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I.

ELABORACIÓN FREUDIANA DE LA NEUROSIS:

1 Freud, S., “Las neuropsicosis de defensa”.


Capítulo 1

Freud comienza este texto estableciendo una modificación en la teoría de la neurosis


histérica: que el complejo sintomático justifica el supuesto de una escisión de la CC
con formación de grupos psíquicos separados. Según Janet, la escisión de CC es un rasgo
primario de la alteración histérica, debido a la debilidad innata de la aptitud para la
síntesis psíquica, un estrechamiento del campo de conciencia.

En oposición, según Breuer, la condición de la histeria es el advenimiento de estados


hipnoides, con aptitud limitada para la asociación. La escisión de conciencia es según él
secundaria, adquirida. Se produce en virtud de que las representaciones que afloran
están segregadas del comercio asociativo con el resto del contenido de conciencia.

Luego Freud aporta la prueba de otras dos formas extremas de histeria, en las que la
escisión de la CC de ninguna manera puede interpretarse como lo interpretó Janet. Para
la primera de ellas, consiguió demostrar que la escisión del contenido de la CC es la
consecuencia de un acto voluntario del enfermo. En la tercera forma de histeria, la
escisión de la CC desempeña un papel mínimo. Son esos casos en los que meramente se
interceptó la reacción frente al estímulo traumático, y que luego serán curados por
abreacción.
Al segundo modo de histeria lo llamo histeria de defensa, separándola de la histeria
hipnoide y de la histeria de retención. Los casos de histeria de defensa pueden
nombrarse como “de histeria adquirida”, pues bien, esos pacientes gozan de salud
psíquica hasta el momento en que sobreviene un caso de inconciabilidad en su vida de
representaciones, es decir, hasta que se presenta una vivencia, un afecto tan penoso
que la persona decidió olvidarla. En las mujeres, tales representaciones nacen las más
de las veces sobre el suelo del vivenciar y sentir sexuales. Ese olvido no se logró, sino
que llevó a diversas reacciones patológicas que provocaron una histeria, o una
representación obsesiva, o una psicosis alucinatoria.
La tarea que el yo defensor se impone, tratar como no acontecida la representación
inconciliable, es directamente insoluble para él; una vez que la huella anémica y el
afecto están ahí, ya no se los puede extirpar. Por eso equivale a convertir esta
representación intensa en una débil, arrancarle el afecto. Pero la suma de excitación
divorciada de ella tiene que ser aplicada a otro empleo.

En la histeria, el modo de volver inocua a la representación inconciliable es trasponer a


lo corporal la suma de excitación, lo cual llamamos conversión. Ésta sobrevendrá en
aquella inervación que mantenga un nexo con la vivencia traumática. Una vez formado
en un momento traumático ese núcleo para una escisión histérica, su engrosamiento se
produce en momentos traumáticos auxiliares, los cuales aportan nuevo afecto a la
representación debilitada.

La excitación esforzada por una vía falsa (por conversión) consigue volver hasta la
representación de la que fue desasida, y entonces constriñe a la persona a su
procesamiento asociativo o a su trámite en ataques histéricos.

Capítulo 2

Si una persona predispuesta a la neurosis no tiene capacidad convertidora, y para


defenderse de una representación inconciliable se divorcia de su afecto, el monto de
afecto permanece en el ámbito psíquico. La representación debilitada queda segregada
de toda asociación, pero su afecto se adhiere a otras representaciones no inconciliables,
que en virtud de este enlace falso devienen obsesivas. En todos los casos la vida sexual
fue la que proporcionó el afecto penoso. Es demostrable además el empeño voluntario.

Entre el empeño voluntario del paciente y la emergencia de la representación obsesiva


que está dotada con un afecto intenso, se abre la laguna que la teoría aquí pretende
llenar. El divorcio entre la representación sexual y su afecto, y el enlace de este último
con otra representación, adecuada pero no inconciliable (enlace falso).

Los enfermos suelen mantener en secreto sus representaciones obsesivas toda vez que
son CC de su origen sexual. Para el médico en cambio, lo llamativo es el enlace de ese
afecto con una representación que no es digna de él. Para el enlace secundario del
afecto liberado se puede aprovechar cualquier representación que sea compatible con
un afecto de esa cualidad. El afecto bajo el cual el yo padecía permanece como antes,
sólo la representación inconciliable ha sido excluida del recordar.

2 Freud, S., “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un


determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia”.
Capítulo 1: SINTOMATOLOGÍA CLÍNICA DE LA NEUROSIS DE ANGUSTIA

La neurosis de angustia se observa en forma aislada, o en combinación con otras. El


cuadro comprende los siguientes síntomas:

a) La irritabilidad general: este es un síntoma nervioso frecuente. En la neurosis de


angustia posee particularmente una significación teórica. Una irritabilidad
acrecentada indica siempre una acumulación de excitación, eso se expresa
mediante una hiperestesia auditiva.
b) La expectativa angustiada: es el síntoma nuclear de la neurosis. Para una forma
de expectativa angustiada, la referida a la propia salud, se puede reservar la
antigua designación de hipocondría. Esta demanda como condición previa la
existencia de parestesias y de sensaciones corporales penosas. Otra
exteriorización puede ser la angustia de la CC moral, la escrupulosidad.
c) Ataque de angustia: puede consistir sólo en un sentimiento de angustia sin
ninguna representación asociada, o bien mezclarse con la interpretación más
espontánea (como “caer fulminado por un síncope”) o se puede conectar con la
sensación de angustia una perturbación de funciones corporales.
d) Ataques de angustia rudimentarios y equivalentes: se ven distintas formas:
- Ataque de angustia acompañado por perturbaciones de la respiración.
- Ataques de angustia acompañados por perturbaciones de la actividad cardíaca.
- Ataques de oleadas de sudor.
- Ataques de temblores y estremecimientos.
- Ataques de hambre insaciable.
- Diarreas
- Ataque de vértigo locomotor.
- Ataques de las llamadas “congestiones”.
- Ataques de parestesias.
e) Terror nocturno: es una variedad de ataque de angustia que condiciona un
insomnio.
f) Vértigo: se clasifica dentro del locomotor o de coordinación y consiste en un
malestar específico, acompañado por las sensaciones de que el piso oscila, las
piernas desfallecen, etc. suele estar acompañado por perturbaciones cardíacas y
respiratorias.
g) Dos fobias: amenazas fisiológicas comunes y locomoción. A las primeras
pertenecen la angustia ante serpientes, tormentas, oscuridad, etc. El otro grupo
contiene la agorafobia entre otras. Lo que sucede acá es que una representación
se vuelve compulsiva por el enlace con un afecto disponible. El mecanismo de la
traslación de afecto vale para ambas variedades de fobia, pero en las fobias de
las neurosis de angustia este afecto es monótono y no proviene de una
representación reprimida.
h) Perturbaciones de la actividad digestiva: náuseas, hambre insaciable, diarreas
frecuentes, urgencia de orinar.
i) Parestesias: tienen capacidad de asociarse en una secuencia fija. Estas
sensaciones asociadas son atípicas y cambiantes. Junto a este acrecentamiento
de la sensibilidad a los dolores, se observa en muchos casos una inclinación a las
alucinaciones.

Capítulo 2: PRODUCCIÓN Y ETIOLOGÍA DE LA NEUROSIS DE ANGUSTIA

Se hallan como factores una serie de nocividades y de influjos que parten de la vida
sexual. Es recomendable tratar por casos separados hombres y mujeres

En MUJERES la neurosis de angustia sobreviene en los siguientes casos:

a) Como angustia virginal o angustia de las adolescentes: un primer encuentro con


el problema sexual puede provocar una neurosis de angustia que se combina con
una histeria.
b) Como angustia de las recién casadas: señoras jóvenes que en las primeras cópulas
han permanecido anestésicas.
c) Como angustia de las señoras cuyo marido muestra eyaculación precoz o
potencia aminorada
d) Como angustia de las señoras cuyo marido practica el coitus interruptus. Este
caso se unifica con el anterior. Interesa solamente que la mujer alcance o no la
satisfacción en el coito. Si no la alcanza, está dada la condición para la génesis
de la neurosis de angustia. El coitus interrumptus es dañino por regla casi
general, ya que si por contrario el hombre aguarda la satisfacción de la mujer, el
coito adquiere para ella significado normal, pero quien enferma de neurosis es el
hombre.
e) Como angustia de las viudas y abstinentes voluntarias.
f) Como angustia en el climaterio, durante un gran acrecentamiento final de la
necesidad sexual.

En HOMBRES:

a) Angustia de los abstinentes voluntarios, combinada con síntomas de defensa


(representaciones obsesivas, histeria). Se cuentan en esta categoría personas con
disposición hereditaria, raros, excéntricos, etc.
b) Angustia con excitación frustránea, o de los que se conforman con tocar o mirar
a la mujer.
c) Angustia de los que practican el coitus interruptus. Cobra nocividad cuando
pospone la eyaculación. La mayor de las veces no se produce una neurosis de
angustia pura, sino una mezcla con neurastenia.

Casos que valen para AMBOS SEXOS:

a) Los que son neurasténicos a consecuencia de la masturbación sucumben a una


neurosis de angustia tan pronto como abandonan su variedad de satisfacción. Se
han vuelto incapaces de tolerar la abstinencia.
b) Se puede generar una neurosis de angustia por el trabajo excesivo.

Dada la frecuencia de las neurosis, en especial de la neurosis de angustia, no se podría


esperar un factor etiológico de rara ocurrencia. Se tiene en cuenta principalmente al
factor etiológico más común pero más objetado que es el coitus interruptus y se
presentan experiencias.
1. Siempre que en señoras jóvenes la neurosis de angustia aún no está constituida,
se puede demostrar que esas oleadas de neurosis se remontan a coitos con
satisfacción faltante. Al día siguiente o a los dos días siempre aflora en la
persona el ataque de angustia o vértigo.
2. En ambos sexos se descubre una llamativa oscilación en la intensidad de los
fenómenos.
3. por la anamnesis se averigua que a menudo los síntomas de la neurosis de
angustia relevaron a los de otra neurosis, por ejemplo, una neurastenia,
ocupando su lugar.

Capítulo 3. ESBOZOS PARA UNA TEORÍA DE LA NEUROSIS DE ANGUSTIA

Ya tenemos algunos puntos de apoyo para caracterizar esta neurosis. Primero, la


conjetura de que se trate de una acumulación de excitación, luego el hecho de que la
angustia no admite ninguna derivación psíquica. El coitus interrumptus ocupa un primer
plano. Se conjuga además con un aminoramiento de la libido sexual, del placer
psíquico. Todos estos indicios indican que el mecanismo de la neurosis de angustia haya
de buscarse en ser desviada de lo psíquico la excitación sexual somática y recibir, a
causa de ello, un empleo anormal.

En el organismo masculino se produce la excitación sexual somática que deviene un


estímulo para la vida psíquica. En ese momento será dotado de energía el grupo de
representación sexual perteneciente a la psique, y se generará el estado psíquico de
tensión libidinosa que conlleva el esfuerzo a cancelar esa tensión. El alivio solo es
posible por la acción adecuada, que consiste en un acto reflejo espinal que tiene por
consecuencia el aligeramiento de aquellas terminaciones nerviosas. Este esquema en lo
esencial se puede transferir también a la mujer. También cabe suponer una excitación
sexual somática y un estado en que esta excitación deviene estímulo psíquico, libido, y
provoca el esfuerzo hacia la acción específica.

Se genera neurastenia toda vez que la acción adecuada es sustituida por una menos
adecuada, o sea, cuando al coito normal lo reemplaza una masturbación o una polución
espontánea; en cambio llevan a la neurosis de angustia todos los factores que estorban
el procesamiento psíquico de la excitación sexual somática.

Como primer factor etiológico para la neurosis de angustia se mencionó para el varón, la
abstinencia voluntaria. Esta consiste en la denegación de la acción específica que sigue
a la libido. Tal denegación podrá tener dos consecuencias: puede ocurrir que la
excitación somática se acumule y luego sea desviada y la excitación se exteriorice como
angustia; o puede ser que si la libido no es disminuida, o la excitación somática se gasta
por el atajo de unas poluciones, se genera cualquier otra cosa pero no una neurosis de
angustia. El caso del coitus reservatus con miramiento por la mujer, influye perturbando
el apronte psíquico para el decurso sexual.

La psique cae en el afecto de la angustia cuando se siente incapaz para tramitar una
tarea (un peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando
se nota incapaz para reequilibrar la excitación sexual endógenamente generada. El
afecto es un estado pasajero, en tanto que la neurosis es crónica.

Capítulo 4. NEXO CON OTRAS NEUROSIS

Los casos más puros de neurosis de angustia de los encuentra en individuos jóvenes
potentes. Más frecuente es la producción de síntomas de angustia juntos con otros de
neurastenia, histeria, representaciones obsesivas, melancolía. Para el análisis de las
neurosis mixtas se sustenta la siguiente tesis: se puede demostrar una contaminación
entre varias etiologías específicas, las cuales puedes producirse por mero azar. Pero en
otros casos la pluralidad no es azarosa, sino que uno de ellos pone en vigencia a otro. En
un tercer caso, la misma condición etiológica provocará simultáneamente las dos
neurosis.

Se infiere que es preciso distinguir entre las condiciones etiológicas para la producción
de las neurosis y los factores etiológicos específicos de ellas. Las primeras (coitus
interrumptus, masturbación, etc.) son capaces de producir cualquier neurosis; sólo los
factores etiológicos de aquellas abstraídos (insuficiencia psíquica, aligeramiento
inadecuado, etc.) poseen un nexo inequívoco con la etiología de cada una de las
neurosis.

La neurosis de angustia muestra concordancias y diferencias con las otras. Con la


neurastenia comparte que la fuente de excitación reside en el ámbito somático y no,
como en la histeria y la neurosis obsesiva, en el ámbito psíquico. Pero, se puede
discernir una oposición entre los síntomas de la neurastenia y neurosis de angustia por
acumulación de excitación – empobrecimiento de excitación.

Con la histeria, la neurosis de angustia muestra concordancias en la sintomatología:


parestesias, hiperestesias, ataques, etc. si se considera el mecanismo, se pueden ver
puntos de vista que hacen aparecer a la neurosis de angustia como el correspondiente
somático de la histeria. En ambos acumulación de la excitación, insuficiencia psíquica a
consecuencia de los cuales se producen procesos somáticos anormales. En ambos
también interviene una desviación de la excitación hacia lo somático; la diferencia
reside en que la excitación en cuyo desplazamiento se exterioriza la neurosis es
puramente somática en la de angustia, mientras que en la histeria es psíquica
(provocada por un conflicto).

3 Freud, S., “Nuevas puntualizaciones sobre las neuropsicosis de defensa”.


En Obras Completas, op. cit., t. III, caps. 1 y

Capítulo 1: LA ETIOLOGÍA ESPECÍFICA DE LA HISTERIA

Los síntomas de la histeria sólo se vuelven inteligibles reconduciéndolos a unas


vivencias de eficiencia traumática, relacionados con la vida sexual. Es preciso que estos
traumas sexuales correspondan a la niñez temprana, y su contenido tiene que consistir
en una efectiva irritación de los genitales. Se halló cumplida la condición específica de
la histeria, pasividad sexual en períodos presexuales, en todos los casos de histeria
analizados. No son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino sólo su
reanimación como recuerdo, después que el individuo ha ingresado en la madurez
sexual.
De la lista de las nocividades sexuales de la niñez temprana patógenas para la histeria,
hay que excluir a la masturbación activa. Si se encuentra con tanta frecuencia es
porque resulta ser la consecuencia del abuso o la seducción. No se puede indicar
fehacientemente el límite máximo de edad para contraer histeria; y el mínimo alcanza
hasta donde llegue el recuerdo (1 año y medio o 2). Todos los síntomas sólo son
explicables si uno se remonta a aquellas vivencias sexuales infantiles, y su huello sólo
podrá descubrirse a través de estos síntomas y nunca por el recordar conciente.

Todas las vivencias que ocasionan el estallido de la histeria en el periodo posterior a la


pubertad, sólo ejercen su efecto por despertar la huella anémica de esos traumas de la
infancia; huella que no deviene CC sino que conduce al desprendimiento de afecto y a la
represión. Además debe existir una predisposición histérica, que puede reemplazarse
enteramente o en parte por el efecto póstumo del trauma infantil sexual.

Las representaciones obsesivas tienen también por premisa una vivencia sexual
infantil, pero de otra naturaleza. Ésta y la histeria son neurosis de defensa, y son
consecuencias mediatas de influjos sexuales nocivos que sobrevinieron antes del ingreso
en la madurez sexual. Por otra parte, tenemos a la neurastenia y la neurosis de
angustia que son efectos inmediatos de las noxas sexuales mismas.

Capítulo 2. NATURALEZA Y MECANISMO DE LA NEUROSIS OBSESIVA

En la etiología, unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen la misma


significatividad que en la histeria, pero ya no se trata de una pasividad sexual sino de
unas agresiones ejecutadas con placer. En todos los casos de neurosis obsesiva
analizados por Freud se ha hallado un trasfondo de síntomas histéricos que se dejan
reconducir a una escena de pasividad sexual, anterior a la acción placentera. La
naturaleza puede ser expresada en una fórmula: las representaciones obsesivas son
siempre reproches mudados, que retornan de la represión y están referidos a una
acción sexual de la infancia realizada con placer.
En un primer periodo ocurren los sucesos que tienen el germen de la neurosis posterior.
A este periodo va a poner término el ingreso en la maduración sexual. Ahora el recuerdo
de aquellas acciones placenteras se anuda a un reproche, y el nexo con la vivencia
inicial de pasividad posibilita reprimir ese reproche y sustituirlo por un síntoma
defensivo primario. Vergüenza, desconfianza de sí mismo, CC moral, son síntomas con
los cuales se empieza el tercer periodo de la defensa lograda (salud aparente). El
periodo siguiente es el del retorno de los recuerdos reprimidos, por el fracaso de la
defensa. Los recuerdos reanimados y los reproches nunca ingresan inalterados en la CC,
lo que deviene CC sin unas formaciones de compromiso entre las representaciones
reprimidas y las represoras.

Existen 2 formas de neurosis obsesiva: el primer caso es de las representaciones


obsesivas típicas (ingresa a la CC el contenido anémico de la acción-reproche), en que
el contenido atrae la atención del enfermo y como afecto se siente sólo un displacer
impreciso. Este contenido está doblemente desfigurado: porque algo actual reemplaza a
lo pasado y porque lo sexual está sustituido por un análogo no sexual. El segundo caso se
produce si lo que se conquista no es el contenido, sino el reproche. El afecto de
reproche puede mudarse e un afecto displacentero de cualquier otra índole. El reproche
así se muda fácilmente en vergüenza, en angustia hipocondríaca, etc.

Junto a estos síntomas del retorno de lo reprimido, se forman otros de origen diverso. Y
es que el yo procura defenderse de aquellos retoños de recuerdo reprimidos, y en esa
lucha crea unos síntomas de defensa secundaria. Estos constituyen medidas
protectoras. Si estos auxiliares consiguen volver a reprimir los síntomas del retorno, se
crea una tercera plasmación: las acciones obsesivas (medidas expiatorias como
ceremoniales, preventivas como fobias y supersticiones, etc.). La defensa secundaria
puede tener éxito mediante un violento desvío hacia otros pensamientos, cuyo
contenido sea el más contrario posible.

La raíz de la represión primaria se formó en el síntoma defensivo de la escrupulosidad de


la CC moral. La certidumbre durante el periodo de la defensa lograda impide creer en el
reproche que está envuelto en la representación obsesiva. Los síntomas patológicos del
retorno reciben también creencia sólo pasajeramente.

4 Freud, S., “Obsesiones y fobias”.


Obsesiones y fobias no pertenecen a la neurastenia y no está justificado hacerlos
depender de la degeneración mental. Son neurosis separadas de un mecanismo especial.
Se propone dejar de lado una clase de obsesiones intensas que son recuerdos, imágenes
inalteradas de acontecimientos importantes. Apartado de este grupo, se distinguen las
verdaderas obsesiones por un lado, y las fobias por otro.

En toda obsesión hay dos cosas: una idea que se impone, y un estado emotivo
asociado. En las fobias, ese estado emotivo es siempre la angustia. En las verdaderas
obsesiones puede ser la ansiedad, la duda, u otra.

En muchas obsesiones es evidente que el estado emotivo constituye la cosa principal,


puesto que permanece inalterado, en tanto que la idea asociada varía. Además, siempre
está justificado. En estos caracteres consiste el sesgo patológico: el estado emotivo se
ha eternizado, y la idea asociada no es la idea justa, sino que es una reemplazante.
Siempre es posible hallar dentro de los antecedentes del enfermo, en el origen de la
obsesión, la idea original. Las sustituidas corresponden a impresiones penosas de la vida
sexual del individuo, que se ha esforzado por olvidar. Sólo ha logrado reemplazar la idea
inconciliable.

La sustitución expresaría una disposición psíquica especial. Al menos en las obsesiones


hallamos a menudo “herencia similar”. El motivo de ella es un acto de defensa del yo
contra la idea inconciliable. El estado emotivo se perpetúa por el hecho mismo de la
sustitución.

La gran diferencia de las verdaderas obsesiones con las fobias, es que en éstas últimas el
estado emotivo es siempre la ansiedad, el temor. Las obsesiones son múltiples y más
especializadas, en tanto que las fobias tienden a ser monótonas y típicas. También entre
ellas se puede hallar dos tipos, caracterizados por el objeto del miedo: las fobias
comunes (noche, soledad, muerte) y fobias ocasionales (miedo en ocasiones especiales,
por ejemplo, agorafobia). La angustia de ese estado emotivo no deriva de un recuerdo
cualquiera. Corresponde establecer una neurosis especial, la neurosis ansiosa (neurosis
de angustia), cuyo síntoma principal es este estado emotivo. También esta neurosis es
de origen sexual, pero no se reconduce a unas ideas extraídas de la vida sexual: carece
de mecanismo psíquico en sentido propio. Su etiología es la acumulación de tensión
genésica, provocada por la abstinencia o la irritación genésica frustránea. Las fobias son
una manifestación de esta neurosis ansiosa.

Una fobia y una obsesión propiamente dicha pueden combinarse. La idea que constituye
la fobia puede ser reemplazada por otra idea, o más bien, por el procedimiento
protector que parecería aliviar el miedo.

5 Freud, S., “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad”.


Fuentes comunes y arquetipo normal de todas las creaciones de la fantasía son los
sueños diurnos. Su frecuencia es igual en ambos sexos, pero parecen enteramente
eróticos en las muchachas y en los varones de naturaleza erótica y ambiciosa. Estas
fantasías son unos cumplimientos de deseo, engendrador por la privación y la añoranza,
y llevan el nombre de sueños diurnos. Generalmente se los reserva con vergüenza.

Todos los ataques histéricos analizados por Freud probaron ser sueños diurnos de
involuntaria emergencia. De estas fantasías las hay tanto ICC como CC, y tan pronto
como han devenido ICC pueden volverse patógenas, y expresarse así en síntomas y
ataques.

Las fantasías ICC pueden haberlo sido desde siempre, o sea, haberse formado en lo ICC,
o bien, fueron una vez fantasías CC, sueños diurnos, y luego se las olvidó adrede, y
cayeron en lo ICC en virtud de la represión. En esta segunda alternativa, su contenido
pudo ser variado. Por otra parte, la fantasía ICC mantiene un vínculo con la vida sexual
de la persona, en efecto, es idéntica a la fantasía que le sirvió para su satisfacción
sexual durante un periodo de masturbación. El acto masturbatorio se componía en esa
época de dos fragmentos: la convocación de la fantasía y la operación activa de
autosatisfacción. Originariamente, la acción era una empresa autoerótica pura destinada
a ganar placer de un determinado lugar del cuerpo. Mas tarde esa acción se fusionó con
una representación-deseo tomada del círculo de amor de objeto y sirvió para realizar la
sustitución que aquella fantasía culminaba. Cuando se renuncia a esta clase de
satisfacción, la fantasía deviene ICC. Y si la persona permanece en abstinencia y no
consigue sublimar su libido, esta dada la condición para que la fantasía ICC se refresque
y se abra paso como síntoma.

Para los síntomas histéricos, las fantasías ICC son los estadios psíquicos previos más
próximos. Estos síntomas son las fantasías ICC figuradas mediante conversión. El
psicoanálisis permite colegir desde los síntomas éstas fantasías ICC y luego hacer que
devengan CC. El nexo de las fantasías con los síntomas es múltiple y complejo. Un
síntoma no corresponde a una única fantasía ICC sino a una multitud de éstas.

Fórmulas del síntoma histérico:

- El SH es el símbolo anémico de ciertas impresiones y vivencias traumáticas


eficaces.
- El SH es el sustituto, producido mediante conversión, del retorno asociativo
de esas vivencias traumáticas.
- El SH es expresión de un cumplimiento de deseo.
- El SH es la realización de una fantasía ICC.
- El SH sirve a la satisfacción sexual y figura una parte de la vida sexual de la
persona.
- El SH corresponde al retorno de una modalidad de la satisfacción sexual que
fue real en la vida infantil y desde entonces fue reprimida.
- El SH nace como un compromiso entre dos mociones pulsionales o afectivas
opuestas.
- El SH puede asumir la subrogación de diversas mociones ICC no sexuales,
pero no puede carecer de significado sexual.

La resolución del síntoma por una fantasía no alcanza. Para la solución hacen falta dos
fantasías sexuales: una de carácter femenino y otra masculino. Un SH Corresponde a un
compromiso entre una moción libidinosa y otra represora, pero además de ello puede
responder a una reunión de dos fantasías libidinosas de carácter sexual opuesto. No es
difícil pesquisar casos en que las mociones contrapuestas han hallado una expresión
sintomática separada. (Por ejemplo un caso en el cual aprieta con una mano el vestido,
haciendo el papel de mujer, y con la otra mano intenta arrancarlo, el papel del varón).
El significado bisexual de los síntomas histéricos es una prueba de la aseveración de que
la disposición bisexual que suponemos en el ser humano se puede discernir con
particular nitidez en los psiconeuróticos por medio del análisis.

6 Freud, S., “Acciones obsesivas y prácticas religiosas


Existe una semejanza entre las acciones obsesivas de los neuróticos y las prácticas
religiosas. La gente que pone en práctica acciones obsesivas o un ceremonial pertenece
a una particular unidad clínica: la neurosis obsesiva. El ceremonial neurótico consiste en
prácticas, agregados, restricciones, ordenamientos, que se cumplen de una manera
idéntica o con variaciones que corresponden a leyes. El enfermo es incapaz de
abandonarlas, pues cualquier desvío se castiga con angustia. En casos leves, el
ceremonial se asemeja a la exageración de un orden habitual. Pero la particular
escrupulosidad de la ejecución y la angustia si es omitida, lo singularizan.

Cualquier actividad puede convertirse en una acción obsesiva. Las acciones obsesivas
casi siempre provienen de un ceremonial. Además, forman el contenido de esta
enfermedad prohibiciones e impedimentos (abulias), no permitiendo al enfermo ciertas
cosas, y permitiéndole otras sólo bajo obediencia a un ceremonial preescrito. Es curioso
que durante mucho tiempo la compulsión sólo ocupe las prácticas solitarias, dejando
intacta su conducta social.

La semejanza con las acciones religiosas se sitúa en la angustia de la CC moral a raíz de


omisiones, así como la escrupulosidad con que se ejecutan los detalles. Igualmente
notables son las diferencias. La mayor diversidad individual de las acciones
ceremoniales neuróticas por oposición al rito, el carácter privado de aquellas por
oposición al público de las religiosas, pero sobre todo los pequeños agregados del
ceremonial religioso se entienden con pleno sentido, mientras que los del neurótico
aparecen necios y carentes de sentido. Esto se elimina con el análisis, donde se averigua
que las acciones obsesivas en realidad poseen sentido, y están al servicio de sustantivos
interesas de la personalidad. Expresan vivencias de dos maneras: como figuraciones
directas o simbólicas.

Quien padece de compulsión y prohibiciones se comporta como si estuviera bajo el


imperio de una CC de culpa de la que él nada sabe. Ésta tiene su fuente en procesos
anímicos tempranos, pero halla refrescamiento en la tentación, renovada por cada
ocasión reciente; y por otra parte genera una angustia de expectativa siempre al
acecho. En los comienzos del ceremonial, todavía deviene CC al enfermo que debe
realizar esto para que no acontezca una desgracia; por lo tanto empieza como una
acción de defensa, una medida protectora. A la CC de culpa del neurótico corresponde
la solemne declaración de los fieles: ellos sabrían que en su corazón son pecadores, y las
prácticas piadosas parecen tener valor de protección.

La neurosis obsesiva es la represión de una moción pulsional que estaba contenida en la


constitución de la persona, tuvo permitido exteriorizarse durante un tiempo en su vida
infantil y luego cayó bajo la sofocación. Una especial escrupulosidad nace a raíz de su
represión, pero esta formación psíquica reactiva se siente amenazada de continuo por la
pulsión que acecha en lo ICC. El influjo de la pulsión reprimida es sentido como
tentación y se genera la angustia. El proceso de represión en la neurosis obsesiva debe
calificarse como imperfectamente logrado. Así, las acciones ceremoniales y obsesivas
nacen en parte como defensa frente a la tentación, y en parte como protección frente a
la desgracia esperada. Es parte de la índole de la neurosis obsesiva que sus
exteriorizaciones cumplan la condición de un compromiso entre los poderes anímicos en
pugna. Por eso siempre devuelven también algo del placer que están destinadas a
prevenir. También la formación de la religión parece tener por base la sofocación de
ciertas mociones pulsionales; no obstante no se trata de componentes exclusivamente
sexuales, sino de pulsiones egoístas.

Un carácter desvalorizador de la N.O es que el ceremonial se liga a pequeñas acciones


de la vida cotidiana. Sólo se comprende este rasgo cuando se averigua que el mecanismo
de desplazamiento psíquico gobierna los procesos anímicos de la N.O esta inclinación al
desplazamiento es lo que hace variar de continuo el cuadro de los fenómenos
patológicos y lleva a convertir lo que en apariencia es ínfimo en lo más importante. En el
ámbito religioso también hay una tendencia parecida al desplazamiento.

Uno podría atreverse a concebir a la N.O como un correspondiente patológico de la


formación de la religión. La concordancia más esencial residiría en la renuncia al
quehacer de unas pulsiones dadas constitucionalmente; la diferencia más decisiva que
en las neurosis las pulsiones son exclusivamente sexuales y en la religión son egoístas.

7 Freud, S., “Fragmento de análisis de un caso de histeria” (Caso`Dora)

Capítulo 1: EL CUADRO CLÍNICO

La interpretación de los sueños es uno de los caminos por los cuales puede llegar a la
CC el material psíquico que fue bloqueado de la misma, y así se volvió patógeno. Es uno
de los rodeos por los que se puede sortear la represión. Todos los enfermos tienen la
incapacidad de dar una exposición ordenada de su biografía. Esto por dos cosas: en
primer lugar, se guarda una parte concientemente por timidez y vergüenza; en segundo
lugar, una parte de su saber no le acude durante el relato. En tercer lugar, siempre hay
amnesias reales, lagunas de memoria, etc. Sólo hacia el final del tratamiento se puede
abarcar un historial clínico congruente y comprensible. Puede plantearse como una 2da
meta del tratamiento (la 1era sería cancelar los síntomas) la tarea de salvar todos los
deterioros de la memoria del enfermo.

El círculo familiar de la paciente (18 años) incluía a sus padres y a un hermano un año y
medio mayor. La persona dominante era el padre. Su situación material era muy
holgada; la hija estaba apegada a él con particular ternura, la cual se había acrecentado
por las graves enfermedades que el padre padeció desde que ella tenía 6 años. Esto
provocó que la familia se trasladara de ciudad. No se conocía a la madre, pero de
acuerdo con las comunicaciones era una mujer de escasa cultura. La relación con la hija
era poco amistosa.

Dora ya presentaba a los 8 años síntomas neuróticos. Contrajo una disnea permanente.
A los 12 le aparecieron hemicranias y ataques de tos nerviosa. En los últimos años, el
síntoma más molesto era una afonía total. A los 16, muere su tía y le diagnostican
apendicitis. Los signos principales de su enfermedad eran una desazón y una alteración
del carácter. No estaba satisfecha consigo misma ni con los suyos, enfrentaba
hostilmente a su padre y no se entendía con su madre. Buscaba evitar el trato social.

La familia de Dora había establecido una amistad íntima con un matrimonio en B. El


señor K se había mostrado siempre amable hacia Dora, le hacia obsequios. Dora atendía
a los hijos del matrimonio. Una vez contó a su madre que el señor K durante una
caminata por el lago, había osado hacerle una propuesta amorosa. Cuando el padre
pidió cuentas, este desconoció toda acción y arrojó sospechas sobre la muchacha. Dora
pide al padre que rompa relación con el señor K y su esposa, el no lo hace porque piensa
que todo lo dicho es una fantasía de su hija.

En la vivencia de Dora con el señor K, tendríamos el trauma psíquico, que se definió


como la condición previa para la génesis de un estado patológico histérico. Es común
que esto resulte inservible para especificar los síntomas, ya que la tos y la afonía
aparecieron años antes de este trauma, por lo cual tenemos que retroceder en el
tiempo. Tiempo después, Dora comunica una vivencia anterior con el señor K. Tenía 14
años, habían convenido ir a su tienda. Una vez allí, estando solos, él bajó las cortinas,
fue hacia donde estaba la muchacha y la estrechó contra sí, y le dio un beso en los
labios. Dora sintió asco y corrió hacia la escalera. No obstante, el trato con el señor K
prosiguió.

Se ha producido aquí un desplazamiento de la sensación: en lugar de la sensación


genital que en tales circunstancias una muchacha sana no habría dejado de sentir, le
sobreviene la sensación de displacer, el asco. Este había pasado a ser un síntoma
permanente: comía mal y confesaba repugnancia por los alimentos. Además había
quedado una alucinación sensorial: seguía sintiendo la presión de aquel abrazo sobre la
parte superior del cuerpo. Fue en realidad la presión del miembro erecto contra su
vientre, la cual fue sustituida por la sensación de presión en el tórax. Distinguimos
entonces 3 síntomas que provienen de la misma vivencia: asco, la presión en el pecho,
y el horror a los hombres en tierno coloquio.

Dora no podía perdonarle al padre no haber cortado relación con el señor K. Además
pensaba que tenía una relación amorosa con la señora K. Ella se había vuelto la
cuidadora del padre en los momentos en los cuales estuvo enfermo. No tenía duda de
que ella le aceptaba dinero. Aún después que abandonaron B, ese trato con la señora
habría proseguido. Esas enfermedades eran pretextos para ver a su amiga. Se podía ver
claramente el reproche de Dora hacia el padre: ella había sido entregada al señor K
como precio por la tolerancia que este mostraba hacia las relaciones con su señora.

Cada vez que en el tratamiento surgen pensamientos correctamente fundados, ello es


una confusión para el médico. Éstos han sido usados para encubrir otros que se quiere
sustraer de la CC. Una serie de reproches dirigidos hacia otros, hacen sospechar
autorreproches de igual contenido. En la paranoia esta proyección del reproche sobre
otra persona se vuelve manifiesta como proceso de formación del delirio. También los
reproches de Dora estaban totalmente enfundados: ella había hecho lo mismo que su
padre, y se había vuelto cómplice de aquella relación. Dora siguió tiernamente apegada
a la señora K. También tenía una gobernanta, enamorada de su padre. Ella se irritó al
notar que el amor que la misma le mostraba, en realidad iba dirigido hacia su padre.

Su otro reproche era que el padre creaba enfermedades como pretextos. Dora en este
caso se había comportado de forma inversa que la señora K: ésta, cada vez que llegaba
su marido, se hacía la enferma. Dora, enfermaba cuando él estaba ausente. En relación
con esto, sabemos que en las personas que padecen de mutismo histérico, la escritura
suplanta el habla. En los primeros días de afonía de Dora, su escritura fluía con
particular facilidad: cuando el amado estaba lejos, ella renunciaba hablar, y la escritura
pasa a tomar importancia como único medio de comunicación. Volviendo a las
enfermedades: con ellas Dora quería que el padre se alejase de la señora K. Si el padre
no cedía, ella no habría de renunciar a su enfermedad.
En el caso de la histeria, los motivos de la enfermedad han de separarse de las
posibilidades de enfermar. El síntoma es primero mal recibido en la vida psíquica, lo
tiene todo en contra y por eso se desvanece fácilmente. Al comienzo no cumple ningún
cometido útil, pero a menudo lo obtiene secundariamente. Una corriente psíquica halla
cómodo servirse del síntoma, y entonces éste alcanza su función secundaria y queda
anclado en la vida anímica.

El carácter en apariencia involuntario del estado patológico, le posibilita el uso de un


medio que probó su eficacia en la infancia. Es preciso intentar hacer entender al
enfermo la existencia de ese propósito de enfermar.

En la histeria, el punto débil para la terapia es el combate hacia los motivos de la


enfermedad. Hay casos con motivos puramente internos, como el autocastigo. En ellos la
tarea terapéutica resultará más fácil que en los casos de una meta exterior. Para Dora
esta meta era mover a compasión al padre y hacerlo apartar de la señora K.

Llegamos a la conclusión de que todo síntoma histérico requiere de la contribución de


dos partes. No puede producirse sin la solicitación somática, brindada por un proceso
normal o patológico en el interior de un órgano. Pero no se produce más de una vez si no
posee un significado psíquico, un sentido. Ambos son soldados. Algunos factores operan
para hacer menos arbitrarias las relaciones entre los pensamientos ICC y los procesos
somáticos que se los ofrecen como medio de expresión. Los síntomas se solucionarán en
la medida que se explore su intencionalidad psíquica.

Las acusaciones contra el padre se repetían en el análisis, y cuando lo hacía tosía. Freud
supuso que ese síntoma tenía un significado referido al padre. Un síntoma significa la
figuración de una fantasía de contenido sexual, al menos uno de los significados es
sexual. Pronto se presentó la oportunidad de atribuir a la tos una interpretación de esa
clase. Cuando insistió otra vez en que la señora K sólo amaba al papá porque el era “un
hombre de recursos”, se ocultaba la contraria: que el padre era un hombre sin
recursos. Esto podía entenderse sexualmente: era impotente. Dora ya bien sabía que
hay más de una manera de satisfacción sexual. Con su tos espasmódica, se representaba
una situación de satisfacción sexual entre su padre y la señora K (fantasía de fellatio).

Dora halla horroroso el carácter perverso de sus fantasías. Las perversiones son
desarrollos de gérmenes, contenidos en la disposición sexual indiferenciada del niño,
cuya sofocación o cuya vuelta hacia metas más elevadas, asexuales, están destinadas a
proporcionar fuerza motriz a nuestros logros culturales. Todos los psiconeuróticos tienen
inclinaciones perversas muy marcadas, pero reprimidas. Por eso sus fantasías ICC
exhiben idéntico contenido que las acciones de los perversos. Las fuerzas impulsoras de
la formación de síntomas histéricos no provienen sólo de la sexualidad normal reprimida,
sino también de las mociones perversas ICC. Así, Dora, ya con conocimiento de ese tipo
de comercio sexual, desarrolló una fantasía ICC y la expresó a través de la sensación en
su garganta y la tos. Un hecho particular proporcionaba la precondición somática:
recordaba que en su infancia había sido una chupeteadora. Entonces, esta fantasía
perversa de la succión del pene tiene el más inocente origen; es la nueva versión de la
succión del pecho de la madre.

El síntoma de la garganta tiene otra observación. Hay un rasgo conservador en el


carácter de la neurosis: el síntoma ya constituido se preserva, por más que el
pensamiento ICC que en él se expresó haya perdido significado. Llamo a ello conversión.
El esfuerzo ejercido desde lo ICC para descargar la excitación lleva a contentarse en lo
posible con la vía de descarga ya transitable. Por más que la parte somática del síntoma
histérico aparezca como el elemento más permanente y la psíquica como la más
mudable, no se debe inferir una jerarquía. Para la terapia, la parte psíquica es la más
importante.

En Dora, los pensamientos sobre la relación de su padre pueden llamarse hiperintensos o


reforzados. A pesar de su carácter correcto, resultan patológicos porque no pueden ser
destruidos. Los pensamientos hiperintensos deben su refuerzo a lo ICC. Otro
pensamiento ICC es casi siempre su opuesto directo, los opuestos están siempre
enlazados; uno es CC con hiperintensidad, pero su contraparte está reprimida en el ICC.
Esta constelación es resultado del proceso represivo. La represión se produjo por el
esfuerzo desmedido del opuesto del pensamiento que se reprimía. Esto se llama
refuerzo reactivo, y se llama pensamiento reactivo al que se afirma en lo CC y se
muestra indestructible. Hacer CC el opuesto reprimido es el camino que permite
sustraer su refuerzo al pensamiento hiperintenso.

En Dora, la raíz de su preocupación compulsiva le era desconocida, porque residía en lo


ICC. Sentía y obraba como una mujer celosa; ocupaba el lugar de la madre. En la
fantasía referida a la tos, ella ocupaba el lugar de la señora K. Así, se identificaba con
dos mujeres amadas por el padre. Se puede ver en tales vínculos amorosos ICC unos
gérmenes de sentimiento infantil. Esta inclinación temprana de la hija por el padre, no
puede menos que suponerse más intensa en el caso de la neurosis. Dora estaba
enamorada de su padre, pero no lo exteriorizó. Ese amor se había renovado en fecha
reciente. Lo sofocado era el amor por el señor K. Dora había retomado y reforzado su
vieja inclinación hacia el padre a fin de no tener que notar nada en su CC de ese primer
amor que se le había vuelto penoso. Por una parte le consternaba tener que rechazar a
ese hombre, por la otra se revolvían contra estas mociones de ternura y nostalgia. De tal
modo, dio en imaginar que había terminado con el señor K y no obstante, tenía que
llamar en su auxilio y exagerar la inclinación infantil hacia el padre, a fin de protegerse
contra ese enamoramiento. Dora presentaba una total contradicción cuando se le
presentaban estas intelecciones.

Una complicación: tras el itinerario de pensamientos hipervalentes, se escondía una


moción de celos cuyo objeto era la señora K. Se sabe que durante la pubertad normal
pueden verse inclinaciones homosexuales. En circunstancias favorables, la corriente
homosexual se seca, pero cuando no se obtiene la dicha en el amor por el hombre, es
despertada de nuevo. En mujeres histéricas cuya libido dirigida al hombre ha
experimentado una sofocación enérgica, hallamos reforzada y aún CC en parte, la libido
dirigida a la mujer. Recuérdese además de la señora K, aquella gobernanta y su prima.

En cuanto a su relación con la señora K, se sabía que habían sido confidentes. Cuando
Dora se hospedaba en la casa de los K, compartían dormitorio. A Dora, nunca se le
escuchó una palabra dura hacia la señora K, sólo halagos. Sin embargo para sus
pensamientos hipervalentes, era la causante de su desdicha. Cuando el padre se enteró
de la escena del lago, se cree que una muchacha que lee semejantes libros y se interesa
por esas cosas no puede reclamar respeto de un hombre. Entonces era en realidad la
señora K quien la había traicionado. Se repetía lo mismo con la gobernanta: tampoco la
señora K la había amado por su propia persona, sino por su padre.

Entonces, el hipervalente itinerario de pensamientos de Dora, no estaba destinado sólo a


sofocar el amor por el señor K, sino que también debía oculta el amor por la señora K.
Dora hacía ver ruidosamente que no dejaría que ella de quede con el papá, pero así
ocultaba lo contrario: no dejaría que el papá se quede con el amor de la señora K. Esta
corriente de sentimientos varoniles, han de considerarse típicos de la vida amorosa ICC
de las muchachas histéricas.

Capítulo 2: EL PRIMER SUEÑO

“En una casa hay un incendio. Mi padre está frente a mi cama y me despierta. Me visto
rápido. Mamá pretende salvar su alhajero, pero papá dice: no quiero que yo y mis dos
hijos nos quememos a causa de tu alhajero. Descendemos de prosa por las escaleras.
Una vez abajo me despierto”.

Recuerda que tuvo el sueño en L (el lugar del lago) y había vuelto a tenerlo en Viena.
Tal vez con motivo de una disputa entre sus padres, porque la madre cierra por la
noche el comedor, y el padre no quiere, porque dice que por la noche podría pasar algo
que obligase a salir.

El sueño fue el efecto de la vivencia con el señor K. Dora cuenta después que el día del
viaje por el lago, se tiró a dormir y cuando despertó vio al señor K de pie frente a ella.
Lo increpó para ver que buscaba. Él le respondió que no dejaría de entrar en su
dormitorio cuando el quisiese. A la mañana siguiente Dora se encerró para hacerse la
toilette; a la tarde cuando quiso volver a hacerlo para dormir, no estaba la llave.
En ese momento, se propuso no quedarse en la casa de los K. Temía que el señor K la
descubriera desnuda por eso se vestía con gran rapidez. Ella piensa: no podré dormir
tranquila hasta que no me encuentre fuera de esta casa. Lo inverso dice en el sueño:
una vez abajo me despierto.

Ahora, el alhajero. El papá de Dora le ha regalado muchas alhajas a su madre. También


a Dora. Hace algunos años hubo una gran pelea a causa de una alhaja: la mama de Dora
quería algo especial, unos aros en forma de gotas de perlas. Su padre en lugar de eso, le
trajo una pulsera. Ella se puso furiosa y dijo que le regalara eso a otra. El señor K
además, le había regalado a Dora un alhajero. Alhajero es una designación de los
genitales femeninos. Si el señor K le ha obsequiado uno, ella debería retribuirle el
regalo. En esta serie, su mamá es sustituida por la señora K.

“Por la noche podría pasar algo que los obligase a salir”. Si se traslada esto a un
percance de la infancia, sería mojar la cama. Para evitar que los niños hagan esto, se
los despierta. Eso hace el padre en el sueño. Se infiere que Dora mojó la cama por más
tiempo que el corriente. La causa más probable de una enuresis de esta clase es la
masturbación infantil. Acusaciones al padre, jugueteo con la carterita, enuresis después
del 6to año son indicios de la masturbación infantil. Dora mojó la cama casi hasta el
momento que tuvo su primera disnea. En esa época su papá había salido de viaje por
primera vez después de su mejoría. Ahora bien, las acciones sintomáticas y otros
indicios me llevaron a suponer que la niña espió con las orejas una visita nocturna del
padre a su mujer, y lo oyó jadear en el coito. La disnea y las palpitaciones son
fragmentos desprendidos de la acción del coito. Bajo la influencia de la coexitación que
le sobrevino esa vez, pudo producirse un ímpetu en la sexualidad de la pequeña, quien
sustituyó la inclinación a masturbarse por la inclinación a la angustia. Así se le repitió
como ataque de asma.

Debajo de todo cabe suponer un estímulo de tos real, el cual es susceptible de fijación
porque afecta a una región del cuerpo que conservó en alto grado la significación de
una zona erógena.
Al día siguiente contó que todas las veces tras despertar, había sentido olor a humo.
Esto señalaba, además de la relación con el fuego, la relación con Freud. El señor K, su
papá y él, son fumadores. Una transferencia sobre él llegó a esto: desearía ser besada
por Freud.

El sueño corresponde a un designio que Dora retomó durmiendo. Por eso se repitió hasta
que fue cumplido, y reapareció años más tarde al presentarse una ocasión para que ella
formara un designio análogo. Contiene un material infantil que no guarda relación
alguna (a primera vista) con el designio de escapar de la casa del señor K. La niña
resuelve a huir con su padre, huye a refugiarse en el. Del peligro presente, el padre
mismo es el culpable. Por tanto, el designio de huir de la casa no es en sí soñable, sino
que se asocia con otro designio que se apoya en un deseo infantil: el deseo de sustituir
al señor K por su padre. Se habría despertado una inclinación infantil hacia el padre a fin
de poder mantener en la represión el amor reprimido hacia el señor K. Mojarse en la
cama, el catarro, el asco; una prehistoria así puede ser fundamento de dos tipos de
conducta hacia el reclamo de amor en la edad madura: o bien la plena entrega a la
sexualidad, lindante con lo perverso, o bien su desautorización y la contracción de la
neurosis.

El sueño muda el designio de refugiarse en el padre en una situación que muestra


cumplido el deseo (que el padre la salve del peligro).

En el contenido del sueño se dice en dos lugares: “alhajero de mamá” y este elemento
sustituye a la mención de los celos infantiles, de las gotas, por tanto de la mojadura
sexual, del ensuciamiento por el fluor, y por tanto de los pensamientos de tentación
actuales. El alhajero es un resultado de la condensación y el desplazamiento.

Capítulo 3: EL SEGUNDO SUEÑO

“Ando paseando por una ciudad que no conozco, veo calles y plazas. Llego una casa
donde yo vivo, voy a mi habitación y encuentro una carta de mi mamá. Escribe que no
quiso avisarme que mi padre enfermo, que ahora murió, y “si tu quieres, puedes venir”.
Me encamino a la estación ferroviaria, pregunto unas 100 veces donde está la estación y
siempre me contestan “5 minutos”. Veo después frente a mí un bosque denso; penetro
en el y pregunto a un hombre, quien dice “2 horas y media”. Me pide acompañarme, lo
rechazo y me marcho. Veo frente a mí la estación y no puedo alcanzarla. Después estoy
en casa. Me llego a la portería y pregunto al portero por nuestra vivienda. La muchacha
de servicio me abre y dice “La mamá y los otros ya están en el cementerio”.

Deambula por una ciudad, que asegura que no es B. Se agregó el recuerdo de un


monumento en la plaza. Para navidad le habían enviado un álbum con postales, estaba
en una cajita. Preguntó a su mamá, ¿Dónde está la cajita? El remitente era un joven a
quien Dora había conocido.

El deambular tiene que ver con una de las ocasiones diurnas; había recibido la visita de
un primito al cual llevó a pasear por Viena y recordaron otro momento en el cual ella,
como extranjera, paseó por Dresde. Ahí otro primo quiso hacer de guía, pero ella lo
rechazó y se fue sola, deteniéndose frente a las imágenes que le gustaban. Permaneció
2 horas frente al cuadro “La Madonna”.

“Pregunto unas 100 veces”. Ayer el padre pidió coñac, Dora pide a su madre la llave del
bar pero ésta estaba ensimismada en una conversación, entonces Dora le dice “Te he
preguntado ya 100 veces donde está la llave”. La llave, la cajita, corresponde a los
genitales. En la misma reunión alguien había brindado por el papá de Dora, entretanto el
padre dejaba ver un rictus de fatiga. Con ello llegamos al contenido de la carta que
aparece en el sueño. La frase “si tú quieres” nos lleva de nuevo hacia la escena del
lago. Dora recuerda unas palabras dichas por el señor K: “Usted sabe, no me importa
nada de mi mujer”. Luego de la bofetada, preguntó a un hombre cómo volver, su
respuesta fue “2 horas y media”. El señor K de nuevo ahí, le pidió disculpas y que no
contara nada. El bosque del sueño, era parecido al bosque de la orilla del lago.

Tras la situación del sueño se encuentra una fantasía de desfloración: un hombre que se
esfuerza por penetrar los genitales femeninos

Comuniqué a Dora mis conclusiones. Emergió un fragmento olvidado del sueño: ella se va
tranquila a su habitación y lee un gran libro. El padre había muerto en su sueño
entonces, ella podría leer ese libro, con temas prohibidos, tranquila. Recordé en ese
momento que en la época que la tía suya murió, llegó una carta de otro familiar
diciendo que no podrían viajar porque el niño tenía apendicitis. Dora buscó esto en la
enciclopedia para averiguar los síntomas. Luego contrajo apendicitis. Tras su apendicitis
había tenido dificultades para caminar, por eso arrastraba una pierna. Esto era ilógico
como consecuencia de una apendicitis. Entonces, era un síntoma histérico. La neurosis
se había apropiado del ataque para usarlo como una de sus manifestaciones. Pregunté
cuando sucedió su apendicitis: fue 9 meses después de la escena del lago. La supuesta
apendicitis entonces había realizado la fantasía de un parto. ¿Y la pierna que
arrastraba? Porque ella habría dado “un mal paso”, el cual también por otra parte tenía
su base infantil (se había torcido ese pie al bajar una escalera).

Dora inició la 3era sesión con estas palabras: “Sabe usted doctor, que hoy es la última
vez que vengo aquí?” dijo haber tomado esa decisión hace 14 días. Suena como si se
tratase de una gobernanta; un preaviso de 14 días. Ella dice, una gobernanta que dio
preaviso había también en la casa de los K cuando visité L. Cuenta que ella no saludaba
al señor K, no le hablaba. El tampoco era cortés con ella. Días antes de la escena del
lago, la gobernanta le dijo a Dora que él se había acercado a ella en una época. Ella
cedió pero al poco tiempo él ya no le hizo caso, y por eso ella ahora lo odiaba. Ahora
puede verse el motivo de aquella bofetada: la venganza por celos. El “Nada me importa
de mi mujer” también se lo había dicho a esta señorita.

La incapacidad para cumplir la demanda real de amor es uno de los rasgos más
esenciales de la neurosis. Los enfermos están dominados por la oposición entre la
realidad y la fantasía. Lo que anhelan en sus fantasías es justamente aquello de lo que
huyen cuando la realidad se presenta.

Capítulo 4. EPÍLOGO

Falta una serie de resultados del análisis, debido a que Dora abandonó la cura antes de
lo previsto.

Nadie podrá negar el carácter de factor orgánico que presenta la función sexual, en la
cual yo veo el fundamento de la histeria así como de las psiconeurosis en general. En
cuanto a lo que puede afirmarse sobre la solicitación somática, los gérmenes infantiles
de la perversión, las zonas erógenas y la disposición a la bisexualidad, no lo he
conseguido en este ensayo. Sólo he puesto de relieve los lugares en que el análisis
tropieza con estos fundamentos orgánicos de los síntomas.
Con esta publicación busqué mostrar cómo la interpretación de los sueños puede
aplicarse al descubrimiento de lo reprimido en el interior de la vida anímica. También
me interesaba demostrar que la sexualidad presta la fuerza impulsora para cada síntoma
y cada exteriorización singular. Los fenómenos patológicos son las prácticas de los
enfermos.

En este caso, la mejoría no ha llegado a darse. Este feliz resultado se alcanza cuando los
fenómenos patológicos son sustentados únicamente por el conflicto interior entre las
mociones tocantes a la sexualidad. En estos casos, uno ve mejorar a los enfermos, a
medida que va traduciendo el material patógeno en material normal, y así solucionar sus
problemas psíquicos. Otro es el desarrollo cuando los síntomas se han puesto a servicio
de motivos vitales externos, como en Dora. El estado del enfermo no da señales de
cambiar, incluso luego de largo tiempo de tratamiento. Sin embargo es cierto, que los
síntomas van desapareciendo una vez disuelta la relación con el médico.

Tenemos que saber que en el curso de una cura, la neoformación de síntoma se


suspende, pero la productividad de la neurosis no se ha extinguido, sino que se afirma en
la creación de transferencias. Éstas son reediciones, recreaciones de las mociones y
fantasías que a medida que avanza el análisis se van haciendo CC. Lo característico es la
sustitución de una persona anterior por el médico. Toda una serie de vivencias
psíquicas es revivida como un vínculo actual. La transferencia el algo necesario; o al
menos no hay con qué evitarla. Es la formación más difícil de combatir, ya que el
enfermo no nos da el texto, como en el caso de los sueños, sino que hay colegirla por
cuenta propia. Se podrá decir que esto es dañino para el enfermo, o considerarla una
desventaja del procedimiento.

En el psicoanálisis son despertadas todas las mociones, aun las hostiles, haciéndolas CC
se las aprovecha para el análisis, y así la transferencia es aniquilada una y otra vez. Me
vi obligado a hablar de transferencia porque fue lo que me permitió esclarecer
particularidades en Dora; aunque también fue lo que llevó a una ruptura prematura. Yo
no logré dominar a tiempo la transferencia. Fue claro que en su fantasía yo hacía de
sustituto del padre. Y aún me comparó CC con él. Acaso de aquello por lo cual yo le
recordaba al señor K, ella se vengó de mi como se vengara de él, y me abandonó. Así
actuó un fragmento de sus fantasías, en lugar de reproducirlos en al cura. En el 2do
sueño, la transferencia estaba ya subrogada por varias alusiones. Las aspiraciones del
sueño que se referían al joven de las postales y provenían de la espera hasta que el
señor K pudiera casarse ella ya se habían exteriorizado: la cura se le hacía larga.

8 Freud, S., “A propósito de un caso de neurosis obsesiva” [Caso `Hombre


de las ratas´].

Capítulo 1. EL HISTORIAL CLÍNICO

Un joven de formación universitaria padece representaciones obsesivas, ya desde su


infancia, pero con particular intensidad desde hace 4 años. Principalmente, que les
suceda algo a dos personas especiales: su padre y una dama a quien ama. Además dice
sentir impulsos obsesivos (cortarse por ejemplo) y producir prohibiciones referidas
aún a cosas indiferentes. La lucha contra esas ideas lo han hecho perder años de estudio
y trabajo. Sus relaciones sexuales son raras, su potencia es normal, 1er coito a los 26
años. El onanismo ocupa un lugar ínfimo.

Introducción del tratamiento

Tiene un amigo a quien respeta mucho. Acude a él siempre que lo asedia un impulso
criminal. Él lo apoya. Antes, otra persona ejerció sobre el parecido influjo, luego lo
traicionó (le gustaba su hermana). Esta fue la primera conmoción de su vida.

La sexualidad infantil

Se acuerda de escenas con una gobernanta que tenía a la edad de 4-5 años. La primera,
yacía ella sobre el sofá, le pidió permiso para deslizarse bajo su falta. Ella lo permitió,
mientras no dijera nada. Tocó su vientre y sus genitales. Desde entonces le quedó
curiosidad por ver el cuerpo femenino desnudo. A los 6 años, con otra gobernanta,
que tenía abscesos en las nalgas, y él la espiaba al momento de estrujárselos. Recuerda
una escena con la señorita, la cocinera y otra muchacha, ella decía “con el pequeño una
lo podría hacer, pero Paul (él) es demasiado torpe, seguro no acertaría”. La señorita lo
consoló; cuando se metía en su cama la destapaba y la tocaba.
Ya a los 6 años padecía de erecciones, y una vez acudió a su madre para quejarse.
Tuvo la idea enfermiza de que los padres podían leerle los pensamientos. Creía que
podía suceder algo si él pensaba (en ver desnudeces), y debía hacer toda clase de cosas
para impedirlo. Ya a esta edad de 6 años, Freud dice, que podemos encontrar una
neurosis obsesiva. Se ve al niño bajo un imperio de un componente pulsional sexual, el
placer de ver, cuyo resultado es el deseo de ver desnudas a ciertas señoritas que le
gustan. Es evidente la presencia de un conflicto en la vida anímica del pequeño; junto al
deseo obsesivo, hay un temor obsesivo que se anuda a el (toda vez que lo haga, sucederá
algo terrible). Una pulsión erótica y una sublevación contra ella, un deseo (todavía no
obsesivo) y un temor (ya obsesivo) que lo contraría… el inventario de la neurosis está
completo. Y aún hay una suerte de algo más: una suerte de delirio o formación
delirante, que era que sus padres adivinaban sus pensamientos.

También antes del sexto año, podemos inferir, sobrevinieron vivencias traumáticas,
conflictos y represiones que, si bien cayeron bajo la amnesia, dejaron como residuo ese
contenido del temor obsesivo. En la neurosis obsesiva, nunca se echa de menos el
carácter de la actividad sexual prematura.

El gran temor obsesivo

“Quiero empezar hoy con la vivencia que fue la que me empujó a acudir a usted.
Ocurrió durante las maniobras militares en X. Antes me había martirizado con
pensamientos obsesivos, que, empero, se retiraron durante las maniobras. Me he
interesado en mostrar que uno puede soportar bastante. Un día hicimos una marcha.
Durante el alto perdí mis quevedos, no quise postergar la partida y renuncié a ellos.
Tomé asiento junto a dos oficiales, uno de ellos estaba destinado a volverse
significativo para mí. Tenía yo cierta angustia ante ese hombre, pues evidentemente
amaba lo cruel. Durante el rancho había abogado por la introducción de los castigos
corporales. El capitán contó de haber leído sobre un castigo particularmente
terrorífico”. Luego cuenta que este castigo se trata de atar al condenado, sobre su
trasero es puesto un tarro en donde hacen entrar ratas (ratten) que penetran en el ano.
Interrumpe el relato para argumentar cuán ajenos eran estos pensamientos a él.
Simultánea con la idea, siempre aparece la sanción, la medida de defensa. Se devela en
una frase un plural, lo cual resulto extraño ya que hasta ese momento Freud había
notado noticia solamente de una idea: que el castigo de las ratas se cumpliría en la
dama. Pero se puede ver entonces, que también recaerá sobre el padre, lo cual es aún
más disparatado, ya que el padre está muerto.

Al día siguiente el capitán le alcanza un paquete con los quevedos que llegó del correo y
le dice “el teniente A pagó el reembolso por ti. Debes devolvérselo”. En ese momento
se le plasmó una sanción: no devolver el dinero, de lo contrario sucede aquello (ratas).
Dos días después terminan las maniobras el tiempo transcurrido lo llenó con empeños
por devolver al teniente A ese dinero.

En la tercera sesión, completa el relato de sus empeños por cumplir el juramento


obsesivo: no había sido el teniente A, ni el teniente B entonces quien había pagado el
reembolso (él siempre lo supuso) sino que era la empleada del correo. Otro capitán le
comunicó que la señorita había estado preguntando por él.

La introducción en el entendimiento de la cura

Relata la historia de la enfermedad de su padre, muerto de enfisema 9 años atrás. No


se le pasó por la mente que su padre pudiera morir, entonces fue a su casa, y cuando
despertó se enteró que su padre había muerto. Se hizo reproche de no haber estado
presente. Su fantasía jugaba también con el padre, cuando entraba a una habitación
esperaba hallarlo ahí, la expectativa de esa aparición era algo deseado. Un año después
este recuerdo del reproche empezó a martirizarlo, a punto tal de tacharse de criminal.
Ocasionamiento de ello fue la muerte de una tía.

Empieza la sesión siguiente diciendo que tiene que relatar algo de su infancia. A los 12
años amaba a una niña, hermana de un amigo, pero ella no era con él todo lo tierna que
él deseaba. Y entonces le acudió la idea de que ella le mostraría amor si a él le ocurría
una desgracia: se le puso en la cabeza que podría ser la muerte de su padre. El mismo
pensamiento le apareció un año antes de la muerte del padre, él ya enamorado de
aquella dama, pero a causa de impedimentos materiales no podía pensar en una unión.
Una tercera vez la misma idea, el día anterior a la muerte del padre. Sin embargo está
seguro que la muerte de su padre nunca puede haber sido objeto de su deseo, siempre
fue un temor. Freud responde que justamente ese amor intenso es la condición del odio
reprimido. Es el mismo gran amor el que no permite que el odio permanezca CC. El
problema es averiguar de donde proviene este odio.

Dice que ha sido el mejor amigo de su padre, salvo unos pocos ámbitos donde solían
discernir. Freud entiende que acaba de dar una respuesta: la fuente de la cual la
hostilidad contra el padre obtiene su indestructibilidad pertenece a los apetitos
sexuales, a raíz de los cuales ha sentido al padre como un perturbador. El deseo de
eliminar al padre como perturbador se habría generado en épocas en que las
constelaciones eran del todo punto diversas: quizá no amara entonces al padre con más
intensidad que a la dama, o bien no era capaz de tomar una decisión clara; fue en su
muy temprana niñez, antes del 6to año, cuando se instaló su recuerdo continuado, y
esto puedo haber permanecido así para siempre.

En la sesión siguiente retoma el mismo tema. Dice no poder creer haber tenido alguna
vez ese deseo contra el padre. Es algo sabido que a los enfermos su padecer les procura
cierta satisfacción.

Quiere hablar de una acción criminal en la que no se reconoce, con su hermano menor.
“antes de los 8 años teníamos armas de juguete, cargué la mía, le dije que tenía que
mirar dentro del caño y cuando miró le disparé. Mi propósito había sido causarle un
gran daño. Me arroje al suelo y pregunté ¿Cómo lo hice? Pero lo hice”.
Dabe además de mociones de la manía de venganza contra aquella dama a quien
adora. Se le plasmó una fantasía CC: se haría rico, se casaría con otra, y luego visitaría
con ella a la dama para mortificarla. Luego, su esposa, debería morir.

Consigna todavía que la enfermedad se ha acrecentado desde la muerte de su padre, y


Freud le da razón en tanto reconoce al duelo por el padre como la principal fuente de la
intensidad de aquella. El duelo ha hallado en la enfermedad una expresión patológica.

Algunas representaciones obsesivas y su traducción

Las representaciones obsesivas aparecen sin sentido, y la tarea consiste en dárselo.


Se lo consigue situándolas dentro de un nexo temporal con el vivenciar del paciente, o
sea, explorando la primera emergencia de cada idea obsesiva y las circunstancias
externas bajo las cuales suele repetirse.

Se comienza con un ejemplo, el impulso suicida. Perdió algunas semanas en el estudio a


raíz de la ausencia de su dama, que había partido para cuidar a su abuela enferma. En
ese momento se le ocurrió precipitarse al armario para tomar una navaja y pensó
“tienes que viajar hasta allí y matar a la señora”. A eso sigue el mandamiento: “mátate
a ti mismo como autocastigo por semejantes pensamientos”; y todo el proceso marcha
en secuencia invertida. Algo parecido le sucedió una vez que pensó que debía adelgazar,
y una vez en los montos le fue pronunciado el mandamiento de saltar abajo.

Otras representaciones obsesivas orientadas también a la dama, permiten discernir un


mecanismo y una descendencia pulsional diversos.

Todos estos productos de la enfermedad dependen de un episodio que en ese tiempo


dominaba la relación con su dama. Cuando ella se despidió en Viena antes de ir a
veranear, interpretó uno de sus dichos como si quisiera desmentirlo ante los
circunstantes. Otros mandamientos obsesivos como la compulsión protectora (que se
ponga su capa) puede significar la reacción frente a una moción opuesta. La duda de
compulsión de comprender es una duda en cuanto al amor de ella.
Tales acciones obsesivas de dos tiempos, cuyo primer tiempo es cancelado por el
segundo, son de ocurrencia típica en la neurosis obsesiva. Desde luego el pensar CC las
dota de una motivación secundaria: las racionaliza. Pero su significado real reside en la
figuración del conflicto entre dos mociones opuestas de magnitud aproximadamente
igual, siempre se trata de la oposición amor-odio. Ellas permiten discernir un nuevo
tipo de formación de síntoma. Aquí los dos opuestos son satisfechos por separado;
aunque no sin que se intente establecer entre esos algún tipo de enlace lógico. El
conflicto amor-odio también se hacía ver en otros indicios. Por ejemplo si decía “Dios lo
proteja” le venía la idea de blasfemar.

Una vez trajo un sueño que contenía la figuración del mismo conflicto en su
transferencia al médico: “mi madre ha muerto. Quiere presentar sus condolencias pero
tiene miedo de producir la risa. Por eso prefiere escribir una tarjeta con “p.c” pero
estas letras se mudan al escribirlas en “p.f”.

La querella de sus sentimientos hacia la dama era demasiado nítida para que pudiera
sustraerse del todo a su percepción CC. Se alternaban épocas en que creía amarla con
otras de indiferencia. Muchas veces solía decir en el tratamiento que no la quería tanto.
Confesó que en ocasiones estaba bajo impulsos de hacerle algo malo.

Ocasionamiento de la enfermedad

En la histeria es regla que las ocasiones recientes de la enfermedad sucumban a la


amnesia, lo mismo que las vivencias infantiles. Toda vez que un olvido total sea
imposible, el ocasionamiento traumático reciente será empero roído por la amnesia y
despojado al menos de sus componentes más sustantivos. En la amnesia vemos la prueba
de la represión.

En la neurosis obsesiva sucede de otro modo. Es posible que las premisas infantiles
sucumban a una amnesia, en cambio, las ocasiones recientes se encuentran conservadas.
La represión se ha servido de otro mecanismo: en lugar de olvidar al trauma, le ha
sustraído la investidura de afecto. El contenido anémico indiferente sólo rara vez es
reproducido y no desempeña papel alguno en la actividad CC de la persona.

Por eso enfermos obsesivos no es raro que le den a los médicos la información correcta y
luego diga, “pero nada me importa de ello”.

En cuanto al ocasionamiento de la enfermedad. Su madre había sido criada en el seno


de una familia que explotaba una gran empresa industrial. Su padre entró al servicio de
aquella empresa. Por burlas entre sus padres, supo que antes de conocer a la madre, su
padre había hecho la corte a una muchacha pobre y linda. Tras la muerte del padre, la
madre comunicó al hijo que se había hablado sobre el futuro de él, y uno de los primos
había expresado su disposición para entregarle una de sus hijas. Este plan encendió el
conflicto: si debía permanecer fiel a su amada pobre o seguir las huellas del padre y
tomar aquella esposa. Solucionó ese conflicto, enfermando. El esclarecimiento no halló
aceptación ninguna por parte del paciente.

El complejo paterno y la solución de la idea de las ratas

El hombre se encontró en una situación igual a la que el padre había pasado antes, y
pudo identificarse con él. El conflicto de la enfermedad era en esencia una querella
entre la voluntad del padre y su inclinación enamorada. Según las noticias, el padre fue
un hombre de excelentes dotes. Cuando sus hijos crecieron, él no pretendió elevarse a
la altura de una autoridad inatacable, sino que se habían tratado como amigos, salvo en
un único punto. Era fuerza que se debiera a ese punto que el pensamiento de la muerte
del padre lo ocupara al hombre con intensidad.

En el ámbito de la sexualidad algo se interponía entre padre e hijo; el padre había


entrado en una oposición con el erotismo del hijo, tempranamente despertado. Varios
años después de su muerte, se le impuso al hijo cuando experimentó una sensación de
placer en un coito, esta idea: “esto es grandioso, por ello uno podría matar a su
padre”. Antes de su muerte, el padre notó que buscaba la compañía de aquella dama y
lo desaconsejó.
El onanismo de los años de la pubertad no es más que el refrescamiento del hasta hoy
desdeñado onanismo de la infancia, en donde podemos ver, la expresión más nítida de la
constitución sexual del niño. Bajo este disfrazo los enfermos inculpan a su sexualidad
infantil. La nocividad del onanismo es sólo en mínima parte autónoma. Este paciente no
desarrolló ningún onanismo en la pubertad, su quehacer emergió a los 21 años, poco
después de la muerte del padre. Quedaba avergonzado tras cada satisfacción y pronto
volvió a dejar esta práctica, la cual afloraba solamente en raras ocasiones.

Al mismo nexo pertenecía también su rara conducta en una época que estudiaba para
rendir un examen y jugaba con esta fantasía: su padre aún vive y puede retornar en
cualquier momento. Entre las 12 y la 1 suspendía su estudio, abría la puerta como si el
padre estuviese enfrente y tras regresar contemplaba el espejo del vestíbulo desnudo.

Freud forjó una construcción: de niño, él había cometido algún desaguisado sexual
entramado con el onanismo, y recibió del padre una reprimenda. Este castigo habría
puesto fin al onanismo, pero dejó como secuela una inquina inextinguible contra el
padre, y fijó para todos los tiempos su papel como perturbador del goce sexual. Su
madre le había contado de esto, pero él no lo recordaba. El relato de su madre, fue que
él de pequeño emprendió algo enojoso, por lo cual el padre le pegó. El niño, preso de
una ira terrible, no conocía aún palabras insultantes y nombraba todos los objetos que se
le ocurrían: Lámpara! Plato! El padre dijo: “este chico será un gran hombre, o un gran
criminal”. A partir de esto durante toda su vida tuvo una gran angustia ante los golpes.
Luego se enteró de que el castigo fue por morder a alguien.

Por el camino de la transferencia pudo adquirir el convencimiento de que su prelación


con el padre exigía real y efectivamente aquel complemento ICC. Pronto le sucedió en
sus sueños, fantasías diurnas y ocurrencias, insultar a Freud; no obstante en su
conducta le demostraba el mayor respeto. Luego de una situación así, se paraba del
diván y paseaba por la habitación, sería por miedo a que Freud le pegase. Empezó a
recordar que su padre había sido colérico.
El primer enigma era porqué los dos dichos del capitán checo, el cuento sobre las ratas y
su reclamación de devolver el dinero, le provocaron tanta emoción y reacciones
patológicas tan violentas. Por aquellos dichos habían sido tocados unos lugares
hiperestésicos de su ICC. Un importante elemento fue que el padre había perdido en un
juego de naipes una vez, una suma de dinero, y las habría pasado muy mal si un
camarada no le hubiese prestado un dinero. Luego buscó a este camarada para
devolvérselo y nunca lo encontró. El recuerdo de este pecado de juventud de su padre le
resultaba penoso.

La comunicación de que la empleada de la estafeta postal había saldado en reembolso,


reforzó la identificación con el padre en otro campo. En la realidad efectiva, el objeto
de su añoranza era la empleada, que se hallaba en ese sitio particular, y el teniente A
no era más que un buen sustituto de ella, pues había vivido en el mismo lugar.

En cuanto a la representación del castigo consumado con las ratas, había estimulado
una multitud de recuerdos, y por eso las ratas habían adquirido significados simbólicos.
El castigo de las ratas despabiló sobre todo el erotismo anal, que en su infancia había
desempeñado considerable papel y se había mantenido durante años por un estímulo
constante debido a los gusanos (intestinales). Así las ratas llegaron al significado de
“dinero”, lo cual reforzó además en la reclamación del capitán a devolver el dinero del
reembolso. Ahora bien, la rata además era consabida como portadora de peligrosas
infecciones, y por eso pudo ser empleada como símbolo de la angustia ante la infección
sifilítica; tras lo cual se escondían las dudas sobre al conducta del padre mientras estuvo
en servicio de armas. En otro sentido, el portador de la infección era el pene. El pene,
puede ser descrito como un gusano, y en el cuento del capitán las ratas cavaban en el
ano como en su infancia lo hacían los gusanos. Así el significado de pene de las ratas
descansaba en el erotismo anal.

Más adelante se pudo ver que en muchos de sus delirios obsesivos las ratas significaban
también hijos. La génesis de este significado nace una vez que estaba visitando la tumba
de su padre, y había visto un animal grande, una rata. Supuso que vendría de la tumba
de su padre y se habría dado un banquete con su cadáver. La dama a quien admiraba,
estaba condenada a no tener hijos.

La rata es cruelmente perseguida y aplastada. Muchas veces había sentido pena por
ellas. Él mismo era un tipejo así de asqueroso y roñoso, que en la ira podía morder a los
demás. Efectivamente podía hallar en las ratas la viva imagen de sí mismo. Cuando el
capitán contó el castigo de las ratas, primero lo sobrecogió el carácter cruel, pero
enseguida se estableció conexión con aquella escena infantil en que él mismo había
mordido; el capitán se le situó en el lugar del padre. La idea que le afloró se traduciría
mediante esta moción de deseo: “a ti habría que hacerte algo así” moción dirigida a
quien hizo el cuento, pero tras el, el padre. Cuando el capitán le reclama devolver las
3,80 coronas, él ya sabe que el se equivoca, y que su deuda es con la señorita de la
estafeta postal. Desde el complejo paterno y desde el recuerdo de aquella escena
infantil se le plasma esta respuesta: “si, devolveré el dinero al teniente A si mi padre y
mi amada tienen hijos”. Así se había cometido la blasfemia de él contra las dos personas
que le eran más importantes, y la punición consistió en imponerse un juramento
imposible de cumplir: “ahora tienes que devolverle el dinero al teniente A”.

Es preciso también tener en cuenta la constelación en la que hubo de formarse la gran


idea obsesiva. En virtud de una prolongada abstinencia, él había devenido libidinoso, y
además había entrado en cierta enajenación respecto de su dama. Este acrecentamiento
libidinal lo inclinó a retomar la lucha antigua contra la autoridad del padre, y osó pensar
en una satisfacción sexual con otras mujeres. Se dejó arrastrar a la blasfemia contra
ambos, y luego se castigó por ello. Cuando vaciló cumplir el juramento, lo que en
verdad hacía era figurar en una unidad los dos conflictos que desde siempre lo habían
movido: si debía obedecer al padre y si debía permanecer fiel a la amada.

Capítulo 2. SOBRE LA TEORÍA

Algunos caracteres generales de las formaciones obsesivas


Freud decía en un principio que las representaciones obsesivas son unos reproches
mudados que retornar de la represión, y están referidos siempre a una acción de la
infancia sexual realizada con placer. Aquí va a decir en su lugar, que es más correcto
hablar de un pensar obsesivo, y poner en relieve que los productos obsesivos pueden
tener el valor de los más diferentes actos psíquicos. Cabe definirlos como deseos,
tentaciones, impulsos, etc.

En la lucha defensiva secundaria contra las representaciones obsesivas que se han


filtrado en su CC, se producen formaciones que merecen denominación particular:
delirios. El valor de distingo entre la lucha defensiva primaria y la secundaria se ve
limitado por el discernimiento de que los enfermos no tienen noticia del texto de sus
propias representaciones obsesivas. El psicoanálisis hace crecer no sólo el coraje del
enfermo, sino también el de su enfermedad, la cuals e atreve a dar exteriorizaciones
más nítidas.

Los sueños pueden brindar el genuino texto de un mandamiento obsesivo que en la


vigilia devino consabido sólo de manera desfigurada. Estos textos afloran en el sueño
como dichos. Por otra parte, en la indagación analítica a menudo varias
representaciones obsesivas que se siguen unas a otras pero cuyo texto no es idéntico,
son en el fondo una misma. La representación obsesiva fue rechazada la primera vez,
retorna otra vez en forma desfigurada y a causa de esta desfiguración, puede afirmarse
mejor en la lucha defensiva. La oficialmente llamada representación obsesiva lleva en su
desfiguración respecto del texto original, las huellas de la lucha defensiva primaria.
Ahora bien, su desfiguración la hace viable.

El malentendido del pensar CC se puede mostrar no sólo en las ideas obsesivas, sino
también en las fórmulas protectoras, por ejemplo. Este paciente utilizaba como fórmula
el “aber” = (pero) pronunciado con rapidez, acompañado de un movimiento con la
mano. El “abér” 8cambio de acento) era una asimilación de “abwehr” (defensa),
término del cual él tenía noticia y lo había empleado de forma abusiva para reforzar una
fórmula defensiva. No todas las ideas obsesivas de este paciente eran tan complejas
como la de las ratas; en algunas se había empleado simplemente la omisión, por
ejemplo: “si yo me caso con la dama, a mi padre le sucede una desgracia (en el más
allá)”. La técnica de desfiguración por carencia parece ser típica de la neurosis obsesiva.
A veces en la neurosis obsesiva también irrumpen en la CC los procesos anímicos ICC en
la forma más pura y menos desfigurada.

Algunas particularidades psíquicas de los enfermos obsesivos; su relación con la


realidad, la superstición y la muerte

Algunos caracteres anímicos de los enfermos obsesivos son muy particulares, como en
este paciente. El hombre de las ratas era supersticioso en alto grado, y al mismo tiempo
no lo era. Parecía comprender que esto dependía de su pensar obsesivo. Tan pronto se
hacía dueño de una obsesión, ridiculizaba su credulidad, y tan pronto volví a caer bajo el
imperio de una compulsión, vivenciaba las más raras contingencias. Su superstición era
la de un hombre culto, creía en signos premonitorios, sueños proféticos, etc.

Tenía necesidad de hallar en el vivenciar algunos puntos de apoyo APRA su superstición,


por eso reparaba en las casualidades inexplicables de la vida cotidiana. Esto particular
de la N.O podemos explicarlo, en esta perturbación la represión no se produce por
amnesia sino por desgarramiento de los nexos causales a consecuencia de una
sustracción de afecto. Sin embargo, a estos vínculos reprimidos parece restarles una
cierta virtud premonitoria, de esa suerte son introducidas en el mundo exterior por el
camino de la proyección y allí dan testimonio de lo interceptado en lo psíquico.

Otra necesidad anímica común es la de la incertidumbre en la vida, o la duda. Es uno de


los métodos que utiliza la N.O para sacar al enfermo de la realidad. Nuestro paciente
había desarrollado facilidad para evitar noticias que le habrían facilitado tomar una
decisión en su conflicto. La duda se les convierte en motivo para adherir sus
pensamientos; preferentemente en aquellos temas en que la incertidumbre de los
hombres es universal, como la filiación paterna, la muerte, la memoria, etc.

De la incertidumbre de la memoria se sirve la N.O para la formación de síntoma. Se


refiere a la omnipotencia de sus pensamientos y sentimientos, de sus buenos y malos
deseos. Este enfermo está compelido a sobrestimar el efecto que sus sentimientos
hostiles producen sobre el mundo exterior. Su amor, o más bien su odio, son
hiperpotentes y crean aquellos pensamientos obsesivos cuyo origen no comprenden.

Este paciente tenía además una relación particular con la muerte. Tomaba cálida
participación en todos los fallecimientos. Sabemos cuán temprano lo ha ocupado el
pensamiento de la muerte del padre. Una compensación por esos deseos de muerte
contra el padre es la extraña extensión de sus temores obsesivos al más allá. Ella se
introdujo cuando el duelo por el padre experimentó un refrescamiento y estaba
destinada a volver a cancelar la muerte del padre en desafío a la realidad. Otros
enfermos, necesitan de la posibilidad de la muerte para solucionar conflictos que dejan
sin resolver. En cada conflicto acechan la muerte de una persona significativa para ellos.

La vida pulsional y la fuente de la compulsión y la duda

Este paciente enfermó alrededor de los 30 años, cuando se vio ante la tentación de
casarse con una muchacha que no era aquella a quien amaba desde hace tiempo, y se
sustrajo de la decisión de este conflicto posponiendo todas las actividades que se
requerían para prepararla. Tanto en relación a su amada como a su padre, hubo en él
una querella entre amor y odio. Fantasías de venganza y fenómenos obsesivos como la
compulsión a entender atestiguan esa bi-escisión en su interior.

Su relación con la amada compuesta por ternura y hostilidad, caía en buena parte dentro
de su percepción CC. En cambio, la hostilidad contra el padre le había sido sustraída
desde mucho tiempo atrás y sólo contra su más violenta resistencia pudo ser devuelta a
su CC. Los conflictos de sentimientos del paciente no son independientes, sino que están
soldados de a parejas. El odio contra la amada tuvo que sumarse a la fidelidad hacia el
padre, y a la inversa. Pero las dos corrientes conflictivas, la oposición padre-amada, la
contradicción amor-odio, nada tienen que ver entre sí.
Una coexistencia crónica de amor y odio hacia la misma persona, ambos sentimientos en
su intensidad máxima, causa asombro. Semejante persistencia de opuestos sólo es
posible bajo particulares condiciones psicológicas y por cooperación del estado ICC. El
amor no ha podido extinguir el odio, sino sólo esforzarlo hacia lo ICC; y en lo ICC es
capaz de conservarse y aun de crecer. El amor CC suele hincharse hasta alcanzar
intensidad elevada, a fin de retener en la represión a su adversario. Una división muy
prematura de estos dos opuestos en la infancia, sería la condición para esta constelación
de la vida amorosa.

En todas las neurosis se descubre, como portadoras de síntoma, las mismas pulsiones
sofocadas. El odio retenido por el amor en la sofocación de lo ICC desempeña un
importante papel también en la patogenia de la histeria y de la paranoia.

En los casos en cuestión de odio ICC, el componente sádico del amor se ha desarrollado
constitucionalmente con particular intensidad, por eso ha experimentado una sofocación
prematura, y así los fenómenos observados derivan por una parte de la ternura CC
elevada por reacción, y por otra parte del sadismo que en lo ICC sigue produciendo
efectos como odio. Si un amor intenso se contrapone, ligándolo, a un odio de fuerza casi
pareja, la consecuencia tiene que ser una parálisis parcial de la voluntad, una
incapacidad para decidir.

En cuanto a la compulsión, es un ensayo de compensar la duda y de rectificar el estado


de inhibición insoportable de que esta da testimonio. Se exterioriza en mandamientos y
prohibiciones, puesto que es ora el impulso tierno, ora el hostil. Si el mandamiento
obsesivo no se cumple, la tensión es insoportable. Pero el camino mismo hacia la acción
sustitutiva desplazada a algo ínfimo, solo puede imponerse como una medida protectora
en empalme con un impulso sobre el que recae la defensa.

Además, mediante una suerte de regresión, actos preparatorios reemplazan la resolución


definitiva, el pensar sustituye a la acción y en vez de la acción sustitutiva se impone
algún estadio que corresponde al pensamiento previo de la acción. Acciones obsesivas
sólo son posibles por haberse producido dentro de ellas una suerte de reconciliación
entre los dos impulsos que se combaten mutuamente. Las acciones obsesivas se
asemejan cada vez más a las acciones sexuales infantiles del tipo del onanismo.
Entonces se llega a actos de amor, pero sólo con el auxilio de una nueva regresión: ya no
a actos dirigidos hacia una persona, sino a acciones autoeróticas como en la infancia. La
primera regresión, del actuar al pensar, es promovida por otro factor: la temprana
emergencia y la represión prematura de la pulsión sexual de ver y de saber. El proceso
mismo del pensar es sexualizado, pues el placer sexual se vuelve hacia el acto mismo del
pensar, y la satisfacción de alcanzar un resultado cognitivo es sentida como satisfacción
sexual. Así con ayuda de la pulsión de saber, la acción sustitutiva puede ser reemplazada
por actos preparatorios de pensamiento.

Compulsivos se vuelven aquellos procesos del pensar que se emprenden con un gasto de
energía que de ordinario sólo se destina al actuar; o sea, unos pensamientos que
regresivamente tienen que subrogar a acciones. Ahora, lo que ha irrumpido en la CC
como pensamiento obsesivo tiene que ser asegurado contra los empeños disolventes del
pensar CC. Esa protección se logra mediante la desfiguración, aunque no es el único
medio.

Lo característicos de esta neurosis no ha de buscarse según Freud en la vida pulsional,


sino en las constelaciones psicológicas. El paciente estaba fragmentado, en tres
personalidades: en una ICC y dos PRCC, entre las cuales podía oscilar su CC.

9 Freud, S., “Análisis de la fobia de un niño de 5 años”[“Juanito”].

Hans manifiesta un interés particular por el “hacé pipí”. A la edad de 3 años y medio su madre lo
encuentra con la mano en el pene, ella lo amenaza:”si haces eso, llamaré al doctor A, que te corte
el hacé pipí.” Esta es la ocasión en que Hans adquiere el complejo de castración. A esta misma
edad, nace su hermanita. Hans se muestra muy celoso con ella, celos que supera pasado medio
año, y se vuelve un hermano tan tierno como consciente de su superioridad.
Cuando Hans presencia el baño de su hermanita, observa que su “hace pipí” es chiquito, y razona
que cuando sea más grande le crecerá.

A los 3 años y ¾ Hans le ve al padre el pene, y le dice que pensó que él era tan grande, que tendría
un hacé pipí como el de un caballo.

A esta misma edad, Hans brinda el primer relato de un sueño: creía que estaba en Gmuden. En el
verano de 19906, Hans estuvo en Gmuden, donde pasaba el dia correteando con los hijos del
propietario de la casa. Una vez en su casa, Hans comenzó a fantasear que jugaba con los niños, a
quienes llamaba “ sus hijas” a partir de la llegada de su hermana.

A los 4 años y medio de Hans, se van de vacaciones a Gmuden. Hans juega con los hijos del
propietario del lugar: Franzl, Fritzl, Olga, Berta y Anna, la vecina. Su preferido era Frtizl, y
respondia su nombre cuando le preguntaban cual de todas las niñitas le gustaba más. Al mismo
tiempo, era muy agresivo, varonil, conquistador hacia las niñas: las abrazaba y las besuqueaba.

A esa misma edad, Hans es bañado por su mama, como todos los días. Cuando la madra le entalca
el pene, tratando de no tocarlo, Hans le pregunta por qué no pasa el dedo por ahí, a lo que ella le
responde que porque era una porquería, y el dice que le gusta.

Según Freud, cuando Hans sale de paseo lo hace con el padre, lo que puede dar ocasión para que
se fije en el niño una inclinación homosexual.

Historial clínico y análisis.

El padre de Hans le escribe a Freud y le cuenta que encuentra el miedo en Hans de que un caballo
lo muerda por la calle, entramado de alguna forma con el hecho de que le asusta un pene grande.

Hans, un dia a la mañana, aparece llorando. Tuvo una pesadilla en la que pensó que su mamá
estaba lejos, y entonces, dice, el no tiene ninguna mami para hacer cumplidos.

El 8 de enero, la mamá saca de paseo a Hans a un lugar donde le gusta mucho ir. Hans empieza a
llorar, no quiere seguir, tiene miedo. Al fin va, pero por la calle, siente angustia. En el viaje de
regreso le dice a la madre “tuve miedo de que un caballo me mordiera”. Al anochecer tuvo u
ataque parecido al del dia anterior, con pedido de hacer cumplidos. Se lo tranquiliza. Dice
llorando: “sé que mañana me llevaran de nuevo a pasear”, y luego, “el caballo entrara en la pieza”.

El mismo dia, la mama le pregunta si se pasa la mano por el hacé pipi y Hans dice que si, cada
anochecer cuando esta en la cama. Al dia sgte, 9 de enero, le previenen, antes de la siesta, que no
se pase la mano por el hace pipi. Preguntando al despertar, dice que se la paso durante un ratito.

Sería ese, pues, el comienzo de la angustia, así como de la fobia. La perturbación se introduce con
unos pensamientos tiernos-angustiados, y luego con un sueño de angustia. Contenido de este
ultimo: perder a la madre, de suerte que él ya no pueda hacerse cumplidos con ella. Es esta
ternura acrecentada por la madre lo que súbitamente se vuelca en angustia, lo que, según
nosotros decimos, sucumbre a la represión. Esta angustia, que corresponde a una añoranza
erotica reprimida, carece al comienzo de objeto, como toda angustia infantil: es todavía angustia y
no miedo. El niño, al comienzo, no puede saber de qué tiene miedo. Al anochecer se angustia
mucho, pues antes de meterse en cama lo asalta, reforzada, la libido, cuyo objeto es la madre. En
Gmuden, podía mover a la madre a que lo acogiera en su lecho, le gustaría conseguir lo mismo en
Viena. Ademas, en Gmuden su papa no estaba todo el tiempo, y el repartía su libido entre sus
amiguitos y amiguitas, que en Viena no tenia, por lo que su libido regresaba entera a la madre.

Propuse al padre internarse por el camino del esclarecimiento. Al esclarecimiento, sigue un


periodo mas tranquilo en que es posible mover a Hans, sin gran dificultad, a que vaya de paseo al
parque todos los días. Su miedo a los caballos se muda mas y mas en la compulsión a mirarlos.
Dice “tengo que ver a los caballos y entonces me da miedo”. Hans tuvo un largo reposo: primero
por un resfrio, luego porque lo operaron de las amígdalas. Esto aumento la fobia.

Cuando el padre va caminando por la calle con Hans, le explica que los caballos no muerden. Hans
le responde que si, que los caballos blancos muerden “si uno le acerca los dedos, ellos muerden”.
El padre resalta sobre “los dedos” , porque no dijo las manos, y le aclara a Hans que él piensa que
no le tiene miedo a los caballos, sino al hacé pipí, al que no se le debe pasar la mano. El pequeño
responde que los hacé pipi no muerden.
El 2 de marzo, el padre le dice a Hans que la tontería (como el pequeño llama a su fobia) se
perdería si el saliera de paseo mas a menudo, y Hans le responde que no, que es tan intensa
porque se sigue pasando la mano por el hace pipí.

Médico y paciente, padre e hijo, coinciden entonces en atribuir al hábito onanista el principal
papel en la patogénesis del estado presente.

El 3 de marzo ingresa a la casa una muchacha nueva, Hans la toma para jugar y hace de cuenta que
ella es su caballo. Un dia le dice: “si haces esto o aquello, tendras que sacarte toda la ropa”, a
modo de castigo, pero es faci discernir en ello el deseo. La muchacha le responde “que hay con
eso? Me hare la idea de que no tengo ni para vestidos” y el niño se horroriza “pero eso es una
chanchada, uno ve entonces el hace pipi”.

El padre le dice a Hans, que si el se deja de pasar la mano por el hace pipi, la tontería se le ira
yendo. Hans le dice que no se la pasa mas, pero, tiene ganas. Entonces le dice que para que no
tenga ganas, le darán una bolsa de dormir. Hans duerme mas tranquilo. A la mañana siguiente
Hans se levanta angustiado, y confiesa que se paso la noche anterior un poco la mano por el hace
pipi, que ha visto a su mama toda desnuda en camisa, y ella ha dejado ver su hace pipi.

Hans extiende su fobia a los animales grandes. Se divierte mucho con los pequeños. Vive
aclarando, además, que su hace pipi crece con el cundo el se hace grande. Se puede inferir que
comparaba de continuo, y ha quedado muy insatisfecho con el tamaño de su hace pipi. Los
animales grandes le recuerdan ese déficit, y por esta razón le resultan desagradables. El
esclarecimiento de que las mujeres no poseen ningún hace pipi, no pudo tener otro resultado que
el de conmoverle su confianza en si mismo y despertarle el complejo de castración.

El mismo dia el padre encuentra la resolución de la cuestión de la jirafa. La gran jirafa es el (el pene
grande, el cuello largo) y la jirafa arrugada su mujer, su miembro. El todo es la reproducción de
una escena que se da casi todas las mañanas: Hans va a la cama de sus padres y su mamá lo toma
por unos minutos, entonces el padre le dice que es mejor que no lo haga. Ella replica que es un
absurdo, que unos minutos no pueden tener importancia. Hans relata: “La grande ha gritado
porque yo le he quitado la arrugada. Entonces la jirafa grande dejo de gritar, y luego yo me sente
encima de la jirafa arrugada”.
Hans vislumbra que esta prohibido ponerse en posesión de la madre, ha chocado con la barrera
del incesto. Pero lo considera prohibido en si mismo. En todas las fantasias de Hans, esta presente
el padre, quien es encerrado con el.

El pequeño le pregunta al padre porque le dijo que el le tiene cariño a la madre, y que le tiene
miedo por eso, si a el también lo quiere. Da a entender que el amor al padre y la hostilidad hacia el
se enfrentan a consecuencia de su papel de competidor ante la madre.

Hemos averiguado la ocasión actual tras la cual estallo la fobia. Fue cuando el muchacho vio
caerse a un caballo grande y pesado, y al menos una de las interpretaciones de esa impresión
parece ser la destacada por el padre, a saber, que Hans en ese momento sintió el deseo de que el
padre se cayera de ese modo…y quedarse muerto.

El padre cuenta que desde hace tiempo Hans juega en la casa al caballo, y repetidas veces se lanza
sobre el y lo muerde. El juego esta al servicio de la fantasia de deseo: él es el caballo, él muerde al
padre; por lo demás, asi se identifica con el padre.

Epicrisis.

El primer rasgo imputable a la vida sexual en Hans es un interés particularmente vivo por su hace
pipi. Este interés lo convierte en investigador; así descubre que basándose en la presencia o falta
del hace pipi, uno puede distinguir lo vivo de lo inanimado. Una amenaza de la madre sobrevin
porque él gustaba de procurarse sentimientos placenteros tocándose ese miembro, el pequeño ha
iniciado el quehacer sexual autoerotico mas normal. El placer en el miembro sexual propio se
enlza con el placer de ver, en sus plasmaciones activa y pasiva.

Hans ha observado que los animales grandes tienen un hace pipi tanto mas grande que el suyo;
por eso conjetura igual proporción también al de sus progenitores, y luego se apresta el consuelo
de que el hace pipi crecerá con el, es como si el deseo del niño de ser grande se volcara sobre el
genital. Por tanto, en Hans, la zona genital es la teñida desde el principio con el placer mas
intenso. Ademas de esta, se atestigua en el solo el placer excrementicio, anudado a los orificios de
descarga e la horina y las heces. Si en su ultima fantasia de dicha, con la cual queda superada su
condición de enfermo, tiene unos hijos a quiees lleva al inodoro, los hace hacer pipi y les limpia el
trasero, parece irrefutable suponer que durante su propia crianza estos mismos desempeños
fueron para el una fuente de la sensación de placer. A este placer de zonas erógenas lo adquirió
con asistencia de la persona que lo cuidaba, la madre, y eso conduce ya a la elección de objeto.

El es realmente u pequeño Edipo que querria tener a su padre fuera, eliminado, para poder estar
sólo con su bella madre.

Para el desarrollo psicosexual de nuestro joven revistió la máximo scion el nacimiento de una
hnita. En la neurosis, la hostilidad ya sofcada es subrogada por una angustia particular: la angustia
a la bañera, que es el deseo de muerte de la hna. En su fantasia triunfante del final, esta casado
con su bella mami y tiene innumerables hijos a quienes puede cuidar a su manera.

Hans exterioriza el miedo de que un caballo blanco lo morderá. Llamamos “fobia” a un estado
patológico como éste. Para fobias como esta, del tipo mas común, no considero inadecuada la
designación de histeria de angustia. Ella se justifica por el pleno acuerdo entre el mecanismo
psíquico de estas fobias y el de la histeria, salvo un punto, pero un punto decisivo y apto para
establecer la separación: la libido desprendida del material patógeno en virtud de la represión no
es convertida, no es aplicada en una inervación corporal, sino que se libera como angustia.

Las histerias de angustia son las mas frecuentes entre las psiconeurosis, pero sobre todo son las
que aparecen mas temprano en la vida: son, directamente, las neurosis de la época infantil.

La histeria de angustia se desarrolla cada vz mas como una fobia, y al final, el enfermo puede
quedar liberado de angustia, pero solo a costa de unas inhibiciones y limitaciones a que se ha visto
forzado a someterse. En la histeria de angustia hay un trabajo psíquico, que es incesante desde el
comienzo de ella, para volver a ligar psíquicamente la angustia liberada. Pero este trabajo no
puede conseguir la reversión de la angustia a libido ni anudarse a los mismos completos de los
cuales proviene la libido. No le queda mas alternativa que bloquear cada una de las ocasiones
posibles para el desarrollo de angustia mediante unos parapetos psíquicos de la índole de una
precaucion, una inhibición, una prohibición; y son estas construcciones protectoras las que se nos
aparecen como fobias y constituyen para nuestra percepción la esencia de la enfermedad. Es licito
decir que el tratamiento de la histeria de angustia ha sido hasta ahora puramente negativo.
Resumamos lo obtenido hasta aquí: tras la angustia primero exteriorizada, la de que el caballo lo
morderá, se ha descubierto e un plano mas hondo la angustia de que los caballos se tumbarán, y
ambos, el caballo que muerde y el que se cae, son el padre que habrá de castigarlo por alimentar
él tan malos deseos contra este. De la madre, entretanto, nos hemos apartado en el análisis.

En este punto, de manera inesperada, Hans empieza a ocuparse del complejo de Lumpf, y a
mostrar asco ante cosas que le recuerdan la evacuación del intestino.

Hans presenta, como separada de toda mediación, una nueva fantasia: el mecanimo o instalador
ha destornillado la bañera dentro de la cual Hans se encuentra y luego le ha metido en la panza su
gran taladro. Esta es la refundición, desfigurada por la angustia, de una fantasia de procreación.

Respecto a la hna, Hans admite el deseo de que la madre deje caer a la pequeña en el baño, para
que se muera. Abandona el tema del Lumpf y pasa al de la hnita. La propia Hanna es un lumpf,
todos los niños son lumpf, y son paridos como lumpf. Ahora comprendemos que todos los carros
mudanceros, diligencias y carros de carga sean solo carruajes de cesta de cigüeña, que le interese
solo como subrogaciones simbolicas de la gravidez, y que en el tumbarse los caballos pesados no
pueda ver sino un parto. Por tanto, el caballo que cae no era solo el padre que muere, también la
madre en el parto. Hans ha notado la gravidez e la madre que culmino con el nacimiento de la
pequeña. Los carros con carga pesada le representaban la gravidez e la madre, y el tumbarse del
caballo era como si uno tuviera un hijo.

La llegada de su hna le aparejo muchas cosas que no lo dejaron tranquilo. En primer lugar, una
sepaacion temporaria de la madre, y luego, una disminución duradera de sus cuidados y atención.
En segundo lugar, una reanimación de sus vivencias placenteras con la crianza. De ambos influjos
empezó un acrecentamiento de su necesidad erotica, que sufria una falta de satisfacción. De la
perdida que la hna le había acarreado, le sugio la fantasia de que el mismo había tenido hijos, y
mientras en Gmuden pudo jugar realmente con estos nenes su ternura hallo una derivacion
suficiente. Pero con el regreso a Viena quedo de nuevo solo, sujeto todas sus demandas a la
madre y sufrió una privación: fue desterrado del dormitorio de sus padres En tercer lugar, el
nacimiento de la hna le planteo el gran enigma: saber de donde vinen los hijos. Infirio que Hanna
había estado en el vientre de la madre y salió como un lumpf. Por anudamiento con sus tempranas
sensaciones de placer raíz de a deposición de las heces, pudo representarse placentero ese parto,
y entonces, pudo desear tener hijos él mismo a fin de parirlos con placer y luego cuidarlos. Hans
sabia que su papa tenia que ver algo con el nacimiento de su hna: pues a ambos los llamaba hijos.

¿en virtud de que influjo sobrevino la angustia, la represión?. Hasta que no venga en nuestro
auxilio una experiencia ulterior, considero materia discutible que el movimiento lo iniciara la
incapacidad intelectual del niño para solucionar el difícil problema de la concepción de los hijos y
para aplicar los impulsos agresivos desprendidos por el acercamiento a esa solución, o que el
vuelco lo produjera una incapcidad somatica, una intolerancia consittucional a la satisfacción
masturbatoria ejercida de manera regular a causa de la mera persistencia de la excitación sexual
con una intensidad tan alta. La neurosis se anudo directamente a la vivencia accidental del caballo
que se tumbó y conservo su huella en la entronización del caballo como objeto de angustia.

En Hans, unas mociones que habían sido sofocadas ya antes y nunca pudieron xteriorizarse
desinhibidas: sentimientos de hostilidad y celos hacia el padre e impulsiones sadicas hacia la
madre, productos de unas vislumbres del coito. En estas sofocaciones tempranas acaso se situe la
predisposición a contraer mas tarde la enfermedad. Estas inclinaciones agresivas no hallan en
Hans ninguna salida, y tan pronto como, en una época de privación y de acrecentada excitación
sexual, quieren brotar reforzadas, se enciende aquella lucha que llamamos fobia.

10 Freud, S., “La represión”.

Una moción pulsional puede chocar con resistencias que quieran hacerla inoperante. Al
ser una pulsión, la huída es inoperante porque no puede escapar de sí mismo. Una etapa
previa al juicio es la represión, algo intermedio entre la huida y el juicio adverso. Es
uno de los destinos de la pulsión. Es posibilitado porque el logro de la meta pulsional
depare displacer en lugar de placer. Pero las pulsiones siempre deparan placer. La
satisfacción que sería placentera, entraría en conflicto o sería inconciliable con otras
exigencias y designios. Sería placer para un sistema y displacer para otro. La condición
para la represión es que el motivo de displacer cobre un poder mayor que el placer de la
satisfacción. La represión no es un mecanismo de defensa presente desde el origen; no
puede engendrarse antes que se haya establecido una separación entre actividad CC e
ICC del alma, y su esencia consiste en rechazar algo de la CC y mantenerlo alejado de
ella.

Hay una represión primordial que consiste en que la representación del representante
de la pulsión 1 se le deniega la admisión en lo CC. Se establece una fijación, el
representante queda inmutable y la pulsión sigue ligada a él. La segunda etapa es la
represión propiamente dicha, que recae sobre los retoños psíquicos de la
representación del representante de la pulsión reprimida o pensamientos que han
entrado en asociación con él. Tales representaciones experimental el mismo destino que
lo reprimido primordial. La represión secundaria es un esfuerzo de desalojo post-
represión. La represión no impide al representante de la pulsión seguir existiendo en lo
ICC y producir retoños, anudar conexiones etc. La represión sólo perturba el vínculo con
lo conciente. Si los retoños de lo reprimido primordial se ha alejado lo suficiente de
éste, sea por las desfiguraciones o por el número de eslabones intermedios, tiene libre
el acceso a lo CC. Las ocurrencias que el análisis hace surgir son una traducción
conciente de la representación del representante reprimida. Los síntomas son retoños de
lo reprimido que se han procurado el acceso a la CC mediante esta formación
distanciado de lo primordial. Cada uno de los retoños puede tener su destino particular.

La represión es móvil; exige un gasto de fuerza constante, que si cesara peligraría su


resultado. Lo reprimido ejerce una presión continua en dirección a lo CC, a raíz de lo
cual el equilibrio tiene que mantenerse por medio de una contrapresión.

La moción pulsional puede estar inactiva (escasamente investida con energía psíquica),
o investida en grados variables y activa. Su activación pondrá en movimiento los rodeos
para acceder a la CC. Los retoños representantes de una energía baja generalmente no
son reprimidos, aunque su contenido sea idóneo para presentar un conflicto psíquico, ya
que el factor cuantitativo es el decisivo. Tan pronto esa representación se refuerce, el
conflicto deviene actual y la activación lo lleva a la represión. Un aumento de la
investidura enérgica actúa en el mismo sentido que el acercamiento respecto de lo ICC
y la disminución del distanciamiento o la desfiguración.
La representación del representante de la pulsión es un grupo de representaciones
investidas desde la pulsión con un monto de energía psíquica o libido. Junto a la
representación, interviene algo que puede experimentar un destino diferente: el monto
de afecto. Corresponde a la pulsión en la medida que se ha desasido de la
representación y ha encontrado una expresión proporcionada a su cantidad en afectos.
La represión tiene un destino para la representación y otro para la energía pulsional que
adhiere a ésta.

El destino general de la representación es desaparecer de la CC o seguir coartada si


nunca devino conciente; el factor cuantitativo tiene tres destinos posibles: sofocación
completa; salir a la luz como un afecto coloreado cualitativamente; o mudarse en
angustia. Como la represión tenía el propósito de evitar el displacer; si no ha logrado
impedir la producción de angustia entonces el proceso represivo ha fracasado.

Una represión crea una formación sustitutiva de representante: el síntoma. Éste es un


indicio de un retorno de lo reprimido, y debe su génesis a un proceso diverso de la
represión, pero que convergen. Existen diversos mecanismos de formación sustitutiva;
los mecanismos de la represión tienen en común la sustracción de investidura enérgica
(libido).

En la fobia la representación fue sustituida vía desplazamiento por otro objeto, y el


monto de afecto se ha transpuesto en angustia. En la histeria de conversión el monto
de afecto se ha hecho desaparecer completamente, o bien una dosis de sensaciones se
anuda a los síntomas y se produce algún desprendimiento de angustia. El contenido
produce como formación sustitutiva una inervación hiperintensa somática ya sea como
inhibición o excitación sensorial o motriz. El lugar se revela como una porción de la
representación que ha atraído hacia sí, por condensación, la investidura. La neurosis
obsesiva produce una formación sustitutiva en la alteración del yo como escrúpulos de
conciencia extremos. La representación se muda en algo indiferente y conciente, y el
modo de afecto en la mayor parte de los casos aparece en angustia, de la cual se huye
como en el caso de la fobia.
Capítulo 1: LA ETIOLOGÍA ESPECÍFICA DE LA HISTERIA

Los síntomas de la histeria sólo se vuelven inteligibles reconduciéndolos a unas


vivencias de eficiencia traumática, relacionados con la vida sexual. Es preciso que estos
traumas sexuales correspondan a la niñez temprana, y su contenido tiene que consistir
en una efectiva irritación de los genitales. Se halló cumplida la condición específica de
la histeria, pasividad sexual en períodos presexuales, en todos los casos de histeria
analizados. No son las vivencias mismas las que poseen efecto traumático, sino sólo su
reanimación como recuerdo, después que el individuo ha ingresado en la madurez
sexual.

De la lista de las nocividades sexuales de la niñez temprana patógenas para la histeria,


hay que excluir a la masturbación activa. Si se encuentra con tanta frecuencia es
porque resulta ser la consecuencia del abuso o la seducción. No se puede indicar
fehacientemente el límite máximo de edad para contraer histeria; y el mínimo alcanza
hasta donde llegue el recuerdo (1 año y medio o 2). Todos los síntomas sólo son
explicables si uno se remonta a aquellas vivencias sexuales infantiles, y su huello sólo
podrá descubrirse a través de estos síntomas y nunca por el recordar conciente.

Todas las vivencias que ocasionan el estallido de la histeria en el periodo posterior a la


pubertad, sólo ejercen su efecto por despertar la huella anémica de esos traumas de la
infancia; huella que no deviene CC sino que conduce al desprendimiento de afecto y a la
represión. Además debe existir una predisposición histérica, que puede reemplazarse
enteramente o en parte por el efecto póstumo del trauma infantil sexual.
Las representaciones obsesivas tienen también por premisa una vivencia sexual
infantil, pero de otra naturaleza. Ésta y la histeria son neurosis de defensa, y son
consecuencias mediatas de influjos sexuales nocivos que sobrevinieron antes del ingreso
en la madurez sexual. Por otra parte, tenemos a la neurastenia y la neurosis de
angustia que son efectos inmediatos de las noxas sexuales mismas.

Capítulo 2. NATURALEZA Y MECANISMO DE LA NEUROSIS OBSESIVA

En la etiología, unas vivencias sexuales de la primera infancia poseen la misma


significatividad que en la histeria, pero ya no se trata de una pasividad sexual sino de
unas agresiones ejecutadas con placer. En todos los casos de neurosis obsesiva
analizados por Freud se ha hallado un trasfondo de síntomas histéricos que se dejan
reconducir a una escena de pasividad sexual, anterior a la acción placentera. La
naturaleza puede ser expresada en una fórmula: las representaciones obsesivas son
siempre reproches mudados, que retornan de la represión y están referidos a una
acción sexual de la infancia realizada con placer.

En un primer periodo ocurren los sucesos que tienen el germen de la neurosis posterior.
A este periodo va a poner término el ingreso en la maduración sexual. Ahora el recuerdo
de aquellas acciones placenteras se anuda a un reproche, y el nexo con la vivencia
inicial de pasividad posibilita reprimir ese reproche y sustituirlo por un síntoma
defensivo primario. Vergüenza, desconfianza de sí mismo, CC moral, son síntomas con
los cuales se empieza el tercer periodo de la defensa lograda (salud aparente). El
periodo siguiente es el del retorno de los recuerdos reprimidos, por el fracaso de la
defensa. Los recuerdos reanimados y los reproches nunca ingresan inalterados en la CC,
lo que deviene CC sin unas formaciones de compromiso entre las representaciones
reprimidas y las represoras.

Existen 2 formas de neurosis obsesiva: el primer caso es de las representaciones


obsesivas típicas (ingresa a la CC el contenido anémico de la acción-reproche), en que
el contenido atrae la atención del enfermo y como afecto se siente sólo un displacer
impreciso. Este contenido está doblemente desfigurado: porque algo actual reemplaza a
lo pasado y porque lo sexual está sustituido por un análogo no sexual. El segundo caso se
produce si lo que se conquista no es el contenido, sino el reproche. El afecto de
reproche puede mudarse e un afecto displacentero de cualquier otra índole. El reproche
así se muda fácilmente en vergüenza, en angustia hipocondríaca, etc.

Junto a estos síntomas del retorno de lo reprimido, se forman otros de origen diverso. Y
es que el yo procura defenderse de aquellos retoños de recuerdo reprimidos, y en esa
lucha crea unos síntomas de defensa secundaria. Estos constituyen medidas
protectoras. Si estos auxiliares consiguen volver a reprimir los síntomas del retorno, se
crea una tercera plasmación: las acciones obsesivas (medidas expiatorias como
ceremoniales, preventivas como fobias y supersticiones, etc.). La defensa secundaria
puede tener éxito mediante un violento desvío hacia otros pensamientos, cuyo
contenido sea el más contrario posible.

La raíz de la represión primaria se formó en el síntoma defensivo de la escrupulosidad de


la CC moral. La certidumbre durante el periodo de la defensa lograda impide creer en el
reproche que está envuelto en la representación obsesiva. Los síntomas patológicos del
retorno reciben también creencia sólo pasajeramente.

11 Freud, S., “Lo inconsciente”.

Tópica y dinámica de la represión.

La represión es, en lo esencial, un proceso que se cumple sobre representaciones en la frontera de


los sistemas icc y pcc. Ha de tratarse de una sustracción de investidura: se le sustrae a la
representación la investidura (pre)conciente que pertenece al sistema pcc. La R queda entonces
desinvestida, o recibe investidura del icc, o conserva la investidura icc que ya tenía. Por tanto, hay
sustracción de la investidura pcc, conservcon de la investidura icc o sustitución de la investidura
pcc por una icc.

El paso desde el sistema icc a uno contiguo, no acontece mediante una transcripción nueva, sino
mediante un cambio de estado, una mudanza en la investidura. El supuesta fundacional ha
arrojado aquí del campo, con poco esfuerzo, al supuesto tópico.
Empero, no se advierte la razón por la cual la R que sigue investida o que es provista de
investidura desde lo icc no haría intentos renovados por penetrar en el sistema pcc, valida de su
investidura. En tal caso, la sustracción de libido tendría que repetirse en ella y ese juego idéntico
se proseguiría interminablemente, pero el resultado no seria la represión. De igual modo, el
aludido mecanismo de sustracción de una investidura pcc no funcionaria cuando estuviera en
juego la figuración de la represión primordial; es que en ese caos este presente una R icc que aun
no ha recibido investidura alguna del pcc y ,por tanto, ella no puede serle sustraída.

Aquí necesitamos de otro proceso, que en el primer caso (el del esfuerzo de dar caza) matenga la
represion, y en el segundo (el de la represión primordial) cuide de su producción y de su
permanencia y solo podemos hallarlo en el supuesto de una contrainvestidura mediante la cual el
sistema pcc se protege contra el asedio de la representación icc. Una contrainvestidura representa
el cargo permanente de energía de una represión primordial, pero es también lo que garantiza su
permanencia. La represión propiamente dicha (el esfuerzo de dar caza) se suma a la sustracción de
la investidura pcc. Y es muy posible q la investidura sustraída de la representación se aplique a la
contrainvestidura.

12 Freud, S., “17ª conferencia

El psicoanálisis ha sido el primero en demostrar que el síntoma es rico en sentido. Esto


fue descubierto por Josef Breuer, mediante el estudio de un caso de histeria. La neurosis
obsesiva no es tan popular como la histeria, se porta más como asunto privado del
enfermo, renuncia a manifestarse en el cuerpo y crea todos sus síntomas en el alma. Sin
embargo, se ha hecho más transparente que la histeria.

La neurosis obsesiva se exterioriza: los enfermos son ocupados por pensamientos que no
les interesan, sienten impulsos extraños, y son movidos a realizar acciones que no les
depara contento alguno, pero le es imposible omitirlas. Se ve así forzado contra su
voluntad. Los impulsos que siente tienen el más espantable contenido, y se protege de
ejecutarlos mediante prohibiciones. Jamás llegan a ejecutarse, el resultado es siempre
el triunfo de la huida. Lo que en realidad ejecuta son las acciones obsesivas, que son
cosas ínfimas, repeticiones, ceremoniales. El enfermo puede desplazar la obsesión pero
no suprimirla. Junto a la obsesión de contenido positivo y negativo se hace valer en el
campo intelectual la duda. El todo desemboca en una creciente indecisión, en una falta
de energía y una restricción de la libertad.

La psiquiatría da nombres a las diversas obsesiones, y fuera de eso no dice otra cosa.
Insisten en que los portadores de tales síntomas son degenerados. Por el psicoanálisis se
considera que es posible eliminar los síntomas obsesivos. Un ejemplo:

Una dama 30 años corre de una habitación a la siguiente, se para frente a la mesa.
Llama a la mucama para darle un encargo trivial. Había una gran mancha en el mantel,
que ubicaba de tal manera como para que la mucama la viera. De nuevo corría hacia la
habitación primera. Sucede que hace más de 10 años se había casado con un hombre
mucho mayor que ella. En la noche de bodas resultó impotente. Esa noche el corrió de
una habitación a otra. A la mañana dijo “es como para que uno tenga que avergonzarse
frente a la mucama” y tiró un frasco de tinta roja en la sábana. La paciente se identifica
con su marido, sustituye la cama por la mesa y la sábana por el mantel. Mesa y cama
juntas, significan matrimonio. La mujer no sólo repitió la escena sino que la corrigió, y
así corrigió también la impotencia. Figura el deseo como cumplido (que el marido no era
impotente).

Así se puede demostrar que los síntomas neuróticos poseen un sentido, lo mismo que
las operaciones fallidas y los sueños. Una dificultad, es que el sentido del síntoma reside
en un vínculo con el vivenciar del enfermo. Para una idea sin sentido y una acción
carente de fin, se plantea la tarea de descubrir aquella situación del pasado en que la
idea sí estaba justificada. Todos los enfermos obsesivos tienen la inclinación a repetir,
estos se llaman síntomas típicos. La histeria también tiene una serie de síntomas que
podrían llamarse típicos.
Podemos esclarecer el sentido de los síntomas neuróticos individuales por su referencia
al vivenciar, pero nuestro arte nos deja en la estacada respecto de los síntomas típicos.
Es difícil suponer una diversidad fundamental entre una y otra clase de síntomas. Si los
individuales dependen del vivenciar del enfermo, para los típicos queda la posibilidad de
que se remonten a un vivenciar típico en sí mismo, común a todos los hombres. En la
doctrina del sueño se tropieza con una dificultad semejante. El contenido manifiesto de
los sueños es variado y diferente según los individuos, pero junto a eso hay sueños
llamados típicos (caer, volar, estar desnudo).

13 Freud, S., “Psicología de las masas y análisis del yo”.

Capítulo 7. LA IDENTIFICACIÓN

El psicoanálisis reconoce a la identificación como la más temprana exteriorización de


una ligazón afectiva con otra persona, y desempeña un papel en la prehistoria del
Complejo de Edipo. El varón manifiesta interés hacia su padre, lo toma como ideal.
Contemporáneamente a esta identificación con el padre, el varón emprende una
investidura de objeto de la madre. Muestra así dos lazos: con la madre una investidura
sexual de objeto, con el padre una identificación. Ambos coexisten un tiempo sin
influirse, pero la vida anímica avanza y en consecuencia ambos lazos confluyen, y por
esto nace el Complejo de Edipo normal. El pequeño nota que el padre le significa un
estorbo junto a la madre, entonces su identificación con él toma una tonalidad hostil.
Desde el comienzo la identificación es ambivalente.

Más tarde puede ocurrir que el complejo experimente una inversión, que se tome por
objeto al padre en una actitud femenina. La diferencia entre una identificación de este
tipo con el padre y una elección de objeto que recaiga sobre él es que en la primera el
padre es lo que uno querría ser, en el segundo caso, es lo que uno querría tener.

Hay que dilucidar la identificación en el caso de una formación neurótica de síntoma.


Supongamos que una niña reciba el mismo síntoma de sufrimiento de su madre. Ello
puede ocurrir por diversas vías. La identificación puede ser la misma que la del complejo
de Edipo, y el síntoma expresa el amor de objeto por el padre; realiza la sustitución de
la madre bajo el influjo de la CC de culpa. “Has querido ser tu madre, ahora lo eres al
menos en su sufrimiento”. O bien el síntoma puede ser el mismo que el de la persona
amada (Dora por ejemplo que imitaba la tos de su padre), en tal caso, la identificación
reemplaza a la elección de objeto. Sucede a menudo que la elección de objeto vuelva a
la identificación, o sea, que el yo tome sobre sí las propiedades del objeto. En estas
identificaciones el yo copia en un caso a la persona no amada, y en el otro a la persona
amada. En los dos la identificación es parcial, porque toma un único rasgo de la persona
objeto.

Un tercer caso de formación de síntoma, es en el cual la identificación prescinde por


completo de la relación de objeto con la persona copiada. El mecanismo es el de la
identificación sobre la base de poder o querer ponerse en la misma situación. Tal
infección o imitación se establece también en circunstancias en que se supone simpatía
preexistente entre las dos personas. Uno de los yo ha percibido en el otro una analogía
en un punto; luego crea una identificación en ese punto, ésta se desplaza al síntoma que
el primer yo ha producido.

Resumimos lo que hemos aprendido de estas tres fuentes. En primer lugar, la


identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto; en segundo
lugar pasa a sustituir a una ligazón libidinosa de objeto por vía regresiva; y en tercer
lugar puede nacer a raíz de cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona
que no es objeto de las pulsiones sexuales. La ligazón recíproca entre los individuos de
la masa tiene la naturaleza de una identificación de esa clase.

Nos encontramos con la identificación en algunos casos especiales. Por ejemplo.

La génesis de la homosexualidad masculina es: el joven ha estado fijado a su madre,


en el sentido del complejo de Edipo, durante un tiempo y con una intensidad
inusualmente grandes. Al completarse el proceso de la pubertad, llega el momento de
permutar a la madre por otro objeto sexual. El joven no abandona a su madre, sino que
se identifica con ella, y ahora busca objetos que puedan sustituir el yo de él.
En análisis de la melancolía, afección que cuenta con la pérdida real o afectiva del
objeto amado, proporciona un segundo ejemplo de esa introyección de objeto. Rasgo
principal de esta afección es la cruel denigración de sí, unida a una gran autocrítica y
autorreproches. Estos reproches en el fondo se aplican al objeto, y constituyen la
venganza del yo sobre él. Estas melancolías nos muestran al yo dividido en dos
fragmentos, uno de los cuales arroja su furia sobre el otro. Este otro es el alterado por
introyección, que incluye el objeto perdido. El fragmento que se comporta cruelmente
incluye a la CC moral. Es el ideal del yo, y le atribuimos las funciones de la observación
de sí, la CC moral, la censura onírica, etc.

Capítulo 8. ENAMORAMIENTO E HIPNOSIS

En algunos casos, el enamoramiento no es más que una investidura de objeto de parte


de las pulsiones sexuales, con el fin de alcanzar la satisfacción sexual directa, lograda
ésta, el amor de extingue. Es lo que se llama amor sensual. La historia del desarrollo
por el que atraviesa la vida amorosa humana, agrega un segundo factor. En la primera
fase, el niño había encontrado un primer objeto de amor en uno de sus progenitores; en
él se habían reunido todas sus pulsiones sexuales que pedían satisfacción. La represión
que después sobrevino obligó a renunciar a la mayoría de estas metas sexuales infantiles
y dejó como secuela una modificación de las relaciones con los padres. El niño
permaneció ligado a ellos, pero con pulsiones de meta inhibida. Los sentimientos que
de en adelante alberga se llaman tiernos. Las anteriores aspiraciones sensuales se
conservan en el ICC.

Con la pubertad se inician nuevas aspiraciones, dirigidas a metas sexuales. En el marco


del enamoramiento, llama la atención el fenómeno de la sobreestimación sexual: el
hecho de que el objeto amado goza de cierta exención de la crítica, sus cualidades son
más estimadas que en otras personas, etc. a raíz de una represión de las aspiraciones
sensuales se produce este espejismo: se ama sensualmente al objeto sólo en virtud de
sus excelencias anímicas; y lo cierto es que ocurre lo contrario, únicamente la
complacencia sensual pudo conferir al objeto tales excelencias. El afán que aquí falsea
al juicio es el de la idealización. El objeto es tratado como el yo propio, y por tanto en
el enamoramiento afluye al objeto una medida mayor de libido narcisista. En muchas
formas salta a la vista que el objeto sirve para sustituir un ideal del yo propio, no
alcanzado. En el entusiasmo amoroso, el yo resigna cada vez más todo reclamo, se
vuelve más modesto, a la par que el objeto se hace más grandioso. El objeto, ha
devorado al yo.

Esto ocurre con particular facilidad en el caso de un amor desdichado.


Contemporáneamente a esta entrega del yo al objeto, fallan por entero las funciones
que recaen sobre el ideal del yo. La CC moral no se aplica a nada de lo que acontece en
favor del objeto; sucede que el objeto se ha puesto en el lugar del ideal del yo.

Ahora es fácil describir la diferencia entre la identificación y el enamoramiento. En la


primera el yo se ha enriquecido con las propiedades del objeto. En el segundo, se ha
empobrecido, se ha entregado al objeto. En el enamoramiento extremo, el yo se ha
introyectado el objeto. En el caso de la identificación el objeto se ha perdido o ha sido
resignado; después se lo vuelve a erigir en el interior del yo, y el yo se altera
parcialmente según el modelo del objeto perdido.

El trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es muy grande. La misma


sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia
el objeto amado. El hipnotizador ha ocupado el lugar de ideal del yo. El vínculo
hipnótico es una entrega enamorada que excluye toda satisfacción sexual, mientras que
en el enamoramiento esta última se pospone sólo de manera temporaria. Podemos decir
también que el vínculo hipnótico es una formación de masa de dos.

Justamente las aspiraciones sexuales de meta inhibida son las que logran crear
ligazones tan duraderas entre los seres humanos. Esto se explica por el hecho de que no
son susceptibles de una satisfacción plena, mientras que las aspiraciones sexuales no
inhibidas experimentan una disminución toda vez que alcanzan su meta. El amor sensual
está destinado a extinguirse en la satisfacción, para perdurar tiene que ser mezclado
con componentes tiernos.
Las elucidaciones anteriores nos han preparado para indicar la fórmula de la constitución
libidinosa de una masa. Una primaria es una multitud de individuos que han puesto un
objeto, uno y el mismo, en el lugar de su ideal del yo, a consecuencia de lo cual se han
identificado entre sí en su yo.

14 Freud, S., “Inhibición síntoma y angustia”.

Capítulo 3

La separación del yo respecto del ello parece justificada: determinadas constelaciones


nos la imponen. Pero, por otra parte, el yo es idéntico al ello, no es más que un sector
diferenciado de éste. Parecido es el nexo del yo con el superyó, en muchas ocasiones se
nos confunden. En el caso de la represión se vuelve decisivo el hecho de que el yo es
justamente el sector organizado del ello. Sería injustificado representarse al yo y al ello
como dos cosas diferentes, en que el yo procurara sofocar una parte del ello mediante la
represión, y el resto del ello acudiera en socorro de la parte atacada y midiera sus
fuerzas con las del yo. El acto de la represión muestra al mismo tiempo la fortaleza y la
impotencia del yo, y el carácter no influible de la moción pulsional singular del ello.

La lucha defensiva contra la moción pulsional desagradable se termina a veces


mediante la formación de síntoma. Pero por regla general, la trayectoria es otra: al
primer acto de la represión sigue un epílogo escénico prolongado, o que no se termina
nunca; la lucha contra la moción pulsional encuentra su continuación en la lucha contra
el síntoma. Esta lucha nos muestra dos rostros contradictorios. Por una parte, el yo es
constreñido a emprender un intento de reestablecimiento o de reconciliación. Su
energía desexualizada revela su origen en su aspiración a la unificación, y esta
compulsión a la síntesis aumenta a medida que el yo se desarrolla más vigoroso. Así se
comprende que intente cancelar la amenidad y el aislamiento del síntoma. En cuanto
cumplimientos de una exigencia del superyó, tales síntomas participan por principio del
yo, mientras que por otra parte tienen la significativdad de unas posiciones de lo
reprimido. Son por así decir, estaciones fronterizas con investidura mezclada.
Puede ocurrir que la existencia del síntoma estorbe la capacidad de rendimiento, y así
permita apaciguar una demanda del superyó o rechazar una exigencia del mundo
exterior. Así el síntoma cobra un valor para la afirmación de sí, se fusiona cada vez más
con el yo; quien se lo ha procurado para gozar de sus ventajas.

Otras configuraciones del síntoma, las de la neurosis obsesiva y la paranoia, cobran un


elevado valor para el yo, porque le deparan una satisfacción narcisista de que estaba
privado.

Resulta lo que nos es familiar como ganancia (secundaria) de la enfermedad en el caso


de la neurosis. Viene en auxilio del afán del yo por incorporarse el síntoma. Estas
ligazones actúan en el bando de las resistencias, lo sabemos por el análisis.

Los dos procedimientos que el yo aplica contra el síntoma se encuentran en


contradicción. La perturbación parte del síntoma, que sigue escenificando su papel de
sustituto y retoño de la moción reprimida, cuya exigencia de satisfacción se renueva
constriñendo al yo a dar en cada caso la señal de displacer y ponerse a la defensiva.

Capítulo 5.

Son muchas las neurosis en las cuales no se presenta angustia. La histeria de conversión
es una. Las fobias se encuentran tan cercanas que se ha considerado situarlas en una
misma serie con éstas, y llamarlas “histeria de angustia”.

Los síntomas frecuentes de la histeria de conversión son procesos de investidura


permanentes o intermitentes. Mediante el análisis puede averiguarse el decurso
excitatorio perturbado al cual sustituyen. Ellos mismos participan de este último, y es
como si toda la energía del decurso excitatorio se hubiera concentrado en este
fragmento. El dolor estuvo presente en la situación en que sobrevino la represión; la
parálisis motriz es la defensa frente a una acción que habría debido ejecutarse en
aquella situación pero fue inhibida.
La sensación de displacer que acompaña a la emergencia del síntoma varía. En los
síntomas permanentes desplazados a la motilidad casi siempre falta por completo; el yo
se comporta frente a ellos como si no tuviera participación alguna. En el caso de los
síntomas intermitentes referidos a la esfera sensorial, se registran sensaciones de
displacer que pueden aumentar hasta un nivel excesivo. El síntoma de dolor emerge con
igual seguridad cuando ese lugar es tocado desde afuera y cuando la situación patógena
que ese lugar subroga es activada por vía asociativa desde adentro, y el yo recurre a
medidas precautorias para evitar el despertar del síntoma por la percepción externa.

Los síntomas de la neurosis obsesiva son en general de dos clases. O bien son
prohibiciones, medidas precautorias, penitencias; o bien son satisfacciones
sustitutivas. Cuando la enfermedad se prolonga prevalecen las satisfacciones, que
burlan toda defensa. Constituye un triunfo de la formación de síntoma que se logre
enlazar la prohibición con la satisfacción. En casos extremos el enfermo logra que sus
síntomas añadan a su significado originario, el de su opuesto directo. Puede suceder que
el síntoma sea de dos tiempos, es decir, que a una primera acción, le sigue una
segunda que lo cancela.

En los síntomas obsesivos entonces, en primer lugar, se asiste a una lucha continuada
entre lo reprimido, que se va inclinando cada vez más en perjuicio de las fuerzas
represoras, y en segundo lugar, el yo y el superyó participan muy considerablemente en
la formación del síntoma.

La situación inicial de la neurosis obsesiva es la de la histeria. Parece tener un estrato


de síntomas histéricos formados muy temprano. Empero, la configuración ulterior es
alterada por un factor constitucional. La organización genital de la libido demuestra ser
endeble y poco resistente. Cuando el yo da comienzo a sus intentos defensivos, el
primer éxito que se propone es rechazar la organización genital (de la fase fálica) hacia
el estadio anterior, el sádico anal.
Se busca la explicación de la regresión en una desmezcla de pulsiones. El forzamiento
de la regresión significa el primer éxito del yo en la lucha defensiva contra la exigencia
de la libido. Quizá en la N.O el complejo de castración es el motor de la defensa, y la
defensa recae sobre las aspiraciones del complejo de Edipo. El comienzo de la latencia
se caracteriza por el sepultamiento del complejo de Edipo, y con ello la creación del
superyó y la erección de las barreras éticas. En la N.O estos procesos rebasan la medida
normal; a la destrucción del complejo de Edipo se le agrega la degradación regresiva de
la libido, el superyó se vuelve particularmente severo y desamorado, y el yo desarrolla
elevadas formaciones reactivas de la CC moral, la compasión, etc.

Se puede admitir como un nuevo mecanismo de defensa, junto a la regresión y a la


represión, las formaciones reactivas que se producen dentro del yo del neurótico
obsesivo y al que discernimos como exageraciones de la formación normal del carácter.
En la N.O se forma un superyó severísimo.

En el periodo de latencia, la defensa contra la tentación onanista parece ser


considerada la tarea principal. Esta lucha produce síntomas, que se repiten de manera
típica en diversas personas, y presentan el carácter de un ceremonial. La pubertad
introduce el corte tajante en el desarrollo de la N.O. la organización genital se reinstala
con gran fuerza. Por una parte, vuelven a despertar las mociones agresivas iniciales, y
por la otra, un sector de las nuevas mociones libidinosas se ve precisado a marchar por
las vías que prefiguró la regresión, y a emerger en condición de propósitos agresivos. En
la N.O el conflicto se reafirma en dos direcciones: lo que defiende ha devenido más
intolerante, y aquello de lo cual se defiende más insoportable.

La representación obsesiva desagradable deviene en general CC. Lo que ha irrumpido


hasta la CC es en realidad, sólo un sustituto desfigurado. Si la represión no ha roído el
contenido de la moción pulsional agresiva, ha eliminado en cambio el carácter afectivo
que la acompañaba. Ocurre que el afecto ahorrado sale a la luz en otro lugar. El
superyó se comporta como si no se hubiera producido represión alguna, y trata al yo de
manera condigna a esa premisa. El yo debe registrar un sentimiento de culpa. El yo no
busca sustraerse de la crítica del superyó. De hecho hay N.O sin ninguna CC de culpa. El
yo se ahorra percibirla mediante una nueva serie de síntomas. Tales síntomas
significarán al mismo tiempo satisfacciones de mociones pulsionales masoquistas, que
también recibieron un refuerzo desde la regresión.

La tendencia de la N.O consiste en procurar cada vez mayor espacio para la satisfacción
sustitutiva a expensas de la denegación. Estos síntomas cobran más tarde el carácter de
satisfacciones. El resultado de este proceso es un yo extremadamente limitado, obligado
a buscar sus satisfacciones en los síntomas.

Capítulo 6

En el curso de las luchas pueden observarse dos actividades del yo en la formación del
síntoma. Éstas son el anular lo acontecido y el aislar. La primera tiene gran campo de
aplicación, mediante un simbolismo motor quiere hacer desaparecer, no las
consecuencias de un suceso, sino el suceso mismo. En la N.O nos encontramos con la
anulación de lo acontecido sobre todo en los síntomas de dos tiempos. La tendencia a
anular se revela como una de las principales fuerzas motrices de la formación de
síntoma. La otra técnica es el aislamiento. Recae también sobre la esfera motriz, y
consiste en que, tras un suceso desagradable, se interpola una pausa en la que no está
permitido que acontezca nada, no se hace ninguna percepción ni se ejecuta acción
alguna. El efecto del aislamiento es el mismo que sobreviene a raíz de la represión con
amnesia. El aislamiento garantiza la suspensión del nexo en el pensamiento.

El neurótico obsesivo halla dificultad en obedecer a la regla psicoanalítica


fundamental. Su yo es más vigilante y son más tajantes los aislamientos. Tiene
demasiadas cosas de las cuales defenderse. Luego apoya esta compulsión a concentrarse
y a aislar: mediante acciones mágicas de aislamiento que se vuelven tan llamativas como
los síntomas. El aislamiento es una cancelación de la posibilidad de contacto (tabú del
contacto), un recurso para sustraer a una cosa del mundo, y cuando el neurótico aísla
también una impresión mediante una pausa, nos da a entender que no quiere dejar que
los pensamientos referidos a ello entren en contacto asociativo con otros.

El punto de arranque tanto de las fobias, como de la histeria de conversión, como de la


neurosis obsesiva es la destrucción del complejo de Edipo, y en todas, el motor de la
renuencia del yo es la angustia de castración. Pero sólo en las fobias saldrá a la luz esa
angustia.

15 Schejtman, F., “Las fantasías perversas de los neuróticos: síntoma,


fantasía y pulsión”.

Capítulo 1. FANTASÍA Y PULSIÓN EN EL SÍNTOMA NEURÓTICO

Del síntoma a la fantasía… perversa

Se recuerda que cuando Dora protesta en relación con su padre, tose. Freud decía “un
síntoma significa la figuración de una fantasía de contenido sexual”. Aunque lo matiza
diciendo que al menos uno de los significados del síntoma debe corresponder a una
fantasía de este tipo. La fantasía se liga al campo del sentido. Lo que permite anticipar
la noción lacaniana de fantasma que, no es otra cosa que un sentido fijo, del cual se
goza.

Por otra parte, hay una diferencia entre la solicitación somática y el sentido del
síntoma. Dicho por Freud “el síntoma histérico no trae consigo este sentido, sino que le
es prestado, y en cada caso puede ser diverso de acuerdo con la naturaleza de los
pensamientos sofocados que pugnan por expresarse”. Así, el sentido del síntoma sólo
se agrega secundariamente, y lo hace por la vía de una soldadura que le otorga una
intencionalidad, una utilidad, de la cual carece originariamente. Lacan diría que el
sentido es un efecto en lo imaginario, mientras que la causa del síntoma es real.
Entonces, si las fantasías están del lado del síntoma, tales fantasías se agregarían
secundariamente.
En cuanto a Dora, a Freud se le presentó la oportunidad de atribuir a la tos una
interpretación referida a una situación sexual fantaseada. “un hombre de recursos” en
la asociación libre de Dora, Freud lo traduce en “un hombre sin recursos” (la impotencia
del padre). Aquí se ve una primera contradicción: Dora imputa al padre una relación con
la señora K pero al mismo tiempo lo declara impotente; lo cual conduce a la revelar la
fantasía. Freud lo describe así: “con su tos espasmódica, ella se representaba una
situación de satisfacción sexual entre las dos personas (fantasía de fellatio). Desde
luego, la tos desapareció poco después de este esclarecimiento”. Esta fantasía subyace
y sostiene el síntoma de Dora. Es el padre el que chupa allí, y con él se identifica Dora
en ese síntoma. Donde el padre chupa, Dora tose.

En Psicología de las masas, Freud hace con la tos de Dora un ejemplo de formación de
síntoma para el segundo tipo de identificación (identificación regresiva con un rasgo
del objeto amado). Pasemos además a indicar que esta fantasía es considerada por
Freud, perversa. Él define las perversiones en esta época como conductas desviadas
respecto de la “norma”, tanto por el objeto como por el fin sexual. En Tres ensayos,
organiza una clasificación de las perversiones sexuales en dos grandes grupos (las que
se desvían por su objeto, como la homosexualidad; y las que se desvían por su meta,
como el sadismo).

Dice Freud. “todos los psiconeuróticos son personas con inclinaciones perversas pero
reprimidas y devenidas ICC. Por eso sus fantasías ICC exhiben idéntico contenido que las
acciones que se han documentado en los perversos”. Las fuerzas impulsoras para la
formación de síntomas histéricos provienen, además de la sexual normal reprimida, de
las mociones perversas ICC.

De la masturbación al síntoma

La dirección de un tratamiento psicoanalítico llevaría desde los síntomas hasta las


fantasías de las cuales preceden. Y luego, que devengan CC. Para explicar el mecanismo
de la formación del síntoma neurótico, Freud parte de la masturbación infantil,
indicando que se componía en esa época de dos fragmentos: por un lado la convocación
de la fantasía, por otro, la operación de autosatisfacción; unidos ambos por una
soldadura. Se plantea entonces un primer tiempo en el que se localiza una empresa
autoerótica pura, aún sin referencia a la fantasía. Sólo en un segundo tiempo esta pura
autosatisfacción se suelda con la fantasía. Dice “más tarde, esa acción se fusionó con
una representación-deseo tomada del cierculo de amor de objeto, y sirvió para realizar
la situación en que aquella fantasía culminaba”. La satisfacción anárquica de las
pulsiones parciales se fusiona con el campo de las representaciones. Desde Lacan,
tenemos que decir que estos dos goces no son iguales, pero el síntoma neurótico va a
heredar ambas satisfacciones (la del autoerotismo y la de la fantasía).

Luego hay un abandono de esta clase de satisfacción masturbatoria y fantaseada. Con


esta renuncia, la fantasía deviene ICC. Si no se introduce otra modalidad de la
satisfacción sexual y no se consigue sublimar su libido, está dada la condición para que
la fantasía ICC se refresque, prolifere, y se abra paso como síntoma patológico. Según
Freud, el síntoma neurótico viene al lugar de la masturbación abandonada.

Chupetea-Dora

Se ha dicho que la fantasía que se encuentra en Dora es la fantasía de fellatio. Pero, la


fantasía según “Las fantasías histericas y su relación con la bisexualidad”, se monta
sobre una satisfacción autoerótica, y se suelda a un goce pulsional autónomo. Freud
indica que para Dora había un hecho que proporcionaba en ella la precondición
somática para la creación autónoma de una fantasía que coincide con el obrar de los
perversos. Esto es, que en su infancia había sido una chupeteadora. La fantasía oral de
Dora, estaría montada sobre esta precondición somática (la autosatisfacción por el
chupeteo). La intensa activación de esta zona erógena a temprana edad es la
condición para la posterior solicitación somática.

La escena con el hermano, donde ella le tiraba la oreja mientras se chupaba el dedo, es
ya un fantasma que enmarca la pulsión, ya se encuentra la relación con el Otro.
Ubicamos la autosatisfacción por el chupeteo como puro goce de la pulsión oral. En un
segundo tiempo, ese goce pulsional se enmarca en la escena fantaseada. Y esto puede
destacarse tanto en el nivel de aquella escena temprana con el hermano, como la
fantasía oral de Dora respecto de su padre. Y en la tos, confluyen las satisfacciones
provenientes de ambas vertientes, por lo cual no podría sostenerse que el goce
autoerótico se elimina en términos absolutos cuando la pulsión se enmarca en el
fantasma. El fantasma no tendría otra función que transformar ese goce pulsional en un
goce limitado, ajustado al principio del placer. Pero en el nivel del síntoma existe un
resto de goce autoerótico, diferente del fantasmático.

El grafo: compromiso del fantasma y la pulsión en el síntoma

El grafo localiza la manera por el cual el fantasma interfiere en la formación del síntoma
neurótico. Es lo que se encuentra en el vector que va de $ ◊ α (fantasma) hacia s (A)
(significando del Otro), lugar donde se localiza el síntoma. En ese vector se sitúa la
relación que Freud propone entre el síntoma y la fantasía: la fantasía sosteniendo y
expresándose en los síntomas. Se puede entonces escribir en el nivel del síntoma

s (A) la tos de Dora, y en el del fantasma $ ◊ α tanto la escena con el hermano como la
situación fantaseada entre el padre y la señora K. En el lugar del significante de la falta
del Otro, es donde freudianamente podríamos anotar el trauma. Lo traumático es el sin
sentido del deseo del Otro y el fantasma.

Sobre el síntoma se ejerce también una interferencia de lo pulsional. Lo que podemos


escribir en el grafo como el recorrido que va desde $ ◊ D (pulsión) hasta s (A)
(localización del síntoma).
Lo perverso en la fantasía y en la pulsión

Freud considera como perverso tanto el fantasma (fantasía en términos freudianos)


como la pulsión. Ambas lo son pero no en el mismo sentido. La perversión de las
fantasías se sitúa en relación con el contenido. Muchas veces la fantasía no sólo es
expresada por el síntoma, sino por “realizaciones CC”. Cuando se refiere a la perversión
de la pulsión lo acentuado es el carácter parcial de las mismas. Lo perverso está
relacionado con el objeto de la pulsión, que no puede ser nunca el adecuado, puesto
que justamente, el objeto adecuado es el que falta.

16-38 Schejtman, F., “Histeria y Otro goce”.

Capítulo 1. FREUD, LA FEMINEIDAD EN LA HORMA FÁLICA

Se recordara a Tiresias, quien develo a Edipo que había matado a su padre y se había casado con
su madre. Nos referiremos a el y a lo que el mito afirma sobre los avatares que sufrió su identidad
sexual.

Del lado del niño: complejo de Edipo y complejo de castración

Hay cierto momento en Freud en el cual modifica su idea respecto del complejo de Edipo,
entendido en un momento como igual en ambos sexos. Hay una serie de textos posteriores a 1923
en los que se advierte que comienza a subrayar una disimetría fundamental. Por un lado, respecto
del varón, se destaca el carácter completo del Edipo, agregando el Edipo positivo (identificación
con el padre) y el Edipo negativo (desde el lugar de la madre, espera satisfacción sexual del padre).

Tenemos así el esquema del Edipo completo para el niño:

(dibujo pág 39)

Aquí, la punta de la flecha señala el objeto de amor, y el círculo, el lugar de la identificación.


Identificacion, en este caso, con un rasgo del objeto odiado, rival, para abordar al objeto amado.

Digamos, además, que para el varón, es el complejo de castración lo que pone fin al Edipo
completo. Para que este sepultamiento acontezca, es necesario que se pongan en relación dos
tiempos: el de la visión y el de la amenaza.

Hay un primer momento en el que el niño no cree lo que sus ojos ven, que la niña está desprovista
de pene. El infantil sujeto supone que ella lo tiene chiquito, que ya le va a crecer. Al sobrevenir la
amenaza de castración, comienza a darle crédito a esto: “a ella se lo habrían cortado”.

El camino también puede ser inverso: que el niño no de crédito a la amenaza, y que sea la visión
de los genitales femeninos lo que acabe con sus dudas y lo conduzca a la posibilidad efectiva de la
castración.

Lo importante es subrayar un movimiento retroactivo. Freud en “El sepultamiento del complejo de


Edipo”, anota: “la aceptación de la posibilidad de la castración, la intelección de la mujer castrada,
puso fin a las dos posibilidades de satisfacción derivadas del complejo de Edipo”. Así, por temor a
la castración, se descatectizan los objetos incestuosos, y las investiduras resignadas se sustituyen
por una identificación, que es la que da lugar al superyó. Se trata de una identificación regresiva
con un rasgo del objeto amado. En ella, la catexia libidinal “regresa” al yo y deja en él una
impronta: regresión desde la elección de objeto hasta la identificación. Freud advierte que no
debería haber allí solamente una represión, sino una destrucción y cancelación. De no lograrse,
este subsistirá en el ICC y más adelante desplegará su efecto patógeno.

(cuadrito pagina 42)

Del lado de la niña: complejo de castración y complejo de Edipo

Al igual que en el varón, para la niña, el primer objeto de amor es la madre. Respecto de esta fase,
se destaca una característica masculina: en función del predominio del clítoris como zona
directiva, la actividad y presencia de la masturbación. La niña pequeña es como un pequeño varón.
Es el encuentro con la castración lo que le pone un tope a este primer tramo de ligazón con la
madre. La castración entonces posibilita la salida de la fase “masculina”. Al enfrentarse con la
castración, dice Freud “nota la diferencia, se siente gravemente perjudicada y cae presa de la
envidia del pene”. Es por la vía de la envidia del pene que la trayectoria del barco femenino
desemboca en las aguas calmas del Edipo positivo, en el que la niña buscará aquello que le falta,
en quien supone que lo tiene: el padre. La castración de la madre es su propia castración, esto la
hace apartarse de ella.

En este pasaje, el clítoris pierde su condición de zona rectora y se abandona la masturbación,


prevaleciendo la pasividad. Se han producido entonces tres pasajes: de la madre al padre, del
clítoris a la vagina, y de la actividad a la pasividad. Ahora la libido de la niña resigna el deseo del
pene para reemplazarlo por el deseo de un hijo, y toma al padre como objeto de amor. La madre
pasa a ser objeto de celos.

(cuadrito pag 45)

Las tres orientaciones

Ahora bien, el Edipo positivo, esta orientación hacia el padre, constituye solo uno de los caminos
posibles: aquel que, para Freud conduce a la posición femenina normal. Pero son tres los caminos
que pueden abrirse para la mujer luego del complejo de castración. Freud los describe en “La
femineidad”: “una lleva a la inhibición sexual o a la neurosis, la otra a la alteración del carácter en
el sentido de un complejo de masculinidad, y la tercera, a la femineidad normal”. Las tres formas
pueden ser abordadas como “formas neuróticas de la femineidad”.

- La primera forma lleva al universal extrañamiento respecto de la sexualidad. La mujercita


aterrorizada por la comparación con el varon, queda descontenta con su clítoris, renuncia a su
quehacer fálico y con él, a la sexualidad en general.

- La segunda se refiere al complejo de masculinidad, que retiene la masculinidad amenazada, la


esperanza de tener pene, y esto persiste hasta épocas muy tardías; y es elevada a la condición de
fin vital. La fantasía de pasar a ser un varón puede terminar también en una elección homosexual
de objeto. Si no logra superar pronto el complejo de masculinidad, puede deparar grandes
dificultades: la esperanza de tener un pene puede convertirse en motivo de extrañas acciones, o
bien, una desmentida que llevaría a una psicosis. Distinguimos aquí la “esperanza de recibir
algúna vez, a pesar de todo, un pene” del lado de la envidi del pene, de la convicción de que
“empero, se posee un pene”, del lado del complejo de masculinidad. La primer posición permite la
ecuación pene=hijo. Efectivamente, si el deseo del hijo- sustituto del deseo fálico- se situa en el
exacto lugar del reconocimiento de la castración, la convicción de que empero se posee un pene
propia del complejo de masculinidad taponaría, en alguna medida, el lugar de la falta necesario
para sostener ese deseo. Esto no impide que una mujer en esta posición devenga madre, pero el
deseo el hijo, supone algo más que el hecho de devenir madre.

- La tercera orientación es la designada como normal. El deseo con que la niña se vuelve hacia el
padre, es el deseo del pene que la madre le ha denegado. Pero la situación femenina sólo se
establece cuando este deseo se sustituye por el del hijo. Con esta transferencia, la niña ha
ingresado en el Complejo de Edipo.

En el caso de la niña, el Edipo no tendrá un corte abrupto, sino que se irá reconstruyendo
lentamente de manera incompleta. El superyó será producto de una identificación regresiva que lo
constituye por la vía de la descatectización, y el retorno al yo, de la carga que investía los objetos
incestuosos del Edipo.
La femineidad “norme-male”

“El antiguo deseo masculino de poseer pene sigue trasluciéndose a través de la femineidad
consumada”. Tras el deseo del hijo, sobrevive el deseo del pene. Las tres orientaciones suponen
una orientación fálica como sostén: las tres se soportan de la envidia del pene- se proponen como
salidas de esa posición, pero en realidad, ninguna la aniquila por completo. Respecto del deseo
materno, tercera orientación, Freud dice que el deseo fálico es el que le da su soporte. La
femineidad normal, según Freud, es femineidad norme-male, sería “norma-macho”. Lo femenino
se normaliza en el deseo fálico, dejándose encauzar por la carretera principal.

Las tres orientaciones nos parecen reguladas por la misma razón: el falo. Podemos abordarlas
como modos de goce: encuentran su razón en el falo, incluyéndose en el terreno del goce fálico.
Existe un goce de la abstinencia para el retiro de la sexualidad; en el nivel del complejo de
masculinidad, no es la falta de lo que se goza, sino del fantasma de que se lo tiene; y hay, en la
maternidad, un goce propio de la misma.

Capítulo 2. LACAN, EL OTRO GOCE

No-toda en el goce fálico

Hay dos goces: el fálico y el Otro. Son de estructura, diferentes. Hay un esfuerzo de Lacan por
escribir el distingo entre estos dos goces. Si hay un goce que se regula por la ley del padre (el
fálico), hay además un goce propiamente femenino que resiste al encuadramiento que proviene
de la ley. De esta manera, si puede considerarse al complejo de Edipo como la maquinaria que
regula el goce, falicizándolo, puede decirse que una mujer es “no-toda” tomada por aquel. Para
ella no-todo el goce se deja atrapar por las redes del Edipo. Resta entonces, Otro goce. Allí donde
la mujer no resuelve su CdE, no-toda es tomada por éste.

Se puede retomar el final freudiano del Edipo en la mujer. Falta el motor de su sepultamiento (la
angustia de castración en el caso del varón). Allí donde la mujer no disuelve su complejo de Edipo,
según Freud, no-toda es tomada por este. Solo con el sepultamiento el goce se inscribe “todo” del
lado del falo. Freud propone que es preciso que el Edipo se disuelva para que la ley del padre se
incorpore. Por eso entonces se entiende que, del lado femenino, se sufre “menoscabo de la
formación del superyó”. Es la faz paterna del superyó, la cara reguladora, la que sufre este
menoscabo en la mujer.

Del “lado hombre”: el universal de la castración y la excepción

Del lado hombre, Lacan escribe Ax, Фx, que se lee: “para todo x, Ф de x”. O sea, para todo
individuo que se ubique de este lado, del lado hombre, se afirma la función fálica como universal.
Para que este universal se sostenga es necesario postular al menos un individuo para el que no se
cumpla. Sustrayéndose al menos uno se constituye el límite que vuelve posible el “para todos” de
la castración. Este “al menos uno que no” Lacan lo encuentra leyendo a Freud: se trata del padre
primordial, de la horda primitiva. Agente de la castración, quien al sustraerse de la misma,
soporta, haciendo de límite.

Se ve entonces que “el lado hombre” y “el lado mujer” no coinciden con lo que la biología nos dice
del sexo. Puede suceder que haya mujeres que elijan posicionarse del lado del hombre, si así les
place.

Ahora bien, tratándose de mujeres que se ubican del lado hombre, del lado del para-todo, del lado
del goce fálico, de ese mismo lado nos quedarían entonces las 3 orientaciones que Freud
estableció como salidas posibles para una mujer: el retiro de la sexualidad, el complejo de
masculinidad, y la feminidad normal. Recuerdese que las definimos como formas de goce fálico:
feminidad norma male, feminidad norma macho.

La perversión polimorfa del macho

Dice Lacan: “el hombre es quien aborda a la mujer; sin embargo solo aborda la causa de su deseo,
que designé con el objeto α”. Entonces, si no hay La mujer, ¿con quién se aparea el hombre? La
respuesta lacaniana es: con el objeto α. Viene al lugar de la relación sexual que no hay, ya que no
hay La mujer. Este emparejarse con la causa de su deseo, en el lugar de la relación sexual que no
hay, Lacan lo escribe como el fantasma: $ ◊ α. Así decimos que el sujeto ($) cree abordar a la
mujer, pero en verdad, solo aborda el objeto (α) de su fantasma. El fantasma suple la ausencia de
la relación sexual. El modo hombre de abordar lo hetero femenino se reduce a eso: conducir a una
mujer a la posición de objeto en su fantasma. ¿No se quejan, muy justamente, alunas mujeres de
esta degradación a la que serian sometidas?

“La perversión polimorfa del macho”, se refiere a la estructura perversa del fantasma. Pero es ésta
la que determina aquello que Freud llamó “condición de amor” y es que si no hay La mujer, ¿qué
es lo que determina lo que Freud llamó elección de objeto, que a un hombre no le de lo mismo
aparearse con ésta o con aquella? Es cierta fijación a un rasgo de perversión, una condición de
goce anudada al fantasma. Una relación fija del sujeto con un objeto ( $ ◊ α ) es lo que determina
la elección amorosa.

Si Freud hablo de una condición de amor, Lacan revela que es en realidad una “condición de goce”
la que direcciona las elecciones amorosas del lado del hombre, y este goce esta perversamente
orientado.

Si no hay relación sexual, el fantasma, una versión del padre (pere-version) regula, normativiza,
encauza para el sujeto “las” relaciones sexuales, estas que sí son posibles. Pero hete aquí que el
sujeto ya no lo hace con La mujer, que no hay, sino con el objeto α de su fantasma, al que tal vez
alguna mujer pudo avenirse.

También la histérica aborda “lo Otro” -que es una mujer- del “modo hombre”. Es decir, por la vía
del fantasma: lo que constituye también en su caso, un rasgo de “père-version”. De este modo se
señala que es por una mediatización fantasmática que Dora puede abordar el mhisterio de la
femineidad en la señora K. Este fantasma sostiene una versión específica del padre, una pere
version: su impotencia, y la degradación del Otro femenino, encarnado en este caso por la señora
K, al lugar de un “objeto a ser chupado”. Modo hombre también en Dora: intento de reducir a la
otra al objeto α en la escena del fantasma.

Goce fálico
Con el razonamiento de Aquiles y la tortuga, podemos ver que siempre queda un resto en la
carrera que se vuelve interminable, es ese resto que funciona como un motor. Ese resto podemos
llamar con Lacan objeto α, es el que continua “causando el deseo de Aquiles” por alcanzar a la
tortuga, aunque nunca se satisfaga. Este es el esquema para el goce del lado hombre. El goce
fálico apunta a su meta y siempre falla, dejando un resto (α) que relanza la carrera. Puede
explicarse entonces porqué situábamos al fantasma como el “modo hombre” de abordar al Otro.
En su escritura se representa el deseo insatisfecho ($) y el resto (α) que se produce en el momento
mismo del desencuentro. El goce fálico está destinado al fracaso.

Del otro lado: el no-todo y la ausencia de excepción.

Lacan propone dos fórmulas para el lado del hombre y otras dos para el lado de la mujer.

En la primera del lado mujer señala que, para cualquier ser que habla, si se ubica de este lado
(lado mujer) no-todo es alcanzado por la función fálica y consecuentemente, su goce no-todo se
regula por la razón fálica. Para el lado de la mujer no se afirma la función fálica como universal.

Para el lado del hombre dijimos, que para que se logre el “todo” de la castración debía
exceptuarse al menos uno. Del lado de la mujer no se logra el todo de la castración; y esto, porque
una mujer tiene una relación distinta, no con el falo, sino con lo que le pone un límite: no hay ese
al-menos-uno que sostenga la clase. Surge así la segunda fórmula para el lado femenino. Aquí, no
existe uno que se sustraiga a la castración, y no habiendo excepción, no se cierra el conjunto, por
tanto, La mujer no existe. No hay clase de La mujer. Por eso que la hace no-toda, la mujer tiene un
goce adicional respecto a lo que designa como goce la función fálica. Goce “en más”, respecto al
goce encauzado por la ley del padre. Es el goce femenino, que, como aquel que se abre para el
psicótico, no se deja encarrilar por el NP. Sin embargo, la diferencia es sustancial. Si puede decirse
de ellas que son locas, no lo son del todo. Recuerdese, que las determina el no-todo.

El goce que suponemos en la psicosis es un goce más aca de la polis. El psicótico no entrado a la
ciudad del falo, en cambio, el goce femenino es más alla de la polis.

El goce femenino, causado por el sgte, es repelente al sgte: cuando queremos asirlo con palabras,
se nos ecapa. Si del goce femenino no se puede decir más que desde el lado del hombre, notemos
ahora que será siempre un goce mal dicho, o mal-dito. Para decirlo de otro modo: no se puede
hablar de la mujer sino mal-diciendola, porque no hay sgte que la diga bien. Falta el material
simbólico para designarla. S(Abarrada)

Capítulo 3. LA HISTERICA, DEL LADO “HOMBRE”

La pregunta neurótica, la respuesta del fantasma

Lacan en el Seminario 3: “Volverse mujer y preguntarse qué es una mujer son dos cosas diferentes.
Diría aún más, se pregunta porque no se llega a serlo y, hasta cierto punto, preguntarse es lo
contrario de llegar a serlo”. La histérica, preguntándose “qué es ser una mujer”, se aleja de serlo.
Así se posicionará la histeria del lado del hombre en las fórmulas lacanianas de sexuación.

Si una neurosis es ya rta anticipada para no acercarse al lugar donde no hay rta a la pregunta, esa
rta se localiza muy precisamente en el nivel del fantasma. La forma neurótica de la pregunta es la
pregunta no desplegada. Sin llegar al lugar en donde la pregunta “Che vuoi?” “¿Qué me quieres?”
O “¿que soy yo para el deseo del otro?” no se responde, el neurótico desvia el recorrido, tomando
por el cortocircuito del fantasma y respondiendo, así, la pregunta anticipadamente: es decir,
preguntándose pero sin hacerlo, no desplegando el interrogante. La neurosis, entonces elige
desviarse por la ruta del fantasma para no llegar al punto donde el interrogante podría formularse
con propiedad.

(DIBUJO PAG 68)


De este modo nos quedamos más tranquilos, y en suma, esa es la caract de la gente normal. No
hacemos preguntas, nos lo enseñaron, y por eso estamos aquí. Es la manera neurótica de regular
el deseo, de sostener el deseo en una pere versión: la del fantasma.

Dice también Lacan: “La tópica freudiana del yo muestra como una histérica, como un obsesivo,
usa de su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente para no hacerla”.

La estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta, y que supone ya una respuesta
anticipada (que no hay respuesta). Si somos freudianos recordaremos que no hay inscripción de la
vagina ni de la propia muerte en el ICC. En términos lacanianos, falta “material simbólico” para
decir de la mujer y de la muerte. Pero queda aún una posibilidad para no enfrentarse con ese
agujero: no acercarse al lugar donde no hay respuestas a la pregunta. O sea, no acercarse al lugar
en donde el Otro ya no responde. En una neurosis, esa respuesta se localiza en el nivel del
fantasma.

Teniendo en cuenta el grafo del deseo: el neurótico desvía el recorrido, tomando por el circuito
corto del fantasma, no desplegando el interrogante. La neurosis elige desviarse por la ruta del
fantasma. La característica de la gente normal, como decía Lacan, norme-male (norma macho) es
no hacerse preguntas, para no alcanzar así el lugar donde éstas no tienen respuestas. Es una forma
de posicionarse frente a la falta en el Otro: taponándola. Las dos grandes neurosis están del lado
del modo hombre de sortear la falta en el Otro, responden anticipadamente con “versiones-hacia-
el-padre” sin llegar al sin respuesta del significante de la falta del Otro. La vida muchas veces
acerca al neurótico al borde del agujero, que él pretende evitar. Este es el orden de encuentro que
el psicoanálisis nombre como traumático; el encuentro con aquello que logra conmover. Es una
vacilación del fantasma que mantiene taponado el agujero en lo simbólico. Este encuentro con la
falta del Otro nunca es sin angustia, y esto puede empujar al neurótico a un análisis para formular
su pregunta.

La respuesta de Dora

Si hay una pregunta por una mujer, la histeria se define justamente por el no despliegue de la
misma. La histeria consiste en la respuesta anticipada que, desde el lado del hombre se da, en el
fantasma, al “qué es ser una mujer”. De esta manera la histérica tapona la falta del Otro con una
singular “versión del padre”. Lo cual la provee de un marco estable para encarar al Otro –al Otro
sexo, que es, para hombres y mujeres, el sexo femenino-. Su fantasma le da una razón fálica, una
medida, de lo que seria ser mujer. Pero este modo hombre de abordar al Otro sexo se presenta
para cada histérica de una manera singular, que es a partir de cada versión del padre, su propia
versión de lo que es ser una mujer.

En el caso de Dora, ser una mujer se reduce a ser un objeto a ser chupado. Dora aborda al Otro
sexo –que la señora K encarna para ella- al modo hombre: por la via de la degradación. su tos nos
conduce hacia el fantasma. Su singular versión del padre es a partir de su impotencia, lo cual nos
conduce hacia la respuesta anticipada que propone el fantasma de Dora al interrogante por la
mujer. Una mujer se reduce en ese marco a ser “algo a ser chupado”. La señora K es “degradada”
hasta esta posición.

En “Intervención sobre la transferencia” Lacan propone: “Es aquella imagen que alcanza Dora,
chupándose el pulgar mientras le tira la oreja a su hermano mayor, la que resulta más importante.
Tenemos aquí la matriz imaginaria en la que han venido a vaciarse todas las situaciones que ella
ha desarrollado en su vida…” a partir de esta escena podemos dar cuenta de lo que son para Dora,
la mujer y el hombre.

Del lado hombre, tal es la manera de suplir la relación sexual que no hay: el fantasma, que reduce
al Otro femenino a funcionar como objeto α. Se suple la ausencia de La mujer, por la relación del
sujeto con el objeto α del fantasma.
Hacer de hombre

Si la tos de Dora la deja del lado hombre de las formulas de la sexuacion lacanianas, con Freud la
mujer hace de hombre, esto es: se identifica con el hombre. Y es que sólo desde ese lugar puede
responderse la pregunta por la mujer. Dora tiene con su padre una identificación del segundo
tipo: a u rasgo del objeto amado: tose como su padre, y a partir de eso, aborda a la señora K como
un objeto a ser chupado. En realidad, Dora se identifica con todos los hombres del historial: su
padre, el señor K, Freud, etc; pero ellos no son más que intermediarios.

En otro texto de Lacan, ya no se destaca tanto la identificación, sino la detención. ¿Qué detiene a
la histérica? Es el despliegue de su pregunta por lo femenino lo que se ve detenido, demorado. El
análisis se encamina apartando a la sujeto de esas respuestas identificatorias que la amarran al
lado hombre. La conduce más allá de su fantasma, hasta el punto donde lo simbólico no responde.

El deseo en la histeria y la obsesión

Las dos formas neuróticas del deseo no son sino estrategias diferentes, pero con un mismo fin: no
saber de la falta del Otro, de su castración. Del lado del obsesivo, el mundo entero se vuelve
imposible al hacerse esclavo de otro al que eleva al lugar de amo para no saber de sus deseos,
degrada el deseo del Otro a su demanda. La posición del obsesivo es justamente en lugar del
deseo del otro, sus órdenes, sus demandas. Habrá construido un Otro completo: A. Así puede
desentenderse de la castración del otro, y de la suya. La histérica se sostiene como una deseante
insatisfecha. El Otro tiene lo que a ella le falta, y no se lo quiere dar. En el fondo, no tiene otro fin
que sostener un Otro completo, garantizar su consistencia: “él lo tiene, pero no me lo quiere dar”.

Finamente, no pocas veces se describe la posición histérica como el intento de castrar o agujerea
al Otro. Pero para hacerlo, se lo debe suponer completo. Es decir, haciéndose ella el supuesto
agente de la castración del otro, se desconoce que el Oro no la precisa, en absoluto, para estar
castrado. Volverse la causa de la castración del Otro, deviene si, como se ve, una refinada manera
de sostenerlo completo.

El deseo insatisfecho como un modo de goce


El deseo insatisfecho supone ya, para la histérica, una recuperación de goce. El menos goce, se
vuelve plus de gozar. Si no hay un goce-todo, si falta goce en el Otro, el deseo insatisfecho –como
modo de goce- suple este defecto estrcutural que presenta el campo del goce para el ser que
habla, constituyendo ya una rta a este impasse de gozar. Pero lo suple dándole consistencia. Es
que cualquier “poco de gozar” se sostiene si en el horizonte se sostiene un absoluto de goce, u
goce-todo al que se da cosnistencia, respecto del cual puede siempre proponerse el propio como
rezagado. A esta cita no faltan la otra mujer y el padre ideal. Nunca se tarda demasiado en
encontrar, escuchando a una histérica, a la otra que supuestamente goza todo…lo que ella no. Si el
goce se ubica siempre del lado de un “demasiado” eso deja especio para gozar del “demasiado…
poco”. Encontraremos para la histérica el goce del demasiado poco. Lacan señala que la
insatisfacción-el deseo insatisfecho supone ya, una recuperación del goce; el menos de goce se
vuelve aquí un plus de gozar. Si no hay un goce todo, si falta el goce del Otro, el deseo insatisfecho
suple este defecto estructural dándole consistencia. Cualquier poco de gozar se sostiene en tanto
se compare con un punto de goce como absoluto, como todo. La posición histérica se sostiene
ubicando en su mira la suposición de un goce absoluto.

Pero este goce absoluto supuesto a la otra, en realidad, no existe. No hay goce del Otro. Diremos
que con su fantasma, la histérica sostiene el pretendido goce de la otra. En su fantasma es la otra
la que goza…en su lugar. Una mujer histérica alquila el cuerpo a otra mujer.

Un fantasma masculino considerado clásico es el de fantasear con otra mujer cuando se esta
cogiendo. Pues bien, este fantasma femenino que he encontrado mas difícil de entender, no es el
de fantasear que es otro hombre el que se la esta cogiendo, sino fantasear que ese hombre se esta
cogiendo a otra mujer que no es ella. Es decir, que ofrece al hombre su propio cuerpo como
cuerpo de otra.

Si el goce propiamente femenino es repelente al sgte, la histérica dice de el desde el lado hombre,
lo mal-dice: confunde al goce femenino con el pretendido goce de la otra.

Dora encuentra el plus de goce justamente al dejarle a la otra- la sra K- aquello que el hombre –el
sr. K- esta dispuesto a ofrecerle. Entonces, el valor del Sr.K reside en el órgano, pero no para que
Dora sea feliz con el, sino para que otra la prive de él.
Goce de ser privada de goce, en ese menos de gozar halla la histérica el goce de la insatisfacción.
Goce que nos queda, por cierto, del lado del goce fálico.

En el Seminario 17 Lacan hace una diferencia entre Dora y la bella carnicera: Dora encuentra el
plus de goce, justamente al dejarle a la otra (la señora K) aquello que el hombre (el señor K) está
dispuesto a ofrecerle. Esto es lo que la bella carnicera no alcanzaría a ver.

O la masa o el goce femenino


Hay que dar cuenta de las razones por las que, en las dos masas que describe Freud (ejército e
iglesia) encontramos un rechazo de lo femenino.

Ubicamos el fenómeno de masa plenamente del lado del hombre de las formulas de la sexuacion
lacanianas, dado que la masa se soporta de la conformación de un todo en el que los miembros se
igualan, y el todo se logra solo del lado del hombre. Esta conformación del todo en el que los
miembros se igualan se hace por el amor que el líder les dipensaria “a todos” por igual.

Ahora bien, es del lado del “totalitarismo del universal” que se intenta reducir todo lo que de real
no se ajusta a su ley. De allí que no pocas veces el goce femenino pueda presentarse en su faz de
resistencia: goce que resiste al empuje totalitario por incluirlo en las “redes de lo decible”, en el
intento de domesticarlo. Por esta via podemos pensar el rechazo de lo femenino en las masas
freudianas como el rechazo de lo extranjero, de lo que es radicalmente Otro del goce femenino.
Todo esto se verifica en el fenómeno de la disolución de la masa: Freud nos habla del pánico que
se produce cuando cae el líder del lugar del Ideal del yo, y entonces, se aflojan los lazos que unen a
los miembros de la masa. El fenómeno de la masa se encarga, ni más ni menos que de ocultar la
castración del líder. El goce femenino quiebra el lazo social, introduciendo en el centro de la
homogeneidad de la msa, lo radicalmente Otro, la diferencia.

17 -39 Schejtman, F., “Histeria y feminidad: de Freud a Lacan”.

Histeria y feminidad en Freud: la histérica, característica de la feminidad(afirmación)


En Manuscrito K, la histeria presupone para Freud una vivencia displacentera primaria, de
naturaleza pasiva. En Nuevas Puntualizaciones el acento se desplaza de la pasividad natural, al
natural atractivo del sexo “débil” respecto de los ataques sexuales. En Tres Ensayos Freud señala
que en el cambio de la zona erógena rectora del clítoris a la vagina, asi como la oleada represiva
de la pubertad, residen las pcipales condiciones de la proclividad de la mujer a la neurosis, en
particular a la histeria.

En Sinopsis de la neurosis de transferencia, Freud dice que a la histeria regresa aquel que teniendo
predisposición a ella, se halla bajo la influencia de prohibiciones que pretenden excluir la función
genital, a la vez que impresiones tempranas fuertemente excitantes impulsan hacia la actividad
genital. En I,S y A, menciona que la conjetura de que la perdida de amor como condición de
angustia desempeña en la histeria un papel semejante a la amenaza de castración en las fobias, y a
la angustia frente al superyó en la N.O.

Por fin, las 3 salidas propuestas por Freud para el CdE en la mujer, al sostenerse en la envidia del
pene, conducen “casi naturalmente” a las mujeres hacia un destino histérico: el deseo
insatisfecho.

Histeria y feminidad en Lacan: oposición entre histeria y feminidad (negación)

Este enfoque de oposición entre histeria y femnididad es precedido por un enfoque freudiano que
va tomando ese camino. Primero, la pregunta que Freud no dejo de hacerse :¿qué quiere la
mujer?. Freud se percata de que su teorización sobre lo femenino hace agua, que algo termina por
escurrírsele.

En el Seminario 3, Lacan sostiene que volverse mujer y preguntarse que es una mujer son 2 cosas
diferentes, aun mas, que se pregunta porque no se llega a serlo. Lacan enseña que el preguntar
neurótico se soporta enteramente de una rta anticipada que puede ser abordada en términos de
identificación o de fantasma. Encontramos, asi, a la histérica preguntándose por lo femenino
desde la identificación viril.

En Psa y su enseñanza, Lacan dice que no es tanto una identificación viril, sino una detención, una
demora sufriente, una falta de despliegue de la pregunta histérica en su hacer de hombre y en la
tranquilidad que brinda la seguridad fantasmatica. Fantasma que queda definido, entonces, como
rta anticipada, pero singular del sujeto, que previene de encontrarse con el punto de la estructura
en que lo simbólico no responde. En este caso el que es señalado por la pregunta por lo femenino.

Lacan propone que el hombre sirve de relevo para que la mujer se convierta en ese Otro para sí
misma, como lo es para él. De esto, destacamos la dimensión de Otredad, que se pone de
manifiesto en el encuentro de una mujer consigo misma como Otro.

Lacan hace de la histerica, con sus fórmulas de la sexuacion, una hombresexuada, bajo el yugo del
goce al que esta consteñido el norma-macho, es decir, el goce fálico. Del cual, conviene subrayar,
ella posee su versión particular, como “goce del demasiado poco de gozar”: goce de la privación.

18-40 Schejtman, F., “Superyó, carozo del padre”.

El superyó estrábico de Freud

El syo freudiano, heredero del complejo de Edipo, también abogado del ello. Insta a la renuncia
pulsional aunque es como un cultivo puro de la pulsión de muerte. Es una función protectora y
salvadora, pero a la vez es causa de la angustia.

Freud encuentra al syo amalgamado con la funcion paterna en las neurosis, ahí donde lo insensato
de la voz se atempera por el NP. El syo no es el puro real de la alucinación en la psicosis. Pero en la
clínica, de todos modos, Freud se topa con el syo del lado de un goce que resiste al empuje
interpretativo del psicoanalista, y asi lo nombra: resistencia del syó. Núcleo de goce que en el
síntoma, desde la necesidad de castigo, pone un limite a la interpretación.

El syó, correlato de la castración, hereda lo que de goce no se civiliza por la maquinaria del Edipo…
pero que ella misma introduce en el aparato como su producto.

El resto vivo del padre.

Hay el padre y hay susobras. Donde el padre es asesinado, no-todo se lo mata. Donde el padre es
devorado, no-todo se lo come. Hay resto vivo del padre, hay lo que del padre no se digiere. Y si el
padre simbolico es el padre muerto, un residuo del padre de la horda, del padre real, se cuela
como resto. Es lo real del padre, el carozo del padre, el syo, lo que precipita al sujeto mas alla del
pcipio del placer.

Pero si hay lo vivo del padre, ese residuo de torna causa del trabajo del icc…por tramitarlo.

Así, el trabajo del icc se vuelve necesario: tramitcion sgte de lo rea del goce que, a nivel del syó,
resiste. Automaticidad, insistencia del icc: no cesa de escribir lo que no cesa de no escribirse. Y así,
aun. Imposibilidad de reducir ese real.

Los restos diurnos son para Freud la voz del syo que despierta a l real. Sólo hay dormir en el
trabajo del icc que por el sueño censura el encuentro con el resto vivo del padre. Alli donde el
sueño falla en su funcion, donde deja de ser el guardian del dormir, el despertar angustiado y el
insomnio también dan cuenta del fracaso del icc de procurarle al sujeto un descanso de la mirada
o de la voz del padre.

El syó como objeto a.

El syo en su cara real es una de las formas del objeto a.

A la altura del seminario 10, podemos situar 2 vertientes del objeto a: como un puro resto real,
causa de la angustia, presencia del objeto allí donde falta la falta; o bien, como sosten del deseo,
ya no un puro real, sino incluido dentro del marco que le brinda el fantasma. En el fantasma
encontramos al objeto coordinado con la funcion de la falta (a/-falo) lo que lacan lee ágalma
tempranamente en su enseñanza. Solo allí el objeto funciona sosteniendo el deseo.

El objeto en el fantasma no causa la angustia, la cubre. Se vuelve postizo por su soldadua, por su
coordinación con el –falo en la pere versión del fantasma. Asi, solo el postizo sostiene al deseo
neurótico en tanto la castración soporta el espacio de respiro del sujeto. Por esta via pueden
haber las relaciones sexuales, supliendo la que no hay.

No hay mas que des-velo cuando el ropaje fálico cae, desnudando lo real del objeto: la angustia.

El falo separa aún cuando no se-para-la impotencia-: si un rasgo a menudo nimio del objeto
elegido para evitar el incesto rcuerda al objeto que debía evitarse, sobreviene, de acuerdo con las
lees de la sensibilidad de complejo y del retorno de lo reprimido, esa extraña denegación que es la
impotencia psíquica.

Ahora bien, volviendo a desnudamiento de lo real del objeto, es en la vacilación de la pere versión
del fantasma, allí donde la falta viene a faltar, que el superyó se hace oir. Objeto empujado fuera
de la escena, causa de la angustia. Presencia de un dios otro que el de la ley, uno que exige gozar.
Un Dios que te pide algo y que te ordena: goza- esto es verdaderamente el colmo. Gozar a la
orden es algo que, si es que la angustia tiene una fuente, un origen, debe estar de algún modo ahí.

En ese “goza” la voz del syo testimnia la deuda del padre con su funcion. No-todo el goce se
domestica por su ley. Punto de falla en lo simbolico por donde espia el ojo sin parpado del syo.
Agujero en el Otro por donde se cuela la voz.

¡Tu debes!

Nos encontramos aquí con el conocido “tu debes devolver al teniente primero las 3,80 coronas”. El
mandato se articula justamente en los lugares en que el padre del hombre de las ratas ha quedado
endeudado, es decir, en aquellos puntos donde la deuda de estructura del padre con su funcion,
se tematiza en lo imaginario del paciente de Freud: deudas de juego y deudas de amor.

La voz del syo se hace oir incomodando al sujeto, arrojándolo fuera del confort fantasmatico, e e
justo lugar de la falta del padre.

El syo solo dice “goza!” y no como lograrlo. “Tu debes!” y ya es función del padre agregar lo que se
debe o a quien, trocando lo imposible del empuje al goce superyoico en la impotencia del sujeto.

Encontramos asi, en el “devolverle al teniente primero las 3,80 coronas” del historial, la funcion de
un s2: interprtacion del loco “tu debes”. Encauzamiento del sgte descarriado, en los limites de la
carretera pcipal.

19 Schejtman, F., “Identificación de la epidemia”.

ELABORACIÓN LACANIANA DE LA NEUROSIS


20 Godoy, C., “Conciencia y muerte en la neurosis obsesiva.

Las paradojas de la salud aparente.

Tenemos delimitada por Freud la discontinuidad entre lo que encadena y lo que desencadena a la
NO bajo la oposición entre síntomas de la defensa primaria y síntomas del retorno de lo reprimido.
Este distingo no impide que luego de desencadenada la neurosis se vuelva a encadenar por acción
de la defensa secundaria.

En 1915 establece que la contrainvestidura del sistema cc sale al primer plano organizada como
formación reactiva, es ella la que procura la primera represión. La formación reactiva es el termino
que reemplaza al síntoma de la defensa primaria.

A su vez, Freud diferenciaba los modos en que opera la represión en la histria y la NO. Por amnesia
en la primera, y en la segunda, porque se han cortado los vínculos asociativos, de modo que, la NO
se convierte en un obstáculo para la cura. Tanto en las formaciones reactivas constitutivas del
carácter, como en la lucha defensiva secundaria, se pone de relieve la satisfacción narcisista que
habita en ellas y marca su fuerte afinidad con el yo.

La fortaleza del yo y el problema existencial.

Cuando Lacan intenta ubicar la funcion que para el obsesivo tiene el pensamiento, señala que
aquello que lo define es el hecho de ser la caricatura de las formas mismas del conocimiento, ya
que estos sujetos muestran, en muchos de sus síntomas, el reflejo ingenuo de los problemas
existenciales del hombre. Dichos problemas constituyen un anticipo de lo que llamara mas tarde la
pregunta por la muerte o la contingencia en el ser.

Un problema existencial es, precisamente, aquel que no encuentra su solución en lo simbolico.


Aquello que el tesoro de los sgtes no puede responder y que el psa descubre como sexualidad y
muerte. Asi, las inflamadas y caricaturescas facultades especulativas del obsesivo constituyen un
intento de rta, de taponar con una falsa solución el agujero estructural del problema existencial.

El conflicto a repetirse e la diacronía de la vida del obsesivo es el intento de restaurar una y otra
vez la unidad y la consistencia de su yo.

Lacan traza un primer deslinde entre la histeria y la NO a partir de su concepción del EdE, resalta la
oposición entre las líneas de fragilidad o de frgmentacin funcional que manifiesta el síntoma
histérico y la unidad del yo obsesivo. En el primer caso se padece la fragilidad del cuerpo en el
recorte fragmentario de una funcion (recodemos, por ejemplo, el paradigmático estudio freudiano
sobre las paralisis histéricas); en el otro, el sujeto queda atrapado en la rigidez de la ilusoria unidad
de su fortaleza yoica.

Es por eso que se referirá a los laberintos de la neurosis obsesiva frente a los monumentos y
jeroglíficos de la histeria. El laberinto es una construcción enredada y confusa, con multiples
caminos que no llevan a ninguna parte, que permanecen aislados de la salida. El jeroglífico, por el
contrario, es una escritura que se ofrece al desciframiento. Ahora bien, toda fortaleza tiene su
contra: no deja nunca de ser un encierro. Eso marca la diferencia, en la relación al espacio, con la
histeria. En el NO lo que prima es la propia jaula, la sensación subjetiva de estar inmovilizado,
detenido. Mientras el, en su ilusión de unidad y autodominio, implica fijeza y encierro; el deseo,
por el contrario, implica variaciones y movimientos que lo sacan de la fortaleza.

Acto, vida y muerte.

Asi como decimos que no hay sgte de La mujer, ese que anhela la histérica, nada explica en lo
simbolico la creación. Hay algo radicalmente inamisible al sgte, la existencia singular del sujeto
sencillamente. ¿por qué esta ahí? ¿de donde sale? ¿Qué hace ahí? ¿Por qué va a desaparecer? El
sgte es incapaz de darle rta, por la sencilla razón de que lo pone, precisamente, mas alla de la
muerte.

El sgte lo considera como muerto de antemano, lo inmortaliza por esencia. La pregunta sobre la
muerte es otro modo de la creación neurótica de la pregunta, su modo obsesivo. Lo simbolico, en
tanto “mata” a la cosa, trastorna al viviente introduciendo la mortificación del sujeto por el
lenguaje que lo constituye como falta en ser, otorgándole una vida como deseante. Esa facticidad
de la existencia escapa a las posibilidades de lo simbolico de poder simbolizarlo, pero se torna
presente cuando hay un acto verdadero.

La búsqueda de ese sgte que no hay inmoviliza a quien la hace e inhibe su acto dejándolo
detenido.

Otra perspectiva que Lacan destaca sobre la muerte es la que concierne a la dialéctica hegeliana
del amo y el esclavo. El ser humano se constituye como cc de si a partir del encuentro con otra cc,
es allí que se plantea una lucha por el reconocimiento, la cual tiene como límite la muerte.

Ahora bien, el obsesivo presentaría una variante, aceptando la posición de esclavo y quedando a la
espera de su libertad, una vez muerto el amo. Efecivamente, la defensa obsesiva por excelencia
frente al ser-para-la-muerte es la posición de espera. Es por ello que la procastinacion (de pro
castinus, dejar para mañ, postergar) y la duda constituyen, para Lacan, rasgos de carácter del
obsesivo. Él es, por lo tanto, u esclavo que espera la muerte del amo para comenzar a vivir. Si todo
se le torna pesado es porque no esta implicado en ello en el nivel del deseo. Simplemente no esta
allí porque su defensa lo sustrae del acto. Sólo lo hace porque debe cumplir con la demanda del
amo de turno que erige en su fantasma. El deseo se torna asi imposible porque sabe arreglárselas
para instituir algún Otro que lo prohíba. Claro que, quien espera la muerte del amo para empezar
a vivir, ¿Qué vida tiene?.

La observación del espectáculo: la hazaña y los riesgos.

Para sostener la consistencia del yo, el obsesivo debe desdoblarse, producir una división interior
que hace del sujeto el testigo aliena de los actos de su propio yo. Ser un testigo alienado es tener
que observarse desde el Otro, instalado en el Otro, esa será su conciencia de si.

De este modo, el yo queda puesto en escena como un personaje con una situación que el observa,
como testigo, desde el lugar del Otro. Claro que eso tiene un costo, pues queda fuera de su propia
vivencia. Ante la meta, vemos producirse un desdoblamiento del sujeto, su alienación en relación
consigo mismo, las maniobras por las que se da un sustituto sobre el cual deben recaer las
amenazas mortales. Una vez que ha reintegrado a ese sustituto de si mismo, se ve imposibilitado
de alcanzar la meta.

El obsesivo se ausenta del riesgo desvaneciéndose en la niebla, y en su lugar solo queda una
parodia, una pantomima en donde no esta en juego ya nada para el. Es lo que Lacan llamara las
hazañas del obsesivo. La pregunta por la muerte se detiene asi en una respuesta en corto circuito,
en la pantomima de la hazaña que lo mantiene alejado del verdadero riesgo.

Este modo de usar el yo para formularse falsamente la pregunta por la muerte, es lo que lo
mantiene a resguardo de lo real de la misma, permaneciendo mortificado en lo imaginario.

El obsesivo es siempre otro. Cuente lo que cuente, seas cuales fueran los sentimientos que
comunica, son los de otro y no los suyos. En la medida en que evita su propio deseo, presentara
todo deseo en el cual se embarque, asi fuera en apariencia, como deseo de ese otro él mismo que
es su yo: desdoblamiento del yo.

La conciencia obsesiva: una nominación imaginaria.

Si bien ambos fantasmas son modos de no saber de la castración del Otro, en la histeria el Otro
esta sin barrar y es el sujeto, ubicado como un objeto que se sustrae, el que introduciría su falta.
Allí, el falo esta escrito debajo de la barra, es decir, esta reprimido, y es negativizado para destacar
su valor de falta. A su vez, el rombo se lee como deseo de, ya que la histérica desea hacer desear
al Otro, hacerle falta al Otro que supone completo. Alli radica su punto de fuga icc.

Fantasma histérico: (dibujo pag 176)

Por el contrario, e obsesivo supone una falta en el Otro, por eso el A esta barrado, la cual
resultaría colmada a tarves de una serie de objetos cesibles otorgados como dones con los que
respondería a la demanda del Otro. Se trata aquí de la reducción del deseo a la demanda, lo que le
asegura su valor fálico para el Otro. Es por ello que el falo esta positivizado y no bajo la barra,
permaneciendo asi en el plano de la conciencia. Este falo imaginario es equivalente a esa imagen
idealizada que sostiene en la hazaña, aquella que le brinda la satisfacción narcisista que no deja de
observar.

Fantasma obsesivo: (pag 177)

En el seminario 24, Lacan afirma que no somos esféricos como lo I puede hacernos creer, sino
toricos, siendo la diferencia esencial la presencia de un agujero central en este ultimo. Asi, e
obsesivo intenta cerrarse en la burbuja, y la histérica es his-torica. Equivocando no solo la histeria
e historia, ya que también resuena allí la dimensión agujereada torica. No hay análisis del obsesivo
que no pase por una cierta perforación de la burbuja a fin de poner de relieve la dimensión torica
inherente al ser hablante.
El obsesivo eleva la conciencia a un principio, es decir, se trata de aquello que rige sus
pensamientos laberinticos y sus hazañas. La escribimos, por lo tanto, como un cuarto redondel de
cuerda que redobla a lo I, anudando los 3 registros.

Consideramos que la mortificación imaginaria destacada por Lacan en los 50 es una de las formas
de la inhibición. El sujeto quedaba asi detenido, mortificado en lo imaginario, por no asumir el ser-
para-la-muerte. Dicha asunción no es sino el acto ligado al deseo: borde, frontera, entre lo S y lo R.

El corte de la nominación imaginaria es la perturbación de la defensa que pone a prueba en la


transferencia el deseo vivo del analista frente al aburrimiento del palco al que el obsesivo lo
destina.

21 Godoy, C., Mazzuca, R. y Schejtman, F., “El amor al padre y la estabilidad


histérica en la primera enseñanza de Lacan”.

Estabilidad y sencillez estructural.

La particular establidad que puede presentar la histeria se relaciona con la sencillez estructural
que presenta la solución histérica, de lo cual Lacan deduce que cuando mas sencilla es una
estructura, menos puntos de ruptura revela. La id con el padre seria la ruta mas breve para
abordar la pregunta por la feminidad en la perspectiva histérica,, y es ella la que le da una sencillez
estructural y una estabilidad.

La histeria se caract por usar la id con el padre como un modo de resolver el problema por lo
femenino, sosteniendo incluso que el falo opera como un instrumento que sirve para aprehender
lo que no logra simbolizar. Esta salida realiza un forzamiento en la estructura sgte y constituye la
via mas corta para resolver, en corto circuito, la pregunta por qué es una mujer.

El lado femenino es planteado en esa época vinculado, no con un sgte, sino con el agujero, el
vacio.

Amor, impotencia y renuncia.


En el seminario 4, respecto al caso Dora, Lacan afirma que es una histérica, alguien que ha
alcanzalo la crisis edipica y que, al mismo tiempo, ha podido y no ha podido franquearla. Hay una
razón para ello, es que su padre es impotente.

El abordaje se centra ahora no solo en la disimetria sgte sino que se detiene en la forma en que se
produce la resolución edipica en la niña: el viraje hacia el padre para recibir un don fálico; siendo,
justamente, en ese punto que, en la infancia de Dora, se manifestó la impotencia paterna: se
presenta como un padre herido y enfermo, afectado en sus mismas potencias vitales. Es decir que
el amor es correlativo a la impotencia, lo ama y se mantiene apegada justamente por lo que no da.
Lo interesante es constatar aquí que ese amor tiene una consistencia en Dora hasta el momento
donde se desencadena la crisis y se pone reivindicativa.

Es decir que la reivindicación no es porque el padre no da. Al contrario: por lo que no le daba, ella
lo amaba y lo sostenía. Es entonces un padre que no da pero que el sujeto histérico se consagra a
sostener, posición de amor de la histeria.

Si ella no ha renunciado a nada, es decir, al falo paterno como objeto de don, no puede concebir
nada, subjetivamente hablando, que haya de recibir de otros, es decir, de otro hombre. No puede
recibir nada de los otros hombres porque no puede renunciar a aquello que el padre no le da,
siendo que permanece atada amorosamente a el.

Es asi como el desencademaniento en Dora se produce por lo que introduce una ruptura en el lazo
de amor al quebrarse el cuaternario que sostenía junto con los K.

22 -29 Lacan, J., “Intervención sobre la transferencia”.

Hablando de la transferencia, se ha introducido lo que podemos llamar los hechos de


resistencia en la experiencia psicotécnica. Su alcance consiste en poner en valor la
primacía de la relación de sujeto a sujeto en todas las reacciones del individuo, en
cuanto a que son humanas. En un psicoanálisis, el sujeto se constituye por un discurso
donde la mera presencia del analista aporta la dimensión del diálogo. Su curso debe
seguirse según las leyes que le son propias.

El caso Dora es expuesto bajo la forma de una serie de inversiones dialécticas. No tocan
solamente a la comprensión de las cosas del sujeto, sino a su posición misma en cuanto
sujeto del que los “objetos” son función. Es decir que el concepto de la exposición es
idéntico al progreso del sujeto, o sea a la realidad de la curación.

Ahora bien, es la primera vez que Freud da el concepto del obstáculo bajo el término
de transferencia. Tendremos que pasar por todas las fases que llevaron a ese momento.
Encontramos así:

Un primer desarrollo, en el cual Dora se adentra en la requisitoria de Freud, abriendo


un expediente de recuerdos. La señora K y su padre son amantes y lo disimulan. Pero el
colmo es que de este modo ella queda entregada a los galanteos del señor K, ante los
cuales su padre hace la vista gorda. Freud influenciado por conocer al padre de Dora.
Una primera inversión dialéctica, a partir de la cual surge un segundo desarrollo de la
verdad, que es gracias a la complicidad de Dora misma como pudo durar la ficción de los
dos amantes. Hay una continua circulación de regalos preciosos, prestaciones sexuales.
Al mismo tiempo la relación edípica se revela constituida en Dora por una
identificación al padre, que ha favorecido la impotencia sexual de éste. Esta
identificación se transparenta en todos los síntomas de conversión de Dora, y luego el
levantamiento de muchos de éstos.

¿Qué significan, sobre esta base, los celos de Dora hacia su padre? Aquí se sitúa:
La segunda inversión dialéctica: no es aquí el objeto pretendido de los celos el que da
su verdadero motivo, sino que enmascara un interés hacia la persona del sujeto-rival. De
donde surge, un tercer desarrollo de la verdad: la atracción fascinada de Dora hacia la
señora K (su cuerpo blanquísimo…), las confidencias que recibe. ¿Por qué motivo tiene
lealtad con esta señora? A través de esta pregunta seremos llevados a la tercera
inversión dialéctica, la que nos daría el valor real del objeto que es la señora K. es el
misterio de su propia femineidad corporal, así como aparece en el segundo de sus
sueños.

Es aquella imagen, la más lejana que alcanza Dora de su infancia: chupándose el dedo,
tirándole la oreja a su hermano. Parece que tuviéramos aquí la matriz originaria. La
mujer es el objeto imposible de desprender de un primitivo deseo oral y en el que sin
embargo es preciso que aprenda a reconocer su propia naturaleza genital (asombra que
aquí Freud no vea que la determinación de la afonía expresa el llamado de la pulsión
erótica oral en el encuentro a solas con la señora K, sin que haya necesidad de invocar la
percepción de la fellatio). Para tener acceso a este reconocimiento de su femineidad, le
sería necesario realizar esa asunción de su propio cuerpo, a la falta de la cual
permanece abierta la fragmentación funcional que constituye los síntomas de
conversión. Así pues Dora se ha identificado al señor K, como a Freud mismo (recordar el
olor a humo).

Igual que para toda mujer, el problema de su condición es en el fondo aceptarse como
objeto del deseo del hombre, y es éste para Dora el misterio que motiva su idolatría
hacia la señora K.

El hecho de que la falla fuese fatal para el tratamiento, Freud lo atribuye a la acción de
la transferencia. Freud confiesa que durante mucho tiempo no pudo encontrarse con
esa tendencia homosexual de Dora hacia la señora K sin caer en un desaliento. Esto
proviene de un prejuicio, aquel mismo que falsea en su comienzo la concepción del
complejo de Edipo haciéndole considerar como natural la prevalencia del personaje
paterno.

Freud tiene hacia el señor K una cierta simpatía, puesto que fue él quien le trajo al
padre de Dora. En lo que refiere a ella, su participación personal en el interés que le
inspira es confesada en muchos lugares. Freud en razón de su contra-transferencia
vuelve demasiado constantemente sobre el amor que el seño K le inspiraría a Dora.

¿Qué sucedió entonces en la escena del lago? El señor K sólo tuvo tiempo de colocar
algunas palabras “mi mujer no es nada para mí” como consecuencia, la bofetada. Si ella
no es nada para usted, entonces ¿que es pues usted para mi? La fantasía latente de
embarazo que sigue a esta escena se produce en las histéricas justamente en función de
su identificación viril. Por la misma trampa, va a desaparecer Freud.

La sedación de los síntomas obtenida en la segunda fase se ha mantenido. La detención


del proceso dialéctico arroja como saldo un retroceso, pero las posiciones resumidas no
pueden ser sino una afirmativa del yo, considerada como progreso. La transferencia no
es nada real en el sujeto, sino la aparición, en un momento de estancamiento de la
dialéctica analítica. La transferencia es entonces llenar con un engaño el vació de ese
punto muerto. Pero este engaño es útil, porque vuelve a lanzar el proceso.

No hay progreso si no es por la integración a que llega de su posición en lo universal: por


la proyección de su pasado en un discurso en devenir.

23 Lacan, J., El Seminario. Libro 3: “Las psicosis”, Paidós, Buenos Aires,


1984, cap. VII: par.1, cap. XII: par.3, cap. XIII: par.1 y 2.

Capítulo 7. LA DISOLUCIÓN IMAGINARIA

El texto de Freud sobre Schreber sólo procura la vía del enigma. Toda la explicación que
da del delirio confluye en la noción de narcisismo, que no es para Freud algo elucidado
en ese momento. Hoy en día, se asume al narcisismo como si fuese algo comprensible:
antes de dirigirse hacia los objetos externos, hay una etapa donde el sujeto toma su
propio cuerpo como objeto. Lo que repugnaba al narcisismo de Schreber era la adopción
de una posición femenina respecto a su padre, la cual implicaba la castración.

La castración no le importa desde el momento en que su pareja es Dios: “yo no lo amo a


él, es a Dios a quien yo amo, y es Dios quien me ama a mí”. Ésta doble inversión no es
completamente satisfactoria. Proporciona una clave del mecanismo de persecución.
Todo el problema es ese él.
Tomemos el caso Dora. Es una histérica. Se sabe la ambigüedad que persiste en torno al
problema de saber cuál es su objeto de amor. Freud finalmente vio su error, y dice que
hizo fracasar todo por haber desconocido el verdadero objeto de amor de Dora, que era
la señora K.

La historia es la de un minueto de cuatro personajes: Dora, el padre, el señor K y la


señora K. El señor K le sirve a Dora de yo, por su intermedio puede sostener la relación
con la señora K. Es esencial para el mantenimiento de la situación. Prueba de ello es lo
que sucede el día que el pronuncia estas palabras: “mi mujer no es nada para mí”,
entonces ¿Qué diablos es usted para mí? Y lo abofetea. El grupo de cuatro se desdibuja,
y la situación de equilibrio se rompe.

Dora apenas tiene síntomas. La afonía sólo se produce en la intimidad, en los momentos
de confrontación con su objeto de amor; y está ligada a una erotización especial de la
función oral. A partir del momento en que se va el cuarto personaje, la situación se
descompensa, y un pequeño síntoma de persecución vinculado a su padre aparece en
Dora. A partir del momento este en que la situación se descompensa, ella afirma que su
padre quiere prostituirla.

Rehusé dar diagnóstico de psicosis por algo decisivo: no hay trastornos del orden del
lenguaje. Dora experimenta respecto de su padre un fenómeno significativo,
alucinatorio incluso, pero que no llega a producir un delirio. Es un fenómeno que está en
la vía inefable, intuitiva, de la imputación a otro de hostilidad. ¿Qué quiere decir esto?
El nivel de alteridad de este personaje se modifica, y la situación se degrada debido a la
ausencia de uno de los componentes del cuadrilátero.

Capítulo 12. LA PREGUNTA HISTÉRICA


El Otro de la palabra es en la neurosis el elemento determinante. Se trata de una
pregunta que se le plantea al sujeto en el plano del significante. Se ilustra esto
mediante un ejemplo de un psicólogo llamado Joseph Hasler. Cuenta un caso de un
hombre de 33 años, protestante húngaro. Dejó su familia para ir a la ciudad. Su vida
profesional está marcada por cambios: de panadero a laboratorio, luego a guarda de
tranvía.

Un día baja de su vehículo, tropieza, cae al suelo y es arrastrado. Tiene en chichón, lo


llevan al hospital, no le encuentran nada le hacen sutura y radiografías.

Luego empieza a tener crisis que se caracterizan por la aparición de un dolor a la altura
de la primera costilla, que se difunde y le crea al sujeto un estado creciente de
malestar. Se agrava con el tiempo. Las crisis avanzan hasta llegar a producir la pérdida
de conocimiento. Lo examinan nuevamente, no encuentran nada. Se piensa en una
histeria traumática y lo mandan con Hasler. Indica las curiosas actitudes del sujeto.
Después de la primera sesión el sujeto se sienta bruscamente en el diván, se pone a
mirar con los ojos como plato, boquiabierto. En otras ocasiones presenta
manifestaciones sorprendentes de transferencia.

El sujeto tiene con sus camaradas una relación de líder, goza de prestigio. Hasler intenta
encontrar los rasgos de un carácter anal y progresa. El desencadenamiento de la
neurosis en su aspecto sintomático supone un trauma, el cual debió despertar algo. En la
infancia encontramos traumas a montones. Era pequeñito, comenzó a arrastrarse por el
suelo, su madre le pisó el pulgar y a partir de ese momento comenzó a chuparse el
dedo. Otro. Comienza sus crisis durante los exámenes que lo someten a la acción de
misteriosos instrumentos. Estas crisis se presentan como vinculadas con el fantasma de
un embarazo.

La manifestación sintomática del sujeto está dominada por elementos relacionales que
colorean sus relaciones con los objetos, de modo imaginario. Se puede reconocer en
ellas la relación anal. ¿Soy o no capaz de procrear? Esta pregunta se sitúa a nivel del
Otro. Lo que está en este sujeto es la pregunto ¿Qué soy? ¿Soy?, es un significante
fundamental. En la medida en que esa pregunta fue despertada, se desencadenó la
descompensación y se organizaron sus síntomas. Esta clave no se basta a sí misma. Se
confirma a partir de elementos de su vida pasada. Pudo observar un día una mujer de la
vecindad que emitía gemidos sin fin; estaba en un parto, al no poder culminarlo llegó el
médico y vio en el corredor al niño en pedazos.

El carácter feminizado del discurso del sujeto se percibe de inmediato. Se habla de sus
preocupaciones anales. Pero ¿en torno a qué gira su interés por sus excrementos? En
torno a saber si puede encontrar en ellos carozos de frutas capaces de crecer y ser
plantados.

En cuanto al accidente del tranvía. El tema único del embarazo domina en tanto
significante de la pregunta de su integración a la función viril, a la función de padre.
Todo lo dicho cobra sentido en función de la respuesta que ha de formularse sobre esa
relación simbólica ¿Soy hombre o mujer?

Como en el caso Dora, ¿Qué es ser una mujer? Algo singular: la mujer se pregunta qué
es ser una mujer, del mismo modo que el hombre se pregunta también por la mujer.

Para la mujer la realización de su sexo no se hace en el complejo de Edipo en forma


simétrica a la del hombre. La desventaja que e encuentra en la mujer en cuanto al
acceso a la identidad de su propio sexo se convierte en histeria en una ventaja, gracias a
su identificación imaginaria al padre.

Capítulo 13. LA PREGUNTA HISTÉRICA II: ¿QUÉ ES UNA MUJER?

Si lo que llaman reforzamiento del yo existe, no puede ser otra cosa que la
acentuación de la relación fantasmática, y más especialmente en el neurótico. El
reforzamiento va en sentido opuesto al de la disolución, no sólo de los síntomas, sino de
la estructura misma.

Freud coloca al yo en relación con el carácter fantasmático del objeto. El yo está ahí
como un espejismo, lo que él llamo el ideal del yo. Su función es de ilusión, es
fundamentalmente narcisista, y el sujeto da acento de realidad a cualquier cosa a partir
de ella. De esta tópica se desprende cuál es en las neurosis típicas el lugar del yo. El
neurótico hace su pregunta con su yo. La tópica freudiana del yo muestra cómo una
histérica o como un obsesivo usa su yo para hacer la pregunta, es decir, precisamente
para no hacerla. La estructura de la neurosis es una pregunta.

En Dora, Freud termina percatándose del objeto que verdaderamente le interesa a Dora
(la señora K). El yo de Dora, será el señor K. La afonía de Dora se produce durante las
ausencias del señor K, Freud explica esto de un modo novelesco. En realidad, la afonía
aparece porque Dora es dejada en presencia de la señora K. Todo acerca de las
relaciones de ésta con su padre gira en torno a la fellatio. La identificación de Dora con
el señor K es lo que sostiene esta situación hasta el momento de la descompensación
neurótica. Lo que dice ella mediante su neurosis es, ¿Qué es ser una mujer?

A propósito del complejo de Edipo, Freud nunca dejó de insistir en la disimetría


fundamental en ambos sexos. Esta disimetría se debe a la relación de amor primaria
con la madre, y evoca el elemento anatómico. Se sitúa a nivel simbólico. Hablando
estrictamente no hay simbolización del sexo de la mujer. Y esto porque lo imaginario
sólo proporciona una ausencia donde en otro lado hay un símbolo muy prevalente.

Es la prevalencia de la gestalt fálica la que, en la realización del complejo, fuerza a la


mujer a tomar el rodeo de la identificación al padre, y seguir por ende durante un
tiempo los mismos caminos que el varón. El acceso de la mujer al complejo se hace
pasando por el padre, igual que el varón, debido a la prevalencia de la forma
imaginaria falo.
El falo es un símbolo que no tiene correspondiente ni equivalente. Lo que está en juego
es una disimetría en el significante. Esta disimetría determina las vías por donde pasará
el complejo de Edipo. Ambas vías llevan por el sendero de la castración. La experiencia
muestra una diferencia llamativa: uno de los sexos necesita tomar como base de
identificación la imagen del otro sexo.

Donde no hay material simbólico hay obstáculo. Este defecto proviene del hecho de que
lo simbólico carece de material. El sexo femenino tiene un carácter de ausencia, de
agujero, y hace que una disimetría esencial aparezca. En los histéricos la pregunta no
está siempre vinculada simplemente al material, sino a la relación del sujeto con el
significante en su conjunto, con aquello a lo cual el significante puede responder.

Parecería por una parte que lo simbólico es lo que nos brinda todo el sistema del mundo.
Por otra parte, la relación imaginaria está ligada a la etología, a la psicología animal. La
relación sexual implica la captura por la imagen del otro. Ahora bien, la realización de
la posición sexual en el ser humano está vinculada, nos dice Freud, a la prueba de la
travesía de una relación fundamental simbolizada: la del Edipo, que entraña una
posición que le hace desear el objeto de otro. Nos encontramos ahí ante una posición
estructurada en la duplicidad misma del significante y el significado. En tanto función la
del hombre y la mujer está simbolizada, en tanto es arrancada al dominio de la
imaginario para ser situada en el dominio de lo simbólico, es que se realiza toda posición
sexual normal, acabada. La realización genital está sometida a la simbolización.

Inversamente, la relación de identificación a partir de la cual el objeto se realiza como


objeto de rivalidad, está situada en el orden imaginario. El objeto se aísla, se neutraliza
y se erotiza. Esto hace entrar en el campo del deseo humano más objetos materiales que
los que entran en la experiencia animal.

En ese entrecruzamiento de lo imaginario y lo simbólico, yace la fuente de la función


esencial que desempeña el yo en la estructuración de las neurosis. Cuando dora se
pregunta qué es una mujer, intenta simbolizar el órgano femenino en cuanto tal. Su
identificación al hombre es el medio de aproximarse a esa definición. El pene le sirve de
instrumento imaginario para aprehender lo que no logra simbolizar.

Una vez comprometida la mujer en la histeria, su posición presenta una particular


estabilidad: cuanto más sencilla es una estructura, menos puntos de ruptura revela.
Cuando su pregunta cobre más forma le es muy fácil hacerla por la vía más corta, o sea,
la identificación al padre. La situación es más compleja en la histeria masculina. La
pregunta histérica tiene menos probabilidades de formularse. Pero si se la formula,
también atañe la posición femenina. El factor común a la posición femenina y masculina
por la histeria, se trata de la pregunta por la procreación. Nada explica en lo simbólico
el hecho de su individuación, el hecho de que un ser sale de un ser; la procreación se
escapa a la trama simbólica. La pregunta sobre la muerte es otro modo de la creación
neurótica de la pregunta, su modo obsesivo.

24 Lacan, J., El Seminario. Libro 4: “Las relaciones de objeto”,

Cap XIII :par. 2 y 3

Juanito a apartir de los 4 años y medio hace lo que se llama una fobia, es decir una neurosis.

ÈL quiere mucho a su padre y esta muy lejos de temer de èl un tratamiento tan abusivo como el de
la castración.

No puede decirse que Juanito este frustrado de algo, no esta privado de nada.

De todos modos vemos que su madre a llegado a prohibirle la masturbación y ha anunciado las
palabras fatales “ si te masturbas, haremos venir al doctor A. y te la cortada”. El niño continua lo
que no constituye un elemento de apreciación.

Para empezar, les recordare la situación fundamental que prevalece en lo referente al falo en la
relacion preedifica del niño con la madre.

La madre es aquí objeto de amor, objeto deseado en cuanto a su presencia. La reaccion, la


sensibilidad del ñiño ante la presencia de la madre, se manifiesta muy precozmente en su
comportamiento. Esta presencia se articula muy rapidamente en el par presencia-ausencia que es
nuestro punto de partida.
La madre existe, sin que ello suponga aun la existencia de un yo y un no yo.

La madre existe como objeto simbolico y como objeto de amor. La experiencia lo confimra, y eso
es lo que formulo con la posicion que le atribuyo a la madre en la tabla. La madre es de entrada
madre simbolica y solo tras la crissi de la frustración empieza a realizarse, debido a cierto numero
de choques y particularidades surgidas en las relaciones e/ la madre y el niño. La madre objeto de
amor puede ser en cualquier momento la madre real en la medida en que frustra ese amor.

La relacion del niño con la madre, que es una relacion de amor, abre la puerta a lo que se llama
habitualemente, a falta de saber articularlo, la relacion indiferenciada primordial.

Se trata que el niño se incluya a si mismo en la relacion como objeto de amor de la madre. Se trata
de que se entere de esto, de que aporta placer a la madre. Esta es una de las experiencias
fundamentales del niño, saber si su presencia gobierna, por poco que sea, la de la presencia que
necesita, si el mismo aporta la luz que hace que cicha presencia este ahí para envolverle, si èl le
aprota una sastifaccion de amor. En suma, ser amado, es fundamental para el niño.

La pregunta es como capta el niño lo que èl es para la madre.

En distintos grados, en cada sujeto, la madre conserva el Penisneid. El niño lo colma o no lo colma,
pero la cuestion se plantea. El descubrimiento de la madre falica en el niño, el del Penisneid en la
madre, son estrictamente correlativos del problema que estamos abordando.

Debemos considerar el Penisneid como uno de los datos fundamentales de la experiencia analitica
y como un termino de referencia constante en la rfelacion de la madre con el niño. La experiencia
demuestra que no hay forma de articular de otro modo las perversiones, pues contrariamente a lo
que suele decirse, no se pueden explicar integramente por la etapa preedipica, aunque de todos
modos requieren esa experiencia. En la relacion con la madre el niño siente el falo como centro de
su deseo, el de ella. Y èl mismo se situa entonces en distintas posiciones por las cuales se ve
llevado a mantener este deseo de la madre, es decir, exactamente camelándola.

El ñiño se presenta a la madre como si el mismo le ofreciera el falo, en posiciones y grados


diversos. Puede identificarse con la madre, identificarse con el falo, identificarse con la madre
como portadora del falo, o presentarse como portador de falo. Hay aquí un alto grado, de
generalización de la relacion imaginaria que llamo tramposa, mediante la cual el niño le asegura a
la madre que puede colmarla, no solo como niño, sino tambien en cuanto al deseo, y, por decirlo
todo, en cuanto a lo que le falta. Esta situación es con toda seguridad estructurante, pues solo en
torno a ella puede articularse la relación del fetichista con su objeto, y se escalona toda la gama
intermedia capaz de relacionarla con la necesidad del objeto, del pene real, en el otro.
3

Vemos a Juanito totalmente comprometido en una relacion en la que el falo juega un papel
evidente. Juanito esta fantaseando el falo constantemente, preguntandole a su madre sobre la
presencia del falo en ella, luego en el padre, luego en los animales. El falo es verdaderamente el
eje.

¿Qué es lo que cambia, si no ocurre nada critico en la vida de Juanito? Lo que cambia es que su
pene, el suyo, empieza a convertirse en algo muy real. Su pene empieza a moverse y el niño
empieza a masturbarse. El pene se ha convertido en real.

La angustia esta como mecanismo, como la concebimos en esta ocasión? Lo mas cerca posible del
fenómeno. La angustia es correlativa del momento de suspensión del sujeto, en un tiempo en el
que ya no se sabe donde esta, hacia un tiempo en el que va a ser algo en lo que ya nunca podra
reconocerse. Es esto, la angustia.

Depende de lo que el niño es realmente para la madre. Hasta aquí el niño se encuentra en el
paraíso del señuelo.

Cuando interviene la pulsion del niño, su pene real, se evidencia un despegue. El niño cae en su
propia trampa, engañado por su propio juego, victima de todas las discordancias, confrontado con
la inmensa hiancia que hay entre cumplir con una imagen y tener algo real que ofrecer – ofrecerlo
cash digamos.

Lo que entonces juega el papel decisivo, es que eso que èl puede ofrecer se le antoja como algo
miserable. El niño se encuentra entonces frente a esa brecha, queda prisionero, se convierte en el
blanco, en elemento pasivizado de un juego que le deja a merced de las significaciones del Otro. El
niño queda completamente pendiente de las indicaciones de su partener.

El complejo de castración traslada al plano puramente imaginario todo o que esta en juego en
relacion con el falo. Precisamente por que este motivo conviene que el pene real quede al margen.
La intervención del padre introduce aquí el orden simbolico con sus defensas, el reino de la ley, o
sea que el asunto ya no esta en manos del niño y, al mismo tiempo se resuelve en otra parte.

El orden simbolico interviene precisamente en el plano imaginario. La castración afecta al falo


imaginario pero de algun modo fuera de la pareja real, y eso tiene su razon de ser.

¿Qué se produce entonces, dado que hay una neurosis? Se produce una regresion. Se produce
cuando ya no alcanza a dar lo que hay que dar, y su insuficiencia le produce el mas profundo
desasosiego. Se produce el mismo cortocircuito con el que se sastiface la frustración primitiva, que
lleva al niño a apoderarse del seno para dar por cerrados todos los problemas, es decir, la hiancia
abierta frente a èl, la de ser devorado por la madre.

Los objetos de la fobia, tienen la funcion de suplir al significante del padre simbolico.

Cap XIV: par. 2 y 3

Dejamos a Juanito en el momento que iba a abordar este paso llamado el complejo de castración.

Este falo imaginario es el elemento esencial de la relacion del niño con lo que constituye para èl
eso que Freud llama en aquel momento la otra persona, o sea la madre.

A partir de determinado momento, el niño da muestras de un gran espanto ante un objeto


privilegiado que resulta ser el caballo, cuya presencia ya habia sido anunciada en el texto
metafóricamente cuando el niño le dice a su madre – Si tienes un hacepipi, debe ser muy grande,
como un caballo- Que la imagen del caballo aparezca en el horizonte indica ya que el niño se
dispone a entrar en la fobia.

¿Dónde esta el incc? ¿Dónde esta la represion? Al parecer no la hay. Exhibirse le produce un gran
placer. Hay una armonia reinante antes de la fobia.

Juanito sueña que esta con Mariedl. Le cuenta a su padre el sueño (le cuenta que esta con
Mariedl) y este se lo cuenta a la madre en presencia de Juanito, alli Juanito remarca - No
solamente con Mariedl, completamente solo con Mariedl –
Esto se produce cuando Juanito tiene 3 años y 9 meses, y hace 3 meses que ha nacido su
hermanita, es decir que se puede estar con ella totalemente solo sin tener, como ocurre con la
madre, a esa intrusa. (situación de partida de las relaciones del niño con la madre)

La madre se situa, y asi va conociendola poco a poco el niño, como marcada por esa falta
fundamental que ella misma trata de colmar, y con respecto a la cual el niño le aporta tan solo una
sastifaccion que podemos llamar, provisionalmente, sustitutiva.

Sobre esta base se concibe toda nueva hiancia de cualquier clase, toda reapertura de la pregunta,
y especialmente, la que surge con la maduracion genital real, es decir, en el niño, con la
introducción de la masturbación, cuando entra en juego su goce real con su propio pene real.

La situación entre la madre y el nio supone que este ha de descubrir aquella dimension, el deseo
de algo mas alla de èl mismo por parte de la madre, es decir mas alla del objeto de placer que
siente que es para la madre, en primer lugar, y que aspira a ser.

Se trata de una sustitución significante, y de saber que significa. En suma, se trata de saber cual es
la funcion del niño para la madre, con respecto a ese falo que es el objeto de su deseo. La cuestion
previa es – metáfora o metonimia?- No es lo mismo se el niño es la metáfora de su amor por el
padre, o si es la metonimia de su deseo del falo, que no tiene y no tendra nunca.

El niño es para ella la metonimia del falo. Esto no significa que ella sea tan considerada con el falo
del niño.

Decir que el niño es tomado como una metonimia del deseo del falo de la madre no significa que
sea metonimico como faloforo - implica, por el contrario, que es metonimico como totalidad. Ahí
empieza el drama, lo que esta en juego es él mismo, todo entero, y la diferencia empieza a
plantearse muy seriamente en cuanto interviene el hacepipi real, convertido para Juanito en un
objeto de sastifaccion. En ese momento, empieza a producirse lo que se llama la angustia, debido
a esto, a que puede medir la diferencia existente entre aquello por lo que es amado y lo que èl
puede dar.
Dada la posicion original del niño respecto de la madre que puede hacer? Esta ahí para ser objeto
de placer. Se encuentra por lo tanto en una relacion en la que fundamentalmente es imaginado, y
su estado es de pura pasividad.

La fobia es en todo esto el elemento representativo. El sentido de la fobia, la fobia introduce en el


mundo del niño una estructura, situa precisamente en primer plano la funcion de un interior y un
exterior. Hasta ese momento, el niño estaba, en suma, en el interior de la madre, acaba de ser
rechazado, o se lo imagina, esta angustiado, y entonces, con ayuda de la fobia, instaura un nuevo
orden del interior y del exterior, una serie de umbrales que se ponen a estructurar el mundo.

La fobia esta construida destacada hacia el punto de angustia.

El miedo no puede considerarse en ningun caso un elemento primitivo, un elemento ultimo, en la


estructura de la neurosis. En el conflicto neurotico, el miedo interviene como un elemento que
defiende destacandose, y contra algo completamente distinto, que por naturaleza carece de
objeto, a saber, la angustia. Esto es lo que nos permite articular la fobia.

Cap. XV: par. 2 y 3

El estilo interrogatorio del padre se presenta en todo momento como una verdadera inquisición, a
veces acuciante, que incluso tiene el carácter de una direccion de las respuestas del niño.

En su forma de registrar las respuestas del niño se aprecian todo tipo de malentendidos, y trata de
comprenderlas demasiado, cosa que Freud subraya.

En el caso de Juan tenemos la clara impresión de una producción de juego.

Juanito reacciona ante el interrogatorio intenso del padre, este interrogatorio demuestra haber
sido favorable para una verdadera cultura de la fobia.

Juan se encuentra pues en determinada relacion con su madre, en la cual se mezclan la necesidad
directa que tiene de su amor y lo que hemos llamado el juego del señuelo intersubjetivo.

Necesita que su madre tenga un lo que no significa que este falo sea para èl algo real.
Por una parte, Juan queda excluido, cae de la situación, es expulsado por la hermanita. Por otra
parte, el falo interviene bajo una forma distinta – me refiero a la masturbación. Se trata del mismo
objeto, pero se presenta de una forma completamente distinta por la integración de las
sensaciones vinculadas, por lo menos, con la turgencia y, muy posiblemente, con algo que
podemos llegar a calificar de orgasmo, sin eyaculacion, claro.

Hemos dado toda su importancia a la madre y a la relación simbólica imaginaria del niño con ella.
Decimos que la madre se presenta para el niño con la exigencia de lo que le falta, a saber el falo
que no tiene. Dijimos – este falo es imaginario ¿Para quién es imaginario? Es imaginario para el
niño ¿Por qué lo decimos? Por que Freud nos dice que esto juega un papel en la madre. ¿Por qué?
Me diran uds., por que él lo descubrio. Pero si lo descubrió, es por que es verdad. Y si es verdad,
¿Por qué es verdad?

Se trata de saber en que sentido es verdad.

Hasta entonces jugaba con el falo deseado por la madre, con el falo convertido para èl en un
elemento del deseo de la madre y, en consecuencia, en algo por lo que se debia pasar para
cautivar a la madre. Este falo es un elemento imaginario. Ahora el niño ha de advertir que este
elemento imaginario tiene valor simbólico. Y esto es lo insuperable para èl.

El niño se introduce de golpe en el sistema del significante o del lenguaje, definiendolo


sincrónicamente, o en el sistema del discurso, definiendolo diacronicamente, pero no lo hace en
toda la envergadura del sistema, sino de una forma puntual a proposito de las relaciones con la
madre, que esta presente o ausente. Pero sta primera experiencia simbolica es del todo
insuficiente en toda su amplitud en base al hecho de que algo a lo que se ama esta o no esta. No
podemos conformarnos con dos terminos, se necesitan mas.

Hay un minimo de terminos necesario para el funcionamiento del sistema simbolico. No son solo
tres. El Edipo, desde luego, nos da tres, pero sin duda implica un cuarto termino , por que el niño
ha de franquear el Edipo. Aquí interviene el padre.

Para el niño determinadas imágenes tienen un funcionamiento simbolico. Las imágenes que en
ese moento le aporta la realidad a Juan, tal vez demasiado abundantes, presentes, proliferantes,
se encuentran en un estado de incorporación manifiesto. Para él se trata de conciliar el mundo de
la relacion materna con aquel elemento de abertura imaginaria, o de falta, que lo hacia tan
divertido, incluso tan excitante para la madre.

Siguiendo intrucciones de Freud su padre le recalca a Juan que las mujeres no tienen falo y que es
inútil que lo busque. ¿Cómo reacciona el niño ante esta intervención del padre? Reacciona con el
fantasma de las dos jirafas.

Se trata de un fantasma. Ahí, una jirafa grande, aquí, una jirafa pequeña, arrugada. Le preguntan al
niño que es eso y èl se lo muestra tomando un trozo de papel y haciendo con el una bola. De estas
dos jirafas, la grande es el símbolo del padre. La pequeña, de la que el niño se apodera para
sentarse encima de ella, mientras la grande da fuertes gritos, es una reaccion frente al falo
materno y esta relacionada con la nostalgia de la madre y con su falta.

Para el niño se trata de recuperar la posesion de la madre para mayor irritacion, incluso colera, del
padre. Ahora bien, esta colera nunca se produce en lo real, el padre nunca se deja llevar por la
colera y Juanito se lo señala –Tienes que enfadarte, has de estar celoso.- en suma le explica el
Edipo. El padre no esta dispuesto a encarnar el dios del trueno.

El niño queda capturado en el deseo falico de la madre como una metonimia. El niño, en su
totalidad, es el falo. Asi cuando se trata de restituirle a la madre su falo, el niño faliciza a la madre
entera, bajo la forma de un doble. Fabrica una metonimia de la madre. Lo que hasta ese momento
era solo el falo enigmatico y deseado, creido y no creido, sumido en la ambigüedad, la creencia, el
juego tramposo con la madre que es nuestro termino de referencia, pues bien, eso empieza a
articularse como una metonimia. Es la pequeña jirafa arrugada, significa algo del mismo orden que
el dibujo de una jirafa que en otra ocasión le habia hecho a Juan su padre , donde el hacepipi es
añadido y esta separado del cuerpo de la jirafa.

La jirafa pequeña es un doble de la madre, reducido al soporte siempre necesario como vehiculo
del significante, o sea algo que se puede tomar, que se puede arrugar y puede uno sentarse
encima. Es un testimonio.

Cap. XXI : par. 3

3
En el complejo de Edipo desde un plano determinado el padre se introduce como un tercero en la
situación entre el niño con la madre. Y desde otro plano, se introduce como un cuarto, por que ya
hay tres elementos, debidos a ese falo inexistente. El padre debe estar ahí en sí.

Cual debe ser su papel? El padre es quien posee a la madre, la posee como padre, con su pene de
verdad, un pene suficiente, a diferencia del niño.

El brote natural de la potencia sexual en el niño, se produce efectivamente en dos tiempos, si


consideramos pura y simplemente el plano fisiologico, pero la sola consideración de este brote
biologico no basta en absoluto para explicar lo que ocurre.

Es preciso que el verdadero pene, el pene real, el pene valido, el pene padre, funcione. Por otra
parte, el pene del niño, que se situa en comparación con el primero, ha de adquirir su misma
funcion, su realidad, su dignidad. Y para conseguirlo, es preciso pasar por esa anulacion llamada el
complejo de castración.

En otros terminos, en la medida en que su pene resulta momentáneamente aniquilado, el niño


estara destinado a acceder a una funcion paterna plena, o sea ser alguien que se sienta
legítimamente en posesion de su virilidad. Y resulta que este legítimamente es esencial para un
feliz funcionamiento de la funcion sexual en el ser humano.

He aquí el problema del complejo de Edipo, redituado.

El padre simbolico, es el NdP. Es el elemento mediador esencial del mundo simbolico y de su


estructuracion. Es necesario para ese destete con la omnipotencia materna.

Hay padre simbolico. Hay padre real. Como la experiencia nos enseña, en la asuncion de la funcion
sexual viril juega un papel esencial la presencia del padre real. Para que el sujeto viva
verdaderamente el complejo de castración, es preciso que el padre real juegue de verdad el juego.
Debe asumir su funcion de padre castrador, la funcion de padre en su forma concreta, empirica,
casi iba a decir degenerada, pensando en el personaje del padre primordial y la forma tiranica y
mas o menos horrible bajo la cual nos lo presento el mito freudiano. En la medida en que el padre,
tal como existe, cumple su funcion imaginaria en lo que tiene de empíricamente intolerable,
incluso indignante cuanod se deja sentir su incidencia castradora, solo en esta perspectiva, se vive
el complejo de castración.

El caso Juanito hay un padre simbolico y el padre de Juanito, que no es insensato, cree en él
enseguida – Freud es el buen dios. Este es para Juanito uno de los elementos escenciales en la
instauración del equilibrio. Naturalmente cree como todos creenmos en el buen Dios – cree sin
creer.

Hay alguien que lo sabe todo, lo ha encontrado, es el profesor Freud.

Esto le resulta util pero no suple la carencia del padre imaginario, del padre verdaderamente
castrador. Aquí está todo el problema. Para Juanito, se trata de encontrar una suplencia para ese
padre que se obstina en no querer castrar. Esta es la la clave de la observación.

Se trata de saber como va a poder soportar Juanito su pene real, precisamente porque no esta
amenazado. Aquí esta el fundamento de la angustia. Esto es lo intolerable de su situación, esta
carencia por parte del castrador.

Juanito reclama imperiosamente una herida. El deseo de que el padre sufra tal herida como una
circuncisión mitica aparece enseguida cuando Juanito le dice –tendras que llegar ahí como un
desnudo- Se trata de saber si el padre pasara la prueba, si se enfrentara como un hombre a la
temible madre y si tmb él, el padre, ha pasado o no por la iniciación esencial, por la herida, por el
golpe contra la piedra.

Juanito moria por una padre que le tenga rencor y que lo castre, pero no lo tinee.

Lo que el instalador viene a cambiarle a Juanito es su trasero, su misma base. Tienen que
cambiarle algo a Juanito. Aquí tenesmos, sin duda, el esquema de simbolizacion fundamental del
complejo de castración.

Le destornillan el trasero le dan el otro y luego dicen “date vuelta”. Eso es todo, hay que tomar el
texto tal como es. Ahí esta la especificidad de la observación y lo que debe permitirnos
comprender todo el conjunto.

Si la cosa no llego mas lejos es que no podia ir mas lejos, si hubiera ido mas lejos no hubiera
habido fobia.
La castración materna – lo vemos en la descripción de la situación primitiva – implica para el niño
la posibilidad de la devoracion y el mordisco. Hay anterioridad de la castración materna, y la
castración paterna es un sustituto suyo.

Esta ultima no es tal vez menos terrible, pero es sin duda mas favorable que la otra.

Del lado del padre, existe la posibilidad de un desarrollo dialectico. Es posible una rivalidad con el
padre, es posible un asesinato, una emasculación del padre. Por este lado el complejo de
castración es fecundo en el Edipo, mientras que no lo es del lado de la madre. Y ello por una
simple razon, que es imposible emascular a la madre, por que no hay nada que se pueda
emascular.

Vemos como en el sueño de la bañera y el berbiquí se dibuja el modo de suplencia que le


permitira superar la situación primitiva, la devoracion. Se desmantela a la madre y se llama al
padre a desempeñar el papel de perforador.

Desde mediados de abril el rodeo pasa por Ana. Ana se introduce como un elemento cuya caida es
posible y deseada. Lo mismo ocurre con la mordedura de la madre, tomada como elemento
instrumental, sustituto de la intervención castradora y desviada en lo que a su direccion se refiere,
ya que no afecta al pene, sino a algo distinto, que desemboca en un cambio en el ultimo fantasma.

Ana interviene en el juego. Es el otro termino inasimilable de la situación. Todo el proceso de los
fantasmas de Juan consiste en redituar este elemento intolerable de lo real en el registro
imaginario en el que puede ser reintegrado.

Primera Etapa: Juanito hace de Ana un objeto cuya idea esta presente desde siempre. La reduce a
algo que la recuerda desde siempre. Esta reminiscencia es la primera etapa de la imaginificacion
de ese real.

Segunda Etapa: en cuanto Ana es una Idea en el sentido platonico del termino, incluso ideal ¿Qué
le hace hacer? La hace montar a caballito sobre el caballo de angustia. Se trata tanto de explicar lo
que ocurre en el mundo imaginario como lo que ocurre en el mundo real.

En suma desde el momento en que es una imagen, esa hermana se convierte en su yo (moi)
superior. Cuando Ana haya montaod lo sufiente el temible caballo, luego, entonces Juanito podra
fantasear que tambien él doma al caballo, e inmediatamente después aparece el caballo fustigado.
De este modo Juanito hace caso a Nietzsche si vas con mujeres, no te olvides del latigo.

Cap. XXIII : Par. 2

El objeto de la fobia siempre es un significante.

Si el complejo de Edipo significa algo, es que a partir de cierto momento la madre es considerada y
vivida en funcion del padre.

Es el NdP que instaura la existencia del padre en la complejidad con la que se nos presenta.

El niño se interroga por que es un padre? El padre es en efecto el eje, el centro ficticio y concreto
del mantenimiento del orden genealogico, que le permite al niño inmiscuirse de forma
satisfactoria en un mundo que, con independencia de cómo haya qye juzgarlo, cultural, natural o
sobrenaturalmente, es donde se nace. El niño aparece en un mundo humano organizado por el
orden simbolico, y a eso ha de enfrentrase.

El objeto fobico viene a desempeñar el papel que, por alguna carencia, por una carencia real en el
caso de Juanito, no desempeña el personaje del padre. Asi, el objeto de la fobia juega el papel
metaforico que aquel dia trate de ilustrarles con esta imagen .si gavilla no era avara ni tenia odio-

No es otra la funcion del caballo, en la poesia que es en este caso la fobia. Es el elemento
alrededor del cual van a gravitar toda clase de significaciones, formando a fin de cuentas un
elemento que suple lo que le falto al desarrollo del sujeto, es decir, a los desarrollos
proporcionados por la dialectica del entorno donde esta inmerso. Pero esto soloo es posible
imaginariamente.

Se trata de un significante en bruto.

La busca en un libro de imágenes. El sujeto elige una imagen para cumplir una funcion muy
precisa, la de permitir momentanea estabilización de ciertos estados – en este caso el estado de
angustia- Para cumplir la funcion de transformar esta angustia en miedo localizado, el sujeto elige
una forma que constituye un punto de detencion, un termino, un pivote, un soporte, a cuyo
alrededor se va enganchando todo lo que vacila, amenazado por la corriente interior surgida l
sujeto de la crisis de la relacion materna. Tal es, en el caso de Juanito, el papel del caballo.

Sin duda, parece un estorbo para el desarrollo del niño, y para su entorno es un elemento
parasitario y patologico. Pero la instauración analitica nos muestra que tambien tiene una funcion
de enganche, un papel fundamental de punto de detencion. Alrededor de este punto, el sujeto
puede seguir haciendo girar lo que de otro modo se declararia con una angustia imposible de
soportar.

Esto es la fobia. Le permite al sujeto manejar ese significante, obteniendo de él posibilidades de


desarrollo mas ricas que las que contiene. El significante contiene sus significaciones por el lugar
que ocupa, el lugar donde deberia de estar el padre simbolico. Al estar ese significante ahí en la
medida en que corresponde metafóricamente al padre, permite que se efectuen todas las
transferencias, todas las transformaciones necesarias en todo aquello que es complicado y
problemático en la relacion inscrita en la linea inferior – o sea la madre, la funcion falica y el niño -,
que requiere en cada ocasión, con respecto a la madre real, un triangulo distinto. Para ello se
necesita un termino que para el niño sea imposible de dominar, que de miedo, incluso muerda.

Lo que está amenazado , el pene del niño.

25 Lacan, J., “Variantes de la cura-tipo”.

El discurso toma una función fálico-uretral, erótico-anal, incluso sádico-oral. En los


silencios se capta la inhibición de la satisfacción que experimenta en él el sujeto. Así la
palabra puede convertirse en objeto imaginario, y aún real, en el sujeto, y rebajar la
función del lenguaje. El análisis no tiene otra meta que el advenimiento de una palabra
verdadera y la realización por el sujeto de su historia, en relación con su futuro. El
mantenimiento de esta dialéctica se opone a toda orientación objetivante del análisis.

Freud va hasta a tomarse libertades cuando se t El discurso toma una función fálico-
uretral, erótico-anal, incluso sádico-oral. En los silencios se capta la inhibición de la
satisfacción que experimenta en él el sujeto. Así la palabra puede convertirse en objeto
imaginario, y aún real, en el sujeto, y rebajar la función del lenguaje. El análisis no
tiene otra meta que el advenimiento de una palabra verdadera y la realización por el
sujeto de su historia, en relación con su futuro. El mantenimiento de esta dialéctica se
opone a toda orientación objetivante del análisis.

Freud va hasta a tomarse libertades cuando se trata de alcanzar la verdad del sujeto. En
el hombre de las ratas, percibe el papel determinante que desempeñó la propuesta de
matrimonio presentada al sujeto por su madre en el origen de la fase actual de su
neurosis. Interpreta su efecto como el de una prohibición impuesta por su padre
difunto contra su relación con la dama de sus pensamientos. Esto es inexacto
psicológicamente, pues la acción castradora del padre no desempeño en este caso sino
un papel en segundo plano. Pero la percepción de la relación dialéctica es tan justa
que la interpretación de Freud desencadena el levantamiento decisivo de los símbolos
mortíferos que ligan narcisistamente al sujeto con su padre muerto y con la dama
idealizada. De igual manera, reconociendo la deuda obsesiva, es como llega a la meta:
hacerle recuperar de la indelicadeza de su padre, de su matrimonio con su madre.

Las resistencias son utilizadas todo el tiempo. El hombre de las ratas llega a introducir
en su subjetividad su mediación verdadera bajo la forma transferencial de la hija
imaginaria que da a Freud para recibir de él la alianza y que en un sueño clave le revela
su verdadero rostro: la muerte.

Para saber cómo responder al sujeto en el análisis, el método es reconocer en primer


lugar el sitio donde se encuentra su ego, o sea, saber por quién y para quién el sujeto
plantea su pregunta. Ninguna verdadera palabra es únicamente palabra del sujeto,
puesto que es siempre fundándola en la mediación con el otro como ella opera.

En el hombre de las ratas el viraje mayor se encuentra en el momento en que Freud


comprende el resentimiento provocado por el cálculo que su madre le sugiere, en cuanto
a la elección de esposa. Que la prohibición que semejante consejo implica de
comprometerse con la mujer que cree amar sea referida a la palabra de su padre.
Maravillosamente, su padre está muerto.
No es solamente por un asumir simbólico como la palabra constituye el ser del sujeto,
sino que por la ley de alianza la palabra determina, no sólo el estatuto del sujeto, sino
la llegada al mundo de su ser biológico. Ahora bien, parece que el acceso de Freud al
punto crucial le fue abierto por el hecho de haber sido él mismo objeto de una sugestión
semejante de la prudencia familiar.

rata de alcanzar la verdad del sujeto. En el hombre de las ratas, percibe el papel
determinante que desempeñó la propuesta de matrimonio presentada al sujeto por su
madre en el origen de la fase actual de su neurosis. Interpreta su efecto como el de una
prohibición impuesta por su padre difunto contra su relación con la dama de sus
pensamientos. Esto es inexacto psicológicamente, pues la acción castradora del padre no
desempeño en este caso sino un papel en segundo plano. Pero la percepción de la
relación dialéctica es tan justa que la interpretación de Freud desencadena el
levantamiento decisivo de los símbolos mortíferos que ligan narcisistamente al sujeto
con su padre muerto y con la dama idealizada. De igual manera, reconociendo la deuda
obsesiva, es como llega a la meta: hacerle recuperar de la indelicadeza de su padre, de
su matrimonio con su madre.

Las resistencias son utilizadas todo el tiempo. El hombre de las ratas llega a introducir
en su subjetividad su mediación verdadera bajo la forma transferencial de la hija
imaginaria que da a Freud para recibir de él la alianza y que en un sueño clave le revela
su verdadero rostro: la muerte.

Para saber cómo responder al sujeto en el análisis, el método es reconocer en primer


lugar el sitio donde se encuentra su ego, o sea, saber por quién y para quién el sujeto
plantea su pregunta. Ninguna verdadera palabra es únicamente palabra del sujeto,
puesto que es siempre fundándola en la mediación con el otro como ella opera.

En el hombre de las ratas el viraje mayor se encuentra en el momento en que Freud


comprende el resentimiento provocado por el cálculo que su madre le sugiere, en cuanto
a la elección de esposa. Que la prohibición que semejante consejo implica de
comprometerse con la mujer que cree amar sea referida a la palabra de su padre.
Maravillosamente, su padre está muerto.
No es solamente por un asumir simbólico como la palabra constituye el ser del sujeto,
sino que por la ley de alianza la palabra determina, no sólo el estatuto del sujeto, sino
la llegada al mundo de su ser biológico. Ahora bien, parece que el acceso de Freud al
punto crucial le fue abierto por el hecho de haber sido él mismo objeto de una sugestión
semejante de la prudencia familiar.

26 Lacan, J., El mito individual del neurótico,

28 Lacan, J., El Seminario. Libro 5: “Las formaciones del inconsciente”,


Paidós, Buenos Aires, 1999, cap. XX: par.2, cap. XXIII: par.3.

30 El Seminario. Libro 10: “La angustia cap. XXII: par. 3 y 4


Lacan presenta en este seminario un pequeño esquema referente al obsesivo. Se trata de los 5
pisos de la constitución de a en la relación se S con A.

En el primer piso, en el plano de la relación con el objeto oral no hay necesidad del otro, sino,
necesidad en el Otro, en el nivel del Otro. Es en funcion de la dependencia respecto del ser
materno que se produce la disyunción entre el sujeto y el a, el seno, cuyo verdadero alcance sólo
pueden ustedes percibir si ven que el seno forma parte del mundo interior del sujeto y no del
cuerpo de la madre.

En el segundo piso, el del objeto anal, tienen ustedes la demanda en el Otro. Es la demanda
educativa por excelencia, en la medida en que se relaciona con el objeto anal.

En el tercer piso encontraran toda la dialéctica e la funcion de (-falo imaginario), funcion única
respecto a todas las otras funciones de a, en la medida en que se define por una falta, la de un
objeto. Dicha falta es central en esta relación, lo cual justifica que todo el análisis encuentre su eje
en la sexualidad. Aquí llamaremos a esta falta goce en el Otro. La relación de este goce en el Otro
con la introducción del instrumento faltante que es el falo imaginario es una relación inversa. Este
es el eje solido de toda ubicación lo bastante eficaz de lo que llamamos angustia de castración.

En el piso escópico, que es el del fantasma, nos enfrentamos a la potencia en el Otro, que es el
espejismo del deseo humano.

En el quinto, y último piso, es donde debe emerger el deseo en el Otro. Es en la medida del
retorno del deseo en el Otro- en tanto que en el obsesivo esta esencialmente reprimido- que todo
en su sintomatología esta comandado, y en particular en los síntomas, donde la dimensión de la
causa se entrevé como Angst.
Para cubrir el deseo del Otro, el obsesivo tiene una via, es el recurso a su demanda.

En tanto que la evitación del obsesivo es la cobertura del deseo en el Otro por la demanda en el
Otro, a, el objeto de su causa, se situa allí donde la demanda domina, o sea, en el estadio anal,
donde a no es pura y simplemente el excremento, puesto que es el excremento en cuanto
demandado.

De lo anal al ideal.

El excremento entra en la subjetivación via la demanda del Otro, representado en este caso por la
madre. Se le exige al niño que lo retenga, y luego que lo suelte, todo bajo demanda. Si el a
excremencial se ha puesto al alcance de nuestra atención es en tanto que simboliza la castración.

En el estadio oral, donde el objeto a es el seno, el sujeto no sabe y no puede saber hasta que
punto el mismo es aquel ser adosado al pecho de la madre como bajo la forma del seno. No puede
saber que el seno es la realidad del limite de a respecto al Otro. Cree que a es el Otro, y que
cuando se ocupa de a a lo que se enfrenta es al Otro, la madre.

Por el contrario, en el nivel anal tiene por primera vez la oportunidad de reconocerse en un
objeto. El montoncito de mierda se obtiene a demanda y es admirado -¡que caca tan linda!-, pero
el segundo tiempo de esta demanda implica que sea repudiada, porque esta linda caca, de todos
modos, se enseña al niño que no debe mantener demasiadas relaciones con ella. En esta primera
relación con la demanda del Otro, nos encontramos con un reconocimiento ambiguo: eso de ahí
es al mismo tiempo él, y no debe ser él, e incluso, mas adelante, no es suyo.

La ambivalencia obsesiva se va originando (a rombo $), donde a es la causa de esta ambivalencia,


de este sí y no. Es mio, este síntoma, y no es mio.

En este nivel se dibuja una estructura que parece darnos inmediatamente la estructura del
síntoma, en su funcion de resultado. Sólo que esta estructura basada en la demanda deja fuera el
deseo. Por esta duplicidad el sujeto podrá simbolizar al faalo que hace en el hombre de
intermediario de las relaciones entre los sexos. El hecho de que el deseo del macho encuentre su
propia caída antes de la entrada en el goce de la pareja femenina, e incluso el hecho de que el
goce de la mujer se aplaste en la nostalgia fálica, implica que la mujer se ve exigida a no amar al
Otro macho más que en un punto situado mas alla de aquello que la detiene a ella también en
cuanto deseo, que es el falo. A este mas alla se apunta en el amor. El goce de la mujer esta en ella
misma, no se une con el Otro.
En el caso del obsesivo, allí donde se trata de recubrir la angustia, el Ideal del yo adquiere la forma
de Todopoderoso. Ahí es donde el obsesivo busca y encuentra el complemento de lo que necesita
para constituirse como deseo, o sea, el fantasma obicuo, que es también el soporte sobre el cual
va y viene, va saltando, la multiplicidad de sus deseos.

De un circulo imposible de reducir al punto.

El sujeto, ciertamente, esta impedido de atenerse a su deseo de retener, y es lo que se manfiiesta


en el obsesivo como compulsión. No puede retenerse. Para decirlo todo, el obsesivo, como todo
neurótico, ya ha accedido al estadio fálico, pero dada la imposibilidad en que se encuentra de
satisfacer en el nivel de este estadio, llega su objeto, el suyo, el a excremencial, el a causa del
deseo de retener.

31 Lacan, J., El Seminario. Libro 17: “El reverso del psicoanálisis”, cap. V:
par. 2.
El discurso de la histérica revela la relación del discurso del amo con el goce, en la medida en que
el saber ocupa el lugar del goce. El propio sujeto, histérico, se aliena por el sgte amo como sujeto
al que este sgte divide, este sujeto que se opone a hacerse su cuerpo. A propósito de la histeria se
habla de complacencia somatica. ¿Por qué no partir del hecho de que el padre de Dora es
propiamente un hombre castrado, quiero decir en cuanto a su potencia sexual? Es evidente que
esta en las ultimas, muy enfermo. Pues bien, ¿cómo se ordena lo que tanto le conviene a Dora del
sr K, a quien llamare aquí el tercer hombre? Lo que le va a Dora es la idea de que él tiene el
órgano, pero no para que Dora sea feliz con el sino para que otra la prive de el. Lo que le interesa a
Dora no es la joyita. Recuerden el primer sueño, el del joyero, da testimonio de ello- no es la
joyita, es el joyero, la envoltura del precioso órgano, ella solo goza de esto. La sra K es la que sabe
sostener el deseo del padre idelizado. Cuando el Sr K le dice mi mujer no es nada para mi, Y Dora
rompe relación, es evidente que en este momento se le ofrece el goce del Otro y ella no lo quiere,
porque lo que ella quiere es el saber como medio del goce, pero para que sirva a la verdad, a la
verdad del amo que ella encarna como Dora. Y esta verdad, es que el amo esta castrado.

Del mito a la estructura

En el mito del Totem y Tabu el padre muerto tiene la salvaguarda del goce y de ahí partió la
prohibición del goce. Que el padre muerto sea el goce es algo que se nos presenta como el signo
de lo imposible mismo, y con estos términos defino lo real: lo real es lo imposible. Reconocemos
aquí un operador estructural, llamado el padre real.

El discurso del amo nos muestra el goce que le llega al Otro. Lo que es el lenguaje solo lo obtiene
insistiendo hasta producir la perdida por la que toma cuerpo el plus de goce. En primer lugar, el
lenguaje, hasta el del amo, no puede ser mas que demanda, demanda que fracasa. No es un éxito
suyo, es por su repetición como se engendra algo que es otra dimensión que he llamado la
perdida- la perdida por la que toma cuerpo el plus de goce.

Esta creación repetitiva, inauguración de una dimensión que ordena todo aquello con lo que va a
poderse juzgar la experiencia analítica, puede partir también de una impotencia original.

La castración es funcion esencialmente simbolica, a saber, solo se concibe desde la articulación


sgte, la frustracion lo es de lo I, la privación de lo real. El falo imaginario es el objeto de la
castración simbolica, en la frustración el objeto es algo bien real, y en la privación solo se situa por
lo simbolico, tratándose de algo real. El padre real es el agente de la castración, y esto es lo que la
afirmacion del padre real como imposible esta destinada a enmascararnos.

32 Lacan, J., El Seminario. Libro 20: “Aun”, cap. VII: par. 1 y 3.

33 Leibson, L., “Desencadenamientos y locuras en la neurosis”.


FREUD

Estabilidad: “periodo de salud aparente” en el que se logra un acallamiento de una situación de


tensión y de conflicto que afecta al sujeto infantil. Se trata de una solución al conflicto entre los
deseos y los reproches poniendo en marcha el mecanismo de la defensa que hará que el yo
encuentre una solución en tanto reprime y silencia esas exigencias pulsionales mediante procesos
de contracarga que los mantienen fuera de la órbita del yo. Este proceso defensivo alcanza su
punto de calma quedando como cicatrices los “síntomas primarios de la defensa” (acciones
obsesivas, inhibiciones, rasgos de carácter y/o formaciones reactivas). El conflicto se resuelve
dejando una estela de rigidez no obstante la defensa no hace desaparecer a la amenaza
intolerable que representa ese fragmento de la sexualidad sino que implica un desvío que debe ser
mantenido permanentemente por el accionar de la defensa.

Desencadenamiento de la neurosis: es contingente ya que puede ocurrir que en algún momento


se reavive el conflicto y cause el fracaso de la defensa, produciéndose el retorno de los recuerdos
reprimidos. Esto depende de que se produzca alguna perturbación actual sexual. Esta
perturbación de la sexualidad se vincula con la sucesión de acontecimientos vitales del sujeto en
tanto habita un mundo que le plantea, en determinadas y singulares circunstancias, ciertas
exigencias que chocan con los requerimientos de la sexualidad. El desencadenamiento se plantea
como la articulación entre las representaciones que estructuran al sujeto, las exigencias
pulsionales y los distintos modos en que el sujeto es interpelado y queda obligado a dar una
respuesta.

LACAN

Desencadenamiento: vale tanto para la psicosis como para la neurosis y no se da en cualquier


momento. Esta situación se da en un marco transferencial, en tanto se trata de la relación con un
Otro en la que se juega un saber en relación al goce (en las relaciones que el sujeto mantiene con
los otros y donde algo toma el valor de una interpelación subjetiva y la obligación a responder). Se
trata de una pregunta que el sujeto no puede abordar.

Lacan articula sexualidad, goce y objeto a: la pregunta neurótica se revela como el efecto de la
prohibición del goce que un saber no basta para convertir en verdad. El desencadenamiento se
produce por la intrusión positiva de un goce autoerótico perfectamente tipificado en las primeras
sensaciones más o menos ligadas al onanismo. Lo que el neurótico dice con sus síntomas es que
busca igualarse a la pregunta.

Dos perspectivas de la locura:

La locura esencial del hombre: hace referencia a la estructura del yo en tanto soportada en un
desconocimiento de su falla constitutiva. La locura es la creencia del yo en su idealizada unidad,
creencia que implica la locura como identificación apasionada al ideal desconociendo el lugar
tercero del Otro que dialécticamente hace del sujeto un sujeto dividido.

La locura como efecto del estallido de una de las consistencias del nudo: el desanudamiento.
Coincide clínica y conceptualmente con el momento del desencadenamiento, con la irrupción de
lo diferente y la disolución de lo previo, aunque locura y desencadenamiento no son idénticos ni
se recubren completamente.

La locura no es únicamente el estallido sino también la rigidez y por lo tanto hace a lo estructural
en sentido estricto. La locura vinculada al desconocimiento de la falta en el Otro mediante cierta
idealización de un saber que se torna creencia, se articula con ciertos modos de encadenamientos
caracterizados por la rigidez y estrechez de los movimientos subjetivos.

Estas dos modalidades de locura (rigidez y estallido) se articulan dando clave la una de otra: el
estallido muestra donde lo que se había cristalizado soportaba la tensión de una pregunta o de un
conflicto. Este punto ubicable solo a partir del desencadenamiento es el “punto débil del sujeto”,
punto de lapsus o equivoco del nudo y también punto donde lo que viene a reparar el
anudamiento es denominado Sinthome (debilidad de estructura y no contingente). Las locuras son
formas en que se muestra el punto de débil del sujeto, punto por donde el sujeto surge como
efecto del anudamiento (que siempre es suplencia de una falta), punto alrededor del cual también
lo mantiene (mediante desconocimiento, rigidez y restricción) y también punto por donde puede
perderse (estallido que enloquece)
DESENCADENAMIENTOS Y LOCURAS NEUROTICAS EN LOS HISTORIALES FREUDIANOS

El desencadenamiento de la neurosis, para Freud, se produce cuando se le plantea un conflicto al


sujeto. Se trata de la aparición de una dificultad, siempre relativa a la economía libidinal, que el
sujeto no puede resolver (es insoportable) y que este intenta solucionar mediante la formación de
síntoma, inhibición o angustia.

Lacan propone que la neurosis tiene estructura de pregunta: pregunta por el ser (Que soy?) que
en realidad es la pregunta por el ser del Otro.

Dora: el problema es cómo enfrentarse con el amor y la sexualidad a partir de lo que le ocurre con
el Sr. K, en términos de Lacan ¿Qué es ser una mujer? Para confrontarse con esa pregunta la
solución problemática que encuentra es identificarse a la posición masculina. El
desencadenamiento se inicia con un pasaje al acto (la cachetada al Sr. K) y toma la forma de una
locura “un pequeño síndrome de persecución vinculado a su padre” que se distingue tajantemente
de una paranoia en que no se trata de una certeza inconmovible (se irá desanudando a partir de
las inversiones dialécticas que Freud va ayudando a producir). Lo que encadena y lo que se
desencadeno se articulan siguiendo la estructura de una banda de Moebius.

El hombre de las ratas: el desencadenamiento tiene dos momentos, ambos entrelazados con la
pregunta ¿ser o no ser?, la pregunta por la vida y la muerte se centra en lo que le ocurre al sujeto
a partir de la muerte de su padre y un duelo que se vuelve patológico (aquel desencadenado por la
pérdida del objeto y que dura más de lo normal, no presenta delirio de insignificancia y opera la
ambivalencia, que siempre lleva un componente de culpa. La elección del objeto de amor es
ambivalente, cuando se lo pierde se produce una regresión de la elección de objeto a la
identificación y el objeto queda alojado en la fantasía).

Freud interpreta el desencadenamiento como la disyuntiva a partir de la propuesta matrimonial


de la madre: la mujer de sus sueños o la persistente voluntad del padre. el encadenamiento se
produce por la vía de la inhibición: el sujeto queda detenido, no puede avanzar en nada de su vida.
Y lo que viene a romper ese equilibrio inestable es una serie de accidentes durante las maniobras
militares en las que las identificaciones con su padre se reaniman y lo traen a un presente de
fantasma que es cuando se vuelve mas creíble y terrible. Toma la forma de la locura: delirae
obsesivos que lo sumergen en una serie de confusiones y lo incitan a una profusión de
movimientos que se anulan unos a otros, con premisas falsamente verdaderas que lanzan al sujeto
a la obediencia loca y ciega de un Padre al que “no se puede contradecir”.

Juanito: el niño se pregunta por el origen de los niños y la función que su hace pipi, y el de su
padre, podría tener que ver en eso. Desencadenamiento por la irrupción del goce proveniente de
su propio cuerpo, la primera respuesta es la angustia, que deviene en un segundo tiempo un
síntoma fóbico. La fobia suple las carencias del padre R y así encadena.
El desencadenamiento, para Lacan, es la irrupción del goce del pene R y de ahí el conflicto: o
seguir siendo el falo de la madre o hacerse de ese pequeño “hace pipi” que prometia
satisfacciones de esa índole, irrenunciables (pasar de la aprensión fálica a la aprehensión castrada
de la relación con su propio cuerpo). Para hacer este pasaje se requiere la efectuación de la
metáfora paterna y dado que ese padre R no termina de ubicarse en el lugar donde Juanito podría
apoyarse en él para ir más allá entonces debe surgir algo que haga suplencia de tal carencia. Esa
suplencia es el segundo paso de un primer estallido de angustia, donde la angustia señala el
problema y a la vez abre un camino posible hacia la respuesta subjetiva. La dialectizacion de la
fobia, a través de la sucesión de fantasías-mitos que tienen lugar en el marco transferencial,
permitirá que la misma vaya cediendo. El decir se pone en movimiento y eso permite las
permutaciones y los encuentros que hacen a un cambio de posición.

Freud 3 fases de la histeria de angustia

34 Mazzuca, R., “La neurosis obsesiva en la elaboración lacaniana”.


Origen y vicisitudes de la neurosis obsesiva como entidad clínica.

Lo que resulta esencial es una estructura definida por la posición del sujeto, la relación con el Otro,
las modalidades del deseo, la funcion del fantasma, la relación con el goce.

La relación con el otro en la obsesion.

LAS ESTRUCTURAS SUBJETIVAS, LA DEMANDA Y EL DESEO.

En la elaboración de la NO el periodo mas importante es entre el seminario 4 y el 6, periodo en el


que predomina la relación del que habla con su nterlocutor y deja un poco de lado la relación de
los sgtes entre si y con el sdo. Se trata de la relación del sujeto con el otro en su doble vertiente:
imaginaria (con el otro, el semejante) y simbolica (con el Otro, lugar de la palabra).

Con este modelo como instrumento se introduce y analiza la dialéctica de la necesidad, la


demanda y el deseo. El registro simbolico impone al sujeto, para satisfacer sus necesidades,
dirigirse al otro con un pedido que no puede formular sino con sgtes. En esto consiste la demanda.
De allí que el sujeto dependa del Otro. La rta del Otro se produce siempre sobre la posibilidad de
rechazo. De este modo, el Otro queda ubicado en un lugar de omnipotencia. De allí que la
demanda se duplique: además, hay una demanda de amor, de la buena disposición del Otro.
La NO se trata del deseo de la muerte del otro, y aun de la demande de muerte del Otro. De esta
manera, la ambivalencia obsesiva queda planteada en términos de demanda, como una demanda
de muerte del Otro y una demanda de amor que va en el sentido exactamente contrario, ya que el
amor tiene el efecto de hacer existir al Otro. Es lo que Lacan llamara el callejón sin salida de la
estructura obsesiva: en la medida en que se trata de dos términos contradictorios se impone la
lógica de la imposibilidad, la satisfacción de uno impide el cumplimiento del otro. Esta
imposibilidad del registro de la demanda se reencuentra también en el deseo del obsesivo cuando
desea la muerte del otro, ya que se dirige a destruir al Otro pero, estructuralmente (dado que el
deseo es el deseo del Otro), requiere del lugar del Otro para sostenerse como deseo. Finalmente,
se expresa también en el modo de pedir del obsesivo, que resulta insoportable para el otro. El
niño obsesivo esta siempre pidiendo algo, y entre todos los niños que piden, su demanda resulta
insoportable, es su forma de pedirlo.

La posición de espera del obsesivo es una coartada para no comprometerse con su deseo.
Atribuye al Otro el impedimento de su conducta para desligarse de su responsabilidad de la vida.
El obsesivo cree que el impedimento proviene del Otro. Tambien usa,como coartada ante el
deseo, la creencia en su propia impotencia. La cultiva, cree que no puede, para postergar su
deseo, o para evitar encontrarse con el deseo del otro. Y cuando este deseo es deseo del Otro
sexo, cultiva la sospecha de su homosexualidad. Las fantasias de homosexualidad en el obsesivo
tienen una funcion imaginacio de coartada exactamente en el mismo sentido que la espera de la
muerte del amo. Interpretarla como homosexualidad latente, y no como fantasma usado como
justificación, implica legitimarla y entrar en el juego de la coartada obsesiva.

La reducción del deseo a la demanda.

Es otra manera de evitar el deseo, que acarrea la anulación del mismo.

El obsesivo hace de la prohibición misma el objeto de su deseo. Asi, resulta un deseo cuyo
cumplimiento es imposible, pero no extinguido. Cada vez que el sujeto obsesivo se acerca al
objeto de su deseo, este se esfuma.

El hombre de las ratas en el esquema L.

Por una parte, hay una cadena, una cadena de palabras, que se ubica en el eje simbolico y que
remite a fallas del padre: por una parte, a la falta de fe que presidio el matrimonio de su padre
(que hace resonancia en el plan matrimonia desencadenante de la neurosis) , y por otra, al abuso
de confianza con el camarada militar con quien el padre quedo en deuda por el dinero prestado y
no devuelto (que hace eco en las vicisitudes de la imposibiidad del pago de los quevedos). Ambas,
como mito individual, forman parte del texto del gran delirio de las ratas con que el sujeto llega a
la consulta de Freud.

Existe también el eje imaginario, en el que se reconocen las figuras idealizadas del padre y de la
mujer, amados y odiados. Es decir que aquella cadena se cruza con la trama de los fantasmas
donde se conjugan en una pareja de imágenes narcisistas, la sombra de su padre muerto y el ideal
de la demanda de sus pensamientos.

La insatisfacción y la imposibilidad del deseo.

En la histeria, para sostener el deseo, el sujeto cultiva la insatisfacción, especialmente en el deseo


del otro. La NO se apoya en la imposibilidad misma del cumplimiento del deseo. Asimismo,
mientras el histérico acentúa el lugar del Otro como lugar del deseo, el obsesivo prmueve la
relación con el objeto como condición absoluta del deseo.

El seminario 10: el objeto y el fantasma.

El objeto a no es el objeto del deseo, sino el objeto que lo causa, Por eso lacan dice que esta por
detrás del deseo, porque lo causa. En el proceso de constitución del sujeto en el Otro queda un
resto. Hay algo del viviente que no queda apresado por el sgte y esto es el objeto a, una parte de si
mismo que el viviente pierde en su nacimiento como sujeto. De allí que Lacan lo caracterice como
el objeto perdido, irreductible tanto a lo S como a lo I. Es también un efecto del lenguaje, un
producto.

En el Sem 10 el objeto a asue 5 formas: oral, anal, fálica, escopica e invocante. Son partes del
cuerpo, pecho, heces, falo, mirada, voz, que responden a la estructura de separación en relación
con la constitución del sujeto en el lugar del Otro.

El objeto anal.

El excremento entra en la subjetivación por la via del Otro, porque el Otro lo demanda. Queda
ubicado como el objeto especial que es pedido por la madre. Se trata de una doble demanda.
Primero se le pide que lo retenga, con lo cual se lo reconoce como su pertenencia. Luego se le
demanda que lo suelte, que lo entregue, como un don. Se lo considera un objeto valioso y su
entrega es reconocida por el Otro. Asi, aporta una satisfacción a la demanda del Otro. Pero al
mismo tiempo, es un objeto desechable, se lo tira. Esta oposición funda ya una primera oscilación
del sujeto entre 2 puntos extremos y se encuentra en el origen de la ambivalencia que caracteriza
al obsesivo que se relaciona con los dos tiempos de la demanda: primer tiempo, el objeto es
valorizado; segundo tiempo, es repudiado.

La importancia del primer tiempo de la demanda es que para dar lo que el Otro pide en las
condiciones adecuadas, tiene que comenzar por retenerlo. De aquí que la forma plena del deseo
en el nivel anal surge como deseo de retener, y esta ligada inicialmente a la inhibición de la
funcion corporal y del goce que esta implica. El deseo de retener de manera gral caracteriza la
estructura fundamental del deseo. Ese rasgo esta ligado a las postergaciones del acto,
característica de la NO, en tanto la inhibición y el acto constituyen con el deseo una tríada
íntimamente relacionada.

La estructura obsesiva en los otros niveles de constitución del deseo.

El objeto anal puede simbolizar, al menos en uno de sus tiempos, lo esencial del estadio fálico, a
saber, el falo en tanto que su desaparición, su afánisis.

El objeto mirada y la imagen como objeto.

Para el obsesivo hay una importancia de la mirada del Otro, en cuyo lugar se ubica y se contempla
a sí mismo como otro. Se trata de esa proyección del sujeto en el campo del ideal, desdoblado
entre, por un lado, el alter ego especular, el yo idea y por otro lado, lo que esta mas alla, el ideal
del yo. Alli donde se trata de recubrir la angustia, el Ideal del yo adquiere la forma del
todopoderoso.

El mantenimiento de esta imagen de el lo que hace que el obsesivo persista en mantener toda una
distancia respecto de si mismo, que es precisamente lo mas difícil de reducir en el análisis, debido
a lo cual todo lo que hace nunca es para el,, tan solo es algo que percibe en ultima instancia como
un juego, que a fin de cuentas únicamente beneficia a aquel otro de quien hablo, esa imagen de si
mismo.

De lo que verdaderamente se trata en el obsesivo es que nunca le esta permitido a su deseo


manifestarse en acto.

El quinto nivel de constitución del deseo se relaciona en la estructura obsesiva con el sadism, cuyo
objeto es la voz.
La clínica de Lacan prosigue su desarrollo con la construcción del objeto a, ya no como causa del
deseo sino también como plus de goce. El objeto a implica una perdida de goce, pero al mismo
tiempo, su composición ajena al sgte lo convierte en el lugar de la estructura apto para recuperar
algo de ese goce perdido.

El seminario 16: el saber y el goce.

LA NEUROSIS EN EL REGISTRO DEL NARCICISMO.

El perverso se consagra al intento de hacer volver el goce al Otro que, por su estructura sgte, esta
desierto de goce. El neurótico se enfrenta con la imposibilidad de lograr la conjunción entre el
objeto a y la imagen especular.

La fobia es la forma clínica que realiza el pasaje desde la estructura de la perversión a la neurosis,
ya que se desencadena justamente por el impacto de la org narcisista sobre un estadio previo
analítico, es decir, donde se superponen el objeto a y la imagen narcisista. La angustia intolerable
desencadenada por esta conjunción solo se resuelve en la constitución de la fobia.

LA NEUROSIS EN EL REGISTRO DEL GOCE: ELECCION, ECLOSION Y DESENCADENAMIENTO.

Lacan toma en cuenta para explorar las neurosis 3 vertientes: el saber, el Otro y el goce. Hay 3
terminos a distinguir: la elección de neurosis, el desencadenamiento de la misma, y su eclosion.

La elección de neurosis no es que el sujeto elija una neurosis, ni ser neurótico, se refiere a si el
sujeto termina siendo neurótico o psicótico. La cuestión radica en la manera en que se
presentaron los deseos en el padre y en la madre, es decir, en que ellos han efectivamente
ofrecido al sujeto el saber, el goce, y el objeto a. El término eclosion de la N tiene como referencia
la historia infantil, ya que ocurre en situación de prematuracion con respecto al ejercicio de la
funcion sexual. Lacan lo define como el momento de una intrusión de goce autoerotico. La
eclosion de neurosis sí presenta una elección: se realiza entre el punto de imposibilidad
introducido por la proximidad de la conjunción sexual y la proyección de esta imposibilidad en
términos de iinsuficiencia debido al tiempo prematuro en que ella se juega en la infancia.

LA HISTERIA Y LA NEUROSIS OBSESIVA.


En la génesis lógica del plus de gozar, el obsesivo se situa en el sentido ascendente de la serie. No
se dirige entonces hacia la castración, como la histérica, sino hacia el objeto ha surgido como
definición estricta de cierta proporción. La relación del objeto a con el goce queda enmascarada
detrás del campo del Otro depurado de este goce. El obsesivo o quiere hacerse pasar po amo,
pero lo toma como referente por su manera de escapar a la muerte. La finalidad del NO no es
tanto escapar a la muerte, sino al goce.

Los seminarios 17 y 18: el Edipo y la Castracion.

La castración no proviene del padre, sostiene Lacan, es un efecto determinado directamente por el
acceso al lenguaje.

Freud construye dos versiones del mito. Una, que toma de Sófocles: el asesinato del padre y el
acceso a la madre. Otra, de su propia invención: el padre de la horda primitiva. La primera, ligada a
la estrcutura histérica, la segunda, a la estructura obsesiva

36 Mazzuca, S., “¿Criminal?”


Importancia del sgte criminal en el Hombre de las Ratas (HR).

La fantasia de la muerte deseada del padre.

La primera interpretación de Freud recae sobre el síntoma obsesivo constituido por la emergencia
del sgte criminal.

Desde la muerte de su padre el sujeto se había reprochado ligeramente no haber estado para
acompañarlo en ese momento. El reproche se agudiza en el desencadenamiento de la neurosis.

La primera presentación de este síntoma se formula como el reproche de ser un criminal por no
haber estado presente en la muerte del padre.

Freud relaciona ese reproche con el contenido del pcipal temor obsesivo de su infancia: la
posibilidad de la muerte del padre. Freud eleva el temor al estatuto de un deseo, y propone al
paciente que puede considerarse criminal no por su ausencia, sino por el deseo icc de que su
padre se muera. El paciente habia comentado que la muerte del padre en su fantasia se
presentaba como solución imaginaria a sus problemas con las mujeres.

Freud se percata que acusar al sujeto de semejante deseo criminal no resuelve su culpa n lo vuelve
más responsable, sino que solo sirve a la satisfaccion de su goce masoquista. El ste criminal
rearticulado con el hoce masoquista, en el cual la letra del síntoma hunde tempranamente sus
raíces pero que no debe confundirse con su funcion de orientación en relación con lo real. Hay una
naturaleza imaginaria en ese goce.
…como goce masoquista…

El hombre sostiene su placentero sentimiento de si en demostrar a los militares, no que es


inteligente, honrado, o lo que sea, sin que es capaz de aguantar. Ademas, en el momento del
relato del tormento de las ratas, hay un goce del sujeto –ignorado por el mismo- no solo en la
imaginación del tormento, sino en haceselo sacar por Freud a la fuerza, con gran sufrimiento, y al
cabo de lo cual lo llama varias veces “mi capitán”

Dos concepciones de la causa.

Freud sitúa el desencadenamiento de la neurosis en la propuesta matrimonial que le hace su


madre. Sin embargo, dicha propuesta adquiere el valor traumatico porque el paciente la
interpreta como portavoz de la voluntad del padre ya difunto, u se encuentra entonces ante la
encrucijada que le impone una vez mas elegir entre su satisfacción y la voluntad de aquel. Esta
reaparición del padre como perturbador de su satisfacción reaviva el infantil e inocente dese de
muerte hacia el y la situación de su represión no deja otra via posible para la tramitación de ese
deseo que la neurosis.

Si el paciente enferma, no termina sus estudios. Si no termina sus estudios, no se casa. La neurosis
aparece porque el sujeto no ha decidido…aun. Cuando decida, dejara de estar enfermo, pues la
enfermedad no tendrá razón de ser. La ganancia de la enfermedad es el ahorro de la
confrontación con algo traumatico., con lo traumatico de la castración.

El sgte depurado.

La irrupción del síntoma del sgte criminal sanciona el verdadero desencadenamiento de la


neurosis, unos ocho meses antes de la propuesta marital. En el velorio de una tia. Lo que
desencadena la neurosis del paciente es una declaración de amor de un hombre a una mujer a la
que acaba de perder para siempre. El interpreto en el dicho de su tio viudo la puesta en duda del
amor de su padre hacia su madre. El neurótico choca de frente con la deuda de amor del padre
hacia la madre: el padre dejo de lado la mujer que amaba para casarse con la madre y devenir rico.

...forjado en la infancia…
De pequeño, algo hizo mal y el padre lo correteaba para pegarle. Al no conocer los insultos,
arrojaba cualquier palabra. De repente su padre dijo “ese pequeño será un gran hombre o un gran
criminal”. El padre solia golpear al niño y a sus hermanitos. A partir de allí, deja de hacerlo con el,
no con sus hnos. Es un “hasta aca llegue, hice mi parte, lo que pude, ahora ya no depende de mi,
este niño será lo que tenga que ser”. El niño se queda allí sin padre, y tiene apenas cuatro años.

Es, entonces, el sujeto mismo q se golpea a si solo con el sgte que el padre le ha dejado: criminal.

Hay allí un goce que se gesta de manera retroactiva e incc: cuando el padre ya no pega, solo tras
confrontarse brutalmente con su inconsistencia, se libidinizan los golpes que antes supo propinar.
Porque la satisfacción obtenida en la imagen del potente padre golpeador radica en que se
interpone como defensa ante la inconsistencia del padre, su disipación. Por eso decimos que se
goce tiene una estruc icc.

El sgte criminal le cae encima justo cuando se atraviesa el umbral que separa al padre potente de
su inconsistencia, justo para poner nombre a ese corte tan crucial en su vida.

…es letra goce que orienta en lo real…

El crimen era casarse por dinero, y sobre todo, dejar por ello pagando al amor. El sgte interpela al
sujeto sobre su futuro, interrogando si decidirá cometer o no el mismo crimen del padre ante lo
femenino. ¿sere un criminal? ¿me casare yo tmb por dinero?

Lo real, lo traumatico, reside allí, en eso insoportable, en la miseria masculina del padre.

41 Schejtman, F., “Encadenamientos y desencadenamientos neuróticos:


inhibición, síntoma y angustia
Cadena borromea

1º abordaje: metáfora de la estructura y desencadenamiento como corte de un eslabón (“el nudo


borromeo es la mejor metáfora de que solo procedamos del Uno”). Aplicado a la cadena
significante como tal. La primera consecuencia clínica es su aplicación a la psicosis.

PSICOSIS: representa la cadena psicótica (psicosis borromea) y su desencadenamiento y los


fenómenos que la caracterizan (mensajes de código o frases interrumpidas) como la ruptura de
esta cadena borromea de significantes por la liberación de un Uno. Locura como desenlace del
borromeo de tres eslabones.
NEUROSIS: encadenamiento no borromeo (“encadenamiento olímpico de tres eslabones”) que se
vale de la interpenetración para sostenerse, de modo que cada uno de los eslabones pasan por el
agujero de los otros dos.

2º abordaje: (Seminario 21) el borromeo caracteriza la relación entre las tres dimensiones del
espacio habitado por el hablante (RSI) lo que deriva de una autocritica Lacaniana: Los significantes
no forman cadena, la cadena no es más que una apariencia (hay Uno pero el dos –del saber-
aparece después artificialmente y no sin forzamiento). Las consecuencias clínicas de este planteo
se ubican a la altura de los seminarios 22 y 23. El anudamiento ya no se aborda como metáfora
sino como decididamente real (“el nudo no es el modelo, es el soporte. No es la realidad, es lo
real”). La “puesta en plano” del nudo conduce a la localización de los goces en las intersecciones
de los registros y el objeto a, y a emplazar en el nudo achatado el trío freudiano de inhibición,
síntoma y angustia a partir de la apertura de aquellos registros (1º abordaje el trío freudiano como
apertura de registros): inhibición como una detención producida por la intrusión de lo I en lo S, el
síntoma como efecto de lo S en lo R y la angustia como un desborde de lo R sobre lo I. A pesar de
estas aperturas de los registros, el nudo no se desarma.

Primera formulación del encadenamiento neurótico

Críticamente planteada a los inicios del Seminario 22 como freudiana, Lacan expone una cadena
borromea enlazada con un 4º eslabón que considera superfluo (realidad psíquica, complejo de
Edipo o nombre del padre). La dirección de la cura (apreciación transitoria) implica prescindir de
ese 4º eslabón que considera sostiene la función religiosa del padre, no obstante no se plantea
como corte o ruptura del eslabón ya que esta perspectiva va dejando paso a la modificación en los
puntos de cruce que posteriormente se denomina “lapsus del nudo” (Seminario 23).

En lo que resta de RSI, deja de proponer a la reducción del cuarto al tres como meta de análisis: los
tres registros no se anudarían por si solos, de tres consistencias, no se sabe nunca cual de las tres
es real y por ello es necesaria la cuarta que introduce la disimetría en el encadenamiento y con
ello la diferencia entre S, R e I. No se puede prescindir del padre, el cuarto eslabón es irreductible,
sobre el recae la función de nominación y diferencia tres nominaciones: nominación imaginaria
(Ni) para la inhibición, nominación real (Nr) para la angustia y nominación simbólica (Ns) para el
síntoma. El trío freudiano es abordado en este segundo momento como cuarto eslabón: nombres
del padre que, redoblando cada uno de los registros, pueden enlazarlos de modo borromeo.

Encadenamientos para la elaboración nodal de la clínica de la NS (4, 5, 6 seminario inexistente)

Cadenas neuróticas: el trío Lacaniano redoblado por el trío freudiano arrojaría seis cadenas
neuróticas básicas (perspectiva anunciada por Lacan en la última clase del Seminario 22 pero no
llevada a su término), seis ordenamientos de los registros redoblando el síntoma a lo simbólico, la
angustia a lo real y la inhibición a lo imaginario.
Tétrada Reparación/ localización del Nominación Descripción
doble lapsus entre Sinthome
S síntoma I R SI S:síntoma Síntoma- metáfora
S síntoma R I SR S:síntoma Síntoma- letra
I inhibición S R IS I: inhibición Inhibición que afecta a lo S
(imaginarizaciòn de lo S)
I inhibición R S IR I: inhibición Inhibición que afecta a lo R
1º T JUANITO (imaginarizacion de lo R)
R angustia S I RS R:angustia Angustia- letra
(realización de lo S)
R angustia I S RI R: angustia Angustia- cuerpo
(realización de lo I), terror: JA

La noción de Sinthome alcanza su estabilidad conceptual cuando se aparea con la noción de


“lapsus del nudo” (5º y 6º clase del Seminario 23). El Sinthome es la reparación del fallo en el
anudamiento (lapsus o error del nudo). El lapsus solo es posible localizarlo retroactivamente a
partir del lugar en el que se efectúa el remiendo (Sinthome). Este cuarto eslabón enlaza a los tres
registros de modo borromeo (solo en la cadena neurótica).

La neurosis implica un doble lapsus en la cadena en los puntos de cruce entre los mismos dos
registros cuyo resultado sería un desencadenamiento absoluto: los tres eslabones se sueltan. El
nudo falla desde el inicio (el falo estructural es el “no hay relación sexual”) y los tres registros no
se enlazan per se. Los tres registros se encadenan de forma borromea por el suplemento del
cuarto anillo edipico y paterno. Ese cuarto anillo es la respuesta neurótica al hecho de que no hay
relación sexual. Hay complejo de Edipo porque no hay relación sexual. La prohibición paterna,
edipica, redobla y resuelve así la imposibilidad de la complementariedad entre los sexos. En la
cadena borromea existen tres localizaciones posibles para los dobles lapsus entre los mismos dos
registros y para cada uno de esos tres dobles lapsus existen dos posibles reparaciones en función
del redoblamiento de uno u otro de los dos registros implicados (seis reparaciones sinthomáticas).
En este caso los miembros del trío freudiano constituyen versiones del cuarto eslabón (Sinthome)
pero a la vez pueden ser abordados como modos del desencadenamiento de la estructura por lo
tanto se obtienen tres variantes del desencadenamiento neurótico a partir del trío freudiano
(nombres traumáticos del padre).

Clínica de los encadenamientos y desencadenamientos neuróticos

JUANITO (Seminario 4)

T1: el “paraíso de la dicha de Juanito”. Juanito en la posición de falo imaginario (conducido a eso
por el juego de engaños con la madre), el sujeto es “sujeto-sujetado”, detenido, su cuerpo entero
capturado en la obturación de la carencia materna. Domina la inhibición como nominación
imaginaria, aquella que redoblando lo imaginario se sitúa entre I y R (imaginarizaciòn fálica de lo
real del cuerpo infantil). La identificación con el falo opera equilibrando la estructura por la
inhibición, amarrando los registros al reparar y localizar el lapsus entre I y R.

T2: Se impugna la posición anterior a partir de las primeras maniobras masturbatorias del niño.
Puesta en cuestión de la solución provista por aquella identificación por el encuentro con el real
perturbador: si se lo tiene (pene real) no se lo es (falo imaginario). El desencadenamiento se
produce por el encuentro con un goce inédito redoblado por la carencia del castrador (padre real):
el padre de Juanito se obstina en no querer castrarlo. Se trata de un doble lapsus (entre S y R):
surgimiento del pene real + carencia del padre real, esto desencadena el lazo cuaternario,
volviendo inoperante la identificación fálica: es la irrupción de la angustia (angustia que
desencadena). Angustia ante el interrogante que supone para él, el insondable deseo materno y
que deja entrever la tachadura en A.

T3: aparición casi inmediata de una respuesta (primer aspecto de la fobia): temor, horror (distinto
de la angustia) a ser devorado por la madre, el A primordial. Esto implica la escritura de una
angustia- Sinthome, recurso problemático ya que instala al sujeto frente al goce de A, redoblando
lo R, reparando y localizando el lapsus entre R e I. La angustia se torna horror ante la posibilidad
del goce del A (JA) sin tachar, da consistencia al goce de A antes del encadenamiento estable
otorgado por el caballo que sintomatiza la posición subjetiva. La constitución del síntoma fóbico
implica una operatoria metafórica de un ste. “caballo” que corrige la falla del padre real, suple la
función alicaída del padre sustituyendo a su vez el deseo de la madre en la metáfora paterna: el
síntoma fóbico es un NP. Este síntoma-metáfora anuda desplazando el lapsus, leyéndolo entre S e
I.

DORA (Seminario 3 e Intervención sobre la transferencia)

T1: Histeria compensada (“la opereta vienesa”). La dificultad que supone para Dora el
“reconocimiento de su femineidad” se resuelve con la identificación viril: al padre y a su hermano
(principalmente), a Freud y al Sr. K. La identificación con este último es el sostén capital en el
abordaje de su objeto de interés: la Sra. K, quien encarna para Dora “el misterio de su propia
femineidad”. El yo de Dora es el yo del Sr. K (identificación que le da consistencia a su yo) y en
tanto ella es el Sr. K todos sus síntomas cobran su sentido definitivo: son compatibles con esa
identificación que le permite responder con su yo, desde el lugar del hombre de turno, qué es ser
una mujer. Su tos (síntoma soportado fantasmáticamente que estabiliza) conlleva no solo la
identificación sino también un fantasma: la fantasía de felatio (extraída del equívoco ste. Hombre
de recursos/ hombre sin recursos -padre impotente-) y de ella deriva su complicidad con el padre
ya que esta fantasía le asegura que haya relación y le entrega una respuesta a la cuestión de lo
femenino: una mujer es un objeto a ser chupado. Donde el padre chupa, Dora tose.

El nudo implica una nominación imaginaria (inhibición) que sitúa y repara el lapsus entre S e I,
fijando la posición yoica en la identificación viril especular y que se prolonga haciendo síntoma en
una nominación que llega a redoblar lo S. Este cuarto eslabón mantiene hasta cierto punto la
condición borromea ya que si bien cíngulo de los anillos interpenetra a otro para el enlace, no
implica que cortando cualquiera de ellos todos se suelten.

T2: descompensación por la caducidad del Sinthome. Se ubica en la escena del lago con el
abordaje amoroso (“mi mujer no es nada para mi”). El Sr. K le es imprescindible como mediador en
el abordaje de la Sra. K, pero lo es en tanto su mujer sea algo para él, de lo contrario se vuelve
inútil. Por lo tanto la identificación viril ya no es la solución sintomática para tratar la falla del
anudamiento.

T3: La bofetada de Dora al Sr. K es un pasaje al acto, salida respecto de la angustia que podría
conllevar el desencadenamiento y además un sueño responde de inmediato a la
descompensación(incendio y llamado al padre a intervenir), prefigurando el viraje de la posición
de Dora (de cómplice a reivindicativa) y escribiendo el reanudamiento. Dora exige al padre una
ruptura con los J y aparece un “pequeño síndrome de persecución vinculado al padre”. En este
punto se trata de una nominación R (angustia-Sinthome) que reanuda la estructura leyendo la no
relación como reparación entre R e I.

En esta posición Dora acude a Freud por demanda del padre, quien la escucha bajo sus propios
prejuicios engendrando dificultades en la transferencia que derivan en el abandono precipitado
del análisis. No obstante, los efectos terapéuticos determinados por el pasaje del síntoma por la
interpretación analítica implican la puesta en forma metafórica del síntoma (S-síntoma- I-R),
especialmente de la tos, bajo la transferencia (punto de llegada en el despliegue del anudamiento
de Dora).

HOMBRE DE LAS RATAS: tres momentos críticos para el sujeto

T1: Desencadenamiento de la NS adulta (muerte de la tía política y escena del velorio: dichos del
tío). Un año y medio después de la muerte del padre comienza un horrible remordimiento cada
vez más martirizador (efecto sintomático inmediato) por no haber estado en el momento preciso
de su muerte al punto de considerarse “criminal”, acarreándole una seria incapacidad para el
trabajo. Los dichos del tío (“Otros maridos se lo permiten todo, ¡Y yo he vivido solo para esta
mujer!”) confrontan al sujeto con la deuda del padre concerniente al amor (el hecho de haberse
casado por conveniencia con la “rica”). La falla del padre deja lugar para la respuesta obsesiva: el
sujeto se encarga de dis-culpar al A cargando sobre su espalda el peso del remordimiento. La culpa
es un remedio contra la falta de A- captada imaginariamente como deuda de amor del padre-. El
horrible remordimiento opera como Sinthome.

T2: La madre le comunica el plan de matrimonio arreglado con sus parientes ricos una vez
terminados sus estudios, lo que lo obliga a tener que decidir entre serle fiel a su dama amada o,
siguiendo a su padre, optar por el matrimonio con la rica-. El joven enfrenta la disyuntiva
enfermando lo que le dificulta nuevamente el trabajo: la postergación lo exime de la decisión que
debe tomar. Una vez más es confrontado con la deuda de amor del padre y nuevamente la
enfermedad le sirve para el tratamiento de esa coyuntura.
El T1 y T2 dejan entrever T3: encuentro con el Capital Cruel, figura del goce de A, que implica la realización
la falta de A y permiten de un fantasma que enloquece al sujeto: torturan a un prisionero… y no de
que asome una angustia cualquier modo. En el acto se le ocurre que esto sería ejecutado a su amada y
que es moderada más o también a su padre (muerto hace ya varios años). A estas ideas se suma la
menos inmediatamente obediencia ciega al dicho erróneo del capitán cruel que deriva en una compleja
por la acción del búsqueda del Teniente primero A. El objetivo de la consulta es que Freud haga un
síntoma que lo trata, en certificado para que el teniente A acepte el dinero pero la negativa a esta demanda
cambio el T3 supone el abre las puertas del dispositivo avivando el fuego de la transferencia dándole
encuentro con un A del consistencia al goce de A. por el “doloroso camino de la transferencia” se corrobora
goce (JA) que provoca el la construcción fantasmatica central del caso: la que lleva del “torturan a un
pánico sumergiendo al prisionero” al “mi padre me golpea”. La transferencia no solo se apoya en el sujeto
sujeto en un trance supuesto saber sino que hace lugar al “a supuesto gozar”. Esta tercera crisis
obsesivo que lo empuja corresponde no a un desencadenamiento angustiante sino a una de las formas de la
a la consulta. angustia-Sinthome, que como nominación real, posiciona y repara el lapsus de la
cadena entre lo R y lo I (R- angustia-I-S).

FOBIA A LAS GALLINAS (Helen Deutsch)

 Niño identificado tanto con la gallina como con una madre que toca y manipula
 Escena con el hermano: “yo soy el gallo y tu eres la gallina”, a lo que responde “¡Pero no seré una
gallina!”. Momento que supone el encuentro horroroso con la certidumbre del goce de A (y no con
lo angustiante del encuentro con el deseo de A). La crisis irrumpe bajo uno de los modos de
angustia-Sinthome, que se posiciona reparando el lapsus de la cadena entre R e I
(R-angustia-I-S).

No todo lo que se presenta clínicamente como crisis subjetiva corresponde a un


desencadenamiento en la estructura en términos nodales. Fenómenos clínicos diversos pueden
suponer ciertas rigidizaciones, reparaciones problemáticas, que eventualmente un psicoanálisis
consigue poner en cuestión y en ese punto el análisis desata.

Puntualizaciones:

 El goce del A en las neurosis: frecuente como respuesta al desencadenamiento angustioso. La


apuesta al fantasma le brinda consistencia, a su modo, a la suposición de ese goce.
 Angustia-sinthome: angustia que encadena y puede presentarse bajo diversas facetas. Referido a
una diversidad de posiciones más o menos angustiadas en las que se constituye algún orden de
respuesta al desencadenamiento.
 Movimientos de los eslabones en la cadena borromea: las diversas presentaciones de la cadena
constituyen la distancia que separa a una posición inhibida, de una angustiada, de otra
sintomatizada, estas dependen del posicionamiento del cuarto entre dos de los tres registros. El
pasaje de cadenas, por ejemplo de la primera a la segunda en Juanito mediado por el
desencadenamiento, se produce por el movimiento de los eslabones en el encadenamiento. Se
trata de diversas presentaciones de la misma cadena de cuatro eslabones. El intercambio de
parejas también es posible. Aunque la presentación de la cadena mute, ninguna permutación es
inadmisible. Sin necesidad de corte alguno, el cuarto eslabón puede movilizarse a las distintas
posiciones.

Iii NEUROSIS Y SÍNTOMAS CONTEMPORÁNEOS

43 Aksman, G., “Depresión: un nombre de la inhibición”.

Cuando la amenaza de castración no se vincula al Padre como agente sino que proviene de la
madree fálica interviene la inhibición haciendo renunciar al yo a aquellas funciones que fueran
fuente de angustia. Es decir, el padre interviene para hacer posible la represión e instituye la ley
de prohibición del incesto. Cuando esa funcion esta fallada, el sujeto halla su refugio en la
inhibición.

44 Eidelberg, A., “Lo actual del pánico”.

Lo actual de Freud sobre la neurosis actual de angustia.

Freud afirma que el estado de angustia que se mantiene la mas de las veces latente para la cc
puede irrumpir de pronto y provocar un ataque de angustia, es decir, pánico.

Freud indica 4 maneras en que el ataque de angustia puede manifestarse:

1) como sentimiento de angustia solo, sin representación asociada; 2) como angustia mas una
interpretación de tonalidad trágica; 3) como angustia, contaminada con alguna parestesia que
funciona como aura; 4) como angustia aminorada, conectada con diversas perturbaciones
corporales: perturbaciones de la act cardiaca y de la respiración, oleadas de sudor, temblores,
hambre insaciable, diarreas, vertido, congestiones y parestesias.

En relación con los ataques de pánico/angustia y los recursos fallidos para evitarlos puede
desarrollarse conductas fóbicas de 2 tipos: relativas a amenazas comunes como bichos, oscuridad;
o relativas a la locomoción. La diferencia entre las fobias de las neurosis de angustia y las fobias de
las NO es que en las primeras la psicoterapia no es posible porque el afecto es monótono, no
proviene de una representación reprimida, por lo tanto, el mecanismo de sustitución no vale para
estas.
En la neurosis de angustia el mecanismo ha de buscarse en ser desviada de lo psíquico la
excitación sexual somatica y recibir, a causa de ello, un empleo anormal.

Freud no descarta que la NA pueda también generarse por el trabajo excesivo, pero esto no
oficiaría mas que com factor desencadenante y no como causa especifica. La causa es la
insuficiencia psíquica para tramitar la excitación sexual.

Lacan actualiza las elaboraciones freudianas sobre la neurosis actual de angustia.

En Lacan la cosa no funciona asi, porque no hay posibilidad de coito adecuado entre un H y una
M.Para Lacan, entonces, se trata de un goce que angustia al irrumpir por fuera de la regulación
edipica-falico- fantasmatica, cuya funcion es sotener el sujeto neurótico en su ilusoria creencia de
que la relación sexual armonica existe. La insuficiencia psíquica freudiana puede leerse
lacanianamente como un punto de fracaso de la regulación del hoce que, como real, irrumpe
desorganizando el campo de lo I-S.

En el seminario 10, Lacan conceptualiza de distintas maneras que la angustia no es sin objeto. Pero
es un objeto que jaquea a la iagen y al sgte. Este objeto opaco al sentido es correlativo del A
barrado porque se aloja justamente en su falta deseante y es por esto que el deseo el Otro
provoca angustia: porque falta su falta, porque esta ha sido colmada con algo que no se puede
nombrar, y porque es el objeto mismo, que colma la falta del deseo, el que deviene deseante: es
un objeto a el que desea. La angustia aparece cuando falta la falta, cuando el deseo ha quedado
colmado y obturado por la presencia de algo que, debiendo haber quedado oculto y secreto, se ha
revelado y manifestado.

El objeto a que angustia es el objeto a causa que se libera de su paréntesis e irrumpe y perturba al
imaginario, colmando al menos phi, colmando la falta. Este estatudo del objeto a desnudo
vhiculiza lo real de un goce que hace vacilar el fantaste en el que se sostiene el sujeto neurótico
para velar lo real. Esta vacilación produce que el sujeto se encuentre desprovisto de su imagen
unificada (yo ideal) sostenida en la mirada del Otro simbolico (Ideal del yo). El sujeto queda
desprovisto del reconocimiento como persona en el deseo del Otro, mas bien, queda librado como
objeto a su capricho.

El llamado ataque de pánico es un desanudamiento de la estructura, es una salida no operativa


que implica el fracaso de los semblantes imaginario-simbolicos con los que el sujeto suele
mantener a raya lo real del goce.

Sobre la intervención analítica frente al ataque de pánico.


En la urgencia, será necesario que la escena fantasmatica se reomponga lo mas rápidamente
posible, será necesario intervenir para acompañar al sujeto a maniobrar con lo innombrable que lo
a-cosa, será necesario que la funcion de los paréntesis que enmarcan lo real retornen.

Se tratara de crear en cada caso la posibilidad de un lazo libidinal transferencial y maniobrar con el
en la dirección de la cura, apuntando a que este quantum pulsional insoportable para el sujeto
ceda y se ceda de alguna manera, ahí donde la tramitación simbolica parece muy obstaculizada. Se
trata de rebajar ese quantum excesivo y desbordante de la angustia.

45 Mazzuca, R., “Los excesos de la histeria”.

46 Schejtman, F., “Identificación de la epidemia”.

Me interrogare por la diferencia entre una identificación histérica, respecto de lo que haría de la
anorexia una epidemia en la actualidad.

Las seis identificaciones de “Psico de las masas y análisis del yo”.

Hay tres fuentes de identificación en Freud:

-La identificación es la forma mas originaria de ligazón afectiva con un objeto.

-Luego, se pasa a sustituir una ligazón libidinosa de objeto por la via regresiva, mediante
introyeccion del objeto en el yo.

- Y por ultimo, puede nacer a raíz de cualquier comunidad que llegue a percibirse en una persona
que no es objeto de las pulsiones sexuales.
Hay, al menos dos subtipos para la segunda fuente de identificación (con un rasgo del objeto
odiado, con un rasgo del objeto amado), y otras dos formas de identificación nuevas (en un tipo de
homosexualidad masculina, e identificación melancolica).

Entonces, los 6 tipos de identificación son:

-I

1) Identificacion Primaria: ligazón afectiva con un objeto. Todas las demás son secundarias a ella.
Este primer lazo afectivo con un objeto es una id con el padre, a quien el niño toma como su ideal.
La forma de esta id es cabalística, el niño quiere comerse al padre. Esta id es mitica o estructural.

Las siguients identificaciones son formadoras de sintomas neuróticos y situables en una diacronía:

-II

2) Identificacion con un rasgo del objeto amado: La id reemplaza la elección de objeto. Por ej, Dora
se identifica con la tos de su padre.

3)Identificacion con un rasgo del objeto odiado: por ej la voluntad hostil de sustituir a la madre en
el CdE se realiza bajo el influjo de la cc de culpa “has querido ser tu madre, ahora lo seras al menos
en el sufrimiento”. Es el mecanismo de la formación histérica de síntoma.

-III

4)Identificacion con un rasgo común con alguien que no es objeto libidinal (id. Histérica) :
Identificacion sobre la base de poder o querer ponerse en la misma situación (ej. Chica que recibe
carta de un chico). En este nivel ubicamos la primera versión de la epidemia. Es una identificación
por el síntoma. No se trata de identificarse CON ese rasgo, sino POR ese rasgo. Este es el tipo de id
de las masas: id con el conductor. Una masa es una multitud de individuos que han puesto un
objeto en el lugar de su ideal del yo, a conscuencia de lo cual s han identificado entre sí en su yo.

Lacan propone a la formación de masa como conjunción de a con el ideal del yo, superposición en
un mismo lugar del objeto a como tal y de ese punto de referencia sgte que se llama ideal del yo.
5) Identif en un tipo de homosexualidad masculina : es una id regresiva, pero no parcial.
Paradigma de esta forma es el “caso Leonardo”, quien identificado con su madre, ama a sus
discípulos, como la madre lo habría amado en su temprana infancia.

6) Id melancolica: la sombra del objeto cae sobre el yo.

Identificación primaria en Lacan

La identificación primaria comporta el trauma del aprendizaje de la lengua materna. Esta


identificación captura al viviente en las redes del lenguaje, lo que supone la pérdida de la
naturalidad, la suspensión de la satisfacción de las necesidades, el trastorno de las funciones
vitales por su cntaminacion por el sgte, encarnado en el poder absoluto materno y su demanda. El
sujeto es un identifijado a la marca que recibe del Otro.

La identificación de la masa es… la del EdE

El Ideal del yo –I(A)- es la instancia simbolica que regula y sostiene la id imaginaria. El yo ideal –
i(a)- es la imagen amable, pasible de ser amada, que, aunque imaginaria, es ofrecida al yo desde el
lugar simbolico del ideal del yo para que con ella se identifique. El yo-i(a’)- se constituye a partir de
la imagen del semejante.

Es decir que la identificación imaginaria se soporta de la instancia simbolica. El hecho de que el


niño frente al espejo voltee la cabeza para buscar la garantía del reconocimiento de su imagen en
quien lo sostiene refleja que es preciso que desde un lugar tercero –simbolico- se le ratifique al
niño que esa imagen del espejo le corresponde, que es él.

Bien, la id que da consistencia a la masa no se distingue en nada de esta. Se hace masa como se
hace yo, por medio de idéntica identificación especular.

La id en la melancolía.
En la melancolía, en el lugar del objeto perdido queda una id regresiva. Hay allí una regresión al
narcicismo porque el tipo de elección que estaba en juego era narcisista. Se resigna, entonces, tal
elección de objeto narcisista, y la sombra del objeto cae sobre el yo.

En este caso, el objeto no va al lugar del ideal, sino del yo. Y cuando esto ocurre no hay lugar para
la formación de masa, mas bien, hay caída de los lazos.

Una variación sobre el esquema de la masa para la id histérica.

La id histérica concierne al deseo, y en ello desborda al abordaje yoico propuesto para la masa.

El deseo de la histérica no es deseo de un objeto, sino deseo de deseo. La id no esta aquí en el


nivel de yo a yo, sino en el nivel de deseo a deseo.

De todas maneras, la histérica puede llegar a hacer masa: se puede dejar ubicada en el esquema
freudiano la posibilidad de una suerte de oscilación del objeto, localizándolo a veces en el lugar del
ideal del yo, y otras en el del sujeto.

La anorexia mas alla de la histeria.

En el caso de la anorexia, el síntoma y la epidemia contemporánea no se producen en el nivel de la


id de deseo a deseo –id histérica-,sino en el nivel de la imagen. En este sentido, es claro que lo que
se llama síntoma en un sentido estricto en la anorexia comporta mas u trastorno perceptivo que
uno alimenticio: lo que se les vuelve insoportable a las anoréxicas de hoy en dia es aquel rollito
que no dejan de percibir en un cuerpo que es ya casi un esqueleto, mientras que se hallan bien a
gusto con las restricciones alimentarias que se autoimponen.

Y ello termina acercando la epidemia actual de anoexia al fenómeno de masa y a su exlicacion a


partir de la id imaginaria. Es decir, aquí el síntoma y su extensión epidémica se producen de yo a
yo, mientras que el síntoma conversivo histérico se ubica en la relación de deseo a deseo. Pero,
con todo, la epidemia anoréxica se separa de la masa porque la localización del objeto, en este
caso, no se lleva al lugar del ideal, sino del superyó.
47 Schejtman, F., “Capitalismo y anorexia: discursos y fórmulas”.

Anorexias blandas → “comer nada”, funciona como una estrategia sutil para sostener el deseo, el
rechazo del alimento supone en verdad un llamado, una apelación al Otro del deseo.

Anorexias duras → más graves, se encuentran con el propósito drástico de devenir nada. La repulsa
radical del Otro se extrema aquí más allá del deseo de nada, se trata de la reducción misma del deseo
a la nada, “apetito de muerte”.

El sujeto por la incidencia del discurso capitalista es conminado a confrontar su ser de goce sin el
auxilio de mediaciones, es el fracaso de la histeria discursiva del que algunas anorexias dan el
paradigma. La anorexia blanda comporta una defensa extrema de la subjetividad, el intento de
salvaguardar la división del sujeto pero sin la referencia al par significante. Así absolutamente
identificado con ella, en su delgadez pertinaz, su cuerpo se reduce a la barra misma que tacha al
sujeto. Contrariamente, es en la anorexia radical donde no se trata de llevar al extremo ninguna
estrategia histérica. No hay apelación al Otro del deseo o del amor, ni intento de preservar la división
del sujeto. Su rechazo es des-sujetamiento del Otro, nadificación del cuerpo. El goce mortífero que
extrae de su operación es del todo correlativo del hecho d haber quedado fuera-de-discurso. A
diferencia de la anorexia blanda, que interpone su pero al empuje al consumo, la fanática opera en la
misma línea que aquel. El deber de gozar que se impone, es obedecido férreamente, lo obedece hasta
el final.

La anoréxica dura si bien se afirma en el “sin excepción” (ni una caloría), su posición se encuentra en
las antípodas del no-todo. Totalitarismo extremo al que adhiere y se fanatiza. En las anorexias duras
encontramos que la negación de la excepción no se conjuga con el consentimiento a la re-partición
del goce (fálico y Otro goce), más bien con su impugnación. El repudio de la re-partición del goce da
lugar a cierto “feminismo” fanático e inconmovible como la anorexia misma. Su posición confluye en
la perspectiva de la negación de la excepción y la promoción del paratodismo.

En la anorexia radical se manifiesta el rechazo de la castración y de las cosas del amor: amorexia. Una
patología del amor, ya que hay rechazo por el partenaire y perturbación de la relación con la imagen
especular.

La epidemia histérica es una epidemia de deseo. La epidemia histérica es una epidemia de deseo,
puesto que su identificación se produce en la relación del deseo a deseo, tal identificación se regula
por el significante fálico.

En el caso de la anorexia, el síntoma y la epidemia no se producen en el nivel de la identificación de


deseo a deseo, sino en el nivel de la imagen. El síntoma es más un trastorno perceptivo, es la imagen.
Aquí el síntoma y su extensión epidémica se producen de yo a yo (como el fenómeno de masa). Pero
algo separa también a la epidemia anoréxica de la identificación clásica de masa: la localización del
objeto que, en este caso, no se lleva al lugar del ideal del yo, sino al del superyó. La comunidad que se
constituye es una comunidad de goce.

IV FENÓMENO PSICOSOMÁTICO:

48 Leibson, L., “Fenómeno psicosomático”.

La idea de lo psicosomático surge luego de que la medicina no encuentra causas orgánicas a las que
atribuirle la etiología y patogenia a una enfermedad. A principios del s XX se reintroduce la cuestión de
lo psíquico bajo esta forma de pensamiento que es la Medicina psicosomática, que tiene que ver con
todas aquellas consultas que reciben los médicos donde el elemento emocional e histórico del
paciente parece anudarse con su enfermedad.

Freud va a plantear al ICC como el autentico mediador entre lo psíquico y lo somático. El fenómeno
somático implicaría una falta de mediación, un rodeo que esquiva al ICC.

Enfermedades que se podrían caracterizar de psicosomáticas: ulcera gastroduodenal, asma, alergias,


psoriasis, caída de pelo en un sector del cuero cabelludo, colagenopatias, lupus, colitis ulcerosa, colon
irritable. Incluso algunos plantean que hasta el cáncer, la diabetes, y el desencadenamiento del Sida
tienen una incidencia de lo psicológico.

En la hipocondría y la histeria, no hay lesión orgánica. Lo que se pone en juego en la hipocondría es la


idea delirante de que se esta enfermo, y en la histeria el cuerpo en su condición de imagen, de
representación imaginaria.

En las neurosis de angustia (hoy ataque de pánico), habría esta incapacidad de lo psíquico de hacerse
cargo de las exigencias de la sexualidad y por ello la libido deviene angustia o sus equivalentes que son
estos síntomas como mareos, cefaleas, dolores, etc.). No hay mediación entre lo psíquico y lo
somático. Por eso no son analizables, porque el paciente no puede hacer ninguna asociación con eso
que le pasa.

En la enfermedad medica, hay lesión orgánica, evidenciable y detectable mediante estudios. El síntoma
orgánico tiene una fisiología y un curso de la enfermedad.

En el fenómeno psicosomático también hay lesión, puede no haber herida, pero si una alteración
funcional. Y además tiene un nombre (ulcera, psoriasis, alergia, etc.).

Lacan va a decir que en el fenómeno psicosomático hay un goce especifico, es algo del orden de lo
inscripto, pero a modo de sello, una marca. Fuertemente implicado con lo imaginario, además de estar
con el cuerpo simbólico. Habría un retorno de goce en el cuerpo, por el efecto de la falla del
significante como significante en la holofrase, no hay intervalo significante. Esta holofrase es algo que
viene del Otro.
V EPILEPSIAS:

49 Rosenstein, M., Thomson, A. y otros, “Epilepsias”.

Definición

Se definen como un grupo de trastornos caracterizado por paroxismos recurrentes,


espontáneos y transitorios de hiperactividad cerebral, que producen convulsiones o
equivalentes: trastornos de la CC, movimientos involuntarios, alteraciones del SNC o
trastornos psiquiátricos y sensoriales. Las convulsiones recurrentes son causadas por una
disfunción o enfermedad del SNC. La crisis es una alteración fisopatológica paroxística
transitoria de la función cerebral causada por la descarga neuronal, espontánea y
excesiva.

La anormalidad se encuentra en la corteza cerebral, incluido el hipocampo.

Clasificación

1) Crisis parciales: son producidas por descargas o hiperactividad neuronal,


focalizadas en una zona particular de la corteza. Las simples se caracterizan por
conservar el estado de CC, las complejas van seguidas de confusión y amnesia del
episodio.
a) Simples
- Con síntomas motores: movimientos involuntarios o clónicos de un segmento corporal.
- Con síntomas sensitivos: parestesias, adormecimientos de miembros, sensaciones
olfativas, vértigo, etc.
- Con síntomas del SN autónomo: epigastralgia, vómitos, arritmia, incontinencia.
- Con síntomas psíquicos: por foco en zona temporal. Entre ellos están las dismnesias
(deja vú, estados de emoción, ilusiones en forma de imágenes), las alucinaciones
visuales (con forma de proyección, vivencias de ensueño), las alucinaciones auditivas
(voces conocidas o no), y las alucinaciones olfativas (olores fuertes y desagradables).
También puede presentarse un pensamiento compulsivo.
b) Complejas
Presentan un trastorno focal, y se acompañan de un trastorno de la CC. Suelen iniciarse
como una simple y luego va seguida de confusión y amnesia.

2) Crisis generalizadas: son aquellas en las cuales la descarga o hiperactividad


neuronal se produce en la totalidad de la corteza cerebral, produciendo una crisis
masiva. Pueden ser convulsivas o no.
a) Convulsivas
- Crisis tónico-clónicas: se presentan en el 80% de los epilépticos. Se inicia con un breve
grito repentino, una caída, inconciencia y rigidez, extensión del tronco y las
extremidades. Sobrevienen primero las convulsiones tónicas y luego las clónicas. Las
primeras ponen rígidos los músculos, cabeza hacia atrás, mandíbula apretada, ojos
desviados. Este espasmo tónico da lugar a la mordedura de la lengua y la apnea, de lo
que deriva la cianosis progresiva (coloración azulada de la piel). Luego aparecen las
clónicas, sacudidas musculares involuntarias y simétricas de ojos, cabeza, movimientos
de flexión y extensión. Una vez producida la última sacudida el sujeto queda fláccido,
con reanudación respiratoria ruidosa y relajamiento esfinteriano. Pasada la crisis, entra
en un sueño profundo y sudoración. Luego despierta obnubilado, con cefalea y amnesia
del episodio.
b) No convulsivas
- Ausencias: episodios breves de inconciencia, casi exclusivamente ocurren en niños.
Mirada fija, aumento de tono muscular y automatismos simples. Duran 10 segundos.
- Mioclonías: brusca sacudida bilateral y sincrónica de los miembros superiores y a veces
de la cabeza y los miembros inferiores. Extremadamente breve.
- Atonías: suspensión del tono muscular, brusca y repentina caída.

Diagnóstico
Podemos arribar al diagnóstico a través de una anamnesis detallada, exploración física
y estudios complementarios. Es necesario preguntar por la frecuencia y la duración de
la crisis, además interrogar sobre el consumo de alcohol, drogas, traumatismos, etc.
Habrá que tener en cuenta ciertos síntomas asociados como alteraciones de la conducta,
depresión, síntomas psicóticos, violencia.
Diagnóstico diferencial
1) Con psicosis: a diferencia de lo observado en los psicóticos, la alucinación producida
en la epilepsia es principalmente visual, vivida como ensoñación. No condicionan el
comportamiento, ni promueven la construcción delirante. Lo viven sin certeza. Los
episodios epilépticos no son continuos, se presentan en forma paroxística y
estereotipada.
2) Con ataque y parálisis histérica: el mismo Freud decía: “por lo común, el ataque
histérico no sobreviene de manera tan repentina como en la epilepsia. Durante un breve
lapso los enfermos procuran luchar contra las convulsiones, al caer esquivan las
situaciones peligrosas. El epiléptico podría caerse hasta sobre el fuego. Mientras el
primero al comenzar el ataque se pone pálido y después cianótico, el rostro del
histérico conserva más o menos el color normal”. “tras el ataque los histéricos se
recuperan pronto. No queda ninguna inclinación a postrarse ni a dormir como en los
epilépticos”. Con respecto al DD de las crisis parciales somples con signos motores y
sensitivos, también citamos a Freud: “La histeria es ignorante de la distribución de los
nervios, toma los órganos en sentido vulgar…”

Tratamiento

Debe ser medicada con fármacos que actúan sobre la descarga neuronal como así
también sobre los síntomas. No debe ser bruscamente interrumpida. En los casos en que
las crisis reiteradas perturban la calidad de vida o la cognición, algunos neurólogos
recomiendan la intervención quirúrgica.

I. ALCOHOLISMO Y OTRAS ADICCIONES:

50 Rosenstein, M., Sosso, O. y otros, “Alcoholismo”.


Introducción

Se considera que una persona es alcohólica cuando pierde la libertad de abstener de


consumir alcohol. Alude a una enfermedad crónica y progresiva, infiriendo en la salud
física, mental, social, afectando responsabilidades laborales y legales. El beber debe ser
diferenciado por su frecuencia, cantidad, por el tipo de bebida, la modalidad social, etc.
No se pueden dar causas únicas y comunes, porque además, los efectos del alcohol
varían de un individuo a otro. Casi todos los autores proponen dos tipos de alcoholismo,
uno más social y menos grave (tipo I) y otro más ligado a impulsos adquiridos o genéticos
(tipo II)

Acción farmacológica

Las crónicas son las enfermedades que se prolongan en el tiempo. El alcoholismo es


típicamente una de ellas, que puede tener periodos de agudización. El alcohol,
específicamente el etanol, es una potente droga psicoactiva que produce gran cantidad
de efectos secundarios. Dado que los problemas físicos se producen de manera
progresiva, la mayoría no suelen darle importancia.

El alcohol ingresa al organismo por vía digestiva, produciendo paulatinamente un efecto


abrasivo sobre la capa protectora de los órganos involucrados. Como pasa del estómago
al intestino delgado casi sin sufrir transformación, el intestino disminuye su capacidad
para absorber vitaminas importantes. Desde allí circula por todos los órganos,
distribuyéndose por los tejidos corporales, a través del torrente sanguíneo. Luego pasa
por el hígado, donde es transformado. Cuando se consume alcohol prolongadamente,
provoca una alteración de las funciones del hígado, ocasionando agrandamiento
hepático. Si no se deja de beber, se puede complicar aún más y producir una hepatitis o
una cirrosis, que es irreversible.

Si el hígado tiene una hepatopía es probable que metabolice menos alcohol que antes, o
sea que su función de desintoxicar no se lleva a cabo correctamente. Es decir que o bien
el sujeto está bebiendo el doble, o toma lo mismo pero tiene el doble efecto; entonces
se produce la tolerancia, intentando aumentar la dosis para producir igual efecto. La
tolerancia declina por diversos factores: con la edad (porque disminuye el metabolismo),
por lesiones cerebrales, o en la cirrosis (disminuye el funcionamiento hepático)
A pesar de lo que se cree, el alcohol es un depresor del sistema nervioso. Su aparente
estimulación se debe a la liberación de los centros inferiores, por depresión de los
centros superiores. Comienza deprimiendo la corteza, hasta llegar al bulbo. La corteza
funciona como una barrera que si se anula, aparecen conductas desinhibidas. Ahora, si
una persona sigue tomando, llegará a un estado generalmente de depresión.

Así el alcohol produce una parálisis descendente del SNC que afecta primero la
corteza, luego centros subcorticales y cerebelo, después a la médula espinal y
finalmente al bulbo, con depresión de los centros vitales, tanto respiratorio como vaso-
motor. También produce alteraciones en el SNP, como trastornos de la motilidad,
dificultad para caminar, etc. En cuanto al trabajo muscular, los movimientos simples no
son afectados, pero si la realización de una actividad compleja. Además, el periodo
latente de los reflejos está alargado, y los tiempos de reacción aumentados.

Variedades

Hay dos tipos de intoxicación:

1) INTOXICACIÓN AGUDA (EMBRIAGUEZ). Es un cuadro agudo por consumo


repentino de alcohol. Puede ser alguien que toma pro primera vez, o alguien que
toma más de lo que suele tomar.
a) Típica o simple: se trata de la borrachera común. Se observa
desinhibición por depresión de la zona cortical, se deprime la función
sexual. Es común que se presente bajo dos formas clínicas: pacientes que
se pueden poner un poco maníacos, o pacientes con una presentación
melancólica. Tal estado puede durar 2 o 3 horas. El paciente tiene que ir
simplemente a dormir, salvo que la dosis ingerida haya sido muy alta y se
haya producido una intoxicación.
b) Atípica o patológica: las características principales son una respuesta
exagerada con una grave compromiso de la CC, que se acompaña
generalmente de amnesia posterior. Las formas clínicas de presentación:
crepuscular, alucinatoria, delirante, convulsiva, etc. Pueden consumir la
misma cantidad que alguien que se embriaga y sin embargo no se ponen
borrachos, pesados, sino que desarrollan un cuadro patológico. Esta forma
requiere de un tratamiento psiquiátrico con administración de
neurolépticos.

2) INTOXICACIÓN CRÓNICA (ALCOHOLISMO)


a) PSICOSIS ALCOHÓLICAS: el cuadro presenta alucinaciones y delirios. Las
formas clínicas son las siguientes:
- Síndrome de abstinencia: se presenta bajo 2 formas: síndrome menor o delirium
tremens. La abstinencia la vive un sujeto que está acostumbrado a tomar e interrumpe
la ingesta (por causas varias). La gravedad se relaciona con la dosis, duración y
modalidad de consumo. Se desarrollan desde las 2 a las 72hs generalmente.

- Síndrome confuso onírico: Las características son taquicardia, nerviosismo, náuseas,


un delirio de tipo onírico, ansiedad, sudor abundante, etc.

- Delirium tremens: se trata también de un síndrome confusional (alteración de la CC) y


se le suman temblores. Se trata de una persona que está como confusa y medio
comatosa. Lo observable psiquiátricamente son delirios, alucinaciones, desorientación,
etc. tiene una iniciación más brusca y grave, pérdida total del sueño, fiebre muy alta. Es
un cuadro grave con alto riesgo de mortalidad.

- Síndrome de Korsakoff: entra dentro de los confusionales, en el cual predomina la


amnesia de fijación, la fabulación y los falsos reconocimientos. Se puede agregar una
polineuritis, aunque no necesariamente. El estado afectivo es de puerilidad eufórica o
indiferencia. Se produce por el déficit de una vitamina: la tiamina. Los pacientes
alcohólicos tienen dificultad para absorberla. Se puede presentar mejoría y hasta
curación si el tratamiento es precoz. Sin embargo, también puede provocar la muerte en
2 o 3 semanas.

- Alucinosis alcohólica: alucinaciones más que nada auditivas, con contenido terrorífico.
Inicio y finalización abrupta. Ligera obnubilación.

- Delirio crónico: puede presentarse de acuerdo con 3 tipos de delirios: interpretativos,


alucinatorios crónicos, o paranoides.
b) ENCEFALOPATÍAS

- Encefalopatía de Wernicke: se encuentra generalmente asociada con Korsakoff, y su


causa es la carencia de la vitamina B1 o tiamina. Los síntomas de ambas se dan
simultáneamente, por eso lo llaman síndrome de wernicke-korsakoff. Los de wernicke
son más agudos, como dificultad en caminar y en el equilibrio, confusión, somnolencia,
etc.

- Encefalopatía de Marchiafava-Bignani: sobreviene en el curso de un alcoholismo


antiguo y grave. Con disartria, temblor, hipertonía.

- Esclerosis laminar cortical de Morel: forma demencial difícil de diferenciar de la


pseudo parálisis general alcohólica.

- Encefalopatía Portocava: se presenta en el portador de cirrosis. Trastornos de la CC


de niveles variables, trastornos de humor. Temblor especial (abatimiento de alas,
extensión de dedos). Hipotonía muscular. Es un cuadro de breve duración.

- Pelagra: se debe a carencia de ácido nicotínico, de complejo B y en proteínas. El ácido


nicotínico interviene en los procesos enzimáticos relacionados con las oxidaciones
celulares y se presencia es necesaria para la integridad de la piel, mucosa digestiva y
SNC. Los síntomas son dermatitis, diarrea, demencia, deceso. Las alteraciones mentales
están asociadas con confusión, depresión, delirios, alucinaciones, y al final demencia.

- Síndrome fetal alcohólico: caracterizado por retardo del crecimiento pre y post natal,
retardo mental y síndrome mal formativo.

c) DEMENCIAS: el debilitamiento intelectual es frecuente cuando lleva una largo


periodo de intoxicación. Se trata ante todo de trastornos en la atención y en la
memoria. Se acompaña de apatía, pasividad, reducción de la capacidad de juicio
y autocrítica.
Preguntas parciales

Dora:

1- Por que los síntomas son la satisfacción sexual de los enfermos? Explicar desde
fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad. Relacionar con Dora.
2- Relación entre histeria y feminidad según Freud y también según Lacan a partir de
los seminarios 3 y 20
3- Frase de Lacan del texto intervención sobre la transferencia sobre la matriz
imaginaria de Dora, relacionar con el síntoma de la tos y la privación de goce que
desarrolla en el seminario 17
4- Qué es para Freud la tos de Dora? Relacionar con solicitación somática, pulsión,
fantasía y sentido
5- Explicar identificaciones y fantasías desde Freud. Ejemplificar con Dora. Relacionarlo
con la matriz imaginaria de Lacan.
6- Cuál es la maniobra de la histeria respecto al enigma de la feminidad según los
planteos de Lacan en el seminario 3 y seminario 20?
7- Fantasías e identificaciones en la formación del síntoma histérico. Relacionar con
Dora y que es la matriz imaginaria para Lacan
8- Como conceptualiza Freud el lugar de la señora K con relación al síntoma de la tos y
la afonía de Dora? Como ubica esto Lacan en la intervención sobre la transferencia?
9- Relacionar “estabilidad” y la “sencillez estructural” con lo que dice Lacan en su
seminario 3 (es sobre la histeria y su pregunta y el amor al padre que es lo que da su
sencillez estructural)
10- Frase de Lacan que + o- decía “la estructura neurótica tiene forma de pregunta y el
neurótico usa su yo para no hacer la pregunta. Comentar la frase, articular con Dora.
11- Tos de Dora. Relacionar con solicitación somática, pulsión, fantasía, sentido. Cuál es
la importancia para Freud del concepto de soldadura?
12- Explicar por qué los síntomas neuróticos son la práctica sexual de los enfermos.
Explicar con Dora.
13- En la escena del lago de Dora, que interpretación hace Freud y Lacan de la frase “mi
mujer no es nada para mi”?
14- Odre viejo y vino nuevo” en relación con la precondición somática – solicitación
somática y sentido. Relacionar con Dora.

15- Explique el valor que poseen para Freud las fantasías y las Identificaciones en la
formación del síntoma histérico. Ejemplifique en el caso Dora. Articule en su
respuesta lo que Lacan denomina matriz imaginaria. Que valor tiene para SF la tos?
16- Desarrolle como caracteriza Freud el síntoma neurótico en las conferencias de
introducción. Articule con el caso Dora.

17- Explicar precondición somática- solicitación somática- fantasía Icc- y síntoma.


Fundamentar con la tos de Dora y explicar odre viejo y vino nuevo

18- Escena del lago para Freud, y por qué Lacan la ubica como desencadenamiento

19- Conceptualice la articulación entre fantasía y formación de síntoma según las


conferencias (17 y 21). Ejemplifique con el historial de Dora.

En la conferencia 17 Freud dice que los síntomas tienen un sentido que se enlaza con el vivenciar de
las personas. Dice que para una idea sin sentido y una acción carente de fin debemos descubrir
aquella situación del pasado en que la idea estaba justificada y la acción respondía a un fin. En otra
de sus conferencias va a decir que esto es así porque el síntoma, el síntoma histérico
particularmente, es una formación de compromiso que al mismo genera una satisfacción sexual y
está en concordancia con las exigencias del yo. Para entender cómo un síntoma puede ser la
satisfacción sexual hay que entender que la sexualidad en los seres humanos no pasa únicamente
por los genitales. En el desarrollo de la libido que tiene lugar a lo largo de la infancia el placer de
órgano equivale al placer sexual. Freud denomina a los órganos en que la libido encuentra
satisfacción y en aquellos que puede quedar fijada zonas erógenas. La sexualidad infantil es para él
perversa porque entonces no tiene por meta la reproducción y polimorfa porque las pulsiones son
parciales y cada una persigue por su cuenta el logro del placer. En la histeria los síntomas
conversivos se instalan en aquellos lugares en que existieron fijaciones libidinales durante el
desarrollo de la libido, pero también debe haber una solicitación somática, alguna enfermedad real
que haya atacado el órgano. En Dora la tos es un ejemplo de síntoma de conversión que tiene un
significado que se entrama en su historia. En primer lugar existía la fijación, había una
predisposición en Dora a ser una chupeteadora, por lo tanto su zona oral estaba erotizada. Por el
otro, existieron ataques de tos que sucedieron a disneas a la edad de 8 años. Luego la tos nerviosa
que la aquejó desde los 12 años en adelante. Entonces tenemos una satisfacción sexual que está
encubierta por una enfermedad que a su vez actúa a modo de castigo por esta satisfacción misma.
Por otro lado, Freud dice que los síntomas tienen un sentido para la vida del paciente. Son varios los
sentidos que se anudan a la tos de Dora. Por un lado, es una identificación con su padre. Que
también sufría de ataques de tos. Por otro lado, a través de una palabra puente Freud descubre que
la tos o catarro puede ser también una identificación con la madre, que tenía catarro vaginal. Este
catarro había sido adquirido por el comercio sexual con su marido que tenía sífilis. Dora esto lo
sabía o lo intuía y por ello Freud interpreta el síntoma tanto como una identificación con la madre
de parte de Dora y también como un reproche hacia el padre, ya que según Dora ella lo había
heredado de él.

20- Articule fantasia y formacion de sintoma. Ejemplifique con el historial de Dora

En .la conferencia 20 freud habla de la fantasía como posible sustitución de la meta sexual. Entonces
dice que hay un grupo de perversos que intercambian la satisfacción sexual en la realidad por la
fantasía de esa satisfacción.

Más adelante dice que los síntomas son satisfacciones sexuales sustitutivas y como tales, son de
índole perversa.

Ya en la conferencia 23 Freud dice que existe fantasías primordiales que corresponden a la


prehistoria de la humanidad y que se encuentran presentes en todos los análisis de neuróticos.
Estas son las de seducción por un adulto, el haber vito el coito entre los padres o haber recibido la
amenaza de castración. Estas fantasías dice que son indispensables a la infancia y que por ejemplo,
la fantasía de seducción encubre la actividad autoerótica de la infancia. Se ahorra la vergüenza de la
masturbación fantaseando un objeto anhelado retrospectivamente. Estas fantasías tienen su fuente
en las pulsiones. La educación y la obediencia al principio de realidad exigen dejar de lado
saisfacciones pulsionales que son sin embargo satisfechas en las fantasías. Como ejemplo de ello
habla de los sueños diurnos. La ganancia de placer se hace independiente de la aprobación de la
realidad.

En el caso de la formación de síntoma neurótico habíamos dicho que existía una regresión de la
libido a los lugares de fijación establecidos en la infancia. Esta regresión se ve facilitada dice Freud,
por las fantasías, que guardan retoños de las representaciones y orientaciones de la libido resignada
en etapas tempranas. Estas fantasías gozan de cierta tolerancia, y no se lega al conflicto entre ellas y
el yo. Pero con el reflujo de la libido hacia ellas, cobran una naturaleza cuantitativa que impulsa
hacia su realización y es por esto que entran en conflicto con el yo y son reprimidas. Ya en el
inconsciente la libido vuelve a migrar hacia los puntos de fijación. Esta retirada de la libido a la
fantasía es un camino intermedio hacia la formación de síntoma. Freud la designa como una
introversión, un extrañamiento de la libido respecto de las posibilidades de la satisfacción real. Es
este recorrido se incluye el factor económico en la teoría de la formación de síntoma. Llama la
atención la importancia dinámica y económica de la formación de síntoma. En la histeria la
regresión es a los objetos sexuales incestuosos.

21 Desarrolle como caracteriza Freud el síntoma neurótico en las conferencias de introducción.


Articule con el caso Dora.

Los síntomas neuróticos son el resultado de un conflicto que se libra en torno de una nueva
modalidad de satisfacción pulsional. El síntoma es una formación de compromiso que tiene dos
caras, está sostenida porque es una vía de satisfacción de la libido inconsciente y también está
deformado mediante procesos de desplazamiento y condensación que puede sufrir gracias a que la
libido es retraída hacia el inconsciente, de manera que también está de acuerdo con el yo. La tos de
Dora es el ejemplo paradigmático de este tipo de síntoma.

Las fijaciones de la libido son las que se establecen en la vida sexual infantil. Durante la infancia
concurren las dos primeras series que Freud denomina complementarias para la fijación de la libido.
Dice que por un lado están las disposiciones innatas y las disposiciones constitucionales por el otro,
ambas se van a manifestar en la infancia. Es decir durante la infancia se manifiestan tanto las
pulsiones heredadas tanto como las que se adquieren a través del vivenciar infantil. Estas
conformarían la predisposición por fijación libidinal. Luego hacia la edad adulta, pasada la pubertad,
debe ocurrir un vivenciar traumático que origine el recuerdo de este vivenciar infantil. Esto quiere
decir que las vivencias libidinales no tuvieron importancia alguna sino luego de la vivencia
traumática adulta, es decir que cobra importancia retrospectivemante. (Dora cuando tiene el asma).
Lo traumático en los adultos opera como una frustración en la satisfacción sexual que hace que
haya una regresión de la libido hacia (las fantasías) y luego a las fijaciones libidinales inconscientes.
Cuando estas entran en conflicto con el yo son reprimidas y ahí se genera el síntoma. La formación
de compromiso que permite tanto la satisfacción sexual de la pulsión como las exigencias del yo.

Hombre de las ratas:

1- Por que la interpretación de Freud en el hombre de las ratas es inexacta pero


verdadera? Que efectos produce? Relacionar con la trama imaginaria de los
fantasmas y la cadena de palabras.
2- Donde se ve en el hombre de las ratas en la edad adulta, los síntomas de su
neurosis obsesiva? Situar desencadenamiento, el estallido reciente de la
enfermedad y lo que lo lleva a la consulta con Freud.
3- Desde el seminario 10: cuál es la importancia del objeto anal y esópico. Relacionar
con fantasma de la oblatividad y ambivalencia y ejemplo con el Hombre de las ratas
4- Según Freud de que manera incide en el ocasionamiento de la enfermedad actual
del hombre de las ratas, el plan matrimonial enunciado por la madre. Como lo relee
Lacan?
5- Cuál es el conflicto psíquico según Freud que produce la parálisis de la voluntad?
Como se relaciona con la duda obsesiva y con la compulsión? Ejemplifique con el
hombre de las ratas.
6- Teorización sobre la ambivalencia de Freud en el historia del hombre de las ratas
7- Lo anal y lo escopico en la N. Obsesiva. Relacionar con ambivalencia y fantasma de
la oblatividad. Ejemplifique con el hombre de las ratas
8- Por qué para Lacan la interpretación de Freud del plan marital de la madre del
hombre de las ratas, es inexacta pero verdadera? Articular con la cadena de las
palabras y el fantasma
9- Trayectoria típica de la neurosis obsesiva. Ejemplificar con el hombre de las ratas.
Articular síntoma defensivo de Freud con sinthome de Lacan
10- Explicar ambivalencia en el hombre de las ratas. Hacer contrapunto con seminario
10. Ejemplificar con hdr
11- Por que Freud dice que ya a los 6 años es una neurosis completa? Articular con
desencadenamientos y encadenamientos.
12- Explique el ocasionamiento de la enfermedad en el caso del Hombre de las Ratas.
Ubique el conflicto, sus consecuencias y la interpretación que hace Freud. ¿Por qué
Lacan dice en “Función y campo de la palabra y el lenguaje” que es una
interpretación inexacta pero verdadera? Relacionarlo con Cadena de la palabra y
fantasmas
13- Por qué en el historial del hombre de las ratas Freud pone al síntoma en dos
tiempos de la ns obs como paradigmático, y relacionar con lo que Freud trabaja de
la construcción del síntoma neurótico en 'Inhibición, síntoma y angustia'

14- Según Freud, de qué manera incide, en el ocasionamiento de la enfermedad actual


del Hombre de las Ratas, el plan matrimonial enunciado por la madre. Cómo lo
relee Lacan
15- A qué se denomina el "temor obsesivo" en el H. de las Ratas
16- el objeto a anal y escopico relación con fantasma de oblatividad y ambivalencia y
ejemplo con hombre de las ratas.
17- ¿Por qué afirma Freud que "el inventario de la neurosis está completo" cuando
describe la neurosis infantil en el Hombre de las Ratas?

Juanito:

1- Explique las fases de constitución de la fobia en el caso Juanito tal como son
elaboradas por Lacan en el Sem 4. Articule en su rta "el paraíso de la dicha", el
surgimiento de la angustia y el síntoma fóbico como solución.
2- Explicar Juanito desde ''Lo Icc'' -desde Freud- y relacionarlo con encadenamientos y
desencadenamientos. relacióap con seminario 4 Articular fobia y angustia
3- ¿Cuál es el cambio que introduce Freud sobre Juanito en el texto Inhibición,
Síntoma y Angustia? . Describa los distintos momentos que Freud ubica en el
comienzo de la neurosis de Juanito. ¿Como lee Freud Teóricamente estos
momentos en el historial y en su posterior reformulación de la teoría de Angustia.
4- Explique los motivos que llevan a Freud a realizar la siguiente afirmación en el
historial de Juanito “la experiencia ha señalado que es imposible y aun peligroso en
ciertas circunstancias, procurar la curación de la fobia de manera violenta,
poniendo al enfermo en una situación en la que no pueda menos que atravesar por
el desprendimiento de angustia después que uno le sustrajo su cobertura” articule
en su respuesta la relación entre la angustia y la fobia que se lee en el texto “lo
inconciente” de Freud y en el seminario 4 de Lacan . Ejemplifique con el caso
Juanito.
5- Explicar Juanito desde lo icc. (desde Freud) y relacionarlo con encadenamientos y
desencadenamientos
6- Explique las frases de constitución de la fobia en el caso Juanito tal como son
elaboradas por Lacan en el seminario 4. Articule en su respuesta “el paraíso de la
dicha”, el surgimiento de la angustia y el síntoma fóbico como solución.
7- Los tiempos de la fobia para Freud. Encadenamientos y desencadenamientos para
Lacan.
8- Desarrollar las fases de la histeria de angustia desde el texto lo inconciente y como
las desarrolla Lacan en el seminario 4. Relacionar con el caso Juanito.
9- Como conceptualiza Lacan la fobia de Juanito y relaciónelo con los momentos que
da Freud de la histeria de angustia
10- Frase de Lacan: Juanito esta en el encuentro entre la pulsión real y el imaginario
engañoso (el pene real y el paraíso de la dicha). Comentar la frase y explicar cómo
salió de esa coyuntura. Articular respuesta con encadenamientos y
desencadenamientos.
11- Angustia desde el icc y desde Lacan, por qué la fobia al caballo?
12- Los 3 tiempos de la histeria de angustia para Freud. Como toma Lacan la fobia de
Juanito en seminario 4?
13- Frase de Lacan del seminario4. Explicar cómo resuelve Juanito (lo de quedar
atrapado entre el paraíso de la dicha y el pene real)

14-Momentos clínicos del Caso Hans. ¿Cómo redefine Freud el concepto de Angustia?

Los antecedentes de la fobia en Juanito son los que permite ubicar el componente psíquico de la
enfermedad. A los 4 años y medio Juanito comienza a tener sueños angustiados en que aparece la
posibilidad de estar lejos de la madre. En simultáneo a estos episodios hay dos intentos de
seducción a la madre por parte de Juanito, una vez que le pide que pase el dedo por su “hace pipí” y
otra en que cuenta que la tía había alagado su “hace pipí”. El suceso que ubica Freud como
importante es cuando Juanito ve que bañan a la hermana y se ríe de su “hace pipí”, dice Freud que
en este momento Juanito ha reconocido la diferencia entre sus genitales y los de la hermana. A
partir de este momento su vida sexual infantil comienza a sucumbir a la represión. Ya no le gusta
que lo vean cuando hace pis por ejemplo. La explicación que da Freud de estos sucesos es que la
ternura por la madre se vio acrecentada y sucumbió a la represión. El estado que le sigue a este
clínicamente en Juanito es el de añoranza angustiada, no es capaz de calmarse aún cuado sale en
presencia de la madre y no sólo con la niñera. A esta etapa le siguen una serie de fantasías onanistas
en que Juanito ve a la madre con pene. Hay una negación de la diferencia entre los sexos. Luego la
angustia se enlaza a un caballo y Juanito expresa que tiene miedo de que un caballo lo muerda. De
esta manera se constituye la fobia de Juanito.
En inhibición, síntoma y angustia Freud reformula lo que tiene dicho sobre la represión. Entran a
jugar otros factores del caso Juanito como la ambivalencia hacia el padre. El caballo representa al
padre y Juanito le teme tanto como al padre. Tiene fantasías de posesión de la madre, la fantasía de
las jirafas, en que la jirafa logra sentarse sobre la jirafa. Por otro lado tiene fantasías de trasgresión
junto al padre. En estas está identificado con el padre. Freud concluye que Juanito se encuentra en
la fase positiva del complejo de Edipo en el que se identifica con el padre, quiere poseer a la madre
y tiene al padre por rival. Así la angustia de Juanito también es ante el padre, como rival, y por el
padre, ya que esta hostilidad entra en conflicto con la ternura que siente por él. La elección del
caballo logra que Juanito deposite la hostilidad en el caballo y el temor, porque lo muerda, es decir
porque el padre ejerza la castración. Y puede conservar la ternura hacia el padre.

En su segunda conceptualización de la angustia Freud va a decir que es el temor a la castración lo


que genera angustia que logra hacer operar la represión de las mociones tiernas hacia la madre.

El ocasionamiento de la enfermedad se sitúa en una escena que relata Juanito en que jugaba con
unos amigos y había uno de ellos que hacía de caballo. Este amigo tropieza con una piedra y cae. Dic
también que vio tumbarse a un caballo y que tuvo miedo de que el caballo muriera. Todo esto
configura la interpretación que Freud hace de la elección del caballo. Se ve reflejada la ambivalencia
hacia el padre en el temor de Juanito de que el caballo caiga y se muera o lastime como su amigo,
pero por otro lado, el deseo de que ello ocurra que genera angustia a Juanito. La mordida del
caballo es símbolo de la castración, castigo del padre hacia Juanito. Él narra haber escuchado que el
padre de la vecina le decía que no pasara los dedos por el caballo porque podría morderla. Freud
interpreta esto como una amenaza de castración por el deseo onanista el de pasarse los dedos por
el pene. El componente sádico se vuelve contra Juanito en el temor a la mordedura en lugar de ir
contra el caballo en representación de la hostilidad contra el padre. Con esta nueva
conceptualización de la angustia, el miedo ya no es a un exceso de excitación sexual endógena sino
que es un miedo a un peligro externo, el miedo a la castración. El componente libidinal no es
peligroso por sí mismo sino porque conlleva el peligro de castración.

Generales

1- ¿Por qué Lacan formula que la estructura de la neurosis es esencialmente una


pregunta? ¿qué relación puede establecerse entre la neurosis obsesiva y la muerte?
¿Qué estatuto tiene en relación a ésta la hazaña del obsesivo? Qué forma toma e la
histeria y la ns obsesiva. Relacionar con las formas neuróticas del deseo en Sem 17 y
Sem 10

2- Por que Freud separa el grupo de neurosis y psiconeurosis en su primera nosología.


Mencione 3 síntomas en las neurosis de angustia..
3- Cuál es la maniobra de la histeria respecto de enigma de la feminidad según los
planteos de Lacan en el Sem 3 y Sem 20.
4- Explicar la etiología y los síntomas de las neurosis de angustia(son 10: irritabilidad
generalizada, angustia expectante, ataque de angustia, terrores nocturnos, etc..). Por
qué puede decirse que ese cuadro sigue vigente? (yo pusé que en la actualidad, es el
ataque de pánico, ya que la sintomatología es la misma y lo relacioné con el discurso
capitalista.
5- Desarrolle la conceptualización freudiana sobre la angustia. Describa distintas formas
de presentación. (En relación a la conferencia 25 y 32)

En un primer momento Freud piensa a la angustia como la transmudación de una cantidad de


excitación sexual somática en angustia. En un segundo momento piensa que la angustia es causada
por la represión. Y luego piensa a la angustia señal como originaria del yo y en respuesta al peligro
de castración.

En la conferencia 25 diferencia a la angustia realista de la angustia neurótica porque la segunda no


tiene un objeto, algo externo que la ocasione. También establece la conceptualización del desarrollo
de angustia en confrontación con el apronte de angustiado y dice que es preferible el segundo al
primero, o que el primero es el que evita el segundo. “el hombre se protege del horror mediante la
angustia.” Dice que la angustia proviene del nacimiento y de la separación de la madre.

Llama a la existencia de un apronte angustiado permanente “neurosis de angustia”, dice que es un


estado general de angustia libremente flotante. Dice que este tipo de angustia también puede estar
ligado a objetos o situaciones. Esto daría origen al cuadro de las fobias. Dice que se pueden
diferenciar tres grupos. Los objetos que a todos nos producen temor. Objetos que no nos producen
temor de ordinario. Luego las fobias de situación en donde los riesgos son maximizados por el
enfermo. Y aquellos fóbicos que se comportan como niños pequeños y que son imposibilitados de
realizar acciones o enfrentarse a situaciones que estarían totalmente capacitados para afrontar.
Todas estas fobias son incluidas dentro de la histeria de angustia. En estos casos la angustia se
puede manifestar ante algún hecho que supondría la exteriorización de algún afecto, pero no
precisamente angustia, acompañando a los síntomas histéricos o gratuitamente sin la presencia de
una condición. Este tipo de angustia puede presentarse como radicalización de algún síntoma por
ejemplo temblores, vómitos, ahogos, palpitaciones, etc. La ocasión de esta angustia en todos los
casos corresponde a la primera conceptualización de la angustia como una desviación de la libido de
su aplicación normal, que genera angustia.

Las tres formas en que se manifiesta la angustia neurótica son:

como estado de angustia expectante

como fobias, la angustia vinculada con un objeto en particular.

De histeria, acompañando síntomas o en las neurosis obsesivas, también sen forma independiente,
como ataque, o en estados de permanencia, sin que se le descubra fundamento alguno.
La segunda conceptualización de la angustia hecha por Freud es la utilizada para conceptualizar el
caso Juanito. Esta sería ocasionada por la represión de las mociones tiernas hacia la figura de la
madre. En inhibición Síntoma y Angustia asistimos a una reconceptualización del ocasionamiento de
la angustia como angustia de castración. Esta es la angustia que ocasiona a la posterior represión de
las mociones eróticas hacia la madre. En el varón es la que hace que se salga del complejo de Edipo.
La angustia es a un objeto externo, esto es a la amenaza de castración ya que si bien el varón siente
la exigencia libidinal orientada a la madre, es cuando se hace efectiva la amenaza de castración,
esto es al ver los genitales femeninos, que el varoncito experimenta la angustia que lo lleva a
reprimir su amor por la madre.

6-CAracterice neurosis de angustia e histeria de angustia. Describa y justifique las relaciones entre
angustia y represión en los distintos momentos de la conceptualización freudiana.

La neurosis de angustia se define como un cuadro clínico en que hay una irritabilidad general que
indica una acumulación de excitación o una incapacidad para tolerarla. Hiperestesia auditiva,
insomnio, etc. La expectativa angustiada que es el síntoma nuclear de las neurosis, un quantum de
angustia flotante que está siempre dispuesto a enlazarse con representaciones. El ataque de
angustia puede darse solo, sin representación que se le enlace o acompañado de representaciones.
Se conecta con la sensación de angustia la perturbación de órganos, la respiración, la inervación
visomotriz, la actividad glandular, etc. casi todo síntoma puede constituir el ataque por sí solo a
igual título que la angustia misma. El terror nocturno, acompañado de disnea, temblores, sudor, etc.
el ataque de vértigo también es síntoma de neurosis de angustia esté acompañado o no de
angustia. Sobre esta base se pueden desarrollar dos tipos de fobias típicas. Puede aplicarse la
angustia al rechazo que ya de por sí causan animales, insectos, la oscuridad, etc. en un segundo
grupo están las fobias a situaciones, asociadas al vértigo, y a la locomoción, ejemplo, la agorafobia.
En las fobias una representación se vuelve compulsiva por enlace con un afecto disponible que es la
angustia. Este afecto no proviene de una representación reprimida. La angustia no admite ningún
tipo de derivación psíquica. La angustia sería producto del desvío de la excitación sexual somática de
lo psíquico y su empleo anormal.

La histeria de angustia queda descripta en el caso Juanito. A diferencia de la anterior, la angustia sí


es derivada de un proceso psíquico que es la represión. Por causa de la renuncia a la masturbación y
por consiguiente el cese de la satisfacción sexual que obra gracias a la represión, hay un monto de
excitación sexual somática que se trasmuda en angustia. Esta angustia queda libre como el la
expectativa angustiada y luego recién encuentra un enlace a alguna situación determinada que
circunscribe la angustia a su presencia. La angustia en este caso es producto del temor a la
excitación sexual endógena, esto es, la excitación sexual somática tienen su correlato en lo psíquico
y esto es lo que se constituye como un peligro para el yo, por eso opera la represión.

En inhibición síntoma y angustia esto es reconfigurado y Freud ya no cree que la angustia sea
producto de la represión sino que la represión es producto de la angustia. Por lo tanto la angustia
deja de ser la excitación sexual somática que se transmuda en angustia y pasa a ser la angustia de
castración. El miedo a la castración es lo que produce angustia y de esa manera opera la represión.
En la conferencia 32 sobre la angustia habla de que el origen al que puede remitirse la angustia es al
nacimiento, y a la separación de la madre. Tanto en el temor a la pérdida de amor en la niña como
el temor a la castración en el niño, es el temor a no poder reunirse nuevamente con la madre lo que
subyace.

7- Desarrolle la conceptualización freudiana sobre la angustia. Describa distintas formas de


presentación. (En relación a la conferencia 25 y 32)

8-Caracterice neurosis de angustia e histeria de angustia. Describa y justifique las relaciones entre
angustia y represión en los distintos momentos de la conceptualización freudiana.

9-Como argumenta Freud la diferencia entre neuropsicosis de defensa y las neurosis (en especial la
neurosis de angustia) explicar 3 síntomas de la neurosis de angustia.

10-Freud y la primer nosología: neurosis de angustia y neurosis actuales

11-Explicar la etiología y los síntomas de las neurosis de angustia (son 10 irritabilidad generalizada,
angustia expectante, ataque de angustia, terrores nocturnos, etc) por qué puede decirse que sigue
vigente?

12-Etiología y sintomatología de la neurosis de angustia

13-Diferencie entre neurosis de angustia, neurastenia y neuropsicosis de defensa

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