Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
19)
Radio Nuevo Mundo
Adentrarse en el mundo de los mitos griegos implica poner la mirada en los
orígenes y desarrollo tanto del universo como de los diferentes sistemas de
organización social de la época, pues lo que deslizan tácitamente estos
relatos es la idea de un progreso que transita desde el caos hacia un
ordenamiento universal que constituye el fundamento de la moral. Es así que
en primera instancia los mitos hablarán sobre las vicisitudes entre los dioses
y cómo los diferentes conflictos entre ellos darán origen a sucesiones que
culminarán con la supremacía de los olímpicos, liderados por Zeus,
expresando un orden determinado por la jerarquía y la función que ocupe
cada deidad. Sin embargo, no serán solamente las dinámicas entre los dioses
lo que dará origen a los relatos propios del mito griego, sino que también
participarán los hombres en diálogo directo con ellos, como puede verse en
el Juicio de Paris, o bien tendrán una presencia implícita como fatalidad del
destino, tal como se deja ver en el mito de Edipo en Sófocles. En general,
estos relatos deslizarán la idea de un orden universal que, de ser
quebrantado, hará pesar sus consecuencias sobre los transgresores. El
elemento de origen del paso desde el caos a un orden moral lo
encontraremos en diversos autores del periodo arcaico, tales como Homero y
Hesíodo, pero especialmente lo ubicaremos en la Teogonía, obra poética de
este último que data del año 700 a.C. aproximadamente. En ella Hesíodo nos
cuenta, a modo de revelación, acerca del canto de las musas que narra el
origen de los dioses, su genealogía y la supremacía de Zeus en la jerarquía del
universo. Dice el autor en los comienzos de su obra:
«¡Ea, tú!, comencemos por las Musas que a Zeus padre con himnos
alegran su inmenso corazón dentro del Olimpo, narrando al unísono el
presente, el pasado y el futuro. Infatigable brota de sus bocas la grata
voz. Se torna resplandeciente la mansión del muy resonante Zeus padre
al propagarse el delicado canto de las diosas y retumba la nevada
cumbre del Olimpo y los palacios de los Inmortales.
1
bienes. Luego, a Zeus padre de dioses y hombres, al comienzo y al final
de su canto, celebran las diosas, cómo sobresale con mucho entre los
dioses y es el de más poder. Y cuando cantan la raza de los hombres y
los violentos Gigantes, regocijan el corazón de Zeus dentro del Olimpo
las Musas Olímpicas, hijas de Zeus portador de la égida.»
Para Hesíodo, en el principio será el Caos, sucedido por Gea, la Tierra, que
define como la «sede siempre segura de todos los Inmortales que habitan la
nevada cumbre del Olimpo». Luego adviene el Tártaro, situado en el fondo
de la tierra; y finalmente hace su aparición Eros, deificación del amor, o bien
del deseo, que representará el motor por el cual se producirán las diferentes
uniones que darán origen a todas las demás existencias. Estas serán las
cuatro divinidades primordiales que constituirán las condiciones iniciales
desde donde procederá todo lo demás. Mientras Caos engendrará a Érebo, la
oscuridad, y a Nix, la negra noche, donde esta última dará origen a una
lúgubre familia que incluye a la diosa de la discordia Eris, será Gea quien
posea el papel principal en lo que tiene que ver con las sucesiones
genealógicas, dando origen a dos familias que proveerán lo sustancial del
mundo. De esta manera, el sistema de Hesíodo quedará determinado a partir
del establecimiento de tres familias: aquella procedente de Nix por sí misma
y de su unión con Érebo, y dos familias procedentes de la unión de Gea con
su hijo Urano, desde donde provienen los dioses olímpicos, y con Ponto, que
da origen principalmente a criaturas marinas y a las ninfas. De la unión de
Gea con Urano surgirán los Titanes, los Cíclopes y los Hecatonquiros, a los
cuales su padre les impedirá el nacimiento reteniéndolos forzosamente en el
seno de Gea, respecto a lo cual ella diseña un plan que comunica a sus hijos
para vengar semejante ultraje. Del llamado de la madre, es el titán Cronos
quien se hace eco, de manera que él es quien, en una emboscada, levanta
una hoz en contra de su padre segándole sus genitales y arrojándolos lejos en
el mar, de los que posteriormente surgirá Afrodita. Ante el acto de agravio
por parte de Cronos, el herido y destronado Urano advierte a su hijo que por
dicho acto terrible tendría que pagar.
Los hechos que relata este mito comienzan con el matrimonio de la diosa
Tetis con el rey mortal Peleo, donde asiste toda la nobleza e incluso hacen
presencia los mismos dioses. En medio de la celebración, la diosa de la
discordia Eris, quien no había sido invitada a las nupcias, produce un
altercado entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita, arrojando en medio de
3
ellas una manzana con una inscripción que decía: “Para la más bella”, sin
especificar a cuál de las tres correspondía semejante título. Frente a esta
situación, Zeus decide resolver la polémica ordenando al dios mensajero
Hermes guiar a las deidades en disputa al monte Ida, donde el joven Paris,
hijo de Príamo, rey de Troya, resolvería la querella emitiendo su propio juicio
en favor de alguna de ellas. Las diosas, preocupadas por no ser derrotadas
por sus pares al no ser nombrada como la más bella por el joven mortal,
resuelven, cada una por su cuenta, ofrecer a Paris seductoras recompensas
con tal de obtener el juicio a su favor. De esta manera es como la diosa Hera,
reina de los dioses, le ofreció el mayor de los imperios y gran nobleza en la
realeza. Por su parte, Atenea, la diosa de la sabiduría, ofreció el honor de la
victoria en la guerra y las virtudes del guerrero; y Afrodita, la diosa del amor,
ofreció a la más hermosa de todas las mujeres. Luego de deliberar
profundamente, el joven príncipe, hijo de Príamo, da como ganadora de la
disputa a la diosa Afrodita, quien haciendo honor a su promesa premia a
Paris con Helena, la más bella de las mortales, pero que, sin embargo, se
encontraba casada con el rey espartano Menelao, por lo cual, para poder
unirse a ella tendrá que raptar, contando para ello con la promesa de
Afrodita. De este modo, Paris resuelve navegar hacia Esparta al encuentro
con la mujer prometida, pese a lo riesgoso de la empresa y las advertencias
de sus hermanos Héleno y Casandra, quienes vaticinaban un conflicto de
grandes proporciones por causa del rapto, cuyas nefastas consecuencias las
pagaría caramente la ciudad de Troya. No obstante, el príncipe persiste en su
cometido y finalmente llega a Esparta, siendo muy bien recibido por la
hospitalidad de Menelao y Helena.
Esta guerra, que duraría diez años desde que los griegos pisaran tierras
troyanas, dejaría como saldo una cantidad innumerable de muertos, dando
como resultado que la determinación de Zeus por aligerar el agobio de la
diosa Gea se cumpliera fatalmente a pesar del ímpetu de los hombres.
Layo, heredero legítimo del trono de Tebas, regresa del exilio a su ciudad
luego de la muerte de Zeto y Anfión, quienes tiempo atrás habían usurpado
el poder. Ocupando su lugar como rey de los tebanos se casa con Yocasta,
5
con quien espera dar origen a una próspera descendencia, sin embargo, el
Oráculo de Delfos le advierte que ha sido decretado que su muerte ocurrirá a
manos de su propio hijo a raíz de una maldición lanzada hacia él por el rey
Pélope, anfitrión de Layo en el exilio, por haber secuestrado a su hijo Crisipo,
quien después se habría suicidado. No obstante, Layo y Yocasta tienen un
hijo, pero en atención a la advertencia del Oráculo, el rey decide encargar a
que se le abandone a su suerte en las montañas, no sin antes haber herido
sus pies, de manera que nadie quisiera encargarse de él y perdiera su vida
irremediablemente, pero el niño es recogido por unos pastores quienes lo
llevaron con el rey corintio Póbilo, donde fue nombrado Edipo, el de los pies
hinchados, debido a las heridas que tenía cuando fue encontrado, y fue
criado como parte de la familia real. En cierta oportunidad, en medio de un
banquete, alguien le señala que él es un falso hijo de su padre, cuestión que
lo consterna, decidiendo averiguar las circunstancias sobre su origen, de
manera que inicia un viaje hacia Delfos para obtener respuestas. El Oráculo
no responde directamente a sus interrogantes, sin embargo, le advierte que
su destino es el de asesinar a su padre, desposar a su madre y tener hijos con
ella. Edipo, pensando en sus padres adoptivos, decidirá entonces alejarse de
Corinto para evitar su destino e inicia un viaje a Tebas donde, en una
encrucijada, se encuentra con un anciano viajero y sus guardianes, quienes le
salen violentamente al encuentro. En respuesta, él los enfrenta y producto de
la cólera asesina tanto al viejo como a sus acompañantes, luego de lo cual
prosigue su viaje a Tebas.
«Existe sobre la tierra un ser bípedo y cuadrúpedo, que tiene sólo una
voz, y es también trípode. Es el único que cambia su aspecto de
cuantos seres se mueven por tierra, por el aire o en el mar. Pero,
cuando anda apoyado en más pies, entonces la movilidad en sus
miembros es mucho más débil.»
6
A lo cual Edipo responde: