Sie sind auf Seite 1von 12

ESCUELA SECUNDARIA GENERAL

No. 3 “CLUB DE LEONES”

PROYECTO:
TABLAS COMPARATIVAS

ALUMNO: ABRIL CASTILLO RIVAS

GRADO: 2° GRUPO: “D”

MATERIA: FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA

PROFESOR: ANAYENSY HERNÁNDEZ


BERNAL

CICLO 2018-2019
“TRASTORNOS ALIMENTICIOS:
TRASTORNO POR ATRACÓN, BULIMIA Y
ANOREXIA”

Los trastornos alimenticios o trastornos de la conducta alimentaria (TCA) engloban varias


enfermedades crónicas y progresivas que, a pesar de que se manifiestan a través de la
conducta alimentaria, en realidad consisten en una gama muy compleja de síntomas entre
los que prevalece una alteración o distorsión de la autoimagen corporal, un gran temor a
subir de peso y la adquisición de una serie de valores a través de una imagen corporal,
aunque hay ciertos trastornos alimentarios que hacen que una persona ingiera
excesivamente alimentos.

En los últimos 30 años, los TCA surgieron como enfermedades cada vez más frecuentes,
sobre todo en los adolescentes. Los estudios sobre la frecuencia de estos trastornos
muestran un aumento preocupante, principalmente en la población de mujeres jóvenes. Se
ha encontrado que entre 1 y 2 % de las mujeres padecen de anorexia nerviosa (AN), y entre
1 y 3 % padecen bulimia nerviosa (BN). Estos trastornos se presentan en una proporción
de 10 a 1 en las mujeres con respecto a los varones, aunque en los últimos años se ha
incrementado el número de varones que los padecen. Generalmente el inicio de los
trastornos de la conducta alimentaria es de los 14 años hasta los 20.

En México se han llevado a cabo diversos estudios para detectar dichas manifestaciones
conductuales. Los hallazgos en muestras representativas de estudiantes de entre 14 y 24
años han indicado que 1.1 % de varones y 5 % de mujeres en el estado de Morelos y 3.4 %
de varones y 9.6 % de mujeres en la Ciudad de México refieren dichas conductas.

En la actualidad este tipo de trastornos han generado polémica en toda cultura y todo país.
En México por su parte los TCA están siendo ampliamente estudiados.

En 1997 Ruipérez y Belloch realizaron una investigación en la que compararon


enfermedades como la depresión y ansiedad con esquemas de TCA encontrando que
muchos de los pacientes con trastornos alimentarios tenían también una de estas dos
enfermedades o incluso ambas, esto también fue encontrado en una investigación por parte
de Vega y colaboradores.
En 2003 se generó por parte de Baile y colaboradores una forma de escalar los trastornos
de manera que en menor tiempo se lograra identificar la enfermedad y su peligro potencial
en el paciente.

Hacia el año 2009, Bordas y colaboradores han intentado anticiparse a la enfermedad


generando programas de prevención de trastornos de conducta alimentaria, mejorando de
esta manera la nutrición de niñas de edad promedio 12.7 años. En México se han llevado
a cabo diversos estudios para detectar dichas manifestaciones conductuales. Los hallazgos
en muestras representativas de estudiantes de entré 14 y 24 años de edad han indicado
que 1.1 % de varones y 5 % de mujeres en el estado de Morelos y 3.4 % de varones y 9.6 %
de mujeres en la Ciudad de México refieren dichas conductas.

Síntomas para detectar un trastorno alimentario

Actitudes obsesivas respecto a las dietas: estos regímenes se hacen de forma compulsiva,
es decir que la persona sabe que es algo dañino para su salud pero no puede dejar de
hacer dieta, éstas son:

 Disminución importante del peso.


 Comer a solas o evitar comer cualquier tipo de comida.
 Contar las calorías de los alimentos que se ingieren y pesarse con frecuencia.
 Cambios en el carácter relacionados con el haber comido o no.
 Verse "gordo" aunque haya una disminución importante de peso.
 Encerrarse en el baño después de comer, sin que haya una causa que lo justifique.
 Realizar ejercicio en forma obsesiva.
 Verse mucho en el espejo sin decir nada
 Sentir nerviosismo al estar con personas o cerca de comida
 Algunos de los trastornos alimenticios más comunes son:
 Trastorno por atracón

TRASTORNO POR ATRACÓN


El trastorno por atracón es un trastorno de la conducta alimentaria que se presenta sin
ataques compulsivos de bulimia. En la mayoría de los casos, la existencia de aumento de
peso e, incluso, de obesidad. El caso típico es el de una persona que siente periódicos
deseos de ingerir alimentos de forma descontrolada (en ocasiones, sobrepasando la
ingesta de 6000 calorías diarias), pero, a diferencia de la bulimia, no busca contrarrestar el
atracón provocándose el vómito.

El trastorno por atracón es el trastorno alimenticio más común en los Estados Unidos, que
afecta a un 3,5 % de las mujeres y al 2 % de los varones, y es frecuente en hasta un 30 %
de aquellos que buscan un tratamiento para bajar de peso. Se ha clasificado como un
trastorno independiente de la conducta alimentaria de acuerdo con el DSM-V y se describió
por primera vez en 1959 por el psiquiatra e investigador Albert Stunkard como "síndrome
de alimentación nocturna" (Night Eating Syndrome (NES)), y el término "trastorno por
atracón" fue acuñado para describir la misma conducta alimentaria compulsiva, sin la
connotación nocturna. El trastorno por atracón por lo general conduce a la obesidad,
aunque puede ocurrir en individuos con un peso normal. Pueden existir factores genéticos
que predispongan al desarrollo del trastorno. Este trastorno tiene una alta incidencia de
comorbilidad psiquiátrica.

Los atracones se han asociado mucho últimamente a síntomas de adicción, en especial a


alimentos con alto contenido de azúcar, harina y de sal. Esto está en línea con otras teorías
de la adicción que no se atribuye a la evitación de los síntomas de abstinencia, sino a un
problema principal en los centros de recompensa del cerebro. Para el comedor compulsivo,
la ingestión de alimentos fomenta la liberación anormal de neurotransmisores de serotonina
y la dopamina. Esto podría ser otra señal de factores neurobiológicos que contribuyen al
proceso adictivo.

Cada vez se hace más claro que la adicción a la comida tiene mucho más que ver con los
receptores de dopamina en el cerebro, que cualquier otro neurotransmisor. La dopamina
tiene que ver con los sistemas de recompensa en el cerebro y la adicción a la comida es la
causa de la compulsión por comer, ahora llamado por el DSM 5, trastorno por atracón.

Algunos signos y síntomas que puede manifestar un afectado son:

 Incapacidad para ejercer el control sobre el consumo de alimentos.


 Sentimientos de pérdida de control durante el atracón.
 Consumo inusual de grandes cantidades de alimentos a la vez, mucho más que una
persona normal y/o promedio.
 Consumo mucho más rápido durante el episodio de atracón que durante episodios
habituales de alimentación.
 Ingieren alimentos hasta sentirse físicamente incómodos (indigestión) y con
náuseas, debido a la cantidad de alimentos consumido.
 Come cuando está deprimido, nervioso o aburrido.
 Come grandes cantidades de comida, incluso cuando no tiene hambre.
 A menudo come solo durante los períodos de alimentación normal, debido a
sentimientos de vergüenza.
 Se siente disgustado, deprimido o culpable después de comer en exceso.
 Experimenta una rápida ganancia de peso, o incluso un inicio repentino de obesidad.
 Sufre de depresión severa.
 Se irrita con facilidad.

El trastorno por atracón se caracteriza por episodios de ingesta compulsiva de forma


recurrente. Tiene muchas similitudes con la bulimia nerviosa. La diferencia principal es que
la persona que sufre un trastorno por atracón no realiza conductas compensatorias (vómito
autoinducido, abuso de laxantes y / o diuréticos, ayunos, ejercicio físico en exceso, etc...).
También es habitual que la persona que tiene este trastorno presente síntomas depresivos.
Una de las consecuencias más habituales del trastorno por atracón es sufrir sobrepeso u
obesidad, con los riesgos que ello conlleva para la salud: diabetes, hipertensión, colesterol,
etc.

ANOREXIA
La anorexia nerviosa es un trastorno de la alimentación que afecta generalmente a las
mujeres jóvenes. Los anoréxicos tienen un miedo intenso a engordar y perder el control de
su figura corporal.

Una carencia de nutrición adecuada puede causar problemas de salud física y mental, por
lo tanto, la anorexia debe tratarse lo antes posible. A menudo, la anorexia nerviosa
comienza entre los 15 y 25 años, pero puede desarrollarse en niños de tan solo 10 años o
en personas mayores. Aunque el 90 por ciento de quienes tienen anorexia son mujeres, la
anorexia también puede afectar a los hombres.
Resulta difícil calcular lo extendida que está la anorexia nerviosa, pero los sondeos
sugieren que el 1 por ciento de las jóvenes (de 15 a 25 años) padecen la enfermedad.

Síntomas

El síntoma principal de la anorexia es la pérdida de peso debida a una ingesta de alimentos


baja. Los niños con anorexia pueden seguir engordando, pero menos que al ritmo normal
de un niño de la misma edad.

Otros síntomas son: dolores de estómago, estreñimiento, diarrea, desmayos, mareos, piel
seca, áspera o descolorida, pelo ralo que se quiebra o se cae, problemas dentales causados
por el ácido estomacal que pudre el esmalte dental durante los vómitos repetidos, insomnio
y fatiga.

Con frecuencia, las anoréxicas dejan de tener el periodo. En los niños y quinceañeros puede
retrasar la pubertad y causar problemas de desarrollo físico.

La anorexia también puede causar trastornos de la personalidad y el comportamiento.

Un persona anoréxica puede tener un miedo intenso a engordar o tener una percepción
distorsionada de su propia figura corporal; tener un peso corporal normal y sano puede
hacer que se sientan tensos y muy nerviosos.

Pueden caer en depresión, volverse introvertidos o impacientes, tener cambios de humor,


perder el interés por las actividades normales, hacer demasiado ejercicio, empezar a
vomitar en secreto o a tomar laxantes, o usar inhibidores del apetito o diuréticos.

Causas

Cuando buscamos las causas de la anorexia, hay que aclarar que es extremadamente
complicado establecer parámetros comunes responsables de este trastorno
alimentario, debido sobre todo a su componente psicológico y a la gran variación de
signos y síntomas entre unos pacientes y otros.
Los estudios desarrollados que han intentado determinar la etiopatogenia (origen de la
patología) de la anorexia no han sido concluyentes, apuntando como origen la suma de
algunos de estos factores predisponentes:

Factores individuales de riesgo de anorexia: Se ha hablado de un posible componente


genético ligado a la presencia del gen 5HT-2A, detectado en un gran número de pacientes
diagnosticados de este desorden alimentario y activado por situaciones de malnutrición.
Diversos estudios de concordancia gemelar apoyan este posible componente genético.

Se ha detectado un aumento de la actividad serotoninérgica que parece estar muy ligado a


la disminución de la ingesta de alimentos y a alteraciones de la conducta. Igualmente se
han observado, a través de pruebas de imagen, alteraciones anatómicas y metabólicas en
los sujetos con anorexia, que podrían estar ligadas a la presencia de la enfermedad.
Finalmente, se ha relacionado de forma predominante la presencia de esta enfermedad con
alteraciones psiquiátricas como depresión mayor o trastorno obsesivo-compulsivo.

Factores familiares: Presencia de alcoholismo o trastornos psiquiátricos en familiares de


primer grado (padres y hermanos).
Factores culturales: Cánones de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad y un
excesivo culto al cuerpo.

Además de estos factores, el inicio de dietas restrictivas es un factor precipitante de la


enfermedad.

Tratamiento

El tratamiento es individualizado y requiere de la colaboración tanto de la paciente como de


su familia. El tratamiento de la anorexia nerviosa es individualizado y requiere de la
colaboración tanto de la paciente como de su familia. La paciente debe empezar por aceptar
que padece un trastorno de la conducta alimentaria que le es perjudicial y que por tanto, es
necesario resolverlo. La familia debe cambiar su postura “perseguidora” o “acusadora” por
la de “colaboradora”.

Los objetivos dentro del tratamiento de la anorexia son:


Recuperación del peso. Es el objetivo primordial, pues muchos de los pensamientos
alterados sobre la comida, peso o figura están sustentados por la malnutrición.
Generalmente, cuando se recupera peso mejora el estado de ánimo depresivo y la
preocupación por el esquema corporal. Ganar peso no es tan difícil como mantenerlo.

Volver aprender a comer con normalidad. La enferma de anorexia pierde la capacidad


de ver la alimentación como una función más del organismo. Por consiguiente debe volver
aprender las señales de hambre y saciedad, hay que infundirle confianza en su capacidad
de comer de manera adecuada y razonable y debe seguir una dieta variada.

Tratamiento psicológico. Para la resolución de los problemas psicológicos, familiares o


sociales concurrentes con la anorexia. Este tratamiento comprende:

 Terapia familiar: Se orienta a los familiares como enfrentarse y resolver los


problemas dentro de la familia que aparecen a consecuencia de la enfermedad de
uno de sus miembros (conflictos entre los padres a consecuencia de cómo llevar la
anorexia de la hija) o que favorecen que se mantenga la enfermedad.
 Terapia de grupo: La paciente se puede identificar con otros y no sentirse tan “rara”.
 Terapia cognitivo-conductual: Se basa en analizar qué errores en el pensamiento
pueden ser responsables de creencias y actividades que llevan a alteraciones de la
conducta. Por tanto el terapeuta ayuda a la paciente con estos pensamientos
equivocados para aclararlos y contrastarlos, buscando así, un autocontrol de la
conducta alimentaria, patrón de ingesta adecuado, peso corporal estable,
desaparición de la distorsión de la imagen corporal, mejora del ánimo, autoestima,
relaciones sociales y familiares y modificación del estilo de vida.
 Terapia individual: Se utiliza cuando existen importantes actitudes regresivas,
alteración importante de la personalidad, rechazo de la feminidad, del cuerpo, etc.
 Técnicas de relajación: Son muy útiles para los momentos de tensión.
 Tratamiento farmacológico. El tratamiento con fármacos se aplica junto a las
técnicas de modificación de la conducta y como tratamiento a los trastornos
psicológicos asociados como depresión (antidepresivos), ansiedad (ansiolíticos o
sedantes) o alteraciones del sueño (somníferos).
BULIMIA

La bulimia, también conocida como bulimia nerviosa, es un trastorno de la alimentación


que se caracteriza por episodios de ingesta descontrolada y desmesurada de
alimentos. Generalmente, estos episodios vienen acompañados con una posterior
provocación de vómitos o consumo de laxantes para expulsar los alimentos del cuerpo, y
subsecuentes sentimientos de culpabilidad y de vergüenza.

En este sentido, existen dos tipos de bulimia nerviosa: de tipo purgativo y de tipo no
purgativo. En la primera, la persona se autoinduce el vómito o emplea laxantes o diuréticos
para expulsar la comida. En la segunda, el individuo opta más bien por ayunar o realizar
mucho ejercicio los días siguientes a la ingesta.

La bulimia comienza a manifestarse entre la adolescencia y la adultez, y afecta tanto a


hombres como mujeres, aunque la cantidad de mujeres que la padecen es
considerablemente mayor, en una proporción de diez mujeres por cada hombre.

Como tal, la palabra bulimia proviene del griego βουλιμία (boulimía), de βούλιμος
(boúlimos), que traduce, literalmente, ‘hambre de buey’, pero que podemos entender como
‘muy hambriento’.

La conducta alimentaria relacionada con el atracón y posterior vómito autoinducido con la


intención de seguir comiendo se remonta a la época de la antigua Roma.

En el siglo 18, James (1743) describió una entidad como true boulimus caracterizada por
una intensa preocupación por la comida, ingesta de importantes cantidades de alimentos
en períodos cortos de tiempo seguido de desmayos y otra variante caninus appetitus en
donde tras la ingesta se presentaba el vómito. En el siglo 19, el concepto de bulimia se
incluyó en la edición 1797 de la Enciclopedia Británica y en el Diccionario médico y
quirúrgico publicado en Paris en 1830 y luego fue olvidada.

Fue recién en 1979 que Russell publicó la primera descripción clínica exacta de la
enfermedad. En su trabajo describió 30 pacientes con peso normal que además de un
intenso temor a engordar presentaban atracones y vómitos. La llamó en su momento
“bulimia nerviosa, una variante ominosa de la anorexia nerviosa”.

Actualmente el DSM IV propone una definición contemporánea de la bulimia nerviosa. Es


una enfermedad que afecta fundamentalmente a adolescentes del sexo femenino, es más
frecuente que la anorexia nerviosa. El diagnóstico muchas veces es difícil por la ocultación
de los síntomas y si bien es una enfermedad que se inicia en la adolescencia, puede pasar
desapercibida y sólo ser descubierta después de muchos años, a veces después de más
de una década de sintomatología.

Causas

Aunque no se ha conseguido encontrar una causa orgánica que origine este trastorno de la
conducta alimentaria (TCA), se cree que existen varios factores que pueden desencadenar
la bulimia nerviosa. Por un lado, numerosos estudios científicos localizan genéticamente el
trastorno en el cromosoma 10 de las personas afectadas, con una alteración en los niveles
o en la actividad de sustancias neurotransmisoras en ellas (serotonina, noradrenalina,
dopamina). Por otro, suele haber una susceptibilidad en estos enfermos demostrada
seguramente a través de otros casos familiares o circunstancias determinadas en su
ambiente personal.

Una baja autoestima puede conducir a una excesiva preocupación por el aspecto físico,
lo que lleva a realizar dietas restrictivas, que no siempre producen los resultados deseados,
alternadas con episodios de consumo incontrolado de comida, que provocan un
desequilibrio metabólico. El paciente tiene sentimientos de culpabilidad a consecuencia del
atracón, y su preocupación por engordar genera otras conductas como el vómito
autoinducido y el abuso de laxantes.

El enfermo puede sentirse también presionado por los patrones de belleza considerados
ideales por la sociedad, y por la necesidad de ser delgado y atractivo para sentirse
aceptado. Experiencias de rechazo social o un fracaso sentimental pueden hacerle creer
que perder peso es un requisito indispensable para tener éxito.

Otra causa, presente también en el trastorno de anorexia, es una falsa percepción de la


imagen corporal: el enfermo se ve gordo aunque su peso sea normal para su edad y
constitución.
Tratamiento

El tratamiento psicológico que ha demostrado más eficacia es el cognitivo-conductual. Este


tipo de tratamiento tiene como objetivos modificar los pensamientos, actitudes, sentimientos
y conductas que mantienen este trastorno alimentario, así como a mejorar aquellos
aspectos en la vida de la persona que estén alterados, como sus relaciones sociales, su
autoestima, bajo estado de ánimo.

Hay personas que piensan que ellas solas podrán curarse pero esto no es así. Es un
problema grave y complejo que requiere de un tratamiento multidisciplinar
(fundamentalmente nutricional y psicológico) para poderlo superar. Aunque no en todos los
casos se logra una recuperación completa del trastorno, cuanto antes se inicie el
tratamiento más posibilidades existen de resolver el problema y el éxito puede ser total en
un gran porcentaje de casos.

Una vez que se han iniciado los síntomas es imprescindible actuar lo antes posible. La
familia debe anteponer el riesgo de no intervenir, ante la incomodidad de sentirse como
“vigilantes” del comportamiento de sus hijos, con la posible reacción de rechazo. El hábito
de comer en familia es una importante medida preventiva.

Los amigos o los profesores de la persona que presenta la conducta alimentaria alterada
también pueden suponer un factor determinante, tanto en la detección de síntomas, como
en el proceso de decisión de pedir ayuda y acudir a consulta.
Bibliografía

 García-Camba, E. (2001). Avances en trastornos de la conducta alimentaria.


Anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, obesidad. Madrid: Ed. Masson.
 Fairburn, C. (1998). La superación de los atracones de comida. Barcelona: Ed.
Paidós.
 Raich, R.M. (2000). Imagen corporal. Conocer y valorar el propio cuerpo. Madrid:
Pirámide.
 Raich, R.M. (2011). Anorexia, bulimia y otros trastornos alimentarios. Madrid:
Pirámide.
 Saldaña, C. (1994). Trastornos del comportamiento alimentario. Madrid: Fundación
Universidad Empresa.
 Toro, J. (1996). El cuerpo como delito. Barcelona: Ariel Ciencia.
 Toro, J. (2000). El cuerpo como enemigo. Barcelona: Martínez Roca.
 http://www.scielo.org.ar/pdf/aap/v102n5/v102n5a07.pdf

 Kendall K, Sullivan P, Joyce P, Carter F, Bulik C.; The nutrient intake of women
with Bulimia nervosa; Int J Eat Disord 1997; 21 (2):115-127.
 Crichton P. Were the Roman emperors Claudius and Vitellius bulimic? Int J Eat
Disord 1996; 19 (2):203-207.
 Fairburn C, Wilson G. Binge eating: Nature, assessment and treatment. London:
Guileford Press,1995: 16-17; 25-28.

Das könnte Ihnen auch gefallen