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Seminario
Educación y cultura política
UNIVERSIDAD
DE ANTIOQUIA
Facultad de Educación
D epartam ento de Educación Infantil
Memorias
Seminario
Educación y cultura política
UNIVERSIDAD
DE ANTIOQUIA
Facultad de Educación
Departamento de Educación Infantil
Comité organizador
Diseño de cubierta: Clara Inés Ríos Acevedo y Alicia Isabel Santacruz Polo
Diagramación: Óscar Bedoya Padilla
Corrector de texto: Juan Fernando Saldarriaga Restrepo
Impresión y terminación: Litoimpresos y Servicios Ltda.
Presentación........................................................................................... 11
Qué es la política e importancia de la educación política.................... 13
Carlos Gaviria Díaz
Educación y democracia........................................................................ 29
Juan Leonel Giraldo Salazar
La ley y la política................................................................................. 65
Clara Inés Ríos Acevedo
H E R B A L I F E.
Hebalife
Tel: 2704788
Cel: 3108233884
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ESCALADAVMONTAÑISMO
Altitud
Presentación
La política, como la pedagogía y la moral, tiene la característica de ser una
teoría y una práctica. La idea es que la teoría ilumine la práctica, y que, a su
vez, la práctica guíe la teoría hacia conceptos que prefiguran y sustentan
ideales posibles de alcanzar. Sin embargo, en lo que a la política respecta,
y siempre dependiendo de los tipos de gobierno, de las épocas y de los
avances en las investigaciones antropológicas, se abre una brecha de va
riadas dimensiones entre la teoría y la práctica, que se pone en evidencia
en los comportamientos de la sociedad civil y en las maneras de ejercer
el poder, de aplicar la justicia y de administrar el derecho, como síntomas
susceptibles de superar, en grados variables y hasta cierto punto, con base
en la educación política.
Los bajos niveles de participación en los procesos democráticos o, lo que
es lo mismo, los altos niveles de abstención en la participación democrática,
la subvaloración de la política y el desconocimiento mismo de lo que ella es,
son algunos de los síntomas que condujeron a la motivación que permitió
llevar a cabo el seminario Educación y cultura política.
La valoración de la democracia como un sistema de gobierno decan
tado a través de la historia y defendible por ser un invento que hasta el
presente no ha encontrado un modelo más idóneo que lo pueda superar, y
el acercamiento, igualmente historizado, a los conceptos de justicia y de
ley, destacan, en este seminario, conceptos fundamentales de la política
que complementan los argumentos sobre los que se edifica la respuesta a la
pregunta por lo que es la política.
Además, los aportes a los fundamentos antropológicos que subyacen
tanto al invento de la política, como a la solución a la pregunta por el
gobierno de las leyes o el gobierno de los hombres, el acercamiento a la
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Seminario Educación y cultura política
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Qué es la política e importancia
de la educación política*
Carlos Gaviria Díaz
E
vencia.
sente una brecha tan grande entre los enunciados y lo que se ve en
la vida diaria, como la política. Ésta trata de las formas de convi
* Versión no corregida por el autor, por falta de tiempo. La bibliografía, las notas
aclaratorias y los subtítulos han sido introducidos en la labor de transcripción y
corrección del texto (Nota de la Editora y Coordinadora del Seminario).
1 Aristóteles, Política, Barcelona, Altaya, 1993.
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Qué es la política e importancia de la educación política
La educación política
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La ilustración y la democracia
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Qué es la política e importancia de la educación política
Paideia
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Seminario Educación y cultura política
1 Platón, Menón, en: Diálogos, Madrid, Gredos, 1992, tomo 2, pp. 213-331.
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Qué es la política e importancia de la educación política
— Yo no voy a seguir ese camino tan largo que tú, un hombre tan viejo,
sigues, de estar pensando en tonterías [lo cual significa que la filosofía es
una tontería para este político]. Yo lo que quiero es que me digas, desde
un punto de vista práctico, que es lo que a mí me interesa: si yo quiero que
mis hijos sean virtuosos, ¿donde quién los llevo?
Con ello le está enviando una fuerte puya a los sofistas, porque estos
se autoproclaman maestros de virtud. Y eso de que se proclamen a sí
mismos maestros de virtud, los hace dignos de los peores dardos que
Sócrates, en muchos diálogos, les envía, porque los llama presuntuosos.
Pero resulta que en esa afirmación de los sofistas, con la que se procla
man a sí mismos maestros de virtud, hay un ingrediente humanista y revo
lucionario extraordinario, porque de acuerdo con la cultura griega y específi
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Seminario Educación y cultura política
8 Platón, Gorgias, en: Diálogos, Madrid, Gredos, 1992, tomo 2, pp. 21-145.
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Qué es la política e importancia de la educación política
9 Platón, Eutifrón, en: Diálogos, Madrid, Gredos, 1992, tomo 1, pp. 218-242.
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Seminario Educación y cultura política
¿Qué enseñar?
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Qué es la política e importancia de la educación política
Pero, hay algo que no se ha aclarado: ¿qué pasa con la areté, con la
virtud? ¿Qué pasa con lo bueno, con el bien, qué pasa con el proceder
correcto? ¿Se puede o no se puede enseñar?
Decía que esa pregunta que plantea Sócrates a través de algunos de los
diálogos platónicos como el Menón, de si la virtud se puede enseñar, hoy
puede ser enunciada de similar manera: la ética, ¿se puede enseñar? Hay cáte
dras de ética, desde luego; pero en las cátedras de ética, cuando una persona
recibe una cátedra de ética, ¿saldrá mejor de cómo era cuando entró? Hay
que descreer de eso, lo cual no significa que la ética no se deba enseñar. La
ética debe enseñarse y en las universidades debe enseñarse ética. Lo que hay
que preguntar es: ¿de qué manera? La ética no debe enseñarse a la manera
de un sermón. La universidad debe hacerse cargo de la ética de un
modo distinto.
En la universidad debe enseñarse filosofía política. Pero esta filosofía
política debe abarcar la historia del pensamiento político, para que se
entienda qué es el liberalismo, qué es el conservadurismo, qué es el socialismo,
qué es el anarquismo, desmitificando y extrayendo de esas denominaciones
todo el ingrediente emocional que hay en ellas. Así, por ejemplo, entre el
liberalismo y el conservadurismo hay una brecha, porque el conservaduris
mo cree en la tradición, de tal modo que las cosas se van decantando y los
Estados tienen las instituciones que la práctica, la costumbre, la tradición van
disponiendo, mientras que el liberalismo es producto de la ilustración, y por
tanto de aplicar la razón a la manera como una sociedad debe organizarse.
Entonces, se puede argüir con suficiente competencia y con suficiente efi
cacia, en beneficio de la tradición o en beneficio de la razón, sin que ello sea
vergonzoso. Lo importante es que cuando una persona se diga conservadora,
sepa exactamente de qué se hace cargo, o cuando una persona se dice libe
ral sepa de qué se hace cargo, o cuando una persona se dice socialista..., se
plantea el problema de si el socialismo es compatible con el problema de las
libertades públicas y de los derechos individuales, y esa pregunta es proble
mática, porque algunos creen que sí y otros creen que no; pero, en cualquier
caso, cuando una persona se dice socialista, debe saber de qué se hace cargo.
Pero hay que determinar claramente el plano de discusión, y la universidad
debe ilustrar perfectamente a los estudiantes en estos temas.
También la universidad debe tener una cátedra de filosofía de la moral,
o filosofía ética o pensamiento ético, donde, sin hacer proselitismo, con
toda honestidad, se les enseñe a los estudiantes qué es el utilitarismo,
cuál es la propuesta formalista de Immanuel Kant en materia de ética,
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La democracia y la educación
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Obras citadas
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Juan Leonel Giraldo Salazar
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1 Citado por Philippe Meirieu, El mundo no es un juguete, Barcelona, Graó, 2007, p. 24.
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Educación y democracia
formas que el ser tiene para ellos, las formas de renuncia y superación de
la omnipotencia, para la aclimatación a un orden en el cual las elecciones
futuras estarán en relación con la vida en sociedad. Al respecto, hay que
enfatizar la palabra “sociedad”, para diferenciarla del concepto comuni
dad, en tanto éste hace referencia a un grupo que comparte un aspecto
común, como, por ejemplo, unos gustos, unas creencias o una ideología,
lo cual permite hablar de diferentes comunidades: de artesanos, de reli
giosos, de labriegos, de pescadores... Pero estas comunidades, al mismo
tiempo, han de aceptar las leyes que trascienden su pertenencia comuni
taria, las leyes comunes a todas las comunidades, las cuales no son otras
que las leyes de la sociedad. Ésta es una tarea fuerte, porque el enemigo
mayor de lo humano siempre es el mismo: el individuo caprichoso, egoís
ta y desarraigado que se margina de la unidad social y termina tomándose
el mundo por su c u e n ta .
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Educación y democracia
Ciudadanía y democracia
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Educación y democracia
3 Marcel Gauss, citado por Philippe Meirieu, “El significado de educar en un mundo
sin referencias”, conferencia del 27 de junio de 2006, en: El significado de educar en
un mundo sin referencias, Buenos Aires, Ministerio de Educación, Ciencia y Tecno
logía, p. 3 (desgrabación).
4 Ibíd., p. 4.
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Educación y democracia
La vida entre y con los otros, es un proceso que cada quien va asimi
lando acorde con las experiencias que estimulan su maduración, porque la
“mayoría de edad”, en términos kantianos, no es un acontecimiento, no es
un suceso que ocurre repentinamente, sino que requiere de una historia, la
cual se construye a partir de renuncias y descubrimientos, que permiten
actuar como un ser humano, dentro de un colectivo democrático.
Estas aseveraciones pretenden subrayar que la formación humana es
un asunto de fases o de pasos. El paso de la dependencia a la autonomía,
del sometimiento a la libertad. y en esta construcción, resulta imposible
pasar por alto la edad y el desarrollo del niño. Por ello, hay que pregun
tarse, en cada fase, sobre lo que el niño puede comprender acerca de una
situación determinada, cuándo se ha de imponer o de proponer, qué se
debe autorizar o prohibir, cómo hacer comprender el peligro o la ocasión
única. Ésta es una actitud que, evidentemente, manifiesta el compromiso
y la alianza que se tiene con los hijos y con los alumnos.
Ser ciudadanos para una vida en democracia implica reconocernos
dentro de unas normativas que posibiliten poner en ejecutoria tales cua
lidades y éstas son condición primordial para que avancemos en la cons
trucción de una ética que tenga, por lo menos, cierto grado de cumpli
miento y de eficacia en el medio social, porque, desafortunadamente, la
ruptura que se ha hecho con las normas tradicionales de convivencia,
parece que ha sido muy radical, fuerte y preocupante.
Para abordar este aparte tan espinoso, empecemos con una dura afirma
ción, apoyados por las reflexiones contemporáneas del filósofo español
Fernando Savater: “La autoridad ha sido abolida por los adultos y ello
sólo puede significar una cosa: que los adultos se rehúsan a asumir la
responsabilidad del mundo en el que han puesto a los niños”.7
Este llamado nos pone de presente que, paradójicamente, no han sido
los niños ni los jóvenes quienes se han rebelado contra la autoridad,
sino que los adultos hemos estimulado, de diversas maneras, su insu
bordinación, anticipándoles actitudes, que siendo obviamente necesarias
para la construcción de la independencia y de la autonomía, corresponde
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8 Citado en: Marina Quintero Q. y Juan Leonel Giraldo S., Sujeto y educación: hacia
una ética del acto educativo, Medellín, Universidad de Antioquia, 2006, segunda
edición, p. 276.
9 F. Savater, “La disciplina de la libertad” en: El valor de educar, Óp. cit., p. 95.
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Educación y democracia
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Educación y democracia
Inferencias y proposiciones
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Educación y democracia
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Obras citadas
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Literatura, política y educación
Rubén Darío Hurtado V.
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Literatura, política y educación
[...] el gobierno de la ciudad y que ese manejo no busca otra cosa que
la seguridad de los ciudadanos [...] con base en un buen ejercicio de la
ciudadanía: moral civil, cumplimiento de deberes, respeto de derechos
adquiridos, educación ciudadana y posibilidades de intercambios de in
dustria y comercio para desarrollar la economía.
En la política, la ciudad se crea a partir de una constitución (serie de nor
mas y leyes para la normal convivencia y desarrollo humano). Y este acto
de acuerdo entre los ciudadanos es lo que el mandatario gobierna, es decir,
maneja para que se mantenga como tal o mejorarlo. La tarea del político
(del que gobierna la ciudad) es la de demostrar que es un modelo de moral
civil y, con base en esta, la ciudad se desarrolla no solo con base en hechos
económicos sino de crecimiento humano.1
Ahora bien, otro elemento que a mi modo de ver puede contribuir sig
nificativamente en la formación política de los estudiantes es la literatura,
en especial aquella en la cual se abordan diferentes aspectos donde se
resaltan los valores de un país, sus símbolos patrios, sus héroes, su historia,
su riqueza de todo tipo, entre otros componentes que permiten que los es
tudiantes reflexionen sobre la singularidad de su país, y en consecuencia,
desarrollen un amor por el mismo, de tal manera que le interese lo que
en él suceda, como principio fundamental de la política, en tanto que nos
interese el bienestar del otro y, en esa medida, queramos trabajar por él.
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3 Ibíd.
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Literatura, política y educación
— Cuatro años hace que en este día y a esta misma hora llegaba delante
del panteón, en Roma, el carro fúnebre que conducía el cadáver de Victor
Manuel II, primer Rey de Italia, muerto después de veintinueve años de rei
nado, durante los cuales la gran patria Italiana, desplazada en siete Estados,
oprimida por extranjeros y tiranos, había obtenido su unidad, independien
te y libre, después de veintinueve años de reinado, que había ilustrado y
dignificado con valor, con su lealtad, con el atrevimiento en los peligros,
con la prudencia en los triunfos, con la constancia en la adversidad. Lle
gaba el carro fúnebre cargado de coronas, después de haber recorrido toda
Roma bajo una lluvia de flores, entre el silencio de su inmensa multitud en
ternecida, venida a la capital de todas partes de Italia, precedido de generales
y príncipes, seguido de un cortejo de inválidos, de un bosque de banderas,
de los representantes de trescientas ciudades, de todo lo que representa la
gloria y el poderío de un pueblo, llegó delante del templo augusto donde
le esperaba la tumba. [...] Entonces la Italia daba su último adiós a su rey
muerto, a su viejo rey, a quien tanto había querido: el último adiós a su
caudillo, a su padre, a los veintinueve años más afortunados y gloriosos de
historia patria [...].4
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Seminario Educación y cultura política
[...] uno hubiera preferido viajar por la Laponia; otro decía que no había
encontrado en Italia más que estafadores y bandidos; el tercero que los
empleados italianos no sabían leer. “Un pueblo ignorante” decía el pri
mero. “Sucio” añadió el segundo. “L a ...” exclamó el tercero; y quiso
decir ladrón, pero no pudo acabar la palabra. Una tempestad de monedas
cayó sobre sus cabezas y sobre el suelo con infernal ruido. Los tres se
levantaron furiosos mirando hacia arriba, y aun recibiendo un puñado
de monedas en la cara. “Recobrad vuestro dinero”, dijo con desprecio el
muchacho, asomado a la claraboya; “yo no acepto limosnas de quienes
insultan a mi patria”.5
En esta misma dirección se nos presenta la escena donde uno de los com
pañeros de Enrique se burla de un soldado que cojeaba en medio de un desfile
del ejército. El estudiante es sorprendido por el director, quien lo convoca
a la reflexión sobre la labor que desempeñan los soldados en la defensa de
la patria, su misión de preservar el orden en el territorio nacional, velar por
el cumplimiento de las leyes que garantizan la convivencia social, lo cual les
permite comprender a los niños su función dentro de una sociedad.
Franti se echó a reír de un soldado que cojeaba. Pero de pronto sintió una
mano sobre el hombro; se volvió: era el director.
— Óyeme — le dijo al punto— , burlarse de un soldado cuando está
en las filas, cuando no puede vengarse ni responder, es como insultar
a un hombre atado; es una villanía. Franti desapareció. Los soldados
pasaban de cuatro en cuatro, sudorosos y cubiertos de polvo, y las puntas
de las bayonetas resplandecían con el sol. El director dijo:
5 Ibíd., p. 10.
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Literatura, política y educación
6 Ibíd., p. 19.
7 Ibíd., p. 38.
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Seminario Educación y cultura política
8 Ibíd., p. 74.
9 Ibíd., p. 49.
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Literatura, política y educación
Conclusión
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Seminario Educación y cultura política
Obras citadas
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Sobre el concepto de justicia
Marco Antonio Vélez
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Sobre el concepto de justicia
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Justicia y venganza
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Sobre el concepto de justicia
de justicia privada, por propia mano, como forma de llenar, por la vía de
la venganza y la retaliación, el vacío de Estado. Los tejidos de la ven
ganza multiplicados se hacen cáncer en la sociedad, los actores armados
desafían abiertamente la justicia de la ley, la desconfianza generalizada frente
a lo legal no permite el obrar de una justicia imparcial; por el contrario, la im
punidad se enseñorea de la vida social y hace rentable la no renuncia a
la violencia. Ya no hay intercam bio posible, ni justicia de intercambio.
A sabiendas de que se obtienen ventajas de la no renuncia al actuar vio
lento, los actores sociales en armas, que retan a la justicia estatal, abren el
camino a la desinstitucionalización de la justicia como aparato de Estado,
e, igualmente, dan pábulo a la venganza y sus acompañantes deletéreos:
masacres, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado y todo el caldo
de cultivo del andar violento y retaliatorio.
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Sobre el concepto de justicia
El castigo y el perdón
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Sobre el concepto de justicia
Obras citadas
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La ley y la política
Clara Inés Ríos Acevedo
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Kant divide las leyes morales en dos: las leyes éticas o principios in
ternos que rigen el obrar, como autolimitaciones que el ser humano se
impone a sí mismo, y las leyesjurídicas, externas, que se recopilan en los
códigos de derecho, y que tienen la función de reunir a las personas, a la
vez que limitar el desbordamiento de sus acciones en prejuicio de los de
más, como una forma de reglamentar y regular los vínculos entre los seres
humanos. Los principios éticos y las leyes jurídicas tienen una relación
de complementariedad, pues donde falla la represión interna, entra la ley
jurídica a limitar y a sancionar.
La invención de las leyes morales funda su necesidad en la carencia de
predeterminación instintual, en lo que al comportamiento se refiere, que ca
racteriza al ser humano, a diferencia de cualquier otro viviente, que por
naturaleza tiene predeterminada su manera de obrar.
Las leyes morales son creaciones humanas que han evolucionado a
través de la historia, hasta el punto de que el ser humano, en los niveles
filogenético y ontogenético, parte de un estado de amoralidad. En el pri
mer nivel, pensadores como Kant, Thomas Hobbes y Sigmund Freud,
entre otros, coinciden en afirmar que en la primigenia humanidad y por la
carencia de leyes morales, imperaba la guerra y la violencia.
A este imperio de la violencia se han referido los clásicos griegos.
Hesíodo cuenta que, en la antigua Grecia, los infantes
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La ley y la política
hombres: [...] ¿La justicia y el sentido moral los reparto a todos? A todos
dijo Zeus, y que todos sean partícipes. Pues no habría ciudades, si sólo
algunos de ellos participaran.3
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5 Sigmund Freud, Tótem y tabú, en: Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1979,
vol. 13, p. 27.
6 Sigmund Freud, Estudios sobre la histeria, en: Obras completas, Buenos Aires,
Amorrortu, 1979, vol. 2, p. 34.
7 Sigmund Freud, El mecanismo psíquico de fenómenos histéricos, en: Obras comple
tas, Buenos Aires, Amorrortu, 1979, vol. 3, p. 37.
8 Sigmund Freud, Moisés y la religión monoteísta, en: Obras completas, Buenos Aires,
Amorrortu, 1979, vol. 23, p. 110.
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La ley y la política
[...] quizá no haya en el libro de la ley de los judíos ningún pasaje más su
blime que el mandamiento: “No debes hacerte ninguna imagen tallada ni
alegoría alguna, ni de lo que hay en el cielo, ni de lo que hay en la tierra,
ni de lo que hay debajo de la tierra”. [...] Lo mismo, exactamente, ocurre
con la representación de la ley moral y de la capacidad de moralidad en
nosotros.12
9 Ibíd., p. 114.
10 Ibíd., p. 111.
11 Ibíd., p. 114.
12 Immanuel Kant, Crítica del juicio, Madrid, Espasa-Calpe, 1991, §29, 222.
13 Manuel Kant, Crítica de la razón práctica, Madrid, Espasa Calpe, 1984, p. 176.
14 Manuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Madrid, Espasa
Calpe, 1980, p. 59.
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La ley y la política
Entre los griegos, Dracón, con quien “se escribieron por primera vez las
leyes”,17 introdujo cambios en la constitución ateniense. Estas leyes dra
conianas han sido reconocidas por su crueldad, pues la menor infracción,
como el robo de “frutas y verduras etc. era castigada con la muerte” .18
Pero hay que decir que éstas y otras leyes se caracterizaban porque si bien
regulaban las relaciones entre las personas al interior de un grupo poblacio-
nal, no evitaban, sin embargo, las guerras entre los pueblos, por lo que seguía
prevaleciendo la violencia, y las guerras de aniquilación se sucedían arra
sando con todo tipo de patrimonio cultural que hallaban a su paso. Y es que
estas leyes no están relacionadas desde un principio con la política, sino
que el vínculo entre la ley y la política es un punto de llegada en la historia
de la humanidad.
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Seminario Educación y cultura política
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La ley y la política
sólo como una aspiración sino como una actividad que colmaba la vida”,24
y que explica la grandeza reconocida a la Grecia antigua. En este contex
to es que dice Arendt que fue a partir de la imparcialidad homérica que
griegos y romanos definieron “lo que para sí mismos y en cierta medida
también para nosotros significa propiamente la política”25 y las leyes que
la hacen posible, allí donde el relato homérico se ocupó de enaltecer la
grandeza de los héroes, tanto de los vencido como de los vencedores,
hasta el punto de que la derrota o la victoria “no convierten a Aquiles en
más grande que Héctor ni a la causa de los griegos en más legítima que
la defensa de Troya”,26 permitiendo así que, a través del mito fundacional
literariamente creado con La Eneida, la aniquilación de Troya pudiera ser
reversible.27
Y es que Virgilio, con La Eneida, logra invertir los resultados de la
guerra, posibilitando que Roma emergiera de las cenizas de Troya como
la real vencedora, pues, desde su punto de vista, si los griegos aniquilaron a
Troya, no lo hicieron en franca lid, sino mediante el ardid que tejieron con
el caballo de madera, un engaño que hacía de Héctor, que por diez años
impidió el triunfo de los griegos, el verdadero héroe de la guerra y no a
Aquiles.28 Tal como lo relata Virgilio, “así fueron vencidos con engaños
y fingidas lágrimas aquellos a quienes no pudieron domar ni el hijo de
Tideo, ni Aquiles de Larisa, ni diez años de combates” .29
Pero, a pesar de que griegos y romanos, bajo la influencia formativa
de Homero, definieran en Occidente lo que significan la política y las
leyes, no lo hicieron en procesos paralelos, pues respecto a la solución
del problema de la guerra y a la concepción de la política, y de las leyes
como institución política, que son la condición de la política, griegos y
romanos siguieron caminos diferentes, que al final se muestran trágica
mente complementarios.
Para los griegos, si bien las leyes eran el prerrequisito de la existencia
de una ciudad-estado, en el sentido de que “protegen y hacen posible su
existencia política”,30 “la ley de la ciudad-estado no era el contenido de
24 Ibíd., p. 110.
25 Ibíd., p. 108.
26 Ibíd.
27 Ibíd.
28 Ibíd., pp. 115-116.
29 Virgilio, La Eneida, Óp. cit., p. 35.
30 Hannah Arendt, La condición humana, Barcelona, Paidós, 2009, p. 218.
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Seminario Educación y cultura política
la acción política”,31 o, dicho en otras palabras, hacer las leyes no era una
actividad política para los griegos, toda vez que aquellas no eran fruto de la
discusión y las decisiones tomadas por los ciudadanos en la asamblea que
se reunía en el ágora, sino que eran encargadas a un legislador, que no ne
cesariamente era uno de los ciudadanos para los que legislaba. Sirva como
ejemplo que, según la versión de Diógenes Laercio, “Protágoras escribió
leyes a los turius”,32 siendo un ciudadano abderita.
Estas leyes, hechas por encargo, que diferenciaban a las ciudades-
estado unas de otras, eran leyes incluyentes que, al tener la función de
trazar fronteras, delimitaban el espacio político en el que los ciudadanos
discutían libremente sobre los asuntos de la ciudad y excluían del ámbito
interno la guerra y la violencia, característica que sumada a la lucha por
ser el mejor, configuró a Atenas como la ciudad-estado culturalmente más
floreciente de Grecia. Así las cosas, la ley “abarca el espacio en que los
hombres viven cuando renuncian a la violencia”33 y “produce el espacio
de lo político”,34 allí donde “engendraba a los ciudadanos [...] [y] era la
condición para la existencia de éstos”,35 y los ciudadanos eran los autori
zados para discutir y decidir sobre los asuntos de la ciudad. (Téngase en
cuenta que carecían de ciudadanía las mujeres, los niños, los esclavos y
los extranjeros).
Pero si bien para los griegos la ley creaba un espacio político dentro de
cuyas fronteras estaba garantizada la no violencia, su ley no tenía validez
por fuera de la polis, por lo que en sus relaciones con los vecinos impe
raba la ley del más fuerte, sin que mediaran alianzas o tratados duraderos
que permitieran una pacífica coexistencia, y, en consecuencia, las dife
rencias con los extranjeros se dirimían por medio de la guerra. Las leyes
de los griegos no pretendían tejer relaciones entre los pueblos, por lo que
Arendt concluye: 1) “que bajo estas condiciones fundacionales estaba
absolutamente excluida la formación de un imperio”,36 y 2) que la inca
pacidad de “transformar la guerra de aniquilación en guerra política [... ]
llevó finalmente al derrumbamiento de las ciudades-estado griegas” .37
31 Ibíd., p. 81.
32 Diógenes Laercio, Vida de los filósofos más ilustres, México, Porrúa, 2003, p. 317.
33 H. Arendt, ¿Qué es la política? Óp. cit., p. 122.
34 Ibíd.
35 Ibíd., p. 123.
36 Ibíd.
37 Ibíd., p. 108.
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La ley y la política
Otro fue el sentido de la ley para los romanos. Roma fue fundada
mucho después de la aniquilación de Troya por los griegos, cuando los
troyanos huidos, según la versión de Virgilio, se encaminaron hacia Ita
lia, con el fin de “resucitar los reinos de Troya” .38 Para los fundadores de
Roma y sus sucesores, descendientes de los troyanos, “la actividad polí
tica es fundamentalmente legisladora”,39 allí donde una ley es el fruto de
un acuerdo, de un tratado que surge de la discusión entre los ciudadanos
y entre los romanos con los extranjeros con quienes previamente habían
entrado en guerra. Tal como lo dice Arendt, para los romanos.
[...] una ley es algo que une a los hombres entre sí y que tiene lugar no
mediante una acción violenta o un dictado sino a través de un acuerdo y
un convenio mutuos. Hacer la ley, este vínculo duradero que sigue a la
guerra violenta, está ligado a su vez al hablar y replicar, es decir, a algo
que, según griegos y romanos, estaba en el centro de todo lo político.40
Pero a diferencia de los griegos, para quienes hacer la ley no era una
actividad política, para los romanos la ley hace parte del ámbito político,
no sólo en tanto la política únicamente puede existir enmarcada en la le
galidad, sino en cuanto las leyes eran fruto de la discusión y del acuerdo.
Para Arendt, con los romanos la ley es, por primera vez en la historia de
Occidente, una institución política que reglamenta las relaciones entre las
personas y entre los pueblos, y que se erige como una solución al problema
de la guerra, tanto a nivel interno como entre los Estados.41
Dice Arendt que para este nuevo hallazgo de la ley como vínculo que
une a las personas y a los pueblos, fruto de la discusión y del acuerdo, es
de suma relevancia que la Guerra de Troya, repetida en tierra italiana y
narrada por Virgilio, “no finalizara a su vez con una aniquilación de los
vencidos sino con una alianza y un tratado”,42 como si la atroz experiencia
de la propia aniquilación les hubiera compelido a trascender el deseo de
aniquilar a los otros, y como si este relato fundacional hubiera sido la
condensación de esta comprensión que hizo las veces de figura de iden
tificación en la que se plasmaba esta trascendencia. Al respecto, Arendt
75
Seminario Educación y cultura política
afirma que “romano era saber que la existencia del adversario, [...] debe
ser tratada con benevolencia y su vida perdonada” .43 Sin embargo, no
deja de resaltar que esta gran transformación de la guerra de aniquilación
en alianzas y tratados por medio de las leyes, “está ya en la imparciali
dad homérica, que por lo menos no malogra la gloria y el honor de los
vencidos” .44
Para los romanos, las alianzas y los tratados con pueblos extranjeros
con quienes habían entrado en guerra y sobre quienes se sabían vence
dores, eran actos que daban vida a la política, y si bien es cierto que la
guerra, tanto en el caso de los griegos como de los romanos, dio existen
cia a la política, en el caso de los griegos ésta se circunscribía al ámbito
interior de la ciudad-estado, mientras que, entre los romanos, dio un gran
paso, al abarcar con sus leyes a otros pueblos, reduciendo así con sus
alianzas y tratados la guerra entre Estados que tendía a la aniquilación,
y permitiendo el surgimiento de un nuevo ámbito político entre Roma y
los otrora enemigos enconados, al crear, como herramientas para superar
la enemistad, leyes que permitían una política exterior. De hecho, dice
Arendt que “la política de los romanos empezó como política exterior”,45
y que “el concepto de una política exterior y por tanto la noción de un or
den político fuera de las fronteras del propio pueblo o estado es de origen
exclusivamente romano” .46
Para los romanos, la ley une a las personas y a los pueblos, mediante
acuerdos, tratados y convenios, y este sentido de la ley prevalece hasta
el presente, aunque no se puede negar que las alianzas y los tratados se
basaban en la fuerza del imperio y la debilidad del nuevo aliado, hasta el
punto de que la grandeza y la prosperidad de Cartago sucumbieron ante
el poderío romano, pues “lo único posible entre ambas hubiera sido [... ]
un tratado entre iguales, [...] lo que quedaba fuera de las posibilidades del
pensamiento romano” .47 Esta imposibilidad de un tratado entre iguales,
que denotaba falta de reconocimiento, abría las puertas de un eventual
desencadenamiento de una guerra de aniquilación, y generaba un des
equilibro en las relaciones con los demás Estados, pues quitaba fortaleza
a las bases y perdurabilidad del imperio, toda vez que, o la autonomía del
43 Ibíd., p. 125.
44 Ibíd., p. 119.
45 Ibíd., p. 124.
46 Ibíd., p. 129.
47 Ibíd., p. 126.
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La ley y la política
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Seminario Educación y cultura política
53 Ibíd., p. 66.
54 Immanuel Kant, Crítica de la razón pura , Madrid, Alfaguara, 2002, p. 410.
55 H. Arendt, ¿Qué es la política? Óp. cit., p. 126.
78
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56 Ibíd., p. 127.
57 Ibíd.
58 Ibíd.
59 Hannah Arendt, La promesa de la política, Barcelona, Paidós, 2008, p. 126.
79
Seminario Educación y cultura política
transforma a los individuos y limita las relaciones entre estos y entre los
Estados que bajo su amparo se reúnen. Tal como lo pensaban los grie
gos, a la ley “le correspondía [...] la educación de los ciudadanos”,60 y
con esta función educativa de la ley estuvo de acuerdo Kant, al afirmar
que una buena constitución “podrá contribuir a educar moralmente a un
pueblo” .61 Arendt más puntualmente dice que así como
Obras citadas
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La ley y la política
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Gobierno de las leyes o gobierno de los hombres:
derecho y política
Fabio Humberto Giraldo Jiménez
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Gobierno de las leyes o gobierno de los hombres: derecho y política
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Seminario Educación y cultura política
7 Luigi Ferrajoli, Derechos y garantías. La ley del más débil, Madrid, Trotta, 2001.
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Gobierno de las leyes o gobierno de los hombres: derecho y política
Obras citadas
91
La física y la cultura política
Jorge Mahecha Gómez
Introducción
93
Seminario Educación y cultura política
1 Charles Percy Snow, Two Cultures and the Scientific Revolution. The Rede Lecture,
Nueva York, Cambridge University Press, 1961.
94
La física y la cultura política
95
Seminario Educación y cultura política
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La física y la cultura política
malvado, que realiza las definiciones de las normas para favorecer los in
tereses más poderosos de la sociedad, para atacar enemigos y engañar a
la población, debe reconocerse que, además de un soporte en el poder, se
requiere gran astucia, audacia y malicia y un tipo especial de inteligencia
y racionalidad, llamada generosamente la inteligencia práctica.
Lo primero que hay que entender es que la ley jurídica adquiere su
validez como elemento simbólico que expresa de manera inequívoca las
relaciones de poder existentes en la sociedad en un momento dado. Su
objetivo no es el mismo de la ley natural, el de constituirse en un modelo
a partir del cual se pueden hacer afirmaciones verificables o hacer pre
dicciones, sino el de contribuir a establecer determinado estado de equi
librio dentro de la sociedad. Una valoración optimista de la ley jurídica es
que busca el bienestar general y la convivencia social; la pesimista es que
se trata de un medio persuasivo para lograr el sometimiento voluntario
(aunque no necesariamente consciente) de cada uno, o la mayoría, de los
individuos que forman la sociedad a los grupos de poder imperante.
Usualmente la comunidad científica es joven, pequeña y poco influyente,
mientras la jurídica es lo contrario. El ámbito jurídico no sólo afecta a toda
la población, sino que maneja sistemas de conceptos para cuya compren
sión no se requieren entrenamientos sofisticados. En Colombia se dice que
todos son abogados o entienden de leyes; por el contrario, muy pocos son
científicos y muchos menos son los que se sienten autorizados a sentar
cátedra sobre temas científicos. Los criterios de utilidad y visibilidad son
los elementos que facilitan la comprensión y la asimilación de los conceptos
jurídicos y la dificultan respecto a los conceptos científicos.
Para la guerra cotidiana por la supervivencia son muy útiles y sufi
cientes las argumentaciones retóricas; la guerra requiere el engaño, y la
retórica es la expresión más depurada del engaño. El manejo riguroso
de resultados experimentales y de las teorizaciones tiene mucho menor
interés general, pero no se debe tanto al hecho de requerir gran concen
tración y disciplina, como a su falta de utilidad inmediata. Un ejemplo
muy claro de este hecho se encuentra en el manejo de aparatos de la tec
nología; hace unos años, los computadores y los dispositivos electrónicos
y mecánicos sólo eran usados por técnicos especializados. Hoy, cualquier
persona usa computadores, teléfonos móviles y motocicletas, por ejem
plo. Pero para hacerlo no requiere ni el manejo ni el conocimiento de los
conceptos científicos subyacentes a las tecnologías de punta.
97
Seminario Educación y cultura política
Yo pienso lo contrario, que son los puntos experimentales, con todos los
errores e imperfecciones que conllevan, los que le dan sustento a la fórmu
la matemática que los interpola. Y puedo encontrar soporte en Einstein
mismo para esta apreciación:
2 Citado en: Kevin Harris, “Collected Quotes from Albert Einstein”, en línea en:
http://rescomp.stanford.edu/~cheshire/EinsteinQuotes.html, consulta: 4 de mayo de
2010.
3 Ibíd.
98
La física y la cultura política
En efecto, es muy fácil unir la ley jurídica con la ley científica me
diante la siguiente afirmación religiosa: “ambas son expresiones de la vo
luntad de Dios” . Y encuentra mucha mayor resistencia el punto de vista
opuesto, que yo formulo de la siguiente manera: la ley jurídica es hecha
en un momento dado por unos legisladores con un propósito particular,
con frecuencia oculto; y las leyes naturales son fórmulas de interpolación
encontradas por los investigadores para ajustar matemáticamente las re
gularidades de los datos experimentales.
Los experimentos son observaciones cuidadosas registradas, casi siempre,
con gran honestidad, en tanto que las leyes naturales no son más que hipótesis
acerca de la interpolación de las observaciones. Por esto, ninguna observación
permite demostrar una ley natural, pero basta un solo experimento, cuyas
barras de error no abarquen las interpolaciones, para invalidar una ley.
Lo anterior, en el fondo, es una buena noticia: tanto las leyes naturales
como las leyesjurídicas son creaciones humanas. La mala es que las moti
vaciones son opuestas. El científico puede decir que las leyes son impuestas
por los datos. Y el legislador que las leyes son impuestas por el poder impe
rante o, dicho de manera más suave, que las leyes resultan del balance entre
los deseos de la sociedad civil y los intereses de los grupos de poder.
No se crea que la ley científica es ajena al poder. Es verdad que cualquie
ra puede hacer hipótesis acerca de determinados hechos empíricos. Pero
eso no implica que los otros científicos las vayan a aceptar. La corrección
de determinada teoría científica es resultado de un consenso entre los cien
tíficos. Entre ellos también hay escaleras de poder y aquellos localizados
en los peldaños más altos pueden hacer que un planteamiento de alguien
ubicado en posiciones más bajas sea completamente ignorado. Entre los
científicos también se cumple el Efecto San Mateo.4
Pese a tener ambas un origen puramente humano, persiste la siguiente dife
rencia: la ley científica tiende a ser invariante, y es removida solamente cuando
fuertes evidencias experimentales lo hacen necesario. Así, durante centenares
de años se mantienen las leyes fundamentales de la física: leyes de Newton,
ley de la gravitación, leyes de la termodinámica, leyes del electromagnetismo,
etc. La existencia de las leyes jurídicas es más efímera y caprichosa; éstas se
adaptan constantemente a los balances de poder dentro de la sociedad.
4 Mario Bunge, “El efecto San Mateo”, Polis: Revista Académica Universidad Boli-
variana, vol. 1, núm. 1, 2001, p. 1, [en línea], disponible en: http://www.revistapolis.
cl/2/bunge.pdf, consulta: 19 de abril de 2010.
99
Seminario Educación y cultura política
La filosofía usa los conceptos del ser y el deber ser. A veces se piensa que
la ley natural corresponde con el ser y la ley jurídica con el deber ser. Pero la
verdadera convergencia entre las dos clases de leyes se da en el dinero. Los
métodos y los procedimientos experimentales son el camino para evidenciar
la existencia de determinada ley de la naturaleza. Tales procedimientos ad
quieren realidad sólo cuando se cuenta con los recursos necesarios. Por lo
tanto, el ser, o sea el experimento, adquiere realidad sólo mediante el deber
ser, o sea a través de la decisión política que asigna los recursos para el ex
perimento. En este sentido, la ley científica está tan condicionada al poder
como la ley jurídica; sólo en la medida en que la asignación de recursos le
otorgue algún beneficio a los grupos con poder de decisión, el experimento
se podrá realizar. Ese condicionamiento se refiere a su posibilidad real de lle
gar a materializarse, pero no a su contenido. Lo anterior es fundamental. No
existe ciencia al margen de los procedimientos. No existe ciencia al margen
de una sociedad.
La noción usual de ciencia es muy simple: es un método sistemático
de recoger datos e interpretarlos y de establecer correlaciones entre los
mismos. Cuando se tienen datos correlacionados con alta confiabilidad,
se establecen funciones de interpolación convenientes. Luego, la vali
dación de los modelos o teorías tiene dos instancias. En la primera, se
verifica que el modelo es capaz de reproducir todas las observaciones dis
ponibles; ésta es una etapa en la cual el modelo tiene carácter descriptivo.
La segunda etapa busca explorar la capacidad predictiva del modelo. En
El capital, Karl Marx expresa esta idea en la siguiente forma:
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Ciencia y humanismo
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109
Seminario Educación y cultura política
Obras citadas
Bohórquez, Juan Camilo et ál., “Common ecology quantifies human insurgency”, Let
ters Nature, núm. 462, 2009, pp. 911-914.
Bunge, Mario, “El efecto San Mateo”, Polis: Revista Académica Universidad Boliva-
riana, vol. 1, núm. 1, 2001, p. 1, [en línea], disponible en: http://www.revistapolis.
cl/2/bunge.pdf, consulta: 19 de abril de 2010.
Einstein, Albert, “Ideas and opinions”, Crown Trade Paperback, 1954.
_, “Physics and reality”, Franklin Institute Journal, marzo de 1936.
González, Fernando, Los negroides, Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana, 1995.
110
La física y la cultura política
Ill
Justicia escolar
Isabel Puerta Lopera
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Seminario Educación y cultura política
114
Justicia escolar
1 Concha Aguilera, coord., Historia del pensamiento. Filosofía antigua, vol. 1, Co
mienzos de la patrística, Barcelona, Sarpe, 1988, p. 138.
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Justicia retributiva
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Justicia escolar
Aplicación en la escuela
Justicia adjudicada
Desde otra perspectiva —la que tiene que ver con el responsable de adminis
trar justicia—, lajusticia adjudicada es aquella en la que un tercero, ajeno al
conflicto y a la comisión de la falta o transgresión, es designado como com
petente para tomar una decisión, legal, no arbitraria, que puede conducir
a la aplicación de una sanción, una vez se ha surtido el trámite establecido
para llegar a ella, y es también competente para hacerla cumplir.
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Aplicación en la escuela
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Justicia escolar
Justicia co-construida
6 Al respecto, véase Juan Fernández Carrasquilla, Derecho penal liberal de hoy. In
troducción a la dogmática axiológica jurídico penal, Bogotá, Ediciones Jurídicas
Gustavo Ibáñez, 2002, en particular, en el capítulo 9, pp. 301-302.
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Seminario Educación y cultura política
Aplicación en la escuela
Los MARC que implican negociación —no todos la involucran, por ejem
plo, el arbitramento obligatorio y la amigable composición— , conllevan una
redistribución del poder, pues no son ya los docentes y los directivos quienes
tienen la competencia para activar el dispositivo de justicia, sino que, acorda
do que se va a implementar una mesa de negociación, se les da la facultad a
los actores en conflicto para que se apropien también de su resolución.
Así, las autoridades escolares, quienes tradicionalmente han resuelto
el conflicto bajo los parámetros normativos, están ahora ausentes del es
cenario negociador y lo más que podrán hacer es reconocer la capacidad
de negociación de las partes, dar espacio para que pueda realizarse este
ejercicio, y avalar los acuerdos, porque los encuentran justos, claros, con
cretos, equilibrados y cumplibles.
Estos espacios generan una modalidad de justicia que impacta positiva
mente la formación integral de los estudiantes: reconocen la igualdad de
las partes en conflicto, derivada de su dignidad; instauran la palabra como
herramienta entre quienes están ligados por el conflicto; generan interlo
cuciones válidas, en la medida en que cada parte asume que lo que dice es
valioso y concede igual valía a lo expresado por el otro, es capaz de asumir
que sus ideas no son siempre las mejores y que si se interrelacionan con las
del otro darán nacimiento a unas nuevas, enriquecidas en la interacción;
propician la escucha, la argumentación, el disenso, el consenso y los acuer
dos que empoderan a los actores; los ubican como sujetos de derechos; les
aportan herramientas para la construcción de ciudadanía activa, con lo cual
se afirma que trasciende el asunto privado de dar salida a un conflicto espe
cífico, y tiende redes hacia el escenario de lo público.
Adicionalmente, la aplicación de justicia co-construida va creando
una cultura dialogante en la escuela, que reposa en la confianza, el res
peto, la solidaridad y el aprecio por la diversidad.
El conflicto une a los actores, y entre ellos, por medio de la negociación,
se tejen alianzas para construir justicia que, traducida en acuerdos, los hace más
legítimos y, por ende, con menos opción de ser transgredidos, lo que refuerza
el lazo social y abre paso a la confianza. Así, ante el surgimiento de nuevos
conflictos, sea entre las mismas partes u otros integrantes de la comunidad
educativa, se habrá allanado el camino para intentar negociar de nuevo,
porque ha habido reconocimiento, respeto y aprendizajes singulares y
colectivos.
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Justicia restaurativa
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Aplicación en la escuela
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La equidad
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Justicia escolar
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Seminario Educación y cultura política
entienden razones. Para ellos/as, tal vez, más que la justicia derivada
de la norma general y abstracta, donde supuestamente caben todos/as, la
apuesta podría ser por la equidad, si queremos rodearlos/as de oportuni
dades que les permitan permanecer en las instituciones educativas.
Obras citadas
Aguilera, Concha, coord., Historia del pensamiento. Filosofía antigua, vol. 1, Comien
zos de la patrística, Barcelona, Sarpe, 1988, p. 138.
Colombia, “Constitución Política de Colombia, 1991”, Secretaría del Senado, [en lí
nea], disponible en: http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/cp/consti-
tucion_politica_1991.html, consulta: 28 de abril de 2010.
Colombia, Congreso de la República, Ley 1098 del 8 de noviembre de 2006, por la cual
se expide el Código de la infancia y la adolescencia, Presidencia de la República,
[en línea], disponible en: http://www.presidencia.gov.co/prensa_new/leyes/2006/no-
viembre/ley1098081106.pdf, consulta: 28 de abril de 2010.
Colombia, Corte Constitucional, Sentencias, Sentencia C-371 del 25 de agosto de 1994,
magistrado ponente José Gregorio Hernández Galindo, Corte Constitucional, [en lí
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“Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José)”, Organización
de Estados Americanos (OEA), [en línea], disponible en: http://www.oas.org/juridi-
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“Declaración Universal de Derechos Humanos”, Naciones Unidas, [en línea], disponi
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“Equidad”, Enciclopedia Jurídica, [en línea], disponible en: http://www.enciclopedia-
juridica.biz14.com/d/equidad/equidad.htm, consulta: 28 de abril de 2010.
Fernández Carrasquilla, Juan, Derecho penal liberal de hoy. Introducción a la dogmáti
ca axiológica jurídico penal, Bogotá, Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez, 2002, en
particular, en el capítulo 9, pp. 301-302.
Sills, David L., coord., Enciclopedia internacional de las ciencias sociales, Madrid,
Aguilar, 1975, p. 393-394.
Tobeñas, José Castán, “La idea de equidad y su relación con otras ideas, morales, jurídi
cas afines”, en: Revista General de Legislación y Jurisprudencia, Madrid, núm. 188,
1950, pp. 217-263, 361-402.
Zehr, Howard, El pequeño libro de la justicia restaurativa, Estados Unidos, Good Books,
2006, p. 18.
126
La naturaleza humana,
sostén del Estado en la teoría contractualista de
Thomas Hobbes
Wilmar Arley Martínez Márquez
Introducción
127
Seminario Educación y cultura política
La mayor parte de los que han escrito sobre política suponen, pretenden
o exigen que el hombre es un animal que ha nacido apto para la socie
dad. Los griegos le llamaban animal político; y sobre este fundamento
construyen la doctrina de la sociedad civil como si para la conservación
de la paz bastara que los hombres consintiesen en ciertos pactos y condi
ciones que ya entonces llamaban leyes. Axioma que aunque aceptado por
muchos es falso; y el error procede de una consideración excesivamente
ligera de la naturaleza humana.1
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La naturaleza humana, sostén del Estado en la teoría contractualista de Thomas Hobbes
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Seminario Educación y cultura política
unos chocan o actúan sobre otros de diferentes maneras. Y así, cuando uno
de estos objetos actúa sobre el hombre, produce determinado movimiento en
éste, y a tal movimiento se le denomina sensación o conocimiento:
130
La naturaleza humana, sostén del Estado en la teoría contractualista de Thomas Hobbes
Por tal, el choque de un cuerpo con nosotros produce una sensación; ésta
genera, a su vez, algo como una moción llamada esfuerzo, la cual deviene
en apetito cuando se dirige al objeto que la causa, o aversión cuando es ale
jamiento de este mismo objeto. De la misma manera, si alguien desea algo,
se dice que lo ama — sólo que el amor es el deseo acompañado de la
presencia de lo deseado— ; y cuando alguien siente aversión por algo,
lo odia — claro que el odio es acompañado igualmente de la presencia de lo
odiado.
Así, tenemos que aquello a lo que se tiende es considerado como bue
no, y aquello que genera aversión, como malo. Pero estas consideraciones
sobre lo bueno y lo malo no son absolutas, sino que dependen de cada
persona que la usa, pues de la misma naturaleza de los objetos no puede
concluirse el que sean malos o buenos, sino de cómo los concibe el indi
viduo.
Por último, podemos concluir, como se mostró, que las pasiones tienen su
origen en la sensación, en el conocimiento, pues:
Cuando la acción del mismo objeto continúa desde los ojos, los oídos, y
otros órganos, hasta el corazón, el efecto real no es otra cosa sino emo
ción o esfuerzo, que consiste en apetito o aversión hacia el objeto en
movimiento.8
8 Ibíd., p. 43.
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Seminario Educación y cultura política
Así, la única salida que le queda a cada hombre para protegerse, tanto a sí
mismo como a sus bienes, es la anticipación, esto es, adelantarse a la acción
del otro por medio de la fuerza para invadirlo y avasallarlo, pues si no lo
hace quedaría a merced de este otro, entregando la posibilidad de subsistir.
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La naturaleza humana, sostén del Estado en la teoría contractualista de Thomas Hobbes
11 Ibíd., p. 102.
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Seminario Educación y cultura política
cir, de su propia vida; y por consiguiente, para hacer todo aquello que su
propio juicio y razón considere como los medios más aptos para lograr
ese fin.12
12 Ibíd., p. 106.
13 Ibíd., pp. 6-15 y 40-49.
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La naturaleza humana, sostén del Estado en la teoría contractualista de Thomas Hobbes
muerte; y ello por una necesidad natural no menor que la que lleva la
piedra hacia abajo.14
La razón y el Estado
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Seminario Educación y cultura política
18 Ibíd., p. 23.
19 Ibíd.
20 Ibíd., p. 41.
21 T. Hobbes, Leviatán, Óp. cit., p. 130.
136
La naturaleza humana, sostén del Estado en la teoría contractualista de Thomas Hobbes
Conclusión
22 Ibíd., p. 81.
137
Seminario Educación y cultura política
por ese nefasto apetito de las ventajas del momento”,23 verían que la disputa
y la expoliación de los otros se m uestran como la mejor manera de
conservar la vida, porque al serlo, al menos inmediatamente, impedirían
cualquier tipo de consideración tanto de los inconvenientes que a largo
plazo traerían, como de los bienes futuros que consigo llevarían las acciones
contrarias, es decir, la paz, la concordia y la asociación. Este último hecho
sólo lo permite la recta razón, pues al ser cálculo “verdadero”, logra prever
las consecuencias de las acciones que más se ordenan al fin natural de las
acciones humanas: conservar la vida.
Dado lo cual, entonces, podemos terminar afirmando, con Hobbes,
que si bien es cierto que el Estado aparece apoyado en meros pactos, esto
no es razón suficiente de la explicación y consolidación del mismo. El
pacto y, por tal, el Estado, adquieren solidez porque están apoyados en la
naturaleza humana: sus disposiciones o leyes naturales, y sus pasiones.
Obras citadas
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Este libro se terminó de imprimir
en los talleres gráficos de
Litoimpresos y Servicios Ltda.
Medellín, julio de 2010.