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Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018) 

Serie Conservación de la Naturaleza


N° 24

—2018—
 La Puna argentina: naturaleza y cultura
Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018) 

Serie Conservación de la Naturaleza


N° 24

La Puna argentina
Naturaleza y cultura

H. Ricardo Grau
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT

M. Judith Babot
Fundación Miguel Lillo – CONICET

Andrea E. Izquierdo
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT

Alfredo Grau
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT

— Editores —
 La Puna argentina: naturaleza y cultura

Serie Conservación de la Naturaleza


Esta serie comprende trabajos relacionados con el problema de la conservación de la flora y fauna autóctonas, incluyendo lo relativo al
grado de explotación y/o destrucción alcanzado y a los medios de protección proyectados o en aplicación.

ISSN 0325–9625

© 2018, Fundación Miguel Lillo. Derechos protegidos por Ley 11.723

Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE) San Miguel de Tucumán, Argentina
Telefax +54 381 433 0868 / www.lillo.org.ar

Editor Área Zoología


Mariano Ordano (Fundación Miguel Lillo y CONICET / Unidad Ejecutora Lillo, Tucumán, Argentina).

Editor gráfico
Gustavo Sánchez (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).

Editor web
Andrés Ortiz (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).

Secretaría editorial Área Zoología


Felipe Castro (Fundación Miguel Lillo y Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina).
Pamela Gómez (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Eduardo Martín (Fundación Miguel Lillo y Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina).
María del Pilar Medina Pereyra (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Guido van Nieuwenhove (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Florencia Vera Candioti (CONICET / Unidad Ejecutora Lillo, Tucumán, Argentina).
María Paula Zamudio (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).

Consejo editorial Área Zoología


María de las Mercedes Azpelicueta (Universidad Nacional de La Plata y CONICET, Buenos Aires, Argentina).
Julián Bueno-Villegas (Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Hidalgo, México).
Margarita Chiaraviglio (Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina).
Guillermo L. Claps (Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina).
José Antonio Corronca (Universidad Nacional de Salta y CONICET, Salta, Argentina).
Ada Echevarría (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
David Flores (Fundación Miguel Lillo y CONICET / Unidad Ejecutora Lillo, Tucumán, Argentina).
Adriana Azucena Michel (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Juan J. Morrone (Universidad Nacional Autónoma de México, Distrito Federal, México).
Gustavo Moya-Raygoza (Universidad de Guadalajara, Guadalajara, México).
Paola Peltzer (Universidad Nacional del Litoral y CONICET, Santa Fe, Argentina).
Marcela Peralta (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Juan Timi (Universidad Nacional de Mar del Plata y CONICET / Unidad de Investigaciones Marinas y Costeras, Buenos Aires, Argentina).
Julián R. Torres Dowdall (Universität Konstanz, Baden-Wurtemberg, Alemania).
Fernando Zagury Vaz-de-Mello (Universidade Federal de Mato Grosso, Mato Grosso, Brasil).

Comité editorial (editores asociados) Área Zoología


Juan Pedro Bouvet (Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Concordia, INTA, Entre Ríos, Argentina).
Sonia B. Canavelli (Estación Experimental Agropecuaria (EEA) Paraná, INTA, Entre Ríos, Argentina).
Mario Luis Chatellenaz (Universidad Nacional del Nordeste, Corrientes, Argentina).
Néstor Ciocco (Universidad Nacional de Cuyo y CONICET / Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas, Mendoza, Argentina).
Carlos Andrés Cultid Medina (Centro Regional del Bajío, Instituto de Ecología, A.C., Michoacán, México).
María Elisa Fanjul (Fundación Miguel Lillo y Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, Argentina).
Guillermo Gil (Administración de Parques Nacionales / Centro de Investigaciones Ecológicas Subtropicales, Misiones, Argentina).
Andrea Ximena González Reyes (Universidad Nacional de Salta, Salta, Argentina).
María de los Ángeles Hernández (Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, Chubut, Argentina).
Marta Lizarralde (CONICET / Centro Austral de Investigaciones Científicas, Tierra del Fuego, Argentina).
María Alejandra Maglianesi (Escuela de Ciencias Exactas y Naturales, Universidad Estatal a Distancia, San José, Costa Rica).
Patricia Marconi (Fundación Yuchán, Salta, Argentina).
Mariano Merino (Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina)
Segundo Núñez-Campero (CONICET / Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja, La Rioja,
Argentina).
Gabriela Núñez Montellano (Universidad Nacional de Salta y CONICET / Instituto de Bio y Geociencias del NOA, Salta, Argentina).
Massimo Olmi (Università degli Studi della Tuscia, Viterbo, Italia).
Facundo Xavier Palacio (Universidad Nacional de La Plata y CONICET, Buenos Aires, Argentina).
Nicoletta Righini (Universidad Nacional Autónoma de México, Michoacán, México).
Miguel E. Rodríguez Posada (Universidad Nacional de Colombia y Pontificia Universidad Javeriana, Capital, Colombia).
Fátima Romero (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Jorge R. Ronderos (Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires, Argentina).
Roman Ruggera (Universidad Nacional de Jujuy y CONICET / Instituto de Ecorregiones Andinas, Jujuy, Argentina).
Mariano S. Sánchez (Universidad Nacional de Misiones y CONICET / Instituto de Biología Subtropical, Misiones, Argentina).
Natalia Schroeder (CONICET / Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas, Mendoza, Argentina).
Claudia Szumik (CONICET / Unidad Ejecutora Lillo, Tucumán, Argentina).
Eduardo Virla (Fundación Miguel Lillo y CONICET / Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos, Tucumán, Argentina).

Canjes
Centro de Información Geo-Biológico del Noroeste Argentino, Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE) San Miguel de Tucumán,
Argentina. Correo electrónico: maprieto@lillo.org.ar

Ref. bibliográfica: H. Ricardo Grau, M. Judith Babot, Andrea E. Izquierdo, Alfredo Grau (editores). 2018. La Puna argentina: naturaleza y
cultura. Serie Conservación de la Naturaleza 24, Fundación Miguel Lillo. ISBN 978-950-668-032-9 (versión online)
Imagen de tapa: Vista del salar de Antofalla (Catamarca) desde la vega Botijuela. Fotografía de Andrea Izquierdo, noviembre 2017.

Derechos protegidos por Ley 11.723


Impreso en la Argentina. Printed in Argentina.
Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018) 

Índice

Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

I. EL AMBIENTE FÍSICO

Capítulo 1. Geología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Hongn, Fernando; Carolina Montero-López; Silvina Guzmán; Alejandro Aramayo

Box: Puncoviscana, sus huellas fósiles y su antigüedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30


Aceñolaza, Florencio Gilberto

Capítulo 2. Volcanismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Grosse, Pablo; Silvina R. Guzmán

Box: El volcán Tuzgle: un proyecto para la obtención de energía geotérmica . . . . . . . . . . . . . . . . . 52


Coira, Beatriz

Capítulo 3. Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del noroeste


argentino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
Lupo, Liliana; Julio Kulemeyer; Gonzalo Torres; Brenda Oxman; Karsten Schittek

Box: El antiguo papel de las vegas en la Puna catamarqueña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73


Babot, María del Pilar; Julia Lund; Salomón Hocsman

Capítulo 4. Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano: pasado, presente


y futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Morales, Mariano S.; Ducan A. Christie; Raphael Neukom; Facundo Rojas; Ricardo Villalba

Box: Estacionalidad climática e hidrológica: las vegas puneñas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92


Navarro, Carlos Javier

Box: Aprovechando la energía solar en la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93


González, Jorge A.

Capítulo 5. Humedales de la Puna: principales proveedores de servicios


ecosistémicos de la región . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
Izquierdo, Andrea E.; Roxana Aragón; Carlos J. Navarro; Elvira Casagranda

Box: El manejo de las vegas como estrategia adaptativa de las poblaciones puneñas . . . . . . . . . . 112
Gonnet, Jorge M.
 La Puna argentina: naturaleza y cultura

II. BIODIVERSIDAD

Capítulo 6. Registro fósil de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117


Babot, M. Judith; Guillermo Aceñolaza; Hugo Alfredo Carrizo; Daniel A. García-López

Box: Huellas de aves fósiles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141


Alonso, Ricardo

Capítulo 7. Vegetación de la Puna argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143


Carilla, Julieta; Alfredo Grau; Soledad Cuello

Box: Ángel Cabrera y la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157


Brown, Alejandro D.

Box: Musgos del Socompa: islas de vida en el cielo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159


Halloy, Stephan

Capítulo 8. Estado actual de conocimiento de las aves de la Puna argentina . . . . . . . 161


Osinaga Acosta, Oriana; Eduardo Martín

Box: Los flamencos de los Andes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 180


Derlindati, Enrique J.

Capítulo 9. Mamíferos puneños y altoandinos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 182


Perovic, Pablo Gastón; Carlos Eduardo Trucco; Cintia Tellaeche; César Bracamonte;
Pablo Cuello; Agustina Novillo; Leónidas Lizárraga

Box: El burro en la Puna. ¿Invasor o restaurador? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207


Grau, H. Ricardo

Capítulo 10. Herpetofauna de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 209


Barrionuevo, José Sebastián; Cristian Simón Abdala

Box: Peces de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229


Aguilera, Gastón

Capítulo 11. Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina . . . . . . 231


Nieto, Carolina; Fátima Romero; Celina Reynaga; Verónica Manzo

Box: Artrópodos de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244


Molina, María Alejandra; Claudia Szumik

Capítulo 12. Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo


diminuto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 246
Farias, María Eugenia

Box: Diatomeas en humedales de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 269


Seeligmann, Claudia; Nora I. Maidana
Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018) 

III. SISTEMAS SOCIALES EN EL TIEMPO

Capítulo 13. Sociedades prehispánicas de la Puna argentina: desde el


poblamiento temprano hasta los inicios de la producción pastoril y agrícola . . . . . . . . 273
Martínez, Jorge Gabriel

Box: Historias prehispánicas de gente y de una vega puneña . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295


Hocsman, Salomón; Lorena Grana; María del Pilar Babot

Capítulo 14. Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la


ganadería . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 297
Olivera, Daniel Enzo

Box: Caravanas de llamas: tecnología clave para la interacción social prehispánica . . . . . . . . . . . 319
Martel, Álvaro

Capítulo 15. Las sociedades puneñas desde el inicio del segundo milenio
hasta el fin del dominio incaico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321
Albeck, María Ester; Diego Martín Basso; María Amalia Zaburlín

Box: El volcán Llullaillaco y los santuarios de altura de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 341


Ceruti, María Constanza

Capítulo 16. Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX . . . . . . . . . . . . 343


Gil Montero, Raquel

Box: Los caminos de la Puna en el tiempo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 362


Benedetti, Alejandro

Capítulo 17. Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del


siglo XXI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 364
Longhi, Fernando; Julieta Krapovickas

Box: Entrevista a Lucas Soriano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 380


Babot, M. Judith

Box: Plantas de la Puna: fitoquímica y su uso en el cuidado de la salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383


Isla, María Inés; Iris Catiana Zampini; María Rosa Alberto; Soledad Cuello

IV. EL USO DEL TERRITORIO EN EL PRESENTE Y FUTURO

Capítulo 18. Ganadería en la Puna argentina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 387


Quiroga Mendiola, Mariana; Jorge Luis Cladera

Box: La minería y su incidencia en el modo de vida pastoril de Santa Rosa de los Pastos
Grandes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403
Abeledo, Sebastián H.

Box: Las plantas y el hombre en la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 404


Grau, Alfredo
 La Puna argentina: naturaleza y cultura

Capítulo 19. La actividad minera en la Puna argentina. Caracterización


sociohistórica, presente y perspectivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 406
Lencina, Roberto; Eduardo Peralta; José Sosa Gómez

Box: El potencial tecnológico alrededor del litio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 422


Flexer, Victoria

Box: Drenaje ácido en la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 424


Murray, Jesica; Alicia Kirschbaum

Capítulo 20. Valorización turística en la Puna: tendencias recientes . . . . . . . . . . . . . . 426


Troncoso, Claudia Alejandra

Box: Los seismiles de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 441


Bravo, Claudio F.

Capítulo 21. Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación


y uso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 443
Vilá, Bibiana; Gisela Marcoppido; Hugo Lamas

Box: ¿La esquila de vicuñas silvestres conserva el formidable rol ecológico de esta especie? . . . . 463
Donadio, Emiliano

Capítulo 22. Áreas protegidas de la Puna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 465


Reid Rata, Yaiza; Lucio R. Malizia; Alejandro D. Brown

Box: Novedoso proceso de planificación territorial integral aplicado en la Reserva Provincial


Los Andes-Salta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 482
Musalem, Sebastián; Mariela Alveira; Stanley Arguedas Mora; Elisa Cozzi

Capítulo 23. Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global . . . . . . . 484


Grau, H. Ricardo; Ignacio Gasparri

Box: Teleacoples del litio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 498


Casagranda, Elvira; Andrea Izquierdo
Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018) 

Prólogo

Altura donde el tiempo parece detenerse entre llanuras y valles, don-


de parece acelerarse. Sol intenso, viento helado; plantas, animales y bac-
terias que para sobrevivir han desarrollado formas de vida y asociaciones
únicas. Comunidades criollas e indígenas, empresas mineras, turistas,
montañistas. Mirar al llano, mirarse desde el llano. Uno de los sitios más
tempranos de asentamiento humano en América de Sur. El borde sur
del desarrollo preeuropeo de la agricultura, la ganadería y el temprano
imperialismo. Fronteras que separan Argentina, Chile y Bolivia; tal vez
demasiado respetadas por gobiernos y académicos. Una de las primeras
regiones más “desarrolladas” del pasado; una de las más marginales del
presente. Una de las únicas ecorregiones donde la biomasa de animales
nativos compite con la de los domesticados. Suelo desnudo y erosión,
que desnuda fósiles de millones de años y minerales valiosos; oro, plata,
cobre; ayer gran fuente de sal de mesa, hoy la principal reserva de litio
de un mundo ávido de litio. Volcanes (los más altos del mundo), salares
enormes, lagunas azules y verdes, puestos, restos arqueológicos, choi-
ques, vicuñas, zorros, pumas, pastores, aguas calientes o muy frías, nieve.
Archipiélago de vegas verdes donde florece la biodiversidad que sirvió
de puerto a los arrieros navegantes del desierto. Todo eso es la Puna, y
más. Cerca de 80 autores de las más variadas disciplinas, en 23 capítulos
y casi 30 recuadros se juntan en este libro para tratar de compilar mucho
de lo que se sabe de todo esto. Y mostrar, por acción u omisión, lo que
no se sabe: preguntas que, como los caminos de la Puna —por lo común
solitarios, extensos, inhóspitos, bellísimos— presagian un hallazgo, una
llegada, un retorno. Más caminos y más preguntas.

Los Editores, julio 2018


10 La Puna argentina: naturaleza y cultura

Agradecimientos

Este volumen fue concebido como parte de las actividades de los


proyectos PICT de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecno-
lógica; proyectos PIUNT de la Secretaría de Arte, Ciencia e Innovación
Tecnológica de la Universidad Nacional de Tucumán, y el Proyecto de
Unidad Ejecutora – CONICET del Instituto de Ecología Regional «El An-
tropoceno en el noroeste argentino: uso del territorio, nuevos ecosiste-
mas, servicios ambientales, forzantes globales y gobernanza regional».
La calidad y rigor científico de los distintos capítulos fue evaluada
y mejorada en base a distintos revisores anónimos y de la secretaría
editorial de Acta Zoológica Lilloana, coordinada por Mariano Ordano y
Felipe Castro (Fundación Miguel Lillo). Gustavo Sánchez (Departamento
de Comunicación Visual de la Fundación Miguel Lillo) realizó el trabajo
de edición gráfica, y Lourdes Casanova (encargada de Prensa y Difusión
de la Dirección de Transferencia y Servicios Externos de la Fundación
Miguel Lillo) realizó aportes valiosos a la edición del texto de la entre-
vista a Lucas Soriano.
F. Hongn et al.: Geología 11

I
El ambiente físico
12 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
F. Hongn et al.: Geología 13

01 ä Geología
Hongn, Fernando 1; Carolina Montero-López 1; Silvina Guzmán 1,2;
Alejandro Aramayo 1
1
Instituto de Bio y Geociencias del NOA, UNSa, CONICET, 9 de julio 14, (4405) Rosario de Lerma,
Salta, Argentina. fhongn@conicet.gov.ar
2
Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera”, CSIC, Sole i Sabaris s/n, 08028, Barcelona,
España.

ä Resumen — La Puna argentina, con una altura de base promedio de 3.500 msnm,
forma parte del plateau Andino, el segundo más grande del mundo después del Tíbet. Este
plateau está relacionado a un orógeno no colisional, constituyendo una paradoja en la tec-
tónica de placas. Se ubica en los Andes Centrales, entre los 22 ° y 27 ° de latitud sur. Hacia
el este limita con las provincias geológicas Cordillera Oriental y Calchaquenia, hacia el sur con
las Sierras Pampeanas Septentrionales, Sistema de Famatina y Cordillera Frontal, y hacia el
oeste con la Cordillera Occidental, en Chile. Hacia el norte tiene continuidad con el Altiplano
boliviano que llega hasta el sur de Perú. Estructuralmente la Puna está caracterizada por
fallas inversas y pliegues asociados con rumbos dominantes norte-sur; se destacan también
estructuras oblicuas o lineamientos en dirección NE-SO y NO-SE sobre los que se alinean
centros volcánicos. Algunas de estas fallas son de edad paleozoica y mesozoica y fueron
reactivadas durante el Cenozoico. Esta región sobreelevada, que se diferenció como un área
con características geológicas propias durante el Cenozoico, presenta marcadas diferencias
con respecto a las provincias geológicas vecinas: se destacan el gran volumen de volcanismo
cenozoico ampliamente distribuido, la formación de extensos salares bordeados por bloques
de basamento levantados por fallas inversas que conforman sierras de rumbo N-S principal-
mente, un drenaje cerrado y clima árido. En este capítulo presentamos una reseña de las
rocas y estructuras principales que conforman la Puna y su historia geológica.
Palabras clave: Puna, Andes Centrales, Noroeste argentino, deformación, volcanismo.

ä Abstract — “Geology”. The Argentine Puna, with an average elevation above 3,500 m
asl belongs to the Andean plateau, the second largest plateau in the world after the Tíbet.
This plateau is related to a non-collisional orogen; it is located in the Central Andes, between
22 ° and 27 ° S latitude. It limits with the Eastern Cordillera and Calchaquenia to the east, with
the Northern Sierras Pampeanas, Famatina System and Frontal Cordillera to the south, and
with the Western Cordillera in Chile to the west. Its continuation to the north is the Bolivian
Altiplano, which reaches southern Perú. Structurally, reverse faults and related folds with N-S
trend define the main structures in the Puna region; NE-SW and NW-SE oblique lineaments
along which volcanic centers are aligned, are also conspicuous structural features. Some of
these faults are Paleozoic and Mesozoic and have been reactivated during the Cenozoic. This
elevated region has distinctive features from the surrounding regions: a widespread profuse
Cenozoic volcanism, salt flats bordered by reverse fault-bounded basement ranges with N-S
trends, internal drainage and arid climate. The main geological features characterizing the
Puna are of Cenozoic age. In this chapter, we present an overview about the main structures
and rocks forming the Puna and its geological evolution.
Keywords: Puna, Central Andes, Northwestern Argentina, deformation, volcanism.

INTRODUCCIÓN teracción entre las placas tectónicas dispara


los procesos geológicos (fundamentalmente
La cordillera de los Andes se extiende
deformación, sedimentación y magmatismo)
por aproximadamente 7.000 km a lo largo
que dan origen a la cordillera. A lo largo de
del borde occidental de América del Sur y los Andes se reconocen diferentes segmen-
constituye una cadena montañosa vincula- tos que se vinculan con particularidades del
da a la subducción de litosfera oceánica por sistema de subducción (velocidad, dirección
debajo del continente sudamericano. La in- y ángulo de subducción, configuración de la
14 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

corteza) que resultan en las diferentes ca- noroeste de Argentina (Figura 1). La men-
racterísticas geológicas de las regiones. Los ción de la Puna como región geológica se
Andes Centrales que se extienden entre Perú debe a Brackebusch (1891), sin embargo se
y el centro de Argentina contienen al plateau atribuye a Keidel (1927) su definición con
Altiplano Boliviano-Puna Argentina (Figura un enfoque geológico-geomorfológico que
1), el segundo más alto del mundo después sentó las bases para su identificación como
del Tíbet. Esta altiplanicie es una de las par- provincia geológica o región morfoestructu-
ticularidades más conspicuas de los Andes, ral y que persiste hasta nuestros días. Turner
dado que los plateaux son típicos de cordi- (1972) brindó la primera síntesis de la Puna
lleras de colisión como la del Himalaya. El como provincia geológica, la que a grandes
acortamiento tectónico, la adición magmáti- rasgos se mantiene en reseñas posteriores
ca, la escasa capacidad de las cuencas para (e.g., Turner y Mon, 1979; Ramos, 1999).
evacuar los materiales depositados, entre El volcanismo y los salares constituyen ras-
otros, son los mecanismos y procesos vincu- gos típicos de la Puna que la convierten en
lados con el margen de subducción (Figura un paisaje único en el mundo. Sin embargo,
2) que se proponen como generadores del sus límites se establecen a partir del drenaje
Altiplano-Puna (Allmendinger, 1986; Oncken endorreico o cerrado, por lo que sus bordes
et al., 2006). están marcados por las divisorias de aguas
La porción argentina de la Puna (“región que separan las cuencas con drenaje hacia el
de altura” en quechua) se extiende desde interior puneño de aquellas que forman las
los 22° a 27° de latitud sur, abarcando las cabeceras de sistemas que drenan hacia los
provincias de Jujuy, Salta y Catamarca en el océanos o hacia otras depresiones como la

Figura 1. Modelo de elevación digital (MED) de los Andes entre 20º y 28ºS donde se indican
los límites de la Puna y las regiones o provincias geológicas que la limitan. El modelo destaca
nítidamente la altitud que caracteriza a la Puna (nivel de base por arriba de 3.500 m snm)
y algunos rasgos geomorfológicos típicos (morfologías volcánicas, extensas áreas sin relieve
marcado y con drenaje cerrado donde se desarrollan los salares). Estos rasgos contrastan
con los de regiones vecinas, por ejemplo Cordillera Oriental y Sierras Pampeanas, donde el
MED resalta los valles intermontanos con diferencias de altitud marcadas entre el valle y las
sierras circundantes.
F. Hongn et al.: Geología 15

Figura 2. Cor te esquemático aproximadamente a los 22º30’S que muestra la Puna en el


contexto del borde de subducción de América del Sur. Los sectores de color naranja indican
zonas donde se originan fluidos que dan lugar al magmatismo. Los puntos rojos señalan sismos
relacionados con la interacción de las placas de Nazca y Sudamericana. Las líneas negras
sintetizan las principales estructuras en niveles corticales superiores (líneas llenas) y medio-
inferiores (líneas entrecortadas). Modificado de ANCORP (1996) en Oncken et al. (2003).

de Pipanaco en las provincias de Catamarca este, rasgo ya mencionado por los primeros
y La Rioja. La región está caracterizada por autores que estudiaron la región, pero que
una altiplanicie con un nivel de base gene- ha concentrado investigaciones novedosas en
ralmente por encima de los 3.500 m s.n.m. a los últimos años (e.g., Castino et al., 2016).
partir de la cual emergen sierras con orienta- Alonso et al. (1984) dividieron a la Puna en
ción aproximadamente N-S y edificios volcá- dos grandes regiones de acuerdo con las ca-
nicos, cuyas altitudes en algunos casos supe- racterísticas del volcanismo y la tectónica:
ran los 6.000 m s.n.m. Presenta límites bien Puna septentrional o jujeña y Puna austral
definidos hacia el noreste con la Cordillera o salto-catamarqueña, limitadas por el linea-
Oriental, hacia el sureste con Calchaquenia y miento regional en dirección NO-SE Cala-
hacia el sur con la Cordillera Frontal, el Sis- ma-Olacapato-Toro (COT, Salfity et al., 1975;
tema de Famatina y las Sierras Pampeanas. Mon, 1976) (Figura 1).
La sierra de San Buenaventura, extendida
en dirección este-oeste, marca la divisoria E S T R AT I G R A F Í A : O R I G E N , E D A D E S ,
de aguas en el borde sur de la Puna. Ha- DISTRIBUCIÓN
cia el oeste la Puna limita con la Cordillera
Occidental y coincide aproximadamente con El tiempo geológico se divide en eras
la frontera argentino-chilena, y con la línea cuyos límites están marcados por un acon-
de cumbres formada por los grandes estra- tecimiento global, por ejemplo aparición
tovolcanes del Cenozoico superior (Ramos, o extinción de especies. Las eras abarcan
1999). Un rasgo representativo de la Puna es millones de años (Ma) y se dividen en
su clima árido y seco como resultado de su neoproterozoica (1.000-541 Ma), paleozoi-
elevada topografía y su posición latitudinal; ca (541-252 Ma), mesozoica (252-66 Ma) y
las elevaciones que limitan la Puna hacia el cenozoica (66 Ma – presente). La definición
oriente retienen la humedad proveniente del de un nuevo tiempo, el Antropoceno, para
16 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

indicar la influencia de la especie humana 2006) también se encuentran afloramientos


en los fenómenos globales, es motivo actual de rocas metamórficas formadas a partir de
de discusión. materiales con edades neoproterozoico-cám-
El registro geológico de la Puna cubre un bricas.
extenso lapso que se inicia en el Neoprote- Las cuarcitas (rocas sedimentarias o me-
rozoico-Paleozoico inferior, representado por tamórficas con alto contenido de cuarzo)
unidades que constituyen lo que en forma cámbricas que tienen amplia distribución en
genérica se conoce como el basamento, so- la Cordillera Oriental (Grupo Mesón) están
bre el cual se disponen unidades sedimen- escasamente representadas en la Puna. Las
tarias y volcánicas paleozoicas, mesozoicas unidades cuarcíticas que afloran en la zona
y cenozoicas. de Potrerillos-Matancilla (al oeste de las Sa-
linas Grandes, Jujuy) son asignadas tanto
Neoproterozoico-Paleozoico al Grupo Mesón (Aceñolaza y Bordonaro,
1990; Aceñolaza y Aceñolaza, 2005) como
Las unidades del Neoproterozoico-Paleo-
al Grupo Santa Victoria (Buatois y Mánga-
zoico Inferior (570 a 530-520 Ma) compo-
no, 2005). Otros afloramientos de cuarcitas
nen importantes afloramientos en la Puna,
que se asignan con reservas al Cámbrico (y
principalmente conformando el núcleo de
equivalentes temporales del Grupo Mesón)
las serranías (Figura 3). Las unidades más
se encuentran hacia el sur del salar de Poci-
antiguas están representadas por rocas me-
tos (Blasco y Zappettini, 1996), unos pocos
tamórficas de muy bajo y bajo grado (el me-
kilómetros al norte de El Peñón (Catamarca)
tamorfismo ocurre cuando las rocas son so-
y en la sierra de Calalaste (Suzaño, 2015).
terradas y las condiciones físicas —aumento Recientemente se ha propuesto que estos
de temperatura y presión— generan trans- niveles cuarcíticos en la sierra de Calalaste
formaciones y nuevos minerales. El grado corresponderían a las rocas más antiguas del
metamórfico describe la intensidad de esos noroeste argentino de acuerdo con edades
cambios. Muy bajo y bajo grado indica que de circones detríticos (590-570 Ma; Naidoo
los cambios son suaves, medio grado signi- et al., 2016).
fica cambios bien definidos y alto grado que Las unidades del Ordovícico correspon-
las rocas cambiaron sensiblemente su mine- den a las rocas paleozoicas de mayor dis-
ralogía y su aspecto respecto a la litología tribución en la Puna e incluyen una amplia
original) que se distinguen de forma gené- diversidad litológica; para su descripción
rica como Formación Puncoviscana (Turner, es necesario dividir a la Puna en tres fajas
1960; Aceñolaza y Aceñolaza, 2007) (Figura meridionales. La faja oriental está afectada
4A). Los principales afloramientos de esta por un metamorfismo regional térmico y
formación se encuentran sobre el borde tiene magmatismo intenso asociado; la faja
oriental de la Puna y corresponden a suce- central comprende sedimentos ligeramente
siones marinas de profundidades intermedias metamorfizados y la faja occidental contie-
(talud continental) (Aceñolaza y Aceñolaza, ne escasas sedimentitas y abundantes rocas
2007; Adams et al., 2011; Suzaño, 2015). plutónicas (originadas por la cristalización
Por su parte, el borde occidental de la Puna del magma en profundidad, su presencia en
de Salta y Catamarca muestra afloramientos la superficie responde a una exhumación
aislados de rocas metamórficas que se atribu- posterior; el granito es un ejemplo típico de
yen al basamento neoproterozoico-cámbrico roca plutónica).
(Segerstrom y Turner, 1972; Seggiaro et al., Las unidades metamórficas que caracte-
2004, 2006) todos situados entre el salar de rizan el borde oriental de la Puna austral
Antofalla y el límite con Chile. En el límite corresponden a materiales del basamento
sur de la Puna, en las serranías que forman tipo Puncoviscana que fueron afectados por
parte hacia el sur del Sistema de Famatina una anomalía térmica que generó rocas me-
y de las Sierras Pampeanas (Seggiaro et al., tamórficas de grado medio a alto (Becchio et
F. Hongn et al.: Geología 17

Figura 3. Mapa geológico con las principales unidades litológicas y estructuras de la Puna
modificado de Mon y Salfity (1995). Resalta el abundante volcanismo cenozoico que consti-
tuye uno de los rasgos característicos de la Puna. 1) Basamento neoproterozoico-cámbrico
inferior; a) metamorfismo pampeano de muy bajo y bajo grado; b) metamorfismo famatiniano
de mediano a alto grado. 2) Cámbrico (Grupo Mesón en Cordillera Oriental y equivalentes en
la Puna). 3) Plutones del Paleozoico inferior (Cámbrico-Ordovícico). 4) Ordovícico sedimentario
(Cordillera Oriental) y con metamorfismo de muy bajo grado (Puna). 5) Silúrico-Devónico. 6)
Carbonífero-Pérmico. 7) Cretácico (plutones). 8) Cretácico (sedimentitas; Grupo Salta). 9) Ce-
nozoico sedimentario. 10) Cenozoico volcánico. 11) Cuaternario. 12) Salares. 13) Principales
fallas. La línea gris entrecortada marca el lineamiento de Calama-Olacapato-Toro; las líneas
negras entrecortadas, los límites de las provincias geológicas; la línea negra entrecortada
con puntos indica los límites internacionales.
18 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

al., 1999; Lucassen y Becchio, 2003; Suzaño, registra manifestaciones aisladas de rocas
2015). Este mismo evento de metamorfismo sedimentarias ordovícicas como las que se
que afectó rocas sedimentarias depositadas reconocen en inmediaciones de los salares
durante el Ordovícico Inferior (Tremado- de Rincón, Arizaro y Antofalla (Moya et al.,
ciano) se reconoce en unidades de las sie- 1993; Koukharsky et al., 2002; Seggiaro et
rras de Cobres, Tanque y Mal Paso (entre al., 2004). En esta región también tienen
Salinas Grandes y Susques) (Kirschbaum et mayor representación las rocas plutónicas,
al., 2006; Coira et al., 2009). A la anomalía las cuales fueron integradas en una unidad
térmica ordovícica inferior que generó el me- denominada Faja Eruptiva de la Puna Occi-
tamorfismo también se asocian numerosos dental (Palma et al., 1986).
cuerpos plutónicos (intrusivos graníticos) en Afloramientos menores de rocas sedimen-
el borde oriental de la Puna austral (e.g., tarias silúricas y devónicas se encuentran en
sierras de Ochaqui, Oire, Luracatao, Tacuil, la zona del Salar de Rincón (Aceñolaza et
El Peñón, Laguna Blanca) y con manifesta- al., 1972; Donato y Vergani, 1985; Galli et
ciones más localizadas en la Puna de Jujuy al., 2010). Esta región también preserva ni-
(rocas volcánicas y plutónicas). Estas unida- veles del Carbonífero-Pérmico (Figura 4C)
des magmáticas fueron integradas por Mén- que constituyen las exposiciones más septen-
dez et al. (1973) en uno de los complejos trionales de unidades de esta edad que ad-
quizá de mayor difusión en la literatura: la quieren mejor y mayor representación en la
Faja Eruptiva de la Puna Oriental. En algu- Puna de Catamarca (Seggiaro et al., 2006).
nos sectores fueron emplazados cuerpos mi-
neralizados sin-sedimentarios como los de Mesozoico
la sierra de Cobres (Méndez et al., 2001)
que se comparan en términos genéticos y de Durante el Cretácico-Paleoceno, en el
edad con los de la sierra de Aguilar. Allí la noroeste argentino se desarrolló una amplia
mina homónima es una de las mayores, sino cuenca de rift continental (las cuencas de rift
la mayor, extracción subterránea en el país se localizan donde la corteza está sometida a
con producción de Pb-Zn-Ag. extensión, lo que provoca su adelgazamiento
La faja central incluye extensas serranías y fragmentación en bloques. El océano Atlán-
con rocas sedimentarias ordovícicas ligera- tico inició su historia como una zona de rift
mente metamorfizadas (Figura 4B), destacán- que separó África de América. En un rift con-
dose las de las sierras de Calalaste, del Ga- tinental el proceso extensional no alcanza a
llego, Copalayo, Quebrada Honda-Pozuelos, generar corteza oceánica. Un ejemplo típico
Guayaos, Rinconada, Cochinoca, entre otras. de rift continental actual es el rift de África
Estas unidades cubren un amplio espectro de oriental) con algunas ingresiones marinas,
edades ordovícicas que alojan intercalacio- denominada cuenca del Grupo Salta, cuyas
nes volcánicas o cuerpos plutónicos menores exposiciones más conspicuas se encuentran
como las de la sierra de Calalaste (Seggiaro en Calchaquenia (Marquillas et al., 2005) y
et al., 2006) o las del extremo sur del salar de están más restringidas en la Puna. Algunos
Pocitos (Kleine et al., 2004). Las unidades de depósitos ocurrieron en regiones centrales y
esta faja con edades del Ordovícico Medio-Su- occidentales de la Puna septentrional, don-
perior muestran enriquecimientos de oro que de se desarrolló el depocentro de Sey que
dieron lugar a explotaciones en tiempos de la se reconstruye a través de los registros en
Colonia como la mina Incahuasi (extremo sur las áreas de la sierra de Tanque (al oeste
del Salar del Hombre Muerto; Navarro García de Susques), Huaytiquina-Catua e inmedia-
y Rossello, 1989) o las numerosas y pequeñas ciones de San Antonio de los Cobres (Seg-
minas de la sierra de Rinconada (Rodríguez giaro et al., 2002; Marquillas et al., 2005).
et al., 2001). Los depósitos iniciales de esta cuenca (sin-
La faja occidental extendida sobre el bor- rift, Cretácico Inferior y Superior temprano
de oeste de la Puna de Salta y Catamarca y medio) constituyen espesas secuencias de
F. Hongn et al.: Geología 19

Figura 4. A) Vista del basamento de la Formación Puncoviscana cubierto en discordancia


por las cuarcitas cámbricas del Grupo Mesón; abra de Lipán. B) Afloramientos de rocas del
Ordovícico con metamorfismo de muy bajo grado. Los pliegues con clivaje son característicos
de estas unidades; sierra de Cochinoca. C) Vista de las sucesiones ordovícicas plegadas so-
bre la que se asientan niveles silúrico-devónicos (niveles amarillentos) y carboníferos (niveles
rojizos). La línea entrecortada separa sucesiones ordovícicas con mayor plegamiento de las
que se le superponen; quebrada de Lari (inmediaciones del Salar de Rincón). D) Vista del
granito cretácico de Rangel. Es un cuerpo tabular emplazado en rocas ordovícicas (la línea
entrecortada indica el contacto); sierra de Cobres.
20 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

rocas sedimentarias fluviales de color rojo y nifestaciones aisladas de depósitos volcani-


en menor medida depósitos lacustres; du- clásticos en la zona de Pozuelos, al oeste de
rante este intervalo también se registraron los salares de Arizaro y Antofalla (Zappettini
eventos volcánicos. Las sucesiones de post- y Blasco, 2001; Seggiaro et al., 2004, 2006;
rift (Cretácico Superior tardío – Paleógeno) Canavan et al., 2014; Grosse y Guzmán,
están representadas por sedimentos marinos en este volumen) y al borde oriental de la
y principalmente continentales fluviales y Puna norte (Soler y Coira, 2002). Las suce-
lacustres constituidos por areniscas, rocas siones sedimentarias paleógenas rellenaron
calcáreas y limolitas. una serie de cuencas con distintos grados
Durante las etapas iniciales del rift (Ju- de conectividad separadas por serranías o
rásico-Cretácico Inferior) se emplazaron elevaciones incipientes limitadas por fallas
cuerpos plutónicos en la Puna septentrional inversas de alto ángulo (Jordan et al., 1997),
(Zappettini, 2008), como los de Tusaquillas, sin vergencia definida y con un rumbo prin-
Aguilar-Abra Laite, Rangel (Figura 4D) y cipal NNE-SSO (Coutand et al., 2001; Stein-
Tanque. En la Puna austral, el magmatismo metz y Galli, 2015). Los primeros registros
mesozoico está restringido principalmente a de sedimentación son del Eoceno superior
diques y lavas de escasa representación (Se- hasta el Oligoceno superior dispersos a lo
ggiaro et al., 2002, 2006). largo de la Puna en las áreas de San Juan
de Oro, Tres Cruces-Mina Aguilar, depresión
Cenozoico de Pozuelos, Santa Rosa de los Pastos Chicos
y Pastos Grandes, salar de Arizaro, salar de
El Cenozoico es el tiempo en el que la Puna
Antofalla-sierra de Calalaste, Antofagasta de
adquiere sus características distintivas. Du-
la Sierra (Alonso y Fielding, 1986; Kraemer
rante muchos años se interpretó que la Puna
et al., 1999; Coutand et al., 2001; Rubiolo et
se originó como tal en el Neógeno, entre 23 y
al., 2001; Coira et al., 2004; Seggiaro et al.,
2,58 Ma (e.g., Allmendinger et al., 1997), sin
2004, 2006; Hongn et al., 2007; del Papa et
embargo, las últimas investigaciones plantean
al., 2013; Canavan et al., 2014; Steinmetz
que las primeras etapas de la construcción del
y Galli, 2015; Montero-López et al., 2016).
plateau comenzaron en el Paleógeno, entre 66
Las sedimentitas continentales paleógenas
y 23 Ma (Hongn et al., 2007; del Papa et al.,
de color rojo a rojo parduzco oscuro se de-
2013; Canavan et al., 2014; Montero-López
positaron en un ambiente fluvial entrelazado
et al., 2016). El acortamiento tectónico, el
y corresponden en general a las formaciones
magmatismo (en particular el volcanismo) y
Geste y Vizcachera, a algunos niveles de la
la sedimentación fueron procesos fundamen- Formación Pozuelos en la Puna austral y a
tales en este periodo. las formaciones Peña Colorada y Casa Gran-
En la Figura 3 se diferencia de forma de en la Puna de Jujuy.
general las unidades cenozoicas sedimenta- Estos sedimentos de edad paleógena son
rias y volcánicas. Su escala regional impide trascendentes para dilucidar la historia de
distinguir las unidades paleógenas de las levantamiento de los Andes del noroeste
neógenas, aunque muestra de forma clara argentino y la construcción de la Puna. Su
la predominancia de las rocas sedimentarias estudio evidencia que la deformación conti-
y en particular de las volcánicas en la geo- nuó contemporáneamente al depósito de los
logía de la Puna. De hecho, el volcanismo sedimentos. Estas observaciones indican que
cenozoico es uno de los rasgos distintivos durante el Paleógeno algunas protosierras
de la región (Grosse y Guzmán, en este vo- comenzaron a elevarse, definiendo cuencas
lumen). aisladas y en ocasiones cerradas (Steinmetz
y Galli, 2015). Estos análisis, junto a otros
Paleógeno como los de del Papa et al. (2013) y Monte-
Los registros de volcanismo paleógeno ro-López et al. (2016) muestran que durante
son escasos en la Puna, restringidos a ma- el Paleógeno existían estructuras activas a
F. Hongn et al.: Geología 21

lo ancho de toda la actual Puna e inclusive ni y Blasco, 2001; Hongn y Seggiaro, 2001;
en áreas de la Cordillera Oriental y contras- Rubiolo et al., 2001; Coira et al., 2004; Se-
tan con aquellas hipótesis que sugieren que ggiaro et al., 2004, 2006). De acuerdo al
la deformación andina en la Puna ocurrió área donde se encuentran se identifican con
a partir del Neógeno (e.g., Allmendinger et diversos nombres formacionales (Formación
al., 1997) o que sólo ocurrió en las áreas Sijes y los niveles superiores del Grupo Pas-
centrales y occidentales durante el Paleóge- tos Grandes en la Puna austral y las forma-
no (DeCelles et al., 2007). ciones Pisungo y Tiomayo en la Puna septen-
trional como unidades representativas). En
Neógeno general, son depósitos fluviales y aluviales
Los procesos de deformación, magmatis- que se acumularon en los bordes de cuencas
mo y sedimentación se intensificaron duran- cerradas y que en sus áreas más deprimidas
te el Neógeno y en particular en el Mioceno, albergaron lagos y salares que dieron lugar a
por lo que lo convierten en un lapso de es- importantes depósitos evaporíticos, como los
pecial interés para el análisis de la evolución de haluros en los salares de Hombre Muerto,
andina. Aproximadamente a los 26 Ma se Pastos Grandes, Antofalla y Arizaro, los de
produce la ruptura de la placa de Farallón, la sulfatos en Pastos Grandes y los de boratos
cual genera las placas de Cocos y Nazca. En en Hombre Muerto, Tincalayu, Sijes y Loma
coincidencia con este fenómeno, el magma- Blanca (Alonso, 1986).
tismo en esta porción de los Andes Centrales
migra hacia el este. El volcanismo neógeno Cuaternario
principalmente extendido a lo largo del bor- Durante el Pleistoceno la actividad vol-
de occidental de la Puna (cercano al límite cánica continuó y se emplazaron estrato-
entre Chile y Argentina) tuvo episodios de volcanes, conos de escoria, maares, domos,
expansión con manifestaciones volcánicas domos de lava y calderas. En este periodo
que alcanzan el borde oriental de la Puna e el volcanismo fue volumétricamente mucho
inclusive la Cordillera Oriental. Las calderas más importante en la Puna austral que en la
generaron importantes volúmenes de ignim- Puna norte (ver Grosse y Guzmán, en este
britas durante el Mioceno; entre éstas se des- volumen).
tacan las de Vilama, Coranzulí y Panizos en En la Puna austral se produjeron im-
la Puna norte y Aguas Calientes y Luingo en portantes erupciones explosivas durante el
Puna austral. Los domos y estratovolcanes Cuaternario, con composiciones dominante-
también fueron importantes durante todo el mente ácidas (ricas en sílice). Las más im-
Neógeno, mientras que los conos de escoria portantes por su magnitud corresponden a
son importantes recién desde el Mioceno las calderas del Cerro Galán y Cerro Blanco.
superior. El nevado de Acay representa uno La caldera Cerro Galán es una de las más
de los únicos plutones neógenos de la Puna grandes del mundo, con un volumen esti-
y corresponde a una monzodiorita con una mado que supera los 600 km3 (e.g., Sparks
edad de 13-12 Ma (Insel et al., 2012). El et al., 1985; Folkes et al., 2011). La caldera
capítulo de Grosse y Guzmán (en este volu- del Cerro Blanco (Seggiaro et al., 2006) es
men) provee más detalles sobre los eventos la más joven de la Puna y una de las más jó-
volcánicos que se sucedieron en este lapso venes de los Andes, con actividad posterior a
en la Puna. 5.000 años (Montero-López et al., 2010a).
Las secuencias sedimentarias neógenas Muchos estratovolcanes se encuentran en
más características de la Puna se encuentran el borde occidental de la Puna, como por
en la Puna austral en las cuencas de Ariza- ejemplo Llullaillaco y Socompa, mientras
ro, Pastos Grandes y Antofalla; y en la Puna que otros se encuentran en el interior de la
norte en la cuenca de Pastos Chicos y hacia Puna, como es el caso de los volcanes Pei-
el NO de la sierra de Rinconada (Zappetti- nado y Tuzgle.
22 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

No se registra volcanismo máfico mono- intensamente deformadas, cuya edad está


genético en Puna norte, estando la mayor acotada por la discordancia que lo separa
concentración en la Puna sur con escasos de las sucesiones cámbricas escasamente de-
ejemplos en el límite con la Puna norte (e.g., formadas (Figura 4A).
Risse et al., 2008). La deformación del Ordovícico es la que
Los sedimentos cuaternarios cubren am- tiene mayor y mejor expresión en las rocas
pliamente las zonas deprimidas y las áreas antiguas de la Puna, la cual tuvo lugar a
de pie de monte, donde se distinguen depó- mayor temperatura y ocurrió conjuntamente
sitos de flujos de detritos, abanicos aluvia- con el metamorfismo que registran las rocas
les, lacustres, terrazas fluviales, coluviales y del borde oriental de la Puna, desde la sierra
eólicos. Además se destaca la formación de de Cobres hacia el sur (ver Figura 4B). Las
depósitos evaporíticos que se acumulan en fallas asociadas a las deformaciones paleo-
los salares y están formados principalmente zoicas son difíciles de distinguir porque están
por cloruros y en menor proporción por sul- cubiertas o reactivadas por deformaciones
fatos y boratos de diferentes características posteriores. Una de las principales fallas de
químicas (Alonso et al., 1991). esta edad es la que levanta las rocas meta-
mórficas y plutónicas del borde oriental de la
LAS ESTRUCTURAS GEOLÓGICAS Puna austral sobre rocas con menor grado de
El origen de la Puna está vinculado a deformación y metamorfismo; por ejemplo
la subducción en el margen occidental de en las sierras de Copalayo (borde oeste del
la placa Sudamericana, lo cual generó un Salar Centenario) y El Peñón (hacia el SE de
importante acortamiento en el que las es- Antofagasta de la Sierra).
tructuras resultantes tienen orientaciones Las estructuras extensionales vinculadas
en general meridianas (N-S), facilitando la con el rift cretácico tienen escasa represen-
reactivación de estructuras antiguas en epi- tación en la Puna, destacándose las fallas
sodios deformacionales más jóvenes (Hongn normales del sin-rift en el borde oriental de
et al., 2010). la Puna norte (Monaldi et al., 1993), en la
Las rocas del basamento neoproterozoi- sierra de Tanque (Seggiaro et al., 2002) y en
co-paleozoico inferior preservan estructuras cercanías de San Antonio de los Cobres. Las
originadas en niveles profundos de la cor- estructuras extensionales cretácicas fueron
teza donde la temperatura facilitó el desa- invertidas tectónicamente y se comportaron
rrollo de estructuras dúctiles como pliegues, como fallas inversas durante el acortamiento
foliaciones y fajas de alta cizalla (Figura 5A). cenozoico.
El basamento del borde oriental de la Puna La fase inicial de construcción de la
norte registra las estructuras más antiguas, Puna comenzó hace aproximadamente 40

Figura 5. A) Deformación dúctil en rocas del basamento neoproterozoico-paleozoico inferior


en Pasto Ventura. B) Falla cuaternaria afectando rocas volcánicas en el conjunto de calderas
de Cerro Blanco; las flechas indican el movimiento relativo de los bloques de falla.
F. Hongn et al.: Geología 23

Ma (Eoceno) con el desarrollo de fallas en Coranzulí con edad de 6,4-6,8 Ma (Seggiaro,


general de rumbo N-S, muchas de ellas por 1994). Por su parte, la Puna austral presenta
la reactivación de fallas más antiguas (e.g., abundantes estructuras pliocenas y cuater-
Oncken et al., 2006; Hongn et al., 2010). narias (Figura 5B) (Casa et al., 2014) que
La actividad de estas fallas generó grandes controlan en gran parte el volcanismo mono-
pliegues que de forma simple pueden aso- genético. Además, estas estructuras, que en
ciarse a cuencas o depresiones (sinclinales) muchos casos son fallas normales asociadas a
y sierras o elevaciones (anticlinales) a lo extensión, se interpretan como resultado del
largo del territorio de la Puna. Las estructu- colapso gravitacional (Schoembom y Strec-
ras paleógenas ya formaban altos o sierras ker, 2009; Montero-López et al., 2010b) que
bien definidas que limitaban áreas deprimi- es habitual en las zonas de corteza espesada
das que acumulaban sedimentos. Durante el como la de la Puna. Cabe mencionar que la
Neógeno (aproximadamente a partir de los corteza continental en la Puna alcanza un
20 Ma), la actividad tectónica se incrementó espesor de hasta 70 km, duplicando el que
con el desarrollo de nuevas estructuras con se encuentra en zonas más estables como
rumbo predominante N-S y con la reactiva- la llanura pampeana. Este espesor resulta
ción o intensificación de aquéllas que inicia- de los procesos geológicos (principalmente
ron su actividad en el Paleógeno (e.g., Mon y deformación, magmatismo y sedimentación
Salfity, 1995; Kraemer et al., 1999; Coutand vinculados con la interacción de las placas)
et al., 2001; Seggiaro et al., 2004, 2006). que condujeron al origen de la Puna.
Estas estructuras son las más significativas
para la evolución de la Puna porque están HISTORIA GEOLÓGICA Y EVOLUCIÓN
asociadas a la etapa de mayor acortamiento DEL RELIEVE
y espesamiento cortical; además en ese tiem-
po se expande el volcanismo hacia el este Los registros geológicos de la Puna cu-
coincidentemente con la mayor deformación bren un amplio lapso temporal; los aflora-
(Guzmán et al., 2014). Los lineamientos mientos más antiguos (700 Ma) conocidos
transversales al rumbo de la cadena andina en el Noroeste Argentino se encuentran en
constituyen también rasgos notables de la la sierra de Calalaste, Puna austral (Naidoo
Puna, particularmente porque controlan el et al., 2016). Sin embargo, la historia geo-
emplazamiento de volcanes (Salfity, 1985; lógica de mayor interés para su evolución es
Trumbull et al., 2006, entre otros). Uno de la ocurrida durante el Cenozoico.
los lineamientos más estudiado es el de Ca- La cuenca marina de Puncoviscana se ex-
lama-Olacapato-Toro (Figura 3) porque a lo tendía en el noroeste argentino a fines del
largo de su traza se individualizan rasgos Neoproterozoico e inicios de Fanerozoico.
bien definidos como alineación de volcanes En zonas de plataforma y talud continental
de diferentes edades, cambios en la distribu- se depositaban espesas secuencias de rocas
ción de unidades, como también otros que clásticas con delgadas intercalaciones de car-
permitieron a Alonso et al. (1984) proponer bonatos. Un intenso episodio de deformación
a este lineamiento como el límite que separa ocurrió en el Cámbrico inferior a medio, ge-
las regiones norte y sur de la Puna. Una de nerando una estructura compleja de pliegues
las características estructurales que distin- apretados y superpuestos con sus respectivos
gue a la Puna austral de la septentrional, clivajes (estructuras menores que se forman
es el fallamiento activo y la alta densidad cuando las rocas son sometidas a deforma-
de escarpas jóvenes (e.g., Mon et al., 1988; ciones que les provocan cambios internos).
Allmendinger et al., 1989). La principal de- Los afloramientos de rocas metamórficas de
formación neógena en la Puna septentrio- muy bajo y bajo grado, cuyos principales re-
nal ocurrió previo a los 7 Ma como lo do- gistros en la Puna se encuentran en las inme-
cumentan los extensos mantos escasamente diaciones de las Salinas Grandes y en la sie-
deformados de las ignimbritas de la caldera rra de Laguna Blanca preservan las unidades
24 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

resultantes de este proceso que se conoce Durante el Mesozoico inferior a medio


como Ciclo Pampeano (Aceñolaza y Toselli, toda la región de la Puna estaba emergida,
1981). Este ciclo incluye también manifesta- por lo que no existen rocas de esa edad con
ciones magmáticas en regiones vecinas como la excepción de algunos cuerpos plutónicos
los granitos de Cañaní y partes del batolito que intruyen rocas más antiguas y algunos
de Tastil en la Cordillera Oriental y sin ex- afloramientos de volcanitas ácidas con inter-
ponentes típicos en la Puna. Estas unidades calaciones de areniscas epiclásticas de edad
documentan una etapa de alta movilidad de triásica (Seggiaro et al., 2006). Desde el Ju-
placas en las que se discuten hipótesis acer- rásico medio hasta principios del Cretácico
ca de la participación de terrenos o bloques comienza la apertura del oceánico Atlántico
exóticos que se amalgamaban para constituir Sur, generando cuencas extensionales en el
América del Sur. continente sudamericano. La cuenca de rift
Sobre el basamento con metamorfismo intracontinental del Grupo Salta se desa-
de bajo grado, entre el Cámbrico medio a rrolló en la Cordillera Oriental y sólo en la
superior y el Ordovícico, se depositaron las parte norte de la Puna (e.g., Schwab, 1984;
sucesiones clásticas de plataforma. En la Marquillas et al., 2005) por lo que no existen
base de estas sucesiones se encuentra una registros de rocas mesozoicas en la Puna aus-
de las más, sino la más, significativa discor- tral. El origen del rift se vio favorecido por el
dancia (una discordancia es una superficie empinamiento de la placa oceánica que sub-
que separa rocas deformadas de las que se ductaba por debajo del margen occidental
asientan sobre ellas y que no registran dicha de la placa Sudamericana. Esta cuenca, que
deformación) en la geología de Argentina: perduró entre principios del Cretácico y el
la discordancia Tilcárica (Turner, 1960) o Eoceno, recibió espesas secuencias principal-
Pampeana (Aceñolaza y Toselli, 1981) bien mente continentales y algunas ingresiones
representada en la Cordillera Oriental, mien- marinas e intercalaciones volcánicas.
tras que en la Puna se reconoce solamente A principios del Cenozoico, se produce
en su borde nororiental. el cierre e inversión de la cuenca extensio-
Como resultado de los procesos orogé- nal del Grupo Salta y comienza la etapa de
nicos ordovícicos, la región de la Puna pasó acortamiento andino. Así comienza el ciclo
a formar parte de un área positiva o subpo- más importante en la historia de construcción
sitiva sobre la que no hubo depósito o los y elevación de la Puna y de las cuencas de
depósitos fueron restringidos, el Cratógeno antepaís hacia el este, con la reactivación de
Central Argentino (Bracaccini, 1960) que fallas y la formación de nuevas estructuras
separó las cuencas hacia el este y oeste de (Hongn et al., 2007, 2010). A partir de los
la Puna. La escasez de los registros de rocas aproximadamente 40 Ma en la región de la
silúrico-devónicas y del Paleozoico superior Puna se generan cuencas o depocentros con
está relacionada a la presencia de este re- secuencias clásticas rojizas (Kraemer et al.,
lieve positivo; sin embargo, se reporta la 1999; del Papa et al., 2004; Carrapa et al.,
presencia de sedimentos marinos litorales 2005; DeCelles et al., 2007; Hongn et al.,
asignados al Silúrico-Devónico en algunos 2007), algunas de las cuales albergan una
sectores occidentales de la Puna. A finales variada fauna de vertebrados fósiles (Babot
del Devónico y principios del Carbonífe- et al., en este volumen). Durante este tiempo
ro ocurre otro evento de deformación que prácticamente no hubo registros volcánicos
redistribuye las cuencas en el Noroeste ar- ya que el arco estaba muy poco desarrollado y
gentino, dejando en la región de la Puna la ubicado íntegramente en lo que actualmente
cuenca de Arizaro (Mon y Salfity, 1995) con corresponde a Chile, a los ca. 69° O. Hacia
depósitos continentales con ingresiones ma- el Mioceno se incrementó la tasa de acorta-
rinas cuya mejor expresión se encuentra en miento dando inicio a la fase principal de le-
los cerros Oscuro y Rincón (Aceñolaza et al., vantamiento de la Puna, acompañada por un
1972; Galli et al., 2010). abundante volcanismo extendido en toda la
F. Hongn et al.: Geología 25

Puna. Entre los 24 y 15 Ma se estableció un Pacific Gondwana margin in the late


régimen de drenaje cerrado y un clima árido Neoproterozoic–early Paleozoic: Detrital
zircon U-Pb ages from metasediments in
que facilitó el depósito de evaporitas (Alonso northwest Argentina reveal their maxi-
et al., 1991; Vandervoort et al., 1995). mum age, provenance and tectonic set-
Durante el Cuaternario las cuencas de ting. Gondwana Research, 19: 71-83.
la Puna recibieron importantes volúmenes Allmendinger R. 1986. Tectonic development,
southeastern border of the Puna Pla-
de material clástico y químico producto
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de la erosión de las sierras circundantes Bulletin of the Geological Society of
(Igarzabal, 1999), además de los depósitos America, 97: 1070-1082.
volcánicos que forman extensos mantos de Allmendinger R. W., Jordan T. E., Kay S. M.,
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otra parte, un fenómeno que se origina como Allmendinger R., Strecker M., Eremchuk
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internal drainage development and uplift,
en el basamento de la Puna Austral:
southern Puna plateau, Argentina Cen-
Diablillos – sierra de El Peñón. Implican-
cias en la construcción del borde suroc- tral Andes. Geology, 23: 145-148.
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30 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Puncoviscana, sus huellas fósiles y su antigüedad


Aceñolaza, Florencio Gilberto
Instituto Superior de Correlación Geológica (INSUGEO), UNT-CONICET.

En la geología argentina hubo un precon-


cepto que, durante más de 100 años, equi-
paraba las «rocas cristalinas» del NOA con el
Precámbrico (en sentido amplio). Esta idea
se fundaba en que en muchas localidades
del mundo las rocas cristalinas generalmen-
te eran de esa antigüedad, situación que
se comprobaba en Salta y Jujuy, donde las
metamorfitas de la Formación Puncovisca-
na se ubicaban discordantemente por debajo
de rocas del Cámbrico. En este marco con-
ceptual se interpretaba que la discordancia
era del Assyntico, ciclo tectónico propio de
Europa, y en consecuencia todo lo que se
encontraba debajo de la misma debía ser era
muy antiguo (y Precámbrico).
A fines de la década de 1960 trabajan-
do con Juan Carlos Mirré sobre las pelitas
de la sierra de la Ovejería (Catamarca) nos
dimos con la presencia de una huella fósil
(Oldhamia radiata) que sugería edades ne-
tamente cámbricas y por ende claramente
más jóvenes que el Precámbrico considerado
con anterioridad. Esta situación evidencia-
ba la existencia de un «basamento» que era
más joven de lo que se creía, lo cual causó
revuelo entre los colegas que sostenían la
clásica interpretación precambrista. La visi-
ta de Ángel Borrello y Juan Carlos Turner
(destacados estudiosos en la geología argen-
tina) confirmó los datos y nos entusiasmó
para ahondar los estudios de Puncoviscana
en distintas localidades de Salta con el fin
de obtener una buena colección de huellas
fósiles (Figura 1). Ya trabajando con Felipe
Durand en 1972, nos visitó Adolf Seilacher,
quien fuera un referente mundial sobre este Figura 1. Algunos fósiles identificados en
tipo de fósiles, y nos ratificó lo acertado del las rocas más antiguas de la provincias del
diagnóstico de edades (cronoestratigráfico). norte argentino. A. Treptichnus cf. aequalter-
A partir de ese momento ampliamos los tra- nus (huella fósil); B. Beltanelloides sp. (cuerpo
fósil); C. Selkirkia sp. (cuerpo fósil). Escala:
bajos a localidades de Catamarca, Tucumán,
1 cm.
Salta y Jujuy y obtuvimos nuevos fósiles que
fortalecían nuestras ideas. Tal fue el caso de
F. G. Aceñolaza: Puncoviscana, sus huellas fósiles y su antigüedad 31

la icnoespecie Nereites saltensis, que para Período Ediacarano-; mientras que aquellas
nuestro asombro formaba parte de una con Oldhamia son asignadas al Cámbrico
asociación de huellas diferentes, cuya in- inferior.
terpretación primero pensé respondía a una Si bien este modelo de mezcla de eda-
cuestión paleogeográfica/paleoambiental, y des y rocas en el NOA inicialmente estaba
luego a una diferencia cronológica. sustentado con datos fosilíferos, la aplica-
Hace pocos años descubrí la presencia de ción de metodologías geocronológicas mo-
vendobiontes (un grupo fósil extinto) asocia- dernas llevadas a cabo en colaboración con
dos a Nereites en la región de Cachi, Salta, el equipo dirigido por el profesor Hubert
lo que nuevamente enfatizó la existencia de Miller (Universidad de Munich, Alemania)
rocas cronológicamente diferentes dentro del ratificaba el esquema general, modificando
mismo «basamento del NOA». Actualmente definitivamente el concepto de un solo «ba-
se considera que algunas de estas rocas po- samento cristalino Precámbrico» en el no-
seen edades netamente precámbricas - del roeste argentino.
32 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

02 ä Volcanismo
Grosse, Pablo 1; Silvina R. Guzmán 2,3
1
CONICET e Instituto de Mineralogía y Petrografía, Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE)
San Miguel de Tucumán, Argentina; pgrosse@lillo.org.ar.
2
IBIGEO, UNSa, CONICET, 9 de Julio 14, (4405) Rosario de Lerma, Salta, Argentina.
3
Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera”, CSIC, Sole i Sabaris s/n, 08028, Barcelona, Es-
paña.

ä Resumen — La Puna es una región volcánica activa que forma parte de la Zona Vol-
cánica Central de los Andes. Contiene tres tipos principales de volcanes: (1) Estratovolcanes:
edificios generados por la acumulación de productos volcánicos durante un período de tiempo
prolongado. Presentan variada morfología desde conos simples a macizos complejos. Sus pro-
ductos, mayormente de composición andesítica y dacítica, consisten en coladas de lava, domos
de lava y en menor medida depósitos piroclásticos. (2) Calderas de colapso: depresiones gen-
eradas por grandes erupciones asociadas al vaciamiento de cámaras magmáticas. Producen
extensos depósitos de flujos piroclásticos (ignimbritas) de composiciones mayormente dacíti-
cas y riolíticas. (3) Conos de escoria y coladas de lava asociadas: producidos por volcanismo
monogenético, de corta duración y escaso volumen; de composiciones mayormente andesitas
basálticas. El volcanismo en la Puna tiene registros a partir de ~26 Ma, cobrando intensidad
desde los ~15 Ma hasta el presente. Entre los ~15-8 Ma se construyeron numerosos estra-
tovolcanes y calderas, principalmente a lo largo de lineamientos transversales NO-SE y en el
borde oriental de la Puna. Entre los ~8-3 Ma el arco volcánico principal se estableció en su
posición actual sobre el borde occidental de la Puna, con el desarrollo de estratovolcanes,
mientras que calderas y centros máficos se generaron en el retroarco. La construcción de
estratovolcanes sobre el arco principal continuó durante el Cuaternario y persiste en la ac-
tualidad. En el interior de la Puna la actividad cuaternaria se limitó a la Puna austral, con el
desarrollo de centros máficos y tres calderas.
Palabras clave: Puna argentina, estratovolcanes, calderas de colapso, conos de escoria,
distribución espacio-temporal del volcanismo.

ä Abstract — “Vocanism”. The Puna is an active volcanic region that is part of the Central
Volcanic Zone of the Andes. Three main types of volcanoes are found in the Puna: strato-
volcanoes, collapse calderas and scoria cones. Stratovolcanoes consist in edifices generated
by the accumulation of volcanic products during a long period of time. They have varied mor-
phologies ranging from simple cones to complex massifs. Their products, mostly of andesitic
and dacitic composition, are lava flows, lava domes and less commonly pyroclastic deposits.
Collapse calderas are depressions generated by large eruptions associated to the evacuation
of shallow magma chambers. They produce extensive pyroclastic flows (ignimbrites) mostly of
dacitic and rhyolitic compositions. Scoria cones and associated lava flows, mainly of basaltic
andesite compositions, are produced by monogenetic volcanism of short duration and small
volume. Volcanism in the Puna has records since ~26 Ma, and it intensified from ~15 Ma to
the present. Between ~15 and 8 Ma many stratovolcanoes and calderas developed, mainly
along transverse NW-SE lineaments and on the eastern Puna boundary. Between ~8 and 3 Ma
the main volcanic arc was established at its present position along the western Puna bound-
ary, with development of stratovolcanoes, whereas calderas and mafic monogenetic centers
were generated in the back-arc. Construction of stratovolcanoes along the main arc continued
during the Quaternary and persists today. In the inner Puna, Quaternary activity was limited
to the southern Puna, with development of mafic monogenetic centers and three calderas.
Keywords: Argentinean Puna, stratovolcanoes, collapse calderas, scoria cones, spatio-
temporal distribution of volcanism.
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 33

INTRODUCCIÓN
Zona Volcánica Central (ZVC) se ubica entre
La subducción de la placa de Nazca por las latitudes 15º y 28ºS y abarca un plateau
debajo del borde occidental de la placa Sud- elevado, con una altura de base promedio
americana resulta en cuatro zonas de volca- de 3.500 msnm, limitado al este y oeste por
nismo a lo largo de los Andes (Figura 1A). La las cordilleras Oriental y Occidental, respec-

Figura 1. A) Mapa de Sudamérica con las zonas volcánicas de los Andes; B) mapa de la
Zona Volcánica Central de los Andes con localización del Altiplano-Puna. En ambos mapas
los triángulos marcan los volcanes considerados activos o potencialmente activos (Siebert et
al., 2010).
34 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tivamente (Figura 1B). Este plateau se deno- morfologías, productos y composiciones. En


mina Altiplano en Bolivia y Perú, y Puna en las Tablas 1 y 2 se listan respectivamente
Argentina y Chile (Figura 1B). estratovolcanes destacados y las calderas
El Altiplano-Puna, construido sobre una reconocidas de la Puna argentina.
corteza continental engrosada de hasta 70 Los productos volcánicos muestran una
km de espesor, muestra volcanismo continuo amplia variedad composicional (Figura 3)
desde ~26 Ma hasta la actualidad. El volca- incluyendo composiciones máficas (pobres
nismo más reciente se concentra a lo largo del en sílice; basaltos, andesitas basálticas), in-
borde oeste del plateau, sobre la Cordillera termedias (contenido en sílice intermedio;
Occidental, formando un arco volcánico ac- andesitas) y félsicas (ricas en sílice; dacitas
tivo (Figura 1B). Al sur de 24,5ºS, este arco y riolitas). La composición de los magmas
discurre aproximadamente en coincidencia condiciona en buena medida la magnitud y
con el límite entre Argentina y Chile, mientras el tipo de erupciones, los depósitos genera-
que hacia el norte se ubica exclusivamente en dos y los edificios volcánicos resultantes. De
territorio chileno y luego sobre el límite entre esta manera, se puede hacer una generaliza-
Chile y Bolivia (Figura 1B). ción, en donde (1) los conos de escoria son
Los depósitos volcánicos de la Puna se el resultado de erupciones de baja explosi-
encuentran sobre un basamento ígneo-meta- vidad y de composiciones basálticas a an-
mórfico neoproterozoico-paleozoico inferior, desíticas; (2) los estratovolcanes se asocian
como así también sobre secuencias sedimen- a erupciones de explosividad intermedia, con
tarias mayormente continentales neopaleo- productos de composición andesítica y da-
zoicas, mesozoicas y terciarias (Figura 2; ver cítica, y (3) las calderas se generan a partir
Hongn et al., en este volumen). Los depósitos de erupciones muy explosivas, con compo-
sedimentarios terciarios tienen una amplia siciones principalmente dacíticas a riolíticas
distribución en la Puna, rellenando cuencas (Figura 3).
intermontanas y en ocasiones intercalados
con depósitos volcánicos; estas cuencas sue- Estratovolcanes
len contener depósitos evaporíticos que for- Los estratovolcanes o volcanes poligené-
man extensos salares (Figura 2). ticos son el tipo de estructura volcánica más
La Puna se puede dividir en Puna norte, abundante en la Puna. Consisten en edificios
donde el basamento más antiguo es Ordo- con relieve positivo producidos por la acu-
vícico, y Puna sur, con basamento mayor- mulación de productos volcánicos emitidos a
mente neoproterozoico-paleozoico inferior partir de uno o más focos y durante un perío-
(ver Hongn et al., este volumen). La zona do de tiempo prolongado (por ende son poli-
de transición entre ambas a los ~24ºS (Puna genéticos, abarcando más de una erupción).
central o transicional) coincide con un linea-
La vida de un volcán poligenético puede du-
miento transversal NO-SE denominado Cala-
rar desde decenas de miles hasta cientos de
ma-Olacapato-El Toro (Figura 2A).
miles de años, pudiendo incluso superar el
millón de años. Su evolución generalmente
TIPOS DE VOLCANES Y SUS
consiste en períodos cortos de actividad in-
PRODUCTOS
tensa separados por períodos prolongados de
El volcanismo en la Puna es abundante, inactividad. Los edificios resultantes tienen
cubriendo buena parte de su extensión. Los alturas que varían entre unos pocos cientos
depósitos volcánicos son los productos de de metros hasta ~2 km y volúmenes desde
tres tipos principales de volcanes: estrato- ~1 a 500 km3 (Tabla 1).
volcanes, calderas de colapso y volcanes mo- Los estratovolcanes de la Puna presentan
nogenéticos (mayormente conos de escoria). una amplia gama de morfologías que van
Cada uno de estos tipos de volcanes presenta desde típicos conos simétricos a enormes
características particulares en cuanto a sus macizos complejos (Figura 4; Tabla 1). Esta
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 35

Figura 2. Mapas geológicos simplificados de la Puna argentina con énfasis en la ubicación


de estratovolcanes, calderas de colapso y volcanismo monogenético. A) (esta página) Sector
norte y central; B) (página siguiente) Sector sur. Los mapas están basados en el mapa de
Schnurr et al. (2006) y en las hojas geológicas del SEGEMAR que abarcan la región (Blasco
et al., 1996; Hongn y Seggiaro, 2001; Zappettini y Blasco, 2001; Coira et al., 2004; Seg-
giaro et al., 2004, 2006).
36 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 37

Figura 3. Diagrama TAS (Le Maitre et al., 1989) con ejemplos de las composiciones de los
distintos tipos de volcanes de la Puna argentina. Se usaron datos de Coira y Kay (1993),
Kraemer et al. (1999), Richards y Villeneuve (2001, 2002), Siebel et al. (2001), Matteini
et al. (2002), Guzmán et al. (2006, 2011), Richards et al. (2006, 2013), Cabrera y Caffe
(2009), Drew et al. (2009), Kay et al. (2010), Folkes et al. (2011), Goss et al. (2011),
Risse et al. (2013) y Presta, Caffe (2014) y Grosse et al. (inédito).

gran diversidad refleja la compleja interac- actividad en una misma zona relativamente
ción de los procesos que actúan durante su restringida. Algunos muestran evidencias de
construcción, tanto agradacionales (acumu- colapso. Un subtipo particular son los conos
lación de productos, migración de actividad) dobles o mellizos. Ejemplos son los volcanes
como degradacionales (erosión, colapso). Socompa, Incahuasi (Figura 4B), Llullaillaco
Siguiendo las clasificaciones en de Silva y (Figura 4C) y Archibarca (Figura 4D).
Francis (1991), Francis (1993) y Grosse et – Macizos: volcanes sin forma cónica, con
al. (2009), se pueden reconocer tres tipos muchos focos eruptivos, ya sea orientados
principales de estratovolcanes: formando cordones alargados o sin orienta-
– Conos simples: volcanes con una mor- ción formando macizos irregulares. Pueden
fología cónica, simetría radial y un único distinguirse macizos compuestos, conforma-
foco eruptivo principal estable (no migra), dos por un edificio relativamente bien de-
lo cual resulta en un único cráter en la cima. finido y macizos complejos, más extensos,
Pueden presentar más de un estadío evolu- conformados por varios edificios. Ejemplos
tivo (pero siempre manteniendo un centro son los volcanes Lastarria, El Cóndor, Falso
eruptivo estable) y focos eruptivos o domos Azufre (Figura 4E) y Ojos del Salado.
secundarios periféricos. Ejemplos son los Los estratovolcanes están sujetos a la ero-
volcanes Tuzgle, Tul-Tul, Aracar y Peinado sión, la cual puede alterar las morfologías
(Figura 4A). originales de manera significativa. La ero-
– Conos compuestos o sub-conos: volcanes sión produce la degradación de los edificios
con una forma cónica a sub-cónica, común- mediante incisión de valles y transferencia
mente elongados. Presentan más de un foco de material hacia abajo, generando una dis-
eruptivo principal debido a una migración de minución progresiva de las pendientes. Los
la actividad, evidenciado por la presencia de bordes de los cráteres se erosionan y son
varios cráteres y/o domos, alineados o con rellenados con ese material hasta desapare-
disposición radial sobre los flancos del edi- cer; los materiales de los flancos se rede-
ficio. Se construyen mediante más de un es- positan en zonas más distales, dando como
tadio evolutivo, con un cambio de foco erup- resultado edificios de menor altura y más
tivo en cada estadio pero manteniéndose la amplios e irregulares; en casos extremos las
38 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Fotografías de estratovolcanes de la Puna. A) Peinado: consiste en un perfecto


cono simple con varios focos eruptivos alrededor de su base que generaron un enjambre de
coladas de lava de andesita basáltica, algunas de las cuales fluyeron dentro de la caldera de
Laguna Amarga; B) Incahuasi: es un cono andesítico con un domo dacítico emplazado sobre
su flanco oriental; los conos de escoria sobre el flanco NE generaron extensas coladas de
lava de andesita basáltica; C) Llullaillaco: es un cono compuesto dacítico que sufrió el colapso
de su flanco oriental, generando un depósito de avalancha con característica morfología mon-
ticulada o hummocky; D) Archibarca: es un cono compuesto del Mioceno superior de relieve
suave, truncado por una caldera; E) Falso Azufre: es un macizo complejo andesítico-dacítico
con numerosos focos eruptivos alineados.
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 39

Tabla 1. Lista de estratovolcanes destacados de la Puna argentina. Datos morfométricos


tomados de Grosse et al. (2009, 2014a, inédito). Núm: Número en Figura 2. J: Jujuy; S:
Salta; C: Catamarca; LR: La Rioja.

formas originales pueden resultar de difícil – Coladas de lava: son el producto más
reconocimiento. Sin embargo, en la Puna las común, generados a partir de erupciones
tasas de erosión son bajas debido al clima efusivas. Tienen la morfología de lenguas
árido registrado desde el Mioceno superior alargadas que descienden por los flancos de
(e.g., Hilley y Strecker, 2005) por lo que las los edificios. Son mayormente de composi-
geoformas originales se logran preservar en ción andesítica o dacítica (Figura 3). Las co-
buena medida. Es así que se pueden obser- ladas andesíticas suelen ser oscuras (Figura
var volcanes de varios millones de años con 4A) mientras que las dacíticas son más claras
formas relativamente bien conservadas (e.g., y de mayor espesor. Los estratovolcanes sue-
Tebenquincho, Beltrán). len mostrar una evolución hacia productos
Los principales productos primarios o más félsicos, con coladas andesíticas como
agradacionales de los estratovolcanes son producto principal y coladas y/o domos
coladas de lava, domos de lava y en menor dacíticos como producto final (Figura 4B).
medida depósitos piroclásticos. Productos se- Las coladas suelen ser del tipo blocky, o en
cundarios o degradacionales se relacionan a bloque, conformados por bloques de varios
colapsos y erosión fluvial y glaciar. decímetros hasta escasos metros. Un tipo de
40 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

colada particular son las coulées (Figura 6E); na eruptiva, piroclastos de tamaño lapilli (64
consisten en coladas muy viscosas, cortas y a 2 mm) y ceniza (< 2 mm), pueden ser
gruesas que pueden considerarse como do- transportados por el viento; cuando pierden
mos que han fluido. capacidad de transporte caen por gravedad,
– Domos: son montículos de lava que de- formando depósitos de caída. Estos depósi-
bido a su elevada viscosidad (que depende tos pueden alcanzar cientos de kilómetros
principalmente de su composición, tempera- de distancia desde el foco eruptivo. En las
tura y contenido en agua y cristales) se acu- proximidades del foco eruptivo se acumulan
mulan alrededor de su punto de erupción en los bloques más grandes y pesados, los cua-
vez de fluir. Son comunes sobre los flancos les son eyectados definiendo una proyección
de estratovolcanes (Figura 4B) donde suelen balística.
ser productos finales. También suelen encon- – Depósitos de avalancha: ocurren por el
trarse asociados a calderas de colapso (ver colapso catastrófico de un sector del edificio
sección 2.2; Figura 5B) o aislados, producto volcánico pudiendo o no estar relacionados
de volcanismo monogenético félsico (ver sec- a actividad eruptiva. Son particularmente
ción 2.3; Figura 6C, D). Tienen formas circu- comunes en la ZVC de los Andes (Francis
lares a ovaladas en planta y pueden alcanzar y Wells, 1988) relacionado posiblemente a
desde decenas de metros a pocos kilómetros que la baja tasa de erosión permite que los
en su eje mayor. Son casi siempre de compo- edificios crezcan desmesuradamente hasta
sición dacítica o riolítica (Figura 3). tornarse inestables. Los colapsos pueden ser
– Depósitos piroclásticos: tres tipos prin- desde pequeños, como el caso del volcán
cipales de depósitos piroclásticos generados Lastarria (Naranjo y Francis, 1987) hasta
a partir de erupciones explosivas se encuen- enormes, removiendo una buena parte del
tran asociados a estratovolcanes: (1) depó- edificio. Las avalanchas se caracterizan por
sitos de flujos de bloques y cenizas: son el recorrer largas distancias, hasta decenas
resultado del colapso gravitacional de un de kilómetros desde la base del volcán. Es
domo. Estas erupciones en general forman común que ocurra actividad agradacional
explosiones dirigidas, sin el desarrollo de co- posterior al colapso, reconstruyendo el edi-
lumnas eruptivas; los depósitos de bloques ficio parcial o totalmente (en este caso no
y cenizas resultantes son en general peque- quedan prácticamente huellas del colapso
ños (< 0,01 km3) y de escasos metros de en el edificio, pero sí en el depósito de la
espesor (< 100 m). Ejemplos de volcanes avalancha). Dos ejemplos espectaculares en
con depósitos de bloques y cenizas son El la Puna son las avalanchas de los volcanes
Morro, Organullo y Rupasca (Petrinovic et Socompa, con movilización de unos 26 km3
al., 1999); (2) depósitos de flujos piroclás- de material hasta 30 km de distancia hacia el
ticos: asociados a erupciones importantes, NO (van Wyk de Vries et al., 2001) y Llullai-
con desarrollo de columnas eruptivas de va- llaco, la cual recorrió 25 km hacia el sureste
rios kilómetros de altura. Ocurren cuando (Richards y Villeneuve, 2001; Figura 4C).
la columna eruptiva colapsa drásticamente – Depósitos de erosión glaciar e hídrica:
formando flujos piroclásticos que son trans- la erosión glaciar es de limitada importancia
portados por gravedad a altas velocidades en la Puna (e.g., de Silva y Francis, 1991);
(cientos de km/h) y a grandes distancias genera incisión de valles en U, glaciares de
(decenas de kilómetros). Los depósitos re- roca y morenas. Un ejemplo de glaciar de
sultantes pueden alcanzar espesores desde roca se encuentra en el Nevado de Acay
decenas hasta cientos de metros. Ejemplos (Martini et al., 2013). La erosión hídrica
de estratovolcanes que generaron flujos pi- produce incisión de valles radiales. El mate-
roclásticos son Tuzgle (Coira y Kay, 1993), rial erosionado se acumula en la base de los
Chimpa (Arnosio, 2010) y Rachaite (Coira edificios generando plataformas de material
et al., 2004); (3) depósitos piroclásticos de suelto. Debido al clima árido son poco co-
caída: los materiales emitidos en una colum- munes los procesos erosivos con abundante
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 41

agua. Sin embargo, se reconocen depósitos cos de caída que suelen preceder a los flujos
de lahares, los cuales se forman por corrien- piroclásticos.
tes fluviales que transportan material suelto El resultado de las erupciones caldéricas
dominantemente volcánico. es la generación de calderas de colapso que
tienen un relieve negativo con perímetros de
Calderas de colapso forma elíptica a circular (Figura 5A-C); en
El Altiplano-Puna es conocido a nivel algunos casos ocurren diversos eventos de
mundial por la concentración de calderas de colapso relacionados a la migración lateral
colapso y los depósitos de flujos piroclásticos de las cámaras magmáticas (y de los colap-
que generan (a los que denominaremos ge- sos) que generan calderas anidadas.
néricamente ignimbritas) (Figura 5). Las cal- Posterior al colapso se pueden generar
deras de colapso son el resultado de grandes mediante un rebote isostático domos intra-
erupciones asociadas al vaciamiento parcial caldera que están formados por las mismas
o casi total de cámaras magmáticas que se ignimbritas acumuladas en el interior de la
encuentran a escasos kilómetros por debajo depresión. Estos domos resurgentes pueden
de la superficie. La mayoría de las calderas alcanzar miles de metros por encima de
andinas se generaron por sobrepresurización la depresión y ubicarse en zonas centrales
de las cámaras magmáticas. En el momento (e.g., caldera del cerro Galán; Sparks et al.,
en el que la presión dentro de la cámara es 1985) o bien en sectores laterales (e.g., cal-
mayor que la presión litoestática (i.e., la pre- dera de Aguas Calientes; Petrinovic et al.,
sión de las rocas que se encuentran por en- 2010) dentro del área deprimida. Algunas
cima de la cámara) se genera la evacuación calderas registran una actividad postcaldera
del magma mediante grandes erupciones y representada por domos de lava (Figura 5C)
consecuente subsidencia de la superficie. Las y/o volcanes pequeños que se concentran
rocas que estaban por encima de la cámara frecuentemente a lo largo del perímetro del
en gran parte caen en el espacio dejado por área colapsada.
la misma (aquí también se depositarán los En todo el Altiplano-Puna se han reco-
piroclastos que no consiguen ser transpor- nocido unas 20 calderas de colapso y se ha
tados fuera de la depresión), mientras que estimado el área cubierta por ignimbritas en
algunas son transportadas dentro de flujos 44.000 km2 (Petrinovic et al., 2010) y un
piroclásticos fuera de la caldera. La mayoría volumen de 11.000 km3 (Kay et al., 2010).
de las calderas andinas generaron columnas La mayor concentración de calderas e ignim-
eruptivas de escasa altura con emisión de britas se encuentra entre los 21-24º S en una
flujos piroclásticos rasantes. Los depósitos región conocida como el Complejo Volcánico
ignimbríticos resultantes se pueden encon- Altiplano-Puna, donde se interpreta que a
trar a varias decenas de kilómetros de las partir de los ~10 Ma se produjo una ‘llama-
calderas, con espesores de cientos de metros rada de ignimbritas’ (de Silva, 1989). Esta
(Figura 5D, E) como en el caso de la caldera región se encuentra mayormente en Bolivia
del cerro Galán (e.g., Sparks et al., 1985). Se y Chile, pero abarca también el extremo NO
caracterizan por estar soldadas, por sus tona- de la Puna argentina.
lidades claras (blanquecinas a rosadas) y por En la Puna argentina se encuentran 10
contener fragmentos de pómez (porciones calderas de colapso confirmadas con ignim-
de magma fragmentado y solidificado con britas asociadas (Tabla 2; Figura 2). Además,
abundantes vesículas) y líticos (de la roca existen varias posibles calderas no confirma-
de caja y otros que recogen los flujos en su das y numerosas ignimbritas sin un centro
recorrido) inmersos en una matriz fina de conocido de erupción que en su mayoría se
tamaño ceniza. Algunas pocas calderas an- estima proceden de calderas no reconocidas
dinas desarrollaron columnas eruptivas de aún, erosionadas o cubiertas. En la Puna
mayor altura generando depósitos piroclásti- norte se encuentran tres calderas que for-
42

Tabla 2. Lista de las calderas de colapso confirmadas de la Puna argentina y sus principales características. Referencias: 1. Ort et al.
(1996); 2. Ort (1993); 3. Soler et al. (2007); 4. Seggiaro et al. (2014); 5. Petrinovic et al. (2010); 6. Riller et al. (2001); 7. Petrinovic
et al. (2005b); 8. Sparks et al. (1985); 9. Folkes et al. (2011); 10. Guzmán y Petrinovic (2010); 11. Guzmán et al., 2011; 12. Mpodozis
et al. (1996); 13. Siebel et al. (2001); 14. Seggiaro et al. (2006); 15. Montero López et al. (2010); 16. Báez et al. (2015); 17. Goss et
al. (2009); 18. Goss et al. (2011). Núm: Número en Figura 2. J: Jujuy; S: Salta; C: Catamarca; LR: La Rioja. max: máximo; min: mínimo;
avg: promedio.
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 43

man parte del Complejo Volcánico Altipla- tromboliana (erupciones de baja a moderada
no-Puna: Coranzulí, Panizos y Vilama (las energía que producen columnas eruptivas <
últimas dos sobre el límite con Bolivia). En 10 km de altura). Al pie de los conos se en-
la Puna central se encuentran dos calderas: cuentran una o más coladas de lava, mayor-
Aguas Calientes y Negra Muerta. En la Puna mente de tipo blocky o aa (con superficies
sur se reconocen cinco calderas: cerro Ga- rugosas).
lán (Figura 5E), Luingo, cerro Blanco (Fi- Los centros monogenéticos félsicos son
gura 5A), Laguna Amarga (Figura 4A, 5B) poco comunes en la Puna. Consisten en do-
e Incapillo (Figura 5C, D). Además, en esta mos de lava (Figura 6C, D) de composición
región existen otras posibles calderas como dacítica o riolítica (Figura 3) de similares
ser Alto Los Colorados, Los Bayos y Laguna características a los que se encuentran aso-
Escondida (e.g., Seggiaro et al., 2006). ciados a estratovolcanes o calderas.
También se reconocen unos pocos cen-
Volcanismo monogenético tros monogenéticos relacionados a la inte-
El volcanismo monogénetico es común racción del agua con el magma (erupciones
en la ZVC de los Andes y en particular en el hidromagmáticas) o bien al calentamiento
retroarco (en el interior de la Puna). Gene- del agua por el magma sin interacción direc-
ra edificios volcánicos pequeños (volúmenes ta (erupciones freáticas). En estos casos se
< 1 km3) producto de uno o pocos pulsos generan maares y anillos de tobas. Algunos
eruptivos ocurridos en un tiempo acotado. ejemplos se encuentran en Tocomar (Petrino-
Este tipo de volcanismo es mayormente má- vic et al., 2005a) y Pasto Ventura (Filipovich
fico (Figura 6A, B) y menos comúnmente et al., 2014).
félsico (Figura 6C-E).
Los centros monogenéticos máficos con- D I S T R I B U C I Ó N E S PA C I A L Y T E M P O R A L
sisten en uno o más conos de escoria (o ra- DEL VOLCANISMO EN LA PUNA
ramente conos de aglutinados) y coladas de El volcanismo en la ZVC registra migra-
lava asociadas (Figura 6A, B). Comúnmente ciones y/o propagaciones perpendiculares al
se encuentran alineados sobre fallas profun- arco a través del tiempo y se distribuye en
das que permitieron el ascenso de magmas forma segmentada a lo largo del arco y a lo
desde el manto. Pueden intruir diversos ti- largo de lineamientos transversales NO-SE.
pos de rocas y a veces se encuentran sobre A continuación se presenta una breve sínte-
los flancos de estratovolcanes (Figura 4B). sis de la distribución espacio-temporal del
La composición de estos centros es mayor- volcanismo en la Puna argentina. Compila-
mente andesita basáltica y andesita (Figura ciones más extensas se pueden encontrar en
3); muy pocos clasifican como verdaderos Coira et al. (1993), Trumbull et al. (2006),
basaltos debido a la asimilación de roca de Kay y Coira (2009), Kay et al. (2010) y Guz-
caja por parte de estos magmas al atravesar mán et al. (2014).
la corteza engrosada de la Puna. Se encuentran registros de volcanismo en
Los conos de escoria suelen ser conos la Puna desde el Oligoceno superior (~26
simples, con diámetros entre 0,3 y 2 km y Ma). Sin embargo, durante el Oligoceno su-
alturas entre 40 y 300 m, con un cráter com- perior y Mioceno inferior (~26-18 Ma) la
pleto o abierto (en herradura). En ocasiones actividad volcánica se concentró al oeste del
se encuentran conos múltiples, alargados y arco actual, en Chile, por lo que en la Puna
con varios cráteres solapados. Los conos argentina existen escasos registros de volca-
están compuestos por escoria (pómez de nismo de esta edad. Los mismos consisten
composición máfica), bombas (fragmentos mayormente en depósitos volcánicos-sedi-
de roca volcánica densa y fusiforme > 64 mentarios, en donde no se reconocen restos
mm) y ceniza (partículas < 2 mm), mate- de edificios volcánicos, como por ejemplo los
riales producidos por erupciones de tipo es- complejos Quebrada del Agua, al oeste del
44 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 5. Fotografías de calderas de colapso e ignimbritas de la Puna. A) La caldera de Cerro


Blanco es la caldera más joven de la Puna; B) pared nor te de la enorme caldera Laguna
Amarga, la cual generó la extensa ignimbrita de igual nombre; en el horizonte se encuentran
los volcanes Colorados y Vallecito; C) la pequeña caldera Incapillo contiene un domo postcal-
dera en su interior; D) afloramiento de la ignimbrita Incapillo; E) la ignimbrita Cerro Galán fue
generada por la mayor caldera de la Puna Sur.
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 45

salar de Arizaro (Zappettini y Blasco, 2001) sarrollo de estratovolcanes (e.g., Rachaite,


y Pirurayo, al este de la laguna Pozuelos Orosmayo; Coira et al., 2004), complejos de
(Caffe et al., 2002). El complejo volcánico domos (e.g., Pairique; Caffe et al., 2007) y
Cori, al sur del salar de Arizaro (Zappetti- principalmente tres calderas de colapso que
ni y Blasco, 2001) y el cerro León Muerto, produjeron enormes volúmenes de ignimbri-
sobre el límite con Chile (Trumbull et al., tas: Panizos (e.g., Ort, 1993), Vilama (e.g.,
1999) consisten en remanentes de edificios Soler et al., 2007) y Coranzulí (e.g., Seggiaro
volcánicos de ~20 Ma. A fines del Mioceno et al., 2014).
inferior (~18-16 Ma), en la Puna norte se Hacia finales del Mioceno y durante el
emplazaron pequeños domos e ignimbritas Plioceno (~8-3 Ma) el arco volcánico prin-
(Caffe et al., 2002). En la zona central de la cipal migró hacia el este (e.g., Goss et al.,
Puna, a los 17 Ma comenzó el primer ciclo 2013) y se estableció en su posición actual
eruptivo de la caldera Aguas Calientes (Pe- sobre el borde occidental de la Puna. Nume-
trinovic et al., 2010). rosos estratovolcanes se desarrollaron sobre
Durante el Mioceno medio a superior el arco principal, al oeste del salar de Arizaro
(~15-8 Ma) el arco volcánico principal per- (e.g., cerros Salín y de la Carpa; Zappettini y
sistía al oeste del arco actual aunque hubo Blasco, 2001), en la región de la laguna Pe-
una importante expansión del volcanismo dernal (Richards et al., 2013), en la zona del
hacia el interior de la Puna con formación paso San Francisco (e.g., cordillera de San
de numerosos estratovolcanes y calderas de Buenaventura, Vallecito, Tridente; Seggiaro
colapso. La mayor concentración de estrato- et al., 2006) y en el extremo sur de la Puna
volcanes de este periodo se encuentra en la (e.g., Pissis, Bonete Chico, Veladero; Goss et
Puna sur a lo largo del lineamiento Antofa- al., 2013). En la Puna norte también hubo
lla en donde se desarrollaron varios grandes desarrollo de estratovolcanes en las zonas
edificios, entre ellos Antofalla, Tebenquin- limítrofes con Chile y Bolivia (e.g., Poquis,
cho, Beltrán y Archibarca (e.g., Kraemer et Zapaleri, Tinte; Coira et al., 2004). Además,
al., 1999; Richards et al., 2006). Sobre el durante el Plioceno se formaron dos grandes
lineamiento Calama-Olacapato-El Toro, la calderas: Laguna Amarga (e.g., Siebel et al.,
actividad principal se registró algo más tar- 2001; Seggiaro et al., 2006) en la Puna sur y
de, a partir del Mioceno superior y hasta el La Pacana (Lindsay et al., 2001) en la Puna
Plioceno (~10-5 Ma), con el desarrollo de norte (en territorio chileno). Durante este
los estratovolcanes Rincón, Tul-Tul, del Me- tiempo también hubo una destacada produc-
dio, Pocitos y Quevar (Petrinovic et al., 1999; ción de volcanismo monogenético máfico,
Matteini et al., 2002), como así también el tanto en la Puna norte (e.g., cerro Morado,
segundo ciclo de la caldera Aguas Calientes cerro Bitiche, cerros Negros de Jama, El
(Petrinovic et al., 2010) y la caldera Negra Toro; Cabrera y Caffe, 2009; Presta y Caffe,
Muerta (Petrinovic et al., 2005b). Durante 2014; Maro y Caffe, 2017) como también en
este tiempo también fue importante la acti- la Puna sur (mayormente en la región del
vidad sobre el borde oriental de la Puna con salar de Antofalla; e.g., Risse et al., 2008).
la formación del Complejo Volcánico Vicuña El volcanismo cuaternario (< 2,58 Ma) es
Pampa (e.g., Guzmán et al., 2017), la cal- abundante sobre todo en el margen occiden-
dera Luingo (Guzmán y Petrinovic, 2010) y tal de la Puna, a lo largo del arco volcánico,
los domos El Morro, Organullo y Rupasca con el desarrollo de estratovolcanes. La dis-
(Petrinovic et al., 1999). tribución de los mismos es segmentada. En
En la Puna norte, los registros del Mioce- territorio argentino, la región de mayor con-
no medio son escasos, limitados al estrato- centración de estratovolcanes cuaternarios es
volcán Chimpa (Arnosio, 2010) y a pequeños la zona del paso San Francisco, a los ~27ºS,
complejos de domos (Caffe et al., 2002). En destacándose los volcanes Sierra Nevada, El
cambio, durante el Mioceno superior hay un Cóndor, Peinado, Falso Azufre, Incahuasi y
importante aumento de actividad con el de- Ojos del Salado (e.g., González-Ferrán et
46 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 6. Fotografías de volcanismo monogenético máfico y félsico en la Puna. A) Conos de


escoria y sus coladas de andesitas basálticas al sur del volcán Peinado; B) cono de escoria
al sur de Antofagasta de la Sierra; C) domo dacítico Cerro Torta; D) pequeño domo dacítico
al este del volcán Falso Azufre; E) coulée dacítica del volcán Falso Azufre.
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 47

al., 1985; Seggiaro et al., 2006; Grosse et rabilidad y de la exposición. Como la Puna
al., 2014b). Un segundo grupo de volcanes es una zona que tiene muy escasa densidad
cuaternarios se ubica a los ~25ºS, donde se poblacional es evidente que la peligrosidad
encuentran los volcanes Escorial, Lastarria, volcánica es mucho más importante que el
Cordón del Azufre y cerro Bayo Gorbea (e.g., riesgo volcánico.
Naranjo, 1992; Richards y Villeneuve, 2002). Siebert et al. (2010) listan 37 volcanes
Al norte de este grupo se encuentran los vol- activos o potencialmente activos en el sector
canes cuaternarios Llullaillaco (Richards y sur de la ZVC, entre las latitudes 22º y 28º S
Villeneuve, 2001), Socompa (e.g., van Wyk (Figura 1B); 19 de estos se encuentran total
de Vries et al., 2001) y Aracar (Koukharsky o parcialmente en la Puna argentina (Tabla
y Etcheverría, 1997) en territorio argentino; 1; Figura 2). Sin embargo, la mayoría de es-
más al norte, el arco volcánico continúa en- tos no registra actividad histórica, siendo el
teramente en Chile. volcán Láscar (en territorio chileno) el único
Además de la actividad sobre el arco, volcán regularmente activo. En la Puna ar-
durante el Cuaternario se generaron abun- gentina, el volcán Llullaillaco registra tres
dantes centros monogenéticos máficos en el posibles erupciones en el siglo XIX, mientras
retroarco de la Puna sur, especialmente en la que los volcanes Aracar y Ojos del Salado
zona de Antofagasta de la Sierra (e.g., Risse registran pequeñas erupciones no confir-
et al., 2008; Báez et al., 2017); también en madas en 1993. Por su parte, se reconoce
la zona de Pasto Ventura (e.g., Filipovich et actividad fumarólica persistente en los vol-
al., 2014), sobre el borde oriental de la Puna canes Ojos del Salado, Lastarria y Socompa.
(e.g., Guzmán et al., 2006) y en la zona de Además, estudios recientes de interferome-
transición entre la Puna sur y norte (e.g., tría radar han detectado dos centros volcá-
Deruelle, 1991). En esta última zona se de- nicos con deformación superficial: la zona
sarrolló el volcán Tuzgle, único estratovolcán del volcán Lastarria y el Cordón del Azufre
cuaternario ubicado en el retroarco (Coira y registra levantamiento a un ritmo de unos
Kay, 1993). En la Puna sur se registró ade- 2,5 cm/año, relacionado con el crecimiento
más una actividad explosiva muy importante de una cámara magmática (e.g., Froger et
representada por tres calderas con genera- al., 2007), mientras que la caldera de cerro
ción de ignimbritas y domos asociados: ce- Blanco registra subsidencia (e.g., Pritchard
rro Galán (e.g., Sparks et al., 1985; Folkes et y Simons, 2004), posiblemente relacionada
al., 2011), cerro Blanco (e.g., Seggiaro et al., con el reacomodamiento del terreno luego
2006; Montero López et al., 2010; Báez et de la última erupción ~5000 años AP (e.g.,
al., 2015) e Incapillo (e.g., Goss et al., 2009). Montero López et al., 2010).
En cambio, no se registra actividad volcánica El riesgo volcánico en la Puna es de poca
cuaternaria en la Puna norte. relevancia y en los últimos siglos ha consisti-
do únicamente en la caída de escasos milíme-
tros de ceniza en zonas pobladas, como por
PELIGROSIDAD
ejemplo los producidos por el volcán Láscar.
Y RIESGO VOLCÁNICO
Sin embargo, estudios arqueológicos-volcá-
El impacto que tienen las erupciones nicos muestran que la actividad volcánica de
volcánicas se puede medir en relación a su la caldera de cerro Blanco tuvo impacto en
peligrosidad y al riesgo volcánico. La pe- la dinámica fluvial y consecuentemente en
ligrosidad es la probabilidad de que una las fuentes de agua para las actividades hu-
erupción volcánica ocurra en una dada área manas, lo que podría haber condicionado la
geográfica en un tiempo determinado. Por ocupación de las poblaciones aborígenes en
otro lado, el riesgo es la magnitud de las pér- las zonas de los valles de Chaschuil y Fiam-
didas generadas por una erupción y depende balá durante los 8000-4100 años AP (Ratto
de la peligrosidad del volcán, de la vulne- et al., 2013).
48 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

AGRADECIMIENTOS tributions to Mineralogy and Petrology,


113: 40-58.
Se agradece a los proyectos del Conse- Coira B., Kay S., Viramonte J. 1993. Up-
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52 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä El volcán Tuzgle: un proyecto para la obtención de


energía geotérmica
Coira, Beatriz
INECOA-CONICET, Instituto de Geología y Minería, Av. Bolivia 1661, S. S. de Jujuy, Argentina.
Email: bcoira2015@gmail.com

La energía geotérmica es una energía tantes de la región y cuyas aguas termales


renovable que se obtiene mediante el apro- brindan al viajero la posibilidad de disfrutar
vechamiento del calor natural del interior de un baño al pie de su majestuosa silueta.
de la tierra que se transmite a través de los El aprovechamiento del calor acumulado en
cuerpos de roca caliente o reservorios por los sistemas geotérmicos es técnicamente
conducción y convección, donde tienen lugar viable a través de perforaciones que alcan-
procesos de interacción de fluidos y rocas, cen el reservorio adonde se encuentra el va-
dando origen a los sistemas geotérmicos. El por o agua caliente. Dicho fluido es condu-
interior de la Tierra está caliente y la tem- cido desde el reservorio hacia la superficie
peratura aumenta con la profundidad. Las e inyectado en una turbina la que girando
capas profundas están a temperaturas ele- mueve un generador que produce electrici-
vadas y, a menudo, a esa profundidad hay dad. De este modo el campo geotérmico del
capas freáticas en las que se calienta el agua: Tuzgle podrá ser utilizado para la generación
al ascender, el agua caliente o el vapor pro- de energía eléctrica mediante la instalación
ducen manifestaciones en la superficie, como de una planta diseñada acorde a las carac-
los géiseres o las fuentes termales. terísticas del recurso y las necesidades de
Actualmente, el progreso en los métodos desarrollo.
de perforación y bombeo permiten explotar El proyecto de aprovechamiento geotér-
la energía geotérmica en numerosos lugares mico del volcán Tuzgle se inició en 1980
del mundo. Este es el caso del volcán Tuzgle con trabajos exploratorios de Aquater, los
(Figura 1), ubicado en la altiplanicie de la que fueron sucedidos por numerosos estu-
Puna, distante 75 km de la localidad de Sus- dios en los que participaron la Dirección
ques (Jujuy) y a 45 km de San Antonio de Provincial de Minería y Recursos Energé-
los Cobres (Salta). A él se asocia un campo ticos de Jujuy, la Dirección de Energía de
geotérmico que es uno de los más impor- Jujuy, la Secretaria de Minería de la Nación,

Figura 1. Volcán Tuzgle. Izquierda, fotografía tomada desde la base. Derecha, imagen satelital
tomada de Google Earth® (2017).
B. Coria: El volcán Tuzgle: un proyecto para la obtención de energía geotérmica 53

la Universidad Nacional de Jujuy, el Centro L I T E R AT U R A C I TA D A


Regional de Energía Geotérmica del Neu- Aquater. 1980. Exploración geotérmica del
quén, Hidroproyectos S.A.-Setec S.R.L.-Ce- área del cerro Tuzgle, provincia de Ju-
pic S.C., 1984,87/88; Cregen, 1988; Coira, juy, República Argentina. Estudio de
1990, 1995; Área Geofísica Eng. S.A., 2015. Prefactibilidad. Secretaría de Estado de
Minería, Jujuy, 210 pp. (inédito).
A través de ellos se definió el modelo geotér- Hidroproyectos S.A.-Setec S.R.L.-Cepic S.C.
mico preliminar y se encuentra a la espera 1984, 1987, 1988. Estudio de la se-
de la ejecución de un plan de perforaciones gunda fase de prefactibilidad geotérmica
exploratorias para ingresar en la etapa de del área denominada Tuzgle, Depar ta-
factibilidad. En esta se planea cuantificar el mento Susques, Jujuy (inédito).
Cregen. 1988. Estudio geotérmico del área
recurso y realizar el estudio de impacto am- Tuzgle-Tocomar-Pompeya. Centro Regio-
biental, para finalmente diseñar el sistema nal de Energía Geotérmica del Neuquén,
de conversión de energía y evaluar la facti- Neuquén, 66 pp. (inédito).
bilidad técnico-económica. Coira B. 1990. Informe preliminar sobre el
En el volcán Tuzgle confluye además el programa de per foraciones a fin de
determinar gradientes de temperatura
potencial desarrollo turístico dada la calidad en el área del Cerro Tuzgle. Dirección
de sus aguas termales que podrían ser uti- Provincial de Minería y Recursos Ener-
lizadas para el desarrollo de un centro de géticos de Jujuy- Universidad Nacional
bañoterapia y las actividades de montañismo de Jujuy- Dirección de Energía de Jujuy,
que incluyen el ascenso hasta su cumbre de 55 pp. (inédito).
Coira, B., 1995. Cerro Tuzgle Geothermal
5.486 metros donde gozar de su paisaje, si Prospect, Jujuy, Argentina. Proceedings
bien árido, pero de una espectacular belleza. of the World Geothermal Congress, 2:
Todo esto deberá ser acompañado de medi- 1161-1165.
das dirigidas a proteger el equilibrio natural Área Geofísica Eng. S.A. 2015. Prospección
del medio ambiente. geoeléctrica mediante sondeos eléctri-
cos verticales. Proyecto geotérmico vol-
cán Tuzgle, departamento de Susques,
Provincia de Jujuy.
54 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

03 ä Paleoecología del Cuaternario tardío de la


Puna del Noroeste argentino
Lupo, Liliana 1*; Julio Kulemeyer 2; Gonzalo Torres, 1; Brenda Oxman 3;
Karsten Schittek 4
1
Laboratorio de Palinología, Facultad de Ciencias Agrarias, UNJU. Instituto de Ecorregiones Andinas
(INECOA-CONICET). Alberdi 47, (4600) Jujuy. lupolc@yahoo.com.ar
2
Facultad de Ingeniería/Agrarias, UNJU. Instituto de Ecorregiones Andinas (INECOA-CONICET). M.
Palanca 10, (4600) Jujuy.
3
CONICET – Universidad de Buenos Aires. 25 de Mayo 217, 3 piso, (C1002) CABA.
4
Instituto de Geografía, Universidad de Heidelberg. Im Neuenheimer Feld 348. D-69120 Heidelberg.

ä Resumen — Presentamos una síntesis de investigaciones paleoambientales para el Cua-


ternario tardío en la Puna, basada en 15 archivos de registros polínicos distribuidos entre
22º-27º S y 65º-67º W, en un gradiente ambiental noreste-suroeste, que corresponden a
ambientes de sedimentación y preservación de lagos, paleolagos, vegas altoandinas y fluviales
en valles intermontanos. Presentan cronologías de 14 C (escalas de milenios y siglos) y 210Pb
(escalas decádicas). La mayoría posee datos multiproxis: Bioindicadores (carbón vegetal, ma-
crorrestos vegetales y animales, diatomeas) y Geoindicadores (sedimentológicos, geoquímica,
mineralogía, isotopos estables). En los archivos del Pre-LGM (Último Máximo Glacial) y Tardi-
glacial (29.000 a 25.000 años cal AP y 18.000 a 11.700 años cal AP, respectivamente), de
la Cordillera Oriental, se observan mayores aportes de polen de árboles del bosque montano
de Yungas, debido a la intensificación de la circulación atmosférica y brisas de valle. Para el
Holoceno temprano (11.700 a 9.000-8.300 años cal AP) se observan tendencias al incre-
mento de la humedad y temperatura, con predominio de pastizales en los ambientes puneños
y altoandinos. El Holoceno medio (9.000-2.000 años cal AP) es caracterizado como fase más
seca, con incremento de estepas arbustivas, que alternan con episodios de humedad marcada
y asociaciones polínicas indicadoras de disturbio antrópico. Durante Holoceno tardío (2.000
años cal AP a la actualidad), los registros evidencian las variaciones ambientales de escala
submilenial, como la Anomalía Climática Medieval y la Pequeña Edad de Hielo, y pautas de
uso y manejo antrópico del paisaje, especialmente el impacto de sobrepastoreo y el deterioro
de los recursos hídricos.
Palabras clave: Puna, bioindicadores; geoindicadores; polen.

ä Abstract — “Late Quaternary paleoecology of the northwest Argentine Puna”. A synthesis


concerning the Late Quaternary of the Puna is presented, including 15 palynological archives
distributed between 22º-27º S and 65º-67º W, over an environmental northeast-southwest
gradient corresponding to sedimentation and preservation of lakes, palaeolakes, high Andean
peatlands and inter-mountain valley deposits. All these provide chronologies with 14C (millennial
and century scales) and 210Pb (decadal scales). Most of them offer multiproxy data: bioindi-
cators (pollen, charcoal, plant and animal macrorest, diatoms) and geoindicators (sediments,
geochemistry, mineralogy, stable isotopes). Sequences of the Pre-LGM and the Lateglacial
(29.000 -25.000 years cal BPand 18.000-11.700 years cal BP) in the Eastern Cordillera of
the Andes are characterized by higher contributions of tree pollen from Yungas Mountain For-
est evidencing the enhanced atmospheric circulation (valley breeze), an increase of moisture
from easterly winds, with displacements of geoecological belts. For the Early Holocene (from
11.700 to 9.000-8.300 yearscal BP) trends in the increase of moisture and temperature
are observed, with the predominance of grassland in Puna and High Andean environments.
The Middle Holocene (9.000-2.000 yearscal BP) is characterized by a drier period showing
the increase of the Puna shrub steppes alternating with noticeable wet episodes and the
presence of pollen assemblages that indicates human disturbance. During the Late Holocene
(from 2.000 to present), high-resolution records evidence environmental variations due to
climate oscillations (Medieval Warm Period and Little Ice Age) as well as landscape use pat-
terns and management, particularly the impact of overgrazing and the loss of resources as
fresh water.
Keywords: Puna, Bioindicators, Geoindicators, Pollen.
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 55

INTRODUCCIÓN al., 1998; Schäbitz y Liebricht, 1998; Veit,


La paleoecología, para el Cuaternario tar- 1995).
dío, tiene entre sus desafíos dilucidar si los Los registros paleoclimáticos del Pleis-
cambios observados en los ecosistemas de toceno Superior de las zonas tropicales y
alta montaña, son el resultado del impacto subtropicales de los Andes (e.g. Clark et al.,
humano, de la dinámica propia del ecosis- 2009; Zech et al., 2009), están restringidos
tema, de las variaciones en los factores am- a unos pocos sitios y las interpretaciones son
bientales —destacando fundamentalmente controversiales. Por ejemplo, en el Altiplano
al clima— o de las combinaciones de estas boliviano, diversas investigaciones sugie-
variables en el pasado (Lupo et al., 2006). ren que el periodo de transición al Último
Por otra parte, surge la necesidad de com- Máximo Glacial (LGM, 26.000-22.000 años
prender en qué medida las perturbaciones cal AP/22.000-18.000 años cal AP), se trató
inducidas por el hombre alcanzan niveles de una fase climática fría y húmeda con va-
riaciones regionales de la disponibilidad de
que podrían afectar severamente los am-
humedad que se asociaron a la circulación
bientes a largo plazo. A esta complejidad se
atmosférica, mayor insolación y forzantes
suma la escasez de series de datos y cono-
precesionales vinculados a la rotación del
cimientos sobre la dinámica natural de los
eje de la tierra (Garreaud et al., 2003; Fritz
ecosistemas puneños.
et al., 2004; Placzek et al., 2006; Gosling
Este capítulo tiene como objetivo presen-
et al., 2008). Los registros del lago Titicaca
tar el estado de avance de las investigacio-
señalan un aumento del nivel de agua y des-
nes paleoecológicas del Cuaternario tardío
censo de la “Puna Brava”, caracterizada por
de la Puna y áreas aledañas, basados en da-
muy escasa vegetación, con dominancia de
tos polínicos y de otros proxis. Se integra la
gramíneas en mata a los ca. 21.500 años cal
información en una síntesis regional, sobre
AP (Baker et al., 2001, Paduano et al., 2003,
la base 15 sitios del NOA, ordenados por su
Tapia et al., 2003). En el salar de Uyuni, se
cronología y las tendencias en la vegetación
destacan diferentes ciclos lacustres, siendo el
(asociaciones polínicas).
ciclo Sajsi (entre 24.000 y 20.500 años cal
AP) contemporáneo al LGM (Placzek et al.,
PA L E O C L I M A S
2006; Blard et al., 2011).
El Sistema Monzónico Sudamericano En la región del salar de Atacama se for-
(SAMS: “South American Monsoon System”) mó un lago perenne entre 26.700 y 16.500
es el principal responsable del notable in- años cal AP, bajo condiciones de mayor hu-
cremento de las precipitaciones que ocurren medad que las actuales (Bobst et al., 2001),
durante el verano austral (Zhou y Lau, 1998; posiblemente por aumento de precipitacio-
Vera et al., 2006; Garreaud et al., 2009; Vui- nes convectivas durante el verano austral
lle et al., 2012). El SAMS no sólo controla (Ammann et al., 2001). Por otra parte, en la
la precipitación de las regiones intertropi- misma región, los registros de macrorrestos
cales del continente (i.e., Amazonia), sino vegetales y sedimentarios señalan aumento
también las extra-tropicales (i.e., NO argen- de aridez (Betancourt et al., 2000) y condi-
tino, Llanura Chacopampeana), afectando ciones secas alrededor de 22.000 años cal AP
amplias regiones localizadas hacia el E-NE (Grosjean et al., 2001). Estas discrepancias
de la Diagonal Árida Sudamericana (una podrían vincularse a distintas causas, como
franja continua de clima y vegetación árida la resolución temporal de los registros o la
que atraviesa diagonalmente el continente omisión de discontinuidades estratigráficas.
en sentido SE-NO). En este marco, los des- En el NOA se produce un descenso de
plazamientos de los pisos geoecológicos en temperatura similar al registrado en el Al-
la Diagonal Árida, constituyen una eviden- tiplano boliviano, sin evidencias glaciarias
cia sobre el comportamiento de los sistemas para este momento en la sierra de Santa Vic-
climáticos (Garleff et al., 1991; Messerli et toria, pero con expansión del piso periglacial
56 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

hasta unos 700 m por debajo de su límite na, Patagonia), hay pocas reconstrucciones
actual (Zipprich et al., 2000). climáticas y ambientales de alta resolución
Durante los periodos fríos del Pre-LGM en el NO argentino (Valero-Garcés et al.,
(29.000 a 25.000 años cal AP) y Tardigla- 2000, 2003; Lupo et al., 2006; Morales et
cial (18.000 a 11.700 años cal AP), hay au- al., 2015; Schittek et al., 2016, Flantua et al.,
mentos significativos de polen de especies 2016, Morales et al., en este volumen).
arbóreas del Bosque Montano de Yungas en También es poco conocida la dinámica
la Cordillera Oriental. A partir del Tardigla- de los ecosistemas naturales en zonas con
cial continuaron episodios de humedad y una larga historia de uso de la tierra. En este
se registra la presencia de fauna extinta, el sentido, desde la arqueología, en las últimas
caballo americano (Hippidion sp.) en las ca- décadas se enriqueció la visión de la relación
beceras del río Grande de Jujuy; comienza a hombre/ambiente. Esta apunta a definir los
predominar la estabilidad geomorfológica en procesos del ambiente físico, en términos
la región, que convierte a los ríos y arroyos ecológicos, como una matriz de interacción
en “oasis”, aprovechados por las culturas de con el sistema socioeconómico, que se ob-
cazadores y recolectores (Fernández, 1984, serva en las actividades de subsistencia y
1984-1985; Fernández et al., 1991). patrones de asentamiento de las sociedades
Para el Holoceno, Tchilinguirian et al. humanas (Butzer, 1971, 1982). El periodo
(2014) reconocen que el volumen de la in- de cazadores recolectores y comienzos de
formación disponible para la región tropical la domesticación en la Puna jujeña, está
andina ha aumentado, lo que permite trazar altamente documentado (Kulemeyer et al.,
tendencias paleoambientales generales a ma- 1999; Yacobaccio, 2012, 2013), así como la
croescala. Sin embargo, las discrepancias en- evolución de los sistemas agropastoriles pre-
tre los registros y situaciones particulares en hispánicos (Albeck, 2001, 2010).
respuesta a los grandes cambios climáticos, se Este trabajo presenta una síntesis de re-
observan en varias localidades de las dos ver- gistros paleoambientales documentados, de
tientes de los Andes (Grosjean, 2001; Latorre fuente palinológica, con datos multiproxys
et al., 2002, 2003, 2006; Rech et al., 2002, para el Cuaternario tardío de la Puna del
2003; Servant y Servant-Vildary, 2003; Qua- NOA y sectores limitantes (Figura 1, Tabla
de et al., 2001). Los datos disponibles en la 1). Se discuten casos de estudios, mostrando
Puna argentina (Markgraf, 1985; Lupo, 1998; el estado del conocimiento de estas investi-
Valero-Garcés et al., 2000; Grana y Morales, gaciones en la región.
2005; Yacobaccio y Morales, 2005; Tchilin-
guirian, 2009; Morales, 2011; Oxman, 2015), A M B I E N T E S D E S E D I M E N TA C I Ó N
parecen compartir rasgos climáticos a escala Y P R E S E R VA C I Ó N
regional, con el Holoceno temprano y tardío
más húmedo y el Holoceno medio, más seco Los ambientes del Cuaternario tardío de
(Thompson et al., 1995, 1998, 2000; Bradbury la Puna, recibieron inicialmente aportes de
et al., 2001; Ramírez et al., 2003). distintas líneas de investigación, tales como
Durante el Holoceno tardío, y particular- la geomorfología, sedimentología y la pa-
mente para el último milenio, es escaso el linología (Gerold, 1983; Fernández, 1984;
conocimiento del comportamiento del SAMS Igarzabal, 1984; Markgraf, 1985; Brunotte
durante eventos climáticos globales como la et al., 1988; Fernández et al., 1991; Garleff
Anomalía Climática Medieval, que compren- et al., 1991; 2005; Kulemeyer y Lupo 1998;
de entre 1000 y a 650 años cal AP y la Pe- Lupo, 1998; Kulemeyer et al., 1999; Schäbi-
queña Edad de Hielo, entre 600 y 100 años tz, 2000, entre otros). Los mismos se concen-
cal AP (Villalba, 1994; Piovano et al., 2009; traron en las depresiones endorreicas, turbe-
Bird et al., 2011; Vuille et al., 2012). En ras y valles andinos como principales medios
contraste con otras regiones de Sudamérica sedimentarios. La dinámica de actividad y
(por ej., Altiplano, Llanura Chacopampea- estabilidad geomorfológica, se vincula a la
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 57

circulación atmosférica a escala regional, en factor más relevante para explicar los cam-
un sector de los Andes con topografía com- bios en el paisaje, sin dejar de considerar la
pleja y geológicamente muy activo. En ese incidencia limitada espacial y/o temporal-
contexto, las variaciones del clima durante mente, de la neotectónica y recientemente,
el Cuaternario, constituyeron, en general, el de la influencia antrópica.

Figura 1. Mapa de ubicación de los sitios con archivos palinológicos del Cuaternario tardío en
el noroeste argentino. Fuente: Brown et al., 2006. Los números corresponden a la Tabla 1.
58 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1. Sitios seleccionados por sus cronologías para el Cuaternario tardío del NOA. Todos
poseen reconstrucciones polínicas (P) de las comunidades vegetales y diferentes proxis según
el caso de estudio: C = Carbón vegetal, V = Macrorrestos vegetales, Z = Macrorrestos ani-
males, P = Paleovertebrados, S = Sedimento, I = Isótopos estables, M = Mineralogía, G =
Geoquímica, A = Arqueología.

Sitio / Localización (paleoambiente) Edad ka cal (proxis) Fuentes

1. Yavi / 22º07’S; 65º28’W. 3300 msnm (Fluvial y vega) 9,5-2,5 y 0,5-0 (P, S, M, A) Lupo, 1998; Schäbitz et al., 2001;
Kulemeyer, 2005
2. Tres Lagunas / 22º12’S; 65º07’W. 4400 msnm (Laguna) 18,2-11,9 (P, S) Schäbitz, 2000;
Schäbitz et al., 2001
3. Laguna Pululos / 22º34’S; 66º47’W. 4500 msnm (Laguna) 1,4-0 (P, S, D) Lupo et al., 2007;
Morales et al., 2015
4. Abra de la Cruz / 22º40’S; 65º20’W. 4430 msnm (Laguna) 17,3–9,5 (P, S) Schäbitz, 2000;
Schäbitz et al., 2001
5. Coranzuli / 22° 58’ S; 66º21’W. 4000 msnm (Vega) 2,5-0 (P, S, V, Z) Stinnesbeck, 2014
6. Barro Negro / 23ºS; 65º37’W. 3820 msnm (Fluvial y vega) 14,5-10,2 (P, S, I, V, A) Fernández et al., 1991
7. Laguna Blanca 23º09’S; 65º12’W. 4260 (Laguna) 29–25,5 (P, S) Torres et al., 2016
8. El Aguilar / 23º10’S; 65º40’W. 4000 (Vega) 10-0 (P, S) Markgraf, 1985
9. Barrancas / 23º18’S; 66º05’W. 3660 msnm (Fluvial, vega) 6,5-4 (P, S, D) Oxman, 2015
10. Lapao 2 y 5 / 23º23’S; 66º21’W. 3670 (Fluvial, vega) 9,4–7,3 y 0,5-0 (P, S, D) Oxman et al., 2013, 2016; Tchilin-
guirian et al., 2014; Oxman, 2015
11. Pastos Chicos / 23º40’S; 66º25’W. 3780 msnm (Fluvial, vega) 9,5-7 (P, S, D) Oxman y Yacobaccio, 2014;
Oxman, 2015
12. Yala / 24º06’S; 65º30’W. 2100 msnm (Laguna) 1,8-0 (P, S, G, C, M) Lupo et al., 2006
13. Vega Tuzgle / 24º09’S; 66º24’W. 4350 msnm (Vega) 2,1-0 (P, S, C, V, Z, I, G) Schittek et al., 2016
14. El Infiernillo / 26º45’S; 65º45’W. 3000 msnm (Fluvial, Vega) 2,1–0,6 (P, S) Garralla, 2003
15. Laguna Cotagua / 27º03’S; 66º48’W. 2350 msnm (Laguna) 6,5–0 (P, S) Kulemeyer et al., 2013

Los archivos presentados corresponden a depósitos orgánicos, con aportes clásticos


secuencias polínicas de humedales (Izquier- subordinados.
do et al., en este volumen) como lagunas, Aguas abajo, en los valles predominan los
vegas y valles fluviales en diferentes con- depósitos de materiales finos fluviales, con
textos naturales y antrópicos, ubicados en interestratificaciones de paquetes de turba
los pisos geoecológicos del NOA. Por sobre (Figura 1C, Yavi, Barro Negro, El Aguilar,
4000 msnm, predominan los estudios sobre Barrancas, Lapao 2 y 5, Pastos Chicos, El
lagunas (Tres Lagunas, laguna Pululos, Abra Infiernillo). Estos materiales, especialmente
de la Cruz y laguna Blanca), cuyo origen y los palustres, presentan abundantes micro-
evolución se vincula a procesos glaciares, pe- fósiles y son portadores frecuentes de restos
riglaciares y eólicos (Figura 1A). Las lagunas arqueológicos y numerosos estratos orgáni-
de Yala y Cotagua, de pisos inferiores a los cos, susceptibles de ser fechados por radio-
3000 msnm y origen discutido como tectó- carbono.
nico y/o remoción en masa, aportaron a la
historia del impacto antrópico. INDICADORES DE ACCIÓN ANTRÓPICA
Las turberas de altura, como la Vega Tuz- EN LOS REGISTROS
gle (Figura 1B), se ubican en las cabeceras
de valles, donde se alimentan principalmente La historia de ocupación en la región se
de la fusión del hielo del ambiente perigla- remonta a la transición Pleistoceno-Holoceno,
ciar. Su desarrollo requiere de una reduc- con la presencia de grupos cazadores-recolec-
ción de la actividad geomorfológica, lo que tores. Desde 9.000 hasta 6.800 años cal AP
le permite acumular importantes espesor de hay una baja representación de restos arqueo-
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 59

lógicos que coincide con un período de sequía también sobre la fundición de metales en el
extrema (Martínez, en este volumen). siglo XX en San Salvador de Jujuy (Lupo et
Se han encontrado evidencias arqueológi- al., 2006). En la Vega Tuzgle (sitio 13), los
cas de cambios en las estrategias económicas datos muestran que el impacto del pastoreo
ca. 4000/3000 años cal AP, que indican la en ecosistemas altoandinos fue significativo
existencia de manejo de camélidos tempra- a partir de 1.050 años cal AP, con pérdida de
na, como se puede observar en el sitio Inca biomasa y fragmentación de la vegetación
Cueva 7 y Huachichocana III capa E2 (As- y la asociada reducción en la frecuencia de
chero y Yacobaccio 1998, Yacobaccio y Ma- incendios.
dero, 1992). Posteriormente, para el periodo
tradicionalmente denominado “Formativo” MÉTODOS
(2500-1100 años AP, Olivera, 1988, 2001)
los antecedentes arqueológicos permiten in- Se presentan los datos de 15 sitios con
ferir la presencia de prácticas agropastoriles archivos paleoambientales (Figura 1, Tabla
y/o pastoriles, complementadas con estrate- 1), los cuales comparten datos polínicos e
gias de caza desde 2000 años cal AP (Escola, inferencias sobre cambios ambientales y
2000; López, 2008; Muscio, 2004). paleoclimáticos. Se analizaron siguiendo su
En los registros polínicos existen difi- ubicación latitudinal de norte-sur, en un gra-
cultades para diferenciar los indicadores diente climático y ambiental desde la Puna
de impacto antrópico debido a que muchas Húmeda (>400 mm/año de precipitación) a
de estas familias, géneros y especies, se en- la Puna Seca (100-400 mm/año de precipita-
cuentran también en la vegetación natural ción) y sitios colindantes. Los registros cuen-
(Chenopodiacae-Amaranthaceae, Urtica, tan con cronologías basadas principalmente
Malvaceae, Asteraceae). Por ello, se busca en fechados radiocarbónicos calibrados y, en
reconocer la asociación de plantas indicado- algunos sitios, también por 210Pb. Las resolu-
ras, que permite interpretar confiablemente ciones temporales implican milenio, siglos e
las actividades antrópicas. Estas asociaciones incluso décadas, para el caso de los últimos
están documentadas desde aproximadamen- 100 años, en la Laguna de Yala.
te 4.500 años cal AP, con ganadería y agricul- En la mayoría de los casos se cuenta con
tura incipiente en la Puna (Lupo, 1998). El estudios actualistas (comunidades vegetales
pastoreo de la altiplanicie puneña condujo a y análogos polínicos modernos), que consti-
una reducción de la densidad del pastizal y tuyen la base para interpretar el pasado re-
trajo como consecuencia un proceso de ero- ciente (Lupo, 1998; Torres et al., 2011; Cruz,
sión generalizada y la profundización de los 2012; Oxman, 2015).
cauces en los valles a partir de ca. 2.000 / Se agruparon los tipos polínicos mencio-
1.500 años cal AP (Kulemeyer y Lupo, 1996; nados por los autores en los diagramas, en
Kulemeyer, 2005). En el Aguilar (sitio 8) se asociaciones polínicas siguiendo un criterio
observa que en los últimos 2.000 años se ecológico (Cabrera, 1976 y Burkart et al.,
reduce la cobertura herbácea, atribuida al 1999). Estas representan:
pastoreo, como primer registro de fuente 1) Vegetación regional de la Puna (aso-
palinológica sobre intervención humana en ciaciones de estepas arbustivas y herbáceas
el paisaje del noroeste argentino. puneñas), del piso Altoandino (asociaciones
Los análisis geoquímicos adquirieron rele- de pastizal y estepas herbáceas altoandinas),
vancia para complementar la información de Monte y Yungas-Chaco (asociación de Bos-
los proxis biológicos; en la Laguna de Yala, que).
los análisis de carbono orgánico, carbono 2) Vegetación local, como los indicadores
inorgánico, carbonatos y fosfatos, permitie- de humedad local y de disturbio antrópico.
ron ampliar la información sobre la erosión Cabe aclarar que estas asociaciones varían
de suelos vinculada a la agricultura y gana- en diversidad polínica según el sitio de es-
dería desde épocas prehispánicas, así como tudio (Tabla 2).
60 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Principales tipos depolínicos de las asociaciones de polen de los sitios.

Asociaciones polínicas Tipos polínicos

Monte Larrea divaricata, Cercidium praecox.


Bosques Alnus, Juglans australis, Myrica, Myrtaceae, Podocarpus, Polylepis, Salix, Sambucus, Anacardiaceae,
Cassia, Celtis, Prosopis.
Pastizales de altura Poaceae, Anemia tomentosa, Esporas Monoletes y Triletes.
Estepas arbustivas Acacia, Adesmia, Chuquiraga, Proustia, Asteraceae, Cereus, Trichocereus, Opuntia, Cactaceae,
Cercidium, Ephedra, Fabaceae, Mimosoideae, Krameria, Satureja, Lamiaceae, Salvia, Prosopis,
Schinus, Solanaceae, Fabiana, Tetraglochin, Verbenaceae.
Estepas herbáceas puneñas Poaceae, Pennisetum, Ephedra.
Estepas herbáceas altoandinas Apiaceae, Azorella, Bowlesia, Perezia, Hypochoeris, Brassicaceae, Calandrinia, Caryophyllaceae,
Gentiana, Phacelia, Plantago, Rosaceae, Scrophulariaceae.
Pastizales altoandinos Poaceae.
Indicadores de humedad local Carex, Myriophyllum, Juncaceae, Cyperaceae, Urticaceae, Anemia tomentosa, Polypodium, Pteris,
Espora Monolete, Espora Trilete.
Indicadores de disturbio Malvaceae, Gomphrena, Tipo Alternanthera, Bidens, Fabaceae, Papilionaceae, Astragalus,
Chenopodiaceae-Amaranthaceae, Geraniaceae, Plantago, Rumex, Esporas de Hongos.

La distribución de la vegetación regional isótopos estables de carbono orgánico y de


está determinada principalmente por factores nitrógeno, así como el contenido de carbono
climáticos (humedad, temperatura y balance y nitrógeno orgánico, aportan más informa-
hídrico), que son la base de las interpreta- ción para la reconstrucción de las relaciones
ciones paleoecológicas y paleoclimáticas a entre la humedad de la superficie de turbe-
macroescala. En este marco, las estepas ar- ras y el clima (Schittek et al., 2016).
bustivas y herbáceas puneñas corresponden Entre los bioindicadores implementados,
a condiciones más secas que los pastizales y además del contenido palinológico para la
estepas herbáceas altoandinas. reconstrucción de los cambios en las comu-
Otros proxys utilizados en los sitios son nidades vegetales (Moore y Webb, 1983),
diferentes geo y bioindicadores, que comple- están los estudios del carbón vegetal en
mentan sustancialmente las interpretaciones. las Lagunas de Yala y la Vega Tuzgle, para
Los estudios de los depósitos sedimentarios en analizarla frecuencia de fuegos (Lupo et al.,
las secuencias estudiadas, se enfocaron desde 2006; Schittek, 2014; Schittek et al., 2016).
la estratigrafía y el establecimiento de crono- Las variaciones de los ensambles de comuni-
logías confiables, incluyendo la comprensión dades de algas diatomeas en los humedales,
de las implicancias para la interpretación son también excelentes indicadores de cam-
de la historia del ambiente de discordancias bios y registro de eventos extraordinarios,
erosivas y facies sedimentarias (Lupo, 1998; con antecedentes en Lapao, Pastos Chicos,
Schäbitz et al., 2001; Kulemeyer, 2005; Lupo Barrancas y Pululos (Yacobaccio y Morales
et al., 2007; Tchilinguirian et al., 2014). Los 2005; Morales 2011; Morales et al., 2015).
estudios de minerales pesados, brindaron in-
formación precisa sobre cambios de las áreas C R O N O L O G Í A E I N T E R P R E TA C I O N E S
fuentes de sedimentos y de las condiciones D E L O S P R I N C I PA L E S R E G I S T R O S
ambientales del Holoceno en la cuenca del PA L E O E C O L Ó G I C O S D E L N O A
río Yavi (Kulemeyer, 2005).
En la Vega Tuzgle, la aplicación de análi- Pleistoceno: Pre- Máximo Glacial
sis de FRX, mostró las fluctuaciones pasadas (~29.000 – ~25.000 años cal AP)
en condiciones redox de turberas, con alta y T ardiglacial
resolución temporal; en particular, la rela- (~18.000 – ~11.700 Años cal AP)
ción Mn/Fe se consideró un indicador de los El conocimiento paleoambiental del
cambios de nivel freático. Los valores de los Pleistoceno Superior (NOA), se basa en es-
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 61

Figura 2. A. Laguna Blanca (Tabla 1, Nº 7), en la Serranía de Aparzo, ca. 4000 msnm. Su
evolución refleja el balance hídrico en el límite de los pisos Altoandino y Puna. B. Vega Tuzgle
(Tabla 1, Nº 13), Puna de Salta. C. Depósitos sedimentarios en el valle del Río Yavi, Jujuy
(Tabla 1, Nº 1).
62 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tudios de distinto tipo (geomorfológicos, se- en altos porcentajes de tipos polínicos de es-
dimentológicos, entre otros), que muestran pecies arbóreas de Yungas (Alnus, Podocarpus
importantes cambios ambientales para este y Celtis) ca 29.000 años cal AP, se consideran
período; en este trabajo se presentan cuatro una respuesta a la intensificación de la circu-
archivos paleoambientales (Figura 3). lación atmosférica de mesoescala. Es decir,
En las Serranías de Aparzo, el archivo de que los vientos anabáticos que ascienden por
Laguna Blanca (sitio 7) brinda información el faldeo de las Sierras Subandinas hacia la
sobre el comportamiento de los pisos geoeco- Cordillera Oriental, favorecen el transporte
lógicos del noroeste argentino durante los polínico de estos elementos del bosque mon-
milenios previos al último máximo glacial tano. El estudio de los sedimentospermite
(Pre-LGM). Se observa (Figura 4) que el piso constatar el desarrollo de una paleolaguna,
Altoandino habría ocupado posiciones más con su máximo nivel de agua entre 28.600
bajas que las actuales ca. 29.000 años cal AP, y 26.300 años cal AP.
y luego de 26.300 años cal AP, alcanza una En la Cordillera Oriental (sitios 2 y 4) a
posición comparable a la actual. La presencia partir de 15.000 años cal AP, se evidencia la

Figura 3. Síntesis de las tendencias de la vegetación (asociaciones polínicas) para el Pleisto-


ceno tardío del Noroeste argentino.
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 63

Figura 4. Esquema de la evolución de la vegetación durante el Pre LGM en Laguna Blanca


(izquierda). El diagrama polínico resumido (derecha) muestra en el eje de abscisas las frecuen-
cias relativas (%) de las asociaciones de polen que pertenecen a cada tipo de vegetación, y
en el eje de ordenadas las letras correspondiente a cada escenario paleoambiental.

expansión del Bosque Montano Superior de y herbáceas y en unidades locales de vege-


las Yungas por las laderas del flanco orien- tación. Los registros del Holoceno tardío se
tal de los Andes, favorecido por la mayor analizaron en forma diferenciada, atendien-
influencia de vientos del este y aumento de do a una mayor resolución y la problemática
precipitaciones. de las relaciones hombre/ambiente (Figura
Los estudios de testigos y columnas se- 6).
dimentarias en Barro Negro (sitio 6) con Para el Holoceno temprano, los límites
resultados de los análisis polínicos e isotó- varían según criterios de los autores, entre
picos (oxígeno y carbono), describen un am- 11.700 a 9.000- 8.200 años cal AP. Se obser-
biente más húmedo que el actual al final del va (sitios 1, 8, 9, 10, 11) que predominan las
Pleistoceno (12.500 – 10.200 años cal AP), estepas herbáceas sobre las arbustivas, que
reflejando en el descenso de la estepa her- representan un momento más frío y húmedo
bácea por debajo de 4100 msnm, en tanto para la Puna Húmeda, lo que se manifiesta
los valores de isótopos señalan condiciones en los valles puneños con la formación de
más frías para este momento. turba (Kulemeyer, 2005).
En la Puna Seca (sitio 10), en Lapao 5,
Holoceno entre 9.280-8.380 años cal AP, se encuen-
(~11.700 años cal AP – Presente) tran altos valores de indicadores de hume-
La mayor cantidad de archivos correspon- dad local (Myriophyllum sp. y cyperáceas)
de a este período, donde se observan las ten- y menores de poáceas y asteráceas. Esto se
dencias generales de la vegetación (Figura interpreta como el desarrollo de una vega en
5). Hacia el interior de la altiplanicie puneña el marco de una estepa puneña. Entre 8.240
los cambios ambientales no se reflejan tanto -7.020 años AP, aumentan los elementos de
en variaciones en los niveles altitudinales de la estepa herbácea-arbustiva, con escasos o
los pisos ecológicos, como en cambios en la nulos valores de los indicadores de hume-
dominancia relativa de las estepas arbustivas dad local. Para este periodo, los sedimentos
64 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 5. Síntesis de las tendencias de la vegetación (asociaciones polínicas) para el Holo-


ceno de la región puneña y áreas vecinas del NOA, expresadas como valores porcentuales
medios.

muestran un primer momento con presencia En El Aguilar (sitio 8), se evidencia una
de paleosuelos, macrorrestos vegetales y la- fase más seca entre 8.200-4.500 años cal AP,
minación de diatomitas en un ambiente de a través del aumento de los arbustos de la
vega, en gradual retracción. Puna (Asteraceae, Chenopodaceae, Ephedra,
Para el Holoceno medio, de 9.000-2.000 entre otros), con una tendencia al retroce-
años cal AP., en Pastos Chicos (sitio 11), so del piso altoandino desde 2.000 años cal
predomina la estepa herbácea seguida de la AP.
estepa arbustiva entre 9.300-6.700 años cal En el espectro polínico del perfil Cruces
AP. Estos resultados se complementan con 2 de Barrancas (sitio 9), entre 4.500 y 2.800
datos sobre diatomeas, geomorfología y ar- años cal AP, domina la estepa herbácea y
queológicos. En el borde oriental de la Puna, posteriormente la estepa arbustiva y la hu-
en Yavi (sitio 1), se registra una vegetación medad local. En el testigo Cruces 1, entre
compuesta por estepas arbustivas y herbá- ca. 5.700-4.100 años cal AP, se evidencian
ceas puneñas con importante presencia local mayores porcentajes de la estepa arbustiva
de Pennisetum chilense y Chenopodeaceae. puneña y se instalan los elementos de hume-
Es un momento con desarrollo de dunas en dad local. Se describe un ambiente léntico,
la altiplanicie y acumulación de sedimentos con sedimentos más finos y laminación de
arenosos en los valles. A partir de 4.500 años materia orgánica. La presencia permanente
cal AP, aumentan las estepas arbustivas/dis- de la estepa arbustiva permite inferir que
turbio antrópico, con incremento de la hu- el clima regional fue seco durante todo el
medad efectiva y reducción en las tasas de periodo, con breve fases alternantes de hu-
sedimentación. medad.
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 65

En Pastos Chicos (sitio 11), entre ca. dad relativa a lo largo de la secuencia, con
7.000 – post 4.200 años cal AP disminuye la un progresivo reemplazo de los materiales
estepa herbácea, aumentan los porcentajes y de laderas por depósitos eólicos con retrans-
diversidad de la estepa arbustiva e incremen- porte fluvial.
tan levemente los indicadores de humedad El Holoceno tardío, últimos 2.000 años
local. Los resultados obtenidos son coheren- (Figura 6), está signado por la presencia
tes con los de los sedimentos, que muestran del disturbio antrópico (indicadores de pas-
inicialmente mayor presencia de paleosuelos toreo y cultivos), como los cambios de pau-
orgánicos y laminación de diatomitas (Mo- tas culturales prehispánicas-hispánicas que,
rales, 2011; Pirola, 2014; Tchilinguirian et en algunos sectores con intensificación de
al., 2014). la ocupación humana, puede dificultar las
En el sur de la Puna, en El Bolsón, el reconstrucciones paleoclimáticas.
testigo de laguna Cotagua (sitio 15) registra En Coranzuli (sitio 5), en los últimos
desde ca. 6.400 años cal AP a 2.700 años 2.300 años cal AP, predomina la estepa her-
cal AP, una estepa herbácea predominando bácea altoandina sobre la estepa arbustiva
sobre la arbustiva con indicadores de hume- puneña y la presencia de palinomorfos como
dad local. Es el momento de mayor hume- indicadores de disturbio por pastoreo.

Figura 6. Síntesis de las tendencias de la vegetación (asociaciones polínicas) para el Holoceno


tardío del Noroeste argentino, expresadas como valores porcentuales medios.
66 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

La Vega Tuzgle (sitio 13) tiene un registro La reciente invasión de dunas provenientes
polínico de los últimos 2.100 años, en el que de la Puna en el sector norte del valle, solo
predomina el pastizal altoandino hasta 800 puede ser explicada por una combinación de
años cal AP y luego incrementan las estepas factores (climáticos, eventos volcánicos con
herbáceas altoandinas entre 750 y 200 años producción de abundante material piroclás-
cal AP. Los datos de carbón vegetal, isótopos tico y/o antrópicos). Los procesos de incisión
y XRF permiten inferir cambios de las con- documentados en el valle a partir de ca. 800
diciones de humedad, que se relacionan a años cal AP, afectaron negativamente los hu-
las migraciones de la Zona de Convergencia medales, aumentando la erosión y torrencia-
Intertropical, con fase secas entre 2.100 y lidad del cauce y disminuyen su capacidad
1.800, 1.300 y 1.150 y 950 a 850 años cal de reserva de agua.
AP. Condiciones más húmedas prevalecieron En Pululos (sitio 3), predominan los pas-
desde 1.750 hasta 1.400 años cal AP. tizales y estepas altoandinas, con especies
En Yavi (sitio 1) se evidencia en épocas acuáticas e indicadores de humedad local.
coloniales el predominio de impacto antró- El análisis integrado de polen y diatomeas
pico y la disminución de las estepas pune- permitió obtener información de fases secas
ñas, en el marco de la alteración de la red (1.350 a 450 años cal AP, con una sequía
de drenaje, con tendencia a la incisión de extrema ca. 550 años cal AP) y húmedas
los valles puneños, a partir de 2.000/1.500 (390 años cal AP a la actualidad, especial-
años cal AP. mente entre 390 y 250 años cal AP, con un
En el Infiernillo (sitio 14) se registra des- lapso de déficit hídrico entre 250 y 70 años
de 1.760 a 875 años cal AP, el predominio cal AP; posteriormente y hasta el presente,
la estepa herbácea, con humedad local, ca- retornan condiciones de mayor humedad);
racterizando una fase húmeda y desde 875 que registra los primeros antecedentes pa-
años cal AP al presente, una fase seca con leoambientes de la Pequeña Edad de Hielo
reducción de estepas herbáceas de Poaceae en la Puna argentina.
y elementos extralocales, que se interpreta En Lapao 2 (sitio 10), entre 450 y 250
como correlacionable con la Anomalía Cli- años cal AP, se observa una estepa herbácea
mática Medieval. dominada por Poaceae, Asteraceae e indi-
Lagunas de Yala (sitio 12), en el límite cadores de humedad local, que indican la
de los bosque montano de Yungas, posee in- presencia de una vega moderadamente ve-
formación para los últimos 2.000 años, que getada. Luego, entre 250-150 años cal AP,
integran polen, carbón vegetal, datos de ci- aumenta la humedad local y disminuye la
catrices de fuego, sedimentos y registra el estepa herbácea, marcando la expansión de
cambio de la vegetación natural y el impacto la vega y entre 150-0 años cal AP, se eviden-
de la colonización en los sedimentos desde cia la recuperación de la estepa puneña.
el siglo XVII. El polen muestra un pastizal de
altura y bosques de Yungas. El incremento CONSIDERACIONES FINALES
en los indicadores de humedad local (hele-
chos) a partir de 1.960, se corresponde con La síntesis presentada constituye un
aumentos de las tasas de acumulación de aporte a la reconstrucción paleoambiental
sedimentos y de las precipitaciones. del Cuaternario tardío de la Puna argenti-
En Laguna Cotagua (sitio 15) a partir de na. Las tendencias generales en la dinámi-
2.700 años cal AP, los registros palinológicos ca de la vegetación, condiciones climáticas
muestran tendencias de humedad decrecien- y registro del disturbio antrópico sobre el
te hacia las actuales condiciones de aridez paisaje permiten realizar las siguientes con-
e incremento del disturbio antrópico. Des- sideraciones:
de 675 años cal AP al presente, se presenta – Para el Pleistoceno tardío (Pre-Máximo
una estepa puneña, elementos del monte y Glacial, 29.000-26.000 años cal AP y Tar-
disturbio antrópico, con aridez creciente. diglacial, 18.000-13.400 años cal AP) en el
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 67

borde oriental de la Puna, los archivos de (Flantua et al., 2016). En este contexto, la
paleolagunas aportan evidencias sobre con- preservación de los humedales como exce-
diciones más húmedas y frías en relación al lentes archivos paleoambientales naturales y
Holoceno, con presencia significativa del po- fuentes de agua para las sociedades andinas,
len de los bosques montanos de Yungas en amerita la implementación de políticas de
el actual piso Altoandino, en respuesta a la conservación (Schittek et al., 2016; Izquier-
intensificación de los vientos húmedos del do et al., en este volumen; Morales et al., en
Este, con desplazamientos de los pisos alti- este volumen).
tudinales y/o incrementos de los gradientes
térmicos y brisas de valle, en concordancia AGRADECIMIENTOS
con interpretaciones similares en el Altiplano
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5.000 a 2.000 años cal AP; dominan las este-
Helmut Stingl, Jorge Kulemeyer, Hugo Yaco-
pas arbustivas y herbáceas puneñas y se in-
baccio, Alejandra Korstanje, Frank Schäbitz,
crementa la humedad; aparecen también los
Martin Grosjean. A Gabriel Cortes, Joaquín
primeros registros de disturbio antrópico por
Julián y Natalia Batallanos por el apoyo en
pastoreo. En el límite con la Puna Salada se
el campo y laboratorio.
documentan predominios de las estepas her-
báceas sobre las arbustivas puneñas desde
L I T E R AT U R A C I TA D A
6.400 a 2.750 años cal AP. Estas tendencias
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M. del P. Babot et al.: El antiguo papel de las vegas en la Puna catamarqueña 73

Box ä El antiguo papel de las vegas en la Puna


catamarqueña
Babot, María del Pilar 1; Julia Lund 2; Salomón Hocsman 1
1
Instituto Superior de Estudios Sociales (ISES), CONICET – Universidad Nacional de Tucumán. Instituto
de Arqueología y Museo (IAM), Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Universidad
Nacional de Tucumán. Saavedra 254, (4000) San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. E-mail:
pilarbabot@yahoo.com; shocsman@hotmail.com
2
Instituto de Arqueología y Museo (IAM), Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Univer-
sidad Nacional de Tucumán. San Mar tín 1545, (4000) San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina.
E-mail: julialund13@yahoo.es

Las vegas han tenido un papel central en establecer que fueron el escenario de dife-
las transformaciones socioeconómicas pune- rentes actividades. En el espacio contiguo a
ñas (Figura 1). La arqueología ha permitido ellas, abundan las puntas de proyectil y las

Figura 1. A) Huerta actual y puesto arqueológico (1400 años atrás) para residencia temporal
durante las labores agrícolas en la zona, contiguos a la vega del río Las Pitas (Antofagasta
de la Sierra, Catamarca). B. Unquillo (Juncus balticus). C. Quínuas en la huerta de altura
de Julio Morales en la localidad Punta de la Peña (Antofagasta de la Sierra). D. Semillas de
quínua arqueológicas (700 años atrás) del sitio Punta de la Peña 4. E. Fragmentos de teji-
dos microscópicos del tallo del unquillo mineralizados (silicofitolitos) que permiten identificar
su uso en el pasado. F. Colecta de chorizo (Schoenoplectus americanus) por Santos Claudia
Vásquez en la laguna de Antofagasta.
74 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

construcciones de piedra para el reparo y 3700 años (Babot y Hocsman, 2015), junto a
ocultamiento de los cazadores de guanacos la papa (Solanum tuberosum L., Solanaceae),
y vicuñas que bajaban a estos humedales la oca (Oxalis tuberosa Molina, Oxalidaceae)
a pastar y abrevar. A la vez que ámbito de y posiblemente, también, la papa silvestre
caza, las vegas albergaron a las llamas desde «cuchi» (Hoffmannseggia glauca (Ortega)
la adopción del pastoreo, alrededor de 3000 Eifert, una fabácea con raíces tuberosas),
años atrás. Asociado a esta práctica, el «cul- que eran consumidas desde hace unos 4100
tivo» de algunas vegas fluviales mediante años. La caza, el pastoreo, la colecta y el cul-
riego se introdujo como un mecanismo para tivo en la vega y su entorno fueron motivo
incrementar la extensión de las pasturas de celebración mediante ritos propiciatorios
(Quesada y Lema, 2011). Mucho menos co- atestiguados en representaciones rupestres
nocido es el uso antiguo de estos humedales (Aschero, 1999).
como fuente de alimentos vegetales. La uti-
lización de la flora silvestre y cultivada está L I T E R AT U R A C I TA D A
indicada por el estudio de partes de plantas Aschero C. A. 1999. El ar te rupestre del
halladas en los sitios arqueológicos de An- desierto puneño y el noroeste argentino.
tofagasta de la Sierra (semillas, tallos, hojas En: J. Berenguer y F. Gallardo (eds.),
e inflorescencias) y de sus restos microscó- Arte Rupestre en los Andes de Capricor-
nio. Museo Chileno de Arte Precolombi-
picos capturados en los filos y el interior no, Santiago de Chile, pp. 97-135.
de instrumentos empleados en la labranza, Babot M. P. 2011. Cazadores-recolectores de
cosecha, cocción y consumo vegetal (micro- los Andes Centro-Sur y procesamiento
fósiles o microrrestos botánicos tales como vegetal. Una discusión desde la Puna
granos de almidón, polen y fitolitos, inclu- Meridional Argentina (ca. 7000-3200
años a.p.). Chungara, 43 (Número es-
yendo estos últimos, partículas intracelula- pecial 1): 413-432.
res, células y porciones de tejidos vegetales Babot M. P., Hocsman S. 2015. Quinua. A
mineralizados). Las ciperáceas y juncáceas, millenary grain in Nor thern Argentina.
herbáceas características de las vegas, se En: H. Selin (ed.), Encyclopedia of the
utilizaron ya entre unos 4500 y 3800 años history of science, technology, and me-
dicine in non-western cultures. Springer
atrás. Por ejemplo, los rizomas dulces de la Netherlands, Springer Science+Business
totora (Schoenoplectus americanus (Pers.) Media, Heidelberg, pp. 3668-3682.
Volkart ex Schinz y R. Keller, Cyperaceae), Lund J. 2016. Tubérculos y raíces útiles de la
denominados «chorizo» en la actualidad y Puna meridional argentina. Un abordaje
los tallos frescos del «unquillo» (Juncus bal- desde la arqueobotánica y la etnobotá-
nica en Antofagasta de la Sierra (pro-
ticus Willd., Juncaceae), se machacaron en vincia de Catamarca). Tesis de Grado
instrumentos de piedra para su consumo de la Carrera de Arqueología, Facultad
(Babot, 2011; Lund, 2016). Al menos 4700 de Ciencias Naturales e Instituto Miguel
años atrás la quinua (Chenopodium quinoa Lillo, Universidad Nacional de Tucumán,
Tucumán, 167 pp.
Willd., Chenopodiaceae) estaba incorporaba
Quesada M. N., Lema C. 2011. Los potreros
a la alimentación de los cazadores-recolecto- de Antofagasta: trabajo indígena y pro-
res, y hay indicios de su cultivo en regadíos piedad (finales del siglo XVIII y comien-
próximos a las vegas, hace aproximadamente zos del XIX). Andes, 22. Online.
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 75

04 ä Variabilidad hidroclimática en el sur del


Altiplano: pasado, presente y futuro
Morales, Mariano S. 1; Duncan A. Christie 2,3; Raphael Neukom 4,5;
Facundo Rojas 1; Ricardo Villalba 1
1
Laboratorio de Dendrocronología e Historia Ambiental, Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y
Ciencias. Ambientales, IANIGLA-CONICET Mendoza, Argentina.
2
Laboratorio de Dendrocronología y Cambio Global, Instituto de Conservación Biodiversidad y Territorio,
Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile.
3
Center for Climate and Resilience Research (CR) 2 , Chile.
4
Department of Geography, University of Zurich, Winterthurerstrasse 190, CH8057 Zürich, Switzerland.
5
Oeschger Centre for Climate Change Research and Institute of Geography, University of Bern, Bern,
Switzerland.

ä Resumen — Las sequías en el Altiplano tienen un alto impacto sobre la dinámica de los
ecosistemas regionales y las actividades socioeconómicas de las poblaciones locales. Es por
esto que identificar los patrones espaciales de distribución de las lluvias, su evolución temporal
y sus proyecciones futuras resultan de gran prioridad. Los objetivos del presente estudio son
(1) analizar los principales patrones temporales de las variaciones hidroclimáticas en el sur del
Altiplano (19º-23ºS) durante los últimos 600-700 años y (2) proveer sustento a las proyec-
ciones hidroclimáticas para el siglo XXI. Para ello, utilizamos reconstrucciones hidroclimáticas
basadas en anillos de crecimiento de árboles, mediciones instrumentales de la precipitación y
los resultados de un ensamble de ocho modelos predictivos de circulación general. El análisis
conjunto de estos datos nos permite desarrollar una perspectiva de los cambios hidroclimáti-
cos del siglo XXI en un contexto multicentenal. Los resultados de las reconstrucciones paleo-
climáticas desarrolladas para el Altiplano han permitido caracterizar el rango de la variabilidad
hidroclimática natural a diferentes escalas temporales durante los últimos 700 años. Estos
registros documentan una disminución sostenida de las lluvias durante la segunda mitad del
siglo XX, sin precedentes en los últimos 700 años. Los resultados de los modelos de circu-
lación general de la atmósfera señalan una marcada disminución de las lluvias en el Altiplano
bajo diferentes escenarios de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), consistente con las
tendencias observadas en las reconstrucciones y los datos instrumentales durante el siglo XX.
Basados en estas proyecciones, el Altiplano experimentará una reducción en la precipitación
fuera del rango de variabilidad natural del sistema climático registrado para el último milenio.
Estos resultados alertan sobre la necesidad de planificar y aplicar estrategias adaptativas,
para reducir los efectos negativos frente a la futura escasez de agua en la región.
Palabras clave: Reconstrucciones hidroclimáticas, paleoclima, Altiplano, precipitación,
proyecciones climáticas, cambio climático.

ä Abstract — Socio-economic activities in the Altiplano depend on water availability; in


consequence, droughts have severe impacts on local populations. There is a growing interest
to characterize the geographic patterns of rainfall distribution, as well as the temporal evolu-
tion and future precipitation changes. The aims of this study were (1) to analyze the temporal
variations of the main hydroclimatic patterns in the southern Altiplano (19º-23ºS) over the
past 600-700 years and (2) to validate rainfall projections over the 21st century. To reach
these goals, we used tree-ring based hydroclimate reconstructions, instrumental precipita-
tion data, and an ensemble of eight CMIP5-member model simulations. This comprehensive
set of data allowed us to put present and future hydroclimatic projections on the context of
multi-centennial time scales in the Altiplano. The high-resolution paleoclimate reconstructions
for the Altiplano represent unique records to characterize the natural hydroclimate variability
at different temporal scales over the past 700 years. These records point out the sustained
decline in rainfall since the mid 20th century, representing the most-severe, long-term drought
in the region during the last seven centuries. The 21st century precipitation simulations proj-
ect a sharp decline in rainfall for the different greenhouse gas (GHG) emissions scenarios.
These projections are consistent with the observed trends in the reconstructions and in the
76 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

instrumental records during the 20th century. Based on these projections, the Altiplano will
experience a reduction in precipitation outside the range of natural variability of the climate
system. These results highlight the need for planning and implementing adaptive strategies
to reduce vulnerability against future water shortages in the region.
Keywords: Hydroclimate reconstructions, paleoclimate, Altiplano, precipitation, climate
projections, climate change.

INTRODUCCIÓN Las proyecciones climáticas, basadas en


En regiones áridas y semiáridas, las varia- los modelos de circulación general y regional
ciones temporales en la disponibilidad de los bajo diferentes escenarios de emisiones de
recursos hídricos tienen un efecto gravitante gases de efecto invernadero (GEI), muestran
sobre la dinámica de los ecosistemas y las un calentamiento acentuado para el Altiplano
actividades socioeconómicas de la población a lo largo del siglo XXI (Bradley et al., 2006;
(Binford et al., 1997; Viviroli et al., 2003; Urrutia y Vuille, 2009; IPCC, 2013) y una
Holmgren et al., 2006). Esta es claramente disminución en las precipitaciones (Urrutia
la situación del Altiplano en América del Sur y Vuille, 2009; Minvielle y Garreaud, 2011;
(Figura 1), una meseta de altura ubicada en Neukom et al., 2015), restringiendo aún más
los Andes Centrales por encima de los 3.200 la disponibilidad de agua en la región.
msnm, donde los eventos de sequías pueden Debido a la creciente presión de las socie-
gatillar severos problemas de abastecimien- dades modernas sobre los recursos hídricos,
to de agua para su población, la agricultu- existe un interés apremiante para identificar
ra y la cría de ganado, y por lo tanto, el los patrones de distribución geográfica de las
desarrollo de la economía local altamente lluvias, su evolución temporal y sus proyec-
dependiente de estas actividades (Tandeter, ciones futuras. Desafortunadamente, debido
1991; García et al., 2003, 2007; Buytaert y al corto período de los registros instrumen-
De Bièvre, 2012). Así, por ejemplo, durante tales (raramente superan los 50 años) y la
los años con sequías extremas en la Puna baja densidad de estaciones pluviométricas
de Jujuy se produjo el agotamiento de los en el Altiplano, estos registros impiden tener
cursos de agua disponibles para el consu- una visión de largo plazo de la variabilidad
mo animal que acarrearon la muerte de más climática del sistema, de las tendencias en
del 50% del ganado de camélidos (diario El diferentes escalas temporales y de los perío-
Perfil, 19 de mayo 1998). La escasez en la dos de retorno de eventos extremos como
disponibilidad de agua a lo largo de esta re- las severas sequías. La topografía montañosa
gión tiene impactos ambientales, sociales y de los Andes Centrales introduce a su vez
económicos más severos que cualquier otro una mayor heterogeneidad espacial en el
tipo de desastre natural, afectando el funcio- clima, haciendo más compleja su predictibi-
namiento de los ecosistemas (Carilla et al., lidad. Sin embargo, el desarrollo de registros
2013) y amenazando la subsistencia de las paleoambientales de alta resolución a par-
poblaciones rurales (Gil Montero y Villalba, tir de los anillos de árboles, han permitido
2005). Las condiciones de permanente ari- caracterizar la evolución hidroclimática en
dez que han predominado durante las últi- el Altiplano desde escalas decenales hasta
mas décadas han reducido substancialmen- multicentenales, información fundamental
te la superficie de las lagunas del Altiplano para comprender la dinámica del sistema y
(Carilla et al., 2013; Morales et al., 2015) e poder elaborar proyecciones futuras del sis-
incluso, han hecho desaparecer cuerpos de tema climático regional.
agua como es el caso del lago Poopó, el se- El manejo sostenible de los recursos hí-
gundo lago en extensión en Bolivia después dricos, la planificación de la distribución del
del Titicaca (http://www.bbc.com/mundo/ agua a largo plazo y la adaptación a los cam-
noticias/2015/12/151223_ciencia_bolivia_ bios climáticos precisa del entendimiento de
lago_poopo_desaparicion_sequia_wbm). la variabilidad hidroclimática pasada, pre-
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 77

sente y futura a escala local y regional (Lyn- ciones para el siglo XXI. Con el fin de anali-
ch, 2012; IPCC, 2014). Por lo tanto, en este zar las condiciones hidroclimáticas pasadas,
capítulo nos planteamos realizar una síntesis presentes y futuras en el sur del Altiplano,
acerca de los principales patrones temporales utilizamos los registros paleoclimáticos ba-
de las variaciones hidroclimáticas en el sur sados en anillos de árboles, en conjunto con
del Altiplano durante los últimos 600-700 mediciones instrumentales de precipitación y
años (19º-23ºS; noroeste de Jujuy, suroeste un ensamble de ocho modelos predictivos de
de Bolivia y el sector adyacente del norte circulación general de la atmósfera (GCMs,
de Chile), y proveer sustento a sus proyec- CMIP5; Taylor et al., 2012).

Figura 1. Región del Altiplano Sur mostrando la ubicación de las cronologías de anillos
de Polylepis tarapacana utilizadas para realizar las reconstrucciones hidroclimáticas (puntos
verdes). Los círculos rojos muestran la ubicación geográfica de las estaciones meteorológicas
analizadas en este estudio. El tamaño de los círculos es proporcional al total anual (mm) de
precipitaciones registrado para cada estación.
78 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

CIRCULACIÓN DE GRAN ESCALA monzónico sudamericano, más del 70% de


Y P R E C I P I TA C I O N E S E N E L A LT I P L A N O la precipitación total anual se concentra du-
Entre los climas contrastantes del de- rante los meses del verano (Garreaud et al.,
sierto costero de Atacama y los bosques 2003; Falvey y Garreaud, 2005; Vera et al.,
2006). La fuerte estacionalidad de las preci-
amazónicos húmedos de Bolivia y Brasil, se
pitaciones está asociada con el desarrollo de
encuentra el Altiplano de América del Sur,
un centro de alta presión en niveles superio-
una meseta semiárida ubicada por encima de
res de la atmósfera sobre los Andes Centra-
los 3200 msnm que se extiende por más de
les, conocido como el Alta de Bolivia. Este
1000km en dirección dominante norte-sur a
anticiclón se establece como respuesta a la
lo largo de los Andes. Debido a su elevación,
liberación de calor latente y radiativo produ-
el Altiplano representa un verdadero obstá-
cido por la convección intensa que ocurre en
culo para la circulación troposférica sobre
verano sobre la cuenca amazónica (Lenters
el continente (Garreaud et al., 2003). Esta
y Cook, 1997). La posición geográfica e in-
meseta de altura se caracteriza por presentar
tensidad del Alta de Bolivia juegan un papel
bajas temperaturas, alta amplitud térmica
importante en el control de la circulación de
diaria (más de 15ºC de diferencia entre el
altura y por lo tanto de las precipitaciones en
día y la noche), baja densidad del aire, alta
el Altiplano (Aceituno y Montecinos, 1993;
radiación, y un clima semiárido (Aceituno, Vuille et al., 1998; Lenters y Cook, 1999;
1993). El Altiplano es una región extremada- Vuille, 1999). Intervalos húmedos (secos),
mente seca durante la mayor parte del año, están relacionados con una intensificación
con la excepción del verano (noviembre a (debilitamiento) y un desplazamiento pro-
marzo), cuando ocurren las tormentas con- nunciado hacia el sur (norte) del Alta de Bo-
vectivas asociadas al sistema del Monzón livia. Este corrimiento permite la expansión,
Sudamericano. Estas lluvias estacionales se por simple advección horizontal del viento
producen por una desestabilización de la zonal del este (oeste) en la atmósfera su-
tropósfera a nivel local, debido al intenso perior y la entrada (bloqueo) de humedad
calentamiento de la superficie y el estable- sobre el Altiplano (Figura 2; Lenters y Cook,
cimiento de los vientos de altura del este 1997; Falvey y Garreaud, 2005). Este despla-
que favorecen el transporte de las masas de zamiento del Alta de Bolivia, también pue-
aire húmedo provenientes de la cuenca del de ser observado a escala interanual (Vuille,
Amazonas (Figura 2; Garreaud et al., 2003; 1999). Por lo tanto, la dinámica del Alta de
Vuille et al., 2003; Falvey y Garreaud, 2005). Bolivia, en conjunto con los vientos zona-
Por otra parte, las precipitaciones provenien- les en la troposfera superior, juegan un rol
tes del oeste son extremadamente raras ya clave modulando las precipitaciones sobre
que la humedad de origen Pacífico está en- el Altiplano (Lenters y Cook, 1997; Vuille,
trampada verticalmente por la subsidencia 1999; Garreaud y Aceituno, 2001; Garreaud
anticiclónica de gran escala y la inversión et al., 2003; Vuille y Keimig, 2004; Falvey y
térmica de baja altura muy estable en la cos- Garreaud, 2005).
ta Pacífica (Figura 2; Aceituno y Montecinos, Una porción significativa de la variabili-
1993; Garreaud et al., 2003). dad interanual en la precipitación es atribui-
Consistente con el origen oriental de la da a los cambios en las temperaturas superfi-
fuente de humedad, las precipitaciones de- ciales del Océano Pacífico tropical, las cuales
crecen significativamente desde el este al modulan el flujo de viento zonal de altura
oeste (Figura 1). En nuestra región de estu- (Vuille et al., 2000). Los veranos húmedos
dio (19º-23ºS), caen anualmente entre 300 a en el Altiplano están asociados con los en-
600 mm de precipitación en las cercanías de friamientos del océano Pacífico tropical du-
la Cordillera Oriental, y solamente entre 60 y rante los eventos La Niña, los que al enfriar
150 mm en la Cordillera Occidental (Figura la tropósfera tropical debilitan el flujo de los
1, Tabla 2). Por su asociación con el sistema vientos oestes sobre el Altiplano en respuesta
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 79

Figura 2. Representación esquemática de los patrones de circulación atmosférica en una


sección vertical longitudinal sobre el Altipano y regiones aledañas durante un período húmedo
(a) y uno seco (b). Las flechas grandes azules (rojas) indican el sentido del viento zonal en la
troposfera superior durante el período húmedo (seco). El sombreado representa las masas de
aire húmedo generadas por la convección amazónica intensa. Las flechas cortas azules repre-
sentan la subsidencia de gran escala sobre el SE del Pacífico subtropical. Esquema adaptado
de Garreaud et al. (2003), Falvey y Garreaud (2005) y Vera et al. (2006).

a una reducción en el gradiente térmico me- VA R I A C I O N E S H I D R O C L I M Á T I C A S


ridional en latitudes subtropicales (Garreaud PA R A E L Ú LT I M O M I L E N I O
y Aceituno, 2001). Por el contrario, los ve- Las reconstrucciones climáticas que cu-
ranos secos están asociados con eventos El bren los últimos 1000 años han cobrado
Niño y se caracterizan por el predominio de notable interés ya que proporcionan herra-
los vientos del oeste y el bloqueo simultáneo mientas importantes para entender la natu-
de la penetración de aire húmedo desde el raleza de los cambios climáticos recientes en
este (Garreaud et al., 2003). un contexto de largo plazo (Jansen et al.,
80 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1. Listado de las características geográficas de los sitios de muestreo de Polylepis


tarapacana y de la extensión temporal de las cronologías de ancho de anillos utilizadas para
reconstruir las variaciones en la precipitación del Altiplano y el área de las lagunas ubicadas
en la región de Vilama-Coruto (NOA-SOB).

Sitios Latitud Longitud Rango altitudinal Período País


de muestreo (S) (O) (m)
Vº Guallatiri / Gua 18°28’ 69°10’ 4.450-4.500 1377-2007 Chile
Salar de Surire / Sur 18°56’ 69°00’ 4.500-4.550 1278-1901 Chile
Frente Sabaya / Fsa 19°06’ 68°27’ 4.400-4.500 1352-2008 Bolivia
Queñiza / Que 19°22’ 68°55’ 4.300-4.350 1444-2007 Chile
Caquella / Caq 21°30’ 67°34’ 4.500-4.700 1226-2009 Bolivia
Soniquera / Son 22°00’ 67°17’ 4.500-4.600 1431-2003 Bolivia
Uturuncu / Utu 22°18’ 67°14’ 4.450-4.700 1242-2006 Bolivia
Granada / Gra 22°35’ 66°33’ 4.500-4.750 1620-2008 Argentina

Tabla 2. Características geográficas de las estaciones de precipitación en el Altiplano sur


(19º-23ºS). El (*) indica las estaciones que presentaron un factor de carga > 0.70 respecto
al CP1, utilizadas para desarrollar la serie regional de lluvias de verano (DEF).

Estación / Código Latitud Longitud Elevación Período Factor Total anual


(S) (O) (m) de carga
Lag Pampa Lirima/lpl* 19º49’ 68º52’ 4.000 1982-2008 -0.94 141
Coyacagua/coy* 20º03’ 68º37’ 3.990 1961-2008 -0.89 134
Uyuni/uyu* 20º28’ 66º48’ 3.660 1975-2004 -0.78 187
Lequena/leq* 21º39’ 68º39’ 3.320 1973-2009 -0.80 63
San Pablo/spa* 21º41’ 66º37’ 4.165 1979-2003 -0.75 287
Ojo San Pedro/osp* 21º58’ 68º18’ 3.800 1969-2009 -0.92 67
Inacaliri/ina* 22º01’ 68º03’ 4.040 1969-2009 -0.84 141
La Quiaca/qui 22º07’ 65º36’ 3.458 1903-2001 -0.27 361
Linzor/lin* 22º13’ 68º01’ 4.100 1973-2009 -0.91 162
TucTuca/tuc 22º25’ 65º27’ 3.950 1982-2012 -0.63 451
Nazareno/naz 22º30’ 65º06’ 3.050 1983-2012 0.00 658
Iruya/iru 22º47’ 65º12’ 2.730 1982-2012 -0.60 284

2007). Los anillos de árboles son uno de los dividuos que pueden alcanzar los 700 años
mejores indicadores del clima pasado debido de edad, y su desarrollo se encuentra adap-
a su alta resolución (definición anual), su tado a condiciones extremas de sequías y
gran cobertura espacial, y su sensibilidad a bajas temperaturas siendo su crecimiento
las variaciones anuales o estacionales del cli- muy sensible a los cambios hidroclimáticos
ma (Jones et al., 1998). Esta fuerte relación (Morales et al., 2004; Christie et al., 2009;
con las fluctuaciones climáticas permite su Soliz et al., 2009). Estas excelentes carac-
calibración con registros instrumentales y el terísticas dendrocronológicas (sensibilidad
desarrollo de modelos estadísticos que posi- climática y longevidad) han posibilitado el
bilitan la reconstrucción de la variabilidad desarrollo de una red de más de 25 crono-
climática pasada. logías de ancho de anillos distribuidas en el
A lo largo del Altiplano (16º-23ºS) se Altiplano de Chile, Bolivia y Argentina. El
encuentra Polylepis tarapacana, especie ar- hecho de que esta especie presente un creci-
bórea de la familia de las rosáceas conoci- miento altamente sensible a la precipitación
da localmente con el nombre de queñoa, y temperatura, permite que exista un patrón
la cual crece en las laderas de volcanes y común de variación en el crecimiento entre
montañas entre los 4.000-5.200 msnm. P. todos los individuos del bosque, posibilitan-
tarapacana es una especie longeva con in- do el desarrollo de cronologías de ancho de
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 81

anillos con alta capacidad para capturar las de hielo de Quelccaya, Huascarán y Sajama
variaciones climáticas. Los métodos dendro- (Boucher et al., 2011).
climatológicos aplicados para el desarrollo Otro período con sequías prolongadas
de cronologías y reconstrucciones hidrocli- ocurrió casi todo a lo largo del siglo XVI
máticas utilizando la especie P. tarapacana, (Figura 3a-b). Similarmente, persistentes
han sido descritos detalladamente en la lite- sequías fueron registradas entre los años
ratura (Christie et al. 2009, Soliz et al. 2009, 1518 y 1586 d.C. en un testigo de sedimen-
Morales et al. 2012, 2015). tos proveniente de una vega de altura en el
En base a esta red de cronologías de P. cerro Tuzgle, Salta, Argentina (Schitteck et
tarapacana (Tabla 1) se han desarrollado dos al., 2016). En contraste con estos resulta-
reconstrucciones de las variaciones hidrocli- dos, condiciones húmedas durante el siglo
máticas regionales en el Altiplano (Figura XVI, han sido inferidas a partir del testigo
3a-b). Estas reconstrucciones incluyen un de hielo del Glaciar Quelccaya (Figura 3c;
registro de las precipitaciones en el Altipla- Thompson et al., 1985, 1986). Estas sequías
no cubriendo los últimos 707 años (Morales prolongadas que prevalecieron durante el si-
et al., 2012) y otro de las variaciones de la glo XVI fueron interrumpidas por un período
superficie del sistema de lagunas Vilama- notablemente húmedo durante la primera
Coruto (noroeste Jujuy – suroeste Bolivia) década del siglo XVII. En forma marcada,
para los últimos 601 años (Morales et al., este evento húmedo fue seguido por una se-
2015). Ambas reconstrucciones presentan un vera sequía centrada en la década de 1620
patrón de variación temporal de largo plazo d.C. Luego de este período seco, mayores
muy coherente. Períodos secos y húmedos precipitaciones y lagunas extendidas pre-
prolongados (decenales a multidecenales) se valecieron en el Altiplano desde 1630s d.C.
observan en ambas reconstrucciones y co- hasta mediados del siglo XVIII. Consistente
inciden temporalmente con otros registros con nuestras observaciones, condiciones cli-
paleoambientales y arqueológicos desarrolla- máticas frías y húmedas fueron identificadas
dos para los Andes tropicales y subtropicales en otros registros paleoclimáticos de los An-
(Figura 3). des tropicales de Perú incluyendo los testigos
La reconstrucción de la precipitación en de hielo de Quelccaya (Figura 3c; Thompson
el Altiplano indica que las lluvias durante et al., 2006) y sedimentarios del lago Pu-
la mayor parte del siglo XIV estuvieron por macocha (Figura 3d; Bird et al., 2011). Sin
debajo del promedio histórico de los últimos embargo, las condiciones húmedas y frías en
siete siglos, con un período húmedo breve estos registros fueron más pronunciadas y
entre los años 1300 y 1307 d.C. Estas condi- extensas en el tiempo (ca. 300 y 400 años en
ciones de sequía persistieron hasta principios Quelccaya y Pumacocha, respectivamente).
del siglo XV (Morales et al., 2012). Se ha En nuestras reconstrucciones basadas sobre
propuesto que este largo período con escasas el ancho de anillos se observa que gran parte
lluvias tuvo un impacto negativo sobre las del siglo XVI y dos períodos del siglo XVII
sociedades agrícolas locales, promoviendo (1615–1637 y 1684–1696) presentaron se-
conflictos sociales y guerras en el Altiplano quías prolongadas que no coinciden con los
durante los siglos XIV y XV (Nielsen et al., registros húmedos y fríos de Quelccaya y Pu-
2002; IAI, 2012). Este largo período seco du- macocha. Estas diferencias entre los regis-
rante el siglo XIV fue también identificado tros paleoclimáticos podrían estar reflejando
en el testigo de hielo proveniente del Glaciar condiciones climáticas distintas entre sitios
Quelccaya, Andes tropicales, Perú (Figura 3c; separados por una distancia mayor a 1000
Thompson et al., 2006) y en una reconstruc- km a través del gradiente de humedad nor-
ción tempo-espacial de aridez desarrollada te-sur de los Andes tropicales. A su vez, la
para la región subtropical de América del propia naturaleza de los diferentes registros
Sur basada en múltiples registros ambienta- paleoclimáticos (ancho de anillos de árbo-
les que incluyen principalmente los testigos les, δO18 de testigos de hielo y sedimentos)
82 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 3. Evolución temporal de indicadores hidroclimáticos en el Altiplano durante los últimos


siete siglos (a-b; Morales et al., 2012, 2015) y comparación con los registros de isótopos
estables δO 18del testigo de hielo de Quelccaya, Perú (c; Thompson et al., 2006) y el sedimento
lacustre de Pumacocha, Perú (d; Bird et al., 2011). El ajuste polinómico (líneas gruesas) de
35 años, destaca la variabilidad multi-decenal en los cuatro registros paleoambientales.

podría explicar estas discrepancias. Mientras y del tamaño de lagunas en el Altiplano sur
que el ancho de anillos captura las variacio- durante los últimos 700 años (Morales et al.,
nes climáticas de alta y mediana frecuencia 2012, 2015). De igual manera, el testigo de
(variaciones interanuales a multidecenales), sedimentos en el cerro Tuzgle (Schitteck et
el δO18 de los testigos de hielo y sedimentos al., 2016) y los registros ambientales deriva-
captura las variaciones de mediana y baja dos de los depósitos de restos vegetales de
frecuencia (decenales a centenales), lo cual roedores en la precordillera andina del norte
justamente, demuestra lo complementario del Desierto de Atacama en Chile (Mujica et
que serían entre ellos. al., 2015), resaltan la ocurrencia del período
El siglo XIX se caracterizó por presentar húmedo del siglo XIX. Este máximo pluvial
el período húmedo más importante identifi- coincide con un aumento poblacional signi-
cado en las reconstrucciones de precipitación ficativo de la cultura Aymara en la región de
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 83

Tarapacá del Altiplano chileno (Lima et al., basado sobre estos resultados oscila entre
2016), lo cual habría sido gatillado por una 0,10-0,15ºC/década (Vuille y Bradley, 2000;
mayor productividad en su sistema agropas- Vuille et al., 2003; Vuille et al., 2008). Sin
toril producto de condiciones favorables de embargo, el aumento de la temperatura se
humedad. intensificó a partir de mediados de la década
Desde la década de 1930 hasta el pre- de 1970 con una tasa de calentamiento de
sente, las reconstrucciones basadas sobre 0,34 ºC/década (Vuille y Bradley, 2000). De
anillos de árboles registran tendencias nega- igual manera, estudios más acotados espa-
tivas persistentes en las precipitaciones y en cialmente para el Altiplano, muestran un au-
el tamaño de las lagunas (Figura 3a-b). En mento significativo de la temperatura a par-
particular, a partir de mediados de la década tir de mediados de la década de 1970 (Vuille
de 1970 las condiciones de sequías se han et al., 2000). Toumi et al. (1999) analizaron
acentuado, coincidentes con los valores más los registros de temperatura de la estación
bajos de precipitación y los tamaños más de La Quiaca durante el período 1954-1987,
reducidos de lagunas. Estos resultados son donde también se evidencia una tasa de ca-
consistentes con las condiciones más secas lentamiento de 0,20 ºC/década. Asociado
que muestra la reconstrucción de aridez para con aumento de la temperatura, Carrasco et
la región (Boucher et al., 2011) y el rápido al. (2008) registraron en el sector chileno
retroceso de los glaciares de los Andes tropi- del Altiplano un aumento significativo en la
cales durante la segunda mitad del siglo XX altura de la isoterma de 0ºC con una tasa
(Ramírez et al., 2001; Francou et al., 2003; de 68 ± 12 m/década durante el período
Vuille et al., 2008; Jomelli et al., 2009). Por 1962-2003. Este aumento de la temperatura
otro lado, este cambio abrupto hacia condi- registrado para la región del Altiplano, es
ciones más áridas fue registrado también a consistente con el calentamiento registrado
partir de la década de 1970 en el testigo de a escala global (Jones et al., 1999).
hielo de Quelccaya (Figura 3c; Thompson et
al., 2006) y en el sedimento de Pumacocha Precipitación
(Figura 3d; Bird et al., 2011). En ambos re-
Los cambios en los registros instrumenta-
gistros, este período de sequía generalizada
les de precipitación no son tan homogéneos
tampoco tuvo precedentes en el contexto de
y consistentes como los registrados para la
los últimos 600 años. Es importante destacar
temperatura, debido, entre otras variables, a
la gran coherencia que muestran todos los
la heterogeneidad espacial de las lluvias so-
registros analizados del Altiplano y Andes
bre el Altiplano (Vuille et al., 2008). Asimis-
tropicales respecto al incremento de aridez
mo, la falta de registros largos y de buena
desde comienzos del siglo XX. Este nivel de
calidad dificulta el análisis de las tendencias
sincronía espacial de períodos prolongados
de largo plazo de las precipitaciones en el
de sequías severas prácticamente no se ob-
Altiplano. Dado estas limitaciones, las ten-
serva en siglos previos.
dencias de las lluvias durante el siglo XX han
VA R I A C I O N E S C L I M Á T I C A S
sido evaluadas a través de los registros de
DURANTE EL SIGLO XX
OLR (Outgoing Longwave Radiation; Vuille
et al., 2008). OLR es un indicador de la pre-
Temperatura cipitación convectiva ya que mide la canti-
El análisis de registros instrumentales de dad y altura de las nubes en un momento y
temperatura proveniente de 279 estaciones sobre una región determinada. Estos regis-
meteorológicas distribuidas en los Andes tros, muestran que durante el siglo XX, se
tropicales (1°N-23°S) muestra un aumento han identificado cambios significativos en el
significativo de la misma durante el período patrón de lluvias en los Andes tropicales y
1939-2006 (Vuille et al., 2008). El calenta- subtropicales de América del Sur. El análi-
miento estimado para los Andes tropicales sis de la circulación atmosférica durante el
84 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

período 1950-1998 de una transecta norte- la enorme variabilidad espacial de las lluvias
sur centrada sobre los 65º O cubriendo la convectivas y la baja densidad y calidad de
regiones tropicales y subtropicales en Amé- los datos meteorológicos existentes. Dada
rica del Sur, muestra un incremento signifi- esta complejidad, las proyecciones futuras
cativo en la precipitación y la nubosidad en de la precipitación en el Altiplano presentan
la región tropical más próxima al ecuador, grandes incertidumbres que se acrecientan
que contrasta con menores precipitaciones por la limitada capacidad de los modelos
y nubosidad en el sector sur más externo de climáticos para simular procesos a escalas
los trópicos y en la región subtropical (Vuille menores que la global (Vuille et al., 2008;
et al., 2008). Estos autores asocian los cam- Neukom et al., 2015). Si bien las aproxima-
bios en la precipitación y la nubosidad con ciones numéricas y estadísticas han mejora-
la intensificación de la circulación de Hadley do sustancialmente las predicciones regiona-
en este sector del continente, caracterizada les, aún hoy sigue siendo difícil simular las
por un fortalecimiento de los ascensos ver- condiciones futuras de lluvias, en particular
ticales en los trópicos con mayor actividad en las regiones montañosas (Buytaert et al.,
convectiva, que induce un aumento de la 2010; Deser et al., 2012). En este contexto,
subsidencia y menor nubosidad en los sub- las simulaciones del flujo del viento zonal
trópicos (Vuille et al., 2008). Sin embargo, de la tropósfera media y alta proveen una
trabajos más recientes (Neukom et al., 2015; herramienta más confiable para predecir
ver sección 5 sobre Proyecciones climáticas los cambios futuros de la precipitación en
durante el siglo XXI) han asociado, además, los Andes Centrales (Minvielle y Garreaud,
la reducción de la precipitación en el Alti- 2011; Thibeault et al., 2012). La cantidad de
plano a una marcada intensificación de los masas de aire húmedo que ingresan al Alti-
vientos zonales sobre la región. La expan- plano desde el este están fuertemente modu-
sión e intensificación de la Celda de Hadley ladas por el flujo de los vientos zonales y la
en el Hemisferio Sur ha sido reportada re- dinámica del Alta de Bolivia en la tropósfera
cientemente por varios autores (Lucas et al., superior (Lenters y Cook, 1997; Vuille, 1999;
2014 para una revisión del tema). Si bien la Garreaud y Aceituno, 2001; Garreaud et al.,
rama subtropical descendente de la Celda 2003; Vuille y Keimig, 2004). Esta relación
de Hadley podría haber aumentado la pre- entre los vientos zonales de altura y la pre-
sión y reducido la humedad del aire sobre cipitación en el Altiplano ha sido confirmada
el Altiplano contribuyendo a la disminución por numerosos estudios que han utilizado
de las precipitaciones, es posible que esta un amplio espectro de datos, provenientes
expansión favorezca la persistencia de vien- de registros instrumentales, reanálisis y mo-
tos de altura del oeste asociados a menores delos climáticos (Vuille, 1999; Garreaud y
precipitaciones sobre el Altiplano. Así, por Aceituno, 2001; Garreaud et al., 2003; Vuille
ejemplo, la mega-sequía en Chile Central y Keimig, 2004; Minvielle y Garreaud, 2011,
durante el período 2010-2014 ha sido aso- Thibeault et al., 2012).
ciada a cambios regionales de la circulación, Las simulaciones provenientes de los
modelos climáticos globales y regionales in-
los que a escala hemisférica están asociados,
dican que el aumento de las emisiones de
entre otros forzantes, a la expansión de la
gases de efecto invernadero (GEI), van a ir
Celda de Hadley (Boisier et al., 2016).
exacerbando las condiciones de aridez en los
Andes Centrales a lo largo del siglo XXI. La
PROYECCIONES DE LAS
mayoría de los modelos climáticos predicen
P R E C I P I TA C I O N E S PA R A E L S I G L O X X I
un aumento en el flujo de los vientos del
Resulta difícil establecer con claridad las oeste sobre los Andes Centrales, los que in-
tendencias actuales de las precipitaciones en ducirían una disminución en el transporte de
los Andes Centrales. Las principales razones masas de aire húmedo desde el este sobre
son la complejidad topográfica de la región, el Altiplano. Los modelos climáticos estiman
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 85

una reducción de la precipitación para el Al- 1983-2003. Correlaciones estadísticamente


tiplano que varía entre el 10 y el 30% para significativas entre el índice regional de la
fines del siglo XXI (Urrutia y Vuille, 2009; precipitación instrumental y el viento zonal
Minvielle y Garreaud, 2011; Neukom et al., sobre el Altiplano y una región más exten-
2015). Estas simulaciones sugieren que las sa en América del Sur, son consistentes con
tendencias futuras de la precipitación son los resultados de los estudios previos. Entre
consistentes con las observadas en los datos los 12º-23º S y 58º-78º O, las correlaciones
instrumentales y en las reconstrucciones hi- fueron negativas y altamente significativas
droclimáticas (precipitación y área de lagu- (r< -0,6; p< 0,05). La correlación entre el
nas) desarrolladas para el Altiplano (Morales promedio de viento zonal para toda el área
et al., 2012, 2015). seleccionada en el recuadro blanco de la Fi-
La Figura 4 muestra el campo espacial gura 4 y el índice regional de precipitación
de correlación entre los vientos zonales de es de r = -0,71 (p< 0,05). Esto indica que el
verano (DEF) a 200 hPa tomados del rea- viento zonal estaría explicando aproximada-
nálisis ERA-40 y un índice regional de la mente el 50% (r2= 0,504) de la variación de
precipitación instrumental de verano (DEF) las precipitaciones en el Altiplano.
proveniente de estaciones ubicadas a más Considerando que el viento zonal de al-
de 2500 m de altitud, distribuidas entre los tura es un buen predictor de la precipitación
19º y 23ºS (Tabla 2), para el período común en el sur del Altiplano, evaluamos la capaci-

Figura 4. Patrón espacial de correlación entre la precipitación del sur del Altiplano (19º-23ºS)
y el viento zonal de verano (DEF) a 200 hPa (ERA-40; Uppala et al., 2005) durante el período
1969-2008. Las áreas con relaciones significativas están indicadas con puntos negros. El
recuadro blanco delimita el área en la cual los datos promedio de viento zonal fueron com-
parados con la precipitación y las reconstrucciones basadas en anillos de árboles. Las líneas
azules encierran el área montañosa por encima de los 4000 msnm.
86 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

dad de los modelos para simular las condi- nes en el viento zonal durante los últimos
ciones hidroclimáticas pasadas y establecer 1000 años y sus proyecciones para el siglo
su confiabilidad para proyectar los cambios XXI. Se observan oscilaciones de baja fre-
en la precipitación durante el siglo XXI. Para cuencia similares entre las reconstrucciones
ello, junto con los registros paleo-ambienta- y las simulaciones del viento zonal para el
les utilizamos los resultados de un ensamble período común (1300-2006). Esto sugiere
de ocho modelos predictivos de circulación que las simulaciones basadas en el ensamble
general de la atmósfera (GCMsCMIP5; Ta- de ocho modelos predictivos son confiables
ylor et al., 2012). Seleccionamos todas las y con capacidad de capturar los cambios de
simulaciones con datos completos de vien- las condiciones climáticas del pasado. Las si-
to zonal para los siguientes experimentos: mulaciones para el siglo XXI muestran que
past1000, historical y los escenarios futuros las lluvias estarán por debajo de sus valores
RCP2.6 (2006-2100) y RCP8.5 (2006-2100). medios, respecto al período preindustrial
RCP2.6 (RCP8.5) es el escenario más opti- (1300-1850), tanto para el escenario de me-
mista (pesimista) de emisión de gases de nor (RCP2.6) como el de mayor (RCP8.5)
efecto invernadero (GEI) usado por el IPCC emisión de GEI.
en su informe AR5 (IPCC, 2013). En el escenario RCP2.6, la disminución
La Figura 5 muestra las variaciones de es muy severa después del final del perío-
la precipitación y el área de las lagunas re- do observado (2006), estabilizándose cerca
construidas a partir de anillos de árboles, del año 2050. Por el contrario, el escenario
las simulaciones numéricas de las variacio- RCP8.5 muestra que las precipitaciones dis-

Figura 5. Comparación entre la simulación de viento zonal basada en el ensamble de ocho


modelos (línea gruesa negra), con la reconstrucción de precipitación (línea gruesa naranja)
y de área de lagunas (línea gruesa verde), durante el período 1000–2100 d.C. A las tres
series se les aplicó un ajuste polinómico de 51 años para resaltar las variaciones multide-
cenales. La línea negra representa la mediana del ensamble de los modelos de viento zonal.
La línea azul gruesa corresponde al escenario RCP2.6 y la línea roja gruesa al RCP8.5. El
área sombreada gris clara representa el rango mínimo-máximo y el área gris oscura el rango
percentil 15-85%.
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 87

minuirán de manera sostenida durante todo los registros instrumentales no son totalmente
el siglo XXI, alcanzando condiciones de se- representativos de las variaciones naturales
quías extremas sin precedentes y totalmente de la precipitación en la región.
fuera del rango de la variabilidad natural En relación a las simulaciones de la preci-
del sistema climático en la región. Según pitación futura en la región durante el siglo
las proyecciones generadas por cada uno de XXI, el ensamble de ocho modelos del CMIP5
los ocho modelos ensamblados indican que proyecta una abrupta disminución de las llu-
las lluvias entre las condiciones presentes vias bajo diferentes escenarios de emisión de
(1971-2000) y futuras (2071-2100) dismi- GEI. Estas proyecciones son consistentes con
nuirán en un rango entre 18 y 31% (media- las tendencias observadas en las reconstruc-
na 26%) para el escenario RCP2.6, y entre ciones y los datos instrumentales durante el
49 y 86% (mediana 71%) para el escenario siglo XX. Bajo el supuesto de una relación
RCP8.5 (Figura 5). estable entre la precipitación y el viento zo-
nal en el Altiplano, se proyecta una dismi-
CONCLUSIONES nución de la precipitación del 26% (71%)
para el 2071-2100 para el escenario RCP2.6
En este capítulo documentamos los cam- (RCP8.5), relativo a las condiciones actua-
bios en las condiciones hidroclimáticas de la les. Incluso en el escenario más conservador
región sur del Altiplano (19º-23ºS) desde un (RCP2.6), se espera que el Altiplano expe-
contexto multicentenal, el que nos permite rimente condiciones de sequías nunca antes
colocar las condiciones presentes en el con- registradas durante el último milenio.
texto del último milenio y sus proyecciones Las sequías son componentes de la va-
futuras durante el siglo XXI. Las reconstruc- riabilidad climática de especial relevancia
ciones de alta resolución temporal de la pre- para esta región semiárida de los Andes.
cipitación y el área de lagunas recientemente En el contexto del calentamiento global que
desarrolladas para la región del Altiplano, experimenta el planeta (IPCC, 2013), el re-
nos han permitido caracterizar el rango curso hídrico del Altiplano es fundamental
de la variabilidad hidroclimática natural a para la conservación de la biodiversidad y
diferentes escalas temporales durante los las actividades socioeconómicas tales como
últimos 700 años. Ambas reconstrucciones el pastoreo, la minería y el turismo. La dis-
comparten variaciones comunes (interanual ponibilidad de agua ha sido históricamente
a multidecenal) en la disponibilidad hídri- crítica en esta región, incluso se hipotetiza
ca regional. Aun cuando períodos extensos que sequías prolongadas como la ocurrida a
caracterizados por condiciones secas se re- comienzos del siglo XIV, desestabilizaron la
gistran en ambas reconstrucciones durante economía local basada en la agricultura de
el pasado, estos registros destacan la dismi- secano y el pastoreo, provocando un período
nución sostenida de las lluvias durante la de luchas entre comunidades vecinas por el
segunda mitad del siglo XX. En particular, a acceso a los recursos y la consecuente ne-
partir de mediados de la década de 1970 se cesidad de la construcción de fortalezas de-
registró en la región la peor sequía de largo fensivas (Nielsen, 2002). La disminución de
plazo de los últimos 700 años. lluvias proyectada para el siglo XXI junto con
El análisis de los datos instrumentales de la creciente demanda por agua, incrementa-
precipitación en la región del Altiplano se rán la presión sobre los recursos hídricos del
puede abordar sólo para los últimos 50 años, Altiplano y deberán ser consideradas prio-
lo que impide detectar tendencias de largo ritarias por los tomadores de decisión para
plazo (Vuille et al., 2003). La perspectiva tem- evitar conflictos sociales tanto a nivel local
poral provista por las reconstrucciones hidro- como regional. Bajo este escenario, es su-
climáticas, nos permite encuadrar el período mamente relevante anticipar la posible ocu-
de registros instrumentales en un contexto rrencia de estos cambios hidroclimáticos a
multicentenal, y por lo tanto establecer, que los administradores de los recursos hídricos
88 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

con el fin de planificar y aplicar estrategias Bradley R. S., Vuille M., Diaz H. F., Vergara
adaptativas para reducir estas vulnerabilida- W. 2006: Threats to water supplies
in the tropical Andes. Science, 312:
des de manera de garantizar un suministro 1755-1756.
suficiente y equitativo de agua ante su futura Buytaert W., De Bièvre B. 2012. Water for
escasez. cities: The impact of climate change
and demographic growth in the tropi-
cal Andes. Water Resources Research,
AGRADECIMIENTOS
48: 1-13.
Este trabajo fue desarrollado gracias Buytaert W., Vuille M., Dewulf A., Urrutia R.,
Karmalkar A., Célleri R. 2010. Uncer-
a los financiamientos provistos por las si-
tainties in climate change projections
guientes instituciones y proyectos: ANP- and regional downscaling in the tropical
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92 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Estacionalidad climática e hidrológica: las vegas


puneñas
Navarro, Carlos Javier
Instituto de Ecología Regional. CONICET-UNT. Email: carlos-n@outlook.com

En general las vegas, «fens», dependen unos pocos centímetros (0 a 20 cm), con un
de fuentes de agua subterránea o cuencas de mínimo en verano (febrero) y máximo en in-
ríos, mientras que otros humedales como las vierno (agosto) (Figura 1B). Esto podría re-
turberas («bogs») dependen de las precipi- sultar llamativo si se tiene en cuenta que en
taciones (Squeo et al., 2006). Las precipita- la Puna las mayores precipitaciones ocurren
ciones de la Puna argentina fluctúan entre en enero y febrero. Este máximo hídrico des-
los 100 y 400 mm anuales. A pesar de estas fasado unos meses respecto del máximo de
condiciones áridas, las vegas son humedales lluvias, podría explicarse por una mayor tasa
que conservan agua superficial o subterránea de evapotranspiración en los meses de vera-
durante todo el año. En consecuencia, son no (que contribuye al descenso de la napa) y
sitios de elevada productividad primaria. Un la existencia de un retraso en la cuenca entre
indicador de la productividad es el índice de el momento de las precipitaciones (líquidas
diferencia normalizado (NDVI), obtenido a y sólidas) y la llegada a las vegas.
partir de imágenes satelitales. La figura 1A
muestra una curva fenológica anual prome- L I T E R AT U R A C I TA D A
dio de 11.951 vegas de la Puna argentina. Squeo F. A., Ibacache E., Warner B., Espinoza
Se puede observar que los meses con valores D., Aravena R., Gutiérrez J. R. 2006.
más altos de NDVI corresponden al verano Productividad y diversidad florística de la
cuando se registran mayores temperaturas y vega Tambo, cordillera de Doña Ana. En:
P. J Cepeda (ed.), Geoecología de los
precipitaciones.
Andes desérticos. La alta montaña del
Nuestro monitoreo de la napa freática valle del Elqui. Ediciones Universidad de
en vegas de Antofagasta de la Sierra, Cata- La Serena, La Serena, Chile, pp. 323-
marca, muestra variaciones estacionales de 354.

Figura 1. A) Climograma de la Puna argentina con datos promedio de temperatura (línea


roja), precipitación (barras), elaborados a partir de datos de WorldClim v2, y curva fenológica
promedio de 11.951 vegas de la Puna (barras negras, indicando desvío estándar (a partir
de imágenes Landsat 7 usando Google Earth Engine®.). B) Profundidad de la napa freática
en diferentes estaciones.
J. A. González: Aprovechando la energía solar de la Puna 93

Box ä Aprovechando la energía solar en la Puna


González, Jorge A.
LASPE Laboratorio de Simulación de Potencia Eléctrica; FACET Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología.
jgonzalez@herrera.unt.edu.ar

Las franjas geográficas alrededor de cos, destinados a producir electricidad y los


los trópicos de Cáncer y Capricornio están termosolares de baja temperatura, destina-
caracterizadas en general por alta presión dos a suministrar agua caliente domiciliaria,
atmosférica, extrema aridez, marcada am- presentan una franca expansión y desarrollo
plitud térmica diaria, alta heliofanía e irra- en muchos países, debido al descenso soste-
diación solar. La región de la Puna del no- nido de sus costos, aumento de eficiencia,
roeste argentino se encuentra en torno del mitigación de gases de efecto invernadero
trópico de Capricornio (23º26’ de latitud para cumplir con compromisos ambientales
sur) y presenta estas características y una y búsqueda de seguridad y soberanía ener-
muy alta intensidad de radiación solar debi- gética nacional.
do a la baja atenuación atmosférica (efecto En la década de 1980, diversas ONGs co-
de altura, mayor a 3.000 msnm) y a la baja menzaron a implementar en diversas partes
nubosidad. Con intensidades por encima de del mundo proyectos de electrificación de
los 2.400 kWh/m2 por año, la Puna está en- baja escala en residencias rurales aisladas.
tre las regiones del mundo de mayor valor En Argentina, donde la red eléctrica integra-
de radiación (Figura 1). da llega al 98% de sus habitantes, se pone
Este enorme y renovable recurso ener- en marcha en el año 1999 y continúa hasta
gético puede ser aprovechado por medio de el día de hoy, el Proyecto de Energías Reno-
diversos sistemas tecnológicos capaces de vables en Mercados Rurales (PERMER) cuyo
transformar la radiación solar en energía objetivo principal es abastecer de electricidad
térmica (sistemas colectores planos, tubos al 2% restante de hogares rurales (unas 150
de vacío, fresnel, cilindros parabólicos, he- mil familias) y a servicios públicos (escuelas,
lióstatos, discos parabólicos) y/o eléctrica salas de emergencia médica, destacamentos
(de manera directa con sistemas fotovoltai- policiales, comunicaciones, etc.; Figura 2A,
cos –FV- y de manera indirecta con sistemas B) que se encuentran fuera del alcance de la
termosolares de media y alta temperatura), red. Este proyecto de alto contenido social
con impactos ambientales mínimos. En la ac- está financiado por el Gobierno Nacional Ar-
tualidad, los sistemas fotovoltaicos y los eóli- gentino (con préstamos del Banco Mundial

Figura 1. Distribución de la intensidad de radiación solar global horizontal en el mundo y


en el norte de argentina. (https://solargis.com/maps-and-gis-data/download/). Accedido:
20/12/2017.
94 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 2. A y B. Sistemas fotovoltaicos domésticos del proyecto PERMER instalados en la Puna


catamarqueñas, en vega Las Quinoas (3.300 msnm; 26ºS) y vega Botijuela (3.500 msnm;
26ºS). C. Planta solar El Romero (246 MW) de Empresa Acciona, Chile, desierto de Atacama
(1.170 msnm; 29ºS); es actualmente la mayor planta solar de América Latina. (www.acciona.
cl/proyectos/energia/). Accedido: 20/12/2017.

y donaciones de Fondos Internacionales), El plan RenovAr tiene por objetivo dar


fondos provinciales y pagos de consumido- cumplimiento a la Ley 27.191 (Régimen de
res. Las primeras instalaciones se realizaron Fomento Nacional para el uso de Fuentes
en diversos lugares de la Puna jujeña, ca- Renovables de Energía destinada a la Pro-
racterizada por poblados rurales dispersos y ducción de Energía Eléctrica) que señala que
aislados de la red. Se implementó también en el año 2025 un 20% de la matriz eléctri-
el aprovechamiento termosolar por medio de ca del país deberá estar basada en energías
la instalación de cocinas y calefones solares renovables. En el marco de este plan, en la
para uso comunitario (Figura 2A, B). Estos Puna jujeña y salteña se están desarrollan-
lugares y comunidades conforman hoy en do diversos proyectos de plantas FV, siendo
día verdaderos pueblos solares en la Puna. que la Compañía Administradora del Mer-
En el marco del PERMER se instalaron cado Mayorista (CAMMESA) garantiza la
en argentina unos 8.100 kWp de potencia compra de la energía producida por estas
(hasta el año 2015), correspondientes a unos plantas durante 20 años. En Jujuy, depar-
30.000 equipos de los que unos 26.000 son tamento de Susques se han comenzado a
residenciales y se estima que se llegarán a construir a 4.000 msnm, tres plantas FV de
unos 45.000 sistemas cuando se termine de 100 MW, llamadas respectivamente Cauchari
ejecutar el PERMER II. En todas las provin- I, II y III, que inyectarán energía eléctrica al
cias los equipos montados fueron del tipo FV, Sistema Interconectado Nacional suficiente
salvo en Chubut, que fueron aerogenerado- para cubrir las necesidades de unos 100.000
res de baja potencia. hogares. Se montarán a tal fin 1,2 millones
J. A. González: Aprovechando la energía solar de la Puna 95

de módulos FV en una superficie de 700 hec- menor altura sobre el nivel del mar (Figura
táreas. Se prevé que el 2% de las ganancias 2C). Solo para tener una idea aproximada
de este proyecto se destine a los pobladores de magnitudes, sin considerar otras cuestio-
originarios. En la Puna salteña se instalarán nes, como el problema de la intermitencia
dos parques FV de 100 MW cada uno, ubi- solar o el tendido de las redes eléctricas para
cados uno en cercanía de Olacapato (4.000 evacuar esta cantidad de energía generada,
msnm) y el otro a 15 kilómetros de San si se instalara una planta fotovoltaica en
Antonio de los Cobres (3.800 msnm). Chile la Puna que ocupe una superficie de unos
ya está muy avanzado en este desarrollo y 1.000 km2 (por ejemplo, un cuadrado de 32
tiene unos 2.000 MW de potencia con gene- km de lado), su producción anual de energía
ración solar, instalados en su mayor parte eléctrica sería aproximadamente equivalente
en las regiones de Atacama y Antofagasta, a a toda la generación anual de Argentina en
las latitudes de la Puna argentina, aunque a el año 2016 (136.500 GWh).
96 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

05 ä Humedales de la Puna: principales


proveedores de servicios ecosistémicos
de la región
Izquierdo, Andrea E.; Roxana Aragón; Carlos J. Navarro;
Elvira Casagranda
Instituto de Ecología Regional (IER, CONICET–UNT), CC34, (4107) Yerba Buena, Tucumán, Argentina.
aeizquierdo@gmail.com

ä Resumen — Los humedales son unidades claves en el funcionamiento ecosistémico de


la Puna, en la cual el agua es un recurso limitante. Entre los principales tipos de humedales
que se encuentran en la región se destacan los ríos, lagos, lagunas, salares y vegas. Estos
ecosistemas tienen un alto valor de conservación porque son los principales proveedores de
servicios ecosistémicos: representan la mayor proporción de productividad primaria, soportan
la mayor parte de biodiversidad y son los principales reguladores hídricos de la región. Históri-
camente han sido afectados por el uso ganadero y actualmente están expuestos a dos tipos
de posibles amenazas que incidirían principalmente sobre la hidrología: el cambio climático y
usos del territorio de creciente desarrollo, tales como la minería y el turismo. En el presente
capítulo resumimos las principales características de los distintos tipos de humedales de la
Puna, describimos su importancia como proveedores de servicios ecosistémicos y discutimos
su relación con las principales presiones antrópicas a las que se ven actualmente expuestos.
Destacamos la necesidad y urgencia de diseñar y promover estrategias de conservación de
humedales de la Puna considerando las potenciales amenazas derivadas del cambio climático
y el uso del territorio.
Palabras clave: Hidrología, uso del suelo, altamontaña.

ä Abstract — Wetlands are key units in the Punean ecosystem functioning where water
is a limiting resource. The main types of wetlands in the region are: rivers, lakes, lagoons,
salts, and vegas or peatbogs. These ecosystems have a high conservation value because they
are the main suppliers of ecosystem services. They contribute to a significant proportion of
primary productivity, maintain vertebrate populations and biodiversity, and regulate hydrologi-
cal resources. Historically, they have been affected by grazing and presently are exposed to
two types of potential threats, which would mainly affect hydrology: climate change and in-
creasing land use development, such as mining and tourism. Here we summarize the main
characteristics of the different types of wetlands in the Puna, describe their importance as
ecosystem service providers and discuss the main anthropogenic pressures to which they
are currently exposed. We highlight the need and urgency to design and promote strategies
for the conservation of the Punean wetlands, considering the potential threats arising from
climate change and land use.
Keywords: Hydrology, land use, high mountain.

DEFINICIÓN Y TERMINOLOGÍAS. TIPOS al., 2015). Especialmente estratégicos son


DE HUMEDALES Y CARACTERIZACIÓN los humedales de zonas áridas y semiári-
DE LOS HUMEDALES PRESENTES EN das como la Puna donde las precipitacio-
LA PUNA nes anuales son exclusivamente estivales
y en promedio menores a 400 mm anuales
Los humedales son ampliamente recono- (Cabrera, 1976; Morales et al., en este volu-
cidos por su importancia en la producción de men). A su vez, los humedales altoandinos
bienes y servicios para las poblaciones hu- son especialmente sensibles en el contexto
manas y por su valor para el mantenimiento de cambio climático. Escenarios futuros pre-
de la biodiversidad (MEA, 2005; Gardner et dicen un aumento de temperatura de entre 2
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 97

a 4°C para ecosistemas de altura (Urrutia y agua superficial o subsuperficial causa flujos
Vuille, 2009; Morales et al., en este volumen) biogeoquímicos propios, suelos con acentua-
y un descenso en disponibilidad de agua con do hidromorfismo y una biota adaptada a di-
estaciones secas más prolongadas (Buytaert cho rango de disponibilidad de agua” (Neiff
et al., 2010). A pesar de su reconocida im- et al., 1994). Esta definición especificando
portancia y vulnerabilidad, el conocimiento aspectos estructurales y funcionales propios
básico acerca de los distintos humedales de de los humedales marca la diferencia entre
la Puna y su funcionamiento e interacciones estos y los ambientes netamente terrestres y
ecohidrológicas es aún escaso. los ambientes netamente acuáticos. Por un
Un primer paso para el estudio de los hu- lado, en los sistemas terrestres la zona satu-
medales es definir y clasificar sus distintos ti- rada se encuentra por debajo de la rizósfera
pos. En general se acepta que los humedales (i.e., 30-50 cm superiores del suelo donde se
son zonas en las que el agua es el principal encuentra la mayor parte de las raíces) y los
factor que controla el medio y la vida vegetal procesos biológicos tienen lugar en la zona
y animal asociada a ellos. Se desarrollan en aérea, mientras que en los sistemas acuáticos
lugares donde la napa freática se halla en o el agua está sobre el nivel aéreo de la biota y
cerca de la superficie de la tierra o donde el los procesos biológicos ocurren dentro de la
suelo está cubierto de agua poco profunda. A columna de agua (Brinson, 2004; Benzaquén
pesar de la amplia utilización del término, la et al., 2013). En los humedales la zona de
definición de humedal todavía no está com- saturación fluctúa entre los primeros niveles
pletamente consensuada aunque tiene im- subsuperficiales del suelo (incluyendo la ri-
portantes implicancias para los lineamientos zósfera) y los primeros niveles por sobre la
en manejo y conservación de estos sistemas superficie del suelo; los procesos biológicos
(Neiff, 2001). están adaptados a esta fluctuación en la dis-
La definición más difundida suele ser la ponibilidad de agua (Brinson, 2004; Benza-
de la Convención de Ramsar, tratado inter- quén et al., 2013). Estrictamente bajo esta
gubernamental que ofrece el marco para la definición los lagos y lagunas profundos y
conservación y el uso racional de los hume- los ríos permanentes cuya columna de agua
dales y sus recursos del cual Argentina es mantenga niveles altos y constantes de flujo
miembro. Esta definición emplea un criterio no serían humedales; pero sí podría incluirse
amplio y enumerativo definiendo a los hu- como humedal al ecosistema ribereño suje-
medales como “las extensiones de marismas, to a periódicas inundaciones por aumentos
pantanos y turberas, o superficies cubiertas del caudal del sistema acuático (i.e., hume-
de agua, sean éstas de régimen natural o ar- dal marginal fluvial en el caso de los ríos
tificial, permanentes o temporales, estanca- y humedal marginal palustre en el caso de
das o corrientes, dulces, salobres o saladas, riberas de lagos y lagunas profundas). Un
incluidas las extensiones de agua marina caso particular son las vegas o bofedales
cuya profundidad en marea baja no exceda que si bien cumplen con los rasgos de todo
de seis metros”. Con esta amplia definición, humedal (i.e., presencia de agua temporaria
la Convención de Ramsar abarca todos los o permanente, biota adaptada y ciclos bio-
lagos y ríos, pantanos y marismas, pastizales geoquímicos propios) la causalidad del eco-
húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas sistema podría discutirse considerando más
y bajos de marea, manglares y otras zonas bien que hay un ciclo de retroalimentación
costeras, arrecifes coralinos, y sitios artifi- entre los componentes que crean y mantie-
ciales como estanques piscícolas, arrozales, nen el sistema (E. Jobaggy, com. pers.). Si
reservorios y salinas. bien las vegas se originan por afloramientos
Otras definiciones más específicas se ba- del acuífero freático, ésta se mantiene cerca
san en características propias de los humeda- o en superficie debido a que la vegetación
les y los definen como “ambientes en los cua- característica de vega promueve la acumu-
les la presencia temporaria o permanente de lación de materia orgánica y modifica la
98 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

hidrología del lugar con su capacidad de tienen muy escaso caudal durante el resto
retención y regulación del flujo del agua. Si del año.
la vegetación no mantuviera el agua bajo su En toda la región, así como en otras áreas
cubierta, ésta podría circular y formar otro áridas de montaña, las zonas con vegetación
tipo de humedal o sistema netamente acuá- de estos “desiertos de sombra de lluvia” es-
tico, como arroyos o ríos, típicamente menos tán fuertemente influenciadas por las en-
extendidos espacialmente que la vega. tradas de agua laterales suministradas por
A fin de contemplar la mayor cantidad de ríos o acuíferos abastecidos por los frentes
tipos de humedales como principales provee- de montaña (Contreras et al., 2011). En el
dores de recursos hídricos de la Puna, este caso de la Puna, la típica aridez de la región
trabajo se basa en la definición amplia de genera un entorno de cuencas hidrográficas
Ramsar, pero diferencia las características cerradas con desagües en depresiones su-
funcionales y estructurales de cada tipo de perficiales o lagunas presentes en el sector
humedal descripto y su sistema acuático aso- norte, o salares en el sur de la región. Las
ciado. Así, en este contexto, se incluyen ríos cuencas de la Puna se caracterizan por su
(permanentes y transitorios), lagos y lagu- endorreísmo con ríos, arroyos y pequeños
nas someros (y márgenes palustres de lagos cursos de agua que terminan en lagunas o
y lagunas profundas), vegas (i.e., turberas salares o se infiltran (SRHN, 2002).
altoandinas) y salares.
En general, las particularidades de la D I S T R I B U C I Ó N Y PAT R O N E S
Puna condicionan a estos recursos hídricos E S PA C I A L E S D E D I F E R E N T E S
principalmente debido al control orográfico HUMEDALES DE LA PUNA
de las precipitaciones. Los cordones monta-
ñosos de orientación norte-sur actúan como Las condiciones ambientales arriba des-
barrera a los vientos húmedos del océano At- criptas de la Puna son similares a las de
lántico haciendo disminuir progresivamente otras regiones áridas de altura del planeta
las precipitaciones estivales de norte a sur y donde se desarrollan ecosistemas parecidos.
de este a oeste. Los valores promedio varían En América del Sur esta meseta de altura se
desde 50 mm/año en la zona árida (Salta- presenta además en Chile, Bolivia y el sur
Catamarca) hasta 350 mm/año en la zona de Perú; en Asia condiciones similares se
más húmeda (Puna jujeña) (Paoli, 2003). Los encuentran en la meseta tibetana y la cordi-
meses de invierno son por lo general secos, llera de Pamir.
pero ocasionalmente se presentan nevadas A pesar de la reconocida importancia
que se originan por la llegada de aire frío ecológica y económica de los humedales,
proveniente del Pacífico (Ruthsatz, 2012). A los relevamientos para conocer sus patrones
su vez, estos cordones montañosos delimitan espaciales básicos son pocos y muchas veces
una depresión de altura entre ellos forman- incompletos (Finlayson y Davidson, 1999).
do valles de poco drenaje, los cuales tienen, La base de datos más global de humedales
en su mayoría, un salar en su parte más baja es la Global Lakes and Wetlands Database
(Hongn et al., en este volumen). Las escasas (GLWD) que reporta para las ecorregiones
precipitaciones combinadas a otras variables de Puna y Altos Andes de Argentina 16.880
climáticas extremas, tales como la alta eva- ha (0,8% del área total de ecorregiones) de
potranspiración asociada al viento y la alta humedales incluyendo lagos, lagunas, re-
radiación, resultan en un balance hídrico re- servorios y salares (Lehner y Doll, 2004).
gional negativo todo el año. Durante las llu- Nuestro equipo de trabajo desarrolla sus in-
vias de verano se ocasionan escurrimientos vestigaciones en un área de 14.300.000 ha
torrentosos de agua superficial que elevan de la Puna argentina que se delimita al norte
el caudal de los ríos permanentes presentes y oeste por los límites internacionales con
en la región y originan otros cauces transi- Bolivia y Chile respectivamente; al este por
torios que no presentan agua superficial y/o la cota altitudinal de los 3200 msnm; y al
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 99

Figura 1. Humedales de la Puna: ríos principales, lagos, salares y vegas.


100 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

CARACTERES ESTRUCTURALES Y
sur por los límites de la Reserva de Biosfera
FUNCIONALES DE LOS DISTINTOS
San Guillermo en la provincia de San Juan
TIPOS DE HUMEDALES DE LA PUNA
(Izquierdo et al., 2015b). Nuestros estudios
reportan 866.580 ha de humedales (6,06% En un sistema árido como la Puna, en-
del área de estudio), de los cuales 654.076 tender los flujos de agua de los humedales
ha son salares (4,6% de la superficie del área es fundamental para evaluar su funciona-
de estudio), 40.486 ha son cuerpos de agua miento actual y para predecir su variación
(0,28%), 61.123 ha son vegas salitrosas en el futuro. La gran diversidad de humeda-
(0,43%) y 110.895 ha vegas (0,78%) (Iz- les altoandinos corresponde parcialmente al
quierdo et al., 2016; Figura 1). Estas diferen- origen de los mismos. En la región se pueden
cias muestran la importancia de relevamien- encontrar ríos permanentes o estacionarios,
tos locales y técnicamente específicos para lagos y lagunas de agua dulce de origen gla-
las particularidades de cada ecorregión. ciar, hidrotermal o tectónico, salares y lagu-
Los 33 salares mapeados en el área de nas salobres en fondos de cuencas y turberas
estudio se distribuyen mayormente sobre o bofedales que se formaron por sobresatu-
cuencas endorreicas al noroeste de la región ración del suelo (Figura 2).
y varían en tamaño desde pocas hectáreas
(11 salares de entre 1 a 10 ha) hasta Ariza- R íos
ro, el mayor de la región con > 234.000 ha
Los ríos y arroyos de la región son alimen-
(Figura 1). Los lagos y las lagunas son más
tados por las escasas lluvias de verano que
numerosos (113 unidades) pero de menor
frecuentemente son torrenciales y ocasionan
extensión, variando de 1 a 10 ha (66 uni-
fenómenos aluvionales con fuertes crecidas
dades) a 11.038 ha (sistema de lagunas de
y transporte de sedimentos. Los deshielos
Pozuelos). Estos valores fluctúan considera-
estivales son importantes para algunos ríos
blemente de manera estacional e inter-anual.
como el Jachal en el extremo sur de la eco-
Las vegas son más numerosas, con la mayor
rregión, mientras que las lluvias de invierno,
cantidad en las clases de menor tamaño (1 a
generalmente en forma de nieve, no tienen
10 ha) y unas pocas vegas mayores a 1.000
efectos significativos en la dinámica fluvial
ha representan el 18% de la superficie total
intra ni interanual (Paoli, 2003).
(Figura 1).
De la superficie total de humedales al- En la Puna se distinguen dos grandes
toandinos, 321.488 ha (50,6%) se encuen- grupos de cuencas, las endorreicas y las exo-
tran bajo algún tipo de protección (Figura rreicas. Las cuencas endorreicas ocupan la
1), y entre ellas 224.753 ha lo están solo mayor superficie e incluyen a ríos y arroyos
bajo jurisdicción de áreas protegidas provin- que desembocan en lagunas y salares (Figura
ciales y 96.735 ha (el 15% de la superficie 2A), y están principalmente ubicadas en el
total) bajo categorías de protección de re- oeste de las provincias de Jujuy, Salta y Cata-
levancia internacional tales como Reservas marca. Los ríos de estas cuencas nacen en la
de Biosfera o Sitios Ramsar (Figura 1). La cordillera de los Andes, específicamente en
implementación de las diferentes áreas pro- la cordillera de San Buenaventura y en las
tegidas es heterogénea en la región (Reid vertientes occidentales de las sierras Santa
Rata et al., en este volumen). La situación de Victoria, Aguilar, Chañi y Acay. Los principa-
cada una debería ser revisada con el objetivo les lagos, lagunas y salares donde desaguan
de mejorar su eficiencia y acercarse al logro los ríos más importantes son: laguna de Po-
de sus objetivos. zuelos (río Santa Catalina y Cincel), laguna
de Vilama (cauces transitorios), laguna de
Guayatayoc-Salinas Grandes (río del Puesto,
Pastos Chicos, San Antonio de los Cobres, y
Susques o Las Burras), salar Olaroz-Cauchari
(río del Rosario), salar del Hombre Muer-
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 101

Figura 2. Tipos de humedales de la Puna: río Los Patos (A); salar Rincón (B); laguna El Gato
(C), vega Incahule (D).

to (río Los Patos), laguna Antofagasta (río al dirigirse hacia el este toma el nombre de
Antofagasta), salar de Antofalla (río Antofa- Jachal y llega al bañado de Zanjón donde en
lla), laguna de Carachi Pampa y salar Arizaro otras épocas llegaba a tributar al Bermejo. Es
(cauces transitorios). de régimen nival de primavera-verano. El río
Hay tres principales cuencas exorreicas. Blanco que desagua en el embalse Cuesta del
La Cuenca de río Grande de San Juan-Pil- Viento y el embalse Los Cauquenes son otros
comayo en el extremo norte de Jujuy que elementos importantes de esta cuenca.
incluye los ríos Yavi, La Quiaca, Orosmayo y
Cusi-Cusi; la Cuenca del río Abaucan que se SALARES
ubica al sureste de la provincia de Catamarca Los salares constituyen uno de los ras-
y al norte de la Rioja y está formada por ríos gos geomorfológicos más característicos y
en general temporarios con fuertes crecidas distintivos de la ecorregión puneña (Figura
en el periodo de deshielo que descienden 2B) y en su mayor parte las sales que los
hacia el valle de Chascuil y de Tinogasta o conforman provienen de la meteorización
el Bolsón de Fiambalá; y la cuenca del río de rocas volcánicas (Hongn et al., en este
Jachal que se ubica en el centro-norte de volumen). En las cuencas endorreicas de la
San Juan, oeste de La Rioja y una pequeña Puna la combinación de altas tasas de eva-
porción de Catamarca. El río Jachal nace potranspiración y escasas precipitaciones
en la cordillera, primero con el nombre de da lugar a la acumulación y deposición de
Salado discurriendo de norte a sur; luego sales, con la consecuente formación de sala-
102 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

res en sitios en donde antes se encontraban ha marcado un aumento en el número de


lagos o lagunas. El tamaño y la frecuencia inversores extranjeros que llegan a la Puna
de los salares aumenta hacia el sudoeste de argentina en búsqueda del “oro blanco”. La
la región a medida que el clima se hace más utilización de litio como insumo para el fun-
seco (Izquierdo et al., en prensa), en zonas cionamiento de artículos electrónicos supone
en que las precipitaciones alcanzan los mí- el reemplazo de energías convencionales por
nimos registros (50 mm/año). Los salares esta alternativa que reduce las emisiones de
reciben aportes de ríos con desagües de esca- CO2 y libera comparativamente menos con-
sa magnitud y en su centro suelen formarse, taminantes (Desselhaus y Thomas, 2001).
de manera temporal o permanente, ojos de Sin embargo, el proceso productivo de li-
agua de escasa profundidad como ocurre por tio conlleva el bombeo de salmuera natural
ejemplo en los salares de Cauchari, Pastos desde el núcleo del salar y la evaporación
Grandes y Hombre Muerto. Los salares más de agua en las pozas de evaporación solar,
grandes del mundo se encuentran ubicados donde la salmuera va aumentando su con-
en la altiplanicie sudamericana, repartida centración. Dependiendo de la concentración
entre el noroeste argentino, el suroeste de de litio en la salmuera es la cantidad de agua
Bolivia y el noreste de Chile: el salar de Ari- evaporada en el proceso productivo; algunos
zaro es el de mayor superficie de la Puna ar- estudios estiman que para concentraciones
gentina (234.000 ha) y tercero en los Andes, promedio de 600 partes por millón de litio
luego de Uyuni (Bolivia) y Atacama (Chile) en salmueras, se evaporan alrededor de 2
(Izquierdo et al., 2016). millones de litros de agua (Gallardo, 2011).
La aparición de este tipo de humedales Teniendo en cuenta las características hi-
implica el depósito y concentración de sales dráulicas del sistema y de los materiales del
con elementos químicos de interés económi- salar, estas intervenciones podrían causar
co. Principalmente se extrae de ellos salitre una disminución del nivel de base del agua
o nitrato natural, yodo, cloruro de sodio o subterránea de la cuenca produciendo un
sal común entre las explotaciones más tradi- descenso del agua dulce fuera de los bordes
cionales. Entre los elementos de mayor valor del salar, afectando potencialmente el fun-
económico se destacan el litio y el boro, los cionamiento y la biodiversidad en lagunas
cuales conforman reservas de insumos estra- y vegas asociadas (Gallardo, 2011). Aunque
tégicos para industrias en actual crecimiento actualmente sólo dos empresas explotan li-
(Izquierdo et al., 2015a; Lencina et al., en tio en salares de la región (Hombre Muerto
este volumen). y Olaroz), existen numerosos proyectos en
Especial mención merece la minería del exploración (Salar de Diablillos), factibilidad
litio que en las últimas décadas ha cobrado (Salar de Cauchari) e incluso pre-producción
particular importancia debido a su uso en (Salar de Rincón) (ver Lencina et al., en este
la fabricación de baterías para dispositivos volumen).
electrónicos y vehículos a propulsión eléc- La tendencia climática hacia una mayaor
trica, generando un fuerte crecimiento en la aridización en la región debido a los efectos
demanda de litio en los mercados internacio- del cambio global (Carilla et al., 2013; Mora-
nales. Los depósitos más importantes de este les et al., en este volumen), puede hacer ne-
metal se sitúan en lagos salinos continentales cesario evaluar la actividad minera del litio.
y en salares, encontrándose aproximadamen- Conocer la utilización que ésta hace de los
te el 80% del litio (de salmueras) total del recursos hídricos y comprender sus potencia-
mundo en el denominado Triángulo del Litio, les impactos son imprecindibles para tomar
situado entre los salares de Atacama (Chile), medidas de manejo y/o mitigación tendien-
Hombre Muerto (Argentina) y Uyuni (Boli- tes a minimizar los riesgos ambientales y la
via). Esta creciente demanda, sumada a la degradación del recurso más limitante de la
abundancia de litio en el país y al bajo costo región.
que representa su extracción de salmueras,
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 103

LAGOS Y LAGUNAS las precipitaciones y el balance hídrico, lo


Lagos y lagunas altoandinas son otro tipo que los hace buenos indicadores de patrones
de humedal en la región (Figura 2C). Son, regionales de estas variables (Carilla et al.,
por ejemplo, especialmente clave para man- 2013; Morales et al., 2015). Sin embargo las
tener muchas especies de aves, incluyendo características particulares de los cuerpos de
algunas amenazadas como los flamencos. agua y sus cuencas muestran diferencias en
Esto es reconocido por iniciativas como Ra- dicha relación. En particular, lagos pequeños
msar que ha declarado sitios de interés para mostraron un patrón de fluctuaciones de ta-
las aves a Laguna de los Pozuelos, Lagunas maño más consistente con las fluctuaciones
de Vilama, Laguna Brava y Lagunas Altoan- del balance hídrico regional (Carilla et al.,
dinas y Puneñas de Catamarca (Ramsar, 2013). Por el contrario, los lagos más gran-
2005). Más recientemente se ha demostrado des experimentaron una mayor variabilidad
la importancia de estos humedales para el interanual que podría estar asociado con una
mantenimiento de comunidades microbia- menor proporción de área de profundidad
nas de alto valor científico como los micro- (Caziani y Derlindati, 1999) y a la mayor
bialitos (Farias et al., 2013; Farías, en este complejidad y tamaño de las cuencas (Cari-
volumen). lla et al., 2013).
En la Puna la mayor área y cantidad de
VEGAS
lagunas se encuentra en la parte más húme-
da del noreste; otras más pequeñas y aisla- Las vegas o bofedales son probablemente
das se distribuyen en el resto de la región los humedales de mayor importancia ecoló-
(Figura 1). Alrededor de 40.486 ha de “cuer- gica de la región (Figura 2D) y a su vez los
pos de agua” han sido mapeados en la Puna, más sensibles a influencias antrópicas sobre
correspondientes al 0,28% de la superficie su funcionamiento. Se desarrollan por un
total del área de estudio (Izquierdo et al., proceso de retroalimentación positivo entre
2016), los cuales suman un perímetro total las características topográficas de la napa
de más de 2 millones de km. Esto permitiría freática y la vegetación. En áreas cóncavas
estimar aproximadamente 200 millones de donde el suelo permite que la napa aflore o
km2 de humedales marginales lacustres con- se encuentre cercana a la superficie, crece
siderando un buffer de 100 metros. una vegetación característica del tipo cespi-
Estos ecosistemas pueden separarse en tosa que actúa regulando el flujo de agua
lagunas profundas y salobres, de otras so- y formando capas de materia orgánica que
meras e hipersalinas (Caziani y Derlindati, retroalimenta positivamente el crecimiento
1999). Las primeras tienen perfiles pronun- vegetal. El sistema se comporta como una
ciados que les dan profundidad y poseen esponja, manteniendo el agua en o cerca de
abundante vegetación de macrófitas que al- la superficie e impidiendo que ésta infiltre o
bergan una diversa avifauna de patos, galla- se escurra rápidamente. De esta manera, las
retas y macáes. Las lagunas someras tienen vegas se convierten en unidades funcionales
gran desarrollo de costa, son ricas en diato- clave del ecosistema, soportando la biodiver-
meas y constituyen hábitat casi exclusivo de sidad y proveyendo servicios ecosistémicos
flamencos (Caziani y Derlindati, 1999). Los fundamentales como la regulación hídrica,
cambios en los niveles de agua por ciclos na- la productividad y el secuestro de carbono,
turales de sequía son característicos de este entre otros. Este intrincado acople de fac-
tipo de lagos y están siendo afectados por las tores hace de las vegas un sistema frágil y
tendencias de cambio climático en la región, vulnerable. Para que una vega se desarrolle
excediendo sus rangos de variabilidad natu- y se mantenga en el tiempo se requiere de
ral (Carilla et al., 2013; Morales et al., 2015, la combinación de diferentes condiciones
Morales et al., en este volumen). Lagos y la- ambientales que controlen la estabilidad de
gunas han mostrado una fuerte relación con la “napa” (Tchilinguirian y Olivera, 2012),
104 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

la estructura y configuración espacial hete- al., 1998). Varias de las especies de plantas
rogénea de canales o cursos insertos en una y animales que los habitan son endémicas
matriz de vegetación (Squeo et al., 2006) y (Mittermeier et al., 1998; Carilla et al., Pe-
la formación y acumulación de materia orgá- rovick et al. y Osinaga-Acosta y Martín, en
nica (Benavides-Duque, 2013). La alteración este volumen).
de estas condiciones por fuera de determina- La vegetación de los humedales puede se-
dos umbrales de resiliencia puede empujar pararse en: a) vegetación de zonas con poco
el ecosistema hacia un proceso desencade- drenaje (e.g., vegas) usualmente dominadas
nante de emisión de carbono, aceleración de por juncáceas (e.g., Distichia muscoides y
los flujos hídricos y pérdida de porosidad y Oxicloe andina, y ciperáceas (Eleocharis spp.,
capacidad de regulación hidrológica (Bena- Carex spp., Scyrpus spp.) con la caracterís-
vides-Duque, 2013). tica forma de cojín cuya función crucial en
Las principales perturbaciones a las que el funcionamiento hídrico de las vegas lleva
pueden estar sometidas las vegas están rela- a considerarlas como especies fundadoras
cionadas con el pastoreo, la minería, extrac- (Ellison et al., 2005), y b) plantas acuáticas
ción de agua, la construcción de carreteras de lagos y arroyos que incluyen Crassula ve-
sobre el humedal y el cambio climático. Las nezuelensis, Myriophyllum quitense, Potamo-
canalizaciones en la vega, ya sean para riego geton spp., Ranunculus spp. y Zannichellia.
o para evitar anegamiento de los animales Entre la flora andina endémica se pueden
que la usan, pueden llevar a la degradación encontrar especies del género Isoetes (pte-
generada por un descenso en la napa freáti- ridófito andino) que han sido consideradas
ca que incrementa la descomposición de la como especies en vías de extinción en la
materia orgánica por aireación de estratos región (Young et al., 1997) y de las cuales
naturalmente carentes de oxígeno. Este pro- se han registrado especies endémicas de las
ceso puede acelerarse por invasión de plan- lagunas de Huaca Huasi, Tucumán (A. Grau,
tas arbustivas que desarrollan sus raíces y com. pers.)
favorecen el ingreso de oxígeno y agua de En los humedales se congregan tempo-
percolación a niveles inferiores degradando ralmente varias especies de aves migratorias
lentamente el humedal y transformándolo (Caziani et al., 2001), incluyendo especies
en otro tipo de ecosistema. Una consecuen- como Fulica gigantea (gallareta) y Chloepha-
cia grave del drenaje extensivo es la subsi- ga melanoptera (guayata), ambas considera-
dencia (i.e. el descenso del terreno por la das raras y de especial atención y vulnerable
descomposición de la turba y la expulsión debido a su escasa presencia y distribución
del agua contenida y la formación de surcos restringida respectivamente (SIB, 2017). Al-
y cárcavas que genera una mayor pérdida gunos de estos humedales son refugio y si-
de agua retenida por la vega). El equilibrio tio de reproducción de flamencos endémicos
entre la ganancia/pérdida del agua y de la como el flamenco andino (Phoenicoparrus
materia orgánica es crítico, determinando si andinus) y el flamenco de James (Phoenico-
la vega avanza, permanece o retrocede en el parrus jamesi), consideradas como especies
vulnerables (BirdLife International, 2000).
tiempo (Tchilinguirian y Olivera, 2012). Por
Los humedales son también componentes
otra parte, el manejo apropiado de canali-
fundamentales del hábitat de algunos mamí-
zaciones y niveles freáticos por la población
feros de importancia económica y ecológica
local puede ayudar a mantener o aún res-
tales como la vicuña, el guanaco, la chinchi-
taurar el funcionamiento de las vegas ante
lla y algunos felinos (Cuyckens et al., 2015)
fluctuaciones climáticas adversas.
entre los cuales se destaca el emblemático
gato andino (Leopardus jacobita), uno de los
ECOLOGÍA Y BIODIVERSIDAD
felinos menos conocidos y más vulnerables
Los humedales altoandinos presentan del país (Chébez et al., 2008) e incluso con-
una alta diversidad biológica (Mittermeier et siderado como la especie más amenazada
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 105

del continente americano (Villalba et al., mía hídrica toman una relevancia especial
2016). dada la gran dependencia y adaptación de
La ictiofauna nativa del altiplano está re- las poblaciones al medio natural, lo cual los
presentada por Trichomycterus sp., Brycona- convierte en materia de oportunidades y de
mericus rubropictus y Jenynsia maculata (ver amenazas dependiendo de las decisiones de
Aguilera, en este volumen), cuya situación manejo que se haga de los mismos.
actual es desconocida para la región. Asimis- Las vegas en particular, aunque represen-
mo, algunas especies de anfibios endémicos tan sólo el 0,78% de la superficie total de la
no han sido bien estudiadas en los humeda- región (Izquierdo et al., 2015b, 2016) apor-
les, aunque se registra la presencia de es- tan una proporción significativa de la pro-
pecies propias de los géneros Telmatobius, ductividad primaria (Baldassini et al., 2012).
Batrachophrynus y Gastrotheca (Barrionuevo Los suelos de las áreas de vegas tienen muy
et al., en este volumen). alto contenido de materia orgánica y en
La biodiversidad microbiana también zonas con drenaje pobre suele haber altos
ha tomado relevancia en los últimos años niveles de carbonatos y cloruros de sodio,
en lagos y salares altoandinos con el des- calcio y litio como cationes predominantes.
cubrimiento de comunidades extremófilas Esta combinación de características biofísi-
(e.g., Farias et al., 2013). Estas comunida- cas convierten a las vegas en los principales
des expuestas a radiaciones y condiciones reservorios de carbono en la alta montaña
químicas extremas han llamado la atención (Limpsen et al., 2008; Benavides-Duque,
de astrobiólogos que las usan de modelos 2013). Adicionalmente, al crear una ma-
para la prospección de vida en otros planetas triz orgánica porosa en ambientes de roca,
(Cabrol et al., 2009) o para estudios sobre contribuyen a regular la velocidad del agua
el origen de la vida (Farias et al., 2013). Las y generar caudales más constantes (Tchili-
condiciones ambientales adversas para la guirian y Olivera, 2012). Es así que estos
mayoría de los sistemas vivos en los hume- sistemas clave en la región son proveedores
dales altoandinos son las que permiten el de los principales servicios de provisión por
desarrollo de estas interesantes comunidades regulación y mantenimiento.
de importante valor científico (Albarracín et Los ríos por su parte, además de la regu-
al., 2016). lación y provisión de servicios hídricos son
los principales corredores para la biodiversi-
INTRODUCCIÓN A LOS SERVICIOS dad entre vegas en una matriz árida. Lagos y
ECOSISTÉMICOS Y USO ANTRÓPICO
lagunas y salares son en general reservorios
DE HUMEDALES
de una notable biodiversidad y en particular,
hábitat de varias especies amenazadas (Ca-
En líneas generales los “servicios ecosis- ziani y Derlindati, 1999; Caziani et al., 2001;
témicos” son comúnmente definidos como Osinaga y Martín, en este volumen).
“aquellos beneficios que la naturaleza pro- Dentro de las principales amenazas re-
vee a los seres humanos” (Daily, 1997; MEA, conocidas para la región las predicciones
2003; Díaz et al., 2015). El concepto engloba de los modelos de cambio climático mues-
bienes y servicios, incluyendo aquellos que tran que el calentamiento aumenta con la
en la clasificación más difundida se cono- altitud (Beniston et al., 1997) proyectando
cen como de soporte, provisión, regulación una tendencia a la aridización en la región
y culturales (MEA, 2003). Los humedales (Urrutia y Vuillé, 2009; Morales et al., en
se encuentran entre los ecosistemas más este volumen). A este escenario se agrega el
productivos como proveedores de servicios incremento en la presión antrópica principal-
ecosistémicos y, a su vez, los más amena- mente sobre los recursos hídricos por cam-
zados por cambios de uso del suelo (MEA, bios en el uso del territorio. En la actualidad,
2005). En sistemas áridos como la Puna, los entre los principales cambios que se suman
servicios ecosistémicos asociados a la econo- a la tradicional actividad ganadera (Quiroga
106 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Mendiola y Cladera, en este volumen) se in- cuentran los indicadores regionales sistema-
cluyen el incremento de la actividad minera tizados y mucho menos espacialmente ex-
(Izquierdo et al., 2015a; Lencina et al., en plícitos, pero un proxy podría ser el registro
este volumen) y el creciente desarrollo tu- de tracks en páginas especializadas. Hasta
rístico (Troncoso, en este volumen). octubre de 2016 se encontraron 193 tracks
A pesar de ser una región poco habitada en wikiloc.com (https://www.wikiloc.com/)
en relación a otras (Longhi y Krapovickas, que surcan el territorio de la Puna (Figura
en este volumen), las presiones antrópicas 3; Izquierdo et al., datos no publicados) en
son varias y están ampliamente distribuidas diferentes tipos de actividades turísticas (i.e.,
(Figura 3) con diferente asociación espacial viajes en automóvil, todo terreno, motocross
y potencial impacto sobre los distintos tipos o motociclismo) y distintos grados de difi-
de humedales (Tabla 1). En la región existen cultad (i.e., fácil, difícil, sólo expertos). En
45 localidades con 37.636 habitantes (Figu- base a criterio de experto y a partir de estos
ra 3; INDEC, 2010; Longhi y Kaprovickas, indicadores de presiones antrópicas nosotros
en este volumen). Otras 67 localidades con modelamos el impacto relativo espacial de
100.303 habitantes existen fuera del área dichas actividades. Para ello usamos paráme-
de estudio delimitada, pero se encuentran tros de intensidad, distancia y decay (Tabla
aguas abajo de la misma, por lo cual se pro- 1) para modelar una superficie de riesgo.
veen de los recursos hídricos “exportados” Una superficie de riesgo es un modelo espa-
desde la región puneña (Figura 3; INDEC cial de la relación entre elementos de riesgo
2010). La densidad de viviendas rurales, que (las presiones antrópicas en nuestro caso) y
podría considerarse un indicador indirecto elementos de conservación (los humedales)
de la presión ganadera, es mayor hacia el a través de un valor de intensidad (i.e., el
límite este y noreste de la región (Figura 3; grado de riesgo de cada presión antrópica
INDEC, 2010); mientras tanto, 38 desarro- para los elementos de conservación), la dis-
llos mineros en distintas fases de producción tancia a la que cada presión modelada actúa
se encuentran mayormente distribuidos en y el decay (i.e., la forma en que ese indica-
el centro-oeste y algunos en el extremo sur dor varía en relación a la distancia). Nuestro
(Figura 3). En el caso del turismo no se en- modelo reporta que 4,10% (35.562 ha) de

Tabla 1. Parámetros y sus valores utilizados en el modelado del impacto de los distintos usos
del suelo a través de indicadores espaciales. I: intensidad; D: distancia.
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 107

Figura 3. Indicadores espaciales de diferentes presiones antrópicas en la región. Localidades


por población 2010, proyectos y prospectos mineros, tracks de turismo y densidad de vivi-
endas rurales por radio censal.
108 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Superficies y porcentajes de áreas de distintos tipos de humedales relacionados


espacialmente con los diferentes indicadores de uso del suelo considerados.

la superficie total de humedales se encuen- decisiones políticas de manejo basadas en


tra espacialmente asociada a alguno de los información regional.
indicadores de presiones antrópicas, estando
la mayor parte de esta superficie relacionada CONCLUSIONES
a la minería (20.785 ha, 2,4%) y el turismo
Los humedales de la Puna representan
(10.639 ha, 1,23%) (Tabla 2). Por otro lado, unidades funcionales clave con alto valor
hay diferencias en la relación espacial de es- de conservación para la ecorregión. Estos
tos indicadores de presiones antrópicas con poseen la mayor diversidad de plantas y
los distintos tipos de humedales. Las vegas animales de los ecosistemas de montaña y
se encuentran mayormente asociadas con el una rica diversidad microbiana en lagunas y
turismo (2.878 ha, 1,67% de su superficie); salares de alta relevancia para la ciencia y el
mientras que los salares mayormente están desarrollo de innovaciones biotecnológicas.
asociados espacialmente a la presencia de Son los principales proveedores de servicios
minería (17.948 ha, 2,74%). Por último cabe ecosistémicos dado que poseen la mayor pro-
destacar que las diferentes actividades tienen ductividad primaria y son los encargados de
a su vez distintas intensidades de presión, la regulación hídrica, en una región donde
por lo cual se considera que la asociación el agua es un recurso limitante.
espacial con la actividad minera es relativa- Históricamente, estos ecosistemas han
mente de mayor impacto para los humeda- sido afectados por el uso ganadero y ac-
les que la asociación con los indicadores del tualmente están expuestos a dos tipos de
turismo (Tabla 1). posibles amenazas crecientes que incidirían
Estas diferencias en la distribución espa- principalmente sobre la hidrología: el cam-
cial de las actividades antrópicas y en sus bio climático y el incremento del uso del te-
asociaciones espaciales con los distintos rritorio generado por la minería y el turismo.
humedales pueden dar información para Dado que estas actividades pueden ser opor-
el manejo y gestión específicos para cada tunidades de desarrollo regional, deberían
caso. Con parametrizaciones de los impac- basarse en programas planificados compati-
tos relativos de cada actividad a partir de bles con la conservación de los humedales y
indicadores espaciales como los presentados los servicios ecosistémicos que ellos proveen.
aquí, podrían generarse modelos espaciales A pesar de la importancia de los humedales
de uso del territorio. El relevamiento de in- de la Puna, su funcionamiento hidrológico
formación y actividades de monitoreo de las y probables mecanismos de retroalimenta-
diferentes actividades en la región son una ción entre ellos y entre sus atributos son
información necesaria para generar mode- aún poco comprendidos. Esta información
los de calidad y deberían ser una política es necesaria para analizar la vulnerabilidad
de estado que permitan alcanzar y promover de estos ecosistemas al cambio climático y a
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 109

los usos del territorio y poder definir pautas Sustentable, Buenos Aires, Argentina,
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112 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä El manejo de las vegas como estrategia adaptativa


de las poblaciones puneñas
Gonnet, Jorge M.
Consultor independiente. Paraguay 1240, depto 2, Villa Hipódromo, Godoy Cruz, (5501) Mendoza.
E mail: jorgegonnet@gmail.com

En el ambiente desértico de los Andes máticos para la Puna indican una disminu-
subtropicales, los períodos secos requieren ción sostenida de precipitaciones durante la
de estrategias adaptativas que las poblacio- segunda mitad del siglo XX, sin preceden-
nes puneñas han desarrollado a lo largo de tes en los últimos 700 años, con tendencia
la historia. Éstas se evidencian, por ejemplo, a intensificarse en el siglo XXI (Morales et
en prácticas específicas basadas en el cono- al., en este volumen). En este escenario, las
cimiento de los ecosistemas de la Puna y Al- prácticas tradicionales de manejo del agua
tos Andes y ecorregiones adyacentes como el cobran importancia vital.
Monte y las Yungas por la vertiente oriental Las vegas (ciénagos o bofedales) y sus
de los Andes y el desierto de Atacama por fuentes de agua son manejadas desde hace
la vertiente occidental hasta la costa del Pa- milenios por las culturas de Puna y Altos An-
cífico. Estas relaciones permitieron que las des (Villagrán y Castro, 1997; Hocsman et
poblaciones realizaran movimientos entre al., en este volumen). Kandus et al. (2011)
ambientes para aprovisionamiento y rotación postularon que el manejo del riego de vegas
del ganado. Las estrategias también abarcan por las poblaciones andinas tiene efectos si-
el conocimiento de grupos funcionales de nérgicos en los procesos productivos y servi-
plantas, el manejo del agua y los humeda- cios ecosistémicos relacionados con la provi-
les, y el desarrollo de variedades domésticas sión de agua. La disminución poblacional en
de cultivos y ganado. Los estudios paleocli- la Puna podría implicar una pérdida de uso y

Figura 1. Ganaderos de la comunidad kolla (con influencia quechua) «Lagunillas del Farallón»
supervisan la distribución del agua en vegas de sus territorios de las tierras altas de Vilama
(4550 msnm). Canales y diques de champas administran las aguas del río Salle Grande en el
marco del Proyecto de Mejoramiento de Vegas facilitado por organizaciones civiles (Consejo
de Organizaciones Aborígenes de Jujuy y Fundación Avina).
V. Flexer: El potencial tecnológico alrededor del litio 113

conocimiento de los manejos tradicionales de una vega puneña. En: H. R. Grau, M. J.


estos humedales. Ganaderos de la comuni- Babot, A. E. Izquierdo y A. Grau (eds.),
Puna argentina: naturaleza y cultura.
dad aborigen kolla «Lagunillas del Farallón» Serie Conser vación de la Naturaleza,
(noroeste de Jujuy) revalorizan las prácti- 24: 295-296.
cas tradicionales de manejo del agua para Kandus P., Quintana R. D., Minotti P. G., Oddi
el mejoramiento de vegas en la Puna jujeña J. P., Baigún C., González Trilla G., Ce-
(Figura 1). Estas experiencias son replicadas ballos D. 2011. Ecosistemas de humedal
y una perspectiva hidrogeomórfica como
por comunidades aymara en el Altiplano de marco para la valoración de sus bienes
Tarapacá (Chile). Estos proyectos intentan y servicios. En: P. Laterra, Jobbagy E.
vivenciar prácticas tradicionales para evitar G., Paruelo J. M. (eds.), Valoración de
procesos de deterioro, desecación, erosión, servicios ecosistémicos. Conceptos, he-
salinización y/o sobrepastoreo. Canaliza- rramientas y aplicaciones para el orde-
namiento territorial, pp. 265-290.
ciones y champeos recuperan los niveles de Morales M. S., Christie D. A., Neukom R.,
base del agua (Figura 1), incrementando la Rojas F., Villalba R. 2018. Variabilidad
productividad. Se promueve la infiltración hidroclimática en el sur del Altiplano:
en cabeceras de cuencas, se almacena agua pasado, presente y futuro. En: H. R.
en el suelo y rinde más para procesos eco- Grau, M. J. Babot, A. E. Izquierdo y A.
Grau (eds.), Puna argentina: naturaleza
sistémicos de producción y disponibilidad de y cultura. Serie Conservación de la Na-
agua. Así se suavizan las amplias oscilacio- turaleza, 24: 95-91.
nes hidroclimáticas. Villagrán M. C., Castro V. 1997 (1999). Et-
nobotánica y manejo ganadero de las
L I T E R AT U R A C I TA D A vegas, bofedales y quebradas en el Loa
Superior, Andes de Antofagasta, Segun-
Hocsman S., Grana L., Babot M. P. 2018. da Región, Chile. Chungara, 29: 275-
Historias prehispánicas de gente y de 304.
114 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 115

II
Biodiversidad
116 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 117

06 ä Registro fósil de la Puna


Babot, M. Judith 1,2; Guillermo Aceñolaza 3,4; Hugo Alfredo Carrizo 1;
Daniel A. García-López 3,4
1
Fundación Miguel Lillo. Miguel Lillo 251, (T4000JFE) San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina.
jubabot@gmail.com
2
CONICET.
3
Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Miguel Lillo 205, (T4000JFE) San Miguel de
Tucumán, Tucumán, Argentina.
4
INSUGEO, Instituto Superior de Correlación Geológica – CONICET. Tucumán.

ä Resumen — Las referencias de restos fósiles de la Puna son escasas; las más diversas
y abundantes incluyen mayormente fauna paleozoica constituida principalmente por trilobites,
graptolites, conodontes, trazas y en menor medida se registran foraminíferos, braquiópo-
dos, esponjas, moluscos, briozoos y cnidarios. Los datos florísticos paleozoicos son también
escasos y no están analizados en detalle, a excepción de criptoesporas ordovícico-silúricas.
Las rocas sedimentarias mesozoicas expuestas en la región están virtualmente desprovistas
de elementos bióticos asociados. Escasos restos de cianobacterias, foraminíferos, ostráco-
dos, equinodermos, moluscos y peces fueron citados para depósitos jurásicos y cretácicos.
El contenido paleontológico cenozoico incluye principalmente vertebrados del Eoceno tardío
cuyo grupo más significativo y mejor conocido lo constituyen los mamíferos. Entre estos, los
más diversos son los Metatheria y los euterios Notoungulata y Cingulata que en algunos ca-
sos indican un regionalismo marcado en relación a la fauna coetánea de unidades eocenas
próximas, mientras que en otros evidencian una asociación de fauna relacionada a diversos
taxones de distribución temporal y geográfica más amplia. Son también llamativas las huellas
de aves miocenas y pleistocenas y los restos óseos de fauna pliocena y pleistocena. En el
contexto regional, la Puna limita con provincias morfotectónicas muy ricas en contenido fósil;
en este marco, la intensificación y sistematización de las prospecciones paleontológicas y el
estudio detallado del material ya recuperado proveerá evidencia relevante para comprender o
reinterpretar diversos aspectos de la evolución de parte de la biota sudamericana en estas
latitudes.
Palabras clave: Noroeste argentino, Paleozoico, Cenozoico.

ä Abstract — “The fossil record of the Puna”. Fossil references are scarce for the Puna;
the most diverse and abundant materials include mainly Paleozoic fauna from Cambrian,
Ordovician, Silurian, and Permian rocks represented by trilobits, graptolites, conodonts, and
associated trace fossils. Other records include foraminifers, brachiopods, sponges, molluscs,
bryozoans, cnidarians, and crinoids. The Punean paleofloristic records are scarce and poorly
studied, except for Ordovician and Silurian cryptospores from western Puna. The Mesozoic
sedimentary units are almost devoid of fossil content, with meager elements assigned to cyano-
bacteria, foraminifers, ostracods, echinoderms, molluscs, and fishes cited from the Jurassic
and Cretaceous. The Cenozoic fossil data include mainly late Eocene vertebrates, among which
the best known are mammals. The most diverse mammalian groups recorded are Metatheria
and the eutherian Notoungulata and Cingulata (Xenarthra). Some of these clades exhibit some
degree of regionalism in relation to the contemporary fauna of geographically close Eocene
units. Others fossils reveal a faunistic association allied to geographically distant taxa. The
Cenozoic record also includes Miocene and Pleistocene trace fossils assigned to aquatic birds
and Pliocene and Pleistocene mammalian osseous materials. In a regional context, the Puna is
bounded by morphotectonic provinces distinguished by their high paleontological content; the
intensification and systematization of paleontological surveys and the detailed study of fossil
material previously exhumed in this plateau will provide relevant evidence for understanding or
reinterpreting diverse aspects of the evolution of the South American biota in these subtropi-
cal latitudes.
Keywords: Northwestern Argentina, Paleozoic, Cenozoic.
118 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN 1983; Bahlburg et al., 1990; Moya et al.,


Las formaciones sedimentarias de la Puna 1993; Gutiérrez-Marco et al., 1996; López,
están representadas por vastos afloramien- 1997; Goin et al., 1998; Aceñolaza, 2002;
tos en los cuales se han identificado diversos Benedetto, 2003; Rubinstein y Vaccari, 2004;
Azcuy et al., 2007; Tortello et al., 2008; Alo-
niveles fosilíferos (Figura 1). Sin embargo,
nso, 2012; Babot et al., 2012; García-López
a pesar de la gran extensión geográfica de
y Babot, 2015; Ciancio et al., 2016).
estas unidades, el volumen de información
Desde el punto de vista temporal, los
paleontológica es escaso y está geográfica-
taxones mencionados corresponden princi-
mente restringido en relación a las provin-
palmente a formas paleozoicas (que habita-
cias morfotectónicas que la limitan (e.g.,
ron la Puna entre ~ 541 y 252 millones de
Cordillera Oriental, Sierras Pampeanas Sep-
años [Ma]) restringidas en su mayoría a am-
tentrionales, Sistema de Famatina). Una de
bientes marinos, y a formas cenozoicas que
las razones que explica este hecho es que,
habitaron ambientes continentales (algunos
dado el aislamiento geográfico, sus unida-
con influencia fluvial y lacustre) los últimos
des potencial y efectivamente fosilíferas han
46 millones de años. Los registros mesozoi-
sido poco exploradas en comparación con
cos (restringidos al lapso entre ~190 y 66
aquéllas más cercanas a los principales cen-
Ma) son poco frecuentes debido a la escasez
tros urbanos del noroeste argentino, en las de sedimentitas triásicas y jurásicas y al ám-
cuales se han concentrado históricamente los bito restringido de desarrollo de los depósi-
esfuerzos de muestreo (e.g., valles Calcha- tos del Grupo Salta del Mesozoico superior,
quíes, valle de Lerma, quebrada de Huma- los cuales en regiones limítrofes (Cordillera
huaca). Por otro lado, sedimentos derivados Oriental) contienen una diversidad marcada
de la actividad volcánica que caracterizó los de vertebrados cretácicos (e.g., cocodrilos,
últimos 20 millones de años cubrieron ex- dinosaurios, aves). Las menciones corres-
tensas áreas de afloramientos que podrían pondientes a invertebrados y paleoflora se
ser potencialmente fosilíferos. Sin embargo, concentran principalmente en las unidades
a pesar de estas limitaciones, desde hace va- paleozoicas, mostrando ciertas singularida-
rias décadas diversos investigadores realizan des de carácter regional. El registro ceno-
esfuerzos concretos que han contribuido sig- zoico en cambio, corresponde en su amplia
nificativamente a comprender la evolución mayoría a mamíferos fósiles, entre los que se
de la biota de esta región durante gran parte destacan los representantes de asociaciones
del Fanerozoico. paleógenas que evolucionaron aproximada-
El contenido fósil de los sedimentos ex- mente entre los 38 y los 34 Ma, intervalo
puestos en la Puna ha sido objeto de men- temporal cercano al límite Eoceno/Oligo-
ción desde el siglo XIX, inicialmente como ceno. Los taxones más comúnmente aquí
resultado de expediciones mineras/geológi- representados son Metatheria (grupo que
cas y a partir de la década de 1970, como incluye los marsupiales actuales y sus más
consecuencia de campañas paleontológicas. primitivos ancestros) y los euterios Notoun-
El registro abarca tanto macrofósiles (i.e., vi- gulata (ungulados sudamericanos cenozoicos
sibles al ojo humano: plantas, invertebrados, actualmente extintos) y Cingulata (armadi-
vertebrados y huellas fósiles), como micro- llos actuales, grupos extintos relacionados y
fósiles que incluyen formas microscópicas todos sus ancestros).
como palinomorfos (e.g., esporas, granos de En este capítulo se brinda una síntesis de
polen, cutículas), partes del aparato bucal de los principales datos paleontológicos reca-
conodontos (cordados primitivos), tentaculí- bados para la región, indicando los taxones
tidos (animales marinos de pequeño tamaño registrados y su relevancia en el contexto
con conchillas cónicas) y espículas de espon- de las biotas fósiles de América del Sur. Las
jas (Aceñolaza y Toselli, 1971; Aceñolaza et asociaciones aquí detalladas se encuadran
al., 1972a, b; Alonso et al., 1980; Pascual, además en un contexto geológico variado,
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 119

Figura 1. Ubicación geográfica de las localidades fosilíferas de la Puna (modificado de Mon y


Salfity, 1995 y Hongn et al., en este volumen). 1. Santa Catalina/sierra de Rinconada (Jujuy);
2. Cordón de Escaya/Tafna/Cieneguillas/La Quiaca (Jujuy); 3. Queta/sierra de Cochinoca/
Escaya (Jujuy); 4. Quichagua/Muñayoc (Jujuy); 5. Sierra de Lina (Jujuy); 6. Susques/sierra
Cobres (Jujuy); 7. Huancar/Taique/sierra Cobres (Jujuy); 8. Cangrejillos (Jujuy); 9. Aguada de
la Perdiz/Huaytiquina (Jujuy); 10. Catua (Jujuy/Salta); 11. San Antonio de los Cobres (Salta);
12. Lari, Las Vicuñas, salar del Rincón, cerro Oscuro (Salta); 13. Vega Pinato/Arizaro (Salta);
14. Falda Ciénaga (Catamarca); 15. Salar del Fraile (Catamarca); 16. Paraje Los Patos (Salta);
17. Corte Blanco (Salta); 18. Antofagasta de la Sierra (Catamarca); 19. Quebrada El Paso,
cercanías del salar de Pozuelos (Salta); 20. Salar del Hombre Muerto (Salta); 21. Salar de
Pastos Grandes (Formación Sijes; Salta); 22. Afloramientos cenozoicos en las cercanías de
Catua (Salta/Jujuy); 23. Calahoyo y cuenca del río Casira (Jujuy); 24. Salar de Pastos Grandes
(Formación Blanca Lila; Salta); 25. Sitios arqueológicos Peñas de las Trampas y Cacao 1A
(Catamarca); 26. Barro Negro, Tres Cruces (Jujuy).
120 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

donde el territorio puneño es el resultado adquiriendo hacia mediados de este perío-


de una evolución ambiental compleja, con do, un aspecto similar al actual, de mayor
diversos ambientes que representan fondos aridez y drenaje endorreico. En los últimos
marinos, lagos, ríos y ambientes volcánicos y millones de años la Puna continuó recibien-
continentales que le imprimen características do influencia de la actividad volcánica a la
únicas a la región. La información referida a que se sumaron los efectos geomorfológicos
esta evolución ambiental, que se expone con de los cambios climáticos generados por las
detalle en los primeros capítulos de este vo- glaciaciones del Pleistoceno.
lumen (Hongn et al. y Grosse y Guzmán, en
este volumen), se sintetiza a continuación. R E G I S T R O PA L E O F L O R Í S T I C O
En líneas generales, hacia finales del Pro-
La revisión de los registros de mega y mi-
terozoico y durante el Paleozoico (es decir,
entre los 560 Ma hasta los 252 Ma) en el croflora fósil de la Puna deja en evidencia la
actual territorio de la Puna se conformaron escasez de datos paleoflorísticos para la re-
en diferentes épocas, depresiones (cuencas o gión (Carrizo, en prep.). A esto se suma que
depocentros) y terrenos positivos que no re- sólo algunos de ellos presentan un control
cibieron el aporte de material sedimentario. estratigráfico preciso y estudios taxonómicos
Las cuencas fueron invadidas por mares don- detallados. Entre éstos, los más significativos
de se acumularon depósitos de plataforma corresponden a palinomorfos (principalmen-
continental con participación volcanogénica te esporas de primitivas plantas terrestres)
variable (principalmente entre el Neoprote- hallados en el miembro superior de la For-
rozoico y el Ordovícico) o por sedimentos mación Salar del Rincón (Ordovícico Tardío-
continentales (e.g., Cuenca de Arizaro desa- Silúrico Temprano), interpretado como un
rrollada durante el Paleozoico Tardío). Hacia paleoambiente litoral marino. Estos micro-
finales del Mesozoico se formó en el noroes- fósiles están representados mayormente por
te argentino la cuenca del Grupo Salta que criptoesporas (elementos de propagación
acumuló sedimentos principalmente conti- de las más antiguas plantas terrestres) que,
nentales (fluviales y lacustres) que recibie- aunque similares a otras globalmente dis-
ron aporte de una ingresión marina somera tribuidas, corresponden a uno de los pocos
ocurrida a finales del Cretácico. Los depósi- registros sudamericanos para este tipo de
tos de esta cuenca, más desarrollados en la palinomorfos (Rubinstein y Vaccari, 2004).
Cordillera Oriental, son aislados y escasos en Algunos de los taxones reconocidos son
la Puna y están restringidos principalmente Cheilotetras sp., Imperfectotriletes patinatus,
a la Puna jujeña. Pseudodyadospora petasus, Rimosotetras pro-
En el Cenozoico, específicamente a partir blematica, Segetrespora laevigata, Sphaerasac-
del Eoceno, la Puna comenzó a conformar- cus glabellus, Velatitetras laevigata, Vestitusd-
se como una meseta de altura, aunque sin yadus qalibahinus, Laevolancis chibrikovae y
alcanzar aún las características geológicas y Tetrahedraletes medinensis. Junto a esta aso-
ambientales actuales. A partir del Neógeno ciación de origen terrestre fueron hallados
(los últimos 23 Ma) y como consecuencia además elementos marinos tales como acri-
del ascenso de la Cordillera de los Andes, tarcos (microestructuras de origen orgánico
se intensificó la actividad tectónica y el le- y de afinidades desconocidas) y algas ver-
vantamiento de la meseta. Asociado a este des (e.g., Dactylofusa estillis, Evittia remota,
proceso, se incrementó notablemente la ac- Eupoikilofusa ctenista, Leiofusa tumida, Mul-
tividad volcánica con dispersión de material tiplicisphaeridium arbusculum y Veryhachium
de variada constitución en la mayor parte oklahomense, entre otros) y quitinozoos (An-
de la Puna. Paralelamente, a partir del Neó- gochitina sp.) (Rubinstein y Vaccari, 2004;
geno evolucionaron nuevas cuencas que re- Rubinstein, 2010; Vaccari et al., 2010). Por
cibieron el aporte de sedimentos fluviales o otro lado, en la Formación Cerro Oscuro
fueron anegadas formando lagos y salares y Aceñolaza et al. (1972a) determinaron la
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 121

presencia de probables helechos con semi- tas referidas a megaflora fósil (no revisadas
lla asignados al género Fedekurtzia (Pteridos- aún en profundidad) en diversas localidades
permophyta?) que se incluye en la Fitozona (Carrizo, en prep.), permiten inferir que la
Notorhacopteris-Botrychiopsis-Ginkgophyllum paleoflora de la Puna es probablemente más
emend. Azcuy et al. (2011), Superfitozona rica de lo que se conoce.
Notorhacopteris (Carrizo y Azcuy, 2015) del
Carbonífero tardío de Argentina. Finalmente, R E G I S T R O FA U N Í S T I C O
aunque sin control estratigráfico preciso, se
La fauna paleozoica puneña y su
menciona en la Formación Patquía? la exis-
contexto paleoambiental
tencia de moldes de fragmentos de raíces
o tallos asignados a “Lepidodendron” sp. y El Paleozoico sedimentario de la Puna
“Sigillaria” sp. (Pérmico?) (Vogellehmer en argentina constituye mayormente el zócalo
Kraemer et al., 1999: 162). Hasta el momen- estratigráfico (parte inferior de la secuencia
to, estos últimos registros de megaflora fó- rocosa) de la región y se encuentra represen-
sil neopaleozoica indican cierta distribución tado por rocas de diferentes edades y carac-
regional, hipótesis que podría confirmarse terísticas genéticas, asociadas a un peculiar
con el enriquecimiento de colecciones, lo contexto paleoambiental. Éste se caracterizó
cual permitirá la comparación con otras aso- por un volcanismo activo desarrollado hace
ciaciones neopaleozoicas de Argentina y del más de 400 millones de años en el margen
ámbito gondwánico de América del Sur. de una plataforma marina somera que se
Los registros paleoflorísticos mesozoicos abría hacia el oeste. En términos generales,
se restringen a cianobacterias jurásicas (Ri- este basamento litológico está representado
vularia sp.) provenientes de depósitos ex- —en las sucesiones del Paleozoico tempra-
puestos en las cercanías del salar del Fraile no— por sedimentitas marinas silicoclásticas
Catamarca (Seggiaro et al., 2004) y a estro- con variada participación volcanogénica, las
matolitos (producto de la actividad de estos cuales son cubiertas de manera muy locali-
microrganismos) registrados en la Formación zada en su margen suroccidental por rocas
Yacoraite expuesta al oeste de San Antonio neopaleozoicas continentales que represen-
de los Cobres (Marquillas y del Papa, 1993). tan ambientes marino-marginales (Turner,
El registro cenozoico carece de datos rele- 1964; Caminos, 1999; González Bonorino et
vantes, a excepción de hallazgos de diato- al., 1999; Azcuy y di Pascuo, 2000; Astini,
meas citadas por Pratt (1961) en el Miem- 2003; Coira y Zappettini, 2008, y referencias
bro Monte Esperanza de las Formación Sijes allí citadas).
(Alonso, 1992). De los 31 morfotipos que in- A efectos de interpretar de manera in-
cluyó inicialmente Pratt, ocho corresponden tegradora la información faunística de la
a especies actualmente válidas (e.g., Ampho- región, se citan las asociaciones marinas pa-
ra commutata, A. ovalis, Caloneis bacillum, leozoicas de la Puna en el marco de su con-
Mastogloia elliptica) y 11 fueron asignadas texto geológico regional y paleoambiental, el
a especies o géneros distintos (e.g., Halam- cual constituye un destacado condicionante
phora coffeaeformis, Cymbopleura hauckii, biótico. Asimismo, se presenta su contexto
Fallacia pygmaea). El resto corresponde a cronoestratigráfico de referencia en el marco
formas que figuran en la lista original pero de la subdivisión de Puna norte y sur defini-
cuya identidad taxonómica no pudo corro- da originalmente por Bahlburg (1990), con
borarse (N. Maidana, com. pers). sus complementos y modificatorias posterio-
A pesar de la escasez del registro pa- res (Coira et al., 1999; Astini, 2003; Coira y
leoflorístico, la existencia de afloramien- Koukharsky, 2003).
tos de rocas sedimentarias continentales Es en la Puna norte donde se reconoce
potencialmente aptas para la preservación el mayor número de referencias paleozoicas
de plantas, el grado de preservación de los (Figura 1), y desde un punto de vista cro-
especímenes hallados y la diversidad de ci- nológico, es donde se presentan los fósiles
122 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

más antiguos de la región. En cercanías a el punto de vista temporal, esta unidad es


la localidad de San Antonio de los Cobres parcialmente equivalente a la base del Grupo
(Salta), la sucesión asignada a la Formación Santa Victoria, de amplia distribución en la
Puncoviscana (Neoproterozoico tardío-Terre- Cordillera Oriental. En la Formación Taique
neuviano) que aflora en El Angosto exhibe y la subyacente Matancilla, Bahlburg (1990)
una asociación de pistas fósiles incluidas mencionó la presencia del icnofósil Cruzia-
en areniscas finas y pizarras (Figura 2). En na en la base de sus niveles arenosos, de
este caso se destaca el hecho de que la dis- la misma manera que Aceñolaza (2002) dio
tribución y caracteres morfológicos de las a conocer Cruziana semiplicata en cuarcitas
pistas están vinculados estrechamente a la asignadas a la Formación Potrerillos. Parti-
interacción de determinados organismos cularmente para el flanco occidental de esta
productores y los paleoambientales presen- misma sierra de Cobres se han identificado
tes al momento de su generación, existiendo graptolites asignados a Didymograptus sp.
una clara relación entre el tipo de organismo (Schwab, 1973).
productor de la pista y el marco ambiental Un poco más al norte, en el cordón de
donde habitaba. En esta localidad se recono- Escaya y en cercanías a la localidad de Tafna
cen a nivel icnogenérico a Oldhamia, Helmin- (Jujuy), Loss (1948) mencionó la presencia
thoidichnites, Helminthopsis, Palaeophycus, de graptolites, trilobites y cefalópodos del
Cochlichnus, Diplichnites, Dimorphychnus, Ordovícico Inferior (con la presencia de
Didymaulichnus y Circulichnis, mientras Tetragraptus, Didymograptus y “Endocera-
que en las facies más gruesas de areniscas thides”) que corresponderían a la zona de
con abundantes estructuras sedimentarias “Baltograptus cf. B. deflexus” del Floiano-Da-
(calcos de flujo, carga y ondulitas) se desta- rriwiliano. En la cercana cuesta de Toquero
can pistas fósiles asignadas a Palaeophycus, han sido descriptas graptofaunas del Da-
Helminthopis, Diplichnites y Thalassinoides. pingiano-Darriwilliano por Gutiérrez-Marco
Asimismo, y tal como es de esperarse en am- et al. (1996) que definieron la biozona de
bientes marinos de escasa profundidad, es Undulograptus austrodentatus para los nive-
frecuente el registro de variadas estructuras les más jóvenes de este sector (Brussa et al.,
en rocas que habrían tenido un origen mi- 2008). Se destaca en esta área de la sierra
crobiano, las cuales hoy se reconocen como al particular trilobite telefínido Carolinites
destacados elementos en la paleoecología de que se reconoce en niveles arenoso-pelíticos
los mares someros de la transición precám- cercanos a la localidad de Tafna (Gutiérrez-
brica-cámbrica, hace aproximadamente 540 Marco et al., 2012). Hacia el sur, al oeste
Ma (Aceñolaza y Aceñolaza, 2005, 2007, y de Abra Pampa, otros niveles del Complejo
referencias allí citadas). Magmático-Sedimentario Cochinoca-Escaya
En la sierra de Cobres se localiza el Gru- presentan asociaciones de graptolites que
po homónimo, en cuyo sector inferior se son asignadas a la zona de Didymograptellus
reconoce a la Formación Taique (de edad bifidus del Floiano tardío.
tremadociana, ~ 480 millones de años de Hacia el oeste puneño, e incluidas en el
antigüedad) con una variada fauna de trilo- Complejo Turbidítico de la Puna aflorante
bites (artrópodos primitivos), entre los que en la sierra de la Rinconada, se reconocen
se reconocen Parabolina (Neoparabolina) sp., secuencias con graptolites asignados a Pseu-
Leiostegium douglasi (Vaccari et al., 1999) y doamplexograptus cf. P. distichus y Dicello-
Onychopyge sp. que se incluyen en la deno- graptus salopiensis que señalan una edad da-
minada biozona de “Parabolina argentina”, rriwiliana tardía para los niveles portadores
muy característica en el margen andino de (Toro y Brussa, 2003; Toro et al., 2006).
América del Sur. Entre otros, se reconoce En los estratos del Ordovícico Medio aflo-
también la presencia del braquiópodo Aphe- rantes en la sierra de Lina se ha identifica-
noorthis samensis que ratifica una edad tre- do una fauna de graptolites integrada por
madociana para la Formación Taique. Desde Eoglyptograptus cf. E. dentatus, Glossograptus
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 123

Figura 2. Afloramientos rocosos de San Antonio de Los Cobres y algunos icnofósiles puneños
allí identificados. 1. El Angosto, en cercanías al puente ferroviario al sur de la localidad; 2.
Huellas fósiles en las capas de una arenisca fina (molde y contramolde una vez abierta la
roca); 3. Nivel arenoso con abundantes ejemplares de huellas fósiles que representan galerías
de gran tamaño asignadas a Thalassinoides isp.; 4. Nereites saltensis (non. Psammichnites
saltensis, x 0,4); 5. Huella fósil asignada a la icnoespecie Oldhamia radiata (x 0,6); 6. Huella
de apéndices locomotores asignadas a Tasmanadia cachii (x 1); 7. Superficie de una capa
con abundantes huellas fósiles producidas por organismos bentónicos que se alimentaban
en el sustrato marino A. Neonereites biserialis y B. Nereites uniserialis. La totalidad de los
ejemplares figurados provienen de la Formación Puncoviscana y de una localidad clásica para
los estudios de huellas fósiles primitivas en el NOA.
124 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

hincksii fimbriatus, Glyptograptus (Oelan- Complementando el registro anterior, ya


dograptus sp.?), Pseudamplexograptus cf. P. en la Puna sur, se reconoce en la Formación
distichus, Archiclimatograptus sp., Oelan- Las Vicuñas (Tremadociano) la presencia de
dograptus? sp. y Hustedograptus? (Ramos, coquinas trilobíticas que a nivel genérico
1972; Aceñolaza y Baldis, 1987; Ortega et registran Asaphellus, Geragnostus, Kainella,
al., 2011). Shumardia, Pareuloma y Onychopyge, junto a
En la sierra de Quichagua (Muñayoc), la graptolites como Staurograptus, Rhabdinopo-
secuencia volcaniclástica presente está aso- ra y conodontes asignados a la zona de Cor-
ciada a niveles portadores de graptolitos de dylodus lindstromi (Moya et al., 1993; Rao et
la zona de Didymograptellus bifidus que se al., 2000; Brussa et al., 2008).
correlacionó con los niveles aflorantes en la En Vega Pinato y Lari, las secuencias son
localidad de Huaytiquina en la Puna occiden- portadoras de una variada fauna fósil com-
tal (Monteros et al., 1996; Martínez et al., puesta por trilobites (Leiostegium douglasi,
1999). Benedetto et al. (2002 y bibliografía Kainella?, Pseudokainella n. sp., Gymnag-
allí citada) describieron para la Formación nostus sp., Micragnostus sp., Geragnostus aff.
Chiquero en la región de Susques-Huancar, G. intermedius, Shumardia sp. aff. S. alata,
dos asociaciones de graptolites, una com- Pareuloma sp., Angelina sp., Parabolinella
puesta por Kiaerograptus cf. K. kiaeri, Clo- argentinensis, Rossaspis rossi, Amzaskiella,
nograptus sp. y Paradelograptus, y la otra Asaphellus sp. aff. A. communis, Asaphellus
por Hunnegraptus copiosus, Tetragraptus sp. communis, Conophrys, Australoharpes, Ony-
y Paradelograptus sp. que definen la zona de chopyge sp., Pharostomina? sp., y Bellaspide-
H. copiosus de edad tremadociana tardía. Los lla) y braquiópodos (Trigonostrophia, Pinato-
icnofósiles de esta unidad en Susques han techia y Rugostropia) (Issacson et al., 1976;
sido considerados en dos icnoasociaciones, Moya et. al, 1993; Koukharsky et al., 1996;
pre y post-depositacionales, identificándose Brussa et al., 2008, y bibliografía allí citada).
Bergaueria isp., Helminthoidichnites tenuis, Se destaca asimismo el registro de esponjas
Lockeia isp., Lorenzinia plana, Megagrapton exactinélidas asignadas a Larispongia mag-
irregulare, Multina magna, Palaeophycus tu- dalenae en los estratos de la Formación Las
bularis, Paleodictyon isp., Protovirgularia isp. Vicuñas (Carrera, 1998) y la mención de un
y Treptichnus isp?. posible ostrácodo en esta secuencia (Salas y
En el borde occidental de la Puna norte, Vaccari, 2012). El sector medio de la Forma-
incluida en la Formación Aguada de La Per- ción Salar del Rincón registra Chattiaspis y
diz (de edad floiana tardía) se registra una cf. Eohomalonotus (Trilobita), mientras que
asociación de graptolitos donde se destaca la del sector superior se ha recuperado una
presencia de Didymograptellus bifidus, Azygo- asociación de criptoesporas mencionadas
graptus y Tetragraptus entre otros, secuencia en la sección referida a la paleoflora de la
que junto a las formaciones Las Vicuñas y Puna. La combinación de ambas asociacio-
Tolillar conforman el Complejo Volcanose- nes sugiere una edad que incluye el intervalo
dimentario de la Puna occidental (Bahlburg, transicional Ordovícico/Silúrico (Benedetto
1990; Monteros et al., 1996; Zimmermann y Sánchez, 1990; Malanca y Moya, 1998;
y Bahlburg, 2003, y bibliografía allí citada). Rubinstein y Vaccari, 2004).
En los alrededores de la localidad limítrofe Zimmermann et al. (1999) mencionaron
de Huaytiquina y Catua se han reconocido la presencia del graptolite Araneograptus
niveles equivalentes a estas unidades con murrayi en la base de la Formación Tolillar
graptolites endémicos de una diversidad en la Puna austral y asignaron a estos niveles
muy baja que no permiten su correlación a una edad La2 / Hunnebergiano temprano
biozonas concretas (Gutiérrez-Marco et al., (Tremadociano tardío; Ordovícico).
1996). Estos fueron preliminarmente asigna- Los datos fosilíferos puneños más austra-
dos a la biozona de Azygograptus eivionicus les constituyen los de Aceñolaza et al. (1976)
por Erdtmann (en Breitkreuz, 1986). y Zimmermann et al. (1998), quienes dieron
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 125

a conocer la presencia de Glossograptus sp. y del Grupo Salta) carece de registros fósiles
Phyllograptus sp. en la Formación Falda Cié- mayores; los materiales recuperados hasta
naga (Ordovícico Medio) del oeste catamar- el momento incluyen gasterópodos, bivalvos
queño, incluidas en una sucesión dominada y peces hallados en las cercanías del paraje
por areniscas feldespáticas cuarzosas, ya sin Los Patos y Estación Muñano, en niveles de
la participación de material volcánico ni vol- la Formación Yacoraite (Cione et al., 1985;
canogénico (Zimmermann et al., 2002). Marquillas et al., 1988; R. Alonso, com.
El registro de fósiles paleozoicos se pers.) que se expone al este de San Antonio
complementa con el material hallado en de los Cobres. Sin embargo, la presencia de
los estratos asignados al Paleozoico tardío, vertebrados cretácicos es esperable teniendo
los cuales se presentan en el marco de la en cuenta el abundante material hallado en
denominada Cuenca de Arizaro y están re- unidades del Mesozoico tardío expuestas en
presentados por las formaciones Cerro Os- la Cordillera Oriental, donde las formacio-
curo y Arizaro, ambas aflorantes en la zona nes correspondientes a los subgrupos Pirgua
norte del salar de Arizaro (Aceñolaza et al., y Balbuena registran restos óseos e icnitas
1972a). Ambientalmente la Formación Cerro de vertebrados, como peces (Benedetto y
Oscuro (Carbonífero) constituye una unidad Sánchez, 1972), anuros (Reig, 1959), dino-
silicoclástica continental, con pelitas, arenis- saurios (Bonaparte y Bossi, 1967; Bonaparte
cas y conglomerados asociados genéticamen- et al., 1977; Powell, 1979; Alonso, 1980) y
te a abanicos aluviales que evolucionan a otros saurópsidos indeterminados (Pinedo y
sistemas fluviales (Donato y Vergani, 1985, Carbajal, 1975).
y bibliografía allí citada); su registro fósil
incluye el icnofósil Didymaulichnus lyelli Fauna Cenozoica
(Aceñolaza y Buatois, 1991). Por sobre la Las principales unidades fosilíferas ceno-
unidad anterior se dispone la Formación Ari- zoicas que afloran en la Puna son las forma-
zaro (Pérmico), que constituye una sucesión ciones Geste (Eoceno tardío) y Sijes (Mio-
clástico-piroclástico-carbonático de origen ceno tardío – Plioceno temprano). A esto se
marino somero, que ha brindado briozoos, suman depósitos del Cuaternario donde se
braquiópodos, gasterópodos, bivalvos, cni- hallaron evidencias fósiles en sedimentos no
darios, crinoideos, peces y foraminíferos que consolidados del Pleistoceno tardío. Aflora-
sugieren las Series Cisuraliano y Guadalupia- mientos menores en relación a su extensión
no (Pérmico temprano a medio) (Benedetto, y a número de fósiles hallados, se exponen
1973; Coira y Zappettini, 2008). al sureste de San Antonio de los Cobres (pa-
raje conocido como Corte Blanco) donde en
Fauna Mesozoica niveles de la Formación Lumbrera se han re-
Las unidades sedimentarias mesozoicas cuperado restos de vertebrados, entre ellos,
expuestas en la Puna están pobremente re- tortugas, cocodrilos y mamíferos (R. Alonso,
presentadas y son reducidas en área, a ex- com. pers). Por otro lado, datos recientes de
cepción de las sedimentitas del Grupo Salta la Puna jujeña indican la presencia de fósiles
que afloran en una superficie relativamente en la Tafna (Plioceno?) (Figura 1; Tabla 1).
mayor (ver Hongn et al., en este volumen). La unidad más rica en vertebrados fósiles
No se conocen elementos faunísticos del es la Formación Geste. Está expuesta en las
Mesozoico temprano y medio, salvo restos provincias de Catamarca y Salta y su edad
de foraminíferos (Psammosphaera sp.), equi- depositacional ha sido establecida entre el
nodermos y ostrácodos hallados en unidades Eoceno medio tardío y probablemente el
jurásicas aflorantes al noroeste del salar del Oligoceno más temprano (ver abajo). Hasta
Fraile, Catamarca (Figura 1) (Seggiaro et el momento, los afloramientos que contie-
al., 2004). En la Puna, el Mesozoico tardío nen vertebrados eocenos se ubican en las
(representado por las unidades cretácicas cercanías del salar de Pozuelos (Salta) y en
Tabla 1. Registros de vertebrados cenozoicos hallados en la Puna. Referencias: 1. López (1997); 2. Alonso et al. (1980); 3. Alonso (2012);
126

4. Pascual (1983); 5. Babot y García-López (2014); 6. Goin et al. (1998); 7. Powell et al. (2011); 8. Ciancio et al. (2016); 9. Babot et
al. (2012); 10. Herrera et al. (2016); 11. Camacho et al. (2016a); 12. Camacho et al. (2016b); 13. Martínez, en este volumen; 14.
Gelfo (2006); 15. Armella et al. (2016); 16. López (1995); 17. García-López y Babot (2015); 18. López y Bond (1995); 19. Reguero
et al. (2008); 20. García-López et al. (2016); 21. Guantay y Alonso (1989); 22. Fernández (1984-1985); 23. Alberdi et al. (1986); 24.
García-López (2015); 25. Inédito; 26. Ortiz et al. (2011); 27. R. Alonso, com. pers. Cat: Catamarca; Sa: Salta; Juj: Jujuy. El (*) indica
agrupamientos no monofiléticos.

Distribución Distribución Tipo de material


Taxón Paleoambiente Ref.
estratigráfica geográfica fosilizado
AMPHIBIA
Anura Taxón indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Postcráneo Fluvial y aluvial, dominado por 1, 25
ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?

SAUROPSIDA
Testudines Taxón indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Fragmentos de placas Idem anterior 1, 25

Lepidosauria Lacertilia indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición, basicráneo Idem anterior 1, 25

Serpentes indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición, postcráneo Idem anterior 1, 25

Crocodylia Sebecidae? Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Idem anterior 1, 25

AVES
Charadriiformes Reyesichnus punensis Sedimentos indeterminados Salar del Hombre Muerto Icnitas Cuerpos de agua temporarios 2
(~Mioceno medio) (Cat)

Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío); Fm. Salar de Pastos Grandes Icnitas Salares y lagunas someras con 3
Blanca Lila (Pleistoceno medio) (Sa) playas; clima árido

Phoenicopteriformes Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío); Fm. Salar de Pastos Grandes Icnitas Ídem anterior 3
Blanca Lila (Pleistoceno medio) (Sa)
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 1 (cont.).

Distribución Distribución Tipo de material


Taxón Paleoambiente Ref.
estratigráfica geográfica fosilizado
Anseriformes Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío); Fm. Salar de Pastos Grandes Icnitas Ídem anterior 3
Blanca Lila (Pleistoceno medio) (Sa)

Ardeiformes Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío) Salar de Pastos Grandes Icnitas Ídem anterior 3
(Sa)

MAMMALIA
METATHERIA
Ameridelphia* Reigia punae Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Fluvial y aluvial, dominado por 4, 25
quebrada El Paso (Sa) ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna

“Ameridelphia” indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Huesos del oído interno Ídem anterior 5
(petrosos)

Polydolopimorphia Bonapartherium serrensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 6

Punadolops alonsoi Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 4, 6
quebrada El Paso (Sa)

Sparassodonta Callistoe sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 6, 7

EUTHERIA
Xenarthra Dasypodidae

cf. Astegotherium sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8

Prostegotherium sp. nov.? Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8

Parastegosimpsonia cf. P. peruana Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8

Dasypodinae indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Hueso del oído interno (petroso) Ídem anterior 9

Parutaetus punensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Osteodermos Ídem anterior 8
quebrada El Paso (Sa)

Pucatherium parvum Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Osteodermos Ídem anterior 8
quebrada El Paso (Sa)
127

Pucatherium sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 10
Tabla 1 (cont.).
128

Distribución Distribución Tipo de material


Taxón Paleoambiente Ref.
estratigráfica geográfica fosilizado

Punatherium catamarquensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8

Macrochorobates chapalmalensis Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Corrientes de lodo en su fase 11
distal

Glyptodontidae Eosclerocalyptus lineatus Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Ídem anterior 11

Megatheriidae Pyramiodontherium bergi Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Ídem anterior 11

Megatheriinae indet. Sedimentos arenosos no A. de la Sierra (Cat) Dentición; coprolitos; tejidos Áreas abiertas dominadas por 13
consolidados (ca.19.600 y blandos arbustos y pastizales; clima
12.500 AP) frío y árido, más húmedo que el
presente

Mylodontidae Glossotherium sp. Fm. Tafna (Plioceno?) Cuenca río Casira (Juj) Información no disponible Depósitos de dunas 12

Mylodontinae indet. Sedimentos arenosos no Sitios arqueológicos Peñas de Coprolitos Áreas abiertas dominadas por 13
consolidados (ca.19.600 y las Trampas 1.1 y Cacao 1A. arbustos y pastizales; clima
12.500 AP) (Cat) frío y árido, más húmedo que el
presente

Astrapotheria Astrapotheriidae indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Fluvial y aluvial, dominado por 1
ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?

Pyrotheria Propyrotherium Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1

Notoungulata
Notostylopidae Gen. et sp. indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1

Oldfieldthomasiidae* Colbertia sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1, 16

Suniodon catamarcensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 16

Suniodon sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Gen. et sp. indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1, 16
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Gen. et sp. indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Tabla 1 (cont.).

Distribución Distribución Tipo de material


Taxón Paleoambiente Ref.
estratigráfica geográfica fosilizado

Interatheriidae Punapithecus minor Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 17, 18
quebrada El Paso (Sa)

Antofagastia turneri Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17, 24

Interatheriidae indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15

Interatheriidae indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15

Interatheriidae indet. C Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna

Archaeohyracidae* Punahyrax bondesioi Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 19
quebrada El Paso (Sa)

Pseudyrax cf. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 20
P. eutrachytheroides

Typotheria indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Typotheria indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Isotemnidae* Gen. et sp. indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 16

Gen. et sp. indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Notohippidae* cf. Pampahippus Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1

Gen. et sp. indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Toxodontia Taxón indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15

Notoungulata Taxón indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17

Notoungulata Taxón indet. B Fm. Lumbrera (Eoceno medio) Corte Blanco (Sa) Dentición Inf. no disponible 26

Notoungulata Taxón indet. C Fm. Sijes (Mioceno tardío) Salar de Pastos Grandes (Sa) Icnitas Salares y lagunas someras con 21
playas; clima árido
129
130

Tabla 1 (cont.).

Distribución Distribución Tipo de material


Taxón Paleoambiente Ref.
estratigráfica geográfica fosilizado

Insertae sedis Didolodontidae

Ernestokokenia cf. E. yirunhor Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición; tarsales Fluvial y aluvial, dominado por 1, 14, 15
ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?

Perissodactyla Hippidion 1-Sedimentos no consolidados 1- Sitios arqueológicos Peñas Dentición; coprolitos; restos 1- Áreas abiertas dominadas 13, 22, 23
(ca. 13.350 y 12.500 AP); de las Trampas 1.1 y Cacao 1A. óseos esqueletales por arbustos y pastizales; clima
2- Sedimentos con limo, arcilla, (Cat); 2- Tres Cruces, Barro frío y árido, más húmedo que el
arena y turba (ca. 12.250 y Negro (Juj) presente; 2- Ambiente léntico
9.120 AP) anegado.

Rodentia Caviomorpha Formación Tafna (Plioceno?) Cuenca río Casira (Juj) Información no disponible Paleosuelos? 12

Cricetidae Sedimentos no consolidados Sitios arqueólogicos Inca Cueva Restos dentarios Predominio de estepas 26
Andinomys y Huachichocana (Juj) herbáceas en un clima más
Phyllotis sp. (Pleistoceno-Holoceno) húmedo y frío que el actual

Mammalia Indet. Niveles probablemente Catua y salar del Rincón Icnitas Inf. no disponible 27
Neógenos, aún indeterminados (Juj)
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 131

Antofagasta de la Sierra y alrededores (Ca- et al., 2016; Ciancio et al., 2016; Herrera et
tamarca). Los depósitos de Salta fueron los al., 2016; ver otras referencias en Tabla 1).
primeros en ser reconocidos por su conteni- Datos radimétricos indican para la For-
do de mamíferos fósiles (Pascual, 1983) aun- mación Geste una edad depositacional entre
que actualmente la búsqueda está centrada 39,8 + 0,6 y 34,7 + 3,5 Ma, tomadas alrede-
en los depósitos de Catamarca donde, a las dor de 30 m por arriba de la base de esta
áreas muestreadas tradicionalmente (Alon- unidad y sobre la base del miembro superior,
so y Fielding, 1986; López, 1997), se han respectivamente (Carrapa y DeCelles, 2008),
sumado en tiempos recientes nuevos sitios aunque probablemente los niveles más su-
fosilíferos. periores correspondan al Oligoceno más
Los materiales hallados en esta unidad temprano. La edad de los niveles fosilíferos,
están representados principalmente por res- correspondientes a parte del miembro me-
tos fragmentados de pequeños vertebrados; dio (sensu Alonso, 1992) de esta formación
la mayoría de los ejemplares no supera los puede limitarse entre 37,5 + 0,1 y al menos
15 mm. Los restos de mayor tamaño son es- 35,4 + 1,5 Ma (Priaboniano). Esta edad es
casos y suelen estar muy deteriorados, sin soportada por la información bioestratigrá-
preservar rasgos diagnósticos; es por esto fica que aportan los mamíferos fósiles, prin-
que gran parte de los taxones identificados cipalmente los notoungulados. La presencia
corresponden a los representantes más pe- de notoungulados “Archaeohyracidae” e Inte-
queños de algunos grupos o a grupos carac- ratheriidae, ausentes en unidades asignadas
terizados por su pequeño tamaño (García- al Eoceno medio y geográficamente cercanas
López y Babot, 2015). Esta particularidad (e.g., Formación Lumbrera inferior), apoyan
tafonómica se debe a que los sedimentos que una edad más reciente que la de unidades
los contienen son de origen fluvial y fueron aledañas. En particular, los “Archaeohyraci-
depositados bajo condiciones de moderada dae” están representados por gran cantidad
a alta energía, generando niveles de con- de restos correspondientes al menos a dos
centración de fragmentos rodados de restos taxones, uno de los cuales (Pseudhyrax; Gar-
óseos (Alonso, 1992). cía-López et al., 2016), es característico del
Los grupos no mamalianos incluyen mate- Eoceno tardío de Patagonia (Priaboniano,
riales muy incompletos de anfibios (Anura), EM Mustersense; Croft et al., 2003; Wood-
víboras y lagartos (Squamata, Lacertilia y burne et al., 2014). Por su parte, el clado
Serpentes), tortugas (Testudines) y cocodri- Interatheriidae comprende formas filogené-
los (Crocodylia) (Figura 3 A, B). Los mamí- ticamente más derivadas que los represen-
feros, por su parte, están representados por tantes del Eoceno medio (Bartoniano, EM
los especímenes más diversos y abundantes Casamayorense) de Patagonia (García-López
y son el grupo que aporta mayor informa- y Babot, 2015).
ción bioestratigráfica. Los registros abar- Los datos sedimentológicos indican que la
can cingulados (armadillos) Dasypodidae Formación Geste, como se mencionó en pá-
(Dasypodinae Astegotheriini, Euphractinae), rrafos anteriores, es el resultado del depósito
Metatheria (Sparassodonta, Polydolopimor- de areniscas y conglomerados generados en
phia y “ameridelfios” basales), y ungulados un ambiente fluvial y de abanicos aluviales,
Notoungulata (Notostylopidae, “Oldfieldtho- donde la intensidad de la corriente habría
masiidae”, Interatheriidae, “Archaeohyra- sido de moderada a alta (Alonso, 1992; Ca-
cidae”, “Notohippidae” e “Isotemnidae”), rrapa y DeCelles, 2008). Si bien no existen
Didolodontidae, Pyrotheria y Astrapotheria datos de vegetación, estas características del
(Figura 3 C-M) (Pascual, 1983; Alonso et ambiente fluvial hacen suponer entonces que
al., 1988; López, 1995; López y Bond, 1995; el ambiente era notablemente más húmedo
López, 1997; Goin et al., 1998; Reguero et que el actual. La fauna característica de esta
al., 2008; Babot et al., 2012; García-López, unidad indica también un ambiente fluvial
2015; García-López y Babot, 2015; Armella (presencia de anfibios) y de mayor humedad
132 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 3. Ejemplares fósiles recuperados en la Formación Geste expuesta en Antofagasta de


la Sierra (Catamarca). A. Anura indet. (MHAS 086), fragmento distal de húmero en vista
ventral; B. Squamata indet. (MHAS 087), brasicráneo en vista dorsal y ventral; C. Dasypo-
dinae indet. (PVL 6245), petroso derecho en vista timpánica y cerebelar; D. Punatherium
catamarquensis, osteodermos fijos (izquierda, holotipo: MLP 93-VI-1-18; derecha, paratipo:
MLP 86-V-6-24); E. “Ameridelphia” indet. (MHAS 065), petroso izquierdo en vista timpánica
y cerebelar; F. Punadolops alonsoi (MHAS 078), fragmento maxilar derecho con P3-M2;
G. “Oldfieldthomasiidae” indet. (Notoungulata, Typotheria; MHAS 002), fragmento de cuerpo
mandibular derecho con m1-2; H. Punapithecus minor (MHAS 005), fragmento de maxilar
derecho con P2-M3; I. Antofagastia turneri (MHAS 003), fragmento maxilar izquierdo con P4
y M1 incompletos y M2-3. J. “Archaeohyracidae” indet. (MHAS 014), fragmento de cuerpo
mandibular izquierdo con m1 o m2; K. Punahyrax bondesioi (MHAS 052), m3 derecho; L.
Pseudhyrax cf. P. eutrachytheroides (MHAS 076); M. Ernestokokenia cf. E. yirunhor (MHAS
049), astrágalo izquierdo. Abreviaturas: MHAS, Museo del Hombre de Antofagasta de la
Sierra (Catamarca); MLP, Museo de La Plata (Buenos Aires); PVL, Paleontología de Verteb-
rados Lillo (Tucumán); P y p, premolares superiores e inferiores, respectivamente; M y m,
molares superiores e inferiores. Escala: 5 mm (excepto en A, E y F = 1 mm).
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 133

que habría sostenido una diversidad impor- dos) y xenartros (específicamente armadillos
tante de insectívoros, frugívoros y folívoros, y perezosos). Estos últimos se asignaron a
así como también predadores de tamaño Eosclerocalyptus lineatus (Cingulata, Glypto-
mediano. dontidae), Macrochorobates chapalmalensis
En cuanto a los depósitos del Mioce- (Cingulata, Dasypodidae), Pyramiodonthe-
no-Plioceno, los registros faunísticos de la rium bergi (Megatheriidae) y Glossotherium
Puna corresponden mayormente a huellas (Mylodontidae).
(icnitas), aunque también se han descrito Para el Pleistoceno medio (0,3 Ma) se
restos de invertebrados y de mamíferos. La registran rastros de aves en niveles de la
Formación Sijes (Turner, 1964) depositada Formación Blanca Lila expuestos en las cer-
aproximadamente entre los 6,81 y 4,0 ± canías del salar de Pastos Grandes (Alonso,
1,2 Ma (Alonso, 1992) preserva gasterópo- 2012) y hacia el Pleistoceno tardío, icnofó-
dos asignados a la especie Heleobia naomiae siles y restos óseos, de tegumento (pelos)
(Martínez y De Francesco, 2011; Littoridina y partes blandas (tejidos del abdomen) de
naomiae en Pratt, 1961 y Alonso y Wayne, megafauna. Estos materiales fueron halla-
1992) que fueron hallados en niveles lacus- dos en los sitios arqueológicos Peñas de las
tres del Miembro Esperanza. Los icnofósiles Trampas y Cacao 1A en las cercanías de la
corresponden a huellas de aves y mamífe- localidad de Antofagasta de la Sierra (Ca-
ros hallados principalmente en el Miembro tamarca), cuyas edades han sido determi-
Monte Amarillo de esta formación que aflora nadas entre ca. 19.600 y 12.500 años antes
en las cercanías del salar de Pastos Grandes del presente (AP) (ver Martínez, 2014; Buc-
y cuya edad fue determinada entre 6,8 ± kley et al., 2015; Martínez, en este volumen
0,2 y 6,3 ± 0,2 Ma (Alonso, 1986). Las ic- y referencias allí citadas). Los restos óseos
nitas más abundantes corresponden a aves (molares y postcráneo) fueron asignados a
relacionadas a ambientes lacustres someros Xenarthra (Megatheriinae) y Perissodactyla
afines morfológicamente a Phoenicopteri- (Hippidion). Por su parte, los icnofósiles co-
formes (flamencos), Anseriformes (patos rresponden a excrementos (coprolitos) con-
y taxones relativos), Ardeiformes (garzas) solidados asignados a carnívoros, perezosos
y Charadriiformes (teros, chorlos) (Alon- (Megatheriinae y Mylodontinae) y caballos
so, 1986; Alonso, 2012); mientras que las (Hippidion), de acuerdo a la forma y al con-
huellas de mamíferos incluyen rastros de tenido y procesamiento de materia orgánica
tamaño pequeño de aspecto rodentiforme y allí identificada (Martínez et al., 2010). El
otros grandes atribuidos a ungulados nativos análisis de estas evidencias permitió inferir
de los órdenes Litopterna o Notoungulata para los milodontinos y para Hippidion una
(Guantay y Alonso, 1989). Otras icnitas (Re- dieta con dominancia de especies herbáceas,
yesichnus punensis; Charadriiformes) fueron mientras que en los Megatheriinae el consu-
halladas en depósitos cercanos al salar del mo de especies leñosas habría sido predo-
Hombre Muerto (Catamarca) en rocas tercia- minante. Otros restos de Hippidion datados
rias más antiguas datadas en 15 Ma (Alonso en 12.550 y 9.120 años AP, fueron recupe-
et al., 1980; Alonso, 2000; Alonso, 2012) y rados en Barro Negro, Tres Cruces (Jujuy;
en niveles probablemente neógenos, aunque Fernández, 1984-1985; Alberdi et al., 1986).
aún indefinidos, cercanos a Catua (Jujuy) y En ninguno de estos registros de megafau-
al salar del Rincón, Salta (R. Alonso, com. na puneña hay indicios de interacción con
pers.). Estos últimos han sido asociados a humanos, aunque sí aparecen restos de ma-
mamíferos indeterminados. Por otro lado, en míferos de menor tamaño asociados a acti-
sedimentos de la Formación Tafna (Plioce- vidad antrópica en ambas localidades en ca-
no?) expuestos en la cuenca del río Casira pas inmediatamente suprayacentes, de edad
y en las cercanías de Calahoyo, Camacho et holocena. Por último, Ortiz et al. (2011)
al. (2016a, b) encontraron restos de roedo- describieron restos de roedores sigmodonti-
res caviomorfos (cuises y taxones relaciona- nos provenientes de sitios arqueológicos en
134 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Huachichocana (Puna de Jujuy) atribuidos global que generó marcados recambios en la


al límite Pleistoceno-Holoceno. biota marina y continental. Las consecuen-
Las primeras evidencias del poblamiento cias evolutivas de este evento climático son
humano en la Puna datan de 11.000 años bien conocidas en la región austral del con-
antes del presente (ver Martínez, en este tinente (ver Goin et al., 2010), aunque no
volumen), por lo que por el momento no así en latitudes más bajas. En este contexto,
puede atribuirse a la presión antrópica una la fauna de mamíferos descubierta para el
relación causal con la extinción de la fauna Eoceno de la Puna ofrece una base diversa
pleistocena puneña. Sin embargo, tal como de taxones para testar estos cambios. Por
lo indica Martínez, es probable que la Puna otro lado, sus niveles de endemismo en ma-
haya estado poblada con anterioridad a los míferos fósiles eocenos y ciertas similitudes
11.000 años (aunque sin preceder los regis- faunísticas con sitios paleógenos tropicales
tros más antiguos en América del Sur que (e.g., Contamana, Perú) abren nuevos inte-
no superan los 14.000 años AP; Politis et al., rrogantes sobre las relaciones faunísticas y
2016), dado que condiciones más húmedas geográficas entre otras regiones subtropica-
que las actuales habrían predominado en la les y tropicales de América del Sur y la Puna,
región entre los 20.000 y los 10.000 años la cual durante el Paleógeno comenzó las
AP, ofreciendo un ambiente favorable para el primeras etapas de levantamiento.
desarrollo de la actividad humana. Nuevos El intervalo subsiguiente a este evento
hallazgos podrían poner a prueba las hipó- climático-biótico está presentado en la Puna
tesis sobre la interacción entre el hombre y por grandes extensiones de sedimentos de
la megafuna y ayudar a entender las causas la Formación Peñas Coloradas (Eoceno tar-
de su extinción en regiones de altura sud- dío – Oligoceno tardío?) que afloran en el
americanas. altiplano jujeño. Si bien aún no se han en-
contrado vertebrados fósiles en estos aflo-
CONSIDERACIONES FINALES ramientos, resultan altamente promisorios
para el hallazgo de fauna de este particular
Tal como se evidencia en el registro fósil período evolutivo de la biota del Cenozoico
florístico y faunístico, la Puna presenta un sudamericano. Por su parte, la búsqueda y el
potencial paleontológico muy importante estudio sistemático de nuevas icnitas de aves
que está dado por la extensión de sus uni- en los afloramientos de la Formación Sijes,
dades sedimentarias paleozoicas y cenozoi- proveerá evidencia más detallada de las co-
cas, y por la diversidad del registro conocido munidades de estos vertebrados miocenos.
hasta el momento. En relación a la megafauna plio-pleistocena,
Los datos paleoflorísticos son los más es- los registros son aún escasos, en parte debi-
casos. Sin embargo, el hallazgo de criptoes- do a la falta de exploraciones paleontológi-
poras del límite Ordovícico-Silúrico repre- cas sistemáticas en rocas de esta edad. Datos
sentantes de la flora terrestre más antigua, recientes provenientes de afloramientos del
invita a profundizar de modo sistemático las Plioceno en las márgenes del río Casira y
exploraciones paleobotánicas. Del mismo la localidad de Calahoyo (Jujuy) abren la
modo, la diversidad de invertebrados paleo- posibilidad de hallar nuevos y más comple-
zoicos delinea un futuro esperanzador ante tos restos que serían importantes para inter-
nuevas investigaciones. pretar patrones de distribución de la fauna
En el caso particular de los vertebrados, en regiones de altura de América del Sur,
los taxones más significativos son aquellos su relación con los sucesos del Gran Inter-
que provienen de unidades del Eoceno tardío cambio Biótico Americano y sus variaciones
cuya importancia radica, entre otros aspec- en relación a los cambios ambientales y a la
tos, en que evolucionaron en el lapso previo interacción con los primeros hombres que
al límite Eoceno/Oligoceno. En este límite se poblaron la región.
produjo un evento profundo de enfriamiento
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 135

AGRADECIMIENTOS Aceñolaza F. G., Benedetto J. L., Koukhar-


sky M., Salfity J. A., Viera O. 1972a.
Los autores agradecen a Ricardo Alonso Presencia de sedimentitas devónicas y
y Emilio Vaccari por las valiosas sugerencias neopaleozoicas en la Puna de Atacama,
realizadas a lo largo del texto y a Nora Mai- provincia de Salta, Argentina. Revista de
dana por aclarar la validez taxonómica de las la Asociación Geológica Argentina, 27:
345-346.
diatomeas tratadas en el texto. J. Babot y D. Aceñolaza F. G., Benedetto J. L., Salfity J.
García-López agradecen además al personal A. 1972b. El Neopaleozoico de la Puna
de la Sub Estación de Altura de la Secretaría Argentina: su fauna y relación con
de Ganadería de la provincia de Catamarca sus áreas vecinas. Anais da Academia
(en especial a C. Palacios y L. Soriano) por Brasileira de Ciencias, 44: 5-20.
Aceñolaza F. G., Toselli A. J., Gonzalez O.
brindar apoyo logístico permanente duran- 1976. Geología de la región compren-
te las campañas a Antofagasta de la Sierra. dida entre el Salar del Hombre Muerto
H. A. Carrizo agradece a J. Aris (UNSa) por y Antofagasta de la Sierra, provincia de
el préstamo de material paleobotánico, a Catamarca. Revista de la Asociación Ge-
C. Moya, C. Azcuy y F. Aceñolaza por sus ológica Argentina, 31: 127-136.
Alberdi M. T., Fernández J., Menegaz A. N.,
enriquecedoras sugerencias, a N. Mansilla
Prado J. L. 1986. Hippidion Owen 1869
por el préstamo de material bibliográfico (Mammalia, Perissodactyla) en sedimen-
y a los técnicos E. Fernández y A. De Rosa tos del Pleistoceno tardío de la localidad
(FML) por su colaboración en el tratamiento de Barro Negro (Jujuy, Argentina). Estu-
y fotografías del material paleobotánico. Los dios Geológicos, 42: 487-493.
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R. N. Alonso: Huellas de aves fósiles 141

Box ä Huellas de aves fósiles


Alonso, Ricardo N.
CONICET – Escuela de Geología, Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Salta, Avda.
Bolivia 5500, (4400) Salta. E-mail: rnalonso@gmail.com

La Puna conserva un interesante registro volcánicas. En aquel tiempo la Puna, al igual


de huellas (icnitas) de aves neógenas. Las que ahora, estaba salpicada de lagos salinos
más antiguas se encontraron en unas capas de distintos tamaños. En esos lagos vivía
rojas de Farallón Catal en el salar del Hom- una abundante avifauna que medraba en
bre Muerto y tienen una edad de 15 millones sus playas y dejaba impresas sus huellas en
de años (Alonso et al., 1978). Corresponden el barro fresco. Cada tanto las pisadas eran
a un representante antiguo de los teros que enterradas por sedimentos que las preserva-
fueron bautizadas como Reyesichnus punen- ron como estructuras fósiles. Se han iden-
sis, en homenaje al Dr. Celso Reyes, quien tificado representantes morfológicos de los
fuera profesor de la Universidad Nacional actuales flamencos, patos, guayatas, teros,
de Salta. En la sierra de Sijes, en el salar y otras aves (Figura 1). A veces se encuen-
de Pastos Grandes, se encuentran capas de tran también huellas de roedores y algún
boratos formadas entre 5 y 7 millones de otro mamífero. Estas huellas fósiles tienen
años atrás. Esos mantos boratíferos yacen un gran valor para interpretar cómo fueron
entre camadas de cenizas volcánicas, yeso, aquellos ambientes antiguos o paleoambien-
arenas, limos y arcillas. Representan el re- tes (Alonso, 2012). Por ejemplo, por el tipo
lleno sedimentario de una antigua cuenca y tamaño de las icnitas se puede saber la
tectónica tal como lo es el actual salar de profundidad del agua desde el borde hasta
Pastos Grandes, y fueron plegadas por los el centro de los cuerpos lacustres logrando
movimientos orogénicos andinos. Las capas valiosas reconstrucciones paleobatimétricas
se formaron en un ambiente de lago alcali- los ambientes en los que cuales los boratos
no, rodeado de playas arcillosas y sobre el (importante recurso minero de la Puna) se
cual se depositaban periódicamente cenizas formaron.

Figura 1. Fotografía y esquema asociado de icnitas de aves de la Formación Sijes atribuidas


a flamencos (A) y garzas (B). Modificado de Alonso (2012).
142 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

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J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 143

07 ä Vegetación de la Puna argentina


Carilla, Julieta 1; Alfredo Grau 1,2; Soledad Cuello 2,3
1
Instituto de Ecología Regional, Universidad Nacional de Tucumán (IER, UNT) – CONICET. CC 34 (4107),
Yerba Buena, Tucumán. julietacarilla@gmail.com
2
Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Miguel Lillo 205, (4000), San Miguel de Tu-
cumán, Tucumán. graualfredo@gmail.com
3
Insituto de Química del Noroeste – CONICET. San Lorenzo 1469, (4000) San Miguel de Tucumán,
Tucumán. asolecue@gmail.com

ä Resumen — La región reconocida geográficamente como Puna en Argentina esta subdi-


vidida en dos provincias fitogeográficas: Puneña y Altoandina. La provincia Puneña incluye dos
subunidades, la Puna seca (precipitaciones de 100-400 mm/año) y la Puna desértica (<100
mm/año). La Puna seca es principalmente una estepa arbustiva, con Baccharis, Fabiana y
Adesmia como géneros dominantes. Parastrephia lucida domina las comunidades edáficas
en las cuencas con napa freática cercana a la superficie. Otras comunidades edáficas están
dominadas por Pennisetum chilense en suelos húmedos de baja salinidad y Frankenia trian-
dra, Lycium humile y Sporobolus rigens en suelos de alta salinidad. Mientras, en áreas muy
reducidas, los parches de bosques de Polylepis y Prosopis son características importantes del
paisaje. También son los cactus columnares, Thichocereus y Oreocereus. Las plantas en cojín
son otros elementos importantes, algunas veces alcanzando grandes tamaños, con Azorella
compacta y varias especies Adesmia como las más comunes. La Puna desértica comparte los
mismos géneros y especies con la Puna seca. Sin embargo, con densidades muy inferiores y
frecuentemente con solo una especie de arbusto claramente dominante. La provincia Altoadina
está dominada por pastizales, donde Festuca ortophylla es la especie más abundante. Dicoti-
ledóneas herbáceas de tamaño reducido, aunque bastante diversas, constituyen una pequeña
porción de la biomasa. Las vegas o bofedales también representan una unidad característica
de la región. Asociadas a las nacientes y cursos de agua, concentran una alta proporción de
la biodiversidad y la actividad humana. El ganado doméstico, como así también los camélidos
nativos, pasan una parte significativa de sus vidas en las vegas. Dada las condiciones extre-
mas de la Puna, el pastoreo, por animales domésticos y nativos, ha jugado un papel crítico
en el paisaje y en la dominancia de arbustos espinosos/tóxicos sobre los pastos.
Palabras clave: ecosistemas altoandinos, comunidades edáficas, pastoreo, provincia fito-
geográfica, estepa arbustiva.

ä Abstract — “Vegetation of the Argentine Puna”. The region geographically recognized as


Puna in Argentina is subdivided in two phytogeographical provinces: Puneña and Altoandina.
The Puneña province includes two subunits, the dry Puna (rainfall 100-400 mm/y) and the
desert Puna (<100 mm/y). The dry Puna is mostly in shrubland, with Baccharis, Fabiana
and Adesmia as the dominant genera. Parastrephia lucida dominates edaphic communities in
basins with water table close to the surface. Other edaphic communities are dominated by
Pennisetum chilense, in humid low salinity soils and Frankenia triandra, Lycium humile and
Sporobolus rigens in high salinity soils. While very reduced in area, forest patches of Polylepis
and Prosopis are impor tant landscape features. So are columnar cactuses, Thichocereus
and Oreocereus. Cushion plants are another important element, sometimes reaching notable
size, with Azorella compacta and several Adesmia species as the most common. The desert
Puna shows the same genera and species. However, at much lower plant densities, and very
often with just one, shrub species as the clearly dominant one. The Altoandina province is
dominated by grassland, where Festuca ortophylla is the most common species. Small dicot
herbs, while quite diverse, comprise only a small portion of the biomass. Peatbogs are also
a characteristic feature of the region. Associated to springs and streams, they concentrate
a high proportion of the biodiversity and the human activity. Domestic livestock, as well as
wild native camelids spend a significant part of their live on the peatbogs. Given the extreme
conditions of the Puna, grazing, by both, domestic and wild animals is very likely to have played
a critical role in the landscape and in the dominance of thorny/toxic shrubs over grasses.
Keywords: High Andean ecosystem, edaphic communities, grazing, phytogeographical prov-
ince, shrub steppe.
144 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN: PUNA ecotono entre ambos tipos de vegetación (ver


FITOGEOGRÁFICA, PROVINCIA PUNEÑA más abajo Efecto del pastoreo).
Y P R O V I N C I A A LT O A N D I N A Hacia el este, las provincias Puneña y
La palabra Puna proviene del quechua, Altoandina limitan con la provincia fitogeo-
y significa tierra alta y fría. Ciertamente, las gráfica del Monte (el sector denominado
bajas temperaturas, con heladas que se pue- Prepuna por Cabrera, 1971), con el ecotono
den producir en cualquier momento del año, situado entre 3000 y 3300 m, claramente
son una característica de la región que condi- apreciable en todas las grandes quebradas
(Humahuaca, del Toro, Calchaquí, Cajón,
ciona su vegetación. Desde una perspectiva
Fiambalá, Chaschuil). En las cadenas mon-
fitogeográfica el término Puna fue utilizado
tañosas más altas, que forman el límite este
por primera vez por Weberbauer (1922), para
de la Puna, el contacto se establece entre
la vegetación ubicada en los Andes peruanos
los pastizales altoandinos y los pastizales de
por encima del límite de la agricultura. El
neblina, considerados el piso superior de la
concepto fue desarrollado más adelante por
provincia de las yungas.
Troll (1959), quien dividió la Puna en tres
Una síntesis simplificada de las grandes
tipos según la precipitación: Puna húmeda
unidades de vegetación está representada en
(>400 mm/año); Puna seca (400-100 mm/
la Figura 1. El mapa y las principales co-
año) y Puna desértica (<100 mm/año). Ca-
munidades vegetales descriptas en este ca-
brera (1971) considera que en la Puna ar-
pítulo fueron desarrollados en base a exten-
gentina en sentido geográfico aparecen la
sos recorridos por toda la región, registros
provincia Puneña y la provincia Altoandina.
fotográficos durante los últimos 15 años y
Siguiendo a Cabrera (1968) el sector noreste
bibliografía existente.
de la Puna geográfica, que corresponde en
parte a Salta y Jujuy, está ocupado por Puna
PROVINCIA PUNEÑA
seca. Mientras que, el oeste y sur, desde el
extremo oeste de Jujuy, hasta la provincia Puna Seca
de San Juan, están dominados por la Puna La Puna seca ocupa la mayor parte del
desértica. Según Cabrera (1968), la Puna sector norte de la provincia de Jujuy, entre
húmeda existiría en Argentina en las serra- las serranías de Santa Victoria y de Apar-
nías de Santa Victoria y de Zenta. Ese sector zo, al este, y las de San José, al oeste. Este
corresponde a lo que Cabrera denomina más sector tiene un gradiente de humedad que
tarde (1971) “provincia Altoandina”, que es decrece de este a oeste, y se encuentra sepa-
el mismo concepto de Puna húmeda de Troll rado en dos grandes cuencas, por la serranía
(1959). Estrictamente, la mayor superficie de de Cochinoca (Cabrera, 1968). La formación
la Puna en sentido geográfico corresponde a dominante en la Puna seca es la estepa ar-
esta provincia Altoandina que está presente bustiva (Figura 2), dominada usualmente
también en los cordones montañosos de toda por Baccharis boliviensis (chijua; Figura 2 A
la Puna geográfica, por encima de alrededor y B), Fabiana densa (tolilla) y Adesmia horri-
de 4000 m en el norte (Jujuy) y alrededor da (= Adesmia horridiuscula; añagua; Figura
3000 m en el sur (San Juan). El límite entre 2C y D), a las que suelen acompañar otras
la provincia Altoandina y la provincia Pune- especies arbustivas, más o menos espinosas,
ña, que es en buena medida el límite entre en especial: Junelia seriphioides, Baccharis
arbustales y pastizales, está determinado tola, Senecio viridis, Aloysia deserticola (=
también por la orientación de las laderas, con Acantholipia deserticola), Ephedra breana,
los arbustales extendiéndose más arriba en Ocyroe armata (= Nardophyllum armatum)
las laderas norte y este, más calientes y secas. y Adesmia spinossisima.
Probablemente, el pastoreo juega también El trabajo más integral y detallado sobre
un rol determinante en definir este límite, la Puna seca, centrado en la provincia de
al influir en la cobertura de gramíneas en el Jujuy, fue realizado por Ruthsatz y Movia
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 145

Figura 1. Ecorregiones del noroeste argentino, tomando como base Brown y Pacheco (2006),
ajustado en base a observaciones de campo durante la realización de este trabajo.
146 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

(1975). Cabrera (1957) publicó el primer tección, todavía se la sigue empleando como
trabajo extenso y clásico sobre la Puna, en leña (Figura 3C).
base a sus observaciones realizadas princi- En amplias zonas en la periferia de la
palmente en la Puna seca. laguna Pozuelos y a lo largo de la cuenca
del río Miraflores (Jujuy), se encuentran ex-
Comunidades edáficas: tolares, esporales y tensos pastizales dominados casi totalmente
salinas.— En las terrazas de río, fondos de por Cenchrus chilense (= Pennisetum chilense;
quebrada, o depresiones con napa freática espural), en los cuales los arbustos son poco
situada a pocos metros de profundidad, se importantes o desaparecen, en particular
desarrollan comunidades arbustivas densas, cuando la napa freática se acerca a la su-
en las cuales Parastrephia lucida (tola de río) perficie durante parte del año (Figura 3D).
es ampliamente dominante (Figura 3A y B). En las depresiones salinas se encuentran
Estos ambientes, denominados tolares, han comunidades dominadas por Frankenia
sido una fuente de combustible muy impor- trianda que forma cojines o tapetes compac-
tante y a veces el único disponible. Aunque tos, acompañada con frecuencia por Lycium
actualmente su uso como leña se ha limi- humile (ver más adelante Vegas) y por los
tado, por el mayor acceso a combustibles pastos Sporobolus rigens y Distichlis humilis
fósiles, medidas legales y policiales de pro- (Figura 3E y F).

Figura 2. Puna seca. A. Estepa arbustiva dominada por Fabiana densa y Baccharis bolivensis,
Suripugio, Jujuy 3700 msnm; B. Estepa arbustiva dominada por Baccharis boliviensis, Yavi,
Jujuy, 3600 msnm; C. Estepa arbustiva dominada por Adesmia horrida y Tetraglochin cris-
tatum, Tres Cruces, Jujuy, 3700 msnm; D. Estepa arbustiva dominada por Fabiana densa y
Adesmia horrida, Tres Cruces, Jujuy, 3700 msnm. 1A, B y C, fotografías tomadas en verano;
y 1D en invierno.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 147

Queñoales, cardonales y churcales.— Por 3500 y 4000 m en el sector este de la Puna


su rareza, las formaciones arbóreas de la seca de Jujuy, ubicándose casi exclusivamen-
Puna atraen mucho la atención. Existen te en quebradas protegidas donde probable-
dos especies de árboles del género Polylepis mente recibe aportes extras de agua, debido
(queñoa), P. tomentella y P. tarapacana, que a la topografía (Figura 4A) o en laderas ex-
crecen naturalmente en la región. La prime- puestas al SE, en el nivel de pastizales al-
ra forma bosquecitos aislados y ralos entre toandinos. Por su parte P. tarapacana aparece

Figura 3. Comunidades edáficas. A. Tolar de Parastrephia lucida, en fondo de quebrada, Abra


Blanca, Salta, 4000 msnm; B. Tolar de P. lucida, en Tolar Grande, Salta, 3500 msnm; C.
Transporte de tola para combustible, Pastos Grandes, Salta; D. Pastizal (esporal) de Chen-
chrus chilense, Abra Pampa, Jujuy, 3450 msnm; E. Comunidad salina de Sporobolus rigens
y Frankenia triandra; F. Comunidad salina de Frankenia triandra y Lycium humile.
148 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

en el piso Altoandino del sector centro norte También penetran en la Puna, en los
de la provincia de Jujuy, en las serranías de sectores lindantes con quebradas que suben
Rachaite, volcán Granados y Lagunillas del desde el llano, bosques muy ralos de Prosopis
Farallón, entre 4300 y 4700 m (Figura 4B). ferox (churqui). Ejemplos de estos bosqueci-
Generalmente tiene porte arbustivo más que tos se encuentran en la quebrada del río Las
arbóreo, y con frecuencia crece parcialmen- Burras cerca de Susques y en la cuenca del
te enterrado en el suelo, ramificándose ya río San Juan de Oro, límite con Bolivia.
por debajo de la superficie. Se trata de la Los cardonales de Trichocereus atacamen-
especie arbórea que se desarrolla a mayor sis (cardón pasacana) son comunes en todas
altitud en el territorio argentino, y puede las quebradas de acceso a la Puna y en los
llegar hasta los 5200 msnm más al norte, ambientes de Monte de Sierras y Bolsones (o
en el volcán Sajama, Bolivia (Cuyckens et al., Prepuna según Cabrera, 1971). Pero acom-
2016). Polylepis tarapacana es una especie pañando a la Puna seca, los cardonales se
longeva (con ejemplares de hasta 600 años) extienden hasta 3900 m (Figura 4C), y en
que presenta anillos de crecimiento anuales, algunos casos, como en la quebrada de Ra-
permitiendo el desarrollo de reconstruccio- chaite, o la quebrada de Susques, crecen en
nes climáticas de varios siglos para la Puna laderas de mucha pendiente y con exposición
(Morales et al., 2015). norte o noreste en el mismo corazón de la

Figura 4. Queñoales y cardonales. A. Bosquecitos de Polylepis tarapacana, Puca Cueva, Jujuy,


4400 msnm; B. Bosquecitos de Polylepis tomentella, Abra de Rachaite, Jujuy, 4000 msnm;
C. Cardonal de Trichocereus atacamensis, ruta a San Antonio de los Cobres, Salta, 3800
msnm; D. Cardonal de Oreocereus celsianus, en arbustal de Baccharis boliviensis y Fabiana
densa, Suripugio, Jujuy, 3600 msnm.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 149

Figura 5. Puna desértica. A. Arbustal Aloysia deserticola (=Acantholippia desertícola), Anto-


fagasta de la Sierra, Catamarca, 3100 msnm; B. Arbustal de Lycium chañar, San Guillermo,
San Juan, 3600 msnm; C. Arbustal de Fabiana densa, Junelia seriphioides y Adesmia horrida,
cuenca de Laguna blanca, Catamarca, 3600 msnm; D. Arbustal de Atriplex imbricata, Salar
de Pocitos, Salta, 3700 msnm.

Puna jujeña. En el borde oriental de la Puna 5A), o Lycium chañar (acerillo) en el norte
seca, en los contrafuertes de la serranía de de las Pampas de San Guillermo, San Juan
Santa Victoria, aparecen cardonales, en algu- (Figura 5B), o comunidades dominadas por
nos casos extendidos y relativamente densos, pocas especies; Fabiana densa (tolilla), Ju-
de Oreocereus celsianus (Figura 4D). nelia seriphioides y Adesmia horrida, en la
cuenca de Laguna Blanca, Catamarca (Figura
Puna Desértica 5C). En varios bolsones con salares, Atriplex
Cabrera (1968) indica que las comuni- imbricata (cachiyuyo) forma un ancho halo,
dades de la Puna desértica son las mismas cientos de metros a kilómetros, rodeando
que las presentes en la Puna seca, solo que cada salar (Figura 5D). Esto se debe pro-
más empobrecidas, es decir mucho menos bablemente a la salinización de los suelos,
densas. Aunque esto parece ser el caso en causada, al menos en parte, por polvo salino
algunas áreas, con frecuencia se presentan que deriva a la periferia arrastrado por el
comunidades donde una sola especie es am- viento.
pliamente dominante, o casi la única, como Una serie de trabajos enfocados en distin-
por ejemplo Aloysia deserticola (=Acantho- tas cuencas han realizado descripciones muy
lippia desertícola, rica-rica) en la cuenca de detalladas de Puna desértica: Borgnia et al.
Antofagasta de la sierra, Catamarca (Figura (2006), Martinez Carretero (1997), Martinez
150 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Carretero et al. (2010), Fabbroni (2015), Tá- presentarse en la zona del Paso de la Lagu-
lamo et al. (2010), Vervoorst (1951). na de Veladero en La Rioja (Figura 6D), en
Zonas sin vegetación.— Además de la co- niveles de la provincia Altoandina, pero por
bertura dominante de arbustos, en sectores debajo del límite altitudinal de vegetación.
que corresponderían a la Puna desértica, hay Se trata ciertamente de un fenómeno que
parches de cientos o aún miles de hectáreas, merece investigarse con más profundidad.
en los cuales no se observa absolutamente
ninguna planta vascular. Tampoco es eviden- P R O V I N C I A A LTA O A N D I N A
te que, en algún momento, fruto de precipi-
Pastizales Altoandinos
taciones extraordinarias, estas zonas tengan
al menos vegetación herbácea efímera. En Los pastizales son las formaciones más
algunos casos, como en el Desierto del Dia- extensas y dominantes en la provincia Al-
blo, Salta (Figura 6A), esta ausencia abso- toandina. Por arriba de 4000-4100 y hasta
luta de plantas vasculares parece atribuible 4600 msnm, aunque a veces tan alto como
a la combinación de textura arcillosa con 5000 m, la especie dominante por excelencia
elevada salinidad. En otros lugares, como es Festuca ortophylla (iro). Se trata de áreas
Carachipampa, Catamarca (Figura 6B y C), que, por su mayor altitud, y frecuencia de
la explicación podría ser que el suelo de gra- nubes y neblina, poseen un balance hídrico
va y arena pierde rápidamente en profundi- más favorable que los bolsones más depri-
dad cualquier agua que pudieran aportar las midos de la Puna. Festuca ortophylla forma
precipitaciones. Una situación similar parece matas densas, que adquieren forma circular,

Figura 6. Zonas sin vegetación. A. Desierto del Diablo, Salta, 3700 msnm; B-C. Carachipam-
pa, Catamarca, 3050 msnm; D. Paso Laguna de Veladero, La Rioja, 4400 msnm.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 151

Figura 7. Pastizales altoandinos. A-B. Pastizal de iro (Festuca ortophylla), quebrada de Real
Grande, Antofagasta de la Sierra, Catamarca, 4300 msnm; C. Pastizal de Pappostipa frigi-
da, bajada de Tebenquincho a Arizaro, Catamarca, 4200 msnm; D. Pastizal de Deyeuxia cf.
crispa, ruta a paso San Francisco, 4100 msnm.

o de terraza, muy longevas (probablemente (Figura 7D), Deyeuxia cabrerae, Pappostipa


décadas, siglos o aún milenios; Halloy, 2002, hieronymusii, a veces alternan arbustos de
que van estructurando el suelo con su siste- Baccharis tola (= Baccharis incarum; lejía),
ma de raíces y rizomas. Protegidas por ese Ephedra breana, Adesmia sp., etc.). En lade-
entramado, pero mucho menos importantes ras pedregosas y expuestas o roquedales el
en cuanto a biomasa, aparecen distintas es- pastizal puede estar muy disminuido o aún
pecies de dicotiledóneas (pertenecientes a desaparecer. Allí predominan arbustos, coji-
los géneros Senecio, Oxalis, Gentianella, Ca- nes, placas y rosetas, en especial Baccharis
landrinia, etc.). incarum, Tetraglochyn cristatum, Azorella uli-
Festuca ortophylla es claramente la es- cina y Adesmia sp.
pecie más abundante en biomasa en los
ambientes altoandinos (Figura 7A y B). Sin Cojines
embargo, en los sectores más áridos, como Las plantas en cojín constituyen un ele-
las cadenas montañosas y cuencas situadas mento característico de la alta montaña. En
más al oeste, cercanas a la frontera con Chi- la Puna argentina son frecuentes en los am-
le, otras gramíneas son las dominantes en bientes altoandinos. Entre las más comunes
los pastizales, en los cuales con frecuencia se encuentran Azorella compacta (yareta)
una sola especie es la dominante: Pappos- (Figura 8A), Adesmia nanolignea (Figura
tipa frigida (Figura 7C), Deyeuxia crispa 8B) y otras especies de Adesmia. La misma
152 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

estructura adoptan individuos adultos de man placas aisladas a modo de mosaicos, en


Maihueniopsis boliviana (Figura 8C). Aun- bordes de salares.
que no es estrictamente un cojín compacto, Los cojines son estructuras muy longevas,
Ephedra breana forma en muchas ocasiones los más grandes llegando probablemente a
una estructura muy similar a un cojín laxo, varios siglos. Su datación presenta dificulta-
que adquiere densidad por la incorporación des metodológicas no resueltas, si bien en el
de arena en su interior (Figura 8D). Las es- caso de Adesmia ha habido algunas experien-
pecies Frankenia trianda y Lycium humile for- cias de datación. En Perú se ha estimado la

Figura 8. Cojines. A. Azorella compacta, Lagunillas del Farallón, Jujuy, 4300 msnm; B.
Adesmia nanolignea, salina del Leoncito, La Rioja, 3700 msnm; C. Maihueniopsis boliviana,
cuenca de Laguna Grande, Catamarca, 4300 m; D. Ephedra sp., El Peñon, Catamarca, 3600
msnm; E. Adesmia crassicaulis y F. Junellia aretioides, especies en cojín características de la
comunidad vegetal “cryptofruticetum”, Abra del Acay, Salta, 4500 msnm.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 153

Figura 9. Vegas. A. Vega de Quebrada Seca, Antofagasta de la Sierra, Catamarca, 3700


msnm; B. Vega Ruta Nacional 76, La Rioja, 4300 msnm; C. Vega de Laguna de Antofagasta,
Catamarca, 3300 msnm pastoreada por llamas; D. Vega Abra del Acay, Salta, 4700 msnm,
pastoreada por vicuñas.

edad de Azorella compacta en alrededor de escondido” y hace referencia a que la parte


tres mil años, y en Bolivia más de 800 años aérea de la vegetación está enterrada, que-
(Scott, 2006). Por su parte, Halloy (2002) dando solo las copas en la superficie, aseme-
estima la edad de Azorella creciendo en am- jándose a un bosque subterráneo (Halloy et
bientes altoandinos en más de 1000 años. al., 2008). Entre las especies frecuentes en
En algunos lugares, como por ejemplo La- esta comunidad aparecen Adesmia crassicau-
gunillas del Farallón, Jujuy (Figura 8A), hay lis, con troncos leñosos retorcidos enterrados
ejemplares de tamaño considerable, crecien- íntegramente, Astragalus spp., Nototriche sp.,
do a gran altura (4400 msnm). Azorella sp., Junellia arietioides y Oriastrum
El cryptofruticetum es una comunidad ve-
pulvinatum (Figura 8E y F).
getal característica y distintiva de algunos
ambientes altoandinos. Es relativamente fre-
Vegas
cuente en los macizos que bordean la Puna
al este, pero rara en el centro, aunque varias Las vegas o bofedales son comunidades
especies aparecen de manera más aislada. vegetales siempre verdes, hidromórficas, que
Típicamente es un mosaico de placas y coji- permanecen inundadas permanentemente o
nes que sobresale apenas 1-3 cm del suelo, durante buena parte del año, que ocupan
que es de tipo limo-arcilloso y pedregoso. El sectores deprimidos y fondos de valle (Iz-
nombre crytofruticetum significa “arbustal quierdo et al., en este volumen; Figura 9A y
154 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 10. Efecto del pastoreo. A-B. Clausura experimental, Parque Nacional San Guillermo,
San Juan, 3500 msnm; C. Clausura tradicional, Viscachani, Jujuy, 4100 msnm. El pastizal
de Festuca es transformado localmente en arbustal de Baccharis tola; D. Arbustal puneño
con pastos intercaladas, en un área donde sería esperable pastizal altoandino, Lagunillas del
Farallón, Jujuy, 4300 msnm.

B). Están constituidas por un tapiz vegetal salinidad o están directamente asociadas a
denso y continuo, con predominio de plan- salares, hay predominio de especies halófitas,
tas tipo almohadilla o cojín y cespitosas, como Nitrophilla australis o Triglochin con-
entre las que predominan juncáceas, como cinna. Estos sistemas son la fuente de agua,
Oxychloë andina y Distichia muscoides, cipe- crítica en estas regiones, donde se concentra
ráceas, como Carex sp. y Zameoscirpus sp., y una porción sustancial de la productividad
poáceas como Deyeuxia hackelli. En los cur- vegetal y de la biodiversidad (Figura 9C y
sos o pozos de agua crecen especies acuáti- D). Las vegas presentan casi sin excepción,
cas, como Myriophyllum quitense y Stuckenia la mayor carga animal, tanto silvestre, como
filiformis. Por debajo de la alfombra verde domesticada, siendo el sobrepastoreo unas
superficial, suele existir una capa, a veces de sus principales amenazas.
profunda, de hasta algunos metros, de ma-
teria orgánica muerta (turba). E F E C T O D E L PA S T O R E O
Vegas como las descriptas más arriba es-
tán presentes en las nacientes de la mayoría En la Puna el pastoreo tiene caracterís-
de los arroyos, como un componente dentro ticas migratorias, con los arbustales y pas-
de la provincia Altoandina. Cuando estas for- tizales aprovechados de manera extensiva
maciones penetran en sectores más bajos, en durante el breve período estival húmedo y
la provincia puneña, y hay un aumento de la concentrándose en las vegas y tolares du-
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 155

rante el resto del ciclo anual, predominan- y correcciones realizadas y a Karina Buzza,
temente frío y seco (Halloy et al., 2008). de Fundación Proyungas, por la edición del
La diferencia entre los ambientes puneños mapa fitogeográfico de la Puna.
(arbustal) y los altoandinos (pastizal) está
dada según la mayoría de los autores por la L I T E R AT U R A C I TA D A
aridez y temperaturas bajas. Sin embargo, Borginia M., Maggi A., Arriaga M., Aued B.,
hay evidencia anecdótica y experimental que Vila B., Cassini M. 2006. Caracteriza-
sugiere que el pastoreo cumple también un ción de la vegetación de la Reserva de
rol determinante. En el PN San Guillermo, Biosfera Laguna Blanca (Catamarca, Ar-
gentina). Ecología Austral, 16: 29-45.
clausuras impuestas para controlar el pasto-
Bonaventura S. M, Tecchi R., Vignale D.
reo de vicuñas muestran un notable impacto 1998. La vegetación de la Reserva de
(Figura 10A y B). De estar las vicuñas más la Biosfera Laguna de Pozuelos. En: J
reducidas en número, los ambientes mostra- García Fernández y R. Tecchi (eds.), Ba-
rían claramente un paisaje donde los pasti- ses para la conservación y manejo de la
Puna y cordillera frontal de Argentina.
zales serían los dominantes, en lugar de un
El rol de las Reser vas de la Biosfera.
arbustal ralo dominado por Adesmia. De he- Unesco, Fucema, pp. 43-60.
cho, en los lugares donde el puma mantiene Cabrera A. L. 1957. La vegetación de la
alejadas las vicuñas, el pastizal es notable- Puna argentina. Revista de Investigacio-
mente más abundante (Donadio y Buskirk, nes Agrícolas, 11: 317-512
Cabrera A. L. 1968. Ecología vegetal de
2016). la Puna. Geo-Ecology of the Mountain
En la Puna y montañas del NOA los pas- Regions of the Tropical Americas. 91-
tores locales han manejado tradicionalmente 116.
clausuras, para mantener reservas de forraje Cabrera A. L. 1971. Fitogeografía de la Re-
a resguardo del ganado (Figura 10C). Con pública Argentina. Boletín de la Sociedad
Argentina de Botánica, 14: 1-50.
ellas se pone en manifiesto el efecto del pas- Cuello S. 2006. Guía ilustrada de la flora de
toreo doméstico, con frecuencia mucho más Antofagasta de la Sierra, Catamarca.
impactante que el pastoreo de los camélidos Tesina de Grado. Facultad de Ciencias
silvestres nativos, vicuñas y guanacos (Qui- Naturales-UNT, Tucumán, 165 pp.
roga Mendiola y Cladera, en este volumen). Cuyckens G. A. E., Christie D. A., Domic A.
I., Malizia L. R., Renison D. 2016. Cli-
La periferia de los puestos y centros pobla- mate change and the distribution and
dos presenta con mucha frecuencia proce- conservation of the world’s highest ele-
sos de arbustificación (Figura 10D). Cabe vation woodlands in the South American
preguntarse, en qué medida la dominancia Altiplano. Global and Planetary Change,
de arbustos en la Puna seca no es sino el 137: 79-87.
Donadio E., Buskirk S. W. 2016. Linking pre-
resultado artificial de siglos de pastoreo con dation risk, ungulate antipredator re-
ganado doméstico o aún del manejo de las sponses, and patterns of vegetation in
vicuñas silvestres, eliminando principalmen- the high Andes. Journal of Mammalogy,
te al puma, su mayor factor de control. El 97: 966-977.
fuego asociado a la ganadería cumple un rol Fabbroni M. 2015. Flora de Tocomar y Cam-
po Amarillo (Salta, Argentina). Boletín
muy importante en los pastizales de nebli- de la Sociedad Argentina de Botánica,
na del NOA, donde se lo usa extensamente 50: 171-192.
como herramienta de manejo. En la Puna, Halloy S. R. P. 2002. Variations in community
el espaciamiento grande entre las matas de structure and growth rates of high-An-
dean plants with climatic fluctuations. En
pasto y los arbustos hacen improbable que
C. Körner y E. M. Spehn (eds.), Moun-
haya tenido un uso similar. tain Biodiversity: a global assessment.
Parthenon Publishing, London, pp. 227-
AGRADECIMIENTOS 239.
Halloy S. R. P., Beck S. G., Ledezma J. C.
Los autores agradecen a Stephan Halloy 2008. South America – Central Andean
y dos revisores anónimos por las sugerencias Grasslands (Páramo, Puna) and High-An-
156 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

dean (central and southern Perú, west- reconstruction. Climate of the Past, 11:
ern Bolivia, nor thern Chile and nor th- 1139-1152.
western Argentina). En B. Peart (ed.), Quiroga Mendiola M., Cladera J. 2018. Ga-
A compendium of regional templates on nadería en la Puna argentina. En: H. R.
the status of temperate grasslands con- Grau, M. J. Babot, A. E. Izquierdo y A.
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Morales M., Carilla J., Grau R., Villalba R. der peruanischen Anden. Petermanns
2015. Multi-century lake area changes Geographische Mitteilungen, 1922: 89-
in Southern Altiplano: a tree-ring-based 91.
A. D. Brown: Ángel Cabrera y la Puna 157

Box ä Ángel Cabrera y la Puna


Brown, Alejandro D.
Fundación ProYungas, Perú 1180, (4107) Yerba Buena, Tucumán. Email: abrown@proyungas.org.ar

«La Provincia Puneña se extiende, en la a pequeñas chacras en las quebradas donde se


Argentina, por las mesetas y montañas del cultiva maíz y quinoa… en la zona oriental
noroeste, entre los 3400 y los 4500 metros hay ganadería, criándose ovejas y llamas».
de altura, desde el límite con Bolivia hasta el Esta sencilla y precisa descripción de la
noroeste de Mendoza, donde desciende a unos Puna corresponde a uno de los botánicos
2000 m de altura sobre el mar. Sus suelos son más importantes de Argentina, el Dr. Ángel
inmaduros, y su clima frío y seco. La tempe- L. Cabrera (Figura 1), autor de la Fitogeo-
ratura media oscila entre 7.5 y 9.9 grados grafía Argentina (Cabrera, 1971), obra con-
centígrados, y la precipitación, que disminuye sultada por miles de estudiantes, profesores,
rápidamente de este a oeste, varía desde 324 redactores de Estudio de Impacto Ambiental,
mm en La Quiaca a 103 mm en San Antonio etc., por espacio de muchas décadas… Lo
de los Cobres y casi cero en el límite con Chile. que quizás menos saben, es que esta obra
El tipo de vegetación dominante es la estepa clásica de la expresión geográfica de la dis-
arbustiva, pero también hay estepas herbá- tribución de las plantas de Argentina, fue
ceas, vegas, etc. Hay una gran abundancia de realizada en su gran mayoría a bordo de un
arbustos áfilos o con hojas reducidas, plantas Citroen 3CV!, en el que el Dr. Cabrera carga-
resinosas y, en general, formas altamente xe- ba el equipo de campaña, los herbarios y los
rófilas… la agricultura es casi nula y se reduce estudiantes y jóvenes profesionales que lo

Figura 1. Angel Cabrera y Marta Ronco entre plantas de neneo (Mulinum spinosum) en el
año 1973, en la Patagonia extraandina.
158 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

acompañarían por esas entrañables travesías hospitalaria, siempre dispuesta a compartir


por todo el país, incluida la Puna. lo poco que tienen. Es así que muchas veces,
La Puna y Jujuy en particular, tuvo una para lamento de sus acompañantes, a pesar
especial ensoñación para el Dr. Cabrera; sus de estar provistos del equipo de campaña
extraordinarias dimensiones, la expectativa suficiente, el Dr. Cabrera priorizaba «pedir
de encontrar nuevos endemismos en cada alojamiento» en algún distante y campesino
quebrada, en cada cima montañosa a la que caserío y todos debían compartir el apre-
podía acceder, no dejaban de excitarlo en los tujado y a veces no muy higiénico recinto.
repetidos viajes por la región… A propósito Posiblemente el acercamiento botánico y
decía «Jujuy constituye un interesantísimo
humano haya sido el impulso a generar una
tema de estudio ya explotado por etnógrafos,
obra tan vasta de colección y taxonomía de
arqueólogos, musicólogos, geólogos y otros es-
las plantas colección que no interrumpió ni
tudiosos de los más diversos temas. Su vegeta-
siquiera en su viaje de luna de miel por las
ción ha sido también motivo de atracción para
los botánicos y el estudio integral de su flora montañas salteñas con sencillez y humildad,
fue iniciado hace muchosaños en el Museo de que han sido sin duda las características más
La Plata y continuado ahora en el Instituto notables que irradiaba a quienes tuvimos la
de Botánica Darwinion. Paralelamente con el suerte de conocerlo y disfrutar de sus charlas
estudio florístico se ha comenzado el releva- francas y atemporales.
miento fitosociológico de la provincia, releva-
miento muy complicado dada la multiplicidad L I T E R AT U R A C I TA D A
de ambientes que se encuentran». Pero no sólo Cabrera A. L. 1971. Fitogeografía de la Re-
la botánica lo atraía de las inmensidades pu- pública Argentina. Boletín de la Sociedad
neñas… También su gente, taciturna pero Argentina de Botánica, 14:1-42.
S. Halloy: Musgos del Socompa, islas de vida en el cielo 159

Box ä Musgos del Socompa: islas de vida en el cielo


Halloy, Stephan
Ministry for Primary Industries, Nueva Zelanda. Email: Stephan.Halloy@mpi.govt.nz

Las altas cumbres (más de 5500 a ci. dójicamente y a pesar de ello, en vez de re-
7000 msnm) que emergen de la Puna desér- fugios llenos de plantas, estas cumbres que-
tica (3000-4000 m) escapan a los forzantes dan totalmente desprovistas de vegetación,
macroclimáticos que condicionan un balance pues el aumento de humedad se contrapone
hídrico fuertemente negativo, caracterizado a una disminución de temperatura y de C02
por salares y sequedad extrema. Por su altu- disponible para las plantas. A ello se suma
ra, las cumbres interceptan y condensan aire que faltan propágulos (semillas, esporas,
húmedo que precipita en ellas, acumulándo- huevos) de plantas y animales adaptados
se en nevés, subsuelos, lagunas y arroyos. para colonizar tales ambientes que además
Debido a la menor temperatura, disminuye de extremos son muy aislados. Por ello, por
la evaporación, resultando en un balance encima de 5200-5600 las plantas vasculares
hídrico al menos levemente positivo. Para- desaparecen totalmente.

Figura 1. Comunidades de musgos y hepáticas en la cumbre del volcán Socompa, 6060 m. A.


Vista general de la zona cumbral. B y C. Agujeros por donde escapa gas caliente y húmedo,
presumiblemente aire rico en CO 2 . D. Comunidad de hepáticas talosas en una grieta. Fotos
de la expedición de noviembre 1983 en Halloy (1991).
160 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Sin embargo, algunos exploradores tem- Algunos parches de musgos en la zona


pranos reportaron con obvio asombro la pre- de cumbre del Socompa alcanzan a 200 m2,
sencia de tapices verdes exuberantes a 6000 sobre un suelo que alcanzaba entre 22 y
m en la cumbre del volcán Socompa (Figura 31 °C a 10 cm de profundidad. Los parches
1). Exploraciones desde 1984 en adelante están situados alrededor de fumarolas que
corroboraron la existencia de estas inespe- emiten vapor a 9-37 °C, mientras que la tem-
radas comunidades vegetales, con una alta peratura del aire fluctúa entre -12 y 9 °C.
riqueza de especies en pocos metros cua- Presentan 36 especies diferentes de briofitas
drados: densas alfombras de musgos, hepá- pero también hay algas, hongos y líquenes,
ticas, líquenes y algas de varios centímetros insectos, un pájaro (Sicalis olivaceus) y un
de espesor como solo se suelen encontrar roedor (Phyllotis darwini rupestris = Phyllotis
cerca de cascadas y como epífitas en bos- xanthopygus rupestris).
ques de neblina. La parca desolación de la Mucho falta por conocer y entender es-
Puna desértica del Atacama no parece lugar tas comunidades casi tan remotas como los
para encontrarse con comunidades parientes puntos calientes de los fondos oceánicos. Y
de los frondosos tapices de musgos de los mucho falta también para protegerlos ade-
cuadamente de acciones humanas despreve-
bosques de neblina, la ceja de montaña, los
nidas que pueden degradarlas con un simple
humedales andinos o los páramos húmedos
pisoteo.
de los Andes del norte. Sin embargo, los
musgos, hepáticas, colémbolos, ensambles
L I T E R AT U R A C I TA D A
de bacterias y otros organismos encontrados
parecen más relacionados a esos ambientes Halloy S. R. P. 1991. Islands of life at 6000
m altitude - the environment of the hig-
que a los de la Puna vecina, e incluyen gru- hest autotrophic communities on Earth
pos taxonómicos de mayor nivel totalmente (Socompa Volcano, Andes). Arctic and
novedosos para la ciencia. Alpine Research, 23: 247-262.
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 161

08 ä Estado actual de conocimiento de las aves


de la Puna argentina
Oriana Osinaga Acosta 1; Eduardo Martín 2-3
1
Instituto de Ecología Regional, Universidad Nacional de Tucumán, y CONICET. CC 34, (4107) Yerba
Buena; oriana.osinaga@gmail.com
2
Instituto de Genética, Fundación Miguel Lillo. Miguel Lillo 251. San Miguel de Tucumán.
3
Cátedra de Genética, Facultad de Ciencias Naturales e IML, UNT. Miguel Lillo 205, (4000) San Miguel
de Tucumán; eduardomar tin76@gmail.com

ä Resumen — A pesar de las rigurosas condiciones ambientales, la Puna alberga una


importante avifauna cuya riqueza se refleja en un endemismo relativamente alto y la presencia
de un elevado número de especies migratorias que utilizan sus humedales como sitios de
congregación estival. A pesar de ello, los estudios sobre la diversidad de aves de la Puna
argentina y la estructura de sus comunidades son aún escasos. Nuestro objetivo fue evaluar
el estado de conocimiento actual de la avifauna de la Puna argentina, analizando los factores
que determinan su distribución a distintas escalas, su diversidad y estado de conservación. A
escala regional la diversidad está explicada por barreras de aislamiento producto del ascenso
de los Andes; a menor escala el gradiente longitudinal y las discontinuidades horizontales
generan diversidad específica. Compilamos registros de 152 especies, algunas exclusivas de
ambientes desérticos, como el picaflor andino castaño, otras características de bosques de
Polylepis como el coludito puneño y 45 especies que habitan humedales. En Argentina el valor
conservación de la avifauna puneña está asociado a 8 especies endémicas, 21 especies mi-
gratorias y 19 especies amenazadas. Existen 14 áreas naturales protegidas bajo jurisdicción
internacional, nacional, provincial y municipal, que poseen dispar instrumentación y menos
del 1% cuenta con protección estricta. Actualmente la expansión de la minería, el cambio
climático, el sobrepastoreo de ganado, el uso de leña y los vehículos todo terreno son las
amenazas más importantes. La conservación de las aves de la Puna requiere promover la
investigación, controlar las amenazas potenciales y fortalecer las áreas naturales.
Palabras clave: Comunidad de aves, riqueza, conservación, Altiplano, Argentina.

ä Abstract — “Current State of Knowledge about the Argentine Punean Bird”. Despite
harsh environmental conditions, the Puna ecoregion harbors an important avifauna, whose
richness is reflected to high endemism and the presence of several migratory species, which
use the wetlands as congregation sites in summer. However, studies about bird diversity and
community structure in the Argentina Puna are scarce. Our aim was to evaluate the current
state of knowledge of the avifauna of the Argentine Puna, by analyzing factors that determine
its distribution at different scales, their diversity and conservation status. At a regional scale,
diversity is explained by isolation barriers due to the emergence of the Andes; at a finer scale
the longitudinal gradient and the landscape discontinuities generate specific diversity. Records
of 152 species were compiled, some of which are exclusive of desert environments, such as
the Wedge-tailed Hillstar; while others were characteristic of Polylepis forests, such as the
Tawny Tit-Spinetail; while 45 species inhabit wetlands. In Argentina, the conservation value
of avifauna in the Puna is associated to 8 endemic species, 21 migratory species and 19
threatened species. The 14 protected natural areas under international, national, provincial
and municipal jurisdiction exhibit uneven instrumentation and less than 1% involve strict protec-
tion. At present, mining expansion, climate change, cattle overgrazing, firewood extraction and
all-terrain vehicles are the most important threats. The conservation of Puna birds requires
of further research, the control of potential threats and the strengthening of natural areas.
Keywords: Bird’s community, richness, conservation, Altiplano, Argentina.
162 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN cia de 35 especies migratorias, 30 de Amé-


La Puna se encuentra situada en las par- rica del Norte y 5 de América del Sur, que
tes más altas de los Andes Centrales, entre utilizan los humedales de la región como
las latitudes 8°S y 30°S aproximadamente, sitios de congregación estival. Esta alta di-
extendiéndose a través del norte de Argen- versidad está explicada por las barreras de
tina y Chile, occidente de Bolivia, y centro aislamiento y los enormes gradientes de ele-
y sur de Perú donde es denominada Altipla- vación sucedidos durante el ascenso de los
no. En Argentina, se encuentra en parte de Andes, donde las presiones selectivas sobre
las provincias de Salta, Jujuy, Catamarca, La las aves variaron en distancias cortas (Vui-
Rioja y San Juan, abarcando aproximada- lleumier, 1969; Fjeldså, 1993).
mente 12.500.000 ha, ubicadas por encima Localmente, las especies de aves de la
de los 3.000 m de altura (Reboratti, 2005). Puna, están asociadas a hábitats particula-
Es una región fría y árida, expuesta a ra- res como bosques de Polylepis, arbustales,
diación solar intensa, fuertes vientos y fluc- pastizales, lagunas, vegas, suelo desnudo o
tuaciones diarias de temperatura, de hasta laderas rocosas (Stotz et al., 1996). De es-
30°C. La temperatura media anual es de 9°C, tos, los ambientes más estudiados son los
con escasas precipitaciones que ocurren en bosques de Polylepis (Fjeldså, 1985; Fjeldså,
verano, las mismas disminuyen progresiva- 1993; Herzog et al., 2003; Lloyd y Marsden,
mente de norte a sur y de este a oeste (Paoli, 2008) y los humedales (Mascitti y Castañera,
2003). Los valores registrados varían de 50 2006; Caziani et al., 2007; Derlindati et al.,
mm/año en la zona árida (Salta-Catamarca) 2014), de los cuales las vegas se empezaron
hasta 350 mm/año en la zona más húmeda a estudiar más intensamente en los últimos
(Jujuy) (Paoli, 2003). Los meses de invier- años (Josens et al., 2017). En tanto que el
no son secos, pero ocasionalmente presentan resto de los hábitats y su avifauna asociada
nevadas originadas por la llegada de aire frío han recibido menor atención.
proveniente del Pacífico (Ruthsatz, 2012). La información publicada sobre la avi-
Presenta numerosas cuencas principalmente fauna de la Puna argentina es escasa y está
endorreicas, en cuyo nivel de base aparecen principalmente orientada a la identificación
parches de vegetación azonal que tienen el de especies. La mayor parte se encuentra en
aspecto de oasis (Paoli, 2003). libros como la Guía para la identificación de
La vegetación dominante es una estepa las aves de Argentina y Uruguay (Narosky e
arbustiva con géneros xerófilos que se trans- Yzurieta, 2010), Aves de la Puna y los Altos
forma en una estepa graminosa al aumen- Andes del noroeste de Argentina (Rodrí-
tar la altitud; el único hábitat boscoso desa- guez, 2011), El maravilloso mundo de los
rrollado a esta altitud, es un bosque bajo y animales y plantas de la Puna (Szumik et al.,
abierto dominado por Polylepis sp. (llamado 2016) o en un estudio sobre diversidad de
bosque de queñoa) (Paoli, 2003; Reninson áreas específicas tales como las reservas San
et al., 2013). Guillermo, Laguna Brava y Laguna Blanca
A pesar de las rigurosas condiciones am- (Cajal, 1998a). Si bien a partir de finales de
bientales, la Puna mantiene una diversidad la década de los noventa, el conocimiento
biológica única que se caracteriza por en- sobre aves acuáticas de la Puna argentina,
demismo de plantas y animales, albergando especialmente flamencos, se incrementó sus-
especies de aves con características tan di- tancialmente promovido principalmente por
versas como suris, flamencos, patos, jilgue- la consolidación de iniciativas como el Grupo
ros, catas, cóndores, etc. (Figura 1). de Conservación de Flamencos Altoandinos
Según Vuilleumier (1969) 64 géneros y (GCFA), el conocimiento sobre aves terres-
153 especies de aves viven en la Puna/Alti- tres es aún escaso e insuficiente, lo que que-
plano, 48 de ellas son endémicas, mientras dó expuesto con las numerosas novedades
que otras 21 están catalogadas como «casi ornitológicas provenientes de las explora-
endémicas». El mismo autor indica la presen- ciones de los valles y quebradas puneñas,
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 163

Figura 1. Aves de la Puna. A. Tucuqueré (Bubo virginianus). B. Gavilán ceniciento (Circus


cinereus). C. Jilguero oliváceo (Sicalis olivascens). D. Sobrepuesto andino (Lessonia oreas).
E. Ratona aperdizada (Cistothorus platensis). F. Comesebo andino (Phrygilus gayi). G. Coludito
canela (Leptasthenura fuliginiceps). H. Pato crestón (Lophonetta specularioides). I. Flamenco
austral (Phoenicopterus chilensis). J. Guayata (Oressochen melanopterus) (Fotos: C. Abdala,
L. Macchi y R. Aráoz).

realizadas en el proceso de identificación de turbios naturales y antrópicos, más aun si se


Áreas Importantes para la Conservación de considera que la Puna, región clave para la
las Aves (AICA) (Di Giacomo et al., 2007). conservación en el Neotrópico (WWF, 2017),
Asimismo es notable la falta de estudios fue clasificada como Vulnerable al conside-
ecológicos sobre respuestas de las aves a dis- rar sus especies amenazadas, especies endé-
164 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

micas y las consecuencia de las actividades ciares podría haber generado discontinuidad
antropogénicas que se llevan a cabo en la en de los ambientes puneños, restringiendo el
la región (e.g., extracción de recursos, pasto- área, fragmentando poblaciones y generan-
reo intensivo, proyectos hídricos y mineros) do procesos de diferenciación y especiación.
(Loyola et al., 2009). Finalmente, durante el período interglacial
En este capítulo se evalúa el estado de co- se habría restablecido la superficie continua,
nocimiento actual de la avifauna de la Puna permitiendo nuevamente el contacto de las
argentina a partir de la literatura disponible. especies, lo que habría producido el alto gra-
Se presenta información sobre: a) la distri- do de simpatría hoy observado (Vuilleumier
bución de las especies buscando entender los y Simberloff, 1980; Vuilleumier, 1983). Es
patrones y procesos que estructuran los en- importante señalar que dicha hipótesis de-
sambles a escala regional, paisajística y local; bería ser reevaluada a la luz de la nueva
b) la diversidad presente en función al uso de información paleoclimatológica y los nuevos
hábitats y c) el estado de conservación consi- conocimientos sobre los mecanismos que
derando las especies amenazadas; sus ame- impulsan el cambio climático global (García
nazas potenciales y los instrumentos legales Moreno y Fjeldså, 2000).
que aseguran su protección. Finalmente en A escala de paisaje, la Puna presenta prin-
base a la información generada se sugieren cipalmente dos características que influyen
recomendaciones de conservación. fuertemente en la diversidad de la avifau-
na. Por un lado el gradiente longitudinal que
PAT R O N E S E S PA C I A L E S D E provoca una amplia heterogeneidad ambien-
DISTRIBUCIóN tal desde condiciones desérticas en el oeste
hacia condiciones más húmedas en el este y
Los factores que potencialmente afectan norte (Reboratti, 2005) y por otro la existen-
la distribución y abundancia de las especies cia de numerosos humedales que además de
en general, pueden ser analizados a diferen- ser ambientes completamente distintos a la
tes escalas: a) regional, donde se consideran matriz circundante son especialmente par-
procesos histórico-evolutivos como especia- ticulares y diferentes entre sí (e.g., lagunas
ción, endemismos y dispersión geográfica salobres, lagunas de agua dulce, bofedales,
(Vuilleumier y Simberloff, 1980); b) pai- vegas con cursos de agua permanente y tem-
saje, donde se considera la heterogeneidad porales, salares, entre otros) (Caziani y Der-
ambiental y la conectividad entre ambientes lindati, 1999; Izquierdo et al., 2016).
(With et al., 1997; Girvetz y Greco, 2007); A escala local, las características estructu-
y c) local, donde intervienen factores in- rales y florísticas de la vegetación están es-
herentes al hábitat como la vegetación, la trechamente relacionadas con el hábitat que
disponibilidad de alimento, refugio y sitios seleccionan las aves para residir, debido a su
de reproducción, las interacciones entre las asociación con recursos críticos (e.g., alimen-
especies y los disturbios ambientales (Wiens, to, sitios de nidificación) y con la protección
1976). contra climas adversos, predación y/o para-
A escala regional, la hipótesis mayor- sitismo de las nidadas (Cody, 1981). En am-
mente aceptada sobre la actual distribución bientes con poca complejidad vertical de ve-
de la avifauna andina, y por ende la de la getación, como la Puna, las discontinuidades
Puna, postula que la misma sería resulta- horizontales del ambiente juegan un papel
do del ascenso de los Andes y de los ciclos preponderante en la diversidad de especies
glaciales ocurridos en el Pleistoceno. El as- de aves (Wiens, 1976), razón por la cual los
censo de los Andes habría actuado como vía humedales y su periferia se constituyen en
de dispersión, que involucró la ocupación centros de alta diversidad y densidad de aves
de nuevos hábitats disponibles a partir de (Vides Almonacid, 1990). Por otra parte, en
distintas rutas de colonización. Luego, en el las zonas áridas, la disponibilidad de agua
período glacial, la aparición de lagos y gla- utilizable por las aves se constituye en un
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 165

factor causal que determina la organización garzas (Ardeidae), bandurrias (Threskior-


de las comunidades ecológicas (Blendinger, nithidae), atajacaminos (Caprimulgidae),
2005). vencejos (Apodidae), carpinteros (Picidae),
zorzales (Turdidae) y cardenales (Emberizi-
D I V E R S I D A D D E AV E S dae) presentaron una sola especie.
Se recopilaron registros de 190 especies
PAT R O N E S G E N E R A L E S D E
de aves para la Puna argentina (Olrog, 1984;
DISTRIBUCIÓN ECOLÓGICA
Olrog y Capllonch, 1986; Cajal, 1998a; Bur-
gos et al., 2009; Narosky e Yzurieta, 2010; Los patrones de distribución ecológica
Rodríguez, 2011; Moschione et al., 2012; Jo- descritos en la literatura para estas especies
sens et al., 2017). Debido a que en general muestran que 67% de las mismas se encuen-
la bibliografía utilizada no es específica para tran asociadas a ambientes desérticos, 30% a
la Puna, se consideraron únicamente los re- distintos tipos de humedales y 3% a bosques
gistros mencionados al menos en dos de las de Polylepis (Figura 3).
citas consultadas, con el objetivo de aumen-
tar la precisión de la información recopilada. Ambientes desérticos
Por esta razón, se analizaron 38 especies que De las 152 especies registradas, 103
presentaron registros únicos, que finalmente utilizan predominantemente los ambientes
no fueron consideradas en la lista de espe- desérticos puneños (Figura 3), de estas, 81
cies confeccionada en este trabajo. están asociadas a hábitats característicos de
De esta forma, se consideran 152 espe- la región como estepas arbustivas y grami-
cies válidas, las que constituyen el 5% de nosas, roquedales, médanos de arena y suelo
las especies de aves presentes en territorio desnudo; en tanto que las 22 especies restan-
argentino. Las mismas pertenecen a 34 fa- tes presentan una distribución más amplia,
milias representadas entre 1 y 23 especies; que excede a la Puna (Narosky e Yzurieta,
siendo la familia de los horneros (Furnarii- 2010). Las familias con mayor presencia de
dae) la que presenta mayor riqueza con 23 especies en estos ambientes son los horneros
especies, seguida por los tangaras (Thrau- (Furnariidae) con 18 especies, los tangaras
pidae) con 19 y las viuditas (Tyrannidae) (Thraupidae) con 17 y las viuditas (Tyran-
con 16 (Figura 2). Los ñandúes (Rheidae), nidae) con 14 (Tabla 1).

Figura 2. Número de especies por familia presentes en la Puna argentina. No se graficaron


las familias representadas por una sola especie.
166 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1. Lista de aves de la Puna argentina. Familia y especies, según Remsen et al. (2018).
Status migratorio, según del Hoyo et al. (2017) (R: residente; MP: migrante panamericana,
MI: migrante intratropical, MT: migración entre los lugares templados de cría de América del
Sur y el trópico). Hábitat y nombre común, según Narosky e Izurieta (2010) (AA: ambientes
acuáticos, aa: arroyos altoandinos, AD: ambientes diversos, AR: ambientes rurales, EA: este-
pas altoandinas, J: juncales, LA: lagunas altoandinas, PA: pastizales de altura, PP: pre-puna
TAA: territorios áridos altoandinos, VA: vegas altoandinas). *Presencia hipotética para la
República Argentina (MAyDS y AA, 2017). **Su distribución no abarcaría la Puna (Areta et
al., 2012); (E) Taxón endémico de la Argentina; (e) Taxón endémico de la Puna.

Nombre común Familia / Especie Estatus migratorio Hábitat

— Rheidae —
Choique Rhea pennata R EA
— Tinamidae —
Inambú serrano Nothoprocta ornata R EA, PP
Inambú silbón Nothoprocta pentlandii R PA
Quiula puneña Tinamotis pentlandii R EA
— Podicipedidae —
Macá común Rollandia rolland R AA
Macá plateado Podiceps occipitalis R AA
Macá pico grueso Podilymbus podiceps R AA
— Ardeidae —
Garza bruja Nycticorax nycticorax R AA
— Threskiornithidae —
Cuervillo puneño Plegadis ridgwayi (e) R AA
— Phoenicopteridae —
Flamenco austral Phoenicopterus chilensis MI AA
Parina grande Phoenicoparrus andinus (e) MI LA
Parina chica Phoenicoparrus jamesi (e) MI LA
— Anatidae —
Guayata Oressochen melanopterus R LA
Pato crestón Lophonetta specularioides R AA
Pato maicero Anas georgica R AA
Pato barcino Anas flavirostris R AA
Pato colorado Anas cyanoptera R AA
Pato puna Anas puna (e) R LA
Pato castaño Netta erythrophthalma R LA
Pato zambullidor grande Oxyura jamaicensis R AA
— Cathartidae —
Cóndor andino Vultur gryphus R EA, PA, TAA
Jote cabeza colorada Cathartes aura R DA
Jote cabeza negra Coragyps atratus R DA
— Accipitridae —
Águila mora Geranoaetus melanoleucus R DA
Gavilán ceniciento Circus cinereus R DA
Aguilucho común Geranoaetus polyosoma R DA
— Falconidae —
Matamico andino Phalcoboenus megalopterus R EA
Carancho Caracara plancus R DA
Chimango Milvago chimango R DA
Halcón peregrino Falco peregrinus R DA
Halcón plomizo Falco femoralis R DA
Halconcito colorado Falco sparverius R DA
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 167

Tabla 1 (cont.).

Nombre común Familia / Especie Estatus migratorio Hábitat

— Rallidae —
Gallineta común Pardirallus sanguinolentus R AA
Gallareta gigante Fulica gigantea R LA
Gallareta cornuda Fulica cornuta R LA
Gallareta andina Fulica ardesiaca MP LA
Pollona negra Gallinula galeata R AA
— Recurvirostridae —
Avoceta andina Recurvirostra andina (e) R LA
Tero real Himantopus mexicanus MP AA
— Charadriidae —
Tero común Vanellus chilensis R DA
Tero serrano Vanellus resplendens R LA, PA
Chorlo cabezón Oreopholus ruficollis R EA
Chorlito puneño Charadrius alticola (e) R LA
Chorlito de vincha Phegornis mitchellii R VA
— Scolopacidae —
Pitotoy grande Tringa melanoleuca MP AA
Pitotoy chico Tringa flavipes MP AA
Pitotoy solitario Tringa solitaria MP AA
Playerito pectoral Calidris melanotos MP AA
Playerito unicolor Calidris bairdii MP AA
Becasina de la puna Gallinago andina (e) R VA
Falaropo común Phalaropus tricolor MP AA
— Thinocoridae —
Agachona de collar chica Thinocorus rumicivorus MT EA, VA, LA
Agachona de collar Thinocorus orbignyianus R EA, VA
Agachona grande Attagis gayi R EA
— Laridae —
Gaviota andina Chroicocephalus serranus R AA
Gaviota chica Leucophaeus pipixcan MP AA
— Columbidae —
Torcaza Zenaida auriculata R DA
Palomita cordillerana Metriopelia melanoptera R EA, TAA
Palomita dorada Metriopelia aymara R EA, TAA
Palomita ojo desnudo Metriopelia morenoi (E) R EA, TAA
Palomita moteada Metriopelia ceciliae R EA, TAA
— Psittacidae —
Catita serrana grande Psilopsiagon aymara R EA, PP
Catita serrana chica Psilopsiagon aurifrons R EA, PP
— Strigidae —
Tucuqueré Bubo virginianus R EA, PA
Lechucita de la vizcachera Athene cunicularia R EA, AR
Lechuzón de campo Asio flammeus R EA, AR
— Caprimulgidae —
Atajacaminos ñañarca Systellura longirostris R DA
— Apodidae —
Vencejo blanco Aeronautes andecolus R EA, PA
— Trochilidae —
Picaflor andino Oreotrochilus leucopleurus R EA
Picaflor puneño Oreotrochilus estella R EA
168 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1 (cont.).

Nombre común Familia / Especie Estatus migratorio Hábitat

Picaflor colorado Oreotrochilus adela R EA


Colibrí grande Colibri coruscans R PP
Picaflor gigante Patagona gigas MI EA, AR
— Picidae —
Carpintero andino Colaptes rupicola R EA, PA, PP
— Furnariidae —
Caminera colorada Geositta rufipennis R EA
Caminera grande Geositta isabellina R EA
Caminera común Geositta cunicularia R EA
Caminera puneña Geositta punensis R EA
Caminera picuda Geositta tenuirostris R EA
Bandurrita andina Upucerthia validirostris R EA
Bandurrita común Upucerthia dumetaria R EA
Bandurrita cola castaña Ochetoprhynchus andaecola R EA
Bandurrita pico recto Ochetorhynchus ruficaudus R EA
Remolinera castaña Cinclodes atacamensis R Aa
Remolinera común Cinclodes fuscus R aa, LA
Junquero Phleocryptes melanops R J
Canastero andino Asthenes heterura R BQ, EA
Canastero castaño Pseudasthenes steinbachi** R EA
Canastero rojizo Asthenes dorbignyi R EA
Canastero pálido Asthenes modesta R EA
Espartillero serrano Asthenes sclateri R PA
Espartillero estriado Asthenes maculicauda R EA
Cachalote pardo Pseudoseisura gutturalis R EA
Coludito canela Leptasthenura fuliginiceps R EA
Coludito puneño Leptasthenura yanacensis R BQ
Coludito cola negra Leptasthenura aegithaloides R EA
Espinero andino Phacellodomus striaticeps R PA
— Tyrannidae —
Pitajo canela Ochthoeca oenanthoides R EA, PP
Sobrepuesto andino Lessonia oreas R LA, VA
Cachudito pico negro Anairetes parulus R EA
Birro gris Polioxolmis rufipennis R BQ, EA
Gaucho común Agriornis micropterus R EA
Gaucho andino Agriornis albicauda R EA
Gaucho serrano Agriornis montanus R EA, PP
Dormilona chica Muscisaxicola maculirostris R EA, PP
Dormilona gris Muscisaxicola rufivertex R EA, aa
Dormilona puneña Muscisaxicola juninensis R EA, VA
Dormilona ceja blanca Muscisaxicola albilora MT EA, aa
Dormilona canela Muscisaxicola capistratus MT PA
Dormilona fraile Muscisaxicola flavinucha MT EA, VA
Dormilona cara negra Muscisaxicola maclovianus MT EA, VA
Dormilona frente negra Muscisaxicola frontalis MT EA
Dormilona cenicienta Muscisaxicola cinereus R EA, PP, aa
— Hirundinidae —
Golondrina barranquera Pygochelidon cyanoleuca R DA
Golondrina tijereta Hirundo rustica MP AA, AR
Golondrina andina Orochelidon andecola R AA
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 169

Tabla 1 (cont.).

Cuencas Familia / Especie Status migratorio Hábitat

— Troglodytidae —
Ratona común Troglodytes aedon R DA
Ratona aperdizada Cistothorus platensis R PA
— Turdidae —
Zorzal chiguanco Turdus chiguanco R DA
— Mimidae —
Calandria castaña Mimus dorsalis R PP
Calandria mora Mimus patagonicus MT EA
— Motacillidae —
Cachirla uña corta Anthus furcatus R DA
Cachirla común Anthus correndera R DA
Cachirla pálida Anthus hellmayri R DA
Cachirla andina Anthus bogotensis R PA, EA
— Thraupidae —
Yal platero Phrygilus alaudinus R EA, PA
Yal plomizo Phrygilus unicolor R EA, PA
Yal chico Phrygilus plebejus R EA
Yal negro Phrygilus fruticeti R EA
Yal grande Idiopsar brachyurus R EA
Comesebo puneño Phrygilus dorsalis R EA
Comesebo andino Phrygilus gayi R TAA
Comesebo cabeza negra Phrygilus atriceps R EA, PP
Saí grande Conirostrum binghami* R BQ
Jilguero cara gris Sicalis uropygialis R EA, PP
Jilguero corona gris Sicalis luteocephala R EA
Jilguero oliváceo Sicalis olivascens R EA, PP
Jilguero grande Sicalis auriventris R EA
Jilguero puneño Sicalis lutea R EA, PP
Monterita pecho gris Poospiza hypochondria R EA, PA
Piquito de oro común Catamenia analis R EA, PA
Piquito de oro grande Catamenia inornata R EA
Diuca común Diuca diuca R EA, PP
Diuca ala blanca Diuca speculifera* R VA
— Emberizidae —
Chingolo Zonotrichia capensis R DA
— Icteridae —
Tordo renegrido Molothrus bonariensis R DA
Varillero ala amarilla Agelasticus thilius R AA
Loica común Sturnella loyca R EA, A
— Fringillidae —
Cabecitanegra común Spinus magellanicus R DA
Cabecitanegra picudo Spinus crassirostris R EA
Negrillo Spinus atratus R EA
Cabecitanegra andino Spinus uropygialis R EA

Dentro de este ambiente, los valles pune- medo típico de Bolivia, pero a menor altura.
ños de Yavi y de Yavi Chico, (extremo norte En estos valles, se han descubierto especies
de Jujuy) juegan un papel importante para prácticamente exclusivas para el área, como
la avifauna de la Puna argentina al represen- el picaflor andino castaño (para referencias
tar características similares al Altiplano hú- de nombres científicos ver Tabla 1), o pobla-
170 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 3. Distribución de la riqueza de especies de aves de la Puna argentina por tipos de


hábitat usados preponderantemente (con base en Narosky e Yzurieta, 2010).

ciones densas de especies que son escasas en 1999; Reboratti, 2005; Josens et al., 2017).
otros sitios como el jilguero corona gris y la Estas particularidades generan heterogenei-
palomita moteada (Moschione, 2007). dad ambiental que proveen diferentes mi-
La información disponible sobre las espe- crohábitats, recursos y funciones para las
cies que utilizan este tipo de hábitat se limi- especies que los habitan (Fjeldså y Krabbe,
ta casi exclusivamente a listas de especies, 1990; Izquierdo y Grau, 2009; Izquierdo et
por lo que el vacío de información ofrece un al., 2016; Izquierdo et al., en este volumen).
interesante campo de estudio en relación a Esta característica lleva a que los humedales
su ecología y evolución (e.g., competencia, en la Puna funcionen como centros de alta
utilización de recursos, coexistencia entre es- diversidad y densidad de aves (Vides Almo-
pecies similares, mecanismos de aislamiento nacid, 1990).
reproductivo), más aun si consideramos que De las 152 especies recopiladas, 45
algunas especies congéneres presentan alto utilizan los humedales como hábitat espe-
grado de simpatría, entre 30 y 36% según cífico (Figura 3), las cuales representan a
Vuilleumier y Simberloff (1980), princi- 13 familias, siendo las de mayor presencia
palmente en las familias Furnariidae (e.g., de especies la de los patos (Anatidae) con
Geositta y Upucerthia) y Thraupidae (e.g., nueve, los playeros (Scolopacidae) con sie-
Phrygilus y Sicalis). te y los flamencos (Phoenicopteridae) con
las tres especies existentes registradas para
Humedales Argentina (Tabla 1). Es importante señalar
La mayor parte de la Puna (salvo su sec- que además de estas 45 especies, la mayoría
tor norte) constituye un conjunto de cuencas de las aves de la Puna, son encontradas en
arreicas, que forman humedales (e.g., lagos, los humedales o en sus zonas de influencia,
ríos, pastizales húmedos, vegas, bofedales y utilizando los recursos de agua, alimento,
turberas) con características muy variables refugio, etc. generados por los mismos (Jo-
en cuanto a sus particularidades físicas, es- sens et al., 2017).
paciales y temporales (Caziani y Derlindati,
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 171

Bosques de Polylepis evolución adaptativa a las condiciones climá-


Los bosques del género Polylepis carac- ticas de altura y mantenida por falta de flujo
terizan las regiones montañosas más altas genético a través de los marcados ecotonos
de Sudamérica y se distribuyen en pequeños presentes a lo largo de las pendientes andi-
parches, principalmente restringidos a ba- nas (Fjeldså, 1985).
rrancos y afloramientos rocosos; distribución Ocho de las 152 especies registradas, se
atribuida a la larga historia de actividades consideran endémicas de la Puna o Altipla-
humanas realizadas en la región (Fjeldså y no: el cuervillo puneño, las parinas (grande
Kessler, 1996; Reninson et al., 2013). En con- y chica), el pato puna, el chorlito puneño, la
secuencia, estos bosques están considerados avoceta andina, la becasina de la puna y la
como uno de los tipos de vegetación neotro- palomita de ojo desnudo (Fjeldså, 1985). De
pical más amenazados (Jameson y Ramsay, ellas la última, es la única especie exclusiva-
2007). A pesar de su extensión limitada y mente endémica de la Puna argentina (BirdLi-
distribución irregular albergan gran rique- fe International, 2012; MAyDS y AA, 2017).
za de especies de aves, incluyendo muchas Estas especies, sumadas a un grupo que
endemias relativamente bien estudiadas en presentan una amplia distribución en tie-
los Andes tropicales (Fjeldså, 1993; Fjeldså rras bajas con subespecies puneñas mode-
y Kessler, 1996; Herzog et al., 2003; Lloyd y radamente bien definidas (Fjeldså, 1985),
Marsden, 2008). han hecho que la región andina norte de
En la Puna argentina, estos bosques están Argentina, donde está incluida la Puna, esté
restringidos exclusivamente a la provincia de considerada como una de las 221 áreas del
Jujuy, principalmente en su extremo norte, mundo con endemismos de aves prioritarias
en ellos se encuentran dos especies, Polyle- para la conservación (Bibby et al., 1992).
pis tomentella y P. tarapacana sobre los que
existe escasa información (Reninson et al., E S P E C I E S M I G R AT O R I A S
2013). Con relación a la avifauna que los El 14% de las especies de aves de la Puna
habita, la información disponible está úni- argentina realizan algún tipo de desplaza-
camente referida a reportes de presencia de miento migratorio y la mayoría de ellas se
especies características como: el saí grande encuentra asociada a humedales (Figura 4).
(Moschione, 2007; Burgos et al., 2009), el Siguiendo la clasificación de migración de
canastero andino, el coludito puneño y el aves propuesta por Cueto et al. (2015), 11
birro gris (Narosky e Yzurieta, 2010). especies realizan migraciones panamericanas
Considerando lo antes expuesto y que Ar- (MP), es decir que nidifican en América del
gentina ofrece buenas oportunidades para Norte y en sus movimientos migratorios lle-
la conservación y restauración de estos bos- gan a América Central y del Sur, estas aves
ques debido a que aún quedan numerosos se observan en la Puna desde fines de la pri-
relictos y en muchas áreas la presión an- mavera hasta el inicio del otoño. Realizan
trópica ha disminuido, especialmente en la estas migraciones: la gallareta andina, el
Puna (Izquierdo y Grau, 2009; Reninson et
tero real, los pitotoy (grande, chico y solita-
al., 2013), resultaría interesante, al menos,
rio), los playeritos (pectoral y unicolor), el
evaluar la avifauna asociada a los mismos y
falaropo común, la gaviota chica, el halcón
sus necesidades de conservación.
peregrino y la golondrina tijereta (del Hoyo
et al., 2017). Siete especies realizan migra-
ESPECIES ENDÉMICAS
ciones entre los lugares templados de cría de
En la región de la Puna existe un en- América del Sur y el trópico (MT), es decir
demismo de aves relativamente alto espe- que nidifican en el sur del continente y/o
cialmente a nivel de subespecie (e.g., pato en las costas patagónicas en la primavera
colorado y gallineta común, entre otros), el y verano austral y pasan la época invernal
cual posiblemente haya sido generado por en la Puna. Ellas son: la agachona de collar
172 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Distribución de la riqueza de especies de aves de la Puna argentina, en porcentaje,


de acuerdo a su estatus de residencia, considerando los distintos tipos de hábitat utilizados.

chica, las dormilonas (frente negra, canela, nico-científicos que mejoren la información
ceja blanca, fraile, cara negra) y la calandria disponible sobre sus poblaciones y amenazas
mora (del Hoyo et al., 2017). Finalmente, las directas para asegurar la supervivencia de
parinas grande y chica, el flamenco austral sus poblaciones.
y el picaflor gigante, efectúan migraciones Por otra parte, la Convención sobre el Co-
intratropicales (MI), realizando desplaza- mercio Internacional de Especies Amenazadas
mientos altitudinales regulares en busca de de Fauna y Flora Silvestres (CITES), incluye
áreas de alimentación más adecuadas (del tres especies en el Apéndice I, que abarca
Hoyo et al., 2017). aquellas que se encuentran en peligro de ex-
tinción cuyo comercio debería realizarse solo
E S TA D O D E C O N S E R VA C I Ó N bajo condiciones excepcionales y 17 en Apén-
Según autoridades nacionales (MAyDS y dice II, que incluye a las que no se encuentran
AA, 2017) e Internacionales (IUCN, 2015) necesariamente en peligro de extinción, pero
ocho especies de la Puna argentina se en- cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar
cuentran en alguna categoría de amenaza de una utilización incompatible con su supervi-
extinción (amenazadas o en peligro), ade- vencia (CITES, 2016) (Tabla 2).
más otras 11 se encuentran en estado de vul-
nerabilidad o cercanas a la amenaza y dos SITUACIÓN LEGAL
más son insuficientemente conocidas para D E C O N S E R VA C I Ó N
aplicar los criterios poblacionales necesarios
para su categorización (Tabla 2). Áreas protegidas

Estos resultados indican que al menos las La Puna argentina cuenta con un sistema
ocho especies amenazadas de extinción (3 de áreas naturales protegidas compuesto por
en peligro y 5 amenazadas) requieren de un 14 unidades, bajo jurisdicción internacional,
esfuerzo de conservación prioritario a escala nacional, provincial y municipal (Figura 5),
nacional y un incremento de estudios téc- junto a la unidad Altoandina cuenta con las
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 173

Tabla 2. Estatus de conservación de las especies de aves de la Puna argentina, según MAyDS
y AA (2017) (EN: en peligro; AM: amenazada; VU: vulnerable; NA: no amenazada; IC: insufici-
entemente conocida), IUCN (2015) (EN: en peligro; NT: casi amenazado, VU: vulnerable; LC:
Preocupación menor, DD: datos insuficientes), y CITES (2016) (I: Apéndice I; II: Apéndice II).

Nombre común Especie MAyDS y AA UICN CITES

Choique Rhea pennata VU NT I


Cuervillo puneño Plegadis ridgwayi AM VU
Flamenco austral Phoenicopterus chilensis VU NT II
Parina grande Phoenicoparrus andinus AM VU II
Parina chica Phoenicoparrus jamesi AM VU II
Guayata Oressochen melanopterus VU NT
Pato zambullidor grande Oxyura jamaicensis VU NT
Cóndor andino Vultur gryphus AM VU I
Águila mora Geranoaetus melanoleucus NA LC II
Gavilán ceniciento Circus cinereus NA LC II
Aguilucho común Geranoaetus polyosoma NA LC II
Matamico andino Phalcoboenus megalopterus NA LC II
Carancho Caracara plancus NA LC II
Chimango Milvago chimango NA LC II
Halcón peregrino Falco peregrinus NA LC I
Halcón plomizo Falco femoralis NA LC II
Gallareta cornuda Fulica cornuta AM VU
Chorlito de vincha Phegornis mitchellii EN EN
Palomita ojo desnudo Metriopelia morenoi VU NT
Palomita moteada Metriopelia ceciliae VU NT
Catita serrana grande Psilopsiagon aymara NA LC II
Catita serrana chica Psilopsiagon aurifrons NA LC II
Tucuqueré Bubo virginianus NA LC II
Lechucita de la vizcachera Athene cunicularia NA LC II
Lechuzón de campo Asio flammeus VU NT
Picaflor andino Oreotrochilus leucopleurus NA LC II
Picaflor puneño Oreotrochilus estella NA LC II
Picaflor colorado Oreotrochilus adela EN EN
Picaflor gigante Patagona gigas NA LC II
Canastero andino Asthenes heterura VU LC
Espartillero estriado Asthenes maculicauda IC DD
Coludito puneño Leptasthenura yanacensis VU NT
Birro gris Polioxolmis rufipennis VU NT
Gaucho andino Agriornis albicauda EN EN
Yal grande Idiopsar brachyurus IC DD
Sai grande Conirostrum binghami NT

áreas naturales protegidas más extensas de O tras iniciativas


la Argentina. En general estas áreas tienen de conservación
instrumentación dispar, careciendo a veces,
En los últimos años han surgido estrate-
de guardaparques y apoyo técnico y logísti-
co. Si bien poseen una cobertura satisfactoria gias con nuevos enfoques que buscan ampliar
(26,5%) respecto a la superficie dentro del los esfuerzos de conservación hacia el exte-
sistema de áreas protegidas, es importante rior de las áreas protegidas, o por lo menos
resaltar que menos del 1% se encuentra den- promover actitudes sociales y prácticas de
tro de protección estricta (Reboratti, 2005; producción y desarrollo más compatibles con
Reid Rata et al., en este volumen). la biodiversidad que existe en el territorio en
174 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 5. Áreas protegidas nacionales, provinciales y áreas importantes para la conservación


de las aves en la Puna argentina (Modificado de Di Giacomo et al., 2007).

el que están inmersas las áreas protegidas. Argentina ha incorporado varios tratados
En este sentido los convenios internacionales internacionales a su legislación interna como
en materia de conservación, se han converti- marco normativo para la protección del me-
do en un importante instrumento legal que dio ambiente. A continuación se presentan
permite regular desde el Derecho Internacio- los tratados internacionales que tienen rele-
nal el uso y aprovechamiento sostenible de vancia para la protección y conservación de
los recursos naturales. la avifauna de la Puna.
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 175

Convención relativa a los Humedales de flamencos altoandinos y sus hábitats. El GCFA


Importancia Internacional especialmente como coordina un programa regional de investiga-
hábitat de aves Acuáticas (RAMSAR) (Ley N° ción y manejo enfocado en el monitoreo de
23.919/91).— Su objetivo es la conservación las poblaciones de flamencos, protección de
y el uso racional de los humedales median- sus colonias, estudios de distribución y uso de
te acciones locales, regionales y nacionales hábitat y estado sanitario.
como contribución al logro de un desarrollo
sostenible en todo el mundo. Bajo esta figura A M E N A Z A S PA R A L A S AV E S D E L A
se encuentran protegidas 1.790,18 ha, que P U N A Y S U S H Á B I TAT S
incluyen a: Laguna de los Pozuelos (Jujuy),
El sobrepastoreo extensivo de ganado do-
Lagunas de Vilama (Jujuy), Laguna Brava
méstico, la quema y recolección de leña son
(La Rioja) y Lagunas Altoandinas y Puneñas
de Catamarca (Catamarca). actividades que históricamente han trans-
formado los hábitats de la Puna y generado
Convención sobre el Comercio Internacio- erosión; a pesar de ello no han sido evalua-
nal de especies amenazadas de fauna y flora das hasta el momento en la Puna argentina
silvestre (CITES) (Ley 22.344/81).— Su ob- (Salvador et al., 2014). Estas prácticas po-
jetivo es velar por que el comercio interna- drían ser controladas por medio de políticas
cional de especímenes de animales y plantas de promoción social y fomento del desarrollo
silvestres no se constituya una amenaza para económico local (Reboratti, 2005).
su supervivencia. En el área se encuentran El incremento en la intensidad y frecuen-
20 especies citadas en alguno de los apéndi- cia de la minería en la región, podría tener
ces de esta Convención (Tabla 2). efectos importantes sobre la avifauna consi-
derando que dichas actividades implican el
Convención sobre la conservación de las uso de grandes cantidades de agua, lo cual
especies migratorias de animales silvestres puede producir reducción de las capas freá-
(CMS) (Ley 23.918/91).— Su objetivo con- ticas. Dicha situación podría generar fluctua-
servar las especies marinas y terrestres mi- ciones en los niveles de lagos, lagunas y hu-
gratorias en todo su ámbito de aplicación. medales en general, lo que podría afectar los
Bajo esta figura se encuentran protegidas recursos de nidificación, alimento y refugio
siete especies de aves de la Puna argenti- de las aves. Además la minería metalífera
na: las parinas grande y chica (Apéndice I y puede producir efectos directos como altas
II), el cóndor, el halcón peregrino, el lechu- mortandades por intoxicación con metales
zón de campo, el tero real y el pato castaño pesados propios de la actividad (Amiard-Tri-
(Apéndice II). quet et al., 1991; Ramo et al., 1992).
El uso de vehículos todo terreno en turis-
Convenio sobre la diversidad biológica (Ley mo no regulado y deportivo (especialmente
N° 24.375/94).— Su objetivo es promover en actividades off-road), podría afectar a las
medidas que conduzcan a un futuro sosteni- comunidades de aves terrestres dada su alta
ble. Argentina entre otros adopta el Progra- sensibilidad a cambios en las condiciones y
ma de Trabajo sobre Diversidad Biológica de recursos del ambiente. Si bien no hay traba-
Montañas (incluye a la Puna), conjunto de jos específicos sobre el tema para la Puna,
medidas que se ocupan de las características estudios sobre los efectos de estas activida-
y problemas específicos de los ecosistemas de des en ambientes desérticos de tierras bajas
montaña. Además existen otras estrategias de mostraron aumentos en la mortalidad, alte-
conservación como el Grupo de Conservación raciones en los patrones de uso del hábitat
de Flamencos Altoandinos (GCFA), iniciativa y reducción del éxito reproductivo, con la
que involucra a científicos y especialistas en consecuente disminución en el tamaño de
conservación de Argentina, Bolivia, Chile y las poblaciones de aves (Watson et al., 1996;
Perú, interesados en la conservación de los Gutzwiller y Barrow, 2003).
176 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Los escenarios futuros de cambio climá- complejidad, ya que para su aplicación se


tico identifican a los ecosistemas de alta debe considerar además de la diversidad de
montaña como particularmente sensibles al la avifauna, la amplia heterogeneidad am-
calentamiento global puesto que están con- biental que produce respuestas muy particu-
dicionados por las bajas temperaturas y una lares a las también heterogéneas presiones
disminución en las precipitaciones (Beniston y amenazas. Por lo tanto, para conservar e
et al., 1997; Vuille et al., 2008; Morales et implementar planes de manejo en la región
al., en este volumen). En este contexto, se es importante considerar: a) además de la
cree que los impactos de las alteraciones cli- riqueza, a las especies endémicas, migrato-
máticas en las distribuciones de especies se- rias y amenazadas, las cuales en las últimas
rán proporcionalmente más perceptibles en décadas están siendo consideradas como
los ecosistemas de montaña que en las zonas elementos clave para establecer el valor de
bajas y que la severidad será más intensa conservación de las regiones b) las caracte-
debido a la alta proporción de especies de rísticas ambientales a escalas local y regional
rango restringido que integran estos ecosis- analizando escenarios futuros que contem-
temas (Cuesta et al., 2008). plen las amenazas (Orme et al., 2005).
Tomando en cuenta lo anterior para al-
RECOMENDACIONES DE canzar el objetivo de conservación sería ne-
C O N S E R VA C I Ó N cesario replantear un modelo que contem-
ple la articulación de varias reservas (Cajal,
La conservación de las aves de la Puna 1998b), en el que se consideren los aspectos
requiere acciones diversas que coadyuven a antes mencionados. En este sentido dicha
garantizar su supervivencia a largo plazo; a consigna se cumplirían en gran medida si
continuación se plantean sugerencias para se lograse la real implementación de las 14
ser consideradas a la hora de elaborar planes unidades de conservación del área (Rebora-
de manejo y conservación: tti, 2005), la protección de las 29 Áreas Im-
portantes para la Conservación de las Aves
Promover la investigación aplicada a la identificadas para la zona y su articulación
conservación.— La escasa información, el conjunta.
incompleto conocimiento de la distribución
de las especies y la insuficiente evaluación Implementar planes de uso de la avifau-
de las amenazas a las que está expuesta la na coproducidos con las comunidades loca-
avifauna en la Puna argentina constituyen les.— Las comunidades locales son las más
el obstáculo más importante para su con- interesadas en que sus recursos naturales no
servación. Documentar hasta qué punto la se agoten dado que son parte de su subsis-
avifauna de la región está representada en tencia. Cuando las comunidades locales, son
las áreas protegidas existentes, identificar los empoderadas, disponen de instrumentos de
vacíos de conservación y generar modelos de gestión, y toman conciencia de que está en
escenarios futuros que consideren las zonas juego su futuro, pueden manejar de forma
y especies más vulnerables al cambio climáti- eficiente y sostenible sus recursos naturales
co, la minería, ganadería y otros potenciales (Álvarez, 2007). Por tanto fortalecer sus es-
usos en la región, son elementos clave al mo- tructuras tradicionales a partir del diseño
mento de desarrollar e implementar planes participativo y aplicación de planes de mane-
de manejo y estrategias de conservación a jo adaptativos e.g., sinergizando actividades
largo plazo (Izquierdo y Grau, 2009; Paillet turísticas con la conservación de servicios
et al., 2010). ecosistémicos y ecosistemas claves por su
valor estético (e.g., los humedales); podría
Fortalecer las áreas naturales creadas e im- resultar una herramienta efectiva para con-
pulsar la protección de las AICAs.— La con- servar la avifauna de la región.
servación de las aves en la Puna reviste alta
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 177

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180 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Los flamencos de los Andes


Derlindati, Enrique J.
Cátedras de Biología de los Cordados y Ecología en Comunidades Áridas y Semiáridas, Facultad de
Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Salta, Avda. Bolivia 5150, (A4408FVY) Salta, Argentina.
Email: ejderlindati@gmail.com

De las seis especies de flamencos que amenazada y flamenco andino como vulne-
existen en el mundo, tres se encuentran en rable. Ambas especies están en el apéndice
el cono sur de América: el flamenco austral II de CITES y el flamenco andino está lista-
(Phoenicopterus chilensis), el flamenco andi- do como amenazado en el Acta de Especies
no (Phoenicoparrus andinus) y el flamenco Amenazadas (Endangered Species Act) de
puneño (Phoenicoparrus jamesi, Figura 1). EEUU (Caziani et al., 2007).
Las dos últimas especies son las que tienen Se trata de aves (familia Phoenicopteri-
una distribución más limitada en humedales dae) con mecanismos de alimentación muy
altoandinos y pampeanos de Argentina, Boli- especializados (son filtradores) que forman
via, Chile y Perú. En la lista roja de especies grandes colonias de alimentación y repro-
amenazadas de la Unión Internacional de ducción, con números que alcanzan los
Conservación de la Naturaleza (UICN), el 30.000 individuos. Su hábitat se restringe a
flamenco puneño está clasificado como casi lagunas salinas, salares y costas marinas. Su

Figura 1. Colonia reproductiva de parinas chicas (Phoenicoparrus jamesi) en la laguna Santa


María, departamento de Los Andes, Salta, Argentina. Febrero 2009.
E. J. Derlindati: Los flamencos de los Andes 181

abundancia en los humedales varía con las mático es proteger sitios claves que incluyan
fluctuaciones de conductividad, el pH y la la heterogeneidad de hábitats utilizados por
densidad del agua, y la diversidad y disponi- estas especies como Vilama, Pozuelos, Lagu-
bilidad de potenciales productos alimenticios na Grande y Mar chiquita en Argentina, o
(Caziani y Derlindati, 2000), y para ajustarse Laguna Colorada en Bolivia (Caziani et al.,
a estas fluctuaciones, realizan migraciones 2007). Como parte de un grupo internacio-
de miles de kilómetros. En Argentina, los nal para la preservación de flamencos (Gru-
flamencos altoandinos utilizan alternativa- po de Conservación de Flamencos Altoandi-
mente humedales de los Andes Centrales nos), se propuso e implementó parcialmente
(periodo reproductivo de octubre a marzo) una red de sitios clave para la conservación
y las tierras bajas de la Pampa y el Chaco flamencos (Marconi et al., 2011) que incluye
(abril a setiembre). Muchos de estos hume- áreas protegidas, tierras privadas y tierras
dales están amenazados por presiones y ac- públicas.
tividades humanas.
Los flamencos altoandinos utilizan como L I T E R AT U R A C I TA D A
hábitat primario humedales salinos que son
sensibles a cambios en las precipitaciones y Caziani S. M., Derlindati E. J. 2000. Abun-
dance and habitat of High Andes Flamin-
evaporación (Derlindati et al., 2014). Duran-
gos in Northwestern Argentina. Water-
te la temporada no reproductiva, grandes birds, 23: 121-133.
porciones de hábitat actuales utilizados por Caziani S. M., Rocha Olivio O., Rodríguez
los flamencos se pueden perder. En las pam- Ramírez E., Romano M., Derlindati E.
pas, el aumento en las lluvias documentado J., Tálamo A. 2007. Seasonal distribu-
en los últimos años podría generar aumentos tion, abundance, and nesting of Puna,
Andean, and Chilean Flamingos. Condor,
en los niveles de agua en los sitios de in-
109: 276-287.
vernada y reducir la salinidad hasta quedar Derlindati E. J., Romano M. C., Cruz N. N.,
fuera del rango óptimo para los flamencos Barisón C., Arengo F., Barberis I. 2014.
para adultos o crías. En los Andes en cambio, Seasonal activity patterns and abundan-
ocurre el proceso opuesto, la disminución de ce of Andean flamingo (Phoenicoparrus
las precipitaciones y aumento de la evapora- andinus) at two contrasting wetlands in
Argentina. Ornitología Neotropical, 25:
ción podría secar o aumentar la salinidad de
317-331.
algunos humedales actualmente adecuados Marconi P., Sureda A. L., Arengo F., Aguilar
pero someros y con pocas aguas abiertas. M. S., Amado N., Alza L., Rocha O.,
A pesar de la importancia de estos pro- Torres R., Moschione F., Romano M.,
cesos, es mucho lo que aún se desconoce el Sosa H., Derlindati E. 2011. Four th
impacto local del clima, en particular con simultaneous flamingo census in South
respecto a las precipitaciones y al de con- America: preliminary results. En: R. Lee,
F. Arengo y A. Bechet (eds.), Flamingo,
diciones en las que los flamencos pueden
Bulletin of the IUCN-SSC/Wetlands. In-
prosperar y sobrevivir. La mejor manera de ternational Flamingo Specialist Group,
mantener poblaciones de flamencos viables Wildfowl and Wetlands Trust, Slimbrid-
a largo plazo en un escenario de cambio cli- ge, UK, 18: 48-53.
182 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

09 ä Mamíferos puneños y altoandinos


Perovic, Pablo Gastón 1; Carlos Eduardo Trucco 2; Cintia Tellaeche 3;
César Bracamonte 4; Pablo Cuello 5; Agustina Novillo 5; Leónidas Lizárraga 1
1
Administración de Parques Nacionales, Delegación Regional Noroeste, Santa Fe 23, (4400) Salta.
Correo electrónico: pperovic@apn.gov.ar; llizarraga@apn.gov.ar
2
Facultad de Ciencias Naturales, Universidad Nacional de Salta, Avenida Bolivia 5150; y Fundación
Somos Par te, J. V. González 2660, (4400) Salta. Email: cetrucco@gmail.com
3
Centro de Estudios Territoriales, Ambientales y Sociales (CETAS). Facultad de Ciencias Agrarias, Uni-
versidad Nacional de Jujuy / CONICET. Alberdi 47, (4600) S. S. de Jujuy, Jujuy. Correo electrónico:
cintiatellaeche@gmail.com
4
Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas, Universidad Nacional de Jujuy. Alberdi 47, (4600) S.
S. de Jujuy, Jujuy. Correo electrónico: jcbraca@gmail.com
5
Instituto Argentino de Investigaciones en Zonas Áridas (IADIZA) – CCT Mendoza – CONICET. Av. Ruiz
Leal s/n, Parque General San Mar tín, (5500) Mendoza, Argentina. Correo electrónico: pcuello@
mendoza-conicet.gob.ar; anovillo@mendoza-conicet.gob.ar

ä Resumen — Los mamíferos de la Puna argentina se encuentran representados por 54


especies, 33 géneros pertenecientes a 15 familias y 6 órdenes. Rodentia y Carnivora son
los órdenes más ricos en especies comprendiendo el 69 y 15%, respectivamente, seguidos
de Chiroptera con el 9%. En orden de importancia sigue Artiodactyla con una sola familia y
dos especies. Cingulata y Marsupialia se ubican al final con una familia y una especie cada
una. Considerando la totalidad de las especies de mamíferos de la Puna y las cinco áreas
protegidas nacionales presentes en esta ecorregión se calculó una representatividad general
del 65%, es decir 35 de las 54 especies de mamíferos se encuentran registradas en las
áreas protegidas nacionales de Argentina. Chiroptera y Rodentia fueron los órdenes presen-
tes en la Puna que tuvieron especies no registradas dentro del sistema nacional de áreas
protegidas, alcanzando representatividades del 80 y 51%, respectivamente. Las principales
amenazas para los mamíferos en estos ambientes se relacionan con actividades humanas, e
incluyen: la cacería, la contaminación y desecación de las fuentes de agua, la introducción
de especies exóticas, la degradación del hábitat, la contaminación causada por el turismo
y/o las competencias deportivas y la disminución de la cobertura vegetal. Son pocos y muy
específicos los esfuerzos científicos y gubernamentales por generar conocimiento sobre los
mamíferos puneños, siendo sumamente difícil implementar políticas de uso comercial, manejo
y/o conservación. En general, se sabe muy poco sobre los roedores y quirópteros, siendo
este desconocimiento una de las amenazas más críticas en algunas circunstancias. Esto ha
hecho sumamente difícil interpretar los impactos que una actividad determinada puede causar
sobre sus poblaciones.
Palabras clave: Áreas protegidas, conservación, mamíferos, Puna, riqueza específica.

ä Abstract — “Puna and High-Andes Mammals”. Mammals at the Puna of Argentine are
represented by 54 species, 33 genera belonging to 15 families and 6 orders. Rodentia and
Carnivora are the richest orders (69 and 15%, respectively) followed by Chiroptera (9%).
Artiodactyla includes one family and two species; Cingulata and Marsupialia are last with one
species each. Considering all mammalian species of the Puna and High Andes and the four
protected areas of national jurisdiction, a general representation of 61% is calculated: 33
of the 54 mammal species of these ecoregions are recorded in national protected areas of
Argentina. Chiroptera and Rodentia orders have species not recorded in the national system
of protected areas, reaching a representativeness of 80 and 46% respectively. The main
threats to mammals in these environments due to interaction with human activities include:
pollution and loss of water sources, hunting and introduction of exotic species, habitat degra-
dation, pollution caused by tourism and/or sporting activities and decreased vegetation cover.
Scientific and government efforts are scarce and very specific to generate knowledge about
Puna mammals, which results in extremely difficult implementation of policies for commercial
use, management and/or conservation. Very little is known about rodents and bats, and this
ignorance is one of the most critical threats in some circumstances, since it is not possible
to interpret the impacts of any activity to their populations.
Keywords: Protected area, conservation, mammals, Puna, species richness.
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 183

INTRODUCCIÓN se siguió principalmente el Libro Rojo de


En este capítulo trataremos a las ecorre- Mamíferos de Argentina (Ojeda et al., 2012)
giones de Puna y Altos Andes conjuntamente con algunos ajustes de acuerdo a revisiones
y nos referiremos a ellas como Puna, en for- posteriores (Lacher, 2016; Abba et al., 2015;
ma consistente con gran parte de la biblio- Pardiñas et al., 2015; Spotorno y Valladares
grafía que las aborda desde diversos puntos Faundes, 2016; Jayat et al., 2016). Para el
de vista y donde frecuentemente se las consi- análisis de la representatividad en las áreas
dera como una sola región ecológica. Esto es protegidas se procesaron los datos de pre-
sencia de especies ingresados al Sistema de
particularmente evidente cuando de la flora
Información de Biodiversidad de la Admi-
y fauna se trata, siendo importante destacar
nistración de Parques Nacionales (SIB-APN;
que la información biológica y ecológica so-
2017). Este análisis se restringió a las cuatro
bre la región es escasa y restringida a ciertos
áreas que protegen ambientes de Puna: Mo-
tópicos (Mateucci, 2012).
numento Natural Laguna de Los Pozuelos y
Entre las principales características cli-
los Parques Nacionales Los Cardones, Campo
máticas y físicas de esta región destacan las
de Los Alisos y San Guillermo.
condiciones extremas de salinidad en las
cuencas de los salares, los altos índices de
COMPOSICIÓN DEL ENSAMBLE DE
radiación UV, la gran amplitud térmica diaria
MAMÍFEROS PUNEÑOS
con temperaturas nocturnas de hasta –20 °C
y diurnas de 30 °C en verano, la baja presión Los mamíferos de la Puna argentina se
de oxígeno, las precipitaciones estacionales encuentran representados por 54 especies,
y sequías prolongadas, las heladas intensas, 33 géneros pertenecientes a 15 familias y
los vientos fríos, la sequedad del aire y la 6 órdenes. Rodentia y Carnivora son los ór-
escasa disponibilidad de nutrientes excepto denes mejor representados con el 69 y 15%
en las vegas y ciénagas (Mateucci, 2012; respectivamente, seguidos de Chiroptera con
Morales et al., en este volumen; Izquierdo el 9%. En orden de importancia sigue Artio-
et al., en este volumen). dactyla con una sola familia y dos especies.
Las condiciones ambientales de la Puna Cingulata y Marsupialia se ubican al final
constituyen factores limitantes que deman- con una familia y una especie cada una (Ta-
dan una serie de adaptaciones a los seres vi- bla 1, Figura 1).
vos que las habitan. Entre estas, para los ma- De acuerdo a la IUCN, una especie se en-
míferos se pueden citar la mayor cantidad de cuentra «En Peligro Crítico» (la chinchilla an-
hemoglobina y de glóbulos rojos, la mayor dina), una «En Peligro» (el gato andino), una
frecuencia y amplitud respiratoria, una ma- «Vulnerable» (el quirquincho andino) y dos
yor densidad capilar sanguínea, la presencia «Casi Amenazadas» (el cuis andino y el gato
de pelaje fino y abundante, el predominio de del Pajonal) (IUCN, 2015). A nivel nacional,
ciertos colores miméticos (marrones claros también la chinchilla andina se encuentra
y amarillentos), la profusa acumulación de categorizada como «En Peligro Crítico», tres
grasa, estrategias reproductivas con la mayo- carnívoros como «Vulnerables» (el gato andi-
ría de las especies reproductivamente activas no, gato del pajonal y el hurón menor) y el
al final de la época seca o durante el verano, cuis andino como «Casi Amenazado» (Ojeda
entre otras (Schimidt-Nielsen, 1983; Monge et al., 2012). Además, tres especies se en-
y León Velarde, 1991; Urquieta, 1992). cuentran en el Apéndice I de CITES y siete
En este capítulo se presenta la riqueza de en el Apéndice II (Tabla 1).
especies de mamíferos de la Puna, se descri-
ben algunos de ellos, se analiza su represen- Orden Carnivora
tatividad en las áreas protegidas nacionales y Los miembros de este orden se alimentan
se mencionan las principales amenazas. Para principalmente de carne aunque pueden te-
el ordenamiento taxonómico de las especies ner una dieta omnívora e incluso herbívora
184 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

estricta. Se caracterizan por tener el cuarto e integridad de las comunidades de las que
premolar superior y el primer molar inferior forman parte (Terborgh et al., 1999).
transformados en un par de piezas de fun- Por su necesidad de amplios territorios
ción cortante y caninos largos y afilados (Re- son susceptibles a los conflictos con hu-
dford y Eisenberg, 1992; Nowak, 2005). manos. Generalmente son perseguidos por
Los carnívoros terrestres se encuentran depredar sobre el ganado doméstico, pero
en todos los hábitats, desde praderas hasta también por sus pieles, o por la demanda de
los árticos, pasando por desiertos y bosques, determinadas partes de su cuerpo a las cua-
geográficamente ocupan casi el mundo en- les se les otorga poderes curativos (Kruuk,
tero y comparado con otros animales suelen 2002; Barbarán, 2004; Nowak, 2005).
tener distribuciones muy amplias (Nowak, En la región puneña argentina podemos
2005). Por encontrarse en la cima de la ca- encontrar representadas cuatro familias, seis
dena alimenticia son importantes en el man- génerosy ocho de las 37 especies de carní-
tenimiento de la biodiversidad, estabilidad voros presentes en la Argentina. Felidae y

Figura 1. Riqueza de especies discriminada por familia de los mamíferos de la Puna.


Tabla 1. Lista de especies presentes en la Puna, su estado de conservación según IUCN, Ojeda et al. (2012; SAREM) y CITES, y número
de fuentes bibliográficas que citan a la especie para cada una de las áreas protegidas (AP): Al, Parque Nacional Los Alisos; CD, Parque
Nacional Los Cardones; EL, Parque Nacional El Leoncito; PO, Monumento Natural Laguna de los Pozuelos; SG, Parque Nacional San Guill-
ermo. Categorías de conservación: CR: En Peligro crítico, EN: En Peligro, VU: Vulnerable, NT: Casi amenazado; LC: Preocupación menor;
DD: Datos insuficientes.

Orden Familia Nombre científico Nombre común IUCN SAREM CITES FUENTES Nº AP PO CD AI SG LE

Artiodactyla Camelidae Lama guanicoe Guanaco LC LC II 52 4 0 19 7 20 6


Vicugna vicugna Vicuña LC LC I 35 2 15 0 0 20 0
Carnivora Canidae Lycalopex culpaeus Zorro colorado LC NT II 50 5 5 12 10 14 9
Lycalopex gymnocercus Zorro gris LC LC II 22 5 2 8 1 7 4
Felidae Leopardus colocolo Gato del pajonal NT VU II 13 4 2 8 1 2 0
Leopardus geoffroyi Gato del monte LC LC I 8 2 2 6 0 0 0
Leopardus jacobita Gato andino, oskollo EN VU I 12 2 0 0 10 2 0
Puma concolor Puma, león LC LC II 51 5 3 12 10 13 13
Mephitidae Conepatus chinga Zorrino, añasco LC LC II 16 4 3 7 4 0 2
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos

Mustelidae Galictis cuja Huron menor LC VU III 11 5 2 4 1 2 2


Chiroptera Molossidae Tadarida brasiliensis Moloso común LC LC - 1 1 0 0 1 0 0
Phyllostomidae Desmodus rotundus Vampiro común LC LC - 1 1 0 1 0 0 0
Vespertilionidae Eptesicus furinalis Murciélago marrón LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Histiotus macrotus Murciélago orejón oscuro LC LC - 2 1 0 2 0 0 0
Myotis dinellii Murcielaguito amarillento LC LC - 5 2 0 3 2 0 0
Cingulata Dasypodidae Chaetophractus vellerosus Quirquincho chico LC LC - 15 3 1 10 0 0 4
Marsupialia Didelphidae Thylamys pallidior Marmosa pálida o enana LC LC - 6 2 0 5 0 0 1
Rodentia Abrocomidae Abrocoma cinerea Rata chinchilla jujeña LC LC - 10 2 0 0 0 5 5
Abrocoma famatina Rata chinchilla de Famatina DD LC - 0 0 0 0 0 0 0
Cavidae Galea comes Cuis común LC LC - 8 3 1 5 0 0 2
Microcavia australis Cuis chico LC LC - 14 2 0 2 0 0 12
Microcavia shiptoni Cuis andino NT NT - 1 1 0 1 0 0 0
Chinchillidae Chinchilla chinchilla Chinchilla andina EN CR I 0 0 0 0 0 0 0
Lagidium viscacia Chinchillón LC LC - 31 5 1 9 4 9 8
Cricetidae Abrothrix andinus Ratón andino LC LC - 12 4 0 4 2 3 3
185

Abrothrix jelskii Ratón tricolor LC DD - 0 0 0 0 0 0 0


Tabla 1 (cont.).
186

Orden Familia Nombre científico Nombre común IUCN SAREM CITES FUENTES Nº AP PO CD AI SG LE

Abrothrix longipilis Ratón de pelo largo LC LC - 0 0 0 0 0 0 0


Abrothrix olivacea Ratón oliváceo LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Akodon albiventer Ratón ventriblanco LC LC - 4 2 1 3 0 0 0
Akodon caenosus* Ratón unicolor - - - 0 0 0 0 0 0 0
Akodon fumeus* Ratón ahumado LC DD - 0 0 0 0 0 0 0
Akodon spegazzinii Ratón de las Yungas LC LC - 5 3 0 2 1 2 0
Andinomys edax Rata andina LC LC - 5 2 0 3 2 0 0
Auliscomys sublimis Pericote andino LC DD - 5 1 0 5 0 0 0
Calomys lepidus Laucha andina LC LC - 7 4 1 0 2 3 1
Calomys musculinus Laucha bimaculada LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Chelemys macronix Ratón topo grande LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Eligmodontia hirtipes Laucha colilarga de patas peludas - DD - 0 0 0 0 0 0 0
Eligmodontia puerulus Laucha colilarga puneña LC LC - 2 2 1 0 0 1 0
Euneomys chinchilloides Ratón peludo castaño DD LC - 0 0 0 0 0 0 0
Euneomys mordax Ratón peludo oscuro LC VU - 0 0 0 0 0 0 0
Neotomys ebriosus Ratón de hocico rojo LC LC - 4 1 0 0 0 4 0
Phyllotis caprinus Pericote anaranjado LC DD - 0 0 0 0 0 0 0
Phyllotis tucumanus Pericote del pastizal LC LC - 5 1 0 0 5 0 0
Phyllotis xanthopygus Pericote panza gris LC LC - 7 3 0 0 2 2 3
Reithrodon auritus Rata conejo LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Tapecomys primus Pericote yungueño LC DD - 0 0 0 0 0 0 0
Tapecomys wolffsohni Pericote de Wolffsohn LC - - 0 0 0 0 0 0 0
Ctenomys frater Tuco-tuco colorado LC LC - 0 0 0 0 0 0 0
Ctenomys mendocinus Tuco-tuco mendocino LC LC - 2 1 0 0 0 0 2
Ctenomys opimus Tuco-tuco andino, tojo LC LC - 10 2 3 7 0 0 0
Ctenomys pontifex Tuco-tuco marrón DD DD - 0 0 0 0 0 0 0
Ctenomys tulduco Tulduco DD DD - 1 1 0 0 0 0 1
Octodontidae Octodontomys gliroides Chozchori LC LC - 4 2 1 3 0 0 0
Número total de especies registradas por área protegida 16 24 17 16 17
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 187

Canidae son las familias más representadas, ca, abarcando toda la región continental de
alcanzando en la Puna una riqueza especí- la Argentina, Uruguay, sur y centro de Brasil,
fica equivalente al 50% y el 25% del total Bolivia, Perú, sur de Ecuador y centro y norte
de especies presentes en Argentina respecti- de Chile (Redford y Eisenberg, 1992; Pereira
vamente (Fernández Salvador, 1996; Díaz y y Aprile, 2012; Lucherini et al., 2015).
Barquez, 2002; Wozencraft, 2005; Pereira y A lo largo de toda su distribución habita
Aprile, 2012) (Tabla 1). una amplia variedad de ambientes y den-
tro de la Puna específicamente prefiere los
Gato andino ambientes quebrados, los cuales pueden
Leopardus jacobita brindarle refugio (Pereira y Aprile, 2012;
Es un félido de pequeño tamaño (4-8 Tellaeche, 2015).
kg), su distribución está acotada a la región Al igual que al gato andino se alimenta
andina de Argentina, Bolivia, Chile y Perú de pequeños roedores y chinchillones por lo
y la porción norte de la estepa patagónica que tampoco consume ganado doméstico
argentina (Redford y Eisenberg, 1992; AGA, (Walker et al., 2007; Napolitano et al., 2008;
2011; Pereira y Aprile, 2012). De los cuatro Tellaeche, 2010; Reppucci, 2012). A pesar
países donde se encuentra, la Argentina es el de ser más abundante y más conocido por
país con la mayor superficie de hábitat ópti- los pobladores locales que el gato andino,
mo disponible para la especie (Marino et al., es también difícil de encontrar (Reppucci,
2011). Prefiere zonas de grandes roquedales 2012). Estas especies son frecuentemente
y con topografía quebrada, donde también confundidas por lo que se les atribuyen los
se encuentra una de sus principales presas, mismos poderes (buena suerte y fertilidad)
el chinchillón (Lagidium viscacia) (Walker et (Barbarán, 2004).
al., 2007; Napolitano et al., 2008; Tellaeche,
2010; Marino et al. 2011; Reppucci, 2012; Puma
Cuyckens, 2013). Puma concolor
Se encuentra catalogado como en peligro Es el félido de mayor tamaño de la Puna
de extinción por la Unión Internacional para (34-90 kg); se distribuye desde el sur de Ca-
la Conservación de la Naturaleza (Villalba, nadá hasta el sur de la Argentina y Chile,
2016). Se han detectado numerosas amena- ocupando una amplia variedad de ambientes
zas para esta especie, entre las cuales pode- (Redford y Eisenberg, 1992; Pereira y Aprile,
mos mencionar: la pérdida y degradación de 2012).
hábitat, la caza, la reducción de las poblacio- Se alimenta principalmente de roedores
nes de sus presas y las enfermedades introdu- pequeños (< 2 kg), camélidos tanto salvajes
cidas. No presenta conflictos con los humanos (vicuñas) como domésticos (llamas) y otros
dado que se alimenta de roedores pequeños y animales domésticos como vacunos, equinos,
chinchillones, y no depreda el ganado domés- chivos y ovejas (Pacheco et al., 2004).
tico (Acosta et al., 2009; AGA, 2011). Entre las amenazas para su conservación
Es el más enigmático y críptico de todos se encuentran la pérdida y fragmentación de
los carnívoros, difícil de ver, y muy poco co- hábitat y la caza, generalmente relacionada
nocido. Según las comunidades locales su a conflictos con humanos, debido la depre-
avistaje es un símbolo de buena suerte y fer- dación sobre ganado doméstico (Nielsen et
tilidad (Barbarán, 2004). al., 2015). A pesar de encontrarse bajo una
enorme presión de caza, esta especie aún
Gato del pajonal persiste en ambientes hostiles como la Puna,
Leopardus colocolo y de hecho en algunos sitios los pobladores
De pequeño tamaño (3-7 kg) y frecuen- perciben un aumento significativo de sus
temente confundido con el gato andino. Pre- poblaciones (e.g., Nevados del Aconquija,
senta una amplia distribución en Sudaméri- cuenca de Antofalla, cuenca de Pozuelos).
188 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Zorro colorado Hurón menor


Pseudalopex culpaeus Galictis cuja
Es el zorro más grande de Sudamérica Es un carnívoro de tamaño pequeño (1-
(5-13 kg) (Figura 2A); se distribuye a lo lar- 2,5 kg). Se distribuye en Perú, Bolivia, Para-
go de los Andes desde el sur de Colombia guay, sur de Brasil, Uruguay, Chile y Argen-
hasta la Argentina, ocupando una amplia tina (Redford y Eisenberg, 1992; Helgen y
variedad de ambientes, dentro de la Puna Schiaffini, 2016). Comúnmente asociado a
prefiere ambientes similares a los del gato arbustales con suelos arenosos, suele verse
andino y el gato del pajonal, en general de de a pares, lo que sugiere que podrían for-
topografía quebrada y con buena disponibi- mar parejas monógamas (Nowak, 2005; Te-
lidad de presas (Redford y Eisenberg, 1992; llaeche et al., 2014). Su piel es considerada
Jiménez et al., 2008; Iriarte y Jaksic, 2012; de buena suerte para los negocios; por esto
Tellaeche, 2015) es común verlos embalsamados, su piel o es-
Tiene una dieta variada que incluye pe- queleto en locales comerciales típicamente
queños roedores, camélidos, ganado domés- adornados con guirnaldas y hojas de coca.
tico (chivos, ovejas y llamas pequeñas), in-
sectos, aves y plantas (Walker et al., 2007). Zorrino
Al igual que el puma es una de las es- Conepatus chinga
pecies más perseguidas debido a que pue- El zorrino es un carnívoro de tamaño pe-
de atacar al ganado doméstico. Sumado al queño (1,5-3 kg); se distribuye en Perú, Bo-
conflicto con el humano, existe la creencia livia, Paraguay, sur de Brasil, Uruguay, Chile
de que la nariz del zorro protege a los niños y Argentina. Hasta el momento para la Puna
contra el «mal de aire» y el «estado de an- no se ha encontrado asociación con ningún
gustia», por lo que en ocasiones es cazado tipo de hábitat dado que se lo ha registra-
con este propósito. do tanto en roquedales, como arbustales y

Figura 2. Zorro colorado (Pseudalopex culpaeus) en la localidad de Loma Blanca, provincia


de Jujuy. Foto: J. Repucci.
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 189

pastizales (Redford y Eisenberg, 1992; Em- Es un orden muy amplio distribuido en


mons y Helgen, 2008; Iriarte y Jaksic, 2012; todo el mundo salvo en Australia y Antárti-
Tellaeche et al., 2014). da, representado en la Puna por la familia
A pesar de su pequeño tamaño y aparien- Camelidae. Los camélidos sudamericanos
cia inofensiva, el zorrino cuenta con glándu- están presentes desde Ecuador hasta el sur
las odoríferas que pueden ser utilizadas como patagónico, ocupando los países de Ecuador,
un arma para defenderse de las más diversas Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Los gran-
amenazas. Los pobladores locales consideran des herbívoros nativos silvestres presentes
como un presagio de muerte el acercamiento en la Puna incluyen dos camélidos silvestres,
de individuos de esta especie a las casas, lo vicuña (Vicugna vicugna) y guanaco (Lama
que a menudo estimula su caza. guanicoe); y dos domesticados que derivan
de las especies anteriores, respectivamente,
Orden Artiodactyla la alpaca (Lama pacos) y la llama (Lama gla-
Su característica más distintiva es la pre- ma). La alpaca es poco común en Argentina
sencia de dedos pares en las patas, el tercero y existen dudas sobre su presencia en el pe-
y cuarto bien desarrollados, mientras que el ríodo prehispánico (Merlino y Rabey, 1978)
segundo y quinto pueden estar reducidos o (Figura 3).
ausentes, mientras que el primero siempre Tanto la vicuña como el guanaco están
falta. Los dedos presentan pezuñas y se los adaptados al clima seco y frío. Su labio supe-
conoce como ungulados (Canevari y Vaccaro, rior hendido y con gran movilidad le permite
2007). Gran parte de los miembros de este seleccionar ciertas partes vegetalesy cortar
orden son rumiantes y poseen el estómago las hierbas pequeñas sin romper ni arran-
modificado, lo que les permite digerir la ce- car el resto de las plantas. Sus patas, con
lulosa. almohadillas elásticas en lugar de pezuñas,

Figura 3. Guanaco (Lama guanicoe), cerca del volcán Socompa en la Reserva Natural de Fauna
Silvestre Los Andes, Salta. Se observa un espécimen blanco (leucístico). Foto: E. Derlindati.
190 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

se adaptan a la topografía irregular y por garras robustas, con 3 a 5 dedos en las patas
lo tanto tienen un impacto menor sobre la delanteras y 5 en las traseras (Eisenberg y
vegetación. Estas características hacen de los Redford, 1999). En las áreas de Puna de ar-
camélidos el tipo de ganado ideal para las gentina se encuentra una sola especie.
zonas áridas y frías (Canedi y Pasini, 1996).
Estos animales poseen hábitos gregarios, Quirquincho chico
formando grupos liderados por un macho Chaetophractus vellerosus
alfa, el cual conforma un harén de entre 10 Es un quirquincho pequeño; su capara-
y 30 hembras (Vilá et al., en este volumen). zón está formado por placas rectangulares
También es común encontrar grupos nume- similares en toda su extensión y cubierto de
rosos de hasta 120 individuos, todos ellos abundantes pelos largos que varían en colo-
machos juveniles, comúnmente conocidos ración y ocultan entre 7 y 9 bandas móviles.
como «solteros». Su escudete cefálico es corto y ancho.
Las poblaciones de vicuñas y guanacos Se distribuye en el centro y sur de Bolivia
experimentaron disminuciones notables ha- (Noss et al., 2008), oeste de Paraguay y nor-
cia mediados del siglo pasado (Rabinovich te de Argentina (Gardner, 2005; Abba et al.,
et al., 1991; Franklin et al., 1997); situación 2012), en ambientes áridos y semiáridos con
que derivó en importantes esfuerzos de con- suelos arenosos y vegetación xerófila (Carlini
servación a nivel local e internacional y en y Vizcaíno, 1987). Una población disyunta
definitiva, a su protección legal en gran par- ocurre en el este de la provincia de Buenos
te de su distribución. En el caso particular Aires (Abba y Cassini, 2008).
de la vicuña, estas acciones parecerían estar Cabrera (1957) citó para la Puna argenti-
dando frutos, con poblaciones recuperadas na a Chaetophractus nationi, al que denomi-
en gran parte de la Puna argentina (Baigún nó quirquincho andino; sin embargo, Wetzel
et al., 2008; Vilá et al., en este volumen). (1985) desestimó su presencia y la consi-
No sucede lo mismo con el guanaco, es- deró como una probable subespecie de C.
pecie alguna vez considerada el herbívoro vellerosus. Carrizo et al. (2005) describieron
dominante de los ecosistemas semiáridos nuevos especímenes asignados a C. nationi
de Sudamérica y que actualmente presen- y mencionaron algunas diferencias morfo-
ta una gran heterogeneidad de situaciones lógicas respecto de C. vellerosus, aunque
poblacionales a lo largo de su rango de dis- estudios recientes, que incluyeron aspectos
tribución. Mientras que en algunos sectores morfológicos y moleculares, no han encon-
de la Patagonia argentina es una especie fre- trado diferencias entre ambas formas (Abba
cuente, en el noroeste argentino existen sólo et al., 2015; Gibb et al., 2016).
pequeñas poblaciones con fuertes presiones
y amenazas (Baigún et al., 2008; Vilá et al., Orden Didelphimorphia
en este volumen). Los marsupiales se caracterizan por parir
las crías en un estado temprano de su desa-
Orden Cingulata rrollo, completándolo adheridos a las mamas.
Entre los representantes actuales, este Algunas especies poseen un pliegue ventral o
orden incluye sólo a la familia Dasypodi- marsupio, en el que las crías se desarrollan y
dae, representada por un grupo de especies encuentran protección. Tienen hocico alarga-
comúnmente conocidas como armadillos o do, casi piramidal, con orejas grandes seme-
quirquinchos. Se caracterizan por tener el jantes a membranas delicadas y retráctiles.
cuerpo redondeado y placas óseas articula- Las patas son cortas, con cinco dedos y pulgar
das dispuestas en bandas en la región dorsal. oponible en las traseras, lo que les confiere
Estas bandas se encuentran separadas por facilidades para trepar. La cola suele ser larga
piel flexible que, en algunas especies, se ha- y prensil y el pelaje es generalmente denso y
llan cubiertas de pelos. Poseen patas cortas y suave (Rocha y Rumiz, 2010).
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 191

Marmosa pálida o enana las cuales se seleccionaron cinco para descri-


Thylamys pallidior bir su distribución y hábitos ecológicos.
Se distribuye desde el suroeste de Perú,
a través del norte de Chile y sudoeste de Tuco-tuco andino otojo
Bolivia, hasta aproximadamente los 42º de Ctenomys opimus
latitud, a lo largo de la vertiente oriental de Se distribuye desde el sur de Perú hasta
los Andes, en el sur de Argentina (Braun et el noroeste de Argentina y Chile. A esta sub-
al., 2005; Giarla et al., 2010). Alcanza altitu- especie se la encuentra en Jujuy, Catamar-
des de más de 4.500 msnm (Mares y Braun, ca y Salta (Bidau, 2015). Habita en áreas
2000). De acuerdo a recientes estudios ge- abiertas dominadas por gramíneas y otras
néticos y moleculares la marmosa que se en- herbáceas, cerca de vías fluviales y se los
cuentra en la Puna de Argentina podría ser puede encontrar en menor densidad en áreas
una especie diferente a la que se distribuye con arbustos de tola (Bacharis sp. o Paras-
en Bolivia, Chile y Peru (Giarla et al., 2014; threphia sp.). Presenta hábitos crepusculares.
Palma et al., 2014). Se ha determinado que es una especie social,
Esta marmosa se distingue de otras es- debido a la superposición espacial entre los
pecies por su color dorsalmente grisáceo y adultos de ambos sexos (Lacey et al., 2011).
ventralmente blanco, y por presentar anillos Se suele utilizar a este animal para la cura
perioculares bien desarrollados. Alcanza un de ciertos malestares físicos (Figura 4).
largo total de 19 cm y un peso de entre 20 y
30 g (Mares y Braun, 2000). Como en otras Chozchori
especies del género, la marmosa enana al- Octodontomys gliroides
macena reservas energéticas en forma de Se distribuye desde el suroeste de Boli-
grasa en la cola durante el otoño (Cabrera via hasta el noreste de Chile y noroeste de
y Yepes, 1940); esta acumulación estacional Argentina, con un rango altitudinal amplio,
de recursos energéticos le sirvedurante los que va desde los 300 hasta los 4.400 msnm;
períodos de letargo en los que el agua y los es el único representante del género en zo-
alimentos son limitados o escasos (Ojeda y nas elevadas (Verzi et al., 2015). Habita en
Tabeni, 2009). zonas rocosas con vegetación dominada por
cactus columnares, arbustos y vegetación
Orden Rodentia herbácea. Tiene un comportamiento escan-
Es el orden más numeroso de mamífe- sorial (se denomina asía un animal flexible
ros, con más de 2.000 especies. Se encuen- en sus hábitos, puede trepar y caminar por el
tra distribuido en todo el mundo, salvo en suelo con la misma facilidad) y se alimenta
la Antártida y algunas islas. Su principal de cactus y corteza de arbustos (Ojeda y Ta-
característica es la presencia de un par de beni, 2009). Sus vocalizaciones son similares
dientes incisivos superiores e inferiores de a silbidos de aves (Figura 5).
crecimiento continuo. Entre éstos y los pre-
molares (dada la ausencia de caninos) po- Laucha colilarga puneña
seen un amplio espacio llamado diastema. Eligmodontia puerulus
Si bien suelen ser de pequeño tamaño, Se distribuye en la Puna argentina y
varían desde unos pocos gramos hasta varios chilena. En Argentina está presente en las
kilogramos. Los roedores encontrados en la provincias de Jujuy, Salta y Catamarca, ge-
Puna y sistemas altoandinos de Argentina se neralmente por arriba de los 3.500 mnsn. Se
encuentran representados por 18 géneros, encuentra en tolares arenosos (Parastrephia,
11 pertenecientes a la familia Cricetidae, y el Fabiana) y asociado a Atriplex sp. Es una es-
resto a Cavidae, Chinchillidae, Ctenomyidae, pecie omnívora (Lanzone et al., 2015) que
Abrocomidae y Octodontidae (Tabla1). En la muestra una locomoción bípeda en situacio-
región se registran un total de 37especies, de nes de escape.
192 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Tojo (Ctenomys opimus) en el Monumento Nacional Laguna de los Pozuelos, provincia
de Jujuy. Foto: J. Repucci.

Figura 5. Chozchori (Octodontomys gliroides) en la localidad de Loma Blanca, provincia de


Jujuy. Foto: J. Repucci.
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 193

Ratón de vientre blanco que en partes vegetales secas (Spotorno y


Akodon albiventer Patton, 2015). Emite vocalizaciones cuando
Ampliamente distribuido en el Altiplano y detecta la presencia de un depredador. Suele
Puna desde el sur de Perú hasta noroeste de ser utilizada como alimento por las poblacio-
Argentina. En general se encuentra en sitios nes altoandinas y en algunas comunidades
elevados entre 3.000 y 4.500 msnm. Prefiere se utiliza su pelo, sumado a los de alpaca, y
ambientes de arbustales de tola y zonas con vicuña, para colorear los tejidos (Figura 6).
pircas de rocas (Pearson, 1951). Se alimenta
de insectos y otros invertebrados. Chinchilla
Chinchilla chinchilla
Chinchillón o vizcacha Su distribución abarcaba desde el sur de
Lagidium viscacia Perú, oeste de Bolivia, y norte de Chile, has-
Se distribuye desde el centro sur de Perú, ta el noroeste de Argentina; sin embargo, no
por el oeste de Bolivia, norte y centro de ha sido registrada en Bolivia y Perú en los
Chile, noroeste y oeste de Argentina, hasta últimos 50 años (Valladares et al., 2014). En
los 42° de latitud sur. Se la encuentra en la Puna de Argentina no existen evidencias
ambientes con acantilados y afloramientos directas de su presencia, sin embargo se re-
rocosos, siempre asociadaa la presencia de gistraron restos de esta especie en la dieta de
grietas y cuevas que son utilizadas como re- zorro colorado en Catamarca (Walker et al.,
fugio. Esfuertemente gregaria y vive en colo- 2007) y en la del búho magallánico en Salta
nias constituidaspor entre 4 y 75 individuos (Ortiz et al., 2010; como C. brevicaudata).
(Spotorno y Patton, 2015). Es una especie Ocupa un hábitat similar al del chinchillón,
diurna y herbívora, especializada en el con- en terrenos escarpados y rocosos entre los
sumo de hojas, flores, frutos, y brotes, más 3.500 y 5.000 msnm. Es de actividad noc-

Figura 6. Chinchillón (Lagidium viscacia) en un roquedal en cerro Negro de Tirao, provincia


de Salta. Foto: C. Trucco.
194 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

turna- crepuscular y de hábitos coloniales de 25 y 40 g (Barquez et al., 1999). Pelaje


(aparentemente dominan las hembras). Emi- corto, abundante y variable en coloración
te diversos sonidos de alarma. Se alimenta entre un castaño claro o gris hasta un roji-
de vegetación coriácea de alta montaña, ta- zo. Incisivos prominentes, bien desarrolla-
les como gramíneas de los géneros Festuca y dos, los que usa para producir un corte y así
Distichia y arbustos del tolar de los géneros obtener su alimento, que consiste exclusiva-
Senecio y Parastrephia (Mann, 1978). En mente en sangre de otros mamíferos. Posee
tiempos precolombinos se aprovechaba su órganos especiales con sensibilidad térmica
piel y carne, mientras que en el siglo XIX se ubicados en su nariz yunos pulgares muy
extendió su uso peletero en Europa (Holzer desarrollados que le proporcionan un andar
y Lara, 2004). cuadrúpedo para lograr el acercamiento a
sus presas (Kürten y Schmidt, 1982).
Orden Chiroptera Está ampliamente distribuido en Suda-
Son los únicos mamíferos capaces de vo- mérica y se encuentra en todas las provin-
lar activamente gracias a una serie de ca- cias del noroeste de Argentina (Villa-R y
racterísticas morfológicas, como las manos Villa-Cornejo, 1969). Se refugia en cuevas,
alargadas para soportar el patagio. Este úl- casas, establos abandonadas y huecos de
timo consiste en una membrana de piel elás- árboles (Greenhall, 1983). Se reproduce
tica y resistente que comienza en el cuello, en cualquier época aunque solo una vez al
envuelve los brazos y los dedos, llega hasta año y tiene una cría por parto. Es estricta-
los flancos y las patas, y se extiende hasta la mente hematófago (se alimenta de sangre)
cola, permitiéndoles volar. Además, poseen y un agente zoonótico, lo que ha generado
adaptaciones sensoriales, como el sistema conflictos con el hombre (por ser vector del
deradar (ecolocación) que emplean para virus de la rabia en el ganado; Delpietro
orientarse en plena oscuridad. y Russo, 1996). Vive en colonias de hasta
Estas características les han permitido al- cientos de individuos y posee un complejo
canzarcasi todos los biomas existentes en el comportamiento social en el que todos los
planeta, desde densas selvas hasta desiertos, miembros de la colonia colaboran entre sí
ciudades e incluso lugares muy cercanos a para sobrevivir (Paolucci, 2006).
los círculos polares.
En Argentina se han mencionado 62 es- Murciélago orejón oscuro
pecies de murciélagos, siendo las de la Puna Histiotus macrotus
escasamente estudiadas (Barquez et al., Es una especie de tamaño mediano con
1999). Las características climáticas y la baja una longitud total de entre 10 y 13 cm y un
complejidad ambiental de los ecosistemas ári- antebrazo de 45 a 50 mm de largo (Barquez
dos neotropicales determinan una estructura et al., 1999). Lo más llamativo y caracte-
funcional simplificada de los ensambles de rístico de esta especie son sus prominentes
murciélagos, es decir, pocos grupos tróficos orejas, largas (casi un tercio del largo del
representados. Esta simplificación podría de- cuerpo) y anchas y de terminación más bien
berse a la carencia de alimento y/o refugio en puntiaguda, con una coloración pardo os-
comparación con los ambientes húmedos (So- cura o casi negra. Las alas y la membrana
riano y Ruiz, 2006). Para la Puna se conocen que une las patas con la cola, llamada uro-
tres familias, cinco géneros y cinco especies patagio, no presentan pelos y son oscuros al
de murciélagos (Tabla 1). igual que las orejas (Figura 7).
En Argentina se distribuye ampliamente
Vampiro común desde el norte de Jujuy hasta el sur de la
Desmodus rotundus provincia de Neuquén, oeste de Río Negro
De tamaño mediano a grande, con la lon- y noroeste de Chubut (Giménez, 2010; Gi-
gitud del cuerpo de 78 a 90 mm y un peso ménez et al., 2012). En el noroeste del país
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 195

Figura 7. Murciélago orejón oscuro (Histiotus macrotus) en la cuenca de Pozuelos, provincia


de Jujuy. Foto: C. Bracamonte.

está asociado a zonas de montaña (Jayat y rezagos de luz del día. Es insectívoro y se ali-
Ortiz, 2010; Sandoval et al., 2010) y ha sido menta principalmente de insectos voladores
registrado en zonas de Puna hasta los 3.500 como polillas, escarabajos, y mosquitos; pero
metros de altura (Barquez et al., 1999;Urqui- también de algunos insectos acuáticos (Bra-
zo, com. pers.; Bracamonte, datos no publi- camonte, 2013), por lo que cumple un rol im-
cados). Durante el día se refugia en huecos portante como controlador biológico (Núñez
de árboles y cuevas, donde puede compartir Regueiro, 2009). Se reproduce desde septiem-
espacio con otras especies como Myotis sp. y bre hasta enero (Barquez et al., 1999).
Tadarida brasiliensis (Barquez et al., 1999).
También usa grietas y huecos en edificios y Murcielaguito amarillento
casas abandonadas (Bracamonte, 2010). Myotis dinellii
Comienza su actividad en las primeras Pequeño, con una longitud total de 74 a
horas de la noche, incluso con los últimos 81 mm y un antebrazo de 34 a 38 mm. El
196 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

peso de la especie varía entre 3,8 y 5,2 g presenta pelos, aunque síestán presentes en
(Barquez et al., 1999). Dorsalmente su colo- la zona basal del uropatagio. Las orejas son
ración es parda con tonos amarillentos y un medianas y bien separadas, con las puntas
fuerte contraste de color entre la base oscura redondeadas y el trago levemente desarro-
y la punta de los pelos más clara, mientras llado en la base (Barquez et al., 1999). Vive
que el vientre es similar pero con las puntas tanto en grupos pequeños o en colonias de
aún más pálidas (amarillentas) y de base os- miles de individuos, refugiándose en huecos
cura. Los ejemplares de zonas áridas pueden de árboles o casas abandonadas, frecuente-
ser más claros y con pelos con un contraste mente en compañía de otras especies (Mies
menos marcado. Tiene amplia distribución et al., 1996). Es un murciélago insectívoro,
en América del Sur donde habita bosques su dieta incluye escarabajos, polillas, mosqui-
tropicales y subtropicales (Wilson y LaVal, tos, avispas y arañas (Bracamonte, 2013).
1974). En Argentina está presente en todas
las provincias del Noroeste y sólo ha sido Moloso común
registrado en zonas marginales de la Puna Tadarida brasiliensis
en las provincias de Tucumán y Catamarca Esta especie es mediana a pequeña, su
(Barquez et al., 1999); en la provincia de longitud total puede variar entre 87 y 114
Jujuy fue registrado acústicamente en la lo- mm, su antebrazo es de entre 41 y 46 mm
calidad de Aguas Calientes, departamento de largo y su peso ronda los 12 g.Esde co-
de Rinconada, aproximadamente a 4.000 m loración gris pálida con el vientre más claro
de altitud (Bracamonte, datos sin publicar). que el dorso (Barquez et al., 1999). La boca
Como refugio, generalmente prefiere estruc- con labios superiores con arrugas verticales
turas construidas por el hombre tales como constituye una de sus características diag-
puentes, alcantarillas y techos de viviendas; nósticas. Las orejas son redondeadas y se
entre los refugios naturales prefiere árboles, proyectan hacia adelante. Sus alas son lar-
en donde se oculta bajo la corteza (Barquez gas y delgadas en relación al cuerpo; esto les
et al., 1999; Wilson, 1971). En los refugios permite un vuelo rápido y eficiente, por lo
tolera la compañía de otras especies como que puede volar grandes distancias. Es una
Molossus molossus e Histiotus macrotus. especie migratoria (Russell et al., 2005).
Insectívoro, se alimenta principalmente Utiliza comúnmente refugios en estructuras
de polillas, grillos pequeños, chinches, esca- creadas por el hombre como puentes, diques
rabajos, mosquitos, y avispas nocturnas pe- y edificios; generalmente aprovechando la
queñas (Bracamonte, 2010). Se reproduce presencia degrietas y fisuras (Wilkins, 1989).
en primavera y verano, con un período de También pueden refugiarse en cuevas natu-
gestación de entre 50 y 60 días, y pare una rales donde forma colonias de millones de
sola cría (Bracamonte, obs. pers.). individuos. Se alimenta de grandes canti-
dades de polillas; ademásde chinches, avis-
Murciélago marrón pas nocturnas, mosquitos, y otros insectos
Eptesicus furinalis (McWilliams, 2005; Bracamonte, 2013). Por
Tamaño mediano con una longitud total esto último son importantes controladores
de 80 a 140 mm y un antebrazo de entre 36 de las poblaciones de insectos (Kunz et al.,
y 42 mm. En general, esta especie presenta 2011).
un color pardo o marrón oscuro, pero puede
ESPECIES EN ÁREAS PROTEGIDAS
ser casi negro en algunos especímenes; el
NACIONALES
color del vientre es muy variable pero siem-
pre más claro que el dorso (Barquez et al., Dentro del sistema nacional de áreas
1999). La cabeza es alargada y se caracteriza protegidas del país, la Puna se encuentra
por tener el hocico aparentemente hinchado. representada en cinco áreas protegidas na-
El patagio es de color oscuro, casi negro y no cionales: Monumento Natural Laguna de
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 197

Los Pozuelos (16.000 ha), Parque Nacional Del total de especies identificadas en la
Los Cardones (42.336 ha), Parque Nacional Puna, diecinueve especies no se registraron
Campo de Los Alisos (5.764 ha), Parque Na- en las áreas protegidas consideradas. Estas
cional San Guillermo (148.711 ha) y Parque corresponden a los órdenes Chiroptera (Ep-
Nacional El Leoncito (30.649 ha). En con- tesicus furinalis) y Rodentia (Abrocoma fa-
junto estas áreas cubren una superficie de matina, Chinchilla chinchilla, Abrothrix jel-
poco más de 240.000 ha, que representan el skii, Abrothrix longipilis, Abrothrix olivacea,
1% de la ecorregión (SIB-APN, 2017). Akodon caenosus, Akodon fumeus, Calomys
Sólo cinco de las especies presentes en musculinus, Chelemys macronix, Eligmodontia
las áreas de Puna (Lycalopex culpaeus, Ly- hirtipes, Euneomys chinchilloides, Euneomys
calopex gymnocercus, Puma concolor, Galictis mordax, Phyllotis caprinus, Reithrodon auri-
cuja y Lagidium viscacia) fueron registradas tus, Tapecomys primus, Tapecomys wolffsohni,
en todas las áreas protegidas consideradas Ctenomys frater y Ctenomys pontifex).
en este estudio. Aquellas documentadas en
cuatro áreas protegidas incluyeron a Lama Representatividad de las áreas
guanicoe, Leopardus colocolo, Conepatus chin- protegidas nacionales
ga, Abrothrix andinus y Calomys lepidus. En Considerando la totalidad de las espe-
tres aéreas se registraron Chaetophractus cies de mamíferos de la Puna y las 5 áreas
vellerosus, Galea comes, Akodons pegazzini y protegidas consideradas se calculó una re-
Phyllotis xanthopygus. presentatividad general del 65%; es decir,
Las 12 especies registradas en dos áreas 35 de las 54 especies de mamíferos de estas
incluyeron a Vicugna vicugna, Leopardus ja- ecorregiones se encuentran registradas en
cobita, Leopardus geoffroyi, Myotis dinellii, las áreas protegidas nacionales de Argenti-
Thylamys pallidior, Abrocoma cinerea, Micro- na (Tabla 2).
cavia australis, Akodon albiventer, Andinomys A nivel de orden, se observó que las dos
edax, Eligmodontia puerulus, Ctenomys opi- especies de Artiodactyla estuvieron bien re-
mus y Octodontomys gliroides. Finalmente, presentadas en el sistema nacional de áreas
ocho de las 54 especies de esta ecorregión protegidas. Los carnívoros tuvieron todas
solo se registraron en un área protegida: sus especies registradas en más de dos áreas
Phyllotis tucumanus y Tadarida brasiliensis protegidas y Cingulata tuvo una especie re-
(P.N. Campo de Los Alisos); Desmodus rotun- gistrada en dos áreas. La única especie de
dus, Histiotus macrotus, Auliscomys sublimis Didelphimorphia fue registrada solo en dos
y Microcavias hiptoni (P.N. Los Cardones); áreas. Finalmente Chiroptera y Rodentia
Neotomys ebriosus (P.N. San Guillermo); Cte- fueron los órdenes que tuvieron especies
nomys mendocinus y Ctenomys tulduco (P.N. no registradas dentro del sistema nacional
El Leoncito). de áreas protegidas, alcanzando representa-

Tabla 2. Número de especies por orden de mamíferos de la Puna y representatividad en las


áreas protegidas nacionales (APS).

N° de APS con presencia Total especies Representatividad


Orden %
0 1 2 3 4 5 por orden del orden
Artiodactyla 1 1 2 4 100
Carnivora 2 2 4 8 15 100
Chiroptera 1 3 1 5 9 80
Cingulata 1 1 2 100
Didelphimorphia 1 1 2 100
Rodentia 18 6 7 3 2 1 37 69 51
Total especies 19 9 12 3 5 5 54 100 65
% Presencia APS 35 17 22 7 9 9
198 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tividades del 80% (4 sp.) y 51% (19 sp.), arrancar las plantas de raíz; a su vez, estos
respectivamente. animales no poseen patas con almohadillas
El área protegida con mayor cantidad de sino con pezuñas las cuales ocasionan la
especies registradas fue Los Cardones (24), compactación y erosión del suelo. La degra-
seguida por Campo de Los Alisos y El Leon- dación progresiva de la comunidad biológica
cito con 17 especies en cada una. Finalmente y de la cubierta del suelo se intensifica con
se ubicaron Pozuelos y San Guillermo con 16 el incremento de la carga ganadera (Canedi
especies por área protegida (Tabla 1). y Pasini, 1996).
La apertura de huellas y caminos vehi-
INTERACCIONES CON ACTIVIDADES culares también influyen disminuyendo la
HUMANAS cobertura vegetal y erosionando el suelo ya
El desarrollo de actividades socio-pro- que ocasionan cicatrices que en los ambien-
ductivas a diferentes escalas implica inte- tes puneños y altoandinos tienen muy lenta
raccionesde las mismas con los diferentes recuperación (C. Trucco, obs. pers.). De este
componentes de la biodiversidad. En la Puna modo, constituye un factor sinérgico con los
predominan las poblaciones rurales, las cua- citados en procesos erosivos, de pérdida de
les presentan una fuerte dependencia de los hábitat y de sitios de ramoneo o pastoreo
recursos naturales. Esta situación, sumada a (Alianza Gato Andino, 2008).
otras que se detallan a continuación, deter- La vegetación representa un recurso ali-
mina amenazas de diversa índole para las menticio para los mamíferos herbívoros y
poblaciones de mamíferos. provee de sitios de refugio para muchas de
sus especies. Por lo tanto, la pérdida o dismi-
Disminución de la cobertura vegetal nución de cobertura constituye un impacto
y degradación del suelo que en ocasiones puede llevar a retracciones
en los tamaños poblacionales.
La leña es la principal fuente de recur-
so combustible y su extracción contribuye
Contaminación y desecación de las
a disminuir la cobertura vegetal (Reboratti,
fuentes de agua como resultado de la
2006). Las especies de tola (Parastrephia
actividad minera
sp.), la queñoa (Polilepis tomentella) y el
churqui (Prosopys ferox) son las plantas más La minería constituye otra amenaza para
usadas por los pobladores locales, siendo las las poblaciones de mamíferos, principalmen-
tolas las más abundantes y con mayor dis- te en aquellos casos en que se utiliza agua
tribución regional (el churqui y la queñoa en cantidades abundantes (Donadio, 2009;
están restringidos a ciertos hábitats, como Matteucci, 2012). Los efectos nocivos de esta
las quebradas y las partes bajas de las cuen- actividad son potencialmente más severos en
cas fluviales en el norte de la ecorregión) un sistema donde el recurso hídrico es el fac-
(Vorano y Vargas Gil, 2002; Matteucci, 2012; tor limitante más importante (ver Izquierdo
Carilla et al., en este volumen). Sin embargo, et al., en este volumen). En ocasiones, la
los tolares prácticamente no existen fuera generación de residuos contaminantes re-
de la Puna. presenta otro factor de esta actividad con
La introducción de ovejas, cabras y bu- consecuencias negativas (Donadio, 2009).
rros no adaptados a las características del Asimismo, en los grandes emprendimientos,
ambiente puneño, favorecería la disminución la instalación de pequeñas ciudades (campa-
de la cobertura vegetal y los procesos erosi- mentos mineros) trae aparejado un abanico
vos (Vorano y Vargas Gil, 2002). A diferencia de actividades que interactúan con la fauna
de los camélidos nativos de estas regiones, nativa. Entre ellas se encuentran los depó-
la forma de sus mandíbulas y su dentición sitos de residuos sólidos (Reboratti, 2006)
(sobre todo en las ovejas) no les permite cor- donde algunos mamíferos (por ejemplo, zo-
tar pastos y pequeñas ramas, teniendo que rros) son atraídos en búsqueda de restos de
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 199

comida. El desarrollo de la red caminera y caprina (Vorano y Vargas Gil, 2002), junto
del tránsito de vehículos incluyendo camio- con la disminución de la cantidad de presas
nes de gran porte, ocasiona la consolidación silvestres hizo que las especies carnívoras de
del suelo en sitios previamente habitados por mamíferos se inclinen por un consumomás
especies fosoriales (organismos adaptados a frecuente de animales domésticos. Esto en
la excavación y vida subterránea) o semifo- general motiva la persecución y cacería de
soriales (Ctenomys sp.), la pérdida de hábitat la mayoría de los carnívoros presentes en
y el incremento en las tasas de atropella- la regiónpor parte de los pobladores locales
miento (particularmente camélidos y zorros; (Lucherini y Merino, 2008). Si bien actual-
P. Perovic y C. Trucco, obs. pers.). Un tipo de mente la cacería para la extracción de fibra
minería que tal vez escape a la problemáti- de camélidos silvestres está prohibida, en
ca asociada a los grandes emprendimientos, ciertas zonas aún representan una amenaza
es la ligada a la extracción de panes de sal, latente (Vilá et al., en este volumen). Otro
que suele ser manejada por cooperativas o motivo de la declinación de la fauna es la
pequeñas empresas locales (Gómez Espín introducción de especies exóticas en estos
et al., 2010), aunque con bajo rendimiento ecosistemas (Vorano y Vargas Gil, 2002). Ya
económico. Se ha observado que para facili- sean especies invasoras o no, la introduc-
tar la extracción de panes de sal, se utilizan ción de especies ajenas a sistemas naturales
puentes provisorios (tablones de madera) desencadena una serie de interacciones con
que son utilizados por los zorros para cazar la fauna nativa. El ganado doméstico com-
aves acuáticas y/o acceder a nidos, lo que no pite con los mamíferos herbívoros silvestres
sería posible de otro modo. De esta manera, por los recursos alimenticios y el espacio,
esta práctica modifica los patrones de activi- indirectamente modifica la composición del
dad y hábitos de caza de estos mamíferos. hábitat y altera los hábitos alimenticios de la
mayoría de los carnívoros silvestres de la re-
Declinación en la diversidad faunística gión (Borgnia et al., 2008). De esta manera,
ocasionada por la cacería , la ya sea directa o indirectamente, las especies
introducción de especies exóticas y introducidas modifican los componentes y
otros factores las relaciones existentes dentro de un ecosis-
A nivel global, uno de los principales mo- temas altamente sensible a los cambios.
tivos de la declinación de la diversidad de
mamíferos es la cacería (Ripple et al., 2016). Degradación del hábitat y
La Puna no escapa a esta problemática, ha- contaminación causada por el turismo
biéndose identificado cuatro motivos por los y las competencias deportivas
cuales los pobladores locales cazan la fauna El turismo y las prácticas deportivas poco
nativa: 1) para consumo de carne, 2) para controladas contribuyen en gran medida a
disminuir la depredación del ganado, 3) para la degradación y contaminación (particu-
manufacturación de subproductos (pieles, larmente escénica) en las regiones andinas
pelos y plumas) y 4) por motivos ceremo- (Reboratti, 2006). Estas amenazas han sido
niales o de medicina tradicional (Villalba et identificadas recientemente y crecen en for-
al., 2004; Reboratti, 2006). En la actualidad, ma desmedida debido a la falta de políticas
la cacería de subsistencia o para consumo de conservación rigurosas a nivel nacional e
personal es la menos frecuente, debido a que internacional. El turismo es una de las prin-
la principal fuente de alimento para los po- cipales fuentes de ingresos en muchas de
bladores es el ganado doméstico junto a pro- las provincias de Argentina. La Puna posee
ductos envasados adquiridos en almacenes innumerables sitios frecuentemente elegidos
(conservas y otros alimentos no perecede- por los turistas extranjeros y nacionales, y
ros). El aumento de disponibilidad de presas es por ello que se han destinado políticas
proveniente de la ganadería bovina, ovina y y fondos para el desarrollo en este sentido
200 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

(PROFODE, 2009; ver Troncoso, en este el ganado constituyeron detonantes tam-


volumen). Sin embargo, es necesario consi- bién importantes para el progreso del cono-
derar, estudiar y monitorear los potenciales cimiento sobre la biología de estas especies
impactos que estas actividades generan tan- (AGA, 20127; Perovic, 1998).
to en el paisaje como en los componentes Para el resto de los mamíferos el conoci-
biológicos de estos ecosistemas. El turismo miento es muy escaso. Los vacíos de infor-
fuera de ruta, ya sea en motos o vehículos mación incluyen desde aspectos tan básicos
4x4, las travesías trasandinas, el Rally Dakar como taxonomía y distribución hasta la his-
y eventos similares, actualmente represen- toria natural, manejo y conservación. La Ad-
tan una amenaza grave para los ambientes ministración de Parques Nacionales, a través
puneños (Bennett et al., 2009; Izquierdo et del Sistema de Información de la Biodiversi-
al., en este volumen). Causan una intensa dad (SIB) está realizando un gran esfuerzo
degradación del suelo y de la vegetación y en sistematizar los registros de las especies,
aumentan las probabilidades de atropella- permitiendo ampliar el conocimiento sobre
mientos de animales silvestres y ganado. sudistribución, monitorear las diferentes es-
El impacto de estas actividades humanas pecies a partir de la frecuencia de registros,
en combinación con la poca capacidad de así como identificar y ubicar áreas críticas
recuperación de estos ambientes ha resulta- para la conservación y manejo. No obstante
do en un estatus de riesgo paranumerosas ello, son notables los vacíos de información
especies, ecosistemas, paisajes, y procesos existentes sobre muchas de las especies en
biológicos, tanto a nivel local como regio- esta ecorregión.
nal. Esta compleja situación sugiere que sólo Son pocos y muy específicos los esfuerzos
un cambio en la conciencia colectiva podrá científicos y gubernamentales por generar
generar acciones de conservación efectivas. conocimiento sobre los mamíferos puneños,
y en consecuencia es difícil implementar
CONSIDERACIONES FINALES políticas de uso comercial, manejo y/o con-
servación. Se sabe muy poco sobre algunas
La información sobre los mamíferos de la especies particulares y en otros casos sobre
Puna es muy fragmentada, siendo los camé- grupos enteros como los roedores y los qui-
lidos las especies más estudiadas, en alguna rópteros. Este desconocimiento constituye
medida por su importante rol como herbívo- una de las amenazas más críticas en algunas
ros, pero fundamentalmente por tratarse de circunstancias, dado que en este contexto es
especies que representan fuentes de alimento imposible interpretar los impactos que una
(carne), cueros y fibras (Torres, 1992; Quis- actividad determinada puede causar en sus
pe et al., 2009; Quiroga Mendiola y Cladera poblaciones.
y Vilá et al., en este volumen).
Aunque en menor medida, los carnívoros L I T E R AT U R A C I TA D A
también han recibido la atención de natu-
Abba A. M., Cassini M. H. 2008. Ecology and
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H. R. Grau: El burro en la Puna. ¿Invasor o restaurador? 207

Box ä El burro en la Puna. ¿Invasor o restaurador?


Grau, H. Ricardo
Instituto de Ecología Regional, CONICET-UNT. Email: chilograu@gmail.com

Entre los componentes faunísticos que do más capacidad de carga que las llamas.
llaman la atención al viajante de la Puna, se Para los puesteros que aún transportan con
destaca el burro (Equus africanus asinus, Fi- tracción a sangre y biocombustible de celu-
gura 1). Introducido por los españoles hace losa, son parte integral del socioecosistema
siglos, hay poblaciones asilvestradas amplia- puneño. Como fueron introducidos por los
mente distribuidas y algunas veces es más europeos, sin embargo, se lo considera una
abundantes que aquellas de camélidos, vacas especie exótica; una «perturbación» al fun-
u ovejas con las que compiten por forraje. cionamiento natural del ecosistema. Como
Es resabio de una historia ecológica en la tal, es combatida por las iniciativas conser-
que el transporte no se hacía en camiones vacionistas. En parques nacionales perifé-
ni ferrocarriles y los equinos habían proba- ricos a la Puna como Los Cardones (Salta)

Figura 1. Burros en la Puna de Jujuy a 4650 msnm en pastizal de iros. Al fondo el volcán
Salle (5800 msnm).
208 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

y Talampaya (La Rioja), existen políticas la Puna, los registros indican que Hippidion
decididas (aunque no siempre exitosas) de habitó la región hasta hace nada más que
exterminio. El argumento nativista no refleja 12-13000 años (Martínez et al., 2004).Esto
la perspectiva de los pobladores nativos sino implica que por millones de años, la biota
la de conservacionistas de escuela europea nativa coexistió y coevolucionó con animales
o norteamericana: supone que por ser una muy parecidos al burro, la mula y el caballo.
especie recientemente introducida no estaría Desde esa perspectiva la reintroducción del
adaptada al ecosistema local. Los pastos y género por los europeos se asemejaría más al
arbustos puneños, por ejemplo, serían espe- concepto de «restauración ecológica» que al
cialmente vulnerables a sus duras pezuñas o de «perturbación». Otra hipótesis interesante
agresiva dentadura. Se trata de una hipótesis de evaluar.
interesante aunque poco evaluada. Por otro
lado, la paleontología (e.g., Alberdi y Pra- L I T E R AT U R A C I TA D A
do, 2004) nos indica que hasta hace unos Alberdi M. R., Prado J. L. 2004. Caballos
10.000 años, existían en los ambientes del Fósiles. Una historia de tres millones de
noroeste argentino al menos dos géneros de años. INCUAPA, Olavarría, 26 pp.
equinos, Hippidion y Equus que habitaron la Martínez J. G., Aschero C. A., Powell J. E.,
Rodríguez M. F. 2004. First evidence
zona por tres millones de años. Se extinguie- of extinct megafauna in the southern
ron en forma aproximadamente simultánea Argentinian Puna. Current Research in
con la llegada de los primeros humanos. En the Pleistocene, 21: 104-107.
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 209

10 ä Herpetofauna de la Puna argentina:


una síntesis
Barrionuevo, José Sebastián 1; Cristian Simón Abdala 2
1
CONICET – División Herpetología, Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”
(MACN), Ángel Gallardo 470, (C1405DJR) Buenos Aires, Argentina. sbarrionuevo@macn.gov.ar
2
CONICET – Unidad Ejecutora Lillo (UEL) – Facultad de Cs. Naturales e IML. Universidad Nacional de
Tucumán, Miguel Lillo 205, (T4000JFE) S. M. de Tucumán, Argentina. samiryjazmin@gmail.com

ä Resumen — La Puna constituye una región muy particular por sus características geo-
gráficas y climáticas. En este ambiente extremo vive un conjunto sumamente interesante de
anfibios y reptiles. En la actualidad se encuentran nueve especies de anuros, repartidas en
tres géneros (Pleurodema, Rhinella y Telmatobius) que representan a tres familias distintas. A
pesar de estar limitados por la presencia de agua, estos anuros poseen rasgos asociados a
la vida en ambientes áridos y de gran altitud, que incluyen distintos hábitos y modos reproduc-
tivos. Los reptiles de la región presentan una mayor diversidad, compuesta por 25 especies
de saurios repartidas en tres géneros (Liolaemus, Phymaturus y Pristidactylus) y dos especies
de serpientes (Tachymenis peruviana y Bothrops ammodytoides). Este grupo también exhibe
una gran variedad de hábitos ecológicos y modos reproductivos, que incluyen la postura de
huevos o el viviparismo. En cuanto a su estado de conservación, la herpetofauna de la Puna
incluye algunas especies de ranas amenazadas del género Telmatobius.
Palabras clave: Anfibios, reptiles, diversidad, alta monaña.

ä Abstract — “Herpetofauna of the Puna of Argentina: a synthesis”. Due to its geographical


and climatic characteristics, the Puna is a very particular region. In this extreme environment
lives an interesting fauna of amphibians and reptiles. Currently, there are nine species of
frogs in the region, within three genera (Pleurodema, Rhinella and Telmatobius) representing
three different families. Despite being limited by the presence of water, these frogs have traits
associated with arid and high altitude environments, including different ecological habits and
reproductive modes. The reptiles in the region are more diverse, consisting of 25 species of
lizards spread over three genera (Liolaemus, Phymaturus and Pristidactylus) and two species
of snakes (Tachymenis peruviana and Bothrops ammodytoides). This group also exhibits a va-
riety of ecological habits and reproductive modes, including egg laying or viviparity. In relation
to the conservation status, the Punean herpetofauna includes some notorious cases, such as
some species of endangered frogs of the genus Telmatobius.
Keywords: Amphibians, reptiles, diversity, highlands.

INTRODUCCIÓN mismo, a partir del sur de la cordillera de


San Buenaventura (límite meridional de la
Debido a las características de la herpe-
provincia geológica de la Puna), incluimos
tofauna de la región, el criterio para definir
la región al oeste de las sierra de Las Plan-
nuestra área de estudio se nutre de concep-
chadas y sierra de Narváez (Sistema de Fa-
tos geológicos y biológicos. La Puna a la que
matina), de la sierra del Peñón (Cordillera
haremos referencia a lo largo de este capítu- Frontal) y de la sierra de Punilla (Precor-
lo incluye a la provincia geológica de la Puna dillera). El límite sur, lo hemos establecido
(Ramos, 1999) y a las laderas occidentales en la confluencia del río Blanco con el río
de la sierra de Santa Victoria, sierra Alta, La Palca, que coincide con el límite sur del
sierra de Chañi, sierra de Pastos Grandes y Parque Nacional San Guillermo. Si bien esta
sierra de Cachi (Cordillera Oriental), sierra área coincide en parte con la delimitación de
del Hombre Muerto y sierra de Chango Real las ecorregiones de Puna y Altos Andes de
(Sierras Pampeanas Noroccidentales). Asi- Burkart et al. (1999), se excluyen aquí los
210 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

islotes o cuñas orientales de la ecorregion de 1980). A pesar de ser un género compuesto


la Puna en la Cordillera Oriental al este de por pocas especies, existe una gran diversi-
la Quebrada de Humahuaca (e.g., sierras de dad de modos de oviposición, que incluye
Zenta, Horconal, Tilcara), en las cumbres de tanto cordones como masas gelatinosas así
Zamaca, sierras del Cajón, cumbres Calcha- como también nidos de espuma (Faivovich
quíes y los nevados del Aconquija, así como et al., 2012). A partir de un análisis filoge-
también las porciones más meridionales de nético de secuencias de ADN, se reconocen
ambas ecorregiones. cuatro grupos dentro del género (Faivovich
Nuestro objetivo es brindar una revisión et al., 2012). Las dos especies de Pleurodema
breve y actualizada de la herpetofauna de la presentes en la Puna (P. cinereum y P. marmo-
Puna y destacar algunos aspectos de su bio- ratum) pertenecen a grupos distintos, lo que
logía y conservación. Para esto nos basamos sugiere que la colonización de los ambien-
principalmente en la información disponible tes de altura en los Andes habría ocurrido
tanto en la literatura existente como en da- en dos instancias independientes durante la
tos de colecciones herpetológicas, particu- historia evolutiva del género (Faivovich et
larmente de la Fundación Miguel Lillo y del al., 2012).
Museo Argentino de Ciencias Naturales Ber- El grupo de Pleurodema brachyops está
nardino Rivadavia. Incorporamos, además, conformado por seis especies (P. alium, P.
datos obtenidos durante numerosas campa- borellii, P. brachyops, P. cinereum, P. diplolis-
ñas de exploración y colecta en esta región ter y P. tucumanum; Faivovich et al., 2012).
de Argentina. Pleurodema cinereum, el único representante
del grupo en la Puna, es especie hermana de
ANUROS P. borellii, distribuida a menor altura, por de-
bajo de los 3.000 msnm (Duellman y Veloso,
En la Puna se encuentran tres géneros 1977; Ferraro y Casagranda, 2009). No hay
de anuros. El género Pleurodema está repre- caracteres claros que permitan diferenciar
sentado por dos especies; el género Rhinella a estas dos especies por lo que su estatus
por una especie ampliamente distribuida, taxonómico es controversial (Ferraro y Ca-
mientras que el género Telmatobius es el sagranda, 2009; Faivovich et al., 2012).
más diverso, con seis especies. Estas espe-
cies presentan algunas características mor- Pleurodema cinereum Cope, 1878
fológicas, fisiológicas y/o comportamentales
particulares, relacionadas con la ocupación Distribución.— Desde la región del lago
de ambientes extremos (e.g., hábitos cava- Titicaca hasta el noroeste argentino. En Ar-
dores, reproducción explosiva, tolerancia a gentina está restringida a la provincia de
la aridez, hábitos acuáticos). Jujuy y a una pequeña región de Salta entre
2.200 y 4.200 msnm (Ferraro y Casagranda,
Familia Leptodactylidae 2009) (Figura 1A).
Género Pleurodema Tschudi, 1838 Características.— De tamaño pequeño a
Este género está constituido por 15 espe- mediano (35-45 mm). Macroglándula lum-
cies (Frost, 2017) distribuidas desde Panamá bar presente (Figura 1B). Piel dorsal con
hasta la Patagonia (Ferraro y Casagranda, glándulas pequeñas irregularmente dispues-
2009). Algunas de ellas son conocidas po- tas en el dorso y flancos; piel ventral lisa.
pularmente como ranas “de cuatro ojos” por Diseño dorsal manchado. Membrana timpá-
la presencia de un par de macroglándulas nica presente (Cei, 1980). Machos con saco
lumbares muy conspicuas. Las especies que vocal pigmentado y callosidades nupciales
viven en ambientes áridos son de hábitos compuestas por proyecciones epidérmicas
cavadores y se reproducen explosivamente diminutas. Membrana interdigital reducida
en charcos temporales (Fernández y Fernán- a un reborde cutáneo. Esta especie puede
dez, 1921; Barrio, 1964; Hulse, 1979; Cei, ocupar ambientes más secos que P. marmora-
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 211

tum y en ocasiones se la encuentra en sitios temporarias o semipermanentes (Duellman


alejados de cuerpos de agua permanentes y Veloso, 1977).
(Fernández y Fernández, 1921). Durante el Estado de conservación.— No amenazada
invierno se entierra (Fernández y Fernández, (Ferraro, 2012)
1921). Los machos vocalizan, flotando o en Familia Bufonidae
la orilla de los charcos temporarios que se Género Rhinella Fitzinger, 1826
forman en la Puna, desde fines de noviembre Este género está conformado por 93 es-
(Figura 1D; Fernández y Fernández, 1921). pecies de sapos distribuidas desde el sur de
Los huevos son puestos en un nido de espu- Estados Unidos hasta la Patagonia (Frost,
ma (Figura 1E) que construye el macho con 2017). Se trata de especies generalmente
sus miembros posteriores a partir del batido terrestres y caminadoras, de piel seca y ve-
de las secreciones del oviducto de la hembra, rrugosa. Poseen caracteres externos notables,
como ha sido descrito en otras especies del
como las crestas cefálicas y las glándulas pa-
género (Hödl, 1992). Existen registros de
rotoides. El modo de oviposición generaliza-
puestas comunales (Agostini et al., 2007).
do consiste en cordones gelatinosos (Figura
Estado de conservación.— No amenazada
1J; Pereyra et al., 2015).
(Vaira et al., 2012).
Rhinella spinulosa
El grupo de Pleurodema thaul incluye a
(Wiegmann, 1834)
cuatro especies (P. bufoninum, P. marmora-
tum, P. somuncurensis y P. thaul). Pleurodema
Distribución.— Desde el centro de Perú,
marmoratum ocupa una posición basal den-
hasta la provincia de Chubut en la Patagonia
tro de este grupo y es el único miembro pre-
argentina (Figura 1F), ocupando diversos
sente en la Puna (Faivovich et al., 2012).
ambientes con un amplio rango altitudinal,
Pleurodema marmoratum aproximadamente hasta 5000 msnm (Duell-
(Duméril y Bibron, 1840) man, 1979; Cei, 1980; Correa et al., 2010).
Características.— De tamaño mediano a
Distribución.— Desde el centro de Perú grande (70-90 mm). Piel dorsal con abundan-
hasta el noreste de Jujuy (Figura 1A; Ferraro tes verrugas y espinas queratinizadas, espe-
y Casagranda, 2009). cialmente en los machos (Figura 1G, H). No
Características.— De tamaño pequeño poseen crestas cefálicas y las glándulas paro-
(21-36 mm). Macroglándula lumbar ausen- toides son redondeadas. Membrana timpánica
te (Figura 1C). Piel dorsal con glándulas presente. Saco vocal ausente. Los miembros
pequeñas e irregularmente dispuestas en anteriores son más robustos en los machos y
el dorso y flancos; piel ventral lisa. Dor- presentan callosidades nupciales dispuestas
salmente el patrón de manchas es variable en un parche en el pulgar (correspondiente al
pero son más conspicuas que en P. cinereum. dedo 2) y en un parche menor en el dedo 3. La
Membrana timpánica ausente (Cei, 1962). membrana interdigital del miembro posterior
Machos con saco vocal pigmentado (Sinsch, es escotada. Tolera la sequedad, dado que se
1986) y callosidades nupciales. Membrana lo suele encontrar lejos de los cuerpos a los
interdigital reducida a un reborde cutáneo. que acude para reproducirse (Figura 1I; Cei,
Habita zonas húmedas o semihúmedas cerca 1980). Se alimentan de insectos y sus larvas
de cuerpos de agua como arroyos o bofeda- (coleópteros, lepidópteros), de arácnidos y de
les (Vellard, 1960; Cei, 1962). Durante la lombrices (Capurro, 1950; Blancas Sánchez,
temporada seca se entierran (Cei, 1962). 1959). Los machos no emiten cantos nupcia-
Se alimentan de pequeños artrópodos como les aunque se ha registrado vibración pre-
ácaros, coleópteros y hormigas (Blancas Sán- ventiva (Penna y Veloso, 1981). Los reportes
chez, 1959). Los huevos se depositan en una sobre la época de reproducción son variables
masa gelatinosa en lagunas poco profundas, y posiblemente se deba a la gran heteroge-
212 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 1. Distribución de las especies de Pleurodema en el área de estudio (A); Pleurodema


cinereum (B) y P. marmoratum (C); charcas temporales en la Puna (D) donde acuden parejas
de P. cinereum a reproducirse (E); distribución de Rhinella spinulosa (F); macho de Rhinella
spinulosa (G); pareja en amplexo (H); charca lateral de un arroyo donde se reproduce esta
especie (I); cordones gelatinosos de Rhinella spinulosa bajo el hielo (J). Fotos B y C tomadas
por Diego Baldo.
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 213

neidad climática a lo largo de su gran área de escotadura medial. Las proyecciones epi-
distribución (e.g., Fernández, 1927; Blancas dérmicas de las callosidades nupciales son
Sánchez, 1959). Las larvas son pequeñas y de pequeñas pero distinguibles individualmen-
color negro intenso. te. La densidad de estas proyecciones (en
Estado de conservación.— No amenazada adelante DePEN) es de 23 hasta 40/mm2.
(Vaira et al., 2012). Se alimentan de insectos acuáticos como co-
leópteros y se ha registrado canibalismo (Ba-
Familia Telmatobiidae rrionuevo, en prensa). No se registró en la
Género Telmatobius Wiegmann, 1834 naturaleza el canto nupcial, aunque emiten
Este género, eminentemente andino, está vocalizaciones cuando son manipulados.
constituido por 63 especies (Frost, 2017) Estado de conservación.— Amenazada
distribuidas desde Ecuador hasta San Juan, (Barrionuevo, 2012).
en Argentina (Lavilla y De la Riva, 2005),
Telmatobius hypselocephalus
desde 1000 hasta 5200 msnm (De la Riva y
y T. platycephalus
Harvey, 2003; Seimon et al., 2007). Se trata
Lavilla y Laurent, 1988
de ranas de hábitos acuáticos y semiacuáti-
cos. Se ha registrado la ocurrencia de voca-
Estas especies se tratan en conjunto por-
lizaciones nupciales subacuáticas en algunas
que constituyen el único caso de simpatría
especies (Brunetti et al., 2017). El modo de
para el género en Argentina y son morfológi-
oviposición consiste en una masa gelatinosa
camente muy similares entre sí. Sus diferen-
que se adhiriere a las rocas o a la vegetación
cias consisten principalmente en caracteres
sumergida. En el marco de un análisis filoge-
osteológicos y en el aspecto general de la
nético reciente, se reconocen cuatro grupos
cabeza (Lavilla y Laurent, 1988).
de especies (Barrionuevo, 2017), dos de los Distribución.— Circunscriptas a las locali-
cuales están representados en la región. dades de El Moreno y El Angosto, en el bor-
El grupo de Telmatobius marmoratus in- de sudeste de las Salinas Grandes (departa-
cluye a las especies distribuidas en el Altipla- mento Tumbaya) y a Casabindo, al noroeste
no y Puna, de las cuales cinco se encuentran de la laguna de Guayatayoc (departamento
en el área de estudio (Barrionuevo, 2017). Cochinoca), Jujuy (Figura 2A).
Estas especies, similares entre sí morfológi- Características.— Externamente similares
camente, son de hábitos estrictamente acuá- a T. atacamensis, aunque presentan la piel
ticos. Las larvas alcanzan gran tamaño, ya ventral de los miembros en tonos anaran-
que pueden superar los 90 mm de longitud jados. La DePEN de ambas especies oscila
total (e.g. Barrionuevo y Baldo, 2009), lo entre 24 y 38/mm2.
que sugiere un desarrollo larval lento. Estado de conservación.— Vulnerables
(Barrionuevo, 2012).
Telmatobius atacamensis
Gallardo, 1962 Telmatobius marmoratus
(Duméril y Bibron, 1841)
Distribución.— Alrededores de San Anto-
nio de Los Cobres, Salta (Figura 2A). Distribución.— Desde la cuenca del lago
Características.— Tamaño mediano (48- Titicaca, incluyendo el norte de Chile hasta
63 mm de longitud total). Piel dorsal lisa o el noreste de la Puna argentina, en los de-
con algunas verrugas notables (Figura 2B). partamentos Yavi, en Jujuy, y Santa Victoria,
Algunos ejemplares poseen espinas córneas. en Salta (Figura 2A)
Diseño dorsal liso o con manchas de un tono Características.— Similar externamente a
más oscuro. Membrana timpánica ausente. T. atacamensis aunque el diseño dorsal pue-
El labio superior cubre el labio inferior, a de incluir manchas grandes más oscuras. La
excepción de la parte frontal que posee una DePEN tiene una media de 27/mm2, aunque
214 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 2. Distribución de las especies de Telmatobius en el área de estudio (A); ejemplar


hembra de Telmatobius atacamensis (B); arroyo Los Patos, Salta, hábitat de Telmatobius
atacamensis (C); ejemplares de la especie con malformaciones en los dedos (D); secuencia
de T. rubigo capturando una presa por succión (E); ejemplar macho de T. hauthali (F); arroyo
Aguas Calientes, Catamarca, hábitat de T. hauthali (G); salto de agua que posiblemente pro-
tege a la especie de las truchas que viven río abajo (H).
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 215

el rango es amplio (16-62 espinas/mm2). En nen una escotadura frontal. Las proyeccio-
el contenido estomacal se registraron presas nes epidérmicas de las callosidades nupciales
completamente acuáticas que incluye insec- (notables en el pulgar en la figura 2F) son
tos, crustáceos, ácaros y moluscos (Formas mayores y dispuestas a una menor densi-
et al., 2005). dad (19-31/mm2) que en T. atacamensis, T.
Estado de conservación.— Vulnerable (Ba- hypselocephalus, T. platycephalus y T. rubigo,
rrionuevo, 2012). aunque se superpone con los rangos infe-
riores de T. marmoratus. Se alimenta prin-
Telmatobius rubigo cipalmente de larvas y adultos de insectos
Barrionuevo y Baldo, 2009 (e.g., Scatella, Rhopalosiphun). Asimismo se
registró en el contenido estomacal gran can-
Distribución.— Cuenca de la laguna de tidad de materia vegetal del género Lemna
Pozuelos y región occidental de Jujuy, en los (Lavilla, 1984).
departamentos Santa Catalina, Rinconada y Estado de conservación.— Amenazada
Susques (Figura 2A). (Barrionuevo, 2012).
Características.— Se diferencia de las
otras especies del grupo por la presencia de Caza subacuática : una novedad
manchas dorsales de color óxido a amarillen- evolutiva en la Puna
to. La DePEN se ubica entre 30 y 40/mm2.
El surgimiento de los tetrápodos y su
Se alimentan principalmente de larvas acuá-
diversificación en los ambientes terrestres
ticas de dípteros (Ephydridae) y en menor
están asociados a la evolución de la lengua
medida de crustáceos del género Hyallela
como herramienta para la captura de pre-
(Barrionuevo, 2016). La captura subacuáti-
ca de la presa es realizada mediante succión, sas en tierra. Tal es el caso de los anuros,
un mecanismo casi único entre los anuros en donde la mayoría de las especies atra-
(Barrionuevo, 2016; ver abajo). pan presas terrestres con la lengua, que es
Estado de conservación.— Amenazada protrusible y pegajosa. Por el contrario, los
(Barrionuevo y Baldo, 2012). vertebrados que se alimentan bajo el agua
enfrentan restricciones mecánicas distintas.
Las especies del grupo de Telmatobius bo- Una lengua protrusible resulta menos efec-
livianus están distribuidas en los valles de la tiva en el medio acuático, debido a la mayor
vertiente oriental del Altiplano-Puna y sólo resistencia del agua en relación al aire. Por
una de ellas se encuentra en la zona de estu- otro lado, durante la embestida hacia la pre-
dio. Estas especies son de hábitos acuáticos sa se ejerce una fuerza de empuje que la ale-
o semiacuáticos. Si bien las larvas en este ja del predador. En este contexto la succión
grupo son de gran tamaño en comparación resulta más conveniente. Ésta consiste en la
a las de otros anuros, son de menor tamaño generación de vacío mediante la depresión
que las larvas del grupo de T. marmoratus brusca del piso de la boca, lo que produce
(e.g., Barrionuevo y Baldo, 2009). la entrada del agua junto con la presa. Este
mecanismo, común entre los peces, es el
Telmatobius hauthali más frecuente en tetrápodos acuáticos como
Kowslosky, 1895 salamandras y tortugas. Sin embargo está
ausente en la mayoría de los anuros que se
Distribución.— Valle de Chaschuil, pun- alimentan bajo el agua, los cuales utilizan
tualmente en el arroyo Aguas Calientes (Fi- las manos para acercar o retener la presa
gura 2G) y los ríos Tamberías y Chaschuil y poder capturarla con las mandíbulas. La
(Tinogasta), Catamarca (Figura 2A). captura por succión en anuros sólo ha sido
Características.— Se diferencia de las es- documentada en dos especies africanas de
pecies del grupo anterior porque los labios la familia Pipidae (Carreño y Nishikawa,
superiores no cubren los inferiores y no tie- 2010) y en Telmatobius rubigo (Figura 2E;
216 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Barrionuevo, 2016). El caso de Telmatobius hacia el arroyo Concordia que durante el


resulta único entre el grupo de los anuros verano puede alcanzar al río San Antonio
neobatracios, que con más de 6000 especies (Kirschbaum et al., 2012). Si bien no hay
reúne al 96% de todas las especies de sapos evidencia directa de los efectos del drenaje
y ranas vivientes. Un conjunto de caracte- ácido de mina en relación a las malforma-
res morfológicos han sido asociados a este ciones y declinación de las poblaciones de
comportamiento (Barrionuevo, 2016), por T. atacamensis en la localidad tipo, este caso
lo tanto la variación morfológica dentro de merece más estudios. Afortunadamente, se
Telmatobius sugiere que no todas las especies descubrió otra población de la especie en
son capaces de cazar por succión. Esto se ha el río de los Patos (Figura 2C). Aunque allí
comprobado en T. oxycephalus, perteneciente se registró la presencia de quitridiomicosis
al grupo de T. bolivianus. Esta especie care- (Barrionuevo y Mangione, 2006), no estuvo
ce de los rasgos morfológicos asociados a la asociada a eventos de mortalidad masiva.
succión y se ha observado que captura con Una de las nuevas amenazas que se ciernen
las manos las presas sumergidas, como otros sobre esta población es la reciente puesta
anuros (Barrionuevo, 2016). Por lo tanto, la en marcha del acueducto del Acay (diario
presencia o ausencia de ciertos caracteres El Tribuno, Salta, 16 de febrero de 2016,
pueden indicar la ocurrencia de succión, lo pág. 17). Esta obra implica la instalación de
que permite explorar, en un marco filoge- un drenaje artificial como toma principal y
nético adecuado, la evolución de este me- una parrilla como captación secundaria en el
canismo. De este modo se puede inferir que arroyo Cóndor Huasi, en las nacientes del río
las especies que conforman el grupo de T. de los Patos. Las consecuencias de esta obra
marmoratus se alimentan subacuáticamente son preocupantes ya que este acueducto, al
por succión. pie del nevado de Acay, implicaría una dis-
minución sustancial del caudal del río de los
Conservación de anuros
Patos, donde aún persiste la única población
conocida de la especie.
de la puna
Otro caso para destacar es el de T. hau-
Si bien el estado de conservación de los thali cuya localidad tipo es el arroyo Aguas
géneros Pleurodema y Rhinella en la región Calientes a 4050 msnm, próximo al volcán
no es preocupante, no ocurre lo mismo para Ojos del Salado (Figura 2G). Esta especie se
Telmatobius, el cual es considerado uno de distribuye además aguas abajo, en los ríos
los géneros de anfibios neotropicales más Chaschuil y Cazadero Grande, a 3500 msnm,
amenazados (De la Riva, 2005; Merino-Vi- aunque ya en la década de 1980 estas po-
teri et al., 2005; Barrionuevo y Ponssa, 2008; blaciones se encontraban diezmadas (Lavilla,
Vaira, 2012). 1984) y en campañas más recientes (años
El caso de Telmatobius atacamensis es 2005 y 2009) no ser registraron ejemplares.
emblemático en Argentina. Esta especie El río Chaschuil en la actualidad es conocido
fue descrita en 1948 para la localidad de por la abundancia de truchas. Estas se han
San Antonio de Los Cobres, Salta (Gallar- introducido con mucho éxito y resultan una
do, 1962). Los últimos ejemplares de esa amenaza para la fauna local, ya que se ha
localidad se hallaron en 1989 (Lavilla y Cei, demostrado que estos peces exóticos pueden
2001) y presentaban malformaciones severas depredar adultos de Telmatobius (Brunetti,
en los dedos (Figura 2D). Entre las amena- 2008). Afortunadamente, aguas arriba del
zas potenciales en la zona se encuentra la río Cazadero Grande, un accidente geográ-
mina La Concordia, que dejó de explotarse fico genera un salto de agua aparentemente
en 1986. El pasivo minero de La Concordia infranqueable para las truchas, por encima
no recibió ningún tratamiento de mitigación. del cual aún se registran poblaciones de T.
Se ha registrado drenaje ácido (pH 3-4) y hauthali. Por lo tanto, evitar la extensión de
una mayor cantidad de metales disueltos la siembra de salmónidos exóticos en esta
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 217

cuenca es fundamental para asegurar el fu- didos en varios subgrupos y clados (Abdala
turo de esta especie. y Quinteros, 2014).
REPTILES El grupo de Liolaemus boulengeri (Abda-
la, 2007) está representado en la Puna de
En la Puna se encuentran 25 especies de
Argentina por cuatro especies vivíparas, con
lagartijas y sólo dos especies de serpientes
tendencia a la herbivoría.
(Tachymenis peruviana y Bothrops ammo-
dytoides). Las lagartijas se incluyen en los gé-
Liolaemus albiceps
neros Pristidactylus (Leiosauriade), Liolaemus
Lobo y Laurent, 1995
y Phymaturus (Liolaemidae). El género Lio-
laemus es el que presenta mayor diversidad
Distribución.— Desde la cuesta de Lipán
en la zona con 20 especies, seguido por Phy-
a 3900 msnm en Jujuy recorriendo el mar-
maturus con cuatro especies y Pristidactylus
gen sureste de las Salinas Grandes, hasta los
con un taxón. Si bien la mayor diversidad
3100 msnm en Santa Rosa de Tastil en Salta,
de lagartijas se encuentra entre los 2000 y
siendo muy frecuente en localidades como
3500 msnm, en el rango comprendido entre
Estación Muñano, y entre Estación Cachiñal
los 3500 y 5000 msnm la riqueza de especies
y Las Cuevas, Salta (Figura 3A).
es significativa. A continuación se brinda la
Características.— El rasgo morfológico
distribución y características de cada género
que lo identifica es el color blanco en el
y especie que habita en la Puna de Argentina
dorso de la cabeza y los matices amarillos y
sobre los 3500 msnm, así como el estado
rojizos del cuerpo (Figura 3B). Es frecuente
de conservación según la categorización de
de observar debido a su gran tamaño y la
Abdala et al. (2012) para los lagartos y de
escasa cobertura vegetal del ambiente; gene-
Giraudo et al. (2012) para las víboras.
ralmente ocupa cuevas asociadas a pequeños
arbustos.
Familia Liolaemidae
Estado de conservación.— No amenazada.
Género Liolaemus Wiegmann, 1834
Es uno de los grupos naturales más di- Liolaemus crepuscularis
versos en toda Tetrapoda; con 266 especies Abdala y Díaz Gomez, 2006
válidas, es el segundo género de lagartijas
más diverso del planeta. Se distribuye en los Distribución.— Catamarca, desde Mina
Andes, desde Perú hasta la Patagonia austral Capillitas a 3000 msnm hasta los alrededo-
(Abdala y Quinteros, 2014). La mayor diver- res de Laguna Blanca a 3850 msnm (Figura
sidad se halla en ambientes áridos y fríos, 3A).
especialmente en el sector cordillerano, (Ab- Características.— De tamaño medio, con
dala y Quinteros, 2014). un evidente dicromatismo sexual, siendo
El género está integrado por dos subgé- los machos más coloridos que las hembras,
neros, Eulaemus, y Liolaemus sensu stricto. exhibiendo colores rojizos, azules y ama-
En la Puna argentina podemos encontrar re- rillos en el dorso del cuerpo (Figura 3C).
presentantes de cuatro grupos, dos pertene- Ocupa lugares rocosos con suelos arenosos
cientes a Eulaemus (clado de Liolaemus mon- y vegetación de más de 40 cm de alto. Si
tanus y de L. boulengeri) y dos a Liolaemus bien es una especie omnívora, los vegetales
sensu stricto (clado de L. alticolor-bibronii y son fundamentales en la dieta la cual varía
de L. capillitas). entre sexos y a lo largo del año en base al
El subgénero Eulaemus Girard, 1858, ciclo reproductivo (Semhan et al., 2013). Las
también denominado grupo argentino, tiene hembras están grávidas durante el invierno
una distribución similar a la del género. Está y paren hacia principios del verano.
representado por más de 130 especies que Estado de conservación.— No amenazada.
integran dos grandes grupos (de L. boulenge-
ri y de L. montanus) que a su vez están divi-
218 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 3. Distribución de las especies del subgénero Eulaemus presentes en el área de estudio
(A); ejemplares machos de L. albiceps de Lipán, Jujuy (B); L. crepuscularis de Mina Capillitas,
Catamarca (C); L. irregularis de San Antonio de los Cobres, Salta (D); L. ornatus de Abra
Pampa, Jujuy (E); L. chlorostictus de Mina Pirquitas, Jujuy (F); L. gracielae de Laguna Brava,
La Rioja (G); L. multicolor de Ichilo, Jujuy (H); L. porosus de Socompa, Salta (I); L. puritamen-
sis de Puritama, Chile, (J); y L. vulcanus de Antofagasta de la Sierra, Catamarca (K).
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 219

Liolaemus irregularis Características.— Es muy vistosa y poli-


Laurent, 1986 mórfica, los machos tienen grandes manchas
rojas en el dorso del cuerpo, ausentes en las
Distribución.— Desde el margen este de hembras donde predomina el color castaño.
las Salinas Grandes, Jujuy, hasta San Anto- Es fácil de observar; habita en lugares roco-
nio de los Cobres, Salta, siendo frecuente en sos asociados a vegetación arbustiva.
las localidades de Cobres, Sey, Abra de Pives Estado de conservación.— Vulnerable.
y Pastos Chicos (Figura 3A).
Características.— La cabeza y el cuerpo Liolaemus chlorostictus
son de color gris azulado y están cubiertos Laurent, 1993
por manchas de diseño irregular de color
oscuro, cada ejemplar tiene un diseño muy Distribución.— Noroeste de Jujuy y sur
particular e irregular (Figura 3D). Tiene ca- de Bolivia (Figura 3A).
racterísticas ecológicas y morfológicas simi- Características.— Los machos son amari-
lares a L. albiceps. llos con escamas negras (Figura 3F) y las hem-
Estado de conservación.— No amenazada. bras castaño claro con manchas naranjas.
Estado de conservación.— Vulnerable.
Liolaemus ornatus
Koslowky, 1898 Liolaemus eleodori
Cei, Etheridge y Videla, 1985
Distribución. — Desde Perú hasta el nor-
te de las Salinas Grandes, Jujuy, con varias Distribución.— San Guillermo, San Juan,
poblaciones disjuntas en el noroeste de Chile sobre los 3500 msnm (Figura 3A).
y provincia de Salta (Figura 3A). Características.— Presenta polimorfismo
Características.— Es de tamaño mediano cromático en machos y hembras. Los ma-
con fuerte dicromatismo sexual; los machos se chos exhiben tonalidades naranja, amarillo
destacan por su color amarillo, castaño rojizo, o rojo en el dorso del cuerpo; las hembras
y negro en el dorso (Figura 3E); las hembras castaño o gris. Es abundante y está asocia-
son grises o castañas. Ocupa cuevas de suelos da a cuevas de Ctenomys, en lugares llanos
arenosos y escasa vegetación (Figura 3E). Los y descubiertos de vegetación. Su patrón de
machos son muy territoriales y en el verano el actividad diaria es unimodal y su pico de
ciclo de actividad diaria es bimodal. actividad se da entre las 14 y 16 hs (Acosta
Estado de conservación.— No amenazada. et al., 2007).
Estado de conservación.— No amenazada.
El grupo de Liolaemus montanus (Etherid-
ge, 1995) incluye más de 60 especies (26 en Liolaemus gracielae
Argentina, 13 endémicas de la Puna), distri- Abdala, Acosta, Cabrera, Villavicencio
buidas sobre los 2800 msnm de Argentina, y Marinero, 2009
Bolivia, Chile y Perú. Son lagartijas vivíparas,
cavícolas, saxícolas o terrestes y con una die- Distribución.— Entre el suroeste de La
ta con tendencia a la herbivoría. En algunas Rioja y noroeste de San Juan, particularmen-
especies se ha observado cuidado parental. te abundante en cercanías de Laguna Brava,
La Rioja (Figura 3A).
Liolaemus cazianiae Características.— Los machos tienen ca-
Lobo, Slodky y Valdecantos, 2010 beza oscura, cuerpo de color negro con man-
chas amarillas (Figura 3G). Las hembras son
Distribución.— Cercanías de Tolar Gran- de color castaño con manchas oscuras. Ha-
de, salar de Arizaro, Cauchari y sobre la bita en lugares hostiles donde predominan
cuesta de Caipe, Salta, sobre los 3.700 msnm los vientos fríos y secos; el suelo de estos
(Figura 3A). sectores es uniforme, cubierto de lajas y pe-
220 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

queñas rocas y desprovisto de vegetación. Liolaemus orientalis


Alcanza una temperatura corporal de 32 °C Müller, 1924
y son omnívoros (Cruz et al., 2012).
Estado de conservación.— No amenazada. Distribución.— En el sector oriental de la
Puna de Jujuy y sur de Bolivia (Figura 3A).
Liolaemus halonastes Características.— De gran tamaño. El co-
Lobo, Slodky y Valdecantos, 2010 lor dorsal del cuerpo es gris con pequeñas
manchas oscuras. Se desconocen la mayoría
Distribución.— Representa un microende- de los aspectos biológicos.
mismo dado que habita en los márgenes hi- Estado de conservación.— Vulnerable.
persalinos del salar de Arizaro, Salta, donde
la cobertura vegetal es muy escasa (Figura Liolaemus poecilochromus
3A). Laurent, 1986
Características.— Dicromatismo sexual no
tan evidente, predominando el color amari- Distribución.— Ampliamente distribuida en
llo sobre el dorso del cuerpo. Es una especie el norte y centro de Catamarca (Figura 3A).
muy poco conocida y de poca abundancia. Características.— Los machos tienen co-
De comportamiento calmo, a diferencia de lores amarillos, naranjas y azules, mientras
los demás Liolaemus. que en las hembras se destaca el castaño.
Estado de conservación.— Vulnerable. Habita en áreas abiertas, con suelo pedre-
goso donde ocupa grandes cuevas.
Liolaemus multicolor Estado de conservación.— No amenazada.
Koslowsky, 1898
Liolaemus porosus
Distribución.— Ampliamente distribui- Abdala, Paz y Semhan, 2013
da en Jujuy, Salta y sur de Bolivia (Figura
3A). Distribución.— Endémica de los alrede-
Características.— Vistosa, con polimor- dores del volcán Socompa, en el límite entre
fismo cromático en machos y hembras. En Argentina (Salta) y Chile (Figura 3A).
los machos predominan los colores naranja, Características.— Tiene características
azul, verde, amarillo o rojo (Figura 3H) y en morfológicas únicas como la presencia de
las hembras castaño y gris. Ocupa pequeñas poros postcloacales, inguinales, abdomina-
cuevas asociadas a las raíces de los arbustos les y gulares, caracteres exclusivos dentro de
y presenta cuidado parental. todo Reptilia. En los machos predominan el
Estado de conservación.— No amenazada. color negro y amarillo (Figura 3I) y en las
hembras el castaño y gris. Prefiere lugares
Liolaemus nigriceps llanos, con suelos rocosos y con poca cober-
(Philippi, 1860) tura vegetal.
Estado de conservación.— No ha sido ca-
Distribución.— Endémica de las laderas tegorizada.
del volcán Socompa, en el límite entre Ar-
gentina (Salta) y Chile (Figura 3A). Liolaemus puritamensis
Características.— Es un vistoso lagarto de Nuñez y Fox, 1989
gran tamaño, con cabeza de color negro y
cuerpo con manchas amarillas o rojas. Los Distribución.— En Vilama, Jujuy, noreste
adultos están asociados a las grandes rocas de Chile y suroeste de Bolivia siempre sobre
del lugar, mientras que los juveniles ocupan los 4500 msnm (Aguilar Kiriguin y Abdala,
cuevas en la base de los arbustos. 2016) (Figura 3A).
Estado de conservación.— Insuficiente- Características.— De gran tamaño. El co-
mente conocida. lor dorsal de cuerpo es castaño verdoso con
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 221

algunos matices azules en la cabeza (Figura do, miembros pequeños y cola mucho más
3J). Habita lugares donde el clima es muy larga que el cuerpo. Siempre están asociadas
hostil, siempre asociado a grandes rocas, a ambientes de pastizales de altura, toleran-
tanto en lugares vegetados (Chile) como do ambientes más húmedos que el resto de
abiertos sin cobertura vegetal (Argentina). los Liolaemus de la Puna.
Se conoce muy poco sobre su biología.
Estado de conservación.— No amenazada. Liolaemus chaltin
Lobo y Espinoza, 2004
Liolaemus scrocchii
Quinteros, Abdala y Lobo, 2008 Distribución.— En sector noreste de la Puna
de Jujuy y en el sur de Bolivia (Figura 4A).
Distribución.— En el oeste de Jujuy y no- Características.— El color del cuerpo
roeste de Salta (Figura 3A). es castaño, con línea vertebral y bandas
Características.— Es un lagarto grande, dorsolaterales blancas o amarillas anchas
común y vistoso, destacándose las grandes y evidentes (Figura 4B). Garganta blanca,
manchas oscuras sobre el color castaño ana- inmaculada. Es uno de las pocos Liolaemus
ranjado del cuerpo. Siempre asociada a luga- con modo reproductivo ovíparo que habita
res rocosos con escasa vegetación. a alturas mayores de 3800 msnm; su dieta
Estado de conservación.— No amenazada. se basa en insectos y semillas.
Estado de conservación.— No amenazada.
Liolaemus vulcanus
Quinteros y Abdala, 2011 Liolaemus puna
Lobo y Espinoza 2004
Distribución.— Desde Antofagasta de la
Sierra hasta el norte del salar del Hombre Distribución.— Ampliamente distribuida
Muerto, Catamarca (Figura 3A). en el este de la Puna de Argentina, ocupando
Características.— Es de gran tamaño. Tie- sectores de Catamarca, Jujuy y Salta entre
ne dicromatismo sexual, los machos son de los 3600 y 4400 msnm; también ha sido re-
color rojizo (Figura 3K), y vientre amarillo, gistrada en Chile y Bolivia (Lobo y Espinoza,
caracteres de coloración ausentes o menos 2004) (Figura 4A).
acentuados en las hembras. Habita en lu- Características.— El color del cuerpo es
gares con grandes rocas (Figura 3K) o en castaño con machas negras en los lados del
cuevas presentes en los llanos o bordes de mismo y la garganta de color gris claro varie-
salares desprovistos de vegetación. gado; machos sin línea vertebral. Es vivípara
Estado de conservación.— No amenazada. y omnívora.
Estado de conservación.— No amenazada.
El subgénero Liolaemus sensu stricto Lau-
rent, 1983, también denominado grupo chi- Liolaemus yanalcu
leno, está integrado por más de 110 especies Martínez Oliver y Lobo, 2002
que se distribuyen desde el centro de Perú
hasta la Patagonia austral, encontrando su Distribución.— Endémica desde los fal-
mayor diversidad en los ambientes asociados deos del nevado del Acay, Salta hasta el lí-
a la cordillera de los Andes. Varios grupos mite sur entre Salta y Jujuy (Lobo y Lobo,
y subgrupos forman este subgénero, de los 2003) (Figura 4A).
cuales solo dos (grupo de L. alticolor-bibronii Características.— De color negro con di-
y grupo de L. capillitas) habitan en la Puna cromatismo sexual leve en la faz ventral de
argentina sobre los 3500 msnm. la garganta (Figura 4C). Omnívora y ovípara,
El grupo de Liolaemus alticolor-bibronii siendo la especie de Liolaemus que deposita
(Quinteros, 2013) está compuesto por espe- huevos a mayor altura hasta ahora conocida
cies de tamaño pequeño, con cuerpo alarga- (4300 msnm; Valdecantos, 2011).
222 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Distribución de las especies de los géneros Liolaemus (subgénero Liolaemus sensu
stricto), Phymaturus, Pristidactylus, Tachymenis y Bothrops presentes en el área de estudio
(A); ejemplares machos de L. chaltin de Abra Pampa, Jujuy (B); L. yanalcu de Abra del Acay,
Salta (C); L. umbrifer de Laguna Blanca, Catamarca (D); Phymaturus antofagastensis de
paso de San Francisco, Catamarca (E); P. laurenti de El Peñón, Catamarca (F); Pristidactylus
scapulatus de San Guillermo, San Juan (G); Tachymenis peruviana de El Infiernillo, Tucumán
(H) y Bothrops ammodytoides de El Nihuil, Mendoza (I). Los ejemplares de las fotografías H
e I, son extrapuneños.
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 223

Estado de conservación.— No amenazada Características.— Sin dicromatismo


(Abdala et al., 2012). sexual, tanto la cabeza como el cuerpo son
de color amarillo verdo y en el dorso del
El grupo de Liolaemus capillitas (Lobo, cuerpo se destacan manchas claras y defini-
2005) está constituido por especies de gran das transversales al eje del cuerpo (Figura
tamaño, cuerpo elongado, miembros cortos y 4E). El ciclo de actividad reproductiva es
cola casi del doble de tamaño que el cuerpo bienal (Boretto y Ibarguengoytía, 2006), su
(Lobo, 2005). En el área de estudio encon- dieta se basa en semillas y frutos, pudien-
tramos una especie. do ser un potencial dispersor (Acosta et al.,
2008).
Liolaemus umbrifer Estado de conservación.— Vulnerable.
Espinoza y Lobo, 2003
Phymaturus denotatus
Distribución.— Habita el centro este de Lobo, Nenda y Slodky, 2012
Catamarca, entre los 3000 y 3700 msnm.
Es común y abundante en Laguna Blanca y Distribución.— En el centro este de Ca-
localidades circundantes (Figura 4A). tamarca, en alrededores de Laguna Blanca
Características.— Con coloración melá- (Figura 4A).
nica en los hombros y miembros anteriores Características.— Con coloración llamati-
(Figura 4D). Está asociado siempre a luga- va, el color del dorso del cuerpo en los ma-
res con grandes rocas donde se desplaza con chos es verde o amarillo verdoso y en las
gran destreza y agilidad. Es una especie vi- hembras castaño con un diseño en forma de
vípara e insectívora. “spray”. Los machos exhiben una mancha
Estado de conservación.— No amenazada. escapular oscura y las hembras pequeñas
manchas blancas dispersas en los lados del
Familia Liolaemidae cuerpo y cuello.
Estado de conservación.— Vulnerable.
Género Phymaturus Gravenhorst,
1837
Phymaturus laurenti
Se distribuye entre los paralelos 26° y Lobo, Abdala y Valdecantos, 2010
45°30’ de Argentina y Chile, siempre asocia-
do a lugares de climas muy fríos (Abdala y Distribución.— En el centro y centro nor-
Quinteros, 2014). La mayoría de las especies te de Catamarca, desde el Peñon hasta el
representan microendemismos muy marca- norte de Antofagasta de la Sierra, hacia el
dos. Los Phymaturus son lagartos de tamaño oeste llega hasta la Sierra de Cabalaste y
grande (el largo del hocio a la cloaca, LHC, Quebrada del Diablo (Figura 4A).
mide hasta 120 mm), su cuerpo es ancho, Características.— Con cabeza negra y
chato y la cola espinosa en la mayoría de los cuerpo amarillo verdoso con manchas os-
casos (Figura 4E-F). Son vivíparos, herbívo- curas distribuidas sobre el dorso en forma
ros y se refugian en las grietas de las rocas de “spray” (Figura 4F). Fáciles de observar
ya que son saxícolas. En la Puna argentina debido a su coloración exuberante.
encontramos cuatro especies, todas pertene- Estado de conservación.— Vulnerable.
cientes al grupo de P. palluma.
Phymaturus punae
Phymaturus antofagastensis Cei, Etheridge y Videla, 1985
Pereyra, 1985
Distribución.— Es un marcado endemis-
Distribución.— En el paso San Francisco, mo de San Guillermo, San Juan, ocupando
centro oeste de Catamarca, por encima de prácticamente todos los roquedales de la
los 3500 msnm (Figura 4A). zona (Figura 4A).
224 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Características.— Con dimorfismo sexual, insectívoros (Acosta el at., 2007). Su patrón


las hembras tienen el cuerpo más ancho y los de actividad diaria es muy corto, solo de 4
machos mayor LHC, así como mayor largo y horas (Villavicencio et al., 2006) y su tem-
ancho de la cabeza y cuello (Boretto et al., peratura corporal en período de actividad
2007). La coloración dorsal también tiene de 27 °C.
diseño de “spray”, los machos tienen cabe- Estado de conservación.— No ha sido ca-
za negra y cuerpo con matices amarillentos, tegorizada.
mientras que en las hembras predomina el
color castaño. Herbívora, que también in- Familia Dipsadidae
corpora artrópodos a su dieta (Acosta et al., Género Tachymenis Wiegmann,
2007). Los machos tienen un ciclo sexual 1835 
anual mientras que en las hembras es bienal Esta familia está formada por más de
(Boretto et al., 2007). 90 géneros y 700 especies de ofidios con
Estado de conservación.— Vulnerable. diversas formas y patrones de coloración,
incluyendo especies arborícolas, acuáticas,
Familia Leiosauriade cavadoras y terrestres. La mayoría son diur-
Género Pristidactylus Fitzinger, nas y ovíparas, pero presentan variaciones y
1843 especializaciones en los hábitos, reproduc-
Esta familia se distribuye en el centro y ción y dieta (Scrocchi et al., 2006).
sur de la Argentina y Chile. Está compuesta El género Tachymenis se distribuye en
por tres géneros (Diplolaemus, Leiosaurus y las costas del Pacífico de Chile y Perú, en la
Pristidactylus) que son los vulgarmente de- región andina de Argentina, Bolivia, Chile
nominados “matuastos”. La gente los consi- y Perú, y en áreas amazónicas. Está integra-
dera erróneamente venenosos. Son lagartos do por seis especies, con dos representantes
de gran tamaño, con potentes mandíbulas y en la Argentina, T. chiliensis en Río Negro y
fuerte mordida lo que les permite ingerir otros Neuquén y T. peruviana, en la Puna y zonas
lagartos, pequeños roedores y aves. Son oví- de altura del norte. Las mordeduras de Ta-
paros, de hábitos diurnos y terrestres. chymenis provocan efectos locales y genera-
El género Pristidactylus está formado les graves (Scrocchi et al., 2006).
por diez especies, seis de las cuales están en
Argentina. Tienen dicromatismo sexual evi- Tachymenis peruviana
dente, caracterizados por un collar melánico. Wiegmann, 1835 
Solo una especie de este género está en la
Puna Argentina a más de 3500 msnm. Distribución.— En zonas superiores a
los 2000 mnsm de Catamarca, Jujuy, Salta
Pristidactylus cf. scapulatus y Tucumán (Figura 4A); y en zonas andi-
(Burmeister, 1861) nas de Chile, Bolivia y Perú (Scrocchi et al.,
2006).
Distribución.— Endémica de San Guiller- Características.— Es denominada falsa
mo, norte de San Juan (Figura 4A). yarará; con dentición opistoglifa, posee un
Características.— Especie en redescrip- veneno con fuerte actividad proteolítica y
ción (Laspiur, com. pers.), originalmente hemolítica (Scrocchi et al., 2006). Tiene un
nominada como P. scapulatus (Acosta et al., tamaño de 60 cm de longitud aproximada-
2007). Se distingue por su color amarillo mente; el color del cuerpo es castaño, con
en el cuerpo y su ancho y evidente collar pequeñas manchas oscuras cuyo centro es
melánico (Figura 4G). Es muy territorial y más claro (Figura 4H). Es una especie vi-
generalmente está asociada a los grandes vípara, se alimenta de anfibios y lagartijas
arbustos de Lycium chañar, cuyos frutos in- (Scrocchi et al., 2006).
corporan a la dieta a pesar de ser animales Estado de conservación.— No amenazada.
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 225

Familia Viperidae lugares de la puna, durante el domingo de


Género Bothrops Wagler, 1824 Pascuas, los lugareños salen a “purgar los
Esta familia incluye a ofidios veneno- pecados” cazando y quemando las lagartijas.
sos cuyo aparato inoculador está compues- Esta costumbre si bien se ha ido perdiendo,
to por largos colmillos huecos que actúan está arraigada en la cultura popular puneña.
como agujas hipodérmicas. Está formada por Varias de las especies de Liolaemus, sobre
más de 300 especies pertenecientes a cuatro todo las de mayor tamaño (e.g., L. albiceps,
subfamilias, que comprenden los viperinos L. chlorostictus, L. irregularis) sufren año a
del Viejo Mundo y los crótalos, principal- año las consecuencias de esta tradición.
mente americanos.
El género Bothrops incluye a las denomi- CONSIDERACIONES FINALES
nadas “yararás”. En Argentina hay 10 espe- Si bien la riqueza de especies de anu-
cies, varias microendémicas, todas vivíparas ros y serpientes es relativamente baja en la
y mayormente de hábitos nocturnos. Son las Puna, las lagartijas presentan una diversi-
responsables de la mayor cantidad de acci- dad sorprendente e incluso la mayoría de
dentes ofídicos que ocurren en Argentina. las especies muestran una elevada densidad
Su mordedura debe ser tratada con un suero poblacional. La aridez, la intensa insola-
específico. En la Puna existe sólo un registro ción, la gran amplitud térmica diaria y la
reciente en la localidad de Tres Cruces, Ju- baja concentración de oxígeno constituyen
juy, a 3700 msnm (Carrasco et al., 2010). aspectos climáticos generales en la región.
En este contexto, uno de los aspectos más
Bothrops ammodytoides interesantes de la herpetofauna de la Puna
Leybold, 1873 radica en la presencia de rasgos relacionados
con la vida en ambientes tan extremos. Entre
Distribución.— Ampliamente distribuida estos rasgos se destacan el viviparismo en
en casi toda la Argentina, desde Salta hasta Phymaturus o algunas especies de Liolaemus
Santa Cruz (Figura 4A); es el ofidio veneno- o el modo de vida completamente acuáti-
so más austral del mundo (Carrasco et al., co en las ranas del género Telmatobius, una
2010). característica particularmente rara entre los
Características.— Denominada “yarará anuros.
ñata” debido a la forma del hocico elevado, Numerosas amenazas se ciernen sobre los
producido por la prolongación hacia arriba y distintos ambientes de la Puna, en especial
atrás de la escama rostral (Figura 4I). Es la sobre los relativamente escasos humedales y
única especie diurna del género, de hábitos cuerpos de agua. Los efectos de la minería,
terrestres, se alimenta de lagartijas y roedo- del uso irracional de los cursos de agua o
res (Scrocchi et al., 2006). de la introducción de peces exóticos consti-
Estado de conservación.— No amenazada. tuyen alguno de los principales problemas.
La evaluación de estas y otras amenazas así
Conservacion de reptiles como la continuidad del estudio y explora-
de la puna ción de esta vasta región de Argentina cons-
A diferencia de los anuros, entre las es- tituyen un pilar fundamental para la toma
pecies de reptiles de la Puna ninguna espe- de decisiones que aseguren el futuro de los
cie ha sido categorizada como amenazada. ambientes puneños y su particular conjunto
Sólo cuatro especies del género Liolaemus faunístico.
(L. cazianiae, L. chlorostictus, L. halonastes
y L. orientalis) y las cuatros especies del
género Phymaturus presentes en la región B I B L I O G R A F í A C I TA D A
han sido categorizadas como vulnerables. Abdala C. S., Quinteros A. S. 2014. Los úl-
Sin embargo cabe destacar que en varios timos 30 años de estudios de la familia
226 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

de lagartijas más diversa de Argentina. Barrionuevo J. S. En prensa. Telmatobius


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G. Aguilera: Peces de la Puna 229

Box ä Peces de la Puna


Aguilera, Gastón
Fundación Miguel Lillo- Unidad Ejecutora Lillo (CONICET). Miguel Lillo 251, (4000) San Miguel de Tucu-
mán, Tucumán, Argentina. Email: gaguilera@lillo.org.ar

La Puna en Argentina alberga pocas es- Juramento y Bermejo en Salta. No se cono-


pecies de peces, de menos de 11 de cm de ce la explotación de ninguno de estos peces
longitud total, y que se encuentran adap- por parte de las poblaciones humanas en la
tados a las condiciones extremas de estos Puna; sin embargo en algunas zonas de la
ecosistemas acuáticos, como los pulsos de Quebrada de Humahuaca se observó a niños
crecidas en el período estival y las bajas tem- «yusqueando», que corresponde a la pesca
peraturas propios de climas de altura. Esta de yuscas (Trichomycterus sp.) En zonas de
baja diversidad responde, en parte, a facto- Puna de Chile, Perú y Bolivia están presentes
res históricos de aislamiento de las cuencas los géneros Orestias (Cyprinodontiformes) y
que impiden el repoblamiento desde zonas Astroblepus (Siluriformes), pero aún no fue-
más bajas, y a factores ecológicos tales como ron registrados para Argentina (Fernández,
la tolerancia fisiológica de las especies para 2013). Posiblemente la especie de pez más
subsistir en climas más extremos (se ha ob- común de la Puna sea la trucha arcoíris On-
servado una relación inversa entre la rique- corhynchus mykiss, originaria del norte del
Hemisferio Norte, desde EEUU hasta Rusia, e
za y abundancia de peces con el incremento
introducida en la Puna así como también en
en altura; Menni et al., 2005). En Argentina
varios países de todo el mundo. Esta espe-
las especies más comunes que habitan estas
cie, que se encuentra entre las 100 especies
áreas corresponden a distintos integrantes
introducidas más dañinas del mundo (Lowe
del género Trichomycterus (Siluriformes)
et al., 2004), podría poner en peligro tanto
(Figura 1), como por ejemplo la especie en- a los peces nativos como así también a la
démica T. roigi con registros a 4800 msnm. mayoría de los organismos acuáticos de la
en la provincia de Jujuy (Fernández, 2013). región.
Otras especies como la mojarrita Brycona-
mericus rubropictus (Characiformes) y la L I T E R AT U R A C I TA D A
madrecita Jenynsia maculata (Cyprinodon-
Fernández L. 2013. Diversidad y endemismos
tiformes) son menos abundantes y solo se de peces de la Cordillera Argentina.
encuentran en los bordes orientales de la Amenazas. Temas de Biología y Geología
Puna que desaguan a la cuenca de los ríos del NOA, 3: 77-84.

Figura 1. Trichomycterus spegazzini, especie de Trichomycteridae que habita en ríos hasta


3000 msnm en el borde oriental de la Puna.
230 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Lowe S., Browne M., Boudjelas S., De Poor-


ter M. 2004. 100 de las especies exó-
ticas invasoras más dañinas del mundo.
Una selección del Global Invasive Spe-
cies Database. Grupo Especialista de
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Supervivencia de Especies (CSE), Unión
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thwestern Argentina: From lowland to
Puna. Hydrobiologia, 544: 33-49.
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 231

11 ä Macroinvertebrados acuáticos
de las vegas de la Puna argentina
Nieto,

Carolina 1; Fátima Romero 2; Celina Reynaga 1; Verónica Manzo 1
1
Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN), CONICET – Universidad Nacional de Tucumán. CC 34,
(4107) Yerba Buena, Tucumán. macarolina_nieto@yahoo.com.ar

2
Fundación Miguel Lillo. Miguel Lillo 251, (4000) S. M. Tucumán.

ä Resumen — Los ecosistemas acuáticos de vegas de la Puna combinan ambientes lóti-


cos y lénticos, ocasionando una fauna particular en donde conviven organismos comúnmente
presentes en los ríos y aquellos dominantes en lagos o lagunas. Entre los veranos del
2013-2015 se muestrearon 21 vegas distribuidas en la Puna de Salta y Catamarca, se
analizaron los parámetros físico-químicos del agua, y las comunidades acuáticas presentes
en estos ambientes. Las vegas presentaron importantes variaciones de sus características
físico-químicas (temperatura del agua: 4,5-22 ºC; oxígeno disuelto: 5-19 mg/l; pH: 2,9-9,4;
conductividad: 690-1380 μS/cm, etc.). La comunidad de invertebrados acuáticos se carac-
terizó por presentar un predominio de estadios inmaduros de insectos registrándose seis
órdenes de Insecta con 21 familias. También se registraron Annelida, Crustacea, Mollusca,
Collembola y Acari. Las vegas que presentaron mayor heterogeneidad de hábitats registraron
mayor riqueza taxonómica. En comparación con las comunidades de invertebrados bentónicos
de otras ecorregiones de Argentina, la Puna presenta una riqueza menor de familias. Esto
podría deberse a que es considerado un ambiente extremo para el desarrollo de la mayoría
de los organismos, ya que presenta una marcada amplitud térmica, fuertes vientos, elevada
radiación, y bajas presiones parciales de oxígeno y dióxido de carbono. Se definieron ocho
rasgos biológicos con sus respectivas modalidades para los macroinvertebrados de la Puna.
En el modelo resultante se obtuvieron cuatro tipos funcionales organizados de acuerdo a la
combinación de un gradiente altitudinal y longitudinal.
Palabras clave: Ecosistemas acuáticos; grupos funcionales; neotropical.

ä Abstract — “Aquatic Macroinvertebrates of Argentinean Puna peatbogs”. At the Puna,


lotic and lentic ecosystems are combined, resulting in a particular fauna where river-frequent
specimens and lake/pond specimens coexist. During the summers of 2013-2015, 21 peat-
bogs from the Puna of Salta and Catamarca were sampled. During these collections water
physico-chemical characteristics and the macroinver tebrate community was analyzed. The
peatbogs had significant physico-chemical variations (temperature: 4.5-22 ºC; dissolved oxy-
gen: 5-19 mg/l; pH: 2.9-9.4; conductivity: 690-1380 μS/cm, etc.). The aquatic invertebrate
community was mainly composed of immature insects. Six orders of insects with 21 families
were reported. Annelids, Crustaceans, Molluscs, Collembola, and Acari were also collected.
The peatbogs with higher diversity of habitats were more entomologically diverse. However,
the Puna region is entomologically less diverse than other Argentinean ecoregions. The Puna
has extreme temperatures as well as strong winds, high solar radiation, low oxygen partial
pressures and carbon dioxide. All these characteristics make this environment extreme for
most species. Eight biological traits and different discrete modalities were defined for the Puna
macro-invertebrates. The analysis obtained four functional types that are organized according
to the combination of an altitudinal and longitudinal gradient.
Keywords: Aquatic ecosystems; functional groups; neotropical.

INTRODUCCIÓN y son un enlace importante para mover la


Los macroinvertebrados son los organis- energía entre los distintos niveles tróficos
mos dominantes dentro de los ecosistemas (Hanson et al., 2010). Controlan la produc-
acuáticos. Forman parte de casi todos los tividad primaria, consumiendo gran cantidad
procesos ecológicos que en ellos ocurren de algas, eliminando tejido poco producti-
232 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

vo y mineralizando los nutrientes (Wallace tibilidad y alta fragilidad frente a la acción


y Webster, 1996; Allan y Castillo, 2007). A antrópica (González Achem et al., 2014).
su vez, al servir de alimento, transfieren la
energía hacia los consumidores superiores CARACTERIZACIÓN FÍSICOQUÍMICA DE
de las redes tróficas (vertebrados acuáti- LOS AMBIENTES ESTUDIADOS
cos, e.g., peces, aves) (Rodrígues-Capítulo
Los cuerpos de agua de vegas de la Puna
et al., 2009). En Argentina, los estudios de
presentan importantes variaciones de sus ca-
macroinvertebrados acuáticos que habitan a
racterísticas físicoquímicas (caudal, tempe-
más de 2000 m de altura son escasos (Nieto
ratura, oxígeno disuelto, pH, conductividad,
et al., 2016) y están enfocados en grupos
etc.). Algunos investigadores atribuyen parte
taxonómicos particulares; por ejemplo, los
de estas características a la altitud (Jacobsen
Chironomidae fueron estudiados a lo largo
de gradientes altitudinales en Mendoza y et al., 1997; Jacobsen, 2004) y en consecuen-
Tucumán (Scheibler et al., 2008; Tejerina y cia a la baja temperatura y concentración de
Malizia, 2012), y en ríos de la Puna de Cata- oxígeno (Jacobsen et al., 2003; Jacobsen y
marca (Rodríguez Garay y Paggi, 2015). Marín, 2007).
Entre los taxones más comunes de ma- A partir de muestreos realizados en los ve-
croinvertebrados acuáticos se incluyen los ranos 2013-2015 que incluyeron 21 vegas de
insectos, crustáceos, anélidos, moluscos, ne- la Puna distribuidas en Salta y Catamarca, se
matodos, planarias, briozoos y cnidarios. Sus observó que el agua presentó en general una
ciclos de vida pueden ser totalmente acuáti- gran variación térmica (Tabla 1), oscilando
cos o combinarse con el medio aéreo, siendo entre valores muy bajos como los 4,5 °C, regis-
de este modo un elemento conector entre trado en las vegas de mayor altitud (e.g., Acay
la dinámica acuática y la terrestre (Junk y Sur, Salta) y valores superiores a los 22 °C re-
Wantzen, 2004). gistrados (e.g., Laguna Blanca, Río Río, Aguas
Los ecosistemas acuáticos de la Puna in- Calientes, Pasto Ventura, Catamarca) posible-
cluyen una amplia variedad de ambientes mente relacionadas a aguas termales.
(Izquierdo et al., este volumen), incluyen- Los rangos de pH registrados en las dis-
do lagos y lagunas generalmente salinos de tintas vegas fueron también muy amplios;
distinto tamaño, manantiales termales y ríos aquéllas que presentaron suelos orgánicos
de montaña que en muchos casos se asocian tuvieron mayor acidez, mientras que las ve-
a grandes humedales o vegas (Maldonado gas con suelos minerales presentaron un pH
et al., 2011). En la Puna, estos ecosistemas neutro o alcalino. Las vegas Tocomar, Cho-
pueden agruparse en dos tipos, los lénticos rrillos, Condor Huasi y uno de los puntos
(aguas quietas) y los lóticos (aguas corrien- de muestreo en las vegas Acay Sur y Norte,
tes), presentando características físicas muy en Salta, y Laguna Blanca y dos puntos de
diferentes, tales como velocidad de flujo, tur- muestreo de Pasto Ventura en Catamarca
bulencia, sustrato del fondo, etc. Esta combi- presentaron aguas de características ácidas
nación poco frecuente de ambientes resulta con pH que oscilaron entre 2,89 y 6,89. Las
en una fauna particular en donde conviven restantes se caracterizaron por presentar
organismos comúnmente presentes en los ríos aguas más alcalinas con valores oscilando
y aquellos dominantes en lagos o lagunas. entre 7,05 hasta 9,37, registrando el valor
Los sistemas hidrográficos de la Puna más alto en uno de los sitios de muestreo de
constituyen parches de hábitats acuáticos Pasto Ventura (Catamarca).
dentro de un paisaje desértico (Ruthsatz, La disponibilidad de oxígeno para la vida
2012). Las lluvias son escasas y se concen- acuática depende de muchos factores, entre
tran entre octubre y marzo provocando una ellos altitud, temperatura, turbulencia y sa-
gran variación estacional en los caudales linidad. En las vegas muestreadas la dispo-
hídricos. Estos procesos darían como resul- nibilidad de oxígeno disuelto (OD) para los
tado ambientes inestables, con baja predic- organismos acuáticos fue alta debido princi-
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 233

Tabla1. Rango de las variables físicoquímicas registradas en cada estación de muestreo. Los
puntos de muestreo estuvieron sujetos al área total de la vega considerada.
Sólidos
Oxígeno totales
Vegas Puntos de Altitud Temperatura Conductividad disuelto
(ºC) pH (µs/cm) Turbidez disueltos
muestreo (msnm) (mg/1) (mg/1)
Tocomar 5 4320-4356 17,9-20,6 3,8-4,9 176-343 1,4-37,3 4,5-15,7 0,1-0,2
Chorrillos 2 4427-4458 7,8-13,4 5,5-6,0 130-123 0,3-2,1 5,5-6,6 0,1-0,2
Incachule 2 4444-4453 16,2-17,6 7,1-7,2 104-432 2,1-4,6 6,9-9,7 0,3-0,7
Aguas Calientes 6 4112-4139 15,4-25,1 7,6-8,0 291-346 1,4-21,7 7,1-9,0 0,2-0,3
Pastos Grandes 4 3937-4048 16,2-23,7 7,3-7,6 139-244 0,6-5,9 7,6-9,6 0,1-0,2
Salinas Pastos Grandes 3 3780-3795 16,3 7,8 605 5,4 9,9 0,4
Cóndor huasi 3 3944-3988 18,8 6,71 349 4,7 s/d 0,2
Quirón 2 3916-3927 6,8-11,8 7,1-7,3 593-696 1,8-20,7 6,6-8,4 0,4-0,5
Olacapato Chico 3 4079-4084 7,9-13,1 7,5-8,2 99-131 3,4-20,6 11,1-13,2 0,1-0,2
Catua arriba 2 3998-4008 14,2-11,1 8,1-8,1 1030-1380 54,7-54,9 11,6-11, 8 0,7-0,9
Catua abajo 2 3978-3981 13,1-14,8 7,8-7,8 0-456 69,4-116 8,5-11 0-0,3
Acay sur 3 4742-4753 4,5-8,9 6,9-7,7 42-66 0-3,6 7,9-7,9 0,1
Acay norte 3 4668-4731 6,8-17,3 6,9-7,1 31-550 0-12,1 5,3-9,3 0,0-0,1
Laguna Blanca 5 3283-3314 18,1-26,5 5,9-6,7 0 9,5-378 5,9-6,7 0-0,1
Río Río 6 3643-3646 14,5-25,5 7,5-9,9 0-1,51 2-31,6 6,4-18,9 0,1-1,0
Aguas Calientes 2 3815-3816 22,6-24,4 8,2-8,8 0 17,0-29,3 6,5-7,2 0,4
Pastos Ventura 7 3828-3908 10,6-21,3 2,9-9,4 0 0,9-460 5,9-11,5 0-0,3
Corral Blanco 6 3279-3310 11,3-21,2 7,5-8,1 0 0-1,9 6,3-7,6 0,2-0,3
Alto El Peñón 2 4116-4117 16,8-18,9 7,2-7,4 0 0-4,7 6,4-7,4 0,2
Laguna del Medio norte 3 4243-4248 10,7-17,2 6,7-8,1 0 0 6,9-7,9 0,1-0,2
Laguna del Medio sur 2 4229-4230 14,0-18,1 7,5-7,8 0 0 4,8-6,7 0-0,29

palmente a la alta turbulencia de los ríos, lle- dier (1989). La conductividad promedio fue
gando incluso a niveles de saturación. Todas de 690 μS/cm, con un rango de variación
las vegas muestreadas presentaron valores entre 0 y 1380 μS/cm. Los valores más bajos
superiores a 5 mg/l, un valor considerado fueron registrados en la vega Pasto Ventura
apto para asegurar el funcionamiento de las (Catamarca) y el mayor valor en Catua Arri-
comunidades acuáticas (Chapman, 1996), ba (Salta).
aunque los requerimientos varían entre espe- En las distintas vegas estudiadas se regis-
cies. Por ejemplo, muchas especies de crus- traron bajos valores de sólidos totales disuel-
táceos pueden vivir con concentraciones de tos y turbidez, lo cual indica poca erosión
oxígeno disuelto entre 0,1 y 2,0 mg/l y una fluvial y arrastre de partículas de suelo. Di-
gran variedad de microorganismos (bacte- chos valores (menores de 500 mg/l) indican
rias, hongos y protozoarios) son anaerobios aguas limpias y libres de sólidos, aptas para
facultativos, mientras que los plecópteros y la vida acuática.
algunos efemerópteros son los más sensi-
bles a la disminución de oxígeno disuelto. COMPOSICIÓN DE LA COMUNIDAD
La concentración de las sales disueltas en el
agua (salinidad) depende en gran medida de La comunidad de invertebrados acuáticos
la litología de las rocas por donde discurre encontrados en los humedales de la Puna
(González Achem et al., 2015) y puede ser se caracteriza por presentar un predominio
medida de manera indirecta a través de la de estadios inmaduros de insectos acuáticos,
conductividad eléctrica. En las vegas estudia- que incluyen seis órdenes con 21 familias
das, se registraron valores de conductividad presentes en la mayoría de las vegas estu-
correspondientes a aguas no salinas y con diadas (Figura 1). También se han registrado
salinidad media según la clasificación de Ro- taxones no Insecta como Annelida, Crusta-
234 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Taxones de invertebrados registrados en 21 vegas de la Puna. Se señala la abundan-


cia total registrada para cada uno, así como la frecuencia de ocurrencia en todas las vegas
muestreadas. Los datos de Diptera fueron tomados de Rodríguez Garay y Paggi (2015).

Familia / Subfamilia / Abundancia Frecuencia


Taxón
Género / Especie total de ocurrencia
INSECTA
Ephemeroptera Baetidae
Andesiops peruvianus 1393 10
Leptophlebiidae
Massartellopsis irarrazavali 63 7
Plecoptera Gripopterygidae 10 2
Claudioperla tigrina
Claudioperla rosalesi
Perlidae
Anacroneuria sp. 12 1
Trichoptera Hydrobiosidae 41 4
Cailloma sp.
Hydroptilidae 182 5
Metrichia sp.
Oxyethira sp.
Limnephilidae 107 12
Antarctoecia sp.
Odontoceridae 3 1
Glossossomatidae 10 2
Odonata Coenagrionidae
Protallagma titicacae 324 8
Aeshnidae
Rhionaeschna variegata 3 1
Heteroptera Corixidae 281 12
Trichocorixa sp.
Coleptera Staphylinidae 3 3
Hydrophilidae 87 11
Tropisternus sp. (adulto)
Tropisternus sp. (larva)
Hydrophilidae
Elmidae
Austrelmis (larva) 514 15
Austrelmis (adulto) 922 15
Dytiscidae 80 7
Dytiscidae (adulto)
Scirtidae 1 1
Diptera Simuliidae 903 13
Simulium sp.
Chironomidae
Orthocladiinae 229 16
Stictocladius prati
Allocladius quadrus
Chironominae 69 12
Podonominae 236 16
Podonomus fastigians
Podonomus setosus
Podonomus regalis
Dolichopodidae 26 6
Empididae
Ephydridae 7 1
Stratiomyidae 4 3
Syrphidae 2 2
Muscidae 1 1
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 235

Tabla 2 (cont.).

Familia / Subfamilia / Abundancia Frecuencia


Taxón
Género / Especie total de ocurrencia
Limnophora sp. 9 4
Ceratopogonidae 8 3
Tabanidae 14 4
Culicidae 1 1
Tipulidae 2 1
NO INSECTA
Collembola 3 1
Amphipoda Hyalellidae
Hyalella sp. 2260 19
Mollusca Gastropoda 9 2
Bivalvia 115 4
Annelida Glossiphoniidae 201 17
Oligochaeta 119 10
Acari Hydrachnidia 21 8

cea, Mollusca, Collembola y Acari (Tabla 2) baja mineralización ya que son afectados por
que en algunas vegas de Catamarca (e.g., La- la salinidad del agua, la altitud y la hetero-
guna Blanca, Pasto Ventura) llegan a consti- geneidad del hábitat (Jacobsen et al., 1997;
tuir una parte importante de la comunidad. Jacobsen, 2004). Este último aspecto surge a
En general estos invertebrados están partir de las características propias de estos
adaptados a ambientes de aguas corrientes o humedales que se caracterizan por presentar
reófilos de aguas frías (estenotermos fríos) y un microrelieve ondulado con una red intrin-

Figura 1. Abundancia de invertebrados bentónicos en cada una de las vegas estudiadas.


236 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

cada de canales o cursos de agua corriente, En este sistema complejo, los inverte-
asociado a la dominancia de especies herbá- brados acuáticos se encuentran asociados a
ceas en “cojines”compactos (Izquierdo et al., ciertos sectores o hábitats específicos; por
este volumen). ejemplo, los relacionados con el sustrato del
Estos ambientes están asociados a ver- fondo o lecho (comunidad bentónica), los
tientes superficiales o subsuperficiales que que están presentes en la columna de agua
generan cursos de agua corriente perma- (planctónicos y nadadores o necton) y los
nente, con relativamente alta concentración que se encuentran asociados a la vegetación
de oxígeno y baja salinidad. Estas caracte- sumergida, marginal o emergente. En gene-
rísticas permiten la existencia de un hábitat ral la comunidad mejor representada es la
complejo donde pueden encontrarse aguas relacionada al sustrato del fondo o comuni-
quietas o lénticas (charcas, lagunas, pozo- dad bentónica. Le siguen en importancia los
nes) y ambientes de aguas corrrientes o ló- odonatos, hemípteros y algunos coleópteros,
ticas (arroyos y ríos). Esta diversidad de há- que habitualmente se encuentran en charcos,
bitats es un factor clave ya que posibilita una pozones y pequeñas lagunas.
alta disponibilidad de alimentos y refugio a Los insectos acuáticos son claramente do-
los distintos integrantes de las comunidades minantes en la composición de la comunidad
biológicas. Consistentemente, nuestros resul- de invertebrados de las distintas vegas (Figu-
tados reflejan mayor riqueza taxonómica en ra 3). Los órdenes Diptera, Coleoptera y Tri-
las vegas que presentan mayor heteroge- choptera son los mejores representados con
neidad de hábitats (Figura 2) como Aguas 12, 6 y 5 familias respectivamente (Tabla 3),
Calientes (Salta), Río Río y Corral Blanco siendo las familias Chironomidae, Simuliidae,
(Catamarca). Elmidae y Limnephilidae las más abundan-

Figura 2. Valores de riqueza registrada en cada una de las vegas muestreadas.


C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 237

Figura 3. Abundancia de insectos acuáticos en las diferentes vegas muestreadas.

tes. Si bien Hemiptera estuvo representada o menos ocasional en hábitats muy limita-
solamente por la familia Corixidae registró dos y localizados. Las familias Chironomidae
una alta frecuencia, al igual que la familia (Diptera) y Elmidae (Coleoptera) fueron las
Baetidae (Ephemeroptera). Dentro de los más frecuentes registrándose en 16 y 15 ve-
órdenes Coleoptera y Trichoptera, cada uno gas respectivamente, mientras que Andesiops
representado con cinco familias, solamente (Baetidae) fue el género más abundante entre
una, Elmidae en el primero y Limnephilidae los insectos con 1393 individuos.
en el segundo, fueron frecuentes mientras Entre los taxones no Insecta, Amphipoda
que las restantes tienen una presencia más e Hirudinea fueron los más frecuentes (Fi-

Tabla 3. Riqueza de familias de los distintos órdenes en cada una de las ecorregiones pre-
sentes en el Noroeste Argentino. Los datos de: Yungas, tomados de Von Ellenrieder (2007)
y Molineri et al. (2009); Monte: Grosso et al. (1999), Tripole et al. (2008) y Scheibler et al.
(2014); Prepuna: Peralta y Romero (2011); y Puna: Rodríguez Garay y Paggi (2015) y este
trabajo. No Insecta incluye: Collembola, Nematoda, Annelida, Mollusca, Crustacea, Acari y
Oligochaeta; n/r indica taxón no registrado.

Grupo taxonómico Yungas Monte Prepuna Puna


Odonata (libélulas) 6 5 1 2
Plecoptera (mosca de las piedras) 1 2 1 2
Ephemeroptera (efímeras) 5 3 3 2
Trichoptera (frigáneas) 11 9 3 5
Megaloptera (patudo) 1 1 n/r n/r
Heteroptera (chinches) 7 4 n/r 1
Coleoptera (escarabajos) 14 7 3 4
Diptera (moscas y mosquitos) 12 13 8 12
Lepidoptera (polillas) 1 1 n/r n/r
No Insecta 30 21 15 6
Riqueza 88 66 34 34
238 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Abundancia de taxones no Insecta en las distintas vegas muestreadas.

gura 4). Los Amphipoda son un orden de 2008; Peralta y Romero, 2011; Scheibler et
pequeños crustáceos mientras que los Hiru- al., 2014; Rodríguez Garay y Paggi, 2015).
dinea se encuentran dentro de los anélidos y En general se observa que las comunidades
son comúnmente conocidos como sanguijue- de invertebrados bentónicos tienen menor
las. El género Hyalella sp. (Hyalellidae, Am- riqueza de familias en la Puna. La mayoría
phipoda) fue el más abundante y frecuente, de los órdenes de Insecta presentan mayor
con 2260 individuos registrados en 19 de diversidad de familias en la ecorregión de las
las 21 vegas muestreadas, mientras que la Yungas, y otros taxones desaparecen con la
familia Glossiphonidae (Hirudinea) fue re- altitud como Lepidoptera y Megaloptera. So-
gistrada en 17 vegas. lamente Plecoptera y Diptera no manifiesta-
ron esta tendencia; en el primero aparece la
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES CON familia Gripopterigydae que es característica
OTRAS ECORREGIONES de zonas de mayor altitud (Gibon y Molina,
El conocimiento taxonómico de la fau- 2013); mientras que en Diptera, aunque se
na de invertebrados acuáticos de la Puna es encontró el mismo número de familias, hay
escaso. Para realizar una comparación con un cambio en la dominancia a nivel genéri-
otras ecorregiones realizamos un análisis co y de algunas subfamilias. Por ejemplo en
restringido hasta el nivel de familias. En la la Puna son más frecuentes las especies que
Tabla 3 se presenta una comparación entre sólo pueden soportar una variación pequeña
la riqueza de familias de invertebrados regis- de la temperatura del agua (estenotermas
trados para la Puna con registros realizados frías), tal es el caso de las subfamilias de
en otras ecorregiones del noroeste argen- Chironomidae: Orthocladiinae, Podominae y
tino (Grosso et al., 1999; Von Ellenrieder, Diamesinae (Jacobsen et al., 1997; Scheibler
2007; Molineri et al., 2009; Tripole et al., et al., 2008).
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 239

RASGOS DE VIDA DE lótica ante la variación de características am-


MACROINVERTEBRADOS bientales (Schröder, 2006).
El concepto de Habitat Templet (Townsend El concepto de los rasgos biológicos ha
y Hildrew, 1994) asume que el hábitat provee sido usado en ecología de ríos para describir
situaciones en las que la comunidad lótica
el molde en el cual la evolución forja las ca-
permanece sin cambios luego de la acción de
racterísticas morfológicas y las “estrategias de
múltiples agentes estresantes (resistencia) o
historia de vida”, filtrando sólo aquellas carac-
retornan rápidamente a su estado inicial lue-
terísticas que faciliten la supervivencia en di-
go de la misma (resiliencia). Por ejemplo, en
cho hábitat. Los procesos que estructuran las
el caso de la resistencia a las fluctuaciones
comunidades en los sistemas lóticos ocurren
del flujo, los organismos pueden evitar ser
en diferentes escalas espaciales y temporales
removidos a través del uso de diferentes me-
y pueden deberse a factores bióticos (interac-
canismos de adhesión (ganchos o ventosas)
ciones biológicas) o abióticos (características
o presentando formas del cuerpo de tipo hi-
ambientales). Los agentes estresantes más im-
drodinámicas, aplanadas o flexibles. Los ras-
portantes en estos ambientes corresponden
gos relacionados con la tolerancia fisiológica
a los cambios de caudal, salinidad, tempera-
pueden otorgar resistencia frente a las fluc-
tura, sólidos suspendidos y contaminación
tuaciones de temperatura o química del agua
química u orgánica. (Townsend y Hildrew, 1994). Los rasgos que
Aunque cada especie es única, es posi- confieren resiliencia a los organismos están
ble reconocer “estrategias de vida” comunes vinculados con un rápido crecimiento pobla-
entre grupos de especies, de tal forma que cional y/o alta movilidad que facilita la bús-
puede predecirse la combinación particular queda de refugios y la recolonización.
de rasgos de los organismos que viven de La definición de los rasgos biológicos de
una manera determinada (Odum y Barrett, los organismos consiste en la identificación
2006). Los rasgos biológicos refieren a las de las características que representa algu-
combinaciones de adaptaciones de los or- na significación ecológica. Para el estudio
ganismos seleccionadas como respuesta a de los macroinvertebrados de vegas de la
los agentes estresantes percibidos en el am- Puna, definimos ocho rasgos biológicos
biente. Un rasgo puede mostrar diferentes con sus respectivas modalidades (Tabla 4).
expresiones o atributos, los cuales se pueden El modelo resultante del análisis de rasgos
medir con varios niveles de resolución y ex- biológicos nos permitió definir cuatro tipos
presarse en categorías o rangos. Una combi- funcionales que se organizan de acuerdo a
nación específica de atributos define un tipo la combinación de un gradiente altitudinal
funcional, los cuales son grupos de especies y otro longitudinal. A mayor altitud dismi-
que comparten adaptaciones con una fun- nuye el oxígeno disuelto, la temperatura y el
ción específica. La identificación y evalua- pH, mientras que en un gradiente de Oeste
ción de estos tipos funcionales es importante a Este se registra un aumento de flujo y só-
para describir los mecanismos bajo los cuales lidos suspendidos que definen los filtros que
la comunidad responde a diferentes factores estructuran las comunidades de macroinver-
ambientales. La presencia y abundancia de tebrados acuáticos de las vegas de Puna (Fi-
distintos tipos funcionales contribuye al en- gura 5). A mayor altitud y hacia el Oeste en-
tendimiento de la función de un ecosistema contramos organismos que combinan rasgos
y puede servir como herramienta para prede- de tamaño medio (10-15 mm), que respiran
cir respuestas de los ecosistemas a cambios por branquias o plastrón, poseen estuches o
introducidos por el hombre (Petchey y Gas- exoesqueleto rígido y alimentación de tipo
ton, 2006). Por lo tanto, mediante el análi- trituradora (Hyalella, Austrelmis, Antarctoe-
sis simultáneo de un conjunto de rasgos se cia). A mayor altitud pero hacia el Este los
pueden construir modelos para caracterizar organismos se caracterizan por presentar los
o predecir la estructura de una comunidad mayores tamaños (> 20 mm), respiración
240 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 4. Rasgos biológicos con sus respectivas modalidades definidos para macroinvertebra-
dos de vegas de Puna.
Rasgo Modalidad
Tamaño máximo del cuerpo (mm) <5
5-10
10-15
15-20
Forma del cuerpo > 20
Cilíndrica
Aplanada
Flexibilidad del cuerpo (grados) Ninguna (< 10)
Baja (10-45)
Alta ( > 45)
Dureza del exoesqueleto Baja
Moderada (esclerosado o con estuche de seda)
Alta
Hábitos alimentarios Colector-recolector
Colector-filtrador
Triturador
Raspador
Depredador
Suctor
Respiración Tegumento
Branquias
Plastrón
Espiráculo
Locomoción Nadador en superficie
Caminador
Excavador
Adheridos al sustrato
Adaptaciones para enfrentar la corriente Ventosas
Glándulas de la seda
Estuche mineral
Uñas tarsales o anales
Sin adaptaciones

por tegumento o espiráculos, sin adaptacio- trador o suctor (Simulium, Glossiphoniidae,


nes para enfrentar el arrastre por flujo y con Tropisternus, Andesiops peruvianus).
predominio de alimentación de tipo recolec-
tora y raspadora (Diptera). Los organismos MACROINVERTEBRADOS ACUÁTICOS
que se encuentran a menor altitud y hacia el EN AMBIENTES EXTREMOS
Oeste presentan una combinación de rasgos
que incluye tamaños menores de 5 mm, con En términos generales se dice que un
moderada esclerotización del cuerpo, con ambiente es extremo si sus condiciones se
mecanismos para enfrentar el arrastre como alejan o son muy diferentes a las que vive la
presencia de uñas tarsales y forma de cuer- mayoría de las formas de vida en la Tierra.
po hidrodinámicas, con alimentación de tipo La Puna, con su marcada amplitud térmica
depredadora (Protallagma, Hydrachnidia, diaria y estacional, temperaturas mínimas
Lancetes). Los rasgos que predominan a me- muy bajas, fuertes vientos, elevada radiación
nor altitud y hacia el Este corresponden a ta- solar, bajas presiones parciales de oxígeno y
maño pequeño entre 5 y 10 mm, aplanados, dióxido de carbono, puede ser considerada
cuerpos blandos, respiración por tegumento como un ambiente extremo para el desarro-
y mecanismos de alimentación recolector, fil- llo de la mayoría de los organismos (Murray
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 241

Figura 5. Modelo de “Habitat Templet” definido para las vegas de Puna. Los cuatro tipos
funcionales quedan definidos por una combinación de filtros relacionados con un gradiente
altitudinal y un gradiente longitudinal (oeste-este).

y Goldberg, 2013). Los ambientes acuáticos filtrar los rayos UV nocivos y aumentar el
se ven influidos por estas condiciones que metabolismo, adaptaciones comportamen-
se suman a las del propio medio (e.g., alta tales tales como la migración vertical dentro
salinidad o acidez) que se generan como del suelo, la permanencia bajo la capa de
consecuencia de las características geológi- nieve donde pueden mantenerse activos y la
cas de la región o de actividades humanas exposición del cuerpo al sol durante la época
como agricultura, ganadería, urbanización o fría para aumentar la temperatura (Ferreyra
minería. El comportamiento y fisiología de et al., 2005). Estas mismas estrategias, o al-
los artrópodos y macroinvertebrados acuá- guna de ellas, podrían desarrollarse en los
ticos son muy variables y las generalizacio- grupos acuáticos, aunque prácticamente no
nes difíciles de realizar. Para los artrópodos hay estudios al respecto. Existen en cambio
terrestres en ambientes altoandinos, como algunos estudios sobre la comunidad de
algunas especies de langostas, escarabajos macroinvertebrados acuáticos en zonas de
o mariposas, se observó una prolongación la Puna en Catamarca (Grosso et al., 1999)
del periodo larval a más de un año, la con- o Jujuy (Murray y Goldberg, 2013) donde
centración de la actividad reproductiva en las condiciones del pH son extremas (pH
la corta estación de crecimiento y una dis- > 3). En ambos casos los dípteros de la fa-
minución o eliminación de la longitud del milia Chironomidae, fueron los organismos
estado adulto (Ferreyra et al., 2005). Tam- dominantes; ciertos escarabajos de la fami-
bién se observan adaptaciones morfológicas lia Dytiscidae y algunas chinches de agua
como la disminución del tamaño corporal y del orden Hemiptera, resultaron también
la presencia de melanismo que les permiten ser muy tolerantes a condiciones de alta
242 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

acidez. En estos ambientes, suelen encon- González Achem A. L., Rolandi M. L., Fernán-
trarse oligoquetos ya que al no estar en la dez H. R. 2015. Saline waters and mac-
roinver tebrates in subtropical Andean
columna de agua, sino en los sedimentos que streams. Ecología Austral, 25: 26-36.
actúan como buffer, resultan más tolerantes González Achem A. L., Seeligmann C., Al-
a la acidificación (Tripole et al., 2008). Si derete M. 2014. Variaciones espacio-
consideramos las condiciones particulares de temporales de la flora diatomológica en
Laguna de Los Pozuelos (Jujuy, Argen-
la Puna, sin los extremos de acidez, salini-
tina). Boletín de la Sociedad Argentina
dad o temperaturas que se pueden dar por de Botánica, 49: 177-193.
condiciones muy específicas (e.g., actividad Grosso L. E., Peralta M., Romero F. 1999.
geotermal, minera) se evidencian cambios en Inver tebrados acuáticos de los ríos
la comunidad de macroinvertebrados (Tabla Choya, Potrero, Quebrada Minas, Can-
dado, Blanco y Andalgalá. En: E. Lavilla
3) en comparación con otras ecorregiones. y J. González (eds), Biodiversidad de
Cambios tales como una disminución en la Agua Rica (Catamarca,Argentina). BHP
abundancia y riqueza de ciertos grupos y COPPER y Fundacion Miguel Lillo, Argen-
un reemplazo por otras especies quizás más tina, pp. 135-156.
tolerantes a las condiciones particulares del Hanson P., Springer M., Ramírez A. 2010.
Capítulo 1: Introducción a los grupos de
ambiente puneño. macroinver tebrados acuáticos. Revista
de Biología Tropical, 58: 3-37.
AGRADECIMIENTOS Jacobsen D. 2004. Contrasting patterns in
local and zonal richness of stream in-
Las autoras agradecen a Carlos Molineri, vertebrates along an Andean altitudinal
cuyos comentarios y observaciones contri- gradient. Freshwater Biology, 49: 1293-
buyeron a mejorar este manuscrito. A José 1305.
Jacobsen, D., Marín, R. 2007. Bolivian
Rodríguez por su invaluable contribución en
Altiplano streams with low richness
la realización de los muestreos. A CONICET of macroinver tebrates and large diel
(Consejo Nacional de Investigaciones Cien- fluctuations in temperature and dis-
tíficas y Técnicas) y FML (Fundación Miguel s o l v e d o x y g e n . A q u a t i c E c o l o g y, 4 2 :
Lillo) por el apoyo económico. Este estudio 643-656.
Izquierdo, A. E., Aragón R., Navarro C. J.,
fue financiado por los proyectos: PICT 1565, Casagranda, E. 2018. Humedales de la
PIP 0330, PIUNT cn-G516, y PICT 1910. Puna: principales proveedores de ser-
vicios ecosistémicos de la región. En:
L I T E R AT U R A C I TA D A H. R. Grau, M. J. Babot, A. Izquierdo
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244 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Artrópodos de la Puna


Molina, María Alejandra; Claudia Szumik
Unidad Ejecutora Lillo (CONICET–FML), Miguel Lillo 251, (4000) San Miguel de Tucumán, Tucumán,
Argentina, alesar tes@gmail.com

Los artrópodos, en especial los grupos de Szumik et al., 2012) y punto de partida en
alta endemicidad (viven exclusivamente en la selección de áreas naturales protegidas.
una zona dada) son muy buenos casos para Sin embargo, el conocimiento de la fauna
caracterizar divisiones biogeográficas (ver de artrópodos en regiones de altura de la

Figura 1. A. Colletes sp.; B. Avispa cuco de la familia Chrysididae; C. Prionyx sp.; D-F. Abe-
jas del género Megachile; G. Mizynum sp.; H. Avispa arenera Zyzzyx chilensis sobre Aloysia
desertícola; I. Amophila sp. predando una larva del lepidóptero Agrotis; J. Agalla construida
con resinas y piedritas producida por abejas de género Anthidium; la estructura se encuentra
adherida a las ramas de Adesmia horrida; K. Capullo de abejas del género Megachile con-
struido con los pétalos de Adesmia horrida; L. Agalla producida por un microhimenóptero;
M. Larva de himenóptero dentro de la agalla producida en el tallo de Adesmia; N. Capullo de
abejas del género Megachile construido con hojas de Chuquiraga atacamensis. Fotografías
de A. Molina.
M. A. Molina, C. Szumik: Atrópodos de la Puna 245

Argentina ha sido anecdótico o muy espe- del género Amophila (Figura 1I) muy activas
cífico. en cualquier estación del año. Cabe destacar
En las regiones de la Puna y Altoandi- la gran diversidad de interacciones insecto
na, con sus condiciones climáticas extremas – planta que pueden encontrarse en la Puna,
asociadas, se conoce una notable cantidad como es el caso de las agallas producidas por
de endemismos, tanto en grupos como los microhimenópteros y varias especies de Me-
solífugos, copépodos y fásmidos que son bas- gachile sobre Adesmia horrida (Figura 1J-M),
tante raros en la naturaleza y se caracterizan Parastrephia lepidophilla, Parastrephia lucida,
por su baja movilidad, como en grupos con Parastrephia quadrangularis, Chuquiraga ata-
elevada variedad de formas como los ácaros, camensis (Figura 1N) y Fabiana punensis.
pseudoescorpiones, anfípodos, ortópteros,
coleópteros, lepidópteros e himenópteros. L I T E R AT U R A C I TA D A
Asi también hay artrópodos completamen-
Mauri E. A. 1998. Solifugae. En: J. J. Morro-
te ausentes en la región (e.g., embiópteros, ne y S. Coscarón (eds.), Biodiversidad
migalomorfas) y otros que están presentes de ar trópodos de Argentina. Ediciones
en cualquier ambiente terrestre simplemen- Sur, La Plata, pp. 560-560.
te por su marcada capacidad de dispersión Szumik C, Aagesen L., Casagranda D., Arza-
(e.g., abejorros, licosas). mendia V., Baldo D., Claps L. E., Cuezzo
F., Díaz Gómez J. M., Di Giacomo A.,
La época de mayor actividad para
Giraudo A., Goloboff P., Gramajo C., Ko-
los insectos y otros artrópodos es el vera- puchian C., Kretzschmar S., Lizarralde
no, cuando las lluvias y la abundancia de M., Molina A., Mollerach M., Navarro
flores generan condiciones ideales para la F., Nomdedeu S., Panizza A., Pereyra V.
actividad de estos organismos (Szumik et al., V., Sandoval M., Scrocchi G., Zuloaga F.
2016). Un ejemplo de la diversidad genética O. 2012. Detecting areas of endemism
with a taxonomically diverse data set:
y funcional de los artrópodos puneños son
plants, mammals, reptiles, amphibians,
los himenópteros (Figura 1), que incluyen birds and insects from Argentina. Cla-
especies muy comunes tales como Colletes distics 28: 317-329.
sp. (Figura 1A), las conocidas avispas «cuco» Szumik C., Molina A., Rajmil J., Aagesen L.,
Neochrysis sp. (Figura 1B) que parasitan a Correa C., Pereyra V. V., Scrocchi G.
otros himenópteros, Prionyx sp. (Figura 1C), 2016. El maravilloso mundo de los ani-
males y plantas de la Puna. Alfarcito,
las abejas del género Megachile (Figura 1D-
laguna de Guayatayoc, Jujuy, Argentina.
F) que se caracterizan por acumular el po- Serie Conservación de la Naturaleza 22.
len principalmente en el abdomen. Un caso Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argen-
particular es el de las avispas depredadoras tina.
246 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

12 ä Ecosistemas microbianos de la Puna.


El inmenso valor de lo diminuto
Farias, María Eugenia
Laboratorio de Investigaciones Microbiológicas de Lagunas Andinas (LIMLA), Planta Piloto de Procesos
Industriales Microbiológicos (PROIMI), CCT, CONICET, Tucumán, Argentina.
Correo electrónico: mefarias2009@gmail.com

ä Resumen — En los últimos años ha tomado relevancia el estudio de la Puna desde el


punto de vista de los microorganismos extremófilos, sobre todos desde el hallazgo de ecosis-
temas microbianos tipo estromatolitos en laguna Socompa en el año 2009. En este capítulo
se presenta un estado del conocimientos de los microorganismos que habitan las lagunas y
salares de la Puna y los mecanismos que los mismos desarrollan para sobrevivir a las con-
diciones extremas en particular la alta radiación UV, salinidad y concentración de Arsénico,
junto con los mecanismos para dispersar a través de plásmidos esta diversidad de resisten-
cias. Por otro lado se revisarán los principales ecosistemas microbianos tipo microbialitos
tapetes microbianos y endoevaporitas reportados en la Puna de Argentina, su clasificación,
distribución y estado de conocimiento sobre la biodiversidad y los mecanismos moleculares
ancestrales para obtener energía y protegerse de las condiciones adversas de la Puna.
Palabras clave: Microbiología ambiental, extremófilos, Puna, radiación UV, lagunas andinas,
arsénico, estromatolitos.

ä Abstract — “Microbial ecosystems of the Puna. The immense value of the diminute”.
In recent years, the study of Puna from the point of view of extremophile microorganisms
has become relevant, especially since the finding of stromatolite-type microbial ecosystems
in Socompa lagoon in 2009. This chapter presents a state of knowledge of microorganisms
that inhabit lakes and salt flats Puna and mechanisms that they have developed to survive
the harsh conditions including high UV radiation, salinity and high arsenic concentration,
together with mechanisms to disperse through plasmids this diversity of resistances. On the
other hand, we will review the main microbial ecosystems microbial type microbial mats and
endoevaporites reported in the Puna of Argentina, their classification, distribution and state
of knowledge about biodiversity and the ancestral molecular mechanisms to obtain energy and
protect themselves from the adverse conditions of the Puna.
Keywords: Environmental microbiology, extremophiles, Puna, UV radiation, Andean lakes,
arsenic, stromatolites.

L A G U N A S D E A LT U R A D E L A tres dominios (Bacteria, Archaea y Eukarya);


PUNA ANDINA: UNA FUENTE éstos son categorizados dentro de subgru-
DIVERSA DE MICROORGANISMOS pos de acuerdo a características específicas
POLIEXTREMÓFILOS de sus ambientes, esto es, psicrofílicos, ter-
Los ambientes extremos son definidos mófilicos, halofílos, alcalófilos, acidófilos
como hábitats que experimentan una expo- (Seufferheld et al., 2008).
sición estable o fluctuante a uno o más fac- Ejemplos típicos de ambientes extremos
tores del entorno tales como salinidad, con- son las lagunas de altura de la Puna andina
ductividad (una medida de las sales que hay (entre los 3.000 y 6.000 msnm) al noroes-
disueltas en el agua), desecación, radiación te de la Argentina, norte de Chile, sudoeste
UV, presión barométrica, pH, temperatura. de Bolivia y sur de Perú (Figura 1). Están
Los microorganismos que colonizan los am- nucleados en las numerosas cuencas endo-
bientes extremos son llamados extremófilos, rreicas que dan lugar a lagunas y salares
y este grupo incluye representantes de los (Izquierdo et al., este volumen). La mayoría
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 247

de estos humedales están completamente et al., 2004; Dib et al., 2008; Ordoñez et al.,
aislados, experimentan amplios rangos de 2009, 2015, 2017; Flores et al., 2009; Gorriti
temperatura a diario (25 ºC), son de leve et al., 2014). De esta colección, se han se-
a hipersalinos, y están sujetos a baja dispo- leccionado 11 organismos por su capacidad
nibilidad de fosfato y a una alta intensidad de resistir condiciones extremas y se han
de radiación solar UV-B, metales(As, Cu, Li, secuenciado sus genomas completos. Acine-
etc.), alcalinidad y baja presión de O2. To- tobacter sp. Ver 3 (UV), Exiguobacterium sp.
das estas condiciones extremas recrean en la N39 (UV) y S17 (As), Halorubrum sp. A67
Puna lo que pudieron ser las condiciones de y A126 (As), Sphingomonas sp. S17 (com-
la sopa primitiva donde se desarrolló la vida puestos orgánicos), Stenotrophomonas sp.
durante el Arqueano (4.000 a 2.500 millones (antibióticos), Salinivibrios sp., S34, S35 y
de años atrás) o las posibles condiciones que S10B (producción de xantorodopsina), Nes-
se dieron en Marte hace millones años. En terenkonia sp. Act20 (desecación) (Ordoñez
un relevamiento que se lleva a cabo desde el et al., 2014, 2015, 2013; Dib et al., 2013 a,
año 2004, representantes de las comunida- b; Farias et al., 2013; Burgenes, 2014; Kurth
des microbianas que viven en tales ambien- et al., 2015; Gorriti et al., 2015).
tes acuáticos fueron estudiadas en nuestro Hasta ahora se pudo establecer que en
laboratorio (Laboratorio de Investigaciones estos ambientes las bacterias son muy resis-
Microbianas de Lagunas Andinas LIMLA tentes a antibióticos (ATB) en altas dosis, in-
www.limla.com.ar) demostrándose que estas cluso a ATB de segunda y tercera generación
comunidades toleran grandes fluctuaciones (Dib, 2008, 2009a, b), que la reparación de
de factores medioambientales, además de fotoproductos en el ADN mediada por fo-
constantes condiciones extremas (Fernan- toliasas es uno de los principales mecanis-
dez Zenoff et al., 2006; Zenoff et al., 2006; mos involucrados en la elevada resistencia
Dib et al., 2008, Ordoñez et al., 2009, 2015, a la radiación UV (Fernández Zennof et al.,
2017; Albarracín et al.2012, 2013, 2014, 2006; Albarracín et al., 2012, 2014, 2015;
2015, 2016a,b; Kurth et al. 2015). Albarracín et al., 2014; Kurthh et al., 2015),
que los fotorreceptores del tipo rodopsinas
ORGANISMOS EXTREMÓFILOS DE LA son un sistema muy distribuido para generar
PUNA: EL ARTE DE RESISTIR energía (Gorriti et al., 2014; Albarracín et
LO EXTREMO al., 2016; Rascovan et al., 2016) y que el As,
Sobrevivir a las condiciones extremas cuando no es utilizado como para generación
requiere una serie de estrategias. En los úl- de energía, (Rascovan et al., 2016; Ordoñez
timos años se ha realizado el aislamiento et al., 2017), es resistido principalmente por
de numerosos microorganismos de la Puna un sistema poco reconocido que está deter-
a partir del agua (bacterioplancton), sedi- minado por los genes ACR3 (Ordoñez et al.,
mentos, suelos, microbialitos, tapetes, sal- 2015). Por otro lado, se pudo establecer la
mueras y hasta fumarolas de volcanes, ge- presencia de megaplásmidos nuevos que son
nerando una colección de 585 especímenes capaces de dispersar los genes de resistencia
identificados por marcador molecular ADNr descriptos anteriormente en la comunidad
16 S distribuidos entre bacterias, arqueas, (Dib et al., 2009, 2013a, b, 2015). A con-
cianobacterias y hongos (Albarracín et al., tinuación realizaremos un breve repaso de
2016). Toda esta biodiversidad fue recono- los fueron los trabajos más destacados que
cida como la 1ra colección de cultivos de llevaron a estas conclusiones.
microorganismos extremófilos en el SNDB.
El criterio de selección fue a la capacidad Luz y radiación uv :
de resistir condiciones extremas como radia- El ying y el yang
ción ultravioleta (UV), resistencia a arsénico Si un organismo vive en la Puna sobre
(As), salinidad, desecación, y otros (Zenoff los 3.600 msnm, tiene dos opciones, o se
248 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

«esconde» de la radiación solar o genera me- luz para activarse. Una de las más resisten-
canismos para defenderse. El problema es tes resultó ser Acinetobacter. Estos trabajos
que la materia orgánica disponible en este continuaron con el estudio de la fotoliasa
desierto de altura es muy escasa o casi nula, (Ver3Phr) de Acinetobacter sp. Ver3, pues-
siendo la luz la principal fuente de energía; to que esta cepa demostró alta resistencia a
por lo tanto, la vida microscópica depende UV y eficiente capacidad de fotorreparación
de la luz ya sea través de la fotosíntesis oxi- (Albarracín et al., 2012, 2016; Kurth et al.,
génica (en cianobacterias y diatomeas) o 2016). De acuerdo a estudios filogenéticos,
anoxigénica (alpha y gamma proteobacterias de comparación de secuencia con la fotolia-
entre otras) o como de los sistemas de gene- sa CPD-Clase I de Escherichia coli (EcPhr)
ración de ATP por gradiente de membrana y de modelado por homología estructural,
a través de las rodopsinas (arqueas, bac- se confirmó que Ver3Phr correspondería a
teroidetes y proteobacterias). Por lo tanto, una PL CPD-Clase I. La capacidad de fotorre-
hay que resistir la radiación UV para poder paración de la fotoliasa fue confirmada por
obtener energía del sol. Eso fue lo que se experimentos de complementación cuando
encontró cuando se realizaron experimentos el gen codificante de Ver3Phr fue clonado
de exposición a UV natural a 4.600 msnm en en vectores pQE60 e incorporado por trans-
laguna Vilama (Farias et al., 2009). Los me- formación a una cepa E. coli (KY1225) con
canismos de resistencia a UV en procariotas mutaciones deletéreas para los genes RecA
en la Puna que se han encontrado incluyen: y EcPhr, y por lo tanto deficiente en fotorre-
i) la generación de pigmentos y compues- paración del daño a ADN y en reparación
tos fenólicos que aumentan su producción de daño en la oscuridad. De esta forma, se
en presencia de UV (Flores et al., 2009); ii) determinó la exitosa expresión de Ver3Phr in
fototrofía negativa, como lo que vimos en vivo la cual fue comparable con la actividad
las cianobacterias de los estromatolitos de de EcPhr clonada en la misma cepa mutante
Socompa que en los momentos de mayor (Albarracín et al., 2014, 2016) . La secuen-
exposición a UV migran para protegerse de- cia de la cepa Ver 3 permitió compararlo
bajo de los Deinococcus (Farias et al., 2013; con otros genomas no extremófilos de este
Toneatti et al., 2017) (Figura10); iii) la pre- género encontrándose que Ver 3 tenía una
sencia de sistemas antioxidantes (DiCapua serie de genes no reportados para este gé-
et al., 2011; Ordoñez et al., 2015); iv) el nero tal como nuevos criptocromos. El perfil
uso de una enzima (fotoliasa) que repara los proteómico de Ver 3r expuesta demostró una
dímeros de pirimidina (CPDs) generados por regulación positiva de catalasas citoplasmá-
radiación UV en presencia de luz (Fernández ticas y proteínas asociadas a la síntesis de
et al., 2006; Albarracín et al., 2014, 2016). aminoácidos y proteínas. De forma contraria,
Los primeros indicios de que esta enzima era las vías de generación de energía como la
importante en la reparación de daño al ADN glicólisis, la betaoxidación de ácidos grasos
generado por UV fueron reportados por Fer- y las cadena respiratoria disminuyeron su
nández Zenoff (2006) donde se compara la expresión (Kurth et al., 2015).
resistencia a UV y la capacidad de reparar Obtener energía a partir de la luz en los
la acumulación de CPD´s en bacterias de la ecosistemas altoandinos es complicado; si
misma especie aisladas de nuestras lagunas bien la luz es fuente de energía, la RUV afec-
comparadas con bacterias de colección aisla- ta los fotosistemas. En base a los resultados
da de ambientes no «extremos» (Fernández obtenidos de metagenomas (Fernandez et
Zenoff et al., 2006). Se demostró que, a pe- al., 2015; Kurth et al., 2015; Rascova et al.,
sar de ser de la misma especie, la bacteria 2015) y estudios geoquímicos en ecosistemas
aislada de lagunas andinas era más resisten- microbianos andinos asociados a minerales
te y reparaban más eficientemente el daño (EMAM, ver más adelante), se vislumbra que
al ADN generado por UV. Este mecanismo de las condiciones extremas de la Puna afec-
reparación usaba, a su vez, la energía de la tarían el sistema de fotosíntesis oxigénica
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 249

llevado a cabo por cianobaterias en comu- 2013, 2015; Gutiérrez-Preciado et al., 2017).
nidades microbianas asociadas a minerales En este sentido los fenotipos de Exiguobac-
(yeso, halita, carbonatos). Por lo tanto, sis- terium sp. N39 aislado de laguna Negra (5
temas alternativos de obtención de energía mg L As) comparado con Exiguobacterium sp
serían relevantes. Entre estos, se destacarían S17 (35 mg.L As) difieren en que el segundo
los sistemas de producción de energía bacte- es más resistente a As que el primero (Bel-
rio-halo-xanto-rodopsinas producidos por los fiore et al., 2013). La comparacion de sus
grupos filogenéticos predominantes en estos genomas demostró que S17 presenta genes
ecosistemas (bacteroidetes y haloarqueas). para Acr3 que codifica para una proteína de
Es así que en base a la secuenciación de tres bomba de eflujo asociada a la membrana, la
genomas de Salinivibrio aislados de Socom- cual estaría asociada a la mayor resistencia
pa se determinaron los sistemas de xanto- de S17 a As (Ordoñez et al., 2015). Se sabe
rodopsinas nunca reportados hasta ahora que el gen arsB es una proteína de membra-
en ese grupo filogenetico. Por otro lado, se na que bombea arsenito fuera de la célula
demostró que los genes que codifican para y a menudo se asocia con una subunidad
halorodopsina son abundantes en el meta- ATPasa (Achour et al., 2007; Páez-Espino et
genoma de Diamante y que los Halorubrum al., 2009; Poirel et al., 2013), mientras que
aislados de laguna Diamante y ojos del sa- el gen Acr3 contribuye a la desintoxicación
lar de Antofalla, usarían este sistema para celular contra arsenito (AsIII) específica-
crecer más en presencia de luz (Gorriti et mente, una de las especies de arsénico más
al., 2014; Albarracín, 2015; Rascovan et al., tóxicas. Este gen tambien fue reportado en
2016; Kurth, 2017). los genomas de cepas resistentes a As aisla-
das de esta laguna (Acinetobacter sp. Ver3,
El arsénico , Exiguobacterium sp.N39, Salinivibrios sp.,
un veneno no tan venenoso S34, S35 y S10B, Nesterenkonia sp. Act20
Otra de las resistencias ampliamente y. Halorubrum sp.) poniendo en evidencia
distribuidas en las lagunas andinas es la re- la alta distribución de sistema de resistencia
sistencias a arsénico (As), un elemento que a As en los ecosistemas microbianos de la
se encuentra en los sistemas naturales en Puna. El análisis de los metagenomas apoyan
una gran variedad de formas químicas, in- estos resultados. (Kurth et al., 2017; Saona
cluyendo formas inorgánicas como arsenito et al., 2017). Como se verá más adelante en
[As(III)] y arseniato [As(V)], y formas orgá- comunidades complejas de microbialitos, el
nicas metiladas. Porque no solo de resistir se As jugaría un rol importante en la obtención
trata, como se verá más adelante en los estu- de energía (Rascovan et al., 2016).
dios de metagenomas y genomas de aislados
de laguna Diamante y estudios en el salar de Los plásmidos y la dispersión
Atacama, la oxidación de As para obtener de otras resistencias
energía sería un mecanismo ampliamente A medida que el estudio de las resisten-
distribuido en los EMAM andinos. Micro- cias a UV y As avanzaban, se fueron encon-
organismos con alta tolerancia a As, fueron trando indicios de que había una relación
aislados de estos ambientes, entre las más entre la capacidad de resistir a UV, crecer
destacados podemos nombrar cepas pertene- en arsénico y ser resistente a antibióticos
cientes a los géneros y/o especies: Acineto- (Dib, 2008). Sin bien en un primer momen-
bacter johnsonii (A2), Rhodococcus erithropo- to se realizaron sólo experimentos fisiológi-
lis (V2), Micrococcus sp. (V7), Staphylococcus cos de resistencia, la secuenciación de los
saprophyticus (A3), Brachybacterium sp. (V5) genomas y megaplásmidos lineares avaló
(Dib et al., 2008), Sphingomonas sp. S17 (Fa- esta hipótesis ya que se demostró que los
rias et al., 2011), Acinetobacter sp. Ver3, Exi- mismos (pLMA1, pLMA7, pLMV7, pLMH5,
guobacterium sp. N39 y S17 (Ordoñez et al., pJD12 de cepas de Micrococcus y pAP13 de
250 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Brevibacterium sp.) dispersan y cotransfieren ECOSISTEMAS MICROBIANOS


genes de reparación del ADN, de resistencia ASOCIADOS A MINERAL EN LOS
a metales pesados como el zinc y el cadmio, ANDES
de resistencia a antibióticos (eritromicina y Ecosistemas microbianos asociados
tetraciclina), de resistencia al estrés oxidati- a minerales en la puna
vo, entre otros (Dib et al., 2008, 2009, 2010
a, b, 2013 a, b, c, 2015 a, b). Los ecosistemas microbianos andinos aso-
El tema de las resistencias a antibióticos ciados a minerales (EMAM) son asociaciones
es una cuestión intrigante ya que estos am- de bacterias, cianobacterias, haloarqueas y
bientes prístinos están lejos de la contamina- diatomeas que influyen o inducen la pre-
ción antropogénica y la presión selectiva; sin cipitación de minerales en lagunas, fuen-
embargo, todas las cepas aisladas de agua, tes hidrotermales, fumarolas de volcanes y
sedimento y heces de pájaros de las lagunas salares de la Puna. Incluyen tapetes micro-
demostraron poliresistencia a antibióticos bianos, microbialitos (estromatolitos, trom-
que incluyendo antibióticos de segunda y bolitos, oncolitos y leiolitos), biopelículas y
tercera generación como la azitromicina y en endoevaporitas y se desarrollan asociados a
concentraciones muy altas (Tabla 1). Esta re- humedales de la Puna. Fueron reportados
sistencia se compartía también con resisten- por primera vez en el año 2009 en laguna
cia UV y a As (Dib et al., 2008). La hipótesis Socompa, Salta (Farias et al., 2013; Kurth et
sería que estas resistencias podían deberse al., 2017; Toneatti et al., 2017); a partir de
a la alta capacidad mutagénica que tienen este hallazgo comienza el relevamiento inte-
estos ecosistemas poliextremófilos. Que en gral de estos ecosistemas en todo el altiplano
condiciones extremas de estrés (principal- de Argentina, Chile y Bolivia, registrándo-
mente a UV) gatillarían el sistema SOS, que se hasta el momento al menos 30 ecosiste-
activa el sistema UmuCD, capaz de reparar mas distribuidos en distintos países (Farias
daño en ADN al azar, sin usar ADN molde et al., en preparación). La importancia de
generando numerosas mutaciones. Esta hi- los EMAM de la Puna se basa en que son
pótesis estaría avalada por el alto número los más altos descriptos hasta el momento y
de genes UmuCD que se reportaron en los debido a las condiciones extremas que da la
genomas y megaplásmidos secuenciados y altura (alta radiación UV, baja presión de O2,
en la alta capacidad mutagénica probada cambios bruscos de temperatura, oligotrofia,
a través de la generación espontaneas mu- etc.), estos ecosistemas se desarrollan en el
tantes resistentes a Rif después de un estrés ambiente más parecido a la Tierra primitiva
(Fernández Zenoff et al., 2006; Dib et al., que se conoce en el planeta (Farías et al.,
2009). 2011a, b; Lynch et al., 2012; Farías et al.,
La acumulación de ceras y lípidos como 2013, 2014, 2017; Albarracín et al., 2013,
respuesta al estrés de desecación, estrés oxi- 2014; Belfiore et al., 2013; Gorriti et al.,
dativo o condiciones limitantes de nutrien- 2014; Urbano et al., 2013, 2014; Ordoñez
tes como N o C, resultó también ser una es- et al., 2014, 2017; Rascovan et al., 2014;
trategia muy eficiente para sobrevivir a las Rasuk et al., 2014, 2016, Kurth et al., 2017)
condiciones extremas de la Puna, el sistema (Figura 1).
emblemático que se está estudiando es el Algunas definiciones:
que presenta Rhodococcus (Bequer Urbano Si bien entre los microbialitos los es-
et al., 2013, 2014). tromatolitos son los más conocidos, estos
Todos los estudios antes presentados fue- representan sólo un tipo de ecosistema mi-
ron realizados en microorganismos aislados. crobiano. A pesar que existen controversias
A partir de ahora se analizará el estado de científicas sobre su clasificación, intentare-
conocimiento que hay a nivel de comunida- mos dar aquí algunas definiciones generales
des complejas como las reportadas en tape- (Figura 2).
tes microbianos y microbialitos.
Tabla 1. Resumen de los EMAM reportados y estudiados en Argentina. Abreviaturas: BF, biofilms; Ev, endoevaporitas; FH, fuente hidroter-
mal; FV, fumarola de volcán; L, laguna; Mi, microbialios; Oc; oncolitos; S, salar; TE, tapete evaporítico; TM, tapete microbiano; V, volcán.
Temperatura, conductividad O 2 y pH son considerados datos variables a lo largo del año.

Tipo de
Humedal Volcán o Posición Altitud Max. cond. pH T0 O2 Arsénico ecosistema Mineralogía Referencias
salar asociado global mS/cm (%) microbiano
CATAMARCA
L. Diamante V. Galán 26° 0’49.75”S 4595 217.3 11 14 1.02 117 Mi, BF Aragonita Rascovan
67°2’10.08”O Gaylussita et al., 2016

HV Galan 25°59’11.31”S 4828 6.5 85 ND 0.05 Mi - Rascovan


66°59’48.86”W et al., 2016

L. Carachipampa V. Carachipampa 26°27’2.29”S 3061 87,31 6.27 17 2.99 ND LM, Oc Aragonita Informe Linea de Base
67°30’39.38”W Morena del Valle Minerals

L. Pozo Bravo 25°30’49.63”S 4403 14 ND ND Mi, MM Aragonita Informe Línea de Base


67°34’39.20”W Farias et al., 20L

O. Ojos de Campo S Antofalla 25°33’51.23”S 3338 256.1 8.5 18 5.18 18


Rojo Norte 67°38’0.92”W Mi, MM Aragonita Farias et al., 2018

Las Quinoas Salar de 25°36’49.41”S 3338 256.1 8.5 18 5.18 18 TM, OC Aragonita Farias et al., 20
Antofalla Sur

L. Negra S Laguna Verde 27º40’S 4101 103.8 7.5 15 1.32 3 MM, OC Aragonita Farias et al., 2018
68º 23’W

SALTA

Socompa L. Socompa 24º28’S 3650 165 8.6 20 6.92 18 MM MI Aragonita Farias et al., 2013
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto

68º17’W Toneatti et al., 2017;


Kurth et al., 2017

Tolar Grande Salar Tolar 24°37’23.51”S 3515 201.7 6.5 14 2.87 0.59 EM Gypsum Halite Farias et al., 2011
Grande 67°22’14.35”W
JUJUY

Vilama 22º35’S 4450 7.1 ND ND 11.8 TM ND Farias et al., 2009


66º55’W
251
252 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 1. Lagunas altoandinas. A, Ojo rojo en salar de Antofalla, Catamarca (3.900 msnm);
B, Tebenquiche, salar de Atacama (2.000 msnm); C, ojos de mar de Tolar Grande (3.600
msnm); D, laguna Diamante en el cráter del volcán Galán, Catamarca (4.650 msnm); E, laguna
Negra en el salar de Laguna Verde, Catamarca (4.500 msnm); F, laguna La Brava, salar de
Atacama (2.000 msnm); G, laguna Socompa, Salta (3.600 msnm).

– Evaporitas habitadas por extremófilos: – Microbialitos: depósitos órganosedi-


se forman en ambientes muy salinos como mentarios formados a partir de la interacción
resultado de la evaporación de agua. Están entre las comunidades microbianas bénticas
formados por yeso (sulfato de calcio) o sal (CMB) y los sedimentos detríticos o químicos.
(halita). Los microorganismos las habitan La presencia e interacción de las CMB con
para protegerse de las condiciones extremas los sedimentos detríticos y la precipitación de
del ambiente. La distribución microbiana es los carbonatos son el reflejo de la particular
la misma que la de los tapetes. Por eso se los combinación de las condiciones ambientales,
puede nombrar como tapetes evaporíticos. como elevada radiación UV, aguas salinas a
(Figura 2A) hipersalinas, temperaturas extremas y baja
– Tapetes (matas) microbianos: son co- presión de oxígeno, las cuales caracterizan
munidades microbianas que forman una al ambiente de la Puna catamarqueña. Las
alfombra (tapete) continua y compacta comunidades microbianas bénticas son aso-
multilaminada compuesta por diferentes ciaciones ecológicas complejas de bacterias,
comunidades. Las capas superiores necesi- cianobacterias, microalgas (diatomeas) y
tan O2 y luz. Las inferiores reciclan azufre. otros organismos microscópicos que pue-
Pueden o no precipitan minerales (Figura den interactuar con los sedimentos dando
2B). lugar a los tapetes microbianos y estos por
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 253

Figura 2. Cor te transversal de diferentes tipos de EMAM donde se pueden obser var los
diferentes estratos de crecimiento. A, Corte transversal de evaporita de yeso de Llamara
habitada por extremófilos; B, Tapete microbiano de Tebenquiche; C, Microbialito tipo trombolito
de laguna Brava; D, Oncolito de Tres Quebradas.

litificación a los microbialitos. Los tapetes d) Oncolitos: poseen estructura laminar


(matas) son comunidades microbianas que concéntrica respecto a un núcleo. Pueden te-
forman una alfombra continua y compacta ner formas esféricas, subesféricas aplanadas,
multilaminada compuesta por diferentes discoidales, etc. (Figura 2D).
comunidades. Las capas superiores necesi-
tan O2 y luz. Las inferiores reciclan azufre. Estratos de colores: ¿quién es quién? —
Pueden o no precipitar minerales (Burne y Una de las principales características de los
Moore, 1987) (Figuras 2C y 2D). Los micro- tapetes microbianos, evaporitas y microbiali-
bialitos pueden presentar una variedad de tos es que si los cortamos en forma transver-
estructuras internas en base a las cuales sus sal veremos tres capas de colores: arriba una
depósitos se pueden diferenciar en: capa clara que puede ser rosada amarilla o
a) Estromatolitos: poseen estructura es- blanca donde dominan los microorganismos
tratificada o laminar. más resistentes a la radiación solar. Abajo
b) Trombolitos: poseen estructura carac- y de color verde encontramos a los micro-
terizada por presentar coágulos (Figura 2C). organismos que hacen fotosíntesis con O2
Le confieren al depósito un aspecto motea- (cianobacterias), tienen un compuesto que
do. se llama clorofila que es parecido al de las
c) Leiolitos: poseen estructura masiva, no plantas y por eso tiene color verde. Abajo
se observa formas en la precipitación en color púrpura veremos a los microorga-
254 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

nismos que hacen fotosíntesis sin O2 princi- trimonial sino que también son vitales para
palmente usando azufre, están acompañas mantener el equilibrio en los ecosistemas.
de otros microbios que reciclan el azufre. 1) Producen O2: son sumideros de CO2
Tienen unos pigmentos muy característicos y productores de O2 en una zona donde la
(bacterioclorofilas) que le dan ese color púr- vegetación es escasa los ecosistemas micro-
pura. Abajo podemos encontrar a veces un bianos son, muchas veces, los principales, si
estrato negro corresponde a microorganis- no los únicos, productores de oxígeno.
mos que viven sin O2 y precipitan minerales 2) Mantienen la humedad de suelo: tie-
de hierro y azufre. Estos estratos pueden nen la capacidad de retener la humedad y
continuar hasta varios metros de profundi- por ende la diversidad microbiológica duran-
dad sobre todo en los tapetes microbianos. te la época seca (verano) permitiendo que el
En medio de estos estratos veremos peque- sistema se recupere en la época humedad.
ñas precipitaciones de diferentes colores 3) Evitan la salinización de zonas agríco-
(blancas, negras o grises) que pueden ser los las: al mantener el suelo húmedo evitan que
minerales que precipitan los microbios como el viento arrastre la sal de los salares y la
el carbonato de calcio, o minerales como el deposite en zonas aptas para agricultura.
yeso y la halita que se forman por evapora- 4) Son la base de la cadena alimenticia:
ción o bien partículas que quedan atrapadas en un ambiente extremo donde la vegetación
en el tapete. Estas precipitaciones se van en- es escasa, los sistemas microbianos albergan
dureciendo y dando consistencia al tapete el desarrollo de invertebrados que son la
y pueden ayudarlo a transformarse en una base del alimento de vertebrados, principal-
«roca viva» tipo microbialito (Figura 3). mente pájaros
Por otro lado, los ecosistemas microbia-
Ecosistemas microbianos nos pueden ser de gran importancia en el
y medio ambiente desarrollo económico de las zona ya que,
La importancia de estos ecosistemas no se por su relevancia científica y su particular
reduce solamente al interés científico o pa- belleza, dan un valor agregado al paisaje au-

Figura 3. Estratos de colores. Arriba una capa clara que puede ser rosada amarilla o blanca
donde dominan los microorganismos mas resistentes a la radiación solar. Abajo y de color
verde se encuentran los microorganismos que hacen fotosíntesis con O 2 (cianobacterias); tienen
un compuesto que se llama clorofila que es parecido al de las plantas y por eso tiene color
verde. Abajo en color púrpura se observan los microorganismos que hacen fotosíntesis sin O 2
principalmente usando azufre; están acompañadas de otros microbios que reciclan el azufre.
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 255

mentando el interés turístico de los salares y ron microbialitos, tapetes, biofilms y endo-
humedales del altiplano. evaporitas, todos ellos asociados a humedales
y salares donde existen grandes reservas de
Los emam en la puna : una ventana minerales estratégicos como el litio, cobre,
a la vida en la tierra primitiva potasio, etc. En el análisis integral de los da-
Los estudios de caracterización de los tos obtenidos hasta ahora, se encontraron una
EMAM en la Puna demostraron que los mi- serie de características únicas y comunes en
croorganismos no solo tienen genes que les los ambientes analizados destacando, entre
confieren resistencia a condiciones extremas otras, las siguientes: i) una predominancia
y que comparten esos genes a través de ele- de haloarqueas con respecto a bacterias en
mentos móviles, si no que también se asocian sistemas endoevaporíticos asociados a yeso
para sobrevivir formando una estructura or- y halita; ii) baja proporción de mecanismos
gánica e inorgánica que toma diferente for- de fijación de carbono por fotosíntesis oxi-
mas, desde simples biofilms hasta complejos génica (cianobacterias) y una predominancia
estromatolitos. Estas estructuras forman un de Gamma y Delta proteobacterias, con bac-
ecosistema en sí mismos, ecosistemas micro- terias que realizan fotosíntesis anoxigénica
bianos asociados a minerales, en donde hay y sus respectivos pigmentos (Bcl-a.b,c,d,e)
una perfecta distribución de los nichos ecoló- (Farías et al., 2013, 2014, 2017; Rasuk et al.
gicos de acuerdo a las disponibilidad de luz y 2014, 2015; Toneatti et al., 2017 ); iii) gran
O2, a la capacidad de resistir y a hasta de uti- diversidad y abundancia, a nivel de genomas
lizar metales como el As, la capacidad de re- y metagenomas, de rodopsinas (bacterio,
sistir a la UV, etc. A partir del descubrimiento halo y xanto-rodopsinas) para transducción
en Socompa se inició un relevamientos en el de energía lumínica generando potencial de
altiplano de Argentina, Chile y Bolivia, dando membrana (Gorriti et al., 2014; Albarracín et
lugar al reporte de otros EMAM que incluye- al., 2015; Kurth et al., 2015, 2017; Rascovan

Figura 4. Detalle de los distintos EMAN reportados en las laguna Diamante, Socompa y Tolar
Grande (tomado de Ahumada y Farias, 2015).
256 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 5. Microbialitos de laguna Diamante. A, detalle de biofilm rojo donde se detectó 93%
de arqueas; B, Microfotografía del biofilm (tomado de Rascovan et al., 2015).

et al., 2016); iv) presencia y predominancia de provincia de Catamarca, Argentina. El volcán


genes para arsenito oxidasa y arseniato reduc- Galán es un súper volcán que presenta una
tasa respiratoria en metagenomas dominados de las calderas más grandes del mundo (~34
en un 93% por haloarqueas, sugiriendo que km de diámetro); en su interior, alimentada
las mismas podrían estar obteniendo ener- por aguas hidrotermales se encuentra la la-
gía a través de la oxidación de arsenito y/o guna Diamante (4.560 msnm) que presenta
respirando arseniato (Rascovan et al., 2016; condiciones muy extremas (pH11, 117 mg/L
Kurth et al., 2017; Ordoñez et al., 2017); v) de arsénico, elevada salinidad: 217 mS/cm).
fijación de carbono (C) por rutas primitivas Debido a la altura a la que se encuentra,
no dependiente de O2, alternativas al ciclo de presenta una baja presión de oxígeno, recibe
Calvin (Fernández et al., 2016, Farias et al., altos niveles de radiación UV y muestra una
2017; Kurth et al., 2017); vi) una gran propor- gran amplitud térmica durante el día (-20 ºC
ción de biodiversidad microbiana (a nivel de a 10 °C). En este lugar, justo donde se en-
Phylum) y de compuestos (como pigmentos cuentra el aporte de una fuente hidrotermal
y proteínas) nunca antes descriptos (Rasuk que surge a 80 °C, 5 km arriba, encontramos
et al., 2015). sumergidas unas biopelículas rojas formadas
Para ilustrar la situación «alternativa» en la parte inferior por microbialitos de tipo
que encontramos en los ciclos biogeoquími- leiolitos (Figura 5). Se descubrió que estas
cos de los EMAM y la importancia científica biopelículas, en todos los casos, crecen sobre
y biotecnológica que pueden adquirir estos cristales de gaylussita (cristales tipo evapori-
ecosistemas se presentan aquí, a modo de tas (Na2Ca(CO3)2•5H2O) típicos de ambien-
ejemplo, tres casos: la estructura de la co- tes hiperalcalinos) y que se forman durante
munidad microbiana y su respuesta al estrés la temporada de verano cuando el nivel de
por UV en los estromatolitos de carbonato de agua es el más bajo del año. En invierno,
calcio de Socompa, el ciclo de As en biofilms cuando aumenta el nivel de agua, ambos,
sobre gaylussita asociados a microbialitos en los cristales de gaylussita y las biopelículas
Diamante, la rara diversidad de las evapori- (BD) son disueltos y no se encuentran en la
tas de yeso y microbialitos de carbonato de laguna (Rascovan et al., 2016; Ordoñez et
calcio del salar de Atacama. al., 2018).
El análisis de los pigmentos de esta bio-
Biofilms en laguna diamante : película roja reveló que su espectro es idén-
respirando arsénico dentro tico al de los pigmentos de Halorubrum; se
de un volcán trata de bacterioruberina, un pigmento tí-
La laguna Diamante está ubicada en el pico de organismos halófilos, lo que sugirió
cráter del volcán Galán a 4.550 msnm en la que la BD podría estar formada por haloar-
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 257

queas. El análisis metagenómico por pirose- separado dentro de la familia de proteínas


cuenciación directa del ADN total extraído que también se ubican en la parte inferior del
(shotgun sequencing) confirmó esta hipótesis. árbol (separados de otros grupos de Bacteria
Se identificaron 700 secuencias del gen de o Archaea), lo que sugiere que estas enzi-
ARN 16S; el 93 % perteneciente a la familia mas son probablemente arcaicas y no fueron
Halobacteriaceae y solo el 7 % al dominio adquiridas recientemente por transferencia
Bacteria. Hasta el momento, esta es la pri- horizontal desde otros grupos. Teniendo en
mera vez que una biopelícula formada por cuenta que laguna Diamante no es solamen-
Halobacteria es encontrada en la naturaleza. te extrema, sino también que se asemeja en
Los análisis de las pirosecuencias de 16S con cierto punto a las condiciones ambientales
cebadores para haloarqueas y bacterias reve- de la tierra primitiva y considerando la ele-
laron que el 95 % de la diversidad pertenece vada presión de selección en este medio
a arqueas tipo con dos géneros mayoritarios ambiente, es probable que estas enzimas
de Haloarchaea: Halorubrum y Natronomo- hayan sido acarreadas por este linaje desde
nas. Se alojan allí también varios otros gé- su origen, y que el origen mismo de esta
neros dentro de la familia Halobacteriaceae. familia de arsenito oxidasas podría remon-
Cuando se analizaron las secuencias metage- tarse incluso a una época tan antigua como
nómicas para entender mejor cómo se sos- el LUCA (último ancestro común universal).
tiene energéticamente esta biopelícula se en- Las enzimas arsenito oxidasas han sido pro-
contró, entre otras cosas, muchas secuencias puestas como candidatas a haber sido utili-
de bacteriorodopsinas y halorodopsinas que zadas por las primeras formas de vida para
probablemente participan en la generación la obtención de energía por quimiolitotrofía
de energía a partir de la síntesis de ATP. a partir de compuestos inorgánicos reduci-
dos, en particular del arsénico (Lebrun et al.,
El As como fuente de energía en BD.— Uno 2003). En la actualidad se ha reportado en
de los hallazgos más interesantes fue la pre- numerosos aislamientos bacterianos el uso
sencia de una gran proporción de secuencias de este tipo de enzimas para la obtención de
de genes aioAB, arsRBC y arrA, involucradas energía a partir del arsenito. Sin embargo,
en el metabolismo del arsénico (arsenotro- hasta el momento, nunca se había sugerido
fía), codificadas en el genoma de haloar- que fuera posible la obtención de energía
queas. Los genes aioA y aioB codifican la a partir de compuestos inorgánicos para las
enzima heterodimérica arsenito oxidasa que haloarqueas, un grupo típicamente conside-
participa tanto en la detoxificación de As en rado heterótrofo y/o fotótrofo (Rascovan et
bacterias heterotróficas (Muller et al., 2003), al., 2016). Conjuntamente a la presencia de
como la generación de energía en bacterias las arsenito oxidasas, se encontraron genes
quimioheterotróficas (Van Lis et al., 2013); y típicos de resistencia a arseniato (arsRBC)
quimiolitoautotróficas a expensas del arseni- que han sido descritos en gran medida en di-
to (AsIII), utilizado como fuente de electro- ferentes Haloarqueas (Wang et al., 2004).
nes (Oremland et al., 2002). La enzima Arr Otro hallazgo muy relevante fue el des-
es la responsable del proceso de la reducción cubrimiento de numerosas secuencias codi-
desasimilatoria del arseniato, utilizando el ficantes para arseniato reductasas respira-
arseniato (AsV) como aceptor final de una torias (arrA) de haloarqueas. Las arseniato
cadena de electrones (respiración anaeróbica reductasas son enzimas utilizadas en la res-
del arsénico). Hasta el momento, esta es la piración anaeróbica que catalizan la reduc-
primera vez que se reporta la presencia de ción del arseniato que actúa como último
arsenito-oxidasas en el genoma de una ha- aceptor de electrones en la cadena respira-
loarquea (Figura 6). toria. Una vez más, ningún reporte ha sido
Por otro lado, los análisis filogenéticos de publicado aún, describiendo la presencia
las arsenito-oxidasas en Diamante mostraron de este tipo de enzimas en haloarquea. Los
que estas secuencias pertenecen a un grupo análisis filogenéticos considerando toda la
258 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 6. Abundancia de genes implicados en el metabolismo del As en laguna Diamante,


comparado con dos cepas de Halorubrum. Los genes 16S rRNA se presentan para relativizar
la abundancia de genes presentes en una sola copia por celula (tomado de Rascovan et al.,
2016).

familia de las DMSO reductasas respaldan trotrancripción que los genes necesarios para
la identidad de las secuencias encontradas respirar arsénico se expresan en presencia
que agrupan dentro de las arrA. A diferencia del mismo, confirmando que los resultados
de los genes de arsenito oxidasas, la topolo- que arrojaban los metagenomas (Ordoñez et
gía del árbol filogenético construido a partir al., 2018).
de las secuencias de arrA mostró que estas
enzimas se encuentran alternadas entre las L aguna socompa y sus estromatolitos
secuencias de otros linajes de bacterias y, donde predomina la fotosíntesis sin O2
por lo tanto, podrían haber sido adquiridas y los deinococcus son un filtro
por transferencia horizontal en eventos re- a la ruv
lativamente recientes. Estas enzimas no se La laguna Socompa está situada en la re-
encontraron en los genomas de Halorubrum gión de la Puna del altiplano andino, en la
secuenciados hasta ahora, pero si se encon- base del todavía activo volcán Socompa, en
tró en el genoma del Halorubrum aislado una cuenca rodeada por afloramientos fósi-
de Diamante reportándose nuevamente por les de diatomitas. En la laguna de Socompa
primera vez la presencia de la respiración de hemos reportado la formación de tapetes
As en haloarqueas. De esta forma las haloar- microbianos formando estromatolitos (Fa-
queas dejarían de ser heterótrofas para pasar rías et al., 2011, 2013, Kurth, 2017; Toneat-
a ser quimiolitotrofas. ti 2017). Los estromatolitos de Socompa se
Halorubrum fue aislado de estas biopelí- encuentran a lo largo de la costa sur de la
culas y se comprobó mediante técnicas de re- laguna, en una área donde existe el aporte
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 259

de una fuente hidrotermal junto a numero- Esta distribución de las condiciones físico
sas filtraciones de aguas termales (26 °C) químicas se vio reflejada en la distribución
provenientes del sistema volcánico andino de pigmentos y de diversidad. Es así que clo-
moderno (Figura 7). El sitio está expuesto rofila a (Chla) y la ficocianina, pigmentos es-
al aire desde diciembre a mayo y sumergido pecíficos de las cianobacterias alcanzaron un
bajo 0,5-1 m de agua por el resto del año. máximo en la capa verde oscura subsuperfi-
El análisis por microscopía óptica y elec- cial (intervalo de profundidad 0,3-1,2 mm),
trónica reveló que los filamentos de ciano- y una disminución aproximadamente expo-
bacterias dominan los 2 mm superiores de nencial a profundidades mayores a 1 mm..
los estromatolitos. El resto del estromatolito Por el contrario las bacterioclorofilas (BChl)
se encuentra integrado por frústulas de dia- a y c aparecieron en una capa diferente a
tomeas, cristales de carbonato de calcio en profundidades de 4 a 5 mm (Figura 8).
forma de aragonita colonizado por organis- Debido a la complejidad y alta diversi-
mos procariotas especialmente en las capas dad de microorganismos encontrados en la
más profundas. estructura laminada del estromatolito, se
Las mediciones con microsensores revela- decidió a proceder con un segundo análisis
ron fuertes pendientes escalares de irradian- de la biodiversidad basado en pirosecuen-
cia, O2, pH y H2S que crean microambientes ciación de 16S rRNA, en 6 capas sucesivas
donde la luz y el O2 es rápidamente ‘filtrado del estromatolito (Toneatti et al., 2017). Los
en los 2 mm superiores’ con intensos cambio resultados revelaron que en la primera capa,
día noche. Siendo el O2 en condiciones de que se encuentra por lo general en contacto
luz cinco veces mayor que en la atmósfera con el aire y expuesta a altas dosis de ra-
a 0,5 mm de profundidad penetrando hasta diación ultravioleta debido a la gran altura
los 2 mm. Se destacan las condiciones de de la laguna (3.570 msnm), los organismos
anoxigénia que se observan a partir de los 2 dominantes fueron del Phylum Deinococcus-
mm con una alta producción de H2S. Thermus (87%), reduciéndose su abundan-

Figura 7. Los estromatolitos de Socompa y su hábitat. A, estromatolitos en la costa de la


laguna; B, forma típica de un estromatolito; C, esquema de la laguna de Socompa mostrando
los sitios relevantes; D, sección vertical del estromatolito; E, distribución de temperatura, pH,
conductividad y arsénico en las aguas muestreadas a lo largo de los puntos marcados en C
(tomado de Farías et al., 2013).
260 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 8. Perfiles de pigmentos en la sección transversal del estromatolito de Socompa.


(tomado de Farías et al., 2013). Escala: 1 cm.

cia drásticamente hacia adentro del estro- en la superficie está ligada a la protección
matolito. Los organismos de este phylum se del ecosistema de la radiacion UV (Farias,
caracterizan por su alta resistencia a la ra- 2013) (Figura 8). Un análisis funcional de
diación, a sustancias tóxicas, a altas y bajas metagenoma completo de Socompa indicó
temperaturas y se ha demostrado que son que la fijación de carbono podría ocurrir
incluso capaces de sobrevivir en el espacio no sólo por el ciclo de Calvin-Benson, sino
(Tian B, Hua 2010). Justo por debajo de la también a través de vías alternativas como
superficie de Deinococcus-Thermus, en la el ciclo TCA inversa, y la vía reductora de
capa 2, aparece una abundancia considera- acetil-CoA. Las deltaproteobacterias estuvie-
ble del phlyum Cyanobacteria (22,7 %), que ron involucradas tanto en la reducción de
se mantiene hasta la capa 5, en abundancias sulfato como en la fijación de nitrógeno. Se
decrecientes. Este grupo demostró ser des- encontraron diferencias significativas cuan-
plazado hacia capas inferiores en ausencia de do se comparó el metagenoma de estroma-
radiación UV demostrando que su presencia tolito de Socompa con el metagenoma de
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 261

los estromatolitos de Shark Bay (Australia), domos de evaporitas de yeso habitados por
principalmente en procesos relacionados endoevaporitas (que llamamos bioevapori-
con el estrés, particularmente resistencia al tas) en Tebenquiche. Cabe recordar que la
arsénico. Un análisis en profundidad reveló diferencia entre ambos sistemas litificados
un metabolismo sorprendentemente diverso (microbialitos y evaporitas) es que, en los
que comprende todos los tipos conocidos de microbialitos, existe una inducciónde las
vías relacionadas a la resistencia y genera- comunidades microbiana en la precipitación
ción de energía a partir de As. Mientras que del mineral que generalmente es carbonato
el ars operón fue el principal mecanismo, de calcio (Dupraz, 2010), mientras que, en
una importante abundancia de genes arsM los domos de evaporitas habitados por endo-
se observó en phyla seleccionados (Kurth et evaporitas, la génesis es principalmente por
al., 2017). evaporación y precipitación química (Figura
9). La posible influencia de los microorganis-
Microbialitos y endoevaporitas en mos en la formación de los domos no está
desierto de atacama : donde la fijación bien establecida como en los microbialitos
de c se hace a la antigua y es tema de una amplia discusión (Babel
2014; Farias et al., 2014). Por esa razón el
El desierto de Atacama (Chile), es el más
haber encontrado ambientesque comparten
árido del planeta. Presenta una superficie
estas dos estructuras es de gran importan-
que ha sido afectada por la erosión natural
cia para poder comprender los mecanismos
a lo largo de millones de años (Hongn et al.,
involucrados en la génesis de estos sistemas
en este volumen). Las cuencas de drenaje
modernos y así poder extrapolarlos a regis-
endorreico, contienen salares en su interior
tros fósiles en todo en planeta. Con ese fin,
(Risacher et al., 2003), formando presencia
se están llevando a cabo estudios compara-
de lagos someros salinos e hipersalinos don-
tivosde diversidad, geoquímica y metageno-
de predomina la precipitación de minerales
mica de estos ecosistemas (tapetes microbia-
ricos en sulfatos, cloruros y boratos (López-
litos y domos de yeso) (Farias et al. 2014,
López et al., 2010). En estos ambientes ex-
2017; Rasuk et al. 2014, 2015; Fernández et
tremos fueron reportados por primera vez
al., 2016). Sistemas similares de domos de
por nuestro grupo una gran diversidad de
yeso se reportaron en las lagunas de Llamara
EMAM que incluyeron tapetes microbianos
en el salar de Llamara, Atacama. Donde se
de halita, aragonita o yeso, microbialitos de
reportaron evaporitas de yeso habitadas por
carbonato de calcio y domos de evaporitas
una compleja comunidad de microorganis-
de yeso formando endoevaporitas (Figura 9) mos que se distribuyen en forma similar a
(Contreras y Farias, 2013; Farias et al., 2014, los tapetes microbianos (Rasuk et al., 2014,
2017, Rasuk et al., 2014, 2015; Fernandez 2015).
et al., 2015).
Una biodiversidad sin ciclo de Calvin.— La
Tapetes microbianos microbialitos
diversidad de estos ecosistemas, determina-
y endoevaporitas de yeso en el salar
da por pirosecuenciación, demostró que en
de atacama Llamara existe una predominancia de bac-
Las lagunas La Brava y Tebenquiche se teroidetes que migran verticalmente en las
encuentran ubicadas en los extremos norte diferentes estaciones en (Rasuk, et al. 2014).
y sur del salar de Atacama, respectivamen- Mientras que en Tebenquiche se han encon-
te (Farias et al., 2014). En ambas lagunas trado una predominancia de arqueas (hasta
se observa un gradiente de salinidad que un 95% de Euryarchaeota) en los sistemas
comprende la formación de tapetes micro- donde predomina en yeso y la halita. En
bianos de carbonato de calcio, halita y yeso las zonas donde predomina la precipitación
y continúa con tapetes litificados formando microbialitos de carbonato de la calcio en
microbialitos de carbonato en La Brava y La Brava se observó una predominancia de
262 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 9. Tipos de EMAM encontrados en Atacama A, B, D, F, tapetes microbianos; C,


comparación de evaporita de selenita y tapete microbianos; E, tapete microbiano con precipi-
tación de selenita y halita en zonas mas salinas; G, microbialitos de carbonatos sumergidos;
H, evaporitas de yeso; I, microbialitos de carbonatos formando plataformas expuestas al aire
(tomado de Farías et al., 2013).

arqueas (Euryarcheota y Chrenearcheota), che, se lograron amplificar los sistemas de


Firmicutes, el grupo o cultivado OP1 y Plan- arsenito oxidasa y arsenato reductasa tanto
tomycetes (Fernández et al., 2016; Farias et en el ADN total como en las arqueas aisla-
al., 2017). Lo que más llama la atención das como se hizo en Diamante lo que nos
observando la diversidad de La Brava y Te- lleva a intuir que el sistema de obtención
benquiche es que se observa una ausencia de energía a partir de As por las arqueas
de microorganismos que llevan a cabo el estaría ampliamente distribuido también en
ciclo de Calvin que es la forma en que el los ecosistemas de Atacama. Dado que en
carbono inorgánico (CO2) se tranforma en alta salinidad la concentración de O2 es baja,
carbono orgánico (glucosa) en las plantas y que las condiciones extremas de UV, As y
y cianobacterias actuales (cianobacterias y bajo O2 recrean condiciones de la tierra pri-
fotosintéticas anoxigénicas) y que los grupos mitiva estos resultados prometen ser el inicio
predominantes llevan a cabo una fijación de de una apasionante búsqueda que ayudará a
carbono alternativa, anoxigénica, primitiva dilucidar como eran los ciclos geoquímicos
como la Reductora de Acetil CoA, 3-Hidrixi- en la tierra primitiva sin O2. Los estudios
propinato o la del Hidroxibutirato (Figura geoquímicos y metagenómicos se están lle-
10). A su vez, la clorofila-a está casi ausente vando a cabo en el momento de la escritura
en La Brava y los niveles de detección de de esta revisión. (Farías et al., 2015, 2017;
O2 por electrodos fueron escasos. Por otro Fernández et al., 2016).
lado, tanto en La Brava como en Tebenqui-
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 263

Otras consideraciones y algunas neas de baja conductividad y la zona de alta


generalizaciones de los emam : conductividad que presentan las lagunas y
más preguntas que certezas los salares.
En base a los presentado hasta ahora se
pueden realizar las primeras observaciones ¿Cómo sería el ciclo de carbono?: una al-
de los EMAM andinos. ternativa a la fotosíntesis.— En general, el
estudio de la biodiversidad por marcadores
¿Por qué están dónde están? — En los moleculares (67 muestras metagenómicas
relevamientos de las numerosas lagunas y analizadas por pirosecuenciación) y por
humedales en la Puna (80 humedales) solo shotgun sequencing (5 metagenomas), junto
se han encontrado EMAM en un 30%. La con el estudio de diversidad de pigmentos y
pregunta que surge es ¿por qué se forman perfiles de producción de O2 con electrodos
donde se forma y no en otros lugares? Como de los EMAM, lleva a pensar que la foto-
respuesta se puede sugerir que la de acti- síntesis oxigénica no sería un mecanismo
vidad volcánica moderna con el aporte de predominante para producir ATP y fijar car-
condiciones de alta temperatura y aporte de bono. Se basa esta hipótesis en las siguien-
nutrientes específicos favorecería el desarro- tes observaciones: i) de las 67 diversidades
llo de estos ecosistemas, tal es así que en de comunidades de EMAM realizadas por
Socompa y Diamante se encontró el desa- pirosecuenciación en estos ambientes, las
rrollo de microbialitos solamente en el lugar cianobacterias y sus pigmentos (Clorofila a)
donde se da el aporte de fuente hidrotermal, están poco representadas, en cambio se ve
lo mismo ocurre en las lagunas de Atacama una dominancia de haloarqueas y Proteobac-
que se encuentran asociadas a zonas de alta terias (Alpha y Gamma) del tipo fotosintéti-
actividad volcánica (es frecuente ver fuma- cas anoxigénicas y sus respectivos pigmen-
rolas en los volcanes de Atacama) y con el tos fotosintéticos (bacterioclorofila a,b,c,d,e)
constante aporte de aguas subterráneas. Otra (Farías et al., 2013a, b, 2014, 2017; Rasuk
característica ambiental común en las áreas et al., 2014, 2016; Rascovan et al., 2016;
donde se reportan estos ecosistemas son las Kurth et al., 2017); ii) en algunos ambien-
zonas de mezcla entre surgentes subterrá- tes la producción de O2 en luz es escasa o

Figura 10. Distribución capa por capa de la diversidad en microbialitos de Atacama, Toda la
diversidad encontrada en todas las capas posee ciclos de fijación de C alternativos al ciclo
de Calvin (Tomado de Farias et al., 2017).
264 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

está limitada a los primeros 2 mm de los dencia que, lo que se ha estudiado en estos
estratos (Farías et al., 2013b; Toneatti et al., últimos años, es solo una aproximación ini-
2017); iii) en los metagenomas estudiados cial que revela un gran potencial cientifico
hasta el momento (Diamante, Llamara, Llui- y de aplicaciones biotecnológicas; por esa
llaillaco) no se han encontrado abundancia razón, sería importante incentivar el estu-
de genes de fotosíntesis oxigénica, pero sí los dio de estos ecosistemas microbianos no solo
correspondientes a la anoxigénica (Kurth et por interés académico si no también como
al., 2017), y/o sistemas de vías alternativas base de su preservación y aprovechamiento
para la fijación de carbono, por ejemplo, la de servicios ecosistémicos.
monóxido de carbono deshidrogenasa que
juega un papel fundamental en el ciclo del L I T E R AT U R A C I TA D A
carbono, permitiendo en forma bidireccio- Achour A. R., Bauda P., Billard P. 2007. Di-
nal, tanto hacer uso del CO como fuente de versity of arsenite transpor ter genes
energía como para utilizar CO2 como fuente from arsenic-resistant soil bacteria. Re-
de carbono. search in Microbiology, 158:128-137.
Esta vía alternativa para fijar carbono fue doi: 10.1016/j.resmic.2006.11.006
Albarracín V. H., Simon J., Pathak G., Valle
también reportada, en las fumarolas del vol- L., Douki T., Cadet J., Borsarelli C. D.,
cán activo más alto del mundo: el Lluillailla- Farias M. E., Gär tner W. 2014. First
co a 6.700 msnm (Lynch et al., 2012). characterization of a CPD-Class I pho-
tolyase from an UV-resistant extremo-
Otros EMAM Catamarca Jujuy y Chi- phile isolated from High-Altitude Andean
Lakes. Photochemical and Photobiological
le.— Además de los descriptos existen otros Sciences, doi: 10.1039/c3pp50399b
EMAM andinos, tal es el caso de los micro- Albarracín V, Kurth D, Belfiore C, Ordoñez O,
bialitos tipo trombolitos de la laguna Negra, Piacentini R, Farías ME. 2013. High-Al-
Catamarca (4.560 msnm) (Gómez et al., titude Andean Lakes. A Remote Reser-
2014, 2018). Los tapetes microbianos de la voir of Micro-Biodiversity under Extreme
Environmental Conditions. Astrobiology.
laguna Vilama ubicada en Jujuy el límite con (Ast-2013-1109)
Bolivia. Los sistemas Tolar Grande en Salta Albarracín V. H., Pathak G.P., Douki T., Cadet
(3.600 msnm) donde hay piletones llamados J., Borsarelli C., Gärtner W., Farías M.
«ojos de mar» donde existen arrecifes habita- E. 2012. Extremophilic Acinetobacter
dos por comunidades extremófilas domina- Strains from High-Altitude Lakes in Ar-
gentinean Puna: Remarkable UV-B Resis-
das por arqueas y bacteroidetes. Los ecosis-
tance and Efficient DNA Damage Repair.
temas del salar de Antofalla en Catamarca Origins of Life and Evolution of the Bio-
(3.900 msnm) donde hay unos «ojos» entre sphere, 42: 201-221. doi: 10.1007/
los cuales se encuentra una laguna que tiene s11084-012-9276-3
un color rojo muy intenso dado por arqueas Albarracín V. H., Dib J. R., Ordoñez O. F.,
Farías M. E. 2011. A Harsh Life to In-
y Dunaliella. A continuación se presentan los
digenous Proteobacteria at the Andean
EMAM reportados hasta ahora (Tabla 1). Mountains: Microbial Diversity and Re-
sistance Mechanisms Towards Extreme
En este capítulo se ha presentado eviden- Conditions. En: M. L. Sezenna (ed.), Pro-
cia para mostrar el valor ambiental, patri- teobacteria: Phylogeny, Metabolic Diver-
sity and Ecological Effects. Book Series:
monial, cientifico y el potencial económico
Microbiology Research Advances. Nova
que tiene el componente microbiano en la Publishers, 1-29.
biología de la Puna. La puesta en valor, y A l b a r r a c í n V. H . , G ä r t n e r W. , F a r i a s M .
la incorporación de este componente en las E. 2016. Forged Under the Sun: Life
líneas de base, estudios de impacto ambien- and Art of Extremophiles from Andean
Lakes. Photochemistry and Photobioly,
tal y monitoreos de proyectos que se reali-
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268 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

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C. Seeligmann y N. I. Maidana: Diatomeas en humedales de la Puna 269

Box ä Diatomeas en humedales de la Puna


Seeligmann, Claudia 1; Nora I. Maidana 2
1
Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Miguel Lillo 205, (4000) San Miguel de Tucu-
mán, Argentina. Email: claudiaseeligmann@gmail.com
2
Universidad de Buenos Aires, Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, DBBE, Buenos Aires, Argentina,
CONICET-UBA, Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental (IBBEA), Buenos Aires, Argentina.

En la Puna y Prepuna de Argentina existe de ellas adaptadas a las condiciones ambien-


un importante número de humedales de al- tales extremas (Álvarez Blanco et al., 2011).
tura, con condiciones variadas de salinidad Hemos reconocido ya 375 especies, alguna
que van desde aguas netamente dulces (la de las cuales tienen una amplia distribución
mayoría de los ríos y vegas) hasta hiperha- geográfica mientras que otras son exclusi-
linas, como las lagunas Honda y Guinda, vas de ambientes de altura. A muchas de
en Jujuy, con 99 y 105 g/l de sal, respec- ellas las registramos por primera vez en el
tivamente. En las lagunas el promedio de país o en la región en estudio. En general no
salinidad (49 g/l) es mayor aún que el de encontramos una relación estrecha entre el
los ambientes marinos (35 g/l). Hasta el grado de salinidad y la riqueza de especies
presente hemos estudiado 61 humedales, en cada ambiente. En los ríos o vegas (que
incluyendo ríos, vegas y lagunas ubicadas son de agua dulce), el número de especies
entre los 2340 y 4683 msnm, en las provin- fue muy variable (7 a 50), en las lagunas
cias de Jujuy y Catamarca. La intensa acti- moderadamente salinas fluctuó entre 18 y
vidad volcánica que caracteriza este área ha 54 y en las francamente salinas entre 29 y
favorecido el enriquecimiento en fosfatos y 49. Se destacaron por su riqueza específica
sulfatos de los cuerpos de agua, los cuales las lagunas Aparoma (26º15’S, 66º51’O) y
poseen una flora algal formada en gran par- Blanca (26º38’S, 66º57’O) en la provincia
te por diatomeas (algas diminutas con una de Catamarca con 64 y 62 especies, respec-
cubierta de sílice peculiar, Figura 1), muchas tivamente. Para Jujuy podemos mencionar

Figura 1. De fondo, laguna de Pozuelos (Puna de Jujuy); adelante, fotografías de diatomeas


tomadas al microscopio de barrido. Las especies ilustradas, que habitan diversas lagunas de
la Puna, varían de tamaño entre 8-15 µm y 37-57 µm.
270 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

a la laguna Del Arenal (22º55’S, 66º42’O) L I T E R AT U R A C I TA D A


con 51 especies. Fue curioso encontrar en la Álvarez-Blanco I., Cejudo-Figueiras C., De Go-
laguna Catal, ubicada a 4320 msnm en Jujuy dos I., Muñoz R., Blanco S. 2011. Las
(22º42’S, 66º42’O), a una diatomea típica de diatomeas de los salares del Altiplano
ambientes marinos costeros. boliviano: singularidades florísticas. Bole-
tín de la Real Sociedad Española de His-
toria Natural, Sección Biológica, 105:
67-82.
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 271

III
Sistemas sociales en el tiempo
272 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 273

13 ä Sociedades prehispánicas de la Puna


argentina: desde el poblamiento temprano
hasta los inicios de la producción pastoril
y agrícola
Martínez, Jorge Gabriel
Instituto Superior de Estudios Sociales – CONICET, Instituto de Arqueología y Museo, UNT. Saavedra
429, (4000) S. M. de Tucumán, Argentina. Email: jormar tin1969@yahoo.com.ar

ä Resumen — El noroeste de Argentina ha sido históricamente una de las áreas más


intensamente investigadas desde el punto de vista de la arqueología prehispánica de nuestro
país, contando con trabajos científicos en este campo desde fines del siglo XIX. Actualmente
existe un gran corpus de información en base a numerosas investigaciones desarrolladas es-
pecialmente en las últimas décadas, las cuales permiten afirmar que las primeras ocupaciones
humanas se remontan a casi 11.000 años atrás. Si bien la Puna representa sólo un tercio de
la superficie total del noroeste de Argentina (incluyendo los sectores altoandinos), hasta ahora
es la ecorregión que concentra casi todas las evidencias prehispánicas correspondientes al
rango 11.000-3.000 años atrás. Se presenta en este capítulo una síntesis de los aspectos
más relevantes acerca de la larga secuencia de ocupaciones humanas ocurridas en la Puna
argentina, la cual se inicia a fines del Pleistoceno por parte de grupos que basaron su sub-
sistencia en la caza de animales silvestres y en la recolección de diversos tipos de vegetales.
Se considera aquí el desarrollo cultural desde el poblamiento inicial hasta el momento en el
cual las sociedades cazadoras-recolectoras empiezan a experimentar e incorporar prácticas
tendientes a la producción pastoril y agrícola hace unos 4.000 años atrás.
Palabras clave: arqueología, proyectiles, cazadores-recolectores, transición Pleistoceno/
Holoceno, camélidos, fauna extinta.

ä Abstract — “Prehispanic societies of the Argentine Puna: from the early settlement to
the beginnings of pastoralist and agricultural production”. The northwest of Argentina has
historically been one of the most intensely researched areas from the point of view of prehis-
panic archaeology, with scientific work in this topic since the late 19 th century. We currently
have a large corpus of information based on numerous studies developed especially in the last
decades, which allow us to affirm that the first human occupations go back almost 11,000
years. Although the Puna represents only a third of the total area of northwest Argentina,
until now it has been the ecoregion that concentrates almost all the prehispanic evidence
for the period 11,000-3,000 years ago. In this chapter we present an updated summary of
the most relevant aspects about the long sequence of human occupations occurring in the
Argentine Puna, which began in the late Pleistocene with groups that based their subsistence
on wild animal hunting and gathering of various types of plants. This cultural process will
be considered here until the time when hunter-gatherer societies began to experiment and
incorporate pastoralist and agricultural production practices ca. 4,000 years ago.
Keywords: Archaeology, projectile, hunter-gatherers, Pleistocene-Holocene transition, ca-
melids, extinct fauna.

PA N O R A M A G E N E R A L D E L A S prehispánico de la Puna y del noroeste de


INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS Argentina (NOA) en general. Diversos equi-
EN LA PUNA ARGENTINA pos de investigación trabajan activamente en
Desde las primeras incursiones arqueoló- casi toda su extensión, brindando un panora-
gicas a fines del siglo XIX mucho es lo que se ma cada vez más completo de las múltiples
ha avanzado en el conocimiento del pasado dimensiones del modo de vida de cientos de
274 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

generaciones que habitaron este particular rosas cadenas montañosas, con cotas altitu-
espacio geográfico de altura. dinales superiores a los 3.000 msnm (Hongh
Se presenta en este capítulo una síntesis et al., en este volumen). Un aspecto clave y
actualizada e integrada de los principales muy limitante para las ocupaciones humanas
tópicos que configuraron esta larga secuen- actuales y pasadas es la gran escasez general
cia de ocupaciones humanas desde fines del de recursos hídricos. Lagunas, ríos y vegas son
Pleistoceno. Restos zooarqueológicos, arque- poco frecuentes, generando un ambiente muy
obotánicos, artefactos líticos y enterratorios fragmentado y espacialmente heterogéneo en
entre otras líneas de evidencia, confirman cuanto a flora y fauna (Izquierdo et al., en
que los primeros grupos cazadores-recolec- este volumen). Si bien la productividad pri-
tores empezaron a habitar esta área hace maria es baja en toda la Puna, no se trata de
casi 11.000 años (Aschero y Podestá, 1986; un ambiente homogéneo y desde el punto de
Fernández Distel, 1986; Kulemeyer et al., vista ecológico-ambiental, la Puna argentina
1999; Hernández Llosas, 2000; Martínez et posee de norte a sur un marcado gradiente
al., 2010; Muscio y López, 2011; Angiorama decreciente de humedad, lo cual determina
y Del Bel, 2013; Martínez, 2014a). tres grandes zonas dentro su extensión. La
A partir de la década del 80 las investi- Puna norte o Puna seca, la Puna intermedia y
gaciones arqueológicas en la Puna argentina la Puna sur o Puna salada (Santoro y Núñez,
se intensificaron notablemente, abordando 1987). Cada una de estas subdivisiones de
además el estudio del entorno paleoambien- algún modo se correlaciona con particulari-
tal, de los distintos modos de subsistencia y dades en cuanto a la modalidad de las ocu-
tecnologías asociadas, y sobre todo de los paciones prehispánicas, y también con las
procesos de cambio desde un esquema de trayectorias de investigaciones arqueológicas
caza y recolección, hacia el establecimiento desarrolladas en cada área. La distribución
pleno de economías de producción pastoril y aleatoria de los recursos en el ámbito pune-
agrícola. La caza y recolección dominaron las ño, por su propia naturaleza genera sectores
estrategias de subsistencia durante la mayor acotados dentro del territorio, los cuales son
parte de la historia humana en la Puna, hasta definidos como zonas de concentración de nu-
que el pastoreo y la agricultura, como modos trientes (ZCN; sensu Yacobaccio, 1991, 1994).
de producción de alimentos, comenzaran a Este concepto refiere a aquellos sectores del
adquirir gradualmente mayor importancia espacio en donde existe una mayor oferta
hace unos 4.000 años atrás. No obstante, de recursos para la explotación por parte de
el pastoreo de llamas y la agricultura como grupos cazadores-recolectores. Esto se ma-
prácticas productivas centrales en el NOA, terializa en la circunscripción de una mayor
cristalizaron en las primeras aldeas sedenta- diversidad y densidad de recursos básicos de
rias recién hace unos 2.500 años atrás. Debe subsistencia como agua, fauna, leña y por un
aclararse que la caza y la recolección como alto grado de protección contra los factores
prácticas de subsistencia se mantuvieron con atmosféricos (i.e., cuevas y aleros rocosos).
plena vigencia aún en el seno de las socieda- Consecuentemente estos espacios brindaron
ciertas ventajas a los grupos cazadores y ocu-
des agropastoriles establecidas plenamente
rren con frecuencia en el entorno de vegas o
hacia los inicios de la Era Cristiana.
humedales, ya que concentran agua y pastu-
ras requeridas por las tropillas de camélidos,
VA R I A B I L I D A D A M B I E N TA L A C T U A L
configurándose así como verdaderos «cotos
Y SUBDIVISIONES EN LA PUNA
de caza». Por lo tanto, los sitios arqueológicos
ARGENTINA
siempre estuvieron ubicados en las proximi-
Desde el punto de vista geológico, la Puna dades de estas ZCN, aunque algunas ya no
argentina comprende un extenso territorio existan en el presente (e.g., paleovegas; Mar-
conformado por planicies, mesetas, volcanes tínez, 2005).
y valles sedimentarios separados por nume-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 275

E S C E N A R I O PA L E O A M B I E N TA L D E S D E teriormente el Holoceno tardío, en el cual


EL PLEISTOCENO FINAL-HOLOCENO aumenta el grado de humedad efectiva,
TA R D Í O ( c a . 1 0 . 0 0 0 - 3 . 5 0 0 A P ) aunque es sustancialmente menor al de la
El Holoceno se inicia —por una conven- transición Pleistoceno/Holoceno (Markgraf,
ción internacional— hace 10.000 años antes 1985; Fernández et al., 1991; Núñez y Gros-
del presente (AP), medidos en años radiocar- jean, 1994; Núñez et al., 1999; Valero-Gar-
bónicos (Farrand, 1990). Este límite crono- cés et al., 2000; Núñez et al., 2002; Olivera
lógico sin embargo, se corresponde con una et al., 2006; Tchilinguirian y Morales, 2013;
alta variabilidad en términos ambientales Yacobaccio, 2013, entre otros). Se aclara que
y se enmarca en lo que se conoce como la todas las dataciones mencionadas en este ca-
«transición Pleistoceno/Holoceno», lapso en pítulo se presentan en años radiocarbónicos
el cual se inicia la dispersión humana en el sin calibrar.
noroeste de Argentina y el norte de Chile. La
E S TA D O A C T U A L D E L A S
Puna argentina en su conjunto contaba con
INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS
características ecoambientales marcadamente
distintas a las actuales, principalmente por te- El aporte de estos trabajos multidiscipli-
ner una mayor humedad efectiva (Markgraf, narios desarrollados sobre proxies tanto de
1985; Fernández et al., 1991; Grosjean, 1998; la Puna argentina como del norte de Chile,
Yacobaccio y Morales, 2014). abrieron nuevas perspectivas en la investi-
En comparación con otras ecorregiones, gación arqueológica, debido a que confor-
la Puna en general es un ambiente que es- man un marco paleoambiental de base para
tuvo y sigue estando regido por condicio- poder chequear las implicancias culturales
nes climáticas de gran aridez, las cuales que habrían tenido las variaciones climático-
tuvieron un rol importante en la dinámica ambientales en los Andes Centro-Sur. Con-
de ocupación por parte de las poblaciones sideramos que estas habrían jugado un pa-
humanas del pasado y también en la muy pel importante en cuanto a las ocupaciones
buena preservación de diversos tipos de res- humanas finipleistocénicas y holocénicas, lo
tos arqueológicos de origen orgánico, prin- cual implica que los cambios en la disponi-
cipalmente en aleros rocosos. No obstante, bilidad de los recursos naturales impactaron
las condiciones paleoambientales de la Puna directamente sobre los patrones de subsis-
estuvieron lejos de ser estables durante el tencia (Núñez y Grosjean, 1994). El avance
todo el Holoceno. en el ajuste y precisión de la duración e in-
Diversos estudios realizados en los An- tensidad de estos cambios climáticos, como
des Centro-Sur, los cuales incluyen a la Puna parte de una estrategia que considere las
argentina, permitieron delinear un esquema variaciones locales, dentro de un marco re-
paleoambiental general para el Holoceno gional, llevó hacia una mejor explicación de
que, si bien cuenta con algunas discusiones los interrogantes sobre la variabilidad en el
abiertas y digresiones cronológicas según las comportamiento de las sociedades puneñas
áreas de investigación, está conformado por del pasado.
una secuencia de tres momentos claramente El entorno paleoambiental y la dispo-
diferenciados. El primero se inicia con con- nibilidad de recursos naturales en sentido
diciones climáticas frías y muy húmedas co- amplio —hídricos, faunísticos, vegetales,
rrespondientes al Pleistoceno tardío y Holo- minerales— fueron críticos para las socie-
ceno temprano, las cuales habrían empezado dades cazadoras-recolectoras que exploraron
a cambiar hacia un clima de mucha menor y habitaron efectivamente la Puna argentina.
humedad hacia 8.200-8.000 AP, marcando el La ubicación de los sitios arqueológicos está
inicio del Holoceno medio. Estas condicio- fuertemente asociada a la distribución espa-
nes áridas habrían dominado regionalmente cial de los recursos naturales y las formas
hasta los 4.000-3.500 AP, iniciándose pos- de obtención que se implementen. En este
276 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

sentido, la localización de los asentamien- (Dillehay, 2008) y de Arroyo Seco 2 en la


tos/sitios arqueológicos en dicho espacio de- región pampeana de Argentina que cuenta
pende de la distribución de los recursos en con cronologías de poco más de 14.000 años
el espacio regional, lo cual está relacionado de antigüedad (Politis et al., 2016).
a su vez con el sistema de subsistencia (Ya- Como fuera mencionado, las primeras
cobaccio, 1991). En líneas generales, esto es señales arqueológicas en la Puna argentina
aplicable a toda la Puna, dada su heteroge- se remontan a casi 11.000 años, i.e. en la
neidad en cuanto a la distribución irregular parte final del período Pleistoceno. Estas
o agrupada de los recursos de subsistencia evidencias arqueológicas representan no
en las mencionadas zonas de concentración sólo las ocupaciones humanas más antiguas
de nutrientes. Por lo tanto, hay sectores con de la Puna sino también de todo el NOA,
registros de actividad humana intensa, mien- manteniéndose por ahora un esquema de
tras que en otros la actividad registrada es «restricción puneña», en el sentido que los
escasa o nula. sitios arqueológicos más antiguos fueron de-
tectados exclusivamente en esta ecorregión.
GRUPOS CAZADORES-RECOLECTORES Todas las dataciones radiocarbónicas entre
D U R A N T E E L P L E I S T O C E N O TA R D Í O Y ca.10.800-8.000 AP provienen de componen-
HOLOCENO TEMPRANO (CA.11.000- tes estratificados detectados exclusivamente
8.000 AP). LOS PRIMEROS HUMANOS en cuevas y aleros rocosos del ámbito pune-
EN LA PUNA ARGENTINA ño. Para la Puna norte (Jujuy): Inca Cueva
4 (ca.3.900 msnm; Aguerre et al., 1973; As-
Si bien hoy contamos con una mayor soli- chero, 1984), Huachichocana III (ca.3.200
dez científica en relación a los sitios arqueoló- msnm; Fernández Distel, 1986), Cueva Yavi
gicos más antiguos del continente americano, (ca.3.460 msnm; Kulemeyer et al., 1999),
el debate sobre cuándo y cómo se inició el Pintoscayoc 1 (ca.3.500 msnm; Hernández
poblamiento humano permanece abierto y Llosas, 2000), Hornillos 2 (ca.4.020 msnm;
ciertamente excitante. Para sitios como Arro- Yacobaccio et al., 2008), Río Herrana 14
yo del Vizcaíno (Uruguay) o Vale da Pedra (ca.3.900 msnm; Angiorama y Del Bel,
Furada (Brasil) se proponen antigüedades 2013). En la Puna intermedia (Salta) se
superiores a 30 mil años para la presencia hu- ubica Alero Cuevas (ca.4.400 msnm; López,
mana en Sudamérica, aunque con contextos 2008; López y Restifo, 2012); y en la Puna
ambiguos y muy discutidos (Borrero, 2016). sur (Catamarca): Peñas de las Trampas 1.1
Más aún, muy recientemente se dieron a co- (ca.3.582 msnm; Martínez, 2012, 2014a),
nocer resultados del sitio Cerutti Mastodon Quebrada Seca 3 (ca.4.100 msnm; Asche-
en California (EEUU) con cronologías de 130 roet al., 1991; Aschero et al., 1993-94; El-
mil años, donde fueron registrados artefac- kin, 1996a; Pintar, 1990, 1996; Rodríguez,
tos líticos (percutores y yunques) asociados 1998; Martínez, 2003), Cueva Salamanca 1
con restos óseos de un mastodonte (Mammut (ca.3.650 msnm; Pintar, 1996; 2014), Punta
americanum) con evidencias de fracturas in- de la Peña 4 (ca.3.650 msnm; Urquiza y As-
tencionales para la extracción de médula ósea chero, 2014) y Peñas de la Cruz 1 (ca.3.665
(Holen et al., 2017). msnm; Martínez, 2005, 2014b) (Figura 1).
A pesar de este complejo y cambiante Al tratarse de secuencias de ocupación bajo
panorama, existe un mayoritario consenso reparo, las condiciones fueron óptimas para
en que las primeras ocupaciones humanas la preservación de restos de origen orgáni-
en el continente americano ocurrieron hace co como huesos, maderas, cordeles, cueros,
unos 15.000 años atrás (Borrero, 2015; semillas, insectos, entre otros. Esta situación
Goebel, 2004; Goebel et al., 2008). Esto in- permitió mejorar nuestro conocimiento e in-
cluye a Sudamérica, con casos como el del terpretación sobre el uso de los diferentes
sitio Monte Verde (Chile central) con ocu- recursos naturales utilizados en el pasado y
paciones humanas de ca.12.600 años AP de las pautas culturales asociadas.
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 277

Figura 1. Sitios arqueológicos de la Puna argentina y chilena mencionados en el texto.

Como fuera mencionado, las primeras hoy extintos, como Hippidion sp. (caballo
poblaciones humanas del ámbito puneño nativo americano) detectado en Barro Ne-
tuvieron un modo de vida donde la subsis- gro (3.820 msnm; Puna norte, Jujuy), con
tencia se basó principalmente en la caza de dataciones entre ca.12.550 y 9.120 AP (Fer-
animales silvestres (guanaco, vicuña, taruca nández, 1984-1985; Fernández et al., 1991),
y roedores grandes) y en la recolección de aunque sin asociación directa o indirecta con
diversos vegetales comestibles (chañar, alga- actividad humana (e.g., huellas de corte,
rrobo, soldaque, amaranto). Fueron grupos quemado, artefactos). Nuevas edades-taxón
familiares no muy numerosos (20 a 30 per- sobre restos de Hippidion sp. fueron obte-
sonas), caracterizados por realizar frecuentes nidas posteriormente para este mismo sitio
traslados de sus campamentos, en un esque- de ca.12.540 y 11.860 AP, siendo las más
ma de gran movilidad territorial asociada a antiguas para fauna extinta para la Puna
exploración, cambios estacionales y/o bús- norte (Yacobaccio y Morales, 2004). En un
queda de recursos. contexto regional más amplio, los registros
A diferencia de lo que ocurre en otras faunísticos que efectivamente indican inter-
regiones de Argentina (como Patagonia y acción con humanos provienen del norte
Pampa), en la Puna no existen evidencias de Chile (sitio Tuina-5) donde se detectó la
concretas para el Pleistoceno final de la presencia de un hueso diagnóstico de Equi-
caza/consumo de megafauna extinta. No dae, en clara asociación con artefactos líticos
obstante, está demostrado que sí hubo co- diversos, puntas de proyectil triangulares y
existencia entre los primeros grupos huma- otros elementos datados en ca.10.060 años
nos de la Puna y especies de megamamíferos AP (Núñez et al., 2002).
278 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Excrementos, huesos y dientes de Me- paleoecológicamente el escenario natural


gatheriinae, Mylodontinae e Hippidion sp. —sensu lato— que posteriormente empeza-
también fueron identificados en sitios de ría a ser habitado por los primeros grupos
la Puna sur argentina, tales como Peñas de humanos. Desde ya, los herbívoros de mayor
las Trampas 1.1 y Cacao 1A, con dataciones porte que a partir de la transición Pleistoce-
entre ca.19.600 y 12.500 AP (Martínez et no/Holoceno dominan el paisaje puneño son
al., 2004, 2007, 2010; Martínez, 2014a). los camélidos silvestres, especies que se con-
Estas evidencias posteriores al Último Máxi- vertirán en la principal presa de caza de los
mo Glacial se correlacionan paleoecológica- tempranos cazadores nativos. Por lo tanto,
mente con el período más húmedo de los desde los inicios de las ocupaciones la inte-
últimos 20.000 años en toda la Puna, brin- racción humanos-fauna en la Puna argentina
dando un escenario natural óptimo para los está definida principalmente por un patrón
primeros grupos cazadores-recolectores que de caza sistemática de camélidos silvestres
exploraron esta región. Esta situación am- (Vicugna vicugna y Lama guanicoe; mayores
biental favorable de más de 10 milenios del a 40 kg) y/o roedores grandes (Lagidium
Pleistoceno en la Puna, habilita sin restric- sp.y Chinchilla sp.; menores a 3 kg). En la
ciones a la probabilidad de contar a futuro Puna sur, a partir del análisis arqueofaunís-
con hallazgos culturales aún más antiguos, tico del alero rocoso Quebrada Seca 3 puede
en un escenario natural completamente di- afirmarse que desde el inicio del Holoceno,
ferente al actual. La presencia de caballos la interacción hombre-fauna en este sector
extintos y de perezosos terrestres gigantes quedó definida por la caza sistemática de
(cercanos a los tres metros de altura ergui- camélidos silvestres, principalmente vicuñas
dos y que superaban una tonelada de peso) (Elkin, 1996a). La misma tendencia se ob-
como megaterios y milodontes, replantean el serva en el sitio Alero Cuevas (en la Puna
potencial de estudio del área para el Pleisto- intermedia) donde Camelidae domina casi
ceno final, como fuente de información pa- completamente el registro arqueofaunístico
leoecológica de estas especies impensadas (López, 2008; López y Restifo, 2012). En
en esta ecorregión, aún bajo condiciones de este sentido, debe destacarse un interesante
mayor humedad ambiental como las plantea- contraste con la Puna norte, ya que tanto
das para el Pleistoceno tardío y el Holoceno en Inca Cueva 4 como en Pintoscayoc 1, el
temprano (sensu Núñez et al., 2002; Olive- registro arqueofaunístico denota una domi-
ra et al., 2006). Esto muestra la necesidad nancia en el consumo de Chinchillidae (La-
de repensar el contraste de ese paleopaisaje gidium sp. y Chinchilla sp.) sobre Camelidae
de la transición Pleistoceno/Holoceno y el (Yacobaccio, 1991; Elkin, 1996b, respectiva-
panorama actual de la Puna, a nivel de re- mente).
cursos hídricos y de cobertura vegetal, con La caza es un proceso activo en el cual se
biomasa suficiente como para sustentar me- ponen en movimiento los grupos humanos,
gamamíferos. sus técnicas, su organización social y sus
Aún no puede explicarse con precisión relaciones ecológicas, involucrando objeti-
qué factores paleoclimáticos llevaron a la ex- vos y motivaciones, y para lo cual han sido
tinción de la megafauna en la Puna argen- desarrollados complejos sistemas (Laughlin,
tina. Si bien Hippidion sp. perduró incluso 1968). Los primeros grupos humanos que
hasta el inicio del Holoceno temprano en la llegaron a América contaron con una base
Puna norte, la megafauna en la Puna sur se de conocimientos técnicos que les permitió
extingue hacia ca.12.500 AP. Su desaparición satisfacer sus necesidades biológicas, en el
en sí es un claro indicador de la presencia marco de las condiciones ambientales impe-
de fuertes cambios paleoecológicos que de- rantes en este continente ecológicamente tan
ben investigarse con mayor profundidad. Lo diverso. Las armas empleadas para la caza
que sí es claro, es que la desaparición de se definieron a partir del estudio de nume-
la megafauna en este momento reconfiguró rosos restos de astiles de madera y del análi-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 279

sis de puntas de proyectil líticas recuperadas Brüchert, 1997). Pero la más temprana evi-
en diversos sitios puneños como Quebrada dencia arqueológica de un propulsor consis-
Seca 3, Peñas de la Cruz 1 e Inca Cueva 4 te en el hallazgo de uno confeccionado con
(Aschero y Martínez, 2001; Martínez, 2003, asta en Combe Saunière (Francia), datado
2007, 2014b). Estos tempranos cazadores en ca.17.470 AP (Knecht, 1997). Su regis-
confeccionaron y usaron un dispositivo lla- tro en el continente americano ocurre un
mado propulsor de gancho o estólica, el cual tiempo después, ya que aparece en América
sirve para impulsar los proyectiles durante del Norte recién hacia ca.10.000- 9.000 AP
las actividades de caza de camélidos (Figura (Hutchings y Brüchert, 1997), aunque hay
2). Es un arma que tiene un mayor alcance amplio consenso de que los grupos huma-
en relación a la lanza de mano, suficiente nos del Pleistoceno final ya contaban con
como para poder mantener una distancia el propulsor para las actividades de caza.
significativa entre el cazador y la presa (30 Por lo tanto fue el primer sistema de arma
a 40 m). usado a escala continental y también en la
El propulsor como sistema de arma fue Puna. Este sistema se asocia indefectible-
usado en exclusividad para la caza duran- mente con puntas triangulares pequeñas del
te el Holoceno temprano. Las evidencias patrón Tuina-Inca Cueva, constituyendo un
arqueológicas y etnográficas indican que tipo morfológico temprano presente en toda
el propulsor fue usado en el pasado en las la Puna argentina y también en el norte de
regiones circumpolares, en el oeste de Eu- Chile (Aschero, 1980; Núñez et al., 2002;
ropa y en la mayor parte de América, Aus- Hocsman et al., 2012, entre otros) (Figura
tralia, Melanesia y Micronesia (Hutchings y 3). Cada sistema de arma se asocia a una

Figura 2. Arriba: propulsor de gancho y modo de uso (modificado de Hocsman et al., 2013).
Abajo: réplicas experimentales de propulsor (realizadas por C. Aschero y J. Funes Coronel).
280 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 3. Puntas de proyectil triangulares del patrón Tuina-Inca Cueva. Izquierda: dibujo y foto
de pieza de obsidiana del sitio Quebrada Seca 3 (Puna sur); derecha: pieza de cuarzo del sitio
Inca Cueva 4 (Puna norte). Dibujos tomados de Hocsman et al., 2012.

determinada técnica de caza, donde entran A pesar de la gran importancia de la caza


en juego otras variables como la topografía como actividad crucial de subsistencia, me-
y la vegetación del entorno ambiental, la rece atención mencionar que la Puna carece
etología de las presas y la organización de (y careció) totalmente de especies vegetales
los cazadores. Sobre este modelo, las téc- aptas para la confección de astiles para los
nicas de caza admiten múltiples variantes, proyectiles, aun considerando las variacio-
incluyendo la construcción de estructuras de nes paleoclimáticas antes tratadas. Todos
ocultamiento o parapetos aunque para mo- los fragmentos de astiles e intermediarios
mentos posteriores, en el inicio del Holoceno registrados en la Puna fueron confecciona-
medio (Aschero y Martínez, 2001; Martínez, dos con especies alóctonas de cañas y ma-
2003). Cabe hacer referencia al hallazgo de deras rectas como Chusquea lorentziana y
dos puntas del morfotipo «Fell» o «cola de Salix humboldtiana, las cuales comenzaron
pescado» dentro del ámbito puneño, agre-
gándose una tercera aunque en el área de
valles del NOA. Este tipo de puntas de pro-
yectil tiene una correlación directa con la
dispersión humana de fines del Pleistoceno,
cubriendo prácticamente todos los ambien-
tes de Sudamérica (Bird, 1969; Politis, 1991;
Flegenheimer et al., 2013). Como ocurre en
la mayoría de los casos a escala continental,
para la Puna también se trata de hallazgos
de superficie, habiéndose detectado uno en
la Puna sur (en Antofalla, Catamarca; Gros-
jean et al., 2005) y otro en la Puna norte (en
Cobres, Salta; Patané Aráoz, 2013) (Figura
4). En el Salar Punta Negra 1 en Atacama
(norte de Chile; Grosjean et al., 2005) tam-
bién fue hallado un espécimen, teniendo en
todos los casos un correlato con tempranos Figura 4. Punta cola de pescado hallada en
grupos vinculados a la fase de exploración Cobres, Salta (Puna norte). Imagen tomada
(sensu Borrero, 1989-1990). de Patané Aráoz y Nami (2014).
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 281

a ser usados desde ca.9.800 años AP (Ro- mas a los espacios de manufactura (sitios).
dríguez y Martínez, 2001). Esto denota una Por otra parte, los grupos cazadores hicieron
muy temprana «dependencia» de los caza- uso de rocas no-locales, cuyas canteras de
dores puneños en cuanto a recursos críticos origen se ubican a mayores distancias (>50
de origen alóctono para poder llevar a cabo km), las cuales pudieron haber sido obteni-
una actividad de subsistencia clave como la das por acceso directo o por algún tipo de
caza de camélidos. Las áreas naturales de intercambio. El estudio de la organización
origen de estos recursos vegetales están a tecnológica y de los sistemas de producción
gran distancia hacia territorios bajos al este lítica debe contar previamente con el cono-
de la Puna. En el caso de los sitios de la cimiento de la disponibilidad y ubicación de
Puna sur, estas distancias alcanzan ca. 110 las materias primas en el paisaje (Ericson,
km (lineales) hasta los valles y ca. 180 km 1984; Aschero et al., 2002-2004). Para los
(lineales) hasta las Yungas. Esta distancia es grupos cazadores, y dada la importancia de
sustancialmente menor para los sitios de la este recurso para la confección de diversos
Puna norte donde también se registra el uso tipos de herramientas, conocer las fuen-
de especies bióticas no locales procedentes tes de rocas en un área era crucial. Puede
de tierras bajas orientales (Aschero, 1984). plantearse entonces que, desde las primeras
Dada la accidentada fisiografía involucrada ocupaciones conocidas a través del registro
en estos rangos de movilidad, debe tenerse arqueológico el conocimiento, la prueba y la
en mente que estas distancias lineales no selección de las variedades de rocas dispo-
representan en absoluto la gran inversión nibles en espacios próximos al asentamiento
de tiempo y esfuerzo real que hicieron estos era una práctica rutinaria. Este uso sugiere
grupos altamente móviles. una movilidad restringida entre espacios
Si bien se mencionaron las puntas de de recursos líticos conocidos y otro tipo de
proyectil líticas, en sentido amplio las rocas movilidad logística para la obtención de
como recursos naturales fueron utilizadas rocas alóctonas, en particular la obsidiana.
como materia prima para la confección de Se trata de un vidrio volcánico natural muy
un gran espectro de clases artefactuales, con abundante y exclusivo de complejos volcá-
diferentes funciones primarias como corte, nicos de la Puna. Esta roca cuenta con la
raspado, perforado, etc. El estudio de estos particularidad de que cada área-fuente tiene
aspectos son abordados por la tecnología líti- una firma geoquímica definida y única en re-
ca, contando con la gran ventaja que debido lación a otras canteras. Mediante análisis de
a su propia naturaleza, los artefactos líticos fluorescencia de RX puede definirse entonces
—sean tallados o pulidos— tienen un alto la procedencia precisa de cualquier artefacto
grado de perdurabilidad y por lo tanto son hecho con obsidiana. Esta técnica ha sido
los más frecuentes en sitios arqueológicos a y sigue siendo ampliamente usada por los
escala global. arqueólogos y ha permitido establecer ten-
Independientemente de las características dencias del uso del territorio en el pasado
y de las estrategias tecnológicas implemen- prehispánico puneño a lo largo del tiempo
tadas a lo largo del Holoceno en la Puna, (Escola, 2000; Yacobaccio et al., 2002, 2004;
las fuentes de aprovisionamiento de rocas Escola y Hocsman, 2007).
se caracterizan por su ubicuidad espacial, lo En la Puna sur (Antofagasta de la Sierra)
cual conformó un conjunto de opciones para y sobre la base del análisis de artefactos y
la selección y utilización de recursos líticos desechos de talla de tres sitios (Quebrada
por los grupos humanos del pasado. La infor- Seca 3, Cueva Salamanca 1 y Peñas de la
mación disponible para los distintos sectores Cruz 1), se pudo establecer una notable di-
de la Puna, en general permite establecer ferencia entre el Holoceno temprano y el
por una parte, que para la talla de artefactos medio inicial (ca.9.000-6.000 AP). Para el
líticos se hizo uso de rocas locales dominan- Holoceno temprano (ca.10.000-8.200 AP) se
temente (radio de 15 km promedio) y próxi- definió el uso de dos fuentes (Cavi y Ona),
282 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

mientras que para el Holoceno medio inicial de creciente aridización para toda la Puna
(ca.8.200-6.200 AP) aumentó a cinco (Cavi, (Tchilinguirian, 2009). Estos hallazgos per-
Ona, Salar del Hombre Muerto, Archibarca y mitieron empezar a explorar la dimensión
Cueros de Purulla/Chascón). Este incremen- social y simbólica que subyace en este tipo
to en el número de fuentes podría correlacio- de prácticas mortuorias antiguas llevadas a
narse con la fragmentación ambiental -que cabo por las sociedades cazadoras. Este tipo
será tratada más adelante- correspondiente de culto puede ser visto como un probable
al Holoceno medio. No obstante, es clara la indicador de una temprana circunscripción
tendencia desde el inicio de las ocupaciones espacial o territorialidad, donde los muertos,
hacia una temprana circunscripción terri- como ancestros, garantizan derechos sobre el
torial en los rangos de movilidad para los acceso a recursos para ciertos grupos, líneas
grupos de este sector de la Puna (Pintar et de parentesco o linajes (Aschero, 2007).
al., 2016). Las tecnofacturas del acompañamiento
Las prácticas funerarias en grupos caza- reflejan una gran complejidad artesanal, ta-
dores-recolectores tempranos es un aspecto les como cordeles y mallas de color rojizo
que ha sido muy poco tratado en general, hechos con Acrocomia chunta (también pro-
debido principalmente a la escasez de hallaz- veniente de los bosques de Yungas) (Rodrí-
gos. En este sentido se destaca como ejem- guez y Aschero, 2005), cueros gamuzados y
plo, el hallazgo de dos estructuras funerarias pintados, cuentas de collar de semillas (no
detectadas en el sitio Peñas de las Trampas local) y adornos plumarios cuyas materias
1.1 (en Antofagasta de la Sierra; Puna sur). primas son en la mayoría de los casos de
Se trata de enterratorios secundarios múl- origen extrapuneño. Es notoria la presencia
tiples hallados en el interior de dos estruc- de materias primas alóctonas procedentes
turas de cavado revestidas con gramíneas y del área valliserrana, de Yungas, del Bosque
cuya confección se asocia a dos dataciones Chaqueño e incluso de la costa del océano
de ca.8.400 y 8.200 AP, respectivamente Pacífico (valvas de moluscos marinos usadas
(Martínez, 2012, 2014a). Estas estructuras como cuentas de collar) (Figura 5). Esto alu-
están separadas dentro del alero, pero son de a la existencia de tempranos mecanismos
cuasi sincrónicas, registrándose como acom- de interacción a una escala suprarregional
pañamiento un gran número de elementos dentro de los Andes Centro-Sur.
culturales junto a restos óseos humanos per- Destacamos que recientemente se hi-
tenecientes a seis individuos (tres en cada cieron análisis paleogenéticos de ADN mi-
estructura, aunque no están representadas tocondrial sobre los restos humanos de las
todas las partes esqueletarias). Las cronolo- mencionadas estructuras funerarias de Peñas
gías obtenidas por radiocarbono para todos de las Trampas 1.1 (PT1.1), con el fin de
los individuos se acotan al rango ca.8.230- abordar el problema de la procedencia en
8.000 AP, a partir de las cuales se plantea términos biogeográficos de estas tempranas
una práctica funeraria singular que consistía poblaciones de la Puna meridional argentina.
en depositar y remover en forma secuencia- Los resultados fueron exitosos, y si bien los
da distintas partes óseas de los individuos estudios siguen en curso, pudo confirmarse
—en su mayoría neonatos y niños— en am- la presencia del haplogrupo D4h3a en cuatro
bas estructuras (Martínez y Aschero, 2005; de las seis muestras analizadas (Bolnick et
Martínez et al., 2007; Martínez, 2012). Para al., 2014). Lo más significativo es que este
el caso particular de este sitio queda pen- haplogrupo es sumamente raro, ya que está
diente definir qué factores ocasionaron la presente en sólo el 1,3% de los grupos nati-
muerte de estos individuos de baja edad vos americanos actuales, pero se encuentra
dentro de este breve lapso, donde es proba- en el 31% de los «primeros americanos» (con
ble una correlación con cambios paleoclimá- cronologías pre-8.000 años AP) con datos de
ticos registrados para este momento cercano secuencia de ADN mitocondrial. PT1.1 sería
al inicio del Holoceno medio, en un marco por el momento el único sitio arqueológi-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 283

Figura 5. A, B. cordeles rojizos de Acrocomia chunta (no local). C. fragmento de malla de red
roja. D-E. Fragmentos de cueros gamuzados y pintados. F. Cuenta de collar de valva (océano
Pacífico). G-H. Cuentas de collar de semillas (no locales). I-J. Adornos plumarios (vincha?,
faldellines?) (Tomado de Martínez, 2014a).

co en Sudamérica donde fue identificado el que eventualmente ingresa en el ambiente


haplogrupo D4h3a, y uno de los tres sitios continental alto-andino para explorar y habi-
detectados a escala continental para estas tar nuevos espacios hacia el este, superando
cronologías. Los otros dos sitios se ubican en incluso barreras geográficas como la cordi-
América del Norte: On Your Knees Cave, en llera de los Andes.
el sudeste de Alaska (ca.9.800 AP; Kemp et Dentro del mismo rango cronológico, en
al., 2007); y Anzick, en Montana en el nor- la Puna norte también se registraron enterra-
oeste de EE.UU. (ca.11.000 AP; Rasmussen torios similares tales como: Cueva Huachi-
et al., 2014). El haplogrupo D4h3a es con- chocana III, ca.10.200-8.600 AP, inhumación
siderado como un marcador genético ligado de partes esqueletarias aisladas (Fernández
a un modelo de migración costera temprana Distel, 1986); Cueva Yavi, ca.8.400 AP, in-
en las Américas, a lo largo de la costa del humación secundaria múltiple en estructura
Pacífico. La presencia de D4h3a en la Puna acondicionada con vegetales (Kulemeyer et
sur argentina sugiere que esta población al., 1999), y Pintoscayoc 1, ca.8.000 AP, in-
tuvo previamente algún tipo de conexión humación de partes esqueletarias aisladas,
social-migratoria con estos prístinos lina- sin estructura (Hernández Llosas, 2000).
jes de la costa del Pacífico. Estos resultados No obstante, esta información aún no fue
apoyan el modelo de poblamiento temprano integrada debidamente bajo una problemá-
de Sudamérica a través de una migración tica común a escala regional. Para momen-
principal por la costa del Pacífico, con gente tos posteriores dentro del Holoceno medio,
284 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

se registran entre otros sitios, Inca Cueva que en el sitio Punta de la Peña 4 hay evi-
4 (Puna norte argentina), con ca.5.100 AP dencias de desprendimientos de la pared con
(Aschero y Podestá, 1986) y en el norte de pinturas que vinculan esa modalidad a las
Chile el sitio Patapatane-1 de ca.5.900 AP ocupaciones del primer componente datado
(Standen y Santoro, 1994). entre ca.8.900-8.300 AP.
En cuanto al arte rupestre, desde inicios Aschero (2007) propone que a pesar de
del Holoceno también hubo una diferen- la variabilidad entre estas modalidades, to-
ciación entre los sectores norte y sur de la das estas representaciones habrían cumplido
Puna argentina. En el área de Susques (Ju- la función de «markas» —en el sentido an-
juy, Puna norte), en el sitio Hornillos 2 fue dino del término— denotando espacios en
detectado un panel con pinturas rupestres uso por determinado grupo familiar o linaje,
caracterizadas por la representación domi- cuyos recursos próximos favorecieron las ac-
nante de camélidos en actitudes dinámicas tividades de caza y recolección. En tal sen-
y figuras humanas, representando cacerías tido, como «markas» e independientemente
o una particular relación entre las actitudes de su significado, este arte rupestre denota
y comportamiento de los camélidos en su o califica estos lugares y opera como ele-
relación con lo humano (Figura 6). Estas mento fundante del paisaje de las sociedades
pinturas se ubicarían entre ca.9.600-8.200 cazadoras-recolectoras puneñas (Podestá y
AP y constituyen las primeras evidencias do- Aschero, 2012).
cumentadas de representaciones figurativas
asociadas con grupos de cazadores-recolec- HOLOCENO MEDIO: ESTRÉS
tores en el NOA (Yacobaccio et al., 2008, A M B I E N TA L Y S U I M PA C T O E N L A S
2013). POBLACIONES HUMANAS
En la Puna sur (Antofagasta de la Sierra) (CA.8.200-4.000 AP)
para este mismo momento, la modalidad del El Holoceno medio fue ambiental y cul-
arte rupestre más temprana viene dada por turalmente muy diferente a los milenios
representaciones geométricas simples no anteriores, cuando ocurrió el poblamiento
figurativas, semejantes a las de las moda- inicial y la ocupación efectiva de diversos
lidades Punta de la Peña y Quebrada Seca sectores de la Puna argentina. Este período
1-2 (Aschero, 1999) y también al grupo es- se caracterizó por condiciones ambientales
tilístico A definido para Inca Cueva (Puna de aridez que empezaron a insinuarse ha-
norte; Podestá, 1991) (Figura 7). Refieren a cia ca.8.400 AP, dando lugar a un cambio
motivos compuestos como alineaciones, con- climático relativamente rápido a escala re-
figuraciones de puntos, signos peiniformes y gional (Grosjean et al., 2003; Núñez et al.,
rectangulares (Aschero, 2006). Destacamos 2002). Esto dio paso a un nuevo escenario

Figura 6. Pinturas rupestres figurativas del Holoceno temprano del sitio Hornillos 2 (Puna
norte). Tomado de Yacobaccio et al. (2013).
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 285

Figura 7. Pinturas geométricas simples del Holoceno temprano. A. Grupo estilístico A de


Inca Cueva 4 (Puna norte). B. Quebrada Seca 1-2. C. Punta de la Peña 4 (estos últimos de
Antofagasta de la Sierra, Puna sur). Fotos gentileza de C. Aschero.

natural dominado por procesos de aridiza- rias para los asentamientos humanos. A par-
ción crecientes y estrés en todas las fuentes tir de este momento y hasta ca.4.000-3.500
hídricas (lagos, lagunas, ríos y vegas) con AP, múltiples registros ambientales indican
consecuencias paleocológicas notables que dominantes condiciones de extrema aridez,
impactaron en la distribución y organización como una segunda fase del Holoceno medio.
de las poblaciones humanas. No obstante, a Esto llevó en algunos casos a situaciones de
partir del análisis de numerosas líneas de abandono de ciertas áreas, como lo registra-
evidencia (polen, diatomeas, geomorfología, do en Atacama en el norte de Chile. La es-
paleosuelos, paleomadrigueras de roedores, casez de evidencias arqueológicas para este
sistemas lacustres, entre otros) existen cier- período llevó a proponer inicialmente para
tas controversias —no del todo resueltas— este sector la idea de un «silencio arqueoló-
sobre el Holoceno medio, como por ejemplo gico» (Santoro y Núñez, 1987; Núñez y San-
la prevalencia de condiciones generales de toro, 1988). Sin embargo, posteriormente se
humedad vs aridez en algunos sectores del constató que no hubo un abandono total de
ámbito puneño (Betancourt et al., 2000; esta área sino reubicaciones de los grupos
Grosjean, 2001; Latorre et al., 2006). En mu- humanos en sectores donde la oferta de re-
chos sentidos este período presenta bastante cursos de subsistencia se mantuvo estable,
más complejidad y variabilidad durante su a los cuales se denominaron ecorrefugios
desarrollo en cuanto a la intensidad con que (Núñez et al., 1999), tales como la quebra-
actuaron algunos factores, y en consecuen- da de Puripica (Puna chilena; Núñez et al.,
cia sobre cuáles fueron las implicancias o 2013) o la quebrada de Lapao (en Puna nor-
respuestas culturales que tuvieron (Tchilin- te; Yacobaccio y Morales, 2005). Este caso
guirian, 2009; Tchilinguirian et al., 2012). ejemplifica muy bien la interacción entre las
Existe sí un claro consenso en que en este sociedades del pasado y su medio ambien-
período hubo una mayor fragmentación del te, aunque las respuestas culturales fueron
paisaje puneño, y una reducción notable de variables dentro de este período sumamen-
las áreas óptimas para la vida en general (o te árido. En la Puna argentina la densidad
ZCN antes mencionadas) donde la presencia de sitios para el Holoceno medio en gene-
de agua fue gravitante. ral presenta cierta disminución, aunque las
Estas condiciones adversas en un am- ocupaciones no tuvieron interrupciones muy
biente de por sí frágil, se acentuaron con un marcadas. En este sentido, Hornillos 2 en la
pico de aridez regional hacia ca.6.000 AP Puna norte (Jujuy; Yacobaccio et al., 2000),
(Tchilinguirian y Morales, 2013; Yacobaccio Alero Cuevas en la Puna intermedia (Salta;
et al., 2017), lo cual restringió aún más la López, 2008), y Cueva Salamanca 1 (Pin-
cantidad y la extensión de las ZCN necesa- tar, 2014) y Quebrada Seca 3 (Catamarca;
286 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Aschero et al., 1991; Elkin, 1996a; Pintar, la creciente fragmentación del paisaje. La
1996; Aschero y Martínez, 2001) en la Puna aparición de nuevos tipos morfológicos de
sur, son sitios que presentan continuidad en puntas de proyectil lanceoladas (tipo PCzA)
sus ocupaciones desde el Holoceno tempra- como las recuperadas en el sitio Peñas de
no al medio. la Cruz 1, y de otro diseño de gran tamaño
Durante este período, los grupos cazado- denominado QSC hallado en el sitio Quebra-
res habrían intensificado el uso de recursos da Seca 3 (Figura 8). Estas últimas fueron
locales por medio de la caza de camélidos (El- usadas como puntas de lanzas arrojadizas,
kin, 1996a; Martínez, 2006) con un mayor por lo cual -sin que deje de usarse el siste-
aprovechamiento integral de la carne, grasa, ma propulsor- aparece en el área un nuevo
cuero, vellón, huesos, venas y tendones. tipo de arma y también nuevas técnicas de
A diferencia de la estabilidad en las caza colectiva, ya que la lanza requiere de
técnicas de caza y baja diversidad en los una corta distancia entre cazadores y presas.
morfotipos de puntas de proyectil del Ho- Estas técnicas necesitaron de un mayor nú-
loceno temprano, un cambio o ajuste muy mero de gente para direccionar y «encerrar»
importante ocurrió en la Puna sur entre las tropillas usando para esto los farallones
hacia ca.7.700 AP, muy probablemente por rocosos cercanos a las vegas. Esto permitió

Figura 8. Tipos morfológicos de puntas de proyectil definidos para la Puna sur para el Holo-
ceno temprano y medio inicial. Los tipos QSA, QSB y PCzA corresponden a puntas de dardos
de propulsor, mientras que el tipo QSC se asigna a lanzas arrojadizas para la caza de camé-
lidos. Modificado de Martínez (2003).
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 287

a los cazadores obtener un mayor número Hasta ca.4.000 AP condiciones áridas do-
de presas, y esta mayor demanda se debió minaron el ambiente puneño a escala regio-
quizás al agrupamiento temporal de grupos nal, iniciándose posteriormente el Holoceno
familiares, en relación al cambio climático tardío, en el cual se dio un aumento en el
de aridez creciente del Holoceno medio (As- grado de humedad efectiva en relación al
chero y Martínez, 2001; Martínez, 2003). Holoceno medio, aunque sustancialmente
Es posible que los episodios de caza co- menor al del Holoceno temprano (Valero-
lectiva en un momento posterior a ca.7.700 Garcés et al., 2000; Tchilinguirian, 2009).
AP probablemente reflejen un proceso de
intensificación en la adquisición de recursos TIEMPOS DE CAMBIO EN LA
faunísticos para dar respuesta a una mayor SUBSISTENCIA: PROCESOS DE
demanda, o a una misma demanda ante una D O M E S T I C A C I Ó N A N I M A L Y V E G E TA L
menor disponibilidad de camélidos. Esta sólo
se explica ante una situación de crecimiento Toda la variabilidad registrada en los
en el tamaño de las unidades sociales entre múltiples procesos culturales y naturales
las que esos productos se reparten. Si esto es ocurridos en simultáneo a lo largo de mile-
o no resultado de un crecimiento demográfi- nios, sucedió en el marco de un mismo mo-
co o de una fusión de grupos, no lo sabemos delo paleo-económico dominante de caza
aún, y no lo vemos reflejado en sitios que y recolección. En la Puna y en el NOA en
respondan a posibles situaciones de agrega- general, cambios socio-económicos aún más
ción (Aschero y Martínez, 2001). gravitantes ocurrirían hacia la parte final del
La lanza arrojadiza, en comparación con Holoceno medio (ca.4.500-3.500 AP). Nos
el sistema propulsor, sería un arma de caza referimos a la aparición incipiente y gradual
especializada, en el sentido que requiere de de prácticas de subsistencia ya no extracti-
ciertos ajustes y de un mayor conocimiento vas, sino de producción de alimentos como
del comportamiento de las presas dentro de el pastoreo de camélidos y la agricultura,
un determinado microambiente. El factor actividades que derivan de procesos previos
oportunístico asociado al propulsor, no sería de domesticación. Es sabido que la llama
un rasgo propio del sistema lanza, y menos (Lama glama) como especie, es el resultado
probable aún como parte de caza solitaria. de un manejo zootécnico de domesticación
En la situación planteada, la lanza apare- ocurrido en el área andina a partir de un
ce como un arma con fuerte componente o ancestro silvestre, el guanaco. No obstante
sentido «social» ya que se vuelve crucial el debe quedar claro que este proceso se inicia
trabajo coordinado de un grupo de personas en el seno de grupos cazadores durante el
para el éxito de este tipo de técnica (Martí- Holoceno medio. Yacobaccio et al. (2017)
nez, 2003, 2006). proponen que hacia ca.6.200 AP la inter-
En términos generales, la fragmentación vención humana en poblaciones de guanacos
del espacio puneño durante el Holoceno llevó a una situación de inicial de protección
medio introdujo profundos cambios en la promoviendo una relación más estrecha fa-
organización de las poblaciones humanas cilitando el acceso a las zonas de pasturas y
en el paisaje y en la movilidad. Esto llevó a evitando a los predadores naturales.
que el grado de conectividad entre parches o Debe destacarse que procesos de cambio
ZCN sea menor y que se amplíen los rangos desde una economía de caza y recolección al
de movilidad. Sin embargo, debe destacar- pastoreo se dio en pocos lugares del mundo,
se que el grado de conectividad depende no siendo los Andes Centrales con la alpaca (Vi-
sólo de la escala de movilidad, sino también cugna pacos) y los Andes Centro-Sur con la
de la configuración del paisaje (Yacobaccio, llama uno de ellos. En estas áreas tuvieron
2013) y del eventual intercambio de bienes/ lugar las únicas adaptaciones pastoriles del
recursos con grupos que habitan áreas eco- continente americano. En definitiva, la ga-
lógicamente diferentes. nadería de camélidos constituyó la base de
288 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

un sistema económico desarrollado a partir desarrollo ocupacional y tecnológico fue un


de las sociedades de cazadores-recolectores, proceso continuo, aunque con ciertas parti-
que desde fines del Pleistoceno poblaron el cularidades para los diversos ambientes de
área (Yacobaccio, 1991). Es decir que el esta región. La temprana presencia huma-
desarrollo de prácticas pastoriles, modificó na registrada desde fines del Pleistoceno en
gradualmente la base esencialmente cazado- la Puna argentina, marca el inicio de una
ra que las sociedades prehispánicas habían larga historia ocupacional, la cual produjo
implementado desde hace más de 10.000 numerosas y diversas clases de evidencias
años atrás. materiales que permiten rastrear y echar luz
Si bien los análisis osteométricos no son sobre el comportamiento de grupos que por
concluyentes para conjuntos de camélidos generaciones habitaron este singular espacio
del Holoceno medio, la vía analítica que sí geográfico.
sugiere control cultural de camélidos desde Al respecto, es muy pertinente destacar
momentos tempranos, es el análisis de mues- aquí los resultados de recientes investigacio-
tras de fibra. Reigadas (1994), observó la nes en el sitio Cacao 1A dentro de la Puna
presencia de fibras análogas a la variedad de sur, en Antofagasta de la Sierra. Se trata de
llama —denominada llama «intermedia»— una cueva que fue objeto de distintas campa-
utilizada esencialmente como productora de ñas y publicaciones habiéndose informado la
carne y lana. Este tipo de fibra se registra presencia de fecas, restos óseos y piezas den-
para varias de las ocupaciones de Quebrada tarias de megafauna extinta ubicadas entre
Seca 3 (Puna sur) desde fechas tan tempra- ca.13.350-12.500 AP, aunque sin asociación
nas como 8.500 años AP. alguna a restos culturales (Martínez et al.,
Algo similar ocurrió en cuanto a la do- 2004, 2007, 2010). Sin embargo, en 2013
mesticación de especies vegetales, asumién- fue detectada en la Capa V una asociación
dose cada vez más esta capacidad para espacio-temporal de dos costillas de un pe-
grupos del Holoceno medio (Santoro et al., rezoso terrestre (Mylodontidae) con cuatro
2011). Al respecto destacamos la gradual artefactos líticos formatizados (Aschero et
incorporación y procesamiento de plantas al., 2013). Posteriores campañas sumaron
útiles locales y foráneas en la Puna sur para nuevas evidencias culturales dentro de esta
el rango 7.000-3.200 AP, en base a la presen- Capa V, dando como resultado cinco datacio-
cia de microfósiles contenidos en residuos nes entre 37.000 y 40.000 años AP (Aschero
de uso de tubérculos, maíz y quínoa recu- et al., 2017). Si bien esta investigación está
perados de artefactos de molienda de los en curso, evidencias de tal antigüedad para
sitios Quebrada Seca 3 y Cueva Salamanca la presencia humana en la Puna abrirían mu-
1 (Babot, 2005, 2011). Asimismo en el alero chísimos y nuevos interrogantes de enorme
Peñas de la Cruz 1.1 (rango 7.900-7.200 AP) relevancia para poblamiento temprano a es-
fueron recuperadas numerosas semillas de cala continental.
Amaranthus hybridus o «ataco», un recurso Por otra parte, debemos enfocarnos so-
alimenticio no local procedente de espacios bre un viejo problema de la arqueología del
NOA, en relación a la casi total ausencia de
pre-puneños (<2400 msnm) (Arreguez et
evidencias de grupos cazadores-recolectores
al., 2013). Estos recursos vegetales habrían
tempranos en el área de valles y quebradas,
sido un buen complemento para una dieta
fuera del ámbito de la Puna. Este gran va-
dominantemente proteica (carnes).
cío de información, creemos responde más
a la escases de investigaciones dirigidas es-
MIRANDO AL FUTURO DESDE EL
pecíficamente a este problema, y no tanto a
PA S A D O . N U E VA S P E R S P E C T I VA S
cuestiones de preservación y/o una dinámi-
En síntesis, desde que los primeros gru- ca particular del poblamiento temprano. En
pos humanos comenzaron a explorar y ha- este sentido, cabe mencionar que reciente-
bitar la Puna y el NOA en su conjunto, el mente fue detectado en el área de la Que-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 289

brada de Los Corrales (El Infiernillo – Tafí de la movilidad y uso del espacio, con la
del Valle, Tucumán), el sitio Taller Puesto consiguiente circulación de información y
Viejo 1 (TPV1) que cuenta con evidencias bienes-recursos por parte de las sociedades
de grupos cazadores-recolectores datadas cazadoras y recolectoras. Análisis multivaria-
en el rango ca.7.820-7.420 años AP (Mar- dos y una mayor intensificación en la inter-
tínez et al., 2013, 2016). La detección de conexión de estudios intrapuneños también
nuevos sitios fuera de la Puna asignables al redundará en beneficios, en pos de conocer y
Holoceno temprano y medio, será un valioso explicar las complejas dimensiones sociales,
aporte que ayudará a mejorar nuestro en- tecnológicas y ambientales que configuraron
tendimiento integral sobre los primeros gru- esa imagen del pasado que a medida que
pos de cazadores-recolectores en términos avanzan las investigaciones va delineándose
de interacción social y movilidad regional. con mayor solidez.
Como fuera mencionado antes, diversos re-
cursos registrados en sitios puneños desde L I T E R AT U R A C I TA D A
el Holoceno temprano, tales como cañas y
Aguerre A. M., Fernández Distel A. A., As-
maderas para astiles de caza, provienen de chero C. A. 1973. Hallazgo de un sitio
los valles mesotermales o de los bosques de acerámico en la Quebrada de Inca Cue-
Yungas. Geográficamente la Quebrada de va (Jujuy). Relaciones, 7: 197-235.
Los Corrales está en un área de «paso» na- Angiorama C. I., Del Bel E. 2013. Represen-
taciones de manos en el sur de Pozue-
tural para moverse y /o acceder a las Yungas
los (Jujuy, Argentina). Arqueología, 18:
desde la Puna sur. Las nuevas evidencias de 39-48.
TPV1 situadas en el Holoceno medio inicial Arreguez G. A., Martínez J. G., Ponessa G.
tienen una alta relevancia arqueológica, ya 2013. Amaranthus hybridus L. ssp. hy-
que permitirán una comprensión más pro- bridus in an archaeological site from
funda de los vínculos probables entre grupos initial mid-Holocene in the southern Ar-
gentinian Puna. Quaternary International,
o redes sociales tempranas de interacción de 307: 81-85.
ecorregiones distantes y diferenciadas. Debe Aschero C. A. 1980. Comentarios acerca de
mencionarse además que en las capas más un fechado radiocarbónico del sitio Inca
tempranas de TPV1 (ca.7.820-7.420 AP) se Cueva 4 (departamento de Humahuaca,
detectó la presencia de obsidiana procedente Jujuy, Argentina). Relaciones, 14: 165-
168.
de las fuentes de la Puna sur como Ona y
Aschero C. A. 1984. El sitio ICC4: un asenta-
Cavi, lo cual confirma por primera vez algún miento precerámico en la Quebrada de
tipo de interacción entre Puna y valles para Inca Cueva (Jujuy, Argentina). Estudios
el Holoceno medio, pero con evidencias re- Atacameños, 7: 62-72.
gistradas en los valles. La identificación de Aschero C. A. 1999. El ar te rupestre del
estas materias primas de origen puneño en desierto puneño y el noroeste argentino.
En: J. Berenguer, F. Gallardo, C. Sinclai-
este sitio del extremo norte de las Sierras re, C. Silva, C. A. Aschero (eds.), Arte
del Aconquija, abre un interesante espectro Rupestre en los Andes de Capricornio.
social y tecnológico a explorar a futuro en Museo Chileno de Ar te Precolombino,
cuanto a definición de un modelo de mo- Santiago de Chile, pp. 97-135.
vilidad e interacción entre estas sociedades Aschero C. A. 2006. De cazadores y pasto-
res. El ar te rupestre de la modalidad
cazadoras-recolectores altamente móviles del Río Punilla en Antofagasta de la Sierra y
NOA prehispánico. la cuestión de la complejidad en la Puna
Para finalizar diremos que la arqueología meridional argentina. En: D. Fiore D. y
de la Puna argentina, a pesar de contar con M. Podestá (eds.), Tramas en la piedra.
un sustancial y riguroso corpus de informa- Producción y usos del arte rupestre. So-
ciedad Argentina de Antropología, Bue-
ción y registros excelentemente preserva-
nos Aires, pp. 103-140.
dos, exige una visión aún más integradora Aschero C. A. 2007. Iconos, huancas y com-
en cuanto a la comprensión cabal de la di- plejidad en la Puna Sur Argentina. En:
námica social, de los procesos de cambio, A. E. Nielsen, M. C. Rivolta, V. Seldes,
290 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

M. Vázquez y P. Mercolli (eds.), Produc- Bird J. 1969. A Comparison of South Chi-


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Box ä Historias prehispánicas de gente y de una vega puneña


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1
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de Arqueología y Museo (IAM), Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, Universidad
Nacional de Tucumán, Saavedra 254, (4000) San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina; shocs-
man@hotmail.com; pilarbabot@yahoo.com
2
Centro de Investigaciones y Transferencia de Catamarca (CONICET, Universidad Nacional de Catamar-
ca), Prado 366, (4700) San Fernando del Valle de Catamarca,
Catamarca, Argentina; lorenaggrana@yahoo.com.ar

En la Puna desértica, el agua y las ve- (Antofagasta de la Sierra, Catamarca, Figura


gas son particularmente importantes para la 1) y los cambios en su vega ribereña regis-
vida. La historia de la gente del río Las Pitas trados a través de estudios sedimentológicos,

Figura 1. Curso medio del río Las Pitas en la actualidad. Paleoambiente y ocupación humana
prehispánica.
296 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

edafológicos y de diatomeas en las terrazas 1.800 y 1.000 AC este sector era particular-
fluviales (Grana et al., 2016), son ilustra- mente favorable en comparación con otras
tivas de cómo este sistema socioambiental quebradas próximas, ya que un ambiente
cambió entre 8.000 AC y 500 DC (Figura fluvial marginal comenzaba a dar paso a un
1); y evidencia que los habitantes del de- río con mayor caudal, lo que implicó mayor
sierto operaron estratégicamente ocupando desarrollo de vegas. La ocupación humana
diferentes sectores paralelamente a sucesivos del lugar se multiplicó y diversificó. Entre
cambios socioeconómicos y ambientales. Las 1000 AC y 600 DC los humedales alcanza-
evidencias de sitios arqueológicos con cro- ron su mayor desarrollo en toda la cuenca
nologías radiocarbónicas permiten afirmar de Antofagasta (no solo en Las Pitas, como
que los grupos humanos estaban presentes fuera anteriormente), asociado a un mayor
en Las Pitas cerca de 9.800 AC y se consoli- caudal y extensión, y a napas freáticas más
daron como sus habitantes entorno a 8.500 estables en todas las quebradas. Las eviden-
AC, bajo un clima más frío y húmedo. Entre cias de asentamientos entre 1.000 AC y 0
5.000 y 1.800AC, las condiciones fueron más AD prácticamente desaparecen en Las Pitas,
áridas, pero interrumpidas por breves pul- presumiblemente por la reubicación de las
sos de mayor humedad que se expresaron residencias de sociedades ya aldeanas, en el
de manera heterogénea dentro y entre que- fondo de cuenca, por ejemplo. Hacia 500 DC
bradas. Entre 4.700 y 2.900 AC, la presencia enfrentarían una situación de aridez similar
de agua en el curso medio de Las Pitas era a la actual.
inestable, por lo que la llanura de inunda-
ción tenía escaso desarrollo de vegas. Parale- L I T E R AT U R A C I TA D A
lamente, no hay evidencias de asentamientos Aschero C. A., Hocsman S. 2011. Arqueolo-
humanos en este sector, los cuales podrían gía de las ocupaciones cazadoras-reco-
haberse localizado en áreas próximas am- lectoras de fines del Holoceno Medio de
Antofagasta de la Sierra (Puna Meridio-
bientalmente más favorables. Las Pitas vol- nal Argentina). Chungara, 43 (Número
vió a estar ocupada contemporáneamente a Especial 1): 393-411.
un pulso de humedad local registrado hacia Grana M. L., Tchilinguirian P., Hocsman S.,
2.900 AC, pero en un contexto de cambio so- Escola P. S., Maidana N. 2016. Pa-
leohydrological changes in highland
cioeconómico, pues los cazadores-recolecto-
deser t rivers and human occupation,
res locales incorporaban la domesticación de 7000-3000 cal. yr BP, South-Central
camélidos y el cultivo de quínoa y tubérculos Andes, Argentina. Geoarchaeology, 31:
andinos (Aschero y Hocsman, 2011). Entre 412-433.
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 297

14 ä Arqueología del Formativo: los inicios de la


agricultura y la ganadería
Olivera, Daniel Enzo
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Consejo Nacional de Investigaciones Cien-
tíficas y Técnicas – INAPL, 3 de Febrero 1370, (1426) CABA, Argentina. deolivera@gmail.com

ä Resumen — El poblamiento humano de la Puna argentina se remonta a ca. 11.000 años


atrás, pero durante ca. 6.000 años, la economía de los grupos humanos estuvo orientada
a la caza y recolección de plantas y animales silvestres. Esto no significa uniformidad en el
tiempo y en el espacio ya que las sociedades tuvieron diferencias regionales y produjeron
cambios importantes a lo largo del proceso, que abarcaron todos los aspectos de la sociedad:
economía, tecnología, organización social y simbolismo. El más notable de estos cambios es el
que a partir de ca. 5.000/6.000 años atrás lleva a la paulatina incorporación del pastoreo
de camélidos y la agricultura, a través de un proceso de domesticación de animales y plantas.
La incorporación de esta opción productiva no significa solamente cambios en la economía
y la dieta, sino que implica un profundo cambio organizacional en la sociedad reflejado en
modificaciones en los patrones de movilidad y uso del espacio, nuevas tecnologías, en las
pautas de organización social y política, cambios profundos en la cosmovisión mítico/simbólica
e incluso, repercusiones biológicas que inciden en la reproducción y el metabolismo de los
grupos humanos y sus individuos. Estos procesos derivarán en un nuevo tipo de sociedad que,
en general, se ha denominado Formativa.
Palabras clave: Formativo, Puna argentina, opción productiva, agropastoralismo, comple-
jidad.

ä Abstract — “Archeology of the Formative: The beginnings of the agriculture and the
livestock”. Human colonization of the Argentine Puna dates back to ca. 10,000 years ago, but
during ca. 6,000 years, the livelihood of human groups focused on hunting and gathering of
plants and wild animals. Nevertheless, this does not imply uniformity in space and time given
that regional differences cut across these groups, producing important changes along the
way that in turn affected all aspects of society: economy, technology, social organization and
symbolism. The most graphic of these changes occurs around 5,000-6,000 years ago with
the adoption of camelid herding and agriculture through the process of the domestication of
animals and plants. The adoption of this productive option does not only signify changes in the
economy and diet, but also underpins a profound organizational shift in the society reflected
in modification of mobility patterns and use of space, new technologies, alterations to aspects
of social and political organization, profound changes in mythic/symbolic cosmovision and
including also biological repercussions that affected the reproductive and metabolic states of
these human groups and its individuals. These processes usher in a new type of society that
in general terms is known as the Formative.
Keywords: Formative, Argentine Puna, productive option, agropastoralism, complexity.

LA PUNA Y EL CONCEPTO DE supuesto, esto no significa uniformidad en


F O R M AT I V O A N D I N O el tiempo ni el espacio ya que las sociedades
tuvieron importantes diferencias regionales
En los primeros momentos de ocupación
y produjeron notables cambios a lo largo de
de la Puna (ca. 10.000 años AP) y por alre- este dilatado lapso (Núñez et al., 2002, 2005;
dedor de 6.000 años, los recursos para la Aschero, 2000; Santoro et al., 1991; Yacobac-
subsistencia eran obtenidos exclusivamente cio et al., 1994; entre muchos otros).
a través de la caza y la recolección de especies Posteriormente, diferentes poblaciones
silvestres (Martínez, en este volumen). Por del área andina se vieron involucradas en una
298 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

serie de procesos que llevaron a los grupos un nuevo tipo de sociedad que, en general,
humanos a experimentar profundos cambios se ha denominado Formativa, trasladándose
sociales y económicos, que incluyeron a la es- este término al período cronológico donde se
fera ideológica. Los orígenes de estos cambios, desarrollaron. Sin embargo, el Formativo es
que llevaron a la incorporación del pastoreo, un concepto complejo que ha llevado a los
la agricultura, mayor grado de sedentarismo y investigadores a discutirlo profundamente y
nuevas tecnologías como la cerámica (aunque los ha dividido muchas veces en cuanto a su
también otras relacionadas a la molienda, el significado (ver e.g., Bueno Mendoza, 1998;
instrumental lítico, la metalurgia, la cestería, Olivera, 2012).
la textilería), se remontan al denominado pe- El término Formativo, que se acuñó y
ríodo Arcaico final (ca. 4.500 a 3.000 años expandió entre 1940 y 1960, originalmen-
AP) e involucran un posible proceso de do- te tuvo un concepción cronológica relativa
mesticación regional de animales y plantas para ordenar estilos cerámicos en el tiempo.
y la incorporación de especies domesticadas Sin embargo, el término fue popularizado
provenientes de otras regiones. por Willey y Phillips (1958), para quienes
Los mencionados procesos se desarro- el Formativo identificaba un estadio o etapa
llaron en un marco ambiental variable a lo dentro de una secuencia histórico- cultural
largo del tiempo, alternando períodos más areal o regional, definido por un determina-
áridos con otros de mayor humedad (ver, do contexto, entendido como un conjunto in-
e.g., Núñez et al., 2002, 2005; Olivera et al., tegrado de rasgos culturales. Esto se refería
2004; Tchilinguirian, 2008, entre muchos a sociedades aldeanas sedentarias sostenidas
otros). La incidencia del ambiente en la di- por una economía productiva, fundamental-
rección, profundidad y característica de los mente la agricultura, con tecnología cerámi-
cambios fue diversa y debe ser considerada ca y la incorporación de las primeras estruc-
en cada caso particular. Asimismo, la crono- turas templarias. Desde entonces y hasta la
logía, la magnitud y los resultados de estos actualidad numerosos investigadores de la
cambios no fueron idénticos en toda la Puna arqueología andina intentaron despojar al
y deben evaluarse a diferentes escalas espa- concepto de Formativo de su connotación
ciales y temporales. Pero, la transición des- estrictamente cronológica, asociándolo a un
de economías cazadoras-recolectoras a otras tipo de sociedad caracterizada por vida se-
que incorporan la producción de alimentos dentaria en aldeas, estrategias económicas
constituye, en todos los casos, un proceso agropecuarias ya consolidadas, tecnologías
evolutivo de enorme relevancia que abarca básicas de uso cotidiano (entre ellas la ce-
todos los aspectos de la sociedad: economía, rámica) y una organización basada en uni-
tecnología, organización social e ideología. dades domésticas (Olivera, 1988; Tarragó,
La incorporación de esta opción pro- 1996; Korstanje, 2005, entre otros). Si bien
ductiva no significó solamente introducir el Formativo de estas características sería ha-
cambios en la economía y la dieta, sino que bitual en cierto período de la arqueología de
implicó un profundo cambio organizacional los Andes, conserva un criterio atemporal ya
en la sociedad reflejado en modificaciones que puede comenzar o extenderse diferen-
en los patrones de movilidad y uso del es- cialmente en el tiempo según las regiones
pacio, nuevas tecnologías, diferentes pautas (ver Korstanje et al., 2015).
de organización social y política y cambios Resumiendo, consideraremos un grupo
profundos en la cosmovisión mítico/simbó- social Formativo como caracterizado por
lica. Incluso, tuvo repercusiones biológicas organizarse económicamente en función de
que incidieron en la reproducción y el me- cierta opción productiva (agrícola y/o pas-
tabolismo de los grupos humanos y sus in- toril), complementada por caza, pesca y/o
dividuos, con consecuencias demográficas y recolección, acompañada de determinado
ecológicas. grado de sedentarismo y que lleva a incorpo-
Los procesos mencionados derivaron en rar cierta tecnología adecuada (de la cual la
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 299

cerámica es solo una de las manifestaciones). Formativas en la Puna que, como se observa
Pero esta organización debe ser definida y en la Figura 1, se desarrollaron en todo el
explicada por la red de relaciones internas y territorio del sector argentino de la Puna.
externas que el grupo humano establece.
En general, las estrategias Formativas INICIOS DE LA ECONOMÍA
tienen una definida manera de manipular P R O D U C T I VA : D E C A Z A D O R E S A
el entorno medioambiental y permiten sos- PA S T O R E S I N I C I A L E S
tener grupos de población reducidos, quizás Resulta evidente que para la existencia de
entre 60 y 150 personas, lo que se traduce sociedades Formativas plenas deben existir
en una organización social con escaso nivel
precondiciones, la más decisiva de las cuales
de diferenciación y/o jerarquización interna
es la existencia de un proceso de domesti-
(Olivera, 2012). Por otra parte, las condi-
cación de plantas y animales que permita el
ciones de la estructura de recursos del am-
establecimiento de estrategias productivas.
biente pueden llevar a agregaciones mayores
En las tierras altas andinas, de la que la
con importante estabilidad de asentamiento
Puna forma parte, parece haber sido la do-
aún antes de la incorporación plena de la
mesticación de los camélidos sudamericanos
agricultura, como las registradas en secto-
(llama y alpaca) la estrategia más destacada
res costeros del Perú (ver e.g., Funk Pineda,
de la opción productiva. Los estudios sobre
1988), gracias a la alta productividad y pre-
el proceso de domesticación de camélidos
dictibilidad de recursos marítimos ofrecida
comenzaron en Perú a partir de la década
por el litoral pacífico. Asimismo, es posible
del ´70 y la mayor cantidad de información
que diversos asentamientos puedan aumen-
tar sus niveles de cohesión a través de com- proviene de una serie de sitios de la Puna
partir complejos cúlticos comunitarios como de Junín, ubicados entre 4.000 y 4.900
La Galgada o El Paraíso en Perú. Sin embar- msnm.: Pachamachay, Telarmachay, Uchu-
go, no tenemos evidencias claras aún de que machay y Panalauca (Wheeler et al., 1977;
situaciones semejantes se hayan producido Browman, 1989;Bonavia, 1996). Para esta
en el Área Andina Centro-Sur (arqueológica- área, se propuso un modelo explicativo de
mente, la región que abarca parte del terri- domesticación de camélidos que plantea una
torio del sur de Bolivia, el norte de Chile y cadena secuencial de eventos desde la caza
el noroeste de Argentina), por lo menos con generalizada de cérvidos y camélidos has-
similares características ni envergadura. Sin ta una caza especializada de camélidos que
embargo, el complejo montículo-menhires habría culminado con la domesticación de
de El Mollar en Tafí del Valle, Tucumán (va- estos animales (Wheeler et al., 1977). A par-
lle mesotermal) podría tratarse de un caso tir de allí, se especuló que los camélidos ya
cúltico comunitario de menor envergadura, domesticados se habrían extendido a otras
aunque aún se discute su significado (ver regiones andinas.
e.g., Lazzari et al., 2015). Sin embargo, al iniciarse una década más
El lapso de tiempo más característico de tarde las investigaciones sobre este tema en
estas sociedades agropastoriles tempranas en los Andes Centro-Sur, se propuso que una
el Área Andina Centro Sur, incluida la Puna, domesticación independiente de la llama
abarca entre ca. 4.000 a 900 años AP, pero pudo haber ocurrido en la región de la Puna
los orígenes del proceso parecen ser aún más de Atacama (norte de Chile, sur de Bolivia
antiguos. Asimismo, para la comprensión del y noroeste de Argentina) (Núñez y Santo-
mismo se debe considerar no solo la Puna, ro, 1988; Olivera y Elkin, 1994; Yacobaccio,
sino también sus relaciones con sus quebra- 1994). El aporte de diferentes líneas de aná-
das de acceso y con los valles mesotermales lisis (morfología dentaria, análisis de fibras,
más bajos. osteometría, perfiles etarios e información
En las páginas siguientes resumiremos las contextual) parece avalar la hipótesis de que
características del proceso y las sociedades los Andes Centro-Sur han sido escenario de
300 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 1. Principales sitios mencionados en el texto asociados al proceso Formativo en la


Puna (Mapa base gentileza de H. Yacobaccio).

un proceso de domesticación de los caméli- En la región de San Pedro de Atacama


dos independiente al de los Andes Centrales (norte de Chile) se destacan los sitios de Tu-
(Yacobaccio, 2001; Mengoni Goñalons y Ya- lán 52 (ca. 4.400 AP) y Puripica I (ca. 4.500-
cobaccio, 2006; Mengoni Goñalons, 2007; 4.000 AP). En estos sitios las evidencias os-
López y Restifo, 2012). teométricas sobre restos óseos de camélidos
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 301

indican la existencia de un grupo de medidas 2006). Asimismo, los datos disponibles pare-
consistentes con las de la llama actual (ver cen apuntar que las sociedades de esta área,
e.g., Yacobaccio et al., 1994; Elkin, 1996). En a partir de los 5.000 años AP, intensificaron
la Puna argentina y sus quebradas de acceso, la dependencia del recurso Camelidae (Oli-
se destaca el sitio Inca Cueva 7 (Jujuy, ca. vera, 1997). Así, las evidencias faunísticas
4100 años AP) donde se ha hallado una capa y contextuales indican la posible presencia
con guano de camélidos que indicaría la de múltiples centros de domesticación de
cautividad de estos animales (Yacobaccio et la llama a lo largo de una vasta región que
al., 1994). Asimismo, análisis osteométricos incluye tanto los Andes Centrales como los
de materiales de este sitio, junto con otros Andes Centro-Sur (Mengoni Goñalons y Ya-
provenientes del Alero Unquillar (Susques, cobaccio, 2006), donde la Puna parece ha-
Jujuy, 3.500 años AP), muestran que si bien ber jugado un rol fundamental en el proceso
presentan una situación intermedia entre el (Olivera y Grant, 2009).
guanaco y la llama actual, se aproximan más En resumen, en las tierras altas de los An-
al tamaño de la llama (Yacobaccio, 2001). des, desde ca. 6.000 años AP, es posible que
Por su parte, hacia los 3.400 años AP en se inicie un proceso de cambios que desem-
Huachichocana III (Capa E2, Jujuy) se halló bocaría en sociedades plenamente pastoriles
una inhumación humana junto a un impor- hacia ca. 4.000/3.500 años AP, variando la
tante ajuar funerario, entre el cual se en- cronología según las regiones.
contraba una cabeza completa de camélido, Es muy importante dejar en claro que la
asociada por alometría al rango de peso de paulatina incorporación del pastoralismo,
la llama, constituyendo una de las primeras particularmente en las tierras altas, no sig-
evidencias indudables de la presencia de ani- nificó una disminución en la importancia
males domesticados en el NOA (Yacobaccio y de la caza, especialmente de camélidos, que
Madero, 1992). En el sitio de Quebrada Seca siguió constituyendo una fuente de recursos
3 (Antofagasta de la Sierra, Catamarca), en proteicos tanto o más importante que la del
niveles fechados entre el 5.400 y el 4.500 rebaño para los grupos humanos Formati-
años AP, si bien no hay evidencia osteológica vos (Olivera, 1997; Escola, 2002; Olivera
segura que permita hablar de eventos locales y Grant, 2009) (Figura 2). De hecho, po-
de domesticación (Elkin, 1996), la presencia demos sostener que la incorporación de las
de fibras análogas a una variedad de llama estrategias pastoriles, así como las agrícolas,
actual así como el incremento en el uso de apunta a ampliar el espectro de recursos en
artefactos líticos no formatizados, relaciona- una economía diversificada de control de
do con una reducción del riesgo en la obten- riesgo. Como bien sostiene Escola (2002) la
ción de alimentos (Pintar, 1996), ha llevado complementariedad entre pastoreo y caza
a postular que más que domesticación pudo constituyó un verdadero reaseguro para la
haberse dado una situación de «protective subsistencia de estas sociedades.
herding» (Yacobaccio, 2001), relacionado
inicialmente con cautiverio y amansamiento A L D E A N O S , C E R A M I S TA S Y
de los guanacos silvestres. PRODUCTORES DE ALIMENTOS:
Es importante destacar que estas evi- LAS TEMPRANAS SOCIEDADES
dencias provienen de sitios donde las in- A G R O PA S T O R I L E S
vestigaciones han señalado, en general, la
existencia de un proceso de creciente com-
plejidad económica y social entre grupos de Los inicios del proceso
cazadores recolectores, caracterizada por Respecto del origen de las prácticas agrí-
una reducción de la movilidad residencial, colas aún no existen evidencias demasiado
patrones funerarios complejos, tecnología claras, pero la presencia de vegetales do-
de prestigio y elaboradas estructuras cere- mesticados en los sitios es muy antigua. Sin
moniales (Mengoni Goñalons y Yacobaccio, embargo, en el proceso que deriva en las
302 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 2. En el diagrama se puede observar el dominio de restos óseos de las especies de


camélidos silvestres (caza) y domesticados (pastoreo) en basurales de sitios Formativos de la
Puna y quebradas de acceso (con excepción de La Rinconada ubicado en valle mesotermal).
Referencias: Las Cuevas, cerro El Dique y Potrero Grande (quebrada del Toro, Salta); Casa
Chávez Montículos (CChM) y Real Grande 1 (RG1) (Antofagasta de la Sierra, Puna de Cata-
marca); Campo Colorado (Puna de Salta); Estancia Grande (Jujuy); La Rinconada (Ambato,
Catamarca).

sociedades Formativas de las Tierras Altas, muestran estos cambios previo a la implanta-
la agricultura no solo no parece haber sido ción agrícola (Núñez, 1992, 1999; Santoro,
siempre la estrategia principal, sino que en 1999; Aschero, 2000; Muñoz, 2004; Núñez
muchas ocasiones solo habría tenido un rol et al., 2006c; Núñez et al., 2009; Aschero y
complementario o casi ausente. De manera Hocsman, 2011).
que en la Puna la situación podría ser dife- Existen evidencias importantes que in-
rente a la de las tierras bajas orientales o en dican la presencia de vegetales silvestres y
las regiones litorales marítimas donde esta domesticados en los ambientes áridos altos
situación podría haberse invertido. durante la transición Arcaico-Formativo (ca.
La estructura de recursos del litoral ma- 5.000 a 3.000 AP) en sitios a ambos lados
rítimo del Pacífico (principalmente en la de la cordillera. Los silvestres incluyen, en-
costa del actual Perú) ofreció condiciones tre otros, cactáceas (Opuntia sp.), chañar
de sustentabilidad que permitieron tempra- (Geoffrea decorticans), algarrobo (Prosopis
namente modelos de movilidad más restrin- sp.), cortadera (Cortaderia sp.), juncos (Jun-
gida e, incluso, un importante componente cus sp.), cebil (Anadenanthera sp.) y diver-
sedentario ya desde el Arcaico (desde ca. sas especies de arbustos, gramíneas y pastos
6.000 años atrás). Diversos investigadores forrajeros, mientras que entre los domesti-
han reconocido la importancia del papel que cados se destacan porotos (Phaseolus sp.),
jugaron las sociedades arcaicas costeras en calabaza (Lagenaria sp.), diversos tubérculos
el impulso de cambios durante el proceso microtérmicos (Canna edulis Ker., Oxalis tu-
Formativo inicial, mientras que en las tierras berosa, Solanum tuberosa (L.) y Ullucus tu-
altas son las comunidades cazadoras-reco- berosus Caldas), amaranto (Amaranthus sp.),
lectoras en camino al pastoralismo las que quinua (Chenopodium quinoa), ají (Capsicum
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 303

sp.), maíz (Zea mays) y zapallo (Cucurbita miento-subsistencia de pastores-cultivadores


sp.) (Rodríguez, 1999; Aschero, 2000; Ba- con alto grado de sedentarismo en sus bases
bot, 2005, 2006; Núñez et al., 2009). residenciales. Este tipo de patrón incorpora
Sin embargo, no siempre está claro el rol nuevas tecnologías tales como alfarería y
que estas especies jugaban dentro de la eco- trabajo en metales, introduciendo modifica-
nomía, ya que su importancia en la dieta no ciones en otras ya existentes como textilería
puede aún ser bien establecida con los esca- y cestería.
sos registros de plantas y de cuerpos huma- Por su parte, en la Puna meridional las
nos disponibles. Algunas de estas especies, evidencias de especies domesticadas son cla-
más allá de estar asociadas a alimento, leña, ras hacia los 4.000/4.300 años AP en Que-
forraje y construcción, pueden haber tenido brada Seca (Antofagasta de la Sierra), donde
un contenido de uso ligado a lo simbólico y/ se identificó la presencia de porotos (Phaseo-
o medicinal. En este sentido, la incorporación lus sp.), Amaranthus, Canna edulis y tubér-
del maíz a contextos funerarios en Tilibiche culos de altura (Oxalis tuberosa, Solanum
o en instrumentos de molienda asociados al tuberosum y Ullucus tuberosus), junto a otros
Templete de Tulán 54 (Núñez et al., 2009), importantes especies de recolección (Prosopis
ambos del norte de Chile, parece vincular- sp. y Juglans australis) (Babot, 2005, 2006).
los en buena medida a fenómenos sociales Esto llevó a proponer una economía mixta
y rituales. Sin embargo, su mencionada pre- de caza-domesticación/pastoreo y horticul-
sencia en coprolitos humanos en Tarapacá tura, quizás involucrada en mecanismos de
indica que, por lo menos en determinadas interacción conectada con las tierras bajas
circunstancias, era consumido. del este (Aschero, 2000; Babot, 2006).
En el caso puntual del Noroeste Argen- Si bien no estamos en condiciones de
tino, la presencia de cultivo desde épocas precisar aún el origen de la agricultura en el
muy tempranas en Huachichocana (Puna noroeste argentino, se ha sostenido que tuvo
de Jujuy) (Fernández Distel, 1974) no es un importante componente alóctono sugirién-
totalmente segura, ya que existen formas dose vías alternativas de ingreso (González,
silvestres de las especies registradas allí, 1963; Cigliano et al., 1976; Núñez Regueiro,
como el ají (Capsicun baccatum) y el poroto 1974; Raffino, 1977), aunque la ausencia de
(Phaseolos vulgaris), por lo cual no es po- registro en las tierras bajas orientales nos hace
sible asegurar que fueran ya cultivadas en guardar cierta prudencia sobre una posible
esa época. Dentro de la misma región, en situación de domesticación local. En Antofa-
Inca Cueva-7 se registra presencia de cala- gasta de la Sierra, por ejemplo, se verifica la
baza (Lagenaria siceraria) en 4.080±80 AP presencia de almidones de quinoa (Chenopo-
(Aguerre et al., 1975), junto con elementos dium sp. cf. C. quinoa) en instrumentos de
de un complejo tecnológico que incluye ces- molienda de Quebrada Seca 3 (2.550 y 2.750
tería y cordelería. Este complejo se comparte A.C.) (Babot, 2005), pudiendo ser indicio de
con Huachichocana e Inca Cueva-4 que, a una domesticación temprana.
nuestro juicio, formaron parte de un proce- Lo que sí es indudable es que, a partir
so regional en marcha, del cual no estaría de ca. 3.000 años AP, la estrategia agrícola
ausente Inca Cueva-Alero 1 donde aparece fue creciendo en importancia en todas las
tecnología cerámica en 2.900±70 AP (Gar- regiones de los Andes Centro-Sur, incluida
cía, 1988/89). la Puna, conservando los modelos econó-
Se puede plantear la hipótesis de que micos variabilidad en cuanto a la relación
durante aproximadamente los 1.200 años entre cultivo y pastoreo. En ese sentido, en
que transcurren entre los fechados de Inca la Puna meridional argentina quizás se trate
Cueva-7 y el de Inca Cueva-Alero 1, se ha- de una sociedad de pastores con agricultura,
bría producido la transición de un modelo aunque esta última parece crecer en impor-
pastoril inicial, con fuertes componentes de tancia económica a partir de los inicios de la
caza y recolección, a un sistema de asenta- era cristiana. También resulta incuestionable
304 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

que las estrategias de caza y recolección con- Meridional, Catamarca) (Olivera, 1991) o
servaron una importancia gravitante en la Campo Colorado (Valle Calchaquí norte,
economía de todo el Formativo puneño (Oli- Salta) (Tarragó, 1980).
vera, 1997, 2001; Yacobaccio et al., 1997-98; Pero desde comienzos de la era cristia-
Olivera y Grant, 2009). na ya se observan patrones arquitectónicos
más complejos y concentrados o asociados a
E C O N O M Í A Y PA I S A J E : los campos de cultivo. Algunos sitios, como
S U B S I S T E N C I A Y A S E N TA M I E N T O Tebenquiche (región del salar de Antofalla)
E N E L F O R M AT I V O P U N E Ñ O (Haber, 1999) alcanzaron gran desarrollo
arquitectónico y espacial durante el pri-
El proceso hacia la vida aldeana y la eco-
mer milenio de la era cristiana, cubriendo
nomía productiva requiere de comprender grandes sectores de terreno con unidades
que la subsistencia humana y el manejo del habitacionales, cementerios y estructuras
paisaje donde viven las sociedades no pue- agropecuarias. En Matancillas, en San An-
den interpretarse más que como elementos tonio de los Cobres (Puna norte) se registra
integrados de una misma ecuación. Un as- un patrón concentrado en laderas y fuera
pecto importante en el proceso es la den- de los campos de cultivo, sin formación de
sidad demográfica que está íntimamente montículos, alrededor de los, 2.000 años AP
ligada al cambio sustancial en los patrones (Muscio, 2011a).
de movilidad. Las estrategias productivas, en especial la
Desde el Arcaico parece evidente que la agricultura, suelen asociarse con sistemas de
demografía en los Andes del Sur va en deci- asentamiento que enfatizan un alto grado de
dido aumento y que ello se asocia a un cre- sedentarismo, pero esto no implica suponer
ciente proceso de integración poblacional y un bajo grado de dinámica ni la autosufi-
aumento de la sedentarización, manifestado ciencia de un asentamiento en función de su
en asentamientos cada vez mayores en tama- inmediato espacio circundante. En general,
ño y estables en su ocupación. Un ejemplo se verifica la posibilidad de acceso a recur-
de ello es la aldea Puripica 1, en el norte de sos e información no solo de sectores más
Chile, donde se observa un patrón de agre- alejados dentro de la región sino, incluso,
gación y estabilidad alto ya desde más de de regiones muy distantes.
4.000 años atrás (Núñez, 1995). Habitualmente, se debe pensar en una
Hacia el primer milenio a.C. ya se ha con- amplia gama de sitios de funcionalidad di-
solidado este proceso aldeano en el norte ferente y complementaria que se integran
de Chile, tanto en Arica, como en la costa y y solo pueden interpretarse como aspectos
en San Pedro de Atacama. En un principio de un modelo de asentamiento mayor en
parece predominar un patrón de recintos territorio y complejo en su estructuración.
dispersos, pero luego se va consolidando un En la Puna argentina se han detectado evi-
patrón de recintos agregados con mayor o dencias de que sitios relacionados a sistemas
menor complejidad (Núñez, 1995, Olivera, agropastoriles tempranos presentan funcio-
2001; Sinclare, 2004; Núñez, 2005; Adan y nalidad diversa y se ubican, asimismo, en
Urbina, 2007, entre muchos otros). sectores con diferente oferta de recursos.
En el noroeste argentino las evidencias La ocupación de estos sitios no es siempre
de aldeas son por ahora algo más tardías, permanente, sino que muchos de ellos dan
pero podemos afirmar que siguiendo patro- cuenta más bien de ocupaciones periódicas,
nes diversos ya estaban consolidadas hacia a veces de tipo estacional, más o menos re-
los 2.500 años A.P. En un principio parece currentes.
predominar, en la Puna y sus quebradas de En la Puna norte, en la mencionada zona
acceso, un patrón disperso como en Las Cue- de la quebrada de Inca Cueva, se han estu-
vas (quebrada del Toro, Salta) (Cigliano et diado diversas ocupaciones en aleros y cue-
al., 1976), Casa Chávez Montículos (Puna vas que formarían parte de un sistema de
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 305

asentamiento mayor (García 1988/89, 1991; isótopos estables de carbono (d13C) permi-
Aschero et al., 1992). García considera, por ten inferir la composición de las pasturas
ejemplo, que el grupo agroalfarero temprano que alimentaron a los camélidos. En el caso
que ocupó el Alero 1 de Inca Cueva mantenía de los camélidos silvestres (Lama guanicoe
algún grado de complementariedad econó- y Vicugna vicugna), las actividades de caza
mico-social con Alto Zapagua, zona de me- habrían sido desarrolladas tanto cerca de la
nor altitud sobre el nivel del mar. Además, base residencial ubicada junto a la vega en
esta autora postula la presencia de prácticas el fondo de cuenca como en los sectores in-
de caza complementarias de las agropastori- termedios y en las quebradas de altura, con
les y, ante la posible utilización de materias un patrón de caza generalizado y en el mar-
primas provenientes de la sierra del Aguilar, co de los movimientos trashumantes de los
adjudica una importante cuota de movilidad pastores en busca de forrajes para alimentar
a estos grupos humanos. a los animales de rebaño durante el ciclo
Dentro de la misma región, los trabajos anual (Grant y Olivera, 2016).
de Fernández (1888-89) en la cueva Cris- Para el caso de los animales domésticos
tóbal (Jujuy) y de Lavallée Julien y García (llamas, Lama glama) los resultados apuntan
(García, 1988/89; Lavallée y García, 1992; a la existencia de una rotación de pasturas
Lavallée et al., 1997) en las vertientes oc- para la alimentación de los rebaños con uti-
cidental y oriental de la sierra del Aguilar lización de las comunidades vegetales ubi-
apuntan, aparentemente, en la misma di- cadas a distintas cotas altitudinales (Grant y
rección. Se trata de sitios de funcionalidad Olivera, 2016). Así, en el Formativo tempra-
específica que parecen integrarse en siste- no (ca. 2.400 a 1.800 años AP) habría una
mas de asentamiento de mayor complejidad estrategia de pastoreo similar a la observada
y con alta dinámica logística. entre varios grupos de pastores andinos ac-
Nuestras investigaciones en Antofagasta tuales basada en el manejo complementario
de la Sierra (Catamarca), me llevaron a pro- de diferentes ambientes, fondos de cuenca y
poner para este sector de la Puna sur argen- quebradas altas. Sin descartar la utilización
tina un modelo denominado Sedentarismo de los sectores intermedios durante estos
Dinámico. Este involucraba asentamientos momentos agropastoriles iniciales, resalta
de pequeñas «aldeas» de ocupación perma- el hecho de que las pasturas de quebradas
nente, ubicados en los fondos de cuenca de altura habrían sido explotadas dentro del
(3.450 msnm), que ofrecen evidencias de ciclo anual de movilidad de los grupos de
diferente tipo de actividades (procesamiento pastores (Olivera, 2006).
y consumo de camélidos, agricultura, ma- Para el Formativo más tardío, los valores
nufactura de artefactos líticos y cerámica, d13C en especímenes de Lama glama, pare-
etc.) (Sitio Casa Chávez Montículos). Estos cen sugerir ciertas variaciones respecto al
sitios se integraban con otros en quebradas patrón señalado. Se plantea la hipótesis de
más altas (ca. 4.000 msnm), utilizados como que desde aproximadamente ca. 1.800 años
puestos de caza y pastoreo en ciertas épocas atrás encontraríamos la coexistencia de dos
del año (quebrada de Real Grande) (Olivera, estrategias diferentes de pastoreo. Un con-
1991, 2012). El modelo contempla además junto de llamas muestra una dieta basada
otro tipo de sitios de actividades específicas en mayor parte en plantas silvestres domi-
(e.g., fuentes de materia prima lítica) y se nantes en la Puna (valores muy pobres del
apoyaba en una economía de pastores con isótopo d13C), mostrando la continuidad de
agricultura, utilizando incluso otros sectores, la estrategia observada durante el Formativo
como las quebradas de cursos subsidiarios temprano, pero otros individuos con valores
(3.600-3.900 msnm), como sectores com- más altos de d13C parecen sugerir la apari-
plementarios de caza y/o pastoreo (Olivera, ción de una nueva estrategia de manejo de
1991, 2012). rebaños. Esta nueva estrategia se caracteri-
Recientes aportes a través del estudio de zaría por una disminución en la movilidad,
306 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

manteniendo a los rebaños cerca de los asen- sos que optimizara las posibilidades de su
tamientos del fondo de cuenca y/o sectores ambiente particular con la intención de dis-
intermedios y complementando la dieta de minuir las condiciones de riesgo propias del
algunos animales mediante forraje artificial, altiplano.
probablemente Zea mays (maíz), una especie Podemos concluir que en la Puna argenti-
C4 cultivada en tiempos prehispánicos. Este na, a diferencia lo observado para los valles
tipo de manejo de rebaños es similar al ob- más bajos, el pastoreo de camélidos parece
servado entre pastores actuales de Antofa- haber sido el eje logístico alrededor del cual
gasta de la Sierra, con la diferencia que en se organizaba el sistema de asentamiento-
este caso el forraje suministrado (alfalfa) es subsistencia. Sin embargo, la agricultura
una planta C3 (Grant y Olivera, 2016). también fue practicada por los grupos con
Los resultados descriptos coinciden en diversa intensidad según la región y la épo-
buena medida con el ciclo de pastoreo pro- ca. Por ejemplo, parece aumentar la impor-
puesto por el modelo de Sedentarismo Diná- tancia del recurso agrícola en sectores de la
mico, pero para el caso de la caza muestran Puna norte y, en general, luego del comienzo
una mayor generalización espacial que la de la era cristiana. Por otra parte, la caza de
predicha originalmente. camélidos y la recolección (vegetales, ma-
Pero este no debe haber sido el único terial lítico) ocuparon, en todos los casos,
modelo de asentamiento-subsistencia que se posiciones de importancia. El enfrentar un
desarrolló en la Puna. Delfino et al. (2009) ambiente como el desierto de altura parece
proponen para Laguna Blanca, también en la haber llevado a las poblaciones humanas a
Puna de Catamarca pero con diferentes con- diversificar todo lo posible el espectro de re-
diciones ecológicas, lo que denominan Modo cursos (cuyo número era y es muy limitado)
de Vida Comunitario Agrocéntrico. Los au- en una estrategia de disminución del riesgo
tores entienden la categoría Modo de Vida, y las condiciones de mayor incertidumbre
como una respuesta social a las condiciones ambiental que ofrece el ecosistema puneño
objetivas de un ambiente determinado, en (Yacobaccio, 1994; Escola, 1996; Olivera,
una dimensión histórica y estructural, sin 1998; Muscio, 2013).
necesidad de que se corresponda con una
fase del proceso de un modo de producción, LA TECNOLOGÍA:
articulándolo en un nivel de organización DIVERSIDAD Y REGULARIDAD
social comunitario y supradoméstico. Esta
instancia de organización del conjunto de La aparición de nuevas tecnologías aso-
unidades domésticas campesinas represen- ciadas al Formativo (alfarería, metalurgia,
taría una respuesta de organización social palas y azadas líticas para actividades agrí-
para las actividades productivas. Entre ellas colas, nuevas formas de puntas de proyectil,
cabría reconocer un grado de acuerdo supra- etc.) se debe analizar de la misma manera
doméstico en la gestión de recursos hídricos integrada que el asentamiento y la subsis-
escasos, o también en la explotación a tra- tencia. La incorporación de las prácticas al-
vés del chaku (encierro de animales silves- fareras, por ejemplo, no es imprescindible en
tres para facilitar la caza o para esquilarlos sí misma, pero su advenimiento trae apare-
y luego devolverles la libertad]) de recursos jadas nuevas y sustanciales potencialidades
faunísticos estratégicos, como la vicuña, en- en las prácticas de transporte, conservación,
tre otros (Delfino et al., 2009: 134). procesamiento, almacenamiento y cocción
La interesante propuesta anterior mues- de los alimentos. Asimismo, como destaca
tra la alta variabilidad de adaptaciones que Vidal (2002) la elaboración de alfarería o
pueden manifestarse en el Formativo andi- la necesidad de tierras aptas para el laboreo
no, pero no invalida en mi opinión que, en agrícola y/o el pastoreo son nuevas variables
general, se trata de sociedades que buscaron que condicionan la elección de los espacios
una economía de amplio espectro de recur- de asentamiento en función de disponer de
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 307

los recursos necesarios para esas prácticas. En la Puna, sin embargo, cuando anali-
Se puede considerar que existe una re- zamos la cerámica observamos que en los
lación importante entre los sistemas de lugares de habitación los tipos ordinarios
asentamiento-subsistencia sedentarios y (sin decoración) o lisos pintados y/o puli-
agropastoriles con la aparición de nuevas y dos son los absolutamente dominantes. Esto
variadas tecnologías relacionadas con acti- no debería extrañar, ya que si la cerámica
vidades específicas. El incremento en el nú- cumplía funciones de uso cotidiano para co-
mero de artefactos se relaciona con la mayor cina o depósito expuesta a un seguro y, muy
permanencia en los sitios y la tendencia a probablemente, rápido deterioro, no merecía
acumular más posesiones cuando no se las una inversión alta de trabajo en su confec-
deben transportar a menudo de lugar en ción estética sino que se haría hincapié en
lugar como ocurría con los cazadores-reco- sus propiedades técnicas (dureza, permeabi-
lectores más móviles, por otra parte el incre- lidad, resistencia térmica, etc.) asociadas a la
mento de la variedad de artefactos podría función a que la vasija estuviera destinada.
deberse a que la permanencia anual llevaría Por ejemplo, como sugiere Muscio (2004),
a un alto rango de actividades desarrolladas en un entorno como la Puna la cerámica uti-
en un solo lugar (ver un detallado análisis lizada como tecnología de cocción aumenta
en Rafferty, 1985). notablemente la eficiencia nutricional de los
Todo parece apuntar a que la incorpora- recursos feculosos.
ción de la alfarería a las sociedades de los En este tipo de cerámicas de uso cotidia-
Andes Centro Sur es más tardía respecto de no, asociadas a los sitios de Puna y quebra-
los procesos que llevan a las estrategias pro- das de acceso, se observa una importante
ductivas y los cambios en la movilidad de cuota de estandarización técnica en las dis-
los grupos. No existen aún evidencias claras tintas regiones, donde destacan las cerámi-
de presencia cerámica hasta los 3.500/3.000 cas oscuras (negras, marrones, gris verdosas)
años AP y no existen registros de un pro- con manchas en la superficie. Sin embargo,
ceso claro de experimentación local. Antes la cerámica utilizada para caracterizar el
del tercer milenio son muy pocos los frag- Formativo fue la decorada que proviene es-
mentos cerámicos asociados a sociedades pecialmente de cementerios. Esta cerámica
que contextualmente no se diferencian de muestra, dentro de tendencias comunes, una
las precerámicas. gran variabilidad entre piezas resumida en
Se han registrado escasos fragmentos ce- una escasa «estandarización» formal. Este
rámicos en sitios de la Puna de Jujuy como hecho podría sugerir que la manufactura no
Tomayoc, Inca Cueva Alero 1 o Cueva de estaba limitada a grupos especializados de
Cristóbal con fechas cercanas al inicio del artesanos dentro de la población ni seguía
primer milenio A.C. (García, 1988/89; Fer- las directivas de una entidad política de gran
nández, 1988/89) y más recientemente con envergadura, sino que predominaba proba-
fechas posiblemente anteriores en Rama- blemente la manufactura a nivel de unidades
das Estructura 1 (Muscio, 2011b) y en la familiares con un gran número de artesanos
Puna meridional (S. Hocsman, com. pers.). involucrados. En resumen, no existía una
Pero, es a partir de los 3.000/2.500 años especialización artesanal marcada ni una
A.P. cuando la tecnología cerámica sufrió homogeneidad estilística muy acentuada
una importante expansión en el NOA, con en estas poblaciones. A medida que avanza
una alta cuota de diversidad en sus formas el proceso en el tiempo aparecerán organi-
y decoraciones que muestra a las claras que zaciones sociales que sí respondan a esos
a medida que avanzó el proceso ocupó un parámetros de estandarización más rígidos
rol muy importante, tanto desde el punto de posiblemente en asociación a una mayor
vista económico como del social y simbólico, complejidad social y política, que puede in-
ya que es el ajuar principal en la mayoría de cluir estratificación social, corporativismo,
las inhumaciones. jerarquización en la toma de decisiones, etc.,
308 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

cuyo tipo y grado es muy variable según la presencia en el sitio Urcuro (San Antonio
cronología y la región involucradas. de los Cobres, Salta) de la asociación de ce-
Respecto de la tecnología lítica, dentro de rámica negra pulida y gris bruñida junto al
una alta variabilidad regional, podemos des- patrón de instalación característico de San
tacar la tendencia a la aparición de nuevos Pedro de Atacama (Fase Coyo), y sugiere que
artefactos ligados a las prácticas productivas el norte de Chile fue el área de origen de
(las azadas y palas líticas son un ejemplo esta variación cultural que se expandió hacia
emblemático), el mantenimiento de otros ti- el valle de San Antonio de los Cobres hacia
pos pero con modificaciones formales y, tal 1.500 años atrás. También apunta (op. cit.,
vez, funcionales, asociado a una tendencia a 2013) que anteriormente, hacia alrededor de
la aparición de mayor cantidad de artefactos 2.000 años atrás, habría ocurrido un proce-
con filo útiles pero sin una forma muy ela- so similar documentado en la cerámica del
borada (Escola, 2004; Hocsman, 2006a, b). sitio Matancillas, pero que conectó al valle
Los artefactos relacionados a la molienda, si de San Antonio con las tierras bajas orien-
bien ya son comunes en épocas precerámi- tales. Asimismo, en Antofagasta de la Sierra
cas, modifican a veces su morfología y crece (Puna meridional) se observan cerámicas
su abundancia, especialmente en las aldeas negras y rojas pulidas similares a estilos del
estables. norte de Chile previo a la era cristiana (sitios
Las puntas de proyectil tienden a ser más Las Escondidas y Casa Chávez Montículos
pequeñas y parecen asociadas al uso cada Componente Inferior), mientras que poste-
vez más generalizado del arco, aunque per- rior al comienzo de esta era (ca. 2.000 AP)
siste seguramente la lanzadera o propulsor. aumentan notablemente los estilos (Ciénaga,
También es notable el aumento en la utili- Saujil, Aguada) asociados a los valles meso-
zación de la obsidiana como materia prima termales de Argentina (sitios Casa Chávez
cuyos principales yacimientos se ubican casi Montículos Componente superior, Punta de
exclusivamente en la Puna, generándose la Peña, Corral Grande 1, etc.) (Olivera et
activos circuitos de explotación e intercam- al., 2015).
bio a larga distancia de esta materia prima Como ya se mencionó y más allá de las
(Yacobaccio et al., 2004). Esto último nos evidencias mencionadas, existe en el contex-
permite introducirnos en otro aspecto funda- to instrumental de las sociedades formativas
mental del Formativo puneño: la circulación de la Puna un material que ha brindado im-
de bienes, energía e información a medias y portante información respecto a las posibles
largas distancias que exceden la región, lo redes de tráfico/intercambio existentes en-
que incluye obviamente a la movilidad de tre éstas y los habitantes de otras áreas: la
personas y animales de transporte (llamas obsidiana. La caracterización geoquímica de
cargueras). ejemplares de esta roca de afloramientos y
sitios arqueológicos ha permitido acercase
a la procedencia de distintas variedades y,
MÁS ALLÁ DE LA PUNA:
de esta forma, desde dónde y hacia dónde
LA MOVILIDAD INTERREGIONAL
circulaban (Escola, 2007).
Continuando con prácticas que venían A partir de 1990 se llegaron a localizar y
desde el Arcaico miles de años antes, desde caracterizar geoquímicamente 11 fuentes de
los mismos inicios del Formativo se observan obsidianas y se generó, con la colaboración
contactos y relaciones de diferente tipo con de Michael Glascock (Missouri University
otras regiones, a veces muy distantes como Research Reactor, USA), una base de da-
las tierras bajas orientales o la costa del Pa- tos de las concentraciones elementales de
cífico (Figura 3). muestras procedentes de estas. Frente a esta
La tecnología constituye, sin ser el único, base de datos se compararon los resultados
un elemento sumamente útil para verificar obtenidos de la caracterización geoquími-
estas interacciones. Muscio (2013) señala la ca de artefactos arqueológicos procedentes
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 309

Figura 3. Sonajero de ca. 3.000 años A.P. hallado en el sitio Cueva Cacao 1 (Catamarca)
manufacturado con una calabaza de los valles, semillas de la selva, valva del Pacífico y lana
y cuero de camélido de la Puna (izquieda). Se halló en un probable evento ritual junto a unas
sandalias de cuero de llama (derecha), con dos plumas de flamenco y dos trenzas de pelo
humano cortadas intencionalmente. Constituye un ejemplo de la compleja dinámica de rela-
ciones interregionales de las sociedades agropastoriles tempranas.

de sitios datados entre ca. 2.200-400 años de chañar, algarrobo, porotos, madera de
A.P., emplazados en distintos sectores de la sauce, entre otros, fueron relevados en di-
Puna, los valles mesotérmicos orientales y versos sitios formativos de Antofagasta de
la selva montana (Escola et al., 1994; Váz- la Sierra, indicando contactos con los valles
quez y Escola, 1995; Yacobaccio y Lazzari, más bajos, así como con regiones tan leja-
1996/1998). A partir de estas investigacio- nas como la costa pacífica (caracoles en Casa
nes se sugirió la existencia de dos esferas Chávez Montículos y Cueva Cacao 1A) y las
de circulación principales al norte y sur del tierras bajas (López Campeny et al., 2005;
NOA. La primera incluiría fundamentalmen- Olivera, 2006). Se ha sugerido que las redes
te la circulación de la obsidiana procedente de tráfico por las que estos objetos habrían
de la fuente de Zapaleri o Laguna Blanca circulado podrían haber estado sostenidas
(sudoeste del Altiplano de Lípez, Bolivia; por relaciones de parentesco activas desde
extremo NO de Argentina), mientras que la momentos tan antiguos como ca. 3.600 años
segunda esfera de la variedad procedente de atrás, en las que habrían estado implicadas
la fuente Ona-Las Cuevas (noroeste de Cata- mujeres que viajaban desde y hacia los valles
marca). Estas coinciden con las dos esferas (Aschero et al., 2002; Aschero, 2007).
de interacción social señaladas por Tarragó Muscio (2013), analizando el tema desde
(1992, 1994) para el Período Formativo del lo adaptativo, considera que esta dinámica
NOA, una en el sector norte, centrada en la de relaciones constituye una respuesta al
quebrada de Humahuaca, la otra en el sector riesgo donde las fluctuaciones ambientales
sur o área valliserrana, conocida como cultu- se amortiguan mediante el intercambio inte-
ra Aguada. En ellas, consolidadas entre ca. rregional de recursos entre poblaciones con
1.300-1.000 años A.P. (Tarragó, 1999), los nichos económicos divergentes y donde la
recursos de larga distancia habrían circula- coexistencia simbiótica resulta de situacio-
do por medio de lazos y contactos sociales nes en las cuales el beneficio obtenido del
y políticos mutuamente excluyentes e inde- mutualismo supera los costos competitivos.
pendientes (Yacobaccio et al., 2002, 2004; Asimismo, piensa que estas interacciones
Escola, 2007). bien pudieron basarse en relaciones de pa-
Otros elementos alóctonos como frutos rentesco (Muscio, 2013).
310 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

SOCIEDAD E IDEOLOGÍA: funcionalidad de otros sitios cercanos (Olive-


EL CAMINO A LA COMPLEJIDAD ra y Podestá, 1993). La comparación de mo-
La paulatina ocupación de espacios dispo- tivos de arte rupestre y de la cerámica son
nibles y el crecimiento demográfico parecen evidencias de esta coherencia (Figura 4).
Las prácticas mortuorias, que van desde
haber jugado un rol importante en la conso-
entierros en las mismas áreas de vivienda
lidación del proceso que lleva a nuevas estra-
(habitaciones y patios) hasta verdaderos ce-
tegias económicas, acompañado de cambios
menterios, tienen un denominador común:
sustanciales en las relaciones sociales intra
en general los muertos eran acompañados
e intergrupales. En este proceso inicial las
por un ajuar que incluía desde objetos de
manifestaciones rituales ofrecen evidencia
uso cotidiano (e.g., instrumentos de labran-
de haber jugado también un rol relevante.
za o flechas) hasta cerámicas decoradas y
En el sitio Tulán 54, en la quebrada ho-
objetos de adorno (collares, metalurgia,
mónima en San Pedro de Atacama, se descu-
etc.). Muchas veces estos objetos provienen
brió un templete bajo un montículo estratifi-
de áreas alejadas (la costa del Pacífico o los
cado, datado en los 900-400 años a. C. Sus
bosques orientales) o bien son característicos
indicadores ritualísticos -inhumaciones de
de estilos culturales externos a la Puna.
niños, petroglifos, ofrendas en fosos, fogones
Estos elementos, indicativos de una ele-
y nichos empotrados en el muro perimetral-, vada dinámica intercultural, parecen estar
se comparan con otras tradiciones religio- fuertemente relacionados con necesidades
sas sincrónicas de las tierras altas andinas. económicas y simbólicas, pero también so-
En este sentido, las evidencias de Tulán se ciobiológicas. Tratándose de grupos sociales
vinculan con la emergencia de complejidad de población pequeña (30 a 100 individuos,
durante el Arcaico Tardío y su consolidación estimativamente) las necesidades de inter-
en el Formativo Temprano (1.400-400 a. C.). cambio genético y de información intergru-
(Núñez et al., 2005, 2006a, 2006b). pales fueron un elemento importante. Las
Los cambios en la ritualidad, más allá poblaciones Formativas de la Puna debieron
de sus manifestaciones infraestructurales, sostener un complicado entretejido de siste-
se hacen paulatinamente evidentes en otros mas de parentesco, alianzas políticosociales
aspectos de la sociedad, como la aparición y redes de intercambio cuyas características
de cementerios asociados a las aldeas e in- constituyen un interrogante apasionante y
humaciones acompañadas de un ajuar cada difícil de develar.
vez más importante. Lo anterior sugiere el surgimiento de
También surgen nuevas expresiones del nuevas condiciones de organización social
arte rupestre que son interpretadas como re- que incluyen prácticas comunitarias que ex-
lacionadas con las nuevas estrategias produc- ceden el nivel doméstico o familiar. Incluso
tivas y las modificaciones en la esfera simbóli- en ciertas ocasiones, como tal vez en Tulán
ca. Los elementos del paisaje y sus habitantes, 54, esbozan algún tipo de estructura jerár-
entre los que se destacan los camélidos, las quica para la construcción de las estructuras
aves y el felino, se confunden con complica- templarias, en las prácticas rituales y/o en la
das construcciones geométricas cuyo conteni- construcción y administración de los recur-
do simbólico es indudable, aunque difícil de sos hídricos. Estas expresiones serían parte
interpretar (Podestá, 1986/87; Aschero et al., de un proceso dilatado en el tiempo, variable
1992; Olivera y Podestá, 1993). regionalmente y aún alejado de la compleji-
Es indudable una coherencia básica de dad sociopolítica que se alcanzará posterior-
ese universo ideológico, manifestada en mente. Sin embargo, durante el Formativo se
cierta regularidad en los motivos tanto en desarrolla el germen de la complejidad social
la cerámica como en el arte rupestre, donde y política de los momentos posteriores. Aún
los conjuntos temáticos no parecen azarosos sin una estratificación social marcada ni una
internamente (Podestá, 1986/87) ni con la organización política compleja, podemos in-
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 311

Figura 4. Arte rupestre y alfarería. En la columna de la izquierda se observan motivos del


arte rupestre Formativo en sitios de la Puna sur y a la derecha motivos de la decoración de
piezas cerámicas. La coherencia de las ideas simbólicas es evidente y refleja aspectos del
nuevo universo mítico de las sociedades agropastoriles del Formativo (tomado de Olivera y
Podestá, 1993). Referencias: A.1. Rectángulo con diseños (sitio Campo de las Tobas); A.2.
Diseño de la Alfarería La Ciénaga (González, 1977). B.l. Figura de simio (sitio Campo de las
Tobas). B.2. Alfarería La Ciénaga (Puppo, 1979). C.l. Figura de llama con rasgos felínicos
(sitio Peñas Chicas 3). C.2. Alfarería La Ciénaga II (González, 1977). D.l. Camélido cuadricé-
falo (sitio Peñas Chicas 3). D.2. Camélido bicéfalo Condorhuasi (Puppo. 1979). E.1. Figura de
máscara (Sitio PlaP). E.2. Diseño similar en alfarería La Aguada (Puppo, 1979). E.3. Tiesto
de alfarería del Montículo 4 de Casa Chávez.
312 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tuir que la vida social y el mundo espiritual de un proceso más profundo en el tiempo y
de estas sociedades estuvieron lejos de ser que se inicia a principios del Holoceno tardío
simples y mostraron una variedad excitante (ca. 4.500-5.000 años AP) en las sociedades
de grupo a grupo. cazadoras-recolectoras del Arcaico Tardío. Por
Finalmente, las nuevas tecnologías pro- otra parte, se puede notar a través del texto
ductivas y de otro tipo, unidas a los cam- precedente que existen elementos comunes,
bios en la esfera ideológico-simbólica, pa- pero principalmente una alta variabilidad re-
recen haber permitido que paulatinamente gional que debe ser contemplada y que pare-
las poblaciones se aglutinaran en centros ce relacionada con diferentes variables (am-
poblacionales cada vez mayores asociados a biente, clima, historia cultural previa, etc.).
territorios con condiciones ambientales de Esto puede notarse, por ejemplo, en que en
buena sustentabilidad económica apropiadas ciertos lugares los cambios en la movilidad
para la nueva forma de uso del territorio. preceden a la incorporación definitiva de la
Este proceso desembocará más tarde o más producción de alimentos, las nuevas tecnolo-
temprano en estructuras políticas complejas gías o los cambios en la ritualidad, pero tam-
y en centros urbanos (Albeck et al., en este bién se producen casos inversos. En resumen,
volumen), lo cual se manifestará en el con- cada caso debe ser analizado detenidamente
trol de importantes territorios por parte de y no caer en generalizaciones simplistas que
un mismo grupo étnico que pudieron derivar, pueden esconder esta compleja variabilidad
incluso, en situaciones de conflicto durante cultural.
momentos posteriores (Período Tardío o de Así, puede considerarse el Formativo
Desarrollos Regionales) (ver e.g., Nielsen, como un proceso que se originó a partir de
2007 para un análisis del tema). ciertas necesidades de las poblaciones huma-
nas de los Andes que, a través de diferentes
CONCLUSIONES caminos, introdujeron cambios en su orga-
nización que involucraron tanto las condi-
El concepto de Formativo involucra un fe- ciones intrínsecas de la sociedad como su
nómeno complejo y apasionante que ha lleva- relación con el medio externo, tanto natural
do a los investigadores a más de seis décadas como antrópico. La paulatina ocupación de
de discusión, sin que aún haya un acuerdo espacios disponibles y el crecimiento demo-
aceptable sobre sus características e implican- gráfico parecen haber jugado un rol impor-
cias (Olivera, 2012). Mi interés, junto a otros tante en la consolidación de este proceso.
colegas en esta obra, fue exponer a un público A través de este proceso las sociedades
lector más amplio que el científico especiali- puneñas intentaron diferentes caminos para
zado las características de las más tempranas encontrar nuevos niveles de sustentabilidad
sociedades productoras de alimentos y los as- y hacer frente a las modificaciones ambien-
pectos principales del proceso de cambios que tales que se les fueron planteando, junto a
está en la base de la complejidad sociopolítica cambios sustanciales en las relaciones socia-
posterior. Para finalizar destacaremos algunos les intra e intergrupales, la esfera simbóli-
elementos que podrían considerarse claves en ca y la ritualidad (Aschero, 2006; Núñez et
el Formativo de la Puna, que en algunos casos al., 2006a). La introducción de estrategias
comparte con el Formativo andino en general productivas fue un factor clave, aunque no
pero que en otros son específicos del proceso necesariamente el único ni el primero para
en el altiplano. muchos de los casos regionales. Se puede
En primer lugar, debemos resaltar que las pensar, de manera más general, que se tra-
principales propiedades de las sociedades tó de un proceso que apuntó a establecer
agropastoriles tempranas (mayor sedentari- economías de amplio espectro y disminuir
zación, incorporación de vegetales y animales el riesgo propio de zonas áridas o semiá-
domésticos, nuevas tecnologías, cambios en ridas (ver Escola, 1996). En este sentido,
las concepciones simbólicas) son la conclusión Núñez et al. (2009) plantean que «en dis-
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 313

tintas regiones del mundo, incluyendo los qué la opción productiva se haya disparado
Andes, se ha observado más recientemente en lugares diferentes, en tiempos distintos y
el surgimiento de sociedades transicionales con tal variabilidad de manifestaciones or-
y complejas durante los períodos Arcaico y ganizacionales de la sociedad.
Formativo junto al manejo de recursos de
subsistencia generados en actividades par- L I T E R AT U R A C I TA D A
ticulares, independientes de la agricultura» Adán A. L. S., Urbina, A. 2007 Arquitectu-
(op. cit. 2009: 71) ra formativa en San Pedro de Atacama.
La mayor población y constricción territo- Estudios Atacameños: Arqueología y An-
rial, probablemente estimularon el creciente tropología Surandinas, 34: 7-30.
sedentarismo de los cazadores-recolectores Aguerre A., Fernández Distel. A., Aschero, C.
1975 Comentarios sobre nuevas fechas
del Arcaico Tardío, siempre y cuando este en la cronología arqueológica precerámi-
pudiera sustentarse en recursos suficientes, ca de la Pcia. de Jujuy. Relaciones SAA
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lutiva (coevolución) entre animales, plantas Aschero C. 2006. De cazadores y pasto-
y seres humanos llevó a que tempranamente res. El ar te rupestre de la modalidad
se iniciaran procesos de domesticación que Río Punilla en Antofagasta de la Sierra
y la cuestión de la complejidad en la
finalmente aseguraron un mayor control de Puna meridional argentina. En: D. Fio-
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no determinó las respuestas humanas, sí Brujas, Córdoba, pp. 135-165.
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las permitió y/o limitó de acuerdo a la po-
de las ocupaciones cazadoras-recolecto-
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micos tempranos en la Puna argentina.
cada vez más claramente las condiciones pa- Arqueología, 1: 9-49.
leoambientales resulta vital en la compren- Aschero C., Zurita R., Colaneri M., Toselli A.
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da en la transición hacia la producción
plenas, siendo en estas situaciones de crisis agropastoril: Un análisis desde la Puna
donde probablemente se encuentren algunas Meridional argentina. Estudios Atacame-
de las más excitantes explicaciones de por ños, 32: 75-92.
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A. Martel: Caravanas de llamas: tecnología clave para la interacción social prehispánica 319

Box ä Caravanas de llamas: tecnología clave para la


interacción social prehispánica
Martel, Álvaro
Instituto Superior de Estudios Sociales, CONICET-UNT. Email: mar telalvaro@gmail.com

La domesticación de los camélidos, junta- la domesticación comprendió la posibilidad


mente con la de diversas especies vegetales, de utilizar los camélidos como animal de
suscitó numerosos cambios en los modos carga. Esto permitió el traslado de diversos
de vida de las poblaciones prehispánicas. El recursos, bienes y excedentes de producción
principal significado de la domesticación de a otras comunidades distantes y con ambien-
plantas y animales, proceso que se iniciaen tes contrastantes, a cambio de recursos o
el área andina hace unos 7.000 años atrás bienes que no podían obtenerse localmente;
y que culminahace aproximadamente 2.000 al mismo tiempo que se lograban estrechar
años, fue la transición de una subsistencia vínculos sociales que garantizaban la con-
basada en economías extractivas —caza, tinuidad de tales interacciones (Berenguer,
recolección— en una basada en economías 2004). Los antiguos caminos (Figura 1) don-
productivas —pastoralismo, agricultura—. de tuvo lugar la movilidad de los grupos ca-
Sin embargo, otra de las consecuencias de zadores recolectores sirvieron de base para

Figura 1. Senderos caravaneros prehispánicos en la planicie de Carachipampa, Antofagasta


de la Sierra, Puna catamarqueña, 3600 msnm. Foto del autor.
320 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

la conformación de una red de interacción neadas conformando caravanas propiamente


caravanera que permitió el tráfico entre pun- dichas. La importancia de estas vías de co-
tos tan distantes como la costa del Pacífico y municación se mantuvo vigente hasta bien
la llanura chaqueña, articulando las regiones entrado el siglo XX; los incas, los conquis-
puneña, valliserrana y las yungas. El regis- tadores europeos, los viajeros y naturalistas
tro arqueológico de la Puna argentina y su decimonónicos y los arrieros históricos, se
área circumpuneña (norte de Chile, suroes- valieron de éstas para cumplir sus diversos
te de Bolivia y región valliserrana del NOA) propósitos (Benedetti, 2005).
es rico en evidencias que dan cuenta de las
interacciones sociales a larga distancia y de L I T E R AT U R A C I TA D A
las prácticas caravaneras que las sustenta- Benedetti A. 2005. Un territorio andino para
ron (Martel, 2014). El hallazgo de recursos un país pampeano. Geografía histórica-
y bienes foráneos (restos malacológicos o del Territorio de los Andes (1900-1943).
cuentas de especies del Pacífico, frutos y se- Tesis Doctoral, Facultad de Filosofía y
Letras,Universidad de Buenos Aires.
millas del área valliserrana, plumas de aves
http://www.filo.uba.ar/contenidos/in-
de las yungas, artefactos realizados en ma- vestigacion/institutos/geo/ptt/Tesis-
deras duras de la llanura chaqueña, etc.), en doctoradoBenedetti.pdf
los sitios arqueológicos es frecuente, como Berenguer J. 2004. Caravanas, interacción y
también lo son los múltiples senderos que cambio en el desierto de Atacama. Edi-
ciones Sirawi, Santiago, Chile, 580 pp.
conforman las rutas de tráfico que cruzan las
Martel A. 2014. Aguas Calientes. Evidencias
áridas planicies y pasos montañosos, y una directas de tráfico caravanero entre la
profusión de motivos rupestres que muestran Puna meridional y el valle Calchaquí. Es-
llamas cargadas, o bien, varias llamas ali- tudios Sociales del NOA, 13: 103-124.
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 321

15 ä Las sociedades puneñas desde el inicio


del segundo milenio hasta el fin del
dominio incaico
Albeck, María Ester 1; Basso, Diego Martín 2; Zaburlín, María Amalia 3
1
Instituto de Ecorregiones Andinas (INECOA). Universidad Nacional de Jujuy – CONICET. San Salvador
de Jujuy, Jujuy, Argentina. El Molino, Uquía, (4630) Humahuaca, Jujuy, Argentina. malbeck52@gmail.
com
2
UNHIR–ISHIR. CONICET–UNJu. Otero 262, 2º Piso. Oficina 7. (4600) San Salvador de Jujuy, Jujuy,
Argentina. diegomar tinbasso@yahoo.com.ar
3
Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy. Otero 262, (7600) San
Salvador de Jujuy, Jujuy, Argentina. mzaburlin@yahoo.com

ä Resumen — Este capítulo considera las sociedades que habitaron las tierras altas de
la Puna desde los albores del segundo milenio hasta el fin del dominio incaico (siglos X al
XVI). Se trata de una época en la que ocurrieron grandes cambios climáticos y sociales en
los Andes Centro Sur e incluyeron la instalación de un régimen climático de mayor aridez, el
surgimiento de importantes conflictos interétnicos y la expansión del Imperio Incaico. Las par-
ticularidades de las sociedades puneñas de la época incluyen la cría de llamas como recurso
económico dominante y el rol claramente marginal de la agricultura hasta la llegada de los
incas. Se ponen en relevancia los principales grupos étnicos, propios del sector norte de la
Puna en ese período, que lograron perdurar hasta las primeras décadas de la invasión hispa-
na, y la diversidad de los patrones de asentamiento arqueológicos que refuerza la existencia
de diferentes entidades sociales. Para la Puna meridional, en cambio, los datos arqueológicos
indican la presencia de grupos con un menor desarrollo demográfico y político al depender
mayormente de las grandes sociedades asentadas en los valles adyacentes como Hualfín.
Las redes de interacción identificadas responden a lazos de corta y larga distancia para
la obtención de recursos alimenticios complementarios, elementos de utilidad económica y
objetos suntuarios. Finalmente, se destaca la importancia de la dominación incaica de la Puna,
cuyo legado perdura en la sociedad actual. Se trata principalmente la red de caminos, nueva
tecnología agrícola, producción minera y la existencia de espacios sagrados, como ofrendas
en las altas cumbres de la región.
Palabras clave: Puna de Argentina; Siglos X al XV; grupos étnicos y asentamientos; pro-
ducción e intercambio.

ä Abstract — “Human societies in the Puna. From the beginning of the second millennium
to the end of Inca rule”. This chapter deals with societies that lived in the Puna highland, from
the beginning of the second millennium to the end of Inca rule. It was a time of great changes
in the South Central Andes, both at natural and social scales. It included the onset of drier
climatic conditions, interethnic conflicts and the rise and expansion of the Inca Empire. Lama
herding was clearly dominant at the economic level compared with the marginal role played
by agriculture until the arrival of the Incas. Different ethnic groups lived in the northern part
of the Puna in that period (and endured until the Spanish invasion) and, together with their
varied archaeological settlement patterns, reinforce the existence of diverse social units.
Archaeological data from the southern Puna shows the existence of a lesser demographic
development and political dependence on the big societies settled in nearby valleys like Hualfín.
Interaction was important with contemporaneous societies living in other ecological regions.
Traffic routes covered short and long distances and provided complementary food resources,
and both utilitarian and sumptuous goods. Finally, the legacy of Inca domination shows traces
that have endured in modern society. Features related to the Inca period include roads, new
cultivation technologies, mining and the presence of sacred places like offerings found on the
summits of high mountains in the area.
Keywords: Argentinean Puna; tenth to fifteenth centuries; ethnic groups and settlements;
production and exchange.
322 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN LAS PRÁCTICAS ECONÓMICAS

A escala macro regional, en los Andes En la Puna las prácticas productivas del
Centro Sur los años inmediatos a la transi- pasado fueron propiciadas por las condicio-
ción hacia el segundo milenio fueron mar- nes ambientales, los diferentes tipos de pai-
cados por diferentes eventos, tanto en lo saje y el nivel tecnológico de las sociedades
climático como en lo social. Una serie de que la habitaron. En este contexto, se desta-
crisis en lo productivo fue disparada por una caba la cría de llamas como el sustento más
sucesión de sequías, iniciada en el siglo X, importante y difundido, mientras que la pro-
que hizo eclosión en los siglos XIII y XIV (Liu ducción agrícola tuvo características de mar-
et al., 2005; Gayó et al., 2012; Albeck et al., ginalidad, restringida a espacios reducidos
2017). Fenómeno paralelo al surgimiento de y mediante el uso de diversas inversiones
diversas unidades socio-políticas en general tecnológicas. Otras actividades económicas
rivales entre sí (Lumbreras, 1974; Arkush, fueron de tipo extractivo como la minería y
2008, 2009). La Puna septentrional no fue la recolección de sal, principalmente de las
ajena a estos procesos y la conquista por el Salinas Grandes (Albeck, 2001).
estado incaico en el siglo XV dejó marcas Si nos atenemos a la producción animal,
profundas, tanto en el paisaje como en las son muy distintas las condiciones de pasturas
costumbres y tecnologías de las sociedades que ofrece la Puna de Jujuy en comparación
puneñas. con las correspondientes a las de Salta y Ca-
En este capítulo se discute, en primer tamarca. Por la calidad de algunos pastos y
lugar, sobre las prácticas económicas de las las extensas superficies cubiertas por vegeta-
sociedades de la Puna teniendo en cuenta ción arbustiva de tolares (Ottonello y Krapo-
las condiciones ambientales de las distintas vickas, 1973 ; Ruthsatz y Movia, 1975), gran
sub-áreas. Se considera el pastoreo de camé- parte de la Puna jujeña es apta para el pasto-
lidos como la principal actividad productiva, reo (si se exceptúan lagunas, salares, arena-
aunque en algunos sectores con condiciones les, afloramientos rocosos y altas cumbres).
muy favorables se registran sistemas agríco- Dichas condiciones, favorables para la cría
las; también se destaca la importancia de los de ganado, se ven reducidas marcadamente
recursos mineros y la extracción de sal. en los ambientes de Puna de las provincias
En segundo lugar se hace referencia a las de Salta y Catamarca, principalmente por la
diferentes etnias que habitaron la Puna, re- notable reducción de la pluviosidad, sumada
conocidas a través de los registros históricos, a una mayor altitud sobre el nivel del mar
y se describen los sitios de vivienda y pro- (Salta) y una ubicación geográfica más me-
ductivos más relevantes del periodo, junto ridional (Catamarca). Estas variaciones han
con las características materiales y tecnoló- llevado a la discriminación en los Andes Cen-
gicas propias de cada grupo. tro Sur, desde la cuenca del Titicaca hasta la
En tercer lugar se refiere a las redes de Puna de Catamarca, de diferentes tipos de
interacción con áreas vecinas y lejanas, que vegetación ubicados como franjas grosera-
adquieren su máximo desarrollo a partir del mente paralelas y caracterizadas como Puna
siglo XIII, reflejadas en las pinturas rupestres húmeda o normal, Puna seca o espinosa y
y en los hallazgos de bienes materiales, per- Puna desértica o salada (Troll, 1958).
mitiendo plantear circuitos de intercambio Así, los espacios con pasturas en el sector
de corta, media y larga distancia. meridional de la Puna se comportan como
Por último se tratan las evidencias de la oasis, al depender principalmente de la pre-
dominación incaica, registradas en diferen- sencia de vertientes de agua que alimentan
tes tramos de caminos y tambos a lo largo sectores de vegas u otro tipo de vegetación
del territorio y santuarios ubicados en altas que pueden ser aprovechados como pastu-
cumbres. ras; normalmente se trata de espacios redu-
cidos, separados por extensas áreas desérti-
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 323

cas. Como excepción se destaca la zona de tenecientes a la primera mitad del segun-
Laguna Blanca, ubicada al pie del nevado do milenio en Bajo el Coypar I (Olivera et
homónimo, y la hoyada de Antofagasta de al., 1994; Tchilinguirian y Olivera, 2011).
la Sierra. Se trata de campos de cultivo asociados al
La actividad pastoril generó gran canti- tardío regional con una ocupación incaica
dad de derivados: carne fresca y seca, grasa, posterior (Vigliani, 2005). En la cuenca de
cueros, lana, abono y la producción textil. Laguna Blanca, en cambio, la agricultura y
Esta última fue de particular importancia, la instalación humana fueron importantes en
especialmente en el sector central de la Puna el primer milenio después de Cristo (Albeck
de Jujuy (cuencas de Pozuelos y Miraflores), y Scattolin, 1984; Delfino et al., 2009), no
si se tienen en cuenta los abundantes restos así en el segundo.
arqueológicos relacionados con el hilado y La producción agrícola se almacenaba a
el tejido (Krapovickas, 1985; Albeck y Ruiz, escala doméstica mediante el uso de gran-
2003). De una importancia fundamental se des vasijas, sacos y probablemente hoyos,
debe considerar el uso de los camélidos do- como se practica actualmente. En la cuenca
mésticos como animales de carga y su resis- de Guayatayoc, a nivel comunal, los pro-
tencia para realizar largas travesías con muy ductos se guardaban en silos construidos
poco consumo de agua y alimento, funda- contra paredones rocosos ubicados en las
mentales en el funcionamiento de las redes cercanías de los poblados o de las áreas de
de intercambio con sociedades aledañas (Ya- cultivo; también se identifican estructuras de
cobaccio, 2014). almacenamiento en Antofagasta de la Sie-
La agricultura, por su parte, estuvo res- rra (Tchilinguirián y Olivera, 2011; Albeck,
tringida por los factores altitudinales y las 1993; Zaburlín, 2015).
precipitaciones, que no son suficientemen- Los recursos minerales de la región tam-
te prolongadas ni abundantes en el ámbito bién fueron aprovechados, como las menas
puneño. Estas limitaciones fueron superadas metalíferas identificadas en diversos contex-
mediante la inversión de trabajo en la cons- tos arqueológicos de la Puna, (Angiorama y
trucción de estructuras de riego y terrazas Becerra, 2010; Boman, 1992 [1908]), diver-
de cultivo en áreas apropiadas, pudiendo sos tipos de roca (Yacobaccio et al., 2004), la
obtener un complemento alimentario con el sal (Boman, 1992 [1908]) y otros recursos
cultivo de algunas especies micro-térmicas de interés, prácticas que la población indíge-
(quinoa, oca, ulluco, maíz de tipo bolita y na continuó desarrollando en el siglo XVIII
otras). No obstante, la producción agrícola (Palomeque, 2000) y hasta épocas más re-
en la Puna fue siempre de riesgo, sujeta a cientes.
eventuales heladas, granizo o sequías (Al-
beck, 1993). LOS GRUPOS HUMANOS Y SUS
Las áreas agrícolas arqueológicas se en- A S E N TA M I E N T O S
cuentran principalmente en la cuenca de
Miraflores-Guayatayoc (Casabindo, Abralai- Al ser la Puna un lugar propicio para el
te, Rachaite y otros espacios), tal vez por pastoreo de camélidos como actividad eco-
ubicarse a una altitud menor que las demás nómica principal, el patrón de poblamiento
cuencas endorreicas de la región, y se insta- más característico se refleja en la presencia
laron en lo que ha sido definido como “faja de pequeños sitios de vivienda ubicados
óptima” (Ottonello y Krapovickas, 1973). en distintos pisos altitudinales o en las in-
También se registra ocupación agrícola en mediaciones de fuentes de agua, ocupados
los fondos de cuenca de los afluentes del Pil- estacionalmente, dependiendo de las ne-
comayo en el extremo norte de la región (río cesidades del cuidado de los rebaños y de
Grande de San Juan y río Yavi). las dinámicas familiares en la organización
En la Puna sur, en Antofagasta de la productiva (Zaburlín, 1998). Aun así, el de-
Sierra, se han fechado áreas agrícolas per- sarrollo a nivel social, especialmente durante
324 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

los siglos XI al XV, propició la instalación de dece a migraciones más tardías que tuvieron
asentamientos con una mayor densidad po- lugar durante la etapa colonial (Krapovickas,
blacional en el sector central y norte de la 1978, 1984). De éstos, solo los cochinocas y
Puna de Jujuy, mientras que en el resto del casabindos perduraron como grupos de en-
ambiente puneño no tuvo lugar un proceso comienda hasta los inicios de la república,
local de esta naturaleza. para desaparecer como sociedad distintiva
En la Puna jujeña, las sociedades propias en la primera mitad del siglo XIX (Palome-
del segundo milenio fueron, en parte, con- que, 2006). Si bien desde los conjuntos ce-
tinuación de las precedentes (Krapovickas, rámicos no se ha podido discriminar a los
1984; Zaburlín, 2015). En este contexto re- cochinocas de los casabindos prehispánicos
sultan significativas las que hicieron uso de (Krapovickas, 1984; Zaburlin, 2015), otros
la cerámica conocida como Isla, identificada elementos como la arquitectura y las prácti-
en varios lugares como Pueblo Viejo de Gua- cas de inhumación, entre otras, estarían in-
yatayok, Tabladitas, Santa Ana de Abralaite, dicando que se trataba de grupos con iden-
Cochinoca y Moreta, entre otros (Mamaní, tidades marcadamente diferentes.
1998; Krapovickas, 1968; Zaburlín, 2012, Desde la arqueología se definieron di-
2015; Basso, 2015; Pérez Pieroni y Angio- ferentes “culturas” que habitaron la Puna
rama, 2017). de Jujuy, principalmente en base a estilos
Entre los siglos XV y XVI, los pobladores cerámicos (Ottonello y Krapovickas, 1973),
de la Puna sufrieron tanto el peso de la con- con lo cual muchos poblados arqueológicos
quista incaica como el cambio radical que se consideraron parte de un mismo grupo
significó la invasión de los europeos. Es a étnico. A la luz de nuevas evidencias sobre
partir de las crónicas de este último proceso, patrones de asentamiento, técnicas construc-
y de la documentación colonial, que cono- tivas, tipos de entierro y datos etnohistóricos
cemos los nombres de diferentes grupos que se podrían plantear algunas correlaciones
habitaban las tierras altas y, también, las que entre determinados asentamientos arqueo-
nos permiten relacionar dichas sociedades lógicos con antiguas unidades sociales. De
con los restos arqueológicos correspondien- esta manera se pueden diferenciar poblados
tes a los tiempos preincaicos (Krapovickas, correspondientes a grupos cochinoca, casa-
1978; Albeck, 2007). bindo y chicha en el sector norte y central de
Sin embargo, la percepción de los espa- la Puna de Jujuy. Para la Puna sur se mencio-
ñoles sobre estos grupos probablemente no nan sitios habitados por grupos afines a las
captaba las sutilezas internas de dichas so- sociedades Belén del Valle de Hualfín (Raffi-
ciedades, donde la deformación craneana, no y Cigliano, 1973), al no existir menciones
la vestimenta y los tocados utilizados fueron documentales sobre grupos étnicos propios
indicadores de diferenciación social, que in- de la Puna meridional; tampoco se cuenta
cluía el uso de distintos colores o tipos de con indicios desde la arqueología.
tejidos (Ruiz y Chorolque, 2007). Si se tiene Los cochinocas fueron un grupo propio
en cuenta la variedad de representaciones del sector central de la Puna de Jujuy (Kra-
antropomorfas que aparecen en las pinturas povickas, 1978, 1984). Su cabecera fue el Pu-
rupestres del sector central de la Puna de cará de Rinconada, el “Pucará de Cochinoca”
Jujuy y la riqueza de colores de sus vesti- de la documentación colonial (Sica, 2006;
mentas y tocados (algunos de los cuales son Albeck, 2008-2010) (Figura 1A), emplazado
recurrentes), es probable que haya existido sobre una meseta al suroeste de la laguna de
un número mayor de grupos étnicos y par- Pozuelos y es probable que algunos asenta-
cialidades de los considerados aquí. mientos dispersos menores, registrados en
Las etnias mencionadas para la Puna de el sur de la cuenca, hayan dependido de él
Jujuy en el siglo XVI corresponden a cochi- (Angiorama, 2011). Al tratarse de un sitio
nocas, casabindos, chichas, uros y apatamas, estratégico defensivo, presenta un único ac-
mientras que la presencia de atacamas obe- ceso y desde lo alto tiene un amplio domi-
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 325

nio de todo el sector sur de la cuenca


de Pozuelos y de las serranías aledañas.
Las viviendas son de planta rectangular,
levantadas íntegramente con la roca vol-
cánica que conforma la meseta. En algu-
nas se registra la presencia de bloques
cilíndricos tallados en la misma roca (que
se han denominado “menhires”), proba-
blemente parte del sostén del techo; los
entierros se hacían mayormente en el
piso de las habitaciones (Suetta y Alfaro,
1979, s.f.; Ruiz y Laguna, 2003). Como
rasgo único y distintivo, este poblado ar-
queológico posee un sistema de canales
subterráneos enlajados que servían para
el drenaje de las aguas meteóricas que
se acumulan sobre la superficie; algunos
de los cuales conducían a reservorios. El
poblado estuvo sujeto al dominio incaico
y un sector de construcciones pertenece
a dicha etapa (Ruiz, 1996). En los inicios
del siglo XVII, los cochinocas sufrieron el
traslado compulsivo hasta donde se en-
cuentra el poblado homónimo en el que
fueron reducidos (Palomeque, 2015).
Los casabindos, el otro grupo preincai-
co propio del sector central de la Puna de
Jujuy (Krapovickas, 1978, 1984), fueron
numéricamente más importantes que los
cochinocas. Habitaron el sitio arqueológi-
co conocido como Pueblo Viejo de Tucute
o Pueblo Viejo de Casabindo (Figura1B),
ubicado en la serranía al suroeste del
pueblo actual del mismo nombre, sede
de su reducción colonial (Sica, 2006).
Atento a las dimensiones del poblado
arqueológico, fue una sociedad impor-
tante en el contexto regional. Se cuenta
con más de 20 fechados radiocarbónicos
que muestran una historia ocupacional
permanente de aproximadamente cuatro
siglos (Albeck y Zaburlín, 2008).
Se trata de un sitio excepcional que
se destaca tanto por su emplazamiento,

Figura 1. A. Plano del pucará de Rinco-


nada (Ruiz y Laguna, 2003). B. Plano de
la Loma Baja de Pueblo Viejo de Tucute
(Tolaba, 2011). C. Plano de La Alumbrera
(Salminci, 2009).
326 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

dimensiones y características arquitectóni- a grupos étnicos como casabindos o cochi-


cas. A pesar de ser poco accesible y elevado nocas. Por ejemplo, un sitio destacado es el
no posee un emplazamiento estratégico de poblado de Agua Caliente de Rachaite (Otto-
dominio del entorno. Ocupa entre siete y nello, 1973) o Doncellas (Casanova, 1943),
diez hectáreas cubiertas por cerca de 600 que estuvo habitado desde etapas muy tem-
viviendas, además de áreas funcionales espe- pranas hasta la época hispana. Se trata de
cíficas, como espacios rituales y simbólicos, un asentamiento ubicado sobre ambos már-
corrales, plaza, basureros, etc., organizadas genes de un arroyo temporario, limitado por
mediante vías de circulación formales (To- elevados farallones verticales, que obstruyen
laba, 2011). Las pendientes se hallaban ni- totalmente la visión del entorno, y contra los
veladas por muros de contención de piedra cuales se construyó gran cantidad de tum-
donde se ubicaban las viviendas, de planta bas en forma de pequeñas casas (Ottonello,
circular no asociadas, es decir, que no se 1973). Las viviendas son de planta rectangu-
adosaban unas con otras (Figura 2A). Entre lar, levantadas íntegramente con piedras de
las lomadas que ocupa Pueblo Viejo de Tucu- tamaño regular; aparecen también recintos
te, se encuentra un pucara, construido sobre mayores que pudieron haber cumplido la
una elevación rocosa de superficie aplanada, función de patios. En la parte más elevada
desde la cual se tiene un excelente dominio del poblado se encontró una estructura es-
visual del entorno. calonada, flanqueada por rocas talladas de
Las características arquitectónicas, la forma cilíndrica que conducen a una plata-
modalidad de entierro en grutas o contra forma en la cima, probablemente de uso ce-
farallones y elementos rescatados en excava- remonial (Alfaro de Lanzone, 1983).
ciones arqueológicas han llevado a plantear Entre los poblados pequeños se destacan
una filiación altiplánica para los casabindos por ejemplo, Lumará y Quilican en las es-
(Albeck, 2007, 2010), en tanto muestran tribaciones más septentrionales de la sierra
mayor afinidad con las sociedades del alti- del Aguilar, y Rachaite al oeste de Doncellas,
plano peruano-boliviano que con cualquiera sitios que han sido identificados pero que no
de las contemporáneas colindantes (no solo cuentan con estudios sistemáticos (Zaburlín,
las de la Puna de Jujuy). 2015). Al sur de la laguna de Pozuelos (so-
La ocupación de Pueblo Viejo de Tucu- bre los ríos Candado, Herrana, San José y
te, entre fines del siglo X e inicios del siglo Cincel), y también al oeste de la laguna, se
XV, lleva a reflexionar sobre dos cuestiones: reconocieron sitios temporarios (viviendas
cómo una sociedad totalmente ajena logró aisladas asociadas a corrales), transitorios
instalarse en un espacio habitado por grupos (arte rupestre) y sitios residenciales me-
preexistentes y cuál fue su destino al arribo nores (Angiorama, 2011; Angiorama y Del
del Inca (Albeck, 2010). De manera coinci- Bel, 2012; Rodríguez Curletto y Angiorama,
dente con este último evento, se verifica un 2016; Mamaní, 1998).
despoblamiento total y masivo del poblado En la zona de Casabindo, en cambio,
arqueológico. Es probable que parte de la se ha logrado avanzar un poco más en el
población haya sido re-instalada en la zona conocimiento de algunos de los poblados
de Casabindo (tal vez en lo que se conoce medianos y pequeños como Pueblo Viejo de
como Pueblo Viejo de Potrero), en tanto los Potrero, Ojo de Agua y Calaverioj. Al noroes-
farallones que rodean a Pueblo Viejo de Tu- te de Casabindo, Pueblo Viejo de Potrero se
cute se continuaron utilizando con fines de emplaza sobre un amplio fondo de valle de
inhumación durante el momento hispano- pendiente suave, cubierto por extensos terre-
indígena. nos agrícolas de diferentes tipos (canchones,
Los demás asentamientos arqueológicos terrazas y andenes). Es de fácil accesibilidad
conocidos para el sector central de la Puna y corresponde a un poblado denso, sin defen-
de Jujuy cuentan con escasos correlatos sas, con recintos rectangulares de diferentes
documentales y no pueden ser asimilados tamaños, adosados unos a otros formando
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 327

una compleja red, que funcionaron como vi- Sobre un promontorio rocoso bajo, se
viendas, patios y lugares de almacenaje (Ca- encuentra Ojo de Agua, un pequeño asen-
margo y Zaburlín, en preparación). tamiento ubicado en el acceso al poblado

Figura 2. A. Vivienda de planta circular en Pueblo Viejo de Tucute (Albeck, 2010). B. Pintura
rupestre representando caravanas de llamas (Tejerina, 2016). C. Ejemplos de cerámica del
sector central de la Puna de Jujuy (Basso, 2017). D. El “Panel Boman” modificado de Boman
1992 [1908].
328 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

moderno de Casabindo. Presenta un empla- tareas agrícolas elaboradas sobre andesita y


zamiento estratégico al dominar visualmente múltiples herramientas sobre basalto.
gran parte del bolsón Miraflores-Guayatayoc La utilización de formaciones rocosas
y el acceso hacia las áreas agrícolas más im- como espacios funerarios es un fenómeno
portantes, no obstante, carece de caracterís- propio del segundo milenio en el sector cen-
ticas defensivas. Los recintos son de planta tral de la Puna de Jujuy, cuyo uso continuó
rectangular de diversos tamaños construidos durante el Periodo Inca hasta el Hispano
con roca local (Dip, 2001). Indígena (Vignati, 1938; Ottonello, 1973;
Hacia el sur de Casabindo se ubica Cala- Alfaro de Lanzone, 1988). Aparecen con
verioj en un amplio sector de vega; encerra- mayor densidad alrededor de los sitios ha-
do entre afloramientos rocosos posee escasa bitacionales, aunque podría tratarse de un
visibilidad del entorno. Los alrededores se sesgo de muestreo. Las estructuras, construi-
hallan cubiertos por andenes de cultivo y das de piedra y mortero de barro contienen
aparece una gran cantidad de cuevas tapia- abundantes ofrendas acompañando restos
das con restos óseos humanos. Las antiguas humanos depositados en distintos momen-
viviendas son de planta rectangular de ta- tos; en general son entierros múltiples de
maño mediano y grande construidas con las adultos, siendo muy baja la presencia de ni-
rocas del lugar (Albeck y Zaburlín, 2008). ños y párvulos.
Para el área de Coranzulí se han reconoci- En todo el sector central de la Puna se re-
do asentamientos pequeños, de aproximada- conoce una enorme riqueza en las represen-
mente una docena de viviendas (Candados, taciones rupestres, tanto pictografías como
Licante y Canalita), con un patrón arquitec- grabados. Es muy importante el uso de la
tónico de recintos de planta circular, afín al policromía y la presencia de escenas donde
de Pueblo Viejo de Tucute (Rivet, 2016); en se destacan figuras humanas con diversos ti-
estos casos corresponderían a casabindos. pos de vestimenta y tocados y la abundancia
En el sector central de la Puna de Jujuy de camélidos (Figura 2B).
la cerámica del segundo milenio no varía El sector norte de la Puna de Jujuy se
mayormente entre los diferentes poblados hallaba ocupado por grupos chichas, una
y consiste principalmente de conjuntos no importante macroetnía, propia de la mayor
decorados, con tipos morfológicos muy ho- parte de los valles del sur de la actual Boli-
mogéneos. Las vasijas más características via. Desde las inmediaciones de Yavi, abar-
corresponden a 1) vasijas subglobulares de caban la mitad central y norte de la cuenca
cuello convexo decoradas con líneas negras de Pozuelos y el río Grande de San Juan en
oblicuas, con frecuencia asociadas a pun- su límite con Bolivia. Los pobladores de todo
tos blancos, 2) vasos sub-cilíndricos de asa este espacio fueron reducidos por los espa-
vertical que pueden estar decorados en ne- ñoles en el pueblo de Talina, en el sur de
gro sobre rojo pulido, 3) pequeñas vasijas Bolivia, en el año 1573 (Palomeque, 2010).
zoomorfas con representación modelada Los chichas tuvieron una gran antigüedad
de camélidos. Se registra además una alta en el área, registrada desde la etapa forma-
representatividad de vasos chatos o de hi- tiva (Krapovickas, 1977; Beierlein, 2008) y
landera. Las piezas abiertas como escudillas fueron una sociedad que ofreció una tenaz
y vasos chatos suelen presentar el interior resistencia al Inca (Betanzos, 1987 [1551]).
negro pulido o negro bruñido suave (Figura Cuando finalmente sucumbieron al poderío
2C). Durante el periodo incaico se mantiene imperial, pasaron a integrar los grupos de
el conjunto local con variantes menores y se apoyo a la dominación incaica en gran parte
incorporan tipos incaicos como platos pato del noroeste argentino (Cremonte, 1994).
y platos con asa. En la Puna septentrional se han iden-
Las puntas de proyectil, de obsidiana, tificado varios poblados de grupos chicha;
son pequeñas triangulares y con la base es- uno de los más importantes corresponde al
cotada. Se registran palas y azadones para sitio Cerro Colorado 1 (Krapovickas, 1977)
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 329

ubicado en la localidad homónima cercana planteado que son los contrastes cromáticos
a La Quiaca, sobre un cerro de color rojizo —antes que los colores individuales— los
en la margen derecha del río Sansana. Las determinantes en la conformación visual de
viviendas son de planta rectangular, levan- esta tradición (Ávila, 2013). Algunas piezas
tadas con rocas prismáticas seleccionadas llevan decoración en líneas finas con mo-
y ocasionalmente canteadas, dando lugar tivos espiralados y triangulares. Los tipos
a un lienzo muy prolijo y de gran solidez. morfológicos incluyen escudillas, cántaros
Se trata de un poblado poco denso, entre y botellas con asas asimétricas, a menudo
las viviendas aparecen recintos de mayores con modelados antropomorfos. Entre la al-
dimensiones y espacios vacíos. farería sin decoración se registran piezas con
Otro de los sitios es Yavi Chico (Krapo- incrustaciones de cuarzo en su interior e im-
vickas, 1965), un asentamiento emplazado pronta de textil en la base, conocidas como
sobre una terraza aluvial donde la parte más “Pozuelos con cuarzo” y variedades de ollas
baja estuvo ocupada por terrenos de culti- con pie cónico. Las puntas de proyectil son
vo, en tanto que los sectores más elevados triangulares con pedúnculo, muy pequeñas,
fueron utilizados para ubicar las viviendas, y elaboradas en roca silícea. El arte rupestre
construidas con rodados de forma prismática más frecuente corresponde a grabados don-
y adobes; algunas presentan pequeñas cáma- de, con frecuencia, se reconocen algunos de
ras que sirvieron como silos. los motivos presentes en la cerámica.
En el norte y este de la cuenca de Po- Los uros fueron sociedades con una eco-
zuelos se han reconocido poblados de tipo nomía cazadora-recolectora. Muchos de ellos
monticular. El mayor de éstos es Yoscaba habitaron el Altiplano peruano-boliviano,
(Balbuena, 1994), ubicado al noroeste de la donde han perdurado reducidos grupos hasta
laguna de Pozuelos, y consta de numerosos la actualidad (Métraux, 1932; Wachtel, 2001
montículos de diferente altura sobre los cua- [1990]). Se desconoce si los que habitaron
les aparecen líneas de piedras, abundantes la parte más occidental de la Puna de Jujuy
restos de cerámica, líticos y óseos. tuvieron alguna relación con los más septen-
Otro poblado de características similares trionales o si meramente fueron denomina-
es Pozuelos, que se encuentra sobre la mar- dos así por su modo de vida, desarrollado en
gen oriental de la laguna. Allí se observó la un espacio muy elevado y hostil, cercano al
presencia de viviendas de planta cuadrangu- límite occidental con Bolivia (Nielsen et al.,
lar o redondeada levantadas exclusivamente 1999). Es probable que los uros de la Puna
con adobes (González, 1963), fechado en- hayan desaparecido en los primeros tiempos
tre 1400 y 1523 A.D (Fernán y Fernández, de la época colonial; no obstante, existe res-
1994). Ambos asentamientos cuentan con paldo documental sobre su presencia hacia
cerámica afín a la chicha. el oeste de la Puna de Jujuy a principios del
Los poblados arqueológicos de la cuen- siglo XVIII (Garcés, en prensa).
ca del río Grande de San Juan, en territorio Los apatamas conformaron una sociedad
argentino, se incluyen en el espacio puneño prehispánica que desapareció tempranamen-
por emplazarse a una altura mínima de 3400 te de su espacio original por el accionar de
msnm (Ávila, 2013). La cerámica registrada los españoles y solamente aparecen mencio-
corresponde a la tradición Yavi-Chicha y se nados en la documentación más temprana.
registra minoritariamente alfarería tipo Ca- Al haber dado muerte a su primer encomen-
sabindo (Nielsen et al., 2015). dero (Krapovickas, 1978, 1984) fueron tras-
Los conjuntos alfareros chicha se destacan ladados por su hijo a las inmediaciones de la
por la calidad de su pasta y el tratamiento de actual Sucre, donde fueron registrados como
superficie. El color es el atributo característi- de identidad apatama y pertenecientes a la
co del estilo Yavi-Chicha, como la marca que gran nación Chicha (Presta, 2001); se desco-
lo unifica y distingue de otros estilos alfare- noce cuál fue su área de residencia.
ros contemporáneos del sur andino. Se ha En la Puna meridional, aparentemente,
330 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

no existió un desarrollo local de poblados jidad, y donde el tráfico caravanero alcan-


durante el segundo milenio, sino que sur- zó su máximo desarrollo como el principal
gieron de instalaciones de grupos Belén, del mecanismo de intercambio (Nielsen, 2001).
valle de Hualfín, en la Puna catamarqueña. La interacción entre las poblaciones habría
Se han reconocido dos poblados principales, implicado negociaciones políticas y econó-
Pucará de la Alumbrera y Punta de la Peña. micas con distintos niveles de intercambio,
Pucará de la Alumbrera se halla empla- involucrando unidades domésticas o carava-
zado sobre el faldeo de dos volcanes poco nas organizadas y controladas por algún tipo
elevados ubicados en el fondo de cuenca de de elite (Nielsen, 2006).
Antofagasta de la Sierra. Es el poblado que Una de las características de la macro
más se destaca en la Puna meridional por región es que comienzan a generalizarse
su tamaño y características constructivas. pinturas rupestres con representaciones de
Las estructuras son de planta rectangular, hileras de llamas y caravaneros (Figura 2B).
cuadrangular, circular e irregular y se ha- La participación en las redes de intercambio
llan levantadas totalmente con piedra, sin de los pueblos asentados en la Puna se ha-
el uso de mortero de barro; una gran mu- bría realizado a partir de excedentes de la
ralla en U protege la población (Raffino y producción local: derivados de la ganadería
Cigliano, 1973) y posee vías de circulación (carne, lana, tejidos) y probablemente sal y
internas (Salminci, 2009) (Figura 1C). Por metales.
sus características se ha propuesto que te- Después del cambio de milenio, las socie-
nía fines defensivos (Olivera, 1991). En su dades asentadas en el sector central y norte
parte oriental hay un área de grandes recin- de la Puna de Jujuy formaban parte de las
tos rectangulares e irregulares posiblemente redes de interacción que incluían el sur de
utilizados como corrales. Registra evidencias Bolivia y el oasis de San Pedro de Atacama
de ocupación preincaica y continuó habitado y el río Loa, en Chile. En base a la eviden-
durante la dominación cuzqueña. cia cerámica se plantea que las poblaciones
El sitio Punta de la Peña ubicado al nores- asentadas en la Quebrada de Humahuaca se
te de Antofagasta de la Sierra, sobre farallo- habrían incorporado a estas redes a partir
nes del río Las Pitas, presenta características del siglo X (Beierlein, 2008; Ávila, 2009) y
arquitectónicas asimilables a La Alumbrera los de la cuenca Guayatayoc-Miraflores re-
(Olivera, 1991). cién durante el siglo XIII, en ambos casos
En el segundo milenio, en la Puna sur, mediante la interacción con los pueblos chi-
se destaca la abundancia de sitios con arte cha (Zaburlín, 2015).
rupestre ubicados en el fondo de cuenca, Las redes de intercambio a corta distan-
coincidiendo con los sectores de mayor ap- cia incluían el sector central de la Puna de
titud para desarrollar tareas agrícolas y de Jujuy, la Quebrada de Humahuaca y los va-
pastoreo (Podestá y Olivera, 1998; Aschero, lles del sur boliviano donde se asentaban los
2000; Vigliani, 2005). chichas. La evidencia de interacción entre la
Quebrada de Humahuaca y el sector central
de la Puna de Jujuy muestra que estuvie-
REDES DE INTERACCIÓN E
ron vinculados desde los inicios de la era
INTERCAMBIO
cristiana hasta el periodo colonial (Zaburlín,
Aproximadamente desde el siglo V se 2009; Palomeque, 2000), pudiendo identifi-
comenzaron a consolidar redes de interac- carse flujos de circulación de cerámica entre
ción abarcando todo el ámbito de los Andes ambas regiones.
Centro Sur (Nuñez Atencio, 2006; Tarragó, En cuanto a la interacción entre los pue-
2006). Durante el siglo XIII se establecieron blos de la región chicha y el sector central
circuitos que vinculaban las regiones nodales de la Puna de Jujuy, la cerámica chicha está
(sensu Nielsen, 2011), donde se asentaban ausente en el registro hasta el siglo XIII, mo-
sociedades con diversos niveles de comple- mento a partir del cual se vuelve un material
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 331

ubicuo en todos los sitios. Aparece tanto en principalmente en el sitio de La Alumbrera,


contextos domésticos como funerarios y la se vinculaban con las áreas de valles de Ca-
mayoría de las piezas presenta huellas de tamarca y la Rioja con influencia Belén y,
uso; esto indicaría que la cerámica chicha a partir de allí, se integraban en redes que
no conformaba un tipo particular de objeto, abarcaban regiones más amplias (Elías y Es-
sino que compartía con la cerámica local las cola, 2010).
mismas etapas de uso y descarte (Zaburlín, Merece la atención la utilización de fuen-
2015). tes de obsidiana cuyas determinaciones de
La circulación de bienes en redes de lar- procedencia geológica han dado abundan-
ga distancia incluía los pueblos del desierto tes resultados en la última década. Se en-
de Atacama, el río Loa y la costa, todos en cuentran identificadas aproximadamente
territorio chileno, el sur de Potosí, Bolivia, una quincena de fuentes de obsidiana en la
y los valles de la vertiente oriental andina región puneña de Jujuy, Salta y Catamarca.
(Albeck, 1994; Albeck y Ruiz ,1997). Des- Cada una de estas fuentes presenta esferas
de la costa del Pacífico ingresaron valvas de de distribución que abarcan su zona inme-
moluscos que fueron registradas como ofren- diata, sin embargo las fuentes Ona y Zapa-
das en contextos funerarios (Nordenskiöld, leri destacan por su distribución en regiones
1903; Egaña et al., 2016). También en los alejadas.
análisis de textiles se observan similitudes Las fuentes Caldera Vilama y Zapaleri
formales en diversas piezas procedentes de están ubicadas en el extremo norte de la
ambos lados de la cordillera (Renard, 1997; Puna jujeña, en el límite tripartito entre Bo-
Uribe y Agüero, 2005). livia, Chile y Argentina; su esfera de distri-
El estudio de tabletas de madera para bución incluye principalmente los sitios de
el consumo de alucinógenos ha generado la provincia de Jujuy, pero también sitios de
nuevas miradas sobre la complejidad de los la quebrada del Toro y norte del valle Cal-
procesos de interacción con el norte chileno. chaquí (Yacobaccio et al., 2004; Sprovieri y
Las tabletas procedentes de la Puna de Jujuy Glascok, 2007; Soria y Macoritto Torcivia,
y San Pedro de Atacama (Chile) comparten 2014).
elementos formales y decorativos. En base a La fuente de obsidiana Ona se ubica al oes-
los aspectos iconográficos se plantea que for- te del salar de Antofalla (norte de provincia
maban parte de un estilo “Circumpuneño”, de Catamarca) y su esfera de distribución se
cuya vigencia se habría mantenido hasta el extiende desde el espacio inmediato hasta el
período de dominación incaica (Horta Tri- norte del valle Calchaquí (Scattolin y Lazzari,
callotis, 2012). 1997; Elías y Escola, 2010; Soria y Macoritto
Entre los productos que circularon desde Torcivia, 2014; Wynveldt y Flores, 2014).
los valles ubicados en la vertiente oriental
andina se encuentran artefactos de madera, LA INCLUSIÓN EN EL
numerosos en los contextos arqueológicos de E S TA D O I N C A I C O
la Puna debido a las condiciones climáticas
que permiten una excelente conservación. El estado incaico fue la mayor organiza-
Los implementos utilitarios encontrados ción política y social de toda América, ex-
son arcos, astiles, calabazas y cuchillones; tendiéndose desde el sur de Colombia hasta
entre los artefactos suntuarios se registran el centro de Chile. Tuvo un complejo pero
tabletas, tubos y cubiletes de madera. Otros eficiente ordenamiento sociopolítico y eco-
elementos que se pueden clasificar en esta nómico, donde replicaba, a una macroescala,
categoría incluían principalmente cascabeles la organización comunitaria andina (Murra,
de nogal criollo, plumas de aves tropicales y 1989 [1978]). Según la información recu-
hojas de coca. perada por cronistas hispanos del siglo XVI,
Durante el segundo milenio las pobla- la ocupación incaica del Noroeste Argentino
ciones asentadas en la Puna meridional, tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XV.
332 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

No obstante, y atendiendo a las evidencias En el sur de la serranía de Cochinoca


arqueológicas, este evento se habría des- también se ha identificado un pequeño si-
encadenado 50 años antes de lo estimado. tio con cerámica incaica, aunque se desco-
Fechados radiocarbónicos fijarían una insta- noce su funcionalidad (Basso, 2017), y en
lación inicial alrededor de 1430 (D´Altroy las proximidades de Casabindo se registró el
et al., 1998) mientras que el definitivo, en tambo de Liristi (Zaburlín, 1998). Los tam-
cambio, se habría producido alrededor de bos de Rinconadillas y El Moreno (Raffino
1480. La conquista incaica de la Puna tuvo et al., 1978) han sido borrados por obras
sus inicios, entonces, apenas 100 años antes recientes; también se han reconocido tambos
del derrumbe del poderío imperial con la in- sobre el ramal que conduce al abra del Acay
vasión hispana. (Mignone, com. pers.).
La administración estatal se hallaba con- La Puna salteña es una vía de circulación
trolada desde el Cuzco, donde el camino obligada que permite comunicar zonas es-
inca cumplía un rol fundamental, vinculando tratégicamente vitales en el norte de Chile
todas las partes del extenso territorio (Hys- y en los valles mesotérmicos del noroeste,
lop, 1992). Existen diferentes evidencias de así como también sectores más australes y
la presencia incaica en el espacio puneño, septentrionales de la Puna argentina. En el
tanto norte como sur. Salar Ratones se ha constatado la presencia
El camino principal —Qhapaq Ñan— era de dos sitios pertenecientes al momento in-
probablemente el que ingresaba por Calaho- caico vinculados con el control del tráfico de
yo, en el límite con Bolivia, y continuaba recursos: en Abra de Minas se identifican nu-
hacia el sur por la Puna de Jujuy. Al sur de merosas estructuras arquitectónicas (López y
las Salinas Grandes se abría en dos ramales, Coloca, 2015; Coloca, en prensa) y en Cueva
uno que seguía por El Moreno para pasar a Inca Viejo (López et al., 2015) se observa
la quebrada del Toro y otro que por el abra arte rupestre y evidencias de materiales pro-
del Acay bajaba al Valle Calchaquí (Mignone, cedentes de distintas regiones, en particular
2015). De este camino se han identificado de tierras bajas como las yungas.
algunos tramos, en tanto su utilización du- En la Puna catamarqueña, en la hoyada
rante la época colonial y republicana hasta de Antofagasta de la Sierra, se destacan los
mediados del siglo XX ha cambiado su traza sitios La Alumbrera donde la ocupación in-
en muchos lugares. Los tambos o postas tam- caica se concentra especialmente en el sec-
bién han resultado difíciles de identificar, por tor central del poblado (Vigliani, 2005) y la
ser pequeños y con frecuencia reutilizados o Fortaleza de Coyparcito (Williams, 2000)
desmantelados. Estaban separados entre 20 ubicada estratégicamente sobre una salien-
y 25 km, la distancia que puede caminar una te de la ladera de los cerros del Coypar, con
llama en un día, dependiendo del terreno. buena visibilidad de todo el fondo de cuenca
Uno de los tambos reconocidos es Ca- incluyendo las entradas naturales al mismo
lahoyo, mencionado en la documentación y del sistema de producción agrícola de Bajo
colonial como “Tambo Real” o principal, pro- del Coypar. En cuanto a tambos de la Puna
bablemente haya sido un centro administra- sur se reconoce a la Tambería de Laguna
tivo. Este es un gran establecimiento incaico Diamante, 40 km al noreste de Antofagasta
ubicado a ambos lados de la línea fronteriza, (Olivera, 1991), Caranchi Tambo y Festejo
aunque el mayor número de construcciones de los Indios en la cuenca de Laguna Blanca
se encuentra del lado boliviano. Más al sur, (Delfino y Pisani, 2010). Las cabeceras del
en el abra homónima, se encuentra el tambo valle de Chaschuil fueron un espacio de cir-
de Moreta. Se trata de un asentamiento com- culación en el momento incaico, básicamen-
puesto por varios recintos y corrales de gran te por articular con el paso de San Francisco
tamaño cercanos a un conjunto de viviendas que comunicaba con la zona de Copiapó en
chichas (Albeck, 2008-2010; Perez Pieroni y Chile (Ratto et al., 2002).
Angiorama, 2017). Un segundo segmento de la traza incaica
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 333

ingresaba al actual territorio argentino en las Al pie de los cerros donde se ubica Coy-
inmediaciones de La Quiaca para tomar rum- parcito se extienden las ruinas de un com-
bo al sur. Se ha identificado un tramo de este plejo sistema de explotación agrícola deno-
camino en el abra de Cóndor (Albeck, 2016) minado Bajo del Coypar II (Olivera et al.,
desde donde se dirigía hacia Inca Cueva para 1994). La intervención imperial se hacía
luego pasar a la Quebrada de Humahuaca evidente por la implementación de un com-
(aunque ésta no sea necesariamente la única plejo sistema de canales que corría por la
traza que conducía a dicha quebrada). Los ladera a una cota superior, lo que permitía
tambos que han sido identificados se limitan ampliar considerablemente el área de cultivo
a Toroara, en La Quiaca Vieja (Raffino et al., (Vigliani, 2005).
1986) y “Puerta de Inca Cueva” en Esquinas Las evidencias de producción ganadera
Blancas (Nielsen, 2001). En las proximidades para el Estado Incaico son poco tangibles; no
de Abra Pampa sobre el faldeo occidental del obstante, cierto tipo de representaciones de
cerro Huancar se ha reconocido el tambo de camélidos de contorno rectilíneo, donde re-
Peñas Blancas (Mamaní et al., 2016). sulta notable el uso de señales en las orejas,
Como resulta evidente, el camino incaico, detalles geométricos en el cuerpo y el uso
en ambas arterias troncales, abandonaba las de “puiso” (collares de flecos de lana) en el
tierras altas para seguir por los valles y que- pecho, podrían relacionarse con el momento
bradas; recién mucho más al sur vuelven a de dominación cuzqueña (Tejerina, 2016).
aparecer instalaciones incas en ambientes de La presencia de construcciones incaicas,
tipo puneño, como los descriptos arriba. fuera de los asociados al camino, es escasa.
En cuanto a las prácticas productivas, el En la Puna de Jujuy se limitan a un sector
principal desarrollo de la agricultura incaica del Pucará de Rinconada, ubicado en el ac-
se dio en los valles y quebradas. No obstan- ceso al pucará, que se destaca por la técni-
te, en la Puna de Jujuy hubo un importante ca constructiva y la planta de los edificios
bolsón agrícola imperial instalado en el área (Ruiz, 1996).
de Casabindo (Albeck, 2016), desde Sayate- Un sitio arqueológico que denota clara-
Tambillos al norte hasta el área de Río Negro mente la planificación incaica es el Pucará
al sur. En este espacio, se destaca la andene- de Tres Cruces, en las nacientes del río Gran-
ría de Sayate (Boman, 1992[1908]) con un de. Emplazado sobre un faldeo de gran pen-
desnivel cercano a los 100 m por encima del diente permite observar claramente el sector
fondo de valle y una gran acequia que corre de Esquinas Blancas donde el camino incaico
por la parte más elevada. Más cercanos a abandona el ambiente puneño para internar-
Casabindo se observan sistemas de andenes se en la Quebrada de Humahuaca. Este sitio
en gradería en Potrero y Capinte, vinculadas ha sido interpretado como una guarnición y
con complejas redes de riego, dos grandes es probable que haya sido utilizado durante
canales nacen en represas y en Capinte el un lapso muy breve o que incluso haya que-
agua era conducida por una acequia exca- dado inconcluso (Nielsen, 1994-95). Varias
vada en roca a lo largo de más de 100 m de las edificaciones (que son escasas) conser-
(Albeck, 2011). En Puerta de Tucute, en la van su dintel de piedra, ubicado por encima
cuenca de Río Negro, se observa la presencia de un vano trapezoidal. El emplazamiento y
de andenerías en anfiteatro de neto corte algunos detalles arquitectónicos fueron de
incaico. Se ha postulado que lo producido en imposición imperial pero la mano de obra
este gran espacio debió servir para abastecer probablemente haya sido local, como ocurre
los diferentes tambos asociados al tramo pu- con otros poblados de la época.
neño del camino y a establecimientos mine- Relacionados con la esfera simbólica pro-
ros estatales. Asociado al tambo de Moreta, pia del momento incaico se destacan los san-
por su proximidad, se destaca un pequeño tuarios de altura, ubicados en las cumbres de
sector agrícola ubicado sobre varios faldeos cerros elevados, y también en otros espacios
con exposición oeste (Albeck, 2016). como las salinas. Se trataría de eventos ri-
334 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tuales donde se sacrificaron niños acompa- previamente (Sprovieri y Glascock, 2007;


ñados de importantes ofrendas, eventos que Sprovieri, 2014).
se han interpretado como parte de una ca- Los cambios más importantes fueron las
pacocha (Duviols, 1976), una manifestación intervenciones de políticas estatales en la
de la anexión de una comunidad no incaica redes de interacción a larga distancia, prin-
al Estado (Reinhard y Ceruti, 2010). Se ha cipalmente con la circulación de bienes de
constatado la existencia de más de un cen- prestigio. Estos elementos presentan una dis-
tenar de estos sitios a lo largo del territorio tribución restringida a ciertos sectores de la
que abarcaba el Collasuyo. población, como indicadores de estatus, ya
En el cerro Chañi, Puna de Jujuy, se re- sea por miembros de la elite local o repre-
gistra un complejo ceremonial de altura con sentantes del Inca.
actividades rituales y la ejecución de al me- En la región de Casabindo, la alfarería
nos un sacrificio humano acompañado por el inca no local se registra únicamente en áreas
depósito de cerámica en calidad de ofrenda, agrícolas y en contextos funerarios, en tan-
el sacrificio de llamas y quema de algunos to está ausente en poblados y viviendas ar-
ítems depositados. queológicos (Zaburlín, 2015). La presencia
En la Puna de Salta destacan los hallaz- de estas piezas se puede relacionar con el
gos en la cima del volcán Llullaillaco. A más desarrollo de actividades de comensalismo
de 6700 metros de altura se rescataron tres que formaban parte de las estrategias del
cuerpos preservados por congelamiento, estado para legitimar y controlar su poder
pertenecientes a una niña, un niño y una (Williams, 2004).
joven mujer de época incaica. Asimismo, se Las zonas geográficas que se incorpora-
recuperaron alrededor de 100 objetos depo- ron a las redes puneñas durante este periodo
sitados como ofrendas asociadas, incluyen- fueron el valle Calchaquí y el sur de Potosí.
do estatuillas antropomorfas de oro, plata y Estas zonas no eran desconocidas para los
valva de molusco con miniaturas textiles y habitantes del sector central de la Puna de
tocados de plumas, figurinas representando Jujuy, sin embargo, la evidencia sobre circu-
camélidos andinos (llamas y vicuñas) vasijas lación de bienes para momentos anteriores
y platos de cerámica, vasos y cucharas de al incario todavía están en discusión.
madera, bolsas tejidas conteniendo hojas de En contextos funerarios se registran
coca y alimentos (Ceruti, 2003a; Reinhard y pocas piezas cerámicas provenientes de la
Ceruti, 2010). Otros santuarios de altura co- región del sur de Potosí y, procedentes del
rresponden al cerro Galan (Rebitsch, 1966), valle Calchaquí se identificaron implementos
Quehuar (Ceruti, 2001) y varios cercanos a de metal de carácter suntuario (placas y ha-
Laguna Brava en La Rioja (Ceruti, 2003b). chas) y alfarería tipo La Paya. Las placas de
En Salinas Grandes (La Poma, Salta) se metal (tanto por su forma como por el tipo
registró el hallazgo del cuerpo momificado de decoración) y las hachas eran manufac-
de un niño que estaba acompañado de un turados en el Valle Calchaquí; con la con-
variado conjunto de ornamentos metálicos quista cuzqueña continuaron produciéndose
personales: diadema, pulsera, anillos y un y aumentó su distribución a escala regional
cetro (Boman, 1918). (González, 2004).
Durante la ocupación incaica, los vínculos La conquista incaica de la Puna no fue,
de interacción a corta distancia y a nivel do- al parecer, un proceso sin conflictos. La es-
méstico, entre el sector central de la Puna de cena representada en lo que se conoce como
Jujuy, chichas y la Quebrada de Humahuaca, “Panel Boman” (Figura 2D), ubicado en un
no presentaron modificaciones notorias. De afloramiento rocoso inmediato al Pucará de
forma similar, los estudios sobre circulación Rinconada, muestra una congregación de
de obsidiana también plantean para el perio- personajes (Boman, 1992 [1908]), vestidos
do incaico una aparente continuidad de los con diferentes atuendos y tocados, rodeando
circuitos de aprovisionamiento establecidos dos conjuntos de personas, aparentemente
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16: 325-350. Latinoamericano, Series Especiales,
Wachtel N. 2001 [1990]. El regreso de los 2:113-121.
antepasados. Los indios urus de Boli- Zaburlín M. 1998. “Movilidad Pastoril y Apro-
via. Siglos XX al XVI. Ensayo de historia vechamiento de Recursos Naturales en
regresiva. Fondo de Cultura Económica. el Casabindo Prehispánico”. Tesis de li-
México. cenciatura. Licenciatura en Antropología.
Williams V. 2000. El imperio Inka en la pro- Facultad de Humanidades y Ciencias So-
vincia de Catamarca. Intersecciones en ciales. Universidad Nacional de Jujuy.
Antropología, 1: 55-78. Zaburlín M. 2012. La Cerámica Tricolor de
Williams V. 2004. Poder estatal y cultura La Puna Jujeña: Variabilidad de Los Mo-
material en el kollasuyu. Boletín de Ar- tivos de Vírgulas y Puntos Blancos. Re-
queología PUCP, 8: 209-245 vista Arqueología, 18: 131-152.
Wynveldt F., Flores M. 2014. La obsidiana Zaburlín M. 2015. Uso, Consumo y Circula-
en el paisaje tardío del Valle de Hualfín ción de Vasijas Cerámicas en los pue-
(depar tamento de Belén, Provincia de blos prehispánicos de la Cuenca de la
Catamarca). Revista Arqueología, 20 Laguna de Guayatayoc (Puna de Jujuy).
Dossier: 193-216. Tesis Doctoral. Instituto de Arqueología y
Museo – Facultad de Ciencias Naturales
e Instituto Miguel Lillo-UNT. Tucumán.
M. C. Ceruti: El volcán Llullaillaco y los santuarios de altura de la Puna 341

Box ä El volcán Llullaillaco y los santuarios de altura


de la Puna
Ceruti, María Constanza
CONICET / Instituto de Investigaciones de Alta Montaña (UCASAL). Campus Castañares, (4400) Salta,
Argentina. E-mail: constanzaceruti@hotmail.com

Situado en la Puna occidental de Salta, vadas que se conocen hasta la fecha (Ceruti,
el volcán Llullaillaco (6739 m, Figura 1) 2015). Los objetos asociados -platos y jarras
alberga en su cumbre el sitio arqueológico de cerámica, keros de madera, figurinas de
de carácter ceremonial más elevado del pla- metal y valva, sandalias de cuero, chuspas
neta. Durante semanas, en la cima de este y textiles, entre otros- constituyen el con-
volcán puneño enfrentamos tormentas de junto de ofrendas incaicas de alta montaña
nieve, temperaturas de 40 grados bajo cero, mejor preservado y documentado. Además,
vientos fuertísimos y la constante escasez de las investigaciones que dirigí en marzo de
oxígeno en una atmósfera acentuadamente 1999 junto a Johan Reinhard (explorador de
hipóxica e hipobárica. Los riesgos asumidos y la National Geographic Society) han sido los
los esfuerzos realizados valieron la pena, ya trabajos a mayor altura jamás realizados en
que los descubrimientos arqueológicos que la historia de la arqueología mundial.
protagonizamos en el Llullaillaco llegaron a Estudios interdisciplinarios coordinados
ser considerados entre los más destacados desde la UCASAL revelaron interesantes de-
aportes científicos de fines del siglo XX. Las talles de la vida de estos niños de época Inca
momias congeladas de los tres niños del Llu- y de la ceremonia de capacocha que los envió
llaillaco son consideradas las mejor conser- como mensajeros al más allá. Ante el cambio

Figura 1. Constanza Ceruti ascendiendo a la cima del volcán Llullaillaco (©Constanza Ceruti).


342 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

climático y el impacto negativo del huaqueo, REFERENCIAS


poner las momias y ofrendas a resguardo (y Ceruti M. C. 2015. Llullaillaco: sacrificios y
que mantengan su extraordinario estado de ofrendas en un santuario Inca de alta
conservación) constituye un sustancial apor- montaña. Edición ampliada y corregida.
te al patrimonio cultural de nuestro país y Mundo Editorial, Salta, 406 pp.
Ceruti M. C. 2016. Procesiones Andinas en
de toda la humanidad, y a la valoración de alta montaña: peregrinaje a cerros sa-
la cultura de los pueblos originarios de los grados del norte de Argentina y el sur
Andes (véase Ceruti, 2017b). de Perú. Editorial de la Universidad Ca-
Mis investigaciones en alta montaña se tólica de Salta, Salta, 194 pp.
canalizaron además, en ascensiones a dece- Ceruti M. C. 2017a. Frozen mummies and
the archaeology of high mountains in the
nas de volcanes de la Puna -desarrolladas construction of Andean identity. En: F.
principalmente a fines de los años noventa- Sarmiento y S. Hitchner (eds), Indige-
que contribuyeron a consolidar a la arqueolo- neity and the sacred: Indigenous revival
gía de altura como disciplina científica y am- and the conservation of sacred natural
pliar el conocimiento de la red de santuarios sites in the Americas. Berghahn. New
York, pp. 105-118.
con la que los incas sacralizaron los confines Ceruti M. C. 2017b. Contribuciones a la
meridionales de su imperio (Ceruti, 2017a). antropología de montañas sagradas
Más recientemente, mi labor se ha volcado y a la arqueología de altura, en Ar -
a estudios etnográficos y etnoarqueológicos gentina y el mundo. Publicación elec-
sobre peregrinaciones tradicionales andinas trónica. Academia Nacional de Cien-
c i a s d e B u e n o s A i r e s . h t t p : / / w w w.
a santuarios de altura al este de la Quebrada ciencias.org.ar/user/2017%20-
de Humahuaca y modernas procesiones a las %20Constanza%20Ceruti%20-%20Acad
cimas de volcanes puneños como el cerro emia%20%20de%20Ciencias%20versio
Macón, que reflejan la creciente importan- n%20final.pdf
cia de los movimientos de reetnización en
el NOA (Ceruti, 2016).
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 343

16 ä Historia socioambiental: entre la


conquista y el siglo XX

Gil Montero, Raquel


CONICET. Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani. 25 de Mayo 221, Piso 2,
Ciudad de Buenos Aires, Argentina. raquelgilmontero@conicet.gov.ar

ä Resumen — Este capítulo recorre la historia de la Puna entre la conquista española y


el inicio del siglo XX con especial interés en su población y economía. Como consecuencia
de la conquista, a lo largo del período colonial se produjeron importantes transformaciones
económicas, principalmente la pecuarización y la subordinación de la mayoría de las actividades
productivas a la minería de metales preciosos. El período colonial se cerró con las guerras
de independencia que afectaron profundamente a la región por haber sido campo de batalla
y de abastecimiento de los ejércitos. Durante el siglo XIX la población de la Puna de Jujuy
mostró las mayores transformaciones en su evolución motivadas, entre otras cosas, por las
modificaciones en los derechos de la población nativa sobre la tierra, las demandas fiscales,
la conformación de las fronteras internacionales y la llegada del ferrocarril. La mayoría de
la población que habitaba la Puna en dicho siglo era indígena y por primera vez se comienza
a percibir un leve predominio de mujeres. La historia de la Puna de Catamarca y de Salta
difiere un poco de la jujeña, ya que estuvo integrada a Bolivia, primero, y a Chile, después,
hasta fines del siglo XIX. La minería y la urbanización fueron los motores de los cambios
ocurridos en el siglo XX. La Quiaca fue el primer centro urbano de la Puna y a mediados de
dicho siglo era la segunda ciudad de la provincia de Jujuy. Es el período en el que se inician
las actividades mineras modernas.
Palabras clave: Historia de la población, minería, pecuarización, ferrocarril, urbaniza-
ción.

ä Abstract — “Socioenvironmental history: From the Spanish conquest to de 20th century”.


This chapter deals with the history of the Puna region, from the Spanish conquest until the
early 20th century, with special interest on its population and economy. As a consequence of
the Spanish conquest, throughout the colonial period important economic changes occurred,
including the transformation to an economy strongly based on livestock activities (“pecuariza-
tion”), and the subordination of the majority of the productive activities on precious metal
mining. This long period ended with the independence war that profoundly affected the region
because it became a battlefield and a place where the different armies looked for supplies.
During the 19th century the population of the Puna region in Jujuy suffered major transfor-
mations caused, among others factors, by changes in native population land rights; increase
of fiscal obligations; the setting of the international borders; the arrival of the railroads.
Indigenous peoples were the majority of the population of the Puna during the 19th century
and women became predominant for the first time. The history of the Puna of Catamarca
and Salta differs, because it belonged to Bolivia, first, and to Chile, later, until the end of the
19th century. Modern mining and urbanization were the cause of the most important changes
occurred during the 20th century. La Quiaca was the first city of the Puna and in mid-20th
century it was the second city of Jujuy Province in terms of population size. This is also the
period when modern mining began.
Keywords: History of the population, mining, pecuarization, railroads, urbanization.
344 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

LA POBLACIÓN PREHISPÁNICA la Puna de Salta y Catamarca, aunque allí


EN EL MOMENTO DE LA LLEGADA la población se agrupaba en pequeños oasis
DEL EUROPEO (e.g., Santa Rosa de los Pastos Grandes, An-
El territorio de la Puna se caracteriza por tofagasta de la Sierra).
Los primeros europeos llegaron desde el
su aridez, por su altitud y por tener mar-
norte, cuando aún no estaba consolidada la
cados contrastes en su productividad. Estos
conquista del Cuzco. Fueron enviados para
contrastes han influido en la distribución de
descomprimir los conflictos derivados del re-
la población regional, que antes de la llega-
parto del botín peruano (hombres, tierras,
da de los españoles tendió a concentrarse en
metales preciosos). La primera vez que un
algunos bolsones fértiles, rodeados por áreas
español recorrió la Puna de Jujuy fue en
de muy baja o nula producción y población.
1536, cuando Diego de Almagro pasó hacia
Dentro de la Puna el área más poblada se
Chile sin apenas detenerse. Sin embargo, en
ubicaba en torno a la cuenca del río Mira-
el Cuzco se tenía noticias de sus habitantes:
flores, donde residía una población estable y
unos pocos años después de la entrada de
numerosa que fue rápidamente identificada
Almagro, en 1540, Francisco Pizarro entregó
y conocida por los españoles como los casa-
desde el Perú en encomienda a los casabin-
bindos y cochinocas (Madrazo, 1982; Sica,
dos y a los cochinocas, quienes no pudieron
2005; Albeck et al., en este volumen). En ser sometidos efectivamente porque estaban
dicha cuenca se desarrollaba una actividad la mayor parte del tiempo “rebelados” (como
agropastoril, complementada con recursos se indica en los documentos). La encomienda
que se encontraban dentro de la misma Puna era una gratificación obtenida como recom-
o en los valles cercanos. Además de este bol- pensa por los servicios militares prestados
són fértil en Miraflores, se encuentran algu- en la conquista o por un equivalente (Presta,
nos pequeños oasis en los que la agricultura 2000). El rey le confería al beneficiario el
fue importante antes de la llegada de los derecho de gozar inicialmente del servicio
españoles. Uno de ellos fue Aguas Calientes personal de sus encomendados, y posterior-
de Rachaite también conocido como Don- mente de su tributo. A cambio debía pro-
cellas, situado hacia el Sur de la cuenca del tegerlos y brindarles instrucción religiosa.
río Miraflores; otro fue la cuenca del río San En la Puna tuvieron que pasar muchos años
Juan, la de la laguna de Pozuelos y la del antes que los conquistadores pudieran circu-
río Yavi. lar por la región de un modo más o menos
En el resto de la Puna tanto la distribu- seguro, explorarla y aprovechar en forma
ción de los recursos como la de la población sistemática la mano de obra indígena de las
era heterogénea y mucho menor. Al norte, encomiendas.
la cuenca del río Grande de San Juan y los Mientras el territorio conocido como el
entornos de Yavi eran parte de los territorios Tucumán (gran parte del noroeste argenti-
ocupados por población chicha, cuyo centro no) intentaba ser pacificado y no podía ser
demográfico se ubicaba al sur de la actual transitado si no era con guardias armadas,
Bolivia, en la cuenca del río Talina. Era po- en la actual Bolivia se descubrió el centro
blación agropastoril, que tenía también espe- minero que fue el corazón económico es-
cialistas ceramistas y mineros (Zanolli, 2003; pañol en América del Sur: Potosí. Durante
Ávila, 2005; Nielsen et al., 2015). Al occi- su apogeo —fines del siglo XVI y comienzos
dente (parte de los actuales departamentos del XVII— Potosí produjo el 90% de la pla-
de Santa Catalina, Rinconada y Susques) la ta de todo el Virreinato del Perú, porcentaje
población era más dispersa y estaba espe- que disminuyó al 68% a lo largo del siglo
cializada en el pastoreo de llamas, la caza XVII. Todo esto en un contexto mundial en
y la recolección, las actividades extractivas, el que este virreinato era el mayor productor
y cuando había agricultura, estaba acotada de plata del mundo. Potosí y en general los
al consumo familiar. Lo mismo ocurría en centros mineros desarrollados en la actual
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 345

Bolivia influyeron muy fuertemente en la ducción de una gran variedad de productos


historia de la Puna ya sea porque requirieron requeridos principalmente por el mercado
mano de obra y alimentos, o porque fueron minero.
el origen de emprendimientos locales. Uno de sus principales encomenderos, Pa-
La ocupación colonial de la Puna recién blo Bernárdez de Ovando, logró consolidar
se pudo consolidar varias décadas después un importante patrimonio territorial cuyo
del descubrimiento de Potosí, luego de la centro estaba en Tarija y que fue ampliado
tercera fundación de Jujuy (en 1593) y de por su yerno Campero y Herrera. Este últi-
la victoria de Francisco de Argañaraz sobre mo gestionó y logró a comienzos del siglo
el cacique Viltipoco, que había sido uno de XVIII que le fuese concedida la encomienda
los principales líderes de la resistencia indí- por tres generaciones más a sus sucesores y
gena (Sica y Zanolli, 2010). Antes de dicha que le fuera otorgado el título de marqués
ocupación, sin embargo, los rumores sobre del Valle de Tojo (Madrazo, 1982). Gracias
su riqueza minera ya habían comenzado a a esta gestión la encomienda de los casabin-
circular. dos y cochinocas fue una de las pocas cuya
existencia se extendió hasta comienzos del
L A C O N Q U I S TA Y L A O R G A N I Z A C I Ó N siglo XIX.
DEL MUNDO COLONIAL Las actividades económicas que se desa-
rrollaban en este complejo de haciendas eran
La conquista implicó —en términos
muy variadas. La principal propiedad estaba
generales y prácticamente en todo el con-
en La Angostura, en Tarija, y se especializaba
tinente— la ocupación del territorio, el
en la producción de vino. El complejo incluía
sometimiento de la población nativa, la
otras tierras en las que cultivaba trigo, maíz,
disminución de la población indígena por
papas, frutales y otras más destinadas a la
muerte o por migración, la introducción de
producción e invernada de diferente ganado
nuevas especies animales y vegetales, y la
que era llevado principalmente para abaste-
extracción de diferentes recursos. En parti-
cer a los centros mineros de la actual Boli-
cular en la Puna las dos principales formas
via. La hacienda más importante de la Puna
de ocupación colonial del territorio fueron
estaba localizada en Yavi, en la actual Puna
la hacienda agropecuaria y las explotaciones
argentina. Los encomenderos aprovechaban
mineras. Además las autoridades españolas
la mano de obra de casabindos y cochinocas
reorganizaron a la población nativa en lo
no solamente en ella, sino también en las
que se conocía como“pueblos de indios”, re-
haciendas y chacras de Tarija. En una visita
definiendo sus derechos comunales sobre la
que realizó el oidor Martínez Luján de Var-
tierra. En este apartado se analizan estos tres
gas a la encomienda en 1694 se enumeraron
tipos de organización y posteriormente, en
los trabajos que debían realizar los indígenas
forma conjunta, otros tipos de asentamien-
para Campero como forma de pagarle los
to que existieron en la región durante este
tributos: matanza de ganado y charqueo,
período.
transporte de correspondencia y en general
de camas o ropa para los viajes del encomen-
L A H A C I E N D A D E YAV I
dero, transporte de mercancía a los asientos
La importancia de esta hacienda se basó mineros de Lípez, Chichas y Potosí, además
en dos elementos que fueron reuniendo los de la invernada de ganado (Transcripción
sucesivos encomenderos de los casabindos y de la visita en Boixados y Zanolli, 2003).
cochinocas. El primero fue, precisamente, la Campero llevaba también a parte de su enco-
existencia de una encomienda que garantizó mienda a trabajar a las haciendas agrícolas
el acceso a la mano de obra y a los tributos de Tarija, en especial al valle de Tojo, aguas
hasta el proceso de independencia. El segun- abajo de Yavi, en actual territorio boliviano
do fue un complejo de propiedades ubicadas (Archivo General de la Nación, 13-18-7-4).
en diferentes lugares, que permitía la pro- No hay mucha información acerca de la
346 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

población que vivía en la hacienda ya que la grandes escalas ni inversiones importantes,


mayoría de los “censos” coloniales refieren aunque sí un cambio significativo en la com-
solamente a los indígenas que eran tributa- posición de la población y en su distribución
rios. Sin embargo, en 1778 el rey Carlos III relativa. Por lo pronto, esta actividad promo-
ordenó la realización de un censo en todo vió la residencia de españoles, quienes estu-
su imperio americano, cuyo padrón corres- vieron ocasionalmente acompañados por es-
pondiente a la Puna aún se conserva (Rojas, clavos o por indígenas provenientes de otras
1913). En ese año el marqués era Juan José regiones. Se han encontrado numerosos si-
de Martiarena de 23 años; fue empadronado tios donde se realizaban fundiciones de me-
en Yavi junto a su familia y sus 31 sirvien- tales en hornos de tecnología colonial, tanto
tes, la mayoría de ellos negros y mulatos en Coyaguaima como en las cercanías del
esclavos y libres (algunos de ellos con hi- pueblo de Santo Domingo (Angiorama y Be-
jos) y también algunos indígenas. Fuera de cerra, 2010). Y aunque no se han encontra-
la casa del marqués —aunque dentro de la do aún evidencias arqueológicas de ingenios
hacienda— vivían otros españoles con escla- como los encontrados en Lípez o Chichas, sí
vos (aunque pocos), mulatos libres que se hay documentos que indican su presencia y
habían establecido con sus familias, y una la utilización de la técnica de amalgama con
mayoría indígena. mercurio para separar metales preciosos. El
peso demográfico que había tenido la cuenca
LA ACTIVIDAD MINERA de Miraflores se diluyó parcialmente con el
surgimiento de los asentamientos mineros,
La actividad minera no fue nueva en la algunos de los cuales pervivieron y se trans-
región, aunque los trabajos arqueológicos formaron en cabeceras de las parroquias o
más recientes sostienen que antes de la lle- en residencia de las autoridades locales.
gada de los españoles no había sido muy in- La actividad minera se desarrolló en cua-
tensa. Sin embargo, los minerales preciosos tro grandes espacios iniciales: en el sur de la
son abundantes en la Puna y se piensa que laguna Pozuelos y en las cuencas de los ríos
fueron la principal causa del avance tanto Santa Catalina, Grande de San Juan y Coya-
incaico como colonial sobre las tierras altas guaima. No tenemos datos generales de la
pastoriles. Las primeras minas coloniales do- población antes de 1702, que fue cuando se
cumentadas datan de 1600 en Cochinoca, realizó una visita eclesiástica. En ella se pue-
apenas pacificada la región (Angiorama y de ver que las tres primeras áreas estaban
Becerra, 2014; Becerra, 2014). En esos años claramente habitadas y que predominaba en
la actividad minera era intensa en las vecinas ellas la actividad minera. Algunos de los si-
jurisdicciones de Chichas y Lípez (sur de la tios que estaban poblados en esa visita eran
actual Bolivia), donde se encontraron impor- Pan de Azúcar, Yoscaba, San Juan de Oros,
tantes vetas de plata y de oro y se aplicó con Rinconada y Santa Catalina (Figura 1).
frecuencia la entonces novedosa tecnología La explotación de metales preciosos no
de la amalgama con mercurio para separar fue constante a lo largo del período colonial.
los metales preciosos del resto del mineral. Hay algunas evidencias que sugieren que a
Allí las inversiones fueron importantes, lo un primer momento de intenso cateo y labo-
mismo que la llegada de trabajadores desde reo, le siguió un período de menor actividad
todos los rincones del Virreinato del Perú entre fines del siglo XVII y comienzos del
(Gil Montero, 2015). La Puna estaba inte- XVIII. En la segunda mitad de este último
grada a aquel territorio por el que circulaban siglo hubo una reactivación de la minería y
mineros y metalurgistas trasladando hom- el descubrimiento de vetas que dieron origen
bres, conocimientos e insumos. a asentamientos de mayor envergadura. Uno
Las explotaciones mineras coloniales de de ellos fue Antiguyoc, convertido en vice-
la Puna, a diferencia de las jurisdicciones ve- parroquia de Rinconada por la cantidad de
cinas de Lípez y de Chichas, no implicaron habitantes que tenía. La reactivación se pue-
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 347

Figura 1. Principales localidades referidas en este capítulo.


348 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

de observar con claridad en la composición do como otros españoles interesados en el


de la población de Rinconada empadronada ganado para el mercado minero avanzaron
en el censo de 1778: allí vivía la mayoría de sobre ellas, apropiándose al menos en parte.
los españoles de la Puna. Más interesante Hacia fines del siglo XVII, el nuevo enco-
aún resulta el lugar de origen de quienes mendero Campero les cedió algunas tierras
habían llegado de otras partes del virreinato, para el pastoreo hacia Cobre y Barranco, ce-
ya que todos provenían de asientos mineros. sión que les posibilitó el acceso a las Salinas
Entre ellos se destacan Potosí, Tupiza, Es- Grandes.
tarca, Esmoraca, Chocaya, Lípez y Oruro, lo Además de estos tres tipos de organiza-
que sugiere que aún a fines del siglo XVIII ción residencial, en la Puna encontramos
había una estrecha relación entre quienes se población “libre”, es decir, indígenas que no
dedicaban a la minería a los dos lados de la fueron incorporados a la encomienda, ni lle-
actual frontera internacional. vados como mano de obra de las minas, sino
Tanto Antiguyoc como Ajedrez en Rinco- que vivían en los intersticios que les permitía
nada e Incahuasi en la Puna de Catamarca la ocupación española interviniendo a veces
(Lema, 2012) han sido excepciones dentro —en forma voluntaria o forzada— en la vida
de la explotación minera de la región ya que colonial (Gil Montero, 2004a). La ganadería
fueron asientos mineros relativamente gran- trashumante que era su principal sustento
des que integraban la producción minera, el les permitió movilizarse y participar del
procesamiento y las viviendas. La mayoría de transporte o de los mercados mineros para
las explotaciones mineras, en cambio, han vender sus productos.
dejado poca evidencia material (a veces sin
asociación clara con viviendas)que se restrin- PECUARIZACIÓN Y CAMBIOS
ge a hornos (Coyaguaima, Pan de Azúcar), EN LA ECONOMÍA
socavones o explotaciones a cielo abierto,
Junto con los europeos llegaron a Amé-
trapiches de moler y marayes (molinos de
rica sus plantas y sus animales, entre otros
piedra).
la cebada, alfalfa, ovejas, mulas, vacas, bu-
rros y aves de corral que fueron importan-
LOS PUEBLOS DE INDIOS DE LA
tes en la Puna. Algunos fueron introducidos
PUNA: CASABINDO Y COCHINOCA
en forma obligatoria, como por ejemplo las
Estos pueblos fueron fundados a comien- gallinas: los indígenas del altiplano debían
zos del siglo XVII como parte de la reorga- criarlas para —entre otras cosas— alimentar
nización territorial impulsada por la corona a los curas párrocos. Otros animales llegaron
española y tendiente a facilitar el gobierno con los conquistadores, se reprodujeron en
y la organización de la fuerza de trabajo. forma muy variada y fueron aprovechados
El primero de ellos se emplazó en un área por las poblaciones locales que rápidamente
donde hay restos materiales que indican los integraron a sus vidas. Una de las evi-
actividad agrícola prehispánica (Albeck y dencias de esta apropiación voluntaria es la
Ruiz, 2003), mientras que el segundo fue presencia de huesos de este ganado en sitios
organizado en la cercanía de la explotación habitados por indígenas que no habían sido
minera colonial. En esos pueblos se buscó conquistados pero que tenían contacto espo-
concentrar la población dispersa de la enco- rádico con el mundo colonial(Nielsen, 2001;
mienda para poder acceder tanto a ella como Nielsen et al., 2015).
a sus tributos. La reorganización implicaba Durante el período colonial las princi-
también adjudicar tierras para el cultivo y pales actividades desarrolladas en la Puna
el pastoreo de ganado, aunque no todas las y en los territorios cercanos a ella fueron
tierras originariamente entregadas logra- la minería y, donde era posible, la produc-
ron conservarse. A pesar de las ordenanzas, ción agropecuaria destinada a abastecer a
tanto el encomendero Bernárdez de Ovan- los centros mineros y urbanos. Esta última
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 349

se concentró en los fértiles valles tarijeños y producción textil destinada tanto al vestido
chicheños, mientras que la Puna se especia- de la familia como al mercado. La ventaja
lizó en minería, ganado y pasturas allí donde que tenían los puneños era que sus tierras
era posible. La agricultura (que había esta- estaban comparativamente libres de espinas
do presente sobre todo en los lugares por y suciedad, por lo que a pesar de carecer
donde pasaba el Qapac Ñam, el camino del de buenas aguas para lavar la lana, ésta era
Inca) fue perdiendo su importancia en este más limpia y abundante que la de los valles
período. y laderas húmedas. La lana se mezclaba por
Fueron muchos los factores que promo- colores (blanco de la oveja con gris o negro
vieron el abandono relativo de la agricultura de llama y marrón de vicuña) o se teñía con
y el incremento de la actividad ganadera. cochinilla o añil, oriundos de la actual Boli-
Uno de ellos fue la crisis demográfica pro- via. A veces se utilizaban tinturas vegetales
vocada por la conquista y colonización del para conseguir los colores verde y amarillo.
territorio, ya sea por muerte, por emigración Los actuales departamentos de Cochinoca
o por la saca de personas destinadas a servir y Yavi concentraban la mayor cantidad de
en otros lugares. La agricultura local deman- ganado introducido (bovinos, equinos, ovi-
daba el trabajo de una población numerosa nos y caprinos), cuya producción estaba ma-
destinado a la construcción y mantenimiento yoritariamente orientada al mercado. En el
de la andenería, así como de la infraestruc- siglo XVII sobresalía el ganado bovino, cuyo
tura de riego donde era posible y necesario. faenado estaba destinado a abastecer a Poto-
Por su parte, la ganadería se presentó como sí y otros centros mineros del sur de la actual
una actividad fuertemente impulsada por Bolivia. De las vacas se extraía la carne, el
el invasor que demandaba menos mano de cuero y el sebo, todos productos requeridos
obra y a la vez tenía mercado seguro en los en los asientos mineros. Podemos encontrar
asientos mineros. Finalmente, muchos de los menciones en los documentos de matanza de
lugares donde antes había habido agricultu- ganado y de su preparación para las minas
ra se convirtieron en sembradíos de pasturas desde el período colonial temprano. Ya se
para el ganado que pasaba en pie para ser hablaba de esta actividad a comienzos del
vendido en Potosí, en otros asientos mineros siglo XVII, sobre todo por las ventajas que
o en las villas cercanas. ofrecía el clima tan seco y fresco. En 1788,
La ganadería se desarrolló en formas di- por ejemplo, Don Ángel Antonio de la Bar-
ferentes en la Puna según se analice la pro- cena tenía una cancha para hacer matanzas
ducción doméstica o la de las estancias des- de vacas en su hacienda de Rinconada para
tinadas a los mercados coloniales. El ganado abastecer de carne las minas de San Pedro,
doméstico se empleaba básicamente para el jurisdicción de Atacama y de Pan de Azúcar
consumo de carne (fresca o como charqui) en Rinconada. A comienzos del XVIII los va-
y su venta, la extracción de lana (oveja y cunos comenzaron a disminuir en cantidad,
llama), el transporte de productos, el apro- aunque se continuó con la producción, y
vechamiento de su guano como combustible se incrementaron los burros que anterior-
(takia de llama) y de los cueros de oveja mente habían sido muy pocos ya que para
para acostarse. Estos productos servían tanto el transporte se prefería la mula o la llama
para el autoconsumo como para abastecerse (Gil Montero, 2004a).
mediante trueque o venta de aquellos otros Con respecto al territorio de la Puna ex-
que no se podían producir en la región, so- tra-jujeña (Salta y Catamarca), los prime-
bre todo coca, ají, maderas, maíz, algunos ros documentos escritos que encontramos
tipos específicos de telas, frutas, pescado. datan de la primera mitad del siglo XVIII,
El ganado se vendía en forma de charqui poco antes de incorporarse con claridad a la
o “abiertos” (carne secada y salada), sobre jurisdicción de Atacama. Hasta ese momen-
todo a las regiones mineras cercanas. Pro- to fue un territorio de frontera y por ello
porcionaba lana que era utilizada para la hay muy poca información en los archivos,
350 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

aunque encontramos evidencias de la reali- el 85% eran indígenas. Fue en ese contexto
zación de cateos y explotación de minerales. que comenzó un largo período de guerras
Estaba habitado en su mayoría por indígenas que tuvo a la Puna como campo de batalla:
aunque también vivían algunos españoles las guerras de independencia (1810-1825) y
(ATJ, Legajo 1145, 9 de abril de 1738). Y la guerra contra la Confederación Perú-Boli-
si bien la minería estuvo presente en toda viana (1836-1839). A esto se sumó en 1834
la colonia en ese territorio, tuvo un mayor la conformación de Jujuy como provincia
desarrollo en el siglo XVIII, lo que parece que no incluía aún al actual departamento
haber impactado en la producción ganadera de Susques el cual era parte de Atacama (en
de la Puna. aquel entonces de Bolivia). Gran parte del
Estudios de caso permiten inferir cómo costo económico de la guerra recayó sobre
era la vida en estos territorios de frontera an- los territorios que fueron campo de batalla
tes de su incorporación a Atacama y de una y se convirtió en un problema omnipresente
mayor formalización del control colonial. En e insoslayable.
Coranzulí, Susques (que en aquel período La mayoría de las fuerzas que pelearon
pertenecía a Atacama), se han encontrado en estas dos guerras estuvo compuesta por
centenares de chullpas, estructuras que te- habitantes que provenían de otras regiones,
nían una estrecha relación con los ancestros mientras que la población local fue reclu-
y que fueron lugares de culto a los antepa- tada ocasionalmente en forma forzada y a
sados, adornados con motivos religiosos cris- veces participó voluntariamente, incluso in-
tianos (Rivet, 2013). Este hallazgo permite tegrándose activamente a las batallas como
pensar que en aquellos lugares de frontera, guerrilla; en otros momentos se alejaban de
donde no había un control colonial estable, los combates llevándose sus bienes; a veces
vivían indígenas que estaban en contacto oficiaban de espías; y siempre alimentaban
con la sociedad hispana y que incorporaron a los ejércitos, atendían a los oficiales, cui-
diferentes aspectos de ella, resignificándolos. daban de su ganado y transportaban los in-
A partir de la escasa documentación encon- sumos (Gil Montero, 2004b).
trada se puede observar cómo, a pesar de Uno de los grandes problemas que en-
ser territorio de frontera, quienes vivían en frentaban los encargados de la logística de la
Coranzulí iban a bautizarse o a casarse a Ca- guerra era la manutención de los soldados y
sabindo, o eran llevados para ser juzgados de sus animales de carga. Los animales eran,
también en la jurisdicción de Jujuy (ATJ, Le- en particular, la obsesión de los ejércitos y
gajo 1145,9 de abril de 1738). formaban parte principal de la logística. El
ganado tenía diversos usos, entre ellos el
LA GUERRA EN LA PUNA
traslado de oficiales, armamento, víveres
y enseres, servía de alimento de las tropas,
Entre fines del siglo XVIII y comienzos etc. La mayor parte de la artillería era de
del XIX, el sur de los Andes atravesó dife- montaña y muy ligera porque los caminos
rentes crisis que afectaron sobre todo a la no permitían rodados, por lo que con fre-
población indígena. La población creció cla- cuencia se trasladaban en mulas, y cuando
ramente por primera vez desde la década no había se hacía a lomo de llamas, con su
de 1720, requiriendo tierras que habían sido paso lento y las dificultades que tenían para
apropiadas, en parte, por los españoles. La organizarlas. Otra alternativa era poner a los
presión fiscal (los tributos indígenas) se in- indígenas como cargueros, en el lugar de los
crementó a partir de una serie de reformas animales, como lo describió José María Paz
llevadas adelante por los reyes Borbones en en la batalla de Vilcapugio.
el último cuarto del siglo XVIII, y se hizo ¿Cuántos hombres implicaba una cam-
muy difícil de evadir (Tandeter, 1998). En paña militar, por ejemplo, la entrada del
1778 el 60% de la población total del terri- ejército del Norte a la actual Bolivia? La
torio jujeño vivía en la Puna y entre ellos, mayor parte de las acciones descritas en las
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 351

fuentes consultadas (Gil Montero, 2004b) del ingreso de los contingentes militares a
implicaba unos tres mil guerreros, a los que una región donde los pastos son escasos y la
habría que sumar los acompañantes —mu- mayoría de la población vivía del pastoreo.
jeres y sirvientes— que solían ser aproxima- Las guerras de Independencia inaugura-
damente el mismo número o poco menos. ron una nueva frontera internacional que de-
La vanguardia realista contaba también con moró en conformarse realmente y cuya histo-
ese número de soldados, en gran parte de ria está cruzada de redefiniciones y tratados.
los años de guerra. La población total de la En el caso de la Puna de Jujuy, la frontera
Puna no llegaba a los 9000 habitantes para dividió una región otrora fuertemente inte-
ese período. Es decir, en los momentos en grada en términos económicos y sociales. En
los que se movilizaban los ejércitos regula- el mediano plazo afectó tanto los circuitos
res una cantidad por lo menos cercana a la mercantiles en los que participaba la Puna
mitad de la población de la Puna atravesaba como abastecedora principalmente de mer-
la región requiriendo alimentos para ellos cados mineros con sebo y ganado en pie o
y para sus ganados. Los animales que los charqui, como los circuitos de intercambio
acompañaban eran mayormente mulas y que integraban a la Puna con Tarija.
llamas para el transporte, algunos caballos
para los oficiales y ocasionalmente ganado LA FRONTERA Y EL “PROBLEMA
en pie para comer (vacas, ovejas o llamas). DEL INDIO”
¿Qué cantidad de alimento necesitaba
una fuerza militar como las que solía acan- La independencia afectó también la rela-
tonarse en la región? A comienzos de la gue- ción de los indígenas con el Estado. En la ac-
rra un estratega realista señalaba que para tual Argentina no hubo una política central
los ejércitos que entraban al actual noroeste destinada a resolver el llamado “problema
argentino necesitaba 13.800 ovejas, 2.100 del indio”, sino que cada provincia tuvo que
llamas y 320 vacas para cubrir los requeri- decidir lo que haría. En el caso particular de
mientos de dos meses (Gil Montero, 2004b). Jujuy, la provincia tuvo que definir su políti-
Los relatos que mencionan la recolección de ca con relación a la encomienda, los tributos
ganado no permiten realizar una buena esta- indígenas y las tierras comunales. Un ter-
dística, ni tampoco conocer con precisión los cio de los tributarios de la Puna había sido
lugares donde se tomaba el ganado. considerado hacia fines de la colonia como
En 1873 se publicaron estadísticas que indios “originarios con tierras”, mientras los
se presentaron en la Exposición Nacional demás eran “forasteros sin tierras”. Con res-
de 1871, Córdoba, que permiten poner en pecto al resto de la Puna, en cambio, como
contexto la cantidad de animales requerida pertenecía a Bolivia, la suerte de sus tribu-
por los ejércitos, aunque no correspondan tarios estuvo ligada a los cambios ocurridos
exactamente al mismo período (tabla 1). en aquel territorio: al menos hasta fines del
Unos pocos años más tarde (1865) se re- siglo XIX continuaron pagando sus tributos
gistraron en Cochinoca 6.069 burros y 2.981 y gozando de sus tierras.
vacas (Bárcena, 1873). Estas cifras permiten La provincia de Jujuy heredó del período
tener una idea de lo que pudo ser el impacto colonial diversos tipos de acceso a la tierra
que se vieron afectados por las reformas li-
Ta b l a 1 . Ganado censado en la Puna en berales del siglo XIX. Estas reformas promul-
1857. Fuente: Bárcena, 1873: 250. gaban la desaparición de todas aquellas for-
mas que no se encuadraran en la moderna
Departamento Llamas Ovejas
propiedad privada. A pesar de haber logrado
Yavi 6.456 144.738 sostener parte de los derechos comunales so-
Rinconada 3.881 68.318 bre sus tierras según las leyes que regían en
Santa Catalina 11.716 67.198 el período colonial, los pobladores de Co-
Cochinoca 10.934 140.290 chinoca y Casabindo se vieron despojados
352 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

de ellos por los descendientes del marqués territorios indígenas a partir del dominio mi-
del Valle de Tojo, que convirtieron el tributo litar y de la incorporación de territorios limí-
en arriendo. Este conflicto, que afectó ini- trofes mediante la diplomacia, acciones que
cialmente a quienes habían pertenecido a buscaban definir las fronteras argentinas.
la encomienda, se extendió rápidamente al En el caso concreto de la Puna este proceso
resto de la población de la Puna. Entre las complicó las antiguas relaciones que tenía
décadas de 1850 y de 1870 la Puna sufrió la población local con el resto de los An-
una sucesión de revueltas campesinas que des, interponiendo aduanas, control militar
culminaron en enero de 1875 con la batalla y una burocracia donde antes no existía. La
de Quera (Paz, 1989, 1997). frontera dividió espacios que habían estado
Una vez que los indígenas fueron derro- unidos, como en el caso de las cuencas que
tados militarmente, la lucha continuó en el se convirtieron en frontera (por ejemplo, la
plano legal. Los descendientes de los “indios del río San Juan), que habían sido unidades
de encomienda de Casabindo y Cochinoca” territoriales en el pasado, de libre circulación
litigaron ante la Suprema Corte de Justicia y ocupación indistinta de los márgenes. En el
por las tierras que habían sido de sus an- proceso se sumaron también algunos territo-
tepasados, con el argumento de que la en- rios que no habían sido delimitados muy cla-
comienda no otorgaba derechos sobre las ramente durante la colonia y que se fueron
tierras de comunidad. La Corte determinó integrando a lo largo del tiempo a Argentina
en 1877 que las tierras eran propiedad de la o a Bolivia. Un ejemplo aún poco explorado
Provincia (Fallo de la Suprema Corte, Bue- en su integración es el de Cusi Cusi, que no
nos Aires 19-4-1877, Causa XLIV). A partir era muy claro si pertenecía a Santa Catalina
de allí se discutió en el ámbito de la legis- o a Lípez. Finalmente, se incorporaron los te-
latura de Jujuy cuál debía ser el destino de rritorios atacameños que formaron parte de
estas tierras y tras diversas deliberaciones se Bolivia tras la independencia de este país en
decidió conservarlas y cobrar arriendo, situa- 1825. La historia de estos territorios es com-
ción que se mantuvo entre 1880 y comienzos pleja ya que como consecuencia de la guerra
del siglo XX. del Pacífico (1879-1883) pasaron a formar
En 1901 un arqueólogo sueco que reco- parte de Chile, aunque por poco tiempo. En-
rrió la región, Eric Boman, dejó una imagen tre los diferentes tratados que definieron la
que sintetizaba crudamente esta realidad: frontera noroeste del país, esta porción de
“El territorio está dividido entre un peque- Atacama se integró a la Argentina en 1899
ño número de propietarios que viven, casi y conformó el Territorio Nacional de los An-
todos, en Jujuy. Cada propietario tiene una des. En 1943 se dividió para formar parte de
enorme extensión, habitada por un centenar tres provincias diferentes: Jujuy (Susques),
de indios, o más, que deben ceder al pro- Salta (Pastos Grandes) y Catamarca (Anto-
pietario la mayor parte de los productos de fagasta de las Sierras).
sus pequeños rebaños y, además, entregar su En 1925 se le encargó a una comisión
trabajo personal cuando se les requiere. La que investigara los problemas del latifun-
mayoría de los propietarios no han visitado dio de la Puna, originados por los procesos
nunca sus dominios de la Puna; se conten- arriba descritos de despojo y transforma-
tan con enviar de tiempo en tiempo a un ción de prácticamente todos los indígenas
administrador para recoger sus arriendos y en arrendatarios. El informe que realizó
resolver cuestiones de litigios que pueden dicha comisión da cuenta no solamente de
suscitarse con los indios” (Boman, 1992 los problemas que tenían los indígenas sino
[1901]: 468-469). de lo poco regularizadas que estaban aún
Los conflictos por la tierra se dieron den- las propiedades. Se relevaron dos fincas en
tro de un contexto nacional —iniciado en Rinconada, una en Yavi y numerosas fincas
las últimas dos décadas del siglo XIX—, en en manos de accionistas en Santa Catalina.
el que el estado argentino avanzó sobre los Estas propiedades, sin embargo, no cubrían
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 353

la totalidad de la superficie de estos depar- de dicha quebrada los caballos eran reempla-
tamentos sino una parte, que se entendió zados por mulas, no solamente por la falta
como mayoritaria. En Cochinoca las tierras de buenas pasturas en la Puna, sino también
eran fiscales ya que habían pasado a manos por su capacidad para atravesar difíciles ca-
del Estado tras el fallo de 1877. A pesar de minos bordeados de precipicios. Los cruces
esta investigación, con el pasar de los años de ríos, tan dramáticos en algunas provincias
la situación se mantuvo con pocos cambios. debido a la ausencia de puentes, quedaban
En mayo de 1946 los indígenas de la Puna atrás y lo que predominaba, en cambio, era
iniciaron una marcha hacia Capital Federal la aridez, la soledad y lo extremo del clima.
que se conoció como “el malón de la paz”. “Las uñas se parten, los labios se agrietan,
El “malón” llegó a destino en agosto y fue el cabello pierde su flexibilidad, las botas,
despachado con las manos vacías. las correas y las monturas se resecan y se
rompen” (Boman, 1992 [1901]: 402). Las
C I E N T Í F I C O S , N AT U R A L I S TA S descripciones que dejaron la mayoría de los
Y MINEROS EN BÚSQUEDA viajeros de las tierras altas en su conjunto
DEL NUEVO ELDORADO son deprimentes.
La visión que tenían de la Puna quienes
Científicos, inversores, viajeros, autori- llegaban por el noroeste, en cambio, era muy
dades políticas circularon por la Puna a lo diferente. Bertrand, por ejemplo, se asomó
largo de todo el siglo XIX y comienzos del XX a Santa Catalina desde el alto de la frontera
y dejaron diversas impresiones e informes Boliviana en Berque, en una de sus etapas
que hoy son fuentes para nuestros estudios. de un largo viaje por el desierto de Atacama.
Sus miradas, además de estar muy influidas Maravillado por la pampa que se extendía
por sus historias personales y nacionalidad, ante su vista, la describió como hermosa y
dependían también de la trayectoria de sus llena de animales de todo tamaño y especies
viajes. La gran mayoría de las referencias im- (Bertrand, 1885: 187). Ludwig Brackebusch
portantes de mineros, viajeros y naturalistas también se sorprendió unos años antes en su
hablan de los metales preciosos, en particu- visita a la Puna por la vitalidad del comer-
lar de la presencia del oro en la Puna, sin cio de Santa Catalina. Desde allí los viaje-
que haya todavía novedades con relación ros podían relacionarse con toda la región
a la extracción de metales utilizados en la circundante y adquirir de todo, incluida la
industria (cobre, estaño), algo que estaba mejor cerveza alemana a muy buen precio
ocurriendo en otras regiones mineras del (Brackebusch, 1990: 45).
mundo. No hay registro de explotaciones de Al igual que en tiempos coloniales, los
larga duración o de grandes inversiones, si metales preciosos seguían convirtiendo este
bien Eldorado estaba siempre presente en el desierto en algo deseable: el principal motivo
norte de quienes recorrían la región. de estos viajes fue el renovado interés des-
Muchos de los viajeros llegaron a la pertado ocasionalmente a lo largo de aquel
Puna desde Buenos Aires. El viaje implicaba siglo por la minería regional. Las conclusio-
la utilización de carruajes que servían para nes casi constantes de todos los viajeros una
atravesar interminables llanuras y caminos vez finalizada la misión, sin embargo, no
de serranías bajas y valles. Pero una vez lle- fueron muy halagüeñas ya que encontraban
gados a Jujuy, el tramo siguiente que era de muchos factores adversos para un buen de-
alta montaña sólo podía hacerse montado sarrollo minero. Los principales eran (depen-
y llevando la carga sobre los animales. Al diendo del momento en el que se escribía) la
adentrarse en la Quebrada de Humahuaca falta de mano de obra capacitada, de capital
se dejaba atrás el exuberante paisaje de los para inversiones y de vías férreas para facili-
valles de Salta y de Jujuy —sus ríos, su ve- tar el traslado de equipamientos, combusti-
getación pero también sus insectos—, para ble, agua, forraje, insumos, mano de obra y
entrar a otro más árido y más alto. Al salir minerales. La minería local despertó también
354 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

una suerte de fiebre inmobiliaria y muchas San Juan Mayo, Santa Catalina, las costas
tierras de la Puna fueron adquiridas por per- de la laguna Pozuelos y algunas minas que
sonas que nunca vivieron en la región. aún persisten como Antiguyoc, Galán, Aje-
Las descripciones de la actividad minera drez, Timón Cruz, Minas Azules, Apóstoles,
realizadas por los científicos y viajeros estu- San León, Oratorio (Brackebusch, 1893: 9).
vieron muy influidas por la experiencia pre- Bertrand, por su parte, sostenía que hacia
via que llevaron al campo. Brackebusch, por 1880 en el actual departamento de Susques
ejemplo, recorrió muchos parajes mineros había tres minas de oro en actividad, aunque
de la Puna y los describió continuamente en explotadas artesanalmente por los indígenas:
comparación con las villas alemanas o con Susques, Olaroz y Rosario, este último sitio
sus trabajadores. Para este autor, el minero prácticamente abandonado en esa época.
en la Puna trabajaba en solitario, se cocina- Este viajero destacó las ventajas que ofre-
ba una comida sencilla en una vivienda que cía la explotación artesanal de estas minas,
era en realidad solamente una pirca que le que no estaban sujetas a la disponibilidad de
ofrecía reparo contra el viento. No utilizaba agua y por ello no tenían las fluctuaciones
trajes particulares sino que se vestía como en el tratamiento de los minerales que había
los paisanos, con poncho, chiripá, sandalias visto en otras minas regionales, como por
y sombrero. Era muy austero y aguantaba ejemplo en Incahuasi, donde se utilizaba la
condiciones duras de vida en los lugares técnica de la amalgama.
donde trabajaba, que carecían de agricultu- La información existente sobre la pobla-
ra, animales y comodidades en general. Su ción es compleja de ser usada como indica-
descripción contrasta con la que encontra- dor de actividad económica ya que las ocu-
mos en la documentación aquí analizada: paciones declaradas en los censos no suelen
en ella se lo observa al minero trabajando reflejar más que una parte de la realidad la-
con su familia o asistido por ella, en luga- boral de los habitantes del ámbito rural. La
res cercanos a los de su residencia habitual mayoría de ellos eran campesinos que tenían
(Gil Montero, 2004a). Lo mismo encontró múltiples ocupaciones y no es claro con qué
Boman, quien describe siempre a las familias criterio se decidía declarar una sola de ella.
que vivían de esta actividad y la realizaban Los censos provinciales y los dos primeros
en conjunto. censos nacionales realizados a lo largo del
Brackebusch describió el trabajo minero siglo XIX, sin embargo, muestran algo de la
como artesanal: el oro se obtenía mediante actividad minera (tabla 2).
el proceso de lavado, en forma intermitente, La cantidad de población que se decla-
cuando hacía falta dinero. Describió sucin- ró minera en el siglo XIX parece haber dis-
tamente, también, algunas plantas donde minuido hacia el final del período, con un
se utilizaba la tecnología de la amalgama, máximo en los años 1850. Rinconada era,
aunque a una escala muy reducida. por lejos, la jurisdicción con mayor cantidad
Para fines del siglo XIX no hay estadís- de mineros y los distritos principales donde
ticas de la producción minera, aunque en- estaban eran Antiguyoc y Santo Domingo,
contramos un listado de las minas recorridas ambos de origen colonial. En los censos más
por Brackebusch en los años 1880, algunas tempranos la discriminación de los parajes
minas del actual departamento de Susques es mayor y allí encontramos, por ejemplo,
mencionadas en el viaje de Bertrand por Ata- que Ajedrez, Pilcayoc o Río del Torno eran
cama, así como datos de la población que relevantes. Le seguía en importancia Santa
pueden arrojar alguna luz sobre esta activi- Catalina con los distritos de Timón Cruz, San
dad. Brackebusch indicó la presencia de mi- León y los partidos de la Cruz y del Puesto
nas de oro, pirita, andesita y limonita en tres como los más significativos. Los dos departa-
departamentos de la Puna de Jujuy: Santa mentos más poblados, Yavi y Cochinoca, casi
Catalina, Rinconada y Cochinoca. Entre otras no tenían mineros registrados en ninguno
menciona las explotaciones de oro en los ríos de los censos.
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 355

Tabla 2. Población que se declara minera en los censos provinciales y nacionales de Jujuy,
1839-1895.

Departamentos 1839 1843 1851 1855 1869 1895


Rinconada 176 251 347 197 90 47
Santa Catalina 58 s/datos 12 38 27 7
Cochinoca – – 6 1 – 1
Yavi – – – – 2 –
TOTAL 234 251 365 236 119 55
Población total 6346 5788* 7999 8886 12335 11138
Mineros (%) 3,7 4,3* 4,6 2,7 1,0 0,5
Fuente: censos provinciales inéditos de 1839, 1843, 1851 y 1855 (Archivo Histórico de Jujuy) y cédulas censales de los censos nacionales
de 1869 y 1895. (*) En 1843 falta el padrón de Santa Catalina. La población total, por ello, no incluye este departamento.

En muchos de los padrones no se especi- les, ya fundidos ya en bruto, se llevan por el


ficó el lugar de origen de los mineros. Pero si mismo camino hasta Tucumán, donde el fe-
nos concentramos solamente en uno de ellos rrocarril los recibe para llevarlos al Atlántico.
que sí contiene esta información, Rinconada Así vienen y salen las tropas como en camino
1869, casi todos los mineros habían nacido de hormiga y dan una vida extraordinaria a
en el lugar (87%), 10 procedían de Bolivia estos parajes lejanos” (Brackebusch, 1883:
y 2 de Salta. 206). Los ferrocarriles que llegaron a los An-
des principalmente de la mano de las inver-
FERROCARRILES E IRRUPCIÓN siones mineras modificaron profundamente
D E L A N U E VA M I N E R Í A la geografía de esta actividad facilitando
La acción de los gobiernos nacionales el transporte, promoviendo tecnología que
tendiente a consolidar las fronteras buscó antes no se podía desarrollar, trasladando
promover la consolidación de los mercados mano de obra especializada y abaratando
internos y organizar el mercado internacio- costos. También afectaron profundamente
nal y las exportaciones. En ese contexto, el cultivo de pasturas, los caminos y la dis-
los ferrocarriles tuvieron un papel central tribución de la población.
en la formación del estado nacional, en la El Ferrocarril Central Norte llegó a Jujuy
integración regional al mercado nacional en 1891 y a La Quiaca el 30 de diciembre
y a los mercados mundiales, aunque tam- de 1907, aunque esta última parte del ramal
bién tuvieron efectos no controlados en la comenzó a funcionar regularmente recién en
dinámica social y económica de las regiones mayo de 1908. El primer efecto que tuvo
afectadas. este tren fue justamente el surgimiento de La
Hasta la llegada del ferrocarril las mer- Quiaca, que hasta ese momento no era más
cancías se transportaban principalmente en que un caserío esparcido a un lado y otro del
mulas por los Andes. Esta actividad estaba arroyo homónimo, arroyo que desde la inde-
muy desarrollada en el pasado tal como se pendencia se había constituido en frontera
puede observar en un relato de Brackebusch internacional. Es importante señalar que fue
publicado en 1883, quien se asombró por la la primera ciudad surgida en un territorio
enorme presencia de tropas de mulas y de que había sido hasta ese momento comple-
carros que había en Jujuy: “Un sinnúmero de tamente rural con un patrón de población
cajones de todos los tamaños, barriles, hasta disperso o agrupado en pequeños pueblos.
pianos, se llevan a la república vecina, pro- En el Censo de Población de 1947 La Quiaca
veyéndola de lo necesario, principalmente a era la segunda ciudad de la provincia y había
las empresas mineras, entre las que desco- desplazado a Yavi como capital del departa-
llan las de Huanchaca, cuyas riquezas son mento. El mismo efecto se puede observar
verdaderamente asombrosas, y cuyos meta- del otro lado de la frontera unos años más
356 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tarde, en 1925, cuando el tren llegó a Villa- dimensiones que concentró una cantidad
zón y la aduana, que antes estaba ubicada importante de trabajadores para la escala
en Tupiza, se trasladó a dicha ciudad. Con local: Mina Pirquitas. Estaba instalada en el
el tiempo, una de las principales actividades corazón de la Puna y su actividad impactó
desarrolladas por estas dos poblaciones fron- fuertemente en la población de Rinconada al
terizas fue el comercio. convertirse en el segundo centro urbano re-
El crecimiento de la Puna se concentró gistrado a mediados de siglo XX. La produc-
en esta ciudad, en algunos poblados que ción de Mina Pirquitas (plata, zinc y estaño)
fueron creciendo en torno a las vías férreas continuó hasta la década de 1980 con algu-
y alrededor de las minas. Los dos centros ur- nos vaivenes, en la modalidad de laboreos
banos que se registraron en el cuarto censo subterráneos. Hacia fines de dicha década
nacional (1947) fueron La Quiaca y Mina comenzó una crisis en la producción que ter-
Pirquitas. Casi la mitad de la población re- minó en la quiebra de la empresa en 1991.
gistrada en ellos era extranjera y aunque no La mayoría de los pobladores que vivía en
se detalla la nacionalidad, por otros datos el pueblo Pirquitas (construido cerca de la
generales del censo podemos inferir que la mina) emigró en busca de trabajo. En 1995
mayoría era boliviana, aunque había un por- Sunshine Argentina adquirió los derechos
centaje destacado de europeos que habían sobre esta mina y completó los estudios de
llegado atraídos mayormente por la activi- factibilidad. En el año 2005 pasó a manos de
dad minera. la empresa canadiense Silver Standard Re-
El eje demográfico dejó de ser el de las sources Inc. que en 2008 comenzó a trabajar
aguadas y los rincones a reparo del viento a cielo abierto. El viejo pueblo se trasladó a
y se instaló en la árida planicie central in- las cercanías de la mina rebautizado como
fluyendo también en la residencia de la po- Nuevo Pirquitas, alojando a las familias de
blación. Un ejemplo muy claro del cambio los trabajadores y dependencias del estado.
producido por el ferrocarril es Abra Pampa, En el siglo XX comenzaron a explotarse
que de ser un pequeño caserío se convirtió también los boratos, aunque a una escala
en capital del departamento desplazando a reducida y de modo artesanal. Sin embargo,
Cochinoca, cuando comenzó a cumplir la fue el bórax la principal riqueza potencial
función de ser también una de las estacio- que tenía la Puna de Atacama desde la pers-
nes del tren. La urbanización de Susques, pectiva de los primeros viajeros y científicos.
en cambio, fue más tardía y se debió prin- En la actualidad el nuevo Eldorado parece
cipalmente a la apertura y pavimentación ser el litio, cuya extracción es muy reciente
de la ruta que cruza a Chile por el paso de en la región.
Jama, que repercutió en la población de su
cabecera en los últimos años: entre 1991 y UNA MIRADA DE LARGO PLAZO:
2001 fue el departamento de la región que EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN
más creció. Rinconada, Santa Catalina, An- EN EL PERÍODO DE ANÁLISIS
tofagasta de las Sierras, Antofalla y Santa
Rosa de los Pastos Grandes, apartadas de las La población de la Puna de Jujuy pasó de
principales vías de comunicación internacio- ser más del 60% de la jurisdicción colonial
nales, continúan teniendo hasta hoy peque- de Jujuy en 1778, a un 6% en la actualidad.
ñas dimensiones. Este cambio acompaña procesos globales de
Los principales cambios que se dieron incremento de la población en las llanuras
en el siglo XX en la Puna, la urbanización y abandono relativo de las montañas, a la
y la irrupción de la gran minería, están vin- vez que esconde algunos procesos locales
culados aunque no necesariamente en for- que son los que se desarrollan en este últi-
ma directa. La minería cambió los patrones mo apartado.
de distribución de la población a partir del La información que tenemos anterior a
desarrollo de una explotación de grandes 1778 es fragmentaria y solo nos permite
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 357

Tabla 3. Población total por departamento en la Puna de Jujuy, 1702-1947.

Año Rinconada Cochinoca Santa Catalina Yavi Total Puna


1702 234 655 108 158 1.155
1778/79 1.999 2.247 1.943 2.709 8.898
1786 1.743 3.262 1.611 1.736 8.352
1806 1.374 3.236 1.314 935 6.845
1839 1.624 1.596 1.616 1.510 6.346
1843 2.039 1.964 s/datos 1.785 5.788
1851 2.075 2.195 1.812 1.917 7.999
1855 1.798 3.188 1.761 2.140 8.886
1859 1.691 2.622 1.790 2.514 8.617
1864/65 2.144 1.599 1.967 2.937 8.647
1869 2.395 3.845 2.640 3.455 12.335
1895 1.664 3.741 2.454 3.279 11.138
1914 1.616 4.257 2.510 4.216 12.599
1947 4.916 6.913 3.298 13.139 28.266
Fuentes: Visita Eclesiástica de 1702, inédita (en Archivo del Obispado de Jujuy), censo de 1778 (Rojas, 1913); revisitas inéditas (Archivo
General de la Nación, 1786, 1806), padrones provinciales inéditos (Archivo Histórico de Jujuy, 1839, 1843, 1851, 1855, 1859, 1864-65),
primeros Censos Nacionales (1869, 1895, 1914, 1947).

proponer algunas estimaciones. Como en el fue transitado desde muy temprano por ca-
resto del continente, la conquista española teadores, por buscadores de mano de obra,
afectó a la población local por lo menos de por quienes huían de la justicia y por indíge-
tres maneras: disminución por incremen- nas que no querían incorporarse al sistema
to de la mortalidad, huidas o migraciones colonial.
forzadas, cuya magnitud es difícil de eva- La primera fuente que permite observar
luar en este caso, y que fue seguida por una a la población de gran parte del territorio es
lenta recuperación; cambios en los patrones la mencionada visita eclesiástica realizada
de residencia y en la composición de la po- en 1702. En ella se observa que los centros
blación y modificaciones importantes en su demográficos prehispánicos ya no estaban
economía. Por cierto, se dejan aquí de lado solos: se destaca la hacienda de Yavi (habi-
aspectos también importantes que escapan a tada por esclavos africanos, mestizos y espa-
los objetivos específicos de este capítulo: la ñoles además de indígenas) y otros núcleos
destrucción de su universo de creencias y la generados por la iniciativa minera. Había
imposición de uno nuevo; la incorporación apenas más hombres que mujeres. Aunque
de la población a sistemas de trabajo a partir la población indígena fue siempre mayoría,
de diferentes grados de coacción; la deses- la presencia de una proporción significativa
tructuración de sus organizaciones políticas de españoles (que se movilizaba frecuente-
y sociales, entre muchas otras cosas, que se- mente al ritmo de sus negocios) es un claro
guramente afectaron también al desarrollo indicador de actividades productivas ligadas
de su población. a la acción colonial.
Como se muestra en párrafos anteriores, Entre 1702 y 1778 la población (presente
la población de la Puna que tenía un pa- en las fuentes históricas) pasó de unos mil
trón de residencia estable y relativamente doscientos habitantes a casi nueve mil. Una
concentrado fue entregada en encomienda, parte de este incremento se debe simplemen-
mientras que los demás quedaron fuera. No te a un mejor relevamiento, pero otra parte
se conoce la proporción que representaba la fue real, algo que ocurrió no solamente en
encomienda, pero se puede pensar que era la Puna sino en todos los Andes. Durante el
la mayoría. El dominio sobre el territorio de- período colonial hubo siempre en la región
moró en consolidarse, aunque se sabe que un poco más de hombres que mujeres. La
358 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

población se concentraba en el actual depar- tras Rinconada fue perdiendo importancia


tamento de Cochinoca, aunque con el tiem- frente a Santa Catalina que a fines de dicho
po fue perdiendo su importancia y pasó de siglo tenía más población.
tener casi un 57% de la población total en El siglo XX se caracterizó por el creci-
1702 a un 25% en 1778. Rinconada le seguía miento y concentración de la población. En-
en importancia demográfica, aunque a veces tre 1914 y 2010 la población se quintuplicó
se destacaba Yavi, cuya población era la más aunque este incremento no fue constante.
fluctuante, probablemente por la presencia El mayor cambio lo encontramos en la déca-
(o ausencia) de los “indios de encomienda” da de 1930 cuando creció más que el doble
en la hacienda homónima. El departamento gracias a la ciudad de La Quiaca y a Mina
menos poblado fue siempre Santa Catalina. Pirquitas: los departamentos donde están
Del resto de la Puna no tenemos información ubicados estos sitios multiplicaron su pobla-
hasta el año 1804, cuando la población em- ción más de tres veces (Gil Montero et al.,
padronada de Susques no llegaba a las 210 2007). Una parte importante de este incre-
personas (no hay información de los demás mento se debió al ingreso de población ex-
territorios). Un padrón posterior muestra un tranjera, proveniente en su gran mayoría de
tibio incremento de los tributarios y un pre- Bolivia. Después de este incremento que se
dominio levemente mayor de hombres. La observa en el censo de población de 1947, la
distribución de la población y sus cambios cantidad de habitantes disminuyó en forma
muestran parte de la historia que relatamos: notable y sólo volvió a recuperar el mismo
el avance en la ocupación del territorio de la número en la década de 1980, año a partir
mano de la minería, actividad que fue casi del cual creció en forma constante.
siempre artesanal y no implicó ni grandes Durante el siglo XX se observa una im-
inversiones, ni demasiada demanda de mano portante transformación en la población de
de obra. la Puna de Jujuy: los componentes del cre-
Durante el siglo XIX la población de la cimiento natural indican que la sociedad se
Puna padeció numerosas crisis que comenza- encuentra transitando un proceso que se co-
ron con las guerras. Su composición cambió, noce como “transición demográfica” es decir,
disminuyeron los españoles, sus esclavos y el paso de una sociedad de bajo crecimiento
algunos mestizos, y la gran mayoría era in- natural (donde la fecundidad y la mortali-
dígena. Fue afectada, además, por al menos dad son altas) a otro donde el crecimiento
dos grandes epidemias que diezmaron su también es bajo aunque debido al descenso
población en la década de 1860 y en la de de la fecundidad y de la mortalidad (Longhi
1880. El estado provincial gravó a los pu- y Krapovickas, en este volumen).
neños con nuevos impuestos que afectaban La distribución de la población también
directamente a su producción y su relación cambió a fines del siglo XX: en la década
con la tierra se precarizó. Una de las conse- de 1980 se observan indicios de un proceso
cuencias de estos problemas fue que a lo lar- de concentración de la población en torno
go de aquel siglo, en un contexto general de a las cabeceras municipales que crecieron
importante incremento de la población, la de significativamente. Este crecimiento estuvo
la Puna se mantuvo prácticamente estable, acompañado por la disminución del ganado
aunque muestra un descenso significativo en menor y el incremento del empleo público.
tiempos de las guerras. La relación de mascu- Esto significa que los ingresos de una par-
linidad, sin embargo, cambió notablemente te importante de la población de la Puna
en el siglo XIX y a partir de entonces siempre dejaron de estar centrados en la actividad
hubo más mujeres que hombres. Aunque no pastoril (combinada con los aportes de los
podemos comprobarlo, este cambio podría migrantes temporarios) para apoyarse en
deberse a una emigración selectiva por sexo. salarios y/o subsidios del estado en forma
Cochinoca y Yavi fueron durante todo el siglo creciente. Esto no significó el abandono com-
XIX los departamentos más poblados, mien- pleto del pastoreo ya que en los años 1990
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 359

se pudieron observar migraciones de retorno principalmente en los asientos mineros y en


y una actividad combinada de pastoreo con la hacienda de Yavi. Durante el siglo XIX el
empleos. predominio indígena es lo más relevante, a
El Censo de Población de 2001, que fue pesar que las fuentes históricas no los llaman
el primero en hacer la pregunta acerca de más de ese modo. En teoría habían desapa-
la población indígena, mostró que dicha po- recido algunos de los “problemas” que había
blación oscilaba entre el 50% y el 75%, los generado la concepción colonial del indio,
mayores porcentajes nacionales. El único de- como la encomienda, los tributos y las tierras
partamento que se distingue en este aspecto comunales. Sin embargo, el estado jujeño se
es el de Yavi, por la presencia de la ciudad alimentó durante la primera mitad del siglo
de La Quiaca. de los aportes de la población de la Puna:
más de un tercio de los ingresos fiscales pro-
CONSIDERACIONES FINALES venían de un renovado tributo indígena que
solamente se pagaba en la Puna. Y el otro
«Ya no hay aquí hombres extraordinarios
gran ingreso provincial fue el impuesto al
y seguramente no los habrá jamás. Ahora uno
ganado que también se recaudaba en forma
se parece a otro como dos hojas de un mismo
mayoritaria en dicho territorio. La justifica-
árbol y el paisaje es igual al hombre. Todo se
ción que utilizó el estado para mantener el
confunde y va muriendo.
tributo (con otro nombre, por cierto) fue que
Los que escucharon hablar a los más viejos,
los indígenas de la Puna no eran reclutados
dicen que no siempre reinaron la oscuridad
para el servicio militar.
y la pobreza, que hubieron aquí grandes se-
A partir de la segunda mitad del siglo
ñores, hombres sabios que hablaban con elo-
XIX se observa un cambio importante en el
cuencia, mujeres que parían hijos de ánimos
peso relativo que tenía la población de la
esforzados, orfebres de la madera, de la arcilla
Puna, ya que fueron otras regiones y otras
y de los metales de paz y de guerra, músicos,
actividades económicas las que promovieron
pastores de grandes majadas y sacerdotes que
el crecimiento demográfico que caracterizó
sabían conjurar los excesos divinos, gentes que al período. Sin embargo, en las tierras altas
edificaban sus casas con piedras. Pero eso ocu- hubo dos centros que atrajeron migrantes
rrió en otros tiempos, antes de que el Diablo, aunque en cantidades inferiores: los centros
al arribo de los invasores, desguarneciera la urbanos (sobre todo de La Quiaca y en gene-
Puna, arreando a este pueblo hacia los valles y ral en torno al tendido de las vías del tren)
llanuras donde crece el bosque». (Tizón, 1987: y las minas.
13 y 14).
L I T E R AT U R A C I TA D A
En mi opinión, difícilmente se pueda ha-
cer una mejor síntesis de la historia de la Albeck M. E., Ruiz M. S. 2003. El tardío en
la Puna de Jujuy: poblados, etnias y ter-
población de la Puna que la realizada por ritorios.   Cuadernos de la Facultad de
Héctor Tizón en su libro Fuego en Casabin- Humanides y Ciencias Sociales, Univer-
do. A lo largo de este capítulo se vio cómo sidad Nacional de Jujuy  [online]. 2003,
una población con una economía variada, n.20 [citado  2017-08-24], pp. 199-
compuesta por diferentes grupos étnicos y 219. http://www. Scielo. Org.ar/scielo.
Php?script=sci_arttext&pid=S1668-8104
abundante en términos relativos fue perdien- 2003000100010&lng=es&nrm=iso.
do sus tierras, sus riquezas y su diversidad. Albeck M. E., Basso D. M., Zaburlín M. A.
No se trató de un proceso lineal sino que 2018. Las sociedades puneñas desde
tuvo momentos más críticos y otros de re- el inicio del segundo milenio hasta el fin
cuperación. del dominio incaico. En: H. R. Grau, M.
J. Babot, A. Izquierdo y A. Grau (eds.),
En términos de composición de la pobla- La Puna argentina: naturaleza y cultura.
ción, el período colonial muestra una mayor Serie Conser vación de la Naturaleza,
diversidad de grupos étnicos en convivencia, 24: 321-340.
360 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Angiorama C., Becerra F. 2010. Antiguas Gil Montero R. 2008. La construcción de


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362 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Los caminos de la Puna en el tiempo


Benedetti, Alejandro
CONICET-Grupo de Estudios sobre Fronteras y Regiones, Instituto de Geografía, Universidad de Buenos
Aires. Email: alejandrobenedetti@conicet.gov.ar

La red caminera original de la Puna no quebradas. Desde la década de 1970 esas


se construyó con máquinas ni fue planeada travesías pedestres fueron mermando pero
por ingenieros: fue surgiendo por el mero permitían y permiten a los pastores comu-
tránsito de hombres y animales y señaladas nicar sus casas con las estancias distribuidas
con apachetas. Las huellas eran surcadas por por los cerros y con los pueblos. En tiempos
caravanas para el intercambio con valles y incaicos existió una red vial que unía los

Figura 1. Red ferroviaria en la Puna/Altiplano de Argentina-Bolivia-Chile. Se indican los años


en que fueron inaugurados los diferentes ramales. Se toma como referencia al Territorio de
Los Andes (1900-1943; Benedetti, 2005).
A. Benedetti: Los caminos de la Puna en el tiempo 363

extremos del imperio. Un ramal atravesaba puneñas, aunque el tren prácticamente que-
las Salinas Grandes en dirección norte-sur, dó desmantelado.
uniendo «tambos», postas para viajeros que Desde la década de 1930 se fue definien-
en algunos casos dieron origen a poblacio- do la red carretera argentina. En la Puna se
nes, todavía existentes. Ya en tiempos colo- trazaron varias rutas nacionales, destacán-
niales, el Camino Real aprovechó parte de dose la ruta panamericana 9, a Bolivia. El
esa vía. Procedente de Buenos Aires y Salta, mayor desarrollo carretero ocurrió en la
ascendía a la Puna por la quebrada del Toro década de 1990, cuando se creó el eje del
o por la de Humahuaca en dirección a Lima Capricornio. Incluye a las rutas nacionales
o Potosí. Durante el siglo XIX y las primeras 51 (Paso de Sico) y 52 (Paso de Jama), que
décadas del XX, cientos de arreos aprovecha- comunican a los puertos del Pacífico (Iqui-
ban los caminos de pastores y caravaneros que o Antofagasta) con ciudades del oriente
para transportar ganado desde el espacio (Asunción o Puerto Alegre). Las carreteras
saltojujeño hacia las oficinas salitreras loca- volvieron a colocar a la Puna como zona de
lizadas en el desierto de Atacama. tránsito, pero también facilitó que comenza-
Durante la primera mitad del siglo XX ra a ser destino (por ejemplo del turismo) y
el Estado argentino construyó dos ramales origen (por ejemplo de la emergente minería
ferroviales por la Puna (Figura 1). El pri- del litio). Asimismo, impulsó el crecimiento
mero, desde Jujuy, recorría la Quebrada de de otros poblados como Susques o Antofa-
Humahuaca, cruzaba el paso de La Quiaca y gasta de la Sierra.
llegaba hasta Oruro. El segundo unía Salta
L I T E R AT U R A C I TA D A
con Antofagasta, atravesando las cordilleras
de Atacama por Socompa. La Quiaca, Abra Benedetti A. 2005. El ferrocarril Huaytiquina,
Pampa y San Antonio de los Cobres fueron entre el progreso y el fracaso. Aproxi-
maciones desde la geografía histórica
estaciones ferroviarias que atraían minera- del Territorio de Los Andes. Historia, 4:
les de las inmediaciones y se transformaron, 123-165. http://www.unsa.edu.ar/his-
hasta el presente en las mayores ciudades tocat/revista/revista0407.htm
364 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

17 ä Población y pobreza en la Puna argentina


en los inicios del siglo XXI
Longhi, Fernando; Julieta Krapovickas
Instituto Superior de Estudios Sociales. CONICET–UNT. San Lorenzo 429, (4000) San Miguel de Tucumán
(Tucumán). fernandolonghi@hotmail.com

ä Resumen — Este capítulo tiene por objetivo describir e interpretar las principales trans-
formaciones demográficas de la población puneña en los primeros años del siglo XXI, de-
tectando sus particularidades internas y la brecha que separa sus magnitudes, y su evolución,
en relación al derrotero nacional y a las regiones no puneñas del noroeste argentino. En
particular se analizaron las tendencias de las tasas de crecimiento natural, total y migratorio,
los cambios evidenciados en las pirámides de población, la evolución de la mortalidad infantil
y de la mortalidad infantil según enfermedades de la pobreza (utilizando estos últimos indica-
dores como proxy para medir la pobreza). Para ello, se analizaron datos provenientes de los
Censos Nacionales de Población de los años 2001 y 2010, como así también las estadísticas
vitales del período intercensal provistas por la Dirección de Estadísticas e Información de
Salud. Los datos analizados indican que actualmente la población de la Puna presenta altas
tasas de ruralidad, bajo crecimiento demográfico, alta emigración y condiciones de pobreza
persistentes.
Palabras clave: Población, pobreza, mortalidad infantil, ruralidad, índices.

ä Abstract — Population and poverty in the Argentine Puna at the begining of the 21 st
century. This chapter aims to describe and interpret the main demographic changes in the
population of the Argentine Puna in the early years of XXI century, detecting its internal char-
acteristics and the gap between their magnitudes, and its evolution, in relation to the national
course and other areas of the northwest of Argentina. Particularly, trends in rates of natural,
total, and migratory growth are analyzed, also with changes in population pyramids and the
evolution of child mortality and child mortality by diseases of poverty (using the latter as proxy
of poverty). To do this, data from the National Population Censuses of 2001 and 2010 were
analyzed, as well as the vital statistics of intercensal period, provided by the Department of
Health Statistics and Information. Among the attributes that distinguish current population of
the Puna, stand their high rurality levels, low population growth, high emigration rate, and
poverty.
Keywords: Population, poverty, child mortality, rurality, indexes.

INTRODUCCIÓN el territorio, con una tendencia creciente a la


La población de la Puna Argentina ha sido reducción en sus niveles de ruralidad (Bolsi,
objeto de numerosos trabajos que analizaron 1968, 1982, 2005; Madrazo, 1982; Fidalgo,
su evolución a través del tiempo y la relación 1988; Olmedo Rivero, 1990; Isla, 1992; Re-
de esta población con su entorno geográfi- boratti, 1994; Gil Montero, 2004; Teruel,
co. Sin embargo, en la mayor parte de los 2005; Barbarán y Arias, 2009). Precisamen-
casos los trabajos se enfocaron en la Puna te, sobre estos problemas procuramos ahon-
de Jujuy o de Salta, existiendo pocos estu- dar en este capítulo, delineando las principa-
dios demográficos que analicen la totalidad les características sociodemográficas actuales
de la región geográfica. Estos antecedentes que distinguen a la población puneña (en su
mencionan recurrentemente la problemática porción jujeña, salteña y catamarqueña) en
del despoblamiento del territorio (principal- los primeros años del siglo XXI.
mente durante el siglo XX), la pobreza de la La población de la Puna incluye principal-
población y el cambio de su forma de habitar mente en la actualidad grupos sociales cam-
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 365

pesinos e indígenas radicados en su mayor anuales hasta 2015, provistas por la Direc-
parte en ciudades y pequeños pueblos (des- ción de Estadísticas e Información de Salud
de el año 2001, más del 50% de la población (DEIS). A partir de estos datos se realizó una
de la Puna reside en el medio urbano). Tanto descripción de los principales atributos de la
la población urbana como la rural se dedica población puneña, se calcularon las tasas de
a las actividades agrarias, principalmente natalidad y mortalidad para cada departa-
al pastoreo (Quiroga Mendiola y Cladera, mento y para la región, se calculó la estruc-
en este volumen), a la realización de arte- tura demográfica expresada en la pirámide
sanías, a las actividades terciarias, como por poblacional, y se analizó el comportamiento
ejemplo actividades comerciales, servicios de de la mortalidad infantil (atendiendo a sus
salud y/o educación, y cada vez con mayor componentes neonatal y postneonatal). Fi-
frecuencia se emplean en el sector público nalmente se examinó la magnitud y las ten-
(en el último censo, 2010, el 68% de los dencias que presenta la pobreza, detectando
trabajadores declararon trabajar en el sector las limitaciones de los índices tradicionales y
público, ya sea en dependencias nacionales, proponiendo una alternativa a su medición
provinciales o municipales). expresada en la tasa de mortalidad en la ni-
En relación a las condiciones socioeco- ñez según enfermedades de la pobreza (en
nómicas, Bolsi et al. (2009) incluyeron a adelante MoNEP).
algunos departamentos de la Puna (Santa Los datos se presentan a nivel departa-
Catalina, Santa Victoria, Iruya y Susques) mental debido a que una de las principales
dentro de lo que ellos denominaron “núcleos fuentes utilizadas en este trabajo (las estadís-
duros de pobreza”. Allí la pobreza, según el ticas vitales) se presenta desagregada a ese
Índice de Privación Material de los Hoga- nivel. De esta manera, para esta investiga-
res, alcanzaba en 2001 a más del 60% de ción el territorio puneño quedó conformado
los hogares, pero, a su vez, las carencias en por los departamentos Susques, Rinconada,
relación a los recursos corrientes (pobreza Cochinoca, Yavi, Santa Catalina (Jujuy), Los
coyuntural) se yuxtaponían con carencias Andes y La Poma (Salta), y Antofagasta de la
patrimoniales (pobreza estructural). Por Sierra (Catamarca) (Figura 1). Cabe aclarar
su parte, la Fundación Oclade (Obra Clare- que en este trabajo decidimos no incorporar
tiana para el Desarrollo) da cuenta de las el departamento catamarqueño de Belén,
condiciones de pobreza en la Puna de Jujuy. ubicado en el borde meridional de la Puna.
Ellos estiman que alrededor de un 33% de Si bien un sector de este departamento está
las familias tenía a fines del siglo XX entre incluido en la región puneña (localidad de
uno y tres hijos muertos; aproximadamente Laguna Blanca y zonas adyacentes) su incor-
un 10% de la población de la Puna jujeña poración distorsionaría el análisis ya que la
debió migrar en busca de trabajo; el 43% mayor parte de la población departamental
recibía apoyo externo alimentario a través se localiza en zonas urbanas extra puneñas.
de bolsones de alimentos, leche, almuerzos Sobre la base del mismo criterio, no se inclu-
en parroquias y comedores, y un 48% de las yeron en el análisis las porciones de la Puna
familias consideraba que necesitaba recibir
correspondientes a las provincias de La Rioja
ayuda pero no la recibía (Oclade, 1996).
(departamentos Vinchina y General Lama-
Partiendo de estos antecedentes, nos in-
drid) y San Juan (departamento Iglesia).
teresa en este capítulo describir la situación
actual, exponiendo los principales cambios
TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS DE LA
demográficos y la evolución durante los pri-
PUNA DURANTE EL SIGLO XX
meros años del siglo XXI de los principales
indicadores sociales y de pobreza. Para ello Antes de profundizar sobre los caracte-
se utilizaron los Censos Nacionales de Po- res demográficos del siglo XXI es preciso
blación, Hogares y Viviendas 2001 y 2010, delinear algunas características básicas de
como así también las estadísticas vitales la población puneña durante el siglo XX. La
366 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

región ha sido usualmente descripta como el descenso de la mortalidad. La combina-


un gran vacío demográfico, con densidades ción de políticas sociales, en algunos tra-
poblacionales muy bajas y un bajo crecimien- mos históricos fuertemente natalistas, junto
to comparado con el contexto provincial (ver al comportamiento tradicional de la pobla-
por ejemplo Bolsi, 1982). Sin embargo, dis- ción puneña y el descenso de la mortalidad
cutiendo la idea del vacío demográfico, estu- resultaron en incrementos significativos de
dios actuales demuestran que cuando se ana- las tasas de crecimiento natural de la pobla-
liza el proceso histórico de ocupación y uso ción, estructurándose así un dispositivo de
del territorio se observa que el poblamiento alto crecimiento natural que permaneció con
ha ido sufriendo profundos cambios en la tasas por encima del 3% durante casi treinta
región (Gil Montero, en este volumen). años (1957 a 1986) (Bolsi, 2005).
Respecto al bajo crecimiento demográfico No obstante las altas tasas de crecimiento
operado en la Puna durante el siglo XX parece natural (que supondrían un crecimiento de
haber pocas dudas. Bolsi (2005) señala que la población), la emigración operó durante
en la Puna de Jujuy, del total del aumento todo el siglo XX reduciendo el crecimiento
poblacional registrado en 300 años, el 67% total de la población regional. Dicha emigra-
operó entre 1914 y 2001. Pero al comparar ción de la población fue constante y selectiva
las tasas de crecimiento de la Puna con las de por sexo, tal como se observa en la relación
la provincia de Jujuy, por ejemplo, ese creci- de masculinidad, es decir en la cantidad
miento aún resulta lento, ya que durante el de varones que había cada 100 mujeres (el
siglo XX, mientras que la población puneña predominio de mujeres se observa en todos
se multiplicaba por tres, la de la provincia los censos). Particularmente, entre los años
había aumentado ocho veces (Bolsi, 2005: 1950 y 1980 se verificó el mayor flujo mi-
2). Hacia 1914, se calcula que residían en la gratorio de la región. Estos migrantes eran
Puna unos 38.000 habitantes, apenas 7.500 principalmente hombres que iban a trabajar
personas más que en 1896 (Castro, 2007). a las cosechas de caña de azúcar en Tucu-
Comienza en este siglo también la tran- mán, Salta y Jujuy como así también a las
sición demográfica, motivada primero por del tabaco (Salta y Jujuy) y frutas de carozo

Figura 1. División política departamental de la Puna argentina (2010). Fuente: Google Earth ®
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 367

(Cuyo). Otros migrantes se empleaban en eran sometidos al sistema extorsivo de las


la planta industrial de Altos Hornos ubica- proveedurías).
da en Zapla (Jujuy) o en la construcción en Resumiendo, entre las características de-
destinos tales como Bahía Blanca, Comodo- mográficas salientes de la población puneña
ro Rivadavia o Buenos Aires. En cuanto a se destaca su ingreso tardío al modelo de
las mujeres, se observó que emigraron en la transición demográfica, respecto al resto
diferentes períodos para realizar trabajos de Argentina. Se distingue también por sus
domésticos o ventas al menudeo principal- tendencias emigratorias históricas, proceso
mente en las ciudades cercanas del noroeste que se atenuó en los últimos años aunque
argentino. Sin embargo, esta selectividad por no perdió un marcado protagonismo dentro
sexo en la emigración cambió sustancialmen- de la dinámica demográfica. Este contexto
te y desde finales del siglo XX se observa estuvo acompañado por la persistencia de
un incremento en la emigración de mujeres, elevados niveles de pobreza y de margina-
justamente cuando comenzó un descenso de lidad de su población. Considerando estas
la emigración masculina, ligada a un cambio características se analizan a continuación
en las economías receptoras (Gil Montero et la estructura y dinámica demográfica de la
al., 2007; Quiroga Mendiola y Cladera, en población puneña en los primeros años del
este volumen). siglo XXI, procurando atender a las princi-
La crisis económica de la década de 1990, pales transformaciones y persistencias en su
la mecanización de las cosechas, los despi- comportamiento.
dos de la mina Aguilar, el cierre de la mina
Pirquitas y del ferrocarril, aunado a la falta P R I N C I PA L E S AT R I B U T O S D E L A
de alternativas de trabajos fuera de la región POBLACIÓN PUNEÑA EN 2010
afectaron fuertemente a la población pune-
ña, cambiando sus tendencias emigratorias y En 2010 vivían en la Puna 51.765 per-
elevando sus niveles de pobreza. Muchos mi- sonas, de las cuales el 48,8% eran hombres
grantes regresaron a la región y retornaron y 51,2% mujeres. El índice de masculinidad
a sus actividades pastoriles o subsistieron alcanzaba un valor de 95,1; es decir, existían
sobre la base de subsidios estatales (Bolsi, en la Puna 95 hombres por cada 100 muje-
2004; Gil Montero, 2006). res. Del total de la población, el 4,6% eran
Durante el siglo XX el ingreso salarial fue extranjeros siendo la colectividad boliviana
muy importante para la subsistencia de la la más importante.
población puneña. La búsqueda de un sa- Por otro lado, la tasa de dependencia in-
lario tenía que ver con la necesidad de ha- dicaba 72 inactivos (menores de quince años
cer frente al pago de los arriendos. La gran o mayores de sesenta y cuatro) por cada 100
mayoría de los puneños no eran dueños de activos (personas entre quince y sesenta y
las tierras donde residían y pastoreaban, ra- cuatro años de edad). Para poder hacer una
zón por la cual debían pagar el arriendo en valoración de estas cifras se calcularon idén-
función de la cantidad de animales o de la ticos indicadores para las otras regiones no
producción agrícola (Borgogno y Ogando, puneñas del NOA (de aquí en adelante de-
2004). En efecto, hacia mediados del siglo nominadas NOA), donde se destaca un ín-
XX, la forma típica de tenencia de la tierra dice de masculinidad de 96,6 y una tasa de
en la región seguía siendo el arriendo de dependencia de 60 inactivos por cada 100
parcelas pertenecientes a grandes hacien- activos. En ambos indicadores se destaca
das cuyo origen se remontaba a la colonia una mayor dependencia y menor presencia
(Kindgard, 2004). La estructura latifundista masculina en la Puna.
de la región facilitó mecanismos coercitivos Se acentúa en la Puna una alta propor-
para el trabajo que resultaron en condiciones ción de población aborigen o descendiente
de precarización (tanto en las minas como de algún pueblo originario, la cual alcanza al
en las zonas azucareras donde los puneños 33,6% del total de población. Dicho registro
368 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

alcanza en el NOA al 3,5%. Los principales 46,8% vivían en áreas rurales (21,1% de for-
pueblos originarios son kollas, diaguita-cal- ma agrupada y 25,7% de manera dispersa).
chaquíes, guaraníes, omaguacas, atacamas y Hacia el año 2010, la población puneña cre-
quechuas (Reid Rata et al., en este volumen). ció alcanzando un total de 51.765 habitan-
La condición de pobreza (según el método tes, dominando en dicho aumento la pobla-
de las necesidades básicas insatisfechas) es ción urbana. Este crecimiento registró una
de alta frecuencia entre ellos. El 35% de la magnitud del 6,97 por mil como promedio
población perteneciente a pueblos origina- anual en el lapso intercensal.
rios tiene sus necesidades básicas insatisfe- En términos relativos operó un sutil des-
chas (NBI). censo de la población rural, representando
En términos educativos se destaca una entonces el 41,4% de la población del terri-
amplia proporción de habitantes que no sa- torio (23,8% de los hogares rurales residían
ben leer ni escribir. En efecto, el 6,7% de de manera agrupada y el 17,6% de modo
los mayores de quince años son analfabetos. disperso); valores elevados si se los compara
Dicho valor alcanza en el NOA una propor- con el promedio nacional (Argentina presen-
ción mucho menor correspondiente a 3,3% taba en el año 2010 al 9% de su población
a partir de dicha edad. residente en áreas rurales, valor 4,5 veces
Relacionado con las principales activida- inferior al registro puneño). Si se comparan
des económicas en la Puna, se observa que estos registros con áreas no puneñas de las
los rubros de mayor importancia en los que provincias del noroeste es aún más notoria
se integran los ocupados se vinculan con la la magnitud: la población rural alcanzaba en
administración pública y defensa, y/o planes 2010 el 13% en Jujuy, 19,5% en Tucumán,
de seguro social obligatorio (21,6%), comer- 13% en Salta, 31,3% en Santiago del Estero
cio al por mayor y al por menor (13,7%), y 22,9% en Catamarca.
enseñanza (12,1%), construcción (8,1%) y Puede observarse el notorio descenso de
en quinto lugar la agricultura, ganadería, la población rural dispersa, lo cual estaría
caza, silvicultura y pesca (7,8%). La desocu- relacionado con distintas transformaciones
pación alcanza a una proporción mínima de territoriales y migratorias; se destaca además
la población (3,2%), registro que en el NOA que esta tendencia ha operado simultánea-
se destaca con un 4%. El sector que mayor mente con el crecimiento de la población ur-
cantidad de ocupados abarca en la región es bana, la cual pasó de representar el 53,2%
el sector público provincial (43,7%), seguido al 58,6%.
del público municipal (14,3%). La población urbana se asienta en tres
Finalmente, en relación a las caracterís- ciudades con diferentes tamaños demográfi-
ticas de salud se observa que el 68% tiene cos: La Quiaca (13.761), Abra Pampa (7.496)
medicina prepaga u obra social, mientras el y San Antonio de los Cobres (4.274). El res-
32% carece de estos servicios. En el NOA to de las localidades presenta una población
estos registros alcanzan valores muy simi- menor a 2.000 habitantes (Figura 2), umbral
lares, llegando al 67,3% y 32,7%, respecti- a partir del cual se distingue en Argentina lo
urbano de lo rural
vamente.
Las localidades urbanas mencionadas han
presentado un crecimiento importante de su
TIPO DE RESIDENCIA, ESTRUCTURA
población entre 2001 y 2010 (11% en San
Y DINÁMICA POBLACIONAL
Antonio de los Cobres, 16% en Abra Pampa
En un país con una alta proporción de y 22% en La Quiaca). Esta evidencia consoli-
población urbana, una de las características da la asimetría en los tamaños demográficos
que ha distinguido a la población puneña de estas ciudades ya que a mayor tamaño
a lo largo de la historia ha sido su preva- obedece también un mayor crecimiento.
lente ruralidad. En el año 2001 residían en Cabe destacar además la dinámica econó-
la Puna 47.984 personas, de las cuales el mica de La Quiaca por ser ciudad “gemela”
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 369

Figura 2. Localidades de la Puna argentina según tamaño poblacional (2010). Fuente: Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Elaboración: Instituto Superior de Estudios
Sociales. CONICET/UNT.

de Villazón (Bolivia) y subrayar la influencia tales se calcularon los saldos migratorios de


turística en Abra Pampa y San Antonio de la región durante el período 2000/2014. A
los Cobres, la primera vinculada al corredor partir de los datos de los volúmenes de la
turístico de la Puna y la segunda con el Tren población total a inicios y fines del período
de las Nubes. analizado (es decir, el crecimiento total de
Queda claro a partir de lo expuesto el la población), del crecimiento natural (naci-
protagonismo que adquiere la ruralidad en la mientos menos defunciones) y de los saldos
Puna argentina, la cual a pesar de haber dis- migratorios (obtenido de la diferencia entre
minuido (principalmente la población rural el crecimiento total y el natural) fue posible
dispersa) alcanza en la actualidad registros calcular las tasas medias anuales intercensa-
que la posicionan como uno de los territorios les de crecimiento total, crecimiento natural
en Argentina con mayores magnitudes. y de migración suponiendo un crecimiento
En términos de dinámica demográfica lineal de acuerdo con las siguientes expre-
pudo constatarse que el crecimiento de la siones:
población puneña obedecía básicamente al
componente natural o vegetativo de la po-
blación (es decir, el crecimiento poblacional
obtenido de la diferencia entre el número
de nacimientos y el número de defunciones
de la población durante el período analiza-
do, dejando de lado el crecimiento pobla-
cional debido a movimientos migratorios).
Aplicando el método de las estadísticas vi-
370 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

TCTMAI representa la tasa de crecimien- positivos (TCTMAI de 6,97‰), originados


to total medio anual intercensal; TCNMAI por una tasa de natalidad alta en la región.
la tasa de crecimiento natural medio anual La tasa de natalidad puneña alcanza en
intercensal y TCMMAI la tasa de crecimiento 2014 a 21,6 nacimientos por cada mil perso-
migratorio medio anual intercensal. Por otra nas, la tasa de mortalidad en el mismo año
parte, P2 y P1 son la población final e inicial registra un valor de 5,2 muertes por cada
respectivamente; CN el crecimiento natural; mil habitantes. Estas magnitudes reflejan el
SM el saldo migratorio de cada período y t alto crecimiento natural de su población ya
el período intercensal en años. mencionado, el cual corresponde a una etapa
En la Puna entonces, el crecimiento “transicional” dentro del modelo de transición
natural (la TCNMAI) alcanzó un valor de demográfica. Si bien la tasa bruta de nata-
17,96‰. Es decir, cada año entre 2000 y lidad (TBN) ha descendido en el orden del
2014, la población de la Puna se incrementó 25% entre el año 2000 y 2014, la tasa bruta
a una tasa de 18 personas por cada mil habi- de mortalidad (TBM) ha mantenido una mar-
tantes, considerando solamente la diferencia cada estacionalidad a lo largo del periodo,
entre los nacidos y los fallecidos. Asimismo, estabilizada en valores próximos al 5‰.
se detectó la persistencia del distintivo emi- La situación observada respecto a la TBN
gratorio de la población, con una tasa de y TBM se asocia además a la estructura por
crecimiento emigratorio anual intercensal de edad y sexo de su población. En efecto, se
-10,99‰; es decir, cada año emigraron 11 refuerza el carácter estacionario expuesto
personas de cada mil. El crecimiento total en su pirámide poblacional (Figura 3). Se
de la población, entonces, pese a la alta emi- destaca allí una base ancha, producto de la
gración presenta entre 2000 y 2014 valores aún elevada natalidad y una cúpula angosta.

Figura 3. Puna argentina. Distribución de la población según edad y sexo (2001 y 2010).
Fuente: Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 2001 y 2010.
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 371

Se detectan además las principales variacio- igual al cociente entre las defunciones ocu-
nes ocurridas sobre dicha estructura en la rridas a partir del vigésimo octavo día de
comparación 2001-2010, las cuales pueden vida y el año de edad, y el total de nacidos
sintetizarse sobre dos puntos centrales: (1) vivos. En este tramo de edad el componen-
es notoria la expansión de los grupos etarios te socioeconómico de las muertes adquiere
a partir de 14 años hasta los 69 años, coin- mayor protagonismo, siendo las condiciones
cidente con la población activa, expansión habitacionales, alimentarias, educativas y de
que es además apenas superior en el grupo higiene las que explican en mayor medida
de mujeres. Este crecimiento explica, por un la ocurrencia de muertes en este periodo
lado la estacionalidad indicada, y por otro el etario.
descenso o atenuación del marcado proceso Los estudios sobre mortalidad infantil
emigratorio característico (Gil Montero et acuerdan en que el proceso salud-enferme-
al., 2007; Barbarán y Arias, 2009) y (2) es dad está determinado por un conjunto de
evidente el cambio en la base de la pirámide, situaciones tanto biológicas (internas del ser
explicado fundamentalmente por dos proce- humano), como sociales (dadas por el entor-
sos simultáneos: el descenso de la natalidad no en el que vive el ser humano). Mosley y
y la reducción de la mortalidad infantil. El Chen (1984) ofrecen en sus estudios clásicos
primero de estos procesos repercute en una un esquema integral de la muerte y la super-
menor proporción de los grupos de pobla- vivencia infantil concebida como un proceso
ción de 0 a 4 años y de 5 a 9 años sobre el que incorpora:
resto de la población. El segundo proceso, la a) Determinantes macroestructurales de
reducción de la mortalidad infantil, se refle- distintos niveles (individual, del hogar y de
ja en el progresivo incremento del tamaño la comunidad). Dentro de estos se analizan
de las barras de los tres primeros grupos de el nivel educativo de la madre, las tradicio-
población (de 0 a 4 años, 5 a 9 años y de nes, normas y actitudes, relaciones de poder,
10 a 14 años). ingreso, alimentación, política económica,
La mortalidad infantil constituye un indi- sistemas de salud, etc.
cador tanto de la mortalidad como del nivel b) Determinantes próximos: factores de
socioeconómico de un área geográfica. La la maternidad y del patrón reproductivo, me-
tasa de mortalidad infantil (TMI) relaciona dio ambiente y contaminación, deficiencias
las muertes infantiles con el total de nacidos nutricionales, lesiones y control personal de
vivos en un lapso determinado de tiempo las enfermedades y otros.
y lo expresa cada mil nacidos vivos. Mide, Bajo este enfoque teórico podemos ana-
por lo tanto, el riesgo de muerte para niños lizar la evolución de la tasa de mortalidad
menores de un año. La magnitud que expo- infantil (TMI) y sus componentes en el pe-
ne constituye una temática compleja donde riodo de estudio seleccionado (Figura 4). Se
los procesos de salud-enfermedad-muerte observa a partir de lo mencionado anterior-
se presentan como fenómenos biológicos en mente un claro descenso de la mortalidad
un contexto social. Desde la perspectiva de infantil, la cual evolucionó desde el 38,6‰
la edad del fallecido, la mortalidad de los hasta el 17,4‰ entre los años 2000 y 2014.
menores de un año se distingue entre morta- No obstante, dicho descenso es tardío en re-
lidad neonatal (defunciones ocurridas en el lación al compromiso asumido por el país
transcurso de los primeros 27 días de vida) y para el año 2000, donde la TMI debería ha-
mortalidad postneonatal (defunciones acae- ber quebrado el umbral del 20‰, quiebre
cidas a partir del 28º día de vida y antes del que recién sucedió una década después del
año de edad). La importancia de su separa- compromiso asumido. Es notorio además un
ción reside en la diferente composición de marcado descenso de la TMI entre los años
causas que determinan la muerte del niño 2007 y 2010; a partir de entonces el proceso
en cada uno de estos tramos de edades. La se equilibró, evidenciando incluso un sutil
tasa de mortalidad postneonatal (TMP) es aumento en el año 2011.
372 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Tasa de mortalidad infantil, neonatal y postneonatal en la Puna argentina. 2000


– 2014 (valores por mil). Fuente: Programa Nacional de Estadísticas Vitales.

Si nos concentramos en el componente de mayor incidencia en este tramo de edad


postneonatal (Figura 5) (el cual —como se (anomalías congénitas, neoplasias, etc.) han
mencionara— presenta mayor asociación mostrado un menor control comparado con
con las condiciones de vida de la población) aquellas donde el ambiente ejerce una ma-
es evidente un descenso continuo que lleva- yor influencia.
ría a interpretar una mejora sostenida de las A partir de lo expuesto queda claro el
condiciones de vida de la población puneña. perfil transicional en el que se enmarca la
Sin embargo, la brecha que separa esta tasa estructura y dinámica demográfica puneña,
del registro nacional y regional en bastante el cual se caracteriza por un importante cre-
elevada aun, con valores para la Puna que en cimiento natural que provoca el incremento
la actualidad triplican los registros naciona- de la población a pesar de las elevadas tasas
les y regionales. Cabe destacar una tenden- emigratorias (las cuales incluso mostraron
cia a la atenuación de la brecha mencionada una atenuación respecto a periodos anterio-
entre 2000 y 2014; no obstante se destaca la res). Finalmente, la mortalidad infantil expo-
elevada magnitud que presenta la brecha en ne a pesar de su descenso, la dimensión que
años recientes, lo cual pone de manifiesto la alcanza la vulnerabilidad de su población, lo
marcada diferencia en el acceso a los servi- cual retroalimenta la condición de pobreza
cios sociales, entre los cuáles los servicios de y marginalidad mencionada como caracte-
salud presentan un marcado protagonismo. rística distintivas, principalmente cuando se
Por otro lado, se observa que la TMN, en comparan las tasas de mortalidad infantil
el contexto comparativo entre las tres tasas postneonatal con los registros nacionales y
analizadas, ha mostrado una mayor ten- regionales.
dencia a la estabilidad. Esto es coincidente
con lo sucedido tanto en la escala nacional
como regional, ya que las causas de muerte
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 373

Figura 5. Tasa de mortalidad postneonatal comparada entre la Puna argentina, Noroeste Ar-
gentino y la República Argentina. 2000 – 2014 (valores por mil). Fuente: Programa Nacional
de Estadísticas Vitales.

POBREZA Y CONDICIONES DE VIDA una distancia importante entre el fenómeno


EN LA PUNA ARGENTINA estudiado y el fenómeno medido. En trabajos
Como se mencionó en párrafos anteriores, anteriores señalamos estas limitaciones y afir-
en estudios clásicos se ha definido a la Puna mamos que con frecuencia estos indicadores
como uno de los núcleos duros de la pobreza penalizan particularmente a las zonas rurales
regional (Bolsi et al., 2009). Sin embargo, la (Krapovickas y Longhi, 2013).
pobreza, como toda realidad multifacética, Los argumentos que sostienen esta afir-
se presenta problemática a la hora de definir- mación están basados en que tradicional-
la, explicarla y principalmente, medirla. En mente el concepto de ruralidad estuvo aso-
cuanto a su definición, la pobreza es usual- ciado a tres fenómenos interrelacionados:
mente concebida en términos de insuficiencia una baja densidad demográfica, el predo-
de recursos, privación o carencia de bienestar, minio de la actividad agrícola-ganadera en
como un atributo donde se considera que la la estructura productiva de una localidad o
vida humana pierde dignidad y se degrada. región y ciertos rasgos culturales —valores,
Las situaciones de pobreza tradicionalmente creencias y conductas— diferentes a los de
se han asociado a una alimentación insufi- las poblaciones de las ciudades. Esta imagen
ciente e inadecuada en términos nutricio- es construida en oposición a la de las socie-
nales y culturales, precarias condiciones de dades urbanas, las cuales son representadas
vivienda, bajos niveles educacionales, inade- como sociedades modernas y dinámicas ba-
cuadas condiciones sanitarias, una inserción sadas en actividades industriales y comer-
precaria en el aparato productivo, entre otras. ciales. Las dicotomías rural-urbano y campo-
Este universo conceptual no siempre se ha ciudad, planteadas de este modo, tendrían
articulado satisfactoriamente con las fuentes su origen en una concepción lineal del de-
de información, evidenciando muchas veces sarrollo, donde se considera el proceso de
374 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

modernización como el paso de una forma des mínimas utilizado para ámbitos rurales
de vida rural —sinónimo de atraso— a una y urbanos por igual no sería adecuado tanto
forma de vida urbana, industrial, dinámica y desde un análisis objetivo como desde la
heterogénea, tanto social como culturalmen- percepción o evaluación de las condiciones
te. El pensamiento dicotómico que entiende de privación efectuadas por los propios in-
lo rural como contrario a urbano continúa dividuos. Asimismo, se señala que la cons-
estando vigente a pesar de haber sido pro- trucción de algunos indicadores de vivienda
bada su ineptitud para explicar la realidad, y servicios desconoce el carácter “natural”
especialmente por aquellos autores que de- del medio rural y la dificultad de acceso a
sarrollaron el concepto de la nueva ruralidad ciertos recursos, como por ejemplo el aprovi-
(ver por ejemplo Pérez Correa, 2001). sionamiento de agua para el consumo fami-
Esta percepción tradicional del mundo liar, los materiales de construcción de la vi-
rural sin duda ha facilitado la asociación vienda, entre otros. También Mathey (2007)
entre los conceptos de ruralidad y pobreza. encuentra que la aplicación del método NBI
El medio rural pasa a ser en el imaginario puede conducir a una sobreestimación de la
colectivo un medio de escasez, de carencias pobreza en áreas rurales especialmente por
y de extendida insatisfacción de necesida- la incidencia de los indicadores de vivienda
des. Algunos métodos de medición de la y condiciones sanitarias. Además, señala que
pobreza, como el método NBI, consolidan en ciertas situaciones la falta de sanitarios,
este enfoque. Las condiciones de carencia la existencia de pisos de tierra y ciertos ti-
medidas con este indicador no serían per- pos de vivienda se encuentran más asociados
fectamente aplicables a las zonas rurales ya a aspectos culturales que a condiciones de
que estas “privaciones” en los hogares rura- privación.
les responden a prácticas culturales y mo- Procurando superar estas limitaciones se
dos de hábitats tradicionales, diferentes a las analizan a continuación los datos de una se-
del medio urbano. Forni y Neiman (1994) rie de indicadores de bienestar que más que
sostienen que la aplicación del enfoque de pretender calificar a la población como pobre
las NBI al medio rural presenta limitaciones o no pobre, pretende describir las condicio-
tanto de orden conceptual como operativo, nes de vida de la población puneña. Se agre-
en parte atribuidas a “un sesgo urbano que ga también el dato de NBI como referencia
se encuentra presente en la gran mayoría y se comparan los valores de los indicadores
de los ejercicios de medición de la pobreza de la Puna con los del NOA y de la Argentina
realizados desde esta perspectiva”. Los au- (Tabla 1). Los datos presentados identifican
tores señalan que un estándar de necesida- la falta de acceso a servicios básicos (sani-

Tabla 1. Puna, NOA y República Argentina. Indicadores sociodemográficos seleccionados y


comparados. 2010. Valores porcentuales.

Puna Noroeste República


Indicadores
argentina argentino Argentina
Población rural 41,4 19,2 9,0
Hogares con NBI 21,9 19,5 12,3
Población desocupada e inactiva 49,4 44,8 38,3
Jefes de hogar analfabetos 8,3 3,9 2,1
Menores de cinco años sin obra social/plan médico o plan estatal 65,2 59,2 49,7
Provisión de agua fuera del terreno 12,3 5,5 2,2
Procedencia de agua para beber y cocinar de lluvia, río, canal o acequia. 7,2 2,8 0,9
Carencia de botón, cadena o mochila para la limpieza del inodoro 45 19,2 10,6
Uso de leña/carbón como principal combustible para cocinar 30,9 10,2 2,7
Fuente: Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 375

tarios, educativos, edilicios, etc.) que inde- En este trabajo, al analizar la pobreza a
pendientemente del componente cultural, partir de la muerte en la niñez por las de-
definen un alto grado de vulnerabilidad en nominadas “enfermedades de la pobreza”,
relación a las condiciones de vida. se pretende escapar del sesgo subjetivo en
Si bien las proporciones aquí expuestas la definición de variables que identifican la
permiten una somera aproximación a al- precariedad, superando la “penalización”
gunas características de la población y los que sufren las áreas rurales según las tra-
hogares puneños, no son suficientes para dicionales metodologías de medición de la
valorar la pobreza y las condiciones de vida pobreza como se mencionó anteriormente.
de su población. Este somero análisis es pro- Al dejar de lado el centro de la atención so-
fundizado a continuación a partir de la uti- bre variables como nivel educativo, vivienda
lización de un indicador sociodemográfico precaria, disponibilidad de cloacas, etc. se
de génesis continua: la mortalidad infantil pretende, en definitiva, abandonar el tipo de
según enfermedades de la pobreza. A partir preguntas relacionadas a: ¿cuánta educación
de dicho indicador focalizamos el análisis en es necesaria para no ser pobre?, ¿son las pa-
términos de resultados soslayando la mira- redes de adobe y el techo de paja indicado-
da sobre ciertas variables como educación, res de pobreza? , para poner el acento en
ingresos, características de la vivienda, etc., las consecuencias de dichas características
y partiendo de la siguiente premisa: “donde —si las hubiera— sobre el proceso salud-
mayor es la mortalidad de los niños por en- enfermedad-muerte infantil. Desde nuestras
fermedades de la pobreza, mayores son las hipótesis estas consecuencias tienen un fuer-
carencias independientemente del peso que te correlato territorial.
ejerzan ciertas variables sustanciales como La MoNEP constituye una tasa cuyo nu-
educación o vivienda”. Este enfoque y sus merador incluye el total de muertes de niños
resultados se detallan a continuación. menores a cinco años en cada departamento
de la Puna por cualquier enfermedad infec-
ENFERMEDADES DE LA POBREZA: ciosa, respiratoria o relacionada con la des-
U N A A LT E R N AT I VA PA R A E L E S T U D I O nutrición, según la Clasificación Internacio-
DE LAS CONDICIONES DE VIDA nal de Enfermedades en vigencia (CIE 10);
EN LA PUNA ARGENTINA en cuanto al denominador, el mismo está
constituido por el total de niños de cero a
El concepto de “enfermedades de la po- cinco años vivos en cada departamento. Di-
breza” fue acuñado por McKeown (1988) cha información se obtiene a partir de la in-
quien describe las dolencias que han predo- terpolación lineal entre el Censo Nacional de
minado durante la mayor parte de la exis- Población, Hogares y Viviendas 2001 y 2010.
tencia de la humanidad. McKeown las define La tasa se expresa cada 1000 niños menores
en oposición a un conjunto de enfermeda- de cinco años y pone de manifiesto, como se
des generalmente asociadas con la riqueza mencionara, la vulnerabilidad que presentan
relativa que produjo la industrialización. La determinadas poblaciones para la aparición,
pobreza, precisa el autor, no es causa directa desarrollo y muerte de niños menores a 5
de muerte sino la principal razón por la cual años ante estas patologías evitables.
existen condiciones (de distintos niveles) que Esta tasa fue analizada anualmente en la
desembocan en la enfermedad. Entre este región y en los departamentos que la compo-
grupo de enfermedades, los padecimientos nen, detectando su magnitud y evolución.
de origen infeccioso (parasitosis intestinales, La Figura 6 presenta la evolución de la
septicemias, cólera, fiebre tifoidea, etc.), las MoNEP en la Puna comparada con el pro-
enfermedades respiratorias agudas (neumo- ceso nacional y regional. Es evidente un
nía, neumonitis, rinofaringitis, bronquiolitis, marcado proceso de aumento del indicador
etc.), la subalimentación y la diarrea infantil a mediados de la década en la población pu-
adquieren el mayor protagonismo. neña, alcanzando su pico en el año 2003 con
376 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 6. Puna, NOA y República Argentina. Evolución de la MoNEP. 1999 – 2013 (valores
por mil). Fuente: Programa Nacional de Estadísticas Vitales.

registros que superaban 3,5 veces el valor partir de 2009/2010. Cochinoca y Los An-
nacional. Una segunda distinción se relacio- des han mantenido valores medios y estables
na con el marcado descenso de la MoNEP en a lo largo de los tres últimos quinquenios.
la Puna a partir del pico mencionado alcan- Finalmente, en Antofagasta de la Sierra y
zando su valor más bajo (y muy próximo a Susques se observa un marcado descenso del
la tasa nacional) en el año 2010. A partir de indicador.
entonces se observa una tercera etapa carac- Si bien llaman la atención los valores
terizada nuevamente por el incremento de igual a cero en algunos casos, se ha podi-
la MoNEP similar a la etapa previa al 2003, do corroborar que los registros son reales (y
aunque con una pendiente menor. La curva no reflejan necesariamente la ausencia de
de MoNEP del NOA discurre con un alto pa- información). Los registros inexistentes de
ralelismo a la curva nacional con una brecha muertes en la infancia según las caracterís-
persistente y similar a lo largo del periodo. ticas de causa de muerte se relacionan, por
Finalmente, en una escala departamen- un lado, con el escaso número de hechos
tal se analiza la evolución de la MoNEP vitales en poblaciones de tamaño mínimo, y
en los departamentos puneños (Figura 7). por otro con problemas en el registro de la
Puede observarse primeramente un distin- causa de muerte por parte de profesionales,
tivo de amplias oscilaciones como carácter cuestión sobre la cual el Estado ha estado in-
principal de la evolución. Entre dichas osci- terviniendo focalizando en estudios dirigidos
laciones se destacan los picos que tuvieron
a mejorar la codificación.
Santa Catalina y La Poma a mediados de la
década atenuándose notoriamente a partir
CONSIDERACIONES FINALES
de 2007. Rinconada y Yavi tuvieron un com-
portamiento similar; sin embargo, se destaca Un somero análisis sobre la producción
una tendencia al aumento de la MoNEP a bibliográfica pudo precisar en este territorio
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 377

un paisaje caracterizado por un gran vacío con altas densidades demográficas, incluso
demográfico y un bajo crecimiento poblacio- con la presencia de andenes de cultivos. Mu-
nal durante el siglo XX. Sin embargo, en si- chos interrogantes se abrieron en torno a la
glos anteriores tal característica no se habría evolución de la población puneña desde la
replicado; por el contrario, se encontraron conquista española hasta la actualidad con
vestigios de un número de población elevado un abanico amplio de respuestas.

Figura 7. Departamentos de la Puna argentina. Evolución de la MoNEP. 1999-2013 (valores


por mil). Fuente: Programa Nacional de Estadísticas Vitales.
378 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Coincidiendo con Bolsi (2005) y Sauer además en la comparación de las pirámides


(2006), comprendemos el paisaje como una poblacionales.
apreciación cultural; es decir, su significa- Estas características incluyen a la pobla-
do varía en función de la evolución de las ción en un proceso de cambio demográfico
prácticas materiales o de la cultura de la so- enmarcado en un modelo transicional. Como
ciedad. Esto implica la sujeción del mismo un atributo asociado se destaca la persisten-
a transformaciones importantes ante cada cia de la pobreza de su población evidencia-
cambio cultural. A partir de esta premisa da en las altas tasas de mortalidad infantil,
entendimos que la estructura y dinámica postneonatal y en la evolución de la MoNEP,
demográfica de la Puna respondió a dichos la cual con sus limitaciones, procuró una
cambios, hallándose vestigios de un perio- aproximación a la medición y caracterización
do aborigen, uno relacionado a la conquista de la pobreza rural que pretende escapar a
española, uno vinculado a la independencia las limitaciones que se explicitaron respecto
nacional, y otro más actual, vinculado con el a los tradicionales métodos de medición. So-
inicio del recorrido por los postulados de la bre esto último se destaca lo que podría ser
teoría de la transición demográfica que al- un nuevo incremento de la pobreza desde
canza en los tiempos actuales características 2010, lo cual rompe la tendencia descenden-
que la posicionan dentro de las etapas me- te ininterrumpida desde 2005.
dias en dicha transición. Bajo este contexto Ruralidad, emigración y pobreza continúan
es relevante mencionar el crecimiento de la vigentes como atributos que retroalimentan la
población explicado fundamentalmente por marginalidad de su población ya manifiesta, al
el componente natural, crecimiento que la menos, desde hace dos siglos atrás.
importante pauta emigratoria característica
del territorio no ha logrado mitigar. L I T E R AT U R A C I TA D A
El periodo que nos ocupó presentó persis-
Barbarán F. R., Arias H. 2009. Migraciones
tencias y cambios respecto a las evidencias en la Puna: su relación con el uso de
observadas en lapsos anteriores. Continua los recursos naturales del departamento
manteniendo preeminencia la población Los Andes. Período 1947-2001. Espa-
rural aunque se observó un decrecimiento cio y Desarrollo, 21: 35-57.
de dicha importancia en detrimento de la Bolsi A. 1968. La región de la Puna argen-
tina. Revista Nordeste, 10: 1-57.
población urbana la cual, con base en las
Bolsi A. 1982. El hombre y el medio en la
ciudades de La Quiaca, Abra Pampa y San Puna argentina. Revista Geográfica, 95:
Antonio de los Cobres, mantiene un creci- 46-54.
miento sostenido en consonancia con las Bolsi A. 2004. Población y territorio del no-
tendencias regionales y nacionales. roeste argentino durante el siglo XX.
Travesía, 7/8: 9-52.
Por otro lado, dentro de los cambios me-
Bolsi A. 2005. Ruralia, tradicionalismo y po-
recen destacarse las variaciones en términos blación en la Puna de Jujuy durante el
de natalidad, mortalidad y estructura demo- siglo XX. Mundo Agrario, 5: 1-24.
gráfica de la población puneña. La mortali- Bolsi A., Hernández C., Madariaga H.,
dad ha mantenido un importante descenso Paolasso P. 2009. Incidencia, intensi-
principalmente a partir del control del com- dad y “núcleos duros” de la pobreza en
el Norte Grande Argentino. En: A. Bolsi
ponente exógeno de la misma, sobre todo y P. Paolasso (eds.), Geografía de la
en el tramo infantil aunque los registros que pobreza en el Norte Grande Argentino.
presenta son muy elevados aun cuando se Programa de las Naciones Unidas para
los compara con el derrotero nacional. No el Desarrollo, Tucumán, pp. 55-77.
obstante es el descenso de la natalidad la Borgogno C., Ogando A. 2004. Red Puna:
“Juntos tenemos más fuerza”. Revis-
que presenta mayores cambios mostrando
ta Herramienta 25. Recuperado de:
un ritmo descendente acentuado principal- h t t p : / / w w w. h e r r a m i e n t a . c o m . a r / r e -
mente en la primera mitad del periodo de es- vista-herramienta-n-25/red-Puna-juntos-
tudio. Dichos cambios quedaron manifiestos tenemos-mas-fuerza
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 379

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380 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Entrevista a Lucas Soriano


Babot, María Judith
Fundación Miguel Lillo – CONICET. Miguel Lillo 251, (4000) San Miguel de Tucumán.
Correo electrónico: jubabot@gmail.com

Lucas Soriano nació en 1957 en la Puna mos la carne de charqui seca que dio origen
catamarqueña. A los 10 años partió con a todo Antofagasta, el charqui seco y la sal.
otros niños antofagasteños a estudiar a San También hubo aporte de algunas artesanías
Fernando del Valle de Catamarca. Interno en y de hierbas medicinales (copacopa, ricarica,
una escuela agrotécnica y con subsidios del espinilla) pero lo fuerte fue el charqui. Bajá-
gobierno de su provincia, logró el título de bamos al lado de Angastaco, Santa Elena, la
experto agrónomo que en 1982 le abrió las Banda Grande, San Martín, Pucará, Pucarilla.
puertas para ocupar su cargo actual en la Éramos tres. Llevamos entre 26 y 30 animales
Subestación Experimental de Altura de Anto- y tardamos unos 18 días. En noviembre y di-
fagasta de la Sierra (Secretaría de Ganadería ciembre comenzaban los grandes arreos entre
de Catamarca). En esta entrevista don Lucas Villavil y Antofagasta y ahí justamente surge
repasa algunos pasajes de su vida que refleja la historia de don Rinaldo Indalecio Pachao, el
más de medio siglo de cambios representati- tipo que manejó los grandes arreos con burros
vos en los socioecosistemas puneños. cargueros que traían lana y cuero. La harina y
el azúcar también se manejaban desde ahí.
L os a r r eos

A mediados del siglo pasado, Antofagas- — ¿Dónde pasaban las frías noches de
ta de la Sierra era un caserío aislado que junio mientras duraba la caravana?
sólo estaba comunicado con San Antonio de — En los puestos que hay siempre en toda
los Cobres, Angastaco, Molinos y Belén por aguada, en donde están las pasturas natura-
huellas de caravanas. Don Lucas trae a su les… la gente de antes fue transitoria, no tuvo
memoria los viajes a Angastaco, en el Valle domicilio fijo por la crianza del ganado, en-
Calchaquí, que alcanzó a hacer con su padre tonces transitaba de un lado al otro. En cada
para cambiar mercancías. «Antes todo fue el lugar en el que había vega había un puesto y
arreo. Se manejaban grandes caravanas de había leña, agua, un ranchito, una pared, una
arrieros que venían sobre todo de la zona de pirquita. Eso era. Y a taparse con el arnés, lo
Fiambalá, Palo Blanco, Corral Quemado, con que se utilizaba para cargar un animal. Así se
destino a Chile o a Bolivia». manejaba... Mi viejo formó parte de eso y así
nos crió a nosotros.
— ¿Cuál era el fin de estas caravanas?
— Alimentarse… El principal viaje era ha- El padre de Lucas, nacido en Ciénaga
cia los Valles Calchaquíes en el mes de junio. Chica de Jujuy, llegó a Antofagasta en los
El trigo es de esa época y si no lo agarraban, años 50, atraído por la explotación del ónix
en agosto se vendía todo. La época era dura: que por 25 años socavó dos canteras, hoy
las nevadas, el frío… muchos perdieron la convertidas en ruinas. Con el tiempo, for-
vida en ese trayecto. Alcancé a hacer ese viaje mó una familia asentada en el puesto de
de chico para traída de trigo, maíz, morrón, La Tranca, en donde doce hijos crecieron
manzana, calahorra... conocí todas esas co- criando el ganado entre salares y vegas. «Es
sas allí. Todo se intercambiaba. Plata casi no mi abuelo, uno de los máximos arrieros de
existía, había trueque: te doy ‘rica-rica’, vos Antofagasta, el que le dice a mi padre: ‘por
dame un morrón, un pimiento dame… eso acá tenés que ir, este camino te va a llevar
era útil aquí, y eso se traía. Nosotros llevába- a tal lado, este camino te va a llevar a este
M. J. Babot: Entrevista a Lucas Soriano 381

otro lado, aquí vas a encontrar esto, aquí vas desde Salta viene Vialidad Nacional y desde
a encontrar esto otro’... Es él quien lo hace Catamarca, Vialidad Provincial: en sesenta
baqueano…», recuerda don Lucas. días las obras estaban construidas. Ellos eran
«Teníamos cabras, ovejas y llamas en el de esos militares del «hacés y trabajás o te
campo. La crianza del ganado fue la econo- vas». Ahí se marca el despegue final de An-
mía, no la más importante, pero sí la que dio tofagasta.
origen al establecimiento de las personas. Al-
gunos se iban a la mina Tincalayo, otros a L a e x pe d ici ó n a l G a l á n
La Casualidad, pero el que se quedaba criaba
Entre 1981 y 1982, un Lucas Soriano de
ganado y del ganado se hacía el intercambio.
24 años participó de una épica expedición al
El arriero fue la persona que comercialmente
volcán Galán. Treinta años después, recorre
manejó los recursos de esta zona»
con turistas los caminos que vio surgir de las
lavas de ese volcán.
L le g a n los v e h í c u los

«El intercambio comercial existió de por — Usted guía a turistas aventureros al


vida. Antes la competencia se medía por quién cráter del Galán, al Campo de la Piedra Pó-
tenía mejor animal, mejor tropa, mejor mula... mez, a Antofalla. ¿Cómo y cuándo comenzó
Y hoy cambió esa competencia que ahora se su interés por estos servicios turísticos?
mide por quién tiene mejor Toyota o quién — En los años 70 el gobierno nacional
tiene mejor camión». comenzó a impulsar expediciones científicas
centradas en la minería. Un geólogo jujeño
— ¿Cuándo se da el despegue de Anto- de apellido Rojas buscaba baqueanos y dio con
fagasta? mi padre. Se exploró íntegro el departamento
— El despegue comienza en 1937 cuan- en busca oro, plata, cobre. A Rojas se sumaron
do todavía pertenecía a la Gobernación de los geólogos Mario Alderete, Pitín Ricci, Rober-
los Andes. Ese año se inaugura una huella, to de los Ríos, Eremchuk, Osvaldo González,
la ruta que va desde Antofagasta a la mina los técnicos Veira y Chávez, los choferes Robles
Incahuasi, uniendo al pueblo con Salta. Por y Nieto… Con ellos conocí la Puna. En 1981
ahí llega el colectivo El Antofagasteño y por se inició un convenio geológico de las Naciones
primera vez Antofagasta siente bramar, ve un Unidas entre Argentina y varios países extran-
vehículo y comienza a llegar de Salta merca- jeros, principalmente Estados Unidos, Ingla-
dería y material: empieza a quedar un poquito terra, Noruega y Canadá. Entre ellos, llegó el
atrás el manejo del arriero. La evolución de investigador de la NASA Peter Francis. Era un
Antofagasta se da con el militarismo; primero, convenio científico-militar porque participaron
Guillermo Brizuela lleva a cabo el proyecto de investigadores pero también Gendarmería, el
instalar los servicios reclamados por la gente: Ejército argentino y el ejército de los países ex-
la conexión de Antofagasta-Belén. En el 78, tranjeros. Estaban los marines, el comando de
esos generales vienen y dicen: «vamos a incluir Inglaterra, de Noruega; los tipos más fuertes
definitivamente Antofagasta en Catamarca». que hay en el mundo. Estuvimos 64 días en el
A eso yo lo vi, a eso lo sé, cuando estos locos Galán. Se exploraron montañas, rocas, agua...
militares dijeron ‘les vamos a hacer la ruta, le Ahí se hace la apertura de la huella.
vamos a poner agua, le vamos a poner luz’...
luz. Yo estuve, era joven, estaba de vuelta y El vehículo que bajó a la caldera del Ga-
ya andaba detrás… intruso diría. Andaba y lán era un Land Rover de la marina inglesa,
lo escuché a este hombre, Jorge Carducci. La un 4x4 con tres cajas de transmisión. «No
reunión fue en la calle, frente a la policía, re- tenía dos, ¡tenía tres! Arriba de un metro sal-
unión obligatoria con la gente. El proyecto se taba; a nafta, ocho cilindros... Yo era abaste-
había manejado a un alto nivel, apoyado por cedor del campamento, era el que llevaba y
Salta y por el gobierno de la Nación; porque traía las personas, la comida, las muestras...
382 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Éramos cuatro baqueanos: mi papá, don Bru- a hablar de turismo es el médico alemán Busse
no Cerpa de Nacimientos, don Infanto Morales Grawitz, dueño de una clínica que existe en
y yo». Soriano cuenta que fue a don Infanto Diquecito, Córdoba, amante de la Puna. Llegó
a quien convocaron ya que era uno de los por ahí del 78, antes de que existiera la ruta a
máximos conocedores del Galán «porque en Belén, a hacer turismo solidario porque aten-
ese tiempo su padre —ya fallecido, don Ernes- día a la gente en una posta sanitaria. Antes
to Morales— ocupaba ese lugar con la crianza de morir le pidió a la familia que depositara
de llamas». sus restos aquí en el cementerio.

Lucas insiste en el carácter secreto de la Soriano regresó al Galán 20 años des-


expedición aunque desconoce los motivos. pués, cuando trabajaba en el municipio; fue
Una respuesta tentativa puede encontrarse el intendente Rodríguez quien le dijo: «la
en el obituario de Peter Francis publicado máquina de hacer plata hoy es el turismo».
por su alumno Clive Oppenheimer en la Tenía claro que no quería volver al campo
Geological Society, en el que se lee que el y que lo suyo «era el hospedaje». «Surge la
proyecto recibió apoyo militar simultánea- necesidad de este hombre, el dueño del Puca-
mente con el inicio del conflicto en Malvi- rá, que no tenía quien lo ayude y yo tenía la
nas, valiéndole a Francis el rótulo injusto de necesidad de mayor trabajo. La camioneta de
agente del espionaje británico. Este fue quizá él estaba ahí parada y un día me dice ‘ocu-
el rumor que transformó el objetivo de la pate, ahí está la camioneta, no me digas que
expedición en propósitos oscuros. no’. Tensionado, ese día hice mi recorrido a
Antofalla y al otro día, al Piedra Pómez por
E l c r ecimiento d el t u r ismo en Carachipampa, circuito completo, no como lo
Antofa g a sta d e l a S ie r r a hacen ahora. Y sé que hoy quieren ir a ver qué
«Las huellas mineras abrieron los caminos es lo que hay en el cerro El Peinado, porque
al turismo. No sólo la huella al Galán, para ese es otro secreto, que contiene varias cosas…
Piedra Pómez se hizo una huella en los 80 que agua hervida, de estas aguas termales, no sé
iba a La Ollada, una mina que está del otro cómo es pero vi que es una fuente de energía
lado. Yo participé y nadie, nadie dijo que iba para la utilización de energía».
a servir para el turismo y yo nunca en mi vida
me pensé, me imaginé que ese conocimiento y Hoy son cinco las personas que le confían
ese lugar me iba a servir hoy». a don Lucas sus camionetas y planea convertir
al turismo en una de sus actividades principa-
— ¿Cómo y cuándo se dispara el turismo les en un futuro cercano. «Cuando me retire,
en Antofagasta? quizá alguno de mis hijos se dedique a esto.
— El turismo se profundiza en el año 2000 Cuando el mayor se fue a estudiar dijo: ‘voy a
con la construcción de la hostería, la difusión volver’ aunque hoy cada vez se va más lejos...
de los primeros folletos y el impulso de algunos Como mi padre, que llegó de Jujuy y no volvió
apasionados -como Paul Dijou (ex embajador nunca más. No sé qué va a hacer mi hijo. Son
de Francia en Argentina)- que llevaron a Euro- hombres. Por ahí la responsabilidad de uno ter-
pa los paisajes de la Puna. Pero quien empieza mina, la decisión es de ellos, la veo así».
M. I. Isla et al.: Plantas de la Puna: fitoquímica y su uso en el cuidado de la salud 383

Box ä Plantas de la Puna: fitoquímica y su uso en el cuidado


de la salud
Isla, María Inés; Iris Catiana Zampini; María Rosa Alberto;
Soledad Cuello
Instituto de Bioprospección y Fisiología Vegetal (INBIOFIV), Universidad Nacional de Tucumán-CONICET.
Email: misla@csnat.unt.edu.ar

La Puna argentina representa uno de los milias Asteraceae, Solanaceae, Ephedraceae,


ambientes más extremos para el crecimiento Verbenaneae, Frankeniaceae, entre otras; y
de numerosas especies vegetales por su ari- muchas de ellas, usadas por los pobladores
dez, la intensa radiación ultravioleta, sus ba- locales como medicinales, fueron validadas
jas temperaturas y marcada amplitud térmi- científicamente. Por ejemplo, especies como
ca. Desde hace varios años, en el Instituto de Baccharis tola, Baccharis boliviensis, Chu-
Bioprospección y Fisiología Vegetal (INBIO- quiraga atacamensis, Parastrephia lucida, P.
FIV) se realiza la bioprospección de especies lephidophylla, Fabiana punensis, F. bryoides
vegetales que habitan estos ambientes, con el (Figura 1), F. densa y F. patagonica, usadas
objeto de identificar compuestos químicos de como cicatrizantes y antiinfecciosos, presen-
valor medicinal. Se han prospectado alrede- tan una elevada potencia antimicrobiana
dor de 100 especies pertenecientes a las fa- contra bacterias patógenas humanas Gram

Figura 1. Detalle de flores de Fabiana bryoides. Especie con actividad antibiótica y antiin-
flamatoria.
384 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

positivas y Gram negativas resistentes a múl- L I T E R AT U R A C I TA D A


tiples antibióticos comerciales y de interés Alberto M. R., Zampini I. C., Isla M. I. 2009.
regional (Zampini et al., 2009; Cuello et al., Cyclooxygenase enzyme inhibitory activity
2011). Algunas de ellas resultaron además of standardized hydroalcoholic extracts
activos antifúngicos; y no solo fueron activas of four Asteraceae species from the
Argentine Puna. Brazilian Journal of
sobre patógenos humanos sino también de Medical and Biological Research, 42:
interés veterinario (Moreno et al., en pren- 776-780.
sa). Especies como Parastrephia lucida, Ephe- Cuello S., Alberto M. R., Zampini I. C., Ordo-
dra multiflora y Tessaria absinthioides usadas ñez R. M., Isla M. I. 2011. Comparative
popularmente para tratar reumatismo y ar- study of antioxidant and anti-inflamma-
tory activities and genotoxicity of alcoho-
tritis se destacan por acumular metabolitos lic and aqueous extracts of four Fabiana
con capacidad antiinflamatoria superior a species that growth in mountainous area
drogas comerciales (Alberto et al., 2009; of Argentina. Journal of Ethnopharmaco-
Torres Carro et al., 2017). La mayoría de logy, 137: 512-522.
las especies vegetales estudiadas además se Moreno M. A., Córdoba S., Zampini I. C.,
Mercado M. I., Ponessa G., Alberto M.
comportan como potentes antioxidantes por R., Nader -Macias F., Sayago J., Bur -
lo que podrían utilizarse para disminuir el gos-Edwards A., Schmeda-Hirschmann
riesgo a contraer enfermedades asociadas a G., Isla M. I. En prensa. Tetraglochin
procesos oxidativos (Cuello et al., 2011). Las andina Ciald.: a medicinal plant from the
plantas de la Puna muestran gran diversidad Argentinean highlands with potential use
in vaginal candidiasis. Journal of Ethno-
de compuestos de diferente naturaleza quí- pharmacology.
mica (flavonoides, ácidos fenólicos, taninos) Torres-Carro R., Isla M. I., Thomas-Valdes S.,
responsables de las propiedades encontra- Jiménez-Aspee F., Schmeda-Hirschmann
das. Respecto a los estudios tóxicogenéticos, G., Alber to M. R. 2017. Inhibition of
ninguna de las especies analizadas presentó pro-inflammatory enzymes by medicinal
plants from the Argentinean highlands
efecto mutagénico a las dosis a las cuales (Puna). Journal of Ethnopharmacology,
presentan actividad biológica. La ausencia 205: 57-68.
de daño genotóxico constituye un paso po- Zampini I. C., Cuello S., Alberto M. R., Or-
sitivo hacia la determinación del uso seguro doñez R. M., D’ Almeida R., Solorzano
de las plantas estudiadas en medicina tradi- E., Isla, M. I. 2009. Antimicrobial acti-
vity of selected plant species from «the
cional (Cuello et al., 2011). Los resultados Argentine Puna» against sensitive and
obtenidos justificarían el uso de los extractos multi-resistant bacteria. Journal of Eth-
o compuestos bioactivos obtenidos de estas nopharmacology, 124: 499-505.
especies para el desarrollo de fitomedica-
mentos y/o fitocosméticos. La obtención de
productos derivados permitiría darle mayor
valor agregado a estas especies para promo-
ver su uso sustentable por los pobladores de
la región.
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 385

IV
El uso del territorio
en el presente y futuro
386 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 387

18 ä Ganadería en la Puna argentina


Quiroga Mendiola, Mariana 1; Jorge Luis Cladera 2
1
Instituto de Investigación y Desarrollo para la Agricultura Familiar IPAF NOA – INTA y Universidad
Nacional de Salta. Ruta Nacional Nº 9, Km 1763, (4622) Posta de Hornillos, Jujuy.
quiroga.mendiola@inta.gob.ar
2
Instituto Interdisciplinario de Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.
Belgrano 445, (4624) Tilcara, Jujuy.

ä Resumen — Hablar de la ganadería de la Puna es hablar de los pueblos pastores,


quienes basan su existencia en la crianza ambulatoria de animales en ambientes áridos o
semiáridos caracterizados por precipitaciones imprevisibles y variables. Los pastores de la
Puna argentina representan prácticamente la totalidad de los productores en la región y
tienen en común: a) su base productiva en la ganadería multiespecie (fundamentalmente
ovejas, cabras y llamas); b) la hacienda está al cuidado de una persona, pero está integrada
por animales que pertenecen a múltiples dueños de la familia extensa; c) propiedad familiar
del ganado y propiedad comunal de tierras de pastoreo; d) alta movilidad espacial entre ter-
ritorios de pastoreo, hilvanada por el calendario ritual y agroganadero; e) la articulación de
espacios intra y extra comunitarios para el intercambio de productos; f) una gran flexibilidad
temporal de la carga ganadera debido a la acentuada variabilidad climática de la región, toda
vez que los animales se nutren de la vegetación nativa condicionada por lluvias y heladas.
Este capítulo tiene como una de sus metas abordar la descripción y puesta en valor de los
sistemas productivos pastoriles de la Puna argentina, con la idea de aportar herramientas
de conocimiento para investigadores, agentes de terreno y decisores en materia de políticas
públicas municipales, provinciales y nacionales.
Palabras clave: Pastoralismo, tierras secas, prácticas pastoriles.

ä Abstract — “Livestock production in the Argentinean Puna”. Puna livestock is a produc-


tive herding system. It is based on ambulatory animal husbandry along arid or semi-arid en-
vironments characterized by unpredictable and changing summer-rainfall. Argentinean Puna’s
herdsmen and women represent virtually the whole universe of livestock owners in the region,
sharing: a) a multispecies based system (mainly on sheep, goats and llamas); b) flocks herded
by a single person, but including animals owned by many relatives from the extant family; c)
commons grazing lands, although managed in particular grazing units; d) high spatial mobility
between grazing territories, entangled by ritual and by the agrarian calendar; e) product-ex-
changing webs along wide rangeland; f) great flexibility on livestock population due to climate
unpredictability and variability. This chapter aims at describing and valuing pastoral systems
in Argentinean Puna, in order to provide knowledge tools for researchers, field agents and
decision makers.
Keywords: Pastoralism, drylands, herding practices.

L O S PA S T O R E S D E L A P U N A do natural y cultural que se extiende desde


La Puna argentina se caracteriza por ser hace varios miles de años atrás hasta nues-
un territorio árido o semiárido expuesto a tros días, a partir de la crianza móvil y fluc-
una serie de factores limitantes para el cul- tuante de animales domésticos (Browman,
tivo de especies vegetales: por ejemplo, la 1987; Flores Ochoa, 1988; Göbel, 1998,
alta radiación solar y asimismo la escasez, la 2003; Nielsen, 2009). El ganado constituye
estacionalidad y la variabilidad interanual de la base productiva de los pueblos pastores y
las precipitaciones. Sin embargo, en este pai- está sustentado sobre la vegetación nativa
saje aparentemente hostil existe una intensa que provee forraje de manera variable en
vida social inmersa en un denso entrama- el tiempo y en el espacio. Aunque los mo-
388 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

dos de vida pastoril han cambiado a lo lar- la Sierra (Catamarca); Los Andes, La Poma,
go del tiempo, han mantenido siempre una Iruya y Santa Victoria (Salta) y Yavi, Cochi-
lógica productiva particular derivada de la noca, Susques, Rinconada, Santa Catalina
interacción entre las experiencias familiares (Jujuy). Cabe, por tanto, aclarar qué crite-
con las condiciones ambientales fluctuan- rios de zonificación más detallados a escala
tes, resultando así en sistemas productivos subdepartamental podrían aportar guarismos
extremadamente eficientes para dichas con- diferentes a los aquí consignados.
diciones (Flores Ochoa, 1977). El presente Según datos del Censo Nacional Agrope-
capítulo tiene como una de sus metas abor- cuario 2002, en la región Puna en Catamar-
dar la descripción y puesta en valor de los ca, Jujuy y Salta habría aproximadamente
sistemas productivos pastoriles de la Puna 5000 familias productoras en cuyas manos se
argentina, y la idea de aportar herramientas encuentra la mayor parte del ganado ovino
de conocimiento para investigadores, agen- y de llamas de dichas provincias, resultando
tes de terreno y decisores en materia de po- cuantitativamente menos relevante la cría de
líticas públicas municipales, provinciales y vacunos. El ganado caprino asume un papel
nacionales. secundario en términos numéricos (Figura
1). A su vez, la mayor parte del ganado en
LA GANADERÍA DE LA PUNA la Puna se encuentra en manos de pequeños
EN CIFRAS productores (bovinos 69,8% con 22.939 ca-
¿Quiénes y cuántos son los pastores de bezas; ovinos el 84,6% con 368.294 anima-
la Puna? Para el análisis de datos censales les; caprinos el 87,3% con 115.711 animales
tomamos la zonificación realizada por Obs- y llamas 89,7% con 108.500 cabezas).
chatko et al. (2007) respetando el criterio de A partir de datos procedentes del SENA-
clasificación agroecológica de dichas autoras. SA (2013, citado en Echenique et al., 2015)
Según este criterio, la Puna quedaría abarca- en Jujuy se observa un aumento durante los
da por los departamentos de Antofagasta de últimos años del 64% de llamas y una dis-

Figura 1. Número de cabezas ganaderas en la región Puna de las provincias de Catamarca,


Jujuy y Salta, Argentina. Elaboración propia en base a datos de Obschatko et al. (2007).
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 389

Figura 2. Tendencia de las existencias ganaderas en la Puna de Jujuy. CNA 1988, 2002 y
provisorio 2008 en Echenique et al. (2015).
390 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

minución del 38% de ovejas. Estas modifica- ductivos realizadas con datos de la Puna de
ciones (Figura 2) manifiestan la dinámica y Jujuy en base a las existencias ganaderas, la
adaptabilidad que caracteriza a los sistemas composición de las tropas y porcentajes de
pastoriles y articulan con lógicas producti- parición y reposición: se está produciendo en
vas que describiremos más adelante en este la actualidad aproximadamente 190.000 kg
artículo. de carne ovina; 57.000 kg de carne caprina
La producción ganadera es destinada al y 330.000 kg de carne de llama (Echenique
autoconsumo, a la venta y al trueque. En et al., 2015). Los cueros de todas estas espe-
relación con la composición de ingresos mo- cies son escasamente utilizados en la Puna
netarios de las familias pastoras de la Puna, argentina.
según Paz et al. (2011) aproximadamente el Mención aparte merece la producción y
60% lo constituyen ingresos extraprediales venta de guano (estiércol) del ganado menor,
(la venta de fuerza de trabajo fuera del siste- por cuanto es utilizado como potente abono
ma productivo familiar, en el ámbito minero en las parcelas de cultivo de los productores
o en instituciones públicas, como la escuela agrícolas de comunidades vecinas, inclusive
o las postas sanitarias, y transferencias del de zonas más o menos alejadas a las que el
Estado como Asignación Universal por Hijo, guano llega en camiones, a veces facilitados
pensiones, jubilaciones, etc.). Mientras ovi- por el gobierno municipal o trasladado por
nos y llamas son reservados principalmente intermediarios locales. A su vez, el guano
al intercambio, las cabras son casi en su to- vacuno suele ser utilizado como combustible
talidad destinadas a la provisión de carne ya que las familias no están independizadas
para la familia (Figura 3) (Paz et al., 2011). del uso de leña. La dispersión geográfica de
Ovinos y caprinos son faenados a los dos los espacios productivos complica la salida
años de edad aproximadamente con un peso de bienes para la venta. Además, la esca-
vivo de entre 18 y 25 kg los primeros y de la de producción familiar es relativamente
16 kg los segundos. Luego de la faena el baja e intermitente en el año, característica
rendimiento cárnico es de unos 10,75 kg de propia de las formas de producción campe-
carne por animal para ovinos y de 8 kg en sina en contraposición a la producción de
el caso de caprinos. Las llamas son faenadas tipo empresarial; por lo tanto la oferta no
a los dos o tres años de edad con un peso se mantiene constante en el año imponiendo
vivo de 70 kg aproximadamente, rindiendo una mirada alternativa para los modos de
unos 40 kg por animal. A modo de ejemplo intercambio. Los pastores resuelven los in-
mostramos aquí la estimación de techos pro- tercambios de productos mediante trueques,
ferias o la utilización de figuras asociativas
como las cooperativas, asociaciones comuni-
tarias o aborígenes. Un canal de venta que,
según observaciones de campo, manifiesta
una gran importancia para los productores
locales lo constituye la venta de productos
ganaderos a los campamentos mineros (ver
Abeledo, 2013, 2014).
Existen modos de intercambio con dis-
tintos grados de formalidad, a los que de-
nominaremos aquí “tramas comerciales” ya
que articulan una serie de actores (parientes
de sangre, aliados o simples afines e inter-
mediarios que pueden ser, a la vez, vecinos
Figura 3. Par ticipación relativa de los in-
gresos por venta de productos y subproductos
y productores). Cumplen un rol muy impor-
por especie en la Puna de Jujuy. Elaboración tante las ferias campesinas o “cambalaches”
propia en base a Paz et al. (2011). cuya localización e importancia relativa pue-
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 391

de variar de un año a otro, pero siendo siem- ganaderos como a través de la venta de su
pre fundamentales para el aprovisionamien- fuerza de trabajo estacional.
to de bienes y alimentos a las familias de la Este sistema productivo que deviene en
Puna. Estos intercambios suelen realizarse un universo cultural engarza de maneras di-
en otoño luego de las cosechas y cuando los versas y complejas a los lugares de pastoreo,
capones se encuentran gordos. Los campe- a los ganados y a las personas que los crían,
sinos logran así cambiar bienes de los “cam- en aspectos que, como veremos, trascienden
pos” (Puna) como lo son carne, lana o sal, ampliamente la esfera utilitaria (Bugallo y
por bienes de los “valles” (valles semiáridos, Tomasi, 2012). En el pastoralismo de la
quebradas y yunga) como frutas, maíz, papa Puna, los “lugares” no son sólo puntos de
y otras verduras. Estos viajes de intercam- referencia, sino sobre todo expresiones es-
bio hilvanan territorios muy amplios, antes paciales afectivas que conforman parte de la
mediante las caravanas de burros o llamas, memoria personal y familiar y que participan
ahora principalmente utilizando camionetas de la vida social con agencia propia (Abele-
(Abeledo, 2013, 2014.) do, 2013; Cladera, 2013). La “hacienda” no
es sólo la existencia económica ganadera de
POR QUÉ HABLAMOS DE la familia, sino además un microcosmos que
PA S T O R A L I S M O C U A N D O H A B L A M O S sintetiza el ciclo de la vida y el esquema de
DE GANADERÍA EN LA PUNA relaciones de parentesco requiriendo para el
éxito reproductivo de disponibilidad forra-
Como se ve, la ganadería en la Puna no
jera, y de operaciones sanitarias, afectivas
resulta una actividad marginal o secundaria
y rituales en proporciones equivalentes. Así,
sino que conforma el grueso de la produc-
el trabajo familiar de los pastores, lejos de
ción de ovinos y llamas en las provincias
constituir un relicto de formas de vida pa-
involucradas. Es necesario entonces enten-
sadas es, por el contrario, el resultado de
der cómo funciona y qué valores pone en
estrategias colectivas y dinámicas de control
juego este sistema productivo que permite
y organización del espacio y de división fa-
una carga ganadera en espacios que, si sólo
miliar del trabajo.
nos atendemos a los datos climáticos y am-
Todas estas dimensiones se recrean y re-
bientales, parecieran marginales e inviables.
troalimentan mutuamente en determinada
Para comprender cómo funciona este sistema
forma de articular la vida humana, animal y
ganadero hay que entender que se enmarca
vegetal manifestando una gran persistencia
en un determinado modo de vida social, cul-
hasta la actualidad, gracias a la recreación
tural y natural: un sistema productivo al que
de una serie de valores y características que
denominamos pastoralismo.
desarrollaremos a continuación.
Los pueblos pastores son aquellos que ba-
san su existencia en la cría ambulatoria de
ANIMALES, HACIENDA
animales, sobre la base del acceso fluctuante
Y T R O PA S
y por períodos cortos de tiempo a nutrientes
y agua, haciendo posible la vida en territo- Es necesario decir que el vocablo “gana-
rios conceptualizados como marginales, tales do” es escasamente utilizado por los pas-
como sabanas, estepas, desiertos y tundras tores, aunque sí incorporado para la inte-
(Galaty y Johnson, 1990). Dentro de esta de- racción con agentes del Estado (Bugallo y
finición general los sistemas pastoriles mues- Tomasi, 2012). Para referirse al stock de sus
tran una gran diversidad de tipos en relación animales los pastores hablan de su “hacien-
con la configuración de su unidad producti- da” la cual está conformada por la totalidad
va, el destino principal de su producción, el de las especies animales de la familia. Dentro
vínculo con la agricultura y/o el Estado y los de este gran grupo las familias denominan
circuitos mercantiles con los que se vinculan, “hacienda menuda” al ganado menor (ovejas
tanto a través de la venta de sus productos y cabras) que tiene atributos y requerimien-
392 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

tos diferentes con respecto a llamas o vacas UN REBAÑO,


que son animales de encierro nocturno en M Ú LT I P L E S D U E Ñ O S
corrales ubicados junto a casas y puestos. La organización de las decisiones produc-
Por otro lado, la palabra “animales” es casi tivas relacionadas con la cría de la hacienda
exclusivamente utilizada para mencionar ca-
en la Puna argentina ocurre en el seno de la
ballos, mulas y burros utilizados principal-
familia (en adelante usaremos las denomi-
mente para transporte de personas y laboreo
naciones familia y unidad doméstica como
de la tierra.
sinónimos).
La cantidad de ejemplares de cada espe-
Aunque los sistemas pastoriles puneños
cie por familia es muy variable; se pueden
dependen de una multiplicidad de condicio-
encontrar rebaños de 150 a 1.000 ovejas,
nantes externos, existen sin embargo ciertas
50 a 200 llamas dependiendo si se trata de
normas de organización familiar comunes a
hacienda mono o multiespecífica, entre otras
toda la región. Podemos señalar tres que de-
muchas variables, tales como el acceso de la
sarrollaremos a continuación: 1) la división
mano de obra familiar, la calidad forrajera y
entre el cuidado del ganado mayor a cargo
distancia entre los puestos ganaderos, la dis-
de varones y ganado menor a cargo de mu-
ponibilidad o no de otras fuentes de ingreso
familiar, el estado de salud de los miembros jeres y/o niños; 2) la herencia de la tierra y
de la familia, etc. En lugares distanciados de la conformación del plantel ganadero; y 3)
las principales vías de comunicación los pas- el manejo unificado de tropas con múltiples
tores manejan entre tres a siete bovinos, uno dueños.
o dos caballos o mulas y suelen mantener Con respecto a la división del trabajo, la
una tropa de burros mínima que les permite disponibilidad de mano de obra masculina o
realizar viajes para intercambio de produc- femenina condicionará el aumento o dismi-
tos, aunque esto va en retroceso según se nución de las tropas de determinadas espe-
van abriendo caminos vehiculares. Las lla- cies. En fases históricas de disminución de la
mas y vacas son dejadas al pastoreo en es- fuerza de trabajo masculina —como el auge
pacios abiertos y de acceso libre; en cambio, azucarero en los 50’y 60’ o la activación de
ovejas y cabras son apacentadas en territo- la minería hasta los 90’—, las familias dis-
rios pastoriles concretos de derecho familiar minuyeron sus cabezas de ganado mayor,
consuetudinario denominados “puestos”. Las mientras aumentaron su ganado menor al
llamas son supervisadas periódicamente ya cuidado de las mujeres que permanecían
que concurren todas las noches a sus “dormi- en la comunidad. Inversamente, en años
deros” (encierro nocturno cotidiano). recientes con el estímulo de las tendencias
El ganado vacuno no se acerca diariamen- del mercado a valorar las carnes regionales
te a dormideros y es “repuntado” (rodeado) (ver también Vilá et al., en este volumen),
de manera periódica para manejo sanitario, la disminución de la tasa de emigración a
señalada, suministro de sal o faena. Cabras grandes núcleos urbanos (Longhi y Krapo-
y ovejas pernoctan en el corral (Figura 4A) e vickas, en este volumen) y el aumento de
imponen diferencias entre sí en cuanto a su jubilaciones tempranas para algunos trabaja-
manejo: las cabras, al ser más “andariegas”, dores de la minería y el azúcar, se observó el
son capaces de transitar lugares más escarpa- repunte del número de cabezas de camélidos
dos y prefieren el ramoneo de plantas leñosas; e incluso de bovinos y la disminución del
mientras que las ovejas son más gregarias y ganado menor porque, según palabras de las
muestran mayor resistencia al frío. Según los propias familias, “quedan pocas mujeres en
territorios de pastoreo, el destino principal de el campo”.
la producción y las condiciones climáticas, de En segundo lugar, las familias puneñas
infraestructura y económicas de las familias, administran la herencia de la tierra y terri-
se prioriza y se balancea la importancia rela- torios pastoriles igualitariamente entre todos
tiva de cabras y ovejas en el hato. los hijos, independientemente de su orden
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 393

de nacimiento, género, estado civil o lugar la señalada (cuando se les “nombra” uno
de residencia. La tropa de propiedad de cada o dos ejemplares), y también ellos mismos
dueño se va conformando desde la infan- compran individuos luego de su independen-
cia: los niños reciben corderos, cabritos o cia económica. Estos animales recibidos son
“tekes” (crías de la llama) como regalo en en realidad “dados en suerte” para la fun-
momentos que marcan hitos de su vida (na- dación del patrimonio del joven integrante
cimiento, bautismo, casamiento) o durante de la familia y la puesta a prueba de sus

Figura 4. A. Corral de encierro nocturno del ganado menor en Suripujio, Puna de Jujuy,
Argentina (2011). B. Llamas señaladas con su “chimpo”. Chagualmayoc, Puna de Jujuy, Ar-
gentina.
394 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

condiciones de pastor. Si los animales entre- “puestos” o “estancias” de pastoreo. La casa


gados se multiplican, indican la buena suerte principal cuenta con una serie de instalacio-
del niño o niña, reconociéndose así atributos nes productivas: un corral de encierro y un
como criador/a al momento en que forme corralito pequeño denominado “chiquero” en
una nueva familia. Se desea que las personas el que se encierran las crías una vez que han
con suerte se hagan cargo con el tiempo del sido amamantadas y cuando la tropa se va a
plantel paterno. pastorear al campo. Existen cultivos perido-
La tercera característica a la que hemos mésticos a pequeña escala que, cuando no se
hecho mención forma un sistema coherente practican en corrales inactivos, son rodeados
con las dos previas. Dado que la mayoría de por cercos (“tapiales”) para el autoabaste-
los descendientes de una unidad doméstica cimiento de papa, haba, arveja, además de
no permanece en el lugar de origen sino que verduras de hoja, plantas aromáticas y medi-
se traslada a los centros urbanos, mineros cinales (Göbel, 2003; Tomasi y Rivet, 2011).
o agroindustriales, la familia que se queda En muchos casos los pastores cultivan forra-
en el lugar tiene a cargo el cuidado de la jes (alfalfa o avena) para el mantenimiento
hacienda de estos parientes emigrados. El de la tropa, especialmente hembras y crías,
rol de cuidador de la hacienda es retribuido durante el “bache forrajero” que ocurre al
mediante alguna paga o regalos que pueden final del invierno y comienzo de primavera.
involucrar remesas en dinero o frecuente- En la casa principal se realizan actividades
mente mediante la división del “multiplico” productivas y rituales del calendario gana-
(las crías) por la práctica denominada “al dero y social: señalada, descole, faenado,
partir”, es decir que la mitad de las crías na- desparasitaciones, como así también casa-
cidas corresponden al dueño de los animales mientos, “bautizos”, velorios, etc.
y la otra mitad al que se ha encargado de Además de esta casa principal, las pastoras
cuidarlos. Todos estos mecanismos resultan poseen entre uno a seis puestos de pastoreo
en la consolidación de una red de intercam- ubicados en diferentes sitios ecológicos, entre
bios campo-ciudad a veces a grandes dis- los que migran a lo largo del año configurando
tancias, además de afianzar y perpetuar los una composición espacial en parches con dis-
derechos territoriales y sobre el ganado por ponibilidad variada de agua, pasturas y refu-
parte de los miembros que no residen en la gios. Estos puestos pueden consistir de muchas
comunidad. formas de residencia diferentes, desde aleros
Hemos identificado también otra moda- de roca hasta edificaciones que constan de
lidad novedosa: los dueños “ausentistas” ra- una o dos habitaciones de techo bajo de paja,
dicados en las ciudades intermedias locales con paredes de piedra, y que se usan como
que contratan un “peón” como pastor y con- dormitorio. A su lado suele estar la cocina
curren periódicamente a supervisar su ha- (un “fueguero” no siempre techado). Colinda
cienda. Esta dinámica se relaciona frecuen- con esta infraestructura un corral redondo de
temente con la escolarización secundaria y/o piedra y su respectivo “chiquero” (Tomasi y
empleo permanente público o privado de los Rivet, 2010).
Cada puesto de pastoreo tiene un nom-
dueños y se observa sobre todo en territorios
bre propio que lo caracteriza como “lugar”
en los que se han efectivizado parcelamien-
afectivo concreto de la familia que lo usa.
tos y privatizaciones individuales de tierras,
Consecuentemente no hay puesto sin su
como ocurre por ejemplo en Santa Catalina,
nombre por ejemplo: “Causillar”, “Lajas”,
Cieneguillas y Pozuelos en la provincia de
“Picacho” y no hay lugar del mapa colectivo
Jujuy.
que no tenga su familia de referencia, por
ejemplo: “Causillar” es “puesto de los Gon-
E L E S PA C I O PA S T O R I L
zález”. La única excepción a esta regla la
Las familias pastoras tienen una “casa constituyen determinadas expresiones espa-
principal” ubicada en el pueblo y varios ciales de mucha intensidad simbólica como
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 395

lagunas, ojos de agua, abras y cumbres. botánicas como asteráceas, lamiáceas, sola-
Estos lugares son los únicos que participan náceas) y pastizales de “paja” (“paja blanda”,
del mapa colectivo sin relacionarse con una “paja amarilla”, “esporo”, etc. de la familia
familia de referencia. Poaceae). El “cerro” con relieve escarpado,
En algunas zonas hay señales o mojones en el que pueden aparecer con más abun-
que indican los linderos, aunque en muchas dancia los “cuernos de cabra” (Adesmia sp.,
situaciones no se observan delimitaciones Fabaceae) y algunos “churquis” (Prosopis sp.)
precisas de áreas de pastoreo ya que el con- muy apetecidos por el ganado, especialmen-
cepto local de “dueño” en referencia a los lu- te caprino. Distribuidos en el paisaje de la
gares no puede ser entendido en términos de Puna se encuentran los humedales (“vegas”
“propiedad”, sino que manifiesta concepcio- o “ciénegos”) que son formaciones cespitosas
nes de derecho diferentes a las del sistema de gramíneas y graminoides (Cyperaceae,
jurídico vigente (Cladera, 2013, 2014a). Juncaceae) abundante y permanentemente
Los territorios de pastoreo muestran dis- irrigados por ojos de agua difusos en las la-
tintas capacidades de carga animal. En el deras de los cerros (ver Izquierdo et al., en
contexto general de aridez, revisten suma este volumen). Estos configuran territorios
importancia los pastizales de Puna y hume- de productividad hasta 10 veces mayor que
dales (ciénegos, vegas o bofedales) (Tabla la que muestran los tolares de campo o de
1). La disponibilidad de agua y pasturas cerro, lo que les confiere un rol preponde-
determina el tamaño y composición de las rante como proveedores de forraje.
tropas y la cantidad de puestos y movimien- En el transcurso de los desplazamientos
tos anuales entre ellos. La generalidad indica pastoriles, el traspaso de un paisaje a otro
que al acercarse el fin del invierno, estación suele estar articulado por determinadas ex-
fría y seca en la Puna, el acceso al agua re- presiones espaciales que actúan de mediado-
sulta paulatinamente más restrictivo, por ras entre distintas dimensiones del mundo,
lo que los pastores comienzan a trashumar tales como las “abras” (pasos de una ladera
hacia puestos de altura, acercándose a los a la otra por una cadena montañosa), las
manantiales. Esto produce un movimiento lagunas, los “ojos de agua” (vertientes de
oscilatorio entre territorios por lo general altura), o las “cumbres”. Estos espacios re-
bajos, horizontales y abiertos (“el campo”) sultan siempre peligrosos y requieren de
durante periodos de bonanza, y zonas altas dispositivos rituales de vinculación (ver
y escarpadas pero más reparadas (“el cerro”) Abeledo, 2013; Cladera, 2013), sobre todo
durante los períodos más rigurosos. La aso- en fechas en las que se considera que los
ciación simbólica entre estas características límites del mundo son más permeables, ta-
de cada paisaje con el momento climático les como los martes y los viernes o el mes
así como otros binomios simbólicos (hume- de agosto (Cruz, 2006). El incumplimiento
dad/sequedad; masculinidad/femineidad; de estos procedimientos rituales puede con-
voracidad/saciedad; fertilidad/infertilidad) ducir a la enfermedad y hasta la muerte de
se ponen en evidencia en múltiples instan- las personas y su hacienda. De manera si-
cias rituales y descriptivas, en el marco de milar el ataque del puma, visualizado como
un ciclo productivo para cuyo éxito se consi- de una crueldad desmesurada ya que mata
dera necesario el equilibrio de estas dimen- varios animales para llevarse sólo uno, es
siones. interpretado como una reacción de los lu-
Las denominaciones campesinas en la gares contra las familias afectadas debido
Puna de los sitios ecológicos más comunes a faltas o inadecuaciones en el vínculo de
son “el campo” constituido por estepas ar- reciprocidad (por ejemplo no haber “cha-
bustivas dominadas fisonómicamente por to- llado” correctamente, mediante sahumado,
lares (asumiendo la clasificación campesina libaciones de alcohol y coca y/o la solicitud
de “tola” a una variada gama de arbustivas verbal adecuada, un puesto visitado, un ojo
medianas pertenecientes a diferentes familias de agua o un abra transitada).
396 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1. Productividad Primaria Neta Aérea en diferentes comunidades vegetales de Puna.


Síntesis realizada en base a datos de Biurrun et al. (2010) citado en Quiroga et al. (2013)
(B) y Quiroga Mendiola et al., en preparación (QM). Se estimó Capacidad de Carga utilizando
un Factor de Uso de 50%. EO = Equivalente Ovino (tomado de Vargas et al., 1980).

Capacidad de
Altitud Precipitaciones PPNA Total
Comunidades vegetales carga animal
(mnsm) (mm) (kg/ha)
(EO/ha)
Estepa arbustiva de “campo”
3.400 115 211-824 (QM) 0,2-0,9
en Puna Seca en Cobres, Salta
Estepa arbustiva de “cerro”
3.500 115 316-1.833(QM) 0,4-1,5
en Puna Seca en Cobres, Salta
Estepa arbustiva de “campo”
3.200 -3.400 141 394-877 (B) 0,5-1
en Puna Seca en Laguna Blanca, Catamarca
Estepa arbustiva en Puna
3.100 -3.500 300-200 340-890 (QM) 0,2-0,7
en Parque Nacional Los Cardones, Salta.
Estepa herbácea de “campo”
3.200-3.400 141 319 (B) 0,4
en Puna Seca en Laguna Blanca, Catamarca
Pastizal de Puna Húmeda
3.000-3.200 300 1.017-3.997 (QM) 1-4
en Parque Nacional Los Cardones, Salta
Humedal salino de “campo”
3.200-3.400 141 285-1.421 (B) 0,3-1
en Laguna Blanca, Catamarca
Ciénegos de Puna Seca
3.200-3.400 141 3.068-4.356 (B) 3-5
en Laguna Blanca, Catamarca
Ciénegos dePuna Seca
3.500 200 998-2.127 (QM) 1-2
en Parque Nacional Los Cardones, Salta
Ciénegos bajos Puna Húmeda
3.400-3.600 329 2574 (QM) 3
en Yavi y Cochinoca, Jujuy
Ciénegos altos Puna Húmeda
4.100-4.300 329 856 (QM) 1
en Yavi y Cochinoca, Jujuy

Además de las variables hasta aquí obser- al inicio de la primavera, tiempo en que la
vadas que determinan la movilidad de cada provisión de pasturas es mayor en laderas
unidad doméstica, existen otros elementos y cumbres.
que cumplen un rol decisivo en estas prác- Así, los movimientos que requieren des-
ticas. Una de las principales la constituye la plazamientos de larga distancia o de gran
escolarización infantil que determina crite- cantidad de animales, suelen ser concentra-
rios de movilidad durante el ciclo lectivo. dos durante los períodos de receso escolar
En sitios en los que la escuela establece un tales como vacaciones de verano, vacacio-
régimen estival en virtud de las bajas tempe- nes de invierno, Semana Santa o Todos los
raturas de invierno, los ciclos de movilidad Santos, aprovechando la mayor disponibili-
han sido alterados sustancialmente con res- dad de fuerza de trabajo familiar (Cladera,
pecto a prácticas más antiguas, generando 2014b). Estos ejemplos muestran que no es
inconvenientes en el manejo de pastos, agua- posible hablar de un tipo clásico de rotación
das y sanidad animal (como por ejemplo se debido a que existen una serie de cuestiones
observa en Laguna Blanca, Catamarca). En que configuran el complejo abanico de po-
otros lugares como en algunas localidades sibilidades en la toma de decisiones de los
del departamento Iruya (Salta) las escuelas pastores.
funcionan en invierno en tierras bajas, de
manera que las familias con niños escolari-
zados deben resolver la escasez de forraje
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 397

EFECTO DE LA PRESIÓN DE pastoriles. Las familias pastoras se adaptan


PA S T O R E O S O B R E L A S mediante la disminución del tamaño de las
C O M U N I D A D E S V E G E TA L E S D E P U N A tropas, cambios en la movilidad entre sitios,
Los pastores suelen ser responsabiliza- la reactivación de puestos y la incorporación
dos de la degradación de las tierras secas de tecnologías para el uso más eficiente del
en todas partes del mundo (Reynolds et al., agua, forrajes, sanidad animal y manejo ga-
2007). Cabe preguntarse si esto es efectiva- nadero.
mente así. Estudios realizados en diferentes
L A T E M P O R A L I D A D PA S T O R I L
sitios ecológicos de la Puna y con variados
tipos de manejo de los rebaños muestran que La gran variabilidad climática de la cual
probablemente sea mayor el poder modela- depende la productividad de los rebaños re-
dor de las sequías recurrentes y la deseca- dunda en diversas estrategias de conversión
ción paulatina de la Puna (Morales et al., del capital económico (las existencias gana-
en este volumen) que el efecto directo de deras) a otros bienes de cambio o de produc-
la presión de pastoreo en estos ambientes, ción, lo que permite a las familias subsistir
ya que los sistemas pastoriles parecen haber sin descapitalizarse durante las etapas adver-
producido la coestructuración entre la herbi- sas. Así, cuando ocurre una etapa de escasez
voría doméstica y las comunidades vegetales de lluvias y pastos, los pastores descargan
(Quiroga Mendiola, 2012, 2014). Algunos de el campo (carnean o venden gran cantidad
los principales factores condicionantes de la de animales) capitalizándose en bienes pro-
composición y cantidad de individuos que ductivos o de cambio alternativos, hasta la
conforman la hacienda son: (1) el tipo de mejora de las condiciones climáticas y pro-
relieve y pastizal natural al que las familias ductivas (Vetter, 2005; Reid y Fernández-Gi-
acceden que condiciona el tipo de herbívoro ménez, 2008), como se ha podido observar
que es posible o más eficiente tener y la can- en los años 1998, 2010 y 2016 en la Puna
tidad de individuos de cada especie; (2) la argentina, con veranos extremadamente se-
disponibilidad y cualidad de mano de obra; cos. Esta variabilidad climática se manifiesta
y (3) el acceso a vías de comunicación ve- en la Puna tanto en la fuerte estacionalidad
hicular y a energía eléctrica. Esto implica (dos o tres meses de verano cálido y húme-
el acceso al mercado formal o no formal y do y aproximadamente nueve meses secos
disponibilidad de sistemas de frío para con- y fríos) como también en secuencias pluri-
servar la carne de animales grandes. anuales de sequías entre períodos húmedos.
Los pastores de la Puna suelen mantener Si la sequía abarca más de un año, las plan-
la carga animal aproximadamente cercana o tas anuales que constituyen un importante
por debajo de la capacidad de carga estima- recurso forrajero, tienden a desaparecer y
da del pastizal natural. Las prácticas pasto- las plurianuales resienten su productividad,
riles responden a un conocimiento íntimo de disminuyendo drásticamente la capacidad
la calidad y cantidad del pastizal natural al de carga de los campos. Localmente se dis-
que cada familia tiene acceso en sus territo- tinguen estas propiedades de las pasturas
rios (Quiroga Mendiola, 2000, 2012). mediante las categorías de “pasto raíz”, el
Sólo a modo ilustrativo mostramos en la pasto plurianual que cuenta con órganos de
Figura 5 la relación entre diferentes presio- reserva y que provee forraje durante casi
nes de pastoreo con cobertura y altura de la todo el año y de “pasto semilla”, que inclu-
vegetación. Hoy queda más o menos claro ye gramíneas y dicotiledóneas herbáceas
que los cambios climáticos plurianuales o de capaces de proveer forraje sólo durante el
largo plazo (e.g., Morales et al., en este volu- período estival.
men) producen desajustes fluctuantes en la La carga animal fluctuante es otra carac-
relación herbivoría doméstica – vegetación terística que hace a la adaptabilidad y plas-
que imponen modificaciones en las prácticas ticidad del sistema pastoril en la Puna. Los
398 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

pastores reconocen que aproximadamente de corderos y capones antes de llegar al es-


cada 10 años sobreviene un período de dos o trés forrajero máximo de agosto a octubre
más años extremadamente secos en concor- (Merlino y Rabey [1983] describen estas
dancia con la ocurrencia trienal, quinquenal prácticas en el mes de agosto; observacio-
a decadal del fenómeno El Niño (Francou y nes personales años 1998-1999; 2010-2011;
Pizarro, 1985; CAF, s/f; Morales et al., en 2016). Los animales sacrificados son inter-
este volumen). Si se registra escasa lluvia en cambiados por sal o alimentos no perecede-
el verano, hacia marzo-abril se baja la carga ros como harina, azúcar, aceite, o dinero, o
animal mediante la faena de gran cantidad son destinados a la realización de regalos u

Figura 5. Cobertura total (%) y altura máxima (cm) de la vegetación según varía el Índice de
Presión de Pastoreo en A. Comunidad vegetal de ciénego. B. Comunidad vegetal de “campo”.
Suripujio, Jujuy (Quiroga Mendiola, 2012).
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 399

ofrendas. El forraje nativo remanente o el Anita y San Santiago (24 y 25 de julio), pa-
que se puede comprar por estos medios es tronos de las tejedoras y del ganado equino,
destinado principalmente a hembras y crías. respectivamente, y advocación relacionada
Estas prácticas permiten evitar el riesgo de al rayo en el segundo caso; San Bartolo (24
una fuerte descapitalización mediante re- de agosto: patrono de los caprinos); y Santa
servas concretas o el fortalecimiento o reac- Bárbara (4 de diciembre: advocación asocia-
tualización de lazos sociales con personas o da al rayo). La imagen de cada santo está
“lugares” productivos, de manera anticipada siempre acompañada por figuritas (“illas”)
a los períodos de carestía. de la especie por él protegida que tienen
Esta periodicidad interanual se enmarca un rol importante como propiciadoras de la
dentro de un criterio cíclico de organización fertilidad de la especie (Bugallo, 2010). Por
del año en el que las estaciones climáticas y “illas” (o también “machorras”) se denomi-
las consecuentes tomas de decisiones pro- na asimismo a los animales hermafroditas,
ductivas son ordenadas en base a determina- considerados propiciadores de la “hacienda”,
do calendario compuesto por fechas civiles sobre los que rige una estricta prohibición
pero sobre todo litúrgicas, las cuales que tie- de sacrificio.
nen una amplia y antigua difusión a lo largo En el calendario pastoril hay dos períodos
de todo el territorio (Barbarich et al., 2006; de nacimientos de la hacienda menuda: “los
Bugallo, 2010). navidades” son las crías que nacen cerca de
Así, los dos términos paisajísticos que sin- fin de año, y “los sanjuanes” son las naci-
tetizan el circuito de movimiento pastoril (el das en junio. La mortalidad por escasez de
“campo” y el “cerro”) se correlacionan con pastos o frío es muy alta en los nacimientos
dos etapas del ciclo anual. Las corpachadas de invierno (supera a veces el 50% de los
o pagos a la Pacha Mama en agosto (que dan nacidos vivos), mientras que es baja entre
inicio al ciclo de regeneración vegetal) y el los “navidades”. Los pastores no separan los
Carnaval en febrero o marzo (que marca la machos reproductores, salvo raras excepcio-
etapa de cosechas) actúan ambas como ins- nes, debido a la escasez de mano de obra y
tancias de apertura y cierre de ciclo. Duran- pasturas; por lo tanto la secuencia de naci-
te el Carnaval se practican las señaladas de mientos es ordenada por la buena disponibi-
la hacienda, celebraciones propiciatorias en lidad de pastos que no sólo induce el celo en
que los animales son marcados y castrados, las hembras, sino que posibilita abundante
se ofrendan las partes cortadas a la tierra y leche para los recién nacidos.
se celebra la fertilidad mediante la coloca-
ción de “chimpos” o “flores” (borlas de lana POTENCIALIDADES Y DESAFÍOS:
de colores) en orejas y lomos de llamas y EL ROL DE LA POLÍTICAS PÚBLICAS
ovejas (Figura 4B).
Ordenadas por estos dos momentos hay Frecuentemente los sistemas pastoriles,
fechas litúrgicas específicas en las que cobran así en la Puna como en otros lugares, suelen
protagonismo determinadas especies del ga- ser estigmatizados como formas culturales
nado. En estas fechas además de realizarse relictuales o atrasadas tendientes a des-
la procesión de la imagen del santo del día, aparecer, o peor aún, como prácticas agre-
muchas familias aprovechan para realizar la sivas con el medio que provocan erosión y
señalada si es que no acostumbran hacerlo desertificación. Hemos procurado brindar
en carnaval. Estas fechas son: Virgen de la material para repensar que, por el contra-
Candelaria (2 de febrero) y San Marcos (25 rio, constituyen sistemas dinámicos y suma-
de abril), ambos considerados los patronos mente plásticos mediante los que las familias
del ganado bovino; San Antonio (13 de ju- puneñas articulan sus tramas sociales, sus
nio: patrono de los camélidos); San Juan o animales criados, sus lugares productivos
localmente denominado “San Sanjuan” (24 y las comunidades vegetales que los habi-
de junio), patrono del ganado ovino; Santa tan. Activando todas estas dimensiones, los
400 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

pastores proveen de bienes a mercados de Santa Rosa de los Pastos Grandes (Los
interés geopolítico (e.g., cabeceras depar- Andes, Salta). Tesis doctoral Universidad
de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
tamentales en la Puna o centros mineros), Letras, Buenos Aires, pp. 213.
reproducen la diversidad genética de su “ha- Abeledo S. 2014. Territorio, caminos y prác-
cienda” y recrean tradiciones y conocimien- ticas culturales de los viajes de inter -
tos ancestrales que constituyen reservorios cambio del último siglo (depar tamento
de Los Andes, provincia de Salta. En: J.
creativos para que la sociedad global pueda
Tomasi y A. Benedetti (eds.), Espaciali-
repensar modos alternativos, menos agre- dades altoandinas. Nuevos aportes des-
sivos y más sostenibles de vinculación con de la Argentina. Miradas hacia lo local,
las tierras secas del mundo. Estos insumos lo comunitario y lo doméstico. Editorial
cobran inestimable valor, en particular, en el de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA, Buenos Aires, pp. 29-62.
escenario de incertidumbre climática global Barbarich J. A., Aramayo D. R., Morales R.
que pronostican las tendencias actuales (ver E. 2006. Calendario Ritual Agrario Ju-
Morales et al., en este volumen). Con estas jeño. Dirección Provincial de Desarrollo
observaciones no queremos de ningún modo Ganadero de Jujuy y Dirección Provincial
desconocer o subestimar las enormes caren- de Desarrollo Agrícola y Forestal de Ju-
juy. 2ª ed., 24 pp.
cias sanitarias, educativas e infraestructura- Browman D. L. 1994. Información y manejo
les que padecen las poblaciones de la Puna de riesgo de los fleteros de llamas en
argentina (ver Longhi y Krapovickas, en este los Andes Centro-Sur. Zooarqueología de
volumen), pero creemos firmemente que la camélidos. Perspectivas teóricas y met-
odológicas, 1: 23-42.
clave para resolver estas cuestiones comien-
Bugallo L. 2010. La estética de la crianza.
za por el respeto y el conocimiento de estas Los santos protectores del ganado en
formas de vida no hegemónicas (Manzano la puna de Jujuy. En: M. A. Bovisio y M.
et al., 2011). Penhos (eds.), Arte indígena: categorías,
prácticas, objetos. Editorial Brujas – Gru-
po Encuentro, Córdoba, pp. 85-102.
AGRADECIMIENTOS
Bugallo L., Tomasi J. 2012. Crianzas mu-
Este texto es resultado de muchos años tuas. El trato a los animales desde las
concepciones de los pastores puneños
de trabajo en la Puna argentina con financia- (Jujuy, Argentina). Revista Española de
miento en diferentes etapas de la Universi- Antropología Americana, 1: 205-224.
dad Nacional de Salta, Universidad de Bue- CAF (Corporación Andina de Fomento) s/f.
nos Aires, INTA y Secretaría de Agricultura Las Lecciones del Niño. Volumen Bolivia.
Familiar y del proyecto PICT 2014-2676 de Memorias del fenómeno del Niño 1997-
1998, retos y propuestas para la región
FONCyT. Agradecemos a pastores y pasto- Andina.
ras de las comunidades de la Puna de Ju- Cladera J. L. 2014a. La Comunidad Indígena
juy, Salta y Catamarca que generosamente como categoría de traducción: trashu-
han abierto a nosotros sus conocimientos y mancia ganadera y propiedad jurídica en
las sierras del Zenta (dtos. Humahuaca
prácticas durante nuestras investigaciones
e Iruya, pcias. Jujuy y Salta). En: J.
y trabajos de acompañamiento en la zona. Tomasi y A. Benedetti (eds.), Espaciali-
Queremos también agradecer a muchos com- dades altoandinas. Nuevos aportes des-
pañeros y compañeras de trabajo, colegas, de la Argentina. Miradas hacia lo local,
directores y directoras de posgrados, y tam- lo comunitario y lo doméstico. Editorial
de la Facultad de Filosofía y Letras de la
bién a nuestras familias que, de diversos mo- UBA, Buenos Aires, pp. 197-226.
dos, ayudaron a construir los conocimientos Cladera J. L. 2014b. De lo enunciativo en
que aportamos aquí. la Agricultura Familiar a la reproducción
de las familias rurales, o: entre los de-
safíos productivos y los demográficos.
L I T E R AT U R A C I TA D A
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Box ä La minería y su incidencia en el modo de vida pastoril


de Santa Rosa de los Pastos Grandes
Abeledo, Sebastián H.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Universidad Nacional de Salta (UNSa); Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades
(ICSOH). Email: sebaabeledo@hotmail.com

La población que habita el departamen- para con la ganadería han traído cambios en
to de Los Andes de la provincia de Salta se la composición de los grupos domésticos. Es
ha caracterizado históricamente, como otros frecuente encontrar parejas de ancianos o
pueblos de la Puna argentina, por llevar una pastoras solas cuyos hijos han migrado para
forma de vida centrada en la crianza de lla- estudiar o conseguir empleo.
mas, cabras y ovejas. Esta actividad continúa En suma, si bien han crecido las fuentes
siendo social y culturalmente importante, de ingresos monetarios y el acceso a artícu-
pero ha perdido centralidad frente a profun- los de producción industrial, las exigencias
dos cambios relacionados con el desarrollo que emanan de las relaciones con la minería
de la minería. impactan sobre el modo de interpretar los
En pueblos como Santa Rosa de los Pas- beneficios del pastoreo frente a las posibili-
tos Grandes, la expansión de la minería en dades alternativas con las que puede pres-
la década de 1970 comenzó a delinear al- cindirse del mismo.
ternativas al pastoreo. Mucha gente deci-
dió aprovechar las oportunidades ofrecidas L I T E R AT U R A C I TA D A
poreste mercado laboral abandonando de- Abeledo S. 2014a. Territorio, caminos y
finitivamente la ganadería. Otros decidie- prácticas culturales de los viajes de
ron combinarla con el trabajo asalariado intercambio del último siglo (depar-
que resultó en una nueva lógica producti- tamento de Los Andes, provincia de
va con impactos notables sobre el modo de Salta). En: A. Benedetti y J. Tomasi
(eds.),Espacialidades de las tierras al-
vida pastoril (Abeledo, 2017). Por ejemplo,
toandinas. Nuevos aportes desde la Ar-
las caravanas de burros que transportaban gentina. Facultad de Filosofía y Letras
sal a los valles Calchaquíes para trocar con de la Universidad de Buenos Aires, pp.
productos agrícolas han sido prácticamen- 29-62.
te sustituidas por la compra a comerciantes Abeledo S. 2014b. Pastoreo trashumante a
comienzos de un nuevo siglo: su vigencia
que visitan el poblado con camiones (Abe-
en Santa Rosa de los Pastos Grandes
ledo, 2014a). Además, la trashumancia que (departamento de Los Andes, Salta). An-
acompaña los ciclos de la naturaleza en bus- des, 25: 377-404.
ca de pasturas para el ganado, cambió como Abeledo S. 2017. Minería de boratos en la
consecuencia de la ausencia transitoria de Puna argentina: participación en la ac-
tividad extractiva y su incidencia en el
los hombres necesarios para organizar los
modo de vida local en Santa Rosa de
traslados (Abeledo, 2014b). En términos so- los Pastos Grandes, provincia de Salta.
ciales, el desvío de fuerza de trabajo hacia la Revista Iberoamericana de Viticultura,
minería y el poco compromiso de los jóvenes Agroindustria y Ruralidad, 3: 139-161.
404 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Las plantas y el hombre en la Puna


Grau, Alfredo
Instituto de Ecología Regional, Universidad Nacional de Tucumán (IER, UNT) – CONICET. CC 34, (4107)
Yerba Buena, Tucumán; Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo. Miguel Lillo 205, (4000)
San Miguel de Tucumán, Tucumán. graualfredo@gmail.com

La Puna es un territorio inhóspito para Puna ejemplos arqueológicos sorprendentes


las plantas. La falta de agua, el exceso de de agricultura de escala: Decenas de hectá-
sal, las bajas temperaturas, el viento -que reas aterrazadas aprovechaban para cultivo
usualmente impulsa aire extremadamente en secano el microclima algo más húmedo
seco-, la elevada radiación solar rica en ul- de las quebradas de Rachaite y Casabindo
travioleta y los suelos esqueléticos limitan (Jujuy) o con riego en las márgenes del salar
seriamente el crecimiento vegetal. No es de Antofalla (Catamarca). Pero la realidad
extraño entonces que la agricultura sea un actual es que la agricultura, aún a escala
contribuyente nulo o muy menor de la eco- doméstica, es muy escaza y poco relevante;
nomía local. Existen en algunos lugares de la cuando existen parcelas cultivadas, la ma-

Figura 1. A) Parcela de quinoa en la localidad de Antofalla (3400 msnm), Catamarca. B)


invernadero con lechuga y zapallo, en la misma localidad, subutilizado en su capacidad. C)
Cultivo de vid en plena fructificación en la vega Las Quinoas, (3400 msnm), salar de Antofalla,
Catamarca. D) Invernadero abandonado en la misma localidad. Todas las fotografías tomadas
en febrero de 2018.
A. Grau: Las plantas y el hombre en la Puna 405

yor superficie suele estar destinada al cultivo álamos (Populus sps.), el olmo siberiano (Ul-
de alfalfa (Medicago sativa) para subsisten- mus pumila) y cuando la salinidad edáfica es
cia del ganado en períodos de escasez. Solo elevada, el tamarisco (Tamarix ramossisima)
ocasionalmente aparecen cultivos andinos: y el olivillo (Eleagnus olivifolia).
quinoa (Chenopodium quinoa), amaranto Las comunidades puneñas también hacen
(Amaranthus sp.), papa (Solanum sp.), papa un uso frecuente de las plantas silvestres
lisa o ulluco (Ullucus tuberosus), papa oca nativas o adventicias. En Antofagasta de la
(Oxalis tuberosa), maíz (Zea mays, razas de Sierra, con unas 120 especies registradas en
altura) y la «andinizada» haba (Vicia faba), su área de influencia (Cuello, 2006) tiene
que adquieren mayor importancia en la fron- casi la mitad (59) con uso registrado por
tera noreste de la Puna, en la provincia de la comunidad local, 49 de ellas tienen uso
Jujuy. medicinal o estimulante (Pérez, 2006); in-
La incorporación de tecnología, principal- cluyendo especies que se emplean a lo largo
mente invernaderos de plástico, ha tenido de los Andes, como la poposa (Xenophyllum
un éxito muy limitado, tal vez porque la cul- poposum), yareta (Azorella compacta) y rica
tura puneña esencialmente ganadera no ha rica (Aloysia desertícola), que llegan a co-
favorecido su adopción. Una proporción no mercializarse en mercados urbanos como
el de San Salvador de Jujuy (Acosta et al.,
menor de los invernaderos construidos en
2013).
la Puna en las últimas décadas se encuentra
abandonada o empleada de manera deficien-
te. Sin embargo, cuando existe una cultura
L I T E R AT U R A C I TA D A
agrícola de perseverancia frente a las limi-
taciones ambientales, se observan resultados Acosta M. E., Vignale N. D., Ladio A. H.
2013. Uso y comercialización de espe-
sorprendentes (Figura 1). Un ejemplo nota- cies medicinales en la ciudad de San
ble es la vega Las Quinoas (3400 msnm), al Salvador de Jujuy. Agraria 7(14): 74-
lado del salar de Antofalla, donde coexisten 81.
un invernadero abandonado con vides (Vitis Cuello A. S. 2006. Guía ilustrada de la flora
de Antofagasta de la Sierra. Tesina de
vinifera; ¿el viñedo más alto de Argentina?),
Grado, Facultad de Ciencias Naturales e
durazneros, manzanos, membrillos, maíz y Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacio-
cayote. En contraste en la Puna existe una nal de Tucumán, 100 pp.
sorprendente cultura de cultivo de árboles. Pérez E. L. 2006. Las plantas utilizadas por
Tanto en los puestos remotos como en los la comunidad de Antofagasta de la Sie-
rra, Puna catamarqueña, Argentina.
pequeños centros poblados prosperan espe- Tesina de Grado, Facultad de Ciencias
cies exóticas como el sauce llorón o híbridos Naturales e Instituto Miguel Lillo, Univer-
de este (Salix babylonica, Salix X sps.), los sidad Nacional de Tucumán, 84 pp.
406 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

19 ä La actividad minera en la Puna argentina.


Caracterización sociohistórica, presente
y perspectivas
Lencina, Roberto 1*; Eduardo Peralta 2; José Sosa Gómez 1
1
Facultad de Ciencias Naturales e Inst. Miguel Lillo, UNT, Miguel Lillo 205, (4000) San Miguel de
Tucumán, Argentina. *rober tolencina@yahoo.com.ar
2
Consultor Privado-Ex Profesor Titular Geología de Yacimientos, UNCA, 24 de setiembre 304, 4º C,
(4700) San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina.

ä Resumen — La minería en la Puna argentina se ha caracterizado por su fuerte inserción


social y sentido de pertenencia; desde los ancestrales lavaderos de oro, que aún perduran,
hasta proyectos mineros de mayor envergadura que dieron trabajo a generaciones de familias,
la región altoandina ha sido testigo de una importante evolución en los conceptos relaciona-
dos a la extracción minera a diferentes escalas. Fue así que se construyó una imagen propia
con una serie de percepciones sociales controvertidas en algunos casos y contradictoria en
otras. Actualmente el desarrollo minero de la Puna argentina no es significativo en términos
económicos y sociales, excepto en ciertas regiones, aunque su gran potencial vinculado a
grandes proyectos de metales preciosos y metales base siguen constituyendo un atractivo para
las inversiones. Un caso especial, por su creciente demanda, es la extracción de litio de los
salares que ha reinsertado la minería de la Puna en la consideración social y problemática
ambiental.
Palabras clave: Minería, Puna, socio-historia.

ä Abstract — “Mining in Argentine Puna. Sociohistorical characterization, present and per-


spectives”. Mining in the Argentine Puna has been characterized by strong social importance
since pre-Hispanic times. From traditional gold panning, which still persists, to large-scale
mining projects that provide work for thousands of people, the region has witnessed great
changes in public perceptions related to the exploitation of mineral resources. These changes
in how mining impacts on communities and the environment have resulted in enthusiasm for
mining that has not been beneficial for the industry. Currently, mining in the Puna is poorly
developed, even with the high potential linked to large projects in precious and base metals.
The increasing demand for lithium is, without doubt, the most significant recent development
for the region.
Keywords: Mining, Puna, social history.

INTRODUCCIóN En este capítulo se caracteriza esta ac-


La minería formó y aún forma parte de tividad ancestral desde sus primeros regis-
las actividades tradicionales arraigadas en el tros históricos, los rasgos sobresalientes y el
ambiente de la Puna argentina. Desde tiem- impacto socio-económico en sus diferentes
pos remotos fue adquiriendo importancia etapas de desarrollo. Quedarán esbozados
como una de las fuentes de trabajo y sus- otros tópicos como las percepciones sociales
actuales.
tentabilidad más importantes de la región.
Las tradiciones asociadas a la minería aún
LA REGIÓN MORFOESTRUCTURAL DE
subsisten rodeadas de mitos, leyendas e his-
LA PUNA ARGENTINA
torias únicas que la transforman en una cau-
tivante región. La región de Puna al caracte- Seguramente uno de los temas más im-
rizarse como un patrimonio natural cuenta portantes para analizar en este capítulo es
con numerosas áreas protegidas (Reid Rata la definición y alcances del término Puna
et al. este volumen). argentina; ésta precisión nos permitirá com-
R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 407

prender mejor la región geográfica a la que fue reemplazado simplemente por Puna
hacemos referencia. Un ejemplo que puede (Bonarelli, 1913-15; Keidel, 1927). Como
graficar las diferentes definiciones de Puna tal constituye una provincia geológica cuyo
argentina, es la concepción de la sociología rasgo principal es el desarrollo de cuenca
quien la vincula con una unidad socio-cultu- endorreica y el espectacular vulcanismo
ral cuya distribución areal excede el ámbito moderno. Se extiende por las provincias de
geográfico asignado a la misma región, pero Jujuy, Salta y Catamarca (Figura 2). Limita
analizada desde la óptica geológica. Otro hacia el este con la provincia geológica de
ejemplo es la distribución geográfica que le Cordillera Oriental y hacia el sur con el ex-
asignan Izquierdo et al. (2015) para quienes tremo norte del Sistema de Famatina, parte
la Puna se extiende hasta la provincia de San de Cordillera Frontal y Sierras Pampeanas
Juan (Figura 1) excediendo notablemente el Nororientales con quienes yuxtapone rasgos
ámbito geológico mencionado. geológicos y geográficos que han generado
Brackebusch (1883) denominó Puna de diferentes interpretaciones sobre sus histo-
Atacama a la actual puna argentina y regio- rias comunes y su evolución en el tiempo.
nes aledañas; posteriormente este nombre Hacia el oeste su límite natural es la frontera

Figura 1. Región de la Puna desde la óptica de la biodiversidad. Modificado de Izquierdo et al., 2015.
408 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

argentino-chilena con la Cordillera Occiden- La característica sobresaliente del am-


tal, que corresponde a la línea de cumbres biente puneño es la de conformar una gran
formada por grandes estratovolcanes del Ce- meseta desértica sobre elevada con alturas
nozoico superior. promedio de 3.700 msnm donde las cuencas
Es común que los procesos de meteori- endorreicas que surcan el paisaje y el volca-
zación descompongan las rocas liberando nismo reciente suman condiciones climáticas
abundantes sales que se suman a las pro- y de insolación que favorecen la formación
venientes de las fuentes geotermales; el de grandes salinas, salares y manifestaciones
conjunto bajo condiciones climáticas de in- geotermales importantes (Figura 3). Hacia el
tensa insolación favorece su acumulación en sur, el relieve adopta contrastes más pronun-
grandes salinas, salares, salitrales y lagunas ciados lo que permite distinguir entre Puna
salobres (Viramonte et al., 1984). Austral y Septentrional.

Figura 2. Ubicación y distribución geográfica de la provincia geológica Puna.


R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 409

Figura 3. Paisaje típico de la Puna. Cuencas endorreicas, salares y basaltos.


410 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

EL CONOCIMIENTO DE LOS RECURSOS del sector privado. El total de la información


MINERALES DE LA PUNA científica elaborada aún hoy es la base para
Países cordilleranos vecinos como Bolivia la definición de áreas de interés en nuestro
y Chile tuvieron un desarrollo minero más país.
activo que el de Argentina. Durante la his-
BREVE HISTORIA DE LA ACTIVIDAD
toria minera argentina, el estado nacional y
MINERA EN LA PUNA ARGENTINA
en ocasiones estados provinciales han tenido
un rol preponderante en el conocimiento y «Habiendo sido las especies el móvil al
explotación de los recursos minerales a lo que se atribuyó el descubrimiento, fueron
largo de las diferentes etapas de un proyecto en realidad las fabulosas riquezas en metales
minero. nobles que se hallaron en poder de los indí-
La Dirección General de Fabricaciones genas el motor que impulsó la conquista de
Militares, creada en 1941 tuvo como ob- nuestra América», comienza su relato Ange-
jetivo proveer a las fábricas e industrias lelli (1950). Hacia 1650 llegaron al país las
argentinas de materia prima mineral. En Misiones Jesuíticas para quedarse hasta la
especial se destaca su activa participación disolución de la Orden, en 1773. De acuerdo
en la explotación de azufre en la Puna y de a los registros de esa época numerosas minas
hierro en la provincia de Jujuy. Durante la de oro y plata de Salta, Jujuy y Catamarca
década del 50 nace la Comisión Nacional de fueron explotadas por miembros de esta or-
Energía Atómica (CNEA) responsable de los den religiosa.
proyectos uraníferos en Argentina. Junto a La idea arraigada de la existencia de oro
la Secretaría de Minería de la Nación, estas y plata como el motor de guerras y divisio-
reparticiones y organismos se encargaron nes, viene desde las épocas de la conquista
de llevar adelante numerosos proyectos en- española y probablemente aún antes con las
tre 1960 y fines de los 70. Entre ellos, se luchas tribales. Pero no sólo fueron estos me-
destaca el Plan Cordillerano (1963-1968), tales los causantes de aquellas contiendas;
el Plan Cordillerano Centro (1968-1969), el un mineral muy común y abundante como
Plan La Rioja (1966), el Plan NOA I Geoló- halita o sal de mesa, de profunda deman-
gico Minero (1969-1975) y el Plan Mendoza da social en tiempos de los romanos, era
(1973-1979). Es decir, el conocimiento geo- un foco de conflicto. Este mineral, también
lógico de los recursos minerales de la Puna, se encuentra presente en la Puna y su uso
se origina en planes geológicos financiados y explotación tienen una fuerte raigambre
por el gobierno nacional y fondos de las Na- ancestral.
ciones Unidas (PNUD). Fueron programas En América, el único conflicto de gran
de prospección y exploración pioneros y de envergadura por razones mineras fue la
gran envergadura que sentaron las bases Guerra del Pacifico o Guerra del Salitre en
preliminares para la identificación de recur- el siglo XIX entre Chile, Bolivia y Perú por
sos a lo largo de toda la cordillera andina la posesión de los recursos de nitratos del
argentina. desierto de Atacama.
El Plan NOA I permitió elaborar mapas Desde un enfoque histórico la actividad
mineros de la Puna con información relevan- minera se desarrolla en la región de la Puna
te sobre la presencia de valores geoquímicos argentina desde tiempos prehispánicos. El
anómalos de oro, plata, cobre, molibdeno, rasgo característico de esta minería más an-
plomo y zinc, entre otros, en sedimentos de tigua no se vincula a los parámetros econó-
corriente (metodología que permite conocer micos recién introducidos por los conquis-
rápidamente contenidos de metales adsor- tadores, quienes a su vez aplicaron técnicas
bidos por la fracción fina de los sedimentos modernas para la época como el uso del
fluviales) y por rocas que orientaron luego mercurio en las amalgamas de oro (Monte-
trabajos de exploración avanzados por parte ro, en este volumen).
R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 411

Se distinguen tres grandes períodos: EVOLUCIÓN DE LAS TÉCNICAS


MINERAS
1. Período prehispánico: limitado a ob- Como es lógico en una secuencia históri-
tención artesanal de sal para consumo y ca, sus etapas no son compartimientos estan-
conservación de alimentos, recuperación de cos y existen periodos de transición, donde
oro aluvional o residual o bien bloques de se observa la paulatina evolución y reempla-
roca o lajas para construcción; si bien es de zo de las técnicas mineras que van siendo
gran importancia social como economía de reemplazadas por otras más modernas. En
subsistencia , es poco relevante en el contex- líneas generales se aprecia una evolución
to macroeconómico moderno.. Estos mine- histórica que abarca:
rales son hoy considerados en el código de
minería como de aprovechamiento común, Minería artesanal: característica del pe-
es decir, a semejanza de los tiempos prehis- ríodo prehispánico y del colonial-indepen-
pánicos quien los necesita puede extraerlos diente; menos frecuente en la actualidad.
libremente. Sustentada exclusivamente en uso de mano
de obra sin aportes de capital ni tecnología,
2. Período colonial-independiente: bajo el iniciada en periodo prehispánico, pero que
dominio de España y de las repúblicas sur- todavía es visible en la actualidad. La explo-
gidas de la guerra de la independencia se tación de oro en la puna jujeña se llevaba a
llegó a un alto grado de actividad, apuntado cabo a partir de partículas secundarias del
especialmente a la plata y algo de oro, espe- metal. Una de las guías orientadoras para
cialmente en la actual Bolivia (cerro Potosí), definir las zonas de interés era, entre otras,
pero también en Chile o Perú y solo por re- la presencia de minerales pesados como la
flejo en la actual Puna argentina. Ejemplos: magnetita y la pirita (Figura 4). Claros ejem-
Rinconada, Rosario de Coyaguayma, río plos son los lavaderos de oro de la región de
Orosmayo y Santa Catalina en Jujuy, o mina Rinconada y Orosmayo aledañas en Jujuy.
Incahuasi en Catamarca (en los cuatro casos
por oro), aunque nunca se llegó a niveles de Minería de escala semiindustrial: corres-
producción comparables a grandes distritos pondiente a la demanda de metales durante
como Potosí (Bolivia), Porco (Perú), Pasco la primera mitad del siglo XX generada por
(Perú) o Chuquicamata (Chile). la industria bélica. En ese contexto histórico
aparece por primera vez el concepto de eco-
3. Período moderno: a partir de mediados nomía de escala que comienza a combinar
del siglo XX y hasta la actualidad, aunque el uso de mano de obra intensiva (todavía
hubo algunos intentos anteriores que no importante en esos tiempos), con mayores
prosperaron, surgen yacimientos de escala inversiones (uso intensivo del capital), ma-
industrial, con mayor diversificación y con yor mecanización y adopción de nuevas tec-
minerales de interés económico. Ejemplos: nologías. De igual manera se aprecia cierta
Minas Pirquitas (estaño-plata), Barrancas modernización en la legislación la que in-
Blancas, Sijes y Tincalayu (boratos), así tenta adaptar las costumbres coloniales a
como los salares de Olaroz, Cauchari, Rincón los nuevos tiempos que se avecinan. Mu-
y Hombre Muerto (litio y potasio). A fines chos conceptos de aquella minería colonial
del siglo XX y principios del XXI, hacen su todavía sobreviven en el código de minería
aparición nuevos descubrimientos de mine- argentino. Los minerales de mayor interés
rales metalíferos, todavía en proceso de fac- en la Puna salto jujeña pasan a ser el esta-
tibilidad como Taca Taca (cobre y molibdeno ño, plomo, plata, zinc, baritina y los boratos,
—el principal—), Lindero (oro y cobre) y a expensas del oro tradicional. En general
Diablillos (oro y plata). se trataba de yacimientos con buenas leyes
minerales (contenido) pero de tamaños pe-
412 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Cristal cúbico de Pirita conocida como “oro de los tontos”.

queños y con corta vida. Es así que se flore- L A S E TA PA S D E U N P R O Y E C T O


cen los sistemas denominados de pirquineo M I N E R O Y L O S P R I N C I PA L E S
selectivo de los sectores más ricos dejando PROYECTOS MINEROS EN LA PUNA
de lado las áreas con tenores menores. Desde la detección de zonas de interés
hasta su explotación, la actividad minera
Minería moderna y actualizada: corres- debe atravesar diferentes etapas. Son se-
pondiente al período post guerra y el cre- cuencias continuas que se pueden resumir
cimiento económico de parte de los países en: prospección, exploración, producción y
europeos y Norteamérica; en esta etapa se nueva prospección (Tabla 1).
logra la mayor eficiencia gracias a la eco- Sin embargo, es frecuente asociar acti-
nomía de escala, la mecanización, mejor vidad minera con producción o explotación
tecnología de recuperación en planta y uso de minerales. La minería es una actividad
intensivo del capital. El uso de mano de obra que requiere de inversiones de alto riesgo
intensiva entra en total decadencia. Esta donde cada etapa (prospección, exploración
combinación permite un aprovechamiento y explotación) tiene sus particularidades y
más racional del recurso mineral dado que estadísticamente sólo llega a la categoría de
se incluyen como reservas grandes tonelajes mina en explotación un 1-2% de los pros-
de mineral con baja ley (bajos contenidos) pectos iniciales. Un claro ejemplo de ello es
que en otros contextos no hubiesen sido la mina Alumbrera en Catamarca la que fue
económicamente viables. Ejemplo en Puna: detectada a principios de los años 50´ del
mina Pirquitas en Jujuy. siglo pasado y recién se puso en marcha en
1997.
R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 413

Tabla 1. Síntesis de las etapas de la actividad minera.

Etapas de los proyectos mineros

Años de trabajo Superficie Tipos de Porcentaje


Etapa
promedio afectada estudio de éxito

PROSPECCIÓN 2 años 20.000 ha Análisis de superficie 15 prospectos de cada


Muestras de rocas y 100 continúan a la etapa
sedimentos de ríos siguiente

EXPLORACIÓN 2 a 5 años 200 ha Perforaciones 6 de cada 100 prospectos


Geofísica continúan a la siguiente
Geoquímica detallada etapa

EXPLOTACIÓN 5 a 10 años entre la 10 ha Perforaciones 1-2% de los prospectos


factibilidad y puesta Pre factibilidad económica llegan a ser mina activa
en marcha Factibilidad económica

Etapa de prospección nica del yacimiento y si todo se ajusta a los


Tiene como característica esencial la márgenes de rentabilidad deseados se ini-
identificación de zonas de interés a escala cia la factibilidad del proyecto que incluye
regional. Es decir, se trabaja sobre grandes la construcción de la planta de tratamiento
superficies (20.000 ha o más) con la toma (piloto e industrial), infraestructura e insta-
de muestras de rocas y sedimentos de co- laciones y la posterior producción. Si bien
rrientes de ríos, elaboración de mapas geo- cada yacimiento tiene una historia particu-
lógicos, estructurales, etc. Con los resulta- lar podemos afirmar que desde la detección
dos geoquímicos y geológicos obtenidos se de los primeros indicios hasta la producción
seleccionan áreas con contenidos anómalos pueden transcurrir 10 años o más.
en ciertos minerales económicamente intere-
santes (oro, plata, zinc, plomo, plata, cobre, MINAS EN PRODUCCIÓN
etc.) que orientan la segunda etapa de un DE LA PUNA
proyecto minero. En la Tabla 2 y Figura 5 se resumen las
minas en actividad en el ámbito estricto de
Etapa de exploración la Puna argentina; se trata de yacimientos
En esta etapa los trabajos se concentran de sales de boro, litio y potasio. La histórica
en áreas o blancos definidos menores a la mina Pirquitas en Jujuy se encuentra en su
instancia anterior y se intensifican las inver- fase final de producción y se estima su cierre
siones y los trabajos técnicos. Comienzan las definitivo para fines de 2017.
perforaciones y los perfiles geofísicos para
conocer el subsuelo y la posible continuidad Mina Tincalayu
en profundidad de las anomalías detectadas A principios del siglo XX, la Compañía In-
en superficie. Las posibilidades estadísticas ternacional de Bórax adquiere los derechos
de éxito mejoran, aunque aún son bajas en de explotación de «La Belga». Años más tarde
relación a los costos operativos. adquiere los derechos de explotación de otra
empresa minera, «Cuevitas Trading», propie-
Etapa de explotación taria de Tincalayu, Diablillos, parte de Sijes y
Finalmente, aquellos prospectos que Salinas Grandes, entre otras. En 1956 se inician
logran superar las dos primeras etapas in- las actividades extractivas en mina Tincalayu,
gresan a la fase de explotación. Para ello se y desde 1958 Bórax Argentina se constituye
realiza una prefactibilidad económica y téc- como empresa subsidiaria de la australiana
414 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Compañías mineras en actividad en la Puna argentina.

Tipo de Producto Producto


Mina Empresa Provincia
yacimiento principal secundario
Hombre Muerto FMC Lithium Salmuera en salares Litio Potasio Salta/Catamarca
Tinkalayu Borax Argentina S.A. Salmuera en salares Boro Potasio Salta
Olaroz Sales de Jujuy S.A. Salmueras en salares Litio Potasio Jujuy
Sijes Borax Argentina S.A. Salmueras en salares Boro Salta
Sol de Mañana Ulex S.A. Salmueras en salares Boro Salta

Orocobre Ltd. Se encuentra situada en salar del concentración es ingresado a la Planta de Bó-
Hombre Muerto, Departamento de Los Andes, rax para producir bórax decahidratado como
provincia de Salta, a 4.100 msnm y 370 km de producto final, o como producto intermedio
distancia de Campo Quijano. De allí se extrae para la producción de bórax pentahidratado
el mineral Tincal, que luego de una primera (http://boraxargentina.com/).

Figura 5. Localización de las minas en actividad en la Puna argentina.


R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 415

Tincalayu es una de las tres minas que cimiento se ubica en la parte norte de la
opera Bórax Argentina; las otras son Sijes provincia de Catamarca en el límite con la
y Porvenir. La empresa posee la refinería provincia de Salta, en el departamento Anto-
en Campo Quijano, Salta. Además, está ex- fagasta de la Sierra, a 4.000 msnm. Se trata
plorando otros depósitos como Diablillos de la extracción de salmueras ricas en litio
y Ratones (http://www.miningpress.com/ mediante bombeo que no requiere minado
nota/22741/tincalayu-la-mina-que-tributa- en el sentido tradicional del término. La sal-
en-salta). muera es tratada en una planta de absorción
selectiva totalmente automatizada que extrae
Mina Olaroz el litio, retornando el resto de la solución al
Pertenece a la compañía Sales de Jujuy, salar. Posteriormente, se la concentra en pile-
subsidiaria de la australiana Orocobre Ltd. tas de evaporación para luego ser tratada en
(Australia-EEUU). La empresa tiene la pro- dos plantas, una ubicada en el salar y la otra
piedad de numerosos proyectos sobre una en Güemes, cerca de la ciudad de Salta. Du-
superficie de 300 mil has, en 15 salares. Los rante 1998 produjo 6.182 t de carbonato de
más importantes en litio son: Olaroz (litio- litio y 2.649 t de cloruro de litio, totalizando
potasio), Cangrejillo/Salinas Grandes (pota- un valor de exportación de U$S 25 millones.
sio-litio) y Cauchari (litio-potasio) (http:// En 1999 se decidió discontinuar la produc-
salesdejujuy.com/espanol/proyectos). Para la ción de carbonato de litio, concentrándose
exploración y explotación del Salar de Ola- en la elaboración de cloruro de litio, por lo
roz (Jujuy) en 2010 se asociaron con Toyota que se estimaba una producción de 3.600 t
Tsusho. El Salar de Olaroz se ubica a 270 km con un valor exportable de aprox. U$S 30
al oeste de la ciudad de Jujuy. El proyecto millones (http://aargentinapciencias.org/2/
está a 3.900 msnm. La temperatura media es index.php/grandes-temas-ambientales/mine-
de 8 ºC y la precipitación es menor que 100 ria-y-ambiente/76-mineria-en-la-republica-
mm/año. La velocidad media del viento es argentina).
de 25 km/h. Estas condiciones y las nubes
bajas lo hacen adecuado para los procesos Mina Sijes
de evaporación solar. Tiene una alta con- El Yacimiento Sijes se encuentra en el sa-
centración de litio y potasio con recursos lar de Santa Rosa de los Pastos Grandes, de-
y reservas de 6.400.000 t de carbonato de partamento de Los Andes, provincia de Sal-
litio y 19.300.000 t de potasio. La califica- ta, a 3870 msnm y 320 km de distancia de
ción promedio del litio es similar al Salar Campo Quijano. De allí se extraen minerales
del Hombre Muerto, y aproximadamente el como hidroboracita, colemanita y ulexita. El
doble del grado de la operación de Silver yacimiento cuenta con una planta de con-
Peak (USA) y el salar del Rincón (Salta). La centración magnética para la producción de
relación con el magnesio es baja, en torno minerales, que se presentan triturados y en
al 2,8 aventajando a Atacama y Uyuni, que polvo. La hidroboracita se comercializa como
es 6,4 y 19 respectivamente. Este dato es producto final, y también se utiliza para la
significativo ya que permite ser competitivo fabricación de ácido bórico. Las reservas de
frente a los salares de Chile que tienen volú- este mineral en el yacimiento Sijes son las de
menes mayores pero contenidos de magnesio mayor volumen de las conocidas actualmen-
muy altos comparativamente lo que encarece te en todo el mundo (http://boraxargentina.
el costo final (http://www.miningpress.com/ com/)
nota/267727).
Mina Sol de Mañana
Mina Hombre Muerto Este yacimiento es propiedad de la em-
Este yacimiento pertenece a Minera del presa argentina Ulex S.A. fundada en 1987
Altiplano S.A. (FMC Lithium corp.). El ya- y que provee al mercado internacional de
416 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

sus productos derivados del boro, colemani- ÁREAS MINERALIZADAS


ta e hidroboracita, que extraen del salar de DE LA PUNA
Pastos Grandes en Sijes. Poseen su planta de La Figura 6 muestra la distribución de las
molienda en Salta (planta Alvarado) (http:// áreas con mineralización de interés económi-
www.ulex.com.ar). co en Puna actividad. La Tabla 3 contiene el
La utilidad del boro es muy amplia y va detalle de las mismas y las diferentes etapas
desde la agricultura (micro nutriente) hasta de desarrollo en las que se encuentran. Pue-
la cerámica, vidrios y detergentes. El total de den distinguirse:
recursos de boro en la Puna asciende a 123
millones de toneladas.

Figura 6. Principales áreas mineralizadas de la Puna argentina.


R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 417

Tabla 3. Principales prospectos y proyectos mineros de interés en Puna.

Tipo de Producto Producto Estado del


Proyecto Empresa Provincia
yacimiento principal secundario proyecto
Salar de Rincón Ady Resources Salmuera en salares Litio Potasio Salta Factibilidad
Taca Taca First Quantum Ltd Porfiro de cobre y molibdeno Cobre Molibdeno Salta Factibilidad
Lindero Goldrock Minerals Porfiro de oro cobre Oro Cobre Salta Factibilidad
Salar de Diablillos Rodinia Lithium Salmuera en salares Litio Potasio Salta Exploración
Diablillos Silver Standard Resources Inc Epitermal Plata Oro Catamarca/Salta Prefactibilidad
Centenario Eramet Salmueras en salares Litio Potasio Salta Prefactibilidad
El Quevar Golden Minerals Company Epitermal Plata Plomo- Zinc Salta Exploración
Río Grande Regulus Resources Inc. Porfiro de cobre oro Cobre Oro Salta Exploración
Cauchari Minera Exar / SQM Salmueras en salares Litio Potasio Jujuy Factibilidad
Chinchillas Golden Arrow (Grosso Goup) Polimetálico Plata Zinc Jujuy Exploración
Providencia Meryllion Red bed con cobre Plata Cobre Jujuy Exploración
Sal de Vida Galaxy Resources Salmuera en salares Litio Potasio Catamarca Prefactibilidad
Antofalla Golden Minerals Company Polimetálico Plata Zinc Catamarca Exploración
La Hoyada-Vernancua Sec. Minería de Catamarca Polimetálico Plata Cobre Catamarca Exploración
Tres Quebradas Lies S.A. / Neolithium Salmueras en salares Litio Potasio Catamarca Exploración

– Mineralizaciones auríferas: Son las más to formando grupos de vetas argentíferas,


antiguas y están compuestas por vetillas de ejemplo: Mina Pirquitas, Pan de Azúcar,
cuarzo portador de oro nativo, sin conteni- Quevar, Hoyada o Antofalla, ocasionalmen-
do de plata, a veces acompañadas por an- te se presenta mineralización metalífera del
timonio o más raramente arsénico. Si bien tipo diseminado (Ejemplos: Taca Taca, Inca
estas vetas fueron explotadas y en algunos Viejo y Lindero, todos ellos con cobre acom-
casos fueron importantes (Ejemplos: Santa pañado de molibdeno o bien con oro en el
Catalina, Rinconada u Olaroz, Organullo e último caso) y / ó bancos de sulfuros ma-
Incahuasi) ninguna está hoy en actividad. sivos (Ejemplo: Aguilar, ubicado fuera del
Sin embargo, estas manifestaciones al sufrir ambiente de Puna).
erosión hídrica forman aluviones secunda- – Evaporitas: El tercer grupo es impor-
rios con contenidos bajos de oro libre que tante por sus concentraciones de boratos,
aún constituyen un recurso importante de carbonatos y sulfatos sódicos, litio y/ó pota-
subsistencia para la población nativa. Estas sio, acompañados por abundante sal común
concentraciones naturales de oro forman (cloruro de sodio) de bajo valor económico.
parte de las tradiciones de la región y ac- Ejemplos: Barrancas Blancas, Sijes y Tinca-
tualmente continúan teniendo valor econó- layu (boratos), Jama, salares de Río Grande,
mico. Es así que, en la localidad de Rincona- Incahuasi y Carachipampa (carbonatos y sul-
da, Jujuy, conocida como el Confín Aurífero fatos sódicos), salares de Olaroz, Cauchari,
de la Patria, es común para los habitantes Rincón, Hombre Muerto y Tres Quebradas
del lugar buscar oro en las calles del pue- (litio y potasio). Estas concentraciones se
blo luego de fuertes tormentas; incluso en pueden presentar formando los salares ac-
esa localidad jujeña se celebra cada año un tuales o bien como mantos algo más anti-
concurso de lavadores de oro. Lo produci- guos intercalados en rocas sedimentarias y
do se utiliza en general como material de volcánicas (salares fósiles).
trueque por alimentos u otros enseres. En su – El uranio en la Puna: En la Puna se
gran mayoría, ambos tipos vetas y placeres, encuentra ampliamente distribuido un vol-
son muy frecuentes en la Provincia de Jujuy, canismo silíceo que representa el episodio
pero escasos en Salta o Catamarca. de maduración térmica y mecánica de la
– Mineralizaciones polimetálicas-argen- corteza. Estas manifestaciones conforman
tíferas: Son más recientes y aparecen tan- grandes volúmenes de ignimbritas con gene-
418 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

ración de calderas volcánicas. Este escenario racterística sobresaliente el fuerte vínculo e


magmático fue favorable para la formación historia común con la sociedad. La huella
de depósitos volcaniclásticos enriquecidos que dejó la actividad transita desde etapas
con materia prima radioactiva. Un ejemplo de prosperidad a otras asociadas al someti-
son los depósitos sobre el borde norte de miento; sin embargo, la falta de alternativas
la caldera del cerro Galán a lo largo del río productivas sustentables en la región debi-
Los Patos, cuyos estudios alcanzaron sólo la damente desarrolladas (ganadería y agricul-
etapa primaria de prospección (Wealth Mine- tura, por ejemplo) y la indiferencia de las
rals, www.wealthminerals.com/s/Catamarca. poblaciones de los valles ante las condicio-
asp?ReportID=112523). Otra manifestación nes de vida de los pueblos puneños, fueron
uranífera se vincula a los depósitos estra- la base de permanentes desacuerdos entre
toligados que son concentraciones, en este las partes. De hecho, que los primeros con-
caso de minerales uraníferos, reconocidos en flictos económicos, sociales y ambientales se
áreas marginales a la Puna a la altura de la remontan a los tiempos modernos (primera
localidad de Tres Cruces (Jujuy). El conjunto mitad del siglo XX), (Echenique, 2012). Para
de manifestaciones no supera la categoría ese tiempo se identifican recursos en distri-
de áreas geoquímicamente anómalas y a lo tos conocidos como Pan de Azúcar (1915),
sumo de prospecto, es decir, representan so- Mina Aguilar (1929), Mina Pirquitas (1936)
lamente zonas de interés sin grandes traba- y Mina 9 de octubre (1939). Junto al desa-
jos de exploración realizados. rrollo de pueblos enteros alrededor de las
– Hidrocarburos: La presencia de petróleo minas en producción, conviven situaciones
en la Puna se encuentra identificada desde críticas en relación a las condiciones de vida
hace más de 60 años en las cuencas cretáci- y trabajo y la distribución de las riquezas.
cas del Grupo Salta. Sus sedimentos fueron Generaciones enteras que subsistieron de la
objeto de exploración de hidrocarburos en el actividad han heredado lo mejor y lo peor de
NOA alcanzando estas inquietudes también la misma. Esta paradoja aún subsiste en el
a la región de Puna. Se realizaron cuatro po- recuerdo de los habitantes del lugar.
zos exploratorios en la subcuenca cretácica Si miramos el mapa de los conflictos mi-
de Tres Cruces, tres por YPF; Mula Aguada neros desde la óptica de la OCMAL (Obser-
X-1 (X=exploratorio); La Encrucijada X-1; vatorio de Conflictos Mineros de América
Tabladitas X-1 y el otro ejecutado por Texaco Latina, https://www.ocmal.org/) podemos
Cerro Ramada 1ST. apreciar que aparentemente no existe opo-
En todos los pozos el objetivo fue la For- sición ni situaciones contrarias al desarrollo
mación Yacoraite (60 Ma aproximadamente) de la actividad; sin embargo, esto no es así.
que es roca madre y reservorio de la cuenca. El protagonismo de las comunidades abo-
Un caso curioso y que ayudó a despertar in- rígenes legalmente reconocidas, tiene su
terés para explorar, son las surgencias natu- epicentro en las provincias de Salta y Jujuy
rales en la mina Aguilar, en cuyas paredes (Reid Rata et al., en este volumen). De allí
drena un tipo de petróleo denso. nacen los principales reclamos hacia la acti-
vidad minera (Salinas Grandes, Rinconada,
etc.). Actualmente esta realidad se extien-
LA PERCEPCIÓN SOCIAL DE LA
de a localidades tradicionalmente mineras
MINERÍA EN LA PUNA
de puna catamarqueña. Rinconada, Santa
Este apartado del capítulo sintetiza de Victoria, en Jujuy, Antofalla en Catamarca
manera muy general la mirada de los au- y zonas aledañas a Tolar Grande en Salta,
tores, quienes reúnen diversas experiencias entre otras, representan focos de resistencia
en territorio puneño por más de 40 años. a la actividad, cada una de ellas con rasgos
Actualmente la actividad minera en la Puna particulares.
afecta menos del 1% del total de la superfi- Para poner en un marco general a la
cie del altiplano argentino. Tiene como ca- percepción social de la minería se considera
R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 419

oportuno compartir una breve línea de tiem- El caso de las comunidades aborígenes
po de los acontecimientos más significativos es particular ya que cuentan con una serie
que pusieron en la consideración social a la de privilegios a la hora de las decisiones. A
actividad en la Puna: partir de la década del ochenta se producen
Entre los años 2004 y 2005 se inician las cambios significativos en la problemática y
primeras acciones aisladas en la Puna ten- percepción aborigen. La ley 23.302 (1985)
dientes a preservar las tradiciones culturales de Política Indígena y Apoyo a las Comuni-
y las riquezas contenidas en las montañas. dades Aborígenes, trata acerca del recono-
Este movimiento comienza a crecer con la cimiento de la personería jurídica de estas
llegada de nuevas empresas y se instalan, comunidades, la adjudicación de tierras y la
a partir del modelo de protesta de Esquel creación del Instituto Nacional de Asuntos
(2000-2003), quienes en Patagonia resistie- Indígenas (INAI). La ley 24.071, convalidó
ron la instalación de la minera El Desquite el Convenio 169 de la 77 Conferencia In-
argumentando problemas de futuras conta- ternacional del Trabajo de la OIT (1989),
minaciones al aire, suelo y agua y la extrac- sobre pueblos tribales e indígenas en paí-
ción de las riquezas por parte de compañías ses independientes, y constituye el principal
extranjeras. instrumento de derecho internacional para
En 2012 en Salinas Grandes (Salta-Jujuy) la defensa de los pueblos originarios y su
las comunidades aborígenes se opusieron a la territorio. En el año 1994, la reforma cons-
extracción del litio de los salares de Cauchari titucional modificó las atribuciones del Con-
y Olaroz. Sus reclamos llegaron a la ONU e greso en relación a los pueblos originarios.
incluso a la Corte Suprema de Justicia de La ley 26.160 de Emergencia de la Propie-
la Nación. Sin embargo, no prosperaron al dad Indígena, suspendió los desalojos de las
no poder aportar pruebas relacionadas a la comunidades y pautó un relevamiento para
supuesta contaminación del agua del lugar. el reconocimiento y posterior adjudicación
Como contrapartida de esta realidad te- de tierras a los pueblos originarios. En 2009
nemos el antecedente de la licencia social la ley 426.554 prorrogó el plazo hasta no-
otorgada por las comunidades aborígenes viembre de 2013. En el año 2007 la Asam-
del Pueblo de Atacama y su apoyo a la pre- blea General de Naciones Unidas aprobó la
sencia de empresas en los salares de Olaroz Declaración de las Naciones Unidas sobre los
y Cauchari. Derechos de los Pueblos Indígenas (García
Este es un caso muy interesante, aunque Moritán y Cruz, 2011).
poco conocido dado la dinámica que se desa- Sin embargo, aún se discuten los alcances
rrolló para la obtención de la licencia social de la resolución 169 de la OIT (convenio
frente a los reclamos de otros sectores. Se tra- sobre pueblos indígenas y tribales) ya que
ta de uno de los ejemplos positivos de acepta- el derecho indiscutible a ser informados y a
ción social en la Puna y en Argentina (Boom, decidir y participar en la puesta en marcha
2015). El respeto a la autodeterminación, la de proyectos productivos, en este caso se
información y los beneficios directos hacia está transformando en vinculante frente a
estas comunidades marcaron un estándar la autoridad minera de cada provincia.
importante para otras empresas que buscan Actualmente la actividad minera busca
instalarse en diferentes comunidades. insertarse en las comunidades sobre la base
La Puna es protagonista y lidera movi- de un nuevo paradigma. Esta mirada pro-
mientos anti mineros que han contagiado cura ubicar a las empresas como un actor
a otras comunidades del país. Los temores social más en las comunidades y no en el
lógicos y algunos antecedentes de pasivos centro de atención de las mismas.
ambientales no resueltos (Pan de Azúcar, La responsabilidad social empresarial se
Jujuy; Murray and Kirschbaum, este volu- transformó en un eje vital para el desarro-
men) ofrecen el marco ideal para fortalecer llo de proyectos mineros. Los principios de
los postulados negativos a la actividad. Ecuador (Equator-principles, http://www.
420 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

equator-principles.com/resources/equator_ nal de Investigación de las Ciencias Na-


principles_spanish_2013.pdf) y programas turales y Museo Argentino de Ciencias
Naturales «Bernardino Rivadavia», Serie
tales como e3Plus (Prospectors and Deve- Ciencias Geológicas, 2: 1-543.
lopers Association of Canada, http://www. Bonarelli G. 1913. Epirogenia y paleogeografía
pdac.ca/programs/e3-plus), promueven las de Sudamérica. Physis I, 5: 221-240.
prácticas transparentes y responsables. Otro Bonarelli, G. 1915. Epirogenia y paleogeo-
proceso innovador que se está haciendo pre- grafía de Sudamérica. Physis I, 8: 499-
522.
sente en las industrias extractivas de Latino- Boom J. 2015. Corporate social responsi-
américa son: Diálogo y Transparencia como bility, relationships and the course of
pilares del consenso. events in mineral exploration – an ex-
En Argentina, la CAEM (Cámara Argenti- ploratory study. Tesis doctoral. Carleton
na de Empresarios Mineros) impulsa la ad- University, Ontario, Canadá, 380 pp.
Borax Argentina. http://boraxargentina.com.
hesión a iniciativas tales como HMS (Hacia Accedido 13/11/2017.
una Minería Responsable, http://www.caem. Brackebusch L. 1883. Estudio sobre la For-
com.ar/hms) que busca armonizar las dife- mación Petrolífera de Jujuy. Boletín de
rentes aristas de la actividad y sus actores la Academia Nacional de Ciencias de
más relevantes con compromisos y consensos Córdoba, 5: 137-252.
Equator -principles. 2013. http://equator -
concretos. En este punto sería favorable que principles.com/resources/equator_
estas iniciativas contemplen todas las etapas principles_spanish_2013.pdf. Accedido
de la actividad y no sólo las más avanzadas 22/10/2017.
(exploración avanzada y explotación). Echenique M. 2012. Interrelaciones de los
Si bien todos estos programas y otros son distintos actores sociales que participan
en los conflictos del sector minero en
positivos, en nuestro país aún resta un largo Jujuy. En: L. Bergesio y L. Golovanevsky
camino por recorrer que incluya la formación (eds.), Industria y Sociedad. El sector
académica de los profesionales vinculados a manufacturero en Jujuy y Argentina.
las industrias extractivas (Lencina, 2017) San Salvador de Jujuy, EdiUnju, pp. 363-
En síntesis, la dualidad de percepción 378.
García Moritán M., Cruz M. 2011. Comuni-
social sobre la actividad, fuertemente arrai- dades originarias y grupos étnicos de la
gada a las tradiciones, fuente de trabajo y provincia de Jujuy. Población y sociedad,
subsistencia por generaciones, y a la vez ori- 19: 155-173.
gen de conflictos, conviven en una región Izquierdo A. E., Foguet J., Grau H. R. 2015.
socio-cultural particular. Mapping and spatial characterization of
Argentine High Andean peatbogs. We-
Se entiende que las oportunidades de de- tlands Ecology and Management, 23:
sarrollo se transforman en procesos perma- 963-976.
nentes donde la construcción de consensos Keidel J. 1927. Sobre las relaciones geológi-
es el camino a seguir. Hoy, sin embargo, la cas de la Puna y la Cordillera Principal
discordia y la concordia en torno a la activi- o Cordillera de los Andes. Boletín de
la Academia Nacional de Ciencias, 30:
dad minera son dos caras de la misma mo- 295-307.
neda que se estima permanecerá por mucho Lencina R. 2017. La responsabilidad social
tiempo. como un nuevo desafío curricular en la
formación de grado de las universida-
L I T E R AT U R A C I TA D A des argentinas. XX Congreso Geológico
Argentino. Actas ST 17: 22-24. Tucu-
Asociación Argentina para el Progreso de las mán.
Ciencias. http://aargentinapciencias. M i n i n g P r e s s . 2 0 0 7 . h t t p : / / w w w. m i n i n -
org/2/index.php/grandes-temas-am- gpress.com/nota/22741/tincalayu-
bientales/mineria-y-ambiente/76-mine- la-mina-que-tributa-en-salta . Accedido
ria-en-la-republica-argentina. Accedido: 22/10/2017.
25/10/2017 Observatorio de Conflictos Mineros de Amé-
Angelelli V. 1950. Recursos minerales de la rica Latina. https://www.ocmal.org/
República Argentina, Parte I Yacimientos Accedido 22/10/2017.
Metalíferos. Revista del Instituto Nacio-
R. Lencina et al.: La actividad minera en la Puna argentina 421

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Canada. http://www.pdac.ca/progra- com/espanol/proyectos. Accedido
ms/e3-plus. Accedido 22/10/2017. 05/10/2017.
Reid Rata Y., Malizia L., Brown A. 2018. Viramonte J., Alonso R. N., Gutiérrez R.,
Áreas protegidas de la Puna. En: R. Arganaraz R. 1984. Génesis del litio
Grau, M. J. Babot, A. E. Izquierdo y A. en los salares de la Puna Argentina.
Grau (eds.), La Puna argentina: natura- IX Congreso Geológico Argentino, Actas
leza y cultura. Serie Conservación de la 3:471-481. Bariloche.
Naturaleza, 24: 465-481. Wealth Minerals. www.wealthminerals.com/
s/Catamarca.asp?Repor tID=112523.
Accedido: 10/11/2017.
422 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä El potencial tecnológico alrededor del litio


Flexer, Victoria
Centro de Investigación y Transferencia Jujuy, CIT-JUJUY, Argentina; Centro de Investigación y Desarro-
llo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy – CIDMEJu (CONICET – Universidad
Nacional de Jujuy). Email: vflexer@unju.edu.ar

La minería del litio resalta la disparidad nicas extractivas es una oportunidad tanto
entre nuestra realidad como exportadores de para ampliar el potencial económico, como
recursos primarios y nuestra falta de capa- para volver a la minería del litio más sus-
cidad para agregar valor a dichos recursos. tentable.
Aunque existen varios proyectos a futuro, El segundo eje de desarrollo posible es
para cuya concreción aún no hay fechas, en el ambicioso proyecto de contar con una fá-
la actualidad dos mineras en fase de pro- brica de celdas de ion-litio. La complejidad
ducción y una fábrica de cloruro de litio son asociada a la tecnología de estas baterías,
los únicos emprendimientos productivos en que requieren ser ensambladas en ambientes
nuestro país vinculados al litio. La actividad totalmente anhidros e inertes, vuelve costosa
extractiva se concentra en la Puna. En nues- y poco competitiva la capacidad de diseñar y
tro grupo consideramos que existen tres po- construir una fábrica con tecnología propia.
tenciales ejes de desarrollo tecnológico en Se ha propuesto la compra de una fábrica
torno al litio. de celdas «llave en mano». Quedan varias
En primer lugar, es necesario el desarro- incógnitas respecto a qué empresa estaría
llo de nuevas técnicas de extracción minera. dispuesta a vender una tecnología competi-
La técnica de explotación actual, el método tiva y quién estaría dispuesto a invertir para
evaporítico, es una técnica relativamente be- la instalación de dicha fábrica. La respuesta
nigna de extracción si la comparamos, por será distinta si el objetivo es netamente la
ejemplo, con la minería del oro. Sin embar- producción, o sumar la posibilidad de de-
go, desde un punto de vista económico, es sarrollar capacidades propias y formar re-
lenta, no se adapta a la explotación de cual- cursos humanos en la materia. Está también
quier salmuera y su adecuación a cada nueva la posibilidad de optar por el desarrollo de
explotación es larga y requiere de ensayos tecnología 100% propia: la búsqueda de
iterativos para su optimización. Desde un nuevos materiales de electrodo, electrolitos,
punto de vista ambiental, hay dudas abiertas etc., que tengan alguna cualidad superadora
respecto a la utilización del agua (Houston et respecto a la tecnología actual. Esta es clara-
al., 2011). Por su altísima salinidad, el agua mente una apuesta de alto riesgo, pero que
que se evapora de los salares de la Puna no permitiría entrar con ventajas a un mercado
es apta para consumo humano o de anima- altamente competitivo.
les. Sin embargo, falta conocimiento sobre Finalmente, el tercer eje de desarrollo es
efectos de la minería de litio sobre los balan- la síntesis química de compuestos litiados,
ces hídricos totales. Se requiere, además el como ser hidróxido de litio, litio metálico,
uso de ciertas cantidades de agua dulce para etc., valiosos insumos de industrias distintas
purificar el producto primario. Esta escasa a las de las baterías. Si bien esta industria
agua dulce, ha generado algunos conflictos no implica desarrollos totalmente novedosos,
con comunidades locales (Fornillo, 2015). sí permitiría el desarrollo de una industria
Además, el proceso produce la precipitación local vinculada a nuestro recurso minero,
de grandes cantidades de mezclas de sales, requiriendo inversiones mucho menores a
no tóxicas, pero que es necesario descartar la de una fábrica de baterías.
en algún lado. La búsqueda de nuevas téc-
V. Flexer: El potencial tecnológico alrededor del litio 423

L I T E R AT U R A C I TA D A
Fornillo B. 2015. Geopolítica del litio, indus-
tria, ciencia y energía en Argentina.
CLACSO, Buenos Aires, 212 pp.
Houston J., Butcher A., Ehren P., Evans K.,
Godfrey L. 2011. The evaluation of brine
prospects and the requirements for mo-
difications to filing standards. Economic
Geology, 106: 1125-1139.
424 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Drenaje ácido en la Puna


Murray, Jesica; Alicia Kirschbaum
Instituto de Bio y Geo Ciencias del NOA (IBIGEO), Conicet – Universidad Nacional de Salta.
Email: Murray.jesica@gmail.com; alikir2003@yahoo.com.ar

En la región de la Puna abundan los de- croorganismos con los minerales metalíferos,
pósitos minerales metalíferos ricos en plomo, principalmente pirita (FeS2). Su pH es bajo
plata, zinc, oro, cobre, etc. Asociados a estos (2-6) y está dado por la liberación de proto-
depósitos es común la generación de aguas nes durante la reacción de oxidación:
ácidas ricas en sulfato y concentraciones ele-
vadas de metales denominadas drenaje áci- FeS2 (s) + 15/4O2 (l) + 7/2H2O (l) Ý
do natural o drenaje ácido de rocas (DAR) Ý Fe(OH)3 (s) + 2SO42- (ac) + 4H+ (ac).
(Kirschbaum y Murray, 2011) (Figura 1).
Cuando el DAR drena en superficie o escu- Cuando los depósitos de sulfuros son ex-
rre de manera subterránea, su acidez lo con- plotados para la extracción de metales, se in-
vierte en un agente disolvente y se generan crementa el volumen de pirita (SFe2) expues-
concentraciones anómalas de metales en los ta a condiciones atmosféricas en las minas
cursos de agua superficial, acuíferos y suelos a cielo abierto (open pits), diques de colas y
aledaños. La estacionalidad climática anual escombreras. La pirita es el mineral más co-
de la Puna influye en la generación de DAR, mún en los depósitos de sulfuros y no tiene
que se acentúa en verano con las precipita- valor económico, por lo tanto se acumula
ciones. El DAR se produce por la interacción en los residuos mineros. Allí, los procesos
natural de agua de las precipitaciones, agua geoquímicos y microbiológicos que generan
subterránea o superficial más oxígeno y mi- el DAR se potencian para generar el drenaje

Figura 1. Drenaje ácido de minas en el pasivo minero Pan de Azúcar a 3700 msnm, Puna
de Jujuy. Fines de la estación húmeda (marzo 2012). Al fondo, la Sierra de Rinconada.
J. Murray, A. Kirschbaum: Drenaje ácido en la Puna 425

ácido de minas (DAM), con concentraciones son recientes, algunos ejemplos de DAM en
de sulfato, hierro y metales muy superiores la Puna son los pasivos mineros Pan de Azú-
al DAR. El DAM es uno de los problemas am- car (Jujuy) (Figura 1), Concordia y planta
bientales más serios de la industria minera de tratamiento La Poma (Salta).
en el mundo, debido a que su generación
puede producir problemas de contamina- L I T E R AT U R A C I TA D A
ción con metales en los suelos, vegetación,
Kirschbaum A., Murray J. 2011. Minería
ríos, y agua subterránea circundante a las
y aguas ácidas: contaminación y pre-
explotaciones mineras generando también v e n c i ó n . Te m a s d e b i o l o g í a y g e o l o -
posibles impactos en la salud humana. En gía del NOA, 1: 40-51. http://www.
Argentina, las investigaciones de DAM y los ibigeo-conicet.gob.ar/wp-content/
estudios para su prevención y remediación uploads/2015/09/TBGNoa01_baja.pdf
426 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

20 ä Valorización turística en la Puna:


tendencias recientes
Troncoso, Claudia Alejandra
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas – Universidad de Buenos Aires
Av. Rivadavia 3937 8°C (1204), Ciudad de Buenos Aires. claudia_troncoso@yahoo.com.ar

ä Resumen — En los últimos años el turismo viene cobrando impulso en la Puna. En este
proceso esta área está siendo exhibida como un destino remoto y no explorado. En efecto, la
Puna no cuenta con una extensa historia turística; sin embargo, justamente por esta condición,
parecería estar respondiendo a nuevos intereses y formas de hacer turismo orientados a
conocer lo que aparentemente aún permanece desconocido o poco frecuentado. Este capítulo
busca presentar y analizar las ideas y acciones que marcan la valorización turística actual
de la Puna como un destino novedoso en el contexto turístico nacional. Así, se aborda cómo
ciertas ideas que la presentan como un lugar aislado e inexplorado, se ponen en juego para
definir el atractivo turístico de esta zona y qué modalidades se proponen para su visita. Para
dar cuenta de estos aspectos se analizaron documentos oficiales y materiales de promoción
turística y se llevaron adelante entrevistas a funcionarios y personal técnico vinculados a la
política turística que se desarrolla en la zona.
Palabras clave: Turismo, turismo comunitario, turismo aventura.

ä Abstract — “Tourism valuation in the Puna: recent trends”. During the last years the
Argentinian Puna became a relevant tourist destination. As part of this process, the area
is being promoted as a remote and unexplored new place to visit. Historically, tourism has
never been an important activity in the Puna. Nevertheless, nowadays it seems to be the
ideal destination for those tourists interested in visiting regions that remain unknown and
can be considered “off the beaten track” places. This chapter aims to present and analyze
both ideas and actions that guide the construction of the Puna as a new tourist destination
in Argentina. Specifically, it examines how the place is presented as remote and unexplored
as part of its attractiveness. It also considers which tourist activities are being promoted
to enjoy this destination. In order to do that, official documents and promotional items were
analyzed and in-depth interviews with public policy agents were conducted.
Keywords: Tourism, community-based tourism, adventure tourism.

TENDENCIAS TURÍSTICAS RECIENTES Y Por otro lado, la cantidad de individuos (re-


NUEVOS DESTINOS EN ARGENTINA: sidentes y no residentes) que se moviliza-
EL CASO DE LA PUNA ron a algún destino nacional durante el año
El turismo en la Argentina viene experi- 2014 asciende a 46.983.000 (mientras que
mentando un crecimiento importante des- en el año 2000 había sido de 22.257.485;
de la década de 2000. Este crecimiento se Ministerio de Turismo de la Nación, 2014).
expresa tanto en el número de turistas na- Desde la esfera pública también el turismo
cionales y extranjeros que visitan distintos se ha reconocido como una actividad rele-
destinos, como en el incremento de los ser- vante a distintos niveles de gobierno y se ha
vicios turísticos creados para satisfacer las buscado su promoción apelando a la idea de
distintas necesidades de los viajeros. Según que puede ser una actividad esencial para el
los Anuarios Estadísticos de Turismo que pu- desarrollo del país. Esto se manifiesta en la
blica el Ministerio de Turismo de la Nación, promulgación de la Ley Nacional de Turismo
la llegada de turistas no residentes al país Nº 25.997 en 2005, la formulación e imple-
en el año 1992 fue de 1.703.910, mientras mentación del Plan Federal Estratégico de
que para el año 2014 ha sido de 5.930.644. Turismo Sustentable (PFETS) en el mismo
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 427

año, y en el paso de Secretaría a Ministerio (y homogeneizantes) de la modernización,


de la dependencia que se ocupa del turismo inclusive aquella que trae aparejada la in-
(Decreto N° 920 de 2010). dustria turística (Cohen, 2005). Su especi-
Estos cambios del turismo argentino es- ficidad radica precisamente en parecer ais-
tán acompañados de transformaciones en los lados de estas fuerzas dominantes pero a la
propios destinos: muchos centros de visita vez, amenazados por ellas, en el sentido de
tradicionales crecen en infraestructura, equi- ser susceptibles a una eventual e inevitable
pamiento y servicios, al tiempo que otros lu- transformación. Así, visitarlos se vuelve una
gares que no constituían destinos turísticos urgencia ante un cambio que frecuentemen-
ahora comienzan a ser valorizados como te se asume como irremediable.
tales. Esta diversificación, en parte, busca La aparición de nuevos lugares turísticos,
atender a las demandas y gustos del turis- además de contemplar este interés por parte
ta actual ofreciendo una multiplicidad de de los turistas por visitar lugares remotos,
opciones al presentar destinos y atractivos poco accesibles y fuera de los procesos más
novedosos y exóticos, así como experiencias generales de la sociedad actual, se compren-
fuera de lo común. de teniendo en cuenta la dinámica propia de
En efecto, una de las tendencias del tu- la esfera económica. En efecto, estos nuevos
rismo actual se orienta a visitar destinos lugares constituyen la posibilidad de mul-
“inaccesibles” y poco concurridos en busca tiplicar opciones turísticas y por ende, de
de experiencias que se alejan del tradicional multiplicar los negocios asociados al turismo
viaje turístico a destinos de alta concurren- (Britton, 1991; Lash y Urry, 1998; Meethan,
cia que ha caracterizado el turismo masivo. 2001).
Asociado a las formas de producción y con- Las formas específicas de disfrutar de es-
sumo predominantes en la segunda mitad tos lugares, por lo general, reclaman un rol
del siglo XX, el turismo masivo o fordista, activo y comprometido por parte de los tu-
ha sido caracterizado, en términos generales, ristas (y en este sentido también se diferen-
como un turismo de tipo estandarizado, con cian de las actitudes más pasivas y contem-
una oferta homogénea cuya expresión para- plativas asociadas al turismo tradicional).
digmática es el paquete turístico. En contra- Asimismo, buena parte de las propuestas
posición con esto, y asociado a las nuevas novedosas de llevar adelante la práctica
formas de producción y consumo vinculadas turística están fuertemente atravesadas por
a lo que se conoce como postfordismo, en las ideas de sustentabilidad en turismo. Di-
las últimas décadas el turismo ha tomado ferentes denominaciones han surgido para
nuevas características entre las cuales se des- hacer referencia a estas nuevas formas de
taca la conformación de una oferta variada hacer turismo que resuenan profusamente
atenta a las necesidades diversas de distintos en la actualidad: turismo aventura, turismo
consumidores/turistas (Urry, 2002). Esta di- extremo, ecoturismo, turismo responsable,
versificación pone en juego atractivos, mo- etc. Más allá de las formas de definirlas y di-
dalidades y destinos novedosos orientados a ferenciarlas entre sí (sobre lo cual hay poco
turistas con intereses específicos. consenso en el ámbito académico y en el de
Dentro de los destinos novedosos apare- la gestión) lo cierto es que responden a las
cen aquellos que, desde el punto de vista exigencias, demandas e intereses del turismo
de las sociedades que realizan viajes turísti- actual y, como se señalara más arriba, abren
cos, son considerados como lugares alejados un nuevo frente de posibles negocios turís-
e “inaccesibles”, a los cuales ni el turismo ticos orientado a consumidores específicos.
ni la sociedad moderna ha llegado aún de Estas opciones se muestran, promocionan y
manera masiva. La particularidad de estos comercializan como opciones alternativas,
lugares, aquello en lo que se basa su atrac- especiales y exclusivas. Así, este tipo de
tivo turístico, es su condición de lugar que servicios turísticos adquieren nuevo valor y
parece escapar de las fuerzas dominantes prestigio por presentarse como sustentables,
428 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

“eco”, verdes, respetuosos con el ambiente y a las localidades puneñas también dificulta
las culturas, etc. (Ramírez, 2008). la generación de información acerca de la
En la Argentina, la Puna (Figura 1) cons- cantidad de turistas arribados a cada una
tituye una de las áreas que más intensamen- de ellas. Sobre este aspecto se cuenta con
te se está promocionando y visitando como datos para la localidad de San Antonio de
un “nuevo destino turístico”. Un área aleja- los Cobres (Salta), donde llegaron en 2014
da, poco frecuentada que se presenta como 11.283 turistas (0,7% de los turistas regis-
una opción novedosa para el turista actual, trados a nivel provincial) evidenciando un
entre otras como las yungas, los esteros del importante aumento respecto a años ante-
Iberá, las mesetas patagónicas, etc. (véase riores (en 2011 se registraron 4.443 arribos)
Troncoso y Bertoncello, 2014). Si se conside- (Ministerio de Cultura y Turismo de Salta,
ra el panorama turístico del noroeste argen- 2014). Todos estos elementos dan cuenta de
tino, la Puna no tiene una tradición turística la Puna como un destino poco visitado.
como la quebrada de Humahuaca (Jujuy), Sin embargo, estas condiciones no son
los valles Calchaquíes (especialmente Cafa- impedimento para su promoción y efectiva
yate, en Salta), la ciudad de Salta, o Tafí del visita turística. En efecto, justamente por
Valle (Tucumán): los servicios para permitir estas cualidades la Puna está siendo presen-
la permanencia de visitantes son escasos y tada, visitada y disfrutada como un destino
la llegada a sus distintas localidades es difi- desconocido en los “márgenes” de la socie-
cultosa (esto se reconoce desde las mismas dad moderna (véase, por ejemplo, cómo una
dependencias provinciales vinculadas al tu- revista de divulgación sobre turismo incluye
rismo; véase Gobierno de la provincia de Ca- a las localidades puneñas de Tolar Grande y
tamarca, 2013). Este carácter incipiente del Cusi Cusi —en Salta y Jujuy, respectivamen-
turismo en el lugar se evidencia, en parte, te— como “destinos ocultos de la Argenti-
en la escasa información que existe; no solo na”: Lugares de viaje, 2014).
se cuenta con pocos estudios referidos a este Este capítulo tiene como objetivo presen-
tema sino que la información suministrada tar y analizar las ideas y acciones a través
por los organismos provinciales también es de las cuales la Puna está siendo valoriza-
reciente y escasa. En cuanto a los servicios da como un destino turístico “novedoso” en
de alojamiento, la Puna presenta una ofer- el contexto turístico nacional. En particular
ta reducida. Esto se relaciona no solo con se explora cómo la idea de lugar aislado e
el carácter de lugar poco frecuentado sino inexplorado se pone en juego para definir la
con la dinámica que toma el turismo en la atractividad turística de esta zona y qué mo-
zona: en muchos casos la Puna es visitada dalidades asociadas a experiencias inusuales
mediante excursiones en el día desde otros o extremas proponen y difunden los distintos
puntos donde los turistas realizan el pernoc- actores. En relación con esto, se busca ver
te. La localidad de La Quiaca es una excep- cómo su condición de lugar “marginal” es va-
ción en este sentido por su historia particu- lorizada como atractivo y cómo el turismo es
lar de localización fronteriza: allí se ubican presentado como una opción renovada para
18 establecimientos de alojamiento (2014), orientar un nuevo dinamismo en la zona.
mientras que en el resto de las localidades Para ello se analizan materiales de promoción
de la Puna los establecimientos no superan vinculados al turismo en la Puna elaborados
el número de cinco. Los datos para la Puna por los sectores público y privado, especial-
jujeña señalan que las plazas de alojamiento mente los generados como parte de la política
en esta área han aumentado de 401 a 833 turística a nivel nacional y provincial. Estos
desde 2003 a 2014 (para este último año materiales de promoción incluyen folletos,
representan el 8,3% del total de plazas de la posters y piezas audiovisuales, páginas de
provincia) (Ministerio de Cultura y Turismo Internet, etc. También se sumaron artículos
de Jujuy y Dirección Provincial de Estadís- en periódicos y publicaciones específicas so-
ticas y Censos, 2017). Las visitas en el día bre turismo y guías turísticas. Los materiales
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 429

Figura 1. Principales lugares y actividades turísticas de la Puna argentina.


430 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

de promoción son producto de la recopila- La generación de información empírica


ción a lo largo de los últimos 15 años de la se completó con la realización de entrevistas
producción vinculada al marketing turístico con funcionarios y personal técnico vincula-
elaborada por el Ministerio de Turismo de la dos con la gestión turística a nivel provincial
Nación, las dependencias turísticas provin- (en Jujuy, Salta y Catamarca). Estas entre-
ciales de Jujuy, Salta y Catamarca y algunos vistas de tipo semiestructuradas estuvieron
municipios puñenos. También se recopilaron organizadas a partir de una guía que reunía
distintos materiales de difusión a través de determinadas cuestiones de interés para ser
los cuales el sector privado ofrece sus servi- abordadas durante la misma. Así, ellas se or-
cios de alojamiento, excursiones, actividades, ganizaron en función de una serie de temas
etc. Estos se complementan con documentos que buscaron conocer: características de las
promocionales históricos que permitieron la actividades turísticas en la Puna, atractivos
comparación de la forma de presentar a la turísticos promovidos, aspectos de la políti-
Puna como destino turístico. ca provincial para esta área (planificación
Este tipo de materiales de promoción y legislación), experiencias de turismo co-
fue objeto de dos tipos de análisis (ponien- munitario, actuación de agencias de viajes y
do atención tanto a los textos como a las otros prestadores de servicios, momento de
imágenes que los componen): por un lado, inicio de actividades turísticas en la zona,
se analizaron teniendo en cuenta la manera actores e instituciones involucradas y víncu-
en que producían y reproducían una imagen los que establecen las localidades puneñas
de la Puna como destino turístico (actual- con otros destinos turísticos (lugares de per-
mente y en el pasado). En este sentido, se nocte, circuitos turísticos). Como se mencio-
tomaron en cuenta las descripciones de la nara, la información generada a partir de
Puna y aquellos rasgos señalados como ele- las entrevistas permitió el cotejamiento y la
mentos de interés para una visita turística. complementación con aquella contenida en
Interesaba conocer cómo se expresaban estos los documentos analizados.
materiales en relación con la presentación de
los aspectos naturales y culturales del área L A VA L O R I Z A C I Ó N T U R Í S T I C A
y las distintas posibilidades para su visita. DE LA PUNA
El análisis implicó la comparación de des-
cripciones en diferentes momentos históricos ¿Cuáles son las formas que toma el tu-
para dar cuenta del carácter histórico y so- rismo en la Puna? ¿Cuáles son los atractivos
ciocultural de las selecciones implicadas en de esta área que se valorizan? ¿Qué particu-
la definición de la atractividad turística del laridades toma la práctica turística en este
lugar. Por otro lado, el análisis giró en torno destino? Hasta la década de 2000 la Puna ar-
a conocer las particularidades que adquiere gentina era raramente recorrida por turistas.
la visita turística en la zona. A ella se llegaba a partir de la excursión del
También se analizaron documentos vin- Tren a las Nubes que parte desde la ciudad
culados a la política pública turística a nivel de Salta utilizando la infraestructura y los
nacional y provincial. Este tipo de documen- servicios del ferrocarril con fines comercia-
tos da cuenta de la voz oficial respecto de les que llegara originalmente hasta el paso
la política turística que busca organizar el fronterizo de Socompa (Salta). La visita a las
turismo en la Puna en el contexto nacional localidades de La Quiaca y Yavi y a Salinas
y provincial. En este caso, los ejes de aná- Grandes (en la provincia de Jujuy) también
lisis buscaron establecer los lineamientos y solía formar parte de recorridos más amplios
justificaciones que caracterizan a la política (durante viajes a la Quebrada de Humahua-
sectorial vigente para el caso de la Puna. La ca). Los textos turísticos que, a través de la
información de esta documentación oficial historia han hecho referencia al noroeste con
fue complementada con aquella provista por frecuencia no mencionan la Puna (véase, por
entrevistas. ejemplo, el folleto elaborado por la Dirección
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 431

de Turismo de Jujuy en la década de 1950 en 2005 la ruta nacional N° 52 hasta el paso


donde se afirma que “la provincia entera es internacional de Jama. A esto se sumó la
zona de turismo” pero no se menciona en él multiplicación de servicios de excursiones a
ningún lugar o atractivo de la Puna), o hacen las salinas que confluyeron para hacer más
hincapié en su condición de lugar inhóspito asidua la visita a esta área. Pero estos no son
donde reina el silencio, la inmensidad, la ari- los únicos destinos turísticos de la Puna hoy
dez y la presencia esporádica de población; en día. Los turistas ascienden a las cumbres
así, la Puna ha sido caracterizada desde el de volcanes como el Llullaillaco (Salta) y el
punto de vista turístico, como “hostil y rese- Antofalla (Catamarca) o visitan áreas prote-
ca” (diario La Nación, 10/06/1971: 10), con gidas como la laguna de Pozuelos (Jujuy) y
un clima “áspero e inclemente” (ACA, 1954: la laguna Blanca (Catamarca). También se
11) y con “panoramas yermos, de escasa suman a propuestas de turismo histórico en
vegetación” (Guías Regionales Argentinas, Yavi (Jujuy) y turismo arqueológico en Santa
1980: 61) que ofrecen “un espectáculo de Rosa de Tastil (Salta), Sapagua, Inca Cueva
solitaria grandiosidad” (Guías Regionales Ar- (Jujuy) y Antofagasta (Catamarca) (sobre
gentinas, 1980: 62). Por ese motivo, en oca- este último lugar, véase la propuesta reali-
siones, su visita no era recomendable para zada por Aschero et al. s/f). Pero, ¿cuáles
todo tipo de turistas (por ejemplo, una guía son los rasgos del lugar que son valorizados
turística de la década de 1960, refiriéndose a por el turismo? ¿Cómo se presenta turística-
Casabindo advertía: “Para el turista de corte mente la Puna?
común, Casabindo no es recomendable, pero
sí lo es para el estudioso y el catador de pai- L O S AT R A C T I V O S T U R Í S T I C O S
sajes poco comunes”: ACA, 1964).
Es recién a partir de las últimas décadas A pesar de las diferentes actividades pro-
que la Puna, sumándose a un proceso más ductivas y científicas que tuvieron lugar en la
amplio de valorización de las altiplanicies Puna a lo largo del tiempo y de la población
del oeste sudamericano comienza a perfilar- que la habita, esta área continúa asociada a
se como un lugar para recorrer y no ya para un imaginario geográfico vinculado con la
visitarlo de pasada. En efecto, la Puna argen- idea de lugar remoto, inaccesible, despobla-
tina acompaña la tendencia de fuerte presen- do y “vacío”. Siguiendo esta idea, una guía
cia del turismo en esta gran área desértica, turística describe a la Puna catamarqueña
donde se destaca la consolidación de San de la siguiente manera: “This is staggeringly
Pedro de Atacama (Chile) como el destino unspoilt country, with out-of-this-world lands-
paradigmático de importante crecimiento del capes, and a constantly surreal atmosphere,
turismo (especialmente internacional) desde accentuated by the sheer remoteness and
fines de la década de 1990 (Bustos, 2005), emptiness of it all” (Aeberhard et al., 2010:
acompañado del salar de Uyuni, también 369). Varias de estas cualidades que histó-
consolidado en las últimas décadas como ricamente han sido consideradas negativas
un atractivo central del Altiplano boliviano —la Puna ha sido descrita como “desolada y
(Amilhat-Szary y Guyot, 2007). triste”, con un paisaje “austero y frígido”, se-
En la actualidad ciertas formas históricas mejante a “un cuadro de mundos ignorados
de visitar la Puna han cambiado su modali- (Montagne, 1944) y con una “desolación que
dad. Hoy el Tren a las Nubes es un servicio apoca al más esforzado” (Casanova, 1936,
netamente turístico que ofrece la excursión citado en Sánchez de Bustamante, 1937:
desde la ciudad de Salta hasta el punto final 14)— son en la actualidad retomadas de
del recorrido en el viaducto de La Polvorilla manera positiva por el turismo. En relación
y el regreso. Por su parte, las excursiones ha- con esto, la Puna se muestra hoy como un
cia las Salinas Grandes (Jujuy) aumentaron ámbito geográfico con características total-
su frecuencia desde mediados de la década mente fuera de lo común: suele destacarse su
de 2000 cuando se pavimentó e inauguró condición de desierto de altura, presentarse
432 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

como un espacio de extensión infinita carac- tradiciones y en él los rastros intactos de


terizado por una topografía contrastante que poblaciones milenarias” (folleto turístico de
combina relieves abruptos (cadenas monta- la Secretaría de Estado de Turismo de Cata-
ñosas, volcanes) con planicies (ocupadas por marca, 2015)
salares), haciendo hincapié en su extrema Asimismo, suele hacerse referencia a
aridez, señalando sus especies animales sil- otra idea de larga data asociada a este lugar
vestres distintivas, todo esto asociado a la in- (Castro, 2007) que señala la adaptación de
mensidad, el silencio, la tranquilidad. Estas su población al medio hostil:
son las ideas que predominan en el retrato “Uno de los aspectos más interesantes
turístico de la Puna que presentan algunos de esta remota región es la cultura de sus
materiales de promoción oficiales como los habitantes, quienes, desde tiempos pre-
siguientes: hispánicos, lograron adaptarse a las duras
“El infinito horizonte de la Puna cabe en condiciones climáticas. Localidades como
tres palabras: tierra, salar y cielo. En la abru- San Antonio de los Cobres y Tolar Grande,
madora inmensidad de este altiplano, ubi- conservan costumbres ancestrales que se re-
cado a más de 4.000 metros, se encuentran flejan en manifestaciones culturales como la
picos con nieves eternas, negros volcanes, Pachamama, los Misachicos, la Apacheta y la
extensos mares de sal, lagunas repletas de Señalada, entre otros” (folleto “Mapa ciudad
flamencos y vicuñas que se mimetizan en el de Salta y alrededores. Circuitos turísticos”,
paisaje desértico, imposible de abarcar con del Ministerio de Cultura y Turismo, 2010)
la mirada” (Ministerio de Cultura y Turismo ¿Cómo llega el turista a conocer estos
de Salta, 2010: 28) lugares recónditos? La visita turística a la
A estas características se le suma la idea Puna es presentada con frecuencia como una
de la Puna como un lugar “intacto”, prís- experiencia irreal que pone en juego y cues-
tino, libre de contaminación; en definitiva, tiona los sentidos y que da pie a sensaciones
libre de todas las transformaciones negati- de ensueño que parecen pertenecer al reino
vas asociadas a la sociedad moderna. Esto de la fantasía, al de la ciencia ficción, o que
es especialmente destacado al presentar tu- son de otro mundo, abonando el carácter
rísticamente las áreas protegidas. Por ejem- extraordinario de este tipo de viaje a luga-
plo, la Reserva de la Biósfera Laguna Blan- res remotos (Laing y Crouch, 2009). Así, por
ca (Catamarca), es presentada en un folleto ejemplo, se presentan las Salinas Grandes y
turístico provincial como “uno de los pocos el Campo de Piedra Pómez (Catamarca):
lugares prístinos y libres de contaminación “Las Salinas Grandes, vasta extensión
del mundo” (Secretaría de Estado de Turis- blanca al norte de San Antonio, forman un
mo de Catamarca, 2014). interminable y brumoso horizonte blanco te-
Aquellos rasgos físico-naturales se ven ñido de diferentes matices por el sol, donde,
acompañados de las referencias a la pobla- cual alucinación, la línea que divide cielo y
ción local. El vínculo de la sociedad puñena tierra se desdibuja y desafía nuestra esforza-
actual con los grupos prehispánicos que po- da mirada” (Ministerio de Cultura y Turismo
blaron la zona es recurrente y en ocasiones de Salta, 2010: 31).
los actuales habitantes suelen presentarse “Testigo de la intensa actividad volcánica
como portadores de una “herencia inaltera- de la región desde tiempos inmemoriales, el
da”, minimizando o evitando aspectos más Campo de Piedra Pómez es un paisaje inigua-
modernos u occidentales de estas socieda- lable, como de otro planeta” (Secretaría de
des. Así, se presentan como comunidades Estado de Turismo de Catamarca, 2015).
fuera del alcance de la modernidad: Como en la cita precedente, también sue-
“Las antiguas poblaciones puneñas po- le presentarse a la Puna como escenario del
seen mitos y creencias religiosas que son origen del mundo, como un ámbito en el
el fruto de las raíces originarias, criollas y cual pueden leerse las huellas de un momen-
españolas y que permiten descubrir viejas to primigenio en la historia de la Tierra:
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 433

“Fabulosos cataclismos dieron paso a turismo. Una de las propuestas más tradicio-
una intensa y prolongada actividad volcá- nales de acercarse a ellos implica una actitud
nica que modeló el paisaje en una sucesión pasiva, contemplativa que transforma a los
de cordones montañosos, intercalados por residentes en objetos de observación e inclu-
planicies […] Aún quedan en la provincia so de propuestas de safaris fotográficos (véa-
vestigios de aquellas épocas remotas: fabu- se la invitación a encarar safaris fotográficos
losos conos volcánicos, extensas coladas de retratando “personas de rostros enigmáticos
lava, campos de roca volcánica y depresiones y coloridas vestimentas” que se realiza en
tectónicas que con el paso del tiempo fueron una publicación del Ministerio de Cultura y
cubriéndose por extensos mantos de sal, solo Turismo de Salta) (Ministerio de Cultura y
interrumpidos por coloridas lagunas, por el Turismo de Salta, 2010: 30). Sin embargo,
aletear de miles de flamencos rosados y por en la actualidad, y siguiendo las tendencias
el paso de místicas vicuñas, celosos custo- más recientes del turismo postfordista, otra
dios de la Pachamama…” (folleto turístico de las formas de acercarse a la población
elaborado por el gobierno de la provincia de local propone una actitud más activa de los
Catamarca, 2015). turistas, implicando importantes niveles de
Estas particulares condiciones del lugar interacción con los residentes. Sobre estas
sirven de base para la invitación al descubri- ideas se construyen las propuestas de turis-
miento, a la exploración, al adentrarse en lo mo comunitario.
desconocido. Tal como lo hicieron los explo- En efecto, en los últimos años en la Puna
radores y científicos (arqueólogos, biólogos, (y en otras áreas del país) se desarrollaron
geólogos, etc.) que recorrieron la zona bus- algunas experiencias con vistas a organizar
cando conocer su pasado, su actualidad y sus un turismo manejado de manera colectiva
riquezas. Esto claramente es explotado por por las sociedades locales que genere recur-
la industria turística que refuerza la idea de sos sujetos a una redistribución, orientado a
aventurarse a lo desconocido. Así, por ejem- dar a conocer los aspectos tradicionales de la
plo, presenta su servicio de excursión a Tolar población del lugar (costumbres, tradiciones,
Grande un prestador turístico: rituales, etc. vinculados al mundo andino).
“Esta es una expedición increíble hacia Los aspectos tradicionales y la forma de or-
el territorio de lo ‘desconocido’, de la ‘Puna’, ganización comunitaria definen una especifi-
que sorprende por su inmensidad y la belleza cidad desde el punto de vista turístico que la
y rareza de sus paisajes que son únicos como distingue de otras propuestas turísticas y que
son también su flora y fauna y por supuesto marca una diferencia con otros atractivos del
sus habitantes que guardan secretos y cos- noroeste (producción vitivinícola, herencia
tumbres ancestrales” (Nordic Travel, 2014). colonial, etc.).
La visita a este lugar “ignoto” se realiza El turismo comunitario procesa la idea
a través de ciertas modalidades turísticas es- de “descubrimiento” a través de propiciar
pecíficas. En el caso de la Puna, dos de las un contacto directo entre turista y residen-
modalidades más frecuentes en la actualidad te, donde el primero participa en actividades
productivas y artesanales, eventos culturales
son aquellas que ampliamente se denominan
y rituales que marcan la vida cotidiana de la
turismo comunitario y turismo aventura.
población local.
La experiencia de adentrarse en la Puna
EXPERIENCIAS DE TURISMO
también remite a acercarse y compartir cier-
C O M U N I TA R I O
ta experticia del habitante del lugar. Esto se
Los habitantes de la Puna, tal cual se evidencia, por ejemplo, en las propuestas tu-
mencionara más arriba, son objeto de inte- rísticas que implican recrear ascensos ritua-
rés desde el punto de vista turístico. Esto les a los cerros o las prácticas de intercambio
no pasa desapercibido para diversos actores de productos variados que implicaban des-
interesados en fomentar el crecimiento del plazamientos estacionales desde las sierras
434 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

orientales a la Puna. El ascenso turístico a allí se creó un plan de gestión turística para
los cerros con fines rituales fue estimulado el municipio como parte de una estrategia
por el hallazgo arqueológico de los niños de de hacer de la localidad un destino turístico
Llullaillaco en 1999 en lo que se considera vinculado al turismo aventura. La idea inicial
un santuario de altura ubicado en el volcán fue encarar un proyecto de desarrollo del
del mismo nombre (se trata de los cuerpos turismo que fuese gestado por la misma co-
de tres niños del período incaico acompaña- munidad local. El municipio participa en la
dos de diferentes objetos que se conservan y prestación de servicios vinculados al turismo,
exhiben en el Museo de Arqueología de Alta entre ellos transporte (en vinculación con al-
Montaña en la ciudad de Salta). Algunas de gunas agencias de viaje) y alojamiento (con
estas actividades que recrean prácticas de la administración de dos establecimientos
movilidad se ofrecen a modo de excursiones para este fin). Asimismo, la localidad cuen-
de turismo alternativo en un viaje acompa- ta con un refugio construido con asistencia
ñado de los animales de carga tradicionales de la Embajada de Francia, como parte de
de la zona: las llamas (véase, por ejemplo, la un convenio con el gobierno de la provincia
propuesta de la empresa Caravana de Llamas de Salta. La población local ofrece servicios
en su página web donde se invita al turista de guiado en las excursiones que realizan
a realizar diferentes recorridos con distintas los turistas o trabajan en los comedores lo-
duraciones y grados de dificultad; Caravana cales. El ascenso al volcán Llulaillaco o al
de Llamas, 2013). Cerro Macón y la visita a los ojos de mar
Algunas de estas modalidades turísticas, (donde se encuentran organismos asocia-
además, proponen un compromiso del tu- dos con las primeras formas de vida en el
rista y su adhesión a las ideas del turismo planeta) se cuentan entre las actividades
responsable (en general los emprendimien- más realizadas por los turistas (Bertoncello
tos suelen buscar que los turistas se sumen et al., 2016). Espejo de Sal está compuesta
a las propuestas del Código Ético Mundial por un conjunto de comunidades aborígenes
para el Turismo adoptado por la Organiza- que llevan adelante un proyecto de turismo
ción Mundial del Turismo en 1999). Como comunitario desde 2009 en las cercanías de
sucede con cualquier otra forma de consu- la laguna de Gayatayoc. Reúne comunidades
mo responsable, los empresarios turísticos de Susques y otras localidades jujeñas (Rin-
también intentan mostrar sus propuestas conadillas, San Francisco de Alfarcito, Santa
como diferenciadoras y atractivas para cier- Ana, Sauzalito, Barrancas y Susques) y una
tos consumidores. Quienes prestan servicios salteña (Cerro Negro). Está compuesta por
en estos destinos también dan cuenta de su alrededor de 30 familias. En cada localidad
involucramiento con estas formas novedo- se ofrecen servicios de guía para la realiza-
sas y comprometidas de pensar el desarrollo ción de excursiones (para realizar caminatas
del turismo, tal como lo expresa uno de los o actividades de reconocimiento de flora y
operadores turísticos que realiza excursiones avistaje de fauna) y además se brinda a los
a la Puna: “un viaje responsable que con- turistas la posibilidad de participar en tareas
serva el ambiente y sustenta el bienestar de cotidianas de la población local (actividades
la población local” (folleto elaborado por la rurales y confección de artesanías). El pro-
empresa Turismo Responsable, 2012). yecto contó con apoyo de la organización de
Las experiencias de turismo comunitario tejedoras puñenas (Asociación Warmi Saya-
llevadas adelante en Tolar Grande (Salta) y jsunqo) y con asistencia financiera del BID.
las que conforman la red Espejo de Sal (que Estas experiencias luego fueron seguidas de
reúne experiencias de Salta y Jujuy) se en- otros emprendimientos similares (como los
cuentran entre las primeras que surgieron y de Quebrada del Toro y San Antonio de los
se mantienen vigentes. La iniciativa de im- Cobres) (entrevista Ministerio de Cultura y
pulso al turismo en Tolar Grande comenzó Turismo de la provincia de Salta, Dirección
en 2005 desde el gobierno local. A partir de de Planificación, febrero de 2016). Sin em-
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 435

bargo, estas experiencias de desarrollo del “Volcán Antofalla: tiene una altura de
turismo comunitario son incipientes y en la 6.409 msnm. No posee dificultades técnicas
mayoría de los casos no se ha logrado uno pero sí se está propenso a las bajas tempera-
de los objetivos primordiales de este tipo de turas y a los fuertes vientos. El acercamiento
emprendimientos: la creación de ingresos y hasta el campamento base se puede realizar
su distribución equitativa para amplios sec- en un vehículo convencional en 3 hs y luego
tores de la sociedad local. Las estrategias de partir a un campamento de altura a 4.200
generación de recursos comunes muchas ve- msnm (1° día). Luego se asciende a los 5.000
ces se realiza a través de la gestión bajo la m. por una suave pendiente sin dificultades
órbita estatal de algún emprendimiento que (2° día). Desde este campamento se puede
brinde servicios turísticos (este es el caso de conquistar la cumbre y regresar hasta el mis-
los albergues construidos en Tolar Grande). mo en casi 7 hs (3° día). El descenso trans-
curre por una quebrada hasta la base de la
AV E N T U R A , D E P O R T E S Y D E S A F Í O S montaña, de donde se regresa a Antofagasta
EN LA PUNA de la Sierra (4° día). También se puede as-
cender por la ladera Norte en 2 o 3 días, pero
En la Puna también se consolidaron acti- el acercamiento transita por una huella apta
vidades de turismo aventura, especialmen- únicamente para vehículos de doble tracción.
te el montañismo, que exploran esta área Se encuentra distante a unos 35 km del po-
fuertemente apoyadas en la idea de la visita blado, es un importante desafío para los mon-
turística como una “expedición” que penetra tañistas. Su cima posee un altar ceremonial
en lo desconocido y que en cierta medida con una pirámide de piedra en su parte cen-
emula aventuras pretéritas de científicos, ex- tral. En la zona hay baqueanos que prestan
pertos y pioneros de todo tipo (Cohen, 2005; apoyo a las expediciones que se realizan para
Laing y Crouch, 2009). Y esto claramente conquistar la cumbre” (Secretaría de Estado
incluye a aquellos que dieron a conocer los de Turismo de Catamarca, 2015).
atractivos arqueológicos y científicos que dis- La incorporación de recomendaciones y
fruta el turista hoy (a quienes incluso men- advertencias que apuntan a asegurar cuestio-
ciona la literatura turística). Estas propues- nes básicas de sobrevivencia refuerza el ca-
tas involucran experiencias específicas que rácter de lugar recóndito (y en cierta medida
requieren cierto conocimiento, preparación peligroso) donde la falta de oxígeno y el apu-
y entrenamiento especial. Lo que las hace namiento son las condiciones más frecuen-
distintivas es que no son para todos, sino temente mencionadas. Las recomendaciones
solo para quienes reúnen ciertas condiciones generales para la visita a la Puna se suman a
y están dispuestos a enfrentarse a situacio- medidas de seguridad más específicas como
nes exigentes; en una palabra, quienes están los registros de expediciones de montañistas
dispuestos al “desafío”: que deben ser completados y entregados a
“[Tolar Grande es un] lugar exótico en el las autoridades locales cuando se inicia el as-
desierto puneño, donde los expertos desafían censo a cerros y volcanes. Sin embargo, en el
a montañas de más de 5000 metros” (folleto caso de estas modalidades turísticas se trata
“Circuitos turísticos de Salta”, del Ministerio de desafíos que implican sacrificios, la pues-
de Cultura y Turismo, 2011). ta a prueba de la capacidad física pero que
Las especificidades y los requerimientos a su vez comportan la satisfacción de haber
de estas modalidades turísticas se evidencian alcanzado una meta (Laing y Crouch, 2009).
en la información minuciosa de tipo práctica Las dificultades y riesgos forman parte de
que brindan desde los organismos estatales los atractivos de la experiencia que combina
vinculados con el turismo y los prestadores de viaje turístico con actividad deportiva donde
servicios turísticos. Ella suele incluir adver- se ponen a prueba el espíritu competitivo, la
tencias y recomendaciones como las que se capacidad atlética y mental y la reafirmación
brindan para el ascenso al volcán Antofalla: personal (Arellano, 2004).
436 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

El reciente turismo aventura en la Puna lugar, las incipientes opciones de servicios


agrega una opción más al panorama de des- gastronómicos y emprendimientos de alo-
tinos turísticos del país en los que se desa- jamiento gestionados por el gobierno local
rrolla esta modalidad. En el caso específico que permiten la permanencia de los turistas
del montañismo, la Puna se suma a aque- en la localidad desde donde parten varias
llos destinos de la Cordillera de los Andes excursiones (Bertoncello et al., 2016).
en el centro y sur del país históricamente
consagrados a la práctica. El ascenso a los L A P O L Í T I C A T U R Í S T I C A PA R A
volcanes Llullaillaco, Socompa y Quewar (en I N C E N T I VA R L A V I S I TA A L A P U N A
Salta) y Antofalla (Catamarca) y al Nevado
Desde varios ámbitos de la política pú-
de Chañi (Jujuy) son ya prácticas consoli-
blica se ha pensado en el turismo como una
dadas entre los montañistas avezados. Más
recientemente se están promocionando con actividad que podría dinamizar la Puna. En
mayor intensidad el ascenso al conjunto de el Plan Estratégico Territorial a nivel nacio-
picos conocidos como los “Seismiles” que nal, la Puna se identifica como un área de
incluye a los cerros Pissis, Ojos del Salado escasa población y actividades económicas
y Tres Cruces, localizados en la provincia y se propone que el turismo puede ser una
de Catamarca. Otras actividades asociadas actividad para diversificar la economía:
al turismo aventura son la práctica del san- “La promoción de emprendimientos que
dboard (popularizada en las cercanías del estimulen las organizaciones asociativas,
cerro Huáncar, Jujuy) y los paseos en vehí- basados en el reconocimiento de nichos de
culos 4x4 (ya plenamente incorporados en mercado a nivel nacional e internacional, o
excursiones a destinos clásicos de la Puna, de actividades asociadas al sector turístico,
como las Salinas Grandes). como la hotelería o la valorización de las
A pesar de la intensa promoción (pública artesanías u otras actividades locales, entre
y privada) que se realiza de la Puna como otros” (Ministerio de Planificación Federal,
destino turístico y de las modalidades que Inversión Pública y Servicios, 2008: 91).
se proponen, la presencia efectiva del tu- En consonancia con esta idea desde el
rismo muestra un panorama diverso según ámbito de la política sectorial nacional y es-
las localidades. Posiblemente Tolar Grande pecíficamente en el marco del Plan Estraté-
sea uno de los centros más activos desde gico Federal de Turismo Sustentable de 2005
el punto de vista turístico. La conjugación (ratificado en sus actualizaciones en 2011
de desierto, sitios sagrados, “curiosidades” y 2014), se ha pensado a la Puna como un
científicas y geológicas (estromatolitos, ojos “corredor turístico a potenciar” articulado a
de agua, cono de arita, volcanes, etc.), una lo largo de la ruta nacional 40 (Secretaría
serie de actividades deportivas y culturales de Turismo de la Nación, 2007). Señalar
que componen su calendario turístico y nue- su condición de área sujeta a potenciar da
vas experiencias de turismo comunitario la cuenta de que desde el Ministerio de Turis-
han perfilado como la estrella de la Puna. A mo nacional se reconoce el carácter incipien-
esto contribuyó fuertemente la expedición te del turismo en la zona. De hecho, desde
arqueológica al volcán Llullaillaco (y sus ha- el organismo surgieron iniciativas específicas
llazgos) antes mencionada y la intensa pro- para estimular el turismo comunitario de la
moción que en los últimos años se ha hecho mano del Programa de Fortalecimiento y Es-
de la localidad desde el gobierno provincial. tímulo a Destinos Emergentes (PROFODE).
Más allá de los atractivos y su promoción en Este programa se implementó desde 2009
los últimos años también se crearon distin- en Salta en las localidades de San Antonio
tos servicios turísticos: aquellos que ofrecen de los Cobres, Santa Rosa de Tastil y Tolar
el traslado turístico hasta la zona (con base Grande. Algunos de los aspectos en los que
en San Antonio de los Cobres y Salta), los se centró el programa fueron: la creación de
servicios de guiado turístico ofrecidos en el una red de gestores turísticos municipales,
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 437

el fortalecimiento de gestión y la informa- munitario que se desarrollan en el territorio


ción turística de los municipios, el apoyo a provincial. En el 2013 desde el Ministerio
artesanos y emprendedores turísticos locales, de Cultura y Turismo provincial se crea una
la puesta en valor del sitio arqueológico de normativa especial para esta modalidad. Se
Santa Rosa de Tastil, el mejoramiento de los trata de la Reglamentación de Turismo Rural
servicios básicos de las comunidades, etc. Comunitario (Resolución N°195/2013) que
Desde el ámbito provincial y local, si- precisa cómo se entiende el turismo comu-
guiendo estas mismas ideas, se han iniciado nitario en la provincia y se disponen nor-
en los últimos años acciones para incentivar mativas respecto al funcionamiento de los
el surgimiento de emprendimientos turísticos prestadores en esta modalidad. En la misma
en estos lugares menos frecuentados (ade- provincia se han llevado adelante iniciativas
más de la intensa promoción que de ellos de creación de áreas protegidas (Refugios
se realiza). Específicamente las herramientas Provinciales de Vida Silvestre) en los luga-
de planificación turística diseñadas en las úl- res de creciente presencia del turismo de la
timas décadas explícitamente se orientan al laguna de Socompa y Tolar Grande en un
desarrollo de modalidades específicas como proceso de ampliación de las áreas protegi-
ecoturismo, turismo aventura, turismo comu- das en la Puna (sobre este tema, véase Reid
nitario, etc. En el caso de Jujuy, por ejemplo, Rata et al. en este volumen).
se propone estimular el turismo fuera de la Otro de los aspectos que también ha for-
Quebrada de Humahuaca (de intenso cre- mado parte de la promoción turística y el
cimiento en las últimas décadas) incluidos paulatino crecimiento del turismo en estas
aquellos localizados en la Puna (Secretaría áreas es el proyecto que impulsó la declara-
de Turismo y Cultura de la provincia de Ju- ción en 2014 como Patrimonio de la Huma-
juy-CAF- Howarth Consulting, 2006: 42). nidad al sistema vial andino (Qhapaq Ñan),
Por su parte, la provincia de Salta plantea parte del cual se despliega en la Puna. En
el desarrollo de siete polos turísticos para efecto, este sistema vial abarca Argentina,
organizar una descentralización del turismo Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú y
en el territorio provincial y uno de esos polos a nivel nacional, diversos tramos se encuen-
tiene como centro a la localidad puneña de tran presentes en Jujuy, Salta, Tucumán,
San Antonio de los Cobres y además ofrece Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza.
créditos para incentivar específicamente el Este proyecto coloca algunos lugares pune-
turismo aventura (Ministerio de Cultura y ños como Santa Rosa de Tastil y Tolar Gran-
Turismo de Salta, 2012; Ministerio de Cul- de en el centro de interés por su cualidad
tura y Turismo de Salta, 2013; entrevista patrimonial. A pesar de no tratarse de una
Dirección de Planificación del Ministerio de iniciativa turística, la asociación con el turis-
Cultura y Turismo, diciembre de 2010). En el mo se espera como algo inevitable. Desde la
caso de la provincia de Catamarca también política pública provincial se ha promovido
se definen polos turísticos (uno de ellos el intensamente y además se ha dado inicio a
Polo Puna) para encarar un desarrollo geo- la construcción de infraestructura y servicios
gráficamente desconcentrado del turismo
de orientación al turista en algunos de los
provincial (Gobierno de la provincia de Ca-
puntos del área patrimonial (esto incluye,
tamarca, 2013). Vale la pena mencionar las
por ejemplo, las mejoras implementadas en
iniciativas para promover el turismo arqueo-
el museo y sitio arqueológico de Tastil).
lógico en la Puna de Jujuy (Rinconada, San-
ta Catalina, Barrancas y Laguna Colorada)
CONSIDERACIONES FINALES
planteado por el Plan Estratégico Territorial
para la zona (Gobierno de la provincia de La Puna viene cobrando relevancia en el
Jujuy, 2014). También resulta novedosa la contexto del turismo nacional. Este proceso
decisión de la provincia de Salta de regla- se da de la mano de ciertas ideas asociadas
mentar los emprendimientos de turismo co- al lugar que son valorizadas positivamente
438 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

para la realización de la práctica turística. torial existentes y su incidencia en la efectiva


En particular su condición de lugar remoto y presencia del turismo en el lugar; por otro,
“marginal” respecto de los procesos de con- constituiría un tema de interés conocer las
solidación de la sociedad moderna ha servido estrategias a través de las cuales los actores
de base para la definición de su atractividad económicos buscan consolidar su presencia
turística. Esta última es reforzada a través de en el lugar; asimismo, se podría indagar
tareas de promoción pública y privada que cómo los viajes turísticos articulan diferen-
buscan atraer a consumidores específicos de tes destinos de la Puna entre sí o con otros
nuevas modalidades turísticas que se diferen- destinos (del noroeste, del resto del país o
cian de las formas tradicionales del turismo de los países vecinos). Otro eje de trabajo
masivo. En este contexto se seleccionan para ineludible se vincula con el análisis de las
la Puna ciertos atributos que la muestran transformaciones que el turismo genera en
como un espacio puro, inaccesible y liminal diferentes lugares de la Puna (es decir los
(Cosgrove et al., 2009) que en tanto tal, de- “impactos” asociados a su presencia) y cómo
manda una especial atención, preparación y esto se vincula con otras actividades realiza-
predisposición (física, moral) por parte los das en la zona como conservación de áreas
turistas que a ella se aventuran. Asimismo, protegidas, trabajo de investigación científi-
al estar escasamente alcanzada por proce- ca (arqueológico, antropológico, etc.) y ex-
sos de transformación masiva de los clási- plotación de recursos naturales teniendo en
cos destinos turísticos de sol y playa (por cuenta los resultados y advertencias de estu-
ejemplo) estos lugares se vuelven atractivos dios previos que han abordado esta temática
también para el desarrollo de negocios tu- en otras áreas de los Andes (por ejemplo,
rísticos interesados en generar una novedad Barros et al., 2015 y Gascón, 2011).
constante en materia de opciones turísticas. Por último, resultaría interesante el co-
Por su parte, las tareas de promoción que nocimiento en detalle acerca de las formas
desde hace pocos años se vienen realizando en que se desarrollan las experiencias de
de este destino son acompañadas por ac- turismo comunitario en la zona, abordan-
ciones desde la política pública a diferentes do las redes que se generan entre distintas
niveles que intenta incentivar la presencia comunidades, las estrategias diseñadas para
del turismo como una actividad que puede atraer turistas, los vínculos que establecen
otorgar dinamismo económico a la zona. Sin con otros actores (estado, agencias de viaje,
embargo, la presencia de emprendimientos prestadores de servicios) y la efectiva capaci-
turísticos de todo tipo (alojamiento, gastro- dad para acceder a los beneficios que genera
nomía, traslados, servicios de guía, etc.) es el turismo, así como también las formas con-
aún escasa. Con el tiempo podrán estudiar- cretas que toma la dimensión participativa y
se con mayor detalle los resultados de las redistributiva de estas propuestas de gestión
propuestas de desarrollo del turismo para turística.
la Puna que actualmente se encuentran en
curso y las nuevas la iniciativas como aquella L I T E R AT U R A C I TA D A
orientada a estimular el turismo científico en
los ojos de mar (véase Conicet, 2015). Aeberhard D., Benson A., O’Brien R., Phillips
L. 2010. The Rough Guide to Argentina,
El conocimiento desde el mundo aca- Rough Guides Ltd., Londres, 663 pp.
démico acerca del proceso de valorización Amilhat-Szary A. L., Guyot S. 2007. El turis-
turística de la Puna es incipiente y en parte mo transfronterizo en los Andes Central-
esto se vincula con el carácter embrionario es: prolegómenos sobre una geopolítica
de este proceso. Sin embargo, es posible del turismo. Si Somos Americanos. Re-
vista de Estudios Transfronterizos, 2:
plantear algunos interrogantes para conti-
58-93.
nuar indagando sobre el tema. Por un lado, Arellano A. 2004. Spirits, bodies and Incas:
sería interesante ahondar la investigación Performing Machu Picchu. En: Urry, J.
acerca de las herramientas de la política sec- y Sheller, M. (Eds.) Tourism mobilities:
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C. F. Bravo: Los seismiles de la Puna 441

Box ä Los seismiles de la Puna


Bravo, Claudio F.
Ing. Civil. Consultor Hidráulico. Email: ingclaudiobravo@gmail.com

La cordillera de los Andes es el resultado activo más alto del mundo. Las fumarolas
de un impresionante «encuentro» de placas, sobre la dorsal oeste que se pueden observar
donde la de Nazca se «sumerge» y la sud- desde su cumbre y el fuerte olor a azufre así
americana se «eleva» sobre la primera. La lo indican. El Ojos tiene dos cumbres de la
baja velocidad con que se mueven, casi im- misma altura distanciadas 50 m y separadas
perceptible, apenas duplica en promedio el por una gran fisura.
crecimiento anual de las uñas del hombre Además, se distinguen dos grandes gru-
(4cm/año). En el sector oeste de la Puna pos andinos circunscriptos sobre la cota de
riojana y catamarqueña, esta conjunción 5000 msnm, uno dominado por el Ojos del
geológica se puso de manifiesto a través de Salado y otro por el Pissis. Entre ambos su-
la mayor concentración de volcanes supe- man 20 macizos montañosos con cumbres
riores a 6000 m de toda América. Es una superiores a los 6000 msnm, que sumadas
región agreste de clima extremo con un piso entre principales y secundarias superan las
promedio de 4000 msnm, donde se destaca 100 y de ellas, 25 superan los 6500 msnm.
el Ojos del Salado con sus 6900 msnm, como Se destacan, además, el cerro Tres Cruces
la segunda cumbre de América y el volcán con su imponente glaciar sur, el Incahuasi,

Figura 1. Cuenca de la salina de la laguna Verde desde la cumbre del Pabellón de Laguna
Verde. Cerros de izquierda a derecha: Los Patos, Tres Cruces, Solo, Walther Penck, Ojos del
Salado y Nacimientos. Foto: Francesco Mantelli.
442 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

el Whalter Penck o Cazadero, el Nacimientos que logra la primera ascensión de la cumbre


con cuatro cumbres, El Muerto, el Bonete oeste del Ojos del Salado. Posteriormente lo
Chico y el Veladero. siguen Mathias Rebitsch que logra la segun-
Las primeras ascensiones «modernas» fue- da ascensión de la cumbre este. Mientras
ron realizadas por el geólogo alemán Walther que Wilfredo Coppens y Alfredo Bolsi en la
Penck entre los años 1912-13 cuando logra el cuarta expedición de la ATA (1957) logran
San Francisco y el Incahuasi. Recién 24 años la primera ascensión argentina de la cumbre
más tarde incursiona una famosa expedición este del Ojos y tercera a nivel mundial.
polaca que logra las primeras ascensiones de Entre estas imponentes cumbres se con-
los macizos Tres Cruces, Nacimientos, Ojos forman extensos valles y altiplanicies con
del Salado, Pissis, Los Patos y el volcán del relieves ondulados, surcados por líneas de
Viento (Figura 1). desagües generalmente secas que se activan
A partir de la década de 1950 empiezan a durante los deshielos que terminan aportan-
incursionar los argentinos. La Asociación Tu- do en lagos de singulares colores y belleza.
cumana de Andinismo lo hace con objetivos La salinidad medida de muchos de ellos es
deportivos y científicos en 1951. En la se- diez veces superior a la del agua de mar.
gunda expedición del ATA en 1955 se logra, También existen algunos pocos espejos de
por equivocación en la ruta de ascenso, la agua dulce. En otros casos alimentan el
primera ascensión del cerro ATA (un macizo río Cazadero, que termina conformando el
de 6490 msnm que se ubica inmediatamen- Abaucan, que con su gran contenido de boro
te al sur del Ojos del Salado) y del Cordón le termina dando ese rico y característico
de los Arrieros. Hoy estos dos cerros confor- sabor «áspero» a los vinos de los valles de
man el límite internacional entre Argentina Fiambalá y Tinogasta.
y Chile. Fue también esta expedición la que El área de los Seismiles es una región que
consignó equivocadamente al Ojos del Sa- por su inmensidad a escala humana resulta
lado una altura superior a 7000 msnm, con desmesurada, tanto como angustiosamente
lo que se armó una gran polémica mundial, bella, que merece ser visitada. Hoy se puede
porque ¡destronaba al Aconcagua! Un dato acceder con vehículos adecuados por huellas
similar es arrojado en 1956 por una expedi- mineras, presagiando el aumento de la acti-
ción chilena dirigida por el Capitán Gajardo vidad de turismo y montañismo en la zona.
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 443

21 ä Camélidos de la Puna argentina:


aspectos sobre su conservación y uso

Vilá, Bibiana 1,2,3; Gisela Marcoppido 1,2,4; Hugo Lamas 5,6


1
CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas).
2
VICAM (Vicuñas, Camélidos y Ambiente).
3
Universidad Nacional de Luján. Ruta 5 y ruta 7, (6700) Luján, Buenos Aires. E-mail: bibianavila@
gmail.com
4
Instituto de Patobiología, CICVyA, INTA Nicolás Repetto y las Cabañas, S/N, (1712) Castelar, Buenos
Aires. E-mail: marcoppido.gisela@inta.gob.ar
5
Estación Experimental Agropecuaria de Abra Pampa. Ruta Provincial 11 km 18 (4640) Cochinoca
Abra Pampa, Jujuy. E-mail: lamas.hugo@inta.gob.ar
6
Instituto de Biología de Altura, Universidad Nacional de Jujuy. Av. Bolivia 1669, (4600) San Salvador
de Jujuy.

ä Resumen — En este capítulo se presentan temas relativos a la abundancia, conserva-


ción, manejo, producción y aspectos sanitarios de los camélidos sudamericanos que habitan
en la Puna argentina, principalmente vicuñas y llamas. Las provincias que más camélidos po-
seen son Jujuy (43% de las vicuñas y 70% de las llamas) y Catamarca (31% de las vicuñas
y 17% de las llamas). Las vicuñas son silvestres, mientras que las llamas son domésticas y
esto implica notables diferencias para el manejo. Las vicuñas se puedan capturar y esquilar
en vivo mediante una técnica denominada chaku. En la actualidad se producen aproximada-
mente 1.200 kilos de fibra de vicuña anual obtenida por esquila. Las llamas argentinas tienen
características propias y se utilizan por su fibra y su carne. La producción anual de fibra
de llama es de 30.000 kilos aproximadamente. Ambas especies tienen una cría anual en el
verano, con una gestación de casi un año y son principalmente pastoreadoras. Los riesgos
de conservación de la vicuña incluyen el furtivismo, la falta de técnicas de bienestar animal
en los manejos, y el incumplimiento del artículo 1 del Convenio de la Vicuña. Los riesgos de
manejo de las llamas están relacionados con las condiciones de inequidad y falta de apoyo al
productor puneño y las malas condiciones de comercialización.
Palabras clave: Vicuñas, llamas, sanidad, producción, manejo.

ä Abstract — Camelids from the Argentine Puna: Conservation and uses. In this chapter
we present issues related to the abundance, conser vation, management, production and
sanitary aspects of the South American camelids that live in the Argentine Puna, mainly vicu-
nas and llamas. The provinces that have more camelids are Jujuy (43% of vicunas and 70%
of llamas) and Catamarca (31% of vicunas and 17% of lamas). Vicunas are wild while the
lamas are domestic, involving great management differences. Vicunas can be live captured
and shorn through a technique called chaku. Currently, 1,200 kilograms of vicuña fiber are
obtained annually from live shorn animals. Argentine llamas have their own characteristics
and are used for their fiber and meat. The annual production of llama fiber is approximately
30.000 kilograms. Both species have an annual breeding in the summer with a gestation
period of almost a year, and are mainly grazers. The risks for vicuna conservation include
poaching, lack of animal welfare techniques in handling, and break of Article 1 of the Vicuna
Convention. The risk management for lamas is related to the conditions of inequality and lack
of marketing strategies and support for the Punean local producers.
Keywords: Vicuna, llamas, health, production, management.
444 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN Los camélidos sudamericanos (SACs:


La familia Camelidae ha sido revisada en South American Camelids) al igual que los
profundidad por Franklin (2011) y muchos Camelini están adaptados a vivir en ambien-
de los aspectos de los camélidos sudameri- tes secos y áridos siendo un recurso funda-
canos han sido compilados por Vilá (2012); mental para muchas poblaciones humanas
ambos textos dan cuenta de la historia na- de esos ambientes. Muestran además la par-
tural, ecología y relación con los humanos ticularidad, rara en los ungulados, de la exis-
del grupo y por lo tanto son la referencia tencia del ancestro silvestre contemporáneo,
del siguiente capítulo. Actualmente la fami- el cual muchas veces habita en simpatría con
lia comprende seis especies, dos del Viejo la especie derivada doméstica.
Mundo en África y Asia (Camelini), los ca- Los SACs son animales de cuello fino y pa-
mellos dromedarios Camelus dromedarius tas largas con una inserción muy ventral de las
y bactriano Camelus bactrianus con una y patas delanteras que les permite el “paso de
dos jorobas, respectivamente. En América ambladura” que es la forma típica de trotar de
del Sur habitan las cuatro especies restan- estos animales con los miembros laterales to-
tes (Lamini), dos de ellas silvestres, los gua- cando el suelo al unísono. Son animales diur-
nacos Lama guanicoe y las vicuñas Vicugna nos y sociales; sin dimorfismo sexual (machos
vicugna y las especies domésticas, llamas y hembras son de tamaño y forma similar) en
Lama glama (derivados de los guanacos de la observación a la distancia.
distribución más septentrional o sea los L. g. Las vicuñas están representadas por dos
cacsilensis) y alpacas Vicugna pacos (deriva- subespecies: una de ellas, V. V. mensalis, ha-
das de las vicuñas de los Andes del Norte V. bita al norte de la “diagonal árida” (en los
v. mensalis) (Figura 1). países tropicales); es más corpulenta, tiene

Figura 1. Distribución y morfología de las cuatro especies de camélidos sudamericanos. To-


mada de Vilá, 2015.
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 445

mechón pectoral y es la subespecie que se y las llamas, en sus aspectos descriptivos y


sugiere antecesora de las alpacas. Al sur de productivos y establecer algunas diferencias
la diagonal árida, se encuentra la vicuña de manejo en función de su cualidad de ani-
sureña V. v. vicugna (única subespecie que mal silvestre o doméstico.
habita Argentina), sin mechón pectoral y con
coloración más clara (Marin et al., 2006). VICUÑAS
Los guanacos inicialmente fueron descriptos
La vicuña (Figura 2A) es la más pequeña
en cuatro subespecies; sin embargo, los estu-
(aproximadamente 45 kilogramos) y grácil
dios moleculares reconocen en la actualidad
de los camélidos. Emblemática del altiplano
sólo dos: el guanaco de Patagonia y de Cuyo
tiene un alto valor ecológico, cultural y sim-
(L. g. guanicoe), y el guanaco del Altiplano
bólico. Es uno de los escasos ejemplos de
o Puna, L. g. cacsilensis, ancestro de la llama
una especie recuperada del riesgo de extin-
(Marin et al., 2006).
ción a un grado tal que es nuevamente utili-
Las llamas también poseen dos fenotipos
zada por las poblaciones locales luego de la
que son “razas” (no subespecies); la llama
recuperación numérica de sus poblaciones.
Q’ara o pelada y la llama Ch’aku o llampulli
La vicuña es poligínica, con grupos fa-
o peluda. En las alpacas se diferencian el tipo
miliares (reproductivos) compuestos por un
suri de largos mechones de fibra lacia y las
macho, hembras y crías y grupos de solteros
huacayas de fibra rizada similar al ovino.
(tropas). La ecología alimentaria y el uso del
En la Puna argentina no hay alpacas ya
hábitat de la especie tiene variaciones locales
que requieren de mayor humedad, atributo
con poblaciones en distintos escenarios, des-
de los bofedales típicos del altiplano peruano
de aquellos naturales con muy poca interven-
y del norte de Bolivia y Chile. En relación al
ción antrópica en la distribución más austral
guanaco, el estado de las poblaciones de los
de la especie (Donadio y Buskik, 2016), a
grupos altoandinos tiene gran variabilidad;
poblaciones donde las vicuñas viven en am-
existen poblaciones abundantes como en
bientes pastoriles e interactúan con pastores,
las áreas protegidas de los parques nacio-
con sus rebaños de llamas y/o ovejas y son
nales Los Cardones en Salta y San Guiller-
indisolubles del escenario biocultural andi-
mo en San Juan (Cajal, 1998; Wurstten et
no (Borgnia et al., 2008; Arzamendia y Vilá,
al., 2013) y otras poblaciones relictuales de
2012; Rojo et al., 2012). Las crías nacen en
guanaco norteño (Lama guanicoe cacsilensis)
verano. En Jujuy, el máximo de nacimientos
en valles interandinos, en bajas densidades,
ocurre en febrero (Vilá, 1990), mientras que
como en la provincia de Jujuy (Baigún et
en San Guillermo (San Juan) la mayoría de
al., 2008; SADyS, 2008; Perovic et al., en
las crías nacen a fines de enero (Ruiz Blanco
este volumen. Como se mencionó en párra-
et al., 2011). Las hembras entran en estro
fos anteriores, los camélidos sudamericanos
postparto y quedan preñadas a la semana de
poseen especies que forman parte de la fau-
parir por lo que amamantan mientras ges-
na silvestre y representantes domésticos que
tan, por seis a ocho meses.
son componentes del ganado autóctono. Di-
Las tropas de solteros están formadas por
ferenciar las especies silvestres y domésticas
machos jóvenes y machos adultos no fami-
que habitan en la Puna es clave para el de-
liares; y son fundamentales para seleccionar
sarrollo de planes de conservación y mane-
la fortaleza de los machos reproductores, ya
jo. Por ejemplo, el uso de corrales, vacunas,
que estos con sus agresiones y su capacidad
baños y mejoramiento de planteles son me-
para expulsar a los solteros, mantendrán a
didas de manejo excelentes y muchas veces
las hembras en sus territorios (Vilá, 1992).
imprescindibles para las llamas (domésticas)
pero adversas y contraproducentes para las
LLAMAS
vicuñas (silvestres). El objetivo de este ca-
pítulo es presentar a las dos especies más La llama (Figura 2B-D) es la más grande
abundantes en la Puna argentina, las vicuñas de los camélidos sudamericanos (aproximada-
446 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 2. Distintos camélidos de la Puna argentina. A. Vicuña en Santa Catalina (foto B.


Vilá); B. Llama C´ara, carguera de la zona de Tambillos (foto H. Lamas); C. Llama Ch’aku o
lanera de la zona de Santa Catalina (foto B. Vilá); D. Llama argentina de biotipo Pozuelos.
Se observan características “suris”, probablemente por hibridación con alpacas de ese tipo
(foto H. Lamas).

mente 130 kilogramos). Los pueblos andinos en los meses de noviembre a marzo con un
la han utilizado como animal productor de fi- pico de nacimientos en diciembre-enero. Las
bra, carne y cuero, siendo además un animal llamas son muy resistentes a las condiciones
de carga y transporte desde hace miles de años ambientales extremas, pastorean pastos se-
(Yacobaccio, 2012; Olivera, 2018). cos amarillos y puede estar durante varios
Como es común a todos los SACs, es un días sin comer ni beber (Cardozo, 1954).
herbívoro poligástrico. Las hembras alcan- Desde hace décadas la bibliografía princi-
zan su madurez sexual alrededor de los 12 palmente boliviana (Cardozo, 1954) diferen-
meses. Similar a las vicuñas, el período de la cia dos tipos de llama: la Ch’aku o lanuda y
gestación es de 348 a 368 días y tienen una la Q’ara (K’ara) o pelada (Figuras 2B, C). En
sola cría por año. La parición se concentra Argentina, las llamas muestran un morfotipo
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 447

intermedio (Lamas, 1998); inclusive existe se presentan los datos referidos a las áreas
una línea de animales que podría manifestar donde se llevan a cabo investigaciones en
caracteres de la alpaca, por cruzas no muy Santa Catalina (868 vicuñas en 37 km2) y en
lejanas en el tiempo (Figura 2D). La descen- Catamarca los datos de localidades donde se
dencia de estas cruzas resulta en el morfoti- maneja la especie: Laguna Blanca (1.300 in-
po que puede verse en la mayor parte de la dividuos), Pasto Ventura (1.128 individuos)
Puna de Jujuy; se caracteriza por un robusto y Tinogasta (1.731 individuos). Salta y La
desarrollo corporal apto para carne con una Rioja no informan y San Juan informa sobre
producción de fibra de excelente calidad. En el Parque Nacional San Guillermo con datos
efecto, el doble propósito (fibra y carne) ha de densidades. La falta de datos no permite
sido el objetivo de la producción de estos evaluar con certeza la cantidad de vicuñas
animales del norte argentino (Lamas, 1998). en el país ni las tendencias locales que sus
La coloración del pelaje de la llama varía del poblaciones han tenido en los últimos años.
blanco al negro y marrón, con toda la gama En una prospección amplia, nuestra apre-
de colores intermedios. A veces se encuen- ciación es que hay poblaciones en aumento,
tran “llamas puras” con coloración del pelaje otras ya estabilizadas y otras con serios pro-
idéntico al guanaco. blemas de furtivismo.

POBLACIONES DE CAMÉLIDOS Llamas.— Existen aproximadamente


EN LA PUNA ARGENTINA 200.000 llamas en nuestro país según el Cen-
so Nacional Agropecuario (CNA) de 2008, de
Vicuñas.— En el año 2006 se realizó un las cuales 140.000 (70%) habitan la Puna de
censo nacional de camélidos silvestres al nor- Jujuy; Catamarca posee unas 35.000 (17%)
te del río Colorado, el cual estimó una pobla- y Salta 25.000 (13%). Respecto de existen-
ción de vicuñas de entre 73.000 y 127.000 cias ganaderas (aproximadas) en la Puna de
según el método de análisis utilizado (Bai- Jujuy, el primer lugar es ocupado por los ovi-
gun et al., 2008; SAyDS, 2008). La provin- nos con 285.000 cabezas (55,04%), lo siguen
cia con mayor cantidad de vicuñas es Jujuy las llamas con 140.000 cabezas (26,61%),
(43%) seguida por Catamarca (31%), Salta caprinos con 80.000 cabezas (15,30%) y en
(18%), San Juan (7%) y La Rioja (1%). último lugar los bovinos con 13.000 cabezas
Para conocer en forma actualizada los (2,53%) (Lamas, 2012).
datos oficiales referentes a la situación po- Las 200.000 llamas de la Puna argenti-
blacional de la vicuña, el documento indica- na pastorean en 87.036 km2, en unas 2.800
do es el Informe país que presenta el punto unidades productivas distribuidas en Jujuy,
focal Dirección de Fauna Silvestre (DFS) del Salta y Catamarca. La zona que más llamas
Ministerio de Ambiente de la Nación (MI- posee es Cochinoca (Jujuy) con 36.000 ani-
NAMB) en las reuniones ordinarias del Con- males, debido a que tiene un mayor número
venio para la Conservación y Manejo de la de habitantes, una gran extensión de Puna
Vicuña. Este Convenio reúne en forma anual húmeda (7.837 km2) y buen acceso a los
a los países con poblaciones de vicuñas: mercados de la provincia (Lamas, 2012b).
Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Ecuador. En En Jujuy la cría de llamas se desarrolla ade-
Argentina, las provincias deben enviar datos más, en los departamentos de Susques, Yavi,
oficiales sobre sus poblaciones de vicuñas, Santa Catalina y Rinconada. En Salta las lla-
los que compila la DFS. mas se crían principalmente en los departa-
El análisis del denominado “Informe-país” mentos de Los Andes, San Carlos y La Poma;
del año 2017 que compila información de los mientras que en Catamarca se destacan los
años 2015 y 2016, denota la falta de datos departamentos de Santa María, Belén y An-
precisos de la cantidad de vicuñas por pro- tofagasta de la Sierra.
vincia dado que la información es fragmenta- La producción de llamas ha aumentado
ria e incompleta. Por ejemplo, de Jujuy sólo en las últimas tres décadas (Quiroga Men-
448 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

diola y Cladera, en este volumen). Si bien conservación y el manejo de la vicuña y en


el último CNA corresponde al 2008, com- consideración a la experiencia recogida en
parando los tres últimos de Jujuy (1988, la ejecución del Convenio para la Conserva-
2002 y 2008), se observa que las llamas han ción de la Vicuña suscrito en La Paz el 16 de
aumentado de 97.000 a 140.000 (45% de agosto de 1969, resuelven celebrar un nuevo
incremento). Este resultado es alentador ya Convenio para la Conservación y Manejo de
que cualquier comparación entre estos años la Vicuña en los términos siguientes:
para otras producciones ganaderas demues- Artículo 1º.— Los gobiernos signatarios
tra una caída, notable en los ovinos que casi convienen en que la conservación de la vicu-
disminuyen a la mitad (Lamas, 2012). ña constituye una alternativa de producción
económica en beneficio del poblador andi-
M A N E J O Y C O N S E R VA C I Ó N no y se comprometen a su aprovechamien-
to gradual bajo estricto control del Estado,
Vicuñas.— Como recurso, las vicuñas tie- aplicando las técnicas para el manejo de la
nen una histórica relación con las poblacio- fauna silvestre que determinen sus organis-
nes humanas que habitaron y habitan la Puna mos oficiales competentes”.
argentina (Laker et al., 2005; Yacobaccio,
2009; Olivera, en este volumen). Es así que La única fibra legal (autorizada) para el
las vicuñas fueron inicialmente cazadas por comercio es la proveniente de animal es-
cazadores-recolectores (hace 10.000 años), quilado vivo. En la década de los 90 se ge-
luego manejadas sustentablemente por téc- neró el dilema entre uso en silvestría (con
nicas prehispánicas de chaku y restricción de animales que viven libres y retornan a esa
matanza (épocas prehistóricas y protohistó- condición luego de la captura y esquila) y
ricas), finalmente valoradas y demandadas uso en cautiverio (con animales que viven
en el mercado europeo y en consecuencia cercados en módulos de distinto tamaño e
con esto, cazadas desde épocas coloniales intensidad de producción). Un análisis com-
(1500-1800) hasta épocas republicanas re- parativo (Lichtenstein y Vilá, 2003; Vilá y
cientes (desde siglo XIX). Declaradas en la Lichtenstein, 2006) y un detallado estudio
década de los 60 “en peligro de extinción”, de los costos económicos y beneficios para
las vicuñas le deben su existencia actual a la conservación (Lichtenstein, 2006) de-
una “sinergia salvadora” entre legislación mostraron que el manejo en cautiverio no
internacional, nacional y regional, creación cumplía con las metas de generar desarrollo
de zonas de protección y especialmente el económico para las comunidades locales, ni
compromiso por la conservación y cuidado era un instrumento apropiado para la con-
por parte de comunidades puneñas. El ins- servación de la especie. En la actualidad el
trumento fundamental para la recuperación manejo en silvestría es el modo principal de
y conservación de esta especie, fue y sigue manejo. El mismo se realiza mediante chakus
siendo, el Convenio para la Conservación y el que han sido detalladamente descriptos en la
Manejo de la Vicuña (Ley Nacional 23.582) bibliografía (Arzamendia et al., 2010, 2012,
al que Argentina adhirió en 1979. Se inició 2014) y que consisten en un arreo de los
en función de la gravedad de la situación y animales realizado por personas con sogas
su énfasis fue exclusivamente proteccionista. con cintas de colores hacia un corral de es-
Diez años después, y con la recuperación de quila (Vilá, 2006; Arzamendia et al., 2012).
muchas poblaciones, el Convenio incluye la Algunos chakus utilizan vehículos, pero se ha
posibilidad de manejo sustentable y estable- demostrado el efecto negativo de los mismos
ce claramente los beneficiarios del mismo: (Arzamendia et al., 2010).

“Los Gobiernos de las Repúblicas de Llamas.— La cría de llamas se realiza en


Bolivia, Chile, Ecuador y Perú, animados el contexto de fuertes valores culturales y
del propósito de continuar fomentando la cosmovisión andina, donde el respeto por las
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 449

tradiciones, costumbres y la valorización del getación rala y pobre (añagua, canjlia, etc.
ambiente conducen las decisiones del pastor y típica de la época de verano). En la zona
o llamero. En tal sentido existen rituales de del oeste o de Puna seca toman primordial
tributo a la tierra mediante el pago de la Pa- importancia las zonas de vegas, que repre-
chamama, el challaco en agosto (ofrenda a la sentan verdaderos oasis para el ganado. La
tierra), la chimpeada y floreada en “la señala- vegetación y la disponibilidad de agua fuera
da” (marcado de los animales con pompones de estos reducidos lugares son prácticamente
en las orejas) y la distinción de los jañachos nulas (Lamas, 2015). Las principales activi-
(machos reproductores) con el uso del puiso dades del manejo de las llamas se concen-
(collar de lana de colores; Figura 3). tran desde fines de la primavera hasta fines
El sistema de cría de llamas es anual, del verano. En este tiempo se practica el ser-
estacional, cíclico y trashumante. El pastor vicio, la esquila y ocurre la parición.
se traslada junto con su rebaño a diferentes
pisos altitudinales según las distintas esta- A S P E C T O S S A N I TA R I O S
ciones cumpliendo un ciclo de pastoreo a
lo largo del año. La finalidad es obtener el Las vicuñas y las llamas cohabitan la
mayor aprovechamiento de la escasa oferta Puna en gran parte de su extensión. Las
forrajera a través de tres sectores: una zona modernas nociones sobre sanidad animal
de “bajo” (comunidades vegetales de ríos o se pueden conceptualizar como “una úni-
torrentes de agua “chillagual” o “ciénago”), ca salud” (one health), una convergencia
otra zona “media” o “de campo” (“tolares”) de múltiples disciplinas para alcanzar una
y una zona de “alto” o de “serranías” de ve- salud óptima ambiental que incluye a seres

Figura 3. Llamo floreado y con puiso, de tipo Ch´aku de la zona de Cusi-cusi. Es un animal
sin esquilar por varios años (foto H. Lamas).
450 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

humanos y animales domésticos y silvestres, nen su componente silvestre (las vicuñas)


e incorpora múltiples variables sanitarias y doméstico (las llamas) y cohabitan con el
en un sistema complejo integrado de pro- ganado doméstico introducido, un factor pri-
ducción y naturaleza; y no analizando cada mordial es el salto de un agente infeccioso
enfermedad como una situación aislada de de una especie a otra. O sea, entre camélidos
determinada especie. silvestres y domésticos y entre camélidos y
En las poblaciones silvestres de vicuñas ganado introducido (Ramírez, 1991). Es im-
las enfermedades forman parte de una se- portante destacar que los camélidos también
rie de factores físicos y biológicos que ac- podrían actuar como reservorios de agentes
túan como presiones de selección natural asociados a enfermedades consideradas zo-
(Darwin, 1859). En general, en poblaciones onóticas por lo cual urge la realización de
silvestres sin introducción de agentes infec- monitoreos para determinar la presencia de
ciosos exógenos las enfermedades funcionan agentes zoonóticos (Ramírez, 1991). Asimis-
como una presión de selección que genera mo, el uso de herramientas biotecnológicas
fortaleza y mejora el sistema inmune. Sin aplicadas a la detección de agentes infeccio-
embargo, en ambientes donde se introdu- sos en camélidos y ganado doméstico, permi-
cen vectores o agentes exógenos a través de tiría estudiar la dinámica y comportamiento
—por ejemplo— la introducción de ganado de los mismos.
exótico, las poblaciones silvestres pueden ser Una observación habitual en la Puna es la
más susceptibles a estos agentes previamen- presencia de animales con signos de infesta-
te desconocidos, o pueden funcionar como ción por sarna sarcóptica (Sarcoptes scabiei)
presiones nuevas del ambiente modificado. que genera costras en las zonas con poco
Los camélidos silvestres y domésticos son pelo e infecciones bacterianas secundarias
susceptibles a infecciones virales, bacteria- (Figura 4). La sarna es una causa de morta-
nas y parasitarias causadas por agentes co- lidad importante en vicuñas (Bujaico, 2015)
munes, telúricos y muchas veces parte de y debe prevenirse, evitarse y tratarse en su
la biota digestiva del animal, que en situa- par doméstico, las llamas, con planes sanita-
ciones desfavorables (lesiones, desbalances rios acordes. Como se conceptualiza en este
nutricionales, estrés) se multiplican en forma capítulo, la diferencia de esencia silvestre y
desproporcionada generando la enfermedad doméstica entre vicuñas y llamas determina
clínica. Estas enfermedades son de carácter que las estrategias de manejo sean diferen-
ambiental, es decir que dependen de fac- tes. En el caso de las vicuñas se hipotetiza
tores como clima, presencia y densidad de que la sarna sería un componente a través
vectores, huéspedes e intermediarios, dis- del cual operan los mecanismos densodepen-
ponibilidad de pasturas, estado nutricional dientes de limitación poblacional asociados
e inmunológico de los camélidos, hábitos a las temporadas de escasez alimentaria. Si
de pastoreo y carga microbiológica. Estos la infestación con sarna fuera un factor de
factores conforman una intrincada red de regulación la indicación sería “dejarlo fun-
variables que interactúan y que deben ser cionar” con una vigilancia atenta con super-
estudiadas en forma conjunta para cada re- visión a campo, de modo de evaluar el riesgo
gión en particular y que son elementos de de que se convierta en un problema sanitario
diagnóstico de la envergadura del riesgo sa- grave. En el caso de las llamas la indicación
nitario (Marcoppido y Vilá, 2014). es la contraria: se deben tratar los animales
Los camélidos son susceptibles de en- afectados por sarna y prevenir el contagio
fermarse con patógenos de otras especies y con medidas profilácticas, especialmente si
es común encontrar anticuerpos (serología hay vicuñas en la zona.
positiva) o huevos de parásitos en materia Un correcto control sanitario de un hato
fecal, aun en animales sin ningún signo clí- de llamas incluye la aplicación de la vacuna
nico (Tabla 1). anual contra las enfermedades clostridiales
Dado que los camélidos en la Puna tie- (mancha, gangrena, enterotoxemia y téta-
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 451

Tabla 1. Principales enfermedades que afectan a los camélidos en el noroeste argentino. La


ausencia de datos sobre signos clínicos significa que los mismos no están descriptos para
los camélidos sudamericanos. Referencias: LL: llama. V: vicuña. 1. Marcoppido et al., 2010;
2. Marin, 2009; 3. Barbieri et al., 2014; 4. Parreño y Marcoppido, 2006; 5. Puntel et. al.,
1999; 6. Leoni et al., 2000; 7. Bentancor et al., 2006; 8. Marin et al., 2005; 9. Brihuega
et al., 1996; 10. Llorente et al., 2002; 11. Carletti et al., 2013; 12. Cafrune et al., 2001;
13. Cafrune et al., 2006a; 14. Cafrune et al., 2006b; 15. Cafrune et al., 2014; 16. Mar-
coppido et al., 2013; 17. Arce de Hamity y Ortiz, 2004. 18. Arzamendia et al., 2012b.

Agente Enfermedad Grupo, género o especie Signos clínicos Referencias

Virus Diarrea neonatal Rotavirus Diarrea. Principal causa de LL: 1, 2, 3, 4, 5


muerte en crías. V: 1, 4
Respiratoria Para-influenza-3 (PI-3) Neumonía leve o aguda, a veces LL: 1, 2, 3, 4
asintomática V: 1, 4
Respiratoria y reproductiva Herpesvirus bovino (BHV-1) Bronco neumonía LL: 1, 2, 4, 6
V: 1, 6
Diarrea viral bovina (BVDV) Diarrea, descarga nasal, aborto, LL: 1, 2, 4, 6
muerte súbita V: 1, 6
Herpesvirus equino (EHV-1) Ceguera, encefalitis 6

Bacterias Enterotoxemia Clostridium perfringens (A, C y D) Diarrea, muerte súbita. Alta LL: 6
susceptibilidad en crías
Paratuberculosis Mycobacterium paratuberculosis Diarrea incoercible LL: 8
Leptospirosis Leptospira spp. Abortos, disnea, postración LL: 2, 8, 9, 10

Parásitos Endoparasitosis Toxoplasma gondii LL: 2


Neospora caninum LL: 2
Sarcocystis Quistes “grano de arroz”. LL: 2, 11
macroscópicos localizados en
músculos
Fasciola (unca o saguaypé) Hepatitis, anemia, anorexia LL: 2
Lamanema Trastornos respiratorios y falla LL: 2, 13
hepática
Trichuris Anemia, emaciación LL: 2
V: 14
Capillaria Pérdida de peso, diarrea LL: 2
V: 14
Nematodirus Enteritis LL: 2, 12
Strongyloides Diarrea LL: 2
Ectoparasitosis Cestodes Pérdida de peso LL: 2
Eimeria spp. Anorexia, pérdida de peso, LL: 2
diarrea, muerte súbita V: 14, 15
Trichostrongylus Anorexia, pérdida de peso, LL: 2
diarrea
Cooperia LL: 12
Haemonchus Anemia, pérdida de peso, LL: 16
emaciación y muerte
Amblyomma parvitarsum Anemia (infestaciones masivas) LL: 2, 17
(garrapata)
Microthoracius (piojo) Anemia (infestaciones masivas) LL: 2, 17
V: 18
Sarcoptes scabiei (sarna) Lesiones costrosas en zonas LL: 17
con poco pelo, infecciones V: 18
secundarias, debilitamiento, en
algunos casos muerte.
452 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 4. Vicuña infestada con sarna (foto B. Vilá).

nos) en hembras preñadas en el último ter- Mosca y Puig 2010; Borgnia et al., 2010;
cio de gestación, crías de 15 días de vida y Franklin, 2011; Rojo et al., 2012; Donadio y
adultos en épocas previas a la esquila (Ra- Buskirk, 2016). Al menos 74% de las vicuñas
mírez, 1991). En caso de que el veterinario argentinas habitan las provincias más sep-
zonal lo indique, se deberá vacunar contra tentrionales y especialmente las poblaciones
rabia y leptospirosis. En Argentina no existen de Jujuy y Catamarca comparten en mayor o
vacunas formuladas para camélidos y deben menor medida el hábitat con llamas y ovejas.
usarse las vacunas utilizadas en pequeños La superposición alimentaria entre herbívo-
rumiantes. ros silvestres y domésticos es un típico tema
a analizar en escenarios de conservación
I N T E R A C C I O N E S A L I M E N TA R I A S E N T R E (Gordon, 2000; du Toit, 2011; Odadi et al.,
LLAMAS, GANADO Y VICUÑAS 2011). Habitualmente, los pastores llevan
Las vicuñas son principalmente pastorea- su ganado a las vegas y las vicuñas suelen
doras con preferencias alimentarias determi- ser desplazadas a ambientes subóptimos, lo
nadas por la disponibilidad, la época del año, que puede malinterpretarse como el “hábitat
la predación y el acceso a fuentes de agua natural” (u “original”) de esta especie y no
(Cajal, 1989; Arzamendia et al. 2006, 2015; la consecuencia del desplazamiento. Un es-
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 453

tudio en Laguna Blanca, Catamarca (Borgnia cluyendo una densidad mínima de animales
et al., 2006, 2008, 2010) mostró que distin- (de aproximadamente 8-9 vicuñas por km2)
tas especies de herbívoros (vicuñas, llamas, habituados a la presencia humana, una or-
ovejas, burros y vacas) se superpusieron en ganización comunal que se comprometa y
el consumo de algunas plantas y unas pocas realice las tramitaciones correspondientes
de éstas, particularmente gramíneas, fueron ante las autoridades de aplicación provin-
ampliamente consumidas por todos. Aunque ciales y un grupo científico técnico que avale
las vicuñas prefirieron forrajear en las vegas, la iniciativa mediante estudios demográficos
su ocupación por el ganado desplazó a las y de uso de hábitat.
vicuñas a ambientes menos preferidos en En la Tabla 2 se presentan datos del úl-
los cuales funcionó como una especie más timo Informe-país presentado (2017) de la
generalista, incluso como ramoneadora fa- fibra obtenida en las esquilas de Jujuy y Ca-
cultativa (Borgnia et al., 2006, 2008, 2010). tamarca. La producción de fibra derivada
En Jujuy se encontró una relación inversa de manejo en cautiverio es del 7,7% y casi
entre la cantidad de ganado y el número de el 70% de la fibra es obtenida por empre-
vicuñas, en Cieneguillas (Arzamendia et al., sas privadas en Catamarca, siendo algunas
2006) y en Suripugio (Rojo et al., 2012). En de capitales extranjeros. En el Informe-país
estudios en Bolivia (Muñoz et al., 2015) se se omite la razón social de las mismas. La
determinó que el pastoreo de las alpacas en empresa italiana Loro Piana, productora de
altas densidades (al menos 100 animales por prendas finas ingresó a la provincia en 2013
km2) tiene un efecto negativo en la vegeta- obteniendo el permiso de esquila y comer-
ción generando una sustitución de especies cialización.
vegetales hacia las no palatables, mientras
que el pastoreo de las vicuñas no generó Llamas.— La ganadería llamera conserva
ningún efecto negativo. En Santa Catalina sus aspectos pastoriles tradicionales obser-
se confirmó el patrón de segregación entre vándose áreas de mayor desarrollo. En la
vicuñas y ganado, excepto con un único tipo actualidad se producen en el país aproxi-
de asociación vicuña-llama, en el cual vicu- madamente 30 toneladas de fibra anuales
ñas y llamas (estas últimas en densidades (Lamas, datos no publicados). En la Puna
aproximadas, entre 10 y 40 animales por argentina, es habitual la definición de dos
km 2) pueden pastorear sin interacciones grandes zonas con un gradiente decreciente
agresivas ni exclusión, lo que permitiría un de precipitaciones y productividad desde el
interesante potencial de desarrollo integrado noreste hacia el sudoeste. Son éstas la Puna
con ambas especies de camélidos (Arzamen- húmeda (Yavi-Santa Catalina-Cochinoca-
dia y Vilá, 2015). Cuando el ganado despla- La Quiaca) y la Puna seca (Susques hacia
za a las vicuñas, éstas pueden aprovechar el suroeste, incluyendo Salta y Catamarca).
la vegetación más pobre de las zonas mar- Los mayores recursos económicos se ubican
ginales, dada su coevolución con plantas de en la Puna húmeda, con un sistema de pro-
ducción de más ovinos y menos camélidos
la estepa puneña.
(ovinos/camélidos, de acuerdo al mayor
número de cabezas) y con buena capacidad
ASPECTOS PRODUCTIVOS
de generar excedentes comercializables. La
Vicuñas.— La vicuña es susceptible de Puna seca presenta un sistema de produc-
esquila en vivo motivo por el cual se han ción camélidos/ovinos y poca capacidad de
desarrollado técnicas de captura y manipu- generar excedentes comercializables (Lamas,
lación que minimizan el estrés y la mortali- 2015b). Las llamas se suelen criar en “hatos
dad (Bonacic et al., 2006; Gimpel y Bonacic, múltiples”, formados por varias especies in-
2006; Arzamendia et al., 2010). Para pla- cluyendo ovejas y cabras.
nificar una captura local se deben cumplir En la Puna de Jujuy, a partir del estu-
ciertas condiciones (Baldo et al., 2013), in- dio de 209 explotaciones agropecuarias (el
454 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Capturas de vicuñas en las provincias de Jujuy y Catamarca en los años 2015 y
2016. Se describe la institución que realiza el manejo, la cantidad de capturas, la cantidad
de vicuñas esquiladas sobre las capturadas (E/C), la cantidad de fibra obtenida, el subtotal
por tipo de institución (comunidad, cooperativa o empresa) y el total del año de fibra de vicu-
ñas silvestres por provincia. En la provincia de Jujuy, el año 2015 la CAMVDY (Comunidades
Aborígenes Manejadoras de Vicuñas del Depar tamento Yavi) y la Comunidad Aborigen de
Lagunillas del Farallón, capturaron en: Límite Escobar-Cholacor, Baylomita, Ciénego Grande,
Abra Colorada y Lagunillas del Farallón. En el año 2016, las capturas fueron en: Inticancha,
Cholacor, Collajo, Achicorial, Escalera, Escobar, La Aguada, Pijuni, Ciénego Grande, Ciénego.
En la provincia de Catamarca, la Cooperativa A capturó en: Laguna Blanca, Las Retamas y
Salinas Grandes; Cooperativa B capturó en: La Lagunita; Cooperativa C capturó en: vega de
Calalaste. La empresa D capturó en: Laguna Pasto Ventura, Laguna Colorada, Las Quebradas,
Vega de Pasto Ventura, Laguna El Morado y en 2016 se agrega La Cieneguita; y la empresa
E capturó en: Las Peladas, Las Grutas y Chucula. Las empresas catamarqueñas decidieron
asociarse en 2015 y continúan en la actualidad (Contrato Asociativo Rural). (*) Sólo hembras.
(**) Solo primera esquila de las nacidas en 2015. Fuente: Informe País de Argentina a la
XXXIII Reunión Ordinaria del Convenio de la Vicuña realizada en Cusco, Perú.

Total
Provincia Año Institución Capturas EC Fibra (kg) Subtotal
(kg/año)
Jujuy 2015 Comunidad 5 488/745 116,31 116,31
194,1
Cautiverio INTA 3 349*/976 77,79 77,79
2016 Comunidad 11 576/810 136,59 136,59
259,39
Cautiverio INTA 6 554**/1.175 122,88 122,88

Catamarca 2015 Cooperativa A 3 507/588 112,435


Cooperativa B 1 70/70 30,33
221,263
Cooperativa C 1 40/56 31,545
Empresa D 5 1.229/1.255 489,03
842,03 1.063,308
Empresa E 3 856/889 353,00
2016 Cooperativa A 3 323/564 82,81
Cooperativa B 1 41/41 16,325
108,32
Cooperativa C 1 36/38 9,185
Empresa D 6 1.657/1.730 683,46
980,09 1.088,41
Empresa E 3 697/735 296,63

7% del total de esta área) pertenecientes a que el largo de mecha sea mayor a los 7
los cinco departamentos de esta provincia centímetros para hilarlo sin problemas. En
(Yavi, Santa Catalina, Rinconada, Cochinoca general la esquila se realiza en condiciones
y Susques), se encontró un valor medio de básicas sin tomar los recaudos necesarios
composición del “hato múltiple” de 61% de para obtener un producto de buena calidad.
ovinos, 26% de llamas y 11% de caprinos Se realiza sobre el piso, con tijera manual
(Paz et al., 2011). o hasta con “rutuna” (chapa de hojalata o
La esquila de llamas se realiza a partir de latón afilado).
mediados de octubre en zonas de la Puna En 1995 surgió en Jujuy un sistema de
húmeda, posteriormente a la esquila de ovi- acopios comunales (colecta de la fibra poste-
nos. En la Puna seca la esquila es estacio- rior a la esquila), a partir de la organización
nalmente más tardía y se realiza en verano. de los productores. De acuerdo a la imple-
Nunca se esquila luego de marzo dado que mentación del acondicionamiento, clasifica-
los animales corren el riesgo de morir por ción y tipificación de la fibra, se reconocen
hipotermia (debido a golpes de frío inverna- 28 tipos de fibra con valor comercial. La
les tempranos, lluvias, granizo y nevadas). El asociación Acopios de Comunidades Andi-
período entre esquilas (inter-esquilas) sue- nas (ACA) es la unión de las Cooperativas
le ser de dos o tres años. Es fundamental Agroganaderas de Río Grande de San Juan,
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 455

El Toro, Pumahuasi y Cangrejillos a los que de calidad, ya que se obtuvo mayor recono-
se sumó en 2008 la Asociación Cooperadora cimiento en el mercado textil de consumo
CEA INTA de Abra Pampa. ACA busca incluir turístico. Estos logros son liderados por la
al productor ganadero en forma directa en Cooperativa Punha de Abra Pampa, la Red
las transacciones comerciales de la fibra de Puna de Jujuy, los artesanos de San Antonio
llama —y por ende en sus beneficios— rela- de los Cobres, la Asociación de Artesanos
cionando el sector de la oferta (ganaderos) San Pedro Nolasco de Molinos, el Proyec-
con el sector de la demanda (industria tex- to Artesanal CUM de Salta y las artesanas
til), y favoreciendo también las posibilidades de Belén, Antofagasta de la Sierra y Lagu-
de sumar valor agregado (Lamas, 2015a). na Blanca de Catamarca, por citar algunos
Este mecanismo asegura calidad, cantidad ejemplos de emprendimientos destacados.
y continuidad en la provisión de fibra y en- Estas organizaciones promueven mayores
frenta la desigualdad social de posibilidades estándares de calidad, con un sistema de
de negociación implícita en el sistema de in- catálogos y con comercialización directa en
termediación, debido a que la fibra es ob- los mercados nacionales e internacionales.
tenida en numerosas, pequeñas y dispersas La llama no sólo se utiliza como produc-
explotaciones pecuarias resultando en una tora de fibra, sino también de carne. La fae-
producción atomizada. En otras palabras, na es una actividad de la familia campesina.
busca normalizar y socializar el precio del Es ejecutada por el hombre de la casa si está
producto mediante la distribución equitativa presente, pero es la mujer, responsable y co-
de su renta. Además, los productores asocia- nocedora de los animales, la que decide el
dos han comenzado procesos de agregado animal a faenar. Existen dos tipos de faenas
de valor de la fibra, no sólo a nivel artesanal durante el año: la faena mayor y la faena
(lo cual siempre sucedió en mayor o menor forzada. La faena mayor se efectúa entre los
grado) sino también a nivel industrial, arti- meses de marzo a julio, que coincide con el
culándose con la industria de transformación final de la época lluviosa (verano) y el inicio
de vellón en hilo y telas. En los últimos años de la escasez de pastos. Los animales suelen
un 10-20% de la fibra acopiada se ha desti- presentar su mejor condición. Los mejores
nado a experiencias de transformación, pro- animales generalmente se venden en pie, ya
duciendo hilo que se vende a grupos artesa- sea como vientres (hembras) o como repro-
nales de Ruta 11 y Abra Pampa (Jujuy) y San ductores (machos), mientras que el resto se
Antonio de los Cobres y Seclantás (Salta). faena y su carne se destina a la venta como
En 2011 se elaboraron tops (se somete a la carne fresca o para la elaboración de char-
fibra a la acción de las máquinas peinadoras qui (carne seca salada). La faena forzada es
y estiradoras, produciendo bobinas de fibra aquella que se realiza durante crisis climá-
uniforme). A partir del top, con un mayor ticas extremas y además para hacer frente a
estirado, torsión y plegado se obtienen los las necesidades de la familia o a los compro-
hilos. Se requiere desarrollar nuevas combi- misos sociales, de la comunidad y comedores
naciones de fibra de llama con lanas finas y municipales e infantiles de la localidad.
superfinas, así como nuevas combinaciones En la estrategia de vida puneña se pue-
de colores, orientado a diferentes usos, des- de señalar que mientras la carne del ovino
tinos comerciales y niveles de calidad, tanto es el recurso con el que la familia afronta
artesanales como industriales. Este trabajo los gastos diarios, la carne de llama es el
iniciado en Jujuy se ha extendido a Salta recurso con el cual se afrontan las emergen-
con la finalidad de llegar al desarrollo de cias, las crisis, algún largo viaje, la curación,
un sistema oficializado tal como el programa tratamiento u operación que demanda una
PROLANA (Programa para el mejoramiento gran inversión de dinero. Tal es la relación
de la calidad de la lana). económica y financiera de los distintos gana-
En cuando a las artesanías de lana de lla- dos criados en la zona. En general la faena
ma se ha observado una mejora sustancial y la venta de la carne de llama se realizan
456 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

en condiciones deficientes de higiene y sin la población de llamas de la zona iría en un


control sanitario, lo que limita su consumo continuo descenso.
y determina su menor precio.
El pequeño productor participa en tres R I E S G O S Y D E S A F Í O S PA R A
procesos económicos en relación con la car- L A C O N S E R VA C I Ó N D E C A M É L I D O S
ne de llama: el autoconsumo, el trueque y EN LA PUNA
la compra-venta. La cadena de comercia-
Vicuñas.— Como se desprende del releva-
lización está fuertemente afectada por la
miento de fuentes oficiales del informe país
intermediación. Los cueros se venden por
al Convenio de la Vicuña, se desconoce el
unidad, esquilados o sin esquilar, o por kilo
número de vicuñas que habitan en Argen-
en atados.
tina. El último censo se realizó en 2006.
En la provincia de Jujuy pueden recono-
cerse diferentes zonas de producción, con Esto implica el riesgo de tomar decisiones
“excedentes comercializables” en la Puna hú- basadas en datos inciertos y el desafío de
meda principalmente en la zona de Pozuelos, realizar un censo actualizado y comparable
el sector de la cuenca de la Intermedia, la entre provincias.
cuenca de Miraflores. Sin bien otros sectores En la actualidad la vicuña sigue necesi-
producen carne, no lo hacen con la cantidad tando acciones de conservación, ya que el
de los lugares citados. En estos sectores ope- recrudecimiento de la caza furtiva es una
ran estratégicamente los intermediarios cuyo realidad andina, especialmente en Bolivia
número ha aumentado considerablemente (Montaño y Huallata Ibarra, 2014) donde
en los últimos años debido al aumento de el mercado de El Alto, en La Paz, tracciona
la demanda. La carne de llama es conocida fibra ilegal desde el norte de Argentina. Ob-
por tener un mayor contenido de proteínas y servaciones realizadas por Montaño y Hua-
menor contenido de grasa en relación con la llata Ibarra (2014) indicaron la presencia en
carne vacuna. Con un 24,82% de proteína la El Alto de fibra clara de la subespecie V. v.
carne de llama supera al pollo, vaca y conejo vicugna que es poco abundante en Bolivia y
(con aproximadamente 21%) y al cerdo y la única presente en Argentina. A esta situa-
oveja (con aproximadamente 19%). La carne ción se le suman las dificultades de comer-
de llama argentina muestra un bajo conte- cialización de pequeños volúmenes de fibra
nido de grasa (3,51%) y de colesterol (52,0 por parte de las comunidades y cooperati-
mg/100 g) (Coates y Ayerza, 2004). En rela- vas y los trámites engorrosos que incluyen,
ción a los ácidos grasos esta carne contiene entre otras obligaciones, tener que viajar a
el 50,34% de ácidos saturados, 42,48% de Buenos Aires a realizar trámites en oficinas
monoinsaturados y 7,2% de poliinsaturados, nacionales.
lo que la convierte en una alternativa sa- Es fundamental además, que los manejos
ludable dentro de las carnes rojas (Polidori se realicen bajo estrictas normas de bienestar
et al., 2007). La tendencia hacia una “carne animal (Arzamendia et al., 2014), tal como
sana” tiene crecientes adeptos que brindan las señaladas en el documento sobre crite-
un lugar de privilegio a la llama en la gas- rios de bienestar animal para el manejo de
tronomía gourmet de los circuitos turísticos la vicuña (Vicugna vicugna) publicado por el
del NOA con un nicho de mercado nacional Grupo de Especialistas en Camélidos Silves-
e internacional. Se destaca la utilización de tres de la IUCN, Unión Internacional para la
herramientas tales como las “Denominacio- Conservación de la Naturaleza (Bonacic et
nes de Origen” y los “Certificados de Cali- al., 2009) y evitar las consecuencias negati-
dad”. Sin embargo hay que ser cuidadoso vas de mortalidad de animales (casi nunca
y tener especial atención en mantener un reportadas o subreportadas) o de disgrega-
equilibrio entre la producción y la demanda ción de los grupos familiares (Sarno et al.,
de carne, ya que si la tasa de saca o faena 2009). Los manejos improvisados y la falta
de animales supera la tasa de reproducción, de acciones para el bienestar animal en las
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 457

capturas pueden ocasionar mortalidad de bles. La autora en sus trabajos contrasta esta
las vicuñas, animales con alta susceptibili- potencialidad con la realidad expresada en
dad al estrés (Bonacic et al., 2006; Gimpel las múltiples dificultades para el manejo y
y Bonacic, 2006). A pesar de que hay dispo- la venta de la fibra por parte de las comuni-
nibilidad de documentos con técnicas sobre dades. Esta dificultad de comercialización y
criterios de manejo especialmente diseñados la alta polaridad social entre los productores
para las comunidades (Baldo et al., 2013), y consumidores de la fibra que genera in-
estas técnicas no siempre se llevan a cabo, tensas dificultades es también señalada por
ni son exigidas. Lichtenstein (2010) con un análisis de los
Un aspecto importante a tener en cuen- inconvenientes de la comercialización.
ta es la necesidad de independencia de los A modo de conclusión, el desafío en re-
organismos de control y autoridades de apli- lación con el manejo de las vicuñas pasa por
cación respecto al manejo de las vicuñas. Su un control estricto del furtivismo, la utiliza-
rol de promotores y observadores imparcia- ción de técnicas de bienestar animal en los
les e independientes de la actividad, muchas manejos, la independencia de roles institu-
veces se confunde cuando están a cargo de cionales entre los hacedores de los manejos
planes de manejo y de capturas que la mis- y los supervisores de los mismos, el estable-
ma institución debe supervisar, convirtiéndo- cimiento de pautas claras para la comerciali-
se así en “juez y parte”. zación de la fibra por parte de comunidades
Además, existe preocupación de observa- y cooperativas y el cumplimiento del artícu-
dores internacionales, como se señala en la lo 1 del Convenio de la Vicuña. Todas estas
resolución 355/2013 del Convenio de la Vi- cuestiones abarcadas desde un campo con
cuña que propone “solicitar a los países sig- numerosos actores y un fecundo diálogo de
natarios del Convenio que se pronuncien tan saberes locales y científicos.
pronto como sea posible sobre casos de au-
torizaciones de aprovechamiento de la fibra Llamas.— Como se mencionó anterior-
de vicuña otorgadas a empresas o personas mente, las aproximadamente 200.000 lla-
particulares extraandinas y, si corresponde, mas de la Puna argentina corresponden a
amplíen la información sobre estas autoriza- unas 2.800 unidades productivas que pas-
ciones”. Asimismo, el convenio solicita “pedir torean en 87.036 km2. A este escenario se
a la Comisión Técnico-Administradora del suman las grandes distancias entre los pe-
Convenio de la Vicuña explicar los criterios queños productores (dispersos y aislados) y
técnicos, sociales y legales para la definición los principales centros urbanos, la deficiente
de los beneficiarios del aprovechamiento de infraestructura de caminos y comunicaciones
la vicuña”. Estos observadores señalan que, y otras condiciones que afectan a la región.
al brindarle a una empresa extranjera el usu- Estas condiciones han gestado y sostenido
fructo de las vicuñas en Catamarca, el go- históricamente una estructura comercial
bierno provincial ha transgredido el artículo marcada por una fuerte intermediación que
1 del Convenio de la Vicuña que establece concentra los numerosos y pequeños lotes de
que los beneficios del manejo deben ser para productos obtenidos a bajo precio, ya que el
el poblador local. histórico de la fibra de llama no supera los
Estas ideas han sido discutidas por Sahley 2 US$/kilogramo para la fibra sin clasificar
(2004, 2007) en relación a las tradiciones (Lamas, 2015b). Este es un rasgo común
precolombinas y al neoliberalismo, donde la para los mercados de fibra, carne y cuero
autora señala que las condiciones de manejo de la llama, como lo es también para otros
con animales silvestres que pueden ser esqui- productos de la Puna (lana, carne y cuero
lados en vivo, asociadas con el desarrollo de de ovinos, carne y cuero de vaca) (Lamas,
comunidades indígenas, es una gran oportu- 2015b). Además del empobrecimiento que
nidad y una base sumamente atractiva para esto implica, genera falta de motivación en
el estilo de los nuevos mercados ecoamiga- los pequeños productores para realizar un
458 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

manejo y producción que mejore la calidad organizaciones que trabajan actualmente en


de sus planteles. Esta situación puede reme- forma conjunta y asociativa entre ellas a fin
diarse desde el trabajo comunal cooperati- de apoyarse mutuamente fortaleciéndose en
vista, como el realizado por los productores el mercado (Lamas, 2015b).
de la cuenca del río Grande de San Juan, en Existen avances en la cría y producción
Jujuy, quienes hace más de 20 años iniciaron de llamas pero aún existen numerosos desa-
la mejora genética de sus tropas de llamas fíos, como la mejora de la producción de la
a fin de obtener una mejor calidad de sus fibra, carne y cuero, prácticas innovadoras
productos, con comercialización conjunta y de manejo, introducción de tecnología, me-
clasificación, lo cual llevó a triplicar el precio jora genética e inversión en infraestructura.
de su fibra. De esta manera los productores Los puntos clave respecto de la producción
han asegurado calidad (por los criterios de de fibra son la transformación y comerciali-
acondicionamiento, clasificación y tipifica- zación. La llama además de ser la base del
ción), cantidad y continuidad (por el aporte sustento y del autoconsumo de los poblado-
conjunto de todos los socios). Estos aspectos res puneños es hoy altamente valorada en el
han interesado al sector de la demanda por comercio de fibras especiales extra-andinas
iniciar tratativas más equitativas y justas. La y como un producto gourmet para el sector
concientización y adopción de estos procesos gastronómico. Las instituciones provinciales
organizativos son lentas y difíciles de soste- y nacionales de apoyo técnico y de financia-
ner en el tiempo. Este sería el único camino miento deben respaldar a los productores en
que permite compensar la producción ato- el acceso al crédito, capacitación e informa-
mizada, el aislamiento y la dispersión. Cada ción, pilares básicos para poder realizar la
uno aporta su pequeña producción, la que cría, la transformación y comercialización de
al sumarse logra reunir lotes significativos productos de llama.
e interesantes para el sector de la demanda. Dentro de los aspectos generales que in-
Si además se desarrolla un sistema de tipi- fluyen en la conservación y sustentabilidad
ficación, se cumplen las tres condiciones de de los camélidos (tanto domésticos como
los mercados: disponer de calidad, cantidad silvestres) existen algunos riesgos comunes,
y continuidad. El proyecto mencionado an- como los efectos directos (contaminación de
teriormente, Acopios Andinos, funciona en fuentes de agua, disturbios acústicos y del
este sentido y algunos de sus resultados se hábitat) e indirectos de la minería, por su
reflejan en que: a) a la fecha se han realiza- inmensa capacidad de absorber personal. La
do al menos 15 acopios comunales, b) entre actividad minera promovida desde los go-
1996 y 2007 se han concretado 10 acopios biernos, ha quitado a las unidades producti-
con la comercialización de 42.608 kg de fi- vas de otros sectores mano de obra especia-
bra de llama debidamente acondicionados, lizada, generando una migración todavía no
clasificados y tipificados, c) bajo estos están- estudiada ni cuantificada. No hay territorio
dares de calidad se ha triplicado el precio en de la Puna argentina que quede fuera de este
relación con el ofrecido por los intermedia- problema. No sólo se han perdido pastores,
rios, d) se han logrado acuerdos comerciales sino personas capacitadas en esquila, clasi-
con 10 empresas textiles de Argentina, e) a ficación, elaboración de productos artesana-
partir de 2008 se han procesado y comercia- les, gestión y liderazgo de las organizaciones
lizado al menos 5.000 kg de hilos de diver- campesinas.
sos títulos y colores, f) al comercializar hilos Según estudios comparativos realizados
se ha logrado mejorar el ingreso hasta en (González, 2014) si bien la minería tiene un
seis veces sobre el precio de las barracas de aporte al fisco por regalías que es muy su-
la fibra de la Puna de Jujuy, g) actualmente perior a otras actividades, ocupa poca mano
artesanos de las provincias de Jujuy y Salta de obra y no garantiza el manejo sustentable
son los principales clientes en hilos de Aco- de los recursos naturales (como la agroga-
pios de Comunidades Andinas, h) son cinco nadería). Además, el Estado dirige esfuerzos
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 459

y otorga incentivos cuando las ganancias de Microthoraciidae). Revista de la Socie-


estas empresas son remitidas al exterior; dad Entomológica Argentina, 63: 1-2.
Arzamendia Y., Vilá B. 2015. Vicugna habi-
mientras que la agroganadería no cuenta tat use and interactions with domestic
con una comercialización ni planes de capi- ungulates in Jujuy, Northwest Argentina.
talización regulados o asistidos por el Estado Mammalia, 79: 267-278.
que permitan el crecimiento de las familias y Arzamendia Y., Baldo J., Vilá B. 2012a. Li-
neamientos para un Plan de Conserva-
grupos dedicados a estas actividades. Mien-
ción y Uso Sustentable de Vicuñas, en
tras que la minería se encuentra regulada Jujuy, Argentina. EDIUNJU, San Salvador
desde el ámbito nacional e internacional, de Jujuy, Jujuy, 165 pp.
con un marco de estabilidad importantísimo, Arzamendia Y., Bonacic C., Vilá B. 2010. Be-
la ganadería cuenta con programas de asis- havioral and physiological consequences
of capture for shearing vicuñas in Ar-
tencia técnica y promoción de instituciones gentina. Applied Animal Behaviour Sci-
nacionales o provinciales irregulares por su ence, 125: 163-170.
duración y recursos disponibles, muy liga- Arzamendia Y., Cassini M., Vilá B. 2006.
dos a la dedicación personal de quienes los Habitat use by vicuñas, Vicugna vicugna,
llevan adelante. Una de las claves sería que in Laguna Pozuelos Reserve (Jujuy, Ar-
gentina). Oryx, 40: 198-203.
las empresas mineras eligen dónde invertir, Arzamendia Y., Baldo J., Rojo V., Samec C.,
y los campesinos simplemente desarrollan Vilá B. 2014. Manejo de vicuñas silves-
su actividad donde viven y con los recursos tres en Santa Catalina, Jujuy: Investiga-
(naturales, financieros, políticos) que tienen dores y pobladores en búsqueda de la
sustentabilidad y el buen vivir. Cuadernos
al alcance.
del Instituto Nacional de Antropología y
La diversificación ha sido una de las es- Pensamiento Latinoamericano, Series
trategias de sobrevivencia de las comuni- Especiales, 2: 8-23.
dades andinas y la ganadería provee esta Arzamendia Y., Neder L. E., Marcoppido G.,
diversificación con una producción de fibra, Or tiz F., Arce M., Lamas H., Vilá B.
2012b. Effect of the prevalence of ec-
carne, cuero y sus derivados. El apoyar so- toparasites in the behavioral patterns of
lamente al sector minero y no hacerlo en wild vicuñas (Vicugna vicugna). Journal
forma semejante con el sector agroganadero, of Camelid Science, 5: 105-117
que ha sido el sustento milenario de las co- Baigún R. J., Bolkovic M. L., Aued M. B.,
munidades andinas es una visión estrecha y Li Puma M. C., Scandalo R. C. 2008.
Manejo de fauna Silvestre en la Argen-
lineal que no ayuda a un desarrollo integral tina: primer Censo Nacional de Camé-
del ambiente puneño. lidos Silvestres al norte del Río Colora-
do. Secretaría de Ambiente y Desarrollo
AGRADECIMIENTOS Sustentable de la Nación, Buenos Aires,
62 pp.
Este trabajo forma parte del proyecto Barbieri E., Rodríguez D., Marin R., Setti W.,
PICT 0479-13 de la Agencia de Promoción Romero S., Barrandeguy M., Parreño V.
2014. Relevamiento serológico de an-
Científica del MINCyT. B. Vilá y G. Marcop-
ticuerpos contra enfermedades virales
pido agradecen la colaboración institucional de interés sanitario en llamas (Lama
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la colaboración institucional del Instituto de tina. Revista Argentina de Microbiología,
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E. Donadio: ¿La esquila de vicuñas silvestres conserva el rol ecológico de esta especie? 463

Box ä ¿La esquila de vicuñas silvestres conserva el


formidable rol ecológico de esta especie?
Donadio, Emiliano
Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente, CONICET-UnComa.
emiliano9donadio@gmail.com

Casi extintas en la década del ‘60, las- complementar el ingreso de los productores,
vicuñas se han recuperado sostenidamente aumentando la tolerancia de estos hacia la
durante los últimos 40 años. Este incremento vicuña y fomentando su conservación.
resultó en conflictos con pastores, quienes La información demográfica, sanitaria,
perciben a las vicuñas como competidoras de comportamiento y bienestar animal de
por el forraje con su ganado. Para disminuir poblaciones sujeto de esquila sugieren que la
este conflicto, se ha propuesto como herra- actividad sea sustentable; sin embargo, poco
mienta la esquila de poblaciones silvestres de se sabe sobre la conservación de la funcio-
vicuñas. La esquila es un método invasivo, nalidad ecológica de estas poblaciones. Las
pero preferible a la cosecha de individuos, vicuñas bajo este régimen de manejo en ge-
y el manejo adecuado resulta en tasas de neral solapan su distribución con áreas de
mortalidad menores al 13% (Gimpel y Bona- alto uso humano, y los escasos estudios dis-
cic, 2006). El alto precio de la fibra debería ponibles indican que el ganado afecta el uso

Figura 1. Las vicuñas representan la principal presa del puma en áreas con baja presencia
humana de la Puna. Parque Nacional San Guillermo, enero 2016. Crédito: Proyecto San
Guillermo.
464 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

de hábitat de las vicuñas, las cuales además de manejo de rebaños. Lograr preservar el
no cumplen sus roles como presas (Figura 1) rol ecológico de la vicuña, el principal her-
y fuentes de carroña. bívoro de la Puna, en localidades donde se
Esto contrasta con información prove- implemente su uso sustentable, se vislumbra
niente de áreas con baja presencia humana- como el próximo desafío en el esfuerzo por
donde la interacción depredador-presa entre conservar esta especie y los procesos ecoló-
pumas y vicuñas es intensa, con fuertes efec- gicos que de ella dependen.
tos directos e indirectos sobre la estructura
y función de comunidades vegetales (Dona- L I T E R AT U R A C I TA D A
dio y Buskirk, 2016) y la ecología trófica de Donadio E., Buskirk S. W. 2016. Linking pre-
carroñeros, como el cóndor y el matamico dation risk, ungulate antipredator res-
andino (Perrig et al., 2016). Asimismo, cam- ponses, and patterns of vegetation in
bios inducidos por el ganado en el uso de the high Andes. Journal of Mammalogy,
hábitat de las vicuñas podrían modificar la 97: 966-977.
Gimpel J. R., Bonacic C. S. 2006. Manejo
distribución espacial de letrinas y por lo tan- sostenible de la vicuña bajo estándares
to de nutrientes. de bienestar animal. En: B. Vilá (ed.),
La esquila en silvestría aparece como una Investigación, conservación y manejo de
herramienta válida para la conservación de vicuñas, Proyecto MACS-Argentina, Bue-
ciertas poblaciones de vicuñas. Sin embargo, nos Aires, pp. 113-132.
Perrig P. L., Donadio E., Middleton A. D.,
la práctica entra en conflicto con manejos tí-
Pauli J. N. 2016. Puma predation sub-
picos de sistemas pastoriles, como la erradi- sidizes an obligate scavenger in the high
cación de depredadores y carroñeros nativos, Andes. Journal of Applied Ecology, 54:
la presencia de perros cimarrones, y la falta 846-853.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 465

22 ä Áreas protegidas de la Puna

Reid Rata, Yaiza 1; Lucio R. Malizia 2; Alejandro D. Brown 3


1
Fundación ProYungas. Víctor Hugo 45, Barrio Alto la Viña, San Salvador de Jujuy.
yaizareid@proyungas.org.ar
2
Centro de Estudios Territoriales Ambientales y Sociales, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad
Nacional de Jujuy. Alberdi 47, San Salvador de Jujuy.
3
Fundación ProYungas. Perú 1180, Yerba Buena, Tucumán.

ä Resumen — Este trabajo analiza las Áreas Protegidas (APs) de la región de la Puna y
reflexiona sobre el papel que las mismas cumplen para la protección de los valores territo-
riales ambientales y sociales, y su interacción con la esfera socioeconómica. La región de
la Puna argentina cuenta con 14 áreas protegidas, que suman una superficie superior a los
5.000.000 de hectáreas, representando el 32,4% del total de la región de la Puna. El pro-
ceso de creación de áreas protegidas comenzó en 1972, y en 2012 se realizó la declaración
más reciente. Jujuy es la provincia con más cantidad de áreas protegidas en la Puna (siete,
1.388.159 ha), mientras que Salta es la que protege mayor superficie (1, 1.444.000 ha).
Los Estados provinciales son los responsables de la gestión de la mayoría del territorio prote-
gido (96,4% de la superficie). La situación respecto a la gestión es heterogénea, pero por lo
general la implementación en el territorio de las figuras de protección es baja, con carencias
básicas en cuanto a catastros formalmente asentados, planes de manejo y personal, tanto de
control como técnico. Así, a pesar de su gran superficie y de su potencial complementariedad
con otras iniciativas de conservación, las áreas protegidas de la Puna argentina presentan
dificultades para encarar los retos que el siglo XXI trae para la región, como la inclusión
efectiva de las comunidades locales y sus actividades productivas, la expansión de la actividad
minera y la adaptación al cambio climático. Finalmente, proponemos puntos claves a revisar
en la gestión regional de las APs.
Palabras clave: Áreas protegidas, Puna, conservación, territorio, gestión, efectividad.

ä Abstract — “Protected areas of the Puna”. This work analyses the characteristics of the
Puna Protected Areas and explores the role they play for environmental protection and social
strengthening, and how they interact with the socioeconomic sphere. There are 14 protected
areas in the Puna of Argentina, covering more than 5,000,000 hectares, or 32.4% of the
region. Creation of protected areas started in 1972, and the latest one created dates from
2012. The Jujuy Province presents the highest number of PA (7, 1.388.159 hectares), while
Salta Province protects the largest surface (1, 1,444,000 hectares). Most of the protected
territory corresponds to provincial administrations (96.4%). The implementation of protected
areas is heterogeneous but generally low, with important weaknesses, including lack or lim-
ited legal land delimitation, management plans, and human resources (both technicians and
rangers). Thus, despite its large area and its potential complementarity with other conserva-
tion initiatives, Argentinean Puna protected areas are not fully prepared to meet XXI-century
challenges of the region, such as effective inclusion of local communities and their productive
activities, mining expansion, and adaptation to climate change. Finally, we propose a review
of key aspects that may contribute to a better regional management of PA.
Keywords: Protected areas, Puna, conservation, territory, management, effectiveness.
466 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

INTRODUCCIÓN dos en APs y el entorno productivo, algo que


Las áreas protegidas (APs) surgieron, como veremos es aún incipiente en la Puna,
hace más de un siglo, como una herramienta mayormente ocupada aún por espacios sil-
clave para la conservación de la naturale- vestres con distintos niveles de intervención
humana.
za. En la actualidad, a escala planetaria, las
En Argentina, las APs tienen una larga
APs se crean no sólo para conservar paisajes
trayectoria. La primera AP, de carácter nacio-
emblemáticos o el hábitat de especies ame-
nal, fue el Parque Nacional del Sur (1922,
nazadas, sino también para contribuir a la
aunque el proceso comenzó en 1902), lue-
calidad de vida de las comunidades locales,
go ampliado y llamado Parque Nacional
reforzar las economías regionales a través
Nahuel Huapi (1934; APN, 2016), a la que
de los beneficios del turismo, y por el papel
siguieron una importante cantidad de re-
clave que juegan en las estrategias de mitiga-
servas tanto nacionales como provinciales.
ción y adaptación al cambio climático (Wat-
En la actualidad el país cuenta con un total
son et al., 2014). Según la Evaluación de
de 440 APs formalmente reconocidas por el
los Ecosistemas del Milenio, los ecosistemas
Sistema Federal de APs, que en total suman
ofrecen a la sociedad servicios de abasteci-
33.653.504 hectáreas (12,1% del territorio
miento (alimento, agua, madera, recursos
nacional; SIFAP, 2015). De éstas, 53 están
genéticos, etc.), de regulación (composición bajo jurisdicción nacional (4.175.322 ha,
de gases atmosféricos, clima, ciclo hidrológi- 1,5% del territorio nacional) y 386 bajo ju-
co, inundaciones, erosión, polinización, en- risdicción provincial (29.478.182 ha, 10,6%
tre otros) y culturales (estéticos, espirituales, del territorio nacional). Así, un 87,6% del
simbólicos, educativos y recreativos). Es de- total de la superficie protegida del país está
cir, las APs al contribuir a mantener el buen bajo administración provincial y un 12,4%
funcionamiento de los ecosistemas proveen bajo administración nacional, relación que
una multitud de beneficios económicos, so- se hace más extrema en la Puna.
ciales y culturales al ser humano de forma A nivel nacional, existe legislación es-
directa e indirecta (Mengarelli, 2010). pecífica para la creación y administración
En 2010, la Conferencia de las Partes del de los Parques Nacionales. Adicionalmente,
Convenio sobre Diversidad Biológica adoptó Argentina ha ratificado el Convenio para la
las Metas de Aichi, como parte del Plan Es- Diversidad Biológica, que apoya la creación
tratégico para la Diversidad Biológica 2011- de sistemas de APs. En 2003 se creó el Sis-
2020. La Meta 11 aspira a que “al menos el tema Federal de APs (SIFAP), mediante un
17 por ciento de las zonas terrestres y de acuerdo marco firmado por la Secretaría de
aguas continentales y el 10 por ciento de las Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Ad-
zonas marinas y costeras” se conserven por ministración de Parques Nacionales (APN)
medio de “sistemas de APs bien conectados y el Consejo Federal de Medio Ambiente
y otras medidas de conservación eficaces ba- (COFEMA). El SIFAP establece en su Marco
sadas en áreas” (UNEP, 2010). Entre 1950 y Estatutario, que las APs son “zonas de ecosis-
2010, la superficie planetaria de APs pasó de temas continentales (terrestres o acuáticos),
4 millones de km2 a cerca de 21 milones de costeros/marinos o marinos, o una combi-
km2 (Bertzky et al., 2012; Juffe-Bignoli et al., nación de los mismos, con límites definidos
2014), mostrando en el presente una ten- y bajo un marco normativo acorde con sus
dencia creciente. Sin embargo, es importan- objetivos de conservación” (SIFAP 2013). A
te señalar que este incremento de superficie nivel provincial, es responsabilidad de cada
protegida avanza en paralelo, y en mucha jurisdicción dictar las normas que regulan
menor medida, que la trasformación de los la creación y administración de sus APs. En
sistemas silvestres por agroecosistemas. Este este contexto, y al no existir una ley de pre-
avance en paralelo tiende a incrementar el supuestos mínimos que regule a nivel na-
contraste entre los sistemas silvestres inclui- cional los estándares y protocolos mínimos
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 467

de creación y administración de las APs, se escasas precipitaciones, intensa radiación y


genera una gran heterogeneidad en cuanto a viento), lo que a su vez determina una baja
las políticas y normas provinciales y al nivel densidad de población humana y de infraes-
de implementación en terreno. tructuras. Este contexto ha permitido la de-
En este trabajo se analizan las APs de la claración de APs de grandes superficies. A
Puna argentina (Puna en sentido amplio, marzo de 2016, la superficie total protegida
abarca las ecorregiones de Puna y parte de en el ámbito de estudio es de 5.230.108 ha,
Altos Andes; sensu Brown y Pacheco, 2006) lo cual supone que un 32,4% de la superficie
incluyendo las provincias de Jujuy, Salta, total de la Puna está bajo alguna figura de
Catamarca, La Rioja y extremo norte de San protección (Figura 1 y Tablas 1-3).
Juan. A efectos del presente estudio, sólo se El proceso de declaración de estas APs
consideran APs aquellas que tienen un re- comenzó en 1972 en la provincia de San
conocimiento normativo formal y además Juan, con la creación de la Reserva Provin-
incluyen en su herramienta de declaración cial de San Guillermo de casi 1.000.000 de
referencias a la conservación de la naturale- hectáreas. En menos de una década, con la
za y/o servicios ecosistémicos. Más allá de declaración del Monumento Natural Laguna
los beneficios teóricos de las APs, se persi- Blanca de la Reserva Provincial Los Andes
gue en este análisis reflexionar sobre el pa- y del Refugio Provincial Laguna Brava, se
pel que las APs existentes cumplen para la alcanzó el 71% del total de la superficie que
protección de valores territoriales (ambien- hoy en día está declarada como área prote-
tales y culturales), y su interacción con la gida. En la década de los 90 se concentró
esfera socioeconómica. Asimismo, buscamos la mayor cantidad de nuevas APs (cinco),
identificar puntos débiles y oportunidades de aunque de tamaños relativamente menores
mejora en el diseño, planificación y gestión (Figura 2). Desde entonces, el proceso de
de estos territorios. Finalmente, queremos declaración de APs se ha desacelerado, con
recalcar la consideración de las APs como sólo una en la década del 2000 y otra en
parte de una estrategia de conservación que 2012 (Figura 2). Este patrón es consistente
incluye temas asociados con el mantenimien- con lo ocurrido a nivel nacional (Marinaro
to de sistemas productivos amigables con la et al., 2012).
naturaleza y los resguardos necesarios de re- En general, las APs de la Puna cubren
ducción de los impactos ambientales y socia- grandes superficies. De las 14 APs en la re-
les de los emprendimientos productivos y de gión, nueve tienen una superficie mayor a
infraestructura, máxime en una ecorregión 100.000 hectáreas (en algunos casos, mucho
como la Puna que detenta una alta sensibi- mayor), lo que probablemente esté vincu-
lidad a las intervenciones. lado a las bajas densidades de población,
actividades humanas e infraestructura que
CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS Y
caracterizan a esta región.
En cuanto a la distribución de estas APs
A D M I N I S T R AT I VA S
por provincia, Jujuy se sitúa a la cabeza con
La región de estudio abarca un total de siete APs en su territorio, teniendo el resto
15.640.000 hectáreas, distribuidas en la de provincias sólo una o dos APs en su terri-
porción más occidental de las provincias torio. Sin embargo, del total de la superficie
de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja y San protegida en la región, casi un tercio (28%)
Juan. Es una zona caracterizada por su al- se encuentra en la provincia de Salta, por la
titud, superior a los 3.000 metros sobre el gran superficie de la Reserva Provincial de
nivel del mar y las consecuentes condiciones los Andes. Respecto a los esfuerzos provin-
ambientales extremas y/o restrictivas (baja ciales de protección de la ecorregión, todas
temperatura media, fuerte oscilación térmica exceptuando Catamarca, se encuentran en
diaria que puede superar los 25 ºC, tempera- torno al 40% de la superficie protegida (Ta-
turas mínimas frecuentes por debajo de 0 ºC, bla 2).
468 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Figura 1. APs de la región e iniciativas complementarias. La numeración de las áreas pro-


tegidas sigue el orden de la Tabla 1. Fuente: Brown y Pacheco (2006), SIGA ProYungas /
Karina Buzza.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 469

Tabla 1. Áreas protegidas de la Puna argentina. Jurisdicción, fecha de creación, superficie y


ecorregiones que incluye. *No se incluye el Sitio Ramsar Lagunas de Vilama, de 157.000 ha
y reconocido en el año 2000 ya que el mismo se encuentra parcialmente superpuesto con la
Reserva Provincial Altoandina de la Chinchilla. **No se contabiliza en esta suma la superficie
del Monumento Natural Laguna de los Pozuelos ya que el mismo está completamente incluido
en la Reserva de Biosfera homónima.

Provincia Nombre Declaración Año Superficie (ha) Ecorregiones


1 Jujuy Reserva Provincial Altoandina Provincial 1992 369.000 Altos Andes
de la Chinchilla (parcialmente
Ramsar)*
2 Monumento Natural Laguna de Nacional 1985 16.040 Puna
los Pozuelos
3 Reserva de Biosfera Laguna de Internacional 1990 541.420 Altos Andes
los Pozuelos
4 Reserva Provincial Olaroz Provincial 1981 206.000 Puna y Altos Andes
Cauchari
5 Reserva Natural y Cultural de Municipal 1993 525 Puna
Barrancas (ratificada en 2004)
6 Paisaje Protegido Provincial Provincial/ 2000 (provincial) 271.152 dentro del Puna, Altos Andes,
(Patrimonio Mundial) Quebrada Internacional 2003 (UNESCO) área de estudio Monte de Sierras y
de Humahuaca (541.765 en total) Bolsones
7 Monumento Natural Provincial Provincial 1985 62 Altos Andes
Laguna de Leandro
8 Salta Reserva Provincial Los Andes Provincial 1980 1.444.000 Puna y Altos Andes
9 Monumento Natural Abra del Acay Provincial 1995 Sin datos Altos Andes
10 Catamarca Monumento Natural – Reserva de Provincial/ MN 1979 770.000 Puna y Altos Andes
Biosfera Laguna Blanca Internacional RB 1982
11 Área Natural Protegida Campo de Provincial 2012 75.489 Puna y Altos Andes
Piedra Pómez
12 La Rioja Refugio Provincial Laguna Brava Provincial 1980 RP 405.000 Puna y Altos Andes
(Ramsar) (2003 Ramsar)
13 San Juan Reserva Provincial y Reserva de Provincial/ Reserva Provincial 981.460 Puna, Altos Andes,
Biosfera San Guillermo Internacional en 1972 Monte de Sierras y
RB en 1980 Bolsones
14 Parque Nacional San Guillermo Nacional 1999 166.000 Puna y Altos Andes
y Reserva de Biosfera San
Guillermo
Total de superficie protegida (ha) 5.230.108**
Superficie del ámbito de estudio (ha) 15.640.000
% del ámbito de estudio protegida 32,4%

De las cinco provincias analizadas, todas y organice el Sistema de APs, ni normas que
excepto Jujuy tienen una ley provincial de regulen el manejo de las mismas y las ca-
creación del sistema de APs. Todas estas le- tegorías de protección, según se solicita en
yes fueron promulgadas entre 1998 y 2002, los artículos 124 al 126 de la Ley General de
por lo que ya cuentan con más de 10 años Medio Ambiente 5063/1998 de la Provincia
de implementación. El caso de Jujuy es par- de Jujuy.
ticular, puesto que es la provincia con más En cuanto a la jurisdicción responsable,
APs en la región de la Puna y la segunda con 11 de las APs están bajo responsabilidad de
mayor superficie absoluta protegida (sólo su- los Estados provinciales, dos bajo adminis-
perada levemente por Salta). Sin embargo, tración nacional y sólo una es municipal. No
no se ha dictado una ley provincial que cree existe ningún área protegida privada formal-
470 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 2. Conformación de los Sistemas de Áreas Protegidas de las provincias puneñas ar-
gentinas.
Legislación Establece y define Superficie puneña % del área
Nº de APs
Provincia específica categorías de protegida puneña
(Sistema de APs) protección puneñas (ha) provincial
Jujuy No No 7 1.388.831 39,9%
Salta Ley 7107/2000 Sí 2 1.444.000 39,3%
Catamarca Ley 5070/2002 Sí 2 845.000 17,25%
La Rioja Ley 7138/2001 Sí 1 405.000 39,0%
San Juan Ley 6911/1998 Sí 2 2.544.1 45,1%

mente reconocida identificada en el área de jetivos de creación y de que sea eficazmente


estudio. En superficie, esto se traduce en que gestionada. La proliferación de las llamadas
el 96,4% del territorio protegido de la Puna “APs de papel” -computadas en las listas ofi-
es gestionado por las provincias y el 3,6% ciales pero sin protección ni gestión real- ha
por la Administración de Parques Naciona- generado toda una línea de trabajo de espe-
les; el área protegida municipal no llega a cialistas encaminada a identificar aspectos
representar el 0,1% de este total. clave para la mejora del estado de conser-
vación de las APs.
EFECTIVIDAD DE MANEJO En este sentido, la situación de las APs de
Y R E L A C I Ó N C O N O T R A S I N I C I AT I VA S la región de la Puna es en general desalen-
D E C O N S E R VA C I Ó N tadora, ya que muchas no cuentan siquiera
La superficie total declarada como prote- con los instrumentos formales (plan de ma-
gida alcanza el 36,7% del ámbito de estudio, nejo, catastro regularizado, infraestructura,
lo cual es más del doble de lo estipulado en equipamiento) y recursos (financieros y hu-
la Meta 11 de Aichi. Sin embargo, la mera manos) básicos para la gestión.
declaración de un área protegida no es ga- Se observa una mejor situación en las
rantía de que la misma cumpla con sus ob- APs dependientes de la Administración de

Figura 2. Evolución de la superficie protegida (en hectáreas) en la región de la Puna.


Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 471

Tabla 3. Situación respecto a la gestión de las áreas protegidas de la región. Fuentes: SIPAP
Salta, encuestas a referentes provinciales de APs de Jujuy, La Rioja, Catamarca y San Juan,
Unidad de Coordinación del Programa MaB, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable
de la Nación.

Plan de Personal Personal Infraestructura Equipamiento


Nombre Catrastro
Manejo de control técnico para la gestión de uso público
Reserva Provincial Altoandina de la No No Sí No No No
Chinchilla
Monumento Natural Laguna de los No En elaboración Sí Sí Sí Sí
Pozuelos
Reserva de Biosfera Laguna de los No No Sí, parcial No No No
Pozuelos
Reserva Provincial Olaroz Cauchari No No Sí No No No
Reserva Natural y Cultural de Sí No Ad honorem No No No
Barrancas
Paisaje Protegido Provincial No No No Sí No No
(Patrimonio Mundial) Quebrada de
Humahuaca
Monumento Natural Provincial No No No No No No
Laguna de Leandro
Reserva Provincial Los Andes Sí En elaboración Sí Sí Planificado Sí
Monumento Natural Abra del Acay No No Recorridas Sí Planificado Sí
esporádicas
Monumento Natural - Reserva de No No Sí No En refacción Sí
Biosfera Laguna Blanca
Área Natural Protegida Campo de Sí No Sí No Sí, limitada Sí
Piedra Pómez
Refugio Provincial Laguna Brava No En elaboración Sí Sí Sí Sí
(Ramsar)
Reserva Provincial y Reserva de Sí Sí Sí Sí Sí Sí
Biosfera San Guillermo
Parque Nacional San Guillermo Sí Sí Sí Sí Sí Sí

Parques Nacionales y de las provinciales de con la conservación ambiental a través de


San Juan, La Rioja y Salta ya que todas ellas la zonificación espacial de las actividades.
cuentan con personal (de control y técnico), La declaración de una reserva de biosfera,
infraestructura para la gestión, equipamiento sin embargo, no supone recursos técnicos o
de uso público, plan de manejo aprobado financieros per se por lo que están sujetas a
o en elaboración y catastro formalmente la asignación de los mismos por parte de las
asentado (exceptuando de este punto al Mo- autoridades responsables de su gestión. De
numento Natural Laguna de los Pozuelos y este modo, la implementación práctica de es-
Monumento Natural Abra del Acay). tos modelos presenta dificultades relaciona-
Una mención especial merecen las reser- das a la coordinación interinstitucional entre
vas de biosfera que suman tres en la Puna autoridades nacionales y provinciales (tal es
argentina (Tabla 1). Una reserva de biosfera el caso de Pozuelos), a la falta de recursos
es un territorio que a petición de los estados específicos de las administraciones provin-
nacionales recibe un reconocimiento inter- ciales (Pozuelos, Laguna Blanca) y al segui-
nacional (UNESCO) por su valor ambiental miento y control del desempeño ambiental
y cultural destacado. La figura de reserva y social de las actividades de uso de dichos
de biosfera persigue implementar modelos territorios (Pozuelos, San Guillermo).
de gestión del territorio que buscan explí- Por otra parte, a nivel internacional, es
citamente integrar el desarrollo humano cada vez es más reconocido y valorado el
472 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

papel complementario que para la conserva- Natural Protegida Campo de Piedra Pómez,
ción de la biodiversidad y los servicios eco- Catamarca).
sistémicos que tienen otras iniciativas. Así, Por otra parte, las Áreas Importantes para
la propia Meta 11 de Aichi no habla sólo de la Conservación de las Aves (AICAs) son lu-
sistemas de APs para alcanzar la cifra del gares reconocidos por una iniciativa global
17% de superficie terrestre conservada, sino de Birdlife International enfocada a la iden-
que incluye “otras medidas de conservación tificación, documentación y conservación de
eficaces basadas en áreas”. No existe aún una red de sitios críticos para las aves del
un desarrollo conceptual exhaustivo sobre mundo. La ONG Aves Argentinas es el so-
lo que debe ser considerado como tal, a pe- cio nacional encargado de implementar esta
sar de lo cual realizamos un repaso de otras iniciativa. Las AICAs de Argentina se iden-
iniciativas de conservación complementarias tificaron en base a criterios como presencia
a las APs que podrían ser incluidas en el “es- de poblaciones de aves globalmente amena-
píritu” de dicha meta: humedales de impor- zadas, especies de distribución restringida,
tancia internacional, áreas importantes para especies confinadas a biomas sudamericanos
la conservación de las aves y sitios de la red y especies congregatorias. En el área de es-
hemisférica de reservas de aves playeras. tudio existen 24 AICAs reconocidas, de las
Los humedales (como las lagunas y vegas cuales nueve se encuentran incluidas total o
puneñas) se definen como sitios importantes parcialmente en APs formales (Tabla 4).
para la conservación de la diversidad bioló- La Red Hemisférica de Reservas para las
gica mundial y para el sustento de la vida Aves Playeras es una estrategia de conserva-
humana, debido a los componentes, procesos ción internacional que trabaja a escala del
y beneficios/servicios de sus ecosistemas (Iz- continente americano para establecer reco-
quierdo et al., en este volumen). Estos hume- nocimiento regional e internacional para los
dales están incluidos en la Lista de Humeda- sitios internacionales utilizados por las aves
les de Importancia Internacional, elaborada playeras a lo largo de sus zonas de migra-
por la Convención sobre los Humedales, que ción, y elaborar herramientas científicas y de
es un tratado intergubernamental aprobado gestión que sirvan para expandir el alcance
en el año 1971 en la ciudad iraní de Ram- y el ritmo de la conservación de los hábitats
sar (por lo que también se la conoce como en cada sitio de la Red. En la zona de estu-
Convención Ramsar). La República Argenti- dio, el Monumento Natural Laguna de los
na aprobó la Convención sobre los Humeda- Pozuelos fue incluido en 2014 dentro de esta
les en 1991 a través de la Ley Nacional Nº Red como Sitio de Importancia Internacional
23919, que entró en vigor en septiembre de por albergar más de 100.000 aves playeras
1992 luego de depositado el instrumento de al año y más del 10% de la población bio-
ratificación. El texto ordenado del Convenio geográfica de Calidris bairdii y Phalaropus
se aprueba por Ley Nacional Nº 25335. La tricolor (RHRAP, 2016).
inclusión de sitios en esta lista constituye
un reconocimiento internacional, así como
L A S A P S Y S U PA P E L E N E L
el compromiso de promover su conservación
DESARROLLO SOCIOECONÓMICO
y uso racional. Dentro del área de estudio
hay cuatro Sitios Ramsar, todos ellos inclui- El concepto de AP como islas de conser-
dos total o parcialmente en APs formales: vación fue ampliamente cuestionado durante
Laguna de los Pozuelos (Jujuy), Lagunas de el siglo XX. En la actualidad, y a nivel inter-
Vilama (parcialmente incluido en la Reserva nacional, los objetivos de las APs combinan
Provincial Altoandina de la Chinchilla, Ju- la conservación de la biodiversidad y los
juy), Refugio Provincial Laguna Brava (La servicios ecosistémicos con el bienestar y el
Rioja) y Lagunas Altoandinas y Puneñas de desarrollo socioeconómico de las poblacio-
Catamarca (parcialmente incluido en la Re- nes que viven en su interior o en sus áreas
serva de Biosfera Laguna Blanca y en Área de influencia.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 473

Tabla 4. Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y superposición con áreas pro-
tegidas (APs). Fuente: elaboración propia a partir de Di Giacomo (2005).

Provincia Código AICA Nombre Superficie (ha) Incluida en APs


Jujuy JU05 Laguna Los Enamorados 10 No
JU06 Laguna Guayatayoc 100.000 No
JU08 Lagunillas 60.000 No
JU13 RP Olaroz-Cauchari 200.000 Totalmente
JU15 MN Laguna de Pozuelos 14.500 Totalmente
JU17 Laguna Runtuyoc 2.000 Totalmente
JU19 Queñoales de Santa Catalina 10.000 No
JU22 Lagunas de Vilama - Pululos 150.000 Parcialmente
JU24 Yavi - Yavi Chico 5.000 No
Salta SA09 Quebrada del Toro 60.000 No
SA23 Sierra de Santa Victoria 35.000 No
SA26 Socompa - Llullaillaco 80.000 Parcialmente
SA28 Luracatao y Valles Calchaquíes 260.000 Parcialmente
Catamarca CA02 RP Laguna Blanca 929.270 Totalmente
CA03 Salar del Hombre Muerto 100.000 No
CA08 Laguna Grande 448 No
CA09 Laguna La Alumbrera 97 No
CA10 Laguna Purulla 120 No
CA11 Laguna El Peinado 214 No
CA12 Laguna Los Aparejos 139 No
CA13 Laguna Azul 54 No
La Rioja LR02 RP Laguna Brava 205.000 Totalmente
LR03 Llanos de Jague 50.000 No
San Juan SJ02 Reserva de la Biosfera San Guillermo 986.460 Totalmente

Las APs de la región de la Puna argentina volumen). Esto da como resultado una re-
casi sin excepción albergan población rural gión en la que pocas ciudades (La Quiaca,
en su interior que desarrolla en su mayoría Abra Pampa y San Antonio de los Cobres)
actividades productivas de subsistencia o de concentran la mayor parte de la población,
pequeña escala económica destinadas a au- las infraestructuras y los servicios, mientras
toconsumo y venta (Quiroga Mendiola y Cla- que grandes extensiones se encuentran sal-
dera, este volumen). La población de la Puna picadas por pequeñas localidades (menos de
asciende actualmente a poco más de 50.000 2000 habitantes) y caseríos dispersos (Long-
habitantes, con un crecimiento medio anual hi y Krapovickas, en este volumen).
de casi 7 por mil en la primera década del si- Un aspecto destacable que caracteriza a
glo XXI (Longhi y Krapovickas, en este volu- la población de la región es la importante
men). Las densidades de población humana presencia de comunidades de pueblos ori-
son muy bajas, por debajo de 1 habitante por ginarios, pertenecientes a diferentes etnias
km2, exceptuando los departamentos de Yavi, (kolla, omaguaca, atacama, diaguita y toara)
Cochinoca, Humahuaca y Belén, de los cua- con más de 180 comunidades con personería
les ninguno llega a los 10 hab/km2 (INDEC, jurídica aprobada (SIGA ProYungas y García
2010). Esta población no está homogénea- Moritán, 2016) (Figura 3). Muchas de estas
mente distribuida en el territorio, sino que comunidades llevan adelante procesos de re-
ha experimentado en las últimas décadas un clamo de tierras comunitarias que en algu-
marcado proceso de concentración, con un nos casos están concluyendo con la escritu-
incremento de la población urbana y un sutil ración de estas tierras y el reconocimiento de
descenso de la población rural (Izquierdo y sus derechos. Esto supone un desafío y una
Grau, 2009; Longhi y Krapovickas, en este oportunidad para la articulación de políticas
474 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

públicas que incentiven a las comunidades Entre los servicios ecosistémicos que po-
de pueblos originarios a promover la imple- demos destacar para la Puna está la provi-
mentación de modelos de cogestión de APs sión de agua para consumo, tanto humano
en sus territorios. como animal y para el sustento de activi-

Figura 3. Comunidades de pueblos originarios y APs. Fuente: SIGA ProYungas / Karina


Buzza.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 475

dades productivas. Este servicio adquiere corrientes. Para 2014, una encuesta realizada
especial relevancia dada la escasez del agua a empresas que representan cerca del 80%
en la región que además es afectada en su de las exportaciones mineras indicó que las
disponibilidad y calidad tanto por cuestiones mismas habían realizado inversiones ese año
naturales (clima, salinidad del suelo) como por un total de U$S 1.316 millones, alcan-
antrópicas (minería, ganadería). zando las inversiones acumuladas en el sec-
Otro servicio ecosistémico a destacar es tor los U$S 38.500 millones en 2015 y una
la provisión de forraje para consumo animal. estimación de U$S 43.000 millones en 2029
Entre las actividades económicas principales (CAEM, 2015). Estas inversiones provienen
de los pobladores de esta región se encuen- de más de 30 países de los cinco continentes,
tra la ganadería (de camélidos —llama—, entre los que se destacan Canadá, Estados
ovinos y caprinos, principalmente) la cual Unidos, Suiza, Japón, Sudáfrica, Italia y Co-
se desarrolla de manera extensiva (Quiro- rea. En la región, esta minería a gran escala
ga Mendiola y Cladera, en este volumen). convive con las explotaciones desarrolladas
Las APs no escapan a esta realidad y uno de de manera tradicional por la población local,
sus servicios ecosistémicos de impacto más por ejemplo, asociada a la producción de sal
tangible para las poblaciones locales es el en las salinas o a la obtención de metales.
de producción de alimento para el ganado. Un ejemplo es la producción de carbonato
Como contracara de esta situación, es preci- de litio en la Reserva Provincial de Flora
so mencionar los efectos que la sobrecarga y Fauna Olaroz Cauchari (Jujuy). En este
ganadera produce en los frágiles ambien- sentido, un desafío para las APs de la Puna
tes puneños. Entre estos efectos, podemos es desarrollar instrumentos de regulación
mencionar la pérdida de cobertura vegetal, y planificación que permitan implementar
la compactación del suelo y el incremento de una zonificación en las mismas. También es
la erosión que a su vez generan un deterioro importante que se incorporen protocolos y
en el servicio de producción de pastaje del estándares que garanticen que estas activi-
que depende esta actividad. En este sentido, dades, en caso de poder desarrollarse, se ha-
uno de los retos para la región es desarrollar gan de manera compatible con los objetivos
experiencias exitosas en la mejora del mane- de conservación de sus designaciones y más
jo ganadero y la adecuación de la carga a la aún, que contribuyan eficazmente a la puesta
capacidad de los ambientes. Por otro lado, en valor y protección de estas APs incluidas
los efectos indirectos de la ganadería inclu- en su contexto (paisaje) productivo. A esto
yen la matanza de depredadores naturales debe sumarse la remediación de los impactos
(puma, gato andino) y la quema de la vege- ambientales negativos que se derivan de la
tación para incentivar el rebrote o mantener implementación de dichos proyectos, que en
alejados a los depredadores. Es vital abordar muchos casos no fue adecuadamente incor-
también estos aspectos para compatibilizar porada en proyectos pasados y ha generado
la ganadería extensiva con el manejo y la la existencia de pasivos ambientales que son
conservación de los ambientes silvestres, tal un grave problema en la actualidad.
vez con distintos parámetros de uso y carga Por último, una actividad económica
ganadera adentro y afuera de las APs. complementaria que en la actualidad se
Otra actividad económica de importancia desarrolla en algunos lugares es el turismo
en la región y cuyas inversiones han crecido (Troncoso, en este volumen). Algunas comu-
significativamente en la última década es la nidades y emprendedores individuales se han
minería (Lencina et al., en este volumen). La organizado para ofrecer diversos productos
Secretaría de Minería de la Nación calcula y servicios, como caravanas de llamas, turis-
que la minería argentina superó en 2013 los mo agroganadero, turismo de alta montaña,
U$S 2.550 millones en inversiones directas, turismo cultural (asociado a festividades tra-
una cifra que muestra un crecimiento acu- dicionales destacadas) o venta de artesanías
mulado desde el 2000 de 843% en dólares locales (realizadas con cerámica, sal, lajas,
476 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

cardones, etc.). Datos del Observatorio Turís- Monumento Natural Laguna de los Pozuelos,
tico de la Provincia de Jujuy muestran que, en la puna jujeña, recibe unos 2.500 visitan-
si bien la región de la Puna es la que menor tes por año, cifra importante para la región,
cantidad de plazas empadronadas tiene (827 aunque aún muy distante de la cantidad de
de las 10.001 provinciales), su número viene visitantes de APs de otras zonas (el Parque
en aumento desde 2010 (cuando se registra- Nacional Calilegua, en la región de Yungas
ban 579 plazas), aunque aún se sitúa lejos de la misma provincia recibe unos 13.000 vi-
de los valores para otras regiones turísticas sitantes anuales). A modo de reflexión sobre
de la provincia, como la Quebrada de Hu- la proyección de la actividad turística vincu-
mahuaca (4.181) y los Valles (3.973). No lada a APs cabe mencionar que, si bien exis-
obstante, al comparar el crecimiento anual ten ejemplos exitosos, en general esta acti-
de plazas empadronadas por región en la vidad ha demostrado funcionar bien cuando
última década, se observa que la Puna es la se plantea en un esquema complementario
que muestra menor crecimiento. En términos de diversificación de las actividades econó-
de arribos a la provincia de Jujuy (835.021 micas familiares. Es importante manejar el
personas registradas en todo tipo de aloja- nivel de expectativas al respecto ya que el
miento, año 2014). El 8% correspondió a la potencial desarrollo del turismo se ve limi-
región Puna, bien por debajo del 46% para tado por cuestiones inherentes a la región.
la región Quebrada y del 42% para la re- Las condiciones ambientales relativamente
gión Valles (Secretaría de Turismo de Jujuy, hostiles, junto con la austeridad de los ser-
2014). Sin embargo, relativizando estos nú- vicios disponibles, suponen una restricción
meros en términos de población por región, para la afluencia de público masivo. Esto no
se constata que llega a la Puna 1,6 visitante debe considerarse necesariamente como algo
por cada habitante de esta región (42.541 negativo. La afluencia limitada de visitantes
habitantes), frente a 11,2 visitantes por ha- puede ser un atractivo para ciertos segmen-
bitante en la Quebrada (34.373 habitantes) tos de turistas (Troncoso, en este volumen),
y 0,8 visitante por habitante en los Valles a la vez que permite que la actividad se de-
(419.385 habitantes). El 75% de los visitan- sarrolle de forma más respetuosa con el en-
tes de la Puna se alojan en la localidad de torno, tanto en los aspectos naturales como
La Quiaca, en gran medida vinculados a la culturales.
actividad comercial de esta ciudad fronteri-
za. Para analizar con más detalle el impacto ANÁLISIS CRÍTICO DEL
tanto positivo como negativo de la afluencia FUNCIONAMIENTO Y EL FUTURO DE
de visitantes a la Puna, sería necesario un LAS APS EN LA PUNA
análisis más profundo que incorpore varia-
bles como número de prestadores, duración Las APs de la región de la Puna compar-
de las estadías, gastos medio por persona, ten el contexto caracterizado por su baja
puestos de trabajos generados, etc. densidad de población e infraestructuras,
A pesar de su potencial, el volumen de situación socioeconómica relegada (respecto
turismo que mueve la región de la Puna está a otras regiones más pobladas) y por ende,
lejos de la magnitud de otras regiones. En elevado grado de ruralidad y dominancia
este sentido, las APs de la Puna y los valores geográfica de los espacios silvestres. Esto
territoriales que las mismas conservan pue- ha permitido que, a pesar del escaso gra-
den funcionar como atractivos turísticos re- do de implementación de la mayoría de las
gionales. Al respecto, merecen una mención APs, las mismas parezcan haber mantenido
especial las APs vinculadas a humedales, ya sus valores ambientales, como conectividad
que concentran gran cantidad de avifauna territorial, cobertura vegetal natural y distri-
de altura que sirve como atractivo tanto a bución espacial de especies. Esto se ha dado
público general como especializado (Izquier- no tanto por una gestión activa y eficaz de
do et al., en este volumen). Por ejemplo, el las mismas sino por su carácter remoto y la
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 477

concentración espacial limitada de las activi- toma de decisiones. Además, estas revisiones
dades de fuerte transformación. Sin embar- deberían ir acompañadas de programas de
go, consideramos que deben implementarse evaluación de la efectividad que permitan
estrategias de monitoreo a largo plazo de los monitorear hasta qué punto las APs cumplen
valores ambientales y la biodiversidad vincu- con los objetivos establecidos para cada una
lada para poder establecer pautas de manejo de ellas.
efectivas para las APs de la Puna.
El grado de conectividad humana de la Capacidades técnicas
Puna se está incrementando como nunca an- Y de control
tes con la mejora de algunas infraestructuras Como se planteó, más del 95% de la su-
viales, la electrificación rural o la mejora de perficie protegida en la región de la Puna
las comunicaciones asociada a la instalación está en manos de los Estados provinciales
de la red de fibra óptica. En paralelo, existe los cuales disponen de recursos propios no-
una actividad minera que por un lado im- tablemente más limitados que los del Estado
pulsa el desarrollo de inversiones públicas y nacional (Administración de Parques Nacio-
mejora sustancialmente (aunque de forma nales) para emplear en la gestión de estos
acotada en el tiempo) el nivel de ingresos de espacios. Así, la presencia en las áreas, tanto
algunas poblaciones locales, y por otro com- de equipos técnicos como de cuerpos de vi-
pite con la biodiversidad y las comunidades gilancia, ha sido y es muy restringida y se
locales por el uso de algunos recursos na- dificulta por el carácter remoto y la gran su-
turales estratégicos como agua y territorio, perficie de las mismas. Una vez actualizados
principalmente. En este sentido, es necesario y explicitados los objetivos, un primer paso
replantear profundamente el funcionamiento para avanzar en su implementación real es
de las APs de la Puna, de forma que puedan garantizar recursos humanos específicos ca-
realmente constituir una herramienta para paces por un lado, de diseñar planes, progra-
la conservación de la biodiversidad y de los mas y proyectos de conservación y desarrollo
valores culturales del territorio. Para ello, y por el otro, de asegurar el cumplimiento
proponemos revisar los siguientes puntos. en terreno de la normativa y de los planes
diseñados. En este sentido, un aspecto clave
Objetivos de conservación es la obtención de recursos económicos espe-
La mayor parte de APs de la región se cíficos para las áreas, para lo cual se necesita
creó antes de 1995 en base a información generar nuevos esquemas de financiamiento
disponible más escasa y bajo perspectivas y que incluyan trabajo conjunto con el sector
contextos diferentes a los actuales. Así, en privado y las organizaciones civiles de la so-
algunos casos los instrumentos de declara- ciedad.
ción no explicitan objetivos y en otros se
restringen a aspectos muy puntuales (con- Inclusión de comunidades
servación de una especie determinada, por de pueblos originarios
ejemplo). Es por tanto necesario hacer una Las cuestiones vinculadas a derechos
revisión de los objetivos de las APs para que de pueblos indígenas tienen cada vez más
las mismas puedan responder de manera fuerza tanto a escala internacional como na-
integral al contexto presente incluyendo as- cional y regional. En la Puna, con la fuerte
pectos clave como conservación de cuencas presencia de comunidades, las APs deben
y glaciares, adaptación al cambio climático, ser planteadas en esquemas de inclusión y
mantenimiento de formas de vida de comu- respeto a los derechos de las mismas, como
nidades locales, contribución al desarrollo el de consulta previa reconocido en el conve-
económico local e implementación de mo- nio 169 de la Organización Internacional del
delos de gobernanza innovadores que inclu- Trabajo, ratificado por Argentina mediante
yan efectivamente a los actores locales en la Ley Nacional 24071. Así, un desafío inelu-
478 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

dible para las APs de la región es generar Conservación y Manejo Sustentable de la Vi-
modelos de gobernanza que respeten estos cuña en Silvestría, Ley 5634/2009 de Jujuy)
derechos y compatibilicen los usos del te- pueden también promover la creación y el
rritorio que las comunidades realizan con manejo de las APs.
esquemas de conservación efectiva de los
valores ambientales y sociales. Una posibi- Regularización catastral
lidad a explorar es la creación de Reservas Y diseño espacial
Comunitarias que sean gestionadas por las A abril de 2016, algunas APs de la Puna
comunidades pero con apoyo técnico y aval declaradas hace 15 o 20 años (Tabla 3) aún
de las respectivas autoridades ambientales u no cuentan con un catastro formalmente
organismos técnicos. asentado. Esto constituye un importante li-
mitante de cara a zonificar y planificar ac-
Inserción en otras políticas tividades de gestión dentro de las mismas
territoriales que debiera ser subsanado en la brevedad,
A pesar de los reconocimientos interna- aunque reconocemos que la base catastral es
cionales y nacionales sobre la importancia una limitante importante en gran parte del
de las APs en el desarrollo territorial, a ni- territorio puneño. La regularización catastral
vel regional y en la práctica las APs siguen puede ser a su vez una oportunidad de me-
considerándose un elemento aislado de la jora para el diseño de las APs. En este senti-
política territorial (con un carácter bastante do, deberían tenerse en cuenta las iniciativas
sectorial). Así, no son incorporadas en ins- de conservación complementarias, las cuales
trumentos de políticas más integrales, como presentan un elevado grado de superposición
el Plan Estratégico Territorial de Argentina con las APs ya designadas. Por ejemplo, la
(Ministerio de Planificación Federal Inversión inclusión total de aquellos Sitios Ramsar que
Pública y Servicios 2015a), el Plan Estratégi- se superponen parcialmente a APs formales.
co Territorial de la Puna Jujeña (Ministerio También merece atención la situación de las
de Planificación Federal Inversión Pública y AICAs, puesto que si bien algunas ya están
Servicios 2015b) o en los planes de desa- incluidas en APs, otras (15) identifican zonas
rrollo estratégico provinciales. Es necesario, de valor de conservación que actualmente no
por tanto un mayor esfuerzo de las auto- están en los sistemas de APs.
ridades y/o organizaciones de la sociedad
civil para incluir efectivamente las APs como Planificación
herramientas de ordenamiento territorial en Otra carencia generalizada de las APs de
planes de mayor alcance. Paralelamente, las la Puna (salvo excepciones) es la disposición
APs pueden generar sinergias con otras po- de instrumentos de planificación basados en
líticas territoriales sectoriales. Tal es el caso información de calidad que orienten la toma
de la Ley de Presupuestos Mínimos para la de decisiones de gestión. La elaboración de
Preservación de los Glaciares y del Ambien- estos instrumentos, de manera participativa,
te Periglaciar (26639/2010) que promueve común a gran parte de las APs provinciales,
su preservación como reserva estratégica de debería ser una prioridad en las agendas de
recursos hídricos y establece una serie de las autoridades de aplicación de las APs.
actividades prohibidas en dichos ambien-
tes, constituyendo una herramienta legal Cooperación trasfronteriza
adicional para la gestión de las APs que los No hay una coordinación formal en la
alberguen. Por otro lado, las leyes de pro- gestión de las APs ni entre provincias ni con
tección de la fauna, tanto nacionales (por los países vecinos (Chile y Bolivia) para la
ejemplo, el Convenio para la Conservación planificación y gestión integrada de las mis-
y el Manejo de la Vicuña, Ley 23582/1988) mas, aunque existen algunas iniciativas que
como provinciales (por ejemplo, el Plan de apuntan en este sentido. Entre ellas, cabe
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 479

destacar el “Acuerdo de Salta para el forta- estudios podrían a su vez integrarse en una
lecimiento Regional de los Sistemas de APs evaluación ambiental estratégica que analice
de la Zicosur” aprobado por el plenario de la integradamente los emprendimientos con-
Zona de Integración del Centro Oeste Sud- cluidos, los actuales y los futuros.
americano el 5 de diciembre de 2014, pero b) Actividad ganadera y sus impactos.
con escaso impacto en el territorio hasta la Dada la extensión de esta actividad, es
fecha. Otra iniciativa de integración regional importante realizar y compartir estudios
es la impulsada por el Grupo de Conserva- regionales sobre aspectos tales como la ca-
ción Flamencos Altoandinos a través de su pacidad de carga del territorio, técnicas de
Red de Humedales de Importancia para la restauración para zonas sobrepastoreadas,
Conservación de los Flamencos (Red Fla- impacto socioeconómico de la actividad para
mencos) centrada en acciones de monitoreo las comunidades locales o interacción de la
y difusión de información. Es importante re- actividad y animales domésticos con fauna
forzar estas iniciativas y ampliar su alcance silvestre.
práctico en el territorio. c) Proyecciones de efectos del cambio cli-
mático en los ambientes puneños.
Agenda de investigación d) Investigación de base: mapa de vege-
De las aps puneñas tación de detalle a escala regional, inven-
tarios de fauna, determinación del estado
La toma de decisiones de gestión en las
de situación de las poblaciones de especies
APs está limitada por la disponibilidad de
amenazadas, monitoreo de glaciares, diná-
información de calidad sobre la cual basarse.
mica hidrológica y uso del agua en las prin-
Un punto de partida debiera ser la creación
cipales cuencas.
de una plataforma de investigadores de la En síntesis, la Puna ofrece un laborato-
región en la que se comparta información rio para experimentar a escala regional la
sobre los estudios ya realizados y se siste- vinculación entre las APs y el desarrollo del
matice y modernice su puesta a disposición. territorio. Las condiciones de referencia son
La adecuada superación de los retos men- la baja densidad poblacional y el carácter de
cionados a lo largo del texto (inclusión de actividades productivas, de tipo extensivas
comunidades y sus actividades productivas, sobre casi todo el territorio (como las agro-
compatibilización de actividades mineras con pecuarias) y de tipo intensivas sobre espa-
conservación de la biodiversidad y formas cios acotados (como las mineras).
de vida tradicionales, adaptación al cambio Un tema pendiente de vital importancia
climático) requiere un esfuerzo de investiga- es la implementación de mecanismos para
ción en temas cruciales como: involucrar activamente las inversiones públi-
a) Impactos de la actividad minera. Las cas y privadas en acciones directas de forta-
evaluaciones de impacto ambiental y social lecimiento de las APs de la Puna, propician-
se realizan siempre de manera previa al desa- do la inclusión social y la participación en la
rrollo de la actividad, y por tanto, con carác- gestión de las comunidades locales aledañas
ter potencial. Sin embargo, la región cuenta a las mismas.
con algunos emprendimientos concluidos La clave para la conservación a largo
hace décadas o próximos a su fin de ciclo plazo, tanto de la biodiversidad y de los
(por ejemplo, Mina Pirquitas y Mina Aguilar ambientes puneños, como de los servicios
en Jujuy) sobre los que se puede realizar un ecosistémicos asociados, trasciende la mera
análisis exhaustivo y en base a datos reales de declaración de AP y requiere una acertada
los impactos tanto negativos como positivos planificación integral del territorio con su
de la actividad. Esto permitiría tener un pa- correspondiente implementación, donde las
norama más certero sobre el significado de la AP son una herramienta de gestión valiosa
actividad minera para el territorio y realizar pero insuficiente si son contempladas de for-
un balance propositivo de la actividad. Estos ma aislada.
480 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

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482 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Novedoso proceso de planificación territorial integral


aplicado en la Reserva Provincial Los Andes (Salta)
Musalem, Sebastián 1; Mariela Alveira 1; Stanley Arguedas Mora 2;
Elisa Cozzi 3
1
Programa SIPAP, Sec. Ambiente Salta. Email: sebastianmusalem@salta.gov.ar; marialveira@hotmail.
com
2
Consultor en planificación y gestión de AP. Email: stanleyam@gmail.com
3
Ec y Asociados Consultora Jurídico Ambiental SRL. Email: ec.consultora@gmail.com

En el año 2016 la Secretaria de Ambiente de participación: la mesa intersectorial (nivel


de Salta en alianza con la Escuela Latinoa- político), el grupo técnico de planificación
mericana de Áreas Protegidas y Ec y Aso- (GTP) y el nivel de consulta y participación
ciados Consultora Jurídico Ambiental SRL, abierta. La conformación del grupo técnico
abordaron la elaboración del Plan Integral de planificación fue un elemento innovador
de Manejo y Desarrollo de la Reserva Pro- ya que participaron trece instituciones públi-
vincial Natural de Fauna Silvestre Los Andes cas y dos privadas, las cuales se reunieron
(Figura 1). La Reserva, creada en 1980, tiene durante un año para planificar la gestión del
una extensión de 14.450 km2 que incluyen territorio dentro del área protegida, alcan-
las ecorregiones de Puna y Altos Andes en el zando un alto nivel de concertación. Esto
departamento Los Andes de la provincia de representó uno de los grandes desafíos para
Salta. Esta área protegida presenta una alta gestionar eficazmente la conservación del
complejidad no solo por su gran extensión patrimonio natural y cultural, integrando
sino también por la presencia de múltiples los componentes social, económico e insti-
actores que interactúan con diferentes in- tucional del territorio. Se logró trabajar en
tereses, a veces en conflicto. El proceso de seis ejes estratégicos: 1) patrimonio natural,
elaboración del plan contó con tres niveles 2) gobernanza y calidad de vida, 3) mine-

Figura 1. A) Antiguo Pueblo “Casas cuevas”, Tolar Grande. B) Camino al Cerro Aracar, re-
marcando la inmensidad del paisaje puneño. C) Taller participativo del Plan de Manejo de la
Reserva Los Andes. D) Phoenicoparrus andinus “flamenco andino”. E) Actividad productiva,
manejo del rodeo. F) Control y vigilancia del cuerpo de guardaparques de la Provincia.
S. Musalem et al.: Novedoso proceso de planificación en la Reserva Los Andes (Salta) 483

ría, 4) patrimonio cultural, 5) turismo y 6) gundo es implementar de manera efectiva


ganadería y agricultura, para los cuales se todos los proyectos, y el tercero es fortalecer
definieron aspectos como visión, objetivos el proceso de integración y coordinación in-
y metas. A partir de esto, las instituciones tersectorial conformando el Comité de Ges-
participantes que conforman el GTP diseña- tión de la Reserva.
ron y se comprometieron con la implemen-
tación de 60 proyectos, contándose ya con L I T E R AT U R A C I TA D A
fuentes identificadas para el 42,36% de los
recursos requeridos. Además, estas institu- Secretaria de Ambiente. 2017. Plan integral
de Manejo y Desarrollo, Reser va Natu-
ciones, avanzaron en un primer esfuerzo de
ral de Fauna Silvestre Los Andes, Refu-
zonificación para el uso del territorio, que
gio Provincial de Vida Silvestre Laguna
aún requiere mayor revisión pero representa Socompa y Refugio Provincial de Vida
un gran paso para lograr la gestión integra- Silvestre Ojos de Mar de Tolar Grande.
da. Hay tres grandes desafíos, el primero es Ministerio de Ambiente y Producción Sus-
avanzar en la oficialización del plan, el se- tentable de Salta, Argentina, 108 pp.
484 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

23 ä Los socioecosistemas de la Puna


en contexto nacional y global
Grau, H. Ricardo; N. Ignacio Gasparri
Instituto de Ecología Regional, Universidad Nacional de Tucumán – CONICET.
chilograu@gmail.com, ignacio.gasparri@gmail.com

ä Resumen — El funcionamiento socioecológico de la Puna argentina está fuertemente


condicionado por sus interacciones con otras regiones. El principal motor de esas interac-
ciones son los humanos, que llegaron a la Puna hace aproximadamente 11.000 años. Hace
4.000 años los ecosistemas puneños comenzaron a experimentar transformaciones derivadas
de la adopción de la agricultura y la ganadería originadas en los altiplanos más tropicales.
Con la expansión del imperio incaico se intensificó la minería, y con la llegada de los euro-
peos se introdujeron especies ganaderas (ovinos, equinos, caprinos, bovinos) que cambiaron
los ecosistemas. La modernización socioeconómica de los últimos dos siglos trajo aparejado
importantes cambios culturales, demográficos y tecnológicos. Por ejemplo, los cambios en la
tecnología del transporte implicaron que no hiciera falta dedicar gran parte de la vegetación
para alimentar animales de carga, reemplazados por transporte en tren o automóviles. Los
cambios en las comunicaciones han hecho que las comunidades puneñas estén mucho menos
aisladas. El funcionamiento socioecológico actual de la Puna argentina puede caracterizarse
en base a distintos tipos de “teleacoples” con las sociedades extra-puneñas. (1) La migración
implica la exportación de personas y el ingreso de dinero, que también llega como (2) pago
a servicios (turismo, viajantes), o como (3) pago a productos primarios exportados desde
la Puna (minerales, lana, artesanías). (4) El principal ingreso de recursos a la Puna son los
subsidios (infraestructura, empleo público, educación, salud, mantención de estructuras “indí-
genas”) que la Puna “paga” transfiriendo soberanía. La venta de productos y servicios resulta
en cambios socioecológicos hacia una menor dependencia de la agricultura y la ganadería.
En conjunto, estas teleconexiones han resultado en una tendencia al despoblamiento rural,
transformaciones culturales hacia patrones más occidentales “modernos”, intensificación del
impacto antrópico en sitios puntuales (minas, ciudades) pero desintensificación de la gana-
dería y recuperación de ecosistemas y especies silvestres en áreas extensas. Los futuros
desafíos incluyen entender mejor estas interacciones en el contexto del cambio climático, la
integración de la Puna argentina con los países limítrofes (Chile, Bolivia), y el fuerte rol que
juega el Estado nacional y los Estados provinciales.
Palabras claves: Historia ambiental, teleacoples, transición ecológica.

ä Abstract — “Puna socioecosystems in national and global context”. The socioecological


functioning of the Argentine Puna is strongly controlled by its interactions with other regions.
A key agent in such interactions are humans, which arrived at the Puna approximately 11000
years ago. Four thousand years before the present, Puna ecosystems started to experience
transformations resulting from the adoption of agriculture and livestock incoming from the
tropical altiplanos. With the expansion of the Inca empire, mining activities intensified, and with
the arrival of the Europeans, the most important livestock species were introduced (sheep,
cattle, horses, donkeys, goats), thus changing the ecosystems. Socioecological moderniza-
tion occurring during the past two centuries brought important cultural, demographic and
technological changes. For example, changes in transport technologies implied that there was
no longer needed to use vegetation biomass to feed horses, donkeys and mules, that were
replaced by railroads and cars. Changes in communication technology made Puna communi-
ties much less isolated. Currently, Puna socioecological functioning can be characterized by
four types of “telecoupled” systems: (1) Migration implies human population loss and money
input in the form of remittances, but also as (2) payment for services (tourism, travelers)
and for (3) primary products that are exported from the region (minerals, wool, handcrafts).
(4) The main input of resources is subsides (infrastructure, public employment, education,
health, support for indigenous communities) that the Puna “pays” as a sovereignty transfer
to Argentina central power. The economy based on products, services, and subsides, results
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 485

in socioecological changes towards a lesser dependence on agriculture and livestock. As a


consequence of these teleconnections, the region has experienced rural depopulation, cul-
tural changes towards a more “modern” type of life, intensification of focal processes (urban
areas, mining operations) but dis-intensification of domestic herbivory and recovery of wildlife
in extensive areas. Future challenges include to better understand these interactions in the
context of climate change, the integration with other Puna countries (Chile, Bolivia), and the
role of national and provincial states.
Keywords: Environmental history, telecouplings, ecological transition.

INTRODUCCIÓN por el dominio del funcionamiento planeta-


En buena medida, la Puna se expresa en rio por el Homo sapiens (Crutzen y Stroemer,
sus rocas, salares, volcanes, cumbres y pla- 2000).
nicies; que revelan una historia geológica Si bien estas asociaciones entre geogra-
de millones de años (Hongn et al., Grosse y fías distantes han sido resaltadas por diver-
Guzmán y Babot et al. en este volumen) ex- sas disciplinas teóricas durante las últimas
puesta por el clima árido y poco productivo décadas, no son nuevas: han operado por
(Lupo et al., Morales et al. y Navarro, en este siglos o milenios con variable intensidad. La
volumen). Este paisaje da a quien lo transita Puna no es una excepción. El objetivo de
una fuerte sensación de aislamiento; de ha- este capítulo, que toma por referencia los
bitar un planeta, pero no uno dominado por otros de este volumen, es (1) describir las
la tecnología, la urbanización, las comunica- generalidades de historia ambiental de la
ciones a larga distancia, la economía global, Puna en relación a sus conexiones distantes
las mega-instituciones de gobierno. Aún sus con otros socioecosistemas, (2) tipificar los
pobladores, en una vista superficial, pueden principales teleacoples que determinan los
sugerirnos un mundo aislado. Sin embargo, patrones socioecológicos actuales, (3) des-
a poco de indagar en la estructura y el fun- cribir las principales tendencias actuales de
cionamiento de los socioecosistemas puneños cambios socioecológico en ese contexto y (4)
especular sobre sus principales consecuen-
comenzamos a percibir que todo se conecta
cias para el funcionamiento y manejo de la
con el mundo extra-puneño por mecanismos
Puna argentina.
y caminos diversos.
En verdad no hay región del planeta aje-
HISTORIA DE LOS EFECTOS GLOBALES
na a estos procesos. Los climatólogos han
SOBRE LOS SOCIOECOSISTEMAS
propuesto hace décadas el concepto de «te-
PUNEÑOS
leconexiones» para enfatizar efectos distan-
tes en patrones climáticos y meteorológicos El Holoceno, los últimos 11-12.000 años,
locales (Wallace et al., 1981). Economistas y puede considerarse el período en el que el
politólogos destacaron la creciente influen- clima actual se estableció en la Puna, luego
cia de la «globalización» sobre las finanzas, del pasado período glaciar (Lupo et al., en
los gobiernos y la cultura (Albrow y King, este volumen). Los primeros humanos que
1990). Más recientemente, los geógrafos del habitaron la Puna datan de esos tiempos,
territorio (land scientists) enfatizaron la im- aunque posiblemente varios milenos antes
portancia de los «teleacoples», vínculos fun- (Martínez, en este volumen). Es decir que
cionales en los cuales una región o localidad la Puna, con las características climáticas del
geográfica es tanto receptora de influencias presente, siempre ha tenido poblaciones hu-
externas como emisora de impulsos y señales manas: ha sido un «socioecosistema». Dado
que afectan a otras (Liu et al., 2015). Las los hábitos móviles de los humanos, desde
conexiones distantes entre socioecosistemas etapas tempranas estas poblaciones han juga-
son hoy reconocidas como un componente do el rol de conectar a la Puna con otros so-
central del funcionamiento del planeta en cioecosistemas más o menos distantes (Tabla
el «Antropoceno», la era actual caracterizada 1). Los primeros pobladores probablemente
486 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Tabla 1. Cambios de contexto social “global” afectando los ecosistemas puneños durante el
Holoceno.

Proceso global de contexto (“global”) Procesos socioecológicos

Llegada de los primeros humanos Extinciones y cambios poblacionales en grandes mamíferos.


Posibles alteraciones en la vegetación resultantes de cambios en
la herbivoría.

Agriculturización Introducción de ganado doméstico (camélidos) y sembradíos en


sectores localizados. Posible alteración de humedales. Aumento
de la población humana, posiblemente incrementando la presión
de caza.

Dominación inca Crecimiento poblacional. Expansión de la explotación minera.


Expansión de la red de caminos y su uso por caravanas de llamas
(expansión del pastoreo por animales de transporte).

Dominación europea Introducción de nuevos cultivos, introducción de ganado doméstico


ovino, vacuno y caprino. Incorporación del transporte por equinos.
Cambios en la población humana asociados a la reconfiguración de
nuevas redes de comunicación. Dependencia de la corona española
e inicio de vínculos con el Rio de La Plata.

Independencia nacional Establecimiento de nuevos límites: aparición del estado benefactor.


Establecimiento de ferrocarril y apertura de las redes de caminos
para vehículos a motor que impulsan redistribución de la
población. Incremento de la dependencia de los centros poblados
del oriente.

Cambios tecnológicos (transporte, comunicaciones) Disminución del transporte a sangre, reducción del pastoreo por
equinos. Mayor comunicación con el mundo extra-puneño.

Modernización socioeconómica: economía urbana y globalizada Migración rural y abandono de zonas marginales. Turismo y
exportación de commodities. Transición del autoabastecimiento a
la importación de energía (que podría revertirse a exportación en el
futuro). Creación de áreas protegidas.

no recibían mayores influencias externas, sugieren también que los habitantes puneños
sin embargo, «importaban» algunos recur- tenían alguna influencia, aunque seguramen-
sos. Por ejemplo, las herramientas de caza te menor, sobre ecosistemas vecinos.
datadas en el Holoceno tempran (e.g. lanzas Las actividades humanas más intensas
de bambúes del género Chusquea, espinas de emergen a partir de la configuración geopo-
palmas del género Acrocomia) eran elabo- lítica del continente sudamericano resultante
radas con materiales vegetales provenientes de la aparición de las civilizaciones agrícolas,
de las yungas, cientos de kilómetros al este hace aproximadamente 4000 años AD (Oli-
(Martínez, en este volumen). Dado que su vera, en este volumen). El hecho de que el
principal fuente de alimentos era la caza, principal núcleo de poder en Sudamérica se
es posible que hayan tenido, como en otros asentara en los Andes tropicales (actuales
lugares, un cierto impacto promoviendo la Perú y Bolivia) resultó en un impacto impor-
extinción de componentes de la megafauna y tante para la Puna argentina, que se trans-
alterando las poblaciones de grandes mamí- formó en un área periférica de aquellos. Sus
feros. También estos pobladores tempranos propiedades agroecológicas similares (aun-
tenían vínculos con las costas del Pacífico, de que marginales; Grau A., este volumen) per-
donde importaban conchas para fabricación mitieron localmente la adopción de animales
de utensilios y ornamentos. Estos hallazgos, domésticos como la llama y cultivos como
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 487

quínoa, papa y otros tubérculos andinos, de la región tenían vínculos con habitantes
con lo cual aparece la civilización agrícola de otras regiones del planeta, y la Puna ve
ganadera en la Puna. Antes de la existen- acrecentada la relación de dependencia de
cia del imperio incaico, la región de la Puna estos nuevos centros de poder. Esos vínculos,
argentina comenzó a recibir influencia de que en esta etapa siguieron usando buena
los Andes tropicales. Con la expansión del parte de la red caminera incaica, se hacen
imperio incaico y la integración de la Puna mucho más activos con la incorporación de
argentina a él sobre el sector austral se con- los equinos como animales de carga. Burros,
solida y formaliza la dependencia política, y caballos y mulas, se suman a vacas, ovejas y
el establecimiento de los núcleos agrícolas. cabras para alterar la población de herbívo-
También se intensifica una actividad que ros de la Puna. Inclusive, la Puna comienza
marcará intensamente el futuro de la Puna: a producir animales de carga para ser usados
la minería (Albeck et al., este volumen). Este en las minas de Potosí, en la actual Bolivia
periodo también incorpora un factor clave (Gil Montero, este volumen).
en la socioecología de las teleconexiones: la Con el proceso de globalización, la pobla-
construcción de caminos con postas planifi- ción humana de la Puna creció menos que
cadas (tambos) y el transporte en animales, las de valles bajos, llanuras y zonas pede-
en este periodo limitado a las caravanas de montanas. La agricultura americana no solo
llamas. alimentaba a los pobladores locales, sino
Las primeras incursiones europeas en que gradualmente fue contribuyendo más
el noroeste de Argentina (expediciones de a la alimentación de europeos, asiáticos y
Diego de Almagro y Diego de Rojas) pro- africanos. Esto hizo crecer radicalmente el
vienen del Perú; y no es casual que este in- poder político y económico de puertos y lla-
greso se realizara por la Puna (Piossek Pre- nuras. De ser el centro del mundo, los Andes
bisch, 1986). La Puna era por ese entonces tropicales y subtropicales pasaron a ser una
un sector con población relativamente alta, zona periférica. En las últimas décadas, su
que albergaba núcleos poblacionales y ca- población no solo creció menos que la del
minos que los conectaban con los mayores «bajo», sino que decrece (Longhi y Krapovic-
centros de poder. El grueso de la población kas, este volumen). Buena parte de las deci-
sudamericana se asentaba en las tierras altas siones actuales sobre los recursos naturales
de los Andes tropicales; lo que actualmente y humanos de la Puna hoy se toman fuera
es Perú, Bolivia y Ecuador. También aquí se de ella, en los centros urbanos de pedemon-
encontraba la agricultura más avanzada, los te, llanuras y costas. Para la Puna, la inde-
centros urbanos y los campos de pastoreo. Si pendencia Argentina resultó en un aumento
bien la Puna Argentina constituía un terri- de la dependencia de las tierras bajas del
torio marginal del imperio incaico y de sus sureste.
antecesores; al momento de la llegada de Acoplado a los cambios socioeconómi-
los españoles lo que hoy es la Puna Jujeña cos de los últimos dos siglos, han ocurrido
(Cochinoca, Casabindo, Rachaite) concen- grandes cambios tecnológicos. Entre los
traba junto a los valles Calchaquíes y la que- más destacados del siglo XX se encuentra
brada de Humahuaca, la mayor población el cambio en la tecnología del transporte.
de la actual Argentina (Gil Montero, este Al extenderse las redes de caminos y ferro-
volumen). carriles, con transporte alimentado a com-
Hasta principios del siglo XVI, el «mun- bustible fósil, disminuyó dramáticamente la
do» se limitaba a Sudamérica y en gran me- necesidad de transporte «a sangre», lo que
dida a los Andes tropicales y subtropicales. implicó un gradual descenso en la intensidad
Con la llegada de los europeos, sin embar- de pastoreo para animales de carga (princi-
go, este orden de cosas estaba destinado a palmente equinos). La apertura de nuevas
cambiar drásticamente en los siglos subsi- vías de comunicación como el ferrocarril y
guientes. Los nuevos y poderosos habitantes las rutas internacionales a Chile y Bolivia,
488 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

hicieron que las poblaciones situadas en es- les, venta de productos y venta de servicios
tas (La Quiaca, Abra Pampa, San Antonio (Tabla 2).
de los Cobres), se convirtieran en las más
prósperas, mientras que las situadas en vías Migración
de transporte de importancia decreciente Una característica sobresaliente de las
(Casasabindo, Cochinoca, Rinconada, Santa poblaciones puneñas es su fuerte emigra-
Rosa de los Pastos Grandes) decayeran. ción (Longhi y Krapovickas, este volumen).
En tiempos más recientes, la llegada de El patrón cuantitativamente más importante
telefonía convencional y celular, resulta en es el movimiento permanente o temporario
niveles de comunicación muchos más altos, hacia zonas urbanas o agrícolas del bajo,
con posibles consecuencias para el manejo principalmente en Argentina. En menor
de los ecosistemas. Otro cambio relevante medida, ocurre cierta migración de retorno
para el paisaje de la Puna y los valles altos lo y la inmigración de habitantes del bajo que
constituyen las fuentes de energía. La fuen- se trasladan a vivir en la Puna con fines la-
te original de energía han sido las plantas borales específicos. Por ejemplo, la inmigra-
leñosas locales, y la Puna esencialmente se ción de maestros a las escuelas rurales de
autoabastecía de energía. En la actualidad la Puna suele tener un fuerte impacto cul-
los centros urbanos se proveen energía con tural. Este aspecto destaca uno de los flujos
generadores a combustibles fósiles y se ha típicos asociados a los movimientos migra-
desarrollado un extenso programa de pro- torios: el flujo de patrones culturales. Si bien
visión de energía solar (González, este vo- la emigración de puneños puede implicar la
lumen). En algunos casos se utiliza también «exportación» de ciertas pautas culturales
gas natural (e.g. a partir de los gasoductos al bajo (por ejemplo, consumo de carne de
que cruzan la Puna hacia Chile) y se ha llama o cultivos andinos), la inmigración
llegado a «importar» leña desde las zonas y la migración de retorno probablemente
bajas, dadas las dificultades locales para co- sean muy importantes en incorporar usos y
secha de leña de calidad. En conjunto, estas costumbres «occidentales» a las poblaciones
distintas iniciativas convierten a la Puna en de la Puna. Por supuesto, uno de los flujos
un importador neto de energía; aunque el más significativos asociados a la migración
potencial de generación de energía eólica, es el de dinero, tanto aquel que migrantes
solar y geotermal podría revertir este balan- temporarios ingresan a la Puna luego de ha-
ce (Coira, González, este volumen). berlo obtenido mediante empleos en el bajo,
como las remesas que familiares emigrados
LOS TELEACOPLES EN EL
envían, ayudados con los nuevos sistemas de
FUNCIONAMIENTO SOCIOECOLÓGICO
comunicación.
DE LA PUNA
Los efectos ecológicos de la emigración
En la actualidad el funcionamiento de la de zonas de montaña han sido estudiados
Puna ha quedado fuertemente relacionado en otras regiones (Grau y Aide, 2007, 2008).
con la economía y política Argentina, y el Típicamente la reducción de la población
grado de conexión de esta con el resto del rural, en particular de los grupos etarios
Mundo. Siendo un país medianamente desa- con más capacidad laboral, suele redundar
rrollado con un alto grado de urbanización, en una desintensificación de usos ganade-
gran parte del poder y las decisiones se con- ros y agrícolas marginales como los que
centran en las capitales y centros urbanos, caracterizan a la Puna (Izquierdo y Grau,
que en el caso de Argentina se distribuyen 2009). También implica una reducción de
en las tierras bajas. Las interacciones entre la cosecha de biomasa para leña, que en las
la Puna y el mundo extra-Puna, puede des- ciudades es parcialmente reemplazada por
cribirse en base a cuatro tipologías de telea- combustibles fósiles, lo que adicionalmente
coples: migración, subsidios gubernamenta- resulta en menores daños para la salud. Por
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 489

Tabla 2. Tipología de tele-acoples de la Puna y sus consecuencias socioecológicas.

Consecuencias
Tipo de teleacople Flujos desde la Puna Flujos hacia la Puna
socioambientales

MIGRACIÓN GENTE DINERO Reducción de la población y


cambios en la estructura etaria.
Pautas culturales. PAUTAS CULTURALES Cambio cultural de la población
(vestimenta, comunicaciones, remanente. Reducción de la
valores de sociedad de cocina a leña (mejor calidad
consumo). ambiental intramuros).

Gente influyente; (e.g. maestros Recuperación de ecosistemas y


y operarios temporarios en poblaciones silvestres.
emprendimientos mineros o
turísticos. Pérdida de conocimiento y
sistemas etno-biológicos.

SUBSIDIOS Soberanía, Poder de decisión. Empleo público Recursos fuertemente


controlados por el poder político
Algo de influencia de las Infraestructura de transporte, centralizado externo; políticas
poblaciones puneñas sobre comunicaciones, educación, de conservación, de desarrollo
decisiones nacionales y salud. minero o de desarrollo turístico.
provinciales.
Mantenimiento de Reducción de la emigración,
organizaciones indígenas. pero movimiento hacia centros
cuasi-urbano con formas de
Proyectos de manejo y vida menos rurales y menos
conservación (e.g. INTA, dependiente de recursos
ONGs, Universidades). naturales.

EXPORTACION DE PRODUCTOS Commodities y productos Dinero. Decisiones de mercado. Desarrollo productivo, a veces
especializados. con fuerte impacto local sobre
los ecosistemas (principalmente
Información sobre origen Valoraciones de formas de en el caso de la minería).
y formas de producción. producción y de la región.
Desarrollo productivo,
en ocasiones con impactos
positivos sobre población
dedicada a producciones
tradicionales pero con riesgo
de no poder cubrir demandas
lejanas generando arribo de
nuevos actores y formas de
producción que compiten con lo
tradicional.

VENTA DE SERVICIOS Servicios hoteleros y comerciales Dinero. Decisiones de mercado. Cambio cultural, pero también
a viajeros y turistas. mantención de patrones
culturales y ambientales
Información sobre pautas Personas en el caso del turismo funcionales a la demanda
culturales y valoración y su carga de valoraciones. turística.
de la región.

otra parte, la reducción de las poblaciones te años. Por ejemplo, en los Andes tropicales
locales y su menor capacidad operativa de- se ha documentado que la emigración rural
bido a la emigración de los jóvenes puede produjo el deterioro de sofisticados sistemas
resultar en la desestructuración de sistemas de riego y cultivos en terrazas asociados a
productivos que han sido sustentables duran- este proceso (Harden, 1996). Es posible que
490 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

en alguna medida estos procesos en la Puna tal. Dado que potencialmente tienen tanto o
argentina hayan contribuido a un deterioro mayor impacto socioecológico, esta situación
en el manejo agrícola (Grau, este volumen) debería revertirse.
y ganadero, por ejemplo, al perderse capa-
cidad de mantenimiento de pircas, terrazas Exportación de Productos (commodities
de cultivos o regadío de vegas. También es y productos diferenciados )
posible que la emigración rural resulte en la Se define como «commodity» a los re-
pérdida de conocimientos etno-biológicos y cursos naturales que se comercializan en
agronómicos de especies andinas. el mercado global donde sin características
distintivas de procedencia; las distintas re-
Subsidios giones productoras compiten, y el precio se
En términos de flujos monetarios, la Puna establece por la totalidad del mercado. La
argentina es una región fuertemente subsi- Puna exporta commodities minerales (meta-
diada. Una fracción importante de la pobla- líferos y no metalíferos, Lencina et al., este
ción tiene salarios como empleados públicos volumen), que son retribuidos principalmen-
(Longhi y Krapovickas, este volumen) finan- te con dinero hacia trabajadores locales rela-
ciados mayormente con impuestos generados tivamente poco calificados, dado que tanto
fuera de la región. Estos impuestos también las operaciones comerciales de productos
pagan por el grueso de la infraestructura de primarios como el manejo especializado de
transporte, comunicaciones, salud, educa- la minería es realizado por operarios exter-
ción, investigación agropecuaria y conserva- nos o habitantes temporarios de la Puna. Si
cionista, y gobierno local. Aún las comunida- bien es probable que la mayor parte de los
des indígenas, cuyo registro y formalización ingresos por venta de commodities no quede
han proliferado en las últimas décadas (Reíd en la Puna, la proporción que ingresa sí es
Rata et al., este volumen) basan su funcio- significativa para la economía local.
namiento en aportes del Estado argentino. Los usos productivos pueden resultar en
Estos subsidios posiblemente contribuyen a fuertes impactos ambientales, entre los que
reducir la emigración, aunque no evitan que se destacan los de la minería. Por ejemplo,
la población se concentre en los centros ur- las poblaciones de mamíferos (Perovicket
banos o rurales agregados; favoreciendo una al, este volumen), aves (Osinaga y Martín,
des-ruralización de la población. este volumen) o macroinvertebrados acuáti-
Puede interpretarse que a cambio de cos (Nieto et al., este volumen) podrían ser
estos ingresos monetarios y de recursos la sensibles a la actividad minera. Sin embar-
Puna cede soberanía hacia la Argentina en go, en la mayoría de los casos de la Puna,
forma de poder territorial a los gobiernos la producción primaria intensiva (minería,
provinciales y nacionales. Por otra parte, es- agricultura, manejo ganadero intensivo) está
tos procesos dan visibilidad a las poblaciones muy restringida espacialmente; por lo que
puneñas en el contexto nacional, aumentan- posiblemente no representan un impacto
do su poder de influencia. regional significativo. Una excepción a este
Mientras actividades como la minería o patrón podrían ser los organismos de hume-
incluso el turismo son percibidas como po- dales potencialmente muy afectados por la
tencialmente impactantes en aspectos am- producción de litio en los salares, como las
bientales, y en consecuencia son sujetas a valiosas y diversas comunidades de micror-
controles; el empleo estatal y las obras de ganismos (Farias, este volumen). Entre el
infraestructura ejecutadas por el Estado y las año 2000 y 2015 Argentina pasó de cubrir
comunidades indígenas son poco estudiadas el 17% al 21 % de las exportaciones de litio
y controladas (Lencina et al., este volumen). mundiales en un mercado creciente. El desti-
Por ejemplo, sus actividades no suelen ser no de las exportaciones se concentra en gran
objeto de evaluaciones de impacto ambien- medida en Estados Unidos y países asiáticos
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 491

con fuerte industria tecnológica como Chi- al., este volumen). En las zonas de tránsi-
na, Corea del Sur y Japón (Casagranda e to internacional como la ruta 9 hacia Boli-
Izquierdo, este volumen). En este sentido, la via (Abra Pampa, La Quiaca), ruta a Jama
evolución de los teleacoples entre la Puna y (Susques), y en mucho menor medida los
los países de fuerte industria tecnológica se otros pasos fronterizos, los puneños también
presenta como determinante para el desarro- venden servicios a comerciantes y viajantes
llo y la problemática de la región. internacionales que no tienen interés espe-
Otros productos, más allá de sus carac- cífico en la Puna.
terísticas físicas, pueden definirse por la Si bien el consumo y concentración po-
información implícita en ellos en cuanto a blacional resultante de estos procesos pue-
su procedencia y formas de obtención (por de causar impactos ambientales negativos
ejemplo, denominación de origen o etiqueta- localmente, promueven una economía me-
dos de formas de producción). En el caso de nos basada en recursos naturales (liberando
los productos agroindustriales característicos presión sobre estos) y en particular en el
de la Puna como lana o artesanías (Quiroga caso del turismo (Troncoso, Ceruti, Bravo,
Mendiola y Cladera; Vilá et al., este volu- este volumen) pueden promover prácticas de
men) la tendencia parecería orientarse a esta conservación o uso de los recursos «amiga-
tipología de productos. La apertura de gran- bles» con el ambiente, que son funcionales a
des mercados para productos agrícola gana- la demanda turística especializada en estas
deros específicos de la Puna puede terminar características de la Puna.
en una demanda de magnitudes difíciles
de satisfacer con métodos tradicionales de La Puna Argentina y en relación
producción y fomentar el arribo de nuevos con sus vecinos
actores que producen de maneras no tradi- Un aspecto poco explorado del funciona-
cionales (producción de base más industrial miento socioecológico de la Puna argentina
vs tradicional artesanal) o incluso la puesta es su continuidad por fuera de los límites
en producción por actores extra puneños internacionales: Bolivia, Chile, e inclusive
en otras regiones. En este sentido, un creci- el sur de Perú. Una visión global de estas
miento gradual del teleacople representado conexiones es importante. Estas conexiones
por el mercado de productos puneños puede pueden inducir fructíferos cambios para ini-
ser más favorable a los impactos positivos en ciativas de manejos conjuntos (por ejemplo,
las poblaciones de la región. Por otro lado, la corredores turísticos internacionales, manejo
identificación (labelling) vinculando el pro- de áreas protegidas coordinado). La coope-
ducto al lugar de origen y las prácticas desde ración internacional en leyes de manejo y
etapas tempranas de desarrollo de mercados conservación de la vicuña a través de conve-
puede ser una manera de prevenir impactos nios muestra que estas iniciativas pueden ser
negativos de explosiones de demanda, si van exitosas para recuperación y conservación
acoplados con mecanismos eficaces y trans- de especies altamente móviles. En el caso
parentes de certificación. de emprendimientos comerciales (turismo,
minería) es interesante que las relaciones
Venta de servicios internacionales pueden ser tanto competi-
Otra fuente de ingresos monetarios a la tivas como sinérgicas. Un aspecto que me-
región es la venta de servicios a habitantes rece especial atención por lo desatendido
no-puneños. Una forma extendida es el tu- (y muy relevante para este libro) es el de
rismo (Troncoso, este volumen), que, si bien cooperación científica y el desarrollo de
es una actividad localizada, tiende a expan- estudios comparativos. En todo caso, si el
dirse y desarrollarse en distintos sectores de mundo continúa la tendencia de las décadas
las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La pasadas hacia mayor globalización e integra-
Rioja y el norte de San Juan (Izquierdo et ción transnacional, es importante conside-
492 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

rar que la Puna es parte de una ecoregión de la misma está principalmente asociada al
claramente internacional. Y también que es crecimiento de los dos principales núcleos
afectada por procesos ecológicos globales. urbanos (La Quiaca y Abra Pampa, en la ca-
Como todas las zonas montañosas del mun- rretera internacional a Bolivia), y al empleo
do, está siendo crecientemente afectada por estatal en otros centros urbanos y conglome-
el calentamiento climático, y en este caso rados cuasi urbano. La reducción de la po-
particular por una tendencia a la aridización blación rural seguramente ha promovido la
(Morales et al., este volumen). Por otra par- abrupta caída en el pastoreo por herbívoros
te, la globalización biológica también la afec- domésticos (Fig. 2 B). Esto, junto a la imple-
ta severamente, de manera similar a la de mentación de medidas legales de protección,
otras regiones, con expansión de herbívoros seguramente ha facilitado la recuperación de
domésticos y especies introducidas (burros, las poblaciones de vicuña, y probablemente
truchas, liebres, pastos africanos; Grau H.R, (aunque no documentado) de otros compo-
Barrionuevo y Abdala, en este volumen). nentes del ecosistema nativo.
Es así que nos encontramos ante una
SINTESIS DE LAS INTERACCIONES «transición de la herbivoría», que involucra
TERRITORIALES EN LA PUNA Y SUS cambios en la composición y distribución
CONSECUENCIAS SOCIO-ECOLÓGICAS de la comunidad de vertebrados con mayor
Las interacciones entre factores exógenos biomasa. El ganado doméstico es principal-
y endógenos en la Puna forman un sistema mente distribuido alrededor de las áreas más
complejo (Fig. 1; Izquierdo et al., en revi- pobladas o en zonas de vegas relativamente
sión). La emigración y el resultante decreci- accesibles donde se establecen puestos per-
miento de la población rural es el principal manentes o temporarios (Quiroga Mendiola
patrón demográfico (Fig. 2A). Adicionalmen- y Cladera, este volumen). En contraste, los
te a la migración fuera de la región, dentro herbívoros nativos se concentran en los secto-

Fig. 1. Principales transiciones, forzantes de cambio y mecanismos hipotéticos.


H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 493

Fig. 2. Cambios en demografía y uso del territorio en los últimos 60 años en la Puna argen-
tina. (A) Población rural y urbana, (B) Ganado, (C) Minas activas, (D) Población estimada de
vicuñas.

res más remotos y menos accesibles (e.g. Do- ternacionales (Wanger, 2011). Desde los 90,
nadío, este volumen). Estos cambios también esta tendencia se revirtió, alimentada por el
podrían asociarse a otros cambios ecológicos aumento del precio de minerales metálicos
mayores, por ejemplo, aumento de las pobla- y no metalíferos (litio, potasio, boratos), a lo
ciones de carnívoros o cambios asociados a que se sumó el desarrollo de infraestructura
distintas preferencias o efectos ecológicos de como los gasoductos, y políticas de estado
los herbívoros nativos o exóticos (Salvador et más amigables para la actividad en términos
al., 2005; Genin y Alzérreca, 2006). impositivos (Moori Koenig y Bianco, 2003).
Aunque la cantidad de emprendimientos No hay una asociación clara entre la minería
mineros activos tiene valores similares a los y los cambios poblacionales de la Puna. Es
de hace décadas (Fig. 2C), es posible que posible que el número real de puestos de
los actualmente activos involucren mayor trabajo en minería sea comparativamente
intensidad en el uso de recursos, particular- menor al del comercio y el empleo públi-
mente, agua, una limitante ecológica central co, y en consecuencia no es evidente en las
en la región (Izquierdo et al., Carilla et al., estadísticas; o que la naturaleza estacional
Grau A., este volumen). La reducción en la del trabajo minero implique que estos po-
actividad minera en la década del 80 al 90 bladores no son registrados en los censos.
fue causada por el cierre de minas agota- Alternativamente, puede pensarse que en
das (Barbarán y Arias, 2009), pérdida de parte la minería provee trabajo a poblado-
capacidad operativa del Estado Nacional res locales que cambian de modo de vida
(TolónEstarelles, 2011) y bajos precios in- (e.g. de pastores a mineros, Abeledo, este
494 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

volumen) sin implicar un cambio demográ- En la actualidad, la economía de la Puna


fico. En el pasado, la minería y el aumen- es poco dependiente de la producción agro-
to en recursos, vías de acceso y población pecuaria y dependiente, en forma creciente,
derivado de ella puede haber resultado en del turismo, la minería y el empleo estatal,
aumentos en la caza. En el presente, la caza todas actividades con fuentes de recursos
es controlada de manera bastante estricta en fuera de la Puna, y con fuerte impacto cul-
los emprendimientos mineros más grandes; tural. El turismo es posiblemente la actividad
que son sujetos a Evaluaciones de Impacto más compatible con la conservación de la
Ambiental y una fuerte presión social sobre naturaleza e incluso algunos recursos etno-
su comportamiento y responsabilidad empre- biológicos y formas de producción tradicio-
sarial (Lencina et al., este volumen). nales. La minería puede tener fuerte impacto
Otra actividad ampliamente distribuida ambiental local, pero en general es bastante
y en expansión es el turismo (Izquierdo et restringida geográficamente y bien manejada
al., Troncoso et al., este volumen). La vi- puede aportar recursos a la conservación y
cuña, una especie carismática asociada a el manejo sustentable. El empleo estatal y
valores naturales y culturales de la región, las inversiones en infraestructura tienen un
constituye en sí un valor positivo para el tu- fuerte impacto en la región, lo que puede
rismo (Garrido Patrel, 2016), lo que puede incrementarse y debe estudiarse de manera
retroalimentar positivamente una transición más rigurosa para optimizar sus consecuen-
ecológica hacia la recuperación de sistemas cias socioecológicas.
naturales. Adicionalmente, el manejo en se-
micautiverio de la vicuña, para explotación AGRADECIMIENTOS
legal de fibras, puede contribuir a su recu- Este trabajo fue apoyado por subsidios
peración (Castilla, 2014). PICT de FONCYT (Ministerio de Ciencia y
En síntesis, la combinación de cambios Tecnología, Argentina) y PIUNT de la SCAYT
demográficos, económicos y tecnológicos (Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología, de
asociados a las teleconexiones e incremento la Universidad Nacional de Tucumán). An-
de la dependencia de la Puna de otras regio- drea Izquierdo realizó valiosos aportes al
nes, ha resultado en un escenario promisorio texto y contenido de datos (principalmente
para la conservación de la naturaleza; sin Figura 2).
que esto implique descuidar el manejo am-
biental en zonas de alto impacto como las L I T E R AT U R A C I TA D A
explotaciones mineras.
Abeledo S. H. 2018. La minería y su inci-
dencia en el modo de vida pastoril de
CONCLUSIONES Santa Rosa de los Pastos Grandes. En
A lo largo del Holoceno, la Puna ha ex- H. R. Grau, J. Babot, A Izquierdo, A
Grau (eds.). La Puna Argentina: natura-
perimentado un proceso de creciente depen- leza y cultura. Serie Conservación de la
dencia de socioecosistemas cada vez más Naturaleza 24: 403.
distantes. Hasta el siglo XX, esto implicó un Albeck M. E., Zaburlín M. A., Basso D. M.
progresivo aumento de la población humana 2018. Las sociedades puneñas desde
y de la intensidad del uso de los recursos na- el inicio del segundo milenio hasta el
fin del dominio incaico. En H.R. Grau,
turales. En las últimas décadas, este proceso J. Babot, A. Izquierdo, A. Grau (eds.).
ha comenzado a revertirse. Por ejemplo, el La Puna Argentina: naturaleza y cultura.
aumento de las poblaciones de vertebrados Serie Conservación de la Naturaleza 24:
silvestres (principalmente documentado en 321-340.
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498 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

Box ä Teleacoples del litio


Casagranda, Elvira; Andrea Izquierdo
Instituto de Ecología Regional, CONICET–UNT. E-mail: elvira.casagranda@gmail.com

La exportación de carbonato de litio los componentes; e.g. flujos de información,


(Li2Co3) desde la Puna hacia países distan- materia o energía.
tes es un buen ejemplo de socioecosistemas Un análisis simple sobre la comerciali-
teleacoplados. Recientemente la demanda zación de Li2Co3 entre Argentina y EEUU
mundial de litio aumentó por ser un ele- explora las posibles implicancias de esta ac-
mento clave en la fabricación de baterías de tividad sobre los socioecosistemas (Tabla 1)
celulares, laptops y vehículos. Durante 2016 desde el marco conceptual de teleacoples,
el valor promedio de la tonelada de Li2CO3 considerando interacciones socioeconómicas
alcanzó los U$7.475 (Ministerio Energía y y ambientales entre sistemas distantes. El
Minería de la Nación), con cuatro países análisis incluye flujos en ambas direcciones
liderando las importaciones: EEUU (10,2k (emisor-receptor y viceversa), agentes invo-
tn/76,2 M US$ año), China (4,6k tn/34,4 M lucrados, causas y efectos de la interacción
US$ año), Japón (4,1k tn/30,7 M US$ año) sobre los sistemas. Algunos efectos socioeco-
y Corea de Sur (1,6k tn/12 M US$ año). nómicos sobre la población, spillovers, activi-
El marco teórico «teleacoples» se usa para dades productivas y aspectos socioculturales,
analizar sistemas distantes conectados por son ejemplificados.
flujos que inciden sobre sus componentes
humano y natural (Liu, 2011). Estos com- L I T E R AT U R A C I TA D A
ponentes son agentes, causas y efectos e in- Liu J., McConnell W., Baerwald T. 2011. Te-
cluyen múltiples elementos o dimensiones. lecoupling of Human and Natural Syste-
De acuerdo a la dirección del flujo, existen ms. Symposium at the meeting of the
sistemas emisores, que emiten un flujo; re- American Association for the Advance-
ment of Science. http://aaas.confex.
ceptores, los que lo reciben y spillovers, los
com/aaas/2011/webprogram/Ses-
que afectan o son afectados por las interac- sion2889.html
ciones entre emisor y receptor. Los compo- Liu J., Hull V., Batistella M., DeFries R., Die-
nentes internos de cada sistema tienen dis- tz T., Fu F., Hertel T. W., et al. 2013.
tintas funciones: los agentes facilitan el flujo Framing sustainability in a telecoupled
world. Ecology and Society 18 (2): 26.
entre y dentro de los sistemas, las causas
Ministerio de Energía y Minería Presidencia
conducen estos flujos y los efectos son los de la Nación, Mar zo 2017. Informe
resultados de los mismos (Liu et al., 2013). especial Mercado de Litio. http://
Los atributos de los flujos pueden caracte- scripts.minem.gob.ar/octopus/archivos.
rizar al sistema dependiendo del acople de php?file=7252
E. Casagranda et al.: Teleacoples del litio 499

Tabla 1. Principales componentes del teleacople “Argentina–EEUU” a través del comercio de


Li 2 CO 3 y sus implicancias en sistemas ecológicos y humanos.

Comercialización de carbonato de litio

Sistemas Emisor (E) Argentina


Receptor (R) EEUU
Spillovers (S) Chile

Flujos Materia/Energía Dirección del flujo

EÔR EÔR
– Li2CO3 – Dinero
– Combustibles fósiles para transporte – Insumos para producción

Información – Transacciones financieras – Acuerdos de comercialización


– Técnicas de extracción – Normativas ambientales

Agentes – Agentes de gobierno – Compañías mineras


– Inversores – Mano de obra
– Comunidades locales

Causas Económicas – Demanda de Li2CO3 para fabricación de baterías principalmente


– Bajo costo de producción de Li2CO3 a partir de salmueras

Políticas – Políticas nacionales estimulan la actividad minera


– Políticas globales a favor de las energías no convencionales

Tecnológicas – Mejoramientos en técnicas de extracción

Efectos Ambientales – Condiciones ambientales propician la deposición de litio en salmueras

Culturales – Aumento en el consumo de artículos electrónicos


– Auge en el consumo de “energías verdes”

Ambientales – Potencial impacto en niveles de agua en las cuencas de la Puna


– Uso intensivo y potencial degradación de salares
– Posible pérdida de biodiversidad y servicios ecosistémicos
– Emisiones de CO2 por transporte de productos
– Reducción global de emisiones por uso de automotores tipo híbridos
– Control territorial de las mineras con posibles beneficios para la biodiversidad

Socioeconómicos – Potencial movimiento de poblaciones locales en caso de degradación ambiental


– Impacto en la economía de otros productores regionales
– Mayor oferta de empleos en minería lleva a menor la carga ganadera
– Mejoras en accesibilidad, mayores ingresos y capacidad de consumo,
acceso a mejor educación y sistemas de salud, etc.
500 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)

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