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La fe y razón son dos formas de convicción que subsisten con más o menos grado de conflicto, o de compatibilidad.

La fe
generalmente es definida como fundamento en una creencia, como una convicción que admite lo absoluto. Mientras que la razón es
fundamento en la evidencia, lo cual aproxima el objeto de fe a la idea del mito.En realidad, cada una tiene su propia ámbito de
realización.1 Según San Juan Pablo II, en su encíclica Fides et ratio (1998), «la fe y la razón (fides et ratio) son como las dos alas
con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad».
Hablando en términos generales, hay tres categorías de perspectivas respecto a la relación entre fe y razón.
El racionalismo sostiene que la verdad debería ser determinada por la razón y el análisis de los hechos, más que en la fe,
el dogma o la enseñanza religiosa. El fideísmo considera que la fe es necesaria, y que las creencias deben tener cabida sin la
evidencia o la razón, aún esté en conflicto con ellas. La teología natural considera que fe y razón son compatibles, de manera que la
evidencia y la razón finalmente llevan a la creencia en los objetos de fe.

“FIDES ET RATIO”
Papa Juan Pablo II
INTRODUCCIÓN

Fe y razón, las dos alas para elevarse a la verdad. La fe y la razón (Fides et Ratio) son como las dos alas con las cuales el
espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Con esta expresión encabeza en su Encíclica el Papa
Juan Pablo II la encíclica “Fides et Ratio”. Después de leer esta encíclica, impresiona como en tan pocas palabras es
capaz de sintetizar lo medular de su carta, el tema de la verdad, algo que esencial en la vida y la historia de los
hombres. Es así, como el Papa Juan Pablo II patrocina la capacidad de la razón humana para estar al tanto de la verdad,
y demanda que la fe y la filosofía vuelvan a encontrar su unidad profunda. Él como cabeza de nuestra Iglesia, quiso
afirmar la necesidad de reflexionar sobre la verdad.

No deja de ser menos cierto, que el ser humano a través de los tiempos, se ha planteado importantes preguntas sobre
su propia identidad, como también cuál es su origen, además que es lo que le sucederá después de su muerte, sobre
estos aspectos, en la búsqueda de la verdad misma y cuál es su fundamento, la razón encuentra su apoyo más dotado
de hermosura en la fe.

Un aspecto que llama la atención, entre muchos otros, es que al inicio en el punto 5, el Papa expuso: “La Iglesia, por su
parte, aprecia el esfuerzo de la razón por alcanzar los objetivos que hagan cada vez más digna la existencia personal.
Ella ve en la filosofía el camino para conocer verdades fundamentales relativas a la existencia del hombre. Al mismo
tiempo, considera a la filosofía como una ayuda indispensable para profundizar la inteligencia de la fe y comunicar la
verdad del Evangelio a cuantos aún no la conocen… y luego escribe: “Me impulsa a ello el hecho de que, sobre todo en
nuestro tiempo, la búsqueda de la verdad última parece a menudo oscurecida.” Y mi pregunta es ¿Cómo se ha llegado
a ese oscurecimiento?

SÍNTESIS DE LA ENCÍCLICA “FIDES ET RATIO”

1. Capítulo I LA REVELACION DE LA SABIDURIA DE DIOS.

En este primer capítulo, el Papa nos presenta el conocimiento que viene de la fe, “la Revelación como conocimiento
que Dios mismo ofrece al hombre.” De este modo, no hace ver que, “además del conocimiento propio de la razón
humana, capaz por su naturaleza de llegar hasta el Creador, existe un conocimiento que es peculiar de la fe”. En efecto,
son dos verdades que no se enredan, ni una hace que este demás la otra.

2. Capitulo II CREDO UT INTELLEGAM «La sabiduría todo lo sabe y entiende» (Sb 9, 11)

En este segundo capítulo se destaca que en la Sagrada Escritura está la seguridad de que hay una intensa unidad entre
el discernimiento de la razón y el de la fe y que ciertamente no podemos prescindir del conocimiento que allí nos
entrega Dios si es nuestro de tener respuestas a sobre nuestra existencia.

3. Capítulo III INTELLEGO UT CREDAM, Caminando en busca de la verdad

En este tercer capítulo, sobre “entender para creer”, el Papa Juan Pablo II, considera la premisa que el hombre desea
conocer la verdad. En efecto, el hombre, con su razón, desde toda su vida se interroga sobre todas las cosas, y dice:
“Incluso la vida diaria muestra cuán interesado está cada uno en descubrir, más allá de lo conocido de oídas, cómo
están verdaderamente las cosas”. Su búsqueda tiende hacia una verdad que pueda explicar el sentido de la vida. Esta
verdad también se encuentra en el testimonio de los otros, lo cual forma parte de la existencia normal de una persona:
“En la vida de un hombre, las verdades simplemente creídas son mucho más numerosas que las adquiridas mediante la
constatación personal”.

4. Capitulo IV RELACION ENTRE LA FE Y LA RAZON, Etapas más significativas en el encuentro entre la fe y la razón

En este capítulo, el Papa expresa que “Los primeros cristianos, para hacerse comprender por los paganos, no podían
referirse sólo a ‘Moisés y los Profetas’; debían también apoyarse en el conocimiento natural de Dios y en la voz de la
conciencia moral de cada hombre”. También nos presenta el ejemplo de los Padres dela Iglesia, los cuales, “fueron
capaces de sacar a la luz plenamente lo que todavía permanecía implícito y propedéutico en el pensamiento de los
grandes filósofos antiguos”.

5. Capítulo V: INTERVENCIONES DEL MAGISTERIO EN CUESTIONES FILOSOFICAS

En este capítulo quinto se mencionan diversos pronunciamientos del Magisterio sobre cuestiones filosóficas. El Papa
expone que “El Magisterio eclesiástico puede y debe, por tanto, ejercer con autoridad, a la luz de la fe, su propio
discernimiento crítico en relación con las filosofías y las afirmaciones que se contraponen a la doctrina cristiana.”

Se considera desde la idea de que “la Iglesia no propone una filosofía propia ni canoniza una filosofía particular con
menoscabo de otras”, pero sí “tiene el deber de indicar lo que en un sistema filosófico puede ser incompatible con su
fe”. Está claro, además, que “ninguna forma histórica de filosofía puede legítimamente pretender abarcar toda la
verdad, ni ser la explicación plena del ser humano, del mundo y de la relación del hombre con Dios”.

6. Capítulo VI: INTERACCION ENTRE TEOLOGIA Y FILOSOFIA. La ciencia de la fe y las exigencias de la razón filosófica

En este capítulo, tratando de establecer la armonía entre filosofía y teología, el Papa lo inicia exponiendo: “palabra de
Dios se dirige a cada hombre, en todos los tiempos y lugares de la tierra; y el hombre es naturalmente filósofo. Por su
parte, la teología, en cuanto elaboración refleja y científica de la inteligencia de esta palabra a la luz de la fe, no puede
prescindir de relacionarse con las filosofías elaboradas de hecho a lo largo de la historia, tanto para algunos de sus
procedimientos como también para lograr sus tareas específicas”.

Con esto, este capítulo está dedicado a las exigencias que las diversas disciplinas teológicas deben mantener en
relación con el saber filosófico. La idea central es que sin la aportación de la filosofía no se podrían ilustrar
determinados contenidos teológicos.

7. Capítulo VII: EXIGENCIAS Y COMETIDOS ACTUALES. Exigencias irrenunciables de la palabra de Dios

Comienza este capítulo, diciendo que: “La Sagrada Escritura contiene, de manera explícita o implícita, una serie de
elementos que permiten obtener una visión del hombre y del mundo de gran valor filosófico. Los cristianos han
tomado conciencia progresivamente de la riqueza contenida en aquellas páginas sagradas.” El tema en el cual se centra
este capítulo, es la revelación como el “punto de referencia y de confrontación” entre la filosofía y la fe.La Sagrada
Escritura contiene una serie de elementos que permiten obtener una visión del hombre y del mundo de gran valor
filosófico. De ella se deduce que “la realidad que experimentamos no es el absoluto”. La convicción fundamental de
esta “filosofía” contenida en la Biblia es que “la vida humana y el mundo tienen un sentido y están orientados hacia su
cumplimiento, que se realiza en Jesucristo”.

8. Último Capítulo: CONCLUSION

Expresa el Papa en su conclusión que: “se ha de tener en cuenta que la negación del ser comporta inevitablemente la
pérdida de contacto con la verdad objetiva y, por consiguiente, con el fundamento de la dignidad humana. Y agrega
más adelante: “Verdad y libertad, o bien van juntas o juntas perecen miserablemente”. En las páginas de conclusión, el
Papa retoma algunas de las ideas desarrolladas en la Encíclica señalando que: “lo más urgente hoy es llevar a los
hombres a descubrir su capacidad de conocer la verdad”. “Una de las mayores amenazas en este fin de siglo es la
tentación de la desesperación”.

Término este resumen con otra pregunta: ¿Será que el origen de esa crisis está en el hecho de que el hombre ya no es
capaz de pensar o deliberar como corresponde?

Pedro Sergio A. Donoso Brant ocds

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