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I. Introducción
En este ensayo realizare una lectura de El tiempo principia en Xibalbá de Luis de
Lión desde la óptica de la crítica decolonial, haciendo énfasis en la advocación y
profanación mariana, en tanto hecho religioso, pues en la religión se encuentra
radicada buena parte de la fundamentación y legitimidad de la colonialidad del
poder, por ser esta un patrón de saber (cosmovisión) y al mismo tiempo un
patrón de poder (blanquitud).
1
Marx, K. (2010). Crítica de la filosofía del Estado de Hegel. Madrid : Editorial biblioteca nueva
Enrique Dussel sostiene que la cristiandad europea se confundió con la cultura
europea, razón por la cual el proceso de evangelización tuvo las peores
consecuencias para América Latina, África y Asia, pues puso en cuestión dos
problemas: «en primer lugar, la dignidad del otro, del indígena ante el cristiano
que lo pretende evangelizar . En segundo lugar, pensar si lo que se predicaba era
realmente una «fe» o sólo una «doctrina» que justificaba la dominación»
(1983:281)2. Y así fue como se llevó a cabo la evangelización, como una doctrina
de justificación de la dominación que no tuvo en cuenta la dignidad del otro.
Aníbal Quijano sostiene que la idea de raza fue el modo de otorgar legitimidad a
las relaciones de dominación impuestas por la conquista y estableció una
supuesta diferencia en la estructura biológica que ubicaba a los europeos en una
situación natural de superioridad y a las poblaciones amerindias en una situación
natural de inferioridad. «Esa idea fue asumida por los conquistadores como el
principal elemento constitutivo, fundante, de las relaciones de dominación que
la conquista imponía» (Quijano, A. 2014: 778)4. De este modo, afirma Quijano, la
raza se convirtió en el transcurso de la época colonial en el criterio número uno
para la distribución de la población mundial en los rangos, lugares y roles en la
estructura de poder de las nuevas sociedades.
2
Dussel, E. (1983). La evangelización latinoamericana. En Historia general de la iglesia en
América Latina. Tomo I: introducción general a la historia de la iglesia en América Latina (281-
365). Salamanca: Ediciones Sígueme.
3
Ibídem.
4
Quijano, A. (2014). Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina. En Cuestiones y Horizontes:
de la dependencia histórico-estructural a la colonialidad/decolonialidad del poder (777-832). Buenos Aires:
CLACSO.
5
Escobar, J. (2012). Ave María, Gratia Plena: Iconología e iconografía de la Inmaculada Concepción (tesis
de maestría). Medellín, Colombia : Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
expresiones artísticas coloniales están estrechamente relacionadas con el tema
religioso» (Escobar, J. 2012:7).
Desde la crítica decolonial, la imagen mariana, mujer blanca, pura y casta, situada
en una posición natural de superioridad, puede interpretarse, dentro de la
estructura del poder colonial, como un símbolo que impone la blanquitud como
principio estético y la pureza como principio ético. Este ideal estético y ético,
impuesto sobre la población amerindia, morena, impura e “idolatra”, entra en
conflicto con sus subjetividades e identidades, volviendo conflictiva, por un lado,
su espiritualidad, y, por el otro, el mestizaje.
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6
Von Wobeser, G. (2015). Antecedentes iconográficos de la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Instituto de investigaciones estéticas , 37, 117-227
7
Ibídem.
8
Echeverría, B. (2007). Imágenes de la “blanquitud”. En Sociedades icónicas. Historia, ideología
y cultura en la imagen (51-92). México : Siglo XXI
por la blancura racial, pero por una blancura racial que se relativiza a sí misma
al ejercer esa sobredeterminación» (2007)9.
Así pues, el objetivo principal de este breve ensayo es realizar una lectura de “El
tiempo principia en Xibalbá” de Luis de Lión desde la crítica decolonial, haciendo
énfasis en la figura mariana, dado que en la advocación y profanación mariana,
ejes narrativos y discursivos de la obra en cuestión, puede observarse cómo opera
la colonialidad/decolonialidad del poder. Ya que, como bien apunta Mario
Roberto Morales, la virgen María expresa el conflicto de la aculturación: «el
sentimiento de inferioridad ante el conquistador y ante el criollo y el ladino: ante
sus deidades y sus símbolos de poder, ante el ideal de belleza eurocéntrico que
el indio no percibe como criollo sino como ladino» (Morales, M. 2015:13)10.
9
Ibídem
10 Ibídem.
11
Martínez, L. (2018). La Teología de la Liberación como antecedente geo-epistémico de la crítica
decolonial. En Religión, Historia y Sociedad en las luchas por la naturaleza (75-91). Puebla, México:
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego".
12
Garzon, P. (2013). Pueblos indígenas y decolonialidad: sobre la colonización epistemológica occidental.
Andamias, 10, 305-331
13 Quijano, A. (2006). Don Quijote y los Molinos de Viento en América Latina. Revisa Pasos, 127, 1-14
colonialidad puede explicarse como un proceso de «legitimación y naturalización
de las relaciones de dominación iniciado con la colonización de América Latina
y estrechamente interrelacionado con la articulación en torno al capital y al
mercado mundial de todas las formas históricas de control del trabajo, sus
recursos y productos» (Assis, D. 2014:19)14.
Hay que hacer notar que, tal y como sostiene Garrido Ramos, el colonialismo
precede a la colonialidad, no obstante, la colonialidad sobrevive al colonialismo.
Puesto que la colonialidad «se mantiene viva en manuales de aprendizaje, en el
criterio para el buen trabajo académico, en la cultura, el sentido común, en la
auto-imagen de los pueblos, en las aspiraciones de los sujetos, y en tantos otros
aspectos de nuestra experiencia moderna» (2015)15.
La colonialidad además de ser una racionalidad (patrón de saber), es, ante todo,
un patrón de poder, que tuvo como elemento fundacional la idea de raza. Esta
idea emergió como una forma de naturalizar el nuevo orden impuesto por el
colonialismo. Lo que implico antes que nada la destrucción histórico-cultural de
las sociedades amerindias, de tal manera que sobre la población que sobrevivió
las oleadas de violencia y enfermedades traídas a América por los europeos, se
impuso una identidad racial asociada a la inferioridad.
14Assis, D. (2014). Prólogo de Danilo Assis Clímaco. En: Cuestiones y horizontes: de la dependencia
histórico-estructural a la colonialidad/decolonialidad del poder. Buenos Aires, Argentina: CLACSO.
15 Garrido, B. (2015). Colonialismo, colonialidad y modernidad. Revista Artes y Humanidades, 8, 68-80.
16
Ibídem.
constituyéndose en la imperialidad (según el concepto del
británico David Slater) (Grosfoguel, R. & Mignolo, W. 2008)17.
El tiempo Principia en Xibalbá de Luis de Lión puede tomarse de entrada como una
suerte de giro decolonial, en el sentido de que con esta novela se inaugura la
literatura de la indianidad y con ello se rompe el paradigma epistemológico
indigenista, cuyo máximo exponente fue nada más y nada menos que Miguel
Ángel Asturias. En la novela de la indianidad, es el indígena quien escribe a
través de su experiencia vital sobre la condición del “indio”, de este modo:
«la negación del indio que todo ladino lleva adentro (por razones
originales, coloniales, de mestizaje) y la negación del ladino que
todo indio aborrece pero que tiene de modelo impuesto por la
17
Grosfoguel, R. & Mignolo, W. (2008). Intervenciones decoloniales: una breve introducción. Revista Tabula
Rosa, 9, 29-37.
18
Rosas, P. (2015). Giro Decolonial y Otros Demonios. Revistas de ciencias sociales y humanas, 22, 139-155.
19
Sheteul, H. (2003). La novela de la indianidad. Análisis sociológico de El tiempo principia en Xibalbá
de Luis de Lión (tesis de grado). Guatemala: Facultad de Humanidades, USAC.
colonización, la explotación capitalista y la opresión cultural
moderna, es una negación inútil» (Morales, M. 2015: 15)20
En virtud de lo cual Mario Roberto Morales proponé no eliminar las diferencias sino
articularlas (2008)21, tanto ladinos como indígenas deben asumir al otro que habita
en ellos mismos, puesto que «el malestar de la cultura mestiza (indioladina)
radica en la infructuosa negación de su incorporada “otredad”» (Morales, M.
2015: 15).
20
Morales, M. (2015). Prólogo: el indio por un indio. En El tiempo principia en Xibalbá (9-21).
Guatemala: Ediciones del pensativo.
21
Morales, M. (2008). La articulación de las diferencias o El síndrome de Maximón. Guatemala:
Consucultura.
Esta opresión es la que subyace en la concepción de Bonfil Batalla al
definir al indio o indígena como categoría colonial, "una categoría
supraétnica que no denota ningún contenido específico de los grupos
que abarca, sino una particular relación entre ellos y otros sectores del
sistema social global del que los indios forman parte. La categoría de
indio denota la condición de colonizado y hace referencia necesaria a
la relación colonial" (Bonfil Batalla, 1972: 110). En suma, el indio o
indígena existe desde la invasión europea como categoría colonial,
aunque el proceso colonial de la nominación del otro,5 o la hetero-
definición, fue más allá de la categoría de indio y abarcó todas las áreas
del poder, del saber y la subjetividad indígena. Es decir, la colonialidad
del poder no sólo consistió en ponerle nombre a los sujetos o a las
cosas,6 sino implicó un proceso mucho más profundo para justificar la
imposición de una "gramática cultural" que se institucionalizó en la
práctica cotidiana desde el momento mismo de la colonización.
La distinción anterior ayuda evitar confusiones
entre colonialismo y colonialidad, pues aún cuando sean términos
emparentados, el colonialismo refiere a "periodos históricos específicos
y a lugares de dominio imperial", mientras que la colonialidad "denota
la estructura lógica del dominio colonial" (Mignolo, 2005: 33).
Quijano, A. (2006). Don Quijote y los Molinos de Viento en América Latina. Revisa
Pasos, 127, 1-14