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CONCURSO INTERINSTITUCIONAL DE COMPRENSIÓN

CREATIVAMENTE
Aquel Dios muy sabio y de boca chica
DESAFÍO 6
2019-1

Habían transcurrido tan solo 60 años desde su fundación y más de diez mil desde que sus primeros
habitantes decidieron que Bogotá, ese pedacito de cielo cundiboyacense, fuera su último destino.
Era 13, también marzo. 1598. Un día, un año y un siglo con pocos sobresaltos. El nuestro, era un
país realmente tranquilo, sin odios, sin afanes. Con mucha paz, sin personas hambrientas muriendo
en las esquinas, con abrazos fraternos, sin acosos, sin trampas, ni artimañas electoreras.
En ese entorno, en una noche más fría que de costumbre, dos dioses se encontraron en el conocido
parque de los abrazos, dispuestos a librar una batalla decisiva. Se disputarían esa noche el control
total del territorio. Uno, era silencioso, aparentemente anciano, débil, sensible y sabio; escaso y
corto – literalmente de palabras, pero pleno de virtudes especiales: mente ágil, actitud comprensiva,
reflexión aguda, visión profunda y benevolente, inteligencia desmedida, mano izquierda prodigiosa
y mágica. El de la boca chica, le dicen. El otro, era joven, fuerte y bastante corpu-lento, de figura
adusta y temple férreo. Por ser manco de la izquierda desarrolló habilidades notables, aunque
macabras, con la derecha. Contrariamente, a su oponente este sí era generoso de palabra, le
gustaban muchas, le atraían las que, como él, eran grandes y ruidosas. Charlatán, bocón (de boca
grande) lo llamaban sus devotos a este Dios. Lo suyo es el Tú, el Él, el BIEN, el AMOR, el YA, el Hoy,
la LUZ. Con ella, podía descuartizar en menos de tres minutos, con la mayor destreza y sin el menor
remordimiento, a varios de sus enemigos. Lo suyo fue el grito desbocado, sinvergüenzas,
electrodomésticos, anticonstitucionalente, sadomasoquistas, fueron sus voces preferidas. Allí
estaban los dos dioses, dispuestos, decididos. La lluvia que había iniciado bien temprano en la
mañana arreció. No paraba de llover. La ciudad estaba cubierta por ese mar enfurecido. Así que
acordaron que quien primero pudiera liberar la ciudad de esa inundación inesperada, sería el único
Dios en la ciudad.
El de la boca grande, tomó la delantera confiado en el poder de sus palabras, lanzó su grito de
combate: “atragantamiento, arterioesclerosis, paralelepípedos, desproporcionadísimamente,
antimamertosologia...” todos quedaron medio ensordecidos y perplejos. Aquel grito de batalla no
desinundó el altiplano, llovió entonces con más fuerza. El bocón, como si hubiera disparado sus
palabras hacia adentro, quedó inmóvil, amoratado. Atragantado por esos sonidos insulsos
producidos con más rabia que efectividad.
Fue entonces cuando el Dios de la boca chica asumió su turno. Con el agua al cuello y sin vacilaciones
tomó en su mano izquierda la varita salvadora, terminó su ahogamiento. Sin pensarlo dos veces este
Dios frotó de nuevo aquella varita mágica sostenida por la izquierda y el bocón, el de la derecha
siniestra, el manco de espíritu y de mente que estaba a punto de morir, pudo respirar, la agitó tres
veces, pronunció su frase mágica “por el amor, el bien vendrá”, y de repente un enorme agujero se
tragó en un instante toda el agua acumulada. No respiraba. Con esto, BOCHICA, el único Dios, se fue
a descansar. Ya era 14 de marzo.
CONCURSO INTERINSTITUCIONAL DE COMPRENSIÓN
CREATIVAMENTE
Camina siempre adelante… Allá estará la molienda
Desafío 7 2019-1

Conclusión de violeta: Gracias a la vida, ella nos otorga grandiosamente la felicidad del
amor y la posibilidad de un camino propio, dichoso y cierto
Conclusión de mi abuelita: Recordamos a las abuelas, lo tiene bastante claro: cada instante
es propio. Debemos tener la meta puesta hacia el futuro para que aquello que sintamos hoy,
sea el andar del futuro.
Keiny Selena Osorio Varela
USTA-VUAD-Cúcuta
C.C. 1.090.518.892 de Cúcuta

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