Sie sind auf Seite 1von 9

FACULTAD DE MEDICINA

ESCUELA DE ODONTOLOGIA

CICLO V – 2011

FARMACOLOGÍA

DOCENTES:

- Dr. Jairo Sánchez

Caso clínico

NOMBRES:

- Kathia Piscoya Rojas

Grupo “A”

05 de julio del 2011


INTRODUCCIÓN:

A lo largo del siglo XX, el flúor, ha pasado de ser considerado un elemento


perjudicial para la salud a ser el principal responsable de la reducción de la caries
en los países industrializados.
Hoy, al comienzo del siglo XXI, a pesar de existir varias líneas de investigación en
este sentido, ninguna propuesta ha superado al flúor como medida barata, inocua
y eficaz en la consecución de este fin. Sin embargo, la excesiva utilización de flúor
durante la primera infancia, determina la aparición de las manchas dentales
características de la fluorosis, con las repercusiones que esto conlleva en una
sociedad cada vez más sensible a los problemas estéticos.
En Canarias, a diferencia de otras comunidades españolas donde la concentración
de flúor en el agua es generalmente baja, la situación es peculiar. Las islas
orientales, más secas, utilizan agua de mar potabilizada para el uso doméstico. El
mal sabor de ésta, hace que la gente consuma para beber y cocinar los alimentos
aguas envasadas. La mayoría de ellas, son producidas en Canarias y su
contenido en flúor es muy variado.
Las islas occidentales utilizan con más frecuencia para el consumo las aguas
subterráneas y algunas presentan concentraciones excesivas de flúor.
Generalidades.
El flúor es un elemento químico del grupo de los halógenos y de peso atómico 19
que en estado puro tiene el aspecto de un gas débilmente amarillo. Su principal
característica es su gran electronegatividad que lo predispone a combinarse con otros
elementos y es muy difícil encontrarlo puro en la naturaleza. Su solubilidad en el agua es
muy alta y la forma combinada que más se encuentra en la naturaleza es el fluoruro
cálcico o espatoflúor o fluorita.
Metabolismo del flúor.
La principal vía de incorporación del flúor en el organismo humano es la digestiva.
Se absorbe rápidamente en la mucosa del intestino delgado y del estómago por un simple
fenómeno de difusión. El flúor contenido en el agua potable se absorbe casi totalmente
(95-97%) y en menor proporción el unido a los alimentos. En el caso de las leches
fluoradas, la absorción de flúor no supera el 60 por ciento. Una vez absorbido, el flúor
pasa a la sangre y difunde a los tejidos, fijándose específicamente en los tejidos
calcificados por los que tiene gran afinidad, como son los huesos y los dientes. Se excreta
fundamentalmente por la orina.
En la embarazada, la concentración de flúor en el cordón umbilical corresponde al
75% de la concentración en la sangre materna. En la leche materna las concentraciones
de flúor son muy poco importantes.
Mecanismos de acción del flúor en el diente.
La incorporación del flúor al esmalte se hace de manera diferente según el período
de desarrollo en que se encuentre:
1. En el diente formado y erupcionado.
El flúor se incorpora principalmente desde el medio bucal a la superficie del
esmalte. De esta forma actúan las pastas de dientes fluoradas, colutorios, geles fluorados,
etc.
La presencia de flúor próximo a la superficie del diente reduce la solubilidad del
mismo, dándole mayor dureza, y haciéndolo más resistente a la acción de los ácidos y por
tanto al inicio de la caries.
Sobre las bacterias cariogénicas, el flúor actúa inhibiendo su metabolismo y su
adhesión y agregación a la placa dental.
2. En el diente en formación.
Durante el período de formación del diente, la incorporación del flúor se hace
fundamentalmente a través de la pulpa dentaria, que contiene vasos sanguíneos. Es
decir, el flúor ingerido vía sistémica llega a través de la sangre a la pulpa de un diente en
formación, donde la célula formadora de esmalte, el ameloblasto, está sintetizando una
matriz proteica que posteriormente se calcifica. Si por esta vía se ingieren altas
concentraciones de flúor, éste, interfiere el metabolismo del ameloblasto y forma un
esmalte defectuoso que es lo que conocemos como "fluorosis dental".
Vías de administración del flúor.
1. Vía sistémica.
El flúor ingerido y transportado a través de la sangre, se deposita
fundamentalmente en el hueso y en menor medida en el diente.
Se puede administrar de varias formas:
- Fluoración de las aguas de consumo público (la concentración óptima en climas
templados se sitúa en 1mg de flúor por litro).
- Fluoración de agua en las escuelas.
- Aguas de mesa con flúor.
- Fluoración de los alimentos, como sal, leche, harina o cereales.
- Suplementos dietéticos fluorados. Pueden prescribirse desde el nacimiento a los
13 años a los niños que vivan en áreas en las que el agua contenga 0.7 mg/litro de flúor o
menos. Pueden administrarse como gotas, tabletas y preparaciones vitamínicas.
2. Vía Tópica.
Se puede administrar como:
- Colutorios y geles fluorados.
- Pastas de dientes fluoradas.
EL FLÚOR 15
Toxicidad del flúor.
1. Intoxicación aguda.
Son muy raros los casos de intoxicación aguda y los únicos descritos se han
relacionado con la adición accidental de cantidades excesivas al agua potable en plantas
de fluoración o la ingestión masiva casual.
La toxicidad de las pastas de dientes convencionales es muy baja. La
concentración estándar es de 0.1% de flúor y de 0.05% en las pastas infantiles.
2. Intoxicación crónica.
La intoxicación crónica es mucho más frecuente. Actualmente se cree que la
toxicidad crónica puede llegar a involucrar otras funciones orgánicas como la función
renal, muscular y nerviosa aunque ninguno de los estudios epidemiológicos realizados
han encontrado evidencia alguna que sustente esta hipótesis.
La fluorosis esquelética o incapacitante se caracteriza por una excesiva
mineralización de los huesos, calcificación de tendones y ligamentos y formación de
exóstosis; se ha observado únicamente en trabajadores en contacto directo con espato
flúor y en zonas con aguas de consumo público con niveles de concentración de flúor de
más de 20 mg/l. También una fluorosis puede agravar una enfermedad renal preexistente
y alterar otros procesos metabólicos del organismo.
16 EL FLÚOR
El flúor en los alimentos.
El flúor de origen alimentario depende de numerosos factores como los patrones
dietéticos predominantes, la práctica de la fluoración del agua, el uso de compuestos
fluorados, alimentos, bebidas, etc., sin embargo, las grandes diferencias en las ingestas
valoradas en distintas comunidades se deben al agua y a las bebidas, ya que los
alimentos no aportan cantidades significativas a no ser que en el proceso de elaboración
se empleen aguas ricas en flúor.
Las fuentes alimentarias de mayor aporte natural de flúor son el té y el pescado de
mar consumido con espinas. También está presente en carnes, huevos, frutas, cereales,
etc.
En la leche materna, las concentraciones de flúor son muy poco importantes, aún
en el caso de que la madre ingiera agua fluorada. Cuando los niños son alimentados con
leche en polvo diluida con agua fluorada, las cantidades de flúor ingeridas pueden llegar a
ser 150 veces superiores a la de los niños con lactancia materna.
El flúor en el agua.
Como ya hemos comentado, aunque el flúor puede estar presente en casi todos
los alimentos, es el agua de consumo habitual la fuente principal de este elemento.
Todas las aguas contienen flúor en concentraciones variables debido a la
presencia universal del flúor en la corteza terrestre. El agua del mar contiene cantidades
de flúor entre 0.8 y 1.4 mg/l. Las aguas dulces presentan grandes oscilaciones,
generalmente en forma de fluoruros alcalinos. Las de mayor contenido, corresponden a
recursos hídricos localizados en zonas montañosas o en áreas con depósitos geológicos
de origen marino, como en el Sudeste Asiático y el Noroeste de África.
La proporción de flúor que ingresa en los recursos hídricos procedente del mar o
por la contaminación atmosférica es extremadamente pequeña en comparación con la
procedente de rocas y suelos.
Las aguas envasadas, presentan contenidos variables dependiendo del origen de
las mismas. Por lo tanto, es fundamental que a la hora de consumir un agua envasada se
consulte el análisis fisicoquímico que debe figurar en el etiquetado, en especial cuando las
aguas vayan a ser utilizadas directa o indirectamente en la alimentación infantil.
El flúor en odontología, recuerdo histórico.
Aunque aparecen descripciones anteriores, fue Mckay a principios del siglo XX
quien empezó a utilizar la denominación de diente moteado para describir de forma
científica una alteración en el esmalte que aparecía en determinadas poblaciones.
Posteriormente, en 1931 se demostró su relación con la presencia de flúor en el agua de
abastecimiento y pasó a denominarse fluorosis para diferenciarlo de otras opacidades del
esmalte no inducidas por el flúor.
Fue otro dentista, Dean, continuador del trabajo iniciado por Mckay, quien observó
el efecto protector del flúor sobre la caries y además propuso la creación de una escala,
aún vigente en la actualidad, para clasificar la gravedad de estas lesiones, pues entonces
existía la creencia de que el flúor era muy nocivo para la salud.
Sin embargo, fue a partir de la década de los 40 cuando se observó que
poblaciones con un contenido de flúor ligeramente elevado en el agua de abastecimiento
presentaban índices de caries más bajos. A raíz de esto por primera vez se utilizó la
fluoración del agua de consumo como medida preventiva de forma masiva para reducir la
caries en poblaciones donde la concentración de flúor en el agua de abastecimiento era
deficitaria.
Éste fue el inicio del papel estelar que ha mantenido posteriormente el flúor, en lo
que a odontología preventiva y salud pública se refiere, a lo largo de todo el siglo XX. El
flúor, en cualquiera de sus formas de presentación, ha sido el principal responsable de la
reducción de la caries en los países industrializados desde la década de los años 70
hasta la actualidad
FLUOROSIS DENTAL
Definición.
La fluorosis dental es un defecto en la formación del esmalte. Recordemos que el
esmalte es la capa dura externa que cubre la corona del diente. El flúor aportado en altas
concentraciones a lo largo del período de desarrollo del diente provoca un defecto en la
estructura y mineralización de la superficie ofreciendo éste un aspecto poroso.
Para que aparezca fluorosis en los dientes son condiciones indispensables:
1. Un consumo excesivo de flúor (aproximadamente por encima de 1,5 mg/litro) de
forma prolongada.
2. Que el consumo coincida con el período de formación de los dientes (desde la
gestación hasta los ocho años de edad).

Patogenia.
Durante el período de formación del diente el ameloblasto o célula formadora del
esmalte produce una matriz proteica que luego se calcifica y es lo que conocemos como
esmalte, una vez cumplida esta función el ameloblasto degenera y desaparece. El flúor
ingerido por vía sistémica en altas concentraciones y de forma constante a lo largo del
período de formación y calcificación del diente, cuando aún éste no ha erupcionado, altera
el metabolismo del ameloblasto creando éste una matriz defectuosa que se manifiesta
clínicamente como una hipoplasia o defecto del esmalte dental. Por esta razón nunca
aparecerá fluorosis dental una vez el esmalte esté formado.
Secuencia cronológica de la calcificación y erupción de los dientes.
La boca tiene 20 dientes de leche y 32 definitivos. Los dientes de leche se forman,
en su mayoría, durante la gestación. Al nacer, no hay ningún diente en la boca, pero ya
están prácticamente calcificadas las coronas de los dientes de leche e incluso, durante los
primeros meses de vida, se empieza a calcificar ya la
corona del primer molar permanente.
Los dientes de leche empiezan a erupcionar a los 6 - 7 meses y terminan su
erupción aproximadamente a los 2 años. A los 6 - 7 años erupcionan los incisivos
y el primer molar definitivo y ya prácticamente están calcificadas las coronas del
canino, premolares y segundos molares. Entre los 9 y 12 años erupcionan el canino,
ambos premolares y los segundos molares.
A los 9 - 12 años se empieza a calcificar la matriz del tercer molar que suele
erupcionar entre los 17 y 21 años.
Patrón de distribución.
Si el nivel de exposición al flúor es relativamente constante, todas las superficies
de un diente dado se afectarán por igual.
Las lesiones son simétricas a ambos lados de la hemiarcada dental. Los dientes
cuyo proceso de mineralización es más corto se afectan menos, mientras que los que
tardan más en mineralizarse se afectan más severamente.
En áreas de exposición elevada al flúor, la dentición primaria también puede verse
afectada, dado que la concentración de flúor en el cordón umbilical es el
75% de la del plasma materno. En ambas denticiones se encuentra el mismo
patrón de distribución en la boca.
Aspecto clínico de la fluorosis dental.
La gravedad dependerá de la concentración de flúor ingerida y de la duración de la
exposición a la dosis tóxica; así pueden aparecer desde manchas opacas blanquecinas
distribuidas irregularmente sobre la superficie de los dientes, en el caso de
concentraciones bajas, hasta manchas de color marrón acompañadas de anomalías del
esmalte en forma de estrías transversales, fisuras o pérdidas del esmalte similares a las
causadas por abrasión y debidas a fragilidad del esmalte en la exposición a mayores
concentraciones.
En las formas más severas de fluorosis dental el diente erupciona totalmente
blanco como tiza, pero su aspecto puede variar con el tiempo. Este esmalte, muy débil
debido a la hipomineralización, puede romperse con las fuerzas masticatorias y se expone
un esmalte subyacente más poroso, con tendencia a teñirse, apareciendo las manchas
marrones difusas. Este daño varía desde pequeños agujeros redondeados a bandas de
mayor pérdida de superficie e incluso, de toda la superficie del diente.
De menor a mayor gravedad, los cambios que podemos apreciar en los dientes
pueden ser:
- Finas líneas blancas opacas.
- Esmalte completamente blanco con aspecto de tiza.
- Lesiones de color marrón difusas.
- Pérdida de la superficie del esmalte.
Diagnóstico diferencial.
No hay que confundir la fluorosis con otras opacidades del esmalte no inducidas
por el flúor como:
- Lesión de caries temprana.
- Hipoplasia del esmalte.
- Amelogénesis y dentinogénesis imperfecta.
- Tinción por tetraciclinas.

Das könnte Ihnen auch gefallen