Sie sind auf Seite 1von 3

El traumatismo raquimedular (TRM) corresponde a una patología principalmente de origen

traumático que también puede presentar una etiología vascular, tumoral, infecciosa o
degenerativa. Esta patología afecta de manera temporal o permanente las funciones
motoras, sensitivas y autonómicas (esta última en lesiones sobre nivel medular T6) (Dietz,
2009). Para el año 2007 se estimó que la incidencia mundial de lesión medular era de 22
por millón de personas, y que existían alrededor de 2.5 millones de personas secueladas de
TRM vivas (Rossignol, 2007).
El traumatismo raquimedular afecta principalmente a individuos en edad
productiva, comúnmente entre los 20 y 40 años, lo cual genera importantes costos
personales, sociales y económicos (Valenzuela, 2012). A pesar de que las expectativas de
vida son buenas, las personas secueladas de TRM sufren grados de discapacidad que,
dependiendo del nivel o severidad de la lesión, puede disminuir seriamente su calidad de
vida (Ditor, 2005). La American Spinal Injury Association (ASIA) divide las lesiones
medulares en dos grupos, la lesión medular completa y la lesión medular incompleta. La
lesión medular completa es definida por la ausencia de función sensitiva y motora en
segmentos sacros (S4 – S5), por otro lado la lesión medular incompleta se define por la
preservación de función sensitiva y/o motora en segmentos sacros (S4 – S5) (Walker,
1991). Otra clasificación relevante propuesta por la ASIA divide a las personas con TRM
según sus secuelas sensorio motoras (Reference Manual for the international Standards for
Neurological Classification of Spinal Cord Injury, Rev 2009):
 TRM ASIA A: corresponde a una lesión medular completa, en la que no existe
función sensitiva ni motora en los segmentos S4 – S5.
 TRM ASIA B: corresponde a una lesión medular incompleta, en la cual está
preservada la sensibilidad por debajo del nivel de lesión considerando los niveles
sacros (S4-S5).
 TRM ASIA C: corresponde a una lesión medular incompleta, en la cual la mayoría
de los músculos claves por debajo del nivel de lesión presentan función motora que,
sin embargo, no es suficiente para permitir que las extremidades se muevan en
contra la gravedad.
 TRM ASIA D: corresponde a una lesión incompleta en la cual la mayoría de los
músculos claves por debajo del nivel de lesión presentan función motora que
permiten el movimiento de las extremidades en contra de la gravedad.
 TRM ASIA E: corresponde a una lesión en donde la recuperación motora y
sensitiva llega a niveles normales.
El traumatismo raquimedular no solo genera secuelas físicas y motoras, los
desordenes depresivos asociados a la afectación en la calidad de vida son problemas
comunes en personas que sufren una lesión a nivel medular (Elliot, 1996). La severidad de
estos desordenes depresivos fluctúan desde depresión menor, pasando por desordenes de
adaptación y ansiedad terminando con episodios depresivos mayores. El tipo, duración,
prevalencia de los síntomas, y su repercusión funcional son variables, sin embargo se ha
observado en personas que sufren una lesión medular que incluso niveles sub clínicos de
depresión tienen un impacto en la salud, actividades de la vida diaria y relaciones
interpersonales (Judd, 1996).
El diagnóstico de una tetraplejia o una paraplejia como secuela de un accidente
traumático supone una carga física, fisiológica y socioeconómica para el sujeto que la
padece. Es por esto que no sorprende que dificultades transitorias de adaptación, como la
aparición de psicopatologías, se observen de manera frecuente en personas con TRM
(Schonenberg, 2012). Dada las circunstancias en que una lesión medular de origen
traumática ocurre, es esperable la aparición de sintomatología aguda asociada a stress
postraumático. Existe evidencia que describe una prevalencia del 30% de stress
postraumático posterior a un TRM y una importante comorbilidad con sintomatología de
depresión y ansiedad (Agar, 2006; Nielsen, 2003). Con respecto a este punto, se ha
observado que la severidad de la lesión juega un rol paradójico en la afectación de la
vulnerabilidad en estos pacientes, presentando las personas con diagnóstico de paraplejia
índices de stress post traumático y depresión mayores a los que se observan en personas
con diagnóstico de tetraplejia (Hatcher, 2009; Livneh, 2003).
El tiempo de evolución de la lesión también ha sido correlacionado con índices de
sintomatología de depresión y stress post traumático, presentándose éstos con mayor
frecuencia en etapas agudas. Dentro de las posibles causas de estos hallazgos se encuentra
la evaluación negativa que el sujeto realiza del evento causal de su lesión y de las
consecuencias que éste produjo, lo cual puede establecer conductas disfuncionales
asociadas con la incertidumbre, temor al pronostico y afectación en la calidad de vida
(Agar, 2006).
Hoy en día se realizan numerosos esfuerzos tanto en el campo de la ciencia como en
el de la investigación clínica con el objetivo de conocer los distintos tópicos relacionados
con la fisiopatología de la lesión medular y su repercusión en el área de la
Neurorehabilitación. Es un hecho que el TRM es una patología devastadora, que afecta en
su mayoría a personas en edad productiva que de un momento a otro son protagonistas de
un evento traumático que cambia radicalmente sus vidas. El desarrollo de trastornos del
ánimo, asociados al stress postraumático y a períodos de ansiedad que presentan las
personas con lesión medular dentro de su proceso de recuperación, corresponde a un
aspecto de relevancia mayor durante su rehabilitación. Es por esto que en forma paralela a
la recuperación motora y al desarrollo de capacidades funcionales orientadas a mejorar la
calidad de vida e independencia funcional, es necesario que los equipos clínicos que
trabajan en rehabilitación consideren siempre la salud mental de estos pacientes y su
relación con la capacidad de adaptación que tienen éstos a vivir e interactuar con el
ambiente en situación de discapacidad.
Considerando las particularidades que presentan las personas que viven con una
lesión medular, particularmente las que se encuentran en una etapa subaguda de evolución,
tiempo en el cual este grupo de personas deben afrontar un período de adaptación a su
condición de discapacidad, y desde ésta condición deben adaptarse a un ambiente con el
cual tienen que interactuar como agentes sociales, replantearse un rol familiar y
expectativas laborales, modificar hábitos en actividades de la vida diaria y asumir una
nueva condición física a partir de la cual debe interactuar con la sociedad.

Das könnte Ihnen auch gefallen