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EXPOSICIÓN

La teoría del cerebro triuno o teoría de los tres cerebros de Mac


Lean surgió con el objetivo de agrupar diferentes zonas
neuronales según su función y en el orden de aparición evolutiva
(de los sistemas más primarios hasta aquellas estructuras más
avanzadas y propias de los seres humanos).

…………………………………………………………………………….
El cerebro nace hace 500 millones de años en el mar y va
evolucionando de acuerdo a las necesidades de sobreviviencia
en medio de los factores ambientales:

Peces Anfibios Reptile Aves y Mamíferos

Por tanto el cerebro humano tiene un inicio, la mente evoluciona


a lo largo del tiempo, del mismo modo la conciencia humana
corresponde a un cerebro que evoluciona. Esta evolución añade
nuevas habilidaddes e ingenio a través del tiempo. En los
primeros organismos el cerebro solo se componía de células
especializadas, posteriormente el cerebro tiene un encéfalo el
cual esta cubierto por una para de escasos 6 milimentros de
grosos la cual recibe el nombre de Corteza cerebral, en ella
existen neuronas que a través del tubo neural se arreglan por sí
mismas. La neuronas se comunican entre ellas para pasarse
información sobre el medio exterior, permiten que se realicen
ciertas actividades como el aprendizaje, la planeación, entre
otras. Fue gracias a la expansión de estas neuronas que la
Corteza cambió, provocando pliegues abultados, lo que tuvo
como resultado la forma del cerebro actual , característica única
del humano. Otra característica de la Corteza es que forma
circuitos neuronales, lo cual permite la evolución del cerebro, la
función de la corteza es que primero ver, tocar, oír, hablar.
El cerebro funciona formando redes entre las neuronas, estas se comunican por medio
de la sinapsis. Los neurotransmisores son las moléculas que pasan de una neurona a
otra en este proceso. En el cerebro se encuentran 100 mil millones de neuronas.
La evolución del cerebro humano
Cómo el aumento de la plasticidad cerebral nos
convirtió en una especie cultural
27/11/2016
Aida Gómez-Robles y Chet C. Sherwood
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Figura 3. Los humanos nacen en un estado relativamente inmaduro en comparación con otros
primates y necesitan una mayor atención parental.

¿Por qué los humanos son tan diferentes de otras especies de primates?
¿Qué nos hace tan aptos para crear lenguajes, arte y música? Las
especializaciones en la anatomía del cerebro humano, responsables de
nuestros rasgos cognitivos y conductuales únicos, han evolucionado en
un periodo de tiempo evolutivo muy corto (entre seis y ocho millones de
años). Evidencias recientes sugieren que, junto con un aumento en el
tamaño y la reorganización del cerebro, la plasticidad cerebral también
puede tener un papel importante en la historia evolutiva de nuestra
especie. La plasticidad es la propensión del cerebro a ser moldeado por
influencias externas, incluyendo el contexto ecológico, social y cultural.
El impacto de estas influencias ambientales sobre el desarrollo del
comportamiento humano se conoce desde hace tiempo, pero solo
recientemente los científicos han comenzado a descubrir que el cerebro
humano es más plástico que los de nuestros parientes cercanos.
Palabras clave: genes, ambiente, desarrollo, altricialidad, epigenética.

Introducción

Los humanos y los chimpancés son sorprendentemente similares en términos


genéticos. Comparten cerca del 98 % de secuencias codificantes de ADN.
Además, los humanos y los chimpancés comparten la mayor parte de su
historia evolutiva. Solo divergieron hace entre seis y ocho millones de años.
Esta proximidad genética y evolutiva contrasta notablemente con las claras
diferencias conductuales y cognitivas entre los humanos y los chimpancés,
nuestros parientes vivos más cercanos junto a los bonobos. Estas diferencias
se basan en modificaciones anatómicas que han evolucionado tras la
divergencia entre chimpancés y humanos a partir de su antepasado común. Sin
embargo, los cerebros no fosilizan, por lo que resulta difícil estudiar la
evolución cerebral en especies de homininos fósiles. Para evitar este problema,
los científicos pueden comparar los cerebros humanos y los de chimpancés y
otros animales para profundizar en las características cerebrales que hacen
única a nuestra especie.
«El tamaño del cerebro en los neonatos humanos representa tan solo una
cuarta parte del tamaño del cerebro de un adulto, mientras que en
chimpancés y orangutanes es aproximadamente una tercera parte»
Tales estudios se han centrado en el tamaño y la reorganización del cerebro, y
destacan que la evolución humana se caracterizó por la triplicación del tamaño
del cerebro y por una expansión desmesurada de las áreas de asociación
frontal y parietal del córtex cerebral (figura 1). Sin embargo, estudios más
recientes se han centrado en otras propiedades del cerebro. Entre ellas,
consideramos que la plasticidad es especialmente importante porque confiere a
los individuos la habilidad de adaptarse a entornos concretos y ofrece una base
para los procesos de evolución conductual y cultural que son tan importantes
para nuestra especie. En este artículo hemos revisado y sintetizado la
evidencia disponible sobre la evolución de la plasticidad del cerebro en
humanos, centrándonos en estudios comparativos de humanos y chimpancés y
en la evaluación del registro fósil de homininos, incluyendo la evidencia
paleontológica y los datos paleogenéticos.

Estudios compatarivos de la evolución de la plasticidad del desarrollo

En comparación con otros mamíferos, el ritmo de desarrollo de los primates se


considera relativamente precoz; es decir, las crías nacen tras un largo periodo
de gestación con unas conductas y una movilidad relativamente avanzadas y
maduras (figura 2). No obstante, los humanos somos secundariamente
altriciales (Portmann, 1969), lo cual significa que nacemos en un estado
relativamente inmaduro en comparación con otros primates. La altricialidad es
evidente en humanos en cuanto que la independencia de las crías es
relativamente lenta y requieren una mayor atención y cuidado parental (figura
3). Este subdesarrollo neonatal inicial se puede medir de acuerdo a diferentes
variables. La duración de la gestación en humanos es de aproximadamente
270 días, muy similar a la duración de la gestación observada en gorilas y
orangutanes (265 y 270 días respectivamente) y seis semanas más larga que
el periodo correspondiente en chimpancés (230 días) (Sacher y Staffeldt,
1974).
En términos absolutos, los neonatos humanos son alrededor de dos veces más
grandes que los simios, lo que incluye tanto el tamaño corporal como el
cerebral (tabla 1). Por lo tanto, la afirmación de que los humanos son
secundariamente altriciales no se basa en la duración de la gestación o el
tamaño absoluto del cuerpo o el cerebro. La media del peso corporal de los
humanos neonatos es un 5,6 % del peso corporal adulto, que también es mayor
en comparación con la proporción observada en los grandes simios: 3,4 % en
chimpancés, 1,2 % en gorilas y 4,1 % en orangutanes, de acuerdo a los datos
de Sacher y Staffeldt (1974). Por el contrario, el tamaño del cerebro en los
neonatos humanos representa solo una cuarta parte del tamaño del cerebro de
un adulto, mientras que en chimpancés y orangutanes el tamaño del cerebro de
los neonatos es aproximadamente una tercera parte del tamaño del cerebro de
un adulto, y los gorilas nacen con un cerebro de aproximadamente la mitad de
su volumen adulto (tabla 1).

Mesa 1. Variación en el peso corporal y cerebral entre simios neonatos y adultos.

La altricialidad en el tamaño relativo del cerebro queda reflejada también en


características neurológicas y de comportamiento, que tampoco están maduras
en los humanos al nacer (Portmann, 1969). En términos anatómicos, se ha
demostrado que los patrones principales de surcos (el patrón de repliegues
característico del cerebro) ya están establecidos al nacer, pero los surcos
secundarios y terciarios, que están relacionados con patrones regionales de
expansión cortical, continúan su formación después del nacimiento (Hill et al.,
2010). A nivel microestructural, la mayor parte del proceso de neurogénesis (la
producción de neuronas) y de migración cortical está completo al nacer, por lo
que la estructura laminar típica del córtex cerebral está establecida al término
del embarazo. Las primeras conexiones sinápticas se forman durante el primer
trimestre de desarrollo prenatal, pero son conexiones transitorias que más
adelante darán lugar a circuitos maduros (Tau y Peterson, 2009).
En el momento del nacimiento, la arborización dendrítica y la sinaptogénesis (la
formación de sinapsis o conexiones entre neuronas), que más tarde se
extenderán durante el periodo inicial de la vida postnatal, se producen a la
máxima velocidad. El exceso de neuronas y de conexiones sinápticas formadas
durante el desarrollo temprano se eliminará más tarde mediante un proceso de
«poda». La poda sináptica y neuronal es en esencia una reorganización de los
circuitos locales y de asociación que facilita la integración de información entre
dominios corticales. La mielinización, el proceso por el cual las células gliales
envuelven a los axones de las neuronas para formar múltiples capas de
membrana celular glial, aumenta la velocidad y fidelidad con la que se
transmite información. También es esencial para permitir la sincronización de la
actividad neuronal en el procesamiento sensorial y la cognición. En el momento
en que nacen los humanos, el tejido cerebral predominante es la materia
blanca sin mielinizar y la proporción del volumen total del cerebro que contiene
materia blanca mielinizada es tan sólo de un 5 % (Tau y Peterson, 2009). El
desarrollo altricial de nuestra especie implica que el establecimiento temprano
de la conectividad ocurre durante un periodo crítico en el que estamos
expuestos a una gran variabilidad social y ambiental. Esto podría ser
especialmente importante para alcanzar hitos de desarrollo que típicamente
ocurren en el periodo inicial de la vida, como las primeras palabras.
«Los análisis de grandes muestras de resonancias magnéticas de
cerebros humanos y de chimpancés han demostrado que la organización
cortical no tienen una fuerte determinación genética en humanos, como sí
que ocurre en chimpancés»
Diversos estudios comparativos han descrito diferencias entre especies en la
anatomía cortical que pueden estar relacionadas con la plasticidad. Estos
estudios han mostrado algunas similitudes en los patrones de desarrollo
postnatal de la distribución neuronal y la morfología dendrítica en áreas
prefrontales de chimpancés y humanos. El estudio de los patrones de
sinaptogénesis en chimpancés en desarrollo también ha mostrado que, de
forma similar a los humanos, la densidad de sinapsis en chimpancés alcanza el
punto máximo durante el periodo juvenil, seguido de un periodo posterior de
poda sináptica dependiente del entorno que conduce a la formación de circuitos
neuronales y comportamientos adultos (Bianchi et al., 2013). Sin embargo, se
ha demostrado que la mielinización neocortical se alarga más en el desarrollo
de los humanos que en los chimpancés. Estos llegan a niveles de mielinización
adultos cuando alcanzan la madurez sexual, mientras que la mielinización se
alarga en humanos hasta la adolescencia tardía (Miller et al., 2012). Esa
maduración prolongada en los humanos podría ser producto de los cambios del
desarrollo que ocurren en etapas anteriores de la vida, o de una adaptación
concreta relacionada con una mayor refinación en las funciones cognitivas y
ejecutivas que caracterizan la transición de la adolescencia al comienzo de la
edad adulta en humanos (Miller et al., 2012). Cambios fundamentales en la
toma de decisiones y la regulación de emociones ocurren durante esta etapa
en la vida de los humanos, pero no hay datos comparables para determinar si
otros primates sufren cambios similares en el desarrollo de la cognición durante
el periodo final de desarrollo pre-adulto.

Figura 1. Diferencias en el tamaño y la anatomía del cerebro entre chimpancés y humanos. El


tamaño del cerebro está determinado en gran medida por los genes en ambas especies,
mientras que los patrones de surcos también están determinados genéticamente en
chimpancés, pero no tanto en humanos. / Foto: Models cranials per cortesia de José Manuel de
la Cuétara.

Los análisis de grandes muestras de resonancias magnéticas de cerebros


humanos y de chimpancés han demostrado que la organización cortical no
tiene una fuerte determinación genética en humanos, como sí ocurre en
chimpancés. Esta diferencia apunta a un mayor nivel de influencia del entorno
en la organización cortical en humanos (Gómez-Robles, Hopkins, Schapiro y
Sherwood, 2015). Esta débil heredabilidad genética en humanos es
especialmente marcada en las áreas de asociación, que también muestran la
mayor expansión desde el nacimiento hasta la edad adulta y durante la
evolución de los primates (Hill et al., 2010). Curiosamente, algunos estudios
han encontrado una correlación entre los cambios en estas mismas áreas y los
resultados de algunos tests cognitivos que reflejan la función intelectual (Fjell et
al., 2015).
El estudio de pequeñas muestras longitudinales de resonancias magnéticas de
chimpancés ha proporcionado información adicional relevante para estudiar la
plasticidad del desarrollo (Sakai et al., 2012). Los incrementos en el volumen
cerebral muestran un curso prolongado tanto en chimpancés como en
humanos, pero solo los humanos se caracterizan por un incremento mucho
más rápido en el volumen de materia blanca en la infancia temprana (Sakai et
al., 2012). Esto sugiere que los cambios dinámicos del desarrollo observados
en el tejido cerebral humano, que están relacionados con la creación de
conexiones neuronales, podrían haber surgido tras la separación entre
chimpancés y humanos de su antepasado común.

El registro fósil y la evolución de la plasticidad del cerebro humano

El estudio de la evolución de la plasticidad del cerebro en homininos es un gran


reto debido a la naturaleza fragmentaria del registro fósil y al hecho de que los
tejidos blandos no se preservan. En consecuencia, la paleoantropología ha
estudiado esta cuestión mediante análisis de la evolución del desarrollo inferido
a partir de los cambios en el volumen endocraneal y otros indicadores de
crecimiento. Generalmente se asume que el cambio hacia un patrón de
desarrollo más altricial observado en la evolución de los homininos está
relacionado con un aumento en el nivel de plasticidad cerebral debido al
crecimiento y maduración del cerebro a lo largo de un periodo más largo de
tiempo (Hublin, Neubauer y Gunz, 2015). Sin embargo, la plasticidad no se ha
estudiado directamente en moldes endocraneales de homininos. El estudio de
los patrones de desarrollo en homininos se enfrenta a importantes retos, en
particular a la falta de acuerdo respecto a cuándo surgió el patrón altricial
humano moderno. Además, los procesos de crecimiento, su duración y ritmo,
son tremendamente difíciles de analizar en muestras que no son
representativas de todo el periodo de desarrollo. Existen muy pocos restos
endocraneales de infantes y jóvenes homininos.
Figura 2. Las crías de primates no humanos nacen con una movilidad relativamente avanzada.
Su ritmo de desarrollo se considera precoz en comparación con otros mamíferos y con
humanos. Arriba, un grupo de chimpancés y, a la izquierda, una cría. / Foto: Steve Hams, OL

Distintos autores han sugerido dos clases principales de limitaciones para


explicar la evolución inicial de la altricialidad humana: limitaciones obstétricas
(Rosenberg, 1992) o metabólicas (Dunsworth, Warrener, Deacon, Ellison y
Pontzer, 2012). Ambos tipos de restricciones están relacionadas con la
evolución de un cerebro progresivamente más grande que, en combinación con
el canal del parto reducido típico de los homininos bípedos, plantea limitaciones
espaciales durante el parto (Rosenberg, 1992), o que requiere grandes
cantidades de energía que la madre no puede proporcionar, truncando así la
gestación (Dunsworth et al., 2012). En ambos modelos, la evolución de un
patrón de desarrollo altricial está relacionada con el aumento del tamaño del
cerebro en los homininos. En consecuencia, es probable que los
australopitecos y otros homininos tempranos con cerebros relativamente
pequeños y configuraciones corporales diferentes a las modernas mostrasen
un patrón de desarrollo más precoz, similar al que caracteriza a las especies
vivas de grandes simios.
«El ritmo de desarrollo de los primates se considera relativamente precoz:
las crías nacen después de un largo período de gestación con unas
conductas y una mobilidad relativamente avanzadas y maduras»
Se podría inferir que especies de homininos con un tamaño cerebral
comparable al de los humanos modernos, como los neandertales y,
posiblemente, el último antepasado común de los neandertales y los humanos
modernos, habrían mostrado un patrón altricial de desarrollo y crecimiento
cerebral. Sin embargo, algunos autores han observado que el patrón de
desarrollo postnatal temprano difiere sustancialmente entre neandertales y
humanos modernos; estos últimos muestran una fase durante la que el
endocráneo adquiere una forma globular que no se observa en los primeros
(Gunz, Neubauer, Maureille y Hublin, 2010). Ciertos factores funcionales
relacionados con la reorganización del lóbulo parietal superior en los humanos
modernos podrían estar detrás de estas diferencias (Bruner, De la Cuétara y
Holloway, 2011; Gunz et al., 2010), pero se ha sugerido también que la
adquisición de esta forma globular puede ser el resultado de interacciones
genéticas generalizadas entre diferentes elementos del complejo craneofacial
(Martínez-Abadías et al., 2012).
La determinación del patrón de desarrollo de especies con un tamaño cerebral
intermedio entre el de los humanos modernos y el de los grandes simios,
como Homo erectus, es más complicada. Mientras que algunos investigadores
han estimado que el patrón de desarrollo cerebral postnatal de Homo
erectus estaba en un punto intermedio entre el de los chimpancés y el de los
humanos modernos, otros sugieren que su patrón de desarrollo estaba dentro
del rango de variación de Homo sapiens (revisado en Hublin et al., 2015). Es
difícil elegir entre una de estas dos hipótesis porque las dos se enfrentan a
inconvenientes similares. En primer lugar, la mayoría de inferencias en relación
con los patrones de desarrollo de Homo erectus se basan en el estudio de un
solo espécimen, el niño de Mojokerto. Como el ritmo de crecimiento del cerebro
se estima en base a la proporción del tamaño cerebral adulto que había
alcanzado este niño en el momento de su muerte, las inferencias dependen
críticamente de su edad, que se calcula entre uno y ocho años. En segundo
lugar, los patrones de desarrollo a menudo se estiman a partir de
comparaciones entre el tamaño endocraneal infantil y adulto, lo que ofrece una
estimación demasiado general del ritmo y la duración del crecimiento cerebral y
no puede ofrecer información sobre los mecanismos celulares y moleculares de
desarrollo, incluyendo los procesos de crecimiento axonal y dendrítico, la
sinaptogénesis y la poda sináptica y neuronal que subyace al establecimiento
de los circuitos neuronales, la mielinización o el repliegue del neocórtex. En
tercer lugar, otra fuente de discrepancia corresponde a la edad geológica del
niño de Mojokerto, que se estima entre 1,2 y 1,8 millones de años. Aunque esta
variación es notable de por sí y tiene consecuencias importantes para las
inferencias sobre el desarrollo, ciertamente corresponde a un representante
temprano de Homo erectus, cuyo rango temporal se estima entre hace 1,8
millones de años y menos de 100.000 años. Para complicar aún más este
escenario, existe una tendencia hacia el incremento del tamaño del cerebro
entre los primeros y los últimos Homo erectus, por lo que no se puede
descartar una modificación gradual en los patrones de desarrollo durante su
evolución.
«Diversos estudios comparativos han descrito diferencias entre especies
en la anatomía cortical que pueden estar relacionadas con la plasticidad »
Los cambios en el desarrollo tardío también pueden tener un efecto en la
plasticidad cerebral. El periodo extendido de desarrollo cerebral observado
en Homo sapiens ofrece una oportunidad adicional para la maduración cerebral
dependiente del entorno durante la adolescencia y el comienzo de la edad
adulta, durante el cual ocurren procesos importantes como la mielinización
(Miller et al., 2012) y la poda continuada de las espinas sinápticas en el córtex
prefrontal (Petanjek et al., 2011). Es de esperar que este periodo de
maduración cerebral prolongado cumpla un papel menos crítico que el periodo
postnatal inicial en el aumento de la plasticidad cerebral, ya que durante el
periodo inicial es cuando tienen lugar los procesos más importantes de
crecimiento cerebral y establecimiento de dominios corticales. No obstante, se
ha sugerido que el periodo de adolescencia es importante en la adquisición de
habilidades sociales y en el establecimiento de formas adultas de lenguaje y
comunicación, así como en la adquisición de habilidades adultas relacionadas
con la búsqueda de alimento (Schuppli et al., 2012).
Los estudios sobre la historia vital de las especies de homininos se basan en
su mayoría en inferencias a partir del desarrollo dental. Además de ser muy
abundantes y estar muy bien conservados en el registro fósil, los dientes son
menos sensibles que otros tejidos a las perturbaciones relacionadas con el
desarrollo y a perturbaciones ecológicas a corto plazo; por esto son útiles para
inferir patrones de maduración a partir de la microestructura dental, su
secuencia temporal y de erupción. Estos estudios dentales han mostrado que
algunos aspectos del patrón de desarrollo típico de nuestra especie podrían
haber surgido hace cerca de un millón de años (Bermúdez de Castro et al.,
2010), pero otros estudios han mostrado diferencias sutiles en los patrones de
desarrollo entre los neandertales y los humanos modernos (Smith et al., 2010)
que podrían estar relacionadas con diferencias en la plasticidad cerebral.

Inferencias a partir del ADN antiguo

La información acerca de la evolución de la plasticidad cerebral también se


puede adquirir mediante el estudio de ADN antiguo, comparando el genoma de
humanos modernos, neandertales y denisovanos. Aunque recientemente se ha
obtenido ADN mitocondrial y nuclear de algunos homininos del Pleistoceno
medio, la información paleogenómica sobre estos homininos todavía es
demasiado limitada como para incluirla en esta comparación. Entre los genes
que muestran cambios específicos de los humanos, varios tienen que ver con
el crecimiento y el desarrollo cerebral. En particular, diversos estudios han
demostrado que la versión humana de FOXP2, un gen cuya mutación está
relacionada con trastornos graves del habla, aumenta la plasticidad en los
circuitos del córtex y el cuerpo estriado cuando se expresa en ratones (Enard et
al., 2009). La versión humana de este gen, que difiere de la del chimpancé,
también se ha encontrado en neandertales y denisovanos, lo que indica que las
tres especies pueden haber compartido las formas de plasticidad cerebral
asociadas con la versión humana de FOXP2 (figura 4). Sin embargo, otros
estudios han sugerido que, aunque algunos cambios en la secuencia
de FOXP2 podrían haber evolucionado antes de la divergencia de
neandertales, denisovanos y humanos modernos, ciertos cambios en la
regulación de este gen podrían ser únicos de los humanos modernos (Maricic
et al., 2013).

Figura 4. Evolución de genes relacionados con la plasticidad inferidos a partir de ADN antiguo.
Los cambios en la secuencia de FOXP2 típicos de los humanos modernos también se
encuentran en los neandertales y los denisovanos, mientras que los cambios en su regulación
parecen ser únicos de los humanos modernos. Las tres especies comparten los cambios en la
evolución de formas parálogas de SRGAP2.

SRGAP2, un gen implicado en el desarrollo neocortical, también puede haber


sido importante en la evolución de la plasticidad del cerebro humano. Este gen
ha sufrido dos duplicaciones después de la divergencia entre chimpancés y
humanos. Una de estas duplicaciones, designada SRGAP2C, se expresa en el
cerebro humano en desarrollo, donde dimeriza con la forma
ancestral SRGAP2, inhibiendo su función. Esta inhibición subyace a ciertos
cambios de desarrollo neuronal específicos de los humanos que están
relacionados con la plasticidad cerebral, incluyendo la neotenia durante la
maduración de las espinas sinápticas. Esta duplicación probablemente ocurrió
hace entre dos y tres millones de años (Dennis et al., 2012), coincidiendo
aproximadamente con la aparición del género Homo, en el que se observa una
expansión neocortical continuada y una intensificación de la manufactura
generalizada de herramientas. De acuerdo con esta estimación, los mismos
investigadores han demostrado que tanto los neandertales como los
denisovanos presentaban las mismas duplicaciones que los humanos (Dennis
et al., 2012). Como en el caso de la evolución de FOXP2, distintas especies del
género Homo parecen haber compartido aspectos específicos de la plasticidad
cerebral relacionados con la evolución de las formas parálogas
de SRGAP2 (figura 4).
«Los cambios dinámicos del desarrollo observados en el tejido cerebral
humano podrían haber surgido después de la separación entre
chimpancés y humanos de su antepasado común»
La regulación epigenética está influida por diversos factores, incluyendo efectos
estocásticos, genéticos y ambientales. Por lo tanto, el estudio del epigenoma
es una nueva y prometedora herramienta para evaluar la evolución de la
plasticidad cerebral. La metilación de la citosina es uno de los marcadores
epigenéticos más conocidos, y frecuentemente se asocia con el silenciamiento
genético. Estudios recientes han utilizado el proceso natural de degradación de
citosinas metiladas y no metiladas para inferir los mapas de metilación en
denisovanos y neandertales (Gokhman et al., 2014), para los cuales existe
información detallada de su genoma. La comparación de los epigenomas de
neandertales, denisovanos y humanos modernos ha mostrado regiones con
diferentes niveles de metilación que son especialmente comunes en genes
relacionados con el cerebro (Gokhman et al., 2014).
En principio podría parecer que esta observación respalda la conclusión de que
hay diferencias en la plasticidad cerebral entre estas especies. Sin embargo,
estos resultados son difíciles de interpretar considerando las dificultades
intrínsecas de estudiar la variación epigenética en un contexto
paleoantropológico. Los patrones de metilación del ADN son específicos para
el tipo de célula y la etapa de desarrollo. Como los mapas de metilación en
neandertales y denisovanos se han obtenido a partir de tejido óseo, es difícil
saber cómo se puede extrapolar la huella epigenética observada al tejido
cerebral en desarrollo. Los mapas de metilación en neandertales y denisovanos
pueden representar huellas epigenéticas individuales y específicas de los
huesos, pero su utilidad para arrojar luz sobre la complejidad de los cambios
epigenéticos durante el desarrollo de diferentes órganos es limitada.
Observaciones finals

Cada vez hay más pruebas de que una de las especializaciones clave del
cerebro humano es su alto grado de plasticidad. Los estudios comparativos con
grandes simios muestran que los cerebros humanos son sustancialmente más
plásticos que los de nuestros parientes vivos más próximos. Los análisis
paleontológicos y paleogenéticos, no obstante, muestran que otras especies
fósiles de nuestro árbol evolutivo, como los neandertales y los denisovanos,
pueden haber compartido ciertos aspectos de esta plasticidad cerebral con los
humanos modernos.
«Cada vez hay más pruebas que una de las especializaciones clave del
cerebro humanos es su alto grado de plasticidad. Los cerebros humanos
son substancialmente más plásticos que los de nuestros parientes vivos
más»
Un alto nivel de plasticidad puede ser el resultado indirecto de la selección por
los partos tempranos en especies de homininos con un tamaño cerebral mayor,
lo cual supone límites obstétricos y metabólicos que se pueden relajar dando a
luz a crías inmaduras cuyo cerebro se desarrollará después del nacimiento y
bajo la influencia de numerosas influencias ambientales, sociales y culturales.
Diferentes estudios han mostrado que estas influencias pueden modelar la
anatomía cerebral y el comportamiento. Un cerebro plástico puede usar de
forma más eficiente la experiencia externa para formar los circuitos neuronales
que son responsables del comportamiento, por lo que la plasticidad cerebral
puede servir como enlace entre la evolución biológica y la evolución cultural.
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desarrollo del cerebro del ratón.
Leer mas: https://www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-
cientificos-mapean-interruptores-determinaron-evolucion-cerebro-
humano-20150306094550.html

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15 cambios que nos hicieron


humanos
CienciaBBC Mundo, @bbc_ciencia

 22 marzo 2015
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Derechos de autor de la imagenSCIENCE PHOTO LIBRARY

Los humanos somos probablemente la especie más rara que jamás ha existido.

Tenemos cerebros extravagantemente grandes que nos permiten construir complicados artefactos,
entender conceptos abstractos y comunicarnos usando el lenguaje.

También somos casi lampiños, tenemos mandíbulas débiles y nos cuesta dar a luz. ¿Cómo
evolucionó una criatura tan estrafalaria?
1 - Vivir en grupo

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionHace 60-30 millones de años

Los primeros primates, el grupo que incluye a monos y humanos, evolucionaron poco después de la
desaparición de los dinosaurios.

Muchos comenzaron rápidamente a vivir en grupos. Eso supuso que cada animal debía moverse en
una compleja red de amistades, jerarquías y rivalidades.
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Así que vivir en grupos puede haber impulsado un aumento sostenido de la capacidad intelectual.
2- Más sangre al cerebro

Derechos de autor de la imagenHENRY GRAY WIKIMEDIA COMMONSImage captionHace 15-


10 millones de años

Humanos, chimpancés y gorilas descienden todos de una especie desconocida de homínido


extinguida.

En este ancestro, un gen llamado RNF213 comenzó a evolucionar rápidamente.

Esto puede haber estimulado el flujo de sangre hacia el cerebro al ensanchar la arteria carótida.

En humanos, las mutaciones de RNF213 causan la enfermedad de Moyamoya, en la que la arteria es


demasiado estrecha, una condición que conduce al deterioro de la capacidad cerebral por falla de
irrigación.
3 – La división de los primates: primeros cambios de genes

Derechos de autor de la imagenSPLImage captionHace 13-7 millones de años

Nuestros ancestros se separaron de sus parientes parecidos a los chimpacés hace unos 7 millones de
años.

En un principio, tendrían una apariencia similar. Pero dentro de sus células, el cambio ya estaba en
marcha.

Después de la división, los genes ASPM y ARHGAP11B empezaron a mutar, así como un segmento
del genoma humano denominado región HAR1.

No está claro que provocó estas modificaciones, pero HAR1 y ARHGAP11B están involucrados en
el crecimiento del córtex cerebral.
4 – Subidón de azúcar: energía para el cerebro

Derechos de autor de la imagenHENRY GRAY WIKIMEDIA COMMONSImage captionHace


menos de 7 millones de años

Después de que la línea evolutiva humana se separó de la línea de los chimpancés, dos genes
mutaron.

SLC2A1 y SLC2A4 forman proteínas que transportan glucosa dentro y fuera de las células.

Las modificaciones pueden haber desviado glucosa de los músculos hacia el cerebro de aquellos
homínidos primitivos, y es posible que esta glucosa los haya estimulado y permitido que crecieran
los cerebros.
5 – Las manos más hábiles

Derechos de autor de la imagenHENRY GRAY WIKIMEDIA COMMONSImage captionHace


menos de 7 millones de años

Nuestras manos son inusualmente hábiles y nos permiten hacer bellas herramientas de piedra o
escribir palabras.

Eso puede deberse en parte a un fragmento de ADN llamado HACNS1, que ha evolucionado
rápidamente desde que nuestros ancestros se dividieron de los ancestros de los chimpancés.

No sabemos qué hace HACNS1, pero se activa cuando se desarrollan nuestros brazos y manos.
6 – Mandíbulas débiles: más lugar para el cerebro

Derechos de autor de la imagenHENRY GRAY WIKIMEDIA COMMONSImage captionHace 5,3


- 2,4 millones de años

En comparación con otros primates, los humanos no pueden morder con demasiada fuerza porque
tienen músculos delgados en la mandíbula.

Esto parece deberse fundamentalmente a una mutación del gen MYH16, que controla producción de
tejido muscular.

Este cambio ocurrió hace entre 5,3 y 2,4 millones de años. Las mandíbulas más pequeñas pueden
haber liberado espacio para que crezca el cerebro.
Lee también: Los puñetazos marcaron la evolución del rostro masculino
7 – Dieta variada: carne en el menú

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionHace 3,5 – 1,8 millones de años

Nuestros ancestros primates más antiguos comían principalmente fruta, pero especies posteriores
como el Australopithecus ampliaron su gusto.

Además de alimentarse con una variedad más grande de plantas, como las hierbas, parece que
comieron mucha más carne e incluso que la troceaban con herramientas de piedra.

Más carne supuso más calorías y menos tiempo de masticación.


8 – Pelados: no más vello corporal

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionHace 3,3 millones de años

Los humanos son primates casi lampiños. Nadie sabe por qué, pero ocurrió hace entre 3 y 4 millones
de años.

Fue entonces fue cuando evolucionaron las ladillas, que solo pudieron infectar el pubis cuando el
resto del pelo había desaparecido.

Expuesta al sol, la piel se oscureció. A partir de entonces, todos nuestros ancestros fueron negros,
hasta que algunos humanos modernos dejaron los trópicos.

9 - Conexiones: un gen de inteligencia

Derechos de autor de la imagenWIKIMEDIA


COMMONSImage captionHace 3,2 – 2,5 millones de años

Un gen llamado SRGAP2 fue duplicado tres veces.

Como resultado, nuestros ancestros tuvieron varias copias, algunas de las cuales podrían haber
evolucionado libremente.

Una de las copias mutadas resultó ser mejor que la original.


Es probable que haya provocado que las células del cerebro modelaran más prolongaciones,
permitiéndoles formar más conexiones.
Lee también: Identifican parte del cerebro que nos hace humanos

10 – Cerebros más grandes: primates pensantes

Derechos de autor de la imagenSCIENCE PHOTO LIBRARYImage captionHace 2,8 millones de


años

Los humanos modernos pertenecen a un grupo o género de animales conocido como Homo.
El fósil de Homo más antiguo conocido fue hallado en Etiopía y tiene 2,8 millones de años.
La primera especie fue probablemente Homo habilis, aunque este supuesto ha sido disputado.

En comparación con sus ancestros, estos nuevos homínidos tenían cerebros mucho más grandes.
11 – Parto complicado: una cabeza muy grande

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage captionHace 2,5 millones – 200.000 años

Para los humanos, el parto es difícil y peligroso.

A diferencia de otros primates, las madres casi siempre necesitan ayuda.

Esto es porque caminar en dos piernas supone un canal pélvico más estrecho para el paso de un bebé
humano, cuya cabeza ha crecido en relación a sus ancestros.

Para compensar el parto dificultoso, los bebés nacen más pequeños e indefensos.
12 - Control del fuego

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCKImage caption¿Hace 1 millón de años?

Nadie sabe cuándo nuestros ancestros aprendieron a controlar el fuego.

La prueba directa más antigua proviene de la Cueva Wonderwerk, en Sudáfrica, que contiene
cenizas y huesos quemados de hace 1 millón de años.

Pero hay evidencias de que los homínidos procesaban los alimentos incluso antes y de que eso podía
incluir cocinar con fuego.
13 – El don de la charla

Derechos de autor de la imagenHENRY GRAY WIKIMEDIA COMMONSImage captionHace 1,6


millones – 600.000

Todos los grandes homínidos tienen sacos de aire en sus tractos vocales que les permiten lanzar
fuertes bramidos.

Pero los humanos no, porque esos sacos de aire hacen que sea imposible producir diferentes sonidos
vocales.

Nuestros ancestros los perdieron aparentemente antes de que nos bifurcáramos de nuestros primos
Neandertales, lo que sugiere que ellos también podían hablar.
14 - Un gen para el lenguaje

Derechos de autor de la imagenSPLImage captionHace 500.000 años

Algunas personas tienen una mutación en un gen llamado FOXP2.

Como resultado, les cuesta entender gramática y pronunciar palabras.

Eso sugiere que FOXP2 es crucial para aprender y usar el lenguaje.

El gen moderno se desarrolló en el ancestro común de los humanos y los Neandertales: el FOXP2
neandertal es igual al nuestro.
Lee también: De qué hablaron los humanos cuando empezaron a hablar
15 – Saliva reforzada para comer carbohidratos

Derechos de autor de la imagenTHINKSTOCK

La saliva contiene una enzima llamada amilasa, fabricada por el gen AMY1, que digiere el almidón.

Los humanos modernos cuyos ancestros fueron agricultores tienen más copias AMY1 que aquellos
cuyos ancestros siguieron siendo cazadores recolectores.

Este refuerzo digestivo puede haber ayudado para dar inicio a los cultivos, los poblados y las
sociedades modernas.

lucy

La historia se basa en una joven llamada Lucy, ella conoce a Richard en una fiesta. Richard
necesita a Lucy para entregar un maletín pero ella se niega, después de una breve discusión
Richard esposa a Lucy al maletín que debe ser entregado al señor Jang, por lo que ella no
tiene otra opción que entrar al edificio, mientras ella espera en la recepción, Richard es
asesinado y ella es llevada a la fuerza a la habitación del señor Jang.

Allí es obligada a sentarse y entonces aparece el señor Jang, este llama a una persona para
que le traduzca lo que dice Lucy, después de una extraña conversación el señor Jang
amenaza a Lucy para que abra el maletín. Sin saber cual es su contenido todos se protegen
con la posibilidad que sea una bomba, al abrirlo Lucy informa que es una extraña sustancia
de color azul o morado empacada en cuatro bolsas plásticas, enseguida traen a un hombre
para que pruebe la sustancia, el hombre la absorbe por la nariz y cuando la droga le hace
efecto le disparan en la cabeza, en este momento el señor Jang le dice a Lucy que le ofrece
un trabajo y luego de esto ella es golpeada y se desmaya.
Luego cambia el escenario y presentan a un científico llamado Norman quien explica que la
vida existe desde hace mucho tiempo pero la mayoría de seres vivos solo usan de un 3% a
un 5% de su cerebro. Todo esto cambió cuando apareció el ser humano el cual es capaz de
utilizar un 10% de su cerebro y con ello ha creado, inventado y cambiado el mundo a su
alrededor, solo existe un ser que es capaz de utilizar 20% de su cerebro y es el delfín. El ser
humano no ha desarrollado más su potencial porque está más preocupado por poseer que
por ser.

Al despertar Lucy está en una camilla y tiene un herida en el abdomen y a su alrededor hay
diferentes implementos de cirugía. Entonces es llevada de vuelta con el señor Jang, donde
le explican que ella y tres hombres más llevan en su abdomen una de las cuatro bolsas del
producto azul y que el nombre químico de esta sustancia es CpH4, luego de una ligera
explicación de lo que deben hacer, les dan unos pasajes de avión y les tapan la visión con
bolsas de tela negra.

De vuelta con el profesor Norman explica que el tiempo controla todo en el universo y que a
los organismos no les queda si no dos caminos: la inmortalidad o reproducirse, si el
ambiente no es benigno las células escogen la inmortalidad pero si es bueno escoge
reproducirse heredando sus conocimientos a la siguiente generación.

Al regresar a la historia de Lucy esta se encuentra en lo que parece ser un calabozo, uno de
los hombres que están allí intenta abusar de ella pero al momento que se defiende es
golpeada y luego pateada consecutivamente en el estómago, los hombres cierran la puerta
sin darse cuenta que la bolsa con la sustancia azul se ha reventado, esto provoca que Lucy
sufra una sobredosis dentro de su organismo y hace que el funcionamiento cerebral de ella
empieza a crecer exponencialmente llegando en ese momento al 20%.

El doctor Norman explica que si por algún motivo aprendiéramos a usar mucho más de
nuestro cerebro seriamos capaces de usar un mayor porcentaje de nuestro cerebro: en el
20% seriamos capaces de podernos controlar a nosotros mismos y en el 40% podríamos
controlar a otras personas y al 50% a la materia pero eso no es solo una teoría ya que a
partir de allí nadie tiene idea de lo que sucedería y entonces se empezaría a entrar a lo
fantástico.

Cuando Lucy despierta es totalmente dueña de sus emociones engaña al guardia que la
tiene prisionera, toma su arma matándolo y matando a los demás.

Luego de escapar de ese lugar, toma un taxi para ir al hospital en el cual obliga a los médicos
a que le retiren la bolsa con el resto de la sustancia y le explican que esa sustancia es la
versión sintética de una que producen las madres en el sexto mes de embarazo y que da la
energía necesaria al bebe para que se desarrollen sus huesos y su cerebro, y que se
sorprenden que siga viva después de esa cantidad, ella se queda con los 500g que sobraron
de la sustancia. Al salir ella puede ver la savia y la energía corriendo desde la raíz hasta las
copas de los árboles.

Ella va a buscar a Jang y entra en su cerebro para saber a donde fueron los otros tres
hombres que también tienen droga en su estómago. Entonces ella se comunica con el
profesor Norman y le cuenta todo lo que le sucedió y que ya tiene el 28% de capacidad
cerebral, controla las ondas eléctricas y magnéticas más simples (televisión, internet,
teléfono, celular, electricidad), empieza a poder controlar a las personas y ha perdido las
emociones. El profesor Norman le dice que lo único que ella puede hacer es compartir el
conocimiento.

En la siguiente escena Lucy al poder manejar su cuerpo, cambia su apariencia para no ser
reconocida mientras toma un vuelo hacia Paris, antes de abordar ella llama a la policía para
informar de las otras personas que también tienen una bolsa y le dice al policía que
posteriormente se las debe entregar. Después muestran la captura y entrega al capitán de la
policía Pierre Del Rio de los tres hombres. En el avión la capacidad cerebral de Lucy llega al
40% y las células que se están generando en su organismo gracias a la sustancia empiezan a
buscar la inmortalidad, y Lucy empieza a desintegrarse. Se encierra en el baño y logra
evitarlo consumiendo más de esta sustancia. Luego de esto Lucy aparece en una camilla en
un hospital su capacidad ha aumentado al 50%, allí se encuentra con Del Rio y sus hombres,
le apuntan pero como ella ya puede manejar a otras personas hace que se desmayen todoS
excepto Del Rio, este después de ver los poderes de Lucy queda sorprendido así que decide
acompañarla hasta el punto donde están los tres hombres que tienen la sustancia, quienes
están en un hospital extrayéndoles la sustancia, pero llega la mafia de Jang y se apropia de
la droga. En ese momento Lucy llega su capacidad es del 60%, crea una pared invisible, les
quita a todos las armas y hace que los de la mafia se eleven en el aire y recupera todas las
bolsas a tiempo.

Después de esto ella logra reunirse con el profesor Norman en un laboratorio, pero Jang la
ha perseguido. Lucy les informa a los científicos reunidos todo lo que sabe. Al mismo
tiempo, se produce un tiroteo entre agentes de policía, miembros de seguridad y los
hombres de Jang. Mientras conversa con el científico sobre los orígenes del tiempo y de la
vida y sobre cómo la gente distorsiona la realidad, Lucy le pide a los compañeros de Norman
que le inyecten las cuatro bolsas para lograr utilizar el 100% de su capacidad cerebral.
Cuando eso suceda, les entregará toda la información para que puedan investigarla. Llega al
70%. Como consecuencia, su cuerpo entra en una metamorfosis en la que va
transformándose en una materia oscura que se expande por el laboratorio en busca de todo
tipo de materia y energía: Lucy la está absorbiendo para construir un objeto capaz de
almacenar toda la información y llega al 80%. En este proceso, la protagonista llega al 90% y
adquiere la facultad de viajar físicamente en el espacio-tiempo, con lo que retrocede miles y
luego millones de años, hasta encontrarse cara a cara con Lucy

el primer homínido sobre la faz de la tierra del que se tiene conocimiento y que fue
nombrado al principio de la película. Su viaje sigue hasta llegar al Big Bang allí Lucy llega al
99%. En este momento entra en escena el Sr. Jang y le dispara a Lucy pero ella llega al 100%
y su intento por acabar con ella resulta vano cuando ella desaparece del universo, a su vez
desaparece del espacio-tiempo. Estupefacto por lo que acaba de presenciar, Jang es abatido
por Del Río y muere. Ya fuera de peligro, Norman ve cómo el cuerpo de Lucy se ha
transformado en una especie de figura tecnológica enorme que sostiene una USB y cuando
este la toma ella desaparece completamente. Cuando Del Río pregunta por ella, recibe un
mensaje en el que se lee: "Estoy en todas partes".
Vídeo 1 sobre evolucion desde peces…Explicación de David Suzuki sobre la evolución del
cerebro humano. https://www.youtube.com/watch?v=mZr5bE0KYj0.

El prototipo de cerebro se desarrolló en la primeras criaturas del mar primitivo, como las
ascidias (Ascidia Pertenecen al grupo de los tunicados. Son animales parecidos a sacos y
crecen pegados al fondo del mar, solitarios o en colonias, en aguas poco profundas. Su
tamaño oscila entre 1 mm los más pequeños hasta unos 20 cm, los más grandes. Se
dedican a filtrar el agua del mar a través de un sifón y de ahí obtienen su alimento.) su
sencillo sistema nervioso es poco más que un conjunto de célular especializadas
chisporroteando con la electricidad, en el embrión de la ascidia esta células forman un tubo
; en animales más altamente evolucionados este tubo se transforma finalmente en un
cerebro.

Vista de tubo neural bajo un microscopio electroonico, las celulas nerviosas o neuronas
estas arregladas ordenadamente a lo largo de las paredes del tubo, unicamente 300
neuronas son todo lo que necesita la ascidia para orientarse hacia la luz y nada por el
agua.

Hasta donde sabemos el primer cerebro verdadero existió en un anitguo pez, el numero de
neuronas aumentó y se formaron pequeñas protuberancias a lo largo del tubo neural , los
rastros más minimos de un cerebro. La estructura cerebral también cambió drásticamente
alrededor de las modificaciones de las neuronas que formaron cubiertas aislantes, estas
cubiertas actuan como conductores ascelerando las señales electricas entre las neuronas
a tasas que se aproximan a los 430 hm por hora.

Conforme los peces evolucionaron en anfibios, luego en reptiles, el cerebro sufrió una mayor
expansión, los dinosaurios poseían la estructura única que llamamos cerebro reptileano ,
todos lo reptiles y mamiferos han heredado esta tosca computador; con el surgimiento de
los reptiles, el cerebro adquirió la habilidades que el animal requería para sobrevivir en
tierra. El cerebro reptiliano pronto fue eclipsado por el cerebro de los mamíferos , el cerebro
de los mamíferos creció rapidamente en respuesta a las crecientes demandas del medio
ambiente , a este cerebro de los mamiferos le llamamos el encéfalo y esta cubierto por una
delgada ccapa corrugada llamada la corteza, la corteza pudo ser un producto secundario de
la era glaciar conforme descendió el fuerte congelamiento, puso a prueba los límites del
cerebro; los animales con corteza pudieron responder más inteligentemente y tuvieron una
mejor oportunidad en la supervivencia .

Luego hace alrededor de 5 millones de años la corteza apareció en un nuevo tipo de


mamífero, el hombre primitivo …esta corteza era diferente, por un lado había más de ella, y
su superficie estaba organizada en columnas, miles y miles de ellas, cada una de menos de 1
milimetro de ancho , cada columna albergada el juego de ladrillos del cerebro, las
neuronas…con sus fibras extendidas, estas neuronas construyeron líneas de comunicación
mandandose mensajes unas a otras a velocidades asombrosas ; estas fueron las columnas de
la experiencia , la información entrante acerca del mundo exterior corría por aquí para ser
filtrada y procesada, y estas columnas con sus intrencados circuitos de células nerviosas
también permitieron el almacenamiento de memoria, el aprendizaje , la planeación, algo
casi sin precedente en el reino animal ; estas celulas nerviosas se multiplicaron y la cortea
aumentó de tamaño , dentro de los confines del craneo, la corteza se vio forzada a plegarse a
sí misma creando montañas y valles ; los elaborados pliegues llegaron a ser reconocidos
como unicamente humanos. Conforme esto sucedió, este cerebro humano evolucionó
instantaneamente en la escala geologica del tiempo.

Hace 5 millones de años, el primer modelo de este cerebro apareció en la sabana africana
que pesaba menos de medio kilograma, pero en 3 millones de años, los hominidos primitivos
estaban haciendo herramientas (homo habilis) su cerebro era 200 veces más pesado que sus
ancestros , pasó otro millon de años , del homo habilis se dio paso al homo erectus , él
descubrió el fuego y la cacería y el cerebro humano casi se habia duplicado en tamaño ,
luego hace alrededor de 100 mil años, llegó el hombre moderno el homo sapiens con un
cerebro pesando 1360 gramos, el cerebro del homo sapiens era casi 4 veces más grande y
tres veces mas pesado que su prototipo de tan solo unos cuantos millones de años antes. Es
el mismo cerebro que usamos ahora estructural y anatómicamente no ha cambiado mucho .

Debajo de la corteza más reciente , el tallo cerebral, el sistema limbico y los ganglios basales
datan de los mastodontes , los dinosarios y los primero anfibios.

En los humanos, las partes viejas del cerebro dirigen la emoción y ayudan a formar los
recuerdos, ellas controlan el ritmo cardiaco y la respiración, también forman conecciones
intimas con el nuevo cerebro, la corteza.Mientras tanto la corteza reune experiencia y las
lecciones de la vida formando circuitos neuronales , la corteza llama a esos circuitos para
modular la influencia de este lado emocional e impulsivo de nuestro cerebro para que
podamos actuar como ciudadanos del mundo moderno .

https://www.youtube.com/watch?v=ykBRe41dZZ0

El cerebro humano creció y se desarrolló


gracias a estos genes: NOTCH2NL
Hace unos 3-4 millones de años aparecieron unos genes en nuestros
antepasados humanos y, a partir de ahí, tal y como demuestran los
fósiles, se produjo un aumento extraordinario en el tamaño cerebral de
nuestros ancestros. Esta evolución hacia unos cerebros más grandes
fue de gran importancia para nuestra especie por la habilidad que nos
dio para pensar, para solucionar problemas y para desarrollar la
cultura. La expansión cerebral resultaba evidente al observar las
diferentes cavidades craneales en los fósiles de nuestros
antepasados, pero faltaban por descubrir aquellos cambios genéticos
que nos hicieron humanos. Dos estudios, publicados ayer
en Cell, anuncian el descubrimiento de estos genes, denominados
NOTCH2NL y que son específicamente humanos: todo parece indicar
que fueron la fuerza impulsora en la evolución hacia cerebros
más grandes.
"Nuestros cerebros se volvieron tres veces más grandes de lo que
eran gracias a la expansión de ciertas áreas funcionales de la corteza
cerebral y ese sustrato fundamental nos debió de hacer humanos. No
me puedo imaginar otra cuestión científica más emocionante que
descubrir y decodificar los misteriosos cambios genéticos que nos
hicieron lo que somos", dice David Haussler, de la Universidad de
California en Santa Cruz y coautor de uno de los estudios. El estudio
firmado por Haussler ha conllevado más de cinco años de trabajo:
para caracterizar los genes, para conocer su función en el desarrollo
neurológico y para conocer sus orígenes evolutivos. Pertenecen a
una antigua familia de genes conocida como los genes Notch,
primeramente descubiertos en la mosca de la fruta y que reciben ese
nombre por un defecto genético que consiste en la aparición de unas
muescas en los bordes de las alas (notched wings) de la mosca de la
fruta Drosophila melanogaster. "Es una familia de genes que se
remonta a cientos de millones de años atrás en la historia evolutiva
y es conocida por su importante función en el desarrollo
embrionario. Descubrir que los humanos tienen un nuevo miembro de
esta familia que está implicado en el desarrollo cerebral es algo
sumamente emocionante", comenta Haussler.
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Fotografías
Los científicos han detectado los genes NOTCH2NL en células
humanas, pero no en aquellas de los macacos, tampoco en el ADN
de los orangutanes y sólo de forma truncada e inactiva en nuestros
parientes más cercanos, los gorilas y los chimpancés. ¿Qué significa
todo esto? Por un proceso denominado conversión génica se produjo
una reparación de la versión no funcional de NOTCH2NL y esta
reparación sólo ocurrió en los humanos hace unos 3-4 millones
de años, más o menos en la época en la que, según el registro fósil,
el cerebro humano se comenzó a expandir. Una vez reparado, pero
antes de que divergiéramos de nuestro ancestro en común con
los neandertales, NOTCH2NL fue duplicado dos veces más (emergió
originalmente como una duplicación parcial de NOTCH2, un gen
esencial del desarrollo neurológico). Queda manifiesto, por tanto, que
los genes NOTCH2NL, además de otros detectados por el equipo de
Pierre Vanderhaeghen de la Universidad Libre de Bruselas, son
específicamente humanos y activos durante el desarrollo de la
corteza cerebral.
Por último, en los humanos modernos estos genes están relacionados
con defectos genéticos asociados a trastornos neurológicos: grandes
segmentos de ADN son duplicados, en el caso de la macrocefalia y
la esquizofrenia, o eliminados, en el caso de la microcefalia y el
autismo. "Puede que hayamos conseguido unos cerebros más
grandes en parte a través de la duplicación de estos genes, pero a
costa de una mayor inestabilidad en la región del cromosoma 1, lo que
nos hace susceptibles al síndrome de la duplicación-eliminación",
concluye Haussler.

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