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Se puede ver cómo los Fariseos se escandalizaban al ver que alguien no estaba
cumpliendo, no directamente los mandamientos de la ley de Dios, sino las reglas que
ellos mismos habían escrito tiempo atrás y que se esforzaban por guardar. En Lucas 11
encontramos dos discusiones relacionadas con el tema:
37 Luego que hubo hablado, le rogó un fariseo que comiese con él; y
entrando Jesús en la casa, se sentó a la mesa.
38 El fariseo, cuando lo vio, se extrañó de que no se hubiese lavado
antes de comer.
39 Pero el Señor le dijo: Ahora bien, vosotros los fariseos limpiáis lo de
fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de
maldad.
40 Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?
41 Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.
Pasar por alto la justicia y el amor de Dios. Jesús les estaba haciendo una llamado a ser
coherente entre lo que se dice creer y las acciones. Otro ejemplo se encuentra a
continuación:
Jesús les estaba diciendo que tanto se habían enfocado en escribir y tratar de cumplir
esas leyes que, a fin de cuentas, les resultaba imposible cumplir con todas las normas
que habían colocado al nivel de los mandamientos de Dios. Por eso Jesús los confronta,
en el pasaje de Mateo 15, con un mandamiento que sí es de Dios y lo pone en paralelo
con las exageradas normas que tenían por leyes:
Ellos habían pasado por encima de un mandamiento tan esencial como lo era el honrar
a los padres. Se critica fuertemente el tema de la tradición y en este sentido, Jesús era
un revolucionario. Todo su argumento pretendía llegar a mostrar el fondo del Asunto.
II. Lo malo viene del corazón
Jesús continúa haciendo una cita del Antiguo Testamento:
El hecho de que traiga esa escritura en específico tiene mucho que ver con lo que es el
trasfondo de todo el asunto, el corazón.
Continuando con el tema del lavado de las manos, Jesús da una respuesta:
10 Y llamando a sí a la multitud, les dijo: Oíd, y entended:
11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la
boca, esto contamina al hombre.
12 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los
fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?
13 Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada.
14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego,
ambos caerán en el hoyo.
Una de las características que se le dan al corazón es que con él se puede hablar o
comunicar, además de pensar. Y por eso Jesús les dice que lo que contamina es lo que
viene de adentro, es decir, lo que viene del corazón. Además Jesús señaló fuertemente
la función sacerdotal de los judíos de su época al llamarles guías ciegos. Por otro lado,
dado que Jesús tenía por costumbre enseñar mediante parábolas, en esta ocasión las
personas que estaban con él, le pidieron que les explicara lo que había dicho
previamente.
Dado que los Fariseos y escribas les habían juzgado a Él y a sus discípulos por no
lavarse las manos antes de comer, Jesús da a entender que lo malo no es lo que entra a
la persona, por ningún medio, sino lo que sale de ella. Es por esto que debemos
cuidarnos y permanecer en la relación con Dios, para que del corazón no salga lo que
naturalmente saldría de cualquier persona al no ser creyente.