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ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE HERMOSILLO

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN SECUNDARIA


CON ESPECIALIDAD EN INGLÉS.

ATENCIÓN EDUCATIVA A LOS ADOLESCENTES EN RIESGO

RESUMEN
LA NATURALEZA DE LA DELINCUENCIA ADOLESCENTE

PRESENTA
SELENE MONTAÑO ALCARAZ

V SEMESTRE

TITULAR
MARCELA BARRÓN SALIDO

HERMOSILLO, SONORA. AGOSTO DEL 2013


LA NATURALEZA DE LA DELINCUENCIA ADOLESCENTE

En cualquier sociedad es común que la mayoría de los jóvenes, se vean


implicados en algún momento, en una conducta no permitida legalmente, por
ejemplo, beber por debajo de la edad permitida, hurtos menores en tiendas,
comprar cigarrillos o experimentar con drogas «blandas». No es infrecuente que
los jóvenes tengan problemas con la policía por conductas de este tipo, aunque la
mayoría de los que lo hacen tienen solo un contacto informal o pasajero. Una
importante minoría de jóvenes, sin embargo, llegara a tener antecedentes penales
en algún momento de su adolescencia.

Los investigadores se han detenido a observar algunos comportamientos de


los adolescentes en las sociedades, así como las edades en que los jóvenes
inciden en este tipo de conductas, Farrington, Lambert y Test (1998) informaron
de que la carrera delictiva media empezaba en algún momento entre los 14 y los
21 años, duraba diez años, concluía hacia los 26 y (para quienes cometían más de
un delito), se componía de 4.6 infracciones conducentes a condena. En general,
unas proporciones aproximadamente guales de todas sus infracciones eran
cometidas en los tres periodos de edad de 10-16, 17- 20 y 21-30 años. Es también
evidente que las carreras delictivas son más persistentes de lo que se cree
habitualmente.

Además del hecho de que muchos jóvenes se implican en la comisión de


delitos, esta claro también que hay diferentes modelos de implicación. Aparte del
joven que no es detenido o que solo tiene un contacto pasajero con la policía,
están los que son condenados por una o dos infracciones y los que vuelven a
delinquir con más frecuencia.

A pesar del hecho de que solo una minoría de las actividades delictivas
tienen como consecuencia un proceso judicial, las estadísticas oficiales sobre nivel
y los tipos del delito registrado cometidos por jóvenes y los procedimientos que se
ocupan de ellos, son los pretextos utilizados con más frecuencia en lo tocante a la
delincuencia juvenil. De esta manera, el estudio de la delincuencia juvenil difiere
del estudio del problema de la conducta en general. Rutter y Gìller (1983)
registraron una permanente controversia sobre los conceptos y mediciones de la
delincuencia, y especialmente sobre la cuestión de si era justificable considerar a
los infractores como un grupo significativo de individuos o considerar las
delincuencias como un grupo valido de conductas.

En cuanto a los delitos, se tiene que la definición es el comienzo del


proceso por el cual un acto individual (o a veces colectivo) se convierte en
estadística oficial. Las definiciones cambian con el paso del tiempo y varían de un
lugar a otro. La legislación pueda alterar los niveles de delincuencia de la noche a
la mañana introduciendo nuevas infracciones eliminando otras antiguas del código
o reclasificando como (graves) delitos anteriormente (no graves) con lo cual se
anula el índice de estos delitos registrados por la policía en las estadísticas de
delincuencia. Además, las leyes pueden cambiar y se pueden introducir nuevas
infracciones por vías diferentes del código. Las particularidades de los castigos y o
de las leyes tienen que ver con el contexto en que se comete alguna conducta
delictiva. Además existen variaciones en cuanto a algunos valores morales, por lo
tanto lo que se considera licito en un lugar, puede ser ilícito en otro.

Se han realizado también estudios de víctimas en los cuales, la mayor parte


de la información relativa a la delincuencia se deriva de datos sobre las
infracciones y los autores de estos, pero también se pueden obtener datos útiles
preguntando a los miembros de la población general sobre su experiencia como
víctimas de delitos.

Al abordar el tema de la delincuencia es importante también considerar los


datos de las investigaciones en cuanto a LAS VICTIMAS INFANTILES, pues asi
como los adolescentes están propensos a cometer conductas delictivas, son ellos
también sus propias víctimas; los índices registrados de victimas en cuanto a
violencia contra las personas muestran que, para ambos sexos, los del grupo de
edad de 16 a 24 años son los que están en mayor riesgo. Los índices más bajos
corresponden a los de edades entre 0 y 9 años y los de 60 años o más.

En Estados Unidos, más de un tercio de las victimas de asesinatos son jóvenes de


menos de 25 años; entre 1980 y 1994, casi la mitad (46%) de las victimas muertas
por delincuentes juveniles tenían entre 15 años y 24 años (Snyder et al., 1996).El
NCVS recoge información sobre victimas'' que son miembros de la familia hasta
12 años. Los de 12 a 15 años están por lo general en menor riesgo de robo y de la
mayoría de las formas de violencia que los adolescentes mayores, pero ambos
grupos están en mayor riesgo de robo o atraco simple que los adultos.

Algunos estudios han examinado las experiencias concretas de niños con


respecto a los abusos sexuales (Baker y Duncan, 1985) Finkeihor y Dziuba
Leatherman, 1994; Russell, 1983) y como se trata a las victimas infantiles de
abusos sexuales en el sistema judicial penal (Dent y Flin, 1990; Spencer y Flin,
1990). Investigaciones de base más amplia sobre experiencias de niños como
victimas de delitos. (Morgan y Zedner, 1992) o de acosos como la intimidación
(Farrington, ti; 1993a; Olweus, 1978, 1991) han tenido un carácter limitado.

Se registraron también, altos niveles de agresión, robo y acoso en los 9 -12


meses de investigación. Las mujeres, en especial, denunciaron importantes
niveles de acoso y asedio sexual por hombres, a menudo por encima de los 18
años. Dada la amplitud de la definición de las conductas registradas, es un tanto
problemático determinar si todos estos incidentes constituyen “delitos”.

Sin duda de una u otra forma, la vulnerabilidad de los adolescentes a caer


en alguna de estas conductas ya sea directa o indirectamente, les hace al tiempo
víctimas se sus propias conductas pues, no se quedan en un simple acto aislado,
sino que han de enfrentarse a lo que conocemos como acción, reacción,
repercusión.
BIBLIOGRAFÍA:
 Rutar, Michael et al. (2000), "La comprobación de hipótesis causales", "La
naturaleza de la delincuencia adolescente" y "Tendencias en los trastornos
psicosociales de los jóvenes", en La Conducta antisocial de los jóvenes,
Madrid, Cambridge, pp. 39-47, 55-75 y 125-128.

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