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FACULTAD DE DERECHO, CIENCIAS POLITICAS Y SOCIALES

EMOCIONES Y POLÍTICA
CAROL STEFANNY OROZCO ACEVEDO
ESTUDIANTE DE CIENCIA POLÍTICA

RESEÑA: LE BRETON, David (2012) “Por una antropología de las emociones” en: Revista Latinoamericana de
Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad - RELACES. Nº10. Año 4. Diciembre 2012-marzo de 2013.
Córdoba. ISSN: 1852.8759. pp. 67-77. Disponible en:
http://www.relaces.com.ar/index.php/relaces/article/view/208

Biografía del autor

David Le Breton (1953) es sociólogo y antropólogo, profesor


en la Universidad de Estrasburgo y autor de, entre otros
libros, Antropología del cuerpo y modernidad, Antropología del
dolor o El silencio. Ha publicado también numerosos artículos en revistas y obras
colectivas. Es uno de los autores franceses contemporáneos más destacados en
estudios antropológicos.

Palabras claves definidas según la lectura

Emociones: “Una emanación social relacionada con circunstancias morales


precisas y con la sensibilidad particular de lo individual, no es espontánea, sino
ritualmente organizada en sí misma y con significado para los demás; moviliza un
vocabulario, un discurso, gestos, expresiones faciales… Está en relación con la
comunicación social.” No son meramente fisiológicas o sustancias intransferibles
de un sujeto a otro, sino por el contrario son relaciones que denotan su
construcción social y cultural. (p. 68)

Afectividad: “ Es el impacto de un valor personal que se enfrenta a un contexto tal


y como es experimentado por el individuo” (p. 68)
Cultura: Entendida en términos de cultura afectiva, es la delimitación social en el
que determinado individuo se encuentra del cual apropia sus sistemas de
conocimiento, de valores y además hace parte de su construcción e interpretación.

Resumen

El autor empieza su texto enfatizando en el hombre individual pero conectado con


el mundo por lo que él llama una “continua red de emociones” siendo afectado así
por los acontecimientos, es decir, la particularidad es el resultado de un entorno,
de un contexto, de “un universo social caracterizado de sentido y de valores”. Es
decir, se encuentra en un ambiente de aprendizaje social en una constante
relación con los demás, inmerso en una cultura o contexto específico que logra
generar efectos en las emociones del ser.

El autor expresa la naturaleza social de las emociones la cual dista de factores


meramente fisiológicos y mecánicos de la naturaleza, estas emociones se ven
expresadas por condiciones sociales de existencia que se traducen en cambios
fisiológicos y psicológicos. Adicional, la afectividad tiene una fuerte unión con las
emociones por lo que refuerza aún más su carácter social.

En un segundo momento el autor pone en contraposición el enfoque antropológico


con el enfoque naturalista el cual enmarca la emoción en términos meramente
genéticos independientes de los signos sociales y culturales, haciendo la
expresión de las emociones fisiológica y no simbólica con una única finalidad, la
supervivencia.

Este enfoque desconoce no sólo las variaciones individuales y la lógica social y


cultural sino además las posibilidades de un actor de manifestar las emociones
con el cuerpo en su conjunto. Afirmando en el ser humano un carácter mecánico,
robótico sin posibilidad de afectividad, interacción y aprendizaje del otro.

Por tanto, el autor afirma que la emoción no es una sustancia sino por el contrario
“un matiz afectivo que se extiende por todo el comportamiento, y que no cesa de
cambiar en todo instante, cada vez que la relación con el mundo se transforma,
que los interlocutores cambian o que el individuo modifica el análisis de la
situación”. Por esta razón, la emoción no es clara y transparente sino difusa y
compleja, en constante cambio y transformación.

El autor explica cómo la emoción nace en el momento de analizar o estudiar un


evento o situación ya que responde a una actividad cognitiva de interpretación del
individuo respecto a la situación en la que se encuentra. “No hay proceso cognitivo
sin que se ponga en marcha un juego emocional y viceversa” (p. 70). Es decir, la
persona interpreta, estudia y evalúa la situación según su sistema de conocimiento
y de valores- que es construido y soportado socialmente- extendiendo así la
afectividad y la emoción. Se dota la situación o la escena social de un valor, una
interpretación o un significado y así se establece la emoción experimentada que
termina en una respuesta fisiológica por supuesto.

Debido a que son construcciones sociales las manifestaciones corporales y


emocionales son reconocidas por los miembros de dicho nicho cultural. “Su
experiencia contiene en estado latente a la de los miembros de su sociedad. Para
que una emoción sea sentida, percibida y expresada por el individuo, debe
pertenecer a una u otra forma del repertorio cultural del grupo al que pertenece”
(p.71). Las emociones además de sus distintas características es capaz de
expresar las propiedades culturales a las que se pertenece, denota una 2afiliación
social” generando reconocimiento y comunicación entre individuos.

“Dentro de un mismo grupo, un repertorio de sentimientos y de comportamientos


se adecúa a una situación en función del estatus social, la edad, el sexo de los
que son afectivamente tocados y de su público. Una cultura afectiva está
socialmente en marcha” (p. 71) En este juego social, cada participante aporta y
sustrae las formas, las expresiones, las emociones. Y en medio de este juego, es
posible para el individuo, disfrazar sus emociones y sus afectividades, es capaz de
controlar -no tan fácilmente- eso que el individuo siente, sin embargo “las
emociones a veces nos traicionan”.

Cada círculo social o cultura afectiva como le llama el autor tiene sus formas de
expresarse, sus sistemas de conocimientos, de valores y de interpretaciones
razón por la cual, trasladar una emoción de una cultura afectiva a otra no es fácil y
genera dificultades de interpretación generalmente por las particularidades en las
que fue concebida dicha emoción “Cada estado afectivo es parte de un conjunto
de significados y de valores de los que depende, y de los que no puede
desprenderse sin perder su sentido. Una cultura afectiva forma un tejido apretado
en el que cada emoción está colocada en perspectiva dentro de un conjunto” (p.
72)

Es por esto, que hablar de emociones en términos absolutos o genéricos es


desconocer los significados afectivos de otras culturas obviando la especificidad
de los ethos, esto es l que el autor llama un sistema de traducción ciego. Ya que
es necesario comprender lo complejo de una emoción poniéndola directamente en
una situación específica con la forma dada por determinada cultura afectiva.

Comentario

En el texto es posible entender la naturaleza de la emoción que paradójicamente


dista de la perspectiva naturalista, denota su esencia social construida en una
cultura afectiva a partir de la evaluación de los eventos que pueda atravesar el
individuo. El análisis antropológico de las emociones es confiable y demostrable a
partir de las situaciones empíricas presentadas por el autor que con sus
habilidades para desglosar y representar la información logra mostrar los vacíos
en las explicaciones en torno a la procedencia fisiológica y psicológica de las
emociones que se quedan cortas a la hora de explicar la afectividad del ser
humano.

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