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INCLUSIÓN DE PERSONAS CON DISCAPACIDAD

EN LA PROTECCIÓN SOCIAL
ANÁLISIS DE POLÍTICAS – TANZANIA

Abril de 2015

Matthew Walsham1, Flora Myamba2, Simeon Mesaki2 y Karl Blanchet1


1
International Centre for Evidence on Disability, London School of Hygiene and Tropical
Medicine
2
REPOA

1
Índice
1. Introducción ....................................................................................................................... 3
2. La protección social en el contexto de Tanzania .................................................................. 3
3. Las personas con discapacidad y la protección social ........................................................... 5
3.1 Definiciones de discapacidad ............................................................................................. 5
3.2 Información sobre discapacidad ........................................................................................ 6
3.3 Políticas y legislación en materia de discapacidad ............................................................... 6
3.4 Marco institucional ............................................................................................................ 7
3.5 Protección social y discapacidad ...................................................................................... 10
3.5.1 Seguridad social formal ............................................................................................. 10
3.5.2. Políticas de protección social ................................................................................... 11
3.5.3 Fondo de Acción Social de Tanzania ........................................................................ 12
3.5.4 Fondos de Salud Comunitaria ................................................................................... 13
Programa .......................................................................................................................... 14
4. Análisis de género ............................................................................................................. 15
5. Conclusión ........................................................................................................................ 16
6. Referencias ........................................................................................................................ 19

2
1. Introducción
Tanzania es una república unitaria formada por el Gobierno de la Unión de Tanzania continental
y el Gobierno Revolucionario de Zanzíbar. A pesar de su gran diversidad social, pues cuenta con
alrededor de 125 grupos étnicos, Tanzania ha gozado de estabilidad política general durante los
últimos cincuenta años. Tras la gestión económica socialista de Tanzania durante los años setenta
y ochenta del siglo pasado se introdujeron políticas de ajuste estructural con el fin de promover
la liberalización económica y comercial del país. Desde los años noventa, Tanzania ha logrado
estabilizar su situación macroeconómica y lanzar un proceso de transformación económica
(Dagne, 2010; JBIC, 2006).

Gracias a su índice de crecimiento del 7% en los últimos cinco años, Tanzania figura entre las
economías africanas que presentan el mayor ritmo de crecimiento. Sin embargo, los beneficios
de este crecimiento económico no se han distribuido de forma equitativa entre la población, de
forma que al 20% más rico de la población de Tanzania corresponde el 42% del consumo total
del país, mientras que el 20% más pobre consume únicamente el 7% (DMFA, 2013). En
respuesta a esta desigualdad creciente y a la persistencia de altos niveles de pobreza, el Gobierno
ha empezado a desarrollar mecanismos de protección social con el fin de abordar el estado de
«inseguridad generalizada» en el que sigue viviendo la mayoría de la población (Wuyts, 2006;
MoF, 2012).

De acuerdo con la edición de 2008 de la Encuesta Anual sobre Discapacidad (NBS, 2010), la
prevalencia de la discapacidad en Tanzania era del 7,8% entre la población con una edad de siete
o más años. La encuesta también constató que las personas con discapacidad se encontraban en
peor situación socioeconómica que la población general en toda una serie de ámbitos,
presentando por ejemplo unos menores índices de alfabetización, menos oportunidades de
conseguir un empleo remunerado y tasas de matrimonio más bajas. Tras la ratificación en 2009
de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(CNUDPD) por parte de Tanzania, el Gobierno promulgó la Ley sobre Personas con
Discapacidad (República Unida de Tanzania, 2010) para anclar formalmente en la legislación los
derechos de las personas con discapacidad y garantizar tanto su participación plena y efectiva
como su inclusión en todos los ámbitos de la sociedad. Este acto legislativo también establecía
varios mecanismos institucionales para velar por su aplicación.

El objetivo del presente documento es analizar de forma crítica el marco político tanzano en lo
relativo a la inclusión de las personas con discapacidad en los sistemas y programas de
protección social. El análisis cubre legislación, políticas e instituciones relacionadas con la
discapacidad (incluyendo las definiciones de discapacidad y la recopilación de datos), e investiga
hasta qué punto todos estos elementos se tienen en cuenta e influyen en el diseño, la puesta en
práctica y la evaluación de políticas y programas de protección social. Asimismo, se debaten
algunas condiciones específicas de exclusión relacionadas con el género.

2. La protección social en el contexto de Tanzania


El Gobierno de la República independiente de Tanzania heredó un sistema de regímenes sociales
legado por el Estado colonial, como por ejemplo la Master and Native Servants Ordinance

3
(Ordenanza sobre el amo y los siervos indígenas) de 1924 y la Pension Ordinance (Ordenanza de
pensiones) de 1954. El Gobierno introdujo su propia Ley sobre el Fondo Nacional de Previsión
en 1964, que en 1997 fue transformado, en virtud de la Ley sobre el Fondo Nacional de la
Seguridad Social, en un fondo más amplio que cubría las pensiones y otras prestaciones. El
Fondo Nacional de la Seguridad Social (NSSF, por sus siglas en inglés) opera junto con otras
cinco instituciones importantes que proporcionan cobertura de seguridad social para las personas
que trabajan en el sector laboral formal.1 Sin embargo, habida cuenta del predominio del sector
informal dentro de la economía de Tanzania, en la actualidad dichos regímenes contributivos
únicamente cubren una pequeña proporción de la población total y el 6,5% de la mano de obra
del país (OIT, 2008). Como resultado de ello, en los últimos años se ha ido perfilando como
importante área de preocupación en Tanzania la necesidad de concebir de forma más amplia la
protección social dentro del marco de las políticas macroeconómicas, las estrategias de reducción
de la pobreza, las políticas y los programas sectoriales, así como en distintas microintervenciones
y medidas basadas en la comunidad (MoF, 2010; UNICEF, 2013; Banco Mundial, 2012).

De acuerdo con la actual Estrategia Nacional para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza


(«MKUKUTA II» el principal objetivo de la protección social en Tanzania es «evitar niveles
inaceptables de inseguridad socioeconómica y privación» (MoF, 2010:81). La estrategia subraya la
función de desarrollo que la protección social puede desempeñar de cara a prevenir las trampas
de pobreza, reducir la inseguridad de los hogares y incentivar las inversiones en activos y
elementos reductores de la pobreza que puedan reforzar la resiliencia y la capacidad de
autosuficiencia de las personas. Dentro de la estrategia, las medidas de protección social están
específicamente pensadas para «grupos vulnerables y necesitados», definidos como «huérfanos o
huérfanas y menores vulnerables; personas con discapacidad; personas mayores; personas con
VIH y enfermedades de larga duración; mujeres y jóvenes vulnerables; antiguos convictos y
convictas y personas con discapacidad como resultado de accidentes, guerras y conflictos» (ibid.).

La atención creciente que se presta a la protección social también refleja una transición en las
prioridades políticas de las agencias bilaterales y multilaterales de desarrollo que operan en
Tanzania, de una orientación en los sistemas auxiliares a la seguridad social que cubren a los
trabajadores del sector formal al establecimiento de un «nivel mínimo de protección social»
universal para todos los ciudadanos. Esta transición queda patente en el Marco de Asistencia de
las Naciones Unidas para el Desarrollo 2011-2015 para Tanzania, que promueve la noción de un
«nivel mínimo de protección social» y compromete a la ONU a apoyar un «enfoque
multisectorial coordinado contra la privación y la inseguridad económicas» a través de la
inversión en protección social y redes de seguridad (ONU, 2010:37). Con todo, el progreso a la
hora de desarrollar un enfoque de ese tipo ha sido lento y el Marco Nacional de Protección
Social previsto por el Gobierno sigue teniendo un estatus de «borrador» desde 2008. De hecho,
la incapacidad de ultimar el marco plantea serios interrogantes sobre hasta qué punto la
protección social continúa siendo principalmente una labor impulsada por los donantes y, como
tal, hasta qué punto el Gobierno tanzano está realmente comprometido a asumir un papel de
liderazgo en relación con este tema.

No obstante, si bien la coordinación estratégica puede haberse estancado, ha continuado


habiendo desarrollos en el ámbito de programas:

1
El Fondo de Pensiones del Servicio Público (PSPF, por sus siglas en inglés), el Fondo de Pensiones Paraestatal
(PPF, por sus siglas en inglés), el Fondo de Previsión de las Autoridades Locales (LAPF, por sus siglas en inglés),
el Fondo de Previsión de los Funcionarios del Gobierno (GEPF, por sus siglas en inglés) y el Fondo Nacional del
Seguro de Salud (NHIF, por sus siglas en inglés).

4
 El Fondo de Acción Social de Tanzania (TASAF, por sus siglas en inglés), que cuenta
con el apoyo del Banco Mundial, se encuentra ahora en su tercera fase y está
incrementando su componente de transferencia monetaria condicionada (TMC) junto
con sus programas en el marco de la Red de Protección Social Productiva (PSSN, por sus
siglas en inglés) existentes;
 los Fondos de Salud Comunitaria se han sometido a la gestión de la Caja Nacional del
Seguro de Salud (NHIF, por sus siglas en inglés) y la cobertura sigue aumentando,
aunque lamentablemente a un ritmo relativamente lento; y
 la política sigue evolucionando hacia una cobertura más amplia de la seguridad social, el
mercado laboral y la financiación de la atención sanitaria.
La dirección general que está adoptando todo el sistema de protección social puede seguir
siendo incierta, pero parece existir una amplia aceptación en relación con el papel
fundamental que la protección social debe desempeñar a la hora de abordar la pobreza y la
inseguridad entre las personas más pobres y vulnerables. Como tal, resulta importante y
oportuno investigar la inclusión de personas con discapacidad en los programas de
protección social en vigor, así como dentro del marco de las políticas emergentes.2

3. Las personas con discapacidad y la protección social


3.1 Definiciones de discapacidad
En Tanzania, la definición formal de discapacidad ha cambiado considerablemente a lo largo de
las últimas tres décadas, y este hecho se refleja claramente en las políticas y los textos jurídicos
clave sobre discapacidad. En términos generales, la definición ha ido cambiando en sintonía con
los desarrollos globales en cuanto a la definición de la discapacidad, y se ha ido pasando de un
enfoque médico de las deficiencias percibidas de las personas al reconocimiento de que la
discapacidad es un fenómeno socialmente construido que resulta de la interacción entre las
deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales de una persona y distintas barreras que
dicha persona encuentra en su entorno.

Como tal, mientras que la Ley sobre (el Empleo de) las Personas con Discapacidad de 1982
y la Ley sobre (el Cuidado y Atención de) las Personas con Discapacidad de 1982
adoptaban una definición estricta y «medicalizada», la Política Nacional sobre Discapacidad
de 2004 redefinía la discapacidad como «la pérdida o limitación de oportunidades para participar
en la vida normal de la comunidad en un nivel de igualdad con otras personas debido a factores
físicos, mentales o sociales» (Ministerio de Trabajo, Desarrollo de la Juventud y Deportes de
Tanzania, MoLYDS, 2004:vi). Este énfasis en el «modelo social» de la discapacidad refleja el
compromiso de Tanzania con los debates internacionales sobre los derechos de las personas con
discapacidad; la política es percibida por las organizaciones de personas con discapacidad y otras
organizaciones que trabajan en este ámbito como un importante paso hacia delante de cara a
alejarse del enfoque médico en la forma de abordar la discapacidad.

2
En un importante seminario realizado en 2011, Operationalising Social Protection in Tanzania: From
Commitment to Action (Poner en práctica la protección social en Tanzania: del compromiso a la acción, UNICEF
y ERPI, 2011), se destacó este tema y se constató que, entre otras cosas, la protección social sería altamente
beneficiosa para personas con discapacidad con el fin de: romper la transmisión intergeneracional de la
pobreza; incrementar la capacidad de dichas personas para convertirse en miembros productivos e
independientes de la sociedad; aligerar la carga que suponen los cuidados y permitir que los miembros de la
familia sin discapacidad se incorporen a la actividad económica; y reducir las conmociones y las
estigmatizaciones.

5
La Ley sobre las Personas con Discapacidad de 2010 formaliza la definición de
«discapacidad» que ya aparecía en la Política Nacional, pero además incluye una definición aparte
de «persona con discapacidad», que básicamente está en sintonía con el enfoque de la
Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad:
«una [persona con una] deficiencia física, intelectual, sensorial o mental cuya capacidad
funcional se ve limitada por las barreras institucionales, actitudinales o del entorno».

Las asociaciones de personas con discapacidad, las organizaciones de defensa de los derechos de
dicho colectivo, los donantes y el personal que trabaja en el Departamento de Bienestar Social3 se
manifiestan a favor del enfoque adoptado dentro del marco de esta Ley. Sin embargo, como se
debatirá más abajo, no queda muy claro hasta qué punto este enfoque ha conseguido influir en la
comprensión y la percepción de la discapacidad en otros Ministerios y agencias gubernamentales
nacionales, o en el funcionariado del Gobierno, la sociedad civil y la comunidad en general en la
región, los distritos y las aldeas.

3.2 Datos sobre discapacidad


Los datos sobre la discapacidad se han recopilado en Tanzania por medio de una serie de
encuestas y censos que se han organizado a lo largo de las últimas tres décadas. Los primeros
esfuerzos realizados se estructuraban alrededor de una definición de discapacidad estricta y
«basada en categorías» que pedía a las personas entrevistadas que se autoidentificaran como
«discapacitadas», lo cual tenía como resultado muy bajos índices de prevalencia. Por ejemplo, en
1981 el Ministerio de Trabajo y Bienestar Social realizó el «Censo sobre Personas con
Discapacidad» en Tanzania continental y concluyó que sólo el 1% de la población tenía alguna
discapacidad,4 mientras que el cuarto censo nacional sobre población y vivienda, realizado en
2002, estimaba que el 2,0% de la población del país vivía con alguna forma de discapacidad
(NBS, 2006:42).

El Instituto Nacional de Estadística (NBS, por sus siglas en inglés) llevó a cabo en 2008 una
encuesta más amplia sobre la discapacidad para determinar la prevalencia de la discapacidad y las
condiciones de vida de las personas con discapacidad en todo el país. La encuesta se sirvió de un
cuestionario breve elaborado por el Grupo de Washington sobre estadísticas de la discapacidad
basadas en las limitaciones a la hora de realizar actividades, más que en la condición física de las
personas encuestadas; esta metodología modificada permitió constatar una prevalencia de la
discapacidad del 7,8% para la población de siete o más años de edad. El censo de 2012, que hizo
uso de la misma metodología, registró un porcentaje del 5,93% del total de la población, un
resultado ligeramente inferior pero que todavía supone un incremento significativo en
comparación con encuestas anteriores (NBS, 2014).5

3.3 Políticas y legislación en materia de discapacidad

La Ley sobre el Empleo de las Personas con Discapacidad N.º 2 y la Ley sobre el Cuidado y
Atención de las Personas con Discapacidad N.º 3 fueron los primeros actos legislativos sobre

3
El departamento en el Ministerio de Salud y Bienestar Social responsable de cuestiones relacionadas con las
personas con discapacidad, tal y como se expone más abajo.
4
Esta información proviene de la OIT, 2004. Lamentablemente no ha sido posible localizar una copia del censo
en el marco de la elaboración del presente estudio.
5
El resumen que figura más abajo se basa en la encuesta de 2008, dado que las conclusiones detalladas del
censo de 2012 no estaban aún disponibles en el momento de la publicación del presente documento.

6
discapacidad relevantes en Tanzania. Combinadas, ambas leyes tenían como objetivo garantizar
el empleo para las personas con discapacidad a través de un sistema de cuotas y reserva de
puestos, designando al mismo tiempo toda una serie de responsabilidades específicas para el
Gobierno, las familias y la sociedad civil en temas de necesidades de atención y cuidados. Sin
embargo, ambos instrumentos jurídicos no sólo tenían un alcance limitado, centrado
principalmente en el empleo, sino que, en la práctica, el Gobierno de Tanzania ni los dio a
conocer ni los hacía cumplir eficazmente (Aldersey, 2012:5).

Con el fin de subsanar estas deficiencias, el Gobierno introdujo en 2004 una Política Nacional
sobre Discapacidad cuyos objetivos eran empoderar a las personas con discapacidad y a sus
respectivas familias, proporcionarles un entorno propicio para dedicarse a un trabajo productivo,
mejorar los servicios para las personas con discapacidad y asegurar su participación en todos los
ámbitos de la sociedad, incluyendo la toma de decisiones. No obstante, como señalan Aldersey y
Turnbull, la política adolece de varios puntos débiles importantes, entre los que figuran «el
establecimiento poco claro de los principios administrativos centrales, la falta de soluciones o
pasos concretos explícitos para llevar a la práctica declaraciones políticas y la ausencia de vías de
recurso ejecutables judicialmente en caso de violación [de la política]» (2011:10). Por ese motivo,
tras la ratificación de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad en 2009, el Gobierno tanzano decidió aprobar la Ley sobre las Personas con
Discapacidad (2010) para dar vigencia jurídica tanto a la Política Nacional sobre Discapacidad
como a la mencionada Convención de las Naciones Unidas. La Ley cubre un nutrido número de
ámbitos en los que los derechos de las personas con discapacidad podrían verse en tela de juicio,
incluyendo el acceso equitativo a la educación, la salud y el empleo, y proporciona mecanismos
jurídicos y sociales de rendición de cuentas de cara a la aplicación práctica de la legislación.
Algunos ejemplos de ello son el establecimiento de un Consejo Asesor Nacional (NAC, por sus
siglas en inglés), la creación de la Oficina del Defensor de las Personas con Discapacidad, la
aplicación más rigurosa de un sistema de cuotas en el lugar de trabajo y la introducción de un
Fondo Nacional para Personas con Discapacidad (Aldersey, 2012:4).

Con todo, a pesar del progreso que supone la aprobación de leyes y políticas en materia de
discapacidad, la aplicación de dichos instrumentos y el cumplimiento de los compromisos
contraídos por el país en relación con la CNUDPD6 supondrán para Tanzania retos muy
significativos. Por ejemplo, el Ministerio de Salud y Bienestar Social lanzó en 2010 una Estrategia
Nacional con el fin de integrar la perspectiva de la discapacidad en todas las políticas, los
programas y la presupuestación del Gobierno. A pesar de un lanzamiento de altos vuelos y un
prólogo del Ministro de Salud y Bienestar Social, la mayor parte del funcionariado del Gobierno
desconoce el documento, y no existen ejemplos concretos de su aplicación en ninguno de los
distintos ministerios identificados en la estrategia. Asimismo, la estrategia MKUKUTA II para el
crecimiento y la reducción de la pobreza contiene varias referencias a las necesidades de las
personas con discapacidad, pero únicamente existen dos indicadores específicos en el Plan
Maestro de Seguimiento desarrollado por el Ministerio de Finanzas (MoF) (2011).7

3.4 Marco institucional

6
A pesar de que existe una disposición que exige la presentación de un informe sobre la aplicación de la
Convención dentro del plazo de dos años tras la ratificación, Tanzania aún no ha presentado dicho informe.
7
La distribución de la población por ocupación y desagregada por sexo, edad y discapacidad; y la proporción
de niños y niñas (de 5 o más años) con discapacidad que asisten al colegio.

7
La Ley sobre las Personas con Discapacidad especifica toda una serie de responsabilidades para
algunos ministerios clave8 que, junto con representantes de la sociedad civil, integran el Consejo
Asesor Nacional para Personas con Discapacidad (NAC). El NAC debe actuar como foro para
asesorar al ministro sobre todas las cuestiones relacionadas con la Ley y con las personas con
discapacidad en general, incluyendo la formulación de las políticas y los programas pertinentes.
Los miembros del NAC fueron nombrados en mayo de 2014, pero, a fecha de diciembre de
2014, el Consejo solamente se había reunido en una ocasión y no contaba con ninguna
asignación presupuestaria para respaldar sus actividades.

Se ha atribuido la responsabilidad general sobre las personas con discapacidad al Ministerio de


Salud y Bienestar Social, por medio del Departamento de Bienestar Social. El Departamento
deberá velar por la provisión de servicios de bienestar efectivos para los «colectivos vulnerables»
de la sociedad. Sin embargo, sigue topándose con una serie de retos y dificultades en relación con
la provisión de servicios para personas con discapacidad. El Departamento ha sido trasladado
cuatro veces desde su creación; el caso más reciente fue en 2006, cuando fue transferido del
Ministerio de Empleo y Juventud y adscrito al Ministerio de Salud. Sigue estando físicamente
ubicado fuera de la sede del Ministerio de Salud, y se percibe como un departamento
marginalizado dentro de la estructura de dicho ministerio. El Departamento presenta unos
niveles bajos de personal y recibe una asignación de presupuesto muy limitada. Una evaluación
de capacidad realizada por Ernst & Young (2009) constató que la Dirección del Departamento
era competente pero no estaba realizando su función de forma eficiente, y que los directivos no
eran lo suficientemente conscientes de los retos a los que se enfrentaba el Departamento ni
sabían como abordar dichos retos. Muchas partes interesadas, tanto del Gobierno como de la
sociedad civil, consideran que sería necesario trasladar el Departamento a la Oficina del Primer
Ministro o la Oficina del Presidente para brindarle la suficiente visibilidad e influencia política,
una opinión formulada también recientemente por la Comisión Parlamentaria de Bienestar
Social.9

Además de las responsabilidades del Ministerio de Salud y Bienestar Social, la Ley sobre las
Personas con Discapacidad exige a otros ministerios que desarrollen «planes sectoriales» que
definan las medidas que hay que tomar en relación con las personas con discapacidad. A pesar de
ello, exceptuando el Ministerio de Educación y Formación Profesional, que ha desarrollado una
«Estrategia Nacional sobre Educación Inclusiva» (2009), ninguno de los ministerios ha preparado
aún un plan sectorial o un documento de orientación análogo, y los funcionarios y funcionarias
de dichos ministerios son muy poco conscientes de dicha responsabilidad.

Otras responsabilidades se especifican en las políticas y legislaciones sectoriales relevantes, tal y


como se resume en la Tabla 1. Sin embargo, pese a dichas disposiciones, el nivel de
conocimiento sobre las leyes y políticas existentes en materia de discapacidad es muy bajo entre
el funcionariado del Gobierno, y existe la percepción de que se trata de una responsabilidad que
atañe exclusivamente al Ministerio de Salud y Bienestar Social. En lugar de poner en práctica
actividades específicas, algunos ministerios como por ejemplo el Ministerio de Desarrollo de la
Comunidad, Género e Infancia y el Ministerio de Trabajo y Empleo argumentan que las
personas con discapacidad estarán incluidas dentro de sus programas generales. No obstante,
dado que no se recopila información desagregada sobre los beneficiarios y beneficiarias que
presentan una discapacidad, no hay pruebas que permitan sustanciar dichas alegaciones.

8
Los ministerios en cuestión son el de salud, el de las autoridades locales, el de gestión del servicio público, el
de desarrollo de la comunidad, el de empleo y el de educación. Véase también la Tabla 1.
9
Entrevista.

8
Tabla 1: Ministerios principales

Ministerio Responsabilidad
MoLE Aplicar la Política Nacional de Empleo (2008) y la Ley de Empleo y
Relaciones Laborales (2004), las responsabilidades incluyen el
cumplimiento de cuotas mínimas para el empleo de personas con
discapacidad.
MoEVT Encargado de proporcionar servicios educativos para personas con
discapacidad en los niveles de enseñanza primaria, secundaria y terciaria.
El ministerio tiene el deber de proporcionar educación en escuelas
especiales, unidades integradas y centros de educación inclusiva.
También supervisa la formación profesional a través de la Autoridad de
Formación y Educación Profesional (VETA, por sus siglas en inglés),
que incluye las necesidades de formación de personas con discapacidad.
MoW Responsable de supervisar el sector de la construcción y asegurase de
que los edificios y la infraestructura de transporte sean accesibles para
las personas con discapacidad.
RALG Está a cargo de las Autoridades locales, que han recibido un papel
crucial respecto a la provisión de servicios a personas con discapacidad
en la región, los distritos y los municipios.
Oficina del Se encarga de garantizar que las personas con discapacidad ocupan los
Presidente, puestos vacantes asignados en la función pública y que hay instalaciones
Gestión del públicas adecuadas para personas con discapacidad.
Servicio Público
MCDGC Responsable de cuestiones relacionadas tanto con la mujer como con
los niños y niñas que sufren alguna discapacidad.
Leyenda: MoLE = Ministerio de Trabajo y Empleo
MoEVT = Ministerio de Educación y Formación Profesional
MoW = Ministerio de Obras (antiguamente denominado Ministerio de Desarrollo de Infraestructuras)
RALG = Administración Regional y Gobierno Local (kiswajili TAMISEMI), adscrita a la Oficina del Primer
Ministro
MCDGC = Ministerio de Desarrollo de la Comunidad, Género e Infancia

Además de los departamentos gubernamentales, las organizaciones de personas con


discapacidad10 también se encuentran representadas en el NAC y han trabajado activamente en la
defensa de los derechos de las personas con discapacidad al lado de organizaciones nacionales e
internacionales de defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Muchas de dichas
organizaciones proporcionan directamente servicios para personas con discapacidad además de
llevar a cabo su labor de defensa, pero incluso las organizaciones más grandes son incapaces de
ofrecer sus servicios con una cobertura nacional (a excepción de la red nacional de derivaciones
que ha desarrollado para la fístula obstétrica la organización «Rehabilitación completa basada en
la comunidad de Tanzania» (CCBRT, por sus siglas en inglés)). Como tal, existe una amplia
aceptación dentro de las organizaciones activas en el ámbito de la defensa de las personas con
10
Las organizaciones de las personas con discapacidad se coordinan a través de la Federación Tanzana de
Organizaciones de Personas con Discapacidad (SHIVYAWATA), que cuenta en total con diez organizaciones
afiliadas: Sociedad de personas Albinas de Tanzania (TAS); Liga de Invidentes de Tanzania (TLB); Sociedad para
las personas Sordas de Tanzania (TSD); Asociación Tanzana de personas con discapacidad física (CHAWATA);
Sociedad de personas Sordas de Tanzania (CHAVITA); Asociación Tanzana de personas Sordas - Ciegas
(TASODEB); Asociación Tanzana para las personas con discapacidad mental (TAMH); Asociación Kilimanjaro de
lesiones de la espina dorsal (KASI); Asociación Tanzana para la Psoriasis (PSORATA); Organización Tanzana de
Usuarios y Supervivientes de Instituciones Psiquiátricas (TUSPO).

9
discapacidad acerca de la importancia de mejorar la aplicación por parte del Gobierno de sus
propias leyes y políticas, si bien también está generalizado un sentimiento de decepción por la
ausencia de medidas concretas en este sentido.

El otro elemento clave tanto en la política de 2004 como en la Ley de 2010 es el papel que se
reserva a las administraciones locales. La Ley requiere que las administraciones locales
desempeñen una serie de funciones, incluyendo la de promover los derechos y el bienestar de las
personas con discapacidad, brindarles asistencia para que puedan desarrollar su potencial, y llevar
y mantener un registro de las personas con discapacidad. Con todo, en la práctica las
administraciones locales reciben poca formación, si es que la reciben, en materia de discapacidad,
y el Departamento de Bienestar Social es incapaz de hacer el cálculo y el seguimiento del gasto
que el Consejo destina a este tema.11

3.5 Protección social y discapacidad

3.5.1 Seguridad social formal

La Ley sobre el Fondo Nacional de Previsión de 1964 se enmendó en 1975, transformando el


sistema en un fondo de la seguridad social más amplio que cubría las pensiones y otras
prestaciones: el Fondo Nacional de la Seguridad Social (NSSF, por sus siglas en inglés). El NSSF,
junto con varios otros regímenes formales,12 constituye el núcleo de los regímenes obligatorios y
contributivos que proporcionan seguridad social en Tanzania. Todos estos regímenes están
regulados y son supervisados por la Autoridad Reguladora de la Seguridad Social (SSRA, por sus
siglas en inglés), que se creó en 2008 y entró en funcionamiento en 2010.

El NSSF es el único programa que ofrece prestaciones formales por discapacidad, algo que se
conoce por «pensión de invalidez». La pensión proporciona el 30% de los ingresos medios
mensuales de la persona asegurada, a lo que cabe añadir un 1% de los ingresos medios mensuales
por cada 12 meses de aportación de la persona afiliada. La pensión es pagadera de forma
permanente, empezando a partir del mes posterior a la fecha en la que se deja trabajar y hasta la
edad de jubilación, si en aquel momento la persona asegurada tiene derecho a una pensión de
jubilación con un importe de prestación igual o superior, o hasta el fallecimiento de la persona
beneficiaria.

Aunque la Política Nacional de la Seguridad Social de Tanzania, aprobada en 2003, concibe la


seguridad social en sentido bastante amplio como «cualquier tipo de medidas o actividades
colectivas diseñadas para garantizar que los miembros de la sociedad puedan satisfacer sus
necesidades básicas y estén protegidos ante las emergencias para permitirles mantener un nivel de
vida coherente con las normas sociales» (MoLYDS, 2003:2), reconoce que hay sistemas de
seguridad social informales y tradicionales, así como formales, y apunta que el sistema formal de
seguridad social únicamente cubre a una pequeña proporción de la población activa (5,4% en
aquel entonces). La política identifica tres elementos fundamentales de la seguridad social: la
asistencia social, los regímenes obligatorios y el ahorro privado. El primero se concibe como
prestación no contributiva y supeditada a una comprobación de los ingresos para «grupos como

11
Las administraciones locales operan bajo la supervisión del Ministerio de la Administración Regional y el
Gobierno Local dentro de la Oficina del Primer Ministro.
12
El Fondo de Pensiones del Servicio Público (PSPF), el Fondo de Pensiones Paraestatal (PPF), el Fondo de
Previsión de las Autoridades Locales (LAPF), el Fondo de Previsión de los Funcionarios del Gobierno (GEPF) y el
Fondo Nacional del Seguro de Salud (NHIF).

10
por ejemplo personas con discapacidad, las personas de la tercera edad y progenitores y menores
que no reciben ninguna ayuda y son incapaces de satisfacer sus propias necesidades básicas».

3.5.2. Políticas de protección social

El último borrador del Marco Nacional de Protección Social (de junio de 2012) identifica a las
personas con discapacidad como una «esfera prioritaria» entre otros grupos vulnerables13 y pide
la aplicación de una serie de medidas específicas:
1. Sensibilización a todos los niveles sobre los derechos de las personas con discapacidad y
fomento de las capacidades de los proveedores de servicios de atención sanitaria (titulares
de la obligación) en las instituciones tanto estatales como no estatales para identificar a
los niños y niñas con discapacidad en una fase temprana y proporcionar mecanismos
para satisfacer sus necesidades (p. ej., ayudas financieras y en especie en forma de
transferencias monetarias a las personas en situación de pobreza extrema);
2. desarrollo de sistemas y modalidades para facilitar el acceso a exenciones y dispensas en
materia de servicios básicos y oportunidades relacionadas para personas con discapacidad
(p. ej., rebajar las condiciones para acceder a microcréditos de financiación);
3. puesta en práctica de las convenciones internacionales y regionales sobre las personas
con discapacidad, tal y como han sido adoptadas y ratificadas por el Gobierno, y
presentación de los informes requeridos sobre las mismas;
4. cumplimiento de los reglamentos y las normas que satisfagan las necesidades de las
personas con discapacidad.

Sin embargo, a pesar de estas disposiciones, las organizaciones activas en el ámbito de la defensa
de las personas con discapacidad han expresado preocupaciones por lo poco que se las ha
implicado en el proceso de desarrollo del marco y, habida cuenta del largo período de tiempo
que ha pasado en forma de borrador y su relación incierta con la Política de la Seguridad Social,
no queda claro hasta qué punto el marco desempeñará un papel activo en la configuración del
emergente sistema tanzano de protección social.
Además de elaborar el proyecto de marco, Tanzania ha estado reformando su régimen de
financiación del sector de la salud, pasando del sistema financiado exclusivamente a través del
presupuesto que existía a principios de los años noventa a un modelo mixto de financiación con
la esperanza de incrementar la disponibilidad y la calidad de la atención sanitaria. Algunos
elementos clave del sistema son las tasas o tarifas para los usuarios y las usuarias (introducidas en
1993), los Fondos de Salud Comunitaria (a partir de 1997) y el Fondo Nacional del Seguro de
Salud (creado en 1999); dichos elementos se introdujeron para recaudar fondos adicionales,
promover la apropiación de la comunidad y potenciar la responsabilidad y rendición de cuentas
por parte de las entidades proveedoras de servicios (Stoermer et al., 2013). De acuerdo con las
Cuentas Nacionales de Salud de 2010 (MoHSW, 2012), el presupuesto del Gobierno representa
únicamente el 17,6% del gasto sanitario total, muy por debajo del 31,9% que aportan los hogares
en concepto de copago, lo cual plantea graves preocupaciones en términos de equidad (ibid.). En
la actualidad, los dos principales regímenes de protección social de la salud, los Fondos de Salud
Comunitaria (CHF, por sus siglas en inglés) y el Fondo Nacional del Seguro de Salud (NHIF),

13
Dichos otros grupos son: huérfanos y huérfanas y menores vulnerables, personas mayores, personas que
padecen enfermedades de larga duración, incluyendo VIH/sida, y mujeres extremadamente vulnerables.

11
cubren aproximadamente el 7,8% y 5,8% del total de la población, respectivamente, mientras que
alrededor del 3% de la población de Tanzania tiene un seguro privado y el 1% está cubierta a
través del Fondo Nacional de la Seguridad Social.
A excepción de la «pensión de invalidez» concedida en el marco del NSSF, ninguno de estos
regímenes contiene disposiciones específicas en materia de discapacidad (esto se debatirá más
adelante en relación con los Fondos de Salud Comunitaria). Asimismo, en el momento de la
publicación de este estudio, la versión más reciente del borrador de la Política de Financiación
del Sector de la Salud (cuya aprobación está prevista para 2015) no contenía ninguna referencia a
la discapacidad, como tampoco se había producido ningún ejercicio de consulta a personas con
discapacidad durante el proceso de formulación de la política.

3.5.3 Fondo de Acción Social de Tanzania


El Fondo de Acción Social de Tanzania (TASAF) es una agencia gubernamental semiautónoma
adscrita a la Oficina del Presidente que ejecuta programas de reducción de la pobreza en todo el
territorio nacional de Tanzania. El TASAF se creó en el año 2000, recibe la mayor parte de la
financiación del Banco Mundial y se encuentra ahora en su tercera fase. Durante su segunda fase
se introdujo a modo de proyecto piloto una transferencia monetaria condicionada (TMC) que se
está ampliando dentro del marco de TASAF III (2013-2017) bajo el título de «Red de Protección
Social Productiva» (PSSN). La PSSN se centra en los hogares pobres y tiene como objetivo
proporcionar transferencias monetarias regulares a todos los hogares identificados como pobres,
así como asignaciones adicionales condicionadas a un mayor uso de los servicios educativos y
sanitarios para familias con hijos o hijas o mujeres embarazadas (TASAF, 2013). Las condiciones
de transferencia están diseñadas para garantizar que los niños y niñas estén inscritos en un centro
educativo y asisten a las clases, así como que las mujeres embarazadas y los niños y niñas acudan
a los centros de atención sanitaria con el fin de promover una mejora a largo plazo de la salud y
el estado nutricional de este colectivo de la población. Los pagos a los hogares beneficiarios se
realizan cada dos meses, y todas las familias reciben un pago básico de aproximadamente 5 USD,
mientras que los hogares donde hay una mujer embarazada y/o niños o niñas reciben 5 USD
adicionales tras verificar el cumplimento de las condiciones. En términos generales, se espera que
entre 2012 y 2017 el TASAF llegue a 1 millón de beneficiarios y beneficiarias directos a través de
275.000 hogares focalizados (ibid.).

Una característica clave del enfoque del TASAF es su énfasis en la gestión comunitaria del
componente de la transferencia monetaria. Una vez se ha seleccionado una aldea, se establece un
«Comité Comunitario de Gestión de Transferencias Monetarias» que cuenta con representantes
de la comunidad elegidos durante una asamblea en la aldea; dicho comité identifica potenciales
personas beneficiarias del programa y posteriormente gestiona las transferencias básicas y las
condicionadas. Tras el proceso de focalización basado en la comunidad, el TASAF utiliza un
cuestionario de hogares para verificar de forma indirecta y a nivel centralizado los medios
económicos de las personas beneficiarias con el fin de minimizar los errores de exclusión e
inclusión (ibid.).

El personal del TASAF sostiene que el fondo siempre se ha dirigido prioritariamente a los
hogares con miembros que presentan alguna discapacidad. En la práctica, ello se refleja
principalmente en la inclusión de la discapacidad dentro de la herramienta de focalización
utilizada a nivel central para verificar la lista de personas beneficiarias proporcionada por la
comunidad. Además, el personal del TASAF explicó que los niños y niñas con discapacidad
pueden quedar exentos de la condición de escolarización si no son capaces de acudir al colegio.
No obstante, no se brindó a las personas con discapacidad la oportunidad de participar en la

12
elaboración del cuestionario ni en el suministro de formación para los usuarios y usuarias de la
herramienta, y los datos recopilados en materia de discapacidad nunca han sido analizados.
Tampoco hay datos disponibles sobre el número de niños y niñas que quedan exentos de las
condiciones, ni se cuenta con un procedimiento en vigor para abordar las causas de exclusión en
los casos en los que los niños y niñas no asisten al colegio. Los miembros del personal del
Departamento de Bienestar Social forman parte del Comité Directivo del TASAF y afirman
haber planteado el tema de la discapacidad en varias ocasiones, aunque no se hayan celebrado
reuniones específicas sobre este asunto.

3.5.4 Fondos de Salud Comunitaria

Los Fondos de Salud Comunitaria (CHF) comenzaron su andadura en Tanzania en 1996 como
programa piloto en el distrito de Igunga, con el apoyo del Banco Mundial como parte de sus
actividades en materia de salud y nutrición. El programa estaba diseñado para abordar tanto las
brechas de financiación en materia de salud como la mala calidad de los servicios, manteniendo a
la vez el compromiso del Gobierno en materia de igualdad de acceso (Msuya et al., 2004).
Mediante una ley parlamentaria se amplió el programa en 2001 para cubrir todos los distritos. El
programa opera en forma de asociación entre los distritos y el Gobierno nacional. Los hogares
pagan contribuciones periódicas para financiar los servicios sanitarios básicos a nivel de distrito,
y por cada hogar que se suma al programa, el Gobierno nacional proporciona al distrito una
«subvención equivalente» (matching grant). La contribución aportada por los hogares está diseñada
para ser más ventajosa que el copago medio per cápita destinado actualmente a la atención
sanitaria y, para aquellas personas que no puedan pagar, la Ley describe un procedimiento que
permite la exención del pago de la aportación y la concesión de una tarjeta de asistencia sanitaria
gratuita (ibid.).

El Plan Estratégico para el Sector de la Salud III (MoHSW, 2009) establece el objetivo de llegar
al 30% de la población nacional a través del CHF en 2015, pero en 2013 se estimaba que la
cobertura era sólo del 7,8% (Stoermer et al., 2013). Esto es resultado tanto de la baja cobertura
dentro de los programas operativos como de la lentitud de creación de nuevos programas CHF
en distritos aún por cubrir. Dicho esto, la velocidad de creación de CHF se ha incrementado
recientemente y, a fecha de septiembre de 2014, había 137 consejos del gobierno local activos en
los Fondos de Salud Comunitaria, con el objetivo de conseguir la participación activa de los
168 consejos del país a principios de 2015 (comunicación personal NHIF, 2014).

En 2009, el Fondo Nacional del Seguro de Salud (NHIF) asumió la gestión del CHF con el fin
de incrementar la cobertura del seguro y mejorar la eficiencia tanto en el ámbito operativo como
del acceso a los servicios. A pesar de que la supervisión del CHF se ha integrado con éxito
dentro de la estructura organizativa del NHIF, siguen existiendo algunos retos en ámbitos como
el liderazgo estratégico y político general, la tramitación de las subvenciones equivalentes y las
mejoras en la gestión del CHF en los distritos (Borghi et al. 2013).

Cualquier hogar puede hacerse miembro de su CHF local, pero, habida cuenta de que algunas
personas y algunos hogares serán incapaces de pagar las contribuciones, la Ley sobre el CHF
(2001) exige a los consejos de distrito que prevean exenciones a las personas que no puedan

13
sufragar las contribuciones. Las disposiciones en materia de exenciones contempladas en la Ley
sobre el CHF y otras políticas relacionadas no contienen orientaciones específicas por lo que
respecta a las personas con discapacidad. Se han hecho algunos esfuerzos para poner a prueba
enfoques para la inclusión de las personas mayores en el CHF14 mediante proyectos piloto, pero
no se han ensayado iniciativas similares en relación con la discapacidad.

Durante las entrevistas en los distritos, los funcionarios y funcionarias confirmaron que no se
habían hecho intentos de focalizar o incluir a las personas con discapacidad, limitándose a señalar
que un incremento general en el nivel de afiliación al programa bastaría para incrementar la
afiliación de grupos vulnerables, incluidas las personas con discapacidad. En el contexto de una
muy limitada inclusión de las organizaciones de personas con discapacidad y las organizaciones
de defensa de los derechos de las personas con discapacidad en los debates políticos celebrados a
escala nacional en relación con el CHF y sobre la financiación del sector de la salud en general,
resulta razonable concluir que hasta la fecha no ha habido iniciativas específicas para lograr que
el CHF tenga más en cuenta a las personas con discapacidad.

Tabla 2 Comparación entre el CHF y el TASAF

CHF TASAF
Programa
Objetivos Seguro de salud de ámbito de Permite incrementar los ingresos
distrito que ofrece atención sanitaria y las oportunidades de los
asequible a personas que viven en hogares pobres mejorando a la
zonas rurales vez el consumo

Población Sector informal, con Hogares pobres (identificados


objetivo exenciones para hogares localmente) en las aldeas objetivo
pobres (que se definen
localmente)
Cobertura 130 distritos en Tanzania Todos los distritos de Tanzania
continental (2014), con una continental y las islas, en aldeas
cobertura de entre el 5% y el seleccionadas con altos índices de
15% de la población pobreza
Financiación Contribuciones de los Banco Mundial, otros donantes y
miembros y «subvenciones el Gobierno de Tanzania
equivalentes» del Gobierno
de Tanzania
Atención a las No existen medidas específicas. No A nivel central se utiliza un cuestionario
personas con hay información sobre el número de sobre discapacidad para verificar la
discapacidad personas con discapacidad afiliadas selección realizada en la comunidad.
al CHF.
Exenciones para menores con
discapacidad que no pueden asistir al
colegio (la decisión se toma localmente).
No hay información disponible sobre el
número de personas con discapacidad
afiliadas al programa o sobre el uso de

14
Con el apoyo de HelpAge International.

14
las exenciones.

4. Análisis de género
Tanzania cuenta con una Política de Desarrollo de la Mujer y la Perspectiva de Género (2000) y
una Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Perspectiva de Género (2005), cuyo objetivo es
subsanar las brechas de género y las desigualdades entre mujeres y hombres. También se definen
claramente objetivos en materia de igualdad de género en la estrategia MKUKUTA II, y el Plan
de Desarrollo Quinquenal (2012) hace hincapié en el empoderamiento económico de las mujeres
como forma de propiciar la igualdad entre mujeres y hombres. El Ministerio de Desarrollo de la
Comunidad, Género e Infancia es el responsable de hacer un seguimiento de la aplicación de
políticas de igualdad de género y empoderamiento de la mujer a distintos niveles de la
Administración.

Tanzania ha logrado avances considerables en algunos ámbitos, incrementando por ejemplo el


número de mujeres en la política y en los puestos de toma de decisiones; actualmente, se
encuentra entre el reducido grupo de solo 28 países del mundo que tienen una proporción de
mujeres parlamentarias de al menos el 30% (ONU Women, 2012). A nivel legislativo, se ha
creado una Comisión Parlamentaria funcional sobre Bienestar Social y Desarrollo de la
Comunidad que es responsable de supervisar la promoción de la igualdad de género, y el
borrador actual de la nueva Constitución garantiza a las mujeres toda una serie de derechos,
incluyendo la protección contra la discriminación, la humillación, la injusticia, la crueldad, la
violencia de género y las costumbres anticuadas; el derecho a participar en pie de igualdad y sin
discriminación en todos los niveles de la toma de decisiones; y el derecho a la igualdad de trato
en el puesto de trabajo.

A falta de otros estudios y encuestas relevantes, la fuente de datos principal sobre el género y la
discapacidad sigue siendo la Encuesta Nacional sobre Discapacidad de 2008. La encuesta no
constató diferencias significativas en la prevalencia general de la discapacidad entre mujeres y
hombres (un 7,7% entre los hombres en comparación con un 7,8% entre las mujeres), siendo los
índices de discapacidad en las zonas rurales ligeramente más elevados entre los hombres (8,5%)
que entre las mujeres (8,2%), mientras que en las zonas urbanas las mujeres eran más propensas
a sufrir una discapacidad (6,7%) que los hombres (5,8%). Sin embargo, los hombres tenían más
probabilidades de estar en una relación de pareja (62,5%) que las mujeres (47,4%), y las mujeres
también eran más susceptibles de estar divorciadas. Asimismo, las mujeres tenían menos
probabilidades de usar un dispositivo de apoyo que los hombres (47% frente a un 5,2%) y de
indicar que su entorno físico o las actitudes de otras personas hacían que fuera más fácil realizar
actividades complejas.

La Estrategia Nacional para el Desarrollo de la Perspectiva de Género sólo hace una breve
referencia a la discapacidad y únicamente contiene un objetivo específico relacionado con la
inclusión de las mujeres y los hombres con discapacidad en el desarrollo de programas en los

15
medios de comunicación que tengan en cuenta las cuestiones de género. Por el contrario, la Ley
sobre las Personas con Discapacidad de 2010 contempla una serie de disposiciones específicas en
lo relativo a la discapacidad y el género, incluyendo la promoción de la igualdad y la eliminación
de todas las formas de discriminación, así como el reconocimiento de que las personas con
discapacidad de todas las edades y ambos sexos tienen los mismos derechos que los demás
ciudadanos y ciudadanas a recibir educación y formación en centros inclusivos y a beneficiarse de
los avances de la investigación. Además, la Ley sobre las Personas con Discapacidad de 2010
afirma que debería prestarse especial atención a garantizar que las mujeres y las personas mayores
con discapacidad tengan un acceso adecuado a los programas de protección social y reducción de
la pobreza.

No existen programas gubernamentales dirigidos explícitamente a asuntos relacionados con el


género y la discapacidad, y tampoco se ha llevado a cabo ninguna investigación específica en este
ámbito. Algunas organizaciones de la sociedad civil proporcionan servicios dirigidos a las
mujeres con discapacidad, como por ejemplo CCBRT, que abrió como iniciativa piloto una
guardería para los hijos de mujeres con discapacidad para que éstas puedan participar en
actividades económicas. Las actividades de CCBRT relacionadas con la atención sanitaria
materna y del recién nacido, incluyendo la construcción de un centro de derivación médica con
200 camas para partos de alto riesgo y de emergencia, tienen el objetivo de reducir las
discapacidades evitables que son producto de complicaciones durante el parto.

Existe una percepción general entre las fuentes de información clave de que, en general, las
organizaciones activas en el ámbito de la defensa de las personas con discapacidad están
dominadas por los hombres; las mujeres solamente ocupan un reducido número de posiciones
directivas dentro de dichas organizaciones, y en la actualidad ninguna de las organizaciones de
personas con discapacidad se centra específicamente en esta cuestión. Por lo que respecta
concretamente a la protección social, a parte de las disposiciones generales de la Ley sobre
Personas con Discapacidad, se ha prestado muy poca atención a este tema. El proyecto de Marco
Nacional de Protección Social no menciona las cuestiones de género en el conjunto de medidas
que describe como dirigidas a las personas con discapacidad y, en términos de aplicación, la
ausencia de medidas e intervenciones estructuradas para personas con discapacidad imposibilita
un enfoque más matizado respecto a las diferencias en la experiencia de mujeres y hombres con
discapacidad en estos programas.

5. Conclusión
Las definiciones formales de discapacidad de Tanzania han ido evolucionando para reflejar el
modelo social, y están en sintonía con la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad (CNUDPD), aunque estos desarrollos aún no se reflejan en la
percepción y comprensión que tienen del tema muchos funcionarios y funcionarias
gubernamentales, a nivel tanto nacional como local. También se ha avanzado en términos de
recopilación de datos sobre discapacidad gracias a que el Instituto Nacional de Estadística ha
trabajado activamente para incorporar preguntas sobre discapacidad en los censos y encuestas
nacionales; sin embargo, esta información aún no se está utilizando activamente para planificar y
mejorar los programas públicos.

16
El marco legal y político actual en materia de discapacidad, y en particular la Ley sobre Personas
con Discapacidad de 2010, supone una importante mejora respecto a la legislación anterior y
cuenta con el amplio apoyo de las organizaciones de personas con discapacidad y otras partes
interesadas dentro de las organizaciones activas en el ámbito de defensa de este colectivo. Con
todo, la aplicación de la legislación es casi inexistente. Este hecho incluye tanto las disposiciones
específicas de la Ley que entran dentro del ámbito de responsabilidad del Departamento de
Bienestar Social del Ministerio de Salud como la integración de la perspectiva de la discapacidad
en las políticas y estrategias de ministerios clave identificados en dicha Ley.

Ante este contexto, no ha habido ningún esfuerzo sistemático para lograr una mejor inclusión de
las personas con discapacidad en el sistema de protección social del país. La estrategia
MKUKUTA II hace varias referencias a la discapacidad, pero no constituye una parte
significativa del marco de seguimiento y, en términos generales, la aplicación de la estrategia sigue
siendo muy limitada. El proyecto de Marco Nacional de Protección Social de 2012 contiene
múltiples referencias a la discapacidad, incluyendo una serie de medidas específicas en sus
indicadores, pero sigue siendo incierto si el Gobierno aprobará el marco y en qué momento;
asimismo, muchas organizaciones activas en el ámbito de la defensa de las personas con
discapacidad han expresado preocupación por el hecho de no haber podido participar en su
elaboración. Por el contrario, el proyecto de Política de Financiación del Sector de la Salud no
contiene ninguna referencia a la discapacidad en absoluto.

Dentro del ámbito del programa, la incorporación de preguntas sobre discapacidad en el


cuestionario de verificación de hogares del TASAF constituye un desarrollo positivo, pero hasta
la fecha toda esta información nunca ha sido analizada ni utilizada para mejorar el programa y,
una vez más, las organizaciones activas en el ámbito de la defensa de las personas con
discapacidad no han sido consultadas durante el proceso de diseño ni han participado en la
formación del personal. Asimismo, la exención de los niños y las niñas respecto de la condición
de escolarización si son incapaces de asistir al colegio evita que los hogares pierdan sus
prestaciones, pero no aborda el problema de la exclusión más a largo plazo de dichos niños y
niñas con discapacidad del sistema educativo.

Los Fondos de Salud Comunitaria (CHF) han prestado aún menos atención a las necesidades de
las personas con discapacidad a nivel tanto nacional como de distrito. Los criterios para eximir
del pago y afiliar gratuitamente a las personas que no pueden sufragar las contribuciones se
deciden localmente, y muchos distritos ni siquiera parece que dispongan de un procedimiento.
En los casos en los que dicho procedimiento existe, no hay datos que sugieran que se tienen en
cuenta los costos y las necesidades sanitarias adicionales de las personas con discapacidad, y
tampoco puede apreciarse hasta qué punto el propio diseño del paquete de prestaciones atiende a
sus necesidades particulares.

Así pues, a pesar de contar en Tanzania con una política y un marco jurídico que reconocen el
derecho de las personas con discapacidad a disfrutar de un acceso equitativo a los servicios
públicos, incluyendo los programas de protección social, esta declaración de principios todavía
tiene que traducirse en medidas relevantes a nivel del sistema o del programa. Los datos que se
recopilan sobre la discapacidad a escala nacional y dentro del marco del programa podrían
proporcionar una buena base para intentar que los programas existentes fueran más inclusivos,
así como para garantizar que, en términos generales, el sistema responda mejor a las necesidades

17
de las personas con discapacidad. Sin embargo, para que esto suceda, a nivel tanto estratégico
como político deberá prestarse mucha más atención tanto a la necesidad de programas de
protección social inclusivos con respecto a la discapacidad como a los retos prácticos y técnicos
que se plantean al intentar potenciar el carácter inclusivo de los programas existentes y futuros.

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