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bono ley 20158, psicopedagogo, función docente, autorización, títulos y


diplomas

NÚMERO DICTAMEN FECHA DOCUMENTO


042234N17 04-12-2017
NUEVO: REACTIVADO:
NO SI
RECONSIDERADO
RECONSIDERADO: PARCIAL:
NO NO
ACLARADO: ALTERADO:
NO NO
APLICADO: CONFIRMADO:
SI NO
COMPLEMENTADO: CARÁCTER:
NO NNN

DICTAMENES RELACIONADOS

aplica dictámenes 35889/2016, 1197/2000, 27618/2003, 101729/2014, 63048/2016,


18865/91
Acción Dictamen Año
Aplica 035889 2016
Aplica 001197 2000
Aplica 027618 2003
Aplica 101729 2014
Aplica 063048 2016
Aplica 018865 1991

FUENTES LEGALES

ley 20158 art/1 ley 20158 art/3 ley 20158 art/4 inc/1 ley 20158 art/4 inc/2 ley 20158
art/4 inc/3 ley 20158 art/4 inc/4 ley 20158 art/8 ley 19070 art/2 inc/1 ley 20158 art/7

MATERIA
Psicopedagogos autorizados para ejercer la función docente tienen derecho a acceder a la
bonificación de reconocimiento profesional, en la medida que acrediten reunir los requisitos
previstos en el artículo 4°, inciso cuarto, de la ley N° 20.158.

DOCUMENTO COMPLETO

N° 42.234 Fecha: 04-X II-2017

Se ha dirigido a esta Entidad de Control el Secretario General de la Cámara de


Diputados, a requerimiento de la diputada señora Alejandra Sepúlveda Orbenes,
solicitando un pronunciamiento que determine si procede enterar la bonificación
de reconocimiento profesional, contemplada en el artículo 1° de la ley N° 20.158,
a los psicopedagogos autorizados para el ejercicio de la función docente, toda vez
que de acuerdo con el informe que cita al efecto, el Centro de Perfeccionamiento,
Experimentación e Investigaciones Pedagógicas -en adelante, CPEIP-, habría
manifestado que ello no resulta procedente.

En el mismo sentido han requerido un pronunciamiento las municipalidades de


Corral y Río Negro; las señoras Lilian Faúndez Verdugo y Mónica Bernal Parra,
educadoras autorizadas de la Municipalidad de San Clemente; las psicopedagogas
Macarena Seguel Muñoz, María Paz Sanhueza Cea y Constanza Díaz Obando, de
la Municipalidad de Valdivia; la señora Josefa Pizarro Vergara, psicopedagoga de
la Municipalidad de El Monte; y, don Miguel Suazo Fuentes, en representación de
los psicopedagogos que individualiza, de la Municipalidad de Sagrada Familia.

Por su parte, la Subsecretaría de Educación informó que de acuerdo con lo


dispuesto en el artículo 4°, inciso cuarto, de la ley N° 20.158, en general, tanto
los docentes habilitados como los autorizados para ejercer la función docente,
podrían percibir la bonificación de reconocimiento profesional, en la medida que
estos cumplan con los requisitos previstos en la referida normativa.

No obstante, agrega, tratándose de los psicopedagogos, estos solo podrían


reunir las condiciones para percibir la asignación en estudio, en la medida que se
encuentren habilitados o autorizados para impartir clases de psicopedagogía en
establecimientos educacionales técnico-profesionales donde se desarrolle alguna
de las especialidades indicadas en el decreto N° 452, de 2013, del Ministerio de
Educación, pero no si la aludida autorización se ha otorgado para ejercer docencia
en la modalidad especial-diferencial de la educación regular, por cuanto las bases
curriculares y planes de estudios respectivos no contemplan áreas o
especialidades afines al título de estos profesionales; solicitando al efecto, la
aclaración o complementación de los dictámenes N°s. 83.963 y 97.792, ambos de
2014.

Requerido de informe, el CPEIP señaló que al no tener el carácter de entidad


autónoma, evacúa sus pronunciamientos a través de la Subsecretaría de
Educación, habiendo remitido todos los antecedentes de que disponía a la
mencionada repartición ministerial a fin de dar cumplimiento a lo solicitado por
este Órgano Contralor.

Como cuestión previa, es oportuno hacer presente que el CPEIP, a través del
oficio ordinario N° 1.161, de 7 de agosto de 2017 -a que aluden tanto los
recurrentes como los municipios requeridos-, impartió instrucciones a las
Secretarías Regionales Ministeriales de Educación, en orden a que resultaba
improcedente pagar la bonificación de reconocimiento profesional a los
psicopedagogos autorizados para el ejercicio de la función docente, pues, en su
opinión, la ley N° 20.158, no habría concedido a los docentes autorizados el
derecho a percibir el estipendio en comento.

Agrega el aludido documento, que la única hipótesis en que un psicopedagogo


podría percibir este emolumento, es si este imparte docencia en la educación
diferenciada en un establecimiento técnico profesional en una especialidad afín a
su título, para lo cual, además, no requeriría de autorización, por cuanto se
encontraría legalmente habilitado para desempeñar dichas funciones en virtud de
lo dispuesto en el artículo 6° del decreto N° 352, de 2004, del Ministerio de
Educación.

Añade, en lo que respecta a los mencionados dictámenes N°s. 83.963 y 97.792,


ambos de 2014, que necesariamente debe entenderse que el último de dichos
pronunciamientos ha utilizado como sinónimos los términos de habilitación y
autorización para ejercer docencia, pues, de lo contrario, estos contendrían
criterios contradictorios al contemplar la posibilidad de que un psicopedagogo
autorizado perciba este beneficio.

Sobre el particular, es útil recordar, en primer término, que el artículo 1° de la ley


N° 20.158, creó una bonificación de reconocimiento profesional para los
profesionales de la educación que se desempeñen en el sector municipal,
particular subvencionado y en establecimientos de educación técnico-profesional
regidos por el decreto ley N° 3.166, de 1980, y que cumplan con los requisitos
establecidos en dicho cuerpo legal.

Enseguida, el artículo 3° de dicha preceptiva, prescribe que “Para tener derecho


a la bonificación los profesionales de la educación señalados en el artículo 1°
deberán acreditar, de conformidad al artículo 7°, estar en posesión del título de
profesor o educador otorgado por una Universidad o Instituto Profesional del
Estado o reconocido por éste, con un programa de estudios de a lo menos ocho
semestres académicos y 3.200 horas presenciales de clases”.

A su turno, el artículo 4° de la normativa en comento, en sus incisos primero,


segundo, tercero y cuarto, contempla excepciones al precepto citado
precedentemente y, en lo que interesa, el referido inciso cuarto establece que
“tendrán derecho a esta bonificación los profesionales que cuenten con un título
otorgado en un programa o carrera de a lo menos ocho semestres académicos y
3.200 horas presenciales de clases por una universidad o institución de educación
superior del Estado o reconocida por éste, e impartan una especialidad afín a
dicho título en establecimientos educacionales del sector municipal, del particular
subvencionado, o en establecimientos regidos por el decreto ley Nº 3.166, de
1980”.

De las citadas disposiciones legales aparece que la bonificación en estudio ha sido


otorgada a los profesionales de la educación que se desempeñen en alguno de los
establecimientos educacionales indicados en el artículo 1° de la ley N° 20.158, y
establecimientos educacionales indicados en el artículo 1° de la ley N° 20.158, y
que, además, reúnan los requisitos previstos en los artículos 3° o 4° de dicha
preceptiva, según corresponda.

En este orden de ideas, cabe precisar que de las disposiciones contenidas en la


ley N° 20.158 -y en especial de su artículo 8°-, no se desprende que a los
profesionales autorizados para ejercer docencia no se les haya concedido la
bonificación en estudio -como sostiene el CPEIP en el mencionado oficio ordinario
N° 1.161, de 2017-.

Al respecto, el artículo 8° de la normativa en comento -a que alude el referido


organismo- establece, en lo que interesa, que “quienes, a diciembre de 2006 se
encontraban autorizados para ejercer la función docente y al año 2010 no
hubieren cumplido los requisitos para percibir la bonificación de reconocimiento
profesional, no podrán experimentar una disminución de sus remuneraciones
derivadas de la extinción de la Unidad de Mejoramiento Profesional”.

Dicho precepto tuvo por objeto proteger las remuneraciones de aquellos


profesionales autorizados que no satisfacían las condiciones incorporadas por la
ley N° 20.158 para percibir la bonificación de reconocimiento profesional, la que
reemplazó a la Unidad de Mejoramiento Profesional, emolumento al que sí daban
cumplimiento, puesto que solo exigía ser profesional de la educación con una
jornada semanal igual o superior a 30 horas cronológicas.

Por ende, la mencionada disposición en ningún caso implicó excluir a los


profesionales autorizados para ejercer la función docente de la percepción de la
bonificación de reconocimiento profesional, puesto que estos pueden reunir los
requisitos para percibir dicho emolumento, de manera que la falta de percepción
del mismo no va a derivar de la condición de autorizados que ellos revisten, sino
del hecho de no cumplir con alguno de los presupuestos para acceder a aquel -los
que fueron justamente incorporados por la ley N° 20.158-, tales como que su
título no cumpla con la extensión o el número de horas de clases presenciales
que exige el legislador.

En consecuencia, cabe manifestar que en consideración a que no corresponde


establecer por la vía administrativa distinciones que el legislador no ha previsto,
pueden acceder al emolumento en estudio todos aquellos que, de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 2°, inciso primero, de la ley N° 19.070, son
profesionales de la educación, esto es, quienes posean el título de profesor o
educador; los que se encuentren habilitados para ejercer la función docente; y,
también aquellos autorizados para impartir docencia de acuerdo con la normativa
contenida en el decreto N° 352, de 2003, del Ministerio de Educación -que
Reglamenta el Ejercicio de la Función Docente-, siempre que estos se encuentren
en alguna de las hipótesis reguladas en los artículos 3° o 4° de la ley N° 20.158
(aplica criterio contenido en el dictamen N° 35.889, de 2016).

Luego, en la situación que nos ocupa, es menester precisar si los psicopedagogos


autorizados para impartir docencia reúnen las condiciones indicadas en los
artículos 3° o 4° de la ley N° 20.158, para acceder a la bonificación de
reconocimiento profesional.
Al respecto, cabe hacer presente que del análisis de la preceptiva citada
precedentemente, aparece que estos profesionales no se encuentran en las
hipótesis descritas en el artículo 3° y en los incisos primero, segundo y tercero
del artículo 4° del cuerpo legal en estudio, por cuanto sus títulos profesionales no
son equivalentes al de profesor o educador requerido por dichas disposiciones
(aplica dictámenes N°s. 1.197, de 2000; 27.618, de 2003; y, 101.729, de 2014).

Así entonces, ha de determinarse si a los psicopedagogos, autorizados para


impartir docencia, les resulta aplicable la excepción contenida en el artículo 4°,
inciso cuarto, de la ley N° 20.158, de conformidad con el cual para tener derecho
a la bonificación en estudio deben reunirse los siguientes requisitos copulativos:
1) contar con un título otorgado por una universidad o institución superior del
Estado o reconocida por este; 2) que el programa o carrera tenga una duración
de a los menos ocho semestres académicos y 3.200 horas de clases
presenciales; y, 3) que el docente imparta una especialidad afín a dicho título en
establecimientos educacionales del sector municipal, particular subvencionado, o
en establecimientos regidos por el decreto ley N° 3.166, de 1980.

Pues bien, tratándose del requisito en cuestión, esto es, que el profesional que
requiera el pago de la asignación imparta una especialidad afín a su título, es
dable manifestar, en primer término, que la ley que creó el estipendio en análisis
no definió lo que debía entenderse por “especialidad afín”.

En consideración a lo expuesto, la expresión “especialidad” ha de entenderse


como la rama de una ciencia, arte o actividad, cuyo objeto es una parte limitada
de ella, sobre la cual poseen saberes o habilidades muy precisos quienes la
cultivan; y, por su parte, el término “afín” corresponde a algo que es próximo,
contiguo, parecido o similar.

Luego, en atención a que el legislador ha establecido un concepto que debe ser


ponderado y analizado al determinar la concurrencia del mismo, es necesario
tener en cuenta que el título que posea el profesional en cuestión, y en particular,
los estudios conducentes a su obtención, deben ser acordes con la especialidad
de las materias que este imparta en virtud de la autorización que posea (aplica
criterio contenido en el dictamen N° 63.048, de 2016).

Así entonces, en la situación que nos ocupa, no corresponde sostener que para
que un psicopedagogo satisfaga el requisito en análisis es menester que imparta
clases de psicopedagogía en establecimientos educacionales técnico-
profesionales -como sostiene la Subsecretaría de Educación y el CPEIP-, pues en
tal supuesto se le estaría exigiendo a tal servidor ejercer docencia en una
especialidad idéntica al título que posee, requisito que supera la disposición en
estudio.

A ello cabe agregar que del inciso cuarto del artículo 4° de la ley N° 20.158,
tampoco aparece que para acceder al estipendio en comento las labores
docentes deban desempeñarse exclusivamente en establecimientos técnicos
profesionales, pues la citada preceptiva alude también a los establecimientos
educacionales del sector municipal y del particular subvencionado, motivo por el
cual no procede circunscribir el pago de la bonificación en estudio, a aquellos
psicopedagogos que impartan docencia en esa clase de recintos educacionales.
psicopedagogos que impartan docencia en esa clase de recintos educacionales.

A mayor abundamiento, el Ministerio de Educación, a través del documento


denominado “Bonificación de Reconocimiento Profesional. Preguntas
Frecuentes” señaló, en la pregunta N° 6, que si bien los psicopedagogos no son
profesionales de la educación, estos podrían optar al emolumento en comento si
están autorizados para ejercer docencia en la educación diferencial, pues, en tal
caso, estarían impartiendo clases en subsectores afines a su título.

En este contexto, entonces, cumple con manifestar que los psicopedagogos,


autorizados para impartir docencia, tendrán derecho a acceder a la bonificación
de reconocimiento profesional, en la medida que acrediten, de conformidad con
lo indicado en el artículo 7° de la ley N° 20.158, que su título reúne las condiciones
indicadas en el artículo 4°, inciso cuarto, de la citada normativa, y siempre que
ejerzan docencia en una especialidad afín a dicho título, esto es, en materias
parecidas, similares o acordes con la formación profesional que poseen, sea en
establecimientos educacionales del sector municipal o en aquellos regidos por el
decreto ley N° 3.166, de 1980 (aplica criterio contenido en los dictámenes N°s.
18.865, de 1991, y 63.048, de 2016).

Ahora bien, considerando que de los antecedentes tenidos a la vista los


psicopedagogos de que se trata han sido autorizados para ejercer docencia en la
educación diferencial, en armonía con el criterio antes expuesto, cabe concluir
que se encuentran impartiendo clases en subsectores afines a su título. En
consecuencia, estos cumplen con la exigencia en análisis para acceder a la
bonificación de reconocimiento profesional, establecida en el artículo 1° de la ley
N° 20.158.

Lo anterior, por lo demás, resulta consistente con el hecho de que hasta la


emisión del cuestionado oficio del CPEIP, a los referidos psicopedagogos se les
había enterado la mencionada bonificación, mensualmente, desde su
incorporación a las respectivas dotaciones docentes, por cuanto siempre se
entendió que cumplían con los requisitos que prevé la normativa para su
otorgamiento -al tenor de lo expuesto en el párrafo precedente-, por lo que no
corresponde que se les haya dejado de pagar, habiéndose acreditado por aquellos
las pertinentes exigencias legales.

Finalmente, en lo que respecta a la solicitud de aclaración o complementación de


los dictámenes N°s. 83.963 y 97.792, ambos de 2014 -y a lo manifestado por el
CPEIP en relación a que ambos pronunciamientos serían contradictorios-, es
oportuno precisar que si bien ambos oficios se refieren al estipendio en estudio,
en estos se analizan situaciones diversas, por cuanto el primero se pronuncia
sobre la solicitud promovida por una psicopedagoga habilitada para ejercer
docencia, en tanto que el segundo trata la situación de una psicopedagoga
autorizada para cumplir tales funciones. Así, y en consideración a que el
emolumento en cuestión se concedió tanto a los profesionales de la educación
habilitados como a los autorizados para ejercer docencia, no corresponde
entender que existe contradicción entre ambos, toda vez que, además, en uno y
otro caso el requisito en cuestión era diverso.

Transcríbase a la diputada señora Alejandra Sepúlveda Orbenes; a la


Transcríbase a la diputada señora Alejandra Sepúlveda Orbenes; a la
Subsecretaría de Educación; al Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e
Investigaciones Pedagógicas; a las municipalidades de Corral, Río Negro, Sagrada
Familia, San Clemente, Valdivia y El Monte; y, a los recurrentes.

Saluda atentamente a Ud.

Jorge Bermúdez Soto

Contralor General de la República

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