Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
SIXTO PORRAS
COMUNIDAD CRISTIANA AGUA VIVA
Discipulado II
CREE EN TI | SIXTO PORRAS
“…Ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios…”
(1 Pedro 2:9)
Tenemos valor porque fuimos creados a imagen de Dios y por Dios mismo en el vientre de
nuestra madre. (Génesis 1:27 – Salmos 139). Esto significa que tenemos un valor que se
relaciona con lo que somos en esencia, y nuestra misión es descubrir quiénes somos según Dios.
El gran reto que tenemos es aprender a amarnos como Dios nos ama. Esto implica conocernos,
aceptarnos, y estar dispuestos a entregarnos a Él para que nos cambie, nos transforme y nos
haga cada día más a su imagen; que, como lo expresa Pablo, seamos personas llenas de gozo,
paz, bondad, misericordia, paciencia, amabilidad, compasión, honestidad, fidelidad, amor,
dominio propio, fe, esperanza, y todo aquello que viene como fruto del Espíritu Santo en nuestra
vida.
La autoimagen se construye a partir de lo que vivimos desde niños, las experiencias que nos
marcan para bien o para mal, las palabras que nos dicen, la aceptación que nos otorgaron. Todo
esto envía mensajes a nuestro subconsciente, y esto va construyendo la imagen que tenemos
de nosotros mismos. Esta, a su vez, va a determinar que seamos personas fracasadas o exitosas,
nos miremos como aptos o inadecuados, personas capaces o incapaces. Todo lo determina el
espejo en el que elijamos observarnos.
Todos tenemos una autoimagen que vamos formando mientras crecemos, cada uno determina
lo que quiere pensar de sí mismo, sea esto real o no. Por eso, necesitamos fortaleza espiritual y
emocional para enfrentar las modas, las comparaciones, la burla, el menosprecio, y tener
determinación para vernos en el espejo correcto.
No permitamos que una imagen distorsionada de nosotros mismos nos robe el privilegio de ser
felices, y de vivir como personas realizadas y plenas. Todos en algún momento sentiremos que
no somos la persona correcta, y esto lo determina la experiencia que estamos viviendo.
Cuando éramos niños comenzamos a reconocernos en el espejo. Nuestros padres nos muestran
la imagen y nos llaman por nuestro nombre. Esa imagen nos identifica. De pronto, vemos que
somos altos o bajos, blancos o morenos, pecosos o con lunares, gordos o delgados. Estas son las
características físicas, pero sin pensarlo, comenzamos a darle valor a lo que escuchamos que los
demás dicen de nosotros.
Somos el reflejo del hogar donde nacimos, porque todos llevamos marcas profundas que
dejaron en nosotros las personas con las que crecimos
Valemos porque Dios nos ha formado con dones maravillosos y con propósitos que van más
lejos de lo que imaginamos. Nunca subestimes tu vida porque tu familia pasa por un momento
difícil. Estas experiencias son importantes porque forman el carácter y nos permiten crecer más
de lo que imaginamos.
Por la vida debemos caminar siendo nosotros y es con lo que tenemos que Dios hará lo que
desea hacer.
Nuestro señor Jesucristo nos indica que nacimos para realizar cosas mayores, porque Él va al
Padre a interceder por nosotros y nos confirma que todo lo que pidamos al Padre en su Nombre
Él lo hará.
Uno de los espejos que tiene un gran impacto en nosotros es el referente social, eso que nos
dicen en la escuela, los amigos y el estándar que establece la sociedad. Cuando dejamos que la
moda nos defina, podría ser que nunca lleguemos a sentirnos bien con nosotros mismos.
<No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les
juzgará, y con la medida con la que miden a otros, se les medirá a ustedes.> ¿Por qué te fijas en
la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?
¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla del ojo”, cuando ahí tienes una
viga en el tuyo? (Mateo 7:1-4)
Le damos mucha importancia a lo que digan los demás sin medir el daño que nos causa. Dejamos
que los demás nos pongan el espejo en el que desean que nos observemos y caemos en la
trampa.
“El señor te pondrá por cabeza, no por cola. Estarás por encima de todo, nunca por debajo…”
(Deuteronomio 28:13 RVC)
Para tener una buena autoimagen, debemos tener el proceso adecuado que nos permita
analizar la información que recibimos, y así saber discriminar lo que nos lastima y avalar lo que
nos afirma.
La actitud que tenemos ante las personas y frente a los desafíos de la vida, la determina la
autoimagen que tengamos.
La forma en la que nosotros nos relacionamos con los demás, es la forma en que nos
relacionamos con nosotros mismos.
—“Ama al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza y con toda tu
mente” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Lucas 10:27
La esperanza produce alegría y genera expectativa por el mañana. Brinda confianza y saca lo
mejor de nosotros, no ignora las dificultades y problemas, más bien nos dirige a buscar
soluciones. Las personas que confían en Dios tienen esperanza.
Fuimos creados para tener una misión que cumplir, y una visión que nos dé sentido, propósitos
y dirección. Quien no tiene una misión en la vida, carece de motivación para vivirla.
Acércate a Dios todo en todo momento porque te permitirá mantener viva la ilusión de la
esperanza. Ama todo el tiempo, porque te hará sentir vivo.
Es Dios quien define nuestra identidad al crearnos a su imagen. Así mismo sana nuestra
identidad y recuperamos nuestra autoimagen cuando nos volvemos a Él. Uno de los mejores
ejemplos es la obra restauradora de Dios en la identidad y la imagen propia de Moisés (Éxodo)
TODOS TENEMOS UNA MISIÓN QUE CUMPLIR EN LA TIERRA, Y DIOS LA REVELA EN EL TIEMPO
CORRECTO.
Antes de que fuéramos concebidos por nuestros padres, Dios nos diseñó en su mente, con
características únicas y con un propósito en la vida.
Lo que tenemos no nos define. La única forma de encontrarnos con nosotros es en la intimidad
con Dios. Valemos por lo que Dios dice que somos.
Una persona debe creer en sí misma, porque si no cree en sí misma, no puede relacionarse
saludablemente con los demás. Lastimamos a otros cuando competimos con ellos y competimos
con ellos porque estamos heridos.
Creer en uno mismo no significa una sobre exaltación del ego, es más bien servir como sirvió
Jesús a sus discípulos.
Creer en uno mismo, es tener una correcta interpretación de quién eres y por lo tanto,
relacionarte a partir del respeto y la comprensión.
Creer en uno mismo te lleva a siempre vivir la esencia de Dios en mí y la esencia de Dios en
nosotros es servir a los demás.
Cuando crees en ti mismo, eres creativo, tienes iniciativa, tienes visión, te sientes realizado, e
inspiras a los demás a crecer.
Debemos dejar atrás la envidia, la rivalidad, la traición, el dolor, la culpa de los errores del
pasado.