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Objetivo: Ordenar el tiempo en una forma efectiva, basada en las prioridades del reino
de Dios.
El dominio propio es un fruto del Espíritu Santo. Dios es nuestro Rey supremo, y debe
ser el “capitán de nuestro barco.” Con la unción del Espíritu Santo, tenemos que
tomar responsabilidad y control de nuestras vidas, y planificar bien el uso de nuestro
tiempo para cumplir con nuestra misión.
“Cada uno de nosotros tenemos todo el tiempo necesario para hacer la voluntad
perfecta de Dios. Nuestro problema no es el poco tiempo, sino hacer mejor uso del
tiempo que tenemos. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, 24 horas. Otros
tal vez tienen más capacidad, talento, influencia o dinero que nosotros - pero nadie
tiene más tiempo…. No somos responsables por nuestra capacidad natural ni talento,
pero sí somos responsables por nuestro uso estratégico del tiempo…”
J. Oswald Sanders
Es decir, ¡desperdiciar tiempo es un pecado! Si Dios nos llama a hacer algo,
siempre hay tiempo para hacerlo (Eclesiastés 3:1).
Para lo importante hay tiempo. Supongamos que apartemos…
8 horas para dormir en la noche (y muy pocos necesitan más)
3 horas para comer y conversar
10 horas para trabajar y viajar en 5 días de la semana.
…Todavía nos quedan 35 horas en cada semana. ¿Cómo invertimos estas horas?
Todo el impacto de una persona en el reino de Dios depende del uso de esas horas.
Seguramente son esas horas las que deciden si la vida es algo extraordinaria u
ordinaria.