Apéndice 2 se propor­
ciona un ejemplo numérico).
(9) 111 • 1t /k • margen de ganancia sobre costos

104 La prueba de Okishio se b.1S<1 l'n un modd o de • sólo upilal circulante". A l hac!'r a bst r<tcción del
capital fijo Okishio hace abstracción de la maquinaria y, por lo tanto, d!' Jos mroios por los cuales se
flujo de costos. Marx com<'n l.t que "por cu an to la maq uht.� ri .t, además, se di'S.lr rol l .t
- /K -
d is min uye el
(10) r 1t tasa de ganancia ron li! acumul;tdón de la dt� nda socióll, dt• J,¡ fuer1.1 prndurliv;t t•n gt•m•r.tl, [est.1 J fut'ft;t prod uct i v;t
de la 50Ciedi!d se mide en capital fijo IYI ex is te en �1 en form.1 objetiva" (K. M.trx, GrundriSSt, ed. cit.,
Vol. 2. p. 221). Con la ausencia del capital fijo, se hace abstracci ón de Jos costos del desarrollo de las
fuerzas prod uct iv as y ú nica mente son ca p tu rados l'n esll' marco conc<'plual Jos benl'fid05 (en l a
forma de precios de costo reducidos). I:Su formulación uni l.ue ral se m.mifiestl n.1turalmente como
Si ahora volvemos al supuesto de Okishio (y de Marx) de que los capita­
un alza ineluct<tble de la ta.s.1 de ganancia.
listas deben escoger el método de producción de menor precio de costo11u, [)(obe anotl r!IC a este rt'Spt:octo que, en Marx, J os instnmll'nlos de prod ucción (�N'llios de t rabajo)
p.trt ici pan gem• ral menle l'n millliples ci clos del proceso d• trólbajo. Estit <'ualidad d<' • du ra h i l idad "
con �'Specto a sucesivos procesos de tra b.1jo no se ve al ter.tda por la extensión del periodo de obser­
99 K. Ma rx, Gnuulris..�. ed. dt., Vol 2, pp. 3 1 4-3 1 5. v.tción (d iga mos de un ano a varios anos) . Cuando los in.• lrulllC'ntos dt• producción ap.ul'CI'n como
HKl /loid., pp. 3 15-.1 1 6. t•lellll'n l os del proceso de tr .t l�tjo capiLtlisu, es de,· ir, como parte dl.'l l'itpital, su "dur.ohilid,,d" S<'
)(ate of I'rnfit In Fall", en C. 1 1 . Feinstein, editor, Sodulism,
1 0 1 A. A. Konus, "On th•• 'li'ndt•ncy of the
l', 1%7. l�qtl' au t or st•n¡¡Ja qoe Okishio no consi dera m a n i fiest.1 corno la fije1.a d�J capiuJ .Je aqul que apar!'Ua como ca pit o� l fijo.
Cnpitnlism utJd ü:onomil' Growtll, CUI! Cilmhridg
rt'St•rvas sohw la Vótlidt•:t. de la conclusió n de Okishlo. La lt'Oria ortodoxa, por otra p.nte, Lil'nd!' ,, definir 1'1 c.lpitill fijo como Jos nu'll ios d e producdón <JUI'
el capit01l fi�1. 1\•ro I'Sio I!Óio In llev a a I'Xpwsólr
du ran más dt• u n periodo de observación (un ano). Lut•go, extendiendo In s u fici<•ntt• <•1 periodo dt•
sohn• Pl prN'ÍtHII' C0510 y r - p!TC•V) -
Konu s nn va más allá de t'Sla critica. observación, pafl'('l' posihll' rroucir todo el ca pi tal a capil<tl ci rcu lan tr tan �Jo. De est.1 form.1 la
En IL'rminn•ll ll' valor " - r !Tr • t•) -
la.<.l
1 112 Tl\olr¡;t•n de gat\o111<'Íól
dist inción enlrt' c.t pit.l l consl<l ll ll' fijo y circul.mte se nodu(l' a u na pura lorma lid;td.
10� l\1r t'l'lrucllu.l de prod un: ión t¡ui<•ro sif;ni fit\or u n conj u nto d!' m�tndus (l(,.·nicas)
tle �lll·IIK'Í•I.
103 Las conS('fll<'JKias tll' 1�11· crill'rin de st.
'lt�ci(on serán ampliam••n te moali7�tdas Pn t•l si ¡: uit•nt e aparre dt• prnd111:dón,
uno para l'ad.t industrid.
de esta !K'l't'ión.
316 317
VAWI!, ACUMULACION Y CRISIS CRLSIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA

G RA F I CO 16 Pero la conclusión negativa de Okishio todavía puede aceptarse si se de­


muestra que existe un camino alternativo que conduzca a ella. Y ese camino
w existe verdaderamente bajo la forma del argumento de que, como los capi­
talistas "prefieren" una tasa superior de ganancia a una inferior, "elegirán"
adoptar un método de producción sólo si éste eleva su tasa de ganancia de
transición. En esas circunstancias, de ser adoptados, todos los nuevos mé­
todos terminarían elevando la tasa media de ganancia correspondiente a
un salario real dado. De ahí que la técnica que dé lugar a la mayor tasa de
ganancia en concordancia con un salario real dado, se considere como
aquélla verdaderamente en vigencia a ese salario. El concepto de la frontera
de salario-ganancia (como tasa) que se halla en el centro de las ahora famo­
uf
sas controversias de Cambridge sobre el capital, se apoya prec isa me n te so­

1
1 m' r.' m bre esta base106•
1 En su última obra, Dobb también empieza por adoptar ese principio:
"Un empresario ca pi t alista enfrentando a técnicas alternativas p resumibl e ­
1
1110 - ,n
mente escogería la más rentable (que sería m1uélla que produce la mayor
relación de excedente a costo de inversión original)" 109•
Como se indica en el Gráfico 16, a un salario real dado la estructura más A estas alturas debe estar claro que nos hallamos ante dos criterios dis­
mL>canizada tiene el margen de ganancia medio más elevado y, sin embar­ tintos para decidir qué técnica pre do mina rá a un s alari o real dado. El p ri ­
go, posee también una lasa media menor11J6. Est o equivale a d eci r que el
mero, derivado por Marx y emp lead o por O kishio, se basa en la noción de
abaratamiento de las mercancías reducirá no sólo la tasa máxima de ganan­ que el método de p roducción más barato vencerá en las guerras entre cap i ­
cia, sino también la tasa real de ganancia, precisamente porque ese abarata­
tales. A este criterio lo llamaré el " criterio competitivo" .
miento " necesita un andamiaje costoso y dispendioso" 1117 • Antes que ser
incompatibles, estos dos resultados son si mpl e ment e diferentes aspectos
El segundo criterio, subyacente a la bibliografía actual sobre "la elección
de técnica", se basa en la idea de que el capitalista sólo emplea alternativas
del mismo p roceso contradictorio.

108 P. Sraffa, Produclion cif Commodilifs by Mt•ans cif Commodities, CUT! Cambridge, 1960. En l'!;ta obra
Sraffa define el método preferido como aquél que tiene el precio de produlTión mas bajo a Id t.1s.1 de
ganancia vigente, en oposición al menor prtocio de costo (p. 81 ). Esto implica que se escogerá (,¡
0¡1ciones competilivas versus opciones óptimas técnica que arroje más alta tasa de ganancia a un determinado salario. El propio diagrama de Sraffa
i lustra este caso tan sólo para la situación de 'sólo capital circulante' en donde no se puede hacer

En su orig inal artículo, Okishio parte del criterio del abaratamiento de las
distinción entre los criterios de margen de ganancia y tasa de g;mancia. La literatura pos-Sraffa, sin
embargo, generalizó correct.1mente el criterio de un prcdo de prod ucción bajo para el mnc<'pto de
mercancías y llega a la concl usión (errónea) de que por ese hecho la una frontera salario-tasa de ganancia. V(oase, por ejemplo, G. C. Harcourt y N. E Laing. Cnpital a111l
Gmwtlc, Londres, 1\•nguin, 1971, Introducción y parte 5.
tendencia decreciente de la tasa de ganancia se excluye . Sin embargo, En una critica de la ley de Marx de la tt•ndencia dt>ertocientc dt• la tasa de ganancia Samuelsnn sus­
hemos visto que lo primero no representa un obstáculo para lo segundo. tiene 1'1 mismo principio. En su caso, los fundamentos consisten en quP la elección de técnica cnn
una t.1s.1 de ganancia nt.1yor le p<"rmite "al trabajo pagar 'capital' a la t.1s.1 de ganancia corri<'nl<• y
mantener el excedente para si mismo en la forma de un sal.uio real mAs al toN. P. Samuelson, '"M<�r·
]()(, El Gráfico 1 6 también demuestra que si los salarios r<•ales son lo suficicntemt>nte bajos (al gu na 111
por dcl>.�jn de la into•r'*">eción de las dos cur vas w-m ), no S<•r;\ factible la estructura n1.1s mt>eanil�ula.
xian Economic ModelsH, en Amerirmc f.conomic Rrt•iew, 1957, p. 894. Por su parte, los capitalistas
podrla n contrat.1r trabiljadonos al sal<�rio real vigente y m.1n1t•ner el t�xcedt'ntecnmo ganancias extras
Marx aclara esto: " (una l reducción de los salarios impide l'l uso de maquinaria ... Los yanquis han
(nota 10 de la página 894). De cualquier forma, la técnica con la menor tasa de ganancia será Hprde­
inventado máquinas para picar piPdras. Los ingiPSeS no la emplmn, ya que el miserable que ejecuta
ridaH. Samuelson senala (sin ironla) que Hen un mercado perfloctamente competitivo realmente no
ese tralmjo n�:ilH� •·omn p;tgn una parte tan lnfima de su la b01; que
l;t maqu in;1ri;1 e ncare<:ería la importa quilon contrate a quilonH (p. 894). Habil'ndo ht>eho abstracción del mismo capitalismo, l'S
producción desde el punto de vista del capitalista". K. Marx, l.:/ C:lll'il11l, ed.cit., ·¡: 1, Vol.
2, pp. 479-480. entendible <JIIe Samuelson haga abstr;u·ción de la comp<"tencia de capitales.
107 /bid., p. 460.
109 M. Dobb, An E:ssay orr Eamomic Gruwtlc and l'larming. Londres, Routledge, 1960, p. 42.
3111 VALOJ{, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 319

preferidas, esto es, sólo aquéllas que elevan sus tasas de ganancia de transi­ señala Marx, " no hay capitalista que emplee volwttariamente W1 nuevo mé­
ción. Llamaré a éste el "criterio de optimización". En términos del Gráfico todo de producción ... en cuanto el mismo reduzca la tasa de ganancia"111•
16 este criterio implica que si predominara la técnica A (manufacturas) la Pero, en la batalla de la competencia el asunto es precisamente que la
técnica B, más mecanizada, no se pondría en operación; invcrs.·unente, si opción no es "vol untaria" en el sentido anterior (al menos, no lo es más que
estuviera vigente B, la producción mecanizada se abandonaría en favor de en otro tipo de guerra). Ante la posibilidad de un método de producción
las manufacturas. más barato, el primer capitalista en dar ese paso estará en posibilidad de
Al contrastar estos dos criterios empezamos por anotar que, si bien es reducir el precio a un punto en que los demás obtendrán poca o ninguna
cierto que los capitalistas "prefieren" las ganancias mayores a las menores ganancia (o incluso sufrirán pérdidas), en tanto que él todavía obtendrá
(y por tanto, una tas.-. de transición mayor) en igualdad de las demás con­ cierta ganancia. Por ejemplo, a W1 precio de $99 todos los capitales que u ti­
di ci ones, en modo alguno se sigue que su elección de técnicas pueda guiar­ licen la antigua técnica sufrirán una pérdida de $1 por mercancía, en tanto
que los capitalistas que cambiaron primero obtendrán una ganancia de $49
se por esa preferencia abstracta. Por ejemplo, supóngase que el método A
por tmidad, ¡además de que podrán crecer rápidamente para tomar pose­
sión del terreno! La única opción real que se deja a los demás es cambiar o
tiene un precio de costo unitario de $100 y un precio Je venta de $120 de
modo que el margen de ganancia sobre los costos (y también la tasa de ga­
morir. La competencia es guerra. En una guerra, ninguno de los bandos
nancia en este caso) equivale al 20% . Supóngase ahora que a los precios escoge voluntariamente perder y pocos combatientes deciden voluntaria­
vigentes en el momento la técnica B más mecanizada puede producir la mente morir, pero siempre hay un bando que pierde y muchos terminan
misma mercancia por $50 pero tpae, debido a la fuerte capitalización del por tiesa parecer. En la naturaleza de 1.1 guerra está que no se pueda caracte­
caso, sólo produjera una tasa de ganancia Jel 1 8% 1 1 0• rizar por una serie de opciones "voluntarias" entre resultados análogos1 1 2.
De acuerdo con el criterio de optimización ningún capitalista existente
(ni tampoco ningían nuevo l:ompctitlor potencial) preferiría la técnica me­
canizada a la manufacturada, debido a su menor lasa de gan:mcia. Como
Resumen y conclusiones
1 JO Como la I('Cnica vig••nle I'S ia de m•umf;Jcturml (A), su I;JSil dt• ga nmKiil t•s i gu a l a 1.1 1asa v igt'nle y su
pn>t·iu de vt•nta 1'5 t'l pn.'Cio de prod ucci ón v i¡:l'n ll' para t'5a nwrcanc f.1. El propósito de es la sección ha sido estudiar la teoría de l..t crisis de Dobb y
juhn Ea l wt• ll me ha sel\o1lado •Jut! como l.t lá"nlca rntocilnil.ou.l.J tiene la ló1sa de giln.md a nwnor al
predu de venia v igen te, se debe nt'Ces i lar un pnocio m.1yor t¡ ue d v i gen lt', si se •¡uiere vender con demostrar su diferencia sustancial con la de Marx. Como éste, Dobb
una lasa de ganancia �nomlill". En otras pal abras, su prL'Cio de producción de lroU111 Idón debe ser identifica una lasa de ganancia decreciente corno la causa básica de las
s u per ior al de la lknica vigente. Adem.1s, como en lil lucha com peti ti va la 1&-nica más ml'Can iza da
crisis capitalistas; pero a diferencia de Marx la lasa decreciente de Dobb se
hará haj;u los p rt'<'i os lo su ficie nte para lleva r a la •¡u iebr.l a 1 .1s n1.1nufac1ums, el prtocio de mercado,
d ur.m lt• ('5(' pt•rhxlo de l ucha, se erwonlrar� por dt'l�ljn de los pn.oc:io5 de p rod ucción de amb.Js basa en el requisito de que los salarios aumenten lo suficiente para anular
ll'l:nicas, cor ri'Spondien les a la transición. Eat wl'll pn•gunlól entonces: ¿l-ómo mncuerda 1'51' proceso los beneficios del progreso técnico. De ese modo, son los salarios crecientes
con el concepto de 1\.Iarx de pri'Cios de prod ucción, t•n tan lo <)111! centros de graveda d de los pn.'Cios
d•• mt•n·ado7
los que en última instancia causan las crisis; en este análisis aparece una
Sólo put't.lu decir que esa p regu nta planll'.l un diflcil pn>hlen1.1 que no ¡nrl't.lo traL1r de rL'SOiver aqu!. composición orgánica creciente como el factor de compensación de una
En parle, la ra7.ón 1'5 que se JK'CI'Sila un estudio más detenido de la competencia (incluyendo ganan­ tasa de ganancia ya decreciente, pero no como causa de la caída en sí.
da.• difPrl'rlCialtos, valor individual y valor prolll(.'t.lio, ele:.), anll'S de podt•r abordar la pregunta de
Eatwdl. l�ro otra parte del problema ra d ica en que Pxi.�tcn muy pocos estu d ios sobre la cuestión del
modo concreto mediante el cual los precios de mercado son dominados por los pll.'Cios de produc· 111 Ilrid., T. 1 1 1, Vol. 6, C. XV. p. 3.19. O..>s
. t.lcildos del autor.
d6n. En Indo t'a50, se Ira la dt! un problema i m porta nte qu•� nlt'n'<·" posiPr ior invt-stigación. Sin em­ 1 1 2 Asl, d1>spul-s dt• so.·n•• l.u qu•• �no h.1y rap i 1.1 1ist.1 c¡m• vnl uniMi ame n tc �mplt'l! un n u evo ml'todo de
bargo, debe selldlarse •¡ue la tlocnka más rnt>t·anizada i rnp lica rfa una lasa de plusvalla más elevada, producción" si l'sle redun• l.t l.lM di' ga na ncia, Marx agnoga: " �'oro cua lq uiera de es tos nu�vos mé­
11 11.1 mayor composición orgánica, valortos unitarios menofi'S y l•• posi bi li dil d de una lasa de ganan· todos dr prod uc:ción ab,u.11.m l01s nwrc.mcl.ls ... (el ca pi l<�l i s l.l ) S<' �mbolsa la diferencia existenl<' t'n·
da mt•nnr (Véase ejemplo munl'rico en el Ap(lndi re 1). tre sus costos de prod ucción y el pn>t·io dt• mt•rc.1do de las n.oslómles nwrca ndas, producidas con
Como se hace disminuir los valores unitarios, el pn.ocio medio de producdón aambién debe hacerse costos de prod ucción m;b ell'vados... Su pnx·l't.limimto de producción se hal l a por encima del pro­
baja r cua ndo se genera l iza la nueva tl'l:nica. Esa� cnnsccm•nci as MJn prt'CiSil men le las IJUe subraya medio dPI proced i m it•nt n !!OCia l. 1\oro 1.1 rom l l('lr nd.l lo g<' neral i 7.1 y lo som�ll' a la ley r,t•nl'ral . S.•
Marx, El CllpÍIIII, ed.dl., T. 111, Vol 6, C. XIV, pp. 30.')-306. 1\•r nmsi g uit•nle, lo que debe el ucidarse es
. inid01 t•ntnnres t•i d t•sct•nstJ t•n lil lólsa dt• gan.1nri.1 ...:¡ ui;r., primt'fólmenle en l'Sil es fera de la prod uc­
la rel.u·ión t• n tre t>l proceso dt! transic ión entre tl'l:nit"óiS y la noción dt� pnocios de pwd ucdón como cit�n. nivt•li\ntlose lm•¡;o cun l;ts o1r.1 s-, el cuai i'S total y absolutamenle in dependien te de la voluntad
cen tros de gravedad de los precios de mercado. del cap i aa l isaa ·• (K. Marx, 1:1 fiiJIÍial, t't.l. c it ., ·¡: 1 1 1, Vol. 6, C. XV. p. 339).
CHLSIS ECONOMICA.<; Y TASA DE GANANCIA J21
320 VALOI{, ACUMULACION Y CRISIS

Se ha dicho con anterioridad que Marx deduce la necesidad de mecani­ supone que todo capital circulante rota en un ailo y que el capital fijo
zación a partir de la relación de capital a trabajo, dentro del proceso de pro­ (donde existe) dura diez aflos113•

ducción, y no de los aumentos del salario real, como lo haría Dobb. Desde Supóngase que la primera estructura es de 'manufacturas', en la que to­

luego, esos aumentos posteriormente pueden inducir a una mayor mecani­ dos los materiales (M) son transformados cada ru1o por (N) trabajadores
zación, pero no son en sí la causa básica de ella. Por el contrario, como la en nu'l teriales o en alimentos (A) .
Los siguientes procesos representan la unidad típica de producción (es
mecanización significa una creciente productividad del trabajo, aquélla en­
sancha los límites dentro de los cuales puede efectuarse la lucha por los decir, una fábrica) que produce un determinado tipo de mercancía.

salarios reales, sin interferir con la acumulación. Desde ese punto de vista,
es la mecanización la que en realidad hace que un aumento durante un pe­ 1.000 M + 2.000 N -> 3.000 M
ríodo prolongado en los salarios reales sea objetivamente posible (aunque
también socave esa posibilidad nutriendo al ejército de reserva). A su vez,
un salario real creciente de manera sostenida amplía los horizontes para 1.000 M + 2.000 N --> 3.000 A
una mayor mecanización.
Habiendo dicho que la mecanización (tal como la define Marx) tiende a
reducir la tasa máxima de ganancia, fue necesario examinar el contra-argu­ Así, los valores unitarios (en ru1os-hombre)114 pueden derivarse del re­
mento de que los criterios mediante los cuales los capitalistas evalúan las quisito de que el valor de cada producto sea igual al valor de los medios de
técnicas excluyen automáticamente toda reducción en la tasa real de ganan­ producción u tilizados más el valor agregado por el trabajo vivo.
cia. Sin embargo, un análisis más detenido reveló que esta proposición se
apoya en la confusión de márgenes de ganancia con tasas de ganancia o en 1 .000 A.M + 2.000 - 3.000 A. (años hombre)
M
una definición de los criterios de "elecciones" capilalislas que no pueden
sustentarse a partir del análisis de Marx de la competencia de capitales.
Una vez aclarado este punto, desaparece la aparente contradicción entre el 1 . 000 A.M + 2.000 8 3.000 AA
abaratamiento de las mercancías y la tasa decreciente de ganancia.
Gran parle de lo manifestado en este ensayo aparece como una crítica a
la teoría de las crisis de Dobb. Pero mi intención ha sido la de abordar sus De ese modo, AM = A.11 = 1 año-hombre. Por construcción, este ejemplo
trabajos corno creo que debe abordarse la obra de todo pensador importan­ es un caso de composición orgánica igual, de modo que los precios de pro­
te: seria y críticamente. Los aspectos de ellos en que escogí concentrarme ducción son proporcionales a los valores. Por lo tanto, podemos considerar
sólo representan una pequeña porción de sus escritos, de los cuales gran que los precios vigentes son f'M - p11 $1. -

parte fueron publicados hace más de 40 años. La medida de s u obra está en Supóngase ahora que el salario real anual por trabajador es w - 1/2 A;
el hecho de que después de todo este tiempo sigamos aprendiendo tanto de entonces, el valor anual de la unidad de fuerza de trabajo es 1 /2 año-hom­
ella. En cuanto a que hayamos ido más allá de algtmas parles de esa obra, bre, por lo que el tiempo de trabajo excedente es de 1 /2 ru1o por trabajador,
es porque nuestra comprensión ya ha sido fortalecida por las muchas y por año.
g randes contribuciones de Dobb. Como en este caso no hay capital fijo, el acervo de capital consistirá sola­
mente de adelantos por materiales y salarios. En la fábrica típica el precio (y
el valor) para un producto dado es el que se presenta en el Cuadro 10.

Apéndice 1 1 13 Esto signifiCa que ignoramos las variaciones de la rotación del capital cimJL1nte pero no la diferen­
cia entre capital fijo y cin:ulante.
114 Dada la duración h de la jornada de trabajo y l'l núllll'f"O de dlas laborabk-s, D, m un ano, un
ano-hombre es lrD horas. En la medi da en que estos dos elementos permanezcan mnstantes pode­
El planteamiento del aparte sobre elección de técnica de esta sección puede
mos hablar de anos-hombre en vez de horas-hombre.
i lustrarse mediante el simple ejemplo n u mérico siguiente, en el que se
322 VALOJ{, ACUMULACION Y CRL<;IS
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 321

CUADRO lO CUADRO ll
Stock Flujo Precio Margen INVERSION

�¡--
p
Total Coslo de Tasa de
CM V 1btal CA CM V Total
(valor) unitario ganancia ganancia
81 $ 1.250 $690
$4.069
81
$2.129 111
1.000 1.000 2.000 1 .000 + 1 .000 + 1.000 - 3 .000 111
0.66 50% 50%
Fl11jos
Desde luego, en esta estructura la tasa de ganancia y los márgenes de
ganancia son iguales115•
Precio del producto

Precio de cooto *
- $3.750

152
108
1
Considérese ahora una estructura más apoyada en métodos indirectos - $2. 111
(mecanizada). Supóngase que es posible construir una máquina (K) con 1
( 10 CA + Cm + V )
materiales y trabajo para utilizarla en producir alimentos y materiales. Co­
mo inversiones posibles se tienen u n pmceso de producción de maquinaria
y dos procesos mecanizados de producción de alimentos y materiales.
k;anancia potencial -
$1 .597
1�1
Precio de costo unitario de transición
(precio durante un cierto tiempo deno-
19 33 minado " transición" entre una situa-
1.171 M + 497 N - 2.000 K, ción y otra) - k' - $0.574
111 111
Margen de ganancia de transici6n • m' • 74.18%
2.000 K + 1.250 M + 1 .380 N -- 3 .750 M, Tasa de ganancia de transición - r ' - 39.25%

i
Este t empln � ha t•lalx>rildo con hase en t!l ml!todo de depm:iadón "en llm••1 r�'Cta" a una tasa de
2.000 K + 1.250 M + 1.380 N -- 3.750 A.

1 / 1 0 al ano. Ejt>mpi<Y.< aimilart'!l put-den t-Ltborar� utili1.o1ndn pron-dimiento� de dcpn•d.\Ción alter·


1t.1 tivos. El .ugumento no se af(!(:taria en lo fundamental.

La estructura existente en el momento es la de manufacturas, con precios De aquí se desprende que la técnica más mecanizada tiene un precio de
vigentes de PM - p,-. - 1, un salario real de w - 1/2 A y una tasa de ganan­ costo unitario menor, pero también una
tasa de ganancia de transición me­
cia vigente de r - 50%. En estas condiciones, cualquier capitalista que pen- nor que cualquier técnica de manufactura comparable.
sara en la mecanización encontraría que costaría $2.129
1
A ( $1.171 11{1
8 Como hemos visto en en el apartado sobre elección de técnica, la compe­
tencia entre capitalistas obligará a escoger la nueva estructura. Cuando esa
para materiales, $248 .'{.¡� para salarios, más una 'ganancia normal' 1 16 de medida sea general, los nuevos valores unitarios quedarán dados por.

$709 ��� ) para adquirir un complemento de 2.000 máquinas. Valerse de


( 1 .1 71 1 1 1 ) A M + 497 111
19 ' 33
"' 2.000A.'J;
ellas para hacer alimentos o materiales, implicaría las inversiones que apa­

� ( 2.()(){) A1
recen en el Cuadro 11.
J: ) + 1.250 A1M + 1.380 - 3 750 A.'A'

1
1 1 5 En general, de ganancia - p 1 ( C+ V ) , mientr.IS fJ - margen de ganancia - p /(e• v ).
r - tasa
116 La Inversión requerida a los precios vigentes para producir 2.000 K Cll $1.419 91/111 y la tasa de

+ 1.250 A'M + 1.380


ganancia vigente �"5 50�. 1
10 (
2.000 A1K ) 3.750 'J.:A.

---- - - - ·-- -.-. � - - ----


324 VAI .OJ{, ACUMUI .ACION Y CRISIS
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 325

Así, A.' M - A.' " - A.'o�\ - 0.6. El nuevo valor de la fuerza de trabajo, CUADR0 13
correspondiente al salario real dado, es A.'� (1 /2 A) - 0.3 años-hombre por Salario real Margen de Tasa de Ganancia
trabajador, por año, por In qu e el nuevo esquema de valor es el que aparece máximo Ganancia máximo máxima
en el Cuadro 12. Manufactura 1 2 2
Mecanizada l VJ
CUADR0 12
1.3J• 1.413

!
• Como no todos los márgCCli'S de ganancia son iguales en la I'Siruclur•• 1111'Canir.ada, el margen medio
STOCK FLUJO dt• ganancia (y 1'1 margen de ganancia máximo) variará de acut'rdo ron las proporciolll'!l prooucidas

V.1lor Cos to Margen lasa de Jos d iversos tipos de mercanclas. El margen de ganancia mhirno que sc indica arriba se calcu la
c... V ·¡¡,¡,¡J l"í' nn \' p 'll>l.ll U ni lar. Ganar\<:. Gananc. directarnt•nte del Cuadro 12, como Id su m.1 del trabajo vivo en los tn.'!l pnx·esos dividida entre la suma
CM
de Cdpit¡¡J mnslante corn.'Spondienle.
(K)
-
o 702 "V.l7
-- -- 1 , -
49 71,¡ IISl �V..7 ll 7U2 "V.l7 1 49 'IJ7 J.lll VJ7 1.200 0.426 0.4086 0.4086

(M) l . 21MI 7!�1 414 2 :11··1 1211 7��1 ·114 t)¡,(, 2.2�xl U.:W2 11.752.\ U.40flo
- --· ·-- -- ----- -- ¡ � El diagrama del Gráfico 16 corresponde a un ejemplo del tipo anterior.
(A) t.2Ull 750 414 2.:11>4 120 750 414 9tMt 2.2.'XJ O.J-12 0.752J 0.4086

Por construcción esta estructura tiene composiciones orgánicas iguales117• Apéndice 2. Mecanización y composición orgánica
De ahí que los nuevos pre�c·ios de producción que corresponden a ella sean
proporcionales a los nuevos valores unitarios, como lo indica el hecho de Cuando un capitalista hace una inversión parte del gasto es traducido en
que en el anterior esquema de valor las tasas de ganancia en valor sean todas planta, equipo y materiales, y el resto en adquisición de fuerza de trabajo. En
iguales (por lo que no se necesita " transformación"). Dado el mismo valor este punto lo que inicialmente era una suma de capila! en forma de dinero está
del dinero que antes, las nuevas magni t u d es de precios vigentes serán las ya en forma de capital productivo (medios de producción, fuerza de trabajo).
mismas que en el esquema de valor. Consecuentemente podemos decir que De ese modo, el capital total se conserva, pero su forma ha cambiado.
las técnicas mecanizadas dan por resultado precios unitarios menores, cos­ En toda sociedad, incluso en la sociedad capitalista, el proceso de trabajo
tos unitarios menores, una tasa de plusvalía más elevada, un margen de ga­ implica la producción de valores de uso. Desde ese ptmto de vista general,
nancia mayor (en promedio) y una tasa de ganancia menor. Esas son preci­ la distinción importante en el capital productivo es la de medios de pro­
samente las consecuencias que Marx atribuye a la mecanización en general. ducción y fuerza de trabajo, en otras palabras, entre los sujetos / instrumen­
Por último, puesto que los precios de prod ucción son proporcionales tos de trabajo y la propia capacidad para el trabajo. Sea K un índice del
a los valores para ambas estructuras, podemos obtener las curvas w-111 acervo de medios de producción (como algún índice en dólares constantes),
y tv - r directamente de las relaciones de valor. En general, el salario real y N el número de trabajadores que puede emplear dicho acervo119• Enton­
máximo es el recíproco del valor unitario de la canasta salarial (en este caso, ces, lo que Marx llama " composición técnica de capital" (en términos orto­
el recíproco de A¡\ 1 1 11, el máximo margen de ganancia es 1 /e y la tasa de doxos, la " razón real capital-trabajo") es :
ganancia máxima es 1/C . De las relaciones anteriores obtenemos los resul­ T - K /N - Composición técnica120
tados del Cuadro 13.
119 fJ.Ijo t•l t'iipil�lismo, los ml'dios di' producción " emplea n" a los lrahaj.tdorL'S y no vicever.<a . Asl, N
1 17 Como prnposidón g••neral, l'nmpnsirinn� de igual v,¡Jnr (or¡;;\nÍ\';¡s, por lo t;mlo) son a J,¡ Vf!7, lll'.:t'­ se ll'liert' ;¡J núnll'ro de trallilj.Hiurcs t•rnplt•.¡dos median le J¡¡ u1ili1.1ción del acervo a cap.1Cidad 1ut.1l.

sarias y suficientes para tener Jlfl'dos de ptodun:ión propun:iua�o�lcs a los valores Véase Schdnld, . 1\>r lo lim lo, para cuan ti ficar 1<1 curnposidón lllcnica es necesario corregir el empleo real a su nivel
de ,·,¡p;lcid,¡d normal.
p
Clp.ril., p<1rte 2.
1 1 8 Cuando la tasa de ganaocia l'S n•n!¡_ los pn•dos S(' pnedt•n cs.· rihir como p • A • W 1, d ondt• A l'5 120 El con<'t•plo de composición ll•cnka di' <'apiL1l presupone un mélooo general para determinar lndi­
flujo i��umo-producto, / los el vt>Ctor de COI'firienlt'S de trabajo, p el Vl'Cior de precios CPS de valori'S de uso hcterogéllC08 t¡ue, en cierto sentido, establecen la diferencia entre cambios
p-
la matriz
unitarios y W el máxirrn> sal.uin morwtario. Enlonci'S wl ( l - A f 1 • ¡.\¡'):, nomin.lltos y cambios rNII's. Ese llamado " problema del núlll('ro lndire" I'S muy conocido en el
(;n t•l raso dedus departarnt•nh"' (PM. PA ) • W ( Mi, ).,., ) , asl qut• 1',. - W).,.,. Tum;ucnrrnl numl111irt an.\li�is orlt><luxo. En el an.\lisis mmtisla, los mnct'plos du al1'5 de "salarios rt'a les" y "productividad
el pn>rio de los al iiiiL'fl lns implica que rl máximo salario n•,¡J I'S el rN·Ip roco del va lor unitario de Jos del lrdb.*•". "' .1poyan, pn•t:Í!oolmenle,en CÍI'rta relación t'fllre una unidad de fuerza de trabajo y una
alillW'nlos: W¡p.., • 1 /).,.,. masa di' valo res de uso hclerog!\nl'a e hislóriraltll'n le cambianll�.
326 VAI.OH, ACUMULACION Y CRISIS CIWiiS ECONOM ICA<; Y TASA l W GANANCIA :m

Sin embargo, en la sociedad capitalista el proceso de trabajo no sólo es limitada estrictamente, por lo que, en el nivel más general. es posible hacer
un proceso de producción de valores de uso sino antes bien un proceso abstracción de las variaciones en 11 En cuanto a las variaciones en el salario

cuyo aspecto dominante es la producción de plusvalores, esto es, la expan­ real (sobre todo los aumentos) es evidente que Marx desea hacer hincapié
sión del capital. Desde este punto de vista, el valor del capital inicial ade­ en que la tendencia de la tasa de ganancia a bajar se produce inde­
lantado tiene dos componentes distintos: el acervo de capital ( e ) adelan­ pendientemente de cualquier tendencia de los salarios reales a subir122•
tado como capital constante y el acervo ( V ) adelantado como capital varia­
Así, al hablar de las leyes generales de la tasa de ganancia, además de
ble. A su razón e¡v , Marx la llama "cotnposición en valor" del capital.
Sea AM igual a un índice del valor unitario de los medios de producción:
hacer abstracción de las variaciones del tiempo de rotación (a causa de su
entonces, e - AMK Sea AA un índice del valor unitario de los medios de
alcance limitado), Marx también hace abstracción de los aumentos en los

salarios reales, precisamente porque ni las unas ni los otros son esenciales
subsistencia, " el número de rotaciones anuales del capital variable y w
un índice del salario anual por trabajador; entonces, v - AAWN - valor
para la tendencia de la tasa de ganancia a caer. En otras palabras, Marx se
anual de la fuerza de trabajo de N trabajadores (flujo) y V - v / "· Sobre
interesa primordialmente por aquellos movimientos de la composición en
esta base podemos indicar la composición en valor (la relación equivalente valor que reflejan movimientos en la composición técnica, porque sus leyes
en términos de precios es la " relación de capital-fondo de salarios" en di­ básicas surgen de estos últimos.
nero corriente) de la manera siguiente: En términos formales, definimos la composición orgánica como la com­
posición en valor para un salario real y un número de rotaciones anuales
e¡ V - ( :\.¡.t f A.,.. ) ( 1 /w ) n'I' - composición en valor dados. Evidentemente, si el progreso técnico es más o menos general de un
departamento a otro, la composición orgánica tenderá a reflejar los cambios
Tras diferenciar la composición técnica y la composición en valor, Marx en la composición técnica. Por otra parte, la composición en valor habrá de
continúa diciendo: rezagarse en la medida en que difiera de la composición orgánica ( es decir,
en la medida en que los salarios reales aumenten en períodos prolongados).
Para expresarla, denomino a la composición de valor del capital, en tanto se determina Podemos ahora reconocer dos puntos débiles adicionales en la presenta­
por la composición técnica del mismo y refleja las variaciones de ésta, composición
oapnlca de capital121 •
ción de Dobb. En primer término, se equivoca cuando afirma que incluso
con salarios reales dados, la composición en valor (y por lo tanto, la compo­
sición orgánica) se rezagará respecto de la composición técnica. Esto sólo
Considérese lo que la composición en valor refleja en realidad. En pri­
ocurriría si el progreso técnico se limHara primordialmente a los bienes de
mer lugar, refleja mecanización, que eleva la composición técnica T y re­
duce los valores unitarios AM (bienes de producción) y A.,.. {bMmes de con­
producción. Pero es aún más importante que no haya visto que una com­
sumo). Sin embargo, como sel1alamos con anterioridad, al deducir la ley posición orgánica en aumento implica que la demanda de fuerza de traba­
general, Marx hace abstracción de cualquier movimiento diferencial a largo jo aumentará más lentamente que la tasa de acumulación, por lo que se
necesita una "acumulación del capital global acelerada en progresión cre­
ciente . . :· m, para mantener cualquier tasa particular de crecimiento del
plazo en el valor unitario de los dos departamentos, precisamente porque
todos los capitales están sujetos a la necesidad de progreso técnico, necesi­
dad que la competencia les impone con celeridad implacable. Sobre esa ba­ empleo. De acuerdo con Marx, la mecanización no sólo resarce constante-
se, por lo tanto, la composición de valor tenderá a reflejar cambios en la
h•mh•ncia d•• l.1 t;1sa Ll•• ¡:;mancia a hajar !'Sto\ lir,a•la a ci crt.1 tendencia de la 1as.1 de pl usval la a
suhir y •h• a q u l, a una tcnd••ncia al itlt41 d•� la tasa de exploladón Llcl trabajo. fur I'St' motivo, nada es
composición técnica, en el sentido de que ésta predominará sobre aquélla. 122 " ! .1

Además de los efectos de la mecanización la composición en valor tam­ más absurdo quc l'x pl icar la rl'<lucci<m de la lasa de ga nanci a por un aumento en la lasa de salarios,
bién refleja cambios en el salario real UJ y en el promedio de rotaciones n; aune¡ u<' l'SO pm'l.l.l ocurrir como una exrepción" (Marx, El capital, !'d. cit., T. 111, Vol. 6, p. 307).
El hcd1n de qul' M il rx di'Sc•• rte los salarios reaii'S crecil·ntes como causa fundal!ll'nlal de la t.1sa de
ganancia dt'Crecienl<', l'n modo alguno i mplica que creyera que no aullll'nlarlan los salarios !l'alcs.
los awnentos en aquél reducen la composición en valor, y los de 11 la ele­
van. Pero la influencia del tiempo de rotación en la tasa de ganancia se halla l'or el contr.uio, l'l mismo prcx'l'SO �1 desarrollo de 1.1 productividad del trabajo por vla de la �a­
nil.Kión-, qu<' d.1 lugar a una 1,1s.1 de gan;mcia dl'CI'l'<'ienle, también hare posible una ampliación de

121 K. Marx, El capitul, ed . cit., '[ 1, \bl. 3, C. XXIII, p. 7t:IJ. los limites dl'l incrcm<'nlo del salario real.
123 K. !'.!.1rx, f./ mpit11/, up.cit., T. 1, Vol. 3, p.783.
328 VAI .Oit, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA :129

mente al ejército de reserva, sino que también da lugar a cierta tendencia al La clave del anterior debate parece ser la diferencia entre la noción mar­
estancamiento por parte del empleo124• Eso es muy distinto del panorama xista de competencia (como guerra entre capitales) y la noción neoclási­
de Dobb para el capitalismo monopolista, con su tendencia a la escasez de cafneo-ricardiana/neomarxista de competencia perfecta (como un ballet
fuerza de trabajo. entre capitales). Esta st.>cción examina tales temas con más detalle.

DEBATE SOBRE LA ELECCION DE TECNICA Competencia marxista versus competencia perfecta: comentarios
adicionales sobre la llamada elección de Mcnica
Como indica la sección precedente, un importante componente del debate
acerca de la validez teórica del argumento de la tasa decreciente de ganan­ En mis notas sobre Dobb enfoqué la atención hacia su exposición de la teo­
cia fue el argumento de Okishio que subyacía al debate, según el cual bajo ría de Marx sobre la tasa decreciente de ganancia por tres razones: primera,
las reglas de la c om p e ten ci a perfecta los nuevos métodos de producción porque creo que la presentación que hace Dobb de Marx es inadecuada;
que los capitalistas adoptan servirán para el evar la tasa media de ganancia segunda, porque deseaba desentrailar la versión de Dobb sobre Marx Y•'
si todo lo demás permanece igual. Este era L'l contraargumento de la "elec­ que el primero ha sido bastante influyente y con frecuencia es presentado
ción de técnica" esgrimido contra la teoría de la tasa decreciente de ganan­ como si fuera idéntico al segundo 125; por t'tltimo, y lo que es más importan­
cia, que contemplaba dos implicaciones importantes. Primera, que el cam­ te, porque creía que el propio argumento de Marx es más interesante y só­
bio técnico tiende a eh�var la tasa media de ganancia mientras todas las lido que el de Dobb. Sigo sin arrepentirme de los tres puntos.
demás condiciones no cambien. Segunda, que en consecuencia, la única En mi presentación del argumento tal como realmente aparece en Marx
forma general para explicar una tasa de ganancia que decrezca en el largo traté de hacer dos obsClvaciones centrales. La primera era que la mecaniza­
plazo sería por medio de la noción de que los salarios reales fueran eleva­ ción se constituye en la forma predominante del cambio técnico precisamen­
dos excesivamente ráp i d o. Lo anterior significa que cualquier caída de la te porque la producción de plusvalía, no de valores de uso, es el aspecto
tasa de ganancia en el largo debe ser ocasionada por un estrangulamiento dominante del proceso de trabajo bajo el capitalismo. Para Marx, pues, la
salarial de las ganancias. Esto, debido a que para cualquier salario real dado, inherente tendencia hacia la automatización proviene de las mismas relacio­
el cambio técnico supuestamente eleva la l.1sa de ganancia. Un alza en el nes sociales de producción, de las relaciones de capital a trabajo en el proce­
salario real, por otra parle, hace disminuir la tasa de ganancia bajo cuales­ so de producción y no de la relación de capital a capital en la competencia126•
quiera condiciones técnicas de producción. Así, los efectos del cambio técni­ La segw1da observación que traté de hacer fue que, no obstante lo anterior,
co de hacer subir la lasa de ganancia pueden ser parcial o totalmente com­ la competencia realmente tiene una relación con las mecruúzaciones posibles:
pensados por los efectos d.e cualquier incremento real salarial paralelo que prueba estas armas potenciales al fragor de la batalla. Y la principal caracterís­
la hacen bajar. tica que la distingue de ellas a este respecto, en la guerra entre capitales, es su
Si los incrementos del salario real se encuentran dentro de ciertos lími­ habilidad para hacer disminuir los precios de costo y permitir a quienes las
tes, los capitalistas podrían disfrutar tasas de ganancia crecientes (o al me­ utilizan hacer daño, y aun destruir, a sus rivales menos afortunados. Como
nos constantes) a la vez que los trabajadores percibirían salarios reales cre­ esta habilidad para bajar el precio de costo es, por lo general, adquirida a cierto
cientes. Ambos bandos podrían ganar con tal de que los trabajadores se
comportaran de manera responsable. 1 25 Vé.lSt' A. SIMikh, "Iulitic.•l Economy and Capit.11ism: Nolt.'S on Dobb's �ry of Crisis", en Cambridge
Por otro lado, si las tasas de ganancia exhiben en largo plazo una tenden­ foumnl of l:ronomícs, junio, 19711, pp. 2..15-217 y la oot.ll'o 1� p. 237. (El texto de I'Ste articulo corre;pon­
tle a la S<'Cdóo ""Notas sobre 1.1 teoría de la crisis de Dobl) dl'l pn'54•nte •·apltulo). La n.'\lucrióo dt•l
cia a la baja, sólo sería debido a que los salarios reales han crecido demasia­ problema de la trorfa de la crisis a la cuestión de una "presión salarial" tiene, desde luego, much.1
do rápido para el ritmo de cambio técnico existente. Esta es una explicación incidencia l'll estas l'pocas. Vt'aSt', por l'jl-mplo, Glyn y Sutcl iffe, op. cit., y en t re los conwntaristas de

lista para el uso de la social democracia. rni trah1jo, vlw>t• M. Ult·;uii'Y• " l\.,1 .111rin• Dohh'� llu•ory o! Crisb: A Curnnwnt"' , t•n 0111111ri<f¡¡r /nrmwl •f
l:<wwmí•:•, 191!0, 4, pp. 71-73 y J. ltoomwr, "Cnntiouin¡: Contrnvt�rsy on the Falliog l<atl' ni l'rorit: Fi"''l
Capi tal .md Other lssues'" , l'll Gu1111riolg•· /•llmWi t'f(nmrmrirs, diciemhn•, l'n9, p. 393.
124 Wase N. Ok.ishio, " A Form.1l P roof. . ., o¡•. cit. 1 2(, K. Marx, GrrmJrí;,;,o, ro. dt., Vol. 2, PI' · 3 1 4 -316.
330 VAI .OH, ACUMUL.ACION Y CHISIS CHISIS ECONOM ICAS Y TASA OE GANANCIA 331

costo, en la forma de tm nivel mayor de capitalización (mayor capital avanza­ En ningún otro campo esto es más cierto que en la economía matemáti­

do por unidad de producto), la baratura de las mercancías debida a la mec;uú­ ca. So bre todo porque este campo tiene sus raíces en las formalizaciones
algebraicas de las cuestiones económicas ortodoxas, cuestiones que, a su
zación está ligada inevitablemente a una tt'ndencia de la tasa de ganancia real
a caer, aun si los salarios walt'S permane�.:iPran constantes. vez, contienen como premisas una serie de conceptos que las generan (con­

Teniendo en cuenta lo anterior, debería ser evidente que el análisis de ceptos tales como equilibrio, competencia perfecta, reducción teórica de l a
Marx del proceso de trabajo (y, en consecuencia, de la generación de poten­ ganancia a simples intereses, etc.). E n este terreno la precisión del álgebra

ciales métodos de producción) y de la competencia de capitales (por lo tanto está completamente mezclada con la estupidez de la economía ortodoxa, y

de la adopción de métodos de producción) es radicalmente diferente de la la mezcla resultante nunca puede ser más rigurosa que la debilidad de los
sabiduría convencional de la economía moderna. En la econonúa ortodoxa dos elementos. Una cuestión trivial planteada de manera precisa permane­
el análisis del cambio técnico se reduce, por lo común, a una d iscusión de los ce, después de todo, precisamente trivial.
posibles " adelantos t écnico s " 127, en cuyo catálogo ninguna tendencia se des­
taca de las otras, precisamente porque en la econonúa ortodoxa el proceso
de trabajo es una relación técnica, no social. Ciertamente, aun dentro de la
Crílica de Slcetbnan
esfera de la circulación a la cual generalmente se confina, la economía orto­
doxa tiene muy poco qué decir, ya que su noción central de "competencia
perfecta" reduce toda actividad al comportamiento pasivo de impotentes Entre otras cosas, en mi artículo traté de exponer las concepciones de compe­
mónadas (consumidores, firmas, industrias, naciones y aun regiones) que tencia implícitas en el álgebra y la literatura de la "elección de técnica". Evi­

desempeñan en forma mecá1úca sus papeles marginales. La guerra dinámi­ dentemente toqué tm nervio central en este punto, porque muchos marxistas
ca y brutal que analiza Marx aparece así como un decoroso ballet. se h.. m l;ulZado a ddender lo que ellos llaman "el iUl.ílisis generalmente acep­
tado de la elección de métodos de producción"129, el cual, señal;m correcta­
mente, "ha sido nonnalmente desarrollado sobre el supuesto implícito de algo
parecido a la competencia ,perfecta" no. Necesitamos, por consiguiente, ver có­
R:!SllrgimÍC/1 10 d1� la CCOIIOIIIÍil lllllT'XÍSitl y la t'COIIOIIIÍtl llllliCIIIIÍIÍCil mo proceden a efectuar su defensa de estas concepciones ortodoxas.
En mi trabajo comencé por indicar que una vez se hace distinción entre
En años recientes hemos sido testigos de un tremendo resurgir del interés por capital fijo y capital circulante, el margen de ganancia difiere de la tasa de
la economía marxista que r<1pidamente ha ganado adherentes y después de ganancia131• Por razones mencionadas anteriormente sostengo que la com­
largos <Uios de estancamiento ha comenzado a incorporar a su haber muchas petencia obliga a los capitalistas, bajo pena de extinción, a adoptar el méto­
12 do de producción que tenga el menor precio de costo. Pero a determinados
de las nuevas y poderosas herramientas desarrolladas en el ínterin 8 • Pero
estas herranúentas mmca vienen libres de contenido: sin excepción, han sido precios un menor precio de costo es equivalente a un margen de ganancia
d esarrolladas en el marco conceptual de un sistema de conceptos ortodoxos y, mayor. De tal manera la competencia impele a cada capitalista individual a
a menos t¡ue sean concienzudamente examinadas con relación a sus premi­ adoptar métodos de producción que tengan el más alto margen de ganancia
sas ocultas, estas premisas pasan de conl rabando inmersas en las técnicas mis­ de transición, incluso si disminuye su tasa de ganancia de transición. Y si
mas. La teoría ortodoxa tiende a presentarse tan sólo como una serie de apli­ ésta es menor, señalo, una vez el nuevo método de producción se vuelve el
caciones de un conjtmto de herramientas objetivas y neutrales. dominante, la nueva tasa general de ganancia será también menor.
A fin de presentar mis argumentos en términos familiares a quienes se sien­
127 Wasc 1! Si•nmclson, "Marxi.m I�·onnmk Modcls", t•n Amerkan C:conomic Rroirw, 1 957, p. 894: "1\>r­ tan a gusto con el "análisis generalmente aceptado", fui un paso más allá. Co-
t¡•u• t'l rarnhi n t('(·nico está su�•lu a algun;u l!'ycs. Un adt•l.mlo tknko dcl>t� ser un mt>joramicnto ó no
será lnlmduddo 1'11 una L>cnnom(a dt> nwrcado de compt.>Wncia '('('ffl'<"ta'". S.1muclson prosigue para
dt:>finir un aút•�mlo comCI ;u¡ulll t JUI' t•I<'Va la ¡¡,,.., g 'Jlt'ral d•• 11ananda a un s;llllrio d,ulo (o vi<l!vt•rs;•).
< 129 1. SIN�m.,n, "T'· cit., p. 6 1 .
1211 Esi.IS lwrramit>nt.l� no prnvit•m•n 1;111 wln de 1.1 ...:unom(a nrtodox.l, �inu l.lmbihl de dL•sarrollns 1 30 1! Arm�trong y A. Glyn, "1'· cit., p . 69.
ef<'<'luadus t•n la U n ión Sovil'lka, etc. I.a trorfJ L'l'unt'unica del insumo·pJoducto y sus desarrollos 131 El m.1rgen de ga nand a M' dt•finc como gan.mcia por encima drl pri'C'in de roslo, un.1 r.uón dt• flujo
a flujo. LA tasa de ganall<'ia es g.1nanda sot>rc capi1.1l avan7.1do, u n.t n•Iadón de fl ujo a �lock.
malem,\lit·n� asod•tdos han r<'<·ihidu un imp ulso p.uticul .u en ese pals.
3..12 VALOH, ACUMULACION Y CHISLS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANA!,JCIA 33,1

mo el margen de ganancia de transición se eleva, aseveré que después del de costo medio es de importancia para la competencia capitalista y ninguna
cambio, el margen medio" de ganancia también se elevaría, de manera
11
fórmula de depreciación puede alterar eso.
que tma forma conveniente de identificar el conjunto de métodos de pro­ Enseguida Steedman parece argumentar que en mi ejemplo, una vez
ducción superior sería mediante d margen de ganancia más alto, a un sala­ han sido establecidos los métodos mecanizados, pueden volver a imponer­
rio real dado. Pero como anotaba en mi ensayo m, si las tasas de garu.mcia son se las manufacturas porque a los nuevos precios el método manufacturado
iguales de industria a industria, los márgenes de ganancia no lo serán y el conserva la lasa de ganancia más alta135• Esto es incorrecto. El método ma­
margen medio de ganancia dependerá, hasta algún punto, de las proporcio­ nufacturado fue originalmente remplazado porque a los antiguos precios
nes en que esté formado el producto total. vigentes su precio de costo era alto; a los nuevos precios su precio de costo
En su comentario Steedman seiiala correctamente que, a menos que yo
es todavía mayor y, por lo tanto, sigue siendo no competitivo. Steedman
pruebe que aun después del cambio los márgenes de ganancia permanecen
simplemente desliza el antiguo criterio de optimización que desea defen­
iguales o son más altos, o al menos definan algún promedio que sea necesaria­
der, y habiéndolo hallado inconsistente con el criterio de competitividad,
mente más alto, no puedo afirmar (como lo hice) que podemos identificar la
de alguna manera piensa que ha descubierto una falla en nú argumento.
estructura de producción superior por el hecho de que tenga el más alto mar­
gen "medio" de ganancia a un salario real dadom. En otras palabras, no he Todo lo que ha descubierto, en realidad, es lo que yo afirmo antes que todo:
probado que el proceso que describo siempre pueda ser resunúdo tan esme­ que los dos criterios arrojan diferentes resultados.
radamente como lo indico. Por último, desearía comentar la aseveración de Steedm<m de que mi deno­
Debería selialarse que mi criterio resumido no eslií equivocado necesa­ minación de los dos criterios como " competitivo" y " óptimo", respectivamen­
riamente. En realidad, Steedman no prueba que en verdad lo esté, aunque te, es sencillamente retórica. Steedm..m alega que el tradicional " argumento es
en una explosión de retórica proclama que es un 'criterio' general falso".
11
-y siempre ha sido- (...) el uso del método de núnin1i7�1r costos de producción
Pero, y lo cp1e es más importante, incluso si resultara no ser apropiado, no ..."136. Pero esto es simplemente falso. Yo muestro en mi ensayo que cuando se
afectaría el argumento relacionado con la tasa decreCiente de ganancia. ignora el capital fijo los dos criterios son idénticos y que, en consecuencia, el
Simplemente significaría que no se podrían resumir los papeles conflictivos argumento tradicional puede ser interpretado en cualquier dirección. Pero
de los criterios de competencia y optimización para los capitales individua­ una vez se torna en cuenta el capit.1l fijo, los dos criterios se hacen diferentes, el
les como una oposición entre la lasa media de ganancia y algún margen método "núnimizador de costos" no necesita ser el "maximizador de tasa de
" medio" de ganancia sobre el capital social. ganancia" y los tradicionalistas claramente opt.m por el segundo más que por
En su siguiente embate Stecdman señala que si, en vez de aplicar la fór­ el primero. Luego no puede haber mayores pretensiones acerca de lo que real­
mula de depreciación en línea recta l1ue utilizo, usara la convencional "fór­ mente significa el criterio tradicion.al137• Por lo demás, nú afinnación fue (y aún
mula de anualidad para los cargos de capital, anuales", como estos cargos es) que el último criterio tiene sus raíces exactamente en la noción de compe­
de depreciación necen con el tiempo, el margen de ganancia decrecerá con tencia perfect.1. y todo el acervo de optinúzación que ella arrastra. De alú el
la edad del capital. De lo anterior Stcedman deduce que yo debería argu­ nombre que le asigné. Este aspecto será desarrollado más adelante.
mentar que "la máquina solamente s�rá utilizada recién a d quiri da " 134 •
Esta es una originalísima deducción. En su prisa parece que Steedman 135 //Ji<l., p. 63, (ii).
no ha notado un aspecto simple y obvio conocido para lodo capitalista: que IJ(, Il•i<l.• p. 61 .
137 W.1se A. Shaikh, op. cit., p. 244, segunda nota dt pie de página. S!L•t•dman cita a P. Garegnani, -l le­

el precio de costo medio del producto durante la vida útil del capital fijo es terogeneons Capi ta l thc Prod uc tion Function and t he llll'Qry of Distribution", en Rnrirn• •if [corr(}­
,
constante, cualquiera que sea la fórmula de depreciación, porque durante mic St1111its, 1970 y a L. Pashwtti, /Lcturrs Orr t/rt 'I7rtory •if l'roductiorr, Londre!!, Mac Millan, y Nuev01
York, Columbia University l'ress, 1971, como prueba de que el criterio tradicional sií'mpre ha s ido
su vida útil la depreciación total iguala el costo del capital fijo. Este precio
"minimi7.ar costos". Roro en ll'alidad Garegnani trata í'�pl!citamente sólo el ca pita l circulante (p.
4011, no la 1 ); illh•m.1�, !1<! refio•n• a la gan;mcia corno Loquivull•ntl' al interes y, por lo lótnlo, como mstu
132 A. Sh.tikh, ''1'· cit .• \u,tdru •1 , unta a, p. 2·1'J. de producción (p. 410). Asl, Garegnani redefine el costo para que sea lo mismo que precio de pro­
1 33 l. StLoedm;m, ''P· dt., p. 62, (i) y (ii). ducrión: "el pnrio (de costo) . de A" (p. 4 1 1, nota 1). De igual manera, l'asinetti ve la mirümización
..
134 lbi•l., p. 62, (iii) y p. 63, (i). dt' "pnrio" y "costo" como sinónimos (llf'· cit., pp. 151-167).
1
CRISIS ECONOM JCA<; Y TASA DE GANANCIA l.15
:rw VA LOH, ACUMUI .ACION Y CHISIS

Crítica de Roemer tasa media de ganancia debe ser, por lo general, más alta que la tasa de
Reducir la primera a la segunda significa negar la existencia de la
interés.
Señalé anteriormente que parte del acervo conceptual camuflado en las técni­ producción capitalista misma.
cas convencionales de la economía matem{llica consistía en la reducción teóri­ Naturalmente, esta reducción es exactamente lo quE> la econonúa ortodoxa

ca de la ganancia a simple interés, en otras palabras, la noción de que la ga­ busca llevar a cabo. En la tranquilidad de un equilibrio perfectamente compe­
nancia es simplemente el costo del c ap i t al. P.rra Marx no es posible semejante titivo, cada pequeño capital impotente puede confiar en obtener en forma di­
reducción. Como forma monetaria de la plusvalía, la ganancia en general es la recta exactamente la misma tasa de ganancia que los demás. De L11 modo esta
fuente de renta, interés y ganancia de empresa. En medio de la batalla compe­ tasa de ganancia es una magnitud fija que entra directamente en los cálculos
titiva no hay garantía para ningún capita l determinado de que pueda o llegue individuales. Aún más, como esta tasa de ganancia también se toma como si
a obtener alguna ganancia en absoluto quedando tan sólo w1a ganancia "nor­ fuera idéntica a la tasa de interés, el costo de producción viene a ser idéntico al
mal" implícita en la tasa media de ganancia. Ciertamente esta tasa media es el precio de producción. La ganancia es ahora simplemente el "costo del capi tal".
promedio de los resultados de cientos de miles de batallas perdidas y ganadas; Es fácil mostrar, por supuesto, que el criterio de optimización por el
consecuentemente la L1Sa media no está :' dada" para ningún capiL1.l indivi­ cual se busca maximizar la tasa de ganancia dl' transic ió n es ex ac t a nwntC'
du.ll y no t•ntra (de hedu1 no puede hal'Prlo) l'll sus c á lc ulos cumo un.t ma gni­ d mismo por medio del cual se puede minimizar el precio de producción
tud predeterminada. de transición141• Si de acuerdo con la teoría neoclásica definimos este ú l t i mo
Lo que sí está dado para el capital individual, sin embargo, es la lasa de como si fuera el c osto dt• producción, el criterio de optimización pasa a ha­
interés, por la simple razón de que esta magnitud está garantizada por ade­ cer lo mismo que minimizar este costo (apropiadamente redefinido). Miste­
lantado. Como tal, puede aparecer, y de hecho lo hace, como un factor en riosamente hemos hecho desaparecer el problema.
los cálculos de los ca pi talistas. Lo mismo puede l o g ra rse mediante un artificio aún más t rad icion a l . Si
La ganancia media no se manifiesta como \Ul hecho directamente dado, sino sólo como además de las reducciones anteriores reducimos también la inversión capi­
resultado fin.'ll ... de la compesación de oscilaciones de sentido contrario. Otro es el caso talista a " un sacrificio presente por futuro beneficio", a " u n medio de alcan­
del lipa de interés. Este, en su validez generaL es un hecho cotidianamente fijado, un zar un patrón óptimo de consumo, con el tiempo" y reducimos la tasa de
hlocho que le sirve incluso al capital industrial y comi!I"Cial como supuesto y punto de
138 ganancia (por conducto de la tasa de interés) a una tasa temporal de des­
partida para el cálculo de sus operadones .
cuento que refleje la llamada preferencia social por consumo presente sobre

Para cualquier capital que se arriesgue en las guerras, la tasa de interés con­ el consumo futuro, y finalmente, si vemos la plusvalía a ser extraída de los
forma el límite iiúerior para la tasa de ganancia esperada (de transición)139• La trabajadores en el futuro como "una corriente de consumo potencial (ingre­
cantidad de ganancia que supere el interés equivalente es lo que Marx lla­ so) ", bajo ciertas condiciones adicionales podemos afirmar que los capita­
ma ganancia-de-empresa, "el fruto del papel activo jugado por los emplea­ listas, en cuanto cons umidores, decidirán hacer una nueva inversión si el
dores de capital en el proceso de reproducción" 1 40 • Sin este fruto no habría equivalente p resente de su corriente de consumo potencial es mayor que su
capital industrial ni comercial, y por consiguiente, ninguna fuente (en sen­ sacrificio presente142• En otras p a labras, el valor presente descontado de las
tido capitalista) para el pago de interés por encima de todo. Así, pues, la
141 Como rnosln' en J,r nola de l.r página 245 tll' mi a rticu lo ·¡uJitical Economy. .:, op. dt., si a los pr<'<'ios
vigtmtt-s un detf'rminado m�lodo tienl' una tasa de ��anancia de tran:;idón más altd que la l4tSét nw­
138 K. Marx, f./ ca¡rit.ll, ed. cit ., T. 111, Vol. 7, p. 469.
139 A l'!ltll altura d••I>C t•nfati7.U!il' '1'"' la lasa tlt! intl'rk sirve comnl'l lfmllv
inf.,rior di' la I<Lo;a tlt• g;•n.md,, dia, se sig ul' '1"'' 1'1 precio 1)111' Mroj;uf¡¡ J.r tasa nwdia de wm<�ncia delx• ser menor que el prc>Cio
de lransición en L'l problema de la ado pción de nuevos métodos de producción. E.�to, creo, es en reali­
vigen ll'. Es decir, su precio dl' producción de transición debe ser menor c¡ul' el pll'Cio vigl'nte. Luego,
selecc ionar el m{> lodo que tenga mis a lta tasa de ganancia de l ra nski ó n t'<¡uivale a S<'leccionar 1'1 que
dad lo c¡ue I<L'Yf'Cll reconoció ruando ronlrapuso la eftcaeia marginal de la inversión a la lasa de in terl>s.
Lo hiw en lt'nninos m•..-gin;tlista.�, desde lu�ogn. 1\!ro como Joan Robinson y otros lo han sd\alado,
tenga l'l llll'nor precio de producción dt• transición.
14 2 Las IH!S citas son de J. l ll'rs1:hleifPr, "The ln ves l ml' n t Decision .., en D. Sills (editor), lntmralimwl
Keyn•os nu nca fue enteran11�nte capaz de liberarse de la problern.1tica de la trona marginalista.
F.ncycloptJia ofll� Soda/ Scinrct, Nul'Vil York, MarMillan, y Dl't ro i l, The Fn't' l'wss, 1968, pp. 1 95, 1 %
lbr llllimo, debe observarse que el papd de la ta.sa de intl'rés como limite inferio r de ninguna llliml'ra
y 1?'1, rt'S pt'C iiv.ur'k'nlt•. [�., nmdil'iom"' adidorutl<>s mrncinn.1das son J,rs qu<' justifir;¡n nM�imi1.1r
supl.mla al nit••rio mm pt-t i l i vo. Simpl••n'k'nte ayuda a definir el rangn npt'r.1<ion.1l di' ""te criLl-rin.
140 K. MMx, op. dt., ·1: 1 1 1, Vol. 7, p. 4711. Marx tamhil>n denom i na inlen's " los frulos del m pi la! romo tal,
la 1.1�1 inh•rna d•• rrlorno, oput'St.l al v.1lur pr<'Sl'nte descont.uln a algunól t.rSil fij¡¡ dP descuento. l.ts
dos no d.m si•�mpn• los m i s mos n.>sult.1dos (p. 1 97) .
de l.t propil'd.td de capital sin n•f<'fl'ni'Ía al pnxl'so de producción'.
l
336 VALOR, ACUMUI .ACION Y CHISL'i CKISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 337

ganancias futuras (donde la tasa de descuento es la tasa media vigente) es que las dos ecuaciones de Roemer no tienen ningwu'l relación con el capital
mayor que el costo de esta inversión. Por ahora no sólo hemos hecho des­ fijo como tal y, en consecuencia, nada que ver con ningún descuento que
aparecer misteriosamente el problema, hemos difuminado las relaciones contemple la fijeza del capital. Como en el caso de toda identidad, la causa­
capitalistas mismas. lidad puede ir en cualquier direcciónJ4('. Por último, es fácil mostrar que el
Este es el camino defendido por Roemer quien, con base en la autoridad de criterio de Roemer es algebraicamente equivalente a minimizar el " costo" de
la práctica tradicional, simplemente afirma que la "racionalidad capitalista" producción si este costo es redefinido a fin de que la ganancia sea tratada
debe adoptar exactamente la regla anterior como el "criterio de innovación" como el costo de capital147• li1mbién es conceptualmente equivalente a la se­
válido1 ..1• Este autor se abstiene, sin embargo, de desarrollar las concepciones gunda, puesto que la reducción de la g<mancia a costo de capital es un pre­
que son tradicionalmente utilizadas para justificar la llamada racionalidad. rrequisito del criterio tradicionill de descuento que Roemer sostiene. El dice
Roemer hace dos comentarios adicionales sobre mi trabajo. Primero, mucho cuando afirma que "maximizar la tasa interna de retorno es la no­
afirma que puesto que defino el margen de ganancia como la "razón de ción relevante de dism inución de costos en el modelo de capital fijo" 1411•
ganancia a capital circul.mte", "ignoro el capital fijo" y por ello busco endil­
gar a los capitalistas un criterio que es "completamente irracional y ad J4(, En el caso 'l"'' ••1 r;1pital avan7.Hio t'Stl' conformado por ,-apit,¡l cilcul;mh• t.111 sólo, <'l p11•dn d•• prn ­

/10c'1 144. Esto es trivialmente falso. Defino el margen de ganancia como la d tJlTión Üt' urM nu•n.·r1nd¡¡ iru.lividuul sil'lnpu• ptu•c.lt> st•r t•scrilot coruu
razón de ganancias a precio de cos t o (no al capital circulante) y tanto en 1' - k (1 ' r) - k + rk
Marx como en mi caso, el término "precio de costo" incluye explícitamente
Donde k - su pn.,·in de rusto y r - 1.1 t.1s.1 ¡;<'nl'r.ll d1• ¡:an.111da. Nótt'S<' <IIll' t'S una i dt• nti dól d ,¡l¡;ehrdi­
una asignación para depreciación145• c.l qut>
Segundo, Roemer afirma que si se rechaza la historia neocL1sica que culmi­
1 ,� _ _ l i
na en el concepto de tasa interna de retorno, se rechaza también la formulación ¡: • L, ( I • r )
1-1
algebraica del precio de producción que lo considera igual al precio de costo
más una ganancia normal sobre el capital avanzado. Esto también es trivial­ pod emos escri bi r k • .1?..::!. • ¿�' .
mente falso. Roemer mismo muestra que su ecuación (3.1) es algebraicamen­
r ( l + r)

te idéntica a la ecuación (3.2) . El, desde luego, comienza con la primera, que El lado izc¡uil'rdn ••s 1.1 in vers i ón nri¡;inal, el ca p it. l l avan1.1do. El l.1dn <i<'rl'Cho cst.1 t• x pn-s<J d o como
l'l v a lor pn-S<�nlt• dt> dt'S<'uenlo d•· una 1:orriente infinit,¡ de gana ncia s, aun cuand o l'l ritpit;•l role tan
interpreta como resultante de tm proceso de descuento de valor presente, y sólo una Vl'l. al ano. Se podrf,¡ a rgu menta r ljUI' •·mno los capitalistas n'Cu pcra n su inv••rsión inicial

pasa luego a la segunda. Con todo, Roemer no parece notar que como las ecua­ al final de rad d rotación, pul'llcn n•invertirla ron ti nua mmte y generar as( una rorrientl' infini ta dt>

ciones son algebraicamente equivalentes se podria también comenzar con la


ganancias. IX'Sdt> !'Sil' pu nto dt:' vistil un ca p i t al individual tit>ne un horiwnte potcndalrnl'nte infi·
ni to dt> tit> mpo, .um rua ndo rad.1 ano tenga '1'"' ser ft:'iniciado un proyKto individuill.
segtmda (como lo hago yo), vista como resultado de la formación de una tasa Fl mismo fi.'!> Uitildo S<' pul'll e deriv.1r para 1'1 ca pi till fijo cu;mdo 1'1 pn.,·io de costo sea 1'1 prornt'dio
dur.m le el tiempo de vida dt>l proyl'l'tn, y por lo tanto inc l uya la dt'pr('('iación prom1'1lio, y PI capi ta l
a \' <m7.<J d o i nd u ya ••1 ca pi ta l fijn. El lralamienlo t¡tlt! hace Marx del l'ótpital fijo siPmpn• !'""''" S<'r
general de ganancia originada en la movilidad inter industrial del capital, y
pasar a la primera como una expn.>sión diferente de la otra. vis tu nunn si es t uv iera l>.�s.ulo <'n l'l ,.,,pital individuill, nu en 1'1 pmy•,·tn i nd i v i d u a l.
Sin t•rnt..�rgo, n.1d.1 de l'Sto im pl i1·a t¡UI' el ca pi tal rtll'd io se comporte dt> L1 manera sugl'rida por las
En realidad, aun en el caso en que no haya capital fijo, se pueden expresar
ecuaciones del precio de producción en la forma de descuento. Como L1 1.15.1 rnl'dia dt> ganancia no l'Stá
los precios de producción de ambas maneras, lo que sólo sirve para probar dada para ning(m Gl pita l ista individual, no pul'lle SMVir de b."lSI' p.1r.1 ni n¡;lm cálculo i nd i v i dual .
147 l"<tr.l I'Sto, sólo se Jli'C!'Sita sel\óJiar que ••n la d !'Sigu al dad de Roemer (3.4) (o¡1. cit., p. 386) el l ado
143 J. E. Roemer, "Continuing Cont mversy on thl' Falling Rate of Pmfit: Ftxed Capi tal and Other lssul'!l" ,
i1.quit>rdo Tl'prl'!ll'nla PI precio de prod urdón v igen tl', mientras t>l lado derrcho corn•sponde al pn-­
en Glmbrldgt Joumal ofC:rorromit:S, diciembre, 1 979, p. 386. do de prod ucción dt> transirión de (¡¡ nut>va t�:nka -su precio de mslo a los pn.'Cios vigt• ntt•s rn.1s
144 /bid., p. 387. una ganancia normal (a la tasa dt> g.1nancia vigt>nte) sobre su capital fijo y cirrulantl' avanzado.
145 A. Shaikh, op. di., p. 242. Para Marx el precio de costo e5 la suma de capital ronstante y variable y el Asl (3.4) ro el articulo citado simplemente dice que el pn:rio de producción dt> transición lkobe ser
capital utiliudo siempre Incluye el valor trans(l!l'ido al producto por el capital fijo. Véase, por eje m­ mmor que cl precio de productión vigenll', que, a su Vl'7. tarnbifu I'S cl t'OSto de producción, J'IK'Sto qut>
plo, K. Marx, E/ alpÍIIII, ed. cit., T. J, Vol. 1 y T. lll, \bl. 6, pp. 196-197. En mi ejemplo numáico ddino la tasa de ganancia es asumida mmo igual a la tasa de inll'f'tos. fur último, Jo anterior Pl]llivale tarnbil'n
expllcitamcnte el precio de costo para Incl uir la depreciación y mis cák:ulos rellejan esta definición. a max imizar L1 t.1s.� dt> g.1nruria de tJaJlSición (Vllase nota 140 decsteCaphulo) Y l'S biPn so•bido qut>!'Stu
significa que L1 nut>v,¡ lasa gl'llt'ml de ganancia !K'rA aum••ntada (Wa1e Okishin, citado en t:'I I'Orllt'ntario
Asl
Véase A. Shalkh, 111'· di., 'Utbla 2, p. 248, directamente bajo el t>ocabez.ado *Precio de costo•. !El autor
hace ll'fell'nda al ejemplo desarrollado en la s«ción anterior de l'Ste capitulo, "Econonúa polltica y dt> Nalca lami n1.\s adt>lólnlt:'). 1'1 lroll'rn.1 3.1. dt> HOt'l11l'l' no ofll'Ct' un n"Suhado nui'Vo.
capital ismo .. ." ! 141i J. E. HOt:'llll' r, Of'. cil . p. 387.
338 VA I .OI{, ACUMUI.ACION Y CRL<;IS CRISL<; ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 339

Crítica de Nakaltmi consecuencia de una caída de su precio y no tiene nada que ver con l a
causa de esa caída1!>2•
Nakatani i nicia su comentario señalando que en un artículo de 1963, Por último, Naka tani sei1ala que si con un determinado salario real l a
disponible sólo en japonés, Okishio extiende su teorema de 1961 al caso del tasa media de ganancia disminuye debido a u n cambio de tecnología,
capital fijo, y en el proceso abandona explicitamente el criterio competitivo aun cuando todos los precios y el salario monetario puedan caer en tér­
por el criterio de optimización. Nakatani expresa firmemente que este es el minos absolu tos, el precio de la mercancía que pertenece al sector que
criterio " en el que deberíamos confiar" 1 49. Y asf lo hace: simplemente hace el cambio no caerá en un monto mayor. Esto, como Nakatani, obser­
supone que los capitalistas u t i l izan este criterio y procede a construir va153, es "contrario a la noción popular de competencia de precios" (ba­

diferentes escenarios bajo los cuales incluso el criterio de optimización sado, desde luego, en el uso tradicional del criterio de optimización) en

puede conducir a una caída en la tasa de ganancia. Así, si por ejemplo los que la mayor caída probable debería ocurrir en el precio de la mercancía
d i rectamente afectada. Esta es una anotación interesante, pero d i fíci l­
capitalistas ''esperan" que cambien los precios, podrían seleccionar un
mente invalida mi argumento. Como han mostrado de manera tan clara
método de producción que tenga la tasa de ganancia más alta que el
las recientes controversias del capital, l as " c reencias populares" no son
promedio a estos precios esperados, pero u na más baja a los precios
necesariamente confiables.
vigentcs 1 �l. A continuación Nakatani encuentra que se pueden obtener
diferentes resu ltados dependiendo de las difen•nlcs expectativas de los
ca pitalistas, incluso cuando el criterio que usan sea el de optimización. Pero
si bien, esto es tm antídoto Í1til cont ra la afirmación tradicional de que el
criterio de o p t i mización cxcl uyf' por compll'lo una caída en la tasa de Crílica de A rmslnmg y Gly1 1
g¡¡ nancia, es irrelevante para mi propio argumento. Yo no su pongo que l os
precios están s i mp lenwnte dados d l' a l g u na forma. ·¡:un poco q ue los
Armstrong y Glyn inician su comentario afirmando que " algo parecido
c a p i t a l istas que tengan los más bajos costos si mplemente esperen de
a competencia perfecta" subyace a la d i scusión tradicional de la l lamada
manera pasiva a que disminuyan estos precios: ellos siempre pueden hacer
bajar sus propios precios y despla1.ar a los o t ros. Es por e s t o que la elección de técnica. Y bajo estas circunstancias reiteran su apoyo a los

competencia, o aun su intento, forzará la adopción del método más barato. resultados tradicionales y a l a defensa que de estos resultados hacen los
Nada tiene que ver con expectativas pasivas. otros participantes en el debate1 54• En realidad, en e l resto de sus comen­
En sus propios ejemplos Nakatani reconoce que si los precios fueran tarios e llos u t i lizan el criterio estándar de inversión de " ... maximizar e l
disminuidos lo suficientemente, se adoptaría el método más barato ( y ). v a l o r presente de las ganancias o de la tasa interna de retorno sobre el
Pero después afirma que esto no sucede porque los capita l istas " empleen
el criterio de costo ( . . . ) sino porque la competencia produce un alza en 152 Nakatani hace otras d o s obser vaciones, las cuales CrL'O que son falsas. En la pá gina 67 afi r ma que
si el salario moneta ri o y todoo los precios bajan al mlsmo t iempo, nada cambia en térm inos rela­
los costos de salarios reales y costos materiales en términos de s u pro­
t i vos (bastante cierto) y por lo tanto •ningún cap i ta li sta se ve obligado a pasarse a otra técnica ..
ducto"151. Me parece que en esto Nakatani s i mplemente ha invertido (op. cit. 67). E.1ta últim.1 frase no se dL"Sprende de lo anterior por cuanto aun si el nivel generill de
causa y efecto. La competencia obliga a la adopción de la técnica más precios estuviera cayendo, los capitalistas con métodos IÑ5 baratos podrfan forzar Jos p recios
hacia abajo en rel ación con esta tendencia autónoma y en consecu enci a tendrfan tanto incentivo
barata y a la reducción del precio de la mercancía. Esto significa, por su­ para el cambio como en el ca so de un nivel de prl>cios esta bit•. Al final de la pági na 67 agrega que
puesto, que los precios de las o t ras mercancías suben con relación a ésta una vez el nuevo método ha sido establecido, será abandonado porque incluso a los nuevos
pn.-c ios el v ilio mNodo lendrá la lao.t de ga nancia mayor. Pero aqul olvida (como lo hi1.0 a n t es
en ausencia de cambios en las demás condiciones, lo cual es solamente la StNc•dm;m, op. dt., p.6J) <¡ue t•l p recio de costo del nuevo método todavla será menor y que
consiguiente tPndr� aun el m is mo p4'rfil competitivo de antes y todavía será capaz de despla7.ar
por

1 4'1 T. Nak a l� n i, ..Tlw l .aw of Fallin¡¡ R.lll'Of l'rofil aml tht! Cnmpl'lil iVl' ll<llllt•: Comml'n l on Shaikh", PO el método an tic udd o.
Cnmlrrid¡¡r /Prmwl •if /:nmmuic":<, 1'180, 4, p. 65. 15J llrifl., 1'· 67.
15U 1/ritl., pp. 66 y 67. 1:>4 1! Armstrong y A. Glyn, ···nw 1 .1w uf tlw Falling Hatl.' l 'rofi t and Oligopoly: a Cornmcnt on Shaikh",
151 lltid., p. 66. en Cnmbrirlgr Jounral of [amrmrics, 1980, 4, p. 69.
340 Vl\1 DH, I\CUMUI.I\CION Y CRL<;lS CRL'iiS ECONOM ICAS Y TI\SA. DE GANI\NCII\ 341

capital total" 155• Mi respuesta a su posición ya está contenida, por lo tan­ La esencia del argumento de Bleaney es entonces la misma que señala
to, en la discusión anterior del artículo de Roemer. Nakatani y ya está por lo tanto cubierta en mi respuesta a este último158•
El resto de su análisis consiste en explorar la competencia imperfecta La cuestión central tratada en mi ensayo, que no ha sido confrontada
(oligopolio) para posibles escenarios en donde se pueda generar una tasa directamente por mis críticos, es la concepción de la competencia capitalis­
decreciente de ganancia. Naturalmente encuentran 'lue no se puede derivar ta. El objetivo de sus comentarios han sido los criterios para la elección de
una clara tendencia de su incursión en la compdencia imperfecta. Sobre esto técnica. Pero lo que realmente está detrás de esta discusión es la diferencia
tengo tan sólo un breve comentario, cuya elaboración desafortunadamente no es entre la concepción de competencia de Marx y la noción convencionalmen­
posible dentro de los Hmitcs de este ensayo. Es este: la concepción de competen­ te aceptada de competencia perfecta. Es irónico que la construcción tradi­
cia " imperfecta" es el lado oscuro del concepto de competencia " perfecta". En la cional cuyas raíces ideológicas anti-marxistas son bien conocidas, encontra­
competencia perfecta dL'saparecl•n todas las tácticas y estrategias de L'lS batallas ra tantos marxistas precipitándose en su defensa.
competitivas reales. Así, cuando es enfrentada con la inevitable discrepancia en­
tre el mundo fantástico de la competencia perfecta y los hechos elementales de
la competencia real, en lugar de desechar m1uélla, la temia ortodoxa busca refor­
marla. De aqtú surge la competencia impcrfrx.'la. La imperfección real reside no
Retrospectiva del debate sobre la "elección de técnica"
en L'l competencia real sino, nuís bien, en el mismo concepto de competencia
perfecta y su falsa y unilateral abstl'acción de las relaciones reales. Creo que L-. El debate sobre la relación entre la "elección de técnica" y las condicio­

concepción de competencia contc1úda en Marx es mucho nl.ÍS rica que la de nes necesarias para una tasa decreciente de ganancia se llevó a cabo en va­
competencia perfecta y su contraparte, competencia imperfecta. La concepción rias etapas.

de Marx contiene elementos de ambos polos ortodoxos, no como polos exclusi­ 1) La primera ronda del debate se centró alrededor de la cuestión de si
vos sino como asrx>Ctos del mismo p roceso orgnnico. la teoría de la competencia previene lu adopción de métodos de pro­
ducción que harán bajar la tasa de ganancia incluso a un salario real
dado. Este fue el debate acerca del llamado "Teorema de Okishio" 1 59
y comprendió los siguientes temas:
La concepción neoclásica de competencia se basa en la premisa de
Crflica ele Blemrey
que cada firma " asume un papel de ' tomadora de precios' " 1 60•

El argumento central del comentario de Bleaney está relacionado con su 158 llleancy t.�mbi(,n adiciona en bm'n.� medida olros dos argunll'nlos contra las primeras partes de nú
exposidón. En 1'1 p un to (1 ) de lot p.�r,in.a 71 alinna que1!l d l'S.1rml lo cilpitalisla no I'Sl.i cal'lll:Wrizado por
afirmación de que mi argumento " parece endeble, [porque] se sostendría "una relación constanll' de valon.'S unit.'lrios en los dos departamenlos". f\!ro yo nunca afumo lo con­
sólo si los precios de mercado estuvieran permanentemente por debajo de t rario. Lo que sostengo 1'5 que "el progreso tknico 1'5 más o menos gcneral en todos los depar1amentos•
(1\. Shaikh, op. cit., p. 25 1 ), pm'lo;;tmmll' debido a que la lucha por L1 phtsvaU¡¡ relativa y la com(K-otcnda
los precios de producción ( .. .)" 1 56• Para explicar lo que quiere decil' con esta
de ca pi tak.'S obli g.t a lo6 t·api lalis tas a i!propia.rsc por !Odas partes de los desarrollos de la ciencia y la
frase, Bleaney construye tm escenario en donde los capitalistas individuales ingenieña. Gracias a e;to la diCusidn del cambio lécnico es tan general y no puede confmarse a un solo
l.>speran pasivamente los dictados de los precios de mercado y en donde u tili­ sc'l.1or. ¿St' puede imaginar por ti<'mplo, un capitalismo �"' donde L1S máquinas sean hechas por 18:no­

La única
logla controlada por mmputador, pero <'11 el cual la ropa. I.JS alirnl!ntos, las viviendas, etc. l!6U\ todavla
zan el criterio de optimización para su pasiva "elección" de técnica. hechas a mano, en todas partes? En d punto (2) de la página 71, Dleaney dice que Jos métodos más
diferencia hace referencia a que en el caso de Bleaney las fluctuaciones de de­ nwcaniz.tdos hacen a los capit.llist."l..• tambil-n más vulncrabll!s, ya que para tma •determinada tasa de
auS('Jitismo puedl'n sufrir una pérdid.1 de producto propon:ionalmcnte mayo('. ¿Y qué hay con 1'!107 Si
manda de corto pLuo dan su impulso externo al precio de mercado, y como la tasa de auS<'ntismo est.\ en realidad d ada. el esfuerzo efcclivo del trabajo l'S menor que el nominal por
estas fluctuaciones pueden ii' en cualquier dirección, los movimientos de pre­ un factor conocido por los capitalista.•, 1m fill'tor que apall'l't' como tal en su.� cálculos de Jos pm:iclll de
cios reales o esperados pueden también tomar cualquier scntido157• mslo cft'l'tivos (como Lt r.1pacidad utili1ada pm lTI(_'llio, ele.). Si Blmney quiere decir que la pwibllidad
de que O('UrTan l'Ventos no esperados (mayor auS<'ntismo, huelgas) puede impedir la ll'II.'ClUiizac le
n-cuerdo IJIU' L1 certeu di' que los capitalisliL• q ue nli'Canizan primero puedt'll des� a sus compe­
1 55 lbid.
ti<lnn'S es un antltloto muy podl'roso contra cu;tlquicr temor acerca dl'l auS(•ntismo.
J [>6 M. llll'a nt•y, OT'· di., p. 72, l'nf.tsls agn•¡;adu. 1 59 Glmbridgf fournal ofl:nmomics, 1 978 (2), 1 979 (3), 1980 (4).
160 W. Sichel y P. Eckstein, Basit: Eronomic Omapls, Chicago, Rand McNaUy, 1974, p. 158.
157 lbid.
1 CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA .143
342 VAL.OH, ACUMULACION Y CRISIS

Okishio mostró que si la competencia opera bajo un "comporta­ básicas impuestas por el llamado " teorema de Okishio" quedan su­
miento tomador de precios", de manera que incluso una empresa peradas162.
técnicamente innovadora tome el precio de venta como dado, el En la discusión anterior también sostuve que la creación de nuevos
comportamiento maximizador de tasa de ganancia implica que métodos con costos unitarios menores es en s{ mismo un método cos­
toso que generalmente comprende inversión fija más alta por unidad
ninguna firma "escogerá" un nuevo método de producción a me­
de producto. Se puede demostrar que tal proceso, a su vez, implica
nos que anticipe una tasa de ganancia más alta que la existente.
una razón capital-producto creciente y una creciente composición
materializada de capital, C/ L (en la siguiente sección se verán ma­
Sobre esta base, todos los métodos nuevos aiiadirán tasas de ga­
nancia mayores que la media al conjunto de tasas, de suerte que la
yores detalles de esto).
tasa media tenderá a deslizarse hacia arriba -para un determinado
2) El anterior asalto del debate se centró alrededor de mi argumento de
salario real.
que el criterio competitivo de un precio de costo unitario menor era
Lo anterior no implica que los salarios reales permanezcan constan­
inconsistente con el tipo de comport¡tmiento maximizador de tasa de
tes en el tiempo. Solamente significa que el cambio técnico, tomado
ganancia resultante de la teoría de la competencia perfecta. Esto fue
en s{ mismo, eleva necesariamente la tasa de ganancia. Como coro­
interpretado en buena medida en el sentido que el criterio de menor
lario se sigue que la tasa de ganancia puede caer en el largo plazo costo unitario era inconsistente con todos los tipos de comportamien­
sólo si los salarios reales crecen lo suficientemente rápido como para to maximizador de tasa de ganancia. Dada esta interpretación y dada
superar los efectos positivos del cambio técnico sobre la tasa de ga­ la difundida confianza en la competencia perfecta como "el [modo
nancia. Por lo tanto una caída que se observe en la tasa de ganancia de] análisis generalmente aceptado" la mayoría de autores continua­
debe ser el resultado de una combinación de salarios crecientes y ron respaldando el teorema de Okishio en su forma original11ü.
disminuciones del esfuerzo de los trabaji.ldorcs, o de ambo�. Juntos
Pero aún en la mitad de este primer asalto había surgido una nueva
son suficientes para anular la tendencia intrinsecamente creciente de etapa en el debate. En una poco apreciada contribución Nakatani se­
la lasa de ganancia. Implícito o explfcito, este es el fundamento de la ñaló que, incluso bajo el comportamiento maximizador de tasa de
mayoría de las teorías de la crisis basadas en el enfoque de presión ganancia, la elección de técnica puede llevar a una caída de la tasa de
salariaiH'1. ganancia si las firmas esperan que el precio del producto caiga lo
- Sostuve que el razonamiento anterior estaba equivocado porque in­ suficiente. Esto ocurre porque un menor precio esperado recortará la
corpora la noción falsa de que las firmas competitivas son pasivas e tasa de ganancia anticipada del método de mayor costo en forma
impotentes " tomadoras de precios" . Tal visión se deriva no tanto del más severa de como lo haría el método de costo más bajo, de suerte
estudio de la competencia, sino, más bien, de la noción profunda­ que un precio esperado suficientemente menor podría invertir real­
mente ideológica de un capitalismo ideal caracterizado por la com­ mente el nivel de las tasas de ganancia de los dos métodostc>4.
petencia perfecta y el equilibrio general. En agudo contraste, la no­ L1 contribución d e Nak.atani puso en claro que los resultados de Okis­
ción de Marx de competencia implica que ia firma innovadora " hace hío dependían críticamente del supuesto de que las finnas actuasen co­
campo" en el mercado para s( misma bajando su precio de venta y mo si los precios de sus bienes estuvieran, no sólo fuera de su control,
obligando por lo tanto a los otros a hacer lo mismo bajo pena de ex­ sino también que se esperara fueran constantes en el tiempo. Estos, des­
tinción, y puesto que la ventaja en tal batalla la poseen las firmas que de luego, son supuestos centrales en el mundo estático de la competen­
tengan los menores precios de costo unitarios, afirmo que la compe­ cia perfecta. Pero como lo señalé en mi respuesta a Nakatani, no era su-
tencia obligará a los capitalistas a crear y adoptar métodos que ten­
gan menores costos u ni tarios (antes que más altas tasas de ganancia 162 A. Shaikh, " 1\,litkal Econ om y ¡lflc.J Capitalism. . •� op. di. El au tor haC1' rt'fell'ncia al artk:ulo ruyo
h•xto corn'l'pomle a 1.1 S<�Tión d111Nior c.lt• I'Ste c.1p1tulo, " Ecnnoml.l po l l tkil dt•l cllpit.alismo. .. •
a un " determinado" precio de venta). Con esto todas las restricciones 16.1 Entre !.1s n>spU1'51as " mi a rtk u ln "" el Omr/lridgt fournal, v¡\aS<• l. 511'(.-d rrum, Mur:r Aflrr Snif!a, l.on­
drPS, New L.eh Uooks, 1'1T7, p. c.t, y Armstrong y Glyn, op. cit., p. 69.
161 A. Glyn y SutdiffP, op. dt.; llowhos, G urdon y Wei.sspopf, op. di. 164 1: Nak.1tani, "'l'hc L1w of Falli ng nall' ni l'rofit ... ", op. cit.
J44 VAI .OH, ACUMUI.ACION Y CRlt;l<; CRL<;JS ECONOM ICAS Y lA<;A DE GANANCIA MS

ficiente para remplazar la noción de precios dados que se espera sean TEORIA DE LA TASA DECRECIENTE DE GANANCIA
constantes, con la noción de precios dados que quizás puedan caer. El
aspecto real tiene que ver con el hecho de que el comportamiento de!i­
nidor de precios L'S parte de la competencia real, de manera que las fir­
mas con costos unitarios menores puedan bajar los precios hasta el pun­ Estructura del argumento de la tasa decreciente de ganancia
to en que puedan desplazar a los métodos de costos mayores165•
3) La tercera etapa del debate involucró de nuevo un trabajo de Nakata­ El argumento de la tasa decreciente de ganancia (TDG) se puede dividir
niJ(J6. Parece haber sido aun menos apreciado que su contribución en la serie de pasos siguientes:
previa en el Camb.-idge Jou mal of Economics. 1) El deseo ilimitado de ganancia domina la producción capitalista y
En este nuevo artículo Nakatani desarrollaba su anterior observación subyace a la lucha del capital contra el trabajo, a la lucha del capital
sobre la competencia de precios mostrando que, una vez que toma­ contra el capital y a la naturaleza expansionista de cualquier unidad
mos en cuenta el recorte de precios como parte del comportamiento de capital ( capital en tanto valor autocxpandible).
competitivo, escoger el método de producción que tenga el más bajo 2) La lucha del capital contra el trabajo se manifiesta como la me c an i za­
costo unitario (más alto margen de ganancia) es equivalente a esco­ ción de la producción en la que los trabajadores son remplazados por
ger el método con l a más alta tasa de ganancia proyec t ad a. máquinas a fin de elevar la productividad del trabajo. Pero la realiza­
Se desprende de lo anterior que ambos bandos del debate suponen ción de esta productividad incrementada del trabajo sólo puede lle­
que la competencia favorece el método con la mayor tasa de ganancia varse a efecto en la lucha del capital contra el capital si es expresada
esperada. Pero la noción de competencia neoclásicafneo-ricardiana como un menor costo de producci6n unitario. Como regla general los
supmw, además, q • u• las firmils son " tomadoras de precios" pasivas e menores costos unitarios de producci6n se alcanzan a costa de mayor
impotentes, al tiempo que la noción marxista de competencia supone capital fijo por unidad de producto (de alú la capitalización de la
que las firmas son " rebajadoras de precios" agresivas. La diferencia producci6n). Para expresarlo en el lenguaje de la microeconomía la
real surge de estas concepciones fundamentalmente opuestas. producción capitalista despliega una tendencia inherente hacia me­
4) Una vez se reconoce que la elección de las técnicas de más alta tasa de nores costos variables medios y totales medios, a expensas de mayo­
ganancia es perfectamente consistente con una tasa decreciente de ga­ res costos fijos medios.
nancia, la cuestión revierte nuevamente a las condiciones necesarias 3) Los capitalistas individuales sacan provecho de los menores costos
para una composición orgánica de capital creciente, una razón de tra­ unitarios proporcionados por un n uevo método de producción reba­
bajo muerto a trabajo vivo ( C / L) creciente, y al impacto de éstas jando s u s precios y expandiendo su participaci6n en el mercado. Pa­
sobre la tendencia de largo plazo de la tasa de ganancia. Estas cuestio­ ra citar a Marx: " La batalla de la competencia es librada mediante el
nes serán tratadas en la sección siguiente. abaratamiento de bs mercancías" 167, en la que " un capitalista puede
expulsar a otro del campo y capturar su capital solamente vendiendo
más barato". Y "a fin de poder vender más barato sin arruinarse, de­
be ( ... ) aumentar la fuerza productiva del trabajo tanto como sea posi­
ble", lo que a su vez es logrado " sobre todo por medio de la mayor
división del trabajo, por la introducción y mejoramiento más univer­
sal y continuo de la maquinaria"168•
Nótese que el comportamiento recortador de precios es un aspecto in­
trínseco de la noción marxista de competencia. En la medida en que ésta es
165 A Shalld1, ·Mandan Competilion \hsus 1'\>rfccl Compelilion...", up. dt., p. 81. EI IL'XIo de esle arti­
culo rorrt'Sponde a la l!eCCÍón "Compelrnd.t m.�n<is1.1 VNsus cornpelt•nda perfl'Cia: COIIl<'nlarÍOll
167 K. M.�rx, 1:1 �'"J'ilal, ro. d1., 1: 1, Vol. J, p. ns.
adkionalea sobre la elección de ll'rnicas" del pl'l'S(>nle capllulo.
168 K. M.ux, "W.1ge Labor anJ C.1 pi1.1l", ''" Milrx·Engrls ScltrltJ WlrA�. in one volumr, lnlt•rn.lliort.ll
166 T. Nakatani, • Price Competilion and li'Cimical Choice
... ", op. dt. l>ublishers Nueva York, 1 970, p. 89.
346 VALOit, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 347

virtualmente la definición de comportamiento competitivo en el mundo costos de producción, porque tales métodos son más rentables en prospec­
real, tal comportamiento está excluido por principio de la noción neoclási­ tiva, aun cuando retrospectivamente lo sean menos, ya que pueden termi­
ca de competencia perfecta sobre la cual la mayoría de escritores neo-ri­ nar disminuyendo la tasa media de ganancia en la industria y eventual­
cardianos y neomarxistas basan sus representaciones de competencia mente en el conjunto de la economía.
(Véase el Capítulo 2). Vimos en la sección anterior que este era el punto En la noción neoclásica de competencia perfecta se asume cada capital
crítico en el debate acerca del llamado "teorema de Okishio". E n efecto, si individual como si vendiera pasivamente al '�precio dado por el mercado"
se asume que se espera que los precios sean constantes aun en el caso de (se u tiliza el artificio del subastador para evadir el problema del comporta­
cambio técnico (comportamiento tomador de precios perfectamente com­ miento fijador de precios) y también se supone que vende tanto como le
petitivo), el comportamiento maximizador de tasa de ganancia lleva nece­ parezca que sea lo óptimo. Okishio y otros hacen, pues, implícitamente el
sariamente a elevar la tasa general de ganancia para cualquier s alario da­ supuesto adicional de que se espera continúe el precio de mercado existen­
do169. Por otro lado, si se supone que se espera que los precios caigan con el te durante el futuro previsible, de suerte que la decisión de inversión sólo
cambio técnico (comportamiento recortador de precios) el mismo compor­ se hace sobre la base de los costos y precios de venta existentes. Unicamente
tamiento maximizador de tasa de ganancia favorecerá las técnicas que ten­ bajo estos supuestos el comportamiento maximizador de tasa de ganancia
gan menores costos unilarios170. En este caso el resultado de Okishio es in­ implica que el cambio técnico ncccsari:uncnte eleva las tasas de ganancia
validado y los movimientos de la tasa general de ganancia pasan a depen­ de la industria y de toda la economía, si permanecen inalterados los demás
der precisamente de los factores analizados por Marx (composición orgáni­ factores (teorema de Okishio). No es de sorprenderse que en este armonio­
ca de capital, tasa de plusvalfa, etcétera). so mundo de competencia perfecta sólo pueda originarse una tasa de ga­
El problema puede pensarse de la siguiente manera. Ambos bandos es­ nancia dexendente en el brgo plazo si los trabajadores elevan sus salarios
t<in de acuerdo en que las inversiorws se evalúan sobre la base de "stimacio­ reales (o disminuyen su esfuerzo en el t rabajo) en tal medida, q ue compen­
nes de sus probables tasas de retorno fut uras. Esto requiere la estimación sen con creces los efectos favorables del cambio técnico sobre la tasa de ga­
tanto de costos probables como también de probables precios de venta del nancia. La teoría de la competencia perfecta es, pues, "perfecta" para la eco­
producto, puesto que la diferencia entre los dos determina las probables nomía burguesa por más de una razón.
corrientes de ganancia. Sólo después de este punto las dos concepciones de Finalmente, es interesante señalar que los dos escenarios opuestos men­
competencia producen resultados ampliamente divergentes. cionados arriba están relacionados con un famoso problema de la teoría de
Dentro de la noción marxista de competencia (y en el mundo real) el j uegos, conocido como el Dilema del Prisionero. Dos prisioneros son captu­
capital es por naturaleza agresivo y expansionista y los capitales individua­ rados y a cada uno se le ofrece la elección de recibir una sentencia más leve
les son libres de fijar sus propios precios de venta. Así que en la batalla de si es el primero en confesar su crimen. Si ningún prisionero confiesa ningu­
la competencia los capitales individuales se verán obligados a adoptar mé­ no será condenado. Si ambos confiesan al mismo tiempo, ambos serán con­
todos de menores costos porque quienes lo hagan primero serán capaces de denados. Pero si uno confiesa antes que el otro, él o ella podrá recibir la
"sacar [a los otros] del campo ( ... ) vendiendo más barato" sin arruinarse sentencia más leve. La estrategia "óptima" para cualquier prisionero de­
ellos al mismo tiempo. En realidad, los capitales que tengan los menores pende de la naturaleza de la relación que exista entre ellos. Si están motiva­
costos unitarios siempre pueden hacer bajar los precios de venta hasta el dos por u n interés egoísta y antagónico la estrategia óptima es ser el prime­
punto donde sus tasas de ganancia esperadas sean mayores que las de sus ro en confesar y evitar la más severa sentencia. Este es un escenario del
competidor<>s de costos más altos, de manera que desde un punto de vista mismo tipo que el de la competencia marxista en el que los capitales son
probabilístico las inversiones en métodos de costos más bajos también son vistos como interesados en sí mismos y antagónicos. Por otro lado el esce­
las que tienen las más altas tasas de ganancia esperadas. El comportamien­ nario neoclásico es similar a la situación donde los dos prisioneros rehúsan
to maximizador de tasa de ganancia favorece así a los métodos de menores confesar. Pero como un prisionero dado nunca puede estar seguro de que el
otro no confesará primero, este resultado es formulado sobre algún supues­
169 N. Okishiu, '"lbchnlc;ll Ch.1ngl' and the rall! of profit". u¡•. cit.
..
to implfcito acerca de las motivaciones de los prisioneros individuales. Es
170 T. Nakataru, " l'rice Compelition . ·, op.dt.
posible imaginar que puedan estar motivados por un fervor revoluciona-
CRISIS ECONOM ICA.'l Y TASI\ DE GANANCIA 34')
348 VAl OR, ACUMUI.ACION Y CRISIS

5) Puede mostrarse que una creciente composición materializada C/1


rio, o algún temor de una autoridad más alta que el Estado. Desafortunada­
mente, ni a la teoría neoclásica ni a sus seguidores radicales les importa produce u n descenso en la tasa general de ganancia, aun cuando la

elucidar la concepción básica de los lazos que unen a los capitales con su tasa de plusvaHa p/v crezca más rápido que la composición materia­
interés colectivo. Simplemente asu men el resultado deseado y lo loman co­ lizada de capital e 1 V + p . Este resultado es bien importante. Ros­
mo punto de partida. dolsky ha mostrado que la discusión de Marx en los Gnmdrisse ya
4) La mecanización y la capitalización de la producción llevan a elevar las contiene lo fundamental de este resultado172• Sea p - plusvalía, e -
composiciones de capital técnica, orgánica, en valor ( C/ V) y materia­ capital total (capital constante fijo y circulante), v - capital variable, y
lizada ( C/1 ) , de L'lS que se darán detalles más adelante. Para decirlo de 1 - v + p - trabajo vivo. Podemos entonces escribir la tasa de ganan­
manera muy breve, la capitalización creciente de la producción implica cia como
una mayor cantidad de capital fijo involucrado por unidad de producto
o una m.is alta razón capital /producto neto, K/ Y . La razón C/1 (la 1!.. }__ p 1 ¡V¡, 1
1 · e e e
P..
K
m
r =

composición materializada de cnpital) es el valor trabajo del capital e v+p 1 + IVu


sobre el valor trabajo del producto neto Y . Así,
Marx afirma que la tasa de plusvalía tiende a crecer -:on el tiempo por­
A. K (A4 ) �
-
que los salarios reales generalmente no crecen tan rápido como la produc­

\• y -Ay
-
'ií � -- Y tividad (las firmas que son forzadas a entregar todos los logros de la pro­
ductividad por el cambio técruco a los trabajadores en la forma de salarios
Marx sostiene que la razón de valor unitario A •/A. y no tiene tendencia reales aumentados no perviven como empresas capitalistas). De la expre­
particular, porq ue dur.utle el largu plazo el cambio técnico se difundirá por sión anterior de la tasa de ganancia es evidente que aun cuando p fv crez­
toda la econonúa y, por lo tanto, llegará hasta el departamento 1 (que pro­ ca sin límite la razón ( p /v ) / ( 1 + p / v ) crece a una tasa siempre decre­
duce medios de producción) y el departamento II (que produce bienes de ciente, ya que en el límite se aproxima a 1. De tal manera, no importa qué
consumo). Puesto que Al es el valor unitario de los medios de producción tan rápido crezca p / t1 , la tasa de ganancia cae finalmente a una tasa asin­
(producidos en el departamento 1) y A y el valor unitario del producto neto tótica a la caída de 1 /C (que es la tasa a la que crece la composición mate­
(que puede ser una mezcla de los productos de los departamentos 1 y U), rializada de capital C/ 1 ). Para cualquier tasa dada de crecimiento de p / v
esto significa que Ad Ay deberá fluctuar dentro de límites mediartamente y C/1 , se puede describir fácilmente l a trayectoria temporal d e l a tasa de
estrechos. En realidad, el detallado estudio insumo-producto de Ochoa en­ ganancia y mostrar la inevitabilidad de su caída. En próxima sección se for­
cuentra que "el cambio técnico ( ... ) es ampliamente sincronizado e interde­ maliza este argumento.
pendiente a lo largo de toda la econonúa" 171, a tiempo que estimaciones 6) Se puede mostrar que una tasa de ganancia decreciente en el largo
empíricas no publicadas realizadas por Michel Juillard indican que esta ra­ plazo produce una "onda larga" de la masa de ganancia, en la que la
zón fluctúa menos del 5% durante el período de posguerra en los Estados
masa de ganancia primero se acelera, luego desacelera, se estanca y
U1údos. De esto se desprende que los movimientos de C/ 1 están domina­
(en
K/ Y , y
finalmente cae. Consideremos la siguiente representación sencilla
dos por los movimientos de como este último crece debido a la
próxima sección se ofrece un argumento más detallado).
capitalización de la producción, así también lo hace el primero. Sin necesi­
Representemos una tasa de ganancia decreciente r como
dad de decirlo, estamos hablando de la tendencia global de largo plazo y no

e .. '
de alguna instancia particular. Las secciones siguientes desarrollarán este r, - r.
argumento con mayor detalle.

171 E. Ochoa, " L abor Values .1nd l'rices of Production: An lnterlndustry Study of the U.S. E.conomy,
R. Rosdolsky, op. dt., C. 16, 17, 26 y el apéndice a la parte V.
1947-19n", trabajo para l'h. D., Facultad de posgrado, New School for Social Rcscan:h, 1984, p. '17.
172

��...................................................................
350 VALOI!, 1\CUMUI.ACION Y CRL<;IS CRISIS ECONOM ICA<; Y T�'lA DE GANANCIA 351

la masa de ganancia P1 • r, . K 1, donde K, • acervo de capital. Así, la G H A F I CO 17 GRAFICO 1 8

tasa de crecimiento de la masa de ganancia g1, es MASA D E G A NA N C I A


TASA DI� G A N A N C I A

g, - g, + g.
P,
r,
donde g, - gt son las tasas de crecimiento de r y K , respectivamente. n
Pero de la expresión para r, , g, - -a. Además, si la tasa de acumulación
de capital g4 - s . r1 , donde s • la propensión a ahorrar de los capitalistas
(Ricardo-Marx-Kalecki-Kaldor, etc.), podemos escribir

g • -11 + s . r,
,
Una expansión prolongada se produce precisamente cuando la rentabi­ r• .. A /9
lidad ha sido restaurada hasta el punto donde la masa de ganancia comien­
za a crecer. Así, al comienzo de un auge largo, gp > O. En el momento en
,. Tiompo ,. Tirm5m
que se presenta el auge prolongado, la tasa de ganancia declina (por las
razones aclaradas anteriormente) y como g P declina hasta algún nivel crí­
tico de la tasa de ganancia r • - a/ s , tenemos gp • O . Como g P - la tasa
de crecimiento de la masa de ganancia, esto significa que la masa de ganan­ tasa incremental de retorno sobre el capital avanzado) es igual a la
cia ha llegado a estancarse en este punto. Los Gráficos 17 y 18 i l us t ran esta tasa de interés. Dado el mayor tiempo que el capi tal debe esl.u com­

dinámica. Nótese que, comenzando desde la estancada masa de ganancia prometido en inversión industrial, y el riesgo correspondientemente

inicial en la parte i.nferbr de la prolongada caída (punto A ) , una masa de más grande, tal situación implica un regreso a inversiones de corto
ganancia inicialmente creciente eventualmente debe desacelerar hasta que plazo, toma de compañías financieras, especulaciones, etc. Esto pue­

finalmente se estanca al final de la extensa escalada (punto B ). El patrón de hacer subir las tasas de interés, al menos inicialmente, y dar así

global es un movimiento "en forma de ola" de la masa de ganancia. mayor estímulo a las actividades financieras y especulativas. A medi­
7) La transición de una masa de ganancia (en dinero constante) crecien­ da que quiebr<m empresas y la producción se desacelera o incluso se
te a una masa decreciente o estancada marca una fase de cambio de la estanca, el piso bajo las actividades financieras comienza a debilitar­
acumulación normal a la fase de crisis. Al más alto nivel de análisis se, y finalmente la burbuja especulativa se revienta. Los patrones
este argumento se utiliza para la ganancia total, pero a un nivel más exactos de lo que sucede aquí dependen de factores más concretos y
concreto, la medida apropiada es lo que Marx llama la " masa de ga­ coyunturales que involucran el sistema de crédito, y el papel del Es­
nancia-de-empresa", es dech� la ganancia que excede al equivalente tado con relación a los trabajadore;, las empresas, y los bancos, así
del interés, porque esta ganancia de empresa es el elemento caracte­ como de la fortaleza de la lucha de clases.
rístico de la inversión industrial (en oposición a la simple inversión 8) La fase de crisis produce desempleo, quiebra de empresas, bancarro­
financiera y a la especulación). tas, miseria social y turbulencia política. Lleva a la destrucción de los
Marx denomina el punto de transición de la acumulación normal a la estándares de subsistencia y manutención de los trabajadores y de
fase de crisis el " punto de sobreacumulación absoluta de capital", valores de capital reales y ficticios. Pero estos patrones característicos
porque el punto donde la ganancia de empresa se estanca señala una también son componente inseparable de los mecanismos de recupe­
sit uación en la que la expansión precedente de valor capital no es ración inherentes al sistema, porque es por med io de la destrucción
igualada por un correspondiente crecimiento de la ganancia de em­ que el capitalismo :;;a le por sí mismo de una crisis. En la medida en
prt•sa. En este punto la tasa de rendimiento sobre nueva inversión (la que la lucha de clases tenga éxito en retardar o bloquear estas tendcn-
352 VALOR, ACUMUl.ACION Y CRL'iiS CRL<;IS ECONOM ICA'i Y TASA DE GANANCIA 353

das, desafía la lógica del capital que ellas expresan. Para ir más allá de Composiciones t�cnica, materializada y orgá nica de capit al
esta lucha defensiva debe ser desafiado el capital mismo.
9) lodo el análisis anterior se apl ica a los ritmos largos de la producción
capitalista que fundamenta las fluctuaciones y ciclos de mediano y La distinción entre valor trabajo transferido y valor trabajo agregado es cru­
corto plazo. Entonces la fase de auge prolongado imparte un fuerte cial para la teoría del valor de Marx. Para el sistema capitalista en conjunto
impulso hacia arriba a los ciclos de los negocios, mientras la fase de el tiempo de trabajo abstracto previamente materializado en maquinaria y
crisis les deja como herencia una base estancada o incluso inestable. materiales ( e ) simplemente reaparece en el producto total. El capital gasta­
Esto explica porqué las alzas cíclicas parecen ser más fuertes durante do en la compra de e es, por lo tanto, constante en valor. Por otra parte,
la fase de auge extenso, mientras las caídas cíclicas parecen ser más mientras el capital gastado en la contratación de trabajadores esté determi­
fuertes en la subsecuente larga fase de crisis. Como corolario se sigue nado por el valor trabajo de sus medios de consumo ( v ), su empleo real
que cualquier trabajo empírico en la teoría de la lasa decreciente de dará como resultado una cantidad abstracta de tiempo de trabajo (1) que
ganancia debe poner especial atención a la distinción entre tenden­ generalmente es diferente de v . De tal suerte, el capital gastado en la com­
cias de largo plazo frente a fluctuaciones de corto y mediano plazo. pra de fuerza de t rabajo es de valor intrínsecamente variable. En realidad,
10) Los argumentos an teriores im pl ican algunos patrones empíricos el secreto de la producción capitalista está contenido precisamente en esta

fuerll•s, que serán desarrollados y examinados en la siguiente sección. variabilidad, puesto que la plusvalía (p • 1 - v ) sólo existe en la medida en
Aquí son resunúdas las principales tendencias, divididas en las fases que 1 sea mayor que v . De aquí se concluye que para cualquier gasto de
de auge y crisis de la acumulación. Las primeras explican las causas capital total dado (e + v) su composición entre e y v es de la mayor
importancia porque sólo v expande el valor total del capital de e + v a
e + 1 - e + v t 1' 1 73.
intrínsecas de la crisis, la última sus fenómenos característicos.
- Durante la fase de auge:
Lil razón e 1 v , la composición en valo r, es la medida inmediata de la
Razones crecientes de ca p ital fijo a producto y a salarios. En términos
marxistas estas relaciones representan las formas monetarias de cre­
composición del capital. Pero como e representa el valor de las máquinas
y los materiales y v el valor de la fuerza de trabajo, el vector de la propor­
cientes composiciones de capital, materializadas y en valor, respecti­
ción técnica en que se combinan máquinas y materiales diversos con el tra­
vamente.
!Mjo (la composición técnica de capital) permanece de manera clara detrás
Productividad que crece más rápido que los salarios reales (en térmi­
de la composición de valor e 1 v 174• Es decir, la composición técxúca es la
nos marxistas, una lasa creciente de explotación).
medida interna de la composición del capital. De igual manera, puesto que
e+ v e+ 1,
Tasa decreciente de ganancia, aun en los años de auge.
se materializa como podemos ver la razón e 1 1 como la
La lasa decreciente de ganancia lleva a un estancamiento eventual en
medida externa de la composición de capital, la composición materializa­
la cantidad total de ganancia de empresa.
da de capitaJI75• A un nivel más concreto, cada una de las anteriores medi­
Durante la fase de crisis:
das de valor adquiere una correspondiente contraparte en precio, y cada
El estancamiento de la ganancia de empresa señala el comienzo de la
elemento de cualquier par precio/valor se diferencia, a su vez, en medidas
fase de crisis, en la que hay un cambio cualitativo en los patrones del
de stock / flujo. Veremos que estas distinciones pueden jugar a veces un
sistema.
papel importante. Sin embargo, como las relaciones de vale>r son tan funda­
Dentro de la propia fase de crisis las ganancias reales (es decir, ajusta­
mentales para el argumento básico, concentraremos nuestra atención sobre
das por la inflación), los salarios y los títulos de las bolsas de valores
este nivel.
caen. Al mismo tiempo las quiebras aumentan, así como el desem­
Es evidente que las composiciones de capital técnicas, en valor, y mate­
pleo y la miseria social.
rializada, están intrínsecamente relacionadas. Ciertamente, una de las afir-
Como respuesta a la crisis se desatan agudos ataques a los salarios y
prestaciones, a las condiciones de trabajo y a los programas sociales. 17J K. M.trx, /:1 l'll¡'iloll, <'<1. di., ·¡: 1, Vul. 2, pp. 5 1 J-5 1 •1 y 7110-70 1 .
Como veremos en la próxima sección, estos son exactamente los patro­ 1 7 4 K. Marx, l1uoorirs •if Sur¡•lus V.1lur, ul. dt., C. XXXIII; y Marx, f./ n•r•it11/, t•d. di., T. 1 1 1 , Vol . R, C. XLV.
1 75 1/lid., C. VIII.
nes que se encuentran para el periodo de posguerra en los Estados Unidos.

¡
354 CH ISI!; ECONOM ICAS Y TASA DE CAN ANClA 355

[ w ][ w, l
VALOI(, ACUMU LACION Y CIUSIS

w
r , t : : t ( ;�.., w., ) wr
maciones centrales de Marx era que los movimientos de las tres composi­ De igual manera,
ciones están comandados por una fuerza dominante: la mecanización del
LA L A.,
proceso de trabajo, que es "el rasgo histórico distintivo" del modo de pro­
ducción capi talista. • � A
1 • A, . 11 , A., 711•• L
¡
= ;1..2 •

Para ver cómo fu nciona esto, conwncemos por reducir el vector de com­
posición técnica a una medida escalar TC valorando los elementos co­
rrientes del vector en el tiempo 1 en términos de los valores unitarios de
donde los términos entre llaves son, respectivamente

w
medios de producción en un año base lo . Suprimiendo el subíndice co­

w-
rriente de tiempo 1 , definamos k¡ - los j-ésimos medios de producción A2 m
un índice del valor unitario corriente
-
por trabajador, A¡, ;1..2 índ ices de los valores unitarios de medios de pro­
ducción y bienes salario, respectivamente, un índice del salario real -
de los medios de producción
un índice del salario real
por trabajador, /1 • n íune ro de horas trabajadas por cada trabajador duran­ v, - el valor de la fuerza de trabajo en el año base
te todo el tiempo 1 ; mientras Ajo , AÍo los valores unitarios de medios de
producción y bienes salario, respectivamente, y Po

una constante que -


representa el valor t rabajo de una unidad de Ílwrza de trabajo, todo en el (3) e lv = ( 'fC lv ) ( \ 1 A2 ) ( 1 1 w )
"
mio base 10• Tenemos
( A1 1 /1 )
(1) k - [k11 - composición técnica
(4) e1 1 = ( TC lv )
o

- un vector de medios de producción


Ahora, de acuerdo con el argumento de Marx, la mecanización es un
por trabajador
proceso continuo para incrementar la productividad del trabajo por medio
del uso de más grandes cantidades de máquinas y materiales por trabaja­
(2) TC •
un.1 medida escalar de la composi­ dor. En un sentido matemático esto significa un alza en el largo plazo en la
ción técnica de capital mayoría, aunque no necesariamente en todos, los elementos del vector de

L A.
composición técnica (que aumentará su dimensión). Es fácil, por consi­
k. guiente, ver porqué la medida de composición técnica TC tenderá a crecer
1 t., 1
en el largo plazo y porqué, sin que ningún otro factor varíe, ésta a su vez
trasmitirá una tendencia creciente, tanto a e / v como a e /1 por medio de

Nótese que e / v - e' / tt' y e / 1 • e'/ 11, donde e' y v ' se dan en
su término común TC / v (ecuaciones 3 y 4). Como este último término es
a la vez la manifestación directa del efecto de una composición técnica cre­
=[ l
relación a cada trabajador y /1 es la d uración de la jornada de trabajo. Luego ciente sobre e/ 11 y e / 1 y también una medida de valor constante de la
composición en valor del año corriente, Marx la denomina la composición
L A; k¡ orgánica del capital176•

e' • L Al kl '{'i.J A k. '{' A


� 1"
k
1
A1 TC De acuerdo con esto, escribimos:
1 o 1 1
1 (5) OC a TC / v � composición orgánica del capital

donde A¡ - el término entre llaves - un índice del valor unitario co­


176 ll. Fine y
torNO, Socialist Re¡;ist<•r, 1976; A. .
L I I Mris, "Contru\'<•rsi;ll lssm-s in Marxist Economic Throry•, en Milihmd y Savilk•, roi­
Shaikh, "1\>litic.ll Economy and Capitalism . • op. dt.; J. Week.�.
Cn¡1ital nrut EXf'ltJilnlion, l'rincclnn U. Prl"'SS, l 'rinrctnn, N. J., 19S1.
rriente de los medios de producción.
35f• VA I .OI(. ACUMULACION Y CRISL<; CR ISlS ECONOMICJ\5 Y TASA DE GANANCIA 357

La composición orgánica OC es evidentemente el vínculo crítico entre ducción de costos unitarios (flujo) por lo general vienen con un requeri­
la composición técnica y las composiciones en valor y materializadas. Pero miento correspondiente de la capitalización incrementada de la produc­
puesto que estas dos últimas tienen también otros deternúnantes, necesita­ ción, es decir, un aumento correspondiente de la escala de inversión reque­
mos considerar la influencia específica de estos otros factores. A este res­ rida por unidad de producto (y de alú de los costos fijos unitarios). Este
pecto Marx sostiene que esos factores actúan como contratcndencias que familiar intercambio entre costos variables y fijos unitarios180 resulta ser
pueden aminorar, pero no negar, la tendencia básica ascendente producida una condición suficiente para que el alza de la composición orgánica OC
por la tendencia a elevar la composición técnica del capital171• domine la caída del valor unitario de los medios de producción (A.t) de
Considérese la expresión de arriba para la composición en valor e/ ti manera que el resultado neto es una e/ 1 creciente en el largo plazo (como
(ecuación [3]). Aqui vemos que además de la composición orgánica OC, es­ se verá en la siguiente sección). Y una vez se ha establecido que e/ l crece
ta composición también depende de la razón :>.. 1 / :>..2 y del salario real w. con el tiempo, se sigue de nuestra anterior discusión alrededor de la ecua­
Pero el primer factor servirá principalmente para crear fluctuaciones alre­ ción (6), que la ej v crece también en el largo plazo. Podemos decir, por lo
dedor de la tendencia básica producida por la creciente composición orgá­ tanto, que bajo las condiciones que Marx ve como características de la
nica, porque la difusión dd cambio técnico tenden'í a confinar las variacio­ industrialización capitalista, la resultante mecanización y capitalización
nes de :>.. 1 / :>..2 dentro de un rango más o menos estrecho. Por consiguiente, de la producción se expresa en una creciente composición técnica y por
solamente un salario real creciente en el la r�o plazo puede hacer que la ten­ lo tanto orgánica OC , una composición materializada e / 1 que crece
dencia de la composición de valor se rezague sistem;lticamente de la compo­ menos rápido, y una composición de valor e/ v que crece más lentamen­
sición orgánica (aunque al mismo Liempo acelere el crecimiento de la com­ te que la composición orgánica, pero más rápido que la composición ma­
posición orgánica realzando el alcance de la meca1Úzación)17H. La tendencia terializada.
de la composición orgánica es una frontera superior para la tendencia de la Todo lo anterior nos lleva a las implicaciones de n iveles y movimientos
composición en valor. Puede encontrarse una correspondiente frontera infe­ de las diferentes medidas de la composición de capital. Marx distingue tres
rior señalando que la composición en valor está relacionada con la composi­ terrenos en los que estos factores son de crítica importancia. Primero está el
ción materializada por medio de la tasa de plusvalía: terreno de las relaciones precio/valor, en el lllle usa la dispersión interin­
dustrial de las composiciones orgánicas en cualquier periodo dado, para
(6) e /v .. ( e 11 ) ( 1 lv ) • ( e 11 ) [ ( v + p ) lv ] =( e /1 ) ( 1 + p lv) derivar la d iferencia principal entre precios de producción y precios pro­
porcionales a valores trabajo. En este terreno la dispersión secciona} cruza­
da de las composiciones orgánicas es tomada en cuenta inicialmente para
Con relación a la tasa de plusvalía Marx sostenía que los trabajadores no reflejar las variaciones fundamentales en (los vectores de) las composicio­
podían captar generalmente todas las ganancias de productividad alcanza­ nes téaúcas. Marx señala (pero no lo desarrolla) el hecho de que sus resul­
das por la mecanización, de suerte que con el tiempo los salarios reales nor­ tados serían modificados un poco por las complicaciones adicionales que
malmente subirían m;\s lento que la prod uctividad y la tasa de plusvalia surgen cuando se distingue la dispersión de las composiciones de valor con
tendería a elevarse179• En la ecuación (6) esto implica inmediatamente que la relación a las composiciones técnicas y la mayor dispersión de las composi­
tendencia de e/ 1 será la frontera inferior para e / v . ciones en precios (transformadas) respecto de las composiciones en valor
Ello nos lleva a la propia tendencia de e/ 1 , donde el tema del argumen­ (sin transformar)181• Gran parte del debate posterior acerca de la relación
to central de Marx consiste en que para los capitalistas individuales el prin­ entre valores y precios de producción (el Problema de la Transformación)
cipal propósito de la mecanización es disminuir sus costos unitarios de pro­ se ha centrado, en efecto, alrededor de la complejidad del último conjunto
ducción y elevar, por lo tanto, su rentabilidad. Pero los beneficios de la re- de diferencias, siendo la posición dominante la de que tales considerado-
177 R. Rosdnlsky, ,,., rit., Parte V. A¡M!ndice.
180 C. E l'mth·n, Enmomil'S ul St:nh• in Mm111fi1cluri11g l��tlustry, Cambrid gr U. i>ft'!IS, 1971, pp. 306 - 307;
178 K. Marx, 1:1 cupit11l, ro. cit., '1: 1, Vul. 2, C. XV.
J. F. Weston y E. llrigham, op. dt., pp. 145 - 147.
179 R. Rosdol1ky, op. dt.
181 K. Marx, f.l cupil�l., ed. cit., T. 111, Vol. 6, C. IX y Vol. 8, C. XLV.
358 VAWit, ACUMUL.ACION Y CRL'iiS CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 359

nes niegan las formulaciones originales de Marx182• No obstante, el trabajo De la ecuación (7) es evidente que a medida que la tasa de plusvalía
reciente muestra que las diferencias empíricas entre los precios de produc­ crece, el término p /1 - (p / v) / (1 + p /v) crece a una tasa siempre decre­
ción de Marx y los precios convencionales "correctos" a la manera de Bort­ ciente, puesto que el límite se aproxima a 1. Así, no importa qué tan rápido
kiewicz-Sraffa son, por lo general, muy pequeñas, que ambos son buenos crezca la tasa de plusvalfa, la tasa de ganancia finalmente cae a una tasa
para predecir los precios reales del mercado (como también lo son los valo­ asintótica a la tasa de disminución de 1 1 e 184•
res trabajo, todos con R 2 entre 93% - 96%), y que hay sólidas razones ma­ Pero el asunto no termina aquf, porque este tema recientemente encen­
temáticas por las que las categorías básicas en valor dominan los resultados
dió una nueva ronda de debates. A un lado estaba un argumento basado en
globales, como correctamente lo percibió Marx desde un comienzo1113•
(la esencialmente neoclásica) teoría de la competencia perfecta, en la que se
El segundo terreno en d que la composición de capital desempeña un
supone que los capitalistas invierten en métodos nuevos sólo si éstos elevan
papel central es en la conservación de un ejército de reserva de trabajo.
su propia tasa de ganancia, sobre la base de que de otra manera preferirían
Marx indica que mientras la acumulación de capital e+ v incrementa la de­
manda de trabajo, el simultáneo crecimiento de la composición de capital continuar u tilizando su planta y equipo existentes; y al costado opuesto un
en valor c/v hace disminuir a su vez la demanda de trabajo. Donde el efec­ argumento basado en la noción de Marx de la competencia como una gue­
to neto sea negativo el ejército de reserva crece. Y donde sea positivo la rra, en la que los capitalistas se ven obligados a invertir en aquellos méto­
contracción resultante en el ejército de reserva ejerce presión eventualmen­ dos que bajan sus costos de producción unitarios porque los primeros en
te sobre el mercado de trabajo y acelera el crecimiento de los salarios reales. hacerlo pueden recortar precios y expandir, por lo tanto, sus ganancias to­
Esta alza en los salarios reales hace disminuir la acumulación por una parte, tales mediante participaciones más grandes del mercado. En el primer caso
mientras por la otra acelera el ritmo de mecanización y, por ende, el creci­
el resultado es que la tasa general de ganancia crecerá necesariamente, todo
miento de c/v . De esta forma el crecimiento de la composición en valor SE'
lo demás igual; en el segundo, la tasa general de ganancia caerá tendencial­
ajusta automáticamente para mantener un ejército de reserva de trabajo.
mente (como se describió arriba), puesto que los nuevos métodos incorpo­
Cuando el capitalismo es visto a una escala mundial este fenómeno asume
ran generalmente mayores costos fijos unitarios.
gran significado.
La tercera, y quizás más importante aplicación del concepto de compo­
En los debates originales el interés se enfocó hacia las diferentes implica­

sición de capital, surge en relación con lo que Marx llama " w1o de los más ciones de dos cri terios de inversión aparentemente contradictorios: maxi­

sorprendentes fenómenos de la producción moderna", como es la tenden­ mización de tasa de ganancia vs. minimización de costos unitarios (maximi­
cia de la tasa de ganancia-a caer. La variable central en este caso es la com­ zación de tasa de gananciil). Sinembargo, una posterior contribución de Na­
posición materializada de capital stock / flujo e / 1 , porque puede mostrar­ katani disolvió efectivamente esta aparente oposición mostrando que am­
se que cualquier alza sostenida en e /1 da origen a una real tasa decre­ bos c ri t e rios son equivalentes para seleccionar la más alta tasa proyecta­
ciente de ganancia, sin importar qué tan rápido crezca la tasa de plusvalía. da de gan a n c i a . L'1 principal diferencia surge del hecho de que en el caso de
Escribiendo la tasa de ganancia r en términos de p , V, 1 • V + p y e • ,
la competencia perfecta se supone que las firmas ni anticipan ni emplean
capital total (constante y circulante) avanzado, tenemos:
un comportamiento rebajador de precios. Mientras que en el caso de la
competencia concebida como guerra se supone que las firmas necesaria­
" w;, ---=07
tV.
7
,, � tVv
(7) r • _.r_ a - • -,-
1
e e�¡, Uií > < v,, > 1 + ( IY'v ) ( Cií ) mente hacen ambas cosas1115• Con este paso, la cuestión revierte hacia las
dos concepciones opuestas del capitalismo que yacen detrás de estas dife­
rentes nociones de competencia.
182 1. Steed man, op. di., C. 1 - 2.
·
183 A. Shalkh, • fhe Transformallon from Marx lo Sraffa" en Rinml,¡, Murx, Smffir, Lomlrcs, E. M.mud,
editor, \\!rao, 1984; Ochoa, op. di. Varias pariL'S Ü<"l l�xlo u e este articulo se encuentran incorporadas 1!14 R. Ro�uol�ky, op. til., C. 1 6, 1 7, 26 y parte V. a�nuke.
a los capltulos 2 y 3 del pi'{'S('nle libro. 185 T. Naka1 1ni .. l'rire Competition op. di.
. , ... •
360 VA LOH, ACUMUI.ACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 3(,1

Condiciones para una razón creciente (i) Una composición técnica creciente:
de trabajo materializado a trabajo vivo T M/N creciente

donde:
Marx desarrolla el argumento sobre la tasa decreciente de ganancia (fDG) M • índice de la masa de medios de producción
como consecuencia de su anterior argumento de que bajo las relaciones de N • índice del número de trabajadores empleados
producción capitalistas la plusvalía relativa es producida principalmente (a utilización normal de capacidad) por estos medios
mediante la mecanización, es decir, que la mecanización es la forma de producción.
dominante de la productividad creciente del trabajo.
Según Marx, la mecanización, en tanto fenómeno general de la produc­ (ii) Una creciente productividad del trabajo:
ción capitalista, está caractl'rizada por las siguientes cuatro tendencias do­ q Q /N creciente

minantes: donde:
a) Creciente composición técnica para el capital en conjunto. Q • índice de producción.
b) Creciente productividad del trabajo que, aun cuando pueda no estar
igualmente distribuida entre los departamentos 1 y 11, en algún mo­ Se presume que éste sea más o menos un fenómeno general que
mento en el tiempo, en el largo plazo, necesariamente se distribuirá durante el largo plazo se distribuye de manera igual en todos
más o menos en proporciones iguales en todos los departamentos. Es los departamentos (es decir, no hay sesgo sistemático en los in­
decir, no hay sesgo departamental en los i ncrementos de producti­ crementos de productividad, entre los departamentos), por lo
vidad 1 8b. cual q 1 / q
.. constante en el largo plazo, donde q 1- produc­
e) Razón constante, y aún creciente, de materiales requeridos por uni­ tividad del departamento l .
dad de producto, en la med ida que u na determinada cantidad de tra­
bajo procese mayores cantidades de materias primas en correspon­ (iií) Constantes o incluso crecientes requerinuentos de materiales
dientes cantidades más grandes de producto. por unidad
d) Creciente capitalización del producto, porque lu competencia obliga 11 1 • requerimiento de materiales - constantes o
a los capitalistas a esforzarse constantemente por disminuir sus pre­ crecientes por unidad
cios de costo unitarios, y para hacerlo se ven abocados a comprome­ de producto.
ter cantidades crecientemente mayores de capital (fijo) por unidad de Esto debido a que el trabajo más productivo es capaz de proce­
producto, y así lograr la reducción necesaria de los (flujos de) costos sar una mayor cantidad de trabajo en una proporcionalmente
unitarios. El beneficio de un menor precio de costo unitario trae con­ (o casi proporcionalmente) mayor cantidad de producto.
sigo la correspondiente carga de un más alto costo de capital unitario.
En lo que se desarrolla a continuación se mostrará que estas condi cio­ 2. Por definición
nes implican necesarii'mente una razón creciente de trabajo muerto a tra­ (i) C A¡ M
bajo vivo C / V + P y, por consiguiente, una tasa máxima de ganancia - 1 = H.N
decreciente. La siguiente sección esbozará las implicaciones para la tasa donde:
real de ganancia. e capital constante avanzado (stock) - A 1M
1) Marx desarrolla el argumento de la tasa decreciente de ganancia a 1 valor agregado por el trabajo vivo - (flujo durante
partir de su argumento, según el cual bajo las relaciones de produc­ un año) v + p - HN
-

ción capitalistas la plusvalía relativa es producida principalmente M valor unitario de los medios de producción
por medio de: H duración del año de trabajo (extensión de la jornada
de trabajo multiplicada por el número de días labo­
186 K. Marx, El ca¡>itul, ed. cil., T. 111, Vol. 6, pp. 270-271. rables al año)
362 VALOn, ACUMULACION Y CRISIS CRL<;IS ECONOMICI\5 Y TASA DE GANANCIA 363

1:fl
.
(iii)
A -
H N.
Q-;-
A • . e • ..
(ii) , / - m 1 - f> JJ J
,.. • m 1 + A 1 f> ��
J
'• �
+ Hll
1:f1
1 1

donde: 3. El tercer paso se define utilizando 2(i) y 2(iii); podemos escribir:

N
Al • valor unitario del producto del departamento 1

1 H N H 1-m, -f>JJ, �, ) -:¡¡-


( H
C . JQ 1 • capital constante por unidad de producto utilizado
M
en el departamento 1 � = � _M_ = -'-

- � + �
Ql Q¡
1-m.-l>J.lt 1 Q.
1
.Ji.L � -
i'VQ l - m . - f> ¡J 1 Q I'N ,
WN .
--,
WQ

1-l> t ) (
donde:

Ctll ¡
--cb -
valor de los materiales por unidad de producto

utilizados en el departamento 1
= ( 1 - m . J.l )( � )
WN
Q,/N,

( 1- ) ( ¿ ) J.l
1
- A , m, 171) - l) ¡J¡

nlJ . requerinúentos d e materiales p o r unidad d e


producto e n e l departamento 1 de donde:



valor de la maquinaria utilizada por unidad de

producto en el departamento I (valor transferido)


+= ( l-

"'• - {) ¡J ¡
) ( {- )
• A1 l> J.l 1
Tenemos dos térnúnos por analizar:

¡J ¡ • medios de producción por unidad de producto en (i) La razón q 1 q1 , es la relación entre la productividad de la eco­

f> ·
, , .
el departamento 1
Tasa de depreciación
número de trabajadores directos requeridos por
nomía en conjunto y la productividad del departamento l. Con
el argumento de que en el largo plazo los aumentos de pro­
ductividad no están sesgados entre los departamentos, tene­
mos q 1 q1 "' constante.
múdad de producto

Nt 1 1 (ii)
(1 �
l> )
Nt
El término restante depende de dos tipos

=
- � = --q.- -m 1 - J.l t
de términos: 111 1 ,. requerinúentos de materiales por unidad
de producto; y ¡J1 , J.l • medios de producción requeridos por
Utilizando (ii) podemos escribir A. 1 como unidad de producto en el departamento 1 y en toda la economía.
Pero de 1 (iii), 1111 es constante o creciente.
---- - --------�

365
CIUSIS ECONOM I CAS Y TASA DE GANANCIA
364 VAI . OI(, ACUMUI..ACION Y CHISIS

En consecuencia, una condición suficiente para una e¡ 1 creciente es Dinámica de la tasa decreciente de ganancia
que los medios de producción (en realidad instrumentos de producción) Las dos secciones previas han establecido las condiciones bajo las cuales se
requeridos por unidad de producto sean crecientes, es decir, �� y �2 y, logra una creciente composición materializada de capital e / 1 . Estas son
por lo tanto, J1 , crecen. l as mismas condiciones que generan una decreciente tasa máxima de
(Esto debido a que un alza en J1 1 disminuye el denominador y acre­ ganancia R , puesto que R - 1 ¡ e . En esta sección detallamos el impacto
cienta la fracción total, al tiempo que un alza en �� eleva el denominador de una tasa máxima de ganancia R que cae sobre la tasa real de ganancia
y la fracción completa. De suerte que actúan doblemente para hacer subir r, lo que puede tratarse a varios niveles consecutivamente más concretos.
e¡ 1 ) .
i. Primero, puede mostrarse que una e¡ 1 creciente inevitable­
4. Esto nos dice que e / 1 crece si la razón "capital-producto bruto
M/ Q crece. Pero no nos dice porqué o en cuánto lo
mente da origen a una decreciente tasa real de ganancia r, sin
reales" J1 -
importar lo que suceda con la tasa real de plusvalía p/v. Para
har;i para el capital individual. ver esto, nótese que

(i) Para el j-ésimo capitalista individual, a precios dados los costos


r =
unitarios de capi t a l son

KL1_ --
Q, Pt Q
M
Donde
p -
flujo anual de p lusvalía
v- acervo de capital variable avanzado
e- acervo de capital constante (fijo y circulante)
Es decir, un alza de los costos unitarios de capital a precios da­ avanzado.
dos ( p 1 ) de los medios de producción es equivalente a un alza
en la " razón capital -producto bruto reales" M J I Q 1 de los Nótese que el acervo de capital variable V está conectado con el
capitalistas individuales. correspondiente flujo v por medio de la tasa de rotación T del
Lo cual significa que a los precios ex is t en t es, el nuevo método capital circulante. Si n s número de rotaciones anuales del ca­
de producción rel¡uiere más capital avanzado por u nidad de pital circulante, T - 1/11, y
producto (en general).
(ii) V- (1/ll)v - T v
Por lo tanto, una condición suficiente para una e¡ 1 creciente
es que en general, a fin de disminuir sus precios de costo uni­ Finalmente, obsérvese que el flujo de t rabajo (productivo)
tarios por medio de mecanización, los capitalistas tienen que anual 1 es 1 - v + p , de manera que v /L - 1 - p /L
incurrir en mayores costos unitarios de capital.
Esto es exactamente lo que Marx sostiene que sucede por lo ge­ Ordenando todo esto en la expresión de arriba para la tasa de
neral: el "beneficio" de un precio de costo menor es comprado ganancia r , tenemos
al " costo" de más alto costo unitario de capital: "el capital tiene
que pagar el aumento de la fuerza productiva misma" 1 87• p p ¡y¡
r s + T ( tY¡ )
e+ V e + Tv <IL

187 K. Marx, Gru11dri�. ed. ciL, Vol. 2, p. 315.


3(J6 VA I .OI(, ACUiv1 UI.ACIUN Y CHJSJS CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 367

'
p menos sensible a incrementos en la tasa de plusvalía (o, alterna­
1
r - Q + T( 1 P ) tivamente, que asume un incremento porcentual progresiva­
mente mayor de la tasa de plusvalía para compensar una tasa
dada de incremento de la composición de capital en valor). Esto
donde: también es fácil de demostrar algebraicamente189•
p' - J1/l El verdadero rango posible del índice de explotación - es decir,
su rango socialmente factible- será, desde Juego, mucho más
Q- C/ 1 estrechamente definido que en los abstractos Unútes especifica­
dos arriba. Esta deternúnación más concreta (sobre la que vol­
veremos en la próxima sección) se ilustra con la zona sombrea­
da del Gráfico 19. El Gráfico 20 describe este rango socialmente
El término p' es la razón de tiempo de trabajo excedente a tra­
posible del índice de explotación en el correspondiente rango
bajo vivo total (de los trabajadores productivos). Lo denonúna­
factible de la tasa de ganancia r a medida que la composición
ré, por lo tanto, el "índice de explotación" (de los trabajadores
de capital en valor Q crece. La tasa real de ganancia estará en
productivos); es un índice de la tasa de plusvalía, puesto que
alg{m sitio de este rango socialmente posible que declina, de­
p ' - p/ 1 - p / ( v + p ) - ( p / v ) / ( 1 + p/v ) . A diferencia de
pendiendo de factores más concretos y coyunturales.
la razón p / t1 , sin embargo, el término p' está limitado: cuan­
do p / v - O , p' - O y como p/ v se aproxima infinitamente iii. La proposición según la cual una composición creciente en va­
(a medida que el valor de la fuerza de trabajo se aproxima a su lor produce una caída tendencia! en la tasa de ganancia tam­
hipotético límite de cero), p ' se aproxima a 1. Así, incluso si la bién puede ser expresada algebraicamente (y/ o en simulación
tasa de plusvalía 1' / v crece sin límite, su habilidad para com­ numérica en un computador). Por simplicidad consideremos el
pensar el efecto de tma creciente composición de valor Q , se caso de tasas de cambio exponenciales. Supongamos que la
debilita progresiYamente a medida que el índice de explotación composición de capital en valor crece a alguna tasa tendencia!
p' se aproxima a su valor límite de 1, de manera que después de arbitraria n (donde n > 0). Entonces
un cierto punto, el movimiento de la tasa real de ganancia r
estará dominado por la creciente composición de valor Q 168 • Q m Qo e"'
ii. La proposición anterior puede dl!tnostrase gráficamente repre­
sentando la relación entre r y p' para valores sucesivos de Q donde
(Véase Gráfico 19). Para cualquier Q dada, la curva correspon­ t tiempo
composición inicial en valor (en el tiempo t
diente representa el rango máximo posible de r a medida que
Qo - O)
la tasa de plusvalía p / v (y, por ende, su índice p' ) varía entre
sus línútes hipotéticos. Luego, a medida que nos movemos a
valores sucesivamente mayores de la composición de capital en Considérese ahora el índice de explotación p' que, recorde­
valor Q , el correspondiente rango máximo factible de la tasa mos, está linútado entre O y 1. Supongamos que también crece a
de ganancia r disnúnuye continuamente. Aún más, las sucesi­ alguna tasa tendencia] arbitraria. Para especificar esto, primero
vas curvas se hacen más planas (tanto la pendiente como la cur­ recordemos que p ' p /l a1 - v /l - 1 - v', ya que 1 - v + p.
-

vatura declinan) a medida que Q crece, lo que significa sim­ El térnúno v' - v / 1 es la razón de tiempo de trabajo necesario
plemente que la tasa de ganancia se vuelve progresivamente (de los trabajadores productivos) a tiempo de trabajo total, y
una p' creciente implica una v' decreciente.
188 Simihm'S observaciones son hl'dms por l�osdolsky, op.cil., C. 16 y 17 y A�ndicl' a Parle 5; y por
Ohlln- Wright, OJI. cit. 189 Como en E. Ohlin-Wright, op. di.
:lü9
368
CRISIS ECONOM ICA'> Y TASA DE GANANCIA
VALOU, ACUMULACION Y CRISIS

G ll.AI�ICO 19 G RAI�ICO 20 En esta expresión hay sólo dos términos que varían con el tiem­
po (haciendo abstracción de cualquier cambio en T , el tiempo
de rotación del capital circulante). El término del numerador
r ,.
crece a la lasa b , con lo cual tiende a hacer crecer la lasa de
ganancia. El término en el denominador crece a la tasa a + b,
1. 0 l. O

.9 .9 lo que tiende a hacer caer la tasa de ganancia, y como a y b >


.8 .8 O, no importa cuál sea el balance inicial de estas dos tendencias,
.7 .7 la última dominará a la primera. En algún punto, por lo tanto,
.11
la tasa de ganancia debe comenzar a caer. Nótese que no hemos
.6
dicho nada acerca de los tamaños relativos de a (que es la tasa
.4 .4

.3 .3 tendencia! de crecimiento de la composición en valor) ni de b

.1 [1'1� - .�
.2 (que es la tasa tendencia! de cr ecimiento asintótico al índice de
'
.2

.1 explotación p ): la anterior conclusión sobre la inevítabilidad


�� • ''P"i''•''•''l o 1 .. p, 1 V 1 1 1 1 1 1 1 1
Q de una tasa decreciente de ganancia se mantiene sin considera­
. 1 .2 .3 .4 .6 .6 . 7 .R .O l.O 1� 2� 3� ·� 6�
ción al t amaño relativo de estas dos tendencias, aunque, desde
luego, el ritmo real de la tasa de ganancia será afectado por esta
consideración1�.

'
Supongamos que v cae a alguna tasa tendencia! arbitraria b, de iv. Las p roposiciones anteriores siguen siendo ciertas aun cuando
manera que: se supusiera que la tasa de plusval ía crece sin l ími te (o sea que
el índice de explotación cr ezca hasta su hipotético límite de 1).
' ' �'
v • vo e ' b> o Podemos, sin embargo, decir algo más específico acerca de los
límites sociales de la tasa de explotación introduciendo las rela­
'
1' ' • 1 - v' • 1 - vv e ·bl ciones existentes entre los posibles movimientos del salario real
y la p r oductividad social del trabajo.
Marx propone dos conexiones por lo general. Por un lado, a me­

Conectando las t r es anteriores expr esiones de tasas tendencia­ dida que el capitalismo se desarrolla, el grado de organización
les con la anterior fórmula de la tasa de ganancia, tenemos: de la clase t rabajadora gener almente crece también. Entre otras
cosas, esto se manifiesta en la forma de un alza del salario real

r=
de los t rabajadores en el largo plazo. Por otra pa r te, este creci­

1 - v,;e -1'1
miento del salario r eal está limitado por sus efectos sobre la
p' rentabilidad y la tasa de acumulación. Como Ma r x lo indicó, d
Q + 1•v Q " e''1 + Tv.,' e -bl
"crecimiento de salarios está limitado por los lúnites que. . . ase­
guran su reproducción a una escala progresiva" 191 • En otra par-
multiplicando arriba y abajo por e bl se obtiene
190 El an.�lisis de la trayi'Cioria temporal de r produn� la condición '' >·< '" t•n �mto qut• b !a
> -< ( p 1 " ) "' a.�( e¡m• la tendencia inidal de L1 tasa de ganancia d"P"nde de la reladón <'11 1re b 1a y
' (p/t•) o .
r e eh' - Vo N o ohst.mle, au n n1ando <'Sta ll'ndl'ncia i nicial S('ól positiva, rl l·noc:imiento di' 1.1 romposidón 1·n

Q.. e< " ' b > ' + T v.,· valor l.t nmvt•rtirá, (iJM hnrntP, rn nt•gativu.
1 9 1 K. Marx, 1:1 caJ'Íial, ""· cit. 'J: 1, Vol. 3, C. XX I I I, Mocción 1.
370 VALOI(, ACUMULACION Y CRL<;IS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 371

te sostiene que esta restricción se expresa, a su vez, en "una ten­ mentales. Pero el valor unitario del producto neto es simp le­
dencia de la tasa de plusvalía a crecer" con el tiempo192• mente la productividad neta del trabajo, puesto que
Las anteriores consideraciones se pueden expresar en la forma 1 • Ay y
de dos condiciones limitantes. Primera, el alza del salario real
con el tiempo se puede expresar como la condición de que la de modo que
lasa de crecimiento del salario real sea generalmente positiva, A.y • l / ( Y/1 ) · 1 /y
con el Hmite Inferior de cero (lo que implica un salario real
constante en este límite). Segunda, la restricción de esta tasa de donde:
1• tiempo de trabajo vivo anual (de los trabajadores
crecimiento se puede expresar como la condición de que la tasa
productivos)
(un índice del) producto agregado neto
de crecimiento de los salarios reales sea menor o igual que la
Y•
(un índice del) valor unitario del producto neto
lasa de disminución de los valores unitarios de los medios de
subsistencia de los trabajadores (es decir, del producto del de­ A.y -

partamento II), porque esto asegura que la tasa de p lusvalía


Se desprende de lo anterior que las restricciones para el salario
crezca con el tiempo, o, al menos, que no caiga. Esto hace más
real (y por lo tanto para la trayectoria socialmente posible de la
difíciles las condiciones para una tasa decreciente de ganancia,
tasa de plusvalía) puede ser expresada de manera conveniente
puesto que supone llllc la tasa de plusvalía tiende a crecer. De­ como
finiendo un,l variable punteada como su tasa de crecimiento
[por ejemplo IV = (d w /d 1 ) (1 / w)], tenemos el requerimiento o < w < y
dual
donde:
y = tasa de crecimiento de la productividad neta del trabajo.
o < Úl < ).,2, - donde w a salario real
V. Estamos listos para concretar aún más la dinámica de la tasa
A. 2 = valor unitario del decreciente de ganancia regresando a nuestro caso del creci­
departamento 11 miento exponencial a la luz de la discusión precedente. Como
antes, supongamos que la composición de capital en valor crece
a alguna tasa arbitraria a :

Ya hemos anotado en la sección l(ii) que la difusión de los avan­


ces tecnológicos en los departamentos significa que los valores
Q - Q o c "'
unitarios relativos de los departamentos 1 y 11 solamente pue­
donde
den variar dentro de límites más bien estrechos. En el largo pla­
1 - tiempo, a > O
zo los valores unitarios de los dos departamentos caerán en si­
Q o - composición inicial en valor (en el tiempo t - O )
milar forma, lo que significa que el valor unitario del producto
neto agregado (que es un promedio de los valores unitarios de­
Enseguida supongamos que la productividad del trabajo crece
partamentales ponderado por su contribución al producto ne­
a alguna tasa arbitraria b:
to) se aproximará a alguno de los dos valores unitarios departa-

1 92 /bíd., ·¡: 111, Vol. 2, C. XIV, lin d1• la S<."'t'Íón V.


Y · Yo e � '
372 Vi\ 1 .(11(, 1\l'UMUI .i\CION Y CHISIS CHISIS EC:ONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 373

donde donde
b > o Vo • Wo /yo
b' - ( 1 - /) b
Finalmente, podemos formalizar los límites de los movimientos y b > o, o < 1 < 1
de salarios reales previamente derivados suponiendo que el
crecimiento de los salarios reales es una fracción positiva 1 del La expresión anterior para v' es virtualmente idéntica a la u ti­
crecimiento de la productividad. Cuando esta fracción 1- O lizada en la sección 2.iii. La única diferencia estriba en que se
tenemos el límite inferior en el que el salario real es constante (y hace una concepción explícita para permi tir la influencia del sa­
la tasa de plusvalía crece tan rápido como la productividad del lario real sobre la tasa de plusvalía: cuando 1 - O, b ' - b , el
trabajo). Por otra parle, cuando 1• l lenemos el límite superior '
salario real es constante y v cae tan rápido como crece la pro­
en el que el salario real crece tan rápido como la productividad ductividad a la tasa b -que es algebraicamente idéntica al caso
(y la tasa de plusvalía es constante). Expresado en términos del supuesto anteriormente; en el otro extremo, cuando 1 - 1, b' -
nivel del salario real, esto nos da O, el salario real crece tan rápido como la productividad y la
fracción de tiempo de trabajo que se destina a la reproducción
w - w . efb t de la fuerza de trabajo (y, por lo tanto, el índice de explotación)
permanece constante. El caso general del argumento de Marx
donde se encontrará en alguna parte entre estos casos.
o < f < 1 Como estos resultados son tan similares en su forma matemáti­
ca a los obtetúdos en la sección 2.iii, las conclusiones generales
El producto del salario real por hora w y el valor unitario de son las mismas. La tasa de ganancia estará dada ahora por la
los medios de subsistencia A2 es aquella fracción de tiempo de misma expresión anterior, con el parámetro b' - ( 1 - /) b en
trabajo necesaria para reproducir la fuerza de trabajo. Pero esto lugar de b . De nuevo, a pesar de las respectivas tasas de creci­
'
es simplemente v , la razón de valor de la fuerza de trabajo al miento de la composición en valor C / l y del índice de explo­
trabajo vivo ejecutado por esa fuerza de trabajo. Teniendo pre­ tación p' , la tasa de ganancia finalmente caerá. Además, co­
sente el argumento anterior por la semejanza general de los movi­ mo se espera, a mayor tasa de crecimiento relativa de los sala­
mientos de los valores unitarios medio y social, podemos escribir rios reales (expresada por el parámetro /), más rápido se pre­
sentará la calda inevitable de la tasa de ganancia.
vi. Las últimas dos secciones especificaron los límites superior e
v
'
• w. A2 '" w . Ay inferior del crecimiento de los salarios reales bajo el supuesto
de que las tasas de crecimiento de la composición en valor y de
Pero como la productividad no dependen de la tasa particular de creci­

Ay • 1 /y miento de los salarios reales. Sin necesidad de decirlo, ésta es

simplemente una primera aproximación, puesto que un incre­


mento en la tasa de crecimiento de los salarios reales estimulará
las tasas de cre­
tenemos
una mayor mecanización, con lo cual acelerará
v
'
- uVy - ( w� !y. ) e - <1 - !»' cimiento, tanto de la composición de valor, como de la produc­
tividad del trabajo. No obstante, lo que importa aquf es que en
el argumento de Marx el principal impulso de la m ecanización
'
v - vo e - v'
de la producción proviene directamente de la naturaleza del
proceso de trabajo bajo la dirección capitalista ( es decir, de la
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 375
374
VALOI{, ACUMULACION Y CRISIS

subsunción real del trabajo al capital) y no simplemente de la TASA DECRECIENfE DE GANANCIA


Y CRISIS ECONOMICA DE LOS ESTADOS UNIDOS 193
lucha en torno a los salarios y el esfuerzo del trabajo.
Como los salarios reales crecientes estimularán el crecimiento
de la composición en valor C/ L y de la productividad y , en A comienzos de los ru\os setentas el mundo capitalista desarrollado entró
relación con sus tendencias respectivas, obviamente es de en una fase de crisis. Esta apareció un poco antes en países con capitales
gran importancia entender cómo se definen estas tendencias. Y relativamente menos desarrollados, como Inglaterra, y un poco más tarde
precisamente acerca de esta cuestión el llamado "teorema de en países con capitales relativamente avanzados, como Alemania Occiden­
Okishio" se vuelve decisivo: resumiendo, este teorema afim1a tal. Los Estados Unidos entraron precisamente a la mitad y Japón fue, des­
probar que, bajo los supuestos de la teorfa neoclásica de la com­ de luego, el último en sentir los efectos de la crisis.
petencia perfecta, los capitalistas sólo llevan a la producción ¿Por qué? ¿Por qué entra el sistema periódicamente en estas fases con­
aquellos métodos de producción que eleven la tasa general de vulsivas? ¿Por qué ahora, después de cuarenta ru1os de prosperidad en el
g;mancia correspondiente a un salario real dado. En otras pala­ mundo capitalista desarrollado? Sobre todo, ¿qué consecuencias tiene todo
bras, bajo estas condiciones supuestas las tendencias relativas esto para la política y la economía de los próximos diez años? Estas son las
de C / L y y estarán limitadas a aquellas combinaciones que preguntas a las que se refiere este trabajo.
garanticen que una tasa creciente de ganancia siempre corres­ Como veremos, la respuesta a ellas yace en la naturaleza misma del afán
ponda al límite inferior de un salario real constante. Pero ya he­ de l ucro. La crisis mundial es básicamente una crisis de rentabilidad; es el
mos visto 'lue cualquier combinación de crecimiento estable de resultado de la acción de un mecanismo inherente al propio crecimiento
C/ L y y finalmente dará origen a una tasa d ecreciente de ga­ capitalista.
nancia. Se sigue que el teorema de Okishio excluye la posibili­ Lo que es válido para el mundo capitalista en gPneral lo es, en este caso
dad de este crecimiento estable mismo sobre la base de que es también, para los Estados Unidos. La crisis económica y financiera del capi­

incompatible con los supuestos de la teoría neoclásica de la talismo estadii\ense se debe, principalmente, al mismo descenso general de
competencia perfecta. Como corolario se sigue también de este la rentabilidad, y sólo de manera secundaria a cierto rezago relativo de la
teorema, que como l'l cambio técnico tiende a hacer cr<.>eer la productividad en Estados Unidos respecto a la de sus competidores más
tasa de ganancia correspondiente a un salario real dado, una avanzados, Japón y Alemania Occidental.
tasa decreciente de ganancia sólo puede producirse si los sala­ La evidencia empírica proporciona un sólido apoyo al argumento ante­
rios crecen más rápido de lo que pueda ser asumido por el cam­ rior, como se mostrará más adelante. Lo más importante es que este análisis
bio técnico. En otras palabras, solamente una " presión salarial" tiene implicaciones significativas para la táctica y la estrategia de las dife­
producida por un crecimiento excesivo de los salarios reales rentes l uchas sociales de la década entrante. Aun en la mejor de las épocas
y/ o disminuciones insoportables en el esfuerzo del trabajo, existen límites estrictos a la magnitud en que el capitalismo puede ser mo­
pueden explicar una calda real de la tasa de ganancia. dificado por medio de reformas y a la medida en que la política guberna­
Como ya he criticado en detalle la construcción completa en el mental puede hacer cambiar, realmente, el rumbo de los acontecimientos.
Capítulo 2, en el 3 y en el 6, no des:urollaré ese punto aquí, sal­ Pero una crisis de rentabilidad acerca drásticamente estos límites, en tanto
vo para sei\alar que este debate revela sorprendentemente la que, simultáneamente, intensifica los ataques a los trabajadores.
gran medida en que la tradición nco-ricardiana descansa sobre Es necesario, por lo tanto, darse cuenta de que la mejor defensa es un
los fundamen tos de la economía neoclásica. buen ataque, que el Gobierno no podrá "controlar" la salida de la crisis sin
verse forzado por las circunstancias a atacar el trabajo para aumentar las

193 Este tr.J bajo fue l�rito originalmente par.1 el Encuentro de Notas dd Trabojo ccii'brado en Dctroit,
M khigan, en novicmbll' de 1983. Seria puhlkado l"Omo un.1 S('parala del diario Against IIIL Currrnl,
que circula en Dctroit. Previamente habla apart'Cido una versión condensada en 771t Impuiltd [ro..
nomy, T. l, Nueva York, U.R.P.E., 1987.
VA LOI(, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 377
:176

ganancias y qlw las luchas defensivas individuales no tendrán éxito si no se producto de cierta calidad, mayor es la oporturúdad de venderlo (mayor
coordinan entre sí y emprenden la tarea de cambiar las reglas del juego. calidad para un precio dado es lo mismo que vender una núsma calidad a
Para comprender lo que esto podría significar, debernos investigar el surgi­ un precio bajo). No resulta sorprendente, por lo tanto, que los hombres de
miento de la actual crisis. negocios estén obsesionados con la idea de reducir costos, aumentar la pro­
En lo que presento a continuación, procederé en tres etapas. Primero, ductividad del trabajo para obtener lo máximo del proceso de trabajo, re­
intentaré mostrar cómo y porqué el afán de lucro conduce a periódicas y ducir los costos unitarios para obtener Jo máximo del mercado: así es como
devastadoras crisis generales. En segundo lugar, presentaré y analizaré la funciona, en la práctica, la motivación por la ganancia.
evidencia empírica. Haré énfasis en el caso de Jos Estados Unidos, aunque Los esfuerzos por elevar la productividad conducen sobre todo a la me­
también examinaré tendencias similares en otros países capitalistas impor­ canización de la producción. Las máquinas remplazan a los trabajadores, el
tantes. Y, en tercer lugar, trataré de esbozar algunas de sus consecuencias trabajo materializado sustituye al trabajo vivo. Se requiere más capital fijo
para las luchas sociales en Estados Urúdos. por trabajador.
Pero para que la mecanización sea un arma efectiva contra otros capi­
talistas, debe también reducir los costos unitarios. Una vez más el capital
Ganancia y cambio técnico fijo entra al rescate. Plantas y equipos de mayor escala vinculan una ma­
yor cantidad de capital fijo por unidad de producto a la inversión inicial,
La ganancia es el verdadero fundamento del sistema capitalista. Y a fin de lo cual precisamente hace posible obtener costos de operación más bajos
obtener tanta ganancia como sea posible, las firmas individuales deben por unidad de producto. Se aceptan costos fijos más altos a cambio de
luchar constantemente en dos frentes: contra los trabajadores en el proceso que los costos variables se reduzcan, siempre y cuando los costos totales
de trabajo y contra otros capitalistas en la batalla de las ventas. por unidad de producto disminuyan también. Esta es la capitalización
En el proceso de trabajo la productividad potencial del trabajo está de­ de la producción.
terminada por la tecnología empleada, en tanto que la productividad real Consideremos el siguiente ejemplo ficticio. Una reconocida compañía de
d(�pemle de qué tan duro y rápido pueda realmente hacerse trabajar a los computadores (que llamaremos arbitrariamente IBM) produce actualmente
obreros. Dado el método particular utilizado, las firmas tratan de mantener un computador personal con un costo de US$4.000 y lo vende a un precio de
una presión estable sobre los trabajadores para hacerlos trabajar tan duro y US$7.500. Para fabricar estos aparatos se requiere de una inversión irúcial de
prolongada mente como sea posible hacerlo por medio de persuasión y/ o US$150 millones a fin de comprar la planta y el equipo necesarios, los cuales
intimidaciones. Esquemas de productividad, trabajo a destajo o amenazas, producen 10.000 urúdades al ailo. El costo de la inversión por computador es
son todos parte de este costal de trucos. de 15.000 dólares al año mientras que, como lo mencionarnos anteriormente,
Pero más importante, incluso, que acercar la productividad real a la po­
el costo de producción anual es de US$4.000 para cada planta.
tencial tanto corno sea posible, es la posibilidad de elevar la productividad
Supongamos ahora que estudios de ingeniería revelan que es posible
potencial misma. Hay lfmites para la presión que se puede ejercer sobre el
construir una planta más grande y más moderna que la anterior, que re­
trabajo, pero virtualmente no los hay para elevar la productividad poten­
quiere de una inversión inicial de US$300 millones, que puede sacar 15.000
cial mediante el cambio técnico. De manera que resulta de creciente impor­
computadores al año, a un costo de producción de solamente US$3.000 por
tancia elevar continuamente la productividad del trabajo por medio del
cambio a métodos de producción cada vez más avanzados. unidad. En este caso, el costo anual de la inversión sería de US$20.000 por
En el otro frente, en la batalla de las venL'lS, las empresas deben recurrir tam­ unidad producida al ru1o (una inversión de US$300 millones dividida entre
bién a cuanto método y truco esté disponible. La publicidad, con o sin funda­ un producto de 15.000 urúdades al ru1o), pero esto haría posible reducir el
mento real, funciona a la perfección para esos fines, lo mismo que el soborno, el costo unitario de producción a US$3.000. En la inversión inicial se requie­
espionaje y tal vez un pequeño sabotaje industrial de vez en cuando. ren cantidades mayores de capital por unidad de producto, precisamente
Sin embargo, en última instancia emerge el costo del producto como una para alcanzar una escala mayor de producción y menores costos de pro­
variable absolutamente definitiva. Cuanto más bajo sea el precio para un ducción. El Cuadro 14 resume todo esto.
,-- -�-

378 VALOR, ACU M U I.ACION Y CI{L<;L<; CRL<;L<; ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 379

CUADR0 14 La cuestión importante es la reducción de precios frente a costos des­


cendentes. Al antiguo precio de venta de US$7.500, IBM domina el merca­
I nversió n Produ c to a nu a l lnvr•rsión por Costo de
do y cada una de sus muchas plantas en operación rendiría una tasa de
i n icia l un id ad producción ganancia del 23.3%. Esto es calculado señalando que la tasa de ganancia, la
por unidad relación entre ganancias totales e inversión total, también puede ser expre­
sada como la razón de ganancias por unidad de producto (el margen de
Planta US$ 1 50 mili. 10.000 US$ 15.000 US$4.000
existente ganancia) a inversión por unidad de producto. El margen de ganancia por
unidad de producto se define como la diferencia entre el precio de venta y
Nueva planta US$300 mili. 15.000 US$20.000 US$3.000 los costos unitarios de producción.
En el Cuadro 14 podemos ver que la IBM produce el computador a un
Cuando el nuevo método d� producción de más bajo costo se hace viable, costo de producción de US$4.000, de manera que si se vende a US$7.500, el
cambia por completo el panorama de inversión. Cualquier compañía (una margen de ganancia es de US$3.500. También en ese Cuadro el costo de
llamada Compaq, digamos) que adopte el nuevo método estará en posición inversión por unidad de producto es US$15.000. Por consiguiente su tasa de
de bajar el precio de venta de los computadores, hacer disminuir las ventas ganancia, el margen de ganancia dividido entre los costos unitarios de in­
de sus competidores y expandir su propia participación en el mercado. versión, es 3.500/ 15.000 .233 - 23.3% .

En términos del ejemplo, la planta más moderna de Compaq puede pro­ Pero ahora Compaq entra e n e l merc;¡do con u n computador que cuesta
ducir computadores a un costo unitario de sólo US$3.000, comparado con el sólo US$3.000. Si se ajustara al precio de la IBM de US$7.500, su margen de
costo de US$4.000 en que incurre IDM. Al bajar su precio de venta, Compaq ganancia sería US$4.500 por máquina vendida y su tasa de ganancia sería
puede expandir sus ventas. Si IUM no aj usta sus predos, se resien te su parti­ 22.5%, q ue es un poco menor que la de I I3M debido a la capitalización rela­
cipación en el mercado. Si reduce precios su margen de ganancia se afecta. tivamente mayor requerida por las plantas más modernas de Compaq.
Pero desde luego, a este precio Compaq tendría operando (digamos) só­
De cualquier forma, su rentabilidad se verá perjudicada.
Bajo las condiciom.>s enunciadas todas las firmas pueden esperar que los lo una planta, ya que tendría problemas para irrumpir en el mercado de la
IBM. Así que debe bajar su precio de venta con el fin de abrirle campo a sus
precios caigan (en relación con la tendencia del nivel de precios, que también
productos. A medida que lo va haciendo se apropia de una porción del
tiene otros determinantes). Los menores costos wutarios de Compaq le pro­
mercado y la IBM se ve forzada a defender su participación bajando precios
porcionarán una ventaja importante en estas circunstancias, porque las reduc­
también. La batalla de la competencia se ha iniciado.
ciones de precios afectarán más a las tasas de ganancia <mtidpadas de los mé­
En tanto los precios caen, ambas compafúas sufrirán una disminución de
todos de mayor costo, que a las de menores costos. sus tasas de ganancia, si ningún o tro factor interviene. Pero Compaq va ga­
Mientras las tasas de ganancia en conjunto caerían, la tasa de ganancia nando participación en el mercado y sus operaciones se van haciendo rel a­
de Compaq subiría en relación con todas las demás porque disminuiría tivamente más rentables que las de IBM. Por ejemplo, a un precio de
proporcionalmente menos (su elasticidad con respecto al precio sería más US$7.000 tanto Compaq como IBM tendrían la misma tasa de ganancia de
pequeña, siempre que todo lo demás no cambie). 20% sobre una planta promedio, mientras a cualquier precio menor, diga­
En realidad Compaq siempre podría hacer bajar los precios de venta hasta mos US$6.500, las plantas de Compaq serán realmente más rentables
el punto donde su propia tasa de ganancia fuera la más alta de la industria. (17.5%) que las de 113M (16.6%). El Cuadro 15 ilustra esta situación final.
Esto significa que la existencia de un método de producción más barato cam­ Mientras los métodos de producción más capitalizados benefician a ca­
biarla el panorama de la inversión de tal forma que haga su tasa esperada de pi talistas individuales al disminuir sus costos unitarios de producción,
retorno la más alta disponible. Como la inversión c;¡pitalista es motivada por también tienden, sin embargo, a hacer disminuir la tasa media de ganancia
la tasa esperada de retorno nlL1s alta, la competencia entre capitales forzarla la para la economía en su conjunto. De suerte que el mismo factor que alienta
adopción de los métodos de producción de más bajo costo. la lucha competitiva entre capitalistas individuales también produce un
380 VA !.OH, ACUMULACION Y CHISIS
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 381

CUADR0 15 Es interesante seilalar que estos procesos son tan familiares al mundo de
los negocios que han llegado a representar el patrón estándar de cambio
técnico no sólo en los estudios empíricos195, sino también en algunos textos
de administración de empresas191".
Inversión Costos de Precio de 1i1sa de ganancia
Con todo, los escritos académicos tienden a presentar un cuadro muy
unitaria producción venta [(3)-(2) 1 / (1 ) diferente. La mayoría de autores neoricardianos y neomarxistas, así como
(1) (2) (3)
sus colegas neoclásicos, implícita o explícitamente analizan la competencia
IUM US$15.000 4.000 6.500 2.500/15.000•16.6% capitalista y el cambio técnico dentro de la profundamente ideológica es­
Compaq US$20.000 3 .000 6.500 3 .500/20.000-17.5% tructura conceptual de la "competencia perfecta". Esta estructura está cons­
truida de tal forma que excluye los tipos de comportamiento competitivo
deslizamiento decreciente, lento pcm sostenido, de la tasa media de ganan­ reductor de precios descritos anteriormente.
cia de toda la economía19-l. No debe sorprendernos que dentro del armonioso mundo de la " com­
Es importante enfatizar que esta tendencia inherente hacia una tasa de­ petencia perfecta" una tasa de ganancia decreciente en el largo plazo só­
creciente de ganancia no es generada por salarios reales crecientes. En la lo pueda ser causada por los trabajadores mediante alguna combinación
medida en que los trabajadores tengan éxito en sus luchas por más altos de excesivas demandas salariales (presión salarial) y reducidos esfuer­
salarios, pueden acelerar la caída de la tasa de ganancia. Pero este efecto es zos (disminución de la productividad). Si bien es entendible que los eco­
limi tado porque los salarios reales crecientes generalmente se ven restringi­ nomistas neoclásicos adopten un marco conceptual confeccionado para
dos por el crecimiento de la productividad. Ninguna firma puede sostener presentar el capitalismo en la más favorable de las formas, es de alguna
costos laborales unitarios crecientes (salarios reales que crezcan más rápido manera deplorable que muchos economistas radicales insistan en hacer
que la productividad) por mucho tiempo sin arriesgarse a la extinción. Así lo mismo1 97•
como las luchas de clases en torno a la duración e intensidad de la jornada
de trabajo y los salarios reales son vitales para determinar el nivel exacto de
los salarios reales y la tasa de ganancia, también operan dentro de límites
regulados por las tendencias inherentes al sistema. Tasa decreciente de ganancia, c iclos y c risis
Estas tendencias son el resultado de la propia relación de clase, de la
producción capitalista como una forma característica de explotación y de la El crecimiento capitalista es un proceso errático y turbulento en el que la
mecanización y capitalización sistemáticas de la producción a que da ori­ demanda y la oferta fluctúan constantemente alrededor de diversas ten­
gen. Las luchas de clases que apuntan a derribar todo esto deben por lo dencias internas. Es importante separar, por lo tanto, diferentes niveles dt'
tanto enfrentar al sistema en sí mismo. operación en este proceso, lo que significa distinguir entre crisis parciales,
Por último, observamos que el proceso descrito depende de dos elemen­ ciclos de los negocios y crisis generales.
tos esenciales: la competencia de capitales, que impone la adopción de mé­ En primer lugar la anarquía y turbulencia inherentes a la reproducción
todos con costos unitarios de producción más bajos¡ y la capitalización de capitalista originan toda clase de disturbios y crisis parciales, debido a
la producción, con la cual los menores costos variables unitarios son logra­ eventos específicos, tales como pérdida de cosechas, perturbaciones mone­
dos, por lo general, a costa de costos fijos unitarios mayores. tarias, pánicos en las bolsas de valores.
Segundo, bajo la superficie de estos disturbios erráticos hay una serie de
194 A. Shaikh, "1\JIItical Economy ami Otpitalism ... ", o¡•. dt .. El autor hace referencia al articulo cuyo fluctuaciones más rítmicas, que llamamos "ciclos económicos". La investí-
texto corresponde a la sección antrrior de este l'apllulo "Et'Ononúa pollllca y capilillismo.. :. "Orga­
nic Composil ion of Capital", l'n 11Jt New lb/grave: A Dictionary of Economic 17Jrory and Doctrine,
Londres, etliton.'S: John E.1twcll, Murray M ilgate and 1\!ler Newman, McMillan, Londres, 1987. El
195 rrauen, op. cit., pp. 306-307.
texto de este articulo correspondl' a la Sl'crión de esll' r<�pllulo, "Composiciones dt' capital lknica. 196 Weston y Urigham. "T'· cit., pp. H5-147.
197 E. Rocml'r, "1'· cit.; Sterornan, Armstrong. Glyn, Ofl. cit.; D. Laiman, "T•>chnic.tl Changl', the Rl'al
mawrlaliz.1da y orgánica". T. Naka t.t ni, "l'rke Comp(•tition and 'lk:hnical Cho ice", ••n � Unitttr­
�ity [conomic Rtt•ittt\ 2.'i, 1979.
W.tge, and thl' Rate of Exploilalion", l'll Rtt>irw ofRadiad 1\>/itica/ E:nmomics, 14 (2), 1982.
:lli2 VAI .l m, ACUMULACION Y CHISIS CH ISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 383

gación señala al menos tres modelos diferentes que continúan existiendo capital se habrá incrementado a $1.1 billones, pero mientras tanto la tasa de
hoy en día: un corto ciclo de inventario de bienes de inversión (3-4 años), ganancia ha caído, digamos, a 18%. La ganancia total de este ai\o es ahora
que es usualmente denominado por estos días " el" ciclo de los negocios, un de $198 mil millones (18% de rendimiento sobre $1 .1 billones) cifra que es
ciclo mediano del equipo de capital fijo (7-11 años), que es al que el término menor que la del ai\o anterior.
"ciclo de los negocios" se refería en el siglo XIX y comienzos del XX; y un Ann cuando la economía haya crecido, la suma total de ganancia ha des­
ciclo más largo (15-25 at1os) de las estructuras de capital fijo. cendido en realidad, debido a que el aumento en el acervo de capital, resul­
Finalmente, existe tm ritmo largo (45-60 años) que subyace a todas las tado de la nueva inversión, es incapaz de compensar el descenso de la ren­
perturbaciones y ciclos anteriores, en el que la acumulación se acelera pri­ tabilidad causado por el descenso de la tasa de ganancia. Desde el pnnto de
mero, luego desacelera y finalmente se estanca196•
vista de la clase capitalista en su conjunto, esto significa que una parte de su
En esta última fase de estancamiento el sistema tiende hacia las cdsis L>co­
acervo de capital es realmente superfluo: ai\adieron $100 mil millones de
nómicas generales: períodos extensos de estancamiento, estanflación (acumu­
nueva inversión al acervo existente de capital y acabaron con nna ganancia
lación estancada con inflación) y/ o depresión, todas acompailadas de proble­
¡menor que la anterior!200•
mas sociales y políticos199• La teoría de la tasa dL>creciente de ganancia se ins­
Si esta situación p<'rsisticra, como sería el caso si fuera resultado de un des­
cdbe en este ritmo largo de acumulación y sus crisis generales asociadas.
censo a largo plazo de la tasa de ganancia, la inversión se recortaría, se genera­
Los ciclos y las contracciones son perfectamente " normales" en el siste­
ma capitalista. En los Estados Unidos, por ejemplo, ha habido 34 ciclos eco­ lizaría el exceso de capacidad instalada y los trabajadores serían despedidos

nómicos y contracciones en 1 50 ai\os desde 1834 al presente. No obstante, por montones. Este es un cuadro m(ts familiar en las épocas recientes.

en todo este tiempo ha habido solamente dos crisis generales: la Gran De­ Este ejemplo fue pensado para ilustrar un aspecto muy general. Confor­

presión de 1 873-1893 y la Gran Depresión de 1929-1941. me la econom ía crece, dos cosas suceden. Por una pa rte, el descenso de la
Cuando el sistema está sano se recupera rápidamente de sus ciclos y tasa de ganancia reduce la suma total de ganancia percibida por un deter­
contracciones. Pero conforme su salud se deteriora, su permanencia en el minado acervo de capital. Por la otra, la nueva inversión se ai\adc al acervo
fondo es más larga, sus recuperaciones son más débiles y las probabilida­ de capital y la ganancia sobre este nuevo capital incrementa la ganancia
des de entrar en una verdadera crisis son cada vez mayores. Exactamente total. El nivel general de ganancias totales depende, por lo tanto, del p<'SO
como lo que le pasa a una persona cuyo corazón se debilita progresivamen­ relativo de cada uno de estos dos efectos. La tasa descendente de ganancia
te. Los acontecimientos cotidianos normales se vuelven cada vez más peli­ tiende a reducir las ganancias totales, y la inversión a aumentarlas.
grosos para ella hasta que u n día tm disgusto común y corriente le provoca El problema es que la propia inversión depende, en lo fundamental, de
un ataque al corazón. l..1 tasa de ganancia. Esto quiere decir que conforme la tasa de ganancia des­
La ganancia es el latido del sistema capitalista, la tendencia al descenso
ciende, el incentivo a invertir se h¡¡ce progresivamente más débil y la tasa
de la tasa de ganancia es una enfermedad del corazón, y la crisis es su ata­
de crecimiento de la inversión se reduce. El efecto positivo de la inversión
que al corazón.
sobre las ganancias totales es cada vez menor y menos capaz de compensar
Esto nos lleva a preguntarnos cuándo y cómo surge una crisis. Básica­
el efecto negativo de la tasa de ganancia descendente. En un momento dado
mente, la tasa descendente de ganancia conduce a una crisis por medio de
el efecto negativo supera al positivo y la suma total de ganancias se estanca
sus efectos en la cantidad total de ganancia. Supongamos que la tasa de
ganancia vigente es de 20% y que el acervo de capital en la economía es de
200 La tasade gan.1nda dclicamt•nte ajustada r"-P'lK, donde p• - gananci a ajuslada por 1.1 utili7,1ción
$1 billón. En consecuencia, la suma total de ganancias es de $200 mil millo­ di' cap.wid;¡d - l'u, P - ¡:;manci.>s, 11 - utili7.1ción di' capacidad y K - ilrl'rvo dt• c.1pi1.11. Did1.1 ta�1
nes al año. Supongamos ahora que la mitad de esta ganancia ($100 mil mi­ si••rnptt• puede d••sn>mpom•rSt• t•n 1.1 relación de dos nu.Jidas m;uxislils h.1sk.•s:

llones) es reinvertida de modo que al final del siguiente ailo el acervo de

1 98 J. J. van Uuijn, '11�L úmg �Wt)j! ir1 r:corromic l.ift, l..ondr�'S, Gt•ory,e Allen and Unwin, 1983, C. 1 .
r •
• p•
K
- p•M, 2 p..W,
KM, KM,
199 E. Mande!, lA U Olpilmism, Londres, New Le l l Books, 1975, C . 4.
384 VALOJ(, ACUMUI .ACION Y CRISL<; CRISL<; ECONOMICAS Y TA.<;A DE GANANCIA 385

o incluso disminuye. Estamos, entonces, en la situación descrita anterior­ Así como el sistema tiene tendencias internas a la crisis, así también tiene
mente en la cual empieza una fase de crisis. mecanismos internos de recuperación. Toda la miseria, inquietud y des­
Una vez que la crisis estalla, la din.1mica entera cambia. La inversión se trucción producidas por una crisis son precisamente la forma como el capi­
recorta y surge el exceso persistente de capacidad instalada. Se acumulan talismo resuelve los problemas generados por sus contradicciones internas
inventarios y las ganancias caen, a menudo bruscamente. Las empresas in­ -hasta la próxima vez.
crementan su endeudanúenlo para mantenerse durante los tiempos malos,
y esto eleva las tasa de interés -lo cual sólo complica más la situación de las
empresas, aunque, desde luego, es una bendición para los bancos. Por otra
parte, conforme los negocios conúenzan a quebrar, dejan de cubrir sus deu­
Evidencia empírica de la tasa decreciente de ganancia
das y esto pone a los bancos en peligro. La ola creciente de q uiebras de
negocios empieza a provocar quiebras bancarias. El índice de la Bolsa de La teoría de la tasa decreciente de ganancia está relacionada con los
Valores se viene abajo. movimientos de l a rgo plazo q u e subyacen a d iferentes fluctuaciones

Para los trabajadores la situación es peor aún. Los recortes de personal y cíclicas o coyw1turales. Debemos separar empíricamente las últimas de los

las quiebras de empresas producen desempleo generalizado y credenh• pe­ primeros con el fin de evaluar el significado del argumento teórico.
nuria, conforme los ahorros y el seguro de desempleo se agotan, frente a Puesto que l.1s fluctuaciones se muestran generalmente como variacio­
una persistente falta de empleos. Por otra parte, aquellos trabajadores que nes en la uti lización de capacidad, debemos ajustar las razones stock-flujo,

mantienen su empleo reciben severas presiones de los patrones para hacer ta les como tasa de ganancia y razón capital-producto, a los cambios en la
utilización de capacidad a corto, mediano y largo plazo. Este es un procedi­
concesiones importantes en materia de salarios y condiciones de trabajo, a
miento acostumbrado en el supuesto de que se tiene una medida adecuada
fin de poder mantener sus empleos. En todo ello son, desde luego, los tra­
de la u tilización de> capacida d .
bajadores dt> los niveles más bajos -no blancos, mujel"es, jóvenes y no sindi­
El problema es q u e l a mayoría de las medidas disponibles tienden a es­
calizados- quienes usualmente son golpeados con mayor dureza.
tar enfocadas en las fluctuaciones de corto plazo, de forma que los ajustes
Ganancias, salarios reales y acciones, todos caen. Quiebras, desempleo y
que utilizan no remueven los efectos de las fluctuaciones de largo plazo en
miseria social general, todo esto aumenta rápidamente. Las tasas de interés
la utilización de capacidad. Este problema lo tienen las encuestas que mi­
se elevan al principio conforme los préstamos aumentan, pero en las últi­
den las tasas de operación201, las cifras de la Reserva Federal (que dan su
mas etapas comienzan a caer, en la med ida en que las quiebras y las deudas
tendencia de capacidad a partir del examen de datos sobre tasas de opera­
incobrables diezman las filas de acreedores y deudores.
ción) y las del tipo " pico a pico" de Wharton202• La única excepción se pre­
¿Cuánto tiempo dura esto y qué tanto se agrava? Pues bien, ello depende
senta con el índice de utilización de capacidad desarrollado inicialmente
precisamente de qué tan severo es el problema desde sus orígenes. Mucho
por Foss y mejorado posteriormente por otros203• Este índice se basa en las
de lo que hemos descrito ocurre también durante un ciclo de los negocios.
lasas de u tilización de motores eléctricos que movilizan equipo de capital y
Pero un ciclo de los negocios es, en realidad, un problema de aceleración y
capturan, por consiguiente, no sólo fluctuaciones en la utilización de capa­
disminución en el crecimiento de la economía. En el período en el que las
cidad de corto sino también de mediano y largo plazo.
ganancias están, en general, en auge, las contracciones tienden a ser suaves
Desafortunadamente la serie de datos necesarios para construir este ín­
y las recuperaciones relativamente rápidas.
dice fué descontinuada en 1963. Pero los datos de Me Graw-Hill sobre au­
En cambio, una crisis general se produce solamente después de un largo
mento de la inversión y adiciones anuales a la capacidad, puede usarse pa-
período de descenso en la rentabilidad, cuando las ganancias totales se han
estancado y la inversión es débil. Para entonces la "montaña" de problemas
21ll litles como LJs del Uureau of Economic Analisys (UEA), Ios nmsos y las de J(inlwt Assud,llt'5.
es muy grande, por así decirlo, y el colapso es generalmente devastador. 202 M. H. Schnadcr, "Capacity Utiliz..ation•, "" ·nar Jlandboolc ofEamomic aml Financiul Mra.<um:, editores:
Parafraseando a Marx, la crisis precip i ta la eliminación al por mayor de ca­ F. J. Fabozzi y 1 1. l. Gm>nlicld. lllinois, Dow-Joncs lrwin, 1984, pp. 74-104; R. F. l<osl, "New Ft'<ll'rdl
RCSI'rvc Mcasurl>s of Capadty and Capadty U l i lization", cn l'tlitral Restrve nul/tlill, julio 1'J83.
pitales y los ataques generalizados a la fuerza de trabajo. Esto produce gran 203 L R. Christel\5<'n y D. W Jorgi'OSOn, ·1ñe Mcasureml'nl o( U.S. 1<1'.11 C1pital lnpu1, 1929-t967", cn
conmoción social y también grandes cambios institucionales. Rn.jw of lnromt Gnd W.alllr, 15 (4). 1969.
386 VA LOI{, ACUMULACION Y CRISL<; CRISIS ECONOM ICAS Y TA.<;A DE GANANCIA 387

ra construir una nueva medida de u tilización de capacidad. Una prueba Como veremos, éste es exactamente el patrón que se encuentra para el
independiente de la validez de esta nueva medida está dada por el hecho período de posguerra. Los Gráficos 21 a 26 muestran que las predicciones
de que es muy similar al índice Foss durante el período en que se superpu­ básicas de la teoría de la tasa decreciente de ganancia son confirmadas por
sieron, desde 1 947 hasta 1963. los datos del período de posguerra (1 947-1986). El Gráfico 27 presenta evi­
Además, cuando se comparan con el ampliamente u tilizado lndice de la dencia de otros países capitalistas importantes (todas las fuentes y métodos

Reserva Ft.>deral sobre util ización de capacidad, aun cuando las t res medidas se describen en los Apéndices).
Los primeros cuatro Gráficos examinan las causas intrínsecas de la cri­
son parecidas en el corto plazo, esta última se aparta considerablemente de
sis. El Gráfico 21 muestra que, ajustada por fluctuaciones en la utilización
las otras dos en el plazo largo (Véase el Gráfico 28 en el Apéndice 2). Lo
de capacidad, la relación de capital a salarios Je trabajadores de la produc­
anterior respalda nuestros comentarios sobre las deficiencias de las medidas
ción K / Wp* (la composición de capital en valor) crece en 147%, mientras
convencionales para el análisis de largo plazo. (El Apéndice 2 esboza la
la razón capital-producto K/ Y * (la composición de capital materializada)
construcción del nuevo índice de utilización de capacidad, y un t rabajo más
crece 55%. El Gráfico 22 muestra que la productividad y crece más rápido
detallado sobre el tema está disponible mediante solicitud al autor).
que los salarios reales nl'J', tal como la teoría lo anticipa. Desde un punto de
Estamos listos para examinar los patrones empíricos que eslan impHci­
vista marxista, la razón de y a nvp es un índice Je la tasa de explotación
tos en la teoría de la tasa decreciente de ganancia. De acuerdo con los argu­
de los trabajadores y este índice crece 49% en 39 años.
mentos previos espcrar(amos las siguientes tendencias, repartidas en las fa­ El Gráfico 23 muestra que la tasa de ganancia, ajustada por la utilización de
ses de acumulación, auge y crisis. Las primeras miran las causas intrínsecas capacidad, cae en 55% durante el período de posguerra. Como 1'1 razón de ga­
de la crisis, las ú l timas sus fenómenos característicos. nancias a salilrios de trabajadores de la producción realmente crece suavemente
Durante la fase de auge: d u rante este pcdodo (de 0.'10 en 19·1 7 ,, 0.•15 en 198ú) la caída en la la:;;t de ganan­
1) J{¿jzones crecienles de capital fijo a producto y a salarios. En términos de cia est<1 explicada enteramente por el crecimiento del capital fijo con relación a
Marx estas razones representan las formas monetarias de crecientes los salarios de los trabajadores de la producción (es decir, por el alza de la com­
composiciones de capital materializadas y en valor, rcspectivament�. posición de capital en valor)20.� . Este resultado es absolutamente importante.
2) La productividad del trabajo crece más dpido que los salarios reales La tasa de ganancia sin ajustar (real) también es representada, y se pue­
(tasa de explotación creciente, en términos de Marx). de ver que oscila alredL•dor de la tasa ajustada (potencial). Esto también es
3) Tasa descendente de ganancia, aun en períodos de auge. anunciado por la teoría. Tomados j untos, los Gráficos 21 a 23 ofrecen sólido
4) La tasa descendente de ganancia conduce a un eventual estancamien­ soporte empírico para el análisis básico marxista de las tendencias estructu­
to de la suma total de ganancias. rales de la acumulación capitalista2tJ('.
El Gráfico 24 explica la relación entre una caída de la tasa de ganancia en
Durante la fase de crisis:
1) El estancamiento de las ganancias señala el principio de la fase crítica, el largo plazo y una crisis económica general. Debe recordarse que, de
acuerdo con lo esperado por l a teoría, la tasa decreciente de ganancia lleva
en la cual hay un cambio cualitativo en el comportamiento del sistema.
al estancamiento eventual de la cantidad total de ganancia que sei'tala el
2) En la fase crítica misma descienden las ganancias, los salarios y las
comienzo de la fase de crisis. La serie superior del Gráfico 24 muestra que
acciones de la Uolsa, en términos reales (es decir, deflactados). Al mis­

2Wi l.a anterior dt>scripdón t·om-spundt• al mjs allo nivel de abstracción. Una Vl'Z se introduce la tasa dt•
mo tiempo, hay un aumento de quiebras de empresas y del desem­
pleo, y una creciente miseria social. ,
i nteres en t'l aná lisis la gan.�ncia indus t rial total se puede S('parar en dos componentes: la canlid.td
equivalcnll• al intl'res que podrla obtenerse sobrl' t•l l'apital tot¡¡J invertido; y la l'.l ntidad de gan.mci.t
3) Como respuesta a la crisis, se desatan agudos ataques contra los sala­ restante, a la que Marx dl•nomina "gananda-dl'-<>mprcsa-.
rios, las prestaciones, las condiciones de trabajo y los programas de A este nivel más roocreto de análisis el punto nflico S(' pn'St'ntil cu.mdo la masa d<' ¡:;nl.tnt:ia-de·<'m·
prt'sa se l'Sii1nCt1, '� dcdr, l"n•uulo f,¡ liJsa inen•nwnl.:ll dt.� retorno liPI capit.al se h¡u·t� igual a la L:1s..1 dt•
asistencia social.
intl'rÍ'S. (����· t'l! t•l puntnen t•l ru;¡J J,, in vers ión y la l'SJ'I'l'ulari6n linam•it•r.ts 54' l mn• n rn.1s lucrativas

..•, op. cit. . .• OJ'· cit.


que la invNsión en l'apital industrial.
204 A. Shaikh, "Organk Cornposilion . 206 Shaikh, "Or¡;�nk Composition .

GRAFICO 2 1

INTENSIDAD DE CAPITAL
Ajustada por cambios en la utilización de capacidad

2.8
2.7
2.6
2.5
2.4
2.3
2.2
2.1
2
1.9
Ul
1.7
1.6
1.5
- � - -�

1.4 /-, - --

1.3 �
1.2
1.1
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1957 1962 1967 1972 1977 1982
1947 1952

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- - - - K / Y* (Ajustada) --- K/Wp* (Ajustada) R

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GRAFICO 22
R

PRODUCTIVIDAD Y SALARIOS REALES tñ
(Logaritmos naturales) m

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4.4
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4.2
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3.3

3.2

3.1

2.9

2.8

2.7

2.6

2.5

2.4

2.3
1 1 1 1 1 1 1

11147 1952 1957 1982 1967 1972 1977 1982

- - - - Ln de productividAd -- Ln de salarios reales �



GRAFICO 23 :.>

TASAS DE GANANCIA
(Sin ajuatar y ajuatadas por utilización de capacidad)
0.15

0.14

0.13

0.12
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GRAFICO 24 r.
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GANANCIAS REALES E INDICE REAL DEL MERCADO DE VALORES !Ji
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--- Ganancias reales · ·• •• • • • • Im!ice real del merado da ,·aJon!s
3'12 VALOR, ACUI\.IULACION Y �RISL'> CRISIS ECONOMICAS Y TA'lA DE GANANCIA JC)J

la cantidad total de ganancias reales antes de los impuestos de las corpora­


ciones alcanza un pico entre 1966 y 1968, y luego comienza a fluctuar aun
más agudamente alrededor de una tendencia básicamente estancada (las
ganancias después de impuestos se comportan más o menos de la misma
manera).
Esto implicaría que los Estados Unidos entraron en una fase de crisis
fri
alrededor de 1967. Es particularmente sorprendente que la segunda serie g:
del Gráfico 24, que repn•senta el índice real del mercado de valores, tam­
bién se estanca alrededor de la misma época (realmente un poco antes, co­
mo corresponde a su papel: el de intentar predecir la rentabilidad) y des­
,.
p ués comienza a caer de manera sostenida. Desde su pico en 1965 hasta su g:
piso en 1982, el índice del mercado de valores cae cerca ele 56%, en términos
reales, que es casi lo mismo que cae en la peor parle de la Gran Depresión
previa. jo.
"' S
Es un hecho diciente el que el índice corriente Dow Jones tuviera que ... �
g: "'
parar en 3000 simplemente a fin de captar lo ocurrido en 1965, en términos "'
"'
reales. (El crash mundial del mercado de valores del Lunes Negro de octu­ :!
..
¡....
bre 19 de 1987 ocurrió después de que este trabajo fuera escrito. El colapso
estuvo muy en la línea del análisis aquí realizado. La recuperación parcial
1
t;

que siguió no es una seilal Jd retorno de los buenos t ie mpos, porque el pro­
ceso de recuperación subsecuente está lejos de haberse completado).
El análisis precedente nos lleva a esperar un cambio cualitativo en el
comportamiento del sistema después de 1967. Y los datos lo confirman am­
pliamente. El Gráfico 25 muestra que el crecimiento de los salarios reales
!
disminuye fuertemente luego de 1965 y el nivel mismo conúenza a caer
después de 1973. De 1947 a 1967 los salarios reales de los trabajadores de la
producción crecieron a una tasa promedio de un 2% anual, mientras que de

1968 a 1986 cayeron a una tasa promedio de 0.5% anual. A fines de 1986 el
salario real había regresado a su nivel de 24 años antes.
Correlacionado con todo esto está un movimiento opuesto de la tasa de ]
..
;!! :§"'
desempleo, que permanece constante alrededor del 4% en el período 1947 a
1%7, pero luego se dispara hasta casi el lO% en 1982, antes de estacionarse en
el históricamente alto nivel de 7 - 8%. Debe seitalarse a este respecto que tanto
el agudo crecimiento del desempleo de 1966 a 1973, como la caida paralela del
cn�cimiento de los salarios reales, plantea serias dudas a una historia que fije el
problema en las demandas sa!ariales y los esfuerzos del trabajo durante es­

1
te mismo periodo. Volveremos sobre este tema en breve.
El Gráfico 26 describe una a(m más sorprendente manifestación de la
diferencia cualitativa entre las fases de auge y de crisis. De 1947 a 1967 el
déficit presupuesta} federal medio anual fue tan sólo de 1 .700 millones de
)'J4 VA I .l ll(, ACUMUI .ACION Y CHISIS C H L<;IS ECONOM ICAS Y T�<;¡\ DE GANANCIA 395

dólares. Pero de 1 968 a 1986 salta a una tasa anual promedio de 77.700 mi­
llones de dólares. ¡Este es un incremento de casi 4.500% !
La más grande proporción de este crecimiento es explicada por los efec­

� tos directos de la crisis, que disminuye los ingresos por impuestos aun
_.1 cuando requiera mayores gastos sociales para mitigar el desempleo y la po­
<� 1- &l
breza crecientes; y por diferentes efectos indirectos que estimulan el creci­
g: miento del aparato militar del Estado.
-
f..-¡.---
--� Lo mejor de todo, en la fase de auge de 1947-1967 los Estados Unidos
__¡ ¡- �

r:zl>
crecieron a un ritmo saludable: el desempleo tuvo un promedio del 4.8%,
los salarios reales por trabajador de la producción crecieron cerca de 50% y
¡:: el déficit presupuesta! federal promedio anual fue tan sólo 0.16%.
t- g:
En contraste, durante la segunda fase, 1968-1985, e l desempleo crece

�v
raudamente hasta un pico de casi 10% en 1982 y luego termina oscilando
;'!


g: alrededor del nivel históricamente alto de 7 % . Los salarios reales caen
efectivamente en casi 9% durante el período completo, de forma que en

� 1986 habían vuelto a los bajos niveles de 24 años antes y el déficit presu­
/� puesta! federal promedio saltó a 45 veces su nivel de la fase de auge.
l-- Finalmente, el Gráfico 27 i lustra las tasas de ganancia en varios países
� capitalistas importantes, además de los Estados Unidos. Una vez más ve­

í� 1- �
mos el mismo patrón básico, aunque desde luego los niveles y las épocas
difieren. En competencia, el progreso de cualquier capital o grupo de
\ capitales no sólo depende de lo que pase al promedio, sino también de
su propia posición particular en relación con este promedio. La alta pro­
) �
1
d uctividad del Japón y sus costos unitarios relativamente bajos lo habili­

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tan para ir contra la corriente por un momento, antes de que finalmente

¡:,;¡
Cl > sucumba.
El Reino Unido, en el otro extremo, comenzó a hundirse relativamente

t:
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(� :g
g:
temprano. Sobre todo, encontramos caídas en la tasa de ganancia de
el Reino Unido (1955-1981), de 39% en Japón
43% en
(1963- 1 980), de 33% en Ale­

�� mania (1955-1978) y de 29% en Suecia (1963-1980). Sólo Francia parece ha­



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g: ber escapado de la tendencia general.

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Los Gráficos precedentes también nos permiten examinar brevemente
S tres explicaciones alternativas de la presente crisis económica207• L"l prime­

o
o] <� :'!!
(.) � Ql ra es el enfoque subconsumo/estancamiento208, que afirma que la crisis se
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origina en una deficiencia de demanda que lleva a disminuir la utilización
de capacidad, menores ganancias, lento crecimiento y crisis final. Si esta
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207 J�u.l discusinn� n1.'\s dt'I;¡JI,ld,¡s ¡J¡• J,¡s lt•orl;¡s d•• l¡¡ rrisis ••n sus t•nfuq ul's d•• sull!'IIIISUmn/l'slanca­
mlt•nto y di' pn•sión salo�ri;1l, vl>.t.� A. Shaikh, "An lntrodm·1ion lo the l lislnry... ", "1'· cit.
208 1! Swi'Czy, /'our l1clurrs on Mnrl i�m. Nm•vd York, Monthly H<"vi,•w l'rl'SS, 1')81.


396 VALOH, ACUMULACION Y CRISIS
CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 397

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l 1-J-·�
teoría es correcta, la tasa de ganancia cae en gran medida después que la
" :¡j demanda, por lo que la utilización también cae. Así, ajustar la tasa de ga­
.... Jl J� nancia por la utilización de capacidad produciría una tasa de ganancia es­
' � table, o aun creciente.
V
¡,¡ "'

f \, Pero los datos muestran justamente lo contrario. La tasa de ganancia


( '
' ajustada cae fuertemente durante todo el período de posguerra (Véase Grá­

\ \
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fico 23), incluso en la fase de auge de 1947-1967 cuando la demanda es fuer­
1 ..
te y la utilización de capacidad está creciendo (Véase Apéndice 2, Gráfico

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1

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1 �
28). En verdad, una vez se reconocen estos hechos críticos, es posible ver
que la caída de la demanda, y de ahí la utilización de capacidad, ocurre en
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1
la fase de la crisis misma, como una consecuencia de la tasa decreciente de
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lr ganancia, más que como su causa.

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, ,.. 1 1 La segunda explicación, llamada "el enfoque de presión salarial", remi te
1 '
la crisis a alguna combinación de crecimiento excesivo de los salarios re­
Q \ ;

I/
1
u ales209 y a una caída en el crecimiento de la productividad debida a una
¡:.:¡ \ /
o 5
\
:, reducción del esfuerzo de los trabajadores a finales de los años sesentas210•

:S V/ 1 \
i V Desde este último punto de vista, la raíz del problema puede encontrarse

1
¡:.:¡ 1
' 1 en un supuesto aumento de la resistencia de los trabajadores y de la aliena­
Q ' 1 ción a finales de esa década, reforzado por la mo.1yor segurid ad social logra­
m ' i
o 1
da por el alto empleo y un benigno Estado Bienestar.

1
� 1
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'¡¡ Pero esta noción pierde toda su fuerza cuando se reconoce que la caída
:E 1 ,

� � de la productividad se origina directamente en una disminución de la tasa

\ �\
1
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.-!". 1 de acumulación de capital, que a su vez tiene sus raíces en la ya observada
1
m 1
¡:.:¡ \
caída de la rentabilidad. La acumulación de capital significa la introducción
m
...... 1
1
de nuevos y más modernos métodos de producción con niveles de produc­
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Cl. 1) tividad correspondientemente mayores, de suerte que cuando aquélla dis­
m
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¡:.:¡
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minuye, ésta también lo hace. En realidad, la tasa de crecimiento del capital
fijo llegó a su pico en 1966 y comenzó a caer de allí en adelante211 • Esto
Q sugiere que la caída observada en el crecimiento de la productividad es un
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1\
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...... efecto, no una causa básica, del impulso inicial de la crisis.
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z Debe señalarse, de paso, que el agudo crecimiento del desempleo entre
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1/
1968 y 1973 y la caída simultánea en el crecimiento de los salarios reales,
� plantean serias dudas a cualquier historia que ubique todo el problema en la
t- (,!)
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o ¡:.:¡ supuesta fortaleza y seguridad de los trabajadores en el mismo período212•
u
......
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Sutdiffe, op. dt.
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209 A. Glyn y

< 210 llowles, Gordon y Weisskopf, op. cit.


(,!) E-< 2 1 1 R. W. Kopcke, "l'on'Casting lnv�tment Spending: 1ñe 1\>rforrn<mce of Statisticoll M'xh•ls", en Nw
$ :!! ¡; � � :!1 2 O) CIJ '"'" ""
f.ngland fronoritic Rroiror, noviembre-diciembre, 1982
212 llowles, Gordon y Wcisskopf, op. dt.
398 VAl Dll, ACUMULACION Y CRISIS CRISIS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 399

La tercera explicación se basa en los eÍL>etos daüinos de la competencia ex­ Virtualmente el mismo patrón puede encontrarse en Europa, donde las
tranjera, particularmente en la noción de que los avances logrados por Japón y quiebras de empresas y de bancos también han alcanzado niveles histórica­
Alemania ocasionan que la rentabilidad de los Estados Unidos decline y así mente altos, sólo vistos antes en la Gran Depresión.
eventualmente provoque u n decai mil'Jllo mu ndial21.1• Pero este argmnento Lo peor de todo es que debido al alcance internacional del moderno sis­
confunde factores secundillios con primarios. Primero que todo, tal competen­ tema bancario, la suerte de cientos de bancos de E.U. y extranjeros está ata­
da directamente a docenas de naciones endeudadas del Tercer Mundo. Na­
cia internacional no puede explicar la persistente declinación de la tasa de ga­
ciones enteras, entre las más notables México, Filipinas, Argentina y Brasil,
nancia de los Estados Unidos durante todo d período de posguerra.
están ya sobre el filo de la bancarrota.
En segundo lugar, durante el periodo 1965-1978, para el que existen da­
El incumplimiento en el pago de cualquiera de ellos podría disparar una
tos comparables para los tres países y durante el cual se supone que la com­
ronda completa de tales fracasos, que a su vez fácilmente podría llevar al
petencia fue más intensa, la tasa de ganancia japonesa cae algo más (33%)
colapso del sistema bancario mundial. Los nueve bancos más grandes de
t]Ue la de Estados Unidos (30%), al tiempo que la de Alemania lo hace tm
los Estados Unidos, tan sólo, tienen cerca de US$76.000 millones compro­
poco menos (19%) 2 14• Esto diffcilmente respalda la noción de que la evolu­
metidos en créditos a países del Tercer Mundo y muchos de ellos no están
ción de las tasas de ganancia es explicada básicamente por las posiciones en capacidad de pagar los intereses, menos aún el principal, de sus deudas.
competitivas de estos países.
Hay muchos otros hechos subsidiarios que refuerzan el argumento básico
expuesto en este trabajo. La actual ola de bancarrotas est<i en un nivel t�pidémi­
co y se acelera. En los estertores de la recesión de 1982 hubo 36 bancarrotas de Políticas del Estado y crisis actual
empresas por cada hora de la jornada de negocios en la primera cuarta parte
del mio, y la tasa anual d(! ')U iebras se había trepado a H9 por cada 10.000 cm­ La teoría Pconómica convencional nos ensc1\a q ue el Gobierno tiene el
presas. Desde entonces ha subido aún m<is alto, hasta 114 en 1985, un nivel poder objetivo para controlar la economía capitalista mediante la adopción
de políticas fiscales y monetarias keynesianas. En los años cincuentas y
sobrepasado solamente por los peores dos aüos ele la Gran Depresión.
sesentas, la mayoría ele los economistas concedían l a mayor parte del
Aún en 1985 la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDiq pre­
mérito por el auge de posguerra al Estado y sus políticas keynesianas.
dL'\:ía que 200 bancos quebrarían en 1986 solamente, y se sabia que la Corpora­
Pero conforme este auge cambió paulatinamente por un estancamiento
ción Federal de Ahorros y Créditos (FSLiq, que se supone protege depósitos
acompañado de precios crecientes, es decir, por un prolongado período de
en caso de quiebras de instituciones de ahorro y crédito, estaba insolvente. Los
estanflación, más y más economistas comenzaron entonces a culpar al Esta­
hechos han confirmado ampliamente estas predicciones. En la época presente
do. Después de todo, si el Estado era, en principio, capaz de mantener au­
la industria S & L virtualmente ha sufrido un colapso y puede desaparecer
ges y prevenir desplomes, el hecho de que el sistema estuviera hundiéndo­
pronto. Los trabajadores serán quienes más sufran en este caso, porque en el se en la depresión era visto muy naturalmente como un error del Estado.
80% de las l¡uiebras también se pierden los puestos de trabajo. Y así, grandes economistas se reunieron en múltiples conferencias en to­
Y desde luego, a lo largo de todo esto, el gobierno de Reagan estuvo des­
do el mundo para pensar sobre las soluciones apropiadas para el problema.
mantelando activamente el sistema de asistencia social, más que tratando de Mientras tm1to la situación siguió deteriorándose.
fortalecerlo. En años recientes, el problema se ha trasladado al sector agrario, No obstante, la premisa fundamental de este tipo de prácticas estaba ba­
y de él a los bancos agrarios. Al final, la situación ha llegado a ser tan peligrosa sada en un mito. El Estado y sus políticas keynesianas no fueron la causa
que se ha vuelto un lugar comím ver en la prensa económica títulos tales como principal del auge m undial de posguerra, con sus respectivos elevados ni­
"Land Mines, bajo bancos principales" 2 15 y "¿Escenario para el desastre?" 2 16. veles de empleo y de productividad. Por esa misma razón, el Estado no fue
tampoco la causa principal de la actual crisis. Por el contrario, tanto el auge
213 R. llrenrwr, "1111' Det>p l�oots nf U.S. r"'onornir l �l i m•" , l'll t\g¡JÍIISI lllf Curl'l'lll, marw·abril 1986. como el desplome han estado regulados por los movimientos de la rentabi­
2 1 4 OECD., Curnla.< Nuciouulrs l!llí.l-1�1/10, Vol. 11. Am•xo 1 1 1. julio, l \IH2.
2 1 5 Nrw Y11rk 'limrs, l.'lll'ro 1 1, 1 985. lidad, y el comportamiento básico de estos movimientos es parte integrante
2 1 6 firwmia/ 1-\lor/cf, novil'mbre 26 , 1985. del sistema.
CRISLS ECONOMICAS Y TASA DE GANANCIA 401
400 VA LOR, ACUMULACION Y CRISIS

Por otra parte, si se abandona esta política debido a su creciente insufi­


{y en presencia de los acrecentados déficit presupuestales), la infla­
Cuando la rentabilidad era aún elevada y la cantidad total de ganancias
ciencia
creda con rapidez, como en los m1os cincuentas y sesentas, el Estado empu­
ción se mitiga sólo remplazándola con un aún más serio problema de alto
jaba esa ola hacia arriba, básicamente suavizando fluctuaciones y reducien­
desempleo.
do las tensiones sociales derivadas de la pobreza y de una tasa de desem­
Nada de esto debe interpretarse en forma alguna en el sentido que la
pleo relativamente baja (para los niveles de Estados Unidos). Los límites
situación hubiera sido mejor sin la intervención del Estado. Por el contrario,
objetivos de su habilidad para controlar realmente la economía nunca fue­
al apoyar el crédito, al solventar las quiebras y al aumentar los pagos de
ron verdaderamente puestos a prueba, debido a que las tendencias básicas
desempleo y de bienestar social, el Estado ha logrado hasta ahora evitar el
de la economía eran sólidas y no se intentaron cambios reales.
colapso de la acumulación. Aun cuando ello no ha eliminado el surgimien­
Pero desde finales de los sesentas en adelante, conforme aparecía la cri­
to de la crisis, ha conseguido, sin embargo, transformar el modo como se
sis, conforme el desempleo comenzaba a aumentar con fuerza y mientras manifiesta. En vez de un desastroso colapso al estilo de los años treintas,
los salarios reales y las ganancias comenzaban a disminuir, los límites reales hemos tenido (hasta ahora) la lenta muerte de la moderna estanflación.
a la intervención económica del Estado se hicieron cada vez más claros, en Pese a toda la intervención estatal, el colapso puede todavía llegar. Si los
la práctica, en la evidente incapacidad de los Estados capitalistas de todo el elementos conservadores hallan la forma de recortar las " redes de seguri­
mundo para revertir la situación. dad" sociales y financieras, un devastador colapso está garantizado. Los
Ascendían al poder gobiernos bajo la promesa de cambiar las cosas y ideólogos conservadores ven correctamente que las políticas kcynesianas
caían cuando no habían podido hacerlo. Mientras tanto los economistas or­ están implicadas en la estanflación. Pero como no son capaces de admitir,
todoxos inventaban nuevas explicaciones y recetas cada hora, las cuales de de manera alguna, que la raíz del problema está en el afán de lucro mismo,
inmediato se volvían obsoletas. Ninguno de ellos intentó jamás enfrentar la ofrecen a la venta la fantasía de que el sistema regresará a cierto sendero
posibilidad de que la falla se encontrara en el propio sistema. dorado una vez que el Estado haya sido reducido. Su medicina es una rece­
Una vez que hemos formulado la mitología del poder de las políticas ta para el desastre.
keynesianas, podemos ver la historia real de la intervención del Estado bajo
una nueva luz. Durante los cincuentas y los sesentas el Estado estimuló el
auge, intentando principalmente mantener en curso a la economía. Pero Resumen y conclusiones
conforme el sistema comenzó a resquebrajarse, los problemas del creciente
desempleo y la decreciente rentabilidad se hicieron más severos; el Estado La Gran Depresión de 1 873 (la "Gran Depresión" original) duró veinte
se vio cada vez más forzado a intervenir para levantar la economía a fin de años. Fue aquél un período de gran conmoción soci a l y de a mplias
tratar de mantener el nivel de empleo y de apoyar el sistema crediticio. restructuraciones del sistema capitalista. Estuvo marcado por una amplia
El problema con todo esto es que, si bien el gasto de Estado, particular­ c o nce n t ra c i ó n y ce n t ra l i za c i ó n de c a p i t a l y c u l m i n ó en la era del
mente el gasto deficitario, es, en realidad, capaz de apoyar la utilización de imperialismo.
capacidad, esto por sí mismo hace muy poco para cambiar la tasa de ganan­ La Gran Depresión de 1929 marcó una fase de crisis que también duró
cia de capacidad normal. Pero en la medida que esta última decae, la tasa de cerca de veinte años217• Ese fue también un período de gran conmoción y

acumulación de capital y, por tanto, la tasa de expansión de la capacidad cambio social, enmarcado por dos sangrientas guerras mundiales. Y ahora
el afán de lucro que donúna este sistema nos ha l levado al borde de otro
normal del sistema, tienden a caer.
devastador colapso. Hasta aquí, el Estado ha logrado evitarlo apoyando el
De manera que el Estado es confrontado, por un lado, con una creciente
sistema crediticio y bancario y, ocasionalmente, estimulando la economía.
necesidad de impulsar el sistema para tratar de mantener el crecimiento del
Ha tenido éxito, por lo tanto, en postergar la crisis transformando el colap­
empleo y del producto. Mientras, por otro lado, el sistema responde cada
so y la deflación potenciales (como los de los treintas) en estancamiento.
vez menos a cualquier nivel de estímulos. De manera creciente los estímu­
los a la demanda se traducen en inflación más que en expansión real y la 217 V.m 1 luijn, "1'· di., p. 1(�1.
estanflación se pone a la orden del día.
402 VALOR, ACUMULAOON Y CRISIS CRISIS ECONOM ICAS Y TASA DE GANANCIA 403

Una crisis no es sólo un perfodo de gran sufrimiento, sino también un Gráfico 21


perfodo de grandes posibilidades. De una forma u otra, el sistema capitalis­
ta será cambiado. La estrategia empresarial actual está, claramente, tratan­ K /Y •, K ;VVp •, donde:
do de cargar el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y de K- acervo de capital fijo sin incluir agricultura y hogares, en mi­
restructurar el sistema de modo de incrementar sustancialmente la rentabi­ les de millones de dólares, tomado de Tize Officc of Business
lidad. Conforme la crisis se profundiza, se acentúan los intentos de dividir Economics (OBE), Departamento de Comercio, para el perío­
a la clase trabajadora: de enfrentar al empleado contra el desocupado, a los do 1947-1980, extendido a 1986 mediante regresión de las se­
hombres contra las mujeres, a los negros contra los blancos, a los sindicatos ries de la OBE sobre las series correspondientes del Bureau
contra los movimientos ecologistas y pacifistas. of Economic Analysis (BEA) (R2 a .99938) y utilizando los
No tenemos porqué someternos a ello. Una vez que nos hemos dado datos de BEA para la extrapolación.
cuenta de que el problema parte de la naturaleza misma del afán de lucro
U= Un nuevo índice de utilización de capacidad descrito en la
del capital mismo, podemos ir más allá de la defensa automática de las re­
página 385 y en el Apéndice 2, ilustrado en el Gráfico 28.
y• x
cetas y políticas keynesianas liberales, más allá de apoyarnos en la mitolo­
Y/ U, donde Y = PNB en dólares corrientes, excluido el sector
gía de un Estado todopoderoso que nos puede salvar de alguna forma de la
agrícola y los hogares, calculado como PNB menos el pro­
devastación de una crisis, y más allá dl'l concepto de luchas defensivas in­
ducto agrícola y de construcción de vivienda en Nt1tional In­
dividuales o locales.
come and Proclucl Accormls de los Estados Unidos, 1929-1982
Esto significa intentar reconstruir los fuertes lazos forjados entre los tra­
(NIPA), tabla 1 .7, líneas 2.7 y tabla 1.23, línea 7. Actualizado
bajadores en la última Gran Depresión; intentar unificar las luchas separa­
a 1986 con la información de varios ejemplares de Sun>ey of
das por más empleos, por los derechos civiles para las mujeres y para la
Curmzl Business (SCB).
población no blanca, por la conservación del medio ambiente y por la lucha
Wp"• Wp / U, donde W p wp x Lp, wp • salario anual de traba­
=
contra el imperialismo; y sobre todo, tratar de crear un sistema social regu­
lado por las necesidades sociales y no por las de la ganancia. jadores de la producción, de Economic Rcporl of tire Presiden /
Es claro en muchas partes del mundo capitalista que la actual crisis (ERP) 1987, tabla B42, col. 1 , p. 293, multiplicado por 52 (se­
mundial es una situación objetivamente revolucionaria. Necesi tamos llevar manas), y
el mensaje. O luchamos por hacer posible el socialismo o nos sometemos a Lp - número de trabajadores de la producción en minería, cons­
las reglas empresariales. Este es, en fin de cuentas, un aspecto de la lucha de trucción, manufactura, transporte, servicios públicos y ser­
clases. vicios personales, de Employmcnl mzd Training Reporl of tire
President, 1987, tabla C-2.

Ap�ndice 1. l;uentes y métodos de Jos principales datos Gráfico 22

La información cubre los sectores diferentes al agrícola y al de los hogares. y. rwp, donde:
Hemos dejado por fuera l a agric u l t ura porque no hay información y- productividad • producto real por trabajador de la produc­
disponible sobre trabajadores de la producción en agricultura, y hemos ción excluidos sector agrícola y hogares - ( Y/pgnp ) / L p
dejado por fuera el sector económico de los hogares porque incluye un pg11p • deflactor de precios implícitos del PNB, tomado de SCB, fe­
componente ficticio muy grande (las cuentas nacionales tratan a los brero, 1986, tabla 5, p. 22, y julio, 1987, tabla 1.7, p.22, y
propietarios de vivienda como agentes económicos que se arriendan sus nvp - salario real anual de los trabajadores de la producción, ERP,
casas a ellos mismos). tabla b42, col. 2 p. 293.
VAL.Oit, ACUMULACION Y CRISIS
CRISIS ECONOM ICAS Y TA'ii\ DE GANANCIA 405
404

Gníjico 2 7
Gráfico 23
La s tasas d e ganancia son e l excedente bruto de operación sobre e l acervo
r•, r, donde bruto de capital en d ó l a re s c o r r i e n tes, de Cue11 tas Nacio11ales
r• - r/11 • tasa de ganancia ajusta da (potencial) 1 963-l 980,Vvol. II, Anexo III, OECD, julio 1982. Deseo agradecer a T. P. Hill
P/ K - tasa de ganancia (real) sin ajust ar, dond
e por suministrarme cifras revisadas y corregidas no publicadas. Como no
r-

CCA , toma das de ERP, ta­


P- Ganancias corporativas con IVA y todos los países tienen la misma cobertura he tratado de usar la más amplia
no está
bla D84, col. 1, p. 343. Esta informaci
ón de ganan cias cobertura disponible para cualquier país dado: Francia y el Reino Unido,
para perm itirnos exclu ir
presentada con el detal le suficiente corporaciones no financieras; Alemania y Suecia, industria, transporte y
pero los datos relac ionad os
los sectores agrícola y hogares, comunicaciones; E.U. y Japón, industria manufacturera. Nótese que estas
en conju nto estos sectores con­
de la tabla 6.19A indican que tasas de ganancia no están ajustadas por la u tilización de capacidad.
gana ncias totale s.
tribu yen con menos del 3% a las Nuestra experiencia de los datos de los E. U. indica que una medida ade­
cuada de la util ización de capacidad es importante para representar la ten­
dencia de largo plazo, que de otra manera puede estar distorsionada por
grandes fluctuaciones en la u tilización de capacidad durc1nte el corto y me­
diano plazo. Aún falta por desarrollar información adecuada sobre u tiliza­
Gráfico 24
ción de capacidad para otros países de la OECD.
Finalmente, las lasas de qu iebras de empresas analizadas en el texto son
Ganancia real - P lpgdpi de Hislorical Slalislics of llre U.S.: Colo11ial Times lo 1970, series U23, p. 912, y
Indic e real del mercado de valores -
S T / pgdpi, donde ERP, tabla I392, p. 351.
la inversión brut a del sec­
1'gdp i - deflactor de precios impH citos de
100, toma
- do de ERP, tabla B3,
tor priva do dom ést ico, 1982
inversión total, exclu idos hoga res, p. 248, y
and Poors, toma do de ERP, 1987, Apénd ice 2. Ind iccs de u t i lización de capacidad
ST • i.ndice comp uesto Stan dard
tabla B91.
Nuestro índicl' de utilización de capacicl.td L'S creado divid iendo el índice
de la Federal Reseme Board (FRB) de la producción industrial entre un índice
de capacidad industrial. Este es el procedimiento que también subyace al
índ ice de u t i l ización de capacidad ampl iamente u t i lizado de la FRB
Gráfico 25 (FRBCU). La d iferencia surge del hecho que nuestro índice de capacidad se
basa en un nuevo uso de los datos de la encuesta anual que Me Graw-Hill
Salario real - igual al Gráfico 22 ( M H ) real i za sobre l o s p lanes d e las empresas. Deseamos agradecer
Tasll de e s p ec i a l me n t e a Ken t K l i n e de D R I p o r p e r m i t i rn o s u ti l i z a r l o s
en ERP, 1987, tabla B-35,
desempleo • de "Todos los trabajadores civiles" cuestionarios e información originales.
p. 285. Entre otras cosas, la encuesta MH ofrece dos series ampliamente utiliza­
das: las adiciones anuales a la capacidad en industria manufacturera
(DCAP) y la proporción anual de inversión bruta (E) que mira la expansión
de capacidad (contrario a su remplazo). Hasta ahora, estas dos series han
sido usadas de manera independiente. Al combinarlas hemos posibilitado
Gráfico 26
l a corrección de una deficiencia importante en el índice de capacidad exis­
tente MI-l.
de ERP, 1987, tabla B-73, col. 3, p. 331.
Déficit y super áv i t federales toma dos
r.-----------�-

406 VALOR, ACUI\.IULACION Y CRL'>IS CRISL'i ECONOMI CAS Y TASA DE GANANCIA 407

Me Graw-l lill crea estas series publicadas simplemente acumulando las


adiciones anuales a la capacidad para llegar a un indice del nivel de capaci­
dad, en el entendido de que las respuestas de la encuesta sobre adiciones a
la capacidad se refieren a las adiciones netas, no brutas. Pero pronto se hace
claro para algunos investigadores que el índice de capacidad resultante tie­ '
'

ne un fuerte sesgo hacia arriba porque las firmas parecen interpretar la pre­ '

'- �- -
- o
gunta de la encuesta en términos de adiciones brutas a la capacidad, lo que ---.... ... ... ...
>r
L rl
f,()
§ "il
- 2 :'l
é.di
es bastante sorprendente puesto que todas las preguntas previas del formu­ _ .... ..- ---- �
lario de la encuesta se refieren a adiciones bnttas al acervo de capital, es � .,, �
decir, a inversión bntta21H. r __
__
_

� ñi
.S �
A fin de explicar la anterior ambigüedad en la respuesta de la encuesta, --
'�
suponemos que de las adiciones totales de la capacidad (DCA P) , una frac­ g:
.........
.... ,... ... ... ....

.... ,
ción desconocida p, representa las <tdiciones b nt t n s (GD CAP - 1' DCAP ) ...
_"'"'.>

y d resto, las netas (NVCAP • (1-¡ 1) DCA P) . Las adiciones brutas fueron
----- - - - -

multiplicadas por la proporción de expansión de capacidad a inversión


bruta (E) , para convertir lo bruto en neto, y luego sumadas a las adiciones �
í! 'E
netas (NDCAP) supuestas previamente. El resultado es una nueva medida
de las adiciones netas a la capacidad NDCAP* = p (DCAP)E + (1 -P) DCAP, i�
4'11 1.:
que pueden ser acumuladas para l'rl'ar el nuevo indice de capacidad sobre �
- :,!;j¡p

el que se basa nuestro índice utilización de capacidad. p
Es importante señalar que los procedimientos existentes de MH y FRB
suponen implícitamente que 1' - O (todas la adiciones son netas), mientras § ··

?
·-


··
·-
Rost, de la División de Investigaciones y Estadistica de la FRB concluye -

que p - 1 (todas las adiciones son brutas)21'J. La conclusión de Rost fue pro­
...

bada creando una serie con p ; 1 y comparándola con la medición de uti­ U-l
p
z
lización de motores eléctricos de Foss (descrita anteriormente en el texto y

o
¡. :.: ::.::::, g:
"

recalculada por nosotros) durante el período de traslape, 1950-1963. �


....


Como el índice de Foss es la única medida adicional de u tilización de 1.)
··· · ··· · ·
.


capacidad, es de considerable interés observar que la "versión de Rost" de "'

nuestro índice de utilización de capacidad se ajusta muy bien con la medi­ 1:


M ;a
da de Foss. A fin de mejorar la estimación de Rost de p 1, estimamos 1' � .5
::::�·.. .. . .. .
·
U-l .·
-

hallando el valor pa1·ticular que hace que nuestra medida corresponda más � p
cercanamente al índice de Foss durante el período de su traslape, "1 950-
1 962. Esto lo hacemos por medio de un procedimiento de estimación no
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lineal de mínimos cuadrados, con p restringida a ser O < p < 1. De manera h


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interesante, el valor óptimo resulta ser 1' 1 , como Rost sugiere. Los cálcu­
..
() ,¿. ...; ...; o o

los están disponibles mediante solicitud al autor.

218 Rost, op. di.


219 /bid., p. 520.
FE DE ERRATAS

En el Gráfico 1, de la página 93, donde aparecen, en el extremo izquierdo y


por fuera del circuito, los símbolos M y O debe leerse M' y D'.

En los Gráficos 2 y 9, de las páginas 102 y 139, respectivamente, donde


aparece la fórm ula S 1 V debe b'rSI' P1 V

E n el C u a d ro 9, de la página 220, en el " Sector de a l ta composición


orgánica", donde aparece el súnbolo S0 debe leerse pO,

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