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Canto.
Exposición del Santísimo
Monición: “Todos los miembros de la iglesia – dijo Juan Pablo II – deben estar alerta en
procurar que este sacramento de amor sea el centro de la vida del pueblo de Dios, para que a
través de todas las manifestaciones que su culto merece, se le devuelva a Cristo amor por
amor y verdaderamente llegue a ser la vida de nuestras almas”. Yo soy el pan vivo que ha
bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne
y lo daré para la vida del mundo. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y
yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es
vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. Este es el pan que
ha bajado del cielo. Pero no es el pan que comieron sus padres porque murieron. El que coma
este pan vivirá para siempre.
Palabra del Señor
LECTOR 1: Te adoramos, Jesús, en esta Hostia Santa, pan bajado del cielo, que has querido
quedarte conmigo y por mí en el Santísimo Sacramento del altar.
LECTOR 2: Te adoramos, oh Padre celestial, que enviaste a tu Hijo al mundo, delicia del
Paraíso, para que se quedara siempre con nosotros.
LECTOR 1: Señor Jesús, te adoramos y te bendecimos en todas las Iglesia del mundo; te
adoramos y te alabamos en cada Hostia escondida en todos los Sagrarios.
LECTOR 2: Queremos adorarte y bendecirte por aquellos que te reciben fríamente o por
rutina y por aquellos que salen a la calle y se portan como si no te hubieran recibido.
TODOS: Oh, María, dulce Madre de la Eucaristía, el reino de tu Hijo Jesús, resplandecerá
en su triunfo eucarístico y no vendrá más que por ti, oh María.
LECTOR 2: Por ti, oh María, la Eucaristía volverá a ser el corazón de toda la vida de la
Iglesia: una vida de Adoración, de acción de gracias, de alabanza y de propiciación.
LECTOR 1: Dulce Madre de la Eucaristía, colma el gran vacío en torno a Jesús, presente en
la Eucaristía; forma una gran barrera de fe y de amor en torno a su divina presencia; coloca
a tus hijos predilectos, come trinchera de amor en torno a todos los Sagrarios de la tierra.
Canto
Canto
Monición
En la noche en la que fue entregado, nuestro Salvador celebró la última cena y confió a la
Iglesia el memorial de su muerte y resurrección, para que lo celebrara perennemente hasta su
venida. En la luz de este gran misterio, dirijamos a Cristo nuestra oración:
LECTOR: Jesús dijo: “¡Cuánto he deseado celebrar esta pascua con ustedes, antes de
padecer!...”
LECTOR: “…Ya no comeré esta pascua hasta que se cumpla en el Reino de Dios…”
TODOS: Oh Jesús, dame la esperanza de participar un día contigo en el banquete del cielo.
Ave María…
TODOS: Oh Jesús, haz que sepamos compartir lo que tenemos. Ave María.
LECTOR: “… Este es mi cuerpo que será entregado por ustedes; hagan esto en
conmemoración mía…”
TODOS: Oh Jesús, quiero celebrar siempre los misterios de nuestra salvación. Ave María.
LECTOR: “… Esto es mi sangre, la de la nueva alianza, la cual será derramada por muchos,
para el perdón de los pecados…”.
TODOS: Oh Jesús, que participe con entusiasmo y fe en el banquete eucarístico. Ave María.
TODOS: Oh Jesús, que mis preocupaciones no me impidan ver lo más importante, que me
trae la vida eterna. Ave María.
TODOS: Oh Jesús, no permitas que nuestro egoísmo nos aparte de ti. Ave María.
LECTOR: “… Los discípulos dijeron: Estas palabras son duras ¿Quién podrá escucharlas?
TODOS: Oh Jesús, ayúdame a entender tus palabras para ser testigo tuyo en medio del
mundo. Ave María
TODOS: Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
SACERDOTE: Oh Dios, que has hecho de la Virgen María, la esposa de tu Espíritu Santo
y la colaboradora generosa del Redentor, concédenos también a nosotros adherirnos a Cristo;
tu Palabra viviente, para cooperar en la salvación del mundo. Te lo pedimos por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
Alabanza y acción de gracias.
Guía: En un acto de fe ante la presencia de Jesús Eucaristía alabemos y demos gracias a Dios
por su amor y fidelidad para con nosotros. Canto
Despedida de Jesús Sacramentado
Quédate con nosotros, Señor, esta noche. Quédate para adorar, alabar y dar gracias al Padre
por nosotros mientras dormimos. Que baje del cielo tu misericordia sobre el mundo, alivia
desde los sagrarios de la tierra la prolongada noche de sufrimiento y pena de las benditas
almas del Purgatorio. Quédate con nosotros, Señor, para alejar la justa ira de Dios de nuestras
ciudades que atraen la justicia del Cielo con nuestras densísimas nubes de vicios y crímenes.
Quédate con nosotros para guardar a los inocentes, para sostener a los tentados, para levantar
a los caídos, para subyugar el poder del demonio, para impedir el pecado. Quédate con
nosotros, Señor, para consolar a los que sufren, para bendecir a los que yacen en el lecho del
dolor, para dar contrición a los que mueren, para recibir en los brazos de tu misericordia a las
miles de almas que se presentaran ante ti esta noche para ser juzgadas. ¡Oh buen pastor!
Quédate con tus ovejas, defiéndelas de los peligros que las rodean y las amenazan. Pero sobre
todo, quédate con los que sufren y con los agonizantes. Danos una noche tranquila y una
muerte serena. Oh Dios, se nuestro Padre misericordioso hasta los últimos instantes de
nuestra vida, para que sin temor podamos presentarnos delante de ti, para ser juzgados. Así
sea.
Oración por las Vocaciones Sacerdotales y Religiosas Oh, Jesús, Pastor eterno de las
almas, dígnate mirar con ojos de misericordia a esta porción de tu grey amada. Señor,
gemimos en la orfandad, danos vocaciones, danos sacerdotes y religiosos santos. Te lo
pedimos por la Inmaculada Virgen María de Guadalupe, tu dulce y Santa Madre. Oh Jesús
danos sacerdotes y religiosos según tu corazón. Amén.
Canto final