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BLOQUE
La escala macroscópica
de los materiales
Propiedades macroscópicas
13
CAPÍTULO
Propiedades mecánicas
de los materiales
Elasticidad
RECURSOS DIGITALES
Estudios minuciosos han demostrado que existen mu- muestra policristalina en la que los cristales vecinos tienen
chos procesos que pueden causar «fricción interna» y, por diferentes propiedades elásticas en la dirección del esfuerzo,
ende, anelasticidad o pérdida de energía. En general, todos lo que se traducirá en diferentes cambios adiabáticos de tem-
ellos tienen como resultado un desfase entre el esfuerzo apli- peratura. Como ejemplo de la segunda situación cabe citar
94
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
σ = s (1 + e )
σ =F A
95
Capítulo 13 Propiedades mecánicas de los materiales. Elasticidad
En los materiales cristalinos sucede que tanto la varia- gitud estirada, y si Δx se hiciera infinitesimalmente pequeño,
ción de volumen como la variación de entropía asociadas a entonces este cociente representaría la fuerza aplicada.
la deformación son insignificantes, por lo que la energía de Si la deformación sucede sencillamente por la reorienta-
deformación consistirá casi enteramente en un aumento de la ción y estiramiento de las cadenas, sin cambios microestruc-
energía interna, ΔU , almacenada en los enlaces interatómi- turales fundamentales (tales como los de la cristalización),
cos tensionados. La elasticidad así resultante se caracterizará la entalpía interna H no cambiará a medida que el material
por un elevado valor del módulo elástico. se deforma. De este modo, el segundo término, ΔH Δx , se
Por el contrario, las pequeñas fuerzas necesarias para anulará. Respecto al último término, tal como hemos dicho,
estirar una goma raramente modifican su energía interna y el estiramiento del material hace disminuir S, por lo tanto,
son insuficientes para cambiar el volumen, de modo que la ΔS Δx será negativo y positivo el producto −T ΔS Δx . Así, a
expresión de ΔG se reduce a medida que T aumenta, mayor será el cociente ΔG Δx , que
está relacionado con la fuerza aplicada. Si la T y la P son
ΔG = −T ΔS constantes durante la deformación, para conseguir una deter-
minada extensión Δx se requerirá una fuerza mayor a tem-
Así pues, el comportamiento de la goma elástica tiene peraturas más altas que a temperaturas más bajas. Desde el
su origen en el incremento de energía libre asociado con la punto de vista macroscópico, esto será percibido como que
variación de entropía, ΔS . Como esta, pese a no ser despre- el módulo elástico aumenta con la temperatura.
ciable, no tomará nunca valores muy elevados, la elasticidad
resultante se caracterizará por un relativamente bajo módulo
elástico, pero también por una impresionante capacidad de Adenda
recuperación elástica.
Las macromoléculas de una goma elástica se encuentran
Ensayos mecánicos (I):
en su estado inicial enrolladas, entremezcladas de una forma Determinación de constantes elásticas
totalmente caótica y desordenada. Cuando la goma se estira, mediante ultrasonidos
los polímeros se desenrollan y alinean, y adoptan un estado
más ordenado, por lo que puede decirse que la entropía del En los fluidos, el sonido viaja como una onda de presión,
sistema habrá disminuido. Si el estiramiento es adiabático por la cual las moléculas del fluido se desplazan en un mo-
(esto es, si está imposibilitado el intercambio térmico con vimiento de vaivén en la misma dirección en que se pro-
el entorno), la disminución de entropía se traducirá en una paga la onda (Figura 1a). Este tipo de ondas se denominan
disminución de la temperatura. Así pues, al estirar una goma, longitudinales. Sin embargo, en los medios sólidos, capaces
esta se calienta, y al liberarla, se enfría. Pero también suce- de soportar tanto esfuerzos normales como tangenciales, no
de lo contrario: si se calienta la goma, esta se contraerá, y solo pueden propagarse las ondas longitudinales, sino tam-
si se enfría, se dilatará. Es desde luego un comportamiento bién las denominadas ondas transversales. En estas últimas,
intrigante, porque los gases exhiben justo el comportamiento los átomos del sólido se desplazan (oscilan) en una dirección
opuesto: al calentarse se dilatan y al enfriarse se contraen (y que es perpendicular a la de propagación de la propia onda
al expandirse se enfrían, y al contraerse se calientan). (Figura 1b).
Más sorprendente es aún que el comportamiento anóma- Las velocidades de dichas ondas son diferentes para cada
lo de las gomas se traduce en que el módulo elástico aumenta material. Esto es así porque la masa y distribución de los áto-
con la temperatura. mos constituyentes varían de un medio a otro y, sobre todo,
porque la fortaleza de los enlaces que los mantienen unidos
Supongamos un elastómero que es estirado a una tem- también varía en los distintos materiales. Por todo ello, es
peratura y presión (T y P) constantes. ¿Cómo variarán estas lógico pensar que han de existir relaciones que liguen la ve-
magnitudes a medida que el material es deformado? Si Δx locidad del sonido con las constantes elásticas del material,
representa el estiramiento, puede decirse que que como hemos visto, dependen claramente de la fortaleza
de los enlaces interatómicos. Puede demostrarse que las ve-
ΔG ΔH ΔS locidades de las ondas longitudinales ( v SL ) y transversales
= −T
Δx Δx Δx ( v ST ) en un determinado sólido vienen dadas por:
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
(a)
(b)
Figura 1
G = δ v ST2
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14
CAPÍTULO
Propiedades mecánicas
de los materiales
Plasticidad
RECURSOS DIGITALES
Nota 14.1 corte de dicha recta con la gráfica. Dicho valor representa el
límite elástico convencional (Figura 1b).
Definiciones del límite elástico Por último, para aquellos materiales que presentan entre
la zona elástica y la plástica una zona de fluencia oscilan-
te (Figura 2), se definen dos límites elásticos calificados de
Dado que la mayoría de los materiales presentan una tran-
«aparentes»: el límite elástico aparente superior y el límite
sición gradual del comportamiento elástico al plástico que
elástico aparente inferior, ya que en la mencionada zona de
hace difícil discernir cuándo termina la zona de deformación
fluencia el esfuerzo varía entre dichos puntos.
elástica y cuándo comienza la de deformación plástica, la
determinación del límite elástico de un material no es una
cuestión elemental. En consecuencia, el final de la zona elás-
tica puede definirse de diversos modos.
Una definición operativa puede ser la siguiente: el límite
elástico es el mayor esfuerzo que el material puede soportar
sin que al retirar la carga quede constancia de deformación
permanente en el mismo. Para atender a esta definición, la
determinación del límite elástico requeriría efectuar una lar-
ga serie de cargas y descargas sucesivas, lo que además de
ser bastante tedioso, resulta poco preciso, ya que vendrá li-
mitado por la sensibilidad con que pueden medirse las defor-
Figura 2
maciones. La sensibilidad en la medida de las deformaciones
suele ser del orden de 10-4.
Una definición más práctica es la correspondiente al de- Nota 14.2
nominado límite elástico proporcional, que es el mayor es-
fuerzo que aún sigue siendo proporcional a la deformación. La fractura desde un punto
Puede obtenerse observando cuándo la curva del ensayo se
desvía del tramo recto inicial, lo que es posible solo cuando
de vista atómico
la diferencia entre las zonas elástica y plástica resulte evi-
Es posible estimar teóricamente la resistencia a la fractura
dente, o bien, empleando algoritmos numéricos que evalúen
de un material sometido a tracción, basándonos en la varia-
el cambio de pendiente (Figura 1a).
ción de la fuerza que se requiere para separar una pareja de
átomos vecinos. La Figura 1 representa, precisamente, la
curva fuerza aplicada frente a distancia. (Nótese que dicha
(a) (b)
curva es justamente la opuesta a la representada en la Figu-
ra 13.5, porque allí se describía la fuerza de atracción entre
los dos átomos considerados, que es igual en magnitud, pero
de sentido opuesto, a la que se requiere para separarlos). Para
simplificar el cálculo, aproximaremos la curva real por dos
líneas rectas, tal como se muestra en la Figura 1.
Figura 1
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
La energía requerida para alejar dos átomos desde su po- Igualando ahora las dos expresiones de E obtenidas, se
sición de equilibrio y separarlos una distancia infinita será llega a que:
igual al producto de la fuerza por la distancia sobre la que
ha de actuar dicha fuerza. Esta energía se corresponde con σ F2 3
2γ r02 = r0
el área bajo la curva entre r0 (la distancia de equilibrio) y E
el infinito, que, en primera aproximación, podemos suponer
igual al área del triángulo representado en la figura, esto es, Y despejando,
E = ΔFmáx ⋅ Δr 2γ E
σF =
r0
Por otra parte, como cada enlace simple átomo-átomo
tiene asociado un área transversal r02 , el esfuerzo local máxi-
2
mo será ΔFmáx r0 . Por tanto
Nota 14.3
esfuerzo ΔF r 2 Otras ecuaciones de endurecimiento
E= = máx 0
deformación Δr r0
Si un material metálico ha sido sometido a una deforma-
ción previa (a baja temperatura), su límite elástico se verá
que podemos reescribir como
incrementado por un factor que depende, precisamente, de la
cantidad de deformación previa, e0. En este caso, los datos
ΔFmáx obtenidos en la zona de deformación plástica uniforme del
Δr =
E r0 ensayo de tracción de dicho material no ajustan bien con la
ecuación de Hollomon (14.3), sino que se rigen mejor por
esta otra expresión (que aquí llamaremos ecuación de Hollo-
Sustituyendo ahora esta expresión en la de la energía E, mon con deformación previa):
resulta
σ = k ⋅ (ε 0 + ε ) n (1)
2
E=
( ΔFmáx )
E r0 Una expresión alternativa, no basada en la de Hollomon,
también para modelar el efecto de endurecimiento por defor-
mación de materiales metálicos, es la conocida como ecua-
Considerando que el máximo de la curva representa el
ción de Ludwik:
punto de rotura del enlace, podemos estimar ΔFmáx como
σ F r02 , donde σ F es la resistencia a la fractura. (Se está asu- σ = σ LE + k ⋅ ε n (2)
miendo con ello que el esfuerzo microscópico es el mismo que
el esfuerzo macroscópico, medible en una en una experiencia
real.) De este modo, es posible estimar la energía necesaria en la que σ LE representa el límite elástico del material. Esta
para romper un enlace entre dos átomos, E, a través de: ecuación desprecia la zona elástica, lo que para materiales
con amplias zonas de comportamiento plástico, no resulta
nada descabellado.
σ F2 3 Las expresiones de Hollomon, (14.3) y (1), y la aquí
E= r0
E presentada de Ludwik, (2), suponen que la capacidad de en-
durecimiento del material no se agota nunca. Estudios ex-
Ahora, incluyamos en nuestra argumentación la energía perimentales recientes, sin embargo, parecen señalar que el
superficial. La energía requerida para separar los dos áto- endurecimiento puede llegar a saturarse para deformaciones
mos es exactamente igual a la que poseen los dos átomos extraordinariamente severas. Para modelar este comporta-
separados, en sus nuevas superficies. Si g es la energía libre miento Voce propuso la siguiente expresión:
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Capítulo 14 Propiedades mecánicas de los materiales. Plasticidad
Figura 1
En la Figura 1 se representan conjuntamente los cuatro puesto que, de acuerdo con la Expresión (1), la pendiente en
modelos del comportamiento plástico mencionados. este punto es σ M (1 + eM ) .
Nota 14.4
Criterio de Considère
Teniendo en cuenta las definiciones de las deformaciones in-
genieril ( de = dL L0 ) y real ( dε = dL L ), podemos encontrar
una interesante relación, por medio de un sencillo ejercicio
de diferenciación. A saber,
dσ dσ de dσ dL L0 dσ L dσ
= = = = (1 + e )
dε de d ε de dL L de L0 de Figura 1
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
res, pero diferentes límites elásticos. Se puede comprobar que Para que la longitud de una dislocación se vea incremen-
la deformación uniforme, y por tanto también la deformabili- tada en la cantidad ds, debe realizarse sobre ella un trabajo
dad, disminuye al aumentar el límite elástico. igual a Ed ⋅ ds . Podemos entender que este trabajo está pro-
Por el contrario, la Figura 3 muestra las construcciones de ducido por una fuerza de tracción T que se desplaza una
Considère para materiales que tienen el mismo límite elástico, distancia ds , y de aquí que T = Ed . (Nótese que, dimensio-
pero diferentes ritmos de endurecimiento. La deformabilidad, nalmente, J m = N⋅ m m = N ). Por tanto, puede considerarse
medida a partir de la deformación uniforme, aumenta con el que la dislocación está sometida a una tensión lineal T igual
ritmo de endurecimiento por deformación. Naturalmente, en la a G b 2 . (El concepto de tensión lineal a lo largo de una línea
práctica, los materiales difieren tanto en límite elástico como es completamente análogo al de tensión superficial de una
en ritmo de endurecimiento, pero puede predecirse de todo superficie, con la salvedad de que el primero tiene dimensio-
esto que las condiciones ideales de conformado se cumplirían nes de fuerza, y el segundo, de fuerza/longitud).
cuando el material tuviera un límite elástico bajo (para que Un cálculo sencillo permite determinar la fuerza normal
de este modo las cargas de conformación se puedan mantener por unidad de longitud, f , que es necesario aplicar para cur-
también bajas), y, además, un alto ritmo de endurecimiento var una dislocación hasta formar un arco de radio r, tal como
por deformación (para que la zona de deformación uniforme se muestra en la Figura 2.
se amplíe, y con ello, también la deformabilidad).
Figura 2
τ bdl = 2T sen ( dθ 2)
Nota 14.5
siendo b el módulo del vector de Burgers (el desplazamiento
Esfuerzo requerido para curvar una línea que sufre la dislocación al actuar t).
de dislocación Para valores pequeños de dθ , podemos tomar
sen ( dθ 2 ) ≈ dθ 2 y como, por definición de radián,
En el Capítulo 7 ya vimos que toda dislocación comportaba dθ dl = 1 r , obtenemos que el esfuerzo necesario para man-
una energía elástica adicional por unidad de longitud, Ed, que tener curvada la dislocación valdrá:
podía estimarse como Ed ≈ G b 2 J/m. Debido a ello, siem-
pre existirá una tendencia a que la dislocación se haga lo
T Gb
más corta posible, para minimizar así dicha energía extra. τ= =
Así pues, las dislocaciones se comportan como cintas elás- br r
ticas, que tienden a ser tan rectilíneas como sea posible, y a
contraerse y desaparecer, si forman lazos cerrados. Solo bajo Como, además, f = τ b (Ejercicio resuelto 14.8), se llega
la acción de fuerzas se mantendrán curvadas, tal como se a que
esquematiza en la Figura 1.
f ≈ G b2 r
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Capítulo 14 Propiedades mecánicas de los materiales. Plasticidad
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
los datos proporcionados por una célula de carga, así como el zo (ingenieril) aplicado durante el ensayo. Tal vez lo
desplazamiento relativo entre las vigas, con la información que no resulte tan lógico, como podrá comprobar el
proporcionada por un sensor de desplazamiento. La fuer- lector que revise las normas, es la falta de coherencia
za ejercida se traducirá en un esfuerzo aplicado a la mues- en las magnitudes a aplicar a las variables de con-
tra, y el desplazamiento de las vigas, en deformación de la trol, o en el propio tipo de control a aplicar, según las
muestra. Los equipos suelen tener dos modos principales de zonas de la curva o las variables del ensayo que se
trabajo: control de la fuerza ejercida, o control del desplaza- pretendan determinar, lo que hace que en un mismo
miento de las vigas. ensayo deban emplearse diferentes ritmos o incluso
modos de control (siempre con transiciones graduales
entre los mismos).
(a) (b) Por otra parte, el control de la carga aplicada
(kN/s) resulta fácil para las máquinas de ensayo, pero
controlar la velocidad de deformación no lo es tanto.
Esto último puede hacerse a partir de la velocidad a la
que se separan las vigas de la máquina, pero las defor-
maciones de todas las piezas intermedias (que no son
infinitamente rígidas en comparación con el material
a ensayar) se estarían incluyendo. Para evitar este
problema suele emplearse un extensómetro adosado
a la probeta, que permite determinar exactamente la
deformación de la denominada zona calibrada de la
probeta (L0, la zona que abarca el extensómetro). Esto
permite evitar errores, como los debidos a la falta de
suficiente rigidez de la máquina, en la determinación
de la deformación en la curva s-e.
Figura 1 3. Forma de la probeta. Las distintas normas estable-
cen la forma (barras de sección circular o rectangu-
B. Ensayo de tracción lar, perfiles, chapas finas, tubos, varillas, alambres,
películas, etc.) y las correspondientes dimensiones
Este ensayo, quizá el más extendido, consiste sencillamente de las probetas (Figura 2). Estas tienen sus extre-
en someter a una muestra a un esfuerzo axial lentamente cre- mos con mayores secciones resistentes, y en el cen-
ciente. La aparente sencillez se ve contrariada por la diver- tro una zona rebajada que será en la que se produzca
sidad de normas internacionales y por la heterogeneidad de la deformación al realizar el ensayo. En general, las
las normas de un mismo país, dirigidas a diferentes familias dimensiones deben ser de tipo proporcionado o de
de materiales (por ejemplo, UNE-EN ISO 6 892 para metales dimensiones prefijadas. La proporcionalidad de las
o UNE-EN ISO 527 y UNE EN ISO 53 510 para materiales probetas metálicas, en general, quiere decir que debe
poliméricos). Las principales condiciones de ensayo que re- cumplirse que L0, la zona calibrada, debe correspon-
gulan las normas son: der a L0 = 5.65 S0 , siendo S0 la sección de la probe-
1. Temperatura. Como no podía ser de otra manera, ta. Las dimensiones para los materiales poliméricos
dada la repercusión que la temperatura tiene en el suelen venir prefijadas en la norma, obteniéndose las
comportamiento de los materiales, debe considerarse probetas por moldeo, inyección o mecanizado, gene-
siempre la temperatura a la que se realiza el ensayo: ralmente con secciones rectangulares.
temperatura ambiente o elevada temperatura. (Para
este último caso se debe incorporar un horno que ro-
dea a la muestra y regula su temperatura.)
2. Tipo de control. También se permite regular las con-
diciones del ensayo mediante el control de la veloci-
dad de deformación o el control de la velocidad de
carga (si bien este último aparece como un método
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Capítulo 14 Propiedades mecánicas de los materiales. Plasticidad
Con todo ello, la realización del ensayo (Figura 3a) con- tas, en general cilíndricas, que en caso de muestras delgadas
siste en: pueden requerir de soportes laterales que eviten su deforma-
1. Colocación y fijación de la probeta por la mordaza in- ción lateral.
ferior de la máquina (de las que existen varios tipos y Para evitar rozamiento y aparición de esfuerzos en el
cuya finalidad es evitar el deslizamiento de la probeta contacto probeta-plato, el ensayo debe realizarse tras la ade-
al incrementar la carga). cuada lubricación de los platos de compresión. Debe además
2. Acercamiento de la mordaza superior y fijación de la prestarse especial atención al alineamiento de la probeta con
parte superior de la probeta. los platos. El ensayo se prolonga hasta la rotura del material
(por aparición de grietas y caída de la resistencia, o por esta-
3. Posible colocación del extensómetro.
llido de la muestra), o hasta haber alcanzado una situación de
4. Puesta en marcha del ensayo según las condiciones inestabilidad que complicaría la interpretación de los resul-
prefijadas en el controlador. tados (por ejemplo por falta de axialidad o por abarrilamien-
El ensayo termina al romper la probeta o al alcanzarse el to de la zona central debido al rozamiento). Para materiales
límite prefijado de alguna variable monitorizada por el con- dúctiles el ensayo termina al alcanzarse un punto preestable-
trolador. Los datos de fuerza y desplazamiento (proceden- cido de parada, pues los modos de fallo anteriores podrían
tes de la célula de carga y el extensómetro incorporados en no tener lugar.
el equipo) son almacenados, y procesados para obtener los
correspondientes valores de esfuerzo y deformación con los D. Ensayo de flexión
que se representará la curva s-e del material.
Consiste en someter a una muestra apoyada en dos puntos a
una carga que produzca su flexión, Figura 3c. Dicha carga
en general se aplica en un punto central, aunque puede apli-
(a) (b) (c) carse en dos simultáneamente. La flexión provoca esfuerzos
de compresión en la parte cóncava de la muestra deformada
y de tracción en la parte convexa, mayores cuanto más ale-
jadas del eje central de la probeta. Dado que la resistencia a
tracción suele ser menor que a compresión en la mayoría de
los materiales, el ensayo de flexión debería arrojar resultados
semejantes al de tracción, a no ser porque en el ensayo de
tracción se somete a la máxima carga de tracción a toda la
sección de la muestra (en consecuencia la fuerza aplicada en
Figura 3 este ensayo llega a ser mayor).
Las consideraciones operativas contempladas en la Nor-
C. Ensayo de compresión ma (por ejemplo, UNE EN ISO 178 para materiales poli-
Este ensayo resulta muy semejante al de tracción, con la méricos, o la Norma de doblado UNE EN ISO 7 438 para
principal diferencia de que la carga se aplica en sentido metales) resultan similares a las mencionadas en los anterio-
contrario, comprimiendo al material (Figura 3b). Tiene su res ensayos, debiendo por tanto considerarse la temperatura
principal campo de aplicación en aquellos materiales cuya del ensayo, la velocidad de desplazamiento o aplicación de
deformación a tracción es limitada, en general los denomi- carga y la forma de las probetas, así como la disposición del
nados materiales frágiles, y que por el contrario permiten a ensayo (en tres o cuatro puntos, dos de apoyo y uno o dos
compresión mayores rangos de deformación para la determi- de aplicación de la carga). Para el caso de materiales dúcti-
nación de la curva s-e. les, como muchos metales, el ensayo que se emplea es el de
doblado, en el que la muestra no llega a romper, sino que el
En el caso de metales se rige principalmente por las nor- ensayo se detiene al alcanzarse un determinado ángulo de
mas ASTM E 9-89a para temperatura ambiente y ASTM doblado. Debe destacarse también que la geometría del en-
E209 para elevada temperatura. Para materiales poliméricos sayo da lugar a expresiones de s y e algo más complejas que
se aplica, entre otras, la norma UNE EN ISO 604 para termo- en los ensayos anteriores, si bien la interpretación de la curva
plásticos y termoestables y la UNE 53 536 para elastómeros. obtenida es la misma.
En ellas se esclarece la importancia de la temperatura del
ensayo, y a diferencia del ensayo de tracción, solo se permite
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
dividido entre el área de la huella provocada. El anterior es (1/9.807)·(F/D2), resulte ser 1, 2.5, 5, 10, 15 o 30. Según lo
el caso, entre otros, de los ensayos de dureza Brinell y Vic- anterior, las fuerzas se sitúan entre 9.807 y 29 420 N, o lo
kers, pero no de la variante Rockwell, donde la dureza se que resulta equivalente, las cargas varían entre 1 y 3 000 kgf.
mide según la profundidad alcanzada por el penetrador en Esta relación fuerza-diámetro es útil para saber si es posi-
el material. ble comparar valores obtenidos con distintos penetradores
El durómetro (Figura 4) consta de una plataforma con o distintas cargas, ya que solo serán comparables aquellos
movimiento vertical para acercar la muestra al penetrador. valores obtenidos con igual relación. Uno de los principales
Una vez posicionada, y habiendo seleccionado el tipo de en- inconvenientes de este método es que para que sea válido,
sayo a realizar, se aplica una determinada carga. En los duró- el diámetro de la huella provocada debe estar comprendido
metros más antiguos, las diferentes cargas se aplican gracias entre 0.24 y 0.6 veces el diámetro del penetrador. Si esto no
a un sistema de contrapesos. En los actuales, se utiliza un sucede, deben cambiarse las condiciones de ensayo.
sistema de aplicación de carga en lazo cerrado, consistente El ensayo de dureza Vickers puede aplicarse a materiales
en un motor que aplica una carga que es constantemente eva- más duros que los ensayados mediante Brinell, al realizarse
luada y corregida gracias a una célula de carga incorporada con un penetrador de diamante con forma de pirámide cuyas
en el equipo. Así se eliminan los errores potenciales asocia- caras forman un ángulo de 136º. Las fuerzas aplicadas va-
dos a los durómetros con tecnología de peso muerto. Para los rían entre 0.09807 y 0.9807 N para ensayos de microdurezas,
ensayos Brinell y Vickers, el equipo dispone de un juego de entre 1.961 y 29.42 N para ensayos de dureza de baja carga,
lentes que se sitúa automáticamente sobre la pequeña huella y entre 49.03 y 980.7 N para los ensayos de dureza, propia-
realizada, apareciendo esta mostrada en una pantalla. Se mi- mente dicha. (Las cargas equivalentes resultan entre 0.01 y
den entonces las dimensiones de la huella y el controlador 0.1 kgf para la microdureza, entre 0.2 y 3 kgf para la dureza
del equipo devuelve como resultado el valor de la dureza. En a baja carga, y ente 5 y 100 kgf para la dureza). Las cargas se
el ensayo Rockwell, el valor de la dureza es calculado auto- aplican también durante un tiempo de 10 a 15 s. A diferencia
máticamente a partir de la profundidad final del penetrador de la dureza Brinell, la forma del penetrador asegura siempre
en la muestra. la posible comparación entre diversas medidas.
Por último, el ensayo de dureza Rockwell es el más fácil
de realizar, pues no se hace necesario medir la huella genera-
da. La propia máquina de ensayo controla el desplazamiento
vertical del penetrador y, en función del mismo, estable-
ce la dureza del material. En este ensayo, un penetrador
de metal duro, esférico con dos posibles diámetros (1.588
o 3.175 mm), o de diamante con forma de cono con 120º
y un radio de curvatura de 0.2 mm en la punta, aplica una
Figura 4
107
Capítulo 14 Propiedades mecánicas de los materiales. Plasticidad
precarga (F0) sobre la muestra, durante un tiempo inferior a La posición del penetrador en el momento en que se retira
3 s (Figura 5). Esta precarga puede ser de 29.42 o 98.07 N, la carga, y permanece solo la precarga, es la que determinará
lo que equivale a 3 o 10 kgf, dependiendo de si el ensayo la dureza del material. Para establecer la escala de medida
se utiliza para medir propiedades superficiales o de todo el (completamente arbitraria) se considera una pequeña distan-
material. Con ello se evita la preparación tan exhaustiva de cia de 0.2 mm, contada a partir de la posición del penetrador
la superficie de la muestra, como sí se exige en los méto- al aplicar la precarga inicial (0.1 mm para ensayos de dureza
dos anteriores. Posteriormente, la precarga se incrementa superficial). Si en su posición final, tras retirar la carga, el pe-
hasta la carga final (F0+F1): 147.1, 294.2 o 441.3 N (15, 30 netrador llega a 0.2 mm, eso equivale a una dureza cero del
o 45 kgf) para la menor de las precargas, y 588.4, 980.7 o material; en cambio, si el descenso del penetrador fuese de
1 471 N (60, 100 o 150 kgf) para la precarga mayor, que se 0 mm, la dureza se consideraría 100 (cuando el penetrador
aplica durante 4 s, para volver a disminuir la carga hasta el usado es cónico) o 130 (si es esférico). La escala resulta de
valor de la precarga (F0). Las distintas combinaciones de tipo interpolar linealmente entre dichos valores.
de penetrador, precarga y carga dan lugar a distintas escalas La Figura 6 resume los ensayos de dureza descritos.
de dureza Rockwell.
Figura 6
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15
CAPÍTULO
Propiedades mecánicas
de los materiales
Termofluencia y viscoelasticidad
RECURSOS DIGITALES
Adenda: E
nsayos mecánicos (III): Ensayo
de termofluencia y ensayo de
medida de la viscosidad
Capítulo 15 Propiedades mecánicas de los materiales. Termofluencia y viscoelasticidad
C0 ∝ exp ( − q (kBT ) )
C+ − C− 2C0 Ωσ
≈ ⋅
ℓ ℓ k BT
siendo q la energía necesaria para crear una vacante.
En las caras sometidas a tracción, con mayor volumen
asociado a cada átomo y una consiguiente menor energía Conocido el gradiente de concentración, el flujo neto de
de activación para la generación de vacantes, se inducirá la vacantes J V (esto es, el número de vacantes que atraviesan
generación de vacantes extras. Cada vez que se genera una una sección de área unidad por unidad de tiempo) se puede
vacante extra en una cara sometida a un esfuerzo de tracción, obtener con ayuda de la primera ley de Fick,
s, se realiza un trabajo igual a Ωσ , siendo Ω el volumen
atómico. (Simplificadamente: si r0 representa el radio ató- 2C0 Ωσ
mico, el trabajo realizado para generar cada vacante es igual JV = DV ⋅ (1)
ℓ k BT
al producto de la fuerza que actúa sobre el átomo que será
desalojado para formar la vacante, σ ⋅ (2r0 ) 2 , por la distancia
que se desplaza dicho átomo, (2r0), lo que da σ ⋅ 8r03 ≈ σ Ω .) donde DV es el coeficiente de difusión de las vacantes. (Para
expresarlo en función del coeficiente de autodifusión atómi-
Así pues, la concentración de vacantes, C+ , en las caras
co debe tenerse en cuenta que la difusión de vacantes será
sometidas a un esfuerzo de tracción, será mayor que C0 y
más fácil que la autodifusión, tanto más, cuantas más vacan-
vendrá dada por:
tes existan, de acuerdo con: DV = DAD (C0Ω) .)
El flujo de vacantes dado por la Expresión (1) y el contra-
⎛ q − Ωσ ⎞ ⎛ Ωσ ⎞
C+ = exp ⎜ − ⎟ = C0 exp ⎜ ⎟ flujo de átomos asociado alargan el cristal en la dirección de
⎝ k BT ⎠ ⎝ kBT ⎠ la tracción. En la unidad de tiempo, las fronteras a tracción
se alejan una distancia J V Ω , de modo que el ritmo de termo-
fluencia estacionaria, ε⋅ S , vendrá dado por:
De este modo, la energía necesaria para crear las vacan-
tes en las caras bajo esfuerzo de tracción s será algo menor
( q − Ωσ ) . JV Ω DAD Ωσ
ε⋅ S = ∝ 2
Mediante un razonamiento similar, la energía para crear D D k BT
una vacante en una cara sometida a un esfuerzo de compresión,
−σ , sufre un incremento desde el valor q a ( q + Ωσ ) . Con- donde D es el diámetro de grano medio (se ha tomado ℓ ≈ D ).
secuentemente, la concentración de vacantes, C− , en una cara (Piense en la coherencia dimensional de la ecuación ante-
sometida a compresión será menor que C0 , y vendrá dada por rior: el flujo de vacantes multiplicado por el volumen de
las vacantes da como resultado una distancia por unidad de
⎛ q + Ωσ ⎞ ⎛ −Ωσ ⎞ tiempo, que es la velocidad a la que se alejan las fronteras
C− = exp ⎜ − ⎟ = C0 exp ⎜ a tracción. Para calcular la velocidad de deformación debe
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⎟
⎝ kBT ⎠ ⎝ kBT ⎠ dividirse por una distancia inicial, para lo que se ha elegido
el tamaño del grano).
Dado que, bajo estas condiciones, la concentración de Además, la dependencia térmica de ε⋅ está gobernada
S
vacantes no será uniforme en el cristal, se originarán flujos ampliamente por la del término DAD, que es, como sabemos,
110
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
del tipo Arrhenius, con energía de activación E AD (siendo todo común en el conformado de termoplásticos, no ha sido
EAD = QAD N A ). Con todo, el ritmo de deformación se ex- hasta época reciente cuando se ha aplicado de forma habitual
presará como: a los metales. Esto es así, porque los metales exhiben super-
plasticidad solo bajo condiciones muy específicas de tamaño
K1σ∼F Ω DA0D ⎛ σ ⎞ ⎛ − EAD ⎞ de grano, de ritmo de deformación y de temperatura.
ε⋅S = 2 ⎜ ∼ ⎟ exp ⎜ ⎟ (2)
D kBT ⎝ σ F ⎠ ⎝ k BT ⎠
B. Mecanismo de Coble
Pero las vacantes pueden también moverse desde las caras Figura 1
sometidas a esfuerzos de tracción hasta los que están someti-
das a compresión, no a través del volumen del grano, sino a La más importante de estas exigencias es el ritmo de de-
lo largo de los límites de grano (de hecho, esta será la princi- formación; los requerimientos para el esfuerzo aplicado, el
pal vía de difusión cuando las temperaturas son bajas, ya que tamaño de grano y la temperatura son los necesarios para
el proceso exige una energía de activación menor). Conside- conseguir el ritmo de deformación adecuado.
remos entonces la transferencia de vacantes a lo largo de una
El lento ritmo de deformación empleado en el procesado
estrecha región adyacente al límite de grano, de espesor d.
superplástico puede compararse con el resultante de la de-
Así la difusión tomará ahora un valor diferente (respecto al
formación por termofluencia. En relación al valor del coefi-
mecanismo de Nabarro-Herring debe considerarse ahora un
ciente de la ley potencial de termofluencia, para los metales
área de transferencia de vacantes multiplicada por el factor
es típicamente m = 4 , mientras que para los vidrios y termo-
δ D . Bajo estas circunstancias, la Expresión (2) debe modi-
plásticos, m ≈ 1 . Ahora bien, para metales con un tamaño de
ficarse, y el ritmo de termofluencia quedará como:
grano extremadamente pequeño (<10 mm) y deformados a
un ritmo muy lento (aproximadamente de 10-3 s-1) entonces
K 2σ∼F Ω δ DLG
0
⎛σ ⎞ ⎛ − 12 EAD ⎞
m cobra valores en torno a 0.5. (El ritmo de 10-3 s-1 es muy
ε⋅ S = ⎜ ∼ ⎟ exp ⎜ ⎟
D3kBT ⎝σF ⎠ ⎝ k BT ⎠ lento; compárese, por ejemplo, con el ritmo de deformación
habitual en los procesos de laminación capaz de proporcio-
donde K2 es una constante ( ∼ 40 ), y DLG0
es el coeficiente de nar reducciones de espesor de 0.1 s-1.)
la difusividad a través de los límites de grano, cuya energía Para conseguir este comportamiento cuasiviscoso, el me-
de activación viene a ser ELG ≈ 12 EAD . canismo de deformación parece ser el de deslizamiento de
los límites de grano, donde tanto mecanismos difusionales
como dislocacionales se ven involucrados.
Las aleaciones superplásticas más empleadas son de base
Nota 15.2 aluminio, magnesio, níquel y titanio, y son utilizadas para
fabricar productos tan diversos como carcasas de cámaras
Superplasticidad y portátiles, paneles de puertas para vehículos, etc… Estas
aleaciones tienen algunas ventajas sobre sus rivales plásti-
La superplasticidad es la propiedad que exhiben algunos cas, como por ejemplo el hecho de que con ellas se puedan
materiales policristalinos (típicamente metales, pero tam- conformar piezas con secciones muy profundas, esquinas
bién algunos cerámicos) que se caracteriza por mostrar una muy vivas, o muy buenas tolerancias y acabados superficia-
inusual capacidad de deformación, típicamente entre el 200 les, sin que aparezcan los problemas asociados a la recupe-
y 1 000 %, cuando son sometidos a esfuerzo. ración elástica (spring back) de los procesos de conformado
Esta propiedad se aprovecha para la fabricación de piezas en frío y, lo que no es menos importante, a un coste más bajo.
con geometrías complicadas. Los métodos de conformado Sin embargo, como son fabricadas por superplasticidad, las
superplástico (ver Figura1) guardan una fuerte similitud con temperaturas de servicio tienen que estar muy por debajo de
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los de termoconformado o de moldeo por soplado emplea- aquellas en las que los mecanismos superplásticos pueden
dos en los termoplásticos. La característica común en todos volver a activarse, esto es, 0.5 TF . La temperatura ambien-
ellos es que una lámina de metal es obligada a ajustarse a un te no es problema para las aleaciones superplásticas de base
molde por el efecto de aire a presión. Aunque este es un mé- aluminio, magnesio, níquel o titanio.
111
Capítulo 15 Propiedades mecánicas de los materiales. Termofluencia y viscoelasticidad
112
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
ε⋅S = K3 AD
⎜ ∼ ⎟ exp ⎜ ⎟ bases no es nada casual. Los tres sistemas tienen puntos de
r0 F k BT ⎝ σ F ⎠ ⎝ k BT ⎠
7 1
2 2
fusión elevados y poseen estructura CCC a temperatura am-
biente, lo que les proporciona buena capacidad de deforma-
donde K3 es una constante adimensional. La expresión ante- ción y de disolver elevados porcentajes de elementos como
rior coincide formalmente con una ley potencial, con un ex- Cr, Mo o W.
ponente m de valor 4.5, y QC ≈ QAD = EAD ⋅ N AV . No obstante, Las superaleaciones deben sus buenas propiedades a
los valores de los exponentes observados experimentalmente alta temperatura a la combinación de diversos factores. En
suelen ser más altos. Una justificación teórica que explica- el caso de las de base Ni y de las base Fe-Ni, la elevada
se estos valores más altos exigiría establecer más detallada- resistencia mecánica se debe, principalmente a la presencia
mente cómo operan el mecanismo de escalada; detalles que de precipitados ordenados y muy estables con la temperatu-
no son bien conocidos. De hecho, no existe por el momento ra, denominados γʹ (Ni3(Al,Ti)) y γʹʹ (Ni3Nb). Para dificul-
ninguna teoría universalmente aceptada que dé cuenta, de tar la coalescencia de estos precipitados, que se ve activada
manera natural y no artificiosa, de exponentes de valor su- con la temperatura, se les añade Re. Además, contribuye a
perior a 5. la resistencia mecánica la presencia de carburos, carbonitru-
ros y/o boruros y, en menor medida, el endurecimiento por
solución sólida proporcionado por elementos como Mo, W,
Ta y el propio Re. Algunas aleaciones de base Ni basan su
Nota 15.4 resistencia en la dispersión de óxidos (ODS, del inglés Oxide
Dispersion Strengthened) como el Y2O3, en lugar de en la
Superaleaciones presencia de las fases γʹ y/o γʹʹ precipitadas (en ocasiones,
pueden combinarse ambos tipos de refuerzo). El refuerzo de
En muchos procesos industriales, la consecución de un ma-
las superaleaciones de base Co, por el contrario, está basado
yor rendimiento está ligada al empleo de mayores tempera-
fundamentalmente en la presencia de una elevada cantidad
turas de trabajo. Equipos como hornos, reactores, motores de
de carburos.
combustión, turbinas de vapor, etc. son más eficientes cuanto
mayor es su temperatura de funcionamiento. De este modo, La mayoría de las superaleaciones contienen además im-
se ha planteado reiteradamente la necesidad de desarrollar portantes cantidades de Cr, para mejorar su resistencia a la
materiales capaces de trabajar en estas condiciones de ele- corrosión. No obstante, en los últimos años, y por motivos
vada temperatura. económicos, se ha ido reduciendo el contenido de Cr, a la
vez que se ha incrementado el de Al. Así se logra mantener la
Hasta los años 30 del siglo xx, los aceros inoxidables eran
misma resistencia a la oxidación, aunque no sucede lo mis-
los materiales metálicos con las mejores prestaciones para su
mo con otros tipos de corrosión.
uso a elevadas temperaturas. Pero el requerimiento de tem-
peraturas de funcionamiento cada vez más altas hizo que Las superaleaciones de base Ni son las que, en general,
pronto este material dejase de ser adecuado, y comenzasen a permiten alcanzar las mejores prestaciones, sobre todo, las
desarrollarse aleaciones específicas para estas aplicaciones, preparadas mediante técnicas de solidificación dirigida. Para
que la comunidad metalúrgica denominó superaleaciones. las aplicaciones a temperaturas «más bajas» (entre unos 540
Pero, ¿qué se entiende por superaleación? La definición y 700 ºC), suelen preferirse las de base Fe-Ni, por presentar
más aceptada es que son aleaciones capaces de trabajar a suficientes prestaciones para un coste muy inferior. Las de
temperaturas superiores a 540 ºC (= 1 000 ºF). Esto no sig- base Co suelen ser las empleadas para el caso de permanen-
nifica simplemente que su resistencia a tracción siga siendo cia prolongada a muy alta temperatura, pero sin que se nece-
elevada a estas temperaturas, sino que va mucho más allá. siten requisitos resistentes muy severos.
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A temperaturas de trabajo ordinarias (< 0.4·TF), los mate- El desarrollo de las superaleaciones ha estado muy
riales suelen describirse por lo que podríamos denominar influenciado por una aplicación en concreto, los turbo-
propiedades «a corto plazo», como son el límite elástico o rreactores. Estos motores tienen unas condiciones de funcio-
la resistencia a tracción. Sin embargo, a medida que se eleva namiento muy severas que pocos materiales pueden soportar.
113
Capítulo 15 Propiedades mecánicas de los materiales. Termofluencia y viscoelasticidad
Las temperaturas de sus componentes pueden superar am- no es de tipo viscoelástico, ya que para que lo fuera ε⋅ debe-
pliamente los 1 000 ºC, pueden sufrir fatiga, y piezas como ría variar con el tiempo.
los álabes están sometidas a elevadas cargas centrífugas que Si en un cierto instante t1 liberamos el sistema (se anula el
junto con la temperatura puede activar su fallo por termo- esfuerzo aplicado), entonces el muelle se contraerá hasta que
fluencia. Todo ello sin olvidar que por ellos circulan aire y su deformación sea nula. En cambio, el amortiguador, por
gases de combustión a muy elevada temperatura. Para que su propia naturaleza, quedará deformado permanentemente.
estos equipos consigan mayores empujes, se se ha ido in- Así, pues la deformación irreversible del sistema será igual a
crementando su temperatura de funcionamiento y, por tanto,
los requerimientos exigidos a los materiales con los que se
ε irrev = σ 0 t1 η
construyen. De hecho, los turborreactores son un claro ejem-
plo de mejora de las prestaciones gracias al avance que se ha
producido en la Ciencia e Ingeniería de Materiales. O dicho b) Ensayo de relajación: Deformación constante (ε = ε 0 )
de otro modo, sin el desarrollo de las superaleaciones, los
Puesto que ahora dε dt = 0 , entonces la ecuación dife-
aviones no volarían tan rápido.
rencial se simplifica a
Nota 15.5 1 dσ σ
0= +
E dt η
Los modelos de Maxwell,
de Kelvin-Voigt y Zener Reorganizando para reagrupar variables, obtenemos
A. El modelo de Maxwell dσ E
=− dt
σ η
La ecuación diferencial que rige este modelo es la siguiente:
el tiempo (aun cuando el esfuerzo aplicado no cambie), es ε irrev = ε 0 ⎡⎣1 − exp ( − E t1 η )⎤⎦
decir, se describe un comportamiento de fluencia, pero que
114
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
dε E2
dt dε = dt
= (σ 0 − E 1ε ) η (E 1 + E 2 )
η σ0 − Eε
⎞
0= ⎜ + σ − E 1ε 0 ⎟
No obstante, realmente no es posible considerar la imposi- η (E 1 + E 2 ) ⎝ E 2 dt ⎠
ción de una deformación instantánea en el sistema de Kel-
vin-Voigt, ya que la respuesta característica del sistema es
una respuesta retardada. que se reescribe como
115
Capítulo 15 Propiedades mecánicas de los materiales. Termofluencia y viscoelasticidad
La silly putty
El material polimérico denominado comercialmente Silly
Putty (en castellano a veces llamado gomaboba o boligo-
ma) es un excelente ejemplo de la complejidad del compor-
tamiento de los materiales y, en concreto, de la influencia de
la velocidad de deformación a la que se ven sometidos. La
velocidad de deformación debe siempre compararse con el
tiempo de relajación del material, y ello determinará si dicha
velocidad es baja o alta.
Este material polimérico fue inventado en Estados Uni-
dos en la década de 1940 mientras se buscaban sustitutos al
caucho, interrumpidos los suministros debido a la invasión Figura 1
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116
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 1 Figura 2
117
Capítulo 15 Propiedades mecánicas de los materiales. Termofluencia y viscoelasticidad
El ensayo en sí consiste en fundir partículas de vidrio gráfica. En éstos, se mide el flujo obtenido (masa/tiempo)
mayores de 3 mm y, en un fundido libre de burbujas, se mide al someter al material a distintas presiones y obligarlo a pa-
el par necesario para mantener unas revoluciones en el in- sar a través de determinadas orificios o hileras, todo ello a
mersor o en el crisol, o las revoluciones obtenidas al aplicar una temperatura constante. A partir de la medida del flujo se
un par fijo. El valor de la viscosidad se obtendrá según: calcula, mediante ecuaciones indicadas en la Norma, la ve-
locidad de cizalla y la viscosidad aparente para cada presión.
T
η= f
n
Figura 3
118
16
CAPÍTULO
Propiedades mecánicas
de los materiales
Fallo mecánico
RECURSOS DIGITALES
Adenda: E
nsayos mecánicos (IV):
Ensayo de impacto, ensayo
de tenacidad a la fractura y
ensayo de fatiga
Capítulo 16 Propiedades mecánicas de los materiales. Fallo mecánico
Dσ F( f )
xc =
4τ i
Dσ F( f )
ℓc =
2τ i
(d)
σ F = σ F( f )φ f + σ F( m)φm
120
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 3
Figura 1
Así, cuando las fibras tienen exactamente la longitud crí-
tica ( ℓ = ℓc ), el esfuerzo promedio que actúa sobre cada fibra
Podemos estimar que en el proceso de formación de la
será σ F( f ) = 12 σ F( f ) , por lo que
grieta se libera la energía de deformación en un entorno cir-
cular, resaltado en la figura, cuyo volumen puede estimarse
σ F = 12 σ F( f )φ f + σ F( m)φm en el valor 2πℓ 2e . Debe entenderse que la formación de la
grieta es algo energéticamente favorable para el material so-
Por otro lado, si ℓ < ℓ c , entonces a partir de la anterior metido a esfuerzo, de ahí que se hable de que el material
definición de ℓ c , σ F( f ) = 2τ i ℓc D , por lo que el esfuerzo pro- libera energía en este proceso. Sabemos que la energía de
medio será σ ( f ) = τ i ℓc D , y de aquí que deformación elástica por unidad de volumen viene dada por
σ 2 (2E ) , que cuantifica el área que queda debajo de la zona
τ i lc elástica de la curva de tracción. Por lo tanto, la reducción
σF = φ f + σ F( m )φm de energía de deformación al formarse la grieta será igual a
D
− πℓ 2eσ 2 E (recuerde que el material considerado es frágil
y, por tanto, se supone que ninguna parte del mismo alcanza
Y, por último, si ℓ > ℓc , y todo el exceso de longitud so- el régimen plástico).
bre ℓ c en el centro de la fibra soporta el máximo esfuerzo, Simultáneamente, debe tenerse en cuenta que para la
entonces σ ( f ) = (1 − ℓc (2ℓ) )σ F( f ) , por lo que creación de la superficie de la grieta deben romperse enlaces
(precisamente, de la mayor o menor fortaleza de éstos de-
⎛ lc ⎞ penderá la tenacidad a la fractura del material). Dado que el
σ F = σ F( f ) ⎜1 − (m)
⎟ φ f + σ F φm área total de la grieta es aproximadamente 2ℓ e + 2ℓe = 4ℓ e ,
⎝ 2l ⎠
y si el material posee una energía superficial efectiva g, la
creación de estas interficies supondrá una energía extra de
+ 4ℓ eγ . Por lo tanto, la energía total que interviene en la for-
mación de la grieta, ET , se calculará como:
Nota 16.2
ET = − π ℓ 2 e σ 2 E + 4 ℓ eγ
Valores críticos de la teoría de Griffith
El planteamiento de esta expresión no es diferente al que
Supongamos una lámina de material frágil, de espesor e, que ya se hizo para el estudio de la nucleación en el Capítulo 8, y
alberga en su interior una grieta plana y elíptica de longitud se debe modificar ligeramente cuando las grietas son super-
2ℓ , tal como se muestra en la Figura 1. La lámina se halla ficiales o tienen diferente geometría a la aquí considerada.
sometida a un esfuerzo de tracción en dirección perpendicu- La gráfica de la Figura 2 muestra cómo influyen las distintas
lar al eje de la grieta. contribuciones energéticas.
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121
Capítulo 16 Propiedades mecánicas de los materiales. Fallo mecánico
Nota 16.3
Cerámicas tenaces
Los materiales cerámicos tienen elevadas resistencias a la ciza-
lladura y baja ductilidad, por lo que son inherentemente resis-
tentes a la compresión, pero aparentemente débiles a la tracción.
Esta debilidad, no obstante, no proviene de razones intrínsecas,
sino de la presencia de irregularidades geométricas, que consti-
tuyen concentradores de esfuerzos que aceleran la rotura. Dada
su carencia de ductilidad, no es posible la absorción de la ener-
gía de deformación plástica, y una grieta, una vez creada, puede
crecer espontáneamente cuando el esfuerzo crítico es sobrepa-
sado. Si no existen arañazos u otros defectos, la resistencia a
Figura 2 la tracción debería igualar a la de compresión. Con objeto de
aumentar la tenacidad de la pieza, quizá la solución más simple
El criterio para determinar cuándo se producirá la rotu- sea sobredimensionar su geometría, pero también se han ensa-
ra supone considerar la transición del estado no-roto a roto, yado otras soluciones y estas son las que nos interesan.
con la consiguiente disminución continua de la energía del
sistema. Cuando la grieta está a punto de crecer, el ritmo de A. Compresión inducida
disminución de la energía de deformación elástica compensa Un procedimiento para mejorar el comportamiento a trac-
exactamente al ritmo con el que la energía superficial au- ción consiste en inducir esfuerzos de compresión en el mate-
menta. Para determinar los valores críticos de s y ℓ se ha de rial. El hormigón pretensado es un buen ejemplo. Durante la
establecer que dET dℓ = 0 . De aquí, resulta 2π ℓσ 2 E = 4γ , fabricación de piezas de este material híbrido se insertan en
y el valor del esfuerzo crítico ( σ * ) a partir del cual se produ- la masa de hormigón, todavía fresca, unas varillas de acero
ce la inestabilidad de la grieta vendrá dado por que se mantienen a esfuerzos de tracción. Una vez que el
hormigón ha fraguado, las varillas son liberadas y al relajar-
σ * = 2E γ (π ℓ ) se mantienen en un estado de compresión permanente a la
pieza, que entonces es capaz de soportar mayores esfuerzos
de tracción durante su servicio.
Alternativamente, para cualquier valor de esfuerzo, s,
la grieta será inestable si excede en tamaño del valor crítico La inducción de esfuerzos de compresión también es una
( ℓ * ), dado por técnica que se aplica a los vidrios, a los denominados vi-
drios templados. En este caso, los esfuerzos de compresión
se localizan en la superficie de la pieza, impidiendo así el
ℓ * = 2E γ (πσ 2 ) inicio y propagación de grietas. Para conseguirlo, la pieza de
vidrio es calentada a una temperatura suficientemente alta,
Cuando el material es frágil el desarrollo anterior es posteriormente es enfriada rápidamente, por exposición a
correcto, pero cuando el material es dúctil es obvio que no un flujo de aire, o, más rápidamente aún, por inmersión en
bastaría con considerar la energía superficial asociada a la un baño de aceite. Con ello, la superficie se enfría rápida-
creación de la grieta, sino que también debería tenerse en mente y se contrae, volviéndose más rígida. Como el centro
cuenta la energía de la deformación plástica que tiene lugar del material todavía se mantiene caliente, puede reajustarse
en la punta de la grieta, y que de algún modo impide su avan- para acomodar las contracciones superficiales. Pero cuando
ce. Es posible tener en cuenta este aspecto, manteniendo la el centro también se enfría, se contrae, generándose esfuer-
teoría original de Griffith, sustituyendo la variable g por una zos de compresión en la superficie (y esfuerzos de tracción
gE, que aúne tanto el efecto superficial como el plástico. Así en el centro). Controlando las variables del procesado, los
pues, de modo general, para materiales frágiles y dúctiles, esfuerzos de compresión superarán a los de tracción (si fuese
las expresiones críticas se reescriben como: al contrario el vidrio se rompería), y la resistencia global del
vidrio se verá grandemente incrementada.
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σ* = 2 E γ E (πℓ )
B. Cerámicas de alta tecnología
Pero las soluciones actuales para aumentar la tenacidad
ℓ * = 2E γ E (πσ 2 ) de los materiales cerámicos son mucho más sofisticadas y
122
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
consisten, en esencia, en introducir un mecanismo capaz de tura, induce la transformación martensítica. La expansión
absorber energía que sustituya al de deformación dúctil, es de volumen asociada induce esfuerzos de compresión que
decir, en aumentar la deformación aparente antes de que la endurecen el material en la vecindad de la punta de la grieta,
fractura se complete. Ello puede conseguirse por dos vías: frenando su propagación (ver Figura 2).
(1) produciendo microagrietamientos de la matriz, y (2) au-
mentando la tenacidad del material mediante transformación
de fase.
En la primera vía, el mecanismo se basa en la formación
de microgrietas, capaces de interactuar con una grieta en
propagación y hacerla puntirroma, lo que detiene su avance,
y en definitiva, aumenta la tenacidad del material. Para ello,
se requiere disponer de la energía necesaria para crear las su-
perficies internas de las microgrietas. El modus operandi es
bastante complejo, porque a menudo implica la intervención
de una transformación de fase con cambio de volumen apa-
rejado, que es el causante del microagrietamiento, tal como
se esquematiza en la Figura 1. Figura 2
men. Como en el caso de la martensita de los aceros, esta Se han propuesto distintas estrategias que conducen a di-
transición de fase sucede por desplazamientos atómicos de ferentes parámetros. Quizá los dos más difundidos sean los
cizalladura. Por lo tanto, la aplicación de grandes esfuerzos denominados parámetros de Orr-Sherby-Dorn y de Larson-
tangenciales al sistema bifásico durante el proceso de frac- Miller. Aunque estos parámetros son propuestas semiem-
123
Capítulo 16 Propiedades mecánicas de los materiales. Fallo mecánico
píricas, sin un fundamento teórico sólido que las avale, es (a) (b)
posible esbozar teóricamente las pistas que parecen sugerir-
los. Para ello, supondremos que los tiempos de rotura por
termofluencia pueden expresarse por medio de un cierto fac-
tor del tipo Arrhenius, pero en el que tanto el factor preexpo-
nencial, A*, como la energía de activación, QC*, pudieran ser
dependientes del esfuerzo. Matemáticamente:
Con todo, tomando logaritmos decimales en la Expresión La determinación de las constantes C1 y C2 puede no re-
(1), se obtiene sultar directa. Como se desprende de los gráficos anteriores,
la pendiente de las rectas de la Figura 1a permite obtener el
valor de C1 para el POSD, y la intersección con el eje Y de la
QC *
− log tR = log A* − L (2) Figura 1b, el valor de C2 para el PLM. Esto se realiza a partir
RT de experiencias donde se obtiene el tiempo de rotura para
distintos esfuerzos aplicados en ensayos realizados a ciertas
donde L = log e . temperaturas. Estos mismos datos son posteriormente repre-
En primer lugar consideraremos que QC* = constante, sentados en ejes log tR vs. 1/T, dando lugar a las mismas
pero que A* = A* (σ ) . Si definimos el parámetro de Orr-Sher- curvas que las mostradas en la Figura 1, y a partir de ellas
by-Dorn, POSD, como POSD (σ ) = − log A* , entonces, despe- se obtiene el valor de las constantes C1 o C2. La asunción de
jando de la Expresión (2) se obtiene que un valor común de estas constantes para diversos materiales
permite la representación conjunta de curvas correspondien-
POSD (σ ) = log tR − C1 T (3) tes a los parámetros y la comparación directa entre los di-
versos materiales, si bien el uso de valores particulares para
cada material mejora la capacidad de predicción del método.
siendo C1 = LQC * R . (El lector puede comprobar que se lle-
garía a un resultado similar partiendo de algunas de las Ex-
presiones (15.3), (15.4) o (15.5) en lugar de la Expresión (2)).
* *
Suponiendo ahora que QC = QC (σ ) y que A* es cons-
Nota 16.5
tante, entonces, si definimos el parámetro de Larson-Miller,
PLM, como PLM (σ ) = LQC * (σ ) R , despejando de la Expre- La regla de Palgrem-Miner
sión (2) se obtiene que
Supongamos un material sometido a la secuencia de esfuer-
zos cíclicos siguiente: n1 ciclos de amplitud de esfuerzo σ 1 ,
PLM (σ ) = T [log tR + C2 ] (4) n2 ciclos de amplitud σ 2 , …, y nz ciclos de amplitud σ z . La
pregunta es ¿cuál será la vida frente a fatiga, N, de una pieza
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124
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
125
Capítulo 16 Propiedades mecánicas de los materiales. Fallo mecánico
126
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
se sostiene verticalmente por uno de sus extremos quedando temperatura y energía inicial del péndulo), la energía absor-
libre el otro, sobre el que golpea el péndulo. bida en la rotura, y opcionalmente, un estudio de la superficie
de rotura de las muestras. En el caso de materiales metálicos,
el informe puede incluir la medición de la expansión late-
ral de la sección de rotura de la muestra, inicialmente con
geometría rectangular (no es cuadrada a causa de la entalla
realizada) y que se deformará hasta un aspecto trapezoidal,
tanto más marcado cuanto mayor sea la absorción de energía
en la rotura (y por tanto la tenacidad del material).
El informe puede incluir igualmente un estudio cuantita-
tivo del aspecto de la superficie de rotura, basado en la norma
ASTM E23, aunque ya normalizado según Normas UNE-EN,
que permite estimar el porcentaje de rotura por cizallamiento
(dúctil y de aspecto mate) o por clivaje (frágil y de aspecto
brillante). A este respecto, la zona central de la superficie de
la muestra presenta, salvo en un caso extremo de alta ductili-
dad, características propias de una rotura frágil, mientras que
el perímetro resulta con rotura por cizallamiento. La subjeti-
vidad de esta medida, incluso cuando se realiza por medio de
análisis de imagen, hace que no sea muy precisa.
Es también destacable, como resultado opcional del en-
sayo, el trazado de la curva energía absorbida frente a la
Figura 1
temperatura del ensayo, que permitirá la identificación de la
temperatura de transición dúctil-frágil. A partir de la curva
Las principales condiciones del ensayo que regulan las obtenida, la temperatura de transición se puede definir según
normas son: alguno de los criterios especificados en la Norma (que varía
1. Geometría del ensayo. Las normas especifican tanto dependiendo del tipo del material). Estos criterios pueden
la geometría de la máquina de ensayo, como la de las ser la temperatura a la que: (1) se absorbe una determinada
probetas. Las dimensiones normalizadas de las pro- energía; (2) se alcanza un determinado porcentaje de energía
betas son 55 mm de longitud y sección cuadrada de absorbida respecto al máximo medido a altas temperaturas,
10 mm de lado, aunque con variaciones según el tipo en general del 50 %; (3) se produce un determinado porcen-
de ensayo. Para el ensayo Charpy, las probetas deben taje de rotura por cizallamiento, de nuevo de forma genérica
tener una entalla en el punto medio de su longitud del 50 %, o (4) se alcanza una determinada magnitud de ex-
que ayude a su rotura al ser golpeadas por el péndulo pansión lateral.
(por el lado opuesto al de la entalla). En el ensayo
Izod, la entalla se encuentra ligeramente desplazada B. Ensayos de tenacidad a la fractura
respecto al punto medio, y se golpea por el mismo
lado de la entalla. En los ensayos Charpy la entalla Otro aspecto importante en la fractura de los materiales, y
es generalmente de dos formas posibles, en U o en V, que ha sido objeto de normalización (UNE-EN ISO 12 737
mientras que en los ensayos Izod la entalla será en V, y ASTM E399 para materiales metálicos), es el factor de in-
con geometrías bien definidas por la Norma. tensidad de esfuerzos en el extremo de una grieta o fisura so-
metida a un desplazamiento en modo de apertura (modo 1).
2. Temperatura del ensayo. Dada la gran influencia Dicha magnitud se denomina K1 (con unidades de MPa·m1/2),
de la temperatura en la capacidad de los materiales y se corresponde con la magnitud del campo elástico de es-
para absorber energía, el control de la temperatura fuerzos en el extremo de la grieta. En concreto, se busca co-
de las probetas es de suma importancia. Por ejemplo, nocer el valor crítico de dicha magnitud, K1c, para el que se
en la UNE-EN ISO 148-1, se especifica que no de- produce una importante extensión de la fisura a medida que
ben transcurrir más de 5 s desde el instante en que aumenta la carga. Para la determinación de esta magnitud,
la probeta se saca del medio de calentamiento o de denominada tenacidad a la fractura del material (o resisten-
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enfriamiento, y el instante en que es golpeada por el cia del material a la extensión de una fisura) se emplea una
péndulo. probeta con una muesca, que es prefisurada por fatiga, y que
En lo referente al informe de resultados del ensayo, se es- luego se somete a un aumento lento de esfuerzo bajo condi-
pecificará junto a las condiciones del mismo (principalmente ciones de deformación plana (espesor de la muestra grande)
127
Capítulo 16 Propiedades mecánicas de los materiales. Fallo mecánico
y poca deformación plástica en la punta de la grieta. En el más modernas como la ASTM E466. La carga alterna que
ensayo se registra la fuerza aplicada frente al desplazamiento se aplica a la muestra, en el caso de control por carga, puede
de la apertura de la muesca, y el valor de KIc se determina, entenderse como una carga media y una fluctuación con va-
mediante ecuaciones especificadas en la Norma, a partir de lores positivos y negativos sobre dicho valor medio. En un
la fuerza correspondiente a una importante extensión aparen- ensayo para determinar los ciclos que soporta un material sin
te de la fisura (del 2 % aproximadamente) sin ser necesario romperse (su límite a fatiga), se fija una carga media (que
un importante incremento del esfuerzo. podrá ser cero, una carga de tracción o una de compresión)
El ensayo propiamente dicho puede realizarse mediante que habrá de especificarse como condición del ensayo, y se
flexión de una probeta (lo que produce tracción en la fisu- ensayan diversas muestras con diferentes esfuerzos fluctuan-
ra) o mediante tracción de probetas denominadas compactas tes hasta determinar aproximadamente el esfuerzo límite
(Figura 2). En ambos casos debe cumplirse, midiendo tras la que produce rotura para un determinado número de ciclos (a
rotura de la probeta, que el espesor de la probeta, la longitud modo orientativo, 107 para materiales férreos y 3·107 para no
de la fisura y la del ligamento (zona contigua a la fisura) sean férreos). Tres o cuatro ensayos suelen ser suficientes para la
determinación con precisión aceptable del límite de fatiga,
/
superiores a 2.5·(K1c sLE-CONV)2, por lo que, a priori, y hasta
siempre que se parta de un conocimiento previo aproximado
determinar el valor de K1c, no puede garantizarse que el en-
sayo vaya a ser válido. de su valor. Deberá prestarse especial cuidado para evitar
esfuerzos de doblado al colocar las muestras entre las mor-
dazas de sujeción. Para este fin se han desarrollado diversos
modos de sujeción. El resultado del ensayo se presenta en
forma de una curva denominada curva de fatiga o de Wöhler,
donde se representa el valor de la fluctuación sobre el esfuer-
zo medio frente al número de ciclos que soporta el material.
Figura 2
C. Ensayos de fatiga
Otro aspecto importante en relación con la rotura de los ma-
teriales, es la capacidad de estos de soportar cargas cíclicas Figura 3
sin romperse. En los ensayos para medir dicha capacidad, la
aplicación de la carga puede ser de diversos modos, mediante: Los ensayos, sin embargo, no siempre se prolongan hasta
flexión rotativa, flexión plana, tracción-compresión, o torsión. la rotura final de la muestra, sino que el criterio de fallo pue-
En todos los casos, sobre el material actúa un esfuerzo varia- de ser la presencia de una grieta observable a determinados
ble que, tras un determinado número de ciclos a determinar en aumentos, o sencillamente puede detenerse el ensayo tras un
el ensayo, puede provocar la rotura del material como conse- determinado número de ciclos.
cuencia de la aparición de una fisura que se irá propagando por
la sección resistente hasta mermar la resistencia de la muestra La geometría recomendada de las muestras de ensayo in-
y provocar el fallo final. cluye secciones circulares y rectangulares, con una zona de
rotura rebajada sobre los extremos en los que se amordaza
Una máquina universal de ensayos convenientemente la muestra, y amplio radio de acuerdo. Para asegurar la rotu-
instrumentada puede aplicar cualquiera de los tipos de carga ra en la zona adecuada se recomienda una sección rebajada
de las anteriormente descritas, excepto la flexión rotativa, cuatro veces menor que en los extremos, y una longitud de
que habrá de llevarse a cabo con un equipo específico (Fi- la misma de dos a tres veces su diámetro. En caso de cargas
gura 3). de compresión, dicha longitud no debe superar el doble del
Los ensayos de fatiga pueden realizarse mediante control diámetro, para así evitar problemas de doblado. En cuanto
de la carga aplicada, o del esfuerzo o la deformación a la a la frecuencia de aplicación de las cargas, el rango típico
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que se somete a la muestra en cada ciclo. La Norma UNE para la realización de los ensayos, de 10-2 a 102 Hz, suele ser
7 118 especifica la ejecución de este tipo de ensayos en mate- adecuado para que la frecuencia no afecte al límite de fatiga
riales metálicos, si bien pueden también consultarse normas de la mayoría de los materiales ingenieriles.
128
17
CAPÍTULO
Propiedades eléctricas
de los materiales
Bandas y conductores
RECURSOS DIGITALES
donde el valor medio de la velocidad vx de un electrón es pre- siendo me la masa del electrón. El lector puede comprobar,
cisamente la velocidad de arrastre, vd, el tiempo medio trans- por sustitución, que la solución de la ecuación diferencial
currido desde su última colisión es t, y el valor medio de la anterior es de la forma:
velocidad inicial con la que partía el electrón tras su última
colisión es cero, pues podemos suponer que tendrá una direc- v = vd ⎡⎣1 − exp ( −γ t me )⎤⎦ (3)
ción completamente aleatoria. De este modo, la velocidad de
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130
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
e E 0τ El efecto Hall
vd =
me
Resulta fácil entender cómo surge el efecto Hall (transver-
sal). La aplicación de un campo magnético provoca sobre los
que coincide con la Expresión (1). portadores de corriente de un conductor una fuerza (la fuerza
de Lorentz) dirigida a lo largo del eje Y, y cuyo módulo viene
dado por FL = qvB0 sen θ , siendo θ el ángulo que forman
v y B 0 (Figura 1). Dicha fuerza obliga a los portadores de
Nota 17.2 corriente a desviarse haciendo que su trayectoria se curve
hacia uno de las caras laterales del conductor, donde se irá
La ecuación del transporte de carga acumulando carga. De este modo, una de las caras latera-
les quedará cargada negativamente, mientras que la opuesta
Consideremos una barra de conductor de sección transver- quedará con un déficit de carga negativa, esto es, quedará
sal A que está siendo atravesada por una corriente eléctrica cargada positivamente. Esta segregación de cargas (polari-
(Figura 1). zación) producirá una diferencia de potencial (la tensión de
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Supongamos, además, que la velocidad con la que se Hall, VH ) que inducirá la generación de un campo eléctrico
mueven los portadores de carga (electrones, si se trata de un transversal (EH ), cuya fuerza ( FE ) contrarrestará a la de Lo-
metal, iones si se trata de un electrolito) es v. Si esto es así, rentz ( FL ) de modo que la trayectoria de los portadores ya
el producto vt representaría la distancia media que recorre- no se verá desviada.
131
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
(tenga en cuenta que q puede ser positiva o negativa). siendo me la masa del electrón, h la constante de Planck y V
Como, de acuerdo con la Expresión (17.9), la densidad el volumen de la muestra considerada. La expresión anterior
de corriente J = qnv , teniendo en cuenta la Expresión (1) quiere decir que D(E) crece parabólicamente con la energía
resulta que J = qn E H B 0 . Como EH = VH c , considerando (como se aprecia en la Figura 1). Esta es la razón por la que
la expresión anterior, la tensión de Hall se calcula, teniendo en la Figura 17.10, el espaciado entre niveles energéticos ini-
en cuenta que el flujo de carga es igual a la intensidad por cialmente va disminuyendo a medida que E aumenta.
unidad de superficie ( J = I (cd ) ), como:
1
Sin embargo, la dependencia D ( E ) ∝ E 2 no es correcta
para todo el intervalo de energías de una banda. La forma
J B0 I B0 concreta de D ( E ) dependerá del tipo de estructura cristalina
VH = c E H = c = del material, pero independientemente de ello, debe dismi-
qn qnd
nuir a cero en el borde superior de la banda, tal como mues-
tra la Figura 1:
y el denominado coeficiente Hall como:
1 VH d
RH ≡ =
qn I B 0
132
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 2
133
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
Y para resaltar aún más el resultado, puede acudirse a Con esto, la expresión de D(E) dada en el apartado A,
esta otra gráfica: puede expresarse como
1
3 E2
D (E) = N 3 (2)
2 EF 2
∞
⌠
N excitados = ⎮⎮ f ( E )D ( E )dE
⌡EF
∞
N* ⎛ ⌠
E2
1
⎞
− 32 ⎮
= 2 ⎜ 2 ( EF ) ⎮
3
dE ⎟
N ⎣( E − EF ) ( kBT )⎤⎦ + 1 ⎠
⎮ exp ⎡
⎝ ⌡EF
22 22
hh ⎛⎛33NN⎞⎞33
hh ⎛⎛33nn⎞⎞ 33
N N 2 EF 2 2EF
EEFF == ⎜⎜ ⎟⎟ ⇒ ⇒ EEFF == ⎜⎜ ⎟⎟
88mme e⎝⎝ππVV⎠⎠ 88mme e⎝⎝ππ ⎠⎠
134
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
E. C
álculo de la fracción de electrones
que participan en la conducción
Vamos a calcular ahora la fracción de electrones que ver-
daderamente participan en la conducción eléctrica, N C N .
Siguiendo una estrategia similar a la seguida en el apartado
anterior, podemos estimar el valor de NC a través del produc-
to de D ( EF ) , la densidad de estados, y ΔE , la cantidad de Figura 1
energía media que el campo transmite a un electrón en un
tiempo t, es decir, entre dos sucesos de dispersión consecu- Si nos quedamos exclusivamente con el punto final de
tivos, esto es, NC = D ( EF ) ⋅ ΔE . Ahora bien, este modo de cada vector (su afijo), a la temperatura de 0 K, el resultado
razonar no discrimina si los electrones han sido excitados será un enjambre de puntos con forma de esfera de radio
en tal o cual dirección. En el caso térmico esto era perti- vF, la llamada esfera de Fermi (Figura 2). Para cualquier
nente, pero no ahora, donde solo nos interesa contabilizar otra temperatura, la situación será bastante similar; los úni-
aquellos electrones que han adquirido una velocidad paralela cos puntos que habrán cambiado serán los que conforman
al campo aplicado. Por ello, se ha de multiplicar por el factor la superficie de la esfera, que por esta razón será difusa, y
1/3, para considerar únicamente una de las tres direcciones no perfectamente perfilada (esto es consecuente con la Fi-
espaciales. Matemáticamente, podemos expresarlo como gura 17.10b).
NC = 13 ⋅ D (EF ) ⋅ ΔE . Además, la energía puesta en juego, se
calculará como ΔE = fuerza × distancia = eE0 ⋅ ℓ x , siendo ℓ x
el recorrido libre medio de los electrones en la dirección del
campo, que se supone es la x. De este modo, teniendo en
cuenta la Expresión (2), se obtiene
N C eE 0 ℓ x
=
N 2 EF
vectores velocidad de todos los electrones del gas electró- sufrirá una aceleración en la dirección de dicha fuerza. El
nico en un instante determinado. Supongamos, además, que efecto de este campo sobre la esfera será desplazarla (como
representamos esos vectores velocidad con un origen común un todo) en el sentido del campo, exactamente la cantidad vd,
en un sistema de ejes como el que se muestra la Figura 1. que es la velocidad de arrastre del modelo de Drude.
135
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
NC N ( vd vF ) N ne 2τ
J =e vF = e vF = e vd = envd = E0
V V V me
Nota 17.6
Figura 3
Masas efectivas de los electrones
En esta nueva situación, existirán más electrones viajan-
A. El concepto
do en sentido contrario al del campo, que en su sentido. Esto
implica que habrá un flujo neto de corriente. Sin embargo, si La aceleración que adquieren los electrones dentro del cris-
se mantiene el campo, el desplazamiento de la esfera no pa- tal no es solamente debida a la fuerza externa que imprime
raría de aumentar como consecuencia de la aceleración que el campo eléctrico aplicado. A ella también contribuyen las
imprime el campo. Esto no sucede debido a que los puntos de fuerzas de interacción con los iones de la red, y en menor
la superficie de la esfera desplazados en la dirección X (que medida, con el resto de los electrones. Ambas interacciones
representan velocidades próximas a vF ) son dispersados por son de naturaleza extremadamente compleja y difíciles de
los defectos del cristal. Esta dispersión no solo reducirá el describir matemáticamente (no hablamos exclusivamente
módulo de la velocidad de los electrones, sino que puede de la interacción eléctrica, sino también de la interacción
cambiarla de signo. Esto puede representarse gráficamente «puramente cuántica», consecuencia de que el electrón tiene
como se muestra en la Figura 3: existirá un equilibrio di- carácter ondulatorio). Para poder seguir tratando al electrón
námico entre los electrones que están siendo continuamente como una partícula y así poder aplicar la Segunda Ley de
acelerados en la dirección de la fuerza eléctrica y los que se Newton sería obligatorio conocer, sin embargo, la expresión
ven retrodispersados en el sentido contrario, como resultado de todas las fuerzas que actúan sobre el electrón, esto es
del cual, la esfera se desplaza una cantidad constante, vd.
⋅
Es posible calcular el número de electrones que sufren Fext + Fiones + Felect = mev
esta dispersión como consecuencia de la aceleración del
campo (los contenidos en la zona sombreada de rosa en la Una forma de solventar este inconveniente consiste en
Figura 3), esto es, el número de electrones que participan en introducir la denominada masa efectiva, me*, que se define
la conducción eléctrica. Si llamamos NC a este número y N como:
al total de electrones, entonces:
⋅
Fext = me* v
⎛ 1V ⎞
NC = N ⎜ 3 cáscara ⎟ ⋅
⎝ Vesfera ⎠ donde Fext es la fuerza externa y v es la aceleración real de-
bida tanto a Fext como a la interacción con la red y con el res-
to de los electrones. (Digamos que nuestra ignorancia sobre
donde Vcáscara representa el volumen de una cáscara esférica
los términos Fiones y Felect se enmascara en el término me*).
de radio exterior vF y espesor vd (aproximamos el volumen
De este modo no podemos esperar que me* sea igual a la masa
sombreado de rosa en la Figura 3 por 1/3 del volumen de
del electrón me, ni siquiera que sea una constante; variará con
la mencionada cáscara), y Vesfera es el volumen total de la
la dirección cristalográfica a la que se refiera.
esfera. De este modo
Las masas efectivas pueden ser mayores o menores que
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136
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
efectiva mayor que me representa una situación en la que (Note que la frecuencia ωc resulta ser independiente de r
la fuerza que ejerce el campo eléctrico sobre el electrón es y v.)
mayor que la acción de las fuerzas internas del cristal, que Si aplicamos además un campo eléctrico polarizado cir-
en este caso actúan en sentido opuesto. Cuanto más intensas cularmente con frecuencia próxima ωc (típicamente en el
sean las fuerzas internas respecto a la acción del campo, tan- rango del GHz) sobre el material, sus electrones absorberán
to mayor será la masa efectiva. Una masa efectiva infinita la energía de dicho campo, siendo acelerados a velocidades
representaría que el electrón no puede moverse, como con- mayores por lo que trazarán circunferencias de radios cre-
secuencia de que la acción del campo eléctrico se ve exac- cientes (sin cambiar su frecuencia de movimiento circular).
tamente contrarrestada por la acción de las fuerzas internas Pero los electrones terminarán perdiendo la velocidad adqui-
del cristal. rida tras sucesivas colisiones, reiniciando de nuevo el proce-
so de aceleración.
B. Medida experimental Obviamente, la absorción será mucho menor si la fre-
Consideremos un conductor situado en el seno de un cam- cuencia del campo no coincide con la ciclotrónica (la razón
po magnético, B0 , perpendicular a una cara del material, tal es que no se produce entonces el fenómeno físico denomi-
como se muestra en la Figura 1. nado resonancia). Esto nos brinda una ayuda excelente para
acotar el valor de ωc : variando la frecuencia del campo eléc-
trico (o variando B 0 ) estaremos seguro de haber localizado
ωc cuando observemos un pico de absorción. A partir de este
ωc experimental, podemos calcular me* con la Expresión (1).
Nota 17.7
Figura 1 Conductividad eléctrica en corriente
alterna
Como consecuencia de la fuerza de Lorentz, el movi-
miento errático (térmico) de los electrones se verá pertur- Supongamos un material conductor por el que circula una
bado y ahora describirán trayectorias circulares en un plano corriente eléctrica alterna provocada por un campo eléc-
perpendicular a B0 , es decir, paralelo a la mencionada cara trico alterno cosenoidal con frecuencia angular ω , tal que
del material. (Además, puede existir cierta componente ver- E (t ) = E 0 m ⋅ cos(φ + ωt ) , siendo φ cierto desfase inicial. Los
tical de la velocidad que produce un ascenso de tipo helicoi- electrones sentirán una fuerza de arrastre debido a la acción
dal, que no tendremos en cuenta en esta discusión). El valor del campo (en su misma dirección, pero en sentido contra-
de la fuerza de Lorentz se calcula como evB0 , donde v es la rio, debido al signo negativo de la carga del electrón) y, de
velocidad del electrón y B0 es el módulo del campo magné- acuerdo con la discusión de la Nota 17.1, sentirán además
tico aplicado. Igualando esta fuerza a la centrípeta corres- una fuerza de rozamiento viscoso dada por FR = −(me τ )v ,
pondiente a un movimiento circular de radio r, obtenemos: ocasionada por las continuas colisiones que sufren los elec-
trones con los defectos de la estructura cristalina. Así pues,
para un electrón del conductor, que se mueve y acelera en el
me*v 2 sentido de las x positivas, bajo la acción de un campo eléctri-
= evB0
r co dirigido en el sentido de las x negativas, la segunda ley de
Newton se expresará como:
de donde
eB0 r dv m
v= me = − e v + eE
me* dt τ
Si denominamos ωc a la frecuencia angular de dicho mo- Dado que el campo varía periódicamente en el tiempo, la
vimiento circular (frecuencia angular ciclotrónica), como solución de esta ecuación diferencial es bastante más senci-
lla de obtener si se trabaja con números complejos. No de-
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v = ωc r , resultará que
bemos perder de vista que solo la parte real es la que tiene
eB0 sentido físico.
ωc = (1)
me* Es fácil entender que en notación compleja el campo
eléctrico alterno puede expresarse como:
137
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
∼ ∼
E (t ) = Re ⎡⎣E (t ) ⎤⎦ = Re ⎡⎣E 0 exp(iωt ) ⎤⎦ la denominada conductividad eléctrica compleja. Podemos
encontrar las partes real e imaginaria de esta conductividad
multiplicando y dividiendo por el complejo conjugado del
Recuerde que exp(iα ) = cos(α ) + i sen (α ) . denominador, de modo que:
De manera similar, podemos ensayar soluciones para
v(t ) de la forma: σ cc (1 − iωτ ) σ cc σ ωτ
σ∼ca = = − i cc
v(t ) = Re [∼v(t )] = Re [v∼0 exp(iωt )]
(1 + iωτ ) ⋅ (1 − iωτ ) 1 + ω 2τ 2 1 + ω 2τ 2
Reescribiendo la ecuación diferencial en notación com- Observe que cuando la frecuencia tiende a cero, la con-
pleja ductividad compleja se vuelve real, recuperándose el resul-
tado de Drude para corriente continua.
dv∼ m ∼ Ahora bien, ¿cómo debemos entender el hecho de que la
me = − e v∼ + eE conductividad sea un número complejo? ¿Es completamente
dt τ
superflua la parte imaginaria? Para responder a estas cuestio-
∼ nes vamos a expresar la conductividad compleja en notación
Y sustituyendo en ella las expresiones de E y v∼ , obtene- exponencial (polar), tal que:
mos la sencilla expresión siguiente
σ cc
m σ∼ca = exp (i atan(−ωτ ) )
∼
iω me v∼0 = − e v∼0 + eE0 1 + ω 2τ 2
τ
donde los factores exponenciales exp(iωt ) se han cancelado. donde hemos hecho∼uso de la propiedad 2 2
de los números com-
(Fíjese en la importante simplificación que hemos consegui- plejos según la cual z = a + ib = a + b exp (i atan(b a) ) . Para
abreviar, escribiremos ∼
σ ca = s ⋅ exp (iθ ) , y del mismo modo,
do: una ecuación diferencial se ha transformado en una sim- ∼
ple ecuación algebraica; a ello se debe nuestro interés por E = E exp( iφ ) , siendo tanto s como E números reales. Por
0 0m
∼ 0m
trabajar con números complejos.) Reagrupando términos: consiguiente, podemos decir que E = E 0m exp( iφ ) ⋅ exp( iωt ) = E 0m exp (i(φ + ω
∼ .
E = E 0m exp(iφ ) ⋅ exp(iωt ) = E 0m exp (i(φ + ωt ) )
∼ e ∼ eτ ∼ Con esta notación, la ley de Ohm extendida quedará
v0 = E0 = E0 como:
m 1 τ + iω
e ( m 1 + iωτ
) e ( )
∼ ∼
J = σ∼caE = s ⋅ exp(iθ ) ⋅E 0m exp (i(φ + ωt ) ) = s ⋅ E 0m ⋅ exp (i(φ + θ + ωt ) )
Como por otro lado, la densidad de corriente compleja, ∼ ∼
∼ ∼ J = σ∼caE = s ⋅ exp(iθ ) ⋅E 0m exp (i(φ + ωt ) ) = s ⋅ E 0m ⋅ exp (i(φ + θ + ωt ) )
J∼(t ) , puede definirse como J (t ) = J0 exp(iωt ) . Y extendiendo
la Expresión (17.9) al campo complejo, J∼ = env∼ , y de aquí
∼
que J∼0 = env∼0 , por lo que podemos escribir: Sí nos quedamos ahora con la parte real de J , que es la
única que tiene sentido físico, obtenemos
∼ e 2 nτ ∼ σ cc ∼ ∼
J0 = E0 = E0 J = Re ⎣⎡J ⎦⎤ = s ⋅ E0m ⋅ cos (φ + θ + ωt )
me (1 + iωτ ) (1 + iωτ )
De esta ecuación aprendemos que el valor de J po-
donde σ cc = e 2 nτ me es la conductividad del modelo de Dru- drá oscilar entre los valores − s ⋅ E 0m y + s ⋅ E0m , al variar el
de para corriente continua. De este modo, la ley de Ohm ex- tiempo. Pero nos da una información adicional: puesto que
tendida a complejos se expresará como: ∼
E = E 0m exp (i(φ + ωt ) ) , eso equivale a decir que la parte real
∼ ∼ ∼ ∼ del campo se expresa como E = E 0m cos (φ + ωt ) . La diferen-
J 0 exp(iωt ) = σ∼caE0 exp(iωt ) ⇒ J = σ∼ca E cia en el argumento del coseno es la clave: nos informa que J
está desfasada (retrasada) un ángulo q respecto de E. Esa es
la información adicional que nos aporta el carácter complejo
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siendo
de la conductividad.
σ cc
σ∼ca = Para calcular la potencia media disipada en forma de calor
(1 + iωτ ) por unidad de volumen debemos proceder con cautela, puesto
138
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
que solo las partes reales pueden producir efecto Joule. Re-
Vα Vβ
cordando que PV = σ E 2 = J ⋅ E , ahora escribiremos: φα = y φβ =
Vtotal Vtotal
∼ ∼ ∼ ∼ .
PV = Re ⎡⎣J ⎤⎦ ⋅ Re ⎡⎣E ⎤⎦ = Re ⎡⎣σ∼E ⎤⎦ ⋅ Re ⎡⎣E ⎤⎦
siendo, naturalmente, φα + φβ = 1 .
Y para el cálculo de las partes reales, recurriremos a la
siguiente propiedad de los complejos: la parte real de un nú- La resistencia eléctrica de una barra de esta mezcla, de
mero complejo es igual a la mitad de la suma de dicho núme- sección transversal A y longitud L, será
ro y su complejo conjugado. Además, se ha de tener presente
que el conjugado de un producto es igual al producto de los ρL
conjugados. De este modo, Rbarra = (1)
A
∼ ∼
PV = Re ⎡⎣σ∼E ⎤⎦ ⋅ Re ⎡⎣E ⎤⎦ = 1
2 (σ∼E∼ + σ∼ E∼ ) ⋅ (E∼ + E∼ ) =
* * 1
2
*
Tal como se ilustra en la Figura 1, la barra puede con-
∼∼ ∼∼ ∼ ∼ ∼ ∼ siderarse imaginariamente dividida en un conjunto de N fi-
= 14 (σ∼EE + σ∼EE * + σ∼ E ⋅ E + σ∼ E E ) =
* * * * *
σ cc
PV = 14 E 02m (σ∼ + σ∼ * ) = 12 E 02m Re [σ∼ ] = 12 E 02m σ∼ cos θ = 12 E 02m
1 + ω 2τ 2
1 1 1 1 N A
= + + ⋅⋅⋅ + = =
Nota 17.8 Rbarra R1 R2 RN R fibra ( ραφα + ρβ φβ ) L
139
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
En consecuencia, la resistividad eléctrica de un material necesariamente han de unir el instrumento con la muestra.
bifásico es una combinación lineal de las fracciones volumé- Dichas resistencias deben ser bien conocidas, y no pueden
tricas de ambas fases. ignorarse, salvo cuando R rA + rB , porque entonces, la me-
Es claro que el resultado anterior puede extenderse a sis- dida que proporciona el ohmímetro ( R + rA + rB ) se aproxi-
temas de más de dos fases. Si n es el número de fases pre- mará al valor de R, que es el objetivo a medir. Si este fuera el
sentes, entonces: caso, conocida la lectura del amperímetro (I), y la tensión de
la fuente (V0), la resistencia se calcula como:
n
ρ = ∑ ρiφi
V0
i =1
R=
I
siendo φi y ρi , respectivamente, la fracción volumétrica y la
resistividad de la fase i.
B. Método de cuatro puntas
El problema se complica cuando se desean medir resisten-
Adenda cias eléctricas muy pequeñas (del orden de mW o incluso
mW). En estos casos, será necesario tener en cuenta tanto las
Determinación de resistividades resistencias de los cables como los habituales potenciales de
contacto que se establecen al poner en contacto dos metales
eléctricas distintos. El método de las dos puntas se vuelve claramente
insuficiente.
Las resistividades eléctricas no pueden determinarse direc-
tamente; lo que se puede medir son resistencias eléctricas, Un método alternativo, ideado para solucionar este pro-
y a partir de ellas han de calcularse las resistividades. El blema, se ilustra esquemáticamente en la Figura 2, y es el
problema es que medir resistencias eléctricas no siempre es recogido por las normas ASTM B193-02 y UNE 21 354. El
una tarea simple. Existen dos métodos, que analizaremos a montaje hace uso de dos circuitos vinculados. Por uno de
continuación, ambos requieren el empleo de voltímetros y ellos (el exterior, que lleva intercalado un amperímetro) se
amperímetros de precisión. hace circular una corriente eléctrica. Por el otro circuito (el
interior, al que se conecta un voltímetro de alta resistencia
A. Método de dos puntas interna), prácticamente no circula corriente y es el encargado
de la medida de la tensión.
Cuando las resistencias a medir tienen valores intermedios
(entre unas decenas de W y unos pocos de MW), el proble-
ma es relativamente sencillo y basta aplicar el denominado
método de dos puntas. Este consiste en situar la resistencia a
medir entre dos electrodos conectados a un circuito de me-
dida consistente en una fuente de tensión y un amperímetro
(esto es, un ohmímetro), como se representa en la Figura 1:
Figura 2
140
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
La tensión medida por el voltímetro será: Digamos, por último, que tanto en el método de dos pun-
tas como en el de cuatro, el montaje puede complicarse para
ΔV+ = ε A + I ⋅ R − ε B (1) ganar en precisión. Este es el objetivo de diseños como el
denominado puente de Wheastone, o más complejos aún
como el puente Kelvin. Estos equipos suelen proporcionar
El subíndice (+) indica que la corriente circula en el sen- directamente el valor de la resistencia medida (por ello se
tido indicado en la Figura 2; el subíndice (–) indica que el denominan ohmímetros), y no los valores de tensiones e in-
sentido de la corriente se ha invertido, invirtiendo la fuente, tensidad de corriente.
pero sin alterar el resto del circuito. En este caso, la tensión
medida por el voltímetro sería: Resuelto el problema de las medidas de resistencias eléc-
tricas, abordemos ahora el segundo de los problemas: cómo
determinar a partir de la medida de resistencia el valor de la
ΔV− = ε A − I ⋅ R − ε B (2)
resistividad eléctrica. La respuesta depende de la geometría,
por ello abordaremos tres casos.
Restando las Expresiones (1) y (2), obtenemos:
C. Resistividad de una muestra unidimensional
ΔV+ − ΔV− = 2I ⋅ R Imaginemos una muestra cilíndrica de área transversal A,
cuya resistividad es ρ . La implementación del método de
Por lo tanto, efectuando dos medidas con sentidos de cuatro puntas consiste en este caso en inyectar en un pun-
corriente invertidos, podemos eliminar simultáneamente el to de la muestra una corriente I, y extraer, por otro punto
efecto de las resistencias de los cables y el de los potenciales a cierta distancia, dicha corriente, tal como se indica en la
de contacto. En esto reside la eficacia del método. Despejan- Figura 4.
do R, se obtiene finalmente:
ΔV+ − ΔV−
R=
2I
s
ΔV = I ⋅ ρ
A
A ΔV+ − ΔV−
ρ= ⋅
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s 2I
141
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
de los potenciales de contacto o por la resistencia no nula de A partir de la expresión anterior, la diferencia de poten-
los cables. Solo la distancia s entre los electrodos de medi- cial entre dos puntos que están alineados con el punto de
ción y el área transversal A del alambre son relevantes. inyección y a distancias a y b será:
Si el equipo de medida empleado proporcionara direc-
tamente el valor de la resistencia eléctrica (como es el caso ρ
de los ohmímetros), entonces si R+ y R- fueran los valores ΔV1 = I ln (b a )
2π t
de resistencia medidos con ambos sentidos de corriente, la
resistividad de calcularía como
Adoptando una disposición conveniente, como la mos-
trada en la Figura 6, entonces las distancias entre el punto de
A R+ + R−
ρ= ⋅ inyección y los puntos de medición son a = s y b = 2s, de
s 2 modo que entonces b a = 2 . (Nótese que los dos electrodos
exteriores son los que inyectan y extraen la corriente; los dos
expresión que se obtiene de la anterior, teniendo en cuenta interiores son los destinados a la medida de la tensión. La
que R+ = ΔV+ I y R− = −ΔV− I . distancia entre electrodos es única e igual a s, que es tal que
s t , siendo t el espesor de la lámina.)
D. Resistividad de una muestra bidimensional
(lámina)
Imaginemos una muestra plana de extensión infinita, cuyo
espesor es t y su resistividad es ρ . Supongamos que en un
punto de la muestra se inyecta una corriente I, como se indi-
ca en la Figura 5.
Figura 6
ρ ρ ρ
Por tanto, la diferencia de potencial entre dos puntos se- ΔV = ΔV1 − ΔV2 = I ln ( 2 ) + I ln ( 2 ) = I ln ( 2 )
parados una distancia dr, y a una distancia r del punto de 2π t 2π t πt
inyección, resulta ser:
Por lo tanto, en una geometría plana y con electrodos
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142
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
⎛ π t ⎞⎛ ΔV ⎞
ρ =⎜ ⎟⎜ ⎟
⎝ ln 2 ⎠⎝ I ⎠
E. R
esistividad de una muestra
tridimensional (bloque)
El método de las cuatro puntas también puede usarse para
estimar la resistividad de una muestra tridimensional sufi-
cientemente grande. Este es el caso en que las dimensiones
de la muestra son mucho mayores que la distancia de separa-
ción entre los electrodos. Un ejemplo sería la medición de la
conductividad de un bloque de metal.
Suponiendo que en un punto de la superficie del bloque
se inyecta una corriente I, podemos suponer que esta se ex-
tiende por todo el bloque a través de una esfera expansiva
(Figura 7). Figura 8
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143
Capítulo 17 Propiedades eléctricas de los materiales. Bandas y conductores
ρ 1
ΔV = ΔV1 − ΔV2 = I ⋅ ⋅
2π s
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144
18
CAPÍTULO
Propiedades eléctricas
de los materiales
Semiconductores
RECURSOS DIGITALES
Figura 1
Figura 2
Se comienza por producir silicio de baja pureza, calen-
tando en un horno eléctrico sílice y carbón. El carbono esen-
cialmente extrae el oxígeno del SiO2 impuro (es decir, reduce En este proceso, se coloca el silicio policristalino ultra-
el SiO2), dejando Si impuro. El siguiente paso consiste en puro en un crisol de sílice y se calienta en una atmósfera
clorar este Si impuro para obtener SiCl4 o SiHCl3, ambos inerte para formar una colada. Luego se fija un pequeño cris-
en estado líquido a temperatura ambiente. Aunque a primera tal individual, o cristal «semilla», de Si en el extremo de una
vista parezca extraño, el proceso de licuefacción constituye varilla metálica, con la cara normal a la base cuidadosamente
una operación muy ingeniosa. Mientras que los sólidos son alineada a lo largo de una dirección predeterminada (típi-
de muy difícil purificación, para purificar líquidos se dispo- camente una dirección 111 o 100 ), y se sumerge en la
ne de una gran cantidad de procedimientos estándares. Tras colada. Una vez alcanzado el equilibrio térmico se reduce la
múltiples destilaciones y otros métodos de purificación de temperatura de la masa en la vecindad del cristal semilla, con
líquidos, se llega a un SiCl4 (o un SiHCl3) ultrapuro. Por úl- lo que el silicio de la colada comienza a solidificarse sobre
timo, al reducir químicamente el haluro de alta pureza, se lo- esa semilla, y el material que se va añadiendo lo hace como
gra el silicio elemental ultrapuro deseado (con un coeficiente una extensión estructuralmente perfecta del cristal semilla.
de impurezas inferior a 10–11). Esto se consigue, por ejemplo, Después se gira lentamente el cristal semilla y se va separan-
calentando SiCl4 en una atmósfera de hidrógeno: do de la colada; esto permite que cada vez mayor cantidad de
silicio se solidifique en la parte inferior del cristal que se va
formando. Se obtienen así bloques cilíndricos de monocris-
SiCl4 +2H2 → 4HCl + Si tales de silicio llamados lingotes.
Aunque el silicio obtenido en el proceso de separación El máximo ritmo de crecimiento del cristal estará con-
y purificación que acabamos de describir es ultrapuro, no trolado por el ritmo de pérdida de calor, P0 (en vatios) que
constituye un monocristal, sino que está en un estado poli- fluye desde la superficie del monocristal al silicio fundido.
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cristalino. Por lo tanto, se requiere un procesamiento adicio- Esta pérdida de calor será compensada con el calor latente
nal para formar los grandes monocristales que se utilizan en de cristalización, ΔH S . Si un disco de espesor x y área trans-
la fabricación de los dispositivos. El método habitual para versal A cristaliza en un tiempo dt, entonces el balance de
obtener grandes monocristales de Si es el denominado méto- energía exige que:
146
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
dx P0
Nota 18.2
=
dt ΔH S δ A Impurezas intencionadas
lo que demuestra que el área transversal del lingote de mo- Cantidades extremadamente pequeñas de átomos de impu-
nocristal (es decir, su diámetro) puede controlarse por medio reza pueden tener un efecto decisivo en las propiedades de
del ritmo de extracción. Típicamente, los ritmos de creci- los semiconductores. Por esta razón, la pureza constitutiva
miento varían entre 10-4 y 10-2 mm·s-1. de los semiconductores debe ser controlada con mucho cui-
dado. Se sobreentiende que la pureza citada se refiere a las
El cilindro de silicio monocristalino se corta con una sie- impurezas no intencionadas.
rra de diamante para obtener obleas o láminas cilíndricas que
después de pulidas, tienen un espesor de 0.1 a 0.2 mm. Para Sin embargo, para alterar las propiedades eléctricas del
separar los circuitos individuales, la oblea se divide en pe- material semiconductor se le agregan deliberadamente áto-
queños chips, por un proceso parecido al cortado del vidrio. mos de impurezas, denominados dopantes, en proporciones
Estas plaquitas o chips semiconductores constituyen el mate- tales como, por ejemplo, de un átomo de impureza por cada
rial de partida de los circuitos integrados (Figura 3). 108 átomos de anfitrión. Este proceso de incorporación de
átomos de impurezas, denominado dopado, se realiza habi-
tualmente por difusión a alta temperatura, pero también por
medio de técnicas más sofisticadas como la implantación
iónica.
En la técnica de dopado por difusión, la región del se-
miconductor que va a ser dopada se expone a una atmósfera
que contiene vapor del átomo dopante. Como la temperatura
es suficientemente alta, los átomos penetran en el material
mediante difusión. Eligiendo conveniente la temperatura y el
tiempo, se controla la profundidad a la que llegan los átomos
de impurezas.
Si una superficie cristalina se expone a una atmósfera do-
pante, se cumplirá (recuerde la Adenda del Capítulo 7):
Figura 3 ⎡ ⎛ x ⎞⎤
C ( x, t ) = CS ⎢1 − ζ ⎜ ⎟⎥
⎣ ⎝ 2 Dt ⎠⎦
Si lo que se desea producir son películas de silicio amor-
fo, el proceso de purificación es el mismo, pero no es nece-
sario crecerlo mediante ningún método. Si lo que se necesita donde C representa la concentración de átomos dopantes (en
es una capa muy fina (entre 20-30 mm de grosor), basta con número/m3), CS es la concentración en la superficie (en nú-
depositar el silicio purificado mediante un gas reactivo, ha- mero/m3), D es la difusividad, parámetro que depende de la
bitualmente el SiH4 (tetrahidruro de silicio), sobre un soporte temperatura, de la naturaleza del sustrato y del tipo de do-
de vidrio o una lámina flexible de PVC. Se pueden recubrir pante (m2/s), t es el tiempo de exposición (s), x es la distan-
así superficies extensas de hasta varios metros cuadrados cia, medida desde la superficie (m), y z es la función error.
válidas para muy diferentes productos, especialmente, pa- El perfil de concentración aproximado aparece representado
neles solares para conversión fotovoltaica. Aunque resultan en la Figura 1 para un instante dado.
más económicas que las mono o policristalinas. el princi- En la técnica de implantación iónica, los átomos dopantes
pal inconveniente de estas películas de silicio hidrogenado son ionizados para que de esta forma puedan ser acelerados en
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(como también se las conoce) es que se degradan con mu- un campo eléctrico. Cuando han alcanzado gran velocidad son
cha facilidad. La degradación que sufren, denominada efecto dirigidos hacia la zona a dopar, donde recorren cierta distancia
Staebler-Wronski, es responsable de la merma de hasta un hasta que la pérdida de energía provocada por las colisiones
20 % de la eficiencia inicial durante las primeras horas de su con los átomos del sustrato los acaba deteniendo. Debido a su
147
Capítulo 18 Propiedades eléctricas de los materiales. Semiconductores
Nota 18.3
Estadística de portadores
A. La función de ocupación
Como se vio en el capítulo anterior, la función de Fermi-
Dirac, f ( E ) , especifica, en condiciones de equilibrio, la
probabilidad de que un estado permitido de energía E esté
ocupado por un electrón. Ya vimos que su expresión venía
dada por
Figura 1 −1
⎡ ⎛ E − EF ⎞⎤
f ( E ) = ⎢1 + exp ⎜ ⎟⎥
alta energía cinética tienen gran poder de penetración. Varian- ⎣ ⎝ k BT ⎠⎦
do esta energía cinética inicial, puede controlarse la profundi-
dad que alcanzarán las impurezas. El proceso debe realizarse Lógicamente, la probabilidad de que un estado no esté
también a alta temperatura para que se puedan restituir los ocupado se calculará como 1 − f ( E ) .
«destrozos» que provoca el bombardeo. La expresión matemática de la función de Fermi-Dirac
Las ventajas de la implantación iónica son su preciso resulta demasiado compleja a la hora de efectuar cálculos
control de impurezas y la relativamente baja temperatura integrales. Por ello, nos interesaría conocer bajo qué con-
requerida. La implantación iónica se rige por la siguiente diciones podría simplificarse. Analizaremos dos situaciones
ecuación: (Figura 1):
(a) Si E ≥ EF + 3kBT , la exponencial tomará valores
ϕ ⎡ ⎛ x − R ⎞2 ⎤ mucho mayores que 1, por lo que
p
C ( x) = exp ⎢ − ⎜ ⎟ ⎥
2π (ΔRp ) ⎢ ⎝ 2(ΔRp ) ⎠ ⎥
⎣ ⎦ −1
⎡ ⎛ E − EF ⎞ ⎤ ⎛ EF − E ⎞
f ( E ) = ⎢ 1 + exp ⎜ ⎟ ⎥ ≈ exp ⎜ ⎟ (1)
donde C es la concentración de átomos dopantes (número/m3), ⎣ ⎝ k BT ⎠ ⎦ ⎝ k BT ⎠
ϕ es la dosis de bombardeo (número/m2), DRp es la desvia-
ción estándar del perfil de impurezas (m), Rp es la posición (b) Si E ≤ EF − 3kBT , la exponencial toma valores mu-
del dopado máximo (m), y x es la distancia, medida desde la cho menores que 1. Teniendo en cuenta, además, que
superficie (m). (1 + x)−1 ≈ 1 − x si x 1, entonces podremos aproximar:
Conviene notar que tanto DRp como Rp son funciones del
voltaje de aceleración, del tipo de ion que se implanta y de −1
⎡ ⎛ E − EF ⎞ ⎤ ⎛ E − EF ⎞
la orientación cristalina del sustrato. El perfil obtenido me- f ( E ) = ⎢1 + exp ⎜ ⎟ ⎥ ≈ 1 − exp ⎜ ⎟ (2)
diante esta técnica en un instante arbitrario se muestra en la ⎣ ⎝ k BT ⎠ ⎦ ⎝ k BT ⎠
Figura 2.
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Figura 2 Figura 1
148
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Utilizaremos estas dos aproximaciones más adelante; por (Es esta simetría la que hace especialmente ventajosa la in-
ahora, los límites en las que han sido obtenidas nos servirán troducción del concepto de hueco.)
de base para una definición (Figura 2): un semiconductor se
dice «no degenerado» cuando su nivel de Fermi, EF, es tal que
EV + 3kBT ≤ EF ≤ EC − 3kBT
Figura 3
C. Concentración de portadores
Nuestro objetivo ahora es deducir expresiones que permi-
tan conocer las concentraciones de los portadores. Dado que
DC ( E )dE representa el número de estados de energía entre E
y E + dE en la BC, el producto f ( E )DC ( E )dE representará el
número de electrones entre E y E + dE . Por lo tanto, la con-
centración de electrones en la BC completa vendrá dada por
1⌠∞
n= ⎮ f ( E ) DC ( E )dE
V ⌡EC
(Nótese que además de cambiar el origen de energías, hemos Y por otro lado, sustituyendo la expresión de DV ( E ) y
introducido el concepto de masa efectiva.) teniendo en cuenta la aproximación (2), se obtiene
La situación es completamente simétrica para los huecos E V
de la BV (Figura 3), de modo que la densidad de estados de ⌠
(mh* ) ⎮
3
2
⎛ E − EF ⎞ 1
p = 8 2π ( EV − E ) exp ⎜ ⎟ dE =
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h3 ⎮ ⎝ k BT ⎠
⌡−∞
3 0
*
V (m ) 2 1 3 ⌠
DV ( E ) = 8 2 π h
( EV − E ) 2
E ≤ EV (m* ) 2 ⎛ E − EF ⎞ ⎮ 1 ⎛ E − EV ⎞
3
h = 8 2 π h3 exp ⎜ V ⎟ ( EV − E ) 2 exp ⎜ ⎟ d ( E − EV )
h ⎝ k BT ⎠ ⎮ ⎝ k BT ⎠
⌡−∞
149
Capítulo 18 Propiedades eléctricas de los materiales. Semiconductores
Realizando ahora unos cambios de variables oportunos: válida tanto para semiconductores intrínsecos como extrín-
x = ( E − EC ) (kBT ) para el cálculo de n, y x = ( E − EV ) (kBT ) secos. El valor de ni puede calcularse a partir de la expresión
para el cálculo de p, las integrales anteriores resultan ser de anterior considerando el caso intrínseco
la forma:
3 3
* * 4
E ⎞
⎛ ⎛ 2π kB me ⎞ 2 ⎛ me mh ⎞ 32
∞ 0 ni = NC ⋅ NV ⋅ exp ⎜ − IP ⎟ = 2 ⎜ 2
⎟ ⎜ ⋅ ⎟ T ⋅e
⌠
⎮
⌠
x exp(− x)dx = ⎮ − x exp( x)dx = π 2 ⎝ 2k B T ⎠ ⎝ h ⎠ ⎝ me me ⎠
⌡0 ⌡−∞
3 3
* * 4
⎛ E ⎞ ⎛ 2π kB me ⎞ 2 ⎛ me mh ⎞ 32 ⎛ E ⎞
ni = NC ⋅ NV ⋅ exp ⎜ − IP ⎟ = 2 ⎜ ⎟ ⎜ ⋅ ⎟ T ⋅ exp ⎜ − IP ⎟
Con ello, se llega a que: ⎝ 2 k T
B ⎠ ⎝ h 2
m
⎠ ⎝ e e⎠ m ⎝ 2k BT ⎠
donde
⎛ E − EC ⎞
ni = NC exp ⎜ i ⎟
3
⎝ k BT ⎠
⎛ 2π me*k BT ⎞ 2
NC = 2 ⎜ ⎟ (3c)
⎝ h2 ⎠
⎛ E − Ei ⎞
ni = NV exp ⎜ V ⎟
⎝ k BT ⎠
3
⎛ 2π mh* k BT ⎞ 2
NV = 2 ⎜ ⎟ (3d)
⎝ h2 ⎠ Despejando NC y NV
⎛ E − Ei ⎞
NC = ni exp ⎜ C ⎟ (4a)
D. Ley de acción de masas ⎝ k BT ⎠
Multiplicando las Expresiones (3a) y (3b), obtenemos:
⎛ E − EV ⎞
⎛ E − EC ⎞ ⎛ EV − EF ⎞ ⎛ EV − EC ⎞ NV = ni exp ⎜ i ⎟ (4b)
n ⋅ p = NC NV ⋅ exp ⎜ F ⎟ ⋅ exp ⎜ ⎟ = NC ⋅ NV ⋅ exp ⎜ ⎟ ⎝ k BT ⎠
⎝ k BT ⎠ ⎝ kBT ⎠ ⎝ k BT ⎠
⎛ E − Ei ⎞
La diferencia EV − EC = − ( EC − EV ) = − EIP , por tanto, la n = ni exp ⎜ F ⎟ (5a)
expresión anterior puede escribirse como: ⎝ k BT ⎠
⎛ E ⎞ ⎛ E − EF ⎞
n ⋅ p = NC ⋅ NV ⋅ exp ⎜ − IP ⎟ p = ni exp ⎜ i ⎟ (5b)
⎝ k BT ⎠ ⎝ k BT ⎠
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Así pues, vemos que el producto n·p no depende de la donde Ei representa el nivel de Fermi intrínseco y EF el ni-
posición del nivel de Fermi (que es lo que puede variar por vel de Fermi extrínseco. Estas ecuaciones son válidas para
efecto del dopado); solo depende del valor de EIP y de la tem- cualquier semiconductor no degenerado, en condiciones de
peratura. La expresión anterior, por tanto, es absolutamente equilibrio.
150
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Despejando EF de las Expresiones (5a) y (5b) se obtiene Esta expresión se diferencia de la función de Fermi-Di-
rac por el factor ½ que figura en el denominador. Este factor
EF = Ei + kBT ln ( n ni ) (6a) obedece al hecho de que los niveles de energía que intro-
ducen las impurezas en el intervalo prohibido solo pueden
albergar un electrón y no dos, como los niveles de las BV
EF = Ei − kBT ln ( p ni ) (6b) y BC.
A partir de la expresión anterior, podemos conocer la
que nos da la posición del nivel de Fermi para un semicon- probabilidad de que una impureza esté ionizada, P, pues ló-
ductor sea del tipo que sea (extrínseco o intrínseco), en fun- gicamente P = 1 − P ' . De este modo,
ción del nivel de Fermi intrínseco.
Nos faltaría, por último, encontrar una expresión que 1 1
P =1− =
nos dé la dependencia térmica del nivel de Fermi intrínseco. ⎛ E − EF ⎞ ⎛ EF − Ed ⎞
Igualando las dos expresiones obtenidas de NV, Expresiones 1 + 12 exp ⎜ d ⎟ 1 + 2exp ⎜ ⎟
⎝ k BT ⎠ ⎝ k BT ⎠
(3d) y (4b), se obtiene:
3 3 3
⎛ 2π mh* kB ⎞ 2 32 * * 4
⎛ 2π kB me ⎞ 2 ⎛ me mh ⎞ 32De este ⎛ Ei − EV ⎞
⎛ EIP ⎞ la concentración
2⎜ ⎟ T = 2⎜ ⎟ ⎜ ⋅ ⎟ T ⋅ exp ⎜ − modo, ⎟ exp ⎜ ⎟
de impurezas donantes
⎝ h
2
⎠ ⎝ h
2
⎠ ⎝ me me ⎠ ionizadas se calculará
⎝ 2k BT ⎠ como:
⎝ k BT ⎠
Nd
3 3 3
⎛ 2π mh* kB ⎞ 2 32 * * 4
⎛ 2π kB me ⎞ 2 ⎛ me mh ⎞ 32 ⎛ E ⎞ ⎛ E − EV ⎞ N d+ = N d ⋅ P =
⎜ 2 ⎟ T = 2⎜ 2
⎟ ⎜ ⋅ ⎟ T ⋅ exp ⎜ − IP ⎟ exp ⎜ i ⎟ ⎛ E − Ed ⎞
⎝ h ⎠ ⎝ h m
⎠ ⎝ e e⎠ m ⎝ 2 k T
B ⎠ ⎝ k BT ⎠ 1 + 2exp ⎜ F ⎟
⎝ k BT ⎠
que se simplifica a:
que coincide con la Expresión (18.5a).
3
1 3 ⎛ m* ⎞ 1
Ei = EV + EIP + kBT ln ⎜ h* ⎟ P=
⎛ E − EF ⎞
2 4 ⎝ me ⎠ 1 + 2exp ⎜ a ⎟
⎝ k BT ⎠
1
P' =
⎛ E − EF ⎞
1 + 12 exp ⎜ d ⎟ Sucede, además, que para muchos semiconductores tí-
⎝ k BT ⎠
picos (Si, Ge y GaAs, entre otros) la BV es el resultado del
151
Capítulo 18 Propiedades eléctricas de los materiales. Semiconductores
resulta que
Nota 18.5 μe 1
=
eDe k BT
La relación de Einstein
de donde
Como demuestran las Expresiones (18.20), en los semicon-
ductores es posible que estén simultáneamente presentes los k BT De
mecanismos de arrastre y de difusión de portadores. Particu- =
e μe
larizando dichas expresiones para el caso de una sola dimen-
sión resulta:
⌡
electrostático, se tiene que
Figura 1
152
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
153
Capítulo 18 Propiedades eléctricas de los materiales. Semiconductores
Figura 2
E. Dopado Figura 3
Consiste en la introducción de las impurezas en el sustrato
semiconductor por acción difusiva. Puede ser de dos tipos: Entre el gran número de metales investigados para con-
por difusión o por implantación iónica (vea la Nota 18.2). seguir contactos con los cristales semiconductores de silicio,
Las impurezas solo podrán penetrar en el sustrato a través de el aluminio es el más idóneo y empleado, debido a que forma
las ventanas previamente creadas (no pueden atravesar los contactos de baja resistencia óhmica tanto con silicio de tipo
«muros» de SiO2). p como de tipo n. Los contactos silicio/aluminio se realizan
eliminando el dióxido de silicio nativo y permitiendo de esta
F. Metalización forma que la película de metal depositada quede en íntimo
contacto con la superficie del silicio cristalino. Esto se consi-
La operación de metalización es muy útil para unir los di-
gue por los procedimientos de difusión y fotograbado expli-
ferentes elementos constituyentes de un circuito integrado.
cados anteriormente.
Se realiza a partir de la evaporación de un metal en un vacío
elevado, tecnología que se engloba dentro de las conocidas En la denominada tecnología MOS (metal-óxido-semi-
como deposición física en fase vapor (PVD en sus siglas en conductor), el metal es a menudo sustituido por silicio po-
inglés). licristalino (denominado también polisilicio). Este material
tiene muchas ventajas, sobre todo porque puede soportar
Se utiliza una cámara hermética de alto vacío; en el ex-
altas temperaturas, lo que facilita el recocido después de las
tremo superior se coloca un filamento de wolframio en el
operaciones de ataque e implantación.
cual se depositan hilos doblados, de aluminio o de oro. En la
parte inferior de la cámara están las obleas de semiconduc-
tor, previamente dopadas y protegidas por una pieza móvil G. Soldadura por ultrasonidos
que puede accionarse exteriormente a la cámara, por medio Este procedimiento se realiza en frío, apoyando un hilo de
de un campo magnético. aluminio sobre la zona metalizada del circuito integrado
En el interior de la cámara se realiza vacío para que nin- (que lleva una capa de aluminio). La pieza que apoya este
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guna molécula gaseosa influya sobre la proyección del vapor hilo está unida a un generador de ultrasonidos, y se hace vi-
metálico, y se calienta suavemente el filamento de wolfra- brar a una frecuencia muy elevada. La vibración provoca la
mio hasta llegar a la fusión de los hilos metálicos doblados variación rápida de la presión de apoyo, al mismo tiempo
que, de esta manera, forman gotas sobre el filamento. Se re- que unas ondas ultrasónicas transversales mueven el conjun-
154
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
H. Encapsulado
La operación siguiente es la soldadura de cada uno de los cir-
cuitos obtenidos anteriormente en la cápsula que debe pro-
tegerle de los agentes exteriores. En todas ellas, la primera
operación a realizar es la fijación a una lámina metálica, me-
diante soldadura, del trocito de silicio que constituye el cir-
cuito integrado. Para ello, en caliente, el trocito de silicio es
presionado sobre la placa metálica, o bien se interpone una
fina lámina de oro entre el silicio y el metal, de modo que la
fusión de la mezcla eutéctica oro-silicio, asegura la soldadura
del cristal a la cápsula. Luego, se unen las zonas metalizadas
del chip a los hilos de conexión de la cápsula. Finalmente, el
circuito integrado se cierra en el interior de un recinto estanco
mediante una cavidad sellada con vidrio o cerámica, o con una
envoltura de plástico inyectado (Figura 4). Figura 4
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155
19
CAPÍTULO
Propiedades eléctricas
de los materiales
Aislantes
RECURSOS DIGITALES
Figura 1
Considerando que la región esférica contiene dipolos si- equilibrio de dos fuerzas de sentido opuesto: (1) la debida a
guiendo un ordenamiento cúbico, Lorentz demostró que el la presencia del campo externo ( = QEloc ) y (2) la fuerza de
campo que actúa en el centro de la esfera debido a todos ellos atracción de Coulomb que ejerce la carga eléctrica negati-
es nulo, esto es, que Eesfera = 0 . Dado que la región exterior va efectiva q contenida en una esfera interior de radio d (la
158
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
z1 z2e 2 r0 ñ −1
El momento dipolar inducido será, pues b=
4πε 0 ñ
Digamos, por último, que es posible abordar este mismo donde se ha supuesto, además, que z1 = z2 = z .
problema desde un punto de vista cuántico. No obstante, el La acción de un campo eléctrico, Eloc , provocará un des-
problema no es sencillo ni siquiera para los átomos más sim- plazamiento relativo de los iones. Si el campo no es muy
ples. Partiendo del conocimiento de las funciones de onda de intenso, el desplazamiento, x, será pequeño. Como conse-
los electrones que constituyen el átomo o ion considerado, y cuencia de este desplazamiento se originará una fuerza de
aplicando lo que en teoría cuántica se denomina método de recuperación elástica F = kx , siendo k la constante elástica
perturbaciones, es posible obtener una fórmula general para del enlace, que compensará a la fuerza eléctrica que provo-
la polarizabilidad electrónica bastante más compleja y sutil. ca la deformación, F = ( ze)Eloc . Igualando tendremos que
Lo más interesante del resultado mecanocuántico, que aquí ni kx = ( ze)Eloc y, por tanto, el momento dipolar inducido
siquiera expondremos, es que el comportamiento del átomo
queda descrito como un conjunto de osciladores clásicos, lo
p = ( ze) x = ⎡⎣( ze)2 k ⎤⎦ Eloc
que resulta muy conveniente a la hora de calcular la polariza-
bilidad electrónica en presencia de campos eléctricos alternos.
Y como p = α i Eloc , se concluye que
α i = ( ze) 2 k
Nota 19.3
Polarizabilidad iónica Para hallar la constante elástica k debemos recordar que la
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159
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
Nota 19.5
Nota 19.4 La ley de Langevin
¿Por qué se alinean los dipolos Sobre un dipolo situado en el seno de un campo eléctrico
con el campo? Eloc , actúan un par de fuerzas, cuyo momento tiende a orien-
tarlo en la dirección del campo. Sin embargo, esta tendencia
Un dipolo eléctrico en el seno de un campo eléctrico, Eloc , estará contrarrestada por la agitación térmica de los átomos o
experimenta un par de fuerzas que tiende a alinearlo con la moléculas del medio. Para cada campo y temperatura tendre-
dirección del campo, tal como se muestra en la Figura 1. mos una orientación media, resultado del compromiso entre
ambas tendencias contrapuestas.
La energía de un dipolo en un campo eléctrico Eloc es
El módulo del momento del par de fuerzas, t, puede cal- ⎮ exp ⎜ ⎟ cos θ d Ω
⌡0 ⎝ k BT ⎠
cularse como sigue: (cos θ ) = π
⌠ ⎛ p Eloc cos θ ⎞
⎮ exp ⎜ ⎟ dΩ
τ = F (d sen θ ) = qEloc (d sen θ ) = (qd )Eloc sen θ = p Eloc sen θ ⌡0 ⎝ k BT ⎠
160
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
donde exp ( p E cosθ (kBT ) ) representa la probabilidad de En el límite cuando u → 0 , esto es, para campos débiles
que un dipolo esté orientado según un ángulo sólido com- y temperaturas no muy bajas, podemos aproximar la función
prendido entre Ω y Ω+dΩ (ver Figura 1). de Langevin por los primeros términos de su desarrollo de
Taylor:
u u 3 ...
(u) ≈ − +
3 45
u np 2
P ≈ np = Eloc
3 3kBT
Figura 1
esto es, la polarización resulta ser directamente proporcio-
El área sombreada de la figura corresponde al ángulo só- nal al campo e inversamente proporcional a la temperatura.
lido elemental d Ω = 2π sen θ dθ = −2π d (cos θ ) . (Como veremos en el Capítulo 20, esta fórmula es análoga a
la expresión de la ley de Curie para los materiales paramag-
Con todo, la integración de la integral anterior para ob- néticos.)
tener el valor de P conduce a la siguiente función, conocida
como ley de Langevin: En el otro límite, cuando u → ∞ , esto es, para campos
muy intensos y/o temperaturas bajas, entonces
⎛ 1⎞
P = n p ⎜ cotgh u − ⎟ = n p (u ) exp(u ) + exp( −u )
⎝ u⎠ coth(u ) = →1
exp(u ) − exp( −u )
P ≈ np
Nota 19.6
Constante dieléctrica compleja
Figura 2
Consideraremos primeramente un átomo aislado. Un campo
Como puede verse en la gráfica, para valores de u peque- eléctrico alterno E 0 (t ) ejercerá sobre el átomo una fuerza
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ños, el comportamiento es lineal (con pendiente 13 ), mientras periódica que desplazará también periódicamente al centro
que para valores grandes de u la polarización tiende a un geométrico de la nube electrónica desde su posición de equi-
valor de saturación (igual a 1). Vamos a demostrar estos lí- librio (supondremos que el núcleo permanece inmóvil). A
mites. este desplazamiento forzado, x(t ) , se opondrá la acción de la
161
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
q2 x ∼ na q 2 m ∼
qE = = kx Pm = E (4)
4πε 0 R3 ω0ʹ2 − ω 2 + 2iγω m
∼ ∼
La Expresión (1) se puede considerar válida para cual- Pe (ω ) Pm (ω )
ε∼r (ω ) = 1 + ∼ =1+ ∼ (5)
quier átomo de un sólido si sustituimos E 0 por Eloc , el cam- ε 0E ε 0Em
po eléctrico local que verdaderamente actúa sobre un átomo
del sólido. Entonces, de acuerdo con la definición de polari- Sustituyendo la Expresión (4) en (5), se obtiene final-
zación electrónica, si na es la concentración de átomos: mente:
Pe (t ) = na pe (t ) = na qx(t ) na q 2
ε∼r (ω ) = 1+
mε 0 (ω0ʹ2 − ω 2 + i 2γω )
expresión que nos permite reescribir la Expresión (1) tal
como sigue:
Esta ecuación permite calcular la constante dieléctrica
compleja debida a la polarización electrónica del medio.
d 2Pe d Pe 2 na q 2 Multiplicando el numerador y el denominador de la fracción
+ 2γ + ω P
0 e = Eloc (2)
dt 2 dt m por el complejo conjugado del denominador, se obtienen las
componentes real e imaginaria de ε∼r (ω ) :
donde ω0 = k m es la denominada frecuencia angu-
lar natural de la oscilación y γ = β 2m es la constante de na q 2 (ω ʹ2 − ω 2 )
ε rʹ (ω ) = 1+ ⋅ 2 02 2 (6a)
amortiguamiento. (Advierta que tanto ω0 como γ tienen di- mε 0 (ω0ʹ − ω ) + 4γ 2ω 2
mensiones de s-1.)
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162
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
De este resultado se deduce que la constante dieléctri- vibrará en torno a la dirección del campo, pero luego, me-
ca posee dos componentes, una en fase con el campo (parte diante interacciones con los átomos de su entorno, se relaja-
real) y otra en cuadratura, esto es, desfasada 90º (parte ima- rá y acabará orientándose de nuevo en su dirección inicial.)
ginaria). En la Figura 1 se muestra la variación con la fre- Pese a la naturaleza distinta del fenómeno, las expresiones
cuencia de los valores de ε rʹ (ω ) y ε rʹʹ(ω ) de acuerdo con las matemáticas resultantes vuelven a resultar parecidas si se re-
Expresiones (6). La variación de la parte real en la Figura 1a, interpretan convenientemente los términos que intervienen.
y la de la parte imaginaria en la Figura 1b. Así pues, es posible establecer una expresión simplifica-
da que de alguna manera englobe todos los distintos meca-
nismos de polarización presentes en el material. Suponiendo
(a)
que cada uno de estos mecanismos consta de una frecuencia
característica (ω ʹj ) y un factor de amortiguamiento ( γ j ) pro-
pios, la expresión es de la forma:
fj
ε∼r (ω ) = 1 + ∑
j ω ʹj − ω 2 + i 2γω
2
de donde
f j (ω ʹj 2 − ω 2 )
ε rʹ (ω ) = 1 + ∑ (7a)
j (ω ʹj 2 − ω 2 )2 + 4γ 2j ω 2
(b)
f j ωγ j
ε rʹʹ(ω ) = ∑ (7b)
j (ω ʹj 2 − ω 2 )2 + 4γ 2j ω 2
163
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
Consideraremos ahora que el campo eléctrico alterno el número de dipolos por unidad de volumen, n, disminuye
∼
viene dado por E = Em exp(iωt ) y que la densidad de corrien- al aumentar la temperatura debido a la dilatación térmica,
te corresponde a la densidad de corriente de desplazamiento. podremos suponer que
Extendiendo a notación compleja la definición de la densi-
dad de corriente de desplazamiento, Expresión (19.35), se nα
obtiene: = 3 − β (T − TC )
ε0
∼
∼ dE
Jd = ε 0ε∼r siendo TC el denominado punto ferroeléctrico de Curie y b
dt
una constante del mismo orden de magnitud que el coefi-
ciente de dilatación térmica (~ 10-5 a 10-6 K-1). Sustituyendo
donde ε∼r = ε rʹ − iε rʹʹ es la constante dieléctrica compleja. Te- esta expresión en la de Clausius-Mossotti,
∼
niendo en cuenta la expresión de E y ε∼r , operando obtene-
mos:
ε r −1
1 − 13 β (T − TC ) =
∼ dE
∼ εr + 2
Jd = ε 0ε∼r = iωε 0 (ε rʹ − iε rʹʹ) Em exp(iωt ) = ωε 0 Em ( iε rʹ + ε rʹʹ) exp(iωt )
dt
Y de aquí
iωε 0 (ε rʹ − iε rʹʹ) Em exp(iωt ) = ωε 0 Em ( iε rʹ + ε rʹʹ) exp(iωt )
3 − 23 β (T − TC )
εr =
Sustituyendo las expresiones de J∼d y E∼ en la Expresión 3 β (T − TC )
1
(1), se obtiene
Y como β (T − TC ) 1 , entonces
∼ ∼ ∼ ∼ ∼ ∼ ∼ ∼
PV = 14 ( J d ⋅ E + J d ⋅ E * + J d * ⋅ E + J d * ⋅ E * ) =
= 14 (ωε 0E m2 ( iε rʹ + ε rʹʹ) exp(2iωt ) + 3 9 C
εr ≈ = =
1
3 β (T − TC ) β (T − TC ) T − TC
+ ωε 0Em2 ( iε rʹ + ε rʹʹ) + ωε 0Em2 ( −iε rʹ + ε rʹʹ) +
+ ωε 0Em2 ( iε rʹ + ε rʹʹ) exp(−2iωt ) )
que es la ley de Curie-Weiss, Expresión (19.46), válida para
T > TC .
Teniendo en cuenta que los términos exponenciales
complejos exp(±2iωt ) se promedian a cero en un periodo
de tiempo T = 2π ω , el promedio temporal de la potencia Nota 19.9
media por unidad de volumen resultará:
Caracterización dieléctrica
PV = 12 ωε 0Em2 ε rʹʹ
A. Medida de la rigidez dieléctrica
Y recordando que ε rʹʹ = ε r sen δ
Generalmente, la ruptura se presenta como un fenómeno es-
tadístico aleatorio, lo que significa que las medidas del po-
PV = 12 ωε 0E m2 ε r sen δ = πυε 0ε rE m2 sen δ tencial de ruptura (y a partir de él, del campo de ruptura o
rigidez) no son repetitivas, aunque la probabilidad de que
ocurra la ruptura transcurrido un cierto tiempo t aplicando
un voltaje constante aumenta a medida que crece la tensión
Nota 19.8 aplicada. Esta cierta aleatoriedad obliga a realizar un gran
número de experiencias de ruptura para obtener la distri-
La ley de Curie-Weiss bución estadística del voltaje de ruptura, esto es, la gráfica
N R = N R (V , t ) donde NR es el número de sucesos de ruptura
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El término adimensional (nα ε 0 ) en la ecuación de Clau- observados en la muestra polarizada al voltaje V, durante un
sius-Mossotti, Expresión (19.33), necesariamente ha de tiempo t. Normalmente, este tipo de experiencias se realiza
cumplir que (nα ε 0 ) < 3 , ya que si (nα ε 0 ) ≥ 3 llevaría a un sobre una misma muestra, depositando sobre ella electro-
absurdo o exigiría que ε r < 0 , valor nunca observado. Como dos, denominados no cortocircuitantes (consulte la Adenda
164
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
de este capítulo), cuyo espesor es menor de unos 1 000 Å ruptura y reanudando de nuevo el ciclo. Se consigue así una
(Figura 1a). En estas condiciones, cada evento de ruptura distribución del número de sucesos de ruptura en función
dieléctrica provoca una evaporación del metal del electrodo del voltaje de ruptura y/o del tiempo durante el que se aplica
alrededor del punto de ruptura, evitando el contacto eléctrico dicho voltaje, que suele representarse como un histograma
entre electrodo y sustrato metálico (Figura 1b). (Figura 3). A partir de este gráfico se calculan los parámetros
estadísticos de interés, a saber: valor más probable, valor
medio, dispersión, etc., del voltaje de ruptura.
Figura 4
165
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
La resonancia se produce cuando la frecuencia angular na- técnicas de pulverización catódica o con pinturas conducto-
−1
tural de oscilación del circuito, ωN = ( L (C + Cx )) 2 , coincide ras (plata, oro, etc.). Los condensadores preparados de esta
con la frecuencia angular del oscilador, ω0 . De este modo si manera se introducen de uno en uno en un circuito puente
logramos situar al sistema en condición de resonancia, po- de histéresis como el representado esquemáticamente en la
dremos calcular el valor de Cx a partir de Figura 6.
1
Cx = −C
ω02 L
Q = VxCx = CV
Figura 5
de donde
C. Curva de histéresis
Una de las posibles maneras de determinar si un material
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166
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Adenda
Tipo tan d Voltaje
Margen capacidad
Condensadores eléctricos condensador (a 103 Hz) máximo
Papel 500 pF a 10 mF 7·10–3 0.1 a 1.5 kV
Un condensador (o capacitor, por influencia del inglés) es
Papel (en 0.1 a 100
un dispositivo eléctrico capaz de almacenar energía en forma 1 000 pF a 50 mF 2·10–3
aceite) kV
de campo eléctrico. Está formado por un par de superficies
conductoras, generalmente en forma de láminas o placas, se- Poliestireno 500 pF a 10 mF 10–4 1kV
paradas por un material dieléctrico. Cuando las placas son Mylar 8·10 100 a 600 V
5 000 pF a 1 mF –3
sometidas a una diferencia de potencial, adquieren una de-
terminada carga eléctrica, de igual magnitud pero de distinto Mica 1 pF a 0.1 mF 5·10–4 1 a 75 kV
signo, de modo que la carga neta total es cero. En este senti- Cerámico
do, un condensador no acumula carga, aunque sí la segrega, 1 pF a 10–3 mF 1·10–3 6 kV
(baja e)
y por ello sí almacena energía en forma de campo eléctrico.
Cerámico
Aunque lo que almacena un condensador es energía 1 000 pF a 0.1 mF 10–2 100V
(alta e)
eléctrica y no carga, solemos decir que está cargado cuando
almacena la máxima cantidad de energía que es capaz de Electrolítico 1 mF a 0.1 F 10–1 500 V
almacenar, y que se puede calcular sencillamente mediante
E = 12 CV 2 .
El comportamiento de un condensador inserto en un
circuito depende de si la corriente que circula por este es
continua o alterna. En un circuito de corriente continua, el
condensador permite el paso de la corriente hasta que se
carga; una vez cargado actúa como un circuito abierto. En
cambio, si la corriente es alterna, un condensador permite
siempre el paso de corriente (aunque introduce un desfase
entre tensión e intensidad), se carga durante un periodo y se
descarga en el siguiente.
Esta disparidad de comportamiento hace de los con-
densadores unos elementos potencialmente interesantes en
multitud de aplicaciones como: baterías (por su cualidad de Figura 1.
almacenar energía), memorias binarias (por la misma cua-
lidad; el estado cargado puede representar un «1», el estado
descargado un «0»), filtros eléctricos (por su capacidad de B. Condensadores de papel
eliminar ciertas frecuencias, consecuencia del desfase que
Los condensadores de papel se fabrican enrollando alterna-
introducen entre tensión e intensidad), adaptadores de impe-
tivamente hojas de papel y de lámina metálica (normalmente
dancias (mediante resonancia con otros componentes a una
aluminio). El papel y una sustancia impregnante, a menudo
frecuencia dada), o estabilizadores de tensión, entre otras.
aceite de parafina, constituyen el dieléctrico (Figura 2).
En los condensadores de papel metalizado, la lámina me-
A. Dispositivos discretos
tálica se sustituye por una deposición de metal (normalmente
Las características más significativas de un condensador vie- aluminio) sobre una de las superficies del papel. Ello reduce
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nen determinadas por las propiedades de su material dieléc- el volumen del condensador a la mitad aproximadamente.
trico. Así, los condensadores se clasifican en diversos tipos, Pero la principal cualidad de estos condensadores es su ca-
dependiendo de la naturaleza de su dieléctrico: de papel, de rácter no cortocircuitante. Cuando por sobrecarga se supera
plástico, de mica, electrolíticos, etc. (Figura 1). Los paráme- la rigidez del dieléctrico, el papel se rompe por algún punto
167
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
E. Condensadores cerámicos
Los condensadores cerámicos (Figura 3) se dividen en dos
clases: de baja y de alta constante dieléctrica. Los de baja
constante dieléctrica (típicamente, er = 10) poseen también
un valor pequeño de tan δ , por lo que pueden utilizarse has-
ta frecuencias altas. Por el contrario, los de alta constante
dieléctrica (a menudo superior a 1 000) poseen también un
valor elevado de tan δ (aproximadamente 10 veces supe-
rior a los anteriores). Por tanto, este tipo de condensadores,
normalmente basados en materiales ferroeléctricos, se suele
Figura 2 utilizar en aplicaciones de más baja frecuencia y en aquellas
situaciones en las que el valor de la capacidad no sea crítico.
Debido a la simplicidad, a su bajo precio y pequeño tamaño,
provocando normalmente un cortocircuito de la deposición los condensadores cerámicos están siendo utilizados cada
metálica. La alta densidad de corriente que llega a circular vez más en aplicaciones que no requieran grandes capaci-
por esta zona llega a fundirla, neutralizando el cortocircuito dades (por debajo de 0.01 mF) y donde el valor exacto de la
y reparando el condensador (aunque con una pérdida insig- capacidad no sea muy crítico.
nificante, pero acumulativa, de área útil).
La calidad de este tipo de condensadores está muy con-
dicionada por la calidad del papel. Actualmente se producen
papeles de gran calidad, eliminando las perniciosas partícu-
las metálicas que pudiera contener la pulpa del papel me-
diante centrifugadoras, y tratando las aguas de procesado
para eliminar partículas iónicas y minerales. Los condensa-
dores de papel son de bajo coste y se pueden utilizar cuando
los valores de la tan δ y de la tolerancia de su capacidad no
sean parámetros críticos.
Figura 3
C. Condensadores de película polimérica
Los condensadores de película polimérica metalizada son
relativamente modernos ya que su fabricación requería pro- F. Condensadores electrolíticos
ducir láminas de termoplástico suficientemente finas y de Los condensadores electrolíticos (Figura 4) se caracterizan
alta calidad. Estos condensadores, que utilizan termoplásti- principalmente por su gran capacidad por unidad de volu-
cos tales como el poliestireno, el mylar, el teflón, etc., poseen men y en este sentido son insustituibles. Su estructura básica
pérdidas dieléctricas (tan δ ) y corrientes de fuga muy bajas. consiste en dos electrodos metálicos inmersos en un líquido
Sin embargo, son bastante más caros que los de papel, por lo conductor o electrolito que, en algunos casos, puede ser sóli-
que se reservan para aplicaciones en circuitos resonantes en do. Sobre uno de los electrodos metálicos se forma anódica-
las que se exijan corrientes de fuga muy pequeñas. mente el dieléctrico que suele ser Al2O3 en los condensadores
electrolíticos de aluminio y Ta2O5 en los de tantalio.
D. Condensadores de mica
Los condensadores de mica, a pesar de ser de los más anti-
guos, aún se siguen utilizando debido a las excelentes propie-
dades dieléctricas de la mica, como su constante dieléctrica
relativamente alta (alrededor de 8), valor bajo de la tan δ y
su elevada rigidez dieléctrica. Además, la mica es fácilmente
exfoliable en láminas muy finas, soporta altas temperaturas
y no se degrada ni por oxidación, ni corrosión. Un conden-
sador de este tipo se compone de una serie de capas alternas
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168
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
La gran capacidad por unidad de volumen de los con- El primer supercondensador fue patentado por el ingenie-
densadores electrolíticos se debe a varios factores. Para ro eléctrico H. E. Becker para la General Electric en 1957,
empezar, la constante dieléctrica de los óxidos anódicos es y se basaba en el principio de aumento del área de las pla-
relativamente alta, por ejemplo 27, en el caso del Ta2O5. En cas sustituyendo la interfaz cerámica o polimérica entre las
segundo lugar, la capa de óxido anódico tiene un espesor placas con un material poroso de carbono en una disolución
finísimo (entre 1 000 y 2 000 Å) por lo que está libre de los electrolítica, produciendo un enorme aumento del área de las
defectos estructurales que debilitan a los materiales masivos. placas y, por tanto, de la capacidad del condensador. El prin-
Estas finas capas de óxido anódico son capaces de soportar cipal problema de los primeros diseños residía en la enorme
campos eléctricos del orden de 109 V·m–1. En tercer lugar, resistencia interna. A finales de la década de los ochenta del
el ánodo metálico de los condensadores tiene una estructura siglo pasado, se desarrolló el primer supercondensador de 1 F,
muy porosa que proporciona una elevada superficie específi- una meta que durante mucho tiempo se había considerado
ca. Un serio inconveniente de esta tecnología es la escasez de inalcanzable. A principios de la década de los noventa, unas
minerales que contienen tantalio. El interés reciente por un compañías rusas presentaron el primer supercondensador
mineral llamado coltán reside precisamente en su contenido que superaba los 100 F.
en tantalio. El coltán es una variedad mineral mezcla (en so- El primer éxito para obtener supercondensadores renta-
lución sólida) de otros dos minerales: la columbita (óxido de bles fue gracias al uso de dióxido de rutenio por Conway y
niobio, hierro y magnesio) y la tantalita (óxido de tantalio, sus colaboradores en 1991, ya que fue el primer supercon-
hierro y manganeso). Quizá se ha exagerado la importancia densador que presentó una baja resistencia interna.
del coltán en la industria electrónica (sobre todo para la fa-
Actualmente los supercondensadores comerciales son de
bricación de teléfonos móviles). La realidad es que los con-
base carbono con un electrolito de metal alcalino o alcalino-
densadores de tantalio están siendo rápidamente sustituidos
térreo (Figura 6). Los principales productores son Panasonic
por otro tipo de condensadores cerámicos, equiparables en
y Maxwell Technologies, que diseñan supercondensadores de
características funcionales, pero mucho más económicos.
1 500 y 3 000 F, con un peso entre 1.5 y 3 kg (Figura 7). Estos
Mención aparte merecen cierto tipo de condensadores dispositivos generaron un gran interés debido a su aplicación
electrolíticos que consiguen altísimas capacidades. Son los en automóviles híbridos o eléctricos, pero también para su
denominados supercondensadores, que trataremos como una uso en sistemas de energía solar y energía eólica.
categoría especial.
G. Supercondensadores
Los supercondensadores, también conocidos como con-
densadores electroquímicos de doble capa o simplemente
EDLC, por sus siglas en inglés, son dispositivos electroquí-
micos con una capacidad eléctrica miles de veces mayor que
la de los condensadores electrolíticos de alta capacidad. Los
EDLC comerciales de mayor tamaño poseen capacidades
eléctricas tan elevadas como 5 000 F, alcanzando densidades
de energía de hasta 10 Wh/kg (Figura 5).
Figura 6
Figura 5
169
Capítulo 19 Propiedades eléctricas de los materiales. Aislantes
170
20
CAPÍTULO
Propiedades magnéticas
de los materiales
RECURSOS DIGITALES
Adenda: A
lmacenamiento de
energía magnética por
superconducción
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
Nota 20.1 e
mL e = Le
2me
Relaciones giroscópicas
que vectorialmente se expresa como:
La relación que liga el momento dipolar magnético orbital
de un electrón con el momento angular de su movimiento
e
orbital en torno al núcleo puede deducirse clásicamente. En mL e = − Le
efecto, consideremos un electrón, masa me y carga –e, que se 2me
mueve con velocidad v en un círculo de radio r en torno al
núcleo atómico, como se muestra en la Figura 1. La ecuación anterior representa la relación clásica entre
el momento magnético y el momento angular, y recibe el
nombre de relación giroscópica. En la teoría cuántica del
átomo, esta relación sigue siendo válida para el momento
orbital, pero no para el momento magnético de espín. Para
el espín electrónico, el momento magnético es el doble del
previsto por la ecuación anterior, de modo que la expresión
correcta es:
e
m Se = Se
Figura 1 me
Por otra parte, el momento dipolar magnético orbital, El factor extra 2 es un resultado de la teoría cuántica que
mLe , se ha de calcular como el producto de la corriente por el no tiene explicación en la teoría clásica; por tanto, la imagen
área del círculo que describe el electrón, es decir: de que el espín representa el giro del electrón sobre sí mismo
puede ser muy atractiva, pero no es correcta.
m Le = I ⋅ A = I ⋅ π r 2 También es un hecho exclusivamente cuántico el que el
módulo y la orientación de los momentos dipolares magné-
Si t es el tiempo que tarda el electrón en completar una ticos estén cuantizados, esto es, que solo puedan tomar un
revolución (periodo), la intensidad de corriente (carga que conjunto de valores restringidos, múltiplos enteros de ciertas
pasa por un punto en la unidad de tiempo) será igual a e τ . cantidades (cuantos). Desde el punto de vista de la Física
Como el periodo t es igual a la distancia 2π r dividida por la Clásica, esto sería algo sencillamente inconcebible.
velocidad v, la intensidad se expresará como
I=
e
=
ev Nota 20.2
τ 2π r
Cuantización de momentos angulares
y magnéticos
Y el momento magnético será, por tanto,
La discusión del comportamiento magnético, incluso de ma-
ev evr nera cualitativa, requiere cierta familiaridad con la manera
mLe = π r2 = en que interaccionan y se combinan los momentos orbital
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2π r 2
y de espín de los electrones individuales en un átomo. El
asunto es suficientemente complejo como para que nuestro
Teniendo en cuenta que Le = me vr , resulta que el módulo propósito aquí sea solo resumir los puntos más importantes,
del momento magnético orbital cumplirá que: sin tratar de justificarlos.
172
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
173
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
Como hemos dicho, la orientación del momento angu- que solo admite los valores reseñados puesto que ms = ± 12 .
lar respecto del campo aplicado también está cuantizada, y De nuevo, vemos que la componente a lo largo de la direc-
viene determinada por el número cuántico ml . La relación ción del campo aplicado es más pequeña que el módulo del
es directa en este caso: la componente del momento angular momento angular de espín. Por lo tanto, tampoco el vector
orbital en la dirección del campo magnético aplicado, que momento angular de espín puede ser paralelo a la dirección
denotaremos por Lze , se calcula como: del campo, sino que precesa en torno a la dirección del cam-
po, describiendo un cono.
Lze = ml (1b) Lógicamente sería deseable poder describir el momento
angular total de cada electrón individual, resultante de la suma
Una conclusión importante que podemos extraer compa- de las contribuciones orbital y de espín. Esto es posible com-
rando las Expresiones (1a) y (1b) es que la componente del binando los números cuánticos l y s mediante la definición de
momento angular orbital en la dirección del campo aplicado un número cuántico j tal que j = l + s = l + 12 . Asociado a este
es siempre menor que el módulo de dicho momento angular, j, se define también, y por semejanza, el número cuántico m j
ya que ml < l (l + 1) . Esto significa que el vector momento como un entero que varía entre − j y + j . Esta definición del
angular orbital nunca puede apuntar directamente en la di- número j hace posible que el módulo del momento angular
rección del campo, y en su lugar precesa en un cono alrede- total del electrón (orbital+espín) pueda calcularse de modo
dor de dicha dirección. Este fenómeno de precesión es una semejante al anteriormente descrito, esto es:
característica exclusivamente cuántica.
Por ejemplo, para un orbital d ( l = 2 ), las 5 posibles com- Je = Je = j ( j + 1)
ponentes del momento angular orbital sobre la dirección del
campo (eje Z) son +2 , + , 0 y − y −2 , como se muestra y su componente en la dirección del campo magnético apli-
en la Figura 2. cado, que denotaremos por Jze , como:
J ze = m j
e
mj = mj = g Je = g μ B j ( j + 1)
2me
174
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
valores comprendidos entre − J y + J . El momento angular orbital L (suma de todos los momen-
Con todo, el módulo del momento angular total atómi- tos angulares orbitales electrónicos) y el de espín S (suma de
co, y su componente a lo largo de la dirección del campo se todos los momentos angulares de espín electrónicos) se aco-
calcularán como: plan para dar lugar al momento angular total J . De modo
175
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
similar, el momento dipolar magnético orbital total, mL , y el Existe una relación entre la corriente superficial equiva-
momento dipolar magnético de espín total, mS , se acoplan lente en el cuerpo magnetizado y la magnetización. Si A es el
para dar el momento dipolar magnético total mJ . Como la área de la sección transversal del cilindro y l su longitud, su
constante de proporcionalidad que relaciona L con mL es volumen es lA y, por tanto, su momento magnético total será
solo la mitad de la constante que relaciona S con mS , el mo- MlA. Como, por otro lado, el momento magnético total puede
mento dipolar magnético total, mJ , no tendrá exactamente la calcularse como IsupA, podemos concluir que M l = I sup , y que
misma dirección que J . Como L y S precesan rápidamente la corriente superficial por unidad de longitud (Imag = Isup l), /
en torno a J , también lo harán mL y mS , lo que provoca que que llamaremos corriente de magnetización (para distinguir-
mJ también precesará en torno a J , a la misma velocidad. la de la corriente debida a flujo de cargas) es precisamente M.
De este modo, la componente mJ perpendicular a − J será en Aunque este resultado ha sido obtenido para una geometría
promedio cero, y la componente paralela a − J permanecerá particular, resulta ser de validez general.
constante con magnitud mJ z . Consideremos nuevamente un cuerpo cilíndrico, pero
ahora situado dentro de un solenoide largo que es recorrido
por una corriente I. El campo magnético que produce el so-
Nota 20.3 lenoide magnetiza el cilindro, y da lugar en él a una corriente
superficial de magnetización en la misma dirección que I.
Campo magnético interior Como ya hemos visto, la corriente superficial de magnetiza-
de un solenoide ción por unidad de longitud es Imag = M. Si el solenoide tiene
nv vueltas por unidad de longitud, el sistema solenoide-cilin-
Consideremos un material en forma de cilindro que está dro magnetizado sería equivalente a un solo solenoide que
magnetizado uniformemente en la dirección paralela al eje llevase una corriente por unidad de longitud igual a nv I + Imag
del cilindro, con una magnetización M por unidad de volu- o nv I + M. Esta corriente solenoidal efectiva da lugar a un
men, tal como muestra la Figura 1: campo magnético resultante, B, paralelo al eje del cilindro.
Un solenoide largo con nv espiras por unidad de longitud y
recorrido por una intensidad I crea un campo magnético en
su interior cuya inducción magnética se calcula como:
B 0 = μ 0 nv I
⌠ B C D A
∫ ∫ ∫ ∫
⎮ B 0 ⋅ dl = A B 0 ⋅ dl + B B 0 ⋅ dl + C B 0 ⋅ dl + D B 0 ⋅ dl = B 0 d
⌡
(1) (2) (3) (4)
Figura 2
176
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 1
Figura 3
Como resultado, la partícula describe una circunferencia
de radio r tal que
Examinaremos ahora cada una de las contribuciones a la
circulación. Las integrales (1) y (3), correspondientes a los v2 qB0 v
qvB0 = m ⇒ =
lados AB y CD son nulas, ya que o bien B 0 y dl son per- r m r
pendiculares, o bien B 0 es nulo (exterior del solenoide). La
integral (4), correspondiente al lado DA, vale también cero y como la velocidad de rotación resulta ser ω = v r , se tiene
puesto que el campo en el exterior al solenoide es cero. Por que
último, la integral (2), valdrá B0 d , siendo d la longitud de
dicho lado BC, puesto que el campo es constante y paralelo qB0
ω=
a dicho lado. m
Por otro lado, la corriente que atraviesa el camino cerra-
do ABCD se puede calcular fácilmente: si tenemos nv espiras Algo similar le sucede a los electrones atómicos cuando
por unidad de longitud, en la distancia d habrá nv d espiras. se aplica un campo magnético B 0 , con la diferencia de que
Como cada espira transporta una corriente de intensidad I, la estos ya estaban inicialmente girando alrededor del núcleo.
corriente que atraviesa el camino cerrado ABCD será nv d I . En ausencia de campo magnético aplicado, la ecuación diná-
Así pues, de la ley de Ampére obtenemos que B0 d = μ0 nv d I , mica que han de satisfacer los electrones de la corteza ató-
y de aquí que B0 = μ0 nv I . mica es:
¿Cómo cambia la situación si dentro del solenoide tene-
mos un material y no el vacío? En este caso, el cálculo del v2
campo magnético total B en el cilindro se realiza sustituyen- F0 = me = meω 2 r
r
do el producto nvI por la corriente total por unidad de longi-
tud, esto es,
siendo F0 la fuerza atractiva que ejerce el núcleo (fuerza de
B = μ 0 ( nv I + M ) ⇒ B = B 0 + μ 0M Coulomb), r el radio de giro (la distancia al núcleo), v la ve-
locidad lineal del electrón y w su velocidad angular.
y en términos vectoriales: Si aplicamos ahora un campo magnético, B 0 , de modo
que su dirección sea perpendicular al plano de la órbita del
electrón considerado, el electrón sentirá, además de la fuerza
B = B 0 + μ 0M
F0 , una fuerza adicional de Lorentz, FL = evB0 = eω rB0 , en
dirección radial. Esta nueva situación llevará a un pequeño
incremento de la velocidad angular, Δω . Este incremento
Nota 20.4 puede calcularse imponiendo la nueva ecuación dinámica:
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177
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
de donde, despreciando el término (Δω )2 por ser muy pe- y, por tanto, la permeabilidad relativa resulta:
queño, resulta
M Ze2 R 2 n
eB μ r = 1 + μ0 = 1 − μ0
Δω = 0 B0 6 me
2me
⎛ Δω ⎞ ⎛ e2 r 2 ⎞
⎟ (π r ) = ⎜
2
mD = IA = e ⎜ ⎟ B0 (1)
⎝ 2π ⎠ ⎝ 4me ⎠ Nota 20.5
Antes de terminar debemos aclarar el significado de r. Permeabilidad paramagnética de Pauli
Este parámetro representa la distancia del electrón al centro
de giro (núcleo). Pero, obviamente, no todos los electrones de Para obtener la permeabilidad relativa debida al paramag-
la corteza electrónica están a la misma distancia del núcleo. netismo de electrones libres hay que hacer algunas consi-
Suponiendo un átomo con simetría esférica, puede demos- deraciones estadísticas y recordar algunos conceptos que se
trarse que la distancia cuadrática media de sus electrones al introdujeron en la Nota 17.4. En particular, conviene recordar
2
eje de giro que pasa por el núcleo, r 2 , viene dada por 23 R , el concepto de densidad de estados electrónicos, D ( E ) , que
siendo R el radio del átomo. Luego, en rigor, debería ser esta representaba el número de niveles por intervalo de energía.
distancia la que figurara en la Expresión (1), de modo que Teniendo esto presente, podemos decir que el número de elec-
podríamos reescribirla como: trones que verán incrementada o disminuida su energía por la
acción de un campo magnético, B0, se puede estimar como:
⎛ e2 R 2 ⎞
mD = ⎜ ⎟ B0 1
D ( EF ) × ΔE = 12 D ( EF ) ×m JzB0
⎝ 6 me ⎠ 2
n↑ = +
2 2V
Ze2 R 2 n
MD = − B0
6 me
siendo V el volumen de la muestra.
178
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
u u 3 ...
Debe señalarse que la energía magnética, m JzB0 , resulta (u) ≈ − +
3 45
ser muy pequeña comparada con la energía de Fermi, EF.
Consecuentemente, solo una exigua fracción del número de
electrones de valencia en un metal se alineará con el campo, Reteniendo únicamente los términos de primer orden
por lo que el fenómeno que de ello se desprenda resultará ser (que son los dominantes para u 1, esto es, campos débiles
también muy débil. y temperaturas no muy bajas):
Y dado que cada electrón contribuye con un momento
magnético m, la magnetización vendrá dada por
nm u nm 2B0
MP ≈ = (2)
2
3 3k BT
⎛ 3nm ⎞
M P = (n↑ − n↓ )m Jz = ⎜ Jz
⎟ B0
⎝ 2 EF ⎠ O sea, la magnetización es proporcional al campo aplica-
do e inversamente proporcional a la temperatura; un hecho
Por otro lado, como de acuerdo con la Expresión (20.11), ampliamente probado experimentalmente (la ley de Curie).
MP = ( μr − 1) B0 μ0 , se deduce que Así, la susceptibilidad paramagnética se expresa como
3n mJz2 μ0 MP μ'0 nm 2 C
μr = 1 + χ m = μ'0 = = (3)
2 EF B0 3kBT T
Y como para los espines electrónicos, mJz = μ B (pues donde C es la llamada constante de Curie.
g = 2 y M J = 12 ), se obtiene finalmente que: Cuando los campos son muy intensos y las temperaturas
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179
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
estarán rigurosamente orientados en la dirección del campo. En el caso de campos débiles y temperaturas no muy ba-
Esto también es un hecho verificado experimentalmente. jas (es decir, para u 1), la función de Brillouin se puede
Ahora bien, este razonamiento clásico no es del todo aproximar a
correcto, pues estamos suponiendo que los momentos di-
polares magnéticos pueden adoptar cualquier orientación J +1
respecto a la dirección de B0 , lo que no es factible desde (u ) ≈ u + ...
3J
el punto de vista cuántico. La teoría cuántica afirma que la
componente del momento dipolar magnético de los átomos
en la dirección del campo magnético aplicado, m Jz , solo pue- Por lo que la magnetización se expresaría como:
de tomar una serie de (2 J + 1) valores, que vienen dados por
mJz = g μ B M J , donde el número cuántico M J solo puede to- ⎛ J +1 ⎞ ⎛ J + 1 g μB JB0 ⎞ ng 2 μB2 J ( J + 1)B0
mar los valores J, J − 1 , …, − J . Teniendo esto en cuenta, el MP ≈ ng μB J ⎜ u ⎟ = ng μB ⎜ ⎟=
⎝ 3J ⎠ ⎝ 3 k BT ⎠ 3kBT
valor medio de la proyección del momento magnético sobre
la dirección del campo se puede calcular mediante: (5)
⎛ J +1 ⎞ ⎛ J + 1 g μB JB0 ⎞ ng 2 μB2 J ( J + 1)B0
M ≈ ng μB J ⎜ u ⎟ = ng μB ⎜ ⎟=
M J =+ J
⎛ g μ BPB0 ⎞ ⎝ 3J ⎠ ⎝ 3 k BT ⎠ 3kBT
g μ B ∑ M J exp ⎜ MJ ⎟
m Jz =
M J =− J ⎝ k BT ⎠
M J =+ J
Y la susceptibilidad
⎛ g μ BB 0 ⎞
∑ ⎜ k T J⎟
exp M
M J =− J ⎝ B ⎠ M μ ng 2 μB2 J ( J + 1) C
χ m = μ'0 P = 0 = (6)
B0 3kBT T
Nótese que las habituales integrales para efectuar un
promedio integral, se sustituyen ahora por sumatorios, dado que es nuevamente la ley de Curie. Fíjese que podríamos
que los valores posibles son ahora discretos. Aun así, el de- haber obtenido las Expresiones (5) y (6) a partir de sus co-
nominador sigue teniendo la misma función: normalizar. El rrespondientes clásicas, (2) y (3), sin más que sustituir m por
cálculo, no obstante, de estos sumatorios es bastante más la-
mJ = g μ B J ( J + 1) , que es la expresión del módulo del mo-
borioso que el cálculo integral, por lo que solo mostraremos mento magnético cuántico, pero ¿cómo saberlo de antema-
la solución que es: no? Piense que las Expresiones (1) y (4) no coinciden.
mJz = g μ B J (u ) Para campos intensos y temperaturas muy bajas ( u → ∞ ),
entonces coth ( (2 J + 1)u 2 J ) → 1 y coth ( u 2 J ) → 1, por lo
que (u) → 1 y la magnetización alcanza el valor de satura-
en la que
ción, que ahora resulta ser
g μ B J B0
u=
k BT M P → ng μ B J
2J + 1 ⎛ 2J + 1 ⎞ 1 ⎛ u ⎞
Nota 20.7
(u ) = coth ⎜ u⎟ − coth ⎜ ⎟
2J ⎝ 2J ⎠ 2J ⎝ 2J ⎠
La ley de Curie-Weiss
es la denominada función de Brillouin. ¿Cómo modelar la dependencia térmica de la susceptibilidad
de un material ferromagnético? Para empezar, sabemos que
La magnetización paramagnética se calculará pues, para
a temperaturas superiores a cierta temperatura crítica, que
campos intensos y/o temperaturas bajas, como:
denominamos temperatura de Curie (TC), el comportamien-
to del material es esencialmente paramagnético, así pues,
MP = n mJz = ng μ B J (u ) (4) para temperaturas suficientemente altas podemos suponer
válida la ley de Curie, esto es,
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180
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Ahora bien, las similitudes terminan ahí. Cuando se apli- A. Principio de medida
ca un campo magnético B0 a un material ferromagnético, se
El método más extendido para la medida del ciclo de his-
origina en este una magnetización, M , que, a diferencia de lo
téresis de los materiales se basa en la medida de la tensión
que ocurría en los paramagnéticos verdaderos, dará lugar al
inducida en un circuito cuando varía en el tiempo la magneti-
llamado campo de Weiss, BW . Dicho campo es directamente
zación de un material. Supongamos que tenemos una mues-
proporcional a la magnetización, esto es, BW = λ μ0M , siendo
tra de material ferromagnético en forma de barra de sección
l una constante independiente de la temperatura. Así pues, el A, sobre la que se ha arrollado una bobina de N espiras (pri-
campo en el interior del material se regirá por la Expresión
mario), que se conecta a una fuente de tensión. Aislado del
(20.13):
primero, disponemos un segundo arrollamiento (secundario)
que se conecta a un voltímetro (Figura 1).
Bloc = B0 + μ0M + BW
Bloc = B0 + μ0 (1 + λ )M
μ 0M C
=
B0 + μ0M (1 + λ ) T
Figura 1
de donde, reordenando,
El flujo magnético que atraviesa las bobinas (y la mues-
tra) será:
μ 0M C
=
B0 T − C (λ + 1)
Φ = NAB (1)
Por lo que, la susceptibilidad se expresará como: siendo B el campo en el interior del solenoide.
Este flujo magnético se puede hacer variar, haciendo que
C la tensión eléctrica aplicada a la bobina más interna (pri-
χm =
T − C (λ + 1) mario) varíe en el tiempo. Entonces, en virtud de la ley de
inducción electromagnética de Faraday, si el flujo magnéti-
co varía en el tiempo, se inducirá una tensión en el circuito
que coincide con la ley de Curie-Weiss, Expresión (20.26) secundario, Vs, también variable, que será proporcional a la
sin más que definir TC = C (λ + 1) . derivada temporal del flujo magnético:
dΦ(t ) dB (t )
Vs (t ) = − = − NA
Nota 20.8 dt dt
181
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
sabiendo que B0 (t ) = μ0 nv I (t ) , siendo I (t ) la intensidad que esta segunda bobina (llamada de compensación) no se in-
recorre la primera bobina y nv es el número de vueltas (espi- troduce la muestra y está diseñada de tal forma que recoge
ras) de que consta la bobina. La representación en ejes B vs. solo el flujo Φ0. Esto quiere decir que la muestra sobresale
B0 da lugar a la curva de histéresis buscada. del solenoide magnetizante. Sobre la parte de la muestra cu-
bierta por el solenoide se dispone la bobina de lectura, sobre
B. Dispositivo experimental de medida el extremo de la muestra que no cubre el solenoide magneti-
zante, se arrolla la bobina de compensación. De esta forma,
En esencia, consta de dos circuitos: el primario y el secunda- la tensión inducida en el circuito secundario será solo pro-
rio. Un esquema para la medida del ciclo de histéresis de un porcional a la magnetización de la muestra.
material podría ser como el mostrado en la Figura 2:
La integración temporal de la señal de tensión recogida
por el circuito secundario se realiza electrónicamente me-
diante un circuito integrador. Si representamos en abscisas la
caída de potencial en la resistencia del primario (proporcio-
nal al campo magnético aplicado) y en ordenadas, la tensión
de salida del integrador (proporcional a la magnetización),
se obtiene el ciclo de histéresis del material.
C. Curva de histéresis
La medida del ciclo de histéresis se realiza variando el cam-
po magnético hasta el valor máximo accesible. A partir de
los datos se obtendrán los valores de la magnetización de
saturación, la magnetización remanente y del campo coerci-
tivo del material.
Figura 2 Una vez medido el ciclo de histéresis del material, se re-
duce lentamente el campo aplicado, con el fin de desmagne-
El circuito primario aplica al solenoide magnetizante tizar la muestra.
una tensión alterna producida por un generador de funcio-
nes y un amplificador. El campo magnético generado por el D. Curva de conmutación
solenoide será proporcional a la intensidad que circula por
el mismo ( B0 (t ) = μ0 nv I (t ) ). Dicha intensidad, I (t ) , es re- Otra forma de caracterizar un material ferromagnético, par-
gistrada por un osciloscopio a través de la caída de potencial tiendo de un estado desmagnetizado, consiste en realizar
en una resistencia de valor conocido, conectada en serie con varios ciclos de histéresis con amplitudes crecientes. La re-
este circuito primario. presentación del valor máximo de magnetización frente al
campo máximo de cada ciclo constituye la llamada curva de
El circuito secundario consta fundamentalmente de una conmutación (M máx vs. B0máx ). Bajo ciertas circunstancias,
pequeña bobina arrollada sobre el solenoide magnetizante especialmente a bajas frecuencias, esta curva suele coincidir
(bobina de lectura o secundaria). con la curva de primera magnetización.
Dado que el campo magnético en el interior de la muestra
viene dado por la expresión siguiente:
E. El problema de la geometría
182
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
(a) (b)
Figura 1
Figura 4
Para que el almacenamiento de los datos sea fiable, el
material de grabación necesita resistir la auto-desmagneti-
Nota 20.9 zación causada por la influencia de los dominios vecinos.
Los dominios magnéticos demasiado próximos entre sí, en
Almacenamiento magnético un material no demasiado duro magnéticamente, se degra-
de información darán con el tiempo debido a la tendencia a la rotación del
momento magnético de uno o más dominios para cancelar
En la actualidad, los medios de almacenamiento magnéticos estas fuerzas. Los dominios giran a una orientación a medio
se utilizan ampliamente para almacenar datos informáticos camino entre la de sus dos vecinos, aliviando las tensiones
(discos duros, principalmente), señales de audio y vídeo, etc. magnéticas, pero debilitando la legibilidad del dominio. Los
Se trata de un tipo de memoria no volátil, es decir, no pere- discos duros antiguos empleaban óxido de hierro (III) como
cedera. material magnético, pero los discos actuales emplean una
La técnica de almacenamiento magnético consiste en aleación de base cobalto.
«escribir» o «grabar» diferentes patrones de magnetización Los primeros discos duros utilizaban una bobina tanto
que representan «ceros» y «unos» en un material magnetiza- para magnetizar la región como para leer su campo magné-
ble. La información es leída y escrita empleando cabezas de tico remanente, haciendo uso en ambos casos del principio
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lectura y escritura (que pueden ser la misma). Estas cabezas de inducción electromagnética. Las versiones posteriores de
de lectura y escritura detectan y modifican la magnetización cabezas inductivas han cambiado su diseño. A medida que
del material inmediatamente debajo de él. Cada una de las aumentaba la densidad de datos, se hizo necesario emplear
dos posibles orientaciones magnéticas representa un «0» o cabezas de lectura de magnetorresistividad, en las que la re-
183
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
sistencia eléctrica del material del cabezal cambia en función te en la superficie interna persistirá, en principio indefinida-
del campo magnético que ejerce la superficie magnética. El mente. Se dice entonces que el anillo SC ha atrapado el campo
desarrollo posterior hizo uso de la espintrónica, empleando magnético en el orificio, como se muestra en la Figura 1b.
estructuras compuestas con magnetorresistividad gigante. Para aumentar la capacidad de almacenamiento, los siste-
En la actualidad, los elementos de lectura y escritura son in- mas reales no emplean un único anillo, sino toda una bobina
dependientes, pero están muy próximos, en el extremo de (Figura 2). Debido a las fuerzas magnéticas que ha de sopor-
un brazo actuador. El elemento de lectura es típicamente tar la bobina, tendentes a expandirla, esta debe estar perma-
magnetorresistivo mientras que el elemento de escritura es nentemente sometida a esfuerzos de compresión por medio
típicamente de película delgada inductiva (en esencia, una de zunchos laterales y de discos de contención por arriba y
bobina). por abajo. En este sentido, la geometría toroidal es de gran
ayuda pues puede ayudar a disminuir las fuerzas magnéticas
que ha de soportar la bobina, permitiendo reducir así el ta-
Adenda maño de la estructura mecánica de soporte.
A. Principio de funcionamiento
Si un anillo de material superconductor en estado conductor
(es decir, por encima de su Tc ) se coloca en el seno de un
campo magnético uniforme y se enfría hasta llevarlo al es-
tado superconductor (SC), se originan en él unas corrientes
eléctricas que fluyen en direcciones opuestas en las superfi-
cies internas y externas del anillo, tal como se muestra en la
Figura 1a. Estas corrientes provocan la exclusión del cam-
po del propio material del anillo (efecto Meissner), pero no
afecta al campo dentro del orificio del anillo.
Si eliminamos el campo magnético aplicado, la corriente Figura 2
en la superficie externa del anillo desaparecerá, pero la corrien-
(a) B. S
istemas de almacenamiento
de energía magnética
Cualquiera de los sistemas descritos anteriormente consti-
tuye lo que se ha venido en llamar Sistemas de Almacena-
miento de Energía Magnética por Superconducción, más
conocidos por sus siglas inglesas SMES (de Superconduc-
ting Magnetic Energy Storage). Así pues, de forma genérica,
podemos definir un SMES como un sistema de almacena-
miento de energía en forma del campo magnético creado por
una corriente continua que circula por un anillo, toroide o
(b) bobina de material en estado superconductor.
Un sistema SMES típico está constituido por cuatro com-
ponentes: (i) un anillo o bobina superconductora, (ii) un sis-
tema electrónico de potencia que lo carga o descarga, (iii) un
sistema de refrigeración criogénico y (iv) una estructura de
soporte y contención.
Una vez que la bobina superconductora ha sido cargada,
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184
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
no existe. Si un punto cualquiera de la bobina pasa del esta- unidad de longitud. Si dentro de la bobina se halla un mate-
do superconductor al estado normal, la corriente sigue circu- rial de permeabilidad relativa μr ) entonces L = μ0 μ r nv A . La
lando a través del recubrimiento metálico, el calor se disipa energía almacenada por una bobina recorrida por una intensi-
pronto y el estado superconductor se restablece. dad I se calcula como E = 12 LI 2 .
185
Capítulo 20 Propiedades magnéticas de los materiales
D. V
entajas sobre otros métodos
de almacenamiento de energía
Hay varias razones para el uso de SMES frente a otros mé-
todos de almacenamiento de energía. La ventaja más impor-
tante de las SMES es que el tiempo de recarga es bastante
corto. Pero tampoco debe ignorarse el hecho de que la ener-
gía está disponible casi instantáneamente y puede ser su-
ministrada una elevadísima energía en un breve período de
tiempo. Otros métodos de almacenamiento de energía, tales
como el hidrobombeado o la compresión de aire, resultan
más lentos debido al tiempo que consume la conversión de
la energía mecánica almacenada en electricidad (lo que re-
duce notablemente su eficiencia). Otra ventaja es que el ren-
dimiento de la conversión es mayor que en otros métodos
de almacenamiento, debido a que la las pérdidas por efecto
Joule son casi nulas. Además, las partes principales de un
SMES no son móviles, de lo que resulta una alta fiabilidad.
Los únicos competidores serios de los SMES son los sis-
temas de almacenamiento de energía eléctrica mediante su-
percondensadores (vea la Adenda del Capítulo 19), aunque
estos actualmente están más limitados que los SMES, por su Figura 4. Imagen cortesía de Bruker EST
todavía escaso desarrollo. (prototipo de almacenamiento magnético SC).
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186
21
CAPÍTULO
Propiedades ópticas
de los materiales
RECURSOS DIGITALES
Adenda: S
istemas generadores de luz
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
Nota 21.1
El misterio del avance en línea recta
En sus estudios sobre la luz, Newton estuvo barajando dos
modelos plausibles: una descripción ondulatoria y otra corpus-
cular. Con el paso de los años se fue inclinando cada vez más
por la descripción corpuscular, abandonando definitivamente
la descripción ondulatoria. La razón fundamental que lo llevó a
esta conclusión era la dificultad teórica de explicar cómo la luz,
entendida como fenómeno ondulatorio, podía propagarse en lí-
nea recta, tal como la experiencia demostraba. Lo que sigue es
una explicación cualitativa y simple de este hecho.
Supongamos que una onda plana se propaga (con su vec-
tor campo eléctrico perpendicular al plano del dibujo, vea la Figura 1
Figura 1) a través de un medio constituido por partículas car-
gadas que pueden actuar como fuentes reemisoras (es decir, y emiten en todas las direcciones. Si la materia es densa, en
agentes dispersores). Pensemos, en principio, que solo tene- cualquier punto de su línea, como el R, las ondas secundarias
mos partículas a lo largo de la fila ABCD. Cada una de ellas se superponen con otras ondas con diferentes fases, aniquilán-
comenzará a vibrar con cierto retraso respecto a la anterior, dose mutuamente, y tampoco saldrá luz en esa dirección.
dando lugar a frentes circulares, que llegarán en fase al punto
P, por lo que serán tangentes en dicho punto. Análogamente,
los átomos de la fila FG producen sus ondas tangentes y en Nota 21.2
fase en Q, con lo cual el frente de ondas resultante se man-
tiene plano en la línea PQ y avanza en la dirección inicial. Las leyes de la óptica geométrica
Pero además de la luz que va hacia delante, las partículas
reemisoras la envían en todas las otras direcciones, incluso La experiencia indica que, como se muestra en la Figura 1, una
hacia atrás, por ejemplo en el sentido DM. No obstante, en onda que se propaga por el medio 1, cuando alcanza la super-
un punto como el M estas ondas no pasan en fase, puesto que ficie plana AB que separa los medios 1 y 2, se desdobla en dos
la fase de cada una de ellas depende de la distancia a M de frentes de ondas: uno se transmite al medio 2 y otro se refleja
la partícula que la originó. Es decir, el retraso temporal que en el medio 1. Éstos constituyen los rayos refractado y refle-
se produce entre las ondas emitidas por los puntos A y B, por jado, respectivamente. Cuando la dirección de incidencia (ca-
ejemplo, imposibilita que lleguen a estar en fase en la trayec- racterizada por el ángulo θi) no es perpendicular a la superficie
toria con sentido opuesto al de la luz incidente (AM). De este AB, la experiencia muestra que los rayos refractado y reflejado
modo, si la densidad de partículas es grande, la amplitud pro- forman con la normal a la superficie, N, unos ángulos θ r y θ rʹ ,
medio en M será nula, por lo que no habrá onda de retroceso. respectivamente.
Consideremos ahora la columna AN perpendicular a la di- Experimentalmente, se ha comprobado que se cumplen
rección AP. En esta columna todas las partículas vibran en fase las siguientes leyes:
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Figura 1
188
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
AAʹʹ c1t ∼ ∼ ⎛ ⎛ n ⎞⎞
sen θ rʹ = = B y (t , z ) = B0 y exp ⎜ iω ⎜ t − z ⎟ ⎟
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ABʹ ABʹ ⎝ ⎝ c ⎠⎠
Comparando la primera y tercera de las anteriores rela- (Téngase presente que el cociente c n representa la veloci-
ciones, se llega a que sen θ i = sen θ rʹ , de donde dad de propagación de la onda en el material.)
189
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
∼ n∼ (Recuerde que ε r = ε ε 0 y μr = μ μ0 .)
iω B y = iω E x (2a)
c Las Expresiones (3) no son completamente generales;
sabemos que bajo la acción de campos eléctricos y magnéti-
cos, la descripción rigurosa de las propiedades del material
(permisividad eléctrica, permeabilidad magnética y con-
n∼ ∼ ductividad eléctrica) exige emplear cantidades complejas.
iω B y = ( μσ + iωμε ) E x (2b) En la Tabla siguiente se muestra la expresión del índice de
c
refracción complejo, ñ, para diferentes modelos de material
de creciente dificultad: desde el más simple, en el que todos
Este par de ecuaciones constituye un sistema de ecuacio- los parámetros son reales, hasta el más completo, en el que
nes homogéneo. Es sabido, que este tipo de sistemas posee todos son complejos. Nótese que hasta la Expresión (3b) he-
∼ ∼ ∼
una solución, además de la trivial Ex = By = 0 , solo si el de- mos venido llamando al índice de refracción genéricamente
terminante de la matriz de coeficientes se anula, esto es: n; ahora, para enfatizar su carácter complejo, le llamaremos
ñ. Las expresiones de la Tabla se han obtenido teniendo en
cuenta que la raíz cuadrada de un número complejo expresa-
iω n c iω ∼
=0 do en forma cartesiana se calcula como:
μσ + iωμε iω n c
⎛ x2 + y 2 + x x 2 + y 2 − x ⎞⎟
Desarrollando el determinante, obtenemos: x + iy = ± ⎜ + i sgn( y )
⎜ 2 2 ⎟
⎝ ⎠
n2 2 ∼
− 2
ω − iω ( μσ + iωμε ) = 0 y teniendo en cuenta que solo estamos interesados en el valor
c
positivo de la raíz.
2
2 μr ⎛ σ ⎞
ñ= ε r2 + ⎜ ⎟ + εr
2 ⎝ ε 0ω ⎠
Modelo I
2
ε r , s, μ r 2 μr 2 ⎛ σ ⎞
−i ε +⎜
r ⎟ − εr
2 ⎝ ε 0ω ⎠
2
2μr ⎛ σ ⎞
ñ= ε rʹ2 + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ + ε rʹ
2 ⎝ ε 0ω ⎠
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Modelo II
2
ε r = ε rʹ − iε rʹʹ , s, μr 2μr 2 ⎛ σ ⎞
−i ε rʹ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ − ε rʹ
2 ⎝ ε 0ω ⎠
190
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
2 2
2μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
ñ= ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ + ⎜ ε rʹ − ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
Modelo III
2 2
ε r = ε rʹ − iε rʹʹ , σ = σ ʹ − iσ ʹʹ , 2μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
μr −i ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ − ⎜ ε rʹ − ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
2 2
2 2 2 ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞
ñ= μrʹ + μrʹʹ ⋅ ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ + μ rʹ ⎜ ε rʹ − ⎟ − μ rʹʹ ⎜ ε rʹʹ + ⎟
Modelo IV 2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
ε r = ε rʹ − iε rʹʹ , 2 2
σ = σ ʹ − iσ ʹʹ , 2 ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞
μr = μrʹ − iμrʹʹ −i μrʹ2 + μrʹʹ2 ⋅ ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ − μ rʹ ⎜ ε rʹ − ⎟ + μ rʹʹ ⎜ ε rʹʹ + ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
α = 2ωk c σ cc
σʹ=
1 + ω 2τ 2
(Recuerde que ω = 2πυ .) σ ccωτ
σ ʹʹ =
Y la reflectividad, que será descrita en el apartado 5, a 1 + ω 2τ 2
través de la Expresión de Beer (21.36):
Tomando ahora las expresiones para n y k del Modelo III
(n − 1) 2 + k 2 de la tabla de la Nota 21.3, con ε rʹ = ε r y ε rʹʹ = 0 , se obtiene:
R=
(n + 1) 2 + k 2
2 2
2μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σ ʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
n= ⎜εr − ⎟ +⎜ ⎟ + ⎜ε − ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠
A. Modelo de Drude
De acuerdo con este modelo, para describir el comporta-
© Ediciones Paraninfo
2 2
miento óptico de un conductor hay que suponerle una cons- 2μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σ ʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
k= ⎜εr − ⎟ +⎜ ⎟ − ⎜ε − ⎟
tante dieléctrica ε r (real), permeabilidad relativa μ r (real) 2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠
y una conductividad dependiente de la frecuencia, que de
acuerdo con la Expresión (21.23) vendrá dada por:
191
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
σ ccτ σ ccτ ω p2
1− ≈ ε r μr 1− = ε r μr 1− donde las ω j son las frecuencias características (de resonan-
ε r ε 0 (1 + ω 2τ 2 ) ε r ε 0 (ω 2τ 2 ) ω2
cia) del material.
Multiplicando y dividiendo cada fracción contenida en
k ≈0 el sumatorio por el complejo conjugado del denominador
obtenemos:
con ω p2 = σ cc (ε 0ε rτ ) , siendo ω p = 2πυ p la denominada fre-
cuencia angular umbral o de corte. f j (ω 2j − ω 2 − iωγ j )
ε∼r = 1 + ∑ 2
Las dependencias con la frecuencia de los parámetros j (ω 2
− ω 2 ) + ω 2γ 2j
j
ópticos n, k , a y R correspondientes a un material conduc-
tor, de acuerdo con el modelo de Drude se muestran en la
De modo que
Figura 1. (Para realizar la representación se ha considerado
una frecuencia de corte de 1.7·1015 Hz.).
f j (ω 2j − ω 2 )
ε rʹ = 1 + ∑ 2
j (ω 2
j − ω 2 ) + ω 2γ 2j
f j ωγ j
ε rʹʹ = ∑ 2
j (ω 2
j − ω 2 ) + ω 2γ 2j
2 μr
n= ε rʹ2 + ε rʹʹ2 + ε rʹ
2
2 μr
k= ε rʹ2 + ε rʹʹ2 − ε rʹ
2
192
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
2 2
2 μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
n= ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ + ⎜ ε rʹ − ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
2 2
2 μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
k= ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε ʹʹ + ⎟ − ⎜ε ʹ − ⎟
2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠
Figura 2
C. Modelo de Drude-Lorentz
Un modelo aún más satisfactorio surge de combinar los dos
anteriores. Así pues, consideraremos ahora un material cuyo
comportamiento óptico se describe mediante una permeabili-
dad relativa μ r (real), una constante dieléctrica ε∼r (compleja),
y una conductividad eléctrica σ∼ también compleja. Emplean-
do los resultados obtenidos en los dos modelos anteriores:
σ cc
σʹ=
1 + ω 2τ 2
σ ccωτ Figura 3
σ ʹʹ =
1 + ω 2τ 2
A modo de resumen:
f j (ω 2j − ω 2 )
ε rʹ = 1 + ∑ 2
General
j (ω 2
j − ω 2 ) + ω 2γ 2j
2 2
2 μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
n= ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε ʹʹ + ⎟ + ⎜ε ʹ − ⎟
f j ωγ j 2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠ ⎝ r ε 0ω ⎠
ε rʹʹ = ∑ 2
j (ω − ω 2 ) + ω 2γ 2j
2
j
2 2
2 μr ⎛ σ ʹʹ ⎞ ⎛ σʹ ⎞ ⎛ σ ʹʹ ⎞
k= ⎜ ε rʹ − ⎟ + ⎜ ε rʹʹ + ⎟ − ⎜ ε rʹ −
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⎟
Tomando ahora las expresiones para n y k del Modelo III 2 ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠ ⎝ ε 0ω ⎠
de la tabla de la Nota 21.3, se obtiene:
193
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
Modelo de Drude
una sustancia ópticamente inactiva, pero también podría ser
sólida. Básicamente consta de dos prismas de Nicol (un tipo
σ cc de filtro polarizador fabricado con calcita). Al igual que en
ε rʹ = ε r σʹ= microscopía óptica con luz polarizada (descrita al final de
1 + ω 2τ 2
esta misma nota), a los filtros empleados en los polarímetros
ε rʹʹ = 0 σ ccωτ
σ ʹʹ = se les llama polarizador (al que permanece fijo) y analizador
1 + ω 2τ 2 (al que puede ser girado a voluntad). De hecho, el modo de
proceder es muy similar. El haz de luz monocromático pro-
Modelo de Lorentz cedente de la fuente de iluminación (hoy en día suelen ser
LEDs), previamente polarizado por el polarizador, se hace
f j (ω 2j − ω 2 ) incidir sobre la muestra de interés. Tras ser atravesada por él,
ε rʹ = 1 + ∑ 2 el haz de luz polarizada se hace pasar por el analizador, que
j (ω 2
j − ω 2 ) + ω 2γ 2j σʹ = 0 inicialmente se coloca formando 90º con el polarizador. Si la
muestra es ópticamente inactiva, el sensor de luz del equipo
f j ωγ j σ ʹʹ = 0
ε rʹʹ = ∑ no detectará ninguna señal, todo lo contrario de si la muestra
2 2
j (ω 2
j −ω ) +ω γ 2 2
j
es activa. En este caso, el equipo, si es automático, procede
a girar el analizador hasta encontrar el ángulo para el cual la
intensidad de luz detectada es la máxima. Ese será el ángulo
Modelo de Drude-Lorentz
que la sustancia activa ha girado el plano de polarización. La
medición del ángulo de giro de la luz ofrece información va-
f j (ω 2j − ω 2 ) liosa acerca de la estructura química, la quiralidad y la con-
ε rʹ = 1+ ∑ σ cc
2 2 σʹ= centración de estas sustancias activas en la muestra. Permite
j (ω 2
j −ω ) +ω γ 2 2
j 1 + ω 2τ 2
medir, por ejemplo, la concentración de azúcar en un refres-
σ ωτ co, la presencia de sustancias ácido ascórbico, testosterona,
f j ωγ j σ ʹʹ = cc 2 2
ε rʹʹ = ∑ 2
1+ ω τ drogas, aditivos alimenticios, esencias para perfumes, etc.
j (ω 2
j − ω 2 ) + ω 2γ 2j
B. Fotómetros
Los fotómetros y reflectómetros son equipos que se encuen-
tran agrupados dentro de los denominados espectrofotó-
Nota 21.5 metros. Los primeros miden la transmisividad de la luz de
un determinado medio, y los segundos sirven para medir la
Caracterización de propiedades ópticas reflectividad. Ambos equipos miden y relacionan la intensi-
dad incidente con la de la luz transmitida o reflejada por la
A lo largo de este capítulo se ha introducido un buen número muestra, en función de la frecuencia de la fuente de luz. El
de magnitudes que caracterizan el comportamiento óptico de equipo debe ser calibrado con patrones adecuados según la
los materiales. Para todas ellas se dispone de equipos de me- frecuencia con la que se trabaje. Un esquema típico de uno
dida, o instrumentos ópticos, que procesando ondas de luz de estos equipos se muestra en la Figura 1. El haz monocro-
permiten conocer su valor. Entre estos instrumentos se inclu- mático seleccionado se divide en dos haces con intensidades
yen: interferómetros, para el estudio de la interferencia de las iguales; uno de ellos incide sobre la muestra, y mediante de-
ondas luminosas; fotómetros, para la medida de la intensidad tectores se evalúa la luz transmitida (o reflejada). El equipo
de la luz; polarímetros, para la medida de la rotación de luz debe operar en vacío para realizar medidas con longitudes
polarizada; reflectómetros, para la medida de la reflectivi- de onda por debajo de 190 nm, ya que el aire comienza a
dad de una determinada superficie; o refractómetros, para absorber la luz a partir de dicha longitud de onda.
la medida del índice de refracción de los materiales. Aquí
solo detallaremos brevemente algunos de los instrumentos
mencionados, además de analizar la técnica de microscopía
óptica de luz polarizada.
A. Polarímetros
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194
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
C. Refractómetros
Los refractómetros se emplean para medir el índice de re-
fracción de un medio. Su método de medida puede basarse,
si se dispone de muestra suficiente para obtener de la misma
un prisma, en el estudio de los ángulos de incidencia y trans-
misión de la luz a través del mismo (Figura 2). Variando el
ángulo de incidencia hasta obtener un ángulo de transmisión
mínimo respecto a este, el valor del ángulo de transmisión
puede relacionarse con el índice de refracción mediante una
sencilla fórmula que considera la geometría del prisma:
Figura 3
sen ( 12 (δ mín + α ) )
n=
sen ( 12 α )
D. Microscopía con luz polarizada
Además de los equipos mencionados anteriormente, mere-
ce la pena también analizar ciertas técnicas de microscopía
óptica, como la luz polarizada, que puede servir para iden-
tificar fácilmente los materiales ópticamente activos. El mi-
croscopio puede ser de luz transmitida o reflejada (los más
habituales en Ciencia e Ingeniería de Materiales, y que ya
fueron brevemente descritos en el Capítulo 1), y debe con-
tar con dos filtros polarizadores. Como puede observar en
la Figura 4, el primero de ellos, denominado polarizador,
se coloca entre la fuente de luz y el objetivo, mientras que
Figura 2 el segundo, analizador, se sitúa entre el objetivo y el ocular
(por donde miramos). Normalmente el polarizador está fijo,
Si no se dispone de muestra suficiente, sobre una muestra y el analizador tiene posibilidad de ser girado. Con esta dis-
plana puede medirse el ángulo de reflexión total (cuando no posición, la muestra es iluminada con luz polarizada, gracias
haya luz transmitida), y el índice de refracción no es más
que el sen-1Q, siendo Q el ángulo mínimo para que la luz
transmitida sea cero. Esta variante se emplea también para la
determinación del índice de refracción de muestras en esta-
do líquido y gaseoso. Si se necesita una medida mucho más
precisa del índice de refracción, se requiere del empleo de
métodos interferométricos.
Ahora bien, hemos visto en este capítulo la importancia
de conocer el índice de refracción de una sustancia, por po-
derse determinar a partir de él muchas características. Pero
hay otras muchas en las que quizá no haya pensado, y es que
esta medida vale para determinar la pureza de una muestra
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195
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
al polarizador. Posteriormente dicho haz polarizado incide Además de permitir obtener imágenes vistosas, la luz po-
sobre la muestra, que lo refleja y envía hacia el analizador, larizada permite revelar la estructura de granos en materiales
antes de llegar a nuestros ojos. policristalinos ópticamente activos, con la ventaja de que no es
Si iluminamos con luz polarizada una fase ópticamente necesario atacar las muestras para observarlas con esta técnica.
no activa, la reflexión producida también estará polarizada
en el mismo plano que la luz incidente. Si el analizador se
coloca perpendicularmente al polarizador, el usuario no ob- Nota 21.6
servará nada, la imagen se extingue. Con la misma posición
a 90º entre polarizador y analizador, una fase ópticamente
Dispositivos visualizadores
activa sí sería visible, ya que el giro que produce en el plano
de polarización hace que dicho plano ya no sea perpendicular En los últimos años hemos ido disfrutando de un impara-
al analizador. En consecuencia, se produce una disminución ble avance técnico en los dispositivos visualizadores, entre
en la intensidad de la luz observada, pero no la extinción de otros, pantallas de ordenadores y televisores. Hemos pasado
esta (Figura 5). Por tanto, este modo de observación puede de un mercado con la única opción de los tubos de rayos
emplearse para destacar, y así poder identificar, fases anisó- catódicos (CRT), presente desde la década de 1930, a la apa-
tropas presentes en una muestra que, en muchas ocasiones, rición, desde finales del pasado siglo, de pantallas de plas-
pasan completamente desapercibidas. A modo de ejemplo, ma, LCD, LED, o lo que ya es una realidad con tecnologías
en la Figura 5a se observa una muestra de escoria, proceden- OLED, pantallas 3D, etc.
te de la fabricación de acero, observada con campo claro. La
observación de la misma zona con luz polarizada, Figura 5b, El principal atractivo de estas nuevas tecnologías ha sido
revela la presencia de una matriz isótropa sobre la que se una importante disminución del grosor de las pantallas y,
distribuyen fases anisótropas en consecuencia, la posibilidad de fabricar pantallas planas
mucho mayores sin la profundidad a la que obligaba la tec-
nología CRT. Además, actualmente se consigue una exce-
lente calidad (resolución, luminosidad, contraste y refresco
(a)
de imagen) que con creces supera a los viejos dispositivos.
En las pantallas CRT, tres haces de electrones (uno por
color: verde, azul y rojo) se dirigen a la pantalla, y cada píxel
de la misma se ilumina cuando el haz electrónico adecuado
lo alcanza, de acuerdo al patrón de la imagen que debe for-
marse (el efecto se denomina cátodoluminiscencia). Cuando
se mira la pantalla se ve directamente la superficie donde
se crea la imagen, formada por 625 líneas (en el caso del
sistema PAL) que se barren a un ritmo que llegó en diversas
marcas comerciales hasta 200 Hz. (En realidad, la frecuencia
de 25 imágenes/s siempre se mantuvo, pero cada imagen era
recreada 4 veces en los televisores de 100 MHz u 8 veces,
en los de 200 Hz. Normalmente, en cada recreación se alte-
raba el orden de barridos de las líneas; trucos para mejorar
(b) la persistencia en nuestra retina. Los primeros televisores
realmente solo construían 25 imágenes por cada segundo.)
También se genera la imagen en la propia superficie ex-
terior de las pantallas de plasma, que constan de muchas cel-
das tricolores (unos 1 920 × 1 080 píxeles en las pantallas
mayores) con una mezcla de neón y xenón, situadas entre
dos paneles de cristal (Figura 1). El gas de las celdas, junto
al Hg presente en las mismas, se convierte eléctricamente en
plasma, provocándose, cuando la imagen lo requiere, radia-
ción UV (algo similar a lo que ocurre en las lámparas fluo-
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196
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
cada píxel es iluminado individualmente, consiguiéndose de pantallas no permiten una adecuada visión desde ángulos
una imagen muy brillante, mayor número de colores y más extremos.
reales, contraste altísimo, y un gran ángulo de visión. Sin
embargo, no todo fue sencillo; no fue fácil alcanzar una bue-
na definición de los tonos negros, y una eficiencia energética,
que a causa de la tensión necesaria entre las placas, unos
175 V en sus comienzos, daba lugar a un elevado consumo
eléctrico y generación de calor. Son varias las marcas comer-
ciales que dejaron su producción con anterioridad a 2010, si
bien otras siguen apostando por esta tecnología.
Figura 2
En general, y aunque las nuevas generaciones mejoran con emisión de luz por el propio material orgánico, un material
creces a las anteriores, el que la luz se genere en el fondo, y polimérico, permite que el diseño de las pantallas sea mucho
su difícil bloqueo total por el cristal líquido, no permite ob- más simple. La Figura 3 muestra el esquema de un píxel de
tener negros tan puros como en el plasma. Además, este tipo una pantalla OLED.
197
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
Figura 3
Adenda
Figura 1
Sistemas generadores de luz
Existe un problema adicional que afecta a la durabilidad
A. Las lámparas incandescentes del filamento. Incluso a la temperatura de 2 000 ºC, muy ale-
La invención de la lámpara incandescente (Figura 1) se atri- jada del punto de fusión del wolframio, parte del filamen-
buye a Thomas Edison, quien en 1879 logró definitivamente to se sublima, condensándose en las partes más frías de la
un diseño con una vida útil comercializable. No obstante, la lámpara. Este fenómeno se agrava con la temperatura. Entre
autoría del invento es hoy objeto de controversia. En cual- 1 700 y 2 500 ºC, la velocidad de sublimación crece en un
quier caso, desde su invención, el diseño de las lámparas in- factor de 106. El problema no solo implica que el vidrio de la
candescentes ha ido acumulando mejoras, al tiempo que ha ampolla acabará ennegreciendo por los átomos de metal de-
ido tropezando con otras aparentemente insalvables. Incluso positado, sino que la espiral de wolframio adelgazará de ma-
con la tecnología actual, las lámparas incandescentes se con- nera no uniforme. Esto se debe a la existencia de pequeñas
sideran poco eficientes, ya que aproximadamente el 95 % de irregularidades iniciales en la sección del filamento, debidas
la electricidad que consumen se transforma en calor y solo al propio proceso de fabricación. Aquellas zonas más estre-
el 5 % restante es convertido en luz. Esta ineficiencia se debe chas (las más resistivas) alcanzarán mayor temperatura, por
a su propio principio de funcionamiento, la incandescencia, lo que sublimarán a mayor ritmo y perderán masa más rápi-
y es la causa por la que una directiva europea de eficiencia damente. El adelgazamiento producido conllevará un nuevo
energética obliga a su definitiva retirada (excepto en ciertas aumento de la resistividad que incrementará nuevamente la
aplicaciones específicas) en el periodo transitorio que va de temperatura. Este círculo vicioso conducirá finalmente a la
2009 a 2016. Finalizado dicho periodo, ya no podrán fabri- rotura del filamento por ese punto.
carse, ni importarse desde otros países. Así pues, el aumento de la temperatura disminuye la vida
Para que un metal pueda emitir luz en el espectro visi- de la bombilla. Se trata de un desagradable inconveniente,
ble, debe encontrarse a una temperatura de unos 2 000 ºC o porque sería deseable elevar todo lo posible la temperatura
superior. Si se quiere diseñar un filamento metálico para una del filamento, y con ello aumentar la luminosidad y el rendi-
bombilla, habrá que pensar en un metal que soporte tales miento de la bombilla. Esto es así porque la energía irradiada
temperaturas sin llegar a fundir. La temperatura de fusión del es proporcional a la potencia cuarta de la temperatura abso-
wolframio (3 886 ºC) supera con creces ese nivel, por lo que luta, por tanto, si la temperatura aumenta, también lo hace la
es un buen candidato. proporción de luz aprovechable.
Hay un segundo aspecto a tener en cuenta: se debe evitar Se han propuesto muchas soluciones para aumentar si-
que el filamento metálico entre en contacto con el oxígeno del multáneamente la temperatura y la vida de la lámpara; por
aire. A las elevadas temperaturas de trabajo, las reacciones de ejemplo, llenar la ampolla de la bombilla con nitrógeno o
oxidación se ven tan favorecidas que en poco tiempo converti- gases nobles a presión elevada. Al igual que el vacío, estos
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rían todo el filamento en óxido, volviéndose frágil y quebradi- gases no reaccionan con el filamento, pero a diferencia de
zo. Una forma sencilla de impedirlo es haciendo vacío dentro aquel, el aumento de presión que introducen supone un im-
de la ampolla de vidrio completamente hermética (Figura 1). pedimento para la sublimación.
198
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
El funcionamiento de las luces halógenas (que también la grasa de los dedos quedan adheridos a la superficie mer-
son incandescentes) es más sofisticado aún. En esencia, si se mando la capacidad de evacuación térmica de esas zonas.
introduce en la lámpara un halógeno, por ejemplo yodo (aun- El aumento de temperatura que esto acarrea tiene un doble
que todos los halógenos se comportan de forma similar), los efecto. Por un lado, impide que el W llegue a formar WI2,
átomos de wolframio, al abandonar el filamento caliente, se interrumpiendo el ciclo regenerador del filamento. Por otra
transforman en las partes más frías de la lámpara en yoduro parte, produce la desvitrificación del vidrio de cuarzo, que
de wolframio, según la reacción: se fragiliza.
No terminan aquí las opciones de la incandescencia. Se
W + I2 → WI2 han desarrollado, por ejemplo, versiones híbridas entre las
incandescentes originales y las halógenas (Figura 3): el vi-
Este yoduro se deposita por tanto en las paredes de la drio de la ampolla externa es vidrio sódico-cálcico, en su
ampolla, pero es volátil y cuando alcanza una temperatura interior hay vacío; la ampolla interna es de vidrio de síli-
de 250 ºC, se evapora, pudiendo llegar de nuevo al filamen- ce pura, con halógeno en su interior. La ganancia de rendi-
to, donde, debido a la alta temperatura, es descompuesto, de miento y la ventaja de emplear un casquillo convencional no
acuerdo con la reacción: parecen haber inclinado la balanza frente al sobrecosto del
dispositivo.
W + I2 ← W I2
se deterioran con los enfriamientos bruscos, la falta de ven- presión atmosférica. En cada uno de los extremos del tubo
tilación y cualquier orientación durante su uso que no sea se encuentran sendos filamentos de wolframio. El circuito
la prevista en su diseño. Además de lo anterior, no puede se completa con un interruptor térmico (llamado cebador) y
tocarse el vidrio con las manos desnudas. El simple sudor y una bobina (llamada a veces balasto.)
199
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
La luz es emitida por los átomos de mercurio vaporiza- fotoluminiscente. El proceso subsiguiente consiste en la re-
dos, pero estos emiten radiación ultravioleta, que gracias al petición de la carga y descarga de la bobina a través del tubo,
recubrimiento del interior del tubo (fotoluminiscente), es siguiendo la frecuencia de la corriente alterna. Esta frecuen-
convertida a radiación en el rango visible. La necesidad de cia es lo suficientemente rápida para que apenas se perciba
usar un elemento tan contaminante como el Hg, proviene de un parpadeo (sí se percibe a veces cierto zumbido, originado
que es un metal cuyos átomos son muy eficientes emisores por la bobina).
de luz UV. En la mayoría de las lámparas, el recubrimiento lumi-
Simplificadamente, el funcionamiento es el siguiente: niscente suele ser un halofosfato de calcio, de composición
cuando encendemos una lámpara fluorescente conectada a aproximada Ca10F2P6O24, con cerca del 20 % de los iones
la red doméstica de corriente alterna, la corriente eléctrica F- sustituidos por Cl-. Además intervienen iones Sb3+, que
circula por el circuito eléctrico representado en la Figura 4, proporcionan luz azul, e iones Mn2+ que proporcionan luz
incluida la bobina y el cebador (no circula a través del tubo rojo-anaranjada. Variando la proporción de iones Mn2+ se
porque su resistencia eléctrica es demasiado elevada). En puede alterar la tonalidad.
una de sus múltiples variantes, el cebador es un interruptor Si el tubo se fabrica con vidrio de sílice y no se recubre
térmico constituido por una lámina bimetálica en el seno de de estas sustancias luminiscentes (Figura 5), entonces produ-
un gas inerte. En el mismo momento en que el cebador re- ce directamente luz UV, como la empleada en los centros de
cibe tensión, se genera en el gas de su interior un arco que bronceado, como fuente germicida y también para el curado
aumenta su temperatura y la de la laminilla bimetálica que de polímeros.
contiene. Cuando esta se calienta, se curva por dilatación
diferencial, y cierra el circuito, permitiendo el paso de una
corriente eléctrica de mayor intensidad a través de todo el
circuito, lo que provocará el fuerte calentamiento de los fila-
mentos de wolframio, que emitirán electrones por termoemi-
sión. Esto ioniza el gas noble del interior del tubo y lo lleva
a un estado de plasma, que hace disminuir fuertemente su
resistencia eléctrica. Transcurridos unos instantes, el ceba-
dor, que dejará de recibir corriente por tener mayor resisten-
cia que el gas del interior del tubo, se enfría, por lo que las Figura 5
laminillas se separan e interrumpen el calentamiento de los
filamentos. La corriente que circula se ve forzada entonces a Se han diseñado muchos circuitos diferentes para hacer
circular a través del tubo, lo que provoca una fuerte caída de funcionar las lámparas fluorescentes. Las lámparas fluores-
la tensión de la bobina. Esto induce en esta una fuerza con- centes pueden funcionar directamente desde una alimen-
traelectromotriz muy intensa que se descarga a través del gas tación de corriente continua, siempre que la tensión sea lo
ionizado del tubo. Aquí está la clave: los iones acelerados suficientemente alta para iniciar un arco. Para operar en co-
del gas, chocan con los átomos de mercurio, que se exci- rriente continua, el cebador debe invertir la polaridad de la
tan, y luego se desexcitan emitiendo radiación ultravioleta, alimentación a la lámpara cada vez que se inicia, para evitar
que es convertida en radiación visible por el recubrimiento que el mercurio se acumule en un extremo del tubo.
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Figura 4
200
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 6
demasiado rojiza (pobre en frecuencias azules) y la luz de los algún tiempo el problema técnico fue encontrar un forma de
tubos fluorescentes resultaba algo azulada, las lámparas fluo- producir luz azul (ya se disponía de LEDs verdes, rojos y
rescentes compactas tienen una amplia gama de tonalidades ámbar). Tras décadas de intensa investigación, lo consiguió
(temperatura del color). la compañía japonesa Nichia Chemical en 1994, empleando
201
Capítulo 21 Propiedades ópticas de los materiales
como material GaN. Superada esta barrera, el camino hacia una salida de corriente continua regulada y de baja tensión.
el LED blanco estaba despejado. Además, un problema todavía no satisfactoriamente resuel-
El segundo método, denominado LED de fósforo con- to es la degradación de los LEDs por funcionamiento bajo
vertido (pcLED), usa un LED de alta frecuencia (usualmente temperaturas superiores a las convenidas. Por esta razón, las
azul o ultravioleta) en combinación con una sustancia lumi- lámparas LED incluyen típicamente elementos de disipación
niscente (fósforo) que absorbe dicha luz y la reemite en un de calor, tales como aletas de refrigeración.
espectro más amplio de frecuencias. Las principales ventajas Para alcanzar una intensidad luminosa similar a las de
son el bajo coste de producción y la alta reproducibilidad lámparas incandescentes o fluorescentes compactas, las lám-
cromática. La clara desventaja con respecto al método LED paras LED se componen normalmente de agrupaciones de
RGB es la imposibilidad para cambiar dinámicamente el co- LEDs, en mayor o menor número, según la intensidad lu-
lor de la luz y el hecho de que la conversión que realiza la minosa deseada. Las lámparas de LED tienen una vida útil
sustancia luminiscente reduce la eficiencia del dispositivo. larga y una gran eficiencia energética.
Pese a ello, el menor coste de esta tecnología ha pesado fuer- Actualmente las lámparas LED se usan para todo tipo de
temente y la ha convertido en la más utilizada en la actuali- aplicaciones: desde el alumbrado decorativo hasta el ilumina-
dad para aplicaciones de iluminación general. do público de calles, avenidas y jardines. La ventaja princi-
Otros inconvenientes generales son la necesidad de em- pal es el considerable ahorro energético que se consigue con
plear tensiones continuas y pequeñas, lo que implica la nece- ellas, pero además, su arranque instantáneo, su resistencia a
sidad de incorporar circuitos rectificadores que proporcionen los encendidos y apagados continuos, y su mayor vida útil.
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202
22
CAPÍTULO
Propiedades térmicas
de los materiales
RECURSOS DIGITALES
Adenda: R
efrigeración magnética
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
β (un +1 − un )
Figura 1
204
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Figura 3
mente demuestra que las frecuencias permitidas estarán aho- Nota 22.2
ra dadas por
Cálculo del coeficiente
⎛ 1 1 ⎞ ⎛ 1
2
1 ⎞ 4sen (ka) 2
de dilatación lineal
ω2 = β ⎜ + ⎟±β ⎜ + ⎟ −
⎝ M1 M 2 ⎠ ⎝ M1 M 2 ⎠ M 1M 2
Supongamos dos átomos vecinos de un sólido, entre los que
existe una interacción elástica. Si r0 es la distancia interató-
La expresión no solo es más compleja; hay importantes mica de equilibrio y en un determinado instante, la distancia
diferencias. Ahora existen dos valores de w para cada valor real entre esos dos átomos es r, el desplazamiento producido
de k, como se ilustra en la Figura 4a. Los valores superiores será x = r − r0 . Obviamente x ha de ser un número muy pe-
de w constituyen la denominada rama óptica, y los inferiores queño. En términos de x, asumiendo que los átomos vibran
constituyen la rama acústica del espectro de frecuencias de como si se tratasen de osciladores armónicos simples (lo que
la red. En la rama acústica los dos tipos de iones oscilan en es equivalente a suponer que la interacción entre átomos es
fase, mientras que en la rama óptica tienen un desfase de p. elástica lineal), la energía potencial del sistema podría apro-
La situación real es todavía más compleja puesto que am- ximarse por un término cuadrático ax 2 . En la realidad, los
bas ramas (acústica y óptica) pueden corresponder a vibra- átomos no son exactamente armónicos, por lo que al término
ciones longitudinales o transversales (respecto a la dirección ax 2 habrá que restarle un término corrector con potencias
de propagación), por lo que existirán dos modos transver- superiores (bx3 + cx4 ) :
sales correspondientes a las dos direcciones independientes
de vibración. En consecuencia, por cada valor de k habrá 6 E p ( x) = ax2 − (bx3 + cx4 )
valores posibles de w(k), como se muestra en la Figura 4b.
siendo a, b, y c todos positivos. Dado que x es un número
pequeño, el término entre paréntesis será ciertamente menor
que el término principal cuadrático.
El desplazamiento promedio puede calcularse, en prime-
ra aproximación, utilizando el factor de Boltzmann; esto es,
asumiremos que la probabilidad de que el desplazamiento
sea x, a la temperatura T, viene dada por:
f ( x) = k exp ( − E p ( x) kBT )
+∞
Figura 4 ⌠
⎮
⎮
x exp ( − E p ( x) k BT ) dx
⌡−∞
El análisis se complica matemáticamente cuando se con- x= +∞
⌠
sideran redes bidimensionales o tridimensionales, pero las ⎮
⎮
exp ( − E p ( x) k BT ) dx
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205
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
+∞
b ⌠
3b π
⎮
⎮ x 4 exp ( − ax 2 k BT ) dx =
k BT
5 − 32
⎮
⌡−∞ 4 a 2 ( k BT )
Figura 1
por lo que
¿Cómo debería ser el coeficiente de dilatación? Debería
3b ser tan pequeño como fuera posible, pues la resistencia al
x = 2 k BT
4a choque térmico se mejora reduciendo las deformaciones y
disminuyendo los gradientes térmicos. Todo ello se consigue
mejorando la conductividad. El vidrio de sílice tiene un bajo
y el coeficiente de dilatación lineal coeficiente de dilatación y una conductividad térmica no de-
masiado pequeña, pero, desgraciadamente, son demasiado
1 d x 3k Bb frágiles.
αL = =
r0 dT 4a 2 r0 La solución es una cerámica basada en silicato de alumi-
nio-litio (LAS) que cristaliza con estructura hexagonal y es
por tanto anisótropa. Los coeficientes de dilatación térmica
son +6.5·10-6 K-1 a lo largo de cualquier dirección transversal
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206
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
E =∑ n=0
k T
⎝ ∑B
k
B
T
⎠= ⎝ ⎛ −Bnh
⎜ ∑ υ⎠ nx⎞=p0 ⎜ k T∞ ⎟ ⎟⎟ ⎛ −⎝nhkυBT⎞ ⎠ = ⎜ 2
n=0 ⎝ B ⎠⎛
∞
hυ
n=0 ⎝ B ⎠
nhυ ⎞ ∑ exp ⎝ ⎜ ⎛ n = 0 h⎟υ ⎝⎞ ∞B ∑⎠e⎛x⎠p−⎜nhυ ⎞ ⎟ ⎜⎜ ∑ exp
n = 0 A ex⎝p k− T k T
Nota 22.4 ∑ A exp ⎜ − 2k T − k T ⎟ ⎜ B ⎠ ⎟∑e n =x0p
⎜ ⎝ B⎟ ⎠ ⎝ n=0
n=0 ⎝ B B ⎠ ⎝ 2 k BT ⎠ n = 0 ⎝ k BT ⎠
Modelo cuántico de Einstein
hυ ∞ ⎛ −nhυ ⎞ ∞
hυ ∑ n exp ⎜
⎛ −nhυ ⎞ ⎛ ∞
n exp ⎜
⎛ − nhυ ⎞ ⎞
∑ exp ⎜
para la capacidad térmica 2 n =0 ⎝ kBT ⎟⎠ k BT ⎠
⎟ ⎜ ∑
1 n =0
⎟⎟
k BT ⎠ ⎟
= ∞ + ∞ n =0 ⎝ = hυ ⎜ + ∞ ⎝
⎛ −nhυ ⎞ ⎛ −nhυ ⎞ ⎜2 ⎛ − nhυ ⎞ ⎟
Einstein supuso que un sólido cristalino∑ exp
está formado
⎜ ⎟por N ∑ ex p ⎜ ⎟ ⎜⎜ ∑ exp ⎜ ⎟ ⎟⎟
átomos vibrando independiente en las ntres =0 ⎝ k BT ⎠ con n = 0
direcciones ⎝ k BT ⎠ ⎝ n=0 ⎝ k BT ⎠ ⎠
una frecuencia constante, e igual para todos, υ E . A diferen-
cia de un oscilador clásico, un oscilador cuántico no puede haciendo x = hυ k T , resulta
B
poseer cualquier energía, sino solo un conjunto de valores
∞
permitidos que vienen dados por ⎛ ⎞
⎜ 1 ∑ n exp ( −nx ) ⎟
E = hυ ⎜ + n =∞0 ⎟
En = ( 12 + n)hυ ⎜2
⎜
⎝
∑ exp ( −nx ) ⎟⎟⎠
n =0
con n = 0, 1, 2…
¿Cuál será la energía promediada en el tiempo de un áto- Y teniendo en cuenta que
mo determinado?, o lo que es equivalente: ¿cuál es la energía ∞
media de todos los átomos del conjunto en un instante dado? ∑ n exp ( −nx ) d ⎡ ∞
Suponiendo válida la ley de distribución de Boltzmann, ⎤
n=0
= ⎢ln ∑ n exp ( −nx )⎥
∞
dx ⎣ n =0 ⎦
∑ exp ( −nx )
f MB ( E ) = A exp(− E k BT ) n=0
Y que
la energía media se calculará mediante la suma:
∞
1
∞ ∑ n exp ( −nx ) = 1 − exp ( − x )
∑E n f MB ( En ) n =0
E= n=0
∞ entonces
∑f MB ( En ) ⎛1 d ⎡ ⎛ 1 ⎞⎤ ⎞
n=0
E = hυ ⎜ − ⎢ln ⎜⎜ ⎟⎟ ⎥ ⎟ =
⎝ 2 dx ⎣⎢ ⎝ 1 − exp ( − x ) ⎠ ⎦⎥ ⎠
Habitualmente hemos empleado integrales para calcular ⎛ 1 (1 − exp ( − x ) ) ⎞
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207
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
de donde resulta, por tanto, ondas elásticas en el material, que representan vibraciones
colectivas de todos los átomos. Estas ondas elásticas (como
⎛1 1 ⎞ las del sonido) se propagan a través del cristal a la velocidad
E = hυ ⎜ + ⎟ (1) del sonido. Sabido es que cualquier onda (por complicada
⎝ 2 exp ( hυ k BT ) − 1 ⎠ que sea) puede considerarse formada por la superposición
de ondas armónicas elementales (su espectro) a través del
A temperaturas bajas, es decir, hυ k BT , la exponencial denominado desarrollo de Fourier. Cada una de estas ondas
del denominador es muy grande ( exp ( hυ kBT ) 1 ) por lo armónicas puede considerarse generada por la vibración de
que la energía media será aproximadamente igual a 12 hυ . un oscilador ficticio, que vibra con su misma frecuencia. El
A temperaturas elevadas, es decir, cuando hυ k BT , la primer problema de Debye era, pues, encontrar el espectro
exponencial puede desarrollarse como 1 + hυ kBT , de forma de frecuencias, D (υ ) , donde D (υ )dυ representa el número
que la energía media es aproximadamente k BT . Este es el lí- de frecuencias de vibración permitidas entre υ y υ + dυ .
mite clásico; las cantidades hυ , son ahora pequeñas compa- El problema es muy complejo, pero Debye lo simplificó
radas con la energía media del oscilador. La energía puede tratando al sólido como un medio continuo en vibración. So-
variar de forma continua, y es entonces independiente de la bre la base de esta aproximación, encontró que el número de
frecuencia de oscilación, tal como considera la Física Clásica. ondas armónicas con frecuencia υ era:
Volviendo a nuestro problema, Einstein asumió que un
sólido cristalino podía considerarse formado por N átomos 4π Vυ 3
vibrando en las tres direcciones del espacio, con una fre- N (υ ) = (1)
v3s
cuencia constante e igual para todos, υ E . Tomando la Ex-
presión (1), la energía vibratoria de la red con N átomos que
vibran con frecuencia υ E será (vs es la velocidad del sonido en ese medio).
Salvo un factor 3, que se justifica por la existencia de tres
⎛1 1 ⎞ formas diferentes de polarización de las ondas (una longitu-
U = 3NE = 3NhυE ⎜ + ⎟ dinal y dos transversales), este resultado puede inferirse del
⎝ 2 exp ( hυE kBT ) − 1 ⎠ que se obtiene en el Apéndice B, apartado 2.5. En efecto,
partiendo de:
Con ayuda de TE = hυ E k B la denominada temperatura
característica de Einstein, cuyo valor se ajusta a partir de 3 3
4π V (2mE ) 2 4π V (2mE ) 2
los resultados experimentales, la expresión anterior puede N (E) = 3× =
rescribirse como: 3h3 h3
1 h hυ
La capacidad térmica molar a volumen constante se cal- p = (2mE ) 2 = =
culará, entonces: λ vs
2
⎛ ∂U ⎞ ⎛ TE ⎞ exp (TE T ) que sustituida en la ecuación anterior permite obtener la
c=⎜ ⎟ = 3R ⎜
⎝ ∂T ⎠V T
⎟
⎝ ⎠ ( exp (TE T ) − 1)
2 Expresión (1). Por tanto, la densidad de estados, es decir,
el número de frecuencias de vibración permitidas entre υ y
υ + dυ sería
208
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
3
la energía térmica media de un mol del sistema se calcularía 4π 2 R ⎛ T ⎞ –1 –1
c≈ ⎜ ⎟ J·mol K
como: 5 ⎝ TD ⎠
υM
⌠
U = ⎮⎮ E (υ )D (υ ) dυ = De manera que a temperaturas bajas la capacidad térmica
⌡0
molar debería decrecer como T 3, lo que se conoce con el
12π V ⌠ M
υ
hυ 3 nombre de Ley T-cubo de Debye. Nótese que a 0 K la capa-
= ⎮ dυ = cidad térmica molar es nula.
v3s ⎮
⎮
⌡0 exp ( hυ k BT ) − 1
υM
9 N A ⌠⎮ hυ 3
= 3
dυ
υ M
⎮
⎮
⌡0 exp ( hυ k BT ) − 1 Nota 22.6
expresión que puede simplificarse si hacemos x = hυ k BT Deducción teórica de la ley
y definiendo la denominada temperatura característica de de Wiedeman-Franz
Debye, TD, como la temperatura a la cual la energía térmica
media clásica de un oscilador cumple que kBTD = hυM , lo De la teoría cinética de los gases se sabe que la conductivi-
que implica dad térmica de un gas ideal se expresa por:
1 1 1 1
1 c 2
⎛⎛ 33NN ⎞⎞3 3 hhvvs s⎛⎛ 33NN ⎞⎞3 3 κ= vτ (1)
kkBTT
B DD==hh
υυMM ==hhvv ⎜
ss ⎜ ⎟⎟ ⇒
⇒ TT
DD== ⎜⎜ ⎟⎟ 3 Vm
⎝⎝44ππVV⎠⎠ kkB B ⎝⎝44ππVV⎠⎠
La temperatura de Debye divide aproximadamente la y que los electrones viajan con una velocidad media igual a
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escala de temperaturas en dos zonas, la superior, en la que la velocidad de Fermi, v = vF , que se obtiene de la expresión
los osciladores se comportan según la mecánica clásica y la EF = 12 me vF2 , donde EF es la energía de Fermi del metal y
zona de baja temperatura, en donde los efectos cuánticos son que me es la masa del electrón. Con todo, la Expresión (1)
importantes. quedaría
209
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
κ 3kB2
L≡ ≈ ≈ 2.23 ⋅10−8 W Ω K −2
σ T e2
Nota 22.7 W Δt
C = lím
ΔT → 0 ΔT
Caracterización de propiedades térmicas
Este método posee alta sensibilidad y precisión y se uti-
Describiremos brevemente los principales métodos de medi- liza en la medida tanto de sólidos (generalmente en forma de
da de la capacidad térmica y la conductividad térmica. Todos polvo), como de líquidos.
los métodos que analizaremos pueden considerarse como
clásicos, aunque algunos no hace mucho tiempo que fueron
desarrollados. Calorimetría modulada
La calorimetría modulada fue desarrollada en la década de
A. Medida de capacidad térmica específica los 60 del siglo pasado y ha resultado muy útil en el estudio
preciso de las transformaciones de fase de segundo orden.
Los principales métodos de medida son la calorimetría adia-
Este método consiste en calentar la muestra con una fuen-
bática, la calorimetría modulada y la calorimetría diferencial
te periódica, de forma que produzca una variación de tem-
de barrido. Analizaremos a continuación cada uno de ellos.
peratura de la muestra también periódica. Si con el método
anterior lo importante era aplicar un pulso de calor finito y
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210
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Para muestras sólidas, el dispositivo más simple de un constante. En la Figura 3 se representa un esquema de un
calorímetro capaz de implementar la técnica modulada es el DSC comercial. Mediante un programador de temperatura se
formado por una muestra M en forma de placa y cuya capa- modifica la temperatura, T2, de la célula de medida, CM (que
cidad y resistencia térmicas son C y R, respectivamente (el contiene a la muestra M), y la T1 de referencia CR (célula
concepto de resistencia térmica es el análogo al de la resis- referencia) a ritmo constante. La diferencia de potencia W1 y
tencia eléctrica). Sobre una cara de la muestra se hace inci- W2 que hay que suministrar a cada celda, es proporcional a
dir una potencia W oscilatoria de frecuencia w y en la cara la capacidad térmica de la muestra. Al tratarse de un método
opuesta se mide la amplitud ΔT0 de la oscilación de la tem- dinámico, resulta mucho menos preciso que el adiabático y
peratura mediante un termopar de capacidad térmica muy no resulta aconsejable para muestras que presenten transfor-
pequeña. Por la cara del termopar, la muestra está acoplada maciones de fase en las que la conductividad térmica varíe
térmicamente a una fuente térmica, F, por medio de una re- muy apreciablemente.
sistencia térmica R0, de capacidad térmica despreciable. El
valor de w se ha de escoger de modo que se cumpla que:
(1) ωCR0 1 , que asegura que durante cada ciclo las pérdi-
das de calor son despreciables, y (2) ωCR 1 , que asegura
la ausencia de gradientes térmicos dentro de la muestra. De
este modo, la capacidad térmica de la muestra puede obte-
nerse mediante la expresión:
W
C=
ω ΔT0
técnica calorimétrica cuantitativa, aunque menos precisa que de guarda sea el mismo que el de la muestra M; así puede
la técnica anterior. Su fundamento consiste en medir la po- asegurarse la inexistencia de conducción lateral de calor. La
tencia que en cada instante se suministra a la muestra para conductividad térmica se obtiene entonces a partir de la ex-
que la temperatura de esta varíe con el tiempo a un ritmo presión:
211
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
Wz
κ=
A(T1 − T2 )
Figura 5
Adenda
Refrigeración magnética
Nuestra sociedad es claramente dependiente de los sistemas
de refrigeración, no solo para la conservación de alimentos,
sino también para el acondicionamiento de la temperatura
Figura 4 interior de edificios y vehículos. El problema es que los sis-
temas actuales de refrigeración, basados en la compresión-
Uno de los principales objetivos del desarrollo de nue- expansión de un gas, rara vez superan el 20 % de eficiencia.
vos métodos de medida de propiedades térmicas es la im- Aunque los clorofluorocarbonos (CFCs) e hidroclorofluoro-
plementación de métodos de alta velocidad y de métodos carbonos (HCFCs) ya no se usan como fluidos de trabajo,
que generen un suficiente número de datos para determinar por su probada capacidad de destruir la capa de ozono, los
simultáneamente varias propiedades a partir de un único ex- sustitutos propuestos no son completamente inocuos. Los
perimento. Ello solo puede lograse con el uso de métodos de actualmente empleados hidrofluorocarbonos (HFCs), sin Cl
medida no estacionarios. En esta línea, se han desarrollado en su composición, no deterioran la capa de ozono, pero sí
dos tipos de métodos no estacionarios: a) los métodos de ca- contribuyen al efecto invernadero, y más dañinamente que el
lentamiento periódico (de ondas de temperatura), y b) los CO2. La solución a todos estos problemas pasa por encontrar
métodos pulsatorios. un modo alternativo de conseguir la refrigeración, y en esta
Entre las técnicas referidas a los métodos pulsatorios línea parece despuntar la refrigeración magnética.
ha ganado interés el denominado análisis por pulso láser Este método de refrigeración está basado en el efecto
(laser flash analysis), usado para medir la difusividad tér- magnetocalórico (abreviadamente, MCE, su acrónimo in-
mica (el cociente D = κ (δ c) ). Un pulso de energía laser glés), descubierto en 1881 por el físico alemán E. Warburg.
calienta una cara de una muestra plano-paralela (Figura 5), Este fenómeno consiste en el cambio de temperatura que
como consecuencia, la temperatura en la cara opuesta subirá. sufren ciertos materiales, denominados magnetocalóricos,
Cuanto más alta es la difusividad térmica, más rápidamente cuando son sometidos a un campo magnético. Todos los ma-
la energía alcanza la otra cara. En un sistema adiabático, la teriales ferromagnéticos presentan esta peculiaridad, por lo
difusividad térmica monodimensional se calcula a partir del que todos ellos son buenos candidatos (metales de transición
incremento de temperatura a través de la expresión: y lantánidos). No obstante, los materiales que inicialmente
fueron estudiados eran sales paramagnéticas, como el nitrato
d2 de cerio y magnesio.
D = 0.14 Básicamente, el MCE se debe a que cuando uno de estos
t1/2
materiales se somete a un campo magnético, sus momentos
dipolares magnéticos se alinean con el campo externo apli-
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donde d es el espesor de la muestra, y t1/2 el tiempo a la mitad cado (Figura 1) y, como consecuencia, la entropía magnética
del máximo del pulso. disminuye. Si dicho proceso tiene lugar en condiciones adia-
212
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
báticas (sin intercambio de calor con el entorno y, por tanto, B. Breve historia de la refrigeración magnética
sin que la entropía total del sistema varíe) la reducción de la
La aplicación del MCE como medio para enfriar era cono-
entropía magnética se compensa con un incremento de tem-
cida desde hace tiempo. En concreto, en 1926 y 1927, P.
peratura (aumento de la entropía térmica). Al retirar o dismi-
Debye y W.F. Giauque propusieron de modo independiente
nuir el campo magnético aplicado, los dominios magnéticos
sendos sistemas para alcanzar temperaturas bajo el punto de
se desalinean respecto de la dirección del campo magnético,
ebullición del He (–269 ºC o 4 K), temperatura por debajo
aumentando la entropía magnética, y disminuyendo su tem-
de la cual no resultaba fácil refrigerar en aquel entonces. De
peratura.
hecho, la refrigeración magnética ha sido empleada para en-
friar elementos por debajo de 1 K. El escollo, no obstante,
seguía siendo su aplicación a temperatura ambiente, ya que
la disminución de temperatura lograda era de apenas unos
pocos grados, lo que a temperatura ambiente resultaba ca-
rente de interés.
Se fueron dando algunos pasos en la buena dirección,
como supuso el empleo de gadolinio (Gd) y algunas de sus
aleaciones como material magnetocalórico. Su uso se justifi-
ca por su relativamente baja CP (230 J/kg·K), y, sobre todo,
por tener una TC de 292 K, muy próxima a la temperatura
ambiente. No obstante, la baja disminución de temperatura
que seguía consiguiéndose a temperatura ambiente (3-4 K
por tesla de campo aplicado) hacía necesario del empleo de
Figura 1
imanes superconductores, en lugar de imanes permanentes
como sería deseable, para aplicar campos magnéticos muy
Ahora bien, ¿cuándo es más efectivo este fenómeno? La res- intensos y así mejorar la diferencia de temperatura. De nue-
puesta podrá darla usted mismo tras leer el siguiente apartado. vo se estaba en un punto muerto, ya que al ser tan baja la
temperatura crítica de los superconductores conocidos, el
A. Aspectos termodinámicos uso del Gd a temperatura ambiente era en la práctica muy
Puede demostrarse que el efecto magnetocalórico de un ma- poco efectivo.
terial, esto es, la variación adiabática de su temperatura, pue- La inflexión, comparable en importancia al propio des-
de calcularse mediante la ecuación: cubrimiento del MCE, se produjo en 1997 cuando K.A.
Gschneidner Jr. y V.K. Pecharsky (del AMES Lab, EEUU)
⌠
B0 f
T ⎛ ∂M ⎞ desarrollaron el primer material que podía funcionar eficaz-
ΔT = −⎮ ⎜ ⎟ d B0 mente como refrigerador magnético a temperatura ambien-
⌡B0 i P ⎝ ∂T ⎠B0
C
te, y sin la necesidad de emplear imanes superconductores.
La clave estaba en que estos materiales presentan transfor-
donde T es la temperatura absoluta, B0 es el campo magnéti- maciones de fase de segundo orden sin histéresis térmica o
co aplicado, CP es la capacidad térmica del material magné- magnética. Este material es el Gd5Si2Ge2, que tiene una TC
tico (refrigerante), y M es la magnetización del refrigerante. de 276 K, y un poder refrigerante del orden del doble que el
Resulta claro que cuanto mayor sea el campo aplicado, del Gd. La gran novedad no fue el material en sí, sino el des-
más elevada sea la temperatura a la que se encuentre el ma- cubrimiento de un amplio abanico de aleaciones con MCE
terial y menor sea su capacidad calorífica, mayor será la di- a temperatura ambiente desconocidos hasta entonces. Estos
ferencia de temperatura que es capaz de producir. Además, materiales se denominan materiales con efecto magnetoca-
interesará que la variación de la magnetización con la tem- lórico gigante (GMCE materials, en inglés). Como ejemplo,
peratura sea la mayor posible, y eso se produce en el entorno en el compuesto anterior puede sustituirse Si por Ge, dando
de la temperatura de Curie del material. A temperaturas muy lugar a la familia de compuestos Gd5(SixGe1-x)4, en los que
por debajo de TC, la agitación térmica es muy pequeña y para la TC depende de x, variando entre –133 K, para x = 0.23, y
alinear los dominios magnéticos se requieren campos exter- 276 K, para x = 0.5. Teniendo esto en cuenta, en principio,
nos muy elevados. Si la temperatura es muy superior a TC, el sería posible diseñar el material específico capaz de trabajar
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213
Capítulo 22 Propiedades térmicas de los materiales
C. Refrigeradores magnéticos
En la actualidad, existen muchas empresas y equipos de in-
vestigación trabajando en este campo. Aunque en los últimos
años han sido propuestos muchos prototipos diferentes, todos
ellos se basan en un esquema de funcionamiento común (Fi-
gura 2), cuyas etapas pueden relacionarse, con fines didácti-
cos, con las de un sistema de refrigeración convencional. En
una primera etapa, el material magnetocalórico se introduce Figura 2
en el seno de un campo, lo que produce el alineamiento de
sus dipolos y, consecuentemente, su calentamiento. Pos-
teriormente, sin retirar el campo magnético, el material es alcanzar eficiencias de hasta el 60 %, lo que equivale a decir
enfriado hasta la temperatura ambiente mediante un inter- que el refrigerador magnético consume, aproximadamen-
cambio con el aire del exterior. La siguiente fase consiste en te, un tercio de electricidad menos que uno convencional.
la anulación brusca del campo magnético, produciéndose el Además, el fluido que se emplea para el transporte térmico
desalineamiento de los dipolos y el enfriamiento del material entre el material magnetocalórico y el entorno que se desea
magnetocalórico. Este se pone entonces en contacto con un enfriar es completamente inocuo, usándose generalmente
fluido térmico al que enfría, y que sirve de enlace con el en- una mezcla de agua y etanol (para conseguir un punto de
torno/objeto que se desea enfriar. El proceso se repite, cuan- solidificación lo suficientemente bajo). Pero estas dos impor-
tas veces sea necesario para conseguir reducir la temperatura tantes ventajas no son las únicas. A ellas se han de unir otras
del entorno/objeto hasta el valor deseado. como que el diseño de los equipos es más sencillo y robusto,
Al inicio de esta adenda mencionamos la baja eficiencia los costes de mantenimiento más bajos, que no se utilizan
(< 20 %) y el uso de gases de efecto invernadero como las fluidos a presión (por lo que se reducen las pérdidas de re-
principales desventajas de los sistemas de refrigeración basa- frigerante a la atmósfera) y, lo que no es menos importante,
dos en ciclos de compresión-expansión de gases. En cambio, los equipos producen mucho menos ruido (o casi ninguno)
los prototipos actuales de refrigeración magnética, permiten durante su funcionamiento.
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214
23
CAPÍTULO
Propiedades químicas
de los materiales
RECURSOS DIGITALES
Nota 23.1 RT
E =E o− ln Q
nF
Deducción de la ecuación de Nernst
En química, el producto de concentraciones, Q, de cualquier que es la expresión de la denominada ecuación de Nernst.
reacción reversible, como por ejemplo, aA + bB cC + dD , Un resultado similar se obtendría si en lugar de conside-
se calcula a través de: rar la reacción que transcurre en un electrodo, se considera la
reacción global de la pila. En ese caso, escribiríamos:
[C ]c ⋅ [ D ]d
Q=
[ A]a ⋅ [ B ]b RT
o
Epila = E pila − ln Q
nF
Si la reacción transcurre en condiciones de equilibrio,
el producto de concentraciones coincide con la denominada
constante de equilibrio, habitualmente denotada por K. Ob-
viamente, ambas magnitudes han de estar relacionadas. La
relación que las liga es la siguiente:
Nota 23.2
Prevención de la corrosión a través
⎛ ΔG ⎞ del diseño
Q = K exp ⎜ ⎟
⎝ RT ⎠
Este capítulo ha centrado su atención sobre el papel de los
materiales y su selección al combatir la corrosión en diferen-
Por otra parte, el potencial del electrodo se relaciona con
tes entornos. Pero tales consideraciones llegarán a anularse
la variación de energía libre que este experimenta mediante
si el diseño estructural no está hecho para evitar la corrosión.
la Expresión (23.10):
Algunos ejemplos simples ilustrando tanto prácticas de dise-
ño recomendadas como no recomendadas se muestran en la
ΔG = −n ⋅ E ⋅ F Figura 1. En la primera de las imágenes, la ausencia de pro-
tección superior y drenaje, puede hacer que se retenga agua,
De modo que la ecuación anterior quedará como favoreciendo algún tipo de corrosión electroquímica. En el
segundo ejemplo el diseño inadecuado hace que la corrosión
por erosión en la pared de la tubería que recibe el flujo sea
⎛ −n ⋅ E ⋅ F ⎞
Q = K exp ⎜ ⎟ más que probable. La suciedad acumulada en el tercero de
⎝ RT ⎠ los casos puede dar lugar a corrosión en hendiduras, al igual
que los casos en que las soldaduras de la última imagen se
Tomando logaritmos y reordenando han realizado sin la adecuada prevención.
−n ⋅ E ⋅ F
ln Q − ln K =
RT
RT RT
E= ln K − ln Q
nF nF
216
La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
J 3 = kCi
dδ C0 D
=
dt N 0δ
La expresión del flujo de masa J 2 está basada en la pri-
mera ley de Fick, siendo D la difusividad del oxígeno en el
óxido, d el espesor de óxido en cualquier instante, y C0 y Ci que es de variables separables y fácilmente resoluble. Por
las concentraciones de oxígeno en la masa de gas y en la integración directa obtenemos:
interficie gas/óxido, respectivamente.
El ritmo de la reacción química en la interficie es pro- δ (t ) = 2C0 D t N 0
porcional a la concentración Ci, de modo que el flujo J 3 re-
presenta la cantidad de óxido formado por unidad de tiempo que representa un crecimiento parabólico.
y unidad de área. En estado estacionario, el crecimiento del
Pese a la sencillez de estos modelos, el ajuste con los datos
óxido se llevará a cabo cumpliendo que J 2 = J 3 . Con esto,
experimentales es razonablemente bueno, si bien otros mode-
una simple manipulación algebraica nos permite obtener
los de crecimiento han de considerarse en muchas ocasiones.
C0
Ci =
1 + kδ D
Nota 23.4
Pero J 3 es también proporcional al ritmo con el que crece Ensayos de corrosión
el óxido, esto es,
La finalidad principal de los ensayos de corrosión es la de
⎛ dδ ⎞ predecir el comportamiento de un material frente a las con-
J 3 = N0 ⎜ ⎟
⎝ dt ⎠ diciones de servicio, no obstante también son útiles para el
estudio de los mecanismos de corrosión.
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donde (dδ dt ) es el ritmo del crecimiento del óxido, y N0 es Los ensayos de corrosión pueden clasificarse en ensa-
el número de moléculas oxidantes incorporadas por unidad yos químicos y ensayos electroquímicos. En las secciones
de volumen del óxido ( N 0 ≈ 10 28 m-3, una concentración ató- siguientes describiremos brevemente algunos de los princi-
mica típica en los sólidos). Por lo tanto, pales ensayos de cada categoría. Según el lugar donde se
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Capítulo 23 Propiedades químicas de los materiales
llevan a cabo, los ensayos de corrosión pueden ser de dos tiempo de permanencia en el medio corrosivo y el tipo de
tipos: los realizados en planta y los realizados en laborato- medio corrosivo, entre otros.
rio. Siempre son preferibles los ensayos en la propia planta, Mediante observación al microscopio de una sección
pero si esto no es posible, han de realizarse necesariamente transversal de las probetas se determina la forma de las pica-
en el laboratorio, procurando, en la medida de lo posible, que duras. La densidad, tamaño y profundidad de estas se deter-
las principales variables (temperatura, velocidad, aireación, mina, bien por un procedimiento informatizado de análisis
condiciones químicas, etc.) se asemejen a las de la planta. de imagen, o por comparación con una serie de patrones.
Además se mide la pérdida de masa de las muestras una vez
A. Ensayos químicos terminado el ensayo.
Además de la forma y acabado superficial de las muestras, tado de recepción, para evaluar la bondad de un tratamiento
otros factores intervienen de forma decisiva en los resultados térmico y para comprobar la efectividad de la estabilización
de estos ensayos: la temperatura, la agitación del fluido, la con titanio o niobio, o de la reducción del contenido de car-
aireación, la profundidad de inmersión de las muestras, el bono de su composición.
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
En dichos ensayos se analiza la microestructura que pre- rrosión Jcorr (y a partir de ella, de la velocidad de corrosión)
senta el material tras el ensayo, la pérdida de masa de las solo se necesita conocer el potencial de corrosión y una de
muestras tras cierto tiempo de inmersión en disoluciones las curvas de polarización, la anódica o la catódica. (Se ha
ácidas, o el comportamiento de las probetas ante un ensayo supuesto la misma pendiente, con distinto signo, a las curvas
de plegado. de polarización anódica y catódica.)
Dichas curvas corresponden a las ecuaciones:
B. Ensayos electroquímicos
Estos ensayos se realizan mediante dispositivos denominados J A = J corr exp(η β ʹ) (1)
potenciostatos, capaces de aplicar tensiones o intensidades,
fijas o variables, a probetas del material a ensayar (electrodos
de trabajo). La corriente se aplica con ayuda de electrodos au- JC = Jcorr exp(−η β ʹʹ) (2)
xiliares de platino o de grafito de alta densidad, y se mide la
respuesta, en intensidad o potencial, mediante electrodos de
referencia. Son varias las modalidades que se practican: que pueden reordenarse como:
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Capítulo 23 Propiedades químicas de los materiales
restía de cromo se corroen preferentemente. Lo más lamentable es que entre un 20 y un 25 % de estas
La susceptibilidad a la corrosión intergranular se evalúa pérdidas podría ahorrarse si se aplicasen los conocimientos
mediante el factor Pa, que se define como: que actualmente ya se tienen sobre corrosión y protección.
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La escala macroscópica de los materiales Bloque 3
Las pérdidas económicas que acompañan a la corrosión ras de prevenirla, entre las cuales la más común en la vida
pueden ser directas, cuando la pieza corroída requiere ser diaria es el aislamiento del material mediante el empleo de
reemplazada, o indirectas, debidas a paradas en procesos pinturas, resinas, depósitos metálicos o recubrimientos di-
para efectuar reparaciones, a pérdidas de producto, a pérdi- versos. Estos recubrimientos se utilizan para aislar el metal
das de eficiencia en instalaciones o al sobredimensionado de del medio agresivo, si bien su efecto no es permanente y
piezas como método de prevención de una corrosión que se requieren de un mantenimiento programado.
da por segura.
Este aspecto económico de la corrosión, si bien de mu-
chísima importancia, no es el único; la corrosión también
tiene un aspecto social. La corrosión forma parte de nuestra
vida más allá de lo que pensamos, aunque sus efectos no
son siempre visibles. Por ejemplo, la posible corrosión de
implantes metálicos colocados en nuestro cuerpo, o la rotura
de tuberías de agua y la aparición de humedad y goteras,
son consecuencias que no se dejan esperar (Figura 1a). La
aparición de manchas de herrumbre en las estructuras de Figura 2
hormigón, o incluso la inhabilitación del mismo debido a la
corrosión de las varillas interiores de acero, es otra conse- En definitiva, la corrosión está ligada, tanto en lo coti-
cuencia visible y peligrosa de la corrosión (Figura 1b). diano como en la industria, a problemas económicos y de
seguridad, siendo los ingenieros los encargados en muchos
casos de minimizar los riesgos de este importante fenómeno.
Sin embargo, la corrosión no es el único fenómeno que
puede ocurrir en los materiales y más concretamente los
metales. Sin bien la corrosión podría ser el peor mal de los
materiales, la pasivación podría ser uno de los más grandes
beneficios. Curioso que ambos procesos compartan la misma
naturaleza.
Figura 1 La humanidad ha sido capaz de desarrollar una civiliza-
ción basada en los metales, primeramente porque muchos de
Los problemas derivados de la corrosión pueden impac- estos materiales son estables en diversos ambientes, y en se-
tar en el agotamiento de las reservas naturales a partir de las gundo lugar, porque se ha descubierto el medio para estabi-
cuales se obtienen los materiales tecnológicos y de construc- lizar a aquellos que no lo son. La razón para esta estabilidad
ción, así como en la seguridad humana y pérdida de vidas, innata se debe a la formación de una finísima película que se
como consecuencia de fallos fatales en los materiales. Las forma protegiendo la superficie del material, aislándola del
consecuencias medioambientales tampoco deben ignorarse, ambiente corrosivo.
en 1999, el buque Erika provocó el derrame de 20 000 tone- Cuando ocurre la pasivación, bajo ciertas condiciones,
ladas de crudo frente a las costas de Bizcaia; y no es poca los metales son inmunes al ataque por corrosión. El silicio,
la contaminación de aguas naturales y suelo con productos aluminio, hierro y níquel son susceptibles de pasivarse en
químicos y combustibles como resultado de las roturas por determinadas composiciones y condiciones ambientales, y si
corrosión. Por tanto, no solo el costo económico de la corro- dicha pasivación ocurre espontáneamente al aire, el empleo
sión es elevado, sino el costo social asociado a la ignorancia del metal podrá garantizarse más fácilmente.
de cómo y cuándo puede ocurrir la corrosión, y el modo de Hay que resaltar, por último, que no existen «buenos»
prevenirla o evitarla. o «malos» materiales, este concepto debe ir más allá de la
La corrosión puede ocurrir en prácticamente todos los resistencia a la corrosión. Debe considerarse, por tanto, que
materiales, especialmente metales, expuestos al menos a la algunos son aptos y otros no para ciertas funciones y para
humedad (Figura 2). En la práctica, existen diferentes mane- tolerar las solicitaciones a que son sometidos.
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