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Se sugiere leer este documento junto al psicólogo de la escuela para poder aclarar
cualquier duda. En caso de desear profundizar en el tema, puede consultar la
bibliografía presentada al final de este documento (la que a su vez ha sido
consultada para la creación de éste).
Los alumnos con CIL se caracterizan por una predisposición a tener dificultades
en los aprendizajes e interacción social, determinada por una causa subyacente
que se expresa en una capacidad de inteligencia ligeramente inferior a la media
de la población (CI entre 71 y 84). Los niños con CIL no suelen mostrar estigmas
físicos que los identifiquen. Para la mayoría no se dispone de pruebas biológicas
que permitan un diagnóstico etiológico.
Por estos motivos, en los niños con inteligencia límite, pasa muy desapercibida la
causa del fracaso escolar que, habitualmente, manifiestan. Ello conlleva que,
muchas veces, tengan que afrontar el desconocimiento o incomprensión del
problema por parte de educadores, profesionales de la salud y padres. El CIL se
ubica en el eje II del DSM IV (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales), lo que implica que concomitantemente con un CIL se pueden
diagnosticar los trastornos mentales definidos en el DSM (eje I), las condiciones
médicas generales clasificadas en el eje III, y las condiciones psicosociales o
ambientales intervinientes (eje IV).
Es por lo anterior que el CIL debe ser visto no sólo como una condición o
dificultad que explica el bajo rendimiento del alumno, sino como una
oportunidad, ya que significa que su rendimiento intelectual puede aumentar.
Estos niños tienen un alto potencial de superar sus dificultades (cognitivas y
conductuales), si son abordados oportunamente. De ahí la urgencia de trabajar
con estos niños, tanto en el aula como fuera de ésta; en un trabajo conjunto entre
profesores, psicólogos y profesionales de la educación especial.
Para facilitar su comprensión, se han clasificado las causas según los ejes del
DSM-IV:
1. Dislexia.
2. Discalculia.
3. Trastorno del aprendizaje no verbal (TANV).
1. Síndrome de Asperger.
2. Autistas de funcionamiento elevado.
1. Trastornos de la comunicación.
2. Trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
3. Síndrome de Tourette.
EFA: Efectos Fetales del Alcohol. Los EFA se describen por un perfil
caracterizado por inteligencia normal o límite, problemas de conducta,
déficit de atención e hiperactividad, trastornos del aprendizaje, ansiedad y
tendencia a la depresión. A diferencia de los EFA, el SAF (síndrome
alcohólico fetal) se suele asociar a RM. Hay que destacar que el órgano más
sensible al consumo del alcohol durante el período fetal es el SNC,
repercutiendo sobre el CI.
b. Atención:
Los tipos de atención son:
1. Atención focalizada-selectiva: Permite seleccionar las informaciones
disponibles de modo de retener o tratar sólo los estímulos pertinentes
para la actividad en curso, inhibiendo la respuesta a los otros estímulos
presentes.
2. Atención dividida y simultánea: Habilidad requerida para compartir
una atención selectiva entre dos o más fuentes distintas, detectando los
estímulos que pueden pertenecer a una u otra de estas fuentes de
modo simultáneo.
3. Atención sostenida y vigilancia: Sobrepasa el estado de alerta,
llevando al sujeto a orientar de manera intencional su interés hacia
una o varias fuentes de información y a mantener ese interés durante
un período prolongado de tiempo sin discontinuidad. Los sujetos
hiperactivos o impulsivos experimentan grandes dificultades para
mantener esta vigilancia de modo apropiado.
El TDAH, frecuentemente presente en los niños con CIL, presenta un déficit tanto
a nivel del centro ejecutivo (MT) como de la capacidad de inhibición de respuesta
y de la atención.
Sugerencias:
Bibliografía