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—2018—
La Puna argentina: naturaleza y cultura
Serie Conservación de la Naturaleza 24 (2018)
La Puna argentina
Naturaleza y cultura
H. Ricardo Grau
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT
M. Judith Babot
Fundación Miguel Lillo – CONICET
Andrea E. Izquierdo
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT
Alfredo Grau
Instituto de Ecología Regional – CONICET – UNT
— Editores —
La Puna argentina: naturaleza y cultura
ISSN 0325–9625
Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE) San Miguel de Tucumán, Argentina
Telefax +54 381 433 0868 / www.lillo.org.ar
Editor gráfico
Gustavo Sánchez (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Editor web
Andrés Ortiz (Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argentina).
Canjes
Centro de Información Geo-Biológico del Noroeste Argentino, Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE) San Miguel de Tucumán,
Argentina. Correo electrónico: maprieto@lillo.org.ar
Ref. bibliográfica: H. Ricardo Grau, M. Judith Babot, Andrea E. Izquierdo, Alfredo Grau (editores). 2018. La Puna argentina: naturaleza y
cultura. Serie Conservación de la Naturaleza 24, Fundación Miguel Lillo. ISBN 978-950-668-032-9 (versión online)
Imagen de tapa: Vista del salar de Antofalla (Catamarca) desde la vega Botijuela. Fotografía de Andrea Izquierdo, noviembre 2017.
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
I. EL AMBIENTE FÍSICO
Capítulo 1. Geología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Hongn, Fernando; Carolina Montero-López; Silvina Guzmán; Alejandro Aramayo
Capítulo 2. Volcanismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Grosse, Pablo; Silvina R. Guzmán
Box: El manejo de las vegas como estrategia adaptativa de las poblaciones puneñas . . . . . . . . . . 112
Gonnet, Jorge M.
La Puna argentina: naturaleza y cultura
II. BIODIVERSIDAD
Box: Caravanas de llamas: tecnología clave para la interacción social prehispánica . . . . . . . . . . . 319
Martel, Álvaro
Capítulo 15. Las sociedades puneñas desde el inicio del segundo milenio
hasta el fin del dominio incaico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 321
Albeck, María Ester; Diego Martín Basso; María Amalia Zaburlín
Box: La minería y su incidencia en el modo de vida pastoril de Santa Rosa de los Pastos
Grandes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403
Abeledo, Sebastián H.
Box: ¿La esquila de vicuñas silvestres conserva el formidable rol ecológico de esta especie? . . . . 463
Donadio, Emiliano
Prólogo
Agradecimientos
I
El ambiente físico
12 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
F. Hongn et al.: Geología 13
01 ä Geología
Hongn, Fernando 1; Carolina Montero-López 1; Silvina Guzmán 1,2;
Alejandro Aramayo 1
1
Instituto de Bio y Geociencias del NOA, UNSa, CONICET, 9 de julio 14, (4405) Rosario de Lerma,
Salta, Argentina. fhongn@conicet.gov.ar
2
Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera”, CSIC, Sole i Sabaris s/n, 08028, Barcelona,
España.
ä Resumen — La Puna argentina, con una altura de base promedio de 3.500 msnm,
forma parte del plateau Andino, el segundo más grande del mundo después del Tíbet. Este
plateau está relacionado a un orógeno no colisional, constituyendo una paradoja en la tec-
tónica de placas. Se ubica en los Andes Centrales, entre los 22 ° y 27 ° de latitud sur. Hacia
el este limita con las provincias geológicas Cordillera Oriental y Calchaquenia, hacia el sur con
las Sierras Pampeanas Septentrionales, Sistema de Famatina y Cordillera Frontal, y hacia el
oeste con la Cordillera Occidental, en Chile. Hacia el norte tiene continuidad con el Altiplano
boliviano que llega hasta el sur de Perú. Estructuralmente la Puna está caracterizada por
fallas inversas y pliegues asociados con rumbos dominantes norte-sur; se destacan también
estructuras oblicuas o lineamientos en dirección NE-SO y NO-SE sobre los que se alinean
centros volcánicos. Algunas de estas fallas son de edad paleozoica y mesozoica y fueron
reactivadas durante el Cenozoico. Esta región sobreelevada, que se diferenció como un área
con características geológicas propias durante el Cenozoico, presenta marcadas diferencias
con respecto a las provincias geológicas vecinas: se destacan el gran volumen de volcanismo
cenozoico ampliamente distribuido, la formación de extensos salares bordeados por bloques
de basamento levantados por fallas inversas que conforman sierras de rumbo N-S principal-
mente, un drenaje cerrado y clima árido. En este capítulo presentamos una reseña de las
rocas y estructuras principales que conforman la Puna y su historia geológica.
Palabras clave: Puna, Andes Centrales, Noroeste argentino, deformación, volcanismo.
ä Abstract — “Geology”. The Argentine Puna, with an average elevation above 3,500 m
asl belongs to the Andean plateau, the second largest plateau in the world after the Tíbet.
This plateau is related to a non-collisional orogen; it is located in the Central Andes, between
22 ° and 27 ° S latitude. It limits with the Eastern Cordillera and Calchaquenia to the east, with
the Northern Sierras Pampeanas, Famatina System and Frontal Cordillera to the south, and
with the Western Cordillera in Chile to the west. Its continuation to the north is the Bolivian
Altiplano, which reaches southern Perú. Structurally, reverse faults and related folds with N-S
trend define the main structures in the Puna region; NE-SW and NW-SE oblique lineaments
along which volcanic centers are aligned, are also conspicuous structural features. Some of
these faults are Paleozoic and Mesozoic and have been reactivated during the Cenozoic. This
elevated region has distinctive features from the surrounding regions: a widespread profuse
Cenozoic volcanism, salt flats bordered by reverse fault-bounded basement ranges with N-S
trends, internal drainage and arid climate. The main geological features characterizing the
Puna are of Cenozoic age. In this chapter, we present an overview about the main structures
and rocks forming the Puna and its geological evolution.
Keywords: Puna, Central Andes, Northwestern Argentina, deformation, volcanism.
corteza) que resultan en las diferentes ca- noroeste de Argentina (Figura 1). La men-
racterísticas geológicas de las regiones. Los ción de la Puna como región geológica se
Andes Centrales que se extienden entre Perú debe a Brackebusch (1891), sin embargo se
y el centro de Argentina contienen al plateau atribuye a Keidel (1927) su definición con
Altiplano Boliviano-Puna Argentina (Figura un enfoque geológico-geomorfológico que
1), el segundo más alto del mundo después sentó las bases para su identificación como
del Tíbet. Esta altiplanicie es una de las par- provincia geológica o región morfoestructu-
ticularidades más conspicuas de los Andes, ral y que persiste hasta nuestros días. Turner
dado que los plateaux son típicos de cordi- (1972) brindó la primera síntesis de la Puna
lleras de colisión como la del Himalaya. El como provincia geológica, la que a grandes
acortamiento tectónico, la adición magmáti- rasgos se mantiene en reseñas posteriores
ca, la escasa capacidad de las cuencas para (e.g., Turner y Mon, 1979; Ramos, 1999).
evacuar los materiales depositados, entre El volcanismo y los salares constituyen ras-
otros, son los mecanismos y procesos vincu- gos típicos de la Puna que la convierten en
lados con el margen de subducción (Figura un paisaje único en el mundo. Sin embargo,
2) que se proponen como generadores del sus límites se establecen a partir del drenaje
Altiplano-Puna (Allmendinger, 1986; Oncken endorreico o cerrado, por lo que sus bordes
et al., 2006). están marcados por las divisorias de aguas
La porción argentina de la Puna (“región que separan las cuencas con drenaje hacia el
de altura” en quechua) se extiende desde interior puneño de aquellas que forman las
los 22° a 27° de latitud sur, abarcando las cabeceras de sistemas que drenan hacia los
provincias de Jujuy, Salta y Catamarca en el océanos o hacia otras depresiones como la
Figura 1. Modelo de elevación digital (MED) de los Andes entre 20º y 28ºS donde se indican
los límites de la Puna y las regiones o provincias geológicas que la limitan. El modelo destaca
nítidamente la altitud que caracteriza a la Puna (nivel de base por arriba de 3.500 m snm)
y algunos rasgos geomorfológicos típicos (morfologías volcánicas, extensas áreas sin relieve
marcado y con drenaje cerrado donde se desarrollan los salares). Estos rasgos contrastan
con los de regiones vecinas, por ejemplo Cordillera Oriental y Sierras Pampeanas, donde el
MED resalta los valles intermontanos con diferencias de altitud marcadas entre el valle y las
sierras circundantes.
F. Hongn et al.: Geología 15
de Pipanaco en las provincias de Catamarca este, rasgo ya mencionado por los primeros
y La Rioja. La región está caracterizada por autores que estudiaron la región, pero que
una altiplanicie con un nivel de base gene- ha concentrado investigaciones novedosas en
ralmente por encima de los 3.500 m s.n.m. a los últimos años (e.g., Castino et al., 2016).
partir de la cual emergen sierras con orienta- Alonso et al. (1984) dividieron a la Puna en
ción aproximadamente N-S y edificios volcá- dos grandes regiones de acuerdo con las ca-
nicos, cuyas altitudes en algunos casos supe- racterísticas del volcanismo y la tectónica:
ran los 6.000 m s.n.m. Presenta límites bien Puna septentrional o jujeña y Puna austral
definidos hacia el noreste con la Cordillera o salto-catamarqueña, limitadas por el linea-
Oriental, hacia el sureste con Calchaquenia y miento regional en dirección NO-SE Cala-
hacia el sur con la Cordillera Frontal, el Sis- ma-Olacapato-Toro (COT, Salfity et al., 1975;
tema de Famatina y las Sierras Pampeanas. Mon, 1976) (Figura 1).
La sierra de San Buenaventura, extendida
en dirección este-oeste, marca la divisoria E S T R AT I G R A F Í A : O R I G E N , E D A D E S ,
de aguas en el borde sur de la Puna. Ha- DISTRIBUCIÓN
cia el oeste la Puna limita con la Cordillera
Occidental y coincide aproximadamente con El tiempo geológico se divide en eras
la frontera argentino-chilena, y con la línea cuyos límites están marcados por un acon-
de cumbres formada por los grandes estra- tecimiento global, por ejemplo aparición
tovolcanes del Cenozoico superior (Ramos, o extinción de especies. Las eras abarcan
1999). Un rasgo representativo de la Puna es millones de años (Ma) y se dividen en
su clima árido y seco como resultado de su neoproterozoica (1.000-541 Ma), paleozoi-
elevada topografía y su posición latitudinal; ca (541-252 Ma), mesozoica (252-66 Ma) y
las elevaciones que limitan la Puna hacia el cenozoica (66 Ma – presente). La definición
oriente retienen la humedad proveniente del de un nuevo tiempo, el Antropoceno, para
16 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 3. Mapa geológico con las principales unidades litológicas y estructuras de la Puna
modificado de Mon y Salfity (1995). Resalta el abundante volcanismo cenozoico que consti-
tuye uno de los rasgos característicos de la Puna. 1) Basamento neoproterozoico-cámbrico
inferior; a) metamorfismo pampeano de muy bajo y bajo grado; b) metamorfismo famatiniano
de mediano a alto grado. 2) Cámbrico (Grupo Mesón en Cordillera Oriental y equivalentes en
la Puna). 3) Plutones del Paleozoico inferior (Cámbrico-Ordovícico). 4) Ordovícico sedimentario
(Cordillera Oriental) y con metamorfismo de muy bajo grado (Puna). 5) Silúrico-Devónico. 6)
Carbonífero-Pérmico. 7) Cretácico (plutones). 8) Cretácico (sedimentitas; Grupo Salta). 9) Ce-
nozoico sedimentario. 10) Cenozoico volcánico. 11) Cuaternario. 12) Salares. 13) Principales
fallas. La línea gris entrecortada marca el lineamiento de Calama-Olacapato-Toro; las líneas
negras entrecortadas, los límites de las provincias geológicas; la línea negra entrecortada
con puntos indica los límites internacionales.
18 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
al., 1999; Lucassen y Becchio, 2003; Suzaño, registra manifestaciones aisladas de rocas
2015). Este mismo evento de metamorfismo sedimentarias ordovícicas como las que se
que afectó rocas sedimentarias depositadas reconocen en inmediaciones de los salares
durante el Ordovícico Inferior (Tremado- de Rincón, Arizaro y Antofalla (Moya et al.,
ciano) se reconoce en unidades de las sie- 1993; Koukharsky et al., 2002; Seggiaro et
rras de Cobres, Tanque y Mal Paso (entre al., 2004). En esta región también tienen
Salinas Grandes y Susques) (Kirschbaum et mayor representación las rocas plutónicas,
al., 2006; Coira et al., 2009). A la anomalía las cuales fueron integradas en una unidad
térmica ordovícica inferior que generó el me- denominada Faja Eruptiva de la Puna Occi-
tamorfismo también se asocian numerosos dental (Palma et al., 1986).
cuerpos plutónicos (intrusivos graníticos) en Afloramientos menores de rocas sedimen-
el borde oriental de la Puna austral (e.g., tarias silúricas y devónicas se encuentran en
sierras de Ochaqui, Oire, Luracatao, Tacuil, la zona del Salar de Rincón (Aceñolaza et
El Peñón, Laguna Blanca) y con manifesta- al., 1972; Donato y Vergani, 1985; Galli et
ciones más localizadas en la Puna de Jujuy al., 2010). Esta región también preserva ni-
(rocas volcánicas y plutónicas). Estas unida- veles del Carbonífero-Pérmico (Figura 4C)
des magmáticas fueron integradas por Mén- que constituyen las exposiciones más septen-
dez et al. (1973) en uno de los complejos trionales de unidades de esta edad que ad-
quizá de mayor difusión en la literatura: la quieren mejor y mayor representación en la
Faja Eruptiva de la Puna Oriental. En algu- Puna de Catamarca (Seggiaro et al., 2006).
nos sectores fueron emplazados cuerpos mi-
neralizados sin-sedimentarios como los de Mesozoico
la sierra de Cobres (Méndez et al., 2001)
que se comparan en términos genéticos y de Durante el Cretácico-Paleoceno, en el
edad con los de la sierra de Aguilar. Allí la noroeste argentino se desarrolló una amplia
mina homónima es una de las mayores, sino cuenca de rift continental (las cuencas de rift
la mayor, extracción subterránea en el país se localizan donde la corteza está sometida a
con producción de Pb-Zn-Ag. extensión, lo que provoca su adelgazamiento
La faja central incluye extensas serranías y fragmentación en bloques. El océano Atlán-
con rocas sedimentarias ordovícicas ligera- tico inició su historia como una zona de rift
mente metamorfizadas (Figura 4B), destacán- que separó África de América. En un rift con-
dose las de las sierras de Calalaste, del Ga- tinental el proceso extensional no alcanza a
llego, Copalayo, Quebrada Honda-Pozuelos, generar corteza oceánica. Un ejemplo típico
Guayaos, Rinconada, Cochinoca, entre otras. de rift continental actual es el rift de África
Estas unidades cubren un amplio espectro de oriental) con algunas ingresiones marinas,
edades ordovícicas que alojan intercalacio- denominada cuenca del Grupo Salta, cuyas
nes volcánicas o cuerpos plutónicos menores exposiciones más conspicuas se encuentran
como las de la sierra de Calalaste (Seggiaro en Calchaquenia (Marquillas et al., 2005) y
et al., 2006) o las del extremo sur del salar de están más restringidas en la Puna. Algunos
Pocitos (Kleine et al., 2004). Las unidades de depósitos ocurrieron en regiones centrales y
esta faja con edades del Ordovícico Medio-Su- occidentales de la Puna septentrional, don-
perior muestran enriquecimientos de oro que de se desarrolló el depocentro de Sey que
dieron lugar a explotaciones en tiempos de la se reconstruye a través de los registros en
Colonia como la mina Incahuasi (extremo sur las áreas de la sierra de Tanque (al oeste
del Salar del Hombre Muerto; Navarro García de Susques), Huaytiquina-Catua e inmedia-
y Rossello, 1989) o las numerosas y pequeñas ciones de San Antonio de los Cobres (Seg-
minas de la sierra de Rinconada (Rodríguez giaro et al., 2002; Marquillas et al., 2005).
et al., 2001). Los depósitos iniciales de esta cuenca (sin-
La faja occidental extendida sobre el bor- rift, Cretácico Inferior y Superior temprano
de oeste de la Puna de Salta y Catamarca y medio) constituyen espesas secuencias de
F. Hongn et al.: Geología 19
lo ancho de toda la actual Puna e inclusive ni y Blasco, 2001; Hongn y Seggiaro, 2001;
en áreas de la Cordillera Oriental y contras- Rubiolo et al., 2001; Coira et al., 2004; Se-
tan con aquellas hipótesis que sugieren que ggiaro et al., 2004, 2006). De acuerdo al
la deformación andina en la Puna ocurrió área donde se encuentran se identifican con
a partir del Neógeno (e.g., Allmendinger et diversos nombres formacionales (Formación
al., 1997) o que sólo ocurrió en las áreas Sijes y los niveles superiores del Grupo Pas-
centrales y occidentales durante el Paleóge- tos Grandes en la Puna austral y las forma-
no (DeCelles et al., 2007). ciones Pisungo y Tiomayo en la Puna septen-
trional como unidades representativas). En
Neógeno general, son depósitos fluviales y aluviales
Los procesos de deformación, magmatis- que se acumularon en los bordes de cuencas
mo y sedimentación se intensificaron duran- cerradas y que en sus áreas más deprimidas
te el Neógeno y en particular en el Mioceno, albergaron lagos y salares que dieron lugar a
por lo que lo convierten en un lapso de es- importantes depósitos evaporíticos, como los
pecial interés para el análisis de la evolución de haluros en los salares de Hombre Muerto,
andina. Aproximadamente a los 26 Ma se Pastos Grandes, Antofalla y Arizaro, los de
produce la ruptura de la placa de Farallón, la sulfatos en Pastos Grandes y los de boratos
cual genera las placas de Cocos y Nazca. En en Hombre Muerto, Tincalayu, Sijes y Loma
coincidencia con este fenómeno, el magma- Blanca (Alonso, 1986).
tismo en esta porción de los Andes Centrales
migra hacia el este. El volcanismo neógeno Cuaternario
principalmente extendido a lo largo del bor- Durante el Pleistoceno la actividad vol-
de occidental de la Puna (cercano al límite cánica continuó y se emplazaron estrato-
entre Chile y Argentina) tuvo episodios de volcanes, conos de escoria, maares, domos,
expansión con manifestaciones volcánicas domos de lava y calderas. En este periodo
que alcanzan el borde oriental de la Puna e el volcanismo fue volumétricamente mucho
inclusive la Cordillera Oriental. Las calderas más importante en la Puna austral que en la
generaron importantes volúmenes de ignim- Puna norte (ver Grosse y Guzmán, en este
britas durante el Mioceno; entre éstas se des- volumen).
tacan las de Vilama, Coranzulí y Panizos en En la Puna austral se produjeron im-
la Puna norte y Aguas Calientes y Luingo en portantes erupciones explosivas durante el
Puna austral. Los domos y estratovolcanes Cuaternario, con composiciones dominante-
también fueron importantes durante todo el mente ácidas (ricas en sílice). Las más im-
Neógeno, mientras que los conos de escoria portantes por su magnitud corresponden a
son importantes recién desde el Mioceno las calderas del Cerro Galán y Cerro Blanco.
superior. El nevado de Acay representa uno La caldera Cerro Galán es una de las más
de los únicos plutones neógenos de la Puna grandes del mundo, con un volumen esti-
y corresponde a una monzodiorita con una mado que supera los 600 km3 (e.g., Sparks
edad de 13-12 Ma (Insel et al., 2012). El et al., 1985; Folkes et al., 2011). La caldera
capítulo de Grosse y Guzmán (en este volu- del Cerro Blanco (Seggiaro et al., 2006) es
men) provee más detalles sobre los eventos la más joven de la Puna y una de las más jó-
volcánicos que se sucedieron en este lapso venes de los Andes, con actividad posterior a
en la Puna. 5.000 años (Montero-López et al., 2010a).
Las secuencias sedimentarias neógenas Muchos estratovolcanes se encuentran en
más características de la Puna se encuentran el borde occidental de la Puna, como por
en la Puna austral en las cuencas de Ariza- ejemplo Llullaillaco y Socompa, mientras
ro, Pastos Grandes y Antofalla; y en la Puna que otros se encuentran en el interior de la
norte en la cuenca de Pastos Chicos y hacia Puna, como es el caso de los volcanes Pei-
el NO de la sierra de Rinconada (Zappetti- nado y Tuzgle.
22 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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F. Hongn et al.: Geología 29
la icnoespecie Nereites saltensis, que para Período Ediacarano-; mientras que aquellas
nuestro asombro formaba parte de una con Oldhamia son asignadas al Cámbrico
asociación de huellas diferentes, cuya in- inferior.
terpretación primero pensé respondía a una Si bien este modelo de mezcla de eda-
cuestión paleogeográfica/paleoambiental, y des y rocas en el NOA inicialmente estaba
luego a una diferencia cronológica. sustentado con datos fosilíferos, la aplica-
Hace pocos años descubrí la presencia de ción de metodologías geocronológicas mo-
vendobiontes (un grupo fósil extinto) asocia- dernas llevadas a cabo en colaboración con
dos a Nereites en la región de Cachi, Salta, el equipo dirigido por el profesor Hubert
lo que nuevamente enfatizó la existencia de Miller (Universidad de Munich, Alemania)
rocas cronológicamente diferentes dentro del ratificaba el esquema general, modificando
mismo «basamento del NOA». Actualmente definitivamente el concepto de un solo «ba-
se considera que algunas de estas rocas po- samento cristalino Precámbrico» en el no-
seen edades netamente precámbricas - del roeste argentino.
32 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
02 ä Volcanismo
Grosse, Pablo 1; Silvina R. Guzmán 2,3
1
CONICET e Instituto de Mineralogía y Petrografía, Fundación Miguel Lillo, Miguel Lillo 251, (T4000JFE)
San Miguel de Tucumán, Argentina; pgrosse@lillo.org.ar.
2
IBIGEO, UNSa, CONICET, 9 de Julio 14, (4405) Rosario de Lerma, Salta, Argentina.
3
Instituto de Ciencias de la Tierra “Jaume Almera”, CSIC, Sole i Sabaris s/n, 08028, Barcelona, Es-
paña.
ä Resumen — La Puna es una región volcánica activa que forma parte de la Zona Vol-
cánica Central de los Andes. Contiene tres tipos principales de volcanes: (1) Estratovolcanes:
edificios generados por la acumulación de productos volcánicos durante un período de tiempo
prolongado. Presentan variada morfología desde conos simples a macizos complejos. Sus pro-
ductos, mayormente de composición andesítica y dacítica, consisten en coladas de lava, domos
de lava y en menor medida depósitos piroclásticos. (2) Calderas de colapso: depresiones gen-
eradas por grandes erupciones asociadas al vaciamiento de cámaras magmáticas. Producen
extensos depósitos de flujos piroclásticos (ignimbritas) de composiciones mayormente dacíti-
cas y riolíticas. (3) Conos de escoria y coladas de lava asociadas: producidos por volcanismo
monogenético, de corta duración y escaso volumen; de composiciones mayormente andesitas
basálticas. El volcanismo en la Puna tiene registros a partir de ~26 Ma, cobrando intensidad
desde los ~15 Ma hasta el presente. Entre los ~15-8 Ma se construyeron numerosos estra-
tovolcanes y calderas, principalmente a lo largo de lineamientos transversales NO-SE y en el
borde oriental de la Puna. Entre los ~8-3 Ma el arco volcánico principal se estableció en su
posición actual sobre el borde occidental de la Puna, con el desarrollo de estratovolcanes,
mientras que calderas y centros máficos se generaron en el retroarco. La construcción de
estratovolcanes sobre el arco principal continuó durante el Cuaternario y persiste en la ac-
tualidad. En el interior de la Puna la actividad cuaternaria se limitó a la Puna austral, con el
desarrollo de centros máficos y tres calderas.
Palabras clave: Puna argentina, estratovolcanes, calderas de colapso, conos de escoria,
distribución espacio-temporal del volcanismo.
ä Abstract — “Vocanism”. The Puna is an active volcanic region that is part of the Central
Volcanic Zone of the Andes. Three main types of volcanoes are found in the Puna: strato-
volcanoes, collapse calderas and scoria cones. Stratovolcanoes consist in edifices generated
by the accumulation of volcanic products during a long period of time. They have varied mor-
phologies ranging from simple cones to complex massifs. Their products, mostly of andesitic
and dacitic composition, are lava flows, lava domes and less commonly pyroclastic deposits.
Collapse calderas are depressions generated by large eruptions associated to the evacuation
of shallow magma chambers. They produce extensive pyroclastic flows (ignimbrites) mostly of
dacitic and rhyolitic compositions. Scoria cones and associated lava flows, mainly of basaltic
andesite compositions, are produced by monogenetic volcanism of short duration and small
volume. Volcanism in the Puna has records since ~26 Ma, and it intensified from ~15 Ma to
the present. Between ~15 and 8 Ma many stratovolcanoes and calderas developed, mainly
along transverse NW-SE lineaments and on the eastern Puna boundary. Between ~8 and 3 Ma
the main volcanic arc was established at its present position along the western Puna bound-
ary, with development of stratovolcanoes, whereas calderas and mafic monogenetic centers
were generated in the back-arc. Construction of stratovolcanoes along the main arc continued
during the Quaternary and persists today. In the inner Puna, Quaternary activity was limited
to the southern Puna, with development of mafic monogenetic centers and three calderas.
Keywords: Argentinean Puna, stratovolcanoes, collapse calderas, scoria cones, spatio-
temporal distribution of volcanism.
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 33
INTRODUCCIÓN
Zona Volcánica Central (ZVC) se ubica entre
La subducción de la placa de Nazca por las latitudes 15º y 28ºS y abarca un plateau
debajo del borde occidental de la placa Sud- elevado, con una altura de base promedio
americana resulta en cuatro zonas de volca- de 3.500 msnm, limitado al este y oeste por
nismo a lo largo de los Andes (Figura 1A). La las cordilleras Oriental y Occidental, respec-
Figura 1. A) Mapa de Sudamérica con las zonas volcánicas de los Andes; B) mapa de la
Zona Volcánica Central de los Andes con localización del Altiplano-Puna. En ambos mapas
los triángulos marcan los volcanes considerados activos o potencialmente activos (Siebert et
al., 2010).
34 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 3. Diagrama TAS (Le Maitre et al., 1989) con ejemplos de las composiciones de los
distintos tipos de volcanes de la Puna argentina. Se usaron datos de Coira y Kay (1993),
Kraemer et al. (1999), Richards y Villeneuve (2001, 2002), Siebel et al. (2001), Matteini
et al. (2002), Guzmán et al. (2006, 2011), Richards et al. (2006, 2013), Cabrera y Caffe
(2009), Drew et al. (2009), Kay et al. (2010), Folkes et al. (2011), Goss et al. (2011),
Risse et al. (2013) y Presta, Caffe (2014) y Grosse et al. (inédito).
gran diversidad refleja la compleja interac- actividad en una misma zona relativamente
ción de los procesos que actúan durante su restringida. Algunos muestran evidencias de
construcción, tanto agradacionales (acumu- colapso. Un subtipo particular son los conos
lación de productos, migración de actividad) dobles o mellizos. Ejemplos son los volcanes
como degradacionales (erosión, colapso). Socompa, Incahuasi (Figura 4B), Llullaillaco
Siguiendo las clasificaciones en de Silva y (Figura 4C) y Archibarca (Figura 4D).
Francis (1991), Francis (1993) y Grosse et – Macizos: volcanes sin forma cónica, con
al. (2009), se pueden reconocer tres tipos muchos focos eruptivos, ya sea orientados
principales de estratovolcanes: formando cordones alargados o sin orienta-
– Conos simples: volcanes con una mor- ción formando macizos irregulares. Pueden
fología cónica, simetría radial y un único distinguirse macizos compuestos, conforma-
foco eruptivo principal estable (no migra), dos por un edificio relativamente bien de-
lo cual resulta en un único cráter en la cima. finido y macizos complejos, más extensos,
Pueden presentar más de un estadío evolu- conformados por varios edificios. Ejemplos
tivo (pero siempre manteniendo un centro son los volcanes Lastarria, El Cóndor, Falso
eruptivo estable) y focos eruptivos o domos Azufre (Figura 4E) y Ojos del Salado.
secundarios periféricos. Ejemplos son los Los estratovolcanes están sujetos a la ero-
volcanes Tuzgle, Tul-Tul, Aracar y Peinado sión, la cual puede alterar las morfologías
(Figura 4A). originales de manera significativa. La ero-
– Conos compuestos o sub-conos: volcanes sión produce la degradación de los edificios
con una forma cónica a sub-cónica, común- mediante incisión de valles y transferencia
mente elongados. Presentan más de un foco de material hacia abajo, generando una dis-
eruptivo principal debido a una migración de minución progresiva de las pendientes. Los
la actividad, evidenciado por la presencia de bordes de los cráteres se erosionan y son
varios cráteres y/o domos, alineados o con rellenados con ese material hasta desapare-
disposición radial sobre los flancos del edi- cer; los materiales de los flancos se rede-
ficio. Se construyen mediante más de un es- positan en zonas más distales, dando como
tadio evolutivo, con un cambio de foco erup- resultado edificios de menor altura y más
tivo en cada estadio pero manteniéndose la amplios e irregulares; en casos extremos las
38 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
formas originales pueden resultar de difícil – Coladas de lava: son el producto más
reconocimiento. Sin embargo, en la Puna las común, generados a partir de erupciones
tasas de erosión son bajas debido al clima efusivas. Tienen la morfología de lenguas
árido registrado desde el Mioceno superior alargadas que descienden por los flancos de
(e.g., Hilley y Strecker, 2005) por lo que las los edificios. Son mayormente de composi-
geoformas originales se logran preservar en ción andesítica o dacítica (Figura 3). Las co-
buena medida. Es así que se pueden obser- ladas andesíticas suelen ser oscuras (Figura
var volcanes de varios millones de años con 4A) mientras que las dacíticas son más claras
formas relativamente bien conservadas (e.g., y de mayor espesor. Los estratovolcanes sue-
Tebenquincho, Beltrán). len mostrar una evolución hacia productos
Los principales productos primarios o más félsicos, con coladas andesíticas como
agradacionales de los estratovolcanes son producto principal y coladas y/o domos
coladas de lava, domos de lava y en menor dacíticos como producto final (Figura 4B).
medida depósitos piroclásticos. Productos se- Las coladas suelen ser del tipo blocky, o en
cundarios o degradacionales se relacionan a bloque, conformados por bloques de varios
colapsos y erosión fluvial y glaciar. decímetros hasta escasos metros. Un tipo de
40 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
colada particular son las coulées (Figura 6E); na eruptiva, piroclastos de tamaño lapilli (64
consisten en coladas muy viscosas, cortas y a 2 mm) y ceniza (< 2 mm), pueden ser
gruesas que pueden considerarse como do- transportados por el viento; cuando pierden
mos que han fluido. capacidad de transporte caen por gravedad,
– Domos: son montículos de lava que de- formando depósitos de caída. Estos depósi-
bido a su elevada viscosidad (que depende tos pueden alcanzar cientos de kilómetros
principalmente de su composición, tempera- de distancia desde el foco eruptivo. En las
tura y contenido en agua y cristales) se acu- proximidades del foco eruptivo se acumulan
mulan alrededor de su punto de erupción en los bloques más grandes y pesados, los cua-
vez de fluir. Son comunes sobre los flancos les son eyectados definiendo una proyección
de estratovolcanes (Figura 4B) donde suelen balística.
ser productos finales. También suelen encon- – Depósitos de avalancha: ocurren por el
trarse asociados a calderas de colapso (ver colapso catastrófico de un sector del edificio
sección 2.2; Figura 5B) o aislados, producto volcánico pudiendo o no estar relacionados
de volcanismo monogenético félsico (ver sec- a actividad eruptiva. Son particularmente
ción 2.3; Figura 6C, D). Tienen formas circu- comunes en la ZVC de los Andes (Francis
lares a ovaladas en planta y pueden alcanzar y Wells, 1988) relacionado posiblemente a
desde decenas de metros a pocos kilómetros que la baja tasa de erosión permite que los
en su eje mayor. Son casi siempre de compo- edificios crezcan desmesuradamente hasta
sición dacítica o riolítica (Figura 3). tornarse inestables. Los colapsos pueden ser
– Depósitos piroclásticos: tres tipos prin- desde pequeños, como el caso del volcán
cipales de depósitos piroclásticos generados Lastarria (Naranjo y Francis, 1987) hasta
a partir de erupciones explosivas se encuen- enormes, removiendo una buena parte del
tran asociados a estratovolcanes: (1) depó- edificio. Las avalanchas se caracterizan por
sitos de flujos de bloques y cenizas: son el recorrer largas distancias, hasta decenas
resultado del colapso gravitacional de un de kilómetros desde la base del volcán. Es
domo. Estas erupciones en general forman común que ocurra actividad agradacional
explosiones dirigidas, sin el desarrollo de co- posterior al colapso, reconstruyendo el edi-
lumnas eruptivas; los depósitos de bloques ficio parcial o totalmente (en este caso no
y cenizas resultantes son en general peque- quedan prácticamente huellas del colapso
ños (< 0,01 km3) y de escasos metros de en el edificio, pero sí en el depósito de la
espesor (< 100 m). Ejemplos de volcanes avalancha). Dos ejemplos espectaculares en
con depósitos de bloques y cenizas son El la Puna son las avalanchas de los volcanes
Morro, Organullo y Rupasca (Petrinovic et Socompa, con movilización de unos 26 km3
al., 1999); (2) depósitos de flujos piroclás- de material hasta 30 km de distancia hacia el
ticos: asociados a erupciones importantes, NO (van Wyk de Vries et al., 2001) y Llullai-
con desarrollo de columnas eruptivas de va- llaco, la cual recorrió 25 km hacia el sureste
rios kilómetros de altura. Ocurren cuando (Richards y Villeneuve, 2001; Figura 4C).
la columna eruptiva colapsa drásticamente – Depósitos de erosión glaciar e hídrica:
formando flujos piroclásticos que son trans- la erosión glaciar es de limitada importancia
portados por gravedad a altas velocidades en la Puna (e.g., de Silva y Francis, 1991);
(cientos de km/h) y a grandes distancias genera incisión de valles en U, glaciares de
(decenas de kilómetros). Los depósitos re- roca y morenas. Un ejemplo de glaciar de
sultantes pueden alcanzar espesores desde roca se encuentra en el Nevado de Acay
decenas hasta cientos de metros. Ejemplos (Martini et al., 2013). La erosión hídrica
de estratovolcanes que generaron flujos pi- produce incisión de valles radiales. El mate-
roclásticos son Tuzgle (Coira y Kay, 1993), rial erosionado se acumula en la base de los
Chimpa (Arnosio, 2010) y Rachaite (Coira edificios generando plataformas de material
et al., 2004); (3) depósitos piroclásticos de suelto. Debido al clima árido son poco co-
caída: los materiales emitidos en una colum- munes los procesos erosivos con abundante
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 41
agua. Sin embargo, se reconocen depósitos cos de caída que suelen preceder a los flujos
de lahares, los cuales se forman por corrien- piroclásticos.
tes fluviales que transportan material suelto El resultado de las erupciones caldéricas
dominantemente volcánico. es la generación de calderas de colapso que
tienen un relieve negativo con perímetros de
Calderas de colapso forma elíptica a circular (Figura 5A-C); en
El Altiplano-Puna es conocido a nivel algunos casos ocurren diversos eventos de
mundial por la concentración de calderas de colapso relacionados a la migración lateral
colapso y los depósitos de flujos piroclásticos de las cámaras magmáticas (y de los colap-
que generan (a los que denominaremos ge- sos) que generan calderas anidadas.
néricamente ignimbritas) (Figura 5). Las cal- Posterior al colapso se pueden generar
deras de colapso son el resultado de grandes mediante un rebote isostático domos intra-
erupciones asociadas al vaciamiento parcial caldera que están formados por las mismas
o casi total de cámaras magmáticas que se ignimbritas acumuladas en el interior de la
encuentran a escasos kilómetros por debajo depresión. Estos domos resurgentes pueden
de la superficie. La mayoría de las calderas alcanzar miles de metros por encima de
andinas se generaron por sobrepresurización la depresión y ubicarse en zonas centrales
de las cámaras magmáticas. En el momento (e.g., caldera del cerro Galán; Sparks et al.,
en el que la presión dentro de la cámara es 1985) o bien en sectores laterales (e.g., cal-
mayor que la presión litoestática (i.e., la pre- dera de Aguas Calientes; Petrinovic et al.,
sión de las rocas que se encuentran por en- 2010) dentro del área deprimida. Algunas
cima de la cámara) se genera la evacuación calderas registran una actividad postcaldera
del magma mediante grandes erupciones y representada por domos de lava (Figura 5C)
consecuente subsidencia de la superficie. Las y/o volcanes pequeños que se concentran
rocas que estaban por encima de la cámara frecuentemente a lo largo del perímetro del
en gran parte caen en el espacio dejado por área colapsada.
la misma (aquí también se depositarán los En todo el Altiplano-Puna se han reco-
piroclastos que no consiguen ser transpor- nocido unas 20 calderas de colapso y se ha
tados fuera de la depresión), mientras que estimado el área cubierta por ignimbritas en
algunas son transportadas dentro de flujos 44.000 km2 (Petrinovic et al., 2010) y un
piroclásticos fuera de la caldera. La mayoría volumen de 11.000 km3 (Kay et al., 2010).
de las calderas andinas generaron columnas La mayor concentración de calderas e ignim-
eruptivas de escasa altura con emisión de britas se encuentra entre los 21-24º S en una
flujos piroclásticos rasantes. Los depósitos región conocida como el Complejo Volcánico
ignimbríticos resultantes se pueden encon- Altiplano-Puna, donde se interpreta que a
trar a varias decenas de kilómetros de las partir de los ~10 Ma se produjo una ‘llama-
calderas, con espesores de cientos de metros rada de ignimbritas’ (de Silva, 1989). Esta
(Figura 5D, E) como en el caso de la caldera región se encuentra mayormente en Bolivia
del cerro Galán (e.g., Sparks et al., 1985). Se y Chile, pero abarca también el extremo NO
caracterizan por estar soldadas, por sus tona- de la Puna argentina.
lidades claras (blanquecinas a rosadas) y por En la Puna argentina se encuentran 10
contener fragmentos de pómez (porciones calderas de colapso confirmadas con ignim-
de magma fragmentado y solidificado con britas asociadas (Tabla 2; Figura 2). Además,
abundantes vesículas) y líticos (de la roca existen varias posibles calderas no confirma-
de caja y otros que recogen los flujos en su das y numerosas ignimbritas sin un centro
recorrido) inmersos en una matriz fina de conocido de erupción que en su mayoría se
tamaño ceniza. Algunas pocas calderas an- estima proceden de calderas no reconocidas
dinas desarrollaron columnas eruptivas de aún, erosionadas o cubiertas. En la Puna
mayor altura generando depósitos piroclásti- norte se encuentran tres calderas que for-
42
Tabla 2. Lista de las calderas de colapso confirmadas de la Puna argentina y sus principales características. Referencias: 1. Ort et al.
(1996); 2. Ort (1993); 3. Soler et al. (2007); 4. Seggiaro et al. (2014); 5. Petrinovic et al. (2010); 6. Riller et al. (2001); 7. Petrinovic
et al. (2005b); 8. Sparks et al. (1985); 9. Folkes et al. (2011); 10. Guzmán y Petrinovic (2010); 11. Guzmán et al., 2011; 12. Mpodozis
et al. (1996); 13. Siebel et al. (2001); 14. Seggiaro et al. (2006); 15. Montero López et al. (2010); 16. Báez et al. (2015); 17. Goss et
al. (2009); 18. Goss et al. (2011). Núm: Número en Figura 2. J: Jujuy; S: Salta; C: Catamarca; LR: La Rioja. max: máximo; min: mínimo;
avg: promedio.
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
P. Grosse y S. R. Guzmán: Volcanismo 43
man parte del Complejo Volcánico Altipla- tromboliana (erupciones de baja a moderada
no-Puna: Coranzulí, Panizos y Vilama (las energía que producen columnas eruptivas <
últimas dos sobre el límite con Bolivia). En 10 km de altura). Al pie de los conos se en-
la Puna central se encuentran dos calderas: cuentran una o más coladas de lava, mayor-
Aguas Calientes y Negra Muerta. En la Puna mente de tipo blocky o aa (con superficies
sur se reconocen cinco calderas: cerro Ga- rugosas).
lán (Figura 5E), Luingo, cerro Blanco (Fi- Los centros monogenéticos félsicos son
gura 5A), Laguna Amarga (Figura 4A, 5B) poco comunes en la Puna. Consisten en do-
e Incapillo (Figura 5C, D). Además, en esta mos de lava (Figura 6C, D) de composición
región existen otras posibles calderas como dacítica o riolítica (Figura 3) de similares
ser Alto Los Colorados, Los Bayos y Laguna características a los que se encuentran aso-
Escondida (e.g., Seggiaro et al., 2006). ciados a estratovolcanes o calderas.
También se reconocen unos pocos cen-
Volcanismo monogenético tros monogenéticos relacionados a la inte-
El volcanismo monogénetico es común racción del agua con el magma (erupciones
en la ZVC de los Andes y en particular en el hidromagmáticas) o bien al calentamiento
retroarco (en el interior de la Puna). Gene- del agua por el magma sin interacción direc-
ra edificios volcánicos pequeños (volúmenes ta (erupciones freáticas). En estos casos se
< 1 km3) producto de uno o pocos pulsos generan maares y anillos de tobas. Algunos
eruptivos ocurridos en un tiempo acotado. ejemplos se encuentran en Tocomar (Petrino-
Este tipo de volcanismo es mayormente má- vic et al., 2005a) y Pasto Ventura (Filipovich
fico (Figura 6A, B) y menos comúnmente et al., 2014).
félsico (Figura 6C-E).
Los centros monogenéticos máficos con- D I S T R I B U C I Ó N E S PA C I A L Y T E M P O R A L
sisten en uno o más conos de escoria (o ra- DEL VOLCANISMO EN LA PUNA
ramente conos de aglutinados) y coladas de El volcanismo en la ZVC registra migra-
lava asociadas (Figura 6A, B). Comúnmente ciones y/o propagaciones perpendiculares al
se encuentran alineados sobre fallas profun- arco a través del tiempo y se distribuye en
das que permitieron el ascenso de magmas forma segmentada a lo largo del arco y a lo
desde el manto. Pueden intruir diversos ti- largo de lineamientos transversales NO-SE.
pos de rocas y a veces se encuentran sobre A continuación se presenta una breve sínte-
los flancos de estratovolcanes (Figura 4B). sis de la distribución espacio-temporal del
La composición de estos centros es mayor- volcanismo en la Puna argentina. Compila-
mente andesita basáltica y andesita (Figura ciones más extensas se pueden encontrar en
3); muy pocos clasifican como verdaderos Coira et al. (1993), Trumbull et al. (2006),
basaltos debido a la asimilación de roca de Kay y Coira (2009), Kay et al. (2010) y Guz-
caja por parte de estos magmas al atravesar mán et al. (2014).
la corteza engrosada de la Puna. Se encuentran registros de volcanismo en
Los conos de escoria suelen ser conos la Puna desde el Oligoceno superior (~26
simples, con diámetros entre 0,3 y 2 km y Ma). Sin embargo, durante el Oligoceno su-
alturas entre 40 y 300 m, con un cráter com- perior y Mioceno inferior (~26-18 Ma) la
pleto o abierto (en herradura). En ocasiones actividad volcánica se concentró al oeste del
se encuentran conos múltiples, alargados y arco actual, en Chile, por lo que en la Puna
con varios cráteres solapados. Los conos argentina existen escasos registros de volca-
están compuestos por escoria (pómez de nismo de esta edad. Los mismos consisten
composición máfica), bombas (fragmentos mayormente en depósitos volcánicos-sedi-
de roca volcánica densa y fusiforme > 64 mentarios, en donde no se reconocen restos
mm) y ceniza (partículas < 2 mm), mate- de edificios volcánicos, como por ejemplo los
riales producidos por erupciones de tipo es- complejos Quebrada del Agua, al oeste del
44 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
al., 1985; Seggiaro et al., 2006; Grosse et rabilidad y de la exposición. Como la Puna
al., 2014b). Un segundo grupo de volcanes es una zona que tiene muy escasa densidad
cuaternarios se ubica a los ~25ºS, donde se poblacional es evidente que la peligrosidad
encuentran los volcanes Escorial, Lastarria, volcánica es mucho más importante que el
Cordón del Azufre y cerro Bayo Gorbea (e.g., riesgo volcánico.
Naranjo, 1992; Richards y Villeneuve, 2002). Siebert et al. (2010) listan 37 volcanes
Al norte de este grupo se encuentran los vol- activos o potencialmente activos en el sector
canes cuaternarios Llullaillaco (Richards y sur de la ZVC, entre las latitudes 22º y 28º S
Villeneuve, 2001), Socompa (e.g., van Wyk (Figura 1B); 19 de estos se encuentran total
de Vries et al., 2001) y Aracar (Koukharsky o parcialmente en la Puna argentina (Tabla
y Etcheverría, 1997) en territorio argentino; 1; Figura 2). Sin embargo, la mayoría de es-
más al norte, el arco volcánico continúa en- tos no registra actividad histórica, siendo el
teramente en Chile. volcán Láscar (en territorio chileno) el único
Además de la actividad sobre el arco, volcán regularmente activo. En la Puna ar-
durante el Cuaternario se generaron abun- gentina, el volcán Llullaillaco registra tres
dantes centros monogenéticos máficos en el posibles erupciones en el siglo XIX, mientras
retroarco de la Puna sur, especialmente en la que los volcanes Aracar y Ojos del Salado
zona de Antofagasta de la Sierra (e.g., Risse registran pequeñas erupciones no confir-
et al., 2008; Báez et al., 2017); también en madas en 1993. Por su parte, se reconoce
la zona de Pasto Ventura (e.g., Filipovich et actividad fumarólica persistente en los vol-
al., 2014), sobre el borde oriental de la Puna canes Ojos del Salado, Lastarria y Socompa.
(e.g., Guzmán et al., 2006) y en la zona de Además, estudios recientes de interferome-
transición entre la Puna sur y norte (e.g., tría radar han detectado dos centros volcá-
Deruelle, 1991). En esta última zona se de- nicos con deformación superficial: la zona
sarrolló el volcán Tuzgle, único estratovolcán del volcán Lastarria y el Cordón del Azufre
cuaternario ubicado en el retroarco (Coira y registra levantamiento a un ritmo de unos
Kay, 1993). En la Puna sur se registró ade- 2,5 cm/año, relacionado con el crecimiento
más una actividad explosiva muy importante de una cámara magmática (e.g., Froger et
representada por tres calderas con genera- al., 2007), mientras que la caldera de cerro
ción de ignimbritas y domos asociados: ce- Blanco registra subsidencia (e.g., Pritchard
rro Galán (e.g., Sparks et al., 1985; Folkes et y Simons, 2004), posiblemente relacionada
al., 2011), cerro Blanco (e.g., Seggiaro et al., con el reacomodamiento del terreno luego
2006; Montero López et al., 2010; Báez et de la última erupción ~5000 años AP (e.g.,
al., 2015) e Incapillo (e.g., Goss et al., 2009). Montero López et al., 2010).
En cambio, no se registra actividad volcánica El riesgo volcánico en la Puna es de poca
cuaternaria en la Puna norte. relevancia y en los últimos siglos ha consisti-
do únicamente en la caída de escasos milíme-
tros de ceniza en zonas pobladas, como por
PELIGROSIDAD
ejemplo los producidos por el volcán Láscar.
Y RIESGO VOLCÁNICO
Sin embargo, estudios arqueológicos-volcá-
El impacto que tienen las erupciones nicos muestran que la actividad volcánica de
volcánicas se puede medir en relación a su la caldera de cerro Blanco tuvo impacto en
peligrosidad y al riesgo volcánico. La pe- la dinámica fluvial y consecuentemente en
ligrosidad es la probabilidad de que una las fuentes de agua para las actividades hu-
erupción volcánica ocurra en una dada área manas, lo que podría haber condicionado la
geográfica en un tiempo determinado. Por ocupación de las poblaciones aborígenes en
otro lado, el riesgo es la magnitud de las pér- las zonas de los valles de Chaschuil y Fiam-
didas generadas por una erupción y depende balá durante los 8000-4100 años AP (Ratto
de la peligrosidad del volcán, de la vulne- et al., 2013).
48 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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52 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 1. Volcán Tuzgle. Izquierda, fotografía tomada desde la base. Derecha, imagen satelital
tomada de Google Earth® (2017).
B. Coria: El volcán Tuzgle: un proyecto para la obtención de energía geotérmica 53
hasta unos 700 m por debajo de su límite na, Patagonia), hay pocas reconstrucciones
actual (Zipprich et al., 2000). climáticas y ambientales de alta resolución
Durante los periodos fríos del Pre-LGM en el NO argentino (Valero-Garcés et al.,
(29.000 a 25.000 años cal AP) y Tardigla- 2000, 2003; Lupo et al., 2006; Morales et
cial (18.000 a 11.700 años cal AP), hay au- al., 2015; Schittek et al., 2016, Flantua et al.,
mentos significativos de polen de especies 2016, Morales et al., en este volumen).
arbóreas del Bosque Montano de Yungas en También es poco conocida la dinámica
la Cordillera Oriental. A partir del Tardigla- de los ecosistemas naturales en zonas con
cial continuaron episodios de humedad y una larga historia de uso de la tierra. En este
se registra la presencia de fauna extinta, el sentido, desde la arqueología, en las últimas
caballo americano (Hippidion sp.) en las ca- décadas se enriqueció la visión de la relación
beceras del río Grande de Jujuy; comienza a hombre/ambiente. Esta apunta a definir los
predominar la estabilidad geomorfológica en procesos del ambiente físico, en términos
la región, que convierte a los ríos y arroyos ecológicos, como una matriz de interacción
en “oasis”, aprovechados por las culturas de con el sistema socioeconómico, que se ob-
cazadores y recolectores (Fernández, 1984, serva en las actividades de subsistencia y
1984-1985; Fernández et al., 1991). patrones de asentamiento de las sociedades
Para el Holoceno, Tchilinguirian et al. humanas (Butzer, 1971, 1982). El periodo
(2014) reconocen que el volumen de la in- de cazadores recolectores y comienzos de
formación disponible para la región tropical la domesticación en la Puna jujeña, está
andina ha aumentado, lo que permite trazar altamente documentado (Kulemeyer et al.,
tendencias paleoambientales generales a ma- 1999; Yacobaccio, 2012, 2013), así como la
croescala. Sin embargo, las discrepancias en- evolución de los sistemas agropastoriles pre-
tre los registros y situaciones particulares en hispánicos (Albeck, 2001, 2010).
respuesta a los grandes cambios climáticos, se Este trabajo presenta una síntesis de re-
observan en varias localidades de las dos ver- gistros paleoambientales documentados, de
tientes de los Andes (Grosjean, 2001; Latorre fuente palinológica, con datos multiproxys
et al., 2002, 2003, 2006; Rech et al., 2002, para el Cuaternario tardío de la Puna del
2003; Servant y Servant-Vildary, 2003; Qua- NOA y sectores limitantes (Figura 1, Tabla
de et al., 2001). Los datos disponibles en la 1). Se discuten casos de estudios, mostrando
Puna argentina (Markgraf, 1985; Lupo, 1998; el estado del conocimiento de estas investi-
Valero-Garcés et al., 2000; Grana y Morales, gaciones en la región.
2005; Yacobaccio y Morales, 2005; Tchilin-
guirian, 2009; Morales, 2011; Oxman, 2015), A M B I E N T E S D E S E D I M E N TA C I Ó N
parecen compartir rasgos climáticos a escala Y P R E S E R VA C I Ó N
regional, con el Holoceno temprano y tardío
más húmedo y el Holoceno medio, más seco Los ambientes del Cuaternario tardío de
(Thompson et al., 1995, 1998, 2000; Bradbury la Puna, recibieron inicialmente aportes de
et al., 2001; Ramírez et al., 2003). distintas líneas de investigación, tales como
Durante el Holoceno tardío, y particular- la geomorfología, sedimentología y la pa-
mente para el último milenio, es escaso el linología (Gerold, 1983; Fernández, 1984;
conocimiento del comportamiento del SAMS Igarzabal, 1984; Markgraf, 1985; Brunotte
durante eventos climáticos globales como la et al., 1988; Fernández et al., 1991; Garleff
Anomalía Climática Medieval, que compren- et al., 1991; 2005; Kulemeyer y Lupo 1998;
de entre 1000 y a 650 años cal AP y la Pe- Lupo, 1998; Kulemeyer et al., 1999; Schäbi-
queña Edad de Hielo, entre 600 y 100 años tz, 2000, entre otros). Los mismos se concen-
cal AP (Villalba, 1994; Piovano et al., 2009; traron en las depresiones endorreicas, turbe-
Bird et al., 2011; Vuille et al., 2012). En ras y valles andinos como principales medios
contraste con otras regiones de Sudamérica sedimentarios. La dinámica de actividad y
(por ej., Altiplano, Llanura Chacopampea- estabilidad geomorfológica, se vincula a la
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 57
circulación atmosférica a escala regional, en factor más relevante para explicar los cam-
un sector de los Andes con topografía com- bios en el paisaje, sin dejar de considerar la
pleja y geológicamente muy activo. En ese incidencia limitada espacial y/o temporal-
contexto, las variaciones del clima durante mente, de la neotectónica y recientemente,
el Cuaternario, constituyeron, en general, el de la influencia antrópica.
Figura 1. Mapa de ubicación de los sitios con archivos palinológicos del Cuaternario tardío en
el noroeste argentino. Fuente: Brown et al., 2006. Los números corresponden a la Tabla 1.
58 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 1. Sitios seleccionados por sus cronologías para el Cuaternario tardío del NOA. Todos
poseen reconstrucciones polínicas (P) de las comunidades vegetales y diferentes proxis según
el caso de estudio: C = Carbón vegetal, V = Macrorrestos vegetales, Z = Macrorrestos ani-
males, P = Paleovertebrados, S = Sedimento, I = Isótopos estables, M = Mineralogía, G =
Geoquímica, A = Arqueología.
1. Yavi / 22º07’S; 65º28’W. 3300 msnm (Fluvial y vega) 9,5-2,5 y 0,5-0 (P, S, M, A) Lupo, 1998; Schäbitz et al., 2001;
Kulemeyer, 2005
2. Tres Lagunas / 22º12’S; 65º07’W. 4400 msnm (Laguna) 18,2-11,9 (P, S) Schäbitz, 2000;
Schäbitz et al., 2001
3. Laguna Pululos / 22º34’S; 66º47’W. 4500 msnm (Laguna) 1,4-0 (P, S, D) Lupo et al., 2007;
Morales et al., 2015
4. Abra de la Cruz / 22º40’S; 65º20’W. 4430 msnm (Laguna) 17,3–9,5 (P, S) Schäbitz, 2000;
Schäbitz et al., 2001
5. Coranzuli / 22° 58’ S; 66º21’W. 4000 msnm (Vega) 2,5-0 (P, S, V, Z) Stinnesbeck, 2014
6. Barro Negro / 23ºS; 65º37’W. 3820 msnm (Fluvial y vega) 14,5-10,2 (P, S, I, V, A) Fernández et al., 1991
7. Laguna Blanca 23º09’S; 65º12’W. 4260 (Laguna) 29–25,5 (P, S) Torres et al., 2016
8. El Aguilar / 23º10’S; 65º40’W. 4000 (Vega) 10-0 (P, S) Markgraf, 1985
9. Barrancas / 23º18’S; 66º05’W. 3660 msnm (Fluvial, vega) 6,5-4 (P, S, D) Oxman, 2015
10. Lapao 2 y 5 / 23º23’S; 66º21’W. 3670 (Fluvial, vega) 9,4–7,3 y 0,5-0 (P, S, D) Oxman et al., 2013, 2016; Tchilin-
guirian et al., 2014; Oxman, 2015
11. Pastos Chicos / 23º40’S; 66º25’W. 3780 msnm (Fluvial, vega) 9,5-7 (P, S, D) Oxman y Yacobaccio, 2014;
Oxman, 2015
12. Yala / 24º06’S; 65º30’W. 2100 msnm (Laguna) 1,8-0 (P, S, G, C, M) Lupo et al., 2006
13. Vega Tuzgle / 24º09’S; 66º24’W. 4350 msnm (Vega) 2,1-0 (P, S, C, V, Z, I, G) Schittek et al., 2016
14. El Infiernillo / 26º45’S; 65º45’W. 3000 msnm (Fluvial, Vega) 2,1–0,6 (P, S) Garralla, 2003
15. Laguna Cotagua / 27º03’S; 66º48’W. 2350 msnm (Laguna) 6,5–0 (P, S) Kulemeyer et al., 2013
lógicos que coincide con un período de sequía también sobre la fundición de metales en el
extrema (Martínez, en este volumen). siglo XX en San Salvador de Jujuy (Lupo et
Se han encontrado evidencias arqueológi- al., 2006). En la Vega Tuzgle (sitio 13), los
cas de cambios en las estrategias económicas datos muestran que el impacto del pastoreo
ca. 4000/3000 años cal AP, que indican la en ecosistemas altoandinos fue significativo
existencia de manejo de camélidos tempra- a partir de 1.050 años cal AP, con pérdida de
na, como se puede observar en el sitio Inca biomasa y fragmentación de la vegetación
Cueva 7 y Huachichocana III capa E2 (As- y la asociada reducción en la frecuencia de
chero y Yacobaccio 1998, Yacobaccio y Ma- incendios.
dero, 1992). Posteriormente, para el periodo
tradicionalmente denominado “Formativo” MÉTODOS
(2500-1100 años AP, Olivera, 1988, 2001)
los antecedentes arqueológicos permiten in- Se presentan los datos de 15 sitios con
ferir la presencia de prácticas agropastoriles archivos paleoambientales (Figura 1, Tabla
y/o pastoriles, complementadas con estrate- 1), los cuales comparten datos polínicos e
gias de caza desde 2000 años cal AP (Escola, inferencias sobre cambios ambientales y
2000; López, 2008; Muscio, 2004). paleoclimáticos. Se analizaron siguiendo su
En los registros polínicos existen difi- ubicación latitudinal de norte-sur, en un gra-
cultades para diferenciar los indicadores diente climático y ambiental desde la Puna
de impacto antrópico debido a que muchas Húmeda (>400 mm/año de precipitación) a
de estas familias, géneros y especies, se en- la Puna Seca (100-400 mm/año de precipita-
cuentran también en la vegetación natural ción) y sitios colindantes. Los registros cuen-
(Chenopodiacae-Amaranthaceae, Urtica, tan con cronologías basadas principalmente
Malvaceae, Asteraceae). Por ello, se busca en fechados radiocarbónicos calibrados y, en
reconocer la asociación de plantas indicado- algunos sitios, también por 210Pb. Las resolu-
ras, que permite interpretar confiablemente ciones temporales implican milenio, siglos e
las actividades antrópicas. Estas asociaciones incluso décadas, para el caso de los últimos
están documentadas desde aproximadamen- 100 años, en la Laguna de Yala.
te 4.500 años cal AP, con ganadería y agricul- En la mayoría de los casos se cuenta con
tura incipiente en la Puna (Lupo, 1998). El estudios actualistas (comunidades vegetales
pastoreo de la altiplanicie puneña condujo a y análogos polínicos modernos), que consti-
una reducción de la densidad del pastizal y tuyen la base para interpretar el pasado re-
trajo como consecuencia un proceso de ero- ciente (Lupo, 1998; Torres et al., 2011; Cruz,
sión generalizada y la profundización de los 2012; Oxman, 2015).
cauces en los valles a partir de ca. 2.000 / Se agruparon los tipos polínicos mencio-
1.500 años cal AP (Kulemeyer y Lupo, 1996; nados por los autores en los diagramas, en
Kulemeyer, 2005). En el Aguilar (sitio 8) se asociaciones polínicas siguiendo un criterio
observa que en los últimos 2.000 años se ecológico (Cabrera, 1976 y Burkart et al.,
reduce la cobertura herbácea, atribuida al 1999). Estas representan:
pastoreo, como primer registro de fuente 1) Vegetación regional de la Puna (aso-
palinológica sobre intervención humana en ciaciones de estepas arbustivas y herbáceas
el paisaje del noroeste argentino. puneñas), del piso Altoandino (asociaciones
Los análisis geoquímicos adquirieron rele- de pastizal y estepas herbáceas altoandinas),
vancia para complementar la información de Monte y Yungas-Chaco (asociación de Bos-
los proxis biológicos; en la Laguna de Yala, que).
los análisis de carbono orgánico, carbono 2) Vegetación local, como los indicadores
inorgánico, carbonatos y fosfatos, permitie- de humedad local y de disturbio antrópico.
ron ampliar la información sobre la erosión Cabe aclarar que estas asociaciones varían
de suelos vinculada a la agricultura y gana- en diversidad polínica según el sitio de es-
dería desde épocas prehispánicas, así como tudio (Tabla 2).
60 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 2. A. Laguna Blanca (Tabla 1, Nº 7), en la Serranía de Aparzo, ca. 4000 msnm. Su
evolución refleja el balance hídrico en el límite de los pisos Altoandino y Puna. B. Vega Tuzgle
(Tabla 1, Nº 13), Puna de Salta. C. Depósitos sedimentarios en el valle del Río Yavi, Jujuy
(Tabla 1, Nº 1).
62 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
tudios de distinto tipo (geomorfológicos, se- en altos porcentajes de tipos polínicos de es-
dimentológicos, entre otros), que muestran pecies arbóreas de Yungas (Alnus, Podocarpus
importantes cambios ambientales para este y Celtis) ca 29.000 años cal AP, se consideran
período; en este trabajo se presentan cuatro una respuesta a la intensificación de la circu-
archivos paleoambientales (Figura 3). lación atmosférica de mesoescala. Es decir,
En las Serranías de Aparzo, el archivo de que los vientos anabáticos que ascienden por
Laguna Blanca (sitio 7) brinda información el faldeo de las Sierras Subandinas hacia la
sobre el comportamiento de los pisos geoeco- Cordillera Oriental, favorecen el transporte
lógicos del noroeste argentino durante los polínico de estos elementos del bosque mon-
milenios previos al último máximo glacial tano. El estudio de los sedimentospermite
(Pre-LGM). Se observa (Figura 4) que el piso constatar el desarrollo de una paleolaguna,
Altoandino habría ocupado posiciones más con su máximo nivel de agua entre 28.600
bajas que las actuales ca. 29.000 años cal AP, y 26.300 años cal AP.
y luego de 26.300 años cal AP, alcanza una En la Cordillera Oriental (sitios 2 y 4) a
posición comparable a la actual. La presencia partir de 15.000 años cal AP, se evidencia la
muestran un primer momento con presencia En El Aguilar (sitio 8), se evidencia una
de paleosuelos, macrorrestos vegetales y la- fase más seca entre 8.200-4.500 años cal AP,
minación de diatomitas en un ambiente de a través del aumento de los arbustos de la
vega, en gradual retracción. Puna (Asteraceae, Chenopodaceae, Ephedra,
Para el Holoceno medio, de 9.000-2.000 entre otros), con una tendencia al retroce-
años cal AP., en Pastos Chicos (sitio 11), so del piso altoandino desde 2.000 años cal
predomina la estepa herbácea seguida de la AP.
estepa arbustiva entre 9.300-6.700 años cal En el espectro polínico del perfil Cruces
AP. Estos resultados se complementan con 2 de Barrancas (sitio 9), entre 4.500 y 2.800
datos sobre diatomeas, geomorfología y ar- años cal AP, domina la estepa herbácea y
queológicos. En el borde oriental de la Puna, posteriormente la estepa arbustiva y la hu-
en Yavi (sitio 1), se registra una vegetación medad local. En el testigo Cruces 1, entre
compuesta por estepas arbustivas y herbá- ca. 5.700-4.100 años cal AP, se evidencian
ceas puneñas con importante presencia local mayores porcentajes de la estepa arbustiva
de Pennisetum chilense y Chenopodeaceae. puneña y se instalan los elementos de hume-
Es un momento con desarrollo de dunas en dad local. Se describe un ambiente léntico,
la altiplanicie y acumulación de sedimentos con sedimentos más finos y laminación de
arenosos en los valles. A partir de 4.500 años materia orgánica. La presencia permanente
cal AP, aumentan las estepas arbustivas/dis- de la estepa arbustiva permite inferir que
turbio antrópico, con incremento de la hu- el clima regional fue seco durante todo el
medad efectiva y reducción en las tasas de periodo, con breve fases alternantes de hu-
sedimentación. medad.
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 65
En Pastos Chicos (sitio 11), entre ca. dad relativa a lo largo de la secuencia, con
7.000 – post 4.200 años cal AP disminuye la un progresivo reemplazo de los materiales
estepa herbácea, aumentan los porcentajes y de laderas por depósitos eólicos con retrans-
diversidad de la estepa arbustiva e incremen- porte fluvial.
tan levemente los indicadores de humedad El Holoceno tardío, últimos 2.000 años
local. Los resultados obtenidos son coheren- (Figura 6), está signado por la presencia
tes con los de los sedimentos, que muestran del disturbio antrópico (indicadores de pas-
inicialmente mayor presencia de paleosuelos toreo y cultivos), como los cambios de pau-
orgánicos y laminación de diatomitas (Mo- tas culturales prehispánicas-hispánicas que,
rales, 2011; Pirola, 2014; Tchilinguirian et en algunos sectores con intensificación de
al., 2014). la ocupación humana, puede dificultar las
En el sur de la Puna, en El Bolsón, el reconstrucciones paleoclimáticas.
testigo de laguna Cotagua (sitio 15) registra En Coranzuli (sitio 5), en los últimos
desde ca. 6.400 años cal AP a 2.700 años 2.300 años cal AP, predomina la estepa her-
cal AP, una estepa herbácea predominando bácea altoandina sobre la estepa arbustiva
sobre la arbustiva con indicadores de hume- puneña y la presencia de palinomorfos como
dad local. Es el momento de mayor hume- indicadores de disturbio por pastoreo.
La Vega Tuzgle (sitio 13) tiene un registro La reciente invasión de dunas provenientes
polínico de los últimos 2.100 años, en el que de la Puna en el sector norte del valle, solo
predomina el pastizal altoandino hasta 800 puede ser explicada por una combinación de
años cal AP y luego incrementan las estepas factores (climáticos, eventos volcánicos con
herbáceas altoandinas entre 750 y 200 años producción de abundante material piroclás-
cal AP. Los datos de carbón vegetal, isótopos tico y/o antrópicos). Los procesos de incisión
y XRF permiten inferir cambios de las con- documentados en el valle a partir de ca. 800
diciones de humedad, que se relacionan a años cal AP, afectaron negativamente los hu-
las migraciones de la Zona de Convergencia medales, aumentando la erosión y torrencia-
Intertropical, con fase secas entre 2.100 y lidad del cauce y disminuyen su capacidad
1.800, 1.300 y 1.150 y 950 a 850 años cal de reserva de agua.
AP. Condiciones más húmedas prevalecieron En Pululos (sitio 3), predominan los pas-
desde 1.750 hasta 1.400 años cal AP. tizales y estepas altoandinas, con especies
En Yavi (sitio 1) se evidencia en épocas acuáticas e indicadores de humedad local.
coloniales el predominio de impacto antró- El análisis integrado de polen y diatomeas
pico y la disminución de las estepas pune- permitió obtener información de fases secas
ñas, en el marco de la alteración de la red (1.350 a 450 años cal AP, con una sequía
de drenaje, con tendencia a la incisión de extrema ca. 550 años cal AP) y húmedas
los valles puneños, a partir de 2.000/1.500 (390 años cal AP a la actualidad, especial-
años cal AP. mente entre 390 y 250 años cal AP, con un
En el Infiernillo (sitio 14) se registra des- lapso de déficit hídrico entre 250 y 70 años
de 1.760 a 875 años cal AP, el predominio cal AP; posteriormente y hasta el presente,
la estepa herbácea, con humedad local, ca- retornan condiciones de mayor humedad);
racterizando una fase húmeda y desde 875 que registra los primeros antecedentes pa-
años cal AP al presente, una fase seca con leoambientes de la Pequeña Edad de Hielo
reducción de estepas herbáceas de Poaceae en la Puna argentina.
y elementos extralocales, que se interpreta En Lapao 2 (sitio 10), entre 450 y 250
como correlacionable con la Anomalía Cli- años cal AP, se observa una estepa herbácea
mática Medieval. dominada por Poaceae, Asteraceae e indi-
Lagunas de Yala (sitio 12), en el límite cadores de humedad local, que indican la
de los bosque montano de Yungas, posee in- presencia de una vega moderadamente ve-
formación para los últimos 2.000 años, que getada. Luego, entre 250-150 años cal AP,
integran polen, carbón vegetal, datos de ci- aumenta la humedad local y disminuye la
catrices de fuego, sedimentos y registra el estepa herbácea, marcando la expansión de
cambio de la vegetación natural y el impacto la vega y entre 150-0 años cal AP, se eviden-
de la colonización en los sedimentos desde cia la recuperación de la estepa puneña.
el siglo XVII. El polen muestra un pastizal de
altura y bosques de Yungas. El incremento CONSIDERACIONES FINALES
en los indicadores de humedad local (hele-
chos) a partir de 1.960, se corresponde con La síntesis presentada constituye un
aumentos de las tasas de acumulación de aporte a la reconstrucción paleoambiental
sedimentos y de las precipitaciones. del Cuaternario tardío de la Puna argenti-
En Laguna Cotagua (sitio 15) a partir de na. Las tendencias generales en la dinámi-
2.700 años cal AP, los registros palinológicos ca de la vegetación, condiciones climáticas
muestran tendencias de humedad decrecien- y registro del disturbio antrópico sobre el
te hacia las actuales condiciones de aridez paisaje permiten realizar las siguientes con-
e incremento del disturbio antrópico. Des- sideraciones:
de 675 años cal AP al presente, se presenta – Para el Pleistoceno tardío (Pre-Máximo
una estepa puneña, elementos del monte y Glacial, 29.000-26.000 años cal AP y Tar-
disturbio antrópico, con aridez creciente. diglacial, 18.000-13.400 años cal AP) en el
L. Lupo et al.: Paleoecología del Cuaternario tardío de la Puna del NOA 67
borde oriental de la Puna, los archivos de (Flantua et al., 2016). En este contexto, la
paleolagunas aportan evidencias sobre con- preservación de los humedales como exce-
diciones más húmedas y frías en relación al lentes archivos paleoambientales naturales y
Holoceno, con presencia significativa del po- fuentes de agua para las sociedades andinas,
len de los bosques montanos de Yungas en amerita la implementación de políticas de
el actual piso Altoandino, en respuesta a la conservación (Schittek et al., 2016; Izquier-
intensificación de los vientos húmedos del do et al., en este volumen; Morales et al., en
Este, con desplazamientos de los pisos alti- este volumen).
tudinales y/o incrementos de los gradientes
térmicos y brisas de valle, en concordancia AGRADECIMIENTOS
con interpretaciones similares en el Altiplano
A las instituciones financiadoras: CONI-
boliviano y el salar de Atacama (Thompson
CET, AGENCIA-PICTO-UNJu 147, German
et al., 1998; Argollo y Mourguiart, 2000;
Science Foundation (SCHA 14-1/2), Ger-
Bobst et al., 2001; Fritz et al., 2004; Placzek
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et al., 2006; Gosling et al., 2008).
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– El Holoceno presenta la codominancia
yungas. UBACyT – Universidad de Buenos
de estepas arbustivas y herbáceas (mixtas)
Aires. SECTER/Universidad Nacional de
en la Puna Seca y en la Puna Húmeda, desde
Jujuy. DFG.A los Profesores Karsten Garleff,
5.000 a 2.000 años cal AP; dominan las este-
Helmut Stingl, Jorge Kulemeyer, Hugo Yaco-
pas arbustivas y herbáceas puneñas y se in-
baccio, Alejandra Korstanje, Frank Schäbitz,
crementa la humedad; aparecen también los
Martin Grosjean. A Gabriel Cortes, Joaquín
primeros registros de disturbio antrópico por
Julián y Natalia Batallanos por el apoyo en
pastoreo. En el límite con la Puna Salada se
el campo y laboratorio.
documentan predominios de las estepas her-
báceas sobre las arbustivas puneñas desde
L I T E R AT U R A C I TA D A
6.400 a 2.750 años cal AP. Estas tendencias
al déficit hídrico regional, con particularida- Albeck M. 2001. La Puna argentina en los
Períodos Medio y Tardío. En: E. Berbe-
des locales vinculadas a microclimas, carac-
rián y A. Nielsen (eds.), Historia argen-
terizan a la región tropical andina (Ledru et tina prehispánica. Editorial Brujas, Cór-
al., 2013; Tchilinguirian et al., 2014). doba, pp. 347-388.
– En el Holoceno tardío se evidenció la Albeck M. 2010. Poblados arqueológicos de
expansión de las ocupaciones humanas, la la Puna de Jujuy como topónimos en los
siglos XVI y XVII. Cuadernos del INAPL
intensificación del uso de la tierra y osci-
22: 7–16.
laciones climáticas recientes (Anomalía Cli- Ammann C., Jenny B., Kramer K., Messerli B.
mática Medieval en el Infiernillo y Pequeña 2001. Late Quaternary Glacier responds
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regiones vecinas de los Andes Centrales se Chile. Palaeogeography, Palaeoclimatol-
ogy, Palaeoecology, 172: 313-326.
observa también que los cambios de vegeta-
Argollo J., Mourguiar t P. 2000. Late Qua-
ción están en relación a variaciones de las ternary climate history of the Bolivian
precipitaciones/temperatura globales y a mi- Altiplano. Quaternary International, 72:
croclimas locales (Liu et al., 2005, Schittek 37-51.
et al., 2015, Flantua et al., 2016). Aschero C., Yacobaccio H. D. 1998. 20 Años
Después: Inca Cueva 7 Reinterpretado.
– El impacto antrópico sobre la vegeta-
Cuadernos, 18: 7-18.
ción de los pastizales y valles intermontanos Baker P., Seltzer G., Fritz S., Dunbar R., Grove
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68 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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72 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Las vegas han tenido un papel central en establecer que fueron el escenario de dife-
las transformaciones socioeconómicas pune- rentes actividades. En el espacio contiguo a
ñas (Figura 1). La arqueología ha permitido ellas, abundan las puntas de proyectil y las
Figura 1. A) Huerta actual y puesto arqueológico (1400 años atrás) para residencia temporal
durante las labores agrícolas en la zona, contiguos a la vega del río Las Pitas (Antofagasta
de la Sierra, Catamarca). B. Unquillo (Juncus balticus). C. Quínuas en la huerta de altura
de Julio Morales en la localidad Punta de la Peña (Antofagasta de la Sierra). D. Semillas de
quínua arqueológicas (700 años atrás) del sitio Punta de la Peña 4. E. Fragmentos de teji-
dos microscópicos del tallo del unquillo mineralizados (silicofitolitos) que permiten identificar
su uso en el pasado. F. Colecta de chorizo (Schoenoplectus americanus) por Santos Claudia
Vásquez en la laguna de Antofagasta.
74 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
construcciones de piedra para el reparo y 3700 años (Babot y Hocsman, 2015), junto a
ocultamiento de los cazadores de guanacos la papa (Solanum tuberosum L., Solanaceae),
y vicuñas que bajaban a estos humedales la oca (Oxalis tuberosa Molina, Oxalidaceae)
a pastar y abrevar. A la vez que ámbito de y posiblemente, también, la papa silvestre
caza, las vegas albergaron a las llamas desde «cuchi» (Hoffmannseggia glauca (Ortega)
la adopción del pastoreo, alrededor de 3000 Eifert, una fabácea con raíces tuberosas),
años atrás. Asociado a esta práctica, el «cul- que eran consumidas desde hace unos 4100
tivo» de algunas vegas fluviales mediante años. La caza, el pastoreo, la colecta y el cul-
riego se introdujo como un mecanismo para tivo en la vega y su entorno fueron motivo
incrementar la extensión de las pasturas de celebración mediante ritos propiciatorios
(Quesada y Lema, 2011). Mucho menos co- atestiguados en representaciones rupestres
nocido es el uso antiguo de estos humedales (Aschero, 1999).
como fuente de alimentos vegetales. La uti-
lización de la flora silvestre y cultivada está L I T E R AT U R A C I TA D A
indicada por el estudio de partes de plantas Aschero C. A. 1999. El ar te rupestre del
halladas en los sitios arqueológicos de An- desierto puneño y el noroeste argentino.
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los tallos frescos del «unquillo» (Juncus bal- desde la arqueobotánica y la etnobotá-
nica en Antofagasta de la Sierra (pro-
ticus Willd., Juncaceae), se machacaron en vincia de Catamarca). Tesis de Grado
instrumentos de piedra para su consumo de la Carrera de Arqueología, Facultad
(Babot, 2011; Lund, 2016). Al menos 4700 de Ciencias Naturales e Instituto Miguel
años atrás la quinua (Chenopodium quinoa Lillo, Universidad Nacional de Tucumán,
Tucumán, 167 pp.
Willd., Chenopodiaceae) estaba incorporaba
Quesada M. N., Lema C. 2011. Los potreros
a la alimentación de los cazadores-recolecto- de Antofagasta: trabajo indígena y pro-
res, y hay indicios de su cultivo en regadíos piedad (finales del siglo XVIII y comien-
próximos a las vegas, hace aproximadamente zos del XIX). Andes, 22. Online.
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 75
ä Resumen — Las sequías en el Altiplano tienen un alto impacto sobre la dinámica de los
ecosistemas regionales y las actividades socioeconómicas de las poblaciones locales. Es por
esto que identificar los patrones espaciales de distribución de las lluvias, su evolución temporal
y sus proyecciones futuras resultan de gran prioridad. Los objetivos del presente estudio son
(1) analizar los principales patrones temporales de las variaciones hidroclimáticas en el sur del
Altiplano (19º-23ºS) durante los últimos 600-700 años y (2) proveer sustento a las proyec-
ciones hidroclimáticas para el siglo XXI. Para ello, utilizamos reconstrucciones hidroclimáticas
basadas en anillos de crecimiento de árboles, mediciones instrumentales de la precipitación y
los resultados de un ensamble de ocho modelos predictivos de circulación general. El análisis
conjunto de estos datos nos permite desarrollar una perspectiva de los cambios hidroclimáti-
cos del siglo XXI en un contexto multicentenal. Los resultados de las reconstrucciones paleo-
climáticas desarrolladas para el Altiplano han permitido caracterizar el rango de la variabilidad
hidroclimática natural a diferentes escalas temporales durante los últimos 700 años. Estos
registros documentan una disminución sostenida de las lluvias durante la segunda mitad del
siglo XX, sin precedentes en los últimos 700 años. Los resultados de los modelos de circu-
lación general de la atmósfera señalan una marcada disminución de las lluvias en el Altiplano
bajo diferentes escenarios de emisión de gases de efecto invernadero (GEI), consistente con las
tendencias observadas en las reconstrucciones y los datos instrumentales durante el siglo XX.
Basados en estas proyecciones, el Altiplano experimentará una reducción en la precipitación
fuera del rango de variabilidad natural del sistema climático registrado para el último milenio.
Estos resultados alertan sobre la necesidad de planificar y aplicar estrategias adaptativas,
para reducir los efectos negativos frente a la futura escasez de agua en la región.
Palabras clave: Reconstrucciones hidroclimáticas, paleoclima, Altiplano, precipitación,
proyecciones climáticas, cambio climático.
instrumental records during the 20th century. Based on these projections, the Altiplano will
experience a reduction in precipitation outside the range of natural variability of the climate
system. These results highlight the need for planning and implementing adaptive strategies
to reduce vulnerability against future water shortages in the region.
Keywords: Hydroclimate reconstructions, paleoclimate, Altiplano, precipitation, climate
projections, climate change.
sente y futura a escala local y regional (Lyn- ciones para el siglo XXI. Con el fin de anali-
ch, 2012; IPCC, 2014). Por lo tanto, en este zar las condiciones hidroclimáticas pasadas,
capítulo nos planteamos realizar una síntesis presentes y futuras en el sur del Altiplano,
acerca de los principales patrones temporales utilizamos los registros paleoclimáticos ba-
de las variaciones hidroclimáticas en el sur sados en anillos de árboles, en conjunto con
del Altiplano durante los últimos 600-700 mediciones instrumentales de precipitación y
años (19º-23ºS; noroeste de Jujuy, suroeste un ensamble de ocho modelos predictivos de
de Bolivia y el sector adyacente del norte circulación general de la atmósfera (GCMs,
de Chile), y proveer sustento a sus proyec- CMIP5; Taylor et al., 2012).
Figura 1. Región del Altiplano Sur mostrando la ubicación de las cronologías de anillos
de Polylepis tarapacana utilizadas para realizar las reconstrucciones hidroclimáticas (puntos
verdes). Los círculos rojos muestran la ubicación geográfica de las estaciones meteorológicas
analizadas en este estudio. El tamaño de los círculos es proporcional al total anual (mm) de
precipitaciones registrado para cada estación.
78 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
2007). Los anillos de árboles son uno de los dividuos que pueden alcanzar los 700 años
mejores indicadores del clima pasado debido de edad, y su desarrollo se encuentra adap-
a su alta resolución (definición anual), su tado a condiciones extremas de sequías y
gran cobertura espacial, y su sensibilidad a bajas temperaturas siendo su crecimiento
las variaciones anuales o estacionales del cli- muy sensible a los cambios hidroclimáticos
ma (Jones et al., 1998). Esta fuerte relación (Morales et al., 2004; Christie et al., 2009;
con las fluctuaciones climáticas permite su Soliz et al., 2009). Estas excelentes carac-
calibración con registros instrumentales y el terísticas dendrocronológicas (sensibilidad
desarrollo de modelos estadísticos que posi- climática y longevidad) han posibilitado el
bilitan la reconstrucción de la variabilidad desarrollo de una red de más de 25 crono-
climática pasada. logías de ancho de anillos distribuidas en el
A lo largo del Altiplano (16º-23ºS) se Altiplano de Chile, Bolivia y Argentina. El
encuentra Polylepis tarapacana, especie ar- hecho de que esta especie presente un creci-
bórea de la familia de las rosáceas conoci- miento altamente sensible a la precipitación
da localmente con el nombre de queñoa, y temperatura, permite que exista un patrón
la cual crece en las laderas de volcanes y común de variación en el crecimiento entre
montañas entre los 4.000-5.200 msnm. P. todos los individuos del bosque, posibilitan-
tarapacana es una especie longeva con in- do el desarrollo de cronologías de ancho de
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 81
anillos con alta capacidad para capturar las de hielo de Quelccaya, Huascarán y Sajama
variaciones climáticas. Los métodos dendro- (Boucher et al., 2011).
climatológicos aplicados para el desarrollo Otro período con sequías prolongadas
de cronologías y reconstrucciones hidrocli- ocurrió casi todo a lo largo del siglo XVI
máticas utilizando la especie P. tarapacana, (Figura 3a-b). Similarmente, persistentes
han sido descritos detalladamente en la lite- sequías fueron registradas entre los años
ratura (Christie et al. 2009, Soliz et al. 2009, 1518 y 1586 d.C. en un testigo de sedimen-
Morales et al. 2012, 2015). tos proveniente de una vega de altura en el
En base a esta red de cronologías de P. cerro Tuzgle, Salta, Argentina (Schitteck et
tarapacana (Tabla 1) se han desarrollado dos al., 2016). En contraste con estos resulta-
reconstrucciones de las variaciones hidrocli- dos, condiciones húmedas durante el siglo
máticas regionales en el Altiplano (Figura XVI, han sido inferidas a partir del testigo
3a-b). Estas reconstrucciones incluyen un de hielo del Glaciar Quelccaya (Figura 3c;
registro de las precipitaciones en el Altipla- Thompson et al., 1985, 1986). Estas sequías
no cubriendo los últimos 707 años (Morales prolongadas que prevalecieron durante el si-
et al., 2012) y otro de las variaciones de la glo XVI fueron interrumpidas por un período
superficie del sistema de lagunas Vilama- notablemente húmedo durante la primera
Coruto (noroeste Jujuy – suroeste Bolivia) década del siglo XVII. En forma marcada,
para los últimos 601 años (Morales et al., este evento húmedo fue seguido por una se-
2015). Ambas reconstrucciones presentan un vera sequía centrada en la década de 1620
patrón de variación temporal de largo plazo d.C. Luego de este período seco, mayores
muy coherente. Períodos secos y húmedos precipitaciones y lagunas extendidas pre-
prolongados (decenales a multidecenales) se valecieron en el Altiplano desde 1630s d.C.
observan en ambas reconstrucciones y co- hasta mediados del siglo XVIII. Consistente
inciden temporalmente con otros registros con nuestras observaciones, condiciones cli-
paleoambientales y arqueológicos desarrolla- máticas frías y húmedas fueron identificadas
dos para los Andes tropicales y subtropicales en otros registros paleoclimáticos de los An-
(Figura 3). des tropicales de Perú incluyendo los testigos
La reconstrucción de la precipitación en de hielo de Quelccaya (Figura 3c; Thompson
el Altiplano indica que las lluvias durante et al., 2006) y sedimentarios del lago Pu-
la mayor parte del siglo XIV estuvieron por macocha (Figura 3d; Bird et al., 2011). Sin
debajo del promedio histórico de los últimos embargo, las condiciones húmedas y frías en
siete siglos, con un período húmedo breve estos registros fueron más pronunciadas y
entre los años 1300 y 1307 d.C. Estas condi- extensas en el tiempo (ca. 300 y 400 años en
ciones de sequía persistieron hasta principios Quelccaya y Pumacocha, respectivamente).
del siglo XV (Morales et al., 2012). Se ha En nuestras reconstrucciones basadas sobre
propuesto que este largo período con escasas el ancho de anillos se observa que gran parte
lluvias tuvo un impacto negativo sobre las del siglo XVI y dos períodos del siglo XVII
sociedades agrícolas locales, promoviendo (1615–1637 y 1684–1696) presentaron se-
conflictos sociales y guerras en el Altiplano quías prolongadas que no coinciden con los
durante los siglos XIV y XV (Nielsen et al., registros húmedos y fríos de Quelccaya y Pu-
2002; IAI, 2012). Este largo período seco du- macocha. Estas diferencias entre los regis-
rante el siglo XIV fue también identificado tros paleoclimáticos podrían estar reflejando
en el testigo de hielo proveniente del Glaciar condiciones climáticas distintas entre sitios
Quelccaya, Andes tropicales, Perú (Figura 3c; separados por una distancia mayor a 1000
Thompson et al., 2006) y en una reconstruc- km a través del gradiente de humedad nor-
ción tempo-espacial de aridez desarrollada te-sur de los Andes tropicales. A su vez, la
para la región subtropical de América del propia naturaleza de los diferentes registros
Sur basada en múltiples registros ambienta- paleoclimáticos (ancho de anillos de árbo-
les que incluyen principalmente los testigos les, δO18 de testigos de hielo y sedimentos)
82 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
podría explicar estas discrepancias. Mientras y del tamaño de lagunas en el Altiplano sur
que el ancho de anillos captura las variacio- durante los últimos 700 años (Morales et al.,
nes climáticas de alta y mediana frecuencia 2012, 2015). De igual manera, el testigo de
(variaciones interanuales a multidecenales), sedimentos en el cerro Tuzgle (Schitteck et
el δO18 de los testigos de hielo y sedimentos al., 2016) y los registros ambientales deriva-
captura las variaciones de mediana y baja dos de los depósitos de restos vegetales de
frecuencia (decenales a centenales), lo cual roedores en la precordillera andina del norte
justamente, demuestra lo complementario del Desierto de Atacama en Chile (Mujica et
que serían entre ellos. al., 2015), resaltan la ocurrencia del período
El siglo XIX se caracterizó por presentar húmedo del siglo XIX. Este máximo pluvial
el período húmedo más importante identifi- coincide con un aumento poblacional signi-
cado en las reconstrucciones de precipitación ficativo de la cultura Aymara en la región de
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 83
Tarapacá del Altiplano chileno (Lima et al., basado sobre estos resultados oscila entre
2016), lo cual habría sido gatillado por una 0,10-0,15ºC/década (Vuille y Bradley, 2000;
mayor productividad en su sistema agropas- Vuille et al., 2003; Vuille et al., 2008). Sin
toril producto de condiciones favorables de embargo, el aumento de la temperatura se
humedad. intensificó a partir de mediados de la década
Desde la década de 1930 hasta el pre- de 1970 con una tasa de calentamiento de
sente, las reconstrucciones basadas sobre 0,34 ºC/década (Vuille y Bradley, 2000). De
anillos de árboles registran tendencias nega- igual manera, estudios más acotados espa-
tivas persistentes en las precipitaciones y en cialmente para el Altiplano, muestran un au-
el tamaño de las lagunas (Figura 3a-b). En mento significativo de la temperatura a par-
particular, a partir de mediados de la década tir de mediados de la década de 1970 (Vuille
de 1970 las condiciones de sequías se han et al., 2000). Toumi et al. (1999) analizaron
acentuado, coincidentes con los valores más los registros de temperatura de la estación
bajos de precipitación y los tamaños más de La Quiaca durante el período 1954-1987,
reducidos de lagunas. Estos resultados son donde también se evidencia una tasa de ca-
consistentes con las condiciones más secas lentamiento de 0,20 ºC/década. Asociado
que muestra la reconstrucción de aridez para con aumento de la temperatura, Carrasco et
la región (Boucher et al., 2011) y el rápido al. (2008) registraron en el sector chileno
retroceso de los glaciares de los Andes tropi- del Altiplano un aumento significativo en la
cales durante la segunda mitad del siglo XX altura de la isoterma de 0ºC con una tasa
(Ramírez et al., 2001; Francou et al., 2003; de 68 ± 12 m/década durante el período
Vuille et al., 2008; Jomelli et al., 2009). Por 1962-2003. Este aumento de la temperatura
otro lado, este cambio abrupto hacia condi- registrado para la región del Altiplano, es
ciones más áridas fue registrado también a consistente con el calentamiento registrado
partir de la década de 1970 en el testigo de a escala global (Jones et al., 1999).
hielo de Quelccaya (Figura 3c; Thompson et
al., 2006) y en el sedimento de Pumacocha Precipitación
(Figura 3d; Bird et al., 2011). En ambos re-
Los cambios en los registros instrumenta-
gistros, este período de sequía generalizada
les de precipitación no son tan homogéneos
tampoco tuvo precedentes en el contexto de
y consistentes como los registrados para la
los últimos 600 años. Es importante destacar
temperatura, debido, entre otras variables, a
la gran coherencia que muestran todos los
la heterogeneidad espacial de las lluvias so-
registros analizados del Altiplano y Andes
bre el Altiplano (Vuille et al., 2008). Asimis-
tropicales respecto al incremento de aridez
mo, la falta de registros largos y de buena
desde comienzos del siglo XX. Este nivel de
calidad dificulta el análisis de las tendencias
sincronía espacial de períodos prolongados
de largo plazo de las precipitaciones en el
de sequías severas prácticamente no se ob-
Altiplano. Dado estas limitaciones, las ten-
serva en siglos previos.
dencias de las lluvias durante el siglo XX han
VA R I A C I O N E S C L I M Á T I C A S
sido evaluadas a través de los registros de
DURANTE EL SIGLO XX
OLR (Outgoing Longwave Radiation; Vuille
et al., 2008). OLR es un indicador de la pre-
Temperatura cipitación convectiva ya que mide la canti-
El análisis de registros instrumentales de dad y altura de las nubes en un momento y
temperatura proveniente de 279 estaciones sobre una región determinada. Estos regis-
meteorológicas distribuidas en los Andes tros, muestran que durante el siglo XX, se
tropicales (1°N-23°S) muestra un aumento han identificado cambios significativos en el
significativo de la misma durante el período patrón de lluvias en los Andes tropicales y
1939-2006 (Vuille et al., 2008). El calenta- subtropicales de América del Sur. El análi-
miento estimado para los Andes tropicales sis de la circulación atmosférica durante el
84 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
período 1950-1998 de una transecta norte- la enorme variabilidad espacial de las lluvias
sur centrada sobre los 65º O cubriendo la convectivas y la baja densidad y calidad de
regiones tropicales y subtropicales en Amé- los datos meteorológicos existentes. Dada
rica del Sur, muestra un incremento signifi- esta complejidad, las proyecciones futuras
cativo en la precipitación y la nubosidad en de la precipitación en el Altiplano presentan
la región tropical más próxima al ecuador, grandes incertidumbres que se acrecientan
que contrasta con menores precipitaciones por la limitada capacidad de los modelos
y nubosidad en el sector sur más externo de climáticos para simular procesos a escalas
los trópicos y en la región subtropical (Vuille menores que la global (Vuille et al., 2008;
et al., 2008). Estos autores asocian los cam- Neukom et al., 2015). Si bien las aproxima-
bios en la precipitación y la nubosidad con ciones numéricas y estadísticas han mejora-
la intensificación de la circulación de Hadley do sustancialmente las predicciones regiona-
en este sector del continente, caracterizada les, aún hoy sigue siendo difícil simular las
por un fortalecimiento de los ascensos ver- condiciones futuras de lluvias, en particular
ticales en los trópicos con mayor actividad en las regiones montañosas (Buytaert et al.,
convectiva, que induce un aumento de la 2010; Deser et al., 2012). En este contexto,
subsidencia y menor nubosidad en los sub- las simulaciones del flujo del viento zonal
trópicos (Vuille et al., 2008). Sin embargo, de la tropósfera media y alta proveen una
trabajos más recientes (Neukom et al., 2015; herramienta más confiable para predecir
ver sección 5 sobre Proyecciones climáticas los cambios futuros de la precipitación en
durante el siglo XXI) han asociado, además, los Andes Centrales (Minvielle y Garreaud,
la reducción de la precipitación en el Alti- 2011; Thibeault et al., 2012). La cantidad de
plano a una marcada intensificación de los masas de aire húmedo que ingresan al Alti-
vientos zonales sobre la región. La expan- plano desde el este están fuertemente modu-
sión e intensificación de la Celda de Hadley ladas por el flujo de los vientos zonales y la
en el Hemisferio Sur ha sido reportada re- dinámica del Alta de Bolivia en la tropósfera
cientemente por varios autores (Lucas et al., superior (Lenters y Cook, 1997; Vuille, 1999;
2014 para una revisión del tema). Si bien la Garreaud y Aceituno, 2001; Garreaud et al.,
rama subtropical descendente de la Celda 2003; Vuille y Keimig, 2004). Esta relación
de Hadley podría haber aumentado la pre- entre los vientos zonales de altura y la pre-
sión y reducido la humedad del aire sobre cipitación en el Altiplano ha sido confirmada
el Altiplano contribuyendo a la disminución por numerosos estudios que han utilizado
de las precipitaciones, es posible que esta un amplio espectro de datos, provenientes
expansión favorezca la persistencia de vien- de registros instrumentales, reanálisis y mo-
tos de altura del oeste asociados a menores delos climáticos (Vuille, 1999; Garreaud y
precipitaciones sobre el Altiplano. Así, por Aceituno, 2001; Garreaud et al., 2003; Vuille
ejemplo, la mega-sequía en Chile Central y Keimig, 2004; Minvielle y Garreaud, 2011,
durante el período 2010-2014 ha sido aso- Thibeault et al., 2012).
ciada a cambios regionales de la circulación, Las simulaciones provenientes de los
modelos climáticos globales y regionales in-
los que a escala hemisférica están asociados,
dican que el aumento de las emisiones de
entre otros forzantes, a la expansión de la
gases de efecto invernadero (GEI), van a ir
Celda de Hadley (Boisier et al., 2016).
exacerbando las condiciones de aridez en los
Andes Centrales a lo largo del siglo XXI. La
PROYECCIONES DE LAS
mayoría de los modelos climáticos predicen
P R E C I P I TA C I O N E S PA R A E L S I G L O X X I
un aumento en el flujo de los vientos del
Resulta difícil establecer con claridad las oeste sobre los Andes Centrales, los que in-
tendencias actuales de las precipitaciones en ducirían una disminución en el transporte de
los Andes Centrales. Las principales razones masas de aire húmedo desde el este sobre
son la complejidad topográfica de la región, el Altiplano. Los modelos climáticos estiman
M. S. Morales et al.: Variabilidad hidroclimática en el sur del Altiplano 85
Figura 4. Patrón espacial de correlación entre la precipitación del sur del Altiplano (19º-23ºS)
y el viento zonal de verano (DEF) a 200 hPa (ERA-40; Uppala et al., 2005) durante el período
1969-2008. Las áreas con relaciones significativas están indicadas con puntos negros. El
recuadro blanco delimita el área en la cual los datos promedio de viento zonal fueron com-
parados con la precipitación y las reconstrucciones basadas en anillos de árboles. Las líneas
azules encierran el área montañosa por encima de los 4000 msnm.
86 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
dad de los modelos para simular las condi- nes en el viento zonal durante los últimos
ciones hidroclimáticas pasadas y establecer 1000 años y sus proyecciones para el siglo
su confiabilidad para proyectar los cambios XXI. Se observan oscilaciones de baja fre-
en la precipitación durante el siglo XXI. Para cuencia similares entre las reconstrucciones
ello, junto con los registros paleo-ambienta- y las simulaciones del viento zonal para el
les utilizamos los resultados de un ensamble período común (1300-2006). Esto sugiere
de ocho modelos predictivos de circulación que las simulaciones basadas en el ensamble
general de la atmósfera (GCMsCMIP5; Ta- de ocho modelos predictivos son confiables
ylor et al., 2012). Seleccionamos todas las y con capacidad de capturar los cambios de
simulaciones con datos completos de vien- las condiciones climáticas del pasado. Las si-
to zonal para los siguientes experimentos: mulaciones para el siglo XXI muestran que
past1000, historical y los escenarios futuros las lluvias estarán por debajo de sus valores
RCP2.6 (2006-2100) y RCP8.5 (2006-2100). medios, respecto al período preindustrial
RCP2.6 (RCP8.5) es el escenario más opti- (1300-1850), tanto para el escenario de me-
mista (pesimista) de emisión de gases de nor (RCP2.6) como el de mayor (RCP8.5)
efecto invernadero (GEI) usado por el IPCC emisión de GEI.
en su informe AR5 (IPCC, 2013). En el escenario RCP2.6, la disminución
La Figura 5 muestra las variaciones de es muy severa después del final del perío-
la precipitación y el área de las lagunas re- do observado (2006), estabilizándose cerca
construidas a partir de anillos de árboles, del año 2050. Por el contrario, el escenario
las simulaciones numéricas de las variacio- RCP8.5 muestra que las precipitaciones dis-
minuirán de manera sostenida durante todo los registros instrumentales no son totalmente
el siglo XXI, alcanzando condiciones de se- representativos de las variaciones naturales
quías extremas sin precedentes y totalmente de la precipitación en la región.
fuera del rango de la variabilidad natural En relación a las simulaciones de la preci-
del sistema climático en la región. Según pitación futura en la región durante el siglo
las proyecciones generadas por cada uno de XXI, el ensamble de ocho modelos del CMIP5
los ocho modelos ensamblados indican que proyecta una abrupta disminución de las llu-
las lluvias entre las condiciones presentes vias bajo diferentes escenarios de emisión de
(1971-2000) y futuras (2071-2100) dismi- GEI. Estas proyecciones son consistentes con
nuirán en un rango entre 18 y 31% (media- las tendencias observadas en las reconstruc-
na 26%) para el escenario RCP2.6, y entre ciones y los datos instrumentales durante el
49 y 86% (mediana 71%) para el escenario siglo XX. Bajo el supuesto de una relación
RCP8.5 (Figura 5). estable entre la precipitación y el viento zo-
nal en el Altiplano, se proyecta una dismi-
CONCLUSIONES nución de la precipitación del 26% (71%)
para el 2071-2100 para el escenario RCP2.6
En este capítulo documentamos los cam- (RCP8.5), relativo a las condiciones actua-
bios en las condiciones hidroclimáticas de la les. Incluso en el escenario más conservador
región sur del Altiplano (19º-23ºS) desde un (RCP2.6), se espera que el Altiplano expe-
contexto multicentenal, el que nos permite rimente condiciones de sequías nunca antes
colocar las condiciones presentes en el con- registradas durante el último milenio.
texto del último milenio y sus proyecciones Las sequías son componentes de la va-
futuras durante el siglo XXI. Las reconstruc- riabilidad climática de especial relevancia
ciones de alta resolución temporal de la pre- para esta región semiárida de los Andes.
cipitación y el área de lagunas recientemente En el contexto del calentamiento global que
desarrolladas para la región del Altiplano, experimenta el planeta (IPCC, 2013), el re-
nos han permitido caracterizar el rango curso hídrico del Altiplano es fundamental
de la variabilidad hidroclimática natural a para la conservación de la biodiversidad y
diferentes escalas temporales durante los las actividades socioeconómicas tales como
últimos 700 años. Ambas reconstrucciones el pastoreo, la minería y el turismo. La dis-
comparten variaciones comunes (interanual ponibilidad de agua ha sido históricamente
a multidecenal) en la disponibilidad hídri- crítica en esta región, incluso se hipotetiza
ca regional. Aun cuando períodos extensos que sequías prolongadas como la ocurrida a
caracterizados por condiciones secas se re- comienzos del siglo XIV, desestabilizaron la
gistran en ambas reconstrucciones durante economía local basada en la agricultura de
el pasado, estos registros destacan la dismi- secano y el pastoreo, provocando un período
nución sostenida de las lluvias durante la de luchas entre comunidades vecinas por el
segunda mitad del siglo XX. En particular, a acceso a los recursos y la consecuente ne-
partir de mediados de la década de 1970 se cesidad de la construcción de fortalezas de-
registró en la región la peor sequía de largo fensivas (Nielsen, 2002). La disminución de
plazo de los últimos 700 años. lluvias proyectada para el siglo XXI junto con
El análisis de los datos instrumentales de la creciente demanda por agua, incrementa-
precipitación en la región del Altiplano se rán la presión sobre los recursos hídricos del
puede abordar sólo para los últimos 50 años, Altiplano y deberán ser consideradas prio-
lo que impide detectar tendencias de largo ritarias por los tomadores de decisión para
plazo (Vuille et al., 2003). La perspectiva tem- evitar conflictos sociales tanto a nivel local
poral provista por las reconstrucciones hidro- como regional. Bajo este escenario, es su-
climáticas, nos permite encuadrar el período mamente relevante anticipar la posible ocu-
de registros instrumentales en un contexto rrencia de estos cambios hidroclimáticos a
multicentenal, y por lo tanto establecer, que los administradores de los recursos hídricos
88 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
con el fin de planificar y aplicar estrategias Bradley R. S., Vuille M., Diaz H. F., Vergara
adaptativas para reducir estas vulnerabilida- W. 2006: Threats to water supplies
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Karmalkar A., Célleri R. 2010. Uncer-
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92 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
En general las vegas, «fens», dependen unos pocos centímetros (0 a 20 cm), con un
de fuentes de agua subterránea o cuencas de mínimo en verano (febrero) y máximo en in-
ríos, mientras que otros humedales como las vierno (agosto) (Figura 1B). Esto podría re-
turberas («bogs») dependen de las precipi- sultar llamativo si se tiene en cuenta que en
taciones (Squeo et al., 2006). Las precipita- la Puna las mayores precipitaciones ocurren
ciones de la Puna argentina fluctúan entre en enero y febrero. Este máximo hídrico des-
los 100 y 400 mm anuales. A pesar de estas fasado unos meses respecto del máximo de
condiciones áridas, las vegas son humedales lluvias, podría explicarse por una mayor tasa
que conservan agua superficial o subterránea de evapotranspiración en los meses de vera-
durante todo el año. En consecuencia, son no (que contribuye al descenso de la napa) y
sitios de elevada productividad primaria. Un la existencia de un retraso en la cuenca entre
indicador de la productividad es el índice de el momento de las precipitaciones (líquidas
diferencia normalizado (NDVI), obtenido a y sólidas) y la llegada a las vegas.
partir de imágenes satelitales. La figura 1A
muestra una curva fenológica anual prome- L I T E R AT U R A C I TA D A
dio de 11.951 vegas de la Puna argentina. Squeo F. A., Ibacache E., Warner B., Espinoza
Se puede observar que los meses con valores D., Aravena R., Gutiérrez J. R. 2006.
más altos de NDVI corresponden al verano Productividad y diversidad florística de la
cuando se registran mayores temperaturas y vega Tambo, cordillera de Doña Ana. En:
P. J Cepeda (ed.), Geoecología de los
precipitaciones.
Andes desérticos. La alta montaña del
Nuestro monitoreo de la napa freática valle del Elqui. Ediciones Universidad de
en vegas de Antofagasta de la Sierra, Cata- La Serena, La Serena, Chile, pp. 323-
marca, muestra variaciones estacionales de 354.
de módulos FV en una superficie de 700 hec- menor altura sobre el nivel del mar (Figura
táreas. Se prevé que el 2% de las ganancias 2C). Solo para tener una idea aproximada
de este proyecto se destine a los pobladores de magnitudes, sin considerar otras cuestio-
originarios. En la Puna salteña se instalarán nes, como el problema de la intermitencia
dos parques FV de 100 MW cada uno, ubi- solar o el tendido de las redes eléctricas para
cados uno en cercanía de Olacapato (4.000 evacuar esta cantidad de energía generada,
msnm) y el otro a 15 kilómetros de San si se instalara una planta fotovoltaica en
Antonio de los Cobres (3.800 msnm). Chile la Puna que ocupe una superficie de unos
ya está muy avanzado en este desarrollo y 1.000 km2 (por ejemplo, un cuadrado de 32
tiene unos 2.000 MW de potencia con gene- km de lado), su producción anual de energía
ración solar, instalados en su mayor parte eléctrica sería aproximadamente equivalente
en las regiones de Atacama y Antofagasta, a a toda la generación anual de Argentina en
las latitudes de la Puna argentina, aunque a el año 2016 (136.500 GWh).
96 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Abstract — Wetlands are key units in the Punean ecosystem functioning where water
is a limiting resource. The main types of wetlands in the region are: rivers, lakes, lagoons,
salts, and vegas or peatbogs. These ecosystems have a high conservation value because they
are the main suppliers of ecosystem services. They contribute to a significant proportion of
primary productivity, maintain vertebrate populations and biodiversity, and regulate hydrologi-
cal resources. Historically, they have been affected by grazing and presently are exposed to
two types of potential threats, which would mainly affect hydrology: climate change and in-
creasing land use development, such as mining and tourism. Here we summarize the main
characteristics of the different types of wetlands in the Puna, describe their importance as
ecosystem service providers and discuss the main anthropogenic pressures to which they
are currently exposed. We highlight the need and urgency to design and promote strategies
for the conservation of the Punean wetlands, considering the potential threats arising from
climate change and land use.
Keywords: Hydrology, land use, high mountain.
a 4°C para ecosistemas de altura (Urrutia y agua superficial o subsuperficial causa flujos
Vuille, 2009; Morales et al., en este volumen) biogeoquímicos propios, suelos con acentua-
y un descenso en disponibilidad de agua con do hidromorfismo y una biota adaptada a di-
estaciones secas más prolongadas (Buytaert cho rango de disponibilidad de agua” (Neiff
et al., 2010). A pesar de su reconocida im- et al., 1994). Esta definición especificando
portancia y vulnerabilidad, el conocimiento aspectos estructurales y funcionales propios
básico acerca de los distintos humedales de de los humedales marca la diferencia entre
la Puna y su funcionamiento e interacciones estos y los ambientes netamente terrestres y
ecohidrológicas es aún escaso. los ambientes netamente acuáticos. Por un
Un primer paso para el estudio de los hu- lado, en los sistemas terrestres la zona satu-
medales es definir y clasificar sus distintos ti- rada se encuentra por debajo de la rizósfera
pos. En general se acepta que los humedales (i.e., 30-50 cm superiores del suelo donde se
son zonas en las que el agua es el principal encuentra la mayor parte de las raíces) y los
factor que controla el medio y la vida vegetal procesos biológicos tienen lugar en la zona
y animal asociada a ellos. Se desarrollan en aérea, mientras que en los sistemas acuáticos
lugares donde la napa freática se halla en o el agua está sobre el nivel aéreo de la biota y
cerca de la superficie de la tierra o donde el los procesos biológicos ocurren dentro de la
suelo está cubierto de agua poco profunda. A columna de agua (Brinson, 2004; Benzaquén
pesar de la amplia utilización del término, la et al., 2013). En los humedales la zona de
definición de humedal todavía no está com- saturación fluctúa entre los primeros niveles
pletamente consensuada aunque tiene im- subsuperficiales del suelo (incluyendo la ri-
portantes implicancias para los lineamientos zósfera) y los primeros niveles por sobre la
en manejo y conservación de estos sistemas superficie del suelo; los procesos biológicos
(Neiff, 2001). están adaptados a esta fluctuación en la dis-
La definición más difundida suele ser la ponibilidad de agua (Brinson, 2004; Benza-
de la Convención de Ramsar, tratado inter- quén et al., 2013). Estrictamente bajo esta
gubernamental que ofrece el marco para la definición los lagos y lagunas profundos y
conservación y el uso racional de los hume- los ríos permanentes cuya columna de agua
dales y sus recursos del cual Argentina es mantenga niveles altos y constantes de flujo
miembro. Esta definición emplea un criterio no serían humedales; pero sí podría incluirse
amplio y enumerativo definiendo a los hu- como humedal al ecosistema ribereño suje-
medales como “las extensiones de marismas, to a periódicas inundaciones por aumentos
pantanos y turberas, o superficies cubiertas del caudal del sistema acuático (i.e., hume-
de agua, sean éstas de régimen natural o ar- dal marginal fluvial en el caso de los ríos
tificial, permanentes o temporales, estanca- y humedal marginal palustre en el caso de
das o corrientes, dulces, salobres o saladas, riberas de lagos y lagunas profundas). Un
incluidas las extensiones de agua marina caso particular son las vegas o bofedales
cuya profundidad en marea baja no exceda que si bien cumplen con los rasgos de todo
de seis metros”. Con esta amplia definición, humedal (i.e., presencia de agua temporaria
la Convención de Ramsar abarca todos los o permanente, biota adaptada y ciclos bio-
lagos y ríos, pantanos y marismas, pastizales geoquímicos propios) la causalidad del eco-
húmedos, turberas, oasis, estuarios, deltas sistema podría discutirse considerando más
y bajos de marea, manglares y otras zonas bien que hay un ciclo de retroalimentación
costeras, arrecifes coralinos, y sitios artifi- entre los componentes que crean y mantie-
ciales como estanques piscícolas, arrozales, nen el sistema (E. Jobaggy, com. pers.). Si
reservorios y salinas. bien las vegas se originan por afloramientos
Otras definiciones más específicas se ba- del acuífero freático, ésta se mantiene cerca
san en características propias de los humeda- o en superficie debido a que la vegetación
les y los definen como “ambientes en los cua- característica de vega promueve la acumu-
les la presencia temporaria o permanente de lación de materia orgánica y modifica la
98 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
hidrología del lugar con su capacidad de tienen muy escaso caudal durante el resto
retención y regulación del flujo del agua. Si del año.
la vegetación no mantuviera el agua bajo su En toda la región, así como en otras áreas
cubierta, ésta podría circular y formar otro áridas de montaña, las zonas con vegetación
tipo de humedal o sistema netamente acuá- de estos “desiertos de sombra de lluvia” es-
tico, como arroyos o ríos, típicamente menos tán fuertemente influenciadas por las en-
extendidos espacialmente que la vega. tradas de agua laterales suministradas por
A fin de contemplar la mayor cantidad de ríos o acuíferos abastecidos por los frentes
tipos de humedales como principales provee- de montaña (Contreras et al., 2011). En el
dores de recursos hídricos de la Puna, este caso de la Puna, la típica aridez de la región
trabajo se basa en la definición amplia de genera un entorno de cuencas hidrográficas
Ramsar, pero diferencia las características cerradas con desagües en depresiones su-
funcionales y estructurales de cada tipo de perficiales o lagunas presentes en el sector
humedal descripto y su sistema acuático aso- norte, o salares en el sur de la región. Las
ciado. Así, en este contexto, se incluyen ríos cuencas de la Puna se caracterizan por su
(permanentes y transitorios), lagos y lagu- endorreísmo con ríos, arroyos y pequeños
nas someros (y márgenes palustres de lagos cursos de agua que terminan en lagunas o
y lagunas profundas), vegas (i.e., turberas salares o se infiltran (SRHN, 2002).
altoandinas) y salares.
En general, las particularidades de la D I S T R I B U C I Ó N Y PAT R O N E S
Puna condicionan a estos recursos hídricos E S PA C I A L E S D E D I F E R E N T E S
principalmente debido al control orográfico HUMEDALES DE LA PUNA
de las precipitaciones. Los cordones monta-
ñosos de orientación norte-sur actúan como Las condiciones ambientales arriba des-
barrera a los vientos húmedos del océano At- criptas de la Puna son similares a las de
lántico haciendo disminuir progresivamente otras regiones áridas de altura del planeta
las precipitaciones estivales de norte a sur y donde se desarrollan ecosistemas parecidos.
de este a oeste. Los valores promedio varían En América del Sur esta meseta de altura se
desde 50 mm/año en la zona árida (Salta- presenta además en Chile, Bolivia y el sur
Catamarca) hasta 350 mm/año en la zona de Perú; en Asia condiciones similares se
más húmeda (Puna jujeña) (Paoli, 2003). Los encuentran en la meseta tibetana y la cordi-
meses de invierno son por lo general secos, llera de Pamir.
pero ocasionalmente se presentan nevadas A pesar de la reconocida importancia
que se originan por la llegada de aire frío ecológica y económica de los humedales,
proveniente del Pacífico (Ruthsatz, 2012). A los relevamientos para conocer sus patrones
su vez, estos cordones montañosos delimitan espaciales básicos son pocos y muchas veces
una depresión de altura entre ellos forman- incompletos (Finlayson y Davidson, 1999).
do valles de poco drenaje, los cuales tienen, La base de datos más global de humedales
en su mayoría, un salar en su parte más baja es la Global Lakes and Wetlands Database
(Hongn et al., en este volumen). Las escasas (GLWD) que reporta para las ecorregiones
precipitaciones combinadas a otras variables de Puna y Altos Andes de Argentina 16.880
climáticas extremas, tales como la alta eva- ha (0,8% del área total de ecorregiones) de
potranspiración asociada al viento y la alta humedales incluyendo lagos, lagunas, re-
radiación, resultan en un balance hídrico re- servorios y salares (Lehner y Doll, 2004).
gional negativo todo el año. Durante las llu- Nuestro equipo de trabajo desarrolla sus in-
vias de verano se ocasionan escurrimientos vestigaciones en un área de 14.300.000 ha
torrentosos de agua superficial que elevan de la Puna argentina que se delimita al norte
el caudal de los ríos permanentes presentes y oeste por los límites internacionales con
en la región y originan otros cauces transi- Bolivia y Chile respectivamente; al este por
torios que no presentan agua superficial y/o la cota altitudinal de los 3200 msnm; y al
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 99
CARACTERES ESTRUCTURALES Y
sur por los límites de la Reserva de Biosfera
FUNCIONALES DE LOS DISTINTOS
San Guillermo en la provincia de San Juan
TIPOS DE HUMEDALES DE LA PUNA
(Izquierdo et al., 2015b). Nuestros estudios
reportan 866.580 ha de humedales (6,06% En un sistema árido como la Puna, en-
del área de estudio), de los cuales 654.076 tender los flujos de agua de los humedales
ha son salares (4,6% de la superficie del área es fundamental para evaluar su funciona-
de estudio), 40.486 ha son cuerpos de agua miento actual y para predecir su variación
(0,28%), 61.123 ha son vegas salitrosas en el futuro. La gran diversidad de humeda-
(0,43%) y 110.895 ha vegas (0,78%) (Iz- les altoandinos corresponde parcialmente al
quierdo et al., 2016; Figura 1). Estas diferen- origen de los mismos. En la región se pueden
cias muestran la importancia de relevamien- encontrar ríos permanentes o estacionarios,
tos locales y técnicamente específicos para lagos y lagunas de agua dulce de origen gla-
las particularidades de cada ecorregión. ciar, hidrotermal o tectónico, salares y lagu-
Los 33 salares mapeados en el área de nas salobres en fondos de cuencas y turberas
estudio se distribuyen mayormente sobre o bofedales que se formaron por sobresatu-
cuencas endorreicas al noroeste de la región ración del suelo (Figura 2).
y varían en tamaño desde pocas hectáreas
(11 salares de entre 1 a 10 ha) hasta Ariza- R íos
ro, el mayor de la región con > 234.000 ha
Los ríos y arroyos de la región son alimen-
(Figura 1). Los lagos y las lagunas son más
tados por las escasas lluvias de verano que
numerosos (113 unidades) pero de menor
frecuentemente son torrenciales y ocasionan
extensión, variando de 1 a 10 ha (66 uni-
fenómenos aluvionales con fuertes crecidas
dades) a 11.038 ha (sistema de lagunas de
y transporte de sedimentos. Los deshielos
Pozuelos). Estos valores fluctúan considera-
estivales son importantes para algunos ríos
blemente de manera estacional e inter-anual.
como el Jachal en el extremo sur de la eco-
Las vegas son más numerosas, con la mayor
rregión, mientras que las lluvias de invierno,
cantidad en las clases de menor tamaño (1 a
generalmente en forma de nieve, no tienen
10 ha) y unas pocas vegas mayores a 1.000
efectos significativos en la dinámica fluvial
ha representan el 18% de la superficie total
intra ni interanual (Paoli, 2003).
(Figura 1).
De la superficie total de humedales al- En la Puna se distinguen dos grandes
toandinos, 321.488 ha (50,6%) se encuen- grupos de cuencas, las endorreicas y las exo-
tran bajo algún tipo de protección (Figura rreicas. Las cuencas endorreicas ocupan la
1), y entre ellas 224.753 ha lo están solo mayor superficie e incluyen a ríos y arroyos
bajo jurisdicción de áreas protegidas provin- que desembocan en lagunas y salares (Figura
ciales y 96.735 ha (el 15% de la superficie 2A), y están principalmente ubicadas en el
total) bajo categorías de protección de re- oeste de las provincias de Jujuy, Salta y Cata-
levancia internacional tales como Reservas marca. Los ríos de estas cuencas nacen en la
de Biosfera o Sitios Ramsar (Figura 1). La cordillera de los Andes, específicamente en
implementación de las diferentes áreas pro- la cordillera de San Buenaventura y en las
tegidas es heterogénea en la región (Reid vertientes occidentales de las sierras Santa
Rata et al., en este volumen). La situación de Victoria, Aguilar, Chañi y Acay. Los principa-
cada una debería ser revisada con el objetivo les lagos, lagunas y salares donde desaguan
de mejorar su eficiencia y acercarse al logro los ríos más importantes son: laguna de Po-
de sus objetivos. zuelos (río Santa Catalina y Cincel), laguna
de Vilama (cauces transitorios), laguna de
Guayatayoc-Salinas Grandes (río del Puesto,
Pastos Chicos, San Antonio de los Cobres, y
Susques o Las Burras), salar Olaroz-Cauchari
(río del Rosario), salar del Hombre Muer-
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 101
Figura 2. Tipos de humedales de la Puna: río Los Patos (A); salar Rincón (B); laguna El Gato
(C), vega Incahule (D).
to (río Los Patos), laguna Antofagasta (río al dirigirse hacia el este toma el nombre de
Antofagasta), salar de Antofalla (río Antofa- Jachal y llega al bañado de Zanjón donde en
lla), laguna de Carachi Pampa y salar Arizaro otras épocas llegaba a tributar al Bermejo. Es
(cauces transitorios). de régimen nival de primavera-verano. El río
Hay tres principales cuencas exorreicas. Blanco que desagua en el embalse Cuesta del
La Cuenca de río Grande de San Juan-Pil- Viento y el embalse Los Cauquenes son otros
comayo en el extremo norte de Jujuy que elementos importantes de esta cuenca.
incluye los ríos Yavi, La Quiaca, Orosmayo y
Cusi-Cusi; la Cuenca del río Abaucan que se SALARES
ubica al sureste de la provincia de Catamarca Los salares constituyen uno de los ras-
y al norte de la Rioja y está formada por ríos gos geomorfológicos más característicos y
en general temporarios con fuertes crecidas distintivos de la ecorregión puneña (Figura
en el periodo de deshielo que descienden 2B) y en su mayor parte las sales que los
hacia el valle de Chascuil y de Tinogasta o conforman provienen de la meteorización
el Bolsón de Fiambalá; y la cuenca del río de rocas volcánicas (Hongn et al., en este
Jachal que se ubica en el centro-norte de volumen). En las cuencas endorreicas de la
San Juan, oeste de La Rioja y una pequeña Puna la combinación de altas tasas de eva-
porción de Catamarca. El río Jachal nace potranspiración y escasas precipitaciones
en la cordillera, primero con el nombre de da lugar a la acumulación y deposición de
Salado discurriendo de norte a sur; luego sales, con la consecuente formación de sala-
102 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
la estructura y configuración espacial hete- al., 1998). Varias de las especies de plantas
rogénea de canales o cursos insertos en una y animales que los habitan son endémicas
matriz de vegetación (Squeo et al., 2006) y (Mittermeier et al., 1998; Carilla et al., Pe-
la formación y acumulación de materia orgá- rovick et al. y Osinaga-Acosta y Martín, en
nica (Benavides-Duque, 2013). La alteración este volumen).
de estas condiciones por fuera de determina- La vegetación de los humedales puede se-
dos umbrales de resiliencia puede empujar pararse en: a) vegetación de zonas con poco
el ecosistema hacia un proceso desencade- drenaje (e.g., vegas) usualmente dominadas
nante de emisión de carbono, aceleración de por juncáceas (e.g., Distichia muscoides y
los flujos hídricos y pérdida de porosidad y Oxicloe andina, y ciperáceas (Eleocharis spp.,
capacidad de regulación hidrológica (Bena- Carex spp., Scyrpus spp.) con la caracterís-
vides-Duque, 2013). tica forma de cojín cuya función crucial en
Las principales perturbaciones a las que el funcionamiento hídrico de las vegas lleva
pueden estar sometidas las vegas están rela- a considerarlas como especies fundadoras
cionadas con el pastoreo, la minería, extrac- (Ellison et al., 2005), y b) plantas acuáticas
ción de agua, la construcción de carreteras de lagos y arroyos que incluyen Crassula ve-
sobre el humedal y el cambio climático. Las nezuelensis, Myriophyllum quitense, Potamo-
canalizaciones en la vega, ya sean para riego geton spp., Ranunculus spp. y Zannichellia.
o para evitar anegamiento de los animales Entre la flora andina endémica se pueden
que la usan, pueden llevar a la degradación encontrar especies del género Isoetes (pte-
generada por un descenso en la napa freáti- ridófito andino) que han sido consideradas
ca que incrementa la descomposición de la como especies en vías de extinción en la
materia orgánica por aireación de estratos región (Young et al., 1997) y de las cuales
naturalmente carentes de oxígeno. Este pro- se han registrado especies endémicas de las
ceso puede acelerarse por invasión de plan- lagunas de Huaca Huasi, Tucumán (A. Grau,
tas arbustivas que desarrollan sus raíces y com. pers.)
favorecen el ingreso de oxígeno y agua de En los humedales se congregan tempo-
percolación a niveles inferiores degradando ralmente varias especies de aves migratorias
lentamente el humedal y transformándolo (Caziani et al., 2001), incluyendo especies
en otro tipo de ecosistema. Una consecuen- como Fulica gigantea (gallareta) y Chloepha-
cia grave del drenaje extensivo es la subsi- ga melanoptera (guayata), ambas considera-
dencia (i.e. el descenso del terreno por la das raras y de especial atención y vulnerable
descomposición de la turba y la expulsión debido a su escasa presencia y distribución
del agua contenida y la formación de surcos restringida respectivamente (SIB, 2017). Al-
y cárcavas que genera una mayor pérdida gunos de estos humedales son refugio y si-
de agua retenida por la vega). El equilibrio tio de reproducción de flamencos endémicos
entre la ganancia/pérdida del agua y de la como el flamenco andino (Phoenicoparrus
materia orgánica es crítico, determinando si andinus) y el flamenco de James (Phoenico-
la vega avanza, permanece o retrocede en el parrus jamesi), consideradas como especies
vulnerables (BirdLife International, 2000).
tiempo (Tchilinguirian y Olivera, 2012). Por
Los humedales son también componentes
otra parte, el manejo apropiado de canali-
fundamentales del hábitat de algunos mamí-
zaciones y niveles freáticos por la población
feros de importancia económica y ecológica
local puede ayudar a mantener o aún res-
tales como la vicuña, el guanaco, la chinchi-
taurar el funcionamiento de las vegas ante
lla y algunos felinos (Cuyckens et al., 2015)
fluctuaciones climáticas adversas.
entre los cuales se destaca el emblemático
gato andino (Leopardus jacobita), uno de los
ECOLOGÍA Y BIODIVERSIDAD
felinos menos conocidos y más vulnerables
Los humedales altoandinos presentan del país (Chébez et al., 2008) e incluso con-
una alta diversidad biológica (Mittermeier et siderado como la especie más amenazada
A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 105
del continente americano (Villalba et al., mía hídrica toman una relevancia especial
2016). dada la gran dependencia y adaptación de
La ictiofauna nativa del altiplano está re- las poblaciones al medio natural, lo cual los
presentada por Trichomycterus sp., Brycona- convierte en materia de oportunidades y de
mericus rubropictus y Jenynsia maculata (ver amenazas dependiendo de las decisiones de
Aguilera, en este volumen), cuya situación manejo que se haga de los mismos.
actual es desconocida para la región. Asimis- Las vegas en particular, aunque represen-
mo, algunas especies de anfibios endémicos tan sólo el 0,78% de la superficie total de la
no han sido bien estudiadas en los humeda- región (Izquierdo et al., 2015b, 2016) apor-
les, aunque se registra la presencia de es- tan una proporción significativa de la pro-
pecies propias de los géneros Telmatobius, ductividad primaria (Baldassini et al., 2012).
Batrachophrynus y Gastrotheca (Barrionuevo Los suelos de las áreas de vegas tienen muy
et al., en este volumen). alto contenido de materia orgánica y en
La biodiversidad microbiana también zonas con drenaje pobre suele haber altos
ha tomado relevancia en los últimos años niveles de carbonatos y cloruros de sodio,
en lagos y salares altoandinos con el des- calcio y litio como cationes predominantes.
cubrimiento de comunidades extremófilas Esta combinación de características biofísi-
(e.g., Farias et al., 2013). Estas comunida- cas convierten a las vegas en los principales
des expuestas a radiaciones y condiciones reservorios de carbono en la alta montaña
químicas extremas han llamado la atención (Limpsen et al., 2008; Benavides-Duque,
de astrobiólogos que las usan de modelos 2013). Adicionalmente, al crear una ma-
para la prospección de vida en otros planetas triz orgánica porosa en ambientes de roca,
(Cabrol et al., 2009) o para estudios sobre contribuyen a regular la velocidad del agua
el origen de la vida (Farias et al., 2013). Las y generar caudales más constantes (Tchili-
condiciones ambientales adversas para la guirian y Olivera, 2012). Es así que estos
mayoría de los sistemas vivos en los hume- sistemas clave en la región son proveedores
dales altoandinos son las que permiten el de los principales servicios de provisión por
desarrollo de estas interesantes comunidades regulación y mantenimiento.
de importante valor científico (Albarracín et Los ríos por su parte, además de la regu-
al., 2016). lación y provisión de servicios hídricos son
los principales corredores para la biodiversi-
INTRODUCCIÓN A LOS SERVICIOS dad entre vegas en una matriz árida. Lagos y
ECOSISTÉMICOS Y USO ANTRÓPICO
lagunas y salares son en general reservorios
DE HUMEDALES
de una notable biodiversidad y en particular,
hábitat de varias especies amenazadas (Ca-
En líneas generales los “servicios ecosis- ziani y Derlindati, 1999; Caziani et al., 2001;
témicos” son comúnmente definidos como Osinaga y Martín, en este volumen).
“aquellos beneficios que la naturaleza pro- Dentro de las principales amenazas re-
vee a los seres humanos” (Daily, 1997; MEA, conocidas para la región las predicciones
2003; Díaz et al., 2015). El concepto engloba de los modelos de cambio climático mues-
bienes y servicios, incluyendo aquellos que tran que el calentamiento aumenta con la
en la clasificación más difundida se cono- altitud (Beniston et al., 1997) proyectando
cen como de soporte, provisión, regulación una tendencia a la aridización en la región
y culturales (MEA, 2003). Los humedales (Urrutia y Vuillé, 2009; Morales et al., en
se encuentran entre los ecosistemas más este volumen). A este escenario se agrega el
productivos como proveedores de servicios incremento en la presión antrópica principal-
ecosistémicos y, a su vez, los más amena- mente sobre los recursos hídricos por cam-
zados por cambios de uso del suelo (MEA, bios en el uso del territorio. En la actualidad,
2005). En sistemas áridos como la Puna, los entre los principales cambios que se suman
servicios ecosistémicos asociados a la econo- a la tradicional actividad ganadera (Quiroga
106 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Mendiola y Cladera, en este volumen) se in- cuentran los indicadores regionales sistema-
cluyen el incremento de la actividad minera tizados y mucho menos espacialmente ex-
(Izquierdo et al., 2015a; Lencina et al., en plícitos, pero un proxy podría ser el registro
este volumen) y el creciente desarrollo tu- de tracks en páginas especializadas. Hasta
rístico (Troncoso, en este volumen). octubre de 2016 se encontraron 193 tracks
A pesar de ser una región poco habitada en wikiloc.com (https://www.wikiloc.com/)
en relación a otras (Longhi y Krapovickas, que surcan el territorio de la Puna (Figura
en este volumen), las presiones antrópicas 3; Izquierdo et al., datos no publicados) en
son varias y están ampliamente distribuidas diferentes tipos de actividades turísticas (i.e.,
(Figura 3) con diferente asociación espacial viajes en automóvil, todo terreno, motocross
y potencial impacto sobre los distintos tipos o motociclismo) y distintos grados de difi-
de humedales (Tabla 1). En la región existen cultad (i.e., fácil, difícil, sólo expertos). En
45 localidades con 37.636 habitantes (Figu- base a criterio de experto y a partir de estos
ra 3; INDEC, 2010; Longhi y Kaprovickas, indicadores de presiones antrópicas nosotros
en este volumen). Otras 67 localidades con modelamos el impacto relativo espacial de
100.303 habitantes existen fuera del área dichas actividades. Para ello usamos paráme-
de estudio delimitada, pero se encuentran tros de intensidad, distancia y decay (Tabla
aguas abajo de la misma, por lo cual se pro- 1) para modelar una superficie de riesgo.
veen de los recursos hídricos “exportados” Una superficie de riesgo es un modelo espa-
desde la región puneña (Figura 3; INDEC cial de la relación entre elementos de riesgo
2010). La densidad de viviendas rurales, que (las presiones antrópicas en nuestro caso) y
podría considerarse un indicador indirecto elementos de conservación (los humedales)
de la presión ganadera, es mayor hacia el a través de un valor de intensidad (i.e., el
límite este y noreste de la región (Figura 3; grado de riesgo de cada presión antrópica
INDEC, 2010); mientras tanto, 38 desarro- para los elementos de conservación), la dis-
llos mineros en distintas fases de producción tancia a la que cada presión modelada actúa
se encuentran mayormente distribuidos en y el decay (i.e., la forma en que ese indica-
el centro-oeste y algunos en el extremo sur dor varía en relación a la distancia). Nuestro
(Figura 3). En el caso del turismo no se en- modelo reporta que 4,10% (35.562 ha) de
Tabla 1. Parámetros y sus valores utilizados en el modelado del impacto de los distintos usos
del suelo a través de indicadores espaciales. I: intensidad; D: distancia.
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A. E. Izquierdo et al.: Humedales de la Puna 111
En el ambiente desértico de los Andes máticos para la Puna indican una disminu-
subtropicales, los períodos secos requieren ción sostenida de precipitaciones durante la
de estrategias adaptativas que las poblacio- segunda mitad del siglo XX, sin preceden-
nes puneñas han desarrollado a lo largo de tes en los últimos 700 años, con tendencia
la historia. Éstas se evidencian, por ejemplo, a intensificarse en el siglo XXI (Morales et
en prácticas específicas basadas en el cono- al., en este volumen). En este escenario, las
cimiento de los ecosistemas de la Puna y Al- prácticas tradicionales de manejo del agua
tos Andes y ecorregiones adyacentes como el cobran importancia vital.
Monte y las Yungas por la vertiente oriental Las vegas (ciénagos o bofedales) y sus
de los Andes y el desierto de Atacama por fuentes de agua son manejadas desde hace
la vertiente occidental hasta la costa del Pa- milenios por las culturas de Puna y Altos An-
cífico. Estas relaciones permitieron que las des (Villagrán y Castro, 1997; Hocsman et
poblaciones realizaran movimientos entre al., en este volumen). Kandus et al. (2011)
ambientes para aprovisionamiento y rotación postularon que el manejo del riego de vegas
del ganado. Las estrategias también abarcan por las poblaciones andinas tiene efectos si-
el conocimiento de grupos funcionales de nérgicos en los procesos productivos y servi-
plantas, el manejo del agua y los humeda- cios ecosistémicos relacionados con la provi-
les, y el desarrollo de variedades domésticas sión de agua. La disminución poblacional en
de cultivos y ganado. Los estudios paleocli- la Puna podría implicar una pérdida de uso y
Figura 1. Ganaderos de la comunidad kolla (con influencia quechua) «Lagunillas del Farallón»
supervisan la distribución del agua en vegas de sus territorios de las tierras altas de Vilama
(4550 msnm). Canales y diques de champas administran las aguas del río Salle Grande en el
marco del Proyecto de Mejoramiento de Vegas facilitado por organizaciones civiles (Consejo
de Organizaciones Aborígenes de Jujuy y Fundación Avina).
V. Flexer: El potencial tecnológico alrededor del litio 113
II
Biodiversidad
116 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 117
ä Resumen — Las referencias de restos fósiles de la Puna son escasas; las más diversas
y abundantes incluyen mayormente fauna paleozoica constituida principalmente por trilobites,
graptolites, conodontes, trazas y en menor medida se registran foraminíferos, braquiópo-
dos, esponjas, moluscos, briozoos y cnidarios. Los datos florísticos paleozoicos son también
escasos y no están analizados en detalle, a excepción de criptoesporas ordovícico-silúricas.
Las rocas sedimentarias mesozoicas expuestas en la región están virtualmente desprovistas
de elementos bióticos asociados. Escasos restos de cianobacterias, foraminíferos, ostráco-
dos, equinodermos, moluscos y peces fueron citados para depósitos jurásicos y cretácicos.
El contenido paleontológico cenozoico incluye principalmente vertebrados del Eoceno tardío
cuyo grupo más significativo y mejor conocido lo constituyen los mamíferos. Entre estos, los
más diversos son los Metatheria y los euterios Notoungulata y Cingulata que en algunos ca-
sos indican un regionalismo marcado en relación a la fauna coetánea de unidades eocenas
próximas, mientras que en otros evidencian una asociación de fauna relacionada a diversos
taxones de distribución temporal y geográfica más amplia. Son también llamativas las huellas
de aves miocenas y pleistocenas y los restos óseos de fauna pliocena y pleistocena. En el
contexto regional, la Puna limita con provincias morfotectónicas muy ricas en contenido fósil;
en este marco, la intensificación y sistematización de las prospecciones paleontológicas y el
estudio detallado del material ya recuperado proveerá evidencia relevante para comprender o
reinterpretar diversos aspectos de la evolución de parte de la biota sudamericana en estas
latitudes.
Palabras clave: Noroeste argentino, Paleozoico, Cenozoico.
ä Abstract — “The fossil record of the Puna”. Fossil references are scarce for the Puna;
the most diverse and abundant materials include mainly Paleozoic fauna from Cambrian,
Ordovician, Silurian, and Permian rocks represented by trilobits, graptolites, conodonts, and
associated trace fossils. Other records include foraminifers, brachiopods, sponges, molluscs,
bryozoans, cnidarians, and crinoids. The Punean paleofloristic records are scarce and poorly
studied, except for Ordovician and Silurian cryptospores from western Puna. The Mesozoic
sedimentary units are almost devoid of fossil content, with meager elements assigned to cyano-
bacteria, foraminifers, ostracods, echinoderms, molluscs, and fishes cited from the Jurassic
and Cretaceous. The Cenozoic fossil data include mainly late Eocene vertebrates, among which
the best known are mammals. The most diverse mammalian groups recorded are Metatheria
and the eutherian Notoungulata and Cingulata (Xenarthra). Some of these clades exhibit some
degree of regionalism in relation to the contemporary fauna of geographically close Eocene
units. Others fossils reveal a faunistic association allied to geographically distant taxa. The
Cenozoic record also includes Miocene and Pleistocene trace fossils assigned to aquatic birds
and Pliocene and Pleistocene mammalian osseous materials. In a regional context, the Puna is
bounded by morphotectonic provinces distinguished by their high paleontological content; the
intensification and systematization of paleontological surveys and the detailed study of fossil
material previously exhumed in this plateau will provide relevant evidence for understanding or
reinterpreting diverse aspects of the evolution of the South American biota in these subtropi-
cal latitudes.
Keywords: Northwestern Argentina, Paleozoic, Cenozoic.
118 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
presencia de probables helechos con semi- tas referidas a megaflora fósil (no revisadas
lla asignados al género Fedekurtzia (Pteridos- aún en profundidad) en diversas localidades
permophyta?) que se incluye en la Fitozona (Carrizo, en prep.), permiten inferir que la
Notorhacopteris-Botrychiopsis-Ginkgophyllum paleoflora de la Puna es probablemente más
emend. Azcuy et al. (2011), Superfitozona rica de lo que se conoce.
Notorhacopteris (Carrizo y Azcuy, 2015) del
Carbonífero tardío de Argentina. Finalmente, R E G I S T R O FA U N Í S T I C O
aunque sin control estratigráfico preciso, se
La fauna paleozoica puneña y su
menciona en la Formación Patquía? la exis-
contexto paleoambiental
tencia de moldes de fragmentos de raíces
o tallos asignados a “Lepidodendron” sp. y El Paleozoico sedimentario de la Puna
“Sigillaria” sp. (Pérmico?) (Vogellehmer en argentina constituye mayormente el zócalo
Kraemer et al., 1999: 162). Hasta el momen- estratigráfico (parte inferior de la secuencia
to, estos últimos registros de megaflora fó- rocosa) de la región y se encuentra represen-
sil neopaleozoica indican cierta distribución tado por rocas de diferentes edades y carac-
regional, hipótesis que podría confirmarse terísticas genéticas, asociadas a un peculiar
con el enriquecimiento de colecciones, lo contexto paleoambiental. Éste se caracterizó
cual permitirá la comparación con otras aso- por un volcanismo activo desarrollado hace
ciaciones neopaleozoicas de Argentina y del más de 400 millones de años en el margen
ámbito gondwánico de América del Sur. de una plataforma marina somera que se
Los registros paleoflorísticos mesozoicos abría hacia el oeste. En términos generales,
se restringen a cianobacterias jurásicas (Ri- este basamento litológico está representado
vularia sp.) provenientes de depósitos ex- —en las sucesiones del Paleozoico tempra-
puestos en las cercanías del salar del Fraile no— por sedimentitas marinas silicoclásticas
Catamarca (Seggiaro et al., 2004) y a estro- con variada participación volcanogénica, las
matolitos (producto de la actividad de estos cuales son cubiertas de manera muy locali-
microrganismos) registrados en la Formación zada en su margen suroccidental por rocas
Yacoraite expuesta al oeste de San Antonio neopaleozoicas continentales que represen-
de los Cobres (Marquillas y del Papa, 1993). tan ambientes marino-marginales (Turner,
El registro cenozoico carece de datos rele- 1964; Caminos, 1999; González Bonorino et
vantes, a excepción de hallazgos de diato- al., 1999; Azcuy y di Pascuo, 2000; Astini,
meas citadas por Pratt (1961) en el Miem- 2003; Coira y Zappettini, 2008, y referencias
bro Monte Esperanza de las Formación Sijes allí citadas).
(Alonso, 1992). De los 31 morfotipos que in- A efectos de interpretar de manera in-
cluyó inicialmente Pratt, ocho corresponden tegradora la información faunística de la
a especies actualmente válidas (e.g., Ampho- región, se citan las asociaciones marinas pa-
ra commutata, A. ovalis, Caloneis bacillum, leozoicas de la Puna en el marco de su con-
Mastogloia elliptica) y 11 fueron asignadas texto geológico regional y paleoambiental, el
a especies o géneros distintos (e.g., Halam- cual constituye un destacado condicionante
phora coffeaeformis, Cymbopleura hauckii, biótico. Asimismo, se presenta su contexto
Fallacia pygmaea). El resto corresponde a cronoestratigráfico de referencia en el marco
formas que figuran en la lista original pero de la subdivisión de Puna norte y sur defini-
cuya identidad taxonómica no pudo corro- da originalmente por Bahlburg (1990), con
borarse (N. Maidana, com. pers). sus complementos y modificatorias posterio-
A pesar de la escasez del registro pa- res (Coira et al., 1999; Astini, 2003; Coira y
leoflorístico, la existencia de afloramien- Koukharsky, 2003).
tos de rocas sedimentarias continentales Es en la Puna norte donde se reconoce
potencialmente aptas para la preservación el mayor número de referencias paleozoicas
de plantas, el grado de preservación de los (Figura 1), y desde un punto de vista cro-
especímenes hallados y la diversidad de ci- nológico, es donde se presentan los fósiles
122 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 2. Afloramientos rocosos de San Antonio de Los Cobres y algunos icnofósiles puneños
allí identificados. 1. El Angosto, en cercanías al puente ferroviario al sur de la localidad; 2.
Huellas fósiles en las capas de una arenisca fina (molde y contramolde una vez abierta la
roca); 3. Nivel arenoso con abundantes ejemplares de huellas fósiles que representan galerías
de gran tamaño asignadas a Thalassinoides isp.; 4. Nereites saltensis (non. Psammichnites
saltensis, x 0,4); 5. Huella fósil asignada a la icnoespecie Oldhamia radiata (x 0,6); 6. Huella
de apéndices locomotores asignadas a Tasmanadia cachii (x 1); 7. Superficie de una capa
con abundantes huellas fósiles producidas por organismos bentónicos que se alimentaban
en el sustrato marino A. Neonereites biserialis y B. Nereites uniserialis. La totalidad de los
ejemplares figurados provienen de la Formación Puncoviscana y de una localidad clásica para
los estudios de huellas fósiles primitivas en el NOA.
124 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
a conocer la presencia de Glossograptus sp. y del Grupo Salta) carece de registros fósiles
Phyllograptus sp. en la Formación Falda Cié- mayores; los materiales recuperados hasta
naga (Ordovícico Medio) del oeste catamar- el momento incluyen gasterópodos, bivalvos
queño, incluidas en una sucesión dominada y peces hallados en las cercanías del paraje
por areniscas feldespáticas cuarzosas, ya sin Los Patos y Estación Muñano, en niveles de
la participación de material volcánico ni vol- la Formación Yacoraite (Cione et al., 1985;
canogénico (Zimmermann et al., 2002). Marquillas et al., 1988; R. Alonso, com.
El registro de fósiles paleozoicos se pers.) que se expone al este de San Antonio
complementa con el material hallado en de los Cobres. Sin embargo, la presencia de
los estratos asignados al Paleozoico tardío, vertebrados cretácicos es esperable teniendo
los cuales se presentan en el marco de la en cuenta el abundante material hallado en
denominada Cuenca de Arizaro y están re- unidades del Mesozoico tardío expuestas en
presentados por las formaciones Cerro Os- la Cordillera Oriental, donde las formacio-
curo y Arizaro, ambas aflorantes en la zona nes correspondientes a los subgrupos Pirgua
norte del salar de Arizaro (Aceñolaza et al., y Balbuena registran restos óseos e icnitas
1972a). Ambientalmente la Formación Cerro de vertebrados, como peces (Benedetto y
Oscuro (Carbonífero) constituye una unidad Sánchez, 1972), anuros (Reig, 1959), dino-
silicoclástica continental, con pelitas, arenis- saurios (Bonaparte y Bossi, 1967; Bonaparte
cas y conglomerados asociados genéticamen- et al., 1977; Powell, 1979; Alonso, 1980) y
te a abanicos aluviales que evolucionan a otros saurópsidos indeterminados (Pinedo y
sistemas fluviales (Donato y Vergani, 1985, Carbajal, 1975).
y bibliografía allí citada); su registro fósil
incluye el icnofósil Didymaulichnus lyelli Fauna Cenozoica
(Aceñolaza y Buatois, 1991). Por sobre la Las principales unidades fosilíferas ceno-
unidad anterior se dispone la Formación Ari- zoicas que afloran en la Puna son las forma-
zaro (Pérmico), que constituye una sucesión ciones Geste (Eoceno tardío) y Sijes (Mio-
clástico-piroclástico-carbonático de origen ceno tardío – Plioceno temprano). A esto se
marino somero, que ha brindado briozoos, suman depósitos del Cuaternario donde se
braquiópodos, gasterópodos, bivalvos, cni- hallaron evidencias fósiles en sedimentos no
darios, crinoideos, peces y foraminíferos que consolidados del Pleistoceno tardío. Aflora-
sugieren las Series Cisuraliano y Guadalupia- mientos menores en relación a su extensión
no (Pérmico temprano a medio) (Benedetto, y a número de fósiles hallados, se exponen
1973; Coira y Zappettini, 2008). al sureste de San Antonio de los Cobres (pa-
raje conocido como Corte Blanco) donde en
Fauna Mesozoica niveles de la Formación Lumbrera se han re-
Las unidades sedimentarias mesozoicas cuperado restos de vertebrados, entre ellos,
expuestas en la Puna están pobremente re- tortugas, cocodrilos y mamíferos (R. Alonso,
presentadas y son reducidas en área, a ex- com. pers). Por otro lado, datos recientes de
cepción de las sedimentitas del Grupo Salta la Puna jujeña indican la presencia de fósiles
que afloran en una superficie relativamente en la Tafna (Plioceno?) (Figura 1; Tabla 1).
mayor (ver Hongn et al., en este volumen). La unidad más rica en vertebrados fósiles
No se conocen elementos faunísticos del es la Formación Geste. Está expuesta en las
Mesozoico temprano y medio, salvo restos provincias de Catamarca y Salta y su edad
de foraminíferos (Psammosphaera sp.), equi- depositacional ha sido establecida entre el
nodermos y ostrácodos hallados en unidades Eoceno medio tardío y probablemente el
jurásicas aflorantes al noroeste del salar del Oligoceno más temprano (ver abajo). Hasta
Fraile, Catamarca (Figura 1) (Seggiaro et el momento, los afloramientos que contie-
al., 2004). En la Puna, el Mesozoico tardío nen vertebrados eocenos se ubican en las
(representado por las unidades cretácicas cercanías del salar de Pozuelos (Salta) y en
Tabla 1. Registros de vertebrados cenozoicos hallados en la Puna. Referencias: 1. López (1997); 2. Alonso et al. (1980); 3. Alonso (2012);
126
4. Pascual (1983); 5. Babot y García-López (2014); 6. Goin et al. (1998); 7. Powell et al. (2011); 8. Ciancio et al. (2016); 9. Babot et
al. (2012); 10. Herrera et al. (2016); 11. Camacho et al. (2016a); 12. Camacho et al. (2016b); 13. Martínez, en este volumen; 14.
Gelfo (2006); 15. Armella et al. (2016); 16. López (1995); 17. García-López y Babot (2015); 18. López y Bond (1995); 19. Reguero
et al. (2008); 20. García-López et al. (2016); 21. Guantay y Alonso (1989); 22. Fernández (1984-1985); 23. Alberdi et al. (1986); 24.
García-López (2015); 25. Inédito; 26. Ortiz et al. (2011); 27. R. Alonso, com. pers. Cat: Catamarca; Sa: Salta; Juj: Jujuy. El (*) indica
agrupamientos no monofiléticos.
SAUROPSIDA
Testudines Taxón indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Fragmentos de placas Idem anterior 1, 25
Lepidosauria Lacertilia indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición, basicráneo Idem anterior 1, 25
Serpentes indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición, postcráneo Idem anterior 1, 25
Crocodylia Sebecidae? Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Idem anterior 1, 25
AVES
Charadriiformes Reyesichnus punensis Sedimentos indeterminados Salar del Hombre Muerto Icnitas Cuerpos de agua temporarios 2
(~Mioceno medio) (Cat)
Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío); Fm. Salar de Pastos Grandes Icnitas Salares y lagunas someras con 3
Blanca Lila (Pleistoceno medio) (Sa) playas; clima árido
Phoenicopteriformes Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío); Fm. Salar de Pastos Grandes Icnitas Ídem anterior 3
Blanca Lila (Pleistoceno medio) (Sa)
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 1 (cont.).
Ardeiformes Icnofósil indet. Fm. Sijes (Mioceno tardío) Salar de Pastos Grandes Icnitas Ídem anterior 3
(Sa)
MAMMALIA
METATHERIA
Ameridelphia* Reigia punae Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Fluvial y aluvial, dominado por 4, 25
quebrada El Paso (Sa) ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna
“Ameridelphia” indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Huesos del oído interno Ídem anterior 5
(petrosos)
Polydolopimorphia Bonapartherium serrensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 6
Punadolops alonsoi Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 4, 6
quebrada El Paso (Sa)
Sparassodonta Callistoe sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 6, 7
EUTHERIA
Xenarthra Dasypodidae
cf. Astegotherium sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8
Prostegotherium sp. nov.? Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8
Parastegosimpsonia cf. P. peruana Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8
Dasypodinae indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Hueso del oído interno (petroso) Ídem anterior 9
Parutaetus punensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Osteodermos Ídem anterior 8
quebrada El Paso (Sa)
Pucatherium parvum Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Osteodermos Ídem anterior 8
quebrada El Paso (Sa)
127
Pucatherium sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 10
Tabla 1 (cont.).
128
Punatherium catamarquensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Osteodermos Ídem anterior 8
Macrochorobates chapalmalensis Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Corrientes de lodo en su fase 11
distal
Glyptodontidae Eosclerocalyptus lineatus Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Ídem anterior 11
Megatheriidae Pyramiodontherium bergi Fm. Tafna (Plioceno?) Calahoyo (Juj) Información no disponible Ídem anterior 11
Megatheriinae indet. Sedimentos arenosos no A. de la Sierra (Cat) Dentición; coprolitos; tejidos Áreas abiertas dominadas por 13
consolidados (ca.19.600 y blandos arbustos y pastizales; clima
12.500 AP) frío y árido, más húmedo que el
presente
Mylodontidae Glossotherium sp. Fm. Tafna (Plioceno?) Cuenca río Casira (Juj) Información no disponible Depósitos de dunas 12
Mylodontinae indet. Sedimentos arenosos no Sitios arqueológicos Peñas de Coprolitos Áreas abiertas dominadas por 13
consolidados (ca.19.600 y las Trampas 1.1 y Cacao 1A. arbustos y pastizales; clima
12.500 AP) (Cat) frío y árido, más húmedo que el
presente
Astrapotheria Astrapotheriidae indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Fluvial y aluvial, dominado por 1
ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?
Pyrotheria Propyrotherium Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1
Notoungulata
Notostylopidae Gen. et sp. indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1
Oldfieldthomasiidae* Colbertia sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1, 16
Suniodon catamarcensis Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 16
Suniodon sp. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Gen. et sp. indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1, 16
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Gen. et sp. indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Tabla 1 (cont.).
Interatheriidae Punapithecus minor Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 17, 18
quebrada El Paso (Sa)
Antofagastia turneri Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17, 24
Interatheriidae indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15
Interatheriidae indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15
Interatheriidae indet. C Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna
Archaeohyracidae* Punahyrax bondesioi Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat); Dentición Ídem anterior 19
quebrada El Paso (Sa)
Pseudyrax cf. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 20
P. eutrachytheroides
Typotheria indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Typotheria indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Isotemnidae* Gen. et sp. indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 16
Gen. et sp. indet. B Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Notohippidae* cf. Pampahippus Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 1
Gen. et sp. indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Toxodontia Taxón indet. Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Tarsales Ídem anterior 15
Notoungulata Taxón indet. A Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición Ídem anterior 17
Notoungulata Taxón indet. B Fm. Lumbrera (Eoceno medio) Corte Blanco (Sa) Dentición Inf. no disponible 26
Notoungulata Taxón indet. C Fm. Sijes (Mioceno tardío) Salar de Pastos Grandes (Sa) Icnitas Salares y lagunas someras con 21
playas; clima árido
129
130
Tabla 1 (cont.).
Ernestokokenia cf. E. yirunhor Fm. Geste (Eoceno tardío) A. de la Sierra (Cat) Dentición; tarsales Fluvial y aluvial, dominado por 1, 14, 15
ríos meandrantes; clima cálido
subtropical?
Perissodactyla Hippidion 1-Sedimentos no consolidados 1- Sitios arqueológicos Peñas Dentición; coprolitos; restos 1- Áreas abiertas dominadas 13, 22, 23
(ca. 13.350 y 12.500 AP); de las Trampas 1.1 y Cacao 1A. óseos esqueletales por arbustos y pastizales; clima
2- Sedimentos con limo, arcilla, (Cat); 2- Tres Cruces, Barro frío y árido, más húmedo que el
arena y turba (ca. 12.250 y Negro (Juj) presente; 2- Ambiente léntico
9.120 AP) anegado.
Rodentia Caviomorpha Formación Tafna (Plioceno?) Cuenca río Casira (Juj) Información no disponible Paleosuelos? 12
Cricetidae Sedimentos no consolidados Sitios arqueólogicos Inca Cueva Restos dentarios Predominio de estepas 26
Andinomys y Huachichocana (Juj) herbáceas en un clima más
Phyllotis sp. (Pleistoceno-Holoceno) húmedo y frío que el actual
Mammalia Indet. Niveles probablemente Catua y salar del Rincón Icnitas Inf. no disponible 27
Neógenos, aún indeterminados (Juj)
Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. Babot et al.: Registro fósil de la Puna 131
Antofagasta de la Sierra y alrededores (Ca- et al., 2016; Ciancio et al., 2016; Herrera et
tamarca). Los depósitos de Salta fueron los al., 2016; ver otras referencias en Tabla 1).
primeros en ser reconocidos por su conteni- Datos radimétricos indican para la For-
do de mamíferos fósiles (Pascual, 1983) aun- mación Geste una edad depositacional entre
que actualmente la búsqueda está centrada 39,8 + 0,6 y 34,7 + 3,5 Ma, tomadas alrede-
en los depósitos de Catamarca donde, a las dor de 30 m por arriba de la base de esta
áreas muestreadas tradicionalmente (Alon- unidad y sobre la base del miembro superior,
so y Fielding, 1986; López, 1997), se han respectivamente (Carrapa y DeCelles, 2008),
sumado en tiempos recientes nuevos sitios aunque probablemente los niveles más su-
fosilíferos. periores correspondan al Oligoceno más
Los materiales hallados en esta unidad temprano. La edad de los niveles fosilíferos,
están representados principalmente por res- correspondientes a parte del miembro me-
tos fragmentados de pequeños vertebrados; dio (sensu Alonso, 1992) de esta formación
la mayoría de los ejemplares no supera los puede limitarse entre 37,5 + 0,1 y al menos
15 mm. Los restos de mayor tamaño son es- 35,4 + 1,5 Ma (Priaboniano). Esta edad es
casos y suelen estar muy deteriorados, sin soportada por la información bioestratigrá-
preservar rasgos diagnósticos; es por esto fica que aportan los mamíferos fósiles, prin-
que gran parte de los taxones identificados cipalmente los notoungulados. La presencia
corresponden a los representantes más pe- de notoungulados “Archaeohyracidae” e Inte-
queños de algunos grupos o a grupos carac- ratheriidae, ausentes en unidades asignadas
terizados por su pequeño tamaño (García- al Eoceno medio y geográficamente cercanas
López y Babot, 2015). Esta particularidad (e.g., Formación Lumbrera inferior), apoyan
tafonómica se debe a que los sedimentos que una edad más reciente que la de unidades
los contienen son de origen fluvial y fueron aledañas. En particular, los “Archaeohyraci-
depositados bajo condiciones de moderada dae” están representados por gran cantidad
a alta energía, generando niveles de con- de restos correspondientes al menos a dos
centración de fragmentos rodados de restos taxones, uno de los cuales (Pseudhyrax; Gar-
óseos (Alonso, 1992). cía-López et al., 2016), es característico del
Los grupos no mamalianos incluyen mate- Eoceno tardío de Patagonia (Priaboniano,
riales muy incompletos de anfibios (Anura), EM Mustersense; Croft et al., 2003; Wood-
víboras y lagartos (Squamata, Lacertilia y burne et al., 2014). Por su parte, el clado
Serpentes), tortugas (Testudines) y cocodri- Interatheriidae comprende formas filogené-
los (Crocodylia) (Figura 3 A, B). Los mamí- ticamente más derivadas que los represen-
feros, por su parte, están representados por tantes del Eoceno medio (Bartoniano, EM
los especímenes más diversos y abundantes Casamayorense) de Patagonia (García-López
y son el grupo que aporta mayor informa- y Babot, 2015).
ción bioestratigráfica. Los registros abar- Los datos sedimentológicos indican que la
can cingulados (armadillos) Dasypodidae Formación Geste, como se mencionó en pá-
(Dasypodinae Astegotheriini, Euphractinae), rrafos anteriores, es el resultado del depósito
Metatheria (Sparassodonta, Polydolopimor- de areniscas y conglomerados generados en
phia y “ameridelfios” basales), y ungulados un ambiente fluvial y de abanicos aluviales,
Notoungulata (Notostylopidae, “Oldfieldtho- donde la intensidad de la corriente habría
masiidae”, Interatheriidae, “Archaeohyra- sido de moderada a alta (Alonso, 1992; Ca-
cidae”, “Notohippidae” e “Isotemnidae”), rrapa y DeCelles, 2008). Si bien no existen
Didolodontidae, Pyrotheria y Astrapotheria datos de vegetación, estas características del
(Figura 3 C-M) (Pascual, 1983; Alonso et ambiente fluvial hacen suponer entonces que
al., 1988; López, 1995; López y Bond, 1995; el ambiente era notablemente más húmedo
López, 1997; Goin et al., 1998; Reguero et que el actual. La fauna característica de esta
al., 2008; Babot et al., 2012; García-López, unidad indica también un ambiente fluvial
2015; García-López y Babot, 2015; Armella (presencia de anfibios) y de mayor humedad
132 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
que habría sostenido una diversidad impor- dos) y xenartros (específicamente armadillos
tante de insectívoros, frugívoros y folívoros, y perezosos). Estos últimos se asignaron a
así como también predadores de tamaño Eosclerocalyptus lineatus (Cingulata, Glypto-
mediano. dontidae), Macrochorobates chapalmalensis
En cuanto a los depósitos del Mioce- (Cingulata, Dasypodidae), Pyramiodonthe-
no-Plioceno, los registros faunísticos de la rium bergi (Megatheriidae) y Glossotherium
Puna corresponden mayormente a huellas (Mylodontidae).
(icnitas), aunque también se han descrito Para el Pleistoceno medio (0,3 Ma) se
restos de invertebrados y de mamíferos. La registran rastros de aves en niveles de la
Formación Sijes (Turner, 1964) depositada Formación Blanca Lila expuestos en las cer-
aproximadamente entre los 6,81 y 4,0 ± canías del salar de Pastos Grandes (Alonso,
1,2 Ma (Alonso, 1992) preserva gasterópo- 2012) y hacia el Pleistoceno tardío, icnofó-
dos asignados a la especie Heleobia naomiae siles y restos óseos, de tegumento (pelos)
(Martínez y De Francesco, 2011; Littoridina y partes blandas (tejidos del abdomen) de
naomiae en Pratt, 1961 y Alonso y Wayne, megafauna. Estos materiales fueron halla-
1992) que fueron hallados en niveles lacus- dos en los sitios arqueológicos Peñas de las
tres del Miembro Esperanza. Los icnofósiles Trampas y Cacao 1A en las cercanías de la
corresponden a huellas de aves y mamífe- localidad de Antofagasta de la Sierra (Ca-
ros hallados principalmente en el Miembro tamarca), cuyas edades han sido determi-
Monte Amarillo de esta formación que aflora nadas entre ca. 19.600 y 12.500 años antes
en las cercanías del salar de Pastos Grandes del presente (AP) (ver Martínez, 2014; Buc-
y cuya edad fue determinada entre 6,8 ± kley et al., 2015; Martínez, en este volumen
0,2 y 6,3 ± 0,2 Ma (Alonso, 1986). Las ic- y referencias allí citadas). Los restos óseos
nitas más abundantes corresponden a aves (molares y postcráneo) fueron asignados a
relacionadas a ambientes lacustres someros Xenarthra (Megatheriinae) y Perissodactyla
afines morfológicamente a Phoenicopteri- (Hippidion). Por su parte, los icnofósiles co-
formes (flamencos), Anseriformes (patos rresponden a excrementos (coprolitos) con-
y taxones relativos), Ardeiformes (garzas) solidados asignados a carnívoros, perezosos
y Charadriiformes (teros, chorlos) (Alon- (Megatheriinae y Mylodontinae) y caballos
so, 1986; Alonso, 2012); mientras que las (Hippidion), de acuerdo a la forma y al con-
huellas de mamíferos incluyen rastros de tenido y procesamiento de materia orgánica
tamaño pequeño de aspecto rodentiforme y allí identificada (Martínez et al., 2010). El
otros grandes atribuidos a ungulados nativos análisis de estas evidencias permitió inferir
de los órdenes Litopterna o Notoungulata para los milodontinos y para Hippidion una
(Guantay y Alonso, 1989). Otras icnitas (Re- dieta con dominancia de especies herbáceas,
yesichnus punensis; Charadriiformes) fueron mientras que en los Megatheriinae el consu-
halladas en depósitos cercanos al salar del mo de especies leñosas habría sido predo-
Hombre Muerto (Catamarca) en rocas tercia- minante. Otros restos de Hippidion datados
rias más antiguas datadas en 15 Ma (Alonso en 12.550 y 9.120 años AP, fueron recupe-
et al., 1980; Alonso, 2000; Alonso, 2012) y rados en Barro Negro, Tres Cruces (Jujuy;
en niveles probablemente neógenos, aunque Fernández, 1984-1985; Alberdi et al., 1986).
aún indefinidos, cercanos a Catua (Jujuy) y En ninguno de estos registros de megafau-
al salar del Rincón, Salta (R. Alonso, com. na puneña hay indicios de interacción con
pers.). Estos últimos han sido asociados a humanos, aunque sí aparecen restos de ma-
mamíferos indeterminados. Por otro lado, en míferos de menor tamaño asociados a acti-
sedimentos de la Formación Tafna (Plioce- vidad antrópica en ambas localidades en ca-
no?) expuestos en la cuenca del río Casira pas inmediatamente suprayacentes, de edad
y en las cercanías de Calahoyo, Camacho et holocena. Por último, Ortiz et al. (2011)
al. (2016a, b) encontraron restos de roedo- describieron restos de roedores sigmodonti-
res caviomorfos (cuises y taxones relaciona- nos provenientes de sitios arqueológicos en
134 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
gentina. Estudios Geológicos, 48: 179- Bahlburg H. 1990. The Ordovician basin in
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J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 143
Figura 1. Ecorregiones del noroeste argentino, tomando como base Brown y Pacheco (2006),
ajustado en base a observaciones de campo durante la realización de este trabajo.
146 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
(1975). Cabrera (1957) publicó el primer tección, todavía se la sigue empleando como
trabajo extenso y clásico sobre la Puna, en leña (Figura 3C).
base a sus observaciones realizadas princi- En amplias zonas en la periferia de la
palmente en la Puna seca. laguna Pozuelos y a lo largo de la cuenca
del río Miraflores (Jujuy), se encuentran ex-
Comunidades edáficas: tolares, esporales y tensos pastizales dominados casi totalmente
salinas.— En las terrazas de río, fondos de por Cenchrus chilense (= Pennisetum chilense;
quebrada, o depresiones con napa freática espural), en los cuales los arbustos son poco
situada a pocos metros de profundidad, se importantes o desaparecen, en particular
desarrollan comunidades arbustivas densas, cuando la napa freática se acerca a la su-
en las cuales Parastrephia lucida (tola de río) perficie durante parte del año (Figura 3D).
es ampliamente dominante (Figura 3A y B). En las depresiones salinas se encuentran
Estos ambientes, denominados tolares, han comunidades dominadas por Frankenia
sido una fuente de combustible muy impor- trianda que forma cojines o tapetes compac-
tante y a veces el único disponible. Aunque tos, acompañada con frecuencia por Lycium
actualmente su uso como leña se ha limi- humile (ver más adelante Vegas) y por los
tado, por el mayor acceso a combustibles pastos Sporobolus rigens y Distichlis humilis
fósiles, medidas legales y policiales de pro- (Figura 3E y F).
Figura 2. Puna seca. A. Estepa arbustiva dominada por Fabiana densa y Baccharis bolivensis,
Suripugio, Jujuy 3700 msnm; B. Estepa arbustiva dominada por Baccharis boliviensis, Yavi,
Jujuy, 3600 msnm; C. Estepa arbustiva dominada por Adesmia horrida y Tetraglochin cris-
tatum, Tres Cruces, Jujuy, 3700 msnm; D. Estepa arbustiva dominada por Fabiana densa y
Adesmia horrida, Tres Cruces, Jujuy, 3700 msnm. 1A, B y C, fotografías tomadas en verano;
y 1D en invierno.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 147
en el piso Altoandino del sector centro norte También penetran en la Puna, en los
de la provincia de Jujuy, en las serranías de sectores lindantes con quebradas que suben
Rachaite, volcán Granados y Lagunillas del desde el llano, bosques muy ralos de Prosopis
Farallón, entre 4300 y 4700 m (Figura 4B). ferox (churqui). Ejemplos de estos bosqueci-
Generalmente tiene porte arbustivo más que tos se encuentran en la quebrada del río Las
arbóreo, y con frecuencia crece parcialmen- Burras cerca de Susques y en la cuenca del
te enterrado en el suelo, ramificándose ya río San Juan de Oro, límite con Bolivia.
por debajo de la superficie. Se trata de la Los cardonales de Trichocereus atacamen-
especie arbórea que se desarrolla a mayor sis (cardón pasacana) son comunes en todas
altitud en el territorio argentino, y puede las quebradas de acceso a la Puna y en los
llegar hasta los 5200 msnm más al norte, ambientes de Monte de Sierras y Bolsones (o
en el volcán Sajama, Bolivia (Cuyckens et al., Prepuna según Cabrera, 1971). Pero acom-
2016). Polylepis tarapacana es una especie pañando a la Puna seca, los cardonales se
longeva (con ejemplares de hasta 600 años) extienden hasta 3900 m (Figura 4C), y en
que presenta anillos de crecimiento anuales, algunos casos, como en la quebrada de Ra-
permitiendo el desarrollo de reconstruccio- chaite, o la quebrada de Susques, crecen en
nes climáticas de varios siglos para la Puna laderas de mucha pendiente y con exposición
(Morales et al., 2015). norte o noreste en el mismo corazón de la
Puna jujeña. En el borde oriental de la Puna 5A), o Lycium chañar (acerillo) en el norte
seca, en los contrafuertes de la serranía de de las Pampas de San Guillermo, San Juan
Santa Victoria, aparecen cardonales, en algu- (Figura 5B), o comunidades dominadas por
nos casos extendidos y relativamente densos, pocas especies; Fabiana densa (tolilla), Ju-
de Oreocereus celsianus (Figura 4D). nelia seriphioides y Adesmia horrida, en la
cuenca de Laguna Blanca, Catamarca (Figura
Puna Desértica 5C). En varios bolsones con salares, Atriplex
Cabrera (1968) indica que las comuni- imbricata (cachiyuyo) forma un ancho halo,
dades de la Puna desértica son las mismas cientos de metros a kilómetros, rodeando
que las presentes en la Puna seca, solo que cada salar (Figura 5D). Esto se debe pro-
más empobrecidas, es decir mucho menos bablemente a la salinización de los suelos,
densas. Aunque esto parece ser el caso en causada, al menos en parte, por polvo salino
algunas áreas, con frecuencia se presentan que deriva a la periferia arrastrado por el
comunidades donde una sola especie es am- viento.
pliamente dominante, o casi la única, como Una serie de trabajos enfocados en distin-
por ejemplo Aloysia deserticola (=Acantho- tas cuencas han realizado descripciones muy
lippia desertícola, rica-rica) en la cuenca de detalladas de Puna desértica: Borgnia et al.
Antofagasta de la sierra, Catamarca (Figura (2006), Martinez Carretero (1997), Martinez
150 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Carretero et al. (2010), Fabbroni (2015), Tá- presentarse en la zona del Paso de la Lagu-
lamo et al. (2010), Vervoorst (1951). na de Veladero en La Rioja (Figura 6D), en
Zonas sin vegetación.— Además de la co- niveles de la provincia Altoandina, pero por
bertura dominante de arbustos, en sectores debajo del límite altitudinal de vegetación.
que corresponderían a la Puna desértica, hay Se trata ciertamente de un fenómeno que
parches de cientos o aún miles de hectáreas, merece investigarse con más profundidad.
en los cuales no se observa absolutamente
ninguna planta vascular. Tampoco es eviden- P R O V I N C I A A LTA O A N D I N A
te que, en algún momento, fruto de precipi-
Pastizales Altoandinos
taciones extraordinarias, estas zonas tengan
al menos vegetación herbácea efímera. En Los pastizales son las formaciones más
algunos casos, como en el Desierto del Dia- extensas y dominantes en la provincia Al-
blo, Salta (Figura 6A), esta ausencia abso- toandina. Por arriba de 4000-4100 y hasta
luta de plantas vasculares parece atribuible 4600 msnm, aunque a veces tan alto como
a la combinación de textura arcillosa con 5000 m, la especie dominante por excelencia
elevada salinidad. En otros lugares, como es Festuca ortophylla (iro). Se trata de áreas
Carachipampa, Catamarca (Figura 6B y C), que, por su mayor altitud, y frecuencia de
la explicación podría ser que el suelo de gra- nubes y neblina, poseen un balance hídrico
va y arena pierde rápidamente en profundi- más favorable que los bolsones más depri-
dad cualquier agua que pudieran aportar las midos de la Puna. Festuca ortophylla forma
precipitaciones. Una situación similar parece matas densas, que adquieren forma circular,
Figura 6. Zonas sin vegetación. A. Desierto del Diablo, Salta, 3700 msnm; B-C. Carachipam-
pa, Catamarca, 3050 msnm; D. Paso Laguna de Veladero, La Rioja, 4400 msnm.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 151
Figura 7. Pastizales altoandinos. A-B. Pastizal de iro (Festuca ortophylla), quebrada de Real
Grande, Antofagasta de la Sierra, Catamarca, 4300 msnm; C. Pastizal de Pappostipa frigi-
da, bajada de Tebenquincho a Arizaro, Catamarca, 4200 msnm; D. Pastizal de Deyeuxia cf.
crispa, ruta a paso San Francisco, 4100 msnm.
Figura 8. Cojines. A. Azorella compacta, Lagunillas del Farallón, Jujuy, 4300 msnm; B.
Adesmia nanolignea, salina del Leoncito, La Rioja, 3700 msnm; C. Maihueniopsis boliviana,
cuenca de Laguna Grande, Catamarca, 4300 m; D. Ephedra sp., El Peñon, Catamarca, 3600
msnm; E. Adesmia crassicaulis y F. Junellia aretioides, especies en cojín características de la
comunidad vegetal “cryptofruticetum”, Abra del Acay, Salta, 4500 msnm.
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 153
Figura 10. Efecto del pastoreo. A-B. Clausura experimental, Parque Nacional San Guillermo,
San Juan, 3500 msnm; C. Clausura tradicional, Viscachani, Jujuy, 4100 msnm. El pastizal
de Festuca es transformado localmente en arbustal de Baccharis tola; D. Arbustal puneño
con pastos intercaladas, en un área donde sería esperable pastizal altoandino, Lagunillas del
Farallón, Jujuy, 4300 msnm.
B). Están constituidas por un tapiz vegetal salinidad o están directamente asociadas a
denso y continuo, con predominio de plan- salares, hay predominio de especies halófitas,
tas tipo almohadilla o cojín y cespitosas, como Nitrophilla australis o Triglochin con-
entre las que predominan juncáceas, como cinna. Estos sistemas son la fuente de agua,
Oxychloë andina y Distichia muscoides, cipe- crítica en estas regiones, donde se concentra
ráceas, como Carex sp. y Zameoscirpus sp., y una porción sustancial de la productividad
poáceas como Deyeuxia hackelli. En los cur- vegetal y de la biodiversidad (Figura 9C y
sos o pozos de agua crecen especies acuáti- D). Las vegas presentan casi sin excepción,
cas, como Myriophyllum quitense y Stuckenia la mayor carga animal, tanto silvestre, como
filiformis. Por debajo de la alfombra verde domesticada, siendo el sobrepastoreo unas
superficial, suele existir una capa, a veces de sus principales amenazas.
profunda, de hasta algunos metros, de ma-
teria orgánica muerta (turba). E F E C T O D E L PA S T O R E O
Vegas como las descriptas más arriba es-
tán presentes en las nacientes de la mayoría En la Puna el pastoreo tiene caracterís-
de los arroyos, como un componente dentro ticas migratorias, con los arbustales y pas-
de la provincia Altoandina. Cuando estas for- tizales aprovechados de manera extensiva
maciones penetran en sectores más bajos, en durante el breve período estival húmedo y
la provincia puneña, y hay un aumento de la concentrándose en las vegas y tolares du-
J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 155
rante el resto del ciclo anual, predominan- y correcciones realizadas y a Karina Buzza,
temente frío y seco (Halloy et al., 2008). de Fundación Proyungas, por la edición del
La diferencia entre los ambientes puneños mapa fitogeográfico de la Puna.
(arbustal) y los altoandinos (pastizal) está
dada según la mayoría de los autores por la L I T E R AT U R A C I TA D A
aridez y temperaturas bajas. Sin embargo, Borginia M., Maggi A., Arriaga M., Aued B.,
hay evidencia anecdótica y experimental que Vila B., Cassini M. 2006. Caracteriza-
sugiere que el pastoreo cumple también un ción de la vegetación de la Reserva de
rol determinante. En el PN San Guillermo, Biosfera Laguna Blanca (Catamarca, Ar-
gentina). Ecología Austral, 16: 29-45.
clausuras impuestas para controlar el pasto-
Bonaventura S. M, Tecchi R., Vignale D.
reo de vicuñas muestran un notable impacto 1998. La vegetación de la Reserva de
(Figura 10A y B). De estar las vicuñas más la Biosfera Laguna de Pozuelos. En: J
reducidas en número, los ambientes mostra- García Fernández y R. Tecchi (eds.), Ba-
rían claramente un paisaje donde los pasti- ses para la conservación y manejo de la
Puna y cordillera frontal de Argentina.
zales serían los dominantes, en lugar de un
El rol de las Reser vas de la Biosfera.
arbustal ralo dominado por Adesmia. De he- Unesco, Fucema, pp. 43-60.
cho, en los lugares donde el puma mantiene Cabrera A. L. 1957. La vegetación de la
alejadas las vicuñas, el pastizal es notable- Puna argentina. Revista de Investigacio-
mente más abundante (Donadio y Buskirk, nes Agrícolas, 11: 317-512
Cabrera A. L. 1968. Ecología vegetal de
2016). la Puna. Geo-Ecology of the Mountain
En la Puna y montañas del NOA los pas- Regions of the Tropical Americas. 91-
tores locales han manejado tradicionalmente 116.
clausuras, para mantener reservas de forraje Cabrera A. L. 1971. Fitogeografía de la Re-
a resguardo del ganado (Figura 10C). Con pública Argentina. Boletín de la Sociedad
Argentina de Botánica, 14: 1-50.
ellas se pone en manifiesto el efecto del pas- Cuello S. 2006. Guía ilustrada de la flora de
toreo doméstico, con frecuencia mucho más Antofagasta de la Sierra, Catamarca.
impactante que el pastoreo de los camélidos Tesina de Grado. Facultad de Ciencias
silvestres nativos, vicuñas y guanacos (Qui- Naturales-UNT, Tucumán, 165 pp.
roga Mendiola y Cladera, en este volumen). Cuyckens G. A. E., Christie D. A., Domic A.
I., Malizia L. R., Renison D. 2016. Cli-
La periferia de los puestos y centros pobla- mate change and the distribution and
dos presenta con mucha frecuencia proce- conservation of the world’s highest ele-
sos de arbustificación (Figura 10D). Cabe vation woodlands in the South American
preguntarse, en qué medida la dominancia Altiplano. Global and Planetary Change,
de arbustos en la Puna seca no es sino el 137: 79-87.
Donadio E., Buskirk S. W. 2016. Linking pre-
resultado artificial de siglos de pastoreo con dation risk, ungulate antipredator re-
ganado doméstico o aún del manejo de las sponses, and patterns of vegetation in
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te al puma, su mayor factor de control. El 97: 966-977.
fuego asociado a la ganadería cumple un rol Fabbroni M. 2015. Flora de Tocomar y Cam-
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muy importante en los pastizales de nebli- de la Sociedad Argentina de Botánica,
na del NOA, donde se lo usa extensamente 50: 171-192.
como herramienta de manejo. En la Puna, Halloy S. R. P. 2002. Variations in community
el espaciamiento grande entre las matas de structure and growth rates of high-An-
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pasto y los arbustos hacen improbable que
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haya tenido un uso similar. tain Biodiversity: a global assessment.
Parthenon Publishing, London, pp. 227-
AGRADECIMIENTOS 239.
Halloy S. R. P., Beck S. G., Ledezma J. C.
Los autores agradecen a Stephan Halloy 2008. South America – Central Andean
y dos revisores anónimos por las sugerencias Grasslands (Páramo, Puna) and High-An-
156 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
dean (central and southern Perú, west- reconstruction. Climate of the Past, 11:
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A. D. Brown: Ángel Cabrera y la Puna 157
Figura 1. Angel Cabrera y Marta Ronco entre plantas de neneo (Mulinum spinosum) en el
año 1973, en la Patagonia extraandina.
158 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Las altas cumbres (más de 5500 a ci. dójicamente y a pesar de ello, en vez de re-
7000 msnm) que emergen de la Puna desér- fugios llenos de plantas, estas cumbres que-
tica (3000-4000 m) escapan a los forzantes dan totalmente desprovistas de vegetación,
macroclimáticos que condicionan un balance pues el aumento de humedad se contrapone
hídrico fuertemente negativo, caracterizado a una disminución de temperatura y de C02
por salares y sequedad extrema. Por su altu- disponible para las plantas. A ello se suma
ra, las cumbres interceptan y condensan aire que faltan propágulos (semillas, esporas,
húmedo que precipita en ellas, acumulándo- huevos) de plantas y animales adaptados
se en nevés, subsuelos, lagunas y arroyos. para colonizar tales ambientes que además
Debido a la menor temperatura, disminuye de extremos son muy aislados. Por ello, por
la evaporación, resultando en un balance encima de 5200-5600 las plantas vasculares
hídrico al menos levemente positivo. Para- desaparecen totalmente.
micas y las consecuencia de las actividades ciares podría haber generado discontinuidad
antropogénicas que se llevan a cabo en la en de los ambientes puneños, restringiendo el
la región (e.g., extracción de recursos, pasto- área, fragmentando poblaciones y generan-
reo intensivo, proyectos hídricos y mineros) do procesos de diferenciación y especiación.
(Loyola et al., 2009). Finalmente, durante el período interglacial
En este capítulo se evalúa el estado de co- se habría restablecido la superficie continua,
nocimiento actual de la avifauna de la Puna permitiendo nuevamente el contacto de las
argentina a partir de la literatura disponible. especies, lo que habría producido el alto gra-
Se presenta información sobre: a) la distri- do de simpatría hoy observado (Vuilleumier
bución de las especies buscando entender los y Simberloff, 1980; Vuilleumier, 1983). Es
patrones y procesos que estructuran los en- importante señalar que dicha hipótesis de-
sambles a escala regional, paisajística y local; bería ser reevaluada a la luz de la nueva
b) la diversidad presente en función al uso de información paleoclimatológica y los nuevos
hábitats y c) el estado de conservación consi- conocimientos sobre los mecanismos que
derando las especies amenazadas; sus ame- impulsan el cambio climático global (García
nazas potenciales y los instrumentos legales Moreno y Fjeldså, 2000).
que aseguran su protección. Finalmente en A escala de paisaje, la Puna presenta prin-
base a la información generada se sugieren cipalmente dos características que influyen
recomendaciones de conservación. fuertemente en la diversidad de la avifau-
na. Por un lado el gradiente longitudinal que
PAT R O N E S E S PA C I A L E S D E provoca una amplia heterogeneidad ambien-
DISTRIBUCIóN tal desde condiciones desérticas en el oeste
hacia condiciones más húmedas en el este y
Los factores que potencialmente afectan norte (Reboratti, 2005) y por otro la existen-
la distribución y abundancia de las especies cia de numerosos humedales que además de
en general, pueden ser analizados a diferen- ser ambientes completamente distintos a la
tes escalas: a) regional, donde se consideran matriz circundante son especialmente par-
procesos histórico-evolutivos como especia- ticulares y diferentes entre sí (e.g., lagunas
ción, endemismos y dispersión geográfica salobres, lagunas de agua dulce, bofedales,
(Vuilleumier y Simberloff, 1980); b) pai- vegas con cursos de agua permanente y tem-
saje, donde se considera la heterogeneidad porales, salares, entre otros) (Caziani y Der-
ambiental y la conectividad entre ambientes lindati, 1999; Izquierdo et al., 2016).
(With et al., 1997; Girvetz y Greco, 2007); A escala local, las características estructu-
y c) local, donde intervienen factores in- rales y florísticas de la vegetación están es-
herentes al hábitat como la vegetación, la trechamente relacionadas con el hábitat que
disponibilidad de alimento, refugio y sitios seleccionan las aves para residir, debido a su
de reproducción, las interacciones entre las asociación con recursos críticos (e.g., alimen-
especies y los disturbios ambientales (Wiens, to, sitios de nidificación) y con la protección
1976). contra climas adversos, predación y/o para-
A escala regional, la hipótesis mayor- sitismo de las nidadas (Cody, 1981). En am-
mente aceptada sobre la actual distribución bientes con poca complejidad vertical de ve-
de la avifauna andina, y por ende la de la getación, como la Puna, las discontinuidades
Puna, postula que la misma sería resulta- horizontales del ambiente juegan un papel
do del ascenso de los Andes y de los ciclos preponderante en la diversidad de especies
glaciales ocurridos en el Pleistoceno. El as- de aves (Wiens, 1976), razón por la cual los
censo de los Andes habría actuado como vía humedales y su periferia se constituyen en
de dispersión, que involucró la ocupación centros de alta diversidad y densidad de aves
de nuevos hábitats disponibles a partir de (Vides Almonacid, 1990). Por otra parte, en
distintas rutas de colonización. Luego, en el las zonas áridas, la disponibilidad de agua
período glacial, la aparición de lagos y gla- utilizable por las aves se constituye en un
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 165
Tabla 1. Lista de aves de la Puna argentina. Familia y especies, según Remsen et al. (2018).
Status migratorio, según del Hoyo et al. (2017) (R: residente; MP: migrante panamericana,
MI: migrante intratropical, MT: migración entre los lugares templados de cría de América del
Sur y el trópico). Hábitat y nombre común, según Narosky e Izurieta (2010) (AA: ambientes
acuáticos, aa: arroyos altoandinos, AD: ambientes diversos, AR: ambientes rurales, EA: este-
pas altoandinas, J: juncales, LA: lagunas altoandinas, PA: pastizales de altura, PP: pre-puna
TAA: territorios áridos altoandinos, VA: vegas altoandinas). *Presencia hipotética para la
República Argentina (MAyDS y AA, 2017). **Su distribución no abarcaría la Puna (Areta et
al., 2012); (E) Taxón endémico de la Argentina; (e) Taxón endémico de la Puna.
— Rheidae —
Choique Rhea pennata R EA
— Tinamidae —
Inambú serrano Nothoprocta ornata R EA, PP
Inambú silbón Nothoprocta pentlandii R PA
Quiula puneña Tinamotis pentlandii R EA
— Podicipedidae —
Macá común Rollandia rolland R AA
Macá plateado Podiceps occipitalis R AA
Macá pico grueso Podilymbus podiceps R AA
— Ardeidae —
Garza bruja Nycticorax nycticorax R AA
— Threskiornithidae —
Cuervillo puneño Plegadis ridgwayi (e) R AA
— Phoenicopteridae —
Flamenco austral Phoenicopterus chilensis MI AA
Parina grande Phoenicoparrus andinus (e) MI LA
Parina chica Phoenicoparrus jamesi (e) MI LA
— Anatidae —
Guayata Oressochen melanopterus R LA
Pato crestón Lophonetta specularioides R AA
Pato maicero Anas georgica R AA
Pato barcino Anas flavirostris R AA
Pato colorado Anas cyanoptera R AA
Pato puna Anas puna (e) R LA
Pato castaño Netta erythrophthalma R LA
Pato zambullidor grande Oxyura jamaicensis R AA
— Cathartidae —
Cóndor andino Vultur gryphus R EA, PA, TAA
Jote cabeza colorada Cathartes aura R DA
Jote cabeza negra Coragyps atratus R DA
— Accipitridae —
Águila mora Geranoaetus melanoleucus R DA
Gavilán ceniciento Circus cinereus R DA
Aguilucho común Geranoaetus polyosoma R DA
— Falconidae —
Matamico andino Phalcoboenus megalopterus R EA
Carancho Caracara plancus R DA
Chimango Milvago chimango R DA
Halcón peregrino Falco peregrinus R DA
Halcón plomizo Falco femoralis R DA
Halconcito colorado Falco sparverius R DA
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 167
Tabla 1 (cont.).
— Rallidae —
Gallineta común Pardirallus sanguinolentus R AA
Gallareta gigante Fulica gigantea R LA
Gallareta cornuda Fulica cornuta R LA
Gallareta andina Fulica ardesiaca MP LA
Pollona negra Gallinula galeata R AA
— Recurvirostridae —
Avoceta andina Recurvirostra andina (e) R LA
Tero real Himantopus mexicanus MP AA
— Charadriidae —
Tero común Vanellus chilensis R DA
Tero serrano Vanellus resplendens R LA, PA
Chorlo cabezón Oreopholus ruficollis R EA
Chorlito puneño Charadrius alticola (e) R LA
Chorlito de vincha Phegornis mitchellii R VA
— Scolopacidae —
Pitotoy grande Tringa melanoleuca MP AA
Pitotoy chico Tringa flavipes MP AA
Pitotoy solitario Tringa solitaria MP AA
Playerito pectoral Calidris melanotos MP AA
Playerito unicolor Calidris bairdii MP AA
Becasina de la puna Gallinago andina (e) R VA
Falaropo común Phalaropus tricolor MP AA
— Thinocoridae —
Agachona de collar chica Thinocorus rumicivorus MT EA, VA, LA
Agachona de collar Thinocorus orbignyianus R EA, VA
Agachona grande Attagis gayi R EA
— Laridae —
Gaviota andina Chroicocephalus serranus R AA
Gaviota chica Leucophaeus pipixcan MP AA
— Columbidae —
Torcaza Zenaida auriculata R DA
Palomita cordillerana Metriopelia melanoptera R EA, TAA
Palomita dorada Metriopelia aymara R EA, TAA
Palomita ojo desnudo Metriopelia morenoi (E) R EA, TAA
Palomita moteada Metriopelia ceciliae R EA, TAA
— Psittacidae —
Catita serrana grande Psilopsiagon aymara R EA, PP
Catita serrana chica Psilopsiagon aurifrons R EA, PP
— Strigidae —
Tucuqueré Bubo virginianus R EA, PA
Lechucita de la vizcachera Athene cunicularia R EA, AR
Lechuzón de campo Asio flammeus R EA, AR
— Caprimulgidae —
Atajacaminos ñañarca Systellura longirostris R DA
— Apodidae —
Vencejo blanco Aeronautes andecolus R EA, PA
— Trochilidae —
Picaflor andino Oreotrochilus leucopleurus R EA
Picaflor puneño Oreotrochilus estella R EA
168 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 1 (cont.).
Tabla 1 (cont.).
— Troglodytidae —
Ratona común Troglodytes aedon R DA
Ratona aperdizada Cistothorus platensis R PA
— Turdidae —
Zorzal chiguanco Turdus chiguanco R DA
— Mimidae —
Calandria castaña Mimus dorsalis R PP
Calandria mora Mimus patagonicus MT EA
— Motacillidae —
Cachirla uña corta Anthus furcatus R DA
Cachirla común Anthus correndera R DA
Cachirla pálida Anthus hellmayri R DA
Cachirla andina Anthus bogotensis R PA, EA
— Thraupidae —
Yal platero Phrygilus alaudinus R EA, PA
Yal plomizo Phrygilus unicolor R EA, PA
Yal chico Phrygilus plebejus R EA
Yal negro Phrygilus fruticeti R EA
Yal grande Idiopsar brachyurus R EA
Comesebo puneño Phrygilus dorsalis R EA
Comesebo andino Phrygilus gayi R TAA
Comesebo cabeza negra Phrygilus atriceps R EA, PP
Saí grande Conirostrum binghami* R BQ
Jilguero cara gris Sicalis uropygialis R EA, PP
Jilguero corona gris Sicalis luteocephala R EA
Jilguero oliváceo Sicalis olivascens R EA, PP
Jilguero grande Sicalis auriventris R EA
Jilguero puneño Sicalis lutea R EA, PP
Monterita pecho gris Poospiza hypochondria R EA, PA
Piquito de oro común Catamenia analis R EA, PA
Piquito de oro grande Catamenia inornata R EA
Diuca común Diuca diuca R EA, PP
Diuca ala blanca Diuca speculifera* R VA
— Emberizidae —
Chingolo Zonotrichia capensis R DA
— Icteridae —
Tordo renegrido Molothrus bonariensis R DA
Varillero ala amarilla Agelasticus thilius R AA
Loica común Sturnella loyca R EA, A
— Fringillidae —
Cabecitanegra común Spinus magellanicus R DA
Cabecitanegra picudo Spinus crassirostris R EA
Negrillo Spinus atratus R EA
Cabecitanegra andino Spinus uropygialis R EA
Dentro de este ambiente, los valles pune- medo típico de Bolivia, pero a menor altura.
ños de Yavi y de Yavi Chico, (extremo norte En estos valles, se han descubierto especies
de Jujuy) juegan un papel importante para prácticamente exclusivas para el área, como
la avifauna de la Puna argentina al represen- el picaflor andino castaño (para referencias
tar características similares al Altiplano hú- de nombres científicos ver Tabla 1), o pobla-
170 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ciones densas de especies que son escasas en 1999; Reboratti, 2005; Josens et al., 2017).
otros sitios como el jilguero corona gris y la Estas particularidades generan heterogenei-
palomita moteada (Moschione, 2007). dad ambiental que proveen diferentes mi-
La información disponible sobre las espe- crohábitats, recursos y funciones para las
cies que utilizan este tipo de hábitat se limi- especies que los habitan (Fjeldså y Krabbe,
ta casi exclusivamente a listas de especies, 1990; Izquierdo y Grau, 2009; Izquierdo et
por lo que el vacío de información ofrece un al., 2016; Izquierdo et al., en este volumen).
interesante campo de estudio en relación a Esta característica lleva a que los humedales
su ecología y evolución (e.g., competencia, en la Puna funcionen como centros de alta
utilización de recursos, coexistencia entre es- diversidad y densidad de aves (Vides Almo-
pecies similares, mecanismos de aislamiento nacid, 1990).
reproductivo), más aun si consideramos que De las 152 especies recopiladas, 45
algunas especies congéneres presentan alto utilizan los humedales como hábitat espe-
grado de simpatría, entre 30 y 36% según cífico (Figura 3), las cuales representan a
Vuilleumier y Simberloff (1980), princi- 13 familias, siendo las de mayor presencia
palmente en las familias Furnariidae (e.g., de especies la de los patos (Anatidae) con
Geositta y Upucerthia) y Thraupidae (e.g., nueve, los playeros (Scolopacidae) con sie-
Phrygilus y Sicalis). te y los flamencos (Phoenicopteridae) con
las tres especies existentes registradas para
Humedales Argentina (Tabla 1). Es importante señalar
La mayor parte de la Puna (salvo su sec- que además de estas 45 especies, la mayoría
tor norte) constituye un conjunto de cuencas de las aves de la Puna, son encontradas en
arreicas, que forman humedales (e.g., lagos, los humedales o en sus zonas de influencia,
ríos, pastizales húmedos, vegas, bofedales y utilizando los recursos de agua, alimento,
turberas) con características muy variables refugio, etc. generados por los mismos (Jo-
en cuanto a sus particularidades físicas, es- sens et al., 2017).
paciales y temporales (Caziani y Derlindati,
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 171
chica, las dormilonas (frente negra, canela, nico-científicos que mejoren la información
ceja blanca, fraile, cara negra) y la calandria disponible sobre sus poblaciones y amenazas
mora (del Hoyo et al., 2017). Finalmente, las directas para asegurar la supervivencia de
parinas grande y chica, el flamenco austral sus poblaciones.
y el picaflor gigante, efectúan migraciones Por otra parte, la Convención sobre el Co-
intratropicales (MI), realizando desplaza- mercio Internacional de Especies Amenazadas
mientos altitudinales regulares en busca de de Fauna y Flora Silvestres (CITES), incluye
áreas de alimentación más adecuadas (del tres especies en el Apéndice I, que abarca
Hoyo et al., 2017). aquellas que se encuentran en peligro de ex-
tinción cuyo comercio debería realizarse solo
E S TA D O D E C O N S E R VA C I Ó N bajo condiciones excepcionales y 17 en Apén-
Según autoridades nacionales (MAyDS y dice II, que incluye a las que no se encuentran
AA, 2017) e Internacionales (IUCN, 2015) necesariamente en peligro de extinción, pero
ocho especies de la Puna argentina se en- cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar
cuentran en alguna categoría de amenaza de una utilización incompatible con su supervi-
extinción (amenazadas o en peligro), ade- vencia (CITES, 2016) (Tabla 2).
más otras 11 se encuentran en estado de vul-
nerabilidad o cercanas a la amenaza y dos SITUACIÓN LEGAL
más son insuficientemente conocidas para D E C O N S E R VA C I Ó N
aplicar los criterios poblacionales necesarios
para su categorización (Tabla 2). Áreas protegidas
Estos resultados indican que al menos las La Puna argentina cuenta con un sistema
ocho especies amenazadas de extinción (3 de áreas naturales protegidas compuesto por
en peligro y 5 amenazadas) requieren de un 14 unidades, bajo jurisdicción internacional,
esfuerzo de conservación prioritario a escala nacional, provincial y municipal (Figura 5),
nacional y un incremento de estudios téc- junto a la unidad Altoandina cuenta con las
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 173
Tabla 2. Estatus de conservación de las especies de aves de la Puna argentina, según MAyDS
y AA (2017) (EN: en peligro; AM: amenazada; VU: vulnerable; NA: no amenazada; IC: insufici-
entemente conocida), IUCN (2015) (EN: en peligro; NT: casi amenazado, VU: vulnerable; LC:
Preocupación menor, DD: datos insuficientes), y CITES (2016) (I: Apéndice I; II: Apéndice II).
el que están inmersas las áreas protegidas. Argentina ha incorporado varios tratados
En este sentido los convenios internacionales internacionales a su legislación interna como
en materia de conservación, se han converti- marco normativo para la protección del me-
do en un importante instrumento legal que dio ambiente. A continuación se presentan
permite regular desde el Derecho Internacio- los tratados internacionales que tienen rele-
nal el uso y aprovechamiento sostenible de vancia para la protección y conservación de
los recursos naturales. la avifauna de la Puna.
O. Osinaga Acosta, E. Martín: Estado actual del conocimiento de las aves de la Puna argentina 175
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180 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
De las seis especies de flamencos que amenazada y flamenco andino como vulne-
existen en el mundo, tres se encuentran en rable. Ambas especies están en el apéndice
el cono sur de América: el flamenco austral II de CITES y el flamenco andino está lista-
(Phoenicopterus chilensis), el flamenco andi- do como amenazado en el Acta de Especies
no (Phoenicoparrus andinus) y el flamenco Amenazadas (Endangered Species Act) de
puneño (Phoenicoparrus jamesi, Figura 1). EEUU (Caziani et al., 2007).
Las dos últimas especies son las que tienen Se trata de aves (familia Phoenicopteri-
una distribución más limitada en humedales dae) con mecanismos de alimentación muy
altoandinos y pampeanos de Argentina, Boli- especializados (son filtradores) que forman
via, Chile y Perú. En la lista roja de especies grandes colonias de alimentación y repro-
amenazadas de la Unión Internacional de ducción, con números que alcanzan los
Conservación de la Naturaleza (UICN), el 30.000 individuos. Su hábitat se restringe a
flamenco puneño está clasificado como casi lagunas salinas, salares y costas marinas. Su
abundancia en los humedales varía con las mático es proteger sitios claves que incluyan
fluctuaciones de conductividad, el pH y la la heterogeneidad de hábitats utilizados por
densidad del agua, y la diversidad y disponi- estas especies como Vilama, Pozuelos, Lagu-
bilidad de potenciales productos alimenticios na Grande y Mar chiquita en Argentina, o
(Caziani y Derlindati, 2000), y para ajustarse Laguna Colorada en Bolivia (Caziani et al.,
a estas fluctuaciones, realizan migraciones 2007). Como parte de un grupo internacio-
de miles de kilómetros. En Argentina, los nal para la preservación de flamencos (Gru-
flamencos altoandinos utilizan alternativa- po de Conservación de Flamencos Altoandi-
mente humedales de los Andes Centrales nos), se propuso e implementó parcialmente
(periodo reproductivo de octubre a marzo) una red de sitios clave para la conservación
y las tierras bajas de la Pampa y el Chaco flamencos (Marconi et al., 2011) que incluye
(abril a setiembre). Muchos de estos hume- áreas protegidas, tierras privadas y tierras
dales están amenazados por presiones y ac- públicas.
tividades humanas.
Los flamencos altoandinos utilizan como L I T E R AT U R A C I TA D A
hábitat primario humedales salinos que son
sensibles a cambios en las precipitaciones y Caziani S. M., Derlindati E. J. 2000. Abun-
dance and habitat of High Andes Flamin-
evaporación (Derlindati et al., 2014). Duran-
gos in Northwestern Argentina. Water-
te la temporada no reproductiva, grandes birds, 23: 121-133.
porciones de hábitat actuales utilizados por Caziani S. M., Rocha Olivio O., Rodríguez
los flamencos se pueden perder. En las pam- Ramírez E., Romano M., Derlindati E.
pas, el aumento en las lluvias documentado J., Tálamo A. 2007. Seasonal distribu-
en los últimos años podría generar aumentos tion, abundance, and nesting of Puna,
Andean, and Chilean Flamingos. Condor,
en los niveles de agua en los sitios de in-
109: 276-287.
vernada y reducir la salinidad hasta quedar Derlindati E. J., Romano M. C., Cruz N. N.,
fuera del rango óptimo para los flamencos Barisón C., Arengo F., Barberis I. 2014.
para adultos o crías. En los Andes en cambio, Seasonal activity patterns and abundan-
ocurre el proceso opuesto, la disminución de ce of Andean flamingo (Phoenicoparrus
las precipitaciones y aumento de la evapora- andinus) at two contrasting wetlands in
Argentina. Ornitología Neotropical, 25:
ción podría secar o aumentar la salinidad de
317-331.
algunos humedales actualmente adecuados Marconi P., Sureda A. L., Arengo F., Aguilar
pero someros y con pocas aguas abiertas. M. S., Amado N., Alza L., Rocha O.,
A pesar de la importancia de estos pro- Torres R., Moschione F., Romano M.,
cesos, es mucho lo que aún se desconoce el Sosa H., Derlindati E. 2011. Four th
impacto local del clima, en particular con simultaneous flamingo census in South
respecto a las precipitaciones y al de con- America: preliminary results. En: R. Lee,
F. Arengo y A. Bechet (eds.), Flamingo,
diciones en las que los flamencos pueden
Bulletin of the IUCN-SSC/Wetlands. In-
prosperar y sobrevivir. La mejor manera de ternational Flamingo Specialist Group,
mantener poblaciones de flamencos viables Wildfowl and Wetlands Trust, Slimbrid-
a largo plazo en un escenario de cambio cli- ge, UK, 18: 48-53.
182 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Abstract — “Puna and High-Andes Mammals”. Mammals at the Puna of Argentine are
represented by 54 species, 33 genera belonging to 15 families and 6 orders. Rodentia and
Carnivora are the richest orders (69 and 15%, respectively) followed by Chiroptera (9%).
Artiodactyla includes one family and two species; Cingulata and Marsupialia are last with one
species each. Considering all mammalian species of the Puna and High Andes and the four
protected areas of national jurisdiction, a general representation of 61% is calculated: 33
of the 54 mammal species of these ecoregions are recorded in national protected areas of
Argentina. Chiroptera and Rodentia orders have species not recorded in the national system
of protected areas, reaching a representativeness of 80 and 46% respectively. The main
threats to mammals in these environments due to interaction with human activities include:
pollution and loss of water sources, hunting and introduction of exotic species, habitat degra-
dation, pollution caused by tourism and/or sporting activities and decreased vegetation cover.
Scientific and government efforts are scarce and very specific to generate knowledge about
Puna mammals, which results in extremely difficult implementation of policies for commercial
use, management and/or conservation. Very little is known about rodents and bats, and this
ignorance is one of the most critical threats in some circumstances, since it is not possible
to interpret the impacts of any activity to their populations.
Keywords: Protected area, conservation, mammals, Puna, species richness.
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 183
estricta. Se caracterizan por tener el cuarto e integridad de las comunidades de las que
premolar superior y el primer molar inferior forman parte (Terborgh et al., 1999).
transformados en un par de piezas de fun- Por su necesidad de amplios territorios
ción cortante y caninos largos y afilados (Re- son susceptibles a los conflictos con hu-
dford y Eisenberg, 1992; Nowak, 2005). manos. Generalmente son perseguidos por
Los carnívoros terrestres se encuentran depredar sobre el ganado doméstico, pero
en todos los hábitats, desde praderas hasta también por sus pieles, o por la demanda de
los árticos, pasando por desiertos y bosques, determinadas partes de su cuerpo a las cua-
geográficamente ocupan casi el mundo en- les se les otorga poderes curativos (Kruuk,
tero y comparado con otros animales suelen 2002; Barbarán, 2004; Nowak, 2005).
tener distribuciones muy amplias (Nowak, En la región puneña argentina podemos
2005). Por encontrarse en la cima de la ca- encontrar representadas cuatro familias, seis
dena alimenticia son importantes en el man- génerosy ocho de las 37 especies de carní-
tenimiento de la biodiversidad, estabilidad voros presentes en la Argentina. Felidae y
Orden Familia Nombre científico Nombre común IUCN SAREM CITES FUENTES Nº AP PO CD AI SG LE
Orden Familia Nombre científico Nombre común IUCN SAREM CITES FUENTES Nº AP PO CD AI SG LE
Canidae son las familias más representadas, ca, abarcando toda la región continental de
alcanzando en la Puna una riqueza especí- la Argentina, Uruguay, sur y centro de Brasil,
fica equivalente al 50% y el 25% del total Bolivia, Perú, sur de Ecuador y centro y norte
de especies presentes en Argentina respecti- de Chile (Redford y Eisenberg, 1992; Pereira
vamente (Fernández Salvador, 1996; Díaz y y Aprile, 2012; Lucherini et al., 2015).
Barquez, 2002; Wozencraft, 2005; Pereira y A lo largo de toda su distribución habita
Aprile, 2012) (Tabla 1). una amplia variedad de ambientes y den-
tro de la Puna específicamente prefiere los
Gato andino ambientes quebrados, los cuales pueden
Leopardus jacobita brindarle refugio (Pereira y Aprile, 2012;
Es un félido de pequeño tamaño (4-8 Tellaeche, 2015).
kg), su distribución está acotada a la región Al igual que al gato andino se alimenta
andina de Argentina, Bolivia, Chile y Perú de pequeños roedores y chinchillones por lo
y la porción norte de la estepa patagónica que tampoco consume ganado doméstico
argentina (Redford y Eisenberg, 1992; AGA, (Walker et al., 2007; Napolitano et al., 2008;
2011; Pereira y Aprile, 2012). De los cuatro Tellaeche, 2010; Reppucci, 2012). A pesar
países donde se encuentra, la Argentina es el de ser más abundante y más conocido por
país con la mayor superficie de hábitat ópti- los pobladores locales que el gato andino,
mo disponible para la especie (Marino et al., es también difícil de encontrar (Reppucci,
2011). Prefiere zonas de grandes roquedales 2012). Estas especies son frecuentemente
y con topografía quebrada, donde también confundidas por lo que se les atribuyen los
se encuentra una de sus principales presas, mismos poderes (buena suerte y fertilidad)
el chinchillón (Lagidium viscacia) (Walker et (Barbarán, 2004).
al., 2007; Napolitano et al., 2008; Tellaeche,
2010; Marino et al. 2011; Reppucci, 2012; Puma
Cuyckens, 2013). Puma concolor
Se encuentra catalogado como en peligro Es el félido de mayor tamaño de la Puna
de extinción por la Unión Internacional para (34-90 kg); se distribuye desde el sur de Ca-
la Conservación de la Naturaleza (Villalba, nadá hasta el sur de la Argentina y Chile,
2016). Se han detectado numerosas amena- ocupando una amplia variedad de ambientes
zas para esta especie, entre las cuales pode- (Redford y Eisenberg, 1992; Pereira y Aprile,
mos mencionar: la pérdida y degradación de 2012).
hábitat, la caza, la reducción de las poblacio- Se alimenta principalmente de roedores
nes de sus presas y las enfermedades introdu- pequeños (< 2 kg), camélidos tanto salvajes
cidas. No presenta conflictos con los humanos (vicuñas) como domésticos (llamas) y otros
dado que se alimenta de roedores pequeños y animales domésticos como vacunos, equinos,
chinchillones, y no depreda el ganado domés- chivos y ovejas (Pacheco et al., 2004).
tico (Acosta et al., 2009; AGA, 2011). Entre las amenazas para su conservación
Es el más enigmático y críptico de todos se encuentran la pérdida y fragmentación de
los carnívoros, difícil de ver, y muy poco co- hábitat y la caza, generalmente relacionada
nocido. Según las comunidades locales su a conflictos con humanos, debido la depre-
avistaje es un símbolo de buena suerte y fer- dación sobre ganado doméstico (Nielsen et
tilidad (Barbarán, 2004). al., 2015). A pesar de encontrarse bajo una
enorme presión de caza, esta especie aún
Gato del pajonal persiste en ambientes hostiles como la Puna,
Leopardus colocolo y de hecho en algunos sitios los pobladores
De pequeño tamaño (3-7 kg) y frecuen- perciben un aumento significativo de sus
temente confundido con el gato andino. Pre- poblaciones (e.g., Nevados del Aconquija,
senta una amplia distribución en Sudaméri- cuenca de Antofalla, cuenca de Pozuelos).
188 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 3. Guanaco (Lama guanicoe), cerca del volcán Socompa en la Reserva Natural de Fauna
Silvestre Los Andes, Salta. Se observa un espécimen blanco (leucístico). Foto: E. Derlindati.
190 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
se adaptan a la topografía irregular y por garras robustas, con 3 a 5 dedos en las patas
lo tanto tienen un impacto menor sobre la delanteras y 5 en las traseras (Eisenberg y
vegetación. Estas características hacen de los Redford, 1999). En las áreas de Puna de ar-
camélidos el tipo de ganado ideal para las gentina se encuentra una sola especie.
zonas áridas y frías (Canedi y Pasini, 1996).
Estos animales poseen hábitos gregarios, Quirquincho chico
formando grupos liderados por un macho Chaetophractus vellerosus
alfa, el cual conforma un harén de entre 10 Es un quirquincho pequeño; su capara-
y 30 hembras (Vilá et al., en este volumen). zón está formado por placas rectangulares
También es común encontrar grupos nume- similares en toda su extensión y cubierto de
rosos de hasta 120 individuos, todos ellos abundantes pelos largos que varían en colo-
machos juveniles, comúnmente conocidos ración y ocultan entre 7 y 9 bandas móviles.
como «solteros». Su escudete cefálico es corto y ancho.
Las poblaciones de vicuñas y guanacos Se distribuye en el centro y sur de Bolivia
experimentaron disminuciones notables ha- (Noss et al., 2008), oeste de Paraguay y nor-
cia mediados del siglo pasado (Rabinovich te de Argentina (Gardner, 2005; Abba et al.,
et al., 1991; Franklin et al., 1997); situación 2012), en ambientes áridos y semiáridos con
que derivó en importantes esfuerzos de con- suelos arenosos y vegetación xerófila (Carlini
servación a nivel local e internacional y en y Vizcaíno, 1987). Una población disyunta
definitiva, a su protección legal en gran par- ocurre en el este de la provincia de Buenos
te de su distribución. En el caso particular Aires (Abba y Cassini, 2008).
de la vicuña, estas acciones parecerían estar Cabrera (1957) citó para la Puna argenti-
dando frutos, con poblaciones recuperadas na a Chaetophractus nationi, al que denomi-
en gran parte de la Puna argentina (Baigún nó quirquincho andino; sin embargo, Wetzel
et al., 2008; Vilá et al., en este volumen). (1985) desestimó su presencia y la consi-
No sucede lo mismo con el guanaco, es- deró como una probable subespecie de C.
pecie alguna vez considerada el herbívoro vellerosus. Carrizo et al. (2005) describieron
dominante de los ecosistemas semiáridos nuevos especímenes asignados a C. nationi
de Sudamérica y que actualmente presen- y mencionaron algunas diferencias morfo-
ta una gran heterogeneidad de situaciones lógicas respecto de C. vellerosus, aunque
poblacionales a lo largo de su rango de dis- estudios recientes, que incluyeron aspectos
tribución. Mientras que en algunos sectores morfológicos y moleculares, no han encon-
de la Patagonia argentina es una especie fre- trado diferencias entre ambas formas (Abba
cuente, en el noroeste argentino existen sólo et al., 2015; Gibb et al., 2016).
pequeñas poblaciones con fuertes presiones
y amenazas (Baigún et al., 2008; Vilá et al., Orden Didelphimorphia
en este volumen). Los marsupiales se caracterizan por parir
las crías en un estado temprano de su desa-
Orden Cingulata rrollo, completándolo adheridos a las mamas.
Entre los representantes actuales, este Algunas especies poseen un pliegue ventral o
orden incluye sólo a la familia Dasypodi- marsupio, en el que las crías se desarrollan y
dae, representada por un grupo de especies encuentran protección. Tienen hocico alarga-
comúnmente conocidas como armadillos o do, casi piramidal, con orejas grandes seme-
quirquinchos. Se caracterizan por tener el jantes a membranas delicadas y retráctiles.
cuerpo redondeado y placas óseas articula- Las patas son cortas, con cinco dedos y pulgar
das dispuestas en bandas en la región dorsal. oponible en las traseras, lo que les confiere
Estas bandas se encuentran separadas por facilidades para trepar. La cola suele ser larga
piel flexible que, en algunas especies, se ha- y prensil y el pelaje es generalmente denso y
llan cubiertas de pelos. Poseen patas cortas y suave (Rocha y Rumiz, 2010).
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 191
Figura 4. Tojo (Ctenomys opimus) en el Monumento Nacional Laguna de los Pozuelos, provincia
de Jujuy. Foto: J. Repucci.
está asociado a zonas de montaña (Jayat y rezagos de luz del día. Es insectívoro y se ali-
Ortiz, 2010; Sandoval et al., 2010) y ha sido menta principalmente de insectos voladores
registrado en zonas de Puna hasta los 3.500 como polillas, escarabajos, y mosquitos; pero
metros de altura (Barquez et al., 1999;Urqui- también de algunos insectos acuáticos (Bra-
zo, com. pers.; Bracamonte, datos no publi- camonte, 2013), por lo que cumple un rol im-
cados). Durante el día se refugia en huecos portante como controlador biológico (Núñez
de árboles y cuevas, donde puede compartir Regueiro, 2009). Se reproduce desde septiem-
espacio con otras especies como Myotis sp. y bre hasta enero (Barquez et al., 1999).
Tadarida brasiliensis (Barquez et al., 1999).
También usa grietas y huecos en edificios y Murcielaguito amarillento
casas abandonadas (Bracamonte, 2010). Myotis dinellii
Comienza su actividad en las primeras Pequeño, con una longitud total de 74 a
horas de la noche, incluso con los últimos 81 mm y un antebrazo de 34 a 38 mm. El
196 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
peso de la especie varía entre 3,8 y 5,2 g presenta pelos, aunque síestán presentes en
(Barquez et al., 1999). Dorsalmente su colo- la zona basal del uropatagio. Las orejas son
ración es parda con tonos amarillentos y un medianas y bien separadas, con las puntas
fuerte contraste de color entre la base oscura redondeadas y el trago levemente desarro-
y la punta de los pelos más clara, mientras llado en la base (Barquez et al., 1999). Vive
que el vientre es similar pero con las puntas tanto en grupos pequeños o en colonias de
aún más pálidas (amarillentas) y de base os- miles de individuos, refugiándose en huecos
cura. Los ejemplares de zonas áridas pueden de árboles o casas abandonadas, frecuente-
ser más claros y con pelos con un contraste mente en compañía de otras especies (Mies
menos marcado. Tiene amplia distribución et al., 1996). Es un murciélago insectívoro,
en América del Sur donde habita bosques su dieta incluye escarabajos, polillas, mosqui-
tropicales y subtropicales (Wilson y LaVal, tos, avispas y arañas (Bracamonte, 2013).
1974). En Argentina está presente en todas
las provincias del Noroeste y sólo ha sido Moloso común
registrado en zonas marginales de la Puna Tadarida brasiliensis
en las provincias de Tucumán y Catamarca Esta especie es mediana a pequeña, su
(Barquez et al., 1999); en la provincia de longitud total puede variar entre 87 y 114
Jujuy fue registrado acústicamente en la lo- mm, su antebrazo es de entre 41 y 46 mm
calidad de Aguas Calientes, departamento de largo y su peso ronda los 12 g.Esde co-
de Rinconada, aproximadamente a 4.000 m loración gris pálida con el vientre más claro
de altitud (Bracamonte, datos sin publicar). que el dorso (Barquez et al., 1999). La boca
Como refugio, generalmente prefiere estruc- con labios superiores con arrugas verticales
turas construidas por el hombre tales como constituye una de sus características diag-
puentes, alcantarillas y techos de viviendas; nósticas. Las orejas son redondeadas y se
entre los refugios naturales prefiere árboles, proyectan hacia adelante. Sus alas son lar-
en donde se oculta bajo la corteza (Barquez gas y delgadas en relación al cuerpo; esto les
et al., 1999; Wilson, 1971). En los refugios permite un vuelo rápido y eficiente, por lo
tolera la compañía de otras especies como que puede volar grandes distancias. Es una
Molossus molossus e Histiotus macrotus. especie migratoria (Russell et al., 2005).
Insectívoro, se alimenta principalmente Utiliza comúnmente refugios en estructuras
de polillas, grillos pequeños, chinches, esca- creadas por el hombre como puentes, diques
rabajos, mosquitos, y avispas nocturnas pe- y edificios; generalmente aprovechando la
queñas (Bracamonte, 2010). Se reproduce presencia degrietas y fisuras (Wilkins, 1989).
en primavera y verano, con un período de También pueden refugiarse en cuevas natu-
gestación de entre 50 y 60 días, y pare una rales donde forma colonias de millones de
sola cría (Bracamonte, obs. pers.). individuos. Se alimenta de grandes canti-
dades de polillas; ademásde chinches, avis-
Murciélago marrón pas nocturnas, mosquitos, y otros insectos
Eptesicus furinalis (McWilliams, 2005; Bracamonte, 2013). Por
Tamaño mediano con una longitud total esto último son importantes controladores
de 80 a 140 mm y un antebrazo de entre 36 de las poblaciones de insectos (Kunz et al.,
y 42 mm. En general, esta especie presenta 2011).
un color pardo o marrón oscuro, pero puede
ESPECIES EN ÁREAS PROTEGIDAS
ser casi negro en algunos especímenes; el
NACIONALES
color del vientre es muy variable pero siem-
pre más claro que el dorso (Barquez et al., Dentro del sistema nacional de áreas
1999). La cabeza es alargada y se caracteriza protegidas del país, la Puna se encuentra
por tener el hocico aparentemente hinchado. representada en cinco áreas protegidas na-
El patagio es de color oscuro, casi negro y no cionales: Monumento Natural Laguna de
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 197
Los Pozuelos (16.000 ha), Parque Nacional Del total de especies identificadas en la
Los Cardones (42.336 ha), Parque Nacional Puna, diecinueve especies no se registraron
Campo de Los Alisos (5.764 ha), Parque Na- en las áreas protegidas consideradas. Estas
cional San Guillermo (148.711 ha) y Parque corresponden a los órdenes Chiroptera (Ep-
Nacional El Leoncito (30.649 ha). En con- tesicus furinalis) y Rodentia (Abrocoma fa-
junto estas áreas cubren una superficie de matina, Chinchilla chinchilla, Abrothrix jel-
poco más de 240.000 ha, que representan el skii, Abrothrix longipilis, Abrothrix olivacea,
1% de la ecorregión (SIB-APN, 2017). Akodon caenosus, Akodon fumeus, Calomys
Sólo cinco de las especies presentes en musculinus, Chelemys macronix, Eligmodontia
las áreas de Puna (Lycalopex culpaeus, Ly- hirtipes, Euneomys chinchilloides, Euneomys
calopex gymnocercus, Puma concolor, Galictis mordax, Phyllotis caprinus, Reithrodon auri-
cuja y Lagidium viscacia) fueron registradas tus, Tapecomys primus, Tapecomys wolffsohni,
en todas las áreas protegidas consideradas Ctenomys frater y Ctenomys pontifex).
en este estudio. Aquellas documentadas en
cuatro áreas protegidas incluyeron a Lama Representatividad de las áreas
guanicoe, Leopardus colocolo, Conepatus chin- protegidas nacionales
ga, Abrothrix andinus y Calomys lepidus. En Considerando la totalidad de las espe-
tres aéreas se registraron Chaetophractus cies de mamíferos de la Puna y las 5 áreas
vellerosus, Galea comes, Akodons pegazzini y protegidas consideradas se calculó una re-
Phyllotis xanthopygus. presentatividad general del 65%; es decir,
Las 12 especies registradas en dos áreas 35 de las 54 especies de mamíferos de estas
incluyeron a Vicugna vicugna, Leopardus ja- ecorregiones se encuentran registradas en
cobita, Leopardus geoffroyi, Myotis dinellii, las áreas protegidas nacionales de Argenti-
Thylamys pallidior, Abrocoma cinerea, Micro- na (Tabla 2).
cavia australis, Akodon albiventer, Andinomys A nivel de orden, se observó que las dos
edax, Eligmodontia puerulus, Ctenomys opi- especies de Artiodactyla estuvieron bien re-
mus y Octodontomys gliroides. Finalmente, presentadas en el sistema nacional de áreas
ocho de las 54 especies de esta ecorregión protegidas. Los carnívoros tuvieron todas
solo se registraron en un área protegida: sus especies registradas en más de dos áreas
Phyllotis tucumanus y Tadarida brasiliensis protegidas y Cingulata tuvo una especie re-
(P.N. Campo de Los Alisos); Desmodus rotun- gistrada en dos áreas. La única especie de
dus, Histiotus macrotus, Auliscomys sublimis Didelphimorphia fue registrada solo en dos
y Microcavias hiptoni (P.N. Los Cardones); áreas. Finalmente Chiroptera y Rodentia
Neotomys ebriosus (P.N. San Guillermo); Cte- fueron los órdenes que tuvieron especies
nomys mendocinus y Ctenomys tulduco (P.N. no registradas dentro del sistema nacional
El Leoncito). de áreas protegidas, alcanzando representa-
tividades del 80% (4 sp.) y 51% (19 sp.), arrancar las plantas de raíz; a su vez, estos
respectivamente. animales no poseen patas con almohadillas
El área protegida con mayor cantidad de sino con pezuñas las cuales ocasionan la
especies registradas fue Los Cardones (24), compactación y erosión del suelo. La degra-
seguida por Campo de Los Alisos y El Leon- dación progresiva de la comunidad biológica
cito con 17 especies en cada una. Finalmente y de la cubierta del suelo se intensifica con
se ubicaron Pozuelos y San Guillermo con 16 el incremento de la carga ganadera (Canedi
especies por área protegida (Tabla 1). y Pasini, 1996).
La apertura de huellas y caminos vehi-
INTERACCIONES CON ACTIVIDADES culares también influyen disminuyendo la
HUMANAS cobertura vegetal y erosionando el suelo ya
El desarrollo de actividades socio-pro- que ocasionan cicatrices que en los ambien-
ductivas a diferentes escalas implica inte- tes puneños y altoandinos tienen muy lenta
raccionesde las mismas con los diferentes recuperación (C. Trucco, obs. pers.). De este
componentes de la biodiversidad. En la Puna modo, constituye un factor sinérgico con los
predominan las poblaciones rurales, las cua- citados en procesos erosivos, de pérdida de
les presentan una fuerte dependencia de los hábitat y de sitios de ramoneo o pastoreo
recursos naturales. Esta situación, sumada a (Alianza Gato Andino, 2008).
otras que se detallan a continuación, deter- La vegetación representa un recurso ali-
mina amenazas de diversa índole para las menticio para los mamíferos herbívoros y
poblaciones de mamíferos. provee de sitios de refugio para muchas de
sus especies. Por lo tanto, la pérdida o dismi-
Disminución de la cobertura vegetal nución de cobertura constituye un impacto
y degradación del suelo que en ocasiones puede llevar a retracciones
en los tamaños poblacionales.
La leña es la principal fuente de recur-
so combustible y su extracción contribuye
Contaminación y desecación de las
a disminuir la cobertura vegetal (Reboratti,
fuentes de agua como resultado de la
2006). Las especies de tola (Parastrephia
actividad minera
sp.), la queñoa (Polilepis tomentella) y el
churqui (Prosopys ferox) son las plantas más La minería constituye otra amenaza para
usadas por los pobladores locales, siendo las las poblaciones de mamíferos, principalmen-
tolas las más abundantes y con mayor dis- te en aquellos casos en que se utiliza agua
tribución regional (el churqui y la queñoa en cantidades abundantes (Donadio, 2009;
están restringidos a ciertos hábitats, como Matteucci, 2012). Los efectos nocivos de esta
las quebradas y las partes bajas de las cuen- actividad son potencialmente más severos en
cas fluviales en el norte de la ecorregión) un sistema donde el recurso hídrico es el fac-
(Vorano y Vargas Gil, 2002; Matteucci, 2012; tor limitante más importante (ver Izquierdo
Carilla et al., en este volumen). Sin embargo, et al., en este volumen). En ocasiones, la
los tolares prácticamente no existen fuera generación de residuos contaminantes re-
de la Puna. presenta otro factor de esta actividad con
La introducción de ovejas, cabras y bu- consecuencias negativas (Donadio, 2009).
rros no adaptados a las características del Asimismo, en los grandes emprendimientos,
ambiente puneño, favorecería la disminución la instalación de pequeñas ciudades (campa-
de la cobertura vegetal y los procesos erosi- mentos mineros) trae aparejado un abanico
vos (Vorano y Vargas Gil, 2002). A diferencia de actividades que interactúan con la fauna
de los camélidos nativos de estas regiones, nativa. Entre ellas se encuentran los depó-
la forma de sus mandíbulas y su dentición sitos de residuos sólidos (Reboratti, 2006)
(sobre todo en las ovejas) no les permite cor- donde algunos mamíferos (por ejemplo, zo-
tar pastos y pequeñas ramas, teniendo que rros) son atraídos en búsqueda de restos de
P. G. Perovic et al.: Mamíferos puneños y altoandinos 199
comida. El desarrollo de la red caminera y caprina (Vorano y Vargas Gil, 2002), junto
del tránsito de vehículos incluyendo camio- con la disminución de la cantidad de presas
nes de gran porte, ocasiona la consolidación silvestres hizo que las especies carnívoras de
del suelo en sitios previamente habitados por mamíferos se inclinen por un consumomás
especies fosoriales (organismos adaptados a frecuente de animales domésticos. Esto en
la excavación y vida subterránea) o semifo- general motiva la persecución y cacería de
soriales (Ctenomys sp.), la pérdida de hábitat la mayoría de los carnívoros presentes en
y el incremento en las tasas de atropella- la regiónpor parte de los pobladores locales
miento (particularmente camélidos y zorros; (Lucherini y Merino, 2008). Si bien actual-
P. Perovic y C. Trucco, obs. pers.). Un tipo de mente la cacería para la extracción de fibra
minería que tal vez escape a la problemáti- de camélidos silvestres está prohibida, en
ca asociada a los grandes emprendimientos, ciertas zonas aún representan una amenaza
es la ligada a la extracción de panes de sal, latente (Vilá et al., en este volumen). Otro
que suele ser manejada por cooperativas o motivo de la declinación de la fauna es la
pequeñas empresas locales (Gómez Espín introducción de especies exóticas en estos
et al., 2010), aunque con bajo rendimiento ecosistemas (Vorano y Vargas Gil, 2002). Ya
económico. Se ha observado que para facili- sean especies invasoras o no, la introduc-
tar la extracción de panes de sal, se utilizan ción de especies ajenas a sistemas naturales
puentes provisorios (tablones de madera) desencadena una serie de interacciones con
que son utilizados por los zorros para cazar la fauna nativa. El ganado doméstico com-
aves acuáticas y/o acceder a nidos, lo que no pite con los mamíferos herbívoros silvestres
sería posible de otro modo. De esta manera, por los recursos alimenticios y el espacio,
esta práctica modifica los patrones de activi- indirectamente modifica la composición del
dad y hábitos de caza de estos mamíferos. hábitat y altera los hábitos alimenticios de la
mayoría de los carnívoros silvestres de la re-
Declinación en la diversidad faunística gión (Borgnia et al., 2008). De esta manera,
ocasionada por la cacería , la ya sea directa o indirectamente, las especies
introducción de especies exóticas y introducidas modifican los componentes y
otros factores las relaciones existentes dentro de un ecosis-
A nivel global, uno de los principales mo- temas altamente sensible a los cambios.
tivos de la declinación de la diversidad de
mamíferos es la cacería (Ripple et al., 2016). Degradación del hábitat y
La Puna no escapa a esta problemática, ha- contaminación causada por el turismo
biéndose identificado cuatro motivos por los y las competencias deportivas
cuales los pobladores locales cazan la fauna El turismo y las prácticas deportivas poco
nativa: 1) para consumo de carne, 2) para controladas contribuyen en gran medida a
disminuir la depredación del ganado, 3) para la degradación y contaminación (particu-
manufacturación de subproductos (pieles, larmente escénica) en las regiones andinas
pelos y plumas) y 4) por motivos ceremo- (Reboratti, 2006). Estas amenazas han sido
niales o de medicina tradicional (Villalba et identificadas recientemente y crecen en for-
al., 2004; Reboratti, 2006). En la actualidad, ma desmedida debido a la falta de políticas
la cacería de subsistencia o para consumo de conservación rigurosas a nivel nacional e
personal es la menos frecuente, debido a que internacional. El turismo es una de las prin-
la principal fuente de alimento para los po- cipales fuentes de ingresos en muchas de
bladores es el ganado doméstico junto a pro- las provincias de Argentina. La Puna posee
ductos envasados adquiridos en almacenes innumerables sitios frecuentemente elegidos
(conservas y otros alimentos no perecede- por los turistas extranjeros y nacionales, y
ros). El aumento de disponibilidad de presas es por ello que se han destinado políticas
proveniente de la ganadería bovina, ovina y y fondos para el desarrollo en este sentido
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Washington, D.C., pp. 23-46. kins University Press, Maryland, pp.532-
628.
H. R. Grau: El burro en la Puna. ¿Invasor o restaurador? 207
Entre los componentes faunísticos que do más capacidad de carga que las llamas.
llaman la atención al viajante de la Puna, se Para los puesteros que aún transportan con
destaca el burro (Equus africanus asinus, Fi- tracción a sangre y biocombustible de celu-
gura 1). Introducido por los españoles hace losa, son parte integral del socioecosistema
siglos, hay poblaciones asilvestradas amplia- puneño. Como fueron introducidos por los
mente distribuidas y algunas veces es más europeos, sin embargo, se lo considera una
abundantes que aquellas de camélidos, vacas especie exótica; una «perturbación» al fun-
u ovejas con las que compiten por forraje. cionamiento natural del ecosistema. Como
Es resabio de una historia ecológica en la tal, es combatida por las iniciativas conser-
que el transporte no se hacía en camiones vacionistas. En parques nacionales perifé-
ni ferrocarriles y los equinos habían proba- ricos a la Puna como Los Cardones (Salta)
Figura 1. Burros en la Puna de Jujuy a 4650 msnm en pastizal de iros. Al fondo el volcán
Salle (5800 msnm).
208 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
y Talampaya (La Rioja), existen políticas la Puna, los registros indican que Hippidion
decididas (aunque no siempre exitosas) de habitó la región hasta hace nada más que
exterminio. El argumento nativista no refleja 12-13000 años (Martínez et al., 2004).Esto
la perspectiva de los pobladores nativos sino implica que por millones de años, la biota
la de conservacionistas de escuela europea nativa coexistió y coevolucionó con animales
o norteamericana: supone que por ser una muy parecidos al burro, la mula y el caballo.
especie recientemente introducida no estaría Desde esa perspectiva la reintroducción del
adaptada al ecosistema local. Los pastos y género por los europeos se asemejaría más al
arbustos puneños, por ejemplo, serían espe- concepto de «restauración ecológica» que al
cialmente vulnerables a sus duras pezuñas o de «perturbación». Otra hipótesis interesante
agresiva dentadura. Se trata de una hipótesis de evaluar.
interesante aunque poco evaluada. Por otro
lado, la paleontología (e.g., Alberdi y Pra- L I T E R AT U R A C I TA D A
do, 2004) nos indica que hasta hace unos Alberdi M. R., Prado J. L. 2004. Caballos
10.000 años, existían en los ambientes del Fósiles. Una historia de tres millones de
noroeste argentino al menos dos géneros de años. INCUAPA, Olavarría, 26 pp.
equinos, Hippidion y Equus que habitaron la Martínez J. G., Aschero C. A., Powell J. E.,
Rodríguez M. F. 2004. First evidence
zona por tres millones de años. Se extinguie- of extinct megafauna in the southern
ron en forma aproximadamente simultánea Argentinian Puna. Current Research in
con la llegada de los primeros humanos. En the Pleistocene, 21: 104-107.
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 209
ä Resumen — La Puna constituye una región muy particular por sus características geo-
gráficas y climáticas. En este ambiente extremo vive un conjunto sumamente interesante de
anfibios y reptiles. En la actualidad se encuentran nueve especies de anuros, repartidas en
tres géneros (Pleurodema, Rhinella y Telmatobius) que representan a tres familias distintas. A
pesar de estar limitados por la presencia de agua, estos anuros poseen rasgos asociados a
la vida en ambientes áridos y de gran altitud, que incluyen distintos hábitos y modos reproduc-
tivos. Los reptiles de la región presentan una mayor diversidad, compuesta por 25 especies
de saurios repartidas en tres géneros (Liolaemus, Phymaturus y Pristidactylus) y dos especies
de serpientes (Tachymenis peruviana y Bothrops ammodytoides). Este grupo también exhibe
una gran variedad de hábitos ecológicos y modos reproductivos, que incluyen la postura de
huevos o el viviparismo. En cuanto a su estado de conservación, la herpetofauna de la Puna
incluye algunas especies de ranas amenazadas del género Telmatobius.
Palabras clave: Anfibios, reptiles, diversidad, alta monaña.
neidad climática a lo largo de su gran área de escotadura medial. Las proyecciones epi-
distribución (e.g., Fernández, 1927; Blancas dérmicas de las callosidades nupciales son
Sánchez, 1959). Las larvas son pequeñas y de pequeñas pero distinguibles individualmen-
color negro intenso. te. La densidad de estas proyecciones (en
Estado de conservación.— No amenazada adelante DePEN) es de 23 hasta 40/mm2.
(Vaira et al., 2012). Se alimentan de insectos acuáticos como co-
leópteros y se ha registrado canibalismo (Ba-
Familia Telmatobiidae rrionuevo, en prensa). No se registró en la
Género Telmatobius Wiegmann, 1834 naturaleza el canto nupcial, aunque emiten
Este género, eminentemente andino, está vocalizaciones cuando son manipulados.
constituido por 63 especies (Frost, 2017) Estado de conservación.— Amenazada
distribuidas desde Ecuador hasta San Juan, (Barrionuevo, 2012).
en Argentina (Lavilla y De la Riva, 2005),
Telmatobius hypselocephalus
desde 1000 hasta 5200 msnm (De la Riva y
y T. platycephalus
Harvey, 2003; Seimon et al., 2007). Se trata
Lavilla y Laurent, 1988
de ranas de hábitos acuáticos y semiacuáti-
cos. Se ha registrado la ocurrencia de voca-
Estas especies se tratan en conjunto por-
lizaciones nupciales subacuáticas en algunas
que constituyen el único caso de simpatría
especies (Brunetti et al., 2017). El modo de
para el género en Argentina y son morfológi-
oviposición consiste en una masa gelatinosa
camente muy similares entre sí. Sus diferen-
que se adhiriere a las rocas o a la vegetación
cias consisten principalmente en caracteres
sumergida. En el marco de un análisis filoge-
osteológicos y en el aspecto general de la
nético reciente, se reconocen cuatro grupos
cabeza (Lavilla y Laurent, 1988).
de especies (Barrionuevo, 2017), dos de los Distribución.— Circunscriptas a las locali-
cuales están representados en la región. dades de El Moreno y El Angosto, en el bor-
El grupo de Telmatobius marmoratus in- de sudeste de las Salinas Grandes (departa-
cluye a las especies distribuidas en el Altipla- mento Tumbaya) y a Casabindo, al noroeste
no y Puna, de las cuales cinco se encuentran de la laguna de Guayatayoc (departamento
en el área de estudio (Barrionuevo, 2017). Cochinoca), Jujuy (Figura 2A).
Estas especies, similares entre sí morfológi- Características.— Externamente similares
camente, son de hábitos estrictamente acuá- a T. atacamensis, aunque presentan la piel
ticos. Las larvas alcanzan gran tamaño, ya ventral de los miembros en tonos anaran-
que pueden superar los 90 mm de longitud jados. La DePEN de ambas especies oscila
total (e.g. Barrionuevo y Baldo, 2009), lo entre 24 y 38/mm2.
que sugiere un desarrollo larval lento. Estado de conservación.— Vulnerables
(Barrionuevo, 2012).
Telmatobius atacamensis
Gallardo, 1962 Telmatobius marmoratus
(Duméril y Bibron, 1841)
Distribución.— Alrededores de San Anto-
nio de Los Cobres, Salta (Figura 2A). Distribución.— Desde la cuenca del lago
Características.— Tamaño mediano (48- Titicaca, incluyendo el norte de Chile hasta
63 mm de longitud total). Piel dorsal lisa o el noreste de la Puna argentina, en los de-
con algunas verrugas notables (Figura 2B). partamentos Yavi, en Jujuy, y Santa Victoria,
Algunos ejemplares poseen espinas córneas. en Salta (Figura 2A)
Diseño dorsal liso o con manchas de un tono Características.— Similar externamente a
más oscuro. Membrana timpánica ausente. T. atacamensis aunque el diseño dorsal pue-
El labio superior cubre el labio inferior, a de incluir manchas grandes más oscuras. La
excepción de la parte frontal que posee una DePEN tiene una media de 27/mm2, aunque
214 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
el rango es amplio (16-62 espinas/mm2). En nen una escotadura frontal. Las proyeccio-
el contenido estomacal se registraron presas nes epidérmicas de las callosidades nupciales
completamente acuáticas que incluye insec- (notables en el pulgar en la figura 2F) son
tos, crustáceos, ácaros y moluscos (Formas mayores y dispuestas a una menor densi-
et al., 2005). dad (19-31/mm2) que en T. atacamensis, T.
Estado de conservación.— Vulnerable (Ba- hypselocephalus, T. platycephalus y T. rubigo,
rrionuevo, 2012). aunque se superpone con los rangos infe-
riores de T. marmoratus. Se alimenta prin-
Telmatobius rubigo cipalmente de larvas y adultos de insectos
Barrionuevo y Baldo, 2009 (e.g., Scatella, Rhopalosiphun). Asimismo se
registró en el contenido estomacal gran can-
Distribución.— Cuenca de la laguna de tidad de materia vegetal del género Lemna
Pozuelos y región occidental de Jujuy, en los (Lavilla, 1984).
departamentos Santa Catalina, Rinconada y Estado de conservación.— Amenazada
Susques (Figura 2A). (Barrionuevo, 2012).
Características.— Se diferencia de las
otras especies del grupo por la presencia de Caza subacuática : una novedad
manchas dorsales de color óxido a amarillen- evolutiva en la Puna
to. La DePEN se ubica entre 30 y 40/mm2.
El surgimiento de los tetrápodos y su
Se alimentan principalmente de larvas acuá-
diversificación en los ambientes terrestres
ticas de dípteros (Ephydridae) y en menor
están asociados a la evolución de la lengua
medida de crustáceos del género Hyallela
como herramienta para la captura de pre-
(Barrionuevo, 2016). La captura subacuáti-
ca de la presa es realizada mediante succión, sas en tierra. Tal es el caso de los anuros,
un mecanismo casi único entre los anuros en donde la mayoría de las especies atra-
(Barrionuevo, 2016; ver abajo). pan presas terrestres con la lengua, que es
Estado de conservación.— Amenazada protrusible y pegajosa. Por el contrario, los
(Barrionuevo y Baldo, 2012). vertebrados que se alimentan bajo el agua
enfrentan restricciones mecánicas distintas.
Las especies del grupo de Telmatobius bo- Una lengua protrusible resulta menos efec-
livianus están distribuidas en los valles de la tiva en el medio acuático, debido a la mayor
vertiente oriental del Altiplano-Puna y sólo resistencia del agua en relación al aire. Por
una de ellas se encuentra en la zona de estu- otro lado, durante la embestida hacia la pre-
dio. Estas especies son de hábitos acuáticos sa se ejerce una fuerza de empuje que la ale-
o semiacuáticos. Si bien las larvas en este ja del predador. En este contexto la succión
grupo son de gran tamaño en comparación resulta más conveniente. Ésta consiste en la
a las de otros anuros, son de menor tamaño generación de vacío mediante la depresión
que las larvas del grupo de T. marmoratus brusca del piso de la boca, lo que produce
(e.g., Barrionuevo y Baldo, 2009). la entrada del agua junto con la presa. Este
mecanismo, común entre los peces, es el
Telmatobius hauthali más frecuente en tetrápodos acuáticos como
Kowslosky, 1895 salamandras y tortugas. Sin embargo está
ausente en la mayoría de los anuros que se
Distribución.— Valle de Chaschuil, pun- alimentan bajo el agua, los cuales utilizan
tualmente en el arroyo Aguas Calientes (Fi- las manos para acercar o retener la presa
gura 2G) y los ríos Tamberías y Chaschuil y poder capturarla con las mandíbulas. La
(Tinogasta), Catamarca (Figura 2A). captura por succión en anuros sólo ha sido
Características.— Se diferencia de las es- documentada en dos especies africanas de
pecies del grupo anterior porque los labios la familia Pipidae (Carreño y Nishikawa,
superiores no cubren los inferiores y no tie- 2010) y en Telmatobius rubigo (Figura 2E;
216 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
cuenca es fundamental para asegurar el fu- didos en varios subgrupos y clados (Abdala
turo de esta especie. y Quinteros, 2014).
REPTILES El grupo de Liolaemus boulengeri (Abda-
la, 2007) está representado en la Puna de
En la Puna se encuentran 25 especies de
Argentina por cuatro especies vivíparas, con
lagartijas y sólo dos especies de serpientes
tendencia a la herbivoría.
(Tachymenis peruviana y Bothrops ammo-
dytoides). Las lagartijas se incluyen en los gé-
Liolaemus albiceps
neros Pristidactylus (Leiosauriade), Liolaemus
Lobo y Laurent, 1995
y Phymaturus (Liolaemidae). El género Lio-
laemus es el que presenta mayor diversidad
Distribución.— Desde la cuesta de Lipán
en la zona con 20 especies, seguido por Phy-
a 3900 msnm en Jujuy recorriendo el mar-
maturus con cuatro especies y Pristidactylus
gen sureste de las Salinas Grandes, hasta los
con un taxón. Si bien la mayor diversidad
3100 msnm en Santa Rosa de Tastil en Salta,
de lagartijas se encuentra entre los 2000 y
siendo muy frecuente en localidades como
3500 msnm, en el rango comprendido entre
Estación Muñano, y entre Estación Cachiñal
los 3500 y 5000 msnm la riqueza de especies
y Las Cuevas, Salta (Figura 3A).
es significativa. A continuación se brinda la
Características.— El rasgo morfológico
distribución y características de cada género
que lo identifica es el color blanco en el
y especie que habita en la Puna de Argentina
dorso de la cabeza y los matices amarillos y
sobre los 3500 msnm, así como el estado
rojizos del cuerpo (Figura 3B). Es frecuente
de conservación según la categorización de
de observar debido a su gran tamaño y la
Abdala et al. (2012) para los lagartos y de
escasa cobertura vegetal del ambiente; gene-
Giraudo et al. (2012) para las víboras.
ralmente ocupa cuevas asociadas a pequeños
arbustos.
Familia Liolaemidae
Estado de conservación.— No amenazada.
Género Liolaemus Wiegmann, 1834
Es uno de los grupos naturales más di- Liolaemus crepuscularis
versos en toda Tetrapoda; con 266 especies Abdala y Díaz Gomez, 2006
válidas, es el segundo género de lagartijas
más diverso del planeta. Se distribuye en los Distribución.— Catamarca, desde Mina
Andes, desde Perú hasta la Patagonia austral Capillitas a 3000 msnm hasta los alrededo-
(Abdala y Quinteros, 2014). La mayor diver- res de Laguna Blanca a 3850 msnm (Figura
sidad se halla en ambientes áridos y fríos, 3A).
especialmente en el sector cordillerano, (Ab- Características.— De tamaño medio, con
dala y Quinteros, 2014). un evidente dicromatismo sexual, siendo
El género está integrado por dos subgé- los machos más coloridos que las hembras,
neros, Eulaemus, y Liolaemus sensu stricto. exhibiendo colores rojizos, azules y ama-
En la Puna argentina podemos encontrar re- rillos en el dorso del cuerpo (Figura 3C).
presentantes de cuatro grupos, dos pertene- Ocupa lugares rocosos con suelos arenosos
cientes a Eulaemus (clado de Liolaemus mon- y vegetación de más de 40 cm de alto. Si
tanus y de L. boulengeri) y dos a Liolaemus bien es una especie omnívora, los vegetales
sensu stricto (clado de L. alticolor-bibronii y son fundamentales en la dieta la cual varía
de L. capillitas). entre sexos y a lo largo del año en base al
El subgénero Eulaemus Girard, 1858, ciclo reproductivo (Semhan et al., 2013). Las
también denominado grupo argentino, tiene hembras están grávidas durante el invierno
una distribución similar a la del género. Está y paren hacia principios del verano.
representado por más de 130 especies que Estado de conservación.— No amenazada.
integran dos grandes grupos (de L. boulenge-
ri y de L. montanus) que a su vez están divi-
218 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 3. Distribución de las especies del subgénero Eulaemus presentes en el área de estudio
(A); ejemplares machos de L. albiceps de Lipán, Jujuy (B); L. crepuscularis de Mina Capillitas,
Catamarca (C); L. irregularis de San Antonio de los Cobres, Salta (D); L. ornatus de Abra
Pampa, Jujuy (E); L. chlorostictus de Mina Pirquitas, Jujuy (F); L. gracielae de Laguna Brava,
La Rioja (G); L. multicolor de Ichilo, Jujuy (H); L. porosus de Socompa, Salta (I); L. puritamen-
sis de Puritama, Chile, (J); y L. vulcanus de Antofagasta de la Sierra, Catamarca (K).
J. S. Barrionuevo, C. S. Abdala: Herpetofauna de la Puna argentina: una síntesis 219
algunos matices azules en la cabeza (Figura do, miembros pequeños y cola mucho más
3J). Habita lugares donde el clima es muy larga que el cuerpo. Siempre están asociadas
hostil, siempre asociado a grandes rocas, a ambientes de pastizales de altura, toleran-
tanto en lugares vegetados (Chile) como do ambientes más húmedos que el resto de
abiertos sin cobertura vegetal (Argentina). los Liolaemus de la Puna.
Se conoce muy poco sobre su biología.
Estado de conservación.— No amenazada. Liolaemus chaltin
Lobo y Espinoza, 2004
Liolaemus scrocchii
Quinteros, Abdala y Lobo, 2008 Distribución.— En sector noreste de la Puna
de Jujuy y en el sur de Bolivia (Figura 4A).
Distribución.— En el oeste de Jujuy y no- Características.— El color del cuerpo
roeste de Salta (Figura 3A). es castaño, con línea vertebral y bandas
Características.— Es un lagarto grande, dorsolaterales blancas o amarillas anchas
común y vistoso, destacándose las grandes y evidentes (Figura 4B). Garganta blanca,
manchas oscuras sobre el color castaño ana- inmaculada. Es uno de las pocos Liolaemus
ranjado del cuerpo. Siempre asociada a luga- con modo reproductivo ovíparo que habita
res rocosos con escasa vegetación. a alturas mayores de 3800 msnm; su dieta
Estado de conservación.— No amenazada. se basa en insectos y semillas.
Estado de conservación.— No amenazada.
Liolaemus vulcanus
Quinteros y Abdala, 2011 Liolaemus puna
Lobo y Espinoza 2004
Distribución.— Desde Antofagasta de la
Sierra hasta el norte del salar del Hombre Distribución.— Ampliamente distribuida
Muerto, Catamarca (Figura 3A). en el este de la Puna de Argentina, ocupando
Características.— Es de gran tamaño. Tie- sectores de Catamarca, Jujuy y Salta entre
ne dicromatismo sexual, los machos son de los 3600 y 4400 msnm; también ha sido re-
color rojizo (Figura 3K), y vientre amarillo, gistrada en Chile y Bolivia (Lobo y Espinoza,
caracteres de coloración ausentes o menos 2004) (Figura 4A).
acentuados en las hembras. Habita en lu- Características.— El color del cuerpo es
gares con grandes rocas (Figura 3K) o en castaño con machas negras en los lados del
cuevas presentes en los llanos o bordes de mismo y la garganta de color gris claro varie-
salares desprovistos de vegetación. gado; machos sin línea vertebral. Es vivípara
Estado de conservación.— No amenazada. y omnívora.
Estado de conservación.— No amenazada.
El subgénero Liolaemus sensu stricto Lau-
rent, 1983, también denominado grupo chi- Liolaemus yanalcu
leno, está integrado por más de 110 especies Martínez Oliver y Lobo, 2002
que se distribuyen desde el centro de Perú
hasta la Patagonia austral, encontrando su Distribución.— Endémica desde los fal-
mayor diversidad en los ambientes asociados deos del nevado del Acay, Salta hasta el lí-
a la cordillera de los Andes. Varios grupos mite sur entre Salta y Jujuy (Lobo y Lobo,
y subgrupos forman este subgénero, de los 2003) (Figura 4A).
cuales solo dos (grupo de L. alticolor-bibronii Características.— De color negro con di-
y grupo de L. capillitas) habitan en la Puna cromatismo sexual leve en la faz ventral de
argentina sobre los 3500 msnm. la garganta (Figura 4C). Omnívora y ovípara,
El grupo de Liolaemus alticolor-bibronii siendo la especie de Liolaemus que deposita
(Quinteros, 2013) está compuesto por espe- huevos a mayor altura hasta ahora conocida
cies de tamaño pequeño, con cuerpo alarga- (4300 msnm; Valdecantos, 2011).
222 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 4. Distribución de las especies de los géneros Liolaemus (subgénero Liolaemus sensu
stricto), Phymaturus, Pristidactylus, Tachymenis y Bothrops presentes en el área de estudio
(A); ejemplares machos de L. chaltin de Abra Pampa, Jujuy (B); L. yanalcu de Abra del Acay,
Salta (C); L. umbrifer de Laguna Blanca, Catamarca (D); Phymaturus antofagastensis de
paso de San Francisco, Catamarca (E); P. laurenti de El Peñón, Catamarca (F); Pristidactylus
scapulatus de San Guillermo, San Juan (G); Tachymenis peruviana de El Infiernillo, Tucumán
(H) y Bothrops ammodytoides de El Nihuil, Mendoza (I). Los ejemplares de las fotografías H
e I, son extrapuneños.
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1
Instituto de Biodiversidad Neotropical (IBN), CONICET – Universidad Nacional de Tucumán. CC 34,
(4107) Yerba Buena, Tucumán. macarolina_nieto@yahoo.com.ar
2
Fundación Miguel Lillo. Miguel Lillo 251, (4000) S. M. Tucumán.
Tabla1. Rango de las variables físicoquímicas registradas en cada estación de muestreo. Los
puntos de muestreo estuvieron sujetos al área total de la vega considerada.
Sólidos
Oxígeno totales
Vegas Puntos de Altitud Temperatura Conductividad disuelto
(ºC) pH (µs/cm) Turbidez disueltos
muestreo (msnm) (mg/1) (mg/1)
Tocomar 5 4320-4356 17,9-20,6 3,8-4,9 176-343 1,4-37,3 4,5-15,7 0,1-0,2
Chorrillos 2 4427-4458 7,8-13,4 5,5-6,0 130-123 0,3-2,1 5,5-6,6 0,1-0,2
Incachule 2 4444-4453 16,2-17,6 7,1-7,2 104-432 2,1-4,6 6,9-9,7 0,3-0,7
Aguas Calientes 6 4112-4139 15,4-25,1 7,6-8,0 291-346 1,4-21,7 7,1-9,0 0,2-0,3
Pastos Grandes 4 3937-4048 16,2-23,7 7,3-7,6 139-244 0,6-5,9 7,6-9,6 0,1-0,2
Salinas Pastos Grandes 3 3780-3795 16,3 7,8 605 5,4 9,9 0,4
Cóndor huasi 3 3944-3988 18,8 6,71 349 4,7 s/d 0,2
Quirón 2 3916-3927 6,8-11,8 7,1-7,3 593-696 1,8-20,7 6,6-8,4 0,4-0,5
Olacapato Chico 3 4079-4084 7,9-13,1 7,5-8,2 99-131 3,4-20,6 11,1-13,2 0,1-0,2
Catua arriba 2 3998-4008 14,2-11,1 8,1-8,1 1030-1380 54,7-54,9 11,6-11, 8 0,7-0,9
Catua abajo 2 3978-3981 13,1-14,8 7,8-7,8 0-456 69,4-116 8,5-11 0-0,3
Acay sur 3 4742-4753 4,5-8,9 6,9-7,7 42-66 0-3,6 7,9-7,9 0,1
Acay norte 3 4668-4731 6,8-17,3 6,9-7,1 31-550 0-12,1 5,3-9,3 0,0-0,1
Laguna Blanca 5 3283-3314 18,1-26,5 5,9-6,7 0 9,5-378 5,9-6,7 0-0,1
Río Río 6 3643-3646 14,5-25,5 7,5-9,9 0-1,51 2-31,6 6,4-18,9 0,1-1,0
Aguas Calientes 2 3815-3816 22,6-24,4 8,2-8,8 0 17,0-29,3 6,5-7,2 0,4
Pastos Ventura 7 3828-3908 10,6-21,3 2,9-9,4 0 0,9-460 5,9-11,5 0-0,3
Corral Blanco 6 3279-3310 11,3-21,2 7,5-8,1 0 0-1,9 6,3-7,6 0,2-0,3
Alto El Peñón 2 4116-4117 16,8-18,9 7,2-7,4 0 0-4,7 6,4-7,4 0,2
Laguna del Medio norte 3 4243-4248 10,7-17,2 6,7-8,1 0 0 6,9-7,9 0,1-0,2
Laguna del Medio sur 2 4229-4230 14,0-18,1 7,5-7,8 0 0 4,8-6,7 0-0,29
palmente a la alta turbulencia de los ríos, lle- dier (1989). La conductividad promedio fue
gando incluso a niveles de saturación. Todas de 690 μS/cm, con un rango de variación
las vegas muestreadas presentaron valores entre 0 y 1380 μS/cm. Los valores más bajos
superiores a 5 mg/l, un valor considerado fueron registrados en la vega Pasto Ventura
apto para asegurar el funcionamiento de las (Catamarca) y el mayor valor en Catua Arri-
comunidades acuáticas (Chapman, 1996), ba (Salta).
aunque los requerimientos varían entre espe- En las distintas vegas estudiadas se regis-
cies. Por ejemplo, muchas especies de crus- traron bajos valores de sólidos totales disuel-
táceos pueden vivir con concentraciones de tos y turbidez, lo cual indica poca erosión
oxígeno disuelto entre 0,1 y 2,0 mg/l y una fluvial y arrastre de partículas de suelo. Di-
gran variedad de microorganismos (bacte- chos valores (menores de 500 mg/l) indican
rias, hongos y protozoarios) son anaerobios aguas limpias y libres de sólidos, aptas para
facultativos, mientras que los plecópteros y la vida acuática.
algunos efemerópteros son los más sensi-
bles a la disminución de oxígeno disuelto. COMPOSICIÓN DE LA COMUNIDAD
La concentración de las sales disueltas en el
agua (salinidad) depende en gran medida de La comunidad de invertebrados acuáticos
la litología de las rocas por donde discurre encontrados en los humedales de la Puna
(González Achem et al., 2015) y puede ser se caracteriza por presentar un predominio
medida de manera indirecta a través de la de estadios inmaduros de insectos acuáticos,
conductividad eléctrica. En las vegas estudia- que incluyen seis órdenes con 21 familias
das, se registraron valores de conductividad presentes en la mayoría de las vegas estu-
correspondientes a aguas no salinas y con diadas (Figura 1). También se han registrado
salinidad media según la clasificación de Ro- taxones no Insecta como Annelida, Crusta-
234 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 2 (cont.).
cea, Mollusca, Collembola y Acari (Tabla 2) baja mineralización ya que son afectados por
que en algunas vegas de Catamarca (e.g., La- la salinidad del agua, la altitud y la hetero-
guna Blanca, Pasto Ventura) llegan a consti- geneidad del hábitat (Jacobsen et al., 1997;
tuir una parte importante de la comunidad. Jacobsen, 2004). Este último aspecto surge a
En general estos invertebrados están partir de las características propias de estos
adaptados a ambientes de aguas corrientes o humedales que se caracterizan por presentar
reófilos de aguas frías (estenotermos fríos) y un microrelieve ondulado con una red intrin-
cada de canales o cursos de agua corriente, En este sistema complejo, los inverte-
asociado a la dominancia de especies herbá- brados acuáticos se encuentran asociados a
ceas en “cojines”compactos (Izquierdo et al., ciertos sectores o hábitats específicos; por
este volumen). ejemplo, los relacionados con el sustrato del
Estos ambientes están asociados a ver- fondo o lecho (comunidad bentónica), los
tientes superficiales o subsuperficiales que que están presentes en la columna de agua
generan cursos de agua corriente perma- (planctónicos y nadadores o necton) y los
nente, con relativamente alta concentración que se encuentran asociados a la vegetación
de oxígeno y baja salinidad. Estas caracte- sumergida, marginal o emergente. En gene-
rísticas permiten la existencia de un hábitat ral la comunidad mejor representada es la
complejo donde pueden encontrarse aguas relacionada al sustrato del fondo o comuni-
quietas o lénticas (charcas, lagunas, pozo- dad bentónica. Le siguen en importancia los
nes) y ambientes de aguas corrrientes o ló- odonatos, hemípteros y algunos coleópteros,
ticas (arroyos y ríos). Esta diversidad de há- que habitualmente se encuentran en charcos,
bitats es un factor clave ya que posibilita una pozones y pequeñas lagunas.
alta disponibilidad de alimentos y refugio a Los insectos acuáticos son claramente do-
los distintos integrantes de las comunidades minantes en la composición de la comunidad
biológicas. Consistentemente, nuestros resul- de invertebrados de las distintas vegas (Figu-
tados reflejan mayor riqueza taxonómica en ra 3). Los órdenes Diptera, Coleoptera y Tri-
las vegas que presentan mayor heteroge- choptera son los mejores representados con
neidad de hábitats (Figura 2) como Aguas 12, 6 y 5 familias respectivamente (Tabla 3),
Calientes (Salta), Río Río y Corral Blanco siendo las familias Chironomidae, Simuliidae,
(Catamarca). Elmidae y Limnephilidae las más abundan-
tes. Si bien Hemiptera estuvo representada o menos ocasional en hábitats muy limita-
solamente por la familia Corixidae registró dos y localizados. Las familias Chironomidae
una alta frecuencia, al igual que la familia (Diptera) y Elmidae (Coleoptera) fueron las
Baetidae (Ephemeroptera). Dentro de los más frecuentes registrándose en 16 y 15 ve-
órdenes Coleoptera y Trichoptera, cada uno gas respectivamente, mientras que Andesiops
representado con cinco familias, solamente (Baetidae) fue el género más abundante entre
una, Elmidae en el primero y Limnephilidae los insectos con 1393 individuos.
en el segundo, fueron frecuentes mientras Entre los taxones no Insecta, Amphipoda
que las restantes tienen una presencia más e Hirudinea fueron los más frecuentes (Fi-
Tabla 3. Riqueza de familias de los distintos órdenes en cada una de las ecorregiones pre-
sentes en el Noroeste Argentino. Los datos de: Yungas, tomados de Von Ellenrieder (2007)
y Molineri et al. (2009); Monte: Grosso et al. (1999), Tripole et al. (2008) y Scheibler et al.
(2014); Prepuna: Peralta y Romero (2011); y Puna: Rodríguez Garay y Paggi (2015) y este
trabajo. No Insecta incluye: Collembola, Nematoda, Annelida, Mollusca, Crustacea, Acari y
Oligochaeta; n/r indica taxón no registrado.
gura 4). Los Amphipoda son un orden de 2008; Peralta y Romero, 2011; Scheibler et
pequeños crustáceos mientras que los Hiru- al., 2014; Rodríguez Garay y Paggi, 2015).
dinea se encuentran dentro de los anélidos y En general se observa que las comunidades
son comúnmente conocidos como sanguijue- de invertebrados bentónicos tienen menor
las. El género Hyalella sp. (Hyalellidae, Am- riqueza de familias en la Puna. La mayoría
phipoda) fue el más abundante y frecuente, de los órdenes de Insecta presentan mayor
con 2260 individuos registrados en 19 de diversidad de familias en la ecorregión de las
las 21 vegas muestreadas, mientras que la Yungas, y otros taxones desaparecen con la
familia Glossiphonidae (Hirudinea) fue re- altitud como Lepidoptera y Megaloptera. So-
gistrada en 17 vegas. lamente Plecoptera y Diptera no manifiesta-
ron esta tendencia; en el primero aparece la
DIFERENCIAS Y SIMILITUDES CON familia Gripopterigydae que es característica
OTRAS ECORREGIONES de zonas de mayor altitud (Gibon y Molina,
El conocimiento taxonómico de la fau- 2013); mientras que en Diptera, aunque se
na de invertebrados acuáticos de la Puna es encontró el mismo número de familias, hay
escaso. Para realizar una comparación con un cambio en la dominancia a nivel genéri-
otras ecorregiones realizamos un análisis co y de algunas subfamilias. Por ejemplo en
restringido hasta el nivel de familias. En la la Puna son más frecuentes las especies que
Tabla 3 se presenta una comparación entre sólo pueden soportar una variación pequeña
la riqueza de familias de invertebrados regis- de la temperatura del agua (estenotermas
trados para la Puna con registros realizados frías), tal es el caso de las subfamilias de
en otras ecorregiones del noroeste argen- Chironomidae: Orthocladiinae, Podominae y
tino (Grosso et al., 1999; Von Ellenrieder, Diamesinae (Jacobsen et al., 1997; Scheibler
2007; Molineri et al., 2009; Tripole et al., et al., 2008).
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 239
Tabla 4. Rasgos biológicos con sus respectivas modalidades definidos para macroinvertebra-
dos de vegas de Puna.
Rasgo Modalidad
Tamaño máximo del cuerpo (mm) <5
5-10
10-15
15-20
Forma del cuerpo > 20
Cilíndrica
Aplanada
Flexibilidad del cuerpo (grados) Ninguna (< 10)
Baja (10-45)
Alta ( > 45)
Dureza del exoesqueleto Baja
Moderada (esclerosado o con estuche de seda)
Alta
Hábitos alimentarios Colector-recolector
Colector-filtrador
Triturador
Raspador
Depredador
Suctor
Respiración Tegumento
Branquias
Plastrón
Espiráculo
Locomoción Nadador en superficie
Caminador
Excavador
Adheridos al sustrato
Adaptaciones para enfrentar la corriente Ventosas
Glándulas de la seda
Estuche mineral
Uñas tarsales o anales
Sin adaptaciones
Figura 5. Modelo de “Habitat Templet” definido para las vegas de Puna. Los cuatro tipos
funcionales quedan definidos por una combinación de filtros relacionados con un gradiente
altitudinal y un gradiente longitudinal (oeste-este).
y Goldberg, 2013). Los ambientes acuáticos filtrar los rayos UV nocivos y aumentar el
se ven influidos por estas condiciones que metabolismo, adaptaciones comportamen-
se suman a las del propio medio (e.g., alta tales tales como la migración vertical dentro
salinidad o acidez) que se generan como del suelo, la permanencia bajo la capa de
consecuencia de las características geológi- nieve donde pueden mantenerse activos y la
cas de la región o de actividades humanas exposición del cuerpo al sol durante la época
como agricultura, ganadería, urbanización o fría para aumentar la temperatura (Ferreyra
minería. El comportamiento y fisiología de et al., 2005). Estas mismas estrategias, o al-
los artrópodos y macroinvertebrados acuá- guna de ellas, podrían desarrollarse en los
ticos son muy variables y las generalizacio- grupos acuáticos, aunque prácticamente no
nes difíciles de realizar. Para los artrópodos hay estudios al respecto. Existen en cambio
terrestres en ambientes altoandinos, como algunos estudios sobre la comunidad de
algunas especies de langostas, escarabajos macroinvertebrados acuáticos en zonas de
o mariposas, se observó una prolongación la Puna en Catamarca (Grosso et al., 1999)
del periodo larval a más de un año, la con- o Jujuy (Murray y Goldberg, 2013) donde
centración de la actividad reproductiva en las condiciones del pH son extremas (pH
la corta estación de crecimiento y una dis- > 3). En ambos casos los dípteros de la fa-
minución o eliminación de la longitud del milia Chironomidae, fueron los organismos
estado adulto (Ferreyra et al., 2005). Tam- dominantes; ciertos escarabajos de la fami-
bién se observan adaptaciones morfológicas lia Dytiscidae y algunas chinches de agua
como la disminución del tamaño corporal y del orden Hemiptera, resultaron también
la presencia de melanismo que les permiten ser muy tolerantes a condiciones de alta
242 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
acidez. En estos ambientes, suelen encon- González Achem A. L., Rolandi M. L., Fernán-
trarse oligoquetos ya que al no estar en la dez H. R. 2015. Saline waters and mac-
roinver tebrates in subtropical Andean
columna de agua, sino en los sedimentos que streams. Ecología Austral, 25: 26-36.
actúan como buffer, resultan más tolerantes González Achem A. L., Seeligmann C., Al-
a la acidificación (Tripole et al., 2008). Si derete M. 2014. Variaciones espacio-
consideramos las condiciones particulares de temporales de la flora diatomológica en
Laguna de Los Pozuelos (Jujuy, Argen-
la Puna, sin los extremos de acidez, salini-
tina). Boletín de la Sociedad Argentina
dad o temperaturas que se pueden dar por de Botánica, 49: 177-193.
condiciones muy específicas (e.g., actividad Grosso L. E., Peralta M., Romero F. 1999.
geotermal, minera) se evidencian cambios en Inver tebrados acuáticos de los ríos
la comunidad de macroinvertebrados (Tabla Choya, Potrero, Quebrada Minas, Can-
dado, Blanco y Andalgalá. En: E. Lavilla
3) en comparación con otras ecorregiones. y J. González (eds), Biodiversidad de
Cambios tales como una disminución en la Agua Rica (Catamarca,Argentina). BHP
abundancia y riqueza de ciertos grupos y COPPER y Fundacion Miguel Lillo, Argen-
un reemplazo por otras especies quizás más tina, pp. 135-156.
tolerantes a las condiciones particulares del Hanson P., Springer M., Ramírez A. 2010.
Capítulo 1: Introducción a los grupos de
ambiente puneño. macroinver tebrados acuáticos. Revista
de Biología Tropical, 58: 3-37.
AGRADECIMIENTOS Jacobsen D. 2004. Contrasting patterns in
local and zonal richness of stream in-
Las autoras agradecen a Carlos Molineri, vertebrates along an Andean altitudinal
cuyos comentarios y observaciones contri- gradient. Freshwater Biology, 49: 1293-
buyeron a mejorar este manuscrito. A José 1305.
Jacobsen, D., Marín, R. 2007. Bolivian
Rodríguez por su invaluable contribución en
Altiplano streams with low richness
la realización de los muestreos. A CONICET of macroinver tebrates and large diel
(Consejo Nacional de Investigaciones Cien- fluctuations in temperature and dis-
tíficas y Técnicas) y FML (Fundación Miguel s o l v e d o x y g e n . A q u a t i c E c o l o g y, 4 2 :
Lillo) por el apoyo económico. Este estudio 643-656.
Izquierdo, A. E., Aragón R., Navarro C. J.,
fue financiado por los proyectos: PICT 1565, Casagranda, E. 2018. Humedales de la
PIP 0330, PIUNT cn-G516, y PICT 1910. Puna: principales proveedores de ser-
vicios ecosistémicos de la región. En:
L I T E R AT U R A C I TA D A H. R. Grau, M. J. Babot, A. Izquierdo
y A. Grau (eds.), La Puna: Naturaleza y
Allan J. D., Castillo M. M. 2007. Stream cultura. Serie Conservación de la Natu-
Ecology: Structure and Function of Run- raleza 24: 96-111.
ning Waters. Springer Science y Busi- Jacobsen, D., Rostgaard, S., Vasconez, J. J.
ness Media, 435 pp. 2003. Are macroinver tebrates in high
Chapman D. V. 1996. Water Quality Assess- altitude streams affected by oxygen de-
ments: a Guide to the Use of Biota, ficiency? Freshwater Biology, 48: 2025-
Sediments, and Water in Environmental 2032.
Monitoring. Second Edition. UNESCO, Jacobsen, D., Schultz, R., Encalada, A. 1997.
WHO and UNEP by Chapman y Hall, Structure and diversity of stream inver-
London, 609 pp. tebrate assemblages: the influence of
Ferreyra M. V., Grigera D., Úbeda C. 2005. temperature with altitude and latitude.
Conservación de los ecosistemas de alta Freshwater Biology, 38: 247-261.
montaña: la zona atoandina del Parque Junk, W. J., Wantzen, K. M. 2004. The flood
Nacional Nahuel Huapi (Argentina). Ana- pulse concept: new aspects, approach-
les Instituto Patagónico, 33: 41-58. es and applications-an update. Second
Gibon F. M., Molina C. 2013. Contribution to International Symposium on the Man-
the knowledge of the Andean stonefly ge- agement of Large Rivers for Fisheries.
nus Claudioperla illies, with description of Actas: 117-149. Food and Agriculture
new apterous and micropterous species Organization and Mekong River Commis-
(Plecoptera: Gripopterygidae).Neotropical sion, FAO Regional Office for Asia and
Entomology, 42 (2): 170-177. the Pacific.
C. Nieto et al.: Macroinvertebrados acuáticos de las vegas de la Puna argentina 243
Los artrópodos, en especial los grupos de Szumik et al., 2012) y punto de partida en
alta endemicidad (viven exclusivamente en la selección de áreas naturales protegidas.
una zona dada) son muy buenos casos para Sin embargo, el conocimiento de la fauna
caracterizar divisiones biogeográficas (ver de artrópodos en regiones de altura de la
Figura 1. A. Colletes sp.; B. Avispa cuco de la familia Chrysididae; C. Prionyx sp.; D-F. Abe-
jas del género Megachile; G. Mizynum sp.; H. Avispa arenera Zyzzyx chilensis sobre Aloysia
desertícola; I. Amophila sp. predando una larva del lepidóptero Agrotis; J. Agalla construida
con resinas y piedritas producida por abejas de género Anthidium; la estructura se encuentra
adherida a las ramas de Adesmia horrida; K. Capullo de abejas del género Megachile con-
struido con los pétalos de Adesmia horrida; L. Agalla producida por un microhimenóptero;
M. Larva de himenóptero dentro de la agalla producida en el tallo de Adesmia; N. Capullo de
abejas del género Megachile construido con hojas de Chuquiraga atacamensis. Fotografías
de A. Molina.
M. A. Molina, C. Szumik: Atrópodos de la Puna 245
Argentina ha sido anecdótico o muy espe- del género Amophila (Figura 1I) muy activas
cífico. en cualquier estación del año. Cabe destacar
En las regiones de la Puna y Altoandi- la gran diversidad de interacciones insecto
na, con sus condiciones climáticas extremas – planta que pueden encontrarse en la Puna,
asociadas, se conoce una notable cantidad como es el caso de las agallas producidas por
de endemismos, tanto en grupos como los microhimenópteros y varias especies de Me-
solífugos, copépodos y fásmidos que son bas- gachile sobre Adesmia horrida (Figura 1J-M),
tante raros en la naturaleza y se caracterizan Parastrephia lepidophilla, Parastrephia lucida,
por su baja movilidad, como en grupos con Parastrephia quadrangularis, Chuquiraga ata-
elevada variedad de formas como los ácaros, camensis (Figura 1N) y Fabiana punensis.
pseudoescorpiones, anfípodos, ortópteros,
coleópteros, lepidópteros e himenópteros. L I T E R AT U R A C I TA D A
Asi también hay artrópodos completamen-
Mauri E. A. 1998. Solifugae. En: J. J. Morro-
te ausentes en la región (e.g., embiópteros, ne y S. Coscarón (eds.), Biodiversidad
migalomorfas) y otros que están presentes de ar trópodos de Argentina. Ediciones
en cualquier ambiente terrestre simplemen- Sur, La Plata, pp. 560-560.
te por su marcada capacidad de dispersión Szumik C, Aagesen L., Casagranda D., Arza-
(e.g., abejorros, licosas). mendia V., Baldo D., Claps L. E., Cuezzo
F., Díaz Gómez J. M., Di Giacomo A.,
La época de mayor actividad para
Giraudo A., Goloboff P., Gramajo C., Ko-
los insectos y otros artrópodos es el vera- puchian C., Kretzschmar S., Lizarralde
no, cuando las lluvias y la abundancia de M., Molina A., Mollerach M., Navarro
flores generan condiciones ideales para la F., Nomdedeu S., Panizza A., Pereyra V.
actividad de estos organismos (Szumik et al., V., Sandoval M., Scrocchi G., Zuloaga F.
2016). Un ejemplo de la diversidad genética O. 2012. Detecting areas of endemism
with a taxonomically diverse data set:
y funcional de los artrópodos puneños son
plants, mammals, reptiles, amphibians,
los himenópteros (Figura 1), que incluyen birds and insects from Argentina. Cla-
especies muy comunes tales como Colletes distics 28: 317-329.
sp. (Figura 1A), las conocidas avispas «cuco» Szumik C., Molina A., Rajmil J., Aagesen L.,
Neochrysis sp. (Figura 1B) que parasitan a Correa C., Pereyra V. V., Scrocchi G.
otros himenópteros, Prionyx sp. (Figura 1C), 2016. El maravilloso mundo de los ani-
males y plantas de la Puna. Alfarcito,
las abejas del género Megachile (Figura 1D-
laguna de Guayatayoc, Jujuy, Argentina.
F) que se caracterizan por acumular el po- Serie Conservación de la Naturaleza 22.
len principalmente en el abdomen. Un caso Fundación Miguel Lillo, Tucumán, Argen-
particular es el de las avispas depredadoras tina.
246 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Abstract — “Microbial ecosystems of the Puna. The immense value of the diminute”.
In recent years, the study of Puna from the point of view of extremophile microorganisms
has become relevant, especially since the finding of stromatolite-type microbial ecosystems
in Socompa lagoon in 2009. This chapter presents a state of knowledge of microorganisms
that inhabit lakes and salt flats Puna and mechanisms that they have developed to survive
the harsh conditions including high UV radiation, salinity and high arsenic concentration,
together with mechanisms to disperse through plasmids this diversity of resistances. On the
other hand, we will review the main microbial ecosystems microbial type microbial mats and
endoevaporites reported in the Puna of Argentina, their classification, distribution and state
of knowledge about biodiversity and the ancestral molecular mechanisms to obtain energy and
protect themselves from the adverse conditions of the Puna.
Keywords: Environmental microbiology, extremophiles, Puna, UV radiation, Andean lakes,
arsenic, stromatolites.
de estos humedales están completamente et al., 2004; Dib et al., 2008; Ordoñez et al.,
aislados, experimentan amplios rangos de 2009, 2015, 2017; Flores et al., 2009; Gorriti
temperatura a diario (25 ºC), son de leve et al., 2014). De esta colección, se han se-
a hipersalinos, y están sujetos a baja dispo- leccionado 11 organismos por su capacidad
nibilidad de fosfato y a una alta intensidad de resistir condiciones extremas y se han
de radiación solar UV-B, metales(As, Cu, Li, secuenciado sus genomas completos. Acine-
etc.), alcalinidad y baja presión de O2. To- tobacter sp. Ver 3 (UV), Exiguobacterium sp.
das estas condiciones extremas recrean en la N39 (UV) y S17 (As), Halorubrum sp. A67
Puna lo que pudieron ser las condiciones de y A126 (As), Sphingomonas sp. S17 (com-
la sopa primitiva donde se desarrolló la vida puestos orgánicos), Stenotrophomonas sp.
durante el Arqueano (4.000 a 2.500 millones (antibióticos), Salinivibrios sp., S34, S35 y
de años atrás) o las posibles condiciones que S10B (producción de xantorodopsina), Nes-
se dieron en Marte hace millones años. En terenkonia sp. Act20 (desecación) (Ordoñez
un relevamiento que se lleva a cabo desde el et al., 2014, 2015, 2013; Dib et al., 2013 a,
año 2004, representantes de las comunida- b; Farias et al., 2013; Burgenes, 2014; Kurth
des microbianas que viven en tales ambien- et al., 2015; Gorriti et al., 2015).
tes acuáticos fueron estudiadas en nuestro Hasta ahora se pudo establecer que en
laboratorio (Laboratorio de Investigaciones estos ambientes las bacterias son muy resis-
Microbianas de Lagunas Andinas LIMLA tentes a antibióticos (ATB) en altas dosis, in-
www.limla.com.ar) demostrándose que estas cluso a ATB de segunda y tercera generación
comunidades toleran grandes fluctuaciones (Dib, 2008, 2009a, b), que la reparación de
de factores medioambientales, además de fotoproductos en el ADN mediada por fo-
constantes condiciones extremas (Fernan- toliasas es uno de los principales mecanis-
dez Zenoff et al., 2006; Zenoff et al., 2006; mos involucrados en la elevada resistencia
Dib et al., 2008, Ordoñez et al., 2009, 2015, a la radiación UV (Fernández Zennof et al.,
2017; Albarracín et al.2012, 2013, 2014, 2006; Albarracín et al., 2012, 2014, 2015;
2015, 2016a,b; Kurth et al. 2015). Albarracín et al., 2014; Kurthh et al., 2015),
que los fotorreceptores del tipo rodopsinas
ORGANISMOS EXTREMÓFILOS DE LA son un sistema muy distribuido para generar
PUNA: EL ARTE DE RESISTIR energía (Gorriti et al., 2014; Albarracín et
LO EXTREMO al., 2016; Rascovan et al., 2016) y que el As,
Sobrevivir a las condiciones extremas cuando no es utilizado como para generación
requiere una serie de estrategias. En los úl- de energía, (Rascovan et al., 2016; Ordoñez
timos años se ha realizado el aislamiento et al., 2017), es resistido principalmente por
de numerosos microorganismos de la Puna un sistema poco reconocido que está deter-
a partir del agua (bacterioplancton), sedi- minado por los genes ACR3 (Ordoñez et al.,
mentos, suelos, microbialitos, tapetes, sal- 2015). Por otro lado, se pudo establecer la
mueras y hasta fumarolas de volcanes, ge- presencia de megaplásmidos nuevos que son
nerando una colección de 585 especímenes capaces de dispersar los genes de resistencia
identificados por marcador molecular ADNr descriptos anteriormente en la comunidad
16 S distribuidos entre bacterias, arqueas, (Dib et al., 2009, 2013a, b, 2015). A con-
cianobacterias y hongos (Albarracín et al., tinuación realizaremos un breve repaso de
2016). Toda esta biodiversidad fue recono- los fueron los trabajos más destacados que
cida como la 1ra colección de cultivos de llevaron a estas conclusiones.
microorganismos extremófilos en el SNDB.
El criterio de selección fue a la capacidad Luz y radiación uv :
de resistir condiciones extremas como radia- El ying y el yang
ción ultravioleta (UV), resistencia a arsénico Si un organismo vive en la Puna sobre
(As), salinidad, desecación, y otros (Zenoff los 3.600 msnm, tiene dos opciones, o se
248 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
«esconde» de la radiación solar o genera me- luz para activarse. Una de las más resisten-
canismos para defenderse. El problema es tes resultó ser Acinetobacter. Estos trabajos
que la materia orgánica disponible en este continuaron con el estudio de la fotoliasa
desierto de altura es muy escasa o casi nula, (Ver3Phr) de Acinetobacter sp. Ver3, pues-
siendo la luz la principal fuente de energía; to que esta cepa demostró alta resistencia a
por lo tanto, la vida microscópica depende UV y eficiente capacidad de fotorreparación
de la luz ya sea través de la fotosíntesis oxi- (Albarracín et al., 2012, 2016; Kurth et al.,
génica (en cianobacterias y diatomeas) o 2016). De acuerdo a estudios filogenéticos,
anoxigénica (alpha y gamma proteobacterias de comparación de secuencia con la fotolia-
entre otras) o como de los sistemas de gene- sa CPD-Clase I de Escherichia coli (EcPhr)
ración de ATP por gradiente de membrana y de modelado por homología estructural,
a través de las rodopsinas (arqueas, bac- se confirmó que Ver3Phr correspondería a
teroidetes y proteobacterias). Por lo tanto, una PL CPD-Clase I. La capacidad de fotorre-
hay que resistir la radiación UV para poder paración de la fotoliasa fue confirmada por
obtener energía del sol. Eso fue lo que se experimentos de complementación cuando
encontró cuando se realizaron experimentos el gen codificante de Ver3Phr fue clonado
de exposición a UV natural a 4.600 msnm en en vectores pQE60 e incorporado por trans-
laguna Vilama (Farias et al., 2009). Los me- formación a una cepa E. coli (KY1225) con
canismos de resistencia a UV en procariotas mutaciones deletéreas para los genes RecA
en la Puna que se han encontrado incluyen: y EcPhr, y por lo tanto deficiente en fotorre-
i) la generación de pigmentos y compues- paración del daño a ADN y en reparación
tos fenólicos que aumentan su producción de daño en la oscuridad. De esta forma, se
en presencia de UV (Flores et al., 2009); ii) determinó la exitosa expresión de Ver3Phr in
fototrofía negativa, como lo que vimos en vivo la cual fue comparable con la actividad
las cianobacterias de los estromatolitos de de EcPhr clonada en la misma cepa mutante
Socompa que en los momentos de mayor (Albarracín et al., 2014, 2016) . La secuen-
exposición a UV migran para protegerse de- cia de la cepa Ver 3 permitió compararlo
bajo de los Deinococcus (Farias et al., 2013; con otros genomas no extremófilos de este
Toneatti et al., 2017) (Figura10); iii) la pre- género encontrándose que Ver 3 tenía una
sencia de sistemas antioxidantes (DiCapua serie de genes no reportados para este gé-
et al., 2011; Ordoñez et al., 2015); iv) el nero tal como nuevos criptocromos. El perfil
uso de una enzima (fotoliasa) que repara los proteómico de Ver 3r expuesta demostró una
dímeros de pirimidina (CPDs) generados por regulación positiva de catalasas citoplasmá-
radiación UV en presencia de luz (Fernández ticas y proteínas asociadas a la síntesis de
et al., 2006; Albarracín et al., 2014, 2016). aminoácidos y proteínas. De forma contraria,
Los primeros indicios de que esta enzima era las vías de generación de energía como la
importante en la reparación de daño al ADN glicólisis, la betaoxidación de ácidos grasos
generado por UV fueron reportados por Fer- y las cadena respiratoria disminuyeron su
nández Zenoff (2006) donde se compara la expresión (Kurth et al., 2015).
resistencia a UV y la capacidad de reparar Obtener energía a partir de la luz en los
la acumulación de CPD´s en bacterias de la ecosistemas altoandinos es complicado; si
misma especie aisladas de nuestras lagunas bien la luz es fuente de energía, la RUV afec-
comparadas con bacterias de colección aisla- ta los fotosistemas. En base a los resultados
da de ambientes no «extremos» (Fernández obtenidos de metagenomas (Fernandez et
Zenoff et al., 2006). Se demostró que, a pe- al., 2015; Kurth et al., 2015; Rascova et al.,
sar de ser de la misma especie, la bacteria 2015) y estudios geoquímicos en ecosistemas
aislada de lagunas andinas era más resisten- microbianos andinos asociados a minerales
te y reparaban más eficientemente el daño (EMAM, ver más adelante), se vislumbra que
al ADN generado por UV. Este mecanismo de las condiciones extremas de la Puna afec-
reparación usaba, a su vez, la energía de la tarían el sistema de fotosíntesis oxigénica
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 249
llevado a cabo por cianobaterias en comu- 2013, 2015; Gutiérrez-Preciado et al., 2017).
nidades microbianas asociadas a minerales En este sentido los fenotipos de Exiguobac-
(yeso, halita, carbonatos). Por lo tanto, sis- terium sp. N39 aislado de laguna Negra (5
temas alternativos de obtención de energía mg L As) comparado con Exiguobacterium sp
serían relevantes. Entre estos, se destacarían S17 (35 mg.L As) difieren en que el segundo
los sistemas de producción de energía bacte- es más resistente a As que el primero (Bel-
rio-halo-xanto-rodopsinas producidos por los fiore et al., 2013). La comparacion de sus
grupos filogenéticos predominantes en estos genomas demostró que S17 presenta genes
ecosistemas (bacteroidetes y haloarqueas). para Acr3 que codifica para una proteína de
Es así que en base a la secuenciación de tres bomba de eflujo asociada a la membrana, la
genomas de Salinivibrio aislados de Socom- cual estaría asociada a la mayor resistencia
pa se determinaron los sistemas de xanto- de S17 a As (Ordoñez et al., 2015). Se sabe
rodopsinas nunca reportados hasta ahora que el gen arsB es una proteína de membra-
en ese grupo filogenetico. Por otro lado, se na que bombea arsenito fuera de la célula
demostró que los genes que codifican para y a menudo se asocia con una subunidad
halorodopsina son abundantes en el meta- ATPasa (Achour et al., 2007; Páez-Espino et
genoma de Diamante y que los Halorubrum al., 2009; Poirel et al., 2013), mientras que
aislados de laguna Diamante y ojos del sa- el gen Acr3 contribuye a la desintoxicación
lar de Antofalla, usarían este sistema para celular contra arsenito (AsIII) específica-
crecer más en presencia de luz (Gorriti et mente, una de las especies de arsénico más
al., 2014; Albarracín, 2015; Rascovan et al., tóxicas. Este gen tambien fue reportado en
2016; Kurth, 2017). los genomas de cepas resistentes a As aisla-
das de esta laguna (Acinetobacter sp. Ver3,
El arsénico , Exiguobacterium sp.N39, Salinivibrios sp.,
un veneno no tan venenoso S34, S35 y S10B, Nesterenkonia sp. Act20
Otra de las resistencias ampliamente y. Halorubrum sp.) poniendo en evidencia
distribuidas en las lagunas andinas es la re- la alta distribución de sistema de resistencia
sistencias a arsénico (As), un elemento que a As en los ecosistemas microbianos de la
se encuentra en los sistemas naturales en Puna. El análisis de los metagenomas apoyan
una gran variedad de formas químicas, in- estos resultados. (Kurth et al., 2017; Saona
cluyendo formas inorgánicas como arsenito et al., 2017). Como se verá más adelante en
[As(III)] y arseniato [As(V)], y formas orgá- comunidades complejas de microbialitos, el
nicas metiladas. Porque no solo de resistir se As jugaría un rol importante en la obtención
trata, como se verá más adelante en los estu- de energía (Rascovan et al., 2016).
dios de metagenomas y genomas de aislados
de laguna Diamante y estudios en el salar de Los plásmidos y la dispersión
Atacama, la oxidación de As para obtener de otras resistencias
energía sería un mecanismo ampliamente A medida que el estudio de las resisten-
distribuido en los EMAM andinos. Micro- cias a UV y As avanzaban, se fueron encon-
organismos con alta tolerancia a As, fueron trando indicios de que había una relación
aislados de estos ambientes, entre las más entre la capacidad de resistir a UV, crecer
destacados podemos nombrar cepas pertene- en arsénico y ser resistente a antibióticos
cientes a los géneros y/o especies: Acineto- (Dib, 2008). Sin bien en un primer momen-
bacter johnsonii (A2), Rhodococcus erithropo- to se realizaron sólo experimentos fisiológi-
lis (V2), Micrococcus sp. (V7), Staphylococcus cos de resistencia, la secuenciación de los
saprophyticus (A3), Brachybacterium sp. (V5) genomas y megaplásmidos lineares avaló
(Dib et al., 2008), Sphingomonas sp. S17 (Fa- esta hipótesis ya que se demostró que los
rias et al., 2011), Acinetobacter sp. Ver3, Exi- mismos (pLMA1, pLMA7, pLMV7, pLMH5,
guobacterium sp. N39 y S17 (Ordoñez et al., pJD12 de cepas de Micrococcus y pAP13 de
250 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tipo de
Humedal Volcán o Posición Altitud Max. cond. pH T0 O2 Arsénico ecosistema Mineralogía Referencias
salar asociado global mS/cm (%) microbiano
CATAMARCA
L. Diamante V. Galán 26° 0’49.75”S 4595 217.3 11 14 1.02 117 Mi, BF Aragonita Rascovan
67°2’10.08”O Gaylussita et al., 2016
L. Carachipampa V. Carachipampa 26°27’2.29”S 3061 87,31 6.27 17 2.99 ND LM, Oc Aragonita Informe Linea de Base
67°30’39.38”W Morena del Valle Minerals
Las Quinoas Salar de 25°36’49.41”S 3338 256.1 8.5 18 5.18 18 TM, OC Aragonita Farias et al., 20
Antofalla Sur
L. Negra S Laguna Verde 27º40’S 4101 103.8 7.5 15 1.32 3 MM, OC Aragonita Farias et al., 2018
68º 23’W
SALTA
Socompa L. Socompa 24º28’S 3650 165 8.6 20 6.92 18 MM MI Aragonita Farias et al., 2013
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto
Tolar Grande Salar Tolar 24°37’23.51”S 3515 201.7 6.5 14 2.87 0.59 EM Gypsum Halite Farias et al., 2011
Grande 67°22’14.35”W
JUJUY
Figura 1. Lagunas altoandinas. A, Ojo rojo en salar de Antofalla, Catamarca (3.900 msnm);
B, Tebenquiche, salar de Atacama (2.000 msnm); C, ojos de mar de Tolar Grande (3.600
msnm); D, laguna Diamante en el cráter del volcán Galán, Catamarca (4.650 msnm); E, laguna
Negra en el salar de Laguna Verde, Catamarca (4.500 msnm); F, laguna La Brava, salar de
Atacama (2.000 msnm); G, laguna Socompa, Salta (3.600 msnm).
Figura 2. Cor te transversal de diferentes tipos de EMAM donde se pueden obser var los
diferentes estratos de crecimiento. A, Corte transversal de evaporita de yeso de Llamara
habitada por extremófilos; B, Tapete microbiano de Tebenquiche; C, Microbialito tipo trombolito
de laguna Brava; D, Oncolito de Tres Quebradas.
nismos que hacen fotosíntesis sin O2 princi- trimonial sino que también son vitales para
palmente usando azufre, están acompañas mantener el equilibrio en los ecosistemas.
de otros microbios que reciclan el azufre. 1) Producen O2: son sumideros de CO2
Tienen unos pigmentos muy característicos y productores de O2 en una zona donde la
(bacterioclorofilas) que le dan ese color púr- vegetación es escasa los ecosistemas micro-
pura. Abajo podemos encontrar a veces un bianos son, muchas veces, los principales, si
estrato negro corresponde a microorganis- no los únicos, productores de oxígeno.
mos que viven sin O2 y precipitan minerales 2) Mantienen la humedad de suelo: tie-
de hierro y azufre. Estos estratos pueden nen la capacidad de retener la humedad y
continuar hasta varios metros de profundi- por ende la diversidad microbiológica duran-
dad sobre todo en los tapetes microbianos. te la época seca (verano) permitiendo que el
En medio de estos estratos veremos peque- sistema se recupere en la época humedad.
ñas precipitaciones de diferentes colores 3) Evitan la salinización de zonas agríco-
(blancas, negras o grises) que pueden ser los las: al mantener el suelo húmedo evitan que
minerales que precipitan los microbios como el viento arrastre la sal de los salares y la
el carbonato de calcio, o minerales como el deposite en zonas aptas para agricultura.
yeso y la halita que se forman por evapora- 4) Son la base de la cadena alimenticia:
ción o bien partículas que quedan atrapadas en un ambiente extremo donde la vegetación
en el tapete. Estas precipitaciones se van en- es escasa, los sistemas microbianos albergan
dureciendo y dando consistencia al tapete el desarrollo de invertebrados que son la
y pueden ayudarlo a transformarse en una base del alimento de vertebrados, principal-
«roca viva» tipo microbialito (Figura 3). mente pájaros
Por otro lado, los ecosistemas microbia-
Ecosistemas microbianos nos pueden ser de gran importancia en el
y medio ambiente desarrollo económico de las zona ya que,
La importancia de estos ecosistemas no se por su relevancia científica y su particular
reduce solamente al interés científico o pa- belleza, dan un valor agregado al paisaje au-
Figura 3. Estratos de colores. Arriba una capa clara que puede ser rosada amarilla o blanca
donde dominan los microorganismos mas resistentes a la radiación solar. Abajo y de color
verde se encuentran los microorganismos que hacen fotosíntesis con O 2 (cianobacterias); tienen
un compuesto que se llama clorofila que es parecido al de las plantas y por eso tiene color
verde. Abajo en color púrpura se observan los microorganismos que hacen fotosíntesis sin O 2
principalmente usando azufre; están acompañadas de otros microbios que reciclan el azufre.
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 255
mentando el interés turístico de los salares y ron microbialitos, tapetes, biofilms y endo-
humedales del altiplano. evaporitas, todos ellos asociados a humedales
y salares donde existen grandes reservas de
Los emam en la puna : una ventana minerales estratégicos como el litio, cobre,
a la vida en la tierra primitiva potasio, etc. En el análisis integral de los da-
Los estudios de caracterización de los tos obtenidos hasta ahora, se encontraron una
EMAM en la Puna demostraron que los mi- serie de características únicas y comunes en
croorganismos no solo tienen genes que les los ambientes analizados destacando, entre
confieren resistencia a condiciones extremas otras, las siguientes: i) una predominancia
y que comparten esos genes a través de ele- de haloarqueas con respecto a bacterias en
mentos móviles, si no que también se asocian sistemas endoevaporíticos asociados a yeso
para sobrevivir formando una estructura or- y halita; ii) baja proporción de mecanismos
gánica e inorgánica que toma diferente for- de fijación de carbono por fotosíntesis oxi-
mas, desde simples biofilms hasta complejos génica (cianobacterias) y una predominancia
estromatolitos. Estas estructuras forman un de Gamma y Delta proteobacterias, con bac-
ecosistema en sí mismos, ecosistemas micro- terias que realizan fotosíntesis anoxigénica
bianos asociados a minerales, en donde hay y sus respectivos pigmentos (Bcl-a.b,c,d,e)
una perfecta distribución de los nichos ecoló- (Farías et al., 2013, 2014, 2017; Rasuk et al.
gicos de acuerdo a las disponibilidad de luz y 2014, 2015; Toneatti et al., 2017 ); iii) gran
O2, a la capacidad de resistir y a hasta de uti- diversidad y abundancia, a nivel de genomas
lizar metales como el As, la capacidad de re- y metagenomas, de rodopsinas (bacterio,
sistir a la UV, etc. A partir del descubrimiento halo y xanto-rodopsinas) para transducción
en Socompa se inició un relevamientos en el de energía lumínica generando potencial de
altiplano de Argentina, Chile y Bolivia, dando membrana (Gorriti et al., 2014; Albarracín et
lugar al reporte de otros EMAM que incluye- al., 2015; Kurth et al., 2015, 2017; Rascovan
Figura 4. Detalle de los distintos EMAN reportados en las laguna Diamante, Socompa y Tolar
Grande (tomado de Ahumada y Farias, 2015).
256 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 5. Microbialitos de laguna Diamante. A, detalle de biofilm rojo donde se detectó 93%
de arqueas; B, Microfotografía del biofilm (tomado de Rascovan et al., 2015).
familia de las DMSO reductasas respaldan trotrancripción que los genes necesarios para
la identidad de las secuencias encontradas respirar arsénico se expresan en presencia
que agrupan dentro de las arrA. A diferencia del mismo, confirmando que los resultados
de los genes de arsenito oxidasas, la topolo- que arrojaban los metagenomas (Ordoñez et
gía del árbol filogenético construido a partir al., 2018).
de las secuencias de arrA mostró que estas
enzimas se encuentran alternadas entre las L aguna socompa y sus estromatolitos
secuencias de otros linajes de bacterias y, donde predomina la fotosíntesis sin O2
por lo tanto, podrían haber sido adquiridas y los deinococcus son un filtro
por transferencia horizontal en eventos re- a la ruv
lativamente recientes. Estas enzimas no se La laguna Socompa está situada en la re-
encontraron en los genomas de Halorubrum gión de la Puna del altiplano andino, en la
secuenciados hasta ahora, pero si se encon- base del todavía activo volcán Socompa, en
tró en el genoma del Halorubrum aislado una cuenca rodeada por afloramientos fósi-
de Diamante reportándose nuevamente por les de diatomitas. En la laguna de Socompa
primera vez la presencia de la respiración de hemos reportado la formación de tapetes
As en haloarqueas. De esta forma las haloar- microbianos formando estromatolitos (Fa-
queas dejarían de ser heterótrofas para pasar rías et al., 2011, 2013, Kurth, 2017; Toneat-
a ser quimiolitotrofas. ti 2017). Los estromatolitos de Socompa se
Halorubrum fue aislado de estas biopelí- encuentran a lo largo de la costa sur de la
culas y se comprobó mediante técnicas de re- laguna, en una área donde existe el aporte
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 259
de una fuente hidrotermal junto a numero- Esta distribución de las condiciones físico
sas filtraciones de aguas termales (26 °C) químicas se vio reflejada en la distribución
provenientes del sistema volcánico andino de pigmentos y de diversidad. Es así que clo-
moderno (Figura 7). El sitio está expuesto rofila a (Chla) y la ficocianina, pigmentos es-
al aire desde diciembre a mayo y sumergido pecíficos de las cianobacterias alcanzaron un
bajo 0,5-1 m de agua por el resto del año. máximo en la capa verde oscura subsuperfi-
El análisis por microscopía óptica y elec- cial (intervalo de profundidad 0,3-1,2 mm),
trónica reveló que los filamentos de ciano- y una disminución aproximadamente expo-
bacterias dominan los 2 mm superiores de nencial a profundidades mayores a 1 mm..
los estromatolitos. El resto del estromatolito Por el contrario las bacterioclorofilas (BChl)
se encuentra integrado por frústulas de dia- a y c aparecieron en una capa diferente a
tomeas, cristales de carbonato de calcio en profundidades de 4 a 5 mm (Figura 8).
forma de aragonita colonizado por organis- Debido a la complejidad y alta diversi-
mos procariotas especialmente en las capas dad de microorganismos encontrados en la
más profundas. estructura laminada del estromatolito, se
Las mediciones con microsensores revela- decidió a proceder con un segundo análisis
ron fuertes pendientes escalares de irradian- de la biodiversidad basado en pirosecuen-
cia, O2, pH y H2S que crean microambientes ciación de 16S rRNA, en 6 capas sucesivas
donde la luz y el O2 es rápidamente ‘filtrado del estromatolito (Toneatti et al., 2017). Los
en los 2 mm superiores’ con intensos cambio resultados revelaron que en la primera capa,
día noche. Siendo el O2 en condiciones de que se encuentra por lo general en contacto
luz cinco veces mayor que en la atmósfera con el aire y expuesta a altas dosis de ra-
a 0,5 mm de profundidad penetrando hasta diación ultravioleta debido a la gran altura
los 2 mm. Se destacan las condiciones de de la laguna (3.570 msnm), los organismos
anoxigénia que se observan a partir de los 2 dominantes fueron del Phylum Deinococcus-
mm con una alta producción de H2S. Thermus (87%), reduciéndose su abundan-
cia drásticamente hacia adentro del estro- en la superficie está ligada a la protección
matolito. Los organismos de este phylum se del ecosistema de la radiacion UV (Farias,
caracterizan por su alta resistencia a la ra- 2013) (Figura 8). Un análisis funcional de
diación, a sustancias tóxicas, a altas y bajas metagenoma completo de Socompa indicó
temperaturas y se ha demostrado que son que la fijación de carbono podría ocurrir
incluso capaces de sobrevivir en el espacio no sólo por el ciclo de Calvin-Benson, sino
(Tian B, Hua 2010). Justo por debajo de la también a través de vías alternativas como
superficie de Deinococcus-Thermus, en la el ciclo TCA inversa, y la vía reductora de
capa 2, aparece una abundancia considera- acetil-CoA. Las deltaproteobacterias estuvie-
ble del phlyum Cyanobacteria (22,7 %), que ron involucradas tanto en la reducción de
se mantiene hasta la capa 5, en abundancias sulfato como en la fijación de nitrógeno. Se
decrecientes. Este grupo demostró ser des- encontraron diferencias significativas cuan-
plazado hacia capas inferiores en ausencia de do se comparó el metagenoma de estroma-
radiación UV demostrando que su presencia tolito de Socompa con el metagenoma de
M. E. Farias: Ecosistemas microbianos de la Puna. El inmenso valor de lo diminuto 261
los estromatolitos de Shark Bay (Australia), domos de evaporitas de yeso habitados por
principalmente en procesos relacionados endoevaporitas (que llamamos bioevapori-
con el estrés, particularmente resistencia al tas) en Tebenquiche. Cabe recordar que la
arsénico. Un análisis en profundidad reveló diferencia entre ambos sistemas litificados
un metabolismo sorprendentemente diverso (microbialitos y evaporitas) es que, en los
que comprende todos los tipos conocidos de microbialitos, existe una inducciónde las
vías relacionadas a la resistencia y genera- comunidades microbiana en la precipitación
ción de energía a partir de As. Mientras que del mineral que generalmente es carbonato
el ars operón fue el principal mecanismo, de calcio (Dupraz, 2010), mientras que, en
una importante abundancia de genes arsM los domos de evaporitas habitados por endo-
se observó en phyla seleccionados (Kurth et evaporitas, la génesis es principalmente por
al., 2017). evaporación y precipitación química (Figura
9). La posible influencia de los microorganis-
Microbialitos y endoevaporitas en mos en la formación de los domos no está
desierto de atacama : donde la fijación bien establecida como en los microbialitos
de c se hace a la antigua y es tema de una amplia discusión (Babel
2014; Farias et al., 2014). Por esa razón el
El desierto de Atacama (Chile), es el más
haber encontrado ambientesque comparten
árido del planeta. Presenta una superficie
estas dos estructuras es de gran importan-
que ha sido afectada por la erosión natural
cia para poder comprender los mecanismos
a lo largo de millones de años (Hongn et al.,
involucrados en la génesis de estos sistemas
en este volumen). Las cuencas de drenaje
modernos y así poder extrapolarlos a regis-
endorreico, contienen salares en su interior
tros fósiles en todo en planeta. Con ese fin,
(Risacher et al., 2003), formando presencia
se están llevando a cabo estudios compara-
de lagos someros salinos e hipersalinos don-
tivosde diversidad, geoquímica y metageno-
de predomina la precipitación de minerales
mica de estos ecosistemas (tapetes microbia-
ricos en sulfatos, cloruros y boratos (López-
litos y domos de yeso) (Farias et al. 2014,
López et al., 2010). En estos ambientes ex-
2017; Rasuk et al. 2014, 2015; Fernández et
tremos fueron reportados por primera vez
al., 2016). Sistemas similares de domos de
por nuestro grupo una gran diversidad de
yeso se reportaron en las lagunas de Llamara
EMAM que incluyeron tapetes microbianos
en el salar de Llamara, Atacama. Donde se
de halita, aragonita o yeso, microbialitos de
reportaron evaporitas de yeso habitadas por
carbonato de calcio y domos de evaporitas
una compleja comunidad de microorganis-
de yeso formando endoevaporitas (Figura 9) mos que se distribuyen en forma similar a
(Contreras y Farias, 2013; Farias et al., 2014, los tapetes microbianos (Rasuk et al., 2014,
2017, Rasuk et al., 2014, 2015; Fernandez 2015).
et al., 2015).
Una biodiversidad sin ciclo de Calvin.— La
Tapetes microbianos microbialitos
diversidad de estos ecosistemas, determina-
y endoevaporitas de yeso en el salar
da por pirosecuenciación, demostró que en
de atacama Llamara existe una predominancia de bac-
Las lagunas La Brava y Tebenquiche se teroidetes que migran verticalmente en las
encuentran ubicadas en los extremos norte diferentes estaciones en (Rasuk, et al. 2014).
y sur del salar de Atacama, respectivamen- Mientras que en Tebenquiche se han encon-
te (Farias et al., 2014). En ambas lagunas trado una predominancia de arqueas (hasta
se observa un gradiente de salinidad que un 95% de Euryarchaeota) en los sistemas
comprende la formación de tapetes micro- donde predomina en yeso y la halita. En
bianos de carbonato de calcio, halita y yeso las zonas donde predomina la precipitación
y continúa con tapetes litificados formando microbialitos de carbonato de la calcio en
microbialitos de carbonato en La Brava y La Brava se observó una predominancia de
262 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 10. Distribución capa por capa de la diversidad en microbialitos de Atacama, Toda la
diversidad encontrada en todas las capas posee ciclos de fijación de C alternativos al ciclo
de Calvin (Tomado de Farias et al., 2017).
264 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
está limitada a los primeros 2 mm de los dencia que, lo que se ha estudiado en estos
estratos (Farías et al., 2013b; Toneatti et al., últimos años, es solo una aproximación ini-
2017); iii) en los metagenomas estudiados cial que revela un gran potencial cientifico
hasta el momento (Diamante, Llamara, Llui- y de aplicaciones biotecnológicas; por esa
llaillaco) no se han encontrado abundancia razón, sería importante incentivar el estu-
de genes de fotosíntesis oxigénica, pero sí los dio de estos ecosistemas microbianos no solo
correspondientes a la anoxigénica (Kurth et por interés académico si no también como
al., 2017), y/o sistemas de vías alternativas base de su preservación y aprovechamiento
para la fijación de carbono, por ejemplo, la de servicios ecosistémicos.
monóxido de carbono deshidrogenasa que
juega un papel fundamental en el ciclo del L I T E R AT U R A C I TA D A
carbono, permitiendo en forma bidireccio- Achour A. R., Bauda P., Billard P. 2007. Di-
nal, tanto hacer uso del CO como fuente de versity of arsenite transpor ter genes
energía como para utilizar CO2 como fuente from arsenic-resistant soil bacteria. Re-
de carbono. search in Microbiology, 158:128-137.
Esta vía alternativa para fijar carbono fue doi: 10.1016/j.resmic.2006.11.006
Albarracín V. H., Simon J., Pathak G., Valle
también reportada, en las fumarolas del vol- L., Douki T., Cadet J., Borsarelli C. D.,
cán activo más alto del mundo: el Lluillailla- Farias M. E., Gär tner W. 2014. First
co a 6.700 msnm (Lynch et al., 2012). characterization of a CPD-Class I pho-
tolyase from an UV-resistant extremo-
Otros EMAM Catamarca Jujuy y Chi- phile isolated from High-Altitude Andean
Lakes. Photochemical and Photobiological
le.— Además de los descriptos existen otros Sciences, doi: 10.1039/c3pp50399b
EMAM andinos, tal es el caso de los micro- Albarracín V, Kurth D, Belfiore C, Ordoñez O,
bialitos tipo trombolitos de la laguna Negra, Piacentini R, Farías ME. 2013. High-Al-
Catamarca (4.560 msnm) (Gómez et al., titude Andean Lakes. A Remote Reser-
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Bolivia. Los sistemas Tolar Grande en Salta Albarracín V. H., Pathak G.P., Douki T., Cadet
(3.600 msnm) donde hay piletones llamados J., Borsarelli C., Gärtner W., Farías M.
«ojos de mar» donde existen arrecifes habita- E. 2012. Extremophilic Acinetobacter
dos por comunidades extremófilas domina- Strains from High-Altitude Lakes in Ar-
gentinean Puna: Remarkable UV-B Resis-
das por arqueas y bacteroidetes. Los ecosis-
tance and Efficient DNA Damage Repair.
temas del salar de Antofalla en Catamarca Origins of Life and Evolution of the Bio-
(3.900 msnm) donde hay unos «ojos» entre sphere, 42: 201-221. doi: 10.1007/
los cuales se encuentra una laguna que tiene s11084-012-9276-3
un color rojo muy intenso dado por arqueas Albarracín V. H., Dib J. R., Ordoñez O. F.,
Farías M. E. 2011. A Harsh Life to In-
y Dunaliella. A continuación se presentan los
digenous Proteobacteria at the Andean
EMAM reportados hasta ahora (Tabla 1). Mountains: Microbial Diversity and Re-
sistance Mechanisms Towards Extreme
En este capítulo se ha presentado eviden- Conditions. En: M. L. Sezenna (ed.), Pro-
cia para mostrar el valor ambiental, patri- teobacteria: Phylogeny, Metabolic Diver-
sity and Ecological Effects. Book Series:
monial, cientifico y el potencial económico
Microbiology Research Advances. Nova
que tiene el componente microbiano en la Publishers, 1-29.
biología de la Puna. La puesta en valor, y A l b a r r a c í n V. H . , G ä r t n e r W. , F a r i a s M .
la incorporación de este componente en las E. 2016. Forged Under the Sun: Life
líneas de base, estudios de impacto ambien- and Art of Extremophiles from Andean
Lakes. Photochemistry and Photobioly,
tal y monitoreos de proyectos que se reali-
92:14-28
cen asociados a salares y o humedales de la Albarracín V. H., Kraiselburd I., Bamann C.,
Puna, es de gran importancia para lograr su Wood P. G., Bamberg E., Farias M. E.,
preservación integral. Por otro lado se evi- Gär tner W. 2016. Functional Green-
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268 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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C. Seeligmann y N. I. Maidana: Diatomeas en humedales de la Puna 269
III
Sistemas sociales en el tiempo
272 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 273
ä Abstract — “Prehispanic societies of the Argentine Puna: from the early settlement to
the beginnings of pastoralist and agricultural production”. The northwest of Argentina has
historically been one of the most intensely researched areas from the point of view of prehis-
panic archaeology, with scientific work in this topic since the late 19 th century. We currently
have a large corpus of information based on numerous studies developed especially in the last
decades, which allow us to affirm that the first human occupations go back almost 11,000
years. Although the Puna represents only a third of the total area of northwest Argentina,
until now it has been the ecoregion that concentrates almost all the prehispanic evidence
for the period 11,000-3,000 years ago. In this chapter we present an updated summary of
the most relevant aspects about the long sequence of human occupations occurring in the
Argentine Puna, which began in the late Pleistocene with groups that based their subsistence
on wild animal hunting and gathering of various types of plants. This cultural process will
be considered here until the time when hunter-gatherer societies began to experiment and
incorporate pastoralist and agricultural production practices ca. 4,000 years ago.
Keywords: Archaeology, projectile, hunter-gatherers, Pleistocene-Holocene transition, ca-
melids, extinct fauna.
generaciones que habitaron este particular rosas cadenas montañosas, con cotas altitu-
espacio geográfico de altura. dinales superiores a los 3.000 msnm (Hongh
Se presenta en este capítulo una síntesis et al., en este volumen). Un aspecto clave y
actualizada e integrada de los principales muy limitante para las ocupaciones humanas
tópicos que configuraron esta larga secuen- actuales y pasadas es la gran escasez general
cia de ocupaciones humanas desde fines del de recursos hídricos. Lagunas, ríos y vegas son
Pleistoceno. Restos zooarqueológicos, arque- poco frecuentes, generando un ambiente muy
obotánicos, artefactos líticos y enterratorios fragmentado y espacialmente heterogéneo en
entre otras líneas de evidencia, confirman cuanto a flora y fauna (Izquierdo et al., en
que los primeros grupos cazadores-recolec- este volumen). Si bien la productividad pri-
tores empezaron a habitar esta área hace maria es baja en toda la Puna, no se trata de
casi 11.000 años (Aschero y Podestá, 1986; un ambiente homogéneo y desde el punto de
Fernández Distel, 1986; Kulemeyer et al., vista ecológico-ambiental, la Puna argentina
1999; Hernández Llosas, 2000; Martínez et posee de norte a sur un marcado gradiente
al., 2010; Muscio y López, 2011; Angiorama decreciente de humedad, lo cual determina
y Del Bel, 2013; Martínez, 2014a). tres grandes zonas dentro su extensión. La
A partir de la década del 80 las investi- Puna norte o Puna seca, la Puna intermedia y
gaciones arqueológicas en la Puna argentina la Puna sur o Puna salada (Santoro y Núñez,
se intensificaron notablemente, abordando 1987). Cada una de estas subdivisiones de
además el estudio del entorno paleoambien- algún modo se correlaciona con particulari-
tal, de los distintos modos de subsistencia y dades en cuanto a la modalidad de las ocu-
tecnologías asociadas, y sobre todo de los paciones prehispánicas, y también con las
procesos de cambio desde un esquema de trayectorias de investigaciones arqueológicas
caza y recolección, hacia el establecimiento desarrolladas en cada área. La distribución
pleno de economías de producción pastoril y aleatoria de los recursos en el ámbito pune-
agrícola. La caza y recolección dominaron las ño, por su propia naturaleza genera sectores
estrategias de subsistencia durante la mayor acotados dentro del territorio, los cuales son
parte de la historia humana en la Puna, hasta definidos como zonas de concentración de nu-
que el pastoreo y la agricultura, como modos trientes (ZCN; sensu Yacobaccio, 1991, 1994).
de producción de alimentos, comenzaran a Este concepto refiere a aquellos sectores del
adquirir gradualmente mayor importancia espacio en donde existe una mayor oferta
hace unos 4.000 años atrás. No obstante, de recursos para la explotación por parte de
el pastoreo de llamas y la agricultura como grupos cazadores-recolectores. Esto se ma-
prácticas productivas centrales en el NOA, terializa en la circunscripción de una mayor
cristalizaron en las primeras aldeas sedenta- diversidad y densidad de recursos básicos de
rias recién hace unos 2.500 años atrás. Debe subsistencia como agua, fauna, leña y por un
aclararse que la caza y la recolección como alto grado de protección contra los factores
prácticas de subsistencia se mantuvieron con atmosféricos (i.e., cuevas y aleros rocosos).
plena vigencia aún en el seno de las socieda- Consecuentemente estos espacios brindaron
ciertas ventajas a los grupos cazadores y ocu-
des agropastoriles establecidas plenamente
rren con frecuencia en el entorno de vegas o
hacia los inicios de la Era Cristiana.
humedales, ya que concentran agua y pastu-
ras requeridas por las tropillas de camélidos,
VA R I A B I L I D A D A M B I E N TA L A C T U A L
configurándose así como verdaderos «cotos
Y SUBDIVISIONES EN LA PUNA
de caza». Por lo tanto, los sitios arqueológicos
ARGENTINA
siempre estuvieron ubicados en las proximi-
Desde el punto de vista geológico, la Puna dades de estas ZCN, aunque algunas ya no
argentina comprende un extenso territorio existan en el presente (e.g., paleovegas; Mar-
conformado por planicies, mesetas, volcanes tínez, 2005).
y valles sedimentarios separados por nume-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 275
Como fuera mencionado, las primeras hoy extintos, como Hippidion sp. (caballo
poblaciones humanas del ámbito puneño nativo americano) detectado en Barro Ne-
tuvieron un modo de vida donde la subsis- gro (3.820 msnm; Puna norte, Jujuy), con
tencia se basó principalmente en la caza de dataciones entre ca.12.550 y 9.120 AP (Fer-
animales silvestres (guanaco, vicuña, taruca nández, 1984-1985; Fernández et al., 1991),
y roedores grandes) y en la recolección de aunque sin asociación directa o indirecta con
diversos vegetales comestibles (chañar, alga- actividad humana (e.g., huellas de corte,
rrobo, soldaque, amaranto). Fueron grupos quemado, artefactos). Nuevas edades-taxón
familiares no muy numerosos (20 a 30 per- sobre restos de Hippidion sp. fueron obte-
sonas), caracterizados por realizar frecuentes nidas posteriormente para este mismo sitio
traslados de sus campamentos, en un esque- de ca.12.540 y 11.860 AP, siendo las más
ma de gran movilidad territorial asociada a antiguas para fauna extinta para la Puna
exploración, cambios estacionales y/o bús- norte (Yacobaccio y Morales, 2004). En un
queda de recursos. contexto regional más amplio, los registros
A diferencia de lo que ocurre en otras faunísticos que efectivamente indican inter-
regiones de Argentina (como Patagonia y acción con humanos provienen del norte
Pampa), en la Puna no existen evidencias de Chile (sitio Tuina-5) donde se detectó la
concretas para el Pleistoceno final de la presencia de un hueso diagnóstico de Equi-
caza/consumo de megafauna extinta. No dae, en clara asociación con artefactos líticos
obstante, está demostrado que sí hubo co- diversos, puntas de proyectil triangulares y
existencia entre los primeros grupos huma- otros elementos datados en ca.10.060 años
nos de la Puna y especies de megamamíferos AP (Núñez et al., 2002).
278 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
sis de puntas de proyectil líticas recuperadas Brüchert, 1997). Pero la más temprana evi-
en diversos sitios puneños como Quebrada dencia arqueológica de un propulsor consis-
Seca 3, Peñas de la Cruz 1 e Inca Cueva 4 te en el hallazgo de uno confeccionado con
(Aschero y Martínez, 2001; Martínez, 2003, asta en Combe Saunière (Francia), datado
2007, 2014b). Estos tempranos cazadores en ca.17.470 AP (Knecht, 1997). Su regis-
confeccionaron y usaron un dispositivo lla- tro en el continente americano ocurre un
mado propulsor de gancho o estólica, el cual tiempo después, ya que aparece en América
sirve para impulsar los proyectiles durante del Norte recién hacia ca.10.000- 9.000 AP
las actividades de caza de camélidos (Figura (Hutchings y Brüchert, 1997), aunque hay
2). Es un arma que tiene un mayor alcance amplio consenso de que los grupos huma-
en relación a la lanza de mano, suficiente nos del Pleistoceno final ya contaban con
como para poder mantener una distancia el propulsor para las actividades de caza.
significativa entre el cazador y la presa (30 Por lo tanto fue el primer sistema de arma
a 40 m). usado a escala continental y también en la
El propulsor como sistema de arma fue Puna. Este sistema se asocia indefectible-
usado en exclusividad para la caza duran- mente con puntas triangulares pequeñas del
te el Holoceno temprano. Las evidencias patrón Tuina-Inca Cueva, constituyendo un
arqueológicas y etnográficas indican que tipo morfológico temprano presente en toda
el propulsor fue usado en el pasado en las la Puna argentina y también en el norte de
regiones circumpolares, en el oeste de Eu- Chile (Aschero, 1980; Núñez et al., 2002;
ropa y en la mayor parte de América, Aus- Hocsman et al., 2012, entre otros) (Figura
tralia, Melanesia y Micronesia (Hutchings y 3). Cada sistema de arma se asocia a una
Figura 2. Arriba: propulsor de gancho y modo de uso (modificado de Hocsman et al., 2013).
Abajo: réplicas experimentales de propulsor (realizadas por C. Aschero y J. Funes Coronel).
280 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 3. Puntas de proyectil triangulares del patrón Tuina-Inca Cueva. Izquierda: dibujo y foto
de pieza de obsidiana del sitio Quebrada Seca 3 (Puna sur); derecha: pieza de cuarzo del sitio
Inca Cueva 4 (Puna norte). Dibujos tomados de Hocsman et al., 2012.
a ser usados desde ca.9.800 años AP (Ro- mas a los espacios de manufactura (sitios).
dríguez y Martínez, 2001). Esto denota una Por otra parte, los grupos cazadores hicieron
muy temprana «dependencia» de los caza- uso de rocas no-locales, cuyas canteras de
dores puneños en cuanto a recursos críticos origen se ubican a mayores distancias (>50
de origen alóctono para poder llevar a cabo km), las cuales pudieron haber sido obteni-
una actividad de subsistencia clave como la das por acceso directo o por algún tipo de
caza de camélidos. Las áreas naturales de intercambio. El estudio de la organización
origen de estos recursos vegetales están a tecnológica y de los sistemas de producción
gran distancia hacia territorios bajos al este lítica debe contar previamente con el cono-
de la Puna. En el caso de los sitios de la cimiento de la disponibilidad y ubicación de
Puna sur, estas distancias alcanzan ca. 110 las materias primas en el paisaje (Ericson,
km (lineales) hasta los valles y ca. 180 km 1984; Aschero et al., 2002-2004). Para los
(lineales) hasta las Yungas. Esta distancia es grupos cazadores, y dada la importancia de
sustancialmente menor para los sitios de la este recurso para la confección de diversos
Puna norte donde también se registra el uso tipos de herramientas, conocer las fuen-
de especies bióticas no locales procedentes tes de rocas en un área era crucial. Puede
de tierras bajas orientales (Aschero, 1984). plantearse entonces que, desde las primeras
Dada la accidentada fisiografía involucrada ocupaciones conocidas a través del registro
en estos rangos de movilidad, debe tenerse arqueológico el conocimiento, la prueba y la
en mente que estas distancias lineales no selección de las variedades de rocas dispo-
representan en absoluto la gran inversión nibles en espacios próximos al asentamiento
de tiempo y esfuerzo real que hicieron estos era una práctica rutinaria. Este uso sugiere
grupos altamente móviles. una movilidad restringida entre espacios
Si bien se mencionaron las puntas de de recursos líticos conocidos y otro tipo de
proyectil líticas, en sentido amplio las rocas movilidad logística para la obtención de
como recursos naturales fueron utilizadas rocas alóctonas, en particular la obsidiana.
como materia prima para la confección de Se trata de un vidrio volcánico natural muy
un gran espectro de clases artefactuales, con abundante y exclusivo de complejos volcá-
diferentes funciones primarias como corte, nicos de la Puna. Esta roca cuenta con la
raspado, perforado, etc. El estudio de estos particularidad de que cada área-fuente tiene
aspectos son abordados por la tecnología líti- una firma geoquímica definida y única en re-
ca, contando con la gran ventaja que debido lación a otras canteras. Mediante análisis de
a su propia naturaleza, los artefactos líticos fluorescencia de RX puede definirse entonces
—sean tallados o pulidos— tienen un alto la procedencia precisa de cualquier artefacto
grado de perdurabilidad y por lo tanto son hecho con obsidiana. Esta técnica ha sido
los más frecuentes en sitios arqueológicos a y sigue siendo ampliamente usada por los
escala global. arqueólogos y ha permitido establecer ten-
Independientemente de las características dencias del uso del territorio en el pasado
y de las estrategias tecnológicas implemen- prehispánico puneño a lo largo del tiempo
tadas a lo largo del Holoceno en la Puna, (Escola, 2000; Yacobaccio et al., 2002, 2004;
las fuentes de aprovisionamiento de rocas Escola y Hocsman, 2007).
se caracterizan por su ubicuidad espacial, lo En la Puna sur (Antofagasta de la Sierra)
cual conformó un conjunto de opciones para y sobre la base del análisis de artefactos y
la selección y utilización de recursos líticos desechos de talla de tres sitios (Quebrada
por los grupos humanos del pasado. La infor- Seca 3, Cueva Salamanca 1 y Peñas de la
mación disponible para los distintos sectores Cruz 1), se pudo establecer una notable di-
de la Puna, en general permite establecer ferencia entre el Holoceno temprano y el
por una parte, que para la talla de artefactos medio inicial (ca.9.000-6.000 AP). Para el
líticos se hizo uso de rocas locales dominan- Holoceno temprano (ca.10.000-8.200 AP) se
temente (radio de 15 km promedio) y próxi- definió el uso de dos fuentes (Cavi y Ona),
282 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
mientras que para el Holoceno medio inicial de creciente aridización para toda la Puna
(ca.8.200-6.200 AP) aumentó a cinco (Cavi, (Tchilinguirian, 2009). Estos hallazgos per-
Ona, Salar del Hombre Muerto, Archibarca y mitieron empezar a explorar la dimensión
Cueros de Purulla/Chascón). Este incremen- social y simbólica que subyace en este tipo
to en el número de fuentes podría correlacio- de prácticas mortuorias antiguas llevadas a
narse con la fragmentación ambiental -que cabo por las sociedades cazadoras. Este tipo
será tratada más adelante- correspondiente de culto puede ser visto como un probable
al Holoceno medio. No obstante, es clara la indicador de una temprana circunscripción
tendencia desde el inicio de las ocupaciones espacial o territorialidad, donde los muertos,
hacia una temprana circunscripción terri- como ancestros, garantizan derechos sobre el
torial en los rangos de movilidad para los acceso a recursos para ciertos grupos, líneas
grupos de este sector de la Puna (Pintar et de parentesco o linajes (Aschero, 2007).
al., 2016). Las tecnofacturas del acompañamiento
Las prácticas funerarias en grupos caza- reflejan una gran complejidad artesanal, ta-
dores-recolectores tempranos es un aspecto les como cordeles y mallas de color rojizo
que ha sido muy poco tratado en general, hechos con Acrocomia chunta (también pro-
debido principalmente a la escasez de hallaz- veniente de los bosques de Yungas) (Rodrí-
gos. En este sentido se destaca como ejem- guez y Aschero, 2005), cueros gamuzados y
plo, el hallazgo de dos estructuras funerarias pintados, cuentas de collar de semillas (no
detectadas en el sitio Peñas de las Trampas local) y adornos plumarios cuyas materias
1.1 (en Antofagasta de la Sierra; Puna sur). primas son en la mayoría de los casos de
Se trata de enterratorios secundarios múl- origen extrapuneño. Es notoria la presencia
tiples hallados en el interior de dos estruc- de materias primas alóctonas procedentes
turas de cavado revestidas con gramíneas y del área valliserrana, de Yungas, del Bosque
cuya confección se asocia a dos dataciones Chaqueño e incluso de la costa del océano
de ca.8.400 y 8.200 AP, respectivamente Pacífico (valvas de moluscos marinos usadas
(Martínez, 2012, 2014a). Estas estructuras como cuentas de collar) (Figura 5). Esto alu-
están separadas dentro del alero, pero son de a la existencia de tempranos mecanismos
cuasi sincrónicas, registrándose como acom- de interacción a una escala suprarregional
pañamiento un gran número de elementos dentro de los Andes Centro-Sur.
culturales junto a restos óseos humanos per- Destacamos que recientemente se hi-
tenecientes a seis individuos (tres en cada cieron análisis paleogenéticos de ADN mi-
estructura, aunque no están representadas tocondrial sobre los restos humanos de las
todas las partes esqueletarias). Las cronolo- mencionadas estructuras funerarias de Peñas
gías obtenidas por radiocarbono para todos de las Trampas 1.1 (PT1.1), con el fin de
los individuos se acotan al rango ca.8.230- abordar el problema de la procedencia en
8.000 AP, a partir de las cuales se plantea términos biogeográficos de estas tempranas
una práctica funeraria singular que consistía poblaciones de la Puna meridional argentina.
en depositar y remover en forma secuencia- Los resultados fueron exitosos, y si bien los
da distintas partes óseas de los individuos estudios siguen en curso, pudo confirmarse
—en su mayoría neonatos y niños— en am- la presencia del haplogrupo D4h3a en cuatro
bas estructuras (Martínez y Aschero, 2005; de las seis muestras analizadas (Bolnick et
Martínez et al., 2007; Martínez, 2012). Para al., 2014). Lo más significativo es que este
el caso particular de este sitio queda pen- haplogrupo es sumamente raro, ya que está
diente definir qué factores ocasionaron la presente en sólo el 1,3% de los grupos nati-
muerte de estos individuos de baja edad vos americanos actuales, pero se encuentra
dentro de este breve lapso, donde es proba- en el 31% de los «primeros americanos» (con
ble una correlación con cambios paleoclimá- cronologías pre-8.000 años AP) con datos de
ticos registrados para este momento cercano secuencia de ADN mitocondrial. PT1.1 sería
al inicio del Holoceno medio, en un marco por el momento el único sitio arqueológi-
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 283
Figura 5. A, B. cordeles rojizos de Acrocomia chunta (no local). C. fragmento de malla de red
roja. D-E. Fragmentos de cueros gamuzados y pintados. F. Cuenta de collar de valva (océano
Pacífico). G-H. Cuentas de collar de semillas (no locales). I-J. Adornos plumarios (vincha?,
faldellines?) (Tomado de Martínez, 2014a).
se registran entre otros sitios, Inca Cueva que en el sitio Punta de la Peña 4 hay evi-
4 (Puna norte argentina), con ca.5.100 AP dencias de desprendimientos de la pared con
(Aschero y Podestá, 1986) y en el norte de pinturas que vinculan esa modalidad a las
Chile el sitio Patapatane-1 de ca.5.900 AP ocupaciones del primer componente datado
(Standen y Santoro, 1994). entre ca.8.900-8.300 AP.
En cuanto al arte rupestre, desde inicios Aschero (2007) propone que a pesar de
del Holoceno también hubo una diferen- la variabilidad entre estas modalidades, to-
ciación entre los sectores norte y sur de la das estas representaciones habrían cumplido
Puna argentina. En el área de Susques (Ju- la función de «markas» —en el sentido an-
juy, Puna norte), en el sitio Hornillos 2 fue dino del término— denotando espacios en
detectado un panel con pinturas rupestres uso por determinado grupo familiar o linaje,
caracterizadas por la representación domi- cuyos recursos próximos favorecieron las ac-
nante de camélidos en actitudes dinámicas tividades de caza y recolección. En tal sen-
y figuras humanas, representando cacerías tido, como «markas» e independientemente
o una particular relación entre las actitudes de su significado, este arte rupestre denota
y comportamiento de los camélidos en su o califica estos lugares y opera como ele-
relación con lo humano (Figura 6). Estas mento fundante del paisaje de las sociedades
pinturas se ubicarían entre ca.9.600-8.200 cazadoras-recolectoras puneñas (Podestá y
AP y constituyen las primeras evidencias do- Aschero, 2012).
cumentadas de representaciones figurativas
asociadas con grupos de cazadores-recolec- HOLOCENO MEDIO: ESTRÉS
tores en el NOA (Yacobaccio et al., 2008, A M B I E N TA L Y S U I M PA C T O E N L A S
2013). POBLACIONES HUMANAS
En la Puna sur (Antofagasta de la Sierra) (CA.8.200-4.000 AP)
para este mismo momento, la modalidad del El Holoceno medio fue ambiental y cul-
arte rupestre más temprana viene dada por turalmente muy diferente a los milenios
representaciones geométricas simples no anteriores, cuando ocurrió el poblamiento
figurativas, semejantes a las de las moda- inicial y la ocupación efectiva de diversos
lidades Punta de la Peña y Quebrada Seca sectores de la Puna argentina. Este período
1-2 (Aschero, 1999) y también al grupo es- se caracterizó por condiciones ambientales
tilístico A definido para Inca Cueva (Puna de aridez que empezaron a insinuarse ha-
norte; Podestá, 1991) (Figura 7). Refieren a cia ca.8.400 AP, dando lugar a un cambio
motivos compuestos como alineaciones, con- climático relativamente rápido a escala re-
figuraciones de puntos, signos peiniformes y gional (Grosjean et al., 2003; Núñez et al.,
rectangulares (Aschero, 2006). Destacamos 2002). Esto dio paso a un nuevo escenario
Figura 6. Pinturas rupestres figurativas del Holoceno temprano del sitio Hornillos 2 (Puna
norte). Tomado de Yacobaccio et al. (2013).
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 285
natural dominado por procesos de aridiza- rias para los asentamientos humanos. A par-
ción crecientes y estrés en todas las fuentes tir de este momento y hasta ca.4.000-3.500
hídricas (lagos, lagunas, ríos y vegas) con AP, múltiples registros ambientales indican
consecuencias paleocológicas notables que dominantes condiciones de extrema aridez,
impactaron en la distribución y organización como una segunda fase del Holoceno medio.
de las poblaciones humanas. No obstante, a Esto llevó en algunos casos a situaciones de
partir del análisis de numerosas líneas de abandono de ciertas áreas, como lo registra-
evidencia (polen, diatomeas, geomorfología, do en Atacama en el norte de Chile. La es-
paleosuelos, paleomadrigueras de roedores, casez de evidencias arqueológicas para este
sistemas lacustres, entre otros) existen cier- período llevó a proponer inicialmente para
tas controversias —no del todo resueltas— este sector la idea de un «silencio arqueoló-
sobre el Holoceno medio, como por ejemplo gico» (Santoro y Núñez, 1987; Núñez y San-
la prevalencia de condiciones generales de toro, 1988). Sin embargo, posteriormente se
humedad vs aridez en algunos sectores del constató que no hubo un abandono total de
ámbito puneño (Betancourt et al., 2000; esta área sino reubicaciones de los grupos
Grosjean, 2001; Latorre et al., 2006). En mu- humanos en sectores donde la oferta de re-
chos sentidos este período presenta bastante cursos de subsistencia se mantuvo estable,
más complejidad y variabilidad durante su a los cuales se denominaron ecorrefugios
desarrollo en cuanto a la intensidad con que (Núñez et al., 1999), tales como la quebra-
actuaron algunos factores, y en consecuen- da de Puripica (Puna chilena; Núñez et al.,
cia sobre cuáles fueron las implicancias o 2013) o la quebrada de Lapao (en Puna nor-
respuestas culturales que tuvieron (Tchilin- te; Yacobaccio y Morales, 2005). Este caso
guirian, 2009; Tchilinguirian et al., 2012). ejemplifica muy bien la interacción entre las
Existe sí un claro consenso en que en este sociedades del pasado y su medio ambien-
período hubo una mayor fragmentación del te, aunque las respuestas culturales fueron
paisaje puneño, y una reducción notable de variables dentro de este período sumamen-
las áreas óptimas para la vida en general (o te árido. En la Puna argentina la densidad
ZCN antes mencionadas) donde la presencia de sitios para el Holoceno medio en gene-
de agua fue gravitante. ral presenta cierta disminución, aunque las
Estas condiciones adversas en un am- ocupaciones no tuvieron interrupciones muy
biente de por sí frágil, se acentuaron con un marcadas. En este sentido, Hornillos 2 en la
pico de aridez regional hacia ca.6.000 AP Puna norte (Jujuy; Yacobaccio et al., 2000),
(Tchilinguirian y Morales, 2013; Yacobaccio Alero Cuevas en la Puna intermedia (Salta;
et al., 2017), lo cual restringió aún más la López, 2008), y Cueva Salamanca 1 (Pin-
cantidad y la extensión de las ZCN necesa- tar, 2014) y Quebrada Seca 3 (Catamarca;
286 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Aschero et al., 1991; Elkin, 1996a; Pintar, la creciente fragmentación del paisaje. La
1996; Aschero y Martínez, 2001) en la Puna aparición de nuevos tipos morfológicos de
sur, son sitios que presentan continuidad en puntas de proyectil lanceoladas (tipo PCzA)
sus ocupaciones desde el Holoceno tempra- como las recuperadas en el sitio Peñas de
no al medio. la Cruz 1, y de otro diseño de gran tamaño
Durante este período, los grupos cazado- denominado QSC hallado en el sitio Quebra-
res habrían intensificado el uso de recursos da Seca 3 (Figura 8). Estas últimas fueron
locales por medio de la caza de camélidos (El- usadas como puntas de lanzas arrojadizas,
kin, 1996a; Martínez, 2006) con un mayor por lo cual -sin que deje de usarse el siste-
aprovechamiento integral de la carne, grasa, ma propulsor- aparece en el área un nuevo
cuero, vellón, huesos, venas y tendones. tipo de arma y también nuevas técnicas de
A diferencia de la estabilidad en las caza colectiva, ya que la lanza requiere de
técnicas de caza y baja diversidad en los una corta distancia entre cazadores y presas.
morfotipos de puntas de proyectil del Ho- Estas técnicas necesitaron de un mayor nú-
loceno temprano, un cambio o ajuste muy mero de gente para direccionar y «encerrar»
importante ocurrió en la Puna sur entre las tropillas usando para esto los farallones
hacia ca.7.700 AP, muy probablemente por rocosos cercanos a las vegas. Esto permitió
Figura 8. Tipos morfológicos de puntas de proyectil definidos para la Puna sur para el Holo-
ceno temprano y medio inicial. Los tipos QSA, QSB y PCzA corresponden a puntas de dardos
de propulsor, mientras que el tipo QSC se asigna a lanzas arrojadizas para la caza de camé-
lidos. Modificado de Martínez (2003).
J. G. Martínez: Sociedades prehispánicas de la Puna argentina 287
a los cazadores obtener un mayor número Hasta ca.4.000 AP condiciones áridas do-
de presas, y esta mayor demanda se debió minaron el ambiente puneño a escala regio-
quizás al agrupamiento temporal de grupos nal, iniciándose posteriormente el Holoceno
familiares, en relación al cambio climático tardío, en el cual se dio un aumento en el
de aridez creciente del Holoceno medio (As- grado de humedad efectiva en relación al
chero y Martínez, 2001; Martínez, 2003). Holoceno medio, aunque sustancialmente
Es posible que los episodios de caza co- menor al del Holoceno temprano (Valero-
lectiva en un momento posterior a ca.7.700 Garcés et al., 2000; Tchilinguirian, 2009).
AP probablemente reflejen un proceso de
intensificación en la adquisición de recursos TIEMPOS DE CAMBIO EN LA
faunísticos para dar respuesta a una mayor SUBSISTENCIA: PROCESOS DE
demanda, o a una misma demanda ante una D O M E S T I C A C I Ó N A N I M A L Y V E G E TA L
menor disponibilidad de camélidos. Esta sólo
se explica ante una situación de crecimiento Toda la variabilidad registrada en los
en el tamaño de las unidades sociales entre múltiples procesos culturales y naturales
las que esos productos se reparten. Si esto es ocurridos en simultáneo a lo largo de mile-
o no resultado de un crecimiento demográfi- nios, sucedió en el marco de un mismo mo-
co o de una fusión de grupos, no lo sabemos delo paleo-económico dominante de caza
aún, y no lo vemos reflejado en sitios que y recolección. En la Puna y en el NOA en
respondan a posibles situaciones de agrega- general, cambios socio-económicos aún más
ción (Aschero y Martínez, 2001). gravitantes ocurrirían hacia la parte final del
La lanza arrojadiza, en comparación con Holoceno medio (ca.4.500-3.500 AP). Nos
el sistema propulsor, sería un arma de caza referimos a la aparición incipiente y gradual
especializada, en el sentido que requiere de de prácticas de subsistencia ya no extracti-
ciertos ajustes y de un mayor conocimiento vas, sino de producción de alimentos como
del comportamiento de las presas dentro de el pastoreo de camélidos y la agricultura,
un determinado microambiente. El factor actividades que derivan de procesos previos
oportunístico asociado al propulsor, no sería de domesticación. Es sabido que la llama
un rasgo propio del sistema lanza, y menos (Lama glama) como especie, es el resultado
probable aún como parte de caza solitaria. de un manejo zootécnico de domesticación
En la situación planteada, la lanza apare- ocurrido en el área andina a partir de un
ce como un arma con fuerte componente o ancestro silvestre, el guanaco. No obstante
sentido «social» ya que se vuelve crucial el debe quedar claro que este proceso se inicia
trabajo coordinado de un grupo de personas en el seno de grupos cazadores durante el
para el éxito de este tipo de técnica (Martí- Holoceno medio. Yacobaccio et al. (2017)
nez, 2003, 2006). proponen que hacia ca.6.200 AP la inter-
En términos generales, la fragmentación vención humana en poblaciones de guanacos
del espacio puneño durante el Holoceno llevó a una situación de inicial de protección
medio introdujo profundos cambios en la promoviendo una relación más estrecha fa-
organización de las poblaciones humanas cilitando el acceso a las zonas de pasturas y
en el paisaje y en la movilidad. Esto llevó a evitando a los predadores naturales.
que el grado de conectividad entre parches o Debe destacarse que procesos de cambio
ZCN sea menor y que se amplíen los rangos desde una economía de caza y recolección al
de movilidad. Sin embargo, debe destacar- pastoreo se dio en pocos lugares del mundo,
se que el grado de conectividad depende no siendo los Andes Centrales con la alpaca (Vi-
sólo de la escala de movilidad, sino también cugna pacos) y los Andes Centro-Sur con la
de la configuración del paisaje (Yacobaccio, llama uno de ellos. En estas áreas tuvieron
2013) y del eventual intercambio de bienes/ lugar las únicas adaptaciones pastoriles del
recursos con grupos que habitan áreas eco- continente americano. En definitiva, la ga-
lógicamente diferentes. nadería de camélidos constituyó la base de
288 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
brada de Los Corrales (El Infiernillo – Tafí de la movilidad y uso del espacio, con la
del Valle, Tucumán), el sitio Taller Puesto consiguiente circulación de información y
Viejo 1 (TPV1) que cuenta con evidencias bienes-recursos por parte de las sociedades
de grupos cazadores-recolectores datadas cazadoras y recolectoras. Análisis multivaria-
en el rango ca.7.820-7.420 años AP (Mar- dos y una mayor intensificación en la inter-
tínez et al., 2013, 2016). La detección de conexión de estudios intrapuneños también
nuevos sitios fuera de la Puna asignables al redundará en beneficios, en pos de conocer y
Holoceno temprano y medio, será un valioso explicar las complejas dimensiones sociales,
aporte que ayudará a mejorar nuestro en- tecnológicas y ambientales que configuraron
tendimiento integral sobre los primeros gru- esa imagen del pasado que a medida que
pos de cazadores-recolectores en términos avanzan las investigaciones va delineándose
de interacción social y movilidad regional. con mayor solidez.
Como fuera mencionado antes, diversos re-
cursos registrados en sitios puneños desde L I T E R AT U R A C I TA D A
el Holoceno temprano, tales como cañas y
Aguerre A. M., Fernández Distel A. A., As-
maderas para astiles de caza, provienen de chero C. A. 1973. Hallazgo de un sitio
los valles mesotermales o de los bosques de acerámico en la Quebrada de Inca Cue-
Yungas. Geográficamente la Quebrada de va (Jujuy). Relaciones, 7: 197-235.
Los Corrales está en un área de «paso» na- Angiorama C. I., Del Bel E. 2013. Represen-
taciones de manos en el sur de Pozue-
tural para moverse y /o acceder a las Yungas
los (Jujuy, Argentina). Arqueología, 18:
desde la Puna sur. Las nuevas evidencias de 39-48.
TPV1 situadas en el Holoceno medio inicial Arreguez G. A., Martínez J. G., Ponessa G.
tienen una alta relevancia arqueológica, ya 2013. Amaranthus hybridus L. ssp. hy-
que permitirán una comprensión más pro- bridus in an archaeological site from
funda de los vínculos probables entre grupos initial mid-Holocene in the southern Ar-
gentinian Puna. Quaternary International,
o redes sociales tempranas de interacción de 307: 81-85.
ecorregiones distantes y diferenciadas. Debe Aschero C. A. 1980. Comentarios acerca de
mencionarse además que en las capas más un fechado radiocarbónico del sitio Inca
tempranas de TPV1 (ca.7.820-7.420 AP) se Cueva 4 (departamento de Humahuaca,
detectó la presencia de obsidiana procedente Jujuy, Argentina). Relaciones, 14: 165-
168.
de las fuentes de la Puna sur como Ona y
Aschero C. A. 1984. El sitio ICC4: un asenta-
Cavi, lo cual confirma por primera vez algún miento precerámico en la Quebrada de
tipo de interacción entre Puna y valles para Inca Cueva (Jujuy, Argentina). Estudios
el Holoceno medio, pero con evidencias re- Atacameños, 7: 62-72.
gistradas en los valles. La identificación de Aschero C. A. 1999. El ar te rupestre del
estas materias primas de origen puneño en desierto puneño y el noroeste argentino.
En: J. Berenguer, F. Gallardo, C. Sinclai-
este sitio del extremo norte de las Sierras re, C. Silva, C. A. Aschero (eds.), Arte
del Aconquija, abre un interesante espectro Rupestre en los Andes de Capricornio.
social y tecnológico a explorar a futuro en Museo Chileno de Ar te Precolombino,
cuanto a definición de un modelo de mo- Santiago de Chile, pp. 97-135.
vilidad e interacción entre estas sociedades Aschero C. A. 2006. De cazadores y pasto-
res. El ar te rupestre de la modalidad
cazadoras-recolectores altamente móviles del Río Punilla en Antofagasta de la Sierra y
NOA prehispánico. la cuestión de la complejidad en la Puna
Para finalizar diremos que la arqueología meridional argentina. En: D. Fiore D. y
de la Puna argentina, a pesar de contar con M. Podestá (eds.), Tramas en la piedra.
un sustancial y riguroso corpus de informa- Producción y usos del arte rupestre. So-
ciedad Argentina de Antropología, Bue-
ción y registros excelentemente preserva-
nos Aires, pp. 103-140.
dos, exige una visión aún más integradora Aschero C. A. 2007. Iconos, huancas y com-
en cuanto a la comprensión cabal de la di- plejidad en la Puna Sur Argentina. En:
námica social, de los procesos de cambio, A. E. Nielsen, M. C. Rivolta, V. Seldes,
290 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Kulemeyer J. A., Lupo L. C., Kulemeyer J. bound: Late Pleistocene peopling of La-
J., Laguna L. R. 1999. Desarrollo pa- tin America. Center for Studies of the
leoecológico durante las ocupaciones hu- First Americans, College Station, Texas,
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Figura 1. Curso medio del río Las Pitas en la actualidad. Paleoambiente y ocupación humana
prehispánica.
296 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
edafológicos y de diatomeas en las terrazas 1.800 y 1.000 AC este sector era particular-
fluviales (Grana et al., 2016), son ilustra- mente favorable en comparación con otras
tivas de cómo este sistema socioambiental quebradas próximas, ya que un ambiente
cambió entre 8.000 AC y 500 DC (Figura fluvial marginal comenzaba a dar paso a un
1); y evidencia que los habitantes del de- río con mayor caudal, lo que implicó mayor
sierto operaron estratégicamente ocupando desarrollo de vegas. La ocupación humana
diferentes sectores paralelamente a sucesivos del lugar se multiplicó y diversificó. Entre
cambios socioeconómicos y ambientales. Las 1000 AC y 600 DC los humedales alcanza-
evidencias de sitios arqueológicos con cro- ron su mayor desarrollo en toda la cuenca
nologías radiocarbónicas permiten afirmar de Antofagasta (no solo en Las Pitas, como
que los grupos humanos estaban presentes fuera anteriormente), asociado a un mayor
en Las Pitas cerca de 9.800 AC y se consoli- caudal y extensión, y a napas freáticas más
daron como sus habitantes entorno a 8.500 estables en todas las quebradas. Las eviden-
AC, bajo un clima más frío y húmedo. Entre cias de asentamientos entre 1.000 AC y 0
5.000 y 1.800AC, las condiciones fueron más AD prácticamente desaparecen en Las Pitas,
áridas, pero interrumpidas por breves pul- presumiblemente por la reubicación de las
sos de mayor humedad que se expresaron residencias de sociedades ya aldeanas, en el
de manera heterogénea dentro y entre que- fondo de cuenca, por ejemplo. Hacia 500 DC
bradas. Entre 4.700 y 2.900 AC, la presencia enfrentarían una situación de aridez similar
de agua en el curso medio de Las Pitas era a la actual.
inestable, por lo que la llanura de inunda-
ción tenía escaso desarrollo de vegas. Parale- L I T E R AT U R A C I TA D A
lamente, no hay evidencias de asentamientos Aschero C. A., Hocsman S. 2011. Arqueolo-
humanos en este sector, los cuales podrían gía de las ocupaciones cazadoras-reco-
haberse localizado en áreas próximas am- lectoras de fines del Holoceno Medio de
Antofagasta de la Sierra (Puna Meridio-
bientalmente más favorables. Las Pitas vol- nal Argentina). Chungara, 43 (Número
vió a estar ocupada contemporáneamente a Especial 1): 393-411.
un pulso de humedad local registrado hacia Grana M. L., Tchilinguirian P., Hocsman S.,
2.900 AC, pero en un contexto de cambio so- Escola P. S., Maidana N. 2016. Pa-
leohydrological changes in highland
cioeconómico, pues los cazadores-recolecto-
deser t rivers and human occupation,
res locales incorporaban la domesticación de 7000-3000 cal. yr BP, South-Central
camélidos y el cultivo de quínoa y tubérculos Andes, Argentina. Geoarchaeology, 31:
andinos (Aschero y Hocsman, 2011). Entre 412-433.
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 297
serie de procesos que llevaron a los grupos un nuevo tipo de sociedad que, en general,
humanos a experimentar profundos cambios se ha denominado Formativa, trasladándose
sociales y económicos, que incluyeron a la es- este término al período cronológico donde se
fera ideológica. Los orígenes de estos cambios, desarrollaron. Sin embargo, el Formativo es
que llevaron a la incorporación del pastoreo, un concepto complejo que ha llevado a los
la agricultura, mayor grado de sedentarismo y investigadores a discutirlo profundamente y
nuevas tecnologías como la cerámica (aunque los ha dividido muchas veces en cuanto a su
también otras relacionadas a la molienda, el significado (ver e.g., Bueno Mendoza, 1998;
instrumental lítico, la metalurgia, la cestería, Olivera, 2012).
la textilería), se remontan al denominado pe- El término Formativo, que se acuñó y
ríodo Arcaico final (ca. 4.500 a 3.000 años expandió entre 1940 y 1960, originalmen-
AP) e involucran un posible proceso de do- te tuvo un concepción cronológica relativa
mesticación regional de animales y plantas para ordenar estilos cerámicos en el tiempo.
y la incorporación de especies domesticadas Sin embargo, el término fue popularizado
provenientes de otras regiones. por Willey y Phillips (1958), para quienes
Los mencionados procesos se desarro- el Formativo identificaba un estadio o etapa
llaron en un marco ambiental variable a lo dentro de una secuencia histórico- cultural
largo del tiempo, alternando períodos más areal o regional, definido por un determina-
áridos con otros de mayor humedad (ver, do contexto, entendido como un conjunto in-
e.g., Núñez et al., 2002, 2005; Olivera et al., tegrado de rasgos culturales. Esto se refería
2004; Tchilinguirian, 2008, entre muchos a sociedades aldeanas sedentarias sostenidas
otros). La incidencia del ambiente en la di- por una economía productiva, fundamental-
rección, profundidad y característica de los mente la agricultura, con tecnología cerámi-
cambios fue diversa y debe ser considerada ca y la incorporación de las primeras estruc-
en cada caso particular. Asimismo, la crono- turas templarias. Desde entonces y hasta la
logía, la magnitud y los resultados de estos actualidad numerosos investigadores de la
cambios no fueron idénticos en toda la Puna arqueología andina intentaron despojar al
y deben evaluarse a diferentes escalas espa- concepto de Formativo de su connotación
ciales y temporales. Pero, la transición des- estrictamente cronológica, asociándolo a un
de economías cazadoras-recolectoras a otras tipo de sociedad caracterizada por vida se-
que incorporan la producción de alimentos dentaria en aldeas, estrategias económicas
constituye, en todos los casos, un proceso agropecuarias ya consolidadas, tecnologías
evolutivo de enorme relevancia que abarca básicas de uso cotidiano (entre ellas la ce-
todos los aspectos de la sociedad: economía, rámica) y una organización basada en uni-
tecnología, organización social e ideología. dades domésticas (Olivera, 1988; Tarragó,
La incorporación de esta opción pro- 1996; Korstanje, 2005, entre otros). Si bien
ductiva no significó solamente introducir el Formativo de estas características sería ha-
cambios en la economía y la dieta, sino que bitual en cierto período de la arqueología de
implicó un profundo cambio organizacional los Andes, conserva un criterio atemporal ya
en la sociedad reflejado en modificaciones que puede comenzar o extenderse diferen-
en los patrones de movilidad y uso del es- cialmente en el tiempo según las regiones
pacio, nuevas tecnologías, diferentes pautas (ver Korstanje et al., 2015).
de organización social y política y cambios Resumiendo, consideraremos un grupo
profundos en la cosmovisión mítico/simbó- social Formativo como caracterizado por
lica. Incluso, tuvo repercusiones biológicas organizarse económicamente en función de
que incidieron en la reproducción y el me- cierta opción productiva (agrícola y/o pas-
tabolismo de los grupos humanos y sus in- toril), complementada por caza, pesca y/o
dividuos, con consecuencias demográficas y recolección, acompañada de determinado
ecológicas. grado de sedentarismo y que lleva a incorpo-
Los procesos mencionados derivaron en rar cierta tecnología adecuada (de la cual la
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 299
cerámica es solo una de las manifestaciones). Formativas en la Puna que, como se observa
Pero esta organización debe ser definida y en la Figura 1, se desarrollaron en todo el
explicada por la red de relaciones internas y territorio del sector argentino de la Puna.
externas que el grupo humano establece.
En general, las estrategias Formativas INICIOS DE LA ECONOMÍA
tienen una definida manera de manipular P R O D U C T I VA : D E C A Z A D O R E S A
el entorno medioambiental y permiten sos- PA S T O R E S I N I C I A L E S
tener grupos de población reducidos, quizás Resulta evidente que para la existencia de
entre 60 y 150 personas, lo que se traduce sociedades Formativas plenas deben existir
en una organización social con escaso nivel
precondiciones, la más decisiva de las cuales
de diferenciación y/o jerarquización interna
es la existencia de un proceso de domesti-
(Olivera, 2012). Por otra parte, las condi-
cación de plantas y animales que permita el
ciones de la estructura de recursos del am-
establecimiento de estrategias productivas.
biente pueden llevar a agregaciones mayores
En las tierras altas andinas, de la que la
con importante estabilidad de asentamiento
Puna forma parte, parece haber sido la do-
aún antes de la incorporación plena de la
mesticación de los camélidos sudamericanos
agricultura, como las registradas en secto-
(llama y alpaca) la estrategia más destacada
res costeros del Perú (ver e.g., Funk Pineda,
de la opción productiva. Los estudios sobre
1988), gracias a la alta productividad y pre-
el proceso de domesticación de camélidos
dictibilidad de recursos marítimos ofrecida
comenzaron en Perú a partir de la década
por el litoral pacífico. Asimismo, es posible
del ´70 y la mayor cantidad de información
que diversos asentamientos puedan aumen-
tar sus niveles de cohesión a través de com- proviene de una serie de sitios de la Puna
partir complejos cúlticos comunitarios como de Junín, ubicados entre 4.000 y 4.900
La Galgada o El Paraíso en Perú. Sin embar- msnm.: Pachamachay, Telarmachay, Uchu-
go, no tenemos evidencias claras aún de que machay y Panalauca (Wheeler et al., 1977;
situaciones semejantes se hayan producido Browman, 1989;Bonavia, 1996). Para esta
en el Área Andina Centro-Sur (arqueológica- área, se propuso un modelo explicativo de
mente, la región que abarca parte del terri- domesticación de camélidos que plantea una
torio del sur de Bolivia, el norte de Chile y cadena secuencial de eventos desde la caza
el noroeste de Argentina), por lo menos con generalizada de cérvidos y camélidos has-
similares características ni envergadura. Sin ta una caza especializada de camélidos que
embargo, el complejo montículo-menhires habría culminado con la domesticación de
de El Mollar en Tafí del Valle, Tucumán (va- estos animales (Wheeler et al., 1977). A par-
lle mesotermal) podría tratarse de un caso tir de allí, se especuló que los camélidos ya
cúltico comunitario de menor envergadura, domesticados se habrían extendido a otras
aunque aún se discute su significado (ver regiones andinas.
e.g., Lazzari et al., 2015). Sin embargo, al iniciarse una década más
El lapso de tiempo más característico de tarde las investigaciones sobre este tema en
estas sociedades agropastoriles tempranas en los Andes Centro-Sur, se propuso que una
el Área Andina Centro Sur, incluida la Puna, domesticación independiente de la llama
abarca entre ca. 4.000 a 900 años AP, pero pudo haber ocurrido en la región de la Puna
los orígenes del proceso parecen ser aún más de Atacama (norte de Chile, sur de Bolivia
antiguos. Asimismo, para la comprensión del y noroeste de Argentina) (Núñez y Santo-
mismo se debe considerar no solo la Puna, ro, 1988; Olivera y Elkin, 1994; Yacobaccio,
sino también sus relaciones con sus quebra- 1994). El aporte de diferentes líneas de aná-
das de acceso y con los valles mesotermales lisis (morfología dentaria, análisis de fibras,
más bajos. osteometría, perfiles etarios e información
En las páginas siguientes resumiremos las contextual) parece avalar la hipótesis de que
características del proceso y las sociedades los Andes Centro-Sur han sido escenario de
300 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
indican la existencia de un grupo de medidas 2006). Asimismo, los datos disponibles pare-
consistentes con las de la llama actual (ver cen apuntar que las sociedades de esta área,
e.g., Yacobaccio et al., 1994; Elkin, 1996). En a partir de los 5.000 años AP, intensificaron
la Puna argentina y sus quebradas de acceso, la dependencia del recurso Camelidae (Oli-
se destaca el sitio Inca Cueva 7 (Jujuy, ca. vera, 1997). Así, las evidencias faunísticas
4100 años AP) donde se ha hallado una capa y contextuales indican la posible presencia
con guano de camélidos que indicaría la de múltiples centros de domesticación de
cautividad de estos animales (Yacobaccio et la llama a lo largo de una vasta región que
al., 1994). Asimismo, análisis osteométricos incluye tanto los Andes Centrales como los
de materiales de este sitio, junto con otros Andes Centro-Sur (Mengoni Goñalons y Ya-
provenientes del Alero Unquillar (Susques, cobaccio, 2006), donde la Puna parece ha-
Jujuy, 3.500 años AP), muestran que si bien ber jugado un rol fundamental en el proceso
presentan una situación intermedia entre el (Olivera y Grant, 2009).
guanaco y la llama actual, se aproximan más En resumen, en las tierras altas de los An-
al tamaño de la llama (Yacobaccio, 2001). des, desde ca. 6.000 años AP, es posible que
Por su parte, hacia los 3.400 años AP en se inicie un proceso de cambios que desem-
Huachichocana III (Capa E2, Jujuy) se halló bocaría en sociedades plenamente pastoriles
una inhumación humana junto a un impor- hacia ca. 4.000/3.500 años AP, variando la
tante ajuar funerario, entre el cual se en- cronología según las regiones.
contraba una cabeza completa de camélido, Es muy importante dejar en claro que la
asociada por alometría al rango de peso de paulatina incorporación del pastoralismo,
la llama, constituyendo una de las primeras particularmente en las tierras altas, no sig-
evidencias indudables de la presencia de ani- nificó una disminución en la importancia
males domesticados en el NOA (Yacobaccio y de la caza, especialmente de camélidos, que
Madero, 1992). En el sitio de Quebrada Seca siguió constituyendo una fuente de recursos
3 (Antofagasta de la Sierra, Catamarca), en proteicos tanto o más importante que la del
niveles fechados entre el 5.400 y el 4.500 rebaño para los grupos humanos Formati-
años AP, si bien no hay evidencia osteológica vos (Olivera, 1997; Escola, 2002; Olivera
segura que permita hablar de eventos locales y Grant, 2009) (Figura 2). De hecho, po-
de domesticación (Elkin, 1996), la presencia demos sostener que la incorporación de las
de fibras análogas a una variedad de llama estrategias pastoriles, así como las agrícolas,
actual así como el incremento en el uso de apunta a ampliar el espectro de recursos en
artefactos líticos no formatizados, relaciona- una economía diversificada de control de
do con una reducción del riesgo en la obten- riesgo. Como bien sostiene Escola (2002) la
ción de alimentos (Pintar, 1996), ha llevado complementariedad entre pastoreo y caza
a postular que más que domesticación pudo constituyó un verdadero reaseguro para la
haberse dado una situación de «protective subsistencia de estas sociedades.
herding» (Yacobaccio, 2001), relacionado
inicialmente con cautiverio y amansamiento A L D E A N O S , C E R A M I S TA S Y
de los guanacos silvestres. PRODUCTORES DE ALIMENTOS:
Es importante destacar que estas evi- LAS TEMPRANAS SOCIEDADES
dencias provienen de sitios donde las in- A G R O PA S T O R I L E S
vestigaciones han señalado, en general, la
existencia de un proceso de creciente com-
plejidad económica y social entre grupos de Los inicios del proceso
cazadores recolectores, caracterizada por Respecto del origen de las prácticas agrí-
una reducción de la movilidad residencial, colas aún no existen evidencias demasiado
patrones funerarios complejos, tecnología claras, pero la presencia de vegetales do-
de prestigio y elaboradas estructuras cere- mesticados en los sitios es muy antigua. Sin
moniales (Mengoni Goñalons y Yacobaccio, embargo, en el proceso que deriva en las
302 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
sociedades Formativas de las Tierras Altas, muestran estos cambios previo a la implanta-
la agricultura no solo no parece haber sido ción agrícola (Núñez, 1992, 1999; Santoro,
siempre la estrategia principal, sino que en 1999; Aschero, 2000; Muñoz, 2004; Núñez
muchas ocasiones solo habría tenido un rol et al., 2006c; Núñez et al., 2009; Aschero y
complementario o casi ausente. De manera Hocsman, 2011).
que en la Puna la situación podría ser dife- Existen evidencias importantes que in-
rente a la de las tierras bajas orientales o en dican la presencia de vegetales silvestres y
las regiones litorales marítimas donde esta domesticados en los ambientes áridos altos
situación podría haberse invertido. durante la transición Arcaico-Formativo (ca.
La estructura de recursos del litoral ma- 5.000 a 3.000 AP) en sitios a ambos lados
rítimo del Pacífico (principalmente en la de la cordillera. Los silvestres incluyen, en-
costa del actual Perú) ofreció condiciones tre otros, cactáceas (Opuntia sp.), chañar
de sustentabilidad que permitieron tempra- (Geoffrea decorticans), algarrobo (Prosopis
namente modelos de movilidad más restrin- sp.), cortadera (Cortaderia sp.), juncos (Jun-
gida e, incluso, un importante componente cus sp.), cebil (Anadenanthera sp.) y diver-
sedentario ya desde el Arcaico (desde ca. sas especies de arbustos, gramíneas y pastos
6.000 años atrás). Diversos investigadores forrajeros, mientras que entre los domesti-
han reconocido la importancia del papel que cados se destacan porotos (Phaseolus sp.),
jugaron las sociedades arcaicas costeras en calabaza (Lagenaria sp.), diversos tubérculos
el impulso de cambios durante el proceso microtérmicos (Canna edulis Ker., Oxalis tu-
Formativo inicial, mientras que en las tierras berosa, Solanum tuberosa (L.) y Ullucus tu-
altas son las comunidades cazadoras-reco- berosus Caldas), amaranto (Amaranthus sp.),
lectoras en camino al pastoralismo las que quinua (Chenopodium quinoa), ají (Capsicum
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 303
que las estrategias de caza y recolección con- Meridional, Catamarca) (Olivera, 1991) o
servaron una importancia gravitante en la Campo Colorado (Valle Calchaquí norte,
economía de todo el Formativo puneño (Oli- Salta) (Tarragó, 1980).
vera, 1997, 2001; Yacobaccio et al., 1997-98; Pero desde comienzos de la era cristia-
Olivera y Grant, 2009). na ya se observan patrones arquitectónicos
más complejos y concentrados o asociados a
E C O N O M Í A Y PA I S A J E : los campos de cultivo. Algunos sitios, como
S U B S I S T E N C I A Y A S E N TA M I E N T O Tebenquiche (región del salar de Antofalla)
E N E L F O R M AT I V O P U N E Ñ O (Haber, 1999) alcanzaron gran desarrollo
arquitectónico y espacial durante el pri-
El proceso hacia la vida aldeana y la eco-
mer milenio de la era cristiana, cubriendo
nomía productiva requiere de comprender grandes sectores de terreno con unidades
que la subsistencia humana y el manejo del habitacionales, cementerios y estructuras
paisaje donde viven las sociedades no pue- agropecuarias. En Matancillas, en San An-
den interpretarse más que como elementos tonio de los Cobres (Puna norte) se registra
integrados de una misma ecuación. Un as- un patrón concentrado en laderas y fuera
pecto importante en el proceso es la den- de los campos de cultivo, sin formación de
sidad demográfica que está íntimamente montículos, alrededor de los, 2.000 años AP
ligada al cambio sustancial en los patrones (Muscio, 2011a).
de movilidad. Las estrategias productivas, en especial la
Desde el Arcaico parece evidente que la agricultura, suelen asociarse con sistemas de
demografía en los Andes del Sur va en deci- asentamiento que enfatizan un alto grado de
dido aumento y que ello se asocia a un cre- sedentarismo, pero esto no implica suponer
ciente proceso de integración poblacional y un bajo grado de dinámica ni la autosufi-
aumento de la sedentarización, manifestado ciencia de un asentamiento en función de su
en asentamientos cada vez mayores en tama- inmediato espacio circundante. En general,
ño y estables en su ocupación. Un ejemplo se verifica la posibilidad de acceso a recur-
de ello es la aldea Puripica 1, en el norte de sos e información no solo de sectores más
Chile, donde se observa un patrón de agre- alejados dentro de la región sino, incluso,
gación y estabilidad alto ya desde más de de regiones muy distantes.
4.000 años atrás (Núñez, 1995). Habitualmente, se debe pensar en una
Hacia el primer milenio a.C. ya se ha con- amplia gama de sitios de funcionalidad di-
solidado este proceso aldeano en el norte ferente y complementaria que se integran
de Chile, tanto en Arica, como en la costa y y solo pueden interpretarse como aspectos
en San Pedro de Atacama. En un principio de un modelo de asentamiento mayor en
parece predominar un patrón de recintos territorio y complejo en su estructuración.
dispersos, pero luego se va consolidando un En la Puna argentina se han detectado evi-
patrón de recintos agregados con mayor o dencias de que sitios relacionados a sistemas
menor complejidad (Núñez, 1995, Olivera, agropastoriles tempranos presentan funcio-
2001; Sinclare, 2004; Núñez, 2005; Adan y nalidad diversa y se ubican, asimismo, en
Urbina, 2007, entre muchos otros). sectores con diferente oferta de recursos.
En el noroeste argentino las evidencias La ocupación de estos sitios no es siempre
de aldeas son por ahora algo más tardías, permanente, sino que muchos de ellos dan
pero podemos afirmar que siguiendo patro- cuenta más bien de ocupaciones periódicas,
nes diversos ya estaban consolidadas hacia a veces de tipo estacional, más o menos re-
los 2.500 años A.P. En un principio parece currentes.
predominar, en la Puna y sus quebradas de En la Puna norte, en la mencionada zona
acceso, un patrón disperso como en Las Cue- de la quebrada de Inca Cueva, se han estu-
vas (quebrada del Toro, Salta) (Cigliano et diado diversas ocupaciones en aleros y cue-
al., 1976), Casa Chávez Montículos (Puna vas que formarían parte de un sistema de
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 305
asentamiento mayor (García 1988/89, 1991; isótopos estables de carbono (d13C) permi-
Aschero et al., 1992). García considera, por ten inferir la composición de las pasturas
ejemplo, que el grupo agroalfarero temprano que alimentaron a los camélidos. En el caso
que ocupó el Alero 1 de Inca Cueva mantenía de los camélidos silvestres (Lama guanicoe
algún grado de complementariedad econó- y Vicugna vicugna), las actividades de caza
mico-social con Alto Zapagua, zona de me- habrían sido desarrolladas tanto cerca de la
nor altitud sobre el nivel del mar. Además, base residencial ubicada junto a la vega en
esta autora postula la presencia de prácticas el fondo de cuenca como en los sectores in-
de caza complementarias de las agropastori- termedios y en las quebradas de altura, con
les y, ante la posible utilización de materias un patrón de caza generalizado y en el mar-
primas provenientes de la sierra del Aguilar, co de los movimientos trashumantes de los
adjudica una importante cuota de movilidad pastores en busca de forrajes para alimentar
a estos grupos humanos. a los animales de rebaño durante el ciclo
Dentro de la misma región, los trabajos anual (Grant y Olivera, 2016).
de Fernández (1888-89) en la cueva Cris- Para el caso de los animales domésticos
tóbal (Jujuy) y de Lavallée Julien y García (llamas, Lama glama) los resultados apuntan
(García, 1988/89; Lavallée y García, 1992; a la existencia de una rotación de pasturas
Lavallée et al., 1997) en las vertientes oc- para la alimentación de los rebaños con uti-
cidental y oriental de la sierra del Aguilar lización de las comunidades vegetales ubi-
apuntan, aparentemente, en la misma di- cadas a distintas cotas altitudinales (Grant y
rección. Se trata de sitios de funcionalidad Olivera, 2016). Así, en el Formativo tempra-
específica que parecen integrarse en siste- no (ca. 2.400 a 1.800 años AP) habría una
mas de asentamiento de mayor complejidad estrategia de pastoreo similar a la observada
y con alta dinámica logística. entre varios grupos de pastores andinos ac-
Nuestras investigaciones en Antofagasta tuales basada en el manejo complementario
de la Sierra (Catamarca), me llevaron a pro- de diferentes ambientes, fondos de cuenca y
poner para este sector de la Puna sur argen- quebradas altas. Sin descartar la utilización
tina un modelo denominado Sedentarismo de los sectores intermedios durante estos
Dinámico. Este involucraba asentamientos momentos agropastoriles iniciales, resalta
de pequeñas «aldeas» de ocupación perma- el hecho de que las pasturas de quebradas
nente, ubicados en los fondos de cuenca de altura habrían sido explotadas dentro del
(3.450 msnm), que ofrecen evidencias de ciclo anual de movilidad de los grupos de
diferente tipo de actividades (procesamiento pastores (Olivera, 2006).
y consumo de camélidos, agricultura, ma- Para el Formativo más tardío, los valores
nufactura de artefactos líticos y cerámica, d13C en especímenes de Lama glama, pare-
etc.) (Sitio Casa Chávez Montículos). Estos cen sugerir ciertas variaciones respecto al
sitios se integraban con otros en quebradas patrón señalado. Se plantea la hipótesis de
más altas (ca. 4.000 msnm), utilizados como que desde aproximadamente ca. 1.800 años
puestos de caza y pastoreo en ciertas épocas atrás encontraríamos la coexistencia de dos
del año (quebrada de Real Grande) (Olivera, estrategias diferentes de pastoreo. Un con-
1991, 2012). El modelo contempla además junto de llamas muestra una dieta basada
otro tipo de sitios de actividades específicas en mayor parte en plantas silvestres domi-
(e.g., fuentes de materia prima lítica) y se nantes en la Puna (valores muy pobres del
apoyaba en una economía de pastores con isótopo d13C), mostrando la continuidad de
agricultura, utilizando incluso otros sectores, la estrategia observada durante el Formativo
como las quebradas de cursos subsidiarios temprano, pero otros individuos con valores
(3.600-3.900 msnm), como sectores com- más altos de d13C parecen sugerir la apari-
plementarios de caza y/o pastoreo (Olivera, ción de una nueva estrategia de manejo de
1991, 2012). rebaños. Esta nueva estrategia se caracteri-
Recientes aportes a través del estudio de zaría por una disminución en la movilidad,
306 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
manteniendo a los rebaños cerca de los asen- sos que optimizara las posibilidades de su
tamientos del fondo de cuenca y/o sectores ambiente particular con la intención de dis-
intermedios y complementando la dieta de minuir las condiciones de riesgo propias del
algunos animales mediante forraje artificial, altiplano.
probablemente Zea mays (maíz), una especie Podemos concluir que en la Puna argenti-
C4 cultivada en tiempos prehispánicos. Este na, a diferencia lo observado para los valles
tipo de manejo de rebaños es similar al ob- más bajos, el pastoreo de camélidos parece
servado entre pastores actuales de Antofa- haber sido el eje logístico alrededor del cual
gasta de la Sierra, con la diferencia que en se organizaba el sistema de asentamiento-
este caso el forraje suministrado (alfalfa) es subsistencia. Sin embargo, la agricultura
una planta C3 (Grant y Olivera, 2016). también fue practicada por los grupos con
Los resultados descriptos coinciden en diversa intensidad según la región y la épo-
buena medida con el ciclo de pastoreo pro- ca. Por ejemplo, parece aumentar la impor-
puesto por el modelo de Sedentarismo Diná- tancia del recurso agrícola en sectores de la
mico, pero para el caso de la caza muestran Puna norte y, en general, luego del comienzo
una mayor generalización espacial que la de la era cristiana. Por otra parte, la caza de
predicha originalmente. camélidos y la recolección (vegetales, ma-
Pero este no debe haber sido el único terial lítico) ocuparon, en todos los casos,
modelo de asentamiento-subsistencia que se posiciones de importancia. El enfrentar un
desarrolló en la Puna. Delfino et al. (2009) ambiente como el desierto de altura parece
proponen para Laguna Blanca, también en la haber llevado a las poblaciones humanas a
Puna de Catamarca pero con diferentes con- diversificar todo lo posible el espectro de re-
diciones ecológicas, lo que denominan Modo cursos (cuyo número era y es muy limitado)
de Vida Comunitario Agrocéntrico. Los au- en una estrategia de disminución del riesgo
tores entienden la categoría Modo de Vida, y las condiciones de mayor incertidumbre
como una respuesta social a las condiciones ambiental que ofrece el ecosistema puneño
objetivas de un ambiente determinado, en (Yacobaccio, 1994; Escola, 1996; Olivera,
una dimensión histórica y estructural, sin 1998; Muscio, 2013).
necesidad de que se corresponda con una
fase del proceso de un modo de producción, LA TECNOLOGÍA:
articulándolo en un nivel de organización DIVERSIDAD Y REGULARIDAD
social comunitario y supradoméstico. Esta
instancia de organización del conjunto de La aparición de nuevas tecnologías aso-
unidades domésticas campesinas represen- ciadas al Formativo (alfarería, metalurgia,
taría una respuesta de organización social palas y azadas líticas para actividades agrí-
para las actividades productivas. Entre ellas colas, nuevas formas de puntas de proyectil,
cabría reconocer un grado de acuerdo supra- etc.) se debe analizar de la misma manera
doméstico en la gestión de recursos hídricos integrada que el asentamiento y la subsis-
escasos, o también en la explotación a tra- tencia. La incorporación de las prácticas al-
vés del chaku (encierro de animales silves- fareras, por ejemplo, no es imprescindible en
tres para facilitar la caza o para esquilarlos sí misma, pero su advenimiento trae apare-
y luego devolverles la libertad]) de recursos jadas nuevas y sustanciales potencialidades
faunísticos estratégicos, como la vicuña, en- en las prácticas de transporte, conservación,
tre otros (Delfino et al., 2009: 134). procesamiento, almacenamiento y cocción
La interesante propuesta anterior mues- de los alimentos. Asimismo, como destaca
tra la alta variabilidad de adaptaciones que Vidal (2002) la elaboración de alfarería o
pueden manifestarse en el Formativo andi- la necesidad de tierras aptas para el laboreo
no, pero no invalida en mi opinión que, en agrícola y/o el pastoreo son nuevas variables
general, se trata de sociedades que buscaron que condicionan la elección de los espacios
una economía de amplio espectro de recur- de asentamiento en función de disponer de
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 307
los recursos necesarios para esas prácticas. En la Puna, sin embargo, cuando anali-
Se puede considerar que existe una re- zamos la cerámica observamos que en los
lación importante entre los sistemas de lugares de habitación los tipos ordinarios
asentamiento-subsistencia sedentarios y (sin decoración) o lisos pintados y/o puli-
agropastoriles con la aparición de nuevas y dos son los absolutamente dominantes. Esto
variadas tecnologías relacionadas con acti- no debería extrañar, ya que si la cerámica
vidades específicas. El incremento en el nú- cumplía funciones de uso cotidiano para co-
mero de artefactos se relaciona con la mayor cina o depósito expuesta a un seguro y, muy
permanencia en los sitios y la tendencia a probablemente, rápido deterioro, no merecía
acumular más posesiones cuando no se las una inversión alta de trabajo en su confec-
deben transportar a menudo de lugar en ción estética sino que se haría hincapié en
lugar como ocurría con los cazadores-reco- sus propiedades técnicas (dureza, permeabi-
lectores más móviles, por otra parte el incre- lidad, resistencia térmica, etc.) asociadas a la
mento de la variedad de artefactos podría función a que la vasija estuviera destinada.
deberse a que la permanencia anual llevaría Por ejemplo, como sugiere Muscio (2004),
a un alto rango de actividades desarrolladas en un entorno como la Puna la cerámica uti-
en un solo lugar (ver un detallado análisis lizada como tecnología de cocción aumenta
en Rafferty, 1985). notablemente la eficiencia nutricional de los
Todo parece apuntar a que la incorpora- recursos feculosos.
ción de la alfarería a las sociedades de los En este tipo de cerámicas de uso cotidia-
Andes Centro Sur es más tardía respecto de no, asociadas a los sitios de Puna y quebra-
los procesos que llevan a las estrategias pro- das de acceso, se observa una importante
ductivas y los cambios en la movilidad de cuota de estandarización técnica en las dis-
los grupos. No existen aún evidencias claras tintas regiones, donde destacan las cerámi-
de presencia cerámica hasta los 3.500/3.000 cas oscuras (negras, marrones, gris verdosas)
años AP y no existen registros de un pro- con manchas en la superficie. Sin embargo,
ceso claro de experimentación local. Antes la cerámica utilizada para caracterizar el
del tercer milenio son muy pocos los frag- Formativo fue la decorada que proviene es-
mentos cerámicos asociados a sociedades pecialmente de cementerios. Esta cerámica
que contextualmente no se diferencian de muestra, dentro de tendencias comunes, una
las precerámicas. gran variabilidad entre piezas resumida en
Se han registrado escasos fragmentos ce- una escasa «estandarización» formal. Este
rámicos en sitios de la Puna de Jujuy como hecho podría sugerir que la manufactura no
Tomayoc, Inca Cueva Alero 1 o Cueva de estaba limitada a grupos especializados de
Cristóbal con fechas cercanas al inicio del artesanos dentro de la población ni seguía
primer milenio A.C. (García, 1988/89; Fer- las directivas de una entidad política de gran
nández, 1988/89) y más recientemente con envergadura, sino que predominaba proba-
fechas posiblemente anteriores en Rama- blemente la manufactura a nivel de unidades
das Estructura 1 (Muscio, 2011b) y en la familiares con un gran número de artesanos
Puna meridional (S. Hocsman, com. pers.). involucrados. En resumen, no existía una
Pero, es a partir de los 3.000/2.500 años especialización artesanal marcada ni una
A.P. cuando la tecnología cerámica sufrió homogeneidad estilística muy acentuada
una importante expansión en el NOA, con en estas poblaciones. A medida que avanza
una alta cuota de diversidad en sus formas el proceso en el tiempo aparecerán organi-
y decoraciones que muestra a las claras que zaciones sociales que sí respondan a esos
a medida que avanzó el proceso ocupó un parámetros de estandarización más rígidos
rol muy importante, tanto desde el punto de posiblemente en asociación a una mayor
vista económico como del social y simbólico, complejidad social y política, que puede in-
ya que es el ajuar principal en la mayoría de cluir estratificación social, corporativismo,
las inhumaciones. jerarquización en la toma de decisiones, etc.,
308 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
cuyo tipo y grado es muy variable según la presencia en el sitio Urcuro (San Antonio
cronología y la región involucradas. de los Cobres, Salta) de la asociación de ce-
Respecto de la tecnología lítica, dentro de rámica negra pulida y gris bruñida junto al
una alta variabilidad regional, podemos des- patrón de instalación característico de San
tacar la tendencia a la aparición de nuevos Pedro de Atacama (Fase Coyo), y sugiere que
artefactos ligados a las prácticas productivas el norte de Chile fue el área de origen de
(las azadas y palas líticas son un ejemplo esta variación cultural que se expandió hacia
emblemático), el mantenimiento de otros ti- el valle de San Antonio de los Cobres hacia
pos pero con modificaciones formales y, tal 1.500 años atrás. También apunta (op. cit.,
vez, funcionales, asociado a una tendencia a 2013) que anteriormente, hacia alrededor de
la aparición de mayor cantidad de artefactos 2.000 años atrás, habría ocurrido un proce-
con filo útiles pero sin una forma muy ela- so similar documentado en la cerámica del
borada (Escola, 2004; Hocsman, 2006a, b). sitio Matancillas, pero que conectó al valle
Los artefactos relacionados a la molienda, si de San Antonio con las tierras bajas orien-
bien ya son comunes en épocas precerámi- tales. Asimismo, en Antofagasta de la Sierra
cas, modifican a veces su morfología y crece (Puna meridional) se observan cerámicas
su abundancia, especialmente en las aldeas negras y rojas pulidas similares a estilos del
estables. norte de Chile previo a la era cristiana (sitios
Las puntas de proyectil tienden a ser más Las Escondidas y Casa Chávez Montículos
pequeñas y parecen asociadas al uso cada Componente Inferior), mientras que poste-
vez más generalizado del arco, aunque per- rior al comienzo de esta era (ca. 2.000 AP)
siste seguramente la lanzadera o propulsor. aumentan notablemente los estilos (Ciénaga,
También es notable el aumento en la utili- Saujil, Aguada) asociados a los valles meso-
zación de la obsidiana como materia prima termales de Argentina (sitios Casa Chávez
cuyos principales yacimientos se ubican casi Montículos Componente superior, Punta de
exclusivamente en la Puna, generándose la Peña, Corral Grande 1, etc.) (Olivera et
activos circuitos de explotación e intercam- al., 2015).
bio a larga distancia de esta materia prima Como ya se mencionó y más allá de las
(Yacobaccio et al., 2004). Esto último nos evidencias mencionadas, existe en el contex-
permite introducirnos en otro aspecto funda- to instrumental de las sociedades formativas
mental del Formativo puneño: la circulación de la Puna un material que ha brindado im-
de bienes, energía e información a medias y portante información respecto a las posibles
largas distancias que exceden la región, lo redes de tráfico/intercambio existentes en-
que incluye obviamente a la movilidad de tre éstas y los habitantes de otras áreas: la
personas y animales de transporte (llamas obsidiana. La caracterización geoquímica de
cargueras). ejemplares de esta roca de afloramientos y
sitios arqueológicos ha permitido acercase
a la procedencia de distintas variedades y,
MÁS ALLÁ DE LA PUNA:
de esta forma, desde dónde y hacia dónde
LA MOVILIDAD INTERREGIONAL
circulaban (Escola, 2007).
Continuando con prácticas que venían A partir de 1990 se llegaron a localizar y
desde el Arcaico miles de años antes, desde caracterizar geoquímicamente 11 fuentes de
los mismos inicios del Formativo se observan obsidianas y se generó, con la colaboración
contactos y relaciones de diferente tipo con de Michael Glascock (Missouri University
otras regiones, a veces muy distantes como Research Reactor, USA), una base de da-
las tierras bajas orientales o la costa del Pa- tos de las concentraciones elementales de
cífico (Figura 3). muestras procedentes de estas. Frente a esta
La tecnología constituye, sin ser el único, base de datos se compararon los resultados
un elemento sumamente útil para verificar obtenidos de la caracterización geoquími-
estas interacciones. Muscio (2013) señala la ca de artefactos arqueológicos procedentes
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 309
Figura 3. Sonajero de ca. 3.000 años A.P. hallado en el sitio Cueva Cacao 1 (Catamarca)
manufacturado con una calabaza de los valles, semillas de la selva, valva del Pacífico y lana
y cuero de camélido de la Puna (izquieda). Se halló en un probable evento ritual junto a unas
sandalias de cuero de llama (derecha), con dos plumas de flamenco y dos trenzas de pelo
humano cortadas intencionalmente. Constituye un ejemplo de la compleja dinámica de rela-
ciones interregionales de las sociedades agropastoriles tempranas.
de sitios datados entre ca. 2.200-400 años de chañar, algarrobo, porotos, madera de
A.P., emplazados en distintos sectores de la sauce, entre otros, fueron relevados en di-
Puna, los valles mesotérmicos orientales y versos sitios formativos de Antofagasta de
la selva montana (Escola et al., 1994; Váz- la Sierra, indicando contactos con los valles
quez y Escola, 1995; Yacobaccio y Lazzari, más bajos, así como con regiones tan leja-
1996/1998). A partir de estas investigacio- nas como la costa pacífica (caracoles en Casa
nes se sugirió la existencia de dos esferas Chávez Montículos y Cueva Cacao 1A) y las
de circulación principales al norte y sur del tierras bajas (López Campeny et al., 2005;
NOA. La primera incluiría fundamentalmen- Olivera, 2006). Se ha sugerido que las redes
te la circulación de la obsidiana procedente de tráfico por las que estos objetos habrían
de la fuente de Zapaleri o Laguna Blanca circulado podrían haber estado sostenidas
(sudoeste del Altiplano de Lípez, Bolivia; por relaciones de parentesco activas desde
extremo NO de Argentina), mientras que la momentos tan antiguos como ca. 3.600 años
segunda esfera de la variedad procedente de atrás, en las que habrían estado implicadas
la fuente Ona-Las Cuevas (noroeste de Cata- mujeres que viajaban desde y hacia los valles
marca). Estas coinciden con las dos esferas (Aschero et al., 2002; Aschero, 2007).
de interacción social señaladas por Tarragó Muscio (2013), analizando el tema desde
(1992, 1994) para el Período Formativo del lo adaptativo, considera que esta dinámica
NOA, una en el sector norte, centrada en la de relaciones constituye una respuesta al
quebrada de Humahuaca, la otra en el sector riesgo donde las fluctuaciones ambientales
sur o área valliserrana, conocida como cultu- se amortiguan mediante el intercambio inte-
ra Aguada. En ellas, consolidadas entre ca. rregional de recursos entre poblaciones con
1.300-1.000 años A.P. (Tarragó, 1999), los nichos económicos divergentes y donde la
recursos de larga distancia habrían circula- coexistencia simbiótica resulta de situacio-
do por medio de lazos y contactos sociales nes en las cuales el beneficio obtenido del
y políticos mutuamente excluyentes e inde- mutualismo supera los costos competitivos.
pendientes (Yacobaccio et al., 2002, 2004; Asimismo, piensa que estas interacciones
Escola, 2007). bien pudieron basarse en relaciones de pa-
Otros elementos alóctonos como frutos rentesco (Muscio, 2013).
310 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
tuir que la vida social y el mundo espiritual de un proceso más profundo en el tiempo y
de estas sociedades estuvieron lejos de ser que se inicia a principios del Holoceno tardío
simples y mostraron una variedad excitante (ca. 4.500-5.000 años AP) en las sociedades
de grupo a grupo. cazadoras-recolectoras del Arcaico Tardío. Por
Finalmente, las nuevas tecnologías pro- otra parte, se puede notar a través del texto
ductivas y de otro tipo, unidas a los cam- precedente que existen elementos comunes,
bios en la esfera ideológico-simbólica, pa- pero principalmente una alta variabilidad re-
recen haber permitido que paulatinamente gional que debe ser contemplada y que pare-
las poblaciones se aglutinaran en centros ce relacionada con diferentes variables (am-
poblacionales cada vez mayores asociados a biente, clima, historia cultural previa, etc.).
territorios con condiciones ambientales de Esto puede notarse, por ejemplo, en que en
buena sustentabilidad económica apropiadas ciertos lugares los cambios en la movilidad
para la nueva forma de uso del territorio. preceden a la incorporación definitiva de la
Este proceso desembocará más tarde o más producción de alimentos, las nuevas tecnolo-
temprano en estructuras políticas complejas gías o los cambios en la ritualidad, pero tam-
y en centros urbanos (Albeck et al., en este bién se producen casos inversos. En resumen,
volumen), lo cual se manifestará en el con- cada caso debe ser analizado detenidamente
trol de importantes territorios por parte de y no caer en generalizaciones simplistas que
un mismo grupo étnico que pudieron derivar, pueden esconder esta compleja variabilidad
incluso, en situaciones de conflicto durante cultural.
momentos posteriores (Período Tardío o de Así, puede considerarse el Formativo
Desarrollos Regionales) (ver e.g., Nielsen, como un proceso que se originó a partir de
2007 para un análisis del tema). ciertas necesidades de las poblaciones huma-
nas de los Andes que, a través de diferentes
CONCLUSIONES caminos, introdujeron cambios en su orga-
nización que involucraron tanto las condi-
El concepto de Formativo involucra un fe- ciones intrínsecas de la sociedad como su
nómeno complejo y apasionante que ha lleva- relación con el medio externo, tanto natural
do a los investigadores a más de seis décadas como antrópico. La paulatina ocupación de
de discusión, sin que aún haya un acuerdo espacios disponibles y el crecimiento demo-
aceptable sobre sus características e implican- gráfico parecen haber jugado un rol impor-
cias (Olivera, 2012). Mi interés, junto a otros tante en la consolidación de este proceso.
colegas en esta obra, fue exponer a un público A través de este proceso las sociedades
lector más amplio que el científico especiali- puneñas intentaron diferentes caminos para
zado las características de las más tempranas encontrar nuevos niveles de sustentabilidad
sociedades productoras de alimentos y los as- y hacer frente a las modificaciones ambien-
pectos principales del proceso de cambios que tales que se les fueron planteando, junto a
está en la base de la complejidad sociopolítica cambios sustanciales en las relaciones socia-
posterior. Para finalizar destacaremos algunos les intra e intergrupales, la esfera simbóli-
elementos que podrían considerarse claves en ca y la ritualidad (Aschero, 2006; Núñez et
el Formativo de la Puna, que en algunos casos al., 2006a). La introducción de estrategias
comparte con el Formativo andino en general productivas fue un factor clave, aunque no
pero que en otros son específicos del proceso necesariamente el único ni el primero para
en el altiplano. muchos de los casos regionales. Se puede
En primer lugar, debemos resaltar que las pensar, de manera más general, que se tra-
principales propiedades de las sociedades tó de un proceso que apuntó a establecer
agropastoriles tempranas (mayor sedentari- economías de amplio espectro y disminuir
zación, incorporación de vegetales y animales el riesgo propio de zonas áridas o semiá-
domésticos, nuevas tecnologías, cambios en ridas (ver Escola, 1996). En este sentido,
las concepciones simbólicas) son la conclusión Núñez et al. (2009) plantean que «en dis-
D. E. Olivera: Arqueología del formativo: los inicios de la agricultura y la ganadería 313
tintas regiones del mundo, incluyendo los qué la opción productiva se haya disparado
Andes, se ha observado más recientemente en lugares diferentes, en tiempos distintos y
el surgimiento de sociedades transicionales con tal variabilidad de manifestaciones or-
y complejas durante los períodos Arcaico y ganizacionales de la sociedad.
Formativo junto al manejo de recursos de
subsistencia generados en actividades par- L I T E R AT U R A C I TA D A
ticulares, independientes de la agricultura» Adán A. L. S., Urbina, A. 2007 Arquitectu-
(op. cit. 2009: 71) ra formativa en San Pedro de Atacama.
La mayor población y constricción territo- Estudios Atacameños: Arqueología y An-
rial, probablemente estimularon el creciente tropología Surandinas, 34: 7-30.
sedentarismo de los cazadores-recolectores Aguerre A., Fernández Distel. A., Aschero, C.
1975 Comentarios sobre nuevas fechas
del Arcaico Tardío, siempre y cuando este en la cronología arqueológica precerámi-
pudiera sustentarse en recursos suficientes, ca de la Pcia. de Jujuy. Relaciones SAA
predecibles y de alto rendimiento. Esta op- (n.s.), 9: 211-214.
ción la ofrecieron los camélidos sudamerica- Aschero C. 2000. El poblamiento del territo-
nos en las tierras altas puneñas, apoyada en rio. En: M. Tarragó (ed.), Nueva Historia
Argentina, Los Pueblos Originarios y la
diversa medida por la recolección vegetal. Conquista. Editorial Sudamericana, Bue-
De esta forma, la larga e íntima relación evo- nos Aires, pp. 17-59.
lutiva (coevolución) entre animales, plantas Aschero C. 2006. De cazadores y pasto-
y seres humanos llevó a que tempranamente res. El ar te rupestre de la modalidad
se iniciaran procesos de domesticación que Río Punilla en Antofagasta de la Sierra
y la cuestión de la complejidad en la
finalmente aseguraron un mayor control de Puna meridional argentina. En: D. Fio-
ciertos recursos mediante el pastoreo y la re, Podestá, M. M. (eds.), Tramas en
agricultura. Esta no fue una opción de re- la piedra. Producción y usos del ar te
emplazo sino de ampliación del espectro de rupestre. Altuna impresiones. Buenos
recursos ante las nuevas circunstancias or- Aires, pp. 103-140.
Aschero C. 2007. Iconos, huancas y cen la
ganizacionales de la sociedad. Puna sur argentina. En: A. Nielsen, M. C.
Se destaca el rol jugado por el ambien- Rivolta, V. Seldes, M. Vázquez y P. Mercolli
te, el que constituyó un marco vital en este (eds.), Producción y circulación prehispá-
proceso. Las evidencias sugieren que si bien nicas de bienes en el sur andino. Editorial
no determinó las respuestas humanas, sí Brujas, Córdoba, pp. 135-165.
Aschero C., Hocsman S. 2011. Arqueología
las permitió y/o limitó de acuerdo a la po-
de las ocupaciones cazadoras-recolecto-
tencialidad de recursos que cada región y ras de fines del Holoceno Medio de An-
momento cronológico hacían disponibles al tofagasta de la Sierra (Puna meridional
hombre (Núñez et al., 2005; Olivera et al., Argentina). Chungará, 43: 393-411.
2006; Tchilinguirian, 2008; Yaccobaccio y Aschero C., Podesta M., García L. 1992. Pin-
turas rupestres y asentamientos cerá-
Morales, 2005). Es por ello que establecer
micos tempranos en la Puna argentina.
cada vez más claramente las condiciones pa- Arqueología, 1: 9-49.
leoambientales resulta vital en la compren- Aschero C., Zurita R., Colaneri M., Toselli A.
sión del origen, desarrollo y consolidación 2002. El bebé de la Peña. XIII Congre-
del proceso Formativo puneño. so Nacional de Arqueología Argentina.
Actas 2: 229-238. Córdoba.
Este proceso seguramente implicó por
Babot M. P. 2005. Plant resource proces-
parte de las sociedades cazadoras-recolec- sing by Argentinian Puna hunter-gathe-
toras complejas del Arcaico cantidad de in- rers (ca. 7000-3200 b.P.): Microfossil
tentos fallidos, respuestas no adaptativas, record. Phytolitharien: Bulletin of the So-
retrocesos y cambios de rumbo antes de la ciety for Phytolith Research, 17: 9-10.
consolidación de las sociedades Formativas Babot M. P. 2006. El papel de la molien-
da en la transición hacia la producción
plenas, siendo en estas situaciones de crisis agropastoril: Un análisis desde la Puna
donde probablemente se encuentren algunas Meridional argentina. Estudios Atacame-
de las más excitantes explicaciones de por ños, 32: 75-92.
314 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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A. Martel: Caravanas de llamas: tecnología clave para la interacción social prehispánica 319
ä Resumen — Este capítulo considera las sociedades que habitaron las tierras altas de
la Puna desde los albores del segundo milenio hasta el fin del dominio incaico (siglos X al
XVI). Se trata de una época en la que ocurrieron grandes cambios climáticos y sociales en
los Andes Centro Sur e incluyeron la instalación de un régimen climático de mayor aridez, el
surgimiento de importantes conflictos interétnicos y la expansión del Imperio Incaico. Las par-
ticularidades de las sociedades puneñas de la época incluyen la cría de llamas como recurso
económico dominante y el rol claramente marginal de la agricultura hasta la llegada de los
incas. Se ponen en relevancia los principales grupos étnicos, propios del sector norte de la
Puna en ese período, que lograron perdurar hasta las primeras décadas de la invasión hispa-
na, y la diversidad de los patrones de asentamiento arqueológicos que refuerza la existencia
de diferentes entidades sociales. Para la Puna meridional, en cambio, los datos arqueológicos
indican la presencia de grupos con un menor desarrollo demográfico y político al depender
mayormente de las grandes sociedades asentadas en los valles adyacentes como Hualfín.
Las redes de interacción identificadas responden a lazos de corta y larga distancia para
la obtención de recursos alimenticios complementarios, elementos de utilidad económica y
objetos suntuarios. Finalmente, se destaca la importancia de la dominación incaica de la Puna,
cuyo legado perdura en la sociedad actual. Se trata principalmente la red de caminos, nueva
tecnología agrícola, producción minera y la existencia de espacios sagrados, como ofrendas
en las altas cumbres de la región.
Palabras clave: Puna de Argentina; Siglos X al XV; grupos étnicos y asentamientos; pro-
ducción e intercambio.
ä Abstract — “Human societies in the Puna. From the beginning of the second millennium
to the end of Inca rule”. This chapter deals with societies that lived in the Puna highland, from
the beginning of the second millennium to the end of Inca rule. It was a time of great changes
in the South Central Andes, both at natural and social scales. It included the onset of drier
climatic conditions, interethnic conflicts and the rise and expansion of the Inca Empire. Lama
herding was clearly dominant at the economic level compared with the marginal role played
by agriculture until the arrival of the Incas. Different ethnic groups lived in the northern part
of the Puna in that period (and endured until the Spanish invasion) and, together with their
varied archaeological settlement patterns, reinforce the existence of diverse social units.
Archaeological data from the southern Puna shows the existence of a lesser demographic
development and political dependence on the big societies settled in nearby valleys like Hualfín.
Interaction was important with contemporaneous societies living in other ecological regions.
Traffic routes covered short and long distances and provided complementary food resources,
and both utilitarian and sumptuous goods. Finally, the legacy of Inca domination shows traces
that have endured in modern society. Features related to the Inca period include roads, new
cultivation technologies, mining and the presence of sacred places like offerings found on the
summits of high mountains in the area.
Keywords: Argentinean Puna; tenth to fifteenth centuries; ethnic groups and settlements;
production and exchange.
322 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
A escala macro regional, en los Andes En la Puna las prácticas productivas del
Centro Sur los años inmediatos a la transi- pasado fueron propiciadas por las condicio-
ción hacia el segundo milenio fueron mar- nes ambientales, los diferentes tipos de pai-
cados por diferentes eventos, tanto en lo saje y el nivel tecnológico de las sociedades
climático como en lo social. Una serie de que la habitaron. En este contexto, se desta-
crisis en lo productivo fue disparada por una caba la cría de llamas como el sustento más
sucesión de sequías, iniciada en el siglo X, importante y difundido, mientras que la pro-
que hizo eclosión en los siglos XIII y XIV (Liu ducción agrícola tuvo características de mar-
et al., 2005; Gayó et al., 2012; Albeck et al., ginalidad, restringida a espacios reducidos
2017). Fenómeno paralelo al surgimiento de y mediante el uso de diversas inversiones
diversas unidades socio-políticas en general tecnológicas. Otras actividades económicas
rivales entre sí (Lumbreras, 1974; Arkush, fueron de tipo extractivo como la minería y
2008, 2009). La Puna septentrional no fue la recolección de sal, principalmente de las
ajena a estos procesos y la conquista por el Salinas Grandes (Albeck, 2001).
estado incaico en el siglo XV dejó marcas Si nos atenemos a la producción animal,
profundas, tanto en el paisaje como en las son muy distintas las condiciones de pasturas
costumbres y tecnologías de las sociedades que ofrece la Puna de Jujuy en comparación
puneñas. con las correspondientes a las de Salta y Ca-
En este capítulo se discute, en primer tamarca. Por la calidad de algunos pastos y
lugar, sobre las prácticas económicas de las las extensas superficies cubiertas por vegeta-
sociedades de la Puna teniendo en cuenta ción arbustiva de tolares (Ottonello y Krapo-
las condiciones ambientales de las distintas vickas, 1973 ; Ruthsatz y Movia, 1975), gran
sub-áreas. Se considera el pastoreo de camé- parte de la Puna jujeña es apta para el pasto-
lidos como la principal actividad productiva, reo (si se exceptúan lagunas, salares, arena-
aunque en algunos sectores con condiciones les, afloramientos rocosos y altas cumbres).
muy favorables se registran sistemas agríco- Dichas condiciones, favorables para la cría
las; también se destaca la importancia de los de ganado, se ven reducidas marcadamente
recursos mineros y la extracción de sal. en los ambientes de Puna de las provincias
En segundo lugar se hace referencia a las de Salta y Catamarca, principalmente por la
diferentes etnias que habitaron la Puna, re- notable reducción de la pluviosidad, sumada
conocidas a través de los registros históricos, a una mayor altitud sobre el nivel del mar
y se describen los sitios de vivienda y pro- (Salta) y una ubicación geográfica más me-
ductivos más relevantes del periodo, junto ridional (Catamarca). Estas variaciones han
con las características materiales y tecnoló- llevado a la discriminación en los Andes Cen-
gicas propias de cada grupo. tro Sur, desde la cuenca del Titicaca hasta la
En tercer lugar se refiere a las redes de Puna de Catamarca, de diferentes tipos de
interacción con áreas vecinas y lejanas, que vegetación ubicados como franjas grosera-
adquieren su máximo desarrollo a partir del mente paralelas y caracterizadas como Puna
siglo XIII, reflejadas en las pinturas rupestres húmeda o normal, Puna seca o espinosa y
y en los hallazgos de bienes materiales, per- Puna desértica o salada (Troll, 1958).
mitiendo plantear circuitos de intercambio Así, los espacios con pasturas en el sector
de corta, media y larga distancia. meridional de la Puna se comportan como
Por último se tratan las evidencias de la oasis, al depender principalmente de la pre-
dominación incaica, registradas en diferen- sencia de vertientes de agua que alimentan
tes tramos de caminos y tambos a lo largo sectores de vegas u otro tipo de vegetación
del territorio y santuarios ubicados en altas que pueden ser aprovechados como pastu-
cumbres. ras; normalmente se trata de espacios redu-
cidos, separados por extensas áreas desérti-
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 323
cas. Como excepción se destaca la zona de tenecientes a la primera mitad del segun-
Laguna Blanca, ubicada al pie del nevado do milenio en Bajo el Coypar I (Olivera et
homónimo, y la hoyada de Antofagasta de al., 1994; Tchilinguirian y Olivera, 2011).
la Sierra. Se trata de campos de cultivo asociados al
La actividad pastoril generó gran canti- tardío regional con una ocupación incaica
dad de derivados: carne fresca y seca, grasa, posterior (Vigliani, 2005). En la cuenca de
cueros, lana, abono y la producción textil. Laguna Blanca, en cambio, la agricultura y
Esta última fue de particular importancia, la instalación humana fueron importantes en
especialmente en el sector central de la Puna el primer milenio después de Cristo (Albeck
de Jujuy (cuencas de Pozuelos y Miraflores), y Scattolin, 1984; Delfino et al., 2009), no
si se tienen en cuenta los abundantes restos así en el segundo.
arqueológicos relacionados con el hilado y La producción agrícola se almacenaba a
el tejido (Krapovickas, 1985; Albeck y Ruiz, escala doméstica mediante el uso de gran-
2003). De una importancia fundamental se des vasijas, sacos y probablemente hoyos,
debe considerar el uso de los camélidos do- como se practica actualmente. En la cuenca
mésticos como animales de carga y su resis- de Guayatayoc, a nivel comunal, los pro-
tencia para realizar largas travesías con muy ductos se guardaban en silos construidos
poco consumo de agua y alimento, funda- contra paredones rocosos ubicados en las
mentales en el funcionamiento de las redes cercanías de los poblados o de las áreas de
de intercambio con sociedades aledañas (Ya- cultivo; también se identifican estructuras de
cobaccio, 2014). almacenamiento en Antofagasta de la Sie-
La agricultura, por su parte, estuvo res- rra (Tchilinguirián y Olivera, 2011; Albeck,
tringida por los factores altitudinales y las 1993; Zaburlín, 2015).
precipitaciones, que no son suficientemen- Los recursos minerales de la región tam-
te prolongadas ni abundantes en el ámbito bién fueron aprovechados, como las menas
puneño. Estas limitaciones fueron superadas metalíferas identificadas en diversos contex-
mediante la inversión de trabajo en la cons- tos arqueológicos de la Puna, (Angiorama y
trucción de estructuras de riego y terrazas Becerra, 2010; Boman, 1992 [1908]), diver-
de cultivo en áreas apropiadas, pudiendo sos tipos de roca (Yacobaccio et al., 2004), la
obtener un complemento alimentario con el sal (Boman, 1992 [1908]) y otros recursos
cultivo de algunas especies micro-térmicas de interés, prácticas que la población indíge-
(quinoa, oca, ulluco, maíz de tipo bolita y na continuó desarrollando en el siglo XVIII
otras). No obstante, la producción agrícola (Palomeque, 2000) y hasta épocas más re-
en la Puna fue siempre de riesgo, sujeta a cientes.
eventuales heladas, granizo o sequías (Al-
beck, 1993). LOS GRUPOS HUMANOS Y SUS
Las áreas agrícolas arqueológicas se en- A S E N TA M I E N T O S
cuentran principalmente en la cuenca de
Miraflores-Guayatayoc (Casabindo, Abralai- Al ser la Puna un lugar propicio para el
te, Rachaite y otros espacios), tal vez por pastoreo de camélidos como actividad eco-
ubicarse a una altitud menor que las demás nómica principal, el patrón de poblamiento
cuencas endorreicas de la región, y se insta- más característico se refleja en la presencia
laron en lo que ha sido definido como “faja de pequeños sitios de vivienda ubicados
óptima” (Ottonello y Krapovickas, 1973). en distintos pisos altitudinales o en las in-
También se registra ocupación agrícola en mediaciones de fuentes de agua, ocupados
los fondos de cuenca de los afluentes del Pil- estacionalmente, dependiendo de las ne-
comayo en el extremo norte de la región (río cesidades del cuidado de los rebaños y de
Grande de San Juan y río Yavi). las dinámicas familiares en la organización
En la Puna sur, en Antofagasta de la productiva (Zaburlín, 1998). Aun así, el de-
Sierra, se han fechado áreas agrícolas per- sarrollo a nivel social, especialmente durante
324 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
los siglos XI al XV, propició la instalación de dece a migraciones más tardías que tuvieron
asentamientos con una mayor densidad po- lugar durante la etapa colonial (Krapovickas,
blacional en el sector central y norte de la 1978, 1984). De éstos, solo los cochinocas y
Puna de Jujuy, mientras que en el resto del casabindos perduraron como grupos de en-
ambiente puneño no tuvo lugar un proceso comienda hasta los inicios de la república,
local de esta naturaleza. para desaparecer como sociedad distintiva
En la Puna jujeña, las sociedades propias en la primera mitad del siglo XIX (Palome-
del segundo milenio fueron, en parte, con- que, 2006). Si bien desde los conjuntos ce-
tinuación de las precedentes (Krapovickas, rámicos no se ha podido discriminar a los
1984; Zaburlín, 2015). En este contexto re- cochinocas de los casabindos prehispánicos
sultan significativas las que hicieron uso de (Krapovickas, 1984; Zaburlin, 2015), otros
la cerámica conocida como Isla, identificada elementos como la arquitectura y las prácti-
en varios lugares como Pueblo Viejo de Gua- cas de inhumación, entre otras, estarían in-
yatayok, Tabladitas, Santa Ana de Abralaite, dicando que se trataba de grupos con iden-
Cochinoca y Moreta, entre otros (Mamaní, tidades marcadamente diferentes.
1998; Krapovickas, 1968; Zaburlín, 2012, Desde la arqueología se definieron di-
2015; Basso, 2015; Pérez Pieroni y Angio- ferentes “culturas” que habitaron la Puna
rama, 2017). de Jujuy, principalmente en base a estilos
Entre los siglos XV y XVI, los pobladores cerámicos (Ottonello y Krapovickas, 1973),
de la Puna sufrieron tanto el peso de la con- con lo cual muchos poblados arqueológicos
quista incaica como el cambio radical que se consideraron parte de un mismo grupo
significó la invasión de los europeos. Es a étnico. A la luz de nuevas evidencias sobre
partir de las crónicas de este último proceso, patrones de asentamiento, técnicas construc-
y de la documentación colonial, que cono- tivas, tipos de entierro y datos etnohistóricos
cemos los nombres de diferentes grupos que se podrían plantear algunas correlaciones
habitaban las tierras altas y, también, las que entre determinados asentamientos arqueo-
nos permiten relacionar dichas sociedades lógicos con antiguas unidades sociales. De
con los restos arqueológicos correspondien- esta manera se pueden diferenciar poblados
tes a los tiempos preincaicos (Krapovickas, correspondientes a grupos cochinoca, casa-
1978; Albeck, 2007). bindo y chicha en el sector norte y central de
Sin embargo, la percepción de los espa- la Puna de Jujuy. Para la Puna sur se mencio-
ñoles sobre estos grupos probablemente no nan sitios habitados por grupos afines a las
captaba las sutilezas internas de dichas so- sociedades Belén del Valle de Hualfín (Raffi-
ciedades, donde la deformación craneana, no y Cigliano, 1973), al no existir menciones
la vestimenta y los tocados utilizados fueron documentales sobre grupos étnicos propios
indicadores de diferenciación social, que in- de la Puna meridional; tampoco se cuenta
cluía el uso de distintos colores o tipos de con indicios desde la arqueología.
tejidos (Ruiz y Chorolque, 2007). Si se tiene Los cochinocas fueron un grupo propio
en cuenta la variedad de representaciones del sector central de la Puna de Jujuy (Kra-
antropomorfas que aparecen en las pinturas povickas, 1978, 1984). Su cabecera fue el Pu-
rupestres del sector central de la Puna de cará de Rinconada, el “Pucará de Cochinoca”
Jujuy y la riqueza de colores de sus vesti- de la documentación colonial (Sica, 2006;
mentas y tocados (algunos de los cuales son Albeck, 2008-2010) (Figura 1A), emplazado
recurrentes), es probable que haya existido sobre una meseta al suroeste de la laguna de
un número mayor de grupos étnicos y par- Pozuelos y es probable que algunos asenta-
cialidades de los considerados aquí. mientos dispersos menores, registrados en
Las etnias mencionadas para la Puna de el sur de la cuenca, hayan dependido de él
Jujuy en el siglo XVI corresponden a cochi- (Angiorama, 2011). Al tratarse de un sitio
nocas, casabindos, chichas, uros y apatamas, estratégico defensivo, presenta un único ac-
mientras que la presencia de atacamas obe- ceso y desde lo alto tiene un amplio domi-
M. E. Albeck et al.: Las sociedades puneñas en los siglos X al XVI 325
una compleja red, que funcionaron como vi- Sobre un promontorio rocoso bajo, se
viendas, patios y lugares de almacenaje (Ca- encuentra Ojo de Agua, un pequeño asen-
margo y Zaburlín, en preparación). tamiento ubicado en el acceso al poblado
Figura 2. A. Vivienda de planta circular en Pueblo Viejo de Tucute (Albeck, 2010). B. Pintura
rupestre representando caravanas de llamas (Tejerina, 2016). C. Ejemplos de cerámica del
sector central de la Puna de Jujuy (Basso, 2017). D. El “Panel Boman” modificado de Boman
1992 [1908].
328 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ubicado en la localidad homónima cercana planteado que son los contrastes cromáticos
a La Quiaca, sobre un cerro de color rojizo —antes que los colores individuales— los
en la margen derecha del río Sansana. Las determinantes en la conformación visual de
viviendas son de planta rectangular, levan- esta tradición (Ávila, 2013). Algunas piezas
tadas con rocas prismáticas seleccionadas llevan decoración en líneas finas con mo-
y ocasionalmente canteadas, dando lugar tivos espiralados y triangulares. Los tipos
a un lienzo muy prolijo y de gran solidez. morfológicos incluyen escudillas, cántaros
Se trata de un poblado poco denso, entre y botellas con asas asimétricas, a menudo
las viviendas aparecen recintos de mayores con modelados antropomorfos. Entre la al-
dimensiones y espacios vacíos. farería sin decoración se registran piezas con
Otro de los sitios es Yavi Chico (Krapo- incrustaciones de cuarzo en su interior e im-
vickas, 1965), un asentamiento emplazado pronta de textil en la base, conocidas como
sobre una terraza aluvial donde la parte más “Pozuelos con cuarzo” y variedades de ollas
baja estuvo ocupada por terrenos de culti- con pie cónico. Las puntas de proyectil son
vo, en tanto que los sectores más elevados triangulares con pedúnculo, muy pequeñas,
fueron utilizados para ubicar las viviendas, y elaboradas en roca silícea. El arte rupestre
construidas con rodados de forma prismática más frecuente corresponde a grabados don-
y adobes; algunas presentan pequeñas cáma- de, con frecuencia, se reconocen algunos de
ras que sirvieron como silos. los motivos presentes en la cerámica.
En el norte y este de la cuenca de Po- Los uros fueron sociedades con una eco-
zuelos se han reconocido poblados de tipo nomía cazadora-recolectora. Muchos de ellos
monticular. El mayor de éstos es Yoscaba habitaron el Altiplano peruano-boliviano,
(Balbuena, 1994), ubicado al noroeste de la donde han perdurado reducidos grupos hasta
laguna de Pozuelos, y consta de numerosos la actualidad (Métraux, 1932; Wachtel, 2001
montículos de diferente altura sobre los cua- [1990]). Se desconoce si los que habitaron
les aparecen líneas de piedras, abundantes la parte más occidental de la Puna de Jujuy
restos de cerámica, líticos y óseos. tuvieron alguna relación con los más septen-
Otro poblado de características similares trionales o si meramente fueron denomina-
es Pozuelos, que se encuentra sobre la mar- dos así por su modo de vida, desarrollado en
gen oriental de la laguna. Allí se observó la un espacio muy elevado y hostil, cercano al
presencia de viviendas de planta cuadrangu- límite occidental con Bolivia (Nielsen et al.,
lar o redondeada levantadas exclusivamente 1999). Es probable que los uros de la Puna
con adobes (González, 1963), fechado en- hayan desaparecido en los primeros tiempos
tre 1400 y 1523 A.D (Fernán y Fernández, de la época colonial; no obstante, existe res-
1994). Ambos asentamientos cuentan con paldo documental sobre su presencia hacia
cerámica afín a la chicha. el oeste de la Puna de Jujuy a principios del
Los poblados arqueológicos de la cuen- siglo XVIII (Garcés, en prensa).
ca del río Grande de San Juan, en territorio Los apatamas conformaron una sociedad
argentino, se incluyen en el espacio puneño prehispánica que desapareció tempranamen-
por emplazarse a una altura mínima de 3400 te de su espacio original por el accionar de
msnm (Ávila, 2013). La cerámica registrada los españoles y solamente aparecen mencio-
corresponde a la tradición Yavi-Chicha y se nados en la documentación más temprana.
registra minoritariamente alfarería tipo Ca- Al haber dado muerte a su primer encomen-
sabindo (Nielsen et al., 2015). dero (Krapovickas, 1978, 1984) fueron tras-
Los conjuntos alfareros chicha se destacan ladados por su hijo a las inmediaciones de la
por la calidad de su pasta y el tratamiento de actual Sucre, donde fueron registrados como
superficie. El color es el atributo característi- de identidad apatama y pertenecientes a la
co del estilo Yavi-Chicha, como la marca que gran nación Chicha (Presta, 2001); se desco-
lo unifica y distingue de otros estilos alfare- noce cuál fue su área de residencia.
ros contemporáneos del sur andino. Se ha En la Puna meridional, aparentemente,
330 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ingresaba al actual territorio argentino en las Al pie de los cerros donde se ubica Coy-
inmediaciones de La Quiaca para tomar rum- parcito se extienden las ruinas de un com-
bo al sur. Se ha identificado un tramo de este plejo sistema de explotación agrícola deno-
camino en el abra de Cóndor (Albeck, 2016) minado Bajo del Coypar II (Olivera et al.,
desde donde se dirigía hacia Inca Cueva para 1994). La intervención imperial se hacía
luego pasar a la Quebrada de Humahuaca evidente por la implementación de un com-
(aunque ésta no sea necesariamente la única plejo sistema de canales que corría por la
traza que conducía a dicha quebrada). Los ladera a una cota superior, lo que permitía
tambos que han sido identificados se limitan ampliar considerablemente el área de cultivo
a Toroara, en La Quiaca Vieja (Raffino et al., (Vigliani, 2005).
1986) y “Puerta de Inca Cueva” en Esquinas Las evidencias de producción ganadera
Blancas (Nielsen, 2001). En las proximidades para el Estado Incaico son poco tangibles; no
de Abra Pampa sobre el faldeo occidental del obstante, cierto tipo de representaciones de
cerro Huancar se ha reconocido el tambo de camélidos de contorno rectilíneo, donde re-
Peñas Blancas (Mamaní et al., 2016). sulta notable el uso de señales en las orejas,
Como resulta evidente, el camino incaico, detalles geométricos en el cuerpo y el uso
en ambas arterias troncales, abandonaba las de “puiso” (collares de flecos de lana) en el
tierras altas para seguir por los valles y que- pecho, podrían relacionarse con el momento
bradas; recién mucho más al sur vuelven a de dominación cuzqueña (Tejerina, 2016).
aparecer instalaciones incas en ambientes de La presencia de construcciones incaicas,
tipo puneño, como los descriptos arriba. fuera de los asociados al camino, es escasa.
En cuanto a las prácticas productivas, el En la Puna de Jujuy se limitan a un sector
principal desarrollo de la agricultura incaica del Pucará de Rinconada, ubicado en el ac-
se dio en los valles y quebradas. No obstan- ceso al pucará, que se destaca por la técni-
te, en la Puna de Jujuy hubo un importante ca constructiva y la planta de los edificios
bolsón agrícola imperial instalado en el área (Ruiz, 1996).
de Casabindo (Albeck, 2016), desde Sayate- Un sitio arqueológico que denota clara-
Tambillos al norte hasta el área de Río Negro mente la planificación incaica es el Pucará
al sur. En este espacio, se destaca la andene- de Tres Cruces, en las nacientes del río Gran-
ría de Sayate (Boman, 1992[1908]) con un de. Emplazado sobre un faldeo de gran pen-
desnivel cercano a los 100 m por encima del diente permite observar claramente el sector
fondo de valle y una gran acequia que corre de Esquinas Blancas donde el camino incaico
por la parte más elevada. Más cercanos a abandona el ambiente puneño para internar-
Casabindo se observan sistemas de andenes se en la Quebrada de Humahuaca. Este sitio
en gradería en Potrero y Capinte, vinculadas ha sido interpretado como una guarnición y
con complejas redes de riego, dos grandes es probable que haya sido utilizado durante
canales nacen en represas y en Capinte el un lapso muy breve o que incluso haya que-
agua era conducida por una acequia exca- dado inconcluso (Nielsen, 1994-95). Varias
vada en roca a lo largo de más de 100 m de las edificaciones (que son escasas) conser-
(Albeck, 2011). En Puerta de Tucute, en la van su dintel de piedra, ubicado por encima
cuenca de Río Negro, se observa la presencia de un vano trapezoidal. El emplazamiento y
de andenerías en anfiteatro de neto corte algunos detalles arquitectónicos fueron de
incaico. Se ha postulado que lo producido en imposición imperial pero la mano de obra
este gran espacio debió servir para abastecer probablemente haya sido local, como ocurre
los diferentes tambos asociados al tramo pu- con otros poblados de la época.
neño del camino y a establecimientos mine- Relacionados con la esfera simbólica pro-
ros estatales. Asociado al tambo de Moreta, pia del momento incaico se destacan los san-
por su proximidad, se destaca un pequeño tuarios de altura, ubicados en las cumbres de
sector agrícola ubicado sobre varios faldeos cerros elevados, y también en otros espacios
con exposición oeste (Albeck, 2016). como las salinas. Se trataría de eventos ri-
334 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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M. C. Ceruti: El volcán Llullaillaco y los santuarios de altura de la Puna 341
Situado en la Puna occidental de Salta, vadas que se conocen hasta la fecha (Ceruti,
el volcán Llullaillaco (6739 m, Figura 1) 2015). Los objetos asociados -platos y jarras
alberga en su cumbre el sitio arqueológico de cerámica, keros de madera, figurinas de
de carácter ceremonial más elevado del pla- metal y valva, sandalias de cuero, chuspas
neta. Durante semanas, en la cima de este y textiles, entre otros- constituyen el con-
volcán puneño enfrentamos tormentas de junto de ofrendas incaicas de alta montaña
nieve, temperaturas de 40 grados bajo cero, mejor preservado y documentado. Además,
vientos fuertísimos y la constante escasez de las investigaciones que dirigí en marzo de
oxígeno en una atmósfera acentuadamente 1999 junto a Johan Reinhard (explorador de
hipóxica e hipobárica. Los riesgos asumidos y la National Geographic Society) han sido los
los esfuerzos realizados valieron la pena, ya trabajos a mayor altura jamás realizados en
que los descubrimientos arqueológicos que la historia de la arqueología mundial.
protagonizamos en el Llullaillaco llegaron a Estudios interdisciplinarios coordinados
ser considerados entre los más destacados desde la UCASAL revelaron interesantes de-
aportes científicos de fines del siglo XX. Las talles de la vida de estos niños de época Inca
momias congeladas de los tres niños del Llu- y de la ceremonia de capacocha que los envió
llaillaco son consideradas las mejor conser- como mensajeros al más allá. Ante el cambio
se concentró en los fértiles valles tarijeños y producción textil destinada tanto al vestido
chicheños, mientras que la Puna se especia- de la familia como al mercado. La ventaja
lizó en minería, ganado y pasturas allí donde que tenían los puneños era que sus tierras
era posible. La agricultura (que había esta- estaban comparativamente libres de espinas
do presente sobre todo en los lugares por y suciedad, por lo que a pesar de carecer
donde pasaba el Qapac Ñam, el camino del de buenas aguas para lavar la lana, ésta era
Inca) fue perdiendo su importancia en este más limpia y abundante que la de los valles
período. y laderas húmedas. La lana se mezclaba por
Fueron muchos los factores que promo- colores (blanco de la oveja con gris o negro
vieron el abandono relativo de la agricultura de llama y marrón de vicuña) o se teñía con
y el incremento de la actividad ganadera. cochinilla o añil, oriundos de la actual Boli-
Uno de ellos fue la crisis demográfica pro- via. A veces se utilizaban tinturas vegetales
vocada por la conquista y colonización del para conseguir los colores verde y amarillo.
territorio, ya sea por muerte, por emigración Los actuales departamentos de Cochinoca
o por la saca de personas destinadas a servir y Yavi concentraban la mayor cantidad de
en otros lugares. La agricultura local deman- ganado introducido (bovinos, equinos, ovi-
daba el trabajo de una población numerosa nos y caprinos), cuya producción estaba ma-
destinado a la construcción y mantenimiento yoritariamente orientada al mercado. En el
de la andenería, así como de la infraestruc- siglo XVII sobresalía el ganado bovino, cuyo
tura de riego donde era posible y necesario. faenado estaba destinado a abastecer a Poto-
Por su parte, la ganadería se presentó como sí y otros centros mineros del sur de la actual
una actividad fuertemente impulsada por Bolivia. De las vacas se extraía la carne, el
el invasor que demandaba menos mano de cuero y el sebo, todos productos requeridos
obra y a la vez tenía mercado seguro en los en los asientos mineros. Podemos encontrar
asientos mineros. Finalmente, muchos de los menciones en los documentos de matanza de
lugares donde antes había habido agricultu- ganado y de su preparación para las minas
ra se convirtieron en sembradíos de pasturas desde el período colonial temprano. Ya se
para el ganado que pasaba en pie para ser hablaba de esta actividad a comienzos del
vendido en Potosí, en otros asientos mineros siglo XVII, sobre todo por las ventajas que
o en las villas cercanas. ofrecía el clima tan seco y fresco. En 1788,
La ganadería se desarrolló en formas di- por ejemplo, Don Ángel Antonio de la Bar-
ferentes en la Puna según se analice la pro- cena tenía una cancha para hacer matanzas
ducción doméstica o la de las estancias des- de vacas en su hacienda de Rinconada para
tinadas a los mercados coloniales. El ganado abastecer de carne las minas de San Pedro,
doméstico se empleaba básicamente para el jurisdicción de Atacama y de Pan de Azúcar
consumo de carne (fresca o como charqui) en Rinconada. A comienzos del XVIII los va-
y su venta, la extracción de lana (oveja y cunos comenzaron a disminuir en cantidad,
llama), el transporte de productos, el apro- aunque se continuó con la producción, y
vechamiento de su guano como combustible se incrementaron los burros que anterior-
(takia de llama) y de los cueros de oveja mente habían sido muy pocos ya que para
para acostarse. Estos productos servían tanto el transporte se prefería la mula o la llama
para el autoconsumo como para abastecerse (Gil Montero, 2004a).
mediante trueque o venta de aquellos otros Con respecto al territorio de la Puna ex-
que no se podían producir en la región, so- tra-jujeña (Salta y Catamarca), los prime-
bre todo coca, ají, maderas, maíz, algunos ros documentos escritos que encontramos
tipos específicos de telas, frutas, pescado. datan de la primera mitad del siglo XVIII,
El ganado se vendía en forma de charqui poco antes de incorporarse con claridad a la
o “abiertos” (carne secada y salada), sobre jurisdicción de Atacama. Hasta ese momen-
todo a las regiones mineras cercanas. Pro- to fue un territorio de frontera y por ello
porcionaba lana que era utilizada para la hay muy poca información en los archivos,
350 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
aunque encontramos evidencias de la reali- el 85% eran indígenas. Fue en ese contexto
zación de cateos y explotación de minerales. que comenzó un largo período de guerras
Estaba habitado en su mayoría por indígenas que tuvo a la Puna como campo de batalla:
aunque también vivían algunos españoles las guerras de independencia (1810-1825) y
(ATJ, Legajo 1145, 9 de abril de 1738). Y la guerra contra la Confederación Perú-Boli-
si bien la minería estuvo presente en toda viana (1836-1839). A esto se sumó en 1834
la colonia en ese territorio, tuvo un mayor la conformación de Jujuy como provincia
desarrollo en el siglo XVIII, lo que parece que no incluía aún al actual departamento
haber impactado en la producción ganadera de Susques el cual era parte de Atacama (en
de la Puna. aquel entonces de Bolivia). Gran parte del
Estudios de caso permiten inferir cómo costo económico de la guerra recayó sobre
era la vida en estos territorios de frontera an- los territorios que fueron campo de batalla
tes de su incorporación a Atacama y de una y se convirtió en un problema omnipresente
mayor formalización del control colonial. En e insoslayable.
Coranzulí, Susques (que en aquel período La mayoría de las fuerzas que pelearon
pertenecía a Atacama), se han encontrado en estas dos guerras estuvo compuesta por
centenares de chullpas, estructuras que te- habitantes que provenían de otras regiones,
nían una estrecha relación con los ancestros mientras que la población local fue reclu-
y que fueron lugares de culto a los antepa- tada ocasionalmente en forma forzada y a
sados, adornados con motivos religiosos cris- veces participó voluntariamente, incluso in-
tianos (Rivet, 2013). Este hallazgo permite tegrándose activamente a las batallas como
pensar que en aquellos lugares de frontera, guerrilla; en otros momentos se alejaban de
donde no había un control colonial estable, los combates llevándose sus bienes; a veces
vivían indígenas que estaban en contacto oficiaban de espías; y siempre alimentaban
con la sociedad hispana y que incorporaron a los ejércitos, atendían a los oficiales, cui-
diferentes aspectos de ella, resignificándolos. daban de su ganado y transportaban los in-
A partir de la escasa documentación encon- sumos (Gil Montero, 2004b).
trada se puede observar cómo, a pesar de Uno de los grandes problemas que en-
ser territorio de frontera, quienes vivían en frentaban los encargados de la logística de la
Coranzulí iban a bautizarse o a casarse a Ca- guerra era la manutención de los soldados y
sabindo, o eran llevados para ser juzgados de sus animales de carga. Los animales eran,
también en la jurisdicción de Jujuy (ATJ, Le- en particular, la obsesión de los ejércitos y
gajo 1145,9 de abril de 1738). formaban parte principal de la logística. El
ganado tenía diversos usos, entre ellos el
LA GUERRA EN LA PUNA
traslado de oficiales, armamento, víveres
y enseres, servía de alimento de las tropas,
Entre fines del siglo XVIII y comienzos etc. La mayor parte de la artillería era de
del XIX, el sur de los Andes atravesó dife- montaña y muy ligera porque los caminos
rentes crisis que afectaron sobre todo a la no permitían rodados, por lo que con fre-
población indígena. La población creció cla- cuencia se trasladaban en mulas, y cuando
ramente por primera vez desde la década no había se hacía a lomo de llamas, con su
de 1720, requiriendo tierras que habían sido paso lento y las dificultades que tenían para
apropiadas, en parte, por los españoles. La organizarlas. Otra alternativa era poner a los
presión fiscal (los tributos indígenas) se in- indígenas como cargueros, en el lugar de los
crementó a partir de una serie de reformas animales, como lo describió José María Paz
llevadas adelante por los reyes Borbones en en la batalla de Vilcapugio.
el último cuarto del siglo XVIII, y se hizo ¿Cuántos hombres implicaba una cam-
muy difícil de evadir (Tandeter, 1998). En paña militar, por ejemplo, la entrada del
1778 el 60% de la población total del terri- ejército del Norte a la actual Bolivia? La
torio jujeño vivía en la Puna y entre ellos, mayor parte de las acciones descritas en las
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 351
fuentes consultadas (Gil Montero, 2004b) del ingreso de los contingentes militares a
implicaba unos tres mil guerreros, a los que una región donde los pastos son escasos y la
habría que sumar los acompañantes —mu- mayoría de la población vivía del pastoreo.
jeres y sirvientes— que solían ser aproxima- Las guerras de Independencia inaugura-
damente el mismo número o poco menos. ron una nueva frontera internacional que de-
La vanguardia realista contaba también con moró en conformarse realmente y cuya histo-
ese número de soldados, en gran parte de ria está cruzada de redefiniciones y tratados.
los años de guerra. La población total de la En el caso de la Puna de Jujuy, la frontera
Puna no llegaba a los 9000 habitantes para dividió una región otrora fuertemente inte-
ese período. Es decir, en los momentos en grada en términos económicos y sociales. En
los que se movilizaban los ejércitos regula- el mediano plazo afectó tanto los circuitos
res una cantidad por lo menos cercana a la mercantiles en los que participaba la Puna
mitad de la población de la Puna atravesaba como abastecedora principalmente de mer-
la región requiriendo alimentos para ellos cados mineros con sebo y ganado en pie o
y para sus ganados. Los animales que los charqui, como los circuitos de intercambio
acompañaban eran mayormente mulas y que integraban a la Puna con Tarija.
llamas para el transporte, algunos caballos
para los oficiales y ocasionalmente ganado LA FRONTERA Y EL “PROBLEMA
en pie para comer (vacas, ovejas o llamas). DEL INDIO”
¿Qué cantidad de alimento necesitaba
una fuerza militar como las que solía acan- La independencia afectó también la rela-
tonarse en la región? A comienzos de la gue- ción de los indígenas con el Estado. En la ac-
rra un estratega realista señalaba que para tual Argentina no hubo una política central
los ejércitos que entraban al actual noroeste destinada a resolver el llamado “problema
argentino necesitaba 13.800 ovejas, 2.100 del indio”, sino que cada provincia tuvo que
llamas y 320 vacas para cubrir los requeri- decidir lo que haría. En el caso particular de
mientos de dos meses (Gil Montero, 2004b). Jujuy, la provincia tuvo que definir su políti-
Los relatos que mencionan la recolección de ca con relación a la encomienda, los tributos
ganado no permiten realizar una buena esta- indígenas y las tierras comunales. Un ter-
dística, ni tampoco conocer con precisión los cio de los tributarios de la Puna había sido
lugares donde se tomaba el ganado. considerado hacia fines de la colonia como
En 1873 se publicaron estadísticas que indios “originarios con tierras”, mientras los
se presentaron en la Exposición Nacional demás eran “forasteros sin tierras”. Con res-
de 1871, Córdoba, que permiten poner en pecto al resto de la Puna, en cambio, como
contexto la cantidad de animales requerida pertenecía a Bolivia, la suerte de sus tribu-
por los ejércitos, aunque no correspondan tarios estuvo ligada a los cambios ocurridos
exactamente al mismo período (tabla 1). en aquel territorio: al menos hasta fines del
Unos pocos años más tarde (1865) se re- siglo XIX continuaron pagando sus tributos
gistraron en Cochinoca 6.069 burros y 2.981 y gozando de sus tierras.
vacas (Bárcena, 1873). Estas cifras permiten La provincia de Jujuy heredó del período
tener una idea de lo que pudo ser el impacto colonial diversos tipos de acceso a la tierra
que se vieron afectados por las reformas li-
Ta b l a 1 . Ganado censado en la Puna en berales del siglo XIX. Estas reformas promul-
1857. Fuente: Bárcena, 1873: 250. gaban la desaparición de todas aquellas for-
mas que no se encuadraran en la moderna
Departamento Llamas Ovejas
propiedad privada. A pesar de haber logrado
Yavi 6.456 144.738 sostener parte de los derechos comunales so-
Rinconada 3.881 68.318 bre sus tierras según las leyes que regían en
Santa Catalina 11.716 67.198 el período colonial, los pobladores de Co-
Cochinoca 10.934 140.290 chinoca y Casabindo se vieron despojados
352 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
de ellos por los descendientes del marqués territorios indígenas a partir del dominio mi-
del Valle de Tojo, que convirtieron el tributo litar y de la incorporación de territorios limí-
en arriendo. Este conflicto, que afectó ini- trofes mediante la diplomacia, acciones que
cialmente a quienes habían pertenecido a buscaban definir las fronteras argentinas.
la encomienda, se extendió rápidamente al En el caso concreto de la Puna este proceso
resto de la población de la Puna. Entre las complicó las antiguas relaciones que tenía
décadas de 1850 y de 1870 la Puna sufrió la población local con el resto de los An-
una sucesión de revueltas campesinas que des, interponiendo aduanas, control militar
culminaron en enero de 1875 con la batalla y una burocracia donde antes no existía. La
de Quera (Paz, 1989, 1997). frontera dividió espacios que habían estado
Una vez que los indígenas fueron derro- unidos, como en el caso de las cuencas que
tados militarmente, la lucha continuó en el se convirtieron en frontera (por ejemplo, la
plano legal. Los descendientes de los “indios del río San Juan), que habían sido unidades
de encomienda de Casabindo y Cochinoca” territoriales en el pasado, de libre circulación
litigaron ante la Suprema Corte de Justicia y ocupación indistinta de los márgenes. En el
por las tierras que habían sido de sus an- proceso se sumaron también algunos territo-
tepasados, con el argumento de que la en- rios que no habían sido delimitados muy cla-
comienda no otorgaba derechos sobre las ramente durante la colonia y que se fueron
tierras de comunidad. La Corte determinó integrando a lo largo del tiempo a Argentina
en 1877 que las tierras eran propiedad de la o a Bolivia. Un ejemplo aún poco explorado
Provincia (Fallo de la Suprema Corte, Bue- en su integración es el de Cusi Cusi, que no
nos Aires 19-4-1877, Causa XLIV). A partir era muy claro si pertenecía a Santa Catalina
de allí se discutió en el ámbito de la legis- o a Lípez. Finalmente, se incorporaron los te-
latura de Jujuy cuál debía ser el destino de rritorios atacameños que formaron parte de
estas tierras y tras diversas deliberaciones se Bolivia tras la independencia de este país en
decidió conservarlas y cobrar arriendo, situa- 1825. La historia de estos territorios es com-
ción que se mantuvo entre 1880 y comienzos pleja ya que como consecuencia de la guerra
del siglo XX. del Pacífico (1879-1883) pasaron a formar
En 1901 un arqueólogo sueco que reco- parte de Chile, aunque por poco tiempo. En-
rrió la región, Eric Boman, dejó una imagen tre los diferentes tratados que definieron la
que sintetizaba crudamente esta realidad: frontera noroeste del país, esta porción de
“El territorio está dividido entre un peque- Atacama se integró a la Argentina en 1899
ño número de propietarios que viven, casi y conformó el Territorio Nacional de los An-
todos, en Jujuy. Cada propietario tiene una des. En 1943 se dividió para formar parte de
enorme extensión, habitada por un centenar tres provincias diferentes: Jujuy (Susques),
de indios, o más, que deben ceder al pro- Salta (Pastos Grandes) y Catamarca (Anto-
pietario la mayor parte de los productos de fagasta de las Sierras).
sus pequeños rebaños y, además, entregar su En 1925 se le encargó a una comisión
trabajo personal cuando se les requiere. La que investigara los problemas del latifun-
mayoría de los propietarios no han visitado dio de la Puna, originados por los procesos
nunca sus dominios de la Puna; se conten- arriba descritos de despojo y transforma-
tan con enviar de tiempo en tiempo a un ción de prácticamente todos los indígenas
administrador para recoger sus arriendos y en arrendatarios. El informe que realizó
resolver cuestiones de litigios que pueden dicha comisión da cuenta no solamente de
suscitarse con los indios” (Boman, 1992 los problemas que tenían los indígenas sino
[1901]: 468-469). de lo poco regularizadas que estaban aún
Los conflictos por la tierra se dieron den- las propiedades. Se relevaron dos fincas en
tro de un contexto nacional —iniciado en Rinconada, una en Yavi y numerosas fincas
las últimas dos décadas del siglo XIX—, en en manos de accionistas en Santa Catalina.
el que el estado argentino avanzó sobre los Estas propiedades, sin embargo, no cubrían
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 353
la totalidad de la superficie de estos depar- de dicha quebrada los caballos eran reempla-
tamentos sino una parte, que se entendió zados por mulas, no solamente por la falta
como mayoritaria. En Cochinoca las tierras de buenas pasturas en la Puna, sino también
eran fiscales ya que habían pasado a manos por su capacidad para atravesar difíciles ca-
del Estado tras el fallo de 1877. A pesar de minos bordeados de precipicios. Los cruces
esta investigación, con el pasar de los años de ríos, tan dramáticos en algunas provincias
la situación se mantuvo con pocos cambios. debido a la ausencia de puentes, quedaban
En mayo de 1946 los indígenas de la Puna atrás y lo que predominaba, en cambio, era
iniciaron una marcha hacia Capital Federal la aridez, la soledad y lo extremo del clima.
que se conoció como “el malón de la paz”. “Las uñas se parten, los labios se agrietan,
El “malón” llegó a destino en agosto y fue el cabello pierde su flexibilidad, las botas,
despachado con las manos vacías. las correas y las monturas se resecan y se
rompen” (Boman, 1992 [1901]: 402). Las
C I E N T Í F I C O S , N AT U R A L I S TA S descripciones que dejaron la mayoría de los
Y MINEROS EN BÚSQUEDA viajeros de las tierras altas en su conjunto
DEL NUEVO ELDORADO son deprimentes.
La visión que tenían de la Puna quienes
Científicos, inversores, viajeros, autori- llegaban por el noroeste, en cambio, era muy
dades políticas circularon por la Puna a lo diferente. Bertrand, por ejemplo, se asomó
largo de todo el siglo XIX y comienzos del XX a Santa Catalina desde el alto de la frontera
y dejaron diversas impresiones e informes Boliviana en Berque, en una de sus etapas
que hoy son fuentes para nuestros estudios. de un largo viaje por el desierto de Atacama.
Sus miradas, además de estar muy influidas Maravillado por la pampa que se extendía
por sus historias personales y nacionalidad, ante su vista, la describió como hermosa y
dependían también de la trayectoria de sus llena de animales de todo tamaño y especies
viajes. La gran mayoría de las referencias im- (Bertrand, 1885: 187). Ludwig Brackebusch
portantes de mineros, viajeros y naturalistas también se sorprendió unos años antes en su
hablan de los metales preciosos, en particu- visita a la Puna por la vitalidad del comer-
lar de la presencia del oro en la Puna, sin cio de Santa Catalina. Desde allí los viaje-
que haya todavía novedades con relación ros podían relacionarse con toda la región
a la extracción de metales utilizados en la circundante y adquirir de todo, incluida la
industria (cobre, estaño), algo que estaba mejor cerveza alemana a muy buen precio
ocurriendo en otras regiones mineras del (Brackebusch, 1990: 45).
mundo. No hay registro de explotaciones de Al igual que en tiempos coloniales, los
larga duración o de grandes inversiones, si metales preciosos seguían convirtiendo este
bien Eldorado estaba siempre presente en el desierto en algo deseable: el principal motivo
norte de quienes recorrían la región. de estos viajes fue el renovado interés des-
Muchos de los viajeros llegaron a la pertado ocasionalmente a lo largo de aquel
Puna desde Buenos Aires. El viaje implicaba siglo por la minería regional. Las conclusio-
la utilización de carruajes que servían para nes casi constantes de todos los viajeros una
atravesar interminables llanuras y caminos vez finalizada la misión, sin embargo, no
de serranías bajas y valles. Pero una vez lle- fueron muy halagüeñas ya que encontraban
gados a Jujuy, el tramo siguiente que era de muchos factores adversos para un buen de-
alta montaña sólo podía hacerse montado sarrollo minero. Los principales eran (depen-
y llevando la carga sobre los animales. Al diendo del momento en el que se escribía) la
adentrarse en la Quebrada de Humahuaca falta de mano de obra capacitada, de capital
se dejaba atrás el exuberante paisaje de los para inversiones y de vías férreas para facili-
valles de Salta y de Jujuy —sus ríos, su ve- tar el traslado de equipamientos, combusti-
getación pero también sus insectos—, para ble, agua, forraje, insumos, mano de obra y
entrar a otro más árido y más alto. Al salir minerales. La minería local despertó también
354 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
una suerte de fiebre inmobiliaria y muchas San Juan Mayo, Santa Catalina, las costas
tierras de la Puna fueron adquiridas por per- de la laguna Pozuelos y algunas minas que
sonas que nunca vivieron en la región. aún persisten como Antiguyoc, Galán, Aje-
Las descripciones de la actividad minera drez, Timón Cruz, Minas Azules, Apóstoles,
realizadas por los científicos y viajeros estu- San León, Oratorio (Brackebusch, 1893: 9).
vieron muy influidas por la experiencia pre- Bertrand, por su parte, sostenía que hacia
via que llevaron al campo. Brackebusch, por 1880 en el actual departamento de Susques
ejemplo, recorrió muchos parajes mineros había tres minas de oro en actividad, aunque
de la Puna y los describió continuamente en explotadas artesanalmente por los indígenas:
comparación con las villas alemanas o con Susques, Olaroz y Rosario, este último sitio
sus trabajadores. Para este autor, el minero prácticamente abandonado en esa época.
en la Puna trabajaba en solitario, se cocina- Este viajero destacó las ventajas que ofre-
ba una comida sencilla en una vivienda que cía la explotación artesanal de estas minas,
era en realidad solamente una pirca que le que no estaban sujetas a la disponibilidad de
ofrecía reparo contra el viento. No utilizaba agua y por ello no tenían las fluctuaciones
trajes particulares sino que se vestía como en el tratamiento de los minerales que había
los paisanos, con poncho, chiripá, sandalias visto en otras minas regionales, como por
y sombrero. Era muy austero y aguantaba ejemplo en Incahuasi, donde se utilizaba la
condiciones duras de vida en los lugares técnica de la amalgama.
donde trabajaba, que carecían de agricultu- La información existente sobre la pobla-
ra, animales y comodidades en general. Su ción es compleja de ser usada como indica-
descripción contrasta con la que encontra- dor de actividad económica ya que las ocu-
mos en la documentación aquí analizada: paciones declaradas en los censos no suelen
en ella se lo observa al minero trabajando reflejar más que una parte de la realidad la-
con su familia o asistido por ella, en luga- boral de los habitantes del ámbito rural. La
res cercanos a los de su residencia habitual mayoría de ellos eran campesinos que tenían
(Gil Montero, 2004a). Lo mismo encontró múltiples ocupaciones y no es claro con qué
Boman, quien describe siempre a las familias criterio se decidía declarar una sola de ella.
que vivían de esta actividad y la realizaban Los censos provinciales y los dos primeros
en conjunto. censos nacionales realizados a lo largo del
Brackebusch describió el trabajo minero siglo XIX, sin embargo, muestran algo de la
como artesanal: el oro se obtenía mediante actividad minera (tabla 2).
el proceso de lavado, en forma intermitente, La cantidad de población que se decla-
cuando hacía falta dinero. Describió sucin- ró minera en el siglo XIX parece haber dis-
tamente, también, algunas plantas donde minuido hacia el final del período, con un
se utilizaba la tecnología de la amalgama, máximo en los años 1850. Rinconada era,
aunque a una escala muy reducida. por lejos, la jurisdicción con mayor cantidad
Para fines del siglo XIX no hay estadís- de mineros y los distritos principales donde
ticas de la producción minera, aunque en- estaban eran Antiguyoc y Santo Domingo,
contramos un listado de las minas recorridas ambos de origen colonial. En los censos más
por Brackebusch en los años 1880, algunas tempranos la discriminación de los parajes
minas del actual departamento de Susques es mayor y allí encontramos, por ejemplo,
mencionadas en el viaje de Bertrand por Ata- que Ajedrez, Pilcayoc o Río del Torno eran
cama, así como datos de la población que relevantes. Le seguía en importancia Santa
pueden arrojar alguna luz sobre esta activi- Catalina con los distritos de Timón Cruz, San
dad. Brackebusch indicó la presencia de mi- León y los partidos de la Cruz y del Puesto
nas de oro, pirita, andesita y limonita en tres como los más significativos. Los dos departa-
departamentos de la Puna de Jujuy: Santa mentos más poblados, Yavi y Cochinoca, casi
Catalina, Rinconada y Cochinoca. Entre otras no tenían mineros registrados en ninguno
menciona las explotaciones de oro en los ríos de los censos.
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 355
Tabla 2. Población que se declara minera en los censos provinciales y nacionales de Jujuy,
1839-1895.
tarde, en 1925, cuando el tren llegó a Villa- dimensiones que concentró una cantidad
zón y la aduana, que antes estaba ubicada importante de trabajadores para la escala
en Tupiza, se trasladó a dicha ciudad. Con local: Mina Pirquitas. Estaba instalada en el
el tiempo, una de las principales actividades corazón de la Puna y su actividad impactó
desarrolladas por estas dos poblaciones fron- fuertemente en la población de Rinconada al
terizas fue el comercio. convertirse en el segundo centro urbano re-
El crecimiento de la Puna se concentró gistrado a mediados de siglo XX. La produc-
en esta ciudad, en algunos poblados que ción de Mina Pirquitas (plata, zinc y estaño)
fueron creciendo en torno a las vías férreas continuó hasta la década de 1980 con algu-
y alrededor de las minas. Los dos centros ur- nos vaivenes, en la modalidad de laboreos
banos que se registraron en el cuarto censo subterráneos. Hacia fines de dicha década
nacional (1947) fueron La Quiaca y Mina comenzó una crisis en la producción que ter-
Pirquitas. Casi la mitad de la población re- minó en la quiebra de la empresa en 1991.
gistrada en ellos era extranjera y aunque no La mayoría de los pobladores que vivía en
se detalla la nacionalidad, por otros datos el pueblo Pirquitas (construido cerca de la
generales del censo podemos inferir que la mina) emigró en busca de trabajo. En 1995
mayoría era boliviana, aunque había un por- Sunshine Argentina adquirió los derechos
centaje destacado de europeos que habían sobre esta mina y completó los estudios de
llegado atraídos mayormente por la activi- factibilidad. En el año 2005 pasó a manos de
dad minera. la empresa canadiense Silver Standard Re-
El eje demográfico dejó de ser el de las sources Inc. que en 2008 comenzó a trabajar
aguadas y los rincones a reparo del viento a cielo abierto. El viejo pueblo se trasladó a
y se instaló en la árida planicie central in- las cercanías de la mina rebautizado como
fluyendo también en la residencia de la po- Nuevo Pirquitas, alojando a las familias de
blación. Un ejemplo muy claro del cambio los trabajadores y dependencias del estado.
producido por el ferrocarril es Abra Pampa, En el siglo XX comenzaron a explotarse
que de ser un pequeño caserío se convirtió también los boratos, aunque a una escala
en capital del departamento desplazando a reducida y de modo artesanal. Sin embargo,
Cochinoca, cuando comenzó a cumplir la fue el bórax la principal riqueza potencial
función de ser también una de las estacio- que tenía la Puna de Atacama desde la pers-
nes del tren. La urbanización de Susques, pectiva de los primeros viajeros y científicos.
en cambio, fue más tardía y se debió prin- En la actualidad el nuevo Eldorado parece
cipalmente a la apertura y pavimentación ser el litio, cuya extracción es muy reciente
de la ruta que cruza a Chile por el paso de en la región.
Jama, que repercutió en la población de su
cabecera en los últimos años: entre 1991 y UNA MIRADA DE LARGO PLAZO:
2001 fue el departamento de la región que EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN
más creció. Rinconada, Santa Catalina, An- EN EL PERÍODO DE ANÁLISIS
tofagasta de las Sierras, Antofalla y Santa
Rosa de los Pastos Grandes, apartadas de las La población de la Puna de Jujuy pasó de
principales vías de comunicación internacio- ser más del 60% de la jurisdicción colonial
nales, continúan teniendo hasta hoy peque- de Jujuy en 1778, a un 6% en la actualidad.
ñas dimensiones. Este cambio acompaña procesos globales de
Los principales cambios que se dieron incremento de la población en las llanuras
en el siglo XX en la Puna, la urbanización y abandono relativo de las montañas, a la
y la irrupción de la gran minería, están vin- vez que esconde algunos procesos locales
culados aunque no necesariamente en for- que son los que se desarrollan en este últi-
ma directa. La minería cambió los patrones mo apartado.
de distribución de la población a partir del La información que tenemos anterior a
desarrollo de una explotación de grandes 1778 es fragmentaria y solo nos permite
R. Gil Montero: Historia socioambiental: entre la conquista y el siglo XX 357
proponer algunas estimaciones. Como en el fue transitado desde muy temprano por ca-
resto del continente, la conquista española teadores, por buscadores de mano de obra,
afectó a la población local por lo menos de por quienes huían de la justicia y por indíge-
tres maneras: disminución por incremen- nas que no querían incorporarse al sistema
to de la mortalidad, huidas o migraciones colonial.
forzadas, cuya magnitud es difícil de eva- La primera fuente que permite observar
luar en este caso, y que fue seguida por una a la población de gran parte del territorio es
lenta recuperación; cambios en los patrones la mencionada visita eclesiástica realizada
de residencia y en la composición de la po- en 1702. En ella se observa que los centros
blación y modificaciones importantes en su demográficos prehispánicos ya no estaban
economía. Por cierto, se dejan aquí de lado solos: se destaca la hacienda de Yavi (habi-
aspectos también importantes que escapan a tada por esclavos africanos, mestizos y espa-
los objetivos específicos de este capítulo: la ñoles además de indígenas) y otros núcleos
destrucción de su universo de creencias y la generados por la iniciativa minera. Había
imposición de uno nuevo; la incorporación apenas más hombres que mujeres. Aunque
de la población a sistemas de trabajo a partir la población indígena fue siempre mayoría,
de diferentes grados de coacción; la deses- la presencia de una proporción significativa
tructuración de sus organizaciones políticas de españoles (que se movilizaba frecuente-
y sociales, entre muchas otras cosas, que se- mente al ritmo de sus negocios) es un claro
guramente afectaron también al desarrollo indicador de actividades productivas ligadas
de su población. a la acción colonial.
Como se muestra en párrafos anteriores, Entre 1702 y 1778 la población (presente
la población de la Puna que tenía un pa- en las fuentes históricas) pasó de unos mil
trón de residencia estable y relativamente doscientos habitantes a casi nueve mil. Una
concentrado fue entregada en encomienda, parte de este incremento se debe simplemen-
mientras que los demás quedaron fuera. No te a un mejor relevamiento, pero otra parte
se conoce la proporción que representaba la fue real, algo que ocurrió no solamente en
encomienda, pero se puede pensar que era la Puna sino en todos los Andes. Durante el
la mayoría. El dominio sobre el territorio de- período colonial hubo siempre en la región
moró en consolidarse, aunque se sabe que un poco más de hombres que mujeres. La
358 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
extremos del imperio. Un ramal atravesaba puneñas, aunque el tren prácticamente que-
las Salinas Grandes en dirección norte-sur, dó desmantelado.
uniendo «tambos», postas para viajeros que Desde la década de 1930 se fue definien-
en algunos casos dieron origen a poblacio- do la red carretera argentina. En la Puna se
nes, todavía existentes. Ya en tiempos colo- trazaron varias rutas nacionales, destacán-
niales, el Camino Real aprovechó parte de dose la ruta panamericana 9, a Bolivia. El
esa vía. Procedente de Buenos Aires y Salta, mayor desarrollo carretero ocurrió en la
ascendía a la Puna por la quebrada del Toro década de 1990, cuando se creó el eje del
o por la de Humahuaca en dirección a Lima Capricornio. Incluye a las rutas nacionales
o Potosí. Durante el siglo XIX y las primeras 51 (Paso de Sico) y 52 (Paso de Jama), que
décadas del XX, cientos de arreos aprovecha- comunican a los puertos del Pacífico (Iqui-
ban los caminos de pastores y caravaneros que o Antofagasta) con ciudades del oriente
para transportar ganado desde el espacio (Asunción o Puerto Alegre). Las carreteras
saltojujeño hacia las oficinas salitreras loca- volvieron a colocar a la Puna como zona de
lizadas en el desierto de Atacama. tránsito, pero también facilitó que comenza-
Durante la primera mitad del siglo XX ra a ser destino (por ejemplo del turismo) y
el Estado argentino construyó dos ramales origen (por ejemplo de la emergente minería
ferroviales por la Puna (Figura 1). El pri- del litio). Asimismo, impulsó el crecimiento
mero, desde Jujuy, recorría la Quebrada de de otros poblados como Susques o Antofa-
Humahuaca, cruzaba el paso de La Quiaca y gasta de la Sierra.
llegaba hasta Oruro. El segundo unía Salta
L I T E R AT U R A C I TA D A
con Antofagasta, atravesando las cordilleras
de Atacama por Socompa. La Quiaca, Abra Benedetti A. 2005. El ferrocarril Huaytiquina,
Pampa y San Antonio de los Cobres fueron entre el progreso y el fracaso. Aproxi-
maciones desde la geografía histórica
estaciones ferroviarias que atraían minera- del Territorio de Los Andes. Historia, 4:
les de las inmediaciones y se transformaron, 123-165. http://www.unsa.edu.ar/his-
hasta el presente en las mayores ciudades tocat/revista/revista0407.htm
364 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Resumen — Este capítulo tiene por objetivo describir e interpretar las principales trans-
formaciones demográficas de la población puneña en los primeros años del siglo XXI, de-
tectando sus particularidades internas y la brecha que separa sus magnitudes, y su evolución,
en relación al derrotero nacional y a las regiones no puneñas del noroeste argentino. En
particular se analizaron las tendencias de las tasas de crecimiento natural, total y migratorio,
los cambios evidenciados en las pirámides de población, la evolución de la mortalidad infantil
y de la mortalidad infantil según enfermedades de la pobreza (utilizando estos últimos indica-
dores como proxy para medir la pobreza). Para ello, se analizaron datos provenientes de los
Censos Nacionales de Población de los años 2001 y 2010, como así también las estadísticas
vitales del período intercensal provistas por la Dirección de Estadísticas e Información de
Salud. Los datos analizados indican que actualmente la población de la Puna presenta altas
tasas de ruralidad, bajo crecimiento demográfico, alta emigración y condiciones de pobreza
persistentes.
Palabras clave: Población, pobreza, mortalidad infantil, ruralidad, índices.
ä Abstract — Population and poverty in the Argentine Puna at the begining of the 21 st
century. This chapter aims to describe and interpret the main demographic changes in the
population of the Argentine Puna in the early years of XXI century, detecting its internal char-
acteristics and the gap between their magnitudes, and its evolution, in relation to the national
course and other areas of the northwest of Argentina. Particularly, trends in rates of natural,
total, and migratory growth are analyzed, also with changes in population pyramids and the
evolution of child mortality and child mortality by diseases of poverty (using the latter as proxy
of poverty). To do this, data from the National Population Censuses of 2001 and 2010 were
analyzed, as well as the vital statistics of intercensal period, provided by the Department of
Health Statistics and Information. Among the attributes that distinguish current population of
the Puna, stand their high rurality levels, low population growth, high emigration rate, and
poverty.
Keywords: Population, poverty, child mortality, rurality, indexes.
pesinos e indígenas radicados en su mayor anuales hasta 2015, provistas por la Direc-
parte en ciudades y pequeños pueblos (des- ción de Estadísticas e Información de Salud
de el año 2001, más del 50% de la población (DEIS). A partir de estos datos se realizó una
de la Puna reside en el medio urbano). Tanto descripción de los principales atributos de la
la población urbana como la rural se dedica población puneña, se calcularon las tasas de
a las actividades agrarias, principalmente natalidad y mortalidad para cada departa-
al pastoreo (Quiroga Mendiola y Cladera, mento y para la región, se calculó la estruc-
en este volumen), a la realización de arte- tura demográfica expresada en la pirámide
sanías, a las actividades terciarias, como por poblacional, y se analizó el comportamiento
ejemplo actividades comerciales, servicios de de la mortalidad infantil (atendiendo a sus
salud y/o educación, y cada vez con mayor componentes neonatal y postneonatal). Fi-
frecuencia se emplean en el sector público nalmente se examinó la magnitud y las ten-
(en el último censo, 2010, el 68% de los dencias que presenta la pobreza, detectando
trabajadores declararon trabajar en el sector las limitaciones de los índices tradicionales y
público, ya sea en dependencias nacionales, proponiendo una alternativa a su medición
provinciales o municipales). expresada en la tasa de mortalidad en la ni-
En relación a las condiciones socioeco- ñez según enfermedades de la pobreza (en
nómicas, Bolsi et al. (2009) incluyeron a adelante MoNEP).
algunos departamentos de la Puna (Santa Los datos se presentan a nivel departa-
Catalina, Santa Victoria, Iruya y Susques) mental debido a que una de las principales
dentro de lo que ellos denominaron “núcleos fuentes utilizadas en este trabajo (las estadís-
duros de pobreza”. Allí la pobreza, según el ticas vitales) se presenta desagregada a ese
Índice de Privación Material de los Hoga- nivel. De esta manera, para esta investiga-
res, alcanzaba en 2001 a más del 60% de ción el territorio puneño quedó conformado
los hogares, pero, a su vez, las carencias en por los departamentos Susques, Rinconada,
relación a los recursos corrientes (pobreza Cochinoca, Yavi, Santa Catalina (Jujuy), Los
coyuntural) se yuxtaponían con carencias Andes y La Poma (Salta), y Antofagasta de la
patrimoniales (pobreza estructural). Por Sierra (Catamarca) (Figura 1). Cabe aclarar
su parte, la Fundación Oclade (Obra Clare- que en este trabajo decidimos no incorporar
tiana para el Desarrollo) da cuenta de las el departamento catamarqueño de Belén,
condiciones de pobreza en la Puna de Jujuy. ubicado en el borde meridional de la Puna.
Ellos estiman que alrededor de un 33% de Si bien un sector de este departamento está
las familias tenía a fines del siglo XX entre incluido en la región puneña (localidad de
uno y tres hijos muertos; aproximadamente Laguna Blanca y zonas adyacentes) su incor-
un 10% de la población de la Puna jujeña poración distorsionaría el análisis ya que la
debió migrar en busca de trabajo; el 43% mayor parte de la población departamental
recibía apoyo externo alimentario a través se localiza en zonas urbanas extra puneñas.
de bolsones de alimentos, leche, almuerzos Sobre la base del mismo criterio, no se inclu-
en parroquias y comedores, y un 48% de las yeron en el análisis las porciones de la Puna
familias consideraba que necesitaba recibir
correspondientes a las provincias de La Rioja
ayuda pero no la recibía (Oclade, 1996).
(departamentos Vinchina y General Lama-
Partiendo de estos antecedentes, nos in-
drid) y San Juan (departamento Iglesia).
teresa en este capítulo describir la situación
actual, exponiendo los principales cambios
TENDENCIAS DEMOGRÁFICAS DE LA
demográficos y la evolución durante los pri-
PUNA DURANTE EL SIGLO XX
meros años del siglo XXI de los principales
indicadores sociales y de pobreza. Para ello Antes de profundizar sobre los caracte-
se utilizaron los Censos Nacionales de Po- res demográficos del siglo XXI es preciso
blación, Hogares y Viviendas 2001 y 2010, delinear algunas características básicas de
como así también las estadísticas vitales la población puneña durante el siglo XX. La
366 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 1. División política departamental de la Puna argentina (2010). Fuente: Google Earth ®
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 367
alcanza en el NOA al 3,5%. Los principales 46,8% vivían en áreas rurales (21,1% de for-
pueblos originarios son kollas, diaguita-cal- ma agrupada y 25,7% de manera dispersa).
chaquíes, guaraníes, omaguacas, atacamas y Hacia el año 2010, la población puneña cre-
quechuas (Reid Rata et al., en este volumen). ció alcanzando un total de 51.765 habitan-
La condición de pobreza (según el método tes, dominando en dicho aumento la pobla-
de las necesidades básicas insatisfechas) es ción urbana. Este crecimiento registró una
de alta frecuencia entre ellos. El 35% de la magnitud del 6,97 por mil como promedio
población perteneciente a pueblos origina- anual en el lapso intercensal.
rios tiene sus necesidades básicas insatisfe- En términos relativos operó un sutil des-
chas (NBI). censo de la población rural, representando
En términos educativos se destaca una entonces el 41,4% de la población del terri-
amplia proporción de habitantes que no sa- torio (23,8% de los hogares rurales residían
ben leer ni escribir. En efecto, el 6,7% de de manera agrupada y el 17,6% de modo
los mayores de quince años son analfabetos. disperso); valores elevados si se los compara
Dicho valor alcanza en el NOA una propor- con el promedio nacional (Argentina presen-
ción mucho menor correspondiente a 3,3% taba en el año 2010 al 9% de su población
a partir de dicha edad. residente en áreas rurales, valor 4,5 veces
Relacionado con las principales activida- inferior al registro puneño). Si se comparan
des económicas en la Puna, se observa que estos registros con áreas no puneñas de las
los rubros de mayor importancia en los que provincias del noroeste es aún más notoria
se integran los ocupados se vinculan con la la magnitud: la población rural alcanzaba en
administración pública y defensa, y/o planes 2010 el 13% en Jujuy, 19,5% en Tucumán,
de seguro social obligatorio (21,6%), comer- 13% en Salta, 31,3% en Santiago del Estero
cio al por mayor y al por menor (13,7%), y 22,9% en Catamarca.
enseñanza (12,1%), construcción (8,1%) y Puede observarse el notorio descenso de
en quinto lugar la agricultura, ganadería, la población rural dispersa, lo cual estaría
caza, silvicultura y pesca (7,8%). La desocu- relacionado con distintas transformaciones
pación alcanza a una proporción mínima de territoriales y migratorias; se destaca además
la población (3,2%), registro que en el NOA que esta tendencia ha operado simultánea-
se destaca con un 4%. El sector que mayor mente con el crecimiento de la población ur-
cantidad de ocupados abarca en la región es bana, la cual pasó de representar el 53,2%
el sector público provincial (43,7%), seguido al 58,6%.
del público municipal (14,3%). La población urbana se asienta en tres
Finalmente, en relación a las caracterís- ciudades con diferentes tamaños demográfi-
ticas de salud se observa que el 68% tiene cos: La Quiaca (13.761), Abra Pampa (7.496)
medicina prepaga u obra social, mientras el y San Antonio de los Cobres (4.274). El res-
32% carece de estos servicios. En el NOA to de las localidades presenta una población
estos registros alcanzan valores muy simi- menor a 2.000 habitantes (Figura 2), umbral
lares, llegando al 67,3% y 32,7%, respecti- a partir del cual se distingue en Argentina lo
urbano de lo rural
vamente.
Las localidades urbanas mencionadas han
presentado un crecimiento importante de su
TIPO DE RESIDENCIA, ESTRUCTURA
población entre 2001 y 2010 (11% en San
Y DINÁMICA POBLACIONAL
Antonio de los Cobres, 16% en Abra Pampa
En un país con una alta proporción de y 22% en La Quiaca). Esta evidencia consoli-
población urbana, una de las características da la asimetría en los tamaños demográficos
que ha distinguido a la población puneña de estas ciudades ya que a mayor tamaño
a lo largo de la historia ha sido su preva- obedece también un mayor crecimiento.
lente ruralidad. En el año 2001 residían en Cabe destacar además la dinámica econó-
la Puna 47.984 personas, de las cuales el mica de La Quiaca por ser ciudad “gemela”
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 369
Figura 2. Localidades de la Puna argentina según tamaño poblacional (2010). Fuente: Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010. Elaboración: Instituto Superior de Estudios
Sociales. CONICET/UNT.
Figura 3. Puna argentina. Distribución de la población según edad y sexo (2001 y 2010).
Fuente: Censos Nacionales de Población, Hogares y Viviendas 2001 y 2010.
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 371
Se detectan además las principales variacio- igual al cociente entre las defunciones ocu-
nes ocurridas sobre dicha estructura en la rridas a partir del vigésimo octavo día de
comparación 2001-2010, las cuales pueden vida y el año de edad, y el total de nacidos
sintetizarse sobre dos puntos centrales: (1) vivos. En este tramo de edad el componen-
es notoria la expansión de los grupos etarios te socioeconómico de las muertes adquiere
a partir de 14 años hasta los 69 años, coin- mayor protagonismo, siendo las condiciones
cidente con la población activa, expansión habitacionales, alimentarias, educativas y de
que es además apenas superior en el grupo higiene las que explican en mayor medida
de mujeres. Este crecimiento explica, por un la ocurrencia de muertes en este periodo
lado la estacionalidad indicada, y por otro el etario.
descenso o atenuación del marcado proceso Los estudios sobre mortalidad infantil
emigratorio característico (Gil Montero et acuerdan en que el proceso salud-enferme-
al., 2007; Barbarán y Arias, 2009) y (2) es dad está determinado por un conjunto de
evidente el cambio en la base de la pirámide, situaciones tanto biológicas (internas del ser
explicado fundamentalmente por dos proce- humano), como sociales (dadas por el entor-
sos simultáneos: el descenso de la natalidad no en el que vive el ser humano). Mosley y
y la reducción de la mortalidad infantil. El Chen (1984) ofrecen en sus estudios clásicos
primero de estos procesos repercute en una un esquema integral de la muerte y la super-
menor proporción de los grupos de pobla- vivencia infantil concebida como un proceso
ción de 0 a 4 años y de 5 a 9 años sobre el que incorpora:
resto de la población. El segundo proceso, la a) Determinantes macroestructurales de
reducción de la mortalidad infantil, se refle- distintos niveles (individual, del hogar y de
ja en el progresivo incremento del tamaño la comunidad). Dentro de estos se analizan
de las barras de los tres primeros grupos de el nivel educativo de la madre, las tradicio-
población (de 0 a 4 años, 5 a 9 años y de nes, normas y actitudes, relaciones de poder,
10 a 14 años). ingreso, alimentación, política económica,
La mortalidad infantil constituye un indi- sistemas de salud, etc.
cador tanto de la mortalidad como del nivel b) Determinantes próximos: factores de
socioeconómico de un área geográfica. La la maternidad y del patrón reproductivo, me-
tasa de mortalidad infantil (TMI) relaciona dio ambiente y contaminación, deficiencias
las muertes infantiles con el total de nacidos nutricionales, lesiones y control personal de
vivos en un lapso determinado de tiempo las enfermedades y otros.
y lo expresa cada mil nacidos vivos. Mide, Bajo este enfoque teórico podemos ana-
por lo tanto, el riesgo de muerte para niños lizar la evolución de la tasa de mortalidad
menores de un año. La magnitud que expo- infantil (TMI) y sus componentes en el pe-
ne constituye una temática compleja donde riodo de estudio seleccionado (Figura 4). Se
los procesos de salud-enfermedad-muerte observa a partir de lo mencionado anterior-
se presentan como fenómenos biológicos en mente un claro descenso de la mortalidad
un contexto social. Desde la perspectiva de infantil, la cual evolucionó desde el 38,6‰
la edad del fallecido, la mortalidad de los hasta el 17,4‰ entre los años 2000 y 2014.
menores de un año se distingue entre morta- No obstante, dicho descenso es tardío en re-
lidad neonatal (defunciones ocurridas en el lación al compromiso asumido por el país
transcurso de los primeros 27 días de vida) y para el año 2000, donde la TMI debería ha-
mortalidad postneonatal (defunciones acae- ber quebrado el umbral del 20‰, quiebre
cidas a partir del 28º día de vida y antes del que recién sucedió una década después del
año de edad). La importancia de su separa- compromiso asumido. Es notorio además un
ción reside en la diferente composición de marcado descenso de la TMI entre los años
causas que determinan la muerte del niño 2007 y 2010; a partir de entonces el proceso
en cada uno de estos tramos de edades. La se equilibró, evidenciando incluso un sutil
tasa de mortalidad postneonatal (TMP) es aumento en el año 2011.
372 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 5. Tasa de mortalidad postneonatal comparada entre la Puna argentina, Noroeste Ar-
gentino y la República Argentina. 2000 – 2014 (valores por mil). Fuente: Programa Nacional
de Estadísticas Vitales.
modernización como el paso de una forma des mínimas utilizado para ámbitos rurales
de vida rural —sinónimo de atraso— a una y urbanos por igual no sería adecuado tanto
forma de vida urbana, industrial, dinámica y desde un análisis objetivo como desde la
heterogénea, tanto social como culturalmen- percepción o evaluación de las condiciones
te. El pensamiento dicotómico que entiende de privación efectuadas por los propios in-
lo rural como contrario a urbano continúa dividuos. Asimismo, se señala que la cons-
estando vigente a pesar de haber sido pro- trucción de algunos indicadores de vivienda
bada su ineptitud para explicar la realidad, y servicios desconoce el carácter “natural”
especialmente por aquellos autores que de- del medio rural y la dificultad de acceso a
sarrollaron el concepto de la nueva ruralidad ciertos recursos, como por ejemplo el aprovi-
(ver por ejemplo Pérez Correa, 2001). sionamiento de agua para el consumo fami-
Esta percepción tradicional del mundo liar, los materiales de construcción de la vi-
rural sin duda ha facilitado la asociación vienda, entre otros. También Mathey (2007)
entre los conceptos de ruralidad y pobreza. encuentra que la aplicación del método NBI
El medio rural pasa a ser en el imaginario puede conducir a una sobreestimación de la
colectivo un medio de escasez, de carencias pobreza en áreas rurales especialmente por
y de extendida insatisfacción de necesida- la incidencia de los indicadores de vivienda
des. Algunos métodos de medición de la y condiciones sanitarias. Además, señala que
pobreza, como el método NBI, consolidan en ciertas situaciones la falta de sanitarios,
este enfoque. Las condiciones de carencia la existencia de pisos de tierra y ciertos ti-
medidas con este indicador no serían per- pos de vivienda se encuentran más asociados
fectamente aplicables a las zonas rurales ya a aspectos culturales que a condiciones de
que estas “privaciones” en los hogares rura- privación.
les responden a prácticas culturales y mo- Procurando superar estas limitaciones se
dos de hábitats tradicionales, diferentes a las analizan a continuación los datos de una se-
del medio urbano. Forni y Neiman (1994) rie de indicadores de bienestar que más que
sostienen que la aplicación del enfoque de pretender calificar a la población como pobre
las NBI al medio rural presenta limitaciones o no pobre, pretende describir las condicio-
tanto de orden conceptual como operativo, nes de vida de la población puneña. Se agre-
en parte atribuidas a “un sesgo urbano que ga también el dato de NBI como referencia
se encuentra presente en la gran mayoría y se comparan los valores de los indicadores
de los ejercicios de medición de la pobreza de la Puna con los del NOA y de la Argentina
realizados desde esta perspectiva”. Los au- (Tabla 1). Los datos presentados identifican
tores señalan que un estándar de necesida- la falta de acceso a servicios básicos (sani-
tarios, educativos, edilicios, etc.) que inde- En este trabajo, al analizar la pobreza a
pendientemente del componente cultural, partir de la muerte en la niñez por las de-
definen un alto grado de vulnerabilidad en nominadas “enfermedades de la pobreza”,
relación a las condiciones de vida. se pretende escapar del sesgo subjetivo en
Si bien las proporciones aquí expuestas la definición de variables que identifican la
permiten una somera aproximación a al- precariedad, superando la “penalización”
gunas características de la población y los que sufren las áreas rurales según las tra-
hogares puneños, no son suficientes para dicionales metodologías de medición de la
valorar la pobreza y las condiciones de vida pobreza como se mencionó anteriormente.
de su población. Este somero análisis es pro- Al dejar de lado el centro de la atención so-
fundizado a continuación a partir de la uti- bre variables como nivel educativo, vivienda
lización de un indicador sociodemográfico precaria, disponibilidad de cloacas, etc. se
de génesis continua: la mortalidad infantil pretende, en definitiva, abandonar el tipo de
según enfermedades de la pobreza. A partir preguntas relacionadas a: ¿cuánta educación
de dicho indicador focalizamos el análisis en es necesaria para no ser pobre?, ¿son las pa-
términos de resultados soslayando la mira- redes de adobe y el techo de paja indicado-
da sobre ciertas variables como educación, res de pobreza? , para poner el acento en
ingresos, características de la vivienda, etc., las consecuencias de dichas características
y partiendo de la siguiente premisa: “donde —si las hubiera— sobre el proceso salud-
mayor es la mortalidad de los niños por en- enfermedad-muerte infantil. Desde nuestras
fermedades de la pobreza, mayores son las hipótesis estas consecuencias tienen un fuer-
carencias independientemente del peso que te correlato territorial.
ejerzan ciertas variables sustanciales como La MoNEP constituye una tasa cuyo nu-
educación o vivienda”. Este enfoque y sus merador incluye el total de muertes de niños
resultados se detallan a continuación. menores a cinco años en cada departamento
de la Puna por cualquier enfermedad infec-
ENFERMEDADES DE LA POBREZA: ciosa, respiratoria o relacionada con la des-
U N A A LT E R N AT I VA PA R A E L E S T U D I O nutrición, según la Clasificación Internacio-
DE LAS CONDICIONES DE VIDA nal de Enfermedades en vigencia (CIE 10);
EN LA PUNA ARGENTINA en cuanto al denominador, el mismo está
constituido por el total de niños de cero a
El concepto de “enfermedades de la po- cinco años vivos en cada departamento. Di-
breza” fue acuñado por McKeown (1988) cha información se obtiene a partir de la in-
quien describe las dolencias que han predo- terpolación lineal entre el Censo Nacional de
minado durante la mayor parte de la exis- Población, Hogares y Viviendas 2001 y 2010.
tencia de la humanidad. McKeown las define La tasa se expresa cada 1000 niños menores
en oposición a un conjunto de enfermeda- de cinco años y pone de manifiesto, como se
des generalmente asociadas con la riqueza mencionara, la vulnerabilidad que presentan
relativa que produjo la industrialización. La determinadas poblaciones para la aparición,
pobreza, precisa el autor, no es causa directa desarrollo y muerte de niños menores a 5
de muerte sino la principal razón por la cual años ante estas patologías evitables.
existen condiciones (de distintos niveles) que Esta tasa fue analizada anualmente en la
desembocan en la enfermedad. Entre este región y en los departamentos que la compo-
grupo de enfermedades, los padecimientos nen, detectando su magnitud y evolución.
de origen infeccioso (parasitosis intestinales, La Figura 6 presenta la evolución de la
septicemias, cólera, fiebre tifoidea, etc.), las MoNEP en la Puna comparada con el pro-
enfermedades respiratorias agudas (neumo- ceso nacional y regional. Es evidente un
nía, neumonitis, rinofaringitis, bronquiolitis, marcado proceso de aumento del indicador
etc.), la subalimentación y la diarrea infantil a mediados de la década en la población pu-
adquieren el mayor protagonismo. neña, alcanzando su pico en el año 2003 con
376 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 6. Puna, NOA y República Argentina. Evolución de la MoNEP. 1999 – 2013 (valores
por mil). Fuente: Programa Nacional de Estadísticas Vitales.
registros que superaban 3,5 veces el valor partir de 2009/2010. Cochinoca y Los An-
nacional. Una segunda distinción se relacio- des han mantenido valores medios y estables
na con el marcado descenso de la MoNEP en a lo largo de los tres últimos quinquenios.
la Puna a partir del pico mencionado alcan- Finalmente, en Antofagasta de la Sierra y
zando su valor más bajo (y muy próximo a Susques se observa un marcado descenso del
la tasa nacional) en el año 2010. A partir de indicador.
entonces se observa una tercera etapa carac- Si bien llaman la atención los valores
terizada nuevamente por el incremento de igual a cero en algunos casos, se ha podi-
la MoNEP similar a la etapa previa al 2003, do corroborar que los registros son reales (y
aunque con una pendiente menor. La curva no reflejan necesariamente la ausencia de
de MoNEP del NOA discurre con un alto pa- información). Los registros inexistentes de
ralelismo a la curva nacional con una brecha muertes en la infancia según las caracterís-
persistente y similar a lo largo del periodo. ticas de causa de muerte se relacionan, por
Finalmente, en una escala departamen- un lado, con el escaso número de hechos
tal se analiza la evolución de la MoNEP vitales en poblaciones de tamaño mínimo, y
en los departamentos puneños (Figura 7). por otro con problemas en el registro de la
Puede observarse primeramente un distin- causa de muerte por parte de profesionales,
tivo de amplias oscilaciones como carácter cuestión sobre la cual el Estado ha estado in-
principal de la evolución. Entre dichas osci- terviniendo focalizando en estudios dirigidos
laciones se destacan los picos que tuvieron
a mejorar la codificación.
Santa Catalina y La Poma a mediados de la
década atenuándose notoriamente a partir
CONSIDERACIONES FINALES
de 2007. Rinconada y Yavi tuvieron un com-
portamiento similar; sin embargo, se destaca Un somero análisis sobre la producción
una tendencia al aumento de la MoNEP a bibliográfica pudo precisar en este territorio
F. Longhi, J. Krapovickas: Población y pobreza en la Puna argentina en los inicios del siglo XXI 377
un paisaje caracterizado por un gran vacío con altas densidades demográficas, incluso
demográfico y un bajo crecimiento poblacio- con la presencia de andenes de cultivos. Mu-
nal durante el siglo XX. Sin embargo, en si- chos interrogantes se abrieron en torno a la
glos anteriores tal característica no se habría evolución de la población puneña desde la
replicado; por el contrario, se encontraron conquista española hasta la actualidad con
vestigios de un número de población elevado un abanico amplio de respuestas.
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380 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Lucas Soriano nació en 1957 en la Puna mos la carne de charqui seca que dio origen
catamarqueña. A los 10 años partió con a todo Antofagasta, el charqui seco y la sal.
otros niños antofagasteños a estudiar a San También hubo aporte de algunas artesanías
Fernando del Valle de Catamarca. Interno en y de hierbas medicinales (copacopa, ricarica,
una escuela agrotécnica y con subsidios del espinilla) pero lo fuerte fue el charqui. Bajá-
gobierno de su provincia, logró el título de bamos al lado de Angastaco, Santa Elena, la
experto agrónomo que en 1982 le abrió las Banda Grande, San Martín, Pucará, Pucarilla.
puertas para ocupar su cargo actual en la Éramos tres. Llevamos entre 26 y 30 animales
Subestación Experimental de Altura de Anto- y tardamos unos 18 días. En noviembre y di-
fagasta de la Sierra (Secretaría de Ganadería ciembre comenzaban los grandes arreos entre
de Catamarca). En esta entrevista don Lucas Villavil y Antofagasta y ahí justamente surge
repasa algunos pasajes de su vida que refleja la historia de don Rinaldo Indalecio Pachao, el
más de medio siglo de cambios representati- tipo que manejó los grandes arreos con burros
vos en los socioecosistemas puneños. cargueros que traían lana y cuero. La harina y
el azúcar también se manejaban desde ahí.
L os a r r eos
A mediados del siglo pasado, Antofagas- — ¿Dónde pasaban las frías noches de
ta de la Sierra era un caserío aislado que junio mientras duraba la caravana?
sólo estaba comunicado con San Antonio de — En los puestos que hay siempre en toda
los Cobres, Angastaco, Molinos y Belén por aguada, en donde están las pasturas natura-
huellas de caravanas. Don Lucas trae a su les… la gente de antes fue transitoria, no tuvo
memoria los viajes a Angastaco, en el Valle domicilio fijo por la crianza del ganado, en-
Calchaquí, que alcanzó a hacer con su padre tonces transitaba de un lado al otro. En cada
para cambiar mercancías. «Antes todo fue el lugar en el que había vega había un puesto y
arreo. Se manejaban grandes caravanas de había leña, agua, un ranchito, una pared, una
arrieros que venían sobre todo de la zona de pirquita. Eso era. Y a taparse con el arnés, lo
Fiambalá, Palo Blanco, Corral Quemado, con que se utilizaba para cargar un animal. Así se
destino a Chile o a Bolivia». manejaba... Mi viejo formó parte de eso y así
nos crió a nosotros.
— ¿Cuál era el fin de estas caravanas?
— Alimentarse… El principal viaje era ha- El padre de Lucas, nacido en Ciénaga
cia los Valles Calchaquíes en el mes de junio. Chica de Jujuy, llegó a Antofagasta en los
El trigo es de esa época y si no lo agarraban, años 50, atraído por la explotación del ónix
en agosto se vendía todo. La época era dura: que por 25 años socavó dos canteras, hoy
las nevadas, el frío… muchos perdieron la convertidas en ruinas. Con el tiempo, for-
vida en ese trayecto. Alcancé a hacer ese viaje mó una familia asentada en el puesto de
de chico para traída de trigo, maíz, morrón, La Tranca, en donde doce hijos crecieron
manzana, calahorra... conocí todas esas co- criando el ganado entre salares y vegas. «Es
sas allí. Todo se intercambiaba. Plata casi no mi abuelo, uno de los máximos arrieros de
existía, había trueque: te doy ‘rica-rica’, vos Antofagasta, el que le dice a mi padre: ‘por
dame un morrón, un pimiento dame… eso acá tenés que ir, este camino te va a llevar
era útil aquí, y eso se traía. Nosotros llevába- a tal lado, este camino te va a llevar a este
M. J. Babot: Entrevista a Lucas Soriano 381
otro lado, aquí vas a encontrar esto, aquí vas desde Salta viene Vialidad Nacional y desde
a encontrar esto otro’... Es él quien lo hace Catamarca, Vialidad Provincial: en sesenta
baqueano…», recuerda don Lucas. días las obras estaban construidas. Ellos eran
«Teníamos cabras, ovejas y llamas en el de esos militares del «hacés y trabajás o te
campo. La crianza del ganado fue la econo- vas». Ahí se marca el despegue final de An-
mía, no la más importante, pero sí la que dio tofagasta.
origen al establecimiento de las personas. Al-
gunos se iban a la mina Tincalayo, otros a L a e x pe d ici ó n a l G a l á n
La Casualidad, pero el que se quedaba criaba
Entre 1981 y 1982, un Lucas Soriano de
ganado y del ganado se hacía el intercambio.
24 años participó de una épica expedición al
El arriero fue la persona que comercialmente
volcán Galán. Treinta años después, recorre
manejó los recursos de esta zona»
con turistas los caminos que vio surgir de las
lavas de ese volcán.
L le g a n los v e h í c u los
Éramos cuatro baqueanos: mi papá, don Bru- a hablar de turismo es el médico alemán Busse
no Cerpa de Nacimientos, don Infanto Morales Grawitz, dueño de una clínica que existe en
y yo». Soriano cuenta que fue a don Infanto Diquecito, Córdoba, amante de la Puna. Llegó
a quien convocaron ya que era uno de los por ahí del 78, antes de que existiera la ruta a
máximos conocedores del Galán «porque en Belén, a hacer turismo solidario porque aten-
ese tiempo su padre —ya fallecido, don Ernes- día a la gente en una posta sanitaria. Antes
to Morales— ocupaba ese lugar con la crianza de morir le pidió a la familia que depositara
de llamas». sus restos aquí en el cementerio.
Figura 1. Detalle de flores de Fabiana bryoides. Especie con actividad antibiótica y antiin-
flamatoria.
384 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
IV
El uso del territorio
en el presente y futuro
386 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 387
dos de vida pastoril han cambiado a lo lar- la Sierra (Catamarca); Los Andes, La Poma,
go del tiempo, han mantenido siempre una Iruya y Santa Victoria (Salta) y Yavi, Cochi-
lógica productiva particular derivada de la noca, Susques, Rinconada, Santa Catalina
interacción entre las experiencias familiares (Jujuy). Cabe, por tanto, aclarar qué crite-
con las condiciones ambientales fluctuan- rios de zonificación más detallados a escala
tes, resultando así en sistemas productivos subdepartamental podrían aportar guarismos
extremadamente eficientes para dichas con- diferentes a los aquí consignados.
diciones (Flores Ochoa, 1977). El presente Según datos del Censo Nacional Agrope-
capítulo tiene como una de sus metas abor- cuario 2002, en la región Puna en Catamar-
dar la descripción y puesta en valor de los ca, Jujuy y Salta habría aproximadamente
sistemas productivos pastoriles de la Puna 5000 familias productoras en cuyas manos se
argentina, y la idea de aportar herramientas encuentra la mayor parte del ganado ovino
de conocimiento para investigadores, agen- y de llamas de dichas provincias, resultando
tes de terreno y decisores en materia de po- cuantitativamente menos relevante la cría de
líticas públicas municipales, provinciales y vacunos. El ganado caprino asume un papel
nacionales. secundario en términos numéricos (Figura
1). A su vez, la mayor parte del ganado en
LA GANADERÍA DE LA PUNA la Puna se encuentra en manos de pequeños
EN CIFRAS productores (bovinos 69,8% con 22.939 ca-
¿Quiénes y cuántos son los pastores de bezas; ovinos el 84,6% con 368.294 anima-
la Puna? Para el análisis de datos censales les; caprinos el 87,3% con 115.711 animales
tomamos la zonificación realizada por Obs- y llamas 89,7% con 108.500 cabezas).
chatko et al. (2007) respetando el criterio de A partir de datos procedentes del SENA-
clasificación agroecológica de dichas autoras. SA (2013, citado en Echenique et al., 2015)
Según este criterio, la Puna quedaría abarca- en Jujuy se observa un aumento durante los
da por los departamentos de Antofagasta de últimos años del 64% de llamas y una dis-
Figura 2. Tendencia de las existencias ganaderas en la Puna de Jujuy. CNA 1988, 2002 y
provisorio 2008 en Echenique et al. (2015).
390 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
minución del 38% de ovejas. Estas modifica- ductivos realizadas con datos de la Puna de
ciones (Figura 2) manifiestan la dinámica y Jujuy en base a las existencias ganaderas, la
adaptabilidad que caracteriza a los sistemas composición de las tropas y porcentajes de
pastoriles y articulan con lógicas producti- parición y reposición: se está produciendo en
vas que describiremos más adelante en este la actualidad aproximadamente 190.000 kg
artículo. de carne ovina; 57.000 kg de carne caprina
La producción ganadera es destinada al y 330.000 kg de carne de llama (Echenique
autoconsumo, a la venta y al trueque. En et al., 2015). Los cueros de todas estas espe-
relación con la composición de ingresos mo- cies son escasamente utilizados en la Puna
netarios de las familias pastoras de la Puna, argentina.
según Paz et al. (2011) aproximadamente el Mención aparte merece la producción y
60% lo constituyen ingresos extraprediales venta de guano (estiércol) del ganado menor,
(la venta de fuerza de trabajo fuera del siste- por cuanto es utilizado como potente abono
ma productivo familiar, en el ámbito minero en las parcelas de cultivo de los productores
o en instituciones públicas, como la escuela agrícolas de comunidades vecinas, inclusive
o las postas sanitarias, y transferencias del de zonas más o menos alejadas a las que el
Estado como Asignación Universal por Hijo, guano llega en camiones, a veces facilitados
pensiones, jubilaciones, etc.). Mientras ovi- por el gobierno municipal o trasladado por
nos y llamas son reservados principalmente intermediarios locales. A su vez, el guano
al intercambio, las cabras son casi en su to- vacuno suele ser utilizado como combustible
talidad destinadas a la provisión de carne ya que las familias no están independizadas
para la familia (Figura 3) (Paz et al., 2011). del uso de leña. La dispersión geográfica de
Ovinos y caprinos son faenados a los dos los espacios productivos complica la salida
años de edad aproximadamente con un peso de bienes para la venta. Además, la esca-
vivo de entre 18 y 25 kg los primeros y de la de producción familiar es relativamente
16 kg los segundos. Luego de la faena el baja e intermitente en el año, característica
rendimiento cárnico es de unos 10,75 kg de propia de las formas de producción campe-
carne por animal para ovinos y de 8 kg en sina en contraposición a la producción de
el caso de caprinos. Las llamas son faenadas tipo empresarial; por lo tanto la oferta no
a los dos o tres años de edad con un peso se mantiene constante en el año imponiendo
vivo de 70 kg aproximadamente, rindiendo una mirada alternativa para los modos de
unos 40 kg por animal. A modo de ejemplo intercambio. Los pastores resuelven los in-
mostramos aquí la estimación de techos pro- tercambios de productos mediante trueques,
ferias o la utilización de figuras asociativas
como las cooperativas, asociaciones comuni-
tarias o aborígenes. Un canal de venta que,
según observaciones de campo, manifiesta
una gran importancia para los productores
locales lo constituye la venta de productos
ganaderos a los campamentos mineros (ver
Abeledo, 2013, 2014).
Existen modos de intercambio con dis-
tintos grados de formalidad, a los que de-
nominaremos aquí “tramas comerciales” ya
que articulan una serie de actores (parientes
de sangre, aliados o simples afines e inter-
mediarios que pueden ser, a la vez, vecinos
Figura 3. Par ticipación relativa de los in-
gresos por venta de productos y subproductos
y productores). Cumplen un rol muy impor-
por especie en la Puna de Jujuy. Elaboración tante las ferias campesinas o “cambalaches”
propia en base a Paz et al. (2011). cuya localización e importancia relativa pue-
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 391
de variar de un año a otro, pero siendo siem- ganaderos como a través de la venta de su
pre fundamentales para el aprovisionamien- fuerza de trabajo estacional.
to de bienes y alimentos a las familias de la Este sistema productivo que deviene en
Puna. Estos intercambios suelen realizarse un universo cultural engarza de maneras di-
en otoño luego de las cosechas y cuando los versas y complejas a los lugares de pastoreo,
capones se encuentran gordos. Los campe- a los ganados y a las personas que los crían,
sinos logran así cambiar bienes de los “cam- en aspectos que, como veremos, trascienden
pos” (Puna) como lo son carne, lana o sal, ampliamente la esfera utilitaria (Bugallo y
por bienes de los “valles” (valles semiáridos, Tomasi, 2012). En el pastoralismo de la
quebradas y yunga) como frutas, maíz, papa Puna, los “lugares” no son sólo puntos de
y otras verduras. Estos viajes de intercam- referencia, sino sobre todo expresiones es-
bio hilvanan territorios muy amplios, antes paciales afectivas que conforman parte de la
mediante las caravanas de burros o llamas, memoria personal y familiar y que participan
ahora principalmente utilizando camionetas de la vida social con agencia propia (Abele-
(Abeledo, 2013, 2014.) do, 2013; Cladera, 2013). La “hacienda” no
es sólo la existencia económica ganadera de
POR QUÉ HABLAMOS DE la familia, sino además un microcosmos que
PA S T O R A L I S M O C U A N D O H A B L A M O S sintetiza el ciclo de la vida y el esquema de
DE GANADERÍA EN LA PUNA relaciones de parentesco requiriendo para el
éxito reproductivo de disponibilidad forra-
Como se ve, la ganadería en la Puna no
jera, y de operaciones sanitarias, afectivas
resulta una actividad marginal o secundaria
y rituales en proporciones equivalentes. Así,
sino que conforma el grueso de la produc-
el trabajo familiar de los pastores, lejos de
ción de ovinos y llamas en las provincias
constituir un relicto de formas de vida pa-
involucradas. Es necesario entonces enten-
sadas es, por el contrario, el resultado de
der cómo funciona y qué valores pone en
estrategias colectivas y dinámicas de control
juego este sistema productivo que permite
y organización del espacio y de división fa-
una carga ganadera en espacios que, si sólo
miliar del trabajo.
nos atendemos a los datos climáticos y am-
Todas estas dimensiones se recrean y re-
bientales, parecieran marginales e inviables.
troalimentan mutuamente en determinada
Para comprender cómo funciona este sistema
forma de articular la vida humana, animal y
ganadero hay que entender que se enmarca
vegetal manifestando una gran persistencia
en un determinado modo de vida social, cul-
hasta la actualidad, gracias a la recreación
tural y natural: un sistema productivo al que
de una serie de valores y características que
denominamos pastoralismo.
desarrollaremos a continuación.
Los pueblos pastores son aquellos que ba-
san su existencia en la cría ambulatoria de
ANIMALES, HACIENDA
animales, sobre la base del acceso fluctuante
Y T R O PA S
y por períodos cortos de tiempo a nutrientes
y agua, haciendo posible la vida en territo- Es necesario decir que el vocablo “gana-
rios conceptualizados como marginales, tales do” es escasamente utilizado por los pas-
como sabanas, estepas, desiertos y tundras tores, aunque sí incorporado para la inte-
(Galaty y Johnson, 1990). Dentro de esta de- racción con agentes del Estado (Bugallo y
finición general los sistemas pastoriles mues- Tomasi, 2012). Para referirse al stock de sus
tran una gran diversidad de tipos en relación animales los pastores hablan de su “hacien-
con la configuración de su unidad producti- da” la cual está conformada por la totalidad
va, el destino principal de su producción, el de las especies animales de la familia. Dentro
vínculo con la agricultura y/o el Estado y los de este gran grupo las familias denominan
circuitos mercantiles con los que se vinculan, “hacienda menuda” al ganado menor (ovejas
tanto a través de la venta de sus productos y cabras) que tiene atributos y requerimien-
392 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
de nacimiento, género, estado civil o lugar la señalada (cuando se les “nombra” uno
de residencia. La tropa de propiedad de cada o dos ejemplares), y también ellos mismos
dueño se va conformando desde la infan- compran individuos luego de su independen-
cia: los niños reciben corderos, cabritos o cia económica. Estos animales recibidos son
“tekes” (crías de la llama) como regalo en en realidad “dados en suerte” para la fun-
momentos que marcan hitos de su vida (na- dación del patrimonio del joven integrante
cimiento, bautismo, casamiento) o durante de la familia y la puesta a prueba de sus
Figura 4. A. Corral de encierro nocturno del ganado menor en Suripujio, Puna de Jujuy,
Argentina (2011). B. Llamas señaladas con su “chimpo”. Chagualmayoc, Puna de Jujuy, Ar-
gentina.
394 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
lagunas, ojos de agua, abras y cumbres. botánicas como asteráceas, lamiáceas, sola-
Estos lugares son los únicos que participan náceas) y pastizales de “paja” (“paja blanda”,
del mapa colectivo sin relacionarse con una “paja amarilla”, “esporo”, etc. de la familia
familia de referencia. Poaceae). El “cerro” con relieve escarpado,
En algunas zonas hay señales o mojones en el que pueden aparecer con más abun-
que indican los linderos, aunque en muchas dancia los “cuernos de cabra” (Adesmia sp.,
situaciones no se observan delimitaciones Fabaceae) y algunos “churquis” (Prosopis sp.)
precisas de áreas de pastoreo ya que el con- muy apetecidos por el ganado, especialmen-
cepto local de “dueño” en referencia a los lu- te caprino. Distribuidos en el paisaje de la
gares no puede ser entendido en términos de Puna se encuentran los humedales (“vegas”
“propiedad”, sino que manifiesta concepcio- o “ciénegos”) que son formaciones cespitosas
nes de derecho diferentes a las del sistema de gramíneas y graminoides (Cyperaceae,
jurídico vigente (Cladera, 2013, 2014a). Juncaceae) abundante y permanentemente
Los territorios de pastoreo muestran dis- irrigados por ojos de agua difusos en las la-
tintas capacidades de carga animal. En el deras de los cerros (ver Izquierdo et al., en
contexto general de aridez, revisten suma este volumen). Estos configuran territorios
importancia los pastizales de Puna y hume- de productividad hasta 10 veces mayor que
dales (ciénegos, vegas o bofedales) (Tabla la que muestran los tolares de campo o de
1). La disponibilidad de agua y pasturas cerro, lo que les confiere un rol preponde-
determina el tamaño y composición de las rante como proveedores de forraje.
tropas y la cantidad de puestos y movimien- En el transcurso de los desplazamientos
tos anuales entre ellos. La generalidad indica pastoriles, el traspaso de un paisaje a otro
que al acercarse el fin del invierno, estación suele estar articulado por determinadas ex-
fría y seca en la Puna, el acceso al agua re- presiones espaciales que actúan de mediado-
sulta paulatinamente más restrictivo, por ras entre distintas dimensiones del mundo,
lo que los pastores comienzan a trashumar tales como las “abras” (pasos de una ladera
hacia puestos de altura, acercándose a los a la otra por una cadena montañosa), las
manantiales. Esto produce un movimiento lagunas, los “ojos de agua” (vertientes de
oscilatorio entre territorios por lo general altura), o las “cumbres”. Estos espacios re-
bajos, horizontales y abiertos (“el campo”) sultan siempre peligrosos y requieren de
durante periodos de bonanza, y zonas altas dispositivos rituales de vinculación (ver
y escarpadas pero más reparadas (“el cerro”) Abeledo, 2013; Cladera, 2013), sobre todo
durante los períodos más rigurosos. La aso- en fechas en las que se considera que los
ciación simbólica entre estas características límites del mundo son más permeables, ta-
de cada paisaje con el momento climático les como los martes y los viernes o el mes
así como otros binomios simbólicos (hume- de agosto (Cruz, 2006). El incumplimiento
dad/sequedad; masculinidad/femineidad; de estos procedimientos rituales puede con-
voracidad/saciedad; fertilidad/infertilidad) ducir a la enfermedad y hasta la muerte de
se ponen en evidencia en múltiples instan- las personas y su hacienda. De manera si-
cias rituales y descriptivas, en el marco de milar el ataque del puma, visualizado como
un ciclo productivo para cuyo éxito se consi- de una crueldad desmesurada ya que mata
dera necesario el equilibrio de estas dimen- varios animales para llevarse sólo uno, es
siones. interpretado como una reacción de los lu-
Las denominaciones campesinas en la gares contra las familias afectadas debido
Puna de los sitios ecológicos más comunes a faltas o inadecuaciones en el vínculo de
son “el campo” constituido por estepas ar- reciprocidad (por ejemplo no haber “cha-
bustivas dominadas fisonómicamente por to- llado” correctamente, mediante sahumado,
lares (asumiendo la clasificación campesina libaciones de alcohol y coca y/o la solicitud
de “tola” a una variada gama de arbustivas verbal adecuada, un puesto visitado, un ojo
medianas pertenecientes a diferentes familias de agua o un abra transitada).
396 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Capacidad de
Altitud Precipitaciones PPNA Total
Comunidades vegetales carga animal
(mnsm) (mm) (kg/ha)
(EO/ha)
Estepa arbustiva de “campo”
3.400 115 211-824 (QM) 0,2-0,9
en Puna Seca en Cobres, Salta
Estepa arbustiva de “cerro”
3.500 115 316-1.833(QM) 0,4-1,5
en Puna Seca en Cobres, Salta
Estepa arbustiva de “campo”
3.200 -3.400 141 394-877 (B) 0,5-1
en Puna Seca en Laguna Blanca, Catamarca
Estepa arbustiva en Puna
3.100 -3.500 300-200 340-890 (QM) 0,2-0,7
en Parque Nacional Los Cardones, Salta.
Estepa herbácea de “campo”
3.200-3.400 141 319 (B) 0,4
en Puna Seca en Laguna Blanca, Catamarca
Pastizal de Puna Húmeda
3.000-3.200 300 1.017-3.997 (QM) 1-4
en Parque Nacional Los Cardones, Salta
Humedal salino de “campo”
3.200-3.400 141 285-1.421 (B) 0,3-1
en Laguna Blanca, Catamarca
Ciénegos de Puna Seca
3.200-3.400 141 3.068-4.356 (B) 3-5
en Laguna Blanca, Catamarca
Ciénegos dePuna Seca
3.500 200 998-2.127 (QM) 1-2
en Parque Nacional Los Cardones, Salta
Ciénegos bajos Puna Húmeda
3.400-3.600 329 2574 (QM) 3
en Yavi y Cochinoca, Jujuy
Ciénegos altos Puna Húmeda
4.100-4.300 329 856 (QM) 1
en Yavi y Cochinoca, Jujuy
Además de las variables hasta aquí obser- al inicio de la primavera, tiempo en que la
vadas que determinan la movilidad de cada provisión de pasturas es mayor en laderas
unidad doméstica, existen otros elementos y cumbres.
que cumplen un rol decisivo en estas prác- Así, los movimientos que requieren des-
ticas. Una de las principales la constituye la plazamientos de larga distancia o de gran
escolarización infantil que determina crite- cantidad de animales, suelen ser concentra-
rios de movilidad durante el ciclo lectivo. dos durante los períodos de receso escolar
En sitios en los que la escuela establece un tales como vacaciones de verano, vacacio-
régimen estival en virtud de las bajas tempe- nes de invierno, Semana Santa o Todos los
raturas de invierno, los ciclos de movilidad Santos, aprovechando la mayor disponibili-
han sido alterados sustancialmente con res- dad de fuerza de trabajo familiar (Cladera,
pecto a prácticas más antiguas, generando 2014b). Estos ejemplos muestran que no es
inconvenientes en el manejo de pastos, agua- posible hablar de un tipo clásico de rotación
das y sanidad animal (como por ejemplo se debido a que existen una serie de cuestiones
observa en Laguna Blanca, Catamarca). En que configuran el complejo abanico de po-
otros lugares como en algunas localidades sibilidades en la toma de decisiones de los
del departamento Iruya (Salta) las escuelas pastores.
funcionan en invierno en tierras bajas, de
manera que las familias con niños escolari-
zados deben resolver la escasez de forraje
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 397
Figura 5. Cobertura total (%) y altura máxima (cm) de la vegetación según varía el Índice de
Presión de Pastoreo en A. Comunidad vegetal de ciénego. B. Comunidad vegetal de “campo”.
Suripujio, Jujuy (Quiroga Mendiola, 2012).
M. Quiroga Mendiola, J. L. Cladera: Ganadería en la Puna argentina 399
ofrendas. El forraje nativo remanente o el Anita y San Santiago (24 y 25 de julio), pa-
que se puede comprar por estos medios es tronos de las tejedoras y del ganado equino,
destinado principalmente a hembras y crías. respectivamente, y advocación relacionada
Estas prácticas permiten evitar el riesgo de al rayo en el segundo caso; San Bartolo (24
una fuerte descapitalización mediante re- de agosto: patrono de los caprinos); y Santa
servas concretas o el fortalecimiento o reac- Bárbara (4 de diciembre: advocación asocia-
tualización de lazos sociales con personas o da al rayo). La imagen de cada santo está
“lugares” productivos, de manera anticipada siempre acompañada por figuritas (“illas”)
a los períodos de carestía. de la especie por él protegida que tienen
Esta periodicidad interanual se enmarca un rol importante como propiciadoras de la
dentro de un criterio cíclico de organización fertilidad de la especie (Bugallo, 2010). Por
del año en el que las estaciones climáticas y “illas” (o también “machorras”) se denomi-
las consecuentes tomas de decisiones pro- na asimismo a los animales hermafroditas,
ductivas son ordenadas en base a determina- considerados propiciadores de la “hacienda”,
do calendario compuesto por fechas civiles sobre los que rige una estricta prohibición
pero sobre todo litúrgicas, las cuales que tie- de sacrificio.
nen una amplia y antigua difusión a lo largo En el calendario pastoril hay dos períodos
de todo el territorio (Barbarich et al., 2006; de nacimientos de la hacienda menuda: “los
Bugallo, 2010). navidades” son las crías que nacen cerca de
Así, los dos términos paisajísticos que sin- fin de año, y “los sanjuanes” son las naci-
tetizan el circuito de movimiento pastoril (el das en junio. La mortalidad por escasez de
“campo” y el “cerro”) se correlacionan con pastos o frío es muy alta en los nacimientos
dos etapas del ciclo anual. Las corpachadas de invierno (supera a veces el 50% de los
o pagos a la Pacha Mama en agosto (que dan nacidos vivos), mientras que es baja entre
inicio al ciclo de regeneración vegetal) y el los “navidades”. Los pastores no separan los
Carnaval en febrero o marzo (que marca la machos reproductores, salvo raras excepcio-
etapa de cosechas) actúan ambas como ins- nes, debido a la escasez de mano de obra y
tancias de apertura y cierre de ciclo. Duran- pasturas; por lo tanto la secuencia de naci-
te el Carnaval se practican las señaladas de mientos es ordenada por la buena disponibi-
la hacienda, celebraciones propiciatorias en lidad de pastos que no sólo induce el celo en
que los animales son marcados y castrados, las hembras, sino que posibilita abundante
se ofrendan las partes cortadas a la tierra y leche para los recién nacidos.
se celebra la fertilidad mediante la coloca-
ción de “chimpos” o “flores” (borlas de lana POTENCIALIDADES Y DESAFÍOS:
de colores) en orejas y lomos de llamas y EL ROL DE LA POLÍTICAS PÚBLICAS
ovejas (Figura 4B).
Ordenadas por estos dos momentos hay Frecuentemente los sistemas pastoriles,
fechas litúrgicas específicas en las que cobran así en la Puna como en otros lugares, suelen
protagonismo determinadas especies del ga- ser estigmatizados como formas culturales
nado. En estas fechas además de realizarse relictuales o atrasadas tendientes a des-
la procesión de la imagen del santo del día, aparecer, o peor aún, como prácticas agre-
muchas familias aprovechan para realizar la sivas con el medio que provocan erosión y
señalada si es que no acostumbran hacerlo desertificación. Hemos procurado brindar
en carnaval. Estas fechas son: Virgen de la material para repensar que, por el contra-
Candelaria (2 de febrero) y San Marcos (25 rio, constituyen sistemas dinámicos y suma-
de abril), ambos considerados los patronos mente plásticos mediante los que las familias
del ganado bovino; San Antonio (13 de ju- puneñas articulan sus tramas sociales, sus
nio: patrono de los camélidos); San Juan o animales criados, sus lugares productivos
localmente denominado “San Sanjuan” (24 y las comunidades vegetales que los habi-
de junio), patrono del ganado ovino; Santa tan. Activando todas estas dimensiones, los
400 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
pastores proveen de bienes a mercados de Santa Rosa de los Pastos Grandes (Los
interés geopolítico (e.g., cabeceras depar- Andes, Salta). Tesis doctoral Universidad
de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
tamentales en la Puna o centros mineros), Letras, Buenos Aires, pp. 213.
reproducen la diversidad genética de su “ha- Abeledo S. 2014. Territorio, caminos y prác-
cienda” y recrean tradiciones y conocimien- ticas culturales de los viajes de inter -
tos ancestrales que constituyen reservorios cambio del último siglo (depar tamento
de Los Andes, provincia de Salta. En: J.
creativos para que la sociedad global pueda
Tomasi y A. Benedetti (eds.), Espaciali-
repensar modos alternativos, menos agre- dades altoandinas. Nuevos aportes des-
sivos y más sostenibles de vinculación con de la Argentina. Miradas hacia lo local,
las tierras secas del mundo. Estos insumos lo comunitario y lo doméstico. Editorial
cobran inestimable valor, en particular, en el de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA, Buenos Aires, pp. 29-62.
escenario de incertidumbre climática global Barbarich J. A., Aramayo D. R., Morales R.
que pronostican las tendencias actuales (ver E. 2006. Calendario Ritual Agrario Ju-
Morales et al., en este volumen). Con estas jeño. Dirección Provincial de Desarrollo
observaciones no queremos de ningún modo Ganadero de Jujuy y Dirección Provincial
desconocer o subestimar las enormes caren- de Desarrollo Agrícola y Forestal de Ju-
juy. 2ª ed., 24 pp.
cias sanitarias, educativas e infraestructura- Browman D. L. 1994. Información y manejo
les que padecen las poblaciones de la Puna de riesgo de los fleteros de llamas en
argentina (ver Longhi y Krapovickas, en este los Andes Centro-Sur. Zooarqueología de
volumen), pero creemos firmemente que la camélidos. Perspectivas teóricas y met-
odológicas, 1: 23-42.
clave para resolver estas cuestiones comien-
Bugallo L. 2010. La estética de la crianza.
za por el respeto y el conocimiento de estas Los santos protectores del ganado en
formas de vida no hegemónicas (Manzano la puna de Jujuy. En: M. A. Bovisio y M.
et al., 2011). Penhos (eds.), Arte indígena: categorías,
prácticas, objetos. Editorial Brujas – Gru-
po Encuentro, Córdoba, pp. 85-102.
AGRADECIMIENTOS
Bugallo L., Tomasi J. 2012. Crianzas mu-
Este texto es resultado de muchos años tuas. El trato a los animales desde las
concepciones de los pastores puneños
de trabajo en la Puna argentina con financia- (Jujuy, Argentina). Revista Española de
miento en diferentes etapas de la Universi- Antropología Americana, 1: 205-224.
dad Nacional de Salta, Universidad de Bue- CAF (Corporación Andina de Fomento) s/f.
nos Aires, INTA y Secretaría de Agricultura Las Lecciones del Niño. Volumen Bolivia.
Familiar y del proyecto PICT 2014-2676 de Memorias del fenómeno del Niño 1997-
1998, retos y propuestas para la región
FONCyT. Agradecemos a pastores y pasto- Andina.
ras de las comunidades de la Puna de Ju- Cladera J. L. 2014a. La Comunidad Indígena
juy, Salta y Catamarca que generosamente como categoría de traducción: trashu-
han abierto a nosotros sus conocimientos y mancia ganadera y propiedad jurídica en
las sierras del Zenta (dtos. Humahuaca
prácticas durante nuestras investigaciones
e Iruya, pcias. Jujuy y Salta). En: J.
y trabajos de acompañamiento en la zona. Tomasi y A. Benedetti (eds.), Espaciali-
Queremos también agradecer a muchos com- dades altoandinas. Nuevos aportes des-
pañeros y compañeras de trabajo, colegas, de la Argentina. Miradas hacia lo local,
directores y directoras de posgrados, y tam- lo comunitario y lo doméstico. Editorial
de la Facultad de Filosofía y Letras de la
bién a nuestras familias que, de diversos mo- UBA, Buenos Aires, pp. 197-226.
dos, ayudaron a construir los conocimientos Cladera J. L. 2014b. De lo enunciativo en
que aportamos aquí. la Agricultura Familiar a la reproducción
de las familias rurales, o: entre los de-
safíos productivos y los demográficos.
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J. Carilla et al.: Vegetación de la Puna argentina 403
La población que habita el departamen- para con la ganadería han traído cambios en
to de Los Andes de la provincia de Salta se la composición de los grupos domésticos. Es
ha caracterizado históricamente, como otros frecuente encontrar parejas de ancianos o
pueblos de la Puna argentina, por llevar una pastoras solas cuyos hijos han migrado para
forma de vida centrada en la crianza de lla- estudiar o conseguir empleo.
mas, cabras y ovejas. Esta actividad continúa En suma, si bien han crecido las fuentes
siendo social y culturalmente importante, de ingresos monetarios y el acceso a artícu-
pero ha perdido centralidad frente a profun- los de producción industrial, las exigencias
dos cambios relacionados con el desarrollo que emanan de las relaciones con la minería
de la minería. impactan sobre el modo de interpretar los
En pueblos como Santa Rosa de los Pas- beneficios del pastoreo frente a las posibili-
tos Grandes, la expansión de la minería en dades alternativas con las que puede pres-
la década de 1970 comenzó a delinear al- cindirse del mismo.
ternativas al pastoreo. Mucha gente deci-
dió aprovechar las oportunidades ofrecidas L I T E R AT U R A C I TA D A
poreste mercado laboral abandonando de- Abeledo S. 2014a. Territorio, caminos y
finitivamente la ganadería. Otros decidie- prácticas culturales de los viajes de
ron combinarla con el trabajo asalariado intercambio del último siglo (depar-
que resultó en una nueva lógica producti- tamento de Los Andes, provincia de
va con impactos notables sobre el modo de Salta). En: A. Benedetti y J. Tomasi
(eds.),Espacialidades de las tierras al-
vida pastoril (Abeledo, 2017). Por ejemplo,
toandinas. Nuevos aportes desde la Ar-
las caravanas de burros que transportaban gentina. Facultad de Filosofía y Letras
sal a los valles Calchaquíes para trocar con de la Universidad de Buenos Aires, pp.
productos agrícolas han sido prácticamen- 29-62.
te sustituidas por la compra a comerciantes Abeledo S. 2014b. Pastoreo trashumante a
comienzos de un nuevo siglo: su vigencia
que visitan el poblado con camiones (Abe-
en Santa Rosa de los Pastos Grandes
ledo, 2014a). Además, la trashumancia que (departamento de Los Andes, Salta). An-
acompaña los ciclos de la naturaleza en bus- des, 25: 377-404.
ca de pasturas para el ganado, cambió como Abeledo S. 2017. Minería de boratos en la
consecuencia de la ausencia transitoria de Puna argentina: participación en la ac-
tividad extractiva y su incidencia en el
los hombres necesarios para organizar los
modo de vida local en Santa Rosa de
traslados (Abeledo, 2014b). En términos so- los Pastos Grandes, provincia de Salta.
ciales, el desvío de fuerza de trabajo hacia la Revista Iberoamericana de Viticultura,
minería y el poco compromiso de los jóvenes Agroindustria y Ruralidad, 3: 139-161.
404 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
yor superficie suele estar destinada al cultivo álamos (Populus sps.), el olmo siberiano (Ul-
de alfalfa (Medicago sativa) para subsisten- mus pumila) y cuando la salinidad edáfica es
cia del ganado en períodos de escasez. Solo elevada, el tamarisco (Tamarix ramossisima)
ocasionalmente aparecen cultivos andinos: y el olivillo (Eleagnus olivifolia).
quinoa (Chenopodium quinoa), amaranto Las comunidades puneñas también hacen
(Amaranthus sp.), papa (Solanum sp.), papa un uso frecuente de las plantas silvestres
lisa o ulluco (Ullucus tuberosus), papa oca nativas o adventicias. En Antofagasta de la
(Oxalis tuberosa), maíz (Zea mays, razas de Sierra, con unas 120 especies registradas en
altura) y la «andinizada» haba (Vicia faba), su área de influencia (Cuello, 2006) tiene
que adquieren mayor importancia en la fron- casi la mitad (59) con uso registrado por
tera noreste de la Puna, en la provincia de la comunidad local, 49 de ellas tienen uso
Jujuy. medicinal o estimulante (Pérez, 2006); in-
La incorporación de tecnología, principal- cluyendo especies que se emplean a lo largo
mente invernaderos de plástico, ha tenido de los Andes, como la poposa (Xenophyllum
un éxito muy limitado, tal vez porque la cul- poposum), yareta (Azorella compacta) y rica
tura puneña esencialmente ganadera no ha rica (Aloysia desertícola), que llegan a co-
favorecido su adopción. Una proporción no mercializarse en mercados urbanos como
el de San Salvador de Jujuy (Acosta et al.,
menor de los invernaderos construidos en
2013).
la Puna en las últimas décadas se encuentra
abandonada o empleada de manera deficien-
te. Sin embargo, cuando existe una cultura
L I T E R AT U R A C I TA D A
agrícola de perseverancia frente a las limi-
taciones ambientales, se observan resultados Acosta M. E., Vignale N. D., Ladio A. H.
2013. Uso y comercialización de espe-
sorprendentes (Figura 1). Un ejemplo nota- cies medicinales en la ciudad de San
ble es la vega Las Quinoas (3400 msnm), al Salvador de Jujuy. Agraria 7(14): 74-
lado del salar de Antofalla, donde coexisten 81.
un invernadero abandonado con vides (Vitis Cuello A. S. 2006. Guía ilustrada de la flora
de Antofagasta de la Sierra. Tesina de
vinifera; ¿el viñedo más alto de Argentina?),
Grado, Facultad de Ciencias Naturales e
durazneros, manzanos, membrillos, maíz y Instituto Miguel Lillo, Universidad Nacio-
cayote. En contraste en la Puna existe una nal de Tucumán, 100 pp.
sorprendente cultura de cultivo de árboles. Pérez E. L. 2006. Las plantas utilizadas por
Tanto en los puestos remotos como en los la comunidad de Antofagasta de la Sie-
rra, Puna catamarqueña, Argentina.
pequeños centros poblados prosperan espe- Tesina de Grado, Facultad de Ciencias
cies exóticas como el sauce llorón o híbridos Naturales e Instituto Miguel Lillo, Univer-
de este (Salix babylonica, Salix X sps.), los sidad Nacional de Tucumán, 84 pp.
406 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
prender mejor la región geográfica a la que fue reemplazado simplemente por Puna
hacemos referencia. Un ejemplo que puede (Bonarelli, 1913-15; Keidel, 1927). Como
graficar las diferentes definiciones de Puna tal constituye una provincia geológica cuyo
argentina, es la concepción de la sociología rasgo principal es el desarrollo de cuenca
quien la vincula con una unidad socio-cultu- endorreica y el espectacular vulcanismo
ral cuya distribución areal excede el ámbito moderno. Se extiende por las provincias de
geográfico asignado a la misma región, pero Jujuy, Salta y Catamarca (Figura 2). Limita
analizada desde la óptica geológica. Otro hacia el este con la provincia geológica de
ejemplo es la distribución geográfica que le Cordillera Oriental y hacia el sur con el ex-
asignan Izquierdo et al. (2015) para quienes tremo norte del Sistema de Famatina, parte
la Puna se extiende hasta la provincia de San de Cordillera Frontal y Sierras Pampeanas
Juan (Figura 1) excediendo notablemente el Nororientales con quienes yuxtapone rasgos
ámbito geológico mencionado. geológicos y geográficos que han generado
Brackebusch (1883) denominó Puna de diferentes interpretaciones sobre sus histo-
Atacama a la actual puna argentina y regio- rias comunes y su evolución en el tiempo.
nes aledañas; posteriormente este nombre Hacia el oeste su límite natural es la frontera
Figura 1. Región de la Puna desde la óptica de la biodiversidad. Modificado de Izquierdo et al., 2015.
408 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Orocobre Ltd. Se encuentra situada en salar del concentración es ingresado a la Planta de Bó-
Hombre Muerto, Departamento de Los Andes, rax para producir bórax decahidratado como
provincia de Salta, a 4.100 msnm y 370 km de producto final, o como producto intermedio
distancia de Campo Quijano. De allí se extrae para la producción de bórax pentahidratado
el mineral Tincal, que luego de una primera (http://boraxargentina.com/).
Tincalayu es una de las tres minas que cimiento se ubica en la parte norte de la
opera Bórax Argentina; las otras son Sijes provincia de Catamarca en el límite con la
y Porvenir. La empresa posee la refinería provincia de Salta, en el departamento Anto-
en Campo Quijano, Salta. Además, está ex- fagasta de la Sierra, a 4.000 msnm. Se trata
plorando otros depósitos como Diablillos de la extracción de salmueras ricas en litio
y Ratones (http://www.miningpress.com/ mediante bombeo que no requiere minado
nota/22741/tincalayu-la-mina-que-tributa- en el sentido tradicional del término. La sal-
en-salta). muera es tratada en una planta de absorción
selectiva totalmente automatizada que extrae
Mina Olaroz el litio, retornando el resto de la solución al
Pertenece a la compañía Sales de Jujuy, salar. Posteriormente, se la concentra en pile-
subsidiaria de la australiana Orocobre Ltd. tas de evaporación para luego ser tratada en
(Australia-EEUU). La empresa tiene la pro- dos plantas, una ubicada en el salar y la otra
piedad de numerosos proyectos sobre una en Güemes, cerca de la ciudad de Salta. Du-
superficie de 300 mil has, en 15 salares. Los rante 1998 produjo 6.182 t de carbonato de
más importantes en litio son: Olaroz (litio- litio y 2.649 t de cloruro de litio, totalizando
potasio), Cangrejillo/Salinas Grandes (pota- un valor de exportación de U$S 25 millones.
sio-litio) y Cauchari (litio-potasio) (http:// En 1999 se decidió discontinuar la produc-
salesdejujuy.com/espanol/proyectos). Para la ción de carbonato de litio, concentrándose
exploración y explotación del Salar de Ola- en la elaboración de cloruro de litio, por lo
roz (Jujuy) en 2010 se asociaron con Toyota que se estimaba una producción de 3.600 t
Tsusho. El Salar de Olaroz se ubica a 270 km con un valor exportable de aprox. U$S 30
al oeste de la ciudad de Jujuy. El proyecto millones (http://aargentinapciencias.org/2/
está a 3.900 msnm. La temperatura media es index.php/grandes-temas-ambientales/mine-
de 8 ºC y la precipitación es menor que 100 ria-y-ambiente/76-mineria-en-la-republica-
mm/año. La velocidad media del viento es argentina).
de 25 km/h. Estas condiciones y las nubes
bajas lo hacen adecuado para los procesos Mina Sijes
de evaporación solar. Tiene una alta con- El Yacimiento Sijes se encuentra en el sa-
centración de litio y potasio con recursos lar de Santa Rosa de los Pastos Grandes, de-
y reservas de 6.400.000 t de carbonato de partamento de Los Andes, provincia de Sal-
litio y 19.300.000 t de potasio. La califica- ta, a 3870 msnm y 320 km de distancia de
ción promedio del litio es similar al Salar Campo Quijano. De allí se extraen minerales
del Hombre Muerto, y aproximadamente el como hidroboracita, colemanita y ulexita. El
doble del grado de la operación de Silver yacimiento cuenta con una planta de con-
Peak (USA) y el salar del Rincón (Salta). La centración magnética para la producción de
relación con el magnesio es baja, en torno minerales, que se presentan triturados y en
al 2,8 aventajando a Atacama y Uyuni, que polvo. La hidroboracita se comercializa como
es 6,4 y 19 respectivamente. Este dato es producto final, y también se utiliza para la
significativo ya que permite ser competitivo fabricación de ácido bórico. Las reservas de
frente a los salares de Chile que tienen volú- este mineral en el yacimiento Sijes son las de
menes mayores pero contenidos de magnesio mayor volumen de las conocidas actualmen-
muy altos comparativamente lo que encarece te en todo el mundo (http://boraxargentina.
el costo final (http://www.miningpress.com/ com/)
nota/267727).
Mina Sol de Mañana
Mina Hombre Muerto Este yacimiento es propiedad de la em-
Este yacimiento pertenece a Minera del presa argentina Ulex S.A. fundada en 1987
Altiplano S.A. (FMC Lithium corp.). El ya- y que provee al mercado internacional de
416 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
oportuno compartir una breve línea de tiem- El caso de las comunidades aborígenes
po de los acontecimientos más significativos es particular ya que cuentan con una serie
que pusieron en la consideración social a la de privilegios a la hora de las decisiones. A
actividad en la Puna: partir de la década del ochenta se producen
Entre los años 2004 y 2005 se inician las cambios significativos en la problemática y
primeras acciones aisladas en la Puna ten- percepción aborigen. La ley 23.302 (1985)
dientes a preservar las tradiciones culturales de Política Indígena y Apoyo a las Comuni-
y las riquezas contenidas en las montañas. dades Aborígenes, trata acerca del recono-
Este movimiento comienza a crecer con la cimiento de la personería jurídica de estas
llegada de nuevas empresas y se instalan, comunidades, la adjudicación de tierras y la
a partir del modelo de protesta de Esquel creación del Instituto Nacional de Asuntos
(2000-2003), quienes en Patagonia resistie- Indígenas (INAI). La ley 24.071, convalidó
ron la instalación de la minera El Desquite el Convenio 169 de la 77 Conferencia In-
argumentando problemas de futuras conta- ternacional del Trabajo de la OIT (1989),
minaciones al aire, suelo y agua y la extrac- sobre pueblos tribales e indígenas en paí-
ción de las riquezas por parte de compañías ses independientes, y constituye el principal
extranjeras. instrumento de derecho internacional para
En 2012 en Salinas Grandes (Salta-Jujuy) la defensa de los pueblos originarios y su
las comunidades aborígenes se opusieron a la territorio. En el año 1994, la reforma cons-
extracción del litio de los salares de Cauchari titucional modificó las atribuciones del Con-
y Olaroz. Sus reclamos llegaron a la ONU e greso en relación a los pueblos originarios.
incluso a la Corte Suprema de Justicia de La ley 26.160 de Emergencia de la Propie-
la Nación. Sin embargo, no prosperaron al dad Indígena, suspendió los desalojos de las
no poder aportar pruebas relacionadas a la comunidades y pautó un relevamiento para
supuesta contaminación del agua del lugar. el reconocimiento y posterior adjudicación
Como contrapartida de esta realidad te- de tierras a los pueblos originarios. En 2009
nemos el antecedente de la licencia social la ley 426.554 prorrogó el plazo hasta no-
otorgada por las comunidades aborígenes viembre de 2013. En el año 2007 la Asam-
del Pueblo de Atacama y su apoyo a la pre- blea General de Naciones Unidas aprobó la
sencia de empresas en los salares de Olaroz Declaración de las Naciones Unidas sobre los
y Cauchari. Derechos de los Pueblos Indígenas (García
Este es un caso muy interesante, aunque Moritán y Cruz, 2011).
poco conocido dado la dinámica que se desa- Sin embargo, aún se discuten los alcances
rrolló para la obtención de la licencia social de la resolución 169 de la OIT (convenio
frente a los reclamos de otros sectores. Se tra- sobre pueblos indígenas y tribales) ya que
ta de uno de los ejemplos positivos de acepta- el derecho indiscutible a ser informados y a
ción social en la Puna y en Argentina (Boom, decidir y participar en la puesta en marcha
2015). El respeto a la autodeterminación, la de proyectos productivos, en este caso se
información y los beneficios directos hacia está transformando en vinculante frente a
estas comunidades marcaron un estándar la autoridad minera de cada provincia.
importante para otras empresas que buscan Actualmente la actividad minera busca
instalarse en diferentes comunidades. insertarse en las comunidades sobre la base
La Puna es protagonista y lidera movi- de un nuevo paradigma. Esta mirada pro-
mientos anti mineros que han contagiado cura ubicar a las empresas como un actor
a otras comunidades del país. Los temores social más en las comunidades y no en el
lógicos y algunos antecedentes de pasivos centro de atención de las mismas.
ambientales no resueltos (Pan de Azúcar, La responsabilidad social empresarial se
Jujuy; Murray and Kirschbaum, este volu- transformó en un eje vital para el desarro-
men) ofrecen el marco ideal para fortalecer llo de proyectos mineros. Los principios de
los postulados negativos a la actividad. Ecuador (Equator-principles, http://www.
420 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
La minería del litio resalta la disparidad nicas extractivas es una oportunidad tanto
entre nuestra realidad como exportadores de para ampliar el potencial económico, como
recursos primarios y nuestra falta de capa- para volver a la minería del litio más sus-
cidad para agregar valor a dichos recursos. tentable.
Aunque existen varios proyectos a futuro, El segundo eje de desarrollo posible es
para cuya concreción aún no hay fechas, en el ambicioso proyecto de contar con una fá-
la actualidad dos mineras en fase de pro- brica de celdas de ion-litio. La complejidad
ducción y una fábrica de cloruro de litio son asociada a la tecnología de estas baterías,
los únicos emprendimientos productivos en que requieren ser ensambladas en ambientes
nuestro país vinculados al litio. La actividad totalmente anhidros e inertes, vuelve costosa
extractiva se concentra en la Puna. En nues- y poco competitiva la capacidad de diseñar y
tro grupo consideramos que existen tres po- construir una fábrica con tecnología propia.
tenciales ejes de desarrollo tecnológico en Se ha propuesto la compra de una fábrica
torno al litio. de celdas «llave en mano». Quedan varias
En primer lugar, es necesario el desarro- incógnitas respecto a qué empresa estaría
llo de nuevas técnicas de extracción minera. dispuesta a vender una tecnología competi-
La técnica de explotación actual, el método tiva y quién estaría dispuesto a invertir para
evaporítico, es una técnica relativamente be- la instalación de dicha fábrica. La respuesta
nigna de extracción si la comparamos, por será distinta si el objetivo es netamente la
ejemplo, con la minería del oro. Sin embar- producción, o sumar la posibilidad de de-
go, desde un punto de vista económico, es sarrollar capacidades propias y formar re-
lenta, no se adapta a la explotación de cual- cursos humanos en la materia. Está también
quier salmuera y su adecuación a cada nueva la posibilidad de optar por el desarrollo de
explotación es larga y requiere de ensayos tecnología 100% propia: la búsqueda de
iterativos para su optimización. Desde un nuevos materiales de electrodo, electrolitos,
punto de vista ambiental, hay dudas abiertas etc., que tengan alguna cualidad superadora
respecto a la utilización del agua (Houston et respecto a la tecnología actual. Esta es clara-
al., 2011). Por su altísima salinidad, el agua mente una apuesta de alto riesgo, pero que
que se evapora de los salares de la Puna no permitiría entrar con ventajas a un mercado
es apta para consumo humano o de anima- altamente competitivo.
les. Sin embargo, falta conocimiento sobre Finalmente, el tercer eje de desarrollo es
efectos de la minería de litio sobre los balan- la síntesis química de compuestos litiados,
ces hídricos totales. Se requiere, además el como ser hidróxido de litio, litio metálico,
uso de ciertas cantidades de agua dulce para etc., valiosos insumos de industrias distintas
purificar el producto primario. Esta escasa a las de las baterías. Si bien esta industria
agua dulce, ha generado algunos conflictos no implica desarrollos totalmente novedosos,
con comunidades locales (Fornillo, 2015). sí permitiría el desarrollo de una industria
Además, el proceso produce la precipitación local vinculada a nuestro recurso minero,
de grandes cantidades de mezclas de sales, requiriendo inversiones mucho menores a
no tóxicas, pero que es necesario descartar la de una fábrica de baterías.
en algún lado. La búsqueda de nuevas téc-
V. Flexer: El potencial tecnológico alrededor del litio 423
L I T E R AT U R A C I TA D A
Fornillo B. 2015. Geopolítica del litio, indus-
tria, ciencia y energía en Argentina.
CLACSO, Buenos Aires, 212 pp.
Houston J., Butcher A., Ehren P., Evans K.,
Godfrey L. 2011. The evaluation of brine
prospects and the requirements for mo-
difications to filing standards. Economic
Geology, 106: 1125-1139.
424 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
En la región de la Puna abundan los de- croorganismos con los minerales metalíferos,
pósitos minerales metalíferos ricos en plomo, principalmente pirita (FeS2). Su pH es bajo
plata, zinc, oro, cobre, etc. Asociados a estos (2-6) y está dado por la liberación de proto-
depósitos es común la generación de aguas nes durante la reacción de oxidación:
ácidas ricas en sulfato y concentraciones ele-
vadas de metales denominadas drenaje áci- FeS2 (s) + 15/4O2 (l) + 7/2H2O (l) Ý
do natural o drenaje ácido de rocas (DAR) Ý Fe(OH)3 (s) + 2SO42- (ac) + 4H+ (ac).
(Kirschbaum y Murray, 2011) (Figura 1).
Cuando el DAR drena en superficie o escu- Cuando los depósitos de sulfuros son ex-
rre de manera subterránea, su acidez lo con- plotados para la extracción de metales, se in-
vierte en un agente disolvente y se generan crementa el volumen de pirita (SFe2) expues-
concentraciones anómalas de metales en los ta a condiciones atmosféricas en las minas
cursos de agua superficial, acuíferos y suelos a cielo abierto (open pits), diques de colas y
aledaños. La estacionalidad climática anual escombreras. La pirita es el mineral más co-
de la Puna influye en la generación de DAR, mún en los depósitos de sulfuros y no tiene
que se acentúa en verano con las precipita- valor económico, por lo tanto se acumula
ciones. El DAR se produce por la interacción en los residuos mineros. Allí, los procesos
natural de agua de las precipitaciones, agua geoquímicos y microbiológicos que generan
subterránea o superficial más oxígeno y mi- el DAR se potencian para generar el drenaje
Figura 1. Drenaje ácido de minas en el pasivo minero Pan de Azúcar a 3700 msnm, Puna
de Jujuy. Fines de la estación húmeda (marzo 2012). Al fondo, la Sierra de Rinconada.
J. Murray, A. Kirschbaum: Drenaje ácido en la Puna 425
ácido de minas (DAM), con concentraciones son recientes, algunos ejemplos de DAM en
de sulfato, hierro y metales muy superiores la Puna son los pasivos mineros Pan de Azú-
al DAR. El DAM es uno de los problemas am- car (Jujuy) (Figura 1), Concordia y planta
bientales más serios de la industria minera de tratamiento La Poma (Salta).
en el mundo, debido a que su generación
puede producir problemas de contamina- L I T E R AT U R A C I TA D A
ción con metales en los suelos, vegetación,
Kirschbaum A., Murray J. 2011. Minería
ríos, y agua subterránea circundante a las
y aguas ácidas: contaminación y pre-
explotaciones mineras generando también v e n c i ó n . Te m a s d e b i o l o g í a y g e o l o -
posibles impactos en la salud humana. En gía del NOA, 1: 40-51. http://www.
Argentina, las investigaciones de DAM y los ibigeo-conicet.gob.ar/wp-content/
estudios para su prevención y remediación uploads/2015/09/TBGNoa01_baja.pdf
426 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Resumen — En los últimos años el turismo viene cobrando impulso en la Puna. En este
proceso esta área está siendo exhibida como un destino remoto y no explorado. En efecto, la
Puna no cuenta con una extensa historia turística; sin embargo, justamente por esta condición,
parecería estar respondiendo a nuevos intereses y formas de hacer turismo orientados a
conocer lo que aparentemente aún permanece desconocido o poco frecuentado. Este capítulo
busca presentar y analizar las ideas y acciones que marcan la valorización turística actual
de la Puna como un destino novedoso en el contexto turístico nacional. Así, se aborda cómo
ciertas ideas que la presentan como un lugar aislado e inexplorado, se ponen en juego para
definir el atractivo turístico de esta zona y qué modalidades se proponen para su visita. Para
dar cuenta de estos aspectos se analizaron documentos oficiales y materiales de promoción
turística y se llevaron adelante entrevistas a funcionarios y personal técnico vinculados a la
política turística que se desarrolla en la zona.
Palabras clave: Turismo, turismo comunitario, turismo aventura.
ä Abstract — “Tourism valuation in the Puna: recent trends”. During the last years the
Argentinian Puna became a relevant tourist destination. As part of this process, the area
is being promoted as a remote and unexplored new place to visit. Historically, tourism has
never been an important activity in the Puna. Nevertheless, nowadays it seems to be the
ideal destination for those tourists interested in visiting regions that remain unknown and
can be considered “off the beaten track” places. This chapter aims to present and analyze
both ideas and actions that guide the construction of the Puna as a new tourist destination
in Argentina. Specifically, it examines how the place is presented as remote and unexplored
as part of its attractiveness. It also considers which tourist activities are being promoted
to enjoy this destination. In order to do that, official documents and promotional items were
analyzed and in-depth interviews with public policy agents were conducted.
Keywords: Tourism, community-based tourism, adventure tourism.
“eco”, verdes, respetuosos con el ambiente y a las localidades puneñas también dificulta
las culturas, etc. (Ramírez, 2008). la generación de información acerca de la
En la Argentina, la Puna (Figura 1) cons- cantidad de turistas arribados a cada una
tituye una de las áreas que más intensamen- de ellas. Sobre este aspecto se cuenta con
te se está promocionando y visitando como datos para la localidad de San Antonio de
un “nuevo destino turístico”. Un área aleja- los Cobres (Salta), donde llegaron en 2014
da, poco frecuentada que se presenta como 11.283 turistas (0,7% de los turistas regis-
una opción novedosa para el turista actual, trados a nivel provincial) evidenciando un
entre otras como las yungas, los esteros del importante aumento respecto a años ante-
Iberá, las mesetas patagónicas, etc. (véase riores (en 2011 se registraron 4.443 arribos)
Troncoso y Bertoncello, 2014). Si se conside- (Ministerio de Cultura y Turismo de Salta,
ra el panorama turístico del noroeste argen- 2014). Todos estos elementos dan cuenta de
tino, la Puna no tiene una tradición turística la Puna como un destino poco visitado.
como la quebrada de Humahuaca (Jujuy), Sin embargo, estas condiciones no son
los valles Calchaquíes (especialmente Cafa- impedimento para su promoción y efectiva
yate, en Salta), la ciudad de Salta, o Tafí del visita turística. En efecto, justamente por
Valle (Tucumán): los servicios para permitir estas cualidades la Puna está siendo presen-
la permanencia de visitantes son escasos y tada, visitada y disfrutada como un destino
la llegada a sus distintas localidades es difi- desconocido en los “márgenes” de la socie-
cultosa (esto se reconoce desde las mismas dad moderna (véase, por ejemplo, cómo una
dependencias provinciales vinculadas al tu- revista de divulgación sobre turismo incluye
rismo; véase Gobierno de la provincia de Ca- a las localidades puneñas de Tolar Grande y
tamarca, 2013). Este carácter incipiente del Cusi Cusi —en Salta y Jujuy, respectivamen-
turismo en el lugar se evidencia, en parte, te— como “destinos ocultos de la Argenti-
en la escasa información que existe; no solo na”: Lugares de viaje, 2014).
se cuenta con pocos estudios referidos a este Este capítulo tiene como objetivo presen-
tema sino que la información suministrada tar y analizar las ideas y acciones a través
por los organismos provinciales también es de las cuales la Puna está siendo valoriza-
reciente y escasa. En cuanto a los servicios da como un destino turístico “novedoso” en
de alojamiento, la Puna presenta una ofer- el contexto turístico nacional. En particular
ta reducida. Esto se relaciona no solo con se explora cómo la idea de lugar aislado e
el carácter de lugar poco frecuentado sino inexplorado se pone en juego para definir la
con la dinámica que toma el turismo en la atractividad turística de esta zona y qué mo-
zona: en muchos casos la Puna es visitada dalidades asociadas a experiencias inusuales
mediante excursiones en el día desde otros o extremas proponen y difunden los distintos
puntos donde los turistas realizan el pernoc- actores. En relación con esto, se busca ver
te. La localidad de La Quiaca es una excep- cómo su condición de lugar “marginal” es va-
ción en este sentido por su historia particu- lorizada como atractivo y cómo el turismo es
lar de localización fronteriza: allí se ubican presentado como una opción renovada para
18 establecimientos de alojamiento (2014), orientar un nuevo dinamismo en la zona.
mientras que en el resto de las localidades Para ello se analizan materiales de promoción
de la Puna los establecimientos no superan vinculados al turismo en la Puna elaborados
el número de cinco. Los datos para la Puna por los sectores público y privado, especial-
jujeña señalan que las plazas de alojamiento mente los generados como parte de la política
en esta área han aumentado de 401 a 833 turística a nivel nacional y provincial. Estos
desde 2003 a 2014 (para este último año materiales de promoción incluyen folletos,
representan el 8,3% del total de plazas de la posters y piezas audiovisuales, páginas de
provincia) (Ministerio de Cultura y Turismo Internet, etc. También se sumaron artículos
de Jujuy y Dirección Provincial de Estadís- en periódicos y publicaciones específicas so-
ticas y Censos, 2017). Las visitas en el día bre turismo y guías turísticas. Los materiales
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 429
“Fabulosos cataclismos dieron paso a turismo. Una de las propuestas más tradicio-
una intensa y prolongada actividad volcá- nales de acercarse a ellos implica una actitud
nica que modeló el paisaje en una sucesión pasiva, contemplativa que transforma a los
de cordones montañosos, intercalados por residentes en objetos de observación e inclu-
planicies […] Aún quedan en la provincia so de propuestas de safaris fotográficos (véa-
vestigios de aquellas épocas remotas: fabu- se la invitación a encarar safaris fotográficos
losos conos volcánicos, extensas coladas de retratando “personas de rostros enigmáticos
lava, campos de roca volcánica y depresiones y coloridas vestimentas” que se realiza en
tectónicas que con el paso del tiempo fueron una publicación del Ministerio de Cultura y
cubriéndose por extensos mantos de sal, solo Turismo de Salta) (Ministerio de Cultura y
interrumpidos por coloridas lagunas, por el Turismo de Salta, 2010: 30). Sin embargo,
aletear de miles de flamencos rosados y por en la actualidad, y siguiendo las tendencias
el paso de místicas vicuñas, celosos custo- más recientes del turismo postfordista, otra
dios de la Pachamama…” (folleto turístico de las formas de acercarse a la población
elaborado por el gobierno de la provincia de local propone una actitud más activa de los
Catamarca, 2015). turistas, implicando importantes niveles de
Estas particulares condiciones del lugar interacción con los residentes. Sobre estas
sirven de base para la invitación al descubri- ideas se construyen las propuestas de turis-
miento, a la exploración, al adentrarse en lo mo comunitario.
desconocido. Tal como lo hicieron los explo- En efecto, en los últimos años en la Puna
radores y científicos (arqueólogos, biólogos, (y en otras áreas del país) se desarrollaron
geólogos, etc.) que recorrieron la zona bus- algunas experiencias con vistas a organizar
cando conocer su pasado, su actualidad y sus un turismo manejado de manera colectiva
riquezas. Esto claramente es explotado por por las sociedades locales que genere recur-
la industria turística que refuerza la idea de sos sujetos a una redistribución, orientado a
aventurarse a lo desconocido. Así, por ejem- dar a conocer los aspectos tradicionales de la
plo, presenta su servicio de excursión a Tolar población del lugar (costumbres, tradiciones,
Grande un prestador turístico: rituales, etc. vinculados al mundo andino).
“Esta es una expedición increíble hacia Los aspectos tradicionales y la forma de or-
el territorio de lo ‘desconocido’, de la ‘Puna’, ganización comunitaria definen una especifi-
que sorprende por su inmensidad y la belleza cidad desde el punto de vista turístico que la
y rareza de sus paisajes que son únicos como distingue de otras propuestas turísticas y que
son también su flora y fauna y por supuesto marca una diferencia con otros atractivos del
sus habitantes que guardan secretos y cos- noroeste (producción vitivinícola, herencia
tumbres ancestrales” (Nordic Travel, 2014). colonial, etc.).
La visita a este lugar “ignoto” se realiza El turismo comunitario procesa la idea
a través de ciertas modalidades turísticas es- de “descubrimiento” a través de propiciar
pecíficas. En el caso de la Puna, dos de las un contacto directo entre turista y residen-
modalidades más frecuentes en la actualidad te, donde el primero participa en actividades
productivas y artesanales, eventos culturales
son aquellas que ampliamente se denominan
y rituales que marcan la vida cotidiana de la
turismo comunitario y turismo aventura.
población local.
La experiencia de adentrarse en la Puna
EXPERIENCIAS DE TURISMO
también remite a acercarse y compartir cier-
C O M U N I TA R I O
ta experticia del habitante del lugar. Esto se
Los habitantes de la Puna, tal cual se evidencia, por ejemplo, en las propuestas tu-
mencionara más arriba, son objeto de inte- rísticas que implican recrear ascensos ritua-
rés desde el punto de vista turístico. Esto les a los cerros o las prácticas de intercambio
no pasa desapercibido para diversos actores de productos variados que implicaban des-
interesados en fomentar el crecimiento del plazamientos estacionales desde las sierras
434 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
orientales a la Puna. El ascenso turístico a allí se creó un plan de gestión turística para
los cerros con fines rituales fue estimulado el municipio como parte de una estrategia
por el hallazgo arqueológico de los niños de de hacer de la localidad un destino turístico
Llullaillaco en 1999 en lo que se considera vinculado al turismo aventura. La idea inicial
un santuario de altura ubicado en el volcán fue encarar un proyecto de desarrollo del
del mismo nombre (se trata de los cuerpos turismo que fuese gestado por la misma co-
de tres niños del período incaico acompaña- munidad local. El municipio participa en la
dos de diferentes objetos que se conservan y prestación de servicios vinculados al turismo,
exhiben en el Museo de Arqueología de Alta entre ellos transporte (en vinculación con al-
Montaña en la ciudad de Salta). Algunas de gunas agencias de viaje) y alojamiento (con
estas actividades que recrean prácticas de la administración de dos establecimientos
movilidad se ofrecen a modo de excursiones para este fin). Asimismo, la localidad cuen-
de turismo alternativo en un viaje acompa- ta con un refugio construido con asistencia
ñado de los animales de carga tradicionales de la Embajada de Francia, como parte de
de la zona: las llamas (véase, por ejemplo, la un convenio con el gobierno de la provincia
propuesta de la empresa Caravana de Llamas de Salta. La población local ofrece servicios
en su página web donde se invita al turista de guiado en las excursiones que realizan
a realizar diferentes recorridos con distintas los turistas o trabajan en los comedores lo-
duraciones y grados de dificultad; Caravana cales. El ascenso al volcán Llulaillaco o al
de Llamas, 2013). Cerro Macón y la visita a los ojos de mar
Algunas de estas modalidades turísticas, (donde se encuentran organismos asocia-
además, proponen un compromiso del tu- dos con las primeras formas de vida en el
rista y su adhesión a las ideas del turismo planeta) se cuentan entre las actividades
responsable (en general los emprendimien- más realizadas por los turistas (Bertoncello
tos suelen buscar que los turistas se sumen et al., 2016). Espejo de Sal está compuesta
a las propuestas del Código Ético Mundial por un conjunto de comunidades aborígenes
para el Turismo adoptado por la Organiza- que llevan adelante un proyecto de turismo
ción Mundial del Turismo en 1999). Como comunitario desde 2009 en las cercanías de
sucede con cualquier otra forma de consu- la laguna de Gayatayoc. Reúne comunidades
mo responsable, los empresarios turísticos de Susques y otras localidades jujeñas (Rin-
también intentan mostrar sus propuestas conadillas, San Francisco de Alfarcito, Santa
como diferenciadoras y atractivas para cier- Ana, Sauzalito, Barrancas y Susques) y una
tos consumidores. Quienes prestan servicios salteña (Cerro Negro). Está compuesta por
en estos destinos también dan cuenta de su alrededor de 30 familias. En cada localidad
involucramiento con estas formas novedo- se ofrecen servicios de guía para la realiza-
sas y comprometidas de pensar el desarrollo ción de excursiones (para realizar caminatas
del turismo, tal como lo expresa uno de los o actividades de reconocimiento de flora y
operadores turísticos que realiza excursiones avistaje de fauna) y además se brinda a los
a la Puna: “un viaje responsable que con- turistas la posibilidad de participar en tareas
serva el ambiente y sustenta el bienestar de cotidianas de la población local (actividades
la población local” (folleto elaborado por la rurales y confección de artesanías). El pro-
empresa Turismo Responsable, 2012). yecto contó con apoyo de la organización de
Las experiencias de turismo comunitario tejedoras puñenas (Asociación Warmi Saya-
llevadas adelante en Tolar Grande (Salta) y jsunqo) y con asistencia financiera del BID.
las que conforman la red Espejo de Sal (que Estas experiencias luego fueron seguidas de
reúne experiencias de Salta y Jujuy) se en- otros emprendimientos similares (como los
cuentran entre las primeras que surgieron y de Quebrada del Toro y San Antonio de los
se mantienen vigentes. La iniciativa de im- Cobres) (entrevista Ministerio de Cultura y
pulso al turismo en Tolar Grande comenzó Turismo de la provincia de Salta, Dirección
en 2005 desde el gobierno local. A partir de de Planificación, febrero de 2016). Sin em-
C. A. Troncoso: Valorización turística en la Puna: tendencias recientes 435
bargo, estas experiencias de desarrollo del “Volcán Antofalla: tiene una altura de
turismo comunitario son incipientes y en la 6.409 msnm. No posee dificultades técnicas
mayoría de los casos no se ha logrado uno pero sí se está propenso a las bajas tempera-
de los objetivos primordiales de este tipo de turas y a los fuertes vientos. El acercamiento
emprendimientos: la creación de ingresos y hasta el campamento base se puede realizar
su distribución equitativa para amplios sec- en un vehículo convencional en 3 hs y luego
tores de la sociedad local. Las estrategias de partir a un campamento de altura a 4.200
generación de recursos comunes muchas ve- msnm (1° día). Luego se asciende a los 5.000
ces se realiza a través de la gestión bajo la m. por una suave pendiente sin dificultades
órbita estatal de algún emprendimiento que (2° día). Desde este campamento se puede
brinde servicios turísticos (este es el caso de conquistar la cumbre y regresar hasta el mis-
los albergues construidos en Tolar Grande). mo en casi 7 hs (3° día). El descenso trans-
curre por una quebrada hasta la base de la
AV E N T U R A , D E P O R T E S Y D E S A F Í O S montaña, de donde se regresa a Antofagasta
EN LA PUNA de la Sierra (4° día). También se puede as-
cender por la ladera Norte en 2 o 3 días, pero
En la Puna también se consolidaron acti- el acercamiento transita por una huella apta
vidades de turismo aventura, especialmen- únicamente para vehículos de doble tracción.
te el montañismo, que exploran esta área Se encuentra distante a unos 35 km del po-
fuertemente apoyadas en la idea de la visita blado, es un importante desafío para los mon-
turística como una “expedición” que penetra tañistas. Su cima posee un altar ceremonial
en lo desconocido y que en cierta medida con una pirámide de piedra en su parte cen-
emula aventuras pretéritas de científicos, ex- tral. En la zona hay baqueanos que prestan
pertos y pioneros de todo tipo (Cohen, 2005; apoyo a las expediciones que se realizan para
Laing y Crouch, 2009). Y esto claramente conquistar la cumbre” (Secretaría de Estado
incluye a aquellos que dieron a conocer los de Turismo de Catamarca, 2015).
atractivos arqueológicos y científicos que dis- La incorporación de recomendaciones y
fruta el turista hoy (a quienes incluso men- advertencias que apuntan a asegurar cuestio-
ciona la literatura turística). Estas propues- nes básicas de sobrevivencia refuerza el ca-
tas involucran experiencias específicas que rácter de lugar recóndito (y en cierta medida
requieren cierto conocimiento, preparación peligroso) donde la falta de oxígeno y el apu-
y entrenamiento especial. Lo que las hace namiento son las condiciones más frecuen-
distintivas es que no son para todos, sino temente mencionadas. Las recomendaciones
solo para quienes reúnen ciertas condiciones generales para la visita a la Puna se suman a
y están dispuestos a enfrentarse a situacio- medidas de seguridad más específicas como
nes exigentes; en una palabra, quienes están los registros de expediciones de montañistas
dispuestos al “desafío”: que deben ser completados y entregados a
“[Tolar Grande es un] lugar exótico en el las autoridades locales cuando se inicia el as-
desierto puneño, donde los expertos desafían censo a cerros y volcanes. Sin embargo, en el
a montañas de más de 5000 metros” (folleto caso de estas modalidades turísticas se trata
“Circuitos turísticos de Salta”, del Ministerio de desafíos que implican sacrificios, la pues-
de Cultura y Turismo, 2011). ta a prueba de la capacidad física pero que
Las especificidades y los requerimientos a su vez comportan la satisfacción de haber
de estas modalidades turísticas se evidencian alcanzado una meta (Laing y Crouch, 2009).
en la información minuciosa de tipo práctica Las dificultades y riesgos forman parte de
que brindan desde los organismos estatales los atractivos de la experiencia que combina
vinculados con el turismo y los prestadores de viaje turístico con actividad deportiva donde
servicios turísticos. Ella suele incluir adver- se ponen a prueba el espíritu competitivo, la
tencias y recomendaciones como las que se capacidad atlética y mental y la reafirmación
brindan para el ascenso al volcán Antofalla: personal (Arellano, 2004).
436 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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440 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
La cordillera de los Andes es el resultado activo más alto del mundo. Las fumarolas
de un impresionante «encuentro» de placas, sobre la dorsal oeste que se pueden observar
donde la de Nazca se «sumerge» y la sud- desde su cumbre y el fuerte olor a azufre así
americana se «eleva» sobre la primera. La lo indican. El Ojos tiene dos cumbres de la
baja velocidad con que se mueven, casi im- misma altura distanciadas 50 m y separadas
perceptible, apenas duplica en promedio el por una gran fisura.
crecimiento anual de las uñas del hombre Además, se distinguen dos grandes gru-
(4cm/año). En el sector oeste de la Puna pos andinos circunscriptos sobre la cota de
riojana y catamarqueña, esta conjunción 5000 msnm, uno dominado por el Ojos del
geológica se puso de manifiesto a través de Salado y otro por el Pissis. Entre ambos su-
la mayor concentración de volcanes supe- man 20 macizos montañosos con cumbres
riores a 6000 m de toda América. Es una superiores a los 6000 msnm, que sumadas
región agreste de clima extremo con un piso entre principales y secundarias superan las
promedio de 4000 msnm, donde se destaca 100 y de ellas, 25 superan los 6500 msnm.
el Ojos del Salado con sus 6900 msnm, como Se destacan, además, el cerro Tres Cruces
la segunda cumbre de América y el volcán con su imponente glaciar sur, el Incahuasi,
Figura 1. Cuenca de la salina de la laguna Verde desde la cumbre del Pabellón de Laguna
Verde. Cerros de izquierda a derecha: Los Patos, Tres Cruces, Solo, Walther Penck, Ojos del
Salado y Nacimientos. Foto: Francesco Mantelli.
442 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
ä Abstract — Camelids from the Argentine Puna: Conservation and uses. In this chapter
we present issues related to the abundance, conser vation, management, production and
sanitary aspects of the South American camelids that live in the Argentine Puna, mainly vicu-
nas and llamas. The provinces that have more camelids are Jujuy (43% of vicunas and 70%
of llamas) and Catamarca (31% of vicunas and 17% of lamas). Vicunas are wild while the
lamas are domestic, involving great management differences. Vicunas can be live captured
and shorn through a technique called chaku. Currently, 1,200 kilograms of vicuña fiber are
obtained annually from live shorn animals. Argentine llamas have their own characteristics
and are used for their fiber and meat. The annual production of llama fiber is approximately
30.000 kilograms. Both species have an annual breeding in the summer with a gestation
period of almost a year, and are mainly grazers. The risks for vicuna conservation include
poaching, lack of animal welfare techniques in handling, and break of Article 1 of the Vicuna
Convention. The risk management for lamas is related to the conditions of inequality and lack
of marketing strategies and support for the Punean local producers.
Keywords: Vicuna, llamas, health, production, management.
444 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
mente 130 kilogramos). Los pueblos andinos en los meses de noviembre a marzo con un
la han utilizado como animal productor de fi- pico de nacimientos en diciembre-enero. Las
bra, carne y cuero, siendo además un animal llamas son muy resistentes a las condiciones
de carga y transporte desde hace miles de años ambientales extremas, pastorean pastos se-
(Yacobaccio, 2012; Olivera, 2018). cos amarillos y puede estar durante varios
Como es común a todos los SACs, es un días sin comer ni beber (Cardozo, 1954).
herbívoro poligástrico. Las hembras alcan- Desde hace décadas la bibliografía princi-
zan su madurez sexual alrededor de los 12 palmente boliviana (Cardozo, 1954) diferen-
meses. Similar a las vicuñas, el período de la cia dos tipos de llama: la Ch’aku o lanuda y
gestación es de 348 a 368 días y tienen una la Q’ara (K’ara) o pelada (Figuras 2B, C). En
sola cría por año. La parición se concentra Argentina, las llamas muestran un morfotipo
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 447
intermedio (Lamas, 1998); inclusive existe se presentan los datos referidos a las áreas
una línea de animales que podría manifestar donde se llevan a cabo investigaciones en
caracteres de la alpaca, por cruzas no muy Santa Catalina (868 vicuñas en 37 km2) y en
lejanas en el tiempo (Figura 2D). La descen- Catamarca los datos de localidades donde se
dencia de estas cruzas resulta en el morfoti- maneja la especie: Laguna Blanca (1.300 in-
po que puede verse en la mayor parte de la dividuos), Pasto Ventura (1.128 individuos)
Puna de Jujuy; se caracteriza por un robusto y Tinogasta (1.731 individuos). Salta y La
desarrollo corporal apto para carne con una Rioja no informan y San Juan informa sobre
producción de fibra de excelente calidad. En el Parque Nacional San Guillermo con datos
efecto, el doble propósito (fibra y carne) ha de densidades. La falta de datos no permite
sido el objetivo de la producción de estos evaluar con certeza la cantidad de vicuñas
animales del norte argentino (Lamas, 1998). en el país ni las tendencias locales que sus
La coloración del pelaje de la llama varía del poblaciones han tenido en los últimos años.
blanco al negro y marrón, con toda la gama En una prospección amplia, nuestra apre-
de colores intermedios. A veces se encuen- ciación es que hay poblaciones en aumento,
tran “llamas puras” con coloración del pelaje otras ya estabilizadas y otras con serios pro-
idéntico al guanaco. blemas de furtivismo.
tradiciones, costumbres y la valorización del getación rala y pobre (añagua, canjlia, etc.
ambiente conducen las decisiones del pastor y típica de la época de verano). En la zona
o llamero. En tal sentido existen rituales de del oeste o de Puna seca toman primordial
tributo a la tierra mediante el pago de la Pa- importancia las zonas de vegas, que repre-
chamama, el challaco en agosto (ofrenda a la sentan verdaderos oasis para el ganado. La
tierra), la chimpeada y floreada en “la señala- vegetación y la disponibilidad de agua fuera
da” (marcado de los animales con pompones de estos reducidos lugares son prácticamente
en las orejas) y la distinción de los jañachos nulas (Lamas, 2015). Las principales activi-
(machos reproductores) con el uso del puiso dades del manejo de las llamas se concen-
(collar de lana de colores; Figura 3). tran desde fines de la primavera hasta fines
El sistema de cría de llamas es anual, del verano. En este tiempo se practica el ser-
estacional, cíclico y trashumante. El pastor vicio, la esquila y ocurre la parición.
se traslada junto con su rebaño a diferentes
pisos altitudinales según las distintas esta- A S P E C T O S S A N I TA R I O S
ciones cumpliendo un ciclo de pastoreo a
lo largo del año. La finalidad es obtener el Las vicuñas y las llamas cohabitan la
mayor aprovechamiento de la escasa oferta Puna en gran parte de su extensión. Las
forrajera a través de tres sectores: una zona modernas nociones sobre sanidad animal
de “bajo” (comunidades vegetales de ríos o se pueden conceptualizar como “una úni-
torrentes de agua “chillagual” o “ciénago”), ca salud” (one health), una convergencia
otra zona “media” o “de campo” (“tolares”) de múltiples disciplinas para alcanzar una
y una zona de “alto” o de “serranías” de ve- salud óptima ambiental que incluye a seres
Figura 3. Llamo floreado y con puiso, de tipo Ch´aku de la zona de Cusi-cusi. Es un animal
sin esquilar por varios años (foto H. Lamas).
450 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Bacterias Enterotoxemia Clostridium perfringens (A, C y D) Diarrea, muerte súbita. Alta LL: 6
susceptibilidad en crías
Paratuberculosis Mycobacterium paratuberculosis Diarrea incoercible LL: 8
Leptospirosis Leptospira spp. Abortos, disnea, postración LL: 2, 8, 9, 10
nos) en hembras preñadas en el último ter- Mosca y Puig 2010; Borgnia et al., 2010;
cio de gestación, crías de 15 días de vida y Franklin, 2011; Rojo et al., 2012; Donadio y
adultos en épocas previas a la esquila (Ra- Buskirk, 2016). Al menos 74% de las vicuñas
mírez, 1991). En caso de que el veterinario argentinas habitan las provincias más sep-
zonal lo indique, se deberá vacunar contra tentrionales y especialmente las poblaciones
rabia y leptospirosis. En Argentina no existen de Jujuy y Catamarca comparten en mayor o
vacunas formuladas para camélidos y deben menor medida el hábitat con llamas y ovejas.
usarse las vacunas utilizadas en pequeños La superposición alimentaria entre herbívo-
rumiantes. ros silvestres y domésticos es un típico tema
a analizar en escenarios de conservación
I N T E R A C C I O N E S A L I M E N TA R I A S E N T R E (Gordon, 2000; du Toit, 2011; Odadi et al.,
LLAMAS, GANADO Y VICUÑAS 2011). Habitualmente, los pastores llevan
Las vicuñas son principalmente pastorea- su ganado a las vegas y las vicuñas suelen
doras con preferencias alimentarias determi- ser desplazadas a ambientes subóptimos, lo
nadas por la disponibilidad, la época del año, que puede malinterpretarse como el “hábitat
la predación y el acceso a fuentes de agua natural” (u “original”) de esta especie y no
(Cajal, 1989; Arzamendia et al. 2006, 2015; la consecuencia del desplazamiento. Un es-
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 453
tudio en Laguna Blanca, Catamarca (Borgnia cluyendo una densidad mínima de animales
et al., 2006, 2008, 2010) mostró que distin- (de aproximadamente 8-9 vicuñas por km2)
tas especies de herbívoros (vicuñas, llamas, habituados a la presencia humana, una or-
ovejas, burros y vacas) se superpusieron en ganización comunal que se comprometa y
el consumo de algunas plantas y unas pocas realice las tramitaciones correspondientes
de éstas, particularmente gramíneas, fueron ante las autoridades de aplicación provin-
ampliamente consumidas por todos. Aunque ciales y un grupo científico técnico que avale
las vicuñas prefirieron forrajear en las vegas, la iniciativa mediante estudios demográficos
su ocupación por el ganado desplazó a las y de uso de hábitat.
vicuñas a ambientes menos preferidos en En la Tabla 2 se presentan datos del úl-
los cuales funcionó como una especie más timo Informe-país presentado (2017) de la
generalista, incluso como ramoneadora fa- fibra obtenida en las esquilas de Jujuy y Ca-
cultativa (Borgnia et al., 2006, 2008, 2010). tamarca. La producción de fibra derivada
En Jujuy se encontró una relación inversa de manejo en cautiverio es del 7,7% y casi
entre la cantidad de ganado y el número de el 70% de la fibra es obtenida por empre-
vicuñas, en Cieneguillas (Arzamendia et al., sas privadas en Catamarca, siendo algunas
2006) y en Suripugio (Rojo et al., 2012). En de capitales extranjeros. En el Informe-país
estudios en Bolivia (Muñoz et al., 2015) se se omite la razón social de las mismas. La
determinó que el pastoreo de las alpacas en empresa italiana Loro Piana, productora de
altas densidades (al menos 100 animales por prendas finas ingresó a la provincia en 2013
km2) tiene un efecto negativo en la vegeta- obteniendo el permiso de esquila y comer-
ción generando una sustitución de especies cialización.
vegetales hacia las no palatables, mientras
que el pastoreo de las vicuñas no generó Llamas.— La ganadería llamera conserva
ningún efecto negativo. En Santa Catalina sus aspectos pastoriles tradicionales obser-
se confirmó el patrón de segregación entre vándose áreas de mayor desarrollo. En la
vicuñas y ganado, excepto con un único tipo actualidad se producen en el país aproxi-
de asociación vicuña-llama, en el cual vicu- madamente 30 toneladas de fibra anuales
ñas y llamas (estas últimas en densidades (Lamas, datos no publicados). En la Puna
aproximadas, entre 10 y 40 animales por argentina, es habitual la definición de dos
km 2) pueden pastorear sin interacciones grandes zonas con un gradiente decreciente
agresivas ni exclusión, lo que permitiría un de precipitaciones y productividad desde el
interesante potencial de desarrollo integrado noreste hacia el sudoeste. Son éstas la Puna
con ambas especies de camélidos (Arzamen- húmeda (Yavi-Santa Catalina-Cochinoca-
dia y Vilá, 2015). Cuando el ganado despla- La Quiaca) y la Puna seca (Susques hacia
za a las vicuñas, éstas pueden aprovechar el suroeste, incluyendo Salta y Catamarca).
la vegetación más pobre de las zonas mar- Los mayores recursos económicos se ubican
ginales, dada su coevolución con plantas de en la Puna húmeda, con un sistema de pro-
ducción de más ovinos y menos camélidos
la estepa puneña.
(ovinos/camélidos, de acuerdo al mayor
número de cabezas) y con buena capacidad
ASPECTOS PRODUCTIVOS
de generar excedentes comercializables. La
Vicuñas.— La vicuña es susceptible de Puna seca presenta un sistema de produc-
esquila en vivo motivo por el cual se han ción camélidos/ovinos y poca capacidad de
desarrollado técnicas de captura y manipu- generar excedentes comercializables (Lamas,
lación que minimizan el estrés y la mortali- 2015b). Las llamas se suelen criar en “hatos
dad (Bonacic et al., 2006; Gimpel y Bonacic, múltiples”, formados por varias especies in-
2006; Arzamendia et al., 2010). Para pla- cluyendo ovejas y cabras.
nificar una captura local se deben cumplir En la Puna de Jujuy, a partir del estu-
ciertas condiciones (Baldo et al., 2013), in- dio de 209 explotaciones agropecuarias (el
454 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 2. Capturas de vicuñas en las provincias de Jujuy y Catamarca en los años 2015 y
2016. Se describe la institución que realiza el manejo, la cantidad de capturas, la cantidad
de vicuñas esquiladas sobre las capturadas (E/C), la cantidad de fibra obtenida, el subtotal
por tipo de institución (comunidad, cooperativa o empresa) y el total del año de fibra de vicu-
ñas silvestres por provincia. En la provincia de Jujuy, el año 2015 la CAMVDY (Comunidades
Aborígenes Manejadoras de Vicuñas del Depar tamento Yavi) y la Comunidad Aborigen de
Lagunillas del Farallón, capturaron en: Límite Escobar-Cholacor, Baylomita, Ciénego Grande,
Abra Colorada y Lagunillas del Farallón. En el año 2016, las capturas fueron en: Inticancha,
Cholacor, Collajo, Achicorial, Escalera, Escobar, La Aguada, Pijuni, Ciénego Grande, Ciénego.
En la provincia de Catamarca, la Cooperativa A capturó en: Laguna Blanca, Las Retamas y
Salinas Grandes; Cooperativa B capturó en: La Lagunita; Cooperativa C capturó en: vega de
Calalaste. La empresa D capturó en: Laguna Pasto Ventura, Laguna Colorada, Las Quebradas,
Vega de Pasto Ventura, Laguna El Morado y en 2016 se agrega La Cieneguita; y la empresa
E capturó en: Las Peladas, Las Grutas y Chucula. Las empresas catamarqueñas decidieron
asociarse en 2015 y continúan en la actualidad (Contrato Asociativo Rural). (*) Sólo hembras.
(**) Solo primera esquila de las nacidas en 2015. Fuente: Informe País de Argentina a la
XXXIII Reunión Ordinaria del Convenio de la Vicuña realizada en Cusco, Perú.
Total
Provincia Año Institución Capturas EC Fibra (kg) Subtotal
(kg/año)
Jujuy 2015 Comunidad 5 488/745 116,31 116,31
194,1
Cautiverio INTA 3 349*/976 77,79 77,79
2016 Comunidad 11 576/810 136,59 136,59
259,39
Cautiverio INTA 6 554**/1.175 122,88 122,88
7% del total de esta área) pertenecientes a que el largo de mecha sea mayor a los 7
los cinco departamentos de esta provincia centímetros para hilarlo sin problemas. En
(Yavi, Santa Catalina, Rinconada, Cochinoca general la esquila se realiza en condiciones
y Susques), se encontró un valor medio de básicas sin tomar los recaudos necesarios
composición del “hato múltiple” de 61% de para obtener un producto de buena calidad.
ovinos, 26% de llamas y 11% de caprinos Se realiza sobre el piso, con tijera manual
(Paz et al., 2011). o hasta con “rutuna” (chapa de hojalata o
La esquila de llamas se realiza a partir de latón afilado).
mediados de octubre en zonas de la Puna En 1995 surgió en Jujuy un sistema de
húmeda, posteriormente a la esquila de ovi- acopios comunales (colecta de la fibra poste-
nos. En la Puna seca la esquila es estacio- rior a la esquila), a partir de la organización
nalmente más tardía y se realiza en verano. de los productores. De acuerdo a la imple-
Nunca se esquila luego de marzo dado que mentación del acondicionamiento, clasifica-
los animales corren el riesgo de morir por ción y tipificación de la fibra, se reconocen
hipotermia (debido a golpes de frío inverna- 28 tipos de fibra con valor comercial. La
les tempranos, lluvias, granizo y nevadas). El asociación Acopios de Comunidades Andi-
período entre esquilas (inter-esquilas) sue- nas (ACA) es la unión de las Cooperativas
le ser de dos o tres años. Es fundamental Agroganaderas de Río Grande de San Juan,
B. Vilá et al.: Camélidos de la Puna argentina: aspectos sobre su conservación y uso 455
El Toro, Pumahuasi y Cangrejillos a los que de calidad, ya que se obtuvo mayor recono-
se sumó en 2008 la Asociación Cooperadora cimiento en el mercado textil de consumo
CEA INTA de Abra Pampa. ACA busca incluir turístico. Estos logros son liderados por la
al productor ganadero en forma directa en Cooperativa Punha de Abra Pampa, la Red
las transacciones comerciales de la fibra de Puna de Jujuy, los artesanos de San Antonio
llama —y por ende en sus beneficios— rela- de los Cobres, la Asociación de Artesanos
cionando el sector de la oferta (ganaderos) San Pedro Nolasco de Molinos, el Proyec-
con el sector de la demanda (industria tex- to Artesanal CUM de Salta y las artesanas
til), y favoreciendo también las posibilidades de Belén, Antofagasta de la Sierra y Lagu-
de sumar valor agregado (Lamas, 2015a). na Blanca de Catamarca, por citar algunos
Este mecanismo asegura calidad, cantidad ejemplos de emprendimientos destacados.
y continuidad en la provisión de fibra y en- Estas organizaciones promueven mayores
frenta la desigualdad social de posibilidades estándares de calidad, con un sistema de
de negociación implícita en el sistema de in- catálogos y con comercialización directa en
termediación, debido a que la fibra es ob- los mercados nacionales e internacionales.
tenida en numerosas, pequeñas y dispersas La llama no sólo se utiliza como produc-
explotaciones pecuarias resultando en una tora de fibra, sino también de carne. La fae-
producción atomizada. En otras palabras, na es una actividad de la familia campesina.
busca normalizar y socializar el precio del Es ejecutada por el hombre de la casa si está
producto mediante la distribución equitativa presente, pero es la mujer, responsable y co-
de su renta. Además, los productores asocia- nocedora de los animales, la que decide el
dos han comenzado procesos de agregado animal a faenar. Existen dos tipos de faenas
de valor de la fibra, no sólo a nivel artesanal durante el año: la faena mayor y la faena
(lo cual siempre sucedió en mayor o menor forzada. La faena mayor se efectúa entre los
grado) sino también a nivel industrial, arti- meses de marzo a julio, que coincide con el
culándose con la industria de transformación final de la época lluviosa (verano) y el inicio
de vellón en hilo y telas. En los últimos años de la escasez de pastos. Los animales suelen
un 10-20% de la fibra acopiada se ha desti- presentar su mejor condición. Los mejores
nado a experiencias de transformación, pro- animales generalmente se venden en pie, ya
duciendo hilo que se vende a grupos artesa- sea como vientres (hembras) o como repro-
nales de Ruta 11 y Abra Pampa (Jujuy) y San ductores (machos), mientras que el resto se
Antonio de los Cobres y Seclantás (Salta). faena y su carne se destina a la venta como
En 2011 se elaboraron tops (se somete a la carne fresca o para la elaboración de char-
fibra a la acción de las máquinas peinadoras qui (carne seca salada). La faena forzada es
y estiradoras, produciendo bobinas de fibra aquella que se realiza durante crisis climá-
uniforme). A partir del top, con un mayor ticas extremas y además para hacer frente a
estirado, torsión y plegado se obtienen los las necesidades de la familia o a los compro-
hilos. Se requiere desarrollar nuevas combi- misos sociales, de la comunidad y comedores
naciones de fibra de llama con lanas finas y municipales e infantiles de la localidad.
superfinas, así como nuevas combinaciones En la estrategia de vida puneña se pue-
de colores, orientado a diferentes usos, des- de señalar que mientras la carne del ovino
tinos comerciales y niveles de calidad, tanto es el recurso con el que la familia afronta
artesanales como industriales. Este trabajo los gastos diarios, la carne de llama es el
iniciado en Jujuy se ha extendido a Salta recurso con el cual se afrontan las emergen-
con la finalidad de llegar al desarrollo de cias, las crisis, algún largo viaje, la curación,
un sistema oficializado tal como el programa tratamiento u operación que demanda una
PROLANA (Programa para el mejoramiento gran inversión de dinero. Tal es la relación
de la calidad de la lana). económica y financiera de los distintos gana-
En cuando a las artesanías de lana de lla- dos criados en la zona. En general la faena
ma se ha observado una mejora sustancial y la venta de la carne de llama se realizan
456 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
capturas pueden ocasionar mortalidad de bles. La autora en sus trabajos contrasta esta
las vicuñas, animales con alta susceptibili- potencialidad con la realidad expresada en
dad al estrés (Bonacic et al., 2006; Gimpel las múltiples dificultades para el manejo y
y Bonacic, 2006). A pesar de que hay dispo- la venta de la fibra por parte de las comuni-
nibilidad de documentos con técnicas sobre dades. Esta dificultad de comercialización y
criterios de manejo especialmente diseñados la alta polaridad social entre los productores
para las comunidades (Baldo et al., 2013), y consumidores de la fibra que genera in-
estas técnicas no siempre se llevan a cabo, tensas dificultades es también señalada por
ni son exigidas. Lichtenstein (2010) con un análisis de los
Un aspecto importante a tener en cuen- inconvenientes de la comercialización.
ta es la necesidad de independencia de los A modo de conclusión, el desafío en re-
organismos de control y autoridades de apli- lación con el manejo de las vicuñas pasa por
cación respecto al manejo de las vicuñas. Su un control estricto del furtivismo, la utiliza-
rol de promotores y observadores imparcia- ción de técnicas de bienestar animal en los
les e independientes de la actividad, muchas manejos, la independencia de roles institu-
veces se confunde cuando están a cargo de cionales entre los hacedores de los manejos
planes de manejo y de capturas que la mis- y los supervisores de los mismos, el estable-
ma institución debe supervisar, convirtiéndo- cimiento de pautas claras para la comerciali-
se así en “juez y parte”. zación de la fibra por parte de comunidades
Además, existe preocupación de observa- y cooperativas y el cumplimiento del artícu-
dores internacionales, como se señala en la lo 1 del Convenio de la Vicuña. Todas estas
resolución 355/2013 del Convenio de la Vi- cuestiones abarcadas desde un campo con
cuña que propone “solicitar a los países sig- numerosos actores y un fecundo diálogo de
natarios del Convenio que se pronuncien tan saberes locales y científicos.
pronto como sea posible sobre casos de au-
torizaciones de aprovechamiento de la fibra Llamas.— Como se mencionó anterior-
de vicuña otorgadas a empresas o personas mente, las aproximadamente 200.000 lla-
particulares extraandinas y, si corresponde, mas de la Puna argentina corresponden a
amplíen la información sobre estas autoriza- unas 2.800 unidades productivas que pas-
ciones”. Asimismo, el convenio solicita “pedir torean en 87.036 km2. A este escenario se
a la Comisión Técnico-Administradora del suman las grandes distancias entre los pe-
Convenio de la Vicuña explicar los criterios queños productores (dispersos y aislados) y
técnicos, sociales y legales para la definición los principales centros urbanos, la deficiente
de los beneficiarios del aprovechamiento de infraestructura de caminos y comunicaciones
la vicuña”. Estos observadores señalan que, y otras condiciones que afectan a la región.
al brindarle a una empresa extranjera el usu- Estas condiciones han gestado y sostenido
fructo de las vicuñas en Catamarca, el go- históricamente una estructura comercial
bierno provincial ha transgredido el artículo marcada por una fuerte intermediación que
1 del Convenio de la Vicuña que establece concentra los numerosos y pequeños lotes de
que los beneficios del manejo deben ser para productos obtenidos a bajo precio, ya que el
el poblador local. histórico de la fibra de llama no supera los
Estas ideas han sido discutidas por Sahley 2 US$/kilogramo para la fibra sin clasificar
(2004, 2007) en relación a las tradiciones (Lamas, 2015b). Este es un rasgo común
precolombinas y al neoliberalismo, donde la para los mercados de fibra, carne y cuero
autora señala que las condiciones de manejo de la llama, como lo es también para otros
con animales silvestres que pueden ser esqui- productos de la Puna (lana, carne y cuero
lados en vivo, asociadas con el desarrollo de de ovinos, carne y cuero de vaca) (Lamas,
comunidades indígenas, es una gran oportu- 2015b). Además del empobrecimiento que
nidad y una base sumamente atractiva para esto implica, genera falta de motivación en
el estilo de los nuevos mercados ecoamiga- los pequeños productores para realizar un
458 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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E. Donadio: ¿La esquila de vicuñas silvestres conserva el rol ecológico de esta especie? 463
Casi extintas en la década del ‘60, las- complementar el ingreso de los productores,
vicuñas se han recuperado sostenidamente aumentando la tolerancia de estos hacia la
durante los últimos 40 años. Este incremento vicuña y fomentando su conservación.
resultó en conflictos con pastores, quienes La información demográfica, sanitaria,
perciben a las vicuñas como competidoras de comportamiento y bienestar animal de
por el forraje con su ganado. Para disminuir poblaciones sujeto de esquila sugieren que la
este conflicto, se ha propuesto como herra- actividad sea sustentable; sin embargo, poco
mienta la esquila de poblaciones silvestres de se sabe sobre la conservación de la funcio-
vicuñas. La esquila es un método invasivo, nalidad ecológica de estas poblaciones. Las
pero preferible a la cosecha de individuos, vicuñas bajo este régimen de manejo en ge-
y el manejo adecuado resulta en tasas de neral solapan su distribución con áreas de
mortalidad menores al 13% (Gimpel y Bona- alto uso humano, y los escasos estudios dis-
cic, 2006). El alto precio de la fibra debería ponibles indican que el ganado afecta el uso
Figura 1. Las vicuñas representan la principal presa del puma en áreas con baja presencia
humana de la Puna. Parque Nacional San Guillermo, enero 2016. Crédito: Proyecto San
Guillermo.
464 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
de hábitat de las vicuñas, las cuales además de manejo de rebaños. Lograr preservar el
no cumplen sus roles como presas (Figura 1) rol ecológico de la vicuña, el principal her-
y fuentes de carroña. bívoro de la Puna, en localidades donde se
Esto contrasta con información prove- implemente su uso sustentable, se vislumbra
niente de áreas con baja presencia humana- como el próximo desafío en el esfuerzo por
donde la interacción depredador-presa entre conservar esta especie y los procesos ecoló-
pumas y vicuñas es intensa, con fuertes efec- gicos que de ella dependen.
tos directos e indirectos sobre la estructura
y función de comunidades vegetales (Dona- L I T E R AT U R A C I TA D A
dio y Buskirk, 2016) y la ecología trófica de Donadio E., Buskirk S. W. 2016. Linking pre-
carroñeros, como el cóndor y el matamico dation risk, ungulate antipredator res-
andino (Perrig et al., 2016). Asimismo, cam- ponses, and patterns of vegetation in
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Perrig P. L., Donadio E., Middleton A. D.,
la práctica entra en conflicto con manejos tí-
Pauli J. N. 2016. Puma predation sub-
picos de sistemas pastoriles, como la erradi- sidizes an obligate scavenger in the high
cación de depredadores y carroñeros nativos, Andes. Journal of Applied Ecology, 54:
la presencia de perros cimarrones, y la falta 846-853.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 465
ä Resumen — Este trabajo analiza las Áreas Protegidas (APs) de la región de la Puna y
reflexiona sobre el papel que las mismas cumplen para la protección de los valores territo-
riales ambientales y sociales, y su interacción con la esfera socioeconómica. La región de
la Puna argentina cuenta con 14 áreas protegidas, que suman una superficie superior a los
5.000.000 de hectáreas, representando el 32,4% del total de la región de la Puna. El pro-
ceso de creación de áreas protegidas comenzó en 1972, y en 2012 se realizó la declaración
más reciente. Jujuy es la provincia con más cantidad de áreas protegidas en la Puna (siete,
1.388.159 ha), mientras que Salta es la que protege mayor superficie (1, 1.444.000 ha).
Los Estados provinciales son los responsables de la gestión de la mayoría del territorio prote-
gido (96,4% de la superficie). La situación respecto a la gestión es heterogénea, pero por lo
general la implementación en el territorio de las figuras de protección es baja, con carencias
básicas en cuanto a catastros formalmente asentados, planes de manejo y personal, tanto de
control como técnico. Así, a pesar de su gran superficie y de su potencial complementariedad
con otras iniciativas de conservación, las áreas protegidas de la Puna argentina presentan
dificultades para encarar los retos que el siglo XXI trae para la región, como la inclusión
efectiva de las comunidades locales y sus actividades productivas, la expansión de la actividad
minera y la adaptación al cambio climático. Finalmente, proponemos puntos claves a revisar
en la gestión regional de las APs.
Palabras clave: Áreas protegidas, Puna, conservación, territorio, gestión, efectividad.
ä Abstract — “Protected areas of the Puna”. This work analyses the characteristics of the
Puna Protected Areas and explores the role they play for environmental protection and social
strengthening, and how they interact with the socioeconomic sphere. There are 14 protected
areas in the Puna of Argentina, covering more than 5,000,000 hectares, or 32.4% of the
region. Creation of protected areas started in 1972, and the latest one created dates from
2012. The Jujuy Province presents the highest number of PA (7, 1.388.159 hectares), while
Salta Province protects the largest surface (1, 1,444,000 hectares). Most of the protected
territory corresponds to provincial administrations (96.4%). The implementation of protected
areas is heterogeneous but generally low, with important weaknesses, including lack or lim-
ited legal land delimitation, management plans, and human resources (both technicians and
rangers). Thus, despite its large area and its potential complementarity with other conserva-
tion initiatives, Argentinean Puna protected areas are not fully prepared to meet XXI-century
challenges of the region, such as effective inclusion of local communities and their productive
activities, mining expansion, and adaptation to climate change. Finally, we propose a review
of key aspects that may contribute to a better regional management of PA.
Keywords: Protected areas, Puna, conservation, territory, management, effectiveness.
466 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
De las cinco provincias analizadas, todas y organice el Sistema de APs, ni normas que
excepto Jujuy tienen una ley provincial de regulen el manejo de las mismas y las ca-
creación del sistema de APs. Todas estas le- tegorías de protección, según se solicita en
yes fueron promulgadas entre 1998 y 2002, los artículos 124 al 126 de la Ley General de
por lo que ya cuentan con más de 10 años Medio Ambiente 5063/1998 de la Provincia
de implementación. El caso de Jujuy es par- de Jujuy.
ticular, puesto que es la provincia con más En cuanto a la jurisdicción responsable,
APs en la región de la Puna y la segunda con 11 de las APs están bajo responsabilidad de
mayor superficie absoluta protegida (sólo su- los Estados provinciales, dos bajo adminis-
perada levemente por Salta). Sin embargo, tración nacional y sólo una es municipal. No
no se ha dictado una ley provincial que cree existe ningún área protegida privada formal-
470 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Tabla 2. Conformación de los Sistemas de Áreas Protegidas de las provincias puneñas ar-
gentinas.
Legislación Establece y define Superficie puneña % del área
Nº de APs
Provincia específica categorías de protegida puneña
(Sistema de APs) protección puneñas (ha) provincial
Jujuy No No 7 1.388.831 39,9%
Salta Ley 7107/2000 Sí 2 1.444.000 39,3%
Catamarca Ley 5070/2002 Sí 2 845.000 17,25%
La Rioja Ley 7138/2001 Sí 1 405.000 39,0%
San Juan Ley 6911/1998 Sí 2 2.544.1 45,1%
Tabla 3. Situación respecto a la gestión de las áreas protegidas de la región. Fuentes: SIPAP
Salta, encuestas a referentes provinciales de APs de Jujuy, La Rioja, Catamarca y San Juan,
Unidad de Coordinación del Programa MaB, Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable
de la Nación.
papel complementario que para la conserva- Natural Protegida Campo de Piedra Pómez,
ción de la biodiversidad y los servicios eco- Catamarca).
sistémicos que tienen otras iniciativas. Así, Por otra parte, las Áreas Importantes para
la propia Meta 11 de Aichi no habla sólo de la Conservación de las Aves (AICAs) son lu-
sistemas de APs para alcanzar la cifra del gares reconocidos por una iniciativa global
17% de superficie terrestre conservada, sino de Birdlife International enfocada a la iden-
que incluye “otras medidas de conservación tificación, documentación y conservación de
eficaces basadas en áreas”. No existe aún una red de sitios críticos para las aves del
un desarrollo conceptual exhaustivo sobre mundo. La ONG Aves Argentinas es el so-
lo que debe ser considerado como tal, a pe- cio nacional encargado de implementar esta
sar de lo cual realizamos un repaso de otras iniciativa. Las AICAs de Argentina se iden-
iniciativas de conservación complementarias tificaron en base a criterios como presencia
a las APs que podrían ser incluidas en el “es- de poblaciones de aves globalmente amena-
píritu” de dicha meta: humedales de impor- zadas, especies de distribución restringida,
tancia internacional, áreas importantes para especies confinadas a biomas sudamericanos
la conservación de las aves y sitios de la red y especies congregatorias. En el área de es-
hemisférica de reservas de aves playeras. tudio existen 24 AICAs reconocidas, de las
Los humedales (como las lagunas y vegas cuales nueve se encuentran incluidas total o
puneñas) se definen como sitios importantes parcialmente en APs formales (Tabla 4).
para la conservación de la diversidad bioló- La Red Hemisférica de Reservas para las
gica mundial y para el sustento de la vida Aves Playeras es una estrategia de conserva-
humana, debido a los componentes, procesos ción internacional que trabaja a escala del
y beneficios/servicios de sus ecosistemas (Iz- continente americano para establecer reco-
quierdo et al., en este volumen). Estos hume- nocimiento regional e internacional para los
dales están incluidos en la Lista de Humeda- sitios internacionales utilizados por las aves
les de Importancia Internacional, elaborada playeras a lo largo de sus zonas de migra-
por la Convención sobre los Humedales, que ción, y elaborar herramientas científicas y de
es un tratado intergubernamental aprobado gestión que sirvan para expandir el alcance
en el año 1971 en la ciudad iraní de Ram- y el ritmo de la conservación de los hábitats
sar (por lo que también se la conoce como en cada sitio de la Red. En la zona de estu-
Convención Ramsar). La República Argenti- dio, el Monumento Natural Laguna de los
na aprobó la Convención sobre los Humeda- Pozuelos fue incluido en 2014 dentro de esta
les en 1991 a través de la Ley Nacional Nº Red como Sitio de Importancia Internacional
23919, que entró en vigor en septiembre de por albergar más de 100.000 aves playeras
1992 luego de depositado el instrumento de al año y más del 10% de la población bio-
ratificación. El texto ordenado del Convenio geográfica de Calidris bairdii y Phalaropus
se aprueba por Ley Nacional Nº 25335. La tricolor (RHRAP, 2016).
inclusión de sitios en esta lista constituye
un reconocimiento internacional, así como
L A S A P S Y S U PA P E L E N E L
el compromiso de promover su conservación
DESARROLLO SOCIOECONÓMICO
y uso racional. Dentro del área de estudio
hay cuatro Sitios Ramsar, todos ellos inclui- El concepto de AP como islas de conser-
dos total o parcialmente en APs formales: vación fue ampliamente cuestionado durante
Laguna de los Pozuelos (Jujuy), Lagunas de el siglo XX. En la actualidad, y a nivel inter-
Vilama (parcialmente incluido en la Reserva nacional, los objetivos de las APs combinan
Provincial Altoandina de la Chinchilla, Ju- la conservación de la biodiversidad y los
juy), Refugio Provincial Laguna Brava (La servicios ecosistémicos con el bienestar y el
Rioja) y Lagunas Altoandinas y Puneñas de desarrollo socioeconómico de las poblacio-
Catamarca (parcialmente incluido en la Re- nes que viven en su interior o en sus áreas
serva de Biosfera Laguna Blanca y en Área de influencia.
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 473
Tabla 4. Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y superposición con áreas pro-
tegidas (APs). Fuente: elaboración propia a partir de Di Giacomo (2005).
Las APs de la región de la Puna argentina volumen). Esto da como resultado una re-
casi sin excepción albergan población rural gión en la que pocas ciudades (La Quiaca,
en su interior que desarrolla en su mayoría Abra Pampa y San Antonio de los Cobres)
actividades productivas de subsistencia o de concentran la mayor parte de la población,
pequeña escala económica destinadas a au- las infraestructuras y los servicios, mientras
toconsumo y venta (Quiroga Mendiola y Cla- que grandes extensiones se encuentran sal-
dera, este volumen). La población de la Puna picadas por pequeñas localidades (menos de
asciende actualmente a poco más de 50.000 2000 habitantes) y caseríos dispersos (Long-
habitantes, con un crecimiento medio anual hi y Krapovickas, en este volumen).
de casi 7 por mil en la primera década del si- Un aspecto destacable que caracteriza a
glo XXI (Longhi y Krapovickas, en este volu- la población de la región es la importante
men). Las densidades de población humana presencia de comunidades de pueblos ori-
son muy bajas, por debajo de 1 habitante por ginarios, pertenecientes a diferentes etnias
km2, exceptuando los departamentos de Yavi, (kolla, omaguaca, atacama, diaguita y toara)
Cochinoca, Humahuaca y Belén, de los cua- con más de 180 comunidades con personería
les ninguno llega a los 10 hab/km2 (INDEC, jurídica aprobada (SIGA ProYungas y García
2010). Esta población no está homogénea- Moritán, 2016) (Figura 3). Muchas de estas
mente distribuida en el territorio, sino que comunidades llevan adelante procesos de re-
ha experimentado en las últimas décadas un clamo de tierras comunitarias que en algu-
marcado proceso de concentración, con un nos casos están concluyendo con la escritu-
incremento de la población urbana y un sutil ración de estas tierras y el reconocimiento de
descenso de la población rural (Izquierdo y sus derechos. Esto supone un desafío y una
Grau, 2009; Longhi y Krapovickas, en este oportunidad para la articulación de políticas
474 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
públicas que incentiven a las comunidades Entre los servicios ecosistémicos que po-
de pueblos originarios a promover la imple- demos destacar para la Puna está la provi-
mentación de modelos de cogestión de APs sión de agua para consumo, tanto humano
en sus territorios. como animal y para el sustento de activi-
dades productivas. Este servicio adquiere corrientes. Para 2014, una encuesta realizada
especial relevancia dada la escasez del agua a empresas que representan cerca del 80%
en la región que además es afectada en su de las exportaciones mineras indicó que las
disponibilidad y calidad tanto por cuestiones mismas habían realizado inversiones ese año
naturales (clima, salinidad del suelo) como por un total de U$S 1.316 millones, alcan-
antrópicas (minería, ganadería). zando las inversiones acumuladas en el sec-
Otro servicio ecosistémico a destacar es tor los U$S 38.500 millones en 2015 y una
la provisión de forraje para consumo animal. estimación de U$S 43.000 millones en 2029
Entre las actividades económicas principales (CAEM, 2015). Estas inversiones provienen
de los pobladores de esta región se encuen- de más de 30 países de los cinco continentes,
tra la ganadería (de camélidos —llama—, entre los que se destacan Canadá, Estados
ovinos y caprinos, principalmente) la cual Unidos, Suiza, Japón, Sudáfrica, Italia y Co-
se desarrolla de manera extensiva (Quiro- rea. En la región, esta minería a gran escala
ga Mendiola y Cladera, en este volumen). convive con las explotaciones desarrolladas
Las APs no escapan a esta realidad y uno de de manera tradicional por la población local,
sus servicios ecosistémicos de impacto más por ejemplo, asociada a la producción de sal
tangible para las poblaciones locales es el en las salinas o a la obtención de metales.
de producción de alimento para el ganado. Un ejemplo es la producción de carbonato
Como contracara de esta situación, es preci- de litio en la Reserva Provincial de Flora
so mencionar los efectos que la sobrecarga y Fauna Olaroz Cauchari (Jujuy). En este
ganadera produce en los frágiles ambien- sentido, un desafío para las APs de la Puna
tes puneños. Entre estos efectos, podemos es desarrollar instrumentos de regulación
mencionar la pérdida de cobertura vegetal, y planificación que permitan implementar
la compactación del suelo y el incremento de una zonificación en las mismas. También es
la erosión que a su vez generan un deterioro importante que se incorporen protocolos y
en el servicio de producción de pastaje del estándares que garanticen que estas activi-
que depende esta actividad. En este sentido, dades, en caso de poder desarrollarse, se ha-
uno de los retos para la región es desarrollar gan de manera compatible con los objetivos
experiencias exitosas en la mejora del mane- de conservación de sus designaciones y más
jo ganadero y la adecuación de la carga a la aún, que contribuyan eficazmente a la puesta
capacidad de los ambientes. Por otro lado, en valor y protección de estas APs incluidas
los efectos indirectos de la ganadería inclu- en su contexto (paisaje) productivo. A esto
yen la matanza de depredadores naturales debe sumarse la remediación de los impactos
(puma, gato andino) y la quema de la vege- ambientales negativos que se derivan de la
tación para incentivar el rebrote o mantener implementación de dichos proyectos, que en
alejados a los depredadores. Es vital abordar muchos casos no fue adecuadamente incor-
también estos aspectos para compatibilizar porada en proyectos pasados y ha generado
la ganadería extensiva con el manejo y la la existencia de pasivos ambientales que son
conservación de los ambientes silvestres, tal un grave problema en la actualidad.
vez con distintos parámetros de uso y carga Por último, una actividad económica
ganadera adentro y afuera de las APs. complementaria que en la actualidad se
Otra actividad económica de importancia desarrolla en algunos lugares es el turismo
en la región y cuyas inversiones han crecido (Troncoso, en este volumen). Algunas comu-
significativamente en la última década es la nidades y emprendedores individuales se han
minería (Lencina et al., en este volumen). La organizado para ofrecer diversos productos
Secretaría de Minería de la Nación calcula y servicios, como caravanas de llamas, turis-
que la minería argentina superó en 2013 los mo agroganadero, turismo de alta montaña,
U$S 2.550 millones en inversiones directas, turismo cultural (asociado a festividades tra-
una cifra que muestra un crecimiento acu- dicionales destacadas) o venta de artesanías
mulado desde el 2000 de 843% en dólares locales (realizadas con cerámica, sal, lajas,
476 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
cardones, etc.). Datos del Observatorio Turís- Monumento Natural Laguna de los Pozuelos,
tico de la Provincia de Jujuy muestran que, en la puna jujeña, recibe unos 2.500 visitan-
si bien la región de la Puna es la que menor tes por año, cifra importante para la región,
cantidad de plazas empadronadas tiene (827 aunque aún muy distante de la cantidad de
de las 10.001 provinciales), su número viene visitantes de APs de otras zonas (el Parque
en aumento desde 2010 (cuando se registra- Nacional Calilegua, en la región de Yungas
ban 579 plazas), aunque aún se sitúa lejos de la misma provincia recibe unos 13.000 vi-
de los valores para otras regiones turísticas sitantes anuales). A modo de reflexión sobre
de la provincia, como la Quebrada de Hu- la proyección de la actividad turística vincu-
mahuaca (4.181) y los Valles (3.973). No lada a APs cabe mencionar que, si bien exis-
obstante, al comparar el crecimiento anual ten ejemplos exitosos, en general esta acti-
de plazas empadronadas por región en la vidad ha demostrado funcionar bien cuando
última década, se observa que la Puna es la se plantea en un esquema complementario
que muestra menor crecimiento. En términos de diversificación de las actividades econó-
de arribos a la provincia de Jujuy (835.021 micas familiares. Es importante manejar el
personas registradas en todo tipo de aloja- nivel de expectativas al respecto ya que el
miento, año 2014). El 8% correspondió a la potencial desarrollo del turismo se ve limi-
región Puna, bien por debajo del 46% para tado por cuestiones inherentes a la región.
la región Quebrada y del 42% para la re- Las condiciones ambientales relativamente
gión Valles (Secretaría de Turismo de Jujuy, hostiles, junto con la austeridad de los ser-
2014). Sin embargo, relativizando estos nú- vicios disponibles, suponen una restricción
meros en términos de población por región, para la afluencia de público masivo. Esto no
se constata que llega a la Puna 1,6 visitante debe considerarse necesariamente como algo
por cada habitante de esta región (42.541 negativo. La afluencia limitada de visitantes
habitantes), frente a 11,2 visitantes por ha- puede ser un atractivo para ciertos segmen-
bitante en la Quebrada (34.373 habitantes) tos de turistas (Troncoso, en este volumen),
y 0,8 visitante por habitante en los Valles a la vez que permite que la actividad se de-
(419.385 habitantes). El 75% de los visitan- sarrolle de forma más respetuosa con el en-
tes de la Puna se alojan en la localidad de torno, tanto en los aspectos naturales como
La Quiaca, en gran medida vinculados a la culturales.
actividad comercial de esta ciudad fronteri-
za. Para analizar con más detalle el impacto ANÁLISIS CRÍTICO DEL
tanto positivo como negativo de la afluencia FUNCIONAMIENTO Y EL FUTURO DE
de visitantes a la Puna, sería necesario un LAS APS EN LA PUNA
análisis más profundo que incorpore varia-
bles como número de prestadores, duración Las APs de la región de la Puna compar-
de las estadías, gastos medio por persona, ten el contexto caracterizado por su baja
puestos de trabajos generados, etc. densidad de población e infraestructuras,
A pesar de su potencial, el volumen de situación socioeconómica relegada (respecto
turismo que mueve la región de la Puna está a otras regiones más pobladas) y por ende,
lejos de la magnitud de otras regiones. En elevado grado de ruralidad y dominancia
este sentido, las APs de la Puna y los valores geográfica de los espacios silvestres. Esto
territoriales que las mismas conservan pue- ha permitido que, a pesar del escaso gra-
den funcionar como atractivos turísticos re- do de implementación de la mayoría de las
gionales. Al respecto, merecen una mención APs, las mismas parezcan haber mantenido
especial las APs vinculadas a humedales, ya sus valores ambientales, como conectividad
que concentran gran cantidad de avifauna territorial, cobertura vegetal natural y distri-
de altura que sirve como atractivo tanto a bución espacial de especies. Esto se ha dado
público general como especializado (Izquier- no tanto por una gestión activa y eficaz de
do et al., en este volumen). Por ejemplo, el las mismas sino por su carácter remoto y la
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 477
concentración espacial limitada de las activi- toma de decisiones. Además, estas revisiones
dades de fuerte transformación. Sin embar- deberían ir acompañadas de programas de
go, consideramos que deben implementarse evaluación de la efectividad que permitan
estrategias de monitoreo a largo plazo de los monitorear hasta qué punto las APs cumplen
valores ambientales y la biodiversidad vincu- con los objetivos establecidos para cada una
lada para poder establecer pautas de manejo de ellas.
efectivas para las APs de la Puna.
El grado de conectividad humana de la Capacidades técnicas
Puna se está incrementando como nunca an- Y de control
tes con la mejora de algunas infraestructuras Como se planteó, más del 95% de la su-
viales, la electrificación rural o la mejora de perficie protegida en la región de la Puna
las comunicaciones asociada a la instalación está en manos de los Estados provinciales
de la red de fibra óptica. En paralelo, existe los cuales disponen de recursos propios no-
una actividad minera que por un lado im- tablemente más limitados que los del Estado
pulsa el desarrollo de inversiones públicas y nacional (Administración de Parques Nacio-
mejora sustancialmente (aunque de forma nales) para emplear en la gestión de estos
acotada en el tiempo) el nivel de ingresos de espacios. Así, la presencia en las áreas, tanto
algunas poblaciones locales, y por otro com- de equipos técnicos como de cuerpos de vi-
pite con la biodiversidad y las comunidades gilancia, ha sido y es muy restringida y se
locales por el uso de algunos recursos na- dificulta por el carácter remoto y la gran su-
turales estratégicos como agua y territorio, perficie de las mismas. Una vez actualizados
principalmente. En este sentido, es necesario y explicitados los objetivos, un primer paso
replantear profundamente el funcionamiento para avanzar en su implementación real es
de las APs de la Puna, de forma que puedan garantizar recursos humanos específicos ca-
realmente constituir una herramienta para paces por un lado, de diseñar planes, progra-
la conservación de la biodiversidad y de los mas y proyectos de conservación y desarrollo
valores culturales del territorio. Para ello, y por el otro, de asegurar el cumplimiento
proponemos revisar los siguientes puntos. en terreno de la normativa y de los planes
diseñados. En este sentido, un aspecto clave
Objetivos de conservación es la obtención de recursos económicos espe-
La mayor parte de APs de la región se cíficos para las áreas, para lo cual se necesita
creó antes de 1995 en base a información generar nuevos esquemas de financiamiento
disponible más escasa y bajo perspectivas y que incluyan trabajo conjunto con el sector
contextos diferentes a los actuales. Así, en privado y las organizaciones civiles de la so-
algunos casos los instrumentos de declara- ciedad.
ción no explicitan objetivos y en otros se
restringen a aspectos muy puntuales (con- Inclusión de comunidades
servación de una especie determinada, por de pueblos originarios
ejemplo). Es por tanto necesario hacer una Las cuestiones vinculadas a derechos
revisión de los objetivos de las APs para que de pueblos indígenas tienen cada vez más
las mismas puedan responder de manera fuerza tanto a escala internacional como na-
integral al contexto presente incluyendo as- cional y regional. En la Puna, con la fuerte
pectos clave como conservación de cuencas presencia de comunidades, las APs deben
y glaciares, adaptación al cambio climático, ser planteadas en esquemas de inclusión y
mantenimiento de formas de vida de comu- respeto a los derechos de las mismas, como
nidades locales, contribución al desarrollo el de consulta previa reconocido en el conve-
económico local e implementación de mo- nio 169 de la Organización Internacional del
delos de gobernanza innovadores que inclu- Trabajo, ratificado por Argentina mediante
yan efectivamente a los actores locales en la Ley Nacional 24071. Así, un desafío inelu-
478 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
dible para las APs de la región es generar Conservación y Manejo Sustentable de la Vi-
modelos de gobernanza que respeten estos cuña en Silvestría, Ley 5634/2009 de Jujuy)
derechos y compatibilicen los usos del te- pueden también promover la creación y el
rritorio que las comunidades realizan con manejo de las APs.
esquemas de conservación efectiva de los
valores ambientales y sociales. Una posibi- Regularización catastral
lidad a explorar es la creación de Reservas Y diseño espacial
Comunitarias que sean gestionadas por las A abril de 2016, algunas APs de la Puna
comunidades pero con apoyo técnico y aval declaradas hace 15 o 20 años (Tabla 3) aún
de las respectivas autoridades ambientales u no cuentan con un catastro formalmente
organismos técnicos. asentado. Esto constituye un importante li-
mitante de cara a zonificar y planificar ac-
Inserción en otras políticas tividades de gestión dentro de las mismas
territoriales que debiera ser subsanado en la brevedad,
A pesar de los reconocimientos interna- aunque reconocemos que la base catastral es
cionales y nacionales sobre la importancia una limitante importante en gran parte del
de las APs en el desarrollo territorial, a ni- territorio puneño. La regularización catastral
vel regional y en la práctica las APs siguen puede ser a su vez una oportunidad de me-
considerándose un elemento aislado de la jora para el diseño de las APs. En este senti-
política territorial (con un carácter bastante do, deberían tenerse en cuenta las iniciativas
sectorial). Así, no son incorporadas en ins- de conservación complementarias, las cuales
trumentos de políticas más integrales, como presentan un elevado grado de superposición
el Plan Estratégico Territorial de Argentina con las APs ya designadas. Por ejemplo, la
(Ministerio de Planificación Federal Inversión inclusión total de aquellos Sitios Ramsar que
Pública y Servicios 2015a), el Plan Estratégi- se superponen parcialmente a APs formales.
co Territorial de la Puna Jujeña (Ministerio También merece atención la situación de las
de Planificación Federal Inversión Pública y AICAs, puesto que si bien algunas ya están
Servicios 2015b) o en los planes de desa- incluidas en APs, otras (15) identifican zonas
rrollo estratégico provinciales. Es necesario, de valor de conservación que actualmente no
por tanto un mayor esfuerzo de las auto- están en los sistemas de APs.
ridades y/o organizaciones de la sociedad
civil para incluir efectivamente las APs como Planificación
herramientas de ordenamiento territorial en Otra carencia generalizada de las APs de
planes de mayor alcance. Paralelamente, las la Puna (salvo excepciones) es la disposición
APs pueden generar sinergias con otras po- de instrumentos de planificación basados en
líticas territoriales sectoriales. Tal es el caso información de calidad que orienten la toma
de la Ley de Presupuestos Mínimos para la de decisiones de gestión. La elaboración de
Preservación de los Glaciares y del Ambien- estos instrumentos, de manera participativa,
te Periglaciar (26639/2010) que promueve común a gran parte de las APs provinciales,
su preservación como reserva estratégica de debería ser una prioridad en las agendas de
recursos hídricos y establece una serie de las autoridades de aplicación de las APs.
actividades prohibidas en dichos ambien-
tes, constituyendo una herramienta legal Cooperación trasfronteriza
adicional para la gestión de las APs que los No hay una coordinación formal en la
alberguen. Por otro lado, las leyes de pro- gestión de las APs ni entre provincias ni con
tección de la fauna, tanto nacionales (por los países vecinos (Chile y Bolivia) para la
ejemplo, el Convenio para la Conservación planificación y gestión integrada de las mis-
y el Manejo de la Vicuña, Ley 23582/1988) mas, aunque existen algunas iniciativas que
como provinciales (por ejemplo, el Plan de apuntan en este sentido. Entre ellas, cabe
Y. Reid Rata et al.: Áreas protegidas de la Puna 479
destacar el “Acuerdo de Salta para el forta- estudios podrían a su vez integrarse en una
lecimiento Regional de los Sistemas de APs evaluación ambiental estratégica que analice
de la Zicosur” aprobado por el plenario de la integradamente los emprendimientos con-
Zona de Integración del Centro Oeste Sud- cluidos, los actuales y los futuros.
americano el 5 de diciembre de 2014, pero b) Actividad ganadera y sus impactos.
con escaso impacto en el territorio hasta la Dada la extensión de esta actividad, es
fecha. Otra iniciativa de integración regional importante realizar y compartir estudios
es la impulsada por el Grupo de Conserva- regionales sobre aspectos tales como la ca-
ción Flamencos Altoandinos a través de su pacidad de carga del territorio, técnicas de
Red de Humedales de Importancia para la restauración para zonas sobrepastoreadas,
Conservación de los Flamencos (Red Fla- impacto socioeconómico de la actividad para
mencos) centrada en acciones de monitoreo las comunidades locales o interacción de la
y difusión de información. Es importante re- actividad y animales domésticos con fauna
forzar estas iniciativas y ampliar su alcance silvestre.
práctico en el territorio. c) Proyecciones de efectos del cambio cli-
mático en los ambientes puneños.
Agenda de investigación d) Investigación de base: mapa de vege-
De las aps puneñas tación de detalle a escala regional, inven-
tarios de fauna, determinación del estado
La toma de decisiones de gestión en las
de situación de las poblaciones de especies
APs está limitada por la disponibilidad de
amenazadas, monitoreo de glaciares, diná-
información de calidad sobre la cual basarse.
mica hidrológica y uso del agua en las prin-
Un punto de partida debiera ser la creación
cipales cuencas.
de una plataforma de investigadores de la En síntesis, la Puna ofrece un laborato-
región en la que se comparta información rio para experimentar a escala regional la
sobre los estudios ya realizados y se siste- vinculación entre las APs y el desarrollo del
matice y modernice su puesta a disposición. territorio. Las condiciones de referencia son
La adecuada superación de los retos men- la baja densidad poblacional y el carácter de
cionados a lo largo del texto (inclusión de actividades productivas, de tipo extensivas
comunidades y sus actividades productivas, sobre casi todo el territorio (como las agro-
compatibilización de actividades mineras con pecuarias) y de tipo intensivas sobre espa-
conservación de la biodiversidad y formas cios acotados (como las mineras).
de vida tradicionales, adaptación al cambio Un tema pendiente de vital importancia
climático) requiere un esfuerzo de investiga- es la implementación de mecanismos para
ción en temas cruciales como: involucrar activamente las inversiones públi-
a) Impactos de la actividad minera. Las cas y privadas en acciones directas de forta-
evaluaciones de impacto ambiental y social lecimiento de las APs de la Puna, propician-
se realizan siempre de manera previa al desa- do la inclusión social y la participación en la
rrollo de la actividad, y por tanto, con carác- gestión de las comunidades locales aledañas
ter potencial. Sin embargo, la región cuenta a las mismas.
con algunos emprendimientos concluidos La clave para la conservación a largo
hace décadas o próximos a su fin de ciclo plazo, tanto de la biodiversidad y de los
(por ejemplo, Mina Pirquitas y Mina Aguilar ambientes puneños, como de los servicios
en Jujuy) sobre los que se puede realizar un ecosistémicos asociados, trasciende la mera
análisis exhaustivo y en base a datos reales de declaración de AP y requiere una acertada
los impactos tanto negativos como positivos planificación integral del territorio con su
de la actividad. Esto permitiría tener un pa- correspondiente implementación, donde las
norama más certero sobre el significado de la AP son una herramienta de gestión valiosa
actividad minera para el territorio y realizar pero insuficiente si son contempladas de for-
un balance propositivo de la actividad. Estos ma aislada.
480 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
Figura 1. A) Antiguo Pueblo “Casas cuevas”, Tolar Grande. B) Camino al Cerro Aracar, re-
marcando la inmensidad del paisaje puneño. C) Taller participativo del Plan de Manejo de la
Reserva Los Andes. D) Phoenicoparrus andinus “flamenco andino”. E) Actividad productiva,
manejo del rodeo. F) Control y vigilancia del cuerpo de guardaparques de la Provincia.
S. Musalem et al.: Novedoso proceso de planificación en la Reserva Los Andes (Salta) 483
Tabla 1. Cambios de contexto social “global” afectando los ecosistemas puneños durante el
Holoceno.
Cambios tecnológicos (transporte, comunicaciones) Disminución del transporte a sangre, reducción del pastoreo por
equinos. Mayor comunicación con el mundo extra-puneño.
Modernización socioeconómica: economía urbana y globalizada Migración rural y abandono de zonas marginales. Turismo y
exportación de commodities. Transición del autoabastecimiento a
la importación de energía (que podría revertirse a exportación en el
futuro). Creación de áreas protegidas.
no recibían mayores influencias externas, sugieren también que los habitantes puneños
sin embargo, «importaban» algunos recur- tenían alguna influencia, aunque seguramen-
sos. Por ejemplo, las herramientas de caza te menor, sobre ecosistemas vecinos.
datadas en el Holoceno tempran (e.g. lanzas Las actividades humanas más intensas
de bambúes del género Chusquea, espinas de emergen a partir de la configuración geopo-
palmas del género Acrocomia) eran elabo- lítica del continente sudamericano resultante
radas con materiales vegetales provenientes de la aparición de las civilizaciones agrícolas,
de las yungas, cientos de kilómetros al este hace aproximadamente 4000 años AD (Oli-
(Martínez, en este volumen). Dado que su vera, en este volumen). El hecho de que el
principal fuente de alimentos era la caza, principal núcleo de poder en Sudamérica se
es posible que hayan tenido, como en otros asentara en los Andes tropicales (actuales
lugares, un cierto impacto promoviendo la Perú y Bolivia) resultó en un impacto impor-
extinción de componentes de la megafauna y tante para la Puna argentina, que se trans-
alterando las poblaciones de grandes mamí- formó en un área periférica de aquellos. Sus
feros. También estos pobladores tempranos propiedades agroecológicas similares (aun-
tenían vínculos con las costas del Pacífico, de que marginales; Grau A., este volumen) per-
donde importaban conchas para fabricación mitieron localmente la adopción de animales
de utensilios y ornamentos. Estos hallazgos, domésticos como la llama y cultivos como
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 487
quínoa, papa y otros tubérculos andinos, de la región tenían vínculos con habitantes
con lo cual aparece la civilización agrícola de otras regiones del planeta, y la Puna ve
ganadera en la Puna. Antes de la existen- acrecentada la relación de dependencia de
cia del imperio incaico, la región de la Puna estos nuevos centros de poder. Esos vínculos,
argentina comenzó a recibir influencia de que en esta etapa siguieron usando buena
los Andes tropicales. Con la expansión del parte de la red caminera incaica, se hacen
imperio incaico y la integración de la Puna mucho más activos con la incorporación de
argentina a él sobre el sector austral se con- los equinos como animales de carga. Burros,
solida y formaliza la dependencia política, y caballos y mulas, se suman a vacas, ovejas y
el establecimiento de los núcleos agrícolas. cabras para alterar la población de herbívo-
También se intensifica una actividad que ros de la Puna. Inclusive, la Puna comienza
marcará intensamente el futuro de la Puna: a producir animales de carga para ser usados
la minería (Albeck et al., este volumen). Este en las minas de Potosí, en la actual Bolivia
periodo también incorpora un factor clave (Gil Montero, este volumen).
en la socioecología de las teleconexiones: la Con el proceso de globalización, la pobla-
construcción de caminos con postas planifi- ción humana de la Puna creció menos que
cadas (tambos) y el transporte en animales, las de valles bajos, llanuras y zonas pede-
en este periodo limitado a las caravanas de montanas. La agricultura americana no solo
llamas. alimentaba a los pobladores locales, sino
Las primeras incursiones europeas en que gradualmente fue contribuyendo más
el noroeste de Argentina (expediciones de a la alimentación de europeos, asiáticos y
Diego de Almagro y Diego de Rojas) pro- africanos. Esto hizo crecer radicalmente el
vienen del Perú; y no es casual que este in- poder político y económico de puertos y lla-
greso se realizara por la Puna (Piossek Pre- nuras. De ser el centro del mundo, los Andes
bisch, 1986). La Puna era por ese entonces tropicales y subtropicales pasaron a ser una
un sector con población relativamente alta, zona periférica. En las últimas décadas, su
que albergaba núcleos poblacionales y ca- población no solo creció menos que la del
minos que los conectaban con los mayores «bajo», sino que decrece (Longhi y Krapovic-
centros de poder. El grueso de la población kas, este volumen). Buena parte de las deci-
sudamericana se asentaba en las tierras altas siones actuales sobre los recursos naturales
de los Andes tropicales; lo que actualmente y humanos de la Puna hoy se toman fuera
es Perú, Bolivia y Ecuador. También aquí se de ella, en los centros urbanos de pedemon-
encontraba la agricultura más avanzada, los te, llanuras y costas. Para la Puna, la inde-
centros urbanos y los campos de pastoreo. Si pendencia Argentina resultó en un aumento
bien la Puna Argentina constituía un terri- de la dependencia de las tierras bajas del
torio marginal del imperio incaico y de sus sureste.
antecesores; al momento de la llegada de Acoplado a los cambios socioeconómi-
los españoles lo que hoy es la Puna Jujeña cos de los últimos dos siglos, han ocurrido
(Cochinoca, Casabindo, Rachaite) concen- grandes cambios tecnológicos. Entre los
traba junto a los valles Calchaquíes y la que- más destacados del siglo XX se encuentra
brada de Humahuaca, la mayor población el cambio en la tecnología del transporte.
de la actual Argentina (Gil Montero, este Al extenderse las redes de caminos y ferro-
volumen). carriles, con transporte alimentado a com-
Hasta principios del siglo XVI, el «mun- bustible fósil, disminuyó dramáticamente la
do» se limitaba a Sudamérica y en gran me- necesidad de transporte «a sangre», lo que
dida a los Andes tropicales y subtropicales. implicó un gradual descenso en la intensidad
Con la llegada de los europeos, sin embar- de pastoreo para animales de carga (princi-
go, este orden de cosas estaba destinado a palmente equinos). La apertura de nuevas
cambiar drásticamente en los siglos subsi- vías de comunicación como el ferrocarril y
guientes. Los nuevos y poderosos habitantes las rutas internacionales a Chile y Bolivia,
488 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
hicieron que las poblaciones situadas en es- les, venta de productos y venta de servicios
tas (La Quiaca, Abra Pampa, San Antonio (Tabla 2).
de los Cobres), se convirtieran en las más
prósperas, mientras que las situadas en vías Migración
de transporte de importancia decreciente Una característica sobresaliente de las
(Casasabindo, Cochinoca, Rinconada, Santa poblaciones puneñas es su fuerte emigra-
Rosa de los Pastos Grandes) decayeran. ción (Longhi y Krapovickas, este volumen).
En tiempos más recientes, la llegada de El patrón cuantitativamente más importante
telefonía convencional y celular, resulta en es el movimiento permanente o temporario
niveles de comunicación muchos más altos, hacia zonas urbanas o agrícolas del bajo,
con posibles consecuencias para el manejo principalmente en Argentina. En menor
de los ecosistemas. Otro cambio relevante medida, ocurre cierta migración de retorno
para el paisaje de la Puna y los valles altos lo y la inmigración de habitantes del bajo que
constituyen las fuentes de energía. La fuen- se trasladan a vivir en la Puna con fines la-
te original de energía han sido las plantas borales específicos. Por ejemplo, la inmigra-
leñosas locales, y la Puna esencialmente se ción de maestros a las escuelas rurales de
autoabastecía de energía. En la actualidad la Puna suele tener un fuerte impacto cul-
los centros urbanos se proveen energía con tural. Este aspecto destaca uno de los flujos
generadores a combustibles fósiles y se ha típicos asociados a los movimientos migra-
desarrollado un extenso programa de pro- torios: el flujo de patrones culturales. Si bien
visión de energía solar (González, este vo- la emigración de puneños puede implicar la
lumen). En algunos casos se utiliza también «exportación» de ciertas pautas culturales
gas natural (e.g. a partir de los gasoductos al bajo (por ejemplo, consumo de carne de
que cruzan la Puna hacia Chile) y se ha llama o cultivos andinos), la inmigración
llegado a «importar» leña desde las zonas y la migración de retorno probablemente
bajas, dadas las dificultades locales para co- sean muy importantes en incorporar usos y
secha de leña de calidad. En conjunto, estas costumbres «occidentales» a las poblaciones
distintas iniciativas convierten a la Puna en de la Puna. Por supuesto, uno de los flujos
un importador neto de energía; aunque el más significativos asociados a la migración
potencial de generación de energía eólica, es el de dinero, tanto aquel que migrantes
solar y geotermal podría revertir este balan- temporarios ingresan a la Puna luego de ha-
ce (Coira, González, este volumen). berlo obtenido mediante empleos en el bajo,
como las remesas que familiares emigrados
LOS TELEACOPLES EN EL
envían, ayudados con los nuevos sistemas de
FUNCIONAMIENTO SOCIOECOLÓGICO
comunicación.
DE LA PUNA
Los efectos ecológicos de la emigración
En la actualidad el funcionamiento de la de zonas de montaña han sido estudiados
Puna ha quedado fuertemente relacionado en otras regiones (Grau y Aide, 2007, 2008).
con la economía y política Argentina, y el Típicamente la reducción de la población
grado de conexión de esta con el resto del rural, en particular de los grupos etarios
Mundo. Siendo un país medianamente desa- con más capacidad laboral, suele redundar
rrollado con un alto grado de urbanización, en una desintensificación de usos ganade-
gran parte del poder y las decisiones se con- ros y agrícolas marginales como los que
centran en las capitales y centros urbanos, caracterizan a la Puna (Izquierdo y Grau,
que en el caso de Argentina se distribuyen 2009). También implica una reducción de
en las tierras bajas. Las interacciones entre la cosecha de biomasa para leña, que en las
la Puna y el mundo extra-Puna, puede des- ciudades es parcialmente reemplazada por
cribirse en base a cuatro tipologías de telea- combustibles fósiles, lo que adicionalmente
coples: migración, subsidios gubernamenta- resulta en menores daños para la salud. Por
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 489
Consecuencias
Tipo de teleacople Flujos desde la Puna Flujos hacia la Puna
socioambientales
EXPORTACION DE PRODUCTOS Commodities y productos Dinero. Decisiones de mercado. Desarrollo productivo, a veces
especializados. con fuerte impacto local sobre
los ecosistemas (principalmente
Información sobre origen Valoraciones de formas de en el caso de la minería).
y formas de producción. producción y de la región.
Desarrollo productivo,
en ocasiones con impactos
positivos sobre población
dedicada a producciones
tradicionales pero con riesgo
de no poder cubrir demandas
lejanas generando arribo de
nuevos actores y formas de
producción que compiten con lo
tradicional.
VENTA DE SERVICIOS Servicios hoteleros y comerciales Dinero. Decisiones de mercado. Cambio cultural, pero también
a viajeros y turistas. mantención de patrones
culturales y ambientales
Información sobre pautas Personas en el caso del turismo funcionales a la demanda
culturales y valoración y su carga de valoraciones. turística.
de la región.
otra parte, la reducción de las poblaciones te años. Por ejemplo, en los Andes tropicales
locales y su menor capacidad operativa de- se ha documentado que la emigración rural
bido a la emigración de los jóvenes puede produjo el deterioro de sofisticados sistemas
resultar en la desestructuración de sistemas de riego y cultivos en terrazas asociados a
productivos que han sido sustentables duran- este proceso (Harden, 1996). Es posible que
490 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
en alguna medida estos procesos en la Puna tal. Dado que potencialmente tienen tanto o
argentina hayan contribuido a un deterioro mayor impacto socioecológico, esta situación
en el manejo agrícola (Grau, este volumen) debería revertirse.
y ganadero, por ejemplo, al perderse capa-
cidad de mantenimiento de pircas, terrazas Exportación de Productos (commodities
de cultivos o regadío de vegas. También es y productos diferenciados )
posible que la emigración rural resulte en la Se define como «commodity» a los re-
pérdida de conocimientos etno-biológicos y cursos naturales que se comercializan en
agronómicos de especies andinas. el mercado global donde sin características
distintivas de procedencia; las distintas re-
Subsidios giones productoras compiten, y el precio se
En términos de flujos monetarios, la Puna establece por la totalidad del mercado. La
argentina es una región fuertemente subsi- Puna exporta commodities minerales (meta-
diada. Una fracción importante de la pobla- líferos y no metalíferos, Lencina et al., este
ción tiene salarios como empleados públicos volumen), que son retribuidos principalmen-
(Longhi y Krapovickas, este volumen) finan- te con dinero hacia trabajadores locales rela-
ciados mayormente con impuestos generados tivamente poco calificados, dado que tanto
fuera de la región. Estos impuestos también las operaciones comerciales de productos
pagan por el grueso de la infraestructura de primarios como el manejo especializado de
transporte, comunicaciones, salud, educa- la minería es realizado por operarios exter-
ción, investigación agropecuaria y conserva- nos o habitantes temporarios de la Puna. Si
cionista, y gobierno local. Aún las comunida- bien es probable que la mayor parte de los
des indígenas, cuyo registro y formalización ingresos por venta de commodities no quede
han proliferado en las últimas décadas (Reíd en la Puna, la proporción que ingresa sí es
Rata et al., este volumen) basan su funcio- significativa para la economía local.
namiento en aportes del Estado argentino. Los usos productivos pueden resultar en
Estos subsidios posiblemente contribuyen a fuertes impactos ambientales, entre los que
reducir la emigración, aunque no evitan que se destacan los de la minería. Por ejemplo,
la población se concentre en los centros ur- las poblaciones de mamíferos (Perovicket
banos o rurales agregados; favoreciendo una al, este volumen), aves (Osinaga y Martín,
des-ruralización de la población. este volumen) o macroinvertebrados acuáti-
Puede interpretarse que a cambio de cos (Nieto et al., este volumen) podrían ser
estos ingresos monetarios y de recursos la sensibles a la actividad minera. Sin embar-
Puna cede soberanía hacia la Argentina en go, en la mayoría de los casos de la Puna,
forma de poder territorial a los gobiernos la producción primaria intensiva (minería,
provinciales y nacionales. Por otra parte, es- agricultura, manejo ganadero intensivo) está
tos procesos dan visibilidad a las poblaciones muy restringida espacialmente; por lo que
puneñas en el contexto nacional, aumentan- posiblemente no representan un impacto
do su poder de influencia. regional significativo. Una excepción a este
Mientras actividades como la minería o patrón podrían ser los organismos de hume-
incluso el turismo son percibidas como po- dales potencialmente muy afectados por la
tencialmente impactantes en aspectos am- producción de litio en los salares, como las
bientales, y en consecuencia son sujetas a valiosas y diversas comunidades de micror-
controles; el empleo estatal y las obras de ganismos (Farias, este volumen). Entre el
infraestructura ejecutadas por el Estado y las año 2000 y 2015 Argentina pasó de cubrir
comunidades indígenas son poco estudiadas el 17% al 21 % de las exportaciones de litio
y controladas (Lencina et al., este volumen). mundiales en un mercado creciente. El desti-
Por ejemplo, sus actividades no suelen ser no de las exportaciones se concentra en gran
objeto de evaluaciones de impacto ambien- medida en Estados Unidos y países asiáticos
H. R. Grau, N. I. Gasparri: Los socioecosistemas de la Puna en contexto nacional y global 491
con fuerte industria tecnológica como Chi- al., este volumen). En las zonas de tránsi-
na, Corea del Sur y Japón (Casagranda e to internacional como la ruta 9 hacia Boli-
Izquierdo, este volumen). En este sentido, la via (Abra Pampa, La Quiaca), ruta a Jama
evolución de los teleacoples entre la Puna y (Susques), y en mucho menor medida los
los países de fuerte industria tecnológica se otros pasos fronterizos, los puneños también
presenta como determinante para el desarro- venden servicios a comerciantes y viajantes
llo y la problemática de la región. internacionales que no tienen interés espe-
Otros productos, más allá de sus carac- cífico en la Puna.
terísticas físicas, pueden definirse por la Si bien el consumo y concentración po-
información implícita en ellos en cuanto a blacional resultante de estos procesos pue-
su procedencia y formas de obtención (por de causar impactos ambientales negativos
ejemplo, denominación de origen o etiqueta- localmente, promueven una economía me-
dos de formas de producción). En el caso de nos basada en recursos naturales (liberando
los productos agroindustriales característicos presión sobre estos) y en particular en el
de la Puna como lana o artesanías (Quiroga caso del turismo (Troncoso, Ceruti, Bravo,
Mendiola y Cladera; Vilá et al., este volu- este volumen) pueden promover prácticas de
men) la tendencia parecería orientarse a esta conservación o uso de los recursos «amiga-
tipología de productos. La apertura de gran- bles» con el ambiente, que son funcionales a
des mercados para productos agrícola gana- la demanda turística especializada en estas
deros específicos de la Puna puede terminar características de la Puna.
en una demanda de magnitudes difíciles
de satisfacer con métodos tradicionales de La Puna Argentina y en relación
producción y fomentar el arribo de nuevos con sus vecinos
actores que producen de maneras no tradi- Un aspecto poco explorado del funciona-
cionales (producción de base más industrial miento socioecológico de la Puna argentina
vs tradicional artesanal) o incluso la puesta es su continuidad por fuera de los límites
en producción por actores extra puneños internacionales: Bolivia, Chile, e inclusive
en otras regiones. En este sentido, un creci- el sur de Perú. Una visión global de estas
miento gradual del teleacople representado conexiones es importante. Estas conexiones
por el mercado de productos puneños puede pueden inducir fructíferos cambios para ini-
ser más favorable a los impactos positivos en ciativas de manejos conjuntos (por ejemplo,
las poblaciones de la región. Por otro lado, la corredores turísticos internacionales, manejo
identificación (labelling) vinculando el pro- de áreas protegidas coordinado). La coope-
ducto al lugar de origen y las prácticas desde ración internacional en leyes de manejo y
etapas tempranas de desarrollo de mercados conservación de la vicuña a través de conve-
puede ser una manera de prevenir impactos nios muestra que estas iniciativas pueden ser
negativos de explosiones de demanda, si van exitosas para recuperación y conservación
acoplados con mecanismos eficaces y trans- de especies altamente móviles. En el caso
parentes de certificación. de emprendimientos comerciales (turismo,
minería) es interesante que las relaciones
Venta de servicios internacionales pueden ser tanto competi-
Otra fuente de ingresos monetarios a la tivas como sinérgicas. Un aspecto que me-
región es la venta de servicios a habitantes rece especial atención por lo desatendido
no-puneños. Una forma extendida es el tu- (y muy relevante para este libro) es el de
rismo (Troncoso, este volumen), que, si bien cooperación científica y el desarrollo de
es una actividad localizada, tiende a expan- estudios comparativos. En todo caso, si el
dirse y desarrollarse en distintos sectores de mundo continúa la tendencia de las décadas
las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La pasadas hacia mayor globalización e integra-
Rioja y el norte de San Juan (Izquierdo et ción transnacional, es importante conside-
492 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
rar que la Puna es parte de una ecoregión de la misma está principalmente asociada al
claramente internacional. Y también que es crecimiento de los dos principales núcleos
afectada por procesos ecológicos globales. urbanos (La Quiaca y Abra Pampa, en la ca-
Como todas las zonas montañosas del mun- rretera internacional a Bolivia), y al empleo
do, está siendo crecientemente afectada por estatal en otros centros urbanos y conglome-
el calentamiento climático, y en este caso rados cuasi urbano. La reducción de la po-
particular por una tendencia a la aridización blación rural seguramente ha promovido la
(Morales et al., este volumen). Por otra par- abrupta caída en el pastoreo por herbívoros
te, la globalización biológica también la afec- domésticos (Fig. 2 B). Esto, junto a la imple-
ta severamente, de manera similar a la de mentación de medidas legales de protección,
otras regiones, con expansión de herbívoros seguramente ha facilitado la recuperación de
domésticos y especies introducidas (burros, las poblaciones de vicuña, y probablemente
truchas, liebres, pastos africanos; Grau H.R, (aunque no documentado) de otros compo-
Barrionuevo y Abdala, en este volumen). nentes del ecosistema nativo.
Es así que nos encontramos ante una
SINTESIS DE LAS INTERACCIONES «transición de la herbivoría», que involucra
TERRITORIALES EN LA PUNA Y SUS cambios en la composición y distribución
CONSECUENCIAS SOCIO-ECOLÓGICAS de la comunidad de vertebrados con mayor
Las interacciones entre factores exógenos biomasa. El ganado doméstico es principal-
y endógenos en la Puna forman un sistema mente distribuido alrededor de las áreas más
complejo (Fig. 1; Izquierdo et al., en revi- pobladas o en zonas de vegas relativamente
sión). La emigración y el resultante decreci- accesibles donde se establecen puestos per-
miento de la población rural es el principal manentes o temporarios (Quiroga Mendiola
patrón demográfico (Fig. 2A). Adicionalmen- y Cladera, este volumen). En contraste, los
te a la migración fuera de la región, dentro herbívoros nativos se concentran en los secto-
Fig. 2. Cambios en demografía y uso del territorio en los últimos 60 años en la Puna argen-
tina. (A) Población rural y urbana, (B) Ganado, (C) Minas activas, (D) Población estimada de
vicuñas.
res más remotos y menos accesibles (e.g. Do- ternacionales (Wanger, 2011). Desde los 90,
nadío, este volumen). Estos cambios también esta tendencia se revirtió, alimentada por el
podrían asociarse a otros cambios ecológicos aumento del precio de minerales metálicos
mayores, por ejemplo, aumento de las pobla- y no metalíferos (litio, potasio, boratos), a lo
ciones de carnívoros o cambios asociados a que se sumó el desarrollo de infraestructura
distintas preferencias o efectos ecológicos de como los gasoductos, y políticas de estado
los herbívoros nativos o exóticos (Salvador et más amigables para la actividad en términos
al., 2005; Genin y Alzérreca, 2006). impositivos (Moori Koenig y Bianco, 2003).
Aunque la cantidad de emprendimientos No hay una asociación clara entre la minería
mineros activos tiene valores similares a los y los cambios poblacionales de la Puna. Es
de hace décadas (Fig. 2C), es posible que posible que el número real de puestos de
los actualmente activos involucren mayor trabajo en minería sea comparativamente
intensidad en el uso de recursos, particular- menor al del comercio y el empleo públi-
mente, agua, una limitante ecológica central co, y en consecuencia no es evidente en las
en la región (Izquierdo et al., Carilla et al., estadísticas; o que la naturaleza estacional
Grau A., este volumen). La reducción en la del trabajo minero implique que estos po-
actividad minera en la década del 80 al 90 bladores no son registrados en los censos.
fue causada por el cierre de minas agota- Alternativamente, puede pensarse que en
das (Barbarán y Arias, 2009), pérdida de parte la minería provee trabajo a poblado-
capacidad operativa del Estado Nacional res locales que cambian de modo de vida
(TolónEstarelles, 2011) y bajos precios in- (e.g. de pastores a mineros, Abeledo, este
494 Serie Conservación de la Naturaleza 24: La Puna argentina: naturaleza y cultura (2018)
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EÔR EÔR
– Li2CO3 – Dinero
– Combustibles fósiles para transporte – Insumos para producción