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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Contenido
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Titulo de la Publicacion
INTRODUCCION 4
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Introduccion
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
No pretendo destacar su valía, sus meritos, sus conocimientos, o su entrega a todo aquello en lo
que creía.
Al ser su ultimo hijo, de los 5 hijos que tuvo, quizás no pude asimilar, por la falta de años, en mi
proceso de madurez natural, su valía; además, del hecho de que mis tendencias, y gustos, no
coincidían plenamente con su mundo intelectual, lo perdí a los 21 años.
Lo que sí puedo decir, es que lo acompañé en algunas de las cosas mas sencillas, que a veces es la
mejor manera de conocerse y estimarse como personas, desde paseos, los sábados por la mañana,
por los campos de golf, durante horas, tiempo en que hablábamos, sin temas prefijados, solo nos
acompañábamos, hasta ayudarlo en la construcción de las estanterías de su biblioteca.
También lo acompañé en su lecho de muerte, lo sostuve en mis brazos, con todas mis fuerzas, en
su ultima exhalación, en ese ultimo momento estábamos solos mi hermano Joseba Bingen y yo.
Quizás esa sencillez, me ha incentivado y me ha permitido el llevar a cabo esta ardua labor,
unificando bajo una sola unidad impresa, su obra en 9 volúmenes, con un total de 2.146 paginas-
62 Capitulos
Un largo camino que alta emprendió desde Algorta, Londres, París, Dakar, Casablanca, México, La
Habana, Buenos Aires, Montevideo y finalmente Caracas
En Francia nacen dos de sus hijas, Mirentxu y Begoña, la tercera de ellas, Arantzazu en Buenos
Aires, Argentina, y los dos últimos hijos, Joseba Bingen y Xabier Iñaki en Montevideo, Uruguay.
El utimo volumen 9, de esta publicación lo titulo, Inauguracion Plaza Vicente Amezaga y destaco el
homenaje que su pueblo natal, Algorta le hizo al designar una plaza con el nombre de Plaza Vicente
Amezaga.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El Hombre Vasco
Volumen 1.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1 Introduccion................................................................................9
2 Biografia.....................................................................................11
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Introduccion
Capitulo 1.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nota: Adicionalmente a esta obra impresa, tambien toda su obra se presenta en el sitio Pagina
Web, que lleva su nombre, asi como en el Catalogo de Obras (490) de la Editorial Electronica
Xamezaga, y la transcripción completa a un libro electrónico (e-Book), que lleva el nombre -
Obras y referencias de Vicente Amezaga, y la presencia en la nube (E-cloud) del Repositorio
(R.V.A.A.).
Esta publicación completa ha sido realizada sin fines de lucro, sin ninguna subvención, ayuda de
ningun tipo, o aporte economico, es mi homenaje personal.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nota Biografica
Capitulo 2
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1901.-
Julio 4. - Nace en Algorta, Bizkaia. Hijo de Pedro Amezaga Abaroa y María Aresti Sustxaga.
1921.-
Premio Euskal Esnalea por traducción del "Licenciado Vidriera" de Miguel de Cervantes. De la
Revista Euskal Erriaren Alde.
1927.-
1931.-
1933.-
1936.-
1937.-
Junio 14.- Contrae matrimonio con Mercedes Iribarren Gorostegi. Con ella inicia su vida de Exilio.
Pérdida de Bilbao.
Nombrado Director de la Colonia de Niños de Donibane Garatzi. (Baja Navarra. I par raid e).
Representante de Jesús María de Leizaola, Ministro de Justicia ante el Ministerio de Justicia del
Gobierno de Cataluña.
1938.-
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1939.-
1940.-
1941.-
Enero 15.- Embarcan en Marsella en el Alsina rumbo a América. Campo de concentración en Sidy-
El-Ayashi. África. Dakar (Senegal) y Casablanca (Marruecos). Cuba, México, Venezuela y Brasil.
1942.-
Abril 15.- Llegan a Buenos Aires, Argentina. Co-fundador del Instituto Americano de Estudios
Vascos. Representante Vasco ante Galeuzka.
CONFERENCIAS:
1943.-
Enero 21.- Nace su tercera hija, Arantzazu. Octubre.- Se traslada a Montevideo, Uruguay.
ARTÍCULOS:
Evocación bajo la lluvia.- Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30. El Pueblo Vasco ventila una
cuestión de vida o muerte. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 10.
Viajeros extranjeros en Vasconia. Euzko Deya, Buenos Aires, Abril 30. En los Campos Elíseos.
Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 10. Diálogo de muertos. Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo. La
lengua vasca. Boletín del Instituto de Filología, Montevideo. Intermedio jovial. Euzko Deya,
Buenos Aires, Julio 10.
TRADUCCIONES AL EUSKERA:
Embeita'tar Kepa'ri. Goyan bego. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 1. Etxepare'ren oroiz... Euzko
Deya, Buenos Aires, Marzo 1. Marlowe.- Artzain maitesminduak. Euzko Deya, Buenos Aires,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Agosto 20. No me mueve mi Dios para quererte (euskeraz). Euzko Deya, Buenos Aires,
Abril 30. Kilmer.- Zugatzak. Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 30.
CONFERENCIAS:
"Pedro de Enbeitia, el bardo de Euzkadi". Teatro Presidente Alvear, Buenos Aires, Agosto 4. Esta
charla la repite en Caracas.
1944.-ARTICULOS:
La canción de los montes humildes. Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 10. Sobre el valor. Euzko
Deya, Buenos Aires, Mayo 10. Comunidad vasco-uruguaya. El Plata, Montevideo, Mayo 30. Diálogo
de actualidad. Euzko Deya, Buenos Aires, Julio 30. Un árbol y un nombre. Euzko Deya, Buenos
Aires, Setiembre 20. El Roble de Colonia. Colonia, Uruguay, Setiembre 10. Juan Sarrasqueta.
Euzko Deya, Buenos Aires, Noviembre 10.
Salaberri, A.- El ciego de Solferino. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30. TRADUCCIONES AL
EUSKERA (del inglés):
Emerson, E.W.- Good bye. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 20. Aolku Onaren Balada. Euzko
Deya, Buenos Aires, Abril 10 Wordsworth, W.- My heart leaps up... Euzko Deya, Buenos Aires,
Abril 20. Pope, Alexander.- Bakartasuna. Eusko Deya, Buenos Aires, Mayo 20.
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CONFERENCIAS:
"Inauguración de la Plaza Gernika". Montevideo, Mayo 13. "El Roble de Colonia". Colonia
(Uruguay), Setiembre 10
1945.-
Abril 18- Nace su cuarto hijo, Bingen, Mayo.- Finaliza la Segunda Guerra Mundial. Octubre 27.-
Muere su madre, María Aresti.
ARTÍCULOS:
INÉDITOS:
Lázaro. Narración.
1946.-
ARTICULOS:
Hermandad vasca. Euzko Deya, Buenos Aires, Febrero 26. Agur. El Plata, Montevideo, Marzo 20.
Albokas. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 20. En el recuerdo de Gernika. E! Piafa, Montevideo,
Abril 26. ídem. Euzko
Los vascos en la Literatura castellana. Galeuzka, Buenos Aires, Julio 12. Rezaron fervorosamente
el rosario. El Piala, Montevideo, Octubre 10. El pueblo de las ermitas. Euzko Deya, Buenos Aires,
Octubre 20. Sinfonía de Guecho. Euzko Deya, México, Noviembre 1. Canciones de navidad.
Montevideo, Diciembre 25.
Iturralde y Suit.- El ruiseñor... Gana I Premio traducción promovido por Revista Argia. Diciembre.
CONFERENCIAS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1947.-
Mayo 11.- Nace su quinto y último hijo, Xabier Iñaki. Entra como profesor-fundador de la Cátedra
"Cultura Vasca" en la Universidad de Montevideo, hasta su partida (1955). Profesor de Lengua
Vasca en el Instituto de Cultura Superior de Montevideo.
ARTÍCULOS:
CONFERENCIAS:
1948.-
ARTICULOS:
La Peña de Galdaretxe. Euzko Deya, Buenos Aires, Febrero 29. El día de la Patria. Montevideo,
Marzo 30.
El otro nieto del Árbol de Gernika. Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 20. Juan de Zumarraga. E!
Plata, Montevideo, Junio 3 * El dr. Couture... El Plata, Montevideo, Julio 10. ídem. Euzko Deya,
Buenos Aires.
El próximo Congreso de Estudios Vascos. Euzko Deya, Buenos Aires, Agosto 20.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
INÉDITOS:
1949.-
ARTICULOS:
Defensa de la Libertad. El Plata, Montevideo, Abril 10. Sabremos cumplir. El Piala, Montevideo,
Mayo 11. El día de la Patria, Montevideo.
Un pueblo de nuestro país. Euzko Deya, Buenos Aires, Agosto 10. Los Juegos florales. El Plata,
Montevideo, Setiembre 14. El día del Euskera. El País, Montevideo, Diciembre 2. ídem. Euskal
Erria, Montevideo, Diciembre.
CONFERENCIAS:
1950.-
ARTICULOS:
Con libertad ni ofendo ni temo. El Plata, Montevideo, Setiembre 20. El Diálogo de la Lengua.
Boletín Instituto Americano de Estudios Vascos,
ARTÍCULOS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Los Vascos "Genio y figura". Galería Moretti, Montevideo, Julio 12. "Los apellidos vascos".
Paraninfo Universidad de Montevideo, Montevideo, Octubre 3*
1952.-
ARTICULOS:
CONFERENCIAS:
"Discurso fúnebre por Juan Uraga". Cementerio del Buceo, Montevideo, Febrero 22.
1953.-
ARTICULOS:
Cantemos en vasco. Euzko Deya, México. Ensayo sobre el retorno. Euzko Deya, México, Mayo 1.
La comarca y el mundo. El Piala, Montevideo, Julio 17. Plinio El Joven. Revista Nacional,
Montevideo.
CONFERENCIAS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1954.-
Delegado del Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay ante la VII Conferencia General
celebrada en Montevideo.
ARTÍCULOS:
1955.-
Voluntad de sobrevivir. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30. Adiós al Uruguay. El Plata,
Montevideo, Abril 3.
Arte Vasco. El Plata, Montevideo, Mayo 5. ídem. Euskat Erria, Montevideo, Mayo.
Homenaje a Campion. Montevideo, Setiembre 30. En defensa del euskera. Euzko Deya, México,
N." 180.
CONFERENCIAS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1956.-
CONFERENCIAS:
"Pro-resurgimiento del Euskera". Centro Vasco de Caracas, Enero 13. "Maracay. Maracay", Centro
Vasco, Octubre.
INÉDITO:
Entierran a un vasco.
1957.-
ARTÍCULOS:
El arte vasco. Revista Aniversario Centro Vasco de Caracas. Caracas. Canción de Navidad. Euzko
Gasíedi, Caracas, Diciembre.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
CONFERENCIAS:
1958.-
ARTICULOS:
Diálogo de Emigrados. Euzko Gastedí, Caracas, Febrero. Aberri Eguna. Carta de Caracas.
El Árbol de Gernika. El Nacional, Caracas, Abril 25. Hombres de la Compañía Guipuzcoana, Boletín
de la Academia de la Historia, Caracas, Abril-Junio.
Lengua y nacionalidad. El Nacional, Caracas, Mayo 5. Elkano. El Universal, Caracas, Setiembre 15.
Sabino Arana Goiri. El Universal, Caracas, Noviembre 26. Política y patriotismo. Euzko Deya,
México, Diciembre.
CONFERENCIAS:
INÉDITOS:
1959.-
LIBROS:
Jesús Muñoz Tebar.- Por E. Pardo Stolk y Vicente Amezaga. Caracas, Fundación Eugenio Mendoza,
1959. 63 p.
ARTÍCULOS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1960.-
ARTICULOS:
1961.-
ARTICULOS:
Honrando a Dardo Regules. El Universal, Caracas; El Plata, Montevideo. Belford Hinton Wilson.
Revista Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, Julio 24.
Madariaga, Bolívar y los vascos. El Universal, Caracas, Mayo 4. Nicolás de Ormaetxea. Orlxe.
Euzko Gastedi, Caracas, Setiembre. El Lendakari Leizaola. Euzko Gastedi, Caracas, Diciembre 12.
CONFERENCIAS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1962-
ARTICULOS:
El caso vasco.- El Nacional, Caracas. Resistir y persistir. Eusko Gastédi, Caracas, Julio. Exportación
de cacao. El Farol, Caracas, Enero-Febrero. Los vascos en el siglo XVIII venezolano. Revista
Aniversario Centro Vasco de Caracas, Caracas.
TRADUCCIÓN AL EUSKERA:
1963.-
LIBROS:
Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Prólogo de Pedro Grases. Caracas, Banco Central, 1963,
395 p.
ARTÍCULOS:
Descartes, R.- Recurso del método. EGAN. Lincoln.- Gettysburg'eko itzaldia, Kementsua. EGAN,
Enero-Junio. Baroja, Pió.- Elizabide arlotea.
INÉDITOS:
1964.-
ARTICULOS:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Frankel, B.- Venezuela and... Boletín Histórico de la Fundación John Boul-ton, Caracas, N.° 5.
CONFERENCIAS:
1965.-
ARTICULOS:
CONFERENCIAS:
1966.-
LIBROS:
Vicente Antonio de Icuza. Ediciones del Cual rícente na rio de Caracas, Caracas, 1966. 372 p.
ARTÍCULOS:
Bolívar y los Vascos. Revista Sociedad Boíivariana de Venezuela, Caracas. José Antonio de Aguirre.
El Universal, Caracas. El General Juan Uslar. Boletín Histórico de ¡a Fundación John Boulton,
Caracas, N."1 10-12. El Bilbao de Bolívar. Revista Sociedad Boíivariana de Venezuela, Caracas,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cari, George.- The boundary dispute... Boletín Histórico de la Fundación John Boulton, Caracas,
N.° 12, Setiembre.
1967.-
LIBROS:
ARTÍCULOS:
Los vascos en la fundación de Caracas. Revista Aniversario Centro Vasco de Caracas, Caracas.
Lombardi, J.- Slaves in... Boletín histórico de la Fundación John Boulton, Caracas, N.° 13, Enero.
CONFERENCIAS:
1968.-
ARTICULOS:
Un reflejo del País Vasco.- "Pelotaris" Libro de Miguel Pelay Orozco. Reseña Bibliográfica. El
Universal, Caracas; Revista Archivo General de la Nación, Caracas.
1969.-
Febrero 4. Muere en Caracas. Está enterrado en el Cementerio General del Sur. En el Panteón de
los Vascos.
INÉDITOS:
Shakespeare, W.- El sueño de una noche de verano. Traducción del inglés al euskera.
Shakespeare, W.- Julio César. Traducción del inglés al euskera. Ornar Kayan. Poemas. Traducción
del inglés al euskera.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La gens Caraqueña de los Landaeta. Boletín histórico de la Fundación Boulton, Caracas, N.° 20,
Mayo.
1979.-
Amezaga, Vicente. Obras Completas. Bilbao, La Gran Enciclopedia vasca, 1979.- 3 volumenes. El
Hombre Vasco, Hombres de la Compañía Guipuzkoana, y Juan Vicente de Icuza,
1980.-
A una mujer vasca. Por Bingen Aresti. La Gran Enciclopedia Vasca, Bilbao.
1988.-
2009
En fecha 15-01-2009, se crea la Pagina Web que lleva el nombre de su Aita: Vicente de Ametzaga
Aresti y en la cual, su hijo menor, Xabier Iñaki Ametzaga, presenta la vida de Vicente de
Ametzaga Aresti, y toda su obra publicada, y su biografia convirtiéndose asi, en el unico sitio de
referencia, y de contenido total de la Obra publicada, (290) la cual, se encuentra a disposición
Internacional, Este hito permite la difusion internacional, de su vida y obra, cerrando un ciclo que
comenzo en 1901
Enlace: http://vicenteamezagaaresti.blogspot.com
Enlace: http://ametzagaarestitarbingenen.blogspot.com
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En 01-2011, su hijo Xabier Iñaki Amezaga, funda la Editorial (Electronic Publishing House)
Xamezaga, en cuyo seno, se presenta a traves de El Catalogo de Obras, (490), toda la Obra
publicada, y su Biografia, dicha Editorial es de especializacion electrónica, en Internet.
Editorial Xamezaga
http://editorialxamezaga.blogspot.com/
En fecha 05-2011- toda su Obra escrita es convertida en formato que puede ser leido en
dispositivos e-Books, publicando de esta manera, un e-Book, con el titulo Obras de Vicente
Amezaga Aresti.- por su hijo Xabier Iñaki Amezaga,
enlace: https://www.box.com/s/kmlnz4v7hwfhsqvm5x8r
En Julio del 2013, tras un trabajo de compilacion, edicion digital y conversion, a formato para
poder ser impreso en papel, se organiza y publica toda su Obras, clasificada en 9 Volumenes, con
un total de 2.000 paginas, con un tiraje de 200 copias. A cargo de Xabier Iñaki Amezaga
Nota: Con esta labor se presenta la opcion, de que toda la obra disponible de Vicente Amezaga,
este en una sola unidad, y no dispersa, en diferentes editoriales, revistas, publicaciones y medios,
como existen en la actualidad.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 3.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TRADUCCIONES (74)
1920-1967
INGELESA-EUSKARA:
1) CHAUCER, Geoffrey: Aholku onaren balada. Euzko Deya (Buenos Aires) 1943.
8) MARLOWE, Christopher: Artzain maiteminduak bere maiteari. Euzko Deya (Buenos Aires) 1943.
9) MILTON, John: Zurekin hizketan (Paradise Lost poemaren zati bat). Euzko Deya (Buenos Aires)
1944 [3]
10) POPE, Alexander: Bakartasuna. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944 [4]
11) SHAKESPEARE, William: Hamlet, Danimarkako erregegaia. Ekin (Buenos Aires) 1952.
19) WHITMAN, Walt: Ontziburu!, nire ontziburu! Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
20) WILDE, Oscar: Reading Bahitegiko Leloa. Euzko Gogoa (Guatemala) 1954.
21) WORDSWORTH, William: Bihotza jauzten jat. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GAZTELERA-EUSKARA:
29) BOLÍVAR, Simón: Carta de Jamaica. Hego amerikar batek uharte honetako zaldun bati egiten
dion erantzuna. Revista de la Sociedad Bolivariana (Caracas) 1966.
32) Egile ezezaguna: No me mueve mi Dios para quererte. Ez nakar, ene Jaun, zu maitatzera.
Euzko Deya (Bueno Aires) 1943 [11]
33) IRIARTE, Tomás de: Burintza eta zaldia. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
35) JIMÉNEZ, Juan Ramón: Platero eta biok. Florensa & Lafon (Montevideo) 1953.
37) LEÓN, Fray Luis de: Jauna donokiratziau. Euzko Deya (Bilbo) 1920.
41) MARQUÉS DE SANTILLANA: Finojosako neska behizaina. Euzko Deya (Buenos Aires) 1943.
42) PALACIO VALDÉS, Amando: Deunen ibilaldia. Euzko Deya (Bilbo) 1920.
44) VILLEGAS, Esteban Manuel de: Al Cefiro. Apirilaren lagun elkarra... [13]
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
45) Zenbait egile: Sentencias. Itz oroigarriak. Euskal Esnalea (Donostia) 1927 eta 1928 [14]
FRANTSESA-EUSKARA:
46) BELLAY, Joachim du: Herrimina eta Urrundik (Heureux qui, comme Ulysse, a fait un beau
voyage poemaren bi moldaketa) [15]
49) DESCARTES, Renè: Ikasbideari buruzko itzaldia. Egan (Donostia) 1963 eta 1964 [17]
50) Egile ezezaguna: Orhoit gutaz. Euzko Deya (Buenos Aires) 1947 [18]
ITALIERA-EUSKARA:
ALEMANERA-EUSKARA:
56) GOETHE, Johann Wolfang: Lur-miña (Mignon poemaren moldaketa). Egan (Donostia) 1960.
GREKOA-EUSKARA:
LATINA-EUSKARA:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
62) PLINIO GAZTEA: Plini gaztearen idazkiak. Euzko Gogoa (Guatemala) 1951.
65) VIRGILIO MARON, Publio: Lurgintza-kantak (Georgikak, itzulpen zati txiki bat).
66) ZIZERON, Marco Tulio: Adiskidetasuna. Euzko Gogoa (Guatemala) 1952 eta 1954.
EUSKARA-GAZTELERA:
68) ELIZANBURU, Jean Baptiste: El ciego de Solferino. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
INGELESA-GAZTELERA:
72) CARL, George, «The boundary dispute between British Guiana and Venezuela». «Orígenes del
conflicto de límites de Venezuela y Guayana», Caracas, 1966.
73) FRANKEL, B., «Venezuela and the United States». «Venezuela y los Estados Unidos». Caracas,
1964.
74) LOMBARDI, J., «Slaves in the republican legislation of Venezuela». «Los esclavos en la
legislación de Venezuela». Caracas, 1967.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
80) Nostalgia
1993 - 518 páginas
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
136) Briceño Perozo, Mario.. Revista del Archivo General de la Nación, Caracas
161) Diálogo de la lengua. Boletín del Instituto Vasco de Estudios Americanos, 1950
Pagina - 36
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
170) En el recuerdo de Guernika. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30 de 1944; El Plata,
Montevideo, 1944
182) La "gens" caraqueña de los Landaeta. Boletín Fundación John Boulton, Caracas, 1969
Pagina - 37
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
208) Lengua y nacionalidad. El Nacional, Caracas; Tierra Vasca, Buenos Aires, 1958
Pagina - 39
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
234) Publicaciones del cu atri centén ario de Caracas. Revista Nacional de Cultura, Caracas,
Pagina - 40
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
257) Urrundik. Versos de Telesforo Monzón. Euzko Deya, Buenos Aires, 1946
POESIAS
Periodo 1919-1936
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
269) Intziriak
271) Berez
272) Ez dago!
276) Ituna
279) Koskotegian
283) Euskerari
284) Otoia
Periodo 1937-1968
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
294) Herrimina
302) Amets
303) L urmina
306) Axular
307) Urrundik
308) Getxori
312) Askatasun
314) Getxo
Periodo 1939-1965
315) Athalie
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
319) Agur
329) Zuhaitzak
322) Bakartasuna
325) V. hamalaukoa
327) Bihar
328) Loreei
RESEÑAS BIOGRAFICAS
339) Aramburu
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
361) Orixe
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
376)Territorio vasco
378) Antropología
379) Música
380) Danzas
382) Mitología
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
397) El caserío
401)Colonizadores y fundadores
CONFERENCIAS
406) Pedro de ENBEITIA, el bardo de Euskadi.- Teatro Presidente Alvear, Buenos Aires, Agosto 4
de 1943.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
416) LOS VASCOS "GENIO Y FIGURA".- Galería Moretti, Montevideo, Diciembre 7 de 1951.
418) DISCURSO FÚNEBRE por Juan URAGA.- Cementerio El Buceo, Montevideo, Febrero 22 de
1952.
426) PRO RESURGIMIENTO DEL EUSKERA.- Centro Vasco de Caracas, Enero 13 de 1956.
428) PERDIDA DE LOS FUEROS VASCOS.- Centro Vasco de Caracas, Noviembre 11 de 1957.
430) PERDIDA DE LOS FUEROS VASCOS.- Centro Vasco de Caracas, Noviembre 11 de 1958.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La finalidad de estas Conferncias organizados por la Asociación Pro-Universidad Vasca fue dar a
todos los vascos la oportunidad de adquirir un sólido conocimiento del ser nacional vasco.
Dictadas en el Centro Vasco de Caracas 1961
438)—LA TIERRA. Territorio primitivo y actual suelo vasco. Zonas y paisajes. .La montaña y el
mar.
440)—EL HOMBRE VASCO HISTÓRICO. Concepto del vasco a través de griegos y romanos, la
literatura francesa y española del Siglo de Oro; los viajeros extranjeros; estadio caracteológico.
445)—LA CASA VASCA; su función étnica y social. Instituciones jurídicas de ella derivadas; la
troncalidad; el heredero; la co¬municación floral.
446)—LA FAMILIA base de la democracia política vasca. El voto fogueral. Otras instituciones de
raíz familiar.
450)—EL MUNICIPIO autónomo y democrático; sus aspectos en las distintas regiones del país
vasco de los orígenes a nuestros dias.
453)—EL PUEBLO en los periodos romano, visigodo y árabe: luchas y vicisitudes; la unidad.
Sancho el Mayor.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
458)—DERECHO VASCO: Instituciones básicas del mismo; origen, sentido y valor de las mismas.
461)—LA EDAD MEIDA. Las llamadas uniones a Castilla; su senti¬do y alcance. Intentos de
absorción; cuatro glorias patrias.
465)—EL EUSKERA; Bernardo Dechepare, primer poeta en lengua vasca; estudio de su obra.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
497) Guerra v destierro – Año 1942 – escrita en los Barcos que lo llevaron a Argentina
499) Con la colaboración del catedrático de Derecho Constitucional Jiménez de Arctxaga funda la
cátedra de Cultura Vasca en la Universidad de Montevideo.- 1947
501) Figura como Delegado del Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay Ante la VIH
Conferencia de la UNESCO, 1954
Pagina - 52
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
12. ORIXE, Nikolas Ormaetxea: Los Vascos. Argitaratu gabea - Sin Publicar.
13. SHAKESPEARE, William: Uda gau bateko ametsa. Argitaratu gabea - Sin Publicar.
Pagina - 53
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 4
Pagina - 54
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
* Libro (14)
* Articulo revista/libro (13)
* Manuscrito (2)
Tema
Tema (lugar)
* Venezuela (3)
* Euskadi (1)
Idioma
* Euskera (16)
* Español (13)
Serie
* Gutun-Sorta ; (3)
* La cultura del exilio vasco ; (2)
* Edigetxo ; (1)
* Ediciones del cuatricentenario de Caracas (1)
* Colección histórico-económica Venezolana ; (1)
• Biblioteca de cultura vasca ; (1)
•
Año publicación
Pagina - 55
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
* 2009 (3)
* 1966 (3)
* 1963 (2)
* 1954 (3)
* 1952 (2)
1. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1952
2. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1954
Pagina - 56
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
8. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
9. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bizkaierazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
11. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
12. Hamlet
Subtítulo Danemark'eko Erregegaia
Autores: William Shakespeare, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Hiztegia
Signatura: 820
Año: 1952
Pagina - 57
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
20. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Pagina - 58
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
21. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 1;Indice
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
22. [Olerkiak]
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Katalogatzaileak emandako izenburua. Autografoa. Euskaltzaleak elkartearen Olerti
Jaietan…
Signatura: 891
Año: 1930
Pagina - 59
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Signatura: 820
Año: 1954
4. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
5. Hamlet
Subtítulo Danemark'eko Erregegaia
Autores: William Shakespeare, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Hiztegia
Signatura: 820
Pagina - 60
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Año: 1952
Enlace: http://www.susa-literatura.com/emailuak/shakespeare/xexp0200.htm
6. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
8. Itsaso aurrean
Subtítulo poemak eta poesia itzulpenak : 1919-1968
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea
Signatura: 891
Año: 2006
Enlace: http://www.susa-literatura.com/cgi-bin/liburuok.pl?lib=best13
9. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 2;Indices
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
10. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 1;Indice
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
Pagina - 61
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
3. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
1. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
Pagina - 62
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
1. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Pagina - 63
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
2. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
3. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
5. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 2;Indices
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
6. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 1;Indice
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
Pagina - 64
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
9. Vicente de Amézaga
Subtítulo (1901-1969)
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Arantzazu Amezaga Iribarren, Elías Amézaga, Aula de
Cultura de Getxo
Sumario: Indice;Textos en euskera y castellano
Signatura: 860
Año: 2001
Series: Edigetxo ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de
3. Hamlet
Subtítulo Danemark'eko Erregegaia
Autores: William Shakespeare, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Hiztegia
Signatura: 820
Año: 1952
Pagina - 65
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
4. Itsaso aurrean
Subtítulo poemak eta poesia itzulpenak : 1919-1968
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea
Signatura: 891
Año: 2006
Enlace: http://www.susa-literatura.com/cgi-bin/liburuok.pl?lib=best13
5. Platero ta biok
Subtítulo illots andaluzitarra
Autores: Juan Ramón Jiménez, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Arkibidea
Signatura: 860
Año: 1953
Enlace: http://www.armiarma.com/emailuak/mizka/platero.htm
-
RELACION DE OBRAS ESCRITAS DE VICENTE AMETZAGA ARESTI COMO AUTOR
CLASIFICADAS POR: SERIE Gutun-Sorta
3. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 2;Indices
Pagina - 66
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
2. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 1;Indice
Signatura: 860
Año: 1993
1. El hombre vasco
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bibliografía. Indice
Signatura: 008
Año: 1967
Series: Biblioteca de cultura vasca ;
Materia: Euskadi, Civilización, Misceláneas
Pagina - 67
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
3. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 2;Indices
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
2. Nostalgia
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Amezaga Aresti, Vicente de Nostalgia v. 1;Indice
Signatura: 860
Año: 1993
Series: La cultura del exilio vasco ;
Pagina - 68
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Año: 1966
Materia: Icuza, Vicente Antonio de
1. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1952
2. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1954
5. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
6. Euskera-aldezko esakunak
Pagina - 69
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
9. Itz oroigarriak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1928
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
2. [Olerkiak]
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Katalogatzaileak emandako izenburua. Autografoa. Euskaltzaleak elkartearen Olerti
Jaietan…
Signatura: 891
Año: 1930
Pagina - 70
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1952
2. Adiskidetasuna
Autores: Marco Tulio Cicerón, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 871
Año: 1954
-
RELACION DE OBRAS ESCRITAS DE VICENTE AMETZAGA ARESTI COMO AUTOR
CLASIFICADAS POR: Shakespeare, William - Autor referido
1. Hamlet
Subtítulo Danemark'eko Erregegaia
Autores: William Shakespeare, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Hiztegia
Signatura: 820
Año: 1952
2. LXVI'garren amalaukoa
Autores: William Shakespeare, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario:
Signatura: 820
Año: 1954
--
RELACION DE OBRAS ESCRITAS DE VICENTE AMETZAGA ARESTI COMO AUTOR
CLASIFICADAS POR: Jiménez, Juan Ramón - Autor referido
Platero ta biok
Subtítulo illots andaluzitarra
Autores: Juan Ramón Jiménez, Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Arkibidea
Signatura: 860
Año: 1953
Enlace: http://www.armiarma.com/emailuak/mizka/platero.htm
----
RELACION DE OBRAS ESCRITAS DE VICENTE AMETZAGA ARESTI COMO AUTOR
CLASIFICADAS POR: ARTICULOS PERIODISTICOS
Pagina - 71
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Año: 1965
Materia: Bolívar, Simón, Artículos periodísticos
3. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
4. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bizkaierazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
7. Itz oroigarriak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1928
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
Pagina - 72
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
3. Gutunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti, Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibidea;Edukia: I (1941-1968)
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Gutun-Sorta ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de, Correspondencia
Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
2. Euskera-aldezko esakunak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Bizkaierazko testua
Signatura: 398
Año: 1925
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
3. Itz oroigarriak
Autores: Vicente de Amézaga Aresti
Sumario: Gipuzkerazko testua
Signatura: 398
Pagina - 73
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Año: 1928
Materia: Refranes y proverbios vascos, Artículos periodísticos
1. Itzulpena erbestean
Subtítulo Bingen Ametzagak Ameriketan euskarara eramandako lanak (1938-1968)
Autores: Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibideak
Signatura: 809
Año: 2009
Series: Bila ;
Materia: Lengua vasca, Traducción, Amézaga Aresti, Vicente de
Pagina - 74
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1. Itzulpena erbestean
Subtítulo Bingen Ametzagak Ameriketan euskarara eramandako lanak (1938-1968)
Autores: Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibideak
Signatura: 809
Año: 2009
Series: Bila ;
Materia: Lengua vasca, Traducción, Amézaga Aresti, Vicente de
2. Homo spelens
Subtítulo Bingen Ametzaga Aresti (1901-1969), algortar baten bizitza erbestean
Autores: Xabier Irujo Ametzaga
Sumario: Aurkibideak
Signatura: 929
Año: 2009
Series: Bila ;
Materia: Amézaga Aresti, Vicente de
Pagina - 75
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
EL HOMBRE VASCO
Capitulo 5.
Pagina - 76
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ÍNDICE
Pagina - 77
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MENDI, — Yo soy Mendi, la montaña. Mis formas y Sombres son innumerables, pero es uno solo
mi espíritu: aquel que al erizar, en un gesto de altivez, este viejo rincón de la tierra, creó en él
para siempre un baluarte de la libertad.
ITXASO. — Mi nombre es Itxaso, tu compañero de siempre; mis olas vienen mordiendo y besando
tus flancos por los siglos en arranques sucesivos de ternura y furor. Pero yo te amo, simplemente
porque he visto, a través de los milenios de nuestra dura lucha, que eres tan altiva como yo
mismo.
MENDI. — La Historia no sabe ni quizá sepa nunca los siglos que hace que yo albergo a la gente
eus-kalduna. Pero mis cuevas cuentan su existencia aquí por milenios. Yo los he visto
persiguiendo a las fieras con hachas de piedra y aplastando a los guerreros de Carlomagno <on
rocas que hacían rodar de mis cumbres. Los he contemplado en éstas celebrando el plenilunio y
adorando a Urtzi, el señor del trueno, y los he mirado también reunidos bajo el árbol y entregados
para siempre al culto del Señor de lo alto, el buen Jatmgoikoa. Los siglos han hecho en ellos,
como en todo, mil mudanzas, pero hay dos cosas de que no han podido ni podrán jamás abdicar
sin renunciar a su mismo ser; el euskera sonoro con que bautizó a todas mis crestas y su pasión
por la libertad. El primero es quizá tan antiguo como yo misma, pero de la segunda creo poder
decir que me son deudores.
ITXASO. — Siempre tan orgulloso, Mendi. A oirte a tí sola, habría que creer que sólo tú has sido la
madre y maestra de esta gente grave y jovial, antigua y eternamente moza que siempre gustó
tanto de retratar su perfil aguileno en el espejo de mis aguas. Olvidas que yo fui siempre y en
todas partes para los hombres la gran maestra de libertad. Y desde que en las edades brumosas
los euskaldunas salieron los primeros a la caza del monstruo de mis aguas, yo les enseñé mi
canción, la canción que quién una vez la aprende, ya nunca puede olvidar. Ella resuena mejor que
en otra parte alguna sobre la inmensidad de mis olas en las que se refleja el parpadeo de las
estrellas armoniosas.
MENDI. — La gente vasca es obra mía. ¿Quién .sino yo la moldeó? Son mis galas los viejos
caseríos que parecen brotados de mi mismo seno y en ellos di yo al vasco abrigo, escuela y
santuario; permanencia y continuidad. En el caserío creció respirando esa independencia y ese
personalismo tan inseparablemente suyos y que ha sabido defender siempre a costa de todo. Y yo
formé a esos defensores del monte cuyo nombre son Lekobide o Jaun Zuria, Amandarro o
Zumalacarregui o que sin nombre recordado, es aquel de nuestros gudarís que se inmoló con más
heroísmo y abnegación que nadie por la causa de la libertad.
ITXASO. — Supongo que no renegarás de tu costa. A lo largo de ella, allá donde mis bwos son
más hondos, florecen los puertos llenos de color, bullicio y acres olores. Mira a los niños que
corren descalzos, a las mujeres afanosas y sonoras y a los hombres de pupila cargada de
ensueños. A esos ¿quién los formó? ¿Y quién encendió en el espíritu de la raza ese irreprimible
afán de aventura? Si no por mí, ¿tendría ella a Elkaao y Lakosa, a Urdaneta y Legazpi, a Okendo y
Churruca? ¿Tendría quizá a sus fundadores y colonizadores y misioneros: Garay, Zabala, Irala,
Anchieta, Lasnen, Xabier...? Y si de morir por la libertad se trata, todavía son de ayer los héroes
del "Nabarra". Y estoy aun por ver sobre la superficie de mis aguas algo más estupendo que su
gesta.
Pagina - 78
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HENDÍ. — Tú arrancas de la tierra a millares de sus mejores hijos y los llevas con tus cantos de
sirena por senderos que nunca verán su retorno. Has sido la gran devoradora de la raza.
ITXASO. — Tal ves porque tú no les enseñaste a volver. En nuestra lucha de siglos creamos entre
los dos una estirpe vigorosa a la que siempre han de tentar las empresas audaces. Su tierra —la
tuya— era pequeña y pobre y entonces hubo de tomar por mis caminos infinitos, para perderse
frecuentemente en ellos, lo confieso, pero no fue culpa mía o no fue sólo mi culpa.
HENDÍ. — Sí, es verdad: entre los dos la formamos, necesita de los dos para vivir y sólo con los
dos se salvará. En el fondo mismo de su subconciencia, yo soy lo permanente, tú, la adaptación:
yo la energía que resiste, tú el golpe que moldea; tú la algazara, la despreocupado» y la
aventura; yo la gravedad, la previsión y el hogar. Y únicamente la perfecta armonía de nuestros
dones podrá nacer rico y fuerte a este pueblo que tanto amamos porque lo engendramos ambos
en una fecunda lucha de siglos y que por siglos habremos aun de sostener, tú Itxaso, y yo Mendi;
la montaña y el mar.
Pagina - 79
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La Edad Cuaternaria, aquella en que el hombre aparece sobre la tierra, se divide científicamente
en varias épocas1 constituidas por el Paleolítico Inferior, el Medio y el Superior, el Mesolítico y el
Neolítico. Después vienen las edades de los Metales.
La palabra Paleolítico quiere decir la de la piedra vieja, aquella en que el hombre no sabía aún
pulimentarla; en que sólo trabajaba con piedras toscamente talladas. Pues bien, dentro del
Paleolítico, en su primera etapa constituida por el Inferior, sabemos que la geografía, el aspecto
físico del País Vasco era muy parecido al de la época actual. Hubo en casi todo el litoral del Golfo
de Vizcaya grandes desplazamientos, según nos lo indican las antiguas terrazas de loa ríos. Las
montañas eran algo más altas; los valles no tan surcados como ahora. Muchas de las colinas que
hoy vemos no existían, pues ellas no son sino restos de montañas lentamente desgastadas a
través de los siglos innumerables por el trabajo de la erosión.
Vive en esa época en Europa un hombre que la caracteriza principalmente: el llamado hombre de
Hei-delberg. Pues bien, se han hallado en nuestra tierra de Euzkadi restos de representantes de
ese hombre. Es decir, que sabemos, positivamente, que desde la primera época de la aparición del
hombre sobre la tierra, en nuestras montañas vivía un ser humano de tipo análogo al que
caracteriza esos tiempos. Esto lo sabemos por el hacha que se encontró en Biarritz y que está
ahora en el Museo de Saint Genuain de París; esto se certifica por otros testimonios conservados
hoy día en distintos museos como los de Vitoria y Bayona.
El hombre en aquella época llevaba una existencia muy dura. Estamos en el período de la
humanidad en que laa especies animales entonces existentes en el País Vasco eran de las
mayores, es decir, elefantes, rinocerontes, hipopótamos y osos. Y, naturalmente, el hombre
carecía de armas adecuadas para cazar estos grandes animales. Las hachas, lanzas y flechas, más
o menos toscamente confeccionadas de entonces no eran suficientes. Por ello, esta caza se hacía,
generalmente, por medio de trampas, a estilo de las que hoy todavía emplean los pastores vascos
para los lobos: los "otsa-lekus" o "loberas", como se las llama en cierta parte de Álava donde
ahora se habla castellano. Sabemos también, dentro de lo poco que se puede saber de esta
época, que quienes habitaban entonces los Pirineos vascos, como los otros de Europa, tenían
principios de adoración de un ser supremo y de una religión primitiva que se manifiesta, sobre
todo, en la actividad venatoria por la forma en que colocaban los cráneos y huesos de los osos,
cuidadosamente dispuestos y protegidos.
Al llegar el Paleolítico Medio aparece el "Homo primigenius" llamado de Neandertal cuya existencia
en el País Vasvo se prueba por una mandíbula de esa raza hallada en la caverna de Isturitz. Las
armas se han hecho un poco más modernas, vamos a llamarlas así. Se confeccionaban de ofita,
cuarzo y cuarcita y se trabajaba mejor el pedernal negro y gris. Se ven aún más indicios de la
práctica de la caza y apreciamos la frecuencia de la trashumancia a la que obligaba la necesidad
de perseguir a los animales, pues cuando en un valle se agotaba la caza, se veían precisados a
trasladarse a otro, lo que determinaba pequeños movimientos de población la que entonces, como
se comprende, tenía que ser muy reducida.
Pagina - 80
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sigue su ciclo el período paleolítico y llegamos al Superior, al que se le hace comenzar hace unos
30.000 años y que duró unos 5O.QOO. El hombre de Cromagnon, uno de loa tipos que mejor
caracterizan a ese tiempo, está presente en el País Vasco y para entonces, es decir, hará unos
20.000 años, se inicia ya el tipo vasco actual en nuestras montañas. En la cueva de Urtiaga se
encontró un tipo muy perfecto de esta época.
Para entonces, y aun antes, se distinguen en la Península Ibérica, y este dato es fundamental, dos
tipos de cultura: los llamados Capsiense y Franco-Cantábrico. La cultura Capsiense abarca el sur
de España, Andalucía, sube por Levante hasta el sur de Cataluña y se introduce por el sur del
Ebro hasta llegar casi a los límites del País Vasco, pero no entra en él donde existe ya, en esta
época antiquísima, la llamada cultura Franco-Cantábrica que se extendía desde el Oeste de
Asturias por toda la cadena Pirenaica, introduciéndose en la actual Francia basta la Dordofia y
Ariege. La cultura Franco-Cantábrica se caracteriza porque las expresiones de su arte se
encuentran en los sitios más ocultos de las cavernas, y está integrada por representaciones de
animales de dimensiones regulares y de estilo naturalista. Parece también traducir una cul-cultura
totémíca en la que abunda la magia. Desde la época más remota, el cazador que era el hombre
primitivo, dominado por las creencias mágicas, suponía que si pintaba, por ejemplo, un ciervo
atravesado por una flecha, iba a cazar al primer ciervo que verla, y asi por este estilo.
En esta época se ve al hombre progresando en sus concepciones; así en las religiosas. Existe
entre los vascos la creencia en una divinidad que domina la tierra y habita en las montañas; es la
misma a la que modernamente conocemos con el nombre de "Mari", el genio que tiene sus
moradas en las cavernas de las más altas montañas y del cual hizo un estudio muy documentado,
como suyo, el maestro Barandiaran
(J. M.) a quien estoy siguiendo a grandes rasgos, en la exposición de estas materias en las que
soy profano. Se inician también por esta, época otras concepciones culturales, p. ej. de derecho y
vida social, puesto que era natural que cazándose todavía principalmente animales grandes, esto
constituía un esfuerzo que no lo podía realizar una familia sola. Y así surge, naturalmente, la
sociedad humana. Vive el hombre primeramente con su mujer y sus hijos, como puede hacerlo el
león con la leona y sus crías en una caverna. Pero al paso que el león seguirá viviendo siempre
así, el hombre movido de la chispa divina que es su herencia, acuciado por esa gran forjadora de
civilizaciones que es la necesidad, va avanzando en sucesivas etapas. El hombre solo o con sola su
familia no puede dedicarse a la caza de grandes especies. Es entonces cuando surge una
organización suprafamiliar, porque es preciso que se asocien varias familias para, con el esfuerzo
conjunto de todas, alcanzar los fines que para cada una, aisladamente, resultan imposibles.
Y nace el derecho en algunas de sus más elementales manifestaciones como son las de las marcas
de caza. En esa época los cazadores ponen determinadas señales en sus armas, p. ej. en las
puntas de sus flechas, como si pusieran en ellas sus firmas, de suerte que aquel reno, o aquel oso
herido por un cazador y que fue a morir lejos, aparece allí con una punta de flecha en la que está
impreso un título de propiedad.
Se aprecian, pues, principios de derecho, como principios de religión en esta época antigua de la
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que nos hablan nombres como el de "azti" = adivino, literalmente el que usa o maneja piedras,
que serían los símbolos usados por los hechiceros de entonces, como los pueden usar los brujos
de hoy en una tribu primitiva.
Llegamos con esto al Mesolítico en el que se dan varios fenómenos; el clima se ha hecho más
benigno, y, con este mejoramiento del clima, los animales polares se fugan del país cuya
temperatura ha dejado de convenirles; es la época en que el reno desaparece de la tierra vasca.
La alimentación cambia; empiezan a comerse pescados y mariscos.
La vida social también se va incrementando. Con la caza y con el pastoreo van estableciéndose
comunidades de hombres que cazan y apacientan juntos y que juntos también se inician en la
pesca y en el cultivo y siembra de la tierra, todo lo cual va estructurando a la sociedad vasca de
modo que, cuando llegamos al eneolítico, o sea 1a edad del cobre, unos 2000 años a. de
Jesucristo, el hombre vasco aparece ya perfectamente diferenciado. Según Bosch Gimpera, rector
que fue de la Universidad de Barcelona y uno de los antropólogos más sobresalientes de hoy, ésta
fue la época en que el tipo vasco se muestra definido, diferente de los capsienses, es decir, de lo
que pudiéramos llamar el tipo básico peninsular. Por otra parte, se acentúan las diferencias incluso
dentro de la propia zona Franco-Cantábrica donde parecen diluirse los extremos, de modo que la
parte más consistentes, la parte que mejor va conservando la tradición antigua, va quedando en
el centro constituido por el área vasca.
Es la época de los dólmenes, monumentos funerarios formados por varias piedras grandes sin
labrar, colocadas verticalmente, sobre las que reposa una o varias horizontales que las cubren.
Generalmente, la entrada se establece siempre en dirección a Oriente; el eje va de Oriente a
Occidente, y allí se entierran los cadáveres y allí, junto al enterramiento de cadáveres, se pueden
apreciar restos de la religión entonces dominante, pues que junto a los restos humanos se pueden
ver vasijas votivas, amuletos, trozos de concha, de cristales, etc., objetos que los vascos usaban,
al igual de otros pueblos primitivos, como símbolos religiosos o de culto; impulsados de esa
creencia en el más allá que siempre ha tenido el hombre en todos los pueblos, razas y edades. Así
colocaban, junto al muerto, una serie de ofrendas que creen le han de servir para el viaje sin
retorno, como ponían los egipcios junto a sus momias las provisiones para el último peregrinaje.
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Llegamos a la edad del bronce con la que salimos de la época de las conjeturas y entonces —unos
1.200 a 600 años antes de Cristo— el vasco va entrando poco a poco en la historia en esos
núcleos a los que los romanos, que ya pronto van a llegar, denominarán vascones, várdulos,
caristios y autrigones, y es cuando nos vamos encontrando con esos nombres como ortze, cíelo, y
t/ríít. Dios, divinidad seguramente personificada en el firmamento y es cuando de ahí se derivan
nombres de nuestro calendario como ortzirala, viernes, y QTtzegun, jueves, que es exactamente
el diem Jovis, el día de Júpiter, supremo dios de la mitología latina y es cuando florecen los cultos
del sol al cual el vasco llama femeninamente "eguzki amandrea", la abuela sol, y surgen, en fin,
otra serie de indicios que nos revelan la vida de nuestros antepasados y su religión, en lo muy
poco que puede saberse de esa época. Con esto viene la invasión de los celtas y estamos ya en la
historia. De los celtas nos quedan algunos restos, como los de la necrópolis de Etxauri (Navarra)
que son de los mejor conservados, y otros no muchos, pero sf ya adentrados en el pais vasco.
Lo que hemos dicho sobre el hombre vasco primitivo nos trae, como de la mano, a hablar de un
tema que ha sido tan debatido y tanta tinta y tanta saliva ha hecho gastar: el de los orígenes
vascos. No hay dislate, por grande que sea, que no se haya dicho al respecto y sería tarea de fácil
erudición exponer aquí la cantidad de teorías que se han elaborado alrededor de ese tópico.
Recogiendo algunas de las más importantes, diremos que ni la cultura capsiense, ni la del hombre
de Almería, que es de donde arranca la civilización ibera, tienen que ver con la llamada cultura
franco-cantábrica que es donde está centrado el vasco. Los celtas, con los que también se ha
pretendido emparentamos, históricamente se demuestra que, en absoluto, tienen que ver con la
gente vasca. Hoy otros pueblos antiguos como los "ligures" entre los cuales, en un tiempo, estaba
de moda incluir a los vascos; pero de los ligures la verdad es que se sabe muy poco; lo cierto es
que el nombre de ligures parece más que nada responder a un concepto geográfico. Hablar de
ligures es como si hoy habláramos de hombres nórdicos; pero ello nada nos dice respecto al
verdadero origen o al entronque que los vascos pudieron tener con ellos. Hay otro pueblo muy
antiguo, de los más antiguos de Italia que dejó un rasgo cultural muy grande y lo integran los
"etruscos".
Sabino Arana, que tantas intuiciones geniales tuvo, pretendió encontrar el elemento "euzko" en la
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voz "etrusco" y recuerdo en estos momentos a un gran amigo nuestro, un obispo argentino
descendiente de vascos, monseñor Esandi, autor de un grueso tomo en el cual plasmó su esfuerzo
para traducir por el cuskera cantidad de inscripciones etruscas, que todavía no se pueden verter a
ningún otro idioma. Esto no deja de ser una teoría, más o menos ingeniosa, más o menos
estimable, pero que de ninguna manera prueba el enlronque de los vascos con los etruscos, como
tampoco hay manera de entroncarlos con los habitantes del Cáucaso, con los indígenas de
América, con tantos y tantos pueblos con los que se nos ha pretendido emparentar. Lo único que
se puede decir con seguridad, sobre el hombre prehistórico, es que el pueblo vasco es un pueblo
antiquísimo, que es un pueblo pre-indo-europeo que hablaba y habla un idioma que, quizás, se
extendió por casi toda Europa y que dejó rastro en muchas partes, aunque luego hubo de
recogerse y concentrarse en el país vasco; que la prehistoria vasca es en realidad la prehistoria de
Europa entera; que el misterio vasco es el misterio de los hombres de la cavernas que, hoy por
hoy, no puede resolverse y que no sabemos si alguna vez lograrán alumbrarlo los sabios con la
ayuda de esfuerzos pacientes, y laboriosos; a fuerza de investigaciones, a fuerza de
clasificaciones, a fuerza de comparaciones que harán ver, quizás, cosas en que antes no se
pensaba, cosas nías claras y más definitivas de las que hasta ahora se saben.
Esto de los orígenes vascos y esto del hablar del vasco prehistórico nos trae, como de la mano, a
tocar hoy otro problema el de la "raza vasca". ¿Existe una raza vasca? Este es el título de una de
las primeras conferencias del gran maestro en antropología que fue don Telesforo de Aranzadi
quien la dio el año 1907, en San Sebastián. Según sus conclusiones, ella indudablemente existe.
No con el carácter que hoy se da a la raza —Hitler avillanó esta palabra como tantas otras cosas—
pero esto no quiere decir que ella esté mal empleada; y, en todo caso, si no se quiere mentar la
raza, hablaremos de la gran familia vasca, expresión de gusto más sabroso para nosotros.
Aranzadi después de estudiar y comparar cientos y cientos de cráneos y tallar y medir y estudiar y
comparar a docenas y docenas de jóvenes vascos en los cuarteles en que hacían el servicio militar
y, junto a ellos, a mozos de otras regiones de España y Francia, llegó a la conclusión de que el
vasco se distingue por una serie de aspectos que son: las sienes abultadas, la estrechez de la
quijada, la postura de la cabeza determinada por el orificio occipital coa borde anterior muy
hundido que hace que, al erguir el pescuezo, la barbilla quede encogida, postura, decía Aranzadi,
la menos animal, la menos descarada que existe.
Habla también de otras características que confirman lo que nos dice el simple conocimiento de la
prehistoria, es decir, que si, como hemos visto, el vasco existió sobre su actual territorio en todas
las épocas de la Edad Cuaternaria, es indudable que su tipo ha tenido que ir reuniendo un
conjunto de rasgos somáticos y de rasgos psíquicos, sobre todo, que lo distinga de otras razas
cualesquiera.
Hace pocos años apareció escrito por un eminente antropólogo francés, Henry Vallois, director del
Mu-sée de l'Homme y del Instituí de Paléontologie Humaine y publicado en la revista "Larousse
Mensuel" (febrero de 1951) lo siguiente: "El problema antropológico de los vascos. Pequeño grupo
que no alcanza a 500.000 almas, y que se distinguen, netamente, de las poblaciones vecinas,
tanto al norte como al sur de los Pirineos, por su lengua, sus costumbres y su extremo
particularismo.
"Forman, pues, un grupo étnico indiscutible, pero desde el punto de vista de la antropología
propiamente dicha, se diferencian también por los caracteres físicos, en otros términos
constituyen una raza. La cuestión ha quedado desde hace tiempo en suspenso. Hallazgos
recientes vienen a resolverla.
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"Los estudios sobre los grupos sanguíneos han puesto en evidencia la existencia, en la sangre de
muchos hombres, de sustancias aglutinantes especiales, de las cuales las más importantes son las
llamadas A, B, O y Bh. El número de los individuos que poseen una varias de estas sustancias
difiere con las razas, y su conocimiento aporta a la antropología preciosos informes. En Francia
como en España, la sustancia B se da en un 8 a un 12 % de individuos; es más común aun en el
resto de Europa.
"Ahora bien, entre los vascos, está prácticamente ausente, mientras que el número de individuos
llamados del grupo O, alcanza el 60 %, proporción muy superior a la de todos los otros europeos.
"Desde tal punto de vista, esta constatación tiene un resultado curioso: la sangre de los individuos
del grupo O, puede ser inyectada impunemente a los otros hombres: estas personas son donantes
universales de la transfusión sanguínea. El pais vasco es por excelencia un país de donadores
universales.
Los estudios posteriores le han inducido a juzgar el tipo vasco como raza que ocupa una posición
muy especial en la antropología europea, según nos lo asegura en el texto de "Larousse Mensuel"
que hemos extractado.
Citaremos también aquí el informe publicado hacia 1950 por la Asociación Americana para el
progreso de la ciencia y cuyo autor es el doctor William C. Boyd, de la escuela de Medicina de
Boston. En ese informe se hace una nueva clasificación de la humanidad en seis razas principales.
Esta clasificación se basa en los grupos sanguíneos que pueden clasificarse bastante estrictamente
por la herencia y descarta caracteres que se supone superficiales y cambiables, como son el color
de la piel y otros.
La clasificación generalizada anteriormente, agrupaba a las razas en tres grandes, según el color:
blanca, amarilla y negra, a las que a veces se agregan la cobriza y la malaya.
La clasificación del Dr. Boyd, basada en los caracteres de la sangre, es la siguiente:
1. Europea primitiva, representada totalmente en la actualidad por los vascos.
2. Europea que comprende el resto de la raza blanca.
3. Africana o negroide.
4. Asiática o mongoloide, incluyendo a la mayor parte de la raza amarilla.
5. Indígena americana que comprende todos los pueblos aborígenes del norte y sur de América.
6. Australoide, que comprende todas las tribus negras de Australia e islas adyacentes y
probablemente los ainos del Japón.
Tenemos, pues, y es conveniente hablar de esto con toda claridad, que está científicamente
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demostrada la existencia de la raza vasca que no es otra que la que hemos ido viendo que, desde
los albores de la prehistoria, ha habitado siempre nuestras montañas.
Pero, esto que decía uno que nada de afín tenía con nosotros en patriotismo vasco, uno que no
era sino un galano escritor y un hombre quizá tocado, a pesar de todo, en ese momento, por el
llamado de su sangre, esto nos puede enseñar algo sobre lo que es nuestro primordial deber de
hoy. Porque es necesario hablar sobre ésto fuerte y claro, sin miedo de creer que estamos
sosteniendo algo que va contra elementales principios de fraternidad humana ni que atenta a la
caridad cristiana en sus mismos principios, como por algunos en estos tiempos se ha llegado a
decir. Demasiado sabemos todos que sería inhumano el cerrar la inmigración a cal y canto.
Es indudable que la mezcla con otros pueblos es algo que se debe aceptar hasta cierto punto. No
bay duda de que mestizos y aun extraños bien adaptados que nada tienen de sangre vasca
pueden darnos lecciones de devoción a nuestra tierra, de verdadero patriotismo. Pero es
incuestionable también que el primero de nuestros derechos y deberes, lo mismo como hombres
que como pueblos, es el de vivir y, en tanto vivirá Euzkadi en cuanto nuestra raza viva. De modo
que aceptando, hasta donde la razón y el instinto vital nos permitan, la corriente de inmigración,
hay que luchar, por todos los medios, contra esa inundación que amenaza destruirnos; hay que
combatir, por todos los medios a nuestro alcance, por la supervivencia de esa raza milenaria,
proclamando la gran verdad de su existencia sin desmayos ni remilgos. Para que, sobre la tierra
que a nadie arrebató y supo por siglos y siglos libremente conservar, florezca la gran familia vasca
en un estado soberano que, en sus modernas realizaciones, nunca deje de ser un legítimo
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heredero y un eslabón bien trabado de aquella cadena de generaciones cuyos primeros anillos se
pierden en la bruma de la prehistoria.
Caracas, 17 mayo 1951.
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Uno de los primeros monumentos de la época histórica vasca lo constituyen las inscripciones de la
época romana felizmente bailadas en la Aquitania por las cuales queda confirmada la antigüedad
del vasco en dicha región, actualmente francesa, reforzando así también lo que ya nos dejaba ver
la prehistoria sobre la civilización franco-cantábrica y aquello de Strabon de que "Los «quítanos
son completamente distintos (de los belgas y celtas) no sólo por su lengua, sino también por su
aspecto físico".
En dichas inscripciones abundan los nombres, ya de relaciones de parentesco: Andere, Cizon,
Sembus, Senarri, bien de numerales: Laureo, Borsei, ya de animales y plantas: Harai, Oxson...
entre los cuales pueden verse algunos abjetivos como beliz, garrí,
Las más interesantes son, tal vez, las de divinidades con nombres de plantas como Aríxo Deo, en
la que hay que ver a «rite (roble), Arteke Deo, de arte (encina), Fago Deo, de fago (haya), o de
animales como Idiaté, Áríce, AstoiUunno... y que nos hacen pensar, que los vascos de esta época
practicaban una religión fundada en el culto a la naturaleza y de carácter politeísta.
Es indudable que aun a la parte que no llegó la dominación romana no dejó de alcanzar, en más o
menos, la influencia del latín y su cultura a través de la organización y leyes de Roma: errege,
lege...; el comercio: diru, merke, me/catan...; las vias de comunicación: galtxada, hale...; la
cultura: liburu, eskola, maísu...; y más tarde, pero con más profundidad que cualquiera otra
influencia, la religión de Cristo: eliza, gurutz, zeru, aingeru...
Pese a ese influjo, es también indudable que, merced a su "modus vivendi" con Roma, la gran
parte del país vasco no ocupado por los romanos conservó su fisonomía propia, como nos lo
declara la conservación del euskera, y vino a quedar un poco fuera de la historia, según puede
verse por lo poco que los escritores latinos nos dicen de él. No faltan, a través de Tito Livio,
Salustio, Varrón, Silio Itálico, Juvenal, Plinio el Mayor y otros, referencias ocasionales que reunidas
noa podrían dar por lo menos dos características del hombre vasco, a juicio de los romanos: la
agilidad que podemos ver en el repetido "Vasco levis", y la gallardía en su desprecio al casco con
que otros pueblos acostumbran resguardarse en el "Vasco insuetus galeae" o en el "galeae
contempto tegmine vasco" de Silio Itálico. Podría agregarse a estas características el carácter
indomable que testifica el "Cantaber indoctus ferré yuga nostra", la fidelidad exaltada por la gesta
de la cohorte vasca de Sertorio y su afición y disposición para agüeros y adivinos que les achaca
Lampridio.
En el griego Strabón, filósofo, historiador y geógrafo, nacido en (50 a. C.), y que supo siempre
revestir su obra de una amenidad e interés humano que tanto la recomiendan, encontramos más
detallada información. petas soltando en alto y cayendo en genuflexión [a estilo, al parecer de los
bailes rusos]. Los hombres van vestidos de negro, llevando la mayoría el "sagos" (mantos
especiales de lana) con el cual duermen en sus lechos de paja. Usan de vasos labrados en madera
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[que siguen usándose hoy en día en la zona pirenaica]. Las mujeres llevan vestidos con adornos
florales. En el interior, en lugar de moneda practican el intercambio. A los criminales se les
despeña. A los parricidas se les lapida sacándolos fuera de los límites de su patria o su ciudad. Se
casan al modo griego. Los enfermos, como se hacía en la antigüedad entre los asi-rios, se
exponen en caminos para ser curados por los que han sufrido la misma enfermedad. Antes de la
expedición de Bruto (en el 138-7), no tenían más que barcas de cuero para navegar por los
estuarios y lagunas del país; pero hoy usan ya bajeles hechos de un tronco de árbol, aunque su
uso aún es raro. Su sal es púrpura, pero se hace blanca al molerla. Termina diciendo que su
relación comprende tos galaicos, astures y cántabros, "hasta los vascones y el Pirineo, todos los
cuales tienen el mismo modo de vivir".
No es seguro que ese retrato corresponda a los vascos, aunque la danza al son del txtstu y otros
rasgos bien parecen convenirles. Más razonable es pensar en el sentido exclusivo de la frase
"hasta los vascones" como opina Campión, fundándose en que de los vascones habla en el
siguiente capítulo. Pero sea de esto lo que habían sido aquellos con los que pudo tener contacto o
noticias directas el geógrafo griego.
Como escribe el maestro Campión: "Las escasas noticias de la antigüedad clásica miran por la
buena fama de los vascones. No así las de los cronistas posteriores, nuevos enemigos suyos, que
los representaban ante los ojos de la crédula historia como gentes tornadizas e inconstantes,
rebeldes y feroces, atropelladas en el sentir y el querer, traidoras y pérfidas". "Los cronistas godos
y francos, cuando narran las guerras de sus naciones respectivas contra los vascones, sin
empacho los califican de "rebeldes". Este falaz epíteto da por efectiva una soberanía que no
existió nunca, sino, pasajeramente y de continuo contradicha por la incansable protesta de las
armas". Recordemos a este propósito aquel "Domuit vascones" que se repite como una cantinela
en las crónicas de los reyes visigodos y que, en su reiteración, es la mayor prueba de la falsedad
de lo que afirma.
No hay duda de que, como escribe Campión: "E! vascón de los documentos godos y francos es
personaje repulsivo. El odio, desde los campamentos subió a la celda de los monjes y el camarín
de los obispos que escribían las crónicas. Sirviéndonos de frase moderna, podríamos decir que
"tuvieron muy mala prensa". Ese odio, como tradición de raza, duró mucho, y se derramó en una
sistemática denigración de los vascones y sus cosas".
Pocos ejemplos de esa odiosa infamación habrá mayores que el del tristemente conocido
peregrino Aymeric Picaud quien hizo su camino a Santiago en el siglo xn, a través de Vasconia y
dice de nuestra tierra cosas como éstas: "Este país habla un lenguaje bárbaro; es selvoso,
montañoso; carece de pan, vino
fuera, por similitud de suelo, cielo y estado de civilización, no deja de ser probable que muchos de
los usos descritos fueran comunes a los vascos con los otros pueblos citados, al menos por lo que
se refiere a los vascos romanizados
En esta tierra hay malos alcabaleros.. • salen al encuentro de los peregrinos con dos o tres dardos
por armas, cobrándoles injustos tributos, y si alguno de los transeúntes se niega a pagar lo que le
piden, hiéreme con los dardos, le quitan el censo, denostándole y hasta le exigen los femorales.
Son feroces y la tierra en que habitan es también feroz, silvestres y bárbara. La ferocidad de sus
rostros y su bárbaro lenguaje infunden terror a los que los miran...".
"Después de esta región se encuentra Navarra que abunda en pan, vino, leche y ganados. Los
navarros y los vascos son de una misma semejanza y cualidad en la comida, vestido y lenguaje:
pero los vascos son de cara más blanca que loa navarros. Los navarros visteóse al uso de los
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escoceses, de paños negros y cortos que le bajan solamente hasta las rodillas y usan de un
calzado que llaman "lavarcas", hechas de cuero peludo, esto es, sin curtir, cubriendo solamente
las plantas y dejando desnudas las bases. Usan de unas capillas negras de lana, largas hasta los
codos, en forma de aletas franjeadas a las que llaman "saias". Ellos visten feamente y feamente
comen y beben; pues toda la familia de la casa del navarro, tanto el siervo cuanto el señor, tanto
la criada cuanto la dueña, comen todos los manjares revueltos en un plato, tomándolos, no con
cucharas, sino con las propias manos. Si les vieras comer, les equipararías a los perros cuando
comen o a los puercos; y si les oyeras hablar, te acordarías de los perros ladradores, pues hablan
un idioma bárbaro...
"Esta es gente bárbara, sin parecido con las demás en ritos y naturaleza, llena de malicia, de color
negro, de aspecto repugnante, maligna, perversa, pérfida, desprovista de buena fe, corrompida,
lujuriosa, borracha, diestra en todo linaje de violencias, feroz y rústica, sin probidad y detestable,
impía y cruel, siniestra y terca, careciente de bienes, instruida en toda clase de vicios e
iniquidades, semejantes a los getas y sarracenos, en todo malignamente enemiga de nuestra
nación francesa. Por una moneda el navarro o el vasco si pueden, matan a un francés". Sigue con
la diatriba hasta estampar cosas que aquí no podemos copiar. Menos mal que algo concede
cuando añade:
"Sin embargo, en el campo de la guerra son de buena calidad, y para asaltar el campo o el
combate, atrevidos; escrupulosos en el pago de los diezmos y habituados a satisfacer las
obligaciones del altar. En cualquier dia que el navarro vaya a la iglesia, hace ofrenda a Dios, de
pan o vino, o trigo, o de algunos de sus bienes. A donde quiera que salga el navarro o el vasco,
pende del cuello un cuerno, a usanza de cazador, y suele llevar en la diestra dos o tres dardos que
llama "auconas". Cuando entra y sale de casa silba como el milano; cuando sin estrépito
quiere.convocar a sus compañeros en lugares secretos o solitarios con propósito de rapiña, canta
como el buho o aulla como el lobo. Es fama que descienden del linaje de los escoceses porque son
semejantes a ellos en las costumbres y en todo".
Algunos detalles como estos últimos que algo ayudan a reconstruir la figura del vasco de esta
época así como la pequeña colección de palabras euskéricas que inserta —entre las que está la
debatida Urtzi—, prestan cierto interés a la relación de Picaud cuya diatriba fabricada a base de
acumulación, sin regla ni medida, de cuanto vocablo peyorativo encontró a mano, está
proclamando en su misma incontenible exageración la falsedad de sus acusaciones sin necesidad
de acudir a otras pruebas históricas que igualmente lo desmienten.
Ya en la edad moderna, las literaturas nacionales de nuestros dos países vecinos, nos ofrecen, la
una más completa que la otra, la imagen del hombre vasco de la época.
El lusitano Camoens, que en este momento viene a mi memoria, dice:
"A gente vizcaína que carece • de polidas razoes, e que as injurias omito mal dos estranhos
compadece".
Hay un texto castellano que no queremos dejar de recordar. Es aquél en que Tirso de Molina
(1584-1648) ("La prudencia en la mujer". Acto I, escena I) pone en boca de Don Diego, Señor de
Vizcaya, los conocidos versos:
"Infantes, de mi Estado la aspereza conserva limpia la primera gloria que le dio, en vez del Eey,
Naturaleza, sin que sus rayas pase k victoria. Un nieto de Noé le dio nobleza; que su hidalguía no
es de ejecutoria, ni mezcla con su sangre, lengua o traje mosaica infamia que la suya ultraje.
Cuatro bárbaros tengo por vasallos a quien Boma jamás conquistar pudo, que sin armas, sin
muros, sin caballos, libres conservan su valor desnudo Montes de hierro habitan que a estimallos,
valiente en obras, y en palabras mudo, a sus miras guardárades decoro,
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Hermosa tirada en que el insigne mercedario castellano canta a la austera libertad de los
vizcaínos; la pretensión de nobleza originaria, no debida a ningún rey, como tampoco lo es la de la
independencia patria; el "indoctus ferré yuga nostra" y el "vasco levis" de los escritores latinos; la
condición, de igualdad que en la esfera familiar y en la política merece la mujer por su honestidad
sin tacha y su puesto constante de trabajo y lucha, en paz y en guerra, junto al hombre; la
cortedad en el discurso y la efectividad en la acción, y, en fin, su culto a la libertad y odio al tirano
que nunca podrá sentarse como Señor de Vizcaya a la sombra del árbol de Guernica por la libre
voluntad de los vizcaínos.
En cuanto al concepto del hombre vasco a través de la literatura francesa, diremos que hace
tiempo que aquella definición de Voltaire, si es que fue él, "Un pueblo que baila en las crestas del
Pirineo", nos hizo pensar que no habiendo tenido que sepamos, el filósofo de Fernay ocasión de
conocernos por vía directa, la frasecita pudiera ser eco del concepto que en sus tiempos existía en
Francia sobre los vascos. Las notas que empezamos a recoger en uno y otro autor galo parecían ir
dándonos la razón. Como las perdimos en nuestros últimos azarosos días por tierras francesas,
recurriremos a la memoria para hacer notar que, en primer lugar, creemos que esta creencia
sobre la innata disposición vasca a la danza y al salto, es fácil que trascendiera a los escritores
franceses como consecuencia del célebre proceso sobre la brujería que, por mandato de Luis XIV,
instruyó en Laburdi, en 1609, Fierre de Lancre. Conocidas son las duras palabras con que éste
consigna su censura a los vascos por su excesiva afición a los regocijos populares y desmedida
pasión por el baile.
Dos veces, que recordemos, cita Moliere (1622-1673) a nuestro pueblo. Una en aquella "danse
des biscaiens" que viene, si la memoria no me es infiel, al final de su "Malade imaginaire"; otra en
una de sus comedias cuyo título no recordamos ahora en la que se dice "courir eomme un
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basque", frase por cierto, de corte proverbial, y que hemos visto en algún otro autor.
Ignoramos en qué época se incorporó al acervo del francés, pero desde luego lo vemos ya
aparecer en una de las cartas de la célebre Mme. Sevigné (1626-1696), la cual describe
complacida las danzas de los aldeanos del pais de Auvergne a ks cuales contribuyó con el regalo
de un violón y de un "tambour de basque".
Otras citas podrían traerse a colación para dar testimonio de este concepto francés del vasco
como hombre de danza, salto y carrera. Recordemos tan solo el "basque bondissant", el rápido del
ferrocarril en que más de una vez hemos viajado de Bayona a París, y terminemos con aquello de
Víctor Hugo: "Quien haya visto una vez el país vasco desea volver a verlo de nuevo. Aquélla es
una tierra bendita; dos cosechas al año, aldeas rientes en su pobreza altiva. Llenas de sonidos y
de alegría... en los bailes a los que acude la gente moza a arrullar sus amores". Pensamos a veces
que Rubén Darío quien tanto gustó de abrevar belleza de fuentes francesas, lanzó como un eco de
este concepto galo del vasco aquello de:
"Elásticos vascos,
Así en 1528 el embajador veneciano Andrea Nava-ggiero quien, después de describir la industria
ballenera de San Juan de Luz nos dice que: "La gente de este país es muy alegre y
completamente opuesta a la española que nada puede hacer como no sea gravemente. Los vascos
siempre están riendo, bromeando y bailando, tanto los varones como las mujeres", Por donde otra
vez se confirma lo del vasco danzarín de la literatura francesa con lo de su aptitud para las cosas
del mar señalada por la española del siglo de Oro por Navaggiero, no sólo en esa cita de Doni-
bane Lohitzun sino al decir expresamente de los vascos que eran "muy buena gente así por mar
como por tierra... salen muchos al mar por tener muchos puertos y muchas naves construidas con
poquísimo gasto por la gran cantidad de robles y de hierro que poseen". Ofrece muchos otros
detalles sobre el país diciendo que "toda la tierra está muy poblada 'no habiendo bosque ni
montaña que no esté llena de gente...", y hace referencias a las industrias extractivas, producción
de espadas y lanzas, etc.
Otro viajero veneciano, Federico Badoaro, dice: "lo que les caracteriza y más que a otros a los
vizcaínos es la arrogancia y, en general, déjanse llevar rápidamente a la injuria y a la cólera".
Unos decenios más tarde (1572) otro viajero italiano, Venturino, nos dará una impresión más
grata al estampar en su diario de viaje en el que atravesó Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Laburdi:
"La gente nos resultó amable y bien educada, especialmente al quitarse el sombrero y honrar a
los forasteros". Nos informa sobre el idioma del país, cabeza rapada de las mozas —de que ya
también nos había hablado Navaggiero— las gorras de los hombres, gobierno del país y el detalle
de que los vizcaínos hacían jurar sus fueros al rey antes de reconocerlo. Y al tocar, el tema del
mar dice redondamente: "Acá se construyen más barcos que en todo el resto de España y las
gentes de acá son sumamente peritas en el arte de la navegación, así como muy endurecidos y
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expertos en las molestias marítimas y mejores que todos los restantes navegantes". El elogio no
puede ser más contundente.
Terminaremos con este grupo de viajeros recordando al parmesano Juan Laglance quien estuvo en
Bilbao en 1778 y no escatima sus elogios a la villa. Presta su contribución a la teoría del vasco
bailarín al decir que al fin de la jornada de trabajo puede verse a los hombres que se retiran de
sus faenas cantando y bailando. Igualmente notará como a la vuelta de las romerías vuelven los
danzantes por cuadrillas que entonan ruidosas canciones. Fue también testigo de la actividad en
los astilleros de la villa, como correspondía a su tradición marinera.
Entre los viajeros inglese» tenemos al caballero Swinburne (1775) para quien todo era bueno y
bello en nuestra tierra y los vascos le parecieron "fornidos, bravos y coléricos" y los mejores
marineros de la península.
Por los mismos años tenemos por tierra de Euzkadi al naturalista Bowles a quien nuestra gente le
pareció amable y "agasajadora" con los forasteros a quienes "lejos de dar vaya" les obsequian coa
flores y frutos: Admiró en Vizcaya la sencillez del trato de los ricos con los pobres, "pues aquellos
naturales, por temperamento y por educación, tienen cierta especie de altivez e independencia, lo
que no les permite aquella sumisión a los ricos que se usa en otras partes", y de los moradores de
Bilbao dice que disfrutan de los cuatro bienes más codiciables como son: "Fuerza y vigor corporal,
pocas enfermedades, larga vida y contento y alegría de ánimo".
Y ya que estamos con los ingleses no dejaremos de citar a George Borrow, el autor de "La Biblia
en España" (1843) de cuyo libro, entre otras cosas curiosas, copiaremos éstas: "No existe en toda
la tierra pueblo más orgulloso que loa vascos, pero el suyo es una especie de orgullo
republicano... El más miserable carretero es tan orgulloso como el gobernador de Tolosa... Son
camareros, secretarios, contadores, etcétera. Es cierto que tuve la fortuna de obtener un
doméstico vasco, pero siempre me trataba más como a un igual que como a dueño, se sentaba en
mi presencia y entablaba conversación conmigo en todo tiempo y momento. ¿Le reprendí? ¡Desde
luego que no! Porque en tal caso me habría dejado y yo jamás he conocido persona tan leal como
él".
No podríamos omitir en esta relación de viajeros a aquel que, por su conocimiento del país y el
afecto que a él demostró, con razón ha sido llamado entre nosotros "el amigo número uno".
Estamos hablando de Guillermo de Humboldt, el alemán que entró en Euskal Erría en 1801, es
decir, casi por el mismo tiempo que su hermano Alejandro arriba a Venezuela. Hizo un segundo
viaje y fruto de ellos fue un conocimiento profundo de nuestro idioma con las limitaciones que,
entre otras circunstancias, el estado de la filología entonces imponía al desarrollo de las teorías
que elaboró, y un conocimiento acompañado, como en el del idioma, de un afecto que nunca
sabremos agradecer bastante, de todas nuestras cosas en general. Escribió en Euzkadi cosas
como éstas:
"El país desgarrado en dos pedazos muy desiguales y subordinados a naciones poderosas no ha
renunciado, de ningún modo, a su propia manera de ser... Vasconia, a pesar de estar situada
entre España y Francia, tiene un aspecto completamente peculiar y sobre todo, sus habitantes no
presentan en sí el carácter de Francia ni el de España. Costumbres y fisonomía son distintos, el
lenguaje es peculiar en sus palabras, su formación y su entonación es incomprensible aun en sus
palabras más insignificantes para los extraños a quienes suenan desacostumbradamente hasta los
nombres topográficos, que casi todos derivan del euskera y en parte de sus más antiguas raíces".
Dice de los vascos que "Constituyen un pueblo dedicada a la labranza, navegación y comercio, no
carecen de bienestar corporal sin el cual es imposible la prosperidad moral. Tienen una
organización libre, deliberaciones públicas ordinariamente en la lengua del país".
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Después de hablar de la laboriosidad que ha observado, entre otras partes, en Bilbao con su
actividad mercantil y marítima, escribe: "En medio de esta laboriosidad son los vascos la nación
más bonachona y alegre que puede verse, y al día de labor más fatigoso, sigue a menudo música
y baile. A ningún viajero puede escaparle la diferencia entre su buen humor y la indolente
gravedad del castellano. No viven en la necesidad y la estrechez de éste, sino en toda la
comodidad del bienestar; donde aquí se hallen mendigos, rara vez son naturales, sino casi
siempre forasteros
(observación ésta hecha por varios viajeros a partir del siglo xvi, que sepamos), alimenta en su
pecho un noble patriotismo, un manifiesto orgullo de las prerrogativas de su país, de la
antigüedad y fama de su nación". Y para terminar con Humboldt, he aquí esto donde resume, con
toda espontaneidad, su opinión sobre el país que ha conocido y estudiado a fondo:
"Es el único país que he visto jamás en el que la cultura intelectual y moral sea verdaderamente
popular, en el que las primeras y las últimas clases de la sociedad no estén separadas por una
distancia inmensa por así decirlo, en el que la ilustración y las luces de las altas han penetrado, al
menos hasta un cierto punto, hasta las bajas y en que la honradez, la f^anque^a, el inocente
candor de éstas no ha llegado a ser extraño a las altas".
Hemos ido espigando acá y allá testimonios extranjeros sobre nuestro país y nuestros paisanos.
Permitidme que termine este rápido viaje a través de los siglos, ofreciéndoos tres retratos de tres
hombres representativos de nuestra raza en tres momentos históricos de crisis en Europa y en
nuestra patria: la Reforma, la Ilustración y la guerra carlista. Serán el del Santo, Ignacio de
Loyola: el del Caballerito de Azkoitia, Ignacio Manuel de Altuna y el del genio de la guerra, Tomás
de Zumalacarregui.
Ved el de Ignacio, debido a uno de sus adversarios, aquel inglés, Houston Charberlan, convertido
en campeón del racismo germano y que considera a nuestro santo como la encarnación del anti-
gennanismo, es decir del genio, nacional alemán que según él —y otros— se había manifestado
como en una de aus más altas concreciones en la Reforma de Lulero:
"La lucha contra lo germano tomó cuerpo en uno de los hombres más extraordinarios de la
Historia: en esta ocasión, como en tantas otras, pudo más una sola personalidad por su ejemplo y
el conjunto de fuerza vital que aportara al mundo, que todos los concilios con sus numerosos
miembros y todas las corporaciones con sus solemnes acuerdos. Es conveniente contemplar al
enemigo en forma tal que merezcan respeto, porque si no, el odio turbará fácilmente el juicio o lo
estimará más pequeño que lo debido. No sabría decir quién estuviera justificado para negar a
Ignacio de Loyola una sincera admiración. Sufre dolores físicos como un héroe (luego de
consolidada su pierna fracturada, la hizo quebrar violentamente por dos veces, porque era más
corta que la otra y ello le hacía inútil para el servicio militar); moralmente es igualmente
temerario: su voluntad es férrea, su acción consciente del fin, su pensar no estropeado por la
erudición ni por el refinamiento: es un hombre agudo y práctico que no tropieza en pequeneces y
por ello asegura a su actividad un lejano porvenir, pues toma y utiliza siempre las necesidades del
momento actual como fundamento de su obra; además desinteresado, enemigo de frases, sin un
ápice de comedíante; un soldado y un noble que más bien utiliza el sacerdocio para su fin, que
pertenece al mismo por ingénito carácter". (V. Eneko Mitxelena: "Viajeros extranjeros en
Vasconia". EKIN, pág. 40).
Han pasado dos siglos. Estamos en el de la Ilustración que halla su representación en nuestro país
en aquellos amables "Caballerítos de Azcoitia" a quienes corresponderá siempre el mérito de
haber puesto en marcha una magna empresa cultural —la Real Sociedad Bascongada de Amigos
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del País— al servicio de éste. Aquellos señores de empolvada peluca y casaca bordada que en sus
señoriales mansiones sabían bailar aristocráticos minués, no desdeñaban acudir a la plaza del
pueblo a ejecutar un viril "aurresku" y supieron, sobre todo, llevar a ese pueblo lo mejor de
aquellas ideas de progreso en las ciencias y en las artes que fermentaban en Europa y que ellos,
después de asimiladas en sus cursos universitarios en el extranjero y en sus viajes de estudio por
Europa, supieron ofrecer a sus paisanos en ricos frutos de los que no os voy a hablar aquí, entre
otras razones, porque ellos os son bien conocidos: De las tres figuras más destacadas en la
creación de la benemérita Sociedad, el Conde de Peñaflorida, el Marqués de Narros e Ignacio
María de Altuna, escogemos hoy a éste cuya semblanza nos ofrece Juan Jacobo Rousseau en sus
"Confesiones" y es como sigue:
"Había conocido en Venecia a un vizcaíno, amigo de mi amigo de Garrió y digno de serlo de todo
hombre de bien. Este amable joven nacido para ser sabio y virtuoso acababa de dar la vuelta a
Italia para aficionarse a las Bellas Artes y habiendo terminado su misión, quería volver
directamente a su patria. Yo le dije que las artes no eran más que el descanso de un genio como
el suyo, hecho para cultivar las ciencias, y le aconsejé, para tomar afición a éstas, una estancia de
seis meses en París. Me atendió y fue a París. Allí se encontraba esperándome cuando llegué. Su
alojamiento era demasiado grande para él y acepté el ofrecimiento que me hizo para compartirlo.
Lo encontré en el fervor de los altos conocimientos. Nada estaba por encima de sus alcances;
devoraba y digería todo con prodigiosa rapidez. ¡Cómo me agradeció el haberle procurado aquel
alimento a su espíritu, atormentado por la necesidad de saber, sin sospecharlo él mismo! ¡Qué
tesoros de luces y virtudes encontré en aquella alma fuerte!
Sentí que era aquél el amigo que necesitaba. Nos hicimos íntimos, Nuestros gustos no eran los
mismos; disputábamos siempre. Tenaces los dos, nunca estábamos de acuerdo sobre nada. A
pesar de eso no podíamos separarnos, y contrarián-donos sin cesar, ninguno de los dos hubiera
deseado que fuese el otro de distinta manera.
"Ignacio Manuel de Altuna era uno de esos hombre raros que sólo España produce y de los que
produce pocos para su gloria. No tenía esas violentas pasiones nacionales, comunes en su país. La
idea de la venganza no podía entrar en su espíritu, como tampoco podía entrar el deseo de ella en
su corazón. Era demasiado altivo para ser vengativo, y con frecuencia le he oído decir con mucha
sangre fría, que ningún mortal podía ofenderle. Era galante sin ser tierno. Jugaba con las mujeres
como si fuesen niños. Se complacía con las queridas de sus amigos, pero jamás le he conocido
ninguna, ni deseo de tenerla. Las llamas de la virtud que devoraban su corazón, no permitieron
nunca nacer las de sus sentidos. Después de sus viajes se casó y murió joven, dejando hijos.
Estoy persuadido como de mi existencia, que su mujer fue la primera y la única que le hizo
conocer los placeres del amor. Al exterior era devoto como un español, pero por dentro su piedad
era la de un ángel. Fuera de mí, no he visto otro tan tolerante desde que existo. Jamás se informó
de ningún hombre, cómo pensaba en materia de religión.
Poco le importaba que su amigo fuese judío, protestante, turco, ateo, beato, siempre que fuese un
hombre honrado. Obstinado, terco para las opiniones indiferentes, en cuanto se trataba de religión
y aún de moral, se recogía, se callaba, o decía sencillamente: Yo no estoy encargado nías que de
mí mismo. Es increíble cómo puede asociarse tanta elevación de alma con un espíritu de detalle
llevado hasta lo minucioso. Repartía y fijaba de antemano el tiempo por horas, cuartos de horas y
minutos y seguía esa distribución con tal escrúpulo que si hubiera dado la hora mientras leía una
frase, habría cerrado el libro sin acabarla. Tenía sus horas para un estudio y para otro; las tenía
para su reflexión, para la conversación, para el oficio, para Locke, para el rosario, para las visitas,
para la música, para la pintura, y no había placer ni tentación, ni conveniencia que pudiese
invertir aquel orden; sólo un deber que cumplir hubiera sido causa suficiente para ello. Cuando me
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hacía la lista de la distribución del tiempo para que diese mi conformidad, comenzaba yo por reír y
terminaba por llorar de admiración. Jamás molestaba a nadie, ni soportaba la molestia; era brusco
con las gentes que por cortesía querían molestarlo; era entusiasta sin ser susceptible. lo he visto
con frecuencia en cólera pero no lo he visto jamás enojado.
Nada era tan alegre como su humor; admitía las bromas y le gustaba darlas, brillando en ese
aspecto, pues tenía habilidad para el epigrama. Cuando se le animaba era ruidoso y alborotador y
su voz se oía de lejos, pero mientras gritaba yo le oia sonreír, y siempre a través de sus arrebatos
encontraba alguna palabra agradable que a todos gustaba. No era español por el tinte de su piel
ni por su flema. Tenía la piel blanca, las mejillas sonrosadas, el pelo de un castaño casi rubio. Era
alto y bien hecho. Su cuerpo había sido formado para alojar a su alma. Aquel sabio de corazón lo
mismo que de cabeza, conocedor de los hombres, fue mi amigo. Esa es. Toda mi respuesta a
cualquiera que no lo sea. Intimamos de tal manera que hicimos el proyecto de pasar juntos
nuestra vida.
Yo debía pasados algunos años, ir a Azcoitia para vivir con él en su tierra. Todos Jos detalles del
proyecto quedaron arreglados entre ambos la víspera de su partida. Sólo faltó lo que no depende
de los hombres en los proyectos mejor concertados. Los acontecimientos posteriores, .mis
desastres, su matrimonio, su muerte por fin, nos separaron para siempre".
Ya desde fines del siglo xvm, los ataques a las liertades vascas son desatados a instigación de
Godoy y los acontecimientos de principios del siglo xix marcan una línea de peligro para nuestra
vida nacional. De modo que cuando a la muerte de Fernando VII el conflicto dinástico hace
explosión, los vascos creen tener en el Pretendiente una garantía de la preservación de sus
fueros. En 1833, Tomás de Zumalaca-rregui se define en el campo carlista y muy pronto su figura
de auténtico genio de la guerra, se impone al frente de los ejércitos de Don Carlos. He aquí el
retrato que del guerrero vasco nos ha dejado su subordinado y amigo, el general 3. Antonio
Zaratiegui: "Era de estatura de cinco pies y dos pugadas, tenía la espalda un poco ancha y algo
torcida. De ordinario no llevaba la cabeza muy erguida, antes por el contrario, cuando caminaba a
pie marchaba con la vista fija en el suelo, como si fuese preocupado en profunda meditación. Los
ojos eran claros y castaños, el mirar penetrante, profundo como el águila, su tez clara, la nariz
regular, el cabello castaño oscuro y espeso; en sus últimos años principiaba ya a encanecer y io
llevaba por lo común muy corto. La patilla unida al bigote favorecía en extremo a su fisonomía.
"Se imponía a todos por su porte y conducta, que era altanera con los soberbios y humilde con los
pequeños, de pocas palabras, poco amigo de la vida de sociedad; trabajador atento hasta el punto
que muchas veces dejaba de comer hasta la noche por oír a los que acudían a él; aborrecedor del
juego y de la mentira, gran aficionado a la caza, fácil al enojo y a la reconciliación, celoso por la
religión de sus abuelos, sin fanatismo, ni hipocresía..."
Al llegar aquí, uno se siente tentado de intentar exponer, siquiera sea en grandes líneas, un
estudio sobré el carácter deí hombre vasco. Pero pienso que mejor que todo lo que yo pudiera
deciros lo encontraréis en "El genio de Nabarra" del maestro Cam-pión, en "L'homme basque" de
Etienne Salaberry, o en una preciosa conferencia que hace unos años diera, en el Centro Vasco de
México, Manuel de la Sota y que a todos recomiendo desde aquí.
Vienen naturalmente a los puntos de mi pluma características nacionales del vasco que me
parecen indudables: el individualismo y el orgullo, el sentido de la soledad y la actitud cautelosa;
los contrastes de hogareño y aventurero, tradicional y progresista; grave y alegre; religioso pero
tolerante; sincero pero no ingenuo; antiguo y moderno. Ese su sentido de la adaptación que lo ha
hecho triunfar en América donde ha sabido hacer proverbial, sobre todo en tierras del Plata,
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aquello de "palabra de vasco" que tanto nos honra; en esta América donde nuestros hombres han
sabido marchar siempre, según la sagaz observación de Gregorio Marañón. "Con esa seguridad
que los de su tierra tienen para pisar las tierras remotas, no como si fueran suyas, sino como si
ellos fueran de h tierra nueva", con ese acervo de virtudes sencillas pero inquebrantables que en
esta generosa tierra de Venezuela nos merecieron de uno de sus más ilustres hijos, Aristides
Rojas, conceptos que, por tan elogiosos, un elemental sentido del pudor nos impide repetir, pero
nos obligará siempre y en tudas partes calladamente a merecer.
Con el recuerdo de esas palabras del alto hombre de letras caraqueño cerramos esta charla.
Aunque Manu Sota ingeniosamente diga, en su citada conferencia que los defectos, sobre todo si
son defectos "importantes" caracterizan al hombre mejor que las virtudes, hoy nos quedaremos
con el recuerdo de éstas. Que nos bastan la tristeza del destierro sin caer en aquella que es la
más amarga para el hombre recto: la consideración de sus propias culpas. Recordamos, como un
espolazo en carne viva aquella sentencia de Elisée Reclús sobre el país vasco: "Es un pueblo que
se va". Pero preferimos hoy aquellas palabras con que nuestro insigne amigo Hugo Schuchardt
supo hace unas décadas acicatear nuestra voluntad de perdurar: "Vascos, sois antiguos, pero no
viejo. Yo os saludo como- se saluda a la aurora".
Caracas, 1961.
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La primera vez que me llegué a esta exposición que la pericia y dinamismo de este gran promotor
de toda obra artística, José Pedro Argüí Arrangoitü, ha hecho posible, tras una primera gratísima
impresión, de una intensidad que en este aspecto hacía mucho tiempo no experimentaba, tuve
mis reservas para con el admirado pintor Cabanas Oteiza.
¿Por qué limitarla a una presentación de nuestros tipos más humildes y quizá también más
conocidos? ¿Dónde se dejó al palankari, ese titán de nuestra tierra, hecho, a la vez, del más duro
de los robles y del más flexible de los mimbres, que plantado en medio de la pradera, arroja la
férrea barra con la fuerza y la gracia de un antiguo atleta de aquellos cuyas hazañas hicieron
vibrar la lira de Píndaro? ¿Dónde nuestro aizkolari que asentando sus pies desnudos sobre el
tronco poderoso hace voltear, una y mil veces, el acero de su hacha al impulso de sus brazos
incansables hasta triunfar en su empeño contra la terca reciedumbre de la fibrosa madera?
¿Dónde nuestros remeros cuya increíble vigor convierte a la pesada trainera en grácil golondrina
que vuela rozando apenas las aguas del mar? ¿Dónde el pelotari, esbelto y poderoso, que se
lanza por los aires en inverosímiles saltos a la caza de la pelota convertida en pájaro esquivo?
¿Dónde nuestros barrenadores de piedras o los forzudos que se reían de su peso en alardes
increíbles? Y los segadores, los korrikalaris, etcétera, etcétera...
O, puesto que en realidad se trata de una embajada artística vasca a tierras de América, ¿porqué
no haber intentado una representación del Padre Vitoria, ilustre paladín de los habitantes de estas
tierras entonces recién descubiertas, o de Ercilla, el primer épico de la conquista o de Bolívar,
padre de naciones libres, o de Zumarraga el que primero trajo a la América las luces de la
imprenta, o a Zabala el fundador de esta entrañable Montevideo, o de Caray el de Buenos Aires o
de Irala el de La Asunción, de tantos y tantas vascos preclaros en la historia americana?
Pero una segunda reflexión me convenció de que Cabanas Oteiza había acertado plenamente,
acaso sin proponérselo. "Est Deus in nobis" pueden decir, sin duda, los pintores lo mismo que los
poetas. "Hay un numen en nosotros", Y ese numen lo guió.
Cuando el que os habla llegó a tierra de América venía con la cabeza resonante de nombres de
nuestros descubridores, nuestros colonizadores, nuestros misioneros, nuestros fundadores; venía
también con el recuerdo de nuestros atletas representativos que, sin embargo, comprendo se
prestan más a la escultura que a la pintura, a la forma que al color...
Pero pronto fui aprendiendo que ni a unos ni a otros se les conocía aquí. Y que, desde luego,
cuando en todas partes se nos recibía con un afecto, con una consideración que difícilmente
ninguna otra colectividad alcanza en América, para nada se pensaba en nuestras grandes figuras
históricas o actuales. Nuestro inigualado prestigio en estas tierras nos lo habían ganado otros
hombres. Unos hombres que llegaron aquí con muy poco bagaje de ciencia o de riqueza y
cuyos nombres individualmente no quedaron para el recuerdo de la gloria. Eran unos hombres
sencillos, sí. Pero se trataba de una clase de hombres que supo dar un ¡si! rotundo a todos los
deberes; que supieron oponer un ¡nol inquebrantable a todas las indignidades. Incansables en el
trabajo, alegres en el descanso, leales en la amistad, dueños de una palabra forjada de hierro, con
una conducta diafana como el cristal. Ellos consiguieron que, entre todas las de América, fuese
nuestra gente la única a la que el bravo gaucho nunca llamó gringo; & ellos se debe esa expresión
tan frecuente en los nobles labios de los criollos: "vasco hermano"; ellos hicieron acuñar aquí
ese dicho ya proverbial que es uno de nuestros mayores títulos de gloria: "palabra de vasco".
Eran ellos la parte más sencilla y humilde, pero quizá también la mejor de nuestro pueblo,
hermanos de esos hombres de nuestras aldeas que con tanta realidad como arte ha trasladado al
Henzo y nos ha traído aquí Cabanas Oteiza y ante cuyas figuras me inclino con una emocionada
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gratitud. Ellos, por otra parte, son los que mejor convienen a éste su intérprete de hoy, como ellos
humilde, y cuyo único posible mérito es el de una total sinceridad.
¿Cómo son estos hombres física y espiritual mente? Todos sabéis que allá en la gigantesca muralla
alzada por Dios entre España y Francia, a partir del pico de Ame, el Pirineo pierde su aspecto de
barrera; ya no separa dos mundos, dos civilizaciones, casi pudiéramos decir con Michelet, a la
Europa del África. No, la cordillera que desde el soberbio pico de Orí se encamina en busca de las
olas de Fuenterrabía con sus valles paralelos y confluentes, es el lazo de unión de una misma
familia, es el asiento de la raza vasca.
¿Desde cuándo? Cuéntase que un Montmorency, con el orgullo natural de las razas feudales, dijo
en cierta ocasión a un vasco: "¿Sabe usted que datamos de mil años?". "Pues nosotros, —
respondió sosegadamente el vasco ya no datamos".
En efecto, la raza vasca, con las mismas características que hoy, vive sobre nuestro suelo, según
los cálculos de los antropólogos más autorizados, por lo menos desde el neolítico inferior, es decir,
desde hace catorce o quince mil años.
Ya sabemos que el concepto de raza suscita hoy en día muchas discrepancias e incluso muchas
negociaciones. Hemos de aclarar este concepto, pues, estableciendo que pata nosotros raza
quiere decir simplemente "un conjunto de individuos que se parecen entre sí más que a otros por
rasgos distintivos fisiológicamente hereditarios". Creo que así definida será empresa difícil la
negación de la raza vasca.
¿Cuáles son esos rasgos? Rápidamente, pues ya nuestros amigos de los cuadros nos esperan un
poco impacientes, los definiremos según el antropólogo de aldea y el científico.
El primero de ellos dice:
"Euskaldun j atorra izateko bearr dirán set gauza: pelotan jakin, sagardozalea, ¡biliaria izan, anka
aundia,
bizkarr zabala ta sudurrluzea".
Es decir: "Para ser vasco castizo se precisan seis cosas: saber jugar a la pelota, gustar de la sidra,
ser andarín, y tener piernas grandes, espalda ancha y nariz larga".
Los científicos, por su parte, resumen nuestras características raciales de este modo:
'Estatura, buena.
Constitución, fuerte.
Color, tez clara, cabellos y ojos castaños o más exactamente, cabello en que no se da ni el albino
ni el de ala de cuervo, y ojos en que rarísimamente se verán los de "pescado" o los de azabache.
Cabeza, raesocéfala, ovalada relativamente baja.
Nariz, aguileña o recta.
Dentadura, mala.
Completa don Telesforo de Aranzadi estas características con estas otras dos con las que redondea
la configuración del tipo: - Mentón recogido y
Sienes abultadas por detrás de la frente.
Creo que, más o menos, podréis apreciar estos rasgos en Jas figuras de Cabanas Oteiza que nos
circundan.
Pero aún más importante que los físicos son los rasgos de espíritu o de carácter. ¿Cuáles son
éstos?
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Se me ha ocurrido, para ofreceros una orientación en tan vasta materia, acogerme a un estudio
publicado en la "Revista Internacional de Estudios Vascos" (afio 1927) por el señor Miguel Herrero
García en el que este autor, después de un amplio recorrido a través de los escritores españoles
del Siglo de Oro, llega a la conclusión de que las notas morales que surgen como constitutivas del
tipo vasco, según se desprende de las abundantes citas de Cervantes, Lope, Gracíán, Que vedo,
Alarcón, Solís, Polo de Medina, Villalón, Salas Barbadillo, Castillo Solorzano, etc., etc. son las
siguientes:
1. Nobleza de linaje.
í. Sencillez de espíritu.
3. Cortedad de carácter.
4. Aptitud profesional para secretarios.
5. Aptitud para la marinería.
6. Afición exagerada al vino.
7. Humor colérico.
En cuanto al primero de esos temas, o sea eí de la nobleza, el tiempo lo ha hecho decaer. Vivimos
en una época en la que no se concibe la distinción en castas. Pero ya sabéis que no siempre fue
así. En la vieja Europa la gente de todos los países estaba dividida en noble y plebeya, como antes
lo había estado en señores y esclavos. Pero en nuestra Euskal Erria jamás se dieron esas
diferenciaciones que ultrajan a la dignidad del hombre. Se ha dicho que los vascos hábilmente
supieron escamotear el dilema: nobles o plebeyos, proclamándose todos nobles. Para dentro de
casa importaba poco la definición. ¿Quién iba a pensar dentro de Euzkadi que un vasco era más ni
menos que otro? Pero fuera de la tierra era muy útil. Así, por ejemplo, veamos lo que sucedía con
la pena de azotes que la legislación castellana reservaba para los plebeyos. En la construcción del
monasterio del Escorial se dio una de las primeras huelgas que se recuerdan en la historia de la
Península. La promovieron unos cuantos canteros vascos que labraban la
Cosa que el continuador de la "Vida de Guzmán de Alfarache" explica muy bien así:
"La razón por que a los vizcaínos les llaman burros es porque cuando salen de su tierra, como son
gente noble e hidalga, salen sin doblez ni malicia, muy llanos, benignos, simples y pacíficos que
son cualidades del pecho noble. Y porque la lengua vizcaína no se puede trocar fácilmente por ser
intrincada, y suelen tropezar y hablar cortamente en la castellana, paréceles que no alcanzan más
que lo que dicen; y engáfianse, porque más ingenio arguye el darse a entender aun en la lengua
ajena con menos palabras; y en sabiéndola no hay vizcaíno que no pruebe muy bien en toda
cosa" (Lujan de Saavedra).
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Todos recordaréis aquella escena en la que Sancho Panza, recién tomada posesión de su supuesta
ínsula, pregunta a los que lo rodean:
"¿Quién es aquí mi secretario?".
"Y uno de los que presentes estaban respondió":
"Yo, señor, porque sé leer y escribir y soy vizcaíno".
"Con esa añadidura, dijo Sancho, bien podríais serlo del mismo Emperador".
Aptitud para la marinería.
Pero bueno, ya es hora de dejar de lado citas ajenas y hacer que nos digan algo de sí misinos los
hombres y mujeres de Cabanas Oteiza.
Ahí tenéis, frente a vosotros, vestido con la típica "txamarra" roja, calada la boina y la pipa de
barro colgando de su boca, a Shanti, el viejo patrón de pesca. Sus brazos se apoyan en el pretil
del muelle y su mirada, como siempre, se posa sobre el mar. De la taberna de al lado podéis oír
llegar las voces un tanto roncas de los pescadores que entre vaso y vaso entonan una canción
banal. Tal vez, es la de la lancha de Joxe Miguel que no pescaba otra cosa que berdel y chicharro:
"Koxe Miguel en bátela txitxarrua ta berdela (bis) Koxe Migel, Migel Koxe..."
Pero las claras pupilas de Shanti siguen fijas en el mar, su obsesión, su vida toda como lo fue la
de aquellos legendarios balleneros, marinos heroicos de Vizcaya, Guipúzcoa y Laburdi que se
lanzaban a la caza del Leviatán de los mares sobre una verdadera cascara de nuez y armados con
su arpón, con el que daban buena cuenta del monstruo —cuando éste de un terrible coletazo no
daba cuenta de ellos—. Sus hazañas ahí están para siempre consignadas en los escudos de
Gaminiz (Plencia), Bermeo y Lekeitio en Vizcaya; de Fuenterrabía y Guetaria en Guipúzcoa; de
Guetari y Biarritz en Laburdi...
Fue el mar también toda la vida de aquellos navegantes que con Juan de Etxaide llegaron los
primeros a Terranova en cuyos bancos se dedicaron por mucho tiempo a la pesca del bacalao. Allí
están todavía en Terranova tumbas del siglo xvi que dan testimonio con los nombres vascos de los
que en ellas yacen; allí los nombres de Portu, Portutxu y tantos otros herencia de la lengua vasca
que allí hace siglos floreció.
El mar, siempre el mar. Un hijo de Guetaria, Juan Sebastián de Elkano, la surcó toda rubricando la
verdad de la redondez de la tierra, y "Mari Galanía" era el nombre vasco de la que fue después la
gloriosa "Santa María" de Colón. Y Urdaneta y Legazpi, los bravos navegantes y colonizadores de
Filipinas. Y toda esa magnífica teoría de almirantes: Okendo, Chu-rruca, Gaztañeta, Recalde,
Bertendona, Jaureguibe-rry... Nuestro Shanti sabe mucho de esas cosas porque le han hablado
muchas veces de ellas Don Juan Antonio el cura y Don Simón el boticario. Y una vez le mostró
este un libro grande, muy viejo donde se decía que los vascos eran por aquellos tiempos "más
instructos que cualquiera otra nación del mundo en cosas de navegación".
Y tuvimos también, verdad Shanti? nuestros corsarios famosos como aquel Pellot el de Douibane
Loit-zun o como aquel lobo de mar, Suhigaraychipi, y hasta pirata como aquel terrible Miguel el
Vasco... •& todos los cuales ahora evocan un poco inconscientemente los de la taberna con la
vieja canción:
"Ni naiz kapitan ptllotu, Zu zera kapitan pillotu, Niri bearr zait obeditu, Obeditu..."
Ahora las cosas han cambiado con los tiempos, pero Shanti sabe bien, entre otras cosas, que aun
están por nacer los que en las regatas de traineras puedan competir con los vascos. Aquella
muñeca sin igual de los de Ondarroa; las paladas seguidas y briosas de Santurce, la tremenda
fuerza de Orio...
Por lo demás, la vida de Shanti ha sido siempre sencilla aunque heroica con el heroísmo, sin
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alardes, del esfuerzo y el peligro contidiano. Para los doce años ya andaba de "txo" y saltaba
descalzo entre laa lanchas, desde entonces... siempre sobre el mar a la anchoa, la sardina, al
atún, al besugo, a la merluza.,.
Bien pudo Shanti ser el patrón de la trainera "Arantza" aquella cuyos hombres inspiraron a Baroja
su maravilloso "Ángelus":
"Eran trece los hombres, trece los hombres, trece
valientes curtidos en el peligro y avezados a las
luchas del mar. Con ellos iba una mujer, la del
patrón.
Los trece, hombres de la costa, tenían el sello característico de la raza vasca; cabeza ancha, perfil
aguileno, la pupila muerta por la constante contemplación del mar; la gran devoradora de
hombres.
Los trece hombres, serios e impasibles, hablaban poco; la mujer vieja, hacía media con gruesas
agujas y un ovillo de lana azul. El patrón grave, con la boina calada hasta los ojos, la mano
derecha en el remo que hacia de timón, mirable impasible al mar.
Un perro de aguas, sentado en un banco de popa junto al patrón, miraba también al mar, tan
.indiferente como los hombres.
La trainera se encontraba frente a Iziar. El viento era de tierra, lleno de olores de monte; la costa
se dibujaba con todos sus riscos y peñas.
De repente, en la agonía de la tarde, sonaron las horas en el reloj de la iglesia de Iziar y luego las
campanadas del Ángelus se extendieron por el mar como voces lentas, majestuosas y sublimes.
El patrón se quitó la boina y todos hicieron lo mismo. La mujer abandonó su trabajo y todos
rezaron, graves, serios, mirando al mar tranquilo y de redondeadas olas.
Cuando empezó a hacerse de noche, el viento sopió ya con fuerza, la vela se redondeó con las
ráfagas de aire y la trainera se hundió en la sombra, dejando una estela de plata sobre la
negruzca superficie del agua...
Eran trece los hombres, trece valientes, curtidos en los peligros y avezados a las luchas del mar".
Afición al vino.
Nuestro viaje es ahora tierra adentro y ahí con el fondo de un típico paisaje de nuestras
montañas, podéis ver a Txomin y Patxi, los dos viejos amigos, sentados ambos a una buena mesa
que adornan los alimentos simples, sustanciales: pan y vino. Son los alimentos eucarísticos ante
los cuales el vasco se coloca en ritual actitud.
Claro está que al pan había que acompañarlo con un poco de queso y, como nueces con queso
sabeo a beso, habrán de estar también presentes las nueces. Llega la sabrosa cazuelita y así se
van encadenando las cosas en este ágape que no hace más que empezar. Y sabido es qué"él
vasco no se sienta a la mesa para festejar algo con uno o varios amigos, para estar menos de tres
o cuatro horas entregado a la dulce tarea del masticar reposado.
Dice Lia Yutang, creo que en la "La importancia de vivir", que si, al levantarnos de la cama nos
ponemos a pensar en cuál es la cosa más importante del mundo, pronto vendremos a averiguar
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que esa cosa es el comer. Y mucho antes que el chino los vascos habían descubierto tan
importante verdad. Y no es que seamos paganos, no. Hasta nuestro gran santo Ignacio de Loyola
se vio en este aspecto, como en caai todos loa de su potente personalidad, empujado por el genio
de la estirpe cuando aconsejaba a su frailes que se alimentaran bien.
Txomin y Patxi piensan, pues, que deben cumplir con lo que manda el genio de la raza al
disponerse a una buena refacción. ¿Pero, y lo otro, el beber? Porque esa fama de mosquito de
cuba que nos colgaban los escritores españoles del siglo xvn y basta aquel epigrama latino:
"Felices vascones cujum vivere est bibere".,.
Claro que la sidra es suave y ¿a quién podría hacerle daño? y ¿quién podría despreciar al alegre y
un sí es no es agrio txakoli? Tal vez sea más peligroso este vinillo navarro. Por ello Patxi
prudentemente aconseja a su compañero que mire bien lo que hace porque como dice la canción:
"Ez da pillosoporik ez teologorik / ardoari neurria
artuko dionik; / gizon aundiak ere ikusi ditut n¡k /
beren mozkorra ezin disimulaturik".
(No hay filósofo ni teólogo capaz de tomar la medida al vino. Hombres bien grandes he visto yo
que no podían disimular su borrachera.)
Txomin, empero, sabe replicar sabiamente, y también con una canción, que si es cierto que el
vino puede echar a perder al hombre, no es menos verdad que tomado con mesura es capaz de
resucitar a un muerto. ¿Cuándo has visto, Patxi, boda ni función alguna sin vino? Ni la santa misa
puede celebrarse sin él:
"Ardo gabe, ez da mezarik, ez funtziorík ez
eztairik / Izan eta gauza ona ondatzen daki gizona /
Baifia edaezkero neurriz / illak piztuko ditu berriz".
Y que conste que estos versos de tan popular sabor tienen sin embargo, autor conocido: el Padre
Meagher que pese a su exótico apellido, (era de origen Irlandes)
fue un jesuíta donostiarra, a quien su probado saber y altas virtudes no le privaron de ser, en sus
estrofas euskéricas, un panegirista del vino.
¿Y por qué no levantarse de la mesa e ir a recorrer el pueblo, calle por calle, armados de una
damajuana y una trompeta para pregonar a todos las inigualables virtudes del rico licor? Txomin
tocará la trompeta y PatJtí hará de escanciador:
(bis)
"Gabiltzan kalez kal<; umore onean
Txomin, yo zak trompeta,
Patxi, nun da konketa?
Edari baldin ba'dago
ekarri beteta.
Jajai, jajai, jajai, jajai, jajai".
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Pero estamos en terreno peligroso. ¿Qué podrían pensar de vosotros, Txomin y Patxi, ai os vieran
ofreciendo tal espectáculo? Es preciso que demostréis que aquí no ha pasado nada; que se
pueden beber unos cuantos vasos de vino, una botella quizá, y cantar algremente siu que la cosa
pase de ahí y sin que los pies ni la cabeza fallen. A demostrarlo, pues.
Y las "makillas" de Txomin y Patxi forman una cruz sobre el suelo. Y sobre esta cruz es preciso
bailar, al ágil ritmo del "Txakolin", sin tocar los palos. Es la prueba definitiva de que pese al vino y
aun pese a los años, el buen vasco es siempre dueño de unas piernas de montañés y de una
cabeza firme. A bailar, pues:
La mujer vasca.
Pero no todo es alegría en la vida. No lo fue al menos en la tuya, abuela Joxepa Antoni, nacida,
sin embargo, con un alma más viva, más pura y bulliciosa que loa arroyos que bajan de las
crestas de nuestras montañas. Pero el mar es cruel en la costa vasca;
las galernas, sobre todo en tu tiempo, raramente dejaban pasar año sin sembrar de huérfanos y
viudas nuestros puertos. Y viuda quedaste tú con varios pequeñuelos en plena juventud. Y fuiste,
desde el primer día, para ellos padre y madre a la vez.
Más madre que nunca porque el tesoro de ternura de tu limpio corazón se volcó
entero sobre tus hijos que eran para ti más que nunca la verdadera imagen de aquel
compañero que la desdicha te arrebató. Tus días eran de continua brega la casa,
la comida, la venta de la pesca...; de noche apenas si te quedaban unas horas
para el descanso; había que repasar y coser y lavar las ropas de los chicos que nunca
fueron a la calle menos limpios que los demás. Tus brazos no descansaban nunca.
Yo se bien la única causa que te los hacía cruzar como en ese retrato.
Conocedora de la desgracia fuiste siempre la primera en compadecer a los desgraciados.
Por eso, Joxepa Antoni, cuando yo te veía subir del Puerto viejo, por la cuesta de
Aretxondo que pasa junto a mi casa, llevando de compañeras a Leoncia la de Aresti o
a Dominga Lopategui, buenas buenas como tú, yo desde niño sabía lo que eso significaba:
había algún desdichado urgentemente necesitado de socorro. Y allí llegaba la pareja
de santas mujeres, limpias, serias, con sus toquillas negras cruzadas y amarradas
a la cintura y con los brazos cruzados como en ese retrato los tienes tú:
"X. X. el de tal casa está enfermo y su familia en necesidad, ¿qué nos dará usted
para ayudar?". Porque claro, había que dar algo a aquellas santas mujeres que pedían
para otros lo que nunca hubieran pedido para sí. Porque ya sabréis que en el País Vasco ha podido
decirse que no ha habido mendigos que fueran naturales del país. Y parece que hasta los que
piden para otros como Joxepa Antoni sienten que un resto de extraño pudor les hace cruzar los
brazos y esconder las manos entre los pliegues de la toquilla.
Mujeres humildes, santas mujeres de mi tierra. Yo podría cantar a la gracia de clásicas canéforas
de las doncellas de nuestras montañas, y a la majestad de nuestras etxekoandres, verdaderas
reinas de nuestros hogares, a las reinas que gloriosas se asentaron sobre un trono con la
majestad de una doña Toda de Navarra o a las heroicas amazonas que cubrieron con sus cuerpos
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los destruidos muros de Fuenterrabía; podría deciros cosas bellas de la mitad más hermosa y
mejor de nuestra raza, a la que debemos los vascos lo mejor de lo que somos, a nuestras mujeres
de las que Tirso de Molina pudo decir:
"Que aunque distintas en el sexo y nombres, en guerra y paz se igualan a los hombres".
Pero he preferido recordaros a vosotras, Joxepa Antoni, Leoncia, Dominga... las más humildes, las
más sacrificadas, IB más heroicas, a vosotras cuyo atavío, como el de la Mujer Fuerte de la
Escritura, es la Fortaleza y el Decoro por lo cual estaréis alegres los últimos días.
Yo os recuerdo mujeres humildes, mujeres santas de mi raza y de mi pueblo con toda reverencia,
con todo amor, con el alma recogida y de rodillas, como dicen que Fra Angélico pintaba las figuras
de sus Vírgenes incomparables.
La tradición.
Ahí tenéis al viejo Joxe Martín con su nieto Xabiertxo, el pequeño Xabier, Fácilmente podéis ver
que éste es todo el orgullo de su abuelo, aunque no lo diga, aunque seguramente nunca lo dirá.
Pero Joxe Martín sabe que no ha vivido en vano y sabe, con tanta certeza que el viejo Horacio,
que ya no morirá del todo; la antorcha que él ha llevado con toda dignidad durante tantos años no
será llevada con menos por las manos de Xabiertxo.
Joxe Martín y Xabiertxo: tradición y porvenir, o si lo queréis sólo tradición. Porque ésta en la vieja
Euskal Erria no es, como muchos han creído, un terco aferrarse a viejas cosas caducas que ya
perdieron su savia, que ya no tienen razón de ser. No, entre nosotros la tradición es nuestra
civilización misma, es la sensatez histórica adquirida en una experiencia de siglos; en un vivir
milenario que ha visto como a su alrededor nacían los grandes imperios y se abrían después sus
sepulturas cavadas por su ambición y sus vicios.
La tradición, la civilización vasca es de un tipo original. Se basa sobre todo, en el gusto por las
cosas simples y esenciales. Con esta vida de suprema sencillez es como los vascos han pasado
inconmovibles a través de los siglos mientras todo se derrumbaba en derredor suyo; con ella
encaran también un futuro milenario porque la tradición así entendida no envejece sino que
otorga prestancia y personalidad propia a los pueblos. Es, en suma, el secreto y la verdadera
clave de su continuidad, porque no se puede vivir agotando los jugos vitales ni se puede edificar
sobre arena, como el insensato de que nos habla el Evangelio.
En el progreso material ha demostrado cumplidamente todo esto el vasco. Las viejas armerías que
en Eibar fabricaban picas o arcabuces se han convertido, en natural proceso, en modernas
factorías de donde salen pistolas automáticas o ametralladoras o, lo que es mucho más simpático,
veloces bicicletas y modernísimas máquinas de coser. Las viejas y típicas ferre-rías son hoy día
colosales Altos Hornos; y en lugar de las antiguas carabelas, las anchas urcas o los esbeltos
quechemarines construidos con los robles de nuestras montañas, se botan eiftuestros astilleros
cargueros y transatláticos hechos del hierro del país. El servicio telefónico de Guipúzcoa marcaba,
antes de la guerra, un record tanto por su eficacia como por la densidad relativa del trabajo
prestado. Nuestra marina integraba también antes de la reciente guerra más del 60 % del
tonelaje total de la que navega con la bandera del estado español. Cuando hubo que hacer en
Madrid las obras del ferrocarril subterráneo fue una empresa vasca la que se encargó de la
construcción, como han sido empresas vascas e ingenieros vascos en su inmensa mayoría loa
constructores de las obras de aprovechamiento eléctrico de los grandes ríos peninsulares. Y así
pudiéramos continuar.
En lo espiritual cambia un poco el panorama. El vasco sabe que en este plano no siempre lo más
nuevo es necesariamente lo mejor. Se ha dicho que Euskal Erria fue una de las partes de la
Península donde más tardó en entrar la religión de Cristo. Esto me parece muy verosímil. Se
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trataba de algo muy serio. No era un mero cambio de ritos, de fórmulas y posturas que en
definitiva no sirven sino de mero disfraz espiritual.
No, aquello que el Cristianismo les presentaba con sus diez mandamientos era algo que abarcaba
la vida entera y una nueva modalidad de vivir. El vasco se echó atrás la boina y se debió de rascar
mucho la cabeza antes de decidirse a aceptar las nuevas verdades. Cuando lo hizo, fue porque
llegó a la honrada conclusión de que era lo mejor que podía hacer. Y aceptó esas verdades para
siempre, no como manto de hipocresía o pretexto para la rapiña o excusa para conquistas, sino
como norma práctica de vida; como espejo moral en que tiene que mirarse todos los días nuestra
conducta y reflejarse nuestras costumbres porque, en resumen, en tanto valdremos como
cristianos y como hombres, en cuanto nuestras costumbres valgan. Decid a este bueno de Joxe
Martín que ayune y se flagele y tal vez se reirá; que dé fuego a la pira de leña en que ha de arder
un hereje y se indignará; pero estad seguros de que a su rostro grave jamás arrancará una
sonrisa una comedia o una película de esas cuyo liviano argumento es por ej. el adulterio, crimen
tan nefando que ni nombre tiene en el idioma nacional de los vascos.
Os invito a ver el cuadro de una verdadera civilización. Podéis escuchar al poeta español Alberto
Lista quien, por el año 1838, es decir, uno antes de que se nos arrancaran nuestras libertades,
escribía: "He vivido en Vizcaya más de año y medio y en todo este tiempo no se cometió en todo
el Señorío un delito que mereciese pena aflictiva". Pocos años después, en 1857, otro español,
don Antonio Cavanillas decía: "Cuando visité Marquina, cabeza de partido judicial de más de
16.000 almas, sólo había un preso en la cárcel". Poco después también, don Antonio Trueba el
poeta y cronista del Señorío, podía testimoniar que en la cárcel de Guernica, cuyo juzgado
comprendía cerca de 50.000 almas, sólo existía un preso "el cual, por cierto, no era vasco". Estas
son muestras y testimonios de la tradición, del vivir, de la civilización vasca. ¿No creéis que con
uñas y dientes debemos defender y evitar la contaminación de ese tesoro sobre todos nuestros
tesoros, hecho de limpieza y basado fundamentalmente en un sentido eminente de la dignidad del
hombre y en una sensibilidad exquisita para todos los problemas de la libertad?
Porque ao es una casualidad que hayan sido vascos o hijos de vascos un Padre Vitoria, creador del
Derecho Internacional, un Bolívar, padre de naciones libres, un Lavigerie, figura ingente en la
abolición de la esclavitud... Ellos eran hijos o descendientes de una raza en que todos fueron
iguales, en que todos tenían —¡en aquellos tiempos!— la misma parte en la gobernación de la
cosa pública, eran hombres de una tierra en que no se conocieron esclavos, en que no existió la
prisión por deuda, en que no podía aplicarse a los presos el tormento, en que la casa de cada uno
era "tuto refugio", asilo inviolable...
Cuando el insigne poeta argentino Leopoldo Lugones dirigió a nuestro gran bardo Pedro de
Enbeita una hermosa salutación en que sonoros alejandrinos iban tejiendo maravillosamente el
elogio de nuestra raza, terminaba, como compendiándolo todo con éstos:
"Lo saludo en la Patria que toda gloria explica.
"Lo saludo en el vastago del árbol de Guernica.
Lo saludo en el Fuero de la honra y la equidad:
Pedro de Enbeita el vasco, ¡Viva la Libertad!".
El culto a la libertad es, en resumen, aquello que mejor compendia el genio y la figura de los
vascos.
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V. - La Lengua Vasca
De ningún modo podríamos pretender conocer al hombre vasco si dejáramos de tener en cuenta a
su idioma. Si la lengua, en todo caso, es algo que esencialmente caracteriza a cada grupo
humano, con tanta mayor razón ha de serlo cuando se trata del euskera, idioma singular,
verdadero enigma lingüístico, testigo de antiquísimas épocas de la vida vasca de cuyo origen poco
o nada se sabe y del cual lo único que con seguridad se conoce hasta el día de hoy es que se sale
de todos los encasillamientos para permanecer en su singularidad sin pariente alguno entre las
lenguas antiguas o modernas de que se tiene noticia.
En cuanto a su antigüedad, siguen siendo valederas las palabras de André Leíevre: "El finés, el
ma-gyar y el turco han sido depositados en Europa por invasiones cuya fecha nos es conocida;
pero el establecimiento, al pie de los Pirineos occidentales, del euskera y de los que lo hablan, es
UE hecho anterior a la Historia y que ni la Antropología ni la
Por otra parte, uno de los varios importantes aspectos que esta realidad ioUomática vasca señala
en el campo de la Historia nos lo declaran estas palabras de Américo Castro: "El no haberse
romanizado lingüísticamente (el vasco) descubre, sin más, su escasa participación en la vida del
resto de la Península".
Efectivamente, como bien dice Ferdinand de Saussure: "El término idioma designa muy
justamente la lengua en cuanto refleja los rasgos propios de una comunidad (el griego idioma
tenía ya el sentido de costumbre 'especial'). Esto nos lleva a la cuestión que se plantea J.
Vendryes de a si cada lengua corresponde cierta mentalidad y a la definición que, saliéndose ya
del campo científico, pero cargando a las palabras de emoción humana, nos da el mismo autor al
llamarlo "Patria del espíritu". Lo que nos recuerda aquello de "Sangre del alma" que decía
Unamuno quien por tan completo echó en olvido lo que a esa sangre espiritual debía y nos lleva,
como de la mano, a lo de Víctor Hugo: "La langue basque est une patrie, j'ai presque dit une
religión".
El idioma, en general, es un organismo vivo. Nace de la vida y ésta lo alimenta. Pero la lengua de
cada pueblo es el archivo de su vivir y el espejo fiel de su pasado. Pudiéramos decir de él que es
una invención de doble efecto pues lo crea el pueblo como instrumento de comunicación y de
registro de sus experiencias vitales, pero he aquí que, después de que por generalización y por
abstracción fija conceptos y traza normas de expresión, lo que al principio fue creación se impone
después a su mismo creador como algo que forzosamente debe influir en la concepción de sus
pensamientos y en el modo de expresarlo, sin que, por otra parte, cada pueblo renuncie nunca a
sus derechos de creador, como lo hace constar en la continua aunque casi imperceptible
transformación que en el curso de cada generación ésta impone en el fluir vital de su lenguaje.
Y tras estas palabras de preámbulo nos preguntamos: ¿Qué es y cómo es el euskeraP ¿Qué
problemas nos plantea?
Para mayor claridad en nuestra exposición, vamos a considerar la historia del euskera y de la
euskera-logía a partir del siglo xvm que es desde cuando podemos conocerlas mejor, en tres
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etapas que se nos permitirá llamemos: 1. La época del mito; 2. Los albores de la ciencia
lingüística; S. La ciencia del lenguaje. Tras esto veremos sumariamente, cómo es el euskera: a)
en cuanto a sus características más destacadas; b) en su morfología; c) en su sintaxis; d) en su
prosodia y fonología, y e) en su carácter general.
1. La época del mito.
Para hablar de esta época debemos empezar por referirnos a los vascólogos del siglo xvm cuyas
notas características son la falta de métodos científicos y el exceso de entusiasmo. Tenían, como
muy bien lo señaló Julio de Urquijo, muy adentrados los prejuicios de la primordialidad, de la
universidad, de la perfección y de la inmutabilidad del euskera. Lo curioso del caso, como lo
señaló Urquijo es que estos vascos tan entusiastas de su idioma escribieron, casi sin excepción,
no en él sino en castellano. Era la época a la que ha podido referirse Menéndez Pidal al decir que:
"El vascuence ha compartido con la lengua santa un triste privilegio: todo el que quería decir los
mayores disparates lingüísticos se encaramaba en el vasco o en el hebreo, para gritar su desatino
desde lo alto. Los vascos llevaban por derecho propio la palma en considerar su idioma como la
lengua primitiva, revelada por Dios al primer hombre, y en servirse de ella para romper el
misterio siete veces sellado en los profetices enigmas del Apocalipsis". Veamos algunos de los más
destacados representantes de esta época.
Padre Manuel de Larramendi (1690, Andoaín -1766 Loyola). Es la primera figura entre los
vascófilos del siglo xvm. Excesivamente exaltado en un tiempo, desdeñado injustamente después,
se va hoy en día acordando a su figura las debidas proporciones que merece el autor de "El
imposible vencido" (año 1729) que con los defectos inherentes a una gramática compuesta sobre
el pie forzado de las de su tiempo, resume lo esencial de la estructura del idioma vasco con
relación a tres de sus dialetos y siempre tendrá el mérito de la prioridad en cuanto a publicación,
en el campo de las gramáticas vascas.
Larramendi, si bien pecó, como ya lo decíamos de los vascófilos de esta época en general, de
escribir la mayor parte de su obra de exaltación del euskera en idioma castellano, en lugar de
templarla y entonarla para que sirviera a más altos destinos, sobre todo al de superior
instrumento de la cultura nacional, no deja de ofrecernos, aun en este aspecto de cultor de la
prosa euskérica, muestras como su prólogo al "Je-susen Biotzaren Devocioa", que consagran su
pluma, así como la gran parte de su correspondencia escrita en euskera, según el Padre Fita, que
esperamos no tardar en conocer.
Juan de Perochcgiiy. Sólo dos años después de la aparición de "El imposible vencido", es decir, el
año 1731, veía la luz una obra cuyo soio titulo basta para ganar a su autor un puesto de primera
fila entre los vascófilos de la época del mito. En efecto, la obra se anuncia nada menos que como:
"Origen y antigüedad de la lengua vascongada y de la Nobleza de Cantabria, sacada a luz por el
capitán don I van de Perocheguy, Comisario Ordinario de la Artillería de España, en que se hace
ver que dicha lengua fue la primera que se habló en el mundo, y la misma que traxo Tubal a
España, en el año 1800 de la Creación, con la particularidad de cómo, y por dóndse se intro-duxo
para poblar esta Monarquía, y assimismo se expressa cómo se introduxeron los Agotes en el valle
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Es hora ya de que cerremos este capítulo. Baste dar los nombres de Bidassouet, Lahetjuzan,
García Oregui, Aramburu y otros que hacen sonar la misma cuerda de los ya citados.
2. Albores de la ciencia lingüística. Con la entrada del siglo xix recibe el País Vasco la visita de un
hombre que dejará huella perdurable en su cultura. Estamos hablando de Guillermo Humboldt
quien se convierte en el gran animador de los estudios vascos, sobre todo en Vizcaya. A él se
debe, en gran parte, la labor que en el campo del euskera realizan escritores vizcaínos de primera
fila como los Padres Añibarro y Bartolomé de Santa Teresa, los Mogeles con Juan Antonio Mogel y
Urquiza a la cabeza y los dos As-tarloas. Para lo que en este momento nos interesa nos
concretaremos al propio Humboldt (1767-1835) y a Pablo de Astarloa (1752-1808).
Por su parte, Astarloa que mereció grandes elogios de Humboldt como "el primero que ha
trabajado en su lengua con espíritu investigador... el único que haya descubierto el verdadero
sistema formativo de la conjugación vasca...", etc., etc. tampoco dejó de recibir sus críticas, ya p.
ej. en cuanto a su teoría del significado de cada letra aislada, ya en cuanto a sus "prejuicios
nacionales que le hacían tener a su lengua por la única completa y por tan asombrosa y perfecta
que no se la puede comparar con ninguna otra, como no sea de origen divino directo". Parecería
que estábamos volviendo otra vez a la época del mito.
A principios de este siglo estuvo en moda subestimar más de lo debido al gran filólogo durangués,
aunque como en cierta ocasión confesaba Julio de Ur-quijo, sucedía que el nombre de Astarloa
servía de cabeza de turco para el ataque a otras personas. Pero, pese a todo lo que contra él
pueda decirse y que más que errores suyos lo fueron de su tiempo, siempre se recordará con
gratitud y gloria el nombre del autor de la "Apología de la lengua bascongada" y de los "Discursos
filosóficos sobre la lengua primitiva"...
3. La Lingüística. Se puede decir que esta ciencia nace cuando Franz Bopp publica en 1816 su
obra "Sistema de conjugación del sánscrito" donde estudia las relaciones que unen a dicho idioma
con el germánico, el griego, el latín, etc. Junto a Bopp surgen otros lingüistas como Grim, Pott,
Kuhn: después Max Müller, Georg Curtius y August Schleicher. Más tarde otra etapa, la de los
neogramáticos y entre todos van dando impulso y consistencia a la ciencia en formación que
continúa logrando nuevos avances bastanuestros días.
Una de las realizaciones de la nueva ciencia fue la de poder ofrecemos el cuadro completo de las
lenguas de Europa con sus respectivas filiaciones donde se pudo ver cómo la vasca quedaba al
margen de toda clasificación.
No era una creación divina; no se trataba del "testamento eterno que salió de la boca del Padre",
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Esto fue, quizá, lo que más movió el interés de los tantos lingüistas que se dedicaron a su estudio
sin que quedara apenas nación alguna de Europa que no estuviera representada por uno o varios
de sus hombres destacados en este ramo del saber. Asi, y sin agotar ni mucho menos la lista,
podemos citar en Alemania, además de Humboldt, a Linshman, Hannemann, Winckler, Stempf,
Urtel, Baehr, Giese, Bouda, Spit-zer...; en Austria a Hugo Schuchardt; en Bélgica a Bourgeois; en
Francia al Príncipe Bonaparte, Vinson, Luchaire, Albert León, Sarohaindy, Gavel, Lacombre, Lafon;
en Holanda a Uhlenbeck, Faddegon, Van Eys...; en Inglaterra a W. Webster, Spencer Dog-aon,
Rollo, Rodney Gallop...; en Italia a Trombetti; en Rusia a Shishmajov, Goittman, Nicolaus Marr...en
él han trabajado. Para Schuchardt el vasco estaba emparentado con el hamítico y el nubio; más
tarde se inclinó por las lenguas caucásicas; para Topolovsek es en las lenguas eslavas donde hay
que buscar a los familiares del vasco; Bonaparte nos dirá que es en las lenguas finesas; Gabelentz
y Eickhoff sostienen su parentesco con el beréber; para Mahn el emparentamiento hay que
buscarlo en los idiomas de América; Charencey se inclina por el algonquín; Sayce, en cambio, por
el caldeo; para G. Leibnitz es el copto el que debe darnos la solución, pero para Wiseman es el
antiguo egipcio...
La teoría caucásica es la que más adeptos ha conseguido desde los primeros trabajos hasta la
actualidad. Agrupa entre sus partidarios a Schuchardt, Tombetti, Winckler, Marr, Uhlenbeck,
Bouda, Dumezil, Lafon...
Como puede verse hay teorías para todos los gustos y aun dando de lado a varias que al primer
golpe de vista resultan fantásticas, no sólo el número de esas teorías sino la radical diferencia
entre varios de los idiomas con que el nuestro ha sido comparado nos dice elocuentemente que,
hoy por hoy, sólo se trata de esfuerzos más o menos meritorios pero que siguen dejando el
problema sin resolver. La doctrina que hoy parece gozar de más predicamento es la del
parentesco con los idiomas caucásicos, pero a pesar de la autoridad de algunos de sus actuales
mantenedores como Bouda y Lafon, en realidad apenas se ha llegado más que a algunas
aproximaciones léxicas más o menos seductoras que están aguardando a la comprobación, y la
filiación del euskera sigue siendo una esfinge que aun espera a su Edipo.
b) División en dialetos. El euskera es uno, sin duda, pero desde hace siglos lo sabemos dividido en
dialectos, cosa que nada debe extrañarnos pues hace ya mucho tiempo que Max Müller nos
enseñó que esta división es el estado natural de toda lengua. La clasificación más valedera sigue
siendo la establecida por el Príncipe Bonaparte que considera a nuestro idioma dividido en tres
dialetos: el vizcaíno, el vascón (que comprende al guipuzcoano, el laburdino y el alto navarro) y el
pirenaico. Don Resurrección María de Azkue quien es, después del Príncipe, el hombre que más ha
trabajado en nuestra dialectología, propuso la ansiada unificación literaria a base del guipuzcoano
("Gipuzkera osotua") por su condición de central —como el toscano en Italia, el castellano en
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c) Antigüedad. Es otra cualidad del euskera sobre la cual tanto se ha dicho que nos releva de
insistir. Nos bastará recordar, una vez más, que nuestro idioma era viejo con vejez de siglos y aun
podríamos decir de milenios cuando las dos lenguas que hoy le rodean y van comprimiendo no
habían aun soñado en nacer.
f) Finalmente, se suele señalar como característica del euskera su tendencia a lo concreto. Lo cual
se ha exagerado hasta llegarse a decir que carece de términos abstractos o que, en todo caso,
estos son de procedencia extraña. Así Unamuno señalaba las palabras arbola y arima,
sencillamente porque desconocía a zugatz y gago que son, sin embargo, tan nuestras. El que su
uso haya decaído más o menos, culpa es de nuestra falta de cultura literaria y de la acción política
y cultural de los poderes extraños. Por lo demás, cada lengua refleja a su pueblo y a las
circunstancias de éste como en el caso del latín p. ej
"idiome assez frustre, assez grossier", como dice Bour-giez, como lenguaje de una raza práctica y
utilitaria. Pero el éxito político de esa raza lo hizo ilustre cuando llegó a convertirse en el idioma
oficial de] imperio romano y aun cuando éste cayó pudo tener por unos siglos alto predominio al
convertirlo las circunstancias en verbo oficial de la Iglesia. Por otra parte, vida rica tiene, si
alguno, el sufijo —tasu-n-, que indica cualidad abstracta y mayor aun puede tener si el cultivo en
ello se empeña. Y temas como egi, argí, oroi, nai, olde y tantos otros «hí están ofreciendo la base
a tantos vocablos en potencia como la imaginación creadora del pueblo, debidamente educado o
simplemente orientado por los literatos vascos puede hacer surgir en cada caso.
Para completar la caracterización del euskera, hagamos ahora, en forma somera, un breve
recorrido a través de las partes principales de su gramática.
Morfología. El elemento primario del lenguaje es la palabra, unidad que no se puede descomponer
o de la cual no se pueden aislar sus partes integrantes sin que sea modificado el valor del
conjunto.
Las palabras, como los organismos vivos, envejecen y mueren. Son los arcaísmos de los que para
conocer unos cuantos de nuestro idioma no tenemos sino recorrer un poco, p. ej., los "Refranes y
Sentencias..." de 1596. Hay otras que nacen, es decir, los neologismos de los que hemos tenido
una excesiva y no siempre bien acertada cosecha en los primeros tiempos de nuestro
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Renacimiento. Hay unas palabras —y aquí entramos de lleno en el campo de la gramática— que
sirven para nombrar los objetos o sea los sustantivos; y otras que sirven para sustituir a éstos o
determinarlos —pronombres y artículos; otras que nos dicen cómo son esos objetos— adjetivos; y
otras que expresan lo que hacen— verbos; otras cuyo oficio es señalar la relación de lugar,
tiempo, modo, etc. de esa acción, adverbios; y, finalmente, otras cuyo cometido es ligar palabras
o conjuntos de palabras unas con otras.
Sin entrar en otras particularidades sobre las cuales no podríamos profundizar aquí, diremos que
el nombre en euskera carece de género lo mismo que el adjetivo que siempre va pospuesto a él;
que ei artículo singular es uno solo para las tres formas el, la, lo del castellano; que las relaciones
gramaticales que en castellano se expresan por medio de preposiciones, se traducen en euskera
por sufijos que son distintos, según la relación afecte a seres animados o a cosas. Finalmente, al
verbo, principal pieza gramatical apenas podemos referirnos en esta ocasión sino para decir que
se divide en dos grandes grupos: transitivos e intransitivos que se conjugan con distinto auxiliar.
Otra división de la conjugación es la que la clasifica en respetuosa y familiar o en otros términos
dialogada e indialogada. Y, por fin, tenemos la tercera, la de los verbos que gozan de conjugación
sintética que parece ser la auténtica y originaria a todos, pero que de siglo en siglo ha ido viendo
reducido su campo de expansión, y del otro lado la perifrástica, según la cual se conjugan hoy la
casi totalidad de los verbos vascos.
Partiendo del criterio de origen —en cuanto en este punto pueda con seguridad hablarse—,
podemos considerar a las palabras vascas en dos grandes grupos: las castizas y las importadas.
Las primeras son las que forman el fondo antiguo y propio del idioma. Ya apuntábamos que hay
en esto mucho de relativo y el constante estudio depara cada día nuevas sorpresas, pero creo que
podemos entendernos cuando al hablar del fondo autóctono del idioma señalamos a vocablos
como su (fuego), ur (agua) luir (tierra), bero (calor), otz (frío), jaio (nacer), il (morir), y unas
miles más así.
Pero, junto 8 este fondo idiomático o más exactamente, junto a este fondo léxico genuino surge el
caudal de voces importadas que es —y esto no debe escandalizarnos porque es la ley de vida a la
que todos los idiomas están sometidos— de una enorme importancia y significa el aporte que en
el fluir de milenios, las lenguas y culturas que han convivido o estado en relaciones de vecindad
con el euskera han ido depositando en él.
Sin hablar de la época pre-romana en la que necesariamente pueblos antiguos influyeron en grado
que, hoy por hoy, no estamos en condiciones de precisar, en nuestro vivir y en este archivo de
nuestra vida histórica que es el idioma, debemos referirnos a la presión latino-románica que de
modo tan intenso ha actuado en nuestra vida a través de dos milenios.
Tengo delante un estudio del lingüista G. Rohlfs "La influencia latina en la lengua y cultura vascas"
que, si bien fue escrito hace casi treinta años (Vid. Revista Internacional de los Estudios Vascos,
1933), sigue teniendo validez como uno de los mejores trabajos de introducción a este tema hasta
la fecha realizados. Señala el autor las tres vías de penetración romana en el Pirineo vasco en el
siglo I d. C. y va haciendo ver, ordenada y metódicamente, lo que esa penetración hubo de
significar a través de la organización administrativa y jurídica (lege, errege, etc.); la terminología
eclesiástica (eUza, gurutz, aingeru.. .la escuela romana (esfcola, liburu, maiiu...); el comercio
(merke, merkatu, merhaiari...); los medios de comunicación (galtzada, estaría, kale, karrika.,.); la
vivienda (borda, gaztelu, torre, teiUa...); la flora (gerezi, gaztaiña, piku, jago...}; la fauna (aate,
artizar, luma...); el pensamiento abstracto (zenízu, pentsatu, borondate, izpiritu-..), etc., etc.
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No todo lo que Rohlfs señala es convincente. Es claro, por otra parte, que su estudio puede
ampliarse en ese y otros campos de influencia. Lo que importa es que hace ver, de modo
fundamental, el valor cuantitativo y cualitativo del aporte foráneo que, a través de la influencia
latina, recibió el euskera.
Esto es cosa natural y que idiomas más poderosos que el nuestro han sufrido y sufren a través de
las vicisitudes históricas. Si términos ingleses del deporte —fútbol, córner, tennis...— vemos que
invaden día a día y toman carta de naturaleza en idioma tan difundido, cultivado y con
abundantes medios de defensa como el español p. ej. ¿qué pretendemos que hiciera el pobre
euskera cuando una cultura superior le invadía con tan formidables conceptos como eliza, fede... ?
como liburu, maisu, errege, lege, etc., etc. ¿qué iba a hacer sino aceptar las voces en que esos
conceptos le eran transmitidos?
En rigor, el pobre euskera hizo mucho más de lo que cabía esperar. Porque, en primer lugar,
sobrevivió, cosa que otros no lograron, y después, haciendo gala de un poder asimilador
asombroso, hizo suyos esos términos, y los incorporó a su caudal léxico vital, obligándoles a que
de orgullosos intrusos se convirtieran en útiles servidores. Aquí hay que señalar que, como
confiesa García de Diego: "Si el vasco es tradicional y conservador por el apego a su voces, es
también de una singular vitalidad para modificar las formas, desfigurando las voces importadas
con arreglo a sus peculiares normas fonéticas y morfológicas ... posee ante todo una gran fuerza
productiva para construir voces nuevas sobre un término propio o importado". Como si dijéramos
que admitió a los extraños, pero que les impuso como condición de vida en sus dominios el
vestido que habrían de usar y el tono en que habrían de producirse.
La derivación la verifica por medio de su juego de sufijos que ofrecen potencialmente una
formidable riqueza, en sus diversos aspectos: derivación nominal, adjetival, verbal, adverbial... No
podemos extendernos aquí en el tema, pero creo que lo ilustrarán suficientemente estas líneas
que copio de aquel insigne vascólogo que fue mi amado maestro y amigo, don Resurrección María
de Azkue: "Los que poseen bien el vascuence pueden hacerse cargo de la significación, muy difícil
de expresar en lengua extraña, de este trozo de oración inédita a la Santísima Virgen: "Ama
laztana... zeutartu naizu, zeuretu naizu, zeu-gandu naizu (B.): "Madre amada..., hacedme
partidario vuestro, hacer que yo sea de vos, haced que yo llegue a vos". El sufijo verbal —tú es
uno de los más fecundos que puedan concebirse en lengua alguna—. Con la misma espontaneidad
que brotan de zeu estas tres significativas palabras, zeutartu, zeuretu y zeugandu, pueden brotar
millares y millares, tanto de este sufijo como de otras partículas fecundísimas de nuestra lengua.
Si hombres de ilustración e ingenuo se dedicaran a, dar vida a nuestra pobre literatura, pero
teniendo siempre su inteligencia saturada de su propia lengua, el vascuence seria en lingüística lo
que son en agricultura las tierras vírgenes de América: la profundidad y calidad excelente del
suelo, favorecidas por su secular improductividad, premiarían el trabajo del cultivador con una
vegetación primorosa y exhuberante".
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mañana); Mundaka-Bermeotan (en Mundaca y en Bermeo); otras veces es omisión del sufijo —
dun, como en buru-aundi, begi-luze, esku-zabal y otras del —ko, como en lau-begi, lauortz,
zazpisuete...; y otras veces se da el caso de que la omisión incluye a toda una frase. Así en
barutxistua equivalente a baraurik ateratzen degun txistua (saliva que sacamos estando en
ayunas) ; kanpanbaru, ayuno riguroso que duraba desde el mediodía del jueves hasta la mañana
del Sábado Santo; literalmente ayuno de campanas, ayuno mientras no suenan las campanas;
egur-yan liter, comida de leña, equivalente a egurra lortzearren ematen dan y ana, comida que se
da por acarrerar leña; nun-ze-barri, liter, donde-que-noticia, es decir, curioso corre-ve-y dile, y
tantos y tantos otros.
Smíoasw. Los que están acostumbrados a leer en las sucesivas ediciones del Diccionario de la
Academia Española aquella acepción del vascuence: "Lo que está tan confuso y oscuro que no se
puede entender", o aquellos que recuerdan p. ej. las disparatadas razones con que el vizcaíno
Sancho de Azpeitía replica a don Quijote antes de trabarse con él en descomunal batalla, es muy
explicable —si no conocen la lengua vasca—• que se hayan formado un concepto bastante
pintoresco, pero desde luego completamente equivocado de la misma. A juzgar por la forma en
que Cervantes que por tan divino modo hizo hablar al caballero de la Triste Figura, hace
expresarse al vizcaíno, pudiera llegar a pensarse que los de esta nación cuando en su propia
lengua quieren comunicar sus conceptos, arrojan al azar las palabras como el jugador que tras
agitar el cubilete arroja los dados sobre la mesa a la espera de un golpe de suerte.
Pero claro está que la construcción vasca nada tiene que ver con esa supuesta anarquía. Las
palabras vascas se conciertan en la frase con arreglo a normas claras y precisas. Lo que sucede es
que en la sintaxis es donde se revela mucho más que en el léxico el alma de cada idioma y el del
pueblo que lo habla y en el modo de disponer las palabras, mucho más que en estas mismas es
donde puede verse lo que el espíritu vasco dista del español y del de otros pueblos.
Muchas veces he pensado en aquellas frases de "euskera mordoillo" atribuidas al famoso eibarrés
Amunategui. En algunas que recuerdo apenas hay vocablo que no sea de procedencia extraña,
apenas tienen de vasco otra cosa que la sintaxis, el orden en que están construidas. Pues bien,
esto basta para que resulten ininteligibles a cualquiera que no sea vasco.
Más de una vez habréis visto frases de esas con las que se hace ver esta oposición sintática
vasco-castellana. Permitidme que os cite una cualquiera: GERNIKA TIK ATZO ETORRI DAN
GIZONA-REN EMAZTEA. O sea, en español: La esposa del hombre que ha venido ayer de
Guernica. Sí colocáis un número sobre cada componente de la vasca veréis que los diez elementos
de la castellana están en orden rigurosamente inverso de los de aquella. Y de diez podríamos
subir fácilmente a quince o más en oraciones que a cada momento salen de labios vascos.
A propósito de la sintaxis vasca escribió el maestro Campión: "La posposición es de uso general
en eus-kerai se posponen las terminaciones que sirven para formar los nombres: se posponen los
sufijos que marcan las relaciones de éstos: se posponen las partículas y conjuntivas al verbo: se
posponen la cosa poseída al agente poseedor en el genitivo; se posponen las palabras que marcan
una modificación de tiempo, de modo, dé lugar, etc., en la acción expresada y se pospone el verbo
a todos los demás miembros de la frase por él acabada y concluida con majestad ciceroniana".
Arana Goiri, aquel a quien, como noblemente supo reconocerlo quien tantas veces fuera su
contendor en las lides euskeralógicas, el gran Azkue, "se debe fundamentalmente e! renacimiento
vasco en todas sus simpáticas manifestaciones" dijo que: "La sintaxis más característica del
euskera establece este orden: Todo-parte, sustancia-accidente, género-egpecie, poseedor-
poseído, continente-contenido, naturaleza-circunstancia".
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Una de las reglas fundamentales de la construcción gramatical vasca es la llamada del "elemento
inquirido" que es aquel que reviste el carácter de principal en cada frase la que en cada caso se
ordena con sujeción a él. Regla que descubierta por Azkue y desarrollada, sobre todo, por Severo
de Altube en su magnífica obra "Erderismos", ha contribuido eficazmente a ilustrar el vasto campo
de la sintaxis vasca.
Prosodia. La prosodia vasca ofrece pocas dificultades o así al menos lo creemos nosotros, aunque
para el latino Pomponio Mela los nombres vascos resultaran impronunciables. Severo juicio del
que parece eco, casi en nuestro días aquello de Theophile Gautier "TJrrugne, nom rauque dont le
son a la rime repugne".
Nos tendríamos que extender mucho más de lo que aquí podemos para abarcar otros interesantes
extremos.
Finalmente, en cuanto al acento olvidamos decir que no existe el ortográfico, pues las palabras
vascas tomadas aisladamente no tienen acento caracterizado en la mayoría de sus dialectos, es
decir que sus sílabas tienen sensiblemente el mismo valor. Esto no impide que se pueda notar en
la frase euskéríca sílabas de diversa altura e intensidad. Pero ésto es ya cuestión que requiere un
estudio que no es para esta ocasión.
Porque el euskera es un idioma que siglo tras siglo viene perdiendo sus dominios. Desde los
lejanos tiempos que se habló en la Aquitania y en la Rioja, pasamos a los otros más cercanos en
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que fue expatriado de casi toda Álava y de la mitad de Navarra para llegar a los actuales en que
se retira de gran parte de Vizcaya y lucha por su existencia en Guipúzcoa con una pérdida que la
enorme invasión de gente extraña, la plaga mayor que sobre nuestra Patria haya caído a lo largo
de toda su historia, la amenaza, no ya como una presión externa sino como el más poderoso
disolvente que se expande desde el interior de su organismo.
No cabe engañarse sobre la gravedad del momento ni podemos rehuir la responsabilidad que a
cada uno de nosotros hoy en día toca. Porque si es verdad que en estos momentos todo conspira
contra la vida de nuestra lengua; si es cierto que los poderes del Estado que tanto podrían hacer
en circunstancias de libertad patria por su resurgimiento son los que, precisamente, en la
situación de tiránica opresión de un poder para nosotros doblemente ilegítimo de estos años, más
han hecho por su destrucción, no es menos verdad que hay zonas como la individual y la familiar
a los que ni la omnipotente mano del extraño poder genocida puede llegar. No hay que olvidar que
un idioma se pierde tanto o más que por las persecuciones por los de fuera desatadas por la falta
de afecto y de interés del pueblo que lo habla, de aquel pueblo que lo heredó de sus padres y deja
de sentir en lo más hondo de su entraña la sagrada responsabilidad de legarlo a sus hijos.
Recordaba yo ahora el amor con que nuestra lengua ha sido mirada por tantos extranjeros
insignes cuyos nombres hace poco citábamos. Recordaba de nuevo, entre los franceses a aquel
Príncipe Eonaparte, verdadero caballero andante de la Señora Euskera; entre los alemanes a
aquel Stempf de quien la pasión se apodera hasta el punto de convertir a quien era un negociante
de vinos radicado en Burdeos en uno de los primeros estudiosos de nuestros viejos textos; entre
los ingleses a Dogson cuyo nombre fue en su tiempo registrado en un hotel o posada de cada uno
de nuestros pueblos vascohablantes; entre !os rusos a Nícülaus Marr, el que fue ministro de
Cultura del gobierno soviético y a quien e¡ afecto por nuestro idioma llevó a encerrarse por un
tiempo entre los muros del colegio de los P. P. Jesuítas de Loyola; y entre los austríacos a Hugo
Schucardt quien fuera en sus días príncipe de la moderna filología europea y que enfermo escribía
a nuestro meritísirno Julio de Ur-quijo que hasta in artículo mortis su estudio predilecto sería el
del euskera....
Estos ejemplos y otros que pudiéramos dar de hombres de tan distintas procedencias y de tan
diversas condiciones debemos tenerlos siempre delante. Por gratitud y para estímulo. Si alguno
necesitáramos para amar por sobre todas las cosas al idioma que por siglos que la historia no
puede contar, fue el vehículo de los sentires y quereres de tantas generaciones de antepasados; el
que dio nombre a nuestras casas pobladoras y se convirtió en nuestros apellidos; al pueblo en que
nacimos a la casa en que nos criamos, a los ríos y a las fuentes, a los prados y a los montes en
que de niños jugamos y que de mayores amamos y aquí ahora de lejos todos los días añoramos;
a la tierra verde de nuestra raza santificada por los huesos blancos de nuestros mártires y la
sangre roja de nuestros héroes; al idioma que ha sido el mejor escudo de nuestra libertad
milenaria; el de nuestros padres recios y honrados, el de nuestras madres santas...
No podemos los vascos de esta generación resignarnos a ser el eslabón roto de la cadena de oro
que ha de enlazar nuestro presente ansioso de cultura y progreso con nuestro magnífico pasado
de libertad irrenunciable. Nosotros no podemos como aquellos fantasiosos vascófilos de la época
del mito exaltar al euskera hasta las regiones del paraíso terrenal mientras cultivando otro
extraño, lo abandonamos y condenamos a morir, eso sí, cuidando de embalsamarlo muy bien.
Hemos dicho y repetido demasiado que es tal la antigüedad de nuestro idioma que nadie conoce
su principio. Pues bien, ha llegado la hora en que juremos que nadie tampoco, en lo que de
nosotros dependa, ha de conocerle el fin.
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Para que merezcamos hacer nuestras aquéllas nobilísimas palabras del viejo gales de Pancader al
intruso monarca normando:
"Esta nación jamás será enteramente sojuzgada por la ira del hombre, a menos que vaya
acompañada de la ira de Dios. Y no creo que otra nación distinta de ésta de Gales ni otra lengua
que la suya, responda por este rincón de la tierra cuando llegue el día de la comparecencia ante el
Juez Supremo".
Caracas, Centro Vasco, I4-VI-1961.
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Celebramos hoy los vascos en todos los rincones libres del mundo el "Día del Euskera", el Día del
idioma vasco. Constituye esta celebración el vibrar de una esperanza, una manifestación de fe y
una explosión de amor con los que la vieja nación vasca, a través de sus hijos diseminados por
todo el orbe, testifica su voluntad de perduración. Ante casos y circunstancias de los que en esta
alta tribuna no quiero acordarme, hemos decidido los vascos no rendir la mejor de nuestras armas
ni hacer entrega del más sagrado de nuestros tesoros. Y hemos resuelto, y en el día de hoy
renovamos nuestro juramento, con lo mejor de nuestra entereza y si lo queréis, con lo más duro
de nuestra terquedad, que a lo que es vida de nuestra vida, causa, forma y vestidura de nuestro
espíritu, a un idioma al que nadie conoce el origen, nadie tampoco pueda conocerle el fin.
"Agurr, Jaunak", os diremos con la fórmula de nuestro viejo euskera, "Agur ta erdi". Es decir,
hermanos uruguayos, un saludo y más que un saludo.
Y sin más preámbulos, entramos en el tema de nuestra conferencia que es, como sabéis, "Los
apellidos vascos en el Uruguay".
Loa apellidos en la antigüedad. Todos conocéis la historia de los nombres patronímicos en diversos
pueblos de la antigüedad. Ya entre los hebreos quienes durante mucho tiempo no usaron más que
un nombre individual tomado de particularidades del cuerpo,.del nacimiento, del carácter, y entre
los cuales el uso del sobrenombre sólo se desarrolló a partir de la época alejandrina; ya entre los
griegos quienes como todos los pueblos han usado de nombres individuales, comenzando ya antes
de la época homérica a formarse patronímicos en las familias nobles; ya entre los romanos, cuya
fuerte organización familiar hace que el estado civil oficia] estuviera integrado por el nombre del
progenitor, añadido al nombre propio y al gentilicio.
Es indudable que por esta época los vascos tenían sus nombres particulares de los cuales, por
desgracia, dada la carencia de documentos propios o extraños a ellos referentes, apenas sabemos
nada. Los más anti-guoj conocidos los hallamos en documentos de la Edad Media mezclados con
los que el Cristianismo iba introduciendo por todo el país. Y es una pena que aún esté por hacerse
un estudio serio y completo de los nombres de ese período cuyo conocimiento amplio y
sistemático nos podría deparar muchos interesantes datos. Nos conformaremos con enunciar aquí
a Muño, Bela, Eneko, Anai, Genduli, Zentol, Olakide, Basurde, Luki, Artza, etc., etc.
2. Los apellidos vascos. Para llegar al primer origen de los apellidos vascos, tenemos que dejar de
lado los diez primeros siglos de nuestra era en los que se puede decir, de modo general, que como
en casi toda Europa, triunfa el nombre único, el nombre individual que era el del bautismo el cual
va arrinconando poco a poco a las viejas denominaciones paganas.
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No nos detendremos a estudiar, porque ello como tantos otros detalles no cabe en los estrechos
límites de una charla, si ese hecho fue determinado por el triunfo del feudalismo que, como se
sabe, adscribía el nombre a la tierra, reflejado en nuestra la hidalguía general de los vascos.
Lo que aquí s! nos interesa destacar, porque ello constituye la característica fundamental de los
apellidos vascos, es que en éstos, aun dándose algunos ejemplos de los diversos sistemas
enunciados, la inmensa mayoría está constituida por nombres toponímicos. Este es el sentido
esencial de los apellidos vascos: que no son nombres propios hechos hereditarios, que no están
formados en base a un nombre propio, que no son motes o sobrenombres sino que en su
abrumadora mayoría dicen relación a una casa. Este nombre de casa puede estar explícito en el
apellido: Echegoyen, Echegaray, Etcheverri, Echezarra, Echechiqui, Echeandia, etc., etc., o puede
referirse a cualquier accidente geográfico —monte, valle, fuente, bosque, llanada— o derivarse de
denominaciones forestales que es quizá, el caso más frecuente. Pero en ambas circunstancias su
función es la misma, es decir, servir para individualizar la casa pobladora. Es decir que Zabala,
que quiere decir eí llano, la explanada, es el nombre de una casa construida en tal paraje.
Alzaibar, textualmente "la vega de los alisos", se refiere a la casa que en tal lugar fue fundada;
Zubiria a la construida junto a un puente, etc., etc.
Como se ha dicho muy bien, tres circunstancias caracterizan exteriormente a la familia vasca: la
casa solar, el escudo de armas y el apellido. Y como escribió un cultísimo uruguayo, don Luis
Enrique Azaróla quien supo elevar un monumento de bronce a sus ascendientes vascos en su
hermosa "Crónica del linaje", "Ninguna sociedad ha presentado una célula más recia y admirable
que la construida por la familia vascongada. No solo los vínculos de sangre clamaron con fuerza
en el seno de cada tribu y los sentimientos fraternos impusieron una solidaridad ejemplar entre
los miembros de cada, núcleo genealógico, sino que una legislación esencialmente conservadora
impidió que continuara la dispersión de los bienes y mantuvo latente la tradición bajo el techo del
hogar. Generaciones sucesivas del mismo apellido labraron la misma tierra, descansaron a la
sombra de los mismos árboles y confundieron sus huesos en un nicho común. La unidad
decretada por el parentesco se consolidaba en la perduración de la heredad. La hidalguía dependía
de la ligazón con la tierra. Y era así como el nombre, la independencia, el trabajo, la tradición y
los blasones se identificaban con la casa. La casa en su doble acepción de hogar y de familia, de
morada y de estirpe, de domicilio y de prosapia. Gracias a ese concepto, a esa ley y a esa
costumbre hecha piedra, la personalidad del linaje hundía sus raíces en el suelo del país y en el
subsuelo de su historia, afianzada y durable sin disputar a nadie lo que era ajeno ni permitir en lo
propio la ingerencia extraña".
¡La casa vasca! En nuestro derecho privativo, propio y original que quiza sea lo que después del
idioma caracteriza mejor a nuestra raza, el armazón de las leyes que regulan los derechos y
obligaciones sobre la propiedad estriba en este simple principio; El tronco vuelve al tronco y la
raíz a la raíz. Es el principio jurídico de la troncalidad perfectamente desarrollado en el conjunto
de disposiciones que se refieren al ejercicio de esa facultad y que hacen de la casa vasca, como ya
se ha observado, más que una cosa, casi una persona sujeto de derechos y obligaciones "con un
estado civil inscripto sobre la puerta y que en lugar de recibir el nombre del propietario, le da el
suyo" (O'Shea). ¡La casa vasca!
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No se vaya a buscar en ella un castillo cimero o una torre rodeada de foso y coronada de almenas.
"Por lo general, es una sencilla casería cercada de heredades en que alternan las cosechas de
maíz y trigo en proporción armónica a las necesidades de la labranza de modo que forme un
conjunto a grí colamen te indivisible" (Juan Carlos Guerra). Pero e] trabajo de muchas
generaciones la ha fecundado; nacimientos y muertes de muchos vastagos del mismo linaje la
han santificado, y es preciso acercarse a estos venerables viveros de nuestra estirpe con el
corazón henchido de amor y en los labios las palabras de nuestro gran Elizanburu:
"Naiz ez den gaztelua maite dut nik sor-lekua, aiten aitek autatua".
(Aunque no sea un castillo, amo yo a la casa de mi nacimiento, que fue elegida por los padres de
mis padres).
Casa vasca, "tuto refugio" como le llama el Fuero de Vizcaya el cual en plena Edad Media consagra
a la inviolabilidad del domicilio aquellas recias palabras: "Que ningún Prestamero ni Merino ni
ejecutor sea osado entrar a hacer ejecución alguna ni aun acercarse a menor distancia de cuatro
brazas". Por lo que podían decir nuestros mayores con tanta o más razón que el hidalgo inglés:
"En mi casa vieja y rota pueden entrar el viento y la lluvia, pero no el Rey".
Pues bien; esto son en definitiva nuestros apellidos: los nombres topográficos de nuestras viejas
casa solariegas.
Los apellidos vascos en el Uruguay. Apenas constituidos hace unos afios por unos cuantos vascos
y uruguayos descendientes de irascos, lo que Humamos "Departamento de Estudios Vascos™
adscrito a la universidad, entendimos que una de las tanas a realizar de inmediato era la
recopilación metódica y lo más completa posible de los apellidos VASCOs en tierra uruguaya desde
los orígenes hasta nuestros días. Vendría luego el dar la significación de esos apellidos, hacer
conocer su correspondiente escudo y Bcgw a una historia breve, pero lo más enjundios* posible
de aquellos de sus poseedores que de una manera más destacada hubiesen contribuido a la
formación y desarrollo de la República- La labor no era Kcfl.
Afortunadamente, para la primera larga etapa de rebusca de apellidos dimos con el nombre que
se necesitaba. El hombre que en una tesonera labor de años, sin arredrarse por el cansancio ni d
fastidio que tan fácilmente se generan en trabajos tan monótonos, consultó una a una, las guias
de "El Siglo" antiguas y modernas, las telefónicas, los libros registros de los cementerios
montevideanos, los de la Iglesia Matriz y tantos otros, hasta llegar a los diarios y revistas
actuales. De este modo llegó a recopilar alrededor de 12.000 apellidos este meritísimo
investigador uruguayo que supo mirar con un afecto ejemplar al pueblo de sus mayores. Su
nombre: doctor Miguel Báñales Lizaso Aguirre Echeguia.
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San Martín, San Sebastián, etc., y los del extremo de Zu-beroa, Bordenave, Casenave, Carrere,
Pradere, etc. Finalmente, en el tercer grupo tenemos a los derivados de nombres de pueblos y
lugares vascos que son homónimos de otros de fuera del país por lo cual surge la duda en cada
caso sobre su verdadero origen: Bera, Segura, Viana, etc.
Podemos decir que gracias a su esfuerzo incansable y de alto criterio, el doctor Báñales Lizaso ha
sabido superar esos obstáculos. Pensamos sinceramente, tras un detenido estudio de su trabajo,
que pocos serán los apellidos vascos de lengua u origen que hayan escapado a su investigación y
que si habrá que rechazar algunas docenas de los señalados por él mismo como dudosos, ni aun
este trabajo que podría parecer superfluo habrá de resultar tal.
Apellidos de todas las regiones vascas: Distintivos varios. Una de las características que hacen
más valiosa esta colección de .apellidos es que en ella están amplísimamente representadas las
siete regiones de nuestra Patria,' reflejando, naturalmente, la emigración que procedente de todas
ellas fue llegando al Uruguay en las distintas épocas y por los diversos motivos que nos son
conocidos. En este sentido puede decirse que se trata de una colección de patronímicos vascos
completa y representativa.
a) Distinción por la ortografía. La forma ortográfica de los apellidos nos ofrece, desde luego, el
primer modo para llegar a una división general en dos grandes grupos: los originarios del Norte o
del Sur del Bidasoa, es decir, según su grafía se nos presenta influida por el sistema francés o el
español. Tenemos así los doscientos y pico apellidos con H inicial a los que, desde el primero al
último, podemos calificar sin vacilación, como de origen vasco continental. Y tenemos los
doscientos cincuenta y tantos que comienzan por Z, originarios todos ellos del Sur del Bidasoa.
b) Distinción por los sufijos. Otras veces nos es fácÜ venir en conocimiento del lugar de origen del
apellido en cuestión con solo atender al sufijo que lo determina. Así los apellidos en —ano,
Galdeano, Ba-rafiano, Lazkano, etc., no existen en la región de la Euzkadi Continental. Los
terminados en —oz, Azpi-roz, Oroz, Oronoz, Urtanoz... es muy raro hallarlos en Vizcaya,
Guipúzcoa y Álava; corresponden la mayor parte a Nabarra y también a Laburdi y Zuberoa.
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o varios del mismo cuyo significado nos es hoy totalmente desconocido y acaso lo sea ya para
siempre. En unos casos puede tratarse de elementos radicales y en otros de sufijos.
2. Mala grafía. Sucede otras veces y es fuente no escasa de oscuridades y dificultades que la
transcripción de los apellidos no ha sido hecha con la debida exactitud y precisión. Documentos
redactados por personas que no conocían nuestro idioma, como eran muchos notarios y copistas
no podían reflejar debidamente los sonidos en sus documentos redactados, por otra parte en
sistemas ortográficos extraños.
A veces estas faltaa no han tenido mayores consecuencias. Todos sabemos, por ejemplo, que la a
española no puede representar bien el sonido que los vascos transcribimos por ta. Y mi apellido,
por ejemplo, es Ametzaga y no Amezaga, como se dice por influencia de la ortografía española.
Ocurre, otras veces, que la transcripción es un verdadero disparate, pero que por fortuna no ha
resultado fatal porque se ha podido conocer a tiempo el error, en muchos casos pintoresco. Así
tenemos el caserío Sagastipol que en pluma de algún escribano y después hasta en el uso, se ha
convertido nada menos que en Sebastopol. Tenemos no lejos de Bilbao y servido, por cierto, por
un magnífico funicular, el alto de Larraineta que en el uso de los extraños al país que han venido a
radicarse allí estos últimos años, se ha vuelto La Reineta. Recuerdo haber visto un precioso mapa
antiguo de Vizcaya en el que se podían apreciar dos errores garrafales que, por fortuna, no
traerían consecuencias. Al pueblo de Elorrío vemos que en ese maya se le llama El Hórreo y al de
Elan-txobe El Anchobe. A la cuesta de Ezkarraga en Guipúzcoa se ha dado en llamarla Descarga.
Al pueblo de Alegui, en la misma región, Alegría; al vasquísimo apellido Catalain se le ha
convertido en Catalán y así en tantas otras docenas de casos que pudieran citarse, pero que nos
son conocidos, pero ¿quién nos dice cuándo nos hallamos en presencia de un apellido vasco que
nos afanamos inútilmente en descifrar que no se trata de un caso de corrupción ortográfica que
hace que nos estrellemos en nuestro propósito? Aun queda mucho por investigar en este campo.
Porque la corrupción no es siempre de este tipo da vocablo vasco a vocablo de apariencia extraña,
sino lo que es más peligroso y expone más a errores la corrupción de un apellido que da origen a
otro de igual aspecto y sentido vasco. Yo he visto, p. ej. en antiguos documentos a Catarain que
no es otro que el conocido Zatarain. Sucedió que el copista se comió la cédula de la f con que
entonces se transcribía en castellano el sonido que hoy se representa por la a. Y así otros casos.
3. Deformación por el -pueblo analfabeto. Otras veces no han sido los escríbanos sino el propio
pueblo el que ha transformado los nombres, ya sea este pueblo el de lugares donde el euskera se
perdió, ya el de donde hoy mismo se habla con la mayor pureza. Ejemplo de esto nos lo da el
tratadista López Mendi-zábal quien cita el caso de la colina Yurreamendi, sita en Tolosa que en
pocos años ha degenerado en Illa-rramendi porque los habitantes de allí no conocen la palabra
vasca yurre (yelgo) y en cambio es para ellos familiar ¡llarra (arveja).
Necesidad de una recopilación toponímica. Son muchas las dificultades que surgen cuando se nos
pide la exacta etimología de un apellido. Para obviarlas, en gran parte, para darnos un punto de
partida y una base firme en la discriminación de muchos casos, tendríamos necesidad de que
estuviera ya completa y en disposición de ser manejada la gran obra emprendida y organizada por
el ilustre vascófilo Luis de Eleizalde quien, con la ayuda de cientos de colaboradores entusiastas
estaba procediendo a la clasificación completa de nuestra toponimia. Miles y miles de fichas
estaban ya dispuestas y clasificadas cuando la muerte vino a sorprenderlo en lo mejor de su
trabajo. La rebelión militar nos sorprendió poco después a todos y así quedó sin terminar tan
magna obra de cuya publicación y prudente uso puede esperarse el esclarecimiento de tantos
significados que hoy no está a nuestro alcance. Cuando toda o casi toda nuestra toponimia sin
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
duda, una de las más ricas del mundo, pues no hay rincón de la tierra ni accidente del terreno,
heredad, sendero o recodo en fin de río o regato que no tenga su nombre en euskera—, cuando
nuestra toponimia, decía, o la gran mayoría de ella, esté recogida en esas fichas perfectamente
ordenadas, será llegado el momento de arribar a conclusiones ciertas sobre el significado de
radicales que hoy nos son desconocidos o sobre el de sufijos que en la actualidad se nos aparecen
como fósiles.
Necesidad del gran diccionario vasco. Otra obra que urge, en éste y en otros muchos aspectos, es
la del gran diccionario vasco cuyas papeletas estaban también en gran cantidad preparadas y que
por la misma trágica causa de la guerra, continúa sin ver la luz. En él, sin duda, podremos
aprender el significado o distintas acepciones de muchas voces generalmente desconocidas y que
han sido recogidas cuando estaban tal vez próximas a morir en uno u otro apartado rincón de
nuestra tierra. Este diccionario ha de ser otro de los grandes instrumentos de trabajo de que nos
hallamos tan precisados para poder movernos cómodamente en nuestra tarea de descifrar
apellidos vascos.
Lo que se puede hacer desde luego. Pero no creáis que la exposición de estas dificultades sea una
manera de hurtarnos al compromiso contraído de trabajar en el esclarecimiento del significado de
los apellidos vascos en en el Uruguay. Las hemos expuesto solamente para dar a conocer los
obstáculos que se presentan ft nuestar labor y los límites de ésta. imposibilidad en que en muchos
casos nos vamos a encontrar de poder dar honradamente una etimología satisfactoria hoy y aquí.
Sirven también para deciros qué es lo que entendemos que se puede y debe hacer en esta
materia.
1. En primer lugar, una. lista de apellidos cuyas etimologías que los van acompañando se pueden
ya estimar como ciertas e indudables. Esta lista comprenderá unos miles que con sus variantes
creemos sumarán más de la mitad de los apellidos recogidos.
2. En segundo lugar, vendría una lista alfabética en la que los apellidos se agruparían por familias,
según las raíces conocidas. Reputo de mucho interés esta agrupación, por lo menos, en esta etapa
que podemos llamar provisional de nuestro trabajo.
Así, si tomamos la raíz eche, echa, etche, cha (de etxe, casa) podemos ver, consultando las listas
elaboradas por el doctor Báñales, que son unos 400 los apellidos que comienzan por ese tema. Es
decir, que agrupamos ya 400 de los que sabemos que su principal elemento significante es etxe
(casa). Tal vez, en algunos de ellos el segundo elemento o el tercero cuando lo haya, sea oscuro y
no consigamos por ello llegar a la plena posesión del significado del patronímico. Pero por lo
menos, aun en estos casos, sabemos que el nombre se refiere a una casa. Y a propósito de esto
una observación. Cuando yo os daba al empezar la definición esencial, el sentido fundamental de
los apellidos vascos y os decía que ellos, en su inmensa mayoría, se refieren explícita o
implícitamente a la casa solar, no había hecho este recuento de los que en primer aspecto, vale
decir, explícitamente se refieren a la casa. Al hacerlo ahora, y al pensar que a esos 400 apellidos,
más o menos, que llevan como elemento inicial etxe, efaa, etc., podemos agregar los que lo llevan
al final: Goienetxe, Goicoetxea, Artetxe, Bengoetxea, Ugartetxea, etc., y que aunque no los he
contado aún, desde ahora podría asegurar que no bajarán de un ciento; al considerar también la
relativa abundancia de los en —ena, enea, rena que significan también la casa de—, como
Arocena, Maríñelarena, Antxorena, Erregerena, Errandonea, Sansinenea, etc., etc.; al repasar Is
lista de loa en —ain: Iguain, Zatarain, Sasiain, etc., de igual significado; al pensar asimismo en los
terminados en —tegui que cuando van precedidos de nombre propio o de oficio como muy a
menudo ocurre, quieren decir también morada o casa, como en Erramun-degui, Maríategui,
Arostegui, Ofizialdegui, etc., etc., y al considerar, finalmente, que a esa categoría pueden
perfectamente agregarse los que inicialmente o terminalmente llevan elementos designatarios de
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habitación humana como Jauregui (palacio), Borda (cabana) , Ola (terrería) Torre, Gaztelu y
algunos otros así, no temo decir, aun sin haber hecho el recuento, que pasarán de mil en un total
de poco más de diez mil, los apellidos que llevan explícitamente el componente indicador de casa,
morada, habitación, propiedad.
Uno en cada diez. Un buen índice del sentido profundo y general del apellido vasco.
En los otros casos, cuando el sentido de casa va entendido, se desprende la topografía. Es natural
que en un país accidentado como el nuestro mendi (monte) sea padre de numerosa familia:
Mendiberry, Men-digorry, Mendibe, Mendiburu, o Eyeramendi, Etche-mendi, Larramendi... Larre
(pasto) a veces no bien discriminado de lar (zarza) y aun de larrain (era) es uno de los más
fecundos: Larragoitis, Larrabeitia
Larrea, Larreta. Lo mismo podríamos decir de Aran (valle), Alda (cuesta), Egui (ladera), Amil
(derrumbadero) , Arri (piedra), Iturri (fuente), etc., etc.
Pero el más rico venero de toponimia vasca lo tenemos, sin duda, en la flora forestal. No hay más
que ver Areitz o su variante Aretx (roble) progenitor de más de cien apellidos: Areizaga, Aretxaga,
Aresti, Arismendi, Aristegui, etc., etc.; Ametz (quejigo o me-lojo): Amezaga, Ameztoy,
Amezqueta, etc., etc.; Altz (aliso) Alzaga, Alzaibar, Alzugaray... Arte (encina) padre de Arteaga,
Arteta, Arteagabeitia... Lizar (fresno) del que nacen Lizarralde, Lizarribai, Lizaso y tantos otros. Y
para no cansar con esta monótona relación sólo os citaré a otros cabezas de familia como Astigar
(arce) Eski (tilo), Urki (abedul), Sarats (sauce), Urreitz (avellano), Intxaur (nogal), Fago, Pago y
aun Bago (haya), Gaztain (castaño), Agin (tejo), Gorosti (acebo), Ezpel (boj), Ereñotz (laurel),
Ota (argoma), Ira (helécho), Arantz (espino), Sagar (manzano) y tantos otros cuyos derivados
son perfectamente familiares.
Cada uno de estos nombres encabezará la lista de sus derivados de los que, en el peor de los
casos nos daría la mitad de sus significado.
3. La tercera lista estaría integrada por los sufijos o elementos terminales, agrupando así, por sus
componentes finales, a cantidad de apellidos que no lo estaban por su radical y aun a muchos que
ya lo estaban.
Tenemos, pues, así tres listas formadas sobre la general primera:
a) La de etimologías que damos ya por definitivas;
b) La de apellidos agrupados por radicales conocidos;
c) La de apellidos agrupados por sufijos conocidos.
No nos quedaría ya más que hacer sino formar dos listas finales con las que quedará completo y
terminado nuestro archivo:
1. La de las radicales solas que, hoy por hoy, nos son desconocidas o razonablemente dudosas.
3. La de las terminaciones o sufijos cuyo significado, en el estado de cosas de hoy, ignoramos.
Cabe esperar que del estudio comparativo así en vías de realización brote la luz que nos permita
ver claro en muchos de ambos casos.
¿A quién va dedicado este trabajo? Si me preguntaran a quién va dirigido este trabajo de
recopilación y explicación de los apellidos vascos en el Uruguay, pediría que por un momento se
me permita hacer unos cuantos números, cosa que nunca ha sido mi fuerte, pero en la que espero
no equivocarme mucho en esta ocasión.
En primer lugar, si por extinción de familias en unos casos, y porque una más escrupulosa revisión
los haga radiar de las listas, en otros, suprimimos unos dos mil —creo que me pongo en razón—,
nos quedan aún unos diez mil apellidos vivos hoy en el Uruguay.
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Hay en estos algunos —Echeverri, por ejemplo— que estoy seguro es llevado por docenas de
familias uruguayas; habrá otros que habrán quedado como patronímicos de muy pocas, quizá de
una sola. ¿Pecaríamos de exagerados si en un- cálculo provisional y, desde luego, necesariamente
arbitrario, estableciéramos un promedio de media docena de familias por apellido? Creo que no,
en absoluto. Pues bien, ya tenemos con que existen en el Uruguay sesenta mil familias de apellido
vasco.
Finalmente, si establecemos otro promedio que también estimo prudencial, de cuatro o cinco
personas por familia, nos encontramos con que unos 250.000 a 300.000 uruguayos ostentan
apellidos vascos. Eg decir, que más de un décimo de la población total de la República, un
uruguayo en cada nueve, desciende de una de aquellas viejas casas pobladoras nuestras. A ellos,
pues, va principalmente dirigido nuestro trabajo y a ellos también nuestro llamado en este Día de
la Lengua Vasca.
Nuestra voz, hermanos uruguayos, es la de un pueblo que agobiado hoy por terribles males que
nadie podrá decir que haya merecido, no se resigna a morir.
Voz de un pueblo pequeño, pero ha sabido correr una larga carrera a través de los siglos,
montando siempre sin desmayo la guardia de sus libertades.
Ese pueblo contempló un día en sus fronteras la brusca frenada de los caballos árabes en su
incontenible galopada de conquistadores, como antes había .visto, inconmovible en la libertad de
sus montañas, nacer y morir la gloria de Roma y la de los bárbaros herederos de su imperio. Él
enseñó a Carlomagno, allá en las gargantas de Roncesvalles, el precio que había que pagar por
hollar nuestras libérrimas tierras en son de conquista. Como se lo enseñó a los Reyes de Castilla
en Arrigorriaga, Gordexola, Otxandiano y Mungia. Es un pueblo que desde la nebulosa prehistoria
hasta casi nuestros días ha podido vivir con dos grandes glorias: la primera la de no haber
conocido en tantos siglos jamás la servidumbre; la segunda mayor aún, la de no haber intentado
siquiera imponérsela a nadie. Porque nadie ama con perfecto amor a la libertad sino aquel a quien
repugna y ofende tanto la esclavitud ajena como la suya propia.
Y de todas las armas con que el vasco defendió sus libertades ninguna tan eficaz como el Euskera.
Él moldeó y selló nuestro espíritu dándole originalidad e independencia e imprimiendo en el
corazón mismo de la raza ese algo misterioso que se ha dado en llamar "genio nacional".
Por él que las bautizó en épocas tan remotas que la Historia ni siquiera puede señalarlas, el monte
en su grandeza y el valle en su paz, la casa en su vetustez, el árbol en su lozanía, e! río en su
movilidad y la peña en su firmeza, están proclamando el titulo de posesión más antiguo y por
tanto el más legítimo que pueblo alguno puede presentar en la Historia.
Por él nuestro pueblo es un pueblo distinto y diferente de todos los otros pueblos del orbe, con un
acento inconfundible hecho carne y convertido en grito vibrante en cada uno de nuestros
apellidos. Vascos e hijos de vascos del Uruguay: si vosotros sabéis, como sabréis, hacer honor a
ellos, vuestra ayuda generosa podrá ser eficacísima parte para que el pueblo más viejo de
Europa; el pueblo de nuestros apellidos, se salve una más en su perduración milenaria, alzándose
sobre las ruinas de uno de los huracanes más desoladores de su historia.
Montevideo, Paraninfo de la Universidad, S-XII-1951.
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Por el laudo arbitral de 1177, seguido de! deslinde de 1179, se resolvió definitivamente, a favor
de Castilla, la larga disputa que ésta sostuvo con el reino de Navarra sobre la posesión.de la Rioja.
Quedó así el reino vasco injustamente despojado de un territorio al que títulos históricos y raciales
indiscutibles proclamaban parte suya. "La Navarra extrema" la llama aún el médico alemán
Gaspar Stein, que en 1610 recorrió la Península. Con anterioridad a él (en 1466) Rosmithal, el
viajero checo, escribía: "Dos millas antes de Burgos acaba Vizcaya y empieza España". La lengua
vasca, que "en la Rioja se habló por muchos siglos y aun se hablaba en tiempo de Sancho Garcés,
llamado el Noble y el de Pefialén"1 y que aun pervive en la abundante y clara toponimia de esta
región, está diciendo con voces cuyos ecos repiten los muros que en Santa Mana la Real de Na
jera se alzaron para custodiar el eterno sueño de los reyes de Navarra, cuál era el origen y cuál el
idioma de los antiguos pobladores de esta comarca.
Dos partes hay que considerar en la Rioja: la Alta
1 Vid. P. Mateo Angujanc: "Historia de k Bioja". Madrid, 17W.
Distinta fue la suerte de la Rioja Alta. Su suelo no fue ocupado por los árabes y el idioma vasco
originario se conservaba en ella fresco y vivo en la época en que el referido laudo de 1177 la
transfirió definitivamente a Castilla. Más de medio siglo después de su ocupación definitiva por los
castellanos, por los años 1234 al 39, el alcalde de Ojacastro ponía en prisión al Merino real por la
pretensión de éste de que los naturales se expresaran en los juicios en castellano siendo así que
su idioma era el vasco.3
La Rioja fue, de antiguo, gran foco de cultura monástica. No vemos que en el viaje hecho a
Navarra por San Eulogio (siglo ix) y al regreso del cual trajo raros y valiosos libros que habían
caído ya en olvido entre los mozárabes y que produjeron una especie
de Renacimiento4 se citen monasterios riojanos; pero,
2 Juvenal: Sátira XV.
3 Marichalar y Manrique: "Historia de la Legislación" y Juan Bautista Merino: "El vascuence en el
valle de Ojacastro", citados ambos por Manuel de Inijo en "Inglaterra y loa Vascos". EKIN, Buenos
Aires, 1945.
* Menéndez y P«layo; "Ideas estéticas".
de todos modos, "La biblioteca de la Abadía de Santa María la Real de Nájera (fundada en 1052)
debía de ;er rica en obras clásicas, puesto que en 1270 podía prestar a Alfonso el Sabio «quince
libros de letra an-cigua* entre los que figuraban ejemplares de Donato Stacio, Boecio, Prudencio,
Ovidio, Virgilio, etc.".B Por ;1 mismo tiempo, la Abadía de Albelda prestaba al rey Sabio una
"Farsalia" de Lucano, y unas "Etimo-iogias" de San Isidro.
Este cenobio de Albelda, que existía ya bajo el dominio de los sarracenos, fue dotado el año 924
por ú rey Sancho de Navarra y, hacia 960, tenía 200 monjes y sostenía un importante escritorio;
en este escritorio, el año 976, el monje Vigila produjo un famoso códice de Concilios con la adición
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Otro centro monástico floreció también desde 937 en la Rioja, del que especialmente tenemos que
ocuparnos aquí: el de San Millán de Berceo o de la Cogolla. Estaba situado cerca de la frontera de
Castilla y, aunque en 1002, fue incendiado por Almanzor, Sancho el Mayor puso todo su celo en
restaurarlo rápidamente. Este monasterio, "El Escorial de la Rioja" aumentó en esplendor,
revelado entre otros aspectos, en el famoso escritorio en el que tantas obras valiosas se
archivaron y copiaron y de las que aún se conservan tantos códices, principalmente de tipo
mozárabe, así como el "Cartulario" que encierra tesoros de lengua e historia vasca que están aun
por agotar.
Es en este monasterio donde, cosa de dos siglos después, batía sus alas la dulce y grave musa de
Gonzalo de Berceo de quien vamos a ocuparnos o continuación.
A fines del siglo xn, por los años en que Castilla, continuando su política imperialista y arruinadora
de la unidad vasca, conseguía separar de la corona vas-cónica a los estados de Álava y Guipúzcoa,
como antes lo hiibia hecho con la Rio ja, nace en un pue-blecillo de ésta, el mismo "ond San Millán
fue nado", Gonzalo de Berceo {probablemente en 1198).
Él mismo nos dice que: "en San Millán de Suso fue de niñez criado" y a nosotros nos place
imaginarnos al mocito corriendo por los campos próximos al monasterio, saltando los varios
arroyos que corren por ¡a pequeña planicie rodeada entonces de espesos montes. El muchacho es
sano y gusta de corretear por aquellas arboledas donde aquí y allá ofrecen sus frutos los granados
y perales, los manzanos y las higueras. En estos deportes —o "quirolas", como él, en vasco, sabe
decir—, se ejercitaba en su niñez, contenido en sus travesuras por la sombra de "Don Bil dur",
fantasma que tal vez sus padres euskaldunes
—¿es que él no lo fue?— imaginaron a este fin.
~ Iraizoz: "Las palabras vascas en las glosas emilianenaes". Boletín da La R. S. V. de Amigo» del
País". 1951- pági. 525-26.
Los años van pasando y Gonzalo es ya un mozo grave que gusta del retiro y la meditación. Siente
misteriosos "arduras" que le hacen buscar la soledad. Miradle así, sentado en ese prado "verde e
bien sencido, de flores, bien poblado, lugar cobdiciadero para el omne cansado". ¿Cansado de
qué? se pregunta Gonzalo, mientras proyecta su mirada a la lejanía, allá a las cumbres de la
Sierra de la Demanda que le hurtan de esa parte el horizonte, o el pétreo pico de la "Cuculla" o
Cogolla del que recibe su nombre el monasterio. Su vocación es pronto decidida y el vivir de
Gonzalo queda vinculado al del monasterio rio ja no.
Su vida tiene aquí una doble proyección: de un lado, es el apartamiento, la oración, las largas
horas que, en la iglesia o en la celda, su alma pasa embebecida en lo divino; de otro lado, el
bullicio y las novelerías de los romeros que pasan y como pago de su hospedaje hacen el relato de
sus andanzas y recuerdos; tal vez es uno que hace pocos años estuvo en la de Las Navas donde
Sancho de Navarra, olvidando, generoso, viejos agravios, ayudó decisivamente a Alfonso VIII
contra la morisma, conquistando para Navarra las cadenas de su escudo; quizá se trata de otro
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
que, con los ojos cargados de visiones que pasan pronto a nutrir la fantasía del joven Gonzalo,
refiere las místicas hazañas con que van asombrando y conquistando al mundo los jóvenes hijos
del de Asís y los de Guzmán.
Gonzalo se propone, pues, que sus compatriotas participen de los tesoros espirituales de aquellos
códices latinos; él los traducirá y los hará asequibles a todos. Y hará más; llevado de su
patriotismo y de un certero instinto que le dice que ningún ejemplo influirá mejor sobre los
riojanos que el dado por sus propios santos, se lanza a traducir y versificar la vida de éstos. Y así
compone la del varón de Cañas, Santo Domingo de Silos o la del hijo de Berceo, su glorioso
paisano San Millán, o la de la Virgen de Villa Ve-ilayo, la bendita Santa Oria...
En la "Vida de Santo Domingo de Silos", primera de las que compuso, comienza Gonzalo
declarando su propósito vulgarizados
"Quiero fer una prosa en román paladino, En qual suele el pueblo fablar a su vecino..." Esto quiere
decir que el romance dominaba ya en Berceo y sus alrededores; pero estamos seguros, sin
embargo, de que el euskera, siempre perdiendo terreno, se hablaba en las cercanías, si es que en
el mismo Berceo parte de la población no era aún bilingüe. Nos lo dicen los vasquismos que
aparecen aquí y allá en la lengua de Gonzalo, esa lengua "que parecía haber formado él mismo
con elementos diversos", al decir de Ernest Merimée; nos lo certifica el que por lo mismo años
(1230) en que el de Berceo publicaba su "Vida de Santo Domingo", el alcalde del lugar riojano de
Oja-castro, a pocos kilómetros de Berceo, ponía en prisión al Merino real, según ya dijimos, por la
pretensión de éste de que los naturales se expresaran en los juicio en castellano, porque el
euskera y no el "román paladino" era el lenguaje propio de aquellos ríojanos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gonzalo de Berceo, para componer estas "Vidas", como hará con las que después escribió, se
inspira en un texto latino que le sirve de guía: "Vita Beati Domini'cí" de Grimaldo (m. 1090),
monj'e de Silos, compañero del Santo. La fidelidad y el respecto de Berceo hacia el texto original
son tan grandes que cuando no tiene seguridad absoluta de lo que lee advierte con encantadora
simplicidad, de su dotes de mediano lector y latinista:
"Non departe la villa muy bien el pergamino ca era mala letra en cerrado latino, entender no lo
pudi,.."
Siguiendo, pues, fielmente, la narración de los hechos del origina), como tantas veces nos lo
advierte en el curso de esta "Vida", Gonzalo nos cuenta cómo el sacerdote rioj'ano Santo
Domingo, prior de San MiUán, enemistado con su rey natural García de Na-verra, emigra a Castilla
donde por encargo del rey Fernando (hermano de García) restaura el caído monasterio de tierra
de Silos "que salva la frontera... con Extremadura". Gonzalo llama "bon rey don Fernando" al de
Castilla, mientras que, después de varias alabanzas preparatorias, tacha de codicioso al navarro
por su pretensión a los tesoros de la Abadía « la que se opuso Domingo:
El rey don García de Négera señor, Fijo del rey don Sancho el que dicen mayor, Un firme caballero,
noble campeador, Mas para Sant Millán podrie ser mejor". Así conviene a la narración de la vida
de Santo Domingo; así narra los sucesos Grimaldo; ¡lástima que Gonzalo, desviándose por un
momento de su guía y recordando cómo el "bon rey don Fernando" mató a su hermano en
Atapuerca (1054) y despojó a Navarra de parte de sus territorios, no hubiera señalado más
justicieramente de qué lado anduvo la codicia, la secular codicia que hizo que él naciera castellano
en lugar de vasco!
Pero sí nuestro poeta sigue tan ceñidamente al manuscrito que le guía, hasta el punto de que
cuando éste falla, no se atreve a completar por su cuenta el texto, la expresión, la forma —y en
ella está la esencia poética— es totalmente suya. Son imágenes felices, evocaciones que surgen
de los hechos de la vida cotidiana, dichos de la gente del pueblo con quien tanto gustó de tratar, y
que engarza oportunamente en sus versos; sabe, con frecuencia, ver con los ojos de la
imaginación escenas y cosas que en el texto latino aparecen secamente delineadas y a las que él,
al transportarlas al romance, consigue dar animación y vida; es decir, que cuando más se aparta
de su guía es cuando, por lo general, más poeta se muestra.
Esto se ve, aun mejor si cabe, en la segunda de las "Vidas" escritas por Berceo, la de San Millán,
compuesta pocos años después de la primera (1234).
Si aquí también hubo de tomar una base escrita9 y ninguna mejor que la suministrada por los
documentos del mismo monasterio, natural es que al narrar la vida de este santo, cuya juventud
se había desarrollado en aquel monte poblado de áspera maleza, en el que siendo un niño, sólo
San Millán se aventuraba a entrar, Gonzalo recordaba sus temores infantiles hacia aquellos
parajes —guarida quizá de
s Sigue en ésta, en general, la "Vida" compueita por San Braulio, discípulo de San Isidoro.
"Don Bildur"— y deplorando no estuvieran escritas tantas cosas relativas a su amado santo como
él había visto —"Esto vi por mis ojos e so ende certero"—, se decidiera a insertarlas en el cuerpo
de sus versos; "Otra cosa retraen mas non la escribieron hi muestran los forados que las sierpes
ficieron, Jas peñas foradaron cuan fincar no pudieron". "La Vida de Santa Oria" es la última de las
tres de santos riojanos y la postrera que Berceo compuso.8 Era el otoño del año y de su vida:
"Los días son non grandes, anochezrá privado, escribir en tiniebra es un mester pesado". Y Berceo
escribe en el portalejo de la celda en que Ja virgen riojana hija de García y Amufia había
muerto emparedada. Poseído, más que nunca, de místicas visiones, Gonzalo que espera
dulcemente su tránsito, nos da en esta obra una descripción deí cielo gozando del cual contempla
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ya presbítero, había compuesto "El Sacrificio de la Misa", en cuyo poema se Je ve, dentro de su
sencillez de siempre, halagado por la augusta potestad de que se ve revestido. Compone también,
siempre según la misma técnica y manera, el "Martirio de San Laurencio", otro santo de antigua
veneración entre los vascones. Este poema, desgraciadamente, nos ha llegado incompleto.
Es en Ja segunda época de su vida cuando Berceo compone sus obras maríales: 'Milagros de
Nuestra Señora" y "Duelo de la Virgen". Son Jos años en que, con Santo Tomás de Aquino,
* La biografía de Santa Oria está inspirad» por el confesor de ésta, el monje Munio.
el escolasticismo triunfa plenamente, haciendo, entre otras cosas, resaltar la figura de la Virgen
María, superior a todos los ángeles y santos; así, pues, la supremacía escolástica coincide con el
florecimiento de ja literatura mañana. Berceo, cuyo espíritu, por otra parte, parece tan
naturalmente mañano, no podía sustraerse a esta poderosa corriente que se haría sentir bien
fuerte en su monasterio, tan atento a las pulsaciones de la vida de la cristiandad, y escribe, en los
años 1252 y 1260, sus obras mariales.
En estas obras nos place considerar a Berceo en un simpático aspecto en el que ya ha sido
examinado: el de juglar.10
Así se comprende que Berceo comience su narración rimada con el mismo estilo que el del juglar
en la plaza pública:
"Amigos e vasallos de Dios Omnipotent, si vos me escuchásedes, con vuestro cosiment, querría
vos contar un buen aveniment". El espíritu de juglaría de Berceo es, como dice Me-néndez Pidal,
tan sincero como el de San Francisco de Asís. Hay que tener presente que, como decíamos al
principio, el principal objeto de los poemas de Berceo es el de llevar al pueblo loa tesoros
espirituales
10 Menéndez Pidal: "Poeaía jaglarMCft y juglaret".
encerrados en los códices latinos del monasterio: el público, pues, para el que él escribe, es el
mismo para el que cantan los juglares; si en los otros poemas lo quería así, ¡cuánto más en éstos
en que se trata de hacer conocer a sus coterráneos los maravillosos poderes de la Gloriosa!
Por eso Gonzalo, su humilde juglar, tiene, más que nunca, ante sus oj'os al público iletrado para
quien se esmeró en su trabajo y se dirige a él con fórmulas juglarescas para pedir atención o para
anunciar un descanso en la sesión de recitado público: "Señores, si quisiéredes atender un
poquiello", "Señores e amigos, por Dios e caridat, oid otro mirado fermoso de verdat". Y con
afortunada frase, define su arte al hacer la sencilla petición de aquel "vaso de bon vino" que
seguramente nunca le supieron negar las vides generosas de la Eioja. Tampoco la Gloriosa habrá
dejado de saciar para siempre su otra sed: aquella de amor dulce, universal y fraterno de que
siempre sufrió en la tierra su candoroso juglar.
Berceo, como bien se ha dicho, es una prueba de que la poesía romance de los clérigos no nace,
como por algunos se ha creído, en lucha contra la de los juglares, sino al contrario, como una
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Así vemos que Berceo sólo se distingue de los juglares antiguos por el uso de una versificación
regular. Es la llamada "cuaderna vía", sistema de versificación de origen francés adoptado por los
rimadores del "mester de clerecía", en que se emplean cuartetos de alejandrinos monorrimos, o
sea, versos de catorce
11 Menéndez Pidal: Obra citada.
sílabas divididos en dos hemistiquios iguales, acentuado cada uno en la sexta sílaba.
Se puede decir que Berceo, primer poeta conocido en lengua castellana, es también el primero
con quien en esa literatura aparece el nuevo modo de construir versos sujetos a la medida y
consonancia características de la cuaderna vía, y constituye otro caso más en que vemos a los
vascos sirviendo de introductores en Castilla de las novedades de la cultura francesa. Porque
difícilmente se habrá escrito en España ningún poema de esa clase antes de que Berceo
comenzara su producción. Y en todo caso, si el libro de "Apollonio" y el "Alexandre" fueron
compuestos, más o menos, por los mismos años, no hay duda de que, a pesar de que el que
escribió el primero se envanece con la novedad de su obra, anunciándola como "un romance de
nueva maestría" y de que el autor del segundo, Juan Lorenzo Segura, clérigo de Astorga, se jacta
diciendo:
'Mester trago fermoso, non es de joglaría, a silabas cuntadas, ca es grant maestría". Berceo, que
de nada de eso presume, es el más perfecto de todos ellos.
Acabamos de releer la obra de Berceo. Y abandonamos con pena la compañía de este poeta
primitivo y candoso al que imaginamos, otra vez niño, entregado a sus "quirolas" en los prados
del monasterio navarro y cohibido en sus travesuras por la sombra de "Don Bildur". Lo vemos ya
hecho diácono platicando con los romeros que buscan su "zatico"; mezclado quizá por curiosidad
trovera con un grupo de "arlóles" prestos si es preciso a blandir la "azcona".
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En el paso de la Edad Media a la Moderna hay una puerta de oro que hoy debemos franquear: el
Renacimiento.
Aunque el fenómeno del Renacimiento sea, tanto en sus orígenes como en sus manifestaciones,
más complejo de lo que corrientemente se estima, vamos a dar aquí una visión del mismo simple
y clara.
Entendemos por Renacimiento aquel movimiento cultural que con fuertes raíces en el siglo xiv,
surge poderoso en Italia en el xv y xvi y se extiende desde allí a toda Europa.
Al tratar de dar algunas de sus notas distintivas diremos que en los nuevos rumbos que toma la
actividad del hombre persiste la atmosfera de religiosidad que caracterizó a la Edad Media, pero
los espíritus se sienten al mismo tiempo fuertemente impulsados por un ideal entrañablemente
humano. Sin abandonar aun la teología, se busca con fervor, en el cultivo de las ciencias y las
artes, nuevas dimensiones del ser humano en el que se va concretando un nuevo tipo de
perfección: el del hombre completo —l'tíomo uni-versale de León Baptista Alberti— aquel que, por
el desarrollo armónico de todas sus facultades, tiende a afirmar, cada vez más resueltamente, su
absoluta autonomía.
Se busca la afirmación de los valores vitales eternos por medio de una exaltación de la
personalidad con la que se pretende restaurar formas e ideales de la Antigüedad clásica, mediante
una renovación total de la vida individual, cultural y política.
Como en toda empresa humana, los propósitos, a veces, chocan con las dificultades que la
realidad impone; hay desvío de los primitivos ideales y otros nuevos aparecen seductores a los
ojos de los hombres. El pensamiento en su ansiosa y continua agitación, varía quizá mil veces
antes de tomar el nombre de acción y surge la complicación y se impone el desconcierto allí donde
se quiso que todo fuese regido por la pura luz de la razón.
Pero no es a nosotros a quienes corresponde trazar un cuadro que implique un estudio a fondo del
Renacimiento. Para nuestro propósito, bastará con dar y es lo que procuraremos hacer, una
impresión plástica y viva del mismo a través de algunas de sus personalidades.
a) Florencia.
No se puede hablar del Renacimiento, especialmente en Italia sin comenzar por Florencia, aquella
segunda Atenas, madre fecunda en artistas, la que hasta en su mismo nombre llevaba marcado
su destino. Era la destinada a florecer. Y lo hizo con tal ímpetu, templado por la gracia, que las
flores que ofrendó al mundo siguen formando un ramillete inigualado.
En esta ciudad, ya para el siglo xiv, asoma una familia que desempeñará papel fundamental en el
desarrollo ciudadano, pues se pone a la cabeza de la industria de la lana que era la principal
fuente de riqueza florentina y ya para el siglo xv su poder ha crecido enormemente, pues sin
abandonar la corriente popular que le daba su prestigio ciudadano, extiende sus actividades al
comercio del dinero, y su irJIujo financiero la conduce, rápidamente, a la preponderancia en la
cosa pública. Es la familia de los Mediéis a la que lleva al apogeo Cosme, llamado e! Antiguo
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(1389-1464) una de las figuras más interesantes de la historia europea, quien apoyado en el
bando popular, se constituye en un tirano que domina a Florencia, Pisa y la mayor parte de la
Toscana y al que con razón pudo escribir Eneas Silvio (e! futuro Papa Pío II): "de la realeza no te
falta más que el nombre. Tú eres el arbitro de la paz y de la guerra y de las leyes".
Si contemplamos el retrato que de él ha dejado Botticelli, se BOS aparece como un vejete sin
distinción ni belleza, en cuyas facciones apenas si la nariz bien acusada y sobre ella las arrugas de
la frente ofrecen signos de fuerte personalidad. Sabemos también que carecía de dotes oratorias y
que en absoluto tenia vocación de guerrero. Era, por sobre todo, un gran financiero y al mismo
tiempo un político sutil, un habilísimo demagogo que, con la asistencia de una opinióa pública que
sabía modelar a maravilla, gobernó a Florencia durante treinta años (1434-1464) como el gran
señor del Estado. Pero lo que aquí nos interesa de Cosme de Mediéis y lo que hizo su gloria fue
otra faceta de su personalidad: aquella que le llevó a reconocer en el pensamiento platónico la
más alta expresión del alma antigua y le condujo a recoger solícitamente en sus caminos del
destierro a aquellos sabios que huían de la barbarie turca que acababa de adueñarse de
Constanttnopla (1453) y se llamaban Argyropulos, Lascaría, Besaríon...; la que dignificó sus
riquezas no sólo al invertirlas en dar asilo a. esos hombres ilustres, sino en la búsqueda y
adquisición, por todas partes, de preciosos manuscritos de la antigüedad a cuyo estudio admitía
luego a eruditos y al público en general.
Para ello hizo trabajar a los más grandes arquitectos que se llamaban Michelozzo, Brunelleschi...;
a escultores como Della Robbia y Ghiberti el que fundió las puertas del baptisterio de Nuestra
Señora de la Flor, de las que decía Miguel Ángel que eran dignas de servir de entrada al Paraíso.
Los pintores se llamaban Fía Angélico, Botticelli, Ghirlandajo, Filippo Lippi...
Este tirano que colgaba por los pies a cuanto patricio osaba atentar contra su autoridad, sabía
adular al pueblo regalándolo con magníficas fiestas, y reconocía la superioridad de sabios y
artistas a quienes trataba con delicadeza y al mismo tiempo con familiaridad. Y si Italia le debe el
renacimiento de los estudios griegos y esto es algo que nos es grato señalar, más particularmente
grato nos es hacer notar que no le debe menos el habla de su pueblo, la lengua toscana trabajada
ya por Dante para que llegara a constituirse en idioma nacional.
En la dinastía de los Mediéis no hemos de dejar sin citación a uno de los nietos de Cosme; a
Lorenzo conocido por el Magnífico quien representa el tipo más brillante de los grandes tiranos del
^Renacimiento de quien pudo decirse que estaba adornado, según Ficino, de las tres gracias que
celebraba Orfeo: "Vigor de cuerpo, claridad de espíritu, alegría en la voluntad". Amante de las
fiestas y espectáculos maravillosos, era al mismo tiempo que protector de las artes, un verdadero
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artista dotado de elocuencia decisiva, poeta y escritor en todos los géneros; cultivaba
la filosofía platónica como su abuelo y como éste era cruel con sus enemigos a quienes también
castigaba colgándolos por los pies. Hombre de contrastes, como lo fueron tantos del
Renacimiento, frecuentaba las tabernas y amaba particularmente las violetas.
Si Florencia fue el espíritu inspirador del Renacimiento, a través del impulso de los dos grandes
animadores que hemos visto, Cosme y Lorenzo de Mé-dícis, pronto llega el día en que otra gran
ciudad ha de sustituirla en esa gloriosa tarea. Es la Roma eterna que, sede de la teología, asume
también el papel de rectora de la nueva ciencia que en cierto modo toma su impulso en oposición
a ella. Es la que en vez de dirigirse a Dios, centra sus afanes en el estudio del hombre, en el
cultivo del saber cuyo objeto es la felicidad y la perfección humana. Para esto era preciso, en
primer lugar, recoger la herencia dispersa dejada por la Antigüedad, comenzando por la de los
antepasados más cercanos que habían florecido en gloriosas civilizaciones: los romanos y los
griegos, maestros de ellos.
Desde luego que la Edad Media no había ignorado o desdeñado el pensamiento antiguo, como a
veces se ha intentado hacer creer. No hace falta sino saludar a varios de los más grandes Padres
de la iglesia para ver hasta qué punto estaban nutridos de ¡as letras griegas. Conocida es la carta
de San Basilio "A la juventud sobre la manera de sacar provecho de las letras helénicas". Los
nombres de San Jerónimo, San Juan Crisóstomo, San Gregorio el Grande... bastan para
recordarnos el gran aprecio que del saber antiguo se hizo aun en los tiempos que se juzgan más
oscuros de la Edad Media. Sabemos que el Fedon de Platón fue traducido al latín en el siglo xvi y
constanun centenar de nombres de autores latinos que en el Medioevo fueron apreciados, como
puede verse en el continuo uso que de su autoridad se hace en los escritos de la época en que se
quiso beatificar a Virgilio en aquellos monasterios a los que correspondió ser el asilo de la cultura
de la Antigüedad —cuya conservación tanto deberá siempre a Papas como Nicolás V, el creador de
la biblioteca vaticana, Julio II, Pío II, León X...
Pero, en rigor, cuando de la cultura humanística penetrada del espíritu antiguo se hable, no puede
dejarse sin citar a aquel glorioso precursor del Renacimiento que se llamó Petrarca. Aquel hombre
que en la torre de marfil de su biblioteca, formada a costa de tantos gastos, se recogía para gozar
a solas de la conversación de Virgilio y Cicerón. Es verdad que su Hornero era mudo o para mejor
decir él era sordo a su voz, puesto que no sabía griego. Pero lo reverenciaba y besaba el ejemplar
como si fuera una santa reliquia. Si por las gracias de su latín, aprendido con los príncipes de la
poesía y la oratoria romana, se alzó con el cetro que dos siglos más tarde había de empuñar
Erasmo, por su fervor casi religioso por los grandes autores antiguos parece haber hecho escuela
en hombres como Marsilio Ficino quien, emulando el entusiasmo homerista del cantor de Laura,
rendía culto a Platón cuyas enseñanzas se esforzaba en conciliar con la doctrina de Cristo o como
el cardenal Bembo, elegante latinista quien aconsejaba a un amigo que no leyera las epístolas de
San Pablo porque su latín era mediocre y al practicar su lectura corría el riesgo de echar a perder
su estilo. Estábamos ya muy cerca del "San Sócrates" de Erasino.
Era la época del descubrimiento de antiguas estatuas como el famoso Apolo de Belvedere que el
año 1480 aparece en un dominio del cardenal della Rovere. Poco después (1506) eil una viña
romana de Santa María Mayor es descubierto el grupo de Laoconte que había sido citado por Plinio
y sobre el cual versaría siglos más tarde el famoso tratado de Lessing, y en los años próximos se
pudieron añadir a estos tesoros otros como la Venus de Mediéis, al Torso del Hércules Farnesio...
Si para el descubrimiento de estos tesoros antiguos se habían movilizado, ya desde principios del
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siglo xv, artistas de la talla del escultor Donatello y el arquitecto Brunelleschi, no menos fue el
ardor desplegado en la búsqueda de obras perdidas de antiguos escritores en cuya labor el
nombre de Gian Francesco Bracciolini, llamado el Pogge, ocupa lugar destacado con su
descubrimiento en el monasterio de San Gall de las "Instituciones oratorias" de Quintiliano y de
algunos discursos de Cicerón hasta entonces ignorados, a esto seguirá el descubrimiento del "De
rerum natura" de Lucrecio, las "Odas" de Horacio, el "De re rustica" de Columela.
Para la debida conservación de estas obras contó esta época con un hombre excepcional en la
persona de Aldo Manucio, el célebre impresor a quien su patria ofrecía favorabilísimo asiento por
las frecuentes relaciones comerciales con el Oriente y que era un gran erudito a quien se deben
un diccionario y una gramática griega y, sobre todo, la impresión por vez primera de obras de
Aristóteles, Tucídides y Eurípides y la edición de libros en octavo, es decir, en forma que los hacían
cómodos y manuales como hasta entonces no lo habían sido. Otro ejemplo clásico de gran señor
del Renacimiento es el que nos ofrece Alfonso V de Aragón (1416-1458) quien desde que muy
joven (1435) se posesiona del reino de Ñapóles, se muestra un rey brillante, confiado en su
pueblo, afable en el trato, pero, por sobre todo eso, dedicado a convertir su corte en un asilo de
humanistas. Generoso como era, se complacía en la dádiva y no conocía medida si se trataba de
trabajos literarios. As! dio a Poggio quinientas monedas de oro por la traducción latina de la
"Ciropedia" de Jenofonte, y era entre los príncipes seculares el que manifestaba más entusiasmo
por la antigüedad, entusiasmo ingenuo, al que se rindió, desde su llegada a Italia, enamorado del
mundo antiguo en sus monumentos y literaturas.
Su lugar preferido era la biblioteca del palacio de Ñapóles donde, sentado junto a una ventana
que daba al mar, escuchaba a los sabios cuando discutían v. g. sobre la Santísima Trinidad; pues
era muy religioso y se hacía leer la Biblia que se sabía casi de memoria, aunque, hombre del
Renacimiento al fin, no era menos devoto de escuchar la lectura de Séneca o la de Tito Livio de
quien guardaba un supuesto hueso que veneraba como una reliquia y no menos la de Quinto
Curcio que suponía le curaba de una fiebre que le tenía postrado en cama.
Este entusiasmo por ¡o antiguo fue, sin duda, lo que le inspiró aquella frase suya de que lo que
más le agradaba era tener "Viejos troncos para arder, viejos vinos para beber, viejos libros para
leer y viejos amigos para hacerle compañía".
La chispa renacentista que, en rápidas ojeadas hemos ido viendo propagar su fuego sagrado por
ciudades y cortes de Italia, no tarda en extenderse a otros pueblos de Europa. Veamos una
muestra de cómo lució en nuestra tierra en la corte del reino vascón, sede de los reyes de
Navarra.
Don Carlos III el Noble (1361-1425), rey de Navarra.
"El reinado de D. Carlos el Noble —dice el maestro Campión— puede compararse a la
desembocadura de un río: en él desemboca el curso de la realeza nabarra. Desde los silvosos
riscos, vestida de pieles y calzada de abarkas, bajó a la florida llanura; ahora embellecida por las
artes, adornada por el lujo, procura ajustar su vida a los cánones de la cultura intelectual, moral y
social y del espíritu caballeresco".
Para que esto se diera, para que este vastago de Lis casas de Francia y de Evreux, pudiera dar a
Navarra 38 años de reinado feliz, conservando el difícil equilibrio con los estados vecinos y la
concordia en el interior del reino, eran bien necesarias las condiciones que adornaban al Noble
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entre las que brillaba, por sobre todas, un sincero deseo de paz, y una rara habilidad para, sin
menoscabo alguno de los derechos y dignidad de nadie, saber conseguirla.
En efecto, este Rey que, según el cronista, tomaba consejo de algunos y de ninguno se dejaba
gobernar, consigue mediante hábiles negociaciones vivir en paz y amistosa relación con sus
vecinos del Sur, rescatando las fortalezas entregadas al Rey de Castilla, como garantía de la paz
que concertó con aquel monarca Carlos el Malo. Y volviéndose hacia el Norte, consigue también
un arreglo amistoso de sus diferencias, recibiendo una compensación en dinero por sus señoríos
patrimoniales integrados por los ducados de Champagne, Brie y Evreux que, en tiempos de su
padre, habían sido usurpados a los reyes de Navarra. Esto lo consiguió, después del fracaso de
varias embajadas enviadas a la corte de Francia, por su gestión personal a través de tres viajes
realizados de 1397 a 1403 y aun otro más hubo de realizar que duró de 1408 a 1410 para actuar,
con el carácter para el que Dios le había especialmente bendecido, como mediador en las
irreconciliables querellas que separaban a las casas de Orleans y de Borgoña. Lo mismo hubo de
hacer al oficiar de apaciguador de las discordias entre Aragón y Castilla llevado siempre de su
deseo de paz entre sus vecinos con lo que no dejaría de perseguir la seguridad de su propio reino.
Con sus esfuerzos para mantener la tranquilidad externa corrieron parejos sus afanes para
resolver el problema no menos espinoso de la concordia ciudadana. Siempre honrarán su reinado
las medidas de buen gobierno con que puso fin a las seculares disputas entre los bandos de los
Ponces y los Learzas que mantenían en constantes disturbios a Estella. Y no menos las que
terminaron con las diferencias entre hidalgos de una parte y ruanos y francos de la otra,
constante fuente de amenazas para la tranquilidad pública en Tafalla. Finalmente, citaremos el
llamado Privilegio de la Unión, obra maestra de los afanes conciliadores de Carlos III, con el que
se dio fin a las luchas de vecindad que ensangrentaban periódicamente las calles de la vieja Iruña
y se terminó con la anarquía de jurisdicciones que allí imperaba, fundiéndolas en una, designando
un solo alcalde y diez regidores comunes para el gobierno de la ciudad, de-clarando comunes sus
términos y rentas y ordenando el derribo de las murallas interiores.
Se le debe también un Amejoramiento de los Fueros, por el que se suprimía la pecha por los
homicidios casuales (1418) y mandó tachar de los libros de Comptos esa palabra de "pecha",
sustituyéndola por la de "censo perpetuo" y fue pródigo en conceder hidalguías y armas caballeros
en las suntuosas cámaras de Olite. Al engrandecer a los bastardos y bastardos de éstos por cuyas
venas corría sangre real, no previo, como advierte Campión, los peligros que estaba creando para
el futuro de su reino.
Era muy natural que —Don Carlos quien, a pesar de haber sabido permanecer fiel a las tradiciones
democráticas de la monarquía navarra era, por otra parte, aficionado a dar boato a la corte, en
aquel ambiente de paz exterior e interna se sintiese animado de aquel espíritu característico de
los príncipes y magnates de su tiempo renacentista que impulsaba a la realización de obras
suntuarias. Y así vemos que se debe a él la reedificación de la catedral de Pamplona, que se había
derrumbado precisamente el año de su coronación (1890), acomodándose en lo posible, la traza
de lo nuevo a la de lo antiguo. En el mismo año (1397) en que comenzó la reedificación de la
catedral dio principio a la construcción del palacio de Tafalla y hacia el 1406 comenzó la edificación
del de Olite, a ocho kilómetros del anterior y cuyas dos obras pensó unir haciendo gala de su
magnificencia.
Con las grandes construcciones van floreciendo las artes que las acompañan y las sirven. "Del
tiempo de Carlos III —nos dice Campión— son los pintores Pedro de Tudela, Juan de Pamplona,
Juan de La-guardia y Guillermo de Estella que trabajaron para el palacio de Olite por los años
1402; Miguel de Le-yún, decorador que el año 1406 pintó •pomeras de madera, con las armas
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
reales, para la tienda y cambra cuadrada del Rey. Sancho Daoiz, abad de Urroz, adornó con
miniaturas siete libros del Bey; Pedro García de Eguirior iluminó un libro de horas del rey quien
tenía a su servicio varios arquitectos...". Había esplendor en la corte y su lujo trascendió al estado
llano hasta el punto de que el rey hubo de poner trabas al prurito de excesivo adorno de las
damas —las estellesas— y el pequeño reino vascón, gozándose en su paz y diversiones parecía
destinado a convertirse en otro de los centros de los que irradiaban los esplendores del
Renacimiento.
Nació don Carlos, como con mal presagio, lejos de su patria, en Peñafiel, en el corazón de la
meseta castellana, azotada en aquel momento por la pugna de dos bandos cuyas cabezas eran los
infantes don Juan y don Enrique, respectivamente. Dos años después, en 1488, su abuelo el
Noble, "como el linaje humano sea inclinado y apetezca que los hombres deban desear pensar en
el ensalzamiento del estado y honor de los hijos y descendientes de ellos", según se decía en
carta real otorgada en Tudela, instituyó el Principado de Viana para su. nieto.
Ya para entonces (11 junio 1423) las cortes naba-rras .reunidas en Olite, habían prestado
juramento de guardar la persona, honor y estado del príncipe, como futuro rey de Navarra. Y el
año de 1424 tomó el niño posesión simbólica del recién erigido principado.
Al año siguiente (1425) muere su abuelo y con ello se marca el atropello de sus derechos ante la
usurpación por su padre de la corona. Don Juan se alza como rey de hecho. Surge el antagonismo
entre padre e hijo, origen de sangrientas luchas en Navarra que habrían de cambiar su destino y
el de don Carlos.
Adolescencia y juventud.
Si Carlos el Noble no pudo ver concluida la formación del Príncipe, sin duda que dejó en la reina
doña Blanca una educadora bajo cuya tutela el príncipe se fue modelando, física y
espiritualmente, tal cual hubiera complacido a su abuelo quien, por otra parte, con su labor
pacificadora a la que se debió el estado floreciente de] reino, había puesto la base necesaria para
la enseñanza práctica del príncipe.
Sabemos a éste con gran afición a los anímales con los que llegó a reunir en el castillo de Olite lo
que hoy podríanlos llamar un parque zoológico. Había allí jirafas y ciervos, jabalíes y camellos,
osos y leones. Era una colección repartida debidamente y en cuya visita afinaba el joven príncipe
su natural sensible y curioso de aprender.
A los quince años contaba con una guardia particular de arqueros y ballesteros que, con su
servidumbre, integraban una pequeña corte en la que no faltaban los halagos de los poetas
adulones. Al llegar a la mocedad se ejercita en la equitación y corre justas con lanzas ligeras.
Amaba, por inclinación natural, el lujo y era limosnero y liberal. Su educación religiosa fue, sin
duda, muy esmerada. Así lo fue también la intelectual hacia la cual se sentía naturalmente
dispuesto. En cambio, la política, ya fuese descuido de sus preceptores, ya falta de interés hacia
ella por el mozo, parece que no alcanzó los puntos que hubieran sido de desear y de cuya falta
tanto se habría de resentir en los duros días venideros.
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"Bajo la tutela de doña Blanca —escribe el acucioso biógrafo Manuel Iribarren— la vida del
príncipe adolescente debió de transcurrir aburrida y monótona. Consumieron el ocio de sus días
felices, espaciadas peregrinaciones, prudentes cacerías y tal cual paseo o diversión. Gustaba don
Carlos recrearse en las verdes alamedas que decoran las apacibles márgenes del Arga, y Bogar
por su mansa corriente a la luz melancólica del atardecer en su barquilla particular construida
para su recreo".
En éstos y otros recreos y no exento, sin duda, de preocupaciones que los años y los sucesos que,
sobre todo en el convulsionado vecino reino de Castilla amenazaban con romper la feliz
tranquilidad de Navarra, vio el Principe venir el tiempo de sus bodas que el año de 1489 celebró
con Inés de Cleves, sobrina del duque de Borgofia, Felipe el Bueno, la que viajó a Navarra
acompañada de lucido séquito. Después de desembarcar en Bilbao, la comitiva siguió viaje por
tierra y los novios se vieron por primer» vez en el palacio real de Estella. La boda se celebró en el
de Olite el 30 de septiembre de 1439.
La feliz pareja tenía su residencia en este palacio construido por Carlos el Noble con dineros de los
que trajo de Francia como compensación a la renuncia de su estado en aquel reino.
Comenzado a edificarse hacia 1406, su vida como centro de la corte navarra languideció en 1448,
Una existencia demasiado breve y que, como observa el citado escritor Iribarren, vino a ser casi
paralela a la del príncipe de Viana.
Alli podemos ver a éste, quien ora discurre contemplando el huerto de los Baños donde las plantas
exóticas reinan con su chillona policromía; ora su mirada se posa complacida en las diversas
torrea —quince—• diferente por su perfil y pomposos nombres —la de la Joyosa Guarda, la de los
Cuatro Vientos, la de las Tres Coronas, la de los Lebreles, la del Sobre el Corredor del Sol, etc.,
etc.; ora por el verdadero parque zoológico que allí se logró formar, con sus graciosos ciervos y
deformes camellos, pintadas jirafas y fieros jabalíes, osos, leones...; ora por el jardín de los
toronjiles poblados por el triunfo de los pavos reales. El viajero alemán Von Harff que pasó por
Navarra el siglo xv, nos dará detalles de la apacible vida que se hacía allí: "Llegué a una buena
ciudad llamada Olite en la cual estaba el Príncipe que por entonces era Rey de Navarra, puesto
que le Reino entero le obedecía más que a su mismo padre el cual andaba siempre enemistado
con su pueblo. Llevóme un heraldo ante dicho Príncipe o Rey, el cual era muy joven; tratóme
amistosamente; hizo lo que yo le pedí y mandó que me condujesen al aposento de su mujer que
era de la casa de Cleves. El heraldo me hizo ver el palacio; seguro estoy que no hay rey que tenga
palacio ni castillo más hermoso, de tantas habitaciones doradas, etc. Vilo yo entonces bien; no se
podría decir ni aún se podría siquiera imaginar cuan magnífico y suntuoso es dicho palacio". Y
sigue describiendo su visita a la Reina que estaba en el terrado del castillo, "solazándose y
tomando el fresco debajo de un gran dosel", la danza que se dio a. la noche, etc.
Los aposentos eran muy numerosos y decorados según el gusto francés; los muros revestidos
hasta cierta altura de madera ensamblada y esculpida; el resto de la pared de tapices, los techos
artesooados. Del de la cámara de la Reina pendían ¡numerables cadenillas, rematadas en su
extremo inferior por discos de cobre de unos cuatro centímetros'de diámetros que el viento al
moverlos los hacía sonar. El pavimento de buen ladrillo; delante de las chimeneas bancos de
madera esculpida, al estilo de los que se ven en la montaña de Navarra. Conocemos, gracias a las
investigaciones de D. Juan Iturralde, los nombres especiales de 59 aposentos y comedores y
sabemos que había muchos más.
Pero negros nubarrones se van condensando sobre el palacio de Olite en que vive el príncipe.
Primero es la muerte inesperada de su madre (1441) que a la sazón residía en Castilla. Y con el
dolor de la pérdida de la que había moldeado su corazón, aquella inquietud que viene pronto a
atosigarle cuando las sospechas de que su padre piensa en volver a casarse engendran en su
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imaginación negros presentimientos. Por su mente pasa la sombra de una madrastra, aquella a la
que los rumores señalan ya como nueva esposa de su padre, doña Juana Enriquez, la hija del
almirante de Castilla cuyas ambiciones e intrigas tanto podrán obrar sobre el carácter violento de
su padre.
Quisiera rasgar las nieblas de su futuro. Y cediendo a las supersticiones de su tiempo, recurre a
aquél su basilisco disecado a cuyo polvo los alquimistas atribuyen mágicas virtudes, pero sin fruto
alguno. Igualmente vano le resulta el palpar el cuerno del unicornio y el observar los movimientos
de las hojas de sus mandragoras. Luego, arrepentido de ceder a tales debilidades, irá a postrarse
a la capilla del palacio o se entregará con ahínco al estudio, a la conversación con los viejos libros
de los sabios que fueron, pero legaron tantas nobles ideas y tantos útiles conocimientos a quienes
quisiesen y supiesen nutrir con ellos sus mentes.
En la lectura y el estudio logra sus mejores horas el príncipe. Leer libros y escribirlos es su mayor
recreo, su más dulce trabajo y su mejor distracción. Pero al cabo de pocos años (1448) el destino
le depara otro duro golpe: la Princesa de Viana muere. Y don Carlos se encuentra enfrentado,
cuando más necesitaba del cariño y el consejo de un corazón leal, de un lado a su viudez y del
otro a la ambición de su padre que atizaba por la fatal hembra castellana, "la hija del almirante",
como él llamaba a su madrastra, había de traer a Navarra aquellos 40 años de guerra civil
cínicamente pronosticadas por D. Alvaro de Luna y que aun resultaron cortos y con ellos la ruina
de la independencia del reino que se gestaba ya en el vientre de la hembra de Castilla, madre del
futuro Fernando, el mal llamado Católico.
Llegan los días en que Navarra se desgarra en las insensatas luchas fratricidas entre los
beamonteses, partidarios del príncipe y los agramonteses, sostenedores del rey. La guerra civil
que abre siempre ancho cauce por donde todos los odios y malas pasiones de grandes y pequeños
corren, ofreció a ambos bandos la ocasión de superarse en episodios de horror. Padre e hijo frente
a frente, hermanos contra hermanos en lucha mortal... La suerte de las armas se mostró adversa
al Príncipe. Fue la derrota de Aibar y la prisión de D. Carlos. La reanudación de la lucha terminó
con otra derrota, en Estella, del Príncipe quien fugitivo hubo de tomar el camino del destierro.
París - Roma - Ñapóles.
Su primera estación en la ruta del exilio —del que no debía volver más— fue París donde visitó al
rey Carlos VII, su pariente, ante quien hubo de disipar ciertos malentendidos que sobre su
persona y procederes se habían propalado en la corte de Francia de cuyo rey consiguió que
impusiera al conde de Foix el cese de su intervención en las luchas de Navarra. Fue un triunfo
diplomático conseguido por el Príncipe tanto por sus dotes de persuasión como por la fuerza de la
verdad que hablaba por su boca.
De París, y después de un recorrido por diversas ciudades italianas, pasó a Roma donde en
entrevista con el Papa Calixto II —el primer Borgia— puso al arbitrio del Pontífice el arreglo de sus
diferencias con su padre sometiéndose por completo a su decisión. Pero el Papa se desentendió
del caso y el Príncipe pudo conocer a su costa, como antes y después lo habrían de experimentar
otros, que la causa del vencido rara vez resulta simpática a los poderosos, acostumbrados
siempre a jugar a la carta del triunfador.
De Roma se fue a Ñapóles donde su tío el rey Alfonso V lo recibe cordiabnente y pronto es
gratamente impresionado por las dotes intelectuales y los gustos de su sobrino que tan bien iban
con los suyos como distaban de los de su hermano de quien llegó a decir: "Mi hermano el rey de
Navarra y yo nacimos de un vientre e non somos de una mente".
Por su parte, el Príncipe, hubo de sentirse como el pez en el agua en el ambiente de aquella corte.
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Y no poco contribuirían a ello las cortesías de poetas y aduladores cortesanos que lo acogieron por
doquier. En carta a sus leales de Pamplona refiere D. Carlos las singulares muestras de amor que
recibe de su tío quien, dice, le trata como a un hijo; le ha pagado las deudas de su viaje, le regala
joyas y corceles y le ha puesto mil ducados de consignación anual para sus gastos ordinarios.
Y es allí donde aquel príncipe de los tristes destinos puede vivir algunos de sus mejores días, en
aquella corte del Renacimiento hecha como de molde para él. Es allí donde puede dedicarse a
traducir a Aristóteles y compartir con los intelectuales que dan brillo a aquella corte, el juego de
las ideas que iluminan la presencia de poetas y artistas. Es allí donde siente como nunca el ímpetu
creador del Renacimiento y trata de incorporarse a las nuevas comentes para las que tan bien
dotado y educado estaba su espíritu que sentía crecer sus fuerzas en aquella atmósfera de luz y
paz y en la que el amor de su tío prometía justicia y reparación para su causa.
Pero una vez más el destino se ceba en su desgracia. La inesperada muerte de Alfonso V deja
postrado al Príncipe que veía que, con el fallecimiento de su tío, se malograban una vez más y
quizá para siempre sus renovadas esperanzas.
En el testamento del rey Alfonso, éste que había tenido oportunidad de conocer a su sobrino, le
declaraba heredero y sucesor, después de los días de su padre el rey don Juan, en los reinos de
Aragón, Valencia, Mallorca, Cerdeña, Sicilia y en el principado de Cataluña. El de Ñapóles lo
reservaba para su hijo natural don Fernando cosa que disgustó a la mayoría de la nobleza del país
que decidió proclamar rey al príncipe de Viana. Éste, rechazando noblemente la halagadora oferta
y previendo que su presencia en Ñapóles podía engendrar peligros para la tranquilidad de aquel
reino, se trasladó a Sicilia.
Pero su estada allí no habría de ser muy larga. Es de un año en el que se mantiene al margen de
las actividades políticas. Como en Ñapóles, los sicilianos le ofrecieron la corona que rechaza, como
por segunda vez rechaza la de Ñapóles que le vuelven a ofrecer. En el entretanto le habían
proclamado rey sus parciales en Pamplona, pero la actitud del Príncipe era de renunciar a toda
ambición.
Pero todo este desinterés no bastaban a colmar los recelos de su padre que consigue persuadirle a
que cambie Sicilia por Mallorca donde llegó el SO de agosto de 1459, El 6 de enero de 1460, el
rey de Aragón proclamó la tregua ajustada con el Príncipe y el 13 de enero le otorgó su perdón. El
20 de marzo desembarcó Don Carlos en Barcelona. Pero de nuevo vuelve a sus tortuosos caminos
el rey su padre quien llamó al Príncipe a Lérida y allí, ante su presencia, le hizo desarmar y
prender. (2 diciembre 1460).
La causa de D. Carlos parecía perdida. "Entonces —y cedemos la palabra al maestro Campión— la
tomó bajo su amparo, en un nobilísimo arranque suyo, Cataluña, haciendo de la prisión de aquél
un caso de derecho constitucional, que propuso, defendió y resolvió hábilmente, con tesón,
constancia y recto sentido admirables, sin que la hiciesen desfallecer, ni la flaca política inhibitoria
de Aragón y Valencia, ni la escasa firmeza del Príncipe mismo engatusado al fin por su madrastra.
Después de un período de negociaciones con el Rey, Cataluña se decidió a empuñar las armas. El
8 de febrero de 1461 resonó en las calles de Barcelona la terrible voz del apellido: "Via fora!
Somatent!" El gobernador Requesens huyó de la ciudad; Don Juan que estaba en Lérida, escapó
de noche por una puerta falsa de la muralla, y él mismo se llevó consigo a su hijo al castillo de
Morella, donde le dejó porque allí no habían de llegar los terribles catalanes. La generalidad de
Cataluña reúne tropas, prosigue las negociaciones y mantiene, sin perder su sangre fría, la índole
legal del movimiento. El Í5 de febrero el ejército catalán ocupa a Fraga, a título de prenda o
embargo. Aragón y Valencia se mueven en pro del Príncipe. Castilla no oculta su disgusto. El Papa
había ya expedido el 23 de enero la Bula "Recipiet fraternitas tua", ordenando a los prelados
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
catalanes que pidiesen la libertad del prisionero... D. Carlos entró en Barcelona el 18 de marzo; le
recibieron con muchas fiestas y agasajos..."
Pero la fortuna, una vez más, fue para con él poco duradera y al de cinco meses, exactamente el
23 de septiembre de 1461, moría el Príncipe en Barcelona, poniendo fin para siempre a su carrera
de grandes esperanzas y fracasos.
El hombre.
Para una semblanza del Principe una vez más acudiremos al maestro Campión quien escribe: "El
Príncipe murió en olor de santidad; en la capilla ardiente, en los funerales y en el sepulcro de
Poblet ocurrieron hechos reputados por milagrosos. Recibió cierto linaje de culto público, pero la
Iglesia no le ha canonizado; en ésto como en las empresas de su vida, se quedó a medio camino.
Si la Corona de Nabarra hubiese pasado directamente a sus sienes, desde las de su abuelo, habría
brillado en la Historia con luz deslumbradora: sensual, pacifico, meditativo, aficionado al lujo de
las telas, de las joyas y de los muebles, historiador, filósofo, ea el Palacio de Olíte rodeado de
músiios, de poetas y de sabios, de gentiles damas y de corteses caballeros, hubiese mantenido las
tradiciones del buen Carlos el Noble. El destino le fue tac adverso, que le enredó en las mallas de
tal drama que sobrasen los dones por él poseídos y fuesen necesarios los que le faltaban. Por
flaqueza de la voluntad tuvo aire de pérfido y de tornadizo a las veces.
De su irresolución le toca buena parte de culpa al testamento de doña Blanca la reina, mas por
inclinación natural pertenecía al linaje de los hombres que quieren y no quieren las cosas; ni
renunció a reinar, ni renunció paladinamente a la Corona: comenzó a deshora la guerra, cuando
ya los bandos habían tomado cuerpo y anhelaban por venir a las manos. Si al punto de morir la
reina doña Blanca hubiese reunido las Cortes y alegado antes ellas el derecho que le asistía,
Nabarra entera le habría seguido, repitiéndose los días de D. luis el Hutin y de doña Juana II".
Podríamos añadir a este retrato las palabras con las que Mariana concretó el sentido de la vida de
Don Carlos: "Príncipe más señalado por sus continuas desgracias que por otra cosa alguna. No
alcanzó tanta ventura cuanta era su condición y otras buenas partes merecían".
El humanísta.
Un contemporáneo suyo, capellán que fue de su tío Alfonso V de Aragón nos ha dejado esta
descripción del Príncipe: "Muy sabio, muy sutil, muy agudo y muy claro de entendimiento, gran
trovador y buen cantador... con mucha ciencia; todo el tiempo de su vida amó el estudio". Ese
estudio, añadiremos que sin duda fue su consuelo en tantos trances como lo fue el retiro que le
proporcionó paz y ocasión para el cultivo de su espíritu.
Sabemos que D. Carlos estaba en posesión de una vasta cultura lo que le pone a la par de loa
príncipes más ilustrados de su tiempo, como aquel grao señor del Renacimiento que fue su tío
Alfonso V y otros. Su biblioteca constaba de un centenar en volúmenes en vitela, cuidadosamente
encuadernados. Casi todos eran de teología, historia, derecho y literatura. El mayor número de
ellos estaba escrito en latín; sólo se cita uno en lengua castellana. £1 bachiller Alfonso de la Torre
escribió su "Visión Delectable de la Filosofía y Artes Liberales" para instrucción del Príncipe quien
no perdía ocasión de acrecentar sus conocimientos en el comercio con los poetas y escritores más
famosos de sus estados y otros como Pontana, Ausías March, Guibert, Boseá, Antón de Mora,
Rocafort, Pere Torroella, Corella, Amescua y Valtierra... El conversar con eruditos y sabios era su
mayor deleite, y fue, sin duda, en las cortes de Ñapóles y Sicilia donde tuvo mayores
oportunidades de dar pábulo a sus talentos.
Sabemos, que, además del latín, dominaba el italiano, el francés y el catalán. Como traductor, nos
dejó la versión de las "Éticas" de Aristóteles comentadas y la "Condición de la Nobleza" de Angelo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de Milán. Como autor original, escribió la "Crónica de los Reyes de Navarra" que es la más
importante de sus obras, aunque hoy en día han surgido algunas dudas sobre su autenticidad,
"Milagros de San Miguel de Celso" (Excelsio); "Cartas e requestas poéticas". Pensó publicar las
"Morales" de Aristóteles, retocadas y concordadas con el pensamiento católico, pero juzgándose
incapaz de llevar a cabo por sí solo esta obra, escribió la "Epístola a los valientes letrados de
España" invitándoles a poner manos a la obra; poesías en castellano y en catalán, etc.
Pero, como bien dice Iribarren: "Donde mejor y más espontáneamente se descubre la
personalidad literaria de Don Carlos —poeta, pensador y moralista— es en sus cartas, que acusan
muy diferente estilo, como redactadas por distintos secretarios, si bien las preside un
pensamiento rector. Al igual que su abuelo, y su bisabuela, firmábalos en francés «Charles»
nombre que llegó a constituir en la dinastía una verdadera institución". Y a través de ellas puede
también verse cómo aquel noble y erudito espíritu de Príncipe del Renacimiento entretenía con
juegos de ingenio y a veces con discusiones sobre asuntos que sólo en su imaginación existían, la
amargura que los asuntos de palpitante actualidad fueron acumulando sobre su persona a través
de su desdichado vivir.
Epílogo.
Al detenernos ahora a resumir nuestras ideas sobre lo que rápidamente hemos expuesto,
sentimos que nos domina, sobre todos los demás, un sentimiento de frustración.
Frustración de un Príncipe que ungido con tantas altas condiciones intelectuales y morales y
precedido de un período de casi cuarenta años de paz, es decir, en condiciones ideales para haber
dado a la monarquía vasco na un brillante cabeza de estado, no pudo llegar a reinar.
Frustración, en aquella época que era la del alborear de los estados nacionales del que
ejemplarmente pudo haberlo sido, por la malhadada accesión a la realeza de hecho de aquel
intruso que fue un representante a ultranza de las monarquías patrimoniales, como seguían
siéndolo las de su patria.
Frustración de aquel brillante hombre del Renacimiento quien sabio, entre otras cosas, en varias
lenguas, ningún aprecio, que sepamos, hizo de la natural de su reino, si es que la llegó a conocer.
¡Cuan distinto hubiese sido el destino suyo y el de su tierra, nuestra tierra, si en posesión del
trono que se dejó usurpar, aquel hombre todo bondad y gentileza, todo ingenio y sabiduría, se
hubiera volcado, con el corazón en brasas, hacia los valores eternos de su pueblo!
Montevideo, Humanidades,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IX Bernardo D'etxepare
Después de haber hablado del Renacimiento en términos generales y en algunos aapectos en que
podemos considerarlo con respecto a nuestra patria, a través, principalmente, de alguna figura
como la del Príncipe de Viana, vamos a concretarnos ahora a una faceta de dicho fenómeno que
no es otra que la de la glorificación de la naturaleza y enfoque de aquel movimiento de liberación
de las lenguas nacionales del yugo del latín, hasta entonces soberano. Bembo y Maquiavelo en
Italia; Du Bellay en Francia; Juan de Valdés de España fueron, entre tantos otros,
portaestandartes de esta lucha por la dignificación de los idiomas maternos y su elevación a la
expresión de loa problemas más altos del espíritu, allá por la primera mitad del siglo xvi.
Por otra parte, si al Renacimiento emparentamos la Reforma, tan cerca de él en el tiempo y en
muchos otros aspectos, hasta el punto de que haya podido decirse que la Reforma no fue sino un
Renacimiento adaptado al genio de los pueblos germánicos, vemos como, por esos años, la
traducción al alemán de la Biblia, hecha por Lulero, marca una etapa trascendental para ese
idioma.
Siguiendo con este tema en España, vemos poco después al altísimo poeta y selecto prosista Fray
Luis de León (1527-1691) quien al ser censurado por haber escrito en castellano los dos primeros
libros de "Los Nombres de Cristo", pues muchos seguían creyendo que un teólogo no debía
emplear para sus obras sino el latín, responde así: "Mas a los que dicen que no leen aquestos mis
libros por estar en romance y que en latín los leyeran, se le responde que les debe poco su
lengua, pues por ella aborrecen lo que, sí estuviera en otra, tuvieran por bueno".
Y continúa diciendo: "En cuestión de lenguas no hay diferencia, n¡ son unas lenguas para decir
unas cosas, sino en todas hay lugar para todas, y esto mismo de que tratamos no se escribiera
como debía por sólo escribirse en latín, si se escribiera vilmente, que las palabras no son graves
por ser latinas, sino por ser dichas como a la gravedad le conviene, aean españolas, sean
francesas".
Conviene recordar que, por aquella época, su universidad de Salamanca comenzaba a liberarse
del yugo del latín que no sólo era la única lengua de las cátedras, sino también la impuesta a los
estudiantes en los claustros, llegándose en ésto a tal extremo que ni siquiera podían los
estudiantes entonar a la guitarra las cauciones romances de que tanto gustaban, como no fuera
en latín o en griego.
Siguiendo con la literatura castellana, no hemos de olvidar los casos que se nos ofrecen de tres
navarros, nacidos casi por los mismos años: Estella, Txaide y Huarte. Diego de Estella (1524-
1578) al que, si bien por algunos se le achaca excesiva crudeza en muchos casos, es, como lo
dicen los autores españoles Hurtado y Falencia, "por su expresión dará y atildada... uno de los
escritores ascéticos qu. mejor manejaron la lengua castellana".
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El caso de Malón de Chaide (1530-1589) es aún más manifiesto. No es que solamente se trate de
un gran predicador, teólogo y poeta y de un fino estilista que escribe, con "La conversión de la
Magdalena", "uno de los libros más compuestos y arreados del idioma castellano", como nos lo
dirá Menéndez Fe-layo. Se trata además de que tuvo que vencer dificultades para que saliera el
libro, por estar en castellano ,y a cuenta de ello, escribe así en el prólogo: "Habernos de ver muy
presto todas las cosas curiosas y graves escritas en nuestro vulgar y la lengua española subida en
su perfección, sin que tenga envidia alguna de las del mundo y tan extendida como lo están las
banderas de España que llegan del uno al otro polo".
Y todavía, el tercer navarro, el doctor Juan de Huarte (1530-1581) cuya figura brilla no sólo en el
campo científico, sino al que puede considerársele como modelo literario por su lenguaje selecto y
puro, según nos dice Menéndez Pelayo, ha de escribir ésto: "Ninguno de los graves autores fue a
buscar lengua extranjera para dar a entender sus conceptos: antes los griegos escribieron en
griego, los hebreos en hebreos, los romanos en tatin y los moros en arábigos; y así hago yo en mi
español". Palabras que resultarán familiares, por cierto, a los asiduos lectores de aquel genio que
tantas influencias recibió de Huarte: Miguel de Cervantes. ("Quijote". Parte II, Capítulo XVI). No
se podía hablar mejor, según el espíritu del Renacimiento y del sentido común y no se podía llegar
a conclusión más disparatada por un hombre cuyo idioma nativo, como hijo de Donibane Garazi,
era e! euskera, población que, por otra parte, era francesa politicamente, en todo caso y no
española.
Del "justo, noble y muy bondadoso abogado del Rey Bernardo Lehete" a quien la antecedente
dedicatoria va enderezada, Mecenas pecuniario y cultural, según parece, de la obra en cuestión,
apenas sabemos nada, desgraciadamente. No es tampoco mucho lo que conocemos del autor que
lo resumiremos en las siguientes líneas.
BERNARDO ETXBFAHE. No existen más datos biográficos referentes a Etxepare que los existentes
en su libro y los que se derivan de un par de documentos del Archivo de Navarra, con arreglo a los
cuales, aparte de que probablemente nació en Sarasketa (B-Navarra) y en todo caso, cerca de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Los que por otros documentos podemos saber nos dicen que era Rector de San Miguel de
Eyheralarre, cerca de Donibane Garazi, desde antes del año 1518.
Que estaba allí cuando el legítimo rey de Navarra, Juan II, muerto en 17 de junio de aquel mismo
año, sitió y tomó a Donibane.
Que además de Elector de San Miguel, fue después Vicario de Donibane Garazi, cargo en el que
sucedió a Don Pedro de Mendikoaga: "En atención y mérito de la avilitat, suficiencia y letras y
otras virtudes y buena fama de Mosen Berrtart.
Que el sucesor inmediato de Fernando el Católico —monarca usurpador del reino de Navarra—, en
el trono de Castilla, apoyó la confirmación de Etxepare en dicho oficio eclesiástico, alegando ante
el Vicario General de la Diócesis de Bayona que Mosen Bernart "ha seydo y es muy servidor de su
Magestad".
Esto último demostraría que. nuestro poeta no se contó entre los navarros patriotas (aunque
también puede pensarse era muy joven en 1512 para haberse mezclado en nada), y hace
sospechar que el motivo de la causa a que fue sometido por Enrique II de Navarra o, tal vez, por
el padre de éste Juan u, tuvo raíz política.
EL LIBRO:
a) Ediciones. El libro de Etxepare, con su título latino de Lingua vaaconum, primitiae
(Primicias de la lengua de los vascos) salió a luz por primera vez en la tipografía de Francisco
Morpain, impresor de la ciudad de Burdeos el año 1545. De esa edición príncipe no se conserva
más que un solo ejemplar que fue propiedad del Príncipe de Conde y posteriormente, de la
Biblioteca Nacional de París.
b)
Después de tres siglos de silencio, el año 1847, Gustavo Brunet, reimprimió la obra en una revista
"Actes de l'Academie royale de Sciences, Belles-Lettres et Arts" de Burdeos, y además tomó a su
cargo la segunda edición por separado de la obra, lanzada también en Burdeos.
La tercera, edición fue hecha en 1874, en Bayona, a cargo del impresor P. Casáis.
La cuarta es de 1898, en Burdeos, y debida al vas-cólogo alemán Víctor Stempf.
La quinta, y última por ahora, es un facsímil del único ejemplar de la edición príncipe, lanzada por
la "Revista Internacional de Estudios Vascos" en 1933. EL LIBRO:
Traducciones. Existen tres:
La primera fue hecha al idioma francés y salió con la segunda edición citada de 1847. Es debida a
J. B. Archu, benemérito vasquista, traductor al euskera de varias fábulas de Lafontaine y autor de
una gramática vasco-francesa para niños.
La segunda se debe al vascólogo alemán Stempf antes citado quien puso * Etxepare en lengua
alemana con un glosario de todas y cada una de sus palabras.
La tercera es de nuestros días y se debe al muy competente lingüista y vascólogo M. Rene Lafon,
actualmente profesor de Lengua Vasca en la Universidad de Burdeos. Ha sido publicada
íntegramente en el "Boletín de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País" (1951-2) y
está hecha al idioma francés con gran precisión.
Son, pues, tres traducciones íntegras las dadas hasta hoy: dos al idioma francés y una al alemán.
Al español no hay ninguna que sepamos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
FONDO DE LA OBRA;
Contenido. En principio, la obra está integrada por unos mil ciento cincuenta versos,
pentadecasilabos en su mayor parte, más o menos perfectamente rimados, y agrupados en
estrofas de a 4, 2, 6 y alguna vez 5 versos.
En cuanto a los temas tratados, pueden resumirse ea estos cuatro;
1. El amor divino.
2. £1 amor humano.
S. La parte autobiográfica,
4. La exaltación del euskera,
Las dos secciones predominantes con mucho son las dos primeras y el contenido de ambas es de
carácter tan diverso, mejor dicho, tan opuesto como por lo general, han de serlo los poemas de
materia devota de los de tema erótico. Por otra parte, se tratan estos últimos con tanta crudeza y
desenfado que, aunque los publicó todos juntos y siendo ya sacerdote, es lógico pensar que
pertenecen a distintas etapas de su vida, es decir, antea y después de la ordenación sacerdotal.
1. POEMAS DE MATERIA DEVOTA. Están comprendidos todos ellos bajo el título general de
"Doctrina cristiana".
Repitamos lo que bien es ha dicho; que la doctrina de Etxepare, como corresponde a un
euskaldun, se caracteriza por la conciencia, de la responsabilidad del hombre ante el tribunal de
Dios que para salvarle vino al mundo como Redentor suyo.
Nada aquí de sutilezas filosóficas ni de temblores místicos. Etxepare es realista, aferrado a los
hechos que son los que deben informar la conducta que, en definitiva, es lo único que da la
medida del hombre, de cada hombre.
Citaremos aquí tres de sus poemistas devotos:
a) Orazione ígandeko (Oración dominical).
Muestra el poeta la conveniencia de dedicar ese día al examen de la conciencia para lavarla de sus
culpas, como hacemos, dice, con nuestra ropa interior: "Atorra ñola, arima ere aste oroz garbitu".
Nos avisa cómo, al morir el hombre, se divide en tres partes: el cuerpo del que se apodera la
tierra; la hacienda que se reparten los parientes y la pobre alma que se va a donde puede:
"Personoro hil denian, hirur zati eguíten: Gorputzori «steltzera lur hotzan egozten; Unhartzuna
ahaidiec bertan dute partien; Arima gaixoa dabillela norat anal daguien". Compara al hombre y su
alma con pastor y oveja: "Artzain orok biltzen ditu ardiak arraxaldian, leku honerat eramayten
eguraldi gaycian, Bat bederac pensa beza arimaren gaynian ñola salvaturen duen hura, bere
finian".
En el "Juicio universal" su voz toma graves resonancias para trazar el formidable cuadro del juicio
final anunciado por el mar airado, los árboles que sudan sangre, los montes y rocas que se
despedazan: "Ichasoa samurturic, goyti eta veheti
Zuhamuyec dacartela odolezco ycerdi,
Mendi eta harri oro, elgar zaticaturic". Allí la presencia del Juez supremo, allí el tardío
remordimiento de los pecadores, allí la inapelable sentencia tras la cual se abrirá al punto la tierra
que entre llamaradas se tragará a los pecadores: "Bertan date yrequiren lurra oren berian,
suharequi irexiren oro bere barbián". Pero, en el poema que sigue, como el sol radiante tras la
tempestad, emerge la dulce fijr.ira de U Virgen "Ama eztia" como la líam?, siempre el poeta, que
nunca nos ha de volver la espsOda:
"Zuk gíbela ba'didatzu, elas, ama eztia, ordu hartan diakusazut ga!du neure buruya". Porque es
medre y manantial de todas las gracias: "Zu baizira grazia ororen ama ta iturbumya, egundaiño
bekatutan makulatu gabia". Cuyo rostro el poeta piensa un día ver en el cielo:
"Eta nic han daki;sat zure begitartia".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
2. POEMAS AMOROSOS. Constituye la parte más nutrida del poemario de Etxepare con
composiciones cuyos títulos nos pueden decir bastante de su contenido y, traducidos al español,
son como sigue:
"Aviso a los enamorados". "En favor de las mujeres". "Poema de los casados". "Del enamorado en
secreto". "La separación de los amantes". "El amante celoso". "La petición del beso". "El
requerimiento de amor". "La disputa de los amantes", "El desprecio de la cruel".
Mucho sabía nuestro poeta, al parecer, sobre estos temas porque antes de ser sacerdote, su vida
había corrido por caminos de que ahora se duele haber andado:
"Nihaur ere ebilli naiz anitzetan erorik, gavaz eta egunaz ere, otzik eta berorik, loa galdu, pena
aski, baiña ez arimagatik Orai oro nahi nuke liren Jainkoagatik".
El desenfado con que ya dijimos trata los temas eróticos y que tanto nos hace recordar al
Arcipreste de Hita, no le impide tomar la defensa de las mujeres —ya se sabe que esto como su
vituperio fueron siempre temas más fecundos para los poetas desde Juve-nal y Boccacio— y
encararse en su "Emazten favore", con los detractores de la mujer para decirles que más les
valiera guardar silencio:
"Isilikan egoitia ederrago lizate", pues quisiera preguntar a los tales si no tuvieron por madre a
una mujer:
"Ama emazte luyen ala ez
nahi nuke galdatu".
y por respeto a ella haber aprendido a ensalzar a todas las mujeres:
"Amagatik andre oro
behar luke goratu".
Expone los cuidados que la madre prodiga al recién nacido, así como al aseo, el orden y la
comodidad del hogar que son la obra propia de la etxekoandre, para terminar con desenfadada
hipérbole que ni al cielo quisiera ir, si allí faltasen las mujeres: "Parabisuyan nahi ez nuke;
emazterik ezpaliz". En su opinión, las "emaztea" se llevan la palma, en proporción de mil a uno,
sobre los hombres en lo que hace a bondad y virtud:
"Bertuteac vehar Juque egizonetan amiiago;
Emaztetan nic dacusat onguiz ere, gehiago..".
No tenemos tiempo aquí para seguir con el examen de sus poemas amorosos, aunque sintamos
no poder comunicaros la dramaticidad y la vida que hay, sobre todo, en algunos de sus diálogos
como "La petición de! beso" o la "Disputa de los amantes", y nos limitaremos, pues vienen muy
bien en este lugar las palabras siempre tan acertadas del gran crítico que es, además de otras
cosas de nota en el campo de la lengua y la literatura vascas, Luis Michelena:
"Dechepare es ante todo un realista y no perseguía bellezas ideales. Su descripción tan rica y
variada en su brevedad, de las relaciones entre enamorados es escueta y precisa, y el diálogo que
pone en su boca dramático y socarrón".
AUTOBIOGRÁFICA. Está constituida por el poema titulado "La canción de Mosen Bernart
Dechepare" en la cual, con respecto a su persona, manifiesta, principalmente, estas tres cosas:
a) Que antes de consagrarse al ministerio sacerdotal gustó mucho de amores, según ya lo hemos
visto.
b) Que tuvo enemigos tenaces que le denunciaron al rey de Navarra por cuya orden fue
encarcelado.
c) Que esta pena fue absolutamente injusta.
Que esto último fuera así parece desprenderse de los versos inciales:
"Mosen Bernat iaquin vahu gauza ñola guiñen cen Bearnora gabetaric egon ahal intzanden". Niega
en absoluto su culpabilidad:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Nic ogueníc ea nuyela, hongui guitez verceric" y que haya falta contra el Rey:
"Erregueri, daquidala, nic ezticit faítatu".
Menciona a sus enemigos, pidiendo a Dios no prosperen sus inicuas tramas; para lamentarse de
su estado, exaltando, como buen vasco, el bien supremo de la libertad:
"Libertatia ñola baita gauzetako hobena, gathibutan egoitia, hala pena gaitzena".
Que su cautiverio se prolongó lo certifican estos versos:
"Gathibutan hil enadín gizon oguen gabia: Ossoric, othoy, ialguiteco, zuc ydazu vídia".
4. EXALTACIÓN DEL EUSKERA. El fervor que en el proemio hemos visto inflamaba a Etxepare por
su lengua nacional, halla su culminación en los dos poemas finales en el último de los cuales dice
que los vascos eran apreciados en todo el mundo, pero que todos se burlaban de su lenguaje
porque lo estimaban bárbaro al no verlo escrito en ninguna parte —acordaos de lo que esto
significaba en la época del Renacimiento tras la invención de la imprenta—, pero que ahora todos
han de aprender qué buena cosa es el euakera, exclamando con un grito de noble orgullo:
"Heuskaldun den gizon orok altxa beza buruya".
(Que todo hombre que habla euskera levante su cabeza).
Y, en su "Kontrapas" su entusiasmo se desborda, e invita al euskera a salir a la plaza, a tomar
parte en la danza de las naciones, a recorrer triunfante el mundo:
Heuscara,
Orar daño egon bahiz Imprimitu bagueric, Hi engoitic ebiliren Mundu gucietaric.
Heuscara,
Eceyn ere lengoageric Ez frantzesa ez berceric, Oray ezta erideyten Heuscararen pareric.
Heuscara, lalgui adi danzara.
VALOR LITERARIO. No hay unanimidad entre los críticos acerca del valor de la producción
decheparea-na que se ha encontrado con algunos como Schu-chardt que categóricamente la
condenan, otros como Julio Urquijo que no llegaron a sentir mayor entusiasmo por ella
concediéndola poco más valor que el que en el campo bibliográfico o gramatical pueda presentar y
sin que le falten tampoco los entusiastas apologistas.
Una vez más, recurriremos al juicio de Luis Mi-chelena, a nuestro parecer muy acertado cuando
escribe:
"Sería completamente exagerado presentar a Det-xepare como un lírico excepcional, pero no
pueden negársele cualidades positivas que lo sitúan en un lugar preferente entre los poetas
vascos. En lo religioso y en lo profano expresa siempre con autenticidad su sentimiento y su
lenguaje es fluido, natural y vivo". EI Verso nunca constituye una atadura para él".
Añadiremos por nuestra parte, que el criterio de la naturalidad, aquél que Juan de Valdés
exaltaba, apoyado también en una de las ideas fundamentales del Renacimiento, cobra valor en
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Etxepare en el que vemos que en espíritu, lenguaje y versificación está naturalmente entroncado
en la poesía popular y quien, lo mismo que se sirvió de metros populares, se valió de su habla
nativa, el bajo-navarro de Cize que domina con entera soltura y perfección.
Ecos de su Grito. Detxeparc estaba, al parecer, seguro del agradecimiento de sus compatriotas por
haber sido el primero que puso en letras de molde su lengua y no dudaba del eco que su generoso
grito habría de despertar.
Pero ese reconocimiento y ese eco tardaron mucho en llegar, hasta el punto de que lo mismo sus
contemporáneos que las generaciones que una tras otra vivieron sobre la tierra vasca,
desconocieron al vate bajo-navarro y a su obra.
Y ha tenido que llegar, casi cuatro siglos después de él, el auténtico Renacimiento vasco; el que
debemos al maestro Arana-Goiri, para que la debida reparación se cumpliese.
Para que los vascos comprendamos que los caminos de nuestra cultura nacional no han de aer
recorridos a impulsos del humanismo castellano de un Ayala, ni del renacentismo de un
Santillana, ni siquiera del de un Príncipe de Viana, ni a través del pomposo y arreado estilo de un
Malón de Txaide, ni del elegante de un Estella, ni del selecto y sabio de un Huarte ni tampoco,
porque es siempre a través de prestado instrumento, del pensamiento filosófico de un Unamuno ni
de los magistrales juegos imaginativos de un Ba-roja, sino siguiendo la senda escondida y
olvidada durante siglos que nos señaló aquel casi desconocido sacerdote navarro, con un grito
que, con la misma vigencia que él lo dirigió a la gente de su tiempo, lo podemos ahora lanzar a
nuestra actual juventud generosa:
"Heuskara, hábil mundu guaira!".
Montevideo, Humanidades, agosto, 1953
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Por los años del Renacimiento, hierve-, entre otras actividades que caracterizan aquella época,
una de la que vamos a ocuparnos, puesto que en ella —la de los descubrimientos de tierras
ignotas— nos tocó a los vascos un importante papel, si no siempre como descubridores, por lo
menos como navegantes de primera fila, siguiendo la ya antigua tradición.
Vamos a hablar de la vida histórica de los vascos a través de sus navios y navegantes. Creo haber
dicho antes de ahora que la primera de nuestras características es el euskera y la segunda en mi
opinión, el derecho, a las que siguen otras que configuran la personalidad del hombre vasco. Pues
bien, vamos a tener en cuenta hoy una que vemos que, desde los más antiguos tiempos, ha sido
observada por la mayor parte de cuantos escritores y viajeros se han ocupado de nuestro país: la
de los navegantes. Es este uno de los aspectos más brillantes e importantes de nuestra vida
histórica que ha sido escrita sobre el mar. Desgraciadamente, quizá por escrita sobre el agua, se
ha perdido tanta parte de ella. Es muy poco lo que siguiendo nuestra mala costumbre se ha
escrito o por lo menos se conserva de nuestras gestas marinas en poemas épicos o leyendas Pero
no faltan, en nuestros archivos y en ajenos, documentos sobre los que pueden trabajar tanto los
historiadores como los poetas.
El hecho es que los vascos desde tiempos muy antiguos, como decíamos, hemos tenido fama de
excelentes hombres de mar. Antes de ahora hemos citado testimonios de esto entre los que me
permito ahora recordar aquello que por el año 1481, escribía Hernando del Pulgar, cronista de los
llamados Beyes Católicos de España, "Que los que motaban en aquel Condado de Vizcaya y
Provincia de Guipúzcoa son gente sabida en el arte de navegar y esforzados en las batallas
marítimas y tenían naves y aparejos para ello y en estas tres cosas eran más instructos que
ninguna otra nación del mundo".
Otro tratadista español y especialista, por cierto, en la materia, Tomé Cano, quien en 1611 publicó
en Sevilla un importante libro "Arte para fabricar, fortificar y aparejar naos...", afirma que entre
los pueblos de Europa hay que dar la primacía a los portugueses como marinos de altura y que los
vascos son los mejores navegantes de derrota, asi como grandes constructores navales. Esto
explica, quizás, un poco por qué, accidentes aparte, pudo ser un portugués, Magallanes, el
primero que emprendió la vuelta al mundo y por qué fue un vasco el primero que la terminó. El
hecho es que en esto la fama de los vascos entre los escritores antiguos llega hasta el punto de
que el célebre huinanista Pedro Mártir de An-gieria escribió que, por medio de su extraño
lenguaje, se entendían los vascos con los fabulosos seres de los mares. Un poquito exagerado nos
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parece que, por ejemplo, un marino de Bermeo —pongo por sonoro— se engarce a puro insulto
con uno de esos fantásticos pulpos que suelen aparecer en las novelas de Salgari o uno de
Guetaria, por más "giputz goxo" que sea, pretenda seducir a una sirena, pero bromas aparte, esto
se ha escrito por un sabio y es una de las tantas cosas raras que los sabios han escrito de
nosotros.
La explicación de nuestra afición al mar y pericia de marinos la dio muy bien Navaggiero aquel
embajador de la República de Venecia que pasó el siglo xvi por nuestra tierra al decir: "Salen
mucho al mar por tener muchos puertos y muchas naves construidas con poquísimo gasto, por la
gran cantidad de robles y de hierro que poseen; por otra parte, la poca extensión de la región y el
gran número de gente que la habita les obliga a salir fuera para ganarse la vida",
Es decir que han sido tres los factores que han determinado el hecho marítimo vasco: I9 E!
multitudinario clamor del mar que golpea en sus costas- ofreciendo la seducción de sus rutas
infinitas; 2e La abundancia de maderas buenas para la construcción de navios, y 39 El trabajo del
hierro, vieja industria del país que ofrecía en este aspecto cuanto de herraje, anclas y demás era
necesario. Si a ésto se añade la conservación del patrimonio familiar materializado en el caserío y
que daba como resultado la existencia de numerosos segundones que ansiosos de un brillante
porvenir en pocos sitios podían verlo mejor que sobre las rutas del mar, principalmente tras el
descubrimiento de América, todo se concierta, vocación e intereses, para que el hombre vasco
fuera marino en tan importante proporción.
Así sabemos que desde tiempos tan remotos como los del Bajo Imperio romano, puertos vascos
como el de Bayona tuvieron fama. Cuando unos siglos después, el rey vascón Sancho el Sabio
fundó, en 1150, San Sebastián, ya se sindica a su puerto como centro de cierta importancia en
pesquería y comercio. Tenemos datos históricos tales como los relativos a la conquista de Sevilla
(año 1248) en la que colaboró la marina vasca que sabemos que tras la conquista de Granada
(1492) intervino también, incluso en el transporte de moros de Andalucía a África. Para entonces
eran ya viejos sobre el mar los balleneros a los que siguen en el andar de los siglos, en el xiv y el
xv los que combaten —con los ingleses en Winchel-sea (1351) o con los franceses en La Rochela—
los que constituirán en el xvn la Escuadra de Cantabria, los que en el xvni llegan a Venezuela a
bordo de los navios de la Ilustración y otros en fin, que en su lugar iremos viendo. Para estudiar,
con cierto método y aunque sea en la forma somera que aquí debemos hacerlo esta materia,
vamos a considerarla en dos partes: primero los navios, después los navegantes. Las
embarcaciones que en la parte vasca, como en casi todos los países, aparecen primero son las
balleneras. Una imagen de ella la tenemos en esos selloa antiguos de varios de nuestros puertos
como los de Lequeitio, Bermeo, Guetaria, Biarritz, etc. Son barcos de remo construidos según el
sistema de tingladillo, es decir, de tablas superpuestas, en los que la popa y la proa vienen a ser
de igual altura. Su modelo es probable lo diera el sistema nórdico, las embarcaciones que usaban
los vikingos, los normandos a quienes se considera los primeros y más audaces navegantes del
mundo. Pero nuestro mar, el Golfo de Vizcaya no se prestaba mucho ni poco a la navegación de
remo, por lo cual no tarda en aparecer el barco impulsado a vela. En los tipos más antiguos de
éstos que conocemos, vemos que proa y popa son levantadas e iguales y el mástil va fijo en el
centro. Pronto se produce en nuestra costa una actividad febril que ae traduce en la construcción
de estos tipos de barcos en los que se darán todas las variantes conocidas en sus tipos nórdicos y
mediterráneos y que llevarán esos nombres en que abundan nuestros antiguos documentos:
urcas, pataches, saetías, galeras, galeazas, carabelas, galeones, zabras, galizabras, filipotes y
más modernamente fragatas, bergantines... Todos estos tipos de navios consta que se construían
en nuestros astilleros.
Nuestro actual Lendakari, Jesús María de Leizaola cuya curiosidad intelectual tantas metas ha
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perseguido y alcanzado, ha demostrado especial interés por las cosas del mar y ia intervención
vasca en ellas. Quiero recordar aquí unas páginas que publicó en la revista "Euzko Deya" de París
(1-VI-S6) dedicadas al estudio de buques vascos y no vascos. Expresa allí el Lendakari su creencia
en la parte fundamental que la construcción naval vasca ha tenido en la creación del buque
transoceánico de vela, de aquel que sirvió para grandes descubrimientos. En ese buque hay tres
elementos esenciales: a) el casco; b) el aparejo o velamen, y c) el timón, y estima que los tres
fueorn creación de los vascos. Cita al escritor francés contemporáneo Heers quien atribuye a los
vascos Ja primera penetración de las naves del Atlántico en el Mediterráneo, ya en el siglo xiv, si
no antes, pues a mediados de ese siglo se las halla pululando en actividades comerciales en el
Mare Nostrum. En el puerto de Genova, patria de Colón que iba a nacer en ese siglo, no había
naves de otra nación tan abundantes ni que comerciasen tanto allí como las vascas, Y la primera
consecuencia de ésto fue que los italianos copiasen a los vascos sus naves para venir ellos al
Atlántico.
El barco velero del siglo xiv, dice Leizaola, es típicamente oceánico y en el Mediterráneo tenía ya
un nombre de origen: se le llamaba corrientemente "coca bayonesa"; tenía dos puentes y un solo
timón. Los dos puentes de esta "coca bayonesa" —que no hace falta decir provenía de la ciudad
vasca de Bayona—son los castillos de proa y popa. Pero lo verdaderamente importante en este
tipo de barco es el timón único. Pues en todos los existentes hasta entonces —y no hay más que
ver las estampas de la época— la dirección estaba a cargo de dos remos paralelos puestos a popa.
Leízaola, fundándose principalmente en autores franceses, ha llamado la atención sobre la
aportación vasca del timón y estima que al inventar éste prestaron al mundo una contribución tan
valiosa que se manifiesta en el hecho de que hasta los aviones han adoptado el timón sito en el
eje de marcha del aparato. La adopción por otras gentes fue rápida y general, pues hasta 1400 se
ven en todas las pinturas y dibujos de naves los dos remos de dirección a popa, pero desde 1410,
ya todas aparecen con timón.
En cuanto a la vela, está por demostrarse que los nórdicos hayan conocido naves construidas
exclusivamente para la navegación por ese medio, pues los drakkar no tienen nada que ver con la
nave oceánica panzuda, hecha para mecerse sobre las olas, no para cortarlas y que, al no
necesitar remeros, dispone de un gran espacio para hombres y carga, al mismo tiempo que, por
no contar sino con un velamen, necesita una disposición y forma de casco capaz de aguantar la
arboladura permanente y pesada que es necesaria. Estos barcos eran los que en siglo xrv y
después, entre 1440 y 1470, llegaban, más abundantes con mucho que otros cualesquiera, a
Genova donde por aquellos años podemos figurarnos a Cristóbal Colón soñando con la travesía del
"mar tenebroso".
Estos barcos transportan nuestra imaginación a loa astilleros donde se construyeron que sabemos
que desde el siglo xv, cuando menos, hasta muy avanzado el estaban asentados en las rías de
Pasajes, Orio
Bilbao, entre otros puertos y fueron de los más acreditados de la Península y reflejan los cambios
que se van sucediendo en la arquitectura naval, a través de esos siglos, pues de ellos fueron
saliendo los tipos de embarcaciones por entonces conocidos. Asi nos lo atestigua respecto a su
tiempo (1575) el famoso tratadista español Juan Escalante de Mendoza. En el siglo xvt, es
indiscutible la pericia de constructores y navegantes vascos, sobre todo, los de derrota. Pero un
siglo después, asoman los holandeses y con más poder que ellos los ingleses y va declinando, por
las causas que veremos, nuestro rango marítimo.
Una de las cosas curiosas que podemos recordar a propósito de los navios es la costumbre que ha
quedado de medir su capacidad por toneladas. Pues bien, fueron los vascos los que iniciaron ésto
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al establecer la moda de fijar la capacidad de cada buque por el número de toneles de mercancías
que en él podían transportarse.
Y otro tanto puede decirse de las cadenas, barras, clavazón y herraje en general, cosa muy
natural en aquella época en que con el auge de la marina coincide el de las terrerías vascas.
Algo hay que decir de los constructores. Por ejemplo de aquel Antonio de Gaztañeta, nacido en
Motrico en 1656. Gaztañeta hizo su primer viaje en un galeón en 1672, y el mismo año, otro a
Veracriiz con su padre, marino consumado, que murió en esa travesía y dejó al joveucito
encargado de la dirección del viaje de vuelta. Desde ese año hasta el de 1684 realizó once viajes
a Buenos Aires, cinco a Tierra Firme y cuatro a Nueva España. Pasó luego a servir en la Eeal
Armada española donde llegó a Teniente General. De 1687 a 1688 datan sus tareas de
constructor, arte en el que pronto descolló como hombre de enorme experiencia sobre los mares y
las naves. De la que obtuvo como constructor de éstas dejó, a su muerte un curioso manuscrito.
En 1720 publicó "Reglas y proporciones para la construcción de bajeles" que, por Real Cédula de
1721, se mandó observar en los astilleros de España y América. Se le acusó de excesivo
empirismo en la construcción, cosa comprensible dada su formación, pero no han faltado quienes
modernamente le defienden y ponderan la valía de este hombre extraordinario.
Por la misma época en que Gaztañeta se esforzaba en sus labores de constructor enderazadas a la
reforma del arte de navegar y de construcción naval, vivía otro vasco quien alcanzó en el mundo
fama extraordinaria en el mismo arte que el guipuzcoano.
Era éste Bernard d'Elissagaray, nacido en Armen-daritz, cantón de Yoidi, en 1562, es decir cuatro
años antes que Gastaneta.
Discípulo y amigo del filósofo Malebranche, del ingeniero militar Vauban y de otros hombres
eminentes, Elissagaray es autor de una obra titulada "Teoría de la maniobra de los buques" en la
que sentó principios que fueron combatidos y dieron origen a apasionadas polémicas, pero el
hecho es que sus ideas en cuanto a construcción de barcos se impusieroa en Francia a las de
Duquesne y formó en Brest y otros puertos una serie de hábiles y eficaces constructores.
Por otra parte, se distinguió en empresas arriesgadas como el bombardeo de Argel, en 1683, que
se llevó a cabo siguiendo sus propios procedimientos de ingeniero.
Pudiéramos mencionar a otros vascos distinguidos en el arte naval como José Echeverri y sobre
todo, el otro Echeverri, el general Jacinto Antonio quien nos legó un tratado que se titula
"Discurso sobre la construcción naval". Y una cosa que da idea de la importancia que a las cosas
del mar se daba entre nosotros es que en nuestra literatura euskérica de ese tiempo tan pobre en
temas especializados, contamos con un autor como Oyarzábal el de San Juan de Luz que compone
"Itsasoko navegazionea", tratado, como el título lo dice, sobre la navegación marítima. Y tampoco
nos faltará quien se preocupe de la salud de nuestros marinos que ahí está el libro de Vicente de
Lardizábal "Consideraciones Político-Médicas sobre la Salud de los Navegantes.. Instrucciones para
el mejor régimen de los Cirujanos de Navios que hacen viaje a América, especialmente para los de
la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas... Madrid 1769.
Y pudiéramos seguir con otros claros marinos, desde el almirante Zubiaur hasta Churruca quien
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antes de hacerse célebre con su gloriosa muerte en la batalla de Trafalgar fue, precisamente por
aguas de esta América, hombre de grandes estudios y hallazgos sobre temas marinos.
Y tuvimos también grandes innovadores. Pensad en aquellos tiempos en los que para conocer
la velocidad que hacía el buque se valían de astillas que se arrojaban por la proa. Cuando se
emparejaba con ésta, comenzaba a andar el navegante por cubierta llevando la astilla de través
hasta llegar a popa y entonces aplicaba la regla de tres: "si yo he andado tantas brazas (el largo
del buque) en tantos minutos, en una hora navegaré tanto".
Pues así se operó hasta el siglo xvii en que Castañeta inventó la corredera de barquilla que privó
hasta el moderno invento de la automática.
No tenían los navegantes los perfectos instrumentos de hoy en día y así hubieron de recurrir a
métodos como aquel llamado de "las bendiciones del Piloto" que consistía en poner la vista en la
estrella Polar y, con la mano de canto, trazar en el aire un círculo vertical hasta caer sobre el
rumbo correspondiente en el compás. Procedimiento muy primitivo pero usual hasta Francisco de
Aguirre, inventor del método de las distancias lunares para determinar la longitud en el mar.
Si de los navios pasamos ahora al tema concreto de los navegantes, cronológicamente hemos de
citar como los más antiguos a los pescadores de ballenas, pesca o caza podríamos decir mejor, en
que se sigue creyendo que fueron los primeros hombres que se ejercitaron y en la que, en la
persecución del monstruo de las aguas llegaron hasta las islas Feroe y, por el Atlántico
septentrional, arribaron a lugares entonces tan remotos como Islandia y Terranova y hasta se dice
penetraron en la desembocadura del río San Lorenzo y costa del Labrador, hasta que las guerras
de la corona de España con Inglaterra paralizaron estas actividades cantadas por el viejo poeta de
Ziburu Joanes Etxeberri, de principios del siglo xvn.
Después de los balleneros habría que considerar a los pescadores de bacalao ea los bancos de
Terranova donde en inscripciones funerarias y en varios nombres toponímicos: Bahía de Vizcaya,
Buruandia, Baruchu-mea, Portutxu, Oporportu, Etxaideportu... dejaron constancia de su empresa
que, por desgracia, hubieron de abandonar a consecuencia del tratado de Utrecht (1713).
Entre tantas empresas en que tomaron parte importantes los vascos podríamos citar la de la
conquista de las islas Canarias (1480-1490) por su concurso a las varias expediciones hechas para
esta conquista en la que, además de algunos guipuzcoanos que se distinguieron como Andia,
Irarrazábal y Anchieta, estaba el famoso Perucho de Bilbao quien pobló en las islas y formó linaje.
Seguimos, cronológicamente, con los viajes de Colón en los que en ninguno deja de haber un
vasco. En el primero, 1492, tenemos con la nave capitana la que antes de ser la Santa María se
llamara la "Mari Ga-lanta" con su dueño el gran piloto de nuestra estirpe Juan de Lacosa, el primer
cartógrafo del Nuevo Mundo. A pesar de no ser empresa vasca no faltan en este viaje varios
marinos nuestros como Pedro Bilbao de Larrabezua, Domingo de Lequeitio, Zamudio y otros. En el
segundo viaje el piloto de Colón era un hijo de Pasajes; en el tercero iban el piloto Ledesma y
marinos como Gamiz, Bilbao, etc. y, finalmente, en el cuarto sabemos que una de las naves
llamada la Vizcaína naufragó pereciendo varios marineros guipuzcoanos.
En el descubrimiento del Pacífico realizado por Vasco Núñez de Balboa, vemos acompañan a éste
vascos como Pello de Ordufia, Ortufio de Baracaldo y otros marinos sin que, por otra parte, faltara
el concurso de los Arbolan cha, Zamudio, Zalduondo, etc.
Y viene la primera vuelta al mundo para cuya expedición se encarga de pertrechar las naves
Nicolás de Artieta, hermano del almirante lequeitiano Nicolás de Artieta, quien para mejor cumplir
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su cometido se fue a Bilbao porque, según el parecer de los entendidos, allí habría de obtener los
pertrechos mejores y más baratos. No es cosa, en este rápido recorrido de hacer la historia de
esta inmortal navegación emprendido bajo el mando de Magallanes, pero que hubo de ser
concluida bajo la dirección experta y segura de aquel excepcional navegante que fue Juan
Sebastián de Elcano quien al terminar su periplo en la "Victoria' 'traía a su bordo a dieciocho
marinos —mejor se podría decir supervivientes— de los que cuatro; Juan de Acuno, de Bermeo;
Juan de Arratia, de Bilbao; Juan de Zubileta, de Baracaldo y el propio Elcano, eran vascos.
Otra navegación de primera importancia hemos de nombrar; aquella expedición que al mando de
Miguel de Legaepi y en la que va como piloto aquel hombre que conocía como nadie las
inmensidades del Pacífico, Andrés de Urdaneta, quien llega a las Filipinas y después de asentar en
ellas las bases de una colonización que honrará siempre a quienes la pusieron en práctica y al
lema de Legazpi "Nori berea zuzenbidea", Urdaneta, realiza lo que hasta entonces se tenía por
imposible la navegación de la vuelta para la Nueva España hasta el puerto de Acapulco.
Con Urdaneta y Legazpi estuvo en las Filipinas el vizcaíno Guido de Labesarri, el primer europeo
que entró en los marea de la China con su nave. Y puestos a visitar los más recónditos puertos,
los vascos llegan al mar de Azof al que arriban junto con los venecianos; y por el Mar Negro
penetran hasta Odes-sa, cosa hasta hace poco desconocida y ahora testificada por los
historiadores rusos, y suben al Spitzberg donde su presencia está siendo proclamada por la
llamada Bahía de los Vizcaínos, nombre, por cierto, que encontramos en diversos rincones del
globo, bien, p. ej., en California, bien en Mianü, bien en otros lugares.
Hay otro aspecto de la actividad de los vascos sobre las aguas y es el de su participación en
batallas de las que citaremos algunas de las más memorables.
En la de Lepante (año 1571) en la que se decidió la suerte de la cristiandad turcos, se adelanta la
figura de Francisco de Ibarra, célebre organizador de la escuadra a cuyo mando iba don Juan de
Austria de cuya nave capitana fue constructor el famoso Juan de Álzate quien si alcanzó renombre
en el dicho arte, supo no menos distinguirse peleando como un héroe en dicha batalla como
capitán de una de las naves que tomaron parte en aquella memorable acción en que, según el
glorioso mutilado de ella, Miguel de Cervantes, "se desengañó el mundo y todas las naciones del
error en que estaban, creyendo que los turcos eran invencibles por la mar" ("Don Quijote... ").
En la pretendida invasión de Inglaterra, en 1588, por aquella formidable Armada a que se llamó la
Invencible, aparecen entre los jefes de ella los nombres de Juan de Recalde, almirante jefe de la
escuadra vizcaína y vicealmirante de la Invencible; Miguel de Oquendo que mandaba a la
guipuzcoana y Martín de Bertendona, jefe de la de Levante. Conocido es el fracaso de la empresa.
No se trata aquí de exculpar a los marinos nuestros que actuaron en tan altos puestos de mando,
pero ha de tenerse en cuenta que el supremo de la escuadra fue conferido al Duque de
Medinasidonia cuyo mérito principal como lo dice Garrett Mattingly en su reciente documentado
libro "The Defeat oí the Spanish Armada" (Londres, 1B59) era el llamarse don Alonso de Guzmán
el Bueno y ostentar el título y grandeza de España consiguientes. Por lo demás él fue el primero
que se mostró extrañado de la designación como lo expresa en carta a nuestro Idiaquez,
secretario del Rey, en la que le confiesa no sólo no tener experiencia del mar sino que se mareaba
y resfriaba cada vez que se había aventurado a embarcarse. En este punto principal como en
tantos otros, la organización de la empresa, según sigue diciendo el historiador inglés, dejaba
mucho que desear. Había muchos barcos en malas condiciones, muchos mediocres marinos y los
mejores de ellos, como textualmente lo dice Garret Mattingly, los guipuzcoanos de Oquendo y los
vizcaínos de Re-calde y sus barcos, andaban escasos de armamento y aun de tripulación y toda la
flota sin la mitad siquiera de las embarcaciones auxiliares necesarias. Así se preparó el desastre.
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Otro combate naval y otro desastre fue el de Trafalgar (1805) en el que los vascos estaban con la
escuadra española que junto con la francesa luchó contra los ingleses. Allí, junto a la pericia y
heroísmo de Nelson, hay que sañalar la ineptitud de Villeneuve, almirante en jefe de la escuadra
coaligada y el fin glorioso de Churruca a quien los ingleses honraron como los valientes saben
honrar al enemigo heroico. Con Churruca cayeron otros héroes vascos como los vizcaínos
Echagüe, Alcega y Moyua. Y para que no faltara la contribución de tierra adentro allí estaba el
almirante Álava, natural de Vitoria y vicealmirante de la escuadra.
Y terminaremos esta serie de célebres batallas retrocediendo un poco al siglo xvm para recordar,
ya que la acción fue tan cercana a esta tierra de Venezuela, la defensa victoriosa de Cartagena de
las Indias, asaltada por el almirante inglés Vernon quien nada pudo conseguir ante la
inquebrantable resistencia de la plaza encarnada en el célebre marino gui-puzcoano Blas de Lezo.
En este capítulo señalaremos como uno de sus más destacados exponentes al tráfico con los
Países Bajos donde en la ciudad de Brujas que era un emporio del comercio en los siglos xm y
siguientes, llegaron a alcanzar los vascos posición sobresaliente como exportadores de su hierro y
de la lana, frutos y otras mercaderías procedentes del interior de la Península.
Allí poseyeron los vascos el Consulado llamado de la Nación Vizcaína que funcionaba aparte del de
los reyes de Castilla, según los documentos lo atestiguan. Era un edificio construido al lado del
que ocupaba el Ayuntamiento de la ciudad. Fue erigido a fines del siglo xv y era de estilo
Renacimiento italiano con grandes columnatas y espaciosas graderías, adornado de estatuas que,
desgraciadamente, desapareció el siglo pasado a consecuencia de un incendio. Pero todavía se
sigue llamando a su antiguo solar "Plaza de los vizcaínos" y aun quedan los vastos almacenes
subterráneos que daban al canal por donde los vizcaínos daban salida al tráfico de sus productos.
Había también factorías vascas en diversos puntos como en Francia donde se contaban las de
Nantcs, La Rochela y Rúan (Rohuen) y otras partes y hubo en el siglo xrv, depósitos comerciales a
orillas del mar de Azof, como en su "Historia de Rusia" lo hace constar Karamsin. Y en el orden de
empresas marítimas y comerciales por poco se nos olvida nombrar, de puro tenerla aquí al alcance
pudiéramos decir de la mano, aquella del siglo xvm en que los comerciantes y marinos de
Guipúzcoa plasmaron sus actividades en la Compañía de Caracas que tanto hizo por el progreso y
organización comercial, cultural y aun política de Venezuela, aunque todavía no se la haya hecho
la justicia que merece, pero que, poco a poco, los mejores investigadores venezolanos le van
acordando.
Tampoco podemos dejar de citar aquí aquel monumento de la experiencia marítima y mercantil de
los vascos constituido por las "Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa de Contratación de la
Villa de Bilbao", compilación que trascendiendo a su propio ámbito, llegó a imponerse como
Código de Comercio y rigió como tal en todas las posesiones españolas de América hasta que el
de Napoleón llegó a sustituirle.
Claro está que si nosotros íbamos con nuestros barcos y comercio a todas partes, era natural que,
en más o menos, se diera la contrapartida. Y asi la presencia de extranjeros que con fines
comerciales venían a Euzkadi está señalada p. ej. en San Sebastián por la calle de los Esterlines
quienes no eran otros que los delegados de la Liga Banseática, es decir, los alemanes de las
ciudades de Lubeck, Brc-men y Hamburgo que concurrían a hacer activo tráfico mercantil con los
puertos vascos. Tenemos en Lequeitio "Holanda'ko molla", el muelle de los holandeses, y en
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Plencia "Anglesena", es decir, el de los ingleses, y en Orio "Antilla" punto de donde partía el tráfico
para Cuba. Y citaremos la calleja de La Rochela, en Bermeo, aunque esto no sea recuerdo de una
actividad mercantil sino de aquel asalto frustrado de los hugonotes franceses a la isla de Izaro que
dejó huella profunda en la memoria popular ber-meana.
Si dirigimos ahora nuestra vista a nuestros compatriotas del norte del Bidasoa, vemos que allí se
da la característica especial de que la mayoría de los marinos de Laburdi se distinguen más que
como grandes navegantes como piratas y corsarios. Así el famosísimo "Michel el Vasco" que atacó
a Portobelo y raptó el galeón "La Margarita" con un millón de pesos a bordo, y fue por dos veces
(1666) asaltante de Maracaibo y de Gibraltar y cuya figura ha pasado a más de una novela de
aventuras.
Entre los corsarios merece recordarse a Joanes Suhigaraychipi, natural de Bayona (fines del siglo
xvir) prototipo de los hombres que consiguen títulos de nobleza por hazañas y servicios prestados.
Se dice de él que en seis años capturó cien buques mercantes. Luchó mucho contra los
holandeses y llegó en sus travesías a Spitzsbergen y murió en Terranova donde se conserva la
lápida de su sepulcro.
Surge ante nosotros la figura de Itchtebe Pellot, nacido en 1765 en Hendaya, quien combatió,
principalmente, contra los ingleses los cuales pusieron precio a su cabeza. Era famoso por sus
tretas de zorro que le permitían abordar a enemigos que le duplicaban y triplicaban en número,
saliendo siempre triunfante. Es una de las más grandes figuras entre nuestros corsarios de los
cuales pudiéramos recordar a otros capitanes de los puertos de Guetary, Hendaya, San Juan de
Luz... como Haramburu, Haraneder, Destebetcho, Iriart, Larreguy, Garat, etc. Y con Ma-nech, o
sea Juan Nicolás Lafitte, el de Bayona, quien luchó en Estados Unidos en su guerra de
independencia y cuya estampa parece arrancada de las páginas de una leyenda, cerramos este
desfile de hombres de mar.
Por último, vamos a considerar dos aspectos, confortador el uno, desalentador el otro, que surgen
de la historia de nuestra vida y hechos a través de los mares.
Asimismo quedó testificado ese espíritu de hermandad racial en las pescaderías de Terranova
adonde fueron de los primeros los guipuzcoanos con Juan de Echaide y al llegar los de Laburdi
convivieron todos en admirable armonía que siguió a través de los si-blos hasta que, con el
tratado de TJtrecht que siguió a la guerra de Sucesión española (1713), hubo de romperse tan
hermosa tradición por la prohibición impuesta a los barcos de subditos del rey de España de
concurrir más a la pesca en aquellos bancos. Protestaron enérgicamente los vizcaínos que fueron
a hacer valer sus derechos, antiguos y anteriores a todo rey, a Inglaterra; lo hicieron igualmente
las Juntas guipuzcoanas por entonces reunidas en Azcoitia, pero la razón del más pequeño
siempre es una pequeña razón.
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El aspecto desalentador nos lo ofrece Caro Baraja quien en su hermoso libro "Vasconíana",
escribe:
"Si pensamos en la humilde vocación de piloto y capitán, demostrada por Juan Sebastián Elcaco,
en los esfuerzos de TJrdaneta, en las gestas de Legazpi, experimentaremos una sensación de
confianza: he aquí unos hombres de mar sin mezcla de otra cosa, que en nada se parecen a los
aparatosos almirantes del siglo xvm, más conocidos por sus victorias o derrotas que por sus
descubrimientos. Pero veamos la suerte de nuestros capitanes unas décadas o siglos después.
Miguel de Oquendo el Viejo y el almirante Recalde mueren de pena o de vergüenza al traer a
España los restos de la Gran Armada. ZubUur, al termino de su vida, queda maltrecho en una
lucha con los holandeses. La última batalla del gran Oquendo, de Antonio, la Batalla de las Dunas,
se considera, pese a la piedad filial empeñada en lo contrario, como una victoria del almirante
Tromp, su enemigo. Gaz-tañeta, piloto habilísimo, constructor y pedagogo, no figura en las
historias generales más que como el almirante al que derrotó de una manera, tal vez no decorosa,
pero sí efectiva, el primero de los Bing, frente al cabo de Passero, en Sicilia. Churruca es el héroe
de Trafalgar..'., pero héroe vencido. De la mala fortuna histórica se salva, frente a Vernon, túerto,
manco y cojo, don Blas de Lezo. ¿Cómo explicar la repetida falta de suerte en horas decisivas?
Creo que, en esencia, hay razones de carácter técnico, y otras más bien de carácter
administrativo que la aclaran".
Yo diría que es indudable, que hubo razones de carácter técnico y estoy seguro que otras de tipo
administrativo, como en el fracaso de la Invencible, se podrán señalar. Pero hay otra en la que no
repara Caro B aro ja y que para mí es la fundamental, la razón de las razones: la dispersión
nacional vasca, la falta de conciencia nacional que nos hizo vivir separados unos de otros y al
servicio unos y otros de causas extrañas; la falta de un Estado, un reino o lo que fuera que nos
hubiera llevado, en un común y coordinado esfuerzo a tener algo así como, a ejemplo de Portugal
y Holanda, como nosotros pueblos pequeños y de vocación marinera, un imperio colonial en el
que se pudieron hacer grandes fuera de sus fronteras naturales; el habernos faltado este espíritu
patriótico que no nos llegó hasta hace poco y que restalló formidable por toda nuestra tierra con
nuestros gudaris y se hizo gloria pura e inmortal en la gesta del "Nabarra", aquel barquito heroico
que supo luchar, sin temor y sin esperanza, contra el crucero español "Canarias", inmensamente
superior a él. Yo creo que si estos hombres que nosotros tuvimos sobre el mar; esos navegantes,
esos almirantes, esos navios bien construidos y bien aparejados hubieran estado al servicio de
una nación vasca unida y saturada de un espíritu como el que vibró en los combatientes de]
"Nabarra", la historia marítima vasca sería otra cosa. Y seguramente otra cosa sería también la
historia de nuestra Patria.
Caracas. Centro Vasco, 8-XI-19G1
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El descubrimiento de América vino a plantear, entre otros problemas, el del dominio de ks tierjas
recién halladas y el de la libertad de sus pobladores.
La codicia y la ambición de poder, de un lado, y los sentimientos de justicia y de consideración a la
dignidad humana, del otro, se enfrentaban en un campo en el que habían de reñir duras batallas,
ante los ojos de todo el mundo constituidos en espectador, más o menos interesado, de la
contienda.
Y fue entonces cuando surgió el hombre que las circunstancias demandaban: el hombre a quien
brevemente vamos a estudiar hoy: ese hombre que fue, ante todo, un varón de respuestas.
Porque él no fue ni podía haber sido uno de esos sabios abstractos que ante un problema que
conmueve al mundo, lo soslayan o lo desdeñan desde la altura de su torre de marfil.
No fue tampoco uno de esos eruditos que se contentan con aplicar a las cuestiones vivas una
cualquiera de sus recetas copiadas, casi siempre, de sabios que fueron, recetas que las tienen
siempre a mano allá en los anaqueles donde se alinean los inertes volúmenes que están
proclamando su sapiencia.
Era un varón de respuestas. Uno de esos hombrea que para darlas cumplidas al problema vivo
que se alza gritando la angustia y el supremo interés humano que lo ha hecho surgir, va derecho a
su encuentro, se abraza con él y lucha como Jacob con el Ángel, poniendo en la contienda toda la
sangre de su corazón y de lo más íntimo de éste va sacando la verdad escondida; la va hilando
fibra a fibra, como el insecto lo hace con su propia entraña, y da a los otros hombres la luz
resplandeciente de una verdad valiente y limpia; la verdad que es la respuesta que está
esperando la angustia humana del momento y que será dicha, cómo esta clase de hombres sabe
decir las verdades: sin velos y sin miedos.
Así fue Francisco de Vitoria, uno de esos hombres nacidos, en su sencillez, para todo lo grande y a
quienes la pequenez y la injusticia repugnan hasta el hondón de su alma, un hombre que se
retrata a sí mismo en aquellas palabras que en cierta ocasión escribía a su amigo el Padre Arcos:
"No me espantan ni embarazan las cosas que vienen a mis manos, excepto trampas de beneficios
y cosas de Indias, que se me hiela la sangre en el cuerpo en mentándomelas" (Vid. "Obras de
Francisco de Vitoria". Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1960, pág. 57).
El fenómeno del Padre Vitoria. Ernest Nys, en su introducción a "De Indis et Jure Belli Relectiones"
de Francisco de Vitoria, escribe lo que sigue:
"Está claro; no es en los maestros de Filosofía o de Teología de París donde Francisco de Vitoria
adquirió los fondos preciosos en que se reunían el espíritu de investigación y de innovación, la
tendencia hacia el progreso, el amor del prójimo, el sentimiento de la solidaridad. La naturaleza le
había dotado
Era un varón de respuestas. Uno de esos hombrea que para darlas cumplidas al problema vivo
que se alza gritando la angustia y el supremo interés humano que lo ha hecho surgir, va derecho a
su encuentro, se abraza con él y lucha como Jacob con el Ángel, poniendo en la contienda toda la
sangre de su corazón y de lo más íntimo de éste va sacando la verdad escondida; la va hilando
fibra a fibra, como el insecto lo hace con su propia entraña, y da a los otros hombres la luz
resplandeciente de una verdad valiente y limpia; la verdad que es la respuesta que está
esperando la angustia humana del momento y que será dicha, cómo esta clase de hombres sabe
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Así fue Francisco de Vitoria, uno de esos hombres nacidos, en su sencillez, para todo lo grande y a
quienes la pequenez y la injusticia repugnan hasta el hondón de su alma, un hombre que se
retrata a sí mismo en aquellas palabras que en cierta ocasión escribía a su amigo el Padre Arcos:
"No me espantan ni embarazan las cosas que vienen a mis manos, excepto trampas de beneficios
y cosas de Indias, que se me hiela la sangre en el cuerpo en mentándomelas" (Vid. "Obras de
Francisco de Vitoria". Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid, 1960, pág. 57).
El fenómeno del Padre Vitoria. Ernest Nys, en su introducción a "De Indis et Jure Belli Relectiones"
de Francisco de Vitoria, escribe lo que sigue:
"Está claro; no es en los maestros de Filosofía o de Teología de París donde Francisco de Vitoria
adquirió los fondos preciosos en que se reunían el espíritu de investigación y de innovación, la
tendencia hacia el progreso, el amor del prójimo, el sentimiento de la solidaridad. La naturaleza le
había dotado de grandes cualidades: en sí mismo llevaba una fuerza que nada deberá comprimir
ni ahogar".
Y e] profesor español Camilo Barcia Trelles (en su monografía titulada "Francisco de Vitoria,
fundador del Derecho Internacional") estampa estas palabras; "Para el estudio de esta cuestión no
contaba el maestro con la existencia de teorías o principios preestablecidos sobre los cuáles basar
sus reflexiones; una realidad inmediata le requería y a encuadrarla jurídicamente dirige sus
esfuerzos; tal labor solo puede realizarla quien lleva dentro de sí una gran capacidad creadora;
Vitoria era portador de ese don divino; ello nos explica que el profesor salmantino no tan solo
exponga criterios nuevos, si no que los conciba en forma tan genial que ellos adquieren carácter
de eternidad".
He aquí en estas dos citas enunciado lo que podríamos llamar el "fenómeno" del Padre Vitoria- Se
nos muestra a éste y se nos presentan sus doctrinas como cosas que no pueden ser explicadas
por antecedentes conocidos, ni mucho menos ser producidos por las corrientes de pensamiento
que dominan en su época. No hay otra explicación para sus inmortales enseñanzas que la que
pueda derivarse del impulso de su genial individualidad.
Olvidan estos tratadistas una cosa, para nosotros, al menos, tan simple como fundamental: la
nacionalidad del Padre Vitoria. Olvidan o no se dan cuenta de que se trata de un vasco. Que lo es
tan representativamente que, para los que lo somos, su figura y su obra, sin subestimar por un
momento lo que a su clarísima mente y sólo a ella se debe, se nos aparecen no de otra manera
sino como un fruto natural y espontáneo, aunque desde luego egregio de la estirpe.
Así vamos a intentar demostrarlo siguiendo en nuestra exposición un método que se parece al hoy
en día pasado de moda de Taine: estudiaremos primero la raza; después el momento y,
finalmente, en la tercera etapa consideraremos la obra del Padre Vitoria como natural reacción de
la primera sobre el segundo.
1. LA BAZA. Si consideramos al Padre Vitoria encuadrado racialmente en Euzkadi, como en efecto
lo está, hemos de empezar nuestro estudio mirando a su patria. Y pues de una obra Jurídica se
trata —aunque en rigor él no fue jurista sino teólogo—, hemos de considerar, al menos
sumariamente, las instituciones y clima jurídico de su tierra. Y he aquí que, al dirigir la vista a
ella, nos encontramos con una de las más antiguas, con la denominada del árbol Malato.
Según una vieja tradición, Ordoño, rey de León, había entrado en Vizcaya en son de conquista y
fue derrotado en la batalla de Arrigorriaga. Los vizcaínos persiguen al enemigo vencido y en esta
persecución llegan a las fronteras de Vizcaya señaladas en aquella parte por el árbol llamado
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Malato. Y entonces sucede aquello que ha inmortalizado con su pincel el genial artista Pablo de
Uranga. En la plenitud de la em* briaguez de la victoriosa persección, los hombres de Vizcaya se
detienen y bajan las armas. La daga de su legendario jefe Jaun Zuria clavada en el tronco del
árbol Malato les ha recordado la ley siempre cumplida; no se puede atropellar los territorios
ajenos: la victoria no da derechos como habría de decirse siglos más tarde.
A este hecho vasco de Vizcaya corresponde otro que el reino de Navarra nos brinda. Sancho el
Sabio, rey de la gloriosa monarquía vascona, reconquista de Alfonso VIII de Castilla las tierras de
la Hioja y Bureba que por dicho rey castellano le habían sido arrebatadas. Y al llegar triunfante al
lugar de Ata-puerca, clava sus armas en un árbol al propio tiempo que exclama: "¡Hasta aquí es el
reino de Navarra!".
Y esto que nos dice la tradición vizcaína, ésto que en la historia navarra leemos, responde a algo
tan metido, tan ahincado en el espíritu vasco que lo podemos ver, casi en nuestros días expresado
por un hijo célebre de nuestra raza. Este vasco famoso que, al mismo tiempo no es sino un
hombre del pueblo, un hombre de cultura poco más que elemental y, por ello mismo, el más
adecuado exponente de los sentires y reacciones del alma popular, el guipuzcoanc/ Iparraguirre se
pone a cantar al árbol de nuestras libertades. Y al componer la primera estrofa de su "Gernika'ko
Arbola", tras saludar al famoso roble como a una cosa bendita y amada por los vascos todos, no
se le ocurre decirle otra cosa que la expresada en el verso tan conocido: "Ernán ta zabal zazu
munduan frutua", es decir, "Da y propaga por .todo el mundo tu fruto de libertad". Porque al
vasco no le basta que su patria sea libre, anhela también que lo sean todas las demás; porque
sabe o porque siente quizá mejor que sabe, que ningún pueblo de la tierra es digno de llamarse
libre mientras no busque compartir su libertad con todos los demás.
Al llegar a este punto creemos oportuno recordar que prima hoy en los tratadistas una tesis que
puede encontrarse en cuanto autor actual de Derecho Internacional se examine: Kelsen,
Borchard, Schelle, Naasik... y que puede resumirse escuetamente asi: "La persona humana con
todas sus libertades esenciales es el titular del Derecho Internacional".
Trataremos de ver ahora si esta teoría moderna, entrevista ya por Vitoria, puede hallar
fundamentos más sólidos que los que nos brinda la legislación vizcaína que en esto de la tutela de
la dignidad humana y de sus derechos esenciales alcanzó límites realmente dignos de admiración.
Veamos, brevemente, algunas muestras.
Habeos Corpus. En el título XI, ley XXVI del Fuero de Vizcaya leemos: "Que ningún Prestamero ni
Merino ni ejecutor alguno sea osado de prender a persona alguna sin mandamiento de Juez
competente, salvo en caso de infragante delito".
Esta ley, esencial garantía de la libertad y dignidad del hombre y análoga a la del Rabeas Corpus
inglés, considerada como una de las grandes conquistas del Derecho, es anterior y superior a ella.
Anterior, porque si bien es cierto que en la Carta Magna, arrancada por los barones ingleses a
Juan Sin Tierra, en 1415, se establecían garantías para la libertad individual, no lo es menos,
como dice Macaulay, que esas garantías eran ineficaces. Así lo consigna también Fischel, en su
"Constitución de Inglaterra", estableciendo que en el reinado de Carlos II se determinó con la
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Parlamento Británico, el 27 de mayo de 1679. La, ley vasca aparece no sólo en la compilación de
1526, sino ya en la de 1452 y en ésta con todos los caracteres de cosa inmemorialmente
observada.
¿No os parece que suenan como eco de estas magníficas palabras de la ley vizcaína aquellas que
Vitoria había de dedicar a los moradores de estas tierras, entonces recién descubiertas, y cuya
posesión por. la rapiña quería justificar el imperialismo de su tiempo: "...ellos estaban en pacífica
posesión de sus cosas, pública y privadamente. Por lo tanto, mientras no se demuestre lo
contrario, deben ser considerados como dueños y no debe turbárseles su posesión".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
aun cuando se cometan entre los mismos prelados eclesiásticos y contra ellos".
Y en otra ley: "Que no se lea excomunión sobre pleitos y causas crimínales de cualquier calidad
que sean, bajo pena de seiscientos maravedises, salvo que procedan civil o criminalmente ante los
jueces seglares conforme a derecho".
Y para evitar la acumulación de riquezas en manos del clero y comunidades religiosas y con ello
una excesiva influencia de las mismas en la vida civil, establece también el Fuero una limitación a
los legados por el alma —el tercio del quinto— que los hace prácticamente insignificantes y pudo
evitar los trastornos ocasionados en España por la falta de una disposición semejante, trastornos
que las llamadas leyes desamor timadoras fueron incapaces de resolver justicieramente.
En el país vasco, como decíamos uno de los más católicos del mundo, en aquella tierra donde el
clero goza de una autoridad moral que su vida ejemplar, su ilustración y su dedicación al pueblo
justifican plenamente, fue repudiada la Inquisición. No podía ésta, naturalmente existir, en
nuestro clima de fiera pasión por la dignidad humana. El sentido de libertad de conciencia del
pueblo se manifiesta elocuentemente en 1510 —frisaba entonces por los treinta años el Padre
Vitoria— cuando la ciudad navarra de Tudela ordena a sus procuradores en Cortes que exigieran la
retirada de algunos frailes que se decían inquisidores. Ya antes en la misma ciudad, por el año de
1485, como consecuencia de una demanda de extradición a raíz del asesinato en Zaragoza por los
judíos del Inquisidor Pedro de Arbués, había respondido por boca de su ayuntamiento que podían
llegarse los inquisidores, pero que serian arrojados al Ebro. Estoy hablando de la catolicísima
Navarra, de esa Navarra donde en el siglo xv florecía una institución ejemplar: la asamblea de las
religiones. En virtud de ella, los representantes de la católica, la musulmana y la judía que
entonces convivían en Tudela, se reunían, los días de fiesta mayor de cada una de ellas, para
tratar de los problemas comunes a todos los creyentes. No ha llegado aún a tanto el mundo
moderno con todo su cacareado progreso y decantada tolerancia.
No, para un vasco nada tiene de extraordinaria esa postura, como tampoco la tiene para nosotros
o para quienes se apliquen a conocer nuestra vida histórica y recuerden aquel precepto
consignado en el Título I, capítulo I del Fuero de Navarra: "Nos que cada uno somos tanto como
vos y todos juntos más que vos
os proclamamos rey para que guardéis y llagáis guardar nuestras leyes". O aquel otro de la
Constitución vizcaína (Tit. 10, ley 11 del Fuero de Vizcaya) en que se consigna que la manera de
elegir Señor será por sucesión o por voluntad del país expresada ,'en sus Juntas Generales", el
que nuestro Francisco Ide Arcaya o de Vitoria replicase a los que justificaban ía conquista de estas
tierras de América en nombre de la autoridad imperial: "Imperator non est Dominus Mundi" (el
Emperador no es el dueño del mundo).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
topoderoso Emperador no harán callar aquella voz ni tampoco la enfermedad implacable. Llevado
en una silla desde su celda a la cátedra por sus fervorosos discípulos, por esos discípulos
incondicionales que siempre encuentra entre la juventud generosa la voz valiente de un maestro
honesto y sabio, Vitoria sigue dictando sus clases hasta el último momento.
Hemos de decir que en esa clase, en esa cátedra de la Universidad de Salamanca que ocupó
desde 1520 a 1546, Vitoria fue un profesor que revolucionó los métodos de enseñanza. He aquí
en qué consistieron sus ¡novaciones, según las concreta en un trabajo (EUZKO DEYA, París, Abril
1947) nuestro actual Lendakari don Jesús María de Leizaola.
En primer lugar, los estatutos de la Universidad prescribían que la teóloga se enseñase según el
texto de Lombardo, el llamado Maestro de las Sentencias. Pero Vitoria había estudiado a fondo a
Santo Tomás de Aquino cuyas doctrinas seguía. Se puso, pues, a enseñar la Teología en
Salamanca según Aquino. El fuero del Profesor pasó por encima del plan de estudios. A pesar de
la oposición de los que seguían las leyes a la letra, Vitoria mantuvo su ¡novación. La Universidad
hubo de hacer una excepción en su favor ante la importancia de los discípulos de Vitoria y terminó
por adoptar el texto de Santo Tomás. La resistencia del Maestro vasco y la victoria por él obtenida
significaban que la vía quedaba abierta para que un día, como modernamente había de suceder,
los médicos se emancipasen de Galeno y los filósofos de Aristóteles.
La tercera nota original en los métodos pedagógicos del P. Vitoria ha sido su realismo. Se ocupó
de la moral en la guerra, del Derecho Natural, de los derechos de los pueblos indígenas, etc.
Vitoria, al tratar estos temas, se acercaba a los problemas de actualidad. De los acontecimientos
en que intervienen sus contemporáneos y compatriotas, de los errores de la política de su
Emperador y de los otros reyes de la época. Esos asuntos son los que vienen una y otra vez a sus
labios de una manera realista. Y no por oposición política, sino buscando siempre el modo más
eficaz de enseñar.
Y este Maestro que nunca escribió sus lecciones dejó, al extinguirse una obra que perdura y
perdurará siempre, porque tiene la eterna actualidad de las creaciones en que el hombre pone lo
mejor de su herencia divina.
Y en este mundo que no acaba de encontrar su camino, sigue resonando la formidable voz del
gran vasco. Es la voz que clama porque los pueblos tomen la senda de la justicia en el trato
internacional. Es la voz acusadora de su patria; de nuestra patria esclavizada hoy por la más
incalificable de las tiranías, que recuerda a los poderosos del mundo que, mientras se carezca de
valor y de desinterés para hacer justicia a los débiles, tampoco los fuertes encontrarán la
codiciada meta de la paz.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Orden, calle Saint Jacques, permaneció, primero como alumno y después como profesor, más de
20 nfios. Se doctoró en Teología en la Sorbona y en 1522 fue trasladado al Colegio de San
Gregorio de Valla-dolid donde enseñó durante cuatro años. En 1526 quedó vacante la cátedra de
"Prima Teología" en la renombrada Universidad de Salamanca. Compitió, en dura oposición, con el
eminente profesor portugués Margallo y ganó brillantemente la cátedra. Y el 21 de septiembre de
ese año de 1526 inicia una enseñanza que sólo iba a terminar con su muerte, veinte años más
tarde.
A dos sucesos contemporáneos vamos a hacer breve referencia aquí: uno sucede de 1526 al 28;
el otro de 1518 al 22.
En 1526 los vizcaínos reunidos en Guerníca con-cuerdan en la necesidad de revisar el Fuero- Que
conviene "quitar de él cosas superfinas e innecesarias y añadir al mismo lo que por uso y
costumbre se practicaba". Los letrados designados por aquella verdadera Asamblea Constituyente
se ponen a la obra y pronto está lista la nueva codificación del derecho vizcaíno. Carlos I,
entonces señor de Vizcaya al mismo tiempo que rey de España y Emperador de Alemania, da en
1527 su aprobación y autoriza su publicación, imprimiéndose en Burgos en 1528.
Las leyes vizcaínas que antes hemos citado están todas contenidas en él.
Y ahora, yo os pregunto: ¿creéis que Vitoria, vasco de sangre y seguramente de nacimiento;
Vitoria, una de cuyas características es la preocupación por los problemas del día: Vitoria hombre
de gran actividad intelectual y que residía desde 1526 en Salamanca, no tendría noticia de la
gestación del nuevo Código vizcaíno y no se preocuparía por conocerlo en su nueva forma al salir
éste, en 1528, de las prensas de la cercana ciudad de Burgos?
Todo hace creer en la piobabilidad de que así fuese y que su noble y poderoso espíritu se nutriese
con el tuétano de león de las democráticas y liberales disposiciones del Código vizcaíno cuyo tono
general por otra parte, le debió ser familiar desde la niñez.
Otro suceso contemporáneo llama necesariamente nuestra atención. Pocos años antes, corriendo
el 1512, las tropas castellanas de Fernando ei llamado Católica, invaden Navarra y proceden a la
conquista del viejo reino vascÓQ, núcleo principal de nuestra raza.
Por esa Bula se declara cismáticos a los Beyes de Navarra y se entrega el reino como res nullius,
como cosa sin dueño, al primero que la conquista. No hay cuidado de que nadie se adelante a
Fernando. Sus tropas castellanas, al mando del duque de Alba están prestas. El tristemente
célebre navarro, conde de Lerín (cuñado del Católico), actúa como jefe de la quinta columna y
rápidamente la resistencia navarra se desmorona y el Duque de Alba entra en Pamplona el 25 de
julio de 1512.
Pocos días más tarde, el 31 del mismo julio, hace publicar Fernando un "Manifiesto" en el que
explica los motivos de la invasión; exige el juramento de fidelidad como a legítimo rey y dice que
era su gran amor a la Iglesia lo que la había hecho actuar, cumpliendo los acuerdos de la Santa
Liga y por el disgusto que le producía la amistad de los reyes navarros con el excomulgado Luis
XII de Francia.
Y como ésto produce poco efecto, días más tarde, el 29 de agosto el Duque de Alba, obrando en
nombre de! Bey, convoca a las representaciones navarras en el convento de San Francisco y les
lee un grandilocuente discurso que, sin embargo, tampoco produce el pretendido efecto sobre los
navarros que le contestan "que le tomarían por Rey e Señor, pero que por rey natural no podían
en cuanto el otro era vivo a quien tenían jurada naturaleza y que vasallos no podía ni lo debían
jurar, puesto que a ellos jamás se les había llamado sino subditos". Y tiene el representante de
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Fernando que acudir, para vencer la repugnacia de los navarros a reconocerlo por rey a otra Bula
presuntemente falsificada, con la cual, finalmente, parece vencer su resistencia.
Pero, mientras en Pamplona estas cosas pasan, ya están los sorpendidos patriotas navarros
preparando la reconquista. No habían transcurrido tres meses de la toma de Pamplona y ya
comienzan los intentos de recuperación que se repiten en tres ocasiones principales, la última en
1521, pero, por desgracia, infructuosamente. La corona de Navarra queda definitivamente unida a
la de Castilla y el territorio del reino vas cónico partido en dos trozos que irán a integrar los
Estados de España y Francia.
Durante todo el tiempo en que estas cosas sucedían en Navarra, Francisco de Vitoria residía en
Paris. Por tratarse de hechos que tocaban tan dolorosamente a su tierra; por residir en la ciudad
corte de los reyes enemigos de los invasores de Navarra; por tratarse de Tierra vasca fronteriza
con Francia, y finalmente, por haberse fraguado en ésta todas las tentativas de recuperación del
trono navarro para sus legítimos reyes, es seguro que Vitoria, hombre siempre al día, siguió los
acontecimientos muy de cerca y puso en su examen aquel profundo espíritu de crítica serena y
noble análisis que le caracterizan.
Es más, muchos de los patriotas navarros siguieron a sus reyes al destierro francés. ¿Seria algo
extraño que Vitoria hubiese entrado en relación con algunos de ellos, por ejemplo, con el padre de
San Francisco Xabier, aquel Don Juan de Jatsu y Atondo que hubo de morir en su exilio de Francia
el año 1515 y quien por su condición de Doctor en Cánones, graduado en la Universidad de
Bolonia, podía ofrecerle puntos de contacto e incluso servirle de fuente de información para su
análisis de aquellos hechos? Si por él mismo sabemos que era de la parcialidad gamboína,
estrechamente vinculada en Navarra al bando agrámenles, cómo no iba a tener por lo menos un
interés muy fuerte y tal vez una decidida antipatía por los autores de aquella pérfida acción a cuya
cabeza estaba el ya mentado conde de Lerín jefe del bando beaumon-tés, precisamente?
Pero, dejando en hipótesis, estos últimos puntos, así como el de la estrecha amistad que le unió
con Azpilikiieta, el célebre Dr. Navarro, es evidente que hay cosas que se nos imponen: conoció
los hechos, los siguió, los estudió y, respecto al fundamento jurídico de la conquista castellana, es
decir, a la Bula papal esgrimida por Fernando, no os parece estar oyendo su profundo sentir en la
respuesta que, pocos años después, da a quienes pretenden justificar la conquista de América,
basándose en que los indígenas no practican ni aceptan la fe católica: "No, no es título legitimo".
Porqué? "Quia credere est voluntatis"; porque el creer es voluntario.
3. LA OBRA DEL PADRE VITORIA. La conquista de las tierras recién descubiertas de América y la
esclavitud a que se sometía a los indígenas pobladores de las mismas, había hecho surgir, entre
otras, la generosa voz del Padre Las Casas, decisivamente ayudado en su labor mdianófila por su
gran amigo el vasco Pedro de Rentería.
Y el tema va tomando cada vez más apasionante actualidad. Estamos en el año 1532. El anterior
fue el de la invasión del Perú por los españoles al mando de Pizarro. Vitoria en posesión desde
hacía cinco años de su cátedra de Salamanca, considera el tema como de suprema importancia y
urgencia para su estudio. "Entiendo —dice— que llevaría yo a cabo un trabajo esgrimidos
comúnmertc por los juristas y estadistas españoles para justificar í-1 hecho do la conquista, el
señorío del Emperador sobre todo el mimdo, la primacía también universal del Papado; el derecho
de ocupación; que la infidelidad es incompatible con la soberanía; la potestad dt;l Papa para
ffistigar pecados mortales contra el Derecho Natural delegando la ejecución de este castigo en
reyes y príncipes.
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En la tercera parte, finalmente, enuncia los títulos que, por su parte considera legítimos para
justificar la presencia de los españoles y, en general de los europeos, en América: Derecho de
comunicación; derecho de comerciar libremente; el que los europeos pasen a ayudar a un pueblo
indígena que reclame su asistencia en una guerra con otro, y, finalmente, cuando la intervención
sea en tutda de los indígenas.
Como se puede ver, en esta "Relectio" sienta dos principios fundamentales: la independencia de
todos los pueblos y la solidaridad entre todos ellos, el hecho de la comunidad internacional, la
existencia de un Derecho de Gentes común a todas las naciones. Esto le lleva lógicamente en la
"Relectio de Jure BelÜ" a hablar de la guerra justa ofensiva, de la guerra como sanción.
En esta "Relectlo de Jure Belli" o sea sobre el derecho de guerra, estudia los casos en que ésta
puede ser justa y, ante todo, considera ilegitima la guerra religiosa.
En segundo lugar, es ilegitimn. h guerra por motivos de conquista.
Y en tercer lugar, es injusta la que se hace por capricho del príncipe o gobernante.
Descartados los falsos motivos que suelen alegarse para emprender una guerra justa, enuncia
Vitoria la única causa que a su juicio puede legitimarla y es la ofensa recibida.
Termina esta Relectio con un estudio sobre la conducta a observar durante la guerra y fines de la
misma, estudio en el que resplandece siempre e! altísimo concepto que del hombre, de la justicia
y de! derecho tenía nuestra dominico,
Al terminar este brevísimo resumen de las ideas del Padre Vitoria, viene a nuestra memoria aquel
estudio de gran interés que con el título de "Origine des idees politiques de Rousseau" publicó
Jules Vuy y en el que muestra cómo, al construir sus teorías políticas, tenía el filósofo ginebrino
puesto su pensamiento en su país natal.
Yo os invito a reflexionar sobre las doctrinas de Vitoria y sobre los antecedentes raciales y heclios
vascos contemporáneos que hemos considerado y a que me digáis sí no os parece claro que, al
enunciar Vitoria sus inmortales enseñanzas, la voz de su raza vasca no resonaba en ellas con
acento inconfundible.
EPÍLOGO. Compatriotas: a todos los vascos que visiten tierras de América creo yo que se les ha
planteado esta interrogante que tantas vcc?s me ha asaltado a mí. Al darnos cuenta del
sentimiento de alta estima y particularísimo aprecio con que a los de nuestra raza aquí se
distingue nos hemos puesto 8 pensar —yo, al menos lo he hecho muchas veces— en las causas
profundas de este fenómeno del que individualmente al menos éste que os habla no se siente
merecedor.
Y uno ha de empezar entonces a dirigir un recuerdo agradecido a los hombres que el pasado siglo,
en dos grandes oleadas consecuencia de nuestras desgraciadas guerras carlistas, arribaron a
estas tierras y con su espíritu de empresa, con su laboriosidad, honestidad y un respeto a su
propia palabra que ha pasado en proverbio, en tierras como las del Plata, labraron para nosotros
esta herencia.
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Pero no puedo detenerme aquí. Mi imaginación avanza más en los días de América y el nombre
sonoramente vasco de Bolívar, el gran libertador, sacude mi fibra nacional, y avanzo más y veo al
gran Zabala, fundador de Montevideo, y a Caray que creó a Buenos Abes y a Irala que edifica la
Asunción del Paraguay. Pienso en Zumarraga, el primero que trae la imprenta al Nuevo Mundo y
recuerdo la gesta incomparable de Anchieta... Fundadores, colonizadores, misioneros,
libertadores... su nombres surgen a cientos y entre ellos apenas el de un conquistador. Y cuando
vemos a un vasco, como el gran Alonso de Ercilla luchando contra los araucanos que defienden
heroicos su independencia, contemplamos esa injusticia reparada, pues es él mismo quien
compone el himno más noble y entusiasta al coraje y amor a la independencia de aquéllos a
quienes por obligación ha de combatir...
Y sigo avanzando más hasta llegar a los primeros años del descubrimiento, y he aquí que se
presenta ante mi vista una figura que crece y crece con gigantescos perfiles.
Pareciera como si colocada entre Europa y América protegiera a ésta envolviéndola en su blanco
hábito de dominico. Y es en esos momentos cuando me parece oir resonar su voz enteriza y
serena:
"Atrás, vosotros, los de la rapiña; vosotros los de la codicia y el botín; los que con la bandera de
la "cruzada" encubrís la injusticia y hacéis mercadería de la religión; atrás os digo. Dios no creó
estos pueblos de América para que fueran vuestros esclavos.
Sois los de siempre: los que, escudados en las Bulas, os lanzasteis a la conquista de Navarra; los
que tras las palabras más santas escondéis vuestro odio & la más sagrada herencia del hombre: la
justicia y la libertad".
Montevideo, Paraningo, 26-VIII-1946
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En nuestro estudio referente al Padre Vitoria considerábamos los problemas que el descubrimiento
de América hizo surgir en las cabezas pensantes del Viejo Mundo, principalmente en lo Que se
refiere al dominio de las tierras recién descubiertas y a la libertad de sus habitantes. Vimos las
respuestas claras e inequívocas que el Padre Vitoria dio a esas cuestiones al afirmar que ni el
Emperador ni el Papa son dueños de todo el mundo y que a nadie puede arrebatársele sus libertad
ni sus bienes fundándose en motivos de fe, puesto que el creer es cosa de la voluntad "Quia
credere est voluntaíis"; ni por supuestos pecados contra el derecho natural, pues "acaso son más
grandes los pecados en las costumbres de algunas cristianos que entre aquellos salvajes", etc.
Bien sabía Vitoria lo que valían esos y otros pretextos, pues que los vio empleados tras la
conquista del Perú para la cual ningún motivo encontraba sino la que crudamente ex-ponia en
enría particular al Padre Áreos, Provincial de Andalucía, al decirle que los subditos del Inca "no
habían hecho ningún agravio a los cristianos ni cosa por donde les debieran hacer la guerra", y
que no existió allí "ninguna causa más de guerra,
Pues bien, junto a la figura de Vitoria, vamos a estudiar hoy la de otro hombre vasco de parecidas
dimensiones que viene a vivir por los mismos años (nació 12 antes y murió 2 después) y a quien
le tocó ocuparse de los mismos problemas que al Maestro alavés, aunque en otro campo. Vitoria
fue el hombre de las teorías generosas, el que, ante los problemas del Nuevo Mundo, proclamó las
soluciones que la Moral, la Teología y el
Derecho imponían. Zumarraga fue el hombre de la acción, el que sobre la misma tierra de
América hubo de vivir al día sus problemas y enfrentarse a ellos con mente clara y, sobre todo,
con corazón abierto. Si Vitoria dio las grandes respuestas, a Zumarraga le tocó el aplicar
soluciones y remedios. Se complementaron, pues, estos dos vascos que constituyen un binomio
en el que, si cada uno de ellos brilla con luz propia, considerados en conjunto su unión hace aún
más grande la figura de cada uno de ambos.
Y sin más preámbulo, pasemos hoy a dedicar nuestra atención a la figura de Juan de Zumarraga
cuya vida hemos de considerar en dos etapas: la primera que podemos llamar europea y
comprende más o menos hasta sus sesenta años de edad y la segunda, la americana, es decir,
desde su llegada a México a la dicha edad hasta sus fallecimiento.
Primera etapa: Europa. No son muchas las noticias que tenemos de los primeros años de
Zumarraga que aun aguardan a sus descubridores en los hogares y claustros franciscanos, desde
el santuario de Aranznzu donde profesó en fecha que desconocemos lo mismo que su vida
anterior a la profesión, el de los conventos de San Esteban (cerca de Burgos) y Ávila donde
ejerció la guardiania, así como el del Abrojo (cerca d eValladolid, por entonces capital del reino)
donde también fue guardián y (1527) lo conoció Carlos V que allí estaba de retiro de Semana
Santa. Parece que este conocimiento fue decisivo en las futuras actividades de Zumarraga quien,
aquel mismo año, es enviado por el Emperador para entender en el caso de las supuestas brujas
de Navarra. Capacitado como estaba para entender e interpretar a los vascos, hubo de ver en
aquellas supuestas brujerías lo mismo, más o menos, que lo que observó más tarde el insigne
extremeño Pedro de Valencia quien, como se sabe expuso en su famoso "Discurso sobre las brujas
y cosas tocantes a magia" aquello de que "todo lo concerniente al akelarre debía entenderse entre
las cosas que pasan sólo en la imaginación" (de los brujos y brujas).
Y así había de ser, en efecto, si nos detenemos un punto a considerar cosas como ésta que se
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menciona sobre tales sucesos en la Historia del Emperador Carlos V, de Fray Prudencio de
Sandoval, donde podemos leer que el juez pesquisidor para certificar la verdad del caso, ofreció el
indulto a una bruja "si a su presencia y en la de todo el pueblo se untaba y ascendía por los aires;
lo cual ella hizo con maravillosa presteza, remaneciendo a los tres días en un campo inmediato".
Lo cierto es que, de ordinario, la Inquisición arrancaba por-medio del tormento las confesiones
que así resultan luego de contradictorias y extrañas. No de otra suerte fueron, sin duda, las del
famoso auto de Logroño de 1610 al que fueron sometidos 29 vecinos de Bera y Zugarramurdi,
entre ellos Juan de Goiburu "Que era el tamborilero de la reunión" y "Juan de Sansin que solía
tañer la flauta" y confesaron horrendos crímenes.
Apenas sabemos nada de la misión cumplida por Zumarraga entre sus paisanos, salvo que lo hizo
"con mucha rectitud y madureza". Años después, en un párrafo de su "Doctrina Breve" vemos que
se refiere, muy de paso, a ésa su experiencia al decir que: ".. .en el mismo pueblo de Durango
donde yo nací... hubo otra herejía que llamaban de Amboto...", Y sobre la fe que a todo esto
prestaba nos dicen bastante aquellas palabras suyas: "También se reduce a esta especie de
idolatría el negocio de las brujas o sorgui-naa que dicen que hay en nuestra tierra".
En diciembre de ese mismo año de 1527 fue presentado por el Emperador para Obispo de México;
en enero del 1528, por cédula dada en Burgos a 10 de ese mes, se le nombra Protector de los
Indios, cargo de limites muy indefinidos, y, por último, a fines de agosto de ese mismo 1528,
obispo electo pero aun sin consagrar, embarca en Sevilla para México dando fin así a las
actividades de su etapa europea de la que tan poco sabemos, para dar comienzo, más o menos a
los sesenta años de su edad, a su fecunda etapa americana de la que, para honra y gloria suya,
cada día vamos sabiendo más.
Segunda etapa: México (1528-1548). Efectivamente, según aparecen más cartas y documentos
de Zumarraga o a él referentes, más y mejor se perfila su nítida silueta de prelado ejemplar,
vasco auténtico y enérgico reprobador de las conquistas sangrientas y las explotaciones de los
indios.
1 V. F. IdoMe: "Rincones de la Historia de Navarra", pág. 142. "Lt» brují» de Anocibu".
Para contemplarlo más claramente en estos aspectos, dividiremos los veinte años de su actuación
en México en dos partes: cinco primeros años, lucha por el Derecho; quince últimos, lucha por la
Cultura, todos ellos, naturalmente, bajo el signo y el imperio de la fe y la caridad cristianas.
a) 1533: Lucha, por el Derecho.
La Audiencia. Al embarcarse Zumarraga, como dijimos, en 1528 para México como Obispo electo
y Protector de los indios, lo hace en el mismo navio en que parten para tomar posesión de sus
destinos cuatro Oidores de la Audiencia mexicana, entre ellos aquel con quien había de reñir en
México las peores batallas, el licenciado andaluz Diego Delgadillo.
Pero en lugar de esa fecunda combinación de esfuerzos lo que surgió fue una lucha abierta en la
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que aparecían en un bando los Oidores, que en cuanto pone pie en tierra hacen causa común con
los conquístadores y encomenderos, y en el otro el Obispo que encabeza la defensa de los
naturales del país vejado y explotado.
Recién llegado Zumarraga, indios y colonos acudían a él con sus quejas de las que él se hace
portador ante la Real Audiencia en la espera de que ésta imponga el remedio necesario. Pero los
señores Oidores se identifican con las ambiciones de los conquistadores y encomenderos llegando
a superar los abusos de éstos.
Al insistir Zumarraga en sus peticiones de justicia lo único que consigue es que los magistrados le
conminen a que deje de intervenir en asuntos civiles. La respuesta de Zumarraga es concluyente:
"...aunque me costase la vida no pensaba desistirme de ello ni dejar de amparar y defender y
desagraviar los indios. ..". La réplica que la Audiencia da a estas palabras es dictar un bando en
que se prohibía acudir al Obispo con ningún asunto, so pena de perderlo los blancos y de ser
ahorcados los indios.
Es por entonces cuando se informa a Zumarraga del atropello que se intenta cometer con los
indios de Huexocingo. Ante ello, recurre una vez más a la Audiencia, y al ver que ésta hace oídos
sordos a sus denuncias e incluso envia sus esbirros a detener a los indios que han denunciado el
atropello, se va en persona a protegerlos y darles asilo en el convento de los frailes franciscanos.
Y en reunión celebrada allí por los religiosos, bajo la presidencia de Zumarraga, se acuerda que
uno de ellos vaya a México a condenar, desde el pulpito, la conducta de los magistrados. Cuando
el encargado de ello, Fray Antonio Ortiz, comienza a hacerlo en la misa mayor, el oidor Delga-dillo
da orden de que sea arrojado del pulpito, como se cumple. Zumarraga, sin vacilar, excomulga a la
Audiencia y escribe al Emperador (27 agosto 1529) pidiéndole integre una nueva, y además, el
proceso de los componentes de la actual, confiscación de sus mal adquiridos bienes, etc., etc.
Los oidores deciden entonces hacer llegar a la corte su particular versión de los sucesos; por su
parte, Zumarraga lo intenta también, por medio de su carta de la citada fecha; pero los esbirros
de la Audiencia informados de su propósito, detienen a los frailes a quienes ha encargado de
enviar la carta y se apoderan de ella. En vista de ésto, Zumarraga se va en persona a Veracruz a
pie y simulando ser un fraile mendicante; pero el barco está vigilado y no hay modo de hacer
entrar en el la carta. Es cuando surge el hombre providencial; un marinero vizcaíno que se hace
cargo de la misiva del Obispo, la oculta en un trozo de brea y logra de ese modo burlar la
vigilancia y hacer que la carta de marras llegue a su destino en la corte imperial a la que por ella
se impone de todos los sucesos y verdadero estado de la colonia mexicana.
Mientras tanto, a México llega otra carta en la que la Reina transmite a Zumarraga quejas que ha
recibido de log nuevos canónigos que se dicen muy mal pagados. De inmediato Zumarraga los
reúne (20 octubre de 1580) y dándoles a conocer el total de los recursos con que cuenta, les
declara: "Aunque el salario me de para mí menos que para cada uno de vos, y aunque sepa yo
andar a pedir con mis alforjas, como solía, no es mi intención que les falte congrua
sustentación...".
Pero la lucha con la audiencia no cesa. Muño de Guzmán, su Presidente, que había hecho quemar
vivo al inocente rey de Michoacán, Caltzoncin, sale a la conquista de los chichimecas (pobladores
de la provincia de Jalisco). Zumarraga expone por escrito su opinión de que la guerra era injusta,
sin duda con el mismo espíritu que se puede apreciar en aquella carta que unos años después (15
febrero 1537) dirige a Suero de Águila en la que se lee: "Esta cuaresma pienso andar entre los
indios y me parece que ando entre ángeles y cuando entre españoles, entre demonios ...".
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Palabras que nos recuerdan la indignada respuesta que dio a ciertos de estos españoles que le
urgían a que tuviera menos contactos con los indios sucios y mal vestidos: "Vosotros sois los que
despedís mal olor, según mi modo de pensar, y vosotros los que me repeléis y disgustáis, porque
sólo buscáis vanas frivolidades y os dais blandas vidas, exactamente como si no fueseis
cristianos". (Vid. Lewis Hanke: "Aris-totle and the americans indians" pág. 24, quien lo refiere a
Jerónimo de Mendieta: "Historia eclesiástica indiana", edición García Icazbalceta. México, 1870,
pp. 631-632).
Todas estas cosas mantienen al vivo la lucha entre la Audiencia y el Protector y los incidentes se
multiplican y prolongan. Los Oidores (4 de mareo de 1530) violan el asilo de la iglesia de San
Francisco en la que Zumarraga tenía a dos clérigos de corona y los trasladan a la cárcel pública
donde descuartizan a uno y mutilan al otro. Zumarraga marcha hacia la cárcel encabezando una
procesión de frailes enlutados. Delgadillo les ordena retirarse; Zumarraga le replica con energía y
se traba una refriega entre frailes y soldados en el curso del cual Delgadillo tira una lan-rada al
Obispo. Zumarraga excomulga entonces, no sólo a la Real Audiencia sino a todo el municipio por
su colaboración. Esta excomunión general es levantada dias después con motivo de la Semana
Santa, pero la individual de los Oidores no lo fue nunca.
Este es el último choque. Porque la carta de Zumarraga había ya surtido sus efectos en la corte de
donde llegan las primeras noticias favorables. Los Magistrados de la Real Audiencia habían sido
destituidos y los nuevos magistrados traían la orden de residenciar a sus antecesores que son
enviados presos a España. Zumárraga recibe también la orden de comparecer para informar
personalmente ante la corte de su conducta. Su descargo es tan satisfactorio que un año después
regresa, ya consagrado obispo, consagración que, como sabemos, no había podido realizarse
cinco años antes por estar rotas las relaciones entre Papa y Emperador a consecuencia del saco de
Roma por las tropas imperiales.
Antes de ese viaje de Zumarraga a la Península tiene lugar la aparición de la Virgen al neófito
Juan Diego en el cerro de Tepeyac y a nuestro compatriota le correspondió intervenir en el
correspondiente proceso canónico y autorizar el culto después y en la actualidad tan extendido de
la Virgen de Guadalupe entre los fieles mexicanos. Así vemos que consta en el Breviario romano
(invierno de 1531).
b) Lucha, por la cultura (1534-1548).
Durante su estado en España (noviembre 1532-ju-nio 1534) muchas cosas fueron proveídas y
resueltas: la condenación de los Oidores Delgadillo y Matienzo, mortales enemigos del durangués,
la consagración de éste en la capilla mayor del convento de San Francisco de Valladolid a la que
asistió la Emperatriz Isabel, su exposición de hechos mediante la cual se descargaba, en una
estensa carta de 27 páginas en cuarto dirigida al Emperador, de las acusaciones que en contra
suyo había formulado Delgadillo ante el Consejo de Indias, etc., etc. Por otra parte, visitó las
universidades de Alcalá, Salamanca y Valladolid buscando clérigos distinguidos para integrar su
cabildo y, sin duda, en Salamanca se entrevistó con el Padre Vitoria de quién con toda
probabilidad fue amigo o al menos lo conocía bien. Con toda seguridad, hubo trato entre ellos por
los años de 1523 a 1526 en que Vitoria residía en Valladolid y Zumarraga muy cerca, en el
convento del Abrojo, Vitoria volvió a Vallado-lid para tomar parte en la junta allí reunida a fin de
someter a censura las obras de Erasmo.
Lo cierto es que en carta que, desde México, escribirá más tarde a su buen amigo Suero de Águila
(17 septiembre 1538) le dice: "He enviado a Salamanca por una docena de buenos clérigos para
curas y visitadores, letrados de buena vida, al Padre Fray Francisco de Vitoria, Catedrático,
maestro famoso, y tengo proveído en Sevilla que les paguen matalotaje y fletes". Para reforzar
esta gestión mediante la cual quería procurarse por auxiliares suyos en la gran empresa
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cristianizadora y civilizadora de América a los mejores discípulos de aquel compatriota suyo quien
como nadie había sabido formular ante el mundo y sus potestades la doctrina de la libertad del
hombre americano, Zumarraga acudió al Emperador quien le prestó su intercesión mediante la
siguiente carta que dirigió al Padre Vitoria: "Maestro Fray Francisco de Vitoria, Catedrático de
Prima en la Universidad de Salamanca: sabed que el Obispo de México me ha escrito que en
aquella tierra hay muy gran necesidad de clerígos, personas doctas para que entiendan en la
instrucción y conversión de los naturales de ella. Y que porque ha sabido que vos tenéis discípulos
sacerdotes de buena vida y ejemplo, nos ha escripto encargándoos cojáis algunos dellos y
procuréis con ellos que quieran ir a aquella tierra; que tiene proveído en Sevilla que se les dé
pasaje y matalotaje.
Y porque, como veis, Dios Nuestro Señor será servido a que aquella tierra pasen personas tales,
por el fruto que en ella harán, por ende yo vos ruego y encargo que así de los discípulos que vos
tenéis como de los otros que hubiere en esta ciudad, escojáis hasta doce dellos o los que hobiere
hasta ese número..." (Toledo, 18 abril 1539).
Pedía frailes escogidos que tanto necesitaba, entre otras razones, porque en su viaje a México, por
las razones que fuesen, no había llevado consigo a ninguno. Sí, en cambio, y en plan de
colonizador, muchos artesanos casados y con mujeres e hijos, y entre ellos a Esteban Martín que
parece ser el primer impresor que puso sus plantas en el Nuevo Mundo. Y con ésto entramos en
otra de las más importantes actividades de Zumarraga.
La primera imprenta del Nuevo Mundo.
Nos consta, en efecto, que ya para fines de 1538 presentó al Consejo de Indias un memorial en el
que pueden leerse estas reveladoras palabras: "...porque parece sería muy útil y conveniente
haber allá (en la Nueva España) imprenta y molino de papel, y pues se hallan personas que
holgaran de ir coa que Su Majestad haga alguna merced con que puedan sustentar el arte,
Vuestra Señoría y Mercedes lo manden proveer". (V. José Toribio Medina "La Imprenta en México",
t. 1. pp. XXXIIMV, Santiago de Chile,
Por fin, en los últimos meses de 1539, de acuerdo con el Virrey Mendoza, contrata con el impresor
alemán residente en Sevilla, Juan Cromberger, el viaje a México del dependiente de éste, el
lombardo Juan Pablos (Giovanni Pauli) con una imprenta completa y los tipógrafos necesarios"
para imprimir libros de doctrina cristiana y de todas maneras de ciencias", instalándolos en la casa
llamada "de las campanas" inmediata a su residencia episcopal. Esta promisoria carga cultural, la
primera de su naturaleza que arribaba a América, gracias al esfuerzo perseverante de Zumarraga,
llegó en el navio de su compatriota Miguel de Jáuregui.
Ya con esta instalación de la imprenta junto a su residencia, hacía ver el Pastor de México la
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importancia que atribuía a la empresa y el profundo interés con que la miraba. En sus palabras al
Virrey, en sus gestiones cerca de la Corte, pueden verse ideas y frases concretas por las que
hemos podido darnos cuenta de cómo Zumarraga admiraba a Vitoria y amaba a los indios por éste
defendidos. Defensa que, por su parte, vio claro Zumarraga que mejor que en nada estribaba en
su instrucción. Comprendió bien que necesitaban de la gran arma que el Renacimiento hacía
proliferar en Europa. Y comprendió también que aquellos libros que los naturales de México
necesitaban no eran tanto los que venían de España, no muy abundantes por otra parte, sino los
que estuviesen escritos en el idioma de los indígenas: "No sabemos qué pasto puede dar a sus
ovejas el pastor que no las entiende ni le entienden", decía lamentándose de ignorar el azteca
que, por su avanzada edad, no estaba ya en condiciones de aprender. Y repetidamente expresó su
deseo de que las Sagradas Escrituras se tradujesen a todas las lenguas y estuviesen en manos de
todos.
Lo que en esto pudiera haber de influencia renacentista o de simpatías erasmistas, según Marcel
Bataillon lo quiere, no vamos a debatirlo aquí. Nos complace más ver en estas directrices de
Zumarraga el resultado del conocimiento en propia carne del problema; el recuerdo sin duda en él
nunca borrado de la dificultad de la adquisición de una doctrina y una cultura a través de un
vehículo lingüístico que tan extraño era para él, hombre de habla vasca, en su infancia y juventud,
sobre todo, como lo podía ser para los aztecas.
No podemos extendernos más aquí en detalles sobre este punto. Diremos brevemente que en vida
de Zunaarraga es editaron cuando menos 13 libros, todos ellos a su costa, dos al menos
redactados por él "Doctrina Breve" (1643) y "Regla Cristiana Breve" (1547) y cinco publicados en
idioma indígena.
Tocó, pues, a México, a través de Zumarraga, el set la primera nación editora del libro del
Continente, como más tarde le correspondería el tener en su seno al primer periodista de América
latina, el sacerdote zacatecano, chantre de la catedral de México, y más tarde obispo de Yucatán,
doctor Juan Ignacio Castoreña Urzúa y Goyeneche, editor de la "Gazeta de México" en 1772,
cuyos apellidos lo están diciendo todo sobre su estirpe.
Otro de los más fuertes anhelos de Zumarraga fue el de la Universidad en solicitud de la cual
escribió al Emperador, allá por febrero de 1537. Poco antes, en 1536, había inaugurado el famoso
Colegio Superior de Tlatelolco donde, además de religión y moral, se enseñaba lectura, escritura,
gramática latina, retórica, filosofía, música y medicina mejicana, mereciendo por ello célula de la
Reina en que se felicitaba al incansable obispo reconociendo su iniciativa en el asunto.
Su preocupación cultural se revela también en la biblioteca particular que formó y que al morir
legó al monasterio de San Francisco en la ciudad de México, salvo algunos libros que apartó para
la hospedería que había fundado en su pueblo natal de Durango.
Y no dejaremos de citar aquí otra empresa suya: la construcción de la iglesia catedral. Las
ambiciosas miras que sobre ella alentaba Zumarraga pueden verse en la carta que dirige a Suero
de Águila (17 septiembre 1538): "Agora quiero entender en comenzar esta iglesia no menor que
la de Sevilla: yo tengo ojo al trascoro de Ávila...".
Otra de las más brillantes realizaciones y que mejor revela por qué caminos marchaban sus
preocupaciones culturales la tenemos en su fundación del colegio de Santiago Tlatelolco al que
hace poco nos hemos referido y sobre el que merece la pena de volver. Porque Zumarraga no
fundó este colegio, como bien hace notar Leizaola,1 para aspirantes al sacerdocio sino para
muchachos indígenas bien dotados, en general, para que armados de una cultura universitaria,
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pudiesen participar en la constitución de su patria sobre las bases de una prosperidad general. Se
trataba, en primer término, de hacerles aprender latín, lengua entonces de toda la alta cultura
europea que quedaba así al alcance de los indios mejicanos, sin diferencia de castas entre ellos y
los blancos. Pero los esfuerzos de Zumarraga fueron ahogados por los preconcebidos juicios de
tendencia racista y anti-in-dígena contra los que Vitoria luchaba igualmente en Salamanca. A
pesar de su fracaso, su iniciativa revolucionaria permanecerá siempre como un noble ejemplo. No
ha de olvidarse, por lo demás, que uno de los reproches lanzados contra las actividades de ese
colegio era el de que los mexicanos aprendían demasiado bien el latín.
Esta lucha por la cultura no le hacía ciertamente olvidar los esfuerzos que a la causa de la justicia
había siempre consagrado. Un testimonio de ésto lo hallamos en aquella carta (4 de abril de
1537) dirigida a un clérigo cuyo nombre no se conoce y en la que, tras hablarle de un Padre Fray
Marcos, custodio de los Franciscanos en el Perú, "gran religioso, digno de fe", el que "como testigo
de vista" refiere
1 "Le genie basque el le monde de la Culture". "Euíko Dey«". P«m, 30 Avril 1947.
"desafueros y crueldades", cuyo relato envió el Virrey Mendoza a Carlos V, Znraartaga le pide
entregue otra relación en su mano al Emperador "que persuadirá harto su corazón católico para
que se quiten esas conquistas que son oprobiosas injurias de nuestra cristiandad y fe católica y en
toda esta tierra no han sido sino carnicerías cuantas conquistas se han hecho...".
Concordaba en ésto, como en tantas otras cosas con su compatriota el Padre Vitoria, cuando éste,
en su carta al Padre Arcos (8 noviembre 1534) refiriéndose a la conquista del Perú escribía: "Lo
primero de todo, yo no entiendo la justicia de aquella guerra... Ni sé por dónde puedan robar y
despojar a los tristes de los vencidos de cuanto tienen y no tienen... Si los indios son hombres y
prójimos... no veo cómo excusar a estos conquistadores de su última impiedad y tiranía...".
El espíritu de justicia que en los citados párrafos de ambos religiosos vascos resplandece es,
concretamente en el caso de Zumarraga de quien ahora nos estamos ocupando gemelo del de
caridad que le impulsa a fundar el hospital de "El Amor de Dios" para enfermos contagiosos, y
aquellos otros tres entre Ve-racruz y México para inmigrantes, lo mismo que aquel otro instituyó
especialmente dedicado a las jóvenes indias.
Finalmente, y con relación a su constante preocupación por la justicia y los derechos de los indios
no dejaremos de mencionar aquella asamblea de obispos del Virreinato (fines de octubre de 1946)
que adopta, a favor de los indios, conclusiones idénticas a las postuladas por el Padre Vitoria en
sus (elecciones "De Indis" y "De Jure Belli".
En cuanto al problema de los inmigrantes, para los que, como acabamos de decir, construyó tres
hospitales, supo encararlo con una amplia visión de auténtico colonizador. Comprendió que los
inmigrantes que se necesitaban no eran aquéllos cuya única preocupación era la de "henchir e ir
allá a vaciar", sino que se precisaban colonos estables con el ánimo de trabajar e iniciar nuevos
cultivos y explotaciones industriales; hombres casados con sus mujeres e hijos que acudieran allí
a fundar una patria nueva.
Por ésto fomentó también Zumarraga la introducción de nuevas formas de cultivo, la siembra de
árboles frutales europeos y la crianza de animales desde la de ovejas y burros hasta la del gusano
de seda, dando muestras en todo ello de una actividad tan prudente como incansable.
No le faltaron a su lado algunos hombres que eficazmente colaboraran con él. Citaremos aquí a su
sobrino político Martín de Aranguren, rico mercader que se constituyó en el financiador de sus
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empresas y a quién nombró su albacea. De él solía decir Zumarraga que no había conocido
sosiego sino hasta que Aranguren se encargó de su casa y negocios. Él era su prestamista y le
adelantaba cuanto necesitaba para sus gastos y limosnas. Enfermo Zumarraga, al otorgar su
testamento escribía que: "Nada le inquietaba sino el quedar adeudado con su buen mayordomo
Martín de Aranguren".
El hombre Zumarraga.
De Zumarraga sabemos que era grave en su aspecto exterior, pero al mismo tiempo, sencillo y
humilde y que vestía y se trataba con mucho aseo. "Un clérigo debe andar siempre limpio", solía
decir y de ello procuraba dar ejemplo, aunque naturalmente fuese al mismo tiempo, enemigo de
adornos superfluos lo mismo en su persona que en su residencia episcopal. Andaba siempre entre
indios y lo hacía constantemente a pie, lo mismo en el campo que en la ciudad. Su aspecto
reflejaba la condición del hombre interior, de tal modo que originó esta espontánea exclamación
de parte de un caballero recién venido del Perú que habiéndolo visto en la calle, preguntó quién
era: "Dichosa ciudad que tal obispo ha merecido".
Ni los años ni la enfermedad pudieron doblegarle y siguió hasta el último momento, entregado a
sus múltiples empresas. Cuando sintió que su fin se acercaba, escribió, con total serenidad, dos
cartas de despedida al mundo. Una de ellas al Emperador, con fecha 30 de mayo de 1548, la otra
a Fray Bartolomé de las Casas, el 2 de junio de ese mismo año, víspera de su muerte que fue fiel
reflejo de su vida. Como bien escribió Jesús de Galíndez, "No muere Zuma-rraga en un éxtasis
místico ni en la insensibilidad de un coma: muere en plena lucidez y muere sufriendo". Asi se lo
dice a sus frailes poco antes: "Oh, padres, cuan diferente cosa es verse et hombre en el artículo
de la muerte, a hablar de eila". Para reaccionar con la serenidad de los hombres fuertes y expirar
diciendo: "In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum". Sus restos yacen sepultados en la
capilla de San Pedro en la catedral de México.
El vasco Zumarraga.
Lo fue por nacimiento y por linaje y, como fiel herencia de ellos, por carácter y condición.
Sabemos por él mismo que nació en Durango (Vizcaya) pueblo al que no olvidó, pues que con sus
propíos recursos y limosnas recogidas entre sus paisanos reunió lo necesario para fundar allí una
hospedería con su capilla y pequeño beaterio para albergue de frailes pobres que alli arribasen. Y
dejó, al morir, con destino a dicha casa, varios de los libros de su biblioteca.
Su linaje era de los Muncharaz y Larrazábal que son apellidos de familias arraigadas en Abadiano,
pue-blecito a dos kilómetros de Durango.
El euskera fue el idioma que mamó y habló en su infancia y seguramente nunca olvidó. A esta
condición de euskaldún se refiere más de una vez, como en aquella carta al canónigo sevillano
Francisco Tello de Sandoval, cuando le escribe: "Y porque mi ignorancia y el lenguaje que no
mamé no había de tener atrevimiento de escribir tan largo a S. A...." (2 noviembre 1547). En
otra, dirigida al Príncipe Don Felipe (luego Felipe JJ) leemos: "...Mas como no mamé este romance
no me supe declarar en lo que escribí..." añadiendo líneas después: "Y porque más me declaré en
mi estilo vizcaíno...". (12 noviembre 1547).
Fácil es de observar, por lo demás, que se complacía en declarar su condición de vasco. Así en
carta al Consejo de Indias, fechada en México (88 marzo 1531) leemos: "...en ésta no me
alargaré, para perder algo de mis costumbres vizcaína...". Y en otra dirigida a su particular amigo
Suero de Águila (13 junio 1534): "Como yo no me crié como Vm. entre ellos (los cortesanos) sino
entre manzanos...".
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Recordemos también el episodio del marinero vizcaíno con quien, sin duda, en el idioma nacional
de ambos se entendió para preparar el envío de aquella carta de tan capital interés para él y que
el futuro demostró de tanta consecuencia. Y nos consta que sus servidores más allegados fueron
vizcaínos. Así lo vemos en carta que escribe a Suero de Águila (17 septiembre 1538) en la que,
refiriéndose a sus prepara^ tivos para la edificación de la catedral, escribe: ".. .y yendo yo antes a
buscar cantera con mis vizcaínos canteros que tengo en casa, que son mis maestresalas y
camareros...".
Y volvamos a recordar a Martín de Aranguren quien fue su mano derecha en tantas empresas,
sobre todo en lo referente al aspecto financiero de las mismas.
Sí, fue un hombre vasco por la sangre y por el nacimiento, jure sanguinis y jure soli, pero lo fue
además y sobre todo por su pensamiento y por su acción. Por su pensamiento parejo al de Vitoria
en todo cuanto se refiere a la dignidad del hombre y al problema de su libertad que parece
mamado, como lo vimos al tratar de Vitoria, de aquellas leyes que estampadas en los Fueros
Vascos y nunca como letra muerta, constituyen uno de los mayores títulos de gloria de nuestra
estirpe. Y en cuanto a la acción, en la que resplandece la rectitud en la conducta siempre clara y
la inquebrantable firmeza en el obrar, en aquél su espíritu de empresa que se manifiesta en libros,
escuelas, asüos, hospitales, erección de catedral y universidad; en todo el magnifico ejemplo de
su vida que fue luz y calor de caridad para los despojados indios y de justicia para todos.
Conjugado todo ello en un vivir en el que se puede ver que el fraile que pasó la mayor parte de su
existencia en el claustro, es también el hombre de estado que maneja con mano experta y firme
los negocios del mundo. Derramando la luz con las obras que fueron saliendo de su imprenta y en
las enseñanzas impartidas en las aulas de los colegios por él fundados y arriesgando en su lucha
contra la injusticia y por la libertad de los indios. Su vivir fue, en suma, el de un varón de Dios y
el de un hombre vasco que nos honra y a quien debemos honrar.
Montevideo, 27 mayo 1954
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Hubo en un tiempo en la ciudad de Asís un joven, hijo de un rico mercader, que llegó a ser
señalado como organizador de francachelas y ganoso de vanidad. Esforzábase en sobrepujar a los
demás en el fausto de la gloria mundana, llegando a ser la admiración de todos. Sobresalía en los
juegos, en los pasatiempos, en las risas y palabras vanas, en los cantares, en los vestidos muelles
y lujosos...1. Pero he aquí que un día el espíritu de ese joven sufre un vuelco total. Es que sin que
él lo supiera, había llegado eí momento en que había de servir de instrumento a una de las más
grandes renovaciones de las cristiandad. Como lo diría el Dante:
"Quando lo imperador che sempre regna provide alia milizia, ch'era in forse, per sola grazia, non
per esser degna; e comnie e detto, a sua sposa soccorse con due campioni.. .
1 Tomás de Celano: "Vida de San Francisco de Asía". Lib. 1, cap. 1.
2 "Divina Conunedia". Pwsdi». Canto XJI, 40-44.
Y uno de esos campeones sería aquel joven, flor de gentileza y cortesía, a quien las gentes de Asís
ven de pronto pasar por sus calles despojado de sus galas y primores, macilento por la
mortificación, vestido de harapos y convertido en el ludibrio del pueblo que grita a su paso: "Loco
está el hijo de Pietro Bernar-done, loco está el hijo de Pietro Bernardone!". Y así podria parecer
quizá, pero lo que aquella locura llegó * realizar en su lucha contra la sabiduría del mundo lo
saben bien todos los que conocen la vida de San Francisco de Asís.
Algo parecido, como nos recordaba Alberto de At-xika-AIlende, en una confeerncia que allá en
nuestra mocedad leímos, sucedió por los últimos lustros del siglo xnc, en la pequeña república
vizcaína de Aban-do, cuando el hijo menor de un acaudalado industrial de allí, abandonando la
cómoda posición que su nacimiento le ofrecía, se lanzó a predicar con todo el fuego de quien
apenas si acaba, de salir de la pubertad, cosas que sonaban muy extrañamente en los oídos de
los reposados vecinos de la anteiglesia y sus alrededores que no salían de su asombro para
repetir, como en un eco de lo que hacía siete siglos se había dicho en las calles de Asís: "Loco está
el hijo de don Santiago de Arana, loco está el hijo de don Santiago de Arana!".
Porque, en efecto, la empresa que aquel joven de espíritu seráfico acometía tenía mucho de
insensata a los oídos y a las mentes de la gente común.
Porque después que tos vascos, confiados en la palabra del "ayacucho" Espartero quien, allá en
los campos de Vergara comprometió su palabra y su espada en la defensa de los Fueros, vieron
que al dejar las armas, la promesa no era mantenida y que por obra de la ley de 25 de octubre de
1839 promulgada por las Cortes de Madrid, se asestaba un golpe mortal a sus seculares
libertades, el país cayó en una profunda crisis de desaliento y de desorientación.
Habían luchado, en la primera guerra carlista que acaba de terminar, por sus libertades,
ciertamente, pero comprometiendo la santidad de su causa al vincularla a la del Pretendiente al
trono español. Cierto que su caudillo militar, el gran Zumalacarregui, había declarado que él no
iría con sus victoriosos batallones a Madrid a sentar en el trono a Bou Carlos, sino que montaría la
guardia en el Ebro, es decir en la frontera vasca con el Estado español. Pero, aparte de lo que
para la causa significó la fatal desaparición del Genio vasco de la guerra, que hizo tomar a ésta
rumbos de desgracia, el hecho era que las libertades vascas quedaban de tal modo ligadas a la
fortuna del Pretendiente que estaba claro que la derrota de éste traería necesariamente aparejada
la ruina de aquéllas, como efectivamente vino a suceder.
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La segunda guerra carlista no hizo sino remachar la cadena que ya la primera había venido &
colocar sobre nuestro pueblo, que pasaba así a convertirse de nación libre, con una ininterrumpida
libertad a través de todos los siglos de que la Historia puede dar testimonio, en una provincia más
del decrépito Estado español. Las aduanas establecidas a lo largo del Ebro pasaron a la línea del
Bidasoa; nos fue impuesto el servicio militar y la prestación de impuestos; se instalaron en
nuestra tierra las audiencias y los gobernadores civiles con toda la destartalada maquinaria
administrativa correspondiente; los maestros españoles nos fueron enviados a fin de matar cuanto
antea nuestro idioma nacional y hacernos adoptar el de la ley de 25 de octubre de 1839
promulgada por las Cortes de Madrid, se asestaba un golpe mortal a sus seculares libertades, el
país cayó en una profunda crisis de desaliento y de desorientación.
Habían luchado, en la primera guerra carlista que acaba de terminar, por sus libertades,
ciertamente, pero comprometiendo la santidad de su causa al vincularla a la del Pretendiente al
trono español. Cierto que su caudillo militar, el gran Zumalacarregui, había declarado que él no
iría con sus victoriosos batallones a Madrid a sentar en el trono a Bou Carlos, sino que montaría la
guardia en el Ebro, es decir en la frontera vasca con el Estado español. Pero, aparte de lo que
para la causa significó la fatal desaparición del Genio vasco de la guerra, que hizo tomar a ésta
rumbos de desgracia, el hecho era que las libertades vascas quedaban de tal modo ligadas a la
fortuna del Pretendiente que estaba claro que la derrota de éste traería necesariamente aparejada
la ruina de aquéllas, como efectivamente vino a suceder.
La segunda guerra carlista no hizo sino remachar la cadena que ya la primera había venido &
colocar sobre nuestro pueblo, que pasaba así a convertirse de nación libre, con una ininterrumpida
libertad a través de todos los siglos de que la Historia puede dar testimonio, en una provincia más
del decrépito Estado español. Las aduanas establecidas a lo largo del Ebro pasaron a la línea del
Bidasoa; nos fue impuesto el servicio militar y la prestación de impuestos; se instalaron en
nuestra tierra las audiencias y los gobernadores civiles con toda la destartalada maquinaria
administrativa correspondiente; los maestros españoles nos fueron enviados a fin de matar cuanto
antea nuestro idioma nacional y hacernos adoptar el del invasor, y tuvimos que sufrir, en fin, todo
lo que sufre un pueblo al que la fortuna de la guerra deja a merced del vencedor.
La desorientación y el desaliento eran cada vez mayores en el país que no acertaba a ver su
camino y, por tanto, a resolverse a marchar por él con la determinación que la gravedad del
momento requería. Cierto que por toda la vieja tierra se extendía un clima de disgusto y protesta
que a veces se manifestaba en magnificas explosiones sentimentales como las de aquellas
muchedumbres que caían de rodillas y con lágrimas ardientes juraban morir por sus perdidas
libertades cuando el bardo Iparraguirre les arrebataba a los sones del "Gernika'ko Arbola". Hubo
otras muchas manifestaciones llamadas entonces "fueristas" y no faltaron destacadas
personalidades que salieron a la palestra para luchar, a su modo, por las libertades conculcadas.
Pero el mal era muy hondo y nadie acertaba a señalarlo en sus verdaderas raíces, hasta que, con
los alientos de un profeta y la total dedicación de tin mártir, hizo su aparición en la escena vasca,
en las postrimerías del siglo, aquel iluminado joven de Abando a quien al principio pocos, muy
pocos, podían comprender.
Él vio lo que, lo que con estar tan claro, nadie, sin embargo, veía. £1 comprendió que la desgracia
vasca no nacía sólo del resultado de las recientes guerras, sino que era fundamentalmente el
efecto de un mortal desvio de la conciencia nacional que venía, durante siglos, marchando por
sendas que no eran laa suyas propias. Gozando legalmente los vascos de las facultades de
cualquier estado independiente, sin más vínculos jurídicos con el Estado español que el que
establecía la comunidad de Soberanos, se fueron dejando arrastrar por la seducción que del brillo
y poderío de éstos dimanaba, y buscaron en la corte real cebo para sus ambiciones que loa
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llevaban, como a loa suizos o alemanes de la época, a enrolarse en ajenas empresas que los
campos de Italia y Flandes y las tierras vírgenes de América hacían brillar ante sus ojos.
Descuidaron el cultivo del idioma propio, tesoro de nuestros tesoros, fueron olvidando su misma
historia y genuinas leyes, y, de tumbo en tumbo, fueron a dar en una decadencia espiritual que
colocaba la existencia misma de la nación al azar de la primera circunstancia que se ofreciese en
su camino.
En un país postrado por dos guerras desgraciadas el ambiente, por la reacción natural que en
estos casos suele darse, era de olvido del pasado y estructuración de un futuro cuyas condiciones
básicas eran la ganancia y el disfrute; en un pueblo que había perdido su memoria, como diría
Schopenhauer, es decir que casi había olvidado su historia, había nacido, también por reacción
natural, la necesidad de sustituirla con otra falsedad; al desdeñar su idioma se aferraba cada vez
con más fuerza al que el invasor le ofrecía y la cultura, privada del instrumento natural que cada
idioma propio constituye, decaía cada vez más rápidamente hasta sus formas más elementales.
La labor que se ofrecía ante Arana Goiri era enorme. Según sus propias palabras "había que
galvanizar un cuerpo muerto". Había que detener en su carrera hacia el abismo a un pueblo
lanzado inconscientemente al suicidio, había que detenerlo y, con un esfuerzo titánico, había que
hacerlo remontar hasta las olvidadas fuentes de su propia vida.
La empresa era de gigantes, pero Arana Goiri era de la raza de ellos. Su grito patriótico resonó
con la fuerza de una trompeta de resurrección y, desde que por primera vez lo dio públicamente
en su célebre "Juramento de Larrazábal", su vida entera fue solo eso: un grito incesante como
solamente el amor y el dolor vibrando en conjunto pueden darlo; un grito que sacudía la letal
modorra de sus compatriotas y a uno tras otro los iba encaminando por la senda de la salvación.
Era un grito que resonaba en cada uno de los periódicos y revistas que sucesivamente fundaba,
dirigía y en su mayor parte escribía, según cada uno de ellos era clausurado por el poder oficial;
era un grito de salvación que en su angustia modulaba y cuya entrañable energía no podía ser
apagada por las multas que de continuo llovían, ni por los destierros y encarcelamientos que con
heroica constancia hubo de sufrir; era un grito que tenía restallido de látigo en sus manifiestos
políticos; resplandores de aurora en sus estudios históricos, acentos de enamorado en sus agudas
investigaciones filológicas y que en sus poemas parecía brotar de la misma entraña herida de la
Patria.
Y la locura de Sabino hizo el milagro. Con ternura de enamorado se acercó a la lengua patria, la
gran desdeñada. La "lingua navarrorum" como la llamó Sancho el Sabio, pero sin que ese
monarca ni ninguno de los que lo siguieron en el trono hicieran nada por colocarla en el que la
correspondía como genuina expresión que era del espíritu de la raza. Se acercó a la gran
proscripta —de los altos círculos sociales, de los textos legales, del pulpito de la catedral, de las
aulas universitarias...— y puso en conocerla toda la claridad de su inteligencia y, aún más, todo el
sagrado entusiasmo de su corazón. Tenía entonces 17 años y para los 22 (1887) salían ya a luz
sus "Etímologíai euskéricas" a las que inmediatamente siguieron otros trabajos como "Pliegos
euskeráfilos" (1888), "Gramática elemental del Euskera Bizkaíno" (hoy desaparecida) (1888),
"Pliegos euskeralógicos" (1892), "Tratado etimológico de los apellidos euskéricos" (1895),
"Lecciones de ortografía del Euskera Bizcaí-no" (1896), "Egutegi Bizkaitarra" (calendario de
bolsillo, 1897), "TJmiaren lenengo aizkidia" (1897), "Le-nengo egutegi bizkailarra" (calendario de
pared, 1898), "EUZKO", "Análisis y reforma de la numera-,ción euskérica" y "Análisis y reforma
del Pater Noster usual", trabajos estos tres últimos que aparecieron en la revista "Euzkadi"
(1901). Y junto a estos trabajos, otros desperdigados en artículos en euskera o sobre euskera
publicados en sus periódicos "Bizkaitarra", Baserritarra", "El Correo Vasco" y "La Patria". Y con
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
todo ello la expresión alada de la poesía traduciendo los hondos sentires de un corazón que, ya se
abre al esperanzador entusiasmo en los acentos del "Itxarkundia", ya en los graves del "Lenago il"
nos va entregando en cada estrofa su visión atormentada ante la tragedia de la Patria.
No fue un lingüista, ciertamente, en el amplio significado que hoy esta palabra tiene. No podía
serlo en aquellos años en que esa ciencia estaba aún en sus principios. Ni, por otra parte, la corta
y agitada vida de Sabido pudo ofrecerle el tiempo y el sosiego necesario para llegar a adquirir los
sólidos principios en que esa disciplina del saber se funda ni los vastos conocimientos que su
ejercicio conlleva. Pero si ésto es verdad, si también es verdad que hoy nadie —y él el primero si
viviera— puede defender aquellas teorías de la significación de las letras, los prejuicios
etimológicos y puristas y otras cosas que en sus tratados pueden hallarse, es decir, algunas de
esas cosas que estaban entonces en el ambiente de los estudios de la época o que a Sabino
llegaron como herencia de Astarloa y otros, no es menos cierto que, en primer lugar demostró
estar extraordinariamente bien dotado para estos estudios; en segundo lugar, que en el campo de
la ortografía y otros dejó realizaciones que perdurarán, y, finalmente, y por encima de todo, que
para valorar con justeza su obra pro euskera, hay que atender no sólo a lo que directamente él
hizo sino a todo lo que hizo hacer. Para ello, pocas palabras podríamos encontrar más nobles, más
justicieras y de más autoridad revestidas que las que en cierta ocasión pronunciara quién tantas
veces fue su rival y adversario en el campo de los estudios vascos, muchas de ellas en agrias
polémicas; aquél inigualado labrador del agro euskérico quien fuera nuestro muy querido amigo y
maestro, don Resurrección María de Azkue: "A quién, después de Dios, se debe el renacimiento
vasco en todas sus simpáticas manifestaciones? Fundamentalmente, principalísim amenté a
Sabino de Arana Goiri.
Honremos dignamente su memoria. Si tenemos conciencia de lo que el deber nos impone, no pase
un quinquenio sin que surja una estatua al gran Patriota, principal factor de este Renacimiento".1
Él mismo fue el problema de Sabino en el campo de la historia patria donde, para empezar y pese
a algunas más o menos estimables obras, no había una sola que con espíritu nacional se refiriese
al pasado de todo el país como un cuerpo esencial y naturalmente distinto de las naciones
vecinas.
Definición que arroja torrentes de luz y que por sí sola bastó para dar un vuelco total a la filosofía
de nuestra historia. En este concepto y en otros como en el de las llamadas "uniones" a Castilla,
etc., etc., puso cimientos nuevos a Ja historia patria. Y en esta faceta de su personalidad, como en
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
la anteriormente examinada, hay que atender no sólo a lo que hizo, sino a lo que ha ensenado a
los vascos a hacer. SÍ recordamos la moderna tesis de Toynbee sobre el nacimiento y desarrollo
de las civilizaciones y sobre el modo que en ellas opera la fuerza creadora del hombre y la de los
"individuos creadores", hemos de mirar a Sabino como a uno de éstos, vale decir, mucho más que
como a un escritor de historia vasca, como al más insigne creador de ella.
Pero esa labor histórica, filológica, de cultura vasca integral, en fin, necesitaba estar apoyada o ir
al menos acompañada por una organización de tipo político que fuera como el motor del incipiente
renacimiento. Y a esto se consagró, con alma y vida Arana Goiri, especialmente a partir de aquel
3 de junio de 1898 en que, reunido con un grupo de amigos en el caserío "Larrazábal" de Begoña,
les leyó el discuso que contenía los fundamentos de la nueva doctrina. Fundamentos
indestructibles como son la evidente realidad dé la Nación vasca con su inconfundible personalidad
manifestada en su propia y original lengua y demás características étnicas y patente en el hecho
innegable de la independencia histórica de los Estados vascos:
"Pronto comencé a conocer a mi Patria en su historia y en sus leyes; pero no debe el hombre
tomar una resolución grave sin antes esclarecer el asunto y convencerse de la justicia de la causa
y la conveniencia de sus efectos.
"Mas al cabo de un año de transición, disipáronse de mi inteligencia todas las sombras con que la
oscurecía el desconocimiento de mi Patria y, levantando el corazón a Dios, de Bizkaya eterno
Señor, ofrecí todo cuanto soy y tengo en apoyo de la restauración, y juré, y hoy ratifico mi
juramento, trabajar en tal sentido con todas mis débiles fuerzas, arrostrando cuantos obstáculos
se me pusieran de frente y disponiéndome, en caso necesario, al sacrificio de todos mis afectos,
desde el de familia y amistad hasta las conveniencias sociales, de hacienda y la misma vida. Y el
lema "Jaun Goikoa eta Lagi Zarra" iluminó mí mente y absorbió toda mi atención. Y "Jaun Goikoa
eta Lagi Zarra" se grabó en mi corazón para nunca más borrarse...".
A todos los que aquí, en esta generosa tierra de Venezuela habéis bailado una segunda Patria, ese
juramento os ha de hacer recordar de inmediato, aquel otro que un día decisivo para la historia de
América se pronunció allá en Roma, en el Monte Sacro. Y si Bolívar cumplió su palabra al precio de
todos los sacrificios, no menos la hizo buena Arana Goiri quien rico ofrendó su hacienda y fuerte
entregó su salud & la causa que abrazó con tal limpieza de conducta y rectitud de vida que lo
hacen inmune a los ataques de los más enconados de sus adversarios.
En efecto, la palestra política lo vio a los pocos días de la reunión de Larrazábal —que por cierto
fue piedra de escándalo para la mayoría de los amigos, que allí con él se congregaron— cuando el
primer número de su inolvidable "Bizkaitarra" se voceó en las calles de Bilbao, iniciando con este
periódico la serie de los varios que fue publicando, cada uno en sustitución del que la autoridad de
los ocupantes de nuestro suelo iba haciendo desaparecer, tras denuncias y condenas.
Poco más de un año había transcurrido desde la aparición de "Bizkaitarra", cuando, en julio de
1894, creaba la primera Sociedad patriótica vasca "Euskal-dun Batzokia" que no tardó en ser
clausurada, por orden judicial.
Y al año siguiente, 1895, también en julio, quedaba constituida la organización política sabiniana,
el Partido Nacionalista Vasco, y al año siguiente, 1898, tras una de sus salidas de la cárcel,
fundaba la editorial "Bizkayaren Edestija eta Izkerea Pizkundia". Y el 1897 fue señalado entre sus
actividades políticas por la publicación de "El Partido Carlista y los Fueros Vascos que constituyó
uno de sus mayores éxitos pro-selitistas.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En 1898, al tiempo en que se daban los movimientos separatistas de las colonias españolas de
Cuba, Puerto Rico y Filipinas y estallaba la guerra entre Estados Unidos y España, arreció la
persecución contra el nacionalismo vasco. Aquel mismo año se convocaron, por el Gobierno
español, elecciones a Diputados provinciales y Sabino, presentado por el Partido Nacionalista
Vasco fue elegido para ese cargo que había de desempeñar durante cuatro años.
Fue al término de éstos, en mayo de 190Í, cuando envió a la oficina de Telégrafos un texto
dirigido al Presidente de los Estados Unidos, Theodore Roose-velt, felicitándole por la concesión de
la independencia a Cuba. El telegrama no se cursó y Arana Goiri fue encarcelado el 30 de mayo.
Cuando la causa se vio, el jurado popular reunido en la Audiencia de Bilbao, el 8 de noviembre,
dio veredicto de inculpabilidad, pero ante la amenaza de un nuevo encarcelamiento, Sabino hubo
de refugiarse en Donibane Loitzun de donde regresó a su casa de Sukarrieta en enero de 1903.
Pero ya su salud estaba destrozada y aunque siguió colaborando en "La Patria" y "Patria" y tuvo
aun fuerzas para escribir el melodrama histórico "Libe", inspirado en la batalla de Munguia, poco
más pudo hacer ya sino prepararse para entregar a Jaun-goikoa su puro y fervoroso espíritu el 25
de noviembre de ese mismo año.
Tenía sólo 38 años y había cumplido, sobre todo en los últimos, una labor de titán en medio de
enfermedades, persecuciones y contrariedades de toda clase. Se entregó por entero a su Patria y
entera y luminosa se la legó, en preciosa herencia, a sus compatriotas que sólo fragmentaria y
borrosamente la conocían. Bandera en la que los símbolos de la tierra, la sangre y la fe se unen;
himno nacional en que solemnemente a la Patria se proclama, hasta el precioso nombre de ella,
Euzkadi, hecho para siempre sagrado por los gudaris que con él en los labios supieron morir en
los frentes de batalla y por todos los patriotas que lo invocaron ante el pelotón de fusilamiento,
todo nos lo dio aquel hombre a quien si pueden encontrarse precursores en distintos momentos y
circunstancias de nuestra historia, ninguno puede comparársele, por su visión clara y exacta del
problema, por su vida inmaculada, por su dedicación total y sacrificio completo en las aras de la
causa que una vez abrazó. Circunstancias todas que en él reunidas, hacen que eclipse a todos y
deba recibir con plena justicia los títulos de Libertador y Padre de la Patria.
Así ha quedado para siempre en el recuerdo y en la veneración de los vascos entre quienes su
figura no hace sino cobrar actualidad con el pasar de los años. Como lo vieron en España lo
podemos entender por estas líneas de Miguel de Unamuno:
"En Madrid, en ese hórrido Madrid en cuyas clases voceras se cifra y compendia toda la
incomprensión española, se le tomó a broma o a rabia —a aquél hombre singular, todo poeta, que
se llamó Sabino de Arana— y para el cual no ha llegado aún la hora del completo reconocimiento;
se le desdeñó sin oírle o se le insultó. Ninguno de los desdichados folicularios que sobre él
escribieron algo conocía su obra y meóos su espíritu".1
En los rostros de algunos de los que me escucháis, sobre todo de los jóvenes, me parece ver al
llegar aquí como un mudo reproche. Quizá como si por dentro estuvierais diciendo: "¡El pasado,
siempre el pasado!, achaque de viejos y más si el viejo, corno ahora, está doblado de historiador.
Bien está todo eso, pero lo que ahora necesitarnos son palabras preñadas de presente, de
angustia de la hora, de pasión del porvenir. Para empezar lo que quisiéramos saber es ¿que haría
hoy Sabin?".
Lo que haría hoy no lo sé. Pero si creo saber lo que no haría; estarse de brazos cruzados, criticar
al que mal o bien algo hace y en resumen, no hacer nada. Eso ya sé que nunca lo haría Sabin
porque él era de los que habían nacido para una idea "con dientes para morder, con uñas para
arañar..." como diría Víctor Hugo. En su tiempo, cuando ante la hora crítica que la Patria vivía, su
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
alma se revolvía en agónica lucha, escribió aquellos versos en los que estaba todo el trepidar de
su angustia:
"Erri gaixua, jaio, nintzan ni zure il orduan eltzeko? Ama, ilgo zara motzen azpian, ilgo zara zu
betiko?".
¿Qué creéis que diría el que escribió éso, el que lanzó aquel desgarrador grito que hay en
"Peligros de la invasión; mortal contagio", ante el espectáculo
1 En el prólogo 3 la obra de W. E. Relana, "Vida y escrito* de José Rizal". Madrid, 1907. de una
tierra en la que el torrente de la invasión amenaza convertir a los vascos en una minoría de
extraños en sus propios bogares?
Pero ante todo Joven, qué es Sabin para ti? Porque si en él no ves otra cosa que el retrato que
preside nuestros salones como un motivo decorativo más, o el relámpago que después de iluminar
por unos momentos la noche oscura de la patria nuestra se esfumó en las tinieblas, o el hombre
eminente sí, pero de un tiempo que ya pasó, en verdad te digo que no sabes lo que fue, que no
sabes lo que es Sabin, es decir: una realidad permanente' y fecunda, una presencia actuante, un
ejemplo vivo.
Él transitó heroicamente por dos caminos a la vez: el del heroísmo y el de la obra silenciosa. Cada
uno de nosotros puede escoger ahora uno de los dos: el de la acción directa como el de esos
patriotas anónimos que acaban de dinamitar en Navarra un monumento erigido por los ocupantes
de nuestro sue!o o el de los que han bautizado a una calle de Bilbao con el nombre de
Comandante Agirregoitía o como esos otros que llenan de consignas y símbolos de la Patria los
lugares más innacesibles para dar testimonio de un pueblo que sufre, pero que no se doblega, o el
de esos otros que siguen el sendero escondido de la obra callada, pero fecunda: los que aprenden
y hacen aprender el euskera, los que estudian y hacen estudiar nuestra historia, los que cantan y
hacen cantar nuestras canciones; los que bailan y enseñan a bailar nuestras danzas...
Los caminos son muchos y todos buenos si llevan al debido fin. Que cada uno siga el que mejor
cuadre a sus aptitudes; que cada uno haga lo que mejor sepa o pueda hacer y que nadie se
preocupe porque su labor sea o parezca humilde. Ya conocéis la hermosa leyenda del juglar de
Nuestra Señora. Aquel pobre volatinero que sintiendo en lo hondo de la entraña la llamada a la
vida religiosa, ingresó en un monasterio donde al poco, un buen día los superiores le
sorprendieron haciendo las cabriolas de su antiguo oficio ante el altar de la Virgen. Y cuando el
furor de los Reverendos Padres que estaban viendo el inusitado espectáculo desde un escondite
iba a estallar y a anonadar al pobre lego, he aquí que los detiene en seco la sonrisa que
milagrosamente se enciende en los ojos y en los labios de la Imagen que ha comprendido bien el
significado de la acción del juglar: él no era capaz de escribir aquellos tomos de ascética y de
mística que adornaban la biblioteca del convento, él no podía pronunciar aquellos sermones que
decían tantas cosas que le gustaba escuchar; pero él podía ofrecer a la Señora lo que mejor que
nadie sabía hacer: sus saltos y volteretas de juglar y eso es lo que él le ofrendaba en la total
simplicidad y pureza de su corazón.
Así debe ser entre nosotros. Que a nadie se desprecie por lo que haga con tal de que ello sea lo
que mejor puede hacer por la Patria. Que el que escriba bellas poesías o componga hermosas
obras, ni siquiera ef que exponga su tranquilidad, su situación ni aun su vida misma, desprecie al
que no hace sino empaquetar propaganda o al que calladamente la hace llegar a su destino. La
hora necesita de todos. Lo importante ea que cada uno no deje de hacer lo que pueda y deba.
Pero que haga. Y que deje hacer. Corto en palabras se ha dicho que es el vasco. Nunca más que
ahora necesitamos tanto de hombres de esta clase: "Corto en palabras pero en obras largo".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con los ojos de la memoria estoy en este momento viendo una fotografía de Sabin de aquellas
que, desde la cárcel de Larrinaga, dedicaba a sus amigos. Es aquella que durante tantos años
presidió el escritorio de mi padre. En ella Sabin había escrito: "Abertzalia ezautuko dozu
egipenetan, es itzetan", es decir, Al patriota lo conocerás en los hechos no en los dichos.
Fuera pues,, con las palabras estériles y que hacen malgastar el tiempo del quehacer fecundo;
fuera con las críticas sembradoras de discordia, los dichos que separan al hermano del hermano y
hacen el gozo del enemigo común. La consigna del momento no pueda ser otra que la de hacer,
hacer, hacer...
Porque como dice el viejo refrán nuestro "Asiak egiña dirudi ta eginak ederr".
Caracas, Centro Vasco, 88 enero 1965
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Jaun-andreak:
En este acto con que preludiamos Aberri Eguna, vengo a hablaros de uno de los hombres más
puros y representativos de la patria nuestra. De uno de los que más tempranamente la conocieron
y más rendidamente la amaron; de uno de los que más eficazmente difundieron entre las masas
vascas la luz de ese conocimiento y el fuego de ese amor. Vengo a hablaros de Pedro de Enbeita,
el bardo de Euzkadi; y vengo a hacerlo con un infinito temor. Porque la figura de Enbeita es tan
delicada; su significación tan preciosa dentro del movimiento renacentista vasco, que yo nunca
pudiera perdonarme que los que no lo conocisteis pudierais formaros de él, a través de mi pobre
palabra, una idea no ya errónea, no ya inexacta, sino que no se acercase lo bastante a aquélla su
exquisita realidad: que los que lo conocisteis no sintáis que se alza en vosotros vivo el recuerdo;
que se remueven y agitan en vuestros corazones aquellos mil hondos sentires, emociones y
añoranzas que quedaban para siempre prendidos en el pecho del vasco que una sola vez haya
tenido la fortuna de escuchar al ruiseñor de Euzkadi.
Existen en nuestro viejo pueblo una clase de hombres que son algo de lo más característicamente
suyo. Hombres de humilde extracción; hombres que ejercen, por lo común, rústicos oficios,
hombres sin cultura superior alguna, dotados a lo más de una instrucción rudimentaria. Pero he
ahí que la musa ancestral del Euskera imprime en la frente de uno de esos hombres el beso de los
elegidos, y ese hombre rompe a cantar: ha nacido un bertsolari.
Me diréis que en otros pueblos también han existido o existen hombres parecidos a éstos de que
os estoy hablando. Y, en efecto, desde los rapsodas griegos, los bardos finlandeses, los trovadores
provenza-les, los minnensinger alemanes hasta llegar a los payadores de la Pampa y los
contrapunteadores de los llanos de Venezuela, pudiéramos encontrar hombres con quienes
comparar a los nuestros.
Características del Bertsolarí. Pero nuestros bertso-laris con todas las semejanzas que puedan
tener con los citados, reúnen características propias que netamente los distinguen de cualquiera
de ellos y son:
En primer lugar, sus versos son cantados, no recitados ni acompañados de instrumento músico
alguno. Lo frecuente, lo general, es que cada bertolari dé cauce a su inspiración a través de
alguna o algunas melodías favoritas. El genio del Euskera se adapta maravillosamente al verso
cantado y permite a los bardos, mediante la algunas veces arbitraria medida de las vocales y, tal
vez, a costa de cierta pequeña modificación melódica, a justar su inspiración a la tonada elegida.
La estrofa más generalmente empleada es la del "zortziko" en que se aconsonantan o a'sonantan
los versos 2, 4, 6 y 8, quedando loa restantes libres.
En tercer lugar, es otra característica la lucha y controversia entre dos o más bardos. Es muy raro
que un bertsolari cante tolo. "Amant alterna camenae", había dicho el dulce Virgilio, por boca de
Palaemon, instituido juez de la contienda poética entre los pastores Menalcas y Damoetas. Sí, las
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Musas gustan de los cantos alternados, y esto lo sabían, seguramente, los vascos antes de que
Virgilio lo dijera. Lo sabían y ío saben. Por eso las estrofas de nuestros bertsolaris nacen, como
quería el clásico que nazcan todas las cosas en la naturaleza: a modo de batalla. Es frecuente en
los torneos que uno de los bertsolaris, representante ocasional v. g. del tabernero, haya de cantar
laa excelencias del vino, mientras su antagonista, teniendo quizá que contradecir a sus más
íntimos sentires, haya de constituirse en acérrimo detractor del néctar que Noé descubrió y al
que, según el poeta español, algunos le llaman vino porque nos vino del cielo.
A tal bertsolari oiréis cantar los tranquilos goces de cierto oficio sedentario. Inmediatamente ha de
alzarse la voz de otro que pondera la alegría y vida de los de puro movimiento. Y si ois animarse
la voz de un bardo que exalta los atractivos dt la vida del mar, podéis estar seguros de que otra
voz, no menos inspirada, os va a hacer conocer inmediatamente los mil motivos que tenemos
para amar, por sobre todas las cosas, la segura y tranquila vida de la que "no es el lloro —de los
que desconfían— cuando el cierzo y el ábrego porfían". Las pullas del adversario —sobre todo,
cuando éste es hábil "zirtola-ri"— los aplausos y las exclamaciones del auditorio, estimulan el
ingenio de los bertsolaris y lo aguzan hasta límites insospechados en hombres de tan humildes
principios.
Exponente del ingenio popular. El bertsolari es el más alto exponente del ingenio popular vasco.
Representa en la vida espiritual de nuestro pueblo lo que el pelotari en su culto a los ejercicios
corporales, y, afortunadamente, y esto lo podemos decir muy alto en honor de nuestra estirpe, no
despierta menos fervor en nuestras masas populares que el encendido por los atletas de la
cancha. Que si cuenta la historia que hubo soldados vascos que desertaron de las filas de
Napoleón, allá por los días de Austerlitz, para ir a presenciar un partido de pelota que había sido
concertado en el bello pueblo de Baigorri, yo os puedo decir que jamás masa alguna de público se
congregó en tal cantidad en frontón alguno de la vieja Euskal Erria como la que colmó la plaza de
un pueblo de Laburdi para presenciar el desafío de los dos más célebres bertsolaris de la época.
Hay nombres que un vasco no olvidará mientras el euskera sigo floreciendo en nuestros labios:
Xen-pelar en Guipuzkoa; Otxalde en Laburdi; Etchaun en Zuberoa; Enbeita en Vizcaya, Enbeita...
Cuerpo en el que el hierro marca sus rojizas venas, y el manzanar en flor entona el himno
dionisiaco de la alegría de la tierra. Cuerpo... Pero tenía también espíritu, un espíritu que era, sin
duda, lo que más amaba en ella el cestero adolescente. Espíritu de aventura que lo lanza el
primero a través de los mares tenebrosos a la caza del monstruo de las aguas y lo hace, con
Sebastián de Elkano, y poner también el primero un cinturón a la redondez del orbe. Espíritu de
firmeza de que se engendró aquel titán de Loyola que frenó en seco la avalancha arrolladura de la
Reforma. Espíritu de trabajo cantado por la dura laya que fecunda sin cesar un suelo ingrato, y
por los martinetes de las ferreterías que labran el hierro de su entraña. Espíritu de justicia que
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supo proclamar frente a Papa y Emperador por boca de aquel fraile-cito, Francisco de Vitoria, el
sagrado derecho a la libertad de los indígenas pobladores de la ésta entonces recién descubierta
América. Espíritu de libertad y dignidad humana hechos carne en aquellos fueros, aquellas leyes,
asombro de los siglos que habían de venir... Tenía cuerpo y tenía espíritu y tenía un nombre
sonoro, mágico, nombre que brotaba con regusto de silvestres mieles de los labios del joven bert-
solari: Euzkadi.
Y .aquel joven, la amó. La amó y se dio a ella con esa renuncia total, con esa ilimitada capacidad
de entrega de que sólo los corazones puros y las almas escogidas como la suya son capaces. Y
aquel joven, Pedro de Enbeita, fue su cantor.
"Urretxindorra" le llamaban, ésto es, el ruiseñor. Por la dulce melodía de su inspirado canto, sin
duda; sin duda, también, porque, como el ruiseñor, cantaba de noche. De noche cantaba, en la
noche oscura de la patria nuestra. Y al conjuro de su voz, aquella noche oscura se hizo clara
mañana, radiante mediodía en las mentes y en los corazones de millares y millares de vascos. En
las mentes y en los corazones; en éstos aún más que en aquéllas. Porque Enbeita conocía como
pocos, esa senda escondida que lleva a la cámara secreta en que cada corazón guarda
celosamente lo más puro y acendrado de sus afectos. Sabía él, sin que nadie le hubiese
adoctrinado, que a la persuasión difícilmente se llega por la vía del frío razonamiento. Sabía bien,
sin que nunca la hubiese leído, aquella máxima de eterna verdad que el viejo Horacio supo tan
bien expresar: "Si vis me flere, dolendum est primura ipsi tibi".
Si quieres que yo llore, es preciso primero me muestres vivo tu dolor. Y Enbeita se lo fue
mostrando a los vasmos todos. Con su llaga de amor, con aquella llaga que le abrasaba la entraña
y asomaba en brillantes reflejos a sus ojos profundos, Enbeita se fue por todo monte y todo valle
de la vieja Euskal Erria desnudando castamente ante los vascos su alma dolorida.
Y qué bella era, castamente desnuda, el alma pura, todo amor y dolor, de Enbeita! En ella, como
en agua cristalina se reflejaba la imagen de la patria nuestra. Llorando su felicidad perdida;
clamando por su arrebatada libertad; llamando a sus hijos a la unión y al esfuerzo común para
recuperarlas. Y cuando los vascos las veían allí, tan fielmente reflejada en aquel corazón —bien lo
sabían todos— incapaz en absoluto de ficción ni engaño, disimulo ni doblez, iban sintiendo que el
dolor de Enbeita era ya también el dolor suyo; iban conociendo que aquel gran amor de Enbeita
sería ya también en adelante y para siempre su propio y más grande amor.
"Euskal Ernán ikustoguzan aran, baso tan mendiak, zugazti, zelai, aitz, iturriak, landa ta
lorategiak. Solo ederrak, arto ta gari ta beste gauza guztiak.
bis
zorundu dituz gizaldietan
eguzkiaren argiak".
En alguna de sus estrofas, como la que, con vuestra benevolencia, voy a cantar igualmente que la
anterior, sobre una de las tonadas predilectas de Enbeita, éste nos hace ver a nuestros
antepasados, libres y felices, en el tranquilo disfrute de sus hogares que alegran los cantos de los
pájaros vecinos. Las voces ono-matopéicas, la feliz conjugación de "erres" fricativos y "eses"
silbantes, hacen de esta estrofa una buena muestra de armonía imitativa en lengua vasca, digna
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de un verdadero poeta:
"Etxe ínguruko zugaztietan,
Txorrotxioka zozuak,
txiruliruli ta urrugurruka
birrigarro ta usoak.
ta beste txori abeslarien
a bes ti alai-gozuak
bis
entzuten pozez bizi zirian
Gure lengo gurasuak".
Pero esta tranquila felicidad se ha perdido. Y el poeta describe espantado la tormenta que,
engendrada en el sur, descargó sobre nuestra patria despojando sin piedad al Roble sagrado de
sus hojas y frutos y arrancando a los hijos de los brazos de sus madres para mandarlos a servir
en lejanas tierras:
"Ego-aldetik etorri ziran turnio i eta oñaztarriak
¿Qué remedio habrá para esta desgracia que despedaza el corazón del poeta y es su obsesión
constante? Sólo uno: y el mismo ahora que cuando Enbeita lo proclamaba: la unión de todos los
vascos y de todas las regiones vascas, olvidando rencillas y diferencias indignas de albergarse en
un corazón capaz de sufrir por la patria común. Puesto que todos somos sus hijos, unámonos
todos en un común esfuerzo para salvar a nuestra madre que perece:
"Bizkaya, Araba, Gipuzko, Naparr,
Zubero eta Laburdi,
sei seme dirá ama batenak
ama ori da Euzkadi.
Gorroto andiz etsai deungeak
ezarri euskun buztarri,
bis
kendu daiogun, anai guztiok,
lagun egiñík alkarri".
Un ejemplo del Enbeita, bertsolari de controversia, lo encontramos en el lindo tomo de
Constantino del Esla titulado "Estampas Vascas". Se cuenta allí como una tarde, en un pueblito
colgado de una montaña cerca de Vergara se hallaba encima de un tablado Enbeita, junto a otro
bertsolari con el que iba a contender.
Comenzó el torneo con unos versos ligeros, saludándose ambos bardos. Después hablaron del
tiempo. Había muchas nubes. Empezó a caer la lluvia fina, el siri-miri, y el contrincante de Enbeita
dijo:
—Es una lástima que llueva, pues vamos a tener que interrumpir la fiesta.
Mejor que no hubiera dicho tal cosa, pues el ber-tsolari de Muxika hizo pie en estas palabras, y
elevándose en la improvisación, replicó que no era de buen vasco lamentarse de la lluvia, y que la
fiesta no podría ser interrumpida, porque era entonces, bajo el siri-miri que es el agua bendita
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que el cielo deja caer sobre la raza, cuando realmente iba a empezar.
Para precisar más la figura de Enbeita hay que decir que, sin dejar de ser bertsolari al modo
clásico, bertsolari de pugna y contradicción, se vio tan arrastrado, tan sublimado diríamos mejor
por aquel ideal supremo de su vida que no necesitó jamás del estimulo de la controversia para
cantar. Más aún, su espíritu poético era tan verdadero, su pasión patriótica tan profunda, que más
de una vez pudo llevarlo a momentos tan magníficos como aquél en que, sólo en las peñas de
Urkiola, sin más compañía que un par de amigos, sintiéndose arrebatado ante la grandiosa vista
de país que de allí se descubre, prorrumpió en un canto de exaltación a la tierra en el que las
estrofas sucedían a las estrofas, embriagado el vate, durante largo rato, en la música de sus
propios versos. No, ciertamente no necesitaba del acicate de la contradicción ni siquiera del
estímulo del aplauso para cantar. Cantaba espontáneamente, naturalmente: como su hermano el
ruiseñor lo hace en la rama.
Recuerdo* del bardo. Hace treinta y tantos años —exactamente el 1 de octubre de 1920— Enbeita
recibía en Eibar, con lágrimas en los ojos, pero con su grave sonrisa siempre en los labios, el
homenaje popular de unos treinta mil vascos. Por cierto que, cuando en el frontón Astelena,
repleto hasta los topes, y honrado con la asistencia de lo más granado del bertso-larismo los
Txirrita, Frantxesa, Otaño, etc., etc.— apareció en el escenario Enbeita, se oyó un sonoro "¡Viva
España!". Sin titubear un segundo, Enbeita improvisó la siguiente estrofa:
¡Viva España! didarka dagoz Nik ere ¡viva! dirautsat. Gorro tor i kan ez dagolako Nigandik
Españarentzat. Katolikoak yakin bearr du Zer diñon goiko j'uezak: Besterenari bakean utz!, Zaindu
bakoitzak beretzat. ¡Viva España! diñok berriz be, Izan bei españarrentzat; Baiña ba-diot ¡Gora
Euskadi! Guria da ta guretzat".
El provocador había dado, sin quererlo, a Enbeita la ocasión de mostrarse una vez más como el
genial improvisador que siempre fue.
Por aquella época también se le ofreció en Bilbao, en el frontón Euskalduna un banquete de tres
mu cubiertos. Y al mismo tiempo en Buenos Aires, la sociedad "Laurak Bat" en una de sus
iniciativas más felices —y aquí viene a mi memoria el recuerdo emocionado de aquel corazón
desbordante de vasquía que se llamó Tomás de Otaegui— la sociedad "Laurak Bat" decía, en una
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de sus más felices iniciativas, patrocinó una suscripción engrosada por los vascos de la Argentina
con cuyo producto se regaló al bardo de Euzkadi un caserío en su pueblo natal. Pero ésto aún no
bastaba; al obsequio material había que acompañarse con algo que lo superase y lo sublímase. Y
fue entonces cuando el máximo vate argentino Leopoldo Lugones hizo estallar su genio en un
saludo a Enbeita que fue como un abrazo alado en que se confundían los dos vates.
Un poema que es todo un canto a la patria vasca, desde el primer verso: "Saludo al Bardo Libre
Pedro de Enbeita el vasco", en que los sonoros alejandrinos van cabalgando uno tras otro en
luminosa teoría para terminar con aquel par de dísticos que muchos de vosotros quizá
recordaréis: "Lo saludo en el pueblo que toda gloria explica; Lo saludo en el vastago del árbol de
Gerniba; Lo saludo en el Fuero de la honra y la equidad: Pedro de Enbeita el vasco: ¡Viva la
Libertad!" Desgraciadamente, ya muchos años antes de su muerte, Enbeita había sido atacado por
una dolencia que iba quebrando aquella garganta de la que tan armoniosos sones brotaran. Ya,
sólo a costa de grandes esfuerzos podía cantar. Quizá una de sus últimas intervenciones públicas
fuera en un "Día del Eus-kera" que el que os habla, junto con otros queridos amigos y entusiastas
euskaltzales, organizamos en nuestro pueblo natal de Getxo el año anterior al estallido de la
guerra. Tengo bien presente mi visita a su casa de Muxika, aquella casa donde se albergaba,
gracias a la generosidad vasco-argentina, el bardo de Euzkadi.
En una verde loma, no lejos de la carretera de Muxika a Zugaztieta se alaa el caserío. A sus
puertas fuimos recibidos por Enbeita con el grave cariño que le era habitual. Mientras
paladeábamos el sabroso txakoli con que señorialmente nos obsequió, conversamos largamente
con Kepa a quien sus hijos rodeaban y le expusimos nuestra pretensión de que concurriera al
festival proyectado. Prometió, en gracia al objeto de la fiesta y a nuestra amistad, concurrir con
sus hijos Sabiu y Balendin que seguían ya airosamente las huellas de su padre y que cantarían en
el certamen; él, por su parte, improvisaría un par de coplas. Mas no podría; bien quisiera, pero no
podría. Y nos confesó con amargura su tragedia sobre la que pueden reflexionar los aficionados a
estudiar los misteriosos nexos que entre lo físico y lo espiritual existen: al quebrársele la voz en la
garganta —nos decía—, simultáneamente, el "etorri", la inspiración quedaba cortada en su
cerebro. Tuve entonces la mala ocurrencia de decirle que podía preparar unas cuantas estrofas,
tomárselas de memoria y recitarlas en el festival. "¿Preparar, escribir? —me dijo—. Una sola vez lo
he intentado, para el Congreso de Estudios Vascos de Vitoria, en mi empeño de hacerlo mejor. En
mala hora! Se me armó una confusión en la cabeza que no sé cómo pude salir del paso. No: lo
mío tiene que ser lo del momento; sin preparar. En los temas claro que pienso y mucho; pero la
forma de decir, el verso, eso tiene que ser lo que me sale en el momento".
La guerra vino pronto con sus violencias y crímenes sorprendiendo a Enbeita lejos de su pueblo,
allá en las tierras templadas de la Rioja Alavesa donde solía acudir los veranos en busca de salud.
Durante un gran tiempo nada supimos de él, hasta que un día, estando ya en América, nos llegó
la noticia lacónica de que Pedro de Enbeita, aquel vasco que había nacido con un ruiseñor en el
pecho y recibió sobre su frente el beso divino de la musa euskera, había dejado ya de cantar
sobre la tierra... (4- 1942)
Más tarde supimos detalles de su tránsito. Murió en au ley: en su triple ley de bertsolari, de
cristiano y de patriota. En sus últimos días, su pueblo que lo amaba como a hijo predilecto y le
veneraba como a un santo, porque verdaderamente santa fue siempre su vida, acudía en masa a
visitar el caserio de "Uz-parritxa-Jauregui" donde se extinguía el bardo. Cuando la muerte llegó,
Enbeita la recibió cantando; cantando con su garganta rota, pero el rostro más luminoso que
nunca, al Señor que venía a llevarlo consigo a los goces eternos:
Ara Jaungoko maitia nigana nun datorren. Beragaz zerura yuateko al dan lasterren...
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Y sin olvidarse en aquel solemne momento del amor al que desde su adolescencia había en la
tierra consagrado su corazón:
Emen beyan geratzen da laztan Aberria. Zaindu, Jaun o na, zaindu gure eusko-erria.
Yo he pensado muchas veces que, desde aquel momento, en los prados de eterna bienandanza
donde el Pobrecito de Asís, sin duda, reanuda sin descanso aquel trovadoresco duelo de alabanzas
al Creador que una vez inició en la tierra con el ruiseñor de Umbría, canta también otro ruiseñor.
En la limpia lengua de los vascos, en esa lengua en que nunca se oyó manchar el nombre de Dios.
Canta al Padre bueno de todas las creaturas en ese coro inefable en que hallan sus delicias las
almas de los bienaventurados.
Y en sus canciones siempre hay un instante en que su voz se quiebra un poco, como vagamente
contagiada de nostalgias de la tierra. Es cuando ruega a Jaungoikoa por esta patria que en tan
terrible trance dejó, al votar al cielo, aquel patriota ejemplar, aquel artista de excepción, aquel
santo hombre que en la vida de los hombres se llamó Pedro de Enbeíta.
Buenos Abes, Teatro Presidente Alvear, 4 agosto, 1943.
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XV Jesús De Galindez
Yaun-andreak, agtirr:
Gaurr, bi urte dirala, Galíndez, gain-gaiñeko aber-tzale ura, yoan zitzaígun; ez dakigu nondik, ez
dakigu ñora...
Biltzen gera emen arratsalde ontan, aren oroia gure gogora ekartzeko; aren bizitza ta egintzak
begi au-rrean yartzeko; aren eredua aren erakusburua, gugan ongi ta sendoki sartzeko...
Parkatu bearr dtdazute, euskaldunok, erderaz egin bearr ba'dut; errezago niretzat, noski, baiña,
bestalde, emen diranetako geienentzat uler-bide bakarra, da-murik.
Compatriotas:
Allá por febrero de 1956, es decir, unas semanas antes de su desaparición, escribió Galíndez un
artículo titulado "Dos Gobiernos tuvieron vergüenza" en el que hacía un examen de la actuación
absurda de los países democráticos en la asamblea de las Naciones Unidas que se acababa de
celebrar.
Un refugiado español que para entonces ya era, como continúa, siéndolo, representante de prensa
de un país titulado demócrata, que naturalmente votó a favor de Franco, calificó de insensato a
Galíndez a raíz de ese artículo. Nuestro compatriota le replicó con otro al que pertenecen esos
párrafos que podéis leer al píe de ese óleo de Galíndez colgado en el salón principal de este
Centro Vasco. Siguiendo el orden de los varios conceptos en esos párrafos expuestos,
desarrollaremos nuestras ideas para hablar hoy, brevemente, en este acto de homenaje y
recuerdo a nuestro desaparecido amigo: "Mientras mi Patria Euzkadi siga ocupada y sojuzgada,
seguiré luchando contra el invasor", he ahí a Galíndez el hombre de la Patria. "Mientras no haya
libertad, seguiré pidiéndola a gritos", ahí tenéis a Galíndez, el hombre de la Libertad. "Dios me de
fuerzas para seguir siendo insensato hasta el día de mi muerte", he ahí a Galíndez, el hombre del
destino.
Y primeramente, una ligera síntesis biográfica de Galíndez, simplemente del hombre Galindez.
Sintetí» biográfica.
Hay una parte de la región vasca de Álava que se interna como una cuña en tierra de Vizcaya de
la que, sin duda, formó parte en otros tiempos. Es aquella comarca que limitada por los montes
de Altube y la Sierra Salvada, está constituida por una serie de valles chicos y risueños y es
conocida con el nombre de tierra de Ayala. Tierra con personalidad legendaria; tierra que ha sido
regida libremente por sus propios moradores desde tiempo inmemorial. Dos grandes monumentos
atraen inmediatamente nuestro interés en esa pequeña tierra. En primer lugar, la sede de las
Juntas de Ayala, el recinto de Saraobe donde los ayaleses se reunían para darse
democráticamente sus propias leyes que, en lo civil todavía conservan su vigencia.
Y, muy cerca de ese recinto, el monasterio de Quejana donde duerme su eterno sueño aquel
hombre que tan poco dormido debió de ser en vida, pues, aparte de sus notabilísimas
realizaciones literarias, diplomáticas y guerreras, ostenta el extraordinario y difícilmente igualable
record de haber sido consecutivamente consejero de cuatro reyes, dos de ellos por cierto,
mortalmente enemigos entre sí. Tal fue el canciller Pedro López de Ayala.
Pues bien, cerca de esos monumentos, a cien metros del campo de Saraobe, se halla la quinta de
Larraobe, propiedad de los padres de Galíndez, en la cual vino al mundo nuestro amigo en el año
1915, el día 12 de octubre; el mismo en que nació América.
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El abuelo de Galíndez era médico-veterinario del Valle; su padre —el de Jesús— médico-oculista
que, cuando tuvo la desgracia de perder a su esposa —tenía nuestro amigo entonces sólo ocho
años—, se fue a vivir a Madrid. Allí comenzó Jesús el estudio del Bachillerato con los Padres
Jesuítas, y allí continuó después estudiando en la Facultad de Derecho, pero sin dejar nunca de
regresar en vacaciones, los veranos, a aquella tierra que siempre poseyó su corazón. Una prueba
de ésto es su primera publicación constituida por una monografía del Valle de Ayala, escrita a los
18 años.
Su vocación de escritor da su segunda fruto al año siguiente con otra monografía sobre "La
Legislación Penal Vizcaína". A los 20 años da su primera conferencia que, pronunciada en el
"Hogar Vasco" de Madrid, tuvo por tema "Las Juntas Vascas". Era ya evidente su gusto y aptitud
por los temas históricos y jurídicos entroncados en su raza. Termina sus estudios universitarios
graduándose en Derecho en junio de 1936. Al mes siguiente, estalla la sublevación franquista y
con ella comienzan las actividades políticas de nuestro amigo que ha de actuar en Madrid en el
directorio del Partido Nacionalista Vasco primero, y después como Delegado del Gobierno Vasco, y
Asesor Jurídico de la Sección de Presos y Desaparecidos, finalmente.
Se mueve en todas esas actividades que nos describe en esos libros episódico-biográficos que se
llaman: "Los vascos en el Madrid sitiado" y "Estampas de la guerra". Para después cambiar su
vida, un poco de retaguardia, aunque Madrid siempre siga siendo frente, por la que llevará en
aquella Brigada Vasco-Pirenaica del frente de Aragón. Pasa a la sección jurídica en 1938 y poco
después, con el desastre definitivo, es su huida a Francia, como tantos miles y miles de sus
compatriotas. Y, como durante su estancia en Madrid sus actividades de tipo gubernamental le
habían hecho establecer contacto frecuente con varias Embajadas, las amistades que había
contraído con la de Santo Domingo, le impulsan, allá en Burdeos a preparar su viaje para dicha
república del Caribe.
Seis años permaneció en Santo Domingo. Cinco de ellos como Delegado del Gobierno Vasco. Lo
vemos también allí como catedrático de Ciencias Jurídicas en el Colegio de Derecho Diplomático.
Lo vemos colaborando en la "Revista dominicana de Jurisprudencia" y moviéndose en una serie de
actividades, casi todas enfocadas hacia los estudios jurídicos.
En Santo Domingo publica la mayor parte de sus libros, bien sean éstos los de carácter episódico-
biográ-fico, bien de índole estrictamente jurídica como "Conflicto de leyes en la América actual",
bien aquéllos en que lo jurídico se conjuga con lo patriótico, como en esos tomos que hacen honor
a la colección EKIN y que se llaman "Los vascos en el Derecho internacional" y "El Derecho vasco".
Allí lo vemos también contendiendo en los concursos literarios como en aquél que obtiene el
primer premio exaltando la figura de Enti-quillo, primer héroe de la independencia dominicana.
Allí, finalmente, en plena dictadura trujillana, ve, oye, calla y se documenta para lo que luego se
verá.
La tercera etapa de su vida se desarrolla en los Es-tndos Unidos. Diez años: de 1946 a 1956. Lo
vemos allí, de inmediato, al servicio de la Delegación de Euzkadi, trabajando en cuanto aspecto de
actividad vasca se presente. Acude a Francia al Congreso de Estudios Vascos de Biarritz, con
brillantes aportaciones. Algo más tarde, el año 1950, ingresa como profesor auxiliar en la cátedra
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El ano 54, mientras continúa infatigablemente con sus actividades literarias, haciendo un poco de
alumno y otro poco de profesor, va preparándose para conseguir su cátedra. Es entonces cuando
publica su libro "Ibero-América", quizá el mejor de los suyos, aunque no tan conocido como
debiera. Y ya en el año 1956, prepara su tesis doctoral que se titulará "La era de Trujillo" que es,
en febrero de ese año, aprobada por la Universidad de Columbia. Pero, cuando el 12 de marzo,
sale Galíndez de explicar su clase y se dirige a una estación del ferrocarril subterráneo de New
York, he aquí que perdemos su presencia física para nunca saber más de él.
Esta es, esquemáticamente trazada, la vida de Galíndez cuyas obras nos revelan al investigador
de raza, al historiador, al jurista, al literato, al profesor y al periodista que en esos últimos años se
había convertido en un asiduo colaborador, no sólo de todas las revistas de signo patriótico vasco,
sino también de varios de los periódicos y revistas más leídos a lo largo de toda la América.
El hombre de la Patria.
En el artículo citado al comienzo de esta disertación, vimos que había escrito Galíndez: 'Mientras
mi patria Euzkadi siga sojuzgada, seguiré luchando contra el invasor". Este es Galíndez, el hombre
de la Patria. Es decir, un hombre que constituye en centro de su vivir aquella, noble actividad que
se pone total e incondi-cionalmente al servicio del resurgir de su patria. Es un hombre cuya razón
de vivir no es otra que un fluir constante del anhelo de dar vida a la patria cuya muerte el
enemigo tiene decretada. Para Galíndez se trataba de una patria que de niño él no conocía.
patriotismo hubo de comenzar por un sentimiento que él mismo no podía explicarse y que
nosotros creemos poder sorprender en sus gérmenes al recordar la fruición que experimentaba al
acompañar, muy niño aún, a su abuelo en las andanzas profesionales de éste por todos los
rincones del Valle de Ayala. Alli, sin duda, empieza a sentir, con la amorosa contemplación del
paisaje, esa sagrada comunión con la tierra natal; con la tierra que e! vivir, el sufrir, el gozar y el
morir de tantos antepasados nuestros han consagrado. Sabemos por él de esas correrías
acompañando a su abuelo; sabemos también que al volver a la Patria, todas las vacaciones, le
acuciaba el ansia de repetir aquellas correrías infantiles, y sabemos cómo le gustaba situarse en
muda contemplación frente a aquel pico de Iturri-gorri, roqueña cima que fija por aquel lado la
frontera entre Euzkadi y Castilla.
Lo veo mirándola con esos ojos con que sólo los verdaderos patriotas son capaces de mirar.
Porque es que cuando el amor se enciende en llamaradas de patriotismo pone en las cosas más
simples y vulgares de nuestro suelo, perfección de líneas que deslumhra, colores que el iris no
conoce, y nos hace percibir en el rumoreo del más humilde de nuestros arroyuelos, soberanas
armonías como sólo los magos de la música pueden escuchar en esos momentos de divina fiebre
en que golpea en sus sienes el genio de la inspiración. Estoy viendo a Galíndez frente al pico de
Iturrigorri;
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
su mirada es soñadora; quizá en este momento ve cómo se ciernen sobre él los buitres, y la
alarma asoma a sus ojos, pues ve en ellos el símbolo de las invasiones castellanas que por allí
buscaban su cauce. Pero pronto el sosiego vuelve a él con sólo poner la vista en el fluir del arroyo
que allí nace, constante e ininterrumpido y que se le antoja el símbolo del perpetuo manar de la
raza que, en el Valle de Ayala, como en todo rincón de nuestra vieja tierra, se hace sustancia de
eternidad. Así se va formando el embrionario patriotismo de Galíndez; algo que aun es sólo calor
de sentimiento, pero que pronto llegará a convertirse en luz de conciencia nacional.
Llega un día en que, según nos cuenta, ponen en sus manos una banderita diciéndole: "Toma, es
una banderita vasca; pero guárdala bien, que si te ven, te pegarán". Y tan bien la guardó, según
nos dice, que no la pudo encontrar más.
Pero pasan unos años más y viene la revelación definitiva. Es cuando cae en sus manos ese libro
que yo quisiera, jóvenes que me escucháis, verlo en las vuestras: "Bizkaya por su independencia".
Ese libro vigoroso y revelador del maestro Sabino de Arana Goiri en el que sobriamente nos
cuenta las gestas de los vizcaínos; ya cuando allá en Arrigorriaga derrotan al ejército leonés y
aquella varonil mujer vizcaína corta la cabeza de su jefe Ordoño; ya en aquella frustradas
invasiones como la que resuelve la batalla de Munguía en la que Oñacinos y Ganboínos, Muxika y
Abendaño, patrióticamente unidos, ponen en fuga a las tropas de Enrique IV el Impotente,
revalidándole el apodo; ya en los intentos de Pedro el Cruel fracasados, primero en el valle de
Gordejuela, y luego en las alturas de Otxan-diano, en aquella batalla de la que al regresar los
vizcaínos vencedores a contar el suceso a uno de sus jefes que por su ancianidad no había podido
concurrir y cuyos hijos habían perecido todos en la contienda, escuchan aquella respuesta que
parece arrancada de las hojas de una crónica espartana: "Amandarro'k ez dauko semerik, baiña
Bizkaya'k ez dauko buztarrik" (Araandarro ya no tiene hijos, pero Vizcaya no tiene yugo). Este y
otros recios episodios revestidos de la clara prosa sabiniana y palpitantes en su emoción fué-ronse
haciendo carne en el alma de Galíndez quien desde entonces fue ya para siempre sin treguas ni
titubeos, un hombre de la Patria.
Fue hombre de la Patria, hombre de la patria nuestra. Esa patria de la que se nos dice que es muy
pcquefiita; ese patriotismo del que se nos dice que es estrecho, porque se opone al
internacionalismo, porque no sirve a lo universal. Pequeña es, sí, nuestra patria, pequeña como
un niño caliente, como un corazón que, sin parar miras en su tamaño, ha latido siempre
ejemplarmente por la libertad. Pequeña nuestra patria! Para los que así nos motejan las patrias
ideales han de ser el Sahara con sus arenales, la Siberia con sus estepas o la Antártida con la
inmensidad de sus hielos y no son, por lo visto, patria ni son países dignos de su propia soberanía
esos modelos de colectividades humanas que se llaman, por ejemplo, Suiza en Europa y Uruguay
en América. Como si el valor de una persona, de una patria, de un organismo se determinase en
función de su tamaño y no en la perfección de su estructura y concertada acción entre sus partes;
como si nosotros en nuestra pequeña patria vasca no tuviéramos una unidad perfecta, no ya sólo
de raza, lengua, cultura, etc., sino incluso económica en la que las regiones industriales de
Vizcaya y Guipúzcoa conjugan perfectamente con las agrícolas de Álava y Navarra, con la pastoril
de Zuberoa e incluso con la turística de Laburdi. iQue no somos universales! Seguramente que
Galíndez sabía muy bien aquello que escribió un día nuestro desarraigado Unamuno: "Que si el
Quijote es universal es porque se compuso en un rincón de la Mancha".
Y es que, para ser del universo, hay que empezar por ser del propio hogar. Es que, para ser
internacional, en el más noble sentido que este vocablo debe tener, es preciso que cada uno sea
de su propia nación. Porque no puede llegarse a ningún internacionalismo ni universalismo que
valga la pena si comenzamos por aniquilar las unidades naturales, las naciones que son su base.
La existencia indudable de las naciones se opone y se opondrá siempre a la uniformidad, pero la
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unidad puede alcanzarse siempre que se parta de los hechos diferenciales que la naturaleza nos
ofrece y se avance hasta armonizarlos en una organización superior que a todos comprenda,
respetándolos a todos. ¿Es que la naturaleza no nos dio el ejemplo al poner en cada flor un
aroma, en cada pájaro un canto y en cada nación uu idioma de lo que resulta ese coro de la
universal armonía en que encuentran sus delicias los espíritus superiores?
El hombre de la Libertad.
Todas esas cosas las sentía en lo hondo nuestro Galíndez porque él era un verdadero hombre de
la patria. Pero, por serlo, era también algo más: un hombre de la Libertad. "Mientras no haya
libertad, seguiré pidiéndola a gritos", decía. Porque sentía dentro de sí que, como hombre
integral, había nacido para la libertad; porque era por naturaleza un hombre libre. Un hombre
libre! Qué sencillo parece ésto y qué difícil suele ser, sin embargo. Para mí siempre ha sido algo de
lo más grandioso que he leído en los Libros Santos aquel pasaje que dice: "Creó Dios al hombre y
lo dejó en manos de su consejo" (Eclesiástico, 15).
Porque esto quiere decir que el mismo Dios que creó a millones esos resplandecientes astros y los
lanzó a los espacios infinitos, les fijó una órbita, un camino del que, con toda su enorme mole, no
tienen poder para apartarse; el mismo Dios que quiso separar a los continentes por un mar
inmenso puso a las arrebatadas iras de éste un dique de arena o roca del que nunca podría pasar.
Pero al hombre, desde que le constituyó en la suprema dignidad de Rey del universo, ni le puso
camino fijo ni le señaló infranqueables barreras. El hombre puede caminar todos los caminos, el
hombre puede franquear todas Is barreras; él es el único arbitro de su propio destino que será el
de llegar un día K la participación del soberano Bien, alabando bienaventurado al Creador o el de
abatirse para siempre en el abismo donde la desesperación presta su ronca voz n la blasfemia. En
sus manos está la tremenda elección porque, al crearlo, Dios lo constituyó en libertad y esto es lo
que hace la grandeza del hombre y su nobleza. Por ésto, precisamente, las dictaduras son
esencialmente antit-TÍstianas y no entendemos ni podremos nunca entender los que, ante todo,
somos hombres de Cristo, la posición de la Jerarquía que apoya y da fuerza y vida a regímenes
que son la negación misma de la libertad: de todas las libertades.
Galíndez, como hombre de la libertad, empezaba por ser un defensor de la libertad vasca. Sabía
bien que los vascos no podemos enorgullecemos de haber dejado a la humanidad un legado como
las Pirámides de los egipcios, los mármoles de Grecia o lai vías y monumentos romanos. Pero
sabia bien que nuestro pueblo ea titular de una herencia de libertad como difícilmente pueblo
alguno de la tierra puede ostentar. Un pasado en el que en medio de una Europa feudal, edificada
sobre la esclavitud y la desigualdad de los hombres, nuestro pueblo, constituido por una raza
limpia, duefio de un idioma no emparentado con ninguno de los conocidos, establece como su
dogma político fundamental la nobleza de todos sus hijos y la igualdad de todos ellos ante la
república. Son esos siglos de libertad y pureza democrática de nuestra patria que más de una vea
nos han hecho repetir aquellas palabras del Cantar de los Cantares: "Eres toda hermosa, amada
mía, y en ti no hay mancha".
Galíndez amaba así a la libertad vasca. Pero, fijaos que en el páriafo que de él hemos citado sólo
habla de libertad, sin especificación alguna. Y es que, en rigor, no la necesita. Porque el que de
verdad es hombre de la libertad, lo es de la propia y de la ajena; lo es de la de su patria y de las
patrias todas. Porque no es hombre libre el que se contenta con serlo el sólo y no sufre, como en
propia carne, cuando se viola la libertad de los demás. Porque no es pueblo libre el que vive
satisfecho viendo a su alrededor a otros pueblos sumidos en la opresión; porque la libertad
constituye entre los hombres como un cuerpo al que no se puede herir en ninguna de sus partes
sin que los demás miembros se sientan vulnerados; porque la libertad es un patrimonio común a
la humanidad; ella ennoblece al hombre, pero también marca a fuego al que elude participar en
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
su defensa.
Si no perdemos de vista este concepto de que la libertad resplandece en los hombres dignos como
herencia recibida en mancomún, podremos responder muy bien que, cuando se dice, como alguna
vez hemos ña-cuchado, que Galíndez no murió por la libertad vasca, se está diciendo una cosa
que no es cierta. Galindez, como patriota vasco, trabajó y sufrió mucho específicamente por la
libertad vasca, pero podemos decir también que murió por ella al ofrecerse en holocausto por la
libertad de los pueblos oprimidos de América. Hay en el mundo hoy día dos frentes bien definidos:
el de la libertad y el de la anti-libertad. Quedaron ya superadas aquellas divisiones de derechas e
izquierdas por este mis hondo signo de nuestros días. En todos los países que hemos recorrido
nos ha tocado ver hombres y partidos que por educación, por instinto o por interés se agrupan al
lado de los dictadores; como hemos visto otros hombres y otros partidos que con éste o aquel
nombre, estén donde estén, se hallan siempre al lado de la libertad. En ese frente estuvo siempre
Galindez, entendiendo noblemente que donde quiera que defendía la libertad de un pueblo
cualquiera estaba defendiendo la de su propia patria. Sentía esa comunidad en la libertad que nos
hace amarla en todas partes, como ahora la amamos en Venezuela, porque, en definitiva, algo
nos dice en lo más hondo que al llegar aquí la libertad se está acercando a nuestra tierra, no
importa los miles de kilómetros que de ella nos separan.
Pero los crímenes no se borran con calumnias. Y cuando tras unos meses de silencio sobre el caso,
apareció asesinado el aviador norteamericano Murphy, tomó el asunto nueva actualidad. Y ésta
aumentó cuando a ese nuevo asesinato siguió el "suicidio" del oficial dominicano Octavio de la
Maza, presunto matador de Murphy. Y signe creciendo esta serie de muertes violentas o extrañas
que ya para el día de hoy forman una procesión de ocho cadáveres que están reclamando justicia.
Sabemos que esta justicia se hará y nosotros estamos y estaremos siempre en pie para
reclamarla. Estamos aquí para decir que no pedimos venganza, porque eso no entra en nuestro
estilo; que ni siquiera acusamos a nadie, pofque ese no es nuestro oficio. Pero sí exigimos y
lograremos que el caso se aclare y la justicia se haga, caiga quien caiga y responda quien deba
responder. Nos ayudan en esta empresa el aliento de aquellos 6.158 alumnos de la Universidad de
Columbia ante quienes, en junio de 1956, Jesús Galíndez fue declarado "in absentia" Doctor en
Filosofía. Nos ayudan en los mismos Estados Unidos hombres como eí íntegro parlamentario
Charles O. Por-ter; nos ayudan pueblos como el ejemplar Uruguay que ha decidido presentar el
caso ante el Consejo de las Naciones Unidas; nos ayuda el espíritu insobornable de todos los
hombres libres del mundo a quienes la iniquidad subleva porque sus corazones saben latir por la
causa de la dignidad del hombre y por la justicia.
En este momento está ya funcionando en los Estados Unidos el Gran Jurado que, no importa la
lentitud con que opere, ha de llegar al esclarecimiento del caso, porque este crimen no puede
quedar impune sin que quede empañado el honor de América y burlada la conciencia mundial.
Porque no hay conveniencias políticas posibles, ni oscuras fuerzas que puedan impedir que una
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
vez más, salga bueno aquello que escribió un gran norteamericano: "En este bajo mundo sólo hay
una cosa fuerte: la que es justa".
Por eso seguimos esperando que la justicia llegue. Mientras tanto, no podemos hacer boy otra
cosa que traer ante nosotros, una vez más, el recuerdo de Ga-líndez para decirle: "Tu sacrificio no
será en vano. Porque con él has tensado la voluntad de los patriotas vascos que sienten que ya el
día decisivo se aproxima. Nos lo anuncian las sucesivas caídas de esas dictaduras contra las que
tú luchaste, nacidas & imagen y semejanza de la que a nuestra Patria aherroja-Necesitaremos de
todo el espíritu que siempre animó tt tu vivir porque la empresa es muy dura. No se trata para
nosotros los vascos de elegir entre éste o aquel régimen. Nuestro tremendo problema es el de ser
o no ser. Porque la invasión en masa que nuestra patria sufre y con la cual quieren aniquilarla en
su propia sustancia, no admite espera ni soluciones a medias.
"Insensato" Galíndez! es preciso que nos comuniques tu locura. Porque ella es de la estirpe santa
de la que anunciaba el Apóstol que había de triunfar sobre la sabiduría del mundo.
Ella es de la raza noble de la que inflamó en rebeldía los pechos de los estudiantes de Caracas y
los lanzó a la calle en marcha abierta contra la tiranía, cuando todos callábamos aquí ante la
omnipotencia del dictador. Ella es de la casta heroica de la que armó de piedras y botellas las
manos duras de los hombres de la Charneca. A ella nos convida el poeta antiguo con sus recios
versos:
"Libertad, libertad! ¿La quieres, Roma? Pues eso no se pida, eso se toma!".
Caracas, Centro Vasco, 12 marzo 1958
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1. El hombre y el humanísta.
Los primeros años de su vida transcurren en el caserío, ocupado principalmente en las labores del
pastoreo en aquellas montañas de la alta Navarra en que el euskera fluye puro y sin contradicción.
Oñxe que se había destacado como un brillante alumno en la escuela del pueblo, ingresa, mozo
aún, en la Compañía de Jesús en cuyos estudios encuentra oportunidad de conjugar sus
conocimientos del eus-kera vivo, con los que le proporciona una sólida formación humanista para
la cual naturalmente estaba dotado. Y allí, en el estudio de las lenguas y literaturas clásicas, como
profesor de griego y latín y en sus clases de teología y filosofía, se forma el gran humanista que
fue Orixe quien nunca dejó, por eso, de ser un hombre esencialmente popular, una de las muchas
contradicciones de su carácter en las que, como muy bien dice Luis Michelena, se nos muestra
como compendio del humor complejo de un pueblo que no es tosco y sencillo más que en la
apariencia; nacido para vivir y convivir en las formas más simples y sencillas de la vida, en los
lugares más apartados del país, entre carboneros, pastores y leñadores y, al mismo tiempo,
particularmente dotado para recibir la impronta de un Virgilio o mejor aun la de un Teócrito de
cuyos contactos salió aún más cargado de los aromas y rústicos sabores de los heléchos y las
argomas de los montes nativos. Este era el hombre contradictorio en quien la exquisita cultura
clásica nunca fue poderosa a romper su natural corteza rústica con la que permaneció como un
hombre esquinudo y solitario, aunque dentro de esa corteza pudiera percibirse sin demasiado
esfuerzo, un gran corazón generoso, sensible y hasta tierno que cantó, como seguramente
hasta hoy nadie haya cantado en eus-kera, al sentimiento de la amistad.
Recuerdo, y permitirse esta pequeña referencia personal, porque es de las que ayudan a
comprender el carácter de Orixe, que cuando le remití mi traducción euskéríca del "Platero y yo",
me escribió al poco que habia comenzado a leerlo, pero que lo había dejado de la mano, pues no
le gustaba. Ha hecho usted muy mala elección de tema, me decía entre otras cosas. Y yo no pude
tomarlo a mal por la sencilla razón de que con haber tenido poco antes crítica favorable mi
modesta versión del Hamlet, de nadie mereció, ni muy de lejos, los elogios realmente
extraordinarios que le tributó Orixe en un trabajo que escribió especialmente para la revista
Euaksd Erna de Montevideo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Se trataba de un hombre de una pieza, absolutamente sincero y que había que tomarlo como era
en lo agradable y en lo que no nos resulta tal. Y como hombre de una pieza lo era en su fe
robusta que llegaba en su exaltación al misticismo. Como lo dice Mitxelena, uno de nuestros
mejores críticos, en su magnífica "Historia de la Literatura Vasca", se trata de un "Místico extraño
en un pueblo como el vasc* para quien la religión es más que fervores, éxtasis y trances, un
conjunto de normas morales y legales dentro de un sistema bien organizado que abarca lo visible
y lo invisible".
El euskerólogo y el euakerista. Con esa formación entró Orixe en el campo de la lengua y de las
letras vascas. Llegó en un momento en que aquellas fantasías sobre el euskera del Paraíso habían
sido ya relegadas al olvido. Ya nadie toma en serio lo del euskera como una de las lenguas
habladas en la torre de Babel y todas aquellas otras cosas en que se recreó la fantasía de un
Perochegui, de un Churruca, de tantos otros noveladores de nuestro idioma. Pero todavía
quedaban hombres que caminaban por los senderos abiertos por la vigorosa personalidad de un
Larra-mendi; aún se sentían las influencias, y en hombres tan meritorios y para nosotros tan
sagrados como el Maestro Sabino de Arana, de teorías como aquella de la significación de las
letras, tan aireada por As-tarloa, y dé tantas otras que hoy en día ni asomarse pueden a la luz de
la Lingüística, ciencia que por entonces estaba en sus comienzos.
Era la época —1900-1920— en que los estudios vascos en nuestra tierra giraban alrededor de
cuatro hombres fundamentales: don Arturo Campión que había nacido en 1854; 'ion Resurrección
María de Azkue diez años más joven; don Sabino de Arana venido a la luz un año después de
Azkue y don Julio de Urquijo posterior en seis años a Sabino.
Don Arturo Campión publica en 1884 su famosa "Gramática de los cuatro dialectos literarios de la
lengua eúskara"; don Resurrección María de Azkue lanza a la publicidad el año 1905-1906 ese
monumento hasta hoy inigualado en la lengua vasca que es el Diccionario Vasco-Es pañol-Francés.
Por su parte, don Julio de Urquijo funda, en 1907, la "Revista Internacional de los Estudios
Vascos" esfuerzo laudabilísimo para la difusion del conocimiento serio de nuestro idioma y por el
que se evitó que se diera en los estudios sobre nuestra lengua lo que se había estado viendo en
los estudios célticos, p. ej. es decir, que acudiesen a ellos todos cuantos se sintiesen animados del
deseo de fantasear sobre cosas que poco o mal conocían. Y estos hombres beneméritos entre los
que destaca por su impulso patriótico y renovador Sabino de Arana, van poniendo las bases de
nuestra verdadera cultura euskérica.
Muerto Sabino de Arana en 1903, quedó como uno de los principales herederos de su escuela
euskeraló-gica, don Luis de Eleizalde quien tomó la dirección de una de las mayores empresas
culturales de Sabino: la revista "Euzkadi". Eleizalde es el autor de la "Morfología de la conjugación
vasca sintética" y de tantos otros trabajos sobre filología vasca que lo constituían en uno de los
más calificados seguidores de la escuela aranista. Así pues, al celebrarse, a impulsos del
patriotismo vasco, aquellos inolvidables Congresos de Estudios Vascos que comienzan con el de
Ofiate que se celebra en septiembre de 1918, se marca un hito fundamental en nuestro renacer
cultural cuando, entre otras cosas, se decide allí la constitución de la Academia de la Lengua
Vasca a la que se da nacimiento mediante la designación en el citado Congreso de cuatro
académicos natos que son Campión, Azkue, Urquijo y Eleizalde encargados, por su parte, de la
estructuración del cuerpo y de la elección de los restantes miembros hasta el número de doce de
que "Euskaltzaindi", es decir, la Academia de la Lengua Vasca, iba a constar.
Hay que decir que la constitución de "Euskaltzaindi" suscitó no pocas y encendidas controversias.
Objetaban éstos a la forma de su constitución, aquéllos a la designación de tal o cual miembro, a
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la pretendida preterición de tal otro, etc., etc. Pero hemos de reconocer que, con todos los
defectos que pudo haber en su creación, ésta prestó grandes servicios a la causa de la cultura y
del idioma vascos, sin que se pueda olvidar tampoco, lo que suponía como órgano de unidad
vasca al estar, como estaba constituida, por vascos de uno y otro lado del Bidasoa. Era un gran
servicio el que prestaba a la Patria al congregar en aquella oscura casa de la calle Ribera a los
hombres más preocupados por el porvenir del idioma, por su unificación literaria que allí se puso
en marcha, por la unificación ortográfica que inmediatamente fue realizada siguiendo el sistema
sabi-niano y al que se imprimió sello de oficialidad, por lo menos para todos los escritores vascos
peninsulares, al crear allí una biblioteca de nuestros clásicos desde Axular para acá de cuya
lectura podía obtenerse por el estudioso frutos de los que personalmente puedo dar testimonio;
frutos que se ofrecían allí al alcance de la mano para cualquier euskaltzale de buena voluntad y
que tan difíciles eran de obtener, en otra parte, salvo para algunos pocos privilegiados.
En aquella Academia pasa a trabajar Orixe que permanecerá allí más o menos desde 1922 a 1930
participando en todas las labores, completando en aquellos ocho años su formación de euskaldun
de nacimiento y de humanista con un perfecto conocimiento de todos nuestros clásicos en todos
los dialectos y con un estudio vivo de los problemas del día que, sobre todo, con el "Erizkizundi
irukoitza" o "Triple cuestionario", le tocó hacer por todas las regiones de Euz-kadi. Allí va
consolidando y decantando su cultura :uskérica y adquiriendo un conocimiento de nuestro idioma
patrio como difícilmente podría ser acumulado de otra forma sino naciendo la vida que en esos
ocho años él hizo allá.
Y es cuando nos aparece ya el Orixe que podemos configurarlo en estas cuatro características:
1. Tenemos en él al hombre que totalmente embebido en el estudio del euskera no se preocupa
demasiado por esas cuestiones en las que vimos consumirse la existencia de tanto vasquista
anterior, como son las de los orígenes de la lengua, problemas etimológicos, etc., etc.
2. Es el hombre que entiende, desde el principio, que lo práctico es escribir en euskera sobre el
euskera y no disipar las energías que deben consagrarse a éste en apologías castellanas, como
hasta entonces había sido la moda.
3. Es quien con toda su alma propugna por un euskera que se basa a la vez en el lenguaje vivo y
en la aportación hecha al mismo por los clásicos de todos los dialectos, de forma que se llegue a
crear un instrumento lingüístico que, al prestigio de lo antiguo y de lo vivo, uniera la variedad de
un ritmo que lo hiciera sonar como un instrumento nuevo.
4. Penetrar con este instrumento en todos los campos hasta entonces vedados al euskera de las
ciencias y las artes.
Y así, haciendo algo por el estilo de lo que Cicerón hizo, en su labor de adaptación a la lengua
latina del saber griego de la época con sus sistemas y terminología característicos, se lanza Orixe
a escribir sobre temas de filosofía y teología, de estética y crítica literaria y tantas otras como
luego veremos.
Con esta preparación y ese espíritu se lanza a hacer figura en la literatura vasca donde lo vamos a
considerar ahora como prosista y como poeta lírico y para mayor claridad vamos a seguirlo en las
cinco etapas siguientes: 1, la de Bilbao; 2, la de Huizi; 3, la de Francia; 4, la de América, y 5, la
de su vuelta a Euzkadi.
Etapa de Bilbao. En Bilbao Orixe, mientras trabaja en la Academia de la Lengua Vasca y sustituye
en la redacción del diario "Euzkadi" a aquel prosista vasco tan difícil de reemplazar como era el
inolvidable don Evaristo de Buztinza ("Kirikiño"), junto con el conocimiento más profundo del
idioma, adquiere un manejo cada vez más ágil de la pluma y da a luz tres obras fundamentales.
La primera de ellas es la traducción al euskera de "El Lazarillo de Tormes" que, como bien se ha
dicho, es el tipo más puro de la prosa castellana del género familiar, aun no alterado por las
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pompas de los peri-fraseadores andaluces, ni el período alambicado de los latinistas, ni las puntas
de loa conceptistas. Se trata, pues, de un lenguaje puro y sencillo como aquél que aí euskera
quería traer Orixe quien plenamente logra su propósito en su versión, en elegante dialecto
vizcaíno, que sale de las prensas el año 1987.
Dos años después, y esta vez en dialecto guipuz-coano, aparece su biografía del cura Santa Cruz,
"Santa Cruz Apaiza" con la que consolida aún más su fama de prosita castizo y maestro de las
letras vascas.
Finalmente, en este periodo de Bilbao, publica el año de 1930, su hermosísima versión de "Mireio"
el famoso poema en que Mistral hizo vibrar, a través de los amores de Mireya y Vincent, todo el
alma de Provenza que se nos revela en aquel escogido repertorio de flora y de fauna, de
costumbres y modismos de creencias y tradiciones, de todo lo que constituye la vida de un pueblo
trabajador y al propio tiempo artista; poema que como decía el autor en su dedicatoria a
Lamartine, era su alma y su vida y la flor de sus años mejores.
Y con esta traducción demuestra Orixe que su prosa está ya hecha. Es absolutamente dueño del
instrumento y ello y las noticias que se tenían de los deseos de Ormaetxea de dedicarse a la
composición de un poema euskérico de gran envergadura, de un poema nacional, hacen que en
un grupo de meritísi-mos euskaltzales tome cuerpo la idea de que sería conveniente tomar a
aquel hombre tan extraordinariamente dotado y con tan excepcional preparación, sacarlo del
trabajo monótono y obligado de la redacción de "Euzkadi" y las oficinas de la Academia y
comprometerse a sostenerlo mientras, retirado en su caserío de Huizi daba cima al poema que en
su mente bullía.
Y así se hace. Orixe se retira a aquel rincón del valle de Larraun y allí, en fecunda soledad, invoca
al Espíritu que mora en lo alto:
"Zatozkida, Goi-arnaa, eizu nerekin lan, erri baten amasa mamitu dezadan..."
Y el Espíritu acude generoso al llamado del vate para hacer carne en sus estrofas a los hálitos de
la tierra. Sopla en el txistu de Pontxo el de Zubieta, el humilde juglar que acude con el pregón de
las fiestas patronales las que se inician con la misa solemne a la que sigue la danza donde se nos
va presentando
a varios de los personajes típicos del pueblo y en donde prende el amor en Mikel el de Igarategui
hacia Garazi la de Errekalde, Gerri-eder, la de la hermosa cintura, como la llama el poeta. De la
mano de ambos seguiremos el hilo del poema. Pero no serán ellos los verdaderos protagonistas
sino el pueblo vasco entero y siempre presente "Euskalerri osoa dut kan-tagaí", nos dirá el poeta.
Es el pueblo vasco cuyo vivir contemplamos, en el ciclo del año, entregado a sus fiestas y
deportes favoritos ea "Pestaburu", y del que en "Artazuriketa" la vida menuda se desgrana al
compás de las espigas del maíz en el desván del caserío Errekalde, al tiempo que se van
concertando futuras parejas como la de Mikel y Garazi cuyos amores florecen ya en el siguiente
canto, "Gaztaiñaro". En el "Iraleak", éstas —las hilanderas— para aliviar el trabajo del lino
entonan viejas canciones y hermosas leyendas de los viejos tiempos del país: "Alos torrea",
"Goizean goizik"...
La época de "Olentzaro" nos dará la estampa clásica de la matanza del cerdo en el caserío y
la primera entrada formal de Mikel en casa de su prometida y el certamen de aizkolaris en el
que Leiza y Huici han de dirimir su vieja rivalidad. Las fiestas de carnaval "Iñauteri" con sus
facetas de "Gtzakunde", "Emakunde" y "Orakunde" nos hacen conocer aspectos pintorescos
de la vida popular vasca, mientras que en el canto siguiente, "Denok bat", las veladas
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
invernales, junto a los troncos que chisporrotean, hacen elevar el tono hacía aspectos
tradicionales y patrióticos con "Arbola bat", "Itsas-gizona", etc., etc. Pero ha llegado marzo, el
frío cede, la nieve se retira y estamos en la época en que los corderos recentales comienzan a
triscar en la pradera y el campo se viste de alegría.
Pero ésta va nublando a causa de una pertinaz sequía. El valle entero implora la lluvia y es preciso
acudir en rogativas a la sagrada montaña de Aralar que cobra acentos de Sinaí en la voz del
poeta. La lluvia llegará con una tormenta que dispersa a todos los malos espíritus y el ciclo del
año continúa con episodios que nos hacen vivir entre la espontaneidad diáfana de Hesio-do en
"Los trabajos y los días" y el supremo arte virgilíano de "Las Geórgicas". Así en "Artajorra", la
escarda, y en "Belarrekoan" donde asistimos a una apuesta de "segalaris" y en "Eultzia" la trilla,
para ir llegando a su final en "Eztaietan", las bodas de Ga-razi y Mikel, con sus "toberak" y
"bertsolaris". Viene después "Eztaiondo" en que el viaje de la pareja a la costa da oportunidad a la
soberbia escena de la regata de traineras en Donostia y, finalmente, el poema parece diluirse con
la nota melancólica de "Amonaren illetak", para terminar con la estampa del partido de pelota
jugado entre varios de los sacerdotes venidos a tomar parte en las exequias.
A vuela pluma, hemos esbozado al argumento del poema mayor de Orixe que es el de más largo
aliento hasta ahora producido en nuestra lengua. Se me perdonará que hoy no entre en el estudio
que demanda esta obra magna. Ella fue el tema de mi primer curso en la cátedra de "Cultura
Vasca" de la Facultad de Humanidades de Montevideo por encargo de la cual y con la inapreciable
ayuda, en algunas dificultades, del propio Orixe, cuyas notas de puño y letra conservo como
precioso recuerdo, traduje el poema "Eus-kaldunak" íntegra y totalmente al idioma español.
Orixe permaneció en Huici hasta el año 1936 en que le sorprende la sublevación militar. Pero
antes, el afio 1934, aparece, editado en la benemérita Itxaropena de Zarauz, su tomito de
poemas místicos "Barne-Muinetan". Revestidos de ropaje laburdino, como una muestra más de su
dominio pleno de todos los dialectos, contiene algunos de los poemas, para nosotros, más hondos
de nuestro poeta y fueron saludados por la docta crítica del P. José María de Estefanía con
palabras como éstas: "Barne-Muinetan". El euskera está de enhorabuena: sus poetas son dignos,
más intensos y más originales de los que podrían presentar actualmente algunas lenguas
circunvecinas... Sus poesías (las de Orixe) son poesías religiosas de nuevo cufio.
No es otro el secreto de su unción tan sensible, aunque no desbordada y blandengue, sino grave y
varonil... Los resultados, a fin de cuentas, y en nuestro caso, constituyen una poesía genuina,
sólidamente espiritual y originalísima, en la que la hondura, la elevación y la sencillez, son al
mismo tiempo el fruto y la proyección de un temperamento armoniosamente clásico, y de un alma
y de un corazón fervorosamente cristianos.
Poesía de ley, poesía egregia, toda equilibrio y sobriedad, poesía sana en cualquier sentido como
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devoción y como literatura. Y con una ventaja sobre todas o casi todas las otras del mismo
género: su popularidad, su ase-quibilidad aun a los indoctos. En esta fusión del arte consciente de
los cultos y de la mentalidad —la cabeza y el corazón del pueblo— Orixe es único. Repetimos lo
que dijimos ya en otra ocasión: Orixe en laa actuales circunstancias de la literatura euskérica,
para aclimatarla y arraigarla en el medio en que vive —la campiña y la montana—, no tiene
precio. Es el orientador que ni soñado".
Poco puedo yo añadir después de ésto, pero no me resigno a dejaros de leer uno de los poemistas
de ese libro que elijo por estar seguro que esta elección la aconseja en la ocasión presente tanto
como su excelencia su brevedad misma. Escuchad, pues, "Alda-rean":
"Kristo'gan dugu laínko betea, ostian Kristo betea dugu. Zentzuek gai ez, betorr sinismen izkutu
oiek argi ikusteko. lainkoa ain Berez erantzí ba da, Zertan iantzi nik irudimenaf adimena nik zertan
zorroztu? Fedea lagun, bizi ikusten dut Biotzez bestez ez zadan ikus. Begira daukat, begira nauka.
Gorputz-begiez dakusdanean ez ñau lilura; ez du dirdairik;
doi-doi margorik. Gero... sar dute Zuririk ere ez dezaket ikus; an nago, ordea, fedez iantzirik. lan
dudanean, lainkoz bete naiz Nagon ni Argan, bego neregan; indar benaza so dagiodan. Sutu,
goritu bekit biotz au "Esker Ona" ri esker emanaz. Begira daukat. Naukan begira".
El 18 de julio de 1936, después de oír misa temprano en su retiro aldeano frente al Aralar y su
querido monte Trintín, nos cuenta él mismo cómo tomo el camino de Tolosa donde pensaba asistir
a una apuesta de korrikalaris, cuando en k mitad del camino se topa con un amigo que le dice:
"Pero, a dónde vas? ¿No sabes que estamos en guerra?".
Ni la más remota idea de ello tenía nuestro poeta quien al de poco es aprisionado y llevado a
Pamplona y de allí a k fortaleza de San Cristóbal donde tantos mártires vascos padecieron y en
cuya prisión, según nos lo contará más tarde desde América, oyó de boca de los cruzados las
blasfemias más horrorosas que en su vida pudiera haber imaginado se dijeran por labios de
cristianos.
Afortunadamente, pudo salir de allí y escapar a Francia en otra etapa que se prolonga hasta el
año 1950.
Etapa de Fronda. Destacaremos de esta época, entre otras cosas, en primer lugar, sus
colaboraciones en k revista "Eusko Jakintza", publicación que tanto bien hizo a nuestra cultura y
mucho más podría haber hecho si hubiera habido posibilidad de mantenerla. En esa revista
aparece, otra vez, el polemista de raza que era en la crítica de la Gramática Vasca del Padre
Lafitte a la que, concediendo todos los méritos que tiene, apunta, al mismo tiempo, todos los
casos en que el conocimiento del euskera no se revela en el autor a la altura de las circunstancias
(1947).
Escribe también en esa revista un muy enjundioso estudio titulado: "Mintzoera bakarra, gira enda
ba-karra" esto es, "Lengua única, raza única" (año 1948) y allí también publica un gran trabajo
sobre "La sintaxis primitiva en la lengua española" (año 1950) en la que se revela como el gran
filósofo que era al relacionar ese estudio con el de la sintaxis primitiva de la lengua vasca y la que
había imperado en los primeros escritores latinos.
Es por aquellos años cuando le hacen un encargo. Se refería al vacío que se notaba en el euskera
de un manual de devoción a la altura de las circunstancias. Porque, a pesar de que en euskera el
mayor caudal de su literatura lo dan las obras de tema religioso, lo cierto es que no sirven para
breviario ni la gran obra inmortal que es y será siempre el "Gero" de Axular, ni el "Otoíz Gaiak" de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Mendiburu, ni las de Juan Bautista de Agirre, el de Asteasu, ni tantas otras meritísimas, por lo
demás. Se encontraba nuestro pueblo y los sacerdotes, sobre todo, en la necesidad de un
breviario completo y adecuado como existe hoy en día en todos los idiomas. Y la composición de
esta obra es lo que proponen a este hombre que no es sino un simple seglar.
Por ella, como por las otras que le debemos, se ha hecho guía, orientador y maestro de muchos
que abiertamente lo confesarnos por tal y de muchos otros que si no lo confiesan así, a la vista
llevan el sello del profesor.
Es ésta también la época en que se publica la revista "Gernika", benemérita publicación en la que
colabora, ahí generalmente en castellano, con sus artículos entre los que no faltan, según su
costumbre, las arremetidas, como aquellas contra el Padre La-fitte a quien reprocha el que diga
que la lengua no está capacitada, pues si no lo está lo que procede es trabajar para que lo esté
cuanto antes; trayendo muy a cuento el ejemplo de los prosistas españoles del siglo xvi que
decían que el castellano no era idioma que sirviese para tratar de problemas teológicos y
filosóficos, cuando he aquí que al poco aparecen Juan de Valdés y Fray Luis de León, entre otros
tantos ilustres, escribiendo precisamente sobre esos temas en el lenguaje castellano más puro
que hasta entonces se hubiera conocido. "Trabajemos —decía Orixe y él predicaba con el ejemplo
— si no es útil ya lo veremos. Pero hagámoslo si no lo es y lo conseguiremos". Y ésta es la gran
lección que nos dio a todos.
Etapa de América. Con el producto obtenido por su trabajo del Misal, Orixe se financia su viaje a
América donde se convierte en el principal colaborador de esa revista que tanta huella ha de dejar
en el campo de las letras y cuya creación y sostenimiento se debieron al impulso y al sacrificio de
ese hombre a quien pocos igualan en el conocimiento y entusiasmo por el idioma vasco y cuyo
nombre ea el Padre Joaquín de Zaitegui.
Allí se manifiesta en toda su amplitud Oríxe el prosista; allí brilla de nuevo con nueva luz Orixe el
poeta y allí puede expandirse también Orixe el hombre que hasta entonces, según nos dice, ha
vivido más o menos trabado en la Academia de la Lengua Vasca, en "El Día", en "Euzkadi". Ahora,
nos dice, soy libre y escribo como me place.
Y el prosista hace correr su pluma en "Quito'n arrebarekin" donde, alrededor de sus diálogos con
su hermana monja a quien visita en Quito y, a la vuelta de mil recuerdos familiares y del pueblo
de su infancia, toma vuelo hacia las cumbres místicas en las que conversa con Elias, Loyola, Santa
Teresa, San Juan de la Cruz...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ahí ven también la luz capítulos enteros de gramática, de estética, de metafísica... quizá
madurados durante sus años de Francia: 'On eta Ederr", "Egi ta Ederr", "Antee ta Ederr"; allí
vemos la teoría de las ideas de Platón, ágil y gallardamente desenvuelta en idioma vasco; allí se
habla el sutil lenguaje de Plo-tino; allí se tutea en vasco a esas cimas de la Estética que son el
alemán Hegel o el italiano Croce; allí tantos otros trabajos sobre puntos de gramática, toponimia
y... naturalmente, de polémica con este o el otro compatriota.
Y es también en esta etapa de América cuando se revela otra vez el gran poeta. Los temas serán
a veces de actualidad, los inspirados por las tierras nuevas •que va contemplando y sugieren a su
espíritu las ideas que llenan los poemas "Bolivi'ko zabaldian", o las que le brotan de la
contemplación de las pampas argentinas o el volcán Pichincha. Pero lo principal de su producción
versará aquí también sobre los temas eternos. Es el sentimiento religioso el que más
poderosamente le hace vibrar y le inspira esos hermosos poemas que se llaman "Itz eta Mintzo",
"Bam Hendían", la serie de "Getsemani"... en que la unción religiosa se derrama de un corazón
transido de robusta fe. Otra vez nos encontramos con el poeta místico en cuyas poesías —y de
nuevo cedemos la palabra al autorizado crítico Michelena— "se ha traslucido siempre, dentro a
veces de una aparente sequedad, una honda emoción que con los años se ha ido expresando en
un tono cada vez más abierto y más sincero. Tal vez es encuentre en estos poemas, compuestos
en un verso sobrio y simple, la manifestación más alta de la personalidad de Orixe".
Es en estos poemas también donde ensaya, el extraordinario versificador que él era, ritmos
nuevos. Así en el prólogo de "Baru Mendian" después de decir que la poesía vasca, tal como había
sido escrita hasta ahora, resultaba, en general, un tanto pesada para el oído, pone su atención en
los metros clásicos que él conocía tan bien, como el asclepiadeo y el alcaico y en la abundancia de
palabras trisílabas que el eus-kera ofrece, ensaya, con todo éxito, el traer a nuestro viejo idioma
un eco del "Mecenas, atavis edití regi-bus" h oraciano, en una de sus tantas y tan valiosas
contribuciones a la renovación de las letras vascas.
Vuelta a Euskal Erna. Llevaba ya cuatro años en América y ya la nostalgia de la vieja tierra le
punzaba cada vez más intensamente. Sin duda no era hombre hecho para América y era natural
que pensara en volver. Y en Busto Gogoa (Irailla-Urrilla, 1954) publica una conmovedora
despedida: "Agurr, Guatemala'r i", de la que traducimos algunas de las frases más significativas:
"Pero, Orixe, ¿es que te has hecho ya indiano? —Quia! En cinco años nadie se enriquece... Cuando
pasé la frontera huyendo de la guerra civil, en seguida me escribieron los esposos Guillaumie,
profesores de la Universidad de Burdeos, diciéndome que me conseguirían bastantes lecciones
aun para hacer algún dinero. Pero mi novia más querida ha sido el euskera y por amor a ella he
preferido verme más arlóte, más bohemio. También en la Universidad de San Salvador tuve
oportunidad de entrar ganando bonitamente; pero por seguir enamoriscando a mi novia, otra vez
la plata huyó de mí. Esta es la pura verdad. Pero mi linda, diré mejor, mi hermosa novia, siempre
se ha portado bien conmigo la pobre. Si tuviera mucho dinero, todo sería para mí, pero me ha
dado algo que vale más que el dinero".
Tenía razón: su novia Euskera le ha dado algo que vale mucho más que toda la plata del mundo:
un nombre glorioso que perdurará mientras la lengua de los vascos dure.
Por aquella época, recibí carta suya en que me decía que salía de Guatemala porque sentía la
necesidad de volver a Euskal Erria. Que lo haría aunque tuviera que emplear nombre falso y
refugiándose donde fuese. Que se le había resentido aquélla su hermosa salud de siempre y venía
padeciendo de reuma y gota y que, en resumen, regresaba a Euzkadi para allí morir.
Lo acogieron los benedictinos de Lazcano y allí puso a punto su traducción de las "Confesiones" de
San Agustín que, el año 1956, salía de las prensas revistiendo de hermosísimo ropaje euskérico
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
los divinos conceptos de aquel santo obispo de Hipona quien en el pináculo de su santificación
nunca dejo de ser el hombre a quien lo mejor de la cultura pagana había convertido en un
maravilloso artista de la palabra.
Y en el año siguiente de 1957 le llega, por fin, la hora de la debida reparación al ser elegido
miembro de la Academia de la Lengua Vasca en donde es recibido con todos los honores que le
eran debidos. Sigue en su labor euskérica colaborando en diversas revistas como la de los
franciscanos de Aranzazu y otras, y es precisamente en mayo de este año cuando logra colmar
una de sus mayores anhelos al ser laureado en el concurso poético que se celebra en Tolosa, en
homenaje a una de las más altas cumbres de la poesía euskérica y entrañable amigo suyo, Xabier
de Li-zardi. Después, su alma siempre sedienta de los manantiales eternos, batió sus alas hacia
Dios desde su retiro de Añorga.
Yo he leído estos días varias veces aquella bella poesía suya "Itz eta Mintzo", escrita en los días de
Guatemala, y me he detenido una y otra vez en aquellos versos:
"... Gerta zait, ostots bildurgarriz etxekoak oro yeiki, baña ni lo. Esan ordun neri "Mikolas"
agopez; agontzen naiz usu. Izenak zer ote? Atzarri ni beti , entzuteko; bañan entzimgorr
besterik edozer entzunes. Zer gerta dakiket eriotz-orduan Yainkoak izenez deitu nazanean? Beste
denetako entzungor naitela. Ordu zoriontsu! zu zaitut nik opa adiskjde deiez. Oi zer esnatzea!
Zure besoetan esnatu nadilla!".
Todos los que estamos aquí sentimos la seguridad de que hace pocos días Jaungoikoa llamó por
su nombre a Nicolás Ormaetxea. Y en pago de la obra que realizó por el euskera'que vale en
muchos aspectos como obra hecho por Dios; en pago de aquella vida limpia y pura, centrada en
todo momento en la propia vida de Cristo; le ha conducido con sus brazos de padre amoroso allí
donde todos deseamos que para siempre esté. Ala bedi.
Caracas, Centro Vasco, 18-1X-1961
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Se cumple hoy un año desde que se rompió aquel generoso corazón que supo latir como pocos
por la causa de la Patria vasca.
La figura del Lendakari Aguirre, como la de todos los grandes hombres, necesita de la perspectiva
del tiempo. Estamos aún muy cerca de él para valorarlo con justeza. Pero esto no impide que
nuestra visión sea o pueda ser exacta, en sus grandes líneas, porque no es su figura de aquellas
en que las contradicciones o las caídas nublan las grandes cualidades. Si hay algo que caracteriza
el perfil de José Antonio ello es la claridad. Claridad que alcanza la diafanidad en su expresión
hablada; claridad aún más diáfana en su conducta. Claridad en pensamiento y palabra y
consecuencia absoluta con pensamiento y palabra en el obrar. Conducta rectilínea que nunca supo
de desviaciones aunque éstas a veces pareciera que tendrían que imponerse a aquélla. Tai, por
ejemplo, en la obra fundamental de nuestro primer Lendakari: el Estatuto Vasco. Sabemos muy
bien, todos los que desde chicoa fuimos sus amigos, cual fue siempre el pensamiento de José
Antonio respecto a la solución definitiva del problema vasco.
Sabemos bien que jamás pensó él, ni por un momento, que ella fuera la del Estatuto. Pero éste
ofrecía una oportunidad que hubiera sido insensato desaprovechar; significaba una parte muy
apreciable del tesoro a recuperar; significaba cubrir una etapa que nos pondría en condiciones
magnificas para cumplir con el resto de la jornada. Y José Antonio no dudó en consagrar su vida
entera a esta etapa, aun sabiendo que el sacrificio que su lealtad le imponía no sería por todos
bien entendido. Esto hubo de hacer sangrar más de una vez a su corazón. Pero la rectitud de su
conciencia pudo reconfortarlo siempre. Y el duelo imponente que se manifestó espontáneo a la
muerte del Lendakari, desde las capitales a las últimas aldeas de Euzkadi, expresó, con
insuperable elocuencia, que el pueblo lo comprendió bien y había otorgado toda su confianza y
afecto a aquel hombre de cuya alma cristalina ningún pecho vasco pudo dudar jamás.
Hemos pensado que para intentar una valorización de su figura podríamos encuadrar a ésta
dentro del marco general del resurgimiento nacional vasco en el que encontramos, quizás un
tanto arbitrariamente, tres etapas: 1. La de los Románticos; 2. La de los Doctrinarios, y S. La de
los Políticos,
La primera de ellas, la de los Románticos, viene determinada por el impacto que producen en
nuestro pueblo las dos guerras carlistas. Terminada la primera de ellas, todo el pueblo aparece
afectado por un confuso sentimiento que no alcanza a comprender bien. Sabe que ha perdido algo
entrañable, pero ni sabe exactamente lo que ha perdido, ni por qué ni cómo lo ha hecho, ni cuál
es la vía que ha de llevarle a la recuperación. Y es la época en que se dan figuras como la de
Agustín Chao a quien pudiéramos calificar de primero de los románticos, el cual en su "Viaje a
Navarra" publicado en 1840, nos habla de "patria vasca" y nos presenta un Zumalacarregui, "El
hombre de la gran espada", como él lo llama, que lucha, no por la causa del Rey Carlos sino por la
de las libertades vascas, y pone en su boca afirmaciones de nacionalismo vasco demasiado
rotundas quizá en aquella época para ser fiel expresión del pensamiento del gran guerrero. Pero,
publicado su libro, poco más nos queda de Chao, el suletino, que desaparece como un meteoro de
la escena vasca.
Pasan unos años. A aquél café madrileño de San Luis donde acostumbra reunirse un grupo de
vascos, suele concurrir un mozo gallardo que tiene por amiga inseparable una guitarra
acompañándose de la cual es su costumbre entonar sencillas canciones a la madre ausente, a la
gentil novia, a la tierra lejana. Cantos ingenuos que hablan de verdes praderas, de blancos
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caseríos, de ríos rumorosos... Pero aquella noche el joven de inspirada voz no traía su guitarra. Su
acompañante era un organista compatriota, Juan José de Altuna quien al poco se sentó al piano. A
su lado Iparraguirre, echando atrás su hermosa cabellera de bohemio, rompió el silencio con una
canción que electrizó a los concurrente que sintieron que en aquel momento se estaba
produciendo en sus almas la revelación de algo trascendental; estaba naciendo la canción que un
pueblo había estado esperando durante siglos; la voz de la raza que de repente se concretaba en
las notas majestuosas de un himno nacional.
Así nació el "Gernika'ko Arbola" del que nos dicen los testigos de la época que cuando Iparraguirre
lo entonaba en su tierra ante masas de vascos que en algunas ocasiones llegaron a contarse por
decenas de millares, los hombres lo escuchaban de rodillas jurando, al mismo tiempo, morir si era
preciso por la defensa de los Fueros de cuya verdadera naturaleza la mayoría de ellos no tenían
sino una vaga noción.
El caso es que el himno de Iparraguirre de tal modo llegó a mover al pueblo vasco que el gobierno
de Madrid estimó que estaba naciendo un peligro al que no se podía dejar suelto y ordenó el
destierro del bardo que a los sones de su "Zibillak esan diate..." emprendió la marcha a América.
Y aquel romántico que quizá tuvo por un momento la visión más o menos clara de la patria vasca,
la dejó perder también.
Entre los románticos podemos considerar a hombres como el diputado don Valentín de Olano,
aquella voz elocuente a quien Donoso Cortés pudo comparar con el líder irlandés O'Conell
llamando a ambos "hom-bres-pueblo" cuando Olano reclamaba en el parlamento español el
cumplimiento de las promesas hechas ante los batallones vascos congregados en el campo de
Vergara: "Lo que yo no digo al hombre que está con las armas en la mano, no se lo digo después
que las ha dejado". Olano llevado de su ardor vasquista, de algo que se movía en lo más hondo de
su entraña, pero que por desgracia nunca acabó de comprender con entera nitidez, llegó a
pronunciar en el Parlamento español las palabras "nación" y "patria vasca". Pero estos momentos
no fueron sino relámpagos que al disiparse volvieron a dejar tan oscura como antes la noche
oscura de la patria nuestra.
Pocos años después tenemos a don Pedro Egaña, el hombre que quizá hizo la exposición más
completa del sistema foral vasco en el parlamento español. A semejanza de Olano, la verdad que
pugnaba por declararse franca y total por su boca, le hizo pronunciar allí palabras como "Lege
zarra" que pocos decenios después pasarían a formar parte del lema del movimiento renacentista
vasco.
Pero como Olano, ante la reacción de los diputados españoles, no llega a la formulación de las
conclusiones que las premisas sentadas demandaban y es otra voz que se pierde, como la de
Moraza, como la de varios otros vagos sentido-res de la época; hombres sinceros sin duda y que
no hay duda que a su modo amaban la causa de la patria vasca, pero minados por el virus
romántico de la época que les impedía llegar a la valiente y rotunda definición que la hora
requería.
Otro momento interesante lo podemos captar en las postrimerías de la segunda guerra carlista. Es
cuando en Estella, capital de la declinante causa carlista, se reúnen unos hombres a los que urge
la incer-tidumbre del futuro vasco. Redactan una alocución que se llamará "Manifiesto de
Montejurra". Don Pablo de Jaurrieta y don Estanislao de Aranzadi, promotores de aquel
movimiento, convocan a varias reuniones la última de las cuales cerró el camino a la deseada
solución. Fue aquella en que un señor "Valdés" concretó el sentir de la mayoría al proponer la
fórmula de "Rey con Fueros". Otro, que no en vano se apellidaba Calderón, fue el líder de un
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
criterio minoritario al patrocinar el programa de "Rey sin Fueros". Finalmente, Aranzadi frente a
ambas posiciones, proclamó la suya de "Fueros sin Rey", afirmación que contiene,
indudablemente, la primera formulación precursora de nuestro renacimiento político. El Manifiesto
de Montejurra no tuvo andamiento y quedó en nada la idea de la Federación Vasca que en él se
propugnaba, pero sin embargo, el espíritu que había animado a los mejores de aquellos hombres
no dejó de dar sus frutos tales como la "Asociación Euskara" y la "Revista Euskara" que surgen a
la vida en 1877. Antes, en 1876, Miguel Loredo había fundado en Madrid el periódico "La Paz" que
se titulaba "Defensor del solar euskaro". En él hizo sus primeras armas, con una serie de artículos
titulados "El euskara", quien pronto se había de convertir en una de las primeras figuras del
movimiento renacentista vasco: Arturo Campión. Esos primeros trabajos de Campión venían a ser
una serie de elogios a la lengua vasca formulados también al modo romántico, al estilo de un
Walter Scott. Muchos de vosotros recordaréis lo que tras ésto ocurrió. El episodio de aquel amigo
santanderino que reprocha a Campión su repetida exaltación de una lengua que ni siquiera
conoce, a pesar de ser vasco. Nada pudo responder Campión en el momento. Su respuesta
insuperable vino después con la publicación, en 1884, de la "Gramática de los cuatro dialectos
literarios de la lengua euskara".
Junto a la de Campión podemos ver otras destacadas personalidades navarras que valorizan aquel
movimiento. Veamos, por ejemplo, este párrafo de un trabajo de don Juan Iturralde: "Mientras en
nuestra amada Euskalerria arrullen las madres a sus hijos con los tiernos cantares vascongados;
mientras los ecos de nuestras verdes selvas repitan el tradicional y típico irrintzi que escucharon
los romanos, los árabes, los francos y las legiones de Napoleón I, y que hoy todavía resuena
alegre y fiero; ni el sentimiento de la patria habría muerto, ni degenerará nuestro virtuoso
pueblo...". Es un típico ejemplo de la literatura romántica de la época, pero bien puede verse que
en este romántico, como en Campión, el patriota vasco se hacía ver ya.
Algo parecido sucedía en Vizcaya con el grupo de los "euskalerriakos" cuyo máximo representante
lo podemos ver en don Fidel de Sagarminaga, hombre de sólida cultura, claro talento y que supo
mostrar entereza y dignidad de carácter cuando la ocasión lo demandaba. Sin embargo a él, como
a Arfstides de Arti-ñano, José María de Ángulo y Hormaza y a tantos otros prohombres vizcaínos
de la época, les faltó la palabra decisiva que les pudo haber colocado al frente de aquel pueblo
que sólo pedía un guía que con claridad y energía le señalase eí camino que debía seguir en
aquella hora crucial de su historia, y quedaron para siempre como figuras indecisas en los
umbrales de nuestro Renacimiento.
Sin embargo, y aquí entramos en la segunda etapa de las tres en que hemos dividido nuestro
estudio, no podemos decir que vivieran en vano. Sus dichos no fueron seguidos demasiado
frecuentemente por la acción que les debiera haber rubricado; fue demasiado frecuente en ellos lo
de sentar principios sin llegar a las consecuencias que la lógica más elemental estaba a gritos
demandando; aquello de quedarse a medio camino y detenerse, en los umbrales mismos del
edificio de nuestro Renacimiento patriótico. Pero no es menos cierto que ellos dijeron muchas
cosas que necesariamente hicieron pensar a mentes más decididas y que esa misma postura de
permanecer indecisos a las puertas de su destino, hizo que tras ellos viniera quien proclamara con
voz vibrante lo que ellos apenas se habían atrecido a insinuar y que, con paso firme franqueara
aquélla al parecer, para ellos insuperable barrera. Esa fue la misión de Sabino de Arana Goiri.
Sabino, en efecto, sin mengua de su poderosa individualidad y de la visión única a que ésta le
llevó del problema nacional vasco, se vincula a los comienzos con los románticos de Vizcaya en
cuya publicación "Euskal Erria", el año 1886, aparece dando a luz uno de sus primero trabajos y
se vinculará muy pronto con los navarros a través de aquel glorioso episodio de la Gamazada en
que toma parte activa en hermosa demostración de solidaridad vasca (1893). Sabino proclamó a
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la faz del mundo aquellas palabras de "nación vasca" y "patria vasca" que Olano no se decidió a
repetir cuando una vez se le escaparon en el Parlamento español; Sabino hizo suyo el Lege Zarra
que una vez floreció en labios de Egaña en ese mismo Parlamento; Sabino traía consigo,
purificada y sublimada toda la emoción de Iparraguirre y todo el lirismo de los románticos y con
todo ello y el ejemplo de una vida de total pureza, de sacrificio y de inmolación nos dio un cuerpo
de doctrina sintetizada en aquella luminosa y fundamental verdad: "Euzkadí es la única patria de
los vascos porque éstos constituyen una nacionalidad perfecta".
Con los raudales de luz que de esta verdad fluyen iluminó el camino de sus primeros seguidores
entre los que descuellan los doctrinarios como Ángel de Zabala cuya magnífica "Historia de
Vizcaya" está esperando demasiado la debida reedición; aquel propagandista y polemista
inimitable que se llamó Arriandiaga (Joala); Engracio de Aranzadi, sin duda, la pluma más
brillante que ha tenido nuestro movimiento en sus millares de artículos en diarios y semanarios y
en sus libros como "Ereintza", "La Casa Solar Vasca" y aquel imponderable "Nación Vasca" que
debiera estar en las manos de todos los patriotas; Luis de Eleízalde, flor de cultura y espíritu,
autor de "Lengua, raza y nación vasca", "Países y razas", "Morfología de la conjugación vasca
sintética", etc., etc. y tantos otros que tras las huellas de Sabino van confirmando, explicando y
aplicando la doctrina patriótica. Y junto al impulso de estos hombres otros movimientos más
modestos, pero no menos dignos de exaltación como aquellos que hallaban calor de hogar en
nuestros "batzokis". Aquellos batzokis en los que no podía hacerse demasiado, pero se hacía sin
embargo, lo que se podía hacer. Resurrección de la "ezpatadantza" que casi agonizaba en el rincón
de Berriz en Vizcaya; creación de un teatro que si todavía no podía ser de gran aliento, enseñaba
a alentar en la causa de la Patria a nuestra gente; conferencias culturales, todo aquello, en fin,
humilde si queréis, como suelen ser de ordinario las cosas en sus principios, pero que fue creando
el ambiente que naturalmente había que moverse hacia más alta cultura como la que apareció
madurando en el Primer Congreso de Estudios Vascos de Oñate (1918) y los que le siguieron e
hizo posible creaciones de tanta trascendencia como la Sociedad de Estudios Vascos y la Academia
de la Lengua Vasca.
Con esta labor iba la que comenzó a hacerse en el campo político coa la paulatina conquista
democrática de ayuntamientos y diputaciones. El renacimiento vasco alumbrado por los
románticos y estructurado por los doctrinarios estaba entrando con paso firme en la esfera política
y tenía que producir por via natural el hombre político, el que lo fuese en la más alta acepción de
la palabra, porque es claro que cuando habió en este momento del político no me estoy refiriendo
a aquellos hombres del
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inconfundiblemente que lo convirtieron en un acabado modelo de todo lo mejor que la tierra vasca
suele producir. Juventud recia y de una limpieza total, de una inmaculada conducta, raíz y
fundamento del hombre cuya palabra tendrá la autoridad que sólo una trayectoria moral como la
suya es capaz de engendrar.
Palabra siempre llana y franca y que nunca sirvió de velo a la menor deslealtad. Agudo sentido
práctico que lo llevó a las realidades del momento sin atender a las cuales nunca es posible hacer
camino. Profundo sentido de solidaridad humana que le acerca, sin doblez y sin reserva, al
adversario político lo mismo que al hombre de cualquiera latitud. Tenacidad en lo emprendido que
jamás se deja vencer ni detener siquiera por ningún obstáculo. Valentía personal que, entre otras
partes, quedó grabada para siempre en las faldas del monte Art-xanda que contemplaron
asombradas las epopeyas de los gudaris. Consecuencia total que lo llevó desde la aplicación
integral de las normas sociales pontificias en su fábrica, hasta otras realizaciones que en el peor
de los casos quedaron plasmados en proyectos de leyes. Hombre de una profunda fe religiosa de
esa fe de ks que hacen vivificar a las obras, que ahí en la conducta y no en la palabrería de los
tartufos demuestra su verdad el sentimiento religioso.
Corazón entregado por completo al culto de su patria y espíritu, y al mismo tiempo, abierto a
todas las corrientes de la humana simpatía. Eso y muchas otras cosas fue José Antonio de Aguirre
como cabal símbolo de los mejores valores de su pueblo. Con la implantación de un régimen
democrático en el estado español, en abril de 1931, nace a la vida pública Aguirre cuando
acababa de cumplir los años necesarios para ser elegible.
Y como alcalde de Guecho, primero, y Diputado a Cortes por Navarra y Vizcaya después, su figura
cobra en seguida dimensiones nacionales y se convierte en el líder indiscutido de las masas vascas
que, con su certero instinto popular, comprenden muy pronto que en aquella figura juvenil que
desborda sinceridad y simpatía, vida y empuje, firmeza y lealtad, han encontrado al hombre
enamorado de su pueblo y sus valores eternos que sabe decirle con fácil y rotundo verbo, aquello
mismo que en silencio les ha estado repitiendo su corazón, y que es capaz de conducirles con
mano firme, a aquella meta que todos sueñan alcanzar: la de la reintegración nacional vasca; la
de las libertades nacionales perdidas el pasado siglo cuya recuperación es el único camino de
dignidad que a los vascos cabe para, siguiendo una milenaria tradición, actuar como hombres
plenamente libres dentro de un Estado plenamente libre también. José Antonio de Aguirre era el
abanderado sin tacha y sin miedo de uno de los más limpios ideales por los que el hombre puede
vivir. Porque él era para nosotros el mejor vocero de la verdad vasca que a nada teme por su total
limpieza, que es la de un pueblo que ostentando una milenaria tradición de libertad, igualmente
ajena al yugo extraño que a las formas internas de esclavitud que el feudalismo la inquisición y
otros poderes impusieron en los demás Estados de Europa, reclama y reclamará siempre, hasta
conseguirla, la devolución de esa libertad que un día nos fue arrebatada por la villanía y la
traición.
José Antonio conjugaba en su persona la emoción caliente de los románticos, y el haz de luz de
los doctrinarios y sabía hacer que de esta conjunción naciera la visión realista del político nato. Le
confortaba sumergirse como en vivificante baño en la consideración de nuestro inigualado pasado
de libertad y no desdeñaba en absoluto el recuerdo de tantos grandes nombres como la Historia
de nuestro pueblo nos ofrece y sus grandiosas hazañas. Pero un político no puede vivir del
pasado. El presente le acucia siempre con las mil posibilidades que para su realización se ofrecen
y que llenan su grandiosa visión del porvenir. > Cuando miraba a su alrededor y consideraba el
panorama presente sabía que el 60 % de la flota española era de la matrícula de Bilbao.
Sabía que el 40% del total de las cajas de ahorro de España era capital vasco. Sabía, como lo
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sabíamos todos, que eran vascos los que habíau ido a Madrid a perforar su suelo y construir el
subterráneo, el metropolitano de la villa y corte; sabía bien que a empresas vascas se debía el
aprovechamiento de la fuerza hidráulica de varios de sus más importantes ríos; sabía bien que
eran vascos los que habían ido a construir los Altos Hornos de Sagunto y los que habían puesto en
marcha los astilleros de Cádiz; que había, en resumen, una enorme potencialidad en la industria y
el trabajo vascos; que a pesar de la dificultad del idioma eran las regiones vascas las que dentro
del cuadro del estado español presentaban uno de los menores índices de analfabetismo; que a
pesar de la sistemática privación de universidad eran también de las regiones que más alta
proporción de estudiantes universitarios ofrecían. -. Y su mirada de patriota que se apacienta en
las glorias y recuerdos del pasado se unía con la del político que se daba perfecta cuenta de que,
sobre la base de su comunidad de sangre y lengua singulares, y con el debido encauzamiento de
tal rico caudal de energías físicas y espirituales, contábamos con la materia prima suficiente para
vivificar un estado que pudiera codearse, dentro de su pequenez, con los más adelantados del
mundo; un estado en que el esfuerzo de sus ciudadanos floreciera en el bienestar y el progreso
que sólo se dan en aquellos que tienen como fundamento la libertad y por corona la justicia.
La vida, como a menudo sucede, no le permitió contemplar la realización de sus sueños. Pero sí
le concedió ser el artífice máximo de una etapa preparatoria de su acariciado ideal: la del Estatuto
Vasco.
Le correspondió a José Antonio de Aguirre ser el principal motor de esta obra que siempre
quedará asociada a su nombre, obra que en los pasados años ya había tenido precedentes que
podemos considerar más o menos ligados a ella.
Tales fueron, en cierto modo, aquellos movimientos que con el lema de "Laurak Bal" se iniciaron
ya en tiempo de los románticos. Y situándonos ya más en nuestros días, cabe recordar aquella
reunión celebrada en Iruña (Pamplona), en 1918, por unos cuantos prohombres vascos, navarros
la mayor parte, entre los cuales estaban varios de los que pocos años más tarde, contribuirían a
poner en marcha el Estatuto y a su torpedeamiento después. Allí estaban los Beunza, Baleztena,
Rodezno y tantos otros. Se habló allí de reintegración foral, de la abolición de la ley de 1839, etc.,
etc. y aunque de momento nada quedó en concreto, hubo también en fas regiones hermanas
otras reuniones similares y el terreno quedó abonado para echar las bases de lo que en principio
era ya mucho: la unión de las cuatro regiones vascas peninsulares a través de un común
organismo jurídico que las encaminase conjuntamente hacia la nieta fijada: la reintegración foral.
Claro está que entre estos precedentes o que hemos citado como tales y el Estatuto hay una
diferencia esencial. En aquellos se trata de derechos nuestros originarios, a ningún poder extraño
debidos y anteriores al Estado que al darse en determinado momento —año 1931— una nueva
constitución hacía constar en ésta la facultad que se concedía a determinadas regiones para
previo el cumplimiento de los requisitos que se especifican, poder organizarse en régimen de
autonomía dentro de los límites que se señalan. Esto es lo que grosso modo se estatuía en la
constitución que se dio a sí mismo el estado español tras la proclamación de la República que
aquel 14 de abril por la mañana tuvo lugar en Eibar, a la misma tarde en Madrid y —perdonadme
un recuerdo personal— nosotros en el ayuntamiento de Guecho, con José Antonio de Aguirre a la
cabeza, proclamamos aquella misma noche como República vasca. Complemento de esta acción y
ratificación solemne de la misma había de ser la proclamación, el próximo día 17, en nuestra
capital foral de Guernica que la incomprensión de la República nos impidió celebrar.
Fue entonces cuando comenzó la esforzada tarea de José Antonio a través de todas las
modalidades y venciendo cuantos obstáculos fueron apareciendo como fruto de la mala voluntad,
la desidia y la traición misma. Todos recordamos aquellos trámites que se inician con la Comisión
de Alcaldes por Aguirre presidida y que llegó a la estructuración del llamado estatuto de Estella o
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Vasco-Navarro que bien sabéis cómo se malogró. Pero no desmayó por ello Aguirre y siguó con su
campaña pro Estatuto que ahora quedó limitado a las regiones de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya,
dejando la puerta abierta para la incorporación de Navarra en cuanto la primera oportunidad se
presentara.
Las dificultades siguieron, esta vez por el lado de la República, primero por el carácter
"vaticanista" de que se tachaba a los vascos; después por la enemiga con que había de
distinguirnos el gobierno Le-rroux-Gil Robles. Pero cuando tras el triunfo del Frente Popular en
febrero de 1936, queda de nuevo abierta la vía democrática, los esfuerzos de Aguirre, secretario
permanente de la Comisión del Estatuto Vasco y miembro de la Comisión de Estatutos del
Parlamento, redoblan de modo que una semana antes de la sublevación militar queda totalmente
discutido y listo para la aprobación nuestro Estatuto lo que permitió que cuando, por el curso de la
guerra, las cosas hicieron que no sólo pareciera justa sino también oportuna su aprobación, ésta
alcanzó la unanimidad en las Cortea Españolas, el día 1 de octubre de ese año de 1936.
Quienes al de pocos días, el 7, estuvimos en Ger-nika no olvidaremos nunca aquella tarde fría y
brumosa en que, con el fíente aun mal estabilizado a 20 kilómetros y defendido por gndaris mal
armados, en aquel recinto venerable de las libertades vascas; "Humillado ante Dios, de pie sobra
la tierra vasca y con el recuerdo de los antepasados" juró cumplir con sus deberes de Presidente
de Euzkadi. Después... no es este el momento de extendernos en la trayectoria de José Antonio
de Aguirre. Todos sabemos cómo en la guerra y en la post guerra, en uno y otto terreno, en
Europa y en América fue el hombre que llevó la bandera de la Patria por todos los países, en todas
las salas de parlamento, en todos los gabinetes de gobierno que le tocó visitar, en todas las
reuniones internacionales en que le correspondió intervenir. Todos sabéis que gracias a él, como
Presidente del Gobierno Vasco, nuestra causa ha tenido una proyección internacional como hasta
entonces nunca había podido tener. Era una causa justa sin duda, era la causa de un pueblo
heroico en sus gudaris y sufriente en todos sus hijos y esto la hacía sagrada. Pero es cierto
también que el excepcional valor moral y humano de quien la representaba obró poderosamente
en su labor.
Todos sabemos que el gran éxito político de José Antonio fue establecer y consolidar la unión de
todos los vascos y de todos los partidos políticos en torno a su Gobierno, porque hombres de
distintas ideologías como eran, todos coincidían en dos cosas fundamentales: el compromiso que
ante el pueblo habían adquirido por el mantenimiento de las libertades vascas y la absoluta
confianza que todos sentían en la lealtad de aquel nombre que los aglutinaba a todos con sus
singulares dones de total lealtad, de integridad absoluta y de fascinante simpatía.
Así fue la vida y la obra de José Antonio de Aguírre hasta que un día como hoy, hace exactamente
un año, la muerte, aquella que no lo quiso cuando fue en su busca al frente de los gudaris en
aquellas desesperadas batallas de Artxanda, nos lo llevó brutalmente y arrebató a la patria vasca
una de sus más altas glorias y enlutó el corazón de Euzkadi, por la pérdida de uno de sus hijos
más íntegros, más puros, más buenos...
Hoy todo eso nos ha sido de golpe arrebatado, dejándonos sólo llanto en los ojos y congoja en el
corazón. Pero del seno del Padre donde ahora nuestro Lendakari descansa recibiendo el premio
acordado a una vida ejemplar, sentimos que nos llega y llegará siempre, su mensaje de optimismo
y esperanza. Dios nos lo dio y Dios nos lo ha quitado. Él sabe el por qué de las cosas. A nosotros
sólo nos resta reavivar más que nunca nuestro esfuerzo por la causa que fue la razón de ser de
nuestro Primer Presidente y elevar hasta el cielo nuestras esperanzas, poniéndolas en manos de
aquél que nunca desampara ía causa del débil cuando, como la nuestra, es justa de toda justicia y
limpia de toda limpieza como todo lo que nace al impulso de un puro amor.
Caracas, Centro Vasco, 22 marzo 1961
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Tiene usted razón, señora mía, tiene usted toda la razón. En estos tiempos en que todo se nos
vuelve exaltar nuestros valores; en que tanto traemos y llevamos nuestra antigua democracia,
nuestra libertad originaria y aquel nuestro altísimo concepto de la humana dignidad, ¿cómo
podemos los vascos echar en olvido algo que fue siempre en Euzkadi, valor inigualado y base
fundamental de esos otros que ahora señalábamos, es decir, nuestra mujer?
Y la verdad es que nunca fuimos, en ningún aspecto, pueblo de misóginos. De Tenorios tampoco,
que eso, a Dios gracias, no va con nuestra raza. Pero lo cierto es que ni los reverendos obispos
que en el Concilio de Macón decretaron, según fantásticas historias, que la mujer carecía de alma,
ni aquel malhumorado Schopenhauer que dijo de ustedes aquello de los cabellos largo y las ideas
cortas, eran ni podían ser de nuestra casta.
De nuestra casta no, que en ella, desde antiguo, desde muy antiguo, tuvimos un concepto
reverencial de la mujer. Pesde la reina de Navarra hasta la última moradora del más humilde de
los caseríos vascos, la mujer recibía y sigue recibiendo, como el más preciado de sus títulos, el
de "etsekoandre", esto es, señora de la casa.
De la casa, del hogar, de la familia, vale decir de la piedra angular de nuestro derecho civil y de
nuestra ley política. Ella, casada, gobierna el hogar; viuda, reina y gobierna; a la muerte del
marido, se hace "poderosa", según el decir vizcaíno. Jamás los hijos pequeños ni los mayores
osan alzarse contra este feliz reinado que la tradición de los siglos consagró.
La vemos, viuda, concurrir con voz y voto, a las asambleas del país. Aun cuando no concurra, su
influencia es igualmente inmensa, pues siendo el voto fogueral, esto es, por familias, resulta
inevitable el influjo de la mujer. "Cosa extraña —dice Anguiozar— en una época en que las
poblaciones bárbaras de Europa trataban a la mujer con feroz menosprecio, los vascos guardaban
para ella esa deferencia que escandalizó ya a Strabón hace dieciocho siglos".
Deferencia bien ganada, añadimos. No por los méritos o el brillo aislado de ésta o la otra mujer,
sino por lo que vale más, por el hacer cotidiano, el sacrificio, la honestidad y la prudencia, día tras
día mostrados por la inmensa mayoría de ellas y que es, en definitiva, lo que les ha valido ese
plano de igualdad con los varones que cantó, en versos famosos, Tirso de Molina:
"Que aunque diversas en el sexo y nombres, en guerra y paz igualan a los hombres".
Y no es que los ejemplos aislados nos falten, no. Fácil nos seria presentar reinas como la insigne
doña Toda de Navarra; patriotas como aquello roncalesa Que cortó la cabeza del jefe moro en
Olats, o aquella vizcaína que derribó de un hachazo al rey Ordoño de
León en Arrigorriaga, según la extendida leyenda. O de las que de nuestra sangre germinaron en
estas tierras de América, desde doña Juana Manuela de Gorriti, la gran patricia argentina, hasta la
heroica Pola Solabarrieta que electrizó los corazones de Colombia. Y, sin salimos de tierra
venezolana, ¿cómo olvidar a aquella Luisa de Arrambide, "una de las más beUas de sus sexo",
según palabras del Libertador, víctima de los furores de Boves, o aquella otra heroína de la
Independencia venezolana, Cecilia Mú-gica, quien se dice acudió al suplicio cantando sus últimas
coplas en lengua vasca? O si por escritoras va, y para limitarnos también a tierras de América,
¿cómo dejar de lado esa brillante constelación que de antiguo preside la décima musa, Sor Juana
Inés de la Cruz, la gallarda defensora del euskcra: "Nadie al vascuence murmure — que juras a
Dios eterno — que aquesta es la mesma lengua — cortada de mis abuelos", hasta llegar al Premio
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nobel de nuestros días, la Gabriela Mistral, quien con no menos gallardía supo decir: "Por mi
sangre, yo sólo soy india y vasca"?
Porque no es, ciertamente, en la inteligencia donde fallan nuestras mujeres. Si usted me guardara
el secreto, yo le contaría humildemente, algo que escribió el inglés Borrow, después de visitar
nuestra tierra: "En aquel país —decía— las mujeres son más inteligentes que los hombres".
Pero no vayamos a descuidar el otro aspecto. Aquel —no tratemos de disimularlo, señora— que en
el fondo, más a usted, y, naturalmente, a nosotros, ha interesado siempre; ¿por qué desdeñar los
dones de Dios? Pero aquí yo quisiera un juez más imparcial y competente que yo mismo. ¿Qué le
parecería someternos al juicio de un francés? ¿Sí? Pues mire lo que escribía Louis Lhande quien,
en 1877, visitó nuestra tierra. "Pero, sobre todo, las mujeres me han parecido admirables. Antes
de que el trabajo y las fatigas de k maternidad las hayan puesto a prueba, representan el ideal de
la belleza humana; todas altas, tienen también atractivos puros, caderas anchas, pecho firme y
bien lleno, mejillas coloreadas, labios sonrientes, ojos dulces de un poco de asombro, espléndidos
cabellos castaños que las casadas llevan trenzados en la parte trasera de la cabeza y que las
solteras dejan caer en dos largas trenzas sobre su espalda.
Al primer golpe de vista, se reconocen ahí seres privilegiados, muy superiores a otras razas
mezcladas o bastardeadas de la Europa Occidental".
Transcritas estas palabras, permítame, amiga mía, que me retire discretamente por el foro, de
usted siempre rendido servidor.
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Volumen 2
2013
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La Guaira
Venezuela
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Indice de la Obra
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PROLOGO
El presente trabajo es, entre otros, fruto de nuestros anos de labor Investigadora en el Archivo
General de la Nación. La mayor parte de las fuentes documentales en él citadas, como podrá
verse, proceden de allí.
Fue entonces cuando se nos ocurrio concretar nuestro estudio a diversas figuras de la Compañía,
de cuya actuación pudiera obtenerse una información, más o menos satisfactoria, en los
documentos de Caracas. Y nos dedica¬mos a consignar cuanta noticia pudimos localizar sobre
di¬chas figuras, con el resultado final de que así nuestro tra¬bajo, con todas sus obligadas
limitaciones, llegara a abarcar, en cierto modo, casi todos los aspectos fundamenta¬les de la
actividad de la Compañía. De modo que, en el estudio de Olavarrlaga se viene a dar un amplio
esbozo dé la génesis, organización y primeros años de la Quipuscoana; en el consagrado a
Iturríaga, puede verse su es fuerzo en la defensa de la antigua Colonia contra las in¬vasiones
inglesas, sus luchas en el medio venezolano que alcanzan su momento critico en la rebellón de
Juan Franncisco León, su colaboración en la célebre Expedición de Limites, etc., etc.; en el
capitulo dedicado a los libros pondremos certificarnos del aporte que, para la cultura en general e
Introducción en estas tierras de las nuevas co¬rrientes de pensamiento de que fueron
abanderados el En¬ciclopedismo y la Ilustración, significó la empresa de Gui¬púzcoa; en el
encabezado por Berastegul, lo que este guipuzcoano trabajó sobre la tierra venezolana en el
cultivo del tabaco, su mejora, la de otras diversas plantaciones y en el laboreo de las minas; en el
dedicado a Orendaln y Arbíde, el esfuerzo de los vascos en la plantación y bene¬ficio del añil.
Hemos de advertir que un último capítulo sobre Vi¬cente Antonio de Ycuza, el hábil y esforzado
marino en quien resumimos nuestro estudio sobre el contrabando marítimo y la dura tarea de los
guardacostas que en todo momento contra él operaron, y que fue terminado en su día, hemos
debido excluirlo de este volumen, por haber lle¬gado al Archivo, posteriormente, una riquísima
documen¬tación referente a dicho Comandante de Corsarios, copiada de fuentes peninsulares por
el incansable celo del Her¬mano Nectario María. Apenas hablamos comenzado a re¬dactarlo en
su nueva y mucho más amplia forma, cuando surge la oportunidad de esta edición que nos hace
reservar ese estudio para otro libro que quisiéramos dar a luz muy en breve, quizá completado
con el apéndice de una colec¬ción de cerca de 3.000 fichas de vascos que, por los años de
actuación de la Compañía, asoman a los archivos de Caracas.
No hace falta decir que fácilmente se echará de ver nuestra cordial simpatía por los hombres de la
Guípuzcoana. Es algo que nos brota de la sangre y que no tene¬mos por qué disimular. Pero
creemos haber procurado evitar siempre que un mal entendido patriotismo nuble nuestra visión,
haciéndonos caer en la parcialidad. En todo momento, hemos estado y estamos dispuestos a
reconocer los errores y abusos de la Compañía, que no fueron pocos ni pequeños, como nacidos,
en BU mayor parte, de la misma índole de la empresa; pero convencidos también, eso si, de que,
en el balance general, el saldo es francamente favora¬ble al esfuerzo de Guipúzcoa, en la Justa
valoración del cual, por otra parte, siempre habrá de tenerse en cuenta en la tierra de Bolívar esto
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
que una de las más calificadas plumas contemporáneas del país estampa, en uno de sus últimos
libros: "No vale menos que ninguna Constitución el proceso de acciones y reacciones que, durante
medio siglo, ejerce en nuestro medio la Gulpuzcoana.
No podría terminar estas lineas preliminares sin dejar testimonio de la gran parte que en la
gestación de este trabajo corresponde al generoso estimulo y fina amistad del Dr. Pedro Grases,
figura de prtmerisima magnitud en el campo de la bibliografía venezolana, a quien me complazco
en expresar desde aquí mi mas hondo reconocimiento.
Vicente de Amezaga.
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Capitulo I
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Munido de ellas, comenzó Matos su campaña que hubo de manifestarse pronto en poco
felices resultados; que si bien consiguió alguna disminución en el contrabando, ello íue
a costa de muchas persecuciones, escándalos y competencias con algunos
ayuntamientos, principalmente con el de Guanare, localidad donde, con el propósito, al
parecer, de hacer un escarmiento, enjuició a don Juan Ortiz, vecino muy querido y
respetado. Esto originó un pleito en el que Matos, que representa la autoridad del
gobernador, se enfrenta con los Alcaldes que sostienen, con toda firmeza, la autonomía
del ayuntamiento de Guanare. Fue causa también de otros incidentes la actuación de
Matos quien, según declaran varios testigos, en su persecución del contrabando, "hacía
gran presión para ejercerlo él sólo".
El mal seguía su curso: los tomos VI y VII de la colección "DIVERSOS" del Archivo
General de la Nación, están integrados por un voluminoso expediente que contiene los
autos operados en virtud de la comisión conferida al Capitán Don Mateo de Osorio, por
el Capitán General de la Provincia "para poner reparo a los abusos de los ministros
reales encargados de la extinción del comercio de extranjería". En el primer documento
de ese expediente, se dan a Osorio amplios poderes para que sea auxiliado en el
desempeño de su comisión por los Mros. de Campo, sargtos, mayores, Cabos a guerra o
Juezes de Comisos, sin que se entienda exeptuar ni relevar de este caso a Don Diego de
Matos" y se le encomienda que, por el tenor de ese auto, examine los testigos que crea
conducentes en la jurisdicción de esta Provincia, en Valencia, Nirgua o Barquisimeto, a
fin de esclarecer quiénes son culpables "de los excesos que se cometen en costa abajo de
esta Prova. especialmente, de composiciones en Puerto de Cavello, Morón, tucacas y
Ocumare, de composiciones que hazen los Ministros a cuyo cargo está el imbigilar la
extracción de frutos de esta provincia y Comercio de Extrangeria, llevándolos a sus
casas, comiendo y habitando con ellos, así mismo tollerando lleguen las embarcaciones
de la isla de Curazao a las quales no hazen repugnancia en dejarlas comerciar ni que a
ella vayan los frutos de cacao, tabaco y otros prohibidos de esta Prova. tollerandolo pr.
los fines particulares que se dejen considerar, llegando a tal desorden que lo que
comisan, assi de los frutos de la Prova. que vajan pra. contratar con estranjeros, como de
los que coxen de ropas de Extrangeria, aguardientes y otros efectos, no dan cuenta con
la Legalidad de sus empleos, antes se pasan con difierentes coloridos a rematarlos sin
preseder las circunstancias preheñidas con notoria falta de jurisdicción para por este
medio hazer la ocultación de mayor parte, y con lo q. rematan introduzir los géneros de
Extrangeria para colorear con el pretexto de ser los dhos. remates, la venta de ellos, sin
nota, passandose a la poca legalidad de hazer probanzas contra aquellos que pueden
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con lo transcrito, basta y sobra para darse cuenta del extremo a que las cosas habían
llegado. No nos interesa tampoco entrar aquí en más pormenores. Solo diremos que,
ante el pleito planteado entre Matos y los alcaldes de Guanare, Betancourt toma diversas
disposiciones, y es en esta época, 1718 (Venezuela había sido puesta en lo político bajo
la jurisdicción del Nuevo Reino de Granada), cuando el Virrey ordena a Betancourt que
se inhiba en el citado pleito y envía a Caracas para continuarlo a don Pedro José de
Olavarriaga y don Martín de Beato, como Jueces de Comisión.
Pero, los alcaldes que no se habían dormido, cuando se les presentó el auto de los jueces
de Caracas, pudieron, a su vez, exhibir una sentencia de la Audiencia de Santo Domingo
eri la que se declaraba que: "los Alcaldes de Guanare habían cumplido con la obligación
de su ofizio en la dha. competencia" e inhibían de conocer en la causa, de allí en
adelante, "tanto al Señor Gobernador y Capitán General, como a cualesquiera otros que
lo pretendan."
Olavarriaga y Beato insisten en conocer del juicio y dan comisión al Teniente de Araure
para que ejecute sus autos, pero éste se excusa. Y, a pesar de los Jueces, del Gobernador
y del Virrey, los Alcaldes no son castigados.
Mientras tanto, los incidentes se suceden hasta que, por fin, Matos es separado de su
cargo por orden del Gobernador Betancourt; pero consigue fugarse y llega a Bogotá
donde logra convencer al Virrey de su inocencia y üe la culpabilidad del Gobernador.
Entonces el Virrey ordena al Ayuntamiento de Caracas prender a Betancourt y separarle
del Gobierno, poniendo en su lugar al Lie. Antonio Alvarez de Abreu. El Cabildo
obedece en cuanto al primer punto, pero no coloca en el gobierno de Abreu sino a los
alcaldes de Caracas, apoyándose en la Real Cédula de privilegio para gobernar éstos en
las vacantes; y suplica del nombramiento de Abreu.
Para entonces Diego de Matos regresa de Santa Fe y formula petición a fin de que se le
diese vista de los autos, "i que para ello se junten las piezas que miraren a las
imposturas o falsas calumnias que se me hubieren imputado, durante el tiempo que
estube el dho. empleo". Y así es proveído por el Juez don Martin Beato, nombrado en
compañía de Olavarriaga por el Virrey de la Nueva Granada para conocer de las causas
de la provincia de Venezuela (21 de junio de 1720). Y vemos también, en el mismo
expediente, que el mismo Juez Beato manda que se acumulasen a los autos las dos
sumarias hechas por los alcaldes de Barquisimeto y Coro contra don Diego de Matos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Dn. Pedro Martin Beato y Dn. Pedro José de Olavarriaga, Jueces que hemos sido en
esta Provincia pa. Aferentes Comisiones del Real Servicio por el Excmo. Conde de la
Cueba, Virrey que fue asimismo destas partes, Ante Vmds. en la forma que mas haia en
dro. decimos: Que respeto de la Prisson tan rigorosa que, sin orden ni motibo legal,
executo en nosotros el Sr. Diego Portales, al segdo. dia de su recepzon. en este Govno.
que fue a doze de diziembre del año pasado de mil septezientos y veintiuno, sin haber
tenido tiempo para hauerse ynformado ni visto ningunos papeles de nras. operaciones,
hauiendonos tenido el tiempo de ocho meses en prisson rigorosa, y priuados de
comunicazon. con una compañía de Guardia, sin hauer dicho Sr. Gouedr. Dn. Diego
Portales obedezido ni dado cumplimiento a orden ninguna del Excmo. Sr. Virrey en
razón de nro. aliuio, en los dhos. ocho meses, hasta que al cauo de ellos, de mandato de
S.A. fuimos sueltos bajo la fianza de Guardar Carcelería en esta Oiud. y sus Arrabales y
aunque este mandato de S. A. fue obedezido con la repugnancia que es notoria, no
obstante de hauernos suelto bajo de dría, fianza, hemos sido tan perseguidos y acosados
como lo prueba el hauernos ydo a prender el día catorze de agosto del año próximo
pasado pr. la noche a la una de ella, hauiendo venido a este efecto los de la Guaira
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(donde se hallaba dho. Gour.) con porción de soldados de aquel presidio, y otros de la
Guardia de esta Ciudad y entrando en la casa de nra. habitazon. escalándola por las
tapias, y zercandola con dha. Gente no nos hallo hauiendola registrado: Y deuiendonos
persuadir a que pa. estas demostraciones y 'otras muchas que contra nosotros ha operado
el dho. Sr. Portales, como son públicas y notorias en esta Ciudad y Prova. Debe hauer
actuado algunas causas que habrá fulminado falsas y contra la verdad de nros.
procederes en el uso de nras. Comisiones: Y deuiendo responder a ellas en la residenza,
próxima de ellas con las pruebas nezesarias y combenientes a su desbanimto. y pedir lo
que a nro. derecho combenga. Hallándonos, como nos hallamos, con los atrasos y
pobreza que es notorio en esta Ciudad. que aun no alcanzamos pa. el sustento diario asi
pr. hauer gastado el caudal propio y el ageno que no tenemos de que pasar pa. hauer
podido executar el servizio de S. M. en cumplimiento de las ordenes del Excmo. Sr.
Virrey, lo que no se pudiera hauer executado si no hubiera prezeclido este gasto de
caudal propio pa. principiar en dhas. Comisiones, como en los costos de correos,
papeles y otros varios como la manutenzon, diaria en esta Prisson que manteníamos
desde dho. día de mil septezientos y veinte y un años (como ba expresado) hasta el
presente pa, dar satisfazion de nros. procederes, y que conste a su Magd. y demás
tribunales que combenga, hauer sido una continuada calumnia, solo por hauer cumplido
integramte. con nra. obligación nezecitamos el que por Vmds. se nos dispense pa. nras.
defensas y demás recados, el que los podamos hazer en papel de oficio, respecto de
hallarnos pobres y en tierras extrañas sin parientes ni amigos que nos puedan favorecer
con medios pa. ello, y thener su Magd. conzedido este aliuio en fauor de sus vasallos en
tales casos, como es practica común, y para Justificazon, de nra. pobreza ofrezemos
informazon. en bastante forma y de que nos mantenemos con las sumas cortedades y
deuitos que son manifiestos, como nros. atrasos, perdidas y menoscabos, y el hauer
gastado el caudal propio en el Real Servicio, como también es publico y notorio, en cuia
atenzon: A Vmds. pedimos y suplicamos se siruan, en vista de lo que licuamos
expresado, recibirnos la Informazon. que ofrezemos de nra. pobreza, y que los testigos
que presentaremos se examinen al thenor de este Escripto y hecha, se nos entregue
original con los testimonios q. necesitaremos. Que todo es de dro. y justicia que
pedimos y juramos en forma lo nezesano. Pedro Martin Beato. Pedro José de
Olavarriaga"
Coinciden con las anteriores, las otras cinco declaraciones que siguen, tras las cuales se
inserta un auto del Alcalde Ordinario D. Carlos de Herrera en que se dispone, en virtud
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de la petición que viene confirmada con las declaraciones de siete testigos, se admitan
los escritos de los dichos Beato y Olavarriaga en papel de sello cuarto.
Coincide con lo anterior Sucre, al escribir que: "En esta época comenzó a hablarse en
Caracas de la formación de una compañía de comerciantes guipuzcoanos que
proporcionaría capitales para las siembras y el fomento de las haciendas, y comprarla
los frutos a precios muy ventajosos; idea que fue acogida con gran entusiasmo por el
Ayuntamiento y tal vez, por lo mismo, rechazada por Portales y su partido, lo que vino a
reanimar la discordia..." "Olavaniaga y Beato, agentes de los comerciantes
guipuzcoanos, no descansaban en atizar el fuego contra el Gobernador y el Obispo,
opuestos a su proyecto de compañía comercial, ni escaseaban tampoco sus promesas de
grandes utilidades y empleos en su empresa o los que Beato no era gulpuzcoano, sino
"natural de la villa de Salamanca la Real, sita en la Andalucía Baja". Registro Principal.
Testamentarías, 1773. Tomo 12, f. 110. favoreciesen el partido de los Alcaldes
aumentando así el número de sus adictos."
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No nos interesa, en este momento, emitir juicios sobre lo anteriormente reproducido. Sí,
en cambio, hacer constar un hecho: que en 1723, en un clima de discordia entre el
representante del poder real y el cabildo y apoyándose en éste, puso en marcha el
proyecto de aquella empresa que habría de He gar a ser la Real Compañía Gulpuzcoana
de Caracas, don Pedro José de Olavarriaga.
Tuvo, sin duda, colaboradores en esta empresa. El Ingeniero militar don Juan Amador
Courten, quien es autor de los planos y proyectos que ilustran la obra, desde luego, y
también probablemente, como apunta Arcila Parias (14) "tuvo seguramente la
colaboración de todos los funcionarios de Hacienda, y esto le permitió realizar un
trabajo sumamente valioso, el único que existe, entre los de su género, referente a la
provincia de Venezuela."
"Instrucción General y Particular del Estado Presente de Venezuela en los Años de 1720
y 21" es el titulo de este valiosísimo manuscrito que parece fue sustraído del archivo
donde se guardaba, yendo a parar a manos de alguna persona o institución de habla
inglesa, a deducir, como observa García Chuecos, no sólo de una nota escrita en idioma
inglés y de hechura moderna que corre en los primeros folios de la Instrucción original,
sino de la circunstancia de haber sido ofrecida en venta a la Academia Nacional de la
Historia por la librería londinense Maggs Bros Ltd. En 1939, el Gobierno Nacional
adquirió este precioso manuscrito, destinándole a la Biblioteca de la Academia Nacional
de la Historia.
Es, desde luego, mucho mas detallada y completa que la "Descripción" de José Luis de
Cisneros, con el mérito de haber sido compuesta cerca de medio siglo antes y, en la nota
en idioma inglés que antes citamos, se la define acertadamente al decir: "This is a
curious tnteresting volume, it may be called the Dooms Book of that part oí
Colombia...", recordando el registro del gran catastro hecho por orden del rey Guillermo
el Conquistador.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capítulo IV.—Proyecto para Puerto Cabello, y la Boca del Río Yaracuy con sus
perfiles.
Capitulo XII.—Estado que tendrá dicha Real Hacienda, luego que sean completos los
proyectos susodichos.
"Es a ejemplo de Vuestra Excelencia (el Virrey de Nueva Granada, Don Jorge de Villa
Longa, conde de la Cueva a quien la obra va dedicada), Señor, que sus ministros
repartidos en las Provincias de su Gobierno se esfuerzan a poder merecer el glorioso
título de su protección.
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Y a este fin que Don Pedro José de Olavarriaga, Juez Enviado por Vuestra Excelencia
en la Provincia de Caracas, hizo la instrucción general del estado presente de la dicha
Provincia, en cumplimiento de las órdenes de Vuestra Excelencia, dejando a mi cuidado
los Proyectos militares más convenientes para la seguridad de la Costa Marítima, y la
restauración de los Reales derechos en ella, pero como los alborotos en aquella
Provincia, nacidos por varios émulos, ocasionaron su detención y prisión con el
indecoro que se ha hecho público, no tuvo lugar de dedicar a Vuestra Excelencia esta
obra hija de su trabajo..."
Ataca mucho la conducta de varios Gobernadores (aunque a ninguno nombra) que han
ejercitado "vejaciones" y "concusiones". Pensaban los tales, según Olavarriaga, que, en
virtud de la suma ofrecida para obtener un cargo, tenían derecho a vejar y perseguir a
los vasallos de su gobierno y: "10.000 pesos extranjeros ofrecidos han hecho perder
muchas veces a la Real Hacienda hasta un millón de pesos en cinco años de gobierno,
porque estos ministros han permitido ocultamente la salida de los frutos de la tierra a los
extranjeros, y la entrada de sus mercancías, haciendo ellos mismos este dañoso
comercio, por lo que no me espanto si algunos entre ellos han insinuado que era
imposible cortar de raíz el comercio de extranjería en esta Provincia, pues eran ellos
mismofi interesados en su continuación."
En el siguiente párrafo dice (con cita de San Agustín, como antes había citado a Quinto
Curcio, etc. etc) que también han venido algunos gobernadores buenos, para manifestar
a continuación: "...no suelen venir a estas tierras sino dos géneros de personas, o de los
que buscan a hacer fortuna, o de vagamundos quienes hallando más fácilmente la vida
en estas tierras que no en Europa, causan más perjuicio que provecho; es necesario que
un Gobernador impida a los unos enriquecerse con la hacienda ajena, ponga un freno
limitado a su avaricia y dé órdenes rígidas para que los otros trabajen."
Según él, a las familias que vienen en los navios de registro de las Canarias les dan
malas tierras, cosa que los ha forzado a buscar su vida en otros modos que la
agricultura.
Manifiesta que hay muchas familias isleñas en Caracas que apenas pueden mantenerse
con su trabajo y valiera más formasen pueblos: "porque, en fin, más conviene para el
servicio de Su Majestad en las Indias que los pueblos sean grandes y las ciudades
pequeñas, y es en el trabajo del campo y no en la ociosidad de la ciudad que los
hombres hallan una vida dichosa", reflexión, sea dicho de paso, que se nos antoja muy
de la idiosincrasia de un vasco.
Vuelve a hablar de las concusiones de los Gobernadores que "son tan grandes que yo
dudo si tienen ejemplo en el mundo". Y lo mismo expresa a continuación respecto de
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Del Gobierno Militar opina que: "aun está en peor estado que el político; no hay
fortificaciones ni almacén en orden, y los soldados no saben observar disciplina
alguna." Así no hay Almacenes en La Guaira, la "Taracazana"... es una casa alquilada
de la cual el alquiler ha costado mas hasta hoy que si la hubiesen fabricado
expresamente"; la Artillería está en mal estado, etc., etc.
En el Cap. IV: "Estado presente del comercio español, y de la introducción del comercio
extranjero en esta Provincia", hace un panegírico del comercio en general, como
generador de toda clase de bienes, y termina refiriéndose a lo aniquilado que está el de
Venezuela que se reduce a un navio registro de España, que aun no viene todos los años,
y otro de Canarias cargado de caldo y cuatro o cinco embarcaciones que cargan todos
los años una partida de cacao para la Nueva España. No debieran bastar, según él,
cuatro registros de España y seis u ocho de Canarias (no se necesitaría entonces comprar
como ahora el aguardiente a los holandeses).
En el Capitulo VI, hace unas consideraciones sobre Puerto Cabe lio a cuyo puerto lo
considera "el mejor de toda esta costa y quizá de todas las Indias".
En el capitulo VII, se extiende sobre las "Razones que obligan a reparar las
fortificaciones del Puerto de La Guaira, a fortalecer a Puerto Cabello y la boca del rio
Yaracuy". Y, en el párrafo quinto de dicho capítulo, se lee que: "se ha de considerar que
Su Majestad no saca hoy en día provecho ninguno de la Provincia, antes los derechos no
bastan para las cantidades que Su Majestad tiene libradas y consignadas anualmente en
las Reales Cajas de la Contaduría de esta Provincia, de salarios de Ministros, dotaciones
de presidios, limosnas para religiosos misioneros, etc.", estampando en el siguiente
párrafo lo que sigue: "Al contrario, si se hubieran dado las providencias convenientes
para exterminar el comercio de extranjería, los derechos reales bastarán no digo
solamente para pagar las consignaciones actuales; pero también para mantener la Real
autoridad en la costa marítima de esta Provincia y asegurarla contra la continuación del
comercio extranjero, y a más de esto sobraba una porción muy considerable a Su
Majestad."
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idea, expone a continuación las razones que obligan a reparar La Guaira, fortalecer
Puerto Cabello y fortalecer asimismo la boca del río Yaracuy.
Hacia el final (capítulo XI) recalca de modo concluyente el móvil que le impulsó a su
estudio: "...el motivo principal de toda esta obra es de buscar los medios más
convenientes por los cuales se restituya a Su Majestad la legítima cobranza de sus
derechos tan deteriorada por la frecuentación de los extranjeros a su costa marítima".
Poca atención hace falta prestar al examen del manuscrito de Olavarriaga para darse
cuenta de lo que él mismo representa, ya como fiel reflejo de las experiencias vividas
por su autor en Venezuela, ya, y sobre todo, como punto de partida y bosquejo del plan
de actividades de la futura Compañía de Guipúzcoa. En el primer punto, baste citar sus
repetidas alusiones a la conducta de ciertos Gobernadores y al problema del
contrabando. En cuanto al segundo, su interés profundo por la agricultura, la reseña
minuciosa que hace de todas las principales haciendas de cacao de la Provincia con el
recuento de los árboles de cada una; su encendido panegírico del comercio como padre
de prosperidades; su insistencia en la necesidad de reparar las fortificaciones de La
Guaira y boca del río Yaracuy y, sobre todo, Puerto Cabello, que serán así sólidas bases
de los corsarios que han de celar las costas en que ahora los contrabandistas pululan; su
vuelta, una y otra vez a la necesidad de terminar con el comercio ilícito para que la
riqueza de la Provincia no vaya a manos de extranjeros, frecuentadores de su costa
marítima, hurtándose la legitima cobranza de los derechos con los que la Real Hacienda
habría de obtener saneados ingresos, nos muestran, una y otra vez, al hombre que va
sembrando las ideas en que ha de fructificar la compañía cuya constitución se avecina,
proyectando amplias actividades en los dominios de la agricultura, el comercio y la
navegación.
4. Fundación de la R. C. Guipuzcoana.
Sabemos que Olavarriaga se hallaba en Caracas tan tarde como en noviembre de 1726
en víspera, sin duda, de su marcha para Guipúzcoa (*), donde sus informes debieron de
llegar al circulo de los más altos personajes, como el conde de Peñaflorída y otros, y
acaso alcanzaron valimiento en la corte madrileña.
En la Real Cédula que encabeza el citado convenio, leemos algunos párrafos que nos
traen a la memoria ideas que conocimos a través de nuestro recorrido por la
"Instrucción" de Olavarriaga; asi: "Por cuanto que para remediar la escasez del cacao
que se experimentaba en estos mis reinos, "ocasionada de la tibieza de mis vasallos en
aplicarse al tráfico de este género con las provincias de América sin pender del arbitrio
de extranjeros que indebida y fraudulentamente lo disfrutaban... Y habiendo en este
estado concurrido la Provincia de Guipúzcoa, ofreciendo por su parte a obviar los
graves daños y perjuicios expresados con utilidad de mi Real Hacienda..., con tal que yo
fuese servido concederla permiso de navegar con Registro a Caracas, dos Navios al año,
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Art. 1» "Que los naturales de Guipúzcoa, formando Compañía, han de enviar a Caracas
dos navios de Registro cada año, de cuarenta a cincuenta cañones cada uno, cargando en
ellos frutos de estos Reynos y otros géneros con que permutar el cacao y los demás de
aquellos parajes y en llegando estos navios a La Guaira, ha de quedar verificado el
Registro de ida. Desembarcarán allí lo que sea para Caracas y pasarán con lo demás a
Puerto Cavello, llevando en él un Oficial Real o persona de satisfacción que nombrasen
los Oficiales Reales para que entiendan en el resto de la descarga. Hecha esta diligencia
pueden los Factores del Registro traficar libremente todos los efectos del Registro. Para
la vuelta, recogerán en Puerto Cabello y Caracas cuantas mercancías obtengan de tierra
adentro. Los dos navios descargados, solos o acompañados de embarcaciones menores,
saldrán a impedir el comercio ilícito, pudiendo extender su navegación desde el Rio
Orinoco hasta el de la Hacha.
Art. 2.° Que los navios se cargarán en puertos de Guipúzcoa y harán viaje directo a
Caracas tomando los registros el Juez de Arribadas de San Sebastián. Y como en estos
puertos hay absoluta exención de derechos, satisfará la Compañía por vía de servicio el
equivalente a los derechos de salida... "sin que esto perjudique en modo alguno a la
franqueza absoluta de Guipúzcoa en frutos propios y en los demás comercios, como
siempre se ha practicado."
Art. 3.° Que los navios de la Compañía, a su vuelta de Indias han de aportar a Cádiz.
Desde allí, donde pagarán los derechos de toda la carga, se llevarán a Cantabria la parte
que le parezca a la Compañía, y desde allí se hará el abastecimiento de cacao y demás
frutos de Indias a Guipúzcoa, etcétera, etc.
Art. 4.a Que a la Compañía se le hacía franca del derecho de tonelaje y otras alcabalas,
excepto el correspondiente al Seminario de San Telmo en Sevilla.
Art. 5.° "Que Su Majestad se reserva conceder semejantes permisos a otras de distintas
circunstancias para el mismo comercio y navegación de Caracas, según fuese de su Real
agrado, sin que por eso la Provincia cese de continuar sus esfuerzos, para proseguir el
armamento estipulado."
Art. 6.° Que las presas hechas por la Compañía no han de pagar derechos algunos de
alcabala...; que se han de repartir aplicando los dos tercios para la Compañía y el otro tercio para
oficiales y tripulación: que este repartimiento lo hará en Caracas el Juez Conservador; que los
Factores podran vender en tiendas de Caracas, etc., los géneros apresados y que, si se
hallan porciones de cacao de sobra, podrán enviarse a Veracruz en embarcaciones
menores de su cuenta (no en los dos navios grandes de Registro).
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Art. 9.° Cómo deberán enviarse a España desde Caracas, las embarcaciones extranjeras
o contrabandistas apresados, cargando en las embarcaciones menores el cacao para
España.
Art. 10. Que los navios de la Compañía pueden apresar también embarcaciones de
piratas y contrabandistas, transmitiendo al ministerio en caso de presas, avisos
anticipados, antes de que de aquellos puertos salgan los navios para España.
Art, 11. Que el Juez de Arribadas de Navios de Indias habla de ser el que conociese de
las presas que hicieran los navios de la Compañía a su vuelta a España, con apelación al
Consejo de Indias.
Art. 12. Que se concedía a la Compañía sus primeros viajes a Caracas con navios,
aunque íueran de construcción extranjera, relevándola de los derechos correspondientes
"en consideración a los crecidos gastos que ha de tener en este armamento, tan de mi
Real servicio..."
Art. 13. Que se autoriza a la Compañía de Caracas a surtir de géneros a los puertos de
Cumaná, Trinidad y la Margarita, cuando no hubiera registro de España en ellas y para
que no tuvieran pretexto para el contrabando.
Art. 14. Que, en caso de arribada forzosa de algún navio de la Compañía a Maracaibo o
Santa Marta, se le dé auxilio por los empleados de S. Majestad que no han de pretender
inmiscuirse en su carga, etc.
Art. 15. Que la Armada de Barlovento ha de reputar como amigos a los navios de la
Compañía y prestarles todos los auxilios que necesiten.
Art. 16. Que deberá observarse la instrucción del año de 1664 y las Reales Cédulas de 2
de septiembre y 1." de octubre de 1720 sobre el comercio de Caracas "en todo lo que no
se oponga a las condiciones de esta Contrata".
Art. 17. Que se expidan las oportunas Reales Ordenes a los Ministros de Caracas a fin
de que no se acusen a los navios de este Registro ni a sus Factores "las demoras y
perjuicios experimentados en los últimos años".
Art. 18. Que Su Majestad ofrece mantener a la Compañía bajo su Real protección y
amparo y que a todos los dependientes de ella se guarden las preeminencias de que
gozan los Oficiales y gente de tripulación de mi Real Armada a proporción del carácter,
grado y empleo de cada uno, "sin que el interesarse en este Comercio sirva a alguno de
desdoro sino de nuevo blasón y lustre de su nobleza", etc., etc.
A la vista del articulado, escribe Arístides Rojas: "Jamás habían firmado los monarcas
españoles una real cédula más explícita y honorífica que aquella que crea la compañía
de los vascos en la tierra venezolana. Exoneración de algunos derechos; rebaja de otros
en beneficio de los nuevos introductores; la libertad de servirse en los primeros tiempos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Palabras magníficas las del maestro venezolano, pero que envuelven el desconocimiento
de algo fundamental y que conviene dejar bien en claro, de una vez por todas: que
Guipúzcoa, en aquella época, era un Estado Ubre y soberano que sólo estaba unido a la
corona de España en la persona de un rey común; regida por su propia asamblea
legislativa, sin obligación alguna de prestar servicio militar, gozando de absoluta
libertad de comercio, nobles todos sus hijos por derecho de naturaleza, etc., etc., todo
ello de acuerdo a sus propias leyes conocidas más bien bajo el equivoco nombre de
Fueros. La Cédula de Felipe V no hacía mas que reconocer ese estado de derecho y
respetarlo en los puntos en que él tenía relación con lo contratado; sin conceder
privilegios que estaban de más.
Cuando este contrato fue firmado, Guipúzcoa ordenó la constitución de una Comisión
presidida por don Francisco de Munibe e Idiaquez, conde de Peñaflorida, la cual, el 17
de noviembre de 17^:8 presentó las bases constitutivas de la Compañía de Caracas. Para
el estudio de ellas, el Consulado de San Sebastián había procedido a recoger
información pertinente sobre organización de compañías, especialmente sobre la de
Ostende "como la mejor regulada y arreglada sobre las bases de las otras". Con estos
datos foráneos, sobre los que trabajó la honda experiencia de aquellos hombres de la
estirpe de los compiladores de las célebres Ordenanzas de la Ilustre Universidad y Casa
de Contratación de Bilbao que durante siglos han regido como Códigos de Comercio de
la América española, se redactaron dichas bases constitutivas que, una vez aprobadas en
Guipúzcoa, fueron remitidas por su Gobierno Poral a la corte de España donde,
asimismo, fueron aprobadas.
Según esas bases, se daba a la Compañía una constitución semejante a las modernas
compañías anónimas. Cada acción era de 500 pesos. Había cinco directores con 5.000
pesos anuales de sueldo cada uno, debiendo ser dueños de diez acciones, cuando menos,
y poseer los conocimientos de comercio, sin que pudieran ser parientes entre ellos en
primero y segundo grado de consanguinidad. Cada cinco años, como máximo, debían
convocar a Junta general de acciones en !a cual tendrían voto los que poseyeran ocho
accionistas por lo menos. A la Junta general corresponde lo concerniente al buen
gobierno de la Compañía; lo relativo al establecimiento de oficinas, empleados, salarios
y nombramientos y separación de directores y empleados. Los directores y los revisores
no pueden comprar géneros ni pertrechos de la Compañía, ni venderlos sí no es en
remate público. Dichos directores dispondrán lo concerniente al armamento de navios y
construcción de los mismos. De su incumbencia seria el nombramiento de oficiales de
navios, sin que pudieran usar dichas embarcaciones de la Compañía para su particular
comercio. Una especial previsión estatuía la convocatoria para una Junta General
preliminar cuando fondos suficientes estuvieran a mano para los primeros barcos, Al
lado de estas y otras disposiciones de orden mercantil, citaremos estas dos de orden
religioso y patriótico: que la Compañía se constituía bajo el patronazgo de San Ignacio
de Loyola y que los directores y revisores debían jurar en la ciudad de San Sebastián,
ante el primer Diputado Poral de Guipúzcoa, la observancia del convenio citado, así
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
como estas bases y demás disposiciones que las Juntas generales de accionistas
acordaren.
Como quiera, había nacido la Guipuzcoana sobre la cual no es este el momento ni nos
corresponde estampar juicio. Pero sí consignaremos este hecho: que si es cierto que el
siglo XVIII, aquel que, según Germán Arciniegas, se caracteriza por la aparición de un
hombre nuevo que empieza a hablar y expresarse en americano, es el que determinó en
Venezuela, como en el resto de América, la incubación del sentimiento nacional y la
gestación del movimiento independentlsta, nadie podrá negar a la Compañía de
Guipúzcoa con todos sus aciertos y errores, el papel preponderante que durante ese siglo
jugó en esta tierra. El maestro Bello lo sabrá decir con palabras concluyentes: "Es a la
Compañía Guipuzcoana a la que hay que atribuir los progresos y los obstáculos que han
alternado en la regeneración política de Venezuela."
El día 15 de julio de 1730 zarpaban del puerto de Pasajes los tres primeros barcos que
enviara a Venezuela la Compañía Guipuzcoana, "después de haber recibido las
bendiciones de los sacerdotes, y acompañados por los cantos religiosos de sus
habitantes, franqueaban el estrecho paso, cavado por la naturaleza entre las altas
montañas, que hace comunicar la bahía de Pasajes con el Océano" . Uno de esos barcos
era la fragata "San Ignacio de Loyola" y a su bordo venían muchos altos empleados de
la Compañía, con don Pedro José de Olavarriaga a la cabeza, y con ellos el Coronel de
Infantería don Sebastián García de la Torre, nombrado Gobernador y Capitán General
de Venezuela. A petición de éste, el contador certificó que en estos navios hablan
registrados 564 fardos, 237 cajones, 20 barriles de mercaderías y 159 cesticos con
crisoles, midiendo en total 9.511 palmos
El 4 de septiembre llegó a Puerto Cabello Olavarriaga con los tres buques, y desde allí,
como director de la Compañía, "dirigió una circular a los cabildos, participándoles su
feliz arribo y pidiéndoles algunos informes, para más asegurar el acierto en su
importante comisión. Seguidamente, mandó establecer factorías en Caracas, La Guaira,
Puerto Cabello, valles de Barquisimeto y Coro... Puerto Cabello fue escogido por centro
de sus principales almacenes". "Hasta entonces aquella población —seguimos citando a
Baralt— no se componía sino de barracas miserables construidas por pescadores y
contrabandistas de las islas; y habiendo logrado sustraerse constantemente a la
obediencia del gobierno, era, menos que un pueblo, guarida de bandidos, factoría de las
colonias holandesas y asilo de los criminales. La Compañía empleó felizmente sus
fuerzas y recursos en dar orden y arreglo a la población: construyó en ella y en el puerto
algunas obras útiles, y muy pronto regenerada aquella sociedad, creció y prosperó
considerablemente." Hasta aquí Baralt.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por nuestra parte, al leer eso que se dice de regeneración de Puerto Cabello y de
construcciones en la ciudad y en sus puertos, no se nos ocurre otra cosa que remitir al
lector a la "Instrucción" de Olavarriaga donde la necesidad de esas obras y mejoras es,
una y otra vez, contemplada.
.
"Por esta misma época —dice Sucre— se estableció en Caracas la oficina principal de
la Compañía Guípuzcoana. Muchos de sus funcionarios, jóvenes distinguidos recién
llegados de España, que hablan traído recomendaciones de amigos y parientes, y que,
siguiendo la hospitalaria tradición de nuestros abuelos, habían sido hospedados en las
casas de las principales familias, deseosos de divertirse y de hacer simpática su
compañía, promovieron una serie de fiestas en las que Introdujeron junto con las nuevas
modas en los trajes, nuevos usos sociales menos ceremoniosos que los de la corte
austríaca conservados en Caracas; quedando desde entonces íntimamente relacionados
los de Guipúzcoa con la aristocrática sociedad caraqueña.
6. La Rebelión de Andresote.
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No es nuestro objeto hacer aquí la historia de esa rebelión. A través de los tres
volúmenes del "Expediente sobre el zambo llamado Andresote" que fueron copiados del
Archivo de Indias por el inteligente celo del Hermano Nectario María y que pueden
consultarse en el Archivo de la Academia de la Historia, extractamos solamente lo que
interesa a la actuación de Olavarriaga en este asunto en que, desde un principio, le tocó
participar.
En el primer aspecto, vemos que Olavarriaga formula concreta denuncia (21) a tenor de
la cual: "...es notorio el hallarse en las costas de sus valles y especialmente en el río
Yaracuy un zambo nombrado Juan Andrés, alias "Andresote" levantado contra Su
Majestad y dicha Real Compañía con grande porción de indios y negros cimarrones
armados de flechería, armas de fuego y otras ofensivas; cometiendo gravísimos Insultos,
robos y muertes, todo a fin de mantener a guerra viva el comercio furtivo con los
extranjeros en dichas costas, mediante el fomento, favor y ayuda de los extranjeros con
los mismos criollos, para lograr el traslado y transporte de sus mercaderías y frutos,
"Que siendo de la primera obligación de la Real Compañía a mi cargo el impedir y
exterminar dicho comercio" he tomado providencias por medio de los comisionarios
dos de ellos Domingo de Urresti y Domingo de la Cruz Salamanca que yendo de
pesquisa por el río Yaracuy fueron detenidos por Andresote y sometidos a interrogatorio
y les dijo, entre otras cosas, que cualquier noche saquearía el almacén de Puerto
Cabello; que tenía infinitos amigos así en la dudad como en todas partes; también
consta que, además de los cincuenta hombres de la comitiva del dicho Andresote, se
hallaban incorporados con ellos mas de sesenta holandeses armados que estaban
entendiendo en el comercio y embarque de distintas porciones de cacao y tabaco que
bajaron por el río Yaracuy en distintas canoas, en cuyo comercio íurtivo estaban
ejercitadas tres valandres holandesas" (extremo que prueba Olavarriaga con sólidos
testimonios: carta de Aragüita que le había dirigido Nicolás López; testimonio escrito
de Felipe Luis Alvarado; testimonio de Juan Fuentes, etc.);
Que dicho levantamiento suena sólo ser hecho con el fin de mantener, a guerra viva, el
comercio furtivo en opósito del embarazo que se le pone por dicha Rl. Compañía a la
cual, así como a la Real Hacienda, causa gravísimo daño y perjuicio: Que se hagan las
averiguaciones y se apliquen los castigos necesarios; Que si se llegase al anunciado
incendio de los almacenes de Puerto Cabello nunca se averiguaría si lo han hecho los
holandeses solos o dho. Andresote y quedaría la Real Compañía Guipuzcoana sin
recurso para pedir la satisfacción del daño; Que se hallan mas de 20.000 etiopes"
levantados de sus amos que, como cuando el alzamiento del negro Miguel, pondrían en
gran peligro esta provincia tan abierta e indefensa", etc.
Al mismo tiempo que iniciaba así las diligencias de acusación contra los levantados del
Yaracuy, Olavarriaga, procediendo en otra dirección, envía a la isla de Curazao como
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apoderado suyo a Juan José de Ureta quien presenta en la isla demanda conteniendo
diferentes quejas sobre las hostilidades "comitidas por capitanes que navegan de esta
isla con la dicha Compañía Guipuzcoana y otros vasallos de Su Majestad Católica de
España", acusándolos, concretamente, de la intervención que habían tenido en los
sucesos del Yaracuy y en el fomento del trato ilícito. Pero el Consejo de la isla hurtó el
cuerpo, muy lindamente, disponiendo, por su fallo del 18 de febrero, que no había por
qué castigar a los capitanes por haber sacado el cacao que se supone hecho ilícitamente,
ya que hay constancia escrita de que fue pagado hasta el último maravedí; pero los
condenan a pagar las "armas y algunos efectos que algunos de sus marineros" hallaron
abandonados en el camino y fueron sacados del Yaracuy. Nos consta también que
apoderó a D. Ignacio de Loperena para que lo represen*
Esto, según Andresote, quien también le dijo al declarante Matos que "de dicha
Introducción hecha por Dn. Pedro de Olavarriaga, pretende hacer Información en la isla
de Curazao la que le han ofrecido muy plenísima por manos de sus habitadores para
ponerla en el Consejo: este es el despecho con que habla y responde (23).
El hecho es que prendió la discordia entre los dos poderes y las mutuas acusaciones
llegaron al Rey con el resultado de que éste enviara a Venezuela, como Juez Pesquisidor
y Comandante General con "autoridad superior al Gobernador y Capitán General y
demás Ministros de ella" al Licenciado Don Martín de Lardlzabal, del Consejo de 8. M.
y que a la s&rón desempeñaba la Alcaldía del Crimen en la Real Audiencia de
Zaragoza.
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Por lo que toca a Olavarriaga, sabemos que el Gobernador García de la Torre había
operado autos contra él, Beato y otros Factores de la Compañía Guipuzoana "en razón
del comercio ilícito que tenían en Curazao".
Pero "resultó por la diliga, que consta en los autos al fo. Treinta y ocho Bto. el dar por
respuesta dicho Esno. (D. Faustino Areste y Beyna) no para en su oficio por no
habérselos entregado su padre al Tpo. que se lo renuncio y que en fuerza de solicitud
que hiso de los mencionados autos le aseguró al referido su Padre haverlos entregado y
exivido al sr. Dn. Martín de Lardizaval siendo Comandte. Gl. de esta Provincia, en
virtud de auto y que proveyó para ello luego que tomo posesión deste Govierno, y
siendo asi que el recosimto. y ocultasion de los mensionados autos.
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Por el mismo tiempo, la Compañía, bien sea que atendiera a lo que de real hubiese en
esas acusaciones contra Olavarriaga, bien que estimara medida de buena política
contrabalancear el efecto que habría de causar en la Provincia la destitución de su
Gobernador, convertido en declarado enemigo de los guipuzcoenos, procedió a separar
de su cargo de Director a don Pedro de Olavarriaga, sustituyéndole por don Nicolás de
Francia.
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1.—Que mediante el costo que ha tenido y ha de tener dicha casa, todas sus oficinas y
demás que se ha fabricado en dicho suelo, en su reedificación y nueva obra, se ha
considerado ha sido y será el de diez y nueve mil pesos de a ocho reales, convienen
ambas partes en que sea éste, sin que aunque constare ser más o menos su importe,
aunque el exceso fuese en mucha cantidad, puedan pedirse ni mandarse cosa alguna la
una parte contra la otra, ni la otra contra la otra.
2.—Que la dicha casa, con todas sus oficinas, según que sea reedificada y fabricada y se
obrare en su suelo hasta el día último de Mayo venidero de mil setecientos y treinta y
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cinco en que se obliga el dicho Nicolás de Francia, por parte de dicha Compañía, a que
quede perfectamente acabada, incluyéndose un paredón arrimado al cerro, ha de quedar
en arrendamiento por cuenta de ella, como por este titulo se la da y deja el dicho don
Pedro Rengifo, por tiempo de diez y seis años que han de empezar a correr y contarse
desde el día primero de enero de dicho año próximo venidero, a razón de novecientos
pesos en cada uno de dichos años, cuyo precio se ha de Ir descontando o desfalcando de
los dichos diez y nueve mil pesos del costo de dicha reedificación y fábrica, sin que por
el susodicho se pueda, por ninguna causa ni motivo pretender más arrendamiento o
venta, ni, por parte de dicha Compañía, que sea menos.
3.—Que durante los diez y seis años de tiempo de dicho arrendamiento no ha de poder
pedir ni quitar dicha casa y oficinas el reíevido don Pedro Rengifo, aunque exhibiere la
cantidad de dichos diez y nueve mil pesos o los que de ellos se restasen debiendo, ni
dejar, vender, ceder ni traspasar ni de ninguna manera enajenar el todo ni parte alguna
de ello, a ninguna persona de cualquier calidad y condición que sea, por ninguna causa
ni motivo, título honoroso (sic) o lucrativo, para lo cual, especial y expresamente
hipoteca dicha casa y sus oficinas por expresa obligación e hipoteca; y lo que en
contrario, a lo contenido en este articulo se hiciere o ejecutare, ha de ser nulo y de
ningún valor ni efecto. Con cuyo gravamen y demás calidades y condiciones de este
instrumento es visto pasar, en todo caso, dicha casa a tercero o mas poseedores.
4.—Que completos que sean los referidos diez y seis años de dicho arrendamiento,
dando y exhibiendo realmente en dinero de contado al referido don Pedro Bengilo o
sus sucesores lo que restare a deber de los enunciados diez y nueve mil pesos,
descontándosele o desfalcándosele lo que hubiese importado el referido arrendamiento,
a razón de los expresados novecientos pesos en cada uno de dichos años, por parte de
dicha Compañía se ha de volver y restituir dicha casa y sus oficinas como que ya había
cesado el dicho arrendamiento. Pero si no se exhibiese en dicha forma el resto, habrá de
continuar el mencionado arrendamiento, a razón de los mismos novecientos pesos en
cada uno de todos aquellos que sean necesarios hasta el cumplimiento del pago de
dichos diez y nueve mil pesos, bien entendido que, si por pagarse dicho resto al cabo de
los referidos diez y seis años se volviese dicha casa con sus oficinas al referido don
Pedro Rengifo o sus sucesores y éstos o el referido don Pedro la quieren arrendar o
alquilar, ha de ser preferida la referida Compañía en todo ello por el referido
arrendamiento o alquiler por el precio o tanto que cualquier particular diere y por él se
le ha de dar la dicha casa y oficinas y a ello ser obligado dicho don Pedro Rengito o
sucesores, en virtud de este artículo.
6.—Que por el adelantamiento de los diez y nueve mil pesos, que por parte de dicha
Compañía se han suplido en dicha obra hasta perfeccionarla, no se ha de poder ni
demandar por parte de dicha Compañía cosa alguna por razón de intereses, premio,
daño ni por otra causa, aunque no vaya expresado lo que conviene y a que se obliga el
referido don Nicolás de Francia por la enunciada Compañía, si bien el mencionado don
Pedro Rengifo, en agradecimiento y remuneración de este beneficio y por obsequiar, en
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cuanto pueda, a dicha Compañía, da a ésta, por todo el tiempo que durare en esta
Provincia, unas tierras fértiles con agua de riego que el dicho don Pedro tiene y posee
circunvecinas a dicho puerto de La Guaira, en el sitio nombrado Maiquetía, sin ejecutar
cosa alguna de ellas, para que los Factores de dicha Compañía en las referidas tierras
puedan hacer y hagan una quinta u otras labores, como también casas y eníermerías
para vivienda, recreo y convalescencia de los susodichos y demás gente de sus factorías
y de las embarcaciones de dicha Compañía. Pero, cesando ésta y acabándose en esta
dicha Provincia, han de volver y retroceder dichas tierras al referido don Pedro Rengifo
o sus sucesores con todas las fabricas de casas y otras viviendas que en ellas hubiere y
todas sus mejoras voluntarias, útiles y necesarias, sin que por ellas ni otra cosa haya de
pagar ni dar el dicho don Pedro ni los referidos sus sucesores cosa alguna a dicha
Compañía, ni por parte de ésta pedírsele, en que conviene el dicho don Nicolás de
Francia; si bien que, de consentimiento del reíerido don Pedro Rengifo, es calidad que
después que haya cesado y acabádose la mencionada Compañía como se ha referido,
han de quedar todavía en poder de los Factores de ella las fábricas que miraren a casas y
otras oficinas dichas, como las tierras, por el tiempo de seis años sucesivos para poder
usar de ellas en habitación y otros ministerios los referidos Factores y arrendarlas o
alquilarlas, como bien visto les fuere. Pero, terminados que sean dichos seis años, ha de
cesar el referido uso y entregarse dichas casas y demás oficinas al expresado don Pedro
Rengifo o sus sucesores en el estado que estuvieren, sin que a su final ni antes de ellas
se pueda destruir ni quitar cosa alguna de la fábrica material de dichas casas y oficinas
que así se hicieren en las mencionadas tierras.
En cuya conformidad, revocando como revocan, anulan y dan por sin ningún valor otros
cualesquiera papeles o contratos que el dicho don Pedro Rengifo y la parte de dicha
Compañía hasta el día de hoy antes de este instrumento hayan hecho sobre las dichas
casas, oficinas, su fábrica, arrendamiento, tiempo de él y su precio y el que pudiera
tener dicha obra, para que no haya lugar ni tengan fe judicial ni extrajudicialmente el
dicho don Pedro Rengifo Pimentel, por sí y sus sucesores y el referido don Nicolás de
Francia, por la enunciada Compañía, se obligan a guardar y cumplir este instrumento y
todos sus artículos y condiciones y cada una de ellas, según que vienen expresa das,
mediante su sentido más literal y evidente, sin faltar en cosa ni parte alguna de ellas,
remitiéndose, como se remiten, reciprocamente cualesquiera cantidad o cantidades que
pueda haber o considerarse de exceso en cualesquier formas que sean de las que, siendo
necesario, se hacen gracia y donación la una parte a favor de la otra y la otra a la otra
buena, pura, perfecta e irrevocable, como ínter vivos y partes presentes, sobre que
renuncian y renunciaron al derecho de la insinuación y leyes del Ordenamiento Real y
demás del caso y, especialmente, las del engaño mayor o menor, enorme o enormísima
lesión, de que no se valdrán ni aprovecharán ni de otra alguna, en ninguna forma ni por
ningún caso ni causa. aunque por derecho les sea permitido, y siendo necesario y a
mayor abundamiento el dicho don Pedro Rengifo, por si o por dichos sus sucesores y el
referido don Nicolás de Francia, por si y demás factores y dependientes de dicha
Compañía y por ésta, juraron a Dios y a la Cruz en forma, de guardar, cumplir y ejecutar
este instrumento y todo lo en él contenido y cada cosa y parte de ello, en dicha forma y
según lo que viene expresado, a cuyo juramento se obligan y obligaron asimismo a no
pedir ni demandar absolución ni relajación a ningún juez ni prelado que la pueda y deba
conceder, y si, a pedimento o propio motu, les fuera concedida, de ella no usarán en
manera alguna so pena de perjuros y de las demás Impuestas contra los que quebrantan
los juramentos y siempre, para su mayor firmeza, hacen tantos juramentos en la propia
forma como relajaciones les fueran concedidas para que siempre quede y haya uno más
sobre las dichas relajaciones; y al cumplimiento y firmeza referida de este Instrumento y
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de lo que en él asi viene referido obligan y obligaron al dicho don Pedro Rengifo su
persona y bienes y el dicho don Nicolás de Francia los de dicha Compañía han y por
haber, sin que esta obligación general derogue la especial que el dicho don Pedro
Rengifo lleva hecha de dichas casas y oficinas y tierras, ni esta especial a la general,
sino que de ambos efectos se pueda usar a un mismo tiempo.
Y entre ambos los susodichos daban y dieron poder cumplido a loa señores jueces y
justicias que de sus causas respectivamente puedan y deban conocer para que, a lo dicho
es y viene referido, les compelan y apremien y a quien más, en todo tiempo, fuera parte
por la referida Compañía, por todo rigor de derecho y vía ejecutiva y como por
sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada sobre que renuncian y renunciaron las
leyes, fueros y privilegios a su favor y que de nuevo ganaren y la general en forma y sus
propios fueros, jurisdicción, domicilio y vecindad y la ley si convenerit de Jurisdicione
omnium judicum pragmática de las sumisiones. Y asi lo dijeron, otorgaron y firmaron
de sus nombres en este Registro, siendo testigos presentes a su otorgamiento don
Francisco Areste y Reina, Pedro García Espinosa y Vicente Antonio de GoizuetB,
vecinos y residentes en esta ciudad.
Nicolás de Francia
Ante mi
José Antonio Gascón Escribano público" (IV).
(IV) Registro Principal. Escríbanlas. Año
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Capitulo II
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Recibida por el Gobernador Don Martín de Lardizabal la citada Real Orden, que le llegó
en la fragata "Nuestra Señora del Coro" de la Guipuzcoana, comunicada en pliego del
Excelentísimo Sr. José Patino, Secretario de Estado, procede a tomar las providencias
necesarias para su debido cumplimiento, como vemos se efectúa por los folios que
siguen, y es reconocido en el siguiente documento de la misma colección fechado en
Madrid, a 19 de marzo de 1737 según el cual se toma en cuenta que el Ingeniero Don
Juan Gayangos Lascarry y el Castellano del Presidio de La Guaira, Don Antonio de
Inza, han concluido los planos y relaciones pedidos en la Real Orden anterior, como el
envío de dichos documentos* 31). El 30 de septiembre de ese mismo año de 1737, llegó
a La Guaira para hacerse cargo de la gobernación de Venezuela don Gabriel José de Zu
loaga, natural de Fuenterrabia (Guipúzcoa) y "Dos años llevaba activando los trabajos
de fortificación de La Guaira y Puerto Cabello, muy descuidadas por Lardizabal" al
decir del historiador Sucre ("Gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela")
cuando pocos días después de haber sido amenazado el puerto de La Guaira por un
buque inglés, fue atacado por tres naves de la misma nacionalidad al mando del capitán
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Waterhouse. A creer al cronista Terrero( 32), estaba dicho puerto tan indefenso y
exhausto de municiones y fortalezas, que "por un milagro visible de Dios no quedó...
hecho presa del inglés". Ignorábase en Caracas el rompimiento de esta guerra, cuando el
día 22 de octubre de dicho año (1739) la dieron su primer ataque; pero duró este
combate pocas horas, asi por el corto armamento que trajo el enemigo, como por el
vigoroso recibimiento y resistencia que le hizo el puerto".
De las declaraciones que siguen se deduce, entre otras cosas, que, por lo tocante a las
fortificaciones, las cosas dejaban mucho que desear. Según el primer declarante, "...las
fortifica' clones... están todas arruinadas de muchos años a esta parte... y por lo que lleua
expresado del estado de la Plaza y de sus Baluartes, juzga por preciso a fin de resistir
qualqra. otra invacion, no solamte. revocar y reparar todos los Baluartes... y hazer
nuevos parapetos en todos... sino que asegurarse de qualquier insulto que puedan
intentar los muchos Piratas y Corzarios q. suele hauer en tiempo de Grra... cerrar la
Plaza por la parte de la mar y los dos Caminos... con murallas de tierra... juzgando así
mismo el que declara ser muy esencial poner en estado el reducto del Gauilan". Termina
diciendo que la plaza ha estado "...de veinte años a esta parte abandonada por no
hauersele hecho ningún reparo" y que el puesto del Zamuro "... tiene necesidad de algún
reparo prompto para que no se ynutilize totalmente por lo maltratado que está". Todas
las declaraciones que siguen están contestes en este punto, entre ellas la del Factor de la
Real Compañía Guipuzcoana Don Juan Nicolás de Guillisasti, quien dice que "...por lo
respectiuo al todo de las fortificaciones de esse dho. Puerto, pareze al que declara
bastantemente arruinadas, según se reconoze a la Vista... Pareciendole asi mismo mui
Importante por todo lo expuesto, y lo que pueda ocurrir en nuevas imbaciones de
enemigos, el que dhas. fortificaziones o ouestos se reparen, como asi mismo ser mui
esencial y aun preciso quese construia la Muralla correspondiente por la parte de la mar
respecto a hallarse la que actualmente esta toda demolida y al suelo y por ello no poaer
los vecinos de este Puerto en qualquiera otra función empeñarse a la deíensa deel,
parecíéndole muí Importante asimismo el que se reparen los Puestos de Colorado,
Samuro y Gauilan por lo deteriorado que a Visto el declarante que están..."
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
acontesimientos que se pueden ofreser en la estación presente, para que tenga efecto con
la formalidad que combiene, respecto de no hauer en esta Proua. mas que un Ingeniero
de S. Magd, que lo es Dn. Juan Gayangos, y aeste no poderlo por ahora apartar de la
fortificación de Puerto Cauello a donde es su destino, assi por la falta que haría en las
presisas obras deella, que con lamayor breuedad se necesita su conclusión, como por el
riesgo de alguna Imbasion délos de dha. nación Inglesa aque quedaría expuesta
faltando su personal asistencia y hallarse en este Puerto al presente Dn. Lorenzo Rosel
de Lugo Thente. de Thesorero Oífl. Real persona que entiende y es expedita en el arte
munitoria por cuya circunstancia en otras ocasiones se ha hechado mano deel susodho.
para cosas tocantes a las obras de dha. fortificación de Puerto de Cauello; Debia de
nombrar y nombro al referido Dn. Lorenzo Rosel y Lugo para el reconosimto. de todas
las fortalezas y puestos de este dho. Puerto a efectos de que exponga las obras y reparos
q, según la referida estación y ocasión presentes son presisas e inexcusables hazerse en
dhas. fortalezas y puertos.. "
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por este medio las utilidades prevenidas pa. dhos. casos .."
Ante ésto, era natural que Zuloaga, al mismo tiempo que ordenaba las medidas de
represalia que principalmente habrían de recaer sobre las cajas del Asiento de Negros, y
mandaba publicar su auto "a usanza militar" en Caracas, "como en las demás Ciudades,
Villas, Pueblos y Puertos desta Proua.", acelerase sus preparativos de defensa. Pero era
también llegada la hora de que las autoridades de la metrópoli se dispusiesen a colaborar
en esa defensa con algo más que meros documentos. Es la hora en que vemos entrar en
escena a Don José de Iturriaga.
Iturriaga era natural de la villa de Azpeitia (Guipúzcoa), donde habla nacido en el mes
de diciembre de 1699. Sentó plaza de guardamarina en 1718, y en 1733 fue nombrado
Teniente de Navio. Según Ramos Pérez (35), era caballero de Santiago, había
desempeñado el cargo de Alcalde en su villa y, más tarde, el dé Diputado General de
Guipúzcoa. Y, en el "Informe" de Alvarado, del que tendremos ocasión de ocuparnos en
la tercera parte de este trabajo, leemos que: "Iturriaga acababa de venir de ser Director
de la Compañía de Caracas donde había pasado en tiempo del secretario del Despacho
Don José de la Quintana, con honores de Capitán de Fragata, por haber servido antes en
la Real Armada en calidad de Teniente de Navio cuya carrera interrumpió para casarse
en Vizcaya su Patria".
"Por el mes de Febrero de 1742, hallándose la ciudad de Cuba bloqueada por los
ingleses, acordó S. M. reforzarla con el socorro de dos regimientos, destinado para ello
al de infantería de Portugal y al de Dragones de Almansa, y encomendó por sus
RR.órdenes esta nueva expedición a la Compañía que efectivamente la dispuso por
cinco navios propios nombrados "Nuestra Señor» del Coro", '^San Ignacio", "San
Sebastian", "San Joaquín" y "San Antonio"; y por dha, Real Orden cometió S. M, el
mando de ellos al primer Director de la Compañía, Capitán de Fragata que era entonces
de la Real Armada". "Habiéndose hecho a la vela en el puerto de Pasage, llegaron a su
destino después de un combate de más de nueve horas que tuvieron en el viaje con
navios de guerra ingleses; y desempeñada esta comisión, según las ordenes de la corte,
conduxo él citado Director (Iturriaga) los navios de su mando a Caracas donde sirvieron
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por el mismo Iturriaga, según lo hace constar en el citado "Manifiesto", sabemos que en
una goleta de la Compañía que arribó a La Guaira el 2 de Febrero de 1743, llegaron a
Caracas no sólo pliegos y órdenes de S. M., dando cuenta del gran armamento inglés
que contra estas costas se estaba preparando, sino también una buena provisión de
armas. Todo esto "llegó a tan buen punto por los navios, artillería, municiones y gente
numerosa que alli tenia de los del mando del referido Director, que al punto, con este
gran socorro, la guarnición de La Guaira y las Milicias de la ciudad de Caracas y su
distrito, tomó las correspondientes medidas para la gloriosa defensa que se hizo.
Levantáronse las baterías necesarias que fueron guarnecidas con la artillería de los
navios de la Compañía y construyó ésta en Puerto Cabello, a su propia costa, las
baterías de Santa Bárbara, San Ignacio y San José, sin escasear cuanto se necesitó... para
las muchas obras que se hicieron" balandras cargadas de pólvora y municiones, que
escaparon hacia Puerto Cabello, y situándose él en el baluarte de la Trinchera, esperó"
"Mientras tanto en Caracas reinaba gran actividad militar : la culebrina del cuerpo de
guardia principal había dado la voz de alarma; las cajas de guerra y los clarines tocando
generala, convocaban a los milicianos, que acudían a la Plaza Mayor, donde
inmediatamente eran armados y organizados en compañías que se acuartelaban; los de
los pueblos vecinos llegaban ya con sus oficiales. A las seis de la tarde, todo estaba listo
para la marcha, y con el Capitán General y un numeroso Estado Mayor, salió para La
Guaira el ejército dividido en diez compañías".
Haremos gracia de los detalles del combate, que continuó por los días 3, 4 y 5, hasta la
retirada de los ingleses, el día 6, con cuantiosas pérdidas. "Pero —nos dice el cronista
Terrero, en su pintoresca verba— no por esto desiste y desvanece el caprichudo inglés
los obstinados designios que tiene formados sobre esta provincia; nada lo detiene, ni la
pérdida de sus bajeles, ni la muerte de su almirante y de sus mejores tropas, ni lo
infausto de sus acometimientos, ni lo adverso de los sucesos, ni la inexpugnable
resistencia que halla en ella lo hace mudar de sistema. Retírase al puerto de Curazao a
reparar sus bien considerables quiebras, pone su armada en cuarenta días en la
disposición de volver a acometer y bien pertrechado de víveres y municiones, que
condujo en doce balandras holandesas, vuelve a atacar la provincia con más saña y
empeño que nunca, el día 27 de abril y 5 de mayo de este mismo año, no por el puerto
de La Guaira sino por el de Cabello...". Pero "...allí encontró la misma heroica
resistencia que en La Guaira, mas, con mejor fortuna, logró ventajas; y ya se
desconfiaba del triunfo entre los defensores de la plaza, cuando llegó Zuloaga con
nuevas tropas. Reanimado el combate con la presencia del gobernador, no pudo el
enemigo resistir el formidable empuje de las milicias de Aragua, mandada por los
hermanos Lorenzo y Gaspar de Córdoba; y por segunda vez, íué derrotado el inglés con
grandes pérdidas"
Ya Sucre apunta esta divergencia y parece tomar partido cuando escribe: "Algunos de
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se recibió al enemigo para el reñido combate que con 17 velas mandadas por el Gefe de
Esquadra Knolles, dio a La Guaira en 3 de marzo del citado año de 1743... hasta que el
estrago que por instantes crecía en sus navios y gente, por el vivo incesante fuego de la
Fortaleza y Baterías de aquel puerto, le obligó a desistir del empeño ..". y refiriéndose
luego a lo de Puerto Cabello: "...en los dos sangrientos ataques que dio (el inglés) los
días 27 de abril y 5 de mayo inmediatos, fue tan gallarda, tan constante y valerosa la
defensa que hicieren la guarnición de aquel puerto, las Milicias del país y la gente que
tenia allí la Compañía, que si en la primera empresa fue vencido el enemigo, no lo
quedó con menos afrenta y quebranto en estas dos...".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Este nos parece el lenguaje de la verdad, el que, por otra parte, corresponde con
testimonios dignos de crédito, como el de la "Relación...", por el que sabemos que, de
las tres fragatas de comercio que estaban ancladas en el puerto cuando el combate, se
trajo a tierra.. . la gente de la tripulación, por ser muy precisa para el uso de la artillería",
y que en el servicio de los cañones ".. .soldados de la tropa de España, hombres de mar,
y particulares... y todos con singular esfuerzo procuraron señalarse y cumplir
exactamente las órdenes que recibieron del comandante...". Y en el "Viaje . ." de
Depons, leemos ésto: "Una escuadra inglesa, dice la Historia Eclesiástica de Venezuela
(del Padre Tamarón) atacó a Puerto Cabello el 27 de abril de 1743, pero la artillería
estuvo tan bien servida por los vizcaínos establecidos en la ciudad, que los ingleses
fueron rechazados con grandes averias en sus naves". Añadiremos que esta es la
conducta que convenía a los paisanos de aquel Blas de Lezo, que dos años antes, en
1741, tan heroicamente se había distinguido en la defensa de Cartagena contra esos
mismos ingleses, y que era ya de tradición en los marinos vascos, desde los lejanos
tiempos de Winchelsea.
El segundo punto que nos resta considerar es el de los propósitos de Inglaterra en esta
campaña y el embarazo que para cumplirlos encontraban en la existencia de la
Compañía. Es algo que, más elocuentemente que ningún alegato, nos habla de la real
importancia de ésta.
En la "Relación" citada, hacia el final, encontramos esto: "La voz más común entre los
ingleses, holandeses y judíos, es que esta guerra es por los vizcaínos, para cuyo efecto
han escrito a esta Provincia 52 cartas, ofreciéndoles grandes conveniencias para que les
ayuden a destruir la Compañía Guipuzcoana que dicen que la orden que traen de su rey,
es hacer otra nueva colonia".
Pero que esas cartas y propaganda inglesa existieron y de cómo en ellas se apuntaba
contra la Compañía, lo podemos deducir muy bien de el "Journal of the expedition to La
Guaira and Porto Cavallos .", donde pueden leerse párrafos como éste: "... to let the
inhabitants of the Country know that the English did not come there to take from them
their Rights, Religión o Liberties but that they would from us enjoy them with greater
certeinty, and more Hapiness, than when under the Tyranny and Cruelty of the
Guiapesco (sic) Company, which we were now come to rid them of. We
El título completo de este folleto, del cual puede verse un ejemplar en la Biblioteca
Nacional, es como sigue: "Journal oí the expedition to La Guaira and Porto Cavallos to
the WestIndies, under the command of commodore Knowles, in a letter from an officer
on toard the "Burford" to his friend at London, Printed for J. Robinson at the Golden
Lyon in Ludgatestreet. 1744". were by this order to make Prize oí every thing on shore
or afloat that belonged to the said Company"
Pero, si para los ingleses la Compañía era el principal enemigo con que tropezaban en
sus propósitos sobre Venezuela, donde tan ventajoso comercio ("so advantageous a
Trade...") pensaban establecer, el interés de los holandeses por la destrucción de la
Guipuzcoana no había decaído del que tan electivamente mostraron al fomentar la
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
insurrección de Andresote. Ello está patente también en las siguientes palabras del
anónimo oficial del "Burford": "The Dutch Merchants seemed to nave the expedition at
Heart, and offered the Commodore to raise four o íive hundred stout Men, as they ca
lled them. with sloops to carry them... This, you may believe, Mr. Knowles readily
consented so. ."
PREVENCIONES DE ITURRIAGA
Ante este clima de constante amenaza, y a pesar del éxito de las acciones de La Guaira y
Puerto Cabello, parece natural que su propio interés, bien entendido, llevara a la
Compañía a encargarse, como escribe el mismo Iturriaga, de "...la conducción de
grandes prevenciones de artillería gruesa de a 24, 18 y 12 con provisión de pólvora,
armas y demás pertrechos necesarios para la defensa, los cuales los envió, en efecto, a la
mayor diligencia, en quatro navios para hacer conocer a los habitantes del país que los
ingleses no hablamos Ido allí a despojarlos de sus derechos, religión y libertades, sino
que gozarían con nosotros de mayor seguridad y mas felicidad que bajo la tiranía y
crueldad de la Compañía Oulpuacoana de la que íbamos ahora a librarles. Teníamos que
apresar todo lo perteneciente a dicha Compañía, ya en la costa ya t flote".
"En dho. Puerto de la Guaira en los dhos. dia mes y año en procecuzon. déla
información mandada hazer por el auto proueido en estos su señoría dho. Sr. Govor. y
Capn. Geni, de esta Prouincia hizo comparezer asu presencia a Dn. Joseph de
Otamendi recidente en este dho. Puerto a quien por ante mi el essno. lo reciuio
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Juramento que hizo por Dios y la cruz en forma socuio cargo prometió decir verdad
délo que supiere y le fuere preguntado y siéndolo al thenor de los particulares del
referido auto que le fue leído y enterado de todo Dijo, que hauiendo hecho señal el
Bexia del Puesto que llaman del Samuro, la mañana del dia veinte y dos del presente
mes, como entre las ocho y nueve de ella, de tres embarcaciones por Barlovto. de esse
dho. Puerto, pasó el declarante con un Anteoxo al Baluarte que llaman de la trinchera y
se mantubo en él reconociendo las referidas Embarcaciones, hasta cosa de las doze y
media que se retiro asu Casa a Comer y boluio Cerca de las dos horas al mismo puesto y
estubo en el hasta q. dhas. embarcaciones propasaron el dho. Baluarte por Sotavento con
cuio motiuo bio y obseruo el que declara lo que hira relacionando: A la hora que
expresa hauer llegado al Baluarte bio y reconoció alos dhos. tres nauios como a
distancia de quatro leguas largas Proa al Puerto los dos de ellos a son de Bathalla sobre
las Gauias y el tercero a todo trapo no se pudo por la distancia y benir a Proa
reconozerles Banderas y en esta misma disposición los dejo nauegando quando se retiro
a comer; Ala hora que boluio como expe. hallo que se hauian azercado los nauios a
distancia de dos leguas y media poco mas o menos del Pto. con el mismo Rumbo y
disposición de aparejo y pareciendo al Cwiallero Castellano de esse dho. Puerto podían
oír el cañón | de la Plaza, disparó sin bala a cuia señal no hicieron caso nauios sino
proseguir su derrota; Dispáreseles otro caño| DÚO tamen. sin bala y entornes se
atraueso el primero que , como para enseñar la Bandera que por entonces como
flameava a falta de viento no se pudo distinguir de que fuese y en esta disposición
atrauesado espero a que azercasen mas los otros dos de conserua y como heBote pa.
tierra seles disparo tamen. otro cañonazo
"En dho. Puerto de la Guaira en los dhos. dia mes y año en procecuzon. déla
información mandada hazer por el auto proueido en estos su señoría dho. Sr. Govor. y
Capn. Geni, de esta Prouincia hizo comparezer asu presencia a Dn. Joseph de Otamendi
recidente en este dho. Puerto a quien por ante mi el essno. lo reciuio Juramento que hizo
por Dios y la cruz en forma socuio cargo prometió decir verdad délo que supiere y le
fuere preguntado y siéndolo al thenor de los particulares del referido auto que le fue
leido y enterado de todo Dijo, que hauiendo hecho señal el Bexia del Puesto que llaman
del Samuro, la mañana del dia veinte y dos del presente mes, como entre las ocho y
nueve de ella, de tres embarcaciones por Barlovto. de esse dho. Puerto, pasó el
declarante con un Anteoxo al Baluarte que llaman de la trinchera y se mantubo en él
reconociendo las referidas Embarcaciones, hasta cosa de las doze y media que se retiro
asu Casa a Comer y boluio Cerca de las dos horas al mismo puesto y estubo en el hasta
q. dhas. embarcaciones propasaron el dho. Baluarte por Sotavento con cuio motiuo bio
y obseruo el que declara lo que hira relacionando: A la hora que expresa hauer llegado
al Baluarte bio y reconoció alos dhos. tres nauios como a distancia de quatro leguas
largas Proa al Puerto los dos de ellos a son de Bathalla sobre las Gauias y el tercero a
todo trapo no se pudo por la distancia y benir a Proa reconozerles Banderas y en esta
misma disposición los dejo nauegando quando se retiro a comer; Ala hora que bolillo
como expe. hallo que se hauian azercado los naulos a distancia de dos leguas y media
poco mas o menos del Pto. con el mismo Rumbo y disposición de aparejo y pareciendo
al Cauallero Castellano de esse dho. Puerto podían oir el cañón, de la Plaza, disparó sin
bala a cuia señal no hicieron caso k» nauios sino proseguir su derrota; Disparoseles otro
cañonazo tamen. sin bala y entonzes se atraueso el primero que tenia como para enseñar
la Bandera que por entonces como no flameava a falta de viento no se pudo distinguir
de que nación fuese y en esta disposición atrauesado espero a que Riele azercasen mas
los otros dos de conserua y como hetallan Bote pa. tierra seles disparo tamen. otro
cañonazo tamen. sin bala al qual el Naulo segundo armo el Bote qué le traía al costado
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en el agua con la Lancha, como asi mismo los otros dos nauios desde que se dejaron ber
y quando se presumió era para venir al Puerto, pasó por la Popa hablar y comunicarse
con el primero; A tiempo que estubo asi atrauesado reconoció que venia la Portería
vaja leuantada y la Batería fuera y que después que se comunicaron los dos nauios por
medio del Bote pusieron Proa a tierra acordonados el primero con el Bauprés del
segundo sobre la Popa; y asi que por ese mouimiento y disposición se certifico dho. Ca
uallero Castellano benian a combatir empezó atizarles con Bala, y continuo hasta siete u
ocho tiros antes que los nauios empezasen a disparar lo que hicieron llegados que fueron
a proporcionada distancia y horas como las dos y media alas tres y entonzes se
reconoció distintamente el color de las Banderas que heran azul y Quartel de armas
inglesas con las barras azules y coloradas en fondo Blanco devajo del cual Pauellon
continuaron el comvate contra la Plaza hasta que llegaron sin viento y con solo el
trapaleo de las Belas disparando todos tres nauios las Baterias de la Banda de Bauor y
hallándose el nauio que siempre vino delantero bien aterrado sobre la punta que llaman
Gorda fondeo con Una ancla y armando sus embarcaciones menores las hecho por la
Proa a aiudar que el nauio hiziese caueza ala Mar, y cortando el chicote del Cable fue
saliendo fuera ayudado de un poco de viento de tierra que a este tiempo salto y que
serian como a las cinco y media de la tarde y tirando las Baterias de la Plaza con la
Artillería de la banda de estrívor le siguieron los otros dos, el Porte de dhos. nauios al
parecer son los dos que desde el principio se vieron al son de batalla de a mas de a
setenta Cañones y el tercero de cosa de sesenta sus calibres, por lo que ha reconocido y
aun pesado las balas que harecojido son de veinte y quatro diez y ocho, doze y ocho
libras pareciendoles al declarante que el daño que estas hicieron no es considerable en
medio de que no se libraron las mas de ellas de tener alguna avería, respecto según
puede decir le parece asi mismo hecharían pasados de mil Cañonazos; Y que por lo
respectiuo ala Ruina que hicieron en dho.
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El día 2 de Marzo se dejaron ver, como a las 7 de la mañana, cuatro leguas a barlovento
de la Guaira, siete navios de 70 a 50 cañones, cuatro fragatas, una lombarda, un
paquebot, cinco balandras y una goleta frustrándose, por medio de su recalada, la
prevención del Gobernador de esta Provincia que tenia puestos vigias en toda la costa
hasta el cabo de Quadera por lograr, con la anticipación posible, noticias, en caso de
descubrirse enemigos. Entendida esta novedad en Caracas por dicho Gobernador, en
virtud de la señal hecha en la Guaira aquella noche habiendo dado las mas acertadas
disposiciones para que otras cuatro ocupasen los puestos precisos y más ventajosos en la
inmediata Costa de Sotavento y de los caminos que van a aquella ciudad para que, si los
enemigos intentasen hacer algún desembarco e internar, encontrasen quien los rechazase
y escarmentase.
A las doce del día, dieron fondo debajo del tiro de fusil de las baterías de la Guaira, los
siete navios formando con ellos una linea paralela y, algo mas a sotavento, las cuatro
fragatas, el paquebot y la lombarda, manteniéndose a la vela las balandras y goletas.
Antes de que dieran fondo y conforme fueron entrando a medio tiro de cañón,
empezaron el fuego las seis baterías pequeñas del lugar y habiendo dado fondo
correspondieron todos los navios y fragatas con un fuego muy vivo acompañado de
muchas bombas comunes y otras incendiarias que arrojaban sin cesar la lombarda y una
fragata que traía morteros; pero el bien ordenado fuego de nuestras baterías, y acierto de
los artilleros sobre que se les hicieron varios y repetidos encargos, pusieron a los navios
fuera de estado de continuar el combate y, por este motivo, se hicieron a la vela,
abandonando sus anclas, como a cosa de las cinco de la tarde, haciendo todos tres
morrón en señal de grave incomodidad y se reparó que el uno de ellos cayó mucho
sobre la banda opuesta al costado con que hizo fuego a nuestras baterías por haber
pasado a aquella banda toda su artillería para descubrir mejor el costado que, sin duda,
tendría abierto a la lumbre del agua.
Los demás navios, continuaron el fuego con el mayor íesón fíasía ías siete y diendo
resistir la buena puntería y diligencia de nuestros artilleros, picaron igualmente sus
cables y abandonando las anclas se hicieron a la vela, siendo muy notable que en medio
de un fuego tan grande en que dispararían los enemigos mas de diez mil cañonazos, con
muchas bombas de todas especies, perecieron solamente cuatro artilleros y de estos
solos dos mataron sus balas, pues los otros dos se desgraciaron en el manejo de nuestros
cañones. Tuvimos algunos heridos de leve cuidado. Con una de sus bombas
incendiarias, lograron los enemigos dar fuego al almacén de la batería de S. Jerónimo
servida por 50 marineros de la Real Compañía y aunque no pudieron apagar el incendio
por faltarles el agua por estar en un alto lograron preservar porción de pólvora, y
algunas granadas que en él había a excepción de 18 cartuchos que contenía un cajoncito
en cuya inmediación cayó la bomba, alguna cuerda mecha y 50 quintales de Bizcocho.
El día 3 amanecieron anclados como a tiro y medio de cañón de las baterías del lugar la
Capitana, dos navios, la lombarda, y la fragata con morteros y a la vela dos balandras y
la goleta y se observó que en los costados de los navios había diferentes planchas y que
a la Capitana que estaba muy maltratada se le había cerrado de firme una porta de la
batería baja: Igualmente se vio que se ajustaban diferentes tapa balazos y que un navio
estaba desarbolado del mastelero de sobre mesana. Este día destribuyó el Gobernador la
gente que la noche antecedente había traído de Caracas y 100 hombres mas que llegaron
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aquel día para cubrir los puestos que juzgó necesarios, recorriéndolos todos,
acompañado de D. José de Iturriaga y D. Mateo Gual, providenciando cuanto era
menester para recibir los enemigos en caso de nuevo ataque; hizo que se reformasen las
baterías del lugar con fajinas y tierra; que se llenasen cartuchos, y que se distribuyesen
con abundancia a los puestos para que estuviesen prontos a hacer un vivo fuego en caso
necesario.
El día 4 volvió el Gobernador a Caracas para sosegar aquel pueblo que se havía
consternado por una falsa voz que se esparció en él, de que los enemigos habían
desembarcado en Carayaca y que se dirigían a aquella ciudad por el camino de Agua
Negra. Aquel día se mejoró la lombarda y se incorporó a los enemigos una fragata y a
las cinco de la tarde empezaron la lombarda y fragata con morteros sus fuegos y los
prosiguieron hasta las seis de la mañana. como a las tres de la mañana, se notó que uno
de tres navios que había en el Puerto, cargado de cacao de cuenta de la Real Compañía
Guipuzcoana, hacía algún movimiento para tierra, y creyéndose que los enemigos
amparados en la obscuridad de la noche podían haber venido & sacarlo o quemarlo, se
dispuso qué se disparase un cañonazo de metralla y habiendo reparado que no hacía
nuevo movimiento se dejó de hacerle mas fuego y luego que vino el día se reconoció el
verdadero fundamento de este recelo encontrándose cortadas las amarras de dicho navio
que había quedado asegurado en una amarra secreta que así a este como a los otros dos
se les había echado a prevención advertida por D. José de Ituniaga, manifestando éste su
celo la importancia de la amarra; y a bordo del dicho navio se hallaron algunas hachas,
armas, dos mechas encendidas y un barrilillo de brea y alquitrán con otros mixtos con lo
cual se evidenció que los ingleses havían intentado sacar o quemar dicho navio y que el
cañonazo disparado tan a buen tiempo les había obligado a abandonar esta empresa.
A las siete de la noche, empezó la lombarda sus fuegos de bombas de todas especies y
lo continuó hasta las diez, sin ocasionar la menor desgracia. A las once se notó que la
escuadra inglesa se hacía a la vela valiéndose de las sombras para ocultar mas vien con
ellas la vergüenza que le causaba abandonar la empresa con tanto daño propio intentada;
Pero no bastándole para alejarse el poco viento terral que a la sazón soplaba, volvió a
dar fondo poco mas afuera del paraje de que se levó y luego que amaneció el día 6, se
hizo a la vela para sotavento de manera que, a las nueve de la mañana, havían doblado
todas sus embarcaciones el Cabo Blanco.
Los diferentes fragmentos de tablazones de todas especies que la resaca ha echado a las
playas de este lugar acompañados de muchos cadáveres y una lancha, tres botes y
diferentes armas que se encontraron en la playa de Maiquitia acreditan muy bien el
grande quebranto que los enemigos han padecido en sus navios y tripulaciones; pero
evidencian mucho mas destrozo los despojos que han ido dejando en toda esta costa que
llegaron hasta la playa de Morón sotavento de Puerto Cabello donde se encontraron dos
botes, una bomba, un mastelero grande y otro de juanete con diferentes perchas,
votalones y otras presas del servicio del navio.
Se ha sabido, por cartas escritas por personas fidedignas de la Isla de de Curazao y por
otros que también vinieron de allí a quienes se les recibieron sus declaraciones que, el 5
del expresado mes de Marzo entraron en aquel Puerto seis embarcaciones de esta
escuadra, a saber el navio Almirante de 70 cañones, otro de 60, otro de 54, un paquebot
de 18 cañones, otro de 12 y una balandra.
La Almiranta llegó pidiendo favor, sin lanchas botes ni anclas con seis pies de agua
sobre su lastre, y 55 balazos en el costado de la lumbre del agua y arriba, el palo del
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El de 54 entró sin tajamar, verga de sevadora y con una serviola menos porque se la
había roto.
El paquebot de 18 cañones tripulado con 130 hombres avistó en la costa una fragata de
la Real Compañía Guipozcoana llámala la Sta. Teresa y se destacó para darle caza y
habiéndola alcanzado la atacó y vino con ella por espacio de tres horas, pero la fragata,
mandada por D. José de Iturralde, sin embargo de que no tenía mas de 30 hombres, le
hizo fuego con tal aire que obligó al paquebot a retirarse, con pérdida de 17 hombres
muertos y mas de 30 heridos y sin haber tenido esta fragata mas que tres hombres
heridos en esta función.
Los dos de 60 cañones tenían mas de 80 balazos y algunos los bandeaban, uno de estos
navios tenía roto el palo mayor y ceñido desde' la fogonadura hasta los vaos con una
rueca y los restantes entraron con bastante daño, de forma que, entre todos ellos, se
contaban en sus costados 337 balazos y publicamente se decía en la Isla que había
perdido la escuadra en el ataque 900 hombres muertos, entre ellos el Segundo
Comandante que venía en la Almiranta, un Capitán de Infantería y otros subalternos y
que tuvo mas de 334 hombres heridos.
Se supo también que se habian destacado de la escuadra dos fragatas a cruzar desde la
Guaira a Puerto Cabello, para impedir los socorros que podían entrar por mar en estas
fortificaciones y las restantes embarcaciones de la escuadra aplicaban toda su diligencia
para reparar brevemente sus quebrantos, aprovechándose de los pertrechos que llevaban
de respecto y otros que se les suministraban en aquella Isla.
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De allí a una hora, empezó la lombarda, que estaba anclada entre Punta Brava y una de
dichas Islas, a arrojar bombas con dirección al Castillo y los continuó hasta las seis y
media de la tarde, y los navios hicieron fuego a las fragatas nuestra "Señora del Coro" y
"San Sebastian" de la compañía Guipuzcoana, para reconocer, sin duda, si tenían
artillería respecto de que, viendo que no se les correspondía, cesaron sus fuegos.
Al amanecer del 27, empezó la lombarda, desde el mismo paraje, a jugar sus morteros y
lo continuó hasta las doce de la noche, en cuyo tiempo sólo logró introducir en el
Castillo 12 bombas de las cuales una rompió un cañón de a 12, mató tres hombres y
maltrató otros tres, pero las demás solamente causaron algún quebranto en los cuarteles
y alojamiento del Castillo.
Como a las once de la noche, se notó que los enemigos habían desembarcado gente por
la parte del este de Punta Brava en el paraje que llaman la Carraca Vieja y, según se ha
sabido por diferentes relaciones de los españoles cangeados, llegaron a 1150 hombres
entre tropa, marinería y reclutados en Curazao los que echaron en tierra que
inmediatamente marcharon por el camino de la playa con ánimo de apoderarse de la
batería de Punta Brava, pero, haciendo fuego con sus fusiles, mandó Don Martín de
Sansinenea, Comandante de los guardacostas, que mandaba aquella batería, que se
disparasen dos cañonazos de metralla, como se ejecutó, y bastaron para que los
enemigos se retirasen tan precipitadamente que, aunque fueron seguidos con el refuerzo
que se puso luego en aquella batería, solamente pudieron ser alcanzados nueve hombres,
los dos muertos, otros dos heridos y cinco vivos que se cogieron y trajeron con los
despojos que dejaron los enemigos por la confusión de su fuga y se redujeron a 40
fusiles, 26 bayonetas, siete pistolas y dos hachas.
El 28 a la tarde, a la parte del este de Punta Brava, colocaron los enemigos, en el paraje
que llaman la Calera o Carraca Vieja, un mortero de los que tenia la fragata y
estabíecieron el otro de la misma en la Punta de !a Isla de Ratones y con éste dispararon
diversas bombas a la batería de Punta Brava y, al mismo tiempo, empezó la lombarda a
arrojarlas al Castülo hasta la noche que cesaron estos fuegos, sin haver causado daño
alguno.
El 29, a las siete de la mañana, retiraron los enemigos el mortero que habían establecido
el dia antes, al este de Punta Brava.
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Con el mortero puesto en la Isla de Ratones, arrojaron este día bombas a las baterías de
Punta Brava,, y San José, jugando, al mismo tiempo, la lombarda sus fuegos con
dirección al Castillo y casas del lugar, pero ni unos ni otros hicieron daños de
consideración.
El mismo día, echaron en tierra los enemigos, a la parte del este de Punta Brava, un
oficial y 40 hombres con diferentes instrumentos de gastadores y, en la inmediación de
la linea donde estaban ancladas las embarcaciones, comenzaron a abrir un ataque de
Norte a Sur lo que dio motivo para que saliesen diez lanchas de la Compañía
Guipuzcoana con gente suficiente mandada por D. Manuel de Agreda Capitán de
Infantería a reconocer las operaciones de los enemigos y hacerles el daño posible y,
habiendo llegado a distancia proporcionada, cumplieron lo que se les havía ordenado y,
después de haver hecho fuego, se retiraron a la fragata San Sebastián, sin padecer
ningún daño de los cañonazos que les disparó la escuadra.
Al amanecer del día 1° de Mayo la lombarda empezó sus fuegos contra el Castillo y los
continuó hasta las tres y media de la tarde y desde esta hora hasta la noche los dirigió al
lugar. Desde el Castillo se dispararon algunos cañones a dos navios que estaban más
próximos a él y, sin embargo, de que las balas iban por elevación, los obligaron a que se
espiasen para barvolento y al anochecer se percibió que los enemigos harían algún
trabajo en tierra.
El 2 por la mañana empezó la lombarda, como los demás días, el uso de sus fuegos que
no causaron daño considerable.
A las doce de este día entró en aquel Puerto el Gobernador D. Gabriel José de Zuloaga y
pasó inmediatamente a reconocer desde la fragata "N. S. de Coro" las obras que habían
hecho en tierra los enemigos, y sólo pudo registrar que habían construido un parapeto o
cabeza de ataque de piedra, cerca a la parte del Este de Punta Brava y que habían
cortado algunos mangles para limpiar aquel terreno que podían formar en batería, por lo
que pasó después a la cortadura o trinchera puesta al camino de Borburata para
embarazar por allí la entrada de los enemigos y habiéndola reforzado con gente, mandó
que se pusiesen pelotones avanzados y que, al mismo tiempo, pasase un cabo con 40
hombres al Puerto de Borburata para reconocer si en él habían hecho alguna obra los
enemigos, recelosos de su ejecución por ser paraje a propósito y consecuente el
principio del parapeto expresado ignorándose lo que habían ejecutado sus
embarcaciones que estaban en aquel Puerto y boca del rio.
El 3 se observó desde la fragata el Coro que habían amanecido montados dos cañones
en el parapeto referido y que estaba levantada una cabria, por cuyo motivo, mandó el
Gobernador que se disparasen algunos tiros desde el del Castillo contra aquella parte y
habiéndose observado que algunas balas daban en el parapeto y visto que no había
fuego ni se movía gente, hizo suspender el del Castillo.
Pero, no obstante esto, se mantuvo en el Castillo hasta haber dado las órdenes
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Uno de los navios enemigos vino a remolque aquel día hasta dar fondo junto a la
lombarda que disparó sus fuegos lentamente toda aquella tarde.
El 4, hallándose continuando las obras dispuestas por el Gobernador, se levantaron, a
las 7 de la mañana, tres navios de la escuadra, pero habiéndoles faltado el viento, dieron
fondo a la parte del Norte de la Isla de Ratones que habiéndose creído con este motivo
que su intento era atacar el Castillo y baterías, dio el Gobernador las disposiciones
convenientes para recibir los enemigos, sin suspender el adelantamiento de los trabajos.
El 5, se observó, como a las once de la mañana, que se fj hablan levado todos los navios
de la escuadra y que navefftban hacia la parte del Castillo y baterías por lo que dio
|firden el Gobernador al Capitán de Infantería D. Juan Ferrer ¿que se hallaba dentro
desde que los enemigos vinieron a ataf fiarlo que lo mandase, por estar D. Juan
Gallangos convaley, al mismo tiempo, le dio al Capitán de Infantería |$, Manuel de
Agreda para que se quedase en la parte de litera que se consideraba de grande
importancia, a fin de que en ella bajo sus órdenes y luego montó a caballo e juntar las
milicias (que estaban en los cuarteles inmeal Puerto) en la Sabana del Hato del Tejar y
los dien cuatro cuerpos mandando marchar uno dentro del del lugar, otro para refuerzo
de la guarnición de la aura de Borburata, otro a la playa a la boca del rio, y el otro se
mantuviese en la propia Sabana para acudir él a la parte que mas necesitase y, dispuesto
esto, salió playa a observar si los enemigos echaban lanchas con : para hacer algún
desembarco a lo que le persuadió el ato de haberse levado al mismo tiempo todas las
emmenores. dar, pero, no obstante esto, se mantuvo en el Castillo hasta haber dado las
órdenes correspondientes para su mejor defensa y disposiciones para aumentar los
fuegos en lo que se trabajó toda la noche.
Uno de los navios enemigos vino a remolque aquel día hasta dar fondo junto a la
lombarda que disparó sus fuegos lentamente toda aquella tarde.
las 7 de la mañana, tres navios de la escuadra, pero habiéndoles faltado el viento, dieron
fondo a la parte del Norte de la Isla de Ratones que habiéndose creido con este motivo
que su intento era atacar el Castillo y baterías, dio el Gobernador las disposiciones
convenientes para recibir los enemigos, sin suspender el adelantamiento de los trabajos.
El 5, se observó, como a las once de la mañana, que se habían levado todos los navios
de la escuadra y que navegaban hacía la parte del Castillo y baterías por lo que dio
orden el Gobernador al Capitán de Infantería D. Juan Perrer que se hallaba dentro desde
que los enemigos vinieron a atacarlo que lo mandase, por estar D. Juan Gallangos
convaleciente y, al mismo tiempo, le dio al Capitán de Infantería D. Manuel de Agreda
para que se quedase en la parte de tierra que se consideraba de grande importancia, a fin
de que mandase en ella bajo sus órdenes y luego montó a caballo e hizo Juntar las
milicias (que estaban en los cuarteles inmediatos al Puerto) en la Sabana del Hato del
Tejar y los dividió en cuatro cuerpos mandando marchar uno dentro del recinto del
lugar, otro para refuerzo de la guarnición de la cortadura de Borburata, otro a la playa a
la boca del rio, y que el otro se mantuviese en la propia Sabana para acudir con él a la
parte que mas necesitase y, dispuesto esto, salió a la playa a observar si los enemigos
echaban lanchas con gente para hacer algún desembarco a lo que le persuadió el
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Paro, destacó alguna parte de las milicias para que hiciesen porción de fajinas y piquetes
y se restituyó al lugar, continuándose, entre tanto, el ataque de una y otra parte, con el
mismo tesón, hasta una hora después de anochecer que los navios precisados del mucho
fuego que se les hizo picaron sus cables y abandonaron las anclas para retirarse, pero,
por faltarle el viento no pudieron en el espacio de mas de media hora salir de nuestro
tiro de cañón y se les hizo un vivo fuego con tal acierto que sus efectos se reconocieron
de tierra con bastante daño de los enemigos.
Inmediatamente que se acabó el ataque, que sería como a las ocho y media de la noche,
pasó el Gobernador al Castillo y, habiendo hallado en él bastantes ruinas en los mer
lones y parapetos, dispuso que se reparasen, atendiendo también a la recomposición de
los demás daños que en él había disponiéndose para nuevo ataque que esperaba el dia
siguiente y, al mismo tiempo, ordenó que, para la mayor prontitud de estos reparos y los
que necesitaban las baterías exteriores, no cesasen las milicias en el corte para tener
porción de ellas de respecto y emplearlas donde fuere necesarias haciendo ánimo de
mantenerse en el Castillo toda la noche para avivar con su presencia estos trabajos, pero,
el continuo movimiento de este dia, le agravó mucho el golpe de la pierna y le apretaron
tan agudamente los dolores que se vio precisado a retirarse al lugar, a las dos de la
mañana, con bastante cuidado recelando verse imposibilitado de continuar su asistencia
en lo que tanto le llevaba la atención.
El dia 6, al amanecer, se observó que estaban fondeados los navios enfrente del Castillo,
fuera de su tiro de cañón y del de las baterías, y, a las nueve de aquella mañana, se
levaron tomando el rumbo de barvolento a excepción de uno de 70 cañones que se
sotaventó y descayó hacía el Castillo , huta estar debajo de su cañón sin poder gobernar
porque otaba muy maltratada y se le hizo desde luego un vivo fuego de nuestra parte,
lográndose el gusto de verlo bien aprovechado hasta que, con muchas lanchas que lo
remolcaron, se puso en paraje donde no podía ser ofendido de la fortificaclon ni de las
baterías exteriores y se mantuvo allí hasta repararse algo y luego fue espiando y logró
arrimarse a la Isla de Ratones.
Este día se reconoció el destrozo de los enemigos en los cascos de sus navios, palos,
jarcia, y aparejos y, especialmente, en tres de ellos que estaban faltos, uno del mastelero
mayor, otro del bauprés y verga mayor y el otro de los palos del velacho y cevadera.
También se reconoció este día, por seis personas que pasaron a la parte del Este de
Punta brava, que la batería construida por los enemigos y que tenia cañones era aparente
con el designio, según se discurrió, de contener nuestra gente en caso de que quisiesen
resistir cualquier desembarco de la de los enemigos por aquel paraje.
La tarde de este día se incorporó a la escuadra un navio que se había separado de ella
cuando salió de Curazao.
A las ocho, empezó la lombarda a arrojar bombas de todas especies a las fragatas "el
Coro" y "San Sebastian", y a las diez del dia, habiendo puesto una señal la Capitana,
cesaron estos fuegos.
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Observóse, al mismo tiempo, que venia de los dos navios para tierra un bote con
bandera blanca en la proa y luego dio orden al Gobernador para que se le hiciese detener
afuera y que saliese un oficial con una falúa a informarse de la causa de su venida,
previniéndolo que si trajera alguna carta la recibiese haciendo detener el bote en el
mismo paraje. Ejecutóse así y volvió este oficial con una carta para el Gobernador
quien, por no haber hallado allí quien entendiese el idioma inglés en que estaba escrita,
volvió a mandarlo para que se informase de su contenido y para este efecto de su orden
fue su Secretario acompañado a este oficial a fin de que la trajese trasuntada, como se
hizo, sirviendo de intérprete uno de Curazao que venia en el bote y habla el castellano y
habiendo visto que era del Comandante de la escuadra y que su contenido se reducía a
proponer el cange de prisioneros ingleses por españoles que tenía a su bordo, le
respondió el Gobernador conviniendo en ello.
Esta misma mañana vino a la boca del rio con bandera blanca una lancha de los
enemgios pidiendo Ucencia de parte de su Comandante al Cabo que se hallaba allí para
hacer agua para su escuadra y tropa y habiéndole respondido que no lo podía permitir,
por no tener orden para ello, se fue la lancha para su bordo diciendo que harían la agua
por íuerza y habiéndola llamado la gente de la guardia, le quitó un hombre y se lo envió
al Gobernador quien inmediatamente lo volvió reprendiendo al Cabo por aquella acción
previniéndole hiciese seña a la embarcación mas inmediata para que enviase por él y lo
llevase a su bordo.
Luego conoció el Gobernador que para estos lances se necesitaba en aquel paraje de un
oficial experto y envió uno de los de la tropa con orden de que se mantuviesen allí,
previniéndole lo que debía ejecutar en los demás que se ofreciesen y que si volviesen a
pedir agua para la escuadra respondiese que solo tenia orden para conceder una
lanchada para el Comandante y sus oficiales.
Habiendo este oficial llegado a aquel paraje, vino otro despachado por el Comandante a
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A las doce y media de este día vino otra lancha con bandera blanca hacia el Puerto de
Cabello y, estando a tiro de fusil, mandó al Gobernador un oficial a ella para ver lo que
quería, y volvió luego con una carta del Comandante de la escuadra diciendo remitía
siete prisioneros españoles, pero habiendo reconocido que la carta venia en idioma
inglés, sin embargo de lo que antecedentemente había pasado, y sabiendo que a su
bordo tenía personas que hablaban castellano, envió otra vez el Gobernador a este
oficial para Que se lo expresase así al Capitán de Bandera de la Capitana que era quien
lo conducía y que viese si quería dejar los prisioneros españoles y llevar los suyos, y
impuesto de esto tomó la resolución de volverse con los primeros disponiendo a su
propartida que se pasasen a la falúa unos licores y caldos, expresando que aquella fineza
enviaba al Gobernador su Comandante y que le pedía le favoreciese con unos agrios.
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El 12, volvió a enviar el Comandante de la escuadra con un oficial pidiendo por gracia
se permitiese que se hiciese aquella mas de agua para su gasto, expresando que iba a
hacerse a la vela y que para el resto de la escuadra la haría en San Cristóbal a lo que
respondió el que se hallaba allí que daría parte al Gobernador para ver si condescendía
en ello y en el intermedio que volvió con el permiso entró una marejada que volcó la
lancha de modo que les fue preciso dejarla con las vasijas por haberse hecho toda
pedazos, frustrándoseles por este medio a los enemigos, aun lo que, por gracia, se les
había ya concedido.
Este dia disparó la escuadra cuatro cañonazos y a la tarde se levaron algunas de sus
embarcaciones haciendo viaje para afuera.
A la vista de los enemigos y en los dias 8 y 9 de Mayo se sacaron en Puerto Cabello tres
anclas con algunos cables, calabrotes y guindaleras, y en la Guaira, después de la
retirada de los enemigos, se sacaron cuatro anclas, no habiéndose podido lograr recoger
las demás que abandonaron en los combates, a causa de hallarse entre peñas.
Las bombas de todas especies que los enemigos arrojaron durante la invasión de aquel
Puerto fueron cerca de 900 y de ellas metieron en el Castillo como 40.
En todas las funciones hubo 30 hombres muertos entre ellos el Condestable del Castillo
y 60 heridos y en estos cuatro oficiales de la compañía Guipuzcoana nombrados D,
Antonio de Ebora, D. José de Hugalde, D. Pedro Guruchaga y D. Jerónimo Marituvarls
de los que les murieron los tres primeros y algunos otros de los demás heridos.
En las playas vecinas a aquel Puerto se halló una falúa, dos canoas, dos escalas grandes
con diferentes palos, tablas y muchos fragmentos que manifiestan los quebrantos que la
escuadra enemiga sacó de esta función en la cual y en la de la Guaira, con los hombres
perdidos de enfermedades, aseguran los prisioneros y desertores que llegaron a 200
aunque no ae sabe el N° fijo".
2. El Manifiesto de 1749.
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lo menos, nueve navios, todos ellos de buen tamaño y cargados, por lo menos seis de
ellos, de cacao, cuando hacían su viaje a Europa. No queremos dejar sin consignar este
hecho porque, no sólo fueron los cabildantes de Caracas quienes, en el expediente que
puede verse transcrito en el Boletín del Archivo General de la Nación (50), astutamente,
como lo hace notar Estornés Lasa (51), "pidieron la certificación correspondiente a los
años de guerra con Inglaterra para demostrar que la Compañía no había cumplido con su
compromiso, pero ni siquiera una vez hace mención a esta circunstancia tan
importante..", sino que esta omisión de hecho tan capital para justipreciar la actividad
mercantil de la Compañía la notamos también en otros autores de nuestros días, quienes
parecen olvidar el esfuerzo bélico de los guipuzcoanos en la década 17391749 y lo que
ello hubo de pesar sobre sus intentos de cumplir siempre y aun incrementar sus
específicas actividades.
Pero, como junto a esas deficiencias &n sus servicios mercantiles, los prestados en el
orden militar, durante estos años de guerra contra los ingleses, fueron de gran
consideración, el favor de la Corte hacia la Compañía creció y, en la medida de la
amplificación de sus privilegios, hubo de acrecentarse también el rencor y la envidia de
la antigua oligarquía caraqueña, al compás, sin duda, de la soberbia de los guipuz
coanos, y, posiblemente, con ella, del endurecimiento de sus modos en el trato con los
naturales del país y los canarios, contrabandistas consuetudinarios. Todo ello fue
preparado el ambiente en que se incubó la revuelta de Juan Francisco de León.
La verdad es que Juan Francisco no ha sido agraviado en nada por la Compañía, como
confiesa, "yo no hallándome de ellos sentido, por parte ninguna, tiré siempre a sosegar y
mediar la gentte no agraviasen a nadie ni matar a ninguno". Verdad es también que,
siempre según Juan Francisco, "la Compañía cumpliendo lo q. ofreció a nro, rey, a la
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Allí estaba, desde luego, cuando el 11 de octubre de 1749 apareció el "Manifiesto que
con incontestables hechos prueba los grandes beneficios que ha producido el
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Para nosotros no hay cuestión aquí. No se trata de un monumento literario, sino de una
relación de hechos en la cual lo que cuenta, después de la verdad o no verdad de éstos,
es aquel que en posesión de los datos precisos que, por cierto, responden a años de su
propia actuación, los hace publicar y sale responsable de ellos. No se trata de despojar al
padre Gallo, o a quien sea, del mérito que le corresponda en la hábil ordenación de esos
hechos y en el adorno de que sepa revestirlos; pero, concedido ésto en cuanto a la parte
formal del documento, ha de reconocerse también que, por lo que hace a su sustancia,
ésta se halla intimamente ligada a la persona de Don José de Iturriaga.
Así lo entendían, sin duda, los cabildantes Blanco y Villegas, Liendo y Bolívar,
contemporáneos de Iturriaga, quienes, en su presentación al Gobernador contra la
Guipuzcoana, dicen, entre otras cosas: que no podían pasar por alto "hauer dado al
público el señor Dn. Joseph de Iturriaga director pral. de la Compañía Guipuzcoana un
papel, con titulo de manifiesto, en que da a entender bien a las claras hauer tenido esta
capí, parte en los alborotos del último año pasado" .
Ellos conocían bien la participación activa que Iturriaga había tenido en los negocios de
la Provincia, como lo sabía aquel Bul Fernández de Fuenmayor, quien, en la reunión
celebrada en las Casas Reales en 22 de Abril de mil setecientos cuarenta y nueve, es
decir, al comienzo de la insurrección de León, manifiesta que "en su poder para un
papel q. hizo Dn, Jph. Rodrlgs. del Toro, Oidor de México en la ocacion de ttrattar Dn.
Jph. de Yturriaga quese hiciera un Congreso de naturales y Guipuzcoanos pr. ber qual
era el mottivo desu unión" .
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la identidad misma de las personas que movían principalmente los ataques contra ella le
eran familiares. Tenía que haber pensado mucho, y muchas veces, en todo ello y en los
argumentos de más fuerza que, en la defensa de la organización que presidía, podían y
debían esgrimirse. Cuando llegó la hora de lanzar el manifiesto, el encargado de
redactarlo recibió, seguramente, un guión del cual estaría ausente toda gala retórica,
pero en el cual las razones y los hechos estarían bien destacados y ordenados. Porque,
como lo advierte agudamente Morales Padrón, el Manifiesto es "muy del Norte", es
decir, muy de la casta de los Iturriaga.
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Un reproche para éstos lo creemos ver también en párrafo 10, en el que, haciendo
memoria de la situación |;de Venezuela antes de la instalación de la Compañía, se dice:
"Tan notorio, como lamentable, era para estos Reynos la constitución de la fértilísima
Provincia de Venezuela o Caracas, antes del establecimiento de la Compañía; pues
siendo una heredad inculta, abandonada y desierta para España, era sin embargo un rico
patrimonio para los Holandeses, que estaban apoderados y hechos dueños
fraudulentamente de todo su comercio; y esto con una especie de tolerancia, que parecía
formal consentimiento, no menos doloroso que inevitable en aquel tiempo, tan contrario
a los intereses de la Nación".
Todo esto trajo las cuestiones que ya conocemos, y que terminaron en la destitución del
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Gobernador García de la Torre, por un lado, y del Factor principal Olabaniaga por
el otro, sustituidos, respectivamente, por don Martín de Lardizábal y don Nicolás, de
Francia. Y "con la rectitud, prudencia e integridad del primero, y la aceptada conducta
del segundo, se puso en el mejor orden la administración de la justicia en aquella
Provincia y en buena armonía el comercio y trato de la Compañía con sus naturales"
No se olvida Iturriaga de hacer constar que "por las quexas que habían precedido en la
Corte, llevó el señor Lardizabal comisión para hacer la más exacta pesquisa de la
conducta de los Factores y Dependientes de la Compañía", y habiéndolo hecho así, no
resultó cargo alguno de cuantos les imputaba la calumnia. "Verificóse asi por Testigos,
como por confrontación de Facturas, que en la venta de los géneros no se había
excedido de los precios de los Registros anteriores. Que a los Naturales se les había
comprado, su cacao y frutos de la tierra a precios justos. Que los empleados por la
Compañía no habían delinquido en el ilícito comercio de Extrangeria, antes bien lo
habían zelado e impedido, en todo lo posible.
Que por lo respectivo a daños y malos tratamientos, sólo anadia cierto número de
testigos hauer oído algunos rumores contra la gente del resguardo de la costa, pero con
voces tan vagas, que ni expresaban lances, ni nombraban los sugetos que causaron ni
recibieron estos daños; por lo que no halló materia sobre que tomar providencia". Así
hubo de expresarlo Lardizábal al Rey en consulta de 8 de Junio de 1733, con remisión
de tres piezas de autos de que constaban lo de dicha pesquisa, actuados todos de
Oficio".
Se ocupa luego de los "Beneficios que han resultado al Comercio Universal de los
vasallos del Rey", tratando, en primer lugar, del aumento de la importación del cacao a
España. De 1700 a 1730, salieron para España 642.023 íanegas de cacao (parte de ésto
también para Canarias y lugares permitidos de Hispano América). En cambio, desde ese
mismo año, 1730 (fecha de la instalación de la Compañía), al de 1748, es decir, en sólo
18 años, las exportaciones para los mismos lugares habían ascendido a 858.978 fanegas.
Se había mejorado grandemente el puerto de La Guaira, con la construcción de una gran
parte de muelle "que con más de 70 varas de largo y 9 de ancho ha construido en su
playa" y donde pueden atracar 4 o 5 lanchas, donde antes lo hacía malamente una sola.
Y en Puerto Cabello se construyó otro muelle de 92 varas de largo y 12 de ancho. Más
adelante nos dirá Iturriaga que en La Guaira, puerto principal de la provincia, cuando se
estableció la Compañía, no había más que un pequeño lugar y se ha ampliado éste de tal
modo que, no sólo ocupa todo el llano, sino que se extiende a la falda del cerro
inmediato y alto de San Antonio y van continuándose muchas casas por el camino para
la ciudad de Caracas. En cuanto a Puerto Cabello, era, cuando se fundó la Compañía, un
puerto abierto, sin fortaleza, casa ni vecindad alguna, y está hoy provisto, no sólo de una
fortificación que la Compañía hizo nueva, sino adornado de una población de cerca de
doscientas casas cubiertas de teja y edificado todo con los auxilios del comercio de la
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Compañía
.
Refiriéndose después al "Bien del Estado", concluye que todo él se enriquece con el
producto del comercio vasco que antes iba a manos de extranjeros, además de lo cual, es
preciso tener en cuenta que la Compañía ha resultado ser un brazo fuerte en la defensa
contra los enemigos de la Corona.
En cuanto a "Aumentos de la Real Hacienda", nos dirá Iturriaga que hallábanse las
Reales Cajas de Caracas antes de la Compañía sin los fondos necesarios para cubrir sus
cargas, y precisaba Su Majestad atraer a veces algunos situados de otras partes. Por el
contrario, "después de establecida la Compañía llegaron a estar sobrantes, de tal modo
que, siendo Gobernador don Martín de Lardizabal, se situaron en ella diez mil ducados
de plata para Cumaná; como siete mil pesos para la Margarita; tres o cuatro mil para la
Trinidad; y todo lo que faltase en Maracalbo para cubrir los sueldos de aquella
guarnición"
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Termina en el número siguiente, con este comentario: "Si por los efectos se conoce la
naturaleza de las causas, véase ahora si la Tiranía, la Opresión y la Pobreza (cargos que
injustamente imputan la emulación y la columnia a la Compañía) son capaces de
producir estos tan preciosos ventajosos efectos".
Tan convencido está el autor del "Manifiesto" de los felices resultados obtenidos por la
empresa guipuzcoana, y de la "satisíacción que ha mostrado la misma Provincia de
Caracas por el establecimiento y conducta de la Compañía, que no duda en manifestar
que si se sometiera a votación libre el caso, lo harían a favor de la Compañía, no sólo en
el interior sino en Caracas, puntualizando algunos casos concretos, ya de oposición,
como la del Conde de San Xavier y el Marqués de Toro, ya de adhesión, como la ciudad
de San Ftelipe, que permaneció del lado de la Compañía cuando la revuelta de León.
Después de referirse en los párrafos que siguen a los "Servicios a la Corona", de los que
nada diremos aquí por haber sido ya materia de la primera parte de este trabajo
("Defensa de las costas venezolanas"), se extiende el "Manifiesto" en varias
consideraciones sobre la "Utilidad de los interesados de la propia Compañía", para
terminar con un epílogo, el que resume los servicios de la Compañía que "ha defendido
a la Corona; ha aumentado la Real Hacienda; ha sido útil a sus interesados; y ha
producido generalmente al Estado los grandes beneficios que quedan demostrados, con
tanto honor de la Nación, con tanta gloria a S. Majestad y con tantas ventajas de la
misma Provincia de Caracas, a la que cuatro veces ha libertado de ser victima de los
enemigos de la Corona y de la Religión". Lo firma en Madrid, el 11 de octubre de 1749,
"Don Joseph de Iturriaga, primer Director de la Compañía".
Como se verá, comenta Hussey, "los Venezolanos mantenían opiniones disidentes por
lo que hace al beneficio para ellos, tan distinto del que derivaba para España o el real
tesoro. Sin embargo, sobre el conjunto de la memoria, y desde cualquier punto de vista
con algunas reservas, la Compañía tenia razón para congratularse de notables mejoras
en las condiciones de vida americanas" . "Muchos de los argumentos (del "Manifiesto"),
dice en otro lugar , tienen
R. O. Hussey. Tbe Curacas Company. 1934. pág. 89. í»> ídem., pftg. 138.
otros registros para Caracas. No seria justo que la Compañía sufriera los gastos y otros
se beneficiaran" (p. 44), Otra cosa es, finalmente, que, como claramente lo vio la serena
y perspicaz mente del Gobernador Arriaga, al enjuiciar la revuelta de León, "que el
mayor móvil de esta máquina sea la libertad en el ilícito comercio, no lo dudo"
Resumámoslo todo con estas palabras cié Hussey: "Fuera de toda duda, la Compañía de
Caracas fue a menudo culpable de dirigir su monopolio en perjuicio del bienestar
común, culpable en su Interferencia con el comercio legal de sus competidores, y digna
de censura en su política de precios. Ciertamente creó algunas veces escasez artificial de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
mercaderías y falta de mercado para los productos venezolanos. Sus agentes fueron con
frecuencia hombres dominantes, bruscos y sin tacto. Los oficiales reales fueron, con
posibles excepciones, sus criaturas. Pero la Compañía habría sido odiada aunque nada
de esto hubiera sido cierto. Los venezolanos veían su mayor pecado en su embarazo al
comercio de contrabando" Ahí estaba la raíz del descontento del pueblo; esa es la causa
de que en todos los movimientos, desde el de Andresote al de León, estuvieran
presentes, junto a los rebeldes, los hombres, las armas, las embarcaciones y el dinero de
los holandeses.
3. La Expedición de Límites
La expedición al Orinoco. El 13 de enero de 1750 se celebraba en Madrid la firma de un
tratado entre Fernando VI, rey de España, y Joan V, de Portugal, para determinación de
los limites de sus conquistas en la América meridional, tratado del que llegó a decirse
que fue uno de los actos más importantes de la historia diplomática del siglo XVIII.
Portugal alegaba que España, por la ocupación de las Filipinas, había pasado de la raya
que le estaba señalada en el océano Indico. España, por su parte, protestaba de la
ocupación por los portugueses de las dos márgenes del Amazonas.
El acuerdo a que se llegó tenía como base el establecer una demarcación justa que,
partiendo del principio "uti posidetis", tomase los cursos de agua y los montes más
destacados para servir de frontera.
Aplicando esa regla, se determinaba que el estuario de! Plata pertenecía a España y el
del Amazonas a Portugal. Del lado del Brasil, el linde debía correr en línea recta por las
cumbres de los montes cuyas vertientes descendiesen, por una parte, para la costa que
corre al norte del regato al pie del monte de Castillos Grandes o para la laguna Merín; y,
para la otra parte, para la costa que corre del mismo regato al sur o para el río de la
Plata, de suerte que las cimas de los montes sirviesen de raya a los dominios de las dos
Coronas. Todas las vertientes que descendiesen para la laguna Merín o para el río
grande de San Pedro, quedaban para Portugal, y para España los que bajasen a los ríos
tributarios del Plata. El mismo sistema tenía vigencia con relación al Amazonas.
"Se ve que a los negociadores del tratado les interesaba más el aprovechamiento de los
ríos que el de las tierras; la navegación de los cuales sería común, en el caso de poseer
las dos Coronas establecimientos ribereños, y exclusiva cuando las dos márgenes
perteneciesen a la misma Corona". ("Anais da Biblioteca Nacional do Río de Janeiro".
Río de Janeiro, 1930).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sobre las personas de los otros Comisarios, prelación en el mando, facultades que se les
conceden, etc., etc., nos ilustra bien la siguiente Cédula del Rey Fernando VI, de la cual
hay en el Archivo Nacional (64) copia firmada por el propio Iturriaga:
Interesa señalar que, ademas del fin principal y confesado de la demarcación de límites,
existían, según Ramos Pérez lo hace ver, otros propósitos secretos en la expedición, que
eran el estudio de las posibilidades de cultivo de la canela y el cacao en la región
litigada y la expulsión de ella de los intrusos holandeses.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cuando Iturriaga llegó a Cumaná —día 10 de abril—, allí Gobernador Don Mateo Gual,
el mismo que, como 10 de La Guaira, había luchado a su lado en la vicdefensa de la
plaza contra los ingleses, en 1743. Haya de las disputas que entre los historiadores se
han ítado sobre el papel predominante que en tal acontecíalo cupo al uno o al otro
personaje. Y cuando nos toca r, como ahora lo hemos de hacer, la enconada eneentre
ambos, es natural que comencemos por recordar la verdad es que, como el mismo
Iturriaga sta en una de las cartas que escribió muy poco el Gobernador —dice—
el cacao en la región litigada y la expulsión de ella de los intrusos holandeses.
Cuando Iturriaga llegó a Cumaná —día 10 de abril—, era allí Gobernador Don Mateo
Gual, el mismo que, como Castellano de La Guaira, había luchado a su lado en la
victoriosa defensa de la plaza contra los ingleses, en 1743. Hablamos ya de las disputas
que entre los historiadores se han suscitado sobre el papel predominante que en tal
acontecimiento cupo al uno o al otro personaje. Y cuando nos toca examinar, como
ahora lo hemos de hacer, la enconada enemistad entre ambos, es natural que
comencemos por recordar ese hecho.
Sin embargo, la verdad es que, como e¡ mismo Iturriaga lo manifiesta en una de las
cartas que escribió muy poco después de su desembarco, halló al principio muy propicio
al Gobernador Gual: "Andubo tan celoso el Gobernador —dice—
que el mismo día 10 tubimos a bordo muchas embarcaciones para sacar los equipajes y
el 11 estaban prontos los alojamientos". Fue después, al presentarle las cédulas y pedirle
los consiguientes auxilios, cuando Iturriaga comenzó a experimentar la contraria
disposición en que, hacia él se hallaba Gual.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sea como fuere, el caso es que la rivalidad de Gual e Ituriaga estanca la expedición en
sus mismos comienzos. Y en el cruce de cartas entre ambos, puede verse claramente la
oposición decidida de Gual a todo lo que significase un apoyo a la empresa de Iturriaga.
Asi, cuando el 19 de mayo pide a Gual que mande poner a sus órdenes 25 hombres al
mando de un oficial, según lo prometido, Gual le contesta accediendo en principio, pero
poniendo por condición a Iturriaga que le diga a dónde serían destinados. "Temeroso,
sin duda —comenta Iturriaga— de que yo pudiese distraerlos a otros fines antes de su
embarque". Y solo ante la insistencia de Iturriaga, le dirá, Gual que le dará los hombres
prometidos, pero 24 horas antes del embarque.
Así las cosas, Ituriraga se da cuenta de que dos de las embarcaciones que se le
proporcionan son de crecido tamaño y "por consiguiente, nada a propósito para el
transporte a Guayana", y pide diez lanchas. Pero Gual niega que sean superfores al porte
fijado. Insiste Iturriaga, obstinadamente, pero ante las dificultades que encuentra en el
Gobernador, ha de ceder y se dispone a construir él misino las lanchas; pero, según
escribe al ministro Wall, el Gobernador "le atajó los trabajos... y me vi precisado a
suspender todo en aquella parte, perdiendo el tiempo y lo trabajado", y viéndose
obligado a recurrir —según dice— a otra parte "donde no fuera la expedición tan
perseguida".
Dificultades de toda índole surgen por parte de Gual. Así, en los pagos a la tropa
agregada a la expedición; en lo referente al mando del resto de la escolta que había de
enviar y para cuyo puesto, habiendo Iturriaga solicitado al Sargento mayor de la plaza
don Gaspar de Salaverria, tropieza con la negativa de Gual; así en lo relativo a los
capellanes nombrados para la expedición que, aunque ellos mismos insisten en salir, no
pueden hacerlo por no permitírselo el Gobernador. Y así en todo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cádiz. Desgraciadamente ,es muy poco lo que de interés particular se deriva de ese
diario, como no sea una hoja que, por cierto, no es sino el comienzo de un curriculum
vitae de Urrutia, cuya continuación se ha perdido.
Por esta hoja, encabezada con el título de "Relación de las Campañas y Varias
Comidones, que ha practicado, el capitán de fragta. Dn. Anto. de Urrutia desde 26 de
Marzo de 1729 que se le formó el Aclento de Cadete en el Rl. Cuerpo de Caualleros
Guardias Marinas, como consta en la Contaduría principal de Marina del departamto. de
Cádiz", nos enteramos de que Urrutia —cuyo lugar y fecha de nacimiento no
conocemos— en 21 de mayo de 1730, fue destinado a la campaña de Barcelona en el
navio "El Galicia", pasando después al "Andalucía". En 13 de agosto de 1731 fue
destinado para la campaña de Liorna en el "Santa Isabel", y al poco termina la hoja
privándonos de más noticias autobiográficas, que de tanto interés nos podrían ser.
Madariaga, quien vimos había ido en enero de 1755 de Cumaná a La Guaira con el
propósito de pagar con la carga de la "Veneziana" el préstamo hecho a Iturriaga por los
amigos de Caracas, se viene hacia el Orinoco donde, el 12 de julio de 1756, en el lugar
denominado por Iturriaga Puerto Sano, se encuentra con éste "con apariencia mas de
difunto que de bibo" y muy desfallecido de ánimo. Madariaga le insta a dar cuenta de
todo cuanto sucede a Madrid, pero Iturriaga demora el hacerlo hasta tanto tenga noticias
de Solano. Al comunicar éste su éxito en el paso del Raudal, Iturriaga, optimista con
estas nuevas, escribe a la Corte, a la que, entre otras cosas, propone el nombramiento de
Madariaga como Comisario para la vacante de Urrutia. Madariaga sale para los
Raudales y, después de reconocerlos, regresa a Cabruta, donde había quedado Iturriaga;
era en febrero de 1757 Pero Iturriaga, que, por una u otra causa (enfermedad, deserción
de amanuenses, etc.), no acababa de escribir a la Corte, como con Madariaga se había
comprometido, toma, por fin, la decisión de enviar a éste a Caracas para pedir fondos y
esperar allí los pliegos que habría de llevar personalmente a la Corte.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
No es raro, por lo tanto, que trabajase en la Corte, tanto como en la comisión específica
en que había venido, en la consecución de un nombramiento de Capitán de Navio; si
esto no era factible, el de Comisario ordenador de Marina o el de Gobernador de
Cumaná con grado de Coronel.
Luego veremos en qué paró todo ésto. Volvamos a Cumaná, donde habíamos dejado a
Ituiriaga. sale de Cumaná. La terrible enemistad del Gobernador Gual hacia el primer
Comisario, había herido gravemente a la Expedición en sus comienzos mismos. Es
difícil predecir hasta dónde, pero fácil es ver lo muchísimo que hubiera supuesto para la
Expedición el que el esfuerzo enérgico e incesante desplegado por Gual en combatirla,
se hubiera orientado en el opuesto sentido, de colaborar con ella. Lo cierto es que la
actitud de Gual, además del consumo de muchas preciosas energías, harto necesarias
para la empresa, costó a Iturriaga una detención de más de un año en Cumaná que, por
fin, abandonó, el 22 de abril de 1755, rumbo a Margarita con un convoy formado por
varias embarcaciones, entre ellas la balandra de Dn. José de Respaldiza, armada con 16
cañones.
Que este trabajo fuese de orden práctico y bien conocido por los marinos
contemporáneos, lo podemos ver en un expediente: "Autos formados a pedimto. de
partte déla Real Compa. Guipuzcoana sobre haverles el señor Governador de la Prova.
de Cumaná despojado de una goleta q. los guardacostas de dha. Rl. Compañía apresaron
.." (72), en el que Antonio de Amestoy, capitán de la balandra de la Compañía
Guipuzcoana "La Caridad" y los pilotos de la misma, José de Belandia y José Domingo
de Larrañaga, declaran que: "La distancia que hai desde el Barrigón de Araya al Puerto,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
y fondeadero de Cumaná es de Siete Millas, que componen dos leguas y una tercia,
según el plano levantado por el año de mil setezientos cinquenta y quatro por orden del
Gefe de Esquadra Dn. Joseph de Iturriaga por hombres peritos en la facultad..."
Hizo escala Iturriaga en Churiapo, después en el río del Pilar y, luego, en la isla
Trinidad, donde construyó catorce champanes y cuatro piraguas con capacidad de carga
de seiscientas arrobas los primeros y de mil, en total, las cuatro últimas. Y en Trinidad
hubo de lamentar el fallecimiento del P. Haller, sabio consejero. Desde allí volvió a
solicitar la unión a la Expedición del Sargento Gaspar de Salaverria.
Vemos, así, que el dia 18 de septiembre se retira Iturriaga, acompañado de Solano, a las
Misiones de Caroní, donde ambos quedan convaleciendo.
Pasa a Murucurl, y allí entra en relación con el capitán caribe Tumuto (año 1755) y le
entrega el bastón de segundo capitán del pueblo fundado por Fray José de la Guardia. Y
en el rio Moriche se entrevista también con el capitán Tacabapura, al que entrega el
bastón de Alcalde Mayor.
Le preocupa el problema de los negros sublevados a los holandeses, a los que procura
atraer, prometiéndoles, en nombre del Rey, la libertad para que fueran evangelizados
por los misioneros e incorporados por ellos a sus reducciones. Pero, sus buenos
propósitos quedan en proyecto, al no poder realizarse, por varios inconvenientes, la
expedición a la tierra ocupada por los negros.
Sigue, de otra parte, con las dificultades para remontar el Orinoco, pues, la precipitada
construcción de sus champanes en Trinidad, los hizo inútiles al poco tiempo, por haber
empleado en la fabricación madera que no estaba suficientemente seca.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En Muitaco, al que llamó Puerto Sano del Orinoco, por haber hallado allí un clima que
le ayudó a reponerse de la enfermedad contraída en el viaje, permaneció los cinco mean
de aguas, ante la imposibilidad de remontar entonces el río. Allí comenzó Iturriaga a
fundar la población de Reaí Corona, como también a echar los cimientos de la de
Ciudad Real del Orinoco. El tener que valerse, para sus trabajos, de los indios de las
Misiones próximas le acarreó, otra vez, algunas diferencias con los frailes.
Decide, al poco, enviar a Solano a Santa Fe a solicitar ayuda del Virrey. Según Ramos
Pérez, a quien principalmente seguimos en esta síntesis, los planes que se había formado
Iturriaga eran los siguientes: mientras Solano reunía en Santa Pe víveres y fondos, él
concentraría en el Raudal todas sus fuerzas para, una vez unido con Solano a la vuelta
de éste de Bogotá, continuar juntos hasta Río Negro. Mientras tanto, Madariaga
inclinaría a la Corte a su favor para conseguir ayuda y ascensos a los expedicionarios,
sin olvidar la especial gloria para el principal.
Desde febrero de 1757 a principios de 1758 parece como que Iturriaga apenas hubiera
hecho nada. Sin embargo, siguiendo atentamente las cosas, con justicia se puede decir
que lo realizado en estos meses significa "algo de verdadero interés para el progreso de
la Geografía", puesto que en ellos se ha efectuado la exploración del Apure, del que
tenemos un Informe de Doz y Guerrero, completado con un trabajo del propio Iturriaga.
Interesante estudio en el que se pueden considerar dos partes: a) el sistema fluvial, y b)
agrupaciones de población. A ello se refiere la carta de Iturriaga de 12 de junio de 1757.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
palabras empleadas en la destitución de Gual eran duras: "...ha resuelto S.M. separar a
Vm. de ese gobierno por el poco tiempo que le falta, usando de piedad y por libertarle
de otro juicio, cuias resultas pidiesen una severísima demostración".
Como vimos, solamente trece días hacia que Diguja llegara a Cabruta a reunirse con
Iturriaga cuando éste recibió el anterior despacho, por conducto del Gobernador de
Caracas, el 19 de junio. Y, cuando Alvarado, por el Meta, regresaba a Cabruta, después
de cumplir la comisión de petición de ayuda ante el Virrey de Santa Fe, que le había
sido encomendada por Iturriaga, recibió un pliego de éste en que le comunicaba la orden
del Rey de suspender todo avance en la expedición, hasta nueva orden. Era ésto hacia el
mes de agosto del citado año de 1760.
Es de creer que Iturriaga, encariñado con aquella empresa en la que se había afanado
años enteros y padecido como el primero, no debió darse gran prisa en deshacer todo lo
que a costa de tantos sacrificios había logrado (Ramos Pérez). Lo cierto es que se retiró
de Cabruta, a donde llamó a Alvarado y Solano para comunicarles las nuevas órdenes y
se instaló en Ciudad Real del Orinoco. Se retiraba de sus avanzadas, movido del interés
de conservar lo principal de lo logrado, y de confirmar la seguridad cíe que no volvieran
a repetirse las incursiones de cazadores de esclavos en el alto Orinoco. Por eso procura
salvar los establecimientos mas estratégicos, y "para evitar que por escasez de víveres se
vieran obligados los que permanecían en Casiquiare y San Fernando a abandonar las
fundaciones, les entregó mantenimientos y efectos para cerca de un año". Pero, estando
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
en Ciudad Real, recibió una nueva orden fechada el 27 de junio en la que, insistiendo
sobre los términos de lo anterior, se disponía que pasaran los expedicionarios a Cumaná
o a Caracas, para esperar allí la última resolución del Rey. Como esta orden venia de la
Secretaria de Indias y no de la de Estado, Iturriaga se creyó en la obligación de
cumplirla, pero dando cuenta antes de dicha novedad a Wall
Así, en el mapa que hizo sobre la comunicación del Amazonas y el Orinoco , mapa cuyo
paradero se ignora hoy en día. Así, aquel otro que (carta a Wall de 8 de julio de 1758)
dice que tiene formado de "todo el camino con sus jornadas y con las individualidades
predichas", y que comprende la región desde Cabruta hasta el primer pueblo de Negros
llamados leremista, con la descripción de las naciones intermedias, su calidad, ríos, etc.
y otros trabajos de esa índole.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sobre sus exploraciones, realizadas u ordenadas por él, tenemos informaciones varias.
Así sabemos, por carta a Wall (20 octubre 1756), que en febrero de ese año envió a D.
José Solano, acompañado de D. Ignacio Milhau, D. Vicente Doz y D. Nicolás Guerrero,
"todos convalecientes, con la escolta y de más conveniente a experimentar de hecho la
insuperabilidad ponderada de los Raudales y poder informar de todo a VJ3., como lo
hago ahora, que acaba de llegar D. José Solano con Doz y Guerrero, todos tres
enfermos, pero con las buenas noticias de haber vencido las temidas dificultades: pasó
el mismo Solano, embarcado en un champán, el primer raudal y ha hallado vencible el
segundo en la misma forma...", noticias con las que se han "comprobado mis esperanzas
y esforzado los ánimos"
.
En carta de 12 de junio de 1757, cuya copia se conserva en el Archivo General de la
Nación, expone Iturriaga, cómo restablecidos a su salud D. Vicente Doz y D. Nicolás
Guerrero, los envió al reconocimiento del río Meta hasta la boca de Sarare, y para que le
informasen también de las Misiones de Harinas a cargo de los Religiosos Dominicos de
Santa Fe. Y acompaña a su carta una descripción instructiva de las observaciones allí
hechas, cuanto al fondo del río y estado de las Misiones. También un mapa del viaje del
rio y de los brazos que navegaron, y añade Iturriaga que, para que el curso del río no
quedara desnudo en sus márgenes, se le agregó "por la parte del Norte, un travaxo que
él hizo en otro tiempo, haviéndolo corregido aora con estas nuevas observaciones como
manifestaba dicho Mapa. Que después havian querido emprender algunos otros trabajos
y no combino Iturriaga por que no perdiesen su poca constante salud con la continuas
llubias allí; y aunque todos se hallaban sin novedad particular todavía muy sensibles a
cualesquiera mutación del tiempo: Por cuia causa tampoco se ha podido reconocer otros
Ríos de que le aviso don Eugenio Albarado y lo mismo Don Ignacio Miíhau, embiando
algunas cortezas con nombre de canela, su fruta y ojas: y esperaba tiempo oportuno para
hir a reconocer aquellos Arboles y curar sus cortezas del modo que entendió curaban los
Olandeses las de los Arboles Canelas; y en fin si no correspondían haría las demás
pruebas que pareciesen conduzentes. La citada descripción hace difusa relación del
fondo y circunstancias del rio Apure, cuia principal boca dista de Cabruta tres leguas,
que su maior baxante hallaban ser tres brazas y media de fondo, y de ancho ochenta
varas, lo mismo que el Guarico: y añade los demás rios de que este se compone, y
parajes científicos son hasta hoy, puede decirse, de los más exactos con relación al
Orinoco arriba de los raudales de Maipures, como podemos confirmarlo dadas nuestras
excursiones por el UainiaRío Negro, todo el Casiquiari y por el Orinoco, desde su
bifurcación hasta el mar" .
Se torna, pues, en gloria para Iturriaga aquel reproche que el Director General
Auzmendi le hacía de tomar "por asunto principal el descubrir los secretos de aquél río
y sus provincias situadas en clima que él mismo llama homicida, advlrtiéndoles muy
seriamente que su fin principal expreso en todas las instrucciones y órdenes es cumplir
el empeño de los Portugueses y mejorar la canela en la jurisdicción de Quito"
Al terminar este capítulo de las exploraciones, no hemos de dejar de dedicar unas líneas
a las encomendadas, en el campo de la historia natural, a uno de los más ilustres
integrantes de la Expedición de Iturriaga: el sabio sueco Loefllng.
El entusiasmo con que éste acogió su participación en la empresa, sólo podía ser
igualado por el de su maestro, et eminente Linneo, quien (2 de octubre de 1753), le
escribía, desde Upsala, cosas como éstas:
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"Toda la maravillosa América será descrita por primera WB y por usted: ese destino le
han reservado los siglos a usted y a su época. ¡ Quién pudiera estar con usted un sólo día
en el más maravilloso de los paraísos! Le felicito tanto cono me compadezco a mí
mismo. Mi querido Loef ling: piense f; en mí cuando llegue a su reino; envíeme algún
ramito de alguna planta extraña para que pueda participar de su felicidad".
Mientras los demás expedicionarios marchaban por la vía fluvial, Loefling fue por
tierra, siguiendo las órdenes de Iturriaga, deseoso de lograr un inventario, por
imperfecto que fuese, de esa parte de América. "Puede usted —ordenaba Iturriaga—
aplicar su atención al reconocimiento de las plantas que se ofreciesen en su tránsito y,
particularmente, en la orilla de los muchos ríos que se pasan, por lo que en ellas se
encuentre digno de examen".
Pero las fiebres tropicales acechaban a Loefling. "una dieta a base de gallina —escribe
Rydén— se consideraba conveniente para las fiebres tropicales", e Iturriaga se la
recomienda a Loefling, al regresar éste a Cumana de la región de Piritu y caer un par de
días con un nuevo ataque de fiebre. Pero la enfermedad no cede. A pesar de ella, sigue
trabajando: clasifica plantas, estudia toda clase de animales.
Fundaciones
una de las empresas en que más se empleó el celo de Iturriaga durante sus años de
permanencia en el Orinoco al frente de la Expedición de Límites, fue ésta de las
fundaciones. Se ve en él una constante preocupación por ello, y, por otra parte, no faltan
las instrucciones que en este sentido habla recibido de la Corte,
Asi, en carta que el Ministro don Ricardo Wall le dirige desde San Lorenzo el 6 de
noviembre de 1753, haciéndole algunas advertencias sobre la expedición, ya en víspera
de partida, podemos leer estos párrafos:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Según el mapa de V.S. y otras noticias, parece que no debemos dudar de que se
comunican los ríos Marañón y Orinoco por otros intermedios, que corren por el centro
de la provincia de Guayana, ni tampoco se duda que V.S. descubrirá esta comunicación
en su tránsito a rio Negro.
"Siendo esto así, y como también que la tal comunicacitó puede ser perjudicial en
algún día a los dominios del Rey, quiere SM. que V.S., demarcado bien el terreno
"Dios guarde a V.S. muchos años. Cabruta 30 de Henero de 1758".
Iturriaga sabía la importancia que para el éxito de la Expedición y, sobre todo, para
ulteriores fines tenia la fundación de poblaciones en aquellas lejanas regiones. Como
leemos en Duarte(9¿): "Para 1747, dice Iturriaga: La ciudad de Santo Tomé, la única
ciudad en el rio Orinoco, se componía de 60 negros, mulatos y zambos residentes y
pocos blancos. Ellos y sus mujeres son indolentes, satisfechos con sus miserables
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cabanas por vivienda, con pescado y con el ron que hacen con la caña que les queda
después de satisfacer su pasión por el dulce". Conociendo, pues, de años atrás estos
hechos y movido, sin duda, de ese impulso atávico que hace que los vascos, que desde
un principio participaron en la gesta de América como descubridores, intervinieran en
ella tan poco como conquistadores, y tanto, en cambio, como colonizadores y
pobladores primero, y como libertadores después, Iturriaga se dio a la tarea de las
fundaciones, entre las que destacan la de Ciudad Real y Real Corona.
Ciudad Real fue fundada por Iturriaga a orillas del río Uyapi, en su margen oriental,
"cerca del punto que en la actualidad desplaza el pueblo de Las Bonitas" (93), allá
donde la expedición de Doz, enviada por Iturriaga, acampó y tomó descanso antes de
volver a tomar la vía de regreso a Cabruta. En la colección de documentos de Cuervo,
puede verse el nombramiento que hace Iturriaga de capitán de dicha población a Dn.
Francisco Guigo, fechado en Cabruta el 9 de marzo de 1759. Para poblar a Ciudad Real,
envió a varias de las familias que habían llegado a Cabruta procedentes de Cumaná y la
isla de Margarita.
Por la misma época, funda también a Real Corona, que "es hoy, poco más o menos, el
mismo lugar que ocupa Moitaco". En la citada colección de Cuervo, encontramos
también el nombramiento de Capitán de población, extendido a favor de D. Alonso de
Soto, dado, como el anterior, en Cabruta, a 9 de marzo de 1759. Lástima que éstos y
otros establecimientos tuvieran una existencia breve, pues cuando Iturriaga dejó de
auxiliarlas, las famlias que allí estaban repasaron el río. Ciudad Real subsistió, aunque
su vida nunca fuera muy vigorosa.
Movido también de su afán de consolidar las nuevas fundaciones, escribe a Wall: "... le
he escrito en el particular —al Virrey de Santa Pe— y, hasta que llega su respuesta, he
pasado la cédula de poblaciones a los Gobernadores de Caracas, Cumaná y Margarita. Y
considerando que la distancia era de ocho días desde aquel sitio al del Raudal y de otros
tantos a San Juan de los Llanos y San Martín por Guariane y Ariari, ha de ser remora al
movimiento de algunas gentes voluntarias, añadí al Gobernador de Caracas que podían
ser útiles algunos presos que pudiera destinar a este fin y también muchos picaros
ladrones que infestan los llanos".
Por otra parte, hace parecidas gestiones con el Virrey citado, según vemos por carta
también dirigida a Wall: " . .pareciendo que, para cualquier intento, conviene poblar a
Maracoa, aunque sea con presos y vagamundos capaces de tomar las armas, pido al
Virrey en vista de su aviso, que si le pareciere envíe a Maracoa por el Ariari y Guariane
algunas familias de los Llanos de Casanare y Meta y los presos y vagamundos que
pudiere destinar la justicia"
.
Es notable el interés que Iturriaga muestra en el establecimiento de nuevas poblaciones
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en el alto Orinoco, como se ve cuando escribe en la misma carta a Wall: ".. .el raudal de
Río Negro, poco más abajo de la boca de Casiquiare y Orinoco en este río, es puesto tan
ventajoso que corta el paso a las correrías casi continuas de los portugueses por el río
Negro, Casiquiare y Orinoco, en solicitud de nuevos esclavos y tan defensable como
asegura la necesidad de arrastrar las embarcaciones y pasar la carga por tierra, aunque
por corto trecho; que el pan délos que ocuparen aquel puesto se puede comprar a los
Indios del Casiquiare distante quince días de Maracoa embiando allá algunas reses de
las que saldrán de aquí para el Raudal antes de ocho días; pero esto pide alguna
población o providencia para su resguardo. En un día se baja de este Raudal al Arrayal,
que es un pueblito de doce casas con algunos portugueses".
Piensa Iturríaga en la defensa de las nuevas poblaciones, como lo vemos por carta suya
(97), según la cual, apela al recurso de recoger la artillería que, sin utilidad alguna,
estaba en manos de misioneros, y, obsesionado con esta idea de artillar puestos
avanzados, consulta con Solano si sería posible pasar artillería de calibre superior a
ocho libras, a lo que responde Solano,'poniendo sólo leves inconvenientes (98). Por su
parte, Alvarado, celoso como siempre de Iturriaga y de la gloria que con esto de las
fundaciones pudiera caberle, escribe a Madrid, exteriorizando su disgusto (99).
En cuanto a las reses enviadas por Iturriaga al Raudal, parece que llegaron con muy
pocas pérdidas y, por lo que hace a la técnica a seguir en las nuevas fundaciones,
escribía Iturriaga a la Corte: "Sobre todo, si los Iridios se ven libres de las cargas de las
Misiones, como fábrica de iglesia, casa del Padre y su servicio... que convendrá primero
la dirección civil para que fueran amando sus tierras y sus casas y después entraría bien,
que ellos abrazarían la santa doctrina del Evangelio" .
Por Solano, en carta que dirige a Wall, se puede juzgar del gran interés que, para el
éxito de la expedición tenían las nuevas fundaciones, y es el mismo Solano también
quien, en otra carta al citado ministro (102), expresa las instrucciones que había recibido
de Iturriaga sobre los lugares más convenientes para la fundación de nuevos pueblos,
para los que, aun con gran lentitud y respondiendo a las exhortaciones de Iturriaga, van
llegando nuevos pobladores. Así, el 28 de diciembre (1759), llegaban al cuartel general
de Iturriaga 123 personas procedentes de Caracas, etc., etc.
No nos detendremos en más detalles. Baste añadir que la idea de las nuevas poblaciones
seguía acuciando a Iturriaga hasta el último momento. Cuando, aún después de anulado
el Tratado de 1750, se llegaba a principios de 1761 sin que se notaran intenciones
ciertas de abandonar aquellos lugares y cuarteles, tan inhóspitos, por cierto, del Orinoco,
Alvarado escribe a Madrid (15 de enero de 1761), diciendo que si no se retira Iturriaga,
se le conceda permiso a él para hacerlo, ya que ve a Iturriaga " . .cada día más
empeñado en nuevas poblaciones". Ciertamente que, sin desearlo, Alvarado rendía, con
estas palabras, a su jefe uno de sus mayores homenajes.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
daños que nos están haciendo, sobre que en esta ocasión le comunico & V.S. algunas
órdenes, parecía combeniente y aun preciso tentar el animo de esta Nación Caribe por
si se les puede pacificar o reducir a que vivan entre nuestras misiones, ofrectóndoles
todas las comodidades que se puedan y sean compatibles con el estado de nuestras
provincias confinantes, para cuyo efecto he considerado muy oportuna la persona de
V.S. porque sobre las demás prendas concurre que ya es un hombre conocido entre
aquellos bárbaros".
"Sobre este supuesto quiere el Rey que en el tránsito desde Cumaná al Río Negro vea
V.S. si halla forma de introducir alguna platica con los principales de aquella Nación,
para que se consiga el esperado fin, ofreciéndoles en su Real nombre los premios que a
V.S. le pareciesen proporcionados, etc., etc." .
A cuya carta contesta Iturriaga con esta otra, fechada en Cádiz el 5 de diciembre del
mismo año de 1753: "Sé, por experiencia, que los Caribes del Orinoco no desamparan
los terrenos por venir a havitar las otras margenes del Rio, por mas que loa Usongeemos
con ventajas, ni tampoco condescenderán en admitir misioneros, pero puede ser que
permitan, que como auxiliares y amigos míos pongamos en su territorio un pueblo
nuestro, y si esto se consigue vendremos a dominarlos insensiblemente, y este me
parece el mejor termino para el intento de V.E. y si fuese de su aprobación convendría
expedir una orden al Virrey de Santa Pe y a los Governadores de Maracaíbo y Caracas
para que permitan venir a la nueba población las familias de los Llanos de sus
respectivas jurisdicciones, que son terrenos del mismo temperamento que el país de los
Caribes y por tanto les será cómoda la transmigración"
.
Para Iturriaga, pues, que en sus años de actuación al frente de la Compañía Guipuzcoana
habia tenido ocasión de conocer a los naturales de las tierras venezolanas y guayanesas,
la consigna era la misma que años después haría famosa en la Argentina otro hombre de
su misma raza, Alberdi: "Gobernar es poblar", Habiendo, pues, abierto "comunicación y
amistad con los capitanes Indios que pueblan el Orinoco y Caziquiare hasta el Rio
Negro..." (Carta a Wall. 11256), siguió en estas tareas, y así vemos que "a poca
distancia de la boca de este rio (Paragua) aguas abajo, se divide el Caroni en varios
brazos, que forman las islas de Arinava en que habita el Capitán Tumutú, alias Imoacán,
con toda su gente de Nación Carives Infieles, que ofreció poblarse el año de cinqüenta y
cinco, al llamamiento de Don Joseph de Iturriaga, Comisario principal de la Real
Expsdicion.. y recibió de su mano el bastón de Segundo Capitán del Pueblo de Mu
rucuri".
Vemos también, según el mismo autor, que "a la margen Oriental del Cuchivero, y a
media jornada de su boca, está situado el pueblo de Cuchivero, que fundó Don Joseph
de Iturriaga con los Indios Caberes, fugitivos de la Misión de Cabruta" Y para terminar
con el mismo autor, en este orden de esfuerzos de Iturriaga referentes a la atracción de
los indios: "Hiciéronse varias diligencias para atraerlos a los pueblos (se refiere a la
nación de los Caribes): y según me escribió el Cavallero Don Joseph de Iturriaga a la
ciudad de Caracas, por el mes de febrero del siguiente año de cinqüenta y ocho, todos
los mas habían ya vuelto a sus pueblos y estaban limpiando sus labranzas que al tiempo
de la fuga dexaron enteramente abandonadas. Al llamamiento de este celoso Cavallero
salió de los montes el celebre Abaruana, a quien regaló y agasajó, como hizo con otros
muchos .."
A esta labor se refiere el propio Iturriaga, cuando escribe a Wall el 8 de julio de 1758,
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entre otras cosas: "Muy señor mió: Demás de las muchas labranzas que tienen hechas y
están haciendo los Indios de Atabapu se hacen otras por los que envió el Gobernador de
Caracas. Están encargados y trabajan en lo mismo los muchos Indios de Casiquiare y
otros del alto Rio Negro, a fin de que la escasez de cazabe de estas Misiones no sirva de
embarazo al cumplimiento de las resoluciones de SM. relativas a la comisión de
Limites.
"El pueblo se ha aumentado considerablemente y se aumentará más cuando lleguen dos
capitanes de Rio Negro amigos y parientes de Cruceru que insisten en juntarse. Hay
noticias del rio Iniricha que también quieren poblarse los Punavis, nación numerosa y
bizarra, y también los Maipures y Megepures del Bentuari. Se procurará repartirlos en
diferentes pueblos al largo del viaje que ha de seguir la expedición por Orinoco hasta
que despida al Casiquiare. En este punto se quisiera poblar al capitán Imo a quien se
espera en San Fernando en la boca de este brazo en Rio Negro"
.
En carta posterior (15 de diciembre de 1758), nos dará más noticias sobre estos
movimientos de indios, su política de atracción, consideraciones que tiene presentes
para la fundación de poblaciones, etc. "Muy señor mió: los indios del alto Orinoco, los
de Casiquiari y algunos del Rio Negro se han movido favorablemente como lo tenían
ofrecido. Asi me escribe Don José Solano como informara a V.E.
"Para mas cabal inteligencia de las noticias de Solano, diré que el viaje de Imo, como
padre de una numerosa familia y como capitán guerrero famoso entre aquellos Indios,
ha tenido muchos secuaces y tantos que ha sabido ponerse en campaña con seiscientos
hombres. Cocubí es hiemo suyo y amigo de los Irruminabis...
"Habíale yo dicho a Solano que debían poblarse con preferencia los puestos mas
ventajosos como la boca del Quaviarre, principio de Casiquiari. Dígele que se hiciese
diligencia de algún buen sitio dentro de Casiquiari para asegurar .la reciproca
navegación de Orinoco y Rio. Negro.
"Cocubi ha avisado que sus amigos los Irruminabis no quieren subir a Orinoco y que los
agregará al pueblo que intenta formar con su gente en las juntas de Rio Negro con
Casiquiari a la parte oriental de este. Prevengo a Solano que no permita la saca de los
Irruminabis del raudal de Corocubi; que llame a algunos de sus capitanes, y de los
Marabizanes; que regale a unos u otros; que los atraiga a nuestra amistad, que los
asegure en ella; que les encargue la unión y buena correspondencia entre si y los prontos
avisos de cualquier movimiento de los Portugueses, asegurándoles que serán agasajados
y regalados. Parece conveniente mantener en el confín los enemigos y conservarlos en
nuestra amistad para asegurar gente y viveres cuando necesiten.
"Vino a San Fernando el Capitán Tapu del alto Rio Negro con cincuenta buenos moros
a levantar la Iglesia, obra que se le tenia encargada y a hacer casa y labranzas para atraer
después su gente...
"Vino también de Rio Negro el capitán Feyo con alguna gente y ofreció juntar tanta
como Cruceru en San Fernando (y San Fernando tiene mas de doscientos Indios de
Macana) como se le dejase poblar en Rio Negro a la boca de un riecíto. Distara este
pueblo de San Fernando ocho días; los cuatro primeros de navegación por Atabapu, los
tres siguientes también de navegación por Femi, rio que entra en Atabapu por la banda
del Sur, y uno corto por tierra hasta la boca de otro riecito, donde estará el pueblo y será
resguardado de las avenidas de Rio Negro para San Fernando por Atabapu.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"En las cercanías de este pueblo desagua un canal de comunicación con Casiquiari. Su
principio es el puerto deseado dentro de Casiquiari; un pueblo puesto en él asegurará la
navegación de Casiquiari, cortará la unión de Cocubi con su suegro Imo, tendrá a raya a
los dos y también a Peyó porque todavía es menester velar sobre su reciente amistad, si
bien tratándoles como a amigos antiguos y sin manifestar el menor recelo.
No todo era facilidad y éxito en la atracción de los indios y en el trato con ellos. Las
deserciones de éstos se multiplican cuando más necesaria es su colaboración, falta que,
como otras, según puede verse en sus cartas, achaca muchas veces Iturriaga a los
misioneros, al menos en parte. "Recuerdo a V.E. —escribe a Wall en 14 de marzo de
1760— que pedidos ochenta Indios al Superior de estas Misiones, me envió solo
cuarenta y seis y de estos se huyeron catorce; de otros veinte que me han dado después
y envié a Solano, faltaron seis antes de llegar al Raudal de Atures y de todos no ha
quedado mas de uno., . Tengo por sin duda que se repetirán las fugas de los Indios de
estas Misiones del Orinoco y de las de Meta y que su falta puede atrasar lastimosamente
el servicio... Desde que entre en el Orinoco recele la falta de bogas por la fuga de los
Indios . No dejan recurso las esperanzas a los Indios de Guayaría, Trinidad, Margarita y
Cumaná. Saben desertar desde sus países a Cabruta temerosos de que se les obligue al
viage de Rio Negro; mas bien desertaran cuando de resultas de un viaje a Maipures
perdieron algunos Ja vida y otros la salud que aun lloran perdida. En tal caso se
padecerían dos males; la falta de bogas y la despoblación de las Misiones y doctrinas.
Lo mismo digo de algunas misiones de Caracas que pudieran enviar por agua algunos
Indios"
Se estimaba que Iturriaga, con el conocimiento adquirido durante sus años de Director
de la Compañía Guipuzcoana de las prácticas y modos de los holandeses, era el hombre
adecuado para llevar a cabo en la forma deseada tal misión.
En otra orden reservada del mismo ministro, de la misma fecha que la anterior,
insistiendo en el asunto y sugiriendo soluciones, se le dice a Iturriaga: "Con esta fecha
se le comunica a V.S. lo resuelto por las dos Cortes, tocante a que de acuerdo con el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Comisario principal portugués, practique V.8. los medios mas oportunos para desalojar
o estrechar a los extranjeros de la costa de la provincia de Guayana, y en «1
consecuencia conviene que V.S. entienda uno de los mas efectivos para lograr el fin con
los Holandeses. Algunos años
Y en el Archivo General de la Nación (116), pueden verse las "Copias autenticadas por
el Archivo General de Indias de cuatro cartas de Don Joseph de Iturriaga, Jefe de
Escuadra, al Gobierno Español, sobre usurpaciones de los holandeses en el Orinoco
17571758 (Tomadas del expediente que se anota que se encuentra en dicho Archivo)".
En rigor, son dos las que tratan concretamente de los holandeses, la tercera y la cuarta.
Por la tercera, fecha quince de diciembre de mil setecientos cincuenta y siete, vemos,
siguiendo la copia, que Iturriaga, "... de oficio propio, avisa que haviendo entendido por
los Padres Capuchinos de la Guayana que los Olandeses construhian un nuevo Fuerte en
el Rio Moroca a barlovento y poco distante de la boca de Navios de Orinoco, y
persuadido que el Comandante de Guayana no haría por si alguna diligencia para
descubrir el intento, dispuso embiar una lancha para el reconocimiento del estado de la
fabrica, tamaño, Artillería, etc. A esto le respondió el Governador de Guayana Don Juan
Valdes, en carta del dos del citado mes, que no havia tal fortificación en el parage que
Ee informaron, ni en otros inmediatos, y solo havia la novedad de pretender los
Olandeses de la Colonia de Esequivo mudar la Guardia que con nombre de Posta
mantienen en el citado caño de Moroca, baxandola a la boca que sale al mar, y dista
unas seis leguas, haviendo hecho para esto muchos desmontes y rozas para la siembra
de aquel sitio, y las casas que al tren de aquellos Indios Arnacas y Olandeses son
necesarios; cuia novedad no save con certidumbre quien la motiva, y solo havia Oido
decir que tiene la mira a que no se pasen fugitivamente a estos Dominios con facilidad
los negros esclavos de la Compañia y vecinos de aquella Colonia. Iturriaga comprende
de este informe que lo que se intenta, es establecer algunas haj| tiendas de azúcar
agregando a sus dueños y esclavos algún ¡¿numero de Indios Arnacas que son los de su
maior confianza impedir el paso de los desertores, soldados y esclavos, dos y Negros
por aquel parage, y que acaso para cubrir haciendas de algún levantamiento de unos y
otros esclavos, harán algún fuertecillo con dos o tres cañones para servirlo de quatro o
seis hombres.
Con tal motivo dize que abrá catorce años vio una Protección o Patente otorgada en
latín por el Governador de Esequivo a un Capitán Carive que vivia dentro del rio
Orinoco. Que esto le movió a inquirir los fundamentos del Governador de Esequivo
para conceder tal Protección, y llegó a entender que los Estados Generales en sus
Patentes a los Govemadores de Esequivo les añaden el titulo de Govemadores de
Orinoco: y que lo cierto es que estos Govemadores se nombran de Esequivo y del
Orinoco en las licencias que dan. Que permitidos oi en Momea, pasaran otro día a
Baríma, y más adelante vendrán al rio Aguirre, cuia voca está en el mismo Orinoco
algunas leguas distante del mar: que por este rio se sube a las cercanías de la Misión del
Palmar, y por su medio lograran comunicación franca con las demás Misiones de lo
interior del Pais, como que lo havian practicado por la indiferencia de Fray Bruno de
Barcelona ; si bien que por esta causa fue quitado de ella por su Prefecto y reducido a
servir de compañero en otra Misión, privado de voz actiba y pasiba en sus capítulos.
Añade que no es mui conforme al titulo de los Govemadores de Esequivo y Orinoco,
pero si preciso para sus utilidades, la suplica que hacen por escrito al Comandante de la
Guayana para que deje pasar mas arriba a sus Arnacas que vienen a la pesca de la
Tortuga. A esto principalmente se reduce el contexto de esta carta".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sin embargo, Ituniaga tenía fundamentos para pedir dicha cédula real. En la orden
reservada de S. M., que le fue comunicada por el Ministro Wall y fechada en Madrid el
8 de octubre de 1753, al tratar de este problema, se le decía que: "A este fin me manda
el Bey comunicar a V.S. reservadamente estas noticias para que procure en la misma
reserva animar a los Negros sublevados contra los Olandeses, de suerte que ejecuten
contra ellos todas las hostilidades posibles... y también podrá V.S. ofrecer a los Negros
que quieran retirarse a la vida civil libertad y tierras donde pueden poblarse en la isla de
Trinidad, o en otro parage mas oportuno, acudiéndoles también con regalos o ayudas
de costa que le parezca a V.S. de los intereses que lleve a su disposición y asegurando a
todos que cuanto V.S. ofrece en nombre del Rey lo aprobará S.M. y lo mandará
ejecutar". "Y en caso de que desalojen a los Holandeses y se pongan por comisarios a la
protección del Bey, los mantendrá V.S. como Ubres, les dará tierra en propiedad y les
situará en los mismos lugares que quiten a sus contrarios ayudando a impelerlos si
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No había, pues, por qué escandalizarse de que Iturriaga pidiera esa Cédula Real de
libertad para los negros. Y, en todo caso, con fundamento o sin él en las intrucciones
recibidas; y con lesión o sin ella de las reservas diplomáticas, la petición de ese
documento declaratorio de libertad de los negros, es algo que redundará siempre en
honra de don José de Iturriaga.
Los Portugueses.
La ejecución del Tratado de Límites con Portugal era el fin principal de la expedición,
sin que ésto excluyera que se contemplaran otros objetivos a los que la Corte de España
daba, aunque no lo dijera, tanta importancia como a ese confesado : la canela, la
expulsión de los holandeses, etc.
Este objetivo principal no fue cumplido. Aunque la expedición española llegó al rio
Negro, bajó por él y fue hasta Cocurubi, cerca de Barcelos, lugar éste que se había
fijado para la reunión con los comisarios portugueses, en octubre de 1760 se dieron por
terminadas estas negociaciones, y "todavía para 1855, cuando viajaba el primer
explorador venezolano Francisco Michelena y Rojas por el Amazonas, se veían en
Barcelos medio enterrados en la arena de las orillas del Rio Negro, como monumento de
duplicidad y mala fe en el cumplimiento de los tratados públicos, los marcos de mármol
traídos para colocarlos en los principales puntos de la demarcación de las fronteras"
Fueron varias las causas del fracaso. En primer lugar, como ya lo señalamos, a los
negociadores del Tratado se ve que les interesaba más el aprovechamiento de los ríos
que el de las tierras; la navegación de los cuales sería común en el caso de poseer las
dos Coronas establecimientos ribereños; sería exclusiva cuando las dos márgenes
perteneciesen a la misma Corona. Así, para quedar con la navegación del Río de la
Plata, España trocó los siete pueblos de las Misiones del Uruguay por la Colonia de
Sacramento, que el Tratado de Utrecht restituyera a Portugal.
"De ahí arranca el fracaso —dice Rodolfo García— del Tratado de 1750. España cedía a
Portugal la navegación del río Uruguay juntamente con los siete pueblos de las
Misiones que albergaban en aquella época una población de treinta mil almas en plena
prosperidad material y espiritual. Ceder tierras con habitantes —como dice Capistrano
de Abreu— es una amputación muy dolorosa. Téngase en cuenta, además, que esos
moradores eran descendientes de aquellos otros que las Bandeiras paulistas devastaron
sin piedad desde mediados del siglo XVII al comienzo del siguiente, enemigos natos y
pertinaces del Portugués y del Brasileño"
.
Eso por lo que hace al estuario del Plata. Por lo que hace al del Amazonas, la
expedición se encontró con una serie de dificultades para superar las cuales se revelaron
insuficientes los precarios recursos de que se habia provisto a Iturriaga; dificultades,
algunas de ellas, con vigencia en el dia de hoy, pese a todos los adelantos modernos.
Pero, además de esas razones de fracaso, existe otra superior. El que dejara de existir lo
que fue la causa de la corriente de buena voluntad que llevó a la firma del tratado, "Está
fuera de duda que la variación del gobierno español fue motivada por el' fallecimiento
de la reina doña María Bárbara, portuguesa, que influía mucho en el ánimo de su
esposo, Fernando VI, en favor de Portugal. Fernando VI falleció en 1760. Y en 12 de
febrero de 1761 las dos Cortes, de común acuerdo, acordaron cancelar, casar y anular el
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Tratado de 1750" .
Todo comenzó en la mayor armonía. Desde luego, existían también intereses comunes,
como el de la expulsión de los holandeses, a los que los españoles habían de "estrechar"
por la parte del Orinoco, mientras que los portugueses lo hacían por la del Amazonas,
empujándolos hacia la costa. Y animado de este espíritu de común acuerdo y
colaboración, escribía el Ministro Wall a Iturriaga (8 de octubre de 1753), entre otras
cosas: "A este fin me manda el Rey comunicar a V.S. la esperada resolución para que
valiéndose de las luces que tiene adquiridas y las que de nuevo adquirirá en el tránsito
desde el río Orinoco y usando el Comisario principal portugués de las suyas,
conferencie V.S. con él, el modo de ejecutar lo resuelto sin atarse precisamente al
contenido de esta orden si se hallase impracticable en todo o en parte, sino variándola,
sí alterándola de acuerdo con él, según las oportunidades que ofrezca el terreno, a cuyo
efecto le concede S.M. toda la facultad necesaria, y se lo participo de su real orden para
su inteligencia y cumplimiento..." .
Pero la cosa no iba a ser tan fácil como de Madrid se imaginaban. Preveian, como cosa
muy hacedera, el tránsito de Iturriaga de Cumaná para el "Río Negro que desagua en el
Marañón por su ritiera septentrional donde esperan los portugueses", pero a Iturriaga le
había alcanzado el 20 de octubre de 1756 y aún estaba esperando "la respuesta... de la
carta que el año pasado escribió D. Juan Galán por mi orden al comandante de la casa
de la vandera de los Portugueses", y continuaba (en Puerto Sano de Orinoco) el 1 de
diciembre del mismo año, ateniéndose para ir allá (al Orinoco) "a los socorros
prometidos por los Portugueses" (126), y en cuyas cartas suyas, como la fechada el 15
de diciembre de 1758, al dar cuenta a Wall, entre otras varias cosas, de las alianzas y
amistades que va contrayendo con los indios, explica cómo trata de que éstos se
mantengan en buena correspondencia entre si y "prontos a avisar de cualquiera
movimiento de los Portugueses". Dice también que a los indios Irruminabis "conviene
tenerlos separados y avanzados de Cocubí porque éste y su suegro Ima conserban
todavía el fondo de amistad con los Portugueses", en cuyas expresiones claramente se
ve que no era muy firme la confianza que tenía en los aliados peninsulares.
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.
No sabemos el efecto que estas recomendaciones pudieron obrar en el ánimo de
Iturriaga, pero, desde luego, cuando, ya en 1760, recibió en Cabruta la visita del
Coronel portugués don Gabriel Souza Pilgueiras, "que viniendo del Gran Para había
hecho en canoa un camino de cerca de novecientas leguas" (130), viaje que, como
observa Ramos Pérez (131), "tiene el interés geográfico de haber utilizado
conscientemente el camino del Casiquiare, gran portillo entre el mundo orinoqués y el
amazónico, verdadero canal natural", es impecable el estilo de la carta que Iturriaga
dirige (el 1° de junio de 1790) al Capitán General del Para, don Manuel Bernardo de
Meló y Castro: "Excmo. Señor: Muy Señor Mío: La carta de V.E. de 16 de Enero del
año corriente que recibo de manos del Teniente Coronel Don Gabriel de Souza
Filgueiras me empeña al mayor reconocimiento, así por la fineza de sus expresiones,
como por las manos que la conducen. Son de mucho aprecio las ofertas de la
generosidad de V.E. y muy conformes a la estrecha alianza, a la mejor correspondencia
y a la firme amistad que reina felizmente entre nuestros augustos Soberanos y quisiera
que mis facultades fueran más dilatadas para servir a V.E. con más proporción. La gran
distancia de las minas de Coyubá y Matto Grosso en cuyo gobierno se halla el señor don
Antonio Rolin de Moura, nombrado por S.M.F. Plenipotenciario para las conferencias
de Río Negro, retardara este paso que debe proceder a la grande obra de la línea
divisoria: pero la buena disposición de sus ejecutores y las providencias de V.E. harán
resarcir este retardo y ganar tiempo en las operaciones. Aunque V.E. tendrá muy
presentes los puntos precisos de víveres, embarcaciones acomodadas para sus
respectivos destinos, Indios, bogas y caudales, espero que no llevará a mal que se lo
recuerde, siendo todo dirigido al cumplimiento de la voluntad de nuestros amos y que
me concederá los avisos correspondientes a cada una de estas importancias, en
inteligencia de que su falta no diferirá mi viaje al lugar de las conferencias, midiendo el
tiempo que señala V.E. a la venida del señor Don Antonio Rolin de Moura.
Los buenos modos y buen estilo del Teniente Coronel Don Gabriel Souza Filgueiras me
dejan apasionado de su persona y con deseo de sus adelantamientos. Yo se los pido a
V.E. y le suplico quiera conceder a mi obediencia el gustoso ejercicio de sus preceptos.
Dios, etc."
He ahi como, por un momento al menos, el "áspero" Iturriaga siente que le domina una
de las más imperiosas vocaciones notadas en los vizcaínos por los escritores españoles
del siglo de oro, con Cervantes a la cabeza: la de secretario.
Pocos días después, en carta del 12 de junio de dicho año de 1760, escribe a Wall para
darle cuenta de su entrevista con Souza Filgueiras, enviado por el General del Gran
Para, diciéndole, entre otras cosas: "De las conversaciones de este oficial entendí que su
General, noticioso de mi proximidad y movimiento por aviso de su subalterno el
Gobernador de las Misiones de Río Negro, elevadas hoy a Villas y Aldeas, había
despachado a Lisboa por Diciembre un navio con este aviso, pidiendo provisiones y
caudales y que le había repetido por la Capitanía del Marañón, que también es de su
jurisdicción, y que se podían esperar por Agosto uno y otro artículo respecto que la
compañía del Para estaba obligada a suministrarlos: que don Antonio Rolin podía estar
en Río Negro al tiempo que señala el Gobernador del Para, y que a su llegada nombraría
los Comisarios. Se le ha cortejado y servido al Teniente Coronel, costeándole de víveres
y rancho, así en su paso por San Fernando y por los dos Raudales, como en su
residencia aquí y proveyéndole para su vuelta a Río Negro. Dios guarde, etc."
.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pero no estaba en manos de Iturriaga, por mucho que extremase las cortesías y servicios
a los portugueses, prolongar la vida del Tratado de Límites. La muerte de Fernando VI,
que, desde el fallecimiento de su esposa doña Bárbara de Braganza, verdadero vínculo
de entendimiento entre las dos Coronas, venía sufriendo ataques de enajenación mental,
había dado el golpe de gracia al Tratado. Siete días después de escrita la anterior carta,
Iturriaga recibía un despacho de Wall, en el que se le ordenaba que no diera ningún paso
adelante.
La intención está bien clara. Se trataba de dar pábulo al ambiente de descrédito que se
venía formando alrededor de los jesuítas en la Corte de Madrid, lo mismo que en la de
Lisboa. Y, en aquel buscar de motivaciones de todas clases para la destrucción de la
Compañía, se trataba, por este lado, de mostrar, bien corregida y aumentada, la
oposición de los Padres "a la mala voluntad de los Jesuítas al cumplimiento del Tratado"
que el Director don Francisco de Auzmendi señala con reiteración en un Informe
expedido por el año 1766, Se trataba, además —ya que si la demarcación, por motivos
conocidos, no podía ser simpática a los jesuítas en la división del Sur, la verdad es que,
a través de todo su expediente, no acierta Alvarado a mostrarnos un sólo argumento de
peso demostrativo de la oposición de los jesuítas a la demarcación en la región en que él
se ocupaba— se trataba, decíamos, de mostrar a Iturriaga, a quien su rencor no
perdonaba ni después de muerto, como un mero instrumento de los supuestos oscuros
planes de la Compañía.
Respecto a ésto, que es lo que aquí nos interesa, comenzaremos por decir que lo curioso
es que, como advierte Monseñor Navarro indudablemente a Alvarado le sirvió de base
para su "Informe", el que, por encargo de Iturriaga (29 de febrero de 1755), redactara
para los fines, sin duda, de la Expedición y cuyo original debía existir, como era de
rigor, en los archivos ministeriales... "Iturriaga le había encomendado una averiguación
reservada sobre los puntos siguientes: Gobierno interior de la Misión —sus progresos
en la reducción de infieles, naciones en que pueden ejercerla— número y calidad de la
gente— terreno y distancia de cada una— número y vecindario de sus pueblos con
distinción de los que no fueran indios— modo de tratar a unos y a otros— en qué los
emplean— en qué años fueron fundados— haciendas y grangerías que tenga la
Misión— ministerio y ejercido del procurador que suele residir en Carichana— escolta,
su número, calidad y paga efectiva— lo mismo respecto de las Misiones del Meta y
Casanare. Pues bien, los ocho capítulos del Informe Reservado para Aranda
corresponden a los mismos puntos", pero habiéndole añadido anotaciones tendenciosas
y malévolas disertaciones que propiciaran el concepto adverso esperado por el Conde
acerca del "régimen y gobierno de los jesuítas en aquellos dominios y de si a la Religión
y al servicio del Rey es provechosa su permanencia".
Según Alvarado: "El asunto principal que Iturriaga traía entre manos era el negocio de
la Compañía de Caracas, de la que era Director principal en esta Corte en aquel año de
revoluciones que hubo en la Provincia y no había mejor medio de tratar tales intereses
que con el P. Rábago, que le sirvió de conducto, y por él fue madurando los intereses
aquella compañía dándole motivos de íntima confianza con el Padre confesor".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
conocí después".
La tenebrosa combinación de Iturriaga con el P. Rábago empezó a dar sus frutos, según
Alvarado: "Empezó el P. Rábago y toda la idea de los Padres Jesuítas a coger el fruto de
su favorecido, pues Iturriaga en Cumaná tiró a destruir por el pie toda la carga de la
fragata "La Veneziana" en que habíamos navegado. Proyectó hacer suspensión en
aquella Provincia, con pretexto de no haber encontrado dinero en Cumaná, sin el cual no
podría moverse". Menos mal que allí estaba Alvarado que, según nos cuenta: "Opúseme
a tales ideas, y le aconsejé acudiese por dinero al Gobernador de Caracas que lo era el
Teniente General Don Felipe Ricardos, y en la Junta pública que tuvimos, ofrecí mi
vagilla y equipase, para que fuésemos adelante".
Pero, según Alvarado, las dificultades seguían y "Es muy largo de referir todo lo que
ocurrió de remarcable en las estudiadas inacciones de Don José de Iturriaga, en quien
veía yo de bulto el espíritu de los Padres Jesuítas consiguiendo sus ideas..". Y debía ser
endemoniada "la astucia de Iturriaga, que siempre temió que yo le penetrase y supo
cubrirse de exquisito modo, y fue a hacer al Superior de Orinoco que se encargase de
comprar en el Reyno, de las haciendas de los Padres, una gran provisión de harinas para
nuestra subsistencia, y con finura fue dilatando el tiempo para que estos efectos se
corrompiesen, y le sirviesen de motivo para otro año de demora". El maquiavelismo
sube hasta grados insospechados cuando Iturriaga "pretendió que yo les hiciese cargos
de no haber cumplido con la contrata, diciéndoles que, en lugar de harina, habían
remitido asemita y que ésta no correspondía al precio". Menos mal que Alvarado, según
escribe : "Le penetré la idea de que yo fuese el instrumento de la queja de los Padres y
lograr él sus fines sin romper con ellos, y le respondí sobre tal artículo lo que consta del
número 12, y después de dos años, transigí esta cuenta con los Padres pagándoles el
tercio menos; pero se colige, si estoy a lo literal de las cartas de Iturriaga, que los Padres
procedieron de mala fe en este encargo. Es cierto que la calidad del temperamento en
que estuvieron destinadas las harinas pudo contribuir a su corrupción, pero no enviar
asemita en lugar de harina flor, según la mente de Iturriaga".
No merece la pena de continuar con este Informe, en que todo se vuelve quejas y más
quejas contra ía conducta de los jesuítas y el afán de establecer que "está de bulto la
ninguna intención que tuvo don José de Iturriaga de llevar a debido efecto las órdenes
del Rey". Como dice bien Monseñor Navarro, "su caballo de batalla consiste en atribuir,
tal vez gratuitamente, la inacción de que acusa a don José de Iturriaga, a instrucciones
secretas de Madrid y Roma, de cuyos manejos se hallaban los de acá ignorantes", según
asienta el mismo Alvarado con estas textuales palabras: "Los P.P. Jesuítas del Orinoco,
del Meta, Casanare y Reyno de Santa Pe que no poseían el secreto de ser Iturriaga de su
partido, porque esta que el primer Comisario fuese un instrumento de la Compañía. Sus
quejas contra los jesuítas continúan (136), sin que sea embarazo para ellas ese
"paisanaje vasco" del que habla Monseñor Navarro y el haber nacido precisamente en el
propio pueblo de Ignacio de Loyola, la villa de Azpeitia. Nada tiene que ver todo esto
que, sin duda, le predisponía a la simpatía hacia la Compañía de Jesús, para que su
carácter áspero y las responsabilidades de su cargo le llevasen, ahora y después, a peleas
con los jesuítas a cuenta de ésto o aquéllo, como, en sentido opuesto, "la buena
disposición de los Padres Capuchinos Catalanes, misioneros de Guayana, le impulsara a
ir, en su compañía, en el importante asunto de la atracción de los Negros".
Sólo el resentido Alvarado era capaz de creer en ese tenebroso contubernio de Iturriaga
con los jesuítas del Orinoco.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Muy señor mío: Diceme V.S. en carta particular del 19 del corriente en respuesta de otra
mía dé 18 del mismo, que yo no le puedo mandar.
"No sé en qué puede V.S. fundar esta novedad, no habiendo resistido las instrucciones y
órdenes que le di en Cumaná, ni su práctica, antes y después de su arribo a Guayana.
"Espero que con más seria reflexión, se conducirá V.S. al dictamen contrario, que es el
cierto, más sano y seguro, y que me dé V.S. noticia de ello.
Dios guarde, etc."
A ésto contesta Alvarado con una larga carta, fechada en 1° de enero de 1756, en que
recuerda a Iturriaga sus reuniones en Madrid, junto con el Marqués de Valdelirios
(primer Comisario de la expedición del Sur), "en una de nuestras casas a discurrir lo
más conveniente por los Mapas de la corte de Lisboa", etc., etc. Dicele también: "V.S.
no puede negar que en Cádiz nos juntábamos para escribir acordes al Ministerio sobre lo
más mínimo que ocurría..."
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Indudablemente, Iturriaga había ido muy lejos en su desdén por Alvarado. Fueran las
que fuesen las causas. "Hubiera sido mejor —como se dice muy razonablemente en el
mismo documento que acabamos de citar— "que V.S. hablase claro, diciendo que no
quería tal segundo, pero después que el Rey ha hecho tal confianza y distinción de su
persona, debe V.S. sugetarse a la decisión de sus reales órdenes que le llegan
inmediatamente de él, mortificando su propio afecto...".
Debió de ser duro golpe para Iturriaga el recibo de estas cartas de la Corte, con la severa
reprimenda de Wall.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
eso preferiría a mis recelos la constante idea de no robar con quentos y quentecillos el
menor tiempo a las preciosas tareas de V.E.".
Pero, las horas van ejerciendo su sedante influjo, y asi vemos que, en otra carta
posterior, se muestra más sereno: "...con humilde y profunda veneración recivo la
reprehensión del Rey y el perdón que se ha dignado concederme la piedad de S.M. y
siguiendo yo tan soberano exemplo, perdono al author de las viziadas noticias"
.
Las órdenes reales llegaron a Iturriaga el 28 de enero. Rápidamente hubo de reaccionar,
reconociendo sus errores, y trazando sus planes de futura actuación, conforme a lo que
el buen sentido y las circunstancias demandaban, sin mas dilación dio aviso a Alvarado
de lo que se disponía respecto a la convivencia de los Comisarios.
En contraste con esta constante enemiga de Alvarado, no está de mas resaltar, en breves
palabras, la confianza y el afecto con que Iturriaga distinguió siempre a don Josa
Solano, el cuarto Comisario de la Expedición y quizá el hombre que, por su valer, más
se distinguió en ella. La confianza que Iturriaga puso en Solano y la lealtad con que
éste, en todo momento, le correspondió, honran igualmente a los dos. Y cuando vemos
la diligencia con que Iturriaga se apresura a dar cuenta de los éxitos de Solano, ya en el
paso de los raudales, ya en sus exploraciones y tratos con los indios, ya en el hallazgo
de árboles de canela, etc., etc., nos compjacemos en la noble unión de estos dos
espíritus a los que la saña de Alvarado no perdonó, ni cuando, años después de
liquidada la Expedición, escribía: "El actual Gobernador de Caracas que lo es el Capitán
de Navio don José Solano y el Comandante General del Orinoco, que es el gefe de
escuadra Don José de Iturriaga, a cuya autoridad está sujeto el Gobernador de la
Guayana, por decisión del Ministerio, de ningún modo los encuentro a propósito para
que, directa o indirectamente, tengan que ver en estas presidencias" .
Allí transcurrieron los cinco últimos años de su vida, entregado a las preocupaciones de
su cargo, que le deparaba problemas similares a los que ya en la comisión de límites
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
había tenido que afrontar. Unas veces, serán los portugueses a quienes ha de reclamar
por ocupaciones indebidas del territorio y que, diplomáticamente, le responderán
diciendo que, todo lo que ellos ocupan lo es en virtud de antiguo derecho y que así debe
permanecer hasta que los respectivos Príncipes resuelvan otra cosa (148); otras, será la
necesidad de atender al pasto espiritual de las nuevas poblaciones del río Orinoco, para
lo que conseguirá que el ministro Arriaga prepare una Real Orden dirigida a Fray José
Antonio de Jerez, Prefecto de las Misiones del alto Orinoco y Río Negro y fechada en
noviembre de 1762, en la que se le comunica que ".. .ha resuelto el Rey que luego que
Vuestra Reverencia reciba ésta, disponga una Misión de seis o siete Religiosos antiguos
y de Carta del Gobernador de Rio Negro, D. Manuel Bernardo de Castro, fechada en
Gran Para, el 26 de agosto de 1763.
Por el mismo año de 1762 en que se nombraba a Iturriaga Comandante General del
Orinoco, erigió el Bey en Gobierno separado la provincia de Guayana, designando para
Comandante de ella al Coronel don Joaquín Moreno de Mendoza, ordenándole la
transmigración de la ciudad de Santo a la angostura del Orinoco, es decir, en el mismo
lugar que, según vimos, el Comisario don José Solano había indicado como conveniente
para una nueva fundación. El nombramiento de Iturriaga, según el cual se sometía a su
autoridad todo el Orinoco, efectuado tres meses después del del Moreno Mendoza,
venía a crear entre ambos motivos de colisión de poderes y lucha de competencias, que
empezaron ya desde 1763, fecha en que se dispuso, por real orden de 20 de julio, que las
dudas que se suscitasen y dificultades que pudieran presentarse en la ejecución de lo
dispuesto en 4 y 5 de julio del año anterior (fechas de nombramiento e instrucciones
respectivamente enviadas a Moreno Mendoza) las resolviese don José Solano, que a la
sazón era Gobernador y Capitán General de Venezuela, según nombramiento fechado
en Madrid el 12 de junio de aquel mismo año de 1763.
Para ello, hubo de interrumpir su carrera que continuó en adelante con aquella doña Ana
Antonia de Atristain, la fiel compañera de su vida. Pues bien, ahora, al final de ella,
volvería allí. En su mayorazgo de Sarria, en Orio, en sus tierras de Usurbü (1), o mejor
que todo, en su Azpeitia natal, en aquel verdeante valle que en el Urola se espeja y en el
que la mole del Izarraitz pone una nota de majestuosa perennidad, en aquel valle de su
iníancia y mocedad, el mismo donde corriera las suyas Iñigo de Leyóla, el peregrino de
las rutas del cielo, sería bueno terminar en paz su trabajosa vida, arrullado por los
recuerdos de tanta lucha y tanto trajinar por tierras exóticas. Apacibles paseos; graves
conversaciones con los Padres del Santuario; charlas sobre éste o aquél tema científico
con sus viejos amigos, aquellos caballeriles de Azcoitia teñidos de un amable
volterianismo...
Todas estas cosas y muchas otras más, nos place imaginar que pasarían por la cabeza de
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APÉNDICE l.
INFORMACIÓN sobre el estado de la expedición de Limites a cargo de ITURRIAGA
redactada por D. Julián de ARRIAGA (Secretarla de Estado).
(Archivo General de Simancas. Legajo 7391, folio 1).
Extracto.
Se dice cómo para establecer la frontera entre los dominios de España y Portugal, según
se previene en el Tra¿ tado de Limites, se formaron dos divisiones de Comisarlos, unos
para el Norte y otros para el Sur.
Cómo las del Norte salieron a principios del 1754 y llegaron a dimana el 9 de abril.
Como no hay otro camino para llegar a su destino sino el de Cumaná, se le encargaron a
ITURRIAGA algunas diligencias y reconocimientos mientras se mantuviese allí y en el
tránsito para el RíoNegro, que desagua en el Marañón por su ribera septentrional,
donde esperan los portugueses.
Tomar las noticias mas exactas de todo cuanto pueda conducir al buen gobierno de esta
provincia, de las islas Trinidad y Margarita.
Averiguar las comunicaciones del río Orinoco y el estado de las misiones que mantiene
allí V.M. y en la provincia de Guayana.
Tomar noticia de todo lo concerniente a la Historia Natural del gran terreno situado
entre los ríos Marañón y Orinoco, perteneciente a SJM., a cuyo efecto llevó consigo a
Pedro Leofflin (sic), famoso botánico sueco, con cuatro discípulos españoles, los cuales
iban principalmente para mejorar un defecto de la canela que producen las provincias
Mijos y Macas, que en sí misma es más aromática que la canela del Ceilán, para cuya
obra se dieron muy individuales instrucciones, considerándola mucho más importantes
que la principal.
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Después envió el navio a Caracas y pidió a Ricardos (el gobernador de allí) 100.000
pesos y Ricardos le dio 80.000.
Salló ITURRIAGA de Cumaná para Cabruta sin que haya recibido carta suya, sino las
primeras de su llegada, en que no hace mención de las disputas.
Pero el gobernador, en carta de 22 de mayo de 1754 al marqués de la Ensenada, le dio
cuenta de lo ocurrido, cuyos papeles llegaron después de su separación. Después se
supo que en 1755 se valló ITURRIAGA del Gobernador de Trinidad para tomar víveres
de los franceses de Martinica y que en este año y el de 1756 ha padecido toda la
Expedición suma miseria, muriendo la mitad de sus individuos y padecido muchos
quebranto en la salud el mismo Iturriaga.
TODAS las noticias extrajudiciales que se reciben condenan su conducta como hombre
perezoso y de áspero trato, pero no ha llegado ningún informe que le defienda ni carta
suya de oficio, ni para sus amigos, ni para su casa.
Se refiere después a noticias de ALVARADO. Madrid, 1 de junio de 1757.
"Se dio cuenta a V.M. de todo lo referido con otras circunstancias agravantes y en su
inteligencia mandó comunicar a Don Julián de Arriaga los antecedentes para que
discurra y proponga las providencias más prontas, a cuyo tiempo llegó el Capitán de
Fragata Don Juan Ignacio de Madariaga, enviado por ITURRIAGA para que informe
su situación, y muy poco después han llegado los pliegas del referido ITURRIAGA con
cuyo motivo se suspendió el informe y dictamen que pidió V.M. hasta oír las últimas
noticias.
Este oficial, en siete cartas fechas en el rio Orinoco a 15 de noviembre de 1756, entra
quejándose de la conducta del Gobernador de Cumaná, no sólo por los hechos que van
sentados en que se conforman los dos y de que dio cuenta el Gobernador al Marqués de
la Ensenada, en cartas y autos que se recibieron después de su deposición, sino también
por otros sucesos dirigidos a destruir la expedición y son los siguientes:
Que, viendo no le quería dar nada, se valió de los dineros que le enviaron sus amigos de
Caracas para habilitar su transporte con embarcaciones y víveres a su costa, porque ni
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
aún con esto quiso auxiliarle, antes bien le enviaba los Patrones y bogadores todos los
días a su casa, diciéndole que los mantuviese, pues de lo contrario no extrañaría su
deserción, y asegura que sobre estas especies tuvo que tolerarle mucho.
Que tuvo con él (carta 4) una disputa sobre compra de embarcaciones y entre las que le
ofreció fueron dos muy grandes que no le servían y después de la disputa le subrogó
otras tan chicas que tampoco eran del caso, y así tuvo que despachar por si mismo el
primer convoy.
Que le puso muchas dificultades y controversias (carta 5) sobre sueldos de la tropa que
llevó y que no quiso darle al Sargento mayor para que la mandase (carta 6).
Que, usando de la orden que se le mandó de llevar Capellanes, se ajustó con tres
Religiosos y no quiso permitirles el pase, que por Iturriaga no se los pedía a él, a que se
excusó y lo dejó ir sin ellos.
En otra de la misma fecha, que también acompaña, recopila los sucesos antecedentes y
añade que cuando estuvo en Cumaná había en cajas más de 30.000 pesos, y que en el
día llegarían a 50.000, y después de pedir una cédula muy fuerte para que le den 40.000
sin dependencia del Gobernador, añade que este sujeto es mal servidor de V.M. y peor
Gobernador, pues con el largo estudio de las Leyes de Recopilación, ayudado de la
amistad de un Escribano antiguo que hay allí, sabe muy bien los modos de descubrir
con las mismas leyes las picardías y trampas comunes en aquellas partes.
En otra carta de 20 de octubre, que se hará presente más abajo, añade que le fue preciso
fabricar en la Trinidad y Guayaría otras embarcaciones, cuya construcción la tenía
empezada en Cumaná, pero cesó en ella porque el Gobernador le quitó los oficiales con
pretexto de hacer cureñas para la plaza.
Últimamente dice, en carta del 6 de abril de este año, que al mismo tiempo que este
gobernador de Cumaná procuró por todos los medios posibles destruir la expedición, el
de la Margarita la auxilió con cuantos pudo, enviándole embarcaciones, víveres en
abundancia, medias para la tropa, 3.000 pesos en dinero y otras cosas, añadiendo que si
le fuera lícito comparar el mérito de estos dos Gobernadores, sería de parecer que al de
Margarita se le diera el Gobierno de Cumaná, para que vea cuanto desagradan a V.M.
los agravios hechos a su comisión y cuánto le complacen los auxilios que se le
franquean.
Mientras tanto, envió los Comisarios y Geógrafos con las tropas correspondientes cada
uno a su destino: a Solano para hacer embarcaciones chatas en la Trinidad, a Alvarado
para reconocer la provincia de Guayana y así otros, todos los cuales fueron enfermando
y muriendo algunos, por cuyos motivos se fueron atrasando las operaciones.
Iturriaga arrancó finalmente de Cumaná por el mes de junio de 1755, habiéndose
detenido allí más de 14 meses después de su llegada.
Llegó a los pueblos de las Misiones de los Padres Capuchinos Aragoneses de la costa de
Parla y desde allí pasó a la Trinidad, subiendo después por el río Orinoco, reconociendo
varios sitios y en especial se informó de los raudales de los Atures y Maipures, situados
en la Ribera del sur y que se han de pasar forzosamente para buscar a los Portugueses en
el río Negro, de que da cuenta en carta de 20 de octubre de 1756, arriba citada, y dice
que habiendo vencido Solano las dificultados que se ponderaban en los dos raudales,
estaba pronto para empezar la línea luego que reciba la respuesta de estos pliegos y no
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cree encontrar otro reparo invencible para su tránsito al río Negro para el tiempo de las
brisas del año próximo, que es éste de 57 a 58.
Esta es la carta más esencial de todas cuantas envía con /echa de 20 de octubre de 1756,
y es muy notable que, escribiendo otras en marzo siguiente de 1757 y una fecha a 6 de
abril, no vuelve a tocar la especie de si estará o no pronto para navegar; antes, en una de
22 de febrero, dice que no pudo ir a los raudales porque fue preciso dar licencia a los
indios Vogas para que se fuesen a sus casas.
De los muertos, da cuenta en otra carta de esta fecha y son el tercer Comisario Urrutia,
Capitán de Navio, los Cosmógrafos, Don Juan Galán, el Padre Haller, que iba también
de Capellán, Don Francisco Guillen y Don José Santos, el Botánico Leoffling y uno de
sus discípulos que se ha desaparecido y remitiendo un cajón de yerbas y papeles que
dejó el Botánico, pide providencia.
Así mismo recomienda en dos cartas, de 20 de marzo de este año, a Don Ignacio
Milhau, el cual fue elegido para Geógrafo de esta expedición en el estado de Guardia
Marina, a cuyo tiempo se le Incluyó en una promoción con el grado de Alférez de
Fragata, y por esto no le corrió otro grado, sino el de Alférez de Navio cuando V.M.
concedió dos a los demás. Pide Iturriaga el de Teniente de Fragata para este sujeto y
asegura que, según su habilidad, le hubiera adquirido acá aunque no hubiese ido a la
expedición.
Igualmente recomienda a los Guardias Marinas Don Vicente Doz y Don Nicolás
Guerrero, que fueron sin ascenso a trabajar con Don José Solano y se han aplicado tanto
que pueden servir de Geógrafos: pide para ellos los dos grados que se le dieron a los
otros.
Últimamente dice que, por no tener Cirujano, retuvo para sí en Cumaná a Don
Francisco Rodríguez, uno de los de la armada y pide la misma ayuda de costa de 20.000
reales que se dieron a los otros Cirujanos destinados desde acá y que se expida la orden
a los oficios de Marina para que se le haga presente como a los oficiales.
El coronel Alvarado tenia escritas cuatro cartas a Don Ricardo Wall, con fecha de 20 de
diciembre de 1755, a que acompañó un duplicado del reconocimiento que hizo en la
provincia de Guayana, que comprende aquella historia natural y la forma de Gobierno
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de los Misioneros, comunicaciones con las Colonias Holandesas, sus grangerias y modo
de vivir.
Acompaña copia de la Instrucción que le dio Iturriaga y satisface a ella capítulo por
capítulo, haciendo ver que algunos son inasequibles y de camino se queja de la cortedad
que le dio para el viaje y que le había puesto en un destino donde pasaba mucha hambre
y enfermedades.
En una de las cartas dice que llegaron allí a fines de junio de 1755 Iturriaga y Solano,
derrotados de los aguaceros pero luego cayeron malos y otros del convoy de que ya
estaban ellos mejorados. Que Iturriaga había de marchar, pero como ya los fines de
diciembre no daban providencia para la marcha. Vistos los perjuicios de sufrir otro año
en aquellas provincias, se persuadía a que procedía con orden de Don Ricardo Wall.
Últimamente, en otra carta de la misma, hace presente su mérito en 25 años de Capitán
hasta el de Granaderos en lo mas crudo de la guerra y pide el grado de Brigadier.
NOTA
Este oficial, Alvarado, era Capitán de Granaderos del Regimiento de Lombardía. Don
José de Carbajal, con la noticia de su expedición y pronto manejo, le sacó con el grado
de Coronel de Infantería el año de 1750, para encargarle el despacho de los dos navios
que fueron por los dos rumbos de la línea, y lo demás que ocurrió en más de tres años y
medio, teniéndole destinado para que pasase después como segundo de Iturriaga y así lo
ejecutó sin que se le diese otro grado, como se hizo con los oficiales de Marina.
Reflexiones sobre estos hechos y otras especies que toca en sus cartas :
Quedóse ITURRIAGA en Cumaná más de catorce meses, sin saberse a qué fin, una vez
que él mismo se queja de que el Gobernador no le dejó hacer nada; pero aún es más
notable que retuviese en aquel puerto nueve meses la fragata que le llevó sin
despacharla a Caracas, a donde llevaba su destino, ignorándose el motivo de la
detención y más no habiendo dado cuenta entonces, ni escrito una palabra como debiera
y pudiera en ocasión tan segura para que V.M. supiera la perjudicial detención o
desobediencia del Gobernador de Cumaná y las enfermedades y miserias que
experimentaban ya. Ni tampoco quiso escribir poco antes por mano del Gobernador de
Caracas, pudiendo llevarle las cartas Madariaga cuando fue por 100.000 pesos, de suerte
que no ha escrito sino las primeras a los ocho días de su llegada y éstas de ahora.
En algunas partes dice que no pudiera hacer nada si no fuese por los préstamos de sus
amigos de Caracas, pero en todas omite la noticia de que su Gobernador le dio 80.000
pesos y sacó otros 20.000 de los efectos que llevó de acá, ni tampoco dice que envió a
Madariaga por más dinero, aunque ignorase que le han dado últimamente otros 62.000
pesos.
Así mismo es de admirar que, después de tres años cumplidos, sale, en carta del 6 de
abril de éste, diciendo cuanto siente no haber podido participar antes los sucesos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
pasados y que mientras le llega algún Secretario, tantas veces pedido, irá coordinando
las noticias, etc.
Sobre ésto se previene que jamás ha pedido Secretario, ni aún ha escrito como él mismo
confiesa y se percibe de todas sus cartas, y como estábamos aquí persuadidos de que era
imposible en él semejante omisión, se creyó que el Gobernador de Cumaná le
interceptaba las cartas, pero es justo y preciso libertarle de esa nota.
Lo que hay en esto del Secretario es que, estando ya señalado para que lo fuese de la
expedición y Congreso un individuo de las Oficinas de V.M., propuso ITURRIAGA a
Madariaga fuese en lugar suyo, manifestando iría contento si
le daban el grado de Capitán de Fragata, que era su inmediato ascenso, y aunque sobre
esto se le propusieran diversos inconvenientes, aseguró que las prendas de Madariaga y
su amistad le quitaba todo recelo y este expediente verbal que pasó con Don José de
Carbajal le adquirió el grado, y que pasase a las órdenes de ITUBRIAGA. Ahora se
olvida de todo esto y echa de menos que no diesen a Madariaga los dos grados que a los
otros y que no se le haya enviado el Secretario que no ha pedido.
Aún son mas notables y más de temer los resultados de la indisposición de este oficial
con el Coronel Alvarado. Desde que llegó a Cádiz le empezó a faltar a la
correspondencia de urbanidad, le quiso quitar el despacho del último navio en que de
orden de V.M. estaba entendiendo, y pasaron otros lances que, sabidos por Don José de
Carbajal, les advirtió reservadamente algunas cosas y decidió la competencia a favor de
Alvarado.
Luego que llegaron a Cumaná, le destacó a la Guayana y no se han vuelto a ver sino una
vez, de paso, en esta Provincia.
De aquí ha resultado alguna indisposición entre los dos, y aunque la presunción está a
favor de ITURRIAGA por ser Superior, los hechos particulares que han pasado prueban
claramente que el agresor ha sido él, además de lo que se puede afirmar
extrajudicialmente.
Lo segundo, para preparar la disculpa por si le hacen este cargo, le tiene siempre
distante, y por eso dice en carta de 22 de febrero de este año, que no le comunicó los
secretos que reveló a Madariaga y Solano, por si acaso se muere, y es muy de notar que
siendo Alvarado su segundo y estando capitulado con la Corte de Lisboa, que ha de
hacer de primero por su falta, no le haya comunicado estos secretos que llama tan
importantes, aunque fuese por escrito, y sin embargo sé que tratan sólo de la canela, sin
reparar que si sucediese su muerte sería muy de temer una general desobediencia contra
Alvarado y otro nuevo embarazo con Lisboa, y no es imaginario el recelo, pues no
puede menos de ser muy escandalosa tanta desunión con su segundo, y producir en los
favorecidos una animosidad difícil de reprimir en aquellas partes.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lo tercero, lo destinó y mantuvo en Guayana que, sobre ser uno de los mas distantes, es
el más enfermo de todos, como él mismo lo experimentó con toda su comitiva en pocos
días que estuvo allí de paso.
Pasando a otros asuntos, se repara que en el mes de octubre de 1756, dice que ya no
espera mas que la respuesta de estas cartas para transportarse luego al Río Negro, pero
en las posteriores que escribe en febrero, marzo y abril de este año de 1757, no toca ya
este asunto ni dice si está o no en estado de pasar adelante, antes bien, en la de 22 de
febrero, dice que no pudo ir a los raudales porque fue preciso enviar a su casa los Indios
Vogas.
Ademas de ésto, están todas las cartas tan descarnadas y secas, que ni se percibe idea
del estado en que se halla, ni de la situación de las provincias y comunicaciones de sus
ríos. Se disculpa con la falta de Secretario, pero no se halla excusa al empeño de querer
penetrar todos los secretos de un terreno cuyo clima es poco menos que inhabitable y
aunque en él se comprendan las mayores riquezas, sólo podrán servir sus especulaciones
para adorno de la historia natural.
Da noticia de la muerte del Botánico, con expresión de que allá no hay otro que ocupe
su plaza, y como el fin principal de su envío fue para la canela de la provincia de Quijos
y Macas, parece que con la instrucción circunstanciada que se le dio y otros secretos que
dice tiene adquiridos, bastará para que pueda dirigir a los discípulos del Botánico.
Pide, en carta separada, que V.M. envié una Cédula de libertad para los Negros
fugitivos de las colonias Olandesas, a fin de que vengan a nuestros dominios y ésto lo
hace apoyado en el dictamen de los misioneros capuchinos, cuya proposición merece
desprecio, porque VM. no es dueño de ellos ni es permitida semejante hostilidad aunque
estuviésemos en guerra con aquellas Repúblicas, no porque los Olandeses no ejecuten
equivalente excesos, pero lo hacen secretamente y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de Cumaná y enviar luego una embarcación con víveres para transportarlos a Cabruta,
siendo preciso que el Gobernador de Cumaná sea amigo para darles el tasajo, casabe y
demás utensilios que pueden ofre,cerse, y ésto parece que es el fin de la venida de
Madariaga, porque en otras especies que toca ni están digeridas ni conviene abrazar en
aquel terreno empeño de consideración, de suerte que con una carta más se pudiera
haber excusado la venida de Madariaga.
De todo ello se infiere que, sin haber hecho en tanto tiempo otra cosa que empeñar
inconsideradamente a sus subalternos en manos de la hambre y de la intemperie, no
hemos sacado otro fruto sino unos cajones de ojas y cortezas parecidas a la canela. No
ha empezado a trabajar en su principal destino, y no repara en pedir premios para los de
su parcialidad, sin hacer mención de Alvarado, que es el único que se fue sin el premio
equivalente a los otros, y esto es lo principal que resulta de sus cartas, en cuya
inteligencia resolverá VJM. lo que sea más de su real agrado y servicio.
Madrid, 8 de agosto de 1757.
(Archivo General de Simancas. Legajo 7391, folio 3).
Madrid, 22 de agosto de 1757.
Por el Sur fue el Marqués de Valdelirios y los suyos, y por el Norte Don José de
ITURRIAGA con otros Comisarlos y Geógrafos.
Estos salieron mucho después que aquellos, llevando a su cargo, ademas del fin
principal, diferentes comisiones que han de ejecutar en el camino.
Llegaron al puerto de Cumaná, y sin embargo de varias cédulas y órdenes dirigidas a
este Gobernador para que le auxiliase con todo cuanto tubiese en su jurisdicción, negó
este auxilio con excusas insuficientes y aún embarazó los medios que preparaba
ITURRIAGA para habilitarse a costa de los fondos que llevó y el caudal que se le dio
en cajas de Caracas.
Los autores de todo el daño son Don José de ITURRIAGA y el Gobernador de Cumaná:
la suma de todo es que cumpliéndose ahora tres años y medio que llegaron a Indias, aún
no han salido del rio Orinoco para ir al Negro, donde deben acudir los Portugueses.
Las causas están desmenuzadas en el extracto adjunto con las reflexiones que
acompañan, en donde verá S.M. que si tenemos la felicidad de que esté servido por los
que fueron al rumbo del Sur, se verifica al contrario en éstos del Norte
Mandó V.M. que Don Julián de Arriaga pusiese su dictamen, y que después lo viese
Don Francisco de Auzmendi, y están conformes en las providencias siguientes:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Que se quite al Gobernador de Cumaná no solo por castigo (muy leve a correspondencia
de sus culpas, en que está confeso) sino para que concurra otro con todas sus fuerzas a
esta última habilitación.
Que sea éste interino por el poco tiempo que le falta, mientras V.M. le nombra sucesor,
respecto de que no se podrá habilitar el nombrado con la celeridad que conviene.
Que el interino sea el Gobernador de la Trinidad, o el Comandante del Batallón de
Caracas.
Que se reprehenda con secreto y severidad a ITURRIAGA todos sus defectos, cargando
la mano sobre tres puntos: el primero el escándalo y mal ejemplo con que tiene separado
de si al coronel Don Eugenio Alvarado que es su segundo, sin darle parte en nada contra
lo que le está mandado; el segundo que se venga proponiendo una multitud de gracias a
favor de los que hasta ahora no han hecho nada; y el tercero que se haga asunto
principal descubrir los secretos de aquel río y sus provincias situadas en clima que él
mismo llama homicida, advirtiéndole muy seriamente que su fin principal expreso en
todas las instrucciones y órdenes es cumplir el empeño con los Portugueses y mejorar la
canela de la jurisdicción de Quito.
Se le negará el ascenso que pide para Madariaga, extrañándole que afirme le tendría, si
no hubiese ido allá y advírtíéndole que debió excusar su venida, como también que le
haya pagado sus sueldos con exceso, teniendo tan mal atendidos a los otros
dependientes.
A los Guardias Marinas que hay allá se les hará Alféreces de Navio, por ahora
empezarán a servir de Geógrafos.
Se negará, la licencia que piden de vender en Caracas las generalas y la ayuda de costa
que propone para el Cirujano de Marina.
No siendo necesario que vayan de aquí más Geógrafos ni más personas que Madariaga
y un Botánico, se le enviara la orden que pide para que los Gobernadores le den
Oficiales de quien pueda servirse en caso necesario, y especialmente que tome un
Secretario entre ellos, encargándole que use de esta orden con moderación y
advirtiéndole las equivocaciones que se le han notado sobre este punto de Secretario.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sin señalarle lugar, y se pudo creer que era para tercero, pero ahora repugna a la mente
del tratado con la Corte de Lisboa en que se capituló que los inmediatos ocupen los
lugares de los primeros que falten, y asi es preciso que Madariaga vaya de cuarto,
quedando Solano el tercero y despachándole aquí el título sin hacer mención de la
propuesta que hace a su favor ITURRIAGA, a quien se le advirtirá no tubo facultad para
ello.
Se harán otras advertencias menores, y se considera pn, ciso avisar a Lisboa por medio
de su Embajador el estadi* de la expedición y causas forzosas de haberse detenido.
Madrid, 22 de agosto de 1757.
(Archivo General de Simancas. Legajo 7391, folio 12), Colleccao Varnhagen, doc. 180.
Madrid, fines de agosto de 1757 (consta doc. 179). Despacho del Ministro Wall para
Iturriaga, reprendiéndolo, de conformidad al documento anterior.
COPIA
De una minuta de carta del Señor Wall al Señor Don José de Iturriaga, reservada,
notándole sus excesos y repre hendiéndoselos, severamente.
Las primeras cartas que se vieron de V.M. con fecha UL muy pocos días después de su
llegada a Cumaná, se redujeron en substancia a proponer si estando mandada dar la
mesa a todos los dependientes de la expedición deberían también ser comprehendidos
en gratificaciones muchos que no incluye la Ordenanza de Marina, refiriendo la
prontitud y celo con que se empleó el Gobernador en la descarga del Navio y
alojamiento de los que iban a su bordo, y aunque a estas cartas se dio pronta respuesta,
parece que no ha llegado a manos de V.M.
Causó admiración que en el mismo Navio y con fecha posterior que dirigió el citado
Gobernador al Marqués de la Ensenada, para que se le aprobase su resolución de no dar
& V.M. dinero ni cosa que lo valiese, no obstante la decisión clara de la cédula de 19 de
Junio de 1753, que se le intimó y como aquí se viesen impertinentes excusas que
insinuaba, ya <jue los Indios hacían falta y no pagarían los tributos mientras sirviesen,
ya que si entregaba tropa seria preciso reemplazarla con labradores, ya que necesitaba
todas las embarcaciones hasta que encontró las leyes que tratan de librar . cuídales de
Real Hacienda que le parecieron bastantes para absoluta exclusiva, sin embargo de las
concluyentes razocon que Vil. le hizo ver que no eran del caso, se extrañó la falta de
cartas de V.M. en una ocasión tan imporite y en el principio de los preparativos a que
solo podían concurrir estas provincias, gobernadas por un hombre enteramente opuesto
al curso de la expedición, y más debiéndose sospechar que en el mismo Navio se
condujo a la causa de su enemiga, como se infiere de la repentina mudanza que hubo
con diferencia de pocos días de la llegada entre el primer auxilio para el desembarque y
la denegación de todo alivio para después.
Llegaron las cartas del dicho Gobernador después de la separación del Marqués de la
Ensenada y aunque al instante se echaron menos las de V.M. se presumió que tal vez se
las podían haber extraviado o que vendrían en algún otro Navio de la Compañía, pero
no habiendo sucedido así, dio cuenta últimamente el Gobernador de Caracas del dinero
que había entregado a Don Juan Ignacio de Madariaga, en virtud del poder de V.S. y
llegó con el Navio Don Santiago de Zuloaga, sin carta ni la menor especie tocante al
estado de la expedición.
Con todo eso, luego que supo por cartas particulares que V.S. después de haber tocado
con la Guayana se estableció en Cabruta, se esperaba que diese noticia formal de su
estado tanto mas necesaria cuanto se había engrosado la fama de las enfermedades,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
hambres y miserias a que han estado sujetos todos esos dependientes, aunque no fuese
sino para sacarle cuanto antes de un país que V.S. mismo llama homicida.
Últimamente, al cabo de tres años cumplidos, escribe V.S. enviando a Madariaga para
que explique su mente en lo que no expresa cuya diligencia hubiera sido mas oportuna
en los principios, aunque siempre inútil para el fin público de la expedición y mucho
más ahora que después de tanto tiempo no pueden conducir las noticias de este oficial
sino para acelerar la idea de que se tenía acá por precisa de que V.S. abandone el río
Orinoco y sus provincias, recogiendo lo trabajado que a lo menos conducirá para
disminuir el recelo de que se establezcan extranjeros vista la intemperie del clima y las
dificultades de la naturaleza.
Después del fallecimiento del Señor Don José de Carbajal ha tomado el Rey tan de su
cuenta el conocimiento por menor del tratado de Límites, su progreso y resultas, que
apenas tendrá ejemplar, ni será creíble, si no a quién ha visto, pues llega a la
menudencia de ver y corregir las minutas de las órdenes y hacerse leer las cartas más
dilatadas, sin fiarse de extractos y habiéndose puesto en su noticia lo que ha pasado en
la expedición del cargo de V.S. junto con sus cartas halla las notas y reparos siguientes:
Lo primero, que siendo V.S. y el Gobernador de Cumaná los autores de los daños y
atrasos experimentados por que los demás no han hecho sino obedecer, duda S.M.
racionalmente quién de los dos tendrá más culpas, si el Gobernador negando el el
ausilio, o V.S. callando este (suceso) exceso y las enfermedades y miserias que se
siguieron, habiendo ceñido tantas ocasiones seguras en que pudo y debió dar cuenta.
Lo segundo, que se disculpe con que no le han enviado Secretario tantas veces pedido,
para no escribir ni avisar en tres años lo que ha ejecutado sino únicamente la simple
noción del árbol parecido a la canela y sobre esto me manda el Rey hacer memoria a
V.S. de que, con este fin y por su especial empeño con el Señor Don José de Carbajal,
llevó a Madariaga por secretario de la expedición aunque solo se le man do pasar a las
órdenes de V.S. y le dio el grado de Capitár de Fragata, que no le correspondía, ni aún
ahora lo fuera según su antigüedad, y que se ha hecho mucho más notable que diga ha
pedido muchas veces Secretario cuando de todas sus cartas y de lo que ha informado
Madariaga consta que no ha escrito otras sino esta y las primeras arriba citadas de que
remite copia, pues no se cree hable de las veces que le pidió acá, constándole que para
este oficio estaba elegida otra persona y no fue por su empeño eficaz a favor de M>
darlaga.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
V.S. tan a la letra las órdenes del Rey, le será muy fácil que su segundo haga un papel
ridículo y muy ajeno de la voluntad de las dos Cortes, solo con enviarle a cualquier
encargo de ordinaria ejecución y confianza.
Lo cuarto, ha notado S.M. que se venga V.S. proponiendo tantas gracias por los que no
han hecho nada del fin principal, y se ignora lo que habrán hecho en el accesorio, de que
no da cuenta por falta de Secretario, pues para el caso lo mismo es que la inacción
proceda de culpa suya o ajena; ademas de que también se ignora el fundamento que
tiene VB. para afirmar que si se hubiesen quedado aquí vendrían ya los ascensos que
propone, y es preciso advertirle que Madariaga en menos de dos años fue Teniente de
Navio y Capitán de Fragata, dejándose atrás hasta unos cuarenta oficiales mucho más
antiguos, que gran parte de ellos no le ceden nada de mérito. Tocante a los demás, no se
alcanza como en tan poco tiempo debían haber ascendido a los tres grados, y sin
embargo, de todo considerando que los dos Guardias Marinas que llevó Solano han de
servir ahora de Geógrafos, saliendo de su discipulado, ha resuelto S.M. se les confiera
hasta los dos grados por la misma razón de igualarlos con los demás oficiales de
Marina, y no distinguirlos como V.S. propone de que va carta separada de los títulos y
no se puede menos de reparar que los únicos exceptuados de la recomendación de V.S.
son Alvarado y Solano.
Se entiende que éste no debía serlo, porque llevó tres grados sin ejemplar,
remunerándosele al mismo tiempo, lo que trabajó antes de embarcarse, pero Alvarado
fue el primer llamado para la expedición y se empleó aquí cerca de cuatro años, sin más
premio que los dos grados que se le dieron cuando se le sacó de su Regimiento, y en
esta conformidad ha seguido su mala fortuna en el terreno más enfermo de todas esas
provincias manteniéndose constantemente a pesar de tanta enfermedad y miseria hasta
que logró satisfacer la instrucción de V.S. examinando todos los secretos de la provincia
de Guayana, de cuyos trabajos merecía a lo menos que se le incluyese con unos
muchachos que fueron para aprender, y lo conducente que han adquirido se reduce a
instruirse para una vulgar observación astronómica.
Lo quinto, que diga y repita V.S. no hubiera hecho nada sino fuese por el dinero que le
dieron sus amigos, sin nacer mención de los 100.000 pesos que llevó Madariaga de
Caracas, sacados los 80.000 de cajas y de que se envió últimamente por más dineros,
aunque no supiese que le habían entregado otros 62.000 pesos. Sólo se explica V.S. por
menor los socorros que le envió el Gobernador de la Margarita para preparar otra
recomendación sobre que se le dé el Gobierno de Cumaná y este proceder es mucho
más notable, viendo que avisa los excesos del que actualmente le sirve, cuando le desea
desocupado para que tenga efecto la recomendación.
Lo sétimo, queda S.M. con el cuidado de si V.S. podrá salir en el verano próximo, pues
aunque en carta de 20 de
Negro luego que reciba la respuesta de estos pliegos, escribiendo V.S. después en
Febrero de este año y la última a seis de Abril, no vuelve a tocar este punto, antes bien,
en una de ellas dice que no pudo ir a los raudales por la precisión de dar licencia a los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
De aquí resulta otra consideración, y es cómo han podido devengar tanto dinero en tres
años estos dos oficiales, mayormente suponiendo que sus generalas no se han vendido.
Madariaga confiesa que su haber resulta de sueldos y ayudas de costa, y según parece
aún han dado mayores éstas que aquéllos, debiendo V.S. en todo caso dar cuenta de las
ayudas de costa que ha librado con individual expresión de sus causas, para que aquí se
determinase aprobarlas o excluirlas.
De todos estos antecedentes se han seguido tres daños principales. El primero la muerte
de tantos inútilmente empleados en esa Comisión; el segundo el desafecto con la
persona de Alvarado, que se traslució en Cádiz y se ha explicado escandalosamente en
esas provincias; y el tercero la ruina de las cajas de Caracas y la precisión de que vaya
Solano a recoger lo que haya quedado en las demás del Reino, y es cosa digna de
admiración que no diga V.S. ni conste si ha establecido algún género de intervención
para el gasto de caudales, de acuerdo con los demás comisarios, cuyo defecto probará
claramente que ni aún tiene cuidado de sí mismo, ni le aflige el recelo de quedar
implicado en unas cuentas difíciles o de imposible aprobación, sobre que se le previene
a V.S. lo conveniente en orden separada, no solo por seguir en la forma posible el orden
y modo con que distribuyen los caudales de Real Hacienda, sino también por resguardo
de su persona.
Con todos estos daños aún son más de temer otras dos resultas: La primera' que vaya
adelante la desunión con Alvarado, y la segunda que haya alguna incidencia
embarazosa con unos hombres de tanto pundonor como los Portugueses.
Quanto a la primera, debió V.S. desde Cádiz ocultar enteramente sus afectos o no
haberlos manifestado con la indecencia de intentar apoderarse de la comisión de cargar
el navio en que estaba entendiendo Alvarado, de orden del Rey, sobre lo que se pasó la
orden que V.S, sabe y esto es omitiendo otras especies domésticas que se supieron por
varias partes y se nota mucho en aquella ciudad, hubiera sido mejor que V.S. hablase
claro diciendo que no quería tal segundo, pero después que el Rey ha hecho tal
confianza y distinción de su persona, debe V.S. sujetarse a la decisión de sus reales
órdenes, que le llegan inmediatamente con él, mortificando su propio afecto, y
haciéndole esclavo del servicio de S.M. que así lo quiere, porque no le faltarán horas
para entregarse al gusto de los amigos que sean de su genioT aunque siempre será mejor
no negarse al obsequio de Alvarado para evitar escándalos, sobre cuyo asunto se le
previene también lo conveniente y con igual reserva al referido Alvarado, pues no se
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por lo que mira al tratamiento futuro con los Portugueses no es fácil prevenir desde aquí
lo que V.S. deberá ejecutar, pues aunque están dadas reglas para evacuar esa Comisión
con la debida individualidad, se ofrecerán sin duda, algunas incidencias tal vez de
oscura decisión, y tal vez más intrincadas por el corto talento de los que concurran, y,
sobre todo, queda siempre en pie el trato frecuente de urbanidad que suele ocasionar
otras incidencias más peligrosas. Se sabe que el genio y aspecto de V.S. declina con
exceso a la seriedad, aunque en esta parte se queda con el consuelo de que en todas las
ocurrencias sabrá suavizar el trato y desmentir las señales exteriores; Por lo que mira a
las que resulten de la expedición quiere S.M. que en esta parte ceda V.S. cuanto pueda
sin indecencia, y cuando considere que no puede ceder se valdrá del medio de que se dé
cuenta a los dos Soberanos, sin contención ni disputa como está capitulado entre las dos
Cortes ; bien es verdad que en ese terreno tenemos tan corto interés que no se esperan
muchos reparos.
Todo esto que se lo digo a V.S. de orden del Rey, es efecto de la mala satisfacción con
que ha oído semejantes noticias y V.S. deberá recibir esta reprehensión reservada con la
más profunda gratitud por que se contenta S.M. con la diligencia, exactitud y buen
servicio que espera en adelante de un hombre del honor de V.S. para borrar de su
memoria los descuidos pasados.
Yo, por mi parte, puedo decirle que la división de V.S. con los demás, el huir de sus
consejos, la inacción y todo lo demás que puede notarse entre V.S. y sus dependientes,
no puede tener otro paradero sino la ruina común de todos y la exclusión de la gracia del
Rey, y asi creo que la absoluta negativa de todas las que propone V.S. resulta más de su
real benignidad, que no de su justicia, para que destituidos por ahora de sus esperanzas
queden con esta mortificación más bien dispuestos para concurrir unidos al fin
principal, y al particular beneficio de cada uno, pues de lo contrario no podrán sacar
sino confusión y deshonra y más cuando S.M. examina por sí mismo las cosas y las
juzga por su sentido, sin detenerse en la letra más que lo preciso para discernirle.
Dios guarde, etc. No tiene fecha, pero en la carpeta dice así.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
tomadas las precisas disposiciones, haviendo embiado a Don Juan Galán por tierra a
Cabruta para que se anticipase desde alli a ver los raudales y preparar alojamientos y
almacenes en ellos, salí de Cumaná, precediéndome los Comisarios subalternos con la
comitiva, escolta y gente de servicio correspondientes; pero estos, aquellos y todos
hemos hallado en la Guayana una demora maligna, o encadenamiento de enfermedades,
cuya relación pareceria hiperbólica a quien no la ha experimentado. Después de muchos
meses de continuo padecer, sin arbitrio, ni poder habilitar embarcaciones para huir de
aquel homicida pais, logramos un pequeño intervalo de convalescencia, a costa de las
vidas de algunos y deserción de otros que huyeron horrorizados de la intemperie. A este
tiempo esperaba también las noticias de los progresos de Galán en los Raudales y recibi
la de su muerte en el de los Atures, que fue el 28 de noviembre del año pasado. Por
Febrero de este año despaché para substituir por Galán a D. José Solano acompañado de
Dn. Ignacio Milhau, D. Vicente Doz y D. Nicolás Guerrero, todos convalescientes, con
la escolta y demás conveniente, a experimentar de hecho la insuperabilidad ponderada
de los Raudales y poder informar de todo a V.E. como lo hago ahora que acaba de llegar
D. José Solano con Doz y Guerrero, todos tres enfermos; pero con las buenas noticias
de haber vencido las temidas dificultades; pasó el mismo Solano embarcado en un
champán el primer raudal, y ha hallado vencible el segundo en la misma forma, cuya
diligencia ha comprobado mis esperanzas y esforzado los ánimos, tanto que por nuestra
parte estamos ya promptos a principiar la linea divisoria en respuesta de esta carta, no
considerando en el tránsito para Rio Negro otro invencible tropiezo, tomando el tiempo
oportuno para la navegación. Las noticias que me dan de las escaseces de Rio Negro
para nuestra manutención los que saben de aquellas partes, la respuesta que por
instantes he esperado de la carta que el año pasado escribió D. Juan Galán por mi orden
al comandante de la casa de la bandera de los Portugueses; el no tener noticia de la
llegada de los expedicionistas a Rio Negro; el ser ya estrecho el tiempo para el arranque
desde aqui; las enfermedades que aún no nos dejan respirar a los pocos que somos; y la
falta que para allá hacen los muertos, me dan tiempo y motivo de informar a S.E. de
quanto hasta ahora ha ocurrido y lo que conviene para más adelante. Y para asegurar
cuanto por ahora aviso a VJE. por si por motivo de guerra u otro accidente se perdiese
lo escrito, he determinado, que el capitán de fragata D. Juan Ignacio de Madariaga sea el
portador, y por él sabrá V.E. lo que pudiese echar de menos en ésta y las adjuntas que
procuraré reducirlas a lo preciso. Lo más de las embarcaciones de los gobiernos de
Cumaná, Margarita y Trinidad eran inútiles para los fines de la expedición por varias
circunstancias, y después de este reconocimiento fue preciso fabricar nuevas, y como de
facto se concluyeron el año pasado en la Trinidad y Guayana hasta el número de veinte
y siete de varios tamaños y figuras, para lo que tuve que vencer más dificultades que las
que nos presentan los Raudales y malos pasos de Orinoco pues aunque emprendí estas
construcciones en paraje cómodo de la jurisdicción de Cumaná, el Gobernador me atajó
los trabajos, embargando y quitándome con el pretexto de hacer cureñas para la plaza, el
constructor de las embarcaciones y sus oficiales, y me vi precisado a suspender todo en
aquella parte, perdiendo el tiempo y lo trabajado, y recurrí a otra, en que no i'uese la
expedición tan perseguida, y en fin, aunque con mil trabajos todo se ha hecho y me
hallo con la satisfacción de tener embarcaciones aptas para el viaje, superados los saltos
del Raudal de los Atures, pues ya los champanes están a la banda de arriba de ellos, y en
conclusión a la entrada de las brisas del año que viene, podemos hacer el paso a Rio
Negro, si V.E. no tuviese por conveniente otra cosa.
Dios guarde, etc., etc."
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Muy señor mió: Con fecha de primero de diciembre de 1757 informé a V.E. de mis
primeros pasos en punto a los Negros alzados de Surinán y de la buena disposición de
los Padres Capuchinos Catalanes, misioneros de Guayana, a emprender su solicitud con
tal que se moviese un grave inconveniente en que tropezaba su celo.
Para recuerdo de todo en su extensión, incluiré en esta la copia de mi citada, y la de otra
que me escribió el Padre Prefecto de aquellos Misioneros, y añado que ansiosos de dar
principio a tan grande obra han enviado acá al padre Narciso de la Bisbal (impuesto en
todos los trámites de viaje y en muchas particularidades concernientes a el y a las
diferentes naciones de Indios que habitan el terreno del viaje) a fin de que pida a V.E. la
resolución de S.M. en tan importante asunto. Este Padre viene suficientemente instruido
del camino de las Naciones intermedias, su calidad, rios, y demás que pueda conducir al
intento. El camino es de más de treinta dias, los Indios de él dóciles, unos en pueblos
formados, y otros en ranchos y ningún rio caudaloso, pasando el camino por las
cabeceras de los que desaguan en el Caroni por la orilla oriental hasta dar con el primer
pueblo de Negros llamados leremista, y de este que no dista mucho de los rios Maho y
Rupononi o Apononi, como lo llaman los naturales, sigue el camino para otro muchos,
pasando el rio Esequibo por las juntas de Rupononi.
Tengo formado un borrador de mapa de todo este camino con sus jornadas y con las
individualidades predichas, y espero otras noticias que ha ofrecido enviarme el Padre
Narciso para añadirlas al borrador y ponerle en estado de pasarle a V.E.
Entre tanto, diré a V.S. que el tiempo más propio para dar principio a esta empresa, es el
mes de Henero y que los Octubre de 1756 dice que estaba pronto para navegar al Rio
Padres se contentan con diez o doce hombres para escolta del viaje, por si V.E. gustase
pasar a noticia de S.M. las que he comunicado a V.E. en esta materia a fin de que S.M.
resuelva lo que fuera más de su real agrado.
Dios guarde, etc., etc. Cabruta, 8 de Julio de 1758".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
COPIA
De carta original del Señor Don José de Iturriaga a Exmo. Señor Don Ricardo Wall.
Sobre las amistades que va haciendo Solano con los Indios de alto Orinoco.
Exmo. Señor.
Muy señor mío: los Indios del alto Orinoco los de Casiquiari y algunos de Rio Negro
se han movido favorablemente, como tenían ofrecido. Así me escribe Don José Solano
como informará a V.E. la respectiva copia, que paso con esta a manos de V.E.
Para mas cabal inteligencia de las noticias de Solano diré, que el viaje de Imo, como
padre de una numerosa familia y como capitán guerrero famoso entre aquellos Indios,
ha tenido muchos secuaces, y tantos que ha sabido ponerse en campaña con seiscientos
hombres. Cocubí es hierno suyo y amigo de los irruminabis.
El raudal de Corocubi dista de la boca de Casiquiari aguas abajo de Río Negro cinco
días de navegación. De este raudal, habitado de los Irruminabis, navegando día y medio
aguas abajo, se llega al primer pueblo de los portugueses llamado el Arraya!, El raudal
Vitan está más abajo.
Habíale yo dicho a Solano que debían poblarse con preferencia los puestos más
ventajosos como la boca del Quavire, principio de Casiquiari. Dijeles que se hiciese
diligencia de algún buen sitio dentro del Casiquiari para asegurar la reciproca
navegación de Orinoco y Río Negro.
Cocubí ha avisado que sus amigos los Irruminabis no quieren subir a Orinoco y que los
agregará al pueblo que intenta formar con su gente en las juntas de Rio Negro con
Casiquiari a la parte oriental de este. Prevengo a Solano que no permita la saca de los
Irruminabis del raudal de Corocubí, que llame algunos de sus Capitanes y de los
Marabizanes, que regale a unos y otros, que los atraiga a nuestra amistad, que los
asegure en ella, que los encargue la unión buena correspondencia entre sí y los prontos
avisos de cualquiera movimiento de los Portugueses, asegurándoles que serán
agradecidos y regalados. Parece conveniente mantener en el confín los enemigos de los
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Vino también de BioNegro el Capitán Feyo con alguna gente y ofreció juntar tanta
como Cruceru en San Fernando (y San Fernando tiene más de doscientos Indios de
Macana) como se le dejase poblar en Río Negro a la boca de un riedto. Distará este
pueblo de San Fernando ocho días, los cuatro primeros de navegación por Atabapu, los
tres siguientes también de navegación por Femni, rio que entra en Atabapu por la banda
del Sur y un corto por tierra hasta ía boca de otro riecito, donde estará el pueblo y será
resguardo de las avenidas de rio Negro para San Fernando por Atabapu.
(Expone las dificultades que ha encontrado para tener Indios vogas para su viaje).
Muy señor mío: Han llegado las lanchas de Meta con pliegos de Alvarado, y no
descubriendo por ellos motivo que obligue a variar la vuelta de estas lanchas por el rio
Bichada, confirmo las disposiciones antecedentes para que, pasándolas por los raudales,
las hagan navegar por este rio hasta el puerto de Moca y que las cargas se pasen a San
Fernando.
La fecha de los pliegos es de Febrero, y descubro por ellos, que además de la primera
remisión de doscientas y cincuenta reses, tenía enviadas hasta el completo de
cuatrocientas, y tenía dispuesto el envío de otras quinientas a completo de cuatrocientos,
y tenía dispuesto el envío de otras quinientas a mediado de Marzo, como también de
mucho ganado siguiendo el mismo camino.
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Desde que entré en Orinoco recelé la falta de bogas por la fuga de los Indios, las
correspondencias y los sucesos fueron aumentando los recelos y empecé a trabajar
contra ellos juntando en San Fernando de Atabapu mucha gente, reclutando gente de
mar y aquella tropa de Gastadores con las obligaciones de bogar, etc., pero nada sufraga
a cubrir la falta de los Indios que la miro ya casi cierta.
Las enfermedades de San Fernando se llevaron mucha gente, las deserciones alguna y es
poca la que ha quedado. De la gente de mar no han quedado doce, no obstante que no
han servido al remo, sino al timón. De la tropa de Gastadores serán veinte los que han
quedado y tengo por cierto que los más harán fuga en tocando la marcha para Rio
Negro.
Entre tanto he oído a Don José Diguja, he conferenciado con él varias veces y no se
encuentra otro arbitrio que el de pedir a los Gobernadores confinantes y al de Margarita
los mozos presos en las cárceles y los vagos o mal entretenidos de sus jurisdicciones, y
en su consecuencia lo ejecuto con esta fecha aunque en la incertidumbre del efecto, si
bien en el conocimiento de que no producirá el suficiente a cubrir toda la falta que dejo
insinuada.
En este supuesto quedo a pensar algún otro medio ínterin llegan las respuestas de
Alvarado y Solano y practicar entonces uno o más que parezcan eficaces.
Cabruta, 14 de Mayo de 1760. Dios guarde, etc.
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Excmo. Señor.
Muy señor mío: Con fecha de 13 de Abril dije a V.E. el suceso de las dos expediciones
de los rios Cauta y Aroi a las órdenes del Alférez de Navio Don Vicente Doz y del
Teniente de Infantería Don Antonio Maghenis, y ahora paso a manos de V.E. el curso
de aquellos dos rios levantado por Doz, arreglado a sus observaciones en el viaje de
Caura, y a las del Piloto Don José Alozen en su viaje del Aroi con Maghenis.
Comprehende este plano el país intermedio hasta el Orinoco y se registran las
fundaciones de Real Corona y Ciudad Real.
Dios guarde, etc. Cabruta, 12 de Junio de 1760.
La copia inserta en los ANAIS dice: "Copia de carta original del señor D. José de
Iturriaga al Excmo. Señor Don Ricardo Wall. Remite un plano de los rios Caura y Aroi
con las fundaciones de las dos ciudades Real Corona y Ciudad Real, pero este mapa o
plano se lo guardó el Rey nuestro Señor, según esquela S.E. que Incluye esta carta.
Esta esquela autógrafa de Wall dice asi: "Amigo y Señor: Son cartas de Iturriaga, y me
parece que no tenemos ya que responder, el Rey se ha quedado con el plano de las
nuevas ciudades: A Dios, Wall".
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tarde la orden de V.E. de 15 de abril en que manda V.E. que no dé nuevo paso en el
objeto de mi comisión, y que subsistiendo en el paraje donde reciba esta orden o
retrocediendo a el en que sea más cómoda mi mansión por temple y comodidad para
surtirme de loa víveres necesarios para el todo de los empleados desde esos reynos a
esta comisión; espere en él hasta nueva orden despidiendo a los Indios, tropa y
cualesquiera otros individuos de los que hubiese congregado para proseguir en mi
encargo, quedándome únicamente con lo que de cada clase me sea inexcusable para
permanecer con los Comisarios y demás oficiales y otros sujetos que salieron de España
al consabido fin y que si estuviese ya conmigo don José Diguja se restituya a su
gobernó de Cumaná.
Y en su cumplimiento, despediré a los comprehendidos en la orden, congregaré los
demás y daré a V.E. los avisos respectivos, según se fuere evacuando cada uno de los
puntos y avisaré también el lugar que se eligiere para mansión de la comisión. Ínterin
llegan nuevas órdenes de V.E.
El Gobernador de Cumaná se dispone a volver su gobierno.
Dios guarde, etc.
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CAPITULO III
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El hombre de la Compañía. Nos es familiar la clara letra del Factor Principal de la Real
Compañía Guipuzcoana, don José de Amenabar. Letra clara como, sin duda, lo era su
espíritu, rápido en captar y presentar la verdad o, en el peor caso, la mayor apariencia
posible de verdad, en defensa de los intereses que le estaban encomendados. Cierto que,
la mayoría de las veces, los expedientes del Archivo General de la Nación no nos dan
otra cosa sino una machacona repetición de las causas de contrabando en las que la
variedad y el interés poco pueden resplandecer. Pero, no faltan ocasiones en que el
espíritu de nuestro Factor tenía que ponerse en tensión, y no faltan tampoco entonces a
su pluma ni fluidez en la expresión, ni hondura en el concepto, ni fuerza en el
argumento presentado.
Pasa, a continuación, a presentar certificación dada por los Oficiales Reales y que
abraza el ramo de diezmos, desde el año de mil setecientos cincuenta hasta el de mil
setecientos sesenta y nueve y da la correspondiente a las extracciones del año 1773, por
el que consta, que salieron ese año, por legítimo registro, sesenta y cuatro mil
cuatrocientos ochenta y dos fanegas, setenta y tres cuartas libras de cacao, para después
de otras precisiones, terminar diciendo concluyentcmente : "La prueba real de la
abundancia o escasez de frutos en cualquiera país, la dan sus extracciones: sólo por
ellas, es por donde con seguridad y sin falencia, se descubre el estado de sus cosechas,
porque, si éstas han sido cortas, no puede salir mucho, ni poco habiendo sido
abundantes y habiendo quien las extraiga".
La certificación segunda que presenta, también extraída por los Oficiales Reales,
demuestra que en los dos últimos años de 1772 y 1773 se extrajeron más porciones que
en cada uno de todos los 10 años anteriores, con lo cual, demuestra que no hubo escasez
y refutado así el argumento básico del Diputado de Feria, pasa Amenabar a hacer otras
interesantes consideraciones.
Se refiere a la R. O. citada por el Diputado, según la cual SJM. encarga que se señale al
cacao en la Feria algo mayor precio que el corriente, y hace ver que esta B. O. habla del
caso en que se advierta escasez de cosechas, cosa que no sucede, según lo acaba de
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demostrar.
Habla del precio siempre menor que regía fuera de la Factoría, porque aquél se pagaba
en plata, y el de la Factoría, parte en la misma especie y otra en géneros, cuando los
caudales de ella no alcanzaban a pagar todo lo que se le traía a vender; pero este,estado
de cosas ha variado, dice, y hoy el precio de los particulares es el mismo que el de la
Factoría, "y no puede ser menor porque se recibe en ella a dinero cuanto presentan,
porque, habiendo variado el método de las ventas, a proporción que se han ido creando
mercaderes de caudal y crédito, para poderlas hacer sin largas demoras en la cobranza,
hay caudales de sobra, para pagar en plata, todo el cacao que traen a ella. Privados por
esta razón, los particulares de aquella ventaja que les daba su plata... se ven precisados...
a buscar la preferencia por medio de la salida de precio, y así lo están haciendo, como es
público y notorio".
Pero no se limita Amenabar a este hábil alegato, en el cual los intereses de la Compañía
se hace ver que marchan con los de la inmensa mayoría de la población de Venezuela, y
se lanza a demostrar cómo las alzas del precio del cacao que, repetidamente son
exigidas por los Diputados de Feria, no hacen sino impedir "el fomento de otras
ocupaciones más acomodadas y propias para la población, y de más verdadera y sólida
riqueza de la Provincia".
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se conoce cómo hacen los hombres esta graduación y porque varían tan frecuentemente,
como se ve, sus ocupaciones. Pero, quien observase con algún cuidado estas
variaciones, hallará que no hay mas principio agente que la abundancia o escasez de las
cosas, que naturalmente engendran el alto o bajo precio de ellas. No necesita el hombre
mucha experiencia para variar o .permanecer. Luego, busca su interés en otra cosa,
cuando la en que se ocupa no le produce lo que necesita y algo más La conservación,
pues, del equilibrio, es efecto natural de la prudente diligencia con que busca el hombre
su conveniencia, y de las pérdidas que la demasiada abundancia ocasiona en los
excesos".
"Esto es lo que no hay que temer en Caracas, y de que nace el desorden, porque
asegurados los que tienen algún caudal de que, por mucho cacao que haya, siempre
tienen en la Compañía comprador que solo pague a muy buen precio, y asegurados
también de que aunque nos llueva cacao, aunque no se pueda vender en España ni haya
quien lo consuma, nunca había de bajar el precio, antes ha de tener un Diputado que, a
todo trance y con el nombre del público, ha de solicitar en cada año que se suba de
nuevo, todos se aplican el cacao. En el día se está entablando el cultivo y perfección del
añil, con feliz principio. Esta es una labor que mantendría mucha gente, quizá más útil a
la República que la que se ocupa en el cacao, y por consiguiente sería una industria
ventajosísima de esta Provincia. Pero, sin embargo, no tengo duda ni me parece que
nadie la debe tener, en que el desproporcionado precio del cacao ha de impedir este
ramo de agricultura e industria. Con el añil que aquí se trabaje, entrará en el comercio
una nueva cantidad, que ha de hacer bajar el precio actual de este ingrediente en Europa;
por consiguiente, deberá tener aquí un precio muy cómodo el comerciante, y de lo
contrario, no siendo tan útil a los empresarios, éste, como el que tiene el cacao, no se
puede dudar de que quien tenga caudal que emplear, preferirá la hacienda de cacao a la
siembra y labor del añil; y he aquí cómo la desproporcionada salida de aquél, impedirá
el establecimiento y progreso de éste".
En sus ataques al mal del monocultivo, pasa Amenabar a expresar lo que "está
sucediendo con el algodón, que apeñas hay un rincón donde no se vea una mata de él.
La Compañía ha deseado y procurado su cultura y beneficio; tiene señalado un precio
aún mayor que el que convendría para venderlo utilmente en Euopa. Pero, ni por esto
asi como porque haya tanta gente ociosa en la Provincia, ni porque en la mayor parte
sea ocupación propia de mujeres, no ha podido conseguir este ramo de comercio, y no
hay más razón sino que la que tienen algún caudal, sólo aspiran al cacao, como si Dios
hubiera negado a esta tierra virtud, productiva para todo lo que no es cacao".
"Lo mismo sucede con el trigo, de que quizá produciría mucho esta Provincia, si a su
siembra se aplicaran algunos caudales, sin estar dependiendo de Europa, como lo está".
"Finalmente, lo mismo pasa con el azúcar, que aunque la necesidad y gran consumo de
ella asegura venta en dulce y papelón, con todo eso hay tan poca, que cuesta mas que en
España".
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mortificaba. Pero, no hay que temer que los Diputados de Feria cedan a esta reflexión
que, desde que soy Factor estoy exponiendo en .las Juntas, como si no hubiera de
vivirse más que la edad presente, como si no tuvieran los actuales hacendados hijos a
quienes dejar sus haciendas, y como si mañana se hubiese de acabar o prohibir el uso
del chocolate, instar por la utilidad presente ni prever las pérdidas futuras. Discurren al
revés de todo el mundo. Aún las naciones cultas y los particulares más interesados,
ponen todo su conato en sacar sus obras y sus frutos al menos costo posible, para lograr
la preferencia sobre otros competidores y para que el excesivo precio, no convide a
otros el cultivo del mismo fruto o a la misma industria. Pero, los Diputados de Feria en
Caracas no reparan en esto, aunque es un discurso naturalísimo, y aunque con hechos
públicos se lo están persuadiendo".
Con gran habilidad, ataca al Diputado de Feria, volviendo a mostrar los intereses de la
Compañía ligados con los de la comunidad, al decir a continuación: "Yo no extrañaría
que cada particular dueño del cacao pretendiese vender caros sus frutos, porque es
natural inclinación al particular mirar a su ventaja sin considerar la conveniencia del
común. Pero, lo que no se puede menos de admirar, es que un Diputado que va a la
Feria encargado de la procomunal, y, que, aunque sea hacendado de cacao, la confianza
y representación que lleve le constituye en la obligación de mirar por todos en común,
aunque sea contrario en particular, manifieste tanto empeño en procurar lo que, a lo
más, es sólo bueno para los hacendados y malo universalmente para todos".
Con gran habilidad, ataca al Diputado de Feria, volviendo a mostrar los intereses de la
Compañía ligados con los de la comunidad, al decir a continuación: "Yo no extrañaría
que cada particular dueño del cacao pretendiese vender caros sus frutos, porque es
natural inclinación al particular mirar a su ventaja sin considerar la conveniencia del
común. Pero, lo que no se puede menos de admirar, es que un Diputado que va a la
Feria encargado de la procomunal, y, que, aunque sea hacendado de cacao, la confianza
y representación que lleve le constituye en la obligación de mirar por todos en común,
aunque sea contrario en particular, manifieste tanto empeño en procurar lo que, a lo
más, es sólo bueno para los hacendados y malo universalmente para todos".
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contundente, al decir que: "El Factor tira su comisión de cuatro por ciento sobre el valor
de lo que compra; y siendo cierto que comprando treinta mil fanegas de cacao a veinte
pesos, le rendirían más comisión que comprándolos a diez y seis, es evidente que tiene
interés en la subida y perjuicio en la baja, y que, consiguientemente, si procura ésta y
resiste aquélla sólo es por cumplir con la obligación que S.M. le pone de decir su sentir
en la Junta con relación a lo justo, y no a lo útil".
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Señor y la Santa Cruz, de que, en uno y otro caso, no perderá medio, tiempo ni
diligencia conveniente para verificar las respectivas liquidaciones, concluir y dar sus
cuentas con la posible brevedad, esforzándose, con el mayor empeño, a que se consiga
este importante fin que la Real Compañía solicita en el enunciado capítulo cuarto. Así lo
otorgó y firma en este registro, siendo testigos don Juan José Mintegui, don José
Antonio de Arrese y don Remigio Ochoa, vecinos y residentes en esta ciudad".
Por este documento, nos enteramos de que don José Antonio de Amenazar era natural
de la villa de Azpeitia, en Guipúzcoa, "hijo legítimo de legítimo matrimonio de don
Antonio de Amenabar y de doña Antonia de Zuloaga, ya difuntos, naturales y vecinos
que íueron de dicha Provincia".
Estaba casado con doña Francisca Ignacia Egaña, hija de quien era a la sazón Regidor
Alguacil Mayor de Caracas, don Antonio de Egaña. El matrimonio no había tenido
sucesión, y Amenabar otorgaba poder para que "procedan a hacer y formar dho. mi
testamento, arreglados para su formación a los comunicados que les hiciere y apuntes
que les dejare" a sus tres compatriotas, Juan José de Mintegui, Manuel de Anzoátegui y
José Joaquín de Ansa, prueba de confianza en la amistad y el paisanaje que puede
apreciarse hasta en el simple detalle de los tres testigos ante quienes otorga el
documento, dos de los cuales también, Juan Francisco Antonio Lanz y José Lasa, bien a
las claras muestran, en sus apellidos, su inconfundible oriundez.
En el año de 1764, veinte antes del fallecimiento de Amenabar, las Juntas Generales de
Guipúzcoa, reunidas en julio de ese año en la villa de Azcoitia, vecina a la natal de
nuestro Factor, aprobaban el proyecto que don Xabier María de Munibe e Idiáquez,
conde de Peñaflorida, había presentado a las mismas como "Plan de una sociedad
económica o Academia de Agricultura, Ciencias y Artes Útiles y Comercio, adoptado a
las circunstancias y Economía particular de la M.N., y M.L. Provincia de Guipúzcoa"
que, extendido de inmediato a las otras regiones vascas occidentales de Álava y
Vizcaya, vino a constituir la benemérita "Real Sociedad Bascongada de Amigos del
País", cuyos íines aparecen claramente sintetizados en el artículo 1 de sus Estatutos, que
reza así: "El objeto de esta Sociedad es el de cultivar la inclinación y el gusto de la
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Nación Bascongada hacia las Ciencias, Bellas Artes y Letras ; corregir y pulir ssu
costumbres; desterrar el ocio, la ignorancia y sus funestas consecuencias, y estrechar
más la unión de las tres Provincias Bascongadas de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa".
A combatir esta ignorancia consagró sus esfuerzos —y más de cien mil ducados de su
fortuna— el señor de Munibe con la fundación de la Sociedad Bascongada, que fue la
primera de su clase instituida en la Península (la de Madrid, primera que la siguió en
España, no nació hasta 1775) y sirvió de modelo a todas ellas. Acompañaban a
Peñaflorida en esta empresa su primo don Joaquín María de Eguía y Aguirre, marqués
de Narros, don Miguel José de Olaso y Zumalabe, que fue el primer secretario perpetuo
de la Sociedad, don Vicente de Lili, conde de Alacha, que fue el primer tesorero, y otros
ilustres proceres vascos.
Comprendieron ellos muy bien que, para que la empresa progresase, se necesitaba del
concurso de profesores extranjeros y así llamaron al destacado físico francés Francisco
Chavaneux, que dictó, en el Seminario de Vergara, fundado por los Amigos del País,
clases de fisica experimental y lengua francesa. Otro ilustre profesor del Seminario fue
el químico, también francés, Luis José Proust, nacido en Angers en 1754; Profesor de
Mineralogía, fue allí el egregio químico Fausto de Elhuyar y Subiza, de estirpe vasca,
como sus apellidos lo proclaman, aunque nacido fuera del país, en 1775, que ejecutó en
dicho seminario con el tungsteno dos valiosos experimentos: el primero de ellos la
obtención del tungsteno separándolo del ácido túngstico del wolfram por el
procedimiento del carbón; y el segundo, la comprobación de que, en efecto, era un
nuevo metal el ácido desconocido hallado por Sebéele en el tungstato calcico, como ya
Bergman lo habla sospechado. Y establecidas relaciones de amistad con diversos sabios
del continente europeo, se consiguió que los que no pudieron venir al País Vasco a
dictar cátedras de sus especialidades, comunicasen, al menos, con la Sociedad, habien
do sido miembros de ella los escoceses Blak y Robertson, de la Universidad de
Edimburgo; Charles Burgoine, director de la fábrica de Carrón en la misma Escocia;
Morvean, profesor de Química en Dijon; Arset, del Colegio Real de Francia; Guignon,
correspondiente de la Academia Real de Ciencias de París; el jesuíta Luis Belot, ex
profesor de Matemáticas en Perpignan; el abate Diquemare, profesor de Química
Experimental en París, etc., etc.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A la vista están las realizaciones de los Amigos del País, de aquellos "caballeritos de
Azcoitia", como, burlonamente, les llamaba el P. Isla, y la primera de ellas, aquel "Real
y Patriótico Seminario" de Vergara que atrajo a lo más granado de la juventud de la
tierra, haciéndose digno, como decía el marqués de Valdelirios, en carta a Feñaflorida,
"de todo el fomento de la Nación Bascongada".
No eran los Amigos del País una de tantas inocuas sociedades de literatos —sin que ello
quiera decir que no contaron en su seno con distinguidos hombres de letras como el
fabulista Samaniego, el historiador Landazuri, el erudito Prestamero, etc., etc.—, sino
que se distinguen especialmente, por haberse dedicado con particular ahinco al estudio y
solución de cuestiones de común utilidad, poniendo todo su conato en el
perfeccionamiento de los métodos agrícolas, ganaderos e industriales del pais con
memorias técnicas impresas, concursos de peritos, asesoramientos gratuitos y
recompensas pecuniarias a los inventores, ya científicos, ya experimentales.
No podía descuidar la Sociedad la explotación del hierro, típica industria del país, que
se 'esforzó por perfeccionar. En Vergara instaló también la Sociedad el primer horno de
acero, construyó una nueva máquina para la fabricación del papel y sus generosas
actividades se extendieron, en fin, vastamente en todas las direcciones, desde los
estudios favorables a la inoculación de la vacuna con un "Tratado práctico y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
theórico" sobre la misma, hasta proyectos en gran escala para favorecer la facilidad de
comunicaciones, como aquél estudiado por la Sociedad en 1786 relativo a la
canalización del País Vasco occidental, desde el Ebro hasta Deba, por medio de los ríos
Ebro y Zadorrft.
En este breve resumen de las actividades de los Amigos del País, podemos ver
reflejadas claramente sus fundamentales características. En primer lugar, y en cuanto a
su origen, no cabe duda de que se trata de una entidad que surge al impulso de las ideas
que agitaban la Europa en el siglo xvm: la Ilustración y el Enciclopedismo. El conde de
Peñaflorida, que fue el alma de los Amigos del País, había estudiado en Francia, y
franceses fueron, como hemos visto, varios de los mas ilustres profesores del seminario
de Vergara. En rigor, al recibirse y canalizarse estas ideas en el País Vasco, éste no
hacía sino seguir aquella tradición de siglos, que le constituía en receptor de
movimientos culturales europeos que luego, transmitía a la Península.
— 233 —
No fueron heterodoxos, como cumplidamente se ha demostrado (151), Peñaflorida y sus
colaboradores, pero es cierto
—y no les faltaban precedentes nacionales como el del ilustre Huarte de San Juan y
otros— que estaban ya lejos de admitir aquel predominio de la teología sobre las otras
ciencias en cuanto iba en detrimento de las ciencias físiconaturales y constituía a "Don
Aristóteles", como Peñaflorida llamaba al Estagirita, en una barrera que impedia el paso
hacia nuevas formas de vida, de la que eran signos las ansias de bienestar terreno,
mediante el desarrollo de las riquezas materiales, perseguidas a través de los avances en
la agricultura, el comercio y la industria.
La inspiración francesa hubo de adaptarse a los moldes raciales vascos, por lo que, en
ningún modo, fueron los "caballeritos de Azcoitia" unos dilettantis de las ideas en boga
aireadas en elegantes reuniones de peluca y casaca, al compás del minué. Algo de ésto,
indudablemente, habría en aquellos hombres que como Munibe, Eguía, etc., ostentaban
títulos nobiliarios —por cierto, extraños al país, porque las democráticas leyes
guipuzcoanas no permitían a ningún hijo de la tierra aceptar títulos que, en alguna
manera, pudieran hacer creer en un predominio sobre este o el otro lugar de ella, con
detrimento de la natural igualdad vasca reflejada en la universal nobleza—; pero lo que
no admite duda alguna, a través de las palabras y hechos de aquellos hombres, es que se
movían inspirados, ante todo, por un sincero y ardiente amor hacia su nación y que, por
encima de toda otra consideración, buscaban el bienestar y progreso de su tierra, como
lo demuestra el carácter eminentemente práctico que supieron dar a sus realizaciones y
que, en resumidas cuentas, no era otra cosa que la modalidad peculiar que el espíritu
vasco buscaba en sus obras.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Este espíritu es el que, en última instancia, campea y pone su sello en la empresa de los
Amigos del País. La amistad que alguno de los mas prominentes de ellos, como Altuna,
tuvo con Rousseau; las lecturas de los tomos de la Enciclopedia con su sabor de una
nueva fe en la perfectibilidad individual y social, a través del triunfo universal de la
libertad, no hay duda de que dejarían mas de un rastro en el espíritu de los
"caballeritos"; pero el anclaje religioso de éstos, era demasiado recio para ser roto por
esas sacudidas, y la visión del fin que perseguían demasiado clara también, para ser
borrada por otras consideraciones. Y lo mismo, cuando llamaban a sus cátedras a sabios
profesores extranjeros, que cuando ellos, como el citado Altuna o el malogrado
primogénito del señor de Munibe recorrían toda Europa, su objeto era siempre uno solo:
traer a su tierra la flor de todos los adelantos que pudieran servir a su progreso y
bienestar y aclimatarlos allí, haciéndolos suyos para siempre. Esta practicidad de la obra
de los Amigos del País, lo diremos una vez más, es su aspecto más característico, sin
que con esto pretendamos despojar a sus reuniones de ese encanto que más de una vez
habrían de tener, al reflejarse en las señoriales mansiones azcoitianas, algo del seductor
recuerdo de los aristocráticos salones parisinos que aquí, en Caracas, tuvieron su
representación mas acabada en aquél de los hermanos Xavier y Luis de Ustáriz,
vastagos del mismo viejo tronco de los caballeritos, que admiraban a Humboldt como
artistas y como sabios, y se preparaban la otra corona más gloriosa que había de ceñir
para siempre sus sienes, como héroes de una patria que empezaba a alborear a la vida de
la libertad.
Es muy probable que don José de Amenabar contemplara allá, en su tierra natal, el
surgir de la Sociedad Bascongada, cuyos principales hombres se movían en su vecina
Azcoitia. En todo caso, sabemos, como en seguida se verá, que estaba al corriente de
sus actividades y que, si su venida a América hubo de desligarlo de una asidua y
práctica colaboración con ellos, el espíritu que informaba a los beneméritos Amigos del
País no le era, en ninguna manera, ajeno. Cuando, en la exposición hecha en la Junta de
Feria de 1774, de la cual hemos transcrito varios párrafos, aboga firmemente por el
desarrollo de la agricultura en Venezuela, por la necesidad de desterrar el monocultivo y
dedicarse al beneficio de diversos frutos que estaban casi abandonados, ya en él
podemos ver como un reflejo de las mas características preocupaciones de los Amigos
del País. Pero vayamos a algo mas concreto.
Entre los documentos que integran el expediente abierto a raíz del fallecimiento del
Factor guipuzcoano (Real Compañía Guipuzcoana, Tomo, Apéndice IV), hay uno que
especialmente nos interesa, y es el "Avalúo que hago yo, Lucas de Goicoechea, de los
libros y estampitas que quedaron por muerte del Sr. Dn. José de Amenabar, en virtud de
nombramiento que se me ha hecho por el Sr. Gobernador y de la aceptación que hice
para ello". Veamos lo que encontramos en la relación que sigue.
En primer lugar, se nos presenta el testimonio del espíritu religioso del Factor. Nos lo
dan "Ocho tomos del Año Christiano", con falta de los meses de Abril, Mayo, Junio y
Julio". En el mismo sentido testimonian "Seis tomos de las Dominicas"; Uno de la
"Vida devota de San Francisco de Sales"; otro titulado "Compendio histórico de la
Religión"; otro de la "Semana Santa", en pasta usado; un tomo en pergamino "Verdades
Cathólicas"; un tomito de "Kempis" usado; ocho "catecismos de Ripalda"; un libro de
"Letanía Lauretana"; un libro "Devoción al Corazón de Jesús"; un "Método de Oración
mental"; un "Hacecito de Mirra"; un librito de "Oración y meditación para la Misa"; un
"Formulario para visitar las iglesias en el Año Santo", y otro librito de "Oraciones para
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Los testimonios de sus aficiones literarias y artísticas son bastante escasos. Tres "autos
de Calderón" usados; tres tomitos de "El hombre feliz"; un tomo "Pintura de
Inglaterra"; "veinte y dos estampitas de los trajes de varias Provincias de España" y un
tomo en pergamino de "Teatro Crítico". Eso es todo.
Tenemos, en efecto, entre sus libros: Dos tomos en pasta y pergamino de "Ensayo de la
Sociedad Bascongada", que no es otro que aquel volumen editado en 1768 por los
Amigos del País como primera de sus publicaciones, y en el que se contienen selectas
nociones de agricultura, economía animal y doméstica, fertilizantes, prados, etc., etc.;
industria, arquitectura, métodos para la conservación de los caminos, y comercio.
Contenía también este "Ensayo" unas observaciones sobre la epidemia de viruela que
cundió en Azcoitia en 1762 y 63, y estaban firmadas por don Juan Antonio de Caracas.
Sobre el uso de la fruta sazonada, apuntes del mismo médico, y traía la descripción de
una máquina neumática inventada por don Manuel Gamarra para conservar incorrupta
la carne.
Así: dos tomos en pasta "Arte de hacer las Indianas"; dos tomos en pasta "Arte de
Cerero" (y sabemos cuánto se ocupó de ésto la Sociedad Bascongada); dos tomos en
pasta "Arte de hacer papel" (que también, según vimos, fue otra de las preocupaciones
de los Amigos); un tomo en pasta "Arte de cultivar Moreras" (ligado, indudablemente,
al interés de la Sociedad Bascongada por la industria de la seda); dos tomos "Arte de
teñir lanas"; dos tomos en pasta "Ensayo sobre el blanqueo de lienzos"; dos tomos en
pasta "Arte de convertir el cobre en latón"; un tomo "Industria popular"; un tomo en
pasta "Proyecto económico" y dos tomos en pergamino "Historia y descripción de los
intereses de Comercio". Podría añadirse a estos tomos, el ya mencionado "Teatro
Crítico" que, indudablemente, no es otro que el "Teatro crítico universal" de Feijóo,
cuyo espíritu, amplio, tolerante y sediento de todas las innovaciones progresistas, tan
afín era al de los Amigos del País, y, sin miedo a errar, podemos decir que en esa
pequeña colección de libros, tenemos el compendio de las inquietudes más íntimas y las
más caras aficiones del Factor principal de la Real Compañía de Caracas, don José de
Amenabar y Zuloaga.
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LOS LIBROS
CAPITULO IV
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1. Inventario de 1749.
Corría el año de 1749 y con él se cumplía una veintena, desde que se iniciaron las
actividades de la Real Compañía Guipuzcoana, cuando se produjo en Venezuela un
sonado acontecimiento : la rebelión de Juan Francisco de León, Sólo incidentaímente
nos toca aquí ocuparnos de ella. Lo han hecho a fondo varios autores, cuyos juicios
agrupa, muy acertadamente, Morales Padrón en su enjundioso y documentado estudio
sobre el tema (152) en tres categorías: la de los Que ven en la revuelta de León un
antecedente de la independencia política; la de los que la valoran como una contienda de
meridionales (isleños y criollos) contra norteños (vascos), y, finalmente, la de los que la
enfocan como un simple movimiento reivindicador de mejoras económicas.
Por nuestra parte, no negaremos lo que en esa rebelión pueda señalarse de manifestación
de un sentido de naciónalidad, si no ya formado y desarrollado, como lo quiere Augusto
Mijares, por lo menos incipiente y como en estado de nebulosa. Tampoco desecharemos
la parte que en la génesis del mismo pueda caber a cierta innata animadversión entre
vascos y meridionales que Basterra señalaba (154), y se halla patente en las repetidas
expresiones antivizcaínas de Juan Francisco. Pero concediendo hasta donde sea
razonable a estos factores, para nosotros es evidente que la rebelión, como señala Arcila
Parias , fue impulsada, fundamentalmente, por causas económicas, y que en lo propia
naturaleza del régimen impuesto por la Compañía, hay que buscar las razones profundas
del descontento, que hizo posible ésta y otras manifestaciones de protesta.
Hubo, por otra parte, no hay por qué ocultarlo, abusos de la Compañía. Esta fue, sin
duda, como dice Hussey (156), culpable de muchas faltas y censurada aún por más. Los
abusos estaban en germen en la misma esencia del régimen monopolista. Pero es
preciso entender también, como muy acertadamente señala Casto Fulgencio López, que
el monopolio era la única forma de garantizar una tan fuerte inversión como suponía la
empresa guipuzcoana. Es necesario también enjuiciar a este régimen en el tiempo y en
el espacio.
Lo que hoy nos parecería monstruoso pensar siquiera para Venezuela, es preciso
aceptarlo como conveniente en aquel tiempo de esta tierra, y los beneficios que el
régimen produjo, hay que saber valorarlos, por lo menos, con la misma ponderación que
sus excesos. Quizá una de las frases más preñadas de profunda verdad que hallamos en
el "Manifiesto" de la Guipuzcoana (157), es aquella en que, refiriéndose a la revuelta de
León, expresa: "Mirado con un poco de reflexión y advertencia, es la prueba más
convincente de la importancia y necesidad de la Compañía".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pero nos estamos alejando de nuestro verdadero tema. No nos toca aquí estudiar a fondo
ni enjuiciar la revuelta de León. La citamos sólo, al iniciar este capitulo, porque ella fue
inesperadamente motivo de que contemos hoy con una interesante documentación
referente a los libros que llegafoan al país en la primera mitad del siglo XVIII, a bordo
de los "navios de la ilustración"; documentación, sin duda, la más importante de cuantas
al respecto, existe en el Archivo General de la Nación. Sabido es que muy poco es lo
que en este orden de información puede encontrarse aquí. Tan poco, que autor tan
versado en la materia como Isaac J. Pardo, puede escribir en su primorosa descripción
de ios libros que llegaban a América: "Tampoco tenemos documentos referentes a
Venezuela" (159). Cierto que esta declaración la formula, mas con relación al siglo
XVI, pero sus palabras no dejan de ser bastante valederas para la época que nos ocupa.
Sabemos que en el año 1730, con los primeros navios de la Guipuzcoana, llegaron,
según certificación hecha por el contador, a petición del Gobernador García de la Torre,
26 cajones de libros (160). Pero este dato precioso que revela que, desde su primer
viaje, los navios de la R.C.G. se cuidaron de proporcionar el debido pasto a los claros
espíritus venezolanos, es incompleto por su falta absoluta de especificación. Esta no nos
llega hasta el año 1749 y en las circunstancias que pasamos a relatar.
Es en abril del citado año cuando, al sublevarse Dn. Juan Francisco de León, avanza con
sus hombres armados sobre Caracas, Veamos cómo lo cuenta y qué disposiciones
adopta, respecto al punto que nos ocupa, el Gobernador y Capitán General Castellanos.:
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inmediatamente sin perder •tiempo Su Sa. paso a dar, como dio, las providencias q. tubo
por combenientes a fin de apasiguar la referida gente y a dho. León, haciendo todos los
oficios que ha parecido combenientes a lograr los medios proporcionados para la Paz y
tranquilidad de la república y poder cumplir con las obligaciones de su emcargo lo q.
hasta el presente está continuando notoriamente conforme a como corresponde a asump
to de tanta grauedad y q. por el reselo que produse la amenasa de los susodhos. se ha
retirado Dn. Juan Manuel de Goizueta factor pral. de la Rl. Compa. Guipuscoana y están
pa. haserlo todos los Dependientes de la Casa de la dha. Rl. Compa. por no exponerse a
experimentar las violencias y atropellamtos. de una comjuración y q. por la ausencia de
dho factor pral. y sus dependientes queda desamparada la referida Casa de dha. Real
Compa. y sus intereses expuestos a una euidente perdida, y peligro de ser substraídos
por deberse asegurar lo q. en ellos pertenese a S.M. q. Dios guarde como lo
correspondiente a los fondos de dha. Rl. Compa. por ser uno y otro del encargo de Su
Sa. por pronta prouidencia Guvernatiua devia de mandar y mando se haga sauer y
notifique a Dn. Manuel Felaes y Flores de esta ciudad, de notoria legalidad q. como fiel
vasallo de S.M. pase a haserse cargo y entregarse de la referida casa e intereses q. se le
encargaren por Imbentario formal q. de todo con la indibidualidad deuida se hará por
ante el presente escribano a quien se comete por la precisa actual ocupación del Rl.
servicio en q. se halla Su Sa. q. en el Rl. nombre elixe y constituye a dho. Dn. Manuel
Felaes y Flores por administrador y tenedor de la referida casa e intereses, durante la
ausencia de dhos. factor pral. y dependientes, con la facultad de q. para qu. de ello no se
siga quebranto ni perjuicio alguno pueda vender y venda los que fueren de calidad de
haserlo como lo hacia y executaria dho. factor pral. y por los mismos precios q.
acostumbra haserlo la casa, licuando quenta y rason de todo y manteniendo la referida
casa e intereses con la guardia y custodia correspondiente a su seguridad q. enterado Su
Sa. de la lealtad y celo al Rl. Seruicio, como buen vasallo, así lo obserbara y cumpliera
dho. Dn. Manuel Felaes, y por este así lo proueyo, mando y firmo con parecer de
Asesor Dn. Luis Franco. Castellanos. Sr. Dn. Diego Muñoz. Ante mi, Faustino Areste y
Reyna. Escno. público".
En vista del antecedente auto, el mismo día 20 de abril, el escribano Areste y Reyna se
persona en la casa de la Compañía Guipuzcoana y, en presencia del nombrado
Administrador Peláez y Flórez y de los dependientes de la misma casa Dn. José Antonio
de Murguía, Dn. Martín Antonio Oscoz y Dn. Rafael de Echeverría y de tres testigos
vecinos de Caracas, practica el primer inventario que comprende noventa partidas en las
que entran las mercaderías más heterogéneas, entre las que no faltan las que claramente
denuncian su origen vasco, como el hierro en planchas y barras, o aquellas otras que
mas se acercan a lo que ahora más nos Interesa, como las resmas de papel y los cañones
o plumas de escribir.
Por lo que hace, concretamente, a los libros, hallamos las siguientes partidas:
"10Item. Un cajón aforrado en crudo con libros del Corazón de Jesús, del tiempo de
Dn. Nicolás de Aizpurua".
"16Item. Ciento y seis breviarios de cuatro cuerpos y dos de un cuerpo, pertenecientes
a la misma cargazón del "San Ignacio", tercero viaje".
"17Item. Treze cajones grandes con libros de impresión del tiempo de dho. Aizpurua y
diferentes libros en pasta sueltos, en el quarto frente a la iglesia de San Mauricio".
"18Item. Un cajón con libros "Instituciones", "Historia de España", pertenecientes a D.
Diego Gamarra".
"82Item. Quatro libros Larraga, de la "Santa Teresa", segundo viaje".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Este inventario, con el que toma posesión de los bienes de la Guipuzcoana el nuevo
administrador Peláez y Flórez, es global, "sin haverse hecho de ello peso, mensura ni
numeración por no haver dado lugar al tiempo... por cauca de que, estando haciendo
actualmente esta diligencia la tarde de este dia, como a ora de las quatro de ella,
repentinamente circumbalaron esta casa de la Real Compañía como
R.C.O. Tomo U, U. 196 a 201. más de sinquenta hombres con armas de fuego y a
cavallo que se dijo ser de la comitiva de Dn. Juan Francisco de León que también
entraba a la misma hora, con el demás resto de su gente en esta ciudad, a efecto de
expulsar y hechar los factores y dependientes de dicha Real Compañía, con lo que se
conturbaron los que en dicha casa havian quedado, y todos los que se hallaron en ellas,
y por la confusión no huvo lugar de hacer otra alguna diligencia sino concluir como lo
hago en este dicho Imbentario. ."
Vemos que en ese inventario la mayoría de los libros o, si se quiere mejor, todos los que
van comprendidos en los cajones que se citan, llevan la precisión "del tiempo de Dn.
Nicolás de Aizpurua", y como éste ejerció la dirección de la Compañía por los años de
1736 a 1744, deducimos que esos cajones son el resto de los que ya, por lo menos cinco
años antes, habían llegado a Caracas a bordo de los navios de la Compañía.
Antes de seguir adelante, no está de más señalar un nuevo auto, fecha 21 de abril, en el
que el Gobernador Castellanos manifiesta cómo el Factor Principal Goizueta íe ha
dirigido desde La Guaira una carta en la que le comunica que, en aquél puerto, corre la
voz de que Dn. Juan Francisco de León no piensa deponer las armas, hasta tanto no
abandonen la provincia los de la Guipuzcoana. Y que, en vista de ello, el referido Factor
ha dado orden a sus criados, para que se trasladen sin demora a La Guaira con los baúles
y demás efectos a él pertenecientes, y para que el Factor de La Guaira tome un buque
próximo a salir con destino a Europa. Goizueta expresa asimismo su resolución de dar
cuenta de la situación a todos los demás Factores, a fin de que se pongan en salvo. Y
ante esta carta de Goizueta, el Gobernador Castellanos manda, tras agregarla a los autos,
librar despacho a los Factores de La Guaira, Puerto Cabello y San Felipe, así como
también orden al Justicia Mayor del primero de estos lugares para que permita el
embarco de los guipuzcoanos, según se le pide, y entregue, bajo inventario formal, a una
o dos personas la casa y efectos de la Compañía en el mismo puerto. Esta disposición es
también tomada con respecto a los Tenientes Justicias Mayores de Puerto Cabello y San
Felipe, previniendo que donde no hubiera escribano, las diligencias deberán practicarse
con asistencia de dos o tres testigos.
Lástima que entre los documentos del Archivo no encontremos esos inventarios de La
Guaira, Puerto Cabello y San Felipe que, sin duda, contribuirían a completar el
caraqueño, proporcionándonos asi una preciosa documentación sobre los libros que, en
los cuatro primeros lustros de su tráfico, condujeron a Venezuela los navios de la
Compañía.
Y aún otro auto del Gobernador Castellanos hemos de citar. Es de la misma fecha Í21
de abril) del anterior y en él expresa que, habiendo examinado las diligencias de entrega
que bajo inventario se hizo a Peláez y Plórez y visto que no pudo pesarse, medir ni
numerar los efectos existentes en la casa de la Compañía Guipuzcoana por haberse
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
presentado en ella, a las cuatro de la tarde del día 20, hora en que se practicaba el
inventario, una partida de cincuenta hombres a caballo, perfectamente armados,
pertenecientes a las fuerzas de Juan Francisco de León, que rodearon la casa con
visibles muestras de querer atacarla, ordena que el escribano Areste y Reyna pase a
ejecutar por ante tres testigos las interrumpidas diligencias, sacando de ellas la
correspondiente constancia. (T. II, f. 206),
Conforme a lo dispuesto por este auto, comienzan los inventarios en el primero de los
cuales, realizado el mismo día 21 de abril, sólo hallamos, por lo que a nosotros interesa,
esto que sigue: "ítem.
Se contaron los Breviarios contenidos en la par tida diez y seis, y solo se encontraron
sesenta Breviarios Romanos de quatro cuerpos y dos de un cuerpo ídem— y ocho
dichos de quatro cuerpos Augustinianum"
.
El segundo inventarío es notablemente más rico. Se refiere a la partida 88 que, según el
inventario inicial y global, decía contener "quatrocientos y cinquenta libros de
impresión, poco mas o menos, de a folio, quartilla y octava que se hallan en los estantes
del primer mostrador del Almacén entregados por dicho Aizpurua", y la especificación
es como sigue:
"Cicerón", diez y seis tomos de a quartilla.
"Cicerón", cinco tomos de a quartilla.
"Bartolomé Bravo", tres tomos de a quartilla.
"Sermones quadragesimales", catorce tomos de idem.
Ayala, "De Cirugía", cinco tomos de idem.
Rivera, "De Médicos", veinte y cuatro tomos de idem.
"San Buenaventura", siete tomos de a folio.
"San Bernardo de Sena", dos tomos de a folio, primero y segundo.
"Epitome Annalium Ordinis Minorum", treinta y seis tomos de a folio.
"Vida de San Bernardo", treinta tomos de idem.
"Corte Santa", de Causino, cinquenta tomos de idem.
"Vida de San Joseph", veinte y siete tomos de idem.
"Vida de San Francisco de Borja", veinte tomos de idem.
"Ríos de Rivera", diez y siete tomos de idem.
"Gutiérrez", ocho tomos de idem.
"Vida de San Julián, obispo de Cuenca", ocho tomos de idem.
Cuello, "Espejo Evangélico", seis tomos de Ídem.
"Cabrera", diez y siete tomos de a folio.
Oviedo, "De Botica", cinco tomos de idem.
"Historia de la Compañía de Jesús", dos tomos de idem.
"Tirso González", siete tomos de a quartilla.
"Vida de Santa María Ana de Jesús", quarenta tomos de a folio.
(R.O.O. Tomo II, f. 207.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"En el cajón primero, ciento y sesenta de diferentes obras y entre ellas las de Quevedo.
En el cajón número dos, también se hallaron ciento y noventa y cuatro libros de
diferentes obras y tamaños.
En el cajón número tres, se encontraron ciento y cuarenta libros, también de diferentes
obras y tamaños.
En el cajón número siete, se hallaron doscientos setenta y cinco libros de los folios,
octava y media octava de diferentes obras.
En el cajón número ocho, así mismo, se hallaron trescientos setenta y ocho de dichos
libros de a octava y de a quarta de distintas obras.
En el cajón número diez, se hallaron mil cuatrociento sesenta y seis libros sin
pergamino, que se componen de novenas, cartillas rústicas y otras distintas obras de a
folio, de a quarta, media cuarta y octava y algunos de dichos libros muy maltratados.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"El Corazón de Jesús", Rivera "t)e Medicina", "Historia de los Sucesos de Ungría" y
otras obras.
En el cajón número doce, mil doscientos si'nquenta y siete libros de distintos tamaños y
obras, y
En el cajón número treze, así mismo, se hallaron ciento y ochenta y ocho libros de a
quarta de varias obras.
ítem se contaron los libros del cajón contenido en la partida diez y ocho de dho.
Inventario, por haverse encontrado abierto, perteneciente a Dn. Diego Gamarra, y se
hallaron ciento ochenta y seis de dhos. libros intitulados "Instituciones Historia de
España". ítem se encontraron diferentes libros sueltos y, contados, se hallaron los
siguientes: de San Buenaventura, siete tomos de a folio.
De dicho "Breviario predica", también en octava, sin principio que se halla muy
matratado y dequadernado".
•Kempis" en pasta.
Hasta aquí el Inventario, a la vista, del cual hemos de hacer algunas consideraciones y
precisiones.
En primer lugar, en cuanto al número de libros, que asciende, según puede verse
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sumando las diferentes partidas, a cinco mil novecientos treinta y tres (5.933)
volúmenes.
Siendo, como es, lo inventariado, resto de cargamentos de años anteriores, esta cifra
nada puede, desgraciadamente, decirnos del promedio, por ejemplo, de libros que
anualmente llegaba a Venezuela por esta época. E incluso nos pudiera dejar en la duda
de si después de la partida de Dn. Nicolás de Aizpurua (173644), ningún otro envío de
libros haya llegado al país en los vientres de los navios guipuzcoanos hasta el año 1749,
que es el del inventario. Pensamos que hay que descartar razonablemente esta hipótesis,
y cargar la falta a la cuenta de una documentación regular y ordenada, a cuya ausencia
habría que achacar también, otras lagunas que veremos.
En segundo lugar, hemos de fijarnos en qué de los 5.933 libros inventariados, el número
de los especificados sólo llega a mil ciento cincuenta y nueve. Se ve, a través de los
distintos inventarios parciales realizados, que la individualización es enteramente
caprichosa, citando aquí y omitiendo allá, al correr de la revisión que escribanos y
testigos van haciendo. Y otra vez toca lamentarse de que la omisión de tantos y tantos
títulos, como se observa, nos prive de datos que serian hoy preciosos para nosotros a los
fines de establecer, de un modo preciso, el movimiento de las ideas y la marcha del
gusto en la primera mitad del siglo XVIII venezolano.
Cabe, desde luego, hacer una clasificación del material que los inventarios nos ofrecen,
distribuyéndolo, más o menos por materias, como sigue:
Asi, por ejemplo, entre las obras del primer grupo, podemos citar los libros del Corazón
de Jesús (partida número 10); los Breviarios (partida 17); los de Oficios, salterio de
David, Pontifica! romano, Kemp'is, etc.
La Teología y la Moral están representadas por las obras de Suárez, Larraga, Medrano,
San Buenaventura, las "Charlas y Cuestiones morales", el "Resumen del crisol moral", y
la "Philosophia moral", etc.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La literatura latina está escasamente representada. Sólo Cicerón, Ovidio y Valerio —de
cuyas obras, por cierto, no hay la menor precisión, no sabiendo, por tanto, si se trata de
originales o traducciones—, a cuyos autores podríamos sumar San Agustín y aún
agregarles, a guisa de caudatario, el gramático y retórico P. Bartolomé Bravo, del que
tampoco se nos individualizan las obras.
En cuanto a la literatura española, la muestra es muy escasa también. Salva un poco esta
laguna la relativa abundancia de obras de Quevedo, de las cuales, por desgracia, sólo
hallamos individualizada la "Política" ("Política de Dios y Gobierno de Cristo").
Después de ésto, sólo las anónimas y "Comedias varias" y la "Floresta de varios
romances", y apenas nada más. riesgo que se corre al pretender una generalización más
o menos sólida de tan fragmentaria y caprichosa colección, lo haríamos refiriendo el
conjunto de la misma a dos instituciones instaladas en Caracas casi por los mismos que
la Compañía Guipuzcoana: la Universidad, que comienza a funcionar en 1725, y el
Colegio de los Jesuítas, inaugurado en 1731, es decir, tres años antes y después,
respectivamente, que la Real Compañía.
No hay por qué hablar todavía de influjo enciclopedista, puesto que la Enciclopedia —
cuyos volúmenes, como es bien sabido, tanta acogida tuvieron en Guipúzcoa— no había
nacido aún. En cambio, es muy natural pensar que una empresa como la Real
Compañía, nacida en la misma tierra de Ignacio de Loyola, al que, por cierto, nombró su
Patrono, se mantuviese en estrecho contacto, como para determinadas atenciones
espirituales, nos consta lo estaba, con la otra Compañía, también de origen vasco: la
Sociedad de Jesús. Había de llegar la segunda mitad del siglo XVIII para que la
aparición de la Enciclopedia (1751) y la expulsión de los jesuítas (1767) concurrieran
juntas a determinar otros rumbos en las ideas Imperantes.
2. El Factor Tellería.
La ciudad de San Felipe el Fuerte, aquella que José Luis de Cisneros (165) califica
como "la de más comercio de esta Provincia", con "buenas aguas y no malos aires",
hubo de andar muy revuelta allá por el año de gracia de 1741.
En ese año, el Gobernador don Gabriel de Zuloaga, habiendo quedado vacante el cargo
de Teniente de Justicia Mayor, y "considerando que en aquella ciudad se requería, por
lo ocasionada que es al ilícito comercio y proximidad que
(IBS) "Descripción exacta de la Provincia de Benezuela, Valencia, MDCCLXTV.
tiene a las costas del mar, persona de toda integridad, conocido celo y valor, que
ocupase el expresado empleo, habiendo entendido que las referidas circunstancias
concurrían en la de don Ignacio de Basazábal..., tuve por conveniente nombrarle, como
le nombré, por tal Teniente y Justicia Mayor de la mencionada ciudad de San Felipe" (
Pero la íama de eficaz perseguidor del contrabando que Basazábal se habla granjeado en
Carera y las amplias facultades de que venía revestido para ocupar su nuevo cargo, no
eran prendas las más apropiadas para crearle ambiente de simpatía en aquella ciudad de
San Felipe que, del ejercicio del comercio ilícito, había hecho su principal medio de
vida. Érale, sin duda, connatural ese ejercicio como a población "que se habla
fomentado... con muchas familias de isleños" (167), contrabandistas natos, al parecer,
en tierras de Venezuela. Contaba ya en su historia con "el fomento que de ese pueblo
tuvo el Sambo Andresote e su gente en el levantamiento e sublevación" (168), y
asimismo "con la sublevación no ha mucho executada en ella contra su Teniente Don
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por todo ello, antes de que Basazábal llegara a la ciudad y, con su conducta, diera lugar
o pretexto al motín, ya, a la sola llegada al Cabildo del título de su nombramiento,
despachado por el Gobernador Zuloaga, los cabildantes "...temerosos de las violencias
que les pueda hacer el dicho señor Gobernador y como compulsos y apremiados reciben
al dicho D. Ignacio Basazábal al uso y ejercicio de tal Teniente.,."(171).
Llegado Basazábal el día 1° de diciembre, todo ese mes trancurrió con el hervor de una
conspiración sorda que no buscaba sino pretextos para manifestarse. Los dio la conducta
imprudente de Basazábal y, en la madrugada del 4 del siguiente enero, estallaba el
motín al cual, renovando los tiempos de Andresote, los marinos holandeses, con su
cuenta y razón, acudían a prestar fomento, y a la voz de "abajo los vascos", es decir,
"fuera el control comercial", se inició la sublevación que puso a la pequeña ciudad en
conmoción.
Basazábal hubo de huir a la misión de San Javier y, de allí, más tarde, a Puerto Cabello.
"La ciudad, transformada en una "República de Su Majestad", como decían los
capitulares, pudo a sus anchas dedicarse al comercio con los holandeses... Los agentes
de la Guipuzcoana se cruzaron de brazos. El contrabando resurgió ms fuerte que nunca.
Puerto Cabello no podía hacer nada, pues los navios ingleses y muchos holandeses,
izando el pabellón de Su Majestad británica, se paseaban tranquilos por los
desembarcaderos de la boca del Yaracuy"
En esta pacificada San Felipe pasó, a sustituir a Olasiregui, su paisano don José de
Tellería. De él tenemos noticias por un expediente (1751 en el que, sobre todo, nos
interesa el inventario que de su hacienda de Corepano fue hecho el 3 de mayo de 1755,
muerto ya Tellería.
No fueron pocos ni menguados los bienes que quedaron "por fin y muerte" de don José.
La citada hacienda de Corepano contaba con una casa de vivienda de 29 varas, con sus
dos corredores cubiertos de palma real, con tres cuartos, dos puertas de dos alas y cinco
de una, todas de madera de cedro, nuevas y cinco ventanas de reja". Había también, una
capilla de quince varas de largo, cubierta de palma real, con su sacristía, y dos ventanas
de reja y su puerta de dos alas de madera de cedro, todo nuevo". Con todos sus
accesorios, desde el cuadro de San Francisco Xavier, quien, como paisano de Tellería,
presidía la capilla, hasta un confesionario, sin olvidar los sagrados vasos y ornamentos.
La hacienda era "de cacao de tempero", con 14.986 árboles frutales y a su servicio
estaban 33 negros, cuyos nombres y condiciones se detallan en el inventario.
Parece que don José gustaba de vivir a lo principal. Amueblaban la vivienda "una cama
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de cedro con sus barandillas torneadas de Gatiado"; una mesa grande de cedro nueva;
sillas, taburetes, etc. Sin que faltase "un armero de cedro nuevo", en el que lucían "dos
pares de pistolas, unas españolas, otras extranjeras, una escopeta, dos tercerolas, una
espada buena y un sable con su guarnición de plata bueno". Un Santo Cristo de bronce,
cuadros de la Inmaculada Concepción y San José, otro de San Vicente Ferrer y otro de
San Francisco Xavier decoraban la estancia, en la que podía verse "un escritorio con
ocho gavetas pequeñas y dos grandes, con sus manillitas de plata, con su llave y
cerradura".
De las disposiciones militares y políticas que hubo de tomar el gobernador Zuloaga para
aplastar la conspiración que, para abril del mismo año podía darse ya por fenecida y de
las demás medidas adoptadas hasta conseguir la total pacificación, puede informarse el
curioso lector en la excelente monografía de León Trujillo, tantas veces citado.
Diremos, por nuestra parte, que una de las principales características de esta rebelión de
San Felipe es la de carecer de caudillo epónimo. No hay en ella un Andresote o un Juan
Francisco de León, que polaricen alrededor de su persona, la impetuosa corriente de la
rebeldía popular. Quizá, ésta fue una de las causas por las que esta sublevación dejó tras
de sí una menor cosecha de perdurables rencores; quizá, a ésto contribuyeron también la
prudencia del gobernador Zuloaga, quien si, en principio, pidió al Rey que castigara a la
rebelde ciudad a perder este título, convirtiéndola en una simple población gobernada
por un Teniente Justicia; lo cierto es que, cuando ello le fue discrecionalmente
concedido, no hizo uso de sus facultades, atendiendo a los dictados de la razón, a la
inspiración de una sabia política, y, quizá, por una vez al menos, a la tradicional
veneración que, a fuer de vasco, debía sentir hacia las libertades municipales.
Fuera de ello lo que fuese, el hecho es que, pese a los antecedentes aquí relatados, la paz
y la disciplina volvieron y se asentaron de tal modo en San Felipe que, cuando ocho
años después, Juan Francisco de León levantaba a la Provincia contra la Compañía
Ouipuzcoana, la ciudad de San Felipe se abstuvo de la revuelta y aún manifestó su
adhesión a los guipuzcoanos, según éstos, en su célebre "Manifiesto" de 1749 lo hacen
constar.
Nos habla también el inventario de "dos baúles grande» y dentro de ellos colgaduras de
cama" y no omite las "casacas negra, griseta y de gorgueran", ni los calzones negros, de
gorgueran, de Morocoy, de grana con botones de oro, y de terciopelo azul", que
pertenecían a Tellería. La relación de joyas es también prolija: desde el cofrecito de
carey con llave y cerradura de plata y engastada en lo mismo dentro de él un restrillo de
oro y esmeraldas". "Otro cofre mas grande de madera aforrado en plata con cerradura y
llave de lo mismo y dentro de él, un canutillo con cinco sortijas de oro y esmeraldas".
Y, siguen los zarcillos de oro y esmeraldas y los peines de oro, y las rosas de oro
esmaltadas de perlas y esmeraldas", y las "dos manillas de perlas con doce hebras cada
una y sus broches esmaltados de perlas". Un Agnus con un "Lignum Crucis guarnecido
de oro", y sigue la relación que, por un momento, nos llama al recuerdo de aquellas
palabras que por los mismos años (1754) estampaba, en su "Corografía de Guipúzcoa",
el célebre Padre Larramendi en el capítulo referente a la Real Compañía: "Los factores
sí que se han hecho increíblemente ricos, y se ve por los efectos ; y como sea sin
perjuicio de la Compañía y de sus interesados, y sin infidelidad a sus obligaciones ni a
la confianza que se ha hecho de ellos, háganse enhorabuena ricos y más ricos, pues no
van tan allá por esos mares y peligros a quedar o volver pobres, desventurados y arietes,
y a practicar ellos solos, los consejos evangélicos entre cuantos pasan a las ludias, y no
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
van a practicar la pobreza y despego de los bienes de la tierra; y pienso que este mi
juicio, no es temerario. Ni los que muerden esta fortuna de los factores, con tan maligno
diente, siguieran otro camino de perfección, enviados allá como como factores. Oh) que
han practicado mu trampas y picardías y comercios ilícitos! Eso es menester probarlo; y
es lo que le toca a la Compañía: y no habiendo pruebas, es temeridad y envidia hacer
unos juicios tan ofensivos".
Pero, la verdad es que el Factor Tellería no había muerto rico, sino alcanzado con la
Compañía en una deuda que mon 1 taba a once mil trescientos treinta y cinco pesos, y
la hacienda de Corepano con todo lo allí acumulado —"que todo esto se trajo de San
Felipe", según reza el inventario—, es avaluado en la cantidad de nueve mil quinientos
noventa y cuatro pesos, es decir, casi exactamente la misma cantidad —9.340 pesos—,
que sabemos había llevado como dote su esposa, doña Mariana Chirinos.
Pero vayamos a lo que nos interesa. En ías diversas gavetas del escritorio del Factor
Tellería hay cosas de interés. Comenzando por "un quaderno rotulado "Información
hecha en San Felipe sobre el oficio de Factor", que, seguramente, tiene que ver con los
hechos relatados al comienzo de este capítulo, podemos ver "dos libros grandes de la
Compañía"; cartas y "una petaca grande llena de papeles", y en otra gaveta papeles que
contienen cuentas con su paisano don Miguel de Olondo. Y en otra gaveta, otro
cuaderno "de información de Genealogía de los Chirinos", y aún otro en que están
asentados los bautismos de los hijos.
Nuestro Factor se ha sentado hoy en su escritorio, que en estas plácidas horas nocturnas
iluminan, tal vez, dos candeleros de plata de esos, que aparecen también registrados en
el inventario. Son las horas propicias al tranquilo placer de la lectura, a que don José se
entrega en su pequeña biblioteca. Tal vez apacienta su espíritu con los "Cinco libros de
la Madre Agreda", la mística doctora María Coronel Arana, consejera de aquel Felipe
IV que, al parecer, no supo aprovechar mucho de sus avisos. Otras veces son las páginas
del "Coronicón Christiano" con su sabor de fe recia y un tanto ingenua. La "Vida de San
Clemente Octabo" y la "Historia Pontifical" parecerían denotar en su asiduo lector don
José de Tellería, una decidida adhesión a la sede vaticana que, ciertamente, no haría
sino acrecentarse con la lectura de aquel otro libro de la "Vida de San Ignacio", cuyo
autor no se especifica, pero en el que, indudablemente, el Factor conjugaba las
religiosas tendencias de su espíritu, con su admiración y afecto hacia su paisano, el
coloso de Loyola. El sabor de la tierra natal, con el recuerdo de sus verdes campos,
blancos caseríos y cuadradas torres infanzonas, lo bebía don José en "un libro de
hidalguía de la Provincia de Guipúzcoa" al que servía de complemento, el de
"Franquezas y libertades de Vizcaya, Los Fueros de Vizcaya", en cuya inmortal
recopilación, archivo de la más pura y antigua democracia, su espíritu vasco continuaba
alimentándose.
Había también horas para la lectura amena, como la que le ofrecían las "Epístolas
familiares" de Fray Antonio de Guevara, en que éste, retórico predicador y cronista del
César, gusta, sin importársele demasiado de la verdad histórica, y a través de una rica
variedad de temas, de los juegos de palabras y la fácil música de la similicadencia. Y
tenia también, para las horas furtivas, "otro libro de la vida de Solís" y otros "dos libros
de novelas", con los que su imaginación, libre de trabas, volaba lejos, muy lejos de los
campos sanfelipeños. En compensación, "tres tomos de la Recopilación de Indias",
ponían sobre el escritorio la gravedad de su presencia.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Estos son algunos de los libros, que el Factor de la Real Compañía Guipuzcoana leía en
San Felipe, allá por los años de 1750. Decimos algunos porque, aunque en el inventario
que nos ha guiado, no se citan más, la misma variedad de la pequeña colección
examinada, autoriza a pensar, que no serían los únicos en componer el acervo cultural
del factol de San Felipe.
3. El Capitán Urrutia.
Con mucho gusto trascribimos del excelente estudio sobre las "Bibliotecas coloniales de
Venezuela", del buen amigo y notable Investigador y escritor Prof. Manuel Pérez Vila,
la lista de libros propiedad del Capitán de Navio don Antonio de Urrutia, uno de los
cuatro Comisarios de Expedición de Limites encabezada por don José de Iturríaga..
Real Hacienda, t. 424, ff. 9899.
Papelera forrada de baqueta, con:
Tres tomos Cartas Eruditas de Feijóo.
Dos idem Demostración Crítica.
Diez ídem Theatro Critico.
Nueve ídem Compendio Matemático por Tosca.
Cinco ídem Descripción de Indias por Herrera.
Cinco idem Viaje de la América, por don Jorge Juan y Ulloa.
Uno idem García, Origen de los Indios,
Uno idem, Arte de la Navegación.
Seis idem Historia Antigua por Mr. Rolin (sic).
Dos idem Consejo de Sabiduría.
Cuatro idem Monarquía Hebrea.
Uno idem Cosmographia.
Uno idem Pensamientos Christianos.
Uno idem de Artillería.
Dos idem Ordenanzas de Marina.
Dos idem Orinoco ilustrado.
Dos idem Comentarios de las Guerras de España.
Cinco idem de la Madre Agreda.
Dos idem Aventuras de Telémaco.
Uno idem Marco Aurelio.
Uno idem Escuela de Daniel.
Uno idem Philosofía Moral de Thesauro.
Uno idem historia de Amazonas.
Uno idem Arte de Cartas.
Uno idem Arte de Navegación.
Un librito Explicación de los Elementos Geométricos.
Uno, Explicación en francés del Quartier de reducción esphérico (sic).
Uno Explicación abreviada de los Elementos de Euclides.
Uno Cosmographia Náutica.
Uno Gramática en francés.
Uno Trigonometría aplicada a la Navegación, por Cedillo,
Uno Adiciones de Gramática Francesa.
Uno Ramillete de varias Flores y Compendio de los sucesos de Europa.
Uno Señales de reconocimiento.
Uno Geometría Militar, con las Tablas Plimétricas.
Uno de a folio de Fortificación.
Estimamos que la precedente relación dice bastante de los gustos y formación cultural
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
4. El Director Iturriaga.
En el Registro Principal (177) puede verse un expediente sobre los "Autos formados
sobre las almonedas de los bienes del Sr. José de Iturriaga, a pedimento de sus albaceas
don Antonio de Egaña y don Francisco Guasche". Comienzan dichos autos con las
siguientes líneas que nos complacemos en copiar porque hablan ellas, más alto que
ningún ditirambo, sobre la probidad de aquel guipuzcoano que, como vimos, tan altos
puestos ocupó en la Compañía y fuera de ella: "Relación de las partidas que, como
albaceas del difunto don José de Iturriaga encontramos entre sus bienes en el inventario
de ellos, y se hallan unas absolutamente despreciables y otras de servicio sólo para
pobres por no corresponder a la decencia del difunto ni a la pena de que se avalúen...".
Diremos, en efecto, que el producto total de las cuatro almonedas realizadas, tras los
correspondientes avalúos de los maestros de sastre Juan José Parían y Pablo Cordero; el
maestro carpintero Juan Custodio Céspedes; el maestro platero Andrés Pantoja; el
maestro relojero Crisóstomo López y el librero Bartolomé Riesgo, dio la suma de mil
setecientos sesenta y cuatro pesos.
Copiamos el avalúo de los libros que se hallaron en los baúles del difunto y que nos
hablan del azpeitiano en los Ejercicios de su paisano, el santo de Loyola; del marino en
los tomos de Jorge Juan y Ulloa, la Astronomía de Alerpis, etc.; del hombre de la
Guipuzcoana en el "Libro Historial de la Compañía de Caracas", la Teoría y Práctica del
Comercio, de su compatriota Ustáriz y los tres tomos del Diccionario Universal de
Comercio; el asomado a la cultura de Europa, en sus gramáticas francesa e inglesa, y,
finalmente, la indispensable compañía para un hombre de su tiempo, con
preocupaciones por la literatura de tendencias científicas: las Cartas y el Teatro Crítico
del Padre Feíjóo.
"Avalúo que yo, Don Bartolomé Riesgo de los Monteros de Espinosa, hago de
nombramiento de D. Antonio de Egaña y D. Francisco Guasch, albaceas que son del
difunto jefe de Escuadra D. José de Iturriaga, a saber, de la forma siguiente:
Nueve tomos en pergamino y octavo del Teatro Crítico del Reverendísimo Padre
Feyjóo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Un tomo en folio y pergamino con sus láminas. Su título Relación del viaje a América
Meridional por D. Jorge Juan y D. Antonio de Ulloa, lo avalúo en veinte reales
Otro tomo en folio y pergamino con sus láminas. Su título Observaciones Astonómicas
y Físicas en el Perú por los mismos señores D. Jorge Juan y D. Antonio de Ulloa el cual
lo avalúo en tres pesos
Un tomo en pasta y folio menor Movimientos Celestes de Efemérides, bueno, lo avalúo
en tres pesos
Un tomo en pasta y folio menor de Astronomía
por Monsieur Alerpis, lo avalúo en tres pesos
Un cuaderno en pasta y folio menor que contiene copia de la Real Cédula de S. M. para
el establecimiento de la Compañía de la Habana, el que lo pongo en ocho reales
Un tomo en pasta y octavo Historia de las Amazonas en idioma francés el que lo pongo
en diez reales por estar algo ajado
Un tomo en pasta y dorado Examen de Conciencia y ejercicios en idioma francés y
latino,, el que lo pongo en ocho reales
Un tomito en pergamino y dorado, su autor D. Juan Bona, el que lo pongo en cuatro
reales
Un tomo en octavo y pasta gramática francesa el que lo pongo en seis reales por estar
muy mal tratado
Un tomo en ídem gramática inglesa, el que lo pongo en seis reales por estar muy mal
tratado
Un tomo en pasta y octavo Historia del Imperio francés, el que ío pongo en ocho reales
por estar mal tratado y le falta la primera parte
Un tomo en pasta y octavo Arte de Nebrija, le pongo en cuatro reales por estar muy
maltratado
Un tomo en pasta y marca mayor Arte de tornear, en francés, con sus láminas, al que le
pongo en seis pesos por su estado
Un libro muy viejo con seis Cartas de marear, le pongo en seis pesos por su estado
Un tomo en octavo y pergamino Capuchino retirado, le pongo en 8 reales
Un tomito en pergamino Manual de Ejercicios por el Padre Villacastin, le pongo en
cinco reales por estar muy ajado
Un tomito en pergamino y octavo Práctica de Ejercicios Espirituales de San Ignacio, le
pongo en cuatro reales
Un tomo en pergamino y folio Teoría y Práctica del Comercio por el Sr. Ustáriz, le
pongo en dos pesos por estar algo maltratado
Un tomo en pergamino y folio Establecimiento del
Orden de Santiago, le pongo en dos pesos
Nueve tomos en pergamino y octavo Compendio Matemáticas de Tosca, usados pero
bien tratados, lo pongo en diez y seis pesos
Tres tomos en folio y pasta Diccionario Universal del Comercio en idioma francés, los
cuales los pongo en diez y ocho pesos
Seis tomos en pasta y folio menor Maquinas, en francés, con sus láminas, los cuales los
pongo en veinte y dos pesos por estar algo picados
Un tomo en pasta y folio menor Arquitectura hidráulica, en francés, con sus láminas, el
cual le pongo en seis pesos
Un tomo en pasta y folio Tratado de Construcción, con sus láminas, en francés, el cual
lo pongo en tres pesos por estar usado
Un tomito en pasta y octavo Observaciones hechas por Monsieur Condelamina <sic), en
el Perú, el cual lo pongo en ocho reales por estar muy usado
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Piremos, en primer lugar, que ofrece esta colección, con respecto a la extensa del
Inventario de 1749 y a la pequeña del Factor Tellerla, una característica especial y es, la
vertical caída de la preponderancia de las obras religiosas que hasta ahora hemos visto.
En efecto, sólo cuatro o cinco libros de carácter religioso, se registran entre las treinta y
cinco obras que formaban la biblioteca del empleado de la factoría de Puerto Cabello:
"Cronicón de Cristiano", "Armónica vida de Santa Teresa en poesía", "Discurso
teológico" y Jacobo de Miseno.
Piremos, en primer lugar, que ofrece esta colección, con respecto a la extensa del
Inventario de 1749 y a la pequeña del Factor Tellerla, una característica especial y es, la
vertical caída de la preponderancia de las obras religiosas que hasta ahora hemos visto.
En efecto, sólo cuatro o cinco libros de carácter religioso, se registran entre las treinta y
cinco obras que formaban la biblioteca del empleado de la factoría de Puerto Cabello:
"Cronicón de Cristiano", "Armónica vida de Santa Teresa en poesía", "Discurso
teológico" y Jacobo de Miseno.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
españolfrancés" (dos tomos) y siguiendo por clásicos como Moliere y La Fontaine, nos
encontramos con obras como la del caballero Folard (y no Rolando como leyó
Basterra), con su "Comentarios de la Historia de Polibio"; los "Caracteres" de Teofrasto,
la "Historia del mundo", de Lazam, otra también en francés sobre "Teoría y práctica del
Comercio", y, finalmente, éstas que se acercan más a la Ilustración, como
"Entretenimiento sobre la pluralidad de los mundos", de Fontanelle, cinco tomos de la
"Historia antigua", del jansenista Rollin y, para terminar, la "Historia de Carlos XII", de
Voltaire. No gran cosa todo ello para extraer conclusiones definitivas, pero sí lo
bastante para darnos una idea de hacia donde iban las corrientes espirituales de La
Torre.
Los clásicos castellanos están representados por Calderón (tomos tercero y sexto), Solís
(un tomo), y otros como Soto "Al Maestro cuchillada", "Historia de España" (dos tomos
sin nombre de autor, etc. Es de interés señalar el libro "Tratado de la regalía de la
amortización", del conde Campomanes, tanto por la significación ideológica del autor,
como porque editada, como sabemos, por primera vez en Madrid en 1765, ya estaba,
por lo menos en 1768, en Venezuela.
Y que se entregaron, como todos los demás efectos, al depositario don Pedro de
Iturrieta, dependiente, a la sazón/ en la factoría guipuzcoana de Puerto Cabello.
El Factor Uranga.
El año de 1770 fallecía en Caracas, el Factor Principal de la Real Compañía
Guipuzcoana don Agustín Ignacio de Uranga, "natural de la villa de Azpeitia" —como
Iturriaga, como Amenabar...—, "hijo legítimo de legítimo matrimonio de don Pedro
Ignacio de Uranga y doña María Clara de Beristain naturales que fueron de dicha villa".
Había ejercido durante varios años la suprema dirección de la Compañía en Venezuela
y, como otros que antes y después de él ocuparon dicho puesto directivo —Olabarriaga,
Goicoechea, Amenabar...—, moría, en el ejercicio del mismo, en su patria de adopción,
disponiendo, entre otras cosas, que su cuerpo fuese sepultado en la Santa Iglesia
Catedral "en lugar decente".
Una cosa nos interesa sobre todas al examinar el inventario de sus bienes; la relación de
los libros que deja, que es la que sigue:
Seis libros de a folio Diccionario español.
Diez dichos en pasta, de a folio, Diccionario español de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Moreri.
Seis tomos de la Recopilación de Indias. Dos tomos de a folio "El Cantero de
Monserrate. Fr. José
de San Benito". Uno dicho Autos acordados. Quince libros en cuarto Historia Sagrada.
Once dichos en cuarto, obra de Torres. Tres tomos en cuarto, por don Nicolás de la
Barre. Un tomo en octavo. Sales, Vida Devota. Otro dicho en octavo Librería de Jueces.
Un librito en octavo titulado Arte de Cartas. Un librito en octavo, Filosofía Moral.
Cinco en cuarto de pasta. Historia de las variaciones de
las iglesias protestantes. Dos cuadernos, Instrucción pastoral por el Arzobispo de
París.
Dos libros en octavo, Torrubia, Ejercicios de San Ignacio. Once libritos en octavo, Bula
de la Santa Cruzada. Otro dicho en octavo, Oráculo de Europa. Un librito titulado
Cartas de un padre de familia.
Otro dicho titulado Correo General. Tres tomos de a folio Mística Ciudad de Dios. Otro
dicho muy maltratado y roto, Teórica y practica del comercio.
Eso es todo. Poco mas de ochenta volúmenes, entre los cuales, los de carácter religioso
con los Ejercicios de su gigante paisano al frente, se llevan la primacía; con ellos,
algunos de los que su cargo le imponía, como la Recopilación de Indias y otros que
debía de haber consultado muchas veces, como el de su compatriota Ustariz (Teórica y
Práctica del Comercio). Eso es todo lo que sabemos que dejó en su biblioteca el Factor
don Agustín Ignacio de Uranga, según se puede ver en los papeles de su testamentaría
que constan en el tomo U del año 1770, sección Testamentarías del Registro Principal
de Caracas.
No sabemos más detalles del suceso. Y apenas mas de la vida de Aguínagalde, "Cavo a
guerra y Juez de Comisos del valle de Chuao y su jurisdicción natural", sino lo que nos
dice el testamento de aquel dicho día, once de noviembre de mil setecientos setenta
hubo de otorgar "con una herida mortal de que me siento gravemente enfermo, pero en
todo mi acuerdo, juicio y entendimiento natural".
Sabemos, por dicho testamente, que don Xavier de Aguinagalde era natural de la villa
de Azpeitia, en la provincia de Guipúzcoa, hijo legítimo de don Francisco Xavier de
Aguínagalde y de doña María Ignacia de Oserein, ambos vecinos de la dicha villa
guipuzcoana.
Por el mismo instrumento, nos informamos de que Aguinagalde dejaba diversos bienes
a cargo de su amigo, don Francisco de Iburusteta; bienes que se detallan en el inventario
adjunto al citado testamento
.
Poco nos pueden interesar en el tal inventario, ni las dos casas, "la una de bahareque y
de cogollo y bahareque sencillo", la otra, por las que se dieron como precio" al Thte.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
antecesor On. Pedro Balerri la cantidad de trescientos y cuarenta y dos pesos"; ni los
muebles, ropas y efectos comunes que a continuación se detallan. Pero, hay algo que
llama de inmediato nuestra atención: la relación de los libros que componían, al parecer,
la pequeña biblioteca de Aguinagalde y que son los que siguen:
7. Una certificación.
Sabemos que con la primera expedición de la Compañía Guipuzcoana, integrada por las
fragatas de cuarenta cañones "San Ignacio" y "San Joaquín" y la "Galera Guipuacoa
na", que zarparon del puerto de Pasajes el 15 de julio de 1730, llegaron a Venezuela,
entre los 564 fardos, 237 cajones y barriles y cesticos del cargamento total que se
enumeran, 26 cajones de libros, como contribución que, desde su primer viaje, hacía la
empresa a la causa de la cultura venezolana
.
Hemos visto luego que, en los inventarios formados en los almacenes de la Compañía a
raíz de la rebelión de Juan Francisco de León, el año 1749, el referente a los libros se
hace en base a los cajones que, cargados de ellos, allí están depositados.
Pero después, en los treinta y tantos años siguientes en que la Compañía sigue
desarrollando sus actividades en tierra venezolana, las referencias a la importación por
la Guipuzcoana del primordial elemento de cultura que el libro constituye, han escapado
por completo a todas nuestras afanosas investigaciones en el Archivo General de la
Nación, a través de la sección de la citada Compañía, como de todas las demás en que,
repetidamente, y en casi todas ellas a fondo, hemos indagado. Ni una factura, ni un
recibo, ni el más mínimo papel, en fin, que nos hablara o diera alguna luz sobre punto
de tanto interés para nosotros y para cualquiera que, siquiera de lejos, se haya interesado
sobre los afanes de los "Navios de la Ilustración", como la intuición de Ramón de
Basterra dio en llamar a los barcos de la Compañía.
Pero la casualidad que, del modo más inesperado, viene, a veces, a premiar los
esfuerzos, al parecer, vanamente realizados, hizo que recientemente, examinando, para
bien distintos propósitos, en el Registro Principal de esta ciudad, en la Sección
"Escribanías" el tomo 1, correspondiente al año 1705, paráramos la atención en unos
cuantos folios cosidos que, al principio y al fin de dicho tomo, estaban puestos como
guardas del mismo. Nuestra curiosidad se aguzó al ver que se trataba de folios
correspondientes a las actividades de la Guipuzcoana y nuestra satisfacción quedó
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Certificación.
Don José Manuel de los Reyes, vecino y escribano público de los de número de esta
ciudad de caracas, en el mejor modo que por derecho puedo y debo, certifico, para
donde convenga y a los señores que la presente viesen, como habiéndose abierto veinte
y dos cajones de libros que condujo el navio "San Francisco Xabier" de la Real
Compañía Guipuzcoana, en su primero viaje, se encontraron de menos en ellos los
siguientes:
Por sí esto fuera poco, en otro folio, cosido como el anterior junto con otros, como
guarda de los del tomo 4 del año 1707 de la misma Sección de Escribanías, hallamos,
con fecha esta vez de 6 de Agosto de 1757, una '"Nota de los efectos que en el
inventario se encontraron con avería y avalúo que de éstos han hecho don Bartolomé
Méndez y don Andrés Peña", en cuya nota y con referencia al navio "San José" de la
R.C.G. vemos se detallan, entre otros efectos de su carga, los siguientes:
"Un juego de breviarios y dos misales maltratados, a
16 pesos. "Un Ritual maltratado, a 4 pesos.
Y en el navio "Santa Ana" de la misma Compañía:
"13 libros 'Historia del pueblo de Dios, incluso tras del establecimiento de la Iglesia, 16
pesos."
Poca cosa todo ello, pero, sin duda, lo suficiente para asegurarnos de que los envíos de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En primer lugar que, cualquiera que tenga noticia de los libros que de ordinario
integraban las bibliotecas familiares del Caracas del siglo XVIII, puede comprobar que
los que en esa certificación se citan son todos o casi todos ellos de los que en aquellas
aparecen, es decir, que llegaban a los hogares caraqueños después de haber viajado en
los panzudos navios de la Compañía.
En segundo término, y por lo que se refiere a las faltas y sobras que, según la
correspondiente factura, dicese se advierten, ¿se trata, como muy bien puede ser, de
descuidos o fallas naturales en el curso corriente de los negocios, o sería permitido
pensar que nos hallamos ante uno de tantos casos de sustitución de los libros de títulos
piadosos por aquellos otros que las corrientes de la Ilustración hacían entrar de
contrabando en los envíos de la Guipuzcoana?
8. El Arancel de Maracaibo.
Cuando, el año 1779, estalló de nuevo la guerra con Inglaterra, ordenó el rey de España,
atendiendo a que la Real Compañía Guipuzcoana "no debe suspender el giro de su
comercio, por estar obligada a proveer de lo necesario a las Provincias e Islas de su
concesión, y a sacar todos los frutos que respectivamente producen; a los indispensables
mayores gastos que en estas circunstancias se le recrecen con motivo de tener que
aumentar en sus navios mayor fuerza de gente y armas, para atender a su propia
defensa; y a los riesgos que se le aumentan por el peligro de ser atacados, y aún
apresados por corsarios o navios de guerra ingleses, teniendo que correrlos por sí, o
pagar por los seguros que haga crecidos intereses", atendiendo a todo esto, prosigue la
Real Orden, "ha venido S.M. en concederle su Real permiso para que pueda subir el
precio del cacao de Caracas, desde quarenta pesos a que expendía al público la fanega
en los almacenes principales que tiene en el Reyno, antes de que comenzasen las
hostilidades entre España e Inglaterra, hasta quarenta y seis pesos la misma fanega
mientras duren éstas; y que en los mismos términos pueda, desde luego, hacer en las
ventas de los géneros y efectos que conduzca bajo de registro de España a las Provincias
e Islas de su cargo, aquellos aumentos de precio que se estimen justos y proporcionados
a los motivos que obligen a esta alteración, etc, etc". (180)
En efecto, en esa extensa tarifa que abarca varios cientos de los más heterogéneos
artículos, desde sables, pistolas y "fuciles con bayonetas", hasta cortes de encaje y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cuerdas de violín, desde quesos de Flandes a vinos de Tudela y Mendigorria, etc., etc.,
nos encontramos con que aparecen, aquí y allá, diversos títulos de libros que eran, por
lo visto, de tráfico corriente de la Guipuzcoana y nos dan así una idea de lo que era
lectura corriente y general en el Maracaibo de aquella época. Haremos la observación de
que la nueva tarifa no afecta a estos libros, cuyo precio permanece inalterable.
Dominan entre ellos, como era de esperar, los de carácter religioso. Asi el "Año
Christiano", de 18 tomos, cuyo precio era de 25 pesos; la "Familia regulada", de Arbiol,
que costaba a 12 reales; los "Brebiarios de 4 en juego", a 16 pesos; las "Cartillas", a 9
reales docena; el "Cathecismo de Ripalda", a 15 reales docena; los "Ejercicios
cotidianos", a:'Sermones de La4 reales; los "Misales", a 16 pesos, y los varre", a 8
pesos.
Hay libros para la enseñanza como los "Catones", que se vendían a 15 reales la docena;
las "Artes de la gramática", a 10 reales; y podríamos añadir las "Fábulas de Isopo", que
costaban a 5 reales el ejemplar.
No falta alguna representación de los clásicos latinos como el "Quinto Curcio", que se
vendía a 10 reales; ni de los castellanos, casi contemporáneos, como "Feí Joo" (sic) del
que no se especifican las obras que costaban a 20 reales. Juristas y leguleyos podían
hallar pasto en la "Librería de Jueces", que valía 16 pesos y en la "Recopilación de
Indias", que se vendía a 20. Olvidábamos la "Curia Filípica", cuyo precio era de 5
pesos.
Estos son todos los libros que aparecen en la citada tarifa. Muy pocos, como se ve, para
una relación tan extensa que parece, además, comprender todos los efectos de
importación corriente. Muy pocos, también, para poder hacer con ellos especulaciones
sobre las corrientes culturales en la patria de los Baralt, uno de los cuales contribuyó a
confeccionar este Arancel. Como quiera que sea, recogemos cuidadosamente estos datos
en la esperanza de que, quizás, sirvan para complemento de otros más amplios y
precisos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
completos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Un Manuscrito
CAPITULO V
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El poder en virtud del cual actúa Barcaiztegui en nombre de Sansinenea, fue otorgado
en La Guaira el 21 de abril de 1787, "...próximo para seguir viaje a los reinos de
España..." de donde, según todos los indicios, no volvió mas, dejándonos la impresión
de un indiano enriquecido que regresa a su tierra para en ella, tras unos años de
tranquilo disfrute de lo lucrado, dejar sus huesos.
Dejó también este manuscrito cuyo original se guarda en la biblioteca del Palacio Real
de Madrid y del que pudimos obtener la copia que, a continuación, ofrecemos, gracias a
los buenos oficios de nuestro muy estimado amigo y competente Director del Archivo
General de la Nación, doctor Mario Briceño Perozo.
Razón suelta de la Provincia de Guayana es a saver
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La dicha Provincia está bañada del grande e incompreensible rio Orinoco, de cuyo
nacimiento se habla con variedad, pero sus circunstancias, son dignas de Notar, como es
el flujo, y reflujo tardando para uno y otro un año entero, como es en crecer seis meses,
y en disminuir otros seis meses elevando desde el parage cosa de 20 varas para arriba,
principiando para el efecto, a mediados de Marzo, aunque en los últimos de Febrero da
sus cortas Cavazadas en el suvir pero apenas se conoce hasta el tiempo dicho, según las
observancias hechas hasta el 15 de Agosto; bien que hace también sus Cavezadas de
suvir y vajar algunas veces hasta mediados de Septiembre pero efectivamente empieza
su declinación en dicho día 15 de Agosto; Este incomprehensible Rio por lo que llevo
dicho se desagua por distintas bocas en la mar, pero con particularidad por la Boca de
Navios que tiene de ancho como seis leguas, y a excepción de la Canal que hay en ella
es de poco fondo, y en dicha Canal solo tiene cosa de 21 Píes de agua por donde se
introducen, Navios, y llegan al Puerto de la Nueva Guayana por otro nombre angostura
que dista 110 leguas desde la Boca, y para introducirse en ella se necesita practico, bien
que puesto en dicha Boca en disposición como lo tienen los Colonos vecinos de
Esquivo Demararia, y Berbis con sus correspondientes Balijas y Capitán del Puerto
desde luego con mas facilidad que en dichas Colonias se podrá lograr introducir que
tanto se necesita se tenga presente esta ventajosa citación al estado por sus grandes
circunstancias. También merece alguna atención la boca que se llama de Hacereo que
dista de 4 a 5 leguas de la Isla de la Trinidad, por donde regularmente se introducen para
Quayana y desembocan Barcos de pequeña consideración para dicha Isla como para la
de Margarita, Provincia de Cumaná, Desde la boca grande a la boca del Rio Esquivo por
lo regular llegan los Barcos como logren tal qual biento faborable en 24 horas sin
embargo de que dista cosa de 50, a 60 leguas y siendo escaso el biento en 3 o 4 dias, y
siendo Barquitos de remo se procuran aprovechar muchas veces introduciendo por el
caño de Harinas, y también de ello por otros Cañitos internos hasta el Puerto de Maruca
o posta, por otro nombre sitio donde tienen los Olandeses su Guardia. Por el Rio
Esquibo se suve a dar con el Caño de Cuyum en Orinoco inmediato a la Misión, y ato
de Catalanes y también al de Paragua como a Barceloneta. Donde tenemos Población
con sembrados de Tabacos, Algodones, y algunos attos de Ganados Bacunos.
Introduciendo por la referida boca grande se va navegando hasta la Guayana vieja
donde está el precidio que dista desde la mar mas de 100 leguas, en este transito no hay
población alguna asi por ser tierras anegadizas, aunque frondosas como por haver
conocido los fundadores no convenía hacer abrigaderos para enemigos a mas de ser
muy enfermizas. Desde el presidio cosa de 4 leguas acaban de fundar los Capuchinos
Catalanes una Misión en las Orillas del Orinoco con el nombre de San Miguel y seis
leguas de esta Misión está la Boca del Rio llamado Caroni en donde bajas mareas
quedan las embarcaciones grandes y se cargan y descargan pero a luego que empieza a
subir el Rio o crecer procuran pasar a dicha Capital. Dicho Caroni se desagua en
Orinoco, y de la expresada Boca al Puerto nombrado San Joaquín en dicho Rio que
dista de la boca de ella cosa de tres quartas de legua llegan barquitos que conducen sal
efectos y frutos de Europa para el abasto de las Misiones como son Cueros, Tavacos,
Algodón, para cuyo efecto tienen sus Almacenes en dicho Puerto. Desde este Puerto a la
Capital que se intitula Oaroni, habrá legua y media. Población PPpetable, y formal. En
ella tiene la Misión su Procuradoria de donde surten a todas misiones con todo lo
necesario, y en dicho Pueblo o Capital hay tal qual familias blancas, pero en las otras es
rara la que hay y todos son de Indios, internando para dentro está la Villa y Jurisdicción
de Upacta circunstancias de ella se pone por separado incluyendo las noticias de las
Misiones y Pueblos: Desde la Jurisdicción de Upacta hasta la Capital de Cuayana solo
hay varias asiendas de Algodón, Tabaco, Cañaverales de Azúcar principios de Añil y
atos de Ganado; como tres Pueblos de Misiones en las Inmediaciones de la Guayaría,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
como son Papagena que está al cuidado de un Capuchino Andaluz solo con Indios: Ma
ruanta al cuidado de un Clérigo español, havitada de Españoles, indios, y de Naturales y
Buena Vista al cuidado de observantes con solo Indios y en ellas se coje tabaco, y
también su poca de Azúcar, y tienen su partida de Ganado bacuno que corresponde a la
comunidad de Indios igualmente dicho fruto de Tabaco y producciones de maiz como
de otro pan que se llama Casave y alrededor de la Capital hay muchas quintas con sus
labranzas y se aprovecha del riachuelo que le llaman Morichal para un todo. La tierra de
estos Morichales solo es buena para sembradíos de Tabaco. Tirando desde la Capital por
el Rio arriba cosa de dos o tres leguas está el Pueblo de Indios llamado Orochopíchi al
cuidado del Padre Franciscano igualmente las poblaciones de Indios Tapaquire y
Casicure que distan de la Capital doce leguas y tienen ganado bacuno de comunidad de
Indios y siguiendo para el rio arriba a distancia de dieciocho leguas de la capital está la
Villa de Borbon al cuidado de un Sacerdote seglar abitada de Españoles y algunos
Indios como de naturales de toda especie y en ella se coje tabaco, y tal qual azúcar
algodón y siguiendo por el Orinoco arriba, hasta la población o Villa nombrada la Beal
Corona que otros nombran Moitaco dista de la Capital 25 leguas tiene su corregidor o
Teniente Gobernador, está avitada de españoles y naturales de toda clase, e Indios que
es Cura, Fraile Franciscano en la orilla de esta Villa en el Orinoco se descubre una playa
de arena, cuando empieza a bajar el rio, y en ella siembran los vecinos de Real Corona
mucha legumbre, mucho maiz, mucha patilla o sandias, como melones y durante esta
baja de la marea se coge con abundancia de todo y se surte de ello la Ciudad de
Guayana. También está frente de esta población, o Villa al otro lado de Orinoco la
Jurisdicción de Oritaco en la Provincia de Caracas en donde se coge el mejor cacao de
toda ella, y llevan a Guayana a vender porciones de consideración, y siguiendo por
Orinoco dista de la Real Corona cosa de 15 .leguas el Rio Cabra Pueblo Cabra, en su
vecindad están los pueblos de San Antonio de la Piedra, y Pedrita todas tres al cuidado
de los Franciscanos y hay en ellos españoles como naturales de toda especie de jentes en
este rio, y en las inmediaciones de ella se coje mucho arroz buen Tavaco, maíz, hay
ricas maderas con abundancia, por este Rio hacía viajes con muías el francés Ignacio a
Esquivo y volvía con cantidad de Géneros. Desde la Real Corona a Ciudad Real o por
otro nombre Altagracia por Orinoco arriba dista de dicha Real Corona cosa de 25 leguas
está poblada de Españoles, y naturales de toda especie y de Indios, hay porción de
Ganados Bacunos y se coje tabaco y se cria porción de ganado Zerdeño está Gobernado
por un Teniente Gobernador y su Cura es Franciscano. Desde esta Ciudad a la Villa de
Caicara dista cosa de 18 leguas, también está Gobernada por un Teniente Gobernador,
su Cura es un Clérigo de Barcelona Provincia de Cumaná, está avitado de Españoles y
naturales de toda especie y Indios; hay buenas haciendas de Ganado y se coje tabaco,
Algodón Cañafístola, y con abundancia lo necesario para primera necesidad frente de
esta Villa la Ciudad de Cabruta en la Provincia de Caracas en la orilla de Orinoco toda
ella eternamente arruinada sin mas que con tal qual casa y estas cayéndose por su
pobreza aunque el Govierno de Caracas mantiene el Cura, y el Juez en calidad de
Teniente: Siguiendo por el Orinoco arriba cosa de 15 leguas desde Cayrara está la
Población de la Encaramada sitio de las Hacienda de las temporalidades avitada de
Indios, y en otra tanta distancia desde esta Población está la de Urbana governadas
ambas por Padre Franciscano hay también acienda de Ganado de dichas
temporalidades; en frente de estas Poblaciones está la Isla de Arena que tendrá cosa de
siete leguas de largo toda ella se cubre de tortugas y ponen sus huebos profundiendo la
tierra mas de una bara en tanta abundancia que ninguna de ellas baja de poner 150 y en
el mes de Abril se bajan a dicha playa o Isla a utilizarse de este Género así desde las
bocas de Orinoco hasta demás arriba de Urbana cojiendo toda la India acá que pueden
con su Calabasas que van a acer el aceyte que pueden de dichas huebas acudiendo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
igualmente por ello desde la Capital, porción de Lanchas con Españoles, y Criollos, o
naturales y lo mismo de todas las demás poblaciones como que pasaran de sesenta
personas empleados en esta cosecha, y se prive toda la Provincia de este aceyte de que
se sirven para todo menos para ensaladas, y aun lo sacan para las Islas de la Trinidad
como a la Tabaco y Martinica. Desde la Población de Urbana por donde se tira para el
rio Apure, camino para Barinas y Nutrias como para Merida y siguiendo para arriba en
distancia de 25 leguas desde dicho Urbana está el Pueblo de Carichana desde donde se
tira a Rio Negro por los raudales de Atures, y en las inmediaciones se coge algún cacao
cuyo grano es muy pequeño y también Zarzaparrilla y varias yerbas medicinales y hay
varias poblaciones al cuidado de Padres observantes y en la Capital su Guardia con un
Oficial. Desde dicha Carichane puerta y llave del gran Rio Meta del Reyno de Santa Fée
por donde sube el Puerto de Macuco en dicho Reyno embarcaciones de 10 arrobas y
demás y de ello se sube por el Rio Gravo hasta Garcitas con las Canoas pero con
palancas y dista de Macuco tres dias de camino asi a ía Capital de Santa Pee en donde se
han recibido Arinas por quenta de la Real Compañía estando el rio Llano pero aunque
hay tres dias de camino como la corriente esté en su furia suelen tardar de 8 a 10 dias
pero en un solo dia se vuelve a Macuco: Sin embargo de que dista mas de 150 leguas el
expresado Puerto de Macuco desde la Capital de Guayana el factor de la Compañía ha
recibido correspondencia desde dicho Puerto en dicha Guayana en cinco dias que le
condujo su dependiente Don Juan Nicolás de Casadebantes en tiempos de los alborotos
de Santa Fée, por los referidos ríos Meta y Orinoco en una Cunera manejada por Indios
y la de haber bajado cinco lanchas que tenia el dicho factor en el expresado Puerto de
Macuco por Arinas en virtud de la orden para ello se logró el que los Alborotos no se
hiciesen dueños de ellos. En la Jurisdicción de Barinas y Nútrias tierras se cojian en
tiempo pasado de 120 quintales de tabaco, en el dia apenas 20 porque el Bey no toma
mas cosa de 80 cueros al Pelo porción de Cacao; Vien que se coge porción mediana de
Añil y de superior calidad, y también se pueden coger frutos de la Jurisdicción de
Merida y conducir por Apure a Orinoco y Guayana para España en las orillas de la
Provincia de Cumaná que están en el Rio Orinoco se coge porción de corambre
igualmente se cogen en la Ciudad de Guayana, donde independiente de las carnes
saladas que se introducen por los Pueblos dichos, se consumen al año más de 20
arrobas, a esto se agrega el corambre que conducen a ella de las abitaciones del centro.
Como llevo dicho desde Cerichena se introduce en el bastísimo rio Meta del Beyno de
Santafé y por ella se sube hasta el Puerto de Macuco, y también mas arriba en dicho
Reyno como de los lugares que tiran a dicho Puerto todo fruto y efecto comerciable que
en ello se coge y trabaje para bajar a Guayana y de ella a todas partes. En las orillas de
dicho Meta como en el Casanare, Portuguesa, Apure, Santo Domingo, Masparro,
Orinoco no faltan maderas útiles para construcción. Fermín Sansinenea.
Razón de los parages que están en proporción para abastecer con sus cosechas de Trigo
a las Provincias de Caracas, Cumaná, Islas de la Margarita, Trinidad y la Provincia de
Guayana por el Rio Orinoco desde el Reyno de Santa Fee y de las veredas por donde se
a de conducir al Puerto de Macuco en el Rio Meta a saver.
De los Valles de Sogamos, Bousá, y Cerinza con las riberas del Eio Chimocha en que se
incluyen vanas poblaciones hasta la de Talco, y en que se comprehenden cosa de Í7
leguas de largo y de 6 a 10 de ancho todas tierras fértiles y de buena calidad, los trigos
que en ella se cogen, y en las que abundaran sementeras y cosechas a proporción de la
salida y venta que tenga; de todo este territorio se conducen por la cordillera inmediata
de Toquilla, hasta la Población de Labranza grande y de esta al Puerto de Macuco, hasta
donde pueda ser su regular costo la carga de 10 arrobas netas de Arina bien cernida y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
De la misma Rivera del Rio Chimocha y sus varias Poblaciones como son, las dichas
Tasco o Beteiava, laderas de Suata, Sativa, Socha, Sogamosa, igualmente abundantes de
buenas tierras y de calidad la mejor, pueden conducirse en la misma conformidad las
Cargas de Arina por inmediata Cordillera y paso que llaman de Peiba, hasta de el de
Paita, y de alli al Puerto de Macuco, y por esta vereda se podrán facilitar con algún
menos costo, según las demás poblaciones de las riberas de Chimocha de todo el partido
de Chita, Boavia, Macaravita, y Cucuy, igualmente abundantes de tierras de calidad
pueden pasar la cordillera inmediata por Chita a la Salina hasta el Pueblo de Tenza, y de
alli al Puerto de Macuco con el mismo costo que las antecedentes, y también tiene mas
proporción para el Puerto de Casanare si también proporcionasen la navegación de este
Rio.
Las Cargas de Arina desde la casa donde se dispone deven llevar la Marca de las que
embia para que, con las respectivas cartas Guias que las han de acompañar, lleven
cuenta clara con todos los Que las embien y la general de entrada en Bodega, para mas
claridad y seguridad en el consumo de Ja Arina, convendrá mucho que al entrar en la
Bodega se les ponga a todos los sacos la marca de la Compañía sin borrar la que traen y
mas del caso. Numerarlos esto es toda la que entre en Bodega en el mes de Enero.lo. a
la que entra en Febrero numero 2, en Marzo número 3 y asi los restantes meses del año
hasta numero 12 para asi las distinguen en la bodega para embarcar las primeras que
llegaron a ella y a donde la lleven para vender por esta orden se consiga el que no le
pierdan. Guayana y Mayo 7 de 1783. Fermín de Sansinenea.
NOTA
Que las Arinas, Cacaos y demás frutos del territorio de Corrales, Suata y Cuenta se
traficaron en otro tiempo, y se
— 291 —
pueden traficar hoy, {pacificados los Motilones) desde Pamplona por el rio Zulia a la
Laguna de Maracaybo; cuyo opulento comercio decayó en la infestación de dichos
Indios; y con haverse prohivido hacia el año de 1680 poco mas o menos la internación
de efectos de Castilla y piezas de África, por el Cordón de la Provincia de Venezuela al
Nuevo Reyno y con estas dos causas se arruinaron las Ciudades de San Francisco
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Las excelentísimas Alinas de Tunjuelo (Valle distante 4 leguas de Santa Pee al Sur) que
son las mas apreciables de aquellos territorios se pueden llevar a Guayana con los
demás frutos regionales y muy estimados por el camino llamado de Caqueza por donde
se toma la navegación del Meta arriba del Puerto de Macuco, y ademas los ríos de San
Martin, y el Puerto dos Poblaciones arruinadas, y haber cesado el Comercio, y
impedidose la internación por Guayana y por el rio Guayavera, y otros por donde es
mas breve el trafico de Santa Fee a el Orinoco, y lo frequentaron los Jesuítas.
Es cosa demostrada que si se abriera el Comercio de Santa Fee por Orinoco es mas
ventajoso a la Metrópoli y con menos riesgos que la de Navegación del Magdalena y se
Poblaman (sic) las inmensas llanuras corridas desde Barinas, Casanare etc. hasta
Caqueza y San Martin y se .aprovecharan sus preciosísimas producciones de Aromas,
especias, Maderas, Minas.
El método de adovar los Costales en salmuera y empacar la Arina floreada con terrones
de sal, es el mismo que de rnuy antiguo se usa en aquel Reyno para transportar las Ari
nas al Choco, Cartagena, Antioquia, Neiva y demás Provincias tórridas acaso el uso de
barricas de cedro blanco que resiste al Comegen y gorgojos, bien embreadas seria
preferible si se experimentase.
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Cera de Laorel.
Arinas.
Garbanzos.
Lentejas.
Abas.
Frixoles de varias clases.
Alverjas o Guisantes de dos clases.
Desde Caqueza pueden ir a Guayana, repollos, Lechuga y demás verza fresca y frutos.
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Pedro De Berastegui
CAPITULO VI
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1. Noticia personal.
Muy poco podemos saber, a través de los archivos caraqueños, de los orígenes y familia
de don Pedro de Berastegui. Sospechamos que algo tenga que ver con aquellos don
Antonio de Berastegui y su sobrino Juan José, que, como albacea del anterior, prosigue
el juicio por su tío incoado el año 1773, contra la Real Compañía Guipuzcoana,
pretendiendo el abono, por parte de ésta, de ciertas partidas de tabaco depositadas en la
factoría de la misma en Puerto Cabello (183). La identidad de apellidos, el que don
Antonio "natural de los Reynos de España y residente en esta ciudad" se declare, no
sólo comerciante en tabaco, sino que añada que "girando por este comercio con positiva
aplicación me he Impuesto en todas las calidades de dho. fruto, hasta haberlo por mi
propio sembrado, y cultivado y cosechado" (ídem. fl. 3 vuelto y 4), es decir, el que
sepamos a don Antonio experto en la misma materia que, como veremos, era de la alta
competencia de nuestro biografiado, autoriza a sospechar en un posible nexo familiar;
pero la verdad es que el nombre de don Pedro para nada aparece en el citado
voluminoso expediente que se prolonga hasta el año de 1785, es decir, comprendiendo
los años de residencia de don Pedro en Caracas hasta el de su muerte.
Poco sabemos también de él por los historiadores. Baralt nos da alguna noticia al
escribir que: "En 1781 llegó a Caracas un químico español de nombre Don Pedro
Verástegui, y recorriendo los pueblos occidentales de Venezuela, observó que sus
naturales hacían mucho uso del tabaco molido y hecho una pasta blanda, a la cual
agregaban sal de urao. Esta no es otra cosa que un sesquicarbonato de sosa que se halla
abundantemente en el fondo de una laguna de la provincia de Mérida, semejante al de
Trona en el África. El químico perfeccionó su beneficio y elaboración, enseñó a
mezclarlo en proporciones convenientes y a utilizar para aquellas pastas el tabaco de
desperdicio; con lo que, despertada la codicia del fisco, se mandaron comprender en el
monopolio asi la sal como las pastas, dichas vulgarmente mo y chimó"
Esta escasez de noticias nos podría hacer dudar sobre su inclusión en esta galería de
"Hombres de la Guipuzcoana". Lo hacemos, sin embargo, porque, si no nos consta que
viniese con la Compañía o perteneciese a ella, sí sabemos lo bastante de su oriundez
para proclamarlo auténtico guipuzcoano. Nos lo está diciendo su apellido, no sólo de
irrecusable vasquía, sino que es, además, el mismo del de un conocido pueblo de
Guipúzcoa; lo sabemos por el testimonio indirecto de Francisco Miguel de Goicoechea,
administrador de Real Hacienda de Trujillo, quien en el encabezamiento de una carta
que dirige a Berastegui el 1 de octubre de 1781, le llama "paisano", palabra que repite al
despedirse; lo confirma su actuación como testigo en el testamento "a usanza militar
ante tres testigos" del guipuzcoano, natural de la villa de Segura, don Francisco de
Muxica, en cuyo testamento los otros dos testigos son los destacados hombres de la
Compañía don Agustín de Zuaznabar y don Pedro de Ibarrarte (185), y, finalmente, por
el único familiar de quien, a través de los papeles del Archivo, tengamos noticias: su
sobrino don Martín de Zubiria (186).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
2. El tabaco.
El historiador Gil Fortoul, después de haber escrito que: "Otros cultivos prosperaron
también, gracias a la influencia directa o indirecta de la Compañía", dice que: "Cosa
análoga sucedió con el cultivo y venta del tabaco, cuya plantación empezó durante el
siglo XVI en dimana, Guayana y Barinas, y no aumentó considerablemente en los valles
de Aragua hasta mediado el siglo XVIII". No está conforme con esta supuesta benéfica
influencia Depons, quien rotundamente escribe que: "la Compañía Guipuzcoana fue
traba, enemigo y opresor del comercio de tabaco".
La verdad es que el tabaco, como dice Depons, "es planta que se da allí
admirablemente; puede cultivarse en grande o en pequeño, sin utensilios ni máquinas
costosos", por todo lo cual su cultivo fue de antiguo natural en Venezuela y amplío su
comercio. Desde que los ingenuos cabildantes del Tocuyo, en su informe de 1579,
escribieran que: "Usaban (los indios), antes de agora y de presente es común verse con
el Demonio usando de supersticions e ritos o bebiendo el humo de una yerba que llaman
tabaco que es propiamente a manera de beleño de España y este humo bebido les
embriaga" ("Descripción de la ciudad del Tocuyo"), el uso de la nueva planta se
generalizó en Europa e incrementada la demanda del viejo mundo, en las costas de
Venezuela, alcanzó a ser el producto de mayor exportación. Y así sabemos que "En los
últimos años del siglo XVI, ya salían anualmente por Maracaibo más de 1.000 arrobas
de tabaco de Guanare, al mismo tiempo que por La Guaira se iniciaban las extracciones
en vertiginoso aumento hasta alcanzar cifras enormes" (189), hasta el punto de que, no
sólo las plantaciones se extendían por todas partes, sino que el comercio de contrabando
alcanzó un auge tal que el mismo Cabildo de Caracas hubo de hacer una representación
al Rey quien, respondiendo a la misma, prohibió, por Cédula de 25 de agosto de 1606,
el cultivo del tabaco en toda la provincia de Venezuela durante un lapso de diez años.
Esta real medida fue llevada hasta el extremo por la drástica determinación del
gobernador Sancho de Alquiza de talar todo el tabaco que había en esta Provincia,
previniendo, además, a los vecinos de que nadie lo sembrase sin su licencia. Todo esto
originó que por los siguientes años las exportaciones de tabaco fueran reducidas a
insignificantes cifras, y aunque luego el comercio resurge, sólo a fines del siglo XVII
llega a restablecerse su comercio con España. Tenemos para principios del XVIII el
cuadro de producción y consumo de la Provincia, según consta en la inédita e
interesantísima "Instrucción..." de don Pedro José de Olavarriaga, por el cual nos
informamos de que la Provincia producía 23.000 arrobas, de las cuales gastaba 3.700,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
quedando, de consiguiente, para el embarque 19.000. Y con esto llegamos a los años de
la Guipuzcoana, duramente censurados, como en otros aspectos, por lo que hace
concretamente al tabaco, en la exposición elevada al Gobernador por el Alférez Juan
Quintero de Toledo, el año de 1750, con motivo de la sublevación de Juan Francisco de
León. Según Quintero, la Compañía había relegado de tal forma el cuítivo y comercio
de este producto, que no sólo no lo compraba a los debidos precios, sino que cuando lo
aceptaba, estimándolo de mala calidad, conforme al dictamen de un perito parcial suyo,
lo pagaba "en ínfimo precio, dando en cambio sus efectos por el más alto y subido y en
aquellos que quería y no de los que el vendedor necesitaba", llegando la arbitrariedad al
extremo de que el tabaco dado por malo era arrojado al mar, sin que el propietario
pudiese impedirlo; todo lo cual ocasionaba que labradores y mercaderes se fueran
retrayendo en la siembra y en la compra, y así los cultivos fuesen, en gran parte,
abandonados.
No pueden, sin embargo, desconocerse algunos esfuerzos que ésta hizo por mejorar este
renglón de su comercio, como se ve, p. ej. en la circular que el Capitán General dirigió
con fecha 15 de octubre de 1782 a las autoridades de Turmero, Valencia, Nirgua,
Aragua, Barquisimeto, San Carlos, Guanare y San Felipe en que les participa que
próximamente pasará a sus jurisdicciones D. José Antonio Enríquez "destinado por la
Rea! Compañía Guipuzcoana, de orden de Su Majestad, para la elaboración del tabaco
al modo del de Brasil", ordenándoles que le presten todos los auxilios que necesite
"procurando que con este motivo no se alteren los precios regulares de esta especie ni
los jornales de los peones que se destinaren a la fábrica, obligándoles en caso necesario
por la preferencia que debe tener este encargo (190). Lo cierto es que de la mentada
opresión de la Compañía se pasó, como dice Baralt, a otra mayor cuando, en 1777 (Real
Cédula del 24 de junio), mandó Carlos III establecer el estanco del tabaco en estas
provincias al modo en que lo estaba en casi todos los reinos de Europa, y de la misma
manera que se había hecho en Méjico trece años antes, y en el Perú, Guatemala y Santa
Fe.
"Lo mas singular que hay en la historia del estanco —escribe Baralt— es que el
Gobierno puso a los habitantes de Venezuela en la alternativa de sufrirlo o pagar
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Corona sin que basten para atender a ellos los actuales productos de las rentas
establecidas, se ha hecho indispensable y necesario el proporcionar medios suficientes
para ocurrir a las urgencias presentes y futuras, bajo cuyo concepto y el de que el
derecho de regalía y estanco de la Renta de Tabaco corresponde a la Real Hacienda, y
que, aunque se halla establecido en España y otros varios parajes de esta América, no se
na verificado aún en esta Provincia de Venezuela: por Real Cédula expedida en Aran
juez, a veinte y cuatro de junio de. mil setecientos setenta y siete, se sirvió S.M. mandar
se ejecutase dicho establecimiento en esta Gobernación y en las demás del
Departamento de la Intendencia..." O lo que es lo mismo, como dice Depons, que "llegó
el momento en que los compromisos del Estado y el aumento de los gastos del Gobierno
en Tierra Firme, obligaron al Rey a sacar del tabaco de estas provincias recursos fiscales
semejantes a los que, desde hacia tiempo, venían produciéndole el de México, el Perú y
Santa Fe".
El primero de los dos que conocemos, fechado en Mérida el 2 de junio y que, al igual
que el segundo, lo hemos hallado en la colección de "Papeles del Dr. Julián Viso (Tomo
XI) (*), lleva el título de "Dictamen de los terrenos de las ciudades de Guanare, Harinas
y sus respectivas jurisdicciones a efecto de si convendrá fomentar en ellas las siembras
de tabaco o el beneficio curaseca y otros", y en él, después de referirse a su citado
informe sobre los terrenos de Aragua en el que se dice propuso "el beneficio que
necesita después de su colección, y además de haber insinuado el modo del exterminio
del contrabando que se hace en aquellos valles con los retoños que producen los tallos
que quedan en las haciendas", da también instrucciones sobre "el modo de tener
abundante, segura y buena la semilla", entra ya en materia, comenzando por referirse a
lo que sucede con los más de los labradores que se hallan escasos "o por mejor decir
exhaustos de aquellas luces necesarias para la elección de terrenos para hacer las
siembras que desean aumentar". Da, pues, algunas instrucciones sobre los terrenos
propios para la siembra del tabaco, comenzando por establecer que "Los terrenos de
Guanare, Harinas y sus respectivas jurisdicciones tienen tan acreditada la propagación
del tabaco que se puede asegurar todos son buenos para criar en abundancia y de buena
calidad este vegetal". Habla, a continuación, del abono de las tierras diciendo que: "Si
las tierras de Guanare, Harinas y sus jurisdicciones tuviesen todos los operarios precisos
para sus respectivas labores, insensiblemente, y acaso sin conocerlo, abonarían dichos
terrenos", pero sucede que "Es constante y cierto que en las expresadas ciudades y sus
jurisdicciones apenas hay operarios para trabajar la cuarta parte de los terrenos que
poseen, por lo que en cada cosecha mudan de terreno sin haber disfrutado lo más
particular y exquisito que, a mi ver, les promete el que dejaron". Seguidamente, propone
el método de hacer almacigos o viveros "que es uno de los principales puntos y el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y después de dar varios consejos al respecto, ya en cuanto a los terrenos adecuados para
los dichos viveros, ya sobre los distintos tiempos en que conviene se hagan, explica el
modo de arrancar las matas de los almacigos y proceder a su plantación con todos los
cuidados a ésta inherentes, deteniéndose en el caso de que el cultivador determine en el
siguiente año plantar tabaco en el mismo terreno o rastrojo. Después vienen las
consideraciones sobre la recolección que se hará cuando el tabaco manifiesta su
madurez con su hoja que empieza a arrugarse y a "manifestar un color dorado oscuro
como la corteza leñosa de la almendra". Viene entonces la preparación de los caneyes,
el arranque hoja por hoja "si ser puede", el golpear, el arrollar, el hacer los manojos, el
colgarlos, secarlos y otra serie de pormenores, hasta terminar "sacando de la pila el
tabaco según se va hilando, cuyas cuerdas o longaniza será muy del caso se hagan lo
mas delgadas que se puedan". Pasa a explicar el ambirado, mediante la debida
prevención del moho o chimó 'llámese como se llamare", sobre lo cual termina diciendo
"en carta separada hablé de esto con atención a las siembras de Aragua".
El otro informe que poseemos, de puño y letra de Berastegui, es de los últimos meses
de su estancia en Venezuela, y en menos de un año anterior a su fallecimiento, como
fechado en Guanare el 26 de agosto de 1784. Se refiere a los ensayos practicados con el
tabaco curaseca en dicha región venezolana a imitación del que se trabaja en Brasil y
sobre su costo y el que podrá tener si se establece fábrica para trabajarse en cantidad, y
comienza diciendo, tras algunas reflexiones generales, que: "Como hasta ahora (que yo
sepa) en el tabaco de esta especie y que con el mismo objeto se ha conducido a los
Reinos de España, no se ha tenido el cuidado de prevenir las cosas referidas... a fin de
precaver igual suceso... se dispuso como se hizo, tres diversas especies de ensayos,
todos tres con la mira de que lleguen, ya que no perfectos, sin perderse o corromperse, y
en disposición de instruirnos para reparar las faltas en los primeros trabajos de la misma
especie". Expone, a continuación, con toda clase de pormenores, el ambir con que se ha
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
3. Apéndice I.
"Informe que rinde Don Pedro Berasteguí acerca del fomento y conveniencia de la
siembra de tabaco, en los terrenos de la jurisdicción de los ciudades de Guanare y
Harinas, «u beneficio y demás medidas para favorecer este ramo de la agricultura."
(COPIA) DICTAMEN de los terrenos de las ciudades de Guanare, Barinas y sus
respectivas jurisdicciones a efecto de sin convendrá fomentar en ellos las siembras de
tabaco a el beneficio curaseca y otros.
Anteriormente tengo dado en igual asunto mi parecer de los terrenos de Aragua y su
utilidad para el tabaco curanegra que generalmente lo estiman para mascar y fumar en
lo mas de esa Provincia, lo conveniente que consideraba tentar por los medios posibles
su consumo en todos los pueblos y, teniendo por demás explicar su cultivo de hacienda,
propuse el beneficio que necesita después de su colección, y ademas de haber insinuado
el modo del exterminio del contrabando que se hace en aquellos valles con los retoños
que producen los tallos que quedan en las haciendas, indiqué el modo de tener
abundante, segura y buena la semilla. En este presente diré lo que concibo de los
terrenos nominados, lo que convendrá para adelantar y mejorar el cultivo y beneíicio
curaseca y otros, el medio para fomentar las siembras sin perjuicio de lo dispuesto en
este particular.
Acontece regularmente a los mas de los labradores hallarse escasos o por mejor decir
exhaustos de aquellas luces necesarias para la elección de terreno para hacer las
siembras que desean aumentar; esta es, a mi ver, la causa por que algunas siembras
nuevas que se intentan no surten los fines de los que desean su fomento. Convengo en
que el labrador esté bien instruido, en qué tiempo y de qué modo ha de trabajar un
pedazo de terreno que se ha propuesto sembrar, por ejemplo de garbanzos, que
igualmente se halle enterado de las labores de siervos y acaso otras prolijidades que
necesita esta semilla hasta que su mata se haya de cortar o arrancar de la tierra; otro
labrador sabe, y se halla enterado de los beneficios y labores que requiere otro terreno
para cáñamo, los pone en práctica, hace su sementera y logra perfectamente su cosecha;
asi mismo sucede a otro que sembró tabaco: esta especie de cultivadores son buenos y
se deben estimar para propagar los terrenos que tienen acreditados que con aquellas
labores y beneficio van en abundancia garbanzos, cáñamo y tabaco. Ahora, pues,
siempre que se intenten sembrar de las que no tiene el terreno acreditado su producción,
y se fíen a sujetos que sólo poseen la agricultura en la forma que se insinúa, es
indubitable que se perderá el tiempo y caudal, a no tener estos la fortuna de topar con un
terreno bueno, y propio a la naturaleza de la semilla que sembraron, que les favorezca el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
temperamento y clima: ademas por falta de las precisas luces se hallan tan distantes de
proponer mas medios para la multiplicación de las siembras que malograron, que
desestimando toda razón que les proponen, afirman la imposibilidad de su sementera en
aquel terreno, solo porque saben que su abuelo, su padre y hermanos con solo el trabajo
que ellos han puesto por obra lograron bien semejantes cosechas. inundaciones; pues en
tal caso se ve que si dichos sitios no se hallan con arena pura, las plantas que se crian en
ellos, son pajosas, estoposas o lanosas, y de un corazón enteramente blando y de fácil
separación y sí acontece hallar algún árbol que por su calidad le corresponda buena
madera y fruto, por lo regular está desmedrado, enfermo y no se perfecciona aquel y así
todas las demás plantas, por lo que solo se hallan cañas, juncos, sombrerera y otros
semejantes; tampoco es mi ánimo se pongan estos en orden para las siembras de tabaco,
antes si persuadiré se dejen hasta que naturaleza los trabaje y prepare con el tiempo, y
asi sólo propondré lo que me parece útil para hacer aquellos terrenos buenos, uniformes
y mejores, por un medio nada gravoso y que den igualmente este fruto mas nutrido y
jugoso que hasta aquí.
Si las tierras de Guanare, Barinas y sus jurisdicciones tuviesen todos los operarios
precisos para sus respectivas labores, insensiblemente y acaso sin conocerlo abonarían
dichos terrenos; pero ya que al presente se considera esto difícil se hace preciso indicar
los medios para que les sirva de guía a los que se hallan avecindados en ellas.
Es constante, y cierto, que en las expresadas ciudades y sus jurisdicciones apenas hay
operarios para trabajar la quarta parte de los terrenos que poseen, por lo que en cada
cosecha mudan de terreno, sin haber disfrutado lo mas particular y exquisito que, a mi
ver, les promete el que dejaron: no hay duda y tiene infinitas veces demostrada la
experiencia que una tierra nueva plantada de árboles de frutas sabrosas y sembrado de
semillas particulares, los frutos que producen dichos arboles en la primera cosecha no
son tan jugosos y dulces, y los granos no quedan tan nutridos como a la segunda, tercera
y quarta, y asi, al paso que la tierra se va desembarazando de los humores extraños que
recogió en el tiempo que estuvo inculta, va suministrando a las plantas mejor alimento,
éstas como mas puro y propio lo adaptan mejor, lo elaboran como corresponde, y
después dan frutos y simientes en el grado de perfección correspondiente cada una en su
especie. Ahora pues, si a estos cultivadores de tabaco que SM. les concede particular y
privativamente estas siembras se les obligase a que seguidamente sembrasen en un
mismo terreno cinco o seis años, desde luego que estas tierras libres de aquellos jugos
extraños y superfluos criarían mejor tabaco; y sólo por este medio que se deja ver no es
nada gravoso se consigue más nutrido y jugoso este fruto; además por este mismo
medio de continuar en un mismo trabajo las siembras conseguirán modificar una capa
delgada de arena que poseen los mas de los terrenos de que se habla, que sin dificultad
les es vastamente nociva. La arena por su naturaleza es caliente y seca, chupa la
humedad a la tierra y encierra en sí el calor del sol, con que si después que se planta el
tabaco, no vienen a menudo las lluvias, extrae la arena la humedad tan precisa que tiene
la tierra, y con el calor destempla, si no quema, la planta e interrumpe el tránsito de la
savia, o alimento, y así queda desustanciada aun sucediendo esto después de haber
criado bastante cuerpo la planta. Como esta arena es poca, aunaue suficiente para causar
los efectos dichos, no hay duda de que con la continuación de repetir en un mismo
terreno las siembras, se unirá con la tierra buena, que, cuando no la abone, no se
experimentaran los daños que se han hecho presentes.
Acostumbrados, los cultivadores de tabaco, a mudar de terreno todos los años, alegan
sin práctica ni conocimiento, que si nuevamente vuelven a sembrar en los rastrojos o pe
dujales anteriores para lograr el fruto bueno en ellos, se hace preciso darles dos o tres
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deshiervos. Está bien y se contemplan necesarios: pero sacadas las cuentas de los costos
de los dos o tres deshiervos que se necesitan para la segunda cosecha, no equivalen al de
la roza penosa que les es indispensable hacer para la primera; además, si aquella arroja
tanta hierba que se hacen precisas las citadas labores, por la misma razón de matar para
ella con tanta prolijidad la hierba en las siguientes cosechas arrojará muy poca o
ninguna, y se hallan con solo este trabajo adelantado, con una hacienda que les
producirá buenas cosechas en seis o más años continuos, sin el quehacer de la roza
trabajosa que todos los años hacen para sembrar tabaco.
Para vivero o almacigo se buscará el mejor terreno que sea fértil y más seco Que
húmedo porque en este temperamento se crían las plantas más sanas, y sienten novedad
cuando las mudan de terreno; se limpiará con particular cuidado este sitio de todas las
malezas, plantas, hierbas y raices que tuviere; se revolverá bien la tierra sea arándola a
mano, o con reja, a fin de que reciba con igualdad el beneficio que le administra el sol,
el aire y las lluvias y quede más suelta en este estado y estando más húmeda un poco la
tierra, se repartirá por ella la semilla, y para que éste caiga igual se le puede mezclar
antes dos tantos de arena o tierra muy menuda; esta diligencia es muy precisa,
atendiendo a la pequenez de la semilla del tabaco para que se distribuya mas rala y no
nazca cepera en el almacigo, acusando por este medio la saca que se debe hacer en el
vivero, caso que venga muy espesa. Si a pocos días de haber sembrado esta semilla no
nace, y el terreno está seco, se le puede dar un riego suave de forma que no haga mas
que humedecer la tierra evitando se reduzca a lodo; pues si no se tiene esta precaución,
y viene a continuación un sol ardiente, se formará una corteza dura en la superficie de la
tierra que, cuando no ahogue la semilla, retardará su planta. Cuando ésta consiga tener
como tres pulgadas fuera de la tierra, si no tiene las lluvias necesarias, se puede regar
sin aquel peligro, siempre que se reconozca tiene necesidad. Sin perjuicio de la mezcla
de arena o tierra que se ha insinuado para repartir esta semilla en el almacigo, convendrá
mucho si este viene demasiado espeso y cuando esta planta tenga la mitad de su
longitud, hacer alguna saca que deberá ser con la precaución siguiente. Se reconocerá la
cantidad de plantas que convendrá extraer, para lo cual si no está blanda la tierra se debe
humedecer antes, y luego a mano se arrancan de raíz aquellas matas menos lozanas y
vigorosas para que las que queden reciban el alimento que inútilmente gastaban
aquellas.
Como las siembras de tabaco regularmente principian por Agosto y duran hasta
Noviembre, convendrá hacer almacigos en distintos tiempos a fin de que en todos se
logren las plantas proporcionadas, tiernas y fáciles de prender y no queden las tierras
laboreadas sin plantar por falta de viveros hechos en su debido tiempo. Esto es, que se
deben hacer almacigos con alguna diferencia de dias de unos a otros.
Hecho el vivero como queda prevenido, dispuesta la roza, quemada la leña y, si ser
puede, surcada la tierra, no sólo con el fin de que quede más esponjosa, sino también
con el de exterminar varios insectos que suele tener, y son nocivos con cuyas labores,
sino todos, se malogran muchos. Se arrancaran del almacigo estando húmedo, y sin
maltratar las raices las matas necesarias y que consideren se pueden plantar en un día, se
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Dispuesto asi el caney, se cogerá el tabaco en el estado y con las señales que se han
indicado; y hoja por hoja, si ser puede, se le quitará la vena recta que corre desde el
pezón hasta su extremidad y cuando esto no pueda hacer con el todo, siquiera cuatro o
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cinco dedos de ella y a la restante darle dos, tres o mas golpes con un palo ancho que
para ello se tendrá apropósito a fin de que se separe y quede igual con la hoja y venga a
secarse a un mismo tiempo. Esta vena en un mismo espacio de volumen contiene
cuando menos tres veces más humedad que la hoja mas viscosa, pesada y gruesa y
dificil de evaporarse, por lo que se condensa y lija en aquella parte. Puesta asi en rollos,
si se recalienta por algún accidente, se pone en movimiento, se fermenta e inficciona lo
demás de la hoja, y cuando no la pierda del todo, al menos le comunica olor y sabor
desagradables. Dispuestas asi las hojas se hacen manojos de dos o tres en tres, se atan
con dos cabullas o cuerdas que se tiene dispuestas de una planta que llaman vijiran y se
cuelgan no muy juntos en el referido caney, y se dejan hasta que se sequen. Ya está
sentado tener el tabaco en dicho caney hasta que empiezan los primeros aguaceros que
llaman invierno, y asi que éste llegue en la conformidad que se halla lo descuelgan para
ponerlo en pila que es darle a calentura; como el tabaco no lo ponen siempre en una
misma disposición a la calentura ya se ve no pueden atinar sobre poco mas o menos el
tiempo que lo deben mantener en ella, y por lo regular este beneficio lo dejan
imperfecto. Si el tabaco lo ponen en pila o a la calentura, sin que esté bien seco, toma en
tanto grado el calor que se fermenta y se pierde; con que para obviar este inconveniente
luego y en la pila de tabaco reconocen un mediano calor, lo sacan, lo tuercen, lo hacen
rollos, y asi el tabaco no queda bien curado. Informados de esto los mercaderes o
compradores de tabaco, lejos de remediar el daño por que no conocen la causa, cuidan
de que los cosecheros no le dan mucho calor al tabaco, porque de darle se exponen a no
cobrar lo que de sus caudales les adelantaron a cuenta de sus cosechas de tabaco; por lo
que tanto los mercaderes como Jos cosecheros han contribuido a que no se perfeccione
este beneficio. Ahora pues, los aguaceros o invierno se suelen adelantar unos años y
otros se retardan, y asi el sol unos tiempos calienta mas que los otros; igualmente
sucede con el aire; unas veces corre húmedo y otras mas caliente y seco; la humedad en
el tabaco, a corta diferencia, se supone igual, aunque por el método que se practica la
desecación, no es posible quede todos los años igualmente seco el tabaco, Fácil es de
conocer cuando el tabaco está bastante seco y en disposición de ponerlo en pila o
calentura, si se pone un poco de cuidado.
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según se va hilando, cuyas cuerdas o longanizas será muy del caso se hagan lo mas
delgadas que se puedan.
Ya queda explicado el modo de mejorar los terrenos y el beneficio que requiere para
que el tabaco quede perfectamente curado, veamos ahora como recibirá el ambirado o
brasiliense: hallándose el tabaco de recibir este beneficio lo primero que se deberá
prevenir es el moho o chimo o llámese como se llamare; este se debe hacer con tabaco
bastantemente seco, a lo menos que por la secación se le hayan exhalado todas las partes
herbáceas suculentas y mocosas, pues si el tabaco se ambira con moho hecho con tabaco
verde, en lugar de mejorarlo, lo pone fuerte de un gusto áspero, causa nauseas y lo
dispone a una pronta fermentación aun cuando el moho se le mezcle en su debido punto
y en la debida cantidad. Conviene, pues, mucho saber elegir y preparar el tabaco para
hacer el moho que se ha de gastar en ambirar tabaco; asi mismo importa darle el punto
necesario y no más. Debe tener el moho para este efecto un punto de miel, esto es,
cuando está frió o de un jarabe espeso; hecho el moho en esta conformidad y del tabaco
preparado como corresponde se pasa a ambirar el tabaco que se quiere reducir a brasil,
cuyo modo es el siguiente. Se pondrá el tabaco a revenir, según se ha dicho, en el
beneficio de calentura; asi que las hojas estén algo flexibles, se tomará una vasija capaz
y plana donde estará a prevención el moho frió; en esta vasija se irán metiendo las hojas
del tabaco, una por una, hasta que se empapen de moho; luego se sacarán y, asi que se
enjuguen un poco, se hilarán con mucha delicadeza y con igualdad de modo que no
quede mas gruesa la cuerda que un dedo regular de la mano de una persona. Estas
cuerdas, según se vayan hilando, se deben ir colgando en una azotea o solana bien
ventilada y resguardada del sol. En ella se mantendrá colgado este tabaco hasta que se
sequen perfectamente; luego se harán rollos y en un almacén bien seco se guardará este
tabaco. Los tallos o troncos, las hojas menudas y algo pasadas, los botones y las cabezas
que quedan en las haciendas después de haber cogido el tabaco bueno, son muy a
propósito para hacer este moho siempre que para ello se dispongan como corresponde;
también se pueden aplicar y sin tantos requisitos estas mismas partes de la planta para la
fábrica de moho; en carta separada hablé de esto con atención a las siembras de Aragua.
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ejecutan y asi dejan el tabaco y se malogra; pues si a tantos individuos les precisa estar
continuamente sobre esta especie de cultivadores para que siembren tabaco y observen
la mecánica dicha porque de cuenta de nadie se les puede adelantar en una vez lo que
necesitan para cultivar su pedujal, no es posible, a mi ver que uno solo pueda dar y
mantener el aire con que lo enbuelbe de cosas extrañas a promover y excitar la
putrefacción cuyas circunstancias en dichos ensayos no se han de perder de vista, menos
de que con ellos se ha de dar gusto a un sinnúmero de consumidores en el color, olor,
punto y fortaleza y que para ello primero han de pasar por temperamentos
conocidamente opuestos, a países y climas diversos y conserbarse en ellos quando
menos cinco años para que resulte útil este trabajo.
Como hasta aora (que yo sepa), en el tabaco de esta especie, y que con el mismo objeto
se ha conducido a los Reynos de España, no se ha tenido el cuidado de prebenir las
cosas referidas y, aunque se hubiese mandado con estte intento no se han practicado por
haberse perdido en la nabegacion, según relación de algunos viajeros por la sobra de
ambir y su mala disposición; a ítn de precaber igual sucesso, y nos prlbe de unas
obserbaciones tan Importantes con el que aora se conduce; se dispuso como se hizo tres
dibersas especies de ensayos todos tres con la mira de que lleguen, ya que no perfectos,
sin perderse o corromperse, y en disposición de instruirnos para reparar las faltas en los
primeros trabajos de la misma especie; en cuya virtud se explicara a beneficio de cada
una de las especies insinuadas de ensayos y el ambir que les corresponde.
Después que se cojen las primeras ojas que produce la planta del tabaco de que se hace
el curaseca, arroja otras que llaman retoño: se cojen estas asi que lleguen a su mayor
grandeza y se tienden por dos o mas días al sol o hasta que queden medio secas; luego
se cortan y se echan en una canoa con agua hasta que les sobrepuje una quarta, y se
dejan por un dia; luego se cuecen en un perol (hasta que resulten blandas y el caldo bien
impregnado de su sustancia); se cuela y exprime muy bien este tabaco y en el mismo o
en otro perol se buelbe a cozer este caldo rebolbiendolo continuamente hasta que se
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Dispuesto asi el ambir, y el tabaco torcido según queda indicado, ha de hacerse para
ambirar este tabaco las mismas labores y obserbaciones que en el antecedente, sin que
falte nada hasta ponerlo en zurrones. Dispuesto el ambir para el tabaco n.4 según queda
prebenido, se tiene a prebencion una troje de la misma especie que queda explicado. En
dicha troje y sobre la carnada de ojas de plátanos se pone otra delgadita e igual del
tabaco que ha de serbir de tripas en esta torcedura, se rocea muy bien con el ambir
citado. Caliente luego se tiende sobre esta carnada otra en la misma conformidad del
mismo tabaco, y se buelbe a rocear en la misma forma con ambir; se apelmaza muy bien
este tabaco, y asi se prosigue hasta ambirar el tabaco necesario; este tabaco asi dispuesto
y con suficiente cubierta y peso encima ha de mantenerse en dha. troje por quatro días
pasados los quales se saca y tuerze echándole la capa sin ambirar; luego se debe pasar
ligeramente esta cuerda por ambir obserbando y haciendo todas las operaciones que en
los antecedentes, y este es el modo como se beneficia el tabaco que ba marcado con el
n.4.
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Se ha poner siempre el ambir caliente porque sino como esta grueso, ademas de gastarse
mas del necesario, se encharca en el tabaco y no se distribuye con igualdad.
Explicados las tres suertes de ensayos, omitiendo barios que se malograron,
especialmente los que se efectuaron con tabaco fresco, diré a corta diferencia su costo y
las causas que lo han motibado.
Para las 3.850 libras de tabaco que se ha ambirado se recibicieron 3.716 libras tabaco
curaseca con benas, y sin estas 1.281 libras que todas hacen 4.997 libras, a razón de
doce reales arroba, importa 2.400 reales el costo del ambir hasta enzurronarse este
tabaco ascendió a 8.800 con que biene a salir la libra de este tabaco ambirado a 2 reas.
8 mrs. o poco mas, obserbandose faltan en este tabaco 1.147 libras sin 150 libras que se
supone su merma con el peso del ambir que todas hacen 1.297 libras razón de la falta de
este tabaco con benas que se recibió y fue preciso quitárselas, hubo de merma 975 libras
que pesaron dichas benas y 50 libras de cabullas y estacas de 236 rollos en que se
hallaba dicho tabaco son todas 1.025 libras. Las 272 que restan se consumieron y
malograron en diferentes ensayos: espliquemos ahora la razón de estos gastos:
Siempre que conbenga se trabaje por mayor este tabaco, se hace providenciar con los
cosecheros que luego que cojan la oja, le quiten las benas en cuyo tiempo, por hallarse
con toda su flexibilidad, se hace con facilidad esta maniobra, y se ahorra el grande costo
que tiene de hacerse estando seco, y aunque por lo menos que pesa el tabaco sin benas
pretendan aumentar de precio, y sea éste a proporción de la merma, no equivale al costo
de haberlas de quitar estando seco, además de que con las benas se quita parte de la oja,
lo que no sucede cuando berde.
Bajo el supuesto que no había ninguna disposición cuando se determinó ensayar este
tabaco, seria demasiada prolijidad y enfadoso explicar por menor las causas que han
motivado su alto precio. La falta de casa con Almacenes proporcionados, la de
dibersidad de trojes y que no se advertía hasta quando se necesitaban, la de los
asoliadores para secar el retoño que se perdía mucho de este por no poderse reducir a
ambir para quando llegaba otro que era preciso recibir por la falta y pequenez de los
fondos en que se cozia, la demasía de peones que se ocupaba por falta de las cosas
referidas, últimamente se considera se ha hecho duplicado gasto del que se hará
poniendo fabrica con los utensilios necesarios para ambirar anualmente 24.000 q.q. que
a lo sumo se considera pueden cosecharse en esta Provincia con reflexión al actual
vecindario y a los que se ocupan en sembrar tabaco. Guanare, 26 de Agosto de 1784.
Pedro Berastegui",
5. Minas y Plantaciones.
Los conocimientos y actividades de Berastegui no se limitaron al tabaco. Lo sabía bien
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
el Intendente Abalos, quien, después de haberlo empleado en las labores que hemos
visto en Guanare y Barinas, lo comisionó para que fuese a la ciudad de Mérida donde
había de dedicarse a diversos estudios.
Llegó Berastegui a Mérida el 16 de mayo de 1781, según nos informamos por carta que
de allí dirigió el 5 de junio siguiente a Abalos (195), y en dicha ciudad fue atendido por
el Vicario Eclesiástico don Francisco Antonio Uzcátegui, a quien iba recomendado por
Abalos (196) y en la citada carta nos da cuenta del comienzo de sus actividades: "A esta
ciudad llegué el diez y seis del último mes de mayo y luego dispuse en las vecindades
de su laguna diversidad de montones de tierra de la que baña la agua de la misma laguna
algunas ocasiones; esta tierra dispuesta en la conformidad dicha, mezclada con distintas
materias y libre de las lluvias, es preciso que por algún tiempo le dé por todo lados el
aire, además de lo dho. otros montones de la misma tierra se regarán con la agua de dha.
laguna, de forma que se tentará por todos los medios que ocurran y yo alcance a fin de
investigar de cual saldrá el salitre con más utilidad. La agua de la citada laguna no es
común, y las señales de color, olor y gusto la caracterizan de particular, motivo
suficiente para ponerlo en tortura a fin de que manifieste lo que ahora nos oculta".
Termina la carta con otro párrafo por el que vemos que, no sólo el Vicario sino que
también el Cabildo y el Administrador de Real Hacienda le ofrecían la debida
colaboración en su empresa.
No todos eran colaboraciones, sin embargo, y no faltaban las suspicacias y las quejas
que, como con frecuencia suele suceder, venían de un paisano suyo, el comisionado Ar
teaga, que escribía al Intendente en los siguientes términos, en carta fechada en 28 de
junio: "Muy señor mió: Porque no extrañe V.S. que no le participe alguna cosa sobre los
progresos de la comisión conferida a Dn. Pedro Berástegui, insinuaré lo que ha
ocurrido. Y es que, a pocos días de haber llegado a ésta, continuó su marcha para la
laguna del Urao, en donde me dicen está haciendo algunas operaciones para verificar lo
que de ellas solicita. Esto he sabido por fuera, pues no le he merecido me haya dado la
menor noticia en la corta distancia que hay, que es poco más de media día de camino.
"También estoy notificado de que hallándose allí un confidente del Administrador de la
Renta de Tabaco haciendo sacar algunas arrobas de urao para proveer esta Admon. y
otras que tiene a su cargo para sufragarles con dicho urao, se apropió de los pocos
indios que lo sacan dejando al comisionado de la Admon. sin conseguir el que se
necesitaba y se le había prevenido por dicho Admor. Dicen también que el principal
motivo de agregarse los indios a Dn. Pedro y su compañero fue por haberles ofrecido
mayores ventajas y premios, conforme a la cantidad del urao que dichos indios le
entregaran, y con éste motivo se haya excusado en parte el celo que debe haber (según
lo mandado); se dice que los mismos indios han distribuido alguno entre los vecinos,
con grave perjuicio de la venta y contra la expresada orden del Administrador Oral, de
Maracaibo, lo que me ha parecido preciso insinuar a V.S. sólo con el pretexto de su
mejor inteligencia y no en perjuicio de don Pedro y su compañero"
Del efecto surtido por esta carta, tenemos noticia por la contestación dada por Abalos en
fecha 24 de Julio, en la que dice a Arteaga: "Quedo enterado de lo que Vm. me informa,
con fecha de 28 de junio último, sobre los progresos de la comisión conferida a Dn.
Pedro Berástegui, y su viaje a la laguna del Urao, con lo demás que expone acerca de la
extracción de ese mineral. En resulta, ha parecido prevenir a Vm, que con esta fecha
advierto al insinuado Berástegui no impida en manera alguna la extracción del urao que
necesitan los Administradores subalternos de esta Provincia y el de Trujillo para la
composición del chimó y mó, procurando con suavidad y buen modo que los indios
trabajadores no lo distribuyan oculta y clandestinamente a los vecindarios y a los
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particulares que abusan de su sencillez, con perjuicio de la Renta. Pero todo eso, sin
perder de vista la moderación y buen trato que corresponde, hasta que conozcan el justo
motivo que se tiene para restringir su expendio"
.
Pero la prevención que se cree obligado a hacer a Berástejfui, no impide el que,
conociendo su valía y capacidades, le anime en sus trabajos, aprobando lo realizado y
exhortándole para lo futuro, en unos párrafos en que el tono administrativo queda
diluido en un breve torrente retórico: "Por la de Vm. de 5 de junio último, quedo
enterado de haber remitido al Administrador General de la Renta de Tabacos una razón
de lo que ha trabajado en Guanare y Barrnas, acerca del cultivo y fomento de las
plantaciones de esta especie. De su arribo a Mérida y del examen y reconocimiento que
hizo a su laguna, cuyas aguas manifestaban indicios de que se podría extraer buen
salitre. Previne a Vm. en otra ocasión que la naturaleza siempre ha sido muy rebelde en
manifestar sus secretos, y que de consiguiente era preciso proceder con el mayor tino y
circunspección, sin fiarse mucho de los primeros experimentos ni en sus consecuencias.
Pero no necesitaba de exhortaciones nuestro don Pedro que, sin experimentar la menor
cobardía "por razón de las cosas que al presente se hablan" (sin duda, las de la
sublevación), da cuenta al Intendente de sus labores en la obtención del salitre que ha
obtenido y espera salga bueno "para el efecto de pólvora". "Mi más venerado señor:
Sólo diré a V.S. en esta ocasión por lo tocante al examen de la laguna, que con el mayor
tesón y sin que hayan experimentado en la ciudad y jurisdicción de Mérida la menor
cobardía por razón de las cosas que al presente se hablan, he examinado !a laguna con
todo lo que en sí encierra y sus vecindades. Será testigo de ésto una carga de salitre y
cinco de urao que al cuidado de Cabanie, se conducen a la ciudad del Tocuyo; el salitre
es procedente de las tierras vecinas a la laguna de Mérida y a su agua; si éste, como
espero, sale bueno para el efecto de pólvora, haré con la mayor puntualidad un plan, de
forma que de la dicha laguna y las tierras vecinas se pueda sacar con bastante utilidad
cuanto salitre se quiera.
A fin de llevar a esa ciudad una carga del dicho salitre con el de que V.S. lo haga
examinar por algún polvorista a su satisfacción, dispuse la tierra y agua que me pareció
necesaria para completar dha, cantidad, y si las vasijas con que se hizo hubieran sido
aparentes y yo hubiera andado con economía, sin duda hubieran salido dos cargas, pero
me parece que con una será suficiente para las pruebas de pólvora". Termina esta carta,
fecha 25 cíe julio, avisando a Abalos que "el 17 del corriente, después de haber dejado
empetacadas dichas cargas y pagados los portes hasta Trujillo, salí del pueblo de las
Lagunillas". Y la firma en Trujillo
A esta carta, contesta Abalos con otra, fecha 7 de agosto, que reza así: "Quedé enterado
de cuanto Vm. me informa, desde Trujillo, en su carta de 25 de julio último, sobre las
operaciones ejecutadas en la laguna de Mérida y sus inmediaciones, cuyas resultas me
han sido agradables por las noticias que se han adquirido de las utilidades que promete
para lo sucesivo y las tendré presente las que me comunica para hacer de ellas el uso
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Para noviembre del mismo año de 1781, sabemos que Berástegui había llegado a
Caracas y allí, puesto al habla con el Intendente Abajos sobre las posibilidades de la
región merideña, le expresó sobre sus observaciones, entre otras cosas, lo que sigue,
que tomamos de una carta que Abalos dirigió desde Caracas al Vicario de Mérida,
doctor Francisco Antonio de Uzcátegui, en 29 de noviembre: "Dn. Pedro de Berástegui
que acaba de llegar a esta ciudad me ha informado que sus terrenos son escasos y poco
proporcionados para hacer considerables plantaciones de frutos, y que, aun cuando no
hubiera este obstáculo, de su felicidad hay otro casi insuperable cual es la conducción
de su producción a Maracaibo por lo costoso que es ejecutarlo per tierra y no haber
arbitrio para hacerlo por agua. Una y otra son dificultades de consecuencia cuyo
vencimiento ha de ser bastante trabajoso, pues no habiendo tierras suficientes y de
bondad para el beneficio de los frutos, no puede hacerse grandes cosechas sin las cuales
no es fácil el adelantamiento del comercio, y aunque las haya porque se busquen
terrenos donde cultivar, se encuentra el inconveniente de no haber comodidad para
extraerlos, a no ser con excedídlsimos costos de fletes de tierra, por cuyo medio quedan
estancadas con perjuicio del cosechero"
Y como las actividades de Berástegui, además del tabaco, el salitre para pólvora, las
plantaciones, etc., etc., miraban también al descubrimiento de minas y su explotación —
bien acuciado, sin duda, en ésto por Abalos, siempre avizor a todas las posibles fuentes
de aumento de los ingresos fiscales—, no falta en la misma carta una información sobre
una de cobre de la que Abalos escribe al citado Berástegui: "Dicho don Pedro
Berástegui me ha informado también que en las cercanías de esa ciudad se halla una
mina de cobre abundante y de buena calidad cuyo beneficio acarrearía considerables
ventajas a esa ciudad, singularmente, si lograse la navegación del Chama por la fácil
extracción que tendrían los metales mediante lo cual convendría mucho que Vm.
solicitara un minero inteligente en el beneficio del cobre en el Reino de Santa Fe y que
diese principio a la labor de la referida mina, pues de cualquier modo sería ventajoso su
beneficio por la escasez que hay en estos países del insinuado metal en cuyo asunto no
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dudo procederá Vm. con el celo y eficacia que le es natural y que me comunicará de lo
que practicare para mi inteligencia y gobierno" .
No sabemos en qué quedó la explotación de esa mina. Ni si ella tiene alguna relación
con la que, enclavada en términos de la ciudad de La Grita, fue denunciada a principios
del siglo XVII por el tesorero de Real Hacienda Diego de Villanueva. Los
encarecimientos de éste sobre la riqueza del yacimiento se asemejan a los que Oviedo y
Baños hace de la de Cocorote, cuyo rendimiento sabemos que, en realidad, fue escaso.
Y nos recuerdan también las afirmaciones de don Pedro José de Olavarriaga (206) sobre
la abundancia de este metal en Venezuela con referencia, tal vez, a los yacimientos de
Aroa, de antiguo conocidos, por largo tiempo descuidados y puestos de nuevo en
rendimiento por los años de la visita de Humboldt, quien nos habla de tres minas de las
cuales la mayor, nombrada "La Vizcaína", "no tiene más que treinta obreros, elevándose
el número total de esclavos empleados en la extracción de mineral y en la fundición a no
más de 60 o 70"
"Papeleta que amaneció fijada en esta ciudad en el Oficio el día 4 del presente junio de
1781.
"M.I.C.J. y R. Los principales lugares de este Reino cansados de sufrir las continuas
pensiones con que el mal gobierno de España nos oprime con la esperanza de ir a peor,
según noticias, hemos resuelto sacudir tan pesado yugo y seguir otro partido para vivir
con alivio. Sabemos que esa Provincia toda desea lo mismo y asi emprenden sus
mejores resoluciones que las fuerzas unidas son invencibles. Del Perú tenemos ayuda y
traza para todas las dificultades que nos objetan con poderosa ayuda para tomar los
puertos. En todo Dios nos ayude. Mérida y junio 5 de 1781".
OTRA: "Papeleta que amaneció fijada en las puertas del Oficio de esta ciudad de
Mérida el día 4 de junio.
M.I.C.J. y R. Hacemos saber a V.S. como los lugares principales de este Reino,
cansados de sufrir el intolerable peso de alcabalas hasta de lo sagrado, rigorosos
estancos aun de los frutos de la tierra, etc., con amenazas de peores si caben mayores:
hemos resuelto todos a una voz, sacudir tan pesado yugo y tomar otros temperamentos,
conservación de nuestras vidas y haciendas que no son muy ventajosas y así el tiempo
lo comenzaremos para que, con un acuerdo general, se trate lo mejor pidiendo por ahora
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a V.S. siga a nuestro Partido y comunique sus progresos. Comenzando por los estancos,
donativos, etc., bien sabemos que todas estas Provincias hasta Caracas, anhelan esto
mismo, como sabrá V.S. el buen éxito del Inca del Perú de donde tendremos particular
razón. El portador espera la respuesta dentro del tercer día y hará ver que Pamplona,
Villa, Cúcuta y La Grita están acordes. Mérida y junio 5 de 1781".
Claro está que Abales no toma para nada en cuenta las razones que los sublevados
esgrimen, ni aún aquellas que tan de cerca le atañían al referirse a los "rigorosos
estancos, aun de los frutos de la tierra" en la carta que dirige a Gálvez, en 26 de
septiembre, en la que, después de hacer una breve historia del movimiento, diciendo que
muchos de los comuneros que habían capitulado en el Reino de Santa Fe se habían
llegado hasta "la Provincia.de Maracaibo donde fueron admitidos por los vecinos de La
Grita, San Cristóbal y Mérida, en cuyos pueblos se sublevaron deponiendo a las
Justicias, nombrando Capitanes Generales y particulares de ellos y apoderándose de los
caudales y papeles pertenecientes a S.M.", ataca muy duramente ai Gobernador y
Capitán General Unzaga y Amézaga, como también al de Maracaibo, acusándoles de
descuido en los comienzos del asunto y morosidad y tibieza en la posterior acción de
contener a los sublevados, y no duda en entrar de lleno en el autopanegírico, diciendo
que: "...a no haber sido por la actividad y eficacia con que, a impulsos de mí celo por el
mejor servicio del Rey ha promovido este importante negocio y lo mismo mis
subalternos, estaría ya encendido el fuego de la sedición en toda esta Provincia, sin
excepción de la Capital".
Y con este espíritu, lo vemos intervenir de lleno en el negocio en el que queda envuelto
también, por orden suya, Berastegui, de quien nos da noticia en el extenso extracto de
los sucesos que envía a Calvez en fecha 22 de septiembre, donde se detalla cómo el 7 de
agosto recibió "carta de don Pedro de Berastegui escrita en Trujülo (a donde se habla
retirado evacuada su comisión) en 26 del propio julio, en la cual, entre otras cosas, me
avisaba el mal estado en que quedaba la ciudad de Mérída, a quien ya creía sublevada,
y que la de Trujülo se hallaba dispuesta a seguir su ejemplo, por lo que era necesario
enviar tropa para contenerla, y tomar otras serias providencias contra los amotinados y
los que los seguían"
.
Efectivamente, en esa extensa carta, cuya copia, afortunadamente, podemos consultar en
la obra que venimos citando, vemos que Berastegui expone al Intendente el estado de la
ciudad de Mérida diciendo que: ".. .ya en el día contemplo todo aquello turbado pues los
que directamente no se atreven a declarar por el lado de los leventes, lo demuestran en
su ánimo y algunas palabras que Inadvertidamente producen". Habla de un pedimento
que el Procurador General de Mérida presentó al Cabildo, expresando que: ".. .respecto
de hallarse la plebe inquieta por las muchas contribuciones presentes debía, desde luego,
el Cabildo suspender los estancos y donativos con el fin de aquietarlo". Dice luego
cómo, en 30 de junio, llegó al pueblo de Las Lagunillas —donde a la sazón paraba—,
el Dr. don Bruno de Castilla, Administrador de Real Hacienda de la ciudad de
Pamplona, quien le habló de los alborotos de esa ciudad en que estuvo presente y de su
conducta con el Oidor de la Au'diencia de San Fe, Dr. Osorio, de quien habiéndose
apoderado, "...lo trataron con el mayor respeto y veneración". Sigue hablando de este
Dr. Castilla en diversos términos, para concluir acostándose del parecer de los que
sospechan de él como de "...uno de los confidentes de los sublevados y que anda delante
de ellos disponiendo los ánimos", lo mismo que otro "reinoso", don Fulano de Cuéllar,
que venía en su compañía y por quien "...hablan todas las gentes de que anda
disponiendo los ánimos de los de esta Provincia y es cierto que de anterior la tiene bien
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
conocida". Refiriéndose al ambiente de Mérida, escribe que: ".. .se puede inferir
también con bastante fundamento que los de Mérida han tenido y tienen comunicación
oculta con los sublevados de arriba, respecto de que: " . .aunque no transita el correo,
tienen cartas de la ciudad de Pamplona, Villa del Socorro y otros pueblos". Lo mismo se
infiere de los de Trujillo, donde también están dispuestos: "...a seguir el partido de los
de arriba", y, en resumen, "sé que todo está ocultamente sublevado". Termina dando su
parecer de que "...antes de que prenda aquí este contagio se puede remediar con solo
cincuenta hombres mandados por un buen Capitán", y aconsejando ".. .se debe empezar
con el mayor rigor a fin de contenerlos y sujetarlos a las órdenes del Rey y sus
ministros, y aunque considero hay tiempo para tomar las correspondientes providencias,
contemplo no se debe dilatar éste, a cuyo fin y a toda diligencia dirijo este propio".
Esto lo vemos confirmado en la carta que el mismo Intendente Abalos envió con fecha
18 de septiembre al Ministro Calvez, en la cual, después de referirse a las actividades
profesionales desarrolladas por Berastegui en Mérida, continúa escribiendo, en relación
al mismo, lo que sigue, en que se ve no escasea los elogios para el guipuzcoano;
"Posteriormente, con motivo de las revoluciones ocurridas en la misma Provincia, se
retiró a la ciudad del Tocuyo donde permanece por mi orden, promoviendo la defensa
de esta Provincia, y contención de los sublevados, con cuyo motivo y el de ser aquella
jurisdicción el paraje donde se han de acopiar los víveres que necesiten para la
manutención y subsistencias de la tropa y milicias que se destinan contra ellos, ha hecho
y está haciendo importantísimos servicios a! Rey y al Estado. Por esta causa, no se ha
podido dar cumplimiento a lo que V.S. se sirve prevenirme en dha. Real Orden, pero
luego que se sosieguen estas alteraciones, llamaré a esta ciudad al referido Berastegui, y
se dispondrá la ejecución y envío de cuanto V.S. se ha dignado preceptuarme".
"Mi más venerado Señor: Por la adjunta que he recibido de Dn. Francisco Alburquerque
la que original incluyo a V.S. se enterará del estado y designios de los levantados que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Dn. Miguel Martínez, después de haber remitido a Trujillo cien hombres de las milicias
de aquí con otros ciento de las mismas y de las de Barquisimeto que agregó a su
destacamento, salió para Guanare el 21 del presente mes; a ambos destacamentos se les
dio los víveres correspondientes y demás que pidieron y se continuarán las providencias
de aquellos para lo sucesivo de lo aue espero se hallará bien servida la tropa".
"Por disposición del citado don Miguel Martínez y de este Teniente, se ha mandado
pedir a Eyaralar trescientos o cuatrocientos fusiles, cuatro quintales de pólvora, las balas
correspondientes y las piedras de chispa que se puedan cuyos pertrechos deberán estar
aquí para las ocurrencias de esta expedición, por considerarse esta ciudad la más
inmediata leal a la Provincia de Maracaibo y con atención a que este vecindario ha
contribuido en cuanto ha ocurrido en este asunto y que para la tropa y expedición de
víveres ha dado cerca de doscientas muías. Se le ha escrito a Larragoiti para que así que
lleguen a la aduana de su jurisdicción otras armas y demás, las remita aquí con bestias
de aquella jurisdicción con la custodia y guardia correspondiente, en cuya conformidad
se procurará tenerlas en esta administración".
"Llegaron ya de Puerto Cabello 6.000 pesos y mañana salen para Trujillo y con el
resguardo competente 2.000, a fin de que Goicoechea provea con oportunidad, si algo le
pidieren ; parece se halla ya más sosegado, no obstante de que en la actualidad
continuamente debe vivir con el mayor cuidado".
"Al presente no hay novedad particular, por acá prosigue este vecindario bien en mi
inteligencia, y así que me halle enteramente informado de todas las demás prevenciones
que V.S. me hace en las suyas para que le suministre las noticias de lo ocurrido aquí,
escribiré de ello a V.S."
.
La anterior carta nos da bastante noticia de las importantes actividades militares y
políticas que estaba desarrollando Beastegui, en contacto directo y con la confianza
plena de Intendente y Gobernador. De esas actividades, tenemos también noticia por la
carta que, con fecha 1° de octubre, le envía desde Trujillo el Administrador de dicha
población Francisco Miguel de Goicoechea, de la que copiamos: "Paisano y muy
estimado amigo: "El adjunto oficio es competente recibo de dos mil pesos que me ha
remitido Vm. para las ocurrencias presentes. La que me incluye Vm. para Alburquerque
la dirigiré con la mayor brevedad y el mismo cuidado tendré con sus consejos siempre
que me los remita. Acabo de recibir carta de este jefe, su fecha 30 del que ha expirado,
en que me dice que en Mérida continúan sin la menor novedad, y que García volvió a
La Grita con sus tropas; esto no obstante, aquí se han hecho preparativos y proyectan
partir para pasado mañana, sin haber la menor necesidad; yo he puesto mis disimulados
reparos, pero no me han valido; ¿odo es dirigido a desollar el Erario, cuya máxima no
dudo hubiese Vm. conocido a su partida de aquí, y hoy la siguen con tesón. Cardona no
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Abalos, por su parte, da satisfacción a las anteriores de Berastegui con la que le dirige
en 17 de octubre, en cuyas líneas finales concede al guipuzcoano el permiso, por 'éste
solicitado, para retirarse a Caracas o "a donde V.S. lo dispusiese", para "entender en
otros asuntos que se hallan pendientes por su falta", pero no sin que "antes de ejecutarlo
pase al reconocimiento de las minas de Aroa y a inspeccionar los trabajos ejecutados
por dirección de don Manuel de Lasarte...". Es decir, que apenas concluido su período
de actividades políticas y de Intendencia militar, ya se pensaba en utilizarlo de nuevo en
aquellas de su especialidad. Dice así la carta de Abalos:
"En cuanto a los fusiles, pólvora y demás pertrechos pedidos a Puerto Cabello, ya dije a
Vm. que se había mandado suspender el envío de acuerdo con el Capitán General, y si
hubiera alguna otra novedad que exija este socorro, se enviarán al primer aviso.
"Quedo inteligenciado de la llegada de los seis mil pesos remitidos a Puerto Cabello,
cuyo recibo como también de los tres que fueron de Coro me avisa Dn. Francisco
Xavier de Uriz y está bien que de éstos caudales se enviasen dos mil pesos al
Administrador de Trujillo para subvenir a los gastos que allí ocurrieron.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lo que con motivo de la orden comunicada por el Capitán General para que se despache
la gente de los pueblos que estaba sobre las armas, según tengo avisado a Vm., no serán
de mucha consideración.
"Respecto de que con la llegada de Don Juan de Salas se irán pacificando los
sublevados y que, por lo tanto, cesarán en alguna parte las ocurrencias de esa ciudad
para el acopio y suministración de víveres y demás puntos relativos, y que, a lo que se
ofrezca podrá dar cómoda salida el Administrador de Real Hacienda, puede Vm. a no
haber motivo que lo impida, trasladarse a esta capital para entender en otros asuntos que
se hallan pendientes por su falta; pero es necesario que, antes de ejecutarlo, pase al
reconocimiento de las minas de Aroa y a inspeccionar los trabajos ejecutados por
dirección de Dn. Manuel de Lasarte; y que a presencia del estado en que se hallen,
disponga lo conveniente para que continúen las labores con utilidad y aprovechamiento,
tomando las demás noticias que considere conducentes para informarme de todo a su
llegada"
Era, como se ve, plena la confianza en las capacidades y conducta de Berastegui, quien,
ya con el pie en el estribo, en carta fechada en El Tocuyo, en 19 de octubre, da cuenta a
Abalos de las últimas novedades y disposiciones y de su impresión de que los días de la
sublevación están contados y se acerca la pacificación general: "Mi más venerado
Señor: Con este mismo conductor y por Puerto Cabello, remito a V.S. por mano de don
Juan Bautista Zarandia, un plan de los frutos que se cosechan en las jurisdicciones de
Mérida, La Grita y San Cristóbal: como se podrá allí fomentar el comercio, y lo demás
que he comprendido en atención a la facultad de siembra de tabaco, de donde se puede
surtir aquella Provincia y el modo fácil de guardarla,
Uriz y está bien que de éstos caudales se enviasen dos mil pesos al Administrador de
Trujillo para subvenir a los gastos que allí ocurrieron. Lo que con motivo de la orden
comunicada por el Capitán General para que se despache la gente de los pueblos que
estaba sobre las armas, según tengo avisado a Vm., no serán de mucha consideración.
"Respecto de que con la llegada de Don Juan de Salas se irán pacificando los
sublevados y que, por lo tanto, cesarán en alguna parte las ocurrencias de esa ciudad
para el acopio y suministración de víveres y demás puntos relativos, y que, a lo que se
ofrezca podrá dar cómoda salida el Administrador de Real Hacienda, puede Vm. a no
haber motivo que lo impida, trasladarse a esta capital para entender en otros asuntos que
se hallan pendientes por su falta; pero es necesario que, antes de ejecutarlo, pase al
reconocimiento de las minas de Aroa y a inspeccionar los trabajos ejecutados por
dirección de Dn. Manuel de Lasarte; y que a presencia del estado en que se hallen,
disponga lo conveniente para que continúen las labores con utilidad y aprovechamiento,
tomando las demás noticias que considere conducentes para informarme de todo a su
llegada"
.
Era, como se ve, plena la confianza en las capacidades y conducta de Berastegui, quien,
ya con el píe en el estribo, en carta fechada en El Tocuyo, en 19 de octubre, da cuenta a
Abalos de las últimas novedades y disposiciones y de su impresión de que los días de la
sublevación están contados y se acerca la pacificación general: "Mi más venerado
Señor: Con este mismo conductor y por Puerto Cabello, remito a V.S. por mano de don
Juan Bautista Zarandia, un plan de los frutos que se cosechan en las jurisdicciones de
Mérida, La Grita y San Cristóbal: como se podrá allí fomentar el comercio, y lo demás
que he comprendido en atención a la facultad de siembra de tabaco, de donde se puede
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"No obstante de que siempre he dicho a V.S. la fidelidad de este vecindario, la que al
presente entiendo es la misma, la llegada de las tropas a esta ciudad y a la de Barinas
infiero será bastante para que no se haga el más mínimo movimiento de infidelidad, y
ya de arriba, no pasan tantas noticias y cartas como las que inficionaban a estas gentes.
"En Barquisimeto y aquí se ha reforzado el destacamento con doscientos hombres y ya
en el día los más de ellos van voluntarios: el buen modo y persuasiones de don Miguel
Martínez entiendo llevará tras si toda la tropa.
"Con reflexión a que en Trujillo y en lo demás del tránsito no hallará la tropa los
comestibles necesarios, se ha dispuesto aquí el almacén de víveres y los renglones que
pide el comandante son biscocho, legumbres y carne de todo lo que hay un razonable
acopio y disposiciones para reparar los que se vayan consumiendo, por lo que no dudo
estará bien asistida la tropa.
"Yo espero que, en breve, se ha de tranquilizar todo esto, según el semblante actual de
las cosas, pues ya aquí todos entienden que los rebeldes se deben tratar como
facinerosos" en la misma fecha prevengo a dicho señor Juan Bautista no escribía a V.S.
porque no ocurría novedad particular y para hacerlo después que lleguen dos chasques
que tenemos uno en Trujillo y otro en la raya de Mérida, los que esperamos por horas.
Después de haber cerrado aquella carta, he sabido que el Dr. Gil tiene otro socorro de
gente, lo que me ha movido a prevenir a V.S. que, según las últimas noticias de Mérida
y Trujillo, los rebeldes se hallan allí un poco dispersos y faltos de un todo, por lo que no
dispondrán de un nuevo ataque para Trujillo, como se decía.
"No obstante de que siempre he dicho a V.S. la fidelidad de este vecindario, la que al
presente entiendo es la misma, la llegada de las tropas a esta ciudad y a la de Barinas
infiero será bastante para que no se haga el más mínimo movimiento de infidelidad, y
ya de arriba, no pasan tantas noticias y cartas como las que inficionaban a estas gentes.
"En Barquisimeto y aquí se ha reforzado el destacamento con doscientos hombres y ya
en el día los más de ellos van voluntarios: el buen modo y persuasiones de don Miguel
"Yo espero que, en breve, se ha de tranquilizar todo esto, según el semblante actual de
las cosas, pues ya aquí todos entienden que los rebeldes se deben tratar como
facinerosos"
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En esta ciudad se hallaron dispuestos a ejecutar y seguir el partido de los de arriba y con
deseos de que lleguen cuanto antes como entes de actuar en ella inadvertidamente y por
no conocerme se han explicado algunos que por disimular ni inquirir quienes son pero
por los criados y peones que me acompañan con quienes se explican con más
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
satisfacción se que todo esto está ocultamente sublevado: asi mismo me lo ha conferido
el abogado don Antonio Nicolás Briceño y el Cura del pueblo de Mendoza. Según me
parece antes que prenda aquí este contagio se puede remediar con solo cincuenta
hombres gobernados por un buen Capitán, con estos se atemorizarán los nobles u
ocultos sediciosos y no pudiendo conspirar a los plebeyos a dichos fines, sin duda se
harán todos del partido de la tropa y habrá suficiente número de gente para disputar por
esta parte la entrada, los de Marida en esta Provincia con otras providencias que según
los casos que se presenten se podrán tomar. Los sublevados cuando entran en un pueblo
quieto dicen que para quitar los estancos, donativos y otras contribuciones tienen
órdenes reservadas de nuestro Príncipe de Asturias y que no atrepellando la Ley de Dios
(según los han impuesto) no cometen delito, estas y otras persuasiones al intento
adelantan a los pueblos que pueden. Por todo lo cual y con la reflexión a los exhortes
que en Merida se practicado y el poco fruto que se sacó de ellos, me parece que aquí se
debe empezar con el mayor rigor a fin de contenerlos y sujetarlos a las órdenes del Rey
y sus Ministros y aunque considero hay tiempo para tomar las correspondientes
providencias contemplo no se debe dilatar este, a cuyo fin y a toda diligencia dirijo este
propio. Este es señor el informe que según mi alcance y con toda sinceridad puedo y me
ha parecido debo hacer a V.S. sobre estos asuntos, sea del agrado de V.S. u otro
superior para tomar las providencias más bien acertadas en estos asuntos. Después de
tres o cuatro días de la fecha de ésta partiré a la ciudad del Tocuyo donde espero con el
mismo propio las órdenes de V.S. pues me es imposible pasar a esa ciudad, tanto porque
tengo las bestias cansadísimas cómo por hallarme con una llaga bastante enconada en el
pié izquierdo que hace imposible poner el botín. Nuestro señor guarde la vida de V.S.
muchos años. Trujillo 26 de julio de 1781. B. las M. a V.S., su más atento seguro
servidor, Pedro Berástegui. Señor Intendente General de Ejército y Real Hacienda.
Es copia de su original. Caracas 20 de setiembre de 1781.
Abalos".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Como ahí se le llama "visitador", es claro que, por lo menos uno de los empleos que
Abalos le había conferido en los últimos días de su mando, había obtenido la aprobación
que vimos que Berástegui solicitó. El que se omita el otro, la falta da noticias sobre él
en esos dos últimos años y el que falleciera en la Corte, natural refugio de solicitantes,
nos hace pensar en que los últimos días de nuestro guipuzcoano no giraron bajo el signo
de la prosperidad que, ciertamente, por sus talentos y actividades merecía.
Asi nos sucede hoy con don Pedro de Berástegui, de quien tan poco sabemos, pero que,
sin embargo, nos sugiere tanto. Porque este guipuzcoano es para nosotros un tipo en que
la estirpe y el momento histórico coinciden en feliz unión. Traía de su estirpe el sentido
práctico en el hacer, la tenacidad en las empresas, que no otra cosa es sino la conciencia
de deberse a ellas por entero hasta verlas rematadas, y las demás comunes cualidades y
correspondientes defectos por los que los de nuestra sangre se han hecho conocidos en
América, como en otras partes de la tierra; pero unía a esas características las que el
momento estaba haciendo florecer en el País Vasco a través de los nobilísimos afanes de
los Amigos del País: el gusto por las ciencias naturales y la experimentación, por el
saber puesto al servicio del adelanto y mejora de los hombres y los pueblos mediante la
explotación de las fuerzas y riquezas naturales, por el bienestar material que trae el
disfrute de las cosas que han sido creadas para la comodidad y gloria del hombre y que
éste, sin incurrir en imperdonable desidia, no puede desdeñar.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
disposiciones para afrontar a los sublevados contra el Rey, a cuyo servicio él trabaja, se
confunde con la del químico que analiza, a la altura de los conocimientos de su época,
las aguas de la laguna de Mérida; que estudia sobre el terreno el cultivo y beneficio del
tabaco en las feraces tierras de Aragua, de Guanare y de Barinas; que considera las
posibilidades de las plantaciones en las tierras meridefias o hace cálculos sobre la mejor
explotación de las minas de Aroa...
Coronado de aquél halo de la Ilustración que turbaba un poco las cabezas de los
hombres pensantes del siglo dieciocho, se nos aparece por un momento Berástegui,
vasco de estampa y ya venezolano en sus gestos. Nos visita con el atuendo de la época:
amplia casaca sobre la blanca chupa, sombrero galoneado de plata y ceñido el espadín.
En sus manos un volumen que acaba de llegarle de Francia donde, por aquellos mismos
años, Lavoisier está consagrando a la renovación de la química lo mejor de aquella
genial cabeza que muy pronto hará rodar la guillotina, o quizá de Vergara, donde
Proust, otro gran químico galo, trabaja en los laboratorios de los Amigos del País...
Permanece un momento ante nosotros musitando un mensaje que creemos entender, y
luego, la sombra se lo lleva, como se lo llevaron las de la muerte, allá en Madrid, en el
mismo lugar y casi por los mismos meses del año en que se decretó el fin de la Real
Compañía de Caracas.
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EL AÑIL
CAPITULO VII
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Apenas se conoció bien el cultivo y la elaboración del añil, se vieron llegar a los
deliciosos valles de Aragua a un grado de riqueza y población de que apenas habrá
ejemplo entre los pueblos mas activos e industriosos. Desde la Victoria hasta Valencia
no se descubría otra perspectiva que la de la felicidad y la abundancia, y el viajero,
fatigado de la aspereza de las montañas que separan a este risueño país de la capital, se
veía encantado con los placeres de la vida campestre, y acogido en todas partes con la
más generosa hospitalidad. Nada hallaba en los valles de Aragua que no le inclinase a
hacer más lenta su marcha por ellos: por todas partes veía alternar la elaboración del
añil con la del azúcar; y a cada paso encontraba un propietario americano o un
arrendatario vizcaíno que se disputaban el honor de ofrecerle todas las comodidades que
proporciona la economía rural. A impulsos de tan favorables circunstancias, se vieron
salir de la nada todas las poblaciones que adornan hoy esta privilegiada mansión de la
agricultura de Venezuela. La Victoria pasó rápidamente de un mezquino pueblo
formado por los indios, los misioneros y los españoles que se dispersaron en las minas
de Los Teques, a la amena consistencia que tiene actualmente; Maracay, que apenas
podía aspirar ahora cuarenta años a la calificación de aldea, goza hoy todas las
apariencias y todas las ventajas de un pueblo agricultor, y sus inmediaciones anuncian
desde muy lejos al viajero el genio activo de sus habitantes; Turmero ha debido también
al cultivo del añil y a las plantaciones de tabaco del rey los aumentos que le hacen
figurar entre las principales poblaciones de la gobernación de Caracas; Guacara, San
Mateo, Cagua, Güigüe y otros muchos pueblos aún en la infancia, deben su existencia
al influjo del genio agrícola, protector de los valles de Aragua; y las orillas del
majestuoso lago de Valencia que señorea esta porción del país de Venezuela, se ven
animadas por una agricultura que, renovándose todos los años, provee en gran parte a la
subsistencia de la capital
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Años mas tarde, el coro se enriquece con una voz de tonos mas emocionales y rotundos:
"A los vascos se debe el poderío de los valles de Aragua. Han corrido largos años de la
fundación de los primeros establecimientos agrícolas, y todavía se conservan muchos de
ellos; el tiempo no ha destruido los primeros campanarios de la aldea, y aún quedan
restos del antiguo torreón que anunciaba con sus espirales de humo el movimiento de
los campos; todavía el árbol secular levanta al cielo su ramaje, mientras que las
generaciones del pasado descansan en perpetua paz. Fueron los vascos los que, al
desaparecer como centro comercial, introdujeron en Venezuela el añil de tinte, que
cultivaron con buen éxito; fueron los primeros plantadores del algodón y de la caña de
azúcar y los que, continuando en su labor civilizadora, hasta el fin de sus días, dejaron a
sus hijos, por herencia provechosa, las virtudes del hogar y el amor al trabajo y a la
patria"
.
Oídas estas autorizadas voces, veamos lo que nos dicen algunos viejos documentos.
2. El Añil en Venezuela.
Según escribe don Andrés Bello, "en Venezuela sólo se conocía la indigófera añil con
que se teñía el hilo de algodón para tejido de manteles, hamacas y otras cosas". Y
explica que, cuando, gracias al espíritu emprendedor de los guipuzcoanos Orendain y
Arbide, se comenzó a trabajar en esta clase de agricultura, "se realizó el primer
establecimiento en la jurisdicción de la Victoria; pero no habiendo tenido la empresa el
éxito que se esperaba, trasladaron la plantación fe los sitios de Guey y Tapatapa, en la
jurisdicción de Maracay, en donde fueron colmados sus deseos, y de donde se propagó
la semilla a las demás provincias, de modo que, desde el año de 1792 hasta 1798, no
bajó anualmente la exportación de este género, de ochocientos mil a un millón de libras,
que producían un total de 1.200.000 pesos fuertes"
Hizo falta, indudablemente, una gran fe en el buen resultado de la empresa y una buena
dosis de constancia para proseguirla, no sólo porque, como arriba se dice, los principios
no fueron felices, sino además porque el ambiente no era nada propicio al nuevo cultivo.
Como dice Depons, los primeros ensayos fueron cruelmente censurados. Pero "luego la
crítica se hizo menos intensa, y pronto, la pretendida locura obtuvo muchos apologistas,
porque fue necesario rendirse a la evidencia, la cual demostró que el añil de Tierra
Firme nada tenía que envidiar al de Guatemala, cuyo valor comercial es siempre de un
ochenta por ciento más que el de los otros añiles".
Las razones por las que inicialmente hubo un ambiente tan contrario al cultivo del añil,
nacían del temor a la posible competencia que al cacao pudiera hacer y las resume así el
Factor Principal de la Guipuzcoana, don José de Amenabar: "En el dia se está
entablando el cultivo y perfección del añil con feliz principio. Esta es un labor que
mantendría mucha gente, quizás mas útil a la República que la que se ocupa en el cacao,
y por consiguiente, sería una industria ventajosísima de esta provincia. Pero, sin
embargo, no tengo duda, ni me parece que nadie la debe tener, en que el
desproporcionado precio del cacao ha de impedir este ramo de agricultura e industria.. .
Con el añil que aquí se trabaja entraría en el comercio una nueva cantidad que ha de
hacer bajar el precio actual de este ingrediente en Europa; por consiguiente, debería
tener aquí un precio muy cómodo al comerciante, y de lo contrario, no siendo tan útil a
los empresarios éste como el que tiene el cacao, no se puede dudar de que quien tenga
caudal que emplear preferirá la hacienda de cacao a la siembra y labor del añil; y he
aquí como la desproporcionada subida de aquél impedirá el establecimiento y progresos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de éste"
.
Pese a todo, el cultivo del añil conoció su edad de oro en Venezuela. Como dice
Humboldt: "Este ramo de cultivo siguió desde 1772 al del cacao, y precedió a los
cultivos de algodón y el café. La predilección de los colonos se ha detenido
sucesivamente en cada una de estas cuatro producciones ; pero el cacao y el café han
quedado como único objeto importante del comercio con Europa. En los tiempos más
prósperos la preparación del añil casi ha igualado a la de México; se ha elevado en
Venezuela a 40.000 arrobas, o a un peso de un millón de libras, cuyo valor, a 10 reales
de plata la libra, excedía de 1.250.000 pesos. Guatemala lanza al comercio de 1.200.000
libras a 1.500.000 libras. Daré aquí, según datos oficiales que quedaron sin publicar el
incremento progresivo de este ramo de la agricultura de Aragua:
"El añil empobrece más que ninguna otra planta el suelo en donde se le cultiva durante
una larga serie de años. Se tiene como cansados los terrenos de Maracay, Tapatapa y
Turmero, y así el producto del añil ha venido disminuyendo de continuo. Las guerras
marítimas han hecho desmayar el comercio, y los precios han bajado a causa de la
frecuente importación del añil de Asia. La Compañía de las Indias vende ahora (por
ejemplo, en 1810), en Londres más de 5.500.000 libras de añil, mientras que en 1786 no
sacaba 250.000 libras de sus vastas posesiones. Mientras ha venido disminuyendo el
cultivo del añil en los valles de Aragua, ha ido aumentando en la provincia de Barinas y
en las ardientes planicies de Cúcuta, a orillas del rio Táchira, donde se cría abundante en
tierras vírgenes, y de un color de lo más rico"
Del interés que en la metrópoli había despertado el nuevo cultivo, da idea la siguiente
comunicación que el rey dirige al gobernador en 19 de abril de 1777:
"Dn. Joseph Carlos de Agüero antecesor de V.S. en ese Gobierno, reproduciendo sus
anteriores representaciones de 4 de Febrero de 774 y 25 de igual mes de el de 75
relativas al cultivo del añil que se había principiado en esa Provincia, y muestra que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Dos meses después, otra Real Orden venia a insistir sobre los extremos tocados en la
anterior, encargando la siembra y cultivo del añil; pidiendo noticia de la cantidad que se
coge, sobre su coste y costos en la conducción a España, y estableciendo que cada año
se celebre Junta para justipreciarlo. Dice así:
"En Real Orden de 19 de Abril último previne a V.S. de la buena calidad del añil que se
cultiva en esa Provincia según los reconocimientos que se habían hecho con el que
remitió de muestra el Gobernador don Joseph Carlos de Agüero, y también que se había
tomado la correspondiente providencia para que se comprase por la Compañía Guipuz
coana todo el que presentasen de buena calidad los cosecheros de este fruto a sus
respectivos Factores: que deseando S.M. promover su cultivo y comercio se había
dignado reducir los derechos de extracción en esas Provincias a la mitad; y que
dispusiese V.S. que cada año que se justipreciase dho. fruto con acuerdo de labradores y
mercaderes, nombrándose veedores, con dictamen de los segundos para que reconozcan
y declaren su calidad. Y propendiendo el Rey al fomento de esta útil producción, me
manda encargue de nuevo a V.S. que procure se adelante en esa Provincia cuanto sea
posible su siembra y beneficio, haciendo entender a los que se dediquen a su cultivo las
utilidades que promete a sus cosecheros poi el alto precio a que se vende el buen añil en
estos reinos, y salida que SJM. permitirá del sobrante a los Países extranjeros, sobre que
queda en tomar las providencias convenientes con presencia de las noticias pedidas para
arreglar este punto con el conocimiento y acierto que exige su importancia. Al mismo
tiempo, quiere SM. que V.S. procure saber y avise la cantidad de añil que anualmente
podra venir de esa Provincia a España, el costo y costas que tenga, y los derechos que
ahí se cobran de su extracción. Y de su Real Orden prevengo a V.S. para su inteligencia
y cumplimiento. Dios guarde a V.S. muchos años. Madrid 28 de junio de 1777. Joseph
de Gálvez"
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
debidas, sin duda, al influjo de las ideas imperantes en los más destacados economistas
europeos de la época. En cuanto a la junta reguladora de precios, su actuación fue
objetada por la Compañía Guipuzcoana y una Real Orden del siguiente año de 1778
contempló este punto de vista de la Compañía, disponiendo además que el añil fuese
liberado de toda contribución tanto a su salida para España como a su entrada en ella.
Dice así.:
"Sin embargo de lo prevenido en Real Orden de 19 de abril del año próximo pasado
sobre que con acuerdo de los labradores del añil que se beneficia en esa Provincia y de
los mercaderes de ella, se justipreciase anualmente dicho fruto, nombrándose Veedores,
con dictamen de los segundos, para que reconociesen y declarasen su calidad, ha
resuelto S,M. en vista de lo representado por los Directores de la Compañía
Guipuzcoana sobre el particular, se deje el indicado fruto en libertad entre vendedores y
compradores, Y a fin de promover su cultivo, y que los sujetos que se dediquen a su
siembra y labor reporten toda la utilidad a que les hace acreedores su aplicación al
trabajo e industria, se ha servido tambien S.M. de libertarlo de toda contribución a su
salida para España y también a su entrada en ella, lo que prevengo a V.S, de su real
orden para que disponga su cumplimiento y haga se publique esta gracia por bando en
esa Provincia. En inteligencia de que si los Factores de la Compañía no comprasen,
como se previno en la anterior citada real orden, el añil que les presentasen de buena
calidad los cosecheros, proveerá el Rey que estos y los Mercaderes de la Provincia
puedan darle salida. Dios guarde, etc., San Lorenzo, 20 de Octubre de 1778"
"Representación que hacen ante el Tribunal, los hacendados cultivadores de añil, por la
cual se quejan de la alarmante reducción del precio de dicho fruto por parte del
comercio. Maracay, 21 de Noviembre de 1787.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
reponer a su primer estado de fomento esta agricultura cortando de raíz los perjudiciales
efectos que han dimanado de parte del comerciante, dirigiendo nuestros clamores y
recursos a los Tribunales que nos convenga ocurrimos a la justificación de este Juzgado
suplicándole a Vmd. se sirva en méritos de Justicia admitirnos informaciones que
incontinenti ofrecemos y que los testigos que para ella fueren presentados declaren con
juramento conforme a derecho. Lo primero si saben que desde el año pasado de ochenta
y cuatro se está experimentando una rebaja de consideración en esta Provincia en el
precio del añil respecto del valor que tenía en los anteriores años.
Lo segundo declaren si saben de positivo que sucesivamente ha ido en disminución el
precio de este fruto de modo que en el presente año de ochenta y siete su venta común
era a diez y medio reales en la capital de Caracas.
Lo cuarto expresen si han concebido que dimana precisamente el poco valor de este
fruto en «1 día lo uno por la extensión de haciendas de añil en toda la Provincia y lo
otro por estar reducidas las comisiones del comercio español en tres o cuatro manos, y
si estos unidos y convenidos sujetan y precisan al cosechero a expander su fruto al
precio que ellos quieran por no haber otro particular que haga oposición en las compras.
Lo sexto declaren si han experimentado o por si saben de otros que el costo principal
del añil no baja al cosechero en diez reales libra por los gastos grandes que causan los
arrendamientos de tierra y peones jornaleros a que está reducido este ramo.
Lo séptimo si expendiendo este fruto de añil a los precios corriente del dia puede el
labrador subsistir en este ramo sin un total ruina de sus intereses.
Lo octavo digan si en el dia son patentes los considerables atrasos que han
experimentado las haciendas de añil de modo que muhasc de ellas se hallan enteramente
abandonadas y sin esperanza de su reedificación por las considerables deudas que han
contraído sus dueños en su cultivo y beneficio con la esperanza de expender sus frutos
con aquel valor que habían tenido hasta ahora pocos años.
Lo noveno declaren si saben de positivo que en el presente año ha sido muy limitada la
cosecha del añil en esta Provincia y la causa ha dimanado de la falta de socorros para el
cultivo de las haciendas proviniendo esta del poco valor de los frutos y por consiguiente
falta de intereses para atender a los trabajos del campo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lo undécimo expresen si estando como está, en el dia el precio del añil en manos de las
tres o cuatro comisiones del comercio español, puede subsistir ningún hacendado en
este ramo de agricultura por el valor tan abatido a que ha sido reducido y si por
consecuencia sacan que precisamente dentro de dos o tres años ha de venir a extinguirse
enteramente si el tiempo no presta otro remedio favorable.
Lo duodécimo digan si saben que las deudas contraidas en el presente año y atrasos
experimentados en las haciendas de añil comprensivas a la jurisdicción de este pueblo
de Maracay alcanzan a setenta u ochenta mil pesos. Y últimamente declaren si
valiéndose de la necesidad del labrador los comerciantes hacen sus compras
ordinariamente con general sentimiento del público y fha. que sea dha. información se
nos entregue original para los efectos que haya lugar. Por tanto e Vm. pedimos y
suplicamos se sirva dar por admitida la información ofrecida y en consecuencia mandar
evacuar a cuyo fin imploramos el noble oficio que Vm. ejerce y en lo necesario
juramos..."
Antonio de Arbide Josef Xavier de Zuloaga
Pedro Antonio de Estabanot"
3. Pablo de Orendain.
Leemos en el maestro Bello que ".. .en el año de 1777, don Antonio de Arbide, a
instancias de don Manuel de Clemente, hizo venir de Guatemala la semilla de indigófera
añil tinetoria, y a don Pablo Orrendain (sic), sujeto de grandes conocimientos en esta
clase de agricultura...", en lo que indudablemente hay un error, puesto que poseemos
varios documentos que prueban la residencia de Orendain en Venezuela antes de esa
fecha, y para no citar más que uno, el testimonio de escritura del contrato de compañía
que Orendain celebra con su compatriota don Felipe de Llaguno y Larrea "para la
siembra y planta de añil o de otras sementeras y labores" y en la que, entre otras cosas,
puede leerse: "Asi en una posesión de veinte fanegas de tierra que yo al referido don
Pablo arrendé por el tiempo de seis años desde veinticinco de octubre del año pasado de
mil setecientos setenta y cuatro en el... sitio de Santa Bárbara a don José Nicolás Brito,
vecino de aquél pueblo en la cantidad de doscientos ochenta pesos anuales..."
Sabemos, pues, que por lo menos en 1774 ya estaba Orendain en Venezuela dedicado
al cultivo del añil, aunque no podamos precisar, por defecto de documentación al
respecto, la fecha de su llegada a estas tierras. Por la misma razón, no hemos podido
verificar la fecha que da Gil Fortoul, al decir que: "Al año siguiente (1768) los
vascongados Pablo Orrendain (sic) y Antonio Arvide empezaron a cultivar añil en los
valles de Aragua".
Entre esas dos fechas, de 1768 y 1777 fija, con más exactitud Depons, el comienzo del
laboreo del añil en forma eficaz por los guipuzcoanos al decir que: "En 1774, el
sacerdote don Pablo de Orendain y don Antonio Arvide, con gran asombro de sus
conciudadanos, comenzaron a ocuparse del cultivo del añil, el cual ya había sido
emprendido y abandonado. Sólo a fuerza de constancia, pudieron arrostrar los
sarcasmos del prejuicio, que hacía ver como locura el exigirle añil a una tierra
acostumbrada a producir cacao únicamente".
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cargo como personalmente, estuvo relacionado con Orendain y con otros hacendados de
añil como, por ejemplo, su^primo hermano don José Xavier de Zuloaga, y que, en
documento fechado en marzo de 1774 (235), escribe; "En el día se está entablando el
cultivo y perfección del añil con feliz principio. Esta es una labor que mantendría
mucha gente, quizás más útil a la República que la que se ocupa en el cacao, y por
consiguiente, sería una industria ventajosísima de esta provincia".
Queda, pues, establecido que fue el año 1774 cuando don Pablo de Orendain comenzó
sus trabajos de cultivo de añil en Venezuela y nos consta, por la escritura al comienzo
de este capítulo citada, que en ese año había arrendado las veinte fanegas de tierra
mencionadas y que también por aquel tiempo estaba en posesión, "según escritura
otorgada en veinticinco de octubre por ante don Juan Toribio Paoli y Tanco, escribano
real", de "otras tres suertes de tierra que también compré yo al dicho don Pablo, una de
veinte fanegas en el sitio de Montalbán...; otra de ochenta fanegas en el valle de
Maracay.. y la otra que es una restinga o rinconada aneja a la antecedente con un
callejón o salida a la laguna..." (236). En dicho momento, vemos cómo se establece la
compañía, a la que Orendain aporta las citadas tierras y, "para dar principio a la fábrica
de oficina, siembras y otras preparatorias" suple Llaguno y Larrea la cantidad de cuatro
mil quinientos pesos en plata. Orendain se encarga "de la administración, expendio, giro
y venta de los añiles y demás frutos o producciones de dichas tierras en esta Provincia o
fuera de ella'; pero, "si aconteciere que si por enfermedad u otro legitimo impedimento,
no pudiere yo el dho. don Pablo de Orendain continuar en la asistencia, labranzas de
dichas tierras, sus fábricas, sementeras, administración y demás encargos, se ha de
trasladar todo esto al comparte...". Y con otras varias cláusulas referentes al caso de
muerte de alguno de los contratantes, continuación de la compañía por sus herederos,
etc., etc., se otorga esta escritura en el pueblo de Nuestra Señora de Chiquinquirá de
Maracay, donde se firma el seis de diciembre de mil setecientos ochenta.
Pero que la presencia de Llaguno y Larrea, como socio capitalista, es ahí puramente
nominal, es punto en que no nos cuesta mucho darle la razón al Procurador del número.
Escribano de Sepúlveda, curador ad litem de don Juan José y don Santiago Michelena,
herederos, entre otros, de Don Pablo de Orendain, cuando afirma que "las haciendas de
añil las había fundado (Orendain) en compañía de don Juan José de Mintegui, quien
había suplido 4.500 pesos para gastos y cultivo de ellas. Sólo que "conociendo que esto
repugnaría al destino con que (Mintegui) se halla en la Real Compañía Guipuzcoana,
cuyo reglamento interdice toda negociación a sus dependientes, se valió del auxilio de
su íntimo amigo don Felipe Llaguno para que... pasase a Maracay y le hiciese celebrar
un instrumento a dicho Presbítero en que sonase la Compañía con dicho Llaguno".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sabemos que tampoco le fue bien a Orendain con el arrendamientode las tierras de
Santa Bárbara, puesto que, en 1776, entablaba demanda contra doña Juana Josefa Na
tera, viuda de don José Nicolás Brito, reclamándole por las veinte fanegas arrendadas
que, según dice, le han resultado inútiles por anegarlas el río, que, por otra parte, el
verano no las riega, con lo que ha perdido, dice, las siembras de añil hechas en las partes
de dichas tierras. En los autos que siguen, nombra por perito suyo, para verificar la
verdad de lo que expone, a don Antonio de Arbide, quien, según mas adelante vemos, es
recusado por la parte contraria por ser "compañero, comensal y paniaguado" de
Orendain. Desgraciadamente, el expediente, ademas de muy deteriorado en gran parte
de sus folios, queda inconcluso, sin que sepamos, por tanto, cuál fue el resultado del
pleito y otros datos que nos podrían interesar mucho.
No será éste el único pleito en que veremos intervenir a don Pablo de Orendain. En
marzo del siguiente año de 1777, lo tenemos entablando "autos judiciales contra don
José Natera, por impedir con provocaciones el suministro de agua a unas tierras que
tiene arrendadas a su hermana doña Josefa Natera", y, en 1780, lo vemos empeñado en
unos autos judiciales contra Nicolás de Urdtnola e Ignacio de Oronoz, porque, según
declara Orendain, "...Nicolás de Urdinola e Ignacio de Oronoz, ambos compañeros y
mancomunados, me están debiendo ciento y sesenta y cuatro pesos que resultan de
cuenta ajustada a mi favor, por haberles suministrado en dinero efectivo para la
fundación de una posesión que en mis propias tierras han fundado" (239). Por cierto que
los pleitos que con Urdinola y Oronoz sostuviera en lebrero, no impidieron que pocos
meses después, los citados señores, buenos compatriotas, al fin y al cabo, sirvieran de
testigos en su testamento.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En primer lugar, tenemos los datos precisos sobre su naturaleza y filiación: "..yo don
Pablo de Orendain, Presbítero Beneficiado de la Parroquia del Sr. San Esteban Proto
mártir del valle de Oyarzun, Provincia de Guipúzcoa, en el Obispado de Pamplona, y
actualmente vecino del pueblo de Maracay, hijo legítimo de don Antonio de Orendain y
de Micaela de Fagoaga, vecinos del expresado valle de Oyarzun. ..". Aunque no se
expresa fecha de nacimiento, el hecho de que aún vivía su madre y heredera doña
Micaela, nos hace presumir que al fallecer Orendain, el 1° de noviembre de 1780, no era
aún de edad avanzada.
Y "revestido de los ornamentos sacerdotales, alba, casulla y cáliz en las manos, ligado y
amortajado como se estila con semejantes difuntos", íué enterrado en la iglesia de
Maracay "en el lugar o sepultura de menos precio y valor, y el entierro con misa de
cuerpo presente, pero del precio mas ínfimo que señale el arancel o sinodal de este
Obispado", según rezan las disposiciones testamentarias.
Por el dicho testamento, sabemos también que de los muchos hijos que tuvieron sus
padres, "han quedado vivos cinco : dos sacerdotes, uno casado y las demás dos también
casadas, dejando a la madre por Albacea, tutora y curadora de todos los bienes libres
para mejorar a quien quisiere, y toda la alhaja del bien libre se reduce a una casilla
llamada Martiacone con cinco fanegadas y un pedacito de tierra que todo ello apenas
valdrá 500 pesos". Tan corta era esta cantidad que, según nos dice don Pablo, él hubo de
suplir para mantener a dos hermanos: "al uno en un colegio y al otro en dos, y viendo
que el mayor que estuvo en un colegio repugnaba el estudiar latinidad, a mis expensas le
tuve estudiando el Pilotaje y lo habilité para Cádiz, y al otro lo puse en el colegio de
Santiago de México. No anduvo menos paternalmente solicito don Pablo con respecto a
sus hermanas, a una de las cuales, Josefa Teresa de Orendain, también "la habilité para
su boda con 400 pesos y a la otra, como mayor, siempre la mantuve en mi casa y mesa
y, en falta mía, mi señora madre, hasta que casó con hombre de posibles". Boda, en la
que nos figuramos, que si don Pablo no fue el planeador, poco debió faltarle a él que,
como también nos dice: ".. .así como a Sra. Madre y como a todos los hermanos y
hermanas los mantuve a mis expensas, ya en la comida como en el gasto del vestuario y
otros regulares y extraordinarios que ocurren en casas decentes".
Su calidad de hijo mayor y la prematura muerte de su padre, cosas dos a que don Pablo
no se refiere, pero que claramente se deducen de los datos que a través del testamento
van apareciendo, son, sin duda, las causas de que actuara del modo que dice respecto a
su familia. Por cierto que con relación a mayorazgo, declara que posee una ".. .en la
ciudad de San Sebastián y, en mi falta, le pertenece a mi hermano mayor (quiere decir,
sin duda, el mayor de sus cuatro hermanos) con quien he hecho mayores gastos,
teniéndolo estudiando en el colegio de Barbastro, en el reino de Aragón, vestido de
sotana, beca, bonete, etc., y surtido de cubiertos de plata, servilletas, paños de manos y
todo lo demás que necesitan los colegiales para entrar en semejantes colegios...". Pero
no iban las inclinaciones del hermano por semejante camino, y "... habiéndose
ausentado de él sin más del encapellado", hubo de pensar don Pablo en otra profesión
que se aviniese con las inquietudes atávicas del vasco y lo puso a estudiar Pilotaje en la
escuela de esta especialidad que funcionaba en Guetaria, pueblo natal del primer
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circunnavegante, desde donde después lo remitió a Cádiz " . .con un baúl bien surtido de
ropas, peluca, espadín, sombrero, etc., dándole en más de un año doce pesos de
mesada". Todo lo cual no parece agradeció mucho el hermanito, pues "habiéndose
ausentado (de Cádiz) y venido a esta Provincia, me quitó en ella una partida de
sombreros blancos, finos y otra de estopilla fina, otra de calzones de punta de aguja y
algunas otras menudencias de todas las cuales nunca me ha dado medio real".
Con respecto a su parroquia de Oyarzun de la que, como sabemos, era beneficiado, nos
declara, en otro lugar de dicho testamento, que: "... los frutos de mi beneficio tengo
arrendados al administrador Sebastián de Bengoechea, en 150 pesos al año y, aunque
tiene algunos gravámenes, tiene también muchas utilidades de censos, fundaciones, etc.
Y es mi voluntad que supuesto que no me ha dado cuenta de nada en 16 años, poco más
o menos, las dé con toda claridad". Declaración que nos es muy útil, pues nos permite
conjeturar que esos 16 años serían, más o menos, el tiempo que don Pablo había partido
del País Vasco, es decir, en el año mil setecientos sesenta y seis, aunque, conforme a
una cláusula que sigue, sabemos que "el año de sesenta y seis, poco más o menos", pasó
a la ciudad de San Sebastián. a hablar con un amigo sobre la habilitación de mil
pesos que necesitaba. .", no nos parece descabellada la conjetura de que de la capital de
Guipúzcoa prepararía su viaje para América, que podemos íijar, sin gran error, por hacia
el año 1767. Sabemos que estuvo en México, que parece fue su primer destino, desde
donde pasó a Guatemala, aunque de esto no hemos hallado confirmación, para,
finalmente, venir a Venezuela, en fecha que exactamente no estamos en condiciones de
poder establecer, y comenzar hacia 1774 el laboreo del añil, en cuya ocupación continuó
hasta el 1780, año de su muerte.
Del humor de Orendain nos dan buenas muestras otras cláusulas de su testamento. No
es, en efecto, obstáculo el solemne carácter de última disposición de voluntad de dicho
instrumento, para que nos encontremos con una cláusula como ésta:
"Declaro que también tengo una cuentecita con don Marcos de Arana, que no son
capaces todos los contadores de S.M. de ajustaría; pero, no obstante, es mi voluntad que
mi albacea tome el trabajo de ajustaría y satisfacer lo que se le debiere".
Manda a su apoderado que cobre los 900 pesos plata que le debe el Presbítero don José
Calderón, de la capital de México, "aunque sea fulminando excomuniones, respecto a
que es poderosísimo el expresado presbítero Calderón ..".
Manda a su albacea que respecto al pleito que tiene en el tribunal de Caracas sobre el
curso de las aguas del Zanjón de Guayamu, por haber cerrado su curso voluntariamente
don Domingo Bautista Saavedra y Lugo, "lo siga, fenezca y concluya en todos grados e
instancias, hasta lograr sentencia favorable del curso y antigüedad de dicho Zanjón. .".
Su interés por la hacienda de San Ignacio, en cuya fundación había puesto tantas
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Hay en este testamento dos promesas: una de cien pesos a Ntra. Sra. del Socorro de
Valencia y otra de 80 para principiar el culto de Ntra. Sra. de la Concepción de
Montalbán. No olvidaba, como se ve, Don Pablo a su tierra de adopción; pero, tampoco
la de origen es olvidada, como lo demuestra el pago que ordena se haga, en plata fuerte,
a la Misericordia de la ciudad de San Sebastián y los legados a Juan José y Santiago de
Michelena, Sebastián de Oyarzábal (de Oyarzun) y otros compatriotas como Luis
Ignacio de Lecuona, J. de Galarraga y Domingo de Zapiain.
Aparte algunos documentos aislados que nos certifican del trabajo propio y del impulso
que a los ajenos dio en el cultivo del añil, hallamos muy pocas noticias en los papeles
del Archivo General de la Nación que nos concreten las actividades de Orendain, con la
precisión que deseáramos. Lamentamos mucho no haber podido hallar algo que, como
los informes dejados por don Pedro de Berástegui sobre el cultivo del tabaco, por
ejemplo, nos hable de los conocimientos teóricos y prácticos que Orendain poseía sobre
el añil y que, sin duda, debieron de ser muy amplios.
En su defecto, sólo nos resta evocar su figura, que se nos antoja la de un clérigo de recia
estampa, poco dispuesto a sufrir ancas de nadie, amigo de correr tierras y conocer países
y a quien la preocupación por los negocios del siglo arrastraba seguramente un poco
más de lo que la rigidez de los preceptos canónicos consiente.
4. Antonio de Arbide
Según puede leerse en Gil Fortoul, a don Antonio de Arbide lo hizo venir a su costa la
Compañía Guipuzcoana desde Veracruz y, junto con Orendain, comenzó a cultivar el
añil en los valles de Aragua. Más tarde, Arbide envió un hermano suyo a Guatemala
para traer semilla con la cual, y 250 pesos que le suplió la Compañía, se dio impulso a
las primeras haciendas.
Así vimos ya cómo, en 1776, en el pleito entablado por Orendain a la viuda de don José
Nicolás Brito, aquél lo nombró su perito para el avalúo de sus siembras de añil, aunque
no pudo actuar como tal por haberlo recusado la parte contraria por "compañero,
comensal y paniaguado de Orendain", nombramiento y recusación que, en todo caso,
sirven para probar la buena amistad y entendimiento que siempre existió entre ambos
guipuzcoanos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
añil "San Ignacio", propiedad de aquél y su consocio don Felipe de Llaguno y Larea,
vemos también aparecer a Antonio de Arbide como uno de los peritos encargados de
justipreciar la finca.
En el Registro Principal (244), hallamos diversos documentos; así (Año 1787, T. 3.),
aquella escritura de fianza que a su favor constituye Felipe Llaguno y Larrea por la
compra, que Arbide ha hecho a "SAI. por medio del Oficial Mayor de la Contaduría
General, don José Bujanda y del Regidor, Fiel Ejecutor don José Escorihuela... de cinco
negros bozales por la cantidad de 757 pesos a pagar en el término de un año", o aquella
otra, también de fianza que le presta otro compatriota, don Juan Bautista de Iturriza,
para el pago de una compra que ha hecho de 16 negros bozales "a S.M. por medio de los
señores don Antonio Mallo, Tesorero general y don José Bujanda, Oficial mayor de la
Contaduría de Ejército y Hacienda de la cargazón hecha por Baker y Dawson, del
comercio de Liverpool"
Sin duda, se trata de braceros destinados a sus plantaciones de añil y algo nos dicen de
la gran dedicación de Arbide a esta empresa. Desgraciadamente, todo ello, así como lo
anterior es muy poco para hacernos conocer al hombre en su vida y en los aspectos más
íntimos de su carácter.
APÉNDICE
"Expediente formado sobre la providencia acordada para el reconocimiento del añil de
esta Provincia, su empaque y marcas, y publicación que se hizo de ella por bando".
(243) Archivo de Aragua. T. XX, í. 125.
(244) Escribanías. Año 1787, T. 3.
(245) Escribanías. Año 1788. T. 6.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con respecto a que Dn. Antonio ARBIDE se ofrece a servir sin recompensa alguna el
cargo de veedor durante su residencia en Maracay, y lo mismo don Pedro Gallego por lo
tocante a esta ciudad, resta solo arreglar la contribución que haya de exigirse para la
satisfacción de alquileres, fábrica de marcas y piezas de reconocimiento con los costos
de su conservación, cuyos objetos podran muy bien llenarse imponiéndose por ahora
sobre cada quintal de añil cuatro reales para el veedor de esta ciudad y dos para el de
Maracay los que deberán exhibirse a los dichos al acto del reconocimiento,
entregándolos éstos a los sujetos que se destinaren para efectuar aquellas obras,
debiendo unos y otros llevar cuenta formal de todo para darla según se les prevenga. Por
consecuencia de este proyecto, será absolutamente prohibido a todo labrador de vender
o comerciar sus añiles sin precedente examen y calificación de los veedores en los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
términos que van especificados, bajo la pena de comiso los que se encontraren
mezclados con especies extrañas al tiempo del reconocimiento quedando comprendidos
en la misma prohibición y pena los comerciantes a quienes sin aquel requisito no se
permitirá su embarque en los puertos de registro, a cuyos ministros se les comunicarán
las correspondientes órdenes con nota de las marcas que se fabricaren para su
inteligencia y confrontación, las cuales presentaran al tribunal los dueños de fábricas de
añil por lo respectivo a los de esta ciudad dentro del término de un mes contado desde la
publicación, y los de los demás partidos a los respectivos administradores donde haya
siembra de dicho fruto dentro del término que se les asignen, remitiéndolas a esta
Intendencia para dicho empadronamiento y para que llegue a noticia de todos y no se
alegue ignorancia, mandó S.S. se haga saber esta providencia por bando a usanza militar
en los parajes acostumbrados de esta capital a cuyo fin el presente escribano pasará a la
habitación del Sr. Gobernador y Capitán General de esta Provincia y, precedido el
recado político y venia del estilo, impetrará de S.S. el auxilio competente de tropa y
tambores, ejecutándose lo mismo por los Administradores de los pueblos de la Victoria,
Turmero, Maracay, Guanare, Barinas y Santa Lucia, librándose para ello los
competentes despachos. Y por ante mí, etc. etc. Francisco de Saavedra". ("Diversos", T.
LIX, ff. 3135).
5. Manuel de Arbide
Hemos visto en el anterior capítulo que don Antonio de Arbide envió a un hermano
suyo a Guatemala para que trajera de allí semilla, con lo que se incrementó el reciente
cultivo del país.
Ese hermano es, sin duda, Manuel de Arbide, del que pocas noticias personales
podemos encontrar en los viejos documentos en donde, sin embargo, su nombre aparece
con cierta frecuencia casi siempre bajo el signo del añil.
Así en los "Autos judiciales seguidos por don Manuel del Puerto contra la esposa y el
hijo menor de don Juan José de Unzain (difunto) por cobro de pesos que quedó
comprometido a devolver en añil flor" (246). En estos autos declara como testigo
Manuel de Arbide quien, entre otras cosas, dice que no tiene parentesco de afinidad ni
consanguinidad con don Manuel del Puerto ni con su apoderado don Pedro Ignacio
Sistiaga; que sólo tiene con estos dos sujetos una regular amistad de conocimiento y
trato "como paisanos". Y como sabemos que Puerto, a pesar de ese apellido, era vasco
como igualmente nos consta lo era Sistiaga. nos nos queda ninguna duda de la vasquía
de Arbide, del que desgraciadamente, como dijimos, no tenemos datos personales.
Por el año de 1789 podemos ver a Manuel de Arbide en otros autos que sigue contra
don Javier de Altuna por cobro de pesos que éste último le debe por arrendamientos
devengados. Altuna, careciendo de dinero, señala como garantía del pago de su deuda
"una fanegada de tierra cellada de planta de añil nuevo..."
En otro autos, volvemos a encontrar muy pronto a Arbide, en los que entabla contra
Francisco Antonio de Ezpeleta, por cobro de pesos precio de "cuatro arrobas de añil
flor" que Arbide le había entregado con la condición de devolvérselas "en el primer
corte del año venidero"
.
En los autos judiciales contra Juan José Isasa, por cobro de pesos, volvemos a encontrar
a Arbide en ese mismo año de 1789 (249); y, para no alargar más la lista, terminaremos
con otros autos que ya en agosto de 1795 sigue contra Agustín Pérez Barrios, también
por cobro de pesos. Lo encontramos también en similares documentos del Registro
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Así como, junto a don Antonio de Arbide, hemos visto a su hermano Manuel, de la
misma forma, al lado de don Pablo de Orendain, hemos tenido ocasión de conocer a su
asociado en el cultivo del afiil, don Felipe de Llaguno y Larrea, quien, a la muerte de
Orendain, se hace cargo de la hacienda "San Ignacio" hasta que fallece, a fines de 1788
Otro guipuzcoano notable en este ramo es don Félix de Zuaznabar, refiriéndose al cual,
dice el docto historiador García Chuecos: "Salvaremos su nombre del olvido insertando
la siguiente Real Orden dirigida por el Ministro Valdés al Intendente Interino don Juan
Guillelmi, con fecha 22 de octubre de 1788: "En atención al particular mérito que ha
contraído en Caracas el Teniente Coronel graduado de Milicias de Infantería don Félix
de Zuaznabar, promoviendo a su costa la cosecha de algodón, se ha servido el Bey
concederle la particular gracia de que pueda extraer del puerto de La Guaira a la isla de
Curazao, seis mil libras (Ltas. 6.000) de añil, y seis mil cueros (6.000) al pelo,
retornando su importe al mismo puerto en géneros de común consumo, cuyo uso no esté
prohibido por Reales disposiciones, todo con libertad de derecho de extracción e
introducción, y sin que sirva de ejemplar para lo sucesivo"
.
A este Zuaznabar se le puede hallar con cierta frecuencia en los documentos de las
diversas colecciones del Archivo Nacional. Así lo vemos en 1777, Teniente Justicia,
Cabo principal a Guerra y Juez de Comisos de Maracay , y dos años más tarde, en 1779,
Teniente de Gobernador que, "solicitando su incorporación al Batallón de Voluntarios
Reglados", hace relación de sus méritos alegando, entre otras cosas, que "el mejor
comprobante de su conducta" es "la notoria aprobación y confianza de cuatro señores
Capitanes Generales sucesivos a cuyas órdenes ha estado y está empleado" (253) Lo
vemos pocos meses después, en ese mismo año de 1779, como, entre otras cosas, dice
que "mi primera hacienda de añil está establecida en tierras y agua arrendadas al
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Capitán don Gabriel Bolívar, y la segunda en las arrendadas a don José Madriz, y así en
otros varios documentos.
Otro fuerte hacendado de añil residente en Maracay sabemos era don José Xavier de
Zuloaga, "hijo legítimo de don José Ignacio de Zuloaga y de doña Polonia de Ugarte,
naturales el primero de la villa de Azpeitia y la segunda de la de Ezquioga en la
Provincia de Guipúzcoa" (254). Este Zuloaga era primo hermano del que fue Factor
Principal de la Compañía Guipuzcoana, don José de Amenabar y Zuloaga y, entre los
albaceas testamentarios que nombró, vemos aparecer al "Capitán graduado Dn. Antonio
de Arbide".
Viene aquí la relación con especificación de calidades, pesos y precios de flor buena,
superior, sobresaliente, etc., etc., con un total de libras netas 2,167 y un precio de pesos
2.251.
El perito evaluador que firma esto en Maracay, a 7 de mayo de 1800, es otro
guipuzcoano, Agustín Ignacio de Ecenarro, uno de tantos, como antes vimos a José de
Hoñatibia, entendidos en la teoría y la práctica del cultivo del añil.
Y, sin detenernos más en casos individuales, vamos a cerrar este capítulo con una
enumeración de hacendados vascos añileros que, al correr de los tomos del Archivo de
Aragua, hemos ido anotando sin pretender, de ningún modo, haber agotado la serie.
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La mayor parte de ellos aparecen muchas veces en los folios del Archivo. Nos hemos
limitado a una cita, generalmente la de la primera vez que los hemos encontrado,
aunque algunas veces ella no sea la más adecuada y completa para la citación.
En otras fuentes, como el Registro Principal, es fácil dar con otros nombres, como los
de José de Esquibel y Miguel de Gárate, quienes, por el año 1788, tenían en Valencia
hacienda de añil, etc., etc.
Entre esta lista y los anteriormente citados, tenemos una cuarentena de cultivadores
guipuzcoanos del añil. Creemos que basta para dar idea de la densidad de un esfuerzo
que se realizaba sobre un territorio de cuatro o cinco leguas cuadradas, como escribía
Humboldt. Podrían añadirse a ellos otros hombres que desfilan por el Archivo como
dueños de almacenes, pulperías, etc., etc. Muchos otros ejercían en esas haciendas de
añil cargos de confianza como mayordomos y otros subalternos, entre los que no
faltaban los de tan pura cepa que ni siquiera conocían el idioma español. Así, en los
autos judiciales seguidos por don Manuel del Puerto, contra la esposa y el hijo menor de
don Juan José Unzainí difunto) por cobro de pesos que quedó comprometido a devolver
en añil flor, se ve que cuando el apoderado de Puerto, don Ignacio de Sistiaga, prepara
la prueba testifical, los testigos que presenta, no siendo "nada instruidos en el idioma
castellano", es preciso hagan sus declaraciones a través de intérprete. Y, en efecto, por
medio del nombrado como tal don Santiago Michelena, deponen Luis de Martiarena,
Juan de AHurralde, Ignacio Gamón y Sebastián de Arrieta, de todos los cuales se dice
ser "de Nación Vizcaína". En el mismo acto, intervienen también como testigos don
Xavier de Zuloaga, "sin asistencia de intérprete respecto a estar instruido en la lengua
castellana", y don Antonio de Aizpuru, "de Nación Vizcayna e instruido en la lengua
castellana"
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153. Cuello, .
154. Cuervo, Rufino J.
155. Chavaneux, Francisco, .
156. Chirinos, María,
157. D'Alembert.
158. Daniel, .
159. Depons, Francisco
160. Díaz Gallardo, Padre, .
161. Díaz Sánchez, Ramón,
162. Diguja, José,
163. Diquemare, Abate, .
164. Doz, Vicente.
165. Ebora, Antonio de, .
166. Ecenarro, Agustín Ignacio de,
167. Echegaray, Bernardo de,
168. Echeverría, Rafael de,
169. Egaña, Antonio de,
170. Egaña, Francisca Ignacia,
171. Eguía y Aguirre, Joaquín Maríade (Marqués de Narros)
172. Eguiño, Juan Bautista de
173. Egurrola, Agustín de,
174. Eüzalde,
175. Elizalde, Miguel Ignacio de, .
176. Elizondo, Matías de, .
177. Enríquez, José Antonio, .
178. Elhuyar y Subiza, Fausto de,
179. Ensenada, Marqués de la, .
180. Eraso, José Agustín de, .
181. Escorihuela, José, , .
182. Escribano de Sepúlveda, .
183. Esopo, ,
184. Esqulbel, José de,
185. Estebanot, Pedro Antonio, .
186. Estenoz, Felipe Remírez de.
187. Estornés Lasa, José,
188. Eugenio, Príncipe,
189. Eyaralar, Antonio de,
190. Ezpeleta, Francisco Antonio de,
191. Ezpeleta, José (Virrey), .
192. Ezponda,
193. Fagoaga, Micaela de,
194. Farían, Juan José, .
195. Feijóo, Padre,
196. Felipe IV, Rey, .
197. Felipe V, Rey, .
198. Fernández de León, Esteban, .
199. Fernández de Fuenmayor, Rui,.
200. Fernando VI, Rey, .
201. Ferrer, Juan, .
202. Perreras, Félix,
203. Feyo,
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204. Figuera.
205. Flórez, .
206. Folard,
207. Fontenelle,
208. Francia, Nicolás de,
209. Francisco de Borja, San ,
210. Francisco Xavier, San.
211. Franco, Luis, .
212. Freiré de Andrada, Gomes, .
213. Fremiot de Chantal, Sor Juana,.
214. Fuentes, Gilberto,
215. Fuentes, Juan,
216. Galán, Juan,
217. Galarraga, J. de, .
218. Gálvez, José de,
219. Gallo, Padre Nicolás,
220. Gamarra, Diego,
221. Gamarra, Manuel,
222. Gamón, Ignacio,
223. Gárate, Miguel de,
224. Garay, Matias de,
225. García.
226. García, Rodolfo,
227. García Chuecos, Héctor.
228. García Espinosa, Pedro,
229. García de la Torre, Sebastián < Gobernador),
230. Garciandia, Juan Francisco de,.
231. Garmendfa,
232. Gascón. José Antonio.
233. Oayangos Lascarry, Juan,
234. Gil Fortoul,
235. GiUJ, Padre,
236. Godoy,
237. Goicoechea, Francisco Miguel de,
238. Goicoechea, José de,
239. Goicoechea, Lucas de,
240. Goicoechea, Martín de,
241. Goizueta, Juan Manuel.
242. Goizueta, Vicente Antonio,
243. González, Padre Eugenio, Gonzálea y González, José,
244. González, Tirso,
245. Grases, Pedro, 5.
246. Cual y Pueyo, Mateo,
247. Guardia, Fray José de la.
248. Guasche, Francisco,
249. Guerrero, Nicolás,
250. Guevara, Fray Antonio de,
251. Guevara, Juan José de,
252. Guignon,
253. Guigo, Francisco,
254. Guillelmi, Juan,
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357. Míchelena,
358. Michelena, Juan José,
359. Michelena, Santiago,
360. Michelena y Rojas, Francisco.
361. Miguel (V al negro Miguel),
362. Mijares, Augusto,
363. Milhau, Ignacio, .
364. Mintegui, Juan José de, .
365. Miseno, Jacobo de,
366. Moliere,
367. Monroy, José,
368. Montesacro, Marqués de,
369. Montesquleu,
370. Monzón, Telesforo María de,
371. Morales Padrón, Francisco,
372. Moreno Mendoza, Joaquín.
373. Moreri,
374. Morrean,
375. Mujica, Francisco de,
376. Munibe e Maquee, Francisco de (Conde de Peñaflorida),
377. Munibe e Idiáquez, Xabier María
378. Muñoz, Diego,
379. Murcia,
380. Murgufa, José Antonio de,
381. Natera, Juana Josefa, Viuda de Brtto, .
382. Navarro, Carlos,
383. Navarro, Monseñor N. E
384. Navarro, Pedro,
385. Nebríja, Antonio de,
386. Nectario María, Hermano,
387. Nicolás, San,
388. Noblezia Echabe, Teresa Ignacia, .
389. Ochoa, Remigio,
390. Ochoteco, Juan Francisco de,
391. Odríozola, José de,
392. Olaiz, Manuel Ignacio de,
393. Olacireguí. Sebastian de,
394. Olaso y Zumulabe, Miguel José
395. Olavarriaga, Pedro José de,
396. Olondo, Miguel de,
397. Onham, conde de,
398. Oraa, .
399. Orendain, Antonio de,
400. Orendain, Josefa Teresa de, .
401. Orendain, Pablo de,
402. Oronoz. Ignacio de,
403. Oroquieta, .
404. Ortiz, Juan, .
405. Oscoz. Martín Antonio,
406. Oserein, María Tgnacia de,
407. Osorio, Mateo de, .
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Volumen 3.
2013
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INDICE
Introduccion..................................................................... 436
Biografia.......................................................................... 676
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
INTRODUCCIÓN
Desde los primeros tiempos de la Colonia puede señalarse la presencia del elemento vasco en
Venezuela. Lo veremos, al principio, llegar bajo el signo de la inmigración individual y esporádica,
como en los siglos XVI, XVII y primer tercio del XVHI. Se trata de un movimiento determinado por
el espíritu de aventura y el ansia de riqueza y bienestar que impulsaban a superar las barreras
que la estrechez de la tierra, la fecundidad familiar y las restricciones de su peculiar legislación
civil, celosa conservadora de la casa solariega, imponían a los dinámicos hombres de un pueblo
asentado frente a los infinitos caminos del mar. maestro inigualado en la escuela del progreso, la
libertad y la convivencia humana.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Al vasco de los primeros años venezolanos lo podemos concretar en individualidades como las que
nos ofrece la dinastía Urrutia (originaria de Sopuerta, Vizcaya) cuyos miembros Sancho Ortiz de
Urrutia y Juan de Urrutia actúan, desde 1519, como armadores de viajes de rescate a la costa de
Cumaná. Así mismo Domingo de Zubizarreta quien también aparece por entonces como armador
de las expediciones perleras (1). En esas actividades tenemos también a Sancho de Lizaur quien
obtiene, en marzo de 1525, licencia para llevar a la isla de Cubagua un navio cargado de
"bastimentos y otras cosas y mercadurías para proveer la gente que está en la isla de Cubagna,
en la costa de Tierra Firme, en el rescate de perlas..." (2). Y a Juan López de Arechulueta quien,
en abril de 1526, es nombrado por Carlos V, "Veedor de Cubagua y la costa de las perlas" (3). Y a
Martín de Ochandiano designado, en mayo de 1527, Tesorero Real de la dicha isla (4), en la cual,
sin duda para que hubiese quien balanceara con au fervor espiritual el apetito de riquezas de sus
paisanos, podemos ver, para 1531, a Fray Antonio de Bilbao "guardián del monesterio de Sant
Francisco desa isla". (5).
Pocos años después (1561) Lope de Aguirre proyecta desde la Margarita a Tierra Firme su silueta
fantasmal. Y en los anales de Venezuela queda prendido para siempre su nombre cargado de
trágicas resonancias. Vaya en su abono el que en esta tierra escribiera, con aquella su carta a
Felipe II, lo que el Libertador calificó de "Acta primera de la Independencia de América". En los
días aurórales de Caracas vemos a Diego de Henares Lezaina (natural de Baracaldo, Vizcaya), el
hombre que diseñó el plano de la primitiva urbe caraqueña; y a Sancho del Villar,
(1) 12)
(3)
(4)
(5)
(!) Vid. E. Otte: "Los mercaderes vizcaínos Sancho Ortiz de Urrutta y Juan de Urrutia". Separata de "Boletín Histórico"
N* 6. Fundación John Boulton.
(2) "Cédulas Reales relativas a Venezuela (15001550), Edición de la Fundación John Boulton y la Fundación Eugenio
Mendoza, 1963, p. 389.
(3) "Cedulario de la Monarquía española relativo a la isla de Cubagua", tomo I. (15231534), publicado por la Fundación
John Boulton y la Fundación Eugenio Mendoza, 1961, p. 8.
(4) "Cédulas Reales relativas a Venezuela...", p. 224.
(5) "Cedulario de la Monarquía española..,", tomo I. p. 126.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
uno de sus primeros alcaldes. Y como, según corre el dicho, el vasco de esas épocas era o
aventurero por mar y tierra o secretario, en 1585 podemos saludar en nuestra ciudad a este
último en la persona de Juan de Amezaga, Secretario de Gobernación.
Ya hemos alcanzado el tiempo en que Simón de Bolívar, el Viejo, cabeza en Venezuela de la rama
de los Bolívar de que habría de brotar el Libertador, ha hecho su viaje a la Corte en la que, entre
otras cosas, obtiene la creación en Caracas de un preceptorado de gramática castellana para
regentar al cual se elige, en 3592, a Juan de Arteaga (1) al que debió suceder en sus tareas
docentes, en febrero de 1594, otro vasco, Simón de Basauri, quien abrió una escuela a la que,
según García Chuecos: ".. .vecinos y ayuntamiento protegieron, y que debió producir los más
saludables efectos". (2).
De estos años son también otros vascos con los que nos encontramos al seguir hojeando las actas
del Cabildo. Así Bartolomé de Emasabel quien pide lo admitan por vecino de Caracas: ".. .atento a
ser casado en esta cibdad, para gozar de las premynencias de los tales vecinos.. .Y ansimismo
pidió una quadra de solares, que son quatro, en la parte que sus mercedes le quisiesen hazer
merced...". (3).
Poco antes (1590), había llegado a Caracas, procedente de Santo Domingo, Diego de Leguizamon
quien: ". . .está en esta ciudad por juez de lo que toca a livertá de los yndios (4). Y unos años
después (marzo 1599) puede verse cómo se encomienda por el Cabildo a Sancho de Urqueta la
misión de ir con los indios que se le señalarán a ver si están cerrados y cegados "los caminos que
de la mar bienen a esta ciudad", para la seguridad de ella (2).
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También en las postrimerías del siglo XVI, se da en Venezuela el espectáculo único de un viejo
poblador que, caballero en su corcel y lanza en ristre, arremete solo contra las huestes del
corsario Amias Presten que entraban al saqueo de Caracas. En esta, quijotesca hazaña lo que
quizá sorprenderá a más de uno que recuerde "la estupenda batalla que el gallardo vizcaíno y el
valiente manchego tuvieron" es que Alonso Andrea de Ledesma, el protagonista de la desigual
contienda en tierras venezolanas, no fuese de manchega estirpe sino, precisamente, de la de su
rival Sancho de Azpeitia. (1).
Con los primeros años del siglo XVTL (1603) tenemos a Tomás de Aguirre, de alcalde ordinario de
Caracas (2), y puede verse como se nombra "abaliador" de perlas en esta ciudad a Martín de
Zabala, junto con el capitán Juan de Echabarria (1604). (3). Poco más tarde (1606) aparece don
Bernabé de Oñate Mendizabal "Tesorero de Su Majestad de esta Gobernación" (4), y en este
mismo año comienza a ejercer su gobierno Sancho de Alquiza cuyo nombre, deformado en
"Sanchorquiz", aún perdura en la toponimia caraqueña.
Pero, antes de éstos y en los años sucesivos, van llegando y afincándose en e! país otros hombres
cuyos apellidos pueden verse en Jos viejos tomos de "Encomiendas" del Archivo General de la
Nación. Tales los Muxica y Butrón cuya enconada rivalidad tanta sangre costó, en un tiempo, a
Euzkadi a causa de
til Según información que debo a la atención de mi culto amigo el señor Manuel Pinto, quien
rae proporciona copia de una vieja escritura rota en varias partes y en la que se dice así: "Alonso
Andrea el moco, Hixo de Andrea de Ledesma, defunto,... nación basca ........... poder...........
tonio Rodríguez Regidor de Santiago
de León.................. bligacion... e Reales Caxas..........
San Sebastián de los Reyes 13 henero de 1598."
(Escribanías de Domingo de Santa María).
la necia soberbia de los "banderizos". "Muxika arerioakaz agika" (Muxica a dentelladas con los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
enemigos), reza el mote heráldico de los primeros, al que los segundos responden con el suyo no
menos restallante de orgullo: "Zelangoa dan Butroe orok dakie" (Cómo es Butrón todos lo saben).
Enlazadas, por fin, ambas familias, pueden ahora leerse ambos lemas unidos en las piedras del
poderoso castillo de Butrón, en la anteiglesia vizcaína de Gatika.
En los miamos tomos de "Encomiendas" hemos leído los nombres de vastagos de la poderosa
familia de los Villela cuya altiva torre aún se alza en la villa de Munguía. Igualmente aparecen los
Ladrón de Guevara, linaje de los condes de Oñate. En esos viejos tomos, finalmente, las
encomiendas de los capitanes Arteaga, Aguirre Gresala, del primer Bolívar y de Sancho de Zuazo
cuyos predios aragüeños eran colindantes, según lo pudimos ver en un viejo y tosco plano en la
sección "Tierras" del Registro Principal de Caracas. Y con los encomenderos entroncará muy
pronto, por su enlace con Elvira de Albarenga, el Capitán don Juan de Landaeta "natural de la villa
de Bilbao en el Señorío de Vizcaya" quien da raíz en Venezuela a un apellido quizá el más
profusamente escrito en los repositorios de viejos documentos de Caracas y que en otros, como lo
hemos visto en los del Registro Principal de Valencia, no le va en zaga. Es la época en que, con el
primer Uzcátegui, florece en tierras merideñas una familia fecunda en vastagos ilustres; como
sucede en Barquisimeto con los Anzolas, en Barinas con los Ochagabias y asi en otras partes. Y al
correr el siglo y en el primer tercio del XVm, los Mendoza y los Ayala, los Urbina y los Ibarra, los
Veroiz y los Pagóla, los Arechederra y los Arguinzoniz... van introduciendo, poco a poco, en la
patronimia española de la Colonia su inconfundible fonología.
Pero en todo lo hasta ahora señalado sólo se trata de un aporte individual y disperso del cual, por
otra parte, sólo nos toca ocuparnos hoy a modo de antecedente más o menos interesante o
curioso. Vayamos ya a lo que realmente nos importa y constituye la médula de nuestro estudio.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aquel 4 de septiembre de 1730 en que arribaron a Puerto Cabello los tres primeros navios de la
Compañía marcó una etapa trascendental en los destinos de la Colonia. "La Compañía —para
decirlo con las palabras sensatas y justas de Arellano Moreno— crea un nuevo estilo en la vida
política y económica de Venezuela. Contribuye a dar fisonomía a las clases sociales que se
mueven en el territorio. Las hace adquirir una clara conciencia de sus funciones y las sella con el
espíritu de la solidaridad. Apresura el proceso de la evolución que hasta ese instante seguía leyes
normales. Sábese que cuando factores superiores intervienen en la marcha de las sociedades,
aceleran lo que sin ellos hubiera necesitado muchos años más para escalarla cúspide hacia donde
se dirigen. Como la empresa de más calidad económicamente de cuantas hasta entonces
intervienen en Venezuela, logra mantener de rodillas a las autoridades políticas y eclesiásticas.
Impone sus pensamientos. Nombra y remueve funcionarios. Da consejos oportunos a los
monarcas y el dinero indispensable para materializarlos. Llega un instante en que tiene entre sus
bolsillos a grandes y pequeños. El cosechero le da en pignoración sus frutos a cambio de
adelantos en especie y pierde su libertad comercial. Ella señala los precios y ellos acatan. El
hombre encopetado recibe sonriente doblones y regalos periódicamente. Por dentro ríe y espera la
ocasión para librarse de semejante tutela. Por este camino pronto hace que su fuerza política se
equilibre con su talla económica. Así la empresa se sienta en la cúspide de las autoridades
coloniales. Autoritaria y generosa, todos la obedecen aunque a regañadientes..." (1).
Los recién llegados guipuzcoanos, con don Pedro José de Olivarriaga al frente, tuvieron que poner
de inmediato manos a la obra que no era otra que la de montar y echar a andar el aparato técnico
y administrativo de la Compañía, para lo cual se precisaba tanto del elemento material como del
humano. Era, en efecto, necesario acondicionar aquel Puerto Cabello que:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y "la Compañía hizo construir una cala magnifica de noventa y dos pies de largo por doce de
ancho, para comodidad de los barcos. Además levantó fuertes para su defensa, y un edificio, más
grande que hermoso y más sólido que elegante, donde estableció su factoría y donde permanece
aún a pesar de haberse extinguido sus privilegios" (2).
Y algo parecido tuvo que hacer en La Guaira, introduciendo amplias mejoras en el puerto,
reedificando y adecuando para sus almacenes "la casa de vivienda alta y baja con diferentes
oficinas... toda ella deteriorada" que pertenecía a don Pedro Rengifo Pimentel, así como también
destinando "unas tierras fértiles con agua de riego que el dicho don Pedro tiene y posee... en el
sitio nombrado Maiquetía... para que los Factores de dicha Compañía en las referidas tierras
puedan hacer y hagan una quinta u otras labores como también casas y enfermerías para
vivienda, recreo y convalecencia de los susodichos y demás gente de sus factorías y de las
embarcaciones de dicha Compañía" (3). Tenían que edificar o reparar casas para sus factorías en
Caracas, San Felipe, etc. y hasta erigir iglesias como la que, no sin emoción, hemos visto en
Puerto Cabello mostrando en sus muros el noble material de la piedra arrancada al mar en el
rincón de la vecina playa de Gayango.
Pero para todas esas tareas y para atender a los múltiples quehaceres de la Empresa que debía
ser, como dice Ramón de Basterra, de una pieza, un cuerpo de marinos y traficantes, de oficinistas
y de agricultores, de mercaderes y de carabineros (4), se necesitaba un vasto personal al que,
quizá, se refería en bloque el ingeniero don Juan de Gayangos, cuando al salir en defensa de la
Compañía en 1749, decía que la presencia de ésta significaba para el Estado contar con unos 700
guipuzcoanos armados, dispuestos a proteger a la Provincia.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A todo el personal que la Compañía pone en funciones, desde el Factor Principal hasta el último
empleado, y a los compatriotas que a su socaire vienen a establecerse, sea en una taberna
guaireña, sea en un hato de los Llanos, hay que añadir el que por esa inevitable extensión de sus
funciones y usurpación de poderes —que acertadamente vimos señalaba Arellano Moreno— se
produce en los cuadros de la jerarquía colonial. Nada diremos de Capitanes Generales como
Lardizabal y Zuloaga, quienes, naturalmente, se sentirían predispuestos a favorecer, de un modo
u otro, esta invasión de esferas de influencia por sus conterráneos; otros gobernadores por
amistad, hábitos contraídos en el país o por otros motivos menos confesables lo tolerarían
también, y así vemos cómo los cargos de Teniente Justicia son ejercidos en casi todos los lugares
importantes por guipuzcoanoa. Lo que, después de todo, a nadie puede escandalizar cuando
vemos cómo "la especie de feudalismo" que en tierra venezolana imperaba en la época anterior a
la llegada
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de la Compañía daba por resultado que "once de los catorce candidatos para Tenientes en los
pueblos eran parientes de Toro, e iban destinados a los distritos donde éste tenia hatos". (1).
Tanto en uno como en otro caso, la protección a los propios intereses era la única razón que movía
a hacer esos nombramientos.
Otras veces, el que los cargos gubernativos estén en manos de los guipuzcoanos no se debe en
absoluto a la prepotencia de la Compañía. Se hallaba ya ésta en sus últimos momentos y en la
cúspide de su poder estaba su gran enemigo el Intendente Abalos; pero éste era lo bastante
inteligente como para apreciar el valer de los hombres de que podía disponer y "no hay más que
echar una ojeada a la lista de Administradores de Hacienda en esos años (17811784) para
comprobar el modo impresionante en que esos altos puestos, de la inmediata dependencia de'
Abalos, eran ocupados por guipuzcoanos en las poblaciones más importantes : Muxica en Caracas,
Arraiz y Zabala en Maracaibo, Echeverría en Guayana, Arteaga en Mérida, Ezponda en Harinas,
Eguiño en Maracay, Oráa en La Guaira, Uriz en Tocuyo, Iriondo en Barquisimeto, Goicoechea en
Trujillo, Garmendia en E! Pao..." (2). Y lo mismo podemos decir de la Renta del Tabaco en la que
hallamos de Administrador, es decir, en el cargo que inmediatamente seguía en jerarquía al
Intendente, al prominente guipuzcoano Juan Bautista de Zarandia, y de los lugares mas
importantes a Eyaralar en Puerto Cabello, Oroquíeta en Valencia, Mendía en Tunnero, Eguiño en
Aragua, Larragoiti en San Felipe, Michelena en Barquisimeto, Ruarte en Tocuyo, Elizalde en
Calabozo, Castülobeitia en Orituco, etc., etc. (3). La Compañía Guipuzcoana trajo, pues, a tierras
de Venezuela, bien para cumplir con las tareas que propia y específicamente eran suyas, bien por
el campo que brindaba en otras que surgían como consecuencia de las primeras, a una masa de
vascos cuyo número no fue en modo alguno despreciable como podrá verse en las listas que
forman el cuerpo de este volumen.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Comenzamos con la labor de hacer fichas de vascos desde los primeros días en que, trabajando
en nuestro libro "Hombrea de 1a Compañía Guipuzcoana", los íbamos viendo aparecer en los
viejos folios del Archivo General de la Nación. Lo hacíamos llevados de un impulso que esperamos
sea comprendido y empezando por la sección "Real Compañía Guipuzcoana", ampliamos pronta
nuestro quehacer a "Gobernación y Capitanía General", "Diversos" y a la mayor parte de las
secciones.
Lo extendimos después al Registro Principal de Caracas donde, sobre todo en las secciones de
"Escribanías" y "Testamentarías" fuimos adquiriendo nuevos datos. Estos siguieron aumentando
con lo hallado en las cinco parroquias caraqueñas del siglo XVffl. Estuvimos en el Registro
Principal de Valencia y revisamos los libros parroquiales de su catedral, así como los de la vieja
iglesia de Puerto Cabello. Esto y poco más en cuanto a las fuentes manuscritas. Por lo que hace a
las impresas, estuvimos siempre al acecho del dato en cuanto libro ha caído en nuestras manos y
cuyos títulos van citados en la lista de las respectivas fuentes.
Como normas generales seguidas en este trabajo, diremos: I1?—Que de ningún modo se
pretende que este fichero sea exhaustivo. Han quedado por ver algunos archivos como el de
Cumaná y otros. Algunos como el de Puerto Cabello p.ej. no se trabajaron con el tiempo
necesario. Indudablemente, una intensiva y exclusiva consagración al tema durante unos meses
podría añadir muchos nombres a estas listas. Creo, sin embargo, que tal como este trabajo se
ofrece contiene un número de individualidades que basta para dar clara idea de la importancia de
la aportación vasca a la vida de Venezuela y me parece también que entre los nombres que aquí
se dan están los de la mayoría de los hombres más representativos de esa aportación. 2'—por lo
general, sólo se da una cota que se refiere de ordinario a la primera vez que nos encontramos con
un nombre nuevo. Estimamos basta para el fin perseguido, ya que de otro modo la tarea se
hubiera vuelto excesiva e innecesariamente pesada.
3*—Sucede a veces que la escasez de datos induce a dudas sobre la individualización cuando se
trata del mismo nombre y apellido. Hemos procurado resolverlas por medio de la fecha, el cargo y
actividades, etc.; pero no siempre podemos estar seguros de la decisión adoptada.
4"—En cuanto al período de tiempo que abarca la investigación, se abre en el año 1730, o sea
cuando la Compañía comenzó a funcionar y se cierra con el siglo, ea decir, pocos mas allá de su
extinción (1785). Y aun unos cuantos años mas adelante p.ej. en testamentos, por razones
obvias. Hay casos en que, por una u otra causa, se han traspasado estos límites, pero BOU pocos.
Creemos que si se tiene en cuenta la población de Venezuela en esa época y que, concretamente.
Caracas que en su próximo Cuatricentenario habrá pasado del millón y medio de habitantes, no
rebasaba entonces mucho los treinta mil, el número de los ofrecidos en estas listas —3.260—
tiene ya su importancia que se acrece con la calidad de muchos de los incluidos.
5°—En rigor, podríamos haber llevado la fecha tope hasta 1810 y asi lo hemos hecho,
últimamente, en algunos casos, puesto que al erigirse, en 1785, la Compañía de Filipinas,
heredera en cierto modo de la Guipuzcoana, se fijaba su disolución para aquella fecha como,
efectivamente, ocurrió por obra de la Independencia, lo mismo que el Consulado de Caracas en el
cual durante los primeros años fácil es ver en los puestos rectores a los que lo fueron de la
Guipuzcoana.
Es en 1810 cuando la inmigración de las pasadas décadas a tierras venezolanas se corta a lo largo
del siglo XIX, aunque no de modo tan absoluto como se ha creído. Efectivamente, en "El Liberal"
(Caracas, 28 de junio 1842, N» 360) puede verse el anuncio de la llegada a Venezuela de más de
sesenta inmigrantes vizcaínos, entre ellos "distintos artesanos y menestrales". No disponemos de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
más datos sobre ese pequeño grupo inmigratorio que el esclarecedor de la fecha de ese anuncio.
Estamos, en efecto, en los días en que, con el fin de la primera guerra carlista, se asesta un golpe
de muerte a las seculares libertades vascas por lo que cantidad de hijos del País emprenden el
destierro. El grueso de ellos hizo rumbo a las orillas del Plata, pero no faltaron, como se ve, otros,
cuyo número no estamos en capacidad de precisar, que se sintieron atraídos a navegar por las
mismas aguas en que, con "Los navios de la Ilustración", lo hicieron, antes, Untos de sus
compatriotas y familiares.
&—Para la determinación de la nacionalidad de los comprendidos en las fichas que siguen nos ha
guiado, principalmente, el apellido. No es, ciertamente, un criterio infalible, pero sirve inicialmente
y se refuerza en combinación con el documento en que aparece, uso del de antes del gentilicio,
costumbre entonces aún más general que ahora entre los vascos, como lo he podido comprobar, y
otras circunstancias, pues que no son tan numerosos como se quisiera los casos en que la
naturaleza de la persona en cuestión viene específicamente determinada. Entre las muchas cosas
que, en cambio, pueden establecerse con certeza está la de que, considerado el País Vasco en sus
diversas regiones, es la de Guipúzcoa la que —haciendo honor al nombre de la empresa— aparece
con sus hombres en abrumadora mayoría. Le sigue Navarra con una nutrida contribución de
hombres de su parte Norte —valle de Baztán y aledaños— los Echezurria, Narbarte, íribarren,
Huizi..., sin olvidar el aporte por motivos de bien diversa índole que suponen loa Capuchinos
navarros.
7.—Advertiremos que en esto de los apellidos hemos procurado aplicar un criterio restrictivo
cuando se trata de los que aquí son anteriores a la llegada de la Guipuzcoana, los que, por otra
parte no son muy numerosos y nos resultan perfectamente conocidos como los Bolívar, Arteaga,
Landaeta, Guevara, Arechederra, Arguinzoniz, Urbina, etc. También hemos procurado restringir a
los casos en que la comprobación puede hacerse por otras vías, aquellos de indudable origen
vasco, pero que, por las razones que fueren, se han extendido desde muy antiguo fuera de los
ámbitos vascos; tales Mendoza, Ayala, Ochoa, etc.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
servir de algo a quien quiera emplearse en aquélla. Pensamos asimismo que estarla bien ofrecer
unos cuadros en los que los componentes de las listas que siguen aparecieran agrupados por
profesiones, pero nos ha sorprendido el momento de llevar este trabajo a la imprenta sin que
hayamos siquiera iniciado esa labor.
Claro que esto de las profesiones es un poco relativo. Lo decimos pensando en este momento en
Bartolomé Riesgo Espinosa de los Monteros quien, aunque no vasco de origen, podría ser
considerado como tal por sus años de estancia y casamiento en Guipúzcoa y BU condición de
impresor oficial a quien se deben ediciones tan magníficas como la del Diccionario Trilingüe
(vascoespañollatín) de Larramendi (1745) en la que se declara: "Impresor de dicha M.N.Y.M.L.
Provincia, ciudad de San Sebastián, su Consulado y de la Real Compañía Guipuzcoana de
Caracas".
En cuanto dimos con su nombre en el Registro Principal de aquí, nos pusimos a seguirlo con el
interés que puede suponerse, pensando en lo que su venida a Venezuela podría representar en
orden a la interesante cuestión de la introducción de la imprenta, hasta que hubimos de
convencernos de que sus afanes editoriales los había dejado en el Viejo Mundo donde seguía
teniendo "dos oficios de imprenta, el uno en Álava y otro en la ciudad de San Sebastián", y que en
tierras de Venezuela, donde tanto lustre pudo haber dado a su nombre y al de la Compañía
Guipuzcoana con el ejercicio del oficio en que era maestro, sólo se dedicó a "varios negocios" de
los cuales parece que el del cacao fue el más lucrativo.
En esto de las profesiones o más exactamente las "aficiones" tampoco falta la nota pintoresca
como la de: "Pepe Martín, de nación vizcaíno, muy aficionado a los toros", quien ni por nombre, ni
por apellido, ni por "afición" difícilmente podría ser un castizo exponente del pueblo vasco.
Hemos recordado también lo que tantas veces se ha dicho, y el propio P. Larramendi recoge,
sobre los Factores de la Compañía, considerados por algunos como una especie de Clives de la
India que volvían a su patria cargados de las riquezas que en estas tierras, por unas u otras artes,
supieron acumular. La verdad es, como puede verse consultando sus respectivas fichas, que bien
fuese por su propia voluntad o porque el destino así lo dispuso, la gran mayoría y los principales
de ellos, desde los primeros como Iturriaga y Olabarriaga hasta los últimos como Goicoechea,
Amenabar y Mintegui, aquí dejaron sus huesos y, con ellos, seguramente la mayor parte de sus
presuntas riquezas.
Pero otro tesoro mayor dejaron los vascos, Factores o no, como aquí lo testifican los apellidos de
Arrambide, Aranzamendi, Amezcaray, Goenaga, Serondo y demás compañeros de la precursora
empresa de Gual y España. Y los de Anzoátegui, el que "valía el solo por un ejército", y el fiel
Urdaneta, y Arismendi, Sagarzazu, Aramendi y tantos otros que en esta patria se veneran; y el de
Iturbe de quien la voz, desbordante de afecto y gratitud, del Libertador proclama una y otra vez:
"Como Iturbe no hay dos amigos".
Y junto a los esclarecidos, los olvidados, los del sacrificio callado y sin aureola, como el que a mi
mente llega en este momento del hijo de Juan Antonio de Careaga, el guipuzcoano que fuera
Comandante del Corso en estas costas. Aquel José María Careaga, joven recién casado, de quien
leía hace poco en un documento oficial cuya sequedad no hace sino resaltar más su carga
emocional: "Fue militar aí servicio de la República y tras de la desgraciada acción de Úrica... no
volvió a Maturín, como volvieron los muy pocos que se salvaron, ni se supo mas de él...".
Sólo me resta añadir que bien quisiera que esta mi modestísima labor de compilador pudiera ser
de alguna utilidad a vascos y venezolanos estudiosos. Y que ella pueda ser grata a los millares de
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hijos de Venezuela por cuyas venas corre la sangre de esos hombres que al afincar en esta tierra
generosa, prestaron su aliento y muchos de ellos ofrendaron sus vidas a la superior empresa que
después de la Guipuzcoana habría de plasmar para siempre aquí: la de la integración de una
patria que, animada por el impar genio de Bolívar, se incorporaba para siempre al concierto de los
pueblos libres que tienen su palabra que decir en el mundo de nuestros días y de los días que
vendrán.
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ABADÍA, Pedro Ignacio.—Marinero natural de San Sebastián que viene a Venezuela en el bergantín
"Ntra. Sra. del Coro" en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira en setiembre de 1783, bajo el
mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A. G. I. Caracas, legajo 786.
ABALIA, José Lorenzo.—Marinero de la balandra corsaria "San Antonio" de 32 años de edad. Año
1760. A. G. N. Real Cía. Guip. T. VII, f. 295.
ABALIA, José Manuel de.—"Natural de la provincia de Guipúzcoa, Señorío de Vizcaya (sic) uno de
los del comercio de Cádiz. Residente por ahora en esta ciudad de Caracas..." Otorga poder el 19
de abril de 1787 R. P. Escrib. 1787. Hacendado y cultivador de añil del valle de Aragua. A. G. N.
Archivo Aragua. T. XXIV, f. 164.
ABASÓLO, Antonio Joaquín.—"Natural del Señorío de Vizcaya. Vino de Europa en 1761 y entró a
servir de plumario en la factoría de la R.C.G. hasta el año 1766 desde cuya fecha ha
desempeñado los cargos de Teniente de Catia y Rio Tocuyo y la Guardamayoria del puerto de La
Guaira. Caracas, octubre de 1771. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. J. III. ff. 224228.
ABURUZA, Manuel de.—Residente en La Guaira en el año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVI,
289.
ACHA, Juan José.—Mayordomo a bordo del bergantín "Ntra. Sra. del Coro" que viaja de Pasajes a
La Guaira en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A. G.
I. Caracas, legajo 786.
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AGREDA, Manuel de.—"Natural de Navarra, hijo del Coronel Don Crisógono de Agreda y de doña
Francisca de Narváez. Casó en Coro en 1743 con doña Juana María de la Colina. Murió esta señora
poco después y don Manuel volvió a su patria.
Arcaya, Pedro M.: "Familias de Coro". Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Abriljunio de
1965. N» 190.
AGUERREBERE, Pedro Ignacio de.—"Natural del lugar de Arizcun, valle del Baztán en el Reino de
Navarra y residente en Caracas. Hijo legítimo de don Pedro José de Aguerrebere y de doña
Catalina Sanzberro, vecinos que fueron de dicho lugar".
Hace su testamento el 4 de enero de 1792. Era comerciante establecido en la ciudad de Caracas.
R. P. Escrib. 1792, t. 3, f. 2.
Se casó con doña Juana Catalina de Echenique el 24 denoviembre de 1795.
Catedral, Matr. IX, 17851810, f. 83.
AGUXNAGA, Joaquín de.—Marinero del jabeque "San Francisco Javier" el año 1757.
A. G. N. Real Cía. Guip. t. V. f. 125.
Guardián del navio "San Miguel y Santiago" de la R. C. G. en viaje a Cádiz en marzo de 1775. A G.
N.—Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
AGUINGALDE, Xavier de.—Cabo a Guerra y Juez de Comisos del Valle de Chuao. Natural de
Azpeitia, Guipúzcoa. Hace testamento el 11 de noviembre de 1770, "gravemente herido de un
lanzazo que atravesaba el cuerpo".
A. G. N. Aren. Aragua. T. IV, ff. 159170.
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AGUIRRE, Agustín de.—Grumete de la fragata "Ntra. Sra.de Monserrat", en viaje a Cádiz en julio
de 1774. A G. N. Gob. y Cap. Gral. XV, 99.
AGUIRRE, Jorge.—Condestable de la fragata "Ntra. Sra. del Socorro". 1756. R. P. Test. Año 1755.
Tomo M4.
AGUIRRE, José de.—Capitán de una fragata que trajo de registro de los reinos de España y se
hallaba en La Guaira el año 1726. A. G. N. Diversos. XI.
AGUIRRE, José Martín.—Marinero del navio "San Carlos" de la R. C. G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
AGUIRRE, José Vicente.—Apoderado para recepción de cacao. Año 1767. A. G. N. Real Cía. Guip.
XIX, 295.
AGUIRRE, José Zenón de.—Es apoderado por don José Antonio de Ibarrondo para
contraer matrimonio, el 3 de junio de 1801. Mulares. R. F. Maracaibo.
AGUIRRE, Juan Bautista de.—Tal vez sea el anterior. Natural de San Sebastián (Guipúzcoa). De 20
años de edad en 1771. Mayordomo que fue de la balandra corsaria "San Antonio y "San Carlos"
varada y perdida cerca de la ¡ala de Oma. A. G. N. Real Cía. Guip. XXm, 148.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AGUIRRE, Lucas de.—Apoderado del capitán del "San Francisco Javier". Antonio Pascual
Echeverría. Año 1767.
AGUIRRE, Manuel de.—Vecino de Maracay. Testigo en testamento otorgado en dicha ciudad por D.
Pablo de Orendain en 1780. Hacendado y cultivador de añil del valle de Aragua. A. G. N. Archivo
Aragua T. f. 111.
AGUIRRE, Mariano de.—En 1800, vecino de Valencia donde se le ejecutan las casas el 14 de
enero de 1800. R.P. Valencia. Año 1800, f. 3.
AGUIRRE, Martín de.—Marinero del bergantín "Ntra Sra. del Coro" guardacostas de la R. C. G.
Testigo en La Guaira en septiembre de 1770. A. G. N. Real Cía. Guip. XXII, 226.Gaviero y patrón
de lancha del navio "San Carlos" de la R. C. G. en viaje a Cádiz en agosto de 1774. A. G. N. Gob.
y Cap. Gral. XV, 134.
AGUIRRE, Martín José de.—Marinero del jabeque "San José" de 29 años de edad en 1758. A. G. N.
Real Cía. Guip. VI, 5.
AGUIRRE, Matías de.—Firmante de una carta fechada en 1754, Caracas. A. G. N. Real Cía Guip.
Apénd. I, 70.
AGUIRRE, Miguel de.—Patrón de la lancha corsaria "Ntra Sra. de la Concepción". Año 1757. A.
G. N. Real Cía. Guip. V.
AGUIRRE, Miguel Antonio de.—Natural de la villa de Urnieta, Guipúzcoa, cuñado de Miguel Antonio
de Indurra, el Factor de La Guaira. Hace testamento en San Felipe en octubre de 1779. R. P.
Escrib. 1779.
AGUIRRE, Pedro.—Efectúa pago en plata por compra de cacao. Año 1767. A. G. N. Real Cía. Guip.
XLX, 305.
AGÜIRRE, Pedro Pablo, de.—Escribano del navio "San Francisco Xavier" de la R. C. G. Año 1767.
Viaje de La Guaira a Cádiz.
A. G. N.—Real Cfa. Guip.—XVII, 40.
AGÜIRRE, Simón.—Soldado de la Guardia del valle de Patanemo. Año 1769. A. G. N. Real Cía.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AGUIRRE, Simón de.—Testigo en el testamento otorgado en Maracay en 1780, por don Pablo de
Orendaín. A. G. N. Real Cía. Guip. XLH, f. 9C. Hacendado y cultivador de añil en el valle de
Aragua. A. G. N. Archivo Aragua. T. XIV, f. 161.
AGUIRRE, Tomás de.—Escribano Real en el valle de Pascua en 1795. R. P. Test. Año 1795. T. XX,
AS.
AGUIRREAUNDIA, Juan Bta. de.—Vecino de La Guaira y testigo en 1748. A. G. N. Real Cfa. Guip.
Apéndice 1, f. 430.
AINZIBUKU, José Antonio de.—Cadete del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", guardacostas de la R.
C. G. de 19 años de edad. Testigo en La Guaira en noviembre de 1770. A. G. N. Real Cía. Guip.
XXII, 237.
AIZ, José Nicolás.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R. C. G. A. G. N. Gob. y Cap.
Gral. XIV, 2. Año 1773.
AIZ, Santiago de.—Contramaestre del jabeque corsario "San Francisco Javier". Año 1757. Real
Cia. Guip. (A. G. N.) V, 33.
AIZABURU, José.—Residente en La Guaira el año de 1786. A. G. N. Real Cía. Guip. XVI, 30.
AIZPITARTE, Manuel de.—Teniente y Justicia Mayor del Partido de Maiquetía el año 1760. R. P.
Test. Año 1765. T. M2.
AIZPURU, Antonio de.—"De Nación Vizcayna e instruido en lengua castellana". Actúa como testigo
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en los autos judiciales seguidos por don Manuel del Puerto contra la esposa e hijo menor de don
Juan José de Unzain. Año 1788. A. G. N. Archivo Aragua. T. XXH, ff. 80102.
AIZPURUA, Antonio de.—Natural de Usúrbil (Guipúzcoa). Carpintero a bordo del jabeque "San
Rafael" corsario de la R. C. G. 1769. A. G. N. Real Cía. Guip. XX, 238.
AIZPURUA, Antonio de.—Vecino de Maracaibo, autorizado para comprar una fragata junto con
don Francisco de Larrumbide. Abril, 1781. A. G. N. Int. Ej. y Real Hda. T. XII, f. 267.
AIZPURUA, José Antonio de.—Vende a Ana María Magdalena, mujer de don José de Bujanda,
tesorero pral. de Ej. y Real Hda. de la provincia de Maracaibo una esclava el 6 de mayo de 1799.
AIZPURUA, José Domingo.—Grumete de la fragata "Ntra. Sra. de Monserrat" en viaje para Cádiz
en julio de 1774. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XV, 99.
AIZPURUA, José María de.—Compra a Josefa Vülasmil una casilla sita en la cañada llamada
Manantial que cruza la ciudad hacia la carnicería, en la cantidad de 50 pesos el 29XI1800. Mijares.
R. P. Maracaibo.
AIZPURUA, Manuel de.—Residente en La Guaira. Testigo en 1760. A. G. N. Real. Cía. Guip. Apénd.
IV, 22.
ALAMANEA, Cristóbal de.—Representante del capitán Mateo Hernández, maestre del navio llamado
el Palo Negro. Año 1729. A. G. N. Resid. Portales y Meneses. T. XX, í. 58.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, al mando del comandante Vicente Antonio de Icuza.
A. G. Í. Cfcraca*. Legajo ..786.
ALARRAI, Juan.—Mayordomo de don Diego Díaz. Abril de 1783. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. T.
XXVH, f. 44.
ALBIZU, Felipe Miguel.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a dimana
solicitado por esa comandancia de orden superior. Enero de 1776. A. G. N. Gob. y Cap. Gral T.
XVH, f. 241.
ALBIZU, Joaquín de.—Da poder a Miguel de Mendizabal del comercio de Cádiz el 25 de noviembre
de 1803. R. P. Escrib. 1803, T. 9, f. 376.
ALBIZU, José de.—Marinero del jabeque "San José" corsario de la R. C. G. De 20 años de edad en
1754. A, G. N. Real Cía Guip. Apénd. I, 39.
ALBIZU, José Manuel.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R. C. G. en viaje a Cádiz
en marzo de 1775. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. T. XVI, f. 75.
ALBIZU, Juan Francisco de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R. C. G. en viaje de Venezuela
a Cádiz en 1772. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. T. XU, f. 142.
ALBIZU, Juan Felipe de.—Cabo de la guardia del valle de Patanemo. 1769. A. G. N. Real Cía. Guip.
Apénd. ni, 301.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ALBIZURI, Martín de.—Contrata servicios para milicias del Valle de la Victoria. Marzo de 1781.A G.
N. Int. Ej. y Real Hda. T. XII, f. 344.
ALCORTA, José de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R. C. G. en viaje de Venezuela a Cádiz
en 1722.
A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143. ALCORTA, José Rafael.—Marinero que embarca en la
goleta"San José" para Orúa, en abril de 1776.
A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 341.
ALCORTA, Marcos Antonio de.—Marinero de la lancha del jabeque "San Pedro1'. Año 1766, A. G.
N. Real Cia. Guip. XV, 144.
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ALDABALDE, Juan Pedro de.—Tripulante del jabeque "San Ignacio" de la R, C. G. Año de 1756. A.
G. N. Real Cía. Guip. IV, 290.
ALDAI, Diego.—Marinero de la fragata "Ntra. Sra. del Rosario" en viaje a Pasajes en noviembre de
1773. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
ALDAMA, Pedro.—Testó en 1800. Era natural del lugar de en Vizcaya. Estaba, casado con Dña.
Rosa García.
Pedro M. Arcaya: "Familias de Coro". B. A. N. H. Abriljunio 1965, n» 190.
ALPAONDO, Martín José.—Natural de la villa de Alza, Guipúzcoa. Se casa con Dña. Bárbara Josefa
García el 26 demayo de 1783.Altagracia, Mat. Lib. 1« 17511786, f. 168
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ALDAVE, José Manuel.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R. C. G. en viaje a Cádiz.
Marzo de 1775. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ALDAVE, Sebastián de.—Marinero del navio "San Julián" de la R. C. G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XII, 1772.
ALLUNALDE, Juan.—Carpintero y calafate que viaja en elbergantín "Ntra. Sra. del Coro", de
Pasajes a La Guaira en septiembre de 1783, con sueldo de marino y destinado
para el caso de establecerse maestranza.A G. I. Caracas, legajo 786.
ALDAY, Agustín.—Grumete de la fragata "Ntra. Sra. de Montserrate", en viaje para Cádiz en julio
de 1774. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XV, 99.
ALDAY, Juan.—Paje que viene a bordo del "Ntra. Sra. de Coro", en viaje de Pasajes a La Guaira, en
septiembre de 1783, al mando del comandante Vicente Antonio de Icuza. A. G. I. Caracas, Legajo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
786.
ALDAYA, José Antonio.—"Natural del pueblo de Oiz (Aoiz) en el reino de Navarra". Teniente Justicia
Mayor del valle del Guapo.
Otorga un poder general el 5 de enero de 1793. R. P. Escrib. 1793. t. 8 f. 5.
ALDAZ, Manuel de.—Ayudante de Batallón, en agosto de 1782. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XXVI,
78.
ALDECOECHEA, Antonio de—Residenciado en Cumaná, como Procurador del número que fue en
dicha ciudad, en 1790.
ALEGRÍA, José Antonio.—Cabo de una balandra el año 1764. A. G. N. Real Cía. Guip. XIII, 244
ALSUA, Manuel Esteban de.—Escribano. Año de 1766.A G. N. Real Cía. Guip. XV, 2
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ALTUNA, Gabriel Antonio.—Puerto Cabello. 1756. R. P. Test. Año 1755, Tomo M4.
ALTUNA, Lorenzo de.—Patrón de bote y gaviero a bordo del navio "San Francisco Javier", de la R.
C. G. en viaje de La Guaira a Cádiz el año de 1767. A. G. N. Real Cía. Guip XVII, 40,
ALTUVE, Juan José Antonio.—Cirujano barbero que alcanzó su auge en San Felipe en el año 1768.
Archila: "Historia...".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ÁLZATE, José Antonio de.—Marinero de la fragata "San Rafael" de la R. C. G. con destino a Pasajes
en agosto de1774, de 24 años de edad.A G. N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120
ÁLZATE, Simón de.—"Vecino de la universidad de Irún Uranzu, Prov. de Guipúzcoa... hijo legitimo
de don Domingode Álzate y de doña María de Echeverría ya difuntos. Casado con doña Josefa de
Errazu en la dha. Irún".
Otorga testamento el 9 de agosto de 1744.
R. P. Escrib. 1744. t. 6. f. 114.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ALZUGARATE, José de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R. C. G. en viaje a Cádiz
en julio de 1775. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
ALZURU, Manuel de.—Residenciado en la ciudad de Guanara, como Alcalde Ordinario que fue en
ella, en 1793. A. G. N. Resid. LXIV, 18, 68 y 97.
AMAYA, Domingo.—A mediados del siglo XVITI casó en Coro el vizcaíno Don Domingo de Amaya
con Dña. Margarita Prieto.
Pedro M. Arcaya: "Familias de Coro". B. A. N. H. abriljunio 1965, n« 190.
AMAZARRAIN, Juan Manuel de.—"Residente en esta dha. ciudad y natural de la ciudad de San
Sebastián, en los Reinos de España". Otorgamiento y revocación de poder para desposarte. Reg.
Pral. Escrib. 1748, 5. f. 61.
AMENABAR, Gaspar de.—"Residente en esta ciudad de Caraca»..." Otorga escritura de poder gral.
6 de mayo de 1773. Reg. Pral. Escrib. 1773, 3. f. 92.
AMESTI, Xabier de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R. C. G. en viaje a Cádiz en
marzo de 1775. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AMEZAGA, José Antonio.—Residenciado en La Guaira como Corregidor que fue del pueblo de
Maiquetia en 1793. A. G. N. Reaid. LXVH, 339 y 369.
AMIAMA, Santiago de.—Vecino de Maracay y testigo allí en 1782. A. G. N. Real Cía. Guip. XLQ,
162.
AMURIZA, Xavier de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R. C. G. en viaje a Cádiz,
en marzo de 1775.A G. N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANACHURI, Justino.—Paje del bergantín "Ntra. Sra. del Coro"que bajo el mando del Comandante
Vicente Antonio de Icuza viaja de Pasajes a La Guaira en septiembre de 1783.A G. I. Caracas,
legajo 786.
ANASAGASTI, Martín de.—Maestre de equipajes a bordo del navio "San Francisco Javier" en viaje
de La Guaira a Cádiz en 1767.A G. N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
ANCHETA, Vicente.—Vecino de la ciudad de Coro en el año 1767. A. G. N. Real Cía. Guip. XVI,
172.
ANCIOLA, Manuel Antonio de.—Receptor de cacao. Año de 1767. A. G. N. Real Cía. Guip. XIX,
293.
ANDIA, Francisco Pérez de.—Vende una esclava en Valencia el 23 de junio de 1803. R. P. Valencia.
1803, f. 126.
ANDONAEGUI, Juan Felipe.—Residenciado en la villa de San Carlos como Alcalde Ordinario que fue
en ella en 1778. A. G. N. Resid. XXXIX, 103, 135 y 190. Entabla juicio contra Orencio Rojas por
cobro de pesos. R. P. Civ. 1759, A4.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANDUEZA, Juan Cruz.—Natural del lugar de Lezo, Guipúzcoa y vecino de Caracas. Hijo de D. Juan
y de Dña. María Oyarzabal del mismo lugar. Casado con Francisca de Irisarri, natural de Navarra.
Tuvo como hijos a Xabier María y otros dos que murieron. Otorga testamento el 12 de julio de
1806.
R. P. Eflcrib. 1806, T. 5, f. 60. —Bodeguero en Caracas en 1810. M. Alvarez: "Comercio...". p. 147.
ANCLES GORTARI, Matías de.—Natural del Reino de Navarra. Gobernador que fue de Tucumán.
Murió en la villa de San Carlos de Austria cuando viajaba de Lima para la Península. En dicho viaje
llevaba consigo varios talegos conteniendo dinero que hacían un total de 49.331 pesos. R. P. Test.
1787, A2.
ANIZ, José Manuel.—Teniente Justicia Mayor de Curepe. 1784. A. G. N. Real Cía. Guip. XXm, 26.
ANIZ, José Tomás de.—Teniente interino del valle de la Pascua. 3 de octubre de 1788. A. G. N.
Gob. y Cap. Gral. T. XL, f. 90.
ANIZ, Miguel de.—Síndico Procurador del Convento de Ntra. Sra. de las Mercedes. Caracas 18 de
septiembre de 1788. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. T. XL, f. 25.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANSO, Cristóbal de.—Efectúa una venta de esclavos en Valencia el 25 mayo 1801. R. P. Valencia.
Año 1800, f. 97.
ANSO, José Joaquín de.—Marinero del navio "Ntra Sra. del Coro" de la R. C. G. en viaje a Pasajes
en septiembre de
1773. G. N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
ANTIA, José Domingo de.—Residenciado en Carera, como Teniente Justicia Mayor que fue de los
valles de Moroturo Baragua y Corregidor de los pueblos de San Sebastián, San Miguel y
Siquisique, en 1787 y 1793. A.G.N. Resid. LVIH, 524 y 614; LXVHI, 473 y 547.
ANTIA, Juan de.—Corregidor de los pueblos de San Miguel y Siquisique en octubre de 1774. A. G.
N. Gob. y Cap. Gral. XV, 187.
ANTIA, Juan José de.—Acusado de haber dado de palos al Comisionado de Real Hacienda de
Barrancas. Barinas. 23IX1778. A. G. N. Jntend. Ej. y R. Hda. T. V. f. 278.
ANTIA, Juan Pablo.—Residenciado en Carora, como Procurador General que fue en dicha ciudad en
1793. A. G. NA LXVH, ff. 502 y 544.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANZA, Agustín de.—Coro, abril de 1783. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 37.
ANZA, José Joaquín de.—"Natural de la ciudad de San Sebastián, Prov. de Guipúzcoa y vecino de
la ciudad de Caracas, hijo de don Felipe de Anza y de doña Catalina de Eizmendi...".
Fue tenedor de libros de la Factoría de Caracas. Otorga testamento el 20 julio de 1774. R. P.
Escrib. 17741775, F28. Se casa con doña María Sanabria el 19IÜ1776. Cated. Matri. 8, 17481782,
f. 154. Vuelve a hacer testamento el 18IX1794. R. P. Escrib. 1794. t. m. f. 125. Y vuelve a testar
el lXÜ1806. R. P. Escrib. 1806, t. 12, ff. 111114.
ANZO, Cristóbal de.—Hacendado y cultivador de añil del valle de Aragua a fines del siglo XVHI.
A.G.N. Archivo Aragua. T. XXV, f. 4.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANZOATEGUI, Manuel de.—Oficial Primero de los Oficios Generales de Ejército y Real Hacienda de
la Provincia de
Cumaná.
Otorga un poder el 17 enero de 1798.
R. P. Escrib. 1798, t. 6, f. 60.
ANZOLA, Joaquín de.—Natural de Motrico (guipúzcoa). Marii ñero del jabeque "San Rafael",
corsario de la R. C. G. Año X 1769.
A. G. N. Real Cía. Guip. XX, 239.
ANZOLA, José Antonio de.—Depositario judicial de los bienes de don Antonio Pulido. Caracas,
1761. A. G. N. Real Cía. Guip. IX, 277.
ANZOLA, José Javier de.—Sargento Mayor. Residenciado en Barquisimeto como Alcalde Ordinario
en 1778. A. G. N. XLI, 112 y 166. (Resid.).
ANZORENA, Lorenzo de.—Perito avaluador. Año 1760. A. G. N. Real Cía. Guip. VI, 16.
ANZOTEGUI, Manuel de.—Vende un esclavo a don Sebastian Mier y Terán. Caracas, 23, octubre
1800. R. P. Escrib. Año 1800, f. 348,
AÑORGA, José Martín de.—Vecino de La Guaira, testigo en documento. Año 1760. A. G. N. Real
Cía. Guip. XVIII, 370.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AÑORGA, Manuel Vicente.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R. C. G. en viaje a
Pasajes en setiembre de 1773. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
AÑORGA, Santiago.—Patrón de una lancha de Cumana que llega a La Guaira trayendo dos presos
que remite el gobernador de Cumaná, 10marzo1801. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XCV1, 80.
APAOLAZA, Gabriel José.—Marinero del navio "San Francisco Javier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz. Año 1767. A. G. N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
APARRAIN, Martín José de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R. C. G. en viaje de Venezuela
a Cádiz el año 1772. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
APAZTEGUI, Manuel Agustín.—Paje del bergantín "Ntra. Sra. del Coro" que viaja en
septiembre de 1783 de Paaajes a La Guaira bajo el mando del comandante Vicente Antonio de
Icuza. Archivo General de Indias. Caracas, legajo 786.
APELLANIZ, José de.—Vecino de Caracas, da poder a Dn. Francisco Albizun para cobro de
cantidad de pesos a Dn. Domingo Aldecoa, morador del pueblo de Turmero. 9 enero 1796. R. P.
Escrib. 1796, U, P. 13.
APEZECHEA, José Ignacio.—"Natural del Reino de Navarra en la villa de Goizueta..." Hijo de Dn.
Francisco Ignacio y Dña. María Josefa Arrieta. vecinos de dicha villa. Sobrino de Feo. Antonio de
Arrieta. Otorga testamento el 3 de enero de 1778. R, P. Eacrib. 1778, 2 F. I.
"Cirujano aprobado y recibido en el M. 1. C. y de esta ciudad.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARAMBARRI, Manuel de.—Vecino de Valencia. Otorga poder a Dn. Pablo Arambarri, su hermano.
Caracas, 5 de marzo de 1798. R. P. Eacrib. 1798, 5 F. 57.
ARAMBARRI, Pablo de.—Del comercio de Puerto Cabello. R. P. Test. Año 1794. T. M. Vecino de
Valencia en 1800.
Aparece con frecuencia en los documentos del Archivo Principal de esta ciudad por estos años.
ARAMBURU, Cayetano de.—Hace "Compañía" con D. Francisco Trujillo en una tienda de varios
efectos de mercadería, el 11 de julio de 1799. R. P. Escrib. 1799, 11819.
ARAMBURU, Francisco de.—Tercer piloto del navio "San Julián" de la R, C. G. en viaje a Cádiz.
Diciembre de 1772. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
ARANGOrriA, Ciprian de.—Testigo en La Guaira. Año de 1773. A. G. N. Real Cía. Guip. XXH, 358.
ARANGUREN, Fray Luis de.—De la Orden de N. P. San Francisco. Comisario de Jerusalén y Tierra
Santa en la provincia de Caracas. Firma un recibo en Caracas el 24 de noviembre de 1738. R. P.
Test. T. R. F. 24.
ARANGUREN, José Antonio.—Ayudante de condestable en el bergantín "Ntra. Sra. del Coro" que en
septiembre de 1783 viaja de Pasajes a La Guaira bajo el mando del Comandante Vicente Antonio
de Icuza. Archivo General de Indias. Caracas, legajo 786.
ARANGUREN Y ANZUETA, María del Carmen.—Viuda del Contador Pral. del Ej. y Real Hacienda
Dn. Francisco de Música, Marzo de 1786. A. G. N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXIII, f. 45.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARAMBURU, Francisco Antonio.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a
Cumaná solicitado por la comandancia cumanense, de orden superior. 1776. A. G. N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 241.
ARAMBURU, Gabriel José de.—Escribano público del número de Caracas. 1778AG. N. Real Cía
Guip. XXXII, 262 y passim.
ARAMBURU, José de.—Natural de Ezquioga, Guipúzcoa. Hijor de don Domingo y doña Gertrudis
Lizarralde. Se casa con doña Candelaria Ravelo el 511778. Cat Matrim. 8,17481782, ff. 238239.
ARANA, Francisco Ignacio de.—Marinero de la lancha corsaria "San Fernando" de 40 años de edad.
Puerto Cabello,
1762.A G. N. IX, 290.
ARANA, José,—Otorga un poder en Caracas, año 1759.A G. N. Real Cía. Guip. VII,
ARANA, José Domingo.—Marinero del navio "San Rafael" dela R. C. G. con destino a Pasajes en
abril de 1775.A G. N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARANA, Gregorio de.—Teniente Justicia Mayor que fue de la ciudad de Mérida en 1704. A. G. N.
Resid. LXX1, 293 y 708.
ARANALDE, José Joaquín de.—"Residente en esta ciudad de Caracas y próximo para hacer viaje a
los reinos de España. .." Otorga poder el 2 de agosto de 1791. R. P. Escrib. 1791, 5. f. 245.
ARANALDE, José Ventura de.—Comerciante de San Sebastián al que se concede permiso para que
desde el puerto de Santander despache una embarcación con pasaporte, bandera y tripulación
portuguesa. Octubre de 1782. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XXVI, 115.
ARANZADI, Miguel Antonio.—Vecino de Caracas. Otorga poder cumplido a Dn. José Mateo de
Aballa. 12 de febrero de 1799. R. P. Escrib. 1799, 5. f. 21.
ARANA, Gregorio de.—Teniente Justicia Mayor que fue de la ciudad de Mérida en 1704. A. G. N.
Resid. LXX1, 293 y 708.
ARANALDE, José Joaquín de.—"Residente en esta ciudad de Caracas y próximo para hacer viaje a
los reinos de España. .." Otorga poder el 2 de agosto de 1791. R. P. Escrib. 1791, 5. f. 245.
ARANALDE, José Ventura de.—Comerciante de San Sebastián al que se concede permiso para que
desde el puerto de Santander despache una embarcación con pasaporte, bandera y tripulación
portuguesa. Octubre de 1782. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XXVI, 115.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARANZADI, Miguel Antonio.—Vecino de Caracas. Otorga poder cumplido a Dn. José Mateo de
Aballa. 12 de febrero de 1799. R. P. Escrib. 1799, 5. f. 21.
Natural de la villa de Ezguioga, Guipúzcoa, Vecino y del
comercio de Caracas. Hijo de Dn Juan Antonio, natural de
Ezquloga y de Dña. Josefa Antonia de Eleizalde, natural
de Ichaao,
Otorga testamento el 4 de diciembre de 1806. R. P. Escrib. 1806, T. 4, f. 189
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARBURU, Lázaro de.—Capitán del navio "San José" de la R. C. G. en viaje de Venezuela a España.
Noviembre de 1734. A. G. N. Real Cía. Guip. Leg. sin encuad. f.
.
ARBURU, Luis de.—Capitán del navio "San Rafael" (que conduce añil de Orendain). Año 1779. A.
G. N. Real Cía. Guip. XLH, 112.
ARBURUA, Felipe de.—Acreedor de Miguel Tomás Dorre. Año 1761. A. G. N. Real Cía. Guip. IX, 16.
ARBURUA, Juan Manuel de.—Marinero del "Santo Cristo" de la R. C. G. Año 1767. A. G. N. Real
Cía. Guip. XVI, 273.
ARCAYA, Ignacio Luis de.—Fue el fundador de la familia Arcaya en Coro por su matrimonio
efectuado en esta ciudad el 12 de septiembre de 1752 con Dña. María Josefa de Medina. Era
natural del lugar de Matauco en Álava, hijo legitimo de Dn. Juan de Arcaya y de Dña. María de
Lezama. Pedro M. Arcaya: "Familias de Coro". B. A. N. H. Abriljunio de 1965. n» 190. Alcalde
Ordinario de Coro en 177885. A. G. N. Resid. XLHL 376 y 477. LI, 205 y 286.
ARCAYA, Juan Dionisio de.—Residenciado en Coro, como Procurador General que fue en él, en
1793. A. G. N. Resid. LX1X, 428.
ARCAYA, Joaé de.—Residenciado en Coro como Procurador General y Alcalde Ordinario que fue en
el año 1787 y 93. A. G. N. Resid. LVIH, 356 y 402. LXJX, 295, 544.
ARCAYA, Mariano de.—Vecino de Coro. Vende una casa al ministro del Tribunal Supremo de Alta
Corte Dn. Francisco Javier el 2 de marzo de 1822. R. P. Escrib. 1822, T. 4, f. 4.
ARCAYA, Pablo Ignacio de.—Residenciado en Coro como Procurador General, Alcalde Ordinario y
de la Santa Hermándad que fue, en 177885 y 93.
A. G. N. Reaid. 420 y 516. LI, 216 y 297. LVIH, 354, 372, 394 y 397. LXDÍ, 399 y 524.
ARCE, Coronel don Francisco de.—Jura el 11 de diciembre de 1778 el recién creado cargo de
Teniente de Rey. García Chuecos: "Relatos..." ps. 3233.
ARCE, Joaquín Ignacio de.—Ejerció la medicina primero en Pto. Cabello hasta 1796 y luego se
trasladó a San Felipe. En 1798 tenía 48 años. R. Archila: "Historia..."
Pagina - 474
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARCOS, P. Fray Adrián de los.—"Predicador y Vicario que ha sido. De 32 años en 1752; de hábito
18; de mediana disposición. Corpulento y algo calvo". P. F. Cesáreo de Annellada: "Por la
Venezuela indígena".
ARDOZ, Manuel.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a Cumaná
solicitado por esa Comandancia de orden superior en enero de 1773. A. G. N. Gob. y Cap. Oral.
XVH, 241.
ARECHAGA, Fray Enrique Manuel.—Comendador del Convento de la Merced. Definidor Gral. Doctor
en Sacra Teología, etc., etc. Caracas, 21 de julio de 1745. R. P. Escrib. 174143.
ARESTI, Juan de.—Marinero del navio "San Ignacio" .de laR. C. G. en viaje de Venezuela a Cádiz.
Año 1772.A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
Pagina - 475
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARGAIN, Juan de.—"Natural del lugar de Alzuruch, en Navarra, Reinos de Francia, y vecino de esta
ciudad..." 1788. R. P. Escrib. 1788, T. 2.
Vecino de Caracas. Testigo en el testamento de Martín de Echeverría. 1770.
R. P, Test. 1773, T. E.
Hijo de Dn. Juan y de Dña. María Irigaray. Se casa conDña. Mariana Blanco Valvis.
Catedral Mat. 8. 17481782, f. 156.
ARGAIN, Juan de.—Recibe carga del "Ntra. Sra. de los Dolores", 1767. A. G. N. Real Cía. Guip.
XVm, 10.
ARISGOnTA, José.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz; diciembre
1772. A. G. N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
AREjJMENDI, Juan Bernardo de.—Capitán de navio; año 1751. A. G. N. Real Cía. Guip. 11, 116.
ARISMENDI, Miguel de.—Residenciado en La Asunción, como Alguacil Mayor, Fiel Ejecutor, Regidor
y Alcalde de la Santa Hermandad que fue en la isla de Margarita en 1785 y 1788. A. G. N. Resid.
LIV, 393 y 302.
ARISPE, Miguel Antonio.—Contramaestre del navio "Ntra. Sra. del Rosario" en viaje a
Pasajes; nov. 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
ARISTEGUI, José Félix.—Hacendado de cacao. Año 1767. A.G.N. Real Cia. Guip. XIX, 296.
ARISTEGUI, José Félix.—Marinero del navio "Santa Ana" de 1& R.C.G. de viaje de La Guaira a
España en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARISTEGUI, Martín de.—Marinero del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARISTEGUI, Vicente.—Paje a bordo del navio "San Francisco Javier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 41.
ARISTEGUIETA, Domingo.—Acreedor de Miguel Dorre. Caracas, 1761. A.G.N. Real Cía. Guip. IX,
40.
ARISTEGUIETA y BOLÍVAR, Juan Félix de.—Presbítero. "Para dar esplendor a su familia materna,
el presbítero Juan Félix Aristeguieta y Bolívar en su testamento, en 1784, instituyó con todos sus
bienes, un vínculo y mayorazgo, en favor del niño Simón Bolívar, que pasaría sucesivamente a
Pagina - 476
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
otros hijos de don Juan Vicente Bolívar y Ponte, si los poseedores no tuvieran sucesión..."
Vicente Lecuna: "Las Nueve Musas". Crónica de Caracas", N' 2021, págs. 8391.
ARISTEGUIETA, Miguel Jerez de.—Cabeza de esta familia en Venezuela. Lo vemos en 1741 (A.G.N.
Real Cía. Guip. I, 122) como cosechero de cacao. Fue notario y alcalde ordinario de Caracas el año
1744 y alcalde por el Estado de Hijosdalgo y murió el 25HI1782. Tuvo dos matrimonios. El
primero efectuado en 1734 con doña Petronila de Bolívar y Ponte y el segundo, en 1752, con doña
Josefa Blanco y Herrera. De este último proceden las dichas "Nueve Musas". Felipe Francia. "La
familia Aristeguieta". "Crónica de Caracas". N' 2021, págs. 9397.
ARISTI, Manuel Francisco de.—Marinero del navio "San Julián"; año 1775. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 221.
ARISTIMUÑO, Martín de.—Maestre de tripulación del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España; 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XK, 309.
ARISTIZABAL, José Ignacio.—Marinero del navio "San Francisco Javier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
ARISTIZABAL, Nicolás— Marinero del "Sta. Ana" de la R.C.G. en viaje a España en 1767. A.G.N.
Real Cía. Guip. XDC, 810.
Pagina - 477
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARIZA, Tomás.—Postor en subasta en Puerto Cabello. Año 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXTJ, 197.
ARIZABALO, Juan Bautista.—Recibe pago en plata "Del nuevo cuño mexicano". Año 1767. A.G.N.
Real Cía. Guip. XIX, 305.
ARIZARRETA, Joaquín de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz. Julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
ARIZCORRETA, Joaquín de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes en junio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 53.
ARISCUN, José de.—Marinero de la balandra "San Antonio", alias "La Prusiana", corsaria de la
R.C.G. Año 1775. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXI, 134.
ARIZGCTTI, Ignacio.— Pasajero a bordo del navio "San Ignacio" en viaje de Venezuela a Cádiz, en
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ARIZMENDI, Francisco Dionisio.—Marinero a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España, el año 1767.
ARIZMENDI, José.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ARIZMENDI, Martín.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a Cumaná
solicitado por esa Comandancia de orden superior, en enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
ARIZMENDI, Miguel de.—Destinatario de una carta en Camaná el año 1754. A.G.N. Real Cía. Guip.
Apénd. I, 80.
ARTZMENDI, Pedro Ignacio.—Marinero a bordo del navio "Santa Ana" en viaje de Venezuela a
España, en 1767.
Pagina - 478
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARIZTEGUIETA, José.—Exportador. Caracas, mayo de 1786. A.G.N. Int. Ej. y Rl. Hda. XXXIH, 333.
ARIZTIZABAL, Juan Marcos.—Piloto segundo del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
AROCENA, Juan Miguel de.—Comerciante acusado de abuso de buena fe por un colega. Año de
1782. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXV, F. 33.
AROCENA, Marcial de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz.
Marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
AROSTEGUI, Domingo de.—Factor de la R.C.G. en Puerto Cabello. Año 1733. A.G.N. Real Cía.
Guip., VH, 71.
AROSTEGUI, José Ignacio de.—Sustituye poder. Caracas, 3 de marzo de 1792. R. P. Escríb. 1792,
f. 820.
AROSTEGUI, Juan Crisóstomo.—Vecino de la ciudad de Coro. Año de 1763. A.G.N. Real Cía. Guip.,
XI, 391.
AROZ, Esteban de.—Testigo en inventario de una goleta el año 1757. A.G.N. Real Cía. Guip., V,
119.
AROZENA, José de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
AROZENA, Juan Miguel de.—Escribiente a bordo de la fragata "Ntra. Sra. de la Soledad", octubre
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral., XV, 157.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARPIDE, José de.—Capitán de la balandra "Ntra. Sra. de Aranzazu", Corsaria de la R.C.G. 1755.
A.G.N. Real Cía. Guip. IV, 176.
ARPIDE, Matías de.—Residente en Maracaibo en junio de 1774. R. P. Test. A3. Año 1786.
ARPIDE, Santiago de.—Marinero del "Santo Cristo" de la R.C.G. en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip.
XVI. 273.
ARPIDE, Sebastián.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre de
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
ARRAGA, Antonio.—Carpintero y calafate que con sueldo de marinero viaja en septiembre de 1783
en el bergantín "Ntra. Sra. del Coro", de Pasajes a La Guaira, bajo el mando del Comandante
Vicente Antonio de Icuza, y destinado para el caso de establecerse maestranza. Archivo General
de Indias. Caracas, legajo 786.
ARRAGA, Antonio.— Capitán del bergantín "Amistad". Caracas, marzo de 1801. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XCVI, f. 98.
ARRAIZ.—Administrador de Hacienda en Maracaibo entre los años de 178184. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXII, 103v.
ARRAIZ, Francisco José.—Vecino del valle de Aroa. Otorga poder el 31 de agosto de 1796. R. P,
Escrib. 1796, T. 5, f. 315.
ARRAIZ, José Francisco.—Residenciado en Nueva Valencia, como Escribano Real y Público que fue
en Puerto Cabello, en 178587 y 93.
A.G.N. Resid. XLVIII, 173 y 196. LVI, 201 y 231. UOV, 215 y 271.
ARRAIZ, Matías Antonio.—Vecino de Caracas. Suplica algún acomodo para mantenerse con su
mujer honradamente. Dice que ha servido durante 18 meses el empleo de cabo en el valle de
Cúpira. Caracas 4 de nov. de 1777. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. m, f. 235.
ARRAMBIDE, Juan Javier de.—"Natural de los reinos de España". Residente en Caracas. Da poder
a Francisco Antonio Zabalza "también natural de los reñios de España". R. P. Escrib. 1789, 3. f.
160,
Comerciante mayorista en La Guaira; uno de los principar les en la conspiración de Gual y España.
Se ofreció por la Audiencia premios a los delatores en el siguiente orden y cantidad: 10.000 pesos
por Gual; 10.000 p. por España; 3.000 por Cordero y 3.000 por Arrambide. C. P. López:
"Picornell..."
ARRAMBIDE, Salvador de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
ARRÁSATE, Domingo.—Natural de Cumaná, de 22 años de edad en 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXH, 58.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARRASCAETA, Domingo de.—Marinero de la balandra "Aran • zazu" el año 1757. A.G.N. Real Cía.
Guip. V, 217.
ARRASCUE, José Ignacio de.—Marinero del jabeque "San José" corsario de la R.C.G., de 20 años
de edad en 1748. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 412.
ARRASCAETA, Pablo de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xn, 174.
ARRATIA, José Félix.—Deudor a Diego Plaza de la cantidad , de seis pesos. Año 1789. R. P. Test.
Año 1792. Tomo F.
ARREGUI, Pedro José.—Carpintero a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España el año 1767.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARREGUI, Pedro José.—Quizá se trate del anterior. Aparece como avaluador en Puerto Cabello, el
año 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 49.
ARRESE, José de.—Vecino de Caracas. Actúa como testigo en escritura de fianza otorgada por el
Factor Pral. de la R.C.G., el 10 de septiembre de 1771. R. P. Escrib. 1771, 6. P. U.
ARRIA, Diego de.—Soldado distinguido. Caracas, abril de 1786. A.G.N. Int Ej. y R. Hda. T. XXXm,
f. 226.
ARRIA, Francisco Antonio de.—Testigo en Maracaibo, noviembre de 1771. A.GJÍ. Int. del Ej. y R.
Hda. T. IX, F. 63.
ARRIA, Juan de.—Vecino de Barinas y testigo en dicho lugar el año 1783. R.C.G. XLI, 323. Testigo
en Maracaibo, 1771. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. DC, 62 v.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARRIAGA, Dionisio de.—Capitán del bergantín "Jesús Nazareno" el año de 1720. (Anterior a la
Guípuzcoana). A.G.N. Diversos, XV, 425.
ARRIARAN, José Joaquín de.—Capitán en 1760 del jabeque "San Pablo" de la R.C.G. y de edad
entonces de 42 años y dispuesto a seguir viaje de primer piloto en el navio "San José". A.G.N.
Real Cía. Guip. Apénd. W. 49.
ARRIARAN, Juan José.—Pilotín del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
ARRIBILLAGA, Martín José de.—Nombrado maestro del paquebot "San Antonio", alias "El Bizarro".
2 de noviembre
de 1769. R. P. Eacrib. 1769, 3 F. 89.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARRIETA, Esteban de.—Marinero del "San José y las Animas", en el año de 1741. A.G.N. Real Cia.
Guip. T. I. F. 226.
ARRIETA, Felipe de.—Marinero del navio "El Gran Poder de Dios". Puerto Cabello, año de 1769.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 49.
ARRIETA, Francisco de.—Testigo en una subasta en La Guaira, año 1749. A.G.N. Real Cia. Guip. II,
262.
ARRIETA, Francisco Antonio de.—Cosechero de cacao. Año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC,
287v.
ARRIETA, Joaquín de.—"Natural de San Sebastián en el Señorío de Vizcaya (sic) y vecino del
pueblo El Sombrero". Hijo de Dn. Esteban y de Dña. María Antonia Guruceaga. Es soltero.
Albaceas: Juan Manuel Lecumberri y su sobrina Urbana Arrieta. Otorga testamento el 21 de abril
de 1806. R. P. Escrib. 1806, t. X, ff. 7374.
ARRIETA, José de.—Marinero de la fragata "San Miguel" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, el ano
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 180.
ARRIETA, José Antonio.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
el año 1767. A;G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARRIETA, José Joaquín de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
ARRIETA, Josefa.— Vende esclavos en Valencia el 30 de abril de 1801. R. P. Valencia. 1801, f. 53.
ARRIETA, Juan Bautista.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
él año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARRIETA, Juan Felipe de.—Propietario del navio Poder de Dios". Puerto Cabello, año de 1769.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 49.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARRIETA, Pedro.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774.A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
ARRIETA, Pedro de.—Cirujano del jabeque "San FranciscoXavier" de la R.C.G. Año 1757.A.G.N.
Real Cía. Guip. V. 28.
ARRIETA, Pedro de.—"Administrador en propiedad de la fragata "El Gran Poder de Dios", nombra
por segundo capitán y maestre de la misma a su sobrino José de Arríela "residente en esta ciudad
y natural de los reinos de España...".
Caracas, 2 de diciembre de 1745. R. P. Escrib. Año 1745. •
ARRIETA, Sebastián de.—Carpintero calafate a bordo de la goleta "San José" en viaje a Orua, en
abril de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 341. ,
ARRILLAGA, Juan Bautista de.—Factor de la R.C.G. en Sta. Ana de Coro. 1776. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXIX, 97.
ARRILLAGA, Simón de.—Marinero a bordo del navio "San Francisco Javier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Cádiz. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARRTTEGUI, José Manuel de.—Tercero avaluador en La Guaira en 1761. A.G.N. Real Cía. Guip.
Apénd. IV, 89.
ARRITEGUI, Marcial Antonio.—Paje a bordo del bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a
San Sebastian el año 1722. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
ARRITEGUI, Pedro Joaé.—Feligrés del pueblo de la Vega. Hijo legitimo de Dn. José y de Dña.
Josefa Velasco "naturales de San Sebastian, Vizcaya" (sic). Se casa con Dña. Petronila Medina el
15 de noviembre de 1798. San Pablo. Mat. 2, 17821806. f. 115v.
ARRTTEGUIETA, Joaquín de.—Vende un esclavo. Caracas, 29 agosto 1800. R.P. Escrib. 1800. f.
276.
ARRIVILLAQA, Tomás Ignacio de.—Alguacil Mayor. Residenciado en San Felipe el Fuerte, como
Alcalde Ordinario, Regidor y Alguacil Mayor que fue en él, en 1785 y 87. AGN. Resid. XLVH, 265,
351 y 378 LIX, 88, 107, 124 y 154.
ARRIZO, José Vicente.—Marinero del bergantín "Ntra. Sra. del Coro", 1766. AGN. Real Cía. Guip.
XVI, 208.
ARROÍíA, Benito.—Maestre del navio "San Sebastián". .AGN. Real Cía Guip. I, 256, Año 1748.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de edad. Mostró su certificado. Segundo piloto a bordo del navio de la R.C.G. "Ntra. Sra. de los
Dolores". Año 1767. R.C.G. XVm, 15.
Capitán de la fragata "San Miguel". A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. VHI, 301.
ARTAIN, Juan de.—Cosechero de cacao. Año 1767, A.G.N. Real Cía. Guip. XDC, 288.
ARTEAGA, Bruno de.—Vecino de Araure. Enero de 1785. A.G.N. Gob y Cap. Gral. XXXII, 320.
ARTEAGA, Cornelio José de.—Marzo de 1775. Soldado de la volante de la R.C.G. Año 1777. A.G.N.
Real Cía. Guip. XXX, F. 1.
ARTEAGA, Félix de.—"Natural del señorío de Vizcaya, hijo de Dn. Domingo y de Dña. Josefina
Goiri". Vecino de Puerto Cabello. Hace testamento el 4 de noviembre de 1804. R. P. Valencia. Año
1804, ff. 3536.
ARTEAGA, José Francisco de.—Vecino de La Guaira, postor en un remate en 1740. A.G.N, Real Cía.
Guip. Apénd. I f. 450.
ARTEAGA y SOLOETA, Juan José de.—Alcalde ordinario de San Sebastián de los Reyes. Actúa
como tercero avaluador de los bienes de Dn. José Carvajal en el sitio de El Carrizal, jurisdicción de
la ciudad de San Sebastián de los Reyes.
Año 1733. R. P. Test. Tomo B.C.E.M. Año 1733.
ARTEAGA, Manuel de.—Residenciado en Caracas como Teniente Justicia Mayor que fue de Sabana
de Ocumare. Año 1778. A.G.N. Resid. XLV, ff. 358 y 359.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARTEAGA, Silvestre.—Zapatero en Caracas. Interviene como ' tasador de las prendas del difunto
Factor Dn. José de Amenabar. Año 1784. A.G.N. Real Cia. Guip. Apénd. IV, f. 45.
ARTECHE, José de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
el año de 1772, A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ARTECHE, Tomás de.—Marinero del jabeque "San José" de laR.C.G. De 26 años de edad en 1754.
A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 46.
ARTECHO, Tomás.—Paje a bordo del Bergantín "Ntra. Sra.del Coro" en viaje de Pasajes a La
Guaira, en septiembre de 1783, al mando del Comandante V. A. de Icuza.
Archivo General de Indias. Caracas, Leg. 786.
ARTOLA, José Tomas de.—"Natural de Ernani". Marinero dela balandra corsaria "Santa Gertrudis",
de 27 años de edad. Aiío de 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXV, 105.
ARTOLA, Manuel—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela, a España. Año
1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARTUSA, Manuel de.—Paje a bordo del Bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San
Sebastián, año de 1772.
A.G.N, Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
ARTUSA, Mateo de.—Buzo y marinero del jabeque "San Francisco Javier" de la R.C.G. Año de
1759.
A.G.N. Real Cía. Guip. VII, 163.
ARTUZA, Martin de,—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XII, 284.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ARTUZA, Martín Ignacio.—Marinero del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ARTUZA, Miguel de.— Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
ARTUZA MUGICA, Rosa.—Cosechera de Cacao. Año 1767. A.G.N. Real da Guip. XIX, 286.
ARVELAIZ, Juan Bautista.—Residenciado en San Sebastián de los Reyes como Teniente Justicia
Mayor que fue del pueblo de Chaguaramal, en 1787. A.G.N. Resid. LVmr f. 238.
ARVIDE, Joaquín de.—Vecino y hacendado de importancia del pueblo de San Diego en 1800.
Aparece con frecuencia en loa documentos del Registro Principal de Valencia por esos años.
ARVIZUA, Bernardo de.—Marinero del jabeque "San Francisco Javier". A.G.N. Real Cía. Guip. VI,
154.
ARZA, Felipe Fernández de.—Escribano Público en la isla Margarita, el año de 1766. A.G.N. Real
Cía. Guip. XVH, 181.
ARZA, Francisco de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
ARZA, José.—Escribano de la goleta holandesa "El Rey David". Natural de la isla Margarita. Año
1759. A.G.N. Real Cía. Guip. VI, 290.
ARZAC, Mateo.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
ASFILLAGA, José Ignacio.—Carpintero a bordo del Bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a
San Sebastián. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
Pagina - 488
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ASPIROZ, Francisco Ignacio.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. Cap. Gral. XVI, 261.
ASPIROZ, Vicente de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz
en julio de 1775. A.G.N. Gob. Cap. Gral. XVI, 261.
ASPITARTE, Manuel de.—Residenciado en Nueva Valencia, como Teniente Justicia Mayor, Cabo a
Guerra y Juez de Comisos del valle de Ocumare de la Costa, en 1767. A.G.N. Resid. XXXV, 77.
ASTERRICA, Juan Antonio.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ASHEIA, Pedro de.—Residente en Caracas. Venta, 2 de marzo de 1779. R. P. Escrib. 1779, I, f. 24.
ASUGARRAGA, José.—Gobernador de Santa Marta, que llega a bordo de la fragata "Santa Teresa"
de la R.C.G., en febrero de 1786. A.G.N. Gob, y Cap. Gral. XXXH, 338.
ASTIGARRETA, Francisco Xavier.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
a Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
ATALAY, Martín de.—Comandante de un jabeque corsario de la R.C.G. Año de 1757. A.G.N. Real
Cía. Guip. IV, 303.
ATALAY, Tomás.—Escribano a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
ATRISTAIN, Ana Antonia de.—Esposa del Director Principal de la Compañía Guipuzcoana, José de
Iturriaga. Vid. Amezaga (V): "Hombres de la Compañía Guipuzcoana", pág. 175.
AURICENA, Juan Bernardo de.—Residente en el valle de Choroní, donde aparece como testigo en
un documento, en 1771. R. P. Test. 1771, Tomo G.
Pagina - 489
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AUZQUIA, José Ignacio.—Vecino de San Felipe. Otorga poder en Caracas el 30 de julio de 1792. R.
P. Escrib. 1792, í. 128.
AYALA, Manuel de.—Justicia Mayor de La Guaira en el año 1764. A.G.N. Real Cía. Guip. VI, 364.
AYARDEBURU, Francisco Antonio de.—Preso por el tribunal eclesiástico en 1767. A.G.N. Real Cía.
Guip. XV, 265.
ATESTA, Vicente María de.—Vecino de Puerto Cabello. Contrae obligación con Dn. Pedro Antonio
Labaca por entrega que éste le ha hecho de una goleta y otros efectos, el 20 de mayo de 1803.
í R. P. Valencia, 1803, f. 93.
AYESTERAN, Juan Bautista,—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
AZALDEGUI, Francisco.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
Pagina - 490
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AZARÓLA, Manuel Francisco.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en junio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVm, 54.
AZCARATE, Andrés de.—Cosechero de cacao en el año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 300.
AZCARATE, Bernardo.—Paje de la fragata "San Francisco Javier". Puerto Cabello, enero de 1777.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 316.
AZCARATE, José de.—Factor de Puerto Cabello. 17381743. R. P. Test. 1742. T.A. ff. 39 y 57.
AZCARATE, Tomás de.—Vecino y del comercio y residente en La Guaira. Recibe poder general de
Dn. Pedro Lares. 17 de octubre de 1799. Mijares, R. P. Maracaibo.
AZCARATE, Tomás de.—Propietario de las existencias de la tienda que en Curiepe tenia Ramón
Castrillo. Año 1791. A.G.N. Real Cía. Guip. XXHI, 97.
AZCARATE, Tomás Gerónimo de.—Receptor de cacao. 'Año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX.
300.
AZCARRAGA, Manuel de.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
AZCOYTIA, P. Fr. Vicente de.—Capellán del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Pasajes.
Octubre de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 148.
AZCUE, Fermín de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
Pagina - 491
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
la R.C.G. en viaje a Pasajes, en abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
AZPIAZO, Vicente.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
junio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Oral. XVIII, 53.
AZPIAZU, José María de.—Contramaestre del navio "La Soledad". Actúa como perito avaluador en
Puerto Cabello, en 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 123.
AZPILCUETA, Francisco Luis.—Hijo del Factor de la R.C.G. en Maracaibo y viajando con él a bordo
de la goleta "Pincela" de la R.C.G., en noviembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gnu. XII, 256.
AZPILCUETA, Juan de.—"Natural de los Reinos de España que al presente reside en esta ciudad de
Santiago de León de Caracas..." Dice que ha sido nombrado por la R.C.G. en su sesión celebrada
en Madrid el 17 de diciembre de 1775, Factor en Puerto Cabello. Acepta y jura cumplir fielmente
su cargo. 7 de diciembre de 1776. R. P. Escrib. 1776, 6. f. 57.
Factor de la R.C.G. en Maracaibo. Pasajero en noviembre de 1772 de la goleta "Pincela" de la
R.C.G. Factor en Puerto Cabello en 1779. A.G.N. Real Cía. Guip, XX, 169 Gob. y Cap. Gral. XH,
256.
AZPILLAGA, José Antonio.—Carpintero y calafate del navio "Ntra. Sra. del Rosario" en viaje a
Pasajes, en noviembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
AZPITARTE, José María.—Testigo en La Guaira. Año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVm. 108.
AZPITARTE, José María de.—Perito avaluador en Puerto Cabello. 1770. A.G.N. Real Cía. Guip; XXI,
123.
AZPIAZO, Vicente.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
junio de 1776. A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XVm, 53.
AZPIAZU, José María de.—Contramaestre del navio "La Soledad". Actúa como perito avaluador en
Puerto Cabello, en 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 123.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AZPILCUETA, Francisco Luis.—Hijo del Factor de la R.C.G. en Maracaibo y viajando con él a bordo
de la goleta "Pincela" de la R.C.G., en noviembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 256.
AZPILCUETA, Juan de.—"Natural de los Reinos de España que al presente reside en esta ciudad de
Santiago de León de Caracas..." Dice que ha sido nombrado por la R.C.G. en su sesión celebrada
en Madrid el 17 de diciembre de 1775, Factor en Puerto Cabello. Acepta y jura cumplir fielmente
su cargo. 7 de diciembre de 1776. R. P. Escrib. 1776, 6. f. 57.
Factor de la R.C.G. en Maracaibo. Pasajero en noviembre de 1772 de la goleta "Pincela" de la
R.C.G. Factor en Puerto Cabello en 1779. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 169 Gob. y Cap. Gral. XH,
256.
AZPILLAGA, José Antonio.—Carpintero y calafate del navio "Ntra. Sra. del Rosario" en viaje a
Pasajes, en noviembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
AZPITARTÉ, José María.—Tesügo en La Guaira. Año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVin. 108.
AZPITARTÉ, José María de.—Perito avaluador en Puerto Cabello. 1770. A.G.N. Real Cía. Guip; XXI,
123.
AZPITARTE, José María de.—Residente en Caracas. Vecino de Puerto Cabello. Natural de la villa de
Elgoibar en la Prov. de Guipúzcoa. Hijo de Dn. Bartolomé y Dña. María Águeda de Olinden. Otorga
testamento el 14 de abril de 1779. R. P. Escrib. 1779, 4. F. 126.
Nombrado Administrador Gral. de la Renta de Tabaco en la isla de Margarita. Caracas, 16 de
octubre de 1777. A.G.N. Int. del Ej. y Real Hda. T. I. F. 127.
AZPURUA, Francisco de.—Marinero de la balandra corsaria "Aranzazu". 1766. A.G.N. Real Cía.
Guip. XV, 198.
AZUAJE, Francisco Esteban.—Recaudador del Real Haber en Tocuyo. 1775. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXX, 45.
BALERRI, Pedro.—Teniente Justicia Mayor del valle de Chuao que vende a su sucesor, Xavier de
Aguinagalde, una casa de bahareque y de cogollo y otra de bahareque sencillo por la cantidad de
342 pesos. A.G.N. Archivo de Aragua. T. IV. ff. 159170.
BALANZATEGUI, José Bernardo.—Marinero a bordo del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G.
en viaje a Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261..
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BALZOLA, Lorenzo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
septiembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 343.
BARANDICA, Juan José.—Escribano del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz. Julio de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
BARCENA, Juan Domingo de.—Escribano Público en Caracas, 1790. AGN. Real Cía. Guip. XXIII,
59.
BARRABI, Francisco.—Marinero de la balandra "Aranzazu", 1768. AGN. Real Cía. Guip. XVIH. 45.
BARRENA, Ignacio.—De Azpeitia. Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje a España
en 1767. AGN. Real Cía. Guíp. XIX, 309.
BARRENA, Igjmcio.—De Motrico. Marinero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" en viaje de
Pasajes a La Guaira, que en septiembre de 1783 realiza bajo el mando del comandante Vicente
Antonio de Icuza. Archivo General de Indias. Caracas, Legajo 786.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BARRENA, Ignacio Manuel.—Paje a bordo del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
BARRENA, José Manuel.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
BARRENA, Miguel de.—Capitán de la balandra "Ntra. Sra. del Carmen" en viaje a Santo Domingo
en mayo de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 18.
BARRENA, Miguel Ignacio.—Teniente del jabeque corsario "San Pablo". De 28 años de edad en
1762. Puerto Cabello. A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 6.
BARRENECHEA, Juan Miguel.—Mejor postor de una subasta en La Guaira en 1758. A.GJÍ. Real Cía.
Guip. VI, 163.
BARROETA Antonio.—Residenciado en la ciudad de Trujillo, como Alcalde ordinario que fue en ella
en 1794. AGNRESID. LXXIV; IH y 419.
BARRUTIA, Domingo.—Llega en 1773 a Venezuela con semilla de añil, procedente de México. AGÍ
Caracas, 82.
Vecino de La Victoria, donde se casa en abril de 1775, AGNGob. y Cap. Gral. 112.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BARRUTIA, Miguel de.—Marinero de la balandra "Jesús, María y José". Año 1738. AGNDiversos; T.
XXV; f. 65.
BASABE, Ana.—Viuda de don José de Blizalde. Da licencia para matrimonio a su hija María del
Carmen Elizalde que se casa con don Bernardo de Larrain. llX1796. R.P. Escrib. 1796, t. 7. f. 182.
BASABE, Carlos Francisco.—Contra Juan José Armas por cobro de pesos. R.P. Civ. 1736 B 14.
BASASE, Juana.—Vende a don Juan Evangelista Ramírez, alcalde ordinario de Maracaibo, una casa
situada en la calle de la Factoría. 26 junio 1799. ¿filiares. R.P. Maracaibo. BASABE, Pedro.—
Presbítero en Maracaibo. Marzo de 1783,A.G.N. Intend. del Ejto. y Real Hda. T. XXIV, f. 143.
BASABIL IGARTUA, José Manuel de.—Residente en Caracas. Presta fianza por el Capitán don Diego
Iñiguez de Ziriano el 10 de marzo de 1735. Ziriano había sido nombrado por Lardizabal Corregidor
de los indios del pueblo de Cuiagua y Justicia Mayor, Juez de Comisos y Cabo a guerra de aquel
partido.
R.P. Escrib. 1735, t. 3, f. 55.
BASANTA Valentín.—Agregado del bergantín "Ntra Sra. del Coro" en viaje de Pasajes a La Guaira
en septiemb™ de 1783. A.G.I. Caracas, legajo 786.
BASTERRA, Antonio Matías—Hijo de don Miguel de Basterra y doña María Antonia Aresti. Natural
de Puerto Cabello. Estudiaba pintura en la Academia de San Fernando (Madrid) por los añoa de
1797.
Vid. A. Boulton: "Historia de la Pintura en Venezuela", fs. 31213.
BASTERRICA, Juan Antonio.—Marinero del navio "San Carlos" de la K.C.G. con destino a Pasajes
en septiembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Oral XVI, 342.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BASURTO, Juan Ángel.—Cocinero de la goleta "San José" de la R.C.G. en viaje a Santa Marta.
Mayo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, f. 159.
BAZTERRICA, Miguel de.—Muere en San Felipe en 1746. R.P. test. Año 1746, Tomo CF.
BEGOÑA, José Díaz de.—Su cuadra estaba en la calle del Cenáculo, del plano del Obispo Diez
Madroñera en 1766.
BEGUIRISTAIN, José Miguel de.—Residenciado en Coro, como Corregidor que fue de los pueblos
de la serranía de él y Justicia Mayor del de San Luis, en 1778 y 1785. A.G.N. Resid. XLIU, 363 y
470. LI, 191, y 312.
BEITIA, José de.—Capitán y Maestre de la fragata "San José y San Francisco Javier". 26 de mayo
de 1749. B.P. 1794, 4, f. 17.
BEITIA, José.—Pide licencia para poner una bodega en La Guaira. R.P. Civ. 1741, Bl.
BEITIA, José Ignacio de,—Marinero del jabeque "San Pablo" de la R.C.G. A.G.N. Real Cia. Guip.
Xni, 201.
BELANDIA, José de.—PUoto de la bala adra "La Caridad" de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. Tomo
V, ff. ±i9180.
BELANDIA, José Jacinto de.—Piloto de la balandra de la R.C.G. '.'La Caridad". Año de 1757. AGN.
Real Cía. Guip. V, 180.
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EELDARRAIN, Francisco Ignacio de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a Cádiz el año de 1772. A.GN. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
BELDARRAIN, José Antonio.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz; año de
1772, AGN. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
BELDERRAIN, Agustín.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje de Pasajes
en septiembre de 1773. AGN. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
BELOQUI, Andrés.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a
Cádiz el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
BELOQUI, José de.—Cirujano segundo del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a Cádiz en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
BELOQUI, Rafael.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
BENGOECHEA, Domingo de.—"Natural del Señorío de Vizcaya y residente en Caracas". Hijo de don
Mateo de Bengoechea y de doña Magdalena Icazuriaga. Otorga poder para testar el 14X1803. R.P,
Escríb. 1803, t. 7, f. 88.
BENGOECHEA, Francisco—Tonelero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en viaje de Pasajes a
La Guaira en septiembre de 1783 bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I.
Caracas, legajo 786.
BENGOECHEA, José de—Marinero de la goleta "San José" de la R.C.G. en viaje a Santa Marta en
mayo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 159
BENGOECHEA, Juan de.—Supernumerario a bordo del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino
a Pasajes en abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
BENGOECHEA, Juan Antonio de.—Administrador de las Reales Rentas de Tabaco de Puerto Cabello.
Casado con doña María Isabel Egaña. Vende una esclava el 8IH1799. R.P. Escrib. t. 9. ff. 2324.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BENGOECHEA, Martín Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
a Cádiz en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
BENUA, Manuel.—Marinero del jabeque "San Ignacio" de la R.C.G. Año de 1757. A.G.N. Real Cía.
Guip. IV, 319.
BERACOECHEA, José Miguel de.—De mancomún con su esposa Bárbara Elicechea, vende un solar
en Valencia, el 20 de junio de 1803. R.P. Valencia, año 1803, f. 130.
BERASATEGUI, José de.—Perito avaluador de una goleta apresada y sus pertrechos. La Guaira,
1760. AGNReal Cía. Guip. 172.
BERASARRI, Justo de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Pasajes
en junio de 1776. AGNGob. y Cap. Gral, XVJU, 53.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1767.
AGN. Real Cía. Guip, XIX, 297.
BERASTEGUI, Juan José de.—Apoderado General de don Pedro Serrano, mayordomo administrador
en el convento de la Inmaculada Concepción de esta ciudad. 1778. R.P. Test. Año 1776, tomo T.
BERASTEGUI, Juan José de.—Natural de la villa de Deba, Prov. de Guipúzcoa, hijo legitimo de don
Juan José de Berastegui y Dña. María Ana Muguerra, naturales y vecinos que fueron de la misma
villa. RJ>. Escrib. 1800, f. 80 82v.
BERASTEGUI, Pedro de.—Destacada figura del siglo XVHI venezolano por sus actividades como
cultivador de tabaco y otras plantaciones en general. Tuvo también actividades mineras y otras.
Vid. Amezaga. "Hombres de la Compañía...", págs. 294350.
BEROIZ, Fernando.—Cirujano segundo del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
BERRA, Juan de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a Pasajes
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
BERRA, Martín Lula de.—Natural de San Sebastián (Guipúzcoa). Hijo de don Tomás de Berra y de
doña Josefa de Salaberria. Se casa el 1 de julio de 1765 con doña Antonia Bárbara Díaz Orgaz.
Altagracia. Matrim. Libro I9 Años 17511786, f. 72. A.G.N. Real Cía. Guip. IX, 105.
BERRA, Nicolás Francisco.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
BERRASOETA, José Fermín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 4.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BERRIARZA, Agustín.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en agosto de
1774. AGNGob. y Cap. Gral. XV, 134.
BERRIARZA, Andrés de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. con destino a Cádiz en
diciembre de 1775. AGNGob. y Cap. Gral. XVII, 220.
BERROETA, Francisco de.—Vecino del valle de San Sebastián de Ocumare. 1769. A.G.N. Real Cía.
Guip. Apend. HI, 298.
BERROETA, Manuel.—Residente en Caracas. Otorga poder. 16 mayo 1781. R.P. Escrib. 1781, 1. f.
79.
BERROTARAN, Miguel de.—Marqués del valle de Santiago. Residenciado en la villa de San Luis de
Cura, como Teniente Corregidor y Justicia Mayor que fue del pueblo de Tunnero en el año de 1767.
AGN. Resid. XXXH, 160 y 238.
BERROTARAN, Pedro Ignacio.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" en viaje a Pasajes en
septiembre de 1773. AGNGob. y Cap. Gral. 1. XIV, 2.
BERRUETA, Juan Manuel.—Traficante en ganado. Abril de 1783. AGN. Int. Ej. y R. Hda. T. XXV, f.
149.
BEKTIZ, José.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España.
Año 1767. AGNReal Cía. Guip. XIX, 310.
BERTONDANO, María.—Cosechera.
AGN. Real Cía. Guip. T. 1. F. Año de 1741.
BESTESAGASTI, Manuel de.—Natural de los Reinos de España da poder a Pedro Ochoteco para la
liquidación de una tienda de mercería en Valencia. R.P. Eacríb. 1799, T. 1. Vecino de Valencia.
Testigo en escritura. R.P. Valencia. Año 1800 y 131.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BIZARRONEA, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes,
en abril de 1775. A.G.N. Gota, y Cap. Gral. XVI, 116.
BLANDAIN Domingo.—Clérigo de Caracas en este año. Firma así: BLANDAIN y no Blandín, como
luego queda dicho apellido. R.P. Escrib. 1789, 2, f. 198.
BOLÍVAR, José Antonio.—Residenciado en Caracas como Teniente Justicia Mayor que fue del valle
de Caucagua, en1785.A.G.N. Resid. XXXVH, 186.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BOLÍVAR y ARIAS, Juan.—Residente en la villa de San Luisde Cura como Teniente Justicia Mayor
que fue de ella, en1767. A.G.N. Resid. XXXII, 155 y 236.
BONECHEA, Miguel Antonio.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a España, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
BORDAGARAY, Alejo.—Marinero del navio "San Ignacio" dnla R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 143.
BORDENAU, Juan.—Panadero a bordo del navio "Santa Ana"de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, el año 1767.A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
BURINAGA, Martín de.—Marinero de la goleta "San José" de la. R.C.G. en viaje a Sania Marta, en
mayo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 159.
BURUAGA, Juan Antonio de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 220.
BURUCHAGA, Martín.—Marinero del navio "San Carlos" de la h.C.G. en viaje a Cádiz en agosto de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV. 134.
BUSTINZURIA, José de.—Procurador. Caracas, marzo de 1784. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXVm,
f. 318.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
haber autorizado a éste el Gobernador para armar en corso y mercancías una goleta nombrada
"Nuestra Señora de la Caridad", de 70 toneladas, anclada en el puerto de la ciudad, con diez
cañones del calibre de a cinco, cuatro y tres, con todos sus útiles y pertrechos. Mijares. R.P.
Maracaibo.
BUTRÓN, Francisco.—Testigo en Maracaibo, el año de 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. T. XXX, f. 134.
CANDURI, Francisco Xavier.—Soldado, de 21 años de edad.A.G.N. Real Cía. Guip. IX, 223.
CAPEROCHIQUI, Andrés.—Teniente del Bergantín "Ntra. Sra.del Coro" en viaje que éste realizó en
septiembre de 1783 de Pasajes a La Guaira, al mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
Archivo General de Indias. Caracas. Legajo 786.
CAPEROCHIQUI, Antonio.—Paje del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" que con destino a La Guaira
sale de Pasajes en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
Archivo General de Indias. Caracas. Legajo 786.
CAPEROCHIQUI, José Antonio de.—Teniente de Ejército y Comandante interino del Corso. Vecino
de Puerto Cabello. Otorga poder general el 20 de octubre de 1798. R.P. Escrib. 1798, 9. f. 155.
CAPITANACHE, Pablo.—Cosechero de cacao en el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 29.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
CAREAGA, José María.—Hijo natural de Dn. Juan Antonio, caballero profeso de la orden de
Calatrava ya difunto y de una señora noble... Se casa con Dña. Concepción Santana de esta
feligresía, el 21 de noviembre de 1813. Catedral, Mat. X (18111821), f. 25v. Fue "militar al
servicio de la República con cuyo carácter salió de Maturin en 1814 a la desgraciada acción de
Úrica... de la que no volvió a Maturin como volvieron los muy pocos que se salvaron ni se supo
mas de él". R.P. Escrib. 1823, T. 12, f. 106.
CAREAGA, Juan Antonio de.—Nació en Albistur, Guipúzcoa, el año 1753. Teniente de la balandra
corsaria "Santa Gertrudis" de la R.C.G. De 23 años de edad en 1776.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXIII, 131. Es nombrado Teniente de Infantería en 1783. A.G.N. Real Cía.
Guip. VH, 93.
Capitán de Infantería y Comandante del Corso de esta Provincia. Da poder general a José Martín
de Landa, el 15 de febrero de 1787. K.P. Escrib. 1787, 8. f. 63.
Fue sucesor como Comandante del Corso Marítimo de Vicente Antonio de Icuza, el año 1785.
CARRANZA, Nicolás.—Paje a bordo del navio "El Santísimo Sacramento" en viaje de retorno a
Canarias. Mayo de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 38.
CARRANZA, Nicolás.—Se le apresa una goleta «i octubre de 1777. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIX,
167, 176.
CARRANZA, Pedro.—"En 1803 el Consulado de Caracas .hizo levantar un plano por Dn. Pedro
Carranza, hábil piloto, con el objeto de hacer limpiar el cauce y canalizar (el río Tuy) y de prevenir,
por medio de trabajos bien dirigidos, Jos males que causan sus inundaciones". Depons: "Viaje...",
p. 47.
CASARES GOICOECHEA, José de.—Intérprete en Caracas. Año 1741. A.G.N. Real Cía. Guip. I,
222.
CASAS, Martín Antonio de.—Natural de Hernani, Guipúzcoa, hijo de Dn. Lorenzo y de Dña. Rosa
de Malome. Se casa con Dña. Manuela Ancheta, el 13 de octubre de 1782. Catedral, Mat. D£, f.
2v.
CASTILLOBEITIA, Joaquín de.—Cosechero de cacao. Año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC,
289.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Angela Meabe, naturales y vecinos que fueron de dicha villa. R.P. Escrib. 1799, 4 f. 50, 59,
(testamento).
CASTRO, Juan Pedro.—"Natural de la ciudad de San Sebastián en Viscaia (sic). Desea ejercitarse
en algún ministerio en el que demuestre su celo, eficacia y amor a la Real Hda." Caracas, 23 de
octubre de 1777. A.G.N. Int. del Ej. y Rl. Hda. T. IH, f. 240.
CASTRO y ARAOZ, José.—Deudor del Factor Amenabar al tiempo del fallecimiento de éste, en
1784. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68. Intend. XXTV, 132.
CEBERIO, José Joaquín.—Deudor al Factor Amenabar al tiempo del fallecimiento de éste, en 1784.
A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68.
CELARAIN, José.—Testigo en La Guaira. Año 1765. R.P. Test. Año 1773. Tomo T.
CELARAIN, Juan José.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
CELAYA, Gerónimo de.—Vecino de La Guaira. Año 1765. A.G.N. Real Cía. Guip. XH, 267.
CELAYA, José de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 142.
CHINCHURRETA, Miguel.—Vecino del valle de Ocumare, En 1796.R.P. Test. Año 1785. Tomo A2.
CHIPIA y LANDABTA, Dr. Agustín del Carmen.—Nacido en Valencia del Rey, el 28 de agosto de
1788. Rector de la Universidad de Mérida. Alcanzó reputación como sabio helenista y latinista y de
elocuentísimo orador. Vid. P. N. Tablante Garrido. Boletín de la Academia Nacional de la Historia.
Tomo XLV, N? 179, julioseptiembre de 1962.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
CHOPERENA, José Javier de,—Presbítero. Mejor postor en remate de una balandra, en 1758.
A.G.N. Real Cía. Guip.
CHORROCO, Ignacio,—Postor en una subasta en Puerto CaheIlo, en mayo de 1771. A.G.N. Real
Cía. Guip. XXIV. 59.
DASIOZ, Esteban,—Primer piloto del navio "San Francisco Javier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
DARGAIÑAROZ, Miguel de.—Vecino de Caracas. Da poder. 4 de enero de 1790. R.P. Escríb. 1790,
8. f. 3.
DOMCHIN, Miguel José.—Natural de Berástegui, Guipúzcoa, hijo de Dn. Martín y de Dña. María de
Ayerdi. Se casa el 6 de enero de 1773 con Dña. Francisca Earreto. Catedral, Mat. 8, f. 194.
DORRE, Miguel Tomás de.—Deudor a la R.C.G. Dueño en Caracaa de dos tiendas de mercería que
le son embargadas, mientras él pasa a vivir en el convento de Ntra. Sra. de la Merced. Año 1760.
A.G.N. Real Cía. Guip. IX, 1. Vecino de Caracas en el año 1766. R.P. Eacrib. 1706, 2.
ECEIZA, José Domingo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, en el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XU, 174.
ECEIZA, Manuel José.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 174.
ECENARRO, Agustín de.—Residente en Maracay. Deudor del Factor Amenabar a la muerte de éste,
en 1784. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68. Perito en añiles. Maracay, 7 de mayo de 1800.
A.G.N. Archivo de Aragua. T. XLIV, f. 41.
ECHAGARAI, José Manuel de.—Marinero de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. con destino a
Pasajes, en agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
ECHAGARAY, Antonio.—Residente en La Guaira en el año 1769. A.G.N. Real Cía. Guip. XH, 341.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
que fue de la balandra corsaria de la R.C.G. "San Antonio y San Carlos", varada y perdida en la
isla de Orua, en 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXm, 157.
ECHAGARAY, José Joaquín.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a España, el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XLX, 3.
ECHAGUE, Diego.—Receptor de cacao en el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 294.
ECHANIQUE, Miguel de—Paje a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G., en viaje de La
Guaira a Cádiz, en el año 1767, A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 41.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHANIZ, José de.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España, en el
año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309. ECHARRI, Bernardo Joaquín de.—Marinero del navio
"San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz, el año
de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
ECHARRI, Felipe.—Residenciado en Caracas, como Teniente Justicia Mayor que fue del valle de
Chuspa, 1785. A.G.N. Resid. XXXVII, 173.
ECHARRI, Juan Miguel.——Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ECHARTE, José.—Residenciado en Coro, como Teniente Justicia Mayor del pueblo de Casigua. Año
1787. A.G.N. Resid. LVHI, 380 y 414.
ECHAVE, Bonifacio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
ECHAVE, Domingo.—Capitán de Volantes del Yaracuy. Octubre de 1777. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XIX, 162.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de Puerto Cabello. Año 1767. RP. Teat. Año 1767. Tomo AC. ' Comerciante en Puerto Cabello,
en 1786. Consulado.
ECHAVE, Domingo Antonio.—Depositario judicial en La Guaira. Año de 1766. A.G.N. Real Cía.
Guip. XX, 303.
ECHAVE, Domingo de.—Testigo en Puerto Cabello. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 217.
ECHAVE, Francisco Antonio de.—Capitán, de la fragata "San Miguel", alias EL Bizarro, en viaje a
Veracruz, en abril de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 308 y R.P. Escrib. 1774, 7,104.
ECHAVE, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ECHEARRI, Felipe de.—Actúa como avaluador en La Guaira, el año de 1761. A.G.N. Real Cía. Guip.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Vm, 215.
ECHEARTE, Juan Antonio de.—Sobre su disposición, injurias que ha padecido, etc. Noviembre de
1783.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XXVm, 325.
ECHEARTE, Pedro.—Marinero del paquebote "San Juan Bautista" de la Cía. de Filipinas. Maracaibo,
septiembre de 1786.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. XXXIV, f. 27.
ECHEBERRIA, Diego Manuel de.——Clérigo tonsurado. Cesión. 6 de junio de 1782. R.P. Escrib.
1782, 9. f. 71.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEBERRIA, José Agustín de.—Marinero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", guardacostas
de la R.C.G. Testigo en La Guaira, en septiembre de 1770 y de 22 años de edad en esa fecha.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXH, 227.
ECHEBERRIA, José Ramón de.—Albacea de Dña. Brígida Hermoso, el año de 1795. R.P. Test. Año
1797, tomo H.
ECHEBERRIA, Pedro de.—"Residente en esta ciudad de Caracas. .." Otorga un poder, el 3 de junio
de 1778. R.P. Escrib. Año 1778. Tomo I, folio 137.
ECHEBERRIA, Santiago Antonio.—Marinero de lancha corsaria, el año de 1761. A.G.N. Real Cía.
Guip. VHI, 139.
ECHEBESTE, Joaquín de.—Marinero de la galera de la R.C.G., en 1750. A.G.N. Real Cía. Guip. IV,
88.
ECHEBESTE, José Domingo de.—"Vecino y natural que dijo ser de la villa de Usurbil, en la Prov. de
Guipúzcoa...." Otorga poder para casarse. Caracas, 18 de marzo de 1749. R.P. Escrib. 1749, 4. f.
15v.
ECHEGARAY, José Esteban de.—Testigo en Barquisimeto. Febrero de 1781. A.G.N. Int. Ej. y
R. Hda. T. XI, f. 76.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEGARAY, Miguel de.—Despensero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ECHEGOYEN, Gabriel José de,—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje de La Guaira
a Cádiz, en agosto
de 1774.A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
ECHEGOYEN, Sebastián de.—Tío de Francisco Antonio de Ezpeleta, quien declara haber recibido
de él la cantidad de 128 pesos, que al fallecer Echegoyen le quedó adeudando.
Maracay, 30 de octubre de 1786.
A.G.N. Aren. Aragua. XXV, 98.
ECHENAGUSIA, José Manuel de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en diciembre de 1775.
A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XVII, 221.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHENIQUE, Francisco Nicolás de.—"Natural del Reino de Navarra, en el valle del Baztan y lugar
de Brrazu y residente en Caracas".
Otorga poder para testar el 10 de mayo de 1765. R.P. Escríb. 1795, t. 9, f. 56.
ECHENIQUE, Ignacio de.—Factor de la Real Compañía Guipuzcoana en La Guaira por el año 1750.
A.G.N. Real Cía. Guip. II, 66.
ECHENIQUE, José Jorge.—Capitán del paquebote "Ntra. Sra. de la Concepción" de la R.C.G. Junio
de 1768. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 149.
ECHENIQUE, Juan José de.—Apoderado General de la Real Compañía de Filipina. Caracas, 1793.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXIII, 81.
"Apoderado Gral. de la Real Compañía de Filipinas a que está agregada la Guipuzcoana de esta
ciudad". 26 de mayo de 1788.
Reg. Pral. Escrib. Año 1788, T. 10.
Factor de la Real Cía. de Filipinas. Sustitución de poder. R.P. Escrib. 1794, 6. f. 39.
ECHENIQUE, Juan José de.—Vecino de Caracas y natural del lugar de Ciga, Baztán, Navarra; hijo
de Don Martin y de Dña. Isabel de Meoqui. Poder para testar el 28 de mayo de 1776. R.P. Escrib.
1776, 10. f. 20.
ECHENIQUE, Juan Tomás,—Vecino de Caucagua. Febrero de 1788. AGN. Gob. y Cap. Gral.
XXXVIII, f. 68.
ECHENIQUE, Juan Tomás de.—Teniente Justicia Mayor del valle de Aragüita. 1788. R.P. Test. Año
1785, T. A.
ECHENIQUE, Juan Tomás de.—Residente en Caracas. Otorga poder Gral. a Don Juan José de
Echenique el 3 de agosto de 1778. R.P. Escrib. 1778, 1. f. 162.
ECHENIQUE, Miguel.—Se entabla juicio contra él por venta de una balandra con carne en Curazao.
R.P. Civ. 1741. E 4.
ECHENIQUE, Nicolás de.—Consignatario en Holanda. Año 1780. A.G.N. Real Cía. Guip. XLII,
111.
ECHETO, Juan de.—Capitán de Volantes del Yaracuy. Teniente Oficial Real. Año 1775. A.G.N. Gob.
y Cap. Gral. Ts. XVH y XX, fs. 106 y 167.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHETO, Juan de.—Residenciado en Caracas y vecino de la villa de Todos loa Santos de Calabozo.
Poder, 25 de octubre de 1788. R.P. Escrib. 1788, 12 f. 293.
ECHETO, Juan Bautista.—Residenciado en la villa de Calabozo, como Alcalde Ordinario que fue en
ella en 1793. A.G.N. Resid. LXIV, 463, 555.
ECHENIQUE, Juan Tomás de.—Teniente Justicia Mayor del valle de Aragüita. 1788. R.P. Test. Año
1785, T. A.
ECHENIQUE, Juan Tomás de.—Residente en Caracas. Otorga poder Gral. a Don Juan José de
Echenique el 3 de agosto de 1778. R.P. Escrib. 1778, 1. f. 162.
ECHENIQUE, Miguel.—Se entabla juicio contra él por venta de una balandra con carne en Curazao.
R.P. Civ. 1741. E 4.
ECHENIQUE, Nicolás de.—Consignatario en Holanda. Año 1780. A.G.N. Real Cía. Guip. XLn,
111.
ECHETO, Juan de.—Capitán de Volantes del Yaracuy. Teniente Oficial Real. Año 1775. A.G.N. Gob.
y Cap. Gral. Ts. XVII y XX, fs. 106 y 167.
ECHETO, Juan de.—Residenciado en Caracas y vecino de la villa de Todos los Santos de Calabozo.
Poder, 25 de octubre de 1788. R.P. Escrib. 1788, 12 f. 293.
ECHETO, Juan Bautista.—Residenciado en la villa de Calabozo, como Alcalde Ordinario que fue en
ella en 1793. A.G.N. Resid. LXTV, 463, 555.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVELZ, José Agustín.—Paje a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a España en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
ECHEVERRÍA, Agustín de.—Marinero de la galera de la R.C.G. 1750. AGN. Real Cía. Guip. IV, 87.
ECHEVERRÍA, Agustín de.—Maestro de calafates. La Guaira, 1757. AGN. Real Cía. Guip. V, 68.
ECHEVERRÍA, Alejandro de.—Marinero del jabeque corsario "San Francisco Xavier". Año de 1758.
AGN. Real Cía. Guip. VI, 156.
ECHEVERRÍA, Ana María de.—"Mujer legma. de don Franco. Miranda, auste. en la isla Española de
Santo Domingo". Año 1784. AGN. Real Cía. Guip. XXHI, 40.
ECHEVERRÍA, Antonio de.—Avaluador en Puerto Cabello, 1756. AGN. Real Cía. Guip. Apéndice
1. 60.
ECHEVERRIA, Antonio Pascual de.—Capitán del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Cádiz. 1767. AGN. Real Cía. Guip. XVII, 40.
ECHEVERRÍA, Asencio de.—"Hijo legitimo de don Juan de Echeverría y Da. María Angela
Zubiaurre, naturales de la villa de Usurbil (Guipúzcoa)". Hace testamento el 8 de agosto de
1SOO en Valencia. R.P. Valencia. Año 1800, f. 89.
ECHEVERRÍA, Blas Ramón de.—Paje a bordo de la fragata "El Santo Cristo" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Pasajes. 1766. AGN. Real Cía. Guip. XVI, 273.
ECHEVERRÍA, Dionisio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Oral. XVI, 76.
ECHEVERRÍA, Fermín.—Compra a Don Diego Julián de Auvert en 150 pesos una negra llamada
María Jacinta Colina, con su hijo de pechos de nombre Fernando. 31 de diciembre de 1800.
Mijares. R.P. Maracaibo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVERRÍA, Fermín de.—Vecino de Caracas. "Natural del valle del Baztán, lugar de Ciga, en el
Reino de Navarra", hijo de Pedro y Ana María Iturralde, vecinos que fueron del dicho lugar en su
barrio de Zuraurre. Da poder para testar el 26 de abril de 1773. R.P. Escrib. 1773,5. f. 22.
Se casó con María de la Encarnación González el 24 de agosto de 1750. Catedral, Mat. 8,
17481782, f. 68v.
ECHEVERRÍA, Francisco.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772, AGN. Gob, y Cap. Gral. XH, 284.
ECHEVERRÍA, Francisco de.—Marinero del bergantín "Santo Tomás" de la R.C.G. La Guaira, 1765.
(edad 26 añoa). AGN. Real Cía. Guip. XH, 109.
ECHEVERRÍA, Francisco Antonio.—Marinero, (paje), del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje
de Venezuela a Cádiz. Año 1772. AGN. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ECHEVERRIA, Jacinto.—Marinero del "Santo Cristo" de la R.C.G. Año 1766. AGN. Real Cía. Guip.
273.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVERRÍA, Francisco.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772, AGN. Gob, y Cap. Gral. XH, 284.
ECHEVERRÍA, Francisco de.—Marinero del bergantín "Santo Tomás" de la R.C.G. La Guaira, 1765.
(edad 26 añoa). AGN. Real Cía. Guip. XH, 109.
ECHEVERRÍA, Francisco Antonio.—Marinero, (paje), del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje
de Venezuela a Cádiz. Año 1772. AGN. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ECHEVERRIA, Jacinto.—Marinero del "Santo Cristo" de la R.C.G. Año 1766. AGN. Real Cía. Guip.
273.
ECHEVERRÍA, Joaquín de.—Patrón de lancha. Año de 1757. AGN. Real Cía. Guip. T. IV; f. 303.
ECHEVERRÍA, Joaquín de.—Puerto Cabello, 1776. AGN. Real Cía. Guip. XXXIII, 50.
ECHEVERRÍA, José.—Paje a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. AGN. Real Cía. Guip. XD£, 310.
ECHEVERRÍA, José de.—Marinero a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Cádiz en el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
ECHEVERRÍA, José Agustín de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
ECHEVERRÍA, José Antonio.—Se ofrece para regentar una escuela en Caracas. En su solicitud se
dice natural de Rentería (Guipúzcoa) y haber ejercido ya la enseñanza en la Península donde fue
maestro de varias personas que en el día ocupaban cargos señalados en Caracas como don José
Antonio de Eidaondo, Tesorero General de Ejército; don Vicente Antonio de Icuza, Comandante
que fue de los Corsarios de la R.C.G. don Pedro Ignacio de Echeverría, Tesorero de la Guayana,
etc. Se acepta su solicitud y pasa como coadjutor a la escuela de Pelgrón al lado del cual ejerció
varios años por lo cual cabe conjeturar fue allí maestro del Libertador. Vid. García Chuecos: "Siglo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVERRÍA, José Martín de.—Firma por otro que no sabe en Puerto Cabello, año 1778.
En años anteriores se le encuentra como marinero.A.G.N. Real Cia. Guip. XXXV, 234.
ECHEVERRIA, Juan Crisóstomo de.—Residenciado en dimana, como Procurador General que fue de
ella en 1790.
A.G.N. Resid. LXIU, 201, 301.
ECHEVERRÍA, Juan Francisco.—Natural de Bilbao. Confiere poder para contraer matrimonio, por
tener el contrayente que ausentarse de la ciudad. 25 junio 1799. Mijares. R.P. Maracaibo.
ECHEVERRÍA, Juan José.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVERRÍA, Juan José de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
ECHEVERRÍA, Juan Miguel de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda
travesía de La Guaira a Pasajes; año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
ECHEVERRÍA, Juan Vicente de.—Cura párroco de la Catedral. En virtud del poder que para ello le
dio su cuñado Dn. Juan Bta. Echezuría, otorga el testamento de éste, el 2 de marzo, 1802. R.P.
Escríb. 1802. f. 55.
ECHEVERRÍA, Manuel de.—Marinero de la galera de la Rea! Cía. Guip. Año 1750. A.G.N. Real Cía.
Guip. T. IV, f. 86.
ECHEVERRÍA, Manuel de.—Perito avaluador en Puerto Cabello el año 1758. A.G.N. Real Cía. Guip.
T. VI, f. 194.
ECHEVERRÍA, Manuel Antonio de.—Depositario de una goleta apresada. La Guaira, año 1761.
A.G.N. Real Cía. Guip. VIII, 122.
ECHEVERRÍA, Martín de.—Mayordomo del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en
agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ECHEVERRÍA, Martín de.—Mercader en Caracas, en 1763. R.P. Test. Año 1763, Tomo F. Apoderado
de Bartolomé Iturraíde en 1757. R.P. test. Año 1755, Tomo M.
Natural del Baztán, Navarra, hijo de D. Pedro y de Dña. Juana María Lizarralde. Compra una casa
en Caracas en 1756,
A.G.N. Real Cía. Guip. XLIII, 301.
La esquina de D. Martín Chavarría o Echeverría estaba en la calle de la Sma. Trinidad. Vid. E. B.
Núñez: "La ciudad de los techos rojos".
ECHEVERRIA, Martín de.—Teniente del jabeque "San José", corsario de la R.C.G. De 30 años de
edad en 1748. A.G.N. Real Cía. Guip. Apend. I, 410.
ECHEVERRIA, Martín de.—Acreedor de Pablo Lezama por 537 reales. 30 de julio de 1800.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEVERRIA, Máximo de.—Despensero a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ECHEVERRÍA, Miguel de.—Natural de San Sebastián (Guipúzcoa) hijo legt" de D. José Manuel y de
Da. Catalina de
Loidi. Se casa con Da. Juana María Morales el 26 marzo 1792. San Pablo. Matri. Blancos Lib. 2»
17821806, f. 116 vto.
ECHEVERRÍA, Pedro de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. Del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes.
Septiembre de 1773. AGNGob. y Cap. Gral. XIV, 3.
ECHEVERRÍA, Pedro de.—Residenciado en la villa de San Carlos como Teniente Justicia Mayor, en
177885AGNResid. XXXVII, 164. XXXIX, 100, 129 y 186. XLV, 431, 432. XLIV, 518, 546.
ECHEVERRÍA, Rafael de.—Residenciado eu Maracaibo, como Justicia Mayor que fue del valle del
Zulia, en 1794. AGNResid. LXXIII, 211, 217.
ECHEVERRÍA, Ventura.—Paje a bordo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en
diciembre de 1772. A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XH, 284.
ECHEVESTE, Félix.—Carpintero y calafate del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en
diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xn, 284.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEZARRETA, Pedro Miguel.—Piloto de la goleta "San José" en viaje a Sta. Marta en mayo de
1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 159.
ECHEZURIA, Juan Bautista de,—Perito liquidador en el año 1781. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVII,
353.
ECHEZURIA, Juan Bautista de.—Residente en Caracas. Natural de Arrayoz, Baztán, Navarra. Hijo
de Juan Tomás y de Ana Catalina de Garaicoechea. Poder para testar el 15 de septiembre de
1774. R.P. Escrlb. 1774,4, f. 49.
Se casa con Dña. María de la Soledad Echevarría, el 9 de enero de 1779.
Catedral, Mat. 8 ff, 247248.
Casado con la hermana del Párroco de la Catedral Dn. Juan Vicente Echevarría. Tiene los
siguientes hijos: María Petronila, esposa de Juan Miguel de Jáuregui, Juan José, Manuel Ignacio,
Pedro Ignacio, María Manuela, Mariano, María Salomé, Antonio, Juan, Nepomuceno, Enrique y .
Juan Vicente. (11), y dos más que fallecieron. Expresa su voluntad de que lo entierren en S.
Francisco, capilla de la Soledad. Otorga testamento el 2 de marzo de 1802 en virtud del oportuno
poder su cuñado el P. Juan Vicente de Echevarría. R.P. Escrib. 1802, T. X, ff. 5560.
ECHEZURIA, Juan Esteban de.—"Residente en esta ciudad de Caracas y natural del lugar o pueblo
de Arrayoz, uno de los catorce que componen la Universidad y Valle del Bastan. Hijo legitimo y de
legítimo matrimonio de D. Juan Miguel de Echezuría y de Dña. Ana María de Perurena, natural del
mismo valle..." Otorga poder para testar el 8 de mayo de 1789. R.P. Escrib. 1789. Tomo I.
ECHEZURIA, Juan Miguel de.—"Natural del lugar de Arrayol, uno de los catorce que constituyen el
valle de Baztán en '| el Reino de Navarra y vecino de Caracas..." Hijo de D. | Miguel y de Dña.
Juana María Perurena. Dispone sea sepultado en S. Francisco, capilla de la Soledad. Casado con
Dña. Micaela de la Concepción Hernández. Hijos: Alejandro, Rosa María, Pablo José, Pedro Pablo,
Bernarda de la Soledad, Josefa María, Juan de los Santos, José Anto| nio, María Regina, María
Andrea, Jorge Anselmo, Mareo Anselmo, Rafael Antonio y Juana Bautista, (14). poder para testar
el 29III1S02. Está revocado por otro:) otorgado el 9XI1810 ante Agustín Hernández. R.P. Escrib.
1802,5 f. 9. Cosechero de cacao en el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 28 v. Teniente de 1»
Cónsul en 1793. Consulado. Síndico Procurador de Caracas en el año 1783. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. XXVn, f. 102, Nombrado depositario judicial de cantidad de pesos en Lt1 Guaira en marzo de
1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 288.
ECHEZURIA y ECHEVERRÍA Dr. Mariano de.—Hijo de Juan Bta. Echezuría y Garaicoechea, natural
de los de España y de Dña. Soledad Echevarría y Haedo que fue de esta ciudad. Casado con
Dolores Ureña y Girón, tuvieron hijos. Otorga testamento el 9IX1822. R.P. Escrib, 1822 T. 8 f. 159.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ECHEZURIA, Pablo de.—Comerciante de Caracas. Depons, "Viaje..." pág. 410. Otorga poder el 7
de septiembre de 1800. R.P. Escrib. Año 1800, f. 67.
EGAÑA, Antonio de.—Natural de la villa de Deba en la Provincia de Guipúzcoa. Hijo de Dn. Juan
Bautista y de Dña. Francisca Ignacia de Atristain, naturales y vecinos que fueron de dicha
provincia. Vecino de Caracas.— R.P. Escrib. 1793,2. f. 14.
Teniente de Real Hda. en Pto. Cabello en 1756. A.G.N. Real Cía. Guip. IV, 292. Administrador de la
Alcabala de Catia. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. IV, 87. Se casa con Dña. Ana María Alfaro el
7VHI1761. Catedral, Mat. 8, 17481782, f. 132. Comerciante por mayor. Consulado, 1786.
EGAÑA, Francisca Ignacia.—Hija del que fuera Regidor Alguacil Mayor de Caracas, Antonio Egaña.
Casó con José Antonio de Amenabar.
EGAÑA, Juan.—Testigo en Puerto Cabello el año 1758. A.G.N. Real Cía. Guip. VI, 195.
EGAÑA, Juan Miguel de.—Capitán y maestre del pingue de la R.C.G. "Ntra. Sra. de la Soledad" en
el año de 17S9. A.G.N. Real Cia. Guip. VH, 102.
EGAÑA, Pedro de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 143.
EGUI, José Joaquín de.—"Natural de los Reinos de España y vecino y del comercio de esta ciudad".
Como hermano mayor de Pedro da a éste licencia para casarse con Dña. María del Carmen
Machillanda. 24DC1796. R.P. Escrib. 1796,5. f. 347.
EGUI, Pablo.—Teniente Justicia del pueblo de San José. R.P. Valencia. Año 1800, f. 136.
EGUI y EGUI, Pablo.—"Natural de los reinos de España y vecino del comercio de esta ciudad". Se
casa con M. del Carmen Machillanda. 24IX1796.— R.P. Es. 1796,5 f. 348.
EGUIARRETA, Dr. Juan Antonio de.—Presbítero, poeta y escritor. Fue Cura de La Victoria y por
1761 pronunció ea San Sebastián de los Reyes un famoso sermón con motivo de la proclamación
del Rey Carlos m. H. García Chuecos: "Orígenes de la prensa en Venezuela".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
EGUILEGOR, Martín de.—Residente en la Prov. de Guayana. 12V1770. Reg. Pral. Escrib. 1770,5 f.
33.
EGUILUZ, Juan Bautista.—Segundo patrón del jabeque "San Rafael" de la R.C.G. 34 años en 1770.
La Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. XXH, 89.
EGUILUZ, Miguel Ignacio.—Patrón de la lancha corsaria nombrada "La Catalana". La Guaira, año
1763. A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 252.
EGUINO, Juan Bautista de.—Apoderado de Felipe Llaguno y Larrea en Maracay. Año 1782.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLJI, 159.
EQUINO, José Manuel de.—Nombrado Teniente de Justicia Mayor interino de la villa de Araure.
Julio de 1786.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXIV, f. 202.
Residenciado en Araure, como Teniente Justicia Mayor que fue allí en 1793.
A.G.N. Besid. LXVI, 257, 321.
EQUINO, Juan Pablo de.—Patrón del "Nuestra Señora del Rosario" el año 1764.
A.G.N. Real Cía. Guip. VIH, 260. BGUREN, Manuel.—Maestro carpintero de ribera que sale deLa
Guaira con destino a Cumaná solicitado por esa Comandancia de orden superior. Enero, 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xvn, 241.
EGURROLA, Ignacio de.—Residenciado en Guanare, como Alcalde de la Santa Hermandad que fue
allí en 1787. A.GJJ. Resid. LIX, 295.
EGURROLA, Juan Antonio de.—Albacea testamentario'del Alférez Gregorio de Roxas. Santa Ana,
1728. A.G.N. Resid. Portales y Meneses T. XX bis, 414.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
EGUSQUIZA, Manuel de.—Vecino de San Joaquín de Mariara. R.P. Escrib. Año 1789.
EGUSQUIZA, Miguel Antonio.—Natural de Urnieta, Guipúzcoa. Marinero del "Santa Ana" de la
R.C.G. en viaje a España en 1767. A.G.N. Real Cia. Guip. XIX, 309.
EIZAGA, Ana María.—Vecina de Coro. Vende esclava el 19 nov. 1796. R.P. Escrib. 1796, T. 1, f.
204.
EIZAGUIRRE, Manuel.—Tripulante del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en diciembre
de 1775. Gob. y Cap. Gral. (AG.N.) XVII, 232.
EIZAGUIRRE, Martin Ignacio de.—Tesorero Interino y Tesorero de la Real Hacienda. A.G.N. Real
Cía. Guip. 111, 275 y 329. Otorga carta de pago en Caracas donde reside el 15XE[1731. R.P.
Escrib. 1731, t. 5. f. 379,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ELEIZALDE, José de.—Residenciado en Caracas, como Escribano Público en 1768 y 1778. RJ. Test.
Año 1768, T.D. y A.G.N. Resid. XLV, 99.
ELEIZALDE, José de.—Natural de Azpeitia (Guipúzcoa), hijo de don José de Eleizalde y doña
Barbara de Beloqui. Se casa con doña Ana Basabe el 9IÜ1769. Cat. Matrim. 8, f. 163 vto.
Vecino de Caracas. Testigo en el remate de la hacienda de don Pablo de Orendain el año de 1762.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLH, 158.
ELEIZALDE, José de.—Vecino de Santa Ana de Coro. Año de 1776. A.G.N. Real Cía, Guip. XXK,
128.
ELGUEA, José Manuel.—Residente en Puerto Cabello el año 1762. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T.
XXVH, f. 7.
ELICECHEA, Bárbara.—De mancomún con su esposo, José Ifiguel de Beracoechea, vende un solar
en Valencia el 20 de junio de 1803. R.P. Valencia, año 1803, f. 130.
ELICECHEA, Pedro José de.—Vende una casa en Valencia el 16 de agosto, 1802. R.P. Valencia,
1802, f. 82.
ELIZABERA, Juan José, Marinero del "Santo Cristo" de U R.C.G. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI,
273.
ELEABERA, Manuel José de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la B.C.G. en viaje a
Cádiz en marzo
de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Graí. XVI, 76.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ELIZALDE, Juan de.—Marinero del bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San Sebastián.
Año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 211.
ELIZALDE, Martin José de.—Marinero del navio "San Julián"de la R.C.G. con destino a Cádiz en
diciembre de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 221.
ELIZALDE, Miguel Antonio de.—Vid. en A.G.N. Aren, Aragua, tomo XXV, f. 98.
ELIZALDE, Xavier Ignacio de.—Escribano del navio "San Miguel y Santiago" de la R..C.G. en viaje
de Venezuela a Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ELIZECHEA, Pedro José de.—Fallecido en Valencia, en 1800. R.P. Valencia. Año 1800, f. 141.
ELIZONDO, José.—Marinero, natural de Pasajes, que viene a Venezuela en el Bergantín "Ntra. Sra.
del Coro" en el viaje de éste de aquel puerto a La Guaira, en septiembre de 1783. A.G.I. Caracas,
legajo 786.
ELIZONDO, José Domingo.—Capitán del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1777. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ELIZONDO, Juan de.—Natural y vecino de San Felipe. Otorga poder a don Bartolomé de Irigoyen y
a don Juan Toma» de Iribarren, vecinos de Arizcun en el reino de Navarra para que cobren la
parte de herencia que pueda correapon, derle por muerte de su padre don Juan Gerónimo como
dueño que fue de la casa "Chillarrena" en la villa de Yand, etc. Dicho otorgamiento se hace el 2 de
abril de 1821. R.P. Escríb. 1821, t. 9, ff. 2627.
ELIZALDE, Xavier Ignacio de.—Escribano del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
de Venezuela a Cádiz,
en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ELIZECHE, Martín de.—Marinero del navio "San Ignacio de boyóla" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a Cádiz, en julio de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
ELIZECHEA, Pedro José de.—Fallecido en Valencia, en 1800. B.P. Valencia. Año 1800, f. 141.
ELIZONDO, José.—Marinero, natural de Pasajes, que viene a Venezuela en el Bergantín "Ntra. Sra,
del Coro" en el viaje de éste de aquel puerto a La Guaira, en septiembre de 1763. A.G.I. Caracas,
legajo 786.
ELIZONDO, José Domingo.—Capitán del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1777. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
ELIZONDO, Juan de.—Natural y vecino de San Felipe. Otorg* poder a don Bartolomé de Irigoyen y
a don Juan Tomáa de Iribarren, vecinos de Arizcun en el reino de Navarra para que cobren la
parte de herencia que pueda correaponderle por muerte de su padre don Juan Gerónimo como
dueño que fue de la casa "Chillarrena" en la villa de Yanci, etc. Dicho otorgamiento se hace el 2 de
abril de 1821. R.P. Escrib. 1821, t. 9, ff. 2627.
ELIZONDO, Martin de.—Hijo de Dn. Pablo de Elizondo y Dña. Polonia Egües, naturales de la villa
de Mendibil, Guipúzcoa. Otorga testamento el 18 de diciembre de 1785. R.P. Escrib. 1785.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ELORDI, Cristóbal de,—Capitán del navio "San Sebastián" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, en julio de 1735. A.G.N. Real Cía. Guip. Leg. sin encuadernar, f. 30.
ELORRIAGA, Vicente de.—Capitán y Maestre del navio "San Joaquín" de la R.C.G. que llegó a
Cádiz procedente de Venezuela, en diciembre de 1734. A.G.N. R. Ordenes. T. IH, f. 13.
ELZABURU, Juan José.—Vecino del Puerto de La Guaira. Otorga escritura de dote el 16 de enero
de 1773.
R.P, Escrib. 1773, t. L ff. 46.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ELZO o ELSO, José Gerónimo.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. en viaje de La Guaira
a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
EMASABEL, Francisco Antonio de.—Declara tener en su poder, por haberlo recibido de Dn.
Francisco y Dn. Juan Bernardo de Monasterios y de Dn. Félix Blanco, 14.200 pesos de plata que
los susodichos se obligaron pagar a Dn. Diego de Allende Salazar, vecino de Bilbao... y otorga la
cancelación correspondiente. La escritura es de 26 de noviembre de 1731. R.P. Escrib. Año 1731,
3.
EMASABEL, Ignacio de.—Mercader en La Guaira. Año de 1748. A.G.N. Real Cfa. Guip. Apénd. I, f.
444,
EMASABEL, Juan Bernardo.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
EMASABEL, Juan José.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ENBIL, José Bernardo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ENDAIA, Miguel de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a Pasaje, en
septiembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 343.
ENDAYA, José Antonio.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
septiembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 342.
ENDAYA, José Jacinto.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, el año 1774.
ERASO, José Agustín de.—Factor de la Real Cía. Guip. en el puerto de La Guaira. Año 1771. A.G.N.
Real Cía. Guip. XXJH, 269.
ERASO, Juan Ángel de.—Primer piloto de la fragata "San Francisco Xavier" en viaje a Tenerife,
en julio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 32.
ERASO y MENDIGARA, Juan Bautista.—Residente en Caracas. Otorga poder a favor de Dn. Agustín
Piñango, el 30 de abril de 1731. R.P. Escrib. 1731, 2.
ERAUSTEGUIETA, Lucaa.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de le. R.C.G. en viaje a
Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
ERCILIA, Isidro.—Marinero del Bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San Sebastián, el
año 1772. A.GJÍ. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
ERRAZQUIN, Bernardo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774. A.G.N. XV, 135.
Pagina - 531
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ERRAZQUIN, Juan Cruz.—Marinero, natural de San Sebastián (Guipúzcoa), que viene a Venezuela
en el Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira, en septiembre de
1Y83, al mando del comandante Dn. Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
ERROTABERA, Juan Agustín de.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
en abril de 1775.
ESCORTA, Manuel Bautista.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a Cádiz, el año 1772. A.G.N. Gob. Cap. Gral. XII, 142.
ESCUTASOLO, Juan Bautista de.—Nombrado portanao, en 1779. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXIX, 337.
ESNAOLA, José de.—Marinero de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
ESNAOLA, José Francisco.—Natural de Berastegui (Guipúzcoa). Marinero a bordo del "Santa Ana"
de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
ESNARRIZAGA, José Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
ESPARZA, Fernando de.—"Natural del pueblo de Añorbe, Reino de Navarra, hijo legítimo de Dn.
León de Esparza y de Dña. Bernarda Lezaun, naturales y vecinos del dicho pueblo". R.P. Escrib.
1800, f. 77.
ESPARZA, Francisco Xavier de.—Es nombrado guarda mayor de Toruros. Venía siendo hasta la
fecha interventor de las obras de La Guaira. Caracas, 24 de septiembre de 1790.
A.G.I. Caracas. 115.
ESPONDA, José Ignacio.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje de
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gnu. XIV, 2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ESPONDA, Sebastián de.—Vecino y del comercio de Maracaibo. Confiere poder a Manuel de Ibarra,
vecino y comerciante de La Habana para proseguir pleito pendiente contra Mariano Garbo. 8 de
octubre de 1799. Mijares. R. P. Maracaibo.
ESPRONCEDA, P. Fray José de.—"Predicador, Guardián Actual y Maestro de Novicios que fue; de
42 años en 1752 y de hábito 24. Pelo castaño. De corta diaposición". P. F. Cesáreo de Armellada:
"Por la Venezuela indígena...".
ESPRONCEDA LÓPEZ DE, Manuel.—Justicia Mayor en la ciudad de Coro. A.G.N. Real Cía. Guip.
VIII, 39.
ESQUTVEL, José D.—Tiene una hacienda de añil en Valencia por el año de 1788. R.P. Esfrib. Año
1788, Tomo J.
ESTABRIZA, Segundo.—Marinero del "San Ignacio de Loyola" en viaje a Pasajes. Junio de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXIII.
ÜSTEBERENA, Gregorio. Cocinero de tripulación que viene a Venezuela a bordo del Bergantín
"Ntra. Sra. del Coro" en septiembre de 1783, en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira, bajo el
mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I Caracas, legajo 788.
ESTELLA. Fray Gabriel de.—Misionero capuchino de Navarra quien, a principios de 1785, ae hizo
cargo de los indios con los que, en marzo de 1796, fundó el sitio de Limoncito. "El "capuchino de
bronce" lo llama el Padre Fray Cesáreo de Armellada en BU trabajo "Estampas de los pueblos
motilones del Zulia" (a finales del siglo XVm y principios del siglo XIX). "Revista de Historia".
Caracas, mayo 1963. N1» 16.
ESTIBANS URALDE, José Manuel de.—Natural de San Sebastián (Guipúzcoa). Testigo que debe
declarar por intérprete por no saber el idioma español. Año 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XII 27.
ESTIBAR, Juan José.—Hijo de don Pedro Estibar, natural de San Sebastián en Guipúzcoa, soltero,
de 22 años de edad en 1767. Piloto agregado en el navio de la Real Compañía "Ntra. Sra. de los
Dolores". A.G.N. Real Cía. Guip. XVIII, 16.
ESTOMBA, Salvador de.—Testigo en documento. Año 1739. A.G.N. Divers. XXn, 522.
EYARALAR, Antonio.—Oficial de Real Hacienda en Puerto Cabello el año de 1779. A.G.N. Real Cía.
Guip. XX, 183.
Pagina - 533
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
EZAIZA, José.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a España en 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309. EZAIZA, José Domingo.—Marinero del navio "San Ignacio de
Lioyola" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a Pasajes en junio de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 53.
EZCURRA, José Antonio.—Marinero del navio "San Miguel ySantiago", de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
EZCURRA, José Francisco.—Comerciante en La Guaira. Vid. Consulado, año 1786. EZCURRA, José
Plácido.—Marinero del navio "San Julián", de
la R.C.G. en viaje de La Guaira a Cádiz en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
EZPELETA, Juan Antonio.—Paje que viene a Venezuela en el Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" en el
viaje de éste dePasajes a La Guaira en septiembre de 1783.
A.G.I. Caracas, legajo 786.
EZPONDA, Javier de.—Marinero del "Santo Cristo" de la R.C.G. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI,
273.
Pagina - 534
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira en septiembre de 1783,
bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
EZPONDA, Miguel Ignacio.—Marinero natural de San Sebastián que viene a Venezuela a bordo del
Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira en septiembre de 1783,
bajo el mando del Comandante. Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
EZPONDA, Sebastián de.—Dueño de una embarcación en Maracaibo. Año de 1794. A.G.N. Averías.
EZQUIAGA, José Ignacio de.—"Hace compañía" con Francisco Trujillo, en una tienda de "mercería
de géneros de lícita introducción", el 20 de octubre de 1800. R. P. Escrib. 1800, ff. 359361.
FAGOAGA, José Martín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772, A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
FRANCIA Y URQUIOLA, Felipe de—Hijo de Dn. Bernardo y de Dña. Tomasa. Contador en Caracas
de la R.C.G. Otorga testamento por poder el 9 de enero de 1776. R.P. Escrib. 1776, 6. f, 1.
El 8 de mayo de 1778, bautiza a su hijo Juan Evangelista José Miguel. Catedral, Baiit. 1775-1790,
225, f. 46.
FRANCIA, Nicolás de.—Factor de la Real Compañía Gui-puzcoana. A.G.N. Real Cía. Guip. T. 1,
f. 39, Años de 1733.
FURUNDARENA, Melchor.—Cúpira, marzo de 1779. A.GJÍ. Gob. y Cap. Gral. XXI, 239.
GABARAIN, José Antonio.—Natural de San Sebastián (Guipúzcoa) . Hijo de Dn. José Ignacio
Gabarain y de Dña. Ana María Pollón. Se casa con Dña. Rafaela Pérez el 9 de noviembre de 1801.
Cat. Matrim. IX, f. 187.
GABARAIN, José Ignacio.—Marinero guardián del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda
travesía de La Guaira a Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
GABARAIN, Manuel de.—Pilotín del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La Guaira
a Cádiz el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 40.
GABIDIA, Lorenzo.—Vecino del sitio de Bureche el año 1796. R.P. Test. Año 1797. Tomo Q.
Pagina - 535
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GACHA, Miguel Antonio.—Natural de Guetaría (Guipúzcoa). Marinero a bordo del navio "Santa
Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España el año 1767. A.G.N. Real Cía Guip. XIX, 305.
GAJNZA, Alejandro de,—Capitán. Apoderado de Dña. Juana de la Plaza. Año 1767. A.G.N. Real
Cía. Guip. XVII, 24 vto.
GAINZA, Juan Fermín de.—Vecino de La Guaira. Testigo en juicio en 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
XX, 225.
GALAINENA, Fray Ignacio.—Residente en Caracas el año 1775.R.P. Test. 1788. Tomo G2.
GALAINENA, Josefa.—Esposa de Miguel Antonio de Ochotorena. R.P. Valencia, año 1800, f. 145.
GALAINENA, Martín de.—Residente en Cuyagua. Muerto para marzo, 1774. A.G.N. Archivo Aragua.
T. V, f. 205.
GALARMENDI, José de.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, f. 116.
GALARMENDI, Nicolás de.—Contramaestre de la balandra "Jesús, María y José". Año 1738. A.G.N.
Diversos. T. XXI, f. 65.
GALARMENDI, Tomás de.—Capitán del navio de la R.C.G. "Ntra. Sra. del Coro". A.G.N. Real Cía.
Guip. T. 1, f. 9. Año 1731.
Pagina - 536
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GALARRAGA, José Vicente.—Patrón de la canoa "San Ignacio". Año 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXH, 56.
GALDOS, Ignacio Ramón de.—Maestro de carpintería. Trabaja en "cuatro bancos que completan
20 asientos para el coro de la Santa Iglesia Catedral". Caracas, octubre de 1772. Archivo
Eclesiástico. Seminario. Caracas. Deudor del Factor de la R.C.G. al fallecimiento de éste. A.G.N.
Real Cía. Guip. Apénd. IV. 68.
GALDOS, Isidro.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.Q. en viaje a Cádiz en diciembre de
1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XCII, 220.
GALLASTEGUI, Nicolás.—Teniente de Gobernador. Marzo de 1778. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XX, 35.
GAMARRA, Diego.—Teniente Justicia Mayor de los valles de Aragua. Bolet 85 del Arch. Nac. Pag.
160.
GAMARRA, Dieyo de.—Propietario de diversos libros inventariados. 1749. A.G.N. Real Cía. Guip. T.
II f. 197 vto.
GAMBOA, José Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
Pagina - 537
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GAMBOA, Pedro.—Amanuense del capitán José de Tolosa del navio "El Santísimo Sacramento", en
viaje de retorno a Canarias en mayo de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 38.
GAMIO, Juan Miguel.—Vecino del valle de San Sebastián de Ocumare. 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
Apénd. D3, 295.
GAMIO, Pedro José.—Residente en La Guaira. Natural del lugar de Gaztelu, en el reino de Navarra,
hijo de Dn. Miguel y Dña. María Tomasa Aisualde. Testamento, 11 junio 1784. R.P. Escrib. 1784,
10. f. 113. 10,
GAONA Pedro José de.—Vecino de Caracas. Otorga escritura de poder general para cobranzas el
18 de octubre de 1783. R.P. Escrib. 1783, 11. f. 240.
GARAGARZA, Gabriel de.—Carpintero y calafate del navio "Ntra. Sra. del Coro" en viaje a Pasajes
en septiembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XTV, 2.
GARAGARZA, Manuel.—Paje a bordo del navio "San Ignacio", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH 143.
GARAICOECHEA, Agustín.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV. 2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GARATE, Miguel.—Natural de Irún, provincia de Guipúzcoa. Marinero a bordo del "Santa Ana" en
viaje de Venezuela a España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
GARATE, Miguel.—Residenciado en Nueva Valencia, como Alcalde Ordinario que fue en ella y
Teniente Justicia Mayor del valle Patanemo en 178587. A.G.N. Resid. XLVI1I, 184. LVI, 82, 192,
219. Deudor a Pedro Jáuregui, según consta en testamento de éste otorgado en el valle de
Patanemo. A.G.N. Archivo Aragua, T. IV, f. 197.
GARATE, Miguel de.—Liquidador de los bienes de Juan de | Mancisidor. Año 1757. Puerto
Cabello. R.P. Test. Año 1755, Tomo M2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GARCÍA BILBAO, Juan.—"Alcalde Ordinario de primera elección de esta dicha villa, (San Luis de
Cura), que actuó en ella como Juez Cartulario por no haber escribano público
ni real. . .".
R.P. Test. Año 1767. Tomo NS. Residenciado en San Luis de Cura como Alcalde ordinario
en 1767 y 68.
A.G.N. Resid. XXXII, 202, 251, XLI, 398, 460.
GARIN, José Antonio de.—Residenciado en Coro como Alcalde de la Santa Hermandad, Ordinario y
Procurador General que fue allí en 1778, 85 y 93.
A.G.N. Resid. XLIII, 398 y 499. LI, 204, 219, 285 y 297. LXIX, 299 y 498.
GARMENDIA, Esteban de.—Testigo, vecino del valle de San Francisco de Cata. Año 1769. A.G.N.
Real Cía. Guip. Apénd. ni, 304.
GARMENDIA, Francisco Antonio.—Proel de la lancha corsaria "San Pedro". 1766. A.G.N. Real Cía.
Guip. XV, 143.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GARMENDIA, José de.—Vecino de La Guaira. Testigo en un documento el año 1755. A.G.N. Real
Cía. Guip. IV, 143.
GARMENDIA, José Joaquín de.—Encargado del inventario de una balandra apresada por los
corsarios de la R.C.G. Año 1754. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. 1, 9.
GARMENDIA, Juan Antonio de.—Natural de Guipúzcoa. Hijo de Dn. Juan Ignacio de Garmendia y
de Dña. Josefa Veregui. Contador de Diezmos y Secretario del Venerable Cabildo Eclesiástico.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVII, 379. Otorga un poder el 13XH1787. R.P. Bscrib. 1787, t. 12, f. 269.
GARMENDIA, Juan Ignacio de.—Vecino de Caracas, natural de la villa de Aspeitia, Guipúzcoa, hijo
de Dn. Juan Bautista de Garmendia y de Dña. Josefa Eguibar, naturales y vecinos que fueron de la
misma villa y provincia. Otorga su testamento el 15 de abril de 1796. R.P. Escrib. 1793, t. 2, f. 49.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GARRAIN, Juan Bautista.—Capitán y dueño del navio "San Vicente Ferrer". 1724. A.G.N. Diversos.
X, 508.
GARRAMIOLA, Agustín de.—Marinero del navio "San Carlos", de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
GARRO, José.—Marinero del navio "San Carlos" de la, R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de 1774.
A.G.N, Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
GASCUE Y OLAIZ, Francisco de.—Contador y Oficial de la Real Hacienda que fue en la ciudad de
Santo Domingo el año 1776 y residente en Maracaibo, en mayo de 1801. Mijares. R.P. Maracaibo.
GASTAÑAGA, Esteban.—Marinero del navio "San Julián" de Ja Real Cía. Guip. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
GASTELU, José Antonio de.—Segundo Teniente de la balandra "Ntra. Sra. de Aranzazu", el año de
1760. A.G.N. Real Cía. Guip. VH, 336.
GASTELUMENDI, Sebastián,—Paje a bordo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
GAVARAIN, José Antonio.—Marinero del navio "Santa Ana", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, e] año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
GAZTELU Y ARRAMB1DE, Francisco de.— Recibe poder para testar en nombre de su hermano Juan
Pedro el 19IV1803. R.P. Escrib. 1803, t. 1, f. 77.
GOENAGA, José de.—Contrae obligación con Dn. Pedro Antonio de Labaca, por entrega que éste le
ha hecho a él, y a Vicente Ayesta, de una goleta y otros efectos, el 20 de mayo de 1803. R,P.
Valencia, 1803, f. 93.
GOENAGA, José Jesús de.—Comerciante de La Guaira. Presta fianza por los patriotas presos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOENAGA, Martín Antonio de.—Residente en La Guaira y testigo en juicio el año 1769. A.G.N. Real
Cía. Guip. XX, 226. Dirigente revolucionario de La Guaira. 179799. C, Fulgencio López: "Picornell y
la conspiración de Gual y España".
GOIBURU, Juan Domingo.—Cirujano a bordo del navio "San Carlos", de la R.C.G. en su segunda
travesía de La Guaira a Pasajes el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xn, 174.
GOIBURU, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio", en viaje de Venezuela a Cádiz en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
GOICOA, José Miguel de.—Vecino de La Guaira. Testigo en documento en 1769. A.G.N. Real Cía.
Guip. XVHI, 370.
GOICOECHEA, Agustín de.—Residente en Puerto Cabello. Año 1766. A.G.N. Real Cía. Guip. XII,
227.
GOICOECHEA, Carlos de.—Otorga testamento en Valencia en febrero, 1803. R.P. Valencia, 1803, f.
13.
GOICOECHEA, Andrés de.—Albacea de Martín de Goicoechea. Factor que fue de la R.C.G. Año de
1781. A.G.N. Real Cía. Guip. XLn, 18.
GOICOECHEA, Antonio de.—"Tiene tratado contraer matrimonio con Dña. Ignacia de Ayesta,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
natural de Hernani y residente en San Sebastián, provincia de Guipúzcoa para lo que da poder
bastante a Dn. Mariano Mendinueta el día 21 de julio de 1783.
R.P. Escrib. 1783, 9. f. 261. Comerciante en Caracas en 1805. U. Alvarez: "Comercio y
Comerciantes", pág. 59.
GOICOECHEA, Francisco de.—Receptor de cacao en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XLX, 287.
GOICOECHEA, Francisco Ignacio de.—Maestre de la fragata "San Sebastián" en 1757. R.P. Test.
Año 1755. Tomo M2.
GOICOECHEA, Francisco Miguel de.—Natural del lugar de Urdiain, valle de Burunda. Reino de
Navarra, hijo de Dn. Juan Miguel de Goicoechea y de Dña. Mariana de Goicoechea, del mismo
lugar de Urdiain. Casado con Dña. María Eusebia Arrayaga. El 14 de julio de 1802 otorga un
poder. R.P. Valencia, T. 1802, f. 48.
GOICOECHEA, Francisco Miguel de.—Marinero natural de San Sebastián que viene a Venezuela en
el Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira, en septiembre de
1783, bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas. Legajo 786.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOICOECHEA INCIARTE, José Antonio de.—Hijo de Martín de Goicoechéa, Factor que fue de la
R.C.G. Año 1781. A. G. N. Real Cía. Guip. XLII, 38.
GOICOECHEA, José Blas de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje a
Pasajes en septiembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 3.
GOICOECHEA, José Joaquín de.—Vecino del pueblo del Calvario. Escritura de declaración. Caracas,
23 de octubre de
1799.R. P. Escrib. 1799. ff. 19192.
GOICOECHEA, José Lorenzo de.—Capitán de la fragata "San Miguel", corsaria de la R.C.G. Agosto
de 1771.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXHI, 263.
GOICOECHEA, Juan de.—Albacea sustituto de Martín de Goicoechea, Factor que fue de la R.C.G.
Año 1781. A.G.N. Real Cía. Guip. LXH, 18.
GOICOECHEA, Juan de.—Depositario de tierras del inventario de Dn. Gilberto Fuentes. Año 1765.
Test. Año 1774. Tomo F.
GOICOECHEA, Juan Esteban de.—Panadero a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R. C. G.
en viaje a Cádiz, en1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40 .
GOICOECHEA, Juan Miguel de.—Segundo teniente del jabeque corsario "San Francisco Xavier"
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GOICOECHEA, Juan Miguel de.—Escribano del jabeque corsario "San Francisco Xavier". Año 1758.
A.G.N. Real Cía. Guip. VI, 149.
GOICOECHEA, Martín de.—Maestre del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España en julio de 1738, llevando carga de cacao, tabaco y plata. A.G.N. Real Cía Guip. Legajo sin
encuadernar, f. 75. ,QOICOECHEA, Martín Felipe de.—Mayordomo en la factoría de Puerto Cabello
el año 1767. RP. Test Año 1767, tomo A6.
GOICOECHEA, Martín Felipe de.—Mejor postor en subasta de ginado vacuno en La Guaira en 1778.
Parece ser el anteriormente reseñado. A.GJJ. Real Cía. Guip. XXXV, 62.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOICOECHEA, Miguel de.—Maestro carpintero de ribera sale de La Guaira con destino a Cumaná
solicitado por Comandancia, de orden superior. Enero de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 241.
GOICURIA, Antonio de.—Residente en Maracaibo. Recibe poder de Dn. Ignacio Baralt, para vender
un bergantín el 23
noviembre de 1799.
Mijares, R.P. Maracaibo.
GOITI, Juan de.—Vecino de La Victoria en 1760. R.P. Test. Año 1764, Tomo H, f. 96.
GOITI, Juan de.—Depositario de géneros. Caracas, año 1764. A.G.N. Real Cía. Guip. XIII, 40.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOITIA, José María.—Vende un solar en Caracas el 3 de sept. 1799. R.P. Escrib. 1799, T. 9, f. 36.
GOITIA, Juan.—Algebrista.
R. Archila, "Historia...", pág. 297.
GOITIA, Pedro.—Residenciado en Caracas, como Teniente Justicia Mayor que fue en el valle de
Panaquire en 1785. A.G.N. Resid. XXXVII, 234. Int. XV, 180. Otorga poder general el 7 de marzo
de 1781. R.P. Escrib. 1781, 11. f. 54.
GOITIA, Pedro de.—Vecino del pueblo de San José. Otorga un poder el 4 de febrero de 1796. R.P.
Escrib. 1796, T. 5, f. 48.
GOITIA, Pedro.—Residenciado en Coro, como Teniente Justicia Mayor que fue en la península de
Paraguaná en 1787. A.G.N. Renid. LV, 383 y 414.
GOIZUETA, José de.—Paje a bordo de la fragata "Ntra. Sra. de La Asunción", en viaje a Veracmz
en el año de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 293.
GOIZUETA, Juan Bautista de.—Director de la R.C.G. en el año 1777. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXIV, 63.
GOIZUETA, Juan Fermín de.—Avaluador de bestias apresadas. Puerto Cabello, año 1765. A.G.N.
Real Cía. Guip XII, 151.
GOIZUETA, Juan José.—"Cura doctrinero del pueblo de la Aparición de Ntra. Sra. de la Corteza,
jurisdicción de la villa de Araure y clérigo de este domicilio, (Caracas)". R.P. Escrib. 1789. Tomo 3
f. 58.
GOIZUETA, Juan Manuel de.—Fue Factor principal de la R.C.G. en La Guaira desde el año 1744
hasta 1749. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 440.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOIZUETA, Juan Miguel de.—"Oriundo de Vizcaya". Vecino del pueblo de Tucupio, jurisdicción de
Guanare. Año 1789. R.P. Test. Año 1792. Tomo G.
GOIZUETA, Tomás Ignacio.—Testigo en La Guaira el 1768. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 122.
GOMINSORO, Miguel de.—Vecino de Caracas, acreedor de Martin José Inda. Año de 1770. R.P.
Test. Año 1771. Tomo HI.
"Vecino desta dicha ciudad y Procurador de la Venerable Orden Tercera de Ntro. Seráfico Padre
San Francisco". Año 1790. R.P. Escrib. Año 1790. Tomo 10.
GONGORA, Ildefonso de.—Ayudante Mayor del Ejército. Subinspector del Batallón de Infantería de
Pardos. Agosto de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 293.
GOÑI, Domingo.—Deposita en poder del escribano público Dn. José Elizalde, la cantidad de 300
pesos pertenecientes a los bienes dejados a su fallecimiento por Dn. Antonio Castro. 20 de julio
1761. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 314.
GORACHURRETA, Miguel Felipe de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. que sale de La
Guaira, con destino a Cádiz, en diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 220.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOROSTEGUI, Juan Francisco.—Paje a bordo del navio '1 Julián" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz en Diciembre de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
GOROSTEGUI, Juana María.—Natural de la vüla de Ur Hija de Dn. Martín y de Dña. María de larza.
Se casa 11 de octubre con Dn. Roque Manzo. Catedral. Matr. IX. 17851810. f. 9.
GORIZURIETA, Antonio de.—Marinero de la goleta "San José", en viaje a Orua, en abril de 1776.
A.G,N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 341.
GOROSTEGUI, Juan Francisco.—Paje a bordo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje de La
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOROSTEGUI, Juana María.—Natural de la villa de Urnieta. Hija de Dn. Martín y de Dña. María de
larza. Se casa el 15 de octubre con Dn. Roque Manzo.
Catedral. Matr. K. 17851810. f. 9.
GOROSTOLA, Fermín de.—Marinero del navio "San Ignacio"de la R.C.G. en viaje a Cádiz, año de
1772.
A.G.N. Gob, y Cap. Gral. XII, 143.
GORRÍA, Santiago.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España. Año
de 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
GORRIARAN, Martín de.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap, Gral. XVI, 117. "
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GORRIZARENA, Manuel.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
GOYA, Alejo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a Pasajes, en
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 175.
GOYA, Marcos de.—Perito avaluador en Puerto Cabello. Año 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 49.
GOYENECHE, Juan Pedro de.—Natural del lugar de Garaain, valle del Baztán, en el Reino de
Navarra. Hijo legítimo de Dn. Juan Miguel y de Dña. Ana María de Urrutia. Testamento el 16 de
diciembre de 1798. R.P. Escrib. 1798, 5. f. 406. Comerciante en Caracas a fines del siglo XVIII. M.
Alvarez: "Comercio y Comerciantes" pág. 57.
GOYENECHE, Martín Manuel de. ya, en el Reino de Navarra.. racas, el 3 de enero de 1792. R.P.
Escrib. Año 1792.
"... y residente en esta ciudad de Caracas, hijo legítimo y de legitimo matrimonio de Dn. Juan
José y de Dña. Ana Francisca de Sanzberro, vecinos que fueron de la propia villa". R.P. Escrib. Año
1792, 3 f. 1.
GOYENECHEA.—Testigo en Oruba. Año 1778. A.G.N. Real Cia. Guip. XXXV, 97.
GOYENECHEA, Joaquín de.—Artillero en Coro. Abril de 1783. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXVD. f.
38.
GOYENECHEA, José Miguel de.—Marinero de la goleta "Ntra. Sra. de k Esperanza". Año de 1775.
Enero. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XV. f. 327.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GOYZUETA, María Josefa.—Esposa de Juan Chaquea, Teniente Justicia Mayor de Araure. Diciembre
de 1784. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XXX, 345.
GRESALA, Francisco de.—Alférez residenciado en Caracas como Procurador General que fue en
Nueva Valencia, en 1792. A.G.N. Resid. VI, 218.
GUERRA, Blas José.—Depositario de ganado vacuno en La Guaira, en el año 1778. A.G.N. Real
Cía. Guip. XXXV, 59.
i, Agustín.—Cosechero en Cumaná en 1757. A.G.N. Real Cía. Guip. V, 303.
GUEBARA, Capitán Don Pedro Lorenzo.—Propietario de casa en la plaza mayor de Valencia, donde
vivía. R.P. Valencia, Año 1800, f. 106.
GUEVARA, Francisco de.—Residenciado en la villa de Calabozo, como Teniente Justicia Mayor que
fue en ella y Corregidor de los pueblos de indios, en 1788 y 1793. A.G.N. Resid. LVn, 450, LXIV,
405 y 569.
GUEVARA, Graciano.—Escribano público en Valencia, alrededor de 1801. R.P. Valencia, año 1801,
f. 100.
GUEVARA, Joaquín de.—Residenciado en La Asunción, como Alguacil Mayor, Fiel Ejecutor y Regidor
que fue en la tela de Margarita, en 1785. A.G.N. Resid. LJI, 732 y 738.
GUILISASTI, Juan Nicolás de.—Factor de la Real Compañía Guipuzcoana. A.G.N. Real Cía. Guip. T.
I, f. 74, 87, 90, 1739.
GUILISASTI, Manuel Ignacio de.—Piloto segundo del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G.
en viaje a Cádiz. Marzo de 1775.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GUILLAS, (EGUILAZ), Miguel Ignacio de.—Patrón de lancha corsaria. A.G.N. Real Cía. Guip. Año
1761, VIH, 138.
GUILOCHE, Martín de.—Factor de la Real Compañía Quipuscoana, en Puerto Cabello. Año de 1771.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 201.
GUINAGA, Joaquín de.—Marinero del corsario "San Francisco Javier", de 28 de edad. Año de 1758.
A.G.N. Real Cfa. Guip. T. VI, f. 153.
GUINAGA, José Antonio de.—Tripulante del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. A.G.N. Real
Cía. Guip. T. I, f. 34. Año 1733.
GUISASOLA, José Antonio.—Armero de los batallones de Milicias del valle de La Victoria. Mayo,
1781. A.G.N. Int. Ej. R. Hda. T. XII, f. 344.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GURUCEAGA, José.—Cacaotero en el año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC, 288.
GURUCEAGA, José de.—La Guaira. Año 1756. R.P. Test. 1755, Tomo M4.
GURUCEAGA, José Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en marzo de
1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
GURUCHAGA, Pedro.—Oficial de la R.C.G. Herido en los combates de Pto. Cabello con los ingleses
en 1743. A.G.I. Sevilla, Audiencia Sto. Domingo. Leg, 707.
HEREDIA, Joaquín de.—Barquisimeto, junio de 1785. A.G.N. Gob. y Cap. Gral XXXI, 332.
HEREDIA, Capitán Silvestre de.—Citado en el Expediente del Cabildo de Caracas de 1750, sobre la
Compañía Guipuzcoana.
HIDALGO GRESALA, José.—Vecino de La Victoria. Año de 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXIX, 82.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HUIZI, Juan Asensio.—Natural de Goizueta en Navarra. Hijo de Dn. Juan Agustín y Dña. Agustina
de Navarrete. El 24 de septiembre de 1795, se casa con Dña. Dominga Josefa Narbarte. R.P.
Escrib. 1770, 1. f. 81.
HUIZI, Juan Domingo.—Natural de la villa de Goizueta, Reino de Navarra, hijo de Dn. Juan Agustín
y Dña. Agustina Narbarte. Tenía "fundación de añil" en el valle del Tuy. Albaceas: Feo. Pimentel,
Juan Asensio Huizi, ("mi herma¬no") y Andrés Narbarte ("mi primo"). Expresa voluntad de ser
enterrado en San Francisco. Es soltero, herederos: sus padres. Hace testamento el 9 de agosto de
1805. R.P. Escrib. 1805, T. 8, f. 31.
HUIZI, Juan Pablo.—Otorga fianza el 25 de noviembre de 1823. R.P. Escrib. 1823, T. 5, f. 183.
IBAIZABAL, Fray Mateo de.—Mtro. en Sagrada Teología del Convento de la Merced. Caracas, 16 de
octubre de 1747. R.P. Esc. 174143. G.
IBAÑEZ DE ZABALA, Juan Ignacio.—Receptor de cacao. Año de 1767. A.G.N. Rea! Cía. Guip. XIX,
303.
IBARGOIEN, Martín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre de
1772. A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XJJ, 284.
IBARGOYEN, José Ignacio.—Paje a bordo del navio "San Francisco Xavier", de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, el año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 41.
IBARGOYEN, Martín Ignacio.—Marinero del jabeque "San Miguel", guardacostas de la R.C.G. Año
de 1769. A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 342.
IBARGUREN, Pedro de—Traficante en ganado. Marzo de 1786A.G.N. Int. Ej. R. Hda. T. XXXHI, f.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
275.
IBARLASA, José Antonio de.—Marinero del "San José" y las Animas". A.G.N. Real Cía. Guip. I, 226.
Año de 1741.
IBARLASA, Lorenzo de.—Marinero del "San José" y las Animas". A.G.N. Real Cía. Guip. I, 226. Año
de 1741.
IBARRA, Francisco.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
IBARRA, Gabriel Martín de.—Alcalde Ordinario de Caracas. Año de 1752. A.G.N. Real Cía. Guip.
III, 287.
IBARRA, José de.—Encargado de Bulas. Caracas, junio de 1783. A.G.N. Int. Ej. R. Hda. T. XXVI f.
200.
IBARRA, Silvestre.—Compra un negro en subasta pública, en La Guaira. Año de 1775. A.G.N. Real
Cía. Guip. XXXI, 69.
IBARRARTE, Juan de.—Testigo en La Guaira. Año de 1774, A.G.N. Real Cía. Guip. XXn, 377.
IBARRARTE, Pedro de.—Va a Curazao "en negocios propios" y comisionado por el intendente
Abales. Caracas, sept. de 1782. A.G.N. Int. Ej. R. Hda. T. IX. f. 99.
IBARRARTE, Pedro de.—Testigo en La Guaira. Año de 1773. A.G.N. Real Cía. Guip. T. XXHI, 319.
IBARROLA, Juan Antonio.—Marinero de la goleta "San José", de la R.C.G. en viaje a Santa Marta,
en mayo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 159.
IBARRONDO, José Antonio.—Otorga poder a José Zenón de Aguirre para contraer matrimonio "en
atención a impedírselo al otorgante la precisión en que se halla de embarcarse el día de mañana
en ¡a goleta Ntra. Sra. del Carmen, que hace viaje de éste al puerto de La Havana. .", 3 de junio
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IBARRONDO, Manuel de.—Vecino y del comercio de Puerto Cabello. 30 de abril de 1800. Mijares:
R.P. Maracaibo.
IEATAO, Lorenzo de.—Marinero del jabeque "San José" corsario de la R.C.G. de 28 años de edad,
en 1748. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 411.
ICHAZO, José.—Receptor de cacao, en el año 1767, A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 295.
ICUZA, Juan Manuel.—Paje que viene a Venezuela en el Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en el
viaje de éste de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante
Vicente A. de Icuza. A.G.I. Caracas, Legajo 786.
ICUZA Y ARBAIZA, Vicente Antonio de.—Natural de Rentería, Guipúzcoa. De joven ingresó en los
navios del corso de la R.C.G. y llegó a ser uno de los más famosos comandantes de la misma.
Falleció en Santa Marta en 1785. Vid. V. Amezaga: "Vicente Antonio de Icuza, Comandante de
Corsarios".
IDOETA, Juan Bautista de.—Natural de la villa de Albistur, Guipúzcoa. Hijo de Dn. Juan y de Dña.
María Josefa Landa. Se casa con Dña. María Josefa Landa, eí 8 de marzo de 1789.
Altagracia, Mat. Libro 2 17861790, f. 31. Bautiza a José Martin, hijo suyo y de su esposa Josefa
María Landa, el 30 de agosto de 1792. Fue padrino Dn. Martín Manuel de Goyeneche. Altagracia,
Baut. 2" 17871799.
Vecino de Caracas. Contrato de permuta. 22 de enero de 1790. R.P. Esc. 1790, 4. f. 49.
IGAREDA, Narciso de.—"Natural del Señorío de Vizcaya. Capitán y Mre. del bergantín nombrado La
Ascensión del Señor, y residente en esta ciudad. . .". Da poder a Dn. Félix María de Abia, el 7 de
mayo de 1796. R.P. Escrib. 1796, 11. f. 245.
IGAY, José Francisco.—Marinero de la balandra "Santo Cristo", de la R.C.G en viaje de 1.a Guaira a
Maracaibo, en septiembre de 1766. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 115.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ILLARRAMENDI, Francisco.—Marinero del navio "San Carlos", de la R.C.G. con destino a Pasajes,
en septiembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 342.
ILLARRAMENDI, Tomás Ignacio.—Paje a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
ILLARRAZA, Adrián de.—Maestro de albañilería. Año 1720. La Guaira. R.P. Test. 1734. Tomo A bis.
IMAZ, José de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
IMBULUZQUETA, José de.—Vende el bergantín "de construcción francesa", "El Caribe" del que es
dueño, capitán y maestre, de cien toneladas a varios comerciantes de Caracas: Francisco Ignacio
Aramburu, Bruno Ignacio Abasólo, José Cruz Ugarte, José Vicente Salguera, etc., el 22 de abril de
1805. Por los compradores firman "Mintegui y otros". R.P. Escrib. 1805, T. 4, f. 71.
INCHAURRANDIETA, Ignacio José de.—"Hijo del padre del mismo nombre. Natural del valle de
Oyarzun en la provincia de Guipúzcoa; casado allí con Dña. María Asensia de Iriarte. Tiene un hijo.
31 años. Segundo cirujano del navio "Ntra. Sra. de los Dolores", de la R.C.G. el año de 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVIII, 16.
INCHAURREGUI, José de.—Marinero del navio "San Ignacio de Leyóla", de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
INCHAUSTI.—Capitán de la balandra "San Melchor". Diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XVII, 211.
INCHAUSTI, Francisco Antonio.—Natural de Beasain, Guipúzcoa. Hijo de Dn. José Antonio y Dña.
María Magdalena Gainzarain. Se casa el 29 de septiembre de 1782 con Dña. María Josefa de la
Merced Isquiel. Altagracia, Mat. L. (17511786).
Bautiza a su hija y de Dña. M. Mercedes Isquiel, María Jesús, el 9 de enero de 1792. Altagracia,
Baut. 2?, 17871799.
INCHAUSTI, José de.—Marinero de la goleta "Ntra. Sra. de la Esperanza". Enero de 1775. A.G.N.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
INCHAUSTI, José Antonio,—Marinero del navio "San Julián", de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 232,
INCHAUSTI, José Joaquín.—Marinero del navio "San Julián", de la R.C.G. en viaje a Cádiz en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
INCHAUSTI, Juan Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago", de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
INCHAUSTI, Juan Bernardo.—Contramaestre del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje
a Pasajes en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
INCIARTE, José Ignacio.—Guardián del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en agosto
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral, XV, 134.
INCIARTE, Juan Bautista.—Marinero del "Santa Ana", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España.
Año de 1767. A.G.N. Real Cía Guip. XIX, 309.
INCIARTE, Salvador de.—Marinero del navio "San Ignacio", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
INDA, José Miguel.—Maestro carpintero de ribera, que sale de La Guaira, con destino a Cumaná
solicitado por esa Comandancia, de orden superior, en enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XVH, 241.
INDA, Juan de.—Cirujano primero del navio "San Carlos", de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
INDA, Martin José.—"Hijo de Dn. Francisco y María Josefa de Huici, marido y mujer legítimos que
somos de esta noble y Leal villa de Andoain en la M.N. y M.L. Prov. de Guipúzcoa, Obispado de
Pamplona". Muerto en la costa de Coro en 1770. R.P. Test. Año 1771. T. HI.
INDA, Miguel Tomás de.—Nombrado Comandante de la lancha "San Fernando" del corso de la
R.C.G. El Factor Pral. Martín Goicoechea da la fianza debida para que entre en posesión de su
nuevo cargo. R.P. Escrib. 1768, 7. f. 94.
INDA, Nicolás de.—Carpintero a bordo de la goleta "San José", en viaje a Orúa. Abril de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 341.
INDART, Tomás de.—Patrón de la lancha corsaria de la R.C.G. nombrada "San Fernando". Año
1768. A.G.N. Real Cía. Guip. T. XVIH, f. 306.
1NDAVE, Antonio.—Residenciado en la ciudad de Coro como Procurador General que fue en eila,
en 1793. Resid. Int. Ej. R. Hda. XXIX, 103. Vecino de Carora en 1795. R.P. Test. Año 1796. T. RT.
INDO, Agustín de.—Mtro. Mayor Carpintero de la Maestranza de Puerto Cabello. Abril de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XVII. f. 332. Carpintero que viene a Venezuela en el Bergantín "Ntra.
Sra. del Coro", en el viaje de éste de Pasajes a La Guaira, en aept. de 1783, bajo el mando del
Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, Legajo 786.
INDURRA, Josefa Antonia.—Viuda de Miguel Antonio de Aguiire, que falleció en San Felipe.
Comparece en la villa de Urnieta (Guipúzcoa), reclamando herencia, según testamento, para sus
hijos Juan Bautista y María Luisa Fernanda Aguirre, el año 1786. A.G.N. Real Cía. Guip. XLU, 275.
I DÍZA, Antonio de.—Castellano y Justicia Mayor de La Guaira. 1733. A.G.N. Real Cía. Guip. I, 30.
INZAGARAY, José Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago", de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N, Gob. y Cap. Gnu. XVI, 75.
INZAGARAY, Martin Ignacio.—Marinero del navio "San Ignacio", de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a España. 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
IÑARREA, José de.—Nombrado capitán de la lancha "San Nicolás", del corso de la R.C.G. el 23 de
febrero de 1769. R.P. Esc. 1769, 3. f. 12.
Patrón de la lancha nombrada "La Catalana", corsaria de la R.C.G. De 34 años de edad en febrero
de 1771. La Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 132.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IPARRAGUIRRE, Gabriel Antonio de.—Otorga poder en Caracas el 241111798. R.P. Escrib. 1798, t.
8. fs. 8081.
IPARRAGUIRRE, José Miguel.—Carpintero llamado por el Gobernador de Cumaná para dirigir allí el
corte de maderas. Octubre de 1775. A.G.N. Gob, y Cap. Gral. XVII, 40, 57, 70.
IPENZA, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Francisco Javier", de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, en 1767. A.G.N. Real Cía, Guip. XVII, 40.
IPINZA, José Antonio de.—Marinero de la lancha corsaria "La Concepción" de la R.C.G. De 35 años
de edad en 1778. La Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVI, 6.
IRADI, Agustín de.—Capitán de la fragata "San Miguel", corsaria de la R.C.G. Pto. Cabello, enero
de 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 16.
IRADI, José Felipe de.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa y residente en Caracas. Dice haber
servido en la R.C.G. como Cabo de Guardias en Choroní y después como Cabo Volante en la boca
del Yaracuy. Suplica empleo. Caracas, 19 de diciembre de 1777. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. 111, f. 298.
IRADI, Juan Agustín de.—Nombrado "Comandante de todas las embarcaciones del corso de dicha
Cía.". El Factor Pral. Martín de Goicoechea da la debida fianza. 11 de octubre de 1768. R.P. Escrib.
1768, 7. i1. 94.
IRADI, Juan Manuel de.—Patrón de la lancha en el navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a Cádiz. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gnu. XII, 142.
| IRADI, Manuel Vicente.—Mayordomo del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje a
Pasajes en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2,
IJRAEGUI, Javier Ignacio.—Compra una casa a Juan José Isasa, en el pueblo de Maracay, el 22 de
mayo de 1799. R.P. Eflcrib. ff. 7677.
IRALA, Andrés de.—Teniente de la Compañía Veterana de la isla de Margarita. Julio de 1778.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XX, 195.
Teniente de la Compañía de Veteranos. Caracas, 17 de jumo de 1789. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T.
XLII, f. 41.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRAOLA, Agustín de.—Perito avaluador en Coro. Mayo de 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 158.
En el testamento de Asencio Echeverría, es llamado por éste: "mi hermano". En comunicación al
Comandante General Dn. Andrés Boggiero, da informes sobre su hacienda de San Joaquín, el
número de esclavos que tiene y que la administra él mismo. Coro, 29 de enero de 1801. A.G.N.
Gob. y Cap. Gral. XCV, 5.
IRAOLA, José.—Entabla juicio con Juan Esteban de Rojas por haberle reprendido injustamente.
R.P. Civ. Año 1771, 4.
IRAOLA, José de.—Adjudicatario de carga de una balandra en la ciudad de Coro. 1762. A.G.N. Real
Cía. Guip. VIII, 153.
IRAOLA, Juan Vicente de.—Teniente del jabeque corsario "San Francisco Javier". 1757. A.G.N. Real
Cía. Guip. T. V, 26.
IRASTORZA, Juan José de.—Comerciante en Caracas en 1799. R.P. Test. Año 1799, T. A2.
IRASTORZA, Mateo.—Marinero embarcado en la goleta "San José", en viaje a Orúa, en abril de
1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 341.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 149. IRAZABAL, Rafael de.—Traficante en ganado en marzo de
1784.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXIX, f. 256.
Dueño de una carnicería y tasajería en Carguata. "Tras delas cabezas"; dio su nombre a la
cañada, (hoy cañada deJesús), que se llamó Cañada de Irazabal.
E.B. Núñez: "La ciudad de los techos rojos", p. 35.
IRAZOQUI, Juan Bautista.—Otorga poder en Caracas el 20 d*j febrero de 1800. R.P. Escrib. 1800,
F. 156 v.
IRAZOQUI, Martín de.—Reconocimiento de deuda, 1 de bre de 1787. R.P. Escrib. 1787, 1. f. 434.
IRIARTE, Doctor Felipe Miguel de.—Casado con Dña. Jo Narcisa Basabe. Sus herederos venden a
Dn. Roque y Moreno, "una casa fabricada de piedra y cubierta de • en la plaza Real, lindante por
un costado con la casa Sargento Mayor, Teniente Coronel Dn. Jaime Moreno, el otro con la cárcel
Real y casas del Ayuntamiento, pffl fondo con la casa de Dña. Ana María de Urdaneta y por 1
fachada con la mencionada plaza, en la cantidad de pesos. 30 de marzo de 1801. Mijares: R.P.
Maracaibo.
IRIARTE, Francisco Antonio de.—Firma el inventario de goleta holandesa apresada por los
corsarios de la R.C 1755. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I.
IRIARTE, Francisco Xavier de.—Marinero de la fragata "E Miguel", en viaje a Pasajes en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 180.
IRIARTE, Ignacio Pedro de.—Alcalde ordinario de Valencia, 18 de julio de 1801. R.P. Valencia,
1801, f. 114.
IRIARTE, José.—Entabla juicio contra Luis Figueira por juria. R.P. Civ. Año 1773, 3.
IRIARTE, José Antonio.—Cosechero de cacao. Año de 1767,; A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 303.
IRAZOQUI, Juan Bautista.—Otorga poder en Caracas el 20 d*j febrero de 1800. R.P. Escrib. 1800,
F. 156 v.
IRAZOQUI, Martín de.—Reconocimiento de deuda, 1 de bre de 1787. R.P. Escrib. 1787, 1. f. 434.
IRIARTE, Doctor Felipe Miguel de.—Casado con Dña. Jo Narcisa Basabe. Sus herederos venden a
Dn. Roque y Moreno, "una casa fabricada de piedra y cubierta de • en la plaza Real, colindante
por un costado con la casa Sargento Mayor, Teniente Coronel Dn. Jaime Moreno, el otro con la
cárcel Real y casas del Ayuntamiento, pffl fondo con la casa de Dña. Ana María de Urdaneta y por
1 fachada con la mencionada plaza, en la cantidad de pesos. 30 de marzo de 1801. Mijares: R.P.
Maracaibo.
IRIARTE, Francisco Antonio de.—Firma el inventario de goleta holandesa apresada por los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRIARTE, Francisco Xavier de.—Marinero de la fragata "E Miguel", en viaje a Pasajes en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 180.
IRIARTE, Ignacio Pedro de.—Alcalde ordinario de Valencia, 18 de julio de 1801. R.P. Valencia,
1801, f. 114.
IRIARTE, José.—Entabla juicio contra Luis Figueira por juria. R.P. Civ. Año 1773, 3.
IRIARTE, José Antonio.—Cosechero de cacao. Año de 1767,; A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 303.
IRIARTE, José Vicente de.—Tenedor de libros de la Factoría de la Compañía en Puerto Cabello. Año
1757. Natural de San Sebastián, Guipúzcoa y residente en la feligresía de Altagracia. Hijo de
Jaime y de Dña. Gracia de Albeniz. Se casa con Dña. María de la Encarnación Pérez. Testigos el
licenciado Dn. Miguel de Mazquiaran, Pbro., el bachiller Dn. Juan de Izaguirre y Dn. Esteban
Antonio de Otamendi. Altagracia, Mat.
Otorga testamento el 17 de febrero de 1768. R.P. Escrib. 1768, 7. f. 9.
IRIARTE, Juan de.—"Natural del valle de Baztan, lugar de Garzain, en el Reino de Navarra". Otorga
testamento el 9 de mayo de 1777. R.P. Escrib. 1777, 8. í. 110,
Hijo de Dn. Juan Miguel y de Dña. M. Catalina Echeverría. Casado con Begoña Aristiguieta,
(1775). Hijos: Josefa, María del Carmen, Merced Francisca, Ciríaco Vicente y Soledad (y 4 varones
que fallecieron). Pide que lo entíerren en San Francisco, capilla del Sto. Niño de Forasteros.
Otorga poder para testar el 4 de marzo de 1804. R.P. Escrib. 1804, T. 3, f. 710.
Dn. José Antonio de Aramburu, quien recibió el poder, otorga en su nombre testamento el 19 abril
1804. R.P. EBcrib. 1804, T. 3, ff. 2633.
IRIARTE, Juan de.—Testigo en La Guaira en 1773. A.G.N. Real Cía. Guip. XXUI, 317.
IRIARTE, Juan Ignacio.—Venta y encomienda. Valencia, 3 de agosto de 1803. R.P. Valencia, 1802,
f. 72.
IRIARTE, Juan José de.—Natural de Puenterrabia, Guipúzcoa, de 37 añoa de edad. Debe declarar
por intérprete por ignorar el idioma español. Marinero de la fragata "San Miguel", corsaria de la
R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 17.
IRIARTE, Manuel de.—Capellán del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
IRIARTE, Martín de.—Natural del valle de Baztán en el lugar de Garzain, en el Reino de Navarra,
hijo de Juan Miguel y de Dña. María Catalina Echeverría. Da poder para testar el 17 de junio de
1773. R.P. Escrib. 17701773, f. 16.
IRIARTE, Martín de.—Tiene cuentas pendientes con Dn. Sebastián García de San Sebastián de
Ocumare. R.P. Test. Año 1791. T. G.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRIARTE, Martín.—Se entabla juicio contra él por comiso de unas corazas. R.P. Cív. Año 1774, 5.
IRIARTE, Nicolás de.—Marinero del jabeque "San José" de la R.C.G. De 25 años de edad en 1754.
A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I.
IRIARTE, Pedro de.—Natural del valle del Baztán en el lugar de Garzain en el Reino de Navarra,
hijo de Juan Miguel y de Dña. María Catalina Echeberría. Da poder para testar el 14 de junio de
1773. R.P. Escrib. 17701773. f. 15.
Se casa con Dña. María de la Merced Jerez de Aristeguieta, el 24 de octubre de 1775. Cat. M. 8.
17481782.
IRIARTE, Pedro de.—Vecino de La Guaira. Año 1769. A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 339.
IRIARTE, Pedro de.—Comprador de añil a Pablo de Orendain, en 1782. A.G.N. Real Cía. Guip. XLU,
110.
IRIARTE, Pedro Ignacio.—Marinero del navio "San Carlos", de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 175.
IRIARTE, Pedro Martín.—Natural del valle del Baztán en el lugar de Garzain, en el Reino de
Navarra, hijo de Dn. Juan Miguel y de Dña. María Catalina Echeberría. Se casa con Dña. Francisca
Jerez de Aristeguieta, el 24 de octubre de 1775. Cat. M., 8". 17481782.
IRIARTE, Pedro Martin.—Cosechero de cacao en el año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 25.
IRIARTE, Pedro Martín de.—Capitán y maestre de la fragata nombrada "Ntra. Sra. del Rosario",
alias la Diana. Caracas, 19 de julio de 1770. R.P. Escrib. 1770, 10, f. 118.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRIBARREN, Diego Luis de.—Natural del lugar de Altaran,'] valle del Baztán, Reino de Navarra.
Hijo de Dn. Juan mín y de Dña. Juana María de Echeberz. Albaceas: P«bü| Ignacio Aguerrebere y
Gregorio Irigoyen. Heredero, BU p*| dre. Otorga poder para testar en Caracas a favor de Pedro
Ignacio de Aguerrebere el 1 de julio de 1805. Eitef ordena su testamento el 29 de diciembre de
1806. R.P. Escrib. 1805, T. 4, f. 116. 1806, t. 11, ff. 192194.
IRIBARREN, Juan Antonio.—Carpintero y calafate de la frVj gata "San Rafael" de la R.C.G. con
destino a Cádiz, en ¡ to, 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
IRIBARREN, Juan Antonio de.—Marinero del navio "San 10.I griel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
a Cádiz, en marzo • 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
IRIBARREN, Juan José.—"Hijo de Pedro José y Nicolasa Uncein". Pide que habilitándosele el tiempo
que se le admita a examen de Abogado. Año 1793. V. H. García Chuecos: "Abogados de la
Colonia", p. 2TK|
IRIBARREN, Miguel Antonio.—Marinero del "San Ignacio", viaje de Venezuela a Cádiz. Año de
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
IRIBARREN, Diego Luis de.—Natural del lugar de Arizcun, valle del Baztán, Reino de Navarra. Hijo
de Dn. Juan Fermín y de Dña. Juana María de Echeberz. Albaceas: Pedro Ignacio Aguerrebere y
Gregorio Irigoyen. Heredero, su padre. Otorga poder para testar en Caracas a favor de Dn. Pedro
Ignacio de Aguerrebere el 1 de julio de 1805. Este ordena su testamento el 29 de diciembre de
1806. R.P. Escrib. 1805, T. 4, f. 116. 1806, t. 11, ff. 192194.
IRIBARREN, Juan Antonio de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. • A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
IRIBARREN, Juan José.—"Hijo de Pedro José y Nicolasa de Uncein". Pide que habilitándosele el
tiempo que expresa, se le admita a examen de Abogado. Año 1793. V. H. García Chuecos:
"Abogados de la Colonia", p. 279.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
viajando con él a bordo de la goleta "Pincela" de la R.C.G. en noviembre de 1772. A.G.N. Gob. y
Cap. Gral. Xtt, 256.
IRIBARREN, Miguel Antonio.—Marinero del "San Ignacio", en viaje de Venezuela a Cádiz. Año de
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
1RIBARREN, Pedro José de.—Comerciante y mercader de tabaco de la villa de Ntra. Sra. del Pilar
de Zaragoza y Araure. 1760.
A.G.N. Real Cía. Guip. IX, 94.
IRIBARREN, Vicente.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola", de la R.C.G en viaje a Pasajes,
en junio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 53.
IRIGOIEN, Vicente de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro", en viaje a Pasajes, en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
IRIGOITI, Juan José.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. Año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
IRIGOITIA, Juan Miguel de.—Marinero de la fragata "San Miguel", de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 130.
IRIGORAZ, Francisco Vicente.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
IRIGOYEN, Francisco Javier.—Cosechero de cacao en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 286.
IRIGOYEN, Gerónimo de.—Vecino de La Guaira. Alférez. R.P. Test. Tomo OT. Año 1764,
IRIGOYEN, José Manuel de.—Vecino de La Guaira. Testigo en 1760. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd.
IV, Exp. 2, 62.
IRIGOYEN Mayor, José de.—Carpintero y calafate del navio "San Rafael", de la R.C.G. en viaje de
Pasajes, en abril, 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRIGOYEN, Menor, José.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, el año 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 175.
IRIGOYEN, Juan Ignacio,—Carpintero y calafate que con sueldo de marinero va destinado para el
caso de establecerse Maestranza, en el viaje de Pasajes a La Guaira a bordo de! Bergantín "Ntra.
Sra. dol Coro", en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
A.G.I. Caracas. Legajo 786.
IRIGOYEN, Lorenzo.—Marinero natural de San Sebastián que viene a Venezuela a bordo del
Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente
Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas. Legajo 786.
IRIGOYEN, Manuel.— Marinero natural de San Sebastián que viene de Pasajes a La Guaira, en
septiembre de 1783 a bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", bajo el mando del Comandante
Vicente A. de Icuza. A.G.I. Caracas. Legajo 786.
IRIONDO, Ignacio Félix de.—Marinero natural de Motríco, Guipúzcoa, que viaja de Pasajes a La
Guaira a bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en septiembre de 1783, bajo
el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
A.G.I. Caracas. Legajo 786. IRIONDO, Joaquín de.—Residenciado en la ciudad del Tocuyo,
como Procurador General que fue en ella en 1787.
A.G.N. Resid. LVH, 115. Int. Ej. y R. Hda. v!26 y IX, 318. IRIONDO, José de.—Marinero de la
goleta "Pincela" de laR.C.G. Noviembre de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 256.
IRISARRI, Antonio.—Por sí y en nombre de los demás vecinos del valle de Cúpira, pide que se les
releve de pagar el nuevo impuesto.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRISARRI, Domingo de.—Cultivador de añil en el valle de Aragua. A.G.N. Arch. Aragua t. XXIV, f.
16.Corresponsal de Dn. Pablo de Orendain, (venta de añil).
Año 1799.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLU, 112.
IRISARRI, Martín Antonio.—Liquida cuentas que quedaron pendientes al morir Juan José de
Arguindegui. Caracas, 25 de junio, 1802. R.P. Escrib. 1802, T. 11, f. 154.
IRISARRI, Santiago.—Director en Caracas de la Factoría de la R.C.G. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip.
XVIII, 2.
IRISARRI, Tomás de.—Comerciante de Caracas. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXVIII, f. 287.
IRIZAR, José Antonio de.—Residenciado en Nueva Valencia, como Justicia Mayor del valle de
Ocumare de la Costa, en 1767. A.G.N. Resid. XXXV, 90.
IRIZAR, José Antonio de.—Natural de Azpeitia, "Señorío de Biscalla", hijo de Dn. Pedro y de Dña.
Josefa Furunderena, ambos de Azpeitia. R.P. Test. Año 1795, T. I.
TRIZARTE, Joaé Antonio de.—Capitán de las Milicias Blancas del valle de Cúpira. Agosto de 1779.
A.G.N. Gfob. y Cap. Gral. XXII, 120.
Demuestra estar enfermo de la vista por lo que no puede cumplir como capitán de las Milicias del
valle de Cúpira. 10 de agosto de 1779. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXn, f. 120.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IRULEGUI, Julián de.—Segundo de la fragata "San Miguel" el Vizarro, en viaje a Veracruz, en abril
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 308.
IRULEGUI, Julián de.—Escribe una carta a Bartolomé Benítez de Lugo desde La Guaira, el 30 de
junio de 1776. R.P. Test. Año 1775. Tomo 3,2. f. 54.
IRUNBERRI, José Domingo.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
IRURE, Bonifacio.—Marinero, natural de Motrico, que viaja de Pasajes a La Guaira a bordo del
Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente
Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas. Legajo 786.
IRURE, Carlos.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775, A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
IRURE, José.—Natural de Deva, Guipúzcoa. Marinero del "Santa Ana", en viaje de Venezuela a
España en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
IRUNBERE, Antonio.—Marinero a bordo del "Santa Ana", en viaje de Venezuela a España, el año
1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
IRURETA GOYENA, Ignacio.—Capellán del navio "San Carlos", en viaje a Cádiz, en el año 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
IRURETAGOYENA, Pedro de.—Teniente de Milicias de Maracaibo. 15 abril 1789. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. T. XLI, f. 267.
IRURETAGOYENA, Xavier de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Año
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
IRURZUN, Juan Ignacio de.—Marinero de la goleta "Pincela". Nov. de 1772. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XII, 256.
ISASA, José.—Capitán de la goleta "Ntra. Sra. del Carmen". 1794. A.G.N. Averías.
ISASA, José de.—Marinero del "San Carlos" en.su segunda travesía a Pasajes, en 1772. A.G.N.
Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
ISASA, José Joaquín de.—Paje a bordo del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
a Cádiz, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
ISASA, Juan Antonio.—Marinero a bordo del "San Carlos" en su segunda travesía a Pasajes. Año
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ISASA, Juan José Pío.—Hijo de Dn. José Antonio, natural de la provincia de Guipúzcoa y de Pña.
Juana Tadeo de esta ciudad. Hace testamento el 24 de mayo de 1768. R.P. Escrib. 1768, 1. f. 78.
ISASA, Juan José.—Cultivador de añil en el valle de Aragua a fines del siglo XVIII. Vende una casa
a Javier Ignacio Iraegui, en el pueblo de Maracay, el 22 de mayo de 1799. R.P. Escrib. 1799, ff.
7677.
ISASA, Manuel José.—Marinero del "San Miguel y Santiago" en viaje a Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
ISASA, Martin de.—Marinero del "San Ignacio" en viaje de Venezuela a Cádiz, ei: 177" A.G.N. Gob.
y Cap. U ' III, 142.
ISASA, Martín José.—MÍ ro del "Santa Ana" en viaje de Venezuela a España, ~\o 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip <, 310.
ISASA, Máximo de.—Man o del "San Francisco Xavier" en viaje de La Guaira a Cádiz. Año 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
ISASTIA, Tomás.—Natural de Echalar en el Reino de Navarra; hijo legítimo de Dn. Jacinto y Dña.
Laura Gorozurreta. Se casa con Dña. María del Carmen Sosa el 13 de mayo de 1774. San Pablo,
Mat. II.
Vecino de Caracas. Otorga poder el 10 de enero 1793. R.P. Escrib. 1793, 8, f. 14.
ISAZABAL, Miguel de.—Corregidor del valle de Choroní. O. Pikaza: "Zuloaga. . .", pág. 154.
ISTILARTE, Juan Antonio de.—Vecino de La Guaira. 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVI, 290.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURBIDE, Lorenzo.—Patrón de una lancha en cuyo naufragio, cerca de Puerto La Cruz, pereció en
diciembre de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 260.
ITURBIDE, José Vicente.—Tripulante del navio "San Julián", en viaje a Cádiz, en diciembre de
1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH.232.
ITURBIDE, Juan Bautista de.—Natural del lugar de Ziga, valle del Baztán, Reino de Navarra. Hijo
de Juan y de Rosa de Iturralde. Da poder para testar el 21 de julio de 1773. R.P. Escrib.
17701773. f. 31.
Reclama el valor de un paquebot apresado por una goleta corsaria inglesa. Caracas, 15 de abril de
1788. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXXVUI, f. 308. Vecino de La Guaira, contrae obligación. R.P.
Esc. 1792, 9. f. 606.
ITURBURU, José Gabriel de.—Patrón de lancha y gaviero de la fragata "Ntra. Sra. del Rosario", en
viaje a Pasajes en noviembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURBURU, Vicente.—Marinero del "Santa Ana" en viaje de Venezuela a España. Año 1767. A.G.N.
Real Cía. Guip. XIX, 309.
ITURRALDE, Bartolomé de.—"Residente en esta ciudad y tural del Reino de Navarra, dueño y
administrador del quebot nombrado "Ntra. Sra. de la Soledad y las Nombra capitán y maestre del
mismo en su viaje a Slll Juan de Ulúa a Dn. José de Urquía, residente en Caracw y natural de
Guipúzcoa. 16 marzo 1746. R.P. Escrib. 1746.
Nombrado para vender mercaderías del "San José" en 17< Fermín de Echeverría como Albacea
testamentario de X Bartolomé de Iturralde, cumple lo dispuesto por éste, aplicar parte de BUS
bienes a la fundación y dotación una escuela pública en Caracas para enseñar de vaMe cierto
número de niños. R.P. Escrib. 1772, 1. f. 133. 7. B. de Iturralde deja dispuesto que el interés de
un de 2.000 pesos se destine a pagar un maestro de encargado de instruir a un número de niños
pobres, de ferencia huérfanos. Esta escuela de primeras letras se i en 1772, con 21 alumnos en la
misma sala del Seminario don* de anteriormente había sido establecida la clase de primera»
letras, suprimida hacia mediados de siglo.
ITURRALDE, Francisco de.—Tripulante de un jabeque corsario de la R.C.G. Año 1754. A.G.N. Real
Cía. Guip. Apénd. I, 3.
ITURRALDE, José Vicente de.—Marinero del corsario "Aranzazu" de la R.C.G. Año 1767. A.G.N.
Real Cía. Guip. XVI, 303.
ITURRALDE, Juan Bautista.—Marinero del "Ntra. Sra. del Coro", en viaje a Pasajes, en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
ITURRALDE, Juan Francisco.—Natural de Baztán.. . Hijo de Dn. José y Dña. Joaquina Arraechea.
Se casa con Rosa María de Echezuría el 23 de abril de 1796. Cat. M. XHI.
Acepta la dote que Dn. Juan Miguel de Echezuria le entrega con su hija Rosa el 27 de enero de
1802. (Tres casas, una herrería, etc., etc). R.P. Escrib. 1802. t. 11. ff. 2228.
ITURRALDE, Luis de.—"De este vecindario y comercio...". Otorga poder a Pedro Ignacio
Aguerrebere. 22 de mayo de 1799.
R.P. Esc. 1799, 5. f. 94.
ITURRALDE, Vicente.—Marinero del navio "San Carlos", en viaje a Cádiz. Agosto de 1774. A.G.N.
Gob. y Cap. Graí. XV, 134.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURRIA, José Félix de.—Residenciado en la villa de Capino, como Procurador General que fue en
la de Araure, en 1787 y en 1783.
A.G.N. Resid. LVII, 290 y 332. LXVI, 259,
ITURRIA, Juan Francisco.—Patrón de bote que viene a bordo del Bergantín "Ntra. gra, del Coro" en
viaje de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vicente
Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas. Legajo 786.
ITÜRRIA, Pascual de.—Marinero del jabeque "San José", sario de la R.C.G. De 19 años de edad en
1754. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 49.
ITÜRRIA, Pedro José de.—Escribano de la goleta "San Jo de la R.C.G. en viaje a Santa Marta, en
mayo de 1775. A.G.N. Gob, y Cap. Gral. XVI, 159.
ITURRIAGA, Domingo.—Fallecido para el año 1762. de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. VHI, 224.
ITURRIAGA, Domingo de.—Natural del Señorío de Vizcij Vecino de Valencia, en el año 1757. R.P.
Test. Año 1755, Tomo M.
ITURRIAGA, Francisco Antonio.—Firma un recibo de pesoi < Caracas el 4101768. R.P. Test. Año
1777. Tomo P.
ITURRIAGA, Ignacio de.—Aparece con sus obligaciones i tadas a la muerte del que fue su
acreedor, el Factor, nabar, en el año 1784. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68.
ITURRIAGA Y AGUIRRE, José de—Natural de Azpeitia,' púzcoa. Nació el año 1699 y desempeñó en
su villa nafa cargo de Alcalde y, más tarde, el de Diputado General i Guipúzcoa. Fue Director
Principal de la R.C.G. y en tomó parte, al lado del Gobernador Zuloaga en las "f nes" de La Guaira
y Puerto Cabello contra la escuadra i glesa del almirante Knowles. En 1751 encabezó la ción de
Límites y, a la disolución de ésta, quedó de ' dante General del Orinoco. Falleció en Margarita en
Vid. Amezaga V. "Hombres de la Compañía Guipu
ITURRIA, Pascual de.—Marinero del jabeque "San José", corsario de la R.C.G. De 19 años de edad
en 1754. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 49.
ITÜRRIA, Pedro José de.—Escribano de la goleta "San José" de la R.C.G. en viaje a Santa Marta,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURRIAGA, Domingo.—Fallecido para el año 1762. Deudor de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip.
VIII, 224.
ITURRIAGA, Domingo de.—Natural del Señorío de Vizcaya. Vecino de Valencia, en el año 1757.
R.P. Test. Año 1755, Tomo M.
ITURRIAGA, Francisco Antonio.—Firma un recibo de pesos en Caracas el 4101768. R.P. Test. Año
1777. Tomo P.
JTURRIAGA, Ignacio de.—Aparece con sus obligaciones solventadas a la muerte del que fue su
acreedor, el Factor Amenabar, en el año 1784. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68.
ITURRIAGA Y AGUIRRE, José de—Natural de Azpeitia, Guipúzcoa. Nació el año 1699 y desempeñó
en su villa natal el cargo de Alcalde y, más tarde, el de Diputado General de Guipúzcoa. Fue
Director Principal de la R.C.G. y en 1743 tomó parte, al lado del Gobernador Zuloaga en las
"funciones" de La Guaira y Puerto Cabello contra la escuadra inglesa del almirante Knowles. En
1751 encabezó la expedición de Límites y, a la disolución de ésta, quedó de Comandante General
del Orinoco. Falleció en Margarita en 1767. Vid. Amezaga V. "Hombres de la Compañía
Guipuzcoana"
ITURRIAGA, María Jacinta.—Hija legítima de Dn. Domingo y de Dña. María Romero, el primero
vecino y natural del Señorío de Vizcaya y la segunda natural y vecina de la ciudad de Caracas.
Otorga testamento en Caracas, el 24 de julio de 1807. R.P. Escrib, 1807. f. 72v.
ITURRIETA, Antonio.—Venta de esclava. Caracas, 12 de julio de 1792. R.P. Escrib. 1792, f. 169v.
ITURRIETA, Pedro de.—Teniente Justicia Mayor. Chuao. 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XWI, 154.
ITURRIETA, Pedro de.—Depositario por orden judicial de los bienes que quedaron a la muerte de
Dn. Manuel María de la Torre. Año 1768. Puerto Cabello. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 130.
ITURRIOZ, Juan Cruz.—"Habitante en la Punta del Zamuro, jurisdicción de Mariara". Presta plata
al Teniente de Milicia de Valencia Dn. Vicente de Landaeta. R.P. Valencia, Año 1800, f. 131.
ITURRIOZ, Juan José.—Marinero a bordo del "Santa Ana", en viaje de Venezuela a España en
1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURVIDE, Juan de.—Cocinero de la fragata "Ntra. Sra. de la Soledad". Octubre de 1774, A.G.N.
Gob. y Cap. Gral. XV, 157.
ITURVIDE, Juan Bautista de.—Capitán de la fragata "Ntra. Sra. de ta Soledad". Octubre de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 157.
ITURZABTA, Bautista.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en el año
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xn, 143.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ITURZAETA, José de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G en su segunda travesía a
Pasajes, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
ITURZAETA, José Agustín.—Bautiza a su hija Catalina Josefa de los Dolores en Puerto Cabello, el 8
de diciembre de 1817.
Archivo Parroquia Pto. Cabello, Baut. 18031831.
IZAGUIRRE, Juan Francisco.—Maestro y vecino de Nueva Valencia. Año 1744. R.P. Test. 1744,
Tomo C.
IZAGUIRRE, Martín de.—Marinero del "San Carlos" en viaje a Cádiz, en agosto de 1774. A.G.N.
Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
JARABEITIA, Fernando de.—Fallece dejando bienes en Cara¬cas. Marzo 1785. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. T. XXXI, f. 142.
JAUREGUI, Domingo de.—Capitán de la balandra "Aranzazu" guardacostas de la R.C.G. De 24
años de edad en 1775. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXI, 20.
Capitán del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" en via-je de Pasajes a La Guaira, en septiembre de
1783, bajo el mandó del Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, Legajo 786.
JAUREGUI, Francisco Luis de.—Capitán de la fragata "Trinidad", en viaje de La Guaira a Veracruz.
Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 144.
JAUREGUI, Jabier de.—Nombrado Comandante de la balandra "San Antonio" del corso de la R.C.G.
17 de octubre de 1772. R.P. Escrita. 1772, 6. f. 116.
JAUREGUI, José.—Cocinero de la fragata "Ntra Sra. de la Soledad". Octubre de 1774. A.G.N. Gob.
y Cap. Gral. XV, 157.
JAUREGUI, José Buenaventura de.—"Natural de la villa de Orio, en la Prov. de Guipúzcoa. Hijo
legítimo de Juan Bautista y Catalina de Alzaga. Pide se le admita a examen de Abogado para ser
matriculado en el número de ellos y se le devuelvan originales, el titulo de bachiller y la fe da bau -
tismo, dejando testimonio". Año 1787. V. García Chuecos. "Abogados de la Colonia", p. 17.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
JAUREGUIZAR, Miguel de.—Residente en La Guaira, de 44 años de edad en 1763. A.G.N. Real Cía.
Guip. XII, 35.
JAUREGUIZAR, Miguel de.—Cirujano primero del navio "San
Rafael", con destino a Pasajes, en abril de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116. JAURRECHE, Miguel de.—Marinero del navio "San Ignacio"
en viaje de Venezuela a Cádiz. Año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142. JEREZ de ARISTEGUIETA, José.—Residenciado en Caracas,
como Corregidor y Teniente Justicia Mayor que fue en el
valle de la Pascua y en el de Chuao en 1778 y 87.
A.G.N. Resid. XLV, 382 y 383. LVm, 90. JUANCHORENA, Joaquín Ignacio.—Marinero de la fragata
"San Miguel" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, el año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 180.
LABACA, José.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en septiembre
de 1775, A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
LABACA, José Lorenzo de.—Administrador de Dn. Cristóbal de Anzo. 16 de mayo de 1804. R.P.
Valencia, año 1804, f, 126.
LABARTA, José Antonio de.—Primer piloto del "San José" de la R.C.G. 1749. A.G.N. Real Cía. Guíp.
III, 96.
LABARTA, Manuel.—Marinero del navio "San Miguel y San¬tiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
Marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LABAYRU, Pascual.—Capellán a bordo del navio "San Fran¬cisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de
La Guaira a Cádiz, en el año de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
LABIAGA, Teresa.—Viuda de Dn. José Gurbindo. Vecina de Puerto Cabello. Otorga poder el 27 de
abril de 1791. R.P. Escrib. 1791, 5. f. 177.
LABIANO, Nicolás de.—"Hijo de Dn. Juan de Labiano y de Dña. Maria de Lisco, difuntos vecinos
que fueron del lugar de Solchaga en el Reino de Navarra". Otorga testamento en Caracas, el 18 de
junio de 1736. R.P. Eserib. 1736, 2. f. 290.
LADRÓN de GUEVARA, Agustín de.—Capellán del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G.
en viaje de Caracas a Pasajes, en sept. de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XIV, f. 2.
LANDA ORUE, José Vicente de.—Natural de la villa de Tolosa en Guipúzcoa. Hijo de Dn. Juan
Miguel y Dña. María Jo¬sefa. Se casa el 22 de febrero de 1801, con Dña. Agustina Ábrante. Cand.
M. 2", 1794-1821.
LANDABURU, Matías de.—Cosechero de cacao. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 29.
LANDAETA, Antonio Gregorio de.—Vecino de Valencia. Año de 1757. R.P. Test. Año 1755. Tomo M.
LANDAETA, Blas Ramón de.—Capitán. Residenciado en Nue¬va Valencia como Regidor y Alguacil
Mayor, en los años 1778, 85 y 87. A.G.N. Resid. XL, 139 y 236.
LANDAETA, Joaquín de.—Marinero de la balandra corsaria "Ntra. Sra. de Aranzazu". Año 1766.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LANDAETA, Juan José.—Cura Párroco de Naguanagua, el 20 de agosto de 1800. R.P. Valencia, año
1800, f. 115.
LANDAETA, Lázaro.—Fiador que fue de Antonio Olivares. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XXXII, 187.
LANDAETA, Luis José Antonio.—Teniente de granaderos. Re¬sidenciado en Nueva Valencia, como
Alcalde Ordinario que fue en ella en 1785. A.G.N. Resid. XLVm, 239 y 297.
LANDER, Francisco.—Marinero de la R.C.G. De 26 años de edad en 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXII, 57.
LANDER, Juan José.—"Natural de la villa de San Vicente Arana, provincia de Álava y residente en
esta ciudad". Hi¬jo legítimo de Dn. Luis y de Dña. Aguda Saenz Ibisate. Se casa el 5 de junio de
1786, con Dña. María Antonia Ruiz Morón. Altagracia, Mat. 2">.
LANDER, Pedro Antonio.—"Natural de Álava, de la villa de San Vicente de Arana, hijo de Dn.
Plácido y de Dña. An¬tonia de Achoste, ya difuntos, naturales y vecinos que fue¬ron de dicha villa
de Arana. . .". Fue Teniente Justicia Ma¬yor del pueblo de la Sabana de Ocumare. Hace
testamento en Caracas el 17-VIII-1800. R.P. Escrib. 1800, ff. 42-43.
LANZ, Francisco.—Bachiller en Medicina en 1793. Médico pa¬triota, figuró en los sucesos de 1810.
Falleció en 1828. R. Archila: "Historia.. .".
LANZ, Francisco.—Perito contador en Caracas en 1781. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVII, 363.
LANZ, Miguel Ángel de.—Marinero de la goleta "San José", en viaje a Orúa, en abril de 1776.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LAREDO, Pedro de.—Teniente de una de las piraguas corsa¬rias de ¡a R.C.G. De 33 años de edad
en 1756. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. H, 106.
LARRAGOITI, Juan Bautista de.—Corregidor. Teniente Justi¬cia Mayor del pueblo de Guarenas y
actual residente en Ca¬racas. Otorga poder el 3 de septiembre de 1788. R.P. Esc. 1788, 1. f. 388.
LARRAGOITI, Juan Blas de.—Vecino de la ciudad de San Fe¬lipe. Año 1781. A.G.N. Real Cía. Guip.
XLU, 200.
LARRAGOITI, Juan Manuel.—Natural de Bilbao en el Señorío de Vizcaya. Hijo de Dn. Pedro y Dña.
Catalina Elorriaga. Se casa con Dña. Ana Josefa Saravia el 11 de agosto de 1797.
Cat. M. IX. (1785-1810). Otorga testamento el 3-IV-1799. R.P. Eacrib. 1799, t. 7. ff. 12-14.
LARRAGOYEN, Juan de.—Marinero del navio "San Francisco Xavier", en viaje de La Guaira a Cádiz,
el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVTI, 40.
LARRAGUIBEL, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Mi¬guel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
a Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
LARRALDE, Juan.—Natural de Rada en el Reino de Navarra. Hijo de Dn. Pedro y Dña. María de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aramburu. Se casa con Dña. Josefa de Meló el 1 de abril de 1750. Cat. M. 8', 1748-1782.
LARRALDE, Juan.—Nombrado para traducir documentos es¬critos en francés. Año 1751. A.G.N.
Real Cía. Guip. IV,
LARRALDE DEUSTEGUI, Pedro.—Cosechero de cacao. Año 1767, A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 287.
LARRAMENDI, Ignacio de.—De 30 años de edad. Escribano del bergantín "Santo Tomás" de la
R.C.G. Año 1763. A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 4vto.
LARRAÑAGA, José Domingo de.—Teniente del jabequín "San Ignacio". Año 1758. A.G.N. Real Cía.
Guip. VI, 22.
LARRAÑAGA, José Vicente de.—Escribano de la fragata "San¬tiago", alias El Caballo Marino. Año
1757. A.G.N. Real Cía. Guip. T. V, f. 2.
LARRAÑAGA, Juan Vicente.—Paje a bordo, del navio "SanFrancisco Xavier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira &
Cádiz. 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 41. LARRAÑAGA, Pedro Martín.—Testigo en el valle de Ocumare.
Año 1735.
R.P. Test. T. C. f. 53. LARRARTE, Ambrosio.—Marinero a bordo del "Santa Ana*1
de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España en 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LARREA, Juan Ángel de.—Capitán de Infantería, natural del Señorío de Vizcaya, Justicia Mayor de
San Felipe de 1731 a 1733; Juez de Indultos de negros de Ilícita introducción, en su condición de
agente y apoderado de Samuel Collt y Perret; en 1737 otra vez Justicia Mayor y en 1738
Comandante de Patrullas Volantes. Entre las varías comisiones que desempeñó fuera de la
provincia y por orden de su Gobernador merece destacarse la que realizó contra An-dresote y los
negros de la Costa.
Ángel Grisaíiti: "Los sacerdotes revolucionarios y el Padre Liendo" "El Universal" 24-XII-1964.
Falleció en San Felipe en 1739. León Trujillo: "Motín y sublevación de S. Felipe".
LARREA, Juan Manuel de.—Patrón de la lancha de la balandra corsaria "San Miguel" de la R.C.G.
La Guaira, año 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXJJI, 262.
LARRETA, Martín de.—Entretenido a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Cádiz. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
LARRIBARRENA, Pedro Ángel.—Paje del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", que en septiembre de
1783 viaja de Pasajes a La Guaira, bajo el mando del Comandante Vicente An¬tonio de Icuza.
A.G.I. Caracas. Legajo 786.
LARRIO, Joaquín de.—Residenciado en San Felipe el Fuerte, como Alcalde de la Santa Hermandad,
que fue en él en 1767. A.G.N. Resid. LDC, 105.
LARRONDO, Francisco.—Apresador de una balandra, dima¬na, enero de 1779. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. VH, f. 193.
LARRONDO, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH,
LARROS, Esteban de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R-C.G. en viaje a Cádiz,
en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
LARRU, José Antonio.—Marinero de la balandra "Ntra. Sra. del Carmen", en viaje a Santo
Domingo, en mayo de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 18.
LARRULETA, Miguel de.—Dependiente del Factor de Puerto Cabello Dn. Francisco de Remón. Año
1769. A.G.N. Real Cía. Guip. XXII, 62. Comerciante en La Guaira. Consulado, 1786.
LARRULETA, Miguel Antonio.—Escribano del jabeque "San Pablo" de 22 años de edad, en 1763.
Puerto Cabello. A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 194.
Revolucionario de La Guaira. 1797-99. Dueño de las hacien¬das "Uría" y "Carmen Uría".C.
Fulgencio López: "Picornell y la conspiración de Guau y España".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LARRUMBIDE, Francisco de.—Vecino de Maracaibo que obtiene permiso para comprar una fragata,
junto con Antonio de Aizpúrua.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XII, f. 267.
Vecino de Maracaibo. Exportador de cacao a Veracruz.
Enero de 1781.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. X, f. 241.
Capitán de Milicias Regladas en Maracaibo. 3 de agosto de
1799.
Millares, R.P. Maracaibo. LARTEGUI, Miguel Francisco.—Residenciado en Caracas, como
Alcalde de la Santa Hermandad que fue en ella en 1778.
A.G.N. Resid. XLV, 39 y 41.
LÁRUMEE, José María de.—Otorga un poder en Caracas, el 2 de julio de 1798. R.P. Escrib. 1798, T.
2, f. 180.
LARUMBE, Juan Ignacio.—Hijo de Dn. Domingo y de Dña. Francisca de Navas, naturales de San
Sebastián, Guipúz¬coa. Se casa con Águeda Rosalía Hernández. Altagracia, Mat. 1751-1786.
Deudor a la R.C.G. Caracas, 1760. A.G.N. Real Cfa. Guip. IX, 106.
LARZABAL, Martín de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
LARZABAL, Rafael de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
LASA, Ignacio.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a Pasajes.
Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
LASA, José de.—Dependiente de la Factoría de la R.C.G. en Caracas. Año 1780. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXXVn, 187.
LASA, José Ignacio.—Cultivador de añil en el valle de Aragua. Aren. Aragua. t. XDt, f. 74.
Vecino de Caracas. Da poder cumplido en primer lugar a Dn. José Antonio Muxica, vecino de la
villa de Beasain y en segundo a Dn. Pedro Nolasco de Sasieta, vecino de Villa
Real y en tercer lugar a Dn. Emeterio de Estensoro en la Prov. de Guipúzcoa. Entre otras cosas les
autoriza a la ad¬ministración de las casas que tiene en Idiazabal, titulada Naparrasagasti y la otra
nombrada Eguia en la villa de Legorreta. Caracas, 7 de diciembre de 1799. R.P. Escrib. 1799, 2. f.
173.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LASA, José Joaquín de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
LASA, Juan Francisco.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
LASALDE, Manuel Antonio.—Marinero del navio "San Fran¬cisco Xavier", en viaje de La Guaira a
Cádiz. Año 1767, A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
LASARTE, Francisco.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
LASARTE, Gerónimo.—Citado como "vizcaíno" en los autos del motín de San Felipe, en 1741.
Vid. León Trujillo: "Motín y sublevación en San Felipe", pág. 115.
LASARTE, Manuel de.—Comandante de Resguardo. Año 1781. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XI, ff. 72
y 76.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LAZCANO, Juan Antonio.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 143.
LECUMBERRI, José Manuel.—Hermano de José Ignacio. Hijos ambos de Juan Ignacio. Otorga
poder el 6 de marzo de 1800. R.P. Escrib. 1800, f. 100.
LECUNA, José Antonio.—Casado con María Antonieta Párra-ga. Padre de Vicente Lecuna, nacido en
Valencia, en 1790, que tomó parte en la campaña con los ejércitos de la Repú¬blica, en la que
desempeñó el cargo de Comisario General; en 1823 pasó a ocupar la Tesorería de varios
Departamen¬tos y en 1830, al disolverse la República de Colombia y constituirse Venezuela en
nación independiente, pasó a des¬empeñar por largos años la Tesorería Gral. del Estado. Ocupó
importantes puestos y casó con Dña. Margarita de
Sucre, hermana del Gran Mariscal de Ayacucho, de cuyo hogar uno de los descendientes fue el
historiador Vicente Lecuna.
Vid. "Vicente Lecuna" por Alberto Sanabria, "El Univer¬sal", agosto de 1965.
LECUNA, Juan Ignacio.—Entabla juicio contra Pedro Padilla por cobro de pesos. R.P. Civ. 1744, T.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
19.
LECUNA, Sebastián de.—Cultivador de añil del valle de Aragua. A.G.N. Archivo de Aragua,
XXXVUI, 111, Testigo en el testamento de D. Pablo de Orendaín otor¬gado en Maracay en 1780.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLJI, 97.
LECUONA, Dionisio.—Marinero del navio "San Ignacio" do la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 142.
LEGARKA, Felipe Antonio.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
LEGUIA, Bartolomé de.—"Natural de los Reinos de España". Otorga carta por obligación contraída
en San Sebastián. R.P. Eacrib. 1784, 1. f, 117v.
LEGUIA, Bartolomé de.—Apoderado en Caracas. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 286.
Pagina - 589
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LEIZEAGA, Juan Santos.—Marinero, natural de San Sebas¬tián, que viaja a bordo del Bergantín
"Ntra. Sra. del Coro", en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante Vi¬cente Antonio de
Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
LEIZIAGA, Joaé María de.—"Menor hijo de Dn. Antonio Lei-zíaga y de Dña. Josefa de Torre,
difuntos, vecinos que fueron del puerto de La Guaira". Año 1792. R.P. Test. 1702, Tomo L.
LEJARRAGA, Vicente.—Se entabla juicio contra él por comer¬cio ilícito. R.P. Civ. 1774, 6.
LEJARRAGA, Vicente de.—Vecino de Coro. Año 1776. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXI, 227.
LETAMENDI, Juan de.—Recibe una carga con la goleta ame¬ricana "Matilde", procedente de
Noufort. La Guaira, 1 de
marzo de 1801.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XCV, f. 288.
LEZA, Pedro José.—Marinero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro". Año 1766.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 206.
Pagina - 590
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LESAMA, Calixto.—Propietario de una casa en Caracas, en 1786. R.P. Escrib. 1786, T. 10, f. 370.
LEZAÜA, Francisco.—Maracaibo, abril de 1787. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXXVI, f. 11,
LEZAMA, Francisco Custodio de.—Firma como testigo en eí inventario del navio "San Prudencio", el
7 de octubre de 1730. Testamentaría del capitán Vicente de Orúa. R.P. Escrib. T. H. f. 47v.
LEZAMA, Juan Bautista.—Fallecido ya para el 8 de junio de 1790. Deja viuda y dos hijos. Millares:
R.P. Maracaibo.
LEZAMA, Pablo.—"Don Pablo Lezama reconoce deber a Don Martín de Echeverría Ja cantidad de
537 reales, que se obliga a pagar de las rentas del mayorazgo de que goza "en las tierras y
montes de Aperribay de Arriba, de pan sem¬brar y robledal hasta la anteiglesia de Galdácano,
otra en la misma anteiglesia nombrada Uribarri, con sus tierras y montes, otra con su arboleda
frutal y viñas en la anteigle¬sia de Begoña, nombrada Artagan, otra en la anteiglesia de
Baracaldo, con un jaro, arboledas frutales y cinco mil estadios de tierra de pan sembrar y otra
ídem en la ante¬iglesia o villa de Lezama, de alquiler, otra en la villa de Bilbao, de un alto y su
tienda, en la calle de la Tendería". 30 de julio de 1800. Millares: R.P. Maracaibo.
LEZO, Manuel.—Sumariado.
Caracas, 10 de mayo de 1788.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXXIX, f. 25. LICONA 1RAMATEGUI, Juan Antonio.—Residenciado en
San Carlos de Austria, como Alcalde Ordinario que fue en él,
en 1793.
A.G.N. Resid. LXVÍI, 97 y 159.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. XXIX, 187.
LINZUAIN, José de.—Residente en Cumaná. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XV, 148.
LIZARDI, Dionisio de.—Guardián del jabeque "San Pablo", de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. Xm,
268.
LIZARDI, Domingo de.—Testigo en el inventario de una balan¬dra, en 1749. A.G.N. Real Cía.
Guip. u, 235.
LIZARDI, Juan Esteban de.—Dueño de una balandra en Cuma¬ná. Enero de 1779. A.G.N. Int. Ej.
y R. Hda. T. VII, f. 208.
LIZARDO, Francisco.—Patrón de una lancha de la R.C.G. De 55 años de edad en 1755. A.G.N. Real
Pagina - 591
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LIZARRAGA, José.—Marinero del "San Julián", de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
LIZARRAGA, José de.—Guardián de "Ntra. Sra. del Pilar". De 35 años de edad en 1741. A.G.N.
Real Cía. Guip. I, 72.
LIZARRAGA, José Manuel de.—Natural de San Sebastián. Bau¬tiza a su hija Josefa Damasia, hija
suya y de Dña. Fran¬cisca de Monte!, también de San Sebastián. Catedral, Baut. 1790-1803, f.
198.
Sustitución del poder que le tenía otorgado Pablo Zalacain. 27 de julio de 1802. R.P. Escrib. 1802,
f. 190.
Registra en Maracaibo carga por cuenta de la R.C.G. Co¬merciante en Caracas, en 1783. A.G.N.
Int. Ej. y R. Hda. T. XXIV, f. 87. Comerciante de Caracas en 1810. Depone: "Viaje...". Síndico de
Caracas en 1809.
LIZARRAGA, Martín Esquer de.—Receptor de cacao en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 295.
LIZARZABURU, Antonio José.—Testigo en La Guaira, en 1766. A.G.N. Real Cía. Guip. XV, 23.
LJZARRIZABAL, Manuel de.—Testigo en Maracaibo. Noviem¬bre de 1781. A.G.N. Int. Ej. y R, Hda.
T. IX, f. 62.
LIZASO. José Vicente.—Marinero del navio "San Rafael", de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
LOINAZ, Santiago de.—Presbítero. Vende en Valencia una es¬clava el 4-V-1803. R.P. Valencia,
1803, f. 109.
Pagina - 592
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LOMBIDE, Diego.—Guardián del navio "San Julián", de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gnu. XII, 284.
LONGA, Francisco Xavier.—Vecino de Caracas. Año 1790. R.P. Test. 1790. T. A3.
Albacea de Dn. Antonio Patino, fallecido en 1772. R.P. Año 1773, Tomo P.
LONGA, Gabriel.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre de
1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 220.
LOPERENA, Ignacio de.—Factor en San Felipe. Año 1738. R.P. Test. Año 1742. T. A. f. 55. Factor de
la R.C.G. en San Felipe. Año 1736. Diversos.—XVni, 383.
Residente en Caracas y "Natural cíe los Reinos de Espa¬ña...".
R.P. Eacrib. 1740, 6. f. 185.
LÓPEZ Y LEIZA, Joaquín.—Aparece en la testamentaria del Factor Amenabar, en 1784. A.G.N. Real
Cía. Guip. Apénd. IV, 68.
LORES, Juan José.—Marinero de la balandra "San Antonio" corsaria de la R.C.G. el año de 1754.
De 27 años de edad. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 11.
LORSA URRUTIA, Francisco.—Soldado veterano de esta ciu¬dad. Hijo legítimo de José Lorza
Urrutia y de Dña. Jose¬fa de Oxirando. Se casa con Andrea Cabrera el 18 de nov. de 1764. Cat.
M. 8, 1748-1782.
Pagina - 593
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LUJAMBIO, Juan Miguel.—Carpintero a bordo de la goleta "San José", en viaje a Orúa, en abril de
1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 341.
LUYANDO, José Buenaventura.—El 18 de junio de 1800, com¬pra a José Simón Peña un zambo en
doscientos pesos. Millares, R. P. Maracaibo.
MACHILANDA, Juan Santos.—Perito en carpintería. La Guaira. Año 1775. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXIX, 365.
MACHILLANDA, Bernabé.—Vecino de la Sabana de Ocmnare. Año 1792. R.P. Escrib. Año 1787, T,
3.
MACHÍN, Ignacio.—Comerciante de La Guaira. Presta fianza por el patriota preso, José María
Isaba, el 24 de marzo de 1813
Vid. Carlos Duarte "Noticia sobre el procer cumanés Casimiro Isaba Sucre". Fundación Boulton;
Boletín Historia; N" 9
MACHÍN, Mateo.—Avaluador en La Guaira. Año 1776. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 23.
Pagina - 594
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MACHÍN, Tomás.—Capitán de una goleta. Año 1751. A.G.N. Real Cía. Guip. III, 248.
MADARIAGA, Juan Antonio.—Administrador de la Renta de Correos, A.G.N. Real Cía. Guip. XVII,
28. Año 1767.
MADARIAGA, Martín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
MAGUREGI, Juan José.—Marinero natural de Motrico, (Guipúzcoa), que viaja a bordo del
Bergantín "Ntra. Sra. Del Coro", de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, bajo
el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
A.G.I. Caracas, Legajo 786.
Pagina - 595
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MAÍZ, José Antonio.—Residenciado en Cumaná, como Corregidor que fue de loa pueblos de Santa
Ana de Sopocuar y San Juan de Caranicuao, Año 1784. A.G.N. Resid. XXXVI, 30.
MAMIOLA, Francisco.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
MANCISIDOR, Francisco de.—Tripulante del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. Natural de
Deva, (Guipúzcoa). De 22 años de edad en 1733. A.G.N. Real Cía. Guip. I, 34.
MANCISIDOR, Roque.—Testigo en La Guaira. Año 1760.A.G.N. Real Cía. Guip. VI, 349.
Pagina - 596
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MAQUIBAR, Domingo de.—Segundo piloto del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz.
Año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
MARITUGÁRIZ, Gerónimo.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz el año
1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
MARITUGARIZ, Juan Francisco.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje
a Cádiz. Marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
MARROQUIN, Miguel Antonio de.—Vecino de San Felipe. Año 1779. De 25 añoo de edad. A.G.N.
Real Cía. Guip. XLI, 339 y 352. Otorga escritura de obligación para con Dn. José Manuel de
Pagina - 597
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lizarraga por préstamo de é! recibido, el día 9 de marzo de 1799. R.P. Escrib. 1799. ff. 4445.
MARRUVIAS, Segundo.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
MARTIARENA, José Ignacio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz. Marzo de 1775. A.G.N.Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
MARTIARENA, "Luis.—Interviene en autos judiciales en 1788. A.G.N. Arch. Arag. t. XXII, ff. 80102.
MARTIARENA, Martín Ignacio.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
MARTICORENA, Martín de.—Marinero del Bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San
Sebastián, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral XII, 211.
MARTICORENA, Nicolás de.—Marinero del "San Julián" de la R.C.G. con destino a Cádiz, en
diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVH, 232.
MARTIN, Pepe.—"De nación vizcaíno. Muy aficionado a los toros". Noviembre de 1777. A.G.N. Gob.
y Cap. Gral. XIX, 201.
MARTINENA, Juan Bautista de.—Es nombrado por retiro de Ramón Alardin, capitán del Bergantín
del corso "Ntra. Sra. del Rosario". 5 de julio de 1791. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. Tomo 68, f. 186.
MARTIZA, Pedro.—Cortador a bordo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz.
Diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
MAYA, Bartolomé de.—Residenciado en San Felipe el Fuerte, como Escribano Público del Número y
de Cabildo que fue en dicha ciudad y de su ilustre Ayuntamiento, en 1778 y 85. A.G.N. Resid.
XLIII, 200, y 282.
MAYA, Gabriel de.—Avaluador. La Guaira, año 1766. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 66v.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MAYA, Gabriel de.—Residenciado en la ciudad de San Felipe el Fuerte como Alcalde Ordinario,
Regidor y Alférez que fue en ella, en 1778, 85 y 87. A.G.N. Resid. XLHI, 124 y 247.
MAYA, José Antonio de.—Residenciado en San Felipe el Fuerte, como Síndico Procurador General
que fue en él en 1787. A.G.N. Resid. LIX, 118 y 152.
MAYA, Juan José, alias "el vizcaíno".—Perito en herramientas. Tasador en testamentaría de Dña.
Josefa Agustina Betancourt. R.P. Test. Año 1796. T. B2.
MAYA, Juan José de.—Regidor, Alférez Real de la ciudad de San Felipe. Otorga un poder el 3 de
febrero 1798. R.P. Escrib. 1798, t. 8. f. 42.
MAYA, Tomás de.—Tasador. Puerto Cabello, año 1769. A.G.N. Real Cía. Guip. VH, 183.
MAYORA, Juan.—Capitán de la fragata "La Soledad". Año 1760. A.G.N. Real Cía. Guip. VII, 254.
MAYORA Y JAUREGUI, Juan de.—Vecino de Caracas "en su puerto de La Guaira y natural del lugar
de (Ciga?), en el valle del Baztán, Reino de Navarra, hijo de Simón y de Graciana de Jáuregui,
vecinos que fueron del mismo lugar...". Otorga testamento el 7 de junio de 1763.
R.P. Esc. 1763, 9. f. 101.
Natural del lugar de Ziga en el Baztán, Navarra. Da poder para testar el 25 de junio de 1773.
R.P. Escrib. 17701773. f. 25.
Comerciante en La Guaira. Consulado 1786.
MAYORA, Santiago de.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa, cuñado de Dn. Pablo Orendain.
Acreedor de éste por préstamos que le hizo "para el cultivo y siembra de añiles". R.P. Test. Año
17S4. T. MO.
Residente en Valencia. Comprador de añil a Dn. Pablo de Orendain.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLH, 112. Año 1779. Residenciado en Nueva Valencia, como Alcalde de la
Santa Hermandad que fue en ella en 1787 y 93. A.G.N. Resid. LVI, 107 y 327.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MBACHER, Diego Felipe.—Cabo de presa del jabeque "San Rafael" de la R.C.G. Enero de 1770.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 296.
MENDIA, Domingo.—Residenciado en San Luis de Cura, como Alcalde Ordinario que fue en él, en
1793. A.G.N. Resid. LXX, 396, 397, 425 y 497.
MENDIA, Esteban Domingo.—Cacaotero. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC, 302.
MENDIA, Juan José.—Testigo en Puerto Cabello. Año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip XXXVI, 38.
MENDIA, Ventura de.—Maestre del navio "San Ignacio de Leyóla" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España, en agosto de 1736. A.G.N. Real Cía. Guip. leg. sin encuad. f. 42vto.
MENDIA, Vicente Ferrer de.—Teniente Justicia Mayor de Maracay por el año 1785. A.G.N. Arch.
Aragua. T. XH, f. 152. Administrador General de Rentas Estancadas de la Provincia de Guayana.
Otorga un poder el 24 de septiembre 1796. R.P. Escrib. 1756. t. 11. f. 474.
MENDIALDUA, José Antonio de.—Testigo. Vecino del valle de San Francisco de Cata. Año 1769.
A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. ni, 304.
MENDIBURU, Antonio.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa. Hijo de Dn. Antonio y de Dña. ........
de Vidaurreta. Se
casa con Dña. Agustina de la Sierra el 15 de septiembre de
1748.
Cat. M. 8' (17481782).
MENDIBURU, Antonio.—Vecino de Puerto Cabello. Año 1749. A.G.N. Real Cía. Guip T. III, f. 145.
MENDIBURU, Antonio.—Tesügo en La Guaira. Año 1758. A.G.N. Real Cía Guip. T. VI, f. 175.
MENDIBURU, Joaquín de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
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MENDIBURU, José Joaquín.—Natural de San Sebastián. Residente en Caracas. Hijo de Dn. Juan
Bautista y Dña. María Buenaventura Larramefldi, naturales de dicha ciudad. Otorga testamento el
3 de enero de 1788. R.P. Escrib. 1788, 3. f. 1.
MENDIBURU, José Manuel.—Cocinero del bergantín "San Antonio", en viaje de La Guaira a San
Sebastián. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
MENDIETA, Francisco Ignacio de.—Segundo Teniente del jabeque "San Francisco Javier". Julio de
1759. A.G.N. Real Cía. Guip. T. VII, f. 146. Capitán de la balandra "Aurora". Agosto de 1759.
MENDIETA, Juan Bautista.—Marinero de la balandra "Ntra. Sra. del Carmen" en viaje a Santo
Domingo. Mayo de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. 18.
MENDIOLA, Francisco de.—Mejor postor en remate en Puerto Cabello. Año 1776. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXX, 314.
MENDIOLA, Juan Andrés.—Residente, con sus hijos José y Pedro en la ciudad de Coro. Año 1779.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXH, 269.
MENDIOLA, Nicolás.—Exportador de frutas y ganado. Caracas, enero de 1784. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. XXIX, f. 57.
MENDIRI, Juan José.—Residente en Caracas. Vende esclavos el 13 de agosto de 1779. R.P. Escrib.
1779, 5. f. 71.
MENDIRI, Juan José.—Comandante del puerto de La Guaira y Contador Real Interino. Uno de los
implicados en la conspiración de Gual y España en 1797. El día de San Juan, (24 de junio) se
reunieron los conspiradores en su casa, con el pretexto de celebrar un almuerzo por su
onomástico; por la tarde se fueron todos a un refresco ofrecido por Juan Xavier de Aranzamendi y
por la noche a la cena y baile en casa de los Elzaburu, todo con el mismo fin. Vid. C. Fulgencio
López: "Picornell y la conspiración de Gual y España".
MENDIVIL, José.—Piloto de la balandra "Ntra. Sra. del Carmen" en viaje a Santo Domingo. Mayo
de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 18.
MENDIZABAL, Antonio.—Paje a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC, 310.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MENDIZABAL, José Francisco de.—Vecino de La Guaira. Testigo en documento. 1769. A.G.N. Real
Cía. Guip. XVIII, 370.
MENDIZABAL, José Joaquín de.—Capitán del navio "San Miguel" de la R.C.G. con destino a
Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 180.
MENDIZABAL, José Joaquín de.—Capitán del navio "San Ignacio" (que conduce añil de Orendain).
Año 1780. A.G.N. Real Cía. Guip. XLII, 112.
MENDIZABAL, Juan José.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España.
Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDÍ, 309.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MEOQUI, Juan Miguel de.—Recibe de Europa en el cargamento del "Ntra. Sra. de los Dolores" con
varias docenas de mapas y estampas, (dos cajones toscos). Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip.
XVIII, 10 y 26. Residente en Maracaibo en 1801. Mijares: R.P. Maracaibo.
MEOZ, Fermín de.—Capitán del columpo "Ntra Sra. del Carmen", propio de la R.C.G. Enero de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gnu. XIV, 166.
MESTRAITUA, Juan Francisco.—Teniente del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz. Marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MICHELENA, Hnos.—Famosa casa de comercio de finales del siglo XVIQ y principios del XIX.
Francisco, Juan José, Santos y Andrés.
Aparece con frecuencia en tomos del R.P. Escrib. y en Protocolo Vargas, (La Guaira).
MICHELENA, José Andrés.—Otorga poder para pleitar al ciudadano José María Uriarte, vecino de la
villa de Maracay, el 13 de mayo de 1822. R.P. Escrib. 1822, T. 5, f. 47.
MICHELENA, Juan de.—Receptor de cacao en el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 290v.
MIGUELEÑA, Juan José.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
MICHELENA, Juan Nicolás de.—Pilotín del navio "Ntra. Sra. del Coro", de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Guip. XTV, 2.
MICHELENA, Juan Pedro de.—Y su hermano Juan Bautista. Barquisimeto, febrero de 1785. A.G.N.
Gob. y Cap. Gral. XXXI, 49.
MICHELENA, Martín de.—Mozo a bordo de la fragata "Ntra. Sra. de la Soledad". Octubre de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 157.
MICHELENA, Martín Rafael.—Empleado de la R.C.G. bajo Dn. Nicolás de Aízpúrua. Caracas, año
1741. R.P. Test. 1742, T. LMN.
Dueño del bergantín "El Santo Cristo de la Guerra". R.P. Escrib. de marzo de 1745. Repartidor del
producto de una presa. Año 1756. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd, I, 25.
Natural de Irurita, en el valle de Baztán del Reino de Navarra. Hijo legítimo de Martín Michelena y
de María Garicoeche y Larralde. Soltero. Muere repentinamente en Caracas. 15V1758. Catedral,
Def. 18, 17571768, f. 23 v.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MICHELENA, Miguel Antonio de.—Escribano del jabeque "San José". Año 1754. A.G.N. Real Cía.
Guip. Apénd. I, 3.
MIMENDIA, Santiago de.—Tasador. La Guaira, año 1759. A.G.N. Real Cía. Guip. T. VII, f. 124.
MINCHOLATE, Ignacio.—Firma a ruego de Dn. Juan José Ovalle, en 1760. A.G.N. Real Lía. Guip.
Apénd. IV, 36.
MINAYA, José Vicente.—Marinero natural de San Sebastián que viaja de Pasajes a La Guaira en
septiembre de 1783 a bordo del Bergantín "Nuestra Señora del Coro", bajo el mando del
Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
MINTEGUI, Juan José de.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa. Hijo de D. Fermín y de Dña.
María Luisa Eguiño. Gravemente enfermo el 30 de enero de 1776 otorga codicilo en el que se
refiere a su testamento hecho en Cádiz en 1769 estando para venir a Caracas. Da detalles sobre
sepultura y habla de la sociedad que tiene con Orendain. R.P. Escrib. 1801, f. 57. R.P. Escrib.
1776,6 f. 8.
Casado con María Cruz de Claudio y Cortázar, de San Sebastián. Dejó tres hijos. Falleció el 1° de
abril de 1802. Manda que lo entierren en San Francisco. R.P. Escrib. 1802, ff. 1630. Ultimo Factor
General.
MIÑAGARAY, Francisco de.—"Residente en esta ciudad de Caracas. .." Otorga poder general el 24
de mayo de 1784.
R.P. Escrib. 1784, 10. f. 128.
MIÑONDO, Félix.—Vecino de Caracas en 1789. Vende un solar que tenía ya hipotecado en esta
ciudad el 30 de octubre
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de 1789.
R.P. Esc. Aramburu. 1789.
MIQUELENA, Juan José de.—Residente en Maracay, heredero de D. Pablo de Orendain. Año 1782.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLH, 135.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MUGUERZA, Domingo de.—Escribano de la fragata "San Sebastián". Puerto Cabello. Año 1756.
A.G.N. Real Cía. Guip. T. IV, f. 302.
MUGUERZA, Pedro de.—"Residente en esta ciudad de Caracas". Otorga poder general a D. José
Berastegui.
R.P. Escrib. 1770, 9. f. 31.
MUJICA y ANATARRIAGA, Francisco de,—Contador del Ej.y R. Hda. Natural de la villa de Segura en
Guipúzcoa. Fue enterrado el 7 de noviembre de 1784 en la iglesia del con vento de San Francisco
a los pies del altar de Ntra. Sra. de la Soledad.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXHI, f. 45.
MUNDUATE, Francisco Antonio de.—Testigo en La Guaira en el año 1749. R.P. Test. Año 1751,
Tomo A2.
MUNIBE, José Antonio.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes. Junio de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIH, 53.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
MUNIBE, Martín de.—Mayordomo del navio "Santo Cristo" de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI,
273.
MUNITA, José Ignacio.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Pasajes. Octubre
de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 149.
MUNOA, Ignacio de.—Acreedor de Pedro Jáuregui según consta en testamento de éste, otorgado
en el valle de Patanerao.
A.G.N. Arch. Aragua. T. IV. f. 197.
MUNOA, José Antonio.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
julio de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
MURGUIA, José de.—Cirujano a bordo del Bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San
Sebastián con carga de pescado. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
Piden informes acerca de su idoneidad y competencia como cirujano.
A.G.N. Real Cía. Guip. V, 12.
En 1775, el Gobernador Agüero informa a Amaga que desde que llegó Murguía a esta provincia
sólo aspira a colocarse en destinos distintos a su profesión. A.G.I. Caracas, 83.
MURGUIA, José Antonio.—Dependiente de la R.C.G. en 1749. La Guaira. A.G.N. Real Cia. Guip. T.
H, 196 v.
MURGUIONDO, Ignacio.—Cabo de velas. Puerto Cabello, año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. T. XX, f.
234.
MURO, José María.—"Regidor Llano del muy Ilustre departamento de esta capital. El 23 de febrero
de 1796 da poder a Miguel de Dolarea, Martín de Irigoyen y Bartolomé de Iturralde, vecinos y del
comercio del puerto de Cádiz" para que a su nombre se presenten en el tribunal competente del
Reino de Navarra a solicitar se despache ejecutoria de hidalguía y nobleza de sangre a favor de D.
Benito José de Muro, padre del otorgante, natural que fue de la ciudad de Corella en dicho Reino y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
también a favor de éste, como su legítimo hijo. R.P. Escrib. 1796, T. 5, ff. 7677.
MURRICHA, Martín de.—Segundo patrón de la lancha corsaria "San Nicolás". Año 1775. A.G.N.
Real Cía. Guip. XXIX, 355.
MURUA, José Antonio de.—Acreedor de Miguel Tomás de Dorre. Año 1761. A.G.N. Real Cía. Guip.
IX, 16.
MURUA, Juan Miguel.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en
marzo de 1775A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
MUXICA, Bernardo.—Maestre del navio "San José" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
(ver documentación que lleva), noviembre de 1734. A.G.N. Real Cía. Guip. leg. encuad. f. 12.
MUXICA, Juan de.—Cura de la Santa Iglesia Catedral. Caracas, año 1790. R.P. Test. 1792, T.
NARBARTE, Juan Fermín de.—"Capitán y Maestre del Paquebot nombrado "La Pura y Limpia
Concepción y el Santísimo Cristo". Confiesa estar debiendo a D. Francisco Antonio de Arrieta, D.
Martín José de Zubillaga y D. Matías de Zabaleta la cantidad de 1.740 pesos el día 3 de enero de
1770. R.P. Escríb. 1770, 9. f. 8.
NARVARTE, Andrés.—Nació en La Guaira en 1781. Ocupó varios cargos públicos hasta llegar a
Vicepresidente de la República en 1835 y fue Presidente interino en 1836. Vid. C. Fulgencio López:
"La Guaira".
NARVARTE, Francisco Xavier de.—Cura Párroco que fue de Valencia en el primer tercio del siglo
XIX. Vid. Archivo Parroquia Valencia.
NARVAJA, Lázaro de.—Firma por poder. Vecino de Coro, año 1775, A.G.N. Real Cía. Guip. XXIX,
314.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
NARZABAL, Manuel de.—Marinero de la goleta "San José" de la R.C.G. en viaje a Santa Marta en
mayo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 159.
NASARRIAGA, Pedro Ignacio de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en
viaje a Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
NATARRIAGA, Agustín de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
NAVEEAN, José Antonio de.—"Residente en esta ciudad de Caracas". Da poder general a D. Juan
José de Huizi, habitante en la ciudad de San Felipe, el 31 de diciembre de 1776. R.P. Bscrib. 1776,
3. f. 29S.
NIÑO DE JAUREGUI, Nicolás.—Cosechero de cacao en el año 1767. A.G.N. Real Cia. Guip. XVII.
OBINETA, Miguel.—Acreedor de Pedro Jauregui, según consta en testamento que otorga éste en el
valle de Patanemo.
A.G.N. Archivo Aragua. T. IV, f. 197.
OCHOA, Ignacio.—Residenciado en la ciudad de Nirgua, como Alcalde Ordinario que fue en ella, en
1787.
A.G.N. Resid. LIX, 449 y 472.
OCHOA, José Nicolás de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775.
Pagina - 610
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OCHOA, Juan Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
OCHOA, Juan Antonio.—Marinero, natural de San Sebastián, que viaja de Pasajes a La Guaira a
bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", en septiembre de 1783, bajo el mando del Comandante
Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
OCHOA, Juan José de.—Deudor de cantidad de Pesos a D. Jorge Amador. R,P. Valencia, año
1800, f. 88.
OCHOA, Juan Miguel.—Capellán a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDÍ, 309.
OCHOA, Luis de.—Vecino del valle de Yagua. Mayo de 1785. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XXVH, 125.
OCHOA, Luis Francisco de.—Testigo en el otorgamiento de un poder el año 1752. A.G.N. Real Cía.
Guip. III, 326.
OCHOA y GRESALA, Manuel José de.—Solicita del Intendente Abales su libertad, de la que se halla
privado por injusticia de los jueces de la Prov. de Maracaibo. Marzo de 1781. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. XII, f. 42.
OCHOA, Manuel Santiago de.—Teniente Justicia de la ciudad de Nirgua. Año 1759. A.G.N. Real Cía.
Guip. Apénd. III, 257.
OCHOA, Nicolás de.—Marinero del jabeque corsario "San Pedro". Año 1768. A.G.N. Real Cía. Guip.
XVIII, 165.
OCHOA, Pedro Antonio de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G, en viaje a
Cádiz. Marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
OCHOA, Remigio.—Procurador del Número de la ciudad de Valencia. Año 1788. A.G.N. XIX, 175.
OCHOTECO, José Gabriel.—Corregidor de Petare, en 1782. E. B. Núñez: "La ciudad de los techos
rojos",
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OCHOTECO, Juan Antonio de.—Vecino de Harinas y testigo allí, en 1783. A.G.N. Real Cía. Guip.
XLI, 324.
OCHOTECO, Juan Francisco.—Cultivador de añil en el valle de Aragua a fines del siglo XVIII.
A.G.N. Archivo Aragua. T. XXII, f. 80.
OCHOTECO, Pedro.—Paje a bordo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
OCHOTORENA, Miguel Antonio.—Fallece dejando por albacea de sus hijos a D. Joaquín de Arbide.
R.P. Valencia. Año 1800, f. 145.
ODRIOZOLA, Asencio de.—Tonelero a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje
de La Guaira a Cádiz, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVTI, 40.
ODRIOZOLA, Juan Bautista de.—Residente en La Guaira. Testigo en 1760. A.G.N. Real Cía. Guip.
Apénd. IV, 22.
ODRIOZOLA, Juan Ignacio de.—Postor en subasta de una balandra en La Guaira. 1757. A.G.N.
Real Cía. Guip. V, 75.
ODRIOZOLA, Juan Ignacio de.—Natural de la villa de Azpeitia. Hijo de Ignacio y de Dña. María
Ignacia de Lasa. Otorga poder para testar en Caracas el 28 de mayo de 1768. R.P. Escrib. 1768. f.
31.
OLACHEA, José.—Residente en Puerto Cabello, en 1759. A.G.N. Real Cía. Guip. VH, 101.
OLACHEA, José.—Residenciado en la ciudad de Guanare como Alcalde Ordinario que fue en ella,
en 17S7 y 93.
OLACIREGUI, Cosme de.—Marinero del "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OLAECHEA, José Antonio.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117,
OLAECHEA, Xavier de.—Paje a bordo del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en
abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
OLAIZ, Manuel Ignacio.—Cultivador de añil en el valle de Aragua a fines del siglo XVIII. A.G.N.
Archivo Aragua. T. XXX, f. 331.
OLAIZ, Ventura.—Marinero del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España, en 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XDÍ, 309.
OLAIZOLA, Alejo.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
OLAIZOLA, Ambrosio de.—Residió en Puerto Cabello, pero para el año 1778 se había ido para
su patria.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXII, 212.
OLAIZOLA, Félix de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en julio de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OLAIZOLA, Manuel.Pcdrmo de bautismo de Ramona Rosa, hija natural de Juliana M¿ndez, mestiza.
Alt. E. 2" (17871799).
OLANO, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
OLANO, Marcos Antonio.—Tripulante del navio "San Ignacio"de la R.C.G. en cu viaje de Venezuela
a Cádiz, en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
OLARAN, Francisco Javier de.—Cirujano de la fragata "San Miguel" de ia R.C.G. con destino a
Pasajes. Año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 180.
El Gobernador Unsasa remite a Gálvez instancia de Olaran en la que solicita colocarse de médico
cirujano de la plaza y hospital de La Guaira. Caracas, 13 de abril de 1780.
A.G.I Caracas, 85.
Solicita licencia para restituirse a la Península con el grado de cirujano del Ejército, el 27 de mayo
de 1785.
A.G.I. Caracas, 88.
Solicita permiso para pasar a la provincia de Guipúzcoa. Caracas, 2 de mayo de 1786.
A.G.I. Caracas, 89.
Guillelmi y Saavedra dan cuenta a Sonora de la renuncia a su empleo que ha hecho el médico y
cirujano de La Guaira
Olaran. 17 de febrero de 1787.
A.G.I. Caracas, 90.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OLARAN2, Simón de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
OLARRA, José.—Marinero del navio "San Carlos" de la RC.G, en viaje a Cádiz, en agosto de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
OLARRIA, Ignacio.—Maestro carpintero de ribera que sale deLa Guaira con destino a Cumaná
solicitado por esa Comandancia de orden superior, en enero de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 241.
OLARRIA, José Ramón.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, el año
1767.
A.G.N. Real Cía. Guíp. XVII, 41.
OLARRIA, Martín de.—Carpintero calafate. Perito tasador en Puerto Cabello, el año 1762.
A.G.N. Real Cía Guip. IX, 291.
OLARTE, Padre Ignacio de.—Superior del Colegio de la Compañía de Jesús. Año 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 291.
OLASCOAGA, José Manuel de.—Vecino de Valencia en 1800. Recibe un poder. R.P. Valencia. Año
1800. f. 126.
OLASIREGUI, Juan Bautista de.— Testigo en el testamento cerrado de Dña. María Josefa Unanue.
Caracas, 23 de agosto de 1798. R.P. Escrib. 1798. T. 9. ff. 205206.
OLASO, Juan Cruz de.—Supernumerario a bordo de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
OLASO, Pascual de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174.
OLATEA, Juan.—Residente en Puerto Cabello. Año 1762. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXVII, f. 7.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OLAVERR1, Juan Bautista.—Marinero del corsario "San Carlos" de la R.C.G., de 21 años de edad.
A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 192.
OLAVERRIA, Esteban de.—Vecino de Puerto Cabello, Perito tasador. 1777. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXIV, 124.
OLAVERRIA, Juan Vicente.—Marinero de la fragata "Ntra. Sra. del Rosario" en viaje a Pasajes.
Noviembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 74.
OLAZABAL, José de.—Alcalde de la Santa Hermandad en Coro, en 1745. O. Pikaza: "Zuloaga. . .",
pág. 162.
OLAZABAL, Vicente.—Residente en La Guaira, en 1765. A.G.N. Real Cía. Guip. XIV, 251.
OLAZIREGUI, José Domingo.—Grumete a bordo de la "Trinidad" en viaje a Veracruz, en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 144.
OLEA, Andrés de.—Sargento Mayor del Batallón Veterano, fijo en Caracas, ascendido a Teniente
Coronel en el Estado Mayor de la plaza de Barcelona. 1775. A.G.N. Real Cía. Guip. IV, 218.
OLEA, Joaquín de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Oral. XH, 143.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OLLOQUI, Juan José.—Marinero que embarca en la goleta "San José" rumbo a Orua, en abril de
1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 341.
OLONDO, Manuel Antonio de.—Capitán, vecino de Puerto Cabello. Año 1749. A.G.N. Real Cía.
Guip. III, 155.
OLONDO, Miguel de.—En correspondencia con José de Tellería, Factor que fue de la R.C.G. en San
Felipe (v. hacienda de Corepano. Año 1773). A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 267.
OLONDO, Miguel Antonio de.—Capitán, vecino de Puerto Cabello. Año 1757. R.P. Test. Año 1755.
T. M.
OLORIZ, Fray José.—Religioso del pueblo de San Pedro Alcántara de Caura. Febrero de 1783.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXIII, f. 178.
OLOZAGA, Martín.—Marinero del bergantín "San Antonio" en viaje de La Guaira a San Sebastián.
Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
ONDARZA, José Antonio de.—Marinero de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
en agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
ONDARZA, José Antonio de.—Teniente Justicia del valle de Capaya, en 1778. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXffl, 78.
OQUENDO, Andrés.—Capitán de navio. Coro, 31 de diciembre de 1785. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T.
XXXII, f. 306.
OQUENDO, Juan Plácido.—Sargento. Año 1739. Reg. Pral. Test. T. MO, f. 22.
OQUENDO, María Remedios.—17 julio 1800. Reconoce sobre una casa situada en el barrio de la
Punta Arrieta, un censo de 100 pesos pertenecientes a la misa de once fundada por varias
personas en el convento de S. Francisco de Maracaibo, del que era Capellán el presbítero don
Gregorio Luzando. Mijares: R.P. Maracaibo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Oraa y Dña. Paula Goya. Se casa con María Magdalena Xedler, el 1 de enero de 1756.
ORAA, José Antonio de.—Tesorero Administrador de Real Hacienda de estas Cajas y Departamento
de La Guaira. Año 1779.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXVI, 152.
Residenciado en Caracas, como Procurador General que fue en ella en 1778. A.G.N. Resid. XLV, 32
y 37.
ORAA, Manuel.—Residenciado en Guanare, como Alcalde Ordinario que fue en ella, en 1787.
A.G.N. Resid. LIX, 309 y 352.
ORBEA, Juan Bautista de.—Marinero de la goleta "Pincela" de la R.C.G. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
xn, 256.
ORCOLAGA, Francisco Antonio de.—Capitán de la goleta nombrada "Ntra. Sra. del Socorro" de la
R.C.G. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 382.
ORDERIZ, Juan Bautista.—Natural del lugar de Gulina, en el Reino de Navarra. Hijo legítimo de
Don Pascual y de Dña. Juana María de Amezqueta. Se casa con Dña. Josefa Tamariz, el 28 de
diciembre de 1782. Alt. M. I. (17511786).
Se casa con Ana Josefa Tamariz, el 6 de septiembre de 1785.
Cat. M. IX (18051810).
Nota: Como al parecer se trata de los mismos contrayentes, no sabemos a qué puede obedecer la
divergencia de fecha y lugar entre ambas partidas. Otorga testamento el 14 de septiembre de
1793. R.P. Escrib. 1793, 8. f. 458.
ORDOZGOnr, Martín de.—Traficante en ganado. Mayo de 1783. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXVI, f.
67.
ORENDAIN, Juan Bautista.—Marinero de la balandra "Aranzazu". A.G.N. Real Cía. Guip. Vn, 221.
Año 1760.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ORIA, Manuel de.—Vecino de Puerto Cabello y testigo en dicho puerto en 1781. A.G.N. Real Cía.
Guip. XLIH, 29.
ORIA, Vicente de.—Capitán de navio "San Prudencio" de la R.C.G. Noviembre de 1734. A.G.N.
Real Cía. Guip. leg. sin eneuad. 20. El P. Jesuíta Agustín González, con poder del Provincial de
Nueva Granada para la percepción de cualesquiera bienes para la fundación del Colegio de
Maracaibo, pide los dos mil ochocientos pesos que, según una de las cláusulas de su testamento,
Oria tenía en depósito destinado por su dueño a la fundación de dicho Colegio. A.G.N. Real Cia.
Guip. Año 1734.
ORMAECHEA, Juan Ramón Antonio de.—Aparece entre los deudores del Factor Amenabar a la
muerte de éste. Año 1784. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. IV, 68.
ORONOZ, Bautista.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
ORONOZ, Felipe Antonio de.—Capitán y dueño de la fragata "San Francisco Xavier" en viaje a
Tenerife, en julio de 1776.
A.G.N, Gob. y Cap. Gral. XVII, 32.
Residente en Caracas. Otorga poder el 23 de enero de 1781. R.P. Escrib. 1781.
ORONOZ, Juan.—El 3 de agosto de 1801 le reclama D. Agustín de Caaas intereses que tenía en su
poder pertenecientes a su hermano D. Manuel Ignacio. Mijares: K.P. Maracaibo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ORONOZ, Martín de.—Firma en Puerto Cabello por Antonio de Tellechea, que no sabe. Año 1779.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXIX, 292.
OSCOZ, Manuel de.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa. Vecino de Caracas, donde otorga
poder para testar en el año 1763. R.P. Escrib. f. 12.
OSIN, Antonio.—Cosechero de cacao. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 291 vto.
OSPINA, José de.—Testigo en el valle de Tacarigua, en abril de 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXITI,
7.
OSTUA, Manuel de.—Cocinero de la goleta "San José" en viaje a Orua, en abril de 1776. A.G.N.
Gob, y Cap. Oral. XVII, 341.
OTAEGUI, Santiago.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G, en viaje de La Guaira
a Cádiz, el año 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
OTALORA, Eugenio.—Administrador en Villa del Pao. Dependiente de las Cajas de Puerto Cabello.
Año 1777. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XVITI, f. 186.
OTALORA, José Cruz de.—Marinero del jabeque "San José" de la R.C.G., de 24 años de edad en
1756. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 41.
Pagina - 620
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OTAMENDI, José Ramón.—Hijo del anterior Esteban Antonio. Hace testamento en Caracas el 27 de
enero de 1799. R.P. Escrib. Año 1799, ff. 1416.
OTAMENDI, Juan José de.—Residente en esta ciudad y natural de la villa de Bilbao, hijo de D. José
de Otamendi y de Dña. María Josefa de Lazcano Iturburu, vecinos y naturales que fueron de ia
dicha villa de Bilbao. Está siguiendo pleito contra J. Francisco León y José Pérez Delgado "por
3.000 pesos que por escritura pública me están debiendo". Otorga su testamento el 2 de febrero
de 1751. R.P. Escrib. 1751, 2. f. 80.
OTAMENDI, Manuel de.—Segundo Teniente del Bergantín "Santo Tomás". 1764. A.G.N. Real Cía.
Guip. XUI, 239.
OTAMENDI, Manuel Vicente de.—Pilotín del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía
a Pasajes. Año 1772. A.G.N. Gob, y Cap. Gral. XII, 174.
OTALORA, José.—Aparece frecuentemente como testigo en las escrituras de los año3 1800 y
siguientes en Valencia.
R.P. Valencia, 1S01, f. 49.
OTASO, Gregorio Antonio de.—Marinero del bergantín "Santo Tomás". Año 1764.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIII, 239.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261. OTAZU, Diego de.—Primer Teniente del navio "Ntra. Sra. Del
Coro" de la R.C.G. Año 1733.
A.G.N. Real Cía Guip. I, 30.
OTAZU, Xavier Ignacio.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz en 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
OTEYZA, José Bernardo.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a Pasajes en
septiembre de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 343.
OXANDABARAS, Pedro de.—Marinero del jabeque corsario San Pedro" de la R.C.G. Año 1768.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVIII, 163.
OYANARTE, Juan Bautista.—Testigo en diligencia ante escribano. Año 1758. A.G.N. Real Cía. Guip.
VI, 175.
OYANEDER, Juan Nicolás.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz en julio de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
OYANGUREN, Juan de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes en
septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap, Gral. XVI, 2.
OYANGUREN, Manuel José.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela
España en 1767 A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
OYARBIDE, Esteban de.—Capitán. Residenciado en Coro, como Alcalde Ordinario, en 1728. A.G.N.
Resid. XX, 508 y 603. Alcalde Ordinario en Coro en 1740. OvPikaza: "Zuloaga..,", pág. 162.
Pagina - 622
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OYARBIDE, Jean.—Autor de una carta en idioma francés. A.G.N. Real Cía. Guip. V, 12. Año 1757.
OYARBIDE, Pedro Pablo de.—Padrino en el bautizo de Josefa Lorenza, hija de Félix Albistur y Paula
Josefa Pérez, el 16 de noviembre de 1791. Altagracia, Baut. 2' (17871799).
OYARZABAL, Felipe de.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a
Cumaná solicitado por esa Comandancia de orden superior en enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 241.
OYARZABAL, José Pedro.—Marinero del navio "Ntra. Sra. Del Coro", de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
OYARZABAL, Juan de.—Marinero de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes en
agosto de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
OYARZABAL, Juan Bautista de.—Patrón de la goleta "San José" en viaje al puerto de Grúa en
solicitud de la balandra apresada que dejó allí Francisco Santoyo, capitán de la corsaria nombrada
"Santa Gertrudis". Abril de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 341.
OYARZABAL, Luis María.—Vende una casa en Valencia el 27 de enero de 1802. R.P. Valencia, 1802,
Pagina - 623
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
f. 3.
OYARZABAL, Manuel de.—Marinero del bergantín "Santo Tomás" de 22 años de edad, en 1763. La
Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 153.
OYARZABAL, Miguel Antonio.—Otorga poder a Hilario María de Zabala del comercio de Puerto
Cabello. R.P. Escrib. 1808, T. 6, f. 171.
OZA Francisco Fernández de la.—Perito tasador en La Guaira. Septiembre de 1771. Á.G.N. Real
Cía. Guip. XXI, 250.
PAGÓLA, Antonio.—Cultivador de añij en el valle de Aragua a fines del siglo XVIII. A.G.N. Archivo
Aragua. T. XXV, f. 231.
PAGÓLA, Fernando.—Defensor, tutor y curador en La Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXIII, 83,
1776.
PAGÓLA, José Francisco de.—Teniente Cabo a Guerra interino de Puerto Cabello en 1734.
Expediente Cabildo Caracas, 1750.
PAGÓLA, José Trinidad.—Presbítero en Pto. Cabello por los años de 1777. Archivo Parroquia Pto.
Cabello, Baut. 17731779.
PAGÓLA, Mateo Alvares de.—Comparece en apreso de una goleta. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXI,
159. Año 1777.
Pagina - 624
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
PAULIN, Juan Antonio.—Natural de Azcoitia, Guipúzcoa. Marinero a bordo del "Santa Ana" de la
R.C.G. en viaje de Venezuela a España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
PASTRE MERCADET ITURBE, Juan Bautista y Pedro.—Cirujanos, naturales de Arrayoz, valle del
Eaztán, Navarra. Pedro nació en 1700 y Juan Bautista en 1709. R. Archila: "Historia...".
PERALTA, Juan Martínez de.—Testigo en Puerto España "Trinidad" en 1778. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXVI, 316.
PEREA ANCHETA, Francisco.—Marino. Apresador de una goleta. Año 1750. A.G.N. Real Cía.
Guip. TI, 301.
PÉREZ NARVARTE, Joaquín.—"Teniente del Real Cuerpo de Artillería, natural de Viscalla, (Vizcaya),
hijo del Coronel Dn. Mateo Pérez y de Dña. Vicenta Narvarte". Se casa con Dña. María Belén Jerez
Aristiguieta el 9 de diciembre de 1787. Altagracia, Mat. 2°> (17861790).
PERUENA, Pedro.—Se entabla juicio contra él por hurto. R.P, Civ. Año 1737, p. 2.
PETRIARZA, Joaquín de.—Contramaestre del jabeque corsario "San Pablo". Puerto Cabello, año
1763. A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 194.
PETRIARZA, Juan Bautista.—Marinero del jabeque "San Rafael" de la R.C.G. de 21 años de edad
en 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXH, 91.
PICABEA, José.Sebastián.—Pinta y dora tres tarjetas para la Silla del Obispo en el coro de la
catedral de Caracas. Se le llama "pintor". 16 de febrero de 1772. A.G.N. Neg. Eclesiast. Vol. XHI,
f. 186.
PICA VEA, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 143.
PORTU, Juan Lorenzo.—Pilotín a bordo del "Santa Ana", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
RADA, Fernando.—Cosechero de cacao. Año 1741. A.G.N. Real Cía. Guip. I, 167.
RADA, Gerónimo de.—Canónigo Magistral de la Santa Iglesia Catedral. Año 1737. A.G.N.
Real Cía. Guip. I, 167.
RADA, Luis Basilio.—"Castellano y Justicia Mayor del puerto de La Guaira, en el año 1725."
(anterior a la R.C.G.). A.G.N. Resid. Portales y Meneses. T. XXII, 260.
RAMÍREZ, Vicente.—Amo en parte de una lancha apresada por los corsarios de la R.C.G. De 26
años de edad. "Natural de la ciudad de Fuenterrabia en la Provincia de Guipúzcoa". Año 1779.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLI, 262.
RAZQTJIN, José Antonio de.—Vecino de San Felipe. Otorga poder el 9 de septiembre de 1790. R.P.
Esc. 1790, 8. f. 359.
Natural de Abarzuza en el Reino de Navarra. Hijo de Dn. Antonio y Dña. Josefa Oses. Se casa con
Dña. Margarita Betancourt el 31 de enero de 1806. Cat. M. Xm.
RECALDE, Carlos.—Mayordomo del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
RECALDE, Carlos.—Residente en Caracas. Año 1797. R.P. Test. Año 1797, T. R3.
RECALDE, Carlos de.—Testigo en Maracay. Año 1788. A.G.N. Aren. Aragua. T. XXX, f. 338. R.P.
Esc. 1798. t. 9 ff. 205206.
RECALDE, Francisco.—Pide permiso para comprar en Caracas una embarcación de más de 150
toneladas. Caracas, enero de 1784.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXIX, f. 38. Residente en Caracas. Citado como acreedor de Dn.
Nicolás de León en el testamento de éste. R.P. Test. Año 1790. L.
RECALDE, Juan José.—Maestro de víveres a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en
viaje de La Guaira a Cádiz. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVn, 40.
RECALDE, Juan Miguel de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gofa, y Cap. Gral. XVI, 76.
RAZQUIN, José Antonio de.—Vecino de San Felipe. Otorga poder el 9 de septiembre de 1790. R.P.
Esc. 1790, 8. f. 359.Natural de Abarzuza en el Reino de Navarra. Hijo de Dn. Antonio y Dña.
Josefa Oses. Se casa con Dña. Margarita Betancourt el 31 de enero de 1806. Cat. M. XIH.
RECALDE, Carlos.—Mayordomo del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en abril
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
RECALDE, Carlos.—Residente en Caracas. Año 1797. R.P. Test. Año 1797, T. R3.
RECALDE, Carlos de.—Testigo en Maracay. Año 1788. A.G.N. Arch. Aragua. T. XXX, f. 338. R.P. Esc.
1798. t. 9 ff. 205206.
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RECALDE, Francisco.—Pide permiso para comprar en Caracas una embarcación de más de 150
toneladas. Caracas, enero de 1784.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXIX, f. 38. Residente en Caracas. Citado como acreedor de Dn.
Nicolás de León en el testamento de éste. R.P. Test. Año 1790. L.
RECALDE, Juan José.—Maestro de víveres a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en
viaje de La Guaira a Cádiz. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
RECALDE, Juan Miguel de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
RECARTE, Pedro.—Paje a bordo del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La Guaira
a Cádiz, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVE, 41.
REMENTARITEGUI, José de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
diciembre de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
REMENTARITEGUI, José Manuel de.—Cirujano primero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G.
en viaje a Pasajes en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XTV, 2.
Barbero que viaja de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783 en el "Ntra. Sra. del Coro".
A.G.I. Caracas, Legajo 786.
Solicita empleo de practicante del Hospital de Pto. Cabello. Oct. 1786. A.G.N. Int. Ej. R. Hda, T.
XXXV.
REMON, José Francisco.—Factor de la Real Compañía Guipuzcoana en Puerto Cabello, el año 1773.
A.G.N. Real Cía. Guip XXIV, 247.
Pagina - 627
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
REQUIETA, Juan Francisco de.—Corregidor del valle de Cuyagua en 1747. O. Pikaza: "Zuloaga. .."
pág. 159.
RESPALDIZA, José Ventura.—Presunto deudor de Juan Miguel de Egaña. Año 1759. A.G.N. Real
Cía. Guip. VH, 117.
RETEGUI, Ignacio.—Paje a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España, el año 1767. A.G.N. Real Cia. Guip. XIX, 310.
RETOLA, Agustín.—Cirujano segundo del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
octubre de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVIII, 148.
RETORTILLO LASARTE, José,—Natural de Balmaseda, Vizcaya. Hijo de Dn. Pablo y Dña. María. Se
casa con Pña. María Antonia Otamendi el 24. de mayo de 1769. Alt. M.I. (17511786).
RIBAS, José Tomás de.—"Natural de los Pasajes". Marinero de la balandra "Santa Gertrudis"
corsaria de la R.C.G. De 42 años de edad en 1778. Puerto Cabello. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXV,
331.
ROSO, José Vicente.—Natural de Pasajes, Guipúzcoa. Actúa como intérprete en juicio de José
Ignacio Urdanavía que no sabe español. Año. 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 24.
ROTETA, Antonio.—Maestro carpintero. La Guaira. Año 1752. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. I, 470.
ROTETA, Miguel Antonio.—Gaviero mayor a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
SAGARNA, Asensio.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
en 1743. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
SAGARZAZU, Ignacio.—Cultivador de añil en el valle de Aragua, a fines del siglo XVIU. A.G.N.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SAGARZAZU, Joaquín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. Xn, 284.
SAGARZAZU, José.—Carpintero y calafate del navio "Santo Cristo" de la R.C.G. A.G.N. Real Cía.
Guip. XVI, 273.
SAGASTI, José.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a Cumana
solicitado por esa Comandancia de orden superior. Enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII,
241.
SAIZAR., José Ignacio.—Maestro carpintero de ribera' que. sale de La Guaira con destino a
Cumana, solicitado por esa Comandancia de orden superior. Enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 241.
SALABERRIA, Baltasar de.—Tasador. Vecino de Cumana. A.G.N. Real Cía. Guip. T. u, f. 21. Año
1749.
SALABERRIA, Baltasar de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2.
SALABERRIA, Fernando de.—Vecino de Puerto Cabello en 1788. R.P. Escrib. Año 1790, T. 9, f.
93 v.
SALABERRIA, José Agustín.—Marinero del jabeque "San Rafael" de la R.C.G., de 27 años de edad.
La Guaira, año 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXn, 90.
SALABERRIA, Juan Bautista.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje de
Pasajes, en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 3.
SALAVERRIA, Fernando.—Tasador en Puerto Cabello en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 252.
SALAVERRIA, José Antonio de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a Cádiz, en 1772 A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SALAVERRIA, Juan.—Cacaotero. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 303.
SALAVERRIA, Martín de.—Pro. a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
SALAZAR, Bernardo.—Marinero de la balandra "Ntra. Sra. De los Dolores" en viaje a Puerto Rico.
Enero de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 244.
SALÓLAS, Miguel José.—Marinero del Paquebot "San Juan Bautista" de la R.C.G. de Filipinas.
Maracaibo, septiembre de 1786.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXTV, f. 27.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SALDIAS, Rafael de.—Natural del valle de Bertizarán en el Reino de Navarra. Capitán, dueño y
administrador de la balandra "Jesús, María y José". Año 1738.
A.G.N. Diversos. T. XXI, f. 69.
SALSAMENDI, Juan Bautista de.—Vecino de Caracas. Otorga poder el 7 de enero, 1798 a Lorenzo
Apesteguía. R.P. Escrib. 1799, 5. f. 1.
SAMANIEGO, José.—Vecino de Caracas. Testigo en documento. 1783. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX,
109.
SANDIA, José Francisco.—Testigo. La Guaira, año 1758. A.G.N. Real Cía. Guip. T. VI, f. 158.
SANGRONIZ, Agustín.—Postor en subasta en la ciudad de Coro. 1776. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXI, 194.
SANGRONIZ, Juan de.—Licenciado, Cura rector de la Parroquia de Santa Ana de Coro. Año 1748.
A.G.N. Diversos. XII, 432.
SANSETENIA, Antonio.—Marinero del jabeque "San Pablo" de la R.C.G. Año 1766. A.G.N. Real
Cía. Guip. XVI, 6.
Pagina - 631
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SANSINENEA, Juan Manuel.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
agosto de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
SANTOYO, Agustín.—Cabo de presa del jabeque "San Pedro" de la R.C.G. Año 1760. A.G.N. Real
Cía. Guip. XX, 108.
SANTOYO, Francisco.—Se le nombra Comandante de la balandra "Ntra. Sra. de Begoña" propia del
corso de la R.C.G. 26 de agosto de 1763. R.P. Escrib. 1763. 9. f. 142.
Capitán de la balandra corsaria "Santa Gertrudis" de la R.C.G, de 47 años de edad en 1776.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXXI, 274.
SARASOLA, Miguel Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
SARTTJCHO Y ZIGARROA, Antonia.—Se entabla pleito por el inventario de sus bienes. R.P. Civ. Año
1740, 82.
SASIAIN, Juan Ignacio.—Vecino de La Guaira en 1769. A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 341.
SASIETA, Francisco.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 220.
SASIETA, Juan Ignacio.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
SASIETA, Juan Ignacio.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
Pagina - 632
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SASOETA, Juan Blas.—Condestable a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
España. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDC, 309.
SEGURA, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz. Año 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
SEGURA, Ventura.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
SEPTIEN Y MEÑACA, Juan Alonso de.—Alférez de infantería española en una de las compañías de
Puerto Cabello. Año 1782.
A.G.N. Real Cía. Guip. XL1I, 197.
SILBERTI, Justo de.—Teniente y Cabo a Guerra principal del valle de San Francisco de Cata,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SIMONDEGUI, Pedro de.—Acreedor por 129 pesos y 2 reales del Alférez del Real Cuerpo de
Artillería, Dn. Antonio Medina. Puerto Cabello, 12 de marzo de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XVH, f. 307.
SISNAGA, Juan Antonio.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a
Cumana, solicitado por esa Comandancia de orden superior. Enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 241.
SISTIAGA, José Antonio de.—Marinero de la goleta "Ntra. Sra. de la Esperanza". Enero de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 327.
SISTIAGA, Juan Ignacio de.—Teniente de Gobernador. Caraballeda, año 1778. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XX, 50.
SISTIAGA, Juan Miguel.—Natural de la Prov. de Guipúzcoa. Hijo de Dn. Francisco y Dña. María
Josefa ¿Pornagal? Se casa el 25 de septiembre de 1792, con Juana Sistiaga, natural de La Guaira.
Cand. M. I. (17511794).
SISTIAGA, Pedro Ignacio de.—Apoderado de Dn. Manuel del Puerto en autos judiciales. A.G.N.
Arch. Aragua. T. XXII, f. 50.
SORAIZ, José Miguel.—Marinero del navio "San Migual y Santiago", de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
SORAZABAL, Ignacio de.—Albañil en La Guaira en 1743. R.P. Test. Año 1747. Tomo DG.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SORONDO, Francisco Ignacio de.—"Natural y vecino de los reinos de España y residente en esta
ciudad de Caracas Otorga poder el 19 de octubre de 1784. R.P. Escrib. 1784, 8. f. 519.
SORONDO, José Bernardo.—Marinero de la fragata "Ntra. Sra. del Rosario" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes, en noviembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV.
SORONDO, Juan Bautista.—Marinero a bordo del "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de
La Guaira a Cádiz. 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
SORONDO, Manuel de.—Capitán del jabeque corsario "San Francisco Xavier", alias El
Vengador. Año 1757.
A.G.N. Real Cía. Guip. T. V, f. 29.
Nombrado Comandante del jabeque "San Ignacio" de la
R.C.G. El Factor Gilberto Ignacio Fuentes otorga fianza
por él. 7 de marzo de 1758.
R.P. Escrib. 1758, 3. f. 16.
SOROZABAL, Miguel Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
SORRONSA, José.—Paje a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Pagina - 635
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SUASNABAR, Lorenzo de.—Segundo condestable del jabeque "San Pablo" de 28 años de edad en
1763. La Guaira.
A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 158.
SUERTEGARAY, Juan Bautista.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. con destino a
Pasajes en septiembre de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 342.
SUESCUN, José Venancio de.—Vecino del pueblo de Mucuchíes, jurisdicción de Mérida. Sustituye
un poder. R.P. Escrib. 1802, T. 11, f. 279.
SUESIGARAY, Manuel de.—Testigo en el inventario de una ba¬landra en La Guaira. Año 1760.
A.G.N. Real Cía. Guip. X, 193.
SUIZARRETA, Miguel de.—Marinero del bergantín "Santo To¬más" corsario de la R.C.G. A.G.N.
Real Cía. Guip. XIII, 222.
SÜSPERREGUI, Ignacio.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes
en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 2,
SÜSPERREGUI, José Ignacio.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira con destino a
Cumaná solicitado por esa Comandancia de orden superior. Enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap.
Gral. XVII, 241.
SUSTAETA, José Antonio de.—Residente en La Guaira. Año 1765. R.P. Test. Año 1773, T. I.
SUSTAETA, Miguel Prudencio.—Capellán del navio "San Ra¬fael" de la R.C.G. con destino a
Pasajes en abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
TELLECHEA, Antonio de.—Vecino de Puerto Cabello en 1799. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXIX, 292,
TELLECHEA, Francisco de.—Nombrado perito para avaluar una carga en Puerto Cabello. Real Cía,
Guip. 1757.
TELLECHEA, Luis.—Vende una esclava en Valencia el 20 de septiembre 1804. R.P. Valencia, 1804,
Pagina - 636
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
f. 212.
TELLECHEA, Matías de.—Tasador en La Guaira el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 66.
Autor de "Descripción Geográfica y relación individual del Valle de Nuestra Señora del Carmen de
Aroa..." en donde era "Cabo a guerra principal y Juez de Comisos". Año 1769.
Altolaguirre y Duvale, A.—"Relaciones geográficas..." p. 119.
Residenciado en San Felipe el Fuerte, como Alcalde Ordinario y Procurador General que fue allí en
1778 y 87. A.G.N. Resid. XLH, 142 y 225; XLVH, 278, 308, 355 y 375. Ln, 99, 115, 135 y 148.
TELLECHEA, Santiago.—Vende una esclava en Valencia el 11 de enero de 1802. R.P. Valencia. Año
1802. f. 3.
TELLERIA, José de.—Factor que fue de la R.C.G. en San Felipe en 1742, tras el apaciguamiento de
la sublevación de aquella ciudad contra la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, f. 195 y sigtes.
TBLLERIA, José.—Natural de San Sebastián, Guipúzcoa. Hijo de Don Francisco y de Dña. Manuela
Unanue. Se casa con Dña. María del Carmen Santos el 15 de mayo de 1802. Catedral, Mat. Xm.
TELLERIA, José Antonio.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz
en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y. Cap. Gral. XVI, 75.
TELLERIA, María Eugenia.—Hermana de José, Factor que fue de la R.C.G. en San Felipe. Año
1773. A.G.N. Real Cía. Guip. XXIV, 253.
TELLERIA, Matías de.—Vecino de Ocumare en 1796. R.P. Test. Año 1795. T. A2.
TELLERIA, Miguel Antonio.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
TELLERIA, Pedro José.—Natural de la ciudad de San Sebastián, Guipúzcoa. Hijo de Don Francisco
y de Dña. Josefa Unanue. Se casa con Dña. María de la Cruz Santos López el 31 de mayo de
1795. Catedral, Mat. IX (17851810).
TOBIN, Juan.—"Vizcaíno". Pasajero de una goleta apresada por los corsarios de la R.C.G. Dice
que iba para el Orinoco con cartas para D. José de Iturriaga. La Guaira, 1760. A.G.N. Real Cía.
Guip. X, 160.
TOLOSA, José de.—Capitán y Maestre del navio "El Santísimo Sacramento" en viaje de retorno a
Canarias. Mayo de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 38.
Pagina - 637
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TORRE, Manuel María de la.—Fallecido en Puerto Cabello el día 15 de junio de 1768 cuando
desempeñaba las funciones de administrador de negros de Real Asiento y GuardaAlmacén de
Pertrechos de Marina de la R.C.G. A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 129.
TROCONIZ, José Mariano.—Don José Félix Hernández Bello le confiere poder "para contestar,
alegar y probar de contrario los cargos y adiciones que en mi contra se hicieren en esta
Intendencia y Administración General de Tavacoa a las cuentas que rindiere del tiempo en que han
sido de mi cargo". 3 de febrero de 1800. Mijares: R.P. Maracaibo.
TROCONIZ, José Miguel.—Castellano del puerto de Maracaibo. Agosto 1782. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. XXI, f. 68.
TROCONIZ, Sebastián.—Hace entrega a D. José Prieto de una esclava negra y por permuta con
ésta recibe a un esclavo negro, estimados ambos en la misma cantidad de 200 pesos. 20 de mayo
de 1790. Miliares: R.P. Maracaibo.
TROTIAGA, Francisco Xavier de.—Marinero de la balandra "Ntra. Sra. de Aranzazu". Año 1760.
A.G.N. Real Cía. Guip. VII, 337.
UBERA, Martin de.—Marinero de la galera "Ntra. Sra. del Pilar" de la R.C.G. de 41 años de edad en
1741. A.G.N. Real Cía. Guip. I, 72.
Pagina - 638
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UBESCUN, Juan José de.—Patrón de la goleta "María" de la R.C.G. Año 1755. A.G.N. Real Cía.
Guip. IV, 123.
UBILLOS, Juan Antonio.—Gaviero mayor del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
UBILLOS, Nicolás.—Gaviero mayor de proa del "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
UGALDE, Agustín.—Despensero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284.
UGALDE, José.—Capitán de la fragata "San Miguel" de la R.C.G. Año 1769. A.G.N. Real Cía. Guip.
XX, 322.
Nombrado Comandante del jabeque "San Miguel"; presta para ello fianza, el Factor Gral. M. de
Goicoechea el 16 de enero de 1769. R.P. Escrib. 1769, 3. f. 5.
UGALDE, Juan de.—Tasador de una piragua en Puerto Cabello en 1762. A.G.N. Real Cía. Guip. X,
273.
UGALDE, Manuel de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
UGARTE, Felipe.—Exteniente de Capaya. Año de 1750. A.G.N. Real Cía. Guip. III, 227.
UGARTE, Francisco de.—Gobernador de Maracaibo, de julio de 1751 a enero de 1754 y luego del
1756 al 1758. Al ser elegido para ese cargo llevaba 30 años en la armada y era capitán de
fragata. Entre otras acciones había tomado parte en la defensa de Cartagena, sitiada por los
ingleses. Raúl López Rivero: "Gobernadores de Maracaibo hasta 1758". Boletín del Centro
Histórico del Zulia. Vol. 5', Nos. 1724. Julio 1963junio 1965.
UGARTE, Francisco María.—Poder general otorgado a favor de cualquiera de los procuradores del
número de la ciudad de Cartagena de Indias, por Dn. Francisco María de Ugarte, hijo del coronel
Pagina - 639
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UGARTE, José de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz.
Año de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 142.
UGARTE, Juan Antonio.—"Natural de la ciudad de San Sebastián en el Reino de Vizcaya" (sic). Hijo
de Juan Antonio y de Francisca Goiri. Es sepultado en Puerto Cabello, el 27 de septiembre de
1806. Pto. Cabello, Entierros. 18031831.
UGARTE, Juan Antonio de.—Teniente Cabo a Guerra y Juez de Comisos de la ciudad de Santa Ana
de Coro. Año de 1739.
A.G.N. Diversos. T. XXI, f. 122. Teniente Justicia Mayor de Coro, en 1739. O. Pikaza: "Zuloaga..."
pág. 163.
UGARTE, Juan Fermín de.—Marinero de la fragata "El Santísimo Cristo" en viaje a Pasajes, el año
1766. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 273.
UGARTE, Miguel de.—Maestre del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a España, en
junio de 1734. Lleva plata, según se detalla, reservándose parte para la fortificación de Puerto
Cabello.
A.G.N. Real Cía. Guip. Leg. sin encuad, f. 8.
UGARTEMENDIA, Domingo de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775.
AiGN. Gob. y Cap. Gral. XVI, 75.
Pagina - 640
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UGARTEMENDIA, Félix de.—Marinero del jabeque corsario "San Pablo", de 28 años de edad. La
Guaira, año 1763.
A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 159.
UGARTEMENDIA, Miguel de.—Escribano de la fragata "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. Año de
1733.
A.G.N. Real Cía. Guip. I, 29.
ULACIA, Lucas.—Natural de Berástegui, Guipúzcoa. Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G.
en viaje de Venezuela a España, en 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLX, 310.
ULACIA, Pedro de.—Alcalde Ordinario de Coro, en 1743. O. Pikaza: "Zuloaga..." pág. 162.
ULACIA, Pedro José.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a Cádiz,
el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
UMARAN, Nicolás de.—"Piloto que ha sido de la fragata nombrada "Ntra. Sra. del Rosario y S.
José". Otorga poder el 2 de septiembre de 1794. R.P. Escrib. 1794, 9, f. 225.
UNANUE, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
UNANUE, Manuel Vicente.—Marinero de la fragata "San Miguel" de la R.C.G. con destino a Pasajes,
en diciembre de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 203.
UNANUE, Vicente de.—Marinero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. Año 1769. A.G.C.
Real Cía. Guip. XVII, 79.
UNDA, Juan Francisco de.—"Vecino de la ciudad de Guanare y residente en ésta. . ." Otorga
escritura de sustitución el 7 de enero de 1783. R.P. Escrib. 1783, 6. f. 2.
UNDABARRENA, Antonio de.— Don Ignacio Baralt, vecino y del comercio de la ciudad de
Maracaibo, cede a su hija Dña. María Teresa, mujer de D. Antonio de Undabarrena, "una goleta
que ha construido en este puerto, nombrada "Santa Sofía", de 50 toneladas o mil quinientos
quintales, poco más o menos, de carga. . . con todos sus pertrechos, jarcia y velamen". Mijares:
R.P. Maracaibo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UNZAIN, Juan José de.—Hacienda de añil en el valle de Aragua, Año 1788. A.G.N. Archivo Aragua,
T. XXII, f. 1.
UNZAIN, Manuel de.—Cultivador de añil en el valle de Aragua, a fines del siglo XVIII. A.G.N.
Archivo Aragua, T. XLIH, 255.
URAIN, Agustín de.—Nombrado para vender mercaderías de la nave "San José" de la R.C.G. Año
1749. A.G.N. Real Cía. Guip. ni, 62. Dueño de un paquebote. Año 1744. A.G.N. Real Cía. Guip. III,
28.
URAIN, José Joaquín de.—Despensero del "San Rafael" con destino a Pasajes, en abril de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
URANGA, Benito—Tripulante del "San Julián" de la R.C.G,, en viaje a Cádiz, en diciembre de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 232.
URBINA, Antonio de.—Maestro albañil. Nombrado para el avalúo de la casa del difunto Dn. Pablo
de Orendain, en 1781.
A.G.N. Real Cía. Guip. XLJJ, 126 vto.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XXVH, 343. URBINA, Juan Antonio de.—Presbítero, cosechero de cacao.
Año 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 291.
URBINA, Miguel de.—Capitán y Maestre del navio "Ntra. Sra.de la Concepción" de la R.C.G. en su
viaje de vuelta a España, en marzo de 1734.
A.G.N. Real Cía. Guip. Leg. sin encuard.
URBINA, Tomás de.—Marinero de la balandra "San Francisco Xavier" en viaje a La Habana, en julio
de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII,32.
URBISTONDO, José Ignacio.—Recibe pago en plata del nuevo cuño mexicano. Año 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 305.
URDANAVIA, José Ignacio.—Natural de Irún, Guipúzcoa. Testigo que tiene que declarar por medio
de intérprete por no saber el español. Año 1771. A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 24.
URDANETA, Calixto de.—2 de octubre de 1799. Sebastián José Cuvillán, moreno libre, otorga
poder a D. Calixto de Urdaneta para el cobro de cualquier cantidad que se le adeudare. Mijares:
R.P. Maracaibo.
URDANETA, José María.—José de la Rosa García vende a José María Urdaneta "una casilla que
notoriamente poseo en el barrio del Saladillo y parage que nombran de las Tenerías Viejas, su
frente a la Laguna y su fondo con solar del capitán graduado don Luis Gutiérrez de Celis, y por el
Occidente con otra de Francisco Leal... en precio de 80 pesos". 16 de agosto de 1799. Mijares:
R.P. Maracaibo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URDANETA, Miguel Jerónimo.—El doctor don León Francisco de Campos, abogado de las Reales
Audiencias de Santa Fe y de Caracas, otorga poder a D. Miguel Jerónimo Urdaneta en vísperas de
trasladarse a la segunda de estas ciudades, especialmente para aprehender a un mulato de
nombre José. 11 de mayo de 1799. Mijares: R.P, Maracaibo.
URDINANEA, Nicolás de.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz, en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 40.
URDINARRAIN, Lorenzo de.—Testigo en Petare, en 1771. R.P. Test. Año 1773. Tomo PR.
URDINOLA, Nicolás de.—Testigo en el testamento otorgado en Maracay el año 1870 por D. Pablo
de Orendain. A.G.N. Real Cía. Guip. XLH, 103. Cultivador de añil en el valle de Aragua. A.G.N.
Archivo Aragua. T. XXVIII, f. 12.
URIA, José de.—Marinero de la fragata "El Santísimo Cristo" en viaje de La Guaira a España, ei
año 1776. A.G.N. Real Cía. Guip. XVI, 273.
URIA, Martín.—Tripulante del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
URIA, Pedro.—Natural de Motrico (Guipúzcoa). Viene como marinero a bordo del Bergantín
"Ntra. Sra. del Coro", en viaje de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, bajo el mando del
Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
URIARTE, Pedro Ignacio.—Residenciado en San Felipe el Fuerte, como Regidor, Fiel Ejecutor y
Alcalde Ordinario que fue en él, en 1785 y 87. A.G.N. Resid. XLVTJ, 295 y 375.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URIZAR, José Antonio de.—Teniente de Gobernador de Venezuela. A.G.N. Real Cía. Guip. XVII, 64,
año 1767.
URLOA, Martina.—Propietaria de una casa en Valencia, en junio de 1803. R.P. Valencia, año
1803, f. 130.
URNIZA, José.—"Hijo de Don Juan, natural de la ciudad de Pamplona, de treinta y dos años.
Mostró su título, dimisorias y licencia de confesar". Capellán del navio de la R.C.G. "Ntra. Sra. de
los Dolores". A.G.N. Real Cía. Guip. XVIII, 15.
URQUIA, Joaquín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz. Diciembre de
1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
URQUIA, José Martín.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 284
URQUIA, Martín de.—Cocinero de tripulación del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URQUIA ITURRIOZ, Martín de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, el
año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 143.
URQUIA, Pedro de.—Tripulante de la canoa de José Fuentes, apresada por los corsarios de la
E.C.G. Año 1750. A.G.N. Real Cía. Guip. IV, 76. Año 1750.
URQUIDI, Bartolomé.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral, XVH, 220.
URQUIOLA, Pedro.—Residenciado en Guanare, como Alcalde de la Santa Hermandad que fue allí,
en 1787. A.G.N. Resid. LK, 319 y 379.
URQUIZA, Antonio.—Entabla pleito contra Micaela Ovalles por cobro de pesos. R.P. Civ. Año
1745. U,5.
URRA, Simón de.—Propietario de arboleda de cacao en el valle de Choronf. A.G.N. Arch. Aragua, V
bis, 473.
URRACO, Pedro de.—Capitán de la fragata "Ntra. Sra. de Montaerrate" en viaje a Cádiz, en julio de
1794.
URREA, Pedro José.—Residenciado en Maracaibo como Alcalde Ordinario que fue en La Grita, en
julio de 1794. A.G.N. Resid. LXXm, 530 y 537.
URRESTI, Domingo.—Comisionado del Factor Dn. Pedro José de Olavarriaga en Yaracuy, cuando la
sublevación de Andresote.
Vid. "Expediente..." en Archivo de la Academia de la Historia.
URRESTIETA, José Ignacio.—Residenciado en Maracaibo, como Alcalde Ordinario que fue en la villa
de Perijá, en 1794. A.G.N. Resid. LXXHI, 263 y 269.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URRETA, Miguel Antonio de.—Vecino de Caracas. A nombre de Dn. Juan Esteban Asuaje, entabla
juicio quejándose de los agravios que le hizo el Teniente Justicia de Barquisimeto.
R.P. Civiles. Año 1733, U, 4.
URRIETA, Pedro de.—El Cabildo de Caracas había mandado hacer un Pendón bordado para la jura
de Carlos IV. Urrieta recibió 15 pesos por "dos dibujos que sacó para hacer dicho
Pendón". Seguramente se trataba del diseño del mismo por su haz y envés. 12 de diciembre de
1789.
Archivo del Concejo Municipal. Tomo Real. Sello Jura Carlos IV, Í. 129.
URRIETA, Pedro de.—Preso en el Cuartel de Milicias de Blancos de Caracas por deuda a la Real
Renta de Tabaco. 1790.
A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. LXW, f. 294.
URRIZMENDI, José.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en
marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
URRUTIA, Antonio de.—Capitán de navio, uno de los cuatro jefes de la expedición de Límites de
1751.
Vicente de Amezaga: "Hombres de la compañía Guipuzcoana".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URRUTIA, Francisco.—Entabla juicio contra Alonso de Sota por cantidad de pesos. R,P. Civ. Año
1772, 1.
URRUTIA, Francisco Ignacio.—Firma documento en Caracas por Isidro Recio, que no sabe firmar.
Año 1769. R.P. Test. 1758. Tomo D, 15.
URRUTIA, Francisco Xavier.—Testigo en la villa de San Juan Bautista del Pao, en 1780. Año 1735.
R.P. Test. Tomo T.
URRUTIA, Ignacio de.—Cabo de Ja segunda Compañía en Maracaibo. 1778. A.G.N. Int. Ej. y R.
Hda. T. VH, f. 65.
URRUTIA, Ignacio de.—Soldado encargado del Hato del Rey. Maracaibo, agosto de 1782. A.G.N.
Int. Ej. y R. Hda. XXI, f. 68.
URRUTIA, Pedro.—Comerciante. Año 1733. A.G.N. Real Cía. Guip. leg. sin encuad.
URRUTIA, Pedro José de.—Maestro carpintero de ribera que sale de La Guaira para Cumaná
solicitado por esa Comandancia de orden superior, en enero de 1776. A.G.N. Gob. y Cap. Oral.
XVII, 241.
URRUTIA, Pedro José de.—"De la orden de Santiago, Coronel de los Ejércitos, Gobernador y
Capitán General de estas Provincias de Nueva Andalucía y Nueva Barcelona, sus costas y Reales
Fortalezas, y en ellas Superintendente del Ramo de Cruzada por el Rey Ntro. Señor". A.G.N. Real
Cía. Guip. XXIH, 170, 1771.
URRUTIA, Rafael José de.—Teniente del Regimiento de Cantabria. Otorga poder generalísimo a
favor de su esposa, el 27 de septiembre de 1800. R.P. Escrib. 1800, ff. 124132.
URTASUN, Ramón de.—Castellano de La Guaira. A.G.N. Real Cía. Guip. V, 351, año 1760.
URTBSABEL, Juan José de.—Teniente de la balandra corsaria "San Vicente Ferrer" de la R.C.G. De
24 años de edad en 1780. A.G.N. Real Cía. Guip. XLI, 170.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
URTBSABEL, Manuel de.—Supernumerario a bordo del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G.
en viaje a Cádiz, en juüo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
URTEZABAL, Juan José—Comandante de una lancha. Abril de 1780. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XXHI, 115.
UZTIZBEREA, Fermín de.— Nombrado Comandante de la balandra "San Antonio" alias "La
Prusiana", del corso de la R.C.G. El Factor presta la debida fianza. 14 de agosto de 1775.
R.P. Escrib. 1775, 2 f. 33.
Capitán y maestre de la urca "Santa Teresa" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en agosto de 1776.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVHI, 84.
URTIBEREA, Fermín de.— Escribano del navio "Santo Cristo" de la R.C.G. A.G.N. R.C.G XVI, 273,
año 1767.
URTIZBEREA, Juan Felipe de.—Escribano del navio "Santo Cristo" de la R.C.G. A.G.N. Real Cía.
Guip. XVI, 273. Año 1767.
USABIAGA, Miguel Antonio de.—"Natural del pueblo de Alegría en la provincia de Guipúzcoa, una
de las provincias de Vizcaya en los Reinos de España..." Hijo de D. Juan y de Dña. Maria Joaquina
Oseóla. Es soltero. Otorga testamento el 17 de diciembre de 1802. Albaceas, Francisco Albizüri y
José Apellaniz. R.P. Escrib. 1802, f. 269.
USATEGUI, Juan de.—Residenciado en Guanare, como Alcalde Ordinario que fue en él, en 1787 y
93. A.G.N. Resid. LIX, 306 y 351.
USATEGUI, Juan.—Entabla pleito contra Pedro Pino por entrega de unas muías. R.P. Civ.
1774, 2.
USOBIAGA, Agustín de.—Oficial de la fragata nombrada "San Miguel" de la R.C.G. Año 1769.
A.G.N. Real Cía. Guip. XX, 322.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
USOBIAGA, Félix.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
USOBIAGA, Miguel .—Condestable a bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" que en septiembre
de 1783 viaja de Pasajes a La Guaira, bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de Icuza.
A.G.I. Caracas, legajo 786.
USOBIAGA, Pedro Antonio—Marinero del "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
UZCATEGUI, Alonso.—Doctor. Residenciado en Trujillo, como Alcalde Ordinario que fue en él, en
1794. A.G.N. Resid. LXXIV, 252 y 432.
UZCATEGUI, Antonio.—Residenciado en Marida, como Alcalde Ordinario y Fiel Ejecutor que fue en
ella, en 1794. A.G.N. Resid. LXXI, 369, 447 y 726.
UZCATEGUI, José de.—Residenciado en Mérida, como Alcalde Ordinario que fue en ella, en 1794.
A.G.N. Resid. 334, 410, 720 y 735.
UZCATEGUI, José Diego.—Residenciado en la ciudad de Trujillo, como Alcalde Ordinario que fue en
ella, en 1778. A.G.N. Resid. XL, 65 y 109.
UZCATEGUI, Miguel de.—Residenciado en Trujillo, como Sindico Procurador General que fue en él,
en 1794. A. G. N. Resid. LXXIV, 314 y 446.
UZELAY, Ignacio Xavier de.—Natural de Oñate, Guipúzcoa. Abogado de los Reales Consejos y del
ilustre colegio de esta capital. Hijo de Francisco Xavier y de Dña. María Isabel Vélez de Larrea.
Otorga poder para su casamiento con Dña. Isabel María del Carmen Marrero, natural y vecina del
pueblo del Calvario. R.P. Escrib. 1809. f. 304.
Pagina - 650
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UZCANGA, José de.—Vecino de Santa Cruz de Escobar, jurisdicción del pueblo de Caguas. Año
1786. R.P. Escrib. Año 1786.
UZQUIANO, José de—Tacata. Mayo de 1789. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XLI, f. 357.
UZQUIANO, Julián José de.—Copista. Diciembre <Je 1786. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. T. XXXVI, f.
270.
USTARIZ, Francisco Xavier.—Hijo de José Ignacio (hermano de Luis Gerónimo) y de Dña. Josefina
Mijares de Solórzano. Formó parte de la Junta Suprema y asistió al Constituyente de 1811.
Desempeñó funciones de Ministro de Hacienda. En 1812 fue elegido, con Fernando Toro y
Francisco Espejo, miembro del Triunvirato que debía ejercer el Poder Ejecutivo. En 1813 está entre
los ciudadanos más notables en derecho público y jurisprudencia civil a quienes Bolívar encarga
un plan de gobierno. En septiembre del año siguiente sucumbía en Maturín, junto con sus
hermanos José María y José Ignacio. E. B. Núñez: "Figuras y Estampas. . .", págs. 3738.
USTARIZ, José Ignacio de. — Justicia de La Victoria. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIII, 83.
Remite libretas de oficiales y cadetes de su compañía. Mayo de 1778. A.G.N. Gob. y Cap. Gral.
XX, 68.
USTARIZ, Juan Agustín de. — Cosechero de cacao. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 25.
Vecino de Cádiz, de la Casa Ustáriz Hnos. y Cía.". Con "bienes inmuebles y raíces en el Reino de
Navarra". A.G.N. Real Cía. Guip. XLII, 350. Año 1772.
USTARIZ, Luis Gerónimo. — El primero de este linaje que viene a Venezuela. Llegó a Caracas en la
primera expedición de la R.C.G, en septiembre de 1730, "según los apuntes que se hallan en
poder del señor Gonzalo Ustáriz Francia. El nombramiento del Gobernador D. Sebastián García de
la Torre, que vino con UstárLs en el navio "San Ignacio", está refrendado por Gerónimo Ustáriz, tío
de Luis Gerónimo, como Secretario a S.M. en el Consejo de Indias. Este Ustáriz (Gerónimo), es el
autor del libro "Theórica y Práctica del Comercio y de la Marina" (primera edición, 1724)". E.B.
Núñez: "Figuras y Estampas..." (primera serie 31).
USTARIZ, Luis Gerónimo. — Hijo del anterior y de Dña. Melchora Tovar, nacido en Caracas, en
1735. Hereda el título de marqués que en 1739 fue concedido por el Rey Carlos de Ñapóles,
después Carlos III, el 3 de abril de 1739, a su hermano mayor, Casimiro, quien murió sin
sucesión. El Libertador se hospedó en su casa en Madrid en su viaje a España en 1799 y lo llama
"sabio" y en la hacienda "La Concepción", en los valles de Aragua, propiedad de los Ustáriz,
cuya casa tenía una hermosa bliblioteca, se hospedó Humboldt, quien traía cartas del marqués
para sus parientes y amigos de Caracas. Falleció en 1809. E. B. Núñez: "Figuras y estampas. . .",
págs. 3132
Pagina - 651
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
VALLENILLA ARANA, Félix de,—Teniente de Gobernador de San Felipe. A.G.N. Real Cía. Guip. IX,
233. Año 1761.
VELDERRAIN, Bartolomé de.—Vecino de San Felipe, cabo que fue de guardia del puerto de La
Esmeralda. A.G.N. Real Cía. Guip. IX, 234.
VELEZ SUESCUN, Nicolás.—Paga tres mil y cien piezas en doblones de cordoncillo de a diez y seis.
Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 305.
VERA, Francisco Xavier de.—Tasador. Maracaibo. Año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip. XXXV, 116.
VERA, José Francisco de.—Capellán le la fragata "San Miguel" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, el
año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 180.
VERAZADI, Bautista de.—Perito tasador. Puerto Cabello, año 1757. A.G.N. Rea! Cía. Guip. IV, 322.
VERGARA, Agustín.—Vecino de Guanare, en 1803. Vende un esclavo. R.P. Valencia. Año 1803.
VERGARA, Juan Luis.—Pide licencia para importar cuchillos, hachas. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. XXX,
291.
VERGARA, Vicente.—Residenciado en Caracas como Teniente Justicia Mayor que fue en el valle de
Cúpira, en 1778. A.G.N. Resid. XLV, 335 y 338.
VEROIZ, Fernando.—Cirujano segundo a bordo del navio "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España, el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 309.
VEROIZ, Vicente Eduardo de.—Vecino y administrador de los propios de la ciudad de Caracas. Año
1769. R.C.G. Xni. 143.
Tercero tasador en la testamentaría de Dña. Sebastiana de Tovar. Caracas, 1781. R.P. Test. 1735,
tomo T.
VICUÑA, Leandro de.—Residenciado en Coro, como Alcalde Ordinario que fue en él, en 1793.
A.G.N. Resid. LXDC, 410 y 541.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
VTDAONDO, José Ignacio.—Residenciado en Coro, como Teniente Justicia Mayor que fue del
pueblo de Río Tocuyo. Año 1785.
VIDONDO, Manuel de.—Capellán de la Casa Hospital de la R.C.G. en Puerto Cabello, por los años
de 1773. Archivo Parroquia Pto. Cabello, Baut. 17731774.
YANCI, Juan Domingo de.—Capitán del navio "San Joaquín" de la R.C.G. en viaje de La Guaira a
Cádiz, en 1735. A.G.N. Real Cía. Guip. Leg. sin encuad. f. 21.
YARZA, José de.—Enviado en 1737 a Caracas por la R.C.G. para informarse si el Factor Principal.
Nicolás de Francia, había establecido exactamente las cuentas de las factorías; el estado de éstas
y la calidad de las mercancías existentes ; las necesidades de los naturales en cuanto a
provisiones y vestidos a fin de que !as remediasen los navios de la Compañía; y a averiguar, sobre
todo, consultándose con el Gobernador Martín Lardizabal y con su sucesor designado, Gabriel
Zuloaga, "el proceder de cada uno de los Factores, sus dependientes y demás empleados, y si
viven cristianamente".
Gil Fortoul: Historia Constitucional de Venezuela. T. I, p. 98. (lo refiere a los archivos generales de
Guipúzcoa, existentes en Tolosa) .
YARZA, José Antonio de.—Tasador de una piragua en Puerto Cabello. 1762. A.G.N. Real Cía. Guip.
X, 273.
Pagina - 653
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
YARZA, José Antonio de.—Carpintero del paquebote "San Juan Bautista" de la R.C. de Filipinas.
Maracaibo, septiembre de 1786. A.G.N. Int. Ej. y R. Hda. XXXW, f. 27.
YARZA, José Francisco.—Marinero, natural de San Sebastián, que viaja de Pasajes a La Guaira, en
septiembre de 1783, a bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", bajo el mando del Comandante
Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
YARZA, José Joaquín.—Natural de Fuenterrabia. Hijo legitimo de Don Miguel Antonio y Dña. María
Manuela de Eguiluz, naturales y vecinos que fueron de la ciudad de Fuenterrabia. Otorga poder
para testar, el 30 de enero de 1798. R.P. Escrib. 1798, 3. f. 4.
YARZA, Juan José de.—Oficial de la Real Hacienda de Cumaná. Julio de 1785. A.G.N. Int. Ej. y R,
Hda. T. XXXD, f. 1.
YARZA, Miguel Antonio,—Carpintero y calafate a bordo del navio "San Francisco Xavier" en viaje
de La Guaira a Cádiz. Año 1767.
YARZA, Miguel Antonio de.—Nombrado Comandante del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro" del corso
de la R.C.G., el 23 de febrero de 1769. R,P. Escrib. 1769, 3. f. 12.
Capitán del bergantín "Ntra. Sra. del Coro", guardacostas de la R.C.G., de 41 años de edad.
Testigo en La Guaira, en noviembre de 1770. A.G.N. Real Cía. Guip. XXII, 236.
YARZA, Miguel Antonio de.—"Hijo de Don Juan, natural de Fuenterrabia, casado allí con Dña.
Manuela Eguiluz, tiene hijos y treinta y ocho años de edad. Mostró su título". Primer piloto del
navio de la R.C.G, "Ntra. Sra. de los Dolores". Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVIII, 15 vto.
YARZA, Miguel Ignacio.—Carpintero y calafate del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en agosto de 1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
YARZA, Roque de.—Perito tasador. La Guaira. Año 1761, A.G.N. Real Cía. Guip. VIH, 19.
YARZA, Vicente Antonio de.—Comandante del Resguardo Marítimo. Febrero 1785. A.G.N. Int. Ej. y
R. Hda, T. XXXI, f. 175.
YARZAGARAY, Agustín de.—Guardián de la balandra corsaria "Aranzazu". Año 1765. A.G.N. Real
Cía. Guip. XIII, 74.
YEREGUI, José María de.—Natural de Amezqueta, Guipúzcoa. Hijo legítimo de Don Manuel de
Yeregui y de Dña. Ana Antonia de Izeta. Se casa el 18 de abril de 1773 con Dña. Manuela
Figueroa. S. Pablo. M. II.
Residente en Caracas. Testigo en escritura por Miguel Antonio de Usobiaga, el 7 de febrero de
1775. R.P. Escrib. 1775, 5. f. 20.
Pagina - 654
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZABALA, Ángel Antonio de.—Dependiente de la Factoría de Caracas, en 1760. R.P. Test. Año 1760,
Tomo F.
ZABALA, José de.—Residente en la ciudad de Coro. Otorga poder general el 9 de mayo de 1778.
"Oficial Real Honorario, Subdelegado de la Real Hacienda y Jefe del Resguardo de la ciudad de
Coro". Había dado poder a D. Pedro Regalado de Ameche, que éste sustituyó el 7 de julio de
1798. R.P. Escrib. 1798, T. 2, f. 188. Subdelegado de Real Hacienda de Coro. Año 1790. A.G.N.
Int. Ej. y R. Hda. T. LXIV, f. 219. Comunica al Comandante Militar y Político de Coro sobre las
haciendas que tiene en su jurisdicción y el número de esclavos a su servicio. Coro, 14 de marzo
de 1801. A.G.N. Gob. y Cap. Graí. XCVI, f. 121.
ZABALA, Miguel Antonio de.—Dueño de una balandra, en 1750. A.G.N. Real Cía. Guip. IV, 30.
ZABALETA, Luis de.—Es nombrado Comandante del bergantín nombrado "Santo Tomás", propio
del corso de la R.C.G. R.P. Escrib. 1762, 2. f. 129.
Designado Comandante del bergantín nombrado "Ntra. Sra. del Coro", propio del corso de la
R.C.G. El Factor Principal, Martín de Goicoechea, da la fianza de rigor. R.P. Escrib. 1766, 1. f. 30.
ZABALETA, Manuel de.—Residenciado en la ciudad de Nueva Valencia, como Procurador que fue en
ella, en 1793. A.G.N. Resid. LXX, 317 y 336.
Aparece con frecuencia en las escrituras del Registro de dicha ciudad.
ZABALETA, Matías.—Comandante de la balandra "Aranzazu". A.G.N. Real Cía. Guip. VII, 221, año
1760. "Hijo de Don Felipe, natural de la villa de Leiza, en e! Reino de Navarra, casado allí con
Dña. Mariana de Sorriqueta, de cincuenta años de edad. Capitán y maestre del navio de la R.C.G.
"Ntra. Sra. de los Dolores". Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. T, XVÜI, f. 15.
ZABALETA, Vicente de.—Factor del Asiento de Negros en la isla de San Juan de Puerto Rico. Abril
de 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 378.
ZABALZA, Bernardo de.—Cabo de presa de la lancha corsaria "San Nicolás". De 37 años en 1775.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZALACAIN, Pablo.—Vecino del pueblo de Curiepe. Da poder a José Manuel de Lizarraga. R.P.
Escrib. 1802, f. 190.
ZAMORA, Martín de.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
septiembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XW, 2.
Marinero, natural de San Sebastián, que viaja de Pasajes a La Guaira, en septiembre de 1783, a
bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", bajo el mando del Comandante Vicente Antonio de
Icuza.
A.G.I. Caracas, legajo 786.
ZAMORATEGUI, Juan de.—Notario Público. Año 1769. R.P. Test. 1758, D 13.
Pagina - 656
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZAPIAIN, José Domingo de,—Maestre y administrador del Bergantín "San Antonio", en viaje de La
Guaira a San Sebastián, con carga de pescado. Año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 211.
ZAPIAIN, Marcial.—Marinero a bordo del "Santa Ana" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a España,
el año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 310.
ZAPIAIN, Martín Luis de.—Vecino del pueblo de Turmero. Da poder general a D. Andrés Mosquera,
el 5 de diciembre de 1799. R.P. Escrib. 1799, f. 160161.
ZARA, Bartolomé de.—Marinero del navio "San Ignacio de Loyola" de la R.C.G. en viaje a Cádiz,
en julio de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 261.
ZARANDETA, Ignacio de.—Tasador. Vecino de Tocayo. Año 1775. A.G.N. Real Cía. Guip. XXX, 44.
ZARANDIA, Juan Bautista de.—Factor de la R.C.G. Año 1758. R.P. Escrib. 1758, 1. f. 129. Factor
en La Guaira de la R.C.G. Año 1765. R.P. Test. Año 1773. Tomo T.
Testamento en virtud de poder. "Administrador General que fue de la Real Renta del Tabaco en
esta Provincia de Venezuela". "Residente en el pueblo de San Sebastián de Maiquetía y natural de
San Sebastián, provincia de Guipúzcoa y oriundo de la villa de Lesaca en el Reino de Navarra, hijo
legítimo de D. Juan Bautista y Ana María Balestena, el primero natural de Goizueta y la segunda
de Lesaca. Casado con Luisa Ana de Oteiza y Ustáriz, el 5 de
julio de 1782.
R.P. Escrib. 1782, 5. f. 171.
ZARANDONA, José de.—Marinero de la balandra "Ntra. Sra. del Carmen" en viaje a Santo
Domingo. Mayo de 1776
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVII, 18.
ZARATE, Pbro. José Rafael Ortiz de.—Cura Rector del pueblo de San Felipe Neri, en Los Teques.
Otorga poder el 20 de febrero de 1797.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZARATE, Juan de.—Demandado en el pueblo de El Sombrero, como Teniente Justicia Mayor que
fue en él. Año 1778.
A.G.N. Resid. XXXVIII, 1.
ZARATE, Juan Francisco Ortiz de.—"Hijo de Juan Francisco y de Dña. Rosalía Ordóñez, el primero
natural de Victoria, provincia de Álava y la segunda natural de esta ciudad.
Natural de Caracas." Abogado de la Real Audiencia e Ilustre Colegio y Catedrático de Instituto de
su Real y Pontificia Universidad. Otorga testamento el 8 de septiembre de 1797.
R.P. Escrib. 1797. T. 2. ff. 190194.
Doctor secutar de la Academia de Derecho. 1798.
Vid. H. García Chuecos: "Relatos y Comentarios", pág. 45.
ZARAZUA, Agustín.—Marinero del navio "San Rafael" de la R.C.G. con destino a Pasajes, en abril
de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 117.
ZARRAGA, José Antonio de.—Maestre de Campo, vecino de la ciudad de Coro y apoderado en ella
de la R.C.G. Año 1770.
A.G.N. Real Cía. Guip. XXI, 155.
Residenciado en la ciudad de Coro, como Alcalde Ordinario, Alcalde Provincial y Regidor Perpetuo
que fue en ella en 1778, 1787 y 1793.
A.G.N. Resid. XLIII, 370, 393, 408, 473, 487, 502.
ZATARAIN, Manuel de.—Teniente del Bergantín "Santo Tomás" de la R.C.G. Año 1763.
A.G.N. Real Cía. Guip. XII, 6.
ZAVALA, José de.—Alcalde Ordinario de primera elección y Teniente Justicia interino de Coro. Año
1776. (Yerno del Factor de la R.C.G. en Coro, Juan Antonio de Zárraga).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZAVALA, Juan Lorenzo.—Capitán y Alcalde Ordinario del pueblo del Carrizal. Coro, año 1763.
A.G.N. Real Cía. Guip. XI, 388.
ZAVALETA, Manuel Justo de.—Testigo en Puerto Cabello. Agosto de 1778. A.G.N. Real Cía.
Guip. XXXVI, 268.
ZAZUETA, Joaquín.—Isla de Margarita. Enero de 1778. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIX, 291.
ZELAIETA, Juan Gerónimo.—Carpintero. Tasador en La Guaira. Año 1760. A.G.N. Real Cía. Guip.
VII, 229.
ZELARAIN, Juan José.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G., en su segunda travesía a
Pasajes, en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 174.
ZELAYA, Félix de.—Marinero de la canoa corsaria "San Antonio" de la R.C.G. De 25 años de edad
en 1776. A.G.N. Real Cía. Guip. T. XXX, f. 308.
ZELAYA, Gerónimo de.—Residente en La Guaira. Año 1765. R.P. Test. Año 1773. Tomo M.
ZELAYA, Juan de.—Información de la regalía que hizo a D. Lope Currilla. Año 1731. A.G.N.
Diversos, XIII, 71.
ZEMEROYA, José Antonio.—Marinero del navío "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
abril de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 116.
ZIBICO (¿Zubico?), José.—Cirujano. Comenzó su carrera en Carúpano, sirviendo tres años a bordo
del buque del Comandante del corso D. Juan Antonio Larríaga. A partir de 1795 se radicó en
dimana. R. Archila: "Historia. .."
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZIDARDIA, Martín de.—Fue uno de los que primero (año 1740) intentaron y lograron fundar
haciendas de cacao en el valle de Aroa.
Vid. Tellechea (M.): "Descripción geográfica..."
En Altolaguirre y Duvale: "Relaciones. ..", pág. 130.
ZIGARAN, Agustín de.—Marinero del Bergantín "Santo Tomás" de la R.C.G. De 29 años de edad en
1763. La Guaira,
A.G.N. Real Cía. Guip. Año 1763.
ZILUETA, Tomás.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto
de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ZINCUNEGUI, Antonio de.—Patrón de la lancha del jabeque "San José" corsario de la R.C.G. De 23
años de edad en 1754.
A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. 38.
ZIRALZETA, Agustín de.—Paje a bordo de la fragata "San Rafael" de la R.C.G. en viaje a Pasajes,
en agosto de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 120.
ZOZAYA, Agustín.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ZOZAYA, José.—Marinero de la fragata "Ntra. Sra. del Rosario" de la R.C.G. en viaje a Pasajes, en
noviembre de 1773.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XTV, 74.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ignacio y de Dña. María Felipa Guescun, naturales y vecinos de dicho lugar de Aranaz. Otorga
testamento el 22 de diciembre de 1777.
R.P. Escrib. Año 1777, 4 f. 181.
Da poder para testar, el 18 de junio de 1773.
R.P. Escrib. 17701773. f. 17.
ZUASNABAR, José Miguel.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
ZUASNABAR, Juan José de.—Receptor de cacao en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XDX, 299.
ZUASNABAR, Lorenzo de.—Marinero del navio "San Carlos"
de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ZUAZNABAR, Félix de.—Natural y originario del valle de Oyarzun, provincia de Guipúzcoa. R.P.
Escrib. 1772, 3. f. 51.
Residente en Caracas. Otorga poder el 23 de octubre de 1779. R.P. Eacrib, 1779.
ZUAZNABAR, José Joaquín de.—Nombrado Comandante de la balandra "San Antonio", alias "San
Carlos", propia del corso de la R.C.G. El Factor de ésta, Dn. Agustín Ignacio de Uranga, presta la
debida fianza. 7 de agosto de 1764. R.P. Escrib. 1764, 3. f. 110 v.
ZUAZNABAR, Juan Agustín de.—"Puestos al día los negocios pertinentes al cargo que desempeña"
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
comunica al Gobernador que está dispuesto a embarcar en la fragata de la R.C.G. "La Felicidad"
rumbo a San Sebastián. 19 de mayo de 1788.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXXDí, f. 41. Factor de la R.C.G. en La Guaira. Año 1778. A.G.N. Real
Cía. Guip. XXX, 1. Comerciante por Mayor, Consulado, 1786.
ZUASNAVAR, Manuel Francisco.—Marinero del navio "Ntra. Sra. del Coro" de la R.C.G. en viaje a
Pasajes en septiembre de 1773. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XIV, 3.
ZUBELDIA, Juan de.—"Vecino de esta ciudad de Caracas. . ." Venta de un mulatico. 29 de julio de
1776. R.P. Escrib. 1776, 1. f, 258.
ZUBIARRAIN, José.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en agosto de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 135.
ZUBILLAGA, Agustín Luis de.—Mayordomo del Hospital de Santa Ana de Coro en 1794. R. Archila:
"Historia...".
ZUBILLAGA, Francisco de.—Marinero del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142. Año 1772.
ZUBILLAGA, Francisco de.—Marinero del jabeque "San Ignacio" corsario de la R.C.G. De 28 anos
de edad en 1750. A.G.N. Real Cía. Guip. Apénd. III, 67.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZUBILLAGA, José Domingo.—Marinero natural de San Sebastián, que viaja de Pasajes a La Guaira
en septiembre de 1783 a bordo del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro", bajo el mando del
Comandante Vicente Antonio de Icuza. A.G.I. Caracas, legajo 786.
ZUBILLAGA, José Domingo.—Teniente Justicia del pueblo de Guanaba, abril de 1801. R.P. Valencia,
1801, f. 52.
ZUBILLAGA, José Ramón de.—Receptor de cacao en 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XIX, 287.
ZUBIRI, Juan Antonio de.—Residente en Caracas. Otorga poder el 5 de septiembre de 1782. R.P.
Escrib. 1782, 9. f. 92.
Apoderado general de Dn. Francisco de Tovar. 14 de diciembre de 1787. R.P. Escrib. 1787, 1. f.
970.
ZUBIRIA, Juan Ignacio de.—Natural de la villa de Irañeta en el Reino de Navarra. Hijo de Dn. Juan
José y de Dña. María Catalina de Yarza. Se casa con Dña. Angela Terrero el 4 de mayo de 1780.
Catedral, Mat. 8; (17481782). Otorga poder general el 3 de diciembre de 1774. R.P. Escrib.
1774, 4 f. 195.
Dependiente de la Factoría de la R.C.G. en la ciudad de Caracas. Año 1778. A.G.N. Real Cía. Guip.
XXXVII, 81.
ZUBIRIA, Martín de.—"Natural de los Reinos de España. Hijo de Dn. Francisco y de Dña. María
Fermina Larriaga. Se casa con Dña. María Josefa Ramírez el 26 de diciembre
de 1786.
Catedral, Mat. XI, (17851810).
Otorga poder en Caracas el 24 de noviembre de 1797.
R.P. Escrib. 1797, T. XI, ff. 378379.
ZUBIZAR, José Antonio.—Marinero del navio "San Francisco Xavier" de la R.C.G. en viaje de La
Guaira a Cádiz en 1767.
A.G.N. Real Cía. Guip. XVH, 40.
ZUBIZARRETA, Miguel de.—Marinero del navio "San Carlos" de la R.C.G. en su segunda travesía a
Pasajes.
A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 174, Año 1772.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZUGASTI, José Miguel de.—Calafate a bordo del navio "San Ignacio" de la R.C.G. en viaje de
Venezuela a España en 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 142.
ZUGASTI, Manuel de.—Marinero del navio "San Julián" de la R.C.G. en viaje a Cádiz, en diciembre
de 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XII, 284.
ZULAETA, Domingo.—El 26 de octubre de 1779, Dn. Santiago Pon, sustituye en el Dr. Juan
Germán Roscío, Dn. José Elias González y Dn. Domingo Zulaeta, vecino de Caracas, y por ese
orden, un poder. Mijares. R.P. Maracaibo.
ZULETA, José del Rosario.—Residenciado en Maracaibo como Alcalde Ordinario que fue en la villa
de Perijá en 1784. A.G.N. Resid. LXXIII, 396 y 399.
ZULOAGA, Francisco Ignacio de.—Residente en Caura, sobrino del Factor Principal de la R.C.G.
Don José de Amenabar y Zuloaga.
R.P. Escrib. 1784, 5. f. 95.
Carta de pago de 2.000 rcsos que recibe de herencia de (su tío?) Don José de Amenabar. 12 de
septiembre de 1794. R.P. Escrib. 1794, 6. f. 184.
ZULOAGA, José Ignacio.—Cultivador de añil en el valle de Aragua a fines del siglo XVIU. A.G.N.
Archivo Aragua, T. XXXIX, f. 444.
ZULOAGA, José Xavier de.—Vecino que fue de Maracay. Tuvo hijos de segundo matrimonio. R.P.
Escrib. 1802, T. X, ff. 9799.
ZULOAGA, Josefa Antonia.—Hija de Xavier Zuloaga y de María Rojas. Casada con Juan
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bautista Arrülaga. Otorga testamento el 2 de agosto de 1826. Maracay. R.P. Escríb. 1826, I. ff.
137138.
ZULOAGA, Juan Lorenzo.—Cultivador de añil en el valle de Aragua a fines del siglo XVHI. A.G.N.
Archivo Aragua, T. XXV, f. 91. Curador testamentario de Nicolás Zuloaga. R.P. Escrib. 1802, T. X,
ff. 9799.
ZULOAGA, Juan Pedro.—Guardián del jabeque "San José". Año 1759. A.G.N. Real Cía. Guip. VI,
286.
ZULOAGA, Manuel.—Vecino del pueblo de San Joaquín, Mariara. Vende una posesión de tierras con
casas y oficinas situadas en Hato Viejo, jurisdicción de San Joaquín y una máquina de sierras de
desmotar algodón, prensa y útiles de agricultura, el 22 de noviembre de 1823. R.P. Escrib. T. 5, ff.
177180.
ZULOAGA, Nicolás.—Natural de Maracay, hijo de Dn. Xavier y de Dña. María Rojas. Da poder para
testar. R.P. Escrita. 1804, T. 3, f. 97.
Falleció el 6 de noviembre de 1804. Francisco Xavier Narbarte "clérigo y vecino de Caracas en
virtud del poder que le dio Nicolás Zuloaga extiende el testamento de éste. Herederos sus tres
hermanos, Josefa Antonia, José y otra, "cuyo nombre expresó no tener presente". Expresa
voluntad de que se le sepulte en Catedral a los pies del Santísimo Cristo. R.P. Escrib. 1804, ff.
101104.
ZULOAGA, Santiago de.—Cura de Nirgua. Oficia al Gobernador Agüero sobre los abusos de
fandangos, comedias, etc. A.G.N. Gota, y Cap. Gral. XIV, 191, 196. Tesorero Dignidad de la Sta.
Iglesia Metropolitana. Natural del valle de Choroní, costa del Mar. Hijo de Dn. Miguel Antonio,
natural de la villa de Azpeitia, Guipúzcoa y de Dña. Juana María Rubio, natural del valle de
Choroní. Her
mano de José Ignacio Zuíoaga, (únicos hermanos). Su sobrina Josefa Petronila casó con Santiago
Fortique. Otorga testamento el 18 de mayo de 1805. Dignidad de Ja Metropolitana que con poder
del Arzobispo Coll y Prat gobernaba la Diócesis, 1809. Procesado "por infidente al Rey" fue
remitido a España donde murió al poco.
Vid. H. García Chuecos: "Relatos y Comentarios", págs. 5657.
ZULOAGA, Santiago de.—Piloto, capitán y maestre de la "Concepción", quien, bajo las órdenes
de Dn. José de Iturriaga, levantó una carta "Descripción de la Punta de Araya, etc., etc.". Vid,
"Hombres de la Compañía Guipuzcoana",
ZULOAGA, Xavier de.—Sobrino del Factor Principal de la B.C.G. Don José de Amenafaar. Residente
en Caracas, R.P. Eacrib. 1784, 5, f. 95.
Pagina - 665
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Se casa con Dña. María Josefa Urbina el 25 de agosto de 1794. Hijo de Dn.José y de 0ña, Josefa
de Zulueta. Catedral, Mat, IX (17851810),
"Natural del lugar de Lezama, tierra de Ayala en Viscaya
y vecino de esta ciudad..." 2811796.
R.P. Escrib. 1796, 10, f. 39.
Bautiza a José Ramón, hijo suyo y de Dña. María Josefa
Urbina.
Catedral, Baut. T. 6. 17901802.
ZULUETA, Tomas de.—Marinero del Bergantín "Ntra. Sra. del Coro". Año 1766. A.G.N. Real Cía.
Guip. XVI, 207.
ZÜMETA, José Francisco de.—"Hijo de Martín, natural de la villa de Cegama, Guipúzcoa, soltero de
23 años de edad, en 1767. Ayudante del mayordomo en el navio "Ntra. Sra. de los Dolores" de la
R.C.G. Año 1767. A.G.N. Real Cía. Guip. XVUI, 16.
ZUMETA, Manuel de.—Cirujano del navio "San Carlos" de la R.C.G. en viaje a Cádiz en agosto de
1774. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XV, 134.
ZURBANO, Felipe.—Condestable. Nombrado tasador. La Guaira, 1757. A.G.N. Real Cía. Guip. V,
6S.
Pagina - 666
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZUREARAN, Juan.—Tripulante del columpo "Ntra. Sra. del Carmen", de la R.C.G. en enero de
1774. A.G.N, Gob. y Cap. Gral. XIV, 166.
ZUREARAN, Luciano.—Despensero del columpo "Ntra. Sra. del Carmen" de la R.C.G. Enero de
1774.
ZUREARAN, Rafael de.—Vecino de Maracay. Otorga poder el 28 de octubre de 1788. R.P. Escrib.
1788, 12. f. 296. Testigo en Maracaibo. Año 1778. A.G.N. Real Cía, Guip. XXXV, 132. A.G.N. Int.
Ej. y R. Hda. XII, 199.
Fue Delegado y Administrador de Real Hacienda de Marida. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. T. XXXIX, f.
45. Nombrado Oficial Mayor de la Real Administración de la Provincia de Maracaibo. Abril de 1781.
A.G.N. Int. Ej. y R, Hda. T. XII, f. 199.
ZUREARAN, Ramón.—Paje del columpo "Ntra. Sra. del Carmen", de la R.C.G. Enero de 1774.
A.G.N. Gob. y Cap. Oral. XIV, 166.
ZURÍMENDI, Manuel de.—Marinero del navio "San Ignacio", de la R.C.G. en viaje de Venezuela a
Cádiz, el año 1772. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XH, 143.
ZAZUARREGUI, Gregorio de.—Marinero del navio "San Miguel y Santiago" de la R.C.G. en viaje a
Cádiz, en marzo de 1775. A.G.N. Gob. y Cap. Gral. XVI, 76.
Pagina - 667
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BIBLIOGRAFÍA,
a) Fuentes manuscritas:
ARCHIVO DE LA ACADEMIA DE LA HISTORIA (Caracas).
ARCHIVO DEL. CONCEJO MUNICIPAL (Caracas).
ARCHIVO GENERAL DE INDIAS (A.G.I.).
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN (A.G.N.) (Caracas) Secciones:
Archivo de Aragua.
Averias.
Causas de Infidencia (Infid.)
Consulado.
Diversos.
Gobernación y Capitanía General (Gota, y Cap. Gral).
Intendencia del Ejército y Real Hacienda. (Int. EJ. y R. Hda.).
Negocios Eclesiásticos. (Neg. Eclesiás.).
Real Compañía Guipuzcoana. (Real Cia. Guip.).
Reales Ordenes. (R. O.).
Residencias. (Resid.).
ARCHIVO CATEDRAL DE CARACAS. (Cat.).
Matrimonios (Mat.).
Bautismos. (Baut.)
Defunciones. (Deí.).
ARCHIVO CATEDRAL DE VALENCIA.
Bautismos. (Baut.).
Matrimonios. (Mat.).
ARCHIVO PARROQUIAL DE ALTAGRACIA (Caracas).
Bautismos. (Baut.)
Matrimonios. (Mat.)
ARCHIVO PARROQUIAL DE CANDELARIA (Caracas).
Bautismos (Baut.).
Matrimonios (Mat.).
ARCHIVO PARROQUIAL DE SAN PABLO (Hoy Santa Teresa, Caracas).
Bautismos (Baut.).
Matrimonios (Mat.).
ARCHIVO PARROQUIAL DE PUERTO CABELLO.
Bautismos (Baut).
Defunciones (Def.).
REGISTRO PRINCIPAL DE CARACAS, (R.P.) Secciones:
Civiles.
Escribanías. (Escrib.)
Protocolo Vargas.
Testamentarias. (Test.)
Tierras.
REGISTRO SUBALTERNO DE LA GUAIRA.
Contratos Públicos.
REGISTRO PRINCIPAL DE MARACAIBO. Vid. Agustín Mijares Cario:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Comandante De Corsarios
Volumen 4.
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SUMARIO
Apéndice.............................................................................................. 804
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1 - Antecedentes
La represión del contrabando fue, como es sabido, uno de los principales fines perseguidos por la
Corona al cooperar a la creación de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. En rigor, el
problema iba estrechamente unido al del fomento del comercio del cacao que se enunciaba como
fundamental en el preámbulo de la Real Cédula de 25 de septiembre que sentó las bases
constitutivas de la Compañía, como se deja ver en seguida por la dicha Cédula que, apenas nos
informa de que: "Por cuanto que para remediar la escasez del cacao que se experimentaba en
estos mis reinos, ocasionada de la tibieza de mis vasallos en aplicarse al tráfico de este género
con las provincias de América... ", se apresura a decir: " .. .sin pender del arbitrio de extranjeros
que indebida y fraudulentamente lo disfrutan ->. Y en el Art. 1, después de concretar referente al
viaje que cada año habrán de hacer a Caracas ..dM navios de registro "... cargando en ellos frutos
de estos pjteinos y otros géneros con que permutar el cacao y los demás aquellos parajes ",
concluye diciendo, que: " Los dos navios rgados, solos o acompañados de embarcaciones
menores, rán a impedir el comercio ilícito, pudiendo extender su egación desde el río Orinoco
hasta el de Ja Hacha ". Hay en la citada Cédula otros artículos que, por entero, i refieren a
distintos aspectos del problema que nos ocupa. 1 el VI que, en sustancia, dice que las presas
hechas por la ifa no han de pagar derechos algunos de alcabala; que de repartir aplicando los dos
tercios para la Compañía ! otro tercio para oficiales y tripulación; que este reparti-"lo hará en
Caracas el Juez Conservador, que los Factores vender en Caracas, en las tiendas, etc., los géneros
apresados y que si se hallasen porciones de cacao de sobra, podrán enviarse a Veracruz en
embarcaciones menores de su cuenta, (no en los dos navios grandes de registro).
Sigue tratándose de la misma materia en el VIII, donde se lee que la Compañía puede armar
embarcaciones menores para patrullaje de costas. .. y que las patentes de Capitanes de mar para
las embarcaciones referidas en Caracas "las ha de dar en mi real nombre el Gobernador de
aquella Provincia de Caracas, sólo a las personas que propusiesen los Directores de la Compañía".
En el IX, se regula cómo habrán de enviarse de Caracas a España las embarcaciones extranjeras o
contrabandistas apresadas; en el X se declara que los navios de la Compañía pueden apresar
también embarcaciones de piratas y contrabandistas, transmitiendo al Ministerio en caso de
presas, aviso anticipado, antes que de aquellos puertos salgan los navios para España. Y después
de establecer, en el XI, que el Juez de Arribadas de Navios de Indias había de ser el que conociese
de las presas que hicieren los navios de la Compañía a su vuelta a España, con apelación al
Consejo de Indias", corona, en el XV, la serie de disposiciones a que nos venimos refiriendo, al
ordenar que: "la Armada de Barlovento ha de reputar como amigos a los navios de la Compañía, y
prestarles todos los auxilios que necesitasen >.
Estas disposiciones en las que, en líneas generales, se formulan los derechos y prerrogativas de
los corsarios de la Guipuzcoana, nacían del mismo espíritu que de antiguo venía inspirando a otras
similares y que en suma no era sino el de la antigua preocupación de la Metrópoli por la guarda de
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!aa costas venezolanas a la que nunca se supo o se pudo revestir de forma eficiente. En 1698,
exactamente treinta años antes de la constitución de la Guipuzcoana, aparece fechada una Real
Cédula que se conserva en el Archivo General de la Nación,1 y reza así:
" El Rey. - Maestre de Campo don Francisco de Berroterán, Caballero de la Orden de Santiago y
Capitán General de la Provincia de Venezuela. En carta de primero de agosto de mil seiscientos y
noventa y cinco, avisáis el recibo del despacho de veinte y cuatro de noviembre de mil seiscientos
y noventa y dos en que di providencia para la fábrica y manutención de uno o dos navios con
embarcaciones menores y dos galeotas que sirvan de guardacostas de esa Provincia y decís que
habiéndose publicado este despacho en Cabildo pleno y entendídole aquellos Capitulares, dieron
un papel de puntos con diferentes reparos que se les ofrecía para no poder subsistir estos
guardacostas, y que, no obstante haberles satisfecho a ellos, no entraron en dar disposición para
la financiación de estas guardacostas.
Y visto en mi Consejo de las Indias, ?on el testimonio que remitís de la repugnancia que
manifestaron esos Capitulares, teniéndose presentes los antecedentes de esta materia y lo
resuelto sobre ella en el despacho citado, ha parecido deciros que, aunque sea reconocido que las
dificultades y reparos puestos por esa ciudad son insubsistentes y fácilmente se las podía vencer
con fundamentos sólidos, deseándose, por mi parte, facilitar los medios del Resguardo, defensa y
seguridad de los naturales de esa Provincia, de sus haciendas, honra:; y vidas que tan expuestas
están y han estado a padecer estos accidentes por la libertad con que entran y salen en esos
puertos y caletas embarcaciones de todas naciones al comercio del cacao y debiéndose recelar
que debajo del velo de la buena fe de amigos, ejecuten robos y violencias, he resuelto se ejecute
lo que en esto tengo deliberado, como se expresa en el despacho citado; y para que mejor se
logre y puedan ponerse luego estas guardacostas, aplico a la fábrica de ella veinte mil pesos, que
hoy se hallan en poder del Obispo, de un fideicomiso, pues con esta cantidad y los doce mil pesos
que estaban aplicados del valimiento antecedente de la media anata de las encomiendas de Indios
(que se cree estarán existentes), sobre lo suficiente para la fábrica, y en caso que estos se hayan
gastado en otros efectos de mi servicio, dispondréis y haréis se suplan de cualesquiera maravedís
y caudal de la Real Hacienda; y para que sea menos gravoso a esos naturales los derechos de un
peso que tenéis deliberado se impusiese en cada fanega de cacao de las que se transportasen al
puerto de La Guaira en estas embarcaciones; es mi voluntad se modere a medio peso por cada
fanega para
Que este producto sirva de manutención de ellas cuya fábrica se considera por la más a propósito
la de barcos luengos de treinta y dos codos de quilla, pero si pareciera será mejor y más
conveniente la de galeotas, se ejecutará ésta, pero advirtiendo ha de ser de manera que tengan
algún ensanche para que, al mismo tiempo que se emplea en la defensa de esa Provincia, sirvan
para la carga y transporte que se ha de hacer del cacao en estas embarcaciones precisamente y
no en otras,y éstas sean de tripular con ochenta o noventa hombres, las dos tercias partes de
marinería, y la otra de infantería, con las piezas de artillería y pedreros que correspondiere al
buque de esas embarcaciones. Y os mando hagáis hacer un cómputo de lo que podrá importar el
gasto de la manutención de ellas, y si fuera menos del que produjese el medio peso que se aplica
por los derechos de cada fanega de cacao, tanto menos se pagará de ellos para que los dueños de
este fruto tengan este alivio y cuando fuere sazón y tiempo de embarcarse el cacao para el puerto
de La Guaira se publicará bando para que los que le tuvieren, acudan a manifestar la cantidad con
que se hallaren, para que, a proporción de ella, se señale a cada uno lo que le tocare embarcar,
ejecutándose esto con recta igualdad (como muy particularmente os lo encargo) sin que ninguno
tenga preferencia, pues por este medio se evitará la queja que pudieren tener si no se hiciese con
esta justificación.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y las presas y comisos que se hicieren por estas embarcaciones se repetirán y aplicarán en la
forma que generalmente se practica, dejando como dejo señalada la parte que me tocare de ellas
para la manutención de estas galeotas de que estaréis advertido. Y para la más exacta ejecución y
cumplimiento de todo lo referido, es mi voluntad se forme una Junta en que concurra con Vos el
Obispo de esa Iglesia, los Oficiales de mi Real Hacienda y dos Diputados Capitulares de esa
ciudad, para que, con acuerdo y comunicación de todos, se ponga en práctica todo lo que aquí
queda expresado y se distribuyan los medios para que se apliquen a la fábrica y subsistencia de
estas embarcaciones con la economía, cuenta y razón que conviene, enviando en cada ocasión
que se ofrezca la de lo que importare uno y otro con testimonio de autos, estando vos en
inteligencia de que se envía copia de este despacho al Obispo y Oficiales Reales para que estén en
cuenta de lo resuelto en estos pantos. Fecha en Madrid, a catorce de junio de mil seiscientos
noventa y ocho. Yo el Rey ".
Clara está en esa Real Cédula la preocupación de la corte de España por la guarda de las costas
de Venezuela que, aunque en lo que expresamente se dice iba dirigida a la "defensa y seguridad
de los naturales de esa Provincia, de sus haciendas, honras y vidas", porque éste era el
argumento de más fuerza e irrebatibilidad que se podía invocar y el cual España no dejaría, por
otra parte de sentir, en ninguna manera olvidaba ni dejaba de poner en primer plano el problema
de la represión del contrabando, sobre todo, el del cacao cuya carga y transporte habría de
hacerse en esas embarcaciones "precisamente y no en otras" cuya construcción se ordenaba para
la defensa de la Provincia. Otro punto muy de notar y que servirá para explicar muchas cosas en
la materia que tratamos, es la tibieza de) Cabildo para colaborar en la fábrica de las
embarcaciones en cuestión, a pesar de los expresados motivos de propio y vital interés para los
naturales de la Provincia que la Corona invocaba. Así se explica que las cosas continuaran, más o
menos en el mismo estado, hasta el año de 1727, uno antes de nacer la Guipuzcoana, como
vemos por aquella "justificación" que por entonces el gobernador Portales levantó acerca de la
ineficacia de los guardacostas, según se evidenciaba por el crecido número de buques extranjeros
contrabandistas que en estas costas operaban.
La verdad es que la solución del problema del contrabando en las costas de Venezuela era ardua,
y más que difícil, por tanto, la tarea de quien, Estado o Compañía, se abocase a resolverlo.
Venezuela que, como región rica solamente en valores agrícolas, había sido prácticamente
desdeñada por la Metrópoli de la que, una vez acabado el período de la conquista, recibió
relativamente pocos colonizadores y escasa atención, quedó un tanto abandonada a su suerte y
acostumbrada a que las visitas de los contrabandistas extranjeros la supliesen de todo aquello
que, por culpa de la incuria española, les faltaba. Hay que reconocer, por otra parte, que
Venezuela era uno de los dominios españoles más al alcance de los navios extranjeros
contrabandistas, sobre todo holandeses e ingleses, que tenían sus bases en las posesiones
vecinas. Así se reconocía en el artículo 50 de las "Reales Instrucciones para el establecimiento de
la Intendencia" por el año 1777, al decir que "La situación de las colonias extranjeras en las
inmediaciones de las costas de las Provincias e islas de Venezuela, Maracaibo, Guayana, Cumaná,
Trinidad y Margarita facilitan a los extranjeros, y aun a los naturales y habitantes de mis dominios
muchas proporciones para hacer, como efectivamente hacen, un crecido contrabando y comercio
ilícito de todas clases, con excesivo perjuicio de la Real Hacienda, del comercio general de mis
vasallos y del bien universal del Estado...". El contrabando se convirtió en algo tan connatural y
vital para la economía y el desarrollo normal de la vida criolla que no es de admirar que cuando se
estableció la Compañía Guipuzcoana "los venezolanos vieron su mayor pecado en su oposición al
comercio de contrabando".1
La mayor o menor eficacia de esta oposición dependió de las épocas y las circunstancias, pero
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
nunca llegó a ser absoluta; hubiera sido necesario para ello poderes que, no ya la Compañía, sino
que el mismo Estado español era incapaz de poner en acción. Hasta tal punto los factores internos
y externos que se concíliaban contra la empresa eran poderosos.
En el Via.}e a España del magnífico señor Andrés Navajero? escribía este observador diplomático
de la república de Venecia, refiriéndose a los vascos, lo que sigue: " Salen muchos al mar por
tener muchos puertos y muchas naves construidas con poquísimo gasto por la gran cantidad de
robles y de hierro que poseen; por otra parte, la poca extensión de la región y el gran número de
gente que la habita, les obliga a salir fuera para ganarse la vida ", En estas líneas, sagazmente
glosadas por Julio Caro Baroja en su interesantísima obra Vaseoniana (Madrid, 1957) se encierra
una acertada explicación de las actividades marítimas de aquel pequeño pueblo que se adelantó a
todos en la pesca de la ballena y visitó e hizo suyos por largo tiempo los bancos bacaladeros de
Terranova; de aquella vieja tierra de la que salió el hombre que por primera vez midió con un
navio la redondez del mundo; cuna de marinos y cartógrafos como Juan de la Cosa, navegantes
como Urdaneta y Legazpi y almirantes famosos como los Oquendos, Recalde, Bertendona,
Zubiaur, Castañeta, Lezo, Churruca...
Cuando en 1481, los Reyes Católicos formaron una gran escuadra, Vizcaya y Guipúzcoa
contribuyeron con cincuenta naos a la misma y cuando para tratar de ello vinieron a Euzkadi los
comisionados de dichos reyes, después de reunir en Junta a los representantes del Señorío,
declararon que "Los que moraban en aquel Condado de Vizcaya y en la provincia de Guipúzcoa,
son gente sabida en el arte de navegar y esforzados en las batallas marinas e tenían naves y
aparejos para ello, y en estas tres cosas que eran las principales para las guerras de mar, eran
más instruc~ tos que ninguna otra nación del mundo". Esta tradición continuó, y aunque a
comienzos del siglo XVII se acusa alguna decadencia, consecuencia principalmente del poderío
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
que las marinas holandesa e inglesa van adquiriendo, todavía puede escribir con verdad Haring,1
que:
" En las provincias vascongadas se construían los bajeles más grandes y mejores del reino de
Castilla, siendo así que desde un principio la Corona y los mercaderes andaluces patrocinados por
ella, acudían allí por naves y aparejos para organizar las flotas indianas ". Así pues, cuando la
Compañía Guipuzcoana de Caracas se abocó a su empresa tenía sobre sí el imperativo de una
tradición que la obligaba a emplear en aquella lo mejor de lo que el país podía ofrecer, Y sabemos,
por el testimonio de un autor inglés contemporáneo,2 que, efectivamente, empleó en un principio,
veinte barcos para el transporte y diez y nueve para la vigilancia, con un conjunto de 12.000
hombres de mar, sin contar el personal burocrático.
Concretándonos ahora a su actividad represora del contrabando, diremos, con palabras de Hussey,
que "Impulsada por su propio interés, no menos que por su carta constitutiva, en estos primeros
años la Compañía logró mutilar el comercio ilícito, aunque no pudo acabar con él. En uno de los
meses de 1733,
sus fuerzas capturaron nueve barcos algunos de los cuales, provistos de doce cañones, eran lo
bastante fuertes como para ser convertidos en guardacostas de la propia Compañía. Y hacia 1737,
sus navios habían conseguido la pérdida de tantas embarcaciones y cargamentos extranjeros y el
castigo de tantos contrabandistas que los holandeses de Curazao, que era la gente principalmente
perjudicada por este despliegue de energía, se dispusieron a tomar terribles represalias".1
"Como se ve por los papeles, principalmente de origen español, los curazoleños formaron una
'Compañía de Armamentos de Guerra'. Esta poseía cuatro balandras armadas, y se proponía
emprender hostilidades y ejercer el comercio en las costas de Cumaná y Venezuela. Las
balandras, cayendo sobre dos barcos corsarios españoles, a la altura de Cumaná, hundieron uno y
apresaron el otro. Después de atacar a otras varias embarcaciones más en aguas de Venezuela,
desembarcaron tropas en !a bahía de Turiano, donde apresaron al Teniente y a otros hombres y
"los llevaron esposados a bordo de sus buques".
Finalmente, dieron sobre otras dos balandras de la Compañía de Caracas, cerca de la bahía de
Tucacas. Estaban cargadas "de tabaco y cacao que ellos transbordaron violentamente,
obligándoles {a los españoles) a recibir ropas y otras mercaderías, a modo de trueque, y
compeliendo, con la misma violencia, a la persona encargada de los cargamentos de las dos
balandras a firmar un papel que pretendía ser la venta del dicho producto". Poco después, una
balandra perteneciente a Miguel Giran, cargada de tabaco y madera de tinte, fue arrojada por la
tormenta a las costas de la Española donde dos diferentes balandras holandesas la atacaron y,
después de matar a Giran, y a la mayor parte de la tripulación, hundieron el barco y se llevaron la
carga.
Ante esto, el entonces gobernador de Caracas Comandante Martín de Lardizabal, envió al Factor
de la Compañía Guipuz-coana, Ignacio de Loperena, a Curazao, a pedir justicia al gobernador
holandés. Recibió en respuesta una carta del Capitán Schryver, comandante de un buque de
guerra holandés recientemente llegado, por orden de los Estados Generales. Schryver, según dice
Lardizabal, admitía la obligación de ésta de reprimir el comercio ilícito, pero alegaba que la
pérdida de la propiedad era suficiente castigo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sevilla para someterlos a juicio, pero que debía mantenerlos en servicio en los navios de la
Compañía mientras que se arreglaba la cuestión de su transporte que se preparaba tan
rápidamente como era posible. Mientras tanto, los prisioneros holandeses servían en la galera
como en otro navio cualquiera.
Debían consolarse con saber que servían, no entre picaros, decía Lardizabal, sino "entre vizcaínos
voluntarios y honorables y tan a la par con ellos, que tenían la misma ración que dichos
prisioneros". Lardizabal se quejaba de nuevo de los ataques holandeses y los trueques forzados.
Señalaba que tales ultrajes debían de contar con el permiso o al menos la tolerancia del
gobernador holandés y que los navios de la Compañía habían refrenado su natural deseo de
represalias que les llevaría a atacar a todo barco holandés a la vista. A los nueve días replicó
Schryver.
Comenzaba con enérgicas aunque insinceras quejas contra la brutalidad española y se negaba a
tomar ninguna acción. No era necesario, decía a Lardizabal, "borronear tanto papel para
corresponder con tan poca afable amistad y excusa a una súplica tan modesta como la mía...
Espero y deseo que Dios me de pronto ocasión de demostrar. .. (lo que debería hacerse) con la
vida de los piratas españoles". Lardizabal contaba ya con más información que la que esta
amenaza implicaba, respecto a que los holandeses estaban esperando refuerzos y habían formado
un plan definitivo contra la galera de la Compañía. Por lo tanto, inmediatamente remitió un
informe sobre el asunto a España. Allí el Consejo de Indias envió los papeles a la Corona para que
procediese en consecuencia.
" No hay duda de que los holandeses recibieron quejas por la vía diplomática, pero hubiera sido
inútil seguir con ellas. Toda nación capaz de comerciar en el Caribe tenía disputas parecidas con
las autoridades coloniales y, naturalmente, ninguna daba satisfacción a las quejas españolas.
Vale la pena de haber expuesto este episodio en detalle, solamente porque prueba los extremos a
que los contrabandistas habían sido i-educidos por cinco años de actividades de la Compañía, y
porque es el primer caso que se conoce de la práctica, más tarde común, de comercio forzado. Por
otra parte, no difiere en modo importante de otros conflictos locales provocados por el
exclusivismo español. La legalidad asistía a una de las partes y la fuerza a la otra; las
consideraciones de orden moral eran tan poco importantes para los contendientes como lo serían
hoy.
" A fines de 1739, y debido, en gran parte, a las disputas sobre la política comercial Hispano-
Americana, Inglaterra declaró la guerra a España. La lucha, surgida de la guerra de Sucesión
austríaca, se generalizó y no terminó hasta 1748. Necesariamente hubo de afectar de modo
adverso los intereses de la Compañía. Por un lado, las operaciones de los guardacostas se
debilitaron o fueron desviadas enteramente hacia la defensa contra peligros más inmediatos. En
segundo lugar - y seguimos siempre con palabras de Hussey - la Compañía rindió grandes
servicios de carácter militar, y no se sintió muy cohibida por la prudencia que podía haberse
esperado de comerciantes marítimos en un mar dominado por la hostil flota británica. En 1740,
ocho navios de la Compañía fueron armados en guerra. En ese mismo año embarcaciones de la
Compañía transportaron trescientos hombres de tropa para Caracas..." y otros grandes servicios
fueron prestados a la Corona con el transporte de tropas a La Guaira y La Habana, defensa de La
Guaira y Puerto Cabello de los ataques ingleses, mantenimiento en Venezuela, a costa de la
Compañía, de una fuerza de seiscientos a mil cuatrocientos hombres de 1742 a 1746, etc., etc.1
Como hace constar Hussey, a quien venimos siguiendo en este capítulo, durante esa guerra fueron
capturados nueve navios de la Compañía. Se incluían entre ellos el "Hércules" y el "Júpiter", dos
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En cuanto a la actividad de los guardacostas parece que fue más baja que nunca en ningún otro
decenio. Al menos, por los datos que constan en el Archivo General de la Nación, después de una
presa registrada en el año 1739 la próxima que aparece es ya en 1749.
Aunque a esta falta de datos, como ya lo hemos hecho notar antes de ahora, no se le pueda
otorgar un valor absoluto, no hay duda de que en esos 9 años de dura lucha con los ingleses, la
Compañía al verse en serio peligro de no poder abastecer adecuadamente a Venezuela, como era
su deber, y en graves dificultades para defenderse y sobrevivir en mares dominados por las velas
inglesas, hubo de aflojar muchísimo en su actividad contra el comercio de Curazao. El tráfico
ilícito, sobre todo de materias alimenticias, tuvo que ser tolerado y cobró nuevas fuerzas. Sin
embargo, al volver la paz, la Compañía renovó inmediatamente su campaña contra el comercio
clandestino. Conocemos un documento de 1749 en el que proclama que estaba manteniendo una
nota de varios guardacostas armados y más de cuatrocientos hombres en pie de guerra
permanente a un costo de 150.000 pesos al año.
Si la ineficacia del servicio de guardacostas en esos años de guerra con Inglaterra ha de figurar en
su debe, corresponde, sin embargo colocar en su haber los grandes servicios prestados a la
Corona durante esos mismos años, tan valiosos que, cuando cesaron las hostilidades, consiguió
nuevos privilegios a los que ya nos hemos referido en otro lugar.
Pero contra este apoyo de la corte juega ahora un nuevo factor manifestado en la rebelión de Juan
Francisco de León, tras la cual la Compañía se sintió de nuevo debilitada y en dificultades para
reprimir el contrabando holandés, otra vez en auge. Según Hussey, Arriaga pronto advirtió la
imposibilidad de mantener la suficiente vigilancia para este propósito y los informes suministrados
por un agente español en Holanda indican hasta que punto eran burlados los guardacostas
existentes. Una lista de todos los barcos que entraron en Curazao desde el 20 de agosto al 24 de
octubre de 1749, muestra que ascendían a un ciento. De ellos cincuenta y una embarcaciones
menores son definitivamente registradas como procedentes de alguna parte de la costa entre
Cumaná y Maracaibo. Por otra parte, la Compañía no hacía misterio de esto, pues en su célebre
Manifiesto de dicho año 1749, al referirse a los contrabandistas, paladinamente declara: "Esos
nunca faltan", añadiendo: "y han tomado sin comparación más cacao que la Compañía".
Indudablemente, los acontecimientos de 1749 y 1750 habían dejado a la costa sin la debida
protección y renovado los antiguos y sólo en parte destruidos vínculos entre los criollos y los
extranjeros, y la Compañía no podía celar debidamente, por el momento, el contrabando
solamente con los viejos guardacostas que, al terminar la guerra, aun quedaban a su disposición.
Pero este estado de cosas fue rápidamente corregido tras la asamblea general de la Guipuzcoana
celebrada en 1752 en la que se adoptaron nuevas medidas entre las que estaban el
estacionamiento de dos nuevas lanchas en la costa en Puerto Cabello y en La Guaira. Una tercera
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
en la boca del río Orinoco, impediría el contrabando de holandeses y franceses. Las tripulaciones
de estas lanchas habrían de estar integradas por voluntarios pagados solamente por lo producido
por sus capturas, pero de éstas la Compañía participaría en los dos tercios. Las fuerzas de tierra
patrullarían también la costa cercana a Curazao.
La eficacia de estas medidas se reveló pronto cuando, ya en 1753, los holandeses volvieron a su
antigua práctica de forzado cambio de mercaderías por cacao. La práctica se desarrolló
rápidamente. En 1755, cartas de Ricardos nos informan de que cuatro buques costeros españoles
habían sido atacados por embarcaciones holandesas y despojados de su cacao y moneda, pero
que tres de ellas recibieron en pago mercaderías holandesas. Otra carta informaba que dos
goletas procedentes de Curazao habían desembarcado soldados en un fortín de la costa. Esos
soldados robaron y actuaron hostilmente "con el mismo rigor que emplearían si fueran enemigos
declarados de la Corona".1 En el cuadro general que va como apéndice a este estudio puede verse
el aumento de actividad de los corsarios en este decenio 1750-1760 en relación con el anterior.
De esos navios, dos fragatas, la "San Antonio" y la 'Santo Cristo" se empleaban para el transporte
del tabaco, pero quedaba espacio para 62.000 fanegas de cacao si cada barco hacía nada más que
un viaje al año. Y había capacidad adicional para cueros en los entrepuentes.
Esto en cuanto a los buques de transporte. Respecto a los guardacostas, que son los que más
directamente nos interesan en este capítulo, sabemos que la Compañía tenía en Caracas cuatro
jabeques, tres balandras, dos goletas, una lancha grande y cinco botes y canoas pequeñas
armadas. La Guardia de Maracaibo tenía una balandra, una lancha, una coriana y una piragua. Y
sabemos también que en este año (1760) la Compañía construyó dos jabeques de dieciocho
cañones en su propio astillero y los envió sin carga y listos para combatir, esperando tomar por
sorpresa a los traficantes ilícitos.8
Sin embargo, estos esfuerzos de la Compañía fueron ampliamente contrapesados por las
circunstancias, pues en 1762 comenzó otra nueva etapa de guerra con los ingleses. Y aunque la
participación de la Corona de España fue breve, bastó para que la Compañía perdiera seis navios
con sus cargas, al principio mismo de las hostilidades. Fueron el "San José", "San Ignacio", "San
Sebastián", "Santiago", "San Carlos" y "Aranzazu", relacionados en la anterior lista. Y, por otra
parte, y a consecuencia también del estado de guerra, el contrabando de los curazoleños
recrudeció con una amplitud desconocida desde 1755.
Sabemos que en 1766,1 la fragata "Corazón de Jesús" alias "La Caraqueña", naufragó en la costa
de Nueva Orleans, mientras convoyaba a la flota. Se consideraba a ese buque, claramente,
propiedad de la Compañía de Caracas. Como no se le menciona en ninguna parte entre los barcos
de carga de la Compañía, dice Hussey que presumiblemente pertenecía a la guarda de las costas.
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Pero no hemos encontrado su nombre entre los corsarios registrados en el Archivo de Caracas.
Algún tiempo después, al año siguiente, el navio "Santa Ana" embarrancaba al entrar en Pasajes y
naufragó totalmente. La Compañía puso pronto la quilla a otro y mientras tanto cubrió la brecha
con el "San Gabriel", barco comprado a los franceses para el contrato de asiento. El espíritu
seguía estando firme en medio de estos altibajos.
3 - La lucha interna
Pero la lucha no era sólo sobre las cubiertas de los navios. Había otros ataques que apuntaban a
la entraña misma de la Compañía, en cuanto que envolvían una corriente de agitación concretada
en acusaciones de contrabando realizado por los mismos empleados de aquélla. Esta protestó de
que tenía tanto éxito en descubrir el fraude como lo podían tener los funcionarios del Key en otras
partes y que por su propio interés y en su propia defensa, había tratado siempre a los
sospechosos con severidad. Había llegado en una ocasión a suspender de empleo y sueldo a una
tripulación entera de paje a capitán, y solamente los había restituido a su anterior condición,
cediendo a las repetidas intercesiones del Juez Conservador. Ahora aña- día un premio para
evidencia de sus otros esfuerzos. Todo esto nos lleva a extendernos un poco sobre los
reglamentos administrativos y, sobre todo, los referentes al personal de las tripulaciones de que
se ocupó la Compañía especialmente en su Junta General de 1766.
De la citada Junta de 1766 resultaron también regulaciones administrativas. Una serie de leyes
continuó desarrollando la recién citada materia mediante la codificación de lo que por reglas
sueltas se había venido legislando en años anteriores sobre la conducta de las tripulaciones,
acentuando especialmente las medidas contra las contravenciones a la ley de comercio. No podía
haber duda de que el Código representaba un esfuerzo de la Compañía tendiente a remover
cualquier excusa en el caso de un ataque gubernamental.
Los reglamentos - continuamos citando a Hussey -, incluían diecisiete secciones. Cinco trataban
por entero de las mercaderías de contrabando y cuatro de los polizones o "llovidos", tratando, sea
por premios, sea por multas colectivas, de despertar en cada cual interés en el descubrimiento de
infracciones a la ley. Conforme a un edicto que se solía fijar en el palo mayor de cada barco
cuando estaba a punto de hacerse a la mar, las nuevas reglas ofrecían pago por toda información
secreta que condujese al descubrimiento del fraude.
Eran cantidades básicas que iban de 50 a 200 pesos, según el valor de las mercaderías
decomisadas y que se duplicaban si los culpables eran también capturados e iban en aumento en
una escala móvil que dependía de la magnitud del servicio, en el caso de que la información
procediera de empleados de la Compañía. Los oficiales eran personalmente responsables por sus
buques; los salarios de cada cual, de capitán a paje, serían afectados por multas, según la carga
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de cacao o mercaderías halladas; y las personas implicadas serían excluidas para siempre de la
Compañía.
Se determinaron graves penas para prevenir el pasaje ilegal a o desde América. Una provisión
ordenaba que si no podía concretarse 3a acusación por la presencia de un polizón, se rebajarían
todos los salarios proporcionalmente hasta hacer tres veces el costo del viaje correspondiente a
un pasajero de cámara. Otras cláusulas, aunque no explicadas, imponían claramente limitaciones
a la oportunidad de comerciar por parte de los tripulantes. Una de ellas limitaba el equipaje de
cada oficial, del primer piloto para abajo, a una caja de vara y media de largo por media vara de
ancho con una "frasquera regular de licores". Un marinero podía tener un cofre de una vara de
largo por un pie de ancho y medio galón de aguardiente. Una segunda cláusula prohibía pausas
innecesarias durante el viaje. Al capitán se le ordenaba convocar a consejo de todos los oficiales
para debatir, votar y registrar su opinión en el diario de navegación en el caso de que le pareciese
necesario entrar en un puerto no acostumbrado o permanecer largo tiempo en algún lugar. Las
restantes disposiciones requerían de las tripulaciones obedecer sin murmurar y servir cuando se
les ordenase en la guarda de la costa venezolana, etc., etc.
En cuanto al pago de las tripulaciones, sabemos que consistía en distribuir tres meses de sueldo
en dinero contante antes de que el navio partiera de San Sebastián. En Venezuela también los
desembolsos de moneda se hacían durante el tiempo pasado allí en el servicio de guardacostas o
en otra parte. Poco antes de hacerse a la vela para España, se distribuía otra paga de tres meses.
Obrando así, la Compañía había hecho uso en otro tiempo de la cantidad para comprar cacao a
cuenta de las tripulaciones, cargándolo a bordo para los hombres y debitándolo en la nómina, en
conformidad. También hacía esto cuando partían de España. Los últimos viajes habían dado origen
a una nueva práctica en Venezuela. Los hombres se habían quejado de que, si se les daba el
dinero contante, podían comprar y cargar cacao a una tercera parte del precio del que la
Compañía cargaba, y ahora se les permitía que lo hiciesen así. Algunos, evidentemente, se
guardaban el importe en plata. Además un Factor nuevo, conociendo quizá, cuan escasa de fondos
estaba en España la Compañía, había pagado el viaje de vuelta de las tripulaciones con mucho
más adelanto que el usual.
Pero, de todos modos, como bien se ha dicho, la regularidad nunca había existido en el servicio de
hombres en América, de modo que algunos permanecían en el servicio de guardacostas por años
y, como la guerra acentuó esta tendencia, no se consideraba como sospechosa la introducción de
tan gran cantidad de dinero como, a consecuencia de estas prácticas, a veces tenía lugar.
Bueno será recordar aquí unos párrafos que el Padre Larramendi estampaba en su célebre
Corografía de Guipúzcoa, allá por el año de 1754:
" Otro daño (dicen) ha causado a Guipúzcoa esta Compañía, y es que casi ha aniquilado la pesca y
los pescadores de nuestros puertos. En algunos de ellos había veinte y treinta lanchas, que salían
a la pesca a la altura, y en todos había algunos que traían grandes cantidades de besugo,
merluza, congrio y otras especies, que los forasteros introducían en Navarra, Aragón, Álava y
Castilla, y dejaban aquí mucho dinero, y estaba el país bien surtido y a conveniencia. Pero,
establecida la Compañía, apenas han quedado lanchas de pescar, ni pescadores en los puertos,
porque todos se han dedicado a la Compañía y a sus navios y viajes de Caracas.
Antes de esta Compañía los pescadores ganaban su vida para sí y sus mujeres e hijos, sin
apartarse ni desconsolar a sus familias, a donde volvían de la pesca a cuidar de sus mujeres e
hijos, y de su educación, sin sustos de una parte y de otra. Pero ahora van de marineros a
Caracas y no vuelven años enteros a sus casas; déjanlas abandonadas a sus mujeres, solas, o con
hijos, sin dejarles con que mantenerse, y a la Providencia, entre sustos y esperanzas. Antes los
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pescadores, además de la pesca, se ejercitaban en algún otro oficio, y después de la pesca volvían
a ejercitarlo, para no estar ociosos y ganar de comer en los tiempos que no eran de sazón para
pescar, o que por estar alborotado el mar y soplar vientos contrarios no podían salir a la altura.
Pero metidos a caraqueños, los más se hacen haraganes, ni quieren echar mano de algún otro
oficio cuando vienen de viaje, aunque no tengan ocasión de navegar otra vez en mucho tiempo, y
aun se desdeñan de salir a pesca. Y esta ociosidad trae mil inconvenientes.
Pero fácilmente se responde que la Compañía no tiene la culpa, ni es causa de esos daños. A
ninguno se le pone el puñal al pecho para que sea marinero y vaya a Caracas. Todos van
voluntariamente y con gusto y valiéndose de empeños. Es señal que sacan bien sus cuentas y que
les va mejor con Caracas que con la pesca; y es claro que si en eso no tuvieran mayores intereses
no abandonarían la pesca. Según esto, el mucho dinero que dejaban a los pescadores los que para
otras provincias sacaban el pescado queda bien compensado, y con exceso, con el dinero que
ganan en los viajes de Caracas. Con la misma facilidad se responde a esos otros inconvenientes
que no son de cuenta de !a Compañía. Yo propusiera otros muchos daños e inconvenientes que se
afectan tales, o por la poca reflexión, o por sobra de reflexión maligna. Pero no quiero dilatarme
más sobre este punto .
Terminaremos este apartado diciendo que por lo que hace a la actividad de los corsarios en este
decenio 1760-1770, aumenta en grandísima proporción con relación al anterior, como puede verse
por los datos del cuadro general (Apéndice a) .
4 - Ultima etapa
Hacia el año 1770 el comercio de contrabando recrudeció hasta convertirse en una verdadera
plaga. La Compañía afirmó más tarde que el retiro de su hábil capitán de guardacostas Vicente
Antonio de Icuza había abierto, una vez más las puertas al contrabando en gran escala, pues,
efectivamente, el éxito de Icuza había sido tan grande como para que en 1768 fuera nombrado
Alférez de la Real Armada. Pero más falta
que en ésta hacía, por lo visto, en el servicio de guardacostas.
La verdad es que, como apunta Hussey, las disensiones sobre el precio del cacao debieron de
tener relación con
renacimiento del tráfico ilícito que revivió, sin duda, en detrimento de los cargamentos de la
Compañía, según se prueba por informes de distintas procedencias. Hubo varias indagaciones
puestas en marcha por la Corona sobre las causas de la pequenez de los embarques que llegaban
a España y la extensión del tráfico ilegal consta por los informes que enviaba el agente de la
Compañía en Amsterdam quien regularmente obtenía su información de referencias públicas y
periódicos que muestran que, entre 1 de enero de 1769 y 1 de abril de 1771, fueron despachados
de Curazao para Caracas veintisiete navios, catorce para Maracaibo y tres para Cumaná. Llevaban
cargamentos valuados en 194.500 pesos y regresaron con 229.275 pesos en dinero, 16.196
fanegas de cacao, 144.855 cueros y cantidades menores de otras mercaderías.
En los informes que la Compañía proporciona al respecto,1 se pone el acento sobre los abusos
cometidos en Maracaibo. Según ¡os Factores, el tráfico era allí "tolerado hasta el exceso". Se decía
que los gobernadores concedían licencias a las balandras para ir a las colonias extranjeras con
fútiles pretextos y les toleraban traer de vuelta más de lo que permitía la licencia. En 1772, un
nuevo Gobernador alegaba que la única licencia por él expedida desde su ascensión al cargo lo fue
porque la ciudad de Maracaibo le pedía por misericordia, porque la gente se estaba muriendo de
hambre. Defendía su caso con voluminosos testimonios. Como la práctica era legal en las
angustiosas emergencias, pero habitualmente se abusaba de ella, un conocimiento a fondo de los
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Por su parte, el gobierno provincial no pudo permanecer indiferente ante el aumento del
contrabando y tomó algunas medidas para refrenarlo. As! en 1772, el gobernador, marqués de
Torre, hizo publicar un bando por el que hacía saber que para introducir mercaderías al interior de
la provincia, era preciso presentarse ante el Factor de la Compañía para que se reconociese la
factura y fuera debidamente autorizada. Hay que recordar también que, por instrucción de 23 de
enero de 1772, la provincia de Venezuela, para fines administrativos, había sido dividida en cuatro
departamentos: el de las cajas matrices de Caracas y las tres subalternas de La Guaira, Puerto
Cabello y Coro, división que fue hecha con el objeto de estimu-
lar el interés de los funcionarios de la Corona en la aprehensión de contrabandos y presas.
La marcha de las cosas hacía necesaria para la Guipuzcoana la toma de enérgicas medidas que en
el año de 1771 se concretaron en el envió a Venezuela de dos inspectores munidos de amplios
poderes y en la convocatoria de una asamblea general de accionistas que duró de junio a
noviembre de 1772. Tomó importantes acuerdos y por lo que respecta a la represión del
contrabando, decidió que ningún empleado podía en adelante traficar en cacao por si, por otros o
a través de otros, so pena de despido. Sobre las nuevas bases acordadas, el contrabando fue
perseguido y el éxito de Icuza fue renovado en una rápida campaña de veintidós días mientras la
Junta estaba aún sesionando. Siguió Icuza impulsando esta campaña durante varios años con el
mismo celo y habilidad, y, en 1772, los irritados holandeses lo atacaron sin éxito, como más
adelante lo veremos. Un caso similar ocurrió en 1775 y una serie de otros episodios en el campo
del comercio ilícito produjeron dilatadas pero ineficaces negociaciones con los holandeses.
El contrabando fue también combatido por otros medios; pero, probablemente a causa de la
mejora en el servicio de guardacostas, las privaciones llegaron a su límite en Venezuela en 1773 y
1774. Se resolvió el envió de un navio cargado de harina que partió de Cádiz y se tomaron otras
disposiciones, pero la escasez continuaba, a pesar de algunos embarques de harina hechos por la
Compañía que, en abril de 1775, envió a La Guaira, en su primer viaje, a la "Santa Teresa de
Jesús", una urca fragata que acababa de ser construida en sus astilleros.
El siguiente año de 1776, con fecha de 16 de noviembre, se expidió una Real Cédula en virtud de
la cual la Compañía obtenía el derecho de comerciar con las provincias de Cumaná, Nueva
Barcelona y Guayana y con las islas de Margarita y Trinidad, a través de los puertos de Cádiz,
Pasajes y San Sebastián. La reglamentación de su antiguo comercio quedaba en vigor por lo
tocante a tripulaciones y formalidades portuarias; los navios deberían ser de construcción
española, si ello era posible, pero en todo caso, estaban libres de derechos de carga y extranjería,
y otras muchas e importantes disposiciones se contienen en la dicha Cédula que no es del caso
mencionar aquí. Lo que si consignaremos es que esa Cédula negaba rotundamente todo
monopolio, pero, sin embargo, éste fue creado por una "Nueva Resolución Secreta de Su
Majestad", expedida a fines del mismo mes de noviembre. Y en diciembre siguiente salieron una
serie de cédulas regulando diversas materias, entre ellas, aquellas por las que se requería de la
Compañía el reclutamiento de tantos hombres casados como fuera posible para sus nuevos
guardacostas; el traslado cte ellos y sus familias a las provincias venezolanas y el empleo en las
embarcaciones de tantos hombres de las costas de Trinidad y Cumaná como fuera posible. Otras
órdenes se referían al comercio que la Compañía podría hacer con Veracruz, trayendo a la vuelta
harina, y, finalmente, otras dos estrechamente relacionadas con la marina real y conectadas,
evidentemente, como dice Hussey, con la preparación española para la guerra que se esperaba
entre Inglaterra y Francia. Por la primera, se ordenaba a la Compañía enviar un agente a
Copenhague para concluir un contrato secreto, en su propio nombre, para la construcción de
cuatro o seis navios de sesenta cañones cada uno. Por la segunda se disponía que la Compañía
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Estos y otros hechos de la misma época que pudieran citarse parecerían marcar el comienzo de
una nueva etapa de florecimientos de la Compañía. Sin embargo, lo cierto es que el fin de ésta se
acercaba. Por referirse concretamente a la materia de este capítulo, vamos a mencionar una de
las causas que, sin duda, contribuyeron a ese fin: el establecimiento en Caracas de la Intendencia
de la que se encargó, en marzo de 1777, don José de Abalos quien comenzó a ejercer sus
funciones el 1 de octubre de ese año.
5 - La Intendencia
Muy pocos días llevaba Abalos en el ejercicio de su cargo cuando dirigió al Ministro Calvez el
siguiente oficio por el que se puede ver cómo apreciaba la situación reinante con respecto al
comercio ilícito y las medidas que proyectaba poner en ejecución. Dice así:
Muy señor mío: A mi llegada a esta capital, encontré en ella la R.O. de 22 de julio último en que
se sirve V.S. remitirme la copia del diario de Curazao enviado a V.M. por el Cónsul de Amsterdam,
relativo a las embarcaciones que han entrado y salido en dicha isla desde 23 de febrero hasta 16
de abril de este año, y es demostrativo del excesivo contrabando de frutos y dinero hecho desde
esta Provincia, encargándome me aplique con todo desvelo a cortar de raíz este vicio tomando a
dho. fin, cuantas providencias considerase convenientes.
"Contestando a dha. Real disposición, debo decir a V.S. que desde el instante de mi desembarco,
no he cesado de meditar y tomar medidas para impedir la ejecución del comercio ilícito y espero
tengan las ventajosas resultas que V.M. desea y yo procuro, pero en una Provincia tan vasta
donde la relajación está en su punto y que el todo de las providencias constan de infinitas partes
muy esenciales y que piden ejecutores proporcionados, es necesario que pase algún tiempo para
que lleguen a producir el efecto conveniente.
" Habiendo recibido aviso de Maracaibo de que desde la ciudad de Barinas se hacía y hace
considerable extracción de frutos o introducción de géneros de ilícito comercio por el río Orinoco,
tengo dada disposición de que pase un sujeto de toda mi confianza con una lancha armada en
guerra costeada por la Compañía Guipuzcoana, para que se establezca en la boca del río Apure a
fin de que impida la entrada y salida de toda embarcación que no lleve mi licencia. Y asimismo
voy a enviar un Administrador de pureza e integridad al propio Harinas para que además de
recaudar los derechos del Rey con exactitud (que hasta ahora no se ha hecho) sirva para el celo
que exige la importancia del contrabando, por si acaso desde la costa de Coro o Maracaibo se
quieran internar algunos efectos".
Sigue exponiendo las medidas que ya ha tomado con respecto al rio de Guarapiche, caño de
Terezén, costas del golfo Triste, Nueva Barcelona, Valle de Cúpira y Puerto Cabello y que consisten
todas fundamentalmente en la colocación en los dichos lugares de funcionarios de su confianza, y
termina diciendo:
"Por último, Sr. Iltmo. el informar extensamente de todo serla un proceder en infinito y molestar
demasiado la atención de V.S. y así concluyo asegurándole que voy a ponerlo todo en Movimiento
por el frente, espaldas y costados, desde las bocas del Orinoco hasta más allá de Maracaibo, y
aunque conozco y confieso que en tan inmensa distancia es cuasi moralmente imposible el evitar
enteramente el contrabando, con todo eso haré cuanto quepa en mi arbitrio y facultades para que,
a lo menos, se contenga y quede reducido a los términos más estrechos que se pueda
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En otro oficio, escrito sobre el mismo asunto, en el siguiente mes de noviembre, se lisonjea de
haber llegado ya a grandes resultados e insinúa acusaciones que claramente se ve a donde van
dirigidas. Dice así: " Muy señor mío: He recibido el segundo diario de Curazao que con R.O. del 11
de agosto antecedente se ha servido V.S. remitirme para demostrarme el excesivo contrabando
que se ha hecho y hace entre esta parte de los dominios de S.M. y la colonia holandesa de
Curazao para que de resultas tome, como S.M. manda, las providencias más eficaces, procediendo
con todo el rigor de las leyes a fin de cortar los gravísimos perjuicios que ocasiona este comercio
furtivo.
" En contestación a esta R.O. debo decir a V.S. que respondiendo con fecha de 6 de octubre último
a la de 22 de julio que sobre el mismo asunto y con el primer diario me remitió V.S. informé de las
providencias que había tomado y quedaba continuando para desempeñar este cumplimiento de mi
obligación en esta parte y desempeño de la Real confianza, a cuyos antecedentes debo añadir
que, después de lo referido, voy aplicando nuevas providencias y tomando cada día más eficaces
medidas sobre este importante asunto, de tal forma que, aun sin haber llegado el caso de ejecutar
ningún castigo, tengo a estas gentes en no pequeño respeto, y me persuado a que ya los
curacenses van experimentando con más rapidez de la que quisieran los efectos de mi diligencia.
Conozco que me falta mucho que hacer porque lo vasto de la Intendencia es su grande contención
y en sus muchos negocios ocupan sobrado tiempo sin embargo de mis continuas extraordinarias
aplicaciones, pero con todo y que hay muchos enemigos domésticos que siendo los que debieran
celar más en el asunto, son los que más se ejercitan en él, y que me dan más que hacer, tengo
confianza de que, si la fortuna favorece mis medidas y mis buenas intenciones, se conseguirá
dentro de breve tiempo poco menos que la tota! cesación de este trato ilícito.
Una de las cosas en que tengo mayor trabajo es en encontrar sujetos fieles y a propósito para la
ejecución de mis mandatos, porque la corrupción general de costumbres tiene contaminadas de
tal forma a estas gentes que apenas puede contar uno con seguridad sobre los mejores informes.
Sin embargo, voy entresacando de ellos los menos malos, y tanto por esta razón, como por la del
respeto o más bien miedo que tienen, tengo confianza de que sin dilación he de llegar al fin de
mis solicitudes y deseos.
> El informar a V.S. al por menor de todas estas cosas sería obra sumamente prolija y que no la
considero precisa siempre que el fin se verifique. Si V.S. conociera este país se le haría increíble, a
no verlo, la transformación cuan repentina que ha tenido, y aunque muchos de ellos quisieran
continuase la libertad sin que para esto les falte su protección, será preciso se conformen sin que
les quede otro arbitrio en su disgusto que el triste y miserable de escribir las cavilaciones que
sueñan por si acaso logran el que hagan impresión contra mi conducta. La rectitud y pureza de
ésta me tiene siempre a cubierto de todo insulto y aun miro como inútil y poco decoroso el
extenderme a satisfacer lo que no pide satisfacción. . . s.1
Uno de los pasos dados por Abalos para adelantar en la materia de que se trata es el de dirigirse a
don Martín de Salaverria, Comandante a la sazón, de los guardacostas y conocedor de la isla de
Curazao al que dirige la nota que sigue:
" Muy señor mío: Hallándome con algunas noticias de que en las inmediatas islas de Curazao hay
varios sujetos que facilitan la ejecución del contrabando contrahaciendo las licencias, registros,
firmas y sellos de los Gobernadores y Ministros Reales de S.M. no sólo de esta Provincia sino
también de otros diversos parajes, con notable perjuicio de estos mismos países, de la Real
Hacienda y del Estado, y siendo todo esto de una consecuencia muy grande y que por lo mismo
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conviene y deseo asegurarme de su certeza y de los medios y modos de que se valen los
falsificadores y de hasta donde se extiende la ejecución de sus designios, para en su virtud tomar
las medidas convenientes a precaver estos males, y ejecutar lo demás que fuese oportuno en
servicio de S.M. a tiempo que por haber Vm. estado en la nominada isla de Curazao con motivo de
la pérdida de la fragata de don Felipe de Oronoz puede, tal vez, hallarse con noticia e instrucción
de lo que dejo referido: En su consecuencia encargo a Vm. que, con la posible brevedad y mayor
reserva, me informe a continuación de esta misma carta todo lo que hubiera llegado a entender o
supiere de positivo en el asunto, sin omitir circunstancias de las que puedan conducir a la mejor
inteligencia y completa instrucción que se necesita ".1
A esta nota fechada el 5 de noviembre de 1777, contesta Salaverria con otra despachada el día
siguiente y que reza asi: " Sr. Intendente Gral. del Ejército, don José de Abalos. Muy señor mío:
Enterado de la antecedente y para su cumplimiento, debo decir a V.S. que, desde luego, que me
hice cargo de la Comandancia de estos Guardacostas me dediqué a averiguar los arbitrios más
precisos de que se valían los contrabandistas que, con barcos y bandera española, trafican en esta
Provincia y las demás nacionales del Continente e islas y, no sin admiración, descubrí cuanto V.S.
me insinúa. Posteriormente, en el viaje que he hecho a la isla de Curazao, comisionado por esta
Capitanía General, me he cerciorado de su verdad con exacta e indubitable averiguación de la
falsificación de letras, firmas y sellos de licencias y registros que se conceden en todas o las más
Gobernaciones y Puertos de Registros españoles del Seno Mexicano, y con tanta propiedad que los
mismos Ministros a quienes contrahacen en las firmas y sellos dificultarán su reconocimiento, y
para que no falte ningún requisito, se valen del papel sellado de todas las Provincias de que a
tiempo hacen provisión, logrando de esta suerte hacer inaveriguable el fraude, tanto a los
Ministros de tierra como a los Guardacostas que llegan a su examen.
> Los perjuicios que resultan de tan detestable arbitrio sin duda alguna son considerables para
cuya graduación nadie podrá conocerla más exactamente y mejor que la comprehensión de V.S.
bajo de este supuesto y el de que tengo noticia de que los que se ejercitan en dichas
falsificaciones son Juan Mayólo, de nación español, y otro llamado Albert, mestizo natural de la
misma isla y ambos residentes en ella. Concluyo esta información por no ocurrirme otra cosa más
sustancial en el asunto que merezca la atención de V.S.
Sobre este Mayólo que denuncia Salaverria conocemos otro oficio también de Abalos a Calvez,2
fecha 14 de agosto del siguiente año 1778, en el que, al tiempo que le da cuenta de las
averiguaciones hechas sobre la falsificación que se está practicando en Curazao de las letras,
firmas y sellos de licencias y registros que se conceden por la Intendencia, le dice que tomará las
providencias necesarias para sacar al contrabandista Juan Mayólo de Curazao; añadiendo que
muchos eclesiásticos protegen a los contrabandistas por el beneficio que de ello consiguen.
No sabemos si consiguió lo de Mayólo; pero que laa dificultades de toda clase abundaban en la
tarea de la represión fácilmente lo vemos por otro oficio que, precisamente, en la misma fecha
que el anterior,3 dirige también al mismo Ministro Calvez para participarle que el reo Manuel
Urbaneja, enviado preso de Nueva Barcelona a Caracas por los Ministros de Real Hacienda
.acusado de servir de práctico a los contrabandistas holandeses, no llegó a su destino debido a
que la lancha en que se le conducía fue asaltada por agentes de Curazao, a barlovento de La
Guaira, de donde le extrajeron por la fuerza. Indudablemente, el vicio deí contrabando estaba tan
arraigado en la Provincia y tan generalizado, como hemos visto hasta entre los eclesiásticos, y los
intereses creados por el mismo eran tan poderosos que su extinción requería una suma de
medios, dedicación y tiempo muy difíciles de reunir en un organismo por bien estructurado que
éste, teóricamente, estuviese.
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Esto en cuanto a las Factorías y sin olvidarse de los corsarios a los que, en el Art. 67, dedica estas
otras líneas: " Sin embargo, como los Comandantes de las embarcaciones tienen algunas veces el
descuido, disimulo o condescendencia de permitir la fuga a las naves dedicadas al comercio ilícito,
ofendiendo a la Justicia y perjudicando a la Real Hacienda, se previene que si en lo sucesivo no
entregaren con la presa a los Capitanes, cargadores y demás interesados en el contrabando, se
les exigirá, por vía de multa, a dichos comandantes el sueldo de seis meses; y sí además se
justificase que han procedido con malicia, no sólo se les separará del mando, sino que se les
impondrá la misma pena que a los delincuentes ".
La enemiga de Abalos no hizo sino acrecentar esta corriente de prevención que, por unas u otras
causas, se había formado contra la Guipuzcoana. El Ministro Calvez se mostraba ya claramente
predispuesto en su contra. En un despacho, fechado en 9 de enero de 1778, pedía al Cónsul
español en Amsterdam, Agustín Moreno Henriquez, que le proporcionase una información a fondo
sobre ios métodos con que los holandeses operaban en su manejo del tráfico ilícito. Henriquez
contestó en un extenso documento en el que descubre por entero los artificios mediante los cuales
los holandeses burlaban la guardia de la costa instigados por los colonos amigos y ayudados de la
propia ubicación de las islas holandesas. Henriquez acusaba al jefe de guardacostas de Puerto
Rico de corrupción y negligencia culpable, pero, en oposición a esto, no acusaba a los agentes de
la Guipuzcoana de obrar mal, aunque sí decía que eran estúpidamente engañados por navios de
reclamo y fraudulentos informes; añadía que sus embarcaciones eran inferiores a las de los
holandeses y que, en todo caso, y aquí nos remitimos a lo que ya antes hemos visto en el cruce
de notas entre Abalos y Salaverria, una guarda de costas no era obstáculo para el constante
comercio por medio de pasaportes fraguados estratagemas similares.
Esto último nos parece lo más convincente de todo, en especial, al ver que durante estos años los
guardacostas operaban con más actividad que nunca (Vid. Cuadro general, Apéndice). Pero esa
actividad y eJ esfuerzo que la sostenía, por muy eficaces que fuesen, se revelaban, en fin de
cuentas, insuficientes para cumplir a cabalidad con el objetivo propuesto. Y el fin de todo ello llegó
cuando, después de algunos altibajos, la Compañía que ya al comienzo de la empresa, allá por
junio de 1732, hacía presente que el mantenimiento de los guardacostas era una pesada carga,
solicitó def Rey en respetuoso pero inequívoco lenguaje, que confirmara la posesión por su parte
de un monopolio o, de otra manera, que la relevara de la carga de la guarda de la costa. Cinco
días después, el 15 de febrero de 1781, Gálvez daba noticias de la decisión Real por el segundo
término de ía alternativa. El Intendente correría en adelante con la guarda de las costas por la
Real cuenta; tomaría posesión para este propósito de los navios de la Compañía en parcial pago
de las deudas de dicha entidad a la Tesorería y trataría a la Compañía como a una persona
particular. La corporación podía comerciar con España o con las colonias amigas durante la guerra,
pero no tendría privilegios exclusivos. El Intendente debía exigir su contribución proporcional para
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De Pons, al explicar la caída de la Compañía, dice que ésta en sus últimos años volvió a sus
antiguas malas prácticas y añade, concretamente, que se entendía con los holandeses para la
práctica del mismo contrabando que había jurado a su Soberano destruir. Pero es Hussey quien
escribe sobre este punto, como en general lo hace, las palabras más sensatas cuando, después de
refutar la validez de las fuentes de información de De Pons al respecto, dice: " Por lo que hace a
los malos manejos de que (De Pons) acusa a la Compañía, cual-
quiera de ellos puede parecer probable y todos pudieron ser engendrados por la guerra, pero
ninguna prueba de su existencia ha sido hallada en los archivos de España
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SEGUNDA PARTE
1 - El medio
Tomaremos un amable guía: es el Padre Manuel de Larramendi. Este sabio jesuíta "de estatura
alta, de bella fisonomía, de complexión de hierro" y en cuyos ojos "como en su frente brilla la
augusta llama del genio", al decir del Padre Fita, había ocupado altos cargos docentes y llegado a
confesor de la reina María Ana de Newburg, viuda de Carlos II. Pero sintiendo muy en lo hondo la
llamada de su tierra, renunció a todos esos altos puestos cuando sólo tenía aun poco más de
cuarenta años, para retirarse a Loyola en donde murió poco menos de cuarenta años después.
Este retiro fue fecundo en obras como el capital Diccionario trilingüe castellano, vascuence y latín,
publicado en San Sebastián en 1745 y primero en el orden del tiempo entre los del idioma vasco.
Antes y después, escribió otras famosas obras. A nosotros nos interesa ahora su Corografía de
Guipúzcoa, esa "amena y gallarda Corografía, no tan leída como debiera serlo", en frase del
cronista Carmelo de Echegaray. La abrimos y leemos: " Es Guipúzcoa tierra montuosa, y con
muchísimos montes y eminencias altísimas, y todas con sus nombres propios. Pudiera llamarse un
principio o arranque perezoso de los Pirineos... Pero si ha de llamarse Pirineo la Guipúzcoa, para
no faltar a la verdad, ha de ser con la restricción de Pirineo moderado, suave, deleitable, y esta
restricción la hacen las cumbres y faldas de los montes, pobladas de casas, ermitas y arboledas.
Además a Guipúzcoa hacen Pirineo deleitable la cultura y trabajo con que están mirados los más
altos riscos y eminencias, no habiendo monte alguno pelado y estéril, pues donde no puede
sembrarse algo, está plantado de árboles, ya de esta, ya de la otra especie, y algunos se dejan sin
plantar para pasto del ganado. Hácenla deleitable las fuentes innumerables, los arroyos, los ríos,
los mares y puertos de su jurisdicción
Tras esta breve descripción general, pero en la que ya resplandece el afecto del hijo enamorado,
nos dirá que: " Tiene Guipúzcoa nueve leguas de mar y de costa desde el Higuer hasta Motrico o
hasta Ondarroa inclusive. El mar es parte del Cantábrico de los más profundos, fieros y
tempestuosos de todos los mares.
Pocas veces se verá aquí mar de donas o en leche Y sin embargo, este mar tiene un tremendo
embrujo. Las hazañas y empresas por él inspiradas habían dado vida a aquella colección de
ordenanzas contenidas en el Fuero de San Sebastián otorgado, en 1150, por el rey vascón Sancho
el Sabio de Navarra que constituye una de las colecciones más antiguas de que en su clase hay
noticia. Y el mismo Larramendi, al hablar de las inclinaciones con que nacen los hijos de
Guipúzcoa, nos dice que: " La más sobresaliente es la que tienen al mar, no sólo en lugares
marítimos y sus cercanías, sino también en los de tierra adentro. Apenas toman dos lecciones,
cuando se hallan casi de repente, y como por ensalmo, hechos marineros y pilotos, que a poco
tiempo se hacen prácticos e insignes, lo cual se ve cada día en muchachos que apenas les apunta
el bozo
De fomentar esta inclinación en los muchachos vascos cuidaba ya, entre otras instituciones, aquel
monumento de la vida mercantil y maritima que se llama Ordenanzas del Consulado de Bilbao,
publicado el año 1737, el mismo en que naciera Icuza, que en su capítulo veinte y cuatro, artículo
XVI, reza así: . Siendo tan del Real servicio y utilidad conocida de estas costas el aumento de la
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marinería, se ordena y manda a todos los Capitanes y Maestros de Navios, cuiden particularmente
de los grumetes que llevaren en sus navios, tratándolos con amor y cariño, para que se aficionen
a la navegación... ".
Pero, volvamos a nuestro Larramendi quien, al hablar de los oficios de los guipuzcoanos, nos dirá:
" Otra gran multitud, especialmente de los puertos y pueblos inmediatos, está empleada en la
marina. Muchachos y algo mayores y casanderos y casados, entran en los navios, especialmente
los que van a
las Indias, y empiezan de los oficios más ínfimos, y luego de marineros rasos, de oficiales,
condestables, guardianes, contramaestres, pilotos primeros, segundos, escribanos, capitanes y
otros muchos nombres. Todos van alegres y bien esperanzados "
Sí, todos van bien esperanzados. Comparado con aquel duro oficio en que tantos de sus
compatriotas se ejercitaron y aun se ejercitaban, el de la pesca de la ballena, en que para ganar
la vida era preciso arriesgarla - "Biziarengatik dugu bizia irriskatzen" -, cantaba el antiguo poeta
Joanes de Etchebe-rry, la aventura americana les parecía no sólo menos riesgosa, sino mucho
más prometedora. Por eso, en los puertos de Guipúzcoa, lo mismo que en los de Vizcaya y
Laburdi, hervía aquella masa humana ansiosa de sentar plaza en los gallardos navios que se
preparaban a zarpar para los puertos del Nuevo Mundo, llevando en los labios la vieja canción en
que la inevitable nota de melancolía es ahogada por las del esfuerzo y la esperanza:
"Boga, boga, marínela, yoan bear degu urrutira; bai, Indiciara..."
"Rema, rema, marinero, que tenemos que ir muy lejos; sí, hasta las Indias..."
Pero por otro lado marchaban las inclinaciones del muchacho quien muy poco caso hacía de
aquellos imponentes veinticuatro tomos De Médicos, de Rivera, que presidían la biblioteca de don
Sebastián Manuel, juntamente con los cinco volúmenes De Cirugía, de Ayala, los quince de
Anatomía, de Castillo y tantos otros en que se presumía compendiar todo el saber médico del
siglo.
Pero entre los desdeñados librotes de medicina, había algunos de otro género, como aquellos
viejos Atlas que fueron de su abuelo materno y que a menudo reclamaban la curiosidad de
Vicente Antonio. Y mejor aun que en esto podía verse hacia donde su vocación le impulsaba
cuando el viejo amigo de la casa, don Pedro de Guillamasa, vecino del puerto de Pasajes, y
comandante de los navios corsarios de la Compañía Guipuzcoana, a la vuelta de alguna de sus
campañas, venía a charlar con los Icuza, ante unas jicaras de humeante chocolate, obsequio que
les solía traer de aquella lejana tierra de Venezuela cuyo nombre tenía para el muchacho mágicas
resonancias. ¡ Y cómo se le encendían los ojos al escuchar el relato de las correrías del capitán por
las costas del Caribe, amenizadas por tal cual encuentro con los contrabandistas y piratas
holandeses o ingleses!
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naturalmente, tenía que abogar por su hijo, aunque, en el fondo, bastante más que el padre
habría de sufrir ella al no poder conservar a su lado en la vejez a aquel muchacho predilecto de su
corazón destinado a perderse en, quien sabe que interminables navegaciones, por remotos mares.
Según pasaban los años se hacía sentir más y más su vocación. Ninguna fiesta mayor para
Vicente Antonio que aquellas escapadas al puerto de Pasajes donde con otros muchachos de su
edad como Domingo de Álzate y el hermano menor de éste, José Antonio, se pasaban las horas
contemplando los preparativos de los navios que pronto habían de zarpar en busca del sabroso
cacao, a través de aquel mar ebrio de aromas tropicales. ¡Y qué mayor delicia que escuchar los
interminables relatos de Shanti, el viejo marinero de anillo en la oreja que tantas cosas sabía de
mares, puertos y barcos!
De sus labios aprendió Vicente Antonio, como tantos otros de sus compañeros, mil pintorescos
términos del argot marino que se le fueron así haciéndosele familiares desde sus años mozos. De
él también otras lecciones ¿no decía el buen Padre Larratnendi que con un par les bastaba a los
muchachos de Guipúzcoa para hallarse, como por ensalmo, hechos marineros y pilotos?, gracias a
las cuales al poco tiempo, en cuanto un navio se descubría a lo lejos, la mirada aguda de Vicente
Antonio ya lo había clasificado de modo certero: tipo de embarcación, tonelaje, singladura y
demás condiciones marineras, todo era catalogado en un instante.
Claro es que algunas rectificaciones había de recibir aún, de vez en cuando, de su mentor, pero
éstas iban siendo cada vez más raras, lo que si por una parte enorgullecía a Shanti, no por otra
dejaba de mortificarle un poco al ver que conforme pasaban los días, apenas si le iban quedando
cosas que enseñar a su aprovechado discípulo quien, naturalmente, otros maestros de más fuste
hubo de tener, como aquel "Don José Antonio de Echeverría, natural de la villa de Rentería, en la
Provincia de Guipúzcoa.. . que en dicha villa tuvo la maestría de escuela de niños con suceso, en
términos que sacó porción de discípulos hábiles, que en el día están constituidos en empleos de
distinción..." Así nos lo dice el mismo don José Antonio, quien cita entre esos discípulos "hábiles" a
nuestro Vicente Antonio, juntamente con ".. -don José Antonio de Vidaondo, Tesorero General de
Ejército. .., al Capitán de Volantes del Yaracuy don Juan de Echeto, y al Tesorero de la Provincia de
Guayana don Pedro Ignacio de Echeverría". Todos tres, seguramente hijos de Rentería como
Icuza, que bajo la palmeta de dicho maestro quien, probablemente como sospecha García
Chuecos, lo fue años más tarde del joven Simón Bolívar en la escuela de Pelgrón, hubieron de
aprender: "...la Doctrina Cristiana, según el Padre Ripalda, . .. leer y escribir letra grande y
pequeña, las cuatro reglas principales de la Aritmética con sus quebrados, la regla de tres con
distinción de tiempo, multiplicar de compuestos, las cuentas relativas a compras y ventas, la de
compañía, la de testamentos o particiones, con lo demás que toca a los ejercicios de virtud y
asistencia a la iglesia señalado con todos los discípulos.. ,"
No tenernos constancia de otros estudios especiales o superiores que pudo haber cursado Vicente
Antonio quien, el año de 1757, apenas cumplidos sus veinte, vio colmados sus anhelos al sentar
plaza en un navio guardacostas de la Real Compañía de Caracas.
3 - Años de iniciación
No era la primera vez que Vicente Antonio había salido de aquel "gran pozo abiei'to entre los
montes Ulia y Jaizquibel, con un canal de entrada que le da aspecto y seguridad de fiordo
noruego".3 En varias oportunidades lo había hecho en la lancha de Shanti y en otras, en breves
escapadas que, a pesar de su corta duración, no dejaron de hacerle sentir ese regusto de la
aventura tan grato a su espíritu. Pero ahora la cosa era distinta. Y, no obstante su indudable
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íntima satisfacción al ver llegado el momento por el que tan largamente y tanto había suspirado,
cuando miraba alejarse, allá en Pasajes de San Pedro aquella torre circular rodeada de una
plataforma, lugar donde tantas veces se reuniera con los otros muchachos, soñadores de
aventuras como él, o el muelle nuevo especialmente construido para el servicio de los navios, los
galeones y las fragatas, y tantos otros rincones de ambas orillas, testigos de sus moceriles
correrías, sentía que algo se le encogía dentro del pecho y que una etapa nueva se iniciaba en su
vida, etapa llena de dudas e interrogantes.
Pero, ¿acaso no era esto lo que siempre había deseado?; ¿es qué no había que pagar este precio y
otros muchos mayores si quería llegar a emular las hazañas de aquellos otros hijos de la vieja
Rentería que se llamaron Martín de Irigoyen, el almirante cuyo valor hubieron de conocer los
ingleses en la jornada de Blaya, en donde peleó con su nave almirante y le cogió la bandera que
allí estaba colgada en la iglesia del pueblo; o aquel valeroso capitán de mar, Martín Pérez de Irizar,
que en tantas ocasiones destrozó
Fue este capítulo el que nos puso sobre la pista del lugar de nacimiento de Icuaa, dato que nos
fue confirmado por la amable atención del Párroco de Santa María de la Asunción, de Rentería,
don Roberto de Aguirre Echeverría a quien nos complacemos en testimoniar desde aquí nuestro
agradecimiento
las naves de !os corsarios franceses, o aquel otro Martín de Rentería y Uranzu, general de la
escuadra del mar océano, quien destruyó a la temible armada de Barbarroja sobre la isla de Ibiza?
Adelante, pues, aunque el corazón le doliera un poco, según veía que se iban borrando los
contornos de aquella costa querida de su infancia y mocedad donde quedaba su padre don
Sebastián Manuel a quien adivinaba arrepentido, en aquellos momentos, de haber cedido, al fin,
ante la terca decisión de su hijo, y a su madre, la buena doña Teresa de Arbaiza, que tan bien
sabía esconder, tras un semblante estoico, la pena que angustiaba su corazón por la partida de
aquel hijo por cuyo feliz destino tanto y tanto había implorado ante el santo Cristo de Lezo.
Pero había que sobreponerse a todo: "Itxasoak urak aun-di - ez du ondorik ageri - Pasako
nintzake ni andik - maitea ikusteagatik". Así decía la antigua canción: "Las aguas del mar son
inmensas - su fondo no puede verse - Pero por encima de ellas pasaría yo - por ver a mi amada".
Sí, a la amada que era para Icuza la gloria escondida entre los peligros del mar.
Una nueva vida empezó para él a bordo de aquel guardacostas de la Compañía Guipuzcoana
donde la práctica de todos los días le iba instruyendo en muchas cosas a las que ni los consejos
de Shanti ni las lecciones de la escuela de Pilotaje de Guetaria pudieron alcanzar. El mar abierto
de horizontes infinitos era algo muy diferente de aquel entrevisto desde la estrecha boca del
puerto de Pasajes; la disciplina de guerra a que había de sujetarse en el buque corsario muy
distinta de todo lo que hasta entonces había estado acostumbrado el independiente espíritu del
muchacho de cuyas peripecias en esta su primera navegación apenas si sabemos más que lo que
él escuetamente nos dice: "que al cabo de dos años de servicio - es decir, en 1759 - volvió a su
tierra".
Pero su estada en casa no se prolongó mucho. Quizá sólo lo que alguna circunstancia familiar que
determinó su vuelta le pudo demandar. El hecho es que en el año de 1760, según nos lo dirá el
mismo, "pasó otra vez a guardacostas... y subsistió en ellos hasta el de 1762 que regresando a
Europa, fue hecho prisionero y conducido a la Jamaica por los ingleses, en cuyas épocas se halló
en varios apresamientos y funciones navales en la costa de Caracas".
En efecto, empezamos por conocer una Real Cédula expedida en Aranjuez, el 12 de Mayo de
1760, que reza así:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Por cuanto haviendome representado la Compañía Guipuzcoana de Caracas, que para reponer la
falta de un jabeque guardacostas que se les desgració, y ocurrir al refuerzo de otros barcos del
resguardo en la costa de Caracas, ha hecho construir dos jabeques nuevos que montará cada uno,
diez y ocho cañones del calibre de ocho y seis, pidiéndome permiso para su envío en lastre, y sin
registro alguno de comercio, con sólo los víveres y respetos correspondientes a su armamento, a
efecto de ir celando el comercio ilícito por la costa de Caracas, y unirse con otras embarcaciones
menores de dicha Compañía que saldrán a su espera a la costa de la Margarita, con el Capitán
Comandante de aquellos guardacostas: he venido en concederle esta licencia para los citados
fines. Por tanto, mando al Gobernador y Comandante General de la Provincia de Venezuela, no
sólo no ponga embarazo alguno a los oficiales de ambos jabeques a efecto que celen el ilícito
comercio desde que lleguen a las costas de la citada Provincia, como lo hacen las demás
embarcaciones guardacostas que tiene con este destino la mencionada Compañía, sino que les dé
los auxilios que necesitaren, guardándoles las libertades, exempciones y prerrogativas que a los
demás oficiales y gente de tripulación de su clase están concedidas en la Cédula de erección de la
referida Compañía, que así es mi voluntad. Dada en Aranjuez a doze de Mayo de mil setecientos y
sesenta. Yo el Rey "
Estos dos jabeques eran el "San Pedro" y el "San Pablo", acabados de construir por la Compañía
en sus propios astilleros, seguramente, conforme a las "Proporciones de las medidas... para
fábrica de navios y fragatas de guerra que pueden montar desde ochenta cañones hasta diez,
cuyas proporciones tiene resuelto Su Majestad se observen por regla en todos los astilleros de
España, como en los de América" y de cuyas "Proporciones, etc.", era autor aquel ilustre
guipuzcoano, hijo de Motrico y Teniente General de la Armada Real del Mar Océano, don Antonio
de Gaztafieta, quien publicó su libro en 1720, poco antes de la fundación de la Compañía
Guipuzcoana. Sabemos que los dos jabeques que habían salido del puerto de Pasajes el 8 de Junio
de 1760, fondearon en Pampatar el 18 del siguiente Julio, y al seguir rumbo a Macarapana y cerca
de la isla de Margarita, encontraron a la balandra holandesa nombrada "La Ana", su capitán
Thoraas Cabalier, a la que persiguieron y apresaron. Entre los efectos incautados en esa presa
están cinco doblones portugueses que se nos dice que el capitán de la embarcación apresada
entrega para que los guarde al "Teniente Vicente Antonio de Icuza", y que, más tarde, por auto
del Justicia de La Guaira don Fernando de Mechinal, son depositados en manos de don Agustín
Ignacio de Uranga, Factor Principal, a la sazón, de la Real Compañía Guipuzcoana en Venezuela.
Vemos, pues, a Icuza, que por entonces andaba entre los veintitrés y ventineuatro años, hecho ya
Piloto, oficio al que sabemos, por las Ordenanzas de Bilbao, que ninguno podía ser admitido "sin
que primero haya estudiado el arte de navegar teóricamente, por lo menos durante seis meses,
con persona hábil y capaz de quien deberá exhibir certificación, y practicándolo dos años en
diferentes viajes y que en ellos haya llevado su punto y rumbo..."; los dos años que había
permanecido por estas costas en la primera etapa de sus navegaciones, que como vimos fueron
de 1757 al 59, le sirvieron, pues, para confirmarle como práctico en su nuevo cargo.
La etapa en que ahora comenzaba a actuar, es decir, aquella que va desde el año 1760 al de 62 en
que, según sus propias palabras, "regresando a Europa, fue hecho prisionero y conducido a la
Jamaica por los ingleses", marca precisamente una de las épocas de mayor actividad
contrabandística de éstos. Recordaremos que cuando, en 1759, subió al trono de España y, por
consiguiente de Guipúzcoa, - Estado que, aunque independiente, se hallaba unido a los reinos
hispánicos en la persona constituye fiador real y llano del expresado don Vicente Antonio de Icuza,
de manera que éste, con dicha su balandra y gente de su comando, practicará bien y fielmente
dicho corso, no atacando ni haciendo guerra a los vajeles de España, ni a otras embarcaciones de
las naciones amigas de la Real Corona que no encuentre en comercio ilícito o rumbos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sospechosos, so la pena de pagar los costos, atrasos y menoscabos que se le causasen. Y si así no
Jo cumpliere el otorgante, haciendo como hace de deuda, causa y negocio ajeno suyo propio, y
aunque contra el suyo dicho, ni sus bienes se haga ejecución, ni otra alguna diligencia de fuero ni
derecho, cuyo beneficio y remedio expresamente renuncia, lo hará y ejecutará del propio caudal
de dicha Real Compañía, como su Factor Principal, para cuya fianza obliga los bienes de ella
habidos y por haber, con poderío necesario, cláusula cuarenticia que da por expresa y
renunciación de todas las leyes, fueros y derechos de su favor y la general en forma. Así lo dijo,
otorgó y firmó en este Registro siendo testigos don Marcos Marrero, don Bartolomé Castillo y
Marcos de Armas, vecinos de esta ciudad.
Los varios "apresamientos y funciones" en que nos dice se halló los anteriores años han
acreditado, sin duda su valor y experiencia que el mismo arresto en Jamaica entre los ingleses,
seguramente ha servido para aumentar. Así, pues, formalizado en abril, como vemos, su
nombramiento, para Mayo ya lo vemos apresando en aguas de la isla de la Orchila una balandra
contrabandista holandesa,1 y él mismo nos dirá que, en su campaña de ese año, "... en virtud de
convenio particular con la Compañía de Caracas", apresó "no solamente tres goletas famosas de
Curazao (de cuya clase de embarcaciones ninguna se había podido capturar jamás hasta aquel
tiempo), sino otros varios barcos contrabandistas". Deberían de resonar por entonces en sus oídos
los ecos de la vieja canción de su tierra:
"Jeiki, jeiki, etxekoak,
argia da zabala,.
Itxasotik mintzatzen da,
ziUarrezko adarra.
Bai ta ere ikaratzen olandresen ibarrn".
"Arriba, arriba, los de la casa, que ya es día claro. Por el mar resuena la trompeta de plata y la
ribera de los holandeses tiembla".
Y es que, en efecto, iniciada ya desde 1764 la decadencia del contrabando inglés en el Caribe,
eran ahora loa holandeses los enemigos de más cuenta con quienes tenía que enfrentarse nuestro
Capitán. Porque ya es Capitán, es decir, siempre según las "Ordenanzas" bilbaínas, "Hombre
conocido, prudente y práctico en la navegación; leal, de buenos procedimientos; que sepa leer,
escribir y contar, para dar puntual cuenta y razón, así del navio y sus aparejos, como de las
mercaderías que se cargaren en él, y gobernarse con prudencia en los casos y cosas que pudieran
ofrecérsele en sus viajes, así en tiempos de paz como de guerra".
Ya es Capitán, grado al que ninguno puede ser recibido ".sin que haya navegado antes seis años,
los cuatro de marinero y los dos de piloto..." plazos que, con los espacios intermedios señalados,
justamente había venido a cumplir Icuza.
Ya es Capitán y lo es de tal modo que, según él mismo nos lo dice, en vista de sus éxitos. " .. .el
Gobernador don José Solano, de acuerdo con el Factor Principal de la Compañía, puso otra
balandra más a sus órdenes.1
Con tan pequeñas fuerzas - sigue diciendo -, apresó en la primera campaña (la del año 1766) 14
embarcaciones; en !a segunda (1767) 13 hacia el río Guarapiche, y en la tercera (1768) 11, y
entonces fue cuando le honró la piedad del Rey con el grado de Alférez de Navio de su Real
Armada ".2 Con este título fue efectivamente graduado en 10 de octubre de dicho año de 1768
" ... en atención a sus servicios y al mérito <;on que se distinguió en los guardacostas de
Caracas, a representación de los Directores a.1
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con el año siguiente de 1769 se inicia un paréntesis en las actividades corsarias de Icuza cuya
causa ignoramos. Desde luego, hubo una temporaria separación del servicio a la que luego nos
referiremos más concretamente. Por el momento sólo diremos que durante los años 1769 y 1770
su nombre no aparece activamente vinculado a las presas que durante esos años realiza la
Compañía, aunque bien podemos ofrecer un documento que si no presenta fecha ni firma, bien
claramente se ve que es suyo porque del contexto, sin lugar a dudas, se deduce la personalidad
del autor de la "Noticia..." que a continuación ofreceremos íntegra, lo mismo que la fecha que se
saca ser de 1769 de unas palabras que en dicha "Noticia..." pueden leerse sobre la "... práctica y
conocimiento adquirido •por el espacio de doce años en los guardacostas en la Provincia de
Venezuela..." Dice así el interesante informe:
" Noticia individual del origen y modo con que se hace el contrabando (con las islas fronteras
extranjeras) en la dilatada Provincia de Venezuela cuya jurisdicción, desde la Trinidad de
Barlovento hasta la ciudad de Maracaibo, consiste en doscientas leguas de distancia de Este al
Oeste.
"Las islas Tabaco, Granada, Martinica, Dominica y Guadalupe tienen sus trapiches o ingenios para
beneficiar el azúcar, cuyo trabajo y el de las haciendas se hace con muías, de las cuales,
indispensablemente, se surten de la Tierra Firme, Provincia de Venezuela, ya llevándolas por los
españoles o ya por los extranjeros del modo siguiente:
" Salen de dichas islas balandras cargadas de ropas y caldos y van a la costa de Paria, a los
puertos de San Juan, Carúpano, Río Caribe, San José, Esmeralda, Chacopata, islas de Coche y
Coagua y Macanao (en la isla Margarita); luego que llegan a cada puerto de los referidos, dejan
en tierra un hombre con la factura de la carga, para negociar su venta en cambio de muías, reses
o ganado lanudo, quedando la balandra a la mar, en distancia de poder ver la señal que
acostumbran hacer de noche y con candeladas en el monte,
tanto para que pueda acercarse para descargar y tomar carga, cuanto para alejarse por estar los
corsarios a la vista.
" También suelen ir dichas balandras dentro de las bocas de Drago a los caños de Teresén y otros
del río de Orinoco y el puerto de Macure, de donde sacan muías, reses y carey que benefician los
indios de aquellos parajes.
" En los referidos puertos de la costa de Paria hay cierto número de lanchas grandes con el
pretexto de pescar, las que se emplean en extraer, en cada una de ellas, diez y doce muías o cien
carneros a la isla de Tabaco y Granada, regresando con ropa, aguardiente, lonas, jarcia y
clavazón, cuyo depósito es la ciudad de Cumaná.
"El beneficio que resulta al extranjero y español en el negocio de sus cambios es lo siguiente:
• El extranjero que compra cada muía en la tierra firme le cuesta diez, catorce y diez y ocho pesos
y los vende en las islas a treinta, treinta y cuatro y treinta y siete, y si es en cambio de ropa y
guardiente, gana en la venta y en la compra de ropa o aguardiente, en cuyos renglones le queda
de beneficio quince o veinte por ciento de no comprar en la tienda. " Las islas españolas
(inhabitadas) Los Testigos, Los Hermanos, la sola Tortuga, Isla de Aves, Isla Blanca, Orchila y Los
Roques, sirven a Jos ingleses y franceses para la pesca de la tortuga, en las cuales hay cierto
número de pescadores con barracas y corrales, manteniéndose con víveres que cada mes les lleva
una balandrita, y aun plata fuerte, negociados por los pescadores españoles en cambio de ropa y
aguardiente. " La isla Bonaire, holandesa, les sirve para depósito de sus géneros y caldos, así
como para los frutos que se extraen de la tierra firme, del modo que abajo se expresa.
"La isla Curazao que es tan estéril, que ni aun tiene leña ni agua sino de los casimbres y pozos de
agua del cielo, se halla tan surtida de todo cuanto carece, por la inmediación de quince leguas que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
dista de la tierra firme, cuya travesía hace toda lancha, piragua y canoa.
En dicha isla entran todos los meses desde Europa seis, ocho y diez urcas holandesas cargadas de
ropa y aguardiente y regresan con cueros, cacao, tabaco y azúcar.
En cada casa de las correspondientes de este giro hay cuatro y seis goletas de seis y ocho
cañones, que, tripuladas con cincuenta y sesenta negros (los más esclavos de dichas casas), salen
cargados de ropa y aguardiente y hacen escala en la isla Eonaire en donde dejan almacenada la
mitad de la carga (tanto por la estiba del mayor andar de los barcos, cuanto por ser menos la
pérdida, en caso de ser tomados por los corsarios) y siguen con lo restante a la costa firme a los
puertos de Santa Fe, Rincón, Playa Colorada, Isla Borracha, Morro de Barcelona, Islas de Píritu, río
de Cupira, Carenero, Puerto Francés, Chuspa, Naiguatá, Caraballeda, Macuto, Arrecifes,
Chichiribichi, Puerto de la Cruz, Chuao, Aroa, Cata, Ocumare, Patanemo, Borburata, Alpargaten,
Tucacas y Yara-cuy; luego que llegan a cualesquiera puerto de los relacionados, dejan en tierra un
hombre con la factura y orden de negociar la venta de la carga en cambio de cacao, cueros,
tabaco o plata fuerte, quedando fuera la goleta, del mismo modo que las balandras en la costa de
Paria.
En muchos de los ya dichos puertos hay lanchas pescadoras, piraguas y canoas grandes para la
conducción de frutos a La Guaira y Puerto Cabello y éstas suelen extraer dichos frutos para
Curazao y aun plata fuerte en la que ganan treinta y dos y treinta y cuatro por ciento, regresando
con géneros y aguardiente.
También hacen dicha extracción las balandras y goletas que hay en la Margarita, Cumaná,
Barcelona, Guaira y Puerto Cabello, regresando con ropa, aguardiente, alquitrán, brea, lona y
jarcia.
Salen de Curazao todos los días infinidad de guairos y goletitas por leña, gallinas y pavos a la
costa firme, asi como muchas balandras cargadas de ropa y aguardiente a los puertos de San
Juan, Cayos del mismo nombre, Aricula, inmediaciones de la ciudad de Coro, Puerto Escondido,
Taques, Golfe-te y hasta las inmediaciones de la ciudad de Maracaibo; dichas balandras suelen
depositar la mitad de su carga en la isla Horua que dista de la costa firme ocho leguas, por la
misma razón que las goletas en la isla Bonaire, regresando a dicha isla al finalizar el total de la
venta de las cargas.
De la ciudad de Coro y sus inmediaciones hacen la misma extracción de muías y ganado a la isla
Horua en guairos y balandritas que de Puerto Cabello y La Guaira a Curazao.
Todos los años salen de Curazao expediciones de mucha consideración (por su valor) en cuatro y
seis balandras de doce y catorce cañones tripuladas por ochenta y noventa hombres, para las
inmediaciones de Bahía Honda, Río del Hacha, Santa Marta, Cartagena y Puerto Belo, regresando
dichos caudales en convoy de las referidas balandras por ciertos meses del año.
También salen del referido Curazao muchas balandras de doce y catorce cañones a la costa del sur
de la isla de Puerto Rico a los puertos Caja de Muertos, Guanica, Añasco, Cabo Rojo, Rincón,
Mayaques y Aguada de San Francisco de donde regresan con tabaco, café, palo, guayaquil y otros
palos de tinte, pero a dicha isla frecuentan más los de Estasio, Santa Cruz, San Cristóbal, Antigua
y San Martín, por la proximidad de sus islas.
Esta relación tan ciscunstanciada y verdadera se debe a la práctica y conocimiento adquirido por
el espacio de doce años en los guardacostas de la Provincia de Venezuela, en cuyo tiempo se han
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hecho más de cuatrocientas presas1 de todas las naciones, tanto en la referida provincia, cuanto
en la isla de Puerto Rico y parte de la costa de Cartagena, entre las cuales algunas tomadas a las
inmediaciones de Bahía Honda, eran inglesas, de Jamaica, con carga de ropa, aguardiente, fusiles,
balas, pólvora, sables, machetes y cuchillos, con veinte y treinta indios e indias de la edad de
ocho años hasta doce, confesado por los mismos ingleses haber tomado en Bahía Honda en
cambio de dichas armas para hacer uso de ellos como de los negros esclavos. Se desea pueda
servir esta relación de alguna utilidad para las serias providencias que se puedan tomar a fin de
exterminar un ramo que tanto perjudica al Real Erario y al comercio >.B
Probaba bien Icuza con esa "Noticia" el perfecto conocimiento que de las actividades de los
contrabandistas en las costas de Venezuela tenía lo que, junto a su valor y pericia, lo constituían
en el mejor celador del contrabando por estos mares en ese turbulento período. Nada de extraño
tiene, pues, armaron en Curazao, por un esfuerzo particular y providencia extraordinaria, dos
crecidas y famosas balandras para exterminarle y quemarle. Salieron de dicha isla el 10 de Mayo
de 72, se dejaron ver el 11 en la punta de Macolla, se acercaron a los nuestros y rompieron el
fuego. A un gran golpe de música, se trabó una acción muy reñida, con el más vivo fuego de
cañón, pedrero y fusil que duró, desde las 9Vá de la mañana hasta las 6 de ¡a tarde, a cuya hora
hicieron fuga, libertándose por su mayor vela, a causa de estar limpias dichas balandras y muy
sucias las nuestras.
A los pocos días después, recaló en las costas de Puerto Rico; avistó un bergantín inglés, le dio
caza y le apresó. A los cañonazos, aparecieron más de 20 embarcaciones de varios puertos,
juntáronse y formaron escuadra seis de ellas, a saber: un bergantín inglés de 16 cañones, 3
balandras holandesas de a 12 y 10, y dos goletas dinamarquesas de a 10 y 8, las cuales fueron
sobre los guardacostas con música.
Las aguardó Icuza con sus dos balandras y el combate se principió a las 3 de la tarde. Logró
romper la cangreja a la balandra que estaba a la retaguardia, dio orden a su capitán subalterno
para que la marinase como lo hizo, y siguió, solo, a las otras cinco embarcaciones con ánimo de
abordar al bergantín, pero éste huyó luego que reconoció la maniobra. Entonces se acercó Icuza a
la balandra de 12 cañones y se mantuvo batiéndola hasta las dos de la mañana que le rompió el
palo de la suya de un balazo. No obstante, al día siguiente apresó una balandra dinamarquesa .
Estos dos combates están con más detalle narrados por el propio Icuza en el siguiente
documento:
" CARTA. - Señor, En fuerza de mi obligación, participo a V.S. que, habiendo salido del puerto de
este valle, el día diez y seis del último abril, con las dos balandras "Aranzazu" y "Prusiana" de mi
comando, recorrí la costa de Sotavento hasta el Saco de Maracaibo y pasé a las islas de
Barlovento, con tanta felicidad, que en treinta y cinco días de corso, he conseguido hacer las
catorce presas de bergantín, balandras y goletas que constan del adjunto estado que también
explica su fuerza, carga y nación. Y me parece que, por algún tiempo, quedan bien escarmentados
los que en el trato furtivo se emplean, a vista de que, en una campaña tan corta, se ha logrado el
éxito que no se esperaba antes sino, como posteriormente he entendido pública y
constantemente, la más infeliz ruina de la gente y balandras con que salí. Esta hacía persuadir el
fuerte armamento que de la isla de Curazao salió de intento contra mí, consistente de dos
balandras de a doce y catorce cañones, montadas con ciento y veinte y seis hombres la una y
ciento diez la otra al cargo del famoso Cías Gómez que fue de comandante de ambas, con el fin de
quemarme o echarme a pique, porque se había extendido en aquella isla el buen éxito que había
logrado la expedición a que destaqué a los tenientes don Francisco Javier de Jauregui y don
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ignacio Barrena al Golfete, con una de las goletas presas y una piragua, por no poder yo entrar
con mi balandra, y la del cargo del capitán don Joaquín de Mendizabal en aquella mar baja y
haber estos prudentes oficiales conseguido, cumpliendo mis instrucciones y órdenes, cinco presas
que la de menos fuerza tenía tanta como la goleta por mí despachada. Como en efecto se intentó,
a todo riesgo el que se verificase la mayor fatalidad el día seis del presente en el que avisté a las
dos balandras en la punta de Macolla al embocadero del Guaranao, a tiempo que se hallaba sin la
menor noticia de la expedición que en pleno consejo se había deliberado en Curazao, falto de
mucha parte de la gente de las balandras de mi cargo, porque con ella había tripulado varias
presas y cansada la que tenía. En esta situación, reparé que las balandras holandesas se
acercaban derechamente a donde me hallaron y, si bien que al principio discurrí fuesen de las de
la carrera del comercio ilícito, advertí muy luego, por sus cascos que se descubrían, el que no
tenían carga. Esto, junto con lo flamante de su carena que se hacía patente a la vista, la alegría
de la música que traían, con mucho orgullo y algazara, y mucha pintura en los cañones, me
hicieron recelar prudentemente fuese despacho que se hubiese hecho contra mí, resentidos del
suceso del Golfete y acordándome que reviviría en los holandeses aquel dolor tan grande que
ahora cuatro años 1768 les hice causar con el corso con más de cuarenta presas que adquirí de
ellos y de otras naciones en los mares de esta Provincia y en los inmediatos. Con cuyos
antecedentes me previne, con la presteza que requería la necesidad, de que no se hiciese en
nosotros un estrago irremediable de que podían seguirse las fatales consecuencias que se dejan
inferir y las alcanza la superior inteligencia de V.S. y, por lo mismo, hice junta con el capitán don
Joaquín de Mendizabal, dándole las órdenes que me parecían convenientes, no sólo para una
defensa, sino también para un abordaje.
En efecto, salieron puntualmente mis discursos, pues, desde luego, afirmando con un cañonazo su
bandera, los holandeses nos entraron con una furia increíble de tal manera que, habiéndonos
descargado ambas balandras la primera carga cerrada, se prevenían para la segunda con nuevo
ímpetu, a vista de lo cual y porque no se envaneciesen con nuestro silencio y falta de
correspondencia que procuré se tuviese con el fin de guardar la gente hasta la mejor coyuntura
(objeto primario que tengo en mis operaciones marítimas), me metí con mi balandra en medio del
fuego de las dos holandesas, animando a la gente al honor de la nación, no ya mirando aquel
forzoso lance como de utilidad que podía resultar, sino como gloria de !as armas del Rey y de su
Real Compañía Guipuzcoana. Y don Joaquín de Mendizabal, capitán de la balandra la "Prusiana",
hizo también las más extraordinarias diligencias de conmover su gente a vista del estrago que nos
amenazaba sin remedio, siéndola de nuevo incentivo la discreta conducta y eficacia del valor que
respira este digno oficial. En este estado y con la gente alerta, esperé a la segunda descarga de la
balandra de más fuerza presentándole el costado de la mía porque no se persuadiese la
arrogancia holandesa a que nos acompañaba temor por estar en el estado de cuasi indefensos,
que ellos no lo ignoraban, y luego que la hubo efectuado, arribé sobre ella con toda diligencia, por
ver si echándola el tarro, podía abordarla, en la consideración de que, rendida ésta, también
rendía la otra su compañera por ser de menos andar. Pero mis deseos de escarmiento no lograron
el fin, cuya idea habiéndomela don Joaquín de Mendízabal conocido, con la balandra roja que
echamos, sin duda temieron tanto que se retiraron tomando el barlovento, con conocimiento de
su andar que era superior al nuestro, por lo que viendo frustrada mi intención, reduje la acción a
un destrozo con artillería y fusilería con que logramos que no se perdiese de nuestras descargas ni
un solo tiro, en tanta manera que se repara que su famoso comandante Cías Gómez cayó, al
parecer muerto, sin que su gente después se atreviese a manifestarse sobre el combés y
consiguientemente ejecutaron una y otra balandra holandesa precipitada fuga, después de cinco
horas y media de combate, quedando castigada la arrogancia con que salieron de Curazao.
Resultando de todo esto un ejemplar que me parece no tiene igual en esta Provincia desde la
erección de la Real Compañía Guipuzcoana en ella, y esto mismo me persuado que en lo sucesivo
sea el que contenga la desmesurada satisfacción de los capitanes de barcos de ilícito trato de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Curazao en estos dominios, en la que no han sido la menor parte los créditos del expresado Cías
Gómez y de un teniente de la balandra su compañera que hizo fuga del presidio de La Guaira y, al
parecer, se metió por empeño en la expedición relatada. Después de esto, pasamos a la isla e
inmediaciones de Puerto Rico y, a los días once y trece del corriente, apresamos un bergantín
inglés y dos balandras dinamarquesas de diez y doce cañones, que no dejó de costamos un recio
combate, porque habiendo hecho junta un bergantín de diez y seis cañones montados, dos
balandras de a diez y tres goletas de seis, ocho y diez con porfiado acometimiento que juntos nos
hicieron, pretendían despojarnos de un bergantín apresado en aquella costa, pero, gracias a Dios,
salimos con el honor correspondiente a no dejar las armas reales, obligándolos a vergonzosa fuga.
"En estas acciones se ha portado con extraordinario esfuerzo y honor el capitán don Joaquín de
Mendizabal, y los subalternos con mucho honor y igualidad, así como en sus ministerios los
escribanos, cirujanos y tripulaciones de las dos balandras de mi mando. Y yo no puedo, en fuerza
de mi obligación, dejar de poner esto en la consideración de V.S. para las piadosas favorables
resultas a favor de estos beneméritos.
• Dios guarde a V.S. muchos años, como deseo. Ocumare de la Costa, veinte y uno de mayo de
mil setecientos setenta y dos años. Besa la mano de V.S. su más rendido subdito. Vicente Antonio
de Icuza. Señor Gobernador y Capitán General Don José Carlos de Agüero ".J
Juzga Icuza que el éxito de estas "funciones" le autoriza a esperar una nueva distinción y ascenso
y, en consecuencia, acompaña a la anterior carta, ésta que sigue, dirigida como la otra al
Gobernador y Capitán General de Caracas Don José Carlos de Agüero:
Señor Gobernador y Capitán General: Señor. Don Vicente Antonio de Icuza, Alférez de Navio de la
Real Compañía Guipuzcoana en esta Provincia, a la obediencia de Vuestra Señoría con el respeto y
subordinación que debe: dice que la piedad del Rey, nuestro señor, (que Dios guarde) se dignó de
honrarle con el grado que hoy goza de resultas de varias funciones que tuvo en estas mares con
las embarcaciones del trato ilícito; y habiendo tenido en el mes de mayo de este año dos
combates: el uno con las embarcaciones armadas de intento en Curazao, con el fin de quemar o
echar a pique ias dos balandras con que salió para Sotavento, logró no sólo defenderse, sino
destrozarlas y ponerlas en fuga que lo consiguieron por su mayor ligereza; y el segundo sobre la
costa de Puerto Rico con siete embarcaciones armadas de las que apresó tres y se huyeron las
demás; cuyos hechos y el haber conseguido en la corta campaña de treinta y cinco días coger y
varar catorce embarcaciones de trato ilícito que se justifica por las declaraciones judiciales que se
han tomado, a pedimento del Factor Principal de dicha Real Compañía, de que parece ha puesto
en manos de vuestra señoría un testimonio, y atendiendo a que los citados armamentos,
reencuentros y combates no han tenido ejemplar semejante en esta costa, y el valor y conducta
con que se ha procedido en ellos, como a vuestra señoría le es tan notorio:
" A vuestra señoría suplica se digne informar de todo lo acaecido a Su Majestad para que, si fuere
de su Real agrado y usando de su Real clemencia, quiera dignarse dispensarle el honor de la
gracia del grado que tuviere a bien, en continuación de los benignos efectos que mereció de su
Real piedad con igual ocasión.
" Favor que espera merecer de la notoria integridad de vuestra señoría s.1
Aunque en esta petición en que Icuza aboga por su ascenso la exposición de méritos se limita a
los suyos propios, no olvida los que corresponden a sus subalternos que tan eficazmente
secundaron su acción, y para los que pide también, tras particulares elogios que hace de varios de
los principales de ellos, los premios que estima que en justicia les corresponden. Esto se verá
mejor y con más detalle en el Informe que el Factor Principal, don José de Amenabar eleva a sus
superiores, detallada relación de los hechos a la que acompaña otra "Relación..." de la misma
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
fecha en que se da aun mayor especificación en cuanto a las presas cogidas, la fecha de la
captura, paraje en que se verificó la misma, nombre de la embarcación, naturaleza y calidad, etc.,
etc. Al final del "Informe" puede verse como el Factor Principal insiste en "el nuevo mérito de este
oficial para que siendo de su Real agrado - según la representación que estima que la Compañía
debe elevar - se le considere el grado a que tenga a bien promoverlo.
Dice así el informe de don José de Amenabar:
"Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. Informe de las presas hechas por el Comandante de los
guardacostas D. Vicente de Icuza y de los sucesos de la última campaña del Corso de las dos
Balandras Aranzazu y San Antonio. Muy Señor mío: Habiendo salido el Comandante de Guarda
Costas D. Vicente Antonio de Icuza a la costa de Sotavento con la premeditada idea de hacerse de
una o dos balandras con que se pudiera poner en planta el corso sobre el nuevo plan, de que
tengo noticiado a V.S. consiguió coger tres, y hacer varar y quemar ocho: dichas tres
embarcaciones despachó a Maracaibo como a puerto de Sotavento más inmediato, y en su barra
tuvo una la desgracia de perderse, sin que cogiese ésta a los siete hombres que la conducían. Las
otras dos llegaron felizmente al mismo puerto.
Después que cogió en el saco de Maracaibo una balandra, goleta y guairo se le metieron en una
ensenada, tres goletas y una balandra, y no hallando dicho Comandante modo de cogerlas, pensó
el de armar la goleta y el guairo, dando su mando a D. Francisco Xabier de Jauregui y D. Ignacio
Barrena, y se logró tan a satisfacción este intento por el valor, conducta y ardimiento de estos dos
jóvenes, que, sin embargo de tener la menor de dichas embarcaciones más armamento y gente
que las suyas, les fueron a bordo a las dos primeras, y las cogieron; y las demás, en su vista,
tiraron a varar soltando las amarras. Desembarcóse la mayor parte de nuestra si se omite esta
tan precisa diligencia, repetirán armamentos semejantes o mayores; y como no siempre la
fortuna se manifiesta propicia ,podrá suceder lo contrario que esta vez, y entonces no habrá quien
les quite de la costa.
"
Después, sobre Puerto Rico, tuvieron dichas dos balandras otro combate, cuando no tan crudo
como con los holandeses, a lo menos más temibles de peores resultas al entrar en ella; cogieron,
no obstante, un bergantín, una balandra mayor que las nuestras y un columpo grande que todos
llegaron felizmente a Puerto Cabello en donde se está carenando !a segunda para salir, con las
dos nuestras, a campaña, y aunque dieron caza a las demás, se les desaparecieron después que
anocheció, y porque en dicha relación se hace la suficiente de este segundo combate, excuso
molestar la atención de V.S. con repetirla en ésta.
•> Incluyo a V.S. para su inteligencia los oficios de dicho Icuza que tratan del combate, y de la
solicitud que hace a fin de que, con respecto a lo bien que se portaron en él, se les atienda para
que V.S. disponga lo que fuere de su agrado.
" V.S. siempre generoso en gratificar a los que le sirven con honor, no consideró bastante premio
el que a D. Vicente Antonio de Icuza le concedió de Capitán de sus navios, sin embargo de ser lo
sumo que pudo darle en la carrera que sigue en su servicio, por el mérito contraído en sus
primeras campañas, y se extendió a solicitar de S.M. ía gracia de grado de alférez de navio de su
Real armada que obtuvo.
" Entonces cogió más presas, pero no tuvo los lances, no sólo de venir de intento a buscar, pero ni
de oposición como en esta ocasión: última prueba de su valor y conducta.
" Si entonces, por muestra o preludio, (que así se puede llamar) de lo que ha manifestado ahora,
mereció de V.S. buscar por fuera modo de recompensar su servicio, espero de la prudente
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
consideración de V.S. que continuando los mismos pasos, se dignará atenderle en lo que pueda
por sí, y dirigir a S.M, la correspondiente representación manifestando el nuevo mérito de este
oficial, para que, siendo de su Real agrado, se le considere el grado a que tenga a bien
promoverlo.
"Nuestro Señor guarde a V.S. muchos años. Caracas, 21 de julio de 1772.
" Besa la mano de V.S. su más seguro servidor
José de Amenabar (rubricado) "-1
Después de esta función, siguieron barloventeando hasta la cosía de Puerto Rico, para coger la de
esta Provincia, y el día 11 de mayo avistaron un bergantín, a las siete de la mañana, en dicha
costa, por su barlovento: le dieron caza hasta las 4 de la tarde en que lo apresaron. Cuasi en el
propio acto, se hicieron a la vela del puerto de Ponce en dicha isla una balandra de diez cañones,
diez pedreros y dos morteros con 25 hombres de tripulación, otra de igual fuerza y 20 hombres,
otra de la misma y 25 hombres, otra de 8 cañones, otros tantos pedreros y 18 hombres y otra de
6 cañones, 10 pedreros y 18 hombres. Al mismo tiempo se descubrió un bergantín inglés de 16
cañones coronado de pedreros, hasta en sus cajas, con 60 hombres de tripulación. A éste le
pidieron socorro todas las demás con sus banderas enrolladas y un cañonazo de cuando en
cuando; correspondió a la seña y arribó a favorecerlas. Se pusieron todos en línea de combate y,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
después de repetidas viva el Rey, se dejaron caer sobre nuestras dos balandras dándoles por
turno su carga cerrada, y en vista del vivo fuego con que les correspondimos y la maniobra de irle
a bordo al bergantín, largó éste todo su aparejo y se puso en huida; así como a todas las demás
dieron caza a las que estaban con menos barlovento y cogieron a las 6Vá de la tarde la balandra
de diez cañones nombrada El León. Siguieron dando caza a otra hasta las dos de la madrugada,
en cuyo intermedio fue alijando cuanto tenía para facilitar su huida y viendo que no se le podía
alcanzar, tiraron la vuelta de tierra. Duró esta función hora y cuarto en cuyo tiempo tenían 14
embarcaciones a la vista, al parecer del trato. En el combate con los holandeses tuvo la Aranzazu
cuatro heridos y la San Antonio dos muertos y tres heridos en el segundo sobre Puerto Rico. La
Aranzazu cinco heridos de los que murió uno. Caracas, 21 de julio de 1772.
José de Amenabar (rubricado) ".
" En fuerza de lo que Vuestra Señoría expuso en 18 de Julio de este año acerca del mérito y
servicios contraídos por don Vicente Antonio de Icuza, graduado de Alférez de Navio y
Comandante de los guardacostas de la Keal Compañía Gui-puzcoana; ha venido el Rey en
concederle el grado de Teniente de Fragata, y de su Real Orden remito el adjunto despacho de
esta gracia para que disponga su entrega a este interesado.
> Dios guarde, etc.
> Madrid, 18 de Diciembre de 1772.
" Sr. Don Carlos José Agüero >.
La tramitación había sido rápida, según nos podemos dar cuenta por la siguiente anotación:
< Fecho por marina el despacho del grado de Teniente de Fragata, principal y duplicado, en 9 de
Noviembre de 1772: remitióse a Cádiz para la toma de razón y devuelto, se le entregó a la
Secretaría de Indias, hoy 18 de Diciembre de 1772 ..'
Sin dilación alguna debió de salir el despacho en uno de los primeros navios que, después de la
expedición de aquél, zarparon de la Península rumbo a Venezuela, puesto que ya, a mediados del
siguiente marzo, estaba en manos de Icuza, según nos lo hace constar la siguiente comunicación
del Gobernador Agüero al Ministro Arriaga:
" Excelentísimo Señor: Muy Señor mío. Con la Real Orden de 13 de diciembre último, he recibido
el Real Despacho en que la piedad del Rey ha concedido al Alférez de Navio don Vicente Antonio
de Icuza grado de Teniente de Fragata, el que entregué inmediatamente al interesado, como lo
previene vuestra excelencia.
Dios guarde a vuestra excelencia felicísimos años como deseo.
" Caracas, 20 de Marzo de 1773 í.1
6 - Escarceos diplomáticos
Al mismo tiempo que, como vemos, atendía al ascenso de Icuza, la junta de la Real Compañía
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Guipuzcoana, que seguía reunida en Madrid en asamblea que duraría hasta el 24 de noviembre de
dicho año de 1772, trataba de ir hasta el fondo hasta aquí nuestras costas y buques.
Para conseguir más seguramente estos objetos declara el Vizconde de la Herrería al Gobierno
holandés que, si no pone remedio pronto, está S.M., resuelto a dar a la Compañía de Caracas el
auxilio más poderoso a fin de que obre hostilmente contra las embarcaciones holandesas que
frecuentan aquellos mares atraídas del trato ilícito; sin que por parte de S.M. se desista de esta
idea hasta extirpar y destruir enteramente dichas embarcaciones
Es de fecha 30 de diciembre, de dicho año de 1772, una carta que escriben S.A. y los Directores
de la Compañía de las Indias Occidentales de la Cámara de Amsterdam en la que se refieren a la
resolución tomada sobre el Memorial del Vizconde de la Herrería tocante a las insolencias
cometidas en las costas de Caracas. Expresan que no tienen conocimiento alguno de las tales y
terminan de escurrir lindamente el cuerpo, diciendo van a escribir a los Directores y Consejeros de
Curazao ordenándoles se abstegan de cometer violencias.
Las negociaciones se prolongan vanamente y es ya julio de 1774 cuando los Estados Generales
componen un largo Memorial en el que no se limitan a desconocer los delitos de sus compatriotas,
sino que retorciendo el argumento, echan toda la culpa a las balandras de la Compañía.
Podemos llegar tan lejos como al 1 de marzo de 1776 enque vemos que los Directores de la
Compañía de Caracas: consideran carta de su Factor Principal en Venezuela en que se pone de
manifiesto la insolencia de los holandeses de Curalao; refiere varios hechos de presas que se les
han tomado a fuerza de combate en que han resultado no pocas muertes
" evidenciándose que buscan de intento a, nuestros corsarios cuando se consideran con mayores
fuerzas ".
El Factor sigue diciendo que, pues se reconoce, por los hechos, tratarse más bien de piratas que
de contrabandistas, se faculte a los corsarios para que, pudiéndoles aprehender, los pasen a
cuchillo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
También habla de la conveniencia de que a los holandeses apresados se les traslade a San Juan de
Ulúa y no, como hasta ahora, a Puerto Cabello de donde, se dice, huyen con facilidad.
Termina pidiendo se haga saber a las autoridades holandesas los hechos relatados y las medidas
que se piensan tomar.1
Mientras estas interminables e inútiles negociaciones proseguían, Icuza, por su parte, continuaba
entregado a sus actividades. Aunque nos consta que al de poco de entrar en posesión de su nuevo
titulo, ya fuera arrastrado de un movimiento de ambición, ya de mostrar de algún modo su
agradecimiento, expresó deseos de servir en la Real Armada con la graduación que acababa de
obtener,2 el caso es que la cosa no tuvo efecto y, según sus propias palabras Continuando el
corso hasta 1776, apresó, echó a pique e hizo varar hasta 70 embarcaciones del trato ilícito.
Consta todo ello, por relaciones remitidas a la Compañía de Caracas y por informes dirigidos al
superior Ministerio por los Gobernadores de aquella Provincia, don José de Solano, el Marqués de
la Torre y don José Carlos Agüero
Pero el éxito del mejorado servicio de guardacostas producía otro resultado: las privaciones o por
lo menos escasea de suministro de algunos artículos de primera necesidad que, como la harina,
por los años 1773 y 1774 llegaron a límites extremos. Y la escasez continuaba en 1775 en que el
Rey hubo de acceder a una petición de los accionistas estableciendo que, cuando los venezolanos
navegaban hacia o desde las Antillas españolas, el Factor de la Compañía podía vigilar los trámites
y la Compañía participar en el tráfico como cualquier otra persona. Ambos a la vez, Compañía y
Corona, confesaron que estas medidas eran tomadas para reprimir el contrabando. Añadidas a los
esfuerzos de Icuza, dice Hussey, probablemente hicieron más por el fortalecimiento del monopolio
cíe la Compañía.
No es mucho lo que en detalle sabemos de las actividades de Icuza por esa época. En el año 1774
apenas sí conocemos de él mas que el apresamiento que hace, con su balandra "Aranzazu" de la
holandesa "La Candelaria".2 Sabemos también que por ese año alguna enfermedad que no
creemos fuera de importancia le aquejó, como se deduce de un despacho que el Capitán del
puerto de Puerto Cabello dirige al Gobernador Agüero y que reza así:
Muy señor mío: Paso a noticia de V.S. que de las resultas de los cañonazos que se oyeron la otra
noche y nada más que por inferirse así, se han persuadido todos a que fue encuentro de las tres
balandras de la Real Compañía Guipuzcoana con no se sabe aun el número que fuesen las goletas
holandesas con quien se batieron; y sólo se echa de menos a esta fecha la balandra "Santa
Gertrudis", alias La Francesa, al cargo de don Vicente Alozen, por enfermedad de su comandante
don Vicente de Icuza, cuyo barco se ha dado parte por los otros, desde el valle de Ocumare, de no
saberse nada de él, en pro ni en contra. Lo que me ha parecido informar a V.S. para su
inteligencia, etc., etc. "
Lo firma, Manuel de Agreda, en Puerto Cabello a 16 de Abril de 1774.3
En el año 1775 tampoco vemos su nombre entre los diversos apresadores y, en cambio,
comprobamos lo que parece ser una mudanza de actuación, puesto que lo vemos como capitán y
maestre del navio "San Miguel y Santiago" de la Real Compañía Guizpuzcoana " en su cuarto
tornaviaje con destino a Cádiz. La Guaira, a 6 de Marzo de mil setecientos setenta y cinco años ".4
No sabemos a que pudo obedecer este cambio del Icuza, a quien siempre hemos visto navegando
en un buque corsario, a capitán de uno de los navios de carga - que no por eso dejaban de estar
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por el mismo Icuza sabemos que durante 1776 permaneció alejado de las actividades del corso y
apenas si tenemos este año noticia de él. Seguramente continuaba en sus viajes trasatlánticos,
pues, a principios de 1777, lo encontramos en Madrid donde rindió a los Directores de la
Compañía un valioso informe sobre asunto que sabemos que por aquellos momentos preocupaba
en la metrópoli: la construcción de buques en Venezuela y el previo corte de madera para ello.
Podemos citar al efecto una comunicación que desde Puerto Cabello envía al Gobernador don José
Carlos de Agüero, el capitán de aquel puerto don Manuel de Agreda, cuyo tenor es el siguiente:
" Muy señor mío: En el bergantín del corso de la Real Compañía Guipuzcoana, al mando de su
Comandante don Martín de Salabarria que se hizo a la vela hoy, cumpliendo con la orden de V.S.
remito treinta carpinteros de ribera que he podido conseguir en este puerto sin subministración de
alguno de los de la Maestranza de dicha R.C.G. porque, aunque los he pedido para completar el
número de cuarenta que son los que V.S. me ordena, no se me han dado porque me ha expresado
su nuevo Factor necesitarlos para las faenas diarías. Y los nombres de los que van son los que
parecen de la adjunta nómina, sobre lo que tengo avisado al Comandante del puerto de La Guaira
para que también lo participe como ahora lo hago por ésta. Y por ser una cierta noticia, a mi ver
importante al Real servicio, me ha parecido conveniente detener el correo como ha acontecido por
no poder averiguar el número que se me daría por el dicho Factor. Nuestro Señor guarde, etc.
Puerto Cabello, 9 de Enero de 1776 "-1
La nómina adjunta a que Agreda se refiere, se titula "Maestros y carpinteros de ribera que salen
de este puerto de La Guaira con destino a la Provincia de Cumaná al corte de madera solicitada
por esta Comandancia de orden Superior, con exclusión de los de la Maestranza de la Real
Compañía" Guipuzcoana porque su Factor no ha suministrado ninguno". No sabemos a que
obedecería esta actitud de no colaboración en que Agreda insiste en señalar a la Compañía, pero
si podemos decir una cosa: que en esa lista que da de treinta carpinteros de ribera, por lo menos
veinticuatro, con el capataz Martín de Aristimuno a la cabeza, son vascos.
Por otra parte, de muy cercana fecha - 1 de abril de 1776 - es otro documento que revela
también, como decíamos, la preocupación que en el momento se sentía en la Península. Su título
es el de " Reglamento que debe observarse en las obras de construcción, carena y recorridas de
las embarcaciones del Rey y reforma en algunos puntos de los particulares, métodos de seguirlas,
admisión de Maestranza y como deben emplearse en sus trabajos todos los individuos destinados
a ellos en Puerto Cabello, comprehendiéndose en él todas las obligaciones de los que salen a
navegar en los buques del Rey, mientras residieren en el puerto, las excepciones y privilegios que
S.M. dispensa a los matriculados para que sirva de estímulo a estos operarios al mejor servicio,
todo con arreglo a la Real Ordenanza de la Armada y a la de Arsenales de 1 de abril de 1776
Como su largo título lo está indicando, se trata de una minuciosa reglamentación que abarca 39
capítulos en los que se trata de los calafates y carpinteros, de la necesidad de que estén
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
matriculados para que sean admitidos a las labores de la Maestranza, de las horas de trabajo,
jornales, de como debe sacarse y meterse la madera en los almacenes y todo lo demás pertinente
a los trabajos de la dicha Maestranza que funciona en Puerto Cabello. Al Reglamento acompañan
algunos modelos de las revistas diarias pasadas por el Interventor de Hacienda en la Maestranza e
incluso nombres de algunos operarios allí ocupados con indicación de sus respectivos oficios,
jornales y otros detalles. Como dato curioso diremos que, al paso que los carpinteros con su
maestro mayor al frente, Agustín de Indo, son vascos, entre los calafates apenas se ve uno de los
nombrados que lo sea.
Volviendo ya a! informe de Icuza a que nos hemos referido, vemos que es como signe:
Noticia del modo en que se hace y puede executarse el corte de madera en la costa de Caracas.
' En las inmediaciones del río Yaracuy y Aroa hay montes espesos de los que se sacan muchas
cantidades de caobas y cedros gruesos, conduciéndose por ellos en balsas a Puerto Cabello, sin el
mayor trabajo.
" Los cortes en estas montañas los hacen los naturales de aquella provincia; pero poniendo los
dueños de las haciendas inmediatas a sus negros y dándoles hachas, podrán conducirse, a poco
costo, las maderas a Puerto Cabello; asi mismo, podrán extraerse éstas por los ríos Aroa y
Tocuyo; y según lo que he oído al maestro Garay, constructor que es de la Compañía en el citado
Puerto Cabello, en conversación expresa que con él he tenido, podrán sacarse curvas de
manzanillos para dos navios de guerra, de las inmediaciones de dicho río Tocuyo, pues por lo
respectivo a baos y tablazones ofrecen lo que se necesite los montes expresados. Por el R. P. Fray
Gerónimo de Gibral-tar, religioso capuchino, y hombre curioso, que se ha mantenido por espacio
de 27 años en las misiones de aquella provincia, me hallo enterado que, desde la boca del río San
Carlos, que desagua por el de Cojedes, que es navegable y limpio de carameros, se encuentran a
la parte de abajo, curvas de media vara de diámetro en cuadro, y también menores, y que
asimismo las hay a la parte de arriba; bien que la mucha palazón que se encuentra en este
paraje, impide su extracción; pero establecido el corte se podrán quemar en tiempo de verano los
carameras o balsas de maderas, siendo más fácil proveerse de curvas medianas, porque se
conducen en canoas, y hay muchas y buenas, a aun a las grandes se les arriman boyas de bujano,
y se sacan por los ríos.
Para poder establecer con seguridad y conocimiento práctico el corte de maderas con mayor
beneficio de la Real Hacienda, será lo más acertado que el referido constructor de la Compañía,
acompañado de sujeto íntegro y real, haga reconocimiento tanto de las inmediaciones de Puerto
Cabello como de los ríos expresados, en Capaya, la costa de Paria, la isla de \a Trinidad y
contornos do Guayana, pues por más que quieran aparentar algunos, no ha habido sujeto que
prolijamente haya examinado estos parajes. Los naturales e indios del día no están impuestos en
el manejo del hacha; pero siempre que se juzgue conveniente establecer el corte en alguno de
aquellos sitios, se les puede aplicar e instruir en su uso, pues son naturalmente inclinados a
instrumentos de corte, como son el hacha y machete, haciéndoles servir a los principios para
derribar los árboles, y siempre que se envíen los modelos del grueso que deberán tener las
curvas, baos y tablazón, se puede trabajar para los dos navios en las inmediaciones de los ríos
Yaracuy, Aroa y Tocuyo.
De estos mismos ríos podrán sacarse las balsas con menor costo, aplicando las canoas que
mantiene el Rey en el castillo de Puerto Cabello y equipándolas con los desterrados que siempre
hay gente que entiende de mar, llevando solo un patrón libre con el competente resguardo de
tropa, para que no hagan fuga, pues de este modo se evitan los gastos de jornales y barco para el
remolque.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Ilustrísimo Señor, Señor: Habiendo venido a esta Corte Don Vicente Antonio de Icuza,
Comandante de los Guarda Costas que la Compañía de Caracas mantiene en la Provincia de
Venezuela, me ha dado la noticia que expresa el adjunto
forma parte del expediente incoado con motivo de la pérdida de la balandra "Aranzazu" (16 Abril
1777) que, por entonces, él había dejado de mandar. Se atribuía la pérdida a negligencia del
práctico de la misma Francisco Garachico. Depone en estos autos Icuza y, como capitán que fue
de Garachico durante cinco años en los guardacostas de la Compañía y: Ofreciendo su espada
con la mano derecha, por Dios y el Rey, ofreció decir verdad de cuanto sepa y se le pregunte", y
saliendo por los fueros de su antiguo subordinado, declara que Garachico < se desempeñó
siempre a satisfacción y en todas las ocurrencias se le ha reconocido por hombre'de valor, liberal y
experto en el cumplimiento de sus obligaciones y no admite duda es un buen práctico y hombre
de satisfacción, y que el haberle sucedido el presente infortunio, atribuye el declarante a error de
la imaginación como acontece en muchas ocasiones a los navegantes que, por ser de noche o
estar el tiempo toldado, según el alto o bajo de las tierras, presumiendo que se hallan en tal sitio,
sucede lo contrario, sin que por ello se pueda decir ser impericia, y no puede darse en el presente
caso haya acaecido con depravada intención por no ser Gara-chico hombre de esta clase. Que el
declarante (Icuza) ha salido por tres ocasiones a reconocer el bajo donde se perdió este barco y
no lo hallo ",
Por su parte, Garachico sabe corresponder a los buenos oficios de sa antiguo capitán - aunque,
naturalmente, con su buena cuenta y razón - al declarar que: "No puede negarse que de los
capitanes más diestros y experimentados que ha tenido la Compañía han sido Don Vicente Icuza y
Don Lorenzo Goicoechea que andaban en el propio corso y con todo muchas veces hicieron
exquisitas diligencias con la sonda en la mano para descubrir aquellos bajos y jamás pudieron dar
con ellos, no obstante la habilidad y consumada práctica de unos hombres como éstos a investigar
tales arrecifes de donde ha dimanado que cuantos toman el rumbo que llevaba la "Aranzazu" se
gobiernan por puras conjeturas sin que nadie pueda afirmar con certeza la seguridad de su nao
-,1
Apenas sabemos nada de Icuza en los meses posteriores al de su intervención en el expediente
del naufragio de la "Aranzazu". Sin duda, seguía navegando en los navios de carga de la
Compañía, pues así lo hallamos, para marzo de 1778, en que comanda el "San Miguel" que zarpa
el día 12 de dicho mes y año de Puerto Cabello para La Guaira "... con 9.011 fanegas y 74 libras
de cacao de la Real Compañía y 94 fanegas y 85 libras de particulares
Por él sabemos que; " El año 1778, volvió a tomar el mando de los citados guardacostas y lo
ejerció hasta la apertura del libre comercio, habiendo hecho 55 presas y limpiado enteramente de
contrabandistas aquellos mares y servido con igual esmero, celo y actividad que siempre ... ".2
Esta vuelta a los guardacostas debió de realizarse hacia mayo de ese año de 1778, como se verá
por los documentos a que nos vamos a referir que tratan del mejor armamento de los
guardacostas, preocupación no sólo de la Compañía sino también del Intendente General de
Ejército y Real Hacienda. Por lo que hace a la Compañía, no estará de más recordar que, a los
comienzos de 1778, presentó amplios informes sobre sus actividades en la producción de
armamento. En uno de esos informes se historiaba el resultado de su contrato de la factoría de
armas de Soraluze,3 cuyo manejo, como se sabe, asumió en 1735. Debía administrarla como
contratista de la Corona, y las sumas que de tal empresa resultasen se aplicarían al pago de los
derechos que se debiesen a la Corona como consecuencia de los negocios mercantiles de la
Compañía. Fue ésta una empresa atendida por la Guipuzcoana mientras ella existió y de la cual
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
con razón podía estar orgullosa, pues si al hacerse cargo de ella en 1735, la fábrica no llegaba a
una producción anual de ocho mil fusiles con bayonetas, y se veía precisada a comprar en Lieja la
mayor parte de las llaves, sólo en diez años esa producción se había elevado a doce mil por año
integradas por piezas fabricadas en su totalidad en la Península.
Por el año 1778, fecha del informe, una fábrica de espadas sita en Tolosa asociaba a ella su propia
producción. Más importante aun en estos informes, como lo señala Hussey,'
resguardo contra el espíritu de contrabando que tanto infesta nuestros puertos y a un poderoso
contraste a las invasiones de los de Curazao me persuaden la necesidad de algunos de ellos sin
mezclarme en las contestaciones que ha experimentado la calidad de su fundición. Y inducido de
un verdadero deseo de aplicar los remedios más oportunos a atajar un vicio tan inveterado y
digno de la atención más seria, he ocurrido a la Dirección de la Compañía, pidiéndole la remisión y
socorro de aquéllos que considerase competentes para el fin.
Pero como esta instancia puede tener algún embarazo sin la autoridad de V.E. le suplico se digne
inclinársela para que lleve su más cumplido efecto una disposición que como la superior sabiduría
de V.E. lo reconocerá mejor, ha de ceder, sin duda, en grande servicio del Rey y beneficio común
de sus vasallos.
Nuestro Señor dilate la importante vida de V.E. los muchos años que puede, Caracas y Mayo 13 de
1778.
" Beso la mano. . . "-1
El informe cíe Icuza que acompaña al anterior documento y sobre el que vemos que éste
básicamente se funda, es como sigue:
También las lanchas cañoneras llevarían cañón de a 6, y en las calmas podrían entretener a la
holandesa a que se diese caza, mientras llegaba la balandra guardacosta, y podía la lancha hacer
fuego y ofender las goletas holandesas, sin que el alcance de sus cañones la ofendiese, además
que, como en otros tiempos ha sucedido, si recalasen algunos bergantines o paquebotes a tratar a
la costa, teniendo de la mencionada artillería las balandras, los podrían buscar y atacar por lo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y así no puedo menos que hacer presente a V.S. que serían grandes las ventajas que se
experimentarían y no menos el terror que, sin remedio, causaría a los holandeses.
"Nuestro Señor guarde a V.S. muchos años. A bordo del "San Miguel y Santiago", en La Guaira y
Abril, 24 de 1778. "Beso la mano a V.S. su más atento rendido servidor.
Vicente Antonio de Icuza,
La comunicación del Intendente es bien recibida por el ministro Gálvez, a juzgar por una nota
puesta al fin de la misma en la que se dice que < Se tendrá presente si los Directores
manifestasen que se ofrece alguna dificultad para el envío de estos cañones ", pero nada más nos
consta al respecto. Quizás el estado de fricción continua en que por esa época se hallaban ya las
relaciones entre la Compañía y el Intendente hizo que el proyecto no llegara a tener andamiento
en la práctica, como hubiera sido de desear.
El hecho es que Icuza, de nuevo al mando de los Corsarios de la Compañía, volvía a sus
actividades con el celo y habilidad de siempre. Los datos que podemos consultar del año 1779
demuestran un apreciable aumento en las presas realizadas. Copiaremos, por vía de ilustración un
documento de este año que dice asi:
" Don Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la Real Armada y Comandante de todas
las embarcaciones guardacostas de la Compañía Guipuzcoana de Caracas:
" Certifico que habiendo varado en esta costa los Guardacostas de mi mando una goletilla chica de
bandera dinamarquesa (cuyo nombre se ignora) y salvado totalmente estropeada e imposible de
seguir viaje al puerto de La Guaira, en la Provincia de Caracas, de acuerdo con los Capitanes y
demás oficiales de las tres balandras y goleta corsarios, resolví venderla y la he vendido a don
Fernando Yerobi, residente en el puerto nombrado El Rincón, en la cantidad de cien pesos, y para
que le sirva y haga constar la legitimidad de su haber, doy la presente certificación firmada de mi
mano en la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", en la aguada de Puerto Rico, a 28 de Mayo de
1779.
Pero el corso de la Compañía iba tocando a su fin. El comercio libre establecido primero en las
Antillas (1765), extendido a toda la América española (1778) con excepción de Venezuela y Nueva
España, prosiguió en su incontenible avance hasta la supresión de esas excepciones. En febrero
de 1781, la Dirección de la Compañía se vio en el trance de dirigirse al Rey pidiéndole la
confirmación de su monopolio o bien que le relevase de la carga de la guarda de la costa.
Inmediatamente fue conocida la real decisión por la segunda alternativa. En adelante, sería el
Intendente quien practicaría la guarda de la costa por cuenta de la Corona; emplearía con ese fin
los buques de la empresa como parte del pago de las deudas de ese cuerpo con la tesorería, y
trataría a la empresa como a cualquier persona particular. La corporación podía traficar con
España, o con colonias amigas durante la guerra, pero no poseía privilegios exclusivos. El
Intendente debía cobrar su contribución proporcional para el mantenimiento de la guarda de la
costa.
La vida de Icuza entraba en una nueva fase. En principio, aceptó 3a comisión que le confió el
Intendente Abalos, con quien debió estar siempre en buenas relaciones, a juzgar por lo que nos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
dice de su correspondencia con él " que no la exhibe por ser voluminosa • y se fue a la Tortuga al
frente de una expedición cuyo objeto era la demolición de la salina de dicha isla, importante en las
circunstancias de guerra que otra vez corría contra Inglaterra. " Arrojó de ella a unos SO ingleses
que trabajaban en extraer sal. Después de sacar la que había, arrasó todo. Condujo la sal
recogida a La Guaira donde se vendió y, con su importe, se costeó enteramente el aumento de
jornaleros que se hizo para esta maniobra y sus víveres; por manera que no costó un real al
erario de S.M. "
Pero, < Perdió Icuza su salud en esta expedición por levantarse al rayar el alba asistiendo
personalmente a la faena para su pronta ejecución, antes que llegasen algunos buques enemigos
y tuvo que sufrir el rigor del sol que en aquel paraje es terrible >.z
Con la salud quebrantada y el cese de las actividades corsarias por parte de la Compañía
Guipuzcoana, Icuaa hubo de pensar que temporariamente al menos, se imponía la vuelta al hogar
para recobrar, en contacto con la tierra natal, nuevas fuerzas que le capacitasen para otra etapa
de su vida. Precisamente, en noviembre de 1781, el Factor Principal de la Compañía en Caracas
había iniciado los preparativos para despachar en un convoy, que sería convenientemente
escoltado, todos los barcos que a la sazón se hallaban en puerto, confiándose a Icuza el mando de
los que navegasen en conserva del convoy francés que era de salir para Europa, bajo las ordeños
de De Grasse.
En el Archivo General de la Nación encontramos varios documentos en relación con esta empresa.
Así un borrador para el Corregidor de Maiquetía en que se le dice que: " desde el instante en que
lleguen los navios de la Compañía que están aprontándose en Puerto Cabello, no permitirá pasar
por ese pueblo a ningún marinero, y si pasa, lo detendrá y remitirá al Comandante don Vicente de
Icuza ".J En otro, fechado unos días después del anterior - 24 Noviembre 1781 -, Icuza se dirige
al Intendente General del Ejército comunicándole que acaba de fondear en La Guaira " con los
cuatro navios y el bergantín de la Real Compañía, y también la fragata particular nombrada la
"Diana" que en mi conserva salió de Puerto Cabello el 14 del presente mes ", firmando su
comunicación "A bordo del "San Miguel y Santiago" ".2 Dos días después, el 26, se dirige al
Gobernador para decirle que: "Inmediatamente que recibí la superior orden de V.S. del día 23,
dirigida al buen gobierno y subordinación de los navios de la Real Compañía de mi Comando, hice
saber a sus respectivos Capitanes para que concurran al cumplimiento de lo que V.S. previene ".
Hallamos también un borrador sin firma para el Gobernador y Capitán General del Guárico en el
que se dice: " Que pasen a ese puerto siete embarcaciones de la Real Compañía Guipuzcoana al
cargo delTeniente de Fragata de la Real Armada de S.M.C. don Vicente Antonio de Icuza. Coro, 3
de enero de 1782
Desarrollo, sin duda, del anterior apunte, pues trata del asunto en este citado y es de su misma
fecha, es el despacho que a continuación copiamos íntegramente:
" Muy señor mío: Favorecido de la escolta que se ha servido franquearme el Excmo. Conde de
Gras (sic), pasan a ese puerto siete embarcaciones de la Real Compañía Guipuz-coana del cargo
del Comandante de ellas, el Teniente de Fragata de la Real Armada de S.M.C. don Vicente Antonio
de Icuza, a fin de incorporarse y navegar en conserva del convoy que debe salir para Europa, y
confiando yo en la buena recíproca unión con que proceden nuestras respectivas naciones, he de
merecer de V.E. me haga el honor de recomendar al señor Comandante del convoy la buena
conserva de la pequeña flota de esta Provincia y la seguridad hasta llegar al puerto de su destino.
"Igualmente espero merecer de V.E. que si las referidas embarcaciones de la Real Compañía, sin
embargo de que salen bien provistas de víveres y pertrechos para el viaje y detención en la bahía,
necesitasen por accidente de algunos víveres u otra cualquiera cosa, se le faciliten al referido
Icuza o a el oficial que, por su falta, hiciere de Comandante de dichos navios no habiendo lo que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
le falte en otra parte que en los almacenes del Rey por su real valor, bajo la seguridad de que con
aviso de V.E. y recibo del expresado Comandante se satisfará el importe, sea en Francia por la
citada Real Compañía o en esta Provincia por el Factor Principal de ella Don José de Amenabar.
• Las repetidas noticias que vienen de aprontarse en esa isla una considerable expedición
compuesta de fuerzas francesas y españolas me tiene en la más cuidadosa expectación y deseo
de saber a su tiempo las resultas a la posible brevedad y no pudiendo valerme yo de mejor
conducto que el de V.E. para conseguirlo, no excuso suplicarle me dispense esta satis-I facción,
tomándose la pena de escribirme las cartas en duplica-| do por el Presidente de Santo Domingo
de donde se presentan frecuentes ocasiones para esta Provincia en la cual me tiene
I - Regreso a la tierra
"Señor:
" Don Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la Real Armada de S.M., puesto a Vuestros
Reales Pies, dice: que en el año pasado 1757 principió a servir en los guardacostas de la Provincia
de Venezuela que, de orden de V.M. corrían al cuidado de la Compañía Guipuzcoana, en cuyo
destino he tenido la satisfacción de hacer a V.M. los servicios que constan de la adjunta relación
de méritos, y últimamente, el de la expedición a la salina de la Tortuga en que perdió su salud.
" En atención a ellos, suplica rendidamente a V.M. que se digne tenerle presente para lo que fuere
de su Real agrado.
"San Ildefonso y septiembre, diez y siete de 1782 í.1
Comandante del Convoy de la Compañía Guipuzcoana que entró en Cádiz en Mayo de 1782.
En 1757 empezó a servir a la expresada Compañía en sus guardacostas, y al cabo de dos años
volvió a España de donde pasó, otra vez, a guardacostas en 1760 y subsistió en ellos hasta el de
62 que, regresando a Europa, fue hecho prisionero y conducido a la Jamaica por los ingleses, en
cuyas épocas se halló en varios apresamientos y funciones navales en la costa de Caracas.
" En 1764, se trasladó nuevamente a ella, a mandar por sí y con independencia del Comandante
de guardacostas, una balandra, en virtud de convenio particular con la Compañía de Caracas.
Salió a campaña en 1765 y apresó, no solamente tres goletas famosas de Curazao (de cuya clase
de embarcaciones ninguna se había podido capturar jamás hasta aquel tiempo), sino otros varios
barcos contrabandistas. En vista de esto, el Gobernador don José Solano, de acuerdo con el Factor
principal de la Compañía, puso otra balandra más a sus órdenes.
" Con tan pequeñas fuerzas, apresó, en la primera campaña,1 14 embarcaciones; en la segunda2
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
13 hacia el río Guarapiche, y en la tercera8 11, y entonces fue cuando le ; honró la piedad del Rey
con el grado de Alférez de Navio de su Real Armada.
" La Compañía le confirió, el año de 71, la comandancia. general de sus guardacostas que
principió a ejercer aprehendiendo diferentes buques del comercio clandestino; en 72 re- \ corrió la
costa de Sotavento, y con solas dos balandras de ai 12 cañones, apresó, en el cortó término de
cinco días, 11 ¡ embarcaciones.
" Los contrabandistas holandeses, cansados de sufrir tan-, tas pérdidas y de ver malogradas todas
sus expediciones furth vas, armaron en Curazao, por un esfuerzo particular y provi-j dencia
extraordinaria, dos crecidas y famosas balandras paral exterminarle y quemarle. Salieron de dicha
isla en 10 de Mayo! de 72, se dejaron ver el 11 en la punta de Macolla, se acercaron! a los
nuestros y rompieron el fuego. A un gran golpe da música, se trabó una acción muy reñida, con el
más vivo fuego de cañón, pedrero y fusil que duró, desde las 9^ de la mañana hasta las 6 de la
tarde, a cuya hora hicieron fuga, libertándose por su mayor vela, a causa de estar limpias dichas
balandras y muy sucias las nuestras.
- A los pocos días después, recaló en las costas de Puerto Rico; avistó un bergantín inglés, le dio
caza y le apresó. A los cañonazos, aparecieron más de 20 embarcaciones de varios puertos,
juntáronse y formaron escuadras seis de ellas, a saber: un bergantín inglés de 16 cañones, 3
balandras holandesas de a 12 y 10 y dos goletas dinamarquesas de a 10 y 8, las cuales fueron
sobre los guardacostas con música.
• Las aguardó Icuza con sus dos balandras y el combate se principió a las tres de la tarde. Logró
romper la cangreja a la balandra que estaba a la retaguardia, dio orden a su capitán subalterno
para que la marinase, como lo hizo, y siguió, solo, a las otras cinco embarcaciones, con ánimo de
abordar al bergantín, pero éste huyó, luego que reconoció la maniobra. Entonces SG acercó Icuza
a la balandra de 12 cañones y se mantuvo batiéndola hasta las dos de la mañana que le rompió el
palo de la suya de un balazo. No obstante, al día siguiente apresó una balandra dinamarquesa.
S.M. se dignó promoverle, con motivo de esta función, a Teniente de Fragata.
"Continuando el corso hasta 1776, apresó, echó a pique e hizo varar basta 70 embarcaciones del
trato ilícito. Consta todo ello, por relaciones remitidas a la Compañía de Caracas y por informes
dirigidos al superior Ministerio, por los Gobernadores de aquella Provincia D. José de Solano,
Marqués de la Torre y D. José Carlos Agüero.
"El año de 1778, volvió a tomar el mando de los citados guardacostas, y lo ejerció hasta la
apertura del libre comercio, habiendo hecho 55 presas y limpiado enteramente de contrabandistas
aquellos mares y servido con igual esmero, celo y actividad que siempre, según lo acreditan la
certificación que acompaña del Gobernador de Caracas D. Luis de Unzaga y la correspondencia
que ha tenido con el Intendente don José de Abales, que no la exhibe por ser voluminosa.
A estos servicios, propios de su instituto, ha añadido otros varios que acreditan su debido amor y
gratitud al Soberano. " Ha procurado, durante la presente guerra, dar toda la protección y auxilios
posibles a la nación francesa, como se evidencia, en parte, por la adjunta carta del Conde
D'Estaing.
" En 1781 llevó desde Santo Domingo a La Guaira treinta mil pesos fuertes para las Cajas Reales,
sin interés ni comisión alguna.
"Hallándose en Puerto Cabello las fragatas de guerra "Dorotea" y "Santa María de la Cabeza" para
pasar a Cartagena, tuvo noticia su Comandante don Nicolás Godarte de haber salido de la Jamaica
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Perdió Icuza su salud en esta expedición por levantarse al rayar el alba asistiendo personalmente
la faena para su pronta ejecución, antes que llegasen algunos buques enemigos y tuvo que sufrir
el rigor del sol que en aquel paraje es terrible
Una vez elevada esta petición que constituye una recapitulación de lo que en la parte anterior
hemos dicho de su actuación al frente de los corsarios de la Compañía, nuestrofatigado marino
tomó el camino de su tierra donde, mientras atendía a la recuperación de su salud, esperaba
acontecimientos.
Su matrimonio con doña Ramona de Barbachano, de conocida familia vizcaína, había hecho que
Icuza estableciera su hogar en Bilbao, la villa que se fundó sobre el hierro ", al decir de un viejo
documento; aquella que, según Sebastián de Covarrubias Orozco;1 " Esta asentada en las riberas
del río Nervio al cual los naturales, por la mucha anchura que lleva, llaman Ibaysabelo.= Está a
dos leguas del mar, es grande el concurso y comercio de gente; los naturales ultra de hablar su
lengua, entienden y hablan la castellana, la francesa, la inglesa, por concurrir allí mercaderes de
diversos reinos y provincias ".
Esta industriosa vida, ya de tiempo tan antiguo señalada, no había hecho sino crecer con el
transcurso de los años, hasta convertir a la villa, por la época en que allí se afincó Icuza, en un
verdadero emporio mercantil del cual el Consulado y sus celebres Ordenanzas que, como Código
de Comercio habrían de aplicarse en las que fueron antiguas colonias españolas en América hasta
mucho después de lograda su independencia, dan el más cumplido testimonio.
Cierto que no tuvo suerte en sus intentos de asentar en su propio puerto el comercio de América.
Pero no fue porque dejara de hacer los mejores esfuerzos para conseguirlo. Así en 1736, muy
pocos años después de que comenzara su tráfico la Compañía Guipuzcoana de Caracas, se había
proyectado en Bilbao una " Compañía de Comercio y Navegación para las tres Provincias de
Buenos Aires, Tucumán y Paraguay" cuyos capítulos, concluidos en 1737, no lograron la real
cédula consagratoria de su establecimiento por los muchos obstáculos que en la corte se alzaron
contra el proyecto el cual, aunque reproducido en 1745, con el carácter de plan del Señorío de
Vizcaya, y orientado hacía amplias y ambiciosas miras que pudieran haberse convertido en
fecundas realidades, no consiguió tampoco obtener el ansiado cumplimiento en los medios
cortesanos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aun había de recibir Bilbao otra dura contradicción cuando el Decreto de 1778 " Ordenanzas para
el libre comercio con las colonias " otorgó a otros puertos de la Península el trato directo con las
islas de Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico y con Yucatán, Campeche y la Luisiana. En dicha
ocasión, escribió el conde de Floridablanca al marqués de Narros, Secretario de la " Real Sociedad
Vascongada de Amigos del País ponderando la medida adoptada y solicitando su apoyo. La
Sociedad traspasó dicha carta al Consulado de Bilbao, en demanda de luces y éste respondió con
las siguientes expresiones, entre otras:
" Queriendo corresponder a la confianza que de mí hace la Real Sociedad en el concepto de que
por mis individuos puedo adquirir luces, que comunicándoselas contribuyan a formar un plan que
ponga en claro las utilidades del nuevo proyecto, convoqué Junta de mis Conciliarios, y habiendo
manifestado en ella la carta de V.S. y la copia de la del Excmo. señor Conde de Floridablanca, se
expuso por algunos individuos que habiendo hecho comercio a las islas de Barlovento dirigiéndose
a varios puertos habilitados de la Península no les había rendido lo correspondiente al riesgo de la
empresa, por los multiplicados gastos que tienen que satisfacer en la dirección al puerto de donde
ha de principiar la navegación para las Américas, adelantándose a asegurar querepetidas veces
habían sufrido pérdidas considerables sin embargo de no haber padecido avería en los efectos.
"Noticioso de este considerable perjuicio representé a S.M. (Dios le guarde) se dignase incluir a mi
puerto entre los que se señalaren para este comercio libre a las Américas, haciendo evidencia de
que, sin lesión de las libertades de este Señorío y con seguridad de los derechos reales, se podía
conciliar el permiso; valiéndome para esto de razones prácticas; así como puede esa Provincia con
el ejemplar de su Compañía de Caracas; pero mi humilde súplica no tuvo el efecto que deseaba ".
El año anterior de 1777 y en réplica a un manifiesto publicado por la ciudad de Santander, para
obtener la libre negociación con América, compuso el Consulado un discurso apologético del
comercio y puerto de Bilbao, admirable alegato en defensa de la Villa. Este discurso titulado "
Demostración breve y verídica en que con sólidas razones de conveniencia pública y mayor
servicio de S.M. se prueban las utilidades que produciría el establecimiento de comercio a la
América en el puerto de la N. Villa de Bilbao, como el más proporcionado y cómodo de toda la
costa cantábrica ", resume concisamente la importancia comercial que a la sazón había alcanzado
la Villa y pondera sobria e incontestablemente la excelencia de su puerto.1
Pese a todas esas y muchas otras dificultades que en este momento no es del caso referir, el
resurgimiento de la industria marítima de Bilbao, como dice Guiard Larrauri, a quien seguímos
como a la más autorizada fuente en esta materia, t se manifestó pujante ya mediado el siglo. En
1752, se registra la petición real hecha al Señorío, de calafates, contramaestres, canteros y otros
operarios para el arsenal del Ferrol, I,-, y la contrata convenida por el constructor bilbaíno Manuel
de Zubiria, en 1763, para fabricar seis navios reales en Guarnizo >.
Icuza, en sus paseos de convaleciente, desde la casa de sus 1- padres políticos que sabemos
estaba situada en la travesía de 1 Jardines,2 y como hombre capaz de apreciación segura en este
aspecto, visitaría más de cuatro veces aquel astillero real de Zorroza del cual y de su tinglado
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
anexo Laglancé, el viajero que poco antes había visitado Bilbao, nos dejó en su Itinerario las
siguientes descripciones; " Obra (el tinglado) toda correcta y hecha a toda costa de cal y canto,
que tiene de largo doscientas cincuenta brazas de a seis pies, o sean dos varas castellanas cada
braza; creen que no hay obra igual por su solidez y extensión; tiene dos piezas o dos altos y en
cada uno pueden hüar aunque sean cien hombres". Y añade: " Vimos allí también el astillero
donde se construyen las fragatas y paquebotes correos de S.M. para La Habana y demás puertos
de las Indias en cuyo paraje había uno nuevo, que aun no se había hecho a la vela, y empezaban
a construir una fragata para Buenos Aires, de treinta y seis cañones de la que me dieron sus
primeras medidas que son las siguientes: eslora 132 pies, quilla 115, manga 33, plan 18, puntal
10 pies y 3 pulgadas, batería 7 pies y 9 pulgadas, línea diagonal a popa 15 pies y 4 pulgadas, e
igual línea a proa 13 pies y 3 pulgadas. Cuyos gastos generalmente de este astillero y tinglado en
Zorroza, por orden del Excmo. Sr. Superintendente General de Correos, se pagan con lo que
produce la administración de este ramo de Correos de la provincia y villa de Bilbao, y lo de
admirar es que alcance la renta esta, y más a veces de que sobre ".
En la Demostración " de que antes hablamos, compuesta por el Consulado en 1777, se dice de
los astilleros y construcciones navales de Bilbao lo que sigue y copiamos por referirse a cosas casi
contemporáneas a la estancia de Icuza: " Las proporciones de conveniencia que su situación
natural le franquean pródigamente le mueven al comercio de la Villa de Bilbao a no despreciar lo
que contempla que es en beneficio de sus individuos, y valiéndose de ellas se aprovecha de una
gran parte de ribera para la construcción de navios, eligiendo astillero en el sitio que le conviniere
al interesado, sin que embarace al que, de orden y a expensas de S.M., está erigido en el barrio
de Zorroza, inmediato al surgidero, en donde por dirección de su constructor se fabrican navios de
500 a 600 toneladas, sin que para enjarciarlos tengan necesidad de salir de su fábrica porque
inmediato a ella está el tinglado real en el que a su discreción manda que se trabajen las piezas
correspondientes, y como presencia esta obra la recibe a satisfacción suya.
" Como con continuación se trabaja en estos astilleros ha habido en todos tiempos y hay al
presente un número tan grande de operarios diestros, que cuando por orden de S.M. se han
construido en Guarnizo y otras partes navios para sus Reales Escuadras, puede decirse, sin
exageración, que han sido los únicos que se han empleado en estos trabajos, por el conocimiento
y agilidad que han adquirido en iguales fábricas, pues la bella situación del puerto cíe Bilbao, la
antigüedad de su comercio, la abundancia de materiales que produce el país y la libre disposición
de sus astilleros han sido causa de que estén ocupados no sólo con las embarcaciones de
comercio sino con las de S.M. y particulares del reino, que varias veces han mandado construir
navios de tan excesivo porte que pasaban de 800 toneladas, como se vio en el año de 1737, con
uno que hizo a expensas de don Raimundo Soto, vecino de Cádiz, y por dirección del constructor
don Joseph de Arzueta que salió con toda felicidad por la barra de Portugalete, pero sin carga y
medio lastrado, que la completó en la Abra con la denominación de "El Oriente" pues aunque no
admite este puerto en su entrada mayores navios que de 300 a 400 toneladas, debe entenderse,
como queda dicho, de los que entran y salen cargados ".
Por el tiempo que tenemos en Bilbao a Icuza es cuando los astilleros particulares adquieren mayor
importancia.
Es también por esa época cuando " se perfeccionan los servicios de la ría, surgideros, lengüetas,
fondeaderos, etc., se hacen nuevas ordenanzas de lemanaje y pilotaje y para los arruqueros,
guardas de la ría, puestos en Olaveaga y en San Nicolás del Desierto, guarda billetero en Las
Arenas, corredores jurados de navios, etc.; se facilita la navegación con las obras de muelles
referidas y se establecen luces en las lomas de la
Galea y Lucero para que durante la noche se orientasen las embarcaciones. El año 1775 fue
nombrado por el Consulado un perito arqueador quien había de reconocer las naves de naturales y
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con la prosperidad, crecía la importancia del Consulado cuyas primeras ordenanzas del año 1511,
fueron siendo confirmadas por los sucesivos Señores de Vizcaya hasta llegar a las acordadas en
1737, tan divulgadas, y que de modo tan eficaz reglamentaban la vida mercantil no menos que el
mecanismo interno y funciones propias de cada uno de los que en él tenían cargo de poca o
mucha importancia. Entre estos últimos estaban los Priores dos por cada año, y uno de los cuales
en el de 1783, cuando Icuza se reponía de sus trabajos en su casa de Bilbao, era precisamente su
padre político, don José Antonio de Earbachano, de la dinastía de los de ese nombre que desde
1739 son ya ventajosamente conocidos en la villa de Bilbao como armadores; don José Antonio de
Barbachano era el mismo también al que sabemos activo miembro de la Sociedad Vascongada de
los Amigos del País, la noble entidad en que se fundían los afanea de muchos de los vascos más
cultos y conscientes de la época.
A poco de llegar a Bilbao, a fines de septiembre, Icuza había tenido oportunidad de asistir a la
visita anual de jurisdicción de la barra en la que se observaba el antiguo ceremonial. Vio como sus
mercedes los Jueces del Consulado, acompañados de los clarineros de la villa, embarcaban en una
falúa en la lengüeta principal del Arenal para llegar hasta la desembocadura de la ría, allá donde,
a la derecha, al abrigo de las peñas rojizas, se recoge Algorta, pequeño puerto de pescadores y
vivero de prácticos.
Por aquella fecha, el Consulado que tantas preeminencias iba alcanzando, lo mismo en los actos
civiles como en los religiosos, obtuvo del Señor de Vizcaya y Rey de España una cédula en que se
declara que había de dársele el tratamiento de Señoría.
Y pudo ver Icuza a su deudo, el Prior Barbachano, solemnemente sentado en la tribuna que, al
lado de la Epístola, tenía reservada en la iglesia de Santiago el Consulado. Pequeñas vanidades
que no embarazaban a éste el extender sobre la villa, cada vez más, su influencia traducida en
obras como la que en gran parte le cupo en la creación de la Casa de Misericordia, la escuela de
Náutica y otras muchas fundaciones e iniciativas.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Otro viajero más ilustre que Laglancé había estado en Bilbao muy poco antes de que Icuza fuese a
pasar su período de convalecencia allí. John Adams, uno de los proceres de la independencia de
los Estados Unidos, el que defendió ante el Congreso la célebre Declaración de Independencia
redactada por su cologa Jefferson, actuó como figura descollante en la redacción de la
Constitución y sucedió a Washington en la presidencia de la nación, estuvo unos días en Bilbao, en
enero de 1780, de paso en su misión a Francia, y aun se conservaría viva su figura en la memoria
del padre político de Icuza, don José Antonio de Barbachano al que seguramente le fue
presentado el visitante norteamericano por su amigo y predecesor en el priorato del Consulado
bilbaíno don
Diego de Gardoqui de quien fue huésped Adams. Las impresiones que os cuenta éste en su Diario,
sus impresiones sobre Bilbao a donde llegó después de un viaje por tierra desde el Ferrol lugar en
que tuvo que desembarcar por averias en la fragata en que venía navegando desde Boston.
De su paso por tierras de Galicia y Castilla extrajo penosa impresión por la miseria que pudo
observar en pueblos, caminos y posadas. Señala, muy acertadamente, los desfiladeros de
Pancorbo como - la frontera entre la antigua Castilla y Vizcaya y entra en tierra vasca, haciendo
su primera parada en Espexo (Álava) : Estamos en la mejor posada que he visto hasta ahora ",
escribe, aunque añadiendo: " Sin embargo, la cocina es como las españolas y la casa sin
chimenea... ".
Desde Espexo hace camino a Orduña cuya carretera tallada en la roca de la montaña describe, y
por fin, llega a Bilbao donde el mismo día de su arribo (15 enero 1780) recibe la visita de
bienvenida de Diego de Gardoqui y su hijo, banqueros, navieros y armadores, y en suma, una de
las más fuertes firmas de la villa. Tras descansar el domingo, día 16, nos cuenta cómo el lunes "
Comí con los Gardoquis y un sobrino suyo. Después de la comida, los caballeros nos acompañaron
1 a la parroquia; luego a la antigua iglesia de Santiago, de la que, por cierto, por esos años fue
párroco Don Joaquín Juan de Barbachano, tío político de Icuza2 que ya se alzaba en 1300.a El
altar mayor parece muy antiguo, labrado con figuras de madera muy bien hechas... Fuimos luego
a la Casa de Contratación. Es una institución muy curiosa; cierto día del año, al comienzo de
enero, todos los comerciantes de Bilbao se reúnen, escriben sus nombres en una papeleta que se
coloca en una caja y extraen cuatro. Estos nombran un cierto número de consejeros o senadores
".
Anota, ese mismo día, en su diario: " Hay una academia en Bergara para la juventud de Vizcaya,
Guipúzcoa y Álava... . l y dice también que " Las tierras de Vizcaya están casi todas en manos del
pueblo - muy pocos señoríos (lord-ships). El duque de Berwick y el duque de Medinaceli poseen
algunas propiedades, pero no muy grandes... ".
El día siguiente (18) escribe: "Pasé el día andando por la ciudad; por el muelle del río, por el
mercado. Vi muchísima fruta y verduras, coles, rábanos, zanahorias, remolacha, cebollas, etc.;
manzanas, peras, etc.; pasas, higos, nueces, etc. Fuimos hasta la puerta de la ciudad por la que
entramos; luego dimos la vuelta al monte, por las escaleras de piedra, y vimos excelentes
jardines, verdura y vegetación. Volvimos y visitamos una librería.. . Después fuimos con los
Gardoquis a ver tiendas y talleres; de vidrio, de vajilla, juguetes, cuchillería. Nada muy
extraordinario. Pero hay algunas tiendas y talleres bastante grandes y llenos de mercadería".
El 19, bajó con sus acompañantes al río a visitar a dos barcos norteamericanos allí anclados: el
corsario "Rambler", de 18 cañones, al mando del capitán Lovat y el bergantín "Phoenix", de 14, al
mando del capitán Babson, los que, a la llegada de la representación de su país, hicieron con sus
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cañones las salvas de cortesía y nos cuenta que " pasamos un día agradable ".
No les resultó tanto la estancia, en conjunto, por haber contraído todos fuertes resfriados. Por
eso, la impresión sobre Bilbao la hallaremos mejor que en su diario en las páginas que escribió
después sobre el gobierno de Vizcaya donde puede leerse esto que sigue:
Muchos escritores han atribuido su floreciente comercio a su situación; pero puesto que ésta no
es mejor que la del Ferrol o La Coruña, este progreso es debido probablemente a su libertad.
Recorriendo su pequeño territorio, uno se creería en Connecticut (uno de los más hermosos y
ricos estados de la Nueva Inglaterra) ; en vez de las chozas miserables hechas de barro y
cubiertas de paja, el país aparece lleno de grandes y cómodas casas y graneros de labradores; las
tierras están bien cultivadas; y hay una clase labradora rica y feliz. Los caminos tan peligrosos e
impasables en la mayor parte de
España, son aquí muy buenos, habiendo sido construidos a costa de mucho trabajo".
Como se puede ver, venía a repetir, con otras palabras el mismo básico concepto que vimos en
Laglancé.
Unos años después de su visita a Vizcaya (en 1787) escribía Adams su Defence of Constitutions of
Gobernement of tke United States of America, obra polémica contra Turgot, el famoso ministro
francés quien había atacado las nuevas Constituciones de los diferentes Estados norteamericanos.
No es este el momento de entrar en el examen de la tesis sostenida por Adams que, por otra
parte, constituye una de las cuestiones básicas en Derecho Político. Sólo debemos señalar que
Adams supo aprovechar su estancia de pocos días en Bilbao, como se ve en su obra que
constituye un denso y extenso estudio histórico-político (que, por cierto, fue publicado mientras se
estudiaba la constitución americana), cuando después de hablar de la república de San Marino,
escribe:
• En un trabajo como éste, después de ese pueblo (por San Marino) que en Europa ha tenido la
habilidad, valor y fortuna de preservar una voz en el gobierno, Vizcaya, en España, no debe ser en
modo alguno omitida. Mientras sus vecinos ha ya mucho renunciaron a su soberanía en manos de
reyes y clérigos, este pueblo extraordinario ha conservado su viejo idioma, su espíritu, sus leyes,
su gobierno, y sus costumbres, sin innovación alguna, durante más tiempo que cualquier otro país
de Europa ".
A continuación ofrece una síntesis histórica del pueblo vasco, exacta en lo principal, aunque no
falten los errores producto de la época en que se escribieron. Pasa luego a señalar, con tendencia
marcadamente favorable y como si el conocimiento breve, pero vivo y amistosos que de ellos
adquirió guiara constantemente su pluma, los rasgos característicos de los vascos: " Tienen fama
de ser los mejores soldados y marinos e incluso los mejores gentilhombres de corte... " y agrega
que son activos, vigilantes, generosos, valientes y fuertes y atestigua que • hasta ahora los reyes
de España les han dejado en posesión de esas grandes inmunidades de las que son tan celosos";
y como ejemplo relata el incidente y tumultos suscitados sobre el impuesto de la sal en Bilbao en
1632. " Desde esa fecha el Rey no ha tenido delegado o representante alguno en el Señorío,
excepto su Corregidor ".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
(las 9 merindades y las 4 villas) posee un gobierno organizado, con su magistrado supremo a la
cabeza. Podemos juzgar de la forma de todas ellas por la de la metrópoli que se llama, en todas
sus leyes, la noble e ilustre República de Bilbao. La ciudad tiene su alcalde, quien es s. la vez
gobernador y juez supremo, sus doce regidores o consejeros, fiscal, etc.... y por todos ellos,
reunidos en el palacio consistorial bajo los títulos de concejo, justicia, y regimiento, son hechas las
leyes en nombre del Señor de Vizcaya, y confirmadas por él >.
Y continúa dando muchos otros detalles que confirman la honda impresión que en el espíritu del
constitucionalista ñor-teamericano produjo el democrático régimen de la libre Vizcaya 1 de
aquellos días y cuyo conocimiento es lícito pensar que, en parte al menos, lo obtuvo, directa o
indirectamente, por medio de los Gardoquis y de Barbachano, miembro como sabemos de la
ilustrada Sociedad de Amigos del País, quien, sin duda, hablaría más de una vez en sus veladas
hogareñas de estas cosas a su hijo político Icuza despertando en éste indefinibles movimientos de
ánimo.
Otros sentimientos hubieron también de herirle a éste, por entonces, en sus más íntimas fibras.
La compenetración con la tierra natal es frecuente que lleve al hombre, como de la mano, a sentir
hambre de Quien la creó. No es que nunca hubiera olvidado esto Icuza, porque sobre los mares
no hay ateos; pero lo de ahora era distinto. No se trataba del repentino vuelco que en el corazón
del hombre hace sentir el peligro y del
.grito, como de hijo desamparado, que en esos trances lanza al Poder que agita las olas y sabe
amansarlas. Era algo más suave, más reposado y, al mismo tiempo, más hondo y más firme. Y
como guipuzcoano, marino y comandante durante tantos años de la "Nuestra Señora de
Aranzazu", ¿cómo no habría de acudir, cuando tan cerca estaba, a la casa de aquella Madre a la
que tantas veces había invocado en sus trabajos y peligros sobre las olas?
Si su santuario está tierra adentro, como presidiendo los linderos de las cuatro regiones vascas
peninsulares, la verdad es que siempre sus mayores favores han solido ser para los hombres de
mar. Hacía siglos lo había escrito Esteban de Garibay: Entre todas las suertes de gentes, las que
más de ordinario acuden con largueza de limosnas son los mareantes que siempre que en sus
naufragios y trabajos navales, invocan el nombre y devoción de esta santa casa son socorridos y
remediados ". Así la invocaron con sus ruegos y sus limosnas el gran Okendo en la batalla naval
de Pernambuco; Legazpi al ir a zarpar para su gran jornada de Filipinas y Elcano, quien tras
rodear al mundo, hubo de rendir su última singladura en la inmensidad del Pacífico...
Nos place, pues, imaginar a Icuza quien, a fines del invierno de 1783, toma como peregrino, en
compañía de su esposa, el camino de Aranzazu. Para describir su itinerario nos pueden servir
estas palabras modernas:' " ... salimos de aquí, de Bilbao, en dirección a Oñate. Hacía años que
no llegaba en mis correrías a la típica villa de Elorrio, y desde Elorrio, teniendo a la vista la
desnuda peña de Udala, fuimos subiendo la cuesta de Campanzar. Las hayas se envolvían en
nieblas recibiendo un terco orvallo. En el alto mismo de la cuesta, en el portillo, una joven
pastora, varonil, en esa edad en que empieza a acusarse el sexo, subía entre llovizna, con pie
firme, tras unas ovejas. Era toda una vida. Y bajamos a Mondragón. En Mondragón, mientras
descansaban las caballerías, pudimos dar un ligero vistazo al pueblo. .. Llegamos a Oñate, a la
señorial Oñate, a la caída de la tarde, entre llovizna. La calma de la villa se bañaba en orvallo...
Pasada la noche... a las seis de la mañana, me asomé al balcón... Emprendimos a pie la subida al
santuario de Nuestra Señora de Aranzazu... íbamos camino arriba, pian, pianito, entre
frondosidades recientemente lavadas por la lluvia,. En un adusto repliegue de la montaña se alza
el santuario, y junto a él el convento de franciscanos... >.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Arantzazura egin det promes, edo gau edo egunez, edo gau edo egunez eta oñutsetan eta
dolorez.
(He hecho promesa de ir a Aranzazu - o de día o de noche - o de día o de noche y - descalzo y
con dolor).
Arantzazura bídea luze; ara orduko illuna. Santa Luzian begi ederrak argi egiten digula.. .
(Es largo el camino hasta Aranzazu - para cuando allí se llega está oscuro - los hermosos ojos de
Santa Lucía - nos van alumbrando).1
Llegados de noche o a la hora que fuere, eran muchos los peregrinos que pernoctaban allí. "
Pasan toda la noche en vigilia de rodillas en el templo, siéndoles despertador contra el sueño, a
unos la disciplina, a otros una cruz en el hombro a otros una cadena al pie... Esta severidad y
rigor de penitencia se templa y suaviza con dulces músicas que en idioma vascongado se oyen
algunas horas de la noche, componiéndose su armonía de diferentes coros, en número de ocho o
diez personas cada uno que alternando las voces y cánticos, entretienen devotamente los
espíritus, para que pausen algún rato en tantas austeridades ".!
Al día siguiente, cumplido su voto y entregada su ofrenda, emprendía Icuza el camino de regreso,
como quien surge de un baño de pureza, con el corazón ligero y en los labios alguna de las
canciones allí escuchadas: eficiencia a sus buques, la recompensa y debido estímulo a las
tripulaciones, el plan conforme al cual conviene entrar a hacer el corso y otros detalles al efecto
son pesados y medidos por Icuza quien, se traslada a Madrid y hace entrega allí el día 9 del
siguiente mes de mayo, de la " Noticia... " que a continuación insertamos y en que todo lo
anterior se expone. Las acotaciones que al margen pone el Ministro, con sus aprobaciones o
enmiendas, según los casos, nos dan más o menos todo el panorama del plan conforme al cual
había de estructurarse el futuro Resguardo Marítimo de Caracas y las atribuciones, limitaciones y
medios entre los que habría de moverse Icuza en su nueva etapa de celador del contrabando
marítimo.
" Noticia de las embarcaciones que la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas mantenía en
aquella Provincia, para el resguardo de la Costa.
* Como tengo experimentado al principio de la paz que se hizo después de la guerra de 1762 y es
muy natural, todas las embarcaciones que al presente están armadas en las colonias extranjeras,
especialmente las holandesas, para hacer el comercio con las naciones amigas y neutrales,
faltándoles ahora la libertad de ser admitidas de que durante la guerra gozaban, irán a la costa a
ejecutar el del contrabando, como siempre lo han practicado, con las mismas balandras y demás
embarcaciones que hoy tienen armadas. Por cuya razón, la entrada de la paz pide un resguardo
de algunas más fuerzas que el que será menester después que queden bien castigados loa
contrabandistas. Bajo este fundamento, soy de parecer que serán necesarios por ahora las
embarcaciones del aparejo y porte siguientes: con la advertencia que, considerando a Sos
americanos ingleses muy comerciantes y cebados al tráfico de aquella costa, con motivo de su
admisión en aquellos puertos durante la guerra, es de temer aparezcan en ella con sus fragatas,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
bergantines y otras embarcaciones de fuerza, por lo que será necesario, para el debido respeto de
las armas e imponer terror en la costa, llevar al principio.
*
" Enterado el Rey de cuanto propone Icuza en este plan, y en consecuencia de haber resuelto
premiarle por sus anteriores servicios, se ha dignado concederle grado y sueldo de Teniente
Coronel de Infantería, asignado sobre la Tesorería de Caracas, con el correspondiente de Monte
Pió Militar, en. favor de su viuda e hijos. Y por lo que hace a los puntos de resguardo, ha
determinado S,M. lo que va puesto al margen de cada uno. Fecho todo en 19 Mayo 1783 ".
> Mediante que en el día no tiene alia S.M. pertrechos de guerra ni municiones o provisiones
navales y que la Compañía ha agotado sus almacenes con el último armamento en guerra para
España, es necesario llevar arboladuras, jarcias, lonas, lonetas, crotonies, brines, breas, alquitrán,
balería particularmente de pedreros, pinturas, armamento de mano de pistolas, sables y puñales
de abordaje, que se deberán mandar trabajar" 39 Que se establezca una maestranza de 12 a 16
hombres para el servicio de guardacostas >.
" La Compañía mantenía en Puerto Cabello un maestro carpintero para dirigir las obras que
necesitaban los guardacostas y sus navios con 20 o 30 oficiales carpinteros y calafates a quienes
daba siete pesos mensuales, la ración diaria que se reputa dos reales, con el jornal de cuatro
reales los días que estaban empleados para economizar en las obras que, a jornal de veinte reales
que allí gana al día cada oficial carpintero o calafate salían muy costosas. Siguiendo la misma idea
de ahorro hacia la Real Hacienda, conviene establecer una maestranza de 12 a 16 hombres, los
cuales no estando empleados en el trabajo de guardacostas en tierra, podrían formar sus
tripulaciones con la economía de sus sueldos y comidas.
" La continua práctica que tengo del servicio de guardacostas me dicta sería de grande estímulo
para aquel resguardo el que S.M. cediese a favor de las tripulaciones los efectos que se apresen,
quedando a beneficio de la Real Hacienda los buques apresados cual lo ha hecho el Rey con la
Marina en la última guerra, señalando al Comandante la cuarta parte de la carga de las presas,
porque de este modo se evitan los encuentros con los Jueces, sobre ai después de apresada la
embarcación robaron de la cargazón las tripulaciones. Resultaría de esta providencia mayor
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
beneficio a la Real Hacienda, porque exponiéndose la gente a mayores peligros y fatigas, cesará
antes el comercio fraudulento, y en breve se haría el resguardo con muy pocas fuerzas,
debiéndose advertir que, en ios casos de abordaje, siempre se ha concedido la carga a las
tripulaciones, cual lo ha practicado el Intendente
.
Este punto se arreglará de modo que el Comandante y laa tripulaciones queden contentos.
> Se ha convenido Icuza en que se de la mitad a loa Oficiales y tripulaciones, incluso él como
Comandante, en no habiendo combate reñido con loa apresados, y en habiéndolo con abordaje, se
les cederá por S.M. el todo de las cargazones. Fecho s.
5° Conviene dar alguna graduación a los Oficiales guardacostas ".
> Convendría que S.M. condecorase con alguna graduación a los capitanes y oficiales de
guardacostas para moverles al mejor desempeño.
" Don Juan Antonio de Careaga que ha servido muchos años a la Compañía en guardacostas, bajo
mis órdenes, es un sujeto muy activo y celoso del servicio, por lo que le destiné con una guardia
de 20 hombres para resguardar los puertos de Chuao, Cepo y Perulata, por cuyos parajes se
hacían muchas introducciones, y desempeñó tan bien su comisión en varios encuentros con los
contraventores, que desarraigó el contrabando en aquellos puertos. Aun hoy subsiste en aquella
costa con guardia por mar y tierra, a instancia del vuestro Intendente. Y, para que en lo sucesivo
continué con el mismo amor y celo, es acreedor a que la piedad del Rey le honre con alguna
graduación.
Se les atenderá, según su mérito y a Careaga le concede S.M. desdo luego, el grado y sueldo de
Teniente de Infantería. Fecho el despacho ".
"El modo de escarmentar y aterrar a los contrabandistas es salir de España con dichas tres
embarcaciones de fragata, bergantín y balandra y, recalando en la isla de Trinidad, recorrer toda
la costa hasta Puerto Cabello, de suerte que se : apresarán las más de las embarcaciones que se
hallasen tratando en las costas, y dejando la fragata en dicho Puerto Cabello, si pareciese
conveniente al Comandante, seguir, con las otras dos embarcaciones, hasta el Saco de Maracaibo,
con lo que se barrería toda la costa de Santo Domingo, y proveyéndose allí de lo necesario, seguir
a la isla de Puerto Rico donde, sin duda, habrá mucho contrabandista; limpiar aquella isla y luego
volver a la costa firme hacia la Margarita y, sin parar, dar segunda recorrida hasta el Saco de
Maracaibo, con lo que, indispensablemente, se les cogería descuidados y se apresarían las más de
las embarcaciones que se hallasen tratando. Y es creíble que, con las pérdidas que
experimentarían, quedasen en las islas extranjeras escarmentados.
"Aprobado. Pecho".
No deberán los Oficiales Reales mezclarse con los guardacostas, ni menos entender de sus
destinos y sólo en caso necesario deberán auxiliarse unos a otros para el mejor servicio de S.M.
Los guardacostas podrán rondar con sus embarcaciones menores y reconocer en todos los
puertos cualquiera embarcación que recelen pueda tener efecto de ilícito comercio. Para que el
resguardo se haga con el tesón correspondiente es preciso dar facultades amplias al Comandante,
no sólo para el fin de destinar los guardacostas a los cruceros y parajes que hallare más
conveniente, sino también para perseguir a los contrabandistas, tanto en la mar como en tierra,
cual las ha tenido en los tiempos que ha estado mandando los guardacostas por la Compañía,
confiriendo mandos, apeando oficiales, según el mérito y demérito de ellos, lo que ha producido el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Se le dará por S.M. patente de guardacostas, no sólo para las de Caracas y demás de aquella
Capitanía General, sino también para las demás de nuestras Indias Occidentales donde conviniere
que recale y ae concederán facultades amplias sobre sus subalternos; pero en lo demás arreglará
sus funciones con el Intendente a quien se le prevendrá lo conveniente en el asunto, expresándole
cuanto interesa el servicio en ello.
i Se hizo esta prevención ".
El Comandante podrá hacer uso de las falúas y otras embarcaciones menores que hubiere en los
puertos, para asuntos del Real Servicio, y enviar a la visita de las embarcaciones su bote con
oficial para ver si se hace el debido reconocimiento, porque he experimentado varias veces, que
andando calas y
ensenadas, se hacían desde La Guaira, Puerto Cabello, Cumaná y Margarita con Curazao muchos
comercios clandestinos.
Como se está poblando la isla de la Trinidad, procurarán introducir contrabando en la costa firme
desde las islas extranjeras, alegando en caso de encuentro con guardacostas, que las corrientes,
que los recios vientos, que la falta de agua les ha obligado a recalar o tomar puerto, cual ha
sucedido anteriormente, y, para en estos casos, será conveniente dar al Comandante una
instrucción sobre el modo de obrar en semejantes encuentros.
• Los holandeses de Curazao y Ulúa suelen pasar a la costa firme a pescar tortugas y cortar leña.
Con este pretexto hacen sus introducciones. Muchas veces se les han quitado los barcos y echado
a pique notificándoles que, si volvían, se les llevaría prisioneros, por lo que en lo sucesivo,
después de estar amonestados, si reinciden, será preciso hacerlos prisioneros porque también
hacen de espías, inquiriendo el destino de los guardacostas.
"Se pide una instrucción para el modo de gobernarse con navios sospechosos ". " Esta instrucción
se mandará al Intendente que la forme y que la comunique también al nuevo Gobernador de la
Trinidad. Fecho ".
> Las tripulaciones de las embarcaciones apresadas deberán enviarse al castillo de San Juan de
Ulúa de Veracruz, porque si se destinan a Puerto Rico, se escapan fácilmente, sobornando a los
guardias con dinero que les envían de Curazao. La mayor parte de las tripulaciones de los barcos
holandeses se componen de esclavos cuyos amos, al tiempo que salen para el trato, les dan papel
de libertad, para decir que son libres, en caso de ser apresados. Por esta razón, conviene hacer
una pesquisa exacta para descubrir los esclavos y a éstos venderlos en Veracruz para las minas,
de donde jamás vuelvan, aunque no rindan más que 50 pesos cada uno, porque experimentando
los judíos de Curazao esta pérdida, se contendrán en el trato.
"Del destino de loa prisioneros libres y esclavos". < Así se prevendrá al Intendente con quien se
pondrá este Comandante de acuerdo. Pecho ".
* Otra máxima se pudiera adoptar que, tal vez, produciría mejor efecto y es la de dar libertad a
todos los marineros apresados con toda su ropa y medios de volverse luego a casa, siempre que
no riñan o hagan extraordinaria diligencia para la huida, porque viendo los comerciantes de
Curazao que la marinería ni trabajaba ni reñía, se cansarían con sus pérdidas; más siempre que
hagan defensa deberán ser destinados al presidio de San Juan de Ulúa. Idea de nueva forma de
tratar a loa prisioneros librea ", " Debe tratarlo con el Intendente y que éste avise para la
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
8 No se necesita esta graduación para el que Heve la pluma al Comandante. El que hubiere de ser
lo tratará también con el Intendente .
Madrid, 9 de Mayo de 1783.
Vicente Antonio de Icuza t.1
Como se dice en la primera acotación marginal puesta por el ministro Calvez a la - Noticia..." de
Icuza que acabamos de leer, el Rey, con fecha 19 del mismo mes de mayo, concedía al marino
guipuzcoano grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería " para que ejerza con mayor decoro
la expresada Comandancia " a que se le destinaba, como se dice en despacho que con esa misma
fecha de 19 de mayo, dirige Gálvez al Intendente Saavedra que comienza así:
" Respecto que con la extensión del comercio libre a esas Provincias quedó relevada la Real
Compañía Guipuzcoana de las cargas que tenía y eran consiguientes al privilegio exclusivo con
que hacía su comercio en ellas, entre otras las de mantener el resguardo marítimo de esas costas,
cuyo objeto, como tan interesante al estado de los Reales intereses y al bien de esos vasallos,
aunque en todos tiempos ha debido y debe mirarse según lo demanda su importancia, pide en las
presentes circunstancias la mayor atención, pues faltando a las colonias extranjeras,
especialmente la holandesa, la libertad que durante la guerra han gozado de hacer el comercio en
siempre que no riñan o hagan extraordinaria diligencia para la huida, porque viendo los
comerciantes de Curazao que la marinería ni trabajaba ni reñía, se cansarían con sus pérdidas;
más siempre que hagan defensa deberán ser destinados ai presidio de San Juan de Ulúa,
" Idea de nueva forma de tratar a los prisioneros librea ". Debe tratarlo con e! Intendente y que
éste avise para la aprobación de lo que resuelvan. Fecho ".
"Para arreglar los puntos que se ofrezcan, tomar cuenta? y otras ocurrencias, conviene dar al
Comandante un sujeto graduado de Secretario de la Comandancia o de Comisario de Guerra.
8 No se necesita esta graduación para el que lleve la pluma al Comandante. El que hubiere de ser
lo tratará también con el Intendente .
" Madrid, 9 de Mayo de 1783.
Como se dice en la primera acotación marginal puesta por el ministro Calvez a Ja "Noticia..." de
Icuza que acabamos de leer, el Rey, con fecha 19 del mismo mes de mayo, concedía al marino
guipuzcoano grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería para que ejerza con mayor decoro
la expresada Comandancia " a que se le destinaba, como se dice en despacho que con esa misma
fecha de 19 de mayo, dirige Calvez al Intendente Saavedra que comienza así:
" Respecto que con la extensión del comercio libre a esas Provincias quedó relevada ¡a Real
Compañía Guipuzcoana de las cargas que tenía y eran consiguientes al priviJegio exclusivo con
que hacía su comercio en ellas, entre otras las de mantener el resguardo marítimo de esas costas,
cuyo objeto, como tan interesante al estado de los Reales intereses y al bien de esos vasallos,
aunque en todos tiempos ha debido y debe mirarse según lo demanda su importancia, pide en las
presentes circunstancias la mayor atención, pues faltando a las colonias extranjeras,
especialmente la holandesa, la libertad que durante la guerra han gozado de hacer el comercio en
esas Provincias, no omitirán medio alguno para continuarlo clandestinamente, ocupando en el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
contrabando las embarcaciones que hoy tienen armadas para el comercio que han estado
haciendo en nuestras posesiones.
Con esta consideración ha tomado S.M. con sus respectivos armamentos el bergantín "Nuestra
Señora del Coro" y la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", pertenecientes a la citada
Compañía y existentes el primero en el puerto de Pasajes y la segunda en la bahía de Cádiz, para
que vayan a emplearse en el resguardo de esas Provincias, como antes lo estaban; y se ha dado
providencia para que pasando inmediatamente a Cádiz el bergantín se forre igualmente que la
balandra en cobre y se equipen ambos buques de cuanto necesiten para su completo armamento
y pida don Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la Real Armada, a quien ha nombrado
S.M. Comandante del enunciado Resguardo Marítimo de esas costas, y concediéndole, en premio
de sus anteriores servicios y para que ejerza con mayor decoro la expresada Comandancia, grado
de Teniente Coronel de Infantería con el sueldo de vivo asignado en esa Tesorería principal de que
se le ha expedido el correspondiente despacho, y habiendo declarado S.M. a este Oficial en
calidad de Teniente Coronel, comprehendido en el Montepío militar para que gocen de su beneficio
su viuda e hijos, deberá sufrir los correspondientes descuentos de su haber a favor del mismo
Monte. En consideración también a los servicios que ha hecho y continúa haciendo don Juan
Antonio de Careaga en ese Resguardo Marítimo y para que sirva de estímulo a los demás oficiales
que se destinen a él, le ha concedido S.M. grado y sueldo de Teniente de Infantería en los mismos
términos que a Icuza de que igualmente se le ha expedido el respectivo despacho. Luego que
estén aprestados en Cádiz el bergantín y la balandra mencionados, saldrán mandándolos el
expresado Icuza y se dirigirá a recalar en la isla de Trinidad con el fin de recorrer toda la costa
hasta Puerto Cabello y seguir, sin entrar en el puerto hasta el saco de Maracaibo, tirando después
a la costa de Santo Domingo y proveyéndose allí de lo necesario, seguirá a la isla de Puerto Rico
de donde volverá a la costa firme, hacia la Margarita, para dar segunda recorrida hasta el saco de
Maracaibo..,".1
Desde aquí, sigue repitiendo, en líneas generales, el plan de Icuza y comunicando al Intendente
que el Rey deja a su prudente arbitrio y discreción tomar las medidas que estime necesarias, de
acuerdo con Icuza, respecto a pertrechos, maestranza, presas, recompensas a las tripulaciones,
etc., etc., firmando el despacho en Aranjuez, a 19 de mayo del año 1783.
Por otra parte, con fecha 28 del mismo mayo, se extendía por el Rey Carlos III, en Aranjuez, la
Real Patente de Corso y pasaporte en que, con todas las fórmulas de rigor, se autorizaba a Icuza,
Comandante del Resguardo Marítimo de Caracas, para hacer el corso, no sólo en las costas de
aquella Capitanía General, sino también en las demás de las islas de Barlovento y de las Indias
Occidentales.1
Pocos días antes, el 20 del citado mes, Calvez había firmado en el mismo real sitio de Aranjuez,
un despacho dirigido al Capitán General de Caracas que reza así:
" El Rey ha nombrado por Comandante del Resguardo Marítimo de esas costas al Teniente de
Fragata Don Vicente Antonio de Icuza, y concediéndole en premio de sus anteriores servicios y
para que ejerza con mayor decoro dicha comisión, el grado de Teniente Coronel de Infantería, con
el sueldo de vivo, de que se le ha expedido el correspondiente despacho que acompaño a V.S.
para que, lo entregue al interesado a su arribo a esa capital. Y habiendo declarado S.M. a este
oficial comprendido en la clase de Teniente Coronel, en el Monte Pío militar, para que su viuda e
hijos gocen de los beneficios del citado Monte, le aviso a V.S. para su inteligencia "2
Tomadas por la Corte estas altas medidas iniciales, tocábale a Icuza comenzar a actuar en la
organización de su empresa, visando y dirigiendo los preparativos de la misma, tarea en que le
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Para cuando las anteriores Reales disposiciones fueron dadas, Icuza estaba ya camino de su casa
de Bilbao desde donde escribía a Calvez como sigue:
"Excelentísimo Señor: Tengo el honor de ofrecer a V.E. mis respetos y notificarle mi arribo a esta
villa, de donde pienso marchar luego a San Sebastián a visar el apresto del bergantín de mi
mando, para cuya carena me avisa el Director de la Compañía de Caracas de dicha ciudad haber
pedido a Bayona las planchas de cobre necesarias. Espero desde Pasajes dar cuenta puntual a V.E.
del estado que tuviere aquel armamento. Entre tanto, quedo rogando al Señor guarde la vida de
V.E. muchos y felices años. Bilbao y junio 2 de 1783 s.1
Con referencia a algunos puntos de inmediata urgencia y concretamente del de las planchas de
cobre de que en la anterior se habla, la Mesa escribe a Calvez lo que sigue:
" Señor:
> En orden de 19 de Mayo se previno al Presidente de Cádiz que el bergantín el "Coro" que se
halla en el puerto del Pasaje y ha resuelto S.M. tomar a la Compañía para el resguardo de las
costas de Caracas, debía pasar a forrarse en cobre en aquella bahía; igualmente que la balandra
"Aranza-zu" que existe en ella. En este concepto, se pasó oficio al señor Valdés para que de aquel
arsenal se franquearan las planchas necesarias para ambos buques, y contestó S.E. haber dado la
orden, conveniente al efecto.
Lo mismo se previno a los Directores de la Compañía quienes contestaron sobre este particular,
que habiendo manifestado Icuza de palabra que el bergantín debía forrarse en cobre, encargaron
se ejecutase así, pidiendo a las fábricas de Balmaseda las planchas de cobre necesarias. Y en
carta del 2 del corriente dice el mismo Icuza desde Bilbao, le avisaba el Director de la Compañía
en San Sebastián, haber pedido a Bayona las planchas de cobre necesarias para dicho bergantín
lo que ha parecido a la Mesa deber hacer presente a V.E. para que, si estima V.E. conveniente se
forre en Pasajes este buque, una vez que parece hay proposición para ello, se prevenga así a los
Directores para que no varíen la providencia mediante el aviso que se les dio de que debía pasar a
Cádiz a forrarse allí.
" En cuanto al justiprecio que debe hacerse de este buque en Pasajes, sólo se previno a los
Directores, como mandó V.E., ¡o acordasen con el contador Anduaga y don Vicente Icuza,
previniéndolo así a San Sebastián, pero no se le advirtió a Anduaga de ello por esta vía, lo que
también hace presente !a Mesa por si estima V.E. conveniente se ejecute. Junio 7 de 1783 ".'
Calvez, en 10 del mismo mes, presta su acuerdo a lo que la Mesa propone e inmeidatamente se
envía despacho a los Directores de la Real Compañía Guipuzcoana previniéndoles se haga en todo
a tenor de la carta anterior. Por otra parte se escribe al Contador de San Sebastián don Miguel
Cipriano de Anduaga para que ordene hacer el justiprecio del bergantín y tome nota de lo que se
vaya gastando en forrarlo de cobre, pertrechos, etc., etc.2
La orden referente al justiprecio del bergantín fue cumplida apenas llegada a su destino como
puede verse por el documento que a continuación se inserta:
" Declaramos nosotros Don Manuel y Don Ramón de Aizpurua, padre e hijo. Maestros
Constructores y Peritos nombrados para el reconocimiento y avalúo del bergantín "Nuestra Señora
del Coro", propio de la Real Compañía Guipuz-coana de Caracas que se halla en este puerto: el
primero por el señor don Ignacio Antonio de LopeoJa, Director de ella y el segundo por los señores
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don Cipriano Miguel de Anduaga, Comisario Interino de Marina y don Vicente Antonio de Icuza,
Capitán de Fragata de la Real Armada; y habiendo ejecutado, según nuestro leal saber y entender
y ambos de conformidad, avaluamos sólo su casco que es de material sabina, construido en la isla
de Eermuda, en cuarenta y cinco mi]
reales de vellón que se sacan al margen ......... 45.000
" Asimismo hemos reconocido toda su arboladura pendiente que igualmente apreciamos en .........
12.573
" Son reales de vellón ....... 57.573
• Importan las dos partidas antecedentes la cantidad de cincuenta y siete mil quinientos setenta y
tres reales de vellón.
Y para los efectos que convengan, firmamos el presente avalúo en este puerto del Pasaje, a 18 de
Junio de 1783 "-1
Realizado el justiprecio del "Coro", que pasa inmediatamente de la propiedad de la Compañía a la
del Rey, comienzan a efectuarse en dicho navio los trabajos indispensables de aprontamiento,
comenzando por el de su carena a lo cual y otros particulares se refiere la carta que Icuza dirige a
Calvez y que a continuación copiamos:
" Con las obras que se le hacen, el bergantín quedará en tan buen estado que, en mucho tiempo
podrá servir sin mayor que hacer.
" El palo de la balandra "Aranzazu" creo que está inservible, por lo que V.E. ordenará se le ponga
otro y en lo sucesivo daré cuenta a V.E. de lo que se adelanta en la habilitación.
" Nuestro Señor guarde la vida cíe V.E. los muchos y felices años que he de menester.
" San Sebastián, 23 de Junio de 1783.. ....a
Mientras se trabaja en la carena del bergantín cuyo • guardianaje " estaba, por cierto, a cargo de
Lorenzo de Altu-na, según recibo que éste firma, certificando haberle sido pagada por don Juan
Agustín de Iradi, Veedor de Marina de la Real Compañía Guipuzcoana, la cantidad de 120 reales "
por treinta días de guardianaje de dicho bergantín- (El Pasaje, 30 de junio de 1783) ,3 se da
cuenta a Icuza de la adquisición de otro navio más para incorporarlo al servicio de guardacostas
de Caracas y de otros particulares respecto al apresto de los navios, etc., etc.1 (3 Julio),
Kefiriéndose a esta última comunicación, escribe Icuza a Calvez:
Excelentísimo Señor:
" Con la muy apreciable carta de V.E. de 3 del presente mes, he recibido la patente pasaporte Real
por el cual me autoriza el Rey para hacer el corso no sólo en las costas de las Provincias e Islas
dependientes de la Capitanía General de Caracas, sino también en las demás de Barlovento y de
las Indias Occidentales donde conviniere recalar para impedir el contrabando, y quedo en dar el
debido cumplimiento a lo que se me previene en la referida patente, y a V.E. tributo las más
atentas gracias de la nueva confianza que merezco a la piedad del Rey.
" La carena del bergantín "Coro" se halla ya al concluir y sólo aguardo a que lleguen las planchas
de cobre, que ya debían estar aquí, según aviso que tuvo de Burdeos el Director de la Compañía
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de haberse embarcado el día 4 de éste, y tan luego como lleguen se hará forrar y inmediatamente
se habilitará con la mayor brevedad posible, pues aseguro ingenuamente a V.E. que deseo
verificar mi salida cuanto antes, y no dejo día sin ver las obras que se le hacen al bergantín y se le
ha dado tan buena carena que en mucho tiempo no necesitará de obra mayor, a menos de algún
accidente imprevisto, y me alegraré que a mi arribo a Cádiz encuentre el bergantín la "Candelaria"
y balandra "Aranzazu" habilitados para luego salir a mi destino.
" Así mismo quedo advertido que en orden de 19 de Mayo último, comunicó V.E. al nuevo
Intendente de Caracas lo resuelto por S.M. sobre cada uno de los particulares relativos al
resguardo de aquellas costas que yo propuse en papel de 9 del mismo mes y que con la propia
fecha dirigió V.E. al Capitán General de Caracas los despachos con grados de Teniente Coronel de
Infantería a mi favor y de Teniente también de Infantería al de don Juan Antonio de Careaga,
empleado en aquel resguardo, con el sueldo de vivos.• Por lo respectivo a la nota especificada que
V.E. me pide de los Pertrechos y Provisiones Navales que deban llevarse a Caracas y expuse en el
artículo 2f> de mi papel, adjunta hallará V.E. la nota de lo que hoy contemplo más urgente y
también de lo que indispensablemente se habrá de enviar más adelante de todo lo cual podía
encargarse la Compañía de llevarlo a Caracas en uno de sus navios siendo del agrado de V.E. y
me persuado que aquí podrán costar menos que en Cádiz y como las embarcaciones de mi mando
han de ir armadas y tripuladas en guerra, les quedará poca capacidad aún para llevar lo más
preciso, además de que perderían su estiba y andar, y como primero he de dar dos recorridas,
sería preciso entrar antes en puerto a dejar los referidos pertrechos, y si V.E. dispone que vayan a
Cádiz, podrán embarcarse en algún registro que vaya a La Guaira, y más adelante podrá V.E.
disponer el envío de lo que contiene la segunda nota; pues para mantener el debido resguardo de
aquellas costas siempre se habrán de llevar, y bueno será se verifique cuanto antes, porque no
suceda, que a resultas de alguna avería mayor por temporal o combate, no puedan salir al mar los
guardacostas.
" Nuestro Señor guarde, la importante vida de V.E. los años que he menester. San Sebastián, 11
de julio de 1783 "-1
Icuza acompaña su anterior carta de dos notas muy nutridas. La primera lleva por título: " Nota
de los pertrechos y provisiones navales que en el día se consideran necesarias, así para las
lanchas corsarias, como para los bergantines y la balandra "Aranzazu", y en esta nota van
detallados cantidad de artículos que se agrupan en tres secciones: planchas de cobre, jarcia y
arboladura; la segunda es la "Nota de los pertrechos y provisiones que en el día se consideran
necesarias para tener de repuesto almacenados para servicio de guardacostas " y se detallan
también cantidad de artículos que se agrupan en lonas, jarcias y arboladura. San Sebastián, 11 de
Julio de 1783 >.a
A la vista de lo anterior, el ministro Calvez comienza por poner en la misma carta de Icuza una
nota marginal que dice así:
" Encargúese ahora a los Directores de la Compañía la compra y conducción de los renglones de la
primera nota, a bergantín "Nuestra Señora del Coro" y los destinados para la balandra "Aranzazu"
lo que hago presente a V.E. para que hallando justa esta solicitud, ordene V.E. si dicha tercera
parte deberá correr la suministración por la contaduría de la Compañía en San Sebastián o por la
de Reglamentos.
" El capítulo tercero de mi papel que presenté a V.E. trata del establecimiento de una Maestranza
en Puerto Cabello con un Maestro carpintero hábil para dirigir las obras de los guardacostas con
doce o dieciséis carpinteros y calafates cuyo punto determinó S.M. para que acordase allí con el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Intendente y contemplando que no habrá maestro alguno que esté impuesto en forrar en cobre
las embarcaciones, me pareció conveniente el que se destine al Maestro Agustín de Indo que es
quien ha carenado el bergantín, siendo capaz para desempeñar debidamente su obligación,
señalándole el sueldo y ración en los mismos términos que el que mantenía la Compañía.
" Dios guarde, etc., etc. "-1
Pocos días después vemos se aprueban los nombramientos de José de Elduayen y Manuel
Francisco Nasarre para escribanos del bergantín "El Coro" y la balandra "Aranzazu",
respectivamente.
Sobre estos dos escribanos y sobre lo que la colaboración de los de esta profesión significaba en
los buques corsarios, había escrito Icuza (20 agosto 1783) lo que sigue:
La plaza de escribano es indispensable en cada buque, así para tomar cuentas de consumos a los
oficiales de cargo, como para llevar la alta y baja de tripulación, enfermos y demás que ocurra,
como para los inventarios de presas que se hicieren: para lo que he destinado para el bergantín a
Don José de Elduayen por ser sujeto idóneo e instruido y acreedor por haber servido en las reales
contadurías de la isla Margarita, Puerto Rico y La Guaira de donde tuvo que retirarse por enfermo.
Y para igual empleo en la balandra "Aranzazu" me parece a propósito Don Manuel Francisco
Nasarre quien ha hecho su solicitud a V.E. pues ha navegado antes bajo mis órdenes y lo he
experimentado fiel y puntual en el cumplímiento de su obligación; y espero que V.E. apruebe
siendo de su agrado estos nombramientos ".
De Elduayen sabemos, además, por solicitud de empleo en tierra por achaques de salud que, en el
siguiente año de 1784, dirige a Calvez, que era " Vecino concejante en la plaza de Fuenterrabía en
donde tengo mi familia... " Hace constar también que en la fecha está sirviendo - en
guardacostas, llevándole la pluma a Don Vicente Antonio de Icuza
Había que ir pensando en llenar con hombres adecuados otros puestos de importancia y de ello se
ocupa Icuza en los días que siguen, como lo podemos ir viendo en la correspondencia que
mantiene casi a diario con el ministro Gálvez.
Así, con fecha 22 de agosto, le escribe diciéndole, entre otras cosas, que para capitán de la
balandra "Aranzazu" ha elegido a don José Antonio de Álzate, oficial de toda confianza, buen
soldado, como lo tiene acreditado y mejor marinero que acaba de llegar de La Habana.
Había que pensar también en los médicos. Icuza recomienda a don Domingo de Zubicoeta, natural
de Lazcano (Guipúzcoa) " Cirujano aprobado por el Real Protomedicato y por la Universidad de
Montpellier ". Es el hombre indicado para el puesto, no sólo por sus títulos sino, como dice Icuza
en su recomendación al Ministro, porque conoce los parajes en que se ha de desempeñar " pues
ha cursado en ellos largos tiempos con muchísimo crédito, de que soy el más fiel testigo ".
Otro más surge cuya personalidad la tenemos dibujada en el memorial que eleva al ministro
Gálvez y que suena como sigue:
"Don Juan Carlos de Merica Echeverría, Cirujano aprobado por el Real Protomedicato, puesto a la
obediencia de V.E. con la rendida veneración dice: Que como tal cirujano ha navegado en los
navios de la Real Compañía de Caracas y en los guardacostas de aquella Provincia, durante la
guerra fue apresado dos veces de los ingleses y últimamente por el Almirante Rodney en ocasión
que se embarcó con el convoy de la expresada Real Compañía; en cuyos viajes desempeñó su
obligación a entera satisfacción de los respectivos capitanes y demás subalternos. Y habiéndose
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
restituido de la prisión a el puerto del Pasaje, y fabricádose en él los navios de guerra "San
Fermín" y "San Sebastián", por los buenos servicios y reputación que adquirió logró de la piedad
del Rey fuese nombrado para asistir a la Maestranza, como lo ha hecho con ei mayor esmero. En
esta atención y la de hallarse el suplicante embarcado en el bergantín titulado "Nuestra Señora del
Coro", del comando del Capitán de Fragata don Vicente Antonio de Icuza que debe ir a Cádiz a
incorporarse con otras embarcaciones que se hallan habilitadas con destino para guardacostas de
la misma Provincia de Venezuela, recurre a la benignidad de V.E. con la reverente súplica que
hace a fin de que V.E. se digne nombrarle para cirujano de una de dichas embarcaciones,
mediante a hallarse con el muerto que queda expresado y prevalecer en el suplicante la
correspondiente aptitud para desempeñar su obligación.
> Así lo espera, etc., etc. Pasaje, 26 de Agosto de 1783.
Juan Carlos de Merica Echeverría
En la nota que el Ministro pone al margen de esta solicitud se dice que en la lista que envió Icuza
está en blanco el cirujano para el bergantín "Coro". Como no hay nombrado hasta ahora otro que
Zubicoeta, se espera el aviso de Icuza desde Cádiz para resolver en definitiva.
Para el 1 de septiembre ya tiene listo el rol de la tripulación del bergantín "Coro". En el cuadro de
oficiales siguen a Icuza el capitán Domingo de Jauregui y el Teniente Andrés de Caperuchiqui,
viene después la lista de " Oficiales de mar" el condestable Usobiaga, el guardián Ansurizar, el
patrón de bote Iturria, etc., etc.; luego una decena de carpinteros y; calafates destinados a la
maestranza de Puerto Cabello, bajo j las órdenes de Agustín de Indo; después " Marineros para
el| bergantín y la balandra " que están agrupados por pueblosj de origen: 49 donostiarras, 4 de
Hernani, 5 de Oyarzun, 3 i Pasajes, 1 de Irún y 14 de Motrico. Siguen los <• Pajes par ambos
buques - 14 en total, entre los cuales hay un Jua Manuel Icuza que no sabemos lo que tendría que
ver • nuestro Comandante. Finalmente, los " Oficiales para la balandra "Aranzazu": Capitán, José
Ignacio de Álzate; Teniente, Ramón Alardin; Ídem, Ignacio Emasabel, Juan Martiarena; José
Iturriaga y Alejo Olaizola, 124 hombres en total".1 Acompaña a la lista una carta que dirige a
Calvez y dice así:
Excelentísimo Señor:
> Despachado enteramente, el mal tiempo me tiene detenido en el puerto, y al primer instante
que mejore daré vela. " Incluyo a V.E. el rol de la tripulación que lleva esta bergantín y el
pagamento de tres mesadas de anticipación que se les ha suministrado para su habilitación, como
suele ejecutarse con las dotaciones de embarcaciones que se destinan a Indias.
> Considerando que en Cádiz en el día no faltará marinería de aquel país, no lievo mayor número
de éste para tripular las embarcaciones de mi comando con gente que sea mezclada de varios
países, pues es motivo de estímulo para unos y otros en los casos que se ofrezcan de funciones,
porque así lo tengo experimentado.
> Don Juan Martiarena que está en la dotación de la balandra "Aranzazu" es mozo de espíritu, y lo
llevo para ponerlo en las lanchas corsarias, pues conviene que estas embarcaciones tengan un
oficial para la debida subordinación, y no atrepellen los patrones, por falta de inteligencia, alguna
embarcación de lícito comercio fundándose, quiméricamente, sobre cualesquiera pretexto, y a
veces llevando embarcaciones que navegan debidamente por presas, resultando gastos y muchos
disturbios, por lo que me ha parecido indispensable este oficial más, pues la balandra tiene
suficientes con capitán y dos subalternos.
"La asignación de sueldos a los oficiales me ha parecido no pasa de los justos límites,
considerando lo penoso del ejercicio de andar en los climas de América, continuamente en la mar
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
a toda inclemencia de sol y aguas y la poca comodidad que prestan los buques, siendo así que
cualquier piloto lleva en un navio mercante cincuenta pesos mensuales; pero la esperanza que
fundan que sus servicios serán premiados, les ha hecho admitir la propuesta con buena voluntad,
y por que todos ellos aspiran a hacerse felices, si se les presentan ocasiones en que manifestar su
espíritu, por lo que espero sea a satisfacción de V.E. Nuestro Señor, etc., etc. San Sebastián,
septiembre 1 de 1783 .-1
Listo, pues, lo tocante al personal, aunque por lo que se refiera a marinería haya de completarse
con gente de Cádiz o de Venezuela " para que sea mezclada de varios países " y sea así " motivo
de estímulo para unos y otros en los casos que se ofrezcan de funciones ", había que dar también
el último toque a todo lo referente a los aprestos materiales de los cuales dan testimonio los
diversos documentos que tenemos a la vista y se refieren a distintas facetas de los mismos. Así el
recibo que firma Juan Sebastián Dubois de Luiset, Maestro Pintor por 480 reales de vellón que le
son entregados por don Juan Agustín de Iradi, Veedor de Marina de la R.C.G. de Caracas, - por
pintar cuatro banderas y dos gallardetes con armas reales para el uso y servicio del próximo viaje
del bergantín "Nuestra Señora del Coro" ".2
Ignacio de Odriozola nos dirá, por su parte, haber recibido del mismo Veedor Iradi, la cantidad de
164 reales y 17 maravedises " por jornales, ladrillos y yeso consumidos en la ejecución de cocina
nueva y composición de un horno " en el dicho bergantín.3
Serán 210 reales de vellón los recibidos por José de Iñigo, " por 21 días trabajados en el "Coro"
en hacer la masilla blanca para los clavos y costuras de los costados, para aforrar de cobre, pintar
enteramente dicho bergantín por dentro y fuera, empavesar las cureñas, canoas, remos, etc., a
10 reales diarios
La tarea de Ignacio de Candarías fue la de <• embocar con piedra imán cuatro agujas de marear
y marcar, arreglar diez ampolletas y poner revisas a las banderas y gallardetes, para el servicio
del bergantín nombrado "Nuestra Señora de Coro". Por esas labores Candarías, quien se titula
Piloto Mayor de la salida de navios de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, ha recibido del
mismo Veedor Iradi la cantidad de 48 reales de vellón, según nos lo dice en recibo, firmado como
los anteriores " en el puerto del Pasaje
En otro documento firmado por Francisco Antonio de Eleizalde (San Sebastián, 4 de Septiembre)
vemos que éste, como sustituto del Guarda Almacén de la R.C.G. de Caracas, ha pagado, entre
otras las siguientes partidas:
" A José Antonio de Lecuona, por un flete de lancha grande desde este puerto al del Pasaje con las
jarcias para el aparejo pendiente, 78 reales.
A Juan Jaime Lecuona, por otro flete de la misma lancha grande con planchas y clavos y rollos de
plomo en plancha, también 78 reales.
" A Ignacio Amesti, por un ñete de pinaza con cable y demás jarcias de respeto, 93 reales.
t A Martín Díaz, por un flete de lancha pequeña de atoar con el vino del rancho, 39 reales.
" A Ignacio Amesti, por el flete de la pinaza con bizcocho y demás rancho de los oficiales de cargo
de dicho bergantín, 335 reales -.2
Por otro lado, Pedro Ignacio de Olañeta y Guillermo Córtasela dicen haber recibido del Veedor
Iradi 368 reales de vellón para satisfacer 46 jornales de oficiales claveteros que se emplearon en
alargar los clavos de cobre del bergantín "Coro", " por haber venido de Burdeos chicos para el
efecto ".3
Otra actividad bien distinta fue la de Ventura de Yarza quien recibió de Iradi 63 reales y 18
maravedises " por limpiar y llenar tres veces 90 barricas de agua que son para el próximo viaje
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pero el momento de ésta se acerca. Así nos lo hace ver el recibo que firma Juan Nicolás de
Zugasti, por la cantidad de 33 reales de vellón, para pagar " a once individuos que con una lancha
se ocuparon en reconocer el tiempo para la salida del bergantín "Coro"
En la misma fecha del anterior (9 de septiembre) Joaquín de Berra, Piloto práctico de los navios
de la Real Compañía Guipuzcoana, nos confirma la partida del bergantín al declarar haber recibido
del Veedor Iradi ... 150 reales de vellón por su trabajo en la salida de este puerto (Pasaje) para el
de Cádiz del bergantín "Nuestra Señora del Coro", al mando del señor don Vicente Antonio de
Icuza >.2
Finalmente, es este mismo quien, en carta que dirige al Ministro Calvez, el 8 de septiembre, " A
bordo del bergantín "Coro" en la mar >, nos certifica el hecho y la fecha exacta del mismo:
" Ahora que son las doce de la noche me veo con el bergantín "Coro" de mi mando, fuera del
puerto, navegando para mi destino de Cádiz desde donde daré a V.E. puntual aviso luego que
llegue a fondear ... ".8
" Ahora que son las doce de la noche me veo fuera del puerto... > Allí, en la línea aun cercana de
la tierra, se perfilaba la sombría mole del Jaizkibel, último esfuerzo del Pirineo para vencer al mar.
Al mar que otra vez poseía a Icuza empujándolo a nuevas empresas sobre sus ondulantes lomos.
¿ Por qué en aquel momento, por el que durante tantos meses suspirara, había de sentir aquello,
mezcla de oscuro presentimiento y de vaga congoja, que le retenía inmóvil sobre la borda, sin
apartar la vista de la costa hasta que ésta se esfumó por completo en las tinieblas de la noche?
Luchando contra el fuerte viento Noroeste que al amanecer fue arreciando y le acompañó
mientras duró su travesía por aguas del Golfo de Vizcaya, y sufriendo también después, por ocho
días, contrarios tiempos, al de trece de navegación, es decir, el 21 del mismo mes de septiembre,
llegó Icnza con el bergantín de su mando a la vista de Cádiz en cuya bahía fondeó.
Apenas lo hubo hecho cuando, cumpliendo con su deber: "... envié a mi segundo a dar cuenta de
mi arribo al Caballero Comandante, pero habiendo sabido mi segundo que S.S. había marchado a
esa corte, se presentó a su sobrino don Juan (¿sobrino del Ministro Calvez a quien va dirigida esta
carta?) que ejerce la Interinaría".1
El día siguiente 22, nos sigue diciendo Icuza en la misma carta a Calvez, "... al mismo tiempo que
iba a presentarme a dicho señor, llegó a bordo y tuve el gusto de ofrecerme a su obediencia quien
me previno había puesto de capitanes de! bergantín "Candelaria" a don Manuel Echeandia y de la
balandra "Aranzazu" a don Antonio Rodríguez, mediante Real orden, y me los presentó para que
los conociese y ellos a mi por su Comandante ".
Fácil es de imaginar el disgusto de Icuza quien, después de haber elegido para capitán de la
"Aranzazu" a José Antonio de Álzate que, además de reunir condiciones de valer y de valor poco
comunes, era su compatriota y amigo de la infancia, y de haber visto además confirmada su
elección por Gálvez, en carta del 28 del pasado agosto, se encontraba, de repente, con que había
de poner en ese puesto, el puesto que él mismo tantos años al frente de sus compatriotas había
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desempeñado, a un extraño desconocido. Sin embargo, no cabía discutir las reales órdenes, como
Icuza lo habría de ir viendo en esta nueva etapa de su vida, aunque no dejaría de dejar bien
puestos en claro los hechos: " ... como yo no tenía noticia de esta Real resolución, elegí para
Capitán de la expresada balandra "Aranzazu" a don José Antonio de Álzate, de que di cuenta a
V.E. y en carta de 28 de Agosto, me contestó V.E. aprobando el nombramiento... ". Pero de nada
sirve esto, ni que la Mesa respalde su posición diciendo que: no se dio orden ninguna para el
nombramiento de Rodríguez; que por orden del 28 de Agosto se comunicó a Icuza la aceptación
de Álzate, y que, por otra de 6 de Septiembre, se previno al Comandante del Resguardo de Cádiz
que Icuza llevará de San Sebastián la oficialidad y tripulación respectiva de dicha balandra ".J
Todo ello queda destruido por cuatro líneas de Gálvez:
Fue preciso nombrar a Ruíz (sic) por sus servicios durante la guerra y para ello estaba autorizado
el Comandante del Resguardo ".2
Pasa Icuza a hacer elogio del bergantín "Candelaria" famoso barco muy propio para el destino
que lleva ", pero nada dice de su capitán, tal vez por no conocerlo. Nos es grato suplir esta laguna
transcribiendo la solicitud por él elevada en su día a la Corte y que dice así:
" Señor:
" Don Manuel de Basarte y Echeandia, natural de Eermeo en el Señorío de Vizcaya, puesto a los
Reales pies de V.M. con el debido respeto dice: que de la edad de 42 años que tiene, ha navegado
los 32 por distintas regiones, habiéndose ocupado de Capitán y Piloto en la carrera de las dos
Américas y mandando veinte años embarcaciones del comercio de Cádiz, en cuyo ejercicio había
adquirido algunas facultades con que poder atender su familia, cuyo motivo le hizo separarse para
girar por si solo; mas ha sido tan desgraciado en la última guerra que un corsario inglés llamado
"Porquín" lo dejó casi sin camisa en las islas de Barlovento, pasando de La Habana a la isla
francesa de Santo Domingo comisionado al General Conde de Gálvez, con pliegos que le dio su
apoderado don Miguel Antonio Herrera, habiendo tenido la felicidad de entregarlos a dicho General
que le remitió a España con su recomendación para que fuese atendido. Y habiendo resuelto su
viaje para solicitar algún alivio, fue tan infeliz su suerte que naufragó en la isla de Cuervo el 21 de
Enero del presente año en el navio imperial llamado "Príncipe Kaunitz", perdiendo también parte
de algunos socorros con que le habían favorecido algunos paisanos suyos, y lo que salvó sirvió
para ayuda de que el encargado de los pliegos del General Gálvez que venía en dicho navio,
comprase en la isla de Flores una goleta para pasar prontamente a evacuar su comisión en esta
atención.
A V.M. humildemente suplica se digne amparar su infeliz suerte mereciendo de su Real clemencia
se le destine de capitán de uno de los guardacostas de las islas de Barlovento y Costa Firme o en
otro destino de igual naturaleza para tener con que mantener su familia, cuya gracia espera de la
piedad de S.M. ".i
Los méritos expuestos, entre los que no dejarían de contar los servicios al General Gálvez,
surtieron su efecto. Y en la misma solicitud fue puesta una nota marginal en que Gálvez decía: "
Prevéngasele que sin pérdida de tiempo pase a Cádiz donde se le destinará en uno de los
guardacostas de Caracas ".
Volviendo a la carta de Icuza, podemos ver que en sus últimos párrafos señalan de nuevo su
obsesión: la necesidad de actuar con la mayor urgencia posible:
"Para lograr el dar un buen golpe a la primera entrada importa mucho, mucho, el breve despacho
desde esta bahía para lo que, de acuerdo con el actual comandante haré todo esfuerzo, y
aprontarme a dar vela, luego que reciba la contestación de V.E.
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> Señor, el buen éxito de la expedición depende de la breve salida, porque en entrando el rigor de
las brisas y corrientes, son trabajosas las campañas y así aguardo con la mayor impaciencia las
órdenes de V.E. ".2
Pero las cosas de Palacio van despacio, y, por otra parte, el rechazo de Álzate no había de ser la
única contrariedad que en Cádiz haya de sufrir Icuza quien se encuentra allí con su compatriota y
antiguo compañero de trabajos, en los corsarios de la Real Compañía Guipuzcoana, Manuel
Antonio de Urte-sabel que le expresa sus deseos de servir de nuevo con él. Icuza que conoce el
valor de Urtesabel, y comprende muy bien que el éxito de empresas como la que él está a punto
de impulsar a fondo depende, más que nada, de la calidad de los hombres que en ellas se
empleen, acepta complacido el ofrecimiento de Urtesabel y escribe a Gálvez, sin pérdida de
tiempo, convencido de lo ventajoso que sería para el corso el poder aprovechar los servicios de tal
oficial, la carta siguiente:
" Muy señor mío y de mi mayor veneración. Don Manuel Antonio de Urtesabel, Teniente de Navio
de la Real Armada y próximo a ser Capitán de Fragata, me ha hecho presente Icuza, de los
renglones precisos que faltan a ía balandra "Aranzazu" para completar su armamento y de orden
de S.M. prevengo a V.S. disponga que por la Depositaría de Indias se entregue al nominado
Comandante lo necesario para la compra de dichos renglones y de los que necesitase el bergantín
"La Candelaria", igualmente que para los víveres indispensables, tanto de estos dos buques como
de los que tenga que reponer el bergantín "Coro", para el viaje que todos tres deben emprender
sin dilación a emplearse de guardacostas en la Provincia de Caracas f.1
Los últimos trámites se van cumpliendo. Recibe Calvez por estos días una comunicación que firma
Francisco Manzón diciéndole como había librado a don Pablo Mayo, " comisionado por el
Comandante General de estos Resguardos " 200.000 reales de vellón para atender a las peticiones
de Icuza sobre habilitación de los buques, y otra de los Directores de la Real Compañía de Caracas
en la que se hace constar como la Compañía fue cumpliendo todos los encargos que se le hicieron
para la habilitación del "Coro", pago de sueldos de tres meses a la tripulación de ella y de la
"Aranzazu", etc., etc., para terminar diciendo qne, habiendo cumplido ella todo lo mandado, se le
remitan de los 450.746 reales " que montan todos los suplementos a favor de esta Real Compañía
".
Tras las dilaciones de origen burocrático, vienen las que el estado del mar impone. En 31 de
octubre, el Comandante General Interino del Resguardo de Cádiz Juan de Gálvez,
comunica al Ministro, que el tiempo tempetuoso que reina en aquella bahía está impidiendo zarpar
a los buques; y tendremos que llegar al día 18 de Noviembre para que él mismo escriba al mismo
que la antevíspera, es decir, el día 16, han salido por fin los tres guardacostas y que ha repartido
entre Icuza, Basarte y Rodríguez "los pliegos que V.E, me tenía remitidos para ellos
En fecha 22 de Noviembre, Icuza comunica a Calvez su breve recalada en Tenerife. Sus próximas
noticias serán las que nos hablen de su arribo a las costas de Venezuela, escenario de la nueva
etapa de su vida.
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5 - Nubarrones; en el horizonte
No faltarían preocupaciones a Icuza en los largos días de su navegación de Cádiz a las costas de
Venezuela. Además de las que, naturalmente, la dirección de la pequeña escuadra no dejaría de
traerle, el rechazo de Urtesabel en quien sabía podía confiar como en sí mismo y la relegación de
José Antonio de Álzate, a¡ que desde niño había conocido en el puerto de Pasajes hasta verlo
después convertirse, con los años, en un verdadero hombre de mar, como hecho de encargo para
capitanear a su lado su embarcación favorita, la balandra "Aranzazu", le escocían en lo más
íntimo, más que por lo que suponía de desconsideración hacia sus personales elecciones, por lo
que sabía él, como Gálvez no podía saberlo, qué perdía al no poder contar en los puestos claves
de su empresa con la cooperación de hombres del mayor valor y de toda su confianza.
No dejaban tampoco de poner cuidado en su ánimo, no obstante el decidido que traía para triunfar
en su intento, los mil obstáculos que habría de encontrar en su camino de la parte de sus
naturales enemigos los practicantes del comercio ilícito, muy especialmente los poderosos
negociantes de Curazao y otros. Pero lo que ni de lejos podía imaginar es que, por los días en que
estaba preparando su partida de Cádiz, se había puesto en marcha una maquinación,
precisamente en el punto al que ahora enderezaba su rumbo; maquinación que atacaba en su
misma raíz a la organización de la que le habían constituido en jefe y de la cual era cabeza visible
nada menos que el propio Intendente de Caracas, don Francisco de Saavedra.
En efecto, en cuanto el Intendente tuvo conocimiento de la Real Orden de 19 de Mayo por la que
se disponía el restablecimiento del Resguardo Marítimo, hubo de reaccionar vivamente contra tal
medida que consideraba innecesaria, ineficaz y dispendiosa. ¿Por qué? Pues, sencillamente,
porque " cinco años ha que en esta Provincia no se hace contrabando considerable ". Y esta feliz
situación no es, ciertamente, algo que se haya conseguido por medio del Resguardo que durante
cincuenta años mantuvo la Compañía " sin poderlo cortar ni disminuir ". La causa del milagro,
como Saavedra sin excesiva modestia declara, se debe al establecimiento de un Intendente que
vigile con inteligencia y con celo los intereses del Rey y del público ", es decir, un funcionario que
venía a resultar, cabalmente, la imagen opuesta a los Gobernadores cuyo descuido y poca
inteligencia" fomentaba el contrabando, así como "la codicia de sus allegados, el interés que en él
tenían los Auditores, los Secretarios y hasta los mismos Ministros Reales... ", es decir, todos los
miembros más destacados de la tradicionalmente corrupta burocracia española de la cual sólo se
salvaban, no sabemos cómo ni por qué, los Intendentes. Reconoce Saavedra que "la Compañía
tenía mucho interés en que no se hiciese el trato ilícito... pero no todos sus dependientes tenían el
mismo interés ". El éxito actual, siempre según Saavedra, es debido a que, con el establecimiento
de la Intendencia, " el país se hallaba provisto de los géneros que necesitaba, porque todos sus
frutos encontraban buena salida y porque en los puertos no había condescendencias ni soluciones
". Que no se dejen seducir en la Corte por las noticias que puedan darles los interesados en la
Compañía Guipuzcoana, porque Ellos tenían aquí cimentado un imperio que les ha sido muy
doloroso perder. Buscarán todos los medios para restablecerlo ", etc. etc.
Todas estas razones y otras exponía el Intendente Saavedra al Ministro Calvez en carta reservada,
fechada en La Guaira el 24 de Octubre de 1783 y que el lector hallará, fiel y totalmente, transcrita
a continuación y es como sigue:
RESERVADA. - Muy señor mío: Soy incapaz de demorar un punto el cumplimiento de las
resoluciones de S.M. y por consiguiente, se pondrá en práctica cuanto prescribe la Real Orden de
19 de Mayo último, que trata sobre el resguardo marítimo, luego que don Vicente Antonio de
Icuza se presente en esta capital. Pero faltaría a la confianza que he merecido al Rey, al concepto
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con que V.E. me honra, y a lo que debo a la felicidad de las provincias que se me han confiado si
no manifestase con sinceridad lo que se me ofrece sobre uno de los asuntos más arduos e
importantes que pueden ocurrir durante el desempeño de mi empleo.
Yo quisiera que la resolución de establecer resguardo marítimo se hubiese demorado algún tiempo
hasta que la experiencia nos convenciese de su necesidad. El costo de cerca de doscientos mil
pesos a que ascenderá anualmente su subsistencia, merecía que se hiciese este ensayo, y, si por
lo que actualmente pasa, hemos de sacar conjeturas para lo venidero, este exorbitante gasto,
será, por la mayor parte, infructuoso.
" Cinco años ha que en esta Provincia no se hace contrabando considerable, sin embargo que dos
de ellos mantuvo todavía la Compañía Guipuzcoana su privilegio exclusivo, y que los otros tres los
ocupó la guerra, tiempo de confusión y de abuso en que la falta de comercio legítimo hace
inmensas las ganancias del clandestino. Desde que se publicó la paz hasta ahora, no se ha hecho
tampoco contrabando alguno, en la actualidad no se hace, ni los negociantes de Curazao de donde
tengo puntuales noticias, esperan que se haga en lo sucesivo. Así, lejos de destinar al fraude las
pequeñas embarcaciones de que usaron durante la guerra para el comercio, las van vendiendo
todas a los habitantes de este puerto, el de Cabello y Barcelona que se emplean en el tráfico
permitido de muías y carnes, y en el cabotaje de unas provincias a otras.
" Esta casi extinción del trato ilícito no ha sido efecto del resguardo marítimo. La Compañía le
mantuvo por espacio de cincuenta años sin poderle cortar ni aun disminuir. Se ha debido al
establecimiento de un Intendente que vigile con inteligencia y con celo los intereses del Rey y del
público, se debe a la buena forma y distribución que mi antecesor dio al resguardo de tierra que
es el que, verdaderamente, impedirá el contrabando siempre que proceda con fidelidad, se debe a
las precauciones tomadas en los puertos de la provincia por donde, en el día, es dificultosísimo se
introduzca y se extraiga cosa alguna clandestinamente, se debe, en fin, a la abolición de una
multitud de abusos de donde traía su origen aquel mal.
" El principal y aun el único contrabando nocivo se hacía en este puerto de La Guaira y en el de
Cabello, tenían parte en su ejecución las personas más condecoradas de la Provincia, le
fomentaba el descuido y poca inteligencia de los Gobernadores, la codicia de sus allegados, el
interés que en él tenían los Auditores, los Secretarios y hasta los mismos Ministros reales y el
poco celo con que se miraban los adelantamientos del Erario y la felicidad de la Metrópoli. Lejos
de servirle de remora el resguardo de mar, casi todos los comandantes de él disimularon, hicieron
o tuvieron una considerable parte en el trato ilícito. Estas, Señor Excelentísimo, son verdades que
yo no puedo ocultar, cuando se trata de un asunto tan interesante a la Real Hacienda y a la
nación: aquí las conocen todos los que tienen alguna práctica del país, y se podrían demostrar a
V.E. de un modo que no le quedase la menor duda. Pero sírvale, a lo menos, de prueba que casi
todos los Gobernadores han sacado de esta Provincia crecidas sumas que lo mismo, poco más o
menos, ha sucedido a los Auditores, que una gran parte de las casas ricas del país traen su origen
de oficiales reales que las fundaron y que últimamente, todo el mundo sabe que ningún
Comandante del resguardo, durante el privilegio de la Compañía, ha dejado su empleo sin haber
adquirido cincuenta mil pesos, cuando menos. No pretendo decir con esto que la Compañía se
mezclase en el trato ilícito: por el contrario, tenía mucho interés en que no se hiciese, pero no
todos sus dependientes tenían el mismo interés y mientras ella ha empobrecido, muchos de ellos
se han hecho opulentos.
" La mayor parte de estos abusos que fueron el origen y apoyo del contrabando los abolió el
establecimiento de la Intendencia. Por los puertos principales no se hace en el día ninguno; el que
puede hacerse por las costas ni es remediable ni merece consideración. Se reduce y ha reducido
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siempre a algunos pobres mochileros que llevan a hombro una fanega de cacao por caminos
intransitables y la cambian por una pieza o dos de coleta. Este trato ni ha causado ni causará
jamás perjuicio al comercio de la metrópoli. No lo puede cortar el resguardo marítimo en una
costa de más de trescientas leguas donde para acudir de una extremidad a otra necesitan los
corsarios dos meses. Si alguien puede interrumpirle es el resguardo de tierra bien distribuido,
porque hay ciertos puntos precisos fuera de los cuales no se puede hacer ni aun este fraude
miserable.
" Es, pues, negocio de experiencia que el establecimiento de la Intendencia ha hecho más para
aniquilar el contrabando en cinco años de lo que el resguardo hizo en cincuenta. Seguramente, si
fuese fácil eludir las precauciones aquí establecidas para cortar las introducciones clandestinas,
nunca se hubiera hecho un contrabando tan fuerte como durante la guerra que acaba de
concluirse, porque jamás ha habido tanta ganancia en hacerle. Suponga V.E. que el cacao ha
valido aquí por dos años consecutivos a ocho pesos fanega, mientras que en Curazao pasaba su
precio de veinte y cinco. Además de eso mi antecesor exigía, al que se exportaba para las colonias
amigas, veinte y uno por ciento de derechos sobre el avalúo de diez y seis pesos, que era lo
mismo que exigirle cuarenta y dos sobre su verdadero valor. Todas las mercaderías que entraban
satisfacían también veinte y uno por ciento de extranjería y cinco de alcabala. De todo lo dicho se
deduce que el contrabandista hubiera ganado, por una parte, doscientos por ciento de la
diferencia del precio del cacao, y sesenta y siete por ciento de los derechos que se dejasen de
pagar. Ninguna época puede presentarse en que el fraude produjese utilidades tan asombrosas.
Las costas, por otro lado, se hallaban desguarnecidas, porque no había corsarios ni buques de
guerra, los holandeses se encontraban armados, la atención de los Ministros del Rey estaba en
gran parte distraída con los alborotos de tierra adentro y la entrada y salida de buques de
diferentes naciones era favorable al desorden; sin embargo, nadie habrá que diga que durante la
guerra se ha hecho contrabando en esta provincia, y todas las señales son de que ha estado
interrumpido.
¿Y por qué, con tantas proporciones para el trato ilícito, no se ha hecho en la época en que había
más incentivo para hacerle? Porque el país se hallaba provisto de los géneros que necesitaba,
porque todos sus frutos encontraban buena salida y porque en los puertos no había
condescendencias ni soluciones. Es, evidente, pues, que el contrabando es extinguido sin
resguardo de mar: que el modo de conseguirlo es continuar con las precauciones tomadas y
fomentar los comercios permitidos por todos los medios que dicta la buena política. Si es cierto lo
que aquí se ha publicado de que a el cacao que se introduzca en España de países extranjeros se
le ha impuesto seis reales de derecho por libra, no hay resguardo en el mundo que equivalga a
esta oportuna providencia.
" Estoy muy lejos de pretender que mi parecer se tenga por infalible en una materia en que mis
luces y mi práctica son muy limitadas, pero hubiera querido que, a lo menos, se hubiese hecho la
experiencia de dejar las cosas, por un año, en el estado en que estaban, a ver que incremento
tomaba el comercio con la libertad concedida, sin la costosa protección de los corsarios. Siempre
estábamos a tiempo de establecerlos y entonces, con mejores luces, porque las mismas cosas
hubieran enseñado el camino que se debía seguir.
" Suplico a V.E. encarecidamente que en materia de comercio o resguardo de estas provincias
desconfie de cuantas noticias puedan darle los interesados en la Compañía Guipuz-coana. Ellos
tenían aquí cimentado un imperio que les ha sido muy doloroso perder. Buscarán todos los medios
de restablecerle y quisieran que este Erario se hallase gravado con un peso insoportable para que,
volviendo a soltarles la carga, los reintegrasen en su comercio exclusivo. Desde el principio se
propusieron fundar en el resguardo marítimo un baluarte para resistir a los ataques de sus
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contrarios. Nunca el tal resguardo fue necesario, pudiéndose suplir sus efectos por medios más
sencillos y menos gravosos, como lo ha demostrado la experiencia.
•> Le fue menos costoso de lo que figuran, y de lo que le será al Rey porque empleaban en este
objeto los mismos marineros y buques que, por otra parte, servían a su tráfico; pero la Compañía
se escudó con este espantajo del resguardo para hacer miedo a la Real Hacienda siempre que se
trataba de libertad al comercio de esta Provincia. No soy ni apasionado ni enemigo de la
Compañía Guipuzcoana; como a comerciante particular la serviré en cuanto pueda: pero tampoco
permitiré que perjudique al comercio nacional, guardando el justo medio de la imparcialidad y de
la razón.
" Repito a V.E. que en todo lo dicho no llevo más objeto que el deseo de que no se perjudique a
los intereses del Rey, ni a la prosperidad de estas Provincias. Examine V.E. mis proposiciones:
tome sobre ellas los informes que quiera de
personas inteligentes e imparciales y las hallará arregladas a la exacta verdad.
" Dios guarde, etc., etc ".'
" Excmo. Señor. - Muy Señor mío: Con esta fecha de 19 de Mayo último se sirve V.E. prevenirme
haber resuelto el Rey que se estabJezca, de cuenta de la Real Hacienda, un resguardo marítimo
que reemplace el que antes mantenía en estas costas la Compañía Guipuzcoana y de que ha sido
relevada en consecuencia de la extensión del libre comercio a estas Provincias. Al mismo tiempo,
me manifiesta V.E. haber nombrado S.M. por Comandante del referido resguardo, con el grado de
Teniente Coronel de Infantería y sueldo de vivo al de Fragata de ¡a Real Armada don Vicente
Antonio de Icuza con quien debo proceder de acuerdo sobre varios puntos pertenecientes a la
ejecución de este establecimiento para que corresponda a los fines que S.M, se ha propuesto de
asegurar sus Reales intereses, el beneficio de este público y el comercio de la Metrópoli,
impidiendo el contrabando que es verosímil hagan Jas colonias extranjeras con los países de esta
jurisdicción. Desde luego, concurriré, por mi parte, a que tengan el debido efecto las resoluciones
de S.M. superando cuantas dificultades se opongan a ponerlas en práctica. La mayor de todas,
preveo será el encontrar medios con que cubrir los gastos que ofrecerá el referido
establecimiento. La Compañía Guipuzcoana gastaba anualmente en su resguardo marítimo ciento
y cincuenta mil pesos, no obstante que las soldadas de los marineros se satisfacían en Europa y
que los buques corsarios servían a veces también para el comercio. Según los cálculos que he
podido hacer hasta ahora, valiéndome de los mejores datos, este asunto le costará al Rey
doscientos mil pesos con poca diferencia. El Erario de esta Provincia reducido en tiempo de paz a
su nivel regular no puede sufragar por sí este gasto. Será menester, pues, establecer algún
impuesto y aquí está la dificultad, porque en cacao, que es el fruto principal, tienen los habitantes
muy poca ganancia, y ya está gravado en donde tengo a mi familia a la que debo atender
> para que, atendidos motivos de salud, se le destine a un puesto en tierra, quien dice como en el
guardacostas va llevándole la pluma a don Vicente Antonio de Icuza en todo lo que corresponde a
su comisión pues haga reparar V.E. que todos los oficios que le dirijo son de la misma letra ... r,1
Sabemos pues, a que atenernos sobre la redacción de las cartas de Icuza.
De la misma fecha que la anterior (30 Diciembre 1783) es la siguiente carta, también dirigida a
Calvez, que denota otra clase de preocupaciones, no por prosaicas menos dignas de ser
atendidas, de nuestro corsario:
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" Excmo. Señor: Habiendo hecho recurso al Gobernador y Capitán General de estas Provincias por
mi despacho de grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería, que en oficio de 3 de Julio, me
avisó V.E. le había dirigido, con fecha de 19 de Mayo último, he experimentado que después de mi
arribo al puerto de La Guaira se le ha puesto el cúmplase y pasados los oficios de toma de razón,
acaban de hacerse los correspondientes asientos.
" Hago presente a V.E. que, por Abril próximo pasado, recibí la Real orden con el nombramiento
para esta Comandancia, e inmediatamente me puse en la Corte a presentar y recibir las órdenes
de V.E., y habiendo regresado a mi casa de Bilbao, pasé luego a San Sebastián a la carena y
habilitación del bergantín "Nuestra Señora del Coro", con cuyo motivo se me ocasionaron varios
gastos; y siendo así que en todo este tiempo me mantuve en Real Servicio y que los demás
individuos embarcados en el mismo bergantín "Coro" entraron al goce de sus sueldos, desde la
salida del Pasaje, que fue el 8 de Septiembre, como igualmente los empleados en el bergantín
"San Joaquín" y balandra "Nuestra Señora de Aranzazu" desde la suya de Cádiz: suplico a V.E. que
siendo justa mi instancia se digne mandar se me abone mi sueldo, desde el día de la fecha del
expresado despacho o bien desde la salida de Guipúzcoa, cuya gracia espero de la justificación de
V.E.
" Nuestro Señor guarde ... .a
Empleados los primeros días del año en trámites administrativos y otros detalles de organización
que no faltarían, ya
estaba Icuza en campaña para el día 16, como podemos ver por la siguiente carta a Calvez:
Muy señor mío: Desde Caracas avisé a V.E. mi arribo y que en las cercanías de Barcelona me
había detenido algunos días, solicitando a un bergantín inglés que supe andaba, habiendo dejado
mi conserva en este sitio y marchádose a La Guaira el bergantín "San Joaquín" y balandra
"Aranzazu". Igualmente, noticié a V.E. que, de acuerdo con el Intendente, pensaba hacer una
campaña con los dos bergantines y lancha "San Vicente Ferrer", al mando de don Juan Antonio
Careaga, y que, a mi regreso a aquella ciudad, arreglaría el número de guardacostas y clase que
debe haber en adelante.
> Habiendo, pues, salido el 16 de Enero los tres referidos buques desde La Guaira, navegando
cerca de la punta de Araya, a la vista de Cumaná e isla Margarita, rompió su palo de trinquete y
mastelero el bergantín "San Joaquín", por cuyo motivo deliberé habilitarlo con los palos y aparejo
del bergantín "Coro" y transbordarme con mi gente a aquél, enviando a éste a Puerto Cabello al
cargo de D. Manuel de Echeandia.
" Estando en la punta de Araya fondeados, en la faena de cambiar palos de un bergantín a otro,
me noticiaron estaban cerca de la isla Margarita, distantes de mí como cinco leguas, un bergantín
y una balandra inglesas. Me fue muy doloroso el no poder hacerme a la vela en aquellas
circunstancias, e Ínterin me aprontaba a toda diligencia, pedí un práctico al Gobernador de
Cumaná para que con bote registrase, como en efecto registró, si se mantenían en su puesto los
buques ingleses citados, pero regresando el práctico, me aseguró habían marchado y que, sin
duda, alguna lancha, de las muchas que cruzan aquella costa, les noticiaría de los bergantines
guardacostas.
"Inmediatamente que estuve habilitado con el "San Joaquín", me hice a la vela para la isla de
Puerto Rico, trayéndola conmigo a la lancha "San Vicente", y habiendo recalado el 13 del corriente
sobre el cabo Mala Pascua de ella, apresé una goleta inglesa a la que, sin pérdida de tiempo, la
armé en guerra, al mando de D. Domingo de Jauregui. El 14 avisté dos balandras, con bandera
inglesa, que salían de la costa. Me dirigí sobre ellas, pero conociendo huían dirigiéndose a entrar
en los bajos, hice seña a la lancha y goleta para que las siguieran, y, en efecto, antes de una
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hora, al ver los ingleses que Careaga y Jauregui se preparaban al abordaje, hicieron fuga en su
bote a tierra los de una balandra de la que, mientras se apoderó Jauregui, marchó sin pérdida de
tiempo Careaga, con su lancha, hacia la segunda cuya tripulación, al ver igual demostración de
abordaje, practicó la misma diligencia que la de la primera: ambas están forradas en cobre; la
primera cargada de palo de mora, y la segunda de muías las que he enviado al puerto de La
Guaira.
" El día 15 reparé salían de varios puertos hasta 9 barcos, entre ellos dos bergantines ingleses de
18 y 14 cañones, huyendo a toda diligencia, con los que se encontró dicho Careaga y se vio
bastante apurado entre ellos, al ver que me hallaba muy a sotavento dando caza, desde que
amaneció a otros tres barcos; de modo que pudimos coger tres solamente y, el inmediato día,
otras tres, que, en todo, son nueve: los cinco de ellos ingleses y los cuatro restantes
dinamarqueses.
" Si hubiera yo logrado venir con el otro bergantín y balandra "Aranzazu", la que también quedó
con el bauprés rendido, sin duda alguna hubiera tenido la mayor complacencia en dirigir a V.E.
una relación de veinte a veinticinco presas; pero pierda V.E. el cuidado que se les perseguirá con
tesón.
" Los expresados Careaga y Jauregui, como todos los demás oficiales, han trabajado con la mayor
actividad y manifiestan deseos de tener ocasiones de acreditar su amor y celo al Real Servicio, y
son acreedores a que S.M. los atienda.
> Aguada de San Francisco de Puerto Rico, Febrero 20, 1784 >.i
Complemento de esta carta es la que con fecha de 10 de Marzo siguiente, envía el mismo al
mismo " A bordo del "San Joaquín", en el Puerto Real de Ponce, costa de Puerto Rico " y reza así:
' Muy señor mío: Con fecha 20 de Febrero último tengo comunicado a V.E. haber apresado hasta
aquel día nueve embarcaciones extranjeras; y ahora que estoy continuando la misma campaña,
noticio a V.E. he apresado otros dos buques españoles. El primero es un guairo que parece había
estado en el Guárico y la segunda que es una balandra procedente de Santa Cruz, isla
dinamarquesa, demuestra también por su ban-
dera ser española, pero no he podido averiguar cuando arribaron a la isla de Puerto Rico, ni que
cargazón condujeron, pues ambas tripulaciones por estar los dos barcos fondeados, se han huido
a tierra hacia los montes. " Dios guarde, etc.. .. "-1
En otra carta, de fines del mismo mes, vuelve Icuza a referirse a las presas ya citadas, precisando
algunos detalles más. Dice así:
" Muy señor mío: Desde la costa de Puerto Rico, tengo escritas a V.E. dos cartas participándole
haber apresado en ella cinco barcos ingleses, cuatro dinamarqueses y dos españoles. Y que la
causa de no haber logrado apresar a otros tantos fue por no haber podido acompañarme a esta
campaña los otros dos buques de mi mando del cargo de D. Antonio Rodríguez y D. Manuel
Basarte y Echeandia, por haber rendido sus respectivos palos de trinquete y bauprés.
" Habiendo dejado limpia la costa de Puerto Rico, recalé cerca de la isia de la Trinidad, desde
donde hasta este puerto, aunque ha habido los días pasados una balandra inglesa de 14 cañones,
cargada de ganado vacuno y un balaux francés de muías, no he encontrado a otro ninguno. La
causa de no haberme dejado ir a la costa de Santo Domingo y Maracaibo, ha consistido en que
hacían suma falta, en caso de encuentro con enemigos, los sesenta hombres enviados a la
conducción de las citadas presas, y porque el gobernador de Puerto Rico, don Juan Saban, me
avisó anduviese con cuidado respecto a que en Tórtola isla inglesa, se estaban armando dos
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De acuerdo con el Intendente, arreglaré ahora el corso que debe subsistir en el día y,
puntualmente, daré a V.E. la noticia de lo que llegaremos a obrar.
"Dios guarde a V.E. muchos años. A bordo del bergantín "San Joaquín", en La Guaira. 28 de Marzo
de 1784 ".
En ese mismo mes de marzo, el día 9, se escribía al Comandante de los Corsarios la siguiente
carta sobre cuyo interés por lo que significa de espontánea solicitud para la solución de un
problema agudamente sentido y para atender
al cual se hace el ofrecimiento de noticias que gustosísima-mente les inspiraremos ", no
necesitamos insistir. Obsérvese también que, en la misma fecha, los signatarios de esta
comunicación han hecho presente el problema al Intendente Saavedra. La carta dice así:
" Sr. Don Vicente Antonio de Icuza.
" Muy señor nuestro: Con esta fecha hacemos presente a nuestro amado jefe, el señor Intendente
don Francisco de Saavedra, lo importante que será al servicio del Rey se destinen dos o más
corsarios marítimos para el resguardo de estas dilatadas y desamparadas costas. En esta virtud,
estimaremos a Vuestra Merced que, por su parte, facilite la pronta remisión de ellos ordenando a
sus capitanes que, en las primeras salidas que ejecuten a recorrer dichas costas sea con la
directiva de noticias que gustosísimamente les inspiremos, y a que nos anima el sincero fiel deseo
del desempeño de las confianzas que corren a nuestro cargo.
" Dios guarde a Vuestra Merced muchos años, Coro, 9 de Marzo de 1784.
" Besan la mano de Vuestra Merced sus atentos servidores. " José Antonio de Echearte, José de
Navarrete .
" Muy señor mío: En la fragata "Aurora" que se despachó ayer desde este puerto para el de Cádiz
tengo escritas a V.E. dos cartas noticiándole lo que ocurría; y ahora con motivo de haber recibido
la adjunta que me han escrito los administradores de la Real Hacienda de la ciudad de Coro,
vuelvo a hacer presente a la consideración de V.E. que sin embargo de los empleados por el
Comandante del Resguardo de tierra don José de Pizarro, así a caballo como a pie, y estar bajo su
mando cuatro lanchas y un balaux guardacostas; me piden en ella dos o más guardacostas
prometiendo instruirán a los Capitanes que yo enviare con noticias oportunas al Real ser-
vicio para lograr el resguardo de aquellas dilatadas y desamparadas costas.
> Al verme sin el mando de las cuatro lanchas y del balaux que sin necesidad han habilitado
causando gastos, sin conocimiento mío, como V.E. verá por una de las citadas, con fecha 5 de
éste, he dejado do enviar a la balandra "Aranzazu" la cual, sin el riesgo de perderse, no podría
internarse en los bajos de Arícula en la explicada costa de Coro en donde comercian los
holandeses, y por lo mismo era precisa la compañía de una o dos lanchas que podrían atracarse
en tierra para poder apresar goletas o balauxes que continuamente trafican desde la isla de
Curazao que no dista más de doce o quince leguas; y a la balandra "Aranzazu" sola se le
escaparían de noche, por lo mismo que se vería sin poder entrar de día en los bajos referidos.
Espero que V.E. sin pérdida de tiempo tomará las disposiciones que más convengan al servicio de
S.M. pues no podré hacer se verifiquen lo que V.E. me encargó, desea y yo quisiera, sino es
teniendo o concediéndoseme el mando sobre todo buque guardacostas sea grande o pequeño. "
Dios guarde... ".
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Pero no estaba para atender a esas ni a ningunas otras razones el ministro español cuya
resolución respecto al corso de las costas venezolanas había sido tomada ya para esas fechas,
como muy pronto lo hemos de ver.
Por otra parte, mientras Icuza andaba de corso por aguas de Puerto Rico, el Intendente Saavedra
había convocado a una Junta cuyo objeto era tratar del establecimiento de un fondo o dotación
con que acudir a los gastos y subsistencia del Resguardo de mar y tierra, con arreglo a lo
dispuesto por la Real Orden de 19 de Mayo de 1783.
No deja de llamar la atención que mientras este último, enemigo encarnizado de Icuza, toma
parte en la junta, ésta se celebre en la ausencia del Comandante Corsario que algo parece que
hubiera tenido que decir en ella. No es así de extrañar que entre las conclusiones figure la de que:
" Considera el Ilustre Ayuntamiento que no son necesarias embarcaciones para guardacostas,
pues aunque los tuvo la Compañía, es notorio que le servían más de perjuicio, en los grandes
gastos que hacían, que de provecho: que bastará el resguardo de tierra como lo tiene acreditado
la experiencia en los tres últimos años en que la Compañía ni el Rey han tenido corsarios ".
Pero... como deben tener el más pronto cumplimiento las órdenes de S.M.. .. que de los
doscientos mil pesos que se han graduado para este objeto, lo más que se puede regular a la
provincia de Caracas... es cien mil y éstos se podrán extraer imponiendo sobre dicho comercio un
cinco por ciento.
No conocemos la reacción de Icuza ante los resultados de esta junta en su ausencia celebrada y
que tan directamente afectaba a sus planes. Al no tener noticia de queja alguna suya ni tan
siquiera de comentario a ella referente, debemos pensar que, al fin y al cabo, debió considerar
razonable la reducción acordada, puesto que en sus actuales campañas había podido comprobar
que, indudablemente, la acción de !os contrabandistas no era ya como la de los antiguos tiempos
ni de la magnitud que sus informes le habían hecho creer, ni por otra parte le iba a servir de nada
el oponerse a opinión que tan claramente se había manifestado mayoritaria y habría de gozar de
la simpatía de la Provincia en cuanto reflejaba una mayor defensa contra la exacción de sus
recursos.Pero otra contrariedad le aguardaba ante la cual, ciertamente, no podía callar: las
lanchas guardacostas con las cuales contaba fundamentalmente para el completo servicio y cuya
utilidad se le revelaba ahora aun mayor que nunca en vista de las reducciones a que habría de
estar sujeto éste, habían sido puestas a las órdenes del Comandante del Resguardo de Tierra "
que ha puesto capitanes con encargo a sus patrones no se acerquen al buque comandante ni
obedezcan orden mías y que de lo contrario serán conducidos a Caracas con un par de grillos, y
así se ha verificado en lo que corresponde a la primera parte, pues ninguno se me ha presentado
".
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construir, es decir, se trataba de una obra hija de su propia experiencia; se trataba de algo que el
más elemental sentido común proclamaba como una verdad que rompía los ojos y hacía hervir el
pecho de indignación, como herviría ciertamente el de Icuza, pues sobre la condición de los de su
raza ya había escrito acertadamente Larramendi: " El genio del guipuzcoano es salido como el del
vizcaíno. Del guipuzcoano de bien a bien se logrará todo; pero por mal nada se logrará, porque se
emperra y obstina, y jura a Dios, Jauncho que no ha de ser lo que tu quieres.. . Tratados bien son
admirables para amigos, son fieles, secretudos, serviciales. Tratados mal y duramente saltan y se
enojan con facilidad ".
Se comprende, pues, bien, y se siente la cólera escondida tras las fórmulas corteses y las razones
legales de la carta que, con fecha 3 de Abril, dirige desde La Guaira, al Intendente Saavedra y de
los esfuerzos que habrá tenido que hacer el escribano EIduayen, el " Vecino concejante de
Fuenterra-bía " y hombre " que lleva la pluma al Comandante Icuza ", para escribir en los tonos
más comedidos y del modo más objetivo la carta cuyo texto completo damos a continuación y en
la cual también, dentro de la mayor sobriedad, se hace referencia a otro agravio que acaba de
recibir: el que a varios de los oficiales de los que bajo sus órdenes han venido a servir en los
guardacostas, se les haya destinado a tierra, sin que a él, su Comandante, se le haya siquiera
avisado de ello.
Dice así la carta: del resguardo de tierra, como se ha executado, y facultarle la proposición de
capitanes y demás relativo a este objeto, sin que a ello pueda obstar la Real Orden que Vuestra
Merced cita por no declarar a que Comandante han de estar sujetas las lanchas de que se trata, y
hablar únicamente del sujeto encargado para mandarlas. En estas circunstancias, y hasta que se
me presente orden del Rey que terminamente decida que las lanchas deben estar bajo la dirección
del Comandante del Corso, no puedo variar la resolución tomada en consecuencia del capítulo de
instrucción citado del cual incluyo a Vuestra Merced una copia para su inteligencia. De los oficiales
que, bajo las órdenes de Vuestra Merced, vinieron en los guardacostas, sólo sé que se haya
destinado en tierra al Capitán de la "Aranzazu", cuya novedad se le avisa a Vuestra Merced para
que proponga quien le suceda en el mando. Dios guarde, etc., etc. "
A la vista de esta carta, Icuza, acompañando copia de ella y de la suya antecedente, eleva la
cuestión a Calvez, en los términos siguientes (La Guaira, 5, abril) :
" Muy señor mío: Con fecha 28 de marzo, tengo escrito a V.E. mi llegada a este puerto, y muy
lejos de pensar en molestar sus respetos con recursos, discurría entonces arreglar, de acuerdo con
el Intendente, el corso que por ahora debe subsistir en el resguardo de estas costas. Pero al
primer paso, me he hallado sin facultades para poder disponer sobre las cuatro lanchas
guardacostas que, en tiempo de la Real Compañía, y aun en el de D. José de Abalos, estuvieron
bajo mi mando. Porque durante la campaña de Puerto Rico, las ha apropiado bajo del suyo don
José Pizarro, comandante del resguardo de tierra, como si fueran buques semejantes a las dos
falúas de rentas que, destinadas a su disposición, hay en este puerto y otra más en el de Cabello.
" Me hallo algo indispuesto de un pie que me embaraza subir a Caracas, por cuyo motivo he
escrito al Intendente don Francisco de Saavedra, una carta que su copia y la de la respuesta
incluyo a V.E. a una con la del capítulo 59 de la Real Instrucción de Intendencia que me ha dirigido
la cual parece, no habiendo disposición expresa que derogue su contenido, da facultades al
comandante del resguardo de tierra D. José Pizarro sobre las lanchas guardacostas. De modo que
no ha tenido su Señoría arbitrio para dejar de ponerlas bajo su mando, según dice en la citada
respuesta, sin embargo de habérsele hecho presente en mi instancia que la piedad del Rey, en su
Real patente, me nombra Comandante en Jefe, no sólo de los buques que conduje desde Cádiz,
sino también de los que aquí hubiese armados con el objeto de guardar estas costas.
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" En lugar de lanchas o canoas que en otro tiempo tenían los Factores de la Real Compañía, y
después debían entender también en su dirección los administradores de Real Hacienda, y que las
cita la expresada Instrucción de Intendencia, ha hallado y tiene hoy a sus órdenes don José
Pizarro, las tres falúas referidas, dos en éste y una en Puerto Cabello, con cada ocho a diez
hombres, suficientes para las visitas de barcos y resguardo de bahía; para cuyo fin no teniendo,
como no tiene necesidad de lanchas guardacostas, las ordena ir a todas partes lejos de los
puertos, separadas de mi compañía y mando, aun el balaux que han armado en guerra y enviado
desde Puerto Cabello con una de las lanchas a la costa de Coro, sin inteligencia mía. Si se debe
seguir esta regla, esté V.E. en la segura persuasión de que jamás podremos lograr hacer el
servicio con aquella quietud, eficacia, felicidad y economía que la recta intención de V.E. desea y
yo quisiera. Y, por consiguiente, me será doloroso al ver que, encontrándome con algunos barcos
enemigos y, al mismo tiempo, por casualidad, con lanchas guardacostas, no obedezcan éstas,
como no obedecerán orden mía, y que se malogre el fin de apresarlos, pues la experiencia de
muchos años me enseña que los buques mayores guardacostas sin el auxilio de las lanchas no
podrán siempre apresar todos los barcos de ilícito comercio que llegaren a encontrar, ni tampoco
éstas sin la sombra y respeto de aquellos, como se ha verificado en la campaña que acabo de
hacer en los bajos de Puerto Rico con el bergantín "San Joaquín" y lancha nombrada "San Vicente
Ferrer", al cargo de don Juan Antonio de Careaga que se halla con alguna aptitud más que la que
tienen los jóvenes que don José Pizarro ha colocado por capitanes, teniendo yo en los dos
bergantines y balandra "Aranzazu" varios oficiales a quienes poder destinar para que las manden,
sin añadir nuevos sueldos, respecto el resguardo marítimo desde la costa de la Trinidad hasta la
de Maracaibo, respecto a haber reconocido yo, en las recorridas que he dado y noticias que he
tomado, de no recalar a estas costas embarcaciones extranjeras contrabandistas en tanto número
y con la fuerza que venían hasta algo antes de la guerra, ni como se conceptuó vendrían después
de la declaración de la presente paz, y deben consistir en:
2 balandras de 14 cañones cada una con 85 a 90 hombres de Capitán a paje, cuyo costo se
considera al año, atento al crecido de carenas que se ahorra en el forro de cobre de 22.000 a
23.000 pesos .... 46.000
1 balaux ligero con 4 cañones y demás armamento
correspondiente y 30 hombres ............... 6.000
4 lanchas con su cañón y armamento y tripulación
de 20 hombres, cada una a 4.000 pesos ........ 16.000
Pesos: 68.000
" Nota. - Que no teniendo en el día más que una balandra se puede hacer la presente campaña
con ella y el bergantín "San Joaquín" y en el caso de que, por apresamiento, se consiga otra que
sea proporcionada, se deberá armar luego, y en el de que no se logre el apresamiento, se deberá
comprar para dejar dicho bergantín "San Joaquín", en Puerto Cabello desarmado, al cuidado de
dos hombres para en caso de urgente necesidad de habilitarlo o para en los que haya noticia de
contrabandistas de mayor fuerza que la de las dos balandras en Puerto Rico cuando se suele
recorrer aquella costa y podrá destinarse el bergantín "Nuestra Señora de Coro", siendo del Real
agrado, a la costa de Honduras con su capitán don Manuel de Echeandia, por haber navegado éste
por aquellos mares, y ínterin puede emplearse dicho buque con una de las balandras presas en la
conducción de la madera que existe en Cumaná y se está perdiendo y podrá tener salida en
Puerto Cabello a beneficio de la Real Hacienda.
" Caracas, 27 de Abril de 1784... .-1
Al día siguiente, 28, Saavedra remite a Gálvez el nuevo plan de Icuza, al parecer <> formado con
su acuerdo ".2
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Mientras tanto Icuza, no dispuesto a perder su evidente derecho sobre las lanchas, prepara la
debida réplica a Saave-dra. Lo hará dejando que pasen unos días más a fin de que el hervor de la
cólera remita lo bastante como que para las razones legales sean expuestas en el mejor orden y
con la máxima claridad. Y la péñola de Klduayen se mueve sosegadamente para poner a la firma
del Comandante del Corso la siguiente carta:
- Muy señor mío: En carta de 3 del corriente, contestación a la mía del propio día, en que hice
presente a V.S. la novedad de haber hallado las lanchas del resguardo a las órdenes del
comandante de tierra con todo lo demás relativo a este punto, se sirve V.S. manifestarme que,
habiéndose procedido en esto con arreglo a lo declarado por el capítulo 59 de la Instrucción de la
Intendencia cuyo tanto se ha servido V.S. incluirme, no puede variar la resolución tomada hasta
que se le presente a V.S. orden del Rey que, determinadamente, decida que las lanchas deben
estar bajo la dirección del Comandante del corso.
" Si el espíritu del referido capítulo 59 fuese tal como parece se ha conceptuado, sería justo y bien
fundado el no variar la resolución tomada sin expresa orden del Rey; pero, permítame V.S. le
haga presente que el referido capítulo se ha tomado en el accidente y no en la sustancia, como lo
conocerá V.S, de lo que expondré.
"Lo primero, el referido capítulo no tuvo otro origen ni fundamento que el de varios litigios que
tuvieron los Oficiales Reales antes del establecimiento de la Intendencia, y el ultimo, muy
inmediato a él, en Puerto Cabello con una goleta que salió de allí, y sospechando por lo muy
metida que estaba y de sus maniobras afuera, salió una de las lanchas del resguardo desde el
puerto, la reconoció, realizó su sospecha y la condujo al mismo puerto de que resultó, como en
otras ocasiones, la cuestión y litigio de si debía reputarse presa o comiso, y este y otros casos de
su naturaleza obligaron a declarar el punto por el referido capítulo que es la sustancia de él, como
V.S. lo reconocerá.
Lo segundo, que comprueba eficazmente esto mismo es que, habiendo sido el señor don José de
Abalos, antecesor de V.S. el que bajo la instrucción referida estableció esta Intendencia y sabía
bien el verdadero espíritu del citado capítulo y no perdonar ningún derecho o acción de su
ministerio, no separó de mi comando ninguna de las lanchas, sino que todas estuvieron a mis
órdenes como que fui Comandante del Resguardo de Mar cuasi en todo el tiempo de su
Intendencia.
Lo tercero que en la nominación que hace al principio dicho capítulo de lanchas del Resguardo en
los puertos de La Guaira y Cabello, confunde la cualidad de embarcaciones destinadas
expresamente para este fin, porque en La Guaira sólo había una falúa que corría a las órdenes de
los Oficiales Reales y en Puerto Cabello otra falúa y canoa y aquélla confusa de nombre, pues
aunque había dos lanchas en La Guaira y una en Puerto Cabello para cargar y descargar, no eran
éstas del Resguardo, y sólo en algún caso raro de haber recelo de algún contrabando en la
inmediación del puerto, se armaban y, hecha la diligencia, se volvían a desarmar y lo que se
aprehendía con ellas en las inmediaciones, se reclamaba como comiso y no así con todo cuando
las mismas lanchas alguna rara vez se armaron para salir fuera del recinto del puerto, pues
entonces se reputaba lo cogido como presa, y no por comiso, como en el otro caso, lo cual apoya
no haber estado nunca destinadas las lanchas al resguardo ni fuera de mi comando se reforma o
aclara al fin de dicho capitulo, cuando se trata del nombramiento de los cabos, pues dice: de
lancha o canoas de resguardo, y de que habla de éstos únicamente destinados al resguardo en los
puertos se evidencia del pasaje en que dice: les han de expedir sus títulos por solo el Intendente
como a individuos del Resguardo de tierra, pero que tampoco han de poder alejarse en sus
empresas del puerto y sus inmediaciones.
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Finalmente, por el oficio que me pasó el Excelentísimo Señor don José de Calvez en respuesta al
de mi proposición de oficial que tuviera comando particular de las lanchas bajo de mis órdenes, se
ve que no deben éstas distraerse de mi comando, porque si hubiesen de estar al del Comandante
de tierra, se lo avisaría a V.S. su Excelencia expresamente. De no ser así, como todos los demás
referidos antecedentes del origen del capítulo de no haberse hecho por él variación después de
establecida la Intendencia por el antecesor de V.S. hay sobre lo J primero varios cuerpos de autos
ante el escribano don Antonio ;¡ Juan Tejera, y consta lo segundo a los Factores de la Beall
Compañía y aun a los Ministros de la Real Hacienda de aquél tiempo, si tuviese V.S. a bien
informarse, mediante lo cual sobre estar, como está, clara y terminante la justicia de mi acción
sobre dichas lanchas, me son indispensablemente necesarias para hacer el resguardo de mar con
toda la actividad posible o no exponiendo a malograr los lances que se ofrecen en la persecución
de las embarcaciones contrabandistas, y en los casos de imposibilidad de acercar con los corsarios
mayores entre bajos y parajes de poca agua en que suelen abrigarse y hallar su refugio, en cuya
atención espero de la prudente consideración de V.S. se servirá dar la correspondiente providencia
a fin de que se me entreguen dichas lanchas.
"Nuestro Señor guarde, etc., etc. (Caracas, 26 Abril, 1784) "-1
La disputa se prolonga a través de todo el mes de mayo, hasta que, a principios de junio, el
Intendente Saavedra convoca a una reunión, a fin de buscarle salida al asunto. Reúne, con él, a
don José de la Guardia, Contador Mayor; don Francisco de Múgica, Contador Principal de Ejército y
Hacienda; don José de Vidaondo, Tesorero General; don José Antonio de Oraa, Administrador
General y don José de Li-monta, Fiscal de la Real Hacienda.
Los reunidos consideran los puntos en disputa entre los Comandantes de los Resguardos de Mar y
Tierra sobre la utilización de las cuatro lanchas guardacostas y, al fin, adoptan la salomónica
decisión de adjudicar dos de ellas, la "San Vicente" y la "San Nicolás" para el servicio del corso
marítimo al mando de Icuza, y reservan las otras dos para el resguardo de tierra, a las órdenes de
Pizarro.
Saavedra da cuenta de tal decisión, que seguramente a ninguna de las dos partes contenta y que
ciertamente a Icuza no puede satisfacer, en carta que dirige al ministro Calvez.
Pero una decisión de mucha mayor entidad y gravedad ha sido ya tomada por éste y es la que
vamos a considerar en el apartado que sigue.
6 - Descarga la tormenta
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Porque empieza repitiendo cómo Icuza a su llegada, en su recorrido de las costas de Cumaná y
Margarita, etc., no había hallado una sola embarcación de ilícito comercio, lo cual es cierto; pero
no lo es menos que los administradores de Real Hacienda de Coro, como a su hora lo hicimos
constar, se habían dirigido a Icuza diciéndole que " con esta fecha hacemos presente a nuestro
jefe el señor Intendente D. Francisco de Saavedra lo importante que será al servicio del Rey se
destinen dos o más corsarios marítimos para el resguardo de estas dilatadas y desamparadas
costas ", cosa sobre la que Saavedra guarda el más absoluto de los silencios.
Habla después, por cierto bastante despectivamente, de las siete presas que ha hecho Icuza en su
campaña por la costa de Puerto Rico, cuando para la fecha en que esto escribe le consta
positivamente que no son siete sino once las presas realizadas; omitiendo, désele luego, lo que
dice Icuza de las desgraciadas circunstancias, como la de la rotura del mastelero del "San
Joaquín" y el bauprés rendido de la "Aranzazu", las que le impidieron que el número de presas se
elevara fácilmente al doble. Y da la casualidad de que estas cosas ocurren en las dos
embarcaciones donde Icuza no pudo poner mandos de su propia elección, como en la "Aranzazu"
de la que tanto partido habría sabido sacar José Antonio de Álzate y de la cual Rodríguez, el
sustituto impuesto por Calvez, termina por irse para buscar un acomodo en tierra; la "Aranzazu"
de la cual no se muestra dispuesto a prescindir Icuza, que tan bien la conocía, en su nuevo plan y
que terminará por ser vendida por inútil para el corso por los nuevos doctos en la materia.
De otro punto de evidente gravedad habla Saavedra al Ministro de Indias: el de las competencias
suscitadas entre los dos resguardos cuyos dos jefes, dice, " salieron ya de Cádiz implacables
enemigos ", añadiendo que " El resguardo de mar, apoyado por la Compañía, y compuesto todo de
vizcaínos, ha levantado el estandarte de la discordia contra el resguardo de tierra compuesto por
la mayor parte de andaluces ", aunque tiene que confesar a renglón seguido que " es cierto que
estos (los andaluces) han cometido alguna otra violencia que yo no he podido remediar. .. ". Por
donde nos encontramos con otro caso semejante a aquel que, cuando la rebelión de Juan
Francisco de León, diagnosticaba Ramón de Basterra diciendo: Las entrañas meridionales de
Venezuela habían de sentirse heridas por aquella intervención (la de la Compañía Guipuz-coana)
imprevista y avasalladora de una raza hasta entonces desconocida ".
Sin embargo, los venezolanos habían tenido ya suficientes ocasiones de ir conociendo a esa nueva
raza de la que, cuando la hora de la suprema prueba se acercaba, podrán decir, refiriéndose
concretamente a sus hombres de mar, cosas como éstas:
" De Cumaná, la Nueva Barcelona, Guaira, Puerto Cabello, Coro y Maracaibo se encuentran
marinerasos con que poder tripular hasta cuarenta barcos cañoneros, y una escuadra de veinte
buques de guerra. Y entre los Oficiales de mar y Pilotos los más vizcaínos muy capaces para estos
mandos y de espíritu sobresaliente en los casos de ataque, que son los únicos en quienes fiaría
tales facciones, y no en los oficiales de tierra que discurren los eventos de esta carrera con poca
madurez careciendo de experiencia
Por lo demás, en la carta de Saavedra se repiten las acusaciones contra la Compañía de la cual
"los Factores, los Comandantes del Corso y todos los dependientes hacían el contrabando a
banderas desplegadas ", para terminar diciendo que - ellos (los de la Compañía) han llevado el fin
de despachar sus malos barcos a buen precio, como lo han logrado, etcétera, etcétera ".
Y sin más comentarios, damos a continuación copia completa de la carta que es como sigue:
" Excmo. Señor:
" Muy señor mío: El 27 del pasado en la noche, dio fondo en ei puerto de La Guaira el Teniente
Coronel don Vicente Antonio de Icuza, de vuelta de su primera campaña que ejecutó únicamente,
con el bergantín "San Joaquín" porque el bergantín "Coro" perdió un palo poco después de su
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Icuza ha recorrido todas las costas de esta provincia, desde Coro hasta Trinidad, y no ha hallado
en toda ella una sola embarcación de ilícito comercio. También recorrió la costa del sur de Puerto
Rico donde apresó siete barcos dinamarqueses o ingleses que, anclados en aquellas radas, hacían
el contrabando, aunque no hubiera podido hacer estas presas, si no hubiese llevado consigo una
lancha corsaria de las cuatro que había aquí anteriormente, las cuales son las embarcaciones
verdaderamente útiles para la persecución del contrabando.
De aquí puede V.E. inferir dos cosas: la primera, que las embarcaciones grandes, como las que ha
traído Icuza, no son a propósito para el corso que se necesita en las costas de esta Provincia,
especialmente el bergantín "Coro" y la balandra "Aranzazu" que ni andan ni barloventean, como lo
ha acreditado la experiencia, y que, por consiguiente, son absolutamente inútiles, La segunda,
que en esta Provincia no se hace en el día sino poquísimo contrabando, y ese no se ejecuta en las
costas, a viva fuerza, sino en los dos puertos principales de La Guaira y Cabello, por medio de
varias estratagemas que con el tiempo, la constancia y la observación se van descubriendo y
cortando. Desde mi ingreso a esta Intendencia, se han hecho varias aprehensiones de varios
fraudes y todas se han ejecutado en los puertos o a la entrada de ellos en embarcaciones que
venían confiadas en las inteligencias que tenían con los mismos empleados de la Real Hacienda.
Habrá diez días que se descubrió una redada de defraudadores que, con facturas falsas, sacaban
guías de la aduana de géneros que iban a tomar en Curazao, y después introducían, a golpe
seguro, en Puerto Cabello, sobre lo cual estoy siguiendo la causa con el mayor ardor, habiendo
preso a una multitud de reos, entre ellos el guarda mayor de La Guaira que, según lo que hasta
ahora, resulta, será necesario quitarle el empleo porque contribuía, con su disimulo, a este
método diabólico de hacer el contrabando, que, según aparece, ha mucho que estaba establecido
y se ha rastreado por una rara casualidad. Con este y otros ejemplares que anteriormente he
hecho, se hallan desanimados los defraudadores en términos que, acabo de saber por noticias
muy verídicas, que una gran cantidad de pesos que había depositada en Curazao para hacer el
contrabando, la han mandado los interesados remitir a Europa, temerosos de no poder lograr sus
intentos.
Crea V.E. lo que dice el que está verdaderamente interesado en la felicidad de estas provincias y
que no tiene más ahinco que el que florezca su agricultura y el comercio de la metrópoli.
El contrabando puede extinguirse fácilmente en este país, sólo con el resguardo de tierra bien
establecido y ayudado de las cuatro lanchas corsarias. -El resguardo de mar absolutamente es
inútil. La Compañía Guipuzcoana lo sostuvo porque afianzaba, en la apariencia, un servicio que
realmente le costaba mucho menos de lo que ha clamoreado la estabilidad de un privilegio
exclusivo que le valía millones. El resguardo de tierra nunca lo estableció sobre un pie vigoroso
porque los Factores, los Comandantes del resguardo y todos los dependientes hacían el
contrabando a banderas desplegadas. Los mismos barcos que venían de Europa traían lo menos la
mitad de la carga fuera de registro. Estas son verdades que aquí se hacen palpables al hombre
menos ilustrado, y V.E. las reconocera experimentalmente luego que el comercio libre que se va
entablando con felicidad, llegue a su pleno vigor.
Aún cuando los dos resguardos fuesen verdaderamente útiles, dos comandantes, tan autorizados
como los que aquí han venido, los harían perjudiciales con sus competencias. Los dos salieron ya
de Cádiz implacables enemigos, han tenido aquí discordias ruidosas y, por más que apuro todos
los recursos de la prudencia, y de mi espíritu conciliador, preveo que las tendrán aún mayores en
lo sucesivo. El espíritu de partido que domina en esta Provincia se ha mezclado ya en estas
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Aseguro a V.E. que cuando llegué aquí y vi la faz de este país, sus proporciones y el genio de sus
habitantes, me prometí una Intendencia feliz, pero la venida de los dos resguardos, sus
desaveniencias y la dificultad de mantenerlos me ha perturbado la tranquilidad, me distrae la
atención de los objetos más importantes de mi ministerio y me quita aquel fondo de satisfacción y
de paz tan necesario para hacer cosas buenas.
" Repito a V.E. lo que varias veces le he dicho. El resguardo de mar es absolutamente inútil,2 y, en
las actuales circunstancias, perjudicial. El contrabando se cortará del todo con el resguardo de
tierra bien establecido, el comercio libre fomentado, y el derecho de seis reales por cada libra de
cacao introducido por mano de extranjeros que se ha puesto en esa Península cuya providencia
vale sola más que todos los resguardos. No le deslumhren a V.E. las siete presas que acaba de
hacer Icuza en la costa de Puerto Rico. Todas ellas apenas valen ocho mil pesos y sólo la balandra
"Aranzazu" y el bergantín "Coro" han gastado, desde que llegaron a Puerto Cabello inválidos, más
de diez mil sin haber hecho el menor servicio. Además, en la costa del sur de Puerto Rico se
apresan con tanta facilidad los barquillos extranjeros que están a!lí haciendo el contrabando de
muías que los guairos que van a aquella isla por los correos se traen siempre una o dos presas, y
este servicio podría ejecutarlo una goleta del Rey que hay en Puerto Cabello que lo ha hecho ya
muchas veces.
Estas ideas serán poco concordes a las que le influirán a V.E. los interesados en la Compañía
Guipuzcoana que son los ünicos votos que aquí tiene el corso marítimo, pero debe V.E. advertir
que ellos han llevado el fin de despachar sus malos barcos a buen precio, como lo han logrado, y
ejecutar lo mismo con los almacenes y arreos navales que les quedan en Puerto Cabello. Además
quisieran ver esta Provincia gravada con más carga de la que puede sufrir a ver si puede recobrar
su antiguo privilegio.
Dios guarde, etc. Caracas, 4 Abril, 1784 n.1
Y al día siguiente, 5 de Abril, vuelve Saavedra a insistir en sus ataques al resguardo de mar en
una extensa comunicación en que repite lo de la competencia suscitada entre los Comandantes de
los Resguardos de Mar y Tierra, la inutilidad del corso, el gran gasto que ocasiona al erario, etc.,
etc. En cabeza de la primera página de esta carta, se puede ver una nota que dice así:
" El Rey quiere que los guardacostas sobrantes en esa Provincia pasen a Cartagena de Indias a las
órdenes del Arzobispo Virrey con la mayor prontitud que fuera posible, lo que prevengo a V.S. de
orden de S.M. para su puntual cumplimiento.
" Dios guarde a V.S. muchos años. El Pardo, 18 de Marzo de 1784 ".J
Pronto, pues, recibiría el Intendente Saavedra con el alborozo que es de suponer en quien logra
una cosa en cuya consecución tantos afanes había derrochado, el siguiente despacho de Calvez:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Por cartas de V.S. de 24 de Octubre y 30 de Diciembre del año último, números 17 y 35, y su
reservada de la primera fecha número 1, se ha enterado el Rey de cuanto en ellas manifiesta S.S.
acerca del Resguardo Marítimo mandado establecer por orden de 19 de Mayo del mismo año, para
reemplazar el que antes mantenía en estas costas la Compañía Guipuz-coana, haciendo presente
el exorbitante gasto que la subsistencia de dicho resguardo causaría a la Real Hacienda; la
necesidad de establecer algún impuesto para ocurrir a él por no alcanzar a cubrirlo ese erario; la
dificultad de hallar medios que faciliten dicho impuesto y, sobre todo, lo infructuoso que expresa
V.S. es la manutención del expresado Resguardo Marítimo, por hallarse cuasi extinguido el trato
ilícito desde e! establecimiento de esa Intendencia, por la buena forma que dio al Resguardo de
tierra, el celo con que se ha mirado este punto por los Ministros de Real Hacienda, y las
precauciones que se han tomado para impedir las grandes introducciones clandestinas por los
puertos principales que era por donde en lo antiguo se ejecutaban, no mereciendo consideración
alguna el que pueda ejecutarse por las costas el cual no es posible tampoco lo impida el corso del
mar por lo dilatado de ellas, habiendo enseñado la experiencia que lo que éste no pudo lograr en
cincuenta años que lo mantuvo la Compañía, se ha conseguido en sólo cinco que se ha establecido
la Intendencia. En la inteligencia de todo lo expresado, y supuesto haberse mandado a V.S. en
Real Orden del 18 del próximo anterior, que con la mayor prontitud posible hiciera pasar a
Cartagena de Indias a las órdenes del Arzobispo Virrey de Santa Fe, los buques corsarios
sobrantes en esa Provincia, me manda S.M. prevenir a V.S. que destinando al Comandante don
Vicente Antonio de Icuza al resguardo de las costas de Cartagena, arregle el de las de esas
Provincias, según lo regulare conveniente y preciso a evitar enteramente el contrabando y no
recargar demasiado al erario ni al comercio con sus costos y los del resguardo de tierra que no
pueda excusarse. Dios guarde V.S. muchos años. Aranjuez, 21 de Abril de 1784. José de Calvez.
Señor Intendente de Caracas "-1
En Real Orden separada de esta fecha, contesto a V.S. a sus tres cartas que tratan del resguardo
marítimo mandado establecer en esa Provincia, añadiéndole por ésta queda S.M. enterado de
todos los particulares que toca V.S. en la reservada número 1, manifestando cuanto su celo le ha
dictado, así sobre las verdaderas causas de que había dimanado el excesivo contrabando que
antes del establecimiento de esa Intendencia se ejecutara y se halla ya cortado con las
precauciones tomadas por ella, como en cuanto a las ideas de la Compañía Guipuzcoana y medios
de que presume V.S. se valdrá siempre para reintegrarse en su comercio exclusivo que le ha sido
tan doloroso perder. Y puede V.S. estar asegurado de que los influjos de los empleados en ella no
tendrán lugar jamás en el Ministerio de mi cargo. Dios guarde a V.S. muchos años. Aranjuez, 21
de Abril de 1784
Lo primero que sorprende en la drástica decisión de Gál-vez es la precipitación con que pasa a
destruir, de un plumazo, toda la empresa que, bajo su patrocinio y en labor paciente de varios
meses, había puesto en marcha Icuza.
Pasma luego que esta brusca vuelta de timón haya sido dada sin que para obrar así contara más
que con la información de una sola de las partes. Y si se alega que esa parte era precisamente la
del funcionario con quien, antes que nadie, debía confiar en Caracas, ¿por qué no lo hizo antes de
poner en marcha la empresa o una vez puesta, por qué no esperó a que un prudencial plazo de
varios meses pusiera la verdad en su punto ? ¿ Por qué no aguardó a que posteriores informes de
este funcionario fueran confirmando sus primeros asertos, pues aunque la verdad es que esas
posteriores informaciones siguieron machacando sobre los mismos tópicos, no lo es menos que ni
llegó a conocerlas, puesto que tomó su decisión en cuanto le llegaron esas primeras cartas del 24
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Quizá las últimas líneas de la "Reservada " nos den la explicación, o por lo menos parte de la
explicación del asunto. Cuando vemos al Ministro de Indias escribir a su subordinado, repitiendo
aquí también, casi a la letra, las palabras de éste, sobre " las ideas de la Compañía Guipuzcoana y
medios de que presume V.S. se valdrá siempre para reintegrarse en su comercio exclusivo que le
ha sido tan doloroso perder ". Y añadir, no sin cierta impropia jactancia: " Y puede V.S. estar
asegurado de que los influjos de los empleados en ella no tendrán jamás lugar en el Ministerio de
mi cargo ".
Cuando nos ponemos a pensar que por aquellos mismos días estaba preparando Calvez el golpe
de gracia a la Compañía a la cual hábilmente le hacía ver Saavedra como la principal interesada
en la restauración del corso marítimo, dirigido por quien precisamente fuera el más famoso de sus
comandantes corsarios, no nos cuesta mucho creer que, en esta ocasión, el omnipoderoso
Ministro, con todo el sombrío y despótico carácter que los historiadores le atribuyen, no hace sino
obrar al dictado de su hábil e insidioso subordinado quien, ofreciendo cebo a sus fobias y a las
reacciones a que aquellas fatalmente le han de conducir, se vale de su superior como de un simple
instrumento para conseguir sus propios fines.
s Luego que se verifique su salida y se liquiden las cuentas de los gastos que han hecho los
corsarios, pondré el resguardo marítimo sobre el pie más económico posible, adaptándolo a lo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Cuando Icuza llegó a esta Provincia, la primera vez que se me presentó me dijo,
confidencialmente, que con anuencia del que hacía de Comandante del resguardo de Cádiz, había
embarcado en el bergantín "Coro" una pacotilla de géneros; pero para evitar que se publicase en
Cádiz que en un barco del Rey se traía cosas de comercio, no habían pasado por la aduana de
aquel puerto, sino que se habían embarcado con sólo el pase del resguardo. Efectivamente, me
presentó la factura de los géneros firmada de él y de un tal don Juan de Calvez, y me suplicó
permitiese aquí su entrada pagando los derechos que yo prescribiese.
" Hálleme perplejo sobre el partido que debía tomar sobre un asunto tan espinoso. Reflexioné que
Icuza se había delatado a sí mismo confiando en mi generosidad; Que su proceder no parecía ser
de mala fe cuando teniendo, mediante sus facultades, mil medios de introducir los géneros
clandestinamente sin que yo lo supiese, había tomado el camino real de que pasasen por la
aduana de La Guaira. En la factura cuyo importe sería como de unos seis mil pesos, no había
género alguno prohibido, ni eran de mucho perjuicio al comercio nacional por su cortedad y su
especie. Por otro lado, me pareció no era conveniente hacer un ejemplar ruidoso con un hombre
elegido por V.E., para una comisión importante en el acto mismo de llegar a esta Provincia; mucho
más, siendo frecuente el venir a veces en los barcos de España algunas cortas porciones de
mercancías fuera de registro con sólo el pase del Comandante del resguardo.
" Fundado en estas razones, permití que los tales géneros se desembarcasen, pero pagaron por la
aduana donde fueron registrados prolijamente y satisfacieron los derechos corres-
pendientes a su salida cíe Cádiz y su entrada aquí, como consta de expediente formado sobre el
particular.
" Dios guarde a V.E. muchos años. Caracas, 28 de Junio de 1784 ".i
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El adjunto testimonio de todo el expediente enterará V.E. de todo lo que ha habido sobre este
particular.
" Dios guarde ... ".2
Para cuando esto se escribía, Icuza ya había partido para su nuevo destino de Cartagena de
Indias. Llevaba, sin duda, el alma lacerada. Había venido a luchar como en los viejos tiempos.
Podía hallarse en su elemento sobre la cubierta de su buque, entre los rugidos de la tormenta y el
fragor de los combates. Pero sentía que le faltaba el aire en los despachos de las Intendencias y
salas de los dignatarios donde se forjan las insidias y asechanzas de los espíritus mediocres que
no han nacido para respirar el viento bravo que se goza en engendrar montañas sobre los lomos
del mar,
En Septiembre de dicho año de 1784, salía Icuza para su nuevo destino al mando de los
bergantines "San Joaquín" y "Nuestra Señora del Coro" y el balaux "Nuestra Señora del Carmen".
Y la primera noticia que tenemos de él es la de un doloroso suceso testimoniado por un
documento que hallamos en el Archivo de Caracas,1 firmado por el propio Icuza, a bordo de)
bergantín "San Joaquín", el 8 de Diciembre de 1784, en el que da cuenta de la muerte de
diecisiete hombres pertenecientes a los tres buques arriba citados. Perdieron la vida estos
hombres " defendiéndose contra los indica en el territorio de Bahía Honda con motivo de haber
desembarcado a hacer agua por impróxima necesidad para las tripulaciones de los tres referidos
buques ". Así lo certifica nuestro conocido el escribano José de Elduayen, " como contador del
bergantín "San Joaquín" de S.M. ", quien nos describe a los tres muertos de la tripulación del
propio bergantín: el maestro Bernardo Salaverria, " natural de la plaza de San Sebastián en donde
reside su viuda Juana Bautista Alberdi"; el patrón de bote Francisco Hernández, natural de la
misma plaza de San Sebastián donde reside su madre Micaela Artola y el ayudante de condestable
José Dionisio de Sagarzazu "natural de la plaza de Fuenterrabía en donde reside su madre
Agustina Basterrechea con una hija ", así como a los cuatro pertenecientes al "Coro" y los diez
restantes del balaux, la mayor parte venezolanos.
Con referencia a sus compatriotas, Icuza podría haber tenido presentes en aquellos momentos las
palabras del Padre Larramendi: " Caracas ha sido sepultura de guipuzcoanos sin número; esto es
público y no obstante, Caracas es donde aspiran, como si cada uno de ellos hubiera de ser un
factor de los que en seis u ocho años se han hecho riquísimos por arte de Merlín, que aquí no se
sabe y allí se aprende ".
Mal comienzo era éste que, al de pocos días de la llegada de Icuza a su nuevo teatro de
operaciones le deparaba la costa de Bahía Honda cuyo nombre evoca uno de los hermosos sueños
del Libertador: La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una
república central, cuya capital sea Maraeaibo, una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas,
en honor de este héroe de la filantropía, se funde entre los confines de ambos países, en el
soberbio puerto de Bahía-honda. Esta posición, aunque desconocida, es más ventajosa por todos
respectos. Su acceso es fácil y su situación tan fuerte, que puede hacerse inexpugnable. Posee un
clima puro y saludable, un territorio tan propio para la agricultura como para la cría de ganado, y
una grande abundancia de madera de construcción. Los salvajes que la habitan serían civilizados.
Menos, si cabe, que cuando Bolívar escribió estas líneas lo serían los que atacaron a los hombres
de Icuza del cual nada nos autoriza a afirmar que resultara herido en aquella desgraciada acción -
que por su propia mano comunicó, o al menos firmó, a la superioridad. Pero sí es lícito imaginar
que ella vendría a golpear duramente en su espíritu seguramente decaído por los recientes
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sucesos de Caracas. El hecho es que el silencio se hace por unos meses en torno a él y la primera
noticia que después de ésta nos llega es la de su fallecimiento, según se hace constar en Real
Orden dirigida al Arzobispo Virrey de Santa Fe, con fecha 17 de Noviembre de 1785. Teniendo en
cuenta los pocos meses que median entre esta fecha y la agresión de Bahía Honda e incluso el
que Icuza falleciera, como se dice, en jurisdicción de Santa Marta ", es razonable pensar que
desde el citado infeliz suceso su salud quedara resentida y, tal vez, por ello no se alejara mucho
de aquellos parajes en los meses que siguieron.
En cuanto a la fecha exacta de su muerte - que en ningún documento establece -, podemos decir
que, según certificación expedida, en Octubre de 1788, por el Contador de Real Hacienda de Río
Hacha, Alfonso Gutiérrez; " dicho teniente coronel recibió de estas cajas en el tiempo que se
mantuvo en este crucero... 1.762 pesos, 5y2 reales... " que es el monto de una cuenta que
adjunta y que la forman partidas recibidas por Icuza para pagar al mayordomo Juan José de Acha
y al cocinero Ignacio Echeberría " que servían a dicho teniente coronel " y a los cuales " consta
que hasta el 4 de Julio del mismo año (1785) se le quedaron debiendo. .. 192 pesos ". Y como el
último recibo de lo que " a cuenta de sus sueldos " percibe Icuza es de 23 de Junio, parece indicar
todo ello que para fines de Junio o primeros de Julio ya hubo de retirarse del servicio.
Tenemos después otro certificado, fecha 2 de Agosto de 1785, expedido por " Don Miguel de
Basterra, contador sustituto de Ejército y Real Hacienda •>, en el que se hace constar : Que al
Teniente Coronel de Infantería, comandante del corso de estas costas don Vicente Antonio de
Icuza se le han satisfecho sus sueldos vencidos desde 31 de Agosto de 1783 hasta otro igual día
del presente año... ". Y como la copia de este certificado figura en el expediente de testamentaría
como expedida también en Octubre de 1788 y constituye, con la anterior, una de las últimas
piezas de él, claramente nos está diciendo que se refieren a los últimos pagos hechos a Icuza
cuyo fallecimiento debió de ocurrir, pues, lo más tarde, a primeros de Septiembre, si además de lo
expuesto no perdemos de vista que, si la Eeal Orden en que se hacía constar su muerte se
despachó el 17 de Noviembre, es razonable calcular un tiempo de alrededor de dos meses para
que la noticia de su deceso llegase a la Península.
Dice así la R.O. firmada por el marqués de Sonora, el 17 de Noviembre de 1785, en San Lorenzo:
Todos los papeles, muebles y bienes que hayan quedado por fallecimiento del teniente coronel don
Vicente Antonio de Icuza, Comandante de los guardacostas de Tierra Firme, deben recogerse y
depositarse en cajas reales, dando cuenta al Rey para que disponga lo que fuere de su Real
agrado. Y aunque no queda duda de que Vuestra Excelencia, con su celo y acreditado empeño,
habrá dispuesto lo conveniente en esta parte, me manda Su Majestad prevenirle que me de
noticia individual de lo que haya quedado por muerte del referido Icuza, en inteligencia de que
con esta fecha se comunica la orden que corresponde al gobernador e intendente de Caracas para
que de acuerdo con Vuestra Excelencia dispongan el expresado depósito por si conviniere hacerle
en las cajas reales de Maracaibo, sujetas a esta jurisdicción. Dios guarde
En el Archivo General de la Nación, en Caracas, puede verse la respuesta que, por su parte, dan,
en 6 de Marzo de 1786, el Gobernador y el Intendente de Caracas al citado Ministro de Indias,
marqués de Sonora:
- En Real Orden de 17 de Noviembre último se sirve V.E. prevenirnos haber resuelto S.M. que
expidamos las más activas y estrechas providencias para que se recojan los papeles del Keal
Servicio, muebles y bienes que hayan quedado por fallecimiento del Teniente Coronel don Vicente
Antonio de Icuza, Comandante de Guardacostas, abonándosele las pagas hasta el día en que éste
se verificó y que todo lo practiquemos de acuerdo con el señor Arzobispo Virrey de Santa Fe.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Nuestro Señor guarde, etc.... Juan Guillelmi, Francisco de Saavedra ".
A este despacho contesta el Marqués de la Sonora, es decir, don José Calvez, con este otro
fechado en Aranjuez, 18 de Junio de 1786:
" Por la carta de V.S. de 6 de Marzo de este año, quedo enterado de haberse recogido los papeles
y bienes pertenecientes a la testamentaría del Teniente Coronel y Comandante de Guardacostas
de Tierra Firme don Vicente de Icuza por el Gobernador de Santa Marta en cuya jurisdicción
falleció. Y respecto de lo que el referido Icuza estaba destinado con los buques de su mando bajo
las órdenes del Virrey de Santa Fe, le comunico lo correspondiente con esta fecha a fin de que
mande entregar a la viuda y heredera doña Ramona Barbachano los papeles, muebles y bienes
procedentes de su testamentaría, previniéndole así mismo que por aquellas Cajas se le debe
satisfacer la pensión del Montepío Militar que goza por la Real declaración de 20 de Mayo de 1783,
según lo avise al Gobernador de esa Provincia, y aunque parece no haberse hasta ahora pagado
cosa alguna por esta razón encargo se me dé aviso si se hubiese ejecutado alguna paga para su
descuento en las Reales Cajas de Santa Fe. Dios guarde, etcétera
Esto es todo lo que sabemos del fin de Vicente Antonio de Icuza quien andaba entonces por los
cuarenta y ocho años; casi la misma edad en que, desde aquel mismo territorio de Santa Marta,
abandonaría el mundo, medio siglo después, el Hombre grande de América. Podía aún haber dado
lo mejor de sí y, como su compañero de corso Lorenzo de Goicoechea, quien le sobrevivió catorce
años, hacer ilustre su nombre en campañas famosas sobre los siete mares.
Pero acaso es mejor que fuera así. Que terminara su vida en un rincón de estas costas que tanto
debió de amar, y que la terminara casi a la par con la Compañía de la que fue uno de los hombres
más cabalmente representativos.
Creemos verlo en su lecho de agonizante, entregado por última vez a la visión interior de su vivir:
desde su infancia en la casa paterna de Rentería que anima la visita del capitán Guillamasa quien,
frente al humeante chocolate, narra una y otra vez, sus aventuras por los mares del trópico; sus
escapadas a Pasajes en las que la visita a su madrina, doña Juana de Lezo, eran el pretexto
alegado ante su madre doña Teresa que se dejaba engañar, sabiendo bien que en Pasajes eran el
puerto y los cuentos del viejo Shanti los que arrastraban al muchacho; la emoción de su primera
salida en los guardacostas; el recuerdo de aquellos hombres formados a su lado y bajo su mando:
el bravo Joaquín de Mendizabal y el gallardo Manuel Antonio de Urtesabel, y Francisco Xabier de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Jaure-gui, Ignacio de Barrena, Domingo y José Antonio de Álzate, Juan Antonio de Careaga que le
sucedió en el mando del corso de Caracas... todos aquellos compatriotas valientes y leales,
hombres de una pieza y de una sola palabra que corrieron con él su suerte tantas veces en
aquellos abordajes "sable y cuchillo en mano ", según se dice en los viejos folios, como la
corrieron otros más lejanos en la sangre o más humildes en sus puestos, pero no por eso menos
firmemente centrados en su afecto, como Garachico, aquel avezado marinero maracucho y tantos
otros... Después un rictus de desagrado marcado por el pasar de las figuras de los Calvez, los
Saavedra, los Pizarro... y con ellos, de repente, aquellas ideas en Bilbao entrevistas y que ahora
se le hacen claras. .. ; el último recuerdo para la fiel compañera que allá lejos habría de vestir el
luto de la viudez... y, por fin, la serenidad definitiva del que entra en el eterno reposo.
Queda en nuestro recuerdo su imaginaria figura. estampa de hombre recio, forjado entre
aventuras y trabajos, que escruta la lejanía del mar, con sus ojos azules de acerado fulgor, desde
el puesto de mando de su capitana. Aquella gallarda balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", que
cruzaba estas costas bordando espumas, en arrogante empopada, como si la poseyese el orgullo
de saber que, entre todas las naves guipuz-coanas ninguna tan marinera como ella cuando la
gobernaba la mano firme y experta de su capitán Vicente Antonio de Icuza.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
I - Regreso a la tierra
"Señor:
" Don Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la Real Armada de S.M., puesto a Vuestros
Reales Pies, dice: que en el año pasado 1757 principió a servir en los guardacostas de la Provincia
de Venezuela que, de orden de V.M. corrían al cuidado de la Compañía Guipuzcoana, en cuyo
destino he tenido la satisfacción de hacer a V.M. los servicios que constan de la adjunta relación
de méritos, y últimamente, el de la expedición a la salina de la Tortuga en que perdió su salud.
" En atención a ellos, suplica rendidamente a V.M. que se digne tenerle presente para lo que fuere
de su Real agrado.
"San Ildefonso y septiembre, diez y siete de 1782 í.1
La " Relación de méritos " que adjunta, dice textualmente así:
" Relación de los méritos y servicios de D. Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la
Real Armada y Comandante del Convoy de la Compañía Guipuzcoana que entró en Cádiz en Mayo
de 1782.
En 1757 empezó a servir a la expresada Compañía en sus guardacostas, y al cabo de dos años
volvió a España de donde pasó, otra vez, a guardacostas en 1760 y subsistió en ellos hasta el de
62 que, regresando a Europa, fue hecho prisionero y conducido a la Jamaica por los ingleses, en
cuyas épocas se halló en varios apresamientos y funciones navales en la costa de Caracas.
" En 1764, se trasladó nuevamente a ella, a mandar por sí y con independencia del Comandante
de guardacostas, una balandra, en virtud de convenio particular con la Compañía de Caracas.
Salió a campaña en 1765 y apresó, no solamente tres goletas famosas de Curazao (de cuya clase
de embarcaciones ninguna se había podido capturar jamás hasta aquel tiempo), sino otros varios
barcos contrabandistas. En vista de esto, el Gobernador don José Solano, de acuerdo con el Factor
principal de la Compañía, puso otra balandra más a sus órdenes.
" Con tan pequeñas fuerzas, apresó, en la primera campaña,1 14 embarcaciones; en la segunda2
13 hacia el río Guarapiche, y en la tercera8 11, y entonces fue cuando le ; honró la piedad del Rey
con el grado de Alférez de Navio de su Real Armada.
" La Compañía le confirió, el año de 71, la comandancia. general de sus guardacostas que
principió a ejercer aprehendiendo diferentes buques del comercio clandestino; en 72 re- \ corrió la
costa de Sotavento, y con solas dos balandras de ai 12 cañones, apresó, en el cortó término de
cinco días, 11 ¡ embarcaciones.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Los contrabandistas holandeses, cansados de sufrir tan-, tas pérdidas y de ver malogradas todas
sus expediciones furth vas, armaron en Curazao, por un esfuerzo particular y provi-j dencia
extraordinaria, dos crecidas y famosas balandras paral exterminarle y quemarle. Salieron de dicha
isla en 10 de Mayo! de 72, se dejaron ver el 11 en la punta de Macolla, se acercaron! a los
nuestros y rompieron el fuego. A un gran golpe da música, se trabó una acción muy reñida, con el
más vivo fuego de cañón, pedrero y fusil que duró, desde las 9^ de la mañana hasta las 6 de la
tarde, a cuya hora hicieron fuga, libertándose por su mayor vela, a causa de estar limpias dichas
balandras y muy sucias las nuestras.
- A los pocos días después, recaló en las costas de Puerto Rico; avistó un bergantín inglés, le dio
caza y le apresó. A los cañonazos, aparecieron más de 20 embarcaciones de varios puertos,
juntáronse y formaron escuadras seis de ellas, a saber: un bergantín inglés de 16 cañones, 3
balandras holandesas de a 12 y 10 y dos goletas dinamarquesas de a 10 y 8, las cuales fueron
sobre los guardacostas con música.
• Las aguardó Icuza con sus dos balandras y el combate se principió a las tres de la tarde. Logró
romper la cangreja a la balandra que estaba a la retaguardia, dio orden a su capitán subalterno
para que la marinase, como lo hizo, y siguió, solo, a las otras cinco embarcaciones, con ánimo de
abordar al bergantín, pero éste huyó, luego que reconoció la maniobra. Entonces SG acercó Icuza
a la balandra de 12 cañones y se mantuvo batiéndola hasta las dos de la mañana que le rompió el
palo de la suya de un balazo. No obstante, al día siguiente apresó una balandra dinamarquesa.
S.M. se dignó promoverle, con motivo de esta función, a Teniente de Fragata.
"Continuando el corso hasta 1776, apresó, echó a pique e hizo varar basta 70 embarcaciones del
trato ilícito. Consta todo ello, por relaciones remitidas a la Compañía de Caracas y por informes
dirigidos al superior Ministerio, por los Gobernadores de aquella Provincia D. José de Solano,
Marqués de la Torre y D. José Carlos Agüero.
"El año de 1778, volvió a tomar el mando de los citados guardacostas, y lo ejerció hasta la
apertura del libre comercio, habiendo hecho 55 presas y limpiado enteramente de contrabandistas
aquellos mares y servido con igual esmero, celo y actividad que siempre, según lo acreditan la
certificación que acompaña del Gobernador de Caracas D. Luis de Unzaga y la correspondencia
que ha tenido con el Intendente don José de Abales, que no la exhibe por ser voluminosa.
. A estos servicios, propios de su instituto, ha añadido otros varios que acreditan su debido amor y
gratitud al Soberano. " Ha procurado, durante la presente guerra, dar toda la protección y auxilios
posibles a la nación francesa, como se evidencia, en parte, por la adjunta carta del Conde
D'Estaing.
" En 1781 llevó desde Santo Domingo a La Guaira treinta mil pesos fuertes para las Cajas Reales,
sin interés ni comisión alguna.
"Hallándose en Puerto Cabello las fragatas de guerra "Dorotea" y "Santa María de la Cabeza" para
pasar a Cartagena, tuvo noticia su Comandante don Nicolás Godarte de haber salido de la Jamaica
un navio de 74 cañones y dos fragatas de a 40 a interceptarle en las inmediaciones de Cartagena.
Se trataba, en consecuencia, de fletar dos embarcaciones con destino a La Habana y Cartagena
para dar a los jefes los respectivos avisos de su detención. Hubiera costado infinito a la Real
Hacienda el despacho de estos correos por los medios ordinarios, pero habiéndose confiado a
Icuza el despacho de los enunciados avisos, expidió un guairo holandés a Cuba, enviando a su
bordo sujeto de satisfacción encargado del pliego, y una balandra a Santa Marta, como que iba a
comprar maíz, con carta del Gobernador de Curazao, para ocultar el verdadero designio. Y,
efectivamente, se verificó la entrega de ambos pliegos con el tenue dispendio de 500 pesos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Últimamente, fue comisionado por el Intendente para la demolición de la salina de la Tortuga,
objeto importante en las actuales circunstancias. Arrojó de ella a unos 30 ingleses que trabajaban
en extraer sal.
Después de sacar la que había, arrasó todo. Condujo la sal recogida a La Guaira donde se vendió
y, con su importe, se costeó enteramente el aumento de jornaleros que se hizo para esta
maniobra y sus víveres; por manera que no costó un real al Real Erario de S.M.
" Perdió Icuza su salud en esta expedición por levantarse al rayar el alba asistiendo personalmente
la faena para su pronta ejecución, antes que llegasen algunos buques enemigos y tuvo que sufrir
el rigor del sol que en aquel paraje es terrible "-1
Una vez elevada esta petición que constituye una recapitulación de lo que en la parte anterior
hemos dicho de su actuación al frente de los corsarios de la Compañía, nuestro
fatigado marino tomó el camino de su tierra donde, mientras atendía a la recuperación de su
salud, esperaba acontecimientos.
Su matrimonio con doña Ramona de Barbachano, de conocida familia vizcaína, había hecho que
Icuza estableciera su hogar en Bilbao, la villa que se fundó sobre el hierro ", al decir de un viejo
documento; aquella que, según Sebastián de Covarrubias Orozco;1 " Esta asentada en las riberas
del río Nervio al cual los naturales, por la mucha anchura que lleva, llaman Ibaysabelo.= Está a
dos leguas del mar, es grande el concurso y comercio de gente; los naturales ultra de hablar su
lengua, entienden y hablan la castellana, la francesa, la inglesa, por concurrir allí mercaderes de
diversos reinos y provincias ".
Esta industriosa vida, ya de tiempo tan antiguo señalada, no había hecho sino crecer con el
transcurso de los años, hasta convertir a la villa, por la época en que allí se afincó Icuza, en un
verdadero emporio mercantil del cual el Consulado y sus celebres Ordenanzas que, como Código
de Comercio habrían de aplicarse en las que fueron antiguas colonias españolas en América hasta
mucho después de lograda su independencia, dan el más cumplido testimonio.
Cierto que no tuvo suerte en sus intentos de asentar en su propio puerto el comercio de América.
Pero no fue porque dejara de hacer los mejores esfuerzos para conseguirlo. Así en 1736, muy
pocos años después de que comenzara su tráfico la Compañía Guipuzcoana de Caracas, se había
proyectado en Bilbao una " Compañía de Comercio y Navegación para las tres Provincias de
Buenos Aires, Tucumán y Paraguay" cuyos capítulos, concluidos en 1737, no lograron la real
cédula consagratoria de su establecimiento por los muchos obstáculos que en la corte se alzaron
contra el proyecto el cual, aunque reproducido en 1745, con el carácter de plan del Señorío de
Vizcaya, y orientado hacía amplias y ambiciosas miras que pudieran haberse convertido en
fecundas realidades, no consiguió tampoco obtener el ansiado cumplimiento en los medios
cortesanos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Queriendo corresponder a la confianza que de mí hace la Real Sociedad en el concepto de que
por mis individuos puedo adquirir luces, que comunicándoselas contribuyan a formar un plan que
ponga en claro las utilidades del nuevo proyecto, convoqué Junta de mis Conciliarios, y habiendo
manifestado en ella la carta de V.S. y la copia de la del Excmo. señor Conde de Floridablanca, se
expuso por algunos individuos que habiendo hecho comercio a las islas de Barlovento dirigiéndose
a varios puertos habilitados de la Península no les había rendido lo correspondiente al riesgo de la
empresa, por los multiplicados gastos que tienen que satisfacer en la dirección al puerto de donde
ha de principiar la navegación para las Américas, adelantándose a asegurar que
repetidas veces habían sufrido pérdidas considerables sin embargo de no haber padecido avería
en los efectos.
"Noticioso de este considerable perjuicio representé a S.M. (Dios le guarde) se dignase incluir a mi
puerto entre los que se señalaren para este comercio libre a las Américas, haciendo evidencia de
que, sin lesión de las libertades de este Señorío y con seguridad de los derechos reales, se podía
conciliar el permiso; valiéndome para esto de razones prácticas; así como puede esa Provincia con
el ejemplar de su Compañía de Caracas; pero mi humilde súplica no tuvo el efecto que deseaba ".
El año anterior de 1777 y en réplica a un manifiesto publicado por la ciudad de Santander, para
obtener la libre negociación con América, compuso el Consulado un discurso apologético del
comercio y puerto de Bilbao, admirable alegato en defensa de la Villa. Este discurso titulado "
Demostración breve y verídica en que con sólidas razones de conveniencia pública y mayor
servicio de S.M. se prueban las utilidades que produciría el establecimiento de comercio a la
América en el puerto de la N. Villa de Bilbao, como el más proporcionado y cómodo de toda la
costa cantábrica ", resume concisamente la importancia comercial que a la sazón había alcanzado
la Villa y pondera sobria e incontestablemente la excelencia de su puerto.1
Pese a todas esas y muchas otras dificultades que en este momento no es del caso referir, el
resurgimiento de la industria marítima de Bilbao, como dice Guiard Larrauri, a quien seguímos
como a la más autorizada fuente en esta materia, t se manifestó pujante ya mediado el siglo. En
1752, se registra la petición real hecha al Señorío, de calafates, contramaestres, canteros y otros
operarios para el arsenal del Ferrol, I,-, y la contrata convenida por el constructor bilbaíno Manuel
de Zubiria, en 1763, para fabricar seis navios reales en Guarnizo >.
Icuza, en sus paseos de convaleciente, desde la casa de sus 1- padres políticos que sabemos
estaba situada en la travesía de 1 Jardines,2 y como hombre capaz de apreciación segura en este
aspecto, visitaría más de cuatro veces aquel astillero real de Zorroza del cual y de su tinglado
anexo Laglancé, el viajero que poco antes había visitado Bilbao, nos dejó en su Itinerario las
siguientes descripciones; " Obra (el tinglado) toda correcta y hecha a toda costa de cal y canto,
que tiene de largo doscientas cincuenta brazas de a seis pies, o sean dos varas castellanas cada
braza; creen que no hay obra igual por su solidez y extensión; tiene dos piezas o dos altos y en
cada uno pueden hüar aunque sean cien hombres". Y añade: " Vimos allí también el astillero
donde se construyen las fragatas y paquebotes correos de S.M. para La Habana y demás puertos
de las Indias en cuyo paraje había uno nuevo, que aun no se había hecho a la vela, y empezaban
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a construir una fragata para Buenos Aires, de treinta y seis cañones de la que me dieron sus
primeras medidas que son las siguientes: eslora 132 pies, quilla 115, manga 33, plan 18, puntal
10 pies y 3 pulgadas, batería 7 pies y 9 pulgadas, línea diagonal a popa 15 pies y 4 pulgadas, e
igual línea a proa 13 pies y 3 pulgadas. Cuyos gastos generalmente de este astillero y tinglado en
Zorroza, por orden del Excmo. Sr. Superintendente General de Correos, se pagan con lo que
produce la administración de este ramo de Correos de la provincia y villa de Bilbao, y lo de
admirar es que alcance la renta esta, y más a veces de que sobre ".
En la Demostración " de que antes hablamos, compuesta por el Consulado en 1777, se dice de
los astilleros y construcciones navales de Bilbao lo que sigue y copiamos por referirse a cosas casi
contemporáneas a la estancia de Icuza: " Las proporciones de conveniencia que su situación
natural le franquean pródigamente le mueven al comercio de la Villa de Bilbao a no despreciar lo
que contempla que es en beneficio de sus individuos, y valiéndose de ellas se aprovecha de una
gran parte de ribera para la construcción de navios, eligiendo astillero en el sitio que le conviniere
al interesado, sin que embarace al que, de orden y a expensas de S.M., está erigido en el barrio
de Zorroza, inmediato al surgidero, en donde por dirección de su constructor se fabrican navios de
500 a 600 toneladas, sin que para enjarciarlos tengan necesidad de salir de su fábrica porque
inmediato a ella está el tinglado real en el que a su discreción manda que se trabajen las piezas
correspondientes, y como presencia esta obra la recibe a satisfacción suya.
" Como con continuación se trabaja en estos astilleros ha habido en todos tiempos y hay al
presente un número tan grande de operarios diestros, que cuando por orden de S.M. se han
construido en Guarnizo y otras partes navios para sus Reales Escuadras, puede decirse, sin
exageración, que han sido los únicos que se han empleado en estos trabajos, por el conocimiento
y agilidad que han adquirido en iguales fábricas, pues la bella situación del puerto cíe Bilbao, la
antigüedad de su comercio, la abundancia de materiales que produce el país y la libre disposición
de sus astilleros han sido causa de que estén ocupados no sólo con las embarcaciones de
comercio sino con las de S.M. y particulares del reino, que varias veces han mandado construir
navios de tan excesivo porte que pasaban de 800 toneladas, como se vio en el año de 1737, con
uno que hizo a expensas de don Raimundo Soto, vecino de Cádiz, y por dirección del constructor
don Joseph de Arzueta que salió con toda felicidad por la barra de Portugalete, pero sin carga y
medio lastrado, que la completó en la Abra con la denominación de "El Oriente" pues aunque no
admite este puerto en su entrada mayores navios que de 300 a 400 toneladas, debe entenderse,
como queda dicho, de los que entran y salen cargados ".
Por el tiempo que tenemos en Bilbao a Icuza es cuando los astilleros particulares adquieren mayor
importancia. Es también por esa época cuando " se perfeccionan los servicios de la ría, surgideros,
lengüetas, fondeaderos, etc., se hacen nuevas ordenanzas de lemanaje y pilotaje y para los
arruqueros, guardas de la ría, puestos en Olaveaga y en San Nicolás del Desierto, guarda billetero
en Las Arenas, corredores jurados de navios, etc.; se facilita la navegación con las obras de
muelles referidas y se establecen luces en las lomas de la Galea y Lucero para que durante la
noche se orientasen las embarcaciones. El año 1775 fue nombrado por el Consulado un perito
arqueador quien había de reconocer las naves de naturales y extranjeros, y autorizar su salida y
navegación ".
Con la prosperidad, crecía la importancia del Consulado cuyas primeras ordenanzas del año 1511,
fueron siendo confirmadas por los sucesivos Señores de Vizcaya hasta llegar a las acordadas en
1737, tan divulgadas, y que de modo tan eficaz reglamentaban la vida mercantil no menos que el
mecanismo interno y funciones propias de cada uno de los que en él tenían cargo de poca o
mucha importancia. Entre estos últimos estaban los Priores dos por cada año, y uno de los cuales
en el de 1783, cuando Icuza se reponía de sus trabajos en su casa de Bilbao, era precisamente su
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padre político, don José Antonio de Earbachano, de la dinastía de los de ese nombre que desde
1739 son ya ventajosamente conocidos en la villa de Bilbao como armadores; don José Antonio de
Barbachano era el mismo también al que sabemos activo miembro de la Sociedad Vascongada de
los Amigos del País, la noble entidad en que se fundían los afanea de muchos de los vascos más
cultos y conscientes de la época.
A poco de llegar a Bilbao, a fines de septiembre, Icuza había tenido oportunidad de asistir a la
visita anual de jurisdicción de la barra en la que se observaba el antiguo ceremonial. Vio como sus
mercedes los Jueces del Consulado, acompañados de los clarineros de la villa, embarcaban en una
falúa en la lengüeta principal del Arenal para llegar hasta la desembocadura de la ría, allá donde,
a la derecha, al abrigo de las peñas rojizas, se recoge Algorta, pequeño puerto de pescadores y
vivero de prácticos. Desembarcaban en Portu-galete y pasaban al pórtico de su casa consistorial
donde hacían acto de audiencia pública, con el piloto mayor de la barra y otros; reconocían los
muelles y, reembarcándose al son de los dichos clarines, regresaban hasta Zorroza donde ya
estaba prevenido el condumio cuyo copioso menú, seguramente no desmerecería de aquel que el
viajero Laglancé, que poco antes había visitado la villa, nos describe como ofrecida a él y a otros
extranjeros por un caballero particular bilbaíno: dos sopas, cinco platos de asado; luego cinco
principios o sean entradas, a continuación cinco platos de finales y menestras; postres de crema,
dulce y frutas, café, vinos generosos y bizcochos y el vino para todo pasto de Burdeos tinto y
blanco.
Por aquella fecha, el Consulado que tantas preeminencias iba alcanzando, lo mismo en los actos
civiles como en los religiosos, obtuvo del Señor de Vizcaya y Rey de España una cédula en que se
declara que había de dársele el tratamiento de Señoría. Y pudo ver Icuza a su deudo, el Prior
Barbachano, solemnemente sentado en la tribuna que, al lado de la Epístola, tenía reservada en la
iglesia de Santiago el Consulado. Pequeñas vanidades que no embarazaban a éste el extender
sobre la villa, cada vez más, su influencia traducida en obras como la que en gran parte le cupo
en la creación de la Casa de Misericordia, la escuela de Náutica y otras muchas fundaciones e
iniciativas.
Otro viajero más ilustre que Laglancé había estado en Bilbao muy poco antes de que Icuza fuese a
pasar su período de convalecencia allí. John Adams, uno de los proceres de la independencia de
los Estados Unidos, el que defendió ante el Congreso la célebre Declaración de Independencia
redactada por su cologa Jefferson, actuó como figura descollante en la redacción de la
Constitución y sucedió a Washington en la presidencia de la nación, estuvo unos días en Bilbao, en
enero de 1780, de paso en su misión a Francia, y aun se conservaría viva su figura en la memoria
del padre político de Icuza, don José Antonio de Barbachano al que seguramente le fue
presentado el visitante norteamericano por su amigo y predecesor en el priorato del Consulado
bilbaíno don Diego de Gardoqui1 de quien fue huésped Adams. Las impresiones que
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1 Eate Gardogui fue luego Director del Comercio de Indias, Secretario del Despacho de Hacienda,
y, entre otros cargos, ministro plenipotenciario "rea de los Estados Unido?.de Bilbao y Vizcaya se
llevó el visitante y fueron más tarde confiadas a sus escritos, seguramente que, en su esencia al
menos, les fueron conocidas a Gardoqui y Barbachano a través de la palabra amiga de Adams.
Nos cuenta éste en su Diario, sus impresiones sobre Bilbao a donde llegó después de un viaje por
tierra desde el Ferrol lugar en que tuvo que desembarcar por averias en la fragata en que venía
navegando desde Boston. De su paso por tierras de Galicia y Castilla extrajo penosa impresión por
la miseria que pudo observar en pueblos, caminos y posadas. Señala, muy acertadamente, los
desfiladeros de Pancorbo como - la frontera entre la antigua Castilla y Vizcaya y entra en tierra
vasca, haciendo su primera parada en Espexo (Álava) :
Estamos en la mejor posada que he visto hasta ahora ", escribe, aunque añadiendo: " Sin
embargo, la cocina es como las españolas y la casa sin chimenea... ". Desde Espexo hace camino
a Orduña cuya carretera tallada en la roca de la montaña describe, y por fin, llega a Bilbao donde
el mismo día de su arribo (15 enero 1780) recibe la visita de bienvenida de Diego de Gardoqui y
su hijo, banqueros, navieros y armadores, y en suma, una de las más fuertes firmas de la villa.
Tras descansar el domingo, día 16, nos cuenta cómo el lunes
" Comí con los Gardoquis y un sobrino suyo. Después de la comida, los caballeros nos
acompañaron 1 a la parroquia; luego a la antigua iglesia de Santiago, de la que, por cierto, por
esos años fue párroco Don Joaquín Juan de Barbachano, tío político de Icuza2 que ya se alzaba en
1300.a El altar mayor parece muy antiguo, labrado con figuras de madera muy bien hechas...
Fuimos luego a la Casa de Contratación. Es una institución muy curiosa; cierto día del año, al
comienzo de enero, todos los comerciantes de Bilbao se reúnen, escriben sus nombres en una
papeleta que se coloca en una caja y extraen cuatro. Estos nombran un cierto número de
consejeros o senadores ".
Anota, ese mismo día, en su diario: " Hay una academia en Bergara para la juventud de Vizcaya,
Guipúzcoa y Álava... . l y dice también que " Las tierras de Vizcaya están casi todas en manos del
pueblo - muy pocos señoríos (lord-ships). El duque de Berwick y el duque de Medinaceli poseen
algunas propiedades, pero no muy grandes... ".
El día siguiente (18) escribe: "Pasé el día andando por la ciudad; por el muelle del río, por el
mercado. Vi muchísima fruta y verduras, coles, rábanos, zanahorias, remolacha, cebollas, etc.;
manzanas, peras, etc.; pasas, higos, nueces, etc. Fuimos hasta la puerta de la ciudad por la que
entramos; luego dimos la vuelta al monte, por las escaleras de piedra, y vimos excelentes
jardines, verdura y vegetación. Volvimos y visitamos una librería.. . Después fuimos con los
Gardoquis a ver tiendas y talleres; de vidrio, de vajilla, juguetes, cuchillería. Nada muy
extraordinario. Pero hay algunas tiendas y talleres bastante grandes y llenos de mercadería".
El 19, bajó con sus acompañantes al río a visitar a dos barcos norteamericanos allí anclados: el
corsario "Rambler", de 18 cañones, al mando del capitán Lovat y el bergantín "Phoenix", de 14, al
mando del capitán Babson, los que, a la llegada de la representación de su país, hicieron con sus
cañones las salvas de cortesía y nos cuenta que " pasamos un día agradable ".
No les resultó tanto la estancia, en conjunto, por haber contraído todos fuertes resfriados. Por
eso, la impresión sobre Bilbao la hallaremos mejor que en su diario en las páginas que escribió
después sobre el gobierno de Vizcaya donde puede leerse esto que sigue:
Muchos escritores han atribuido su floreciente comercio a su situación; pero puesto que ésta no
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es mejor que la del Ferrol o La Coruña, este progreso es debido probablemente a su libertad.
Recorriendo su pequeño territorio, uno se creería en Connecticut (uno de los más hermosos y
ricos estados de la Nueva Inglaterra) ; en vez de las chozas miserables hechas de barro y
cubiertas de paja, el país aparece lleno de grandes y cómodas casas y graneros de labradores; las
tierras están bien cultivadas; y hay una clase labradora rica y feliz. Los caminos tan peligrosos e
impasables en la mayor parte de España, son aquí muy buenos, habiendo sido construidos a costa
de mucho trabajo".
Como se puede ver, venía a repetir, con otras palabras el mismo básico concepto que vimos en
Laglancé.
Unos años después de su visita a Vizcaya (en 1787) escribía Adams su Defence of Constitutions of
Gobernement of tke United States of America, obra polémica contra Tur-got, el famoso ministro
francés quien había atacado las nuevas Constituciones de los diferentes Estados norteamericanos.
No es este el momento de entrar en el examen de la tesis sostenida por Adams que, por otra
parte, constituye una de las cuestiones básicas en Derecho Político. Sólo debemos señalar que
Adams supo aprovechar su estancia de pocos días en Bilbao, como se ve en su obra que
constituye un denso y extenso estudio histórico-político (que, por cierto, fue publicado mientras se
estudiaba la constitución americana), cuando después de hablar de la república de San Marino,
escribe:
• En un trabajo como éste, después de ese pueblo (por San Marino) que en Europa ha tenido la
habilidad, valor y fortuna de preservar una voz en el gobierno, Vizcaya, en España, no debe ser en
modo alguno omitida. Mientras sus vecinos ha ya mucho renunciaron a su soberanía en manos de
reyes y clérigos, este pueblo extraordinario ha conservado su viejo idioma, su espíritu, sus leyes,
su gobierno, y sus costumbres, sin innovación alguna, durante más tiempo que cualquier otro país
de Europa ".
A continuación ofrece una síntesis histórica del pueblo vasco, exacta en lo principal, aunque no
falten los errores producto de la época en que se escribieron. Pasa luego a señalar, con tendencia
marcadamente favorable y como si el conocimiento breve, pero vivo y amistosos que de ellos
adquirió guiara constantemente su pluma, los rasgos característicos de los vascos: " Tienen fama
de ser los mejores soldados y marinos e incluso los mejores gentilhombres de corte... " y agrega
que son activos, vigilantes, generosos, valientes y fuertes y atestigua que • hasta ahora los reyes
de España les han dejado en posesión de esas grandes inmunidades de las que son tan celosos";
y como ejemplo relata el incidente y tumultos suscitados sobre el impuesto de la sal en Bilbao en
1632. " Desde esa fecha el Rey no ha tenido delegado o representante alguno en el Señorío,
excepto su Corregidor ".
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Y continúa dando muchos otros detalles que confirman la honda impresión que en el espíritu del
constitucionalista ñor-teamericano produjo el democrático régimen de la libre Vizcaya 1 de
aquellos días y cuyo conocimiento es lícito pensar que, en parte al menos, lo obtuvo, directa o
indirectamente, por medio de los Gardoquis y de Barbachano, miembro como sabemos de la
ilustrada Sociedad de Amigos del País, quien, sin duda, hablaría más de una vez en sus veladas
hogareñas de estas cosas a su hijo político Icuza despertando en éste indefinibles movimientos de
ánimo.
Otros sentimientos hubieron también de herirle a éste, por entonces, en sus más íntimas fibras.
La compenetración con la tierra natal es frecuente que lleve al hombre, como de la mano, a sentir
hambre de Quien la creó. No es que nunca hubiera olvidado esto Icuza, porque sobre los mares
no hay ateos; pero
lo de ahora era distinto. No se trataba del repentino vuelco que en el corazón del hombre hace
sentir el peligro y del grito, como de hijo desamparado, que en esos trances lanza
al Poder que agita las olas y sabe amansarlas. Era algo más suave, más reposado y, al mismo
tiempo, más hondo y más firme.
Así la invocaron con sus ruegos y sus limosnas el gran Okendo en la batalla naval de Pernambuco;
Legazpi al ir a zarpar para su gran jornada de Filipinas y Elcano, quien tras rodear al mundo, hubo
de rendir su última singladura en la inmensidad del Pacífico... Nos place, pues, imaginar a Icuza
quien, a fines del invierno de 1783, toma como peregrino, en compañía de su esposa, el camino
de Aranzazu. Para describir su itinerario nos pueden servir estas palabras modernas:' " ... salimos
de aquí, de Bilbao, en dirección a Oñate. Hacía años que no llegaba en mis correrías a la típica
villa de Elorrio, y desde Elorrio, teniendo a la vista la desnuda peña de Udala, fuimos subiendo la
cuesta de Campanzar. Las hayas se envolvían en nieblas recibiendo un terco orvallo. En el alto
mismo de la cuesta, en el portillo, una joven pastora, varonil, en esa edad en que empieza a
acusarse el sexo, subía entre llovizna, con piel firme, tras unas ovejas.
Era toda una vida. Y bajamos a Mondragón. En Mondragón, mientras descansaban las caballerías,
pudimos dar un ligero vistazo al pueblo. .. Llegamos a Oñate, a la señorial Oñate, a la caída de la
tarde, entre llovizna. La calma de la villa se bañaba en orvallo... Pasada la noche... a las seis de la
mañana, me asomé al balcón... Emprendimos a pie la subida al santuario de Nuestra Señora de
Aranzazu... íbamos camino arriba, pian, pianito, entre frondosidades recientemente lavadas por la
lluvia,. En un adusto repliegue de la montaña se alza el santuario, y junto a él el convento de
franciscanos... >.
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con dolor).
Arantzazura bídea luze; ara orduko illuna. Santa Luzian begi ederrak argi egiten digula.. .
(Es largo el camino hasta Aranzazu - para cuando allí se llega está oscuro - los hermosos ojos de
Santa Lucía - nos van alumbrando).1
Llegados de noche o a la hora que fuere, eran muchos los peregrinos que pernoctaban allí. "
Pasan toda la noche en vigilia de rodillas en el templo, siéndoles despertador contra el sueño, a
unos la disciplina, a otros una cruz en el hombro a otros una cadena al pie... Esta severidad y
rigor de penitencia se templa y suaviza con dulces músicas que en idioma vascongado se oyen
algunas horas de la noche, componiéndose su armonía de diferentes coros, en número de ocho o
diez personas cada uno que alternando las voces y cánticos, entretienen devotamente los
espíritus, para que pausen algún rato en tantas austeridades ".!
Al día siguiente, cumplido su voto y entregada su ofrenda, emprendía Icuza el camino de regreso,
como quien surge de un baño de pureza, con el corazón ligero y en los labios alguna de las
canciones allí escuchadas:
eficiencia a sus buques, la recompensa y debido estímulo a las tripulaciones, el plan conforme al
cual conviene entrar a hacer el corso y otros detalles al efecto son pesados y medidos por Icuza
quien, se traslada a Madrid y hace entrega allí el día 9 del siguiente mes de mayo, de la "
Noticia... " que a continuación insertamos y en que todo lo anterior se expone. Las acotaciones
que al margen pone el Ministro, con sus aprobaciones o enmiendas, según los casos, nos dan más
o menos todo el panorama del plan conforme al cual había de estructurarse el futuro Resguardo
Marítimo de Caracas y las atribuciones, limitaciones y medios entre los que habría de moverse
Icuza en su nueva etapa de celador del contrabando marítimo.
" Noticia de las embarcaciones que la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas mantenía en
aquella Provincia, para el resguardo de la Costa.
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" Enterado el Rey de cuanto propone Icuza en este plan, y en consecuencia de haber resuelto
premiarle por sus anteriores servicios, se ha dignado concederle grado y sueldo de Teniente
Coronel de Infantería, asignado sobre la Tesorería de Caracas, con el correspondiente de Monte
Pió Militar, en. favor de su viuda e hijos. Y por lo que hace a los puntos de resguardo, ha
determinado S,M. lo que va puesto al margen de cada uno. Fecho todo en 19 Mayo 1783 ".
" La Compañía mantenía en Puerto Cabello un maestro carpintero para dirigir las obras que
necesitaban los guardacostas y sus navios con 20 o 30 oficiales carpinteros y calafates a quienes
daba siete pesos mensuales, la ración diaria que se reputa dos reales, con el jornal de cuatro
reales los días que estaban empleados para economizar en las obras que, a jornal de veinte reales
que allí gana al día cada oficial carpintero o calafate salían muy costosas. Siguiendo la misma idea
de ahorro hacia la Real Hacienda, conviene establecer una maestranza de 12 a 16 hombres, los
cuales no estando empleados en el trabajo de guardacostas en tierra, podrían formar sus
tripulaciones con la economía de sus sueldos y comidas.
Se dará providencia para que las dos embarcaciones que ahora ha de llevar y se han pedido a la
Compañía vayan forradas en cobre. Fecho".
< 4? Que conviene ceder a la tripulación la carga de las presas reservando los buques para S.M. ".
" La continua práctica que tengo del servicio de guardacostas me dicta sería de grande estímulo
para aquel resguardo el que S.M. cediese a favor de las tripulaciones los efectos que se apresen,
quedando a beneficio de la Real Hacienda los buques apresados cual lo ha hecho el Rey con la
Marina en la última guerra, señalando al Comandante la cuarta parte de la carga de las presas,
porque de este modo se evitan los encuentros con los Jueces, sobre ai después de apresada la
embarcación robaron de la cargazón las tripulaciones. Resultaría de esta providencia mayor
beneficio a la Real Hacienda, porque exponiéndose la gente a mayores peligros y fatigas, cesará
antes el comercio fraudulento, y en breve se haría el resguardo con muy pocas fuerzas,
debiéndose advertir que, en ios casos de abordaje, siempre se ha concedido la carga a las
tripulaciones, cual lo ha practicado el Intendente.
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Este punto se arreglará de modo que el Comandante y laa tripulaciones queden contentos.
> Se ha convenido Icuza en que se de la mitad a loa Oficiales y tripulaciones, incluso él como
Comandante, en no habiendo combate reñido con loa apresados, y en habiéndolo con abordaje, se
les cederá por S.M. el todo de las cargazones. Fecho s.
5° Conviene dar alguna graduación a los Oficiales guardacostas ".
> Convendría que S.M. condecorase con alguna graduación a los capitanes y oficiales de
guardacostas para moverles al mejor desempeño.
" Don Juan Antonio de Careaga que ha servido muchos años a la Compañía en guardacostas, bajo
mis órdenes, es un sujeto muy activo y celoso del servicio, por lo que le destiné con una guardia
de 20 hombres para resguardar los puertos de Chuao, Cepo y Perulata, por cuyos parajes se
hacían muchas introducciones, y desempeñó tan bien su comisión en varios encuentros con los
contraventores, que desarraigó el contrabando en aquellos puertos. Aun hoy subsiste en aquella
costa con guardia por mar y tierra, a instancia del vuestro Intendente. Y, para que en lo sucesivo
continué con el mismo amor y celo, es acreedor a que la piedad del Rey le honre con alguna
graduación.
t Se les atenderá, según su mérito y a Careaga le concede S.M. desdo luego, el grado y sueldo de
Teniente de Infantería. Fecho el despacho ".
i 6' Forma de entrar a hacer el corso ".
"El modo de escarmentar y aterrar a los contrabandistas es salir de España con dichas tres
embarcaciones de fragata, bergantín y balandra y, recalando en la isla de Trinidad, recorrer toda
la costa hasta Puerto Cabello, de suerte que se : apresarán las más de las embarcaciones que se
hallasen tratando en las costas, y dejando la fragata en dicho Puerto Cabello, si pareciese
conveniente al Comandante, seguir, con las otras dos embarcaciones, hasta el Saco de Maracaibo,
con lo que se barrería toda la costa de Santo Domingo, y
proveyéndose allí de lo necesario, seguir a la isla de Puerto Rico donde, sin duda, habrá mucho
contrabandista; limpiar aquella isla y luego volver a la costa firme hacia la Margarita y, sin parar,
dar segunda recorrida hasta el Saco de Maracaibo, con lo que, indispensablemente, se les cogería
descuidados y se apresarían las más de las embarcaciones que se hallasen tratando. Y es creíble
que, con las pérdidas que experimentarían, quedasen en las islas extranjeras escarmentados.
"Aprobado. Pecho".
Los guardacostas podrán rondar con sus embarcaciones menores y reconocer en todos los puertos
cualquiera embarcación que recelen pueda tener efecto de ilícito comercio. Para que el resguardo
se haga con el tesón correspondiente es preciso dar facultades amplias al Comandante, no sólo
para el fin de destinar los guardacostas a los cruceros y parajes que hallare más conveniente, sino
también para perseguir a los contrabandistas, tanto en la mar como en tierra, cual las ha tenido
en los tiempos que ha estado mandando los guardacostas por la Compañía, confiriendo mandos,
apeando oficiales, según el mérito y demérito de ellos, lo que ha producido el deseado efecto de
exterminar el contrabando enteramente, según puede informar la Compañía de Caracas.
" Se le dará por S.M. patente de guardacostas, no sólo para las de Caracas y demás de aquella
Capitanía General, sino también para las demás de nuestras Indias Occidentales donde conviniere
que recale y ae concederán facultades amplias sobre sus subalternos; pero en lo demás arreglará
sus funciones con el Intendente a quien se le prevendrá lo conveniente en el asunto, expresándole
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El Comandante podrá hacer uso de las falúas y otras embarcaciones menores que hubiere en los
puertos, para asuntos del Real Servicio, y enviar a la visita de las embarcaciones su bote con
oficial para ver si se hace el debido reconocimiento, porque he experimentado varias veces, que
andando calas y
ensenadas, se hacían desde La Guaira, Puerto Cabello, Cumaná y Margarita con Curazao muchos
comercios clandestinos.
Como se está poblando la isla de la Trinidad, procurarán introducir contrabando en la costa firme
desde las islas extranjeras, alegando en caso de encuentro con guardacostas, que las corrientes,
que los recios vientos, que la falta de agua les ha obligado a recalar o tomar puerto, cual ha
sucedido anteriormente, y, para en estos casos, será conveniente dar al Comandante una
instrucción sobre el modo de obrar en semejantes encuentros.
• Los holandeses de Curazao y Ulúa suelen pasar a la costa firme a pescar tortugas y cortar leña.
Con este pretexto hacen sus introducciones. Muchas veces se les han quitado los barcos y echado
a pique notificándoles que, si volvían, se les llevaría prisioneros, por lo que en lo sucesivo,
después de estar amonestados, si reinciden, será preciso hacerlos prisioneros porque también
hacen de espías, inquiriendo el destino de los guardacostas.
> Las tripulaciones de las embarcaciones apresadas deberán enviarse al castillo de San Juan de
Ulúa de Veracruz, porque si se destinan a Puerto Rico, se escapan fácilmente, sobornando a los
guardias con dinero que les envían de Curazao. La mayor parte de las tripulaciones de los barcos
holandeses se componen de esclavos cuyos amos, al tiempo que salen para el trato, les dan papel
de libertad, para decir que son libres, en caso de ser apresados. Por esta razón, conviene hacer
una pesquisa exacta para descubrir los esclavos y a éstos venderlos en Veracruz para las minas,
de donde jamás vuelvan, aunque no rindan más que 50 pesos cada uno, porque experimentando
los judíos de Curazao esta pérdida, se contendrán en el trato.
"Del destino de loa prisioneros libres y esclavos". < Así se prevendrá al Intendente con quien se
pondrá este Comandante de acuerdo. Pecho ".
> Otra máxima se pudiera adoptar que, tal vez, produciría mejor efecto y es la de dar libertad a
todos los marineros apresados con toda su ropa y medios de volverse luego a casa, siempre que
no riñan o hagan extraordinaria diligencia para la huida, porque viendo los comerciantes de
Curazao que la marinería ni trabajaba ni reñía, se cansarían con sus pérdidas; más siempre que
hagan defensa deberán ser destinados al presidio de San Juan de Ulúa.u Idea de nueva forma de
tratar a loa prisioneros librea ", " Debe tratarlo con el Intendente y que éste avise para la
aprobación de lo que resuelvan.
"Para arreglar los puntos que se ofrezcan, tomar cuenta? y otras ocurrencias, conviene dar al
Comandante un sujeto graduado de Secretario de la Comandancia o de Comisario de Guerra.
8 No se necesita esta graduación para el que Heve la pluma al Comandante. El que hubiere de ser
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Como se dice en la primera acotación marginal puesta por el ministro Calvez a la - Noticia..." de
Icuza que acabamos de leer, el Rey, con fecha 19 del mismo mes de mayo, concedía al marino
guipuzcoano grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería " para que ejerza con mayor decoro
la expresada Comandancia " a que se le destinaba, como se dice en despacho que con esa misma
fecha de 19 de mayo, dirige Gálvez al Intendente Saavedra que comienza así:
" Respecto que con la extensión del comercio libre a esas Provincias quedó relevada la Real
Compañía Guipuzcoana de las cargas que tenía y eran consiguientes al privilegio exclusivo con
que hacía su comercio en ellas, entre otras las de mantener el resguardo marítimo de esas costas,
cuyo objeto, como tan interesante al estado de los Reales intereses y al bien de esos vasallos,
aunque en todos tiempos ha debido y debe mirarse según lo demanda su importancia, pide en las
presentes circunstancias la mayor atención, pues faltando a las colonias extranjeras,
especialmente la holandesa, la libertad que durante la guerra han gozado de hacer el comercio en
siempre que no riñan o hagan extraordinaria diligencia para la huida, porque viendo los
comerciantes de Curazao que la marinería ni trabajaba ni reñía, se cansarían con sus pérdidas;
más siempre que hagan defensa deberán ser destinados ai presidio de San Juan de Ulúa,
" Idea de nueva forma de tratar a los prisioneros librea ". Debe tratarlo con e! Intendente y que
éste avise para la aprobación de lo que resuelvan. Fecho ".
"Para arreglar los puntos que se ofrezcan, tomar cuenta? y otras ocurrencias, conviene dar al
Comandante un sujeto graduado de Secretario de la Comandancia o de Comisario de Guerra.
No se necesita esta graduación para el que lleve la pluma al Comandante. El que hubiere de ser lo
tratará también con el Intendente .
" Madrid, 9 de Mayo de 1783.
Como se dice en la primera acotación marginal puesta por el ministro Calvez a Ja "Noticia..." de
Icuza que acabamos de leer, el Rey, con fecha 19 del mismo mes de mayo, concedía al marino
guipuzcoano grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería para que ejerza con mayor decoro
la expresada Comandancia " a que se le destinaba, como se dice en despacho que con esa misma
fecha de 19 de mayo, dirige Calvez al Intendente Saavedra que comienza así:
" Respecto que con la extensión del comercio libre a esas Provincias quedó relevada ¡a Real
Compañía Guipuzcoana de las cargas que tenía y eran consiguientes al priviJegio exclusivo con
que hacía su comercio en ellas, entre otras las de mantener el resguardo marítimo de esas costas,
cuyo objeto, como tan interesante al estado de los Reales intereses y al bien de esos vasallos,
aunque en todos tiempos ha debido y debe mirarse según lo demanda su importancia, pide en las
presentes circunstancias la mayor atención, pues faltando a las colonias extranjeras,
especialmente la holandesa, la libertad que durante la guerra han gozado de hacer el comercio en
esas Provincias, no omitirán medio alguno para continuarlo clandestinamente, ocupando en el
contrabando las embarcaciones que hoy tienen armadas para el comercio que han estado
haciendo en nuestras posesiones. Con esta consideración ha tomado S.M. con sus respectivos
armamentos el bergantín "Nuestra Señora del Coro" y la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu",
pertenecientes a la citada Compañía y existentes el primero en el puerto de Pasajes y la segunda
en la bahía de Cádiz, para que vayan a emplearse en el resguardo de esas Provincias, como antes
lo estaban; y se ha dado providencia para que pasando inmediatamente a Cádiz el bergantín se
forre igualmente que la balandra en cobre y se equipen ambos buques de cuanto necesiten para
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su completo armamento y pida don Vicente Antonio de Icuza, Teniente de Fragata de la Real
Armada, a quien ha nombrado S.M. Comandante del enunciado Resguardo Marítimo de esas
costas, y concediéndole, en premio de sus anteriores servicios y para que ejerza con mayor
decoro la expresada Comandancia, grado de Teniente Coronel de Infantería con el sueldo de vivo
asignado en esa Tesorería principal de que se le ha expedido el correspondiente despacho, y
habiendo declarado S.M. a este Oficial en calidad de Teniente Coronel, comprehendido en el
Montepío militar para que gocen de su beneficio su viuda e hijos, deberá sufrir los
correspondientes descuentos de su haber a favor del mismo Monte. En consideración también a
los servicios que ha hecho y continúa haciendo don Juan Antonio de Careaga en ese Resguardo
Marítimo y para que sirva de estímulo a los demás oficiales que se destinen a él, le ha concedido
S.M. grado y sueldo de Teniente de Infantería en los mismos términos que a Icuza de que
igualmente se le ha expedido el respectivo despacho. Luego que estén aprestados en Cádiz el
bergantín y la balandra mencionados, saldrán mandándolos el expresado Icuza y se dirigirá a
recalar en la isla de Trinidad con el fin de recorrer toda la costa hasta Puerto Cabello y seguir, sin
entrar en el puerto hasta el saco de Maracaibo, tirando después a la costa de Santo Domingo y
proveyéndose allí de lo necesario, seguirá a la isla de Puerto Rico de donde volverá a la costa
firme, hacia la Margarita, para dar segunda recorrida hasta el saco de Maracaibo..,".1
Desde aquí, sigue repitiendo, en líneas generales, el plan de Icuza y comunicando al Intendente
que el Rey deja a su prudente arbitrio y discreción tomar las medidas que estime necesarias, de
acuerdo con Icuza, respecto a pertrechos, maestranza, presas, recompensas a las tripulaciones,
etc., etc., firmando el despacho en Aranjuez, a 19 de mayo del año 1783.
Por otra parte, con fecha 28 del mismo mayo, se extendía por el Rey Carlos III, en Aranjuez, la
Real Patente de Corso y pasaporte en que, con todas las fórmulas de rigor, se autorizaba a Icuza,
Comandante del Resguardo Marítimo de Caracas, para hacer el corso, no sólo en las costas de
aquella Capitanía General, sino también en las demás de las islas de Barlovento y de las Indias
Occidentales.1
Pocos días antes, el 20 del citado mes, Calvez había firmado en el mismo real sitio de Aranjuez,
un despacho dirigido al Capitán General de Caracas que reza así:
" El Rey ha nombrado por Comandante del Resguardo Marítimo de esas costas al Teniente de
Fragata Don Vicente Antonio de Icuza, y concediéndole en premio de sus anteriores servicios y
para que ejerza con mayor decoro dicha comisión, el grado de Teniente Coronel de Infantería, con
el sueldo de vivo, de que se le ha expedido el correspondiente despacho que acompaño a V.S.
para que, lo entregue al interesado a su arribo a esa capital. Y habiendo declarado S.M. a este
oficial comprendido en la clase de Teniente Coronel, en el Monte Pío militar, para que su viuda e
hijos gocen de los beneficios del citado Monte, le aviso a V.S. para su inteligencia "2
Tomadas por la Corte estas altas medidas iniciales, tocábale a Icuza comenzar a actuar en la
organización de su empresa, visando y dirigiendo los preparativos de la misma, tarea en que le
veremos ocupado en el siguiente capítulo.
3 - San Sebastián: Preparativos de salida
Para cuando las anteriores Reales disposiciones fueron dadas, Icuza estaba ya camino de su casa
de Bilbao desde donde escribía a Calvez como sigue:
"Excelentísimo Señor: Tengo el honor de ofrecer a V.E. mis respetos y notificarle mi arribo a esta
villa, de donde pienso marchar luego a San Sebastián a visar el apresto del bergantín de mi
mando, para cuya carena me avisa el Director de la Compañía de Caracas de dicha ciudad haber
pedido a Bayona las planchas de cobre necesarias. Espero desde Pasajes dar cuenta puntual a V.E.
del estado que tuviere aquel armamento. Entre tanto, quedo rogando al Señor guarde la vida de
V.E. muchos y felices años. Bilbao y junio 2 de 1783 s.1
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Con referencia a algunos puntos de inmediata urgencia y concretamente del de las planchas de
cobre de que en la anterior se habla, la Mesa escribe a Calvez lo que sigue:
" Señor:
> En orden de 19 de Mayo se previno al Presidente de Cádiz que el bergantín el "Coro" que se
halla en el puerto del Pasaje y ha resuelto S.M. tomar a la Compañía para el resguardo de las
costas de Caracas, debía pasar a forrarse en cobre en aquella bahía; igualmente que la balandra
"Aranza-zu" que existe en ella. En este concepto, se pasó oficio al señor Valdés para que de aquel
arsenal se franquearan las planchas necesarias para ambos buques, y contestó S.E. haber dado la
orden, conveniente al efecto.
Lo mismo se previno a los Directores de la Compañía quienes contestaron sobre este particular,
que habiendo manifestado Icuza de palabra que el bergantín debía forrarse en cobre, encargaron
se ejecutase así, pidiendo a las fábricas de Balmaseda las planchas de cobre necesarias. Y en
carta del 2 del corriente dice el mismo Icuza desde Bilbao, le avisaba el Director de la Compañía
en San Sebastián, haber pedido a Bayona las planchas de cobre necesarias para dicho bergantín
lo que ha parecido a la Mesa deber hacer presente a V.E. para que, si estima V.E. conveniente se
forre en Pasajes este buque, una vez que parece hay proposición para ello, se prevenga así a los
Directores para que no varíen la providencia mediante el aviso que se les dio de que debía pasar a
Cádiz a forrarse allí.
" En cuanto al justiprecio que debe hacerse de este buque en Pasajes, sólo se previno a los
Directores, como mandó V.E., ¡o acordasen con el contador Anduaga y don Vicente Icuza,
previniéndolo así a San Sebastián, pero no se le advirtió a Anduaga de ello por esta vía, lo que
también hace presente !a Mesa por si estima V.E. conveniente se ejecute. Junio 7 de 1783 ".'
Calvez, en 10 del mismo mes, presta su acuerdo a lo que la Mesa propone e inmeidatamente se
envía despacho a los Directores de la Real Compañía Guipuzcoana previniéndoles se haga en todo
a tenor de la carta anterior. Por otra parte se escribe al Contador de San Sebastián don Miguel
Cipriano de Anduaga para que ordene hacer el justiprecio del bergantín y tome nota de lo que se
vaya gastando en forrarlo de cobre, pertrechos, etc., etc.2
La orden referente al justiprecio del bergantín fue cumplida apenas llegada a su destino como
puede verse por el documento que a continuación se inserta:
" Declaramos nosotros Don Manuel y Don Ramón de Aiz-purua, padre e hijo. Maestros
Constructores y Peritos nombrados para el reconocimiento y avalúo del bergantín "Nuestra Señora
del Coro", propio de la Real Compañía Guipuz-coana de Caracas que se halla en este puerto: el
primero por el señor don Ignacio Antonio de LopeoJa, Director de ella y el segundo por los señores
don Cipriano Miguel de Anduaga, Comisario Interino de Marina y don Vicente Antonio de Icuza,
Capitán de Fragata de la Real Armada; y habiendo ejecutado, según nuestro leal saber y entender
y ambos de conformidad, avaluamos sólo su casco que es de material sabina, construido en la isla
de Eermuda, en cuarenta y cinco mi]
reales de vellón que se sacan al margen ......... 45.000
" Asimismo hemos reconocido toda su arboladura pendiente que igualmente apreciamos en .........
12.573
" Son reales de vellón ....... 57.573
• Importan las dos partidas antecedentes la cantidad de cincuenta y siete mil quinientos setenta y
tres reales de vellón.
Y para los efectos que convengan, firmamos el presente avalúo en este puerto del Pasaje, a 18 de
Junio de 1783 "-1
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
>Señor: Habiéndose justipreciado el bergantín "Coro" y señalado las obras que se le deben hacer,
se está trabajando con viveza en su carena, que procuraré se acabe lo más breve que se pueda, y
mediante a que en Burdeos hay embarcación para este puerto, podrán estar aquí sin dilación las
planchas de cobre, pues se ahorrará mucho y se ganará tiempo en forrándose aquí, porque a
hacerse esta maniobra en Cádiz era perder el trabajo adelantado aquí.
" Con las obras que se le hacen, el bergantín quedará en tan buen estado que, en mucho tiempo
podrá servir sin mayor que hacer.
" El palo de la balandra "Aranzazu" creo que está inservible, por lo que V.E. ordenará se le ponga
otro y en lo sucesivo daré cuenta a V.E. de lo que se adelanta en la habilitación.
" Nuestro Señor guarde la vida cíe V.E. los muchos y felices años que he de menester.
" San Sebastián, 23 de Junio de 1783.. ....a
Mientras se trabaja en la carena del bergantín cuyo • guardianaje " estaba, por cierto, a cargo de
Lorenzo de Altu-na, según recibo que éste firma, certificando haberle sido pagada por don Juan
Agustín de Iradi, Veedor de Marina de la Real Compañía Guipuzcoana, la cantidad de 120 reales "
por treinta días de guardianaje de dicho bergantín- (El Pasaje, 30 de junio de 1783) ,3 se da
cuenta a Icuza de la adquisición de otro navio más para incorporarlo al servicio de guardacostas
de Caracas y de otros particulares respecto al apresto
de los navios, etc., etc.1 (3 Julio), Kefiriéndose a esta última comunicación, escribe Icuza a
Calvez:
Excelentísimo Señor:
" Con la muy apreciable carta de V.E. de 3 del presente mes, he recibido la patente pasaporte Real
por el cual me autoriza el Rey para hacer el corso no sólo en las costas de las Provincias e Islas
dependientes de la Capitanía General de Caracas, sino también en las demás de Barlovento y de
las Indias Occidentales donde conviniere recalar para impedir el contrabando, y quedo en dar el
debido cumplimiento a lo que se me previene en la referida patente, y a V.E. tributo las más
atentas gracias de la nueva confianza que merezco a la piedad del Rey.
" La carena del bergantín "Coro" se halla ya al concluir y sólo aguardo a que lleguen las planchas
de cobre, que ya debían estar aquí, según aviso que tuvo de Burdeos el Director de la Compañía
de haberse embarcado el día 4 de éste, y tan luego como lleguen se hará forrar y inmediatamente
se habilitará con la mayor brevedad posible, pues aseguro ingenuamente a V.E. que deseo
verificar mi salida cuanto antes, y no dejo día sin ver las obras que se le hacen al bergantín y se le
ha dado tan buena carena que en mucho tiempo no necesitará de obra mayor, a menos de algún
accidente imprevisto, y me alegraré que a mi arribo a Cádiz encuentre el bergantín la "Candelaria"
y balandra "Aranzazu" habilitados para luego salir a mi destino.
" Así mismo quedo advertido que en orden de 19 de Mayo último, comunicó V.E. al nuevo
Intendente de Caracas lo resuelto por S.M. sobre cada uno de los particulares relativos al
resguardo de aquellas costas que yo propuse en papel de 9 del mismo mes y que con la propia
fecha dirigió V.E. al Capitán General de Caracas los despachos con grados de Teniente Coronel de
Infantería a mi favor y de Teniente también de Infantería al de don Juan Antonio de Careaga,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Icuza acompaña su anterior carta de dos notas muy nutridas. La primera lleva por título: " Nota
de los pertrechos y provisiones navales que en el día se consideran necesarias, así para las
lanchas corsarias, como para los bergantines y la balandra "Aranzazu", y en esta nota van
detallados cantidad de artículos que se agrupan en tres secciones: planchas de cobre, jarcia y
arboladura; la segunda es la "Nota de los pertrechos y provisiones que en el día se consideran
necesarias para tener de repuesto almacenados para servicio de guardacostas " y se detallan
también cantidad de artículos que se agrupan en lonas, jarcias y arboladura. San Sebastián, 11 de
Julio de 1783 >
A la vista de lo anterior, el ministro Calvez comienza por poner en la misma carta de Icuza una
nota marginal que dice así:
" Encargúese ahora a los Directores de la Compañía la compra y conducción de los renglones de la
primera nota,
bergantín "Nuestra Señora del Coro" y los destinados para la balandra "Aranzazu" lo que hago
presente a V.E. para que hallando justa esta solicitud, ordene V.E. si dicha tercera parte deberá
correr la suministración por la contaduría de la Compañía en San Sebastián o por la de
Reglamentos.
" El capítulo tercero de mi papel que presenté a V.E. trata del establecimiento de una Maestranza
en Puerto Cabello con un Maestro carpintero hábil para dirigir las obras de los guardacostas con
doce o dieciséis carpinteros y calafates cuyo punto determinó S.M. para que acordase allí con el
Intendente y contemplando que no habrá maestro alguno que esté impuesto en forrar en cobre
las embarcaciones, me pareció conveniente el que se destine al Maestro Agustín de Indo que es
quien ha carenado el bergantín, siendo capaz para desempeñar debidamente su obligación,
señalándole el sueldo y ración en los mismos términos que el que mantenía la Compañía.
" Dios guarde, etc., etc. "-1
Pocos días después vemos se aprueban los nombramientos de José de Elduayen y Manuel
Francisco Nasarre para escribanos del bergantín "El Coro" y la balandra "Aranzazu",
respectivamente.2
Sobre estos dos escribanos y sobre lo que la colaboración de los de esta profesión significaba en
los buques corsarios, había escrito Icuza (20 agosto 1783) lo que sigue:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
t La plaza de escribano es indispensable en cada buque, así para tomar cuentas de consumos a
los oficiales de cargo, como para llevar la alta y baja de tripulación, enfermos y demás que ocurra,
como para los inventarios de presas que se hicieren: para lo que he destinado para el bergantín a
Don José de Elduayen por ser sujeto idóneo e instruido y acreedor por haber servido en las reales
contadurías de la isla Margarita, Puerto Rico y La Guaira de donde tuvo que retirarse por enfermo.
Y para igual empleo en la balandra "Aranzazu" me parece a propósito Don Manuel Francisco
Nasarre quien ha hecho su solicitud a V.E. pues ha navegado antes bajo mis órdenes y lo he
experimentado fiel y puntual en el cumplímiento de su obligación; y espero que V.E. apruebe
siendo de su agrado estos nombramientos ".
De Elduayen sabemos, además, por solicitud de empleo en tierra por achaques de salud que, en el
siguiente año de 1784, dirige a Calvez, que era " Vecino concejante en la plaza de Fuenterrabía en
donde tengo mi familia... " Hace constar también que en la fecha está sirviendo - en
guardacostas, llevándole la pluma a Don Vicente Antonio de Icuza... " l
Había que ir pensando en llenar con hombres adecuados otros puestos de importancia y de ello se
ocupa Icuza en los días que siguen, como lo podemos ir viendo en la correspondencia que
mantiene casi a diario con el ministro Gálvez.
Así, con fecha 22 de agosto, le escribe diciéndole, entre otras cosas, que para capitán de la
balandra "Aranzazu" ha elegido a don José Antonio de Álzate, oficial de toda confianza, buen
soldado, como lo tiene acreditado y mejor marinero que acaba de llegar de La Habana.1
Había que pensar también en los médicos. Icuza recomienda a don Domingo de Zubicoeta, natural
de Lazcano (Guipúzcoa) " Cirujano aprobado por el Real Protomedicato y por la Universidad de
Montpellier ". Es el hombre indicado para el puesto, no sólo por sus títulos sino, como dice Icuza
en su recomendación al Ministro, porque conoce los parajes en que se ha de desempeñar " pues
ha cursado en ellos largos tiempos con muchísimo crédito, de que soy el más fiel testigo ".2
Otro más surge cuya personalidad la tenemos dibujada en el memorial que eleva al ministro
Gálvez y que suena como sigue:
"Don Juan Carlos de Merica Echeverría, Cirujano aprobado por el Real Protomedicato, puesto a la
obediencia de V.E. con la rendida veneración dice: Que como tal cirujano ha navegado en los
navios de la Real Compañía de Caracas y en los guardacostas de aquella Provincia, durante la
guerra fue apresado dos veces de los ingleses y últimamente por el Almirante Rodney en ocasión
que se embarcó con el convoy de la expresada Real Compañía; en cuyos viajes desempeñó su
obligación a entera satisfacción de los respectivos capitanes y demás subalternos. Y habiéndose
restituido de la prisión a el puerto del Pasaje, y fabricádose en él los navios de guerra "San
Fermín" y "San Sebastián", por los buenos servicios y reputación que adquirió logró de la piedad
del Rey fuese nombrado para asistir a la Maestranza, como lo ha hecho con ei mayor esmero. En
esta atención y la de hallarse el suplicante embarcado en el bergantín titulado "Nuestra Señora del
Coro", del comando del Capitán de Fragata don Vicente Antonio de Icuza que debe ir a Cádiz a
incorporarse con otras embarcaciones que se hallan habilitadas con destino para guardacostas de
la misma Provincia de Venezuela, recurre a la benignidad de V.E. con la reverente súplica que
hace a fin de que V.E. se digne nombrarle para cirujano de una de dichas embarcaciones,
mediante a hallarse con el muerto que queda expresado y prevalecer en el suplicante la
correspondiente aptitud para desempeñar su obligación.
Así lo espera, etc., etc. Pasaje, 26 de Agosto de 1783.
Juan Carlos de Merica Echeverría.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En la nota que el Ministro pone al margen de esta solicitud se dice que en la lista que envió Icuza
está en blanco el cirujano para el bergantín "Coro". Como no hay nombrado hasta ahora otro que
Zubicoeta, se espera el aviso de Icuza desde Cádiz para resolver en definitiva.
Para el 1 de septiembre ya tiene listo el rol de la tripulación del bergantín "Coro". En el cuadro de
oficiales siguen a Icuza el capitán Domingo de Jauregui y el Teniente Andrés de Caperuchiqui,
viene después la lista de " Oficiales de mar" el condestable Usobiaga, el guardián Ansurizar, el
patrón de bote Iturria, etc., etc.; luego una decena de carpinteros y; calafates destinados a la
maestranza de Puerto Cabello, bajo j las órdenes de Agustín de Indo; después " Marineros para
el| bergantín y la balandra " que están agrupados por pueblosj de origen: 49 donostiarras, 4 de
Hernani, 5 de Oyarzun, 3 i Pasajes, 1 de Irún y 14 de Motrico. Siguen los <• Pajes par ambos
buques - 14 en total, entre los cuales hay un Jua Manuel Icuza que no sabemos lo que tendría que
ver • nuestro Comandante. Finalmente, los " Oficiales para la balandra "Aranzazu": Capitán, José
Ignacio de Álzate; Teniente, Ramón Alardin; Ídem, Ignacio Emasabel, Juan Martiarena; José
Iturriaga y Alejo Olaizola, 124 hombres en total".1 Acompaña a la lista una carta que dirige a
Calvez y dice así:
Excelentísimo Señor:
> Despachado enteramente, el mal tiempo me tiene detenido en el puerto, y al primer instante
que mejore daré vela. " Incluyo a V.E. el rol de la tripulación que lleva esta bergantín y el
pagamento de tres mesadas de anticipación que se les ha suministrado para su habilitación, como
suele ejecutarse con las dotaciones de embarcaciones que se destinan a Indias.
> Considerando que en Cádiz en el día no faltará marinería de aquel país, no lievo mayor número
de éste para tripular las embarcaciones de mi comando con gente que sea mezclada de varios
países, pues es motivo de estímulo para unos y otros en los casos que se ofrezcan de funciones,
porque así lo tengo experimentado.
> Don Juan Martiarena que está en la dotación de la balandra "Aranzazu" es mozo de espíritu, y lo
llevo para ponerlo en las lanchas corsarias, pues conviene que estas embarcaciones tengan un
oficial para la debida subordinación, y no atrepellen los patrones, por falta de inteligencia, alguna
embarcación de lícito comercio fundándose, quiméricamente, sobre cualesquiera pretexto, y a
veces llevando embarcaciones que navegan debidamente por presas, resultando gastos y muchos
disturbios, por lo que me ha parecido indispensable este oficial más, pues la balandra tiene
suficientes con capitán y dos subalternos.
"La asignación de sueldos a los oficiales me ha parecido no pasa de los justos límites,
considerando lo penoso del ejercicio de andar en los climas de América, continuamente en la mar
a toda inclemencia de sol y aguas y la poca comodidad que prestan los buques, siendo así que
cualquier piloto lleva en un navio mercante cincuenta pesos mensuales; pero la esperanza que
fundan que sus servicios serán premiados, les ha hecho admitir la propuesta con buena voluntad,
y por que todos ellos aspiran a hacerse felices, si se les presentan oca-
siones en que manifestar su espíritu, por lo que espero sea a satisfacción de V.E.
" Nuestro Señor, etc., etc. San Sebastián, septiembre 1 de 1783 .-1
Listo, pues, lo tocante al personal, aunque por lo que se refiera a marinería haya de completarse
con gente de Cádiz o de Venezuela " para que sea mezclada de varios países " y sea así " motivo
de estímulo para unos y otros en los casos que se ofrezcan de funciones ", había que dar también
el último toque a todo lo referente a los aprestos materiales de los cuales dan testimonio los
diversos documentos que tenemos a la vista y se refieren a distintas facetas de los mismos. Así el
recibo que firma Juan Sebastián Dubois de Luiset, Maestro Pintor por 480 reales de vellón que le
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son entregados por don Juan Agustín de Iradi, Veedor de Marina de la R.C.G. de Caracas, - por
pintar cuatro banderas y dos gallardetes con armas reales para el uso y servicio del próximo viaje
del bergantín "Nuestra Señora del Coro" ".2
Ignacio de Odriozola nos dirá, por su parte, haber recibido del mismo Veedor Iradi, la cantidad de
164 reales y 17 maravedises " por jornales, ladrillos y yeso consumidos en la ejecución de cocina
nueva y composición de un horno " en el dicho bergantín.3
Serán 210 reales de vellón los recibidos por José de Iñigo, " por 21 días trabajados en el "Coro"
en hacer la masilla blanca para los clavos y costuras de los costados, para aforrar de cobre, pintar
enteramente dicho bergantín por dentro y fuera, empavesar las cureñas, canoas, remos, etc., a
10 reales diarios .4
La tarea de Ignacio de Candarías fue la de <• embocar con piedra imán cuatro agujas de marear
y marcar, arreglar diez ampolletas y poner revisas a las banderas y gallardetes, para el servicio
del bergantín nombrado "Nuestra Señora de Coro". Por esas labores Candarías, quien se titula
Piloto Mayor de la salida de navios de la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, ha recibido del
mismo Veedor Iradi la cantidad de 48 reales de vellón, según nos lo dice en recibo, firmado como
los anteriores " en el puerto del Pasaje "
En otro documento firmado por Francisco Antonio de Eleizalde (San Sebastián, 4 de Septiembre)
vemos que éste, como sustituto del Guarda Almacén de la R.C.G. de Caracas, ha pagado, entre
otras las siguientes partidas:
" A José Antonio de Lecuona, por un flete de lancha grande desde este puerto al del Pasaje con las
jarcias para el aparejo pendiente, 78 reales.
A Juan Jaime Lecuona, por otro flete de la misma lancha grande con planchas y clavos y rollos de
plomo en plancha, también 78 reales.
" A Ignacio Amesti, por un ñete de pinaza con cable y demás jarcias de respeto, 93 reales.
t A Martín Díaz, por un flete de lancha pequeña de atoar con el vino del rancho, 39 reales.
" A Ignacio Amesti, por el flete de la pinaza con bizcocho y demás rancho de los oficiales de cargo
de dicho bergantín, 335 reales -.2
Por otro lado, Pedro Ignacio de Olañeta y Guillermo Córtasela dicen haber recibido del Veedor
Iradi 368 reales de vellón para satisfacer 46 jornales de oficiales claveteros que se emplearon en
alargar los clavos de cobre del bergantín "Coro", " por haber venido de Burdeos chicos para el
efecto ".3
Otra actividad bien distinta fue la de Ventura de Yarza quien recibió de Iradi 63 reales y 18
maravedises " por limpiar y llenar tres veces 90 barricas de agua que son para el próximo viaje
del bergantín "Nuestra Señora del Coro" "4
Mientras estos y otros últimos detalles son despachados, Icuza, en carta a Calvez (5 septiembre)
le expresa su impaciencia porque los vientos contrarios están demorando su partida.
Pero el momento de ésta se acerca. Así nos lo hace ver el recibo que firma Juan Nicolás de
Zugasti, por la cantidad de 33 reales de vellón, para pagar " a once individuos que con una lancha
se ocuparon en reconocer el tiempo para la salida del bergantín "Coro"
En la misma fecha del anterior (9 de septiembre) Joaquín de Berra, Piloto práctico de los navios
de la Real Compañía Guipuzcoana, nos confirma la partida del bergantín al declarar haber recibido
del Veedor Iradi ... 150 reales de vellón por su trabajo en la salida de este puerto (Pasaje) para el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de Cádiz del bergantín "Nuestra Señora del Coro", al mando del señor don Vicente Antonio de
Icuza >.2
Finalmente, es este mismo quien, en carta que dirige al Ministro Calvez, el 8 de septiembre, " A
bordo del bergantín "Coro" en la mar >, nos certifica el hecho y la fecha exacta del mismo:
" Ahora que son las doce de la noche me veo con el bergantín "Coro" de mi mando, fuera del
puerto, navegando para mi destino de Cádiz desde donde daré a V.E. puntual aviso luego que
llegue a fondear ... ".8
" Ahora que son las doce de la noche me veo fuera del puerto... > Allí, en la línea aun cercana de
la tierra, se perfilaba la sombría mole del Jaizkibel, último esfuerzo del Pirineo para vencer al mar.
Al mar que otra vez poseía a Icuza empujándolo a nuevas empresas sobre sus ondulantes lomos.
¿ Por qué en aquel momento, por el que durante tantos meses suspirara, había de sentir aquello,
mezcla de oscuro presentimiento y de vaga congoja, que le retenía inmóvil sobre la borda, sin
apartar la vista de la costa hasta que ésta se esfumó por completo en las tinieblas de la noche?
Luchando contra el fuerte viento Noroeste que al amanecer fue arreciando y le acompañó
mientras duró su travesía por aguas del Golfo de Vizcaya, y sufriendo también después, por ocho
días, contrarios tiempos, al de trece de navegación, es decir, el 21 del mismo mes de septiembre,
llegó Icnza con el bergantín de su mando a la vista de Cádiz en cuya bahía fondeó.
Apenas lo hubo hecho cuando, cumpliendo con su deber: "... envié a mi segundo a dar cuenta de
mi arribo al Caballero Comandante, pero habiendo sabido mi segundo que S.S. había marchado a
esa corte, se presentó a su sobrino don Juan (¿sobrino del Ministro Calvez a quien va dirigida esta
carta?) que ejerce la Interinaría".1
El día siguiente 22, nos sigue diciendo Icuza en la misma carta a Calvez, "... al mismo tiempo que
iba a presentarme a dicho señor, llegó a bordo y tuve el gusto de ofrecerme a su obediencia quien
me previno había puesto de capitanes de! bergantín "Candelaria" a don Manuel Echeandia y de la
balandra "Aranzazu" a don Antonio Rodríguez, mediante Real orden, y me los presentó para que
los conociese y ellos a mi por su Comandante ".
Fácil es de imaginar el disgusto de Icuza quien, después de haber elegido para capitán de la
"Aranzazu" a José Antonio de Álzate que, además de reunir condiciones de valer y de valor poco
comunes, era su compatriota y amigo de la infancia, y de haber visto además confirmada su
elección por Gálvez, en carta del 28 del pasado agosto, se encontraba, de repente, con que había
de poner en ese puesto, el puesto que él mismo tantos años al frente de sus compatriotas había
desempeñado, a un extraño desconocido.
Sin embargo, no cabía discutir las reales órdenes, como Icuza lo habría de ir viendo en esta nueva
etapa de su vida, aunque no dejaría de dejar bien puestos en claro los hechos: " ... como yo no
tenía noticia de esta Real resolución, elegí para Capitán de la expresada balandra "Aranzazu" a
don José Antonio de Álzate, de que di cuenta a V.E. y en carta de 28 de Agosto, me contestó V.E.
aprobando el nombramiento... ". Pero de nada sirve esto, ni que la Mesa respalde su posición
diciendo que: no se dio orden ninguna para el nombramiento de Rodríguez; que por orden del 28
de Agosto se comunicó a Icuza la aceptación de Álzate, y que, por otra de 6 de Septiembre, se
previno al Comandante del Resguardo de Cádiz que Icuza llevará de San Sebastián la oficialidad y
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tripulación respectiva de dicha balandra ".J Todo ello queda destruido por cuatro líneas de Gálvez:
Fue preciso nombrar a Ruíz (sic) por sus servicios durante la guerra y para ello estaba autorizado
el Comandante del Resguardo ".2
Pasa Icuza a hacer elogio del bergantín "Candelaria" famoso barco muy propio para el destino
que lleva ", pero nada dice de su capitán, tal vez por no conocerlo. Nos es grato suplir esta laguna
transcribiendo la solicitud por él elevada en su día a la Corte y que dice así:
" Señor:
" Don Manuel de Basarte y Echeandia, natural de Eermeo en el Señorío de Vizcaya, puesto a los
Reales pies de V.M. con el debido respeto dice: que de la edad de 42 años que tiene, ha navegado
los 32 por distintas regiones, habiéndose ocupado de Capitán y Piloto en la carrera de las dos
Américas y mandando veinte años embarcaciones del comercio de Cádiz, en cuyo ejercicio había
adquirido algunas facultades con que poder atender su familia, cuyo motivo le hizo separarse para
girar por si solo; mas ha sido tan desgraciado en la última guerra que un corsario inglés llamado
"Porquín" lo dejó casi sin camisa en las islas de Barlovento, pasando de La Habana a la isla
francesa de Santo Domingo comisionado al General Conde de Gálvez, con pliegos que le dio su
apoderado don Miguel Antonio Herrera, habiendo tenido la felicidad de entregarlos a dicho General
que le remitió a España con su recomendación para que fuese atendido. Y habiendo resuelto su
viaje para solicitar algún alivio, fue tan infeliz su suerte que naufragó en la isla de Cuervo el 21 de
Enero del presente año en el navio imperial llamado "Príncipe Kaunitz", perdiendo también parte
de algunos socorros con que le habían favorecido algunos paisanos suyos, y lo que salvó sirvió
para ayuda de que el encargado de los pliegos del General Gálvez que venía en dicho navio,
comprase en la isla de Flores una goleta para pasar prontamente a evacuar su comisión en esta
atención.
A V.M. humildemente suplica se digne amparar su infeliz suerte mereciendo de su Real clemencia
se le destine de capitán de uno de los guardacostas de las islas de Barlovento y Costa Firme o en
otro destino de igual naturaleza para tener con que mantener su familia, cuya gracia espera de la
piedad de S.M. "
Los méritos expuestos, entre los que no dejarían de contar los servicios al General Gálvez,
surtieron su efecto. Y en la misma solicitud fue puesta una nota marginal en que Gálvez decía: "
Prevéngasele que sin pérdida de tiempo pase a Cádiz donde se le destinará en uno de los
guardacostas de Caracas ".
Volviendo a la carta de Icuza, podemos ver que en sus últimos párrafos señalan de nuevo su
obsesión: la necesidad de actuar con la mayor urgencia posible:
"Para lograr el dar un buen golpe a la primera entrada importa mucho, mucho, el breve despacho
desde esta bahía para lo que, de acuerdo con el actual comandante haré todo esfuerzo, y
aprontarme a dar vela, luego que reciba la contestación de V.E.
> Señor, el buen éxito de la expedición depende de la breve salida, porque en entrando el rigor de
las brisas y corrientes, son trabajosas las campañas y así aguardo con la mayor impaciencia las
órdenes de V.E. ".2
Pero las cosas de Palacio van despacio, y, por otra parte, el rechazo de Álzate no había de ser la
única contrariedad que en Cádiz haya de sufrir Icuza quien se encuentra allí con su compatriota y
antiguo compañero de trabajos, en los corsarios de la Real Compañía Guipuzcoana, Manuel
Antonio de Urte-sabel que le expresa sus deseos de servir de nuevo con él. Icuza que conoce el
valor de Urtesabel, y comprende muy bien que el éxito de empresas como la que él está a punto
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de impulsar a fondo depende, más que nada, de la calidad de los hombres que en ellas se
empleen, acepta complacido el ofrecimiento de Urtesabel y escribe a Gálvez, sin pérdida de
tiempo, convencido de lo ventajoso que sería para el corso el poder aprovechar los servicios de tal
oficial, la carta siguiente:
" Muy señor mío y de mi mayor veneración. Don Manuel Antonio de Urtesabel, Teniente de Navio
de la Real Armada y próximo a ser Capitán de Fragata, me ha hecho presente Icuza, de los
renglones precisos que faltan a ía balandra "Aranzazu" para completar su armamento y de orden
de S.M. prevengo a V.S. disponga que por la Depositaría de Indias se entregue al nominado
Comandante lo necesario para la compra de dichos renglones y de los que necesitase el bergantín
"La Candelaria", igualmente que para los víveres indispensables, tanto de estos dos buques como
de los que tenga que reponer el bergantín "Coro", para el viaje que todos tres deben emprender
sin dilación a emplearse de guardacostas en la Provincia de Caracas
Los últimos trámites se van cumpliendo. Recibe Calvez por estos días una comunicación que firma
Francisco Manzón diciéndole como había librado a don Pablo Mayo, " comisionado por el
Comandante General de estos Resguardos " 200.000 reales de vellón para atender a las peticiones
de Icuza sobre habilitación de los buques, y otra de los Directores de la Real Compañía de Caracas
en la que se hace constar como la Compañía fue cumpliendo todos los encargos que se le hicieron
para la habilitación del "Coro", pago de sueldos de tres meses a la tripulación de ella y de la
"Aranzazu", etc., etc., para terminar diciendo qne, habiendo cumplido ella todo lo mandado, se le
remitan de los 450.746 reales " que montan todos los suplementos a favor de esta Real Compañía
"
Tras las dilaciones de origen burocrático, vienen las que el estado del mar impone. En 31 de
octubre, el Comandante General Interino del Resguardo de Cádiz Juan de Gálvez, comunica al
Ministro, que el tiempo tempetuoso que reina en aquella bahía está impidiendo zarpar a los
buques; y tendremos que llegar al día 18 de Noviembre para que él mismo escriba al mismo que
la antevíspera, es decir, el día 16, han salido por fin los tres guardacostas y que ha repartido entre
Icuza, Basarte y Rodríguez "los pliegos que V.E, me tenía remitidos para ellos s.1
En fecha 22 de Noviembre, Icuza comunica a Calvez su breve recalada en Tenerife. Sus próximas
noticias serán las que nos hablen de su arribo a las costas de Venezuela, escenario de la nueva
etapa de su vida.
5 - Nubarrones; en el horizonte
No faltarían preocupaciones a Icuza en los largos días de su navegación de Cádiz a las costas de
Venezuela. Además de las que, naturalmente, la dirección de la pequeña escuadra no dejaría de
traerle, el rechazo de Urtesabel en quien sabía podía confiar como en sí mismo y la relegación de
José Antonio de Álzate, a¡ que desde niño había conocido en el puerto de Pasajes hasta verlo
después convertirse, con los años, en un verdadero hombre de mar, como hecho de encargo para
capitanear a su lado su embarcación favorita, la balandra "Aranzazu", le escocían en lo más
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
íntimo, más que por lo que suponía de desconsideración hacia sus personales elecciones, por lo
que sabía él, como Gálvez no podía saberlo, qué perdía al no poder contar en los puestos claves
de su empresa con la cooperación de hombres del mayor valor y de toda su confianza.
No dejaban tampoco de poner cuidado en su ánimo, no obstante el decidido que traía para triunfar
en su intento, los mil obstáculos que habría de encontrar en su camino de la parte de sus
naturales enemigos los practicantes del comercio ilícito, muy especialmente los poderosos
negociantes de Curazao y otros. Pero lo que ni de lejos podía imaginar es que, por los días en que
estaba preparando su partida de Cádiz, se había puesto en marcha una maquinación,
precisamente en el punto al que ahora enderezaba su rumbo; maquinación que
atacaba en su misma raíz a la organización de la que le habían constituido en jefe y de la cual era
cabeza visible nada menos que el propio Intendente de Caracas, don Francisco de Saavedra.
En efecto, en cuanto el Intendente tuvo conocimiento de la Real Orden de 19 de Mayo por la que
se disponía el restablecimiento del Resguardo Marítimo, hubo de reaccionar vivamente contra tal
medida que consideraba innecesaria, ineficaz y dispendiosa. ¿Por qué? Pues, sencillamente,
porque " cinco años ha que en esta Provincia no se hace contrabando considerable ". Y esta feliz
situación no es, ciertamente, algo que se haya conseguido por medio del Resguardo que durante
cincuenta años mantuvo la Compañía " sin poderlo cortar ni disminuir ". La causa del milagro,
como Saavedra sin excesiva modestia declara, se debe al establecimiento de un Intendente que
vigile con inteligencia y con celo los intereses del Rey y del público ", es decir, un funcionario que
venía a resultar, cabalmente, la imagen opuesta a los Gobernadores cuyo descuido y poca
inteligencia" fomentaba el contrabando, así como "la codicia de sus allegados, el interés que en él
tenían los Auditores, los Secretarios y hasta los mismos Ministros Reales... ", es decir, todos los
miembros más destacados de la tradicionalmente corrupta burocracia española de la cual sólo se
salvaban, no sabemos cómo ni por qué, los Intendentes. Reconoce Saavedra que "la Compañía
tenía mucho interés en que no se hiciese el trato ilícito... pero no todos sus dependientes tenían el
mismo interés ".
Ellos tenían aquí cimentado un imperio que les ha sido muy doloroso perder. Buscarán todos los
medios para restablecerlo ", etc. etc.
Todas estas razones y otras exponía el Intendente Saavedra al Ministro Calvez en carta reservada,
fechada en La Guaira el 24 de Octubre de 1783 y que el lector hallará, fiel y totalmente, transcrita
a continuación y es como sigue:
RESERVADA. - Muy señor mío: Soy incapaz de demorar un punto el cumplimiento de las
resoluciones de S.M. y por consiguiente, se pondrá en práctica cuanto prescribe la Real Orden de
19 de Mayo último, que trata sobre el resguardo marítimo, luego que don Vicente Antonio de
Icuza se presente en esta capital. Pero faltaría a la confianza que he merecido al Rey, al concepto
con que V.E. me honra, y a lo que debo a la felicidad de las provincias que se me han confiado si
no manifestase con sinceridad lo que se me ofrece sobre uno de los asuntos más arduos e
importantes que pueden ocurrir durante el desempeño de mi empleo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
tiempo hasta que la experiencia nos convenciese de su necesidad. El costo de cerca de doscientos
mil pesos a que ascenderá anualmente su subsistencia, merecía que se hiciese este ensayo, y, si
por lo que actualmente pasa, hemos de sacar conjeturas para lo venidero, este exorbitante gasto,
será, por la mayor parte, infructuoso.
" Cinco años ha que en esta Provincia no se hace contrabando considerable, sin embargo que dos
de ellos mantuvo todavía la Compañía Guipuzcoana su privilegio exclusivo, y que los otros tres los
ocupó la guerra, tiempo de confusión y de abuso en que la falta de comercio legítimo hace
inmensas las ganancias del clandestino. Desde que se publicó la paz hasta ahora, no se ha hecho
tampoco contrabando alguno, en la actualidad no se hace, ni los negociantes de Curazao de donde
tengo puntuales noticias, esperan que se haga en lo sucesivo. Así, lejos de destinar al fraude las
pequeñas embarcaciones de que usaron durante la guerra para el comercio, las van vendiendo
todas a los habitantes de este puerto, el de Cabello y Barcelona que se emplean en el tráfico
permitido de muías y carnes, y en el cabotaje de unas provincias a otras.
" Esta casi extinción del trato ilícito no ha sido efecto del resguardo marítimo. La Compañía le
mantuvo por espacio de cincuenta años sin poderle cortar ni aun disminuir. Se ha debido al
establecimiento de un Intendente que vigile con inteligencia y con celo los intereses del Rey y del
público, se debe a la buena forma y distribución que mi antecesor dio al resguardo de tierra que
es el que, verdaderamente, impedirá el contrabando siempre que proceda con fidelidad, se debe a
las precauciones tomadas en los puertos de la provincia por donde, en el día, es dificultosísimo se
introduzca y se extraiga cosa alguna clandestinamente, se debe, en fin, a la abolición de una
multitud de abusos de donde traía su origen aquel mal.
" El principal y aun el único contrabando nocivo se hacía en este puerto de La Guaira y en el de
Cabello, tenían parte en su ejecución las personas más condecoradas de la Provincia, le
fomentaba el descuido y poca inteligencia de los Gobernadores, la codicia de sus allegados, el
interés que en él tenían los Auditores, los Secretarios y hasta los mismos Ministros reales y el
poco celo con que se miraban los adelantamientos del Erario y la felicidad de la Metrópoli. Lejos
de servirle de remora el resguardo de mar, casi todos los comandantes de él disimularon, hicieron
o tuvieron una considerable parte en el trato ilícito. Estas, Señor Excelentísimo, son verdades que
yo no puedo ocultar, cuando se trata de un asunto tan interesante a la Real Hacienda y a la
nación: aquí las conocen todos los que tienen alguna práctica del país, y se podrían demostrar a
V.E. de un modo que no le quedase la menor duda. Pero sírvale, a lo menos, de prueba que casi
todos los Gobernadores han sacado de esta Provincia crecidas sumas que lo mismo, poco más o
menos, ha sucedido a los Auditores, que una gran parte de las casas ricas del país traen su origen
de oficiales reales que las fundaron y que últimamente, todo el mundo sabe que ningún
Comandante del resguardo, durante el privilegio de la Compañía, ha dejado su empleo sin haber
adquirido cincuenta mil pesos, cuando menos. No pretendo decir con esto que la Compañía se
mezclase en el trato ilícito: por el contrario, tenía mucho interés en que no se hiciese, pero no
todos sus dependientes tenían el mismo interés y mientras ella ha empobrecido, muchos de ellos
se han hecho opulentos.
" La mayor parte de estos abusos que fueron el origen y apoyo del contrabando los abolió el
establecimiento de la Intendencia. Por los puertos principales no se hace en el día ninguno; el que
puede hacerse por las costas ni es remediable ni merece consideración. Se reduce y ha reducido
siempre a algunos pobres mochileros que llevan a hombro una fanega de cacao por caminos
intransitables y la cambian por una pieza o dos de coleta. Este trato ni ha causado ni causará
jamás perjuicio al comercio de la metrópoli. No lo puede cortar el resguardo marítimo en una
costa de más de trescientas leguas donde para acudir de una extremidad a otra necesitan los
corsarios dos meses. Si alguien puede interrumpirle es el resguardo de tierra bien -distribuido,
porque hay ciertos puntos precisos fuera de los cuales no se puede hacer ni aun este fraude
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
miserable.
" Es, pues, negocio de experiencia que el establecimiento de la Intendencia ha hecho más para
aniquilar el contrabando en cinco años de lo que el resguardo hizo en cincuenta. Seguramente, si
fuese fácil eludir las precauciones aquí establecidas para cortar las introducciones clandestinas,
nunca se hubiera hecho un contrabando tan fuerte como durante la guerra que acaba de
concluirse, porque jamás ha habido tanta ganancia en hacerle. Suponga V.E. que el cacao ha
valido aquí por dos años consecutivos a ocho pesos fanega, mientras que en Curazao pasaba su
precio de veinte y cinco. Además de eso mi antecesor exigía, al que se exportaba para las colonias
amigas, veinte y uno por ciento de derechos sobre el avalúo de diez y seis pesos, que era lo
mismo que exigirle cuarenta y dos sobre su verdadero valor. Todas las mercaderías que entraban
satisfacían también veinte y uno por ciento de extranjería y cinco de alcabala. De todo lo dicho se
deduce que el contrabandista hubiera ganado, por una parte, doscientos por ciento de la
diferencia del precio del cacao, y sesenta y siete por ciento de los derechos que se dejasen de
pagar. Ninguna época puede presentarse en que el fraude produjese utilidades tan asombrosas.
Las costas, por otro lado, se hallaban desguarnecidas, porque no había corsarios ni buques de
guerra, los holandeses se encontraban armados, la atención de los Ministros del Rey estaba en
gran parte distraída con los alborotos de tierra adentro y la entrada y salida de buques de
diferentes naciones era favorable al desorden; sin embargo, nadie habrá que diga que durante la
guerra se ha hecho contrabando en esta provincia, y todas las señales son de que ha estado
interrumpido.
> ¿Y por qué, con tantas proporciones para el trato ilícito, no se ha hecho en la época en que
había más incentivo para hacerle? Porque el país se hallaba provisto de los géneros que
necesitaba, porque todos sus frutos encontraban buena salida y porque en los puertos no había
condescendencias ni soluciones. Es, evidente, pues, que el contrabando es extinguido sin
resguardo de mar: que el modo de conseguirlo es continuar con las precauciones tomadas y
fomentar los comercios permitidos por todos los medios que dicta la buena política. Si es cierto lo
que aquí se ha publicado de que a el cacao que se introduzca en España de países extranjeros se
le ha impuesto seis reales de derecho por libra, no hay resguardo en el mundo que equivalga a
esta oportuna providencia.
" Estoy muy lejos de pretender que mi parecer se tenga por infalible en una materia en que mis
luces y mi práctica son muy limitadas, pero hubiera querido que, a lo menos, se hubiese hecho la
experiencia de dejar las cosas, por un año, en el estado en que estaban, a ver que incremento
tomaba el comercio con la libertad concedida, sin la costosa protección de los corsarios. Siempre
estábamos a tiempo de establecerlos y entonces, con mejores luces, porque las mismas cosas
hubieran enseñado el camino que se debía seguir.
" Supiico a V.E. encarecidamente que en materia de comercio o resguardo de estas provincias
desconfie de cuantas noticias puedan darle los interesados en la Compañía Guipuz-coana. Ellos
tenían aquí cimentado un imperio que les ha sido muy doloroso perder. Buscarán todos los medios
de restablecerle y quisieran que este Erario se hallase gravado con un peso insoportable para que,
volviendo a soltarles la carga, los reintegrasen en su comercio exclusivo. Desde el principio se
propusieron fundar en el resguardo marítimo un baluarte para resistir a los ataques de sus
contrarios. Nunca el tal resguardo fue necesario, pudiéndose suplir sus efectos por medios más
sencillos y menos gravosos, como lo ha demostrado la experiencia.
•> Le fue menos costoso de lo que figuran, y de lo que le será al Rey porque empleaban en este
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objeto los mismos marineros y buques que, por otra parte, servían a su tráfico; pero la Compañía
se escudó con este espantajo del resguardo para hacer miedo a la Real Hacienda siempre que se
trataba de libertad al comercio de esta Provincia. No soy ni apasionado ni enemigo de la
Compañía Guipuzcoana; como a comerciante particular la serviré en cuanto pueda: pero tampoco
permitiré que perjudique al comercio nacional, guardando el justo medio de la imparcialidad y de
la razón.
" Repito a V.E. que en todo lo dicho no llevo más objeto que el deseo de que no se perjudique a
los intereses del Rey, ni a la prosperidad de estas Provincias. Examine V.E. mis proposiciones:
tome sobre ellas los informes que quiera de personas inteligentes e imparciales y las hallará
arregladas a la exacta verdad.
" Dios guarde, etc., etc ".'
De la misma fecha que la anterior (30 Diciembre 1783) es la siguiente carta, también dirigida a
Calvez, que denota otra clase de preocupaciones, no por prosaicas menos dignas de ser
atendidas, de nuestro corsario:
" Excmo. Señor: Habiendo hecho recurso al Gobernador y Capitán General de estas Provincias por
mi despacho de grado y sueldo de Teniente Coronel de Infantería, que en oficio de 3 de Julio, me
avisó V.E. le había dirigido, con fecha de 19 de Mayo último, he experimentado que después de mi
arribo al puerto de La Guaira se le ha puesto el cúmplase y pasados los oficios de toma de razón,
acaban de hacerse los correspondientes asientos.
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" Hago presente a V.E. que, por Abril próximo pasado, recibí la Real orden con el nombramiento
para esta Comandancia, e inmediatamente me puse en la Corte a presentar y recibir las órdenes
de V.E., y habiendo regresado a mi casa de Bilbao, pasé luego a San Sebastián a la carena y
habilitación del bergantín "Nuestra Señora del Coro", con cuyo motivo se me ocasionaron varios
gastos; y siendo así que en todo este tiempo me mantuve en Real Servicio y que los demás
individuos embarcados en el mismo bergantín "Coro" entraron al goce de sus sueldos, desde la
salida del Pasaje, que fue el 8 de Septiembre, como igualmente los empleados en el bergantín
"San Joaquín" y balandra "Nuestra Señora de Aranzazu" desde la suya de Cádiz: suplico a V.E. que
siendo justa mi instancia se digne mandar se me abone mi sueldo, desde el día de la fecha del
expresado despacho o bien desde la salida de Guipúzcoa, cuya gracia espero de la justificación de
V.E.
Muy señor mío: Desde Caracas avisé a V.E. mi arribo y que en las cercanías de Barcelona me
había detenido algunos días, solicitando a un bergantín inglés que supe andaba, habiendo dejado
mi conserva en este sitio y marchádose a La Guaira el bergantín "San Joaquín" y balandra
"Aranzazu". Igualmente, noticié a V.E. que, de acuerdo con el Intendente, pensaba hacer una
campaña con los dos bergantines y lancha "San Vicente Ferrer", al mando de don Juan Antonio
Careaga, y que, a mi regreso a aquella ciudad, arreglaría el número de guardacostas y clase que
debe haber en adelante.
> Habiendo, pues, salido el 16 de Enero los tres referidos buques desde La Guaira, navegando
cerca de la punta de Araya, a la vista de Cumaná e isla Margarita, rompió su palo de trinquete y
mastelero el bergantín "San Joaquín", por cuyo motivo deliberé habilitarlo con los palos y aparejo
del bergantín "Coro" y transbordarme con mi gente a aquél, enviando a éste a Puerto Cabello al
cargo de D. Manuel de Echeandia.
" Estando en la punta de Araya fondeados, en la faena de cambiar palos de un bergantín a otro,
me noticiaron estaban cerca de la isla Margarita, distantes de mí como cinco leguas, un bergantín
y una balandra inglesas. Me fue muy doloroso el no poder hacerme a la vela en aquellas
circunstancias, e Ínterin me aprontaba a toda diligencia, pedí un práctico al Gobernador de
Cumaná para que con bote registrase, como en efecto registró, si se mantenían en su puesto los
buques ingleses citados, pero regresando el práctico, me aseguró habían marchado y que, sin
duda, alguna lancha, de las muchas que cruzan aquella costa, les noticiaría de los bergantines
guardacostas.
"Inmediatamente que estuve habilitado con el "San Joaquín", me hice a la vela para la isla de
Puerto Rico, trayéndola conmigo a la lancha "San Vicente", y habiendo recalado el 13 del corriente
sobre el cabo Mala Pascua de ella, apresé una goleta inglesa a la que, sin pérdida de tiempo, la
armé en guerra, al mando de D. Domingo de Jauregui. El 14 avisté dos balandras, con bandera
inglesa, que salían de la costa. Me dirigí sobre ellas, pero conociendo huían dirigiéndose a entrar
en los bajos, hice seña a la lancha y goleta para que las siguieran, y, en efecto, antes de una
hora, al ver los ingleses que Careaga y Jauregui se preparaban al abordaje, hicieron fuga en su
bote a tierra los de una balandra de la que, mientras se apoderó Jauregui, marchó sin pérdida de
tiempo Careaga, con su lancha, hacia la segunda cuya tripulación, al ver igual demostración de
abordaje, practicó la misma diligencia que la de la primera: ambas están forradas en cobre; la
primera cargada de palo de mora, y la segunda de muías las que he enviado al puerto de La
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Guaira.
" El día 15 reparé salían de varios puertos hasta 9 barcos, entre ellos dos bergantines ingleses de
18 y 14 cañones, huyendo a toda diligencia, con los que se encontró dicho Careaga y se vio
bastante apurado entre ellos, al ver que me hallaba muy a sotavento dando caza, desde que
amaneció a otros tres barcos; de modo que pudimos coger tres solamente y, el inmediato día,
otras tres, que, en todo, son nueve: los cinco de ellos ingleses y los cuatro restantes
dinamarqueses.
" Si hubiera yo logrado venir con el otro bergantín y balandra "Aranzazu", la que también quedó
con el bauprés rendido, sin duda alguna hubiera tenido la mayor complacencia en dirigir a V.E.
una relación de veinte a veinticinco presas; pero pierda V.E. el cuidado que se les perseguirá con
tesón.
" Los expresados Careaga y Jauregui, como todos los demás oficiales, han trabajado con la mayor
actividad y manifiestan deseos de tener ocasiones de acreditar su amor y celo al Real Servicio, y
son acreedores a que S.M. los atienda.
> Aguada de San Francisco de Puerto Rico, Febrero 20, 1784 >.i
Complemento de esta carta es la que con fecha de 10 de Marzo siguiente, envía el mismo al
mismo " A bordo del "San Joaquín", en el Puerto Real de Ponce, costa de Puerto Rico " y reza así:
Muy señor mío: Con fecha 20 de Febrero último tengo comunicado a V.E. haber apresado hasta
aquel día nueve embarcaciones extranjeras; y ahora que estoy continuando la misma campaña,
noticio a V.E. he apresado otros dos buques españoles. El primero es un guairo que parece había
estado en el Guárico y la segunda que es una balandra procedente de Santa Cruz, isla
dinamarquesa, demuestra también por su ban-
dera ser española, pero no he podido averiguar cuando arribaron a la isla de Puerto Rico, ni que
cargazón condujeron, pues ambas tripulaciones por estar los dos barcos fondeados, se han huido
a tierra hacia los montes. " Dios guarde, etc.. .. "-1
En otra carta, de fines del mismo mes, vuelve Icuza a referirse a las presas ya citadas, precisando
algunos detalles más. Dice así:
" Muy señor mío: Desde la costa de Puerto Rico, tengo escritas a V.E. dos cartas participándole
haber apresado en ella cinco barcos ingleses, cuatro dinamarqueses y dos españoles. Y que la
causa de no haber logrado apresar a otros tantos fue por no haber podido acompañarme a esta
campaña los otros dos buques de mi mando del cargo de D. Antonio Rodríguez y D. Manuel
Basarte y Echeandia, por haber rendido sus respectivos palos de trinquete y bauprés.
" Habiendo dejado limpia la costa de Puerto Rico, recalé cerca de la isia de la Trinidad, desde
donde hasta este puerto, aunque ha habido los días pasados una balandra inglesa de 14 cañones,
cargada de ganado vacuno y un balaux francés de muías, no he encontrado a otro ninguno. La
causa de no haberme dejado ir a la costa de Santo Domingo y Maracaibo, ha consistido en que
hacían suma falta, en caso de encuentro con enemigos, los sesenta hombres enviados a la
conducción de las citadas presas, y porque el gobernador de Puerto Rico, don Juan Saban, me
avisó anduviese con cuidado respecto a que en Tórtola isla inglesa, se estaban armando dos
bergantines y algunas balandras de Santo Tomás, isla dinamarquesa.
De acuerdo con el Intendente, arreglaré ahora el corso que debe subsistir en el día y,
puntualmente, daré a V.E. la noticia de lo que llegaremos a obrar.
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"Dios guarde a V.E. muchos años. A bordo del bergantín "San Joaquín", en La Guaira. 28 de Marzo
de 1784 ".2
En ese mismo mes de marzo, el día 9, se escribía al Comandante de los Corsarios la siguiente
carta sobre cuyo interés por lo que significa de espontánea solicitud para la solución de un
problema agudamente sentido y para atender al cual se hace el ofrecimiento de noticias que
gustosísima-mente les inspiraremos ", no necesitamos insistir. Obsérvese también que, en la
misma fecha, los signatarios de esta comunicación han hecho presente el problema al Intendente
Saavedra. La carta dice así:
" Besan la mano de Vuestra Merced sus atentos servidores. " José Antonio de Echearte, José de
Navarrete .
Apenas regresa Icuza de su campaña y en conocimiento de la carta que acabamos de leer, se
apresura a informar sobre eJla a Calvez por medio de la siguiente, fechada en La Guaira el 7 de
Abril de 1784:
" Muy señor mío: En la fragata "Aurora" que se despachó ayer desde este puerto para el de Cádiz
tengo escritas a V.E. dos cartas noticiándole lo que ocurría; y ahora con motivo de haber recibido
la adjunta que me han escrito los administradores de la Real Hacienda de la ciudad de Coro,
vuelvo a hacer presente a la consideración de V.E. que sin embargo de los empleados por el
Comandante del Resguardo de tierra don José de Pizarro, así a caballo como a pie, y estar bajo su
mando cuatro lanchas y un balaux guardacostas; me piden en ella dos o más guardacostas
prometiendo instruirán a los Capitanes que yo enviare con noticias oportunas al Real ser-
vicio para lograr el resguardo de aquellas dilatadas y desamparadas costas.
> Al verme sin el mando de las cuatro lanchas y del balaux que sin necesidad han habilitado
causando gastos, sin conocimiento mío, como V.E. verá por una de las citadas, con fecha 5 de
éste, he dejado do enviar a la balandra "Aranzazu" la cual, sin el riesgo de perderse, no podría
internarse en los bajos de Arícula en la explicada costa de Coro en donde comercian los
holandeses, y por lo mismo era precisa la compañía de una o dos lanchas que podrían atracarse
en tierra para poder apresar goletas o balauxes que continuamente trafican desde la isla de
Curazao que no dista más de doce o quince leguas; y a la balandra "Aranzazu" sola se le
escaparían de noche, por lo mismo que se vería sin poder entrar de día en los bajos referidos.
Espero que V.E. sin pérdida de tiempo tomará las disposiciones que más convengan al servicio de
S.M. pues no podré hacer se verifiquen lo que V.E. me encargó, desea y yo quisiera, sino es
teniendo o concediéndoseme el mando sobre todo buque guardacostas sea grande o pequeño. "
Dios guarde... ".
Pero no estaba para atender a esas ni a ningunas otras razones el ministro español cuya
resolución respecto al corso de las costas venezolanas había sido tomada ya para esas fechas,
como muy pronto lo hemos de ver.
Por otra parte, mientras Icuza andaba de corso por aguas de Puerto Rico, el Intendente Saavedra
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
había convocado a una Junta cuyo objeto era tratar del establecimiento de un fondo o dotación
con que acudir a los gastos y subsistencia del Resguardo de mar y tierra, con arreglo a lo
dispuesto por la Real Orden de 19 de Mayo de 1783.
No deja de llamar la atención que mientras este último, enemigo encarnizado de Icuza, toma
parte en la junta, ésta se celebre en la ausencia del Comandante Corsario que algo parece que
hubiera tenido que decir en ella. No es así de extrañar que entre las conclusiones figure la de que:
" Considera el Ilustre Ayuntamiento que no son necesarias embarcaciones para guardacostas,
pues aunque los tuvo la Compañía, es notorio que le servían más de perjuicio, en los grandes
gastos que hacían, que de provecho: que bastará el resguardo de tierra como lo tiene acreditado
la experiencia en los tres últimos años en que la Compañía ni el Rey han tenido corsarios ".
Pero... como deben tener el más pronto cumplimiento las órdenes de S.M.. .. que de los
doscientos mil pesos que se han graduado para este objeto, lo más que se puede regular a la
provincia de Caracas... es cien mil y éstos se podrán extraer imponiendo sobre dicho comercio un
cinco por ciento... .-1
No conocemos la reacción de Icuza ante los resultados de esta junta en su ausencia celebrada y
que tan directamente afectaba a sus planes. Al no tener noticia de queja alguna suya ni tan
siquiera de comentario a ella referente, debemos pensar que, al fin y al cabo, debió considerar
razonable la reducción acordada, puesto que en sus actuales campañas había podido comprobar
que, indudablemente, la acción de !os contrabandistas no era ya como la de los antiguos tiempos
ni de la magnitud que sus informes le habían hecho creer, ni por otra parte le iba a servir de nada
el oponerse a opinión que tan claramente se había manifestado mayoritaria y habría de gozar de
la simpatía de la Provincia en cuanto reflejaba una mayor defensa contra la exacción de sus
recursos.
Pero otra contrariedad le aguardaba ante la cual, ciertamente, no podía callar: las lanchas
guardacostas con las cuales contaba fundamentalmente para el completo servicio y cuya utilidad
se le revelaba ahora aun mayor que nunca en vista de las reducciones a que habría de estar
sujeto éste, habían sido puestas a las órdenes del Comandante del Resguardo de Tierra " que ha
puesto capitanes con encargo a sus patrones no se acerquen al buque comandante ni obedezcan
orden mías y que de lo contrario serán conducidos a Caracas con un par de grillos, y así se ha
verificado en lo que corresponde a la primera parte, pues ninguno se me ha presentado ". Se
trataba de unas embarcaciones que la experiencia de muchos años le obligó, en el 1771, a
construir, es decir, se trataba de una obra hija de su propia experiencia; se trataba de algo que el
más elemental sentido común proclamaba como una verdad que rompía los ojos y hacía hervir el
pecho de indignación, como herviría ciertamente el de Icuza, pues sobre la condición de los de su
raza ya había escrito acertadamente Larramendi:
" El genio del guipuzcoano es salido como el del vizcaíno. Del guipuzcoano de bien a bien se
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logrará todo; pero por mal nada se logrará, porque se emperra y obstina, y jura a Dios, Jauncho
que no ha de ser lo que tu quieres.. . Tratados bien son admirables para amigos, son fieles,
secretudos, serviciales. Tratados mal y duramente saltan y se enojan con facilidad ".
Se comprende, pues, bien, y se siente la cólera escondida tras las fórmulas corteses y las razones
legales de la carta que, con fecha 3 de Abril, dirige desde La Guaira, al Intendente Saavedra y de
los esfuerzos que habrá tenido que hacer el escribano EIduayen, el " Vecino concejante de
Fuenterra-bía " y hombre " que lleva la pluma al Comandante Icuza ", para escribir en los tonos
más comedidos y del modo más objetivo la carta cuyo texto completo damos a continuación y en
la cual también, dentro de la mayor sobriedad, se hace referencia a otro agravio que acaba de
recibir: el que a varios de los oficiales de los que bajo sus órdenes han venido a servir en los
guardacostas, se les haya destinado a tierra, sin que a él, su Comandante, se le haya siquiera
avisado de ello. Dice así la carta:
del resguardo de tierra, como se ha executado, y facultarle la proposición de capitanes y demás
relativo a este objeto, sin que a ello pueda obstar la Real Orden que Vuestra Merced cita por no
declarar a que Comandante han de estar sujetas las lanchas de que se trata, y hablar únicamente
del sujeto encargado para mandarlas. En estas circunstancias, y hasta que se me presente orden
del Rey que terminamente decida que las lanchas deben estar bajo la dirección del Comandante
del Corso, no puedo variar la resolución tomada en consecuencia del capítulo de instrucción citado
del cual incluyo a Vuestra Merced una copia para su inteligencia. De los oficiales que, bajo las
órdenes de Vuestra Merced, vinieron en los guardacostas, sólo sé que se haya destinado en tierra
al Capitán de la "Aranzazu", cuya novedad se le avisa a Vuestra Merced para que proponga quien
le suceda en el mando. Dios guarde, etc., etc. " 1
A la vista de esta carta, Icuza, acompañando copia de ella y de la suya antecedente, eleva la
cuestión a Calvez, en los términos siguientes (La Guaira, 5, abril) :
" Muy señor mío: Con fecha 28 de marzo, tengo escrito a V.E. mi llegada a este puerto, y muy
lejos de pensar en molestar sus respetos con recursos, discurría entonces arreglar, de acuerdo con
el Intendente, el corso que por ahora debe subsistir en el resguardo de estas costas. Pero al
primer paso, me he hallado sin facultades para poder disponer sobre las cuatro lanchas
guardacostas que, en tiempo de la Real Compañía, y aun en el de D. José de Abalos, estuvieron
bajo mi mando. Porque durante la campaña de Puerto Rico, las ha apropiado bajo del suyo don
José Pizarro, comandante del resguardo de tierra, como si fueran buques semejantes a las dos
falúas de rentas que, destinadas a su disposición, hay en este puerto y otra más en el de Cabello.
" Me hallo algo indispuesto de un pie que me embaraza subir a Caracas, por cuyo motivo he
escrito al Intendente don Francisco de Saavedra, una carta que su copia y la de la respuesta
incluyo a V.E. a una con la del capítulo 59 de la Real Instrucción de Intendencia que me ha dirigido
la cual parece, no habiendo disposición expresa que derogue su con-
tenido, da facultades al comandante del resguardo de tierra D. José Pizarro sobre las lanchas
guardacostas. De modo que no ha tenido su Señoría arbitrio para dejar de ponerlas bajo su
mando, según dice en la citada respuesta, sin embargo de habérsele hecho presente en mi
instancia que la piedad del Rey, en su Real patente, me nombra Comandante en Jefe, no sólo de
los buques que conduje desde Cádiz, sino también de los que aquí hubiese armados con el objeto
de guardar estas costas.
" En lugar de lanchas o canoas que en otro tiempo tenían los Factores de la Real Compañía, y
después debían entender también en su dirección los administradores de Real Hacienda, y que las
cita la expresada Instrucción de Intendencia, ha hallado y tiene hoy a sus órdenes don José
Pizarro, las tres falúas referidas, dos en éste y una en Puerto Cabello, con cada ocho a diez
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hombres, suficientes para las visitas de barcos y resguardo de bahía; para cuyo fin no teniendo,
como no tiene necesidad de lanchas guardacostas, las ordena ir a todas partes lejos de los
puertos, separadas de mi compañía y mando, aun el balaux que han armado en guerra y enviado
desde Puerto Cabello con una de las lanchas a la costa de Coro, sin inteligencia mía. Si se debe
seguir esta regla, esté V.E. en la segura persuasión de que jamás podremos lograr hacer el
servicio con aquella quietud, eficacia, felicidad y economía que la recta intención de V.E. desea y
yo quisiera. Y, por consiguiente, me será doloroso al ver que, encontrándome con algunos barcos
enemigos y, al mismo tiempo, por casualidad, con lanchas guardacostas, no obedezcan éstas,
como no obedecerán orden mía, y que se malogre el fin de apresarlos, pues la experiencia de
muchos años me enseña que los buques mayores guardacostas sin el auxilio de las lanchas no
podrán siempre apresar todos los barcos de ilícito comercio que llegaren a encontrar, ni tampoco
éstas sin la sombra y respeto de aquellos, como se ha verificado en la campaña que acabo de
hacer en los bajos de Puerto Rico con el bergantín "San Joaquín" y lancha nombrada "San Vicente
Ferrer", al cargo de don Juan Antonio de Careaga que se halla con alguna aptitud más que la que
tienen los jóvenes que don José Pizarro ha colocado por capitanes, teniendo yo en los dos
bergantines y balandra "Aranzazu" varios oficiales a quienes poder destinar para que las manden,
sin añadir nuevos sueldos, respecto el resguardo marítimo desde la costa de la Trinidad hasta la
de Maracaibo, respecto a haber reconocido yo, en las recorridas que he dado y noticias que he
tomado, de no recalar a estas costas embarcaciones extranjeras contrabandistas en tanto número
y con la fuerza que venían hasta algo antes de la guerra, ni como se conceptuó vendrían después
de la declaración de la presente paz, y deben consistir en:
2 balandras de 14 cañones cada una con 85 a 90 hombres de Capitán a paje, cuyo costo se
considera al año, atento al crecido de carenas que se ahorra en el forro de cobre de 22.000 a
23.000 pesos .... 46.000
1 balaux ligero con 4 cañones y demás armamento
correspondiente y 30 hombres ............... 6.000
4 lanchas con su cañón y armamento y tripulación
de 20 hombres, cada una a 4.000 pesos ........ 16.000
Pesos: 68.000
" Nota. - Que no teniendo en el día más que una balandra se puede hacer la presente campaña
con ella y el bergantín "San Joaquín" y en el caso de que, por apresamiento, se consiga otra que
sea proporcionada, se deberá armar luego, y en el de que no se logre el apresamiento, se deberá
comprar para dejar dicho bergantín "San Joaquín", en Puerto Cabello desarmado, al cuidado de
dos hombres para en caso de urgente necesidad de habilitarlo o para en los que haya noticia de
contrabandistas de mayor fuerza que la de las dos balandras en Puerto Rico cuando se suele
recorrer aquella costa y podrá destinarse el bergantín "Nuestra Señora de Coro", siendo del Real
agrado, a la costa de Honduras con su capitán don Manuel de Echeandia, por haber navegado éste
por aquellos mares, y ínterin puede emplearse dicho buque con una de las balandras presas en la
conducción de la madera que existe en Cumaná y se está perdiendo y podrá tener salida en
Puerto Cabello a beneficio de la Real Hacienda.
" Caracas, 27 de Abril de 1784... .-1
Al día siguiente, 28, Saavedra remite a Gálvez el nuevo plan de Icuza, al parecer <> formado con
su acuerdo ".2
Mientras tanto Icuza, no dispuesto a perder su evidente derecho sobre las lanchas, prepara la
debida réplica a Saave-dra. Lo hará dejando que pasen unos días más a fin de que el hervor de la
cólera remita lo bastante como que para las razones legales sean expuestas en el mejor orden y
con la máxima claridad. Y la péñola de Klduayen se mueve sosegadamente para poner a la firma
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Si el espíritu del referido capítulo 59 fuese tal como parece se ha conceptuado, sería justo y bien
fundado el no variar la resolución tomada sin expresa orden del Rey; pero, permítame V.S. le
haga presente que el referido capítulo se ha tomado en el accidente y no en la sustancia, como lo
conocerá V.S, de lo que expondré.
"Lo primero, el referido capítulo no tuvo otro origen ni fundamento que el de varios litigios que
tuvieron los Oficiales Reales antes del establecimiento de la Intendencia, y el ultimo, muy
inmediato a él, en Puerto Cabello con una goleta que salió de allí, y sospechando por lo muy
metida que estaba y de sus maniobras afuera, salió una de las lanchas del resguardo desde el
puerto, la reconoció, realizó su sospecha y la condujo al mismo puerto de que resultó, como en
otras ocasiones, la cuestión y litigio de si debía reputarse presa o comiso, y este y otros casos de
su naturaleza obligaron a declarar el punto por el referido capítulo que es la sustancia de él, como
V.S. lo reconocerá.
"Lo segundo, que comprueba eficazmente esto mismo es que, habiendo sido el señor don José de
Abalos, antecesor de V.S. el que bajo la instrucción referida estableció esta Intendencia y sabía
bien el verdadero espíritu del citado capítulo y no perdonar ningún derecho o acción de su
ministerio, no separó de mi comando ninguna de las lanchas, sino que todas estuvieron a mis
órdenes como que fui Comandante del Resguardo de Mar cuasi en todo el tiempo de su
Intendencia.
" Lo tercero que en la nominación que hace al principio dicho capítulo de lanchas del Resguardo en
los puertos de La Guaira y Cabello, confunde la cualidad de embarcaciones destinadas
expresamente para este fin, porque en La Guaira sólo había una falúa que corría a las órdenes de
los Oficiales Reales y en Puerto Cabello otra falúa y canoa y aquélla confusa de nombre, pues
aunque había dos lanchas en La Guaira y una en Puerto Cabello para cargar y descargar, no eran
éstas del Resguardo, y sólo en algún caso raro de haber recelo de algún contrabando en la
inmediación del puerto, se armaban y, hecha la diligencia, se volvían a desarmar y lo que se
aprehendía con ellas en las inmediaciones, se reclamaba como comiso y no así con todo cuando
las mismas lanchas alguna rara vez se armaron para salir fuera del recinto del puerto, pues
entonces se reputaba lo cogido como presa, y no por comiso, como en el otro caso, lo cual apoya
no haber estado nunca destinadas las lanchas al resguardo ni fuera de mi comando se reforma o
aclara al fin de dicho capitulo, cuando se trata del nombramiento de los cabos, pues dice: de
lancha o canoas de resguardo, y de que habla de éstos únicamente destinados al resguardo en los
puertos se evidencia del pasaje en que dice: les han de expedir sus títulos por solo el Intendente
como a individuos del Resguardo de tierra, pero que tampoco han de poder alejarse en sus
empresas del puerto y sus inmediaciones.
> Finalmente, por el oficio que me pasó el Excelentísimo Señor don José de Calvez en respuesta
al de mi proposición de oficial que tuviera comando particular de las lanchas bajo de mis órdenes,
se ve que no deben éstas distraerse de mi comando, porque si hubiesen de estar al del
Comandante de tierra, se lo avisaría a V.S. su Excelencia expresamente. De no ser así, como
todos los demás referidos antecedentes del origen del capítulo de no haberse hecho por él
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
variación después de establecida la Intendencia por el antecesor de V.S. hay sobre lo J primero
varios cuerpos de autos ante el escribano don Antonio ;¡ Juan Tejera, y consta lo segundo a los
Factores de la Beall Compañía y aun a los Ministros de la Real Hacienda de aquél tiempo, si
tuviese V.S. a bien informarse, mediante lo cual sobre estar, como está, clara y terminante la
justicia de mi acción sobre dichas lanchas, me son indispensablemente necesarias para hacer el
resguardo de mar con toda la actividad posible o no exponiendo a malograr los lances que se
ofrecen en la persecución de las embarcaciones contrabandistas, y en los casos de imposibilidad
de acercar con los corsarios mayores entre bajos y parajes de poca agua en que suelen abrigarse
y hallar su refugio, en cuya atención espero de la prudente consideración de V.S. se servirá dar la
correspondiente providencia a fin de que se me entreguen dichas lanchas.
"Nuestro Señor guarde, etc., etc. (Caracas, 26 Abril, 1784) "
La disputa se prolonga a través de todo el mes de mayo, hasta que, a principios de junio, el
Intendente Saavedra convoca a una reunión, a fin de buscarle salida al asunto. Reúne, con él, a
don José de la Guardia, Contador Mayor; don Francisco de Múgica, Contador Principal de Ejército y
Hacienda; don José de Vidaondo, Tesorero General; don José Antonio de Oraa, Administrador
General y don José de Li-monta, Fiscal de la Real Hacienda.
Los reunidos consideran los puntos en disputa entre los Comandantes de los Resguardos de Mar y
Tierra sobre la utilización de las cuatro lanchas guardacostas y, al fin, adoptan la salomónica
decisión de adjudicar dos de ellas, la "San Vicente" y la "San Nicolás" para el servicio del corso
marítimo al mando de Icuza, y reservan las otras dos para el resguardo de tierra, a las órdenes de
Pizarro.2
Saavedra da cuenta de tal decisión, que seguramente a ninguna de las dos partes contenta y que
ciertamente a Icuza no puede satisfacer, en carta que dirige al ministro Calvez.
Pero una decisión de mucha mayor entidad y gravedad ha sido ya tomada por éste y es la que
vamos a considerar en el apartado que sigue.
6 - Descarga la tormenta
Porque empieza repitiendo cómo Icuza a su llegada, en su recorrido de las costas de Cumaná y
Margarita, etc., no había hallado una sola embarcación de ilícito comercio, lo cual es cierto; pero
no lo es menos que los administradores de Real Hacienda de Coro, como a su hora lo hicimos
constar, se habían dirigido a Icuza diciéndole que " con esta fecha hacemos presente a nuestro
jefe el señor Intendente D. Francisco de Saavedra lo importante que será al servicio del Rey se
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
destinen dos o más corsarios marítimos para el resguardo de estas dilatadas y desamparadas
costas ", cosa sobre la que Saavedra guarda el más absoluto de los silencios.
Habla después, por cierto bastante despectivamente, de las siete presas que ha hecho Icuza en su
campaña por la costa de Puerto Rico, cuando para la fecha en que esto escribe le consta
positivamente que no son siete sino once las presas realizadas; omitiendo, désele luego, lo que
dice Icuza de las desgraciadas circunstancias, como la de la rotura del mastelero del "San
Joaquín" y el bauprés rendido de la "Aranzazu", las que le impidieron que el número de presas se
elevara fácilmente al doble. Y da la casualidad de que estas cosas ocurren en las dos
embarcaciones donde Icuza no pudo poner mandos de su propia elección, como en la "Aranzazu"
de la que tanto partido habría sabido sacar José Antonio de Álzate y de la cual Rodríguez, el
sustituto impuesto por Calvez, termina por irse para buscar un acomodo en tierra; la "Aranzazu"
de la cual no se muestra dispuesto a prescindir Icuza, que tan bien la conocía, en su nuevo plan y
que terminará por ser vendida por inútil para el corso por los nuevos doctos en la materia.
De otro punto de evidente gravedad habla Saavedra al Ministro de Indias: el de las competencias
suscitadas entre los dos resguardos cuyos dos jefes, dice, " salieron ya de Cádiz implacables
enemigos ", añadiendo que " El resguardo de mar, apoyado por la Compañía, y compuesto todo de
vizcaínos, ha levantado el estandarte de la discordia contra el resguardo de tierra compuesto por
la mayor parte de andaluces ", aunque tiene que confesar a renglón seguido que " es cierto que
estos (los andaluces) han cometido alguna otra violencia que yo no he podido remediar. .. ". Por
donde nos encontramos con otro caso semejante a aquel que, cuando la rebelión de Juan
Francisco de León, diagnosticaba Ramón de Basterra diciendo: Las entrañas meridionales de
Venezuela habían de sentirse heridas por aquella intervención (la de la Compañía Guipuz-coana)
imprevista y avasalladora de una raza hasta entonces desconocida ".
Sin embargo, los venezolanos habían tenido ya suficientes ocasiones de ir conociendo a esa nueva
raza de la que, cuando la hora de la suprema prueba se acercaba, podrán decir, refiriéndose
concretamente a sus hombres de mar, cosas como éstas:
" De Cumaná, la Nueva Barcelona, Guaira, Puerto Cabello, Coro y Maracaibo se encuentran
marinerasos con que poder tripular hasta cuarenta barcos cañoneros, y una escuadra de veinte
buques de guerra. Y entre los Oficiales de mar y Pilotos los más vizcaínos muy capaces para estos
mandos y de espíritu sobresaliente en los casos de ataque, que son los únicos en quienes fiaría
tales facciones, y no en los oficiales de tierra
que discurren los eventos de esta carrera con poca madurez careciendo de experiencia >^
Por lo demás, en la carta de Saavedra se repiten las acusaciones contra la Compañía de la cual
"los Factores, los Comandantes del Corso y todos los dependientes hacían el contrabando a
banderas desplegadas ", para terminar diciendo que - ellos (los de la Compañía) han llevado el fin
de despachar sus malos barcos a buen precio, como lo han logrado, etcétera, etcétera ".
Y sin más comentarios, damos a continuación copia completa de la carta que es como sigue:
" Excmo. Señor:
" Muy señor mío: El 27 del pasado en la noche, dio fondo en ei puerto de La Guaira el Teniente
Coronel don Vicente Antonio de Icuza, de vuelta de su primera campaña que ejecutó únicamente,
con el bergantín "San Joaquín" porque el bergantín "Coro" perdió un palo poco después de su
salida, y la balandra "Aranzazu" se quedó en Puerto Cabello, a componerse por haber
experimentado en la navegación de España que no barloventeaba con el aparejo que tenía.
> Icuza ha recorrido todas las costas de esta provincia, desde Coro hasta Trinidad, y no ha hallado
en toda ella una sola embarcación de ilícito comercio. También recorrió la costa del sur de Puerto
Rico donde apresó siete barcos dinamarqueses o ingleses que, anclados en aquellas radas, hacían
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
el contrabando, aunque no hubiera podido hacer estas presas, si no hubiese llevado consigo una
lancha corsaria de las cuatro que había aquí anteriormente, las cuales son las embarcaciones
verdaderamente útiles para la persecución del contrabando.
> De aquí puede V.E. inferir dos cosas: la primera, que las embarcaciones grandes, como las que
ha traído Icuza, no son a propósito para el corso que se necesita en las costas de esta Provincia,
especialmente el bergantín "Coro" y la balandra "Aranzazu" que ni andan ni barloventean, como lo
ha acreditado la experiencia, y que, por consiguiente, son absolutamente inútiles, La segunda,
que en esta Provincia no se hace en el día sino poquísimo contrabando, y ese no se ejecuta en las
costas, a viva fuerza, sino en los dos puertos principales de La Guaira y Cabello, por medio de
varias estratagemas que con el tiempo, la constancia y la observación se van descubriendo y
cortando. Desde mi ingreso a esta Intendencia, se han hecho varias aprehensiones de varios
fraudes y todas se han ejecutado en los puertos o a la entrada de ellos en embarcaciones que
venían confiadas en las inteligencias que tenían con los mismos empleados de la Real Hacienda.
Habrá diez días que se descubrió una redada de defraudadores que, con facturas falsas, sacaban
guías de la aduana de géneros que iban a tomar en Curazao, y después introducían, a golpe
seguro, en Puerto Cabello, sobre lo cual estoy siguiendo la causa con el mayor ardor, habiendo
preso a una multitud de reos, entre ellos el guarda mayor de La Guaira que, según lo que hasta
ahora, resulta, será necesario quitarle el empleo porque contribuía, con su disimulo, a este
método diabólico de hacer el contrabando, que, según aparece, ha mucho que estaba establecido
y se ha rastreado por una rara casualidad. Con este y otros ejemplares que anteriormente he
hecho, se hallan desanimados los defraudadores en términos que, acabo de saber por noticias
muy verídicas, que una gran cantidad de pesos que había depositada en Curazao para hacer el
contrabando, la han mandado los interesados remitir a Europa, temerosos de no poder lograr sus
intentos.
"Crea V.E. lo que dice el que está verdaderamente interesado en la felicidad de estas provincias y
que no tiene más ahinco que el que florezca su agricultura y el comercio de la metrópoli. El
contrabando puede extinguirse fácilmente en este país, sólo con el resguardo de tierra bien
establecido y ayudado de las cuatro lanchas corsarias. -El resguardo de mar absolutamente es
inútil. La Compañía Guipuzcoana lo sostuvo porque afianzaba, en la apariencia, un servicio que
realmente le costaba mucho menos de lo que ha clamoreado la estabilidad de un privilegio
exclusivo que le valía millones.
El resguardo de tierra nunca lo estableció sobre un pie vigoroso porque los Factores, los
Comandantes del resguardo y todos los dependientes hacían el contrabando a banderas
desplegadas. Los mismos barcos que venían de Europa traían lo menos la mitad de la carga fuera
de registro. Estas son verdades que aquí se hacen palpables al hombre menos ilustrado, y V.E. las
reconocera experimentalmente luego que el comercio libre que se va entablando con felicidad,
llegue a su pleno vigor.
" Aún cuando los dos resguardos fuesen verdaderamente útiles, dos comandantes, tan
autorizados como los que aquí han venido, los harían perjudiciales con sus competencias. Los dos
salieron ya de Cádiz implacables enemigos, han tenido aquí discordias ruidosas y, por más que
apuro todos los recursos de la prudencia, y de mi espíritu conciliador, preveo que las tendrán aún
mayores en lo sucesivo. El espíritu de partido que domina en esta Provincia se ha mezclado ya en
estas disensiones. El resguardo de mar, apoyado por la Compañía, y compuesto todo de vizcaínos,
ha levantado el estandarte de la discordia contra el resguardo de tierra compuesto, por la mayor
parte, de andaluces.1 Es cierto que éstos han cometido alguna otra violencia que yo no he podido
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remediar, pero han puesto el puerto de La Guaira y van a poner el de Cabello en estado que no
pueda entrar en ellos ni una hilacha por alto. En el día se disputan los dos Comandantes el mando
de las lanchas corsarias sobre cuyo punto consulto a V.E. separadamente, previendo que después
de decidido, altercarán sobre otros muchos en que, indispensablemente, se han de encontrar.
" Aseguro a V.E. que cuando llegué aquí y vi la faz de este país, sus proporciones y el genio de sus
habitantes, me prometí una Intendencia feliz, pero la venida de los dos resguardos, sus
desaveniencias y la dificultad de mantenerlos me ha perturbado la tranquilidad, me distrae la
atención de los objetos más importantes de mi ministerio y me quita aquel fondo de satisfacción y
de paz tan necesario para hacer cosas buenas.
" Repito a V.E. lo que varias veces le he dicho. El resguardo de mar es absolutamente inútil,2 y, en
las actuales circunstancias, perjudicial. El contrabando se cortará del todo con el resguardo de
tierra bien establecido, el comercio libre fomentado, y el derecho de seis reales por cada libra de
cacao introducido por mano de extranjeros que se ha puesto en esa Península cuya providencia
vale sola más que todos los resguardos. No le deslumhren a V.E. las siete presas que acaba de
hacer Icuza en la costa de Puerto Rico. Todas ellas apenas valen ocho mil pesos y sólo la balandra
"Aranzazu" y el bergantín "Coro" han gastado, desde que llegaron a Puerto Cabello inválidos, más
de diez mil sin haber hecho el menor servicio. Además, en la costa del sur de Puerto Rico se
apresan con tanta facilidad los barquillos extranjeros que están a!lí haciendo el contrabando de
muías que los guairos que van a aquella isla por los correos se traen siempre una o dos presas, y
este servicio podría ejecutarlo una goleta del Rey que hay en Puerto Cabello que lo ha hecho ya
muchas veces.
- Estas ideas serán poco concordes a las que le influirán a V.E. los interesados en la Compañía
Guipuzcoana que son los ünicos votos que aquí tiene el corso marítimo, pero debe V.E. advertir
que ellos han llevado el fin de despachar sus malos barcos a buen precio, como lo han logrado, y
ejecutar lo mismo con los almacenes y arreos navales que les quedan en Puerto Cabello. Además
quisieran ver esta Provincia gravada con más carga de la que puede sufrir a ver si puede recobrar
su antiguo privilegio.
Dios guarde, etc. Caracas, 4 Abril, 1784 n.1
Y al día siguiente, 5 de Abril, vuelve Saavedra a insistir en sus ataques al resguardo de mar en
una extensa comunicación en que repite lo de la competencia suscitada entre los Comandantes de
los Resguardos de Mar y Tierra, la inutilidad del corso, el gran gasto que ocasiona al erario, etc.,
etc. En cabeza de la primera página de esta carta, se puede ver una nota que dice así:
Pronto, pues, recibiría el Intendente Saavedra con el alborozo que es de suponer en quien logra
una cosa en cuya consecución tantos afanes había derrochado, el siguiente despacho de Calvez:
" Por cartas de V.S. de 24 de Octubre y 30 de Diciembre del año último, números 17 y 35, y su
reservada de la primera fecha número 1, se ha enterado el Rey de cuanto en ellas manifiesta S.S.
acerca del Resguardo Marítimo mandado establecer por orden de 19 de Mayo del mismo año, para
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reemplazar el que antes mantenía en estas costas la Compañía Guipuz-coana, haciendo presente
el exorbitante gasto que la subsistencia de dicho resguardo causaría a la Real Hacienda; la
necesidad de establecer algún impuesto para ocurrir a él por no alcanzar a cubrirlo ese erario; la
dificultad de hallar medios que faciliten dicho impuesto y, sobre todo, lo infructuoso que expresa
V.S. es la manutención del expresado Resguardo Marítimo, por hallarse cuasi extinguido el trato
ilícito desde e! establecimiento de esa Intendencia, por la buena forma que dio al Resguardo de
tierra, el celo con que se ha mirado este punto por los Ministros de Real Hacienda, y las
precauciones que se han tomado para impedir las grandes introducciones clandestinas por los
puertos principales que era por donde en lo antiguo se ejecutaban, no mereciendo consideración
alguna el que pueda ejecutarse por las costas el cual no es posible tampoco lo impida el corso del
mar por lo dilatado de ellas, habiendo enseñado la experiencia que lo que éste no pudo lograr en
cincuenta años que lo mantuvo la Compañía, se ha conseguido en sólo cinco que se ha establecido
la Intendencia. En la inteligencia de todo lo expresado, y supuesto haberse mandado a V.S. en
Real Orden del 18 del próximo anterior, que con la mayor prontitud posible hiciera pasar a
Cartagena de Indias a las órdenes del Arzobispo Virrey de Santa Fe, los buques corsarios
sobrantes en esa Provincia, me manda S.M. prevenir a V.S. que destinando al Comandante don
Vicente Antonio de Icuza al resguardo de las costas de Cartagena, arregle el de las de esas
Provincias, según lo regulare conveniente y preciso a evitar enteramente el contrabando y no
recargar demasiado al erario ni al comercio con sus costos y los del resguardo de tierra que no
pueda excusarse. Dios guarde V.S. muchos años. Aranjuez, 21 de Abril de 1784. José de Calvez.
Señor Intendente de Caracas "-
Lo primero que sorprende en la drástica decisión de Gál-vez es la precipitación con que pasa a
destruir, de un plumazo, toda la empresa que, bajo su patrocinio y en labor paciente de varios
meses, había puesto en marcha Icuza.luego que esta brusca vuelta de timón haya sido dada sin
que para obrar así contara más que con la información de una sola de las partes. Y si se alega que
esa parte era precisamente la del funcionario con quien, antes que nadie, debía confiar en
Caracas, ¿por qué no lo hizo antes de poner en marcha la empresa o una vez puesta, por qué no
esperó a que un prudencial plazo de varios meses pusiera la verdad en su punto ? ¿ Por qué no
aguardó a que posteriores informes de este funcionario fueran confirmando sus primeros asertos,
pues aunque la verdad es que esas posteriores informaciones siguieron machacando sobre los
mismos tópicos, no lo es menos que ni llegó a conocerlas, puesto que tomó su decisión en cuanto
le llegaron esas primeras cartas del 24 de Octubre y 30 de Diciembre, es decir, antes de que
siquiera empezara a funcionar el corso en toda su amplitud, conforme al plan trazado por Icuza y
aprobado por el propio Calvez? ¿No podía haber consultado en Caracas con otras fuentes de
información que le ofrecieran plena garantía de imparcialidad, sin tomar esa incomprensible
decisión, basada enteramente en las afirmaciones de un hombre a quien hemos visto callando
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
unas veces y otras falseando la verdad cuando ésta no se acomodaba a sus miras? ¿No es por lo
menos chocante que las razones en que Calvez fundamenta su decisión no sean más que una
servil copia, como puede comprobarse a simple vista, de las sugeridas por Saavedra?
Quizá las últimas líneas de la "Reservada " nos den la explicación, o por lo menos parte de la
explicación del asunto. Cuando vemos al Ministro de Indias escribir a su subordinado, repitiendo
aquí también, casi a la letra, las palabras de éste, sobre " las ideas de la Compañía Guipuzcoana y
medios de que presume V.S. se valdrá siempre para reintegrarse en su comercio exclusivo que le
ha sido tan doloroso perder ". Y añadir, no sin cierta impropia jactancia: " Y puede V.S. estar
asegurado de que los influjos de los empleados en ella no tendrán jamás lugar en el Ministerio de
mi cargo ". Cuando nos ponemos a pensar que por aquellos mismos días estaba preparando
Calvez el golpe de gracia a la Compañía a la cual hábilmente le hacía ver Saavedra como la
principal interesada en la restauración del corso marítimo, dirigido por quien precisamente fuera el
más famoso de sus comandantes corsarios, no nos cuesta mucho creer que, en esta ocasión, el
omnipoderoso Ministro, con todo el sombrío y despótico carácter que los historiadores le
atribuyen, no hace sino obrar al dictado de su hábil e insidioso subordinado quien, ofreciendo cebo
a sus fobias y a las reacciones a que aquellas fatalmente
le han de conducir, se vale de su superior como de un simple instrumento para conseguir sus
propios fines.
Luego que se verifique su salida y se liquiden las cuentas de los gastos que han hecho los
corsarios, pondré el resguardo marítimo sobre el pie más económico posible, adaptándolo a lo
necesario para extinguir el contrabando, y en consecuencia se arreglará la contribución del corso
reduciéndola a una cuota
" Excmo. Señor:
" Muy Señor mío: Con fecha de 24 de Abril último se sirve V.E. decirme que habiéndole dado
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
noticia extrajudicial de que don Vicente Antonio de Icuza, valiéndose de la ausencia del
Comandante del Resguardo de Cádiz, había embarcado en los guardacostas de su mando una
partida considerable de géneros, sin pagar derechos, me lo advierte V.E. a fin de que procure
indagar este hecho con el mayor cuidado, y, resultando ser cierto, proceda con todo el lleno de
mis facultades contra los reos y dé cuenta de las resultas.
Cuando Icuza llegó a esta Provincia, la primera vez que se me presentó me dijo,
confidencialmente, que con anuencia del que hacía de Comandante del resguardo de Cádiz, había
embarcado en el bergantín "Coro" una pacotilla de géneros; pero para evitar que se publicase en
Cádiz que en un barco del Rey se traía cosas de comercio, no habían pasado por la aduana de
aquel puerto, sino que se habían embarcado con sólo el pase del resguardo. Efectivamente, me
presentó la factura de los géneros firmada de él y de un tal don Juan de Calvez, y me suplicó
permitiese aquí su entrada pagando los derechos que yo prescribiese.
" Hálleme perplejo sobre el partido que debía tomar sobre un asunto tan espinoso. Reflexioné que
Icuza se había delatado a sí mismo confiando en mi generosidad; Que su proceder no parecía ser
de mala fe cuando teniendo, mediante sus facultades, mil medios de introducir los géneros
clandestinamente sin que yo lo supiese, había tomado el camino real de que pasasen por la
aduana de La Guaira. En la factura cuyo importe sería como de unos seis mil pesos, no había
género alguno prohibido, ni eran de mucho perjuicio al comercio nacional por su cortedad y su
especie. Por otro lado, me pareció no era conveniente hacer un ejemplar ruidoso con un hombre
elegido por V.E., para una comisión importante en el acto mismo de llegar a esta Provincia; mucho
más, siendo frecuente el venir a veces en los barcos de España algunas cortas porciones de
mercancías fuera de registro con sólo el pase del Comandante del resguardo.
" Fundado en estas razones, permití que los tales géneros se desembarcasen, pero pagaron por la
aduana donde fueron registrados prolijamente y satisfacieron los derechos corres-
pendientes a su salida cíe Cádiz y su entrada aquí, como consta de expediente formado sobre el
particular.
" Dios guarde a V.E. muchos años. Caracas, 28 de Junio de 1784 ".i
La otra carta reza así:
Para cuando esto se escribía, Icuza ya había partido para su nuevo destino de Cartagena de
Indias. Llevaba, sin duda, el alma lacerada. Había venido a luchar como en los viejos tiempos.
Podía hallarse en su elemento sobre la cubierta de su buque, entre los rugidos de la tormenta y el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
fragor de los combates. Pero sentía que le faltaba el aire en los despachos de las Intendencias y
salas de los dignatarios donde se forjan
las insidias y asechanzas de los espíritus mediocres que no han nacido para respirar el viento
bravo que se goza en engendrar montañas sobre los lomos del mar,
En Septiembre de dicho año de 1784, salía Icuza para su nuevo destino al mando de los
bergantines "San Joaquín" y "Nuestra Señora del Coro" y el balaux "Nuestra Señora del Carmen".
Y la primera noticia que tenemos de él es la de un doloroso suceso testimoniado por un
documento que hallamos en el Archivo de Caracas,1 firmado por el propio Icuza, a bordo de)
bergantín "San Joaquín", el 8 de Diciembre de 1784, en el que da cuenta de la muerte de
diecisiete hombres pertenecientes a los tres buques arriba citados. Perdieron la vida estos
hombres " defendiéndose contra los indica en el territorio de Bahía Honda con motivo de haber
desembarcado a hacer agua por impróxima necesidad para las tripulaciones de los tres referidos
buques ". Así lo certifica nuestro conocido el escribano José de Elduayen, " como contador del
bergantín "San Joaquín" de S.M. ", quien nos describe a los tres muertos de la tripulación del
propio bergantín: el maestro Bernardo Salaverria, " natural de la plaza de San Sebastián en donde
reside su viuda Juana Bautista Alberdi"; el patrón de bote Francisco Hernández, natural de la
misma plaza de San Sebastián donde reside su madre Micaela Artola y el ayudante de condestable
José Dionisio de Sagarzazu "natural de la plaza de Fuenterrabía en donde reside su madre
Agustina Basterrechea con una hija ", así como a los cuatro pertenecientes al "Coro" y los diez
restantes del balaux, la mayor parte venezolanos.
Con referencia a sus compatriotas, Icuza podría haber tenido presentes en aquellos momentos las
palabras del Padre Larramendi: " Caracas ha sido sepultura de guipuzcoanos sin número; esto es
público y no obstante, Caracas es donde aspiran, como si cada uno de ellos hubiera de ser un
factor de los que en seis u ocho años se han hecho riquísimos por arte de Merlín, que aquí no se
sabe y allí se aprende ".
Mal comienzo era éste que, al de pocos días de la llegada de Icuza a su nuevo teatro de
operaciones le deparaba la costa de Bahía Honda cuyo nombre evoca uno de los hermosos sueños
del Libertador: La Nueva Granada se unirá con Venezuela, si llegan a convenirse en formar una
república central, cuya capital sea Maraeaibo, una nueva ciudad que, con el nombre de Las Casas,
en honor de este héroe de la filantropía, se funde entre los confines de ambos países, en el
soberbio puerto de Bahía-honda. Esta posición, aunque desconocida, es más ventajosa por todos
respectos. Su acceso es fácil y su situación tan fuerte, que puede hacerse inexpugnable. Posee un
clima puro y saludable, un territorio tan propio para la agricultura como para la cría de ganado, y
una grande abundancia de madera de construcción. Los salvajes que la habitan serían
civilizados. .. >.
Menos, si cabe, que cuando Bolívar escribió estas líneas lo serían los que atacaron a los hombres
de Icuza del cual nada nos autoriza a afirmar que resultara herido en aquella desgraciada acción -
que por su propia mano comunicó, o al menos firmó, a la superioridad. Pero sí es lícito imaginar
que ella vendría a golpear duramente en su espíritu seguramente decaído por los recientes
sucesos de Caracas. El hecho es que el silencio se hace por unos meses en torno a él y la primera
noticia que después de ésta nos llega es la de su fallecimiento, según se hace constar en Real
Orden dirigida al Arzobispo Virrey de Santa Fe, con fecha 17 de Noviembre de 1785.
Teniendo en cuenta los pocos meses que median entre esta fecha y la agresión de Bahía Honda e
incluso el que Icuza falleciera, como se dice, en jurisdicción de Santa Marta ", es razonable
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
pensar que desde el citado infeliz suceso su salud quedara resentida y, tal vez, por ello no se
alejara mucho de aquellos parajes en los meses que siguieron.
En cuanto a la fecha exacta de su muerte - que en ningún documento establece -, podemos decir
que, según certificación expedida, en Octubre de 1788, por el Contador de Real Hacienda de Río
Hacha, Alfonso Gutiérrez; " dicho teniente coronel recibió de estas cajas en el tiempo que se
mantuvo en este crucero... 1.762 pesos, 5y2 reales... " que es el monto de una cuenta que
adjunta y que la forman partidas recibidas por Icuza para pagar al mayordomo Juan José de Acha
y al cocinero Ignacio Echeberría " que servían a dicho teniente coronel " y a los cuales " consta
que hasta el 4 de Julio del mismo año (1785) se le quedaron debiendo. .. 192 pesos ". Y como el
último recibo de lo que " a cuenta de sus sueldos " percibe Icuza es de 23 de Junio, parece indicar
todo ello que para fines de Junio o primeros de Julio ya hubo de retirarse del servicio.
Tenemos después otro certificado, fecha 2 de Agosto de 1785, expedido por " Don Miguel de
Basterra, contador sustituto de Ejército y Real Hacienda •>, en el que se hace constar : Que al
Teniente Coronel de Infantería, comandante del corso de estas costas don Vicente Antonio de
Icuza se le han satisfecho sus sueldos vencidos desde 31 de Agosto de 1783 hasta otro igual día
del presente año... ". Y como la copia de este certificado figura en el expediente de testamentaría
como expedida también en Octubre de 1788 y constituye, con la anterior, una de las últimas
piezas de él, claramente nos está diciendo que se refieren a los últimos pagos hechos a Icuza
cuyo fallecimiento debió de ocurrir, pues, lo más tarde, a primeros de Septiembre, si además de lo
expuesto no perdemos de vista que, si la Eeal Orden en que se hacía constar su muerte se
despachó el 17 de Noviembre, es razonable calcular un tiempo de alrededor de dos meses para
que la noticia de su deceso llegase a la Península.
Dice así la R.O. firmada por el marqués de Sonora, el 17 de Noviembre de 1785, en San Lorenzo:
s Todos los papeles, muebles y bienes que hayan quedado por fallecimiento del teniente coronel
don Vicente Antonio de Icuza, Comandante de los guardacostas de Tierra Firme, deben recogerse
y depositarse en cajas reales, dando cuenta al Rey para que disponga lo que fuere de su Real
agrado. Y aunque no queda duda de que Vuestra Excelencia, con su celo y acreditado empeño,
habrá dispuesto lo conveniente en esta parte, me manda Su Majestad prevenirle que me de
noticia individual de lo que haya quedado por muerte del referido Icuza, en inteligencia de que
con esta fecha se comunica la orden que corresponde al gobernador e intendente de Caracas para
que de acuerdo con Vuestra Excelencia dispongan el expresado depósito por si conviniere hacerle
en las cajas reales de Maracaibo, sujetas a esta jurisdicción. Dios guarde... s.
En el Archivo General de la Nación, en Caracas, puede verse la respuesta que, por su parte, dan,
en 6 de Marzo de 1786, el Gobernador y el Intendente de Caracas al citado Ministro de Indias,
marqués de Sonora:
- En Real Orden de 17 de Noviembre último se sirve V.E. prevenirnos haber resuelto S.M. que
expidamos las más activas y estrechas providencias para que se recojan los papeles del Keal
Servicio, muebles y bienes que hayan quedado por fallecimiento del Teniente Coronel don Vicente
Antonio de Icuza, Comandante de Guardacostas, abonándosele las pagas hasta el día en que éste
se verificó y que todo lo practiquemos de acuerdo con el señor Arzobispo Virrey de Santa Fe.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A este despacho contesta el Marqués de la Sonora, es decir, don José Calvez, con este otro
fechado en Aranjuez, 18 de Junio de 1786:
" Por la carta de V.S. de 6 de Marzo de este año, quedo enterado de haberse recogido los papeles
y bienes pertenecientes a la testamentaría del Teniente Coronel y Comandante de Guardacostas
de Tierra Firme don Vicente de Icuza por el Gobernador de Santa Marta en cuya jurisdicción
falleció. Y respecto de lo que el referido Icuza estaba destinado con los buques de su mando bajo
las órdenes del Virrey de Santa Fe, le comunico lo correspondiente con esta fecha a fin de que
mande entregar a la viuda y heredera doña Ramona Barbachano los papeles, muebles y bienes
procedentes de su testamentaría, previniéndole así mismo que por aquellas Cajas se le debe
satisfacer la pensión del Montepío Militar que goza por la Real declaración de 20 de Mayo de 1783,
según lo avise al Gobernador de esa Provincia, y aunque parece no haberse hasta ahora pagado
cosa alguna por esta razón encargo se me dé aviso si se hubiese ejecutado alguna paga para su
descuento en las Reales Cajas de Santa Fe. Dios guarde, etcétera "."
Esto es todo lo que sabemos del fin de Vicente Antonio de Icuza quien andaba entonces por los
cuarenta y ocho años; casi la misma edad en que, desde aquel mismo territorio de Santa Marta,
abandonaría el mundo, medio siglo después, el Hombre grande de América. Podía aún haber dado
lo mejor de sí y, como su compañero de corso Lorenzo de Goicoechea, quien le sobrevivió catorce
años, hacer ilustre su nombre en campañas famosas sobre los siete mares.
Pero acaso es mejor que fuera así. Que terminara su vida en un rincón de estas costas que tanto
debió de amar, y que la terminara casi a la par con la Compañía de la que fue uno de los hombres
más cabalmente representativos.
Creemos verlo en su lecho de agonizante, entregado por última vez a la visión interior de su vivir:
desde su infancia en la casa paterna de Rentería que anima la visita del capitán Guillamasa quien,
frente al humeante chocolate, narra una y otra vez, sus aventuras por los mares del trópico; sus
escapadas a Pasajes en las que la visita a su madrina, doña Juana de Lezo, eran el pretexto
alegado ante su madre doña Teresa que se dejaba engañar, sabiendo bien que en Pasajes eran el
puerto y los cuentos del viejo Shanti los que arrastraban al muchacho; la emoción de su primera
salida en los guardacostas; el recuerdo de aquellos hombres formados a su lado y bajo su mando:
el bravo Joaquín de Mendizabal y el gallardo Manuel Antonio de Urtesabel, y Francisco Xabier de
Jaure-gui, Ignacio de Barrena, Domingo y José Antonio de Álzate, Juan Antonio de Careaga que le
sucedió en el mando del corso de Caracas... todos aquellos compatriotas valientes y leales,
hombres de una pieza y de una sola palabra que corrieron con él su suerte tantas veces en
aquellos abordajes "sable y cuchillo en mano ", según se dice en los viejos folios, como la
corrieron otros más lejanos en la sangre o más humildes en sus puestos, pero no por eso menos
firmemente centrados en su afecto, como Garachico, aquel avezado marinero maracucho y tantos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
otros... Después un rictus de desagrado marcado por el pasar de las figuras de los Calvez, los
Saavedra, los Pizarro... y con ellos, de repente, aquellas ideas en Bilbao entrevistas y que ahora
se le hacen claras. .. ; el último recuerdo para la fiel compañera que allá lejos habría de vestir el
luto de la viudez... y, por fin, la serenidad definitiva del que entra en el eterno reposo.
Queda en nuestro recuerdo su imaginaria figura. Estampa de hombre recio, forjado entre
aventuras y trabajos, que escruta la lejanía del mar, con sus ojos azules de acerado fulgor, desde
el puesto de mando de su capitana. Aquella gallarda balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", que
cruzaba estas costas bordando espumas, en arrogante empopada, como si la poseyese el orgullo
de saber que, entre todas las naves guipuzcoanas ninguna tan marinera como ella cuando la
gobernaba la mano firme y experta de su capitán Vicente Antonio de Icuza.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
APENDICE
TOMO II
Expediente primero. - Sobre los cascos y arboladuras de dos balandras holandesas que hicieron
varar en la costa de Fíritu las galeras de la Compañía Guipuzcoana. Ano 1743. Consta de 142
documentos.
TOMO IV
Expediente segundo. - Resolución que a bordo de la fragata "San Joaqui" de la Compañía
Guipuzcoana, surta en Puerto Cabello, da el comandante José de Goicoechea sobre una canoa
apresada en las islas de Paiclas. 1749. Consta de 18 documentos.
Expediente tercero. - Carta del capitán de la balandra corsaria "María Luisa" de la Compañía
Guipuzcoana, José Antonio Bird, para el factor de
la misma Matías de Urroz. Le dice que junto a Los Roques ha apresado una balandra cuya
tripulación dice haber salido de Curazao para la Martinica, con carga de Azúcar y algodón. Que se
la envía por si encuentra razones suficientes para declararla buena presa. 1751. Consta de 23
documentos.
Expediente cuarto. - Autos sobre el apresamiento hecho por la goleta corsaria de la Guipuzeoana
nombrada "María', su patrón Juan José de Ubes-eun, de una goleta a sotavento de Macuto con
cacan y cueros al pelo. Año 1755. Consta de 37 documentos.
Expediente quinto. - Autos de presa hechos por los guardacostas de la Real Compañía
Guipuzeoana de trps cayucos o canoas y un negro nombrado Nicolás. 1755. Consta de 29
documentos.
Expediente sexto. -- Autos que sigue el Factor Principal de la Real Compañía don Matías de Urroz,
sobre el apreso que hizo la balandra nombrada "Nuestra Señora de Aranzazu", corsaria de dicha
Compañía, de una canoa, siete fanegas treinta y ocho libras de cacao y cincuenta y nueve a, y
libras de carne que en ella venían el día cinco de diciembre en el Puerto de Chuspa. 1755. Consta
de 90 documentos.
Expediente séptimo. - Autos de presa hechos por los jabeques de la Real Compañía Guipuzcoana
de una goleta nombrada "La Perfecta". 1756. Consta de 22 expedientes.
Expediente octano. - Autos sobre haber el corso de la Real Cornpafiíía Guipuacoana perseguido
una goleta holandesa la que hizo varar sobre unos arrecifes en la costa de Aroa, en la troxa, de
Juan Andrés, que se hiao pedazos y solo se sacaron algunos géneros de ilícita introducción que
importaron 282 pesos, 5 y medio reales. 175S. Consta de 25 documentos.
Expediente noveno. - Autos sobre el apreso de una goletilla holandesa con algunas fanegas de
cacao y cuatro cueros a sotavento de Chichiriviche, cuya gente hiao fuga. 1761. Consta de 26
documentos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Expediente décimo. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuzeoana de
una lanchíta en la costa de Tucacas con cinco fanegas diecinueve libras de cacao y dos canoitas
habiendo profugado la gente. 1761. Consta de 23 documentos.
TOMO V
Primer expediente. - Autos del apreso que hiao el 21 de julio de 1757 el jabeque "San Francisco
Xavier" de la balandra holandesa "Fe, Esperanza y Amor" en las isletas de Puerto Píritu. Consta de
24 documentos.
Segundo. - Autos formados a pedimento de parte de la Real Compañía Guipuzeoana sobre
haberles el señor Gobernador de la Provincia de Cumaná despojado de una goleta que los
guardacostas de la Compañía apresaron nombrada "Santa Bárbara y las Animas". 1757. Consta de
42 documentos.
Tercero. - Autos que sigue la Real Compañía Guipuzcoana contra Juan Bautista de Acosta y Andrés
Flores sobre haberles cogido dos lanchas con fruto de cacao que salían del puerto de Cúpira para
Barcelona. 1760. Consta de 157 documentos.
TOMO VI
Primer expediente. - Autos sobre el apreso hecho por el jabequin de la Real Compañía
Guipuzcoana de una goletilla con carne, sebo y algunos cueros al pelo a barlovento de la isla de la
Tortuga, que desamparó la gente de su tripulación. 1757. Consta de 26 documentos.
Segundo. - Autos que sigue la parte de la Real Compañía sobre el apreso hecho por el jabequin
nombrado "San Ignacio", uno de sus corsarios, de una balandra holandesa nombrada "Juan Pedro"
entre el Morro de Barcelona y la Chimana, el día 2fi de deste año de 1758. Su capitán Jacobo
Gfiverson. Consta de 161 documentos.
Tercero. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de dos ...
las costas de Pfrítu. 1758. Consta de 49 documentos,
Quinto, - Autos sobre haber hecho varar la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", corsaria de la
Real Compañía Guipuzcoana, una balandra holandesa entre la ensenada del Manglar y punto de
libero el día 25 de octubre de 1758. Consta de 39 documentos.
Octavo. - Autos que se siguen sobre el apreso hecho por el jabeque " San Joseph" al comando de
don Joseph de Goicoechea y la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu" coraarios de la Real
Compañía Guipuzcoana, sobre Los Roques, de una goleta nombrada "Rey David", su capitán Juan
Bautista Lapompa, con diferentes géneros. 1769. Consta de 14S documentos.
TOMO VII
Expediente octano. - Autos sobre el apreso de varios efectos de extranjería y frutos de la tierra
precedidos de la varazón de una balandra holandesa que hizo el corso de la Real Compañía
Guipuzcoana a sotavento del río del Tocuyo después del combate que tuvieron, etc. 1759. Consta
de 29 documentos.
Noveno. - Autos sobre el preso de dos canoas a sotavento del río Tocuyo, etc. Consta de 23
documentos.
Décimo. - Autos formados sobre el apreso hecho por los corsos de la Real Compañía Guipuzcoana
de una goleta cargada de cacao, cueros al pelo, café y sebo en el puerto de Cogtiomo habiendo
hecho fuga la gente de su tripulación. Año 1760. Consta de 26 documentos.
Undécimo. -~ Autos formados sobro haber unos bodegueros resistídose a una canoa de corso de
la Compañía Guipuzeoana. Año 1760. Consta de 55 documentos.
Duodécimo. - Autos sobre haber, el corso de la Real Compañía Guipuzcoana en la ensenada de
Santa Fe, costa arriba, hecho apreso de una balandra holandesa con cueros y sebo y hecho fuga
la gente que la tripulaba, 1760. Consta de 28 documentos.
Decimotercero. - Autos que se siguen sobre el apreso que hicieron las balandras "Nra. Sra. de
Aranzazu" y "San Antonio" corsarias de la Real Com-
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
pañía Guipuzcoana, de una goleta holandesa nombrada "La Rama de Oliva" sobre Pampatar de la
iala de la Margarita. 1760. Consta de 28 documentos.
TOMO VIII
Primer expediente. - Autos originales que se siguen sobre el apreso que hizo la balandra "San
Antonio" corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana, al cargo de don Luis de Zavaleta, el día 11
del mes de abril de este año (1760) de una balandrita holandesa nombrada "La Corredora", con
carga da cacao, cueros y sebo, su capitán Juan Bisle. Consta de 48 documentos.
Segundo. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Eeal Compañía Guipuzcoana de una
goleta nombrada "La Fortuna" de la que era capitán Antonio Raso en el puerto de Tueupido. 1761.
Consta de 23 documentos.
Tercero. - Autos sobre e! apreso que hizo el patrón Antonio Ribero, corsario de la Real Compañía
Guipuzcoana de una goleta holandesa nombrada "La Paloma" de la que es capitán don Juan
Gómez Teslaar. 1761. Consta de 25 documentos.
Cuarto, - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de una
goleta en el puerto de Mochimba, nombrada "La Caridad". Año 1761. Consta de 30 documentos.
Quinto. - Sobre el apreso que hizo la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana de que es
patrón Ángel Ignacio de Guillas de una balandra nombrada "Santa Ana" en la Boca de Aguima,
costa de la ciudad de Coro. 1761. Consta de 25 documentos.
Sexto. - Testimonio de los autos hechos sobre el apreso que hicieron los guardacostas de la Real
Compañía Guipuzcoana en el puerto de Maracapana de una goleta holandesa nombrada la
"Magdalena". 1760. Consta de 77 documentos.
Octano. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de "na
goleta holandesa en Las Guarañas, jurisdicción de Coro. 1763. Consta de 20 documentos.
Décimo. - Sobre el apreso hecho por el jabeque "San Pablo" de la Real Compañía Guipuzcoana de
una goleta o balandra holandesa llamada "La Catbarina". 1763. Consta de 30 documentos.
TOMO IX
Cuarto expediente. - Autos sobre las presas que hizo el corso menor de la Real Compañía
Guipuzcoana en Sabanas Altas y condujo al puerto de Coro donde se verificó su remate de una
balandrita y goleta, ambas holandesas, y géneros de su cargazón. Año 1761. Consta de 27
documentos.
Quinto expediente. -- Autos sobre haber dos paquebotes ingleses tenido combate con los dos
jabeques guardacostas de la Real Compañía Guipuacoana nombrados "San Pedro" y "San Pablo"
en la costa del morro de Barcelona
del que recibieron daño dichos jabeques que andaban celando el trato ilícito. 1761. Consta de 35
documentos.
Octano, - Autos sobre una canoa nombrada la "Catalina" holandesa, que apresaron la lancha
corsaria de la Real Compañía Guizpucoana y su patrón Antonio Vivero en la ciénaga de Turismo
con ocho fanegas y ocho libras de cacao y se avaluó en 265 ps. 1% reales. 1762. Consta de 20
documentos.
Noveno. -- Instancia de José Sicilia, preso en la plataforma de La Guaira, ante el Comandante y
Castellano del mismo puerto. Invocando numerosas razones, contradice la acusación presentada
contra él por don Marcos Hernández Matrero, apoderado de la Real Compañía Guipuzcoana, por el
presunto delito de contrabando. Pide, ademas, se le haga dar una libranza por la misma
Compartía - sacándola de las mercancías que se le han embargado - para poder costear su
defensa. 1762. Consta de 80 documentos.
TOMO X
Primer expediente. - Representación del apoderado de la Compañía Guipuzcoana Hernández
Marrero ante el Gobernador. Hace una exposición detallada de las razones que apoyan la
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
declaración de buena y legítima presa respecto a la goleta holandesa "Ramo de Oliva", y pide libre
comisión al Justicia de La Guaira para que efectúe las diligencias pertinentes en el asunto y remita
los autos. Asf mismo exige se saquen cuanto antes a remate algunas mercancías corruptibles que
se hallan en la goleta, depositándose luego su producto en el Factor Principal de la Compañía
Guipuzcoana. 1760. Consta de 96 documentos.
Segundo. - Autos formados sobre haber los holandeses llevado por fuerza a el puerto de Curazao
una balandra y una goleta que había apresado el corso de la Real Compañía Guipuzcoana con. la
gente que en ellas iba de la tripulación de dicha Real Compañía Guipuzcoana. 1760. Consta de 25
documentos.
Tercero. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de una goleta
nombrada "San Joseph" del cargo de Dn. Pedro Marino Lobera. 1760. Consta de 51 documentos.
Cuarto. - Autos que sigue la parte de la Real Compañía Guipuzcoana sobre el apreso que hicieron
los corsarios entre la isla de la Margarita y la tierra firme de una balandrita holandesa nombrada
la "Ana", su capitán Tilomas Cabalier. 1760. Consta de 117 documentos.
Quinto. - Autos sobre el apreso que hizo Juan Antonio Riberos, Patrón de una de las lanchas
corsarias de la Real Compañía Guipuzcoana de una piragua en la playa que nombran La Piedra con
27 quintales de tasajo y una fanega y setenta y nueve libras de cacao. 1760. Consta de 23
documentos.
Sexto. - Autos sobre sustracción de frutos hecha en el bergantín inglés apresado por los corsarios
de la Real Compañía Guipuacoana, nombrado "Thomas". 1760. Consta de 15 documentos.
TOMO XI
Primer expediente. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzeoana
de una balandra holandesa nombrada "La Soledad", su capitán Pedro Cristiano. 1762. Consta de
35 documentos.
Segundo. - Autos sobre el apreso hecho por Miguel de Eguiluz, patrón de las lanchas corsarias de
la Real Compañía Guipuzcoana de una lancha fondeada en uno de los puertos de Uiiare y sus
pertrechos y cargazón. 1762. Consta de 25 documentos.
Tercero. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guípuzeoana de una
balandra nombrada "La Solitaria", su capitán Domingo Pitre, holandés. 1762. Consta de 18
documentos.
Cuarto. - Autos en testimonio de los formados por el Sr. Gobernador y Capitán General de la
Provincia de Curaaná, sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de dos
balandras holandesas nombradas "Carlos III" y "La Doncella" en las costas de Barcelona y se
remataron en el puerto de La Guaira. 1763. Consta de 30 documentos.
Quinto. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de dos
balandras la una nombrada "Carlos III" y la otra "La Doncella" con carga de cacao y algunos
cueros. 1763. Consta de 30 documentos.
Séptimo. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Rael Compañía Guipuzcoana de una
balandra holandesa nombrada "Nuestra Señora del Rosario" sobre el puerto de Cuiagua. En los
que ha pretendido Juan Antonio Mamón por su esclavo un negro nombrado Carlos. 1763. Consta
de 126 documentos.
Octavo. - Autos sobre el apreso que hizo Miguel Ignacio de Eguilaz, patrón de una de las lanchas
corsarias de la Beal Compañía Guipuzcoana de cuatro farditos de géneros que sato de una lancha
que hizo varar a barlovento del puerto de Chichiriviche y se hizo pedasos 1763. Consta de 36
documentos,
Noveno. - Autos formados sobre el apreso hecho por el bergantín "Santo Thomás" corsario de la
Real Compañía Guipuzcoana de esta Provincia, en el cabo de Cuadera, de una balandra nombrada
"La Soledad" que salió con registro de la isla de Puerto Rico para Cumana de la que era capitán
Francisco del Valle. 1763. Consta de 45 documentos.
Décimo. - Autos sobre el apreso hecho a Francisco Xavier Rosa, natural de la Habana, de una
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
goleta de su cargo, por los guardacostas de la Real Compañía encontrada con efectos ilícitos en
esta costa del Rey nuestro señor. Reñíate de la canoa en ellos incluida, depósito de su importe y
de la expresada goleta. 1763. Consta de 56 documentos.
Undécimo, - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de unos
pertrechos, cacao y géneros que se pudieron sacar de la balandra holandesa que, perseguida de
dicho corso, y haciendo fuego, varó en la ensenada de Cupira. 1763. Consta de 19 documentos
Décimo&egundo. - Autos subre el apreso hecho por los guardacostas de la Real Compañía
Guípuacoaiia en la jurisdicción de Coro de esta Provincia de una balandra francesa nombrada "San
Carlos", su capitán, prófugo, Mr. Mere. 1763. Consta de 42 documentos.
TOMO XII
Primer expediente. -~ Testimonio de los autos seguidos sobre el apreso hecho por el bergantín
"Santo Thomas", corsario de la Beal Compañía Gui-puzeoana de una balandra holandesa
nombrada "El Príncipe Guillermo" del cargo del capitán Juan de Silveira, propiedad de don
Guillermo Arasen, a sotavento de Los Roques. Cuyos originales se remiten para interpelación
interpuesta por la parte de dicho Arssen al Real y Supremo Consejo de estas Indias. 1763. Consta
de 97 documentos.
Seyíindo. - Autos que sigue la parte de la Real Compañía Guipuzeoana sobre el apreso que hiao el
bergantín "Santo Tomas", corsario de esta Real Compañía, de una balandra inglesa nombrada
"María Woody" sobre el cabo Cuadera, su capitán Thomas Micher. 1765. Consta de 7 documentos.
Tercero. - Autos firmados sobre el apreso hecho por Francisco Garachico patrón de la lancha "San
Fernando" corsaria de la Real Compañía Guípuz-coana de una piragua que hizo varar en la ciénaga
de Turismo con los efectos de su cargazón. 1765. Consta de S documentos.
Quinto. - Autos del apresamiento de 26 muías y una yegua hecho por la canoa "San Antonio"
guardacosta de la Real Compañía Guipuzcoana en la costa de Coro que se remiten en estado de
sentencia por el Teniente Justicia Mayor de Puerto Cabello al superior Tribunal de! señor
Gobernador y Capitán General de esta Provincia. 1766. Consta de 72 documentos.
Sexto. - Autos que sigue la parte de la Real Compañía Guipuzcoana sobre la presa que hizo don
Vicente Icuza de una balandra francesa nombrada "El Borbón" y de la cargazón de otra holandesa
que hizo varar en Conobena y no se pudo sacar por tenar roto el timón y hacer mucha agua,
1765. Consta de 69 documentos.
Séptimo. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuzeoana de una
balandra francesa nombrada "El Brillante" en la que se apresó a el sobrecargo Eustaquio Paolo y al
marino Daniel León. 1766. Consta de 44 documentos.
Octavo. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuncoana de una
balandra nombrada la "Ana" que hizo fuego al tiempo de su apreso. 1765. Consta de 59
documentos.
Noveno. - Autos sobre el apreso que hizo la lancha del jabeque "San Miguel" guardacosta de la
Reai Compañía Guipuacoana en la costa de la Margarita de una balandra nombrada "San José y
las Animas" perteneciente a don Miguel Cerezo, vecino que se dice ser de Puerto Rico. 1769.
Consta de 21 documentos.
TOMO XIII
Primer expediente. - Autos sobre el apreso que hizo el corso de la Real Compañía Guipuzcoana de
una balandra holandesa nombrada "La Yoca", su capitán Andrés Yanes, frontero al Pan de Santa
Ana. 1765. Consta de 33 documentos.
Segundo, - Representación del apoderado de la Real Compañía Guipuz-coana don Marcos
Hernández Marrero ante el Gobernador y Capitán General. Dicele que los corsarios capturaron, en
las costas de Barcelona, una balandra holandesa nombrada "La Solitaria", con carga de ropa,
machetes, aguardiente y maquetas de cera, que se dedicaba a comerciar " a cambio de cacao y
cueros en distintos puertos con vasallos de mala ley ".Quesu capitán Domingo Pitri y demás
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Décimouépli-mo. - Autos sobre el apreso hecho por el corso de la Real Compañía Guipuacoana de
dos lanchas en la punta de )a peña de Guaranache con cincuenta y nueve cueros al pelo, ocho
barriles de harina y seis pilones de azúcar. Sin gente por haberse profugado la tripulación por los
montes. Año de 1764; 23 documentos.
TOMO XIV
Primer espediente. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento hecho por la
balandra "Nuestra Señora de Aranzazu", corsaria de la Real Compañía Guipuzeoana, al mando de
don Juan Vicente de Icuza, de dos goletas holandesas nombradas la "Fortuna" y la "Chiripola", al
mando de los capitanes Guillermo Cunche y Capiche Enrique, respectivamente, en e! paraje
denominado El Farallón, Este apresamiento fue adjudicado a la Real Compañía Guipuzcoana por
sentencia dictada por e! Gobernador y Capitán General en 4 de julio de 1765.
Segundo. - Documentos relativos al apresamiento de una balandra holandesa nombrada la "Sara"
efectuado el día 7 de mayo de 1765 en la isla de la Orchila después de pequeña resistencia
presentada por ésta, por la balandra corsaria "Nuestra Señora de Aranzazu", guardacostas de la
Real Compañía Guipuzeoana al mando del capitán don Juan Vicente de Icuaa.
la Orchila después de pequeña resistencia presentada por ésta, por la balandra corsaria "Nuestra
Señora de Aranzazu" guardacostas de la Real Compañía Guipuzcoana al mando del capitán don
Juan Vicente (ie Icuza.
Cuarto. - Documentos relativos al apresamiento de una goleta holandesa nombrada la "Doncella"
llevada acabo por la balandra corsaria "Nuestra Señora de Aranzazu", propiedad de la Real
Compañía Guipuscoana al mando del capitán Juan Vicente de Icuza el día 12 de junio de 1765.
Quinto. - Documentos relativos al apresamiento de un bergantín inglés (del cual no figura el
nombre) con un cargamento de cincuenta y tres muías y un caballo, efectuado por la balandra
"Nuestra Señora del Carmen", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana al mando del capitán
Francisco Santoyo, a barlovento de la salina de Guaranaro, en la península de Para-guana. Junio
de 1765.
Sexto. - Documentos relativos al apresamiento de una balandra holandesa, de la cual no se indica
el nombre, efectuado por una canoa perteneciente a la lancha "San Antonio" corsaria de la Real
Compañía Guipuzcoana al mando del capitán Francisco Garachico, que estaba haciendo comercio
ilícito en el puerto de Carrisito el día 25 de abril de 1766.
TOMO XV
Primer expediente. - Documentos relativos al juicio seguido por la Real Compañía Guipuzcoana
contra Benjamín Kenin, Gerónimo Buret y Guillermo Morgan, de nacionalidad inglesa y capitanes
respectivos de la balandra y bergantines de la misma nacionalidad nombrados la "Patricia", el
"Par-guey" y el "Roach", apresados el 18 o 19 de febrero de 1766 en la isla de la Tortuga por los
corsos de dicha Real Compañía "Neustra Señora de Aranzazu" y "Santa Ana" al mando de los
capitanes Vicente Antonio de Icuza y Juan José Gamón.
Segundo. - Autos seguidos sobre el apresamiento de un guairo cargado de cueros al pelo, sebo en
rama y cacao, en las inmediaciones del río Barcelona, efectuado por una lancha del Jabeque "San
Pedro", corsario de la Real Compañía Guipuzcoana el día 23 de febrero de 1766.
Tercero. - Documentos relativos al Juicio seguido sobre el apresamiento de una balandra francesa
de la cual no se indica el nombre, cargada de aguardiente, sin gente y sin licencia de navegación,
efectuando por los corsos de la Real Compañía Guipuzcoana nombrados "Nuestra Señora de
Aranzazu" y "San Antonio" al mando de los capitanes Vicente Antonio de Icuza y Juan José Gamón
respectivamente el día 29 de abril de 1766 en Margarita.
Cuarto. - Documentos relativos al apresamiento de una goleta española nombrada la "Fortuna"
efectuada en la isla de Los Roques, por los corsos de la Eeal Compañía Guipuacoana "Nuestra
Señora de Aranzazu" y "San Antonio" al mando de los capitanes Icuza y Gamón, respectivamente,
el 16 de marzo de 1766.
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Quinto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goleta de la que no
se expresa nombre ni nacionalidad, por el bergantín
nombrado "Nuestra Señora del Coro", cursario de la Beal Compañfa Guipuzcoana al mando de don
Luis de Zabaleta, entre la isla de Margarita y Punta de Arenas el día 12 de febrero de 1766.
Sexto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goleta inglesa
nombrada la "Fama" al mando del capitán Enrique Gary, por la balandra corsaria de la Keal
Compañfa Guipuzcoana denominada "San Antonio" al mando de Miguel de Goieoeehea en abril de
1767.
Séptimo. - Documentos relativos al juicio seguido por la Real Compañfa Guipuzcoana contra
Federico Guillermo Hermes, como apoderado de Juan Pedro Martín, vecino de la isla de Curazao,
con motivo del apresamiento de una goleta nombrada "Juan Jacobo" propiedad de este último que
estaba < haciendo yerba - en la isla de Los Roques, por la balandra corsaria "San Antonio" al
mando del capitán Juan Josa Gamón. Mayo de 1766.
Octavo. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una balandra francesa
nombrada "Don de Dios" que las corsarias de la Real Compañía Guipuzeoana "Nuestra Señora de
Aranzaau" y "San Antonio" al mando de los capitanes Juan Vicente de Icuza y Juan José,
respectivamente, condujeron al puerto de La Guaira por haberla encontrado haciendo comercio
ilícito el 24 de septiembre de 1766.
TOMO XVI
Primer expediente. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goleta
española "guairo" efectuada por el jabeque "San Pablo" corsario de la Real Compañía Guipuzcoana
al mando del capitán Manuel Sorondo en las costas del cabo Codera el día 22 de julio de 1766.
Segundo. - Documentos relativos al juicio spguido sobre el apresamiento de tres lanchas con
efectos extranjeros de trato ilícito y cuya tripulación se fugó, efectuado el 27 de agosto de 1766
por la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu" corsaria de la Real Compañfa Guipuzcoana al
mando da Juan Vicente de leuza.
Tercero. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de un "cayuco" cargado
de efectos de ilícita introducción y cuya tripulación se fugó, efectuada el 4 de julio de 1766 por
tripulantes de la lancha "San Fernando", corsaria de la Real Compañía Guipuacoana, patrón José
Domingo de Arriaga.
Cuarto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de un guairo español y un
boto inglés, sin gente ni carga alguna, efectuado el 25 de septiembre de 1766 por las balandras
"N. Sra. de Aranaazu" y "San Antonio", corsarios de la Real Compañía Guipuzcoana al mando
respectivo de Vicente de Icuaa y Juan José Gamón.
Quinto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goleta española
nombrada "La Fortuna" o "La Dorada", cargada de muías y cuya tripulación se fugó, efectuada por
las balandras "Ntra. Sra. de Aranzazu" y "San Antonio", corsarios de la Real Compañía
Guipuzcoana
al mando respectivo de Vicente de Icuza y Juan José Gamón, el 25 de septiembre de 1766 en la
desembocadura del rio Theresen o Guarapiehe.
Sexto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una balandra inglesa
nombrada "La Mariana", sin carga ni gente alguna por haberse ésta fugado, efectuado el 25 de
eeptiembro de 1766 por la balandra "Ntra. Sra. de Aranzazu", corsaria de la Real Compañía
Guipuzcoana al mando de Vicente de Icuza a orillas del río Theresen o Guarapiehe.
Séptimo. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento hecho el 6 de noviembre
de 1766, en las costas del Manzanillo, por José Domingo de Arriaga, patrón de la lancha "San
Fernando", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana de una goleta española de la que no se
indica el nombre.
Octavo. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goleta holandesa
nombrada "La Panadera", sin tripulación por haber logrado ésta fugarse con parte de la carga, que
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eí día 18 de noviembre hizo el bergantín "Ntra. Sra. del Coro", del jabeque "San Pablo",
guardacostas de la Real CompaSía Guipuzcoana al mando de Manuel Sorondo.
Noveno. - Autos sobre el juicio seguido por la Real Compañía Guipuzcoana contra Piethie de Langz
y Manuel Nicolás, capitanes respectivos de las goletas holandesas nombradas "Santa Ana" y
"Olniidad" apresadas por el jabeque "San Pedro" guardacostas de la dicha Compañía al mando de
Francisco Santoyo el 10 de enero de 1767.
Undécima. - Autos sobre el apresamiento de un guairo por la balandra "San Antonio" corsaria de
la Real Compañía GuipuzSoana al mando de Juan Miguel de Goícoechea en noviembre de 1767.
Duodécimo. - Autos sobre el apresamiento de una balandra francesa o dinamarquesa que el 14 de
abril de 1767 efectuó el corso de la Real Compañía Guipuzcoana nombrado "San Antonio" en
compañía del nombrado "Ntra. Sra. de Aranzazu" al mando respectivo de los capitanes Juan
Miguel de Goicoechea y Vicente de Icuza.
TOMO XVII
Tercer expediente. - Documentos relativos al apresamiento de un guairo que el día 21 de agosto
de 1767 efectuó don Miguel cíe Serondo, capitán del jabeque "San Pablo", guardacostas de la Real
Compañía Guipuacoana.
Cuarto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una balandra española
mandada por Juan de Espinosa cargada de muías que fue efectuado por el bargantín "Ntra. Sra.
del Coro", corsario de la Real Compañía Guipuzcoana por haberle encontrado géneros de ilicito
comercio el 10 de enero de 1768 a barlovento de Naiguatá.
TOMO XVIII
Segundo expediente. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una
balandra francesa nombrada "El Rey de Prusia, el chico"
que el día 12 de enero de 1768 efectuó Miguel de Goicoechea, capitán del corso de la Eeal
Compañía Guipuzocana nombrado "San Antonio" en compañía del nombrado "Ntra. Sra. de
Aranzazu" en las costas del rfo Guarapiche.
Quinto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre un apresamiento de un guairo español al
mando de Juan Bautista Osti y propiedad de don Esteban Perera Ancheta que viajaba de
Higuerote a Tacarigua el dia 16 de abril de 1768.
Sexto. - Autos sobre el apresamiento de una piragua cargada con siete muías, un macho, una
yegua y un caballo, a sotavento del puerto de Pani-patar y sin tripulación por haberse ésta
fugado, hecho por una lancha del jabeque "San Pedro" corsario de la Real Compañía Guipuzcoana
a principios del mes de mayo de 1768.
Séptimo. - Autos sobre el apresamiento de una piragua cargada con siete caballos, sin licencia de
navegación ni gente alguna por haberse ésta fugado, que, el 10 de mayo de 1768, efectuó el
jabeque "San Pedro", corsario de la Real Compañía Guipuzcoana a barlovento de Rfo Caribe.
Octano. - Autos seguidos sobre el apresamiento de un guaira español cargado con un poco de
tabaco y maíz que el dia 20 de noviembre de 1767 efectuó la canoa corsaria nombrada "San
Antonio" en compañía de la "San Fernando" ambas de la Compañía Guipuzcoana en el puerto de
Tucupido.
Noveno. - Autos sobre el apresamiento de una goletica holandesa cargada de cacao, tabaco y
cueros que el día 27 de enero de 1768 efectuó la lancha "San Fernando" de la Real Compañía
Guípuaeoana en el puerto de übero.
TOMO XIX
Tercer expediente. - Autos sobre el juicio seguido por la Tteal Compañía Guipuzcoana contra don
Manuel Michel, capitán de la balandra francesa nombrada "San Carlos" y la cual fue apresada por
una lancha del jabeque "San Pedro" corsario de dicha Real Compañía el 18 de marzo de 1768 a
sotavento de la Esmeralda, por haberle encontrado géneros de ilícito comercio.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TOMO XX
Segundo expediente. - Documentos relativos al apresamiento de una goleta de la cual se ignora
nacionalidad, cargada de géneros de ilícito comercio y sin tripulación por haberse ésta fugado,
efectuado el día 3 de julio de 1768 por la lancha del jabeque "San Pedro", corsario de la Real
Compañía Guipuzcoana, entre los Frailes y la costa de Margarita.
Quinto expediente. - Documentos relativos al apresamiento de una balandra dinamarquesa
nombrada "El Piber" que, con géneros de ilícito comercio y al mando del capitán Thomas Hook,
fue apresada por la balandra "Santa Gertrudis" cursaria de la Real Compañía Guipuzcoana, el 27
de febrero de 1779 en las salinas de Puerto Rico.
Sexto. - Autos relativos al apresamiento de un poco de mercancía de una balandra holandesa de
la que se fugó la tripulación y la cual varó en la ense-
nada de C&pira al huir de la persecución que le hacía una lancha del jabeque "San Rafael" de la
Real Compañía Guipuseoana, el 12 de abril de 1769.
Séptimo. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de un guairo cargado con
géneros de ilícito comercio que el 6 de mayo de 1769 efectuó la lancha del jabeque "San Miguel"
corsario de la Real Compañía Guipuacoana en el sitio denominado Macarao.
Octavo. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una goletica holandesa
cargada solamente de dos piezas de coleta y sin tripulación alguna que el 13 de junio de 1769
efectuó la lancha del jabeque "San Rafael" de la Real Compañía Guipuzcoana en la playa de Píritu.
Noveno. ~ Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de un guairo cargado de
cueros que el día 24 de junio de 1769, efectuó la lancha del jabeque "San Rafael", corsario de la
Real Compañía Guipuzcoana después de darle caza y hacerla varar en el puerto de los Frailes, a
barlovento de Cabo Codera.
Once. - Documentos relativos al apresamiento efectuado el 30 de julio de 1769 en el puerto de
Saucedo o Saucedo, en las costas de la provincia de Cumana, por los corsarios de la Real
Compañía Guipuzcoana de una lancha que había desembarcado géneros extranjeros de ilícito
comercio.
Doce. - Documentos relativos al apresamiento de una goleta de la que no se indica nacionalidad
que el día 8 de agosto de 1769 efectuó la lancha dol jabeque "San Miguel", corsario de la Real
Compañía Guipuzcoana después de perseguirla y hacerla varar a sotavento del puerto de la
Galera.
TOMO XXI
Segundo expediente. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento de una
goleta española cargada de géneros de ilícito comercio que el día 9 de septiembre de 1769
efectuó la lancha del bergantín "Nuestra Señora de Coro", corsario de la Real Compañía
Guipuzcoana en la boca del puerto de Turianio.
Tercero. - Documentos relativos al apresamiento de un guairo holandés cargado de cacao y tabaco
que el día 2 de noviembre de 1769 llevó a cabo la lancha "Manuela", corsaria de la Real Compañía
Guipuzcoana en el sitio denominado Queque, en la costa de Coro.
Cuarto. - Documentos relativos al juicio seguido sobre el apresamiento efectuado el 11 de febrero
de 1770 por los corsarios de la Real Compañía Guipuzcoana de diversos géneros de ilícito
comercio que pudo sacar de un guairo al que hizo varar a sotavento de los Arrecifes y el valle de
Mamo.
Sexto. - Documentos relativos al apresamiento de un guairo holandés cargado con géneros de
ilícito comercio y cuya tripulación logró fugarse que el día 11 de mayo de 1770 efectuó la balandra
"San Carlos", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana, al mando de José Joaquín de Mendizabal
en el puerto de Aguimar.
Octavo. - Documentos relativos al apresamiento de un guairo holandés que cargado con géneros
de ilícito comercio y una tripulación de ocho hombres fue apresado el día 13 de agosto de 1771 en
la isla de Píritu por la balandra "Nuestra Señora de Aranzazu" de la Real Compañía Guipuzcoana,
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TOMO XXII
Segundo expediente. - Documentos relativos al apresamiento de una canoa cargada de géneros
de ilícito comercio, efectuado el 1° de junio de 1769" en la boca del río San Esteban por la canoa
"San Ignacio", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana.
Tercero. - Documentos relativos al apresamiento de una piragua cuya nacionalidad se ignora,
cargada con géneros de contrabando, que el 7 de junio de 1770 efectuó la lancha "La Concepción"
del jabeque "San Gabriel", guar-dacosta de la Real Compañía Guipuzcoana en Puerto Escondido.
Cuarto. - Documentos relativos al juicio seguido por la Real Compañía Guipuzcoana contra don
Francisco Morales y Simón Pérez, pasajeros y dueño respectivamente de una piragua apresada
por una lancha del jabeque "San Rafael" de la Real Compañía Guipuzcoana, en la isla La Picuda el
31 de mayo de 1770.
Quinto. - Autos sobre el apresamiento de una goleta española propiedad de Manuel Rodríguez que
cargada de cacao y cueros al pelo y sin licencia de navegación detuvo el corso de la Real
Compañía Guipuzcoana, "Nuestra Sra. de Aranzazu" cuando se dirigía rumbo a Curazao, frente a
la isla de Aves el 27 de julio de 1770.
Sexto. - Autos sobre el apresamiento de un guairo español nombrado "Santa Catalina" cargado
con géneros de ilícito comercio que el día 24 de julio de 1770 llevó a cabo la lancha "San
Fernando", corsaria de la Real Compañía Guipuzcuana frente la isla de Aves.
Séptimo. ~- Autos sobre el apresamiento hecho el día 21 de agosto de 1770 en las inmediaciones
de la isla de Aves por la lancha "San Fernando" de la Real Compañía Guipuzcoana de un guairo
holandés cargado con géneros de ilícito comercio y sin tripulación por haberse ésta fugado.
Octano. - Autos sobre el apresamiento que hizo una canoa del bergantín nombrado "Ntra. Sra. de
Coro", corsario de la Real Compañía Guipuzcoana ea el sitio denominado El Manglillo, a barlovento
de la península de Araya, de una goleta, digo de una lancha conteniendo géneros de contrabando.
Décimo. - Autos formados sobre el apresamiento efectuado el 22 de agosto de 1766 en el puerto
nombrado La Esmeralda, en las cercanías del río Orinoco, por el corso de la Real Compañía
Guípuzcoana nombrado "Ntra. Sra. de Aranzaau" al mando de don Vicente de Icuza de un
bergantín español nombrado " Nuestra Señora de Candelaria" al cargo de su capitán y dueño
Antonio Bina.
TOMO XXIII
Segundo expediente. - Autos sobre el apresamiento efectuado por una lancha corsaria al cargo de
Francisco Zatarain, propiedad de la Real Compañía Guipuzcoana el 21 de noviembre de 1770, de
un guaira español cargado con géneros de ilícito comercio y cuya tripulación logró fugarse, en la
punta de Macarao, isla de Margarita.
Cuarto. - Autos sobre el apresamiento efectuado el 18 de enero de 1771 cerca del puerto de
Pampatar, en la iala de Margarita, por una canoa perteneciente a la balandra corsaria nombrada
"Nuestra Señora de Aranzaau", propiedad de la Real Compañía Guipuzcoana, de una piragua
cargada de contrabando.
Quinfa. - Autos sobre el apresamiento de un guaira español cargado con géneros de ilícito
comercio, que el 21 de febrero de 1771 efectuó la lancha corsaria "San Fernando" perteneciente a
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TOMO XXIV
Primer expediente. - Autos sobre el apresamiento efectuado el 25 de enero de 1771 por la fragata
"San Miguel", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana al mando de don Juan Agustín de Iradi, a
sotavento de Cabo Blanco, de un guaira holandés al mando de Juan Ramos.
TOMO XXV
Primer expediente. - Autos seguidos sobre el apresamiento de un guairo nombrado "San José y
San Antonio de Padua" que el día 7 de febrero de 1772 efectuó la lancha corsaria de la Eeal
Compañía Guipuzcoana "Nuestra Señora de Aranaazu", en el Morro de Barcelona y la cual fue
conducida al puerto de La Guaira.
Segundo. - Autos sobre el apresamiento de una goleta francesa de la que no se indica nombre,
que el día 27 de febrero de 1772, efectuó la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuacoana
nombrada "Nuestra Señora de la Concepción" entre Uñare y San Juan, en la provincia de Cumaná,
después de hacerla varar.
Tercero. - Documentos relativos al apresamiento de una piragua que el día 16 ó 17 de febrero de
1772 efectuó la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuzeoana nombrada "Nuestra Señora de
la Concepción" en el puerto de la Esmeralda, provincia de Cumaná.
Cuarto. - Autos sobre el apresamiento de un eolumpo que el día 29 de marzo de 1772 se vio
obligado a refugiarse en el puerto de Carupano, río Caribe, Provincia de Cumaná a causa de la
persecución del bergantín de la Beal Compañía Guipuacoana "Nuestra Señora de Coro" al cargo de
Lorenzo de Goicoechea.
Quinto. - Autos sobre el apresamiento hecho en una balandra dinamarquesa nombrada "El Águila"
que el día 13 de mayo de 1772 efectuaron las balandras corsarias de la Real Compañía
Guipuacoana nombradas "San Antonio" y "Nuestra Señora de Aranzazu" al mando de don Vicente
de Icuaa en el puerto de Guarica, isla de Puerto Rico.
Sexto. - Autos sobre el apresamiento de un bergantín inglés llamado "La Industria" que el 11 de
mayo de 1772 efectuaron los corsos de la Real Compañía Guipuacoana nombrados "Ntra. Sra. de
Aranzazu" y "San Antonio" al mando respectivo de don Vicente de Icuaa y don Joaquín de
Mendiga! después de una persecución que duró nueve horas y que luego condujeron a Puerto
Cabello.
Séptima. - Autos sobre el apresamiento efectuado por los corsos de la Real Compañía
Guipuzcoana "Ntra. Sra. de Aranzazu" y "San Antonio", al mando de don Vicente de Icuza de una
balandra o coluinpo nombrado "El León", después de un combate sostenido con seis
embarcaciones que le presentaron bata!3a el 11 de mayo de 1772 a dos leguas de Ponce Real en
la isla de Puerto Kico.
TOMO XXVI
Primer expediente. - Autos sobre el apresamiento de una goleta holandesa nombrada "La Luz" al
cargo de Francisco Gabriela, que el 4 de diciembre de 1772, efectuó la lancha corsaria de la Real
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TOMO XXVII
Segundo expediente. - Autos sobre el apresamiento de un guairo español efectuado por la lancha
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana nombrada "San Fernando" a sotavento de Los Roques
en agosto de 1773.
Tercero. - Autos sobre el apresamiento de un guairo español detenido por la lancha corsaria de la
Real Compañía Guipuacoana nombrada "San Antonio" cuando viajaba con destino a Barcelona, en
la Punta de Tucacas. Noviembre de 1773.
Cuarto. - Expediente relativo al apresamiento de dos guairos cargados con géneros de ilícito
comercio, que el 12 de octubre de 1737 efectuó la lancha corsaria de la Real Compañía
Guipuzcoana "San Fernando", después de haberlos hecho varar en los mangles de Tucacas.
Quinta, - Autos sobre el apresamiento de una goleta holandesa al cargo de Pedro Félix Macumba,
que el día 2 de noviembre de 1773 efectuaron loa corsos de la Real Compañía Guipuzcoana en el
puerto de Sanca por encontrarle géneros de ilícito comercio.
Sexto. -~ Autos sobre el apresamiento por la lancha corsaria de la Eeal Compañía Guipuacoana
"San Fernando", de un guairo holandés cargado de géneros de contrabando en el puerto de
Sauca, digo en El Ubero en marao de 1774.
Séptimo. - Autos sobre el apresamiento que el día 24 de mayo de 1774 llevó a cabo la lancha
corsaria de ¡a Real Compañía Guipuzcoana "San Nicolás" de un guairo holandés cargado con
géneros de ilícito comercio.
Noveno. - Autos sobre el apresamiento de una piragua española cargada de cacao tomado en el
valle de Cúpira, por la balandra "San Antonio" de la Real Compañía Guipuzcoana, el día 5 de
septiembre de 1774, sobre la isla de Aves Chicas.
TOMO XXVIII
Primer expediente. - Autos relativos al apresamiento de una goleta holandesa cargada con
géneros de ilícito comercio que el 29 de junio de 1774 eíectuó la lancha corsaria de la Real
Compañía Guipuzeoana "San Antonio" en el puerto o surgidero de Curamichate.
Segundo. - Documentos relativos al apresamiento que el 2 de julio de 1774 llevó a cabo la lancha
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana en el sitio denominado Piragua, de un guairo holandés
cargado de contrabando.
Tercero. - Autos sobre el apresamiento efectuado el 19 de julio de 1774 por la lancha corsaria de
la Real Compañía GuipuEcoana nombrada "San Antonio" de una goleta holandesa llamada "La
Esperanza" cargada con géneros de ilícito comercio y que fue abordada sable en mano por la
gente del corsario después de una persecución que duró desde el amanecer del citado día hasta
las cuatro y media de la tarde a siete leguas de Cabo Codera.
Cuarto. - Autos sobre el apresamiento que el día 23 de junio de 1774 efectuaron las lanchas
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
corsarias de la Real Compañía Guipuzocana de una goleta holandesa que encontraron varada en el
golfo de Coro.
Quinto. - Autos sobre el apresamiento que el 1° de agosto de 1774 efectuaron las lanchas de la
Real Compañía Guípuzcoana "Aranzazu" y "Santa Gertrudis" ambas al mando de don Vicente de
leuza de una balandra holandesa nombrada "La Candelaria" a la que persiguiendo desde los Cayos
de San Juan lograron darle caza a sotavento de la isla de Sanuirra.
Sexto. - Documentos relativos al apresamiento que el 23 de agosto de 1774 efectuó la lancha
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana nombrada "San Antonio" al cargo de Manuel Antonio de
Urtesabel de una balandra española llamada "San Juan".
Séptimol - Autos sobre el apresamiento de "na piragua española en el lugar denominado
Manipatar por la balandra corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana "El Borbón" el 13 de
septiembre de 1774.
Octavo. - Autos relativos al apresamiento que llevó a cabo el 7 de febrero de 1777 la lancha
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana nombrada "La Concepción" de una goleta española
nombrada 'Ntra. Sra. del Carnien".
TOMO XXIX
Primer expediente. - Autos sobre el apresamiento flecho por la lancha corsaria de la Real
Compañía Guipuzcoana "San Fernando" de una goleta española en la costa de Coro. Noviembre de
1774.
Segundo. - Autos relativos al apresamiento que el 9 de diciembre de 1774 llevó a cabo la canoa
"San José" de la Real Compañía Guipuzcoana de la goleta de Francisco Padilla cargada con
géneros de contrabando.
Tercero. - Documentos relativos al apresamiento efectuado por la lancha de la Real Compañía
Guipuacoana "La Concepción", el día 2 de noviembre
de 1774, en la ensenada de Manzanillo, al norte de la isla Margarita, de una balandra y una goleta
inglesas 8 las que encontró haciendo trato ilícito.
Cuarto. - Autos relativos al apresamiento de dos lanchas españolas realizada por la corsaria de la
Compañía Guipuacoana "La Concepción", sobre la punta de Manpata y Merina de Curnana, los días
4 y 27 de noviembre de 1774, respectivamente, y ambas cargada con géneros de ilícito comercio.
Quinto. - Autos relativos al apresamiento de una goleta francesa dedicada al comercio ilícito hecho
por la lancha corsaria "La Concepción" de la Real Compañía Guipuzcoana, sobre el cabo Uñare, el
23 de noviembre de 1774.
Sexto. - Autos sobre el apresamiento, por la canoa "San Antonio" de la Real Compañía
Guipuzcoana, el 21 de diciembre de 1774 de un guairo ho-ladés dedicado al comercio ilícito.
Octavo. - Autos relativos al apresamiento, por la canoa de la balandra "Santa Gertrudis" de la Real
Compañía Guipuzcoana, sobre la isla de Chi-mena, el día 26 de marzo de 1775, de una balandra
sin gente, por haberse fugado ésta, con géneros de ilícito comercio.
Noveno. - Autos relativos al apresamiento por la balandra "Santa Gertrudis" de la Real Compañía
Guípuzcoana, el día 23 de marzo, sobre la Esmeralda, de una balandra española que conducicfa a
bordo, sin licencia, efectos extranjeros.
Décimo, - Autos relativos al apresamiento hecho por las lanchas "Concepción" y la "Manuela", de
la Real Compañía Guipuzeoana en el puerto y boca de Hedicora, el día 12 de diciembre de 1775,
de un guairo holandés sin gente, por haberse ésta fugado a tierra, que se dedicaba al comercio
ilícito.
TOMO XXX
Primer expediente. - Autos relativos al apresamiento de un guairo holandés en el puerto de
Cumarebo, el día 28 de mayo de 1775 por el cabo de la patrulla volante de la Real Compañía
Guipuzeoana Francisco Timoteo do Mendoza. El dicho guairo fue hallado sin gente por haberse
fugado los que lo tripulaban abandonando la carga.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Tercero. - Autos referentes al apreso hecho por el cabo Francisco Timoteo de Mendoza, con su
partida de gente corsaria de la Real Compañía Guipua-coana en un montecillo de Chichiriviche, de
varios efectos y tres muías en el camino de la playa el día 14 de junio de 1775.
Cuarto. - Autos sobre el apreso hecho por la lancha corsaria "Concepción" de la Real Compañía
Guipuzcoana sobre el cabo Uñare, el día 9 de agosto de 1775, de un guairo en el que se hallaron
tres mochilas de cacao.
Quinto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "San Antonio", corsaria de la Real
Compañía Guipuzcoana de once negros que con una barraca estaban ranchados en Los Roques, 1°
de septiembre de 1775.
Sexto. - Autos sobre el apresamiento por la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana
"San Nicolás", entre Píritu y Barcelona, el 17 de
septiembre de 1775, de un guairo con alguna carga de loza y sin gente por haberse ésta fugado.
Séptimo. - Autos relativos al apresamiento, por la lancha corsaria "San Nicolás", en la isla de la
Tortuga, el 5 de octubre de 1775, de una balandra inglesa nombrada el "Guillermo" cargada con
los géneros que se detallan y sin gente, por haberla abandonado su tripulación.
Octavo. - Autos relativos al apresamiento hecho por la canoa corsaria "San Antonio" de la Real
Compañía Guipuzcoana sobre la punta del Zamuro, de la goleta holandesa "Ariana", cuya
tripulación, tras haber resistido durante cosa de una hora el fuego de caftán de la corsaria, la
abandonó huyendo a tierra y dejando en tierra las mercaderías que se detallan. 24 de febrero de
177G.
Noveno, - Autos relativos al apresamiento por la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana
"San Fernando", en el sitio de Curamichate, el 31 de agosto de 1776, de un guairo holandés
dedicado al trato ilícito cuyos tripulantes huyeron.
TOMO XXXI
Primer expediente. - Autos relativos al apreso hecho por Fermín de Ur-tiüberea, capitán de la
balandra "La Prusiana", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana el día 3 de octubre de 1775,
sobre Naiguatá, de una goleta holandesa con géneros y negros esclavos, después de haberla
cañoneado y abordado con ayuda de la corsaria "Aranzazu".
Segundo. ~ Autos sobre el apresamiento hecho por Fermín de Urtizberea, capitán de la balandra
"La Prusiana" de la Real Compañía Guipuzcoana al sur de la isla de Aves, el 7 de noviembre de
1775, de una goleta holandesa.
Cuarto. - Autos sobre el apresamiento hecho por la balandra "Santa Gertrudis" de la Real
Compañía Guipuzcoana en la costa de Paraguaná, el día 22 de febrero de 1776, de una balandra
extranjera que hacía trato de muías.
Quinto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Nuestra Sra. de la Concepción"
de la Real Compañía Guipuzcoana en el río Teresen, el día 24 de marzo de 1776, de una goletilla y
un guairo que hacían contrabando de aguardiente.
Sexto. - Autos relativos al apresamiento por la balandra "Santa Gertrudis" de la Real Compañía
Guipuacoana en Puerto Escondido, el día 27 de febrero de 1776, de una balandra española que
estaba haciendo comercio de muías sin despacho legítimo.
TOMO XXXII
Expediente segundo. ~ Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Aranzazu" de la
Real Compañía Guipuzcoana en la punta de Chichi-riviche, el día 24 de septiembre de 1777, de
una goleta holandesa dedicada al trato furtivo.
Tercero. - Autos formados sobre el apresamiento hecho por la balandra "Concepción" corsaria di;
la Real Compañía Guipuacoana en la península de Paraguaná, de un barquito que había varado en
dicho lugar. Agosto de 1777.
Cuarto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la lancha "San Nicolás", corsaria de la Real
Compañía Guipuzeoana, en las inmediaciones de la punta de Chíchiriviche, el 10 de octubre de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TOMO XXXIII
Pritner expediente. - Autos relativos al apreso hecho por Fermín de Ur-tizberea, capitán de la
balandra "San Antonio" corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana en las Trincheras, cerca de
Mamo, de una golata holandesa nombrada la "Isabel" el 11 de junio de 1776.
Segundo. - Autos sobre el apreso hecho por la balandra "Aranzazu", corsaria de la Real Compañía
Guipuzcoana, en las costas de esta Provincia, el día 4 de julio de 1776 de una goleta holandesa
nombrada la "Perfecta", dedicada al trato furtivo.
Tercero. - Autos sobre el apreso hecho por la balandra "San Fernando" sobre la punta de Tucacas,
dicha lancha sin gente, por haberla ésta abandonado, dedicada al comercio ilícito. 13 de
septiembre de 1776.
Cuario. - Autos sobre el apresamiento hecho por la balandra "Aranaazu" de ¡a Real Compañía
Guipuzcnana, en la ciénaga de Chimara, el 17 de octubre de 1776, de una goleta holandesa
dedicada al comercio furtivo.
Quinto. - Autos formados sobre el apreso hecho por la lancha "San Nicolás" do la Real Compañía
Guipuzoeana, en las inmediaciones de Guarapiche, el día 3 de agosto de 1776 de una lancha
armada en guairo, sin gente y dedicada al comercio ilícito de muías.
Sexto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la lancha "San Nicolás", de la Real Compañía
Guipuacoana, en Boca de Morro, sobre la costa de Trinidad, el día 25 de agosto de 1776, de una
goleta extranjera dedicada al trato furtivo y sin gente por haberse ésta fugado.
Séptimo. - Autos sobre el apresamiento por la lancha "San Nicolás", de la Real Compañía
Guipuzcoana, en el paraje llamado Misión de Macuro, de una balandra dedicada al trato furtivo y
sin gente por haberse ésta fugado, Noviembre de 1776.
Octavo. - Autos relativos al apresamiento por la balandra "San Antonio", de la Real Compañía
Guipuzcoana, en las inmediaciones de Turiamo, el 3 de diciembre de 1776, de una balandra
holandesa sospechosa de dedicarse al trato furtivo.
TOMO XXXIV
Primer expediente. - Autos sobre el apreso hecho por la balandra "Concepción", de la Real
Compañía Guipuacoana, en la isla de Orua, el 13 de no-
viembre de 1777, do una balandra holandesa sin gente, dedicada al trato furtivo de muías.
Segundo. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "San Antonio", de la Real
Compañía Guipuzcoana, entre las islas de Burburata, el la de enero de 1777. de una goleta sin
gente, dedicada al trato furtivo.
Sexto. - Autos relativos al apresamiento hecho por Domingo de Ma-quibar, capitán del bergantín
"Nuestra Señora del Coro", corsario de la Eeal Compañía Guipuzcoana, en la ensenada de Uricaro,
el 11 de mayo de 1177, de una goleta holandesa sin gente, por haberse ésta fugado, y dedicada
al trato furtivo.
Séptimo. -- Autos sobre el apresamiento por la lancha corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana,
en la costa de Paraguana, el 23 de junio de 1777, de un guairo perteneciente a Francisco Olibier e
Isidoro Olibera, franceses.
Noveno. - Autos sobre el apresamiento hecho por la lancha "San Nicolás", corsaria de la Real
Compañía Guipuzcoana, en el cayo de Chichi-riviche, el 10 de enero de 1778, de un bote del
cargo de Francisco Josa de León.
TOMO XXXV
Segundo expediente. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Concepción",
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana, de una balandra francesa con carga de ganado y sin
gente por haberse ésta fugado, en el río de Guarapiche el 7 de mayo de 177S.
Tercero. - Autos sobre el apresamiento por la balandra "Santa Gurtrudis", de la Real Compañía
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
TOMO XXXVI
Primer expediente. - Autos formados sobre el apresamiento hecho por la lancha corsaria
"Concepción" de la Real Compañía Guipuaeoana, al mando de Ignacio Ángel de Barrena, en las
inmediaciones de la Trinidad, el 8 de mayo de 1778, de un guairo francas con géneros, víveres y
esclavos que hacía comercio ilícito.
Segundo. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Concepción" de la Real
Compañía Guipuzcoana a sotavento de la Trinidad, el 11 de mayo de 1778 de un bote con
mercancía de contrabando y sin gente.
Tercero. - Autos formados sobre el apresamiento por la lancha "Concepción" en las inmediaciones
de Guarapiche, el día 8 de mayo de 1778, de un guairo con tortugas, un caballo y provisión de
hierba, en cuyo guairo se encontró un pasajero llamado don Bernardo Mendousse, de nación
francés, con tres esclavos,
TOMO XXXVITI
Primer expediente. - Autos relativos al apresamiento hecho por la lancha "Concepción", corsaria
de la Real Compañía Guipuzcoana, en la boca que llaman El Huevo, en la isla de la Trinidad, el 8
de mayo de 1778, de un guairo sin. gente, por haberse ésta profugado, y con carga de géneros,
extranjeros y negros.
Segundo. - Autos relativos al apresamiento hecho por el bergantín "Ntra. Sra. del Coro", del corso
de la Real Compañía Guipuzcoana, a! mando de Dn. Vicente de Icuza, sobre Chichiriviche, el 6 de
junio de 1778, de un guairo nombrado "San José".
Tercero. - Autos hechos sobre el apreso por la lancha "San Nicolás" corsaria de la Real Compañía
Guipuzcoana, del mando de don Miguel Antonio de Mintegui, en el paraje llamado Curarnichate,
de una goleta holandesa con géneros y cacao de que hacía contrabando.
Cuarto. - Autos formados sobre el apresamiento hecho por el capitán don Vicente de Icuza,
comandante de los guardacostas de la Real Compañía Guipuzcoana con la balandra "La Prusiana"
y otras dos lanchas de su mando, entre Caruago y Chuspa, el 16 de agosto de 1778, de una
goleta holandesa con cargamento de cacao y cuero, nombrada la "Perfecta" a la que hiao varar y
de la que solo pudieron salvarse algunos cañones y pedreros y varios prisioneros.
Quinto. - Justificación hecha sobre lo acaecido, el 31 de agosto de 1778, entre los corsarios de la
Real Compañía Guipuzcoana y una goleta holandesa nombrada la "Linda María" al cargo de
Silvestre Antonio, en la ensenada de Chimena donde estaba haciendo trato ilícito.
TOMO XXXIX
Primer expediente. - Autos relativos al apresamiento hecho por don Manuel Ignacio de Guilisasti,
capitán de la balandra "San Antonio", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana a barlovento de
la Aguada de Puerto Rico, el 7 de enero de 1779, de una balandra fondeada en dicho puerto, sin
gente, por haberse asta fugado y sin carga por haberla ya seguramente descargado en tierra.
Tercero. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Santa Gertrudis" de la Real
Compañía Guipuzcoana, en el puerto de Guayanilla, en la costa de Puerto Rico, el 1" de marzo de
1779, de una balandra dinamarquesa a la que hizo varar en dicho sitio y que encontraron sin
gente por haberse ésta fugado y con carga de mate y pelo de mora.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cuarto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Santa Gertrudis", corsaria de la
Keal Compañía Guipuzcoana, en el puerto de Gua-yanilla de la isla de Puerto Rico, el 1" de marzo
de 1779, de una goleta holandesa que encontraron sin gente por haberse ésta fugado y coa carga
de seis sacos de café y palo de mora.
Quinto. - Autos relativos al apresamiento hecho por el capitán don Vicente Crespo con !a balandra
"Santa Gertrudis" en la salina de la isla de Puerto Rico, el 26 de febrero de 1779, de una balandra
dinamarquesa que encontraron sin gente por haberse fugado su tripulación.
Sexto. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Santa Gertrudis", corsaria de la
Real Compañía Guipuacoana, en la bahfa de Ca-bullón de la isla de Puerto Rico, el 26 de febrero
de 1779, de una goleta dinamarquesa nombrada la "Juana" cargada con muías, café, maía y palo
de tinte y dedicada al comercio ilícito.
Séptimo. - Autos relativos al apresamiento de una goleta francesa, efectuado por la balandra "San
Antonio", corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana, el 26 de julio de 1779.
Octavo. - Autos formados sobre el apreso hecho por la balandra "San Vicente Ferrer", corsaria de
la Real Compañía Guipuzeoana, al mando de don Andrés de Caperochiqui, en la costa de
sotavento de Puerto Cabello, el 8 de enero de 1780, de una balandra holandesa llamada "El
Amigo".
TOMO XL
Primer expediente. - Autos relativos al apresamiento hecho por la balandra "Santa Gertrudis",
corsaria de la Real Compañía Guipuacoana, en el puerto de Guayanilla de la costa de Puerto Rico,
el 27 de febrero de 1779, de una balandra dinamarquesa, con un individuo a bordo, dedicada al
trato furtivo.
Segundo. - Autos relativos al apreso por el comandante de los guardacostas de la Real Compañía
Guipuzcoana y la balandra "San Antonio" al mando de don José María de Jauregui, en el puerto
llamado Arroyo, e¡ 19 de mayo de 1779, de un columpo grande, sin gente, por haberse ésta
fugado, dedicado al trato furtivo.
Tercero. - Diligencias obradas a pedimento de don Fernando Yerobi, sobre que titulo de propiedad
bastante de una goletilla apresada apresada en las costas de Puerto Rico que le vendió el
Comandante de Guardacostas, Teniente de Fragata don Vicente Antonio de Icuza.
Cuarto. - Autos formado sobre el apresamiento por las embarcaciones al mando del Teniente de
Fragata, Comandante de loa Corsarios de la Real Compañía Guipuzcoana, don Vicente Antonio de
Icuaa, el 16 de mayo de 1779, en la costa de la Aguada de Puerto Rico, de dos goletillas coa carga
de tabaco.
Quinto. - Autos relativos al apresamiento hecho por las balandras "Santa Getrudís" y "San
Antonio", corsarias de la Real Compañía Guipuzcoana,
en el cayo de Boca Chica, el 26 de julio de 1779, de una goleta que se remitió a Coro a cargo de
don José Luis Burga.
Sexto. - Autos formados sobre el apresamiento hecho por las balandras "Santa Gertrudis" y "San
Antonio", corsarias de la Real Compañía Guipuz-coana, en el puerto de Cabullón, inmediato a la
isla do Puerto Rico, el 26 de julio de 1779, de una balandra dedicada al trato ilícito.
Séptimo. - Autos relativos al apresamiento por la balandra "Santa Gertrudis" acompañada del
"San Antonio", corsarias ambas de la Real Compañía Guipuzcoana, en e! cayo de Boca Chica, el
26 de julio de 1779, de una goleta dedicada al comercio furtivo y cuya tripulación se fugó.
Octavo. - Autos relativos al apresamiento hecho por la lancha guardacostas de la Real Compañía
Guipuzcoana, nombrada "San Vicente Ferrer", sobre el cabo de Pampatar, el 16 de noviembre de
1779, de una balandra llamada "La Esperanza" dedicada al comercio ilícito.
TOMO XLI
Primer expediente. - Autos sobre la averiguación del apreso hecho por la lancha "Concepción",
corsaria de la Real Compañía Guipuzcoana, entre Caraballcda y Caruao, el 3 de octubre de 1779,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Hemerografia
Volumen 5
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
• 4 Articulos de Prensa - Indice por temas - Lengua y Literatura vasca ......... 857
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 1.
HEMEROGRAFIA – AUTOR VICENTE AMEZAGA ARESTI
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
C
• Cadalso. Caracas
• Campion, Arturo. El Plata, Montevideo, 1954
• Canciones de Navidad. Montevideo, 1946
• Cantemos en vasco. Euzko Deya, México, 1953
• Carta de Caracas. 1958
• Las casas solares. El Día, Montevideo, 1948
• El caso vasco. El Nacional, Caracas, 1962
• Castelao. El Plata, Montevideo, 1950
• La comarca y el mundo. El Plata, Montevideo, 1953
• Comunidad Vasco-a. El Plata, Montevideo, 1944
• Con libertad no ofendo. El Plata, Montevideo, 1950
• Congreso de Estudios vascos. El Plata, Montevideo, 1948 ..
• Contemplación. Leyendo a Victor Hugo. El Plata, Montevideo, 1945
• Couture... El Plata, Montevideo, 1948
• Cultura y patriotismo. Euzko Gastedi, Caracas, 1957
D
• De los vascos... El País, Montevideo, 1951
• De nuestra estirpe. Cadalso
• Defensa de la libertad. El Plata, Montevideo, 1949
• Dos hombres y un pueblo. El Plata, Montevideo, 1952
• El día del . El País, Montevideo, 1949
• Diálogo de actualidad. Buenos Aires, 1944
• Diálogo de la lengua. Boletín del Instituto Vasco de Estudios Americanos, 1950
• Diálogos de ausencia... Caracas, 1956
• Diálogos de emigrados. Euzko Gastedi, Caracas, 1958
• Diálogos de muertos. Euzko Gastedi, Buenos Aires, 1943 .
• Disertación sobre pintura vasca. La Mañana, Montevideo, 1951
• El Dr. Couture. El Plata, Montevideo, 1948
E
• Elkano. El Universal, Caracas, 1958
• En defensa del . Eusko Deya, México, 1955
• En el décimo aniversario. Montevideo, 1947
• En el recuerdo de Guernika. Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30 de 1944; El Plata,
Pagina - 826
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Montevideo, 1944
• En los Campos Elíseos. Euzko Deya, Buenos Aires, 1943
• Ensayo sobre el retorno. Euzko Deya, México, 1953
• Erremin. Narciso de... Euzko Gastedi, Caracas, 1965
• Esta es la justicia. El Plata, Montevideo, 1951
• Esto es Pizkunde. Caracas, 1956
• Estudios Vascos. El Día, Montevideo, 1948
• Exportación de cacao la Compañía Guipuzcoana. El Farol, Caracas, 1963
• Exposición... Cabanas Oteiza... El Dia, Montevideo, 1951 ..
F
• Franco y la cultura vasca. El Plata, Montevideo, 1952
• Francisco de Xabier. Euskal Erria, Montevideo
G
• Gahndez. El Nacional, Caracas, 1959
• La "gens" caraqueña de los Landaeta. Boletín Fundación John Boulton, Caracas, 1969
• Guernika. El Plata, Montevideo, 1950
• Guernika. El Plata, Montevideo, 1952
H
• Habló ayer en la Universidad. La Mañana, Montevideo, 1943
• Hacia la Libertad. Gudari, Caracas, 1969
• Hermandad vasca. Euzko Gastedi, Buenos Aires, 1946
• El Himno Nacional vasco. Aberri, Caracas, 1959
• Hombres de la Compañía... Boletín Academia de la Historia, Caracas, 1958
• Honrando a Dardo Regules. El Plata, 1961
• El humorismo vasco. El Nacional, Caracas, 1965
I
• Ibarra Aguerrebere... El Plata, Montevideo, 1947
• Ideas simples. Euzko Gastedi, Caracas, 1959
• Ignacio (santo), El Plata, Montevideo, 1945
• Información Bibliográfica. Revista del Archivo General de la Nación, Caracas
• Intermedio jovial. Euzko Deya, Buenos Aires, 1943
• La invasión de Europa. El Plata, Montevideo, 1944
• Irureta Goyena. Euzko Deya, Buenos Aires, 1947
J
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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V
• El vasco Francisco de Vitoria. El Plata, Montevideo, 1950 .
• Los vascos cantan... El Día, Montevideo, 1947
• Los vascos en la Literatura castellana. Galeuzka, Buenos Aires, 1946
• Viajeros extranjeros. Buenos Aires, 1943
• Víctor Hugo. El Plata, Montevideo, 1945
• Voluntad de sobrevivir. Euzko Deya, Buenos Aires, 1955
• Wilson, Belford Hinton. Revista de la Sociedad Bolivariana de , Caracas, 1966
Y
• Yunque y martillo. Caracas, 1956
X
• Xabier, Francisco. Euskal Herria, Montevideo
Z
• Zumarraga. El Plata, Montevideo, 1948
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Capitulo 2.
HEMEROGRAFIA – AUTOR VICENTE AMEZAGA ARESTI
GERNIKA.
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RESEÑAS BIOGRAFICAS
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30.Juan Sarrasqueta
31.Martin de Ugalde
32.En el Homenaje a la memoria de Don Juan de Uraga
33.Andres de Urdaneta
34.Leyendo a Victor Hugo
35.El Vasco Francisco de Vitoria
36.Viajeros extranjeros en Vasconia
37.Juan de Zumarraga
38.Dos hombres y un pueblo
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Capitulo 3.
GERNIKA.
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Difícilmente nación alguna puede presentar un record semejante al de nuestra patria en la historia
de la libertad. Libertad nacional que sirvió a maravilla para que dentro de ella florecieran, fuertes
y lozanas, todas aquellas libertades que hacen la dignidad del hombre.
Si nos colocamos en los tiempos en que Roma señorea casi todo el orbe conocido imponiendo a
varias de las que luego habrían de ser grandes naciones su lengua y sus instituciones jurídicas,
mirad y ved a nuestro pequeño pueblo libre en sus montañas y valles, y salvando en ellos,
juntamente con su independencia, el tesoro de su idioma y leyes propias. Es como una isla
roqueña que resiste victoriosa los embates del mar de la romanización en que todo aparece
sumergido.
Pasan unos siglos y he aquí que se presentan los bárbaros a recoger la herencia de Roma
moribunda. Sus carros de guerra recorren triunfantes las Galias y se adueñan de la Península.
Pero entre las Galias y España, en su rincón del Pirineo, no más inaccesible que el Guadarrama o
los Vos-gos, los vascos resisten siempre. Y el "Domuit vascones" que se repite como un "leit
motiv" en las crónicas de los reyes visigodos proclama, con su reiteración misma, la
inquebrantable independencia de la nación vasca.
Una nueva raza conquistadora aparece en la escena de la historia. Son los musulmanes que en
una rapidísima campaña hacen botín de toda la monarquía visigoda. Pero sus caballos piafadores,
que desde Gibraltar van recorriendo victoriosos todos los campos de España, han de morder el
freno y retroceder al llegar a las fronteras vascas. Allí los veremos durante siglos sin que apenas
logren poner pie en territorio de nuestra patria.
La marea musulmana va cediendo. En una lucha de siglos, los reyes cristianos van empujando a
su tierra de origen a las huestes africanas dominadoras de España. Al ir creciendo en poder, estos
reyes intentan repetidas veces conquistar nuestra libre tierra; pero sus intentos se estrellan
siempre. Es Ordoño cuyas tropas invasoras son destrozadas en Arrigorria-ga, o Pedro el Cruel que
sufre dos tremendos descalabros en Gordexola y Otxandiano o Enrique IV que ve perecer la flor
de su ejército en los campos de Munguia...
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Y así, a través de los siglos, en una impresionante historia de no interrumpida libertad hasta hace
poco más de cien años en que los vascos "jamás vencidos" dejan las armas en los campos de
Bergara engañados por promesas solemnes que se habían de cumplir; promesas de respeto a esa
libertad gloriosa, madre de libertades ejemplarizantes simbolizadas en el Árbol de Gernika.
A pesar de todo esto, nuestra esperanza es cada día más fuerte. "Gernika ganará la guerra" decía
nuestro Presidente. Gernika, —añadimos nosotros— ganará nuestra libertad. Porque su sacrificio
removió hasta el fondo las conciencias de los vascos que aún dormían y porque ese sacrificio ha
hecho conocer entre los hombres dignos del mundo entero la inmaculada justicia de nuestra
causa. Y porque, a pesar de todo, seguimos fervorosamente creyendo en aquello que se ha
escrito; "En este mundo de miserias, de egoísmos y traiciones sólo una cosa hay fuerte: la que es
justa".
Montevideo, 1947.
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Si por una fatalidad desgraciada, que no es de esperar, quedase ésta suprimida, y comprendida
Vizcaya en la Constitución general del Reino, ¿cómo podría, olvidándose de sí misma, de su
independencia y soberanía, reducirse a un Estado casi nulo?..."
En esta memorable ocasión, como en tantas otras que pudieran citarse, la pequeña república
vizcaína se alzaba ante los poderes del mundo para proclamar su soberanía milenaria y para
recordar que el disfrute de la misma durante muchos siglos había hecho la felicidad de sus
naturales. ¿Con qué derecho o en virtud de qué sombra de justicia se podía atentar contra esa
libertad que a los vascos hacía felices y a nadie podía dañar? "Pro libértate Patria gens libera sit",
esto es, la patria libre para el hombre libre era la gloriosa divisa que los vascos, ya en el siglo XII,
podían fieramente tremolar en aquellas edades de feudalismo e intolerancia. Y el nombre ue
simboliza todas esas gloriosas libertades que son nuestromejor patrimonio es aquél que todos
llevamos, en las entrañas de nuestro corazón: Guernica.
Por eso cuando en octubre de 1936 la comprensión de la República española dio un grande y
justiciero paso en la restauración de nuestro orden jurídico conculcado, hacía ya casi un siglo, por
las desaforadas ansias niveladoras de la Monarquía, el gobierno vasco que se constituyó acudió de
inmediato a Guernica para prestar juramento renovando una tradición secular. Allí, a pocos
kilómetros del frente de batalla, nuestro Presidente José Antonio de Aguirre, "humillado ante Dios,
en pie sobre la tierra vasca, con el recuerdo de los antepasados", juró bajo el árbol de Guernica
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cumplir fielmente su mandato, en cuyo ejercicio de derecho sigue y seguirá en el corazón de los
vascos hasta que su pueblo, devuelto al uso de su soberanía, decida libre y democráticamente
otra cosa.
Sin duda que todos esos títulos, que hacen el nombre de Guernica sagrado para todos los
hombres libres, son los que cabalmente concitaron el odio de los totalitarios. Porque no puede
darse otro motivo para que una población, que no ofrecía el menor pretexto estratégico para ello,
fuera bárbaramente bombardeada y criminalmente destruida como lo fue Guernica.
Se cumple ahora un nuevo aniversario de su destrucción y nuestro recuerdo va una vez más hacia
la cuna de nuestras libertades convertida, como ellas, en ruinas humeantes. No hay en esta
recordación deseos de avivar ansias de venganza que maldecimos en nuestro corazón antes de
que puedan siquiera nacer. Nuestro recuerdo de Guernica es de meditación de nuestra felicidad
pasada y nuestra miseria presente. Nuestro recuerdo es de renovación del juramento que nos
hemos hecho lodos los vascos honrados de dedicar cuanto somos y cuanto podemos, sin descanso
y sin desmayo, sin odio y sin miedo, sobre el suelo de la patria o fuera de ella, para que olvidados
estos años de pesadilla, en días queno pueden dejar de venir, renovemos, a la sombra del Roble,
nuestra tradición de libertades que es nuestra más gloriosa herencia. En nuestro recuerdo de
Guernica, nuestro pensamiento vuela agradecido a pueblos como el uruguayo que sintió y sigue
sintiendo fraternalmente nuestra tragedia, y se dirige también a los poderosos de la tierra para
preguntarles si creen que puede ser posible seguir hablando de Justicia, Libertad y Democracia,
cuando se permite que uno de los pueblos más antiguos y auténticamente libres y demócratas del
mundo; uno de los pueblos más tradición almente amantes de la justicia y la paz, siga clavado en
la cruz por el único delito de no haber querido sacrificar en el altar de Tartufo.
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El conocido escritor inglés Vernon Bartlett acaba de recorrer España. Y en uno de los artículos que
con esta ocasión ha publicado en el "New Chronicle", Bartlett, que ha visitado Guernica, escribe,
entre otras cosas:
"Y allí, en el mismo corazón de la más vasca de las villas, hay una calle que lleva el nombre del
general Mola, bajo cuyas órdenes, hace quince años, los alemanes llevaron a cabo el más
importante experimento de bombardeo de conjunto, atacando a Guernica, la villa santa de los
vascos y dejándola arrasada casi por completo. En la actualidad es un pueblo pequeño pero
animado, con hermosos edificios en su calle principal, reconstruidos con granito algunos de ellos.
Solamente cuando se penetra en la parte vieja se da uno cuenta de que los borriquillos —por ser
hoy día de mercado— se hallan ramoneando entre las ruinas de los que fueran hogares vascos.
Pero si consigue uno hacer hablar a los naturales del país comprende que sentimiento tan amargo
les inspira el general Franco y su exigencia de que deben considerar a Mola como un héroe
nacional".
Continúa luego escribiendo sobre la corriente de simpatía hacia los ingleses, que pudo comprobar
en todos los vascos con que habló y que lo explica, además de por motivos de antiguo
intercambio comercial y otros, por hondas afinidades políticas, y dice:
"...aquí más que en ningún otro punto de España existe una tradición democrática arraigada en
siglos de historia. Durante muchas centurias, los representantes de los pueblos vizcaínos se
reunían bajo el árbol de Guernica —al igual que los delegados de los cantones suizos— para
decidir cuanto se refiriese a la administración de su pueblo. Y durante siglos también, los reyes de
España juraban respetar los Fueros de Vizcaya que eran, por decirlo así, la Declaración de los
Derechos de los vascos. Además, vizcaínos e ingleses durante siglos han dado una misma
interpretación a las palabras "libertad" y "derechos del hombre"... Pero el edificio del Parlamento
Vasco está vacío. Los Fueros fueron abolidos el año 1876 porque los vascos se hallaban en el
bando que resultó derrotado en las guerras carlistas. La República Española reconoció a los vascos
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el derecho a regirse autonómicamente. Pero de ello queda tan sólo el recuerdo, pues la autonomía
fue anulada por el general Franco y sus aliados nazis y fascistas. La guitarra con que el vasco
Iparraguirre, durante su errante exilio, solía cantar al Árbol de Guernica se expone muda a la
admiración de los "visitantes".
Y al alejarse de Guernica, el destacado publicista inglés escribe: "La carretera que desde un poco
más allá de Guernica conduce hasta San Sebastián es, a mi modo de ver, no menos maravillosa
que la de las cercanías de Capetown. Pero atravesando pueblitos pesqueros a la orilla de un hosco
mar, la recorrí entristecido y meditabundo. Pensaba con tristeza hasta qué punto nos habituamos
y nos mostramos insensibles ante crímenes tan horribles como el bombardeo y la destrucción de
una pequeña villa. Y meditaba en torno a la dificultad de hallar una respuesta adecuada al
arrogante, al tirano y al demagogo. En aquellos instantes recordaba lo que me dijo un vasco en
Bilbao: "De cada diez de nosotros, hay nueve que odiamos a Franco".
Al cumplirse hoy un nuevo aniversario del bárbaro bombardeo de Guernica, nos ha parecido bien
ceder la palabra al publicista inglés que recientemente pasara por nuestra tierra y a cuyas
ajustadas expresiones poco es lo que nosotros podríamos agregar.
Sí, es cierto que hoy hace quince años los alemanes hitlerianos, principales forjadores de la
victoria de Franco, bombardearon "experimental-mente" a Guernica, dejándola arrasada casi por
completo. Sí, es cierto que aquél era el santuario de nuestra democracia, más antigua que la
inglesa y la suiza; aquél el símbolo de nuestras milenarias libertades arrasadas por Franco y sus
aliados nazis y fascistas. Es cierto que de cada diez vascos nueve odian a Franco, asesino en
Guernica y sobre toda nuestra tierra, de su sangre y sus "derechos del hombre" magníficamente
consagrados en nuestros Fueros. Cierto que el mundo se habitúa y se muestra insensible ante
crímenes tan horribles como el bombardeo y la destrucción de una villa... Pero aún es más
tristemente cierto que "el arrogante, el tirano", sigue sin hallar la respuesta adecuada de la parte
del munco que se dice campeón de la Democracia y la Libertad y que contempla impasible el
prolongado martirio de uno de los pueblos que más cabalmente hayan encarnado esos ideales
sobre la tierra.
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Se cumple un nuevo aniversario de la destrucción de Gucrníca y su recuerdo vuelve una vez más
a nosotros; recuerdo que nunca perecerá en esta generosa tierra oriental donde plazas y parques
de sus principales ciudades llevan el nombre de la martirizada ciudad santa de los vascos.
A la bárbara acción de las alas germanas al servicio de Franco, innecesaria e inexplicable desde
cualquier punto de vista estratégico o político, sólo se le puede encontrar una motivación lógica en
cierto sentido; porque era natural que hitlerianos y falangistas, a los que e! solo nombre de
libertad repugna, escogieran como blanco de sus furores aquella villa indefensa sin valor
estratégico alguno, pero sagrada para todos los hombres dignos por ser el relicario de las más
antiguas libertades de Europa.
Por eso la destrucción de Guernica fue un síntoma y además un precedente, y en este último
aspecto queremos detenernos en nuestra nota de hoy. Porque el arrasamiento de lo que Guernica
simboliza continúa implacablemente. No es ahora la metralla la que actúa; pero el bárbaro instinto
que hace diecisiete años hizo llover las bombas, ese inferior instinto que se goza en destruir por
destruir y en mancillar por mancillar, continúa su obra bestial sobre toda la tierra de los vascos
secularmente libre mientras que, hasta hace pocos años, el árbol de Guernica pudo ser su cabal
emblema.
Es preciso que el mundo sepa —aunque nada esperamos de los poderosos del mundo— que al
pueblo vasco se le está asesinando en su carne y en su espíritu. Es necesario que las Naciones
Unidas se enteren —aunque nada esperemos de ellas— que su pomposa condenación del delito de
genocidio de un pueblo, de nada sirve, por lo visto, cuando el pueblo con el que se está
pretendiendo acabar ha sido siempre, en los largos siglos de su historia, ejemplo en el disfrute de
las libertades propias y modelo en el respeto a las ajenas.
Siguiendo, un plan diabólico —que ya tiene su precedente en aquel proyecto del cardenal Cisneros
de desterrar de Navarra a su pueblo en masa y repoblarlo con andaluces— se estimula hoy la
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inmigración a tierra vasca de pueblos enteros de la estepa castellana o los yermos extremeños,
para ahogar a la primogénita de las nacionalidades de Europa en su misma fuente. Se asfixia la
precaria vida de la primera de nuestras características, el santo idioma de nuestros apellidos, en
el cual —¡aunque parezca mentira!— está prohibido escribir una línea en la prensa que se edita en
tierra vasca. Se persigue hasta el más elemental ejercicio de los derechos humanos, como lo
atestigua ese proceso de Vitoria celebrado hace unos días por lo que se condena a años de cárcel
a honrados y ejemplares ciudadanos —en ninguno de los cuales cabe siquiera el socorrido
pretexto del comunismo— por el terrible delito —tampoco probado— de haber organizado una
huelga justa y pacífica en la cual no se rompió ni un cristal. Pero no hemos de seguir con la
exhibición de los tristes frutos de la africana mentalidad del franquismo.
Nosotros sabemos que la destrucción de Guernica continúa. Sabemos que mucho mal se nos está
haciendo, parte del cual quizá sea irreparable. Pero conocemos también el temple de nuestro
pueblo, sus increíbles reservas de resistencia y recuperación y sabemos también —¡cuánto dolor
se ahorrará el mundo si ellos lo conocieran!— que los desmanes de toda tiranía son vanos a la
larga. Sabemos que la misma enormidad de los ultrajes ha despertado conciencias vascas que
creíamos ya para siempre dormidas y ha sacudido y puesto en pie para la causa de la libertad a
quellas zonas de nuestra tierra que hasta ahora le habían permanecido indiferentes u hostiles.
Sabemos muy bien lo que decimos. Y por eso, en la larga noche de nuestro infortunio, no se
extingue nunca esta débil lucecita que una mañana cualquiera se agigantará hasta convertirse en
sol radiante. Será el día en que el árbol de Guernica dará, otra vez y para siempre, sus frutos de
libertad al pueblo más viejo de Europa, glorioso en sus cicatrices y sublimado en sus torturas.
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EL MARTIRIO DE GUERNICA
"Arrasaré Vizcaya. Tengo motivos sobrados para ello", nos anunciaba Mola, el organizador de la
gran ofensiva sobre Bilbao en aquellas octavillas que, intimándonos la rendición, llovían de sus
aviones, mucho más pródigos en la lluvia de bombas.
La ofensiva había sido preparada con todos los medios y en coordinación de todos ios elementos.
Un centenar de aviones alemanes e italianos esperaban en sus bases de Vitoria, Burgos, Logroño
y Soria; más de la mitad de ellos fueron pronto dispuestos a distancia de sólo 15 kilómetros del
frente. En las fábricas de Vitoria y Burgos fue distribuido un enorme stock de bombas de
fabricación alemana; desde las de 500 kilos hasta la pequeña incendiaria de aluminio que los
alemanes iban a ensayar y perfeccionar sobre nuestro suelo. Y a esta aviación, predominante
alemana, se sumaban las columnas italianas, las banderas africanas, la legiones del Tercio
Extranjero y, finalmente, tropas españolas, requetés navarros para mayor dolor de la Patria. Y
esas fuerzas, que al comienzo fueron de 85.000 hombres porque se calculó opt¡mistamente por
los franquistas que, con los poderosos medios materiales de que disponían, eran suficientes para
entrar en Bilbao en tres semanas, llegaron a sumar 120.000 hombres —cerca del doble del
ejército vasco— cuando al cabo de 80 días de épica resistencia consiguieron entrar en Bilbao en
un avance en profundidad de 600 metros de promedio diario, ya que del frente a la capital vasca
Ese día, comenzó la terrible ofensiva en el curso de la cual la aviación lanzó 162.000
bombas con un peso total de 2.842 toneladas sobre los campos vascos que carecían en absoluto
de armas aéreas o antiaéreas para contrarrestar este ataque.
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La vieja patria fue desgarrada hasta sus entrañas; ardieron sus bosques, cayeron destrozados sus
blancos caseríos y, el 26 de abril de 1937, hace hoy justamente catorce años, la aviación alemana
reducía Guernica a una inmensa hoguera en que se consumían los cuerpos de muchos de sus
hijos. Muchos otros yacían en los bordes de las carreteras ametrallados por los cazas en una
persecución implacable. La civilización se cubría de luto y Guernica, símbolo hasta entonces de las
libertades vascas, adquiría, con su martirio, significación universal.
Hemos meditado una vez más en este nuevo aniversario en el bárbaro hecho y nuestra
meditación nos ha llevado a la consideración de uno de los aspectos menos estudiados del
franquismo: el de su aterradora vacuidad espiritual. El crimen de Guernica, todo el diluvio de
sangre, dolor y lágrimas que el levantamiento militar ha hecho correr a todo lo largo y lo ancho
del suelo español, ¿por qué y para qué? Y no nos referimos aquí a sus resultados definitivos que
bien a la vista están: miseria espantosa, tuberculosis generalizada, incapacidad e inmoralidad en
todos los organismos de gobierno, prostitución como nunca fue conocida, esterilidad en las
ciencias, en las letras, en las artes... Todo eso, si no justificación, alguna excusa podría tener al
menos en el ensayo práctico de alguna nueva ideología hecho por sus místicos y fervorosos
adeptos. Pero, ¿puede decirnos alguno cuál es la instaurada por el movimiento "salvador"
triunfante? Difícilmente, a lo largo de la historia del mundo, se habrá dado jamás vacuidad
ideológica como la de ese movimiento que, al precio de la matanza de más de un millón de
ciudadanos y de la miseria y desesperación de la inmensa mayoría del resto, no ha servido para
otra cosa que para destruir la República, imposibilitar la Monarquía y perpetuar en los regios
salones de El Pardo al responsable de toda la catástrofe.
Los trescientos mil vascos que en estos días desafían su poder, en una huelga que es toda una
lección de virilidad, civismo y disciplina, recuerdan una vez más estas cosas a todo el mundo
civilizado que hace catorce años se estremeció ante el crimen de Guernica.
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"Si plantar un árbol es siempre un acto de cultura, figuraos cuanto más lo será al tratarse de uno
como el que hoy depositamos en la entraña de esta plaza de Gernika".
Tiene este sencillo acto un doble significado: ha creído, de una parte, el Departamento de
Estudios Vascos de la Universidad de Montevideo que me honro en presidir, que le correspondía
auspiciar este acto, inaugurando sus tareas de este año con el homenaje al árbol que durante
siglos dio al mundo lecciones de libertad; hemos querido significar con ello que no concebimos a
la cultura en su total y verdadero sentido, sino fundada y cimentada en la libertad; que no
comprendemos a la cultura vasca sino recibiendo su savia y su vida de la libertad vasca que mejor
que nada este árbol simboliza.
Y tiene para nosotros esta sencilla ceremonia de hoy otro aspecto, otro significado entrañable: el
de un testimonio más, patente y viviente, de la fraternidad vasco-uruguaya que nos inunda a
todos en sus gratos efluvios al contemplar a la tierra oriental, fecunda y generosa, recibiendo en
su seno ese símbolo de nuestra raza.
¡Orientales! Hace años que los vascos venimos soñando con un día que más pronto o más tarde
ha de ¡legar: el de la liberación de nuestra patria. Y soñamos también que cuando el sol de la
libertad ponga sus brillantes reflejos en las hojas de nuestro roble sagrado, ese día será de gozo
supremo en nuestra vieja tierra. Jamás nuestros valles se habrán mostrado vestidos de un verdor
tan nuevo; jamás eJ riquísimo manto de nuestro policromado paisaje se habrá desplegado en un
derroche tal de matices y tonalidades, caricia y regalo de los ojos. Pienso que el murmurar de
nuestros arroyos nunca habrá sido tan sonoro, argentino y jocundo como entonces y hasta el
ronco rugido de nuestro mar bravio se ha de suavizar aquel día en matices de canción cunera,
como arrullando y meciendo a la libertad que vuelve a nacer...
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Pero yo os aseguro, amigos uruguayos, que esa universal exultación de nuestra tierra no podrá
ahogar en nosotros ese sentimiento elemental, ese deber primario en todo pecho bien nacido: la
gratitud. Sí, aquel día de nuestra alegría será también el del buen recuerdo para los amigos fieles
cuya ayuda nos llevó a alcanzarla, los amigos que se ganaron ese nombre abriéndonos sus brazos
cuando nosotras, despojados de todo, recorríamos la vía de la Amargura. Y cutre ellos, entre los
que primer lugar ocupen, vosotros los del Uruguay, los de todas las horas y lodas las
oportunidades.
Permitidme, pues, que cierre estas pobres palabras con estos dos gritos que tantas veces ya han
salido hermanados de mi garganta: ¡Viva el Uruguay!, ¡Gora EuzkadÜ"
El doctor Adolfo Berro pronunció las siguientes palabras:
¡Arbolito de recordación insigne, une en fraternal corriente tu savia euskara con los fecundos
jugos de esta tierra uruguaya, amante como tu patria lejana por la distancia, y tan cerca, sin
embargo, de nuestro corazón, de los principios democráticos y de las libertades humanas!
¡Crece lozano, roblecito de Guernika, en esta fértil tierra nuestra, en esta sonriente plaza de
Montevideo, bajo el dorado y fúlgido sol oriental que acariciará tus ramas, hoy leves como tiernas
avecillas, mañana nudosas y recias como manos gigantescas de labriego; crece lozano, roblecito
de Guernika, y lleva en tus ramas lejos, muy lejos, bien cubierto de tus hojas verdeoscuras, para
que a la sombra paternal de tu fronda rumorosa, jueguen los niños montevideanos en fraterna
ronda, y aniden los pajarillos en tu ramaje trémulo, y todos, pájaros y niños, canten a la vida
sana, ahitos de alegría y ebrios de sol!
¡En tu savia se fundirán los jugos substanciosos de la vieja, homérica tierra éuscara, con los de
esta nación joven y libre del Plata inmenso, y levantarás, roblecito de Guernika, tu copa
desafiante y altiva frente al empuje del recio pampero y de la salobre sudestada, símbolo de la
fraternidad de dos pueblos cuyo trabajo se ha fundido en este suelo uruguayo como tu savia
misma, en odio a las servidumbres y a las tiranías y en ansias formidables de libertad!
¡Roblecito de Guernika en tierra charrúa, serás símbolo y ejemplo de la reciedumbre de la raza
indómita, de la honradez proverbial de sus hombres, de su indeclinable amor al trabajo, de su
constancia y su ardimiento a través de milenios de historia, de su habla concisa y suave como la
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dulce serenidad de los valles pirenaicos, de su respeto profundo e inconmovible a los derechos
sagrados del hombre!
Roblecillo de Guernika, en tierra uruguaya, hemos de pedirte, con las estrofas de tu himno altivo y
glorioso, que "permanezcas siempre en eterna primavera, cual vieja flor inmaculada, que te
apiades de nuestros corazones y que nos brindes tu divino fruto por la eternidad".
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EL RECUERDO DE GERNIKA
Hoy, día 26 de abril, se cumple el noveno aniversario de la destrucción, por la aviación alemana,
de la ciudad santa de los vascos.
No nos detendremos en detallar el hecho vandálico ya tan bien conocido. No vamos a especular
sobre su especial significación. Ni siquiera nos pararemos en la condenación del diabólico complot
mediante el cual, por cierto tiempo, los criminales consiguieron que buena parte de la opinión
mundial honrada mirase como culpables a las propias víctimas. Todo esto ha sido más que
suficientemente aclarado. SÍ alguno hay que, a esta fecha, sigue sin rendirse a la evidencia, ese
tal es de la clase de hombres a los que ni los milagros despiertan a la luz de la verdad. Dejémoslo
pues.
Este aniversario nos encuentra en un momento de particular ansiedad para el mundo. La paz ha
nacido enferma. Junto a su cuna, los sempiternos egoísmos, el imperialismo incurable, la
incomprensión y el odio, acechan. El organismo creado para tutelarla corre peligro inminente de
ser convertido en instrumento de semivelados apetitos. Para que la paz subsista, es preciso que la
justicia reine soberana en ese organismo y que lo haga desde el principio y hasta sus últimas
proyecciones. Es la única forma de que se afianze y sea eficaz: sólo así los hombres honrados del
mundo llegaremos a esa fe constructiva que en todos se siente desmayar.
Ante el tribunal de la O.N.U., se ha presentado por estos días una acusación contra el régimen de
Franco. Para nosotros los vascos se trata de que las naciones que aman la paz condenen,
definitivamente, al régimen que llevó a nuestro pueblo, pacífico si alguno, todos los horrores y
crímenes de guerra; se trata de que las naciones que lucharon por la democracia, castiguen al
régimen culpable del crimen cometido en Guernika, símbolo del pueblo democráticamente más
viejo del mundo; se trata de que los pueblos que combatieron contra Hitler y Mussolini no
permitan subsistir a esc régimen que sólo por Hitler y Mussolini pudo nacer y que es su legítimo
heredero y continuador de sus huellas; se trata de que el régimen simbolizado en Franco sea
borrado de la faz de la tierra; no sólo por lo que suponga de peligro; no, únicamente, por el mal
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que puede y está presto a hacerse, sino principal y fundamentalmente por el que hizo; por sus
crímenes en cuya lista interminable destaca con sangrientas letras el nombre de Guemica.
Sabemos que no hacemos sino enunciar argumentos bien repetidos en favor de nuestra causa;
creemos conocer también algunos de los que están impidiendo su rápida y justa resolución. Lo
que no comprendemos es como puede llegarse a la suma candidez o de hipocresía necesarias
para invocar el principio de la no intervención en favor de un régimen que todos saben que a la
intervención alemana e italiana debe su existencia; lo que no podemos entender es que, por
miedo al comunismo —es minoría en nuestra patria y el último partido numéricamente en el
Estado español—, se siga manteniendo a un régimen, principalmente determinante del
crecimiento del comunismo español, y el único que, a pocos años que las cosas sigan por este
cauce, puede llevar como natural consecuencia al sangriento triunfo en la península de las
doctrinas de Lenin. Tanto más dura el franquismo, tanto más las posibilidades de triunfo del
comunismo se acrecen-tan. Esta es la pura y limpia verdad que ningún político responsable puede
desconocer.
Está ahora de moda decir que la democracia y la paz son paralelas e indivisibles. Así es, en efecto.
Pero hace mucho tiempo; desde todos los tiempos, han sabido los hombres honrados que la
justicia es esencialmente indivisible también. Que es tal su naturaleza que cuando a ella en el más
mínimo de sus miembros se la hiere, todo su cuerpo queda vulnerado. Nosotros los vascos hemos
sabido y practicado siempre esta verdad. Representantes de una nación pequeña, pero tan grande
como la que más en democracia, honestidad y sentido humano, alzamos hoy el recuerdo del
martirio de Guernica nuestra voz que clama justicia y libertad. Las pedimos para nuestra patria. Y
para todas las patrias del mundo que jamás podrán descansar en la paz mientras que la justicia
por la que claman crímenes como el de Guernica sea satisfecha.
Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 30 de 1944. El Plata, Montevideo, Abril 26 de 1944.
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EL ROBLE DE COLONIA
"Al verme a mí, árbol pequeño y humilde, alzarme solitario en el centro de esta plaza, aquí en el
corazón de la antigua y noble ciudad de Colonia, han de ser, sin duda, muchos los que entre
sorprendidos y curiosos me pregunten: ¿quién eres tú?"
"Y yo, árbol pequeño y humilde, les debo contar mi historia: historia que no sabe de guerras y
conquistas; historia que desconoce esclavitud y tiranía; historia que aborrece deslealtad y
traición; historia en la que no caben falsas grandezas y caducos oropeles; historia de un pueblo
que fue siempre pueblo; historia forjada etl siglos de amplia, generosa y ruda libertad"
"Al otro lado de los mares, allá entre las verdes montañas de la vieja Euzkadi hay, en Bizkaya, un
roble viejo, fuerte y noble, como ella y como su ley".
"Es un roble a cuya sombra los varones de la libérrima Bizkaya se reunían desde inmemoriales
tiempos: antes que la villa de Gernika que, más tarde, le dio nombre se fundara, él exitía ya".
"El existía mucho antes de que tantas orgullosas ciudades de la vieja Europa se fundaran. Antes
de que se edificaran sus Cortes y Parlamentos. Y, siglos antes de que la Revolución francesa
lanzara su grito de generosa rebeldía; anticipándose en centurias a la libre Inglaterra que iba a
admirar al mundo con sus constituciones democráticas y a la férrea independencia de los cantones
suizos, este roble daba sombra a los rudos vascos que bajo él se reunían generación tras
generación en aquellas Cortes soberanas que eran un himno perenne entonado a la independencia
de la patria y a la dignidad del hombre".
"El fue signo de libertades, palacio de la Justicia y templo de la más antigua democracia europea.
Cuando en el viejo Continente los pueblos yacían en degradante vasallaje, el pueblo vasco —todo
el pueblo— se reunía al pie de este árbol para darse sus leyes soberanas, por eso fue saludado
con respeto, lo mismo desde la serenidad del Capitolio de Washington, que desde el seno de
aquella Convención francesa que se agitaba borrascosa".
"Y cuando, pocos años después, los ejércitos de esa Convención al mando de Moncey entraban en
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"Pero una mano divina salvó de la destrucción a aquel roble. Y, entre las ruinas de su ciudad
amada, él sigue viviendo, signo de libertad y testigo de la más tremenda de las injusticias".
"Yo soy un hijo de ese roble. Hace ya muchos años que un cantor errabundo de las libertades
vascas que moró muchos años en estas tierras había entonado aquella estrofa generosa:
"Ernán da zabalzazumunduan frutua". (Da y propaga por el mundo tu fruto de libertad).
"Yo soy uno de esos frutos. Por eso me han escogido para que habite en esta tierra; en esta tierra
donde tanta savia vasca ha fructificado; en esta tierra que es, ante todo, tierra de libertad".
"Por eso mis raíces se hunden en ella con una especial delectación; ¡encuentran siempre tan ricos
jugos!; por eso mis ramas se lanzan cada día con más ímpetu a los cielos; las auras que las
acarician y los vientos que las sacuden son siempre auras y vientos de libertad".
"Renuevo vasco en tierra uruguaya, yo quisiera que vierais en mí esa identificación, que siempre
supo ser perfecta, del tronco vasco con la tierra oriental. Aqui donde los hijos de vascos no
podrían ser contados con todas las hojas de todas mis ramas, yo he sido colocado como un
símbolo de aquello que, después de la sangre, une más a los uruguayos y a los vascos: el culto a
la libertad".
"Esta es mi historia. Historia modesta, pero limpia, vieja, recia y noble de este árbol pequeño y
humilde que veis alzarse solitario en el centro de esta plaza, aquí en el corazón de la noble y
antigua ciudad de Colonia del Sacramento".
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"Pocas cosas más tristes, señores, entre los espectáculos de la naturaleza que el de la
contemplación de un árbol que muere. Más, mucho más triste, más encogedor del ánimo que esos
paisajes desérticos, que esos panoramas polares en los que pareciera que la vida nunca existió o
que por ventura se hubiere, hace siglos, para siempre extinguido, son para mí esos otros
jalonados por árboles cuyas raíces secas, cuyos troncos retorcidos, cuyas ramas desnudas, están
señalando el tremendo momento en que el supremo poder de fecundación de la naturaleza ha
dejado de ser.
Pero si es triste y desolador el espectáculo del árbol que muere, nada por contra, tan alegre, tan
tonificante, tan promisor como la contemplación de los árboles que nacen; de los árboles que con
ocasión de esta hermosa fiesta vemos hoy surgir a la vida.
Parece que se alzaran como una promesa de vida larga y fecunda; parece que se levantaran
ofreciendo tantas esperanzas risueñas como sus hojas de un verde simbólico; parece como que
sus ramas jóvenes fuesen capaces de cobijar todos los mejores auspicios para la tierra en que
nacen y para el hombre que les ayudó en su desarrollo; parece como si asistiéramos al nacimiento
de seres humanos; parece que, como en el nacimiento de éstos, nos brotaran también a nosotros
en el pecho las raíces de una honda alegría que no de otra cosa procede sino de una como
comunicación de vida, de una como participación en una perpetua renovación de nuestro existir.
Por todo esto, es hermosa esta Fiesta del Árbol que hoy estamos celebrando. Lo es hermosa para
todos los corazones; pero, lo es, sobre todo, para los de los vascos y descendientes de vascos de
este Departamento de Colonia para quienes tiene esta fiesta una honda y especialísima
significación.
Habéis plantado hoy aquí un retoño del árbol de Gucrnika. De aquel árbol que daba cobijo a la
libertad y a la democracia y al sentido de dignidad humana de los vascos, ya en aquellos siglos en
que la esclavitud, el vasallaje y el menosprecio de la persona humana en sus masas populares,
eran la triste herencia de Europa y del mundo.
He ahí al nieto de aquel roble cantado en recias estrofas por Tirso de Molina; he ahí, el vastago de
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aquel roble a quien el poeta inglés Wordworth consagrara un célebre soneto; he ahí al árbol
saludado desde la tribuna de la Convención francesa por Tallien; el mismo a quien, poco después,
las armas triunfadoras de esa misma Convención, a su paso por Gernika, habían de presentarse
reverentes; el mismo cuya efigie, emblema de la más antigua libertad, adorna el Capitolio de
Washington.
Colocado aquí en tierra uruguaya, él es eí símbolo más perfecto de la feliz comunión de la savia
vasca con la tierra oriental. Colocado aquí, él ha de ser, vascos y descendientes de vascos, él ha
de ser para vosotros un perpetuo recordatorio de vuestro origen y de los deberes que ese origen
os impone.
Como el árbol debéis lo mejor de vuestros frutos a la tierra que os sustenta: no se los regateéis;
sed siempre —no hace falta que yo os lo encarezca— sed siempre los mejores entre los mejores
de los uruguayos. Pero como el árbol también, no olvidéis nunca la modalidad de vuestros suelo
de origen: que el sello vasco simbolizado en ese roble os distinga siempre.
Vascos y descendientes de vascos del Departamento de Colonia: por primera vez desde que hay
memoria de los hombres ese roble ha dejado de dar en su tierra frutos de libertad. Y las fuerzas
del mal desencadenadas un día sobre Europa redujeron a cenizas la ciudad santa de los vascos
intentando arrancar para siempre las raíces de la libertad allá en su tierra más propicia. Pero su
intento fue vano. Los vascos no renuncian ni renunciarán jamás a su derecho; derecho santificado
por los siglos. Y en tierra vasca y fuera de aquella tierra, en Europa y en América, desde la gran
república del Norte hasta la más pequeña de las del Sur, resuena en los pechos de los vascos el
grito de restauración. Es empresa santa a la que —sean cuales fueren sus opiniones— no puede
oponerse ningún pecho digno y porque es empresa a la que todos los vascos dignos están
llamados, yo estoy seguro, plenamente seguro, de que formaréis en ella, en lugar de preferencia,
vosotros los vascos y descendientes de vascos el Departamento de Colonia.
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Capitulo 4.
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CANTEMOS EN VASCO
Entre las primeras manifestaciones del genio nacional, juntamente con el idioma y el
derecho privados, aparece la música propia como característica inconfundible de cada
grupo étnico separado.
No había de ser excepción en todo el pueblo vasco. Raza dotada de una honda
sensibilidad espiritual; saturada de profundo sentido religioso; mecida en su cuna por
los misteriosos ecos de la montaña y los arrullos y rugidos del mar, su alma ha sido
modelada por los siglos para la expresión de sus inquietudes y tristezas, de sus
amores y alegrías, de sus desconsuelos y esperanzas en una modalidad auténtica y
exclusivamente propia, sin que esto excluya las influencias y préstamos inevitables
nacidos del comercio y connivencia con otros pueblos.
Así lo establece esa pura gloria de nuestra música que se llama el P. Donostia al
afirmar que, aparte de ligerísimas concomitancias con la música popular burgalesa, no
hay relación entre la música popular vasca y la de los pueblos que nos rodean,
recordando a este propósito el juicio de Enrique Goma: "la música vasca es completa y
normalmente europea, y como tal incompatible con Andalucía o Castilla". Como,
añadimos por nuestra cuenta, la cultura vasca originariamente franco-cantábrica,
auténticamente europea, difiere radicalmente de la capsiense de raíces africanas.
Y es bella, muy bella, nuestra música popular. Había de serlo como eco del alma de
raza tan antigua, misteriosa y original; había de serlo, y con diversidad y riqueza, al
traducir, desde las bravas costas de Bizkaya hasta los altos valles de la dulce Zuberoa,
la infinita polifonía de la montaña y el mar en esa tierra bendita de nuestra sangre en
que en cada recodo del camino canta las bellezas de un paisaje diferente la voz clara y
cristalina de un riachuelo distinto.
Y las palabras de sus canciones son siempre sencillas y limpias como el agua que
corre. Motivos del campo y el monte, la naturaleza y el mar como en "Goiko
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mendian"1, "Itsasoan laño dago", "Orízeko izarr ede-rrak", "Txori urretxindorra", "Uso
zuña", etc., etc. Simples onomatopeyas y temas de oficio como en "Arrankan-írinkumtrinkum
mai/luareti ol-sa", etcétera. Otras conmemoran acontecimientos de relieve
local o general como "Alostorrea", una de las joyas más preciosas de nuestra literatura,
o el no menos hermoso cantar de Bereterrexe.
Y en todas ellas, desde las amorosas hasta las báquicas en que restalla la alegría del
vasco ante los presentes de Dionysos, como regla general rarísima vez inobservada, el
buen gusto natural y la corrección más exquisita dando la mano y vistiendo con su
noble ropaje a las más tiernas y efusivas manifestaciones del sentimiento o los
espontáneos brotes del ingenio agudo y festivo. Así en "Nik bai dut maiteño bat"2,
"Ene maiteak begiak d¡-fu", etc., etc.; así en "Ezdafilosoforik", "Goizianon", "Txakotin",
etcétera. Gemelos son los frutos del espíritu nacional limpio y noble: y si en euskera no
se blasfema y las danzas vascas son altos exponentes de virilidad y decencia tanto
como de gusto artístico y culto a la sana alegría, las canciones vascas rarísima vez
podrán ofender los oídos con los acentos del mal gusto y la grosería: que es más fino
que todo eso el espíritu del vasco y nunca pudo pensar que enturbiando sus aguas
había de dar sonido más grato a la fuente.
Desde nuestra llegada a América, hemos asistido a varias fiestas y reuniones vascas y
—lo decimos sin la más remota intención de ofender a nadie en particular y solamente
llevados del afán de contribuir en la medida de nuestras fuerzas al remedio de un mal
que estamos viendo que por desdicha es casi común a todos —rara ha sido la vez que
no hayamos salido de ellas con una íntima sensación de tristeza al comprobar el
decaimiento a que nuestras canciones han llegado aquí. Corriendo parejas con la
decadencia de nuestra lengua, signo el más triste y cierto del abatimiento de nuestra
personalidad nacional, la canción vasca va desapareciendo de los labios de los vascos
de América desplazada por la extraña, que a menudo aparece en su forma más
peligrosa, esto es, disfrazada con tintes localistas con los que pretende nada menos
que tomar carta de naturaleza vasca. Por esto es que la tristeza que nos ha atacado
muchas veces al comprobar la ausencia en labios vascos de nuestras típicas y
hermosas canciones haya sucedido frecuentemente, el estupor y la indignación
después, al ver anunciadas como vascas y vibrando como tales en las gargantas de
nuestros hermanos, canciones que ni por su música exótica ni por su letra en idioma
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extraño y el mal gusto de ésta, cuando no su manifiesta grosería, pueden ser tomadas,
en modo alguno, como canciones vascas, esto es, como ge-nuinas y típicas
manifestaciones de nuestro espíritu nacional.
Nada más lejos de nuestro ánimo que el pretender que quien quiera que sea,
compatriota o no, deje de entonar las canciones que le plazcan. Pero contra la
mixtificación de nuestro espíritu; contra esta falsificación de uno de nuestros valores
más íntimamente estimados y más significativamente nuestros, hemos de alzarnos
siempre con indignación. Como vascos por dignidad y patriotismo, simplemente como
hombres por aquello de Horacio Mann: "Dondequiera que encuentres una mentira,
acaba con ella".
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Como en los hombres, así en los pueblos. Porque hay en la historia de estos momentos
terribles en que el infortunio y la catástrofe se presentan de tal manera, dominándolo
todo, saturándolo todo, que la sociedad sacudida hasta sus cimientos mismos ha de
hacer, en uno u otro sentido, una elección que no por, en apariencia, inconsciente es en
definitiva cierta y decisiva. Ejemplos para ilustrar lo enunciado nos ofrecen en
abundancia las páginas de la historia.
Pocos tan dramáticos como el que en estos años la vieja Euskal Erria nos brinda. Todas
las calamidades físicas y morales se diría que han llovido sobre ella en estos dos
tremendos lustros. Para que esas calamidades tan terribles en sí mismas se hagan
sentir con redoblada fuerza, he aquí que el recuerdo del bien perdido —que es como la
esencia misma del dolor—, aparece como obligado acompañante de cada uno de sus
presentes males, como la atmósfera propia en que todos ellos se mueven y le acosan.
Y para que termine de sentirlos en manera más acerba, la conciencia de sufrirlos
contra toda justicia. Que algo nos ayuda a soportar nuestras desgracias, el sabernos,
en alguna manera, culpables de ellas.
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Pero no nos falta entre ese cúmulo de males algo que, en cierto modo, nos consuela de
ellos. Es la resolución inquebrantable del pueblo vasco de no abandonarse a la
banalidad ni a la desesperación; de dar el pecho a todos los desastres y acudir
varonilmente a la entraña misma de la llaga con el único remedio que nos resta porque
nadie puede arrebatárnoslo. La fe. Nuestra tradición y antecedentes no nos permiten
otra solución y a ella acudimos con una esperanza que desborda todos los límites de
nuestro infortunio.
Hace años que en el cielo de nuestra cultura no han brillado otras luces que las de las
grandes fogatas alimentadas con miles y miles de libros cuyo único delito era el de
estar escritos en lengua vasca o versar sobre temas vascos. La persecución a nuestra
cultura ha sido tenaz e implacable. ¿Es que habíamos de renunciar para siempre a toda
esperanza de resurrección?
Los vascos, envueltos en las ruinas de la actual catástrofe patria y sintiendo que quizá
nos hallemos al borde de otra guerra aún más catastrófica, han resuelto que no; que
no se puede en ninguna cincunstancia renunciar a la lucha en cobarde suicidio
colectivo. Y han organizado como en los días felices, con la fe robusta y la esperanza
sin fisuras de los días felices, un Congreso de Estudios Vascos que celebrará sus
sesiones de alta cultura en la semana del 12 al 19 de setiembre en Villa de Biarritz.
Sí, con el recuerdo de la patria en duelo y la sensación de un mundo que cruje sobre
nuestras cabezas, nos reuniremos en Biarritz para estudiar amorosamente,
empeñosamente, con el pensamiento puesto en el renacimiento de nuestra tierra. Mil
veces nuestra tarea sería desbaratada, otras tantas volveríamos con el mismo celo a
reunir los materiales dispersos de nuestra casa solar derrumbada por el huracán de la
injusticia, porque es el nuestro un empeño mil veces santo.
Y desde esta orilla del Plata, nos acompañará lo mejor del Uruguay, los intelectuales
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recursos contamos para ponernos a la obra. En una palabra, situar el problema vivo y palpitante
"hic et mine"; concretar un plan de acción eficaz e inmediato.
Y como se trata de cosa que nos duele en el corazón y sobre la cual tanto y tanto tendríamos que
decir a riesgo de terminar con la paciencia de todos los presuntos lectores, atrepellamos aquí para
concretar en unos pocos párrafos lo que, a nuestro modo de ver, es más eficaz y factible hacer pro
euskera en los momentos actuales. Al hablar de lo factible, claro es que realísticamente dejamos
de lado cartas de triunfo tales como la escuela primaria, la primera de todas, pero, por ahora,
desgraciadamente inaccesible, y nos limitamos a unos pocos campos de acción en que creemos se
puede operar intensamente. Estos campos serían el libro, el periódico y el teatro.
a.- EL LIBRO- Una de las mejores iniciativas en marcha es para nosotros la que encara la
integración de una lista de 500 suscriptores con lo que quedaría asegurada la edición frecuente de
libros de los que tenemos tan urgente necesidad. En ellos se manifestarían nuestros mejores
escritores —en ninguna época hemos contado con tantos y tan buenos— animados a la producción
por la seguridad de la salida de sus obras. Y así llega-riamos cuanto antes a lo que tanto
necesitamos, a la unificación del euske-ra literario, para que, definitivamente, sea el instrumento
de cultura nacional que debe ser. Estimamos, pues, que es piedra fundamental de la
reconstrucción esukérica el encontrar estos 500 suscríptores.
b.- EL PERIÓDICO.— A una con el euskera de los mejores escritores, ha de marchar el popular, el
que, en definitiva, ofrece la sustancia y la riqueza que los buenos escritores han de administrar
para el común provecho. Ese euskera ha de encontrar su vía en el periódico, si no es posible por
ahora el diario, el semanario por lo menos —pensemos en aquel "Argia"— que tenga entrada en
todos los hogares euskaldunes y se haga indispensable para la información casera y popular. No
sabemos aún qué será ese "Luberri" cuya aparición se anuncia, pero sí pensamos que, apoco
viable que se muestre, nuestra obligación es apoyarlo hasta donde podamos, con la mira puesta
en convertirlo en algo más aproximado al ideal que perseguimos.
En esto del periódico es donde quisiéramos recoger las inquietudes que nos llegan a través de
amables comunicaciones de Manuel de Irujo, que nos trasmite copia de una carta de denso
contenido que sobre literatura infantil euskérica suscribe Gonzalo Nardiz. Como muy bien dice
éste, disponemos de un instrumento poderoso para la restauración del euskera si sabemos
aprovechar la colosal voracidad infantil por las revistas que sema-nalmente se ofrecen hoy en día
a la insaciable curiosidad de los niños del mundo entero. Esta revista, que nos parece fácil de
editar, daría a unos cuantos miles de niños vascos "un lenguaje euskérico al día" y los convertiría
de fervorosos lectores en "auténticos laboradores del futuro euskera".
c.- EL TEATRO.- Este es otro de los campos de actuación euskérica en que creemos que
actualmente más se debe insistir, porque los ensayos han demostrado que los euskaldunes son
muy aficionados, sobre todo al aire libre en plazas y frontones y que ahora, mediante el micrófono
alcanza posibilidades de que antes carecía. Contamos en este plano con valores como Larzabal y
otros, y no faltan elementos para la integración de los cuadros dramáticos necesarios. Y goza el
teatro de la ventaja de que la audición y la lectura se complementan, pues no hay duda de que
aquélla lleva a ésta que, a su vez, es estimulada por la primera.
d.- DIRECCIÓN.- Creemos que reducida nuestra acción, hoy por hoy, al libro, el periódico y el
teatro, mucho se puede hacer por la vitalización de nuestro idioma a través de estos tres medios
—selección, niños, pueblo— con una condición: la de encauzar todo lo posible las energías y
unificar cuanto se pueda las dispersas iniciativas. De nada nos va a servir esa magnífica idea de
los 500 suscriptores de libros si, como ya tenemos noticia, se trabaja con ella en dos lugares y
direcciones distintas... ninguna de las cuales llegará a la meta, porque si es posible que unidos
lleguemos a los 500, es más que dudoso que de la competencia salgan 1.000. En lugar de las 30
revistas en la inmensa mayoría de las cuales la vida del euskera es anémica, nos conformaríamos
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con media docena plenas de savia y que respondan a una estimulante realidad. En una palabra,
creemos que lo primero que se impone para una eficaz labor pro-euskera es la concreción de
esfuerzos que se realizan o puedan realizarse en Euzkadi y en el exterior, mediante una
Organización, una Dirección, un Secretariado o como quiera llamársele, integrado por algunas
personas de probada responsabilidad que, penetradas de la capitalísima importancia del
problema, se dispongan a consagrarle lo mejor de su tiempo y energías.
Es preciso que estas personas cuenten con algunos pocos colaboradores capaces y lo
suficientemente retribuidos como para que no les distraiga de su trabajo ninguna otra
preocupación; es preciso para ello que ese Comité rector disponga de fondos —he aquí el
problema de los problemas— y que actúe a un ritmo que no decaiga, instigando y vigilando el
cumplimiento de los objetivos fijados; impulsando las iniciativas particulares con cuya fecundidad
hay que contar siempre, coordinándolas, y sumando, en fin, su acción a las de cualquier otro
organismo que, en cualquier plano, trabaje por nuestro idioma. Y creando sin cesar, conciencia
colectiva alrededor del problema.
Sabemos que estamos pidiendo algo muy difícil, algo que muchos reputarán imposible. Pero, a
grandes males, grandes remedios. Sinceramente creemos que mientras no lleguemos a constituir
una Organización así; económicamente fuerte, técnicamente capaz y de actuación continua hacia
metas definidas, salvo que la vuelta a nuestra autodeterminación se produzca muy en breve, nada
podrá impedir que el euskera siga, a ritmo acelerado, su triste marcha descendente de estos
años, pese al ejemplar heroismo de unos cuantos luchadores y para eterna vergüenza de los
vascos, sobre todo de los pudientes que en su mano tuvieron la salvación del verbo de la raza.
Euzko Deya, México, 1955.
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íntegramente redactados en lengua vasca o aquellos en que la sección en esta lengua era nutrida
y vigorosa. El euskera iba escalando posiciones definitivas para ocupar el pueblo que le
corresponde en el concierto universal de las letras y las ciencias, cuando nos llegó la guerra...
Pero no evocaremos negras sombras en este día de alegría y esperanza. Sólo haremos constar,
una vez más, que son maravillosas las reservas de vitalidad de los pueblos y que es con la
violencia y con la persecución como se mata su alma. He aquí que al cabo de años en que el
silencio de la muerte parecía haberse señoreado para siempre de nuestra tierra, los vascos de
todo el mundo acuerdan celebrar el comienzo de la gran cruzada por la resurrección del verbo de
la raza. E instituyen como día simbólico el 3 de diciembre, es decir, la festividad de uno de
nuestros hombres de proyección universalista más eminente, Francisco de Xabier, aquel santo
navarro de corazón de fuego que, muy pocos años después de que su coterráneo Dechepare
publicase su libro, moría en las soledades de su misión china pronunciando sus últimas palabras
en el mismo idioma que aprendiera las primeras en el regazo de su santa madre, "la triste María
de Azpilicuela".
Recordamos hoy lo que decía aquel patriota irlandés que, al considerar la lucha terriblemente
desigual que su pueblo mantenía por entonces con el coloso británico, manifestaba que si era
cierto que las fuerzas de éste eran capaces de aniquilar su patria, el pueblo irlandés esgrimía
contra él un arma que le hacía invencible: la esperanza; una esperanza que llenaba la tierra y los
aires de Irlanda y podía surcar y surcaba los mares de todo el mundo sin que la poderosa flota de
Albión pudiera contralorear su marcha. Y esta esperanza triunfó.
Así es también la nuestra en este día que dedicamos al verbo de nuestra raza, con una fe en su
destino triunfal que no hay poder humano capaz de quebrantar, con un amor en nuestros
corazones hecho de todos los más puros y poderosos amores que en pecho de hombre puedan
latir.
Con esta esperanza acometemos nuestra empresa. Y en ella triunfaremos. Por que si es proverbial
en estas tierras, amigos uruguayos, nuestra tenacidad en todo lo que emprendemos, pensad la
que habremos de poner en este negocio en el que nos jugamos entero el honor de nuestros
propios apellidos.
El País, Montevideo, Diciembre 2 de 1949.
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EL "DIALOGO DE LA LENGUA"
El generoso grito de exaltación de nuestro idioma nacional lanzado en 1545 por Dechepare con el
primer impreso en lengua vasca no fue ciertamente un hecho aislado de este tipo en el ambiente
de la Europa de entonces. Correspondía, por el contrario, plenamente al espíritu renacentista
glorificador de la naturaleza y que, en el aspecto que aquí nos ocupa, se traducía en la liberación
de las lenguas nacionales del yugo del latín que hasta entonces reinaba como indiscutido
soberano. Bembo, Maquiavelo y Trissino en Italia; Du Bellay en Francia, Valdés en España, fueron,
entre otros, los portaestandartes de esta lucha por la dignificación de los idiomas maternos en la
primera mitad del siglo XVI.
Habiendo releído estos días a Valdés, se nos ocurre que no serán inútiles algunos comentarios a
su clásico "Diálogo de la lengua", bien fijando nuestra atención en diversos pasajes en que
directamente se trata de nuestro idioma, bien en otros en que la similitud de los problemas
planteados con los nuestros de entonces y aun de ahora, hace útil una consideración del
pensamiento de Valdés sobre los mismos.
El principio renacentista, a que arriba aludimos, es enunciado por Valdés clara y rotundamente al
establecer, en las primeras páginas de su libro, que: "Todos los hombres somos más obligados a
ilustrar y enriquecer la lengua que nos es natural... que no la que nos es pegadiza". Un
compatriota y coetáneo suyo —Cristóbal de Villalón—, escribía también estas palabras: "La lengua
que Dios y naturaleza nos han dado no nos debe ser menos apacible que la latina, griega y
hebrea". Es el mismo espíritu que inspiraba a Dechepare cuando por aquellos mismos años
exclamaba: "Heus-kaldun den gizon orok altxa beza buruya".
Hay que señalar asimismo en Valdés el criterio de la naturalidad, apoyado también en una de las
ideas fundamentales del Renacimiento, como enseña Menéndez Pidal: ' 'El estilo que tengo —dice
— me es natural, y sin afectación ninguna escribo como hablo; solamente tengo cuidado de usar
vocablos que signifiquen bien lo que quiero decir, y dígolo cuanto más llanamente puedo, porque a
mi parecer, en ninguna lengua está bien la afectación". "Hablar o escribir de suerte que vuestra
razón pueda tener dos entendimientos, en todas lenguas es muy gran falta del que habla o
escribe".
Siguiendo este criterio, Valdés toma como autoridad del idioma los refranes del vulgo "los más
dellos nacidos y criados entre viejas tras el fuego" —cómo nos recuerda esto al "Atsotitzak" de
Oihenart— y el habla común y usual. Lo cual no obsta a que Valdés sepa distinguir muy bien entre
lo popular y lo plebeyo y que se apoye más en el criterio de selección que en el de invención,
limitando la introducción de neologismos con un juicio del que mucho podríamos aprender los
vascos.
Se refiere por primera vez directamente a nuestra lengua al tratar de cuál fuese la primitiva
española, diciendo que: "Lo que por la mayor parte los que son curiosos de estas cosas tienen y
creen es que la lengua que hoy usan los vizcaínos es aquella antigua española. Esta opinión
confirman con dos razones harto aparentes. La una es que, assi como las armas de los romanos
quando conquistaron la España no pudieron passar en aquella parte que llamamos Vizcaya, assi
tampoco pudo passar la lengua al tiempo que, después de haberse hecho señores de Spaña,
quisieron que en toda ella se hablasse la lengua romana. La otra razón es la disconformidad que
tiene la lengua vizcaína con qualquiera de todas las otras lenguas que el día de oy en España se
usan. Por donde se tiene casi por cierto que aquella nación conservó juntamente con la libertad su
primera lengua". Dice a continuación que fue él de esa opinión en un tiempo, pero que después se
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inclinó a pensar que "la lengua, que en España se hablaba antiguamente, era assi griega como la
que agora se habla es latina", para concluir manifestando que: "... si alguno querrá dezir que la
lengua vizcaína es en España aún más antigua que la griega, yo tanto no curaré de contender
sobre lo contrario". Como vacilante vasco-iberista lo podemos clasificar, por lo tanto.
Se ocupa luego del elemento árabe depositado en el castellano por la invasión y los siglos de
convivencia, expresando que: "aunque para muchas cosas de las que nombramos con vocablos
arábigos tenemos vocablos latinos, el uso nos ha hecho tener por mejores los arábigos que los
latinos" y cita entre otros el caso de azeite que ha prevalecido sobre olio. Bien sabido es que, en
vasco, este último fue, por el contrario, el que tomó carta de naturaleza.
Examina a continuación la causa de que en España "se hablassen las otras cuatro maneras de
lenguas que oy se hablan, como son la catalana, la valenciana la portuguesa y la vizcaína" y,
después de explicar esto, principalmente por la diversidad de señoríos o reinos existentes en la
Península, expresa esto con respecto al euskera: "De la vizcaína querría saberos dezir algo; pero
como no la sé ni la entiendo, no tengo que dezir della sino solamente esto: que, según he
entendido de personas que entienden esta lengua, también a ella se le han pegado muchos
vocablos latinos, los qua-les no se conocen, assi como por lo que les han añadido como por la
manera con que los pronuncian. Esta lengua es tan agena de todas las otras de Spaña, que ni los
naturales della son entendidos por ella poco ni mucho de los otros ni los otros dellos". Es de
lamentar que un espíritu tan fino y cultivado como el de este gran humanista no se hubiera
interesado por el estudio de nuestro idioma; podríamos deberle preciosas noticias.
Desgraciadamente, sólo nos toca constatar una vez más un hecho que sigue repitiéndose casi sin
excepciones; el de la innata incompatibilidad de los compatriotas de Valdés con nuestra lengua
nacional.
Se ocupa éste, más adelante, del caso del reino de Navarra, —del que poco antes había dicho que
"a su despecho" está bajo la corona de Castilla— para explicar como "aviendo sido casi siempre
reino de por sí, se habla la lengua castellana". No necesitamos detenernos en su explicación, pero
sí en señalar la exageración manifiesta en que incurre, pues, por la forma en que se expresa,
cualquiera podría deducir que el castellano era en la época de Valdés el habla natural y general de
Navarra. La verdad es que, ni como lengua advenediza que es en aquel antiguo reino vascón, se
hallaba aún tan extendida; no pasaba, entonces, afortunadamente, de ser el idioma de una
minoría. Puede consultarse con provecho sobre este interesante tema los trabajos de Ángel
Irigaray, aparecidos en la R.l.E.V. (Octubre-Diciembre de 1935 y Enero-Marzo de 1936), y el de
Manuel de Lecuona (R.I.E.V., Julio-Septiembre de 1933), que por referirse, este último, al euskera
en Navarra a fines del siglo XVI, es decir, unas décadas después de la aparición del libro de
Valdés, viene muy al caso. Resulta de este estudio que de 536 pueblos de Navarra, 451 son
"bascongados" contra 58 erdeldimes, lo que nos da un porcentaje aproximado de 900% de '
'bascongados" y esto después de casi 80 años de incorporación a la corona de Castilla. Es
indudable que cuando escribía Valdés, esa minoría castellana era mucho más reducida.
Únicamente el hecho de la vieja erderización de importantes núcleos poblados del sur, como
TUdela, Tafalla, etc., y la superficial de Pamplona, junto con la oficialidad del romance, podían dar
a Navarra una fisonomía castellana capaz de engañar al que sólo superficialmente —cuando no
parcialmente— veía las cosas. Aquí viene bien citar la "Gramática de la lengua vulgar en España"
(Lovaina, 1559) en la que se establece que el "vazquense" es "la lengua de la Biscaia, de la
Provincia (quiere decir Guipuzkoa) i de Navarra".
Sobre la observancia de los artículos escribe Valdés que: "tenemos por averiguado que un
extranjero, especialmente si no sabe latín, por maravilla sabe usar propiamente dellos, tanto que
ay muchos vizcaínos en Castilla que, después de aver estado en ella quarenta o cinquenta años, y
sabiendo del resto muy bien la lengua, muchas veces pecan en el uso de los artículos". Falta que
suponemos es la misma en que siguen incurriendo los vascos "erdeldun-berris" de hoy en día.
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Edozein lorek bere usaia; txori bakoitzak bere soiñua: aberri guziak beren ikuntza, euskera gure
odolaren urriña ta gure abendaren abots zar ta sendoa da. Bizi dedilla beti gure biolz ezpainetan.
Cada flor tiene su aroma; cada pájaro su canto; cada nación su idioma. Es el euskera como el
aroma de
nuestra raza y el himno antiguo y recio de nuestra estirpe. Que él siempre viva en nuestros
corazones y
en nuestros labios.
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LA LENGUA VASCA
Palabras pronunciadas por el Dr. Adolfo Berro García. Señoras, señores:
Tengo la honda satisfacción de ofrecer la prestigiosa tribuna de nuestra Universidad, en nombre
de la Sección Filología del Instituto de Estudios Superiores, al ilustre profesor Dr. Vicente de
Amezaga, que nos va a hablar, apercibido con las armas pacíficas de la elocuencia, con su
profundo dominio de la grande y noble lengua vascuence y de su entusiasta afección por su
pueblo natal, el laborioso y honrado país vasco.
El doctor de Amezaga, que desde hace años ejerce la docencia activa en la enseñanza del idioma
vascuence, que ha realizado hondos estudios de la vieja habla peninsular, que ha colaborado
ahincadamente en los trabajos de la Academia de la Lengua Vasca, que ha escrito obras en prosa
y verso en lengua éuscara y que, finalmente, ha traducido o vertido al idioma vasco muchas otras,
puede, a justo título, ofrecernos un panorama objetivo de los caracteres y estructura de la
hermosa y arcaica lengua pirenaica.
Nos hará ver los originales aspectos del euskera, la misteriosa lengua que, hablada en Iberia
desde los más remotos tiempos, no posee caracteres que la aproximen siquiera a las demás
lenguas del continente europeo, —y cuyo origen se pierde en la bruma de las edades que fueron
—. ¿Nació en la propia tierra ibérica o vino desde el occidente misterioso y esquivo? ¿Fue acaso la
Atlántida famosa de las narraciones y las leyendas la que acunó el viejo idioma, como habría
acunado también a las lenguas autóctonas americanas habladas por las grandes culturas de
nuestro Continente? La ciencia no ha podido pronunciar aún su última palabra. Pero la pronunciará
algún día, que para el progreso humano los siglos no cuentan más que los minutos en nuestra
breve y efímera existencia.
Lengua ruda y áspera, pero de claras y majestuosas sonoridades, es lengua varonil y fuerte,
tajante como una cuchilla y dulce cuando se ablanda en el cantar campesino en sus valles y
quebradas. Se ha dicho siempre, y la ciencia demuestra su incontestable verdad, tal pueblo, tal
lengua. Y porque fue heroico y valiente al defender su suelo y trabajador y altivo en la paz, su
lengua debió ser como es: pujante y viril a la vez que
La Lengua Vasca. Conferencia pronunciada en el Salón de actos de la Universidad de Montevideo.
Reproducida en Boletín de Filología del Instituto de Estudios Superiores de Montevideo. 1943.
Tomo IV N." 5. Conterenda en el Centro Vasco de Caracas, Junio 14 de 1961, Capítulo del Hombre
Vasco.
suave y melódica. Lengua que sirvió al pueblo que desafió, encrespado entre sus breñas, a todas
las invasiones bárbaras, que rodaron por sobre sus valles sin poder detenerse. Y así siguieron su
ruta al sur los alanos y los suevos, los vándalos y los visigodos. La íierra vasca, euskal-erria, agitó
a los vientos del Cántabro su enseña victoriosa y libre como las nubes que desflecan sus cumbres
y besan los valles apacibles y rientes. Heroico pueblo, macho como el que más, tú has sido el
ejemplo en la historia de libertad y de trabajo, de honradez y de acción. Por eso te aman los
hombres libres de la tierra, por eso miran a ti los que ansian para el mundo el triunfo de la
democracia. Y porque forjaste en esta mi patria uruguaya, redonda y pequeña como un corazón,
la ruda labor campesina al fulgor de tu honradez tamizada en el crisol de los siglos, porque fuiste
en ella ejemplo de vida sana y fuerte, de moral robusta como tus robles, y llevo en mi sangre por
mis ascendientes navarros la herencia milenaria de tus rebeldías y tus amores, de tu sencillez y tu
hidalguía, —porque en el fluir de mis venas arde todavía el impulso de las olas del Cántabro y del
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viento áspero de tus peñascos y jarales—, siento el afecto profundo y grande de lo que está en
nosotros, —en nuestra patria—, en este terruño nuestro, por cuanto más pequeño, más amado.
Oigamos, pues, al profesor Amezaga, vasco auténtico y patriota denodado, —oigamos lo que nos
va a expresar del euskera, la recia habla pirenaica, y oigámosle con cariño porque en el habla de
ese pueblo está encerrado su extraordinario amor a la verdad y su infatigable impulso de trabajo,
con cuyos dones derramaron sobre las lomas y los valles de esta tierra americana afanes de
superación, ansias de libertad, fe en el porvenir.
Profesor Amezaga, quedáis en el uso de la palabra.
Señoras, señores:
Mis primeras palabras, señoras y señores, han de ser, necesariamente, para expresar mi
agradecimiento. Agradecimiento profundo a las autoridades universitarias a cuya benevolencia
debo el ocupar de nuevo esta alta tribuna: agradecimiento, muy sentido, al doctor Berro Garcia,
este retoño de vascos, este hombre tan cordial como sabio siempre, y al que hoy —en las
palabras que me ha dirigido— habéis visto, ciertamente, más aún que sabio, cordial.
En nombre propio, en nombre de mi país, del que ocasionalmente soy en este momento un
modesto vocero, muchas gracias.
Voy a hablaros, con palabras que a muchos de vosotros sonarán a nuevo, del idioma más viejo
que en el mundo se habla.
I.- ANTIGÜEDAD DEL EUSKERA
Porque es antiguo, señores, nuestro idioma vasco. Las lenguas romances que fueron brotando
como flores nuevas del gigantesco cuerpo descompuesto del romano imperio no habían hecho aún
su aparición. El español, el francés, el italiano, el portugués, el gallego, el catalán provenzal... no
habían soñado aún con sus primeros balbuceos, y nuestro idioma era ya viejo, con vejez de siglos,
en nuestra vieja tierra vasca. Aquellas tribus etrusco-sabinas, que iban a engendrar muy pronto a
la Ciudad señora de ciudades, no habían podido aún imaginar siquiera que, con sus rudos acentos,
Marco Tulio habría de llegar un día a la perfección del período armonioso y rotundo; Virgilio, a las
cumbres supremas del sentimiento y la elegancia; Horacio, a lo profundo de los secretos de ese
arte sutil que enseña a considerar cada palabra aislada como a una piedra preciosa, que colocada
y engastada en el lugar preciso que ese mismo arte exige, hace de la unión de todas una joya de
suprema maravilla, y ya nuestro idioma — hacía siglos— había dado nombre a las cumbres, a los
valles, a los ríos de nuestra vieja tierra. La lengua griega, esa lengua a la que André Chenier pudo
sin injusticia llamar:
"Un langage sonore aux douceurs souveraines, Le plus beau qui soit né sur de lévres humaines",
estaba muy lejos de haber llegado a la suprema perfección de los conceptos de Platón; a la
elocuencia fuerte, concisa, perfecta, inigualada de De-móstenes; a las cimas altísimas de la poesía
accesibles sólo a las alas de águila de Hornero, y nuestro idioma era ya viejo, con vejez de siglos
en nuestra vieja tierra vasca. Todos los idiomas del fecundo tronco indoeuropeo, desde el alemán
de que ya Tácito nos hablara, hasta el sánscrito venerable, son de nacimiento posterior al vasco.
Para encontrar la infancia de éste es preciso remontarse a la época pre-aria. Allá, en los albores
de la civilización, hay una época oscura en que los hombres habitan en cavernas, viven de la caza
y la pesca; más tarde se inician en el pastoreo y asoma una agricultura rudimentaria. Esos
hombres se valen de unas armas e instrumentos toscamente fabricados en piedra. Los nombres
de esas armas e instrumentos aizkora (hacha), aizto (cuchillo), aizturrak (tijeras), azkon (fiecha,
dardo), azagai (jabalina), izkillu (arma), ezpata (espada), ezten (punzón), azpil (plato), etc., etc.,
llevan codos el elemento aitz (peña, piedra), que indica la materia de que estaban fabricados. Y
esos nombres, que este pueblo de la época lítica usaba, son los mismos que hoy en día los vascos
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corrientemente empleamos.
Pueden darse muchas otras pruebas de la antigüedad de nuestro idioma. Su originalidad en el
concepto del nombre de Dios: Yaungoikoa, literalmente, el señor de lo alto; el sistema vigesimal
—manos y pies— de su numeración; la semana vasca primitiva que, a juzgar por las palabras que
hoy sirven para designar lunes, martes y miércoles, astelen, astearte, asteaz-ken, literalmente,
principio, medio y fin de semana, constaba de tres días —lo cual no fue obstáculo para que en la
que hace unos meses celebramos en Montevideo la estirásemos a quince—; la palabra aberatz
(rico), literalmente, el que abunda en ganados, porque éste es el signo de la riqueza en los
pueblos pastores. Posteriores a éstos son los agricultores que han dejado su huella en el año
vasco. Porque habéis de saber que los nombres de los meses en euskcra para nada están influidos
de la nomenclatura romana, que pasó lo mismo a las naciones latinas que a las germánicas.
Nuestros nombres se refieren todos a las faenas del campo o fenómenos atmosféricos que las
determinan. Así, v. gr.: enero es ilbeltz, o sea, el mes negro; marzo es epaii, o sea, el mes de la
poda; abril es yorraii, o sea, el de la escarda; julio, uztail, el de la cosecha; noviembre, az'¡, el de
la sementera, etc., etc.
Terminemos este capítulo de la antigüedad del vasco recordando aquel párrafo del profesor André
Lefevre: "El finés, el magyar y el turco, han sido depositados en Europa por invasiones cuya fecha
nos es conocida; pero, el establecimiento al pie de los Pirineos occidentales del euskera y de los
que lo hablan, es un hecho anterior a la Historia y que ni la Antropología ni la Etnografía pueden
explicar".
II ORÍGENES
Lo que hemos dicho de la antigüedad del vasco nos lleva como de la mano al problema cuyo
interrogante creo ya ver el rostro de muchos de vosotros. ¿Cuál es el origen del euskera, de
dónde viene, cuál es su madre, cuáles sus parientes?
Esta es, señores, la esfinge que hasta ahora no ha encontrado a ningún Edipo entre la multitud de
sabios que a ella se han acercado.
Quatrefages escribió que ei euskera es un idioma alófilo, esto es, separado de todos los demás
como la raza que lo habla. Pero no todos se han contentado con esto y las hipótesis para
emparentar el vasco con alguno de los idiomas o grupos de idiomas conocidos son innumerables.
Así, Mahn creyó en un parentesco con los idiomas del Nuevo Mundo. Abbadíe pretendió hallar
semejanza entre el vasco y lenguas de México y el quichua. Charencey sostuvo la semejanza del
vasco con el algonquín del Canadá. Uhlenbeck lo ha relacionado con los idiomas de América del
Norte. Witney aseguró que hay en la estructura del vasco más relación con las lenguas
americanas que con las europeas. Han sido muchas veces intentadas las comparaciones con el
aimará, el quichua y el guaraní. Pero ya Julien Vinson, en 1876, dio un golpe definitivo a estas
supuestas relaciones. El estableció, claramente, que no existe parentesco alguno entre el vasco y
las lenguas americanas. El vasco, dice, únicamente podría ser catalogado entre los idiomas
americanos por su carácter aglutinante y polisintético. Las afinidades —añade— que puedan darse
entre el vascuence y algunas lenguas americanas son más o menos extensibles a otros idiomas
europeos y asiáticos; son puramente externos y se explican perfectamente por la igualdad de
desarrollo o decadencia.
Una teoría muy seguida en el siglo pasado, y que aún hoy en día cuenta con entusiastas
mantenedores, es la del iberismo. Los vascos, según Hum-boldt y los de su escuela, seríamos los
representantes de los iberos, es decir, de los primitivos habitantes de España. Habría habido una
época en que el euskera fue el idioma de toda la península. Las sucesivas invasiones fueron
barriéndolo, hasta arrinconarlo y reducirlo al pie de los Pirineos occidentales, donde hoy se
mantiene.
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Esta teoría, aparte de la seducción que sobre ciertos espíritus haya podido ejercer por motivos no
siempre puramente científicos, se basa principalmente en la existencia en distintos lugares de la
península ibérica de nombres toponímicos que parece pueden ser explicados por el euskera.
Contra ella cabe objetar: en primer lugar, que no sólo en la Península sino fuera de ella, en Europa
y otras partes del mundo existen nombres que pueden explicarse, más o menos forzadamente,
por el idioma vasco; en segundo lugar, que las inscripciones llamadas ibéricas, por Hubner y otros
estudiadas, no han podido ser descifradas por el euskera; finalmente, que no se sabe gran cosa
de los iberos ni de su idioma: pretender resolver el problema del vasco por el ibero es querer
aclarar un enigma por medio de otro.
El parentesco con el celta puede decirse que hoy en día ha sido desechado por completo.
Muchos autores, como Lcnormant, han creído ver una relación entre acadianos y vascos. Otros
como d'Abbadie comparan al vasco con el georgiano. Trombetti, por primera vez, estudió las
semejanzas del euskera con el camitico. Konrad Ostir halla relación entre el vasco y el camitico y
el semítico. Nikolaus Marr emparenta al vasco con algunas lenguas caucásicas. Sayce comparó al
vasco con la antigua lengua de caldea. Guillermo Lcibnitz intenta descifrar al vasco por el copto.
Wiseman opinaba que había afinidad entre el vasco y el antiguo egipcio. Schuchardt ha
comparado al vasco con el núbico. Las afinidades con las lenguas de la familia eslava han sido
objeto de los estudios de Topolovsek, y el príncipe Luis Luciano de Bonaparte lia revelado las
supuestas analogías del vasco con las lenguas finesas.
Todas estas teorías y otras que con ellas forman legión os darán idea del misterio que sigue
envolviendo al origen de la lengua vasca. Misterio que algún día, quizás no lejano, tenga su
solución; misterio que apasiona a los sabios de casi todas las naciones. Habéis oído ya muchos de
sus nombres: podría añadir otros. Dejadme que os cite sólo, como ejemplos típicos entre los
franceses, al príncipe Bonaparte, caballero andante de la señora Euskera; entre los alemanes de
Stempf, de quien la pasión euskeráfila se apodera hasta el punto de convertir a aquel negociante
de vinos radicado en Burdeos, en uno de los primeros estudiosos de nuestros viejos textos; entre
los ingleses a Dodgson cuyo nombre ha sido registrado en todo hotel o posada de nuestros
pueblos euskaldunes; entre los rusos a Nikolaus Marr, el que fue ministro de Cultura del gobierno
bolchevique y que para aprender nuestro idioma se encerró por unos días entre los muros del
colegio de Padres Jesuítas de Loyola; entre los austríacos, al no hace muchos años fallecido Hugo
Schuchardt. Este hombre, príncipe de la moderna filología europea, escribía al meritísimo vascófilo
Julio de Urquijo algo que los vascos por gratitud y por orgullo no podremos nunca olvidar. Hasta in
articulo morüs —escribía— su estudio predilecto sería el de la lengua vasca. Palabras que los
vascos no debemos olvidar por gratitud y por orgullo, y por algo más. Porque ellas pueden
servirnos de precioso estímulo, ¡si alguno necesitamos!, para amar, por sobre todas las cosas, al
idioma que por miles y miles de años fue el vehículo de los sentires y quereres de incontables
generaciones de antepasados; al idioma que dio su nombre al pueblo en que nacimos, a la casa
en que nos criamos, a los ríos y a las fuentes, a los prados y a los montes en que de niños
jugamos y que de mayores amamos; a la tierra verde de nuestra raza santificada por los huesos
blancos de nuestros mártires y la sangre roja de nuestros héroes; el idioma que ha sido el mejor
escudo de nuestra libertad milenaria; al de nuestros padres recios y honrados, al de nuestras
santas. No podemos, señores, los vascos de esta generación, resignarnos a ser el eslabón roto de
aquella cadena de oro que enlaza nuestro presente ansioso de adelanto y progreso con nuestro
magnífico pasado de libertad irrenunciable. No estamos los vascos, señores, ni podemos estar
resignados a que pueda escupírsenos a la cara, con justicia, aquel tremendo apostrofe de
Shakespeare: "Sois como el indio vil que arroja una perla que valía más que toda su tribu".
III.- ESTRUCTURA ¥ CARACTERÍSTICAS
Es hora ya de exponeros, con toda la concisión que la naturaleza de esta conferencia reclama,
ciertas ideas fundamentales por las que podáis venir a conocer, en líneas generales, la estructura
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gramática dividida: analogía, sintaxis, prosodia y ortografía. La analogía, que enseña a conocer
las palabras aisladas; la sintaxis, que nos da las reglas, conforme a las cuales esas palabras
aisladas han de concertarse para formar oraciones correctas y cabales; la prosodia, que nos
enseña a pronunciar esas palabras, y, finalmente, la ortografía que nos da las normas para
escribirlas.
Empezando por la ortografía, puedo deciros que difícilmente encontraréis otra que presente
menos dificultades que la vasca. Y esto, porque en el sistema adoptado por la Academia de la
Lengua Vasca y seguida umversalmente en el país —excepto en la parte vasco-francesa, donde
esperamos que no tarde en arraigar— se ha adoptado el simple principio de que cada signo
corresponde a un sonido y cada sonido es representado siempre por el mismo signo.
No hace muchos días me decía un amigo que al hojear un libro vasco se había visto abrumado por
la extraordinaria abundancia de kas. Indudablemente, las kas tienen que parecer muchas a los
acostumbrados a un idioma como el español, donde esa letra apenas se escribe. Pero, tened en
cuenta que en nuestro idioma la k hace los oficios desempeñados en español por tres letras: esa
misma k, más la c y la q, letras, estas dos, que en nuestro alfabeto no existen. La h con leve
sonido aspirado sólo vive en los dialectos pirenaicos, existiendo la c ni la h, tampoco empleamos
la ch.
No usamos la/porque el sonido por ella representado no vive, salvo rarísimas excepciones, en
labios vascos. La causa de la carencia de este sonido la explican algunos por un supuesto
prognatismo de la raza. Yo prefiero acudir a la autoridad de mi compatriota, el vascón Quintiliano,
quien, en aquellas famosas "Instituciones Oratorias", que compuso para enseñanza de los jóvenes
—y no jóvenes— romanos, decía en su latín más o menos esto: "la letra/... produce un sonido que
casi no parece propio, de voz humana, o, por mejor decir, absolutamente nada de ello tiene". El
influjo de su idioma materno le hizo, tal vez, formular esta dura condenación de la/
Tampoco escribimos la v por la misma razón de que no existe en nuestros labios. La g suena
siempre suave. No hay acento ortográfico.
Sin acento y sin haches, sin posibles problemas entre bes y ves, entre ges y jotas, creo que la
ortografía vasca ha de presentarse como un verdadero ideal a tantos mortales para quienes
escribir una carta es someterse al más duro y cruel de los suplicios.
En cuanto a la prosodia, sólo os diré que son muy pocos los sonidos vascos que os puedan ser
extraños. La tz que suena como la doble z que tiene un sonido muy semejante al de la ch francesa
o al representado por sh en inglés.
Desconocemos los vascos, lo mismo que vosotros los criollos, ese sonido fuerte representado por
la z o c española, única lengua, por cierto, de todas las neolatinas que lo posee.
No hay ninguna palabra vasca que comience por r fuerte ni suave.
Los grupos de consonantes son opuestos al genio del euskera. Lo general y normal es que
consonantes y vocales concurran en la palabra en número parecido y apoyándose mutuamente.
Este espíritu igualitario rige también en la acentuación, pronunciándose todas las sílabas con igual
o aproximada intensidad. Esta es la regla general que no excluye excepciones propias de ciertas
comarcas o que obedecen a la necesidad de dar un matiz significativo distinto a las mismas voces.
Se nota también cierta tendencia general a cargar un poco más el acento sobre la última sílaba,
pero no puede llegar a decirse que en vasco existan palabras agudas propiamente dichas, como
tampoco existen las es-drújulas. Sin embargo, la influencia española ha hecho tales a algunos
apellidos y nombres de lugar, que en labios euskaldunes castizos no lo son. Así Amézaga, Yéregui,
Uríbarri, etc., etc.,
Y vamos con la sintaxis. Los que están acostumbrados a leer en las sucesivas ediciones del
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diccionario de la Academia española aquella acepción de vascuence: "Lo que está tan confuso y
oscuro que no se puede entender", o aquéllos que recuerden, p. ej., las disparatadas razones con
que el vizcaíno Sancho de Azpeitia replica a don Quijote antes de trabarse con él en descomunal
batalla, es muy explicable —si no conocen la lengua vasca— que se hayan formado un concepto
bastante pintoresco, pero, desde luego, completamente equivocado de la misma. A juzgar por la
forma en que Cervantes, que por tan divino modo hizo hablar a don Quijote, hace expresarse al
vizcaíno, pudiera llegar a pensarse que los de esta nación cuando —en su idioma— quieren
comunicar sus conceptos, arrojan al azar las palabras, como el jugador que, tras agitar los dados
en su cubilete, los lanza sobre la mesa en la espera de un golpe afortunado. Y sin embargo, nada
más lejos de la realidad. La construcción vasca nada tiene que ver con esa supuesta anarquía. Las
palabras vascas se conciertan en la frase con arreglo a normas claras y precisas; sin excepciones,
las más de las veces y excluyendo, al mismo tiempo, toda rigidez.
Hace pocos días releía yo en la introducción de la magnífica "Historia de la literatura inglesa" de
Taine este luminoso concepto: "En el fondo no hay lenguas, sino únicamente hombres que
coordinan palabras según las exigencias de sus órganos y la forma original de su espíritu".
¡Coordinar palabras con arreglo a la forma original de su espíritu! Esto es lo que hacen los vascos.
Y lo que no puede hacerse es pretender que las coordinemos conforme al espíritu de los demás. A
mí no puede extrañarme que, a los que hablan castellano p. ej., pueda parecer difícil, y aún
enrevesada, la construcción vasca si vienen a aplicar a nuestro idioma el espíritu del suyo del que
es tan diferente, y, generalmente, tan opuesto al nuestro. Pero la cuestión no es ésa. Se trata,
simplemente, de saber si el euskera, conforme a su espíritu, posee un conjunto de normas
concretas y precisas, con arreglo a las cuales las palabras deban coordinarse para formar frases
ciaras, precisas, revestidas de sonoridad y elegancia, —o dichas normas no existen. Los que
conocen la lengua vasca poco pueden tardar en decidirse por la más rotunda afirmativa.
Como no podemos descender aquí a la exposición de las reglas, daremos como una condensación
de su espíritu traducido en estos dos párrafos de Arana Goiri y Campion.
Dice Arana Goiri: "La sintaxis más característica del euskera establece este orden: Todo-parte;
Sustancia-accídente, Género-especie; Poseedor-poseído; Continente-contenido; Naturaleza-
circunstancia".
Dice Campion: "La posposición es de uso general en euskera; se pospone el adjetivo al
sustantivo; se posponen las terminaciones que sirven para formar los nombres; se posponen los
sufijos que marcan las relaciones de éstos; se posponen las partículas relativas y conjuntivas al
verbo; se pospone la cosa poseída al agente poseedor en el genitivo; se posponen las palabras
que marcan una modificación de tiempo, de modo, de lugar, etc., en la acción expresada y se
pospone el verbo a todos los demás miembros de la frase por él acabada y concluida con
majestad ciceroniana".
Ocupándonos ya de la analogía, diremos, en primer término, que en el léxico vasco hay que
distinguir el genuino y el de acarreo. En un idioma tan antiguo, que ha visto nacer y extinguirse
tantas civilizaciones históricas, es natural que se note el mayor o menor inñujo de ellas
representado por voces de su acervo. La lengua celta, la griega, la latina, la arábiga, las
neolatinas, han ido depositando voces en el caudal euskérico. Las romances destacan por su
número e importancia. Y como lo han ido haciendo en distintos períodos de su formación y de su
historia, de ahí el gran interés que para el estudio de estas lenguas tiene el euskera, importancia
ya recalcada por Menéndez y Pidal.
En cuanto al léxico genuino y propio del euskera, naturalmente, que es distinto y sin analogías
con el de otros idiomas. Pero no os dejéis intimidar; con unos cientos de palabras y unas docenas
de sufijos contaréis, en seguida, con elementos como para defenderos airosamente en la lectura y
en la conversación. Y aquí viene el hacer resaltar la facilidad y la fecundidad de nuestro idioma en
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la creación de nuevas palabras. Caeríais en el más grande de los errores, si por haberle visto tan
antiguo llegarais a suponer el euskera anquilosado y estéril. Todo lo contrario; él se presta,
naturalmente, a la creación de nuevas voces con una facilidad que no ya los idiomas modernos,
sino ni siquiera el socorrido griego, están muy lejos de alcanzar. El euskera en manos de literatos,
que lo conozcan a fondo y lo amen, ofrece posibilidades magníficas para plegarse a las nuevas
ideas y traducirlas y expresarlas concisa y diáfanamente. En este aspecto le pueden ser aplicadas
aquellas palabras del sabio Schuchardt, en el congreso de Estudios vascos de Gernika: "Vascos,
sois antiguos, pero no viejos; yo os saludo como se saluda a la aurora". No es este aspecto el
menor, aunque no, ciertamente, el primero, mirando al cual los vascos nos aferramos al idioma de
nuestro pasado milenario, considerándolo como el verbo por excelencia de nuestro porvenir de
plenitud.
Cuenta el euskera con un vasto y completo sistema de prefijos, infijos y sufijos, estos últimos,
sobre todo. Hay sufijos que sirven, exclusivamente, para la formación de sustantivos. Otros para
la de adjetivos. Otros para la de los adverbios. Otros que se utilizan para el sistema de relaciones
gramaticales que, en otros idiomas, se expresa por medio de preposiciones. La misma
conjugación no es sino un vasto y admirable sistema de afijación.
Muchos de vosotros habéis oído hablar, sin duda, del maravilloso verbo vasco. Su perfección ha
hecho pensar a los espíritus superiores en épocas desconocidas en que nuestro pueblo habría
llegado a alcanzar una civilización maravillosa. Sea de esto lo que fuere, el hecho es que, por su
poder sintético y la riqueza de sus formas, se impone al espíritu del estu-dioso. En una sola
flexión se reúnen los elementos indicadores de tiempo, modo, sujeto, complemento directo, etc.,
etc., sin contar con que esa misma flexión es capaz, a su vez, de recibir sufijos que traducen otras
diversas relaciones. Una es la forma de la conjugación respetuosa, otra la de la familiar; unas son
las flexiones cuando nos dirigimos a un varón y otras cuando nuestro interlocutor es del sexo
femenino. No os asuste, sin embargo, este aparato. La decadencia de las lenguas se encarrila por
la simplificación de las formas. Esa ley ¡alai se está cumpliendo hace ya tiempo en la nuestra, de
modo que podéis tener la seguridad de entender y ser entendidos sin necesidad de llegar a
dominar todo ese complejo y rico sistema de nuestra conjugación. Aprendidas las flexiones de los
dos auxiliares ser y hacer, se emplean siempre de la misma manera, pudiendo decirse con el
tratadista López Mendizábal que la conjugación es única en sus dos formas transitiva e
intransitiva. Por otra parte, no hay verbos irregulares. ¡Qué lejos estamos en esto, lo mismo que
en las declinaciones, de la complicada maraña de clases, tipos y excepciones de las gramáticas
latina y griega!
A grandes rasgos, torpe y desmañadamente, he bosquejado ante vuestra indulgente atención la
imagen de mi lengua patria. Antigua como ninguna, pero de enormes posibilidades futuras, de
origen desconocido y original estructura, sigue viviendo en labios de mi pueblo. Ved cómo la ha
contemplado el maestro Campión: "Alzase solitaria y aislada de las demás, en un rincón de
Europa, con el prestigio de la vejez, la poesía del misterio, la majestad de las ruinas. Royóla y
desgastóla el tiempo, pero sin destruir su estructura de gigante. Hoy es idioma humilde, habla
familiar de unos millares de aldeanos y pescadores, ¿qué le hace?, aun coronada de silvestres
violetas y amapolas, ella es reina, sí, reina. Y puede dar a las orgullo-sas advenedizas que le
rodean y le disputan el aire la respuesta de aquel vasco al Montmorency orgulloso de su milenaria
nobleza: Yo no dato. Y aun más todavía. Mostrar sus brazos limpios de toda huella de
servidumbre, la tersura de su originaria y nunca interrumpida libertad y decir a los desdeñosos:
"¡No miréis por encima del hombro a mi pobreza: soy dueña de una joya que con todos vuestros
tesoros no podréis comprar jamás, yo no gemí ni me encorvé sobre la gleba germánica, ni en el
harem del sarraceno, ni en la ergástula del romano!".
IV.- PASADO, PRESENTE Y PORVENIR
¡Signo de libertad! Eso ha sido y es para nosotros el euskera. ¡Qué bien le cuadran a ella, vascos
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que me oís, aquellos nobles versos de Mistral: "Langue d'amour, en toi est la patrie, en toi la
liberté...!" ¡Signo de libertad! Con tal carácter la vemos fielmente reflejada a través de todas las
vicisitudes de nuestra historia.
Cuando la obnubilación de nuestro sentido nacional nos conduce a la disgregación, de una parte,
y, de la otra, a uniones que repugnan al genio de nuestra estirpe, vedlo ahí, fraccionado, como
queriendo dar lamentable testimonio en su división dialectal de aquella suicida separación de lo
que la naturaleza quiso uno: refugiándose en el seno del pueblo humilde que nunca lo abandonó,
cuando los reyes vascones poderosos —¡qué importa que Sancho el Sabio le llamase lingua
navarrorum!— le desterraban de sus cortes donde todo extravío tenía su asiento y todo
extranjerismo hacía su habitación.
Tenemos que llegar al año 1545 para encontrar el primer libro impreso en lengua vasca —"Linguae
vasconum primitiae"— y con él el grito generoso de Bernardo de Etxepare: "Euskara, yalgi adi
kanpora; euskara, hábil mundu guzira" (Sal, lengua vasca, ve a ser conocida del mundo entero).
Pero este grito entusiasta, que llamaba a todos los vascos al cultivo de su idioma sin par, apenas
si es escuchado. Los vascos más capaces siguen acudiendo a extrañas lenguas que estiman más
aptas para la expresión de sus conceptos. Era la decadencia nacional que lo arrastraba consigo
todo, empezando por la lengua que es como la evidencia misma de la estirpe. Cierto que hubo
chispazos aislados, como los que brotan de los pechos beneméritos de los Larramendi, Mendiburu
y Cardaberaz, de los Astarloas y Mo-gel, de los Chaos y Abbadie; pero esto no bastaba. Tuvo que
llegar, en el siglo pasado, el golpe despiadado de la pérdida de nuestras libertades; tuvo que venir
la persecución y el desprecio; tuvieron que llegar aquellas legiones de notarios que no entendían y
no podían dar fe de la voluntad de los testadores; aquellos ejércitos de maestros que
desconocían, en absoluto, el idioma de los niños a quienes venían a instruir; la proscripción en la
escuela, en la que, con el infamante sistema del anillo, se pretendía ahogar la voz de nuestra
sangre, para que ésta, por fin, se despertase de su letargo de centurias. Se rebelaba la sangre al
contemplar estúpidamente perdida aquella libertad a través de tantos milenios conservada. Y con
aquel vigoroso despertar que clamaba por nuestra libertad conculcada, vino el alumbramiento de
las conciencias vascas que comprendieron que no había salvación posible para el espíritu vasco
fuera de las vías fecundas del verbo de la raza. Y vino el Renacimiento. La labor era enorme.
Había que levantar en cada año de fiebrosa tarea lo que cada siglo de inconsciencia había
destruido en su lenga pero profunda labor de descomposición. Difícil, muy difícil era la tarea, pero
también, por ello mismo, ¡qué seductora para los pechos vascos! Y las primeras asociaciones
fueron surgiendo. Y fueron apareciendo las primeras publicaciones y revistas que iban haciendo
realidad el grito generoso de Etxepare. En Gipuzkoa la revista "Euskal Erría" va dando calor a una
floración de poetas euskéricos que se llaman Bilinch, Baroja, Arzac, Artola... En Nabarra:
Campión... Campión, aquel joven diputado fuerista a quien un amigo no vasco increpa: "No te
oigo hablar más que de los vascos y de sus fueros y derechos y ni siquiera conoces el vascuence!"
Cuatro años después de haber tenido que devorar en silencio estas palabras, Campión las
devuelve, en magnífica reacción vasca, estampando su nombre en la portada de la "Gramática de
los cuatro dialectos literarios de la Lengua Vasca".
La reacción del Padre Arriandiaga fue algo por el estilo. Nacido en el pequeño pueblecito
euskaldun de Elantxobe, había ingresado, aún niño, en una orden religiosa. La estancia
prolongada durante varios años en conventos de Castilla hicieron que olvidara su idioma natal. Al
cabo de esos años de ausencia, vuelve a su país y su madre vuelve a verlo. Figuraos las ansias de
esa madre que durante tanto tiempo no había podido ver a su hijo más que con esa doble vista
del espíritu que sólo a las madres les ha sido concedida. El joven religioso siente desgarrarse su
corazón al darse cuenta, de pronto, de que, desconocedor de su idioma natal, no puede
entenderse con su madre que, ignorante de todo otro, multiplica en euskera las frases que son,
para el hijo, como tesoros perdidos de ternuras infinitas. La resolución cuaja en aquel mismo
momento, rápida y firme. Aprende de nuevo su idioma y pronto llega a ser uno de sus primeros
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cultivadores.
En Biskaia ha nacido un hombre que consagrará por entero una dilatada vida de trabajo al
resurgimiento del euskera. Funda las revistas "Ibai-zabal" y "Euskalzale", escribe novelas,
cuentos, poesías y piezas dramáticas en vasco: recorre uno por uno los pueblos euskaldunes y
publica su monumental Diccionario vasco-espafto-francés; la Morfología, Euskalerriaren Ya-kintza.
Miles de canciones y refranes, todo un tesoro euskérico es recogido y preservado del olvido por el
celo infatigable de don Resurrección María de Azkue, director de la Academia de la Lengua Vasca,
respetable y queridísimo amigo mío a quien desde estas tierras envío un emocionado saludo.
Contemporáneo de él, pero muerto en la flor de la edad, es Arana Goiri, el de Abando; aquel
joven de espíritu seráfico que dio un empuje inigualado y comunicó su verdadero sentido a los
estudios vascológicos. Porque, como decía en unos Juegos Florales celebrados en la ciudad de
Fuenterra-bía, su mantenedor, el fino literato vasco Mourlane Mitxelena, cuando hablamos del
euskera no se trata para nosotros de una "santa reliquia" o de una curiosidad arqueológica, de
nuestra vida se trata. Por eso, añadía este escritor, más que a los grandes sabios y profundos
lingüistas que bucean con científica curiosidad en los misterios del euskera, amamos y preferimos
en nuestro corazón a aquellos otros que como "Kírikiño" —el más popular y sabroso periodista
vasco— lo hablan y lo escriben y lo viven en toda ocasión y en todo momento.
Este nuevo espíritu iba dando frutos de salvación. Se crean cátedras de euskera en las capitales
vascas; se abren escuelas en que nuestro idioma ocupa el puesto de honor que le es debido; y,
tras la fundación de la benemérita "Sociedad de Estudios Vascos", surge "Euskaltzaindi", la
Academia de la Lengua Vasca. En la capital de Gipuzkoa abre sus clases la Academia de
Declamación. Nacen periódicos escritos, por vez primera, totalmente en vasco. Se multiplican las
revistas como "Antzerti" que da a luz docenas y docenas de comedias escritas en vasco, "Euskal
Esnales", "Euzkerea", "Gure Herria", destacando entre todas la "Revista Internacional de los
Estudios Vascos", altísimo exponente de nuestra cultura. La sociedad "Euskaltzaleak", en
Guipúzcoa, promueve concursos literarios y torneos poéticos en los que destacan valores nuevos
de la clase de un "Li-zardi", un "Loramendi", un "Lauaxeta" y tantos otros poetas exquisitos, sin
olvidar a "Orixe" que en su retiro montañés compone el poema épico "Euskaldunak" (Los vascos)
que el advenimiento de la guerra no nos consintió gustar.
La guerra truncó esta espléndida floración de la literatura vasca. El estruendo bélico apagó las
voces de nuestros "bertsolaris". Ante los piquetes de ejecución cayeron hombres como el
sacerdote José de Ariztimu-ño, corazón de apóstol, fervoroso patriota, cerebro y motor del
renacimiento euskérico en Guipúzcoa; cayó el ejemplar sacerdote José de Markiegui por el solo
delito de haber amado mucho a la lengua de sus apellidos y de haber escrito en ella libros, tan
peligrosos, sin duda, para el nuevo orden, como su primorosa obrita "Vida de San LuisGonzaga";
cayó el delicado vate Esteban de Urkiaga que, poco antes de morir, componía un bello soneto a la
Madre de todos los desamparados; cayeron muchos otros pronunciando sus últimas palabras de
piedad y heroísmo en la misma limpia lengua en que allá, en las lejanías del Asia, nuestro gran
Francisco de Xabier murmuraba las suyas postreras...
Que todo sea perdonado; los vascos podemos perdonarlo todo, hasta que, como decía el gran
escritor Francois Mauriac, se nos haya insultado y calumniado, como a Cristo, en la misma cruz en
que se nos clavó. Los vascos podemos perdonarlo todo. Lo que no podemos, en manera alguna,
es renunciar a nada de nuestro patrimonio nacional. Convencidos de lo inconmovible de nuestros
limpios derechos, marcharemos siempre aferrados a ellos en procura de esa libertad cuyo alboreo
creemos ya ver brillar.
Hacia la libertad varaos. Libertad que a nadie daña y a ninguno debe ofender. Libertad que es un
abrazo más estrecho con todos los pueblos libres del mundo. Libertad que tanto significa como
floración plena de todas nuestras características y en cabeza de ellas de la lengua de nuestros
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apellidos. Sobre ella edificaremos nuestra libertad. Porque para que ésta traduzca fielmente
nuestros anhelos de un futuro pleno de sustancia vasca; para que firmemente nos sustente y
oriente en proyección de eternidad, no podríamos encontrar cimiento más sólido que el que nos
brinda esta roca de nuestro idioma que, a través de un pasado de milenios, ha resistido
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LITERATURA VASCA
A pesar de poseer la lengua más antigua de las habladas en Europa, no contamos,
desgraciadamente, los vascos con ningún "Kalevala" o poema similar. El "Altobizkar'ko Kantua",
que pudo pasar algunos años por algo asi como nuestra pequeña "Chanson de Roland", resultó
apócrifo y los primeros monumentos literarios en lengua vasca no aparecen hasta los siglos XIV y
XV. Su tema es, casi exclusivamente, la lucha de banderizos que por entonces asolaban el país.
En el siglo XVI cuando la corriente literaria se inicia. Corriente cuyo caudal nunca es muy
abundoso y cuyo sonido peca, sin duda, de monótono, pero que es, de todos modos, más digno
de estudio de lo que por parte de los mismos vascos ha sido hasta hace poco en que no sólo se ha
comenzado a concederle la estima que merece, sino a engrosar ese caudal con aportaciones que
de día en día aumentan en riqueza y calidad.
Ciñéndonos a hechos y nombres señeros, vemos que en el siglo XVI, el Renacimiento, exaltador
de la naturaleza y por ende de las lenguas nacionales, encuentra indudable eco en el clérigo bajo-
navarro Bernardo De-chepare que en 1545 publica su Linguae Vasconum Primitiae, colección de
poesías en que predominan los temas religiosos y los amorosos, sin que De-chepare, como vasco
auténtico, dejara de cantar a la libertad: "Libertada ñola baita gauzetakohobena - gathibutan
egoitia hala pena gaitzena" (Como la libertad es la mejor de las cosas, así hallarse cautivo es la
más recia de las penas). Hay en Dechepare mucha expresividad y colorismo y nunca olvidaremos
el generoso impulso que le llevó a escribir su libro: "Heuskal-dun den gizon orok altza beza
buruya" (Que todo el que habla vasco levante la cabeza).
El segundo poderoso movimiento de este siglo, la Reforma, da origen a otro de nuestros primeros
libros. Juana de Albert, la reina calvinista de Navarra, hace que Juan de Lizarraga, ministro de esa
secta, publique en 1571 la traducción vasca del Nuevo Testamento en una versión en la que, si el
léxico es, en general, poco aceptable, ofrece, en cambio, un verdadero tesoro de formas verbales.
El tercer hecho es la Contrarreforma, que inspira otro género de literatura; son los catecismos
que, siguiendo las prescripciones del Concilio de Trento, van apareciendo en las imprentas vascas
desde Bilbao a Bayona. Así el de Sancho Elio (1561), el de Betolaza (1596), etc., etc.
Al entrar en el siglo XVII prosigue la publicación de catecismos (Ma-terre, 1617, etc., etc.);
aparecen libros de devoción como el de Argainaratz (1641) y otros, todo lo cual va preparando la
aparición del Cero, obra cumbre de nuestra literatura, que ve la luz en el año 1643. Su autor,
Pedro de Axutar, es un magnífico escritor en cuya pluma el verbo racial adquiere vida intensa y
maravillosas resonancias. Su manejo del euskera es magistral y en sus imágenes, comparaciones
y proverbios hay una intensa filtración de la vida de la campiña vasca que presta su aroma a los
pensamientos filosóficos y moralistas de la antigüedad con que Axular esmalta profusamente su
obra. La poderosa personalidad literaria de Axular se patentiza en la pléyade de escritores que, de
más o menos cerca, siguen sus huellas, ya en su mismo siglo como Pouvreau (1656), Harizmendi
(1658), Gaztelu-zar (1686), Mongongo Dassanza (1692); ya en el siglo XVIII, Joannes Et-xeberri
(1712) el más fervoroso de sus seguidores y escritor muy altamente dotado, Xurio (1718),
Haraneder (1749), Larregui (1775), Mihura (1778), Baratziart (1874)... y así en el dialecto
laburdino hasta nuestros días con Joamalegui, Arbelbide, etc., etc.
La segunda gran figura del siglo XVII es Arnaldo de Ohienart que en 1657 dio a la estampa
"Atsotitzak", hermosa colección de refranes muy rica en formas verbales sintéticas, colección que
viene a aumentar nuestro caudal paremiológico al cual habían ya contribuido Garibay (1592), Ja
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edición anónima de Amberes (1596) verdadero tesoro de léxico, la de Voltaire (1620), la de Isasti
(1625) y otras como la Salguiz, etc., etc. Pero donde resplandece el genio de Ohienart es en sus
"NeurtHzak", colección de poesías en las que se muestra como maestro difícilmente superado por
nadie en el género ligero.
El siglo XVIII se nos ofrece con tres grandes figuras: Larramendi, el impulsor; Kardaberaz, el
difusor; Mendiburu, el artista. Larramendi es autor de la primera gramática, El imposible vencido o
arte de la lengua vasca, (1729) y el primer diccionario. Diccionario Trilingüe (1745). Kardaberaz
es el gran difusor con sus manuales de piedad de que inunda a toda Guipúzcoa; lástima que en él
la corrección no esté a la altura de la fecundidad. Pero el verdadero artista, el literato de esta
benemérita triada de jesuítas guipuzcoanos es el Padre Sebastián de Mendiburu, llamado el
Cicerón vasco por su elocuencia y que en sus tratados, p.ej. "Jesus'en amore nekei dagoz-ten
zenbait otoitz-gai" (Pamplona, 1759), por la fluidez y la pureza de su léxico, juntamente con la
riqueza de sus formas verbales, se coloca muy cerca de Axular en el puesto de honor de las letras
vascas. Otros escritores se dan en esta época entre los cuales no dejaremos de citar a Juan
Bautista de Aguirre, el de Asteasu, cuyo Emkusaidiak puede citarse como una de las hermosas
obras escritas en lengua vasca.
El siglo XIX lo consideramos en tres tercios. En el primero se da el florecimiento de la prosa
vizcaína. La visita de Guillermo de Humboldt a nuestra tierra y los contactos que principalmente
en Durango y Marqui-na establece con los Astarloas y Moguel, respectivamente, dan impulso a un
movimiento euskerista que en el aspecto literario se manifiesta, sobre todo, en don Juan Antonio
de Moguel y Urkiza que, entre otras cosas, nos ha legado su Perú Abarca en el que se manifiesta
como maestro y señor del dialecto vizcaíno, a través de los rústicos interlocutores de sus diálogos.
Su sobrina Vicenta publicó sus Ipuin onak, colección de cincuenta fábulas. No podemos dejar de
citar aquí a Pedro de Astarloa (Urteco dome-ca...), Fr. Bartolomé de Santa Teresa, autor de
Icasiquizunac y Olgueta, y cumple recordar a Fray Pedro Antonio de Añibarro, que con su Esku-
üburua nos dio una joya clásica de la modalidad vizcaína.
Por el segundo tercio del siglo, a la terminación de la primera guerra carlista, se crea un ambiente
sentimental que da origen a un florecimiento poético en el que descuellan Echegaray, Egaña,
Artola, Otaegui, Serafín Baroja, Iparraguirre y Vilinch. Por esta misma época en el norte del Bida-
soa se instituyen Juegos Florales y surgen poetas como Mendibil, Diba-rrart, Larralde y otros entre
los que descuella Elizanburu. Y al tiempo que esto sucede en Laburdi, en las montañas de Zuberoa
el formidable Etchaun, que ha sido llamado el Villon vasco, va convirtiendo en ardiente flor de
poesía su vida desgarrada.
En el último tercio del siglo XIX, a la terminación de la segunda guerra carlista, otro movimiento
vasquista se manifiesta con más ímpetu y consecuencias que el anterior. Ya no es sólo cosa
sentimental que, desde luego, vuelve a manifestarse en la obra de José Manterola, impulsor de
Juegos Florales y editor del Cancionero de su nombre; hay que citar la labor de gran interés
realizada por la revista "Euskal Erna" que agrupa a poetas y prosistas; hay que destacar que del
dominio casi exclusivo hasta entonces de la poesía épica y lírica, se pasa al cultivo de la
dramática, de la que en nuestra lengua apenas se había hecho nada fuera de las "Pastorales" que
desde el siglo XVI venían representándose, casi con exclusividad, en la región de Zuberoa, y en la
que a los saínetes de Marcelino Soroa sigue la fecunda producción de Toribio Alzaga, formándose
así una escuela de dramaturgos entre los que corresponde citar a Barrióla, Inzagaray, etc. Y, sobre
todo, hay que saludar la aparición, en los últimos años del siglo XIX, de Sabino Arana, el hombre
a quien más debe el renacimiento del euskera, notable filólogo y poeta, pero, sobre todo, el que al
atacar con inmortal aliento la empresa del Renacimiento vasco, dio al estudio de nuestras letras
un sentido trascendental del que hasta entonces había carecido. Coetáneo de él, aunque
trabajando en otra dirección, aparece el gran obrero de la euskeralogía don Resurrección María de
Azkue con sus numerosos y fundamentales trabajos científicos y literarios. Con ellos el gran
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Campíón y otros ilustres cultores de nuestra lengua que en el año 1918 ve la fundación de su
Academia o "Euskaltzaindi".
Esta época es altamente promisora. Aparecen las novelas de Domingo de Aguirre Kresala, vivida
pintura de nuestros pueblos del litoral, y Garoa, en que el sabor del monte vasco impregna el
alma del lector. Tenemos a Evaristo de Bustinza, chispeante cuentista y periodista inigualado hasta
la fecha. La prensa vasca acoge a nutridas secciones en lengua patria y salen a luz revistas como
"Jaungoiko Zale", "Zeruko Argia", etc., etc. o semanarios como "Argia", íntegramente redactados
en vascuence, mientras, por su parte, el periódico "Heuskalduna" seguía en su fecunda labor al
norte del Bidasoa.
La floración de poetas es espléndida: Aizkibel, Manterola, Jáuregui, Arrese, Sagarzazu, P.
Rentería, etc., etc. Se hacen importantes traducciones como la magistral que del Nuevo
Testamento nos da el Padre Olabide, la bellísima que de "Mireia" de Mistral debemos a Nicolás
Ormaetxea, el gran maestro contemporáneo de nuestras letras que traduce también El Lazarillo
de Tbrmes, mientras que Zinkunegui pone en vasco El Criterio, de Balmes; José Arregui traduce el
Intermezzo de Heine, etc.
Y así llegamos al período 1930-36, llamado "la generación de Aitzol", el pseudónimo del sacerdote
don José de Ariztimuño, gran promotor de las letras vascas, y en que éstas llegan a su punto
culminante en los llamados "Días de la poesía vasca" en los que sucesivamente fueron alcanzando
el símbolo ramo de plata poetas como Esteban de Urkiaga, Joaquín de Zai-tegui, Francisco de
Echeberría, Xabier de Lizardi, Joaquín de Bedoña, Luis de Jáuregui... De esta época es también el
tomito de poesías Barne-Muinetan con el cual Orixe se coloca en el plano de los grandes poetas
místicos.
La rebelión militar del año 36 vino a ahogar ese florecimiento y hemos debido pasar negros
lustros en los que parecía que la suerte del euskera y de sus letras estaba sellada para siempre.
Pero ha venido la reacción, poco a poco al principio y de modo esporádico; cada vez más fuerte
luego y en forma más organizada. Si algunos poetas de la generación del 36 como Bedofla,
Lauaxeta y Lizardi —el más grande de todos— han desaparecido, ahí tenemos a Orixe que, con su
hermosísimo poema "Euskaldunak", se ha alzado con el cetro de nuestra épica. Numerosas
poesías sueltas ha publicado estos años marcando nuevos rumbos, especialmente en la métrica. Y
junto a su magistral traducción del Misal, nos acaba de dar una versión de las Confesiones de San
Agustín, que es una nueva contribución de oro que hace al idioma nacional vasco. No podemos
dejar de citar en este rápido bosquejo a Telesforo Monzón-Olaso, el finísimo vate de "Urrun-dik", y
Salvador Mitxelena, el autor de "Arantzazu", hermoso poema religioso de honda raíz popular. Y
que no quede sin mención la hermosa antología Milla euskal olerki eder, en que el P. Onaindia nos
ofrece las flores de cinco siglos de poesía vasca.
Los escritores euskéricos aparecen cada vez más perfectos y abundantes. Nunca se ha escrito
tanto sobre tal variedad de temas y con tal corrección. Se siente el idioma que cada día se va
haciendo más dúctü en las plumas de sus cultores que se agrupan hoy, en su inmensa mayoría,
en las columnas de las dos grandes revistas "Eusko Gogoa" y "Egan": la primera con más
preocupación por los problemas de alta cultura; la segunda, sin desdeñar dichos temas, se
propone empresas de orden más práctico. Es mucho el bien que ambas están haciendo y la
trascendencia de su esfuerzo ha de verse antes de mucho. Que Dios bendiga a las dos y a otras
que como "Ze-ruko Argia", "Arantzazu", etc., cumplen una labor muy encomiable.
AI calor de estas revistas y de otros focos de euskerismo como el monasterio de Arantzazu y el de
los benedictinos de Belloc; de editoriales como Itxaropena y Ekin, etc., toman vuelo los poemas
del fino Iratzeder, del inquieto Mirande, del fecundo Etxaniz, de Aresti, Erkiaga, Aurraitz, tantos y
tantos otros de igual mérito que harían interminable esta relación. Brotan novelas de guerra como
Ekaitzpean, de Eizaguirre; psicológicas como Joainixio, de Irazusta; biográficas como Joanak Joan,
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de Etxaide, o policíacas como Amabost egun Urgain'en, de Loidi; ensayos filosóficos como los de
Zaitegi o Lafitte, o literarios como los de P. Villasante, Kortabi-tarte, Arrue, Lecuona, Lojendio;
sesudas críticas como las de Luis Michelena, crónicas como las de Andima de Ibinagabeítia... Con
la pena de omitir muchos nombres dignos de ser citados —spatüs exclusus iniquis—, hemos de
terminar este trabajo, gozosos en la esperanza de que los días gloriosos de las letras vascas han
llegado a un punto que, como el germinar de las fuerzas naturales, nada podrá ya detener.
Así tendrá que ser para corregir esa desviación de siglos en los que abandonando el cultivo de los
campos patrios, nuestros hombres más dotados acudieron a fecundar extrañas lenguas con la
energía de sus potencias creadoras y la gracia de su estilo. No hablemos de Quintíliano y
Prudencio, pero ¿quién de nosotros no ha lamentado el que la obra de un Gonzalo de Berceo no
haya sido plasmada en el idioma que todavía se hablaba en el pueblo donde vio la luz el primer
poeta de nombre conocido en lengua castellana? Algo parecido podíamos decir del canciller Ayala
del que arranca aquella curiosa dinastía de sobrinos constituida por Pérez de Guzmán, el Marqués
de Santillana, Gómez Manrique y Jorge Manrique, aunque, desde luego, ninguno de ellos fuese
euskaldun. Vasco de estirpe fue también Fray Antonio de Guevara, el heraldo dei barroquismo
literario, e igualmente Alonso de Ercilla, el más excelente de los épicos en lengua castellana.
Vascos y escritores contemporáneos de él, los eximios místicos Malón de Chaide, Diego de Estella
y Alonso de Orozco. Igualmente el famoso Juan de Huarte, autor del Examen de Ingenios, y de
estirpe vasca tenemos en el siglo XVII a Sor María de Agreda y Arana y a la "décima musa" Sor
Juana Inés de la Cruz. Y en el XVIII brillan los dos máximos fabulistas en lengua castellana
Samaniego e Iriarte. De nuestra estirpe proceden Espronceda y Larra, Echegaray y Caldos. Y
pasando por el poeta TVueba y el grupo de románticos vascos constituidos por Navarro Villosla-
da, Araquistain, Goizueta, Vicente Arana, llegamos a Campión, Iturralde, Olóriz, Iturribarria,
Arzadun, Maeztu, Salaverría, Bueno, Bengoechea, Grandmontagne, etc., hasta terminar con las
dos grandes figuras de Miguel de Unamuno y Pío Baroja.
Ellos y otros del norte del Bidasoa como Duvergier de Hauranne, Garat, Chaho, Lande, etc.,
hablan bien de la contribución que nuestros compatriotas han sabido prestar a la gloria de
extrañas lenguas. Reconozcamos que mucho de ello era inevitable y pongamos todo nuestro
esfuerzo para que no tenga por qué volver a suceder. Y el camino no es otro que el del patriotismo
que, sin desestimar nada de lo foráneo, nos haga comprender que en nuestro propio verbo, tan
apto como el que más para la expresión de todos los matices del pensamiento, tenemos los
vascos el vehículo cultural que más nos cuadra y el único que nuestro pleno desarrollo nacional
reclama.
Revista Aniversario del Centro Vasco de Caracas, 1957.
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EUSKERA Y PATRIA
La primera entre nuestras características por su singularidad y hermosura; la primera en el
derecho a nuestro afecto porque ella ha preservado como ninguna a nuestra nacionalidad de la
corrupción y disolución con que de fuera era constantemente amenazada, ha sido también la
lengua la que en la jerarquía de los valores espirituales ordenados por el instinto popular ha
ocupado siempre el puesto de honor. Euskal Erria es el nombre con que secularmente el pueblo
vasco viene denominándose a sí mismo: Euskalduna es el nombre con que los vascos se
reconocen entre sí. "El pueblo del vascuence" significa el primero, "el que posee el vascuence"
quiere decir el segundo. Está claro que los vascos no supieron encontrar para distinguirse del
resto de los hombres y los pueblos una mejor característica; está claro que al no existir en lengua
vasca más que un nombre para designar a los nacionales: "euskaldun", esto es, el que posee el
vascuence, no se les ocurrió siquiera pensar a nuestros antepasados que pudiera llegar un día en
que se dieran en desoladora proporción los hijos desheredados del signo esencial de la estirpe.
Y sin embargo, ese día ha llegado. Días que parecen de plenitud en e! resurgimiento de nuestra
vieja patria muestran en desolador contraste a nuestro verbo, en constante declinación que, si
pronto no es contenida, significará su muerte y la ruina inevitable de nuestra nacionalidad.
Porque, es triste decirlo, pero estamos en la época de la exaltación de lo "vasco" y del olvido de lo
euskaldun". Y no hay razones con que esto pueda abonarse, porque no las hay para justificar el
suicidio. La culpa es nuestra, de cada uno de nosotros que, agotándonos quizá con todo empeño
en lo secundario, estamos dejando que lo sustancial se nos vaya de entre las manos en
irremediable pérdida. Y no hablemos de situaciones de violencia y de la acción de agentes
externos y enemigos, lodo eso no tiene sino un relativo valor porque muy bien ha podido escribir
Karl Vossler que: "Una palabra, una forma lingüística, una lengua fenecen sólo porque el interés
espiritual del hablante se aparta de ellas, no porque otras palabras hermanas u otras lenguas
enemigas las derriban en tierra, ni porque las aprieten en un rincón del mapa lingüístico, ni
porque las hundan en el tufo de la catagíose o las levanten a la zona glacial de la anaglose".
Estampamos las anteriores mal hilvanadas reflexiones a la vista de una carta que en la sección
"Asteko Berriak" de Euzko Deya último aparece. No que la carta en sí sea una fuente de
amargura; todo lo contrario; esta carta, que el señor Mix, polaco residente en Nueva York escribe
a núestro meritísimo amigo López Mendizábal en correcto y hasta jugoso euske-ra aprendido en
muy breve espacio de tiempo, sólo alegría puede causarnos y sólo felicitaciones para este nuevo
euskaldun del que, por lo que puede verse, nuestro idioma tiene derecho a esperar mucho. Pero
es el contraste que inevitablemente se presenta a nuestro espíritu el que hace que éste se llene
de amargura. Porque el señor Mix da la razón de su interés por el vasco y del esfuerzo que ha
hecho para poseerlo: una de sus abuelas era vasca. Y nosotros inevitablemente tenemos que
pensar en los miles y miles de vascos que portan con orgullo sus apellidos sonoros y proclaman
dondequiera a su patria y pareciera que no se hubieran parado nunca un momento a considerarlo.
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pesar de los millares de extraños caídos allá en estos lustros, se puede oír hablar el vasco por
todas partes.
La última afirmación —ésta la vuelve a tomar de Unamuno— es más estupenda aún. Resulta que '
'el pueblo vasco no tiene cultura indígena propia ya que su religión, su arte, su ciencia, sus
industrias, todo es recibido de los pueblos que lo rodean". He aquí por donde, de un olímpico
plumazo, se nos despoja, no ya sólo de nuestro incomparable arte popular, sino que nos
enteramos de que Zuloaga, Arteta, los Zubiaurres, Anchieta y docenas y aun cientos de artistas
así no son nuestros, y de que, por lo visto, la religión, la ciencia y las industrias de los pueblos
que nos rodean son exclusiva propiedad suya. Como si esa religión, por ser la católica no fuese
ecuménica, universal y como si en ella no contásemos los vascos con exponentes como Loyola y
Javier que, por cierto, si por algo, aparte de su santidad, se distinguen es por su impulso de
universalidad que les venía de la misma entraña de su raza; como si la ciencia no fuese también
universal y no estuviera representada en nuestro país por altas figuras, a pesar de que el Estado
español sistemáticamente niega a los vascos —una de las regiones de menor analfabetismo y más
alto porcentaje estudiantil universitario— y cifras cantan —una triste universidad como si en el
aspecto industrial no diera la casualidad de que han sido los vascos quienes salieron de su
pequeño rincón para construir el Metro madrileño, los altos hornos de Sagunto, los astilleros de
Cádiz y las grandes obras mediante las cuales las antes estériles aguas del Ebro y el Duero se han
convertido en fecunda energía eléctrica.
Por lo que hace a ruralismo e internacionalismo, vemos que al articulista le vuelve a fallar
lamentablemente la información. Pueblo el vasco asentado a las orillas del mar, éste nos enseñó
los caminos de la convivencia humana en lección que no hemos olvidado jamás. Por algo salió de
nosotros, junto con Elcano, el primero que puso en cinturón a la tierra, el P. Vitoria, fundador del
derecho internacional.
Pero el torrente de cosas que vienen a la pluma ha de encontrar barrera en la consideración que
debemos al paciente lector. Terminaremos, pues, con esto. Además del glorioso nombre de
Bolívar, hay otro ilustre que hermana a los vascos con Venezuela: el de Humboldt. Por los mismos
años, más o menos, en que Alejandro alternaba sobre este suelo sus sabias investigaciones con
sus paseos de viajero enamorado, su hermano Guillermo, no menos ilustre, recorría pueblo a
pueblo el país vasco de cuya lengua llegó a ser uno de los primeros panegiristas. Fue él uno de los
grandes lingüistas prendidos en el hechizo de nuestro idioma y cuyos nombres forman una
impresionante lista que se extiende desde el príncipe Bonaparte hasta el holandés Van Eys; desde
el inglés Webster hasta el italiano Trombettí; desde el austríaco Schuchardt hasta el ruso Nicolás
Marr, por no citar sino algunos.
Guillermo Humboldt en quien, por cierto, como lingüista, se encuentra la definición exacta de que
el lenguaje no es el invento de algunos individuos sino la obra de una nación entera, conoció el
país vasco hasta la entraña, en su idioma, en sus hombres, en sus ciudades y en sus pueblos y
por ninguna parte vio esa "estrecha ruralidad" que el articulista —que tal vez nunca lo haya
visitado— quiere descubrir ante los ojos de los lectores venezolanos. Y conociéndolo muy bien,
pudo escribir: "... todos los dichos efectos que produce el sentimiento de una libertad bien
ordenada y de una perfecta igualdad de derechos se encuentran evidentemente expresados en el
carácter de la nación vasca. Ella es el único país que he visto jamás en que la cultura intelectual y
moral sea verdaderamente popular; en que las primeras y las últimas clases de la sociedad no
estén separadas por una distancia inmensa; en el que la instrucción y las luces de las altas han
penetrado, al menos hasta cierto punto, hasta las bajas y en que la honradez, la franqueza, el
inocente candor de éstas no ha llegado a ser extraño a las altas".
El Nacional, Caracas, Mayo de 1958 Tierra Vasca, Buenos Aires, 1958
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por agotar.
En este monasterio se redactan a mediados del siglo X aquellas glosas que constituyen el primer
texto conocido del romance español; el monje autor de este primer texto romance era vasco,
seguramente navarro, y entre esas glosas romances estampa dos en euskera, que constituyen
también el primer texto escrito vasco conocido: "guec ajutu ez dugu" y "izioqui dugu".
En este monasterio, cosa de dos siglos después, batía sus alas la dulce y grave musa de Gonzalo
de Berceo, de quien vamos a ocuparnos a continuación.
A fines del siglo XII, por los años en que Castilla, continuando su política imperialista y
arruinadora de la unidad vasca, conseguía separar de la corona vascónica los estados de
Guipúzcoa y Álava, como antes lo había hecho con la Rioja, nace en un pueblecillo de ésta, el
mismo "ond San Millán fue nado", Gonzalo de Berceo (probablemente en 1198).
El mismo nos dice que: "en San Millán de Suso fue de niñez criado" y a nosotros nos place
imaginarnos al mocito corriendo por los campos próximos al monasterio, saltando los varios
arroyos que corren por la pequeña planicie rodeada entonces de espesos montes. El muchacho es
sano y gusta de corretear por aquellas arboledas donde aquí y allá ofrecen sus frutos los granados
y perales, los manzanos y las higueras. En estos deportes —o quirolas, como él en vasco sabe
decir—, se ejercitaba en su niñez, contenido en sus travesuras por la visión de "Don Bildur",
fantasma que, tal vez, sus padres euskaldunes —¿es que él no lo fue?— imaginaron a este fin.
Los años van pasando y Gonzalo es ya un mozo grave que gusta del retiro y la meditación. Siente
misteriosos "arduras" que le hacen buscar la soledad. Miradle ahí, sentado en ese prado "verde e
bien sencido de flores bien poblado" que es lugar codiciable para un hombre cansado. ¿Cansado
de qué? se pregunta Gonzalo, mientras proyecta su mirada a la lejanía, allá a las cumbres de la
sierra de la Demanda que le hurtan de esa parte el horizonte, o al pétreo pico de la "Cuculla" o
Cogolla, de que recibe su nombre el Monasterio. Muy pronto su vocación está decidida y la vida de
Gonzalo queda vinculada a la del monasterio riojano.
Aquí su vivir tiene una doble proyección: de un lado, es el apartamiento, la meditación, las largas
horas que en la iglesia o en la celda su alma pasa embebecida en lo divino; de otro lado, el bullicio
y las novelerías de los romeros que pasan y pagan su hospedaje en el monasterio famoso
refiriendo sus andanzas y recuerdos; tal vez es uno que hace pocos años estuvo en la de las
Navas donde Sancho de Navarra, olvidando, generoso, viejos agravios, ayudó decisivamente a
Alfonso VIII de Castilla y León contra la morisma, conquistando para Navarra las cadenas de su
escudo; quizá se trate de otro que, con los ojos cargados de visiones que pasan pronto a nutrir la
fantasía del joven Gonzalo, relata las místicas hazañas con que van asombrando y conquistando al
mundo los jóvenes hijos del de Asís y el de Guzmán.
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primeros con la penuria cultural de sus feligreses. De esta comparación surgió en él una idea que
marcaría un rumbo decisivo en su futuro: hacer partícipes de aquellos tesoros encerrados en los
preciosos códices a aquellos comarcanos suyos con quienes tanto gustaba de conversar. Ellos le
contaban sus vidas humildes; tal vez le llamaban para que concurriese como juez en sus
diferencias o como testigo en sus pleitos. El joven diácono se sentía muy cerca de ellos. Era,
además, la época en que Santo Domingo (m. 1221) y San Francisco (m. 1226) habían
revolucionado el antiguo concepto monástico: cada uno debe buscar su salvación procurando la de
sus prójimos. Y, ¿quiénes podían invocar con más títulos ese nombre que sus compatriotas,
aquellos hombres de Berceo, aquellos de la Rioja toda, a quienes tan frecuentemente tenía
ocasión de tratar en las visitas de ellos al monasterio o en las de él a los pueblos comarcanos?
Gonzalo se propone, pues, que sus compatriotas participen de los tesoros espirituales de aquellos
códices latinos; él los traducirá y los hará asequibles a todos. Y hará más: llevado de su
patriotismo y de un certero instinto que le dice que ningún ejemplo influirá mejor sobre los
riojanos que el dado por sus propios santos, se lanza a traducir y versificar la vida de éstos. Y así
compone la del varón de Cañas, Santo Domingo de Silos o la del hijo de Berceo, su glorioso
compatriota San Millán o la de la virgen de Villa Vellayo, la bendita Santa Oria...
En la "Vida de Santo Domingo de Silos", primera que compuso, comienza Gonzalo declarando su
propósito vulgarizados
"Quiero fer una prosa en román paladino, En qual suele el pueblo fablar a su vecino".
Esto quiere decir que el romance dominaba ya en Berceo y sus alrededores; pero estamos
seguros, sin embargo, de que el euskera, siempre perdiendo terreno, se hablaba en las cercanías,
si es que en el mismo Berceo parte de la población no era aún bilingüe. Nos lo dicen los
vasquismos que aparecen aquí y allá en la lengua de Berceo, esa lengua "que parecía haber
formado él mismo con elementos diversos", al decir de Ernest Merimée, nos lo certifica el que casi
por los mismos años (1230) en que el de Berceo publicaba su "Vida de Santo Domingo", el alcalde
del lugar riojano de Ojacastro, a no muchos kilómetros de allí, ponía en prisión al Merino real,
según ya dijimos, por la pretensión de éste de que los naturales se expresaran en los juicios en
castellano, porque el euskera y no el "román paladino" era el lenguaje propio de aquellos riojanos.
Gonzalo de Berceo, para componer estas "Vidas", como hará con las que después escribió, se
inspira en un texto latino que le sirve de guía: "Vita Beati Dominici" de Grimaldo (m. 1090),
monje de Silos, compañero del Santo. La fidelidad y el respeto de Berceo hacia el texto original
son tan grandes que cuando no tiene seguridad absoluta de lo que lee advierte con encantadora
simplicidad sus dotes de mediano lector y latinista:
"609. Non departe la villa muy bien el pergamino ca era mala letra en cerrado latino, entender no
lo pudi...".
Siguiendo, pues, fielmente, la narración de los hechos del original, como tantas veces nos lo
advierte en el curso de esta "Vida", Gonzalo nos cuenta cómo el sacerdote riojano Santo Domingo,
prior de San Millán, enemistado con su rey natural García de Navarra, emigra a Castilla donde por
encargo del rey Fernando (hermano de García) restaura el caído monasterio de tierra de Silos
"que salva la frontera... contra Extremadura". Gonzalo llama "bon rey don Fernando" al de
Castilla, mientras que, después de varias alabanzas preparatorias, tacha de codicioso al navarro
en su pretensión sobre los tesoros de la Abadía a la que se opuso Domingo:
"El rey don García de Nágera señor. Fijo del rey don Sancho el que dicen mayor, Un firme
caballero, noble campeador. Mas para Sant Millán podrie ser mejor".
Así conviene a la narración de la vida de santo Domingo; así Grimal-do narra los sucesos; ¡lástima
que Gonzalo, desviándose por un momento de su guía y recordando cómo el "bon rey don
Fernando" mató a su hermano en Atapuerca (1054) y despojó a Navarra de parte de sus
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territorios, no hubiera señalado más justicieramente de qué lado anduvo la codicia, la secular
codicia que hizo que él naciera castellano en lugar de vasco!
Pero si nuestro poeta sigue tan ceñidamente al manuscrito que le guía, hasta el punto de que
cuando éste falla no se atreve a completar por su cuenta el texto, la expresión, la forma —y en
ella está la esencia poética— es totalmente suya. Son imágenes felices, evocaciones que surgen
de los hechos de la vida cotidiana, dichos de la gente del pueblo con quien tanto gusto da tratar, y
que engarza oportunamente en sus versos; sabe, frecuentemente, ver con los ojos de la
imaginación escenas y cosas que en el texto latino aparecen secamente delineadas y a las que él,
al transportarlas al romance, consigue dar animación y vida; es decir, que cuando más se aparta
de su guía es cuando, generalmente, más verdadero poeta se muestra.
Esto se ve, aún mejor si cabe, en la segunda de las "vidas" escritas por Berceo, la de San Millán,
compuesta pocos años después de la primera (1234).
Si aquí también hubo de tomar una base escrita7 y ninguna mejor que la suministrada por los
documentos del mismo monasterio, natural es que al narrar la vida de este santo, cuya juventud
se había desarrollado en aquel monte poblado de áspera maleza, en el que, siendo un niño, sólo
San MÍ-llán se aventuraba a entrar. Gonzalo recordará sus temores infantiles hacia aquellos
parajes —guarida quizá de "Don Bildur"— y deplorando no estuvieran escritas tantas cosas
relativas a su amado santo como él había visto. —"Esto vi por mis ojos e so ende certero"—, se
decidiera a insertarlas en el cuerpo de sus versos:
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examinado; el de juglar
Es menester, para empezar, no perder de vista el ambiente de la época. El relato no va dirigido a
un lector o a un público meramente contemplativo; se lo compone pensando en la "moralidad", es
decir, en la enseñanza que se supone será mejor lograda si la palabra va directamente a los que
escuchan, allá, por ejemplo, en la iglesia o en el atrio de San Millán, en que los feligreses o los
romeros se hallan reunidos.
Berceo comienza su narración rimada con el mismo estilo que el del juglar en la plaza pública:
"Amigos e vasallos de Dios Omnopotent, si vos me escuchásedes, con vuestro cosiment, querría
vos contar un buen aveniment".
El espíritu de juglaría de Berceo es, como dice Menéndez Pidal, tan sincero como el de San
Francisco de Asís. Hay que tener presente que, como decíamos al principio, el principal objeto de
los poemas de Berceo es el de llevar al pueblo los tesoros espirituales encerrados en los códices
latinos del monasterio; el público, pues, para el que él escribe, es el mismo para quien cantan los
juglares; si en los otros poemas lo quería así, ¡cuánto más en éstos en que se trata de hacer
conocer a sus coterráneos los maravillosos poderes de la Gloriosa!.
Por eso Gonzalo, su humilde juglar, tiene, más que nunca, ante sus ojos, al público iletrado para
quien hizo su trabajo y se dirige a él con fórmulas juglarescas para pedir atención o para anunciar
un descanso en la sesión de recitado público: "Señores, si quisiéredes atender un poquiello".
"Señores e amigos, por Dios e caridat, oíd otro mirado fermoso de ver-dat", y, con afortunada
frase, define su arte al hacer la sencilla petición de aquel "vaso de bon vino" que seguramente
nunca le supieron negar las vides generosas de la Rioja. Tampoco la Gloriosa habrá dejado de
saciar para siempre su otra sed: aquella de amor dulce, universal y fraterno de que siempre sufrió
en la tierra su candoroso juglar.
Berceo es una prueba de que la poesía romance de los clérigos no nace, como por algunos se ha
creído, en lucha contra la de los juglares, sino, al contrario, como una consecuencia y modificación
de ésta10.
Así vemos que Berceo sólo se distingue de ios juglares antiguos por el uso de una versificación
regular. Es la llamada "cuaderna vía", sisícma de versificación de origen francés adoptado por los
rimadores del "mester de clerecía".
La cuaderna vía emplea cuartetos de alejandrinos monorrímos, o sea, versos de catorce sílabas
divididos en dos hemistiquios iguales, acentuado cada uno en la sexta sílaba.
Se puede decir que Berceo, primer poeta conocido en lengua castellana, es también el primero
con quien en esa literatura aparece el nuevo modo de construir versos sujetos a la medida y
consonancia características de la cuaderna vía, y otro caso más en que vemos a los vascos
sirviendo de introductores en Castilla de las novedades de la cultura francesa. Porque difícilmente
se habrá escrito en España ningún poema de esa clase antes de que Berceo comenzara su
producción. Y en todo caso, el Alexandre han sido compuestos, más o menos, por los mismos
años, no hay duda de que, a pesar de que el que compuso el primero se envanece con la novedad
de su obra, anunciándola como "un romance de nueva maestría" y de que el autor del segundo,
Juan Lorenzo Segura, clérigo de Astorga, se jacta diciendo:
"Mester trago fermoso, non es de joglaria, a silabas cuntadas, ca es grant maestría".
Berceo, que de nada de esto presume, es el más perfecto de todos ellos.
Acabamos de releer la obra de Berceo. Y abandonamos con pena la compañía de este poeta
primitivo y candoroso al que imaginamos, otra vez, niño entregado a sus "quirolas" en los prados
del monasterio navarro, cohibido en sus travesuras por la sombra de "Don Bildur". Le vemos ya
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hecho diácono platicando con los romeros que buscan su "zatico", mezclado, quizá por curiosidad
trovera, con un grupo de "arlóles" prestos, si es preciso, a blandir la "azcona". Nos lo
representamos en el escritorio de la Cogolla devorando los preciosos códices o, ya en su celda,
ardiendo en celo de que aquellos tesoros sean repartidos entre sus pobres compatriotas los
iletrados; lo vemos recitando sus versos candorosos al público sencillo agrupado en el atrio del
monasterio... Y, junto con un sentimiento de dulce ternura por el juglar bueno y candoroso,
ingenuo y humilde, un dejo de honda amargura se posa gravemente en nuestro pecho al pensar
en los compatriotas euskeldunes de Gonzalo que no recibieron su parte en la generosa
distribución del tesoro; al pensar que, quizás por muy poco, perdimos con Berceo un poeta cuya
obra, de haber sido escrita en vasco, tendría para nosotros un valor cuyo alcance, en todos los
aspectos, podemos hoy muy bien apreciar.
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Capitulo 5.
• Andres de Urdaneta
• Aramburu
• Artetxe y su coche, el castigo de los dioses
• Arturo Campion y Jayme Bon
• Castelao y su Muerte
• De Bolivar a Zaldivar
• De nuestra estirpe Jose de Cadalso
• Dialogos de Actualidad
• Dialogos de muertos
• Dos hombres y un pueblo
• El Cano, Juan Sebastian
• El Doctor Couture
• El Pastor bueno Monseñor Arias
• El Principe de Viana
• El Vasco Francisco de Vitoria
• En el Homenaje a la memoria de Don Juan de Uraga
• Francisco de Xabier
• Honrando a Dardo Regulez
• Irureta Goyena y los vascos perdida sensible
• Jesus de Galindez
• Jose Antonio Aguirre
• Juan de Zumarraga
• Juan Sarrasqueta
• Larranaga, el Eximio Uruguayo
• Leizaola Cultura y Responsabilidad
• Leyendo a Victor Hugo
• Lope de Aguirre en su Purgatorio
• Lucio de Aretxabaleta
• Madariaga Bolivar y los Vascos
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• Martin de Ugalde
• Narciso de Oyarzabal
• Nuestro Don Pio Baroja y Nessi
• Orixe
• Ramon Maria Aldasoro
• Sabino de Arana el Libertador vasco
• San Ignacio y el Euskera
• Urrundik versos de Telesforo Monzon
• Viajeros extranjeros en Vasconia
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En esas líneas está la razón profunda de aquel histórico momento de Guernica. Pero,
ya antes de llegar a él, la vida entera de Aguírre había sido como un solo momento;
tanto se componía de momentos inspirados todos por e¡ mismo indeclinable espíritu
que le impulsaba en rectilínea trayectoria a través de su existencia toda: el de la
lealtad.
Lo primero de todo, Aguirre fue leal a su herencia nacional. Entendió siempre, y con
todas sus consecuencias, la perogrullesca verdad de que los hombres no nacemos por
generación espontánea ni en varios sitios a la vez. Procedemos de raíces que han
bebido por siglos sus jugos vitales de una tierra en que abrimos los ojos por vez
primera y el amor a la cual, por tanto, es simple cuestión de hombría de bien. Amor de
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predilección que no
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Y esas tropas voluntarias mal equipadas de que habla Aguirre, con su bandera al
frente, se batieron gallardamente contra las potencias de ¡a invasión y la regresión. Y
los hombres de Intxorta y Sabigain, de Peña Le-mona y Sollube, entre otros muchos,
están ahí para decir al mundo la he- i roica epopeya que los gudaris vascos supieron
escribir con su sangre eal aquellas desiguales luchas. Y si en alguna otra de esas
batallas, como la] memorable de Artxanda, el cuerpo de Aguirre no quedó tendido para
siempre sobre la tierra vasca, no fue porque dejara de lanzarse a la muerte, con] el
mismo heroico empuje que lo hicieron sus gudaris. Sencillamente, i que entendió que
ello entraba, como tantas otras cosas, en lo que la lealtad a su cargo demandaba.
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ANDRÉS DE URDANETA
Desde Carlyle y Emerson, el culto a los héroes, a los grandes hombres que con su vivir
modelaron la vida de sus pueblos, señalando dimensiones humanas superiores en la virtud
y en el saber, en el valer y en el hacer, es algo que cada vez apasiona más al hombre
quien, por otra parte, siempre llevó dentro de sí esta disposición a admirar a un semejante
ante cuya exaltación se siente un poco mejor y más capaz de levantarse él también sobre
su propia esfera.
Así nos sucede hoy al evocar la figura de Andrés de Urdaneta en este año de 1961 en que
se conmemora el IV centenario de su descubrimiento de la ruta de vuelta en el Pacífico
desde las islas de Oriente al Nuevo Mundo que, durante más de cuarenta años, tantas
vidas y tanto esfuerzo y predecesores suyos costó.
Andrés de Urdaneta, cuyo apellido tan hondas resonancias suscita en esta tierra en que
floreció, con gloria, sangre de esa misma estirpe, nació en la villa de Ordizia (Villafranca)
de Guipúzcoa, el año de 1508. Una visión esquemática de su extraordinaria existencia la
podemos obtener considerándola en tres etapas fundamentales.
La primera que se extiende hasta 1535, comienza en 1525 en que Urdaneta, apenas un
mozo aún, sienta plaza en aquella expedición que parte para las Molucas "donde nasce el
clavo de giroflé", como él en su "Relación" escribe, y que va al mando del Comendador Fray
García de Loaisa. Conocidas son las peripecias de esa navegación, los cadáveres de cuyos
jefes va recibiendo el mar implacable.
Primero será Loaisa; tras él, Sebastián de Eícano, el hombre que primero dio la vuelta al mundo y
que desde el principio distingue a su joven paisano, uno de los siete compatriotas que firman su
testamento y en el que aparecefavorecido Urdaneta, quien igual aprecio va mereciendo de los
sucesivos jefes que no hacen sino reconocer las extraordinarias aptitudes del joven nauta que
pronto encuentran ocasión de manifestarse, en todo su valor, en aquellos años de constantes
dificultades y peligros en las Molucas donde, en las luchas con los portugueses, con los indígenas
y las que surgen entre los mismos compañeros de expedición, se revelan en él aquella serie de
sorprendentes facetas que conforman su personalidad: diplomático y guerrero, consejero y
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amigo de los reyes de Tidore y de Gilolo; apto como nadie para hacerse de los secretos de
la navegación por los recovecos de aquellas islas y como nadie también conocedor de los
idiomas de sus habitantes.
La segunda etapa comienza cuando, tras breve estada en la patria, embarca en 1538 para
el Nuevo Mundo donde sus actividades se ejercitan en dos direcciones totalmente disímiles.
En los catorce años primeros, es decir, hasta 1552, recorre tierras, principalmente las de
México, en donde, según sus palabras: "me fueron encomendados cargos de calidad, así en
los casos de la guerra que se ofrecieron, como en tiempo de paz". Sabemos, en efecto, que
aunque su viaje a América fue a persuasión de don Pedro de Alvarado, Gobernador de
Guatemala, quien veía en Urdaneta el guía ideal para su proyectada navegación a través
del Pacífico en busca de nuevos campos de riqueza, las circunstancias hicieron que ni esta
navegación ni otras en que debió tomar parte principal se realizaran. Lo hallamos, por
estos años, en varias empresas guerreras en Jalisco, Guadalajara y otras partes y, de
pronto, en 1552, sobreviene su entrada en religión en cuya decisión se han querido ver
influencias ya del obispo Zumarraga, ya de Fray Gerónimo de Mendieta.
Mas fácil parece ser que obrara en él la de Diego de Olarte que, además de compatriota suyo,
como los dos anteriores, fue muy su amigo y cuyo ejemplo, como el de quien después de haber
sido destacado soldado de Hernán Cortés enterraba todas sus ambiciones terrenales y quizá sus
remordimientos de conquistador en el silencio de un claustro, hubo de mover más que
ningún otro a Urdaneta quien, tras un año de noviciado, hacía su solemne profesión el 20
de marzo de 1553, en la Orden de San Agustín en la que pronto destacó por su
extraordinaria inteligencia y su libertad de pensamiento que le hizo, entre otras cosas,
identificarse con Fray Luis de León al declarar a raíz del arresto de éste: "A la verdad que sí
lo queman pueden quemarme también a mí, porque pienso exactamente como él".
Urdaneta, entregado por completo a sus estudios teológicos y a los deberes que los altos
cargos que desempeñó en la Orden le imponían, había realizado por entonces el mayor
viraje en redondo en su vida de extraordinario navegante.
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Pera entonces surge lo inesperado. Felipe II quiere asentar su dominio en las Islas Filipinas
—que llevarían su nombre— y asegurar para ello una base en el Nuevo Mundo, mediante el
descubrimiento, para el viaje de vuelta a éste, de la ansiada ruta de occidente a oriente. Y
como sabe que el fraile ex-navegante sigue siendo, en frase del Virrey de México, don Luis
de Ve-lasco, el hombre "más hábil y experto en el arte de navegar entre todos los
entendidos en él así en la Nueva como en la Vieja España", se da el extraordinario caso de
que el anhelo del Rey va a golpear a la puerta de su celda para confiarle la dirección de la
importante empresa. Esta, naturalmente, ha de llevar un jefe militar, pero el tal será
escogido por el propio Urdaneta, como ya [o dan a entender las palabras del dicho Virrey al
hablar a Felipe II del nombramiento de Legazpi para tal cargo: "no se ha podido elegir
persona más conveniente y más a contento de Fray Andrés de Urdaneta, que es el que ha
de gobernar y dirigir la jornada, porque son de una tierra y deudos y amigos; y
conformarse han".
Y, a pesar de la conmovedora carta que firma toda la oficialidad del campo de Cebú, con
Legazpi a la cabeza, pidiendo al Rey no les prive de quien en la ida y en la estada en las
islas había sido "luz, consuelo y amparo de todos", afronta la incierta ruta de regreso, con
lo que ha de hacer buenas las.palabras del Virrey mexicano: "Después de Dios se tiene
confianza que... (Urdaneta) será causa principa! para que se acierte con la navegación de
la vuelta para Nueva España". Y acertó, guiando la nave no ya sólo como piloto, sino como
dice el cronista Grijalva, en muchas ocasiones, como simple marinero. Y a través de
vientos, corrientes, arrecifes, con un saber sólo igualado, en aquel buque de enfermos, por
su constitución de hierro y su inquebrantable voluntad, la llevó a su destino y fijó, para el
futuro, el ansiado derrotero.
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Mairin Mitchell, la admirable investigadora y escritora inglesa a la que el embrujo del mar
ha llevado a componer ya varias hermosas historias de navegantes y navegación,
principalmente sobre temas ingleses y vascos, nos ofrece en su última obra1 una amplia y
certera visión de la vida y obra de Urdaneta a cuya lectura debemos las líneas que
anteceden.
El Universal, índice Literario, Caracas, Agosto 24 de 1965.
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ARAMBURU
Pocas herencias más ingratas y difíciles que las que las dictaduras dejan. A los pocos
años de alegre derroche que muchas veces sirve para dar una falsa apariencia de
prosperidad; al período de rígido orden que no es tal sino sustitución del debido estado
de conciencia que individual y colectivamente impone desde dentro a cada ciudadano
el sentido de la responsabilidad, por aquel otro status en que la reglamentación hace
callar las voces de protesta o de simple disconformidad con lo ordenado por el superior
cerebro que ha de pensar por todos y para todos; a la acumulación, en una palabra, de
tanta y tanta cuestión cuya resolución fue durante años y años artificiosamente
diferida, ha de suceder un período que todos desean, naturalmente, breve, de
reordenación de valores, de realista fijación económica, de encararse con cada
problema vivo y presente y luchar con él, a brazo partido, sabiendo que el solucionarlo
es obra del diario esfuerzo y que nadie en las cosas humanas contó nunca ni contará
jamás con una universal panacea en la que de antemano están consignadas las
inmutables soluciones.
Este período de ingrato y arduo laborar en que forzosamente ha de huirse del oropel
de las brillantes realizaciones y ha de pasarse por ello, tantas veces, por el vía crucis
de la incomprensión y aun el desprecio, es el que actualmente estamos viviendo en
Venezuela; el que en tantos otros países hemos conocido, y el que habrán de sufrir
otros que en carne viva nos duelen, cuando la caída de los déspotas, que hoy de su
soberana voluntad hacen ley, vuelva a dejar en manos del pueblo, juntamente con el
ejercicio de su dignidad recobrada, la responsabilidad de pensar y resolver, entre
todos, las preocupaciones y tareas que de todos y de cada uno son.
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Al pensar en este hombre que estos días nos honra con su presencia, hemos
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Lo recordaremos siempre. Con el buen recuerdo que en nosotros dejan esas presencias
bienhechoras que vamos hallando en el camino de la vida y que labran, en definitiva, la
mejor parte de ella.
Lo pudimos ver así, una y otra vez, identificado con nuestros propios problemas. Con
la tragedia de nuestro pueblo vasco, uno de los más sólidamente cristianos del mundo,
sacrificado a las inconfesables ambiciones de quienes, para poder mejor satisfacerlas,
se proclamaron campeones de la Cruz. Como si ésta, símbolo de la libertad de las
almas, pudiera, en ningún caso, servir para legitimar la tiranía y justificar el genocidio;
como si Cristo no fuera, ante todo, libertad; esa libertad que dignifica a los pueblos
como a los hombres al constituirlos en dueños de la elección de sus propios caminos;
como si Cristo no fuera, por sobre todas las cosas, amor radicalmente incompatible con
toda forma velada o confesada de régimen de fuerza.
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que se apacientan a sí mismos", sino de los que saben bien que su misión es apacentar
a su rebaño. Y al servicio de éste consagró su vida que giró entera bajo el signo de la
sencillez. El alto dignatario de la Iglesia fue siempre fiel reflejo del hombre que
conocimos a través de un alma pura y transparente; incapaz en su sencillez de
concebir siquiera desviaciones de conducta motivadas en factores de conveniencia o
complicaciones de diplomacia. Era uno de esos hombres limpios a los que posee por
entero la verdad y llevados de ella a nada saben temer ni a ninguna otra cosa aspiran
sino a que esa verdad resplandezca, seguros de que, en fin de cuentas, no hay gloria
alguna que así pueda coronar al hombre como la rectitud de su conducta, ni política
tan sabia como la que, huyendo de pretendidas sutilezas, endereza siempre sus pasos
por la luminosa vía de lo justo y de lo honesto.
Su desaparición nos afecta hasta lo más hondo, pues sabemos bien lo que con su
pérdida todos hemos perdido; por eso su recuerdo perdurará siempre en nuestros
corazones que lloran por el Pastor y el amigo. Pero las palabras sobran ya. Más
autorizadas que las nuestras han señalado, por otra parte, justicieramente, el volumen
y la hondura de la obra por Monseñor Arias realizada o puesta en vías de ejecución.
Frente a ella hemos de ahogar nuestra pena, recordando la consoladora sentencia de la
Escritura: "Bienaventurados los muertos que mueren en el Señor. Ya desde ahora dice
el Espíritu que descansen de sus trabajos, puesto que sus obras los van
acompañando".
El Universal (?), Caracas, Octubre 7 de 1959.
* Monseñor Arias era Arzobispo de Caracas. Fue gran amigo de los vascos. Murió cu un
accidenle de coche.
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DE BOLÍVAR A ZALDIVAR*
Con motivo de mi reciente artículo sobre los vascos y el sentido común, un vasco de
allende el mar me recuerda a Mendel. Característico. Porque las leyes de Mendel se
aplican a plantas y animales, y yo hasta ahora no había ni soñado que un vasco fuera
un mero animal. Vamos a ver si nos entendemos. Un vasco es un hombre, y un
hombre es un animal (que suele ser) racional, es decir, un ser cuyo cuerpo animal
cobija un espíritu, donde vibra lo divino. Lo que hay de animal en el vasco es lo que
rige la ley de Mendel. Pero lo que hay de espíritu, no. Y por lo tanto, la ley de Mendel
no se aplica o se aplica muy poco al vasco como vasco, puesto que lo vasco es más
espíritu que cuerpo.
Dicho de otro modo, no hay raza vasca, como no hay raza española ni raza francesa;
aunque hay razas blanca, amarilla y negra; pero lo que hay son formas del espíritu
humano moldeadas por la historia a través de siglos de convivencia en los crisoles
territoriales que son las naciones delimitadas por la geografía. De modo que los vascos
del sur de los Pirineos son españoles y los del norte son franceses, por obra y gracia de
la historia. Vascos y catalanes, por vivir unos y otros sobre el Pirineo en sus dos zonas
más transitables, han recibido influencias históricas de ambas naciones: Francia y
España. Navarra fue francesa y el Rosellón español. Pero al fin venció en ambos casos
la historia articulada en la geografía, y hoy es el Rosellón francés y la Navarra
españolisima.
Si damos por evidente que la evolución de la vida tiende siempre hacia mayor espíritu
y menor animalidad, se puede medir el grado de progreso y desarrollo de una actitud o
ideología según vaya su tendencia hacia el espíritu o hacia la animalidad. Vistas así las
cosas, el vasco que afirma ser dos veces español por ser vasco está más adelantado en
su evolución humana que el vasco que dice que él no es más que vasco; porque el
primero se da cuenta de que los vascos con los gallegos, castellanos, leoneses,
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catalanes y demás "naciones" españolas han creado algo original y único en la historia,
que es lo español, creación espiritual; mientras que el vasco que
* Inseríamos el artículo de Madariaga, Salvador (1886- 1978), replicado por Arnezaga.
Damos así al lector alcance más cumplido de una polémica de prensa que conmoción!)
por «sos días y por igual a venezolanos y vascos. A estos último.!, porque Madariaga
escribió una biografía de Bolívar que fue prohibida en Venezuela.
No es más que vasco quiere encerrarse en lo que hay de común entre las cuatro
variedades hispanas y las tres francesas, siendo asi que esto de común no es ya lo
espiritual e histórico sino lo animal y físico y sujeto a la ley de Mendel. De modo que
estos vascos nada más que vascos se creerán todo lo católicos que quieran, pero no
entienden la esencia del homenaje de Jesucristo que está en \& primacía de lo
espiritual sobre lo carnal.
Se trata, pues, de un caso de retroceso o de retraso infantil. La historia de Europa ha
consistido precisamente en crear espíritus nacionales armónicos con grupos humanos
distintos y a veces enemigos. Francia, Inglaterra, Suiza, son casos elocuentes. El suizo
de Lausanne que prefiera irse con los franceses de Savoya a seguir conviviendo con los
suizos germánicos de Zurich sería civilizado, que ha preferido ser francés siendo así
que física y lingüísticamente es alemán.
En España, pues, los vascos separatistas son lo contrario de los vascos autonomistas.
Estos son la gente más avanzada e inteligente, la que ve el sentido de la evolución
humana hacia siempre más espíritu, más convivencia, más libertad, más armonía en
las diferencias. Pero los separatistas no se han enterado de lo que es la evolución ni el
progreso. Aspiran a deshacer lo que las once o doce naciones españolas medievales
han construido en el curso de los siglos, que es el espíritu español; y prefieren
encerrarse en una especie de rebaño exclusivo racial, es decir, animal, sin espíritu
alguno. Se trata de algo muy parecido al terrible episodio retrógrado que padeció
Alemania (país hecho de sajones, polacos, daneses, francos, húngaros y Dios sabe
qué), cuando Hitler la convirtió al evangelio animal de "Sangre y tierra". Ya sabemos
cómo terminó aquella tragedia.
No es cosa insinuar que los vascos separatistas van a convertirse en unos nazis sanguinarios. Son
por lo general excelentes sujetos y no va por ahí la cosa.
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Se trata de señalar que la actitud y el pensamiento racista que es el meollo del separatismo vasco
es esencialmente de índole anti-espiritual y aún animal; y, por lo tanto, a la vez contraria al
progreso y al cristianismo.
Si insisto tanto en este aspecto del problema vasco que consiste en distinguir lo
autonomista y civilizado de lo separatista y cerril, es porque considero lo vasco como el
elemento fundamental de lo español. "El alcaloide de lo español" lo llamaba Unamuno.
Yo prefiero otra imagen. Para mí lo vasco es el tronco de la encina española, que da
tres vigorosas ramas, lo leonés, lo castellano y lo aragonés, y de estas tres sale toda la
florida y fructífera periferia. Si metemos la sierra separatista en lo vasco, se secará
España entera. Y por eso creo mucho más grave el separatismo vasco que los demás
separatismos, porque se trata del tronco mismo de nuestro país. Y no sólo se secaría
España entera, sino el vasco también; porque lo vasco español respira, florece y
fructifica en España y sin España se moriría.
De modo que no abusemos de Mendel, y (al menos para estas cosas del nacionalismo),
leamos más historia y menos biología. No sigamos insistiendo en que Bolívar era vasco
por la ley de Mendel (y aún en que yo lo soy y niego a Mendel por declararme más
bien gallego), porque no tiene sentido este argumento. Ya en mi anterior artículo hice
valer que de los sesenta apellidos de Bolívar sólo a lo más ocho son vascos; de modo
que, aún con Mendel en la mano, Bolívar sólo sería vasco en un trece por ciento. Pero
Bolívar no es un producto mendeliano; es una creación histórica hispan o-americana,
un espíritu venezolano, criado, amamantado, fermentado, destilado en el ambiente de
Caracas y de San Mateo. Si algo de español hay en él, a mi ver, como ya lo insinúo en
mi libro, su mirada honda y la forma y expresión de su rostro en reposo, siempre
melancólica y añorante, se me antojan esencialmente gallegas. El vasco, además, en lo
físico, es forzudo, musculoso y hasta corpulento. Bolívar era de poco cuerpo. Todo lleva
a confirmar que en él dominaba el espíritu sobre la carne.
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Nacido en 1741 y muerto en 1782 es Cadalso —según Azorín— "uno de los más
simpáticos ingenios del siglo XVIII; resúmese en su obra — acaso mejor que en otra
alguna— todo el espíritu de aquella centuria... Cadalso viajó por Francia, Alemania,
Inglaterra; conocía las lenguas de esos países; admiraba sus literaturas. Fue poeta y
costumbrista. Entre sus poesías hay algunas muy delicadas —como las que titula
Letrillas pueriles—; la crítica social la hizo en Eruditos a la violeta, en las Cartas
marruecas y en los Anales de cinco días. De todos esos libros, el más importante es el
segundo.
Originario de una noble familia vizcaína, nació, sin embargo, fuera de Euzkadi
muriendo a consecuencia de la explosión de una granada ante la sitiada plaza de
Gibraltar. La firmeza e independencia de su genio vasco, unidas al conocimiento de las
culturas nacionales que sus viajes le proporcionaron, hicieron de él un crítico duro,
pero justiciero, de los valores históricos y sociales de la España en que le tocó vivir.
Son en España, dice, "muchos millares de hombres los que se levantan muy tarde;
toman chocolate muy caliente y agua fría; se visten; salen a la plaza; ajustan un par
de pollos; oyen misa; vuelven a la plaza, dan cuatro paseos; se informan en qué
estado se hallan los chismes y hablillas del lugar; vuelven a casa; comen muy
despacio; duermen la siesta; se levantan; dan un paseo al campo; vuelven a casa;
refrescan; van a tertulia; juegan a la malilla; vuelven a su casa; cenan y se meten en
la cama".
Esta crítica, como advierte Azorín, es precursora de la más honda de Fígaro, de
Mariano José de Larra, otro retoño de nuestra estirpe que dentro ya de la revolución
romántica afirma su personalidad de modo aún más definido y bravio. Los vascos con
Cadalso en el siglo XVIII, Larra en el XIX y Unamuno en nuestros días, muestran en la
España moderna las figuras sucesivas de los grandes descontentos. Quisiéramos, en
otra ocasión, ocuparnos de este sugestivo tema.
Ciñéndonos a Cadalso, diremos que, a pesar de haber nacido y vivido lejos de la tierra
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de sus padres, guardaba para ella un especial cariño como puede apreciarse a través
de diversos pasajes de las Cartas marruecas, la más importante de sus obras, como
dijimos. Así dice en la XXVI: "... los cántabros —entiendo por este nombre todos los
que hablan e! idioma vizcaíno— son unos pueblos sencillos y de notoria probidad.
Fueron los primeros marineros de Europa y han mantenido siempre la fama de
excelentes hombres de mar. Su país, aunque sumamente áspero, tiene una población
numerosísima, que no parece disminuirse con las continuas colonias que envía a
América. Aunque un vizcaíno se ausente de su patria, siempre se halla en ella como se
encuentre un paisano suyo. Tienen entre sí tal unión, que la mayor recomendación que
puede uno tener para con otro es el nuevo hecho de ser vizcaíno, sin más diferencia
entre varios de ellos para alcanzar el favor de poderoso que la mayor o menor
inmediación de los lugares respectivos. El señorío de Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y el
reino de Navarra tienen tal pacto entre sí que algunos llaman a estos países las
provincias unidas de España".
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¡ Lástima grande que no hubiera conocido mejor a su patria! Tres años antes de que
Cadalso escribiera sus Cartas había sido fundada la sociedad vasca de Amigos del País
(1765); para él, tan ardiente enamorado del progreso y de prosapia vasca, había en
las filas de esa sociedad un puesto de honor. Porque esta sociedad laboraba con el
mismo espíritu que hacía escribir a Cadalso aquellas frases: "Trabajemos en las
ciencias positivas para que no nos llamen bárbaros los extranjeros". "Haga nuestra
juventud los progresos que pueda: Procure dar obras al público sobre materias útiles.
Deje morir a los viejos como han vivido"
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Desde su primer escrito hasta el último, en sesenta años de dedicación sin tregua a su
ideal, y a lo largo de setenta y dos obras impresas y tres más que a su muerte dejó
listas para ¡a imprenta, la vida de nuestro compatriota no fue sino eso: una antorcha
encendida que el exceso de su amor mantuvo siempre en alto para ejemplo y guía de
sus conciudadanos en el camino de la recuperación nacional.
Desde su primera juventud vivió soñando siempre con su Navarra gloriosa. Aquella a la
que el Dante proféticamente previniera: "...e beata Navarra se s'armasse del monte
che la fascia" (Paraíso, XIX, 143-4); aquélla a la que Shakespeare ensalzara en la
primera de sus comedias: "Navarra shall be the wonder of the world" (Love's Labour's
Lost, 1. 1); aquélla de la estirpe vasca de los Sanchos, el Mayor engendrador de los
reinos; el Sabio que llamaría al euskera "lingua navarrorum", el Fuerte, quebrantador
de las cadenas de las Navas de Tolosa; aquélla de la afrancesada corte de los
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Teobaldos con sus trovadores, sus cruzados y sus delicias del palacio real de Olite;
aquélla en que la influencia castellana compite con la del norte e inspira al glorioso e
infortunado príncipe de Viana, con referencia a los Estados que codician nuestra tierra,
la elocuente divisa que hubo de añadir a sus armas y en la que se ven dos lebreles que
se disputan un hueso por ambas extremidades y cuyo mote reza "Utroque roditur"; aquella
Navarra de los héroes de Amayur, de los leales que ante la invasión castellana prefirieron caer en
el campo de batalla o, como la familia entera de Francisco de Xabier, morir navarros en el
destierro antes que perder su nacionalidad en la propia tierra... hasta llegar a la
Navarra doliente de sus días, casi olvidada de sí misma y que en las dos guerras
carlistas del pasado siglo, en medio de las cuales nació Campíón, perdió por completo
su libertad, pasando de glorioso reino soberano a provincia repartida entre los dos
poderosos vecinos, para que se cumpliera el triste presagio del Príncipe de Viana.
El coronel Villalba, etc., etc., y amor y dolor pusieron sus manos en obras como
Blancos y Negros, La bella Easo, Pedro Mari, El último tamborilero de Erraondo, etc.,
etc. Diputado por Navarra, senador por Vizcaya, Don Arturo mucho más que político
fue eso: uno de los más gloriosos artesanos de la cultura vasca que prestigió como
Presidente de la Sociedad de Estudios Vascos, Presidente Honorario de la Academia de
la lengua vasca, Académico de las de la Historia y Ciencias Morales y Políticas de
Madrid y otros altos cargos que por sí solos hablan de la jerarquía del hombre que
perdimos, cuya pluma de subidísimos quilates nunca buscó la gloria al precio del
descastamiento.
La secular desviación de Navarra fue el gran dolor de Campión. Los últimos meses de
su fecunda y dilatada vida se tornaron aún más dolorosos, cuando la villanía y la
insensatez tendieron sobre toda nuestra tierra tinieblas más espesas aún que las que
velaban los ojos ya casi totalmente ciegos del ilustre maestro. Se diría que la Fatalidad
quería coronar con sus más punzantes espinas su vida mostrándole, al fin de ella, la
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Cuando pensamos en ello, nos sentimos desconsoladamente tristes. Pero, al fin y como
siempre, triunfa en nosotros la esperanza. Ya mirando a Navarra donde después del
sonado incidente del alcalde de Navascues, es el de Alio el que acaba de enmarcar y
poner en su despacho, como un título de honor, el úkase de destitución dictado contra
él por el Poncio foraneo, con esta acotación: "Destituido por defender los Fueros de
Navarra"; ya sobre esta generosa tierra oriental, al recordar al primero de sus hijos
que casi con los mismos años de Campión, y cuatro antes de que éste naciera, muere
en aquella quinta de Ibiray, incapaz seguramente de pensar en su sociedad y olvido,
que al desaparecer oscuramente de este mundo dejaba para siempre a su nombre la
herencia de la gloria y a su patria la corona de la libertad.
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CASTELAO* A SU MUERTE
Estamos hoy junto al dolor de Galicia que llora la muerte de su hijo más esclarecido,
Alfonso Rodríguez Castelao; estamos junto al dolor de Galicia que es hoy también
nuestro propio dolor.
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Galicia, pueblo que, en siglos de dolor y de martirio, no ha podido aún encontrar, por
los caminos de la Historia, la senda de su auténtica y aún no revelada grandeza.
¿Pues, y Galicia, que no le deberá? Nada hay que quitar a los precursores como
Faraldo y Brañas, ni a la legión de patriotas que tras ellos va creciendo, ni a los
mártires como el insigne Alejandro Bóveda que la tiranía franquista ha alzado para
siempre a la adoración fervorosa de los corazones gallegos. Sin restar nada a ellos,
podemos decir que habrá que llegar a Castelao para que el alma gallega encontrase a
su máximo intérprete; a un hombre que la encarnase plenamente en altura y en
hondura; a uno que fuese como Castelao lo ha sido y lo será ya siempre, más que un
hombre, un compendio y un símbolo; un forjador de pueblos y un líder sin siquiera
proponérselo; un ser en el que estaba toda entera y desbordante, caliente y viva el
alma de Galicia. Porque eso ha sido, en resumen, Castelao: todo un pueblo y una
patria.
Por eso ésta se duele hoy; por eso visten de luto los campos gallegos; llora su cielo
con aquella lluvia, incesante, evocada en los versos de Rosalía:
"Cómo chove muidiño, Cómo muidiño chove; Cómo chove muidiño Pol - a banda de
Laiño, Pol - a banda de Lestrobe"
Llora hoy su dolor Galicia, pero sabiendo que es este dolor de aquellos que han de
convertirse en alegría. Porque hombres como Castelao jamás han vivido en vano para
el pueblo que los vio nacer. Su ejemplo, su obra, su recuerdo quedan para siempre
como fuerzas tutelares de la tierra que amó tanto. Los bárbaros poderes que hoy
martirizan a ésta pasarán al desprecio y al olvido; pero el recuerdo de este hombre de
la libertad, de este hombre supremamente inteligente, bueno y amable; de este
hombre que pasó por el mundo con la conciencia de un justo; el corazón de un apóstol
y la sonrisa de un niño, se hará cada día más y más presente, más vivo y actuante en
el alma de Galicia, el amor a la cual, puro, pleno y sin reservas, fue la suprema razón
de su existencia.
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l,o cual en vulgar romance quería decir que Pedro Artetxe vendía su coche.
Su coche, sí: aquel monumento histórico ambulante que por ser heredado de su
abuelo, según unos, o de su bisabuelo, según otros no menos veraces cronistas, podía
considerarse como una verdadera joya familiar; su coche, sí, el de los 58 atropellos,
andar chirriantes y resoplar asmático; aquél que por estar tan indisolublemente unido
a sus andanzas parecía ya formar tanta parte de su persona como Rocinante de D.
Quijote o el rucio de Sancho Panza, ha sido puesto a la venta por su ingrato dueño
mediante un vulgar anuncio económico de prensa, fríamente, despiadadamente...
Por la estima que aún reservamos para Artetxe preferimos —aunque la ocasión los
brinda en abundancia— eludir todo comentario. Permítasenos solamente hacer aquí un
llamado a la generosidad de todos los vascos de América para que mediante una
generosa contribución, ese coche sea rescatado y puesto en lugar seguro hasta que
llegue el momento de guardarlo para siempre en el Museo nacional vasco que lo
espera.
Un reciente sábado, el venerado locomóvil hizo su último viaje con Artetxe al volante.
Con su vacilante andar de abuelo conducía a cristianar a un recién nacido vasquito. Y
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de trecho en trecho, se oía un ahogado llanto que nadie podía asegurar que fuese del
niño que comenzaba o del coche que terminaba la carrera de su vida...
El lunes, Artetxe, que se hallaba charlando con unos amigos en el hotel de "El Globo",
se mostraba al despedirse particularmente obsequioso: "Tengo sitio para unos cuantos;
así que como la tormenta está por descargar, aprovechen la ocasión". Y al decir esto
brillaba en sus ojos la luz de un orgullo incontrolado.
Artetxe y cuatro de sus amigos salieron a la calle con las primeras gotas de la lluvia.
Frente a la puerta del hotel se hallaban estacionados dos magníficos coches. Artetxe se
fue hacia el más grande y sacando una llave de su bolsillo intentó abrir la portezuela.
Ante su fracaso la mirada incrédula de sus amigos se tornó en una carcajada general.
Pero, él, murmurando: "Aún no lo conozco bien", se fue al otro coche negro,
acharolado de cuatro puertas, magníficos asientos de cuero, etc, etc., y la llave esta
vez hizo su oficio.
Y una hora después, mientras el viento silbaba y la lluvia barría la calle la terquedad de
nuestro amigo conseguía, por fin, que el coche arrancase, aunque, para nueva ironía,
se volviese a parar, esta vez definitivamente, a un ciento de metros de su casa. Sólo a
la generosidad y los brazos robustos de unos buenos vecinos se debió el que, por fin,
pudiera ingresar en el garage que parecía mirarlo como a un usurpador.
En la negra noche los truenos seguían retumbando. Y Artetxe creía encontrar en ellos
un acento inusitado. Resonaban a modo de estruendosas carcajadas; carcajadas
formidables con que los dioses que tienen a su cargo el castigo de los que violan las
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Para los que arrancados de la paz de nuestros hogares por el vendaval de la injusticia,
caminamos por el mundo a un forzado ritmo espiritual, la recepción del doctor Eduardo
Couture en la Academia Nacional de Letras, uno de los actos de más alta jerarquía
intelectual que estos años hemos podido presenciar, ha sido como una restitución
momentánea a los tiempos perdidos y de los cuales ya hasta el sabor habíamos
olvidado; baño de serenidad en los manantiales más puros del espíritu, que obró en
nosotros como un bálsamo de mágica virtud. Con estas pobres líneas —única moneda
que podemos ofrecer—, queremos pagar, en algún modo, ei verdadero regalo espiritual
que recibimos.
La jerarquía del acto la determinaron sus tres actores principales que en bello y
armónico juego pusieron cada uno lo mejor de sí mismo en el cuadro y límite de sus
propias funciones..
Porque el Presidente señor Raúl Montero Bustamante fue, ante todo y por todo eso, el
Presidente: la figura señorial decorada y embellecida por los años "Fortúnate senex...",
que con sus palabras de apertura dio el tono adecuado al acto, un tono del que desde
ya se comprendía que éste no podía salir. Palabra reposada, palabra segura, intérprete
siempre fiel del concepto y plegándose a éste con la gracia y la severidad de una
túnica clásica. "¿De dónde diablos ha sacado usted ese lenguaje?", preguntaban a Macaulay
unos amigos por los tiempos en que el eximio hombre de letras británico
comenzó a asombrar a su país y pronto al mundo, con la seducción de su prosa
incomparable. De donde lo sacó ya lo sabemos, y, del mismo modo cuando
escuchábamos al autor de La Ciudad de ¡os Libros, una de las plumas mejor cortadas
del Uruguay contemporáneo, sentíamos bien de dónde nos venía aquel fluir sabio y
reposado de sus conceptos que resonaban en el Salón de Actos con ecos de pórtico
helénico.
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Y liego la vez del recipiendario que ya, en sus primeras palabras, el recoger el temblor
de emoción puesto por Regules en sus conceptos de bienvenida hizo vibrar los pechos
de todos los circunstantes en su mismo tono emocional. Y luego, con palabras aladas,
fue desgranando una de las hermosas piezas oratorias que en esos años hayamos
tenido ocasión de escuchar. Los párrafos sucedían a los párrafos preñados de enjundia
y vestidos de claridad y de hermosura como diamantes purísimos tallados por un
magistral artífice. Tras cada párrafo el orador se replegaba unos segundos en las
entrañas mismas de su mente de las que enseguida volvían a salir las palabras raudas
y armoniosas como una bandada de palomas mensajeras.
El doctor Couture, que sucedía en su sillón al extinto maestro Irureta Goyena, comenzó
con ejemplar modestia diciendo que al artista sucedía el artesano. Y nosotros
pensamos en seguida que si se ha dicho con verdad que el obrero del oficio más
humilde se convierte en un verdadero artista cuando pone en cada momento de su
trabajo todo su afán de superación, el nuevo académico, consagrado con la fuerza de
una vocación irreprimible a una disciplina de la que el representante había confesado
que, contra su antigua opinión, no era algo meramente adjetivo sino pleno de
sustantividad; formalmente una técnica, pero fundamentalmente una filosofía, una
moral y una política; un hombre así con una mente poderosa, capaz de adivinaciones
fundamentales, un espíritu así hábil para razonar tan bellamente sobre lo justo y tan
justamente sobre lo bello, había de ser necesariamente un artista y un maestro digno
sucesor de aquél cuyo hueco venía a llenar. Las armas de Aquiles serían llevadas
dignamente por este otro gran campeón de la causa del Derecho.
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Vicente de Amezaga, aquel exilado vasco compañero de los Presidentes del Gobierno vasco
Aguirre y Lei?aola, que vivió algunos años en nuestro país conquistando el aprecio y el afecto de
todos los espíritus democráticos, y que se halla hoy en Venezuela, ha escrito sobre la personalidad
de Dardo Regules, en "El Universal" de Caracas, la bella página que reproducimos en seguida.
Nos sorprende dolorosamente la noticia del fallecimiento del doctor Dardo Regules, procer figura
del Uruguay contemporáneo, quien en la vida política y social, en el Senado y en el Ministerio, en
la tribuna pública y en la cátedra universitaria, en el periódico y en el libro, ha sido siempre una
alta presencia que resonaba con inconfundible acento en la noble tierra de Artigas. Su brillante
personalidad puede ser desdoblada en múltiples facetas de las cuales queremos recordarle hoy en
las tres que para nosotros mejor le configuran: hombre del Uruguay, hombre de Cristo, hombre de
la Libertad.
Como uruguayo, Regules gozó del privilegio de formarse en aquella generación que creció
escuchando a los maestros serenos: Zorrilla de San Martín, Rodó y Vaz Ferreira. Si su militancia
católica y sus maravillosas dotes de orador nos hacían muchas veces sentir en él resonancias del
genial autor del Tabaré, también en otras como aquellas sesiones de la Academia de Letras, baños
de serenidad en los manantiales más puros del espíritu, al oírle desgranar sus discursos de
impecable arquitectura, creíamos ver asomar, entre las marmóreas frases, el cincel de aquél que
supo proclamar que el hablar bien es una de las más altas formas de ser bueno; así como en
muchas de sus penetrantes observaciones se nos antoja percibir ecos del gran pensador y
sentidor que nos legó el Fermentarlo.
Regules era un uruguayo enamorado de su tierra y su pueblo, orgulloso, y con razón, de aquel
maravilloso asilo de las luces y la libertad. Sabía muy bien que no hay para el hombre alimento
que iguale al que le brindan sus propias raíces telúricas y conocía la profunda sabiduría de la
sentencia bíbilica: "Bebe del agua de tu aljibe". Pero, como sucede a todos los hombres que son
honradamente de su pueblo, sentía también como suyos los problemas de los pueblos todos,
sobre todo aquellos en cuya raíz se debatía el supremo negocio del hombre: la libertad. Y,
uruguayo de punta a punta, era también, podríamos decir que simultáneamente, americano
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integral.
Para él América era el Continente de la Esperanza, asiento y punto de partida de una futura
humanidad mejor; y hasta qué punto se hallaba embelesado con esta idea lo muestran, entre
muchas otras, estas palabras dichas en Bogotá, donde acudió, en abril de 1948, como Presidente
de la Delegación del Uruguay a ia IX Conferencia Panamericana: "Podemos pensar con orgullo y
con responsabilidad que la única zona en el mundo donde hay una esperanza de paz es América, y
que la única garantía para la paz vuelve a ser América y sólo América en el mundo entero".
Su vida se proyectaba recta hacia Cristo, hacia Jesús, como él gustaba de decir. El luminoso Jesús
de ios Evangelios era para él no sólo el verdadero Dios, sino, naturalmente, e! más alto paradigma
humano al que había que procurar imitar siempre en sus supremas virtudes de pureza y
comprensión. Y así, desde las raíces de una juventud vivida con ejemplar pureza, fue hilando su
vida con el esfuerzo diario de la caridad y la tolerante comprensión. Este presentaba a todos el
espectáculo de una conducta diamantina contra la que tenían que embotarse los dardos de
cualquier adversario filosófico o político, el que, al cabo, había de rendirse ante ella y ofrecerle el
homenaje de un respeto tan honroso para el oferente como para Regules mismo. Y era de ver
cómo al reconocido líder del partido católico uruguayo se acercaban, impulsados del respeto y del
afecto, los hombres de las más antagónicas ideologías, quienes, si sabían bien que no cabía
esperar de su firmeza la más leve dejación de sus ideas en lo que éstas tenían de fundamentales,
sabían aún mejor que trataban con un hombre que siempre tendría para las ajenas no sólo el
máximo respeto sino la más generosa comprensión. Y se dio el caso de que un Presidente de la
República, reconocidamente agnóstico, en un acto que hablaba muy alto de su honestidad política
y su inteligencia, llamara a Regules a ocupar el Ministerio del Interior, como la mejor garantía de
unas elecciones generales que, efectivamente, fueron modelos de integridad. Y, cuando al dejar el
Ministerio, le fueron insistentemente ofrecidos cargos de representación exterior como para
colmar la ambición de cualquiera, Regules, que no era hombre de fortuna, se reintegró
sencillamente al seno de su pequeño partido y al ejercicio de su bufete, expresando, con
agradecimiento, pero con noble dignidad, que esperaba poder seguir viviendo de su trabajo, sin
tener que deber nada a la política. Y siguió saliendo siempre de entre las salpicaduras de ésta y su
cotidiano dialogar con cuanto adversario se le presentaba en el camino, limpio con aquella
limpieza que aprendió del Jesús de los publícanos y las pecadoras.
Era Regules un hombre de la Libertad. Todos los que lo conocieron saben bien que el amó a la
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libertad. "El más grande invento de Dios", segün las magníficas palabras de Peguy, era su pasión
dominante. Su profundo sentido cristiano complementario, si así lo podemos decir, por su integral
oriental i dad, le hacían sentir la dignidad del hombre en ese su don más exceiso, con una
emoción religiosa y humana en la que vibraba su espíritu entero. Por eso lo vimos presente
siempre en toda causa en que había que defender una libertad amenazada; por eso él, tan cordial
y tolerante siempre, permanecía clavado en inflexible postura ante toda forma y color de
dictadura, mostrando su mayor intransigencia ante las que pretenden cubrir, con el más sagrado
manto, el estercolero que es su esencial habitación. "Yo puedo concebir que se fusile y deporte a
la Siberia en nombre del materialismo histórico —le hemos oído más de una vez decir—, pero lo
que jamás admitiré es que se torture y se fusile en nombre de Cristo". Y valientemente arrancaba
la máscara de la tiranía que avergüenza a España, haciendo ver a sus correligionarios, los
católicos del Uruguay, que "Franco proclama que sirve a la Iglesia, cuando la única verdad es que
se está sirviendo de ella"; por eso él, por cuyas venas no corría una sola gota de sangre vasca,
estaba, en cuerpo y alma, con la causa de nuestro pueblo y presente siempre, lo mismo en las
visitas del Presidente Aguirre que en la reciente del Lendakari Leizaola.
Con su pérdida todos hemos perdido mucho. Nosotros lamentamos hoy, sobre todo, la
desaparición del amigo bueno, cordial y sabio al que debemos tantas horas luminosas. Y, en estos
momentos transidos de dolor, sólo un consuelo podemos hallar; el mismo que invocaba para sí en
una ocasión semejante: "...esta hora sería inconsolable, si una fe interior no nos iluminara el
misterio que se cierne sobre los horizontes, y no nos asegurara la esperanza de un reencuentro
final, donde nos diremos de nuevo todo lo que nos dijimos en la vida, pero también todo lo que no
nos dijimos".
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DIALOGO DE ACTUALIDAD*
URTZIZALE.- Sí, mis dilectos amigos, el cristianismo es en nuestra raza solamente algo
injertado, superpuesto, postizo; en el fondo, los vascos seguimos siendo paganos hasta los
tuétanos.
URTZIZALE.- ¡Bah, bah! Excepciones mi docto amigo, todo lo notables que queráis, pero
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excepciones tan sólo. Usted sabe bien que en esa su tristeza pseudo cristiana, Unamuno
era un vasco tan descastado como lo fue desgraciadamente en otras facetas.
' tn lengua vasca, Urtzizale: F-l mitologisla; Yainkozale; Teocrático.
YAINKOZALE.- Como, por ejemplo, a aquel fruto espontáneo de las brujas. Aquellas
"sorgiñak" que tanto quehacer dieron al Consejero de L'Ancre al otro lado del Bidasoa y a la
Inquisición de Logroño en éste.
En el fondo ellas no eran otra cosa que las intérpretes del culto a la naturaleza tan
arraigado en nuestra raza que no ha podido en veinte siglos de cristianismo desprenderse
de él. Sigue habiendo, usted lo sabe, "basa-jaunes" solitarios en el fondo de nuestros
bosques más espesos, y, en los arroyos de nuestras montañas, las "lamiñak" siguen
peinando con sus peines de oro y no hay concilio que hasta la fecha haya hecho desistir a
la dama de Amboto de sus acostumbrados viajes. Y las brujas abundan entre nuestras
mujeres. Usted, amigo mío, bien lo sabe.
YAINKOZALE.- ¿Acaso en todo esto hay otra cosa que desviaciones o degeneraciones del
arraigado sentimiento religioso popular?
GIZARTEKO.- ¿Me permiten más, amigos? Para mí, nuestro pueblo milenariamente pagano
aceptó y asimiló el cristianismo con una sinceridad de que no es posible dudar. ¿Qué
quedaron restos de los antiguos ritos? Bien; valga para los pueblos como para los hombres
la flamante teoría freudiana de los inconscientes. ¿Que nos propasamos un tanto en eso de
los placeres de la mesa? Verdad. Pero no hay por ello por qué rasgarse los vestidos. No se
los rasgó el Divino Maestro, que asitía a las bodas y banquetes de los hombres. Creo que
con sus palabras y conducta condenaba estas cosas mucho menos que los ayunos de los
fariseos...
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GIZARTEKO.- No lo pase por mí, amigo Yainkozale; me alimento de Evangelio tanto como
de pan; no he visto nunca la incompatibilidad entre esos dos alimentos, como nunca lo vio
nuestro buen pueblo. Uno de los preceptos de nuestro santo máximo fue el de que los
Padres de la Companía comiesen bien. No creía, como buen vasco, en la eficacia de los
religiosos anémicos. Hemos sabido siempre conciliar el disfrute de los bienes naturales con
el de los celestiales y ése ha sido nuestro gran acierto. Nuestra fe robusta nos ha permitido
ser naturalmente tolerantes porque era fe apoyada cada día en la moralidad de unas
costumbres que ella misma engendró. No necesitábamos acudir a la quema de herejes
como espectáculo que nos distrajera del de nuestra relajación y llegamos a deslindar como
nadie los límites de las cosas de Dios y las del César. Los apoderados que una vez en
Gernika habían ordenado que se arrancase la tierra que el obispo de Calahorra,
contraviniendo lo dispuesto, había pisado en el recinto de la casa de Juntas, que se
quemara esa tierra y se aventaran sus cenizas, eran los mismos que habían comenzado la
reunión oyendo reverentemente la misa y proclamando el dogma de la Inmaculada
Concepción. Y una de las cosas más consoladoras en nuestra actual tragedia es la perfecta
comunidad de pensamiento y sufrimiento de la inmensa mayoría de pueblo y clero. Esa es
para mí nuestra raza: enamorada de la naturaleza, inquebrantablemente fiel a su fe;
pagana en lo antiguo, amigo Urtzizale; cristiana ahora, dilecto Yainkozale; humana
siempre, hermosamente humana.
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Sobre lo que sabíamos de Vaz Ferreira hemos aprendido muchas cosas más. No es ocasión
de repetirlas en estas columnas honradas, hace pocos días, por las más prestigiosas
plumas del país en homenaje al maestro. Nuestro propósito es más modesto y concreto.
Admiramos en Vaz Ferreira la armoniosa fusión del filósofo con el hombre, del pensamiento
con la acción, de la verdad creída y predicada con la conducta vivida, su unidad de
actuación pública y privada. Y cuando consideramos su fundamental devoción democrática
que le ha hecho no rehuir n¡ soslayar jamás sus responsabilidades cívicas, nos podemos
explicar muy bien el no encontrarnos ante un filósofo cerrado y. sistemático, el vernos ante
un pensador que necesariamente hubo de preferir al positivismo de Spencer, el
intuicionismo de Bergson que predica que la vida ha de ser vivida; un filósofo naturalmente
apasionado por las formas más dignas de esa vida necesariamente buscadas por los
caminos de la libertad; un filósofo con cuyas lecciones en esa esfera vamos aprendiendo a
conocer cuanto debe este magnífico Uruguay democrático de nuestros días. Y junto al
filósofo, el "sentidor", el ser profundamente humano capaz de todas las formas más nobles
y sutiles de simpatía, ubérrimo en tesoros de ternuras, propugnador de las "soluciones de
piedad", Por lejos que pueda estarse a veces de la luz y dirección de su pensamiento como
nosotros en aspectos fundamentales lo estamos, jamás puede uno sentirse ajeno al
entrañable calor humano que lo informa y vivifica.
La ciudad de los libros fue uno de los que primero cayeron en nuestras manos recién
llegados al Uruguay; de los primeros y de los mejores en su clase también. Con él
tomamos contacto espiritual con Montero Bustamante, de quien apenas sabíamos nada.
Desconocíamos por entonces su hermoso canto de Lavalleja, pero pronto pudimos
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percatarnos de que así como a éste ios dioses le acordaron el "faceré scribenda", el
"scribere legenda" era la parte de Montero que no le seria quitada ya más. E! escribir fue
siempre para él no sólo oficio sino servicio y en la sublimación de éste, su natural señorío
fue acrecentándose hasta convertirlo en ese gran señor de las letras que admiramos. Pocos
habrán cuidado tanto del decoro de su pluma, pocos de revestir sus pensares y sentirse
con ropaje más rico y austero a la vez; pocos habrá que empleen un castellano tan límpido
y correcto sin alardes académicos ni juegos de pirotecnia. Humanista nato, la tersura y
serenidad de los mejores modelos ha estado siempre ante sus ojos e inspirado sus mejores
páginas.
Pero éstas derivan también de otra fuente; que no es el suyo señorío de letras solamente,
ni, desde luego, tan sólo el físico que a primera vista se descubre en su noble continente y
transparentes manos, sino aquél que, en definitiva, es el único que cuenta: el de la
conducta, el que nos manda —para vivir como señores— obedecer con los actos a la norma
interior libre pero irrevocablemente aceptada. La pureza de su vida armoniza por modo
maravilloso con la nitidez de su estilo y es consuelo y estímulo para los que comulgamos
con él en una misma fe que los años y los sinsabores no hacen sino acrecer. Pero nos
vamos alejando demasiado del objeto que nos propusimos al comenzar a redactar esta
nota que no era, ciertamente, decir de Vaz Ferreira y Montero Bustamantc cosas que otros
han dicho y dirán mil veces mejor que nosotros pudiéramos. Nuestro fin no era sino el de
señalar que, además de esas dos esclarecidas figuras, ha habido otra, estos días, que se ha
ganado una vez más el respeto y el cariño del observador: el pueblo oriental. Porque como
ya lo señaló una voz elocuente en la sesión de la Academia de Letras, alrededor de estos
dos hombres, agnóstico el uno, creyendo el otro, se ha congregado estos días lo más
selecto de la intelectualidad uruguaya, sin distinción de matices filosóficos, ni religiosos,
con una espontaneidad ejemplar. Cierto que ellos cosechan lo que sembraron: cariño y
comprensión.
Pero no ha sido esto sólo y la madurez cívica del Uruguay ha brillado una vez
más de modo glorioso. No hablemos de tolerancia, que se ha vuelto ya vocablo para uso
casi exclusivo de los intolerantes. Lo que yo he visto en todas esas reuniones era mucho
más que eso: adhesión cordial, vibración fraterna, respeto y estimación leal del valer de
aque! con quien, sin duda, se discrepa en puntos fundamentales, pero en el que se ve,
ante todo, un alto valor humano y un hijo meritorio de la patria común.
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Para los que arribamos a estas playas lanzados por el vendaval de la intolerancia más cerril
que el mundo ha conocido, los actos de estos días han constituido un espectáculo sobre el
que ciertamente muchas veces volverá nuestro recuerdo, ávido de estas emociones por las
que el hombre encuentra en sí mismo lo más puro y mejor de su propio ser.
El Plata, Montevideo, Octubre 23 de 1952.
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El 6 de este mes de setiembre se cumple un nuevo aniversario de una de las hazañas más
memorables que han realizado los hombres. Es el día en que, a bordo del navio "Victoria",
llegaban a San Lúcar de Barrameda, de donde casi exactamente hacía tres años habían
salido, 18 hombres que después de 14.000 leguas de navegación, siempre rumbo al Oeste,
habían dado, por primera vez en la Historia, la vuelta al mundo.
En la mañana del día 9, los ciudadanos de Sevilla fueron testigos de una de las escenas
más extrañas que jamás pensaran contemplar. Diez y siete hombres, cada uno de ellos
"más enflaquecido que cualquier viejo y consumido caballo de alquiler", según palabras de
Pedro Mártir de An-gleria, cojeando, descalzos, vestidos solamente de jirones de camisas y
sosteniendo una vela encendida en su débil mano, se arrastraban en una tambaleante fila
tras su jefe, Juan Sebastián de Elcano. Iban a cumplir los votos, hechos en el mar, de
marchar como peregrinos a Santa María de la Victoria en Triana y a la Antigua en Sevilla. Y
no iban solamente en acción de gracias por su liberación de las tempestades, sino en
penitencia "por haber comido carne los viernes y celebrado la fiesta de Pascua en lunes,
debido a haber perdido un día en su cuenta". Eran hombres de fe sencilla y sin fisuras.
Con razón se ha podido escribir que la hazaña de Elcano constituyó para sus
contemporáneos una maravilla mayor que la que el lanzamiento del primer satélite
terrestre representó para mucha gente el pasado año de 1957. "En nuestra edad de los
navios impulsados por energía atómica, en posesión de toda la ayuda conocida para la
navegación, es difícil concebir todo lo que implicaba las gestas del "Victoria", un velero de
80 toneladas. Sin cronómetro o sextante, poseyendo solamente un muy imperfecto
conocimiento de la longitud, con cuadrantes que ahora se sabe eran inexactos, en días en
que el fenómeno de la variación del compás era entendido por pocos relativamente, Elcano
y sus hombres tenían que enfrentar en el mar azares no soñados por los marinos de hoy.
Para la tripulación del "Victoria" en su viaje de regreso, no había costas amigas en que
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reavituallarse, en el mejor de los casos los nativos podían ser inamistosos, en el peor caní-
Eile artículo se escribe en ocasión de la publicación del libro citado de Mairin Mitcliell Y
también existía el riesgo de ser capturados por los portugueses. No es, quizá, decir
demasiado que al superar estos azares, el "Victoria" con su capitán y tripulación, cumplió
exitosamente la más grande hazaña en la historia de la navegación marítima".
Tomamos las anteriores palabras del libro de Miss Mitchell que acaba de aparecer1. Nos
cuenta la autora en la primera página de la introducción que en el Festival Británico
inaugurado en 1951, los que conocían el nombre del navegante que cumplió con éxito este
viaje estaban admirados al ver, en la sección consagrada a descubrimientos, el nombre de
Drake inscrito como el del primer circunnavegante.
La autora sitúa a Elcano en aquella brillante constelación de vascos nacidos en los últimos
años del siglo XV o primeros del XVI, entre los que Loyola y Xabier, Urdaneta y Legazpi
brillan como astros mayores. No descuidará el aclarar que el apellido de su héroe era
Elcano y no Cano como, por ignorancia, ha sido muchas veces escrito. Su pueblo natal de
Guetaria aparece descrito en párrafos que revelan toda la amorosa solicitud que a su
conocimiento dedicó la extranjera visitante. Al emprender el relato de los preparativos en
demanda de las islas Molucas, no dejará de hacer constar que la compra de las cinco naves
sobre las que habría de correrse la aventura fue encargada a la Casa de Contratación de
las Indias en la que el tesorero, el contador jefe y otros seis contadores eran paisanos de
Elcano, y aun alguno de ellos como Ibarrola, pariente. Arlieta, natural de Le-queitio,
hermano del famoso almirante Iñigo, jugaba un papel predominante en la organización de
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la expedición. No es, pues, extraño que las cinco naves construidas en norteñas playas —la
"Trinidad", elegida por Magallanes como capitana, pertenecía a Artieta, y la "Victoria",
primera en rodear al mundo, fue construida en Zarauz— se encontrasen en Lequeitio para
de allí salir hacía Cádiz, después de haberse procurado en el norte la mayor parte de su
equipo. Este fue completado con la artillería y el armamento venido casi enteramente de
Vizcaya y la pólvora que llegó de Fuenterrabía.
Una vez partida la expedición de San Lúcar, se nos da cabal noticia sobre el accidentado
viaje, con el motín suscitado contra Magallanes, detestado, en su condición de portugués,
por todos los capitanes españoles, motín en el que toma parte Elcano. Vemos después el
naufragio del "Santiago", la deserción del "San Antonio" y la llegada al Pacífico de los otros
tres navios que, en la soledad del mar inmenso, han de padecer las torturas del hambre, la
sed y el escorbuto hasta que, después de cien días de navegación, puedan aprovisionarse
en su arribo a las Marinas. De allí, siguen a Filipinas donde, al desembarcar en Massava, el
acto de toma de posesión se rubrica con solemnes formalidades entre las que hay una que
hace exultar el corazón de Elcano: el baile de la "ezpata-dantza" que, a instancia del
Capitán General, ejecuta un grupo de sus paisanos como espectáculo que se brinda a los
nativos.
Los incidentes se prodigan hasta la llegada a las Molucas donde el raja de Tidore sella su
alianza con el Emperador cargando los dos navios que aun restaban, "Trinidad" y "Victoria",
con las codiciadas especies. El objeto del viaje de Magallanes había sido cumplido.
Pero el de Elcano comenzaba en ese punto en que decide, al mando del "Victoria",
emprender el regreso navegando siempre hacia el Oeste. Sabía bien lo que quería y al ser
dueño de la acción es donde el gran capiíán de Guetaria alcanza todas sus dimensiones.
Era preciso un hombre de sus conocimientos náuticos, de su experiencia de mar, de su
voluntad inflexible, de sus dotes de mando, para superar aquellos ciento cuarenta y ocho
días en que, sin reavitualiarse, rehusando lanzar al mar un solo quintal de su precioso
cargamento, testigo y premio del cumplimiento de la expedición, ha de hacer frente a
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tormentas y penalidades sin cuento que van reduciendo su tripulación hasta dejarla en
treinta hombres. Trece de éstos serán tomados presos por los portugueses en la forzosa
arribada a Cabo Verde. Y Juan Sebastián de Elcano, con los diez y siete que aún quedan,
cadáveres vivientes a los que sólo puede comunicar energía para cumplir la etapa que
resta el saber que ella es corta y la postrera, arriba, por fin, al puerto de donde hacía tres
años había partido.
La hazaña más grande de los fastos marítimos quedaba cumplida.
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El destino parece haber marcado ya con un sello de melancolía al joven príncipe que habita
el regio castillo de Olite, castillo o, para mejor decir, palacio que su abuelo Carlos III de
Navarra había erigido. Reputándose descendiente directo de Carlomagno y de San Luis,
había en este buen rey, no sin razón llamado el Noble, y que "tomando consejo de algunos,
de ninguno se dejaba gobernar'', una innata inclinación hacia todo lo que fuera aumentar el
lujo y magnificencia de su corte. Y ninguna muestra mejor de ello que este palacio de Olite
donde ahora podemos ver paseando al Príncipe, que ora discurre contemplando el huerto
de los Baños donde las plantas exóticas reinan con su chillona policromía; ora las diversas
torres, diferentes por su perfil y por sus varios y pomposos nombres —la de la Joyosa
Guarda, la de los Cuatro Vientos, la de las Tres Coronas, la de los Lebreles, etc. etc.—; ora
por el verdadero parque zoológico que allí se ha logrado formar con sus graciosos ciervos y
deformes camellos, jirafas y jabalíes, osos y leones; ora por el jardín de los toronjiles
poblado por el triunfo de los pavos reales y los olímpicos cisnes de nieve. Hay mucho que
ver y admirar allí y en el esplendor de tantos dorados aposentos que justifican el asombro
de aquel viajero alemán von Harff que después de visitar allí al príncipe, en su recorrido de
diversas cortes europeas, dijo que no creía que rey alguno habitara palacio de semejante
suntuosidad.
El príncipe Carlos, hijo del matrimonio de doña Blanca de Navarra, hija de Carlos el Noble,
con el infante de Aragón don Juan, había nacido en Peñañel el año de 1421 y recibió el
nombre de su abuelo que, como para contrarrestar ese nacimiento en tierra extraña,
ordenó se le enviaran seis nodrizas navarras, una por cada merindad del reino. Juzgaba, al
parecer, el rey, que era preciso que quien nacía llamado a ser soberano de Navarra,
mamase el jugo vital de las sanas y auténticas hijas de la tierra.
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Todo parecía sonreír alrededor del príncipe de quien un escritor de la época nos dice: "Fue
bello" y cuya dulzura y simpatía juntamente con la nobleza y delicadeza de su espíritu son
prendas por todos reconocidas. "Muy sabio, muy sutil, muy agudo y muy claro de
entendimiento; gran trovador, grande y buen cantador, cavalgador, cumplido en todo amor
y gracia... todo el tiempo de su vida amó mucho el estudio", según un contemporáneo
suyo. Su biblioteca, lugar de sus delicias, constaba de un centenar de volúmenes en vitela,
la mayoría escritos en latín que son libros de historia, derecho y teología. El Principe los
guarda y acaricia como verdadero hombre del Renacimiento que domina el italiano y el
francés, así como el catalán en el que alternan con el altísimo poeta Ausias March. Era su
más grande placer conversar con hombres sabios y eruditos y su Crónica de los Reyes de
Navarra, su traducción de la Etica de Aristóteles y otras obras suyas nos dan testimonio de
sus talentos y sus afanes.
Nacido en real cuna y dotado de tan altas prendas de carácter y entendimiento todo hacía
presagiar para don Carlos una de las más felices y fecundas existencias. Pero la vida pronto
se torna cruel para este pequeño Hamlet, como con acierto se le ha llamado, que, apenas
salido de la adolescencia, ha de enfrentarse con los fantasmas de la duda que le deparan
un destino de guerras y luchas civiles, enredos políticos, destierros y prisiones y una
temprana muerte lejos de su patria.
Acepta éste a regañadientes, pero pronto (1442) protesta ante las Cortes reunidas en Olite contra
esa usurpación de sus derechos cometida por su padre que se apodera del gobierno. Las segundas
nupcias que al año siguiente (1443) contrae con doña Juana Enríquez, hija del Almirante de
Castilla, acaban de envenenar la disputa, pues la madrastra lo fue en la peor acepción que
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Desgraciadamente, el Príncipe vino a morir ese mismo año frustrando tantas hermosas
esperanzas. Pero dejando un recuerdo que catalanes y vascos reverenciamos en común y
alzamos sobre nuestras cabezas cada ve¿ que, en la lucha por la libertad de nuestros
respectivos pueblos, se mancomunan nuestros esfuerzos.
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Se cumple hoy el cuarto centenario de la muerte de este genial vasco, a quien se reconoce,
ya sin titubeos, como verdadero fundador del Derecho Internacional.
Nacido en Vitoria, capital del Señorío de Álava, toma de dicha ciudad su nombre al ingresar
en religión en la Orden Dominicana. Respecto a cual fuese el suyo verdadero no hay
certidumbre, aunque algunos autores señalan que se llamaba Francisco de Gamboa (V.
José de Alemay en su Diccionario Enciclopédico Ilustrado, Buenos Aires, 1941). Respecto a
la fecha de su nacimiento hay disputas, señalándose las de 1483 y 1486. No se conserva
retrato alguno suyo, y, fiel a las características raciales que tan acusadamente en él
resplandecen, incurrió en uno de nuestros defectos capitales y que a la larga tantos daños
nos ha acarreado: la manía de no escribir. Fueron sus alumnos los que recogieron sus
explicaciones de cátedra; Vitoria les dictaba sus puntos esenciales y les ordenaba rehacer
más tarde esas notas para, de acuerdo a ellas, resolver los casos propuestos. Por esto se
llaman "relecciones".
Estas Refecciones que han llegado a nosotros en número de trece fueron editadas por
primera vez en Lyon, el año 1557 y han ido apareciendo en diversas ediciones a través de
los siglos XVI, XVII y XVIII. Modernamente se han hecho publicaciones parciales a base de
sus dos "Re-lectiones" de carácter más internacionalista, es decir, la "Relectio de Indis" y la
"Relectio de Jure belli".
Vitoria, que había profesado en Burgos en el convento de San Pablo, es enviado por sus
superiores a París donde, en el Colegio Máximo de la Orden en la calle Saint Jacques,
permanece unos 26 años, primero como alumno y después como profesor en el propio
Colegio, doctorándose de Teología en la Sorbona. En 1522 es trasladado al Colegio de San
Gregorio de Valladolid y de allí a cuatro años, habiendo obtenido, en brillante oposición, la
renombrada cátedra de "Prima Teología" en la Universidad de Salamanca, pasa a esta
ciudad donde enseña hasta su muerte.
No era el de Vitoria ingenio de los que se gastan en sutilezas y disquisiciones vanas. Vasco
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en esto como en todo, los hechos de la vida cotidiana atraían su atención; él los analizaba
y se servía de ellos para exponer sus opiniones propias y sacar sus conclusiones prácticas;
nada más lejos de su espíritu, como dice Menéndez Pelayo, que "los degenerados
nominalistas, que en su juventud alcanzó en la Universidad de París". Y como por aquellos
días la atención de los teólogos y moralistas era suscitada por las cuestiones que planteaba
la conquista del Nuevo Mundo recién acabado de descubrir, Vitoria se siente naturalmente
subyugado por aquel tema y él le sirve de base en su discurso de apertura del año
académico de 1532. Ponía con él los primeros cimientos al futuro Derecho Internacional.
No consienten los límites de este trabajo una exposición ni siquiera sintética de la obra del
ilustre tratadista vasco. Con Galíndcz1 podemos establecer que son tres los principios
fundamentales de la doctrina vitoriana: 1° libertad de todos los pueblos, 2.° solidaridad
entre todos ellos y 3." sanción contra el injusto agresor.
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FRANCISCO DE XABIER
Los primeros años del siglo XVI marcan una de las épocas más tristes de nuestra historia
patria con la ruina de la soberanía nacional de Navarra y la división territorial de ese reino
entonces consumada y que aún perdura.
"E beata Navarra, s'armasse del monte che la fascia!" (Paradiso, XIX) había cantado dos
siglos antes el Dante previendo, con la profctica intuición de los vates, los moríales peligros
que amenazaban al reino vascón estrechado por dos vecinos poderosos. Pero la armadura
de los ricos pirenaicos no era bastante: que en las naciones, como en los individuos, la
única fortaleza inexpugnable es aquélla que radica en las potencias incoercibles del
espíritu. Y el de Navarra venía siendo trabajado hasta los tuétanos por el virus de la
descomposición interna.
La obnubilación de la conciencia nacional, gravísimo mal en gran parte debido a la falta de unidad
del organismo vasco que solamente con Sancho el Mayor y su hijo García alcanzó plena
expresión; la política de secesión de Alaba, Vizcaya, y Guipúzcoa que durante los siglos XII y XIV
se siguió por los reyes de Castilla y concluyó por dejar a Navarra abandonada a sí misma, sin su
natural salida al mar y condenada ya por ello a una previsible decadencia; la acción de esa misma
política en la vida interna de Navarra atizando la lucha sangrienta de los banderizos, convirtiendo
a la parcialidad beaumontesa en el principal aliado de las fuerzas foráneas prestas al asalto y a su
cabecilla, el conde de Lerín, en el Quisling de la época, habían preparado el terreno más
que suficientemente para el acto final del drama.
Castilla y Francia luchaban por el predominio europeo. El reino navarro, situado entre
ambos poderosos enemigos, hacía esfuerzos desesperados para mantener su neutralidad.
¡Qué bien viene aquí el recuerdo de la divisa del Príncipe de Viana! —sugestiva figura del
Renacimiento, traductor de Aristóteles, amigo de Eneas Silvio, Lorenzo Valla y Ausias
March, pintor, músico y poeta, amador y gustador de las cinceladas joyas, los muebles
preciosos y los antiguos códigos— ¡qué bien viene aquí el recuerdo de la divisa del
desgraciado heredero del trono navarro: un hueso roído por dos lebreles! Porque es
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entonces cuando llega el momento en que uno de estos dos lebreles, que ya había minado
el terreno con sus acostumbrados procedimientos de "trato (traición) y furto" que en
secretos documentos recomendara a sus agentes del interior del reino vasco, pone en
marcha contra éste a un poderoso ejército castellano al mando del duque de Alba que
invade Navarra por el valle de la Burunda. Era el 21 de julio de 1512 y el 24 del mismo
mes capitulaba Iruña (Pamplona) y en mes y medio de campaña toda la ocupación estaba
consumada. compañía de aquella noble viuda que, en documento tan poco apropiado para
expansiones sentimentales como es un recibo, da fe de su inmensa tragedia al firmarse:
"La triste María de Azpilicueta".
A partir de los dieciocho años, la vida de Francisco es demasiado conocida para que nos
detengamos aquí en detalles. Son los años de la Universidad, del encuentro decisivo para
su vida con el otro gigante vasco, Ignacio de Loyola, su conversión, su maravilloso
apostolado en las Indias y el Japón.
AI conmemorarse el cuarto centenario de la muerte del gran Santo, hemos querido poner
el acento sobre la naturaleza y el carácter íntegramente vascos del gran hijo de Xabier. Del
Xabíer nacido cuando Navarra era aún Estado independiente, tan independiente en el orden
internacional como hoy día lo es el Uruguay. Del Xabier hijo, para mayor simbolismo, de
padre y madre naturales respectivamente de las dos zonas en que hoy aparece repartida
Navarra. Del Xabier que al dar en París sus datos personales para la ficha universitaria dice
expresamente cantaber, es decir, vasco. Del Xabier que sin las armas homicidas del
cruzado, sin otros dolores que los que a sí mismo se causa al entregarse por entero al bien
de sus prójimos, se lanza a llevar la luz de la verdad cristiana a los pueblos que la
desconocen. Del Xabier que hospedado en el hospital de Coa dormía sobre una estera
tendida junto a los enfermos más graves, visita a los presos, acude al hospital de leprosos
y recorre las calles llamando con una campana a los niños a los que explica el catecismo.
De! Xabier que sufriendo en Cochin de no poder comunicarse con los nativos, "por ser su
lengua natural malabar y la mía bizcaína", no demora en aprender lo necesario para
ejercitar su apostolado en el idioma del país.
Dei Xabier que conociendo en carne propia los atropellos y vejámenes inherentes a todo régimen
de conquista, eleva valientemente su voz al rey de Portugal denunciando los abusos de sus
ministros y funcionarios en el trato con los indígenas: "Ya sabrías castigarlos severamente si les
hallares menos fieles y solícitos en la cobranza de los bienes del fisco". Del Xabier que, en la hora
sublime de su tránsito, da testimonio de su raza hablando en la lengua aprendida en el regazo de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por las circunstancias de su nacimiento; por la aureola de lealtad patria que a toda su
familia envuelve; por su fe forjada en el heroísmo y la comprensión de los dolores y
problemas humanos; por la idiosincrasia de su genio; por su fidelidad inquebrantable a su
tierra, a su sangre y al verbo de su raza, el santo Francisco de Xabier es una de las figuras
más altamente representativas y una de las más puras glorias que la nación vasca ha
ofrecido al mundo en los largos días de su historia.
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JESUS DE GALINDEZ*
Madrid, 1915 - New York, 1956
Se cumple hoy el tercer aniversario de la desaparición del Delegado del Gobierno Vasco en
los Estados Unidos y Profesor de la Universidad de Coiumbia Dr. Jesús de Galíndez.
Patriota vasco integral, cristiano fervoroso y católico sin desmayos ni fisuras, luchador
incondicional de la causa de la democracia y la libertad, cualquier hombre está en el
derecho de disentir de las creencias y opiniones de Galíndez en los aspectos enunciados.
Pero, lo que nadie honradamente podrá negarle jamás es la total y absoluta sinceridad de
sus convicciones, la limpieza de su vida y la conducta rectilínea que siempre siguió en
todas las etapas de ella.
Del patriota que amó con pasión de hijo enamorado a la tierra que lo vio nacer da
testimonio, entre otros mil, ese magnífico libro que se llama La Tierra de Ayala en que la
riqueza exhaustiva de la documentación conjuga maravillosamente con las ternuras y
delicadezas que el amor al rincón nativo va poniendo, aquí y allí en los puntos de su pluma.
Y del amor a ese rincón donde sus ojos nuevos de niño se extasiaron tantas veces en la
contemplación de paisajes que habían de perseguirle con su embrujo a lo largo de toda su
vida, se levanta a la devoción del país en su totalidad, amado con ese amor de selección
que cada hombre cultiva en lo sagrado de su corazón para hacia aquella tierra que Dios
quiso darnos por patria.
Como jurista que era, por vocación y preparación, estudió no sólo diversos puntos de
derecho internacional como lo hace en su volumen Principales conflictos de leyes en la
América actual, sino, quizá, más a fondo aún, el derecho privativo vasco que, después de
la lengua, es, seguramente, la más recia de nuestras características. Así lo hace en su libro
El Derecho vasco, volviendo, en su otro volumen Aportación vasca al Derecho
Internacional, a buscar en las fuentes de ese derecho, siguiendo en su proyección a través
de diversas corrientes, para terminar estudiando con amoroso empeño a dos frutos de
excepción de nuestra estirpe: el Padre Vitoria, fundador del Derecho Internacional y Simón
de Bolívar, el gigante venezolano que en el Congreso de Panamá acomete la empresa de
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sembrar,
* Su desaparición lúe hondamente sentida, en el mundo vasco del Exilio. Amezaga dedicó 3
Galíndez artículos en cada uno de los años de su desaparición. En 1957, ante Delegados de
la República de Sto. Domingci, hizo una magnífica disertación que se recogió en su libro El
Hombre Vasco. según lo entiende Galíndez, la semilla por Vitoria legada. Y no sólo en estas
obras, sino a través de todos los actos de su vida pública, y en centenares de artículos de
diarios y revistas, proclama limpia e inequívocamente Su inquebrantable adhesión a la
causa de la patria que lo vio nacer, para hacerlo, hasta el último momento, en su
testamento, hallado después de su desaparición, en el que también, por cierto, testimonia
solemnemente en su fe religiosa nunca claudicante y de la que el mejor de los testigos es
su conducta privada de una honestidad a la que ninguna calumnia puede alcanzar, y que
es, en definitiva, lo que, por encima de alabanzas de amigos, dicterios de enemigos y
propias declaraciones, ha de valemos en la hora en el que el infalible Juez emita su
sentencia.
Soldado fiel del ejército de la Libertad, luchó en el frente de Madrid donde le sorprendió la
guerra y, más tarde, en la Brigada Vasco-Pirenaica, contra la absurda coalición de fuerzas
hitlerianas, fascistas, marroquíes y falangistas a las que se dio en la aberración de hacer
figurar como ejército de una Santa Cruzada. Y cuando la guerra cesó en la Península y los
caminos del exilio lo condujeron a Santo Domingo, primero, y a Estados Unidos, después,
Galíndez continuó con su pluma luchando en las avanzadas de la armada de la libertad y la
democracia.
Había mucho que hacer por esta causa en América. Entendía Galin-dez, además
rectamente, que la causa de la libertad es indivisible; que forma un solo cuerpo que herido
en cualquiera de sus miembros en todos ellos queda vulnerado y que no es digno de
llamarse hombre libre aquél que se contenta con serlo él o con que su propio país lo sea.
En sus años de residencia en Santo Domingo vio mucho y calló mucho, pero todo lo allí
observado hubo de ponerlo más tarde a contribución para producir ese volumen
documental que le había de servir para doctorarse en Filosofía en la Universidad de
Columbia y que se llama "La era de Trujillo". Pero, en vísperas de recibir ese doctorado —
que más tarde le había de ser otorgado "in absentia" ante 6.158 alumnos que concurrieron
para rubricar con su reverente presencia la irreprochable legitimidad del título así conferido
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— Galíndez desapareció.
—
Y fue, primero, la etapa del misterio, luego la de las más absurdas especies y calumnias,
para comenzar, por fin, la tercera, aquélla en que la luz, cada vez más ampliamente, se va
expandiendo, al ligarse el caso de Galíndez con una serie de muertes violentas —Murphy,
De la Maza, etc, etc— que suman ya ocho cadáveres que están pidiendo justicia.
Justicia reclamamos y reclamamos incansablemente los amigos y compatriotas de aquel
hombre idealista y puro a quien un día una mano criminal hizo desaparecer en las sombras.
La reclamamos todos los hombres para quienes esa palabra de Justicia es algo más que un
vago sonido y que creemos en ella con todas las potencias de nuestra alma, como creemos
en la Libertad, en la democracia y en la dignidad y altos destinos del hombre sobre la
tierra.
No pedimos venganza ni tenemos interés en acusar a nadie. Pero si tenemos que decir que
los hombres de corazón sin doblez no acabamos de entender por qué los pasos de la
Justicia son en este caso tan lentos que pareciera que, a veces, se niegan a marchar. Es
preciso que esta impresión que lleva la turbación a las conciencias honradas sea borrada de
una buena vez. Porque mientras la justicia no sea hecha, no sólo estaremos jugando
peligrosamente con el honor de América, sino sintiendo que resuenan, con el fragor de una
voz acusadora, aquellas palabras que un día escribiera Jefferson, aquel gran padre de la
patria americana: "Ninguna nación, por poderosa que sea, puede menos aún que ningún
hombre, ser injusta impunemente' '.
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Asistíamos el pasado día al sepeüo de los restos del doctor Irureta Go-yena. La voz del
avezado y elocuente representante del Poder Ejecutivo sonaba quebrada por auténtica e
indisimulada emoción que comunicaba una nueva belleza a sus magníficos conceptos. Esa
voz nos anunciaba, desde el comienzo, el gran duelo de la patria oriental por el
derrumbamiento de una cumbre.
Y así es, en efecto. En el foro, en la cátedra, en ia tribuna, fue Irureta, siempre, figura de
proporciones no comunes. Hombre de sustancia y de doctrina, de reflexión y de estudio,
era al mismo tiempo un humanísta de raza a quien la vocación y el estudio de los mejores
modelos condujeron pronto al dominio de su instrumento. Tenía el culto de la forma y el
sagrado respeto del verbo, resplandor del espíritu, y sabía, con Rodó, que decir las cosas
bien es una de las formas de ser bueno.
Maestro de varias generaciones de orientales cuya devoción le ha de seguir más allá del
sepulcro, fue Irureta Goyena un varón consular del Uruguay. Mucho y bien se ha dicho ya
de él en este aspecto y mucho más habrá de decirse en los días que vendrán. No es para
nosotros ese empeño. En esta modesta nota, nuestra ambición no pretende alcanzar más
que a un ligero bosquejo del Irureta vasco.
Porque lo era íntegramente por su sangre y a primera vista acusaba, lo mismo física que
espíritu alíñente, los rasgos más característicos de nuestra raza. Y proclamaba orgulloso
esta oriundez, si bien, nacido en esta patria uruguaya había de declarar que en él, el jus
solí superaba al jits sanguinis, el sortilegio del suelo al talismán de la sangre.
Lo proclamaba así en aquel brillante discurso con que hubo de inaugurar la Semana
Cultural Vasca; aquella hermosa pieza oratoria en la que comenzaba diciendo que era
natural que en el se cumpliese la sentencia del Fuero de Vizcaya de que "el tronco vuelve al
tronco y la raíz a la raíz" y que, por lo tanto, al hablar de los vascos lo había de hacer
elogiosamente, además que el hacerlo así es "ceñirse a la tradición, ajustarse a los
cánones, repetir un estribillo y hacerse eco de un juicio que parece engastado en el cráter
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mismo de la verdad".
Y así todo su discurso que era una sucesión de conceptos nobles y reales revestidos del
máximo decoro formal, era, contra sus palabras iniciales, el triunfo del jus sanguinis que
reclamaba en él sus imprescindibles fueros, según la inmortal sentencia de Pomponio:
"Jura sanguinis nullo jure - Ci-vili dirimí possunt"; era la revelación de su savia vasca que
inconteniblemente se manifestaba en él, de pronto, en una lujuriante floración; era para
nosotros, para muchos de nosotros, la renovación y la reafirmación de afectos y emociones
enraizadas en el centro mismo de nuestra vida y que la palabra soberana de Irureta
Goyena hacía vibrar de nuevo con sus latidos más nobles...
Por todo ello, en estos días en que los orientales viven con el espíritu en duelo por la
pérdida de una de sus máximas figuras contemporáneas, los vascos nos acercamos a la
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tumba del doctor Irureta Goyena con un sincero pesar en el pecho y una cristiana oración
en los labios.
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JUAN DE ZUMARRAGA*
Durango 1463 (?) - 1548
Hoy 3 de junio se cumple el cuarto centenario de la muerte del primer obispo de Méjico,
Fray Juan de Zumarraga, gran figura de la raza vasca y la civilización americana,
introductor de la imprenta en este continente. Había nacido en 1463 en Durango (Vizcaya),
el mismo lugar en que, al correr de los años, iba a ver la luz primera Bruno Mauricio de
Zabala, el fundador de Montevideo, y, tras profesar en la Orden franciscana en el célebre
monasterio de Arantzazu, su talento y méritos le hicieron ascender en su carrera religiosa
hasta llegar en 1527 a ser presentado por el Emperador Carlos V para obispo de México,
dignidad en que fue constituido por Clemente Vil en 1530.
Los veinte años —1528 al 48— de su vida mexicana están llenos de fecundas empresas
apostólicas que han perpetuado su nombre. En estas breves líneas, nosotros sólo le
consideraremos en dos aspectos que especialmente le caracterizan: como amante de las
luces y como protector de los indios.
En cuanto a lo primero, ello aparece, entre oíros hechos, en la fundación del famoso colegio
de la Sania Cruz de Tlatelolco debida a la iniciativa de Zumarraga, según en cédula especial
hubo de reconocer la reina y resplandece, sobre todo, en su preocupación y esfuerzos por
la introducción de la imprenta en el Nuevo Mundo. Se ve ya en 1533 a nuestro prelado
presentando al Consejo de Indias un memorial en el que se pide el envío de la imprenta a
América; se le puede contemplar en 1534 en su regreso del viaje a España navegando en
compañía del impresor Esteban Martín, primero de su oficio que pisó tierras americanas; lo
podemos considerar, finalmente, el año 1539 cuando, de acuerdo con el virrey Mendoza,
contrata la venida del impresor lombardo Juan Pablos con una imprenta completa y los
tipógrafos necesarios, todos los cuales llegaron para que la gloria de los vascos en este
punto inicial de la cultura americana fuese compleía, en la nave de nuestro compatriota
Miguel de Jauregui. Zumarraga dio a los impresores como local la casa llamada *-de las
campanas" inmediata a la residencia episcopal y allí apareció la primera obra impresa en
América a la cual siguieron otras varias mandadas imprimir por Zumarraga.
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Dos años más tarde terminaba el ilustre franciscano vasco su vida ejemplar declarando en
el testamento otorgado la víspera de su fallecimiento que "Nada le inquietaba sino el
quedar adeudado con su buen mayordomo Martín de Aranguren".
Entre los miles y miles de vascos que vinieron desde el dia mismo del descubrimiento a
fecundizar con su esfuerzo las tierras vírgenes de América, pensamos que serán muy raros
aquellos cuyos nombres están inscritos en las listas de conquistadores y opresores; si los
hay, preferimos no recordarlos. Pero, en cambio, nunca dejaremos de reclamar, como una
de las mayores glorias de nuestro pequeño pueblo la nómina impresionante de navegantes,
fundadores, colonizadores y misioneros que cumplieron una obra fecunda marcándola
inconfundiblemente con el sello de su raza que supo adelantarse en siglos a todas las de
Europa en su culto a la libertad, la democracia y la dignidad del hombre. Recordemos hoy
solamente, entre los juristas, al padre Vitoria, inconmovible defensor de los derechos de los
pueblos recién descubiertos; citemos en la grey de los poetas a Ercilla que con rendida
admiración escribe la gloriosa epopeya de la nación araucana; miremos en las filas de los
caudillos a Bolívar, el Libertador por antonomasia y en las pacíficas huestes de los
civilizadores religiosos, al saludar la obra ingente de un Lasuen en California, un Anchieta
en el Brasil, o un Larrañaga, entre nosotros, dediquemos hoy un recuerdo de homenaje y
gratitud a Juan de Zumarraga, el vasco ejemplar que trajo a América la imprenta para que
con ella viniesen la luz y la verdad engendradoras del bien supremo de la Libertad, así en
los pueblos como en los hombres.
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Señores: Es el dolor un torpe artífice de frases. Las que nuestro muy querido Juan Uraga
se merecía son para que las diga quien pueda conservar la mente más serena y el espíritu
menos afligido que lo que los nuestros se hallan por la pérdida de aquel amigo verdadero.
Porque eso fue Uraga para nosotros: un amigo verdadero. Amigo en las horas fáciles del
aplauso y la alegría, amigo en los difíciles trances del consejo y de la reprensión cordial.
Tenía fundamentalmente el don de la simpatía y estaba especialmente dotado para la
tolerancia y la comprensión; con esto fácil le era hacer amigos. Pero poseía algo más difícil
que eso, algo más raro de haliar. Que en la amistad, como en la fortuna, hay algo aún más
difícil que el adquirir y es el saber conservar. Le ayudaban a conseguirlo dos condiciones
que singularmente le adornaban: fidelidad y prudencia. Todos sabíamos que secreto
depositado en Uraga, aun en lo mínimo, estaba tan seguro como dentro de nuestro mismo
pecho. Todos sabíamos también que en él no sólo la traición era inconcebible, lo era
asimismo el dicterio, la murmuración, la crítica malévola. Yo nunca le oí — virtud más que
extraordinaria es ésta— hablar con malevolencia de ningún amigo; por ello podía estar
seguro, como lo estabais todos, de que en su presencia, siempre nuestras ausencias serían
respetadas. Y nada como esto ayuda a la conservación de la amistad.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
* Aunque se publicó, como aquí lo señalamos, en prensa, ésie fue el discurso emocionado
(a modo de oración fúnebre) en el Cementerio de El Ruceo, en Montevideo.
Y este amigo verdadero, este hombre bueno, fue también un desterrado. Fue —y no
queremos dejar de subrayar el hecho— el primero cronológicamente de los que arribaron a
estas generosas playas uruguayas arrojados de nuestra patria por la convulsión provocada
por la rebelión militar. Y es un honor para nosotros poder alzarlo aquí como un símbolo de
la causa vasca que por hombre como Uraga se justifica plenamente en el corazón de todas
las personas honradas.
Es que el destierro, asociado al patriotismo, pone en las cosas —aun en las más humildes—
que añoramos colores que el iris no conoce, indefinibles contornos, mágicos matices que
jamás pincel de pintor genial alguno pudo captar; recónditas e inefables armonías que
escaparon y escaparán siempre de las sutiles redes del pentagrama; sublimes motivos de
atracción, adhesión y entrega que nunca poeta inspirado alguno pudo plasmar en palabras,
que jamás filósofo ninguno podrá reducirlos a razón, pero que los sentimos hondo, muy
hondo en nuestro espíritu como un llamado de la sangre y como un grito de la tierra que
está golpeando siempre en nuestros oídos como el eco de una canción desesperada. Y esto
hace algunas veces la grandeza del desterrado y esto es lo que hace siempre su miseria.
La sintió muy hondo Uraga. ¡Cuántas veces hemos hablado de estas cosas! ¡Volver a la
tierra natal! Besaría en su polvo más humilde como se besa la reliquia santa de una
madre... Pero no seré yo quien intente ahora traduciros ese estado frecuente de su ánimo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La canción que en seguida vais a escuchar, su canción favorita, nos dirá de todo ello mucho
más de lo que pudieran hacerlo estas mis pobres palabras desgarradas.
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Desde la alta y serena cátedra de la Academia Nacional de Letras fue dictada una lección
de singular jerarquía, sobre la figura procer de Dámaso Antonio Larrañaga. Concebida con
inteligencia y amor, dicha con la naturalidad, el calor y la vida que sabe comunicar a sus
discursos el ilustre disertante, fue, de principio a fin, una pieza perfecta en total armonía
con el tema, el autor y la tribuna. Y perdónenos la ejemplar modestia de Monseñor
Barbieri, estos conceptos que no son elogio sino justicia. El, preclaro hijo del Pobrecito de
Asís, sabe mejor que nosotros que no es en las alabanzas de los hombres donde hay que
buscar a la perfecta alegría.
De las muchas cosas bellas y ejemplares que allí escuchamos, destacaremos en estas
breves líneas su magnífica definición del "hombre de letras". Tantas y tan bellas se han
dado que parecía difícil añadir nada de nuevo. Y, sin embargo, el disertante supo hacerlo
con fortuna con sólo proyectar luz sobre una faeeta que rara vez hemos visto considerada
en estos casos: la de la generosidad. No basta el ingenio, no es suficiente la erudición. El
docto, el humanista encerrado en su torre de marfil, agudamente aquejado de narcisismo
intelectual; el avaro de sus conocimientos, el que los crea o atesora para sí solo, para su
particular deleite nunca será, pese a la riqueza de ellos, un eabal hombre de letras. Tan
cierto es que no hay bien perfecto si no lo comunicamos y los de belleza y verdad que en el
cultivo de las letras se engendran, crecen y se perfeccionan a medida y proporción de la
generosa comunicación que de ellos hace su afortunado poseedor.
Esto lo sintió y practicó bien Larrañaga y de ahí su grandeza. No fue el suyo, por cierto, un
espíritu mezquinador de sus dones, avaro de sus tesoros, replegado en el goce de sus
conocimientos. Por naturaleza e instinto, fue generoso; lo fue también por su profesión,
obediente al precepto paulino: "Quien tiene ciencia dé ciencia..." Estudió a la estrella y al
sapo, a la rosa y al gusano, al hombre y a la sociedad; los temas más diversos fueron cebo
para su insaciable curiosidad científica y este estudio prendió en su espíritu una luz que ya
no había de apagarse más ¡Que de maravillas alumbraba ella! ¡Qué purísimos goces
brotaban de su contemplación! Pero esta luz y estos goces era preciso comunicarlos en ía
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medida de lo posible; era necesario llevar este bien, cuanto antes, al común disfrute. Vivía
Larrañaga en una sociedad pobre aun en conocimientos, en el seno de una patria naciente
en la que todo o casi lodo estaba por hacer: Universidad, escuelas especiales, bibliotecas...
De todo esto carecía el país y a remediar tanta orfandad había de acudir Larrañaga con su
vasta ciencia y su celo infatigable. El que fue en su época el hombre más sabio del Río de
la Plata pudo por esto mismo y por su patriotismo acendrado ser el más eficaz colaborador
de Artigas. Bien lo comprendió éste, a la vista de los esfuerzos de Larrañaga, al dar su
célebre consigna: "Sean los orientales tan ilustrados como valientes". Sentía bien el
Precursor el valor del mito de Minerva naciendo de la cabeza de Júpiter, armada de todas
armas.
En esta hermosa conferencia que recién escuchamos al mismo ilustre disertante en el salón
de actos de la Universidad, estudiaba éste en Larrañaga, fundador de la cultura uruguaya,
al patriota y al demócrata. Todas estas facetas de su espíritu tienen seguramente la misma
generosa raíz. Había en Larrañaga una mente lúcida, pero había mucho más; esa luz se
había hecho calor y ese calor energía en un proceso generativo de belleza, verdad y bien y
ello le llevaba a volcarse, en una total entrega, al progreso y bienestar de sus
conciudadanos, a su dignificación y elevación; ello condujo a este ejemplar sacerdote a ser
el ardoroso demócrata que en él admiramos.
Pero cuando llegamos a esta consideración, un torrente de emociones nos sacude y nos
grita que es este aspecto de Larrañaga el que, tal vez, más reciamente acusa su filiación
racial. Aquí vemos a plena luz al vastago del pequeño pueblo vasco, que resolvió, sin duda
mejor que otro alguno, el difícil problema de dar a Dios y al César su justo tributo, en una
maravillosa armonía de religión y democracia, de fe y de libertad. Es el pueblo del que,
fruto auténtico, genuino e inconfundible, nació aquel Padre Vitoria que supo enfrentarse a
Emperador y Papa en defensa de los derechos de la gente americana. Pero no sucumbamos
a la tentación de fáciles citas. Huelga hacerlas a la vista de ese clero vasco que es nuestro
orgullo porque él se ha ganado el respeto y simpatía de todos los hombres dignos,
creyentes o incrédulos, con su adhesión heroica a la causa del pueblo y su cruenta
inmolación en los altares de la libertad.
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Están ya un poco lejanos aquellos días en que dos jóvenes patriotas vascos, a raíz de
haberse lanzado a las calles de Gernika con un cartel en que se leía "Queremos la
Universidad vasca", fueron detenidos e inmediatamente conducidos, esposados como
criminales, y a pie, entre parejas de la guardia civil, que oportunamente se iban relevando,
desde la villa santa, donde se estaba celebrando uno de aquellos memorables Congresos
de Estudios Vascos, hasta la de Bilbao. La clásica incomprensión española — que en el
espíritu de la Inquisición de ningún modo fue ni es allí monopolio de los poderes
eclesiásticos— daba una vez más brutal respuesta a una demanda que sólo simpatía o, en
el peor de los casos, comprensión podía despertar en cualquier país civilizado.
Pero, si en la demanda nada de reprobable había, menos excusa podía aún encontrarse
para tal trato en las personas de los jóvenes, ambos de moral inmaculada y de dotes
intelectuales poco comunes. Para referirnos sólo al que hoy nos ocupa, diremos se trataba
de un joven que licenciado en Derecho a los 19 años había ya adelantado brillantísimas
pruebas de su valía en varias oposiciones en las que invariablemente hubo de obtener los
primeros puestos, ya en la Diputación de Guipúzcoa, ya en el Ayuntamiento bilbaíno, ya en
las primeras oposiciones celebradas en Madrid para la constitución del Cuerpo de
Secretarios de Administración Local, donde obtuvo el número uno de la promoción de la
primera categoría. Y, continuando con su brillante carrera, tras haber sido elegido Diputado
a las Cortes Constituyentes en 193O y reelegido más tarde en las de 1933, llegó el
momento en que, desempeñando la cartera de Justicia y Cultura del Gobierno de Euzkadi,
constituido en 1936 bajo la presidencia de José Antonio de Aguirre (G.B.) en Gernika, se
halló en condiciones de tomar la única cumplida venganza de aquel agravio que en Gernika
le fue inferido creando, en pleno fragor de nuesta guerra, la Universidad vasca. En nada
disminuye los méritos de esta creación la fugacidad que las circunstancias impusieron a la
obra. Ella, lo mismo que tantas otras realizadas en aquellos azarosos días —la puesta en
marcha de docenas de escuelas puramente euskéricas, la edición de los textos a ellas
adecuados, la guarda y conservación de nuestros tesoros artísticos, tantas otras cosas que
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la gestión de la cartera de Justicia hubo de procurarle en los tremendos días del Bilbao
bloqueado, donde entre el resonar de las armas había que luchar no menos contra la
silenciosa obra de la traición; donde pese a todo había que atender, porque así lo
reclamaba nuestro buen nombre, a la humanización de la guerra; donde, cuando agotada
la capacidad de resistencia, hubo de ordenarse la evacuación, para que ésta se realizara
con el decoro que a través de la lucha siempre había sido mantenido, quedó al frente de los
que asumieron tan sacrificado servicio, sencillo e impasible como siempre, el Consejero
Leizaola quien de milagro se salvó de caer en las manos del enemigo que ya franqueaba las
puertas de Bilbao.
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¡Dios, qué largo caminar! El Perú quedó muy lejos y esta vía del Marañón pareciera no
tener fin. Y es imposible volverse por el camino andado en el que había que chapotear
entre la sangre. Adelante, pues, que yo, Lope de Aguirre, "no soy hombre que ha de tornar
atrás de lo que con tanta razón comencé...".
Pero Lope siente que con el caminar se le va acabando el vivir. Y allá, por los días de
Valencia, con la lucidez del que pronto ha de perderla, la memoria de su vida se le pone
delante, como un fantasma que le acompañará hasta el fin. Y escribe su testimonio en la
carta famosa: "Lope de Aguirre natural vascongado... en la villa de Oñate vecino... En mi
mocedad pasé el Océano a las partes del Pirú por valer más con la lanza en la mano y por
cumplir con la deuda que debe todo hombre de bien... Estoy cojo de una pierna derecha de
dos arcabuzazos que me dieron en el valle de Chuquinga con el mariscal Alonso de
Alvarado... En el año cincuenta y nueve dio el Marqués de Cañete la jornada del río de las
Amazonas a Pedro de Ursua, navarro o por mejor decir francés, y tardé en hacer navios
hasta el año de sesenta en la provincia de los Motilones que es en el Pirú... Aunque estos
navios por ser la tierra donde se hicieron lluviosa, al tiempo de echarlos al agua se nos
quebraron lo más de ellos, hicimos balsas y dejamos los caballos y haciendas y nos
echamos el río abajo con harto riesgo de nuestras personas... Luego topamos los más
poderosísimos ríos del Pirú, de manera que nos vimos en Golfo Dulce.
Caminamos deprimera faz trescientas leguas del embarcadero donde nos embarcamos la primera
vez.Caminando nuestra derrota pasando todas estas muertes y malas venturas en este río
Marañón, tardamos hasta la boca del que entra en el mar, más de diez meses y medio;
caminamos cien jornadas justas, anduvimos mil y quinientas leguas".
¡Y qué rojas esas leguas! Aún las sigue caminando el espectro de don Pedro de Ursua a
quien "...no diré más de que lo matamos, muerte, cierto, bien breve. Y luego a un
mancebo de Sevilla llamado don Fernando de Guz-mán, le alzamos por nuestro rey... Y
porque no consentí en sus insultos y maldades me quisieron matar... y yo maté al nuevo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
...No le arredra esa trágica enumeración. Está viviendo momentos en que sólo puede
decirse la verdad porque siente que se acerca a la última jornada. En ella, su puñal hiere
de muerte a su hija Elvira, "porque cosa que yo tanto quería no viniese a ser colchón de
ruin gente", y, abrazado al cuerpo aún tibio de ella, muere Lope, tras de recibir el "buen
tiro", de su desertor marañón Galindo. Desde aquel punto, su alma en pena es el espanto
del caminante que a deshoras atraviesa los campos desiertos de Venezuela.
Pero esa alma ha de ser juzgada en la otra vida. Y he aquí que nos es dado imaginar su
proceso, gracias al tremendo libro postumo de Papini El juicio final, libro por el que desfila
un coro de figuras mundiales cuyos perfiles han quedado marcados en la Historia por las
más tremendas pasiones. El florentino de nuestros días, a semejanza de su paisano el
desterrado inmortal, acerca a nuestros ojos los más grandes pecadores de todos los
tiempos, clérigos y legos, hombres y mujeres, protagonistas del crimen y el latrocinio, el
escándalo y el deshonor...
Y Lope de Aguiíre forma parte de ese coro. El Ángel que lo presenta en juicio lo amonesta:
"Tú sabes, Lope de Aguirre, por qué inhumanos excesos a todos pareció infame tu vida. No
sólo fuiste uno de los más feroces aventureros que jamás hayan ensangrentado el Nuevo
Mundo, sino que traicionaste a tus cómplices, te rebelaste contra tu rey y llegaste hasta el
punto de matar con tus manos a tu propia hija".
Comparece entonces esta que, aun comprendiendo las razones de su padre, le reprocha
que le quitara la vida porque ella "no tenía aún dieciocho años, me llamaban hermosa,
sentía en mí un deseo escondido, pero mucho más cálido de amar y ser amada... Hubiera
tenido ciertamente dolores, afrentas y desgracias como todos los seres nacidos de mujer,
pero, a la vez, también habría gozado de la luz del sol, de la belleza de lo creado, de los
suaves afanes de la pasión. ¿Qué podías tú saber si yo estaba dispuesta a pagar un solo
día de amor y de alegría con mil de tristeza y de penas?"
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Lope confiesa que fue una fiera sin ley y sin frenos: "Yo no podía aceptar jefes ni amos, ni
monarcas. Había nacido para matar y mandar... Era una fiera y como bestia, amé, odié y
maté".
Pero la fiera que para Papini fue el Tirano, era muy capaz de amor, de puro amor. Ahí está
su hija a quien —cada hombre mata a lo que ama. según el verso de Wilde— inmoló en
acto de puro amor. Nos lo dice él mismo, con su ronca voz que se quiebra, a pesar suyo, de
ternura, cuando declara: "Tú eres la única criatura del mundo que me había quedado; lo
único que yo era capaz de amar. Sabía qué estragos habrían cometido contigo aquellos que
me odiaban y eran fieras como yo. Cuantas veces había usado de mi espada, mi puñal o mi
arcabuz, había gozado. Sólo aquella vez, cuando hube de matarte de aquel modo, como
una cordera despavorida y aterrada, sufrí como antes no había sufrido jamás. Pero de lo
que hice no sufro remordimientos. Créeme, hija mía, que no podía darte aquel día mayor
prueba de afecto que el ahorrarte las vergüenzas de la vida. Dios, que ve y conoce más
que nosotros, borrará, quizás, algunos de mis pecados en gracia de aquel último dolor".
Sólo Dios sabe si aquella última muerte de Lope, más dolorosa para él que la suya propia,
no fue, efectivamente, sino desesperado acto de puro amor. Queremos creerlo así. Porque
siempre nos será grato, al evocar la figura del discutido guipuzcoano que a través de los
siglos camina su interminable camino de lodo y sangre, con su negra bandera en la que
flamean las dos rojas espadas, pensar que el fuerte Caudillo de los Marañones, para quien
la fama ha sido, tal vez, más injusta e inmiserícorde que lo fuera él mismo, era tan capaz
como el primero de uno de los amores más limpios y tiernos por los que el corazón del
hombre puede latir.
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LUCIO DE ARETXABALETA*
Después, a lo largo de los años de su vida de patriota, siguió siendo siempre el mismo.
Porque Lucio de Aretxabaleta, hombre de una causa santa, no era de la clase de aquellos a
quienes fortuna ni reveses puedan cambiar. Cuando nos trajeron la guerra, la recibió
sirviendo a su pueblo en el alto puesto que su gobierno le confió. Y, al llegar lo inevitable,
lo aceptó en silencio, como siempre, y, con el corazón sangrante hubo de dejar a su tierra
ocupada y a la Europa enloquecida, tomando los únicos caminos de esperanza que el
mundo ofrecía a los expatriados. Y compañeros fuimos en aquel viaje pensado de quince
días y que duró quince meses, de temor continuo y de angustiosa espera, sobre las aguas
del Atlántico, en tierras del Senegal y en los campos de concentración de Marruecos.
Al llegar a América el destino nos separó. Cuando, al cabo de unos años, volvió a reunimos
lo encontramos aqui como tenía que estar: al frente de toda actividad y presente en toda
ocasión en que se tratase de servir a la causa de su pueblo de la que nada podía desviarlo;
de su pueblo al que ha estado representado en Venezuela de la mejor manera en que un
hombre puede representar a los suyos: con una conducta siempre limpia y recta y como
jefe de una ejemplar familia a la que dedicó su trabajo y a la que ilustró con su proceder. Y
como nadie hay tan capaz como el patriota que de verdad lo es de comprender y amar a
todas las otras patrias, al llegar aquí muy pronto se sintió ganado por el generoso calor de
Venezuela a la que, con su invariable condición de hombre de trabajo, ha estado sirviendo
en varias calificadas empresas y en todo momento en las últimas décadas de su vida.
Dios ha dispuesto que, al estremecerse las entrañas de Caracas, la tierra venezolana reciba
los restos de este vasco ejemplar y de su buena esposa Miren. Aquí quedan, llorándolos,
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Hace pocos días, un amigo nos mostró un recorte de diario con un articulo del señor
Salvador de Madariaga que confesamos se lo devolvimos sin acabarlo de leer. Entre las
varias cosas que nos hicieron repelente su lectura recordamos la insinuación allí lanzada de
que los vascos son los principales mantenedores del régimen de Franco. ¿Fundamento de
este aserto? Pues la docena y media de ellos que ocupan puestos prominentes en el tal
régimen. Pero el señor Madariaga, que tantas cosas sabe, debe saber muy bien que ese
reducido grupo de figurones no responde a ninguna masa apreciable de opinión dentro de
su propio país. Se trata de individuos aislados, y tan aislados que ninguno, absolutamente
ninguno de ellos —y desde aquí los retamos para que nos desmientan si pueden—, jamás
han obtenido, ni menos podrían obtener hoy, en unas elecciones libres, cargo alguno de
representación popular. Algunos de los más viejos de ellos sirvieron ya a la dictadura de
Primo de Rivera; los otros no nacieron a tiempo para eso; si hubieran podido, sin duda, lo
hubieran hecho también. Porque casi todos ellos pertenecen a esa categoría de hombres
que, desgraciadamente, se da en todos los pueblos y todos los climas y responden
perfectamente al título en un tiempo tan en boga en España de "Moros leales". El señor
Madariaga sabe o puede saber perfectamente esto, como perfectamente sabe también que
en todo el ámbito del estado español no hay oposición tan unánime, cerrada y compacta al
régimen que avergüenza a España y a Europa como la representada por el pueblo vasco,
desde la extrema izquierda hasta la imponente masa católica del país encabezada por su
admirable clero. ¿A qué viene, pues, la falaz sugerencia?
Habíamos olvidado ya esas cosas, cuando, en un artículo que aparece en "El Universal" de
ayer, vemos que vuelve el señor Madariaga al campo de sus, para nosotros,
incomprensibles fobias, para hablarnos del separatismo vasco, la supremacía de lo
espiritual, las leyes de Mendel, la verdadera raíz de Bolívar y unas cuantas cosas más que
sintetizamos como sigue:
En primer lugar, de ningún modo pueden aceptar los vascos ese separatismo tan del gusto
del señor Madariaga que consiste en dividir a Euzka-di en dos porciones, concediendo la
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una de ellas, definitivamente, a Francia y entregando la otra a España, "por obra y gracia
de la historia". En primer término, porque la historia no es algo estático o que se detenga
al con Réplica de Amczaga. juro del modo mágico del señor Madariaga, quien
gustosamente hubiera intentado tal petrificación de vivir en los gloriosos días de la
emancipación de América. Por la historia, pudo Navarra, por ejemplo, ser en un tiempo
francesa, en otro española y actualmente parte de uno y otro estado. Pero lo que antes que
estas cosas históricamente fue y está ya dispuesta a volver a ser para siempre es,
simplemente, vascona.
No hará falta que pasen muchos años para verlo. En segundo término porque en la historia se han
dado aquellas maravillosas instituciones de Derecho Internacional que se llamaron "Trabajos de
Buena Correspondencia", en virtud de los cuales los vascos de uno y otro lado del Btdasoa se
comprometían a seguir en sus relaciones fraternales cuando los Reyes de Francia y España se
declaraban la guerra. Y, en tercer término, y dejándonos ya de historias, porque cuando hoy en
día un vasco del sur del Bidasoa se traslada a la tierra del norte de dicho río —y lo decimos por
experiencia personal que, naturalmente, para el señor Madariaga resulta imposible— se encuentra
con un paisaje y una gente tan entrañablemente suyos como los que ha dejado en la otra orilla.
No sabemos por Qué el señor Madariaga va a exigir a los vascos un separatismo que
desgarra a su patria para darles en compensación, sin duda, una de esas ramas leonesas,
castellanas, etc., a las que podemos estimar en todo lo que humanamente valen, pero ante
las cuales queda perfectamente fría nuestra emoción nacional.
En segundo lugar, resulta que los vascos, aunque "son por lo general excelentes sujetos",
están poseídos por una doctrina cuyo meollo es "esencialmente de índole antlespiriíual y
aun animal", vibran con "lo animal y lo físico" y "no entienden la esencia del mensaje de
Jesucristo que está en la primacía de lo espiritual".
Es decir, que cuando p.ej. Luchan primordialniente por su idioma, "sangre del alma" en frase de
Unamuno, por salvarlo del aniquilamiento a que quiso condenarlo Franco, y hacen florecer en ese
idioma poetas y prosistas como nunca en él se dieron antes, y traducen al mismo las obras de los
clásicos universales, etc., etc., resulta que están luchando a impulsos de la animalidad contra los
valores del espíritu; cuando, movidos de otra de sus fundamentales preocupaciones,
demandaban y demandan al estado español, en todos los tonos, el establecimiento en el
país de una universidad siempre negada —y piénsese que es el pueblo de menos analfabetismo y
de mayor densidad estudiantil de toda la Península—, están también pecando gravemente contra
la primacía de lo espiritual; cuando los admirables 339 sacerdotes firmantes del conocido
documento salen a la palestra a jugarse enteros por la libertad y la dignidad del hombre y el
ciudadano, sólo piensan, por lo visto, en "lo animal y lo físico" y "no entienden el mensaje de
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Pero don Salvador hace un estupendo descubrimiento. Por el podemos enterarnos de que
Bolívar no es vasco sino venezolano, aunque, eso si, un venezolano con "melancolía y
añorante expresión" de gallego. No sabíamos que hubiera nadie que, habiendo saludado la
historia del Héroe, pusiera en duda su venezolanidad. Pero cordialmente concedido esto,
nos permitirá el señor Madariaga que le digamos que cuando un vasco se exalta hasta
considerar suyo a Bolívar, al conjuro de un apellido que proclama su origen de una tierra
comarcana a aquella de Guernica, santuario de las libertades más antiguas y hasta ayer
más religiosamente respetadas de toda Europa, poniendo, al mismo tiempo, como
ponemos todos por sobre nuestras cabezas al Libertador, tiene que resultar mucho más
simpático y perdonable en su evidente exageración para cualquier venezolano que el señor
Madariaga para quien el más grande de los hijos de esta tierra no fue sino uno de los
máximos traidores de la Hispanidad; otro conde San Julián trasplantado a esta orilla del
Atlántico.
Pero no merece la pena de cansar más al paciente lector. Déjese ya el señor Madariaga de
dar lecciones a quien no se las pide, pues aunque bien sabemos que ha sido capaz de
dárselas al propio Shakespeare, de ninguna manera alcanzamos a reconocer los títulos de
su magisterio. Porque, como español, sólo es un hombre que, cuando la tragedia dividió en
dos bandos tnortalmente enemigos a su patria, él se declaró... neutral; para pontificar
sobre el problema vasco le sobran prejuicios y le faltan conocimientos y, sobre todo,
emoción; como escritor ni nosotros ni nadie le negará erudición, oficio y fecundidad de
pluma. Nadie tampoco se decidirá a afirmar que de entre los millones de cuartillas por esa
pluma producidas haya salido una obra en la que el "quid" divino haya impreso el sello de
la perennidad.
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MARTIN DE UGALDE
Unamuno y e! Vascuence, Con traen sayo. Editorial Vasca EKIN. Buenos Aires, 1966.
Recuerdo bien el gesto, entre de asombro y disgusto, con que el buen amigo y eminente
profesor de Derecho y por entonces Decano de la Facultad de Humanidades de la
Universidad de Montevideo, doctor Justino Jiménez de Aréchaga, me manifestaba un día
haber leído ciertas páginas de Unamuno: "¿Cómo un vasco ha podido escribir eso?" me
preguntaba, al referirse al deseo reiteradamente expresado por don Miguel en La cuestión
del vascuence, de que éste muera y lo haga cuanto antes, porque se pierde sin remedio y
porque conviene que se pierda, puesto que no podría servir de medio de expresión a un
pueblo que quiera entrar de Heno en la vida cultural moderna.
Para tratar de hallar explicación a esto que tan extraño parecía al jurisconsulto uruguayo,
hay que comenzar por fijarse en que Unamuno nace en 1864, entre las dos guerras
carlistas, y que cuando, en 1876, el término de la segunda señala también el de las
libertades vascas, es aún un muchacho de aquella generación que vive el estado de
confusión típico de un pueblo en derrota. Existe en éste una minoría rápida en adaptarse al
nuevo estado de cosas que se impone al país; otra que, con Sabino de Arana a la eabeza,
emprenderá la penosa ruta del resurgimiento integral, y entre ambas gira la desorientada
masa de los que aún no saben bien lo que han perdido porque, por una u otra razón, nunca
lo conocieron. Se mueven éstos buscando entre nieblas el rayo de luz y sueñan algunos
con héroes nacionales como los legendarios Altor y Lekobide; hay para quienes la lengua
vasca es un "patois", mientras que no faltan otros que ven en ella el idioma prístino, sin
tacha ni mancha, que hablaron Adán y Eva en el paraíso terrenal; de música nacional
apenas si conocen masque "zorlzikos" dulzarrones, y así en todo.Unamuno fue de éstos. No tuvo
al cuskera por su primera lengua y aunque sabemos que en su juventud "estudiaba con todo
ahínco el vascuence", nunca llegó a dominarlo.
Su fracaso como profesor del mismo a que aspiró, junto con otras circunstancias, lo alejó del
país en el conocimiento de cuya historia jamás, por otra parte, se esforzó en adentrarse.
En vano se buscará su nombre entre los de los sabios nacionales y extranjeros que, a partir
de 1918, cada cuatro años, y hasta poco antes de la guerra, se reunían en aquellos
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Sobre estas cosas y muchas otras más relativas al tema se extiende en su libro Martín de
Ugalde, en un documento estudio cuyas notas dominantes son la serenidad en el
enjuiciamiento y la pena ante el extravío, en esta materia, de un compatriota al que todos
respetamos y admiramos. Escribe Ugalde en esa prosa clara y ajustada a la que nos tiene
acostumbrados en sus laureadas producciones narrativas. Prosa, por cierto, pareja a la que
en lengua vasca emplea en sus libros como Sorgiñaren urrea (El oro de la bruja) que acaba
de aparecer y con lo cual dobla el valor de su réplica a Unamuno. Porque es el ejemplo vivo
y actuante de un vasco que no se resigna ni resignará nunca sino ante lo inevitable y nos
da, con sus obras, una noble lección de la voluntad de vivir.
¡Qué lejos estamos de aquel Unamuno que —comentando "Alma" de Manuel Machado—
después de escribir aquello de "Yo, hijo de la raza vasca, amiga de la montaña que hay que
trepar y del océano que hay que domar con los remos, amiga del cielo gris y de la acción
enérgica, releo lo que dice este hombre de "la raza mora vieja amiga del sol", ese hombre
de los que todo lo ganaron y todo lo perdieron, ese hombre cuya voluntad se ha muerto
una noche de luna...".
¡Qué lejos de aquel Unamuno quien, después de esta exaltación de la voluntad de su raza y
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de la constante de la suya propia de no morir, alza la voz para pedir que sus compatriotas,
en lugar de luchar hasta el último minuto, decreten ellos mismos la muerte de lo que él
más de una vez llamó la "sangre del alma".
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DIALOGO DE MUERTOS
EL CANCILLER AYALA.- Heme aquí felizmente reunido con la que me place llamar mi
"dinastía de sobrinos". Bien curiosa, por cierto, en los anales de las letras castellanas y
quizás única en las de todos los países. Que si el don poético rarísimante se hereda de
padre a hijo, quisiera yo saber cuándo ha sido ostentado por cuatro generaciones seguidas
de sobrinos tan ilustres como vosotros. Y permitidme esta pequeña vanidad, ya que bien sé
que nuestro mérito es, propia naturaleza, en todo independiente de aquel que en mí
pudiera haber.
CANCILLER AYALA.- Es propio de los que disfrutamos de esta existencia de beatitud aceptar
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sin envanecimiento las alabanzas y considerar con inalterable ecuanimidad los cargos que
se nos hacen. En cuanto a éste que parecéis apuntar, contestaré con haceros recordar
aquel célebre romance que comienza: "Si el caballo os han muerto...". Vos sabéis con qué
ocasión fue compuesto.
GÓMEZ MANRIQUE.- Todos lo sabemos y ello basta y sobra para vuestra honra. La mía
anduvo también en canción por los dichosos pleitos políticos a que, por lo visto, todos los
de nuestra sangre hemos sido tan aficionados. De mi enemigo D. Alvaro no me pesa ni la
que mostré después al Impotente. Me enorgullezco de figurar entre los primeros propugnadores
de la Gran Isabel y si de algo pudiera arrepentirme, sería de haber contribuido tan
eficazmente a su boda con el hijo del rey de Aragón, aquel Fernando que nunca pudo ni
podrá arribar a estas moradas en cuyas puertas vela la Justicia y se estrellan la maña y la
intriga. Por lo demás, no hay que decir, tío Santillana, lo que os debo, pues, como es bien
sabido, vos me iniciasteis en el arte de trovar.
JORGE MANRIQUE.- Y vuestras trovas, tío Gómez, tan ricas en enseñanzas morales, fueron
modelo para mí, último de esta "dinastía de los sobrinos". La muerte quísome joven para
sí. Pero para cuando vino "a llamar a mi puerta" había yo tenido tiempo para cantar sus
triunfos sobre nuestras vanaglorias en aquellas Coplas que se hicieron famosas. Los que
han descubierto una singular analogía entre el tono general de ellas y cierto paso de
vuestro Rimado de Palacio, ilustre canciller, debieron haber remontado más en su
razonamiento y haberos buscado a vos en mí, a través de la cadena con que el parentesco
nos une a los cinco que aquí estamos. Creo que nuestra dinastía representa algo individual
y colectivamente en la vida y las letras de Castilla.
CANCILLER AYALA.- Esc es mi mayor orgullo, pero también causa, al mismo tiempo, de
remordimiento para mí. Porque sabéis que yo, a quien habéis honrado proclamándome
cabeza de esta gloriosa y singular dinastía, nací en el año 1332 del Señor. Ahora bien, en
ese mismo año mi patria Alaba, hasta entonces libérrima, se había incorporado a la corona
de Castilla con pacto que, si bien salvaguardaba sus libertades, había de ser también,
necesariamente, principio y fuente de una influencia que ininterrumpida y calladamente iba
filtrándose en la entraña de mi pueblo. Yo fui uno de tantos —y quizá de los más culpables
por primeros— que en política, armas y letras me desnaturé y llevé todo mi caudal a
extraño solar y a idioma extraño a aquel que floreció en mis labios en mi dulce Alaba natal.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Todos los éxitos que tuve en mi carrera al servicio de un estado extraño, se me aparecen
ahora como otros tantos robados al natural mío que abandoné por parecer pequeño a mi
ambición. Sólo la inconsciencia —general en mi época— con que obré, podrá hacer ante
mis compatriotas excusable mi pecado.
Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo de 1943.
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Según este viejo papel que hoy nos viene a las manos, Narciso de Oyar-zabal, natural de la
villa de Astigarraga, en la provincia de Guipúzcoa, había estado sirviendo en la isla Trinidad
a las órdenes inmediatas del Gobernador desde el año 1779 y, como se certifica,
"desempeñaba en el celo, actividad y desinterés que es notorio, las diferentes comisiones y
encargos que han puesto a su cuidado en el ramo de población de dicha isla".
Pero "los continuos viajes que ha tenido que hacer a toda la isla tanto por tierra como por mar, en
desempeño de las órdenes y encargos que se le han confiado y que siempre ha tenido que
costear a sus expensas..., junto a las fatigas que igualmente le ha acarreado la comisión de
Capitán de Indios de la parte Este de ella que también ha desempeñado, le han postrado
de tal suerte que le es ya imposible poder continuar más al servicio de S.M., pues a más de
las casi continuas enfermedades que siempre ha sufrido, está en el día tan falto de vista
que ha llegado hasta el infeliz extremo de no poderse manejar por sí solo. En este conflicto
—sigue diciendo Oyarzabal en su petitorio al Rey de Guipúzcoa y España— ocurre a los Rs.
Ps. de S.M. el exponente implorando la gracia de que... se digne concederle su retiro con el
mismo sueldo de 25 pesos mensuales de que goza, en atención a su cortedad y a que
ahora más que nunca necesita ese auxilio para su subsistencia con los achaques que
experimenta adquiridos en servicio de V.M. extendiéndose a la gracia hasta permitirle que
pueda pasar libremente a disfrutar de ella en su Patria y que se entienda con la Tesorería
de aquella Provincia el pago al suplicante, etc., etc."
Episodio vulgar de una de tantas vidas olvidadas es éste, y, sin embargo, he aquí que nos
punza y nos hiere en los adentros su lectura y del humilde papel sentimos que surge y se
perfila ante nosotros la figura de Oyarzabal que poco a poco va tomando familiares
contornos y, con su dulce voz de ciego, empieza a contarnos su breve historia...
Es un mozo lleno de vida y desbordante de ilusiones este Narciso de Oyarzabal que, con
plaza de grumete, sale del puerto de Pasajes allá por el año 1750 en uno de los navios de
registro de la Compañía Guipuzcoana que todos los años parten hacia las costas de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
" Amezaga en esta recreación poética nos acerca ya al teína humano de la Compañía
Guipuzcoana de Caracas. A sus hombres. Luego se dedicará a "Juan Vicente de Icuza". como él ha
cambiado también, pero ¡qué importa! Astigarraga será para él siempre Asligarraga y para su
pueblo Gyarzabal será siempre el mismo también.
Que derriben casas, que abran calles, que vengan nuevos pobladores, aunque sean de ajena
estirpe; todo eso podrá dolemos, pero todo ello no puede apartar del amor a su tierra al
que es un hombre de ley. Y él, Narciso de Oyarzabal, lo es, como lo fue siempre y así lo ha
de demostrar. ¿Que a lo largo de su vida pareció un desertor y así lo han hecho llegar a sus
oídos más de cuatro de sus paisanos? Pues ahora, con su regreso, con su definitivo y
entrañable regreso, verán cómo él nunca estuvo ausente de verdad cómo él nunca pensó
en desertar.
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Desde fines del siglo XIX había palidecido ya la estrella de los adoradores del euskera del
Paraíso y, con los sólidos trabajos de Campión, Arana Goiri —el hombre a quien más debe
el Renacimiento euskérico—, Azkue y Urquijo, se iniciaba una nueva era que, sobre todo,
en las dos obras fundamentales de Azkue —Diccionario y Morfología— brindaba los más
firmes fundamentos a la edificiadón futura.
Como el ágil instrumento de cultura nacional de que tan necesitados estábamos los vascos.
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cumplido, como muy bien dice Luis Mitxelena, ' 'El milagro de una versión absolutamente
fiel del "Lauda Sion Sanvatorem" en la misma medida que el original —en realidad tiene
dos versos menos— sin soslayar ninguna de las dificultades que ofrecía este comprimido
teológico". Y de modo similar en otros cantos e himnos litúrgicos.
A esta etapa del norte del Bidasoa sucede la de América donde el prosista nos ofrece, en
sus colaboraciones de "Eusko Gogoa", aquel tratado de mística: "Kito'n arrebarekin", hecho
brotar de sus conversaciones allí con su hermana monja y en el cual desde las evocaciones
hogareñas se va elevando hasta las cumbres donde aletea el espíritu de su admirado San
Juan de la Cruz. Al mismo tiempo, publica ensayos de Metafísica y Estética donde el
pensamiento de Platón, Plotino, Hegel y Croce cobra nuevas irisaciones al ser desenvuelto
en el rico ropaje euskérico de nuestro escritor quien, como poeta, nos va dando también
sus visiones de la tierra americana: "Bolivia'ko zabaldian", "Pichincha sumendiari", etc, etc,
o desnuda su alma en la serie de "Getsemaní", de cuyos poemas podemos decir muy bien
con palabras de Mitxelena que "en sus poesías de tema místico se ha traslucido siempre,
dentro a veces de una aparente sequedad, una honda emoción que con los años se ha ido
expresando en un tono cada vez más abierto y más sincero. Tal vez se encuentre en estos
poemas, compuestos en un verso sobrio y simple, la manifestación más alta de la
personalidad de Orixe".
Tras la etapa americana, viene la última marcada por el retorno a Euz-kadi donde nos
ofrece la magnífica traducción de las Confesiones de San Agustín; después su ingreso en
Euskaltzaindi como miembro de honor; su triunfo de mayo de este mismo año al ser
laureado en Tolosa en el homenaje a Lizardi que, como se sabe, era una de sus grandes
admiraciones y, por fin desde Añorga, el tránsito hacia los prados de eterna bienandanza
tan soñados por su mística alma.
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Se extinguió la vida de don Pío. Esa vida de la que brotaron tantas para el mundo de la
imaginación; ya con raíces reales como la de Avirane-ta, ya enteramente fantásticas como
el Jaun de Álzate, en uno de los más ricos y pintorescos retablos ofrecidos por la novela
contemporánea.
Comenzó la de nuestro autor en Donostia. Allí el tormentoso mar de los vascos imprimió en
él su garra y le enseñó a sentir las que luego serían páginas tan maravillosas como las
Aventuras del Capitán Chimisía, Las inquietudes de ShantiAndia o aquel Ángelus tan
empapado de unción religiosa como de salitre marino. Aquel maravilloso Ángelus en que,
por una vez al menos, la reciedumbre del sentimiento religioso de su raza sacudió a Baroja
hasta los huesos. Y no menos le hicieron vibrar los paisajes patrios, sobre todo, aquel valle
del Bidasoa que, según una de sus características boutades, quería constituir en república
libre "sin moscas, sin frailes y sin carabineros", aquel valle en cuyo lugar de Bera hizo
morada en que se acunaron varios de los mejores hijos de su espíritu, como ese "Jaun de
Álzate" que es para nosotros una de las más entrañables creaciones ba-rojianas.
"¿Qué relación puede existir entre la modalidad retórica, convencional, de casi toda la
literatura novelesca del siglo XIX y la manera de Baroja? Ninguna". El secreto está, sin
duda, principalmente, en Baroja mismo, pero es preciso mirar bien al fondo. "Ser vasco —
escribió una vez Ortega y Gasset— es, sin más, una renuncia nativa a la expresión verbal".
Nadie puede dudar de que hay en esto una exageración que el mismo ilustre autor de ella
hubiera sido el primero en reconocer; pero también hay en ello algo de verdad. Porque si
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Sin embargo, había error en esta conceptuación. Porque si bien es verdad que
en éste, como en muchos otros aspectos, hay una gran distancia de nuestro hombre de
tipo representativo a uno que igualmente lo sea del espíritu latino, no faltan tampoco en
nuestra viña los verbosos, chachareros y charlatanes. Lo de "corto en palabras" nos vino de
otra causa. Hablaban nuestros compatriotas, los que conocieran Tirso, Cervantes, Espinel,
etc., un lenguaje prestado, un idioma mejor o peor aprendido en su estada en Castilla,
idioma tan radicalmente distinto del suyo, sobre todo en la sintaxis, que el ser elocuentes
en esas condiciones suponía algo que sólo en muy contados casos podía ser conseguido.
Pues bien, algo de esto sucede con Baroja. Es cierto que éste aprendió desde niño el
castellano, pero en un ambiente bilingüe en el que no hay que olvidar a su padre, don
Serafín, que tan merecido nombre ha dejado en las letras euskaras por sus poemas en
distintos géneros. La influencia que todo ello haya podido tener en nuestro novelista, del
cual conocida es la afición a insertar trozos de cantares o poemas en lengua vasca en sus
obras, no queremos ponderarla nosotros. Mucho mejor será dejar la palabra a él mismo,
que nos dirá: "Si en las ciencias exactas y físico-matemáticas no se determina fácilmente,
aunque exista, un carácter de raza o de nación, en las demás ramas del saber, sí; en la
historia, en la filología, en la literatura y en el arte la raza rezuma, se siente el impulso
étnico de una manera clara y precisa". Y esto otro, aún más concluyeme: "... el devenir del
País Vasco sería no borrarse del todo en la latinidad, sino dar a su cultura un carácter
propio peculiar no latino. No es extraño que, pensando así, yo haya tenido la aspiración de
dar un matiz no latino, poco retórico y poco elocuente de precisión y de sequedad dentro
de la literatura española".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
como el de Dickens y otros que pueden señalarse. Pero en una personalidad tan fuerte y
rica como la de Pío Baroja, en una personalidad cuya nota dominante es la sinceridad
absoluta y la rígida lealtad para consigo mismo, creemos debe andarse con mucho tiento
en esto de las influencias exteriores, y, sobre todo, cuando éstas parecen estar más lejos
del centro y raíz de su intimidad psicológica.
Se ha dicho que uno de los pocos escritores a quien Baroja admira es Nietzsche. Y cuando
recordamos al filósofo alemán de "la voluntad de poder", el del super-hombre, el que decía
que "vivir de un modo peligroso es sacar el mayor placer que puede dar la existencia", el
cual, sin embargo, según juicio de Unamuno, que nos parece profundamente acercado, no
fue sino un hombre terriblemente dominado por el miedo, no podemos menos de pensar en
Baraja, que predicando que "La acción por la acción es el ideal del hombre fuerte"; que "No
hay que respetar nada, no hay que aceptar tradiciones que tanto pesan y entristecen" y
cien frases más, tan terribles y demoledoras como éstas que con sobrada frecuencia pone
en boca de sus desgarrados personajes, no es en el fondo sino la antítesis de todo ello. Un
hombre de corazón transido de humanidad que le salta del pecho, como un pájaro, para
entonar en Mari Beltza su sonata más delicada y más pura; que se le abre como una
granada madura en Elizabide el vagabundo para ofrecer el decantado jugo de la más
cordial comprensión; un hombre que dotado de ojos maravillosamente capaces de captar y
copiar toda clase de tipos y tierras, cuando retrata a los de su estirpe pone en su obra un
temblor de ternura que no hay palabra fuerte ni concepto duro que alcancen a ocultar lo
que está ocurriendo en el hondón de su alma.
Y éste es para nosotros el Baroja que nunca morirá.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Poco más de dos meses han transcurrido desde que pasó por Montevideo prometiéndonos
un pronto regreso que ya no podrá más cumplir. Y pasó, como siempre, repartiendo
abrazos y dejando una estela de cuentos y anécdotas que eran las delicias de su ingenio
siempre alegre y cordial.
Porque Aldasoro se manifestaba siempre así. Temporalmente, sin duda, pero también por
algo más profundo que los que le trataban poco difícilmente podían ver y lo explicaba
aquella vieja canción vasca que tantas veces le hemos escuchado canturrear:
"Begiak parrez, parrez, biotza negarrez".
(Los ojos riendo, riendo y el corazón llorando).
Aldasoro fue político por temperamento y lo fue desde muy joven con la profunda y total
devoción democrática. Ocupó altos puestos en el Parlamentó y la Administración del Estado
Español. Y cuando la rebelión militar vino a inundar de sangre y dolor las tierras de la
patria y el Gobierno vasco autónomo se constituyó para defender nuestra tradición de
libertades, pasó de inmediato a ocupar en él un puesio de honor del que sólo la muerte le
ha podido hacer desertar. Durante la guerra cumplió siempre con un alto sentido de
responsabilidad y eficacia. En el exilio, sus extraordinarias dotes de inteligencia y simpatía
le granjearon muchas y valiosas amistades que, por su medio, quedaron para siempre
vinculadas a nuestra causa. Y ello muy especialmente aquí en el Uruguay donde su espíritu
vibraba más que en parte alguna al conjunto de este maravilloso clima de libertad que es el
pan bendito del espíritu que en nuestra tierra nos robaron y cuyo regusto no podrá ya
abandonarnos más.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nacido en el corazón de Euzkadi, en aquella Tolosa donde el euskera sigue teniendo sus
más puras resonancias, sintió con los años cada vez más fuerte el llamado de la tierra a la
que supo honrar en verdadero vasco con una vida privada intachable y a ¡a que se
mantuvo fiel en una absoluta consecuencia, acrecentada, si cabe por el transcurrir del
tiempo, pese a toda la serie de desgraciadas contingencias que parecieran venir de
propósito para acabar con todas nuestras reservas de perseverancia.
Su muerte es un golpe más que recio, hondo y repercute en nuestro espíritu, pero no para
quebrantarlo sino para remachar aún más en él nuestra voluntad de perseverar en la lucha
por la libertad y la dignidad de nuestro pueblo. Ese es su testamento y su mandato
imperativo, como lo fue para nosotros y lo sigue siendo el de los millares de vascos que le
antecedieron en su inmolación por la libertad.
Hemos perdido un gran amigo y la democracia vasca un noble campeón. Pero en nuestro
corazón no hay dolor que prevalezca contra la esperanza ni desgracia capaz de abatir
aquella fe que resplandece, serena e inconmovible, en las sencillas palabras que en nuestro
pueblo suelen dedicarse a los seres queridos que nos dejan: "Agur ta gero arte": ¡Adiós y
hasta luego!
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El día 26 de este mes se cumplirán cien años del nacimiento, en la pequeña república
bizcaína de Abando, de este hombre cuyo recuerdo se venera como el de un apóstol y un
mártir a lo largo y a lo ancho de toda Euskal Erria.
Porque Sabino de Arana Goiri fue, por encima de todo, un hombre puro, de total pureza,
rico, sacrificó toda su fortuna al ideal al que consagró todo su ser; fuerte, perdió su salud
entre los múltiples encarcelamientos y persecuciones que hubo de sufrir a través de una
vida vivida bajo el signo de una conducta rectilínea; una vida de esas que honran a la
condición humana porque contra ella, ni la incomprensión ni la mala fe ni el odio, que no
perdieron oportunidad de hundirle su acero hasta la empuñadura, se atrevieron a esgrimir
la calumnia que ni por un momento hubiera podido ensayar su mordedura en aquella alma
cristalina, en "aquel hombre singular todo poeta", como dijo de él Unamuno.
Tenía Arana Goiri once años cuando, en 1876, se consumó el último atentado contra las
libertades vascas de las que bien se puede decir que, si en su milenaria antigüedad habían
hecho la honra del pueblo que de ellas supo disfrutar, eran, ante todo y por encima de
todo, de la altísima condición de las que a nadie ofenden ni a nadie pueden dañar. Porque
no era sólo que, a través de las mil contingencias de la historia, el pequeño pueblo vasco
tuviera el privilegio o la fortuna de mantenerse siempre invariablemente libre; no es que, a
través de varias invasiones que asolaron y subyugaron la Península, el gladio romano, la
francisca goda y el alfanje musulmán se mellaron contra los riscos de una tierra cuya
gente, sin mezcla alguna de tales invasores, siguió constituyendo una sigularísima nación
—"tierra apartada", como dicen los viejos documentos—, en su sangre, en su idioma, en
sus leyes y en todas las expresiones más íntimas de su alma; había mucho más que eso: si
ese pueblo jamás fue conquistado por nadie, tampoco nunca intentó señorear a otro
alguno. Tras la derrota de los invasores castellanos en Arrigorriaga, el gesto simbólico del
jefe bizcaí-no Jaun Zuria que clava su daga en el árbol Malato, límite allí de la tierra
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* Muchos artículos y una conferencia impartió Amezaga sobre Sabino Arana Goiri, (Abando,
186J - Sukarricta, Bi/kaia, 19Ü3), llamado el Libertador vasco. Insertamos este articulo, el
dei Centenario de su nacimiento, por pareeernob el más significativo. Un capitulo de su
libro E! Hombre Vasco eslá dedicado a Arana. vasca, basta para frenar en seco el ímpetu de
sus huestes en la plena embriaguez de la victoria; cuando Sancho VI, el rey de Navarra,
recupera el territorio que por el de Castilla le había sido usurpado, al llegar al límite de su
tierra, clava también sus armas victoriosas en el tronco de un árbol, mientras dice: "Hasta
aquí es el reino de Navarra".
Era una tradición milenaria de libertad que había enseñado a ese pueblo la verdad sencilla pero
profunda de que sólo pueden merecer ser libres los que saben respetar la libertad ajena. Este era
el pueblo donde, en los siglos de una Europa dividida en castas, todos sus hijos eran igualmente
nobles y nunca se conoció la esclavitud; donde, religioso hasta los tuétanos, la Inquisición no
pudo arraigar y en cuyas soberanas cortes de Gernika —que comenzaban con la firmación del
dogma de la Inmaculada Concepción— no podían tomar parte los clérigos, llegándose en las
juntas de Guípuzkoa hasta a retirar los poderes al delegado a quien unas horas antes de la sesión
se le hubiere visto hablando eon un sacerdote; porque ese pueblo había aprendido bien a dar al
César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, como lo supo enunciar con su "Papa non est
domínus civilis aut tempolis totius orbis", el Padre Vitoria, aquel gran hijo de su sangre,
sangre que habló con inigualable grandeza en un Bolívar, libertador de naciones y en un
Lavigeric, figura descollante en la abolición de la esclavitud.
El tesoro de las libertades vascas se acababa de perder. Las dos guerras carlistas dieron
ocasión al enemigo que de antiguo acechaba y que en las cortes españolas asestó el golpe
mortal. En vano la voz del tribuno vasco Glano se alzó para gritan "Lo que yo prometo a un
hombre armado, lo cumplo aunque luego lo vea desarmado", aludiendo a las promesas
hechas por el "ayacucho" Espartero a los batallones carlistas concentrados para la traición
de Bergara. Olano pudo ver que entre los parlamentarios españoles, sólo la voz del
marqués de Viluma supo señalar noblemente el camino del honor.
Cuando Arana Goiri llegó a su juventud se encontró, pues, eon un pueblo que, perdido su
rumbo, se despeñaba por el precipicio de su desnacionalización. Y él se dio a la tarea
sobrehumana de detenerlo en su marcha suicida y ponerlo en el camino de la salud. Toda
su fortuna, toda su energía, la luz de su privilegiada inteligencia y el calor de su purísimo
corazón Jos entregó sin reservas en una lucha de todos los días que no terminó hasta el de
su muerte, todavía en plena juventud, a los 38 años, agotado en e! combate desigual. Fue
el precio pagado por el Héroe para que el renacimiento vasco se pusiera en marcha con
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Mientras esperamos, con iodos los hombres de buena voluntad, que ese hecho de justicia y
de reparación no tarde, saludamos, con todo nuestro amor y nuestra gratitud, en este
centenario de su providencial nacimiento, a Sabino de Arana Goiri, aquel hombre-pueblo
cuyo corazón seráfico supo dar con su sacrificio, nuevo calor, nuevos ideales y nueva vida a
la patria más vieja de la vieja Europa.
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Es un siglo triste nuestro siglo XVI. A sus comienzos el reino de Navarra, destinado a ser el
fundamento y aglutinante del gran Estado vasco, había caído a los golpes de las luchas
intestinas hábilmente explotadas en pronto provecho por aquel rey sin moral ni escrúpulos
a quien llamaban el Católico. La conquista del astuto y pérfido aragonés pudo consolidarse
porque ya los nabarros —en sus clases rectoras, sobre todo— se habían extraviado
lamentablemente, en los caminos de su propio espíritu. "Feliz Na-barra —había cantado dos
siglos antes Dante— feliz Nabarra, si se armase del monte que la cerca". Pero el genio del
florentino que al escribir esto presentía ya la amenaza cernida sobre el reino pirenaico, no
acertó a decirnos que Nabarra, si quería conservarse, había de apelar a un arma aún más
poderosa que sus montañas abruptas, la de su propio espíritu del que iba, poco a poco,
vaciándose. Nabarra y Euskadi toda.
Que la caída no fue sólo del cuerpo vasco lo vemos claramente en nuestros más poderosos
exponentes espirituales de la época. Son Diego de Es-tella, Malón de Chaide y Alonso de
Orozco, entre los místicos; es Ercilla en la poesía, Juan de Huarte en la filosofía; con
aquellas lumbreras del saber divino y humano que se llaman Vitoria, Azpilicueta, Bañez de
Arta-zubiaga, Menchaca, Arriga, etc. Es inútil pretender encontrar a través de todos ellos
una línea expresada en lenguaje de su estirpe. No constituye una excepción a esto San
Ignacio.
Y, sin embargo, este siglo pudo ser el de nuestro Renacimiento como lo fue el de otros
países. Mediando el mismo, un clérigo de la Baja Nabarra, Bernardo de Etxcpare, había
lanzado en el primer libro impreso en lengua vasca su grito de resurrección y de esperanza.
"¡Heuscara oraindafio egon bahiz imprimitu bagaric, Hi engoiti ibilliren mundu gucíetaric".
Euskera
tú, que hasta ahora
has permanecido sin imprimir
conocerás en adelante
la totalidad del planeta
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Pero fue la voz que clamaba en el desierto. En el mismo año de 1545 en que aparecía el
libro de Etxepare, se abrían las sesiones del Concilio de Trento en que tanto había de influir
el espíritu de Ignacio. De las prescripciones de este Concilio nacen unas humildes muestras
de nuestra literatura en idioma vasco, los catecismos. El primero, el de Sancho de Elio se
imprime en Pamplona en 1561. Diez años más tarde, y en campo bien opuesto al
ignacismo, germinaba una obra de mucho más aliento: la traducción vasca del Nuevo
Testamento debida a Juan de Leizarraga. El y sus colaboradores trabajaron en esta obra
por mandato de la calvinista reina de Nabarra Juana de Albret. Desgraciadamente, y para
vergüenza de todos, habían de pasar cerca de cuatro siglos para que un hijo ilustre de San
Ignacio y de Euzkadi, el Padre Ramón de Olabide (G.B.), diera la necesaria réplica eon la
publicación de su magnífico "Itum Berria", obra que marca época en los anales de la
cultura vasca.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
estancia en Medina, había llegado casi a olvidar su lengua nativa. La recobró sin embargo,
poniendo en este segundo aprendizaje un empeño en llegar a la entraña de la lengua que
le convirtió en uno de los maestros de nuestras letras. Publicó en 1747 su Je-susen
Biotzaren Debozioa, en 1759 sus preciosos Oíotz Gaiak y, en 1762, el Euskaldun Onaren
Bíztera. Aunque, para hacerse comprender mejor de todos, Mendiburu, deliberadamente,
recurre a veces a un léxico menos puro, la riqueza de su verbo, la abundancia de su
vocabulario y la elegancia de su sintaxis no le abandonan nunca, haciendo de él uno de los
escritores al que tiene que estudiar a fondo quien, de veras, quiera conocer los recursos de
nuestro idioma. Mendiburu que, aunque guipuzcoano, pertenecía dialectalmente a Nabarra,
fue también el gran misionero euskaldun de esta región cuyos principales pueblos recorría
todos los años durante los meses de verano. En la iglesia de San Cernin de Pamplona sus
sermones constituían otros tantos llenos, pues hasta la gente que entendía con dificultad el
vasco acudía a oirle. No poca parte en el extraordinario éxito del llamado "Cicerón vasco"
tenía su extendida fama de santo y hasta la elegancia y nobleza de su figura.
Las lágrimas de los vascos que le acompañaron en su camino de Iruña a Donostia, donde
embarcó, lloraron la pérdida para las letras vascas de uno de sus más ilustres cultivadores.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
JUAN SARRASQUETA
Esta es la verdadera efigie de Juan Sarrasqueta. Nacido en Elgueta — el primer pueblo que
se encuentra bajando del cielo, según los naturales de allí dicen— vino joven al Uruguay
donde, lustro tras lustro, ha venido alternando su vasco oficio de herrero con su vasquísimo
arte de txistulari. La misma mano recia que había arrancado al hierro, allá en el yunque,
sonoras vibraciones, gustaba también, en sus ratos de descanso, de robar al txistu sonoro
aquellas viejas melodías que los pájaros de nuestras montañas depositaron para nuestro
deleite en sus oscuras entrañas. Y así, año tras año, más de cuarenta lleva ya aquí —ha
contribuido Sarrasqueta con su trabajo y con su arte y con sus doce hijos, nueve de los
cuales viven, al progreso y engrandecimiento de esta tierra que es, como para tantos
vascos, su segunda patria.
Setenta años acaba de cumplir este vasquito de tez rubicunda y alegres ojos inquietos. Y
formando con Mitxelena y Arín la banda de txistularis de nuestra capital, sigue sin
desmayos, lanzando a los aires, para recreo de nuestros jóvenes y regalo de los que ya no
lo son, las notas que un día aprendieron de aquel pajarillo que cantaba en la punta de la
rama del manzano de Aldape.
¡Urte askotan, Sarrasketa!
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Recordamos muy bien aquel día gris y lluvioso de invierno de 1940 en que, por primera
vez, tuvimos noticia directa de los versos de Telesforo de Monzon-Olaso. Los oímos de los
labios de su autor más bien cantados que recitados, parte de ellos en la habitación de
nuestro hotel, otros en la terraza de un café, en fin, mientras errábamos ambos, bajo la
lluvia intermitente, por las calles y plazas de aquella Marsella bajo cuyos duros mistrales
esperábamos ansiosos la ocasión de huir del infierno de Europa.
Y fueron para nosotros una revelación: la de un poeta nuevo que surgía espontáneo, con
voz fresca y armoniosa, cantando en el viejo idioma de los vascos nostalgias de paz y
hazañas de guerra; de aquella guerra que muchas veces nos había parecido engendrada no
más que para hacer enmudecer para siempre la voz de nuestro pueblo.
Y he aquí los versos del de Olaso: parte de ellos; los que el autor ha recopilado en un
primer libro que bajo el nombre de Urrundik, (Desde lejos) lleva por subtítulo "Bake-Oroi",
esto es, "Recuerdos de paz". Recorrámoslos rápidamente, lector.
Comienzan con "Bakartasun", es decir, "Soledad" a la que invoca el poeta para que puesto
el espíritu en sosiego libre de odio y tristeza, plantas exóticas en el clima vasco, venga el
amor, el mismo que le hizo peregrino, a inspirar sus estrofas que cantarán a Euskal Erria, al
amparo de la Virgen de Arantzazu a quien hace la ofrenda de sus poemas que exaltan el
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En "Bakean", "Ludi barrena" y "Azkaíasun naia", cania contra supuestas inclinaciones del
espíritu vasco: el apego a la tierra que, sin embargo, no le impide derramarse
pródigamente por todo el mundo y su amor a la paz que, a veces, ha de ser sofocado por
su fiera pasión por la libertad, porque:
"Naiz bakekoa, ez da euzkal-gogoa belauniko yaioa".
Sigue "Osíoak bidean", linda composición tras la que viene "Artzai gaztearen abestia" (El
canto del joven pastor). Como poesía pura por la elegancia de su corte, la gracia de sus
imágenes: "Udaberri-neskaíilla, ne-rekin, alzo pipilinpausa billaguar illa...!!!", y aun en el
aspecto técnico, por lo bien cuidado de sus versos: "Alboka artuta goizero-yaikitzeke dala
Bero, —ñola larrera ardíekin—, hitzaren gain, alai, arin...", reputamos a este poema como
uno de los mejores del libro.
Viene después el romance del caballero, el fraile y la pastora; una especie de serranilla
impregnada de fina gracia y del sano espíritu de la tierra. Como engendrada en el canto,
nos parece aún mejor para cantada que para leída. Quizá influya en este juicio nuestro el
haberla conocido por primera vez cantada de los labios del autor. Nos hacemos la ilusión de
que por el canto será popularizada y que la aventura de] marquesito de Oñate, allá en los
riscos de Arantzazu, será uno de los temas más saboreados en esos "Bertso berriak" que
habrá que revivir y dignificar en nuestra futura etapa vasquista. Y señalemos, de paso, que
en este aspecto pocos pueden realizar una obra tan simpática y eficaz que la de Monzón.
Y como el espacio apremia, tendremos que hacer una más rápida revista de las
composiciones que siguen: "Katalin", sentimental poema en que se narran los amores del
pobre maestro de Zegama prendado por la bella Katalin:
"Katalin dantzari mendi-lora garbi... kopetan izerdi, aoan marrubi, illetan gari..."
El filósofo —y excelente compuesto— "Erreka alboko zurgiñola" en el que las aguas del río,
"Ta artean... errekako ura-ba dator ta ba diua...", van marcando el ritmo de la vida;
"Itzastar, ume bi", fina estampa de la dramática vida de nuestros pescadores; "Baserriko
apaiza" en la que el alma se baña en la paz de nuestros campos; "Bertsolariak" en la que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Perratzallearen umea" cuyo sencillo asunto lo constituyen los amores del mozo cantero y
la hija del herrador; "Tropikotik", que aparece un poco desplazada en este grupo de
composiciones con las que estábamos viviendo en el corazón de Euskal Erria y "Lurrari", en
que el poeta canta a la tierra, la casa, la familia y el apellido, las cuatro ramas del árbol
vasco.
Vienen luego unas estampas del pueblo natal del poeta: "Bergara" de la que nos
ocuparemos especialmente al final de este recorrido; "Astoak berriketan", que comienza
humorísticamente para caminar con la nostalgia de las mañanas domingueras de Bergara y
"Egizko gertaera bat" en que se recuerda un episodio de la vida bergaresa.
En "Bergara", tenemos los temas capitales, los grandes amores que fecundan la musa de
Monzón: el del pueblo en que nació y lejos del cual su corazón no halla calor: "Bergara tik
urtenda pozik gabe nabil, —iñun ene biotzak artu ezik bero".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"Maite degtin andrea, lotan ha da eder antzeko semca pozkarri, seaskan dala ager, antzeko
zoriona dakar biotzera, .sorterria, baketsu, lotan ikustea!"
Con legítimo orgullo, recuerda el puesto de honor ocupado un día por Bergara en el campo
de la cultura vasca:
"Euskalerri ta nunaitik ere, sendi gorenetako mutil azkarrenak etorri izanak dirá Bergara ra
ikasle. ospetsuak izanik ango irakasleak".
Y llega a soñar con que en el Renacimiento vasco Bergara sea un dia nuestra Atenas:
"Amets auxe ¡zana det: Bergara izan kabi...!
En Bergara se asestó con el abrazo de Espartero y Maroto aquella alevosa puñalada a la
libertad vasca, uno de los más grandes ideales por los que late el corazón de nuestro
poeta:
Pero hay otra cosa que pesa tanto sobre el corazón de nuestro cantor como la pérdida de la
libertad y es la del euskera que, abandonado ya de antiguo por los mejores ingenios del
país, se nos va de entre las manos como la nieve que se derrite al sol o como el agua que
corre por la pendiente:
"Euskera degu, urtutzen ari zaigun elur goitik-bera datorren erreka baten ur..."
Este es el peligro más grave y el que más rápidamente ha de ser conjurado si queremos
vivir como nación:
"Bestela alperrik degu dendar, irrintzi ta abertzaletasunez gezurretan yantzi Euskera
aupatutzeko ez ba gera gauza, gure euskotasun guzti... degu gezur utsa..."
Si así es, si con todo nuestro cacareado vasquismo no servimos para levantar al euskera a
su debido puesto, todo ese vasquismo es postizo y nuestras prédicas patrióticas... música
celestial.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Tenemos, pues, en el poema "Bergara" los tres grandes amores de Monzón: Euzkadi,
Euskera y Bergara. Sus versos son de la hermosa factura que podemos apreciar en otras
composiciones no destinadas al canto como "Ka-talin", "Itxastar ume bi", "Adiskide bi", etc.
El lenguaje en Monzón es siempre puro, pleno de savia popular, con el mínimo empleo de
erderismos ni neologismos, libre de esfuerzo y de rebuscamiento. Elegante y conciso, hay
alguna que otra vez que extrema esta característica —supresiones del auxiliar verbal, etc.,
— pero no recordamos ningún caso en que ello apareje oscuridad; ha sabido aprovechar en
su justa medida las grandes lecciones de Lizardi y Orixe, que creemos sean los maestros a
quienes más debe; nos referimos al lenguaje y a la técnica del verso, pues por lo que
respecta a los temas y enfoques de sus producciones, su espontaneidad y originalidad son
absolutas. Esto se ve sobre todo en lo anecdótico para lo que está dotado: sus poemas de
esta clase son primorosos cuadros que vivirán lo que el idioma.
En resumen, un gran poeta vasco que surge... "hereda nascentem órnate poetam"; una
sólida esperanza para el porvenir del euskera que por ingenios así ha de vivir y un hermoso
libro cuyo intrínseco valor realzan las preciosas ilustraciones de Aranoa y cuyo contenido
ponen al alcance de los vascos erdeldunes y del público latino-americano las
interpretaciones de Iñurrategui.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A su tiempo y autorizadamente fue comentado en estas columnas el último libro con que
nuestro querido y erudito amigo Eneko enriquece el acervo de la cultura patria. Nosotros
después de felicitarle cordialmente por la aparición de este volumen en que tantas cosas
interesantes hemos tenido ocasión de aprender, vamos a limitarnos aquí a dar publicidad a
unas cuantas notas que al correr de la lectura íbamos tomando. Si ellas sirven para
incrementar el interés de los estudiosos en la lectura de Eneko y si a éste mismo en algo
pudieran ser útiles para una segunda edición que, según tenemos entendido, prepara, nos
sentiremos muy satisfechos de nuestra modesta labor.
La frontera de España.
El P. Bel! visitó nuestra tierra en 1633. Al hablar del túnel de S. Adrián dice que por allí ha
de pasar cualquiera "que por aquella parte quiera entrar (a) España", (pág. 28).
El peregrino alemán Yon ffarffque pasó por Euskal-Erria hacia 1445 escribe en su itinerario:
"Iban de Viana a Logroño, una legua. Ciudad que pertenece al rey de España; aquí se
pasa, sobre un puente de piedra, el río que se llama Ebro en que termina el reino de
Nabarra y del otro lado comienza el país de España" (pág. 64).
En otro lugar (pág 65) refiriéndose al puerto de S. Adrián dice: "allí está el límite de
España territorio y lengua y comienza el país vasco territorio y lengua y también otras
vestimentas de hombres y mujeres y las leguas y las millas vienen a ser más largas". Esto
no obsta para que más adelante cite el rio Beobia —error por Bidasoa— como delimitador
de los reinos de Espafla y Francia.
" Hace aquí mención al libro de Eneko Mitxelena Viajeros extranjeros en Vasconia, Buenos
Aires, Ekin, 1942.
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Todas estas citas nos recuerdan aquello de Cervantes en su comedia Dña. Catalina de
Oviedo:
"...¿Y es Vizcaya? Allá en la raya de Navarra, junto a España?" //.- SHAKESPEARE.
Además de "bilbo" y "bílboes" encontramos en su vocabulario "har-lot" y "harlotry". Esta
voz "harloy" tiene en inglés la significación de "ramera". El arcipreste de Hita usa la forma
"arlota" denotando más bien "tercera": "¡Ay quanto mal que saben estas viejas arlotas!" El
diccionario inglés de Abbott da como origen de esta voz a la vieja francesa "arlot". Por
nuestra parte uno de los documentos más antiguos en que recordamos haberla leido es en
el "Poema de los Albigenses" de nuestro compatriota Guillermo de Tudela. Pero en ese
poema la palabra "harioy" que aparece con cierta frecuencia no se aplica a mujeres, sino a
hombres en el sentido de "canalla", "chusma" "tropa irregular", etc. Nos quedamos, en
definitiva, sin saber aún el verdadero origen de nuestro popular arlóte ya que parece muy
difícil su derivación del tema "arlo" tarea, cuestión, etc.
Después de la aparición de su libro en el que insertaba el soneto del vate "lakista" dedicado
al árbol de Gernika, publica Eneko en Euzko De-ya (10-2-43) otros dos del mismo autor.
Nos eran conocidos por haberlos visto en Wentworth Webster que los trae en su estudio
"Prudencia et les Basques" que constituye el N.u 3 del tomo V del "Bulletin Hispanique"
Gulio-septiembre 1903, Burdeos). Del segundo hace tiempo ensayamos una traducción al
euskera.
Dice Eneko que "el poeta inglés quiso estimular la reacción de los vascos contra las tropas
napoleónicas dueñas de Vasconia por aquella época". Es muy posible. Wentworth Webster
trae en el citado estudio, principalmente dedicado a ritos funerarios vascos, este párrafo de
Laborde ("Itineraire de l'Espagne") que traducimos: "La música y la apariencia de alegría
presiden el entierro de los niños. Cuando éstos mueren antes de la edad de la razón son
llevados a descubierto al lugar de la sepultura revestidos de blancos hábitos y la cabeza
adornada de una corona de blancas rosas; el cortejo va precedido de músicos; un
monaguillo lleva la cruz; el cortejo en tumulto manifiesta su alegría como para atestiguar la
felicidad de la inocencia. La madre domina su dolor ofreciendo al cielo su resignación. Sea
cual fuere la pena que pueda sufrir el bizcaíno, su fe le hace impasible y pronuncia
tranquilamente: "Dios lo quiere". Añade a continuación el vascófilo inglés que el citado
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pasaje ha dado evidentemente materia a Wordsworth para los dos sonetos que
seguidamente inserta. La fecha de la aparición del libro de Laborde —1809— y la de esos
sonetos —1810— refuerza mucho esa razonable suposición.
En el citado estudio, Webster se refiere a Rosmital "un viajero alemán en las provincias
vascas en 1465" que habla de "cirios encendidos, de oraciones hechas ante las tumbas
adornadas de flores". Es lo mismo que vemos en Eneko (pág. 131).
Cita también a Larramendi que habla mucho en su Corografía de las ofrendas de cera y pan
hechas al clero por las mujeres de Guipuzkoa, no soiamente en los funerales, sino al
séptimo, noveno y al de treinta días después y también al primero y segundo aniversario.
Estas ofrendas eran hechas al principio en la tumba misma. Inserta las condenaciones de
varios concilios a estas prácticas y detalla la intervención de las Juntas Guipuz-koanas, en
varias fechas, para terminar con los abusos a que daban lugar.
Que para libraros del Diablo tacaño, maldito enemigo, contrario tan fuerte, cada año
memoria facéis de la muerte desviayos, viviendo, de todo su daño.
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IV.- NOGREN.- (pág. 46). Nos parece, con perdón de Eneko, que en un libro de viajes
extranjeros en Vasconia, merece un poco más de cabida este original vascófilo británico
aunque no fuese más que por aquello que dice Azkue —creo que en el prólogo de su
monumental diccionario— de que no hay fonda ni hotel de nuestra tierra que no haya
registrado su nombre.
K- WALTER SCOTT.- (página 46). Su nombre nos trae a la memoria una traducción al
euskera de su Halídon-Hill, obra de nuestro gran olvidado Eleizalde. La leímos en la revista
"Euzkadi" y aunque un poco dura y salpicada de algunos neologismos innecesarios, entre
los que incluimos flexiones sintáticas como no usuales —sabida es la pasión del gran
patriota vergarés por las mismas—, nos hizo sentir hondamente, en más de una ocasión,
por sus bellezas de expresión y de situación v.g. la heroica intervención del ladrón lióle
Harley: "lapur zinbako carña eskotalandar zin-tzoa"', y porque siendo su tema, como es
sabido, la tragedia de Escocia, empujada a la ruina por la lucha fratricida de sus hijos,
creíamos ver en aquellos lamentables episodios un fiel retrato de nuestra gran desdicha. No
en vano puso Eleizalde en otra de sus obras como lema: "Arrotzak doguz doan baiña
Euzkadi gogoan"2.
VI.- WALDO FRANK.- Lo de este escritor (pág. 43) sobre la supuesia pobreza del euskera
en el que niega existan palabras para expresar Dios y espíritu y el concepto del tiempo
cronológico parece relacionado con aquella desdichada intervención de Unamuno en el
parlamento español en que, entre otras cosas, aseveraba que el euskera carece de
Términos abstractos. De contestar a esto cumplidamente se ocuparon Leizaola en el mismo
parlamento y Aitzol en su folleto "La muerte del euskera y los profetas de mal agüero".
Por nuestra parte nos limitamos a copiar aquí esto que el erudito P. Feijóo escribió
refiriéndose al castellano: "Asimismo padecemos bastante escasez de términos abstractos,
como conocerá cualquiera que se ocupe algunos ratos en discurrir en ello".
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Es el año 1843. Víctor Hugo, que está disfrutando en Pasajes de unos de los días más
tranquilos y felices de su vida, ha hecho esta tarde, como casi todas, una larga caminata
por nuestras montañas. Ha subido hoy a un escarpado pico y nos cuenta lo que ha divisado
desde su cima. "Descubro un inmenso horizonte. Todas las montañas hasta Roncesvalles.
Todo el mar, desde Bilbao a la izquierda; todo el mar desde Bayona a la derecha. Escribo
estas líneas acodado sobre un bloque en forma de cresta de galio que forma la arista
suprema de la montaña. En esta roca lian sido grabadas hondamente con un pico estas
tres letras a la izquierda: L.R.H., y estas dos a la derecha: V.H. En torno a esta roca hay
una reducida meseta triangular cubierta de prados calcinados y rodeada de una especie de
foso abarrancado. En una quiebra diviso una florecilla. La he cogido".
Es un mar verde oscuro éste que hoy miramos. El cíelo está sombrío, sopla el noroeste y
sobre el lomo de las olas hinchadas cabalgan cendales de espuma que van a morir al pie
del acantilado. Tienen algo de beso y algo de mordisco estos embates de nuestro mar; algo
de juego y algo de lucha, o mucho de los dos. El mar, este mar verde oscuro, es el eterno
enamorado de nuestra tierra, tan verde también. Un enamorado constante que con sus
caricias y sus iras seculares va cincelando caprichosamente las rocas de nuestro litoral.
Pero la fuerza y el influjo de las olas no se detienen en estas rocas. De la espuma del mar
que en ellas muere surge una virtud, un hechizo que no hay barrera material que pueda
detener. Esta virtud y este hechizo marchan tierra adentro, bañan en sus efluvios al "mutil"
cuyo caserío cuelga de la cumbre de la montaña y, descendiendo a los valles más bajos y
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apacibles, hacen también nacer en los hijos de sus moradores la pasión del viaje y la
aventura, del peligro y del azar. Se llamarán Etxaide o La Cosa esos muchachos, se
llamarán Elkano u Okendo, Churruca o Re-kalde, Shanti Andia o Tximista... no importa
como se llamaran. Acaso nunca se supieron ni sabrán los nombres de los mejores de entre
ellos.
Fue siempre el mar nuestra gran vía de expansión; el complemento necesario de nuestra
raza. Encerrada en valles angostos, viviendo sobre una tierra poco fecunda y en un
reducido espacio, nuestra gente tuvo que escuchar siempre con fuerte anhelo la canción
del mar inmenso. Este nos trajo riqueza muchas veces, con más frecuencia dolor. Pero no
nos dio lo que, a través de él, no supimos buscar bien: el fundamento necesario y robusto
que pudo haber sido para el gran Estado vasco siempre malogrado. Pensamos en esto y en
otras muchas cosas en este nuestro contemplar de hoy. Contemplar que se prolonga hasta
que las sombras de la tarde van cayendo y expanden su neblina sobre el horizonte. Una
última mirada entonces para contemplar nuestro mar verde oscuro, mientras resuenan en
nuestro corazón los ecos de la bellísima canción del rincón de Guetaría:
Itsasoan laño dago, Bayona'ko barraraño...
Y al lanzar también nuestra última mirada sobre las montañas cuyos caseríos empiezan a
elevar al cielo, como una plegaria, el humo de sus hogares, sentimos que una oleada de
ternura nos invade; oleada de ternura sobre la que van flotando las últimas palabras de la
bella canción:
Nik zu zaitut maiteago, txoriak bere umea baño...
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Capitulo 6.
HEMEROGRAFIA – AUTOR VICENTE AMEZAGA ARESTI
HEMEROGRAFIA - URUGUAY – INDICE.
1. El pueblo vasco ventila
2. En los Campos Elíseos
3. Intermedio jovial
4. La invasión de Europa
5. Comunidad vasco-uruguaya
6. Palabras de agradecimiento
7. Hermandad vasca
8. "Albokas" y "albokaris"
9. ¡Agur!
10. Rezaron fervorosamente el rosario
11. El pueblo de las ermitas
12. Canciones de Navidad
13. Los vascos cantan y danzan
14. Estudios vascos
15. Las casas solares del País Vasco
16. La realidad española bajo Franco
17. Defensa de la Libertad
18. "Sabremos cumplir"
19. Los Juegos Florales Catalanes
20. "Con Libertad, ni ofendo ni temo"
21. Miseria y honor de la gramática
22. Los paisajes entrañables
23. Esta es la justicia que mandan hacer
24. Algo sobre el carácter vasco
25. Franco y la cultura vasca
26. Ensayo sobre el retorno
27. "La comarca y el mundo"
28. Uruguay y la UNESCO
29. Voluntad de sobrevivir
30. Arte Vasco
31. Adiós al Uruguay
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ADIÓS AL URUGUAY
Después de unos meses de ausencia que pensábamos breve, he aquí que la vida nos fija —¡qué
sabe uno para cuanto!— lejos de tierra oriental.
Esto es corno un desgarrón en el alma; una tristeza muy honda en la que pareciera fuéramos a
hundirnos sin encontrar el fin jamás. Si el buey brama cuando se le separa de aquél con quien
araba, cómo no gemirá nuestro espíritu al despedirse de compañía tan deleitosa como esa tierra a
la que el tiempo, sellando la consustanciación de efectos, convirtió en nuestra segunda patria.
Entramos en ella predispuestos a quererla y la fuimos queriendo cada vez con más arraigada
pasión. Para nosotros que llegábamos huérfanos de patria, ella se ofrecía tierra generosa; para
nosotros hambrientos y sedientos de Justicia, ella se nos aparecía maravillosamente grande en su
culto a esa Justicia que hoy, por todas partes, los poderosos del mundo se empeñan en ignorar;
para nosotros soldados en derrota del ejército de la Libertad, ella resplandecía como un milagroso
oasis donde el hombre, si no es libre, deja de ser estimado como hombre; donde los tiranos
temblarán siempre, aún viéndola pequeña, como se encoge siempre, ante la integridad de la
virtud, la más osada de las villanías.
En ella fermentó cien veces nuestro espíritu con la visión de la protesta espontánea de todo un
pueblo, ante toda injusticia y toda sinrazón cometida no importa donde ni contra quien. En ella
nos nacieron hijos de nuestra sangre que, en cualquier parte que vivan, pregonarán siempre
orgullosos su condición de orientales, como proclamarán siempre su ciudadanía uruguaya sus
padres en cualquier rincón del mundo a que los azares de la vida los arrastren.
Llegamos como lo que somos, sin tapujos ni disfraces: hombres de Cristo, vascos y demócratas. Y
para nosotros se abrieron siempre todos los brazos y hubo efusión en todos los labios y reflejos de
simpatía en los ojos que no saben mentir. Y lo mismo en los de nuestra estirpe que en los que en
ella no están enraizados, e igual que en los creyentes en los que no comulgan con nuestra Fe, se
nos abrieron los corazones, en un generoso impulso de solidaridad humana, en un natural
movimiento que impone ese culto a la dignidad del hombre que tan profundamente siente el
uruguayo y que es base de roca de su ejemplar democracia y de su triunfante libertad; ¡Libertad!
el mayor invento de Dios, como hermosamente dijo Peguy.
Se nos abrieron todas las puertas y nos movimos y trabajamos en la Universidad, en el Instituto
de Estudios Superiores y en el Ministerio de Instrucción. Y pulsamos la vida oriental en el
Parlamento, en la Academia de Letras, en el Ateneo, en la calle, en las tribunas populares, en las
redacciones de los diarios; en todas a las que acudimos. Que si en éste en que escribimos
anclaron más que en otro alguno nuestros afectos y afanes, en otros fue parecido, y ninguno nos
rehusó su atención. Sin olvidar nunca, como bien nacidos, nuestra condición de vascos, fuimos en
todas partes, simplemente, un uruguayo más.
La suerte nos deparó vinculaciones que revalorizaron nuestra vida, dieron nuevos impulsos a
nuestros afanes y alumbraron vías nuevas a nuestras ideas y sentimientos. Hombres de gobierno
y de la oposición, sabios profesores, inspirados poetas señores del verbo y jerarcas de la pluma,
hombres del campo y de la ciudad. No recordamos de enemigos; si alguno se siente tal, sepa por
nuestra parte, su deuda estaba ya perdonada desde antes y desde el fondo del corazón.
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El alejamiento de tantas preciosas amistades cava en nuestra vida un vacío que nos será difícil,
muy difícil de colmar. Asoman a los puntos de la pluma nombres muy queridos de preclaros
orientales que con su amistad ennoblecieron nuestro vivir, y tras ellos, en luminosa teoría,
comienzan a desfilar por nuestra memoria tantos y tantos otros. Pero cuando queremos
aprehenderlas, he aquí que las brillantes figuras se difuminan. Ya no son éste y el otro sino una
sola cosa, la única que yo puedo ver en estos instantes: el Uruguay.
Pero el corazón se anuda, la voz se quiebra, se nublan los ojos y las lágrimas caen... no nos
avergonzamos de ellas. Adiós, Uruguay. Todas las bendiciones que el corazón de un hombre pueda
desear para aquello que más ama, las invoca hoy para ti éste que aprendió a amarte mucho y que
ya, sea lo que sea que la vida le depare, no podrá dejar de amarte jamás.
El Plata, Montevideo, Abril 3 de 1955.
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PALABRAS DE AGRADECIMIENTO
En este acto en que Galeuzca inicia su vida pública; en este acto de conmemoración de Guernica,
me corresponde dirigir breves palabras, muy gratas por ser de reconocimiento, pero, por eso
mismo, no tan fáciles de pronunciar. Palabras que debo dirigiros como vasco y como de Galeuzca
en Montevideo.
Como vasco, vayan mis primeras palabras a los amigos gallegos y catalanes que tuvieron la
exquisita delicadeza de querer que la iniciación de la vida pública de Galeuzca en Montevideo
coincidiera con esta conmemoración de Guernica, que tiene para nosotros un significado tan
hondo.
Esta lluvia que ahora está cayendo me recordaba, contemplando estas flores, que gallegos y
catalanes depositaron frente al monumento a Guernica aquella otra que cubre constantemente
como un velo los campos verdes y los valles húmedos de Galicia, y que nos trae continuamente el
recuerdo de aquellos versos de la divina Rosalía de Castro (1837-1885):
"Como chove miudinho, como, miudinho, chove. Como chove miudinho pol-a banda de Lainho,
pol-a banda de Lestrove".
Y quería figurarme yo que esta lluvia era una ráfaga que venía de la tierra de Galicia para que sus
botas cayeran sobre esas flores a fin de que, en esta conmemoración de Guernica, fueran, en su
ofrenda, más frescas, más jugosas, rnás lozanas...
Es la misma lluvia que ennegrece, a través de los siglos, las piedras sagradas de Compostela; es
la misma lluvia que satura de saudades el espíritu gallego, y que, al mismo tiempo, va
manteniendo ese verde manto de verdura que cubre el cuerpo santo de Galicia.
Está ausente el sol que nos habían de traer los amigos de Cataluña; aquel sol mediterráneo con
resplandores helénicos; aquel sol que hizo hervir la sangre de Auzias March, el más grande de sus
poetas, en la expresión de los afectos del amor humano; aquel sol que abrasó y purificó la
entraña de Mosén Cinto, que también en vuestro lenguaje catalán supo cantar con versos áureos
las inefables exquisiteces del amor de Dios; aquel sol que se refleja en las costas catalanas, y que
colma de frutas sus espléndidas planas; aquel sol que fue quemando como a un gran cirio que
iluminó a su tierra a aquel gran varón de Cataluña que se llamó el Presidente Maciá; aquel sol que
templó el espíritu de aquel otro Presidente, que quiso morir con los pies descalzos para
afianzarse, por última vez, en mejor y más íntimo contacto con aquella tierra que fue toda la
razón de su existir.
Yo quisiera que un reflejo de ese sol diera también sobre esas flores, para que ellas tuvieran más
riqueza en sus matices, más generosidad en su aroma. ¡De todas maneras, amigos catalanes,
amigos gallegos; muchas gracias!
¡Y muchas gracias también —y no por no haberlas expresado primeramente, menos sentidas— a
vosotros, uruguayos, a vosotros, autoridades y pueblo del Uruguay; autoridades que habéis dado
todas las facilidades posibles; pueblo del Uruguay, que habéis venido a prestar vuestra
generosidad y apoyo a este acto magnífico. Autoridades y pueblo del Uruguay, para quienes
parece que fueran connaturales todas las empresas justas y todas las causas nobles!
Y si en alguna persona, si en alguien tuviera que concretarse este agradecimiento al Uruguay, que
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esa persona sea esa gran figura, esa mente clara, ese corazón de fuego, este gran vate Carlos
Sábat Ercasty... que de modo tan maravilloso, con su altísimo acento supo hablarnos de la
libertad, y de la significación de Guernica en la Historia de la Humanidad.
Muchas gracias, pues, a todos; y nada más. -Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 5 de 1945.
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¡AGUR!
Los vascos del Uruguay, que sienten cada vez más hondo el anhelo de convivencia a que la voz de
la sangre les llama, comienzan hoy a publicar esta modesta hoja que aspira a ser vocero de
nuestra colectividad, reflejo de nuestra vida social, vehículo de nuestras inquietudes culturales y
lazo de unión, en fin, de la gran familia vasca que enraizada en la tierra fértil y amada del
Uruguay no olvida ni puede olvidar aquellos verdes valles, aquellos agrestes picos y el mar hondo
y bravio que encantaron la infancia de tantos vascos de aquí, de sus padres y abuelos.
Nace esta hoja con calor de hermandad vasca. Al servicio de todos los compatriotas sin excepción.
Con eso esperamos que la reciba como suya todo vasco, sea cual fuere su ideología, en cuyo
pecho la voz de nuestra vieja raza, recia y noble, canta aquella canción de siglos que los
corazones bien nacidos no saben nunca desoír. ¿Qué importan y representan ciertos matices y
diferencias disociadoras ante la unidad fundamental que imponen los valores básicos de la raza,
patrimonio común de todos los vascos? Y si es evidente que es muchísimo más lo que nos une
que aquello que pudiera separarnos, la gravedad de la hora, el momento de crisis suprema por
que nuestro pueblo atraviesa —como que se juega en estos momentos el ser o no ser—, seguros
estamos de que ha de servir de aglutinante de todos los hijos de nuestra estirpe que si ha visto
inconmovible, a través de los siglos, como se mecían las cunas de los grandes imperios europeos
y como se cavaban después sus sepulturas, no pueden ahora, seguramente en el periodo de
mayor iluminación de su conciencia, resignarse a morir. Por eso, firmes en nuestra determinación,
llenos de esperanza y encendidos en fervor fraternal, nos dirigimos a los vascos todos con nuestro
clásico saludo: Agur, yaunak ta erdi.
Y nos dirigimos ¿cómo no? a los uruguayos. A los hijos de este admirable país cuyos destinos rige
actualmente un ilustre retoño de nuestra vieja raza, el doctor don Juan José de Amezaga al que
los vascos tantas atenciones debemos. Como somos deudores de tantas a las autoridades
uruguayas de todo orden. Para todos ellos nuestro saludo de afecto y gratitud. Para todos ellos y,
sobre todo, para el buen pueblo del Uruguay. Para este pueblo que en todo tiempo y ocasiones
tuvo de nosotros un concepto superior. Para este pueblo que nos ha distinguido siempre sólo con
amor de predilección que sólo creemos los vascos retribuir.
A uruguayos y vascos todos va nuestro saludo en este momento de nuestra aparición: Agur,
yaunak, —un saludo y medio. Porque como en verdad
se ha dicho, si dos saludos podrían parecer adulación, ruindad parecería el no brindar más que
justamente uno a aquéllos a quienes ocupan lugar de preferencia en nuestro corazón.
El Plata, Montevideo, Marzo 20 de 1946.
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"ALBORAS" Y "ALBOKARIS"
Mucho más restringido y menos característico que el "txistu", que es, podríamos decir, el
instrumento musical vasco por excelencia, es la "alboka": una especie de dulzaina o, propiamente,
el albogue, que se compone de dos cuernos de novillo unidos por su extremidad mediante dos
cañitas provistas de tres agujeros la una y cinco la otra.
Lo esencial de este instrumento es otra cañita diminuta provista de una pequeña lengüeta que
vibra al paso del aire y produce un sonido semejante al del corno inglés.
El maestro Azkue de quien tomamos la anterior descripción hace notar que los artistas de la
alboka no desinflan los mofletes desde la primera a la última nota de la pieza; durante todo este
tiempo, la respiración es nasal. Y, a propósito de la resistencia pulmonar de los "albokaris", recoge
un viejo cuento cantado que viene a ser como sigue:
Había en el valle vizcaíno de Arratia un albokari muy orgulloso de la potencia de sus pulmones el
cual apostó con un convecino a que recorría, montado, la calle más larga de París, sin por un solo
momento dejar de tañer su alboka. El premio de la apuesta consistía en un hermoso mulo cuyo
color varía según las distintas fuentes de tradición; según unos era blanco: "mando zuria", para
otros era rojo: "mando gorria"; finalmente en opinión de otros, el codiciado mulo era gris: "mando
urdiña"
He aquí, pues, que el albokari y su convecino, picado el primero en su punto de honra y ambos
empujados irresistiblemente de la vasca manía de la apuesta, salen de su valle nativo y atraviesan
ríos, trasponen montañas, recorren llanuras de extensión nunca hasta entonces por ellos
contemplada y, por fin tras la larga peregrinación que se adivina, llegan a la capital de Francia.
Una vez allí, y enterados de cual era la calle más larga de la ciudad, montan en sendos mulos y el
artista que abría la marcha, bien rellenados los pulmones del aire parisiense, comienza su sonata
que repetía y volvía a repetir y tantas veces que, habiendo empezado a sonar sus primeras notas
por la mañana, seguían las últimas sin interrupción, haciendo vibrar el aire de París ya entrada la
noche, según nos lo dice el cuento:
"Goizean Parisién, gabean Parisen ¡au da Parisko kaleen luzea! auxe kale au pasata baneuko,
atzeko mando gorri au neurea".
Esto es: "A la mañana en París, a la noche en París, ¡Oh qué largura la de estas calles parisienses!
Si tuviera pasada esta calle, este mancho rojo de detrás sería mío".
Pero de nada le sirvió al albokari su extraordinaria potencia. Su antagonista —que debía de ser
hombre de alma atravesada—, desesperado al ver que perdía la apuesta se le adelantó y le cubrió
el cuerno por donde salía el aire y el sonido, y el albokari, sofocado, desinflados sus mofletes que
de rojos se tornaron pálidos, cayó de la cabalgadura sin vida.
Y, por obra de una odiosa traición, éste fue el triste fin de aquel famoso y poderoso artista
arratiano digno, ciertamente, de mejor término.
Pero su raza no ha terminado en nuestra tierra. Aquí están los poderosos albokarís de la Burunda,
cuyos sonidos, según verídico testimonio de Errea, pusieron en serio peligro los techos, tabiques y
paredes maestras del edificio del "Laurak Bat".
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En las romerías que para los días 6 y 7 del próximo abril ha organizado el Comité de Ayuda a los
Vascos de Francia tendrán los montevideanos ocasión de ver cómo los árboles del hermoso campo
del "Euskaro Español" vibran agitados como cañas por el ciclópeo aliento de estos rústicos artistas
vascos. - Euzko Deya, Buenos Aires, Marzo 20 de 1946.
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ARTE VASCO
No deja de ser notable lo sucedido en el país vasco en relación con el arte de la pintura en el que
sin contar hasta el pasado siglo con una verdadera tradición, carente de figuras geniales se
levanta en nuestros días en un germinar maravilloso en el cual tanto o más que las cimas señeras,
siempre necesariamente escasas, es de admirar la plétora de notables artistas que se está dando
en una espléndida floración.
El pasado es indudablemente magro. Fuera de la estirpe vasca de Zur-barán y Goya, los pintores
destacados anteriores al siglo XIX quedan reducidos al tafallés Juan Navarro, el vizcaíno Francisco
de Mendieta, el zumayano Baltasar de Echave que tanto pintó para las iglesias mejicanas y el
azcoitiano Ignacio de Iriarte, uno de los más famosos paisajistas de su tiempo y gran amigo de
Murillo al que tanto recuerda muchas veces en su manera de tratar el color. Lo dicho no excluye,
claro está, la existencia de muchos otros dignos de no ser olvidados.
Pero la poderosa corriente pictórica vasca no comienza hasta aquellos artistas nacidos en el
primer tercio del siglo XIX como Pancho Bringas y Eduardo Zamacois que unidos a Plácido
Zuloaga, Barroeta y Lecuona forman el grupo de precursores. ' 'Ellos son los primeros —dice el
consagrado crítico Juan de la Encina— que dirigen la atención hacia la vida vasca como activo
elemento de sugestión artística". Mas era preciso que sobre el academicismo indígena de estos
precursores actuaran otras fuerzas para que se verificara la gran revolución, el salto gigantesco
que la pintura vasca ha dado, salto que, según Dunix, va de la nada al ser pleno. Era preciso que
las ráfagas revolucionarias del impresionismo llegaran a Bilbao dentro de la caja de colores,
verdadera caja de sorpresas, del inquieto Guiard. Eran las mismas ráfagas de aire puro y
renovador que traía al mismo tiempo a Guipúzcoa desde Bruselas aquel otro impresionista
inefable, asturiano vasquizado, que se llamó Darío de Regoyos. "Es el momento —dice Kaperotxipi
— en que la mayoría de los pintores vascos se empeñaron en pintar sus cuadros con dibujo clásico
y paleta moderna. Es el momento en que nació a la vida fecunda el arte vasco cuyas
características principales son el sentimiento de las armonías grises que parece ser uno de sus
tónicos y el que envuelven, en sus mejores momentos, lo mismo las violencias de Zuloaga y
Regoyos que los alquítaramientos de Juan de Echevarría; el realismo costumbrista, que aparece
con Bringas, es cultivado por Lecuona bajo las formas flamenco-neerlandesas y a cuyo servicio
puso Guiard La-rrauri un dibujo formado en los modelos de Ingres y Degas". "Es un arte cuya
gran musa inspiradora, nos sigue diciendo Juan de la Encina, es la tierra vasca, esa tierra cuyos
campos, mar y poblados poseen un carácter tan incisivo, tan peculiar, propio e inconfundible, esa
tierra que, en una palabra, es tan "expresiva" que los artistas, aún los más reacios a la
observación concreta, se sienten al vivir en ella penetrados por su espíritu". "En el color, les ha
dado los grises, los azules, violetas, o los pálidos, las armonías melancólicas o tenebrosas. En la
forma el estilo escueto, anguloso, rígido a grandes rasgos sintéticos, pero animados por íntimas
cadencias rítmicas. La ondulación clásica es ajena a los vascos. Su ritmo predilecto es quebrado".
"Tal es la trama del arte vasco, las tendencias y formas generales en que se sustenta. Dentro de
ella se mueven temperamentos bien diversos; pero todos, sean cuales fueren sus constituciones
espirituales, participan de un modo o de otro del espíritu y manera de las dos tendencias
capitales, la clásica española y el moderno arte francés". Si a esto se añaden otros aspectos
complementarios con el de la casi total ausencia de extravagancias, la falta de escuelas que no
impide, por cierto, una superior unidad, y hasta si se quiere —algo de verdad suele haber en las
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especies malignas— eso que se ha dicho de buenos dibujantes y malos coloristas, tendremos una
visión de conjunto bastante aceptable del arte vasco.
En cuanto a las individualidades, son de sobra conocidas las más importantes. Zuloaga la figura
más universal, aunque no desgraciadamente la más vasca entre nuestros artistas, de los cuales,
por cierto, casi ninguno ha seguido su tendencia. Con él, Pablo Uranga de cuya gran amistad y
trato con Zuloaga junto con su imaginación sorprendente y rapidísima ejecución surgió la
divulgada fábula de que era quien en realidad pintaba los cuadros firmados por el eibarrés;
Aurelio Arteta al que Kaperotxipi llega a calificar como "el más grande pintor de todos ios pintores
vascos"; los hermanos Ramón y Valentín Zubiaurre en cuyos pinceles puso Dios el maravilloso don
de expresión que negó a sus lenguas, los Arme, caso excepcional de cuatro hermanos, los cuatro
grandes artistas; Manuel Losada de quien Julián de Tellaeche, tan agudo crítico como
excelentísimo pintor, de nuestros tipos marinos dice que "empleó el pastel con un dominio de la
técnica que acaso le hubiera envidiado el propio Degas"; Elias Salaverría "ese vasco de Lezo —
escribía Marañón— que recorre el mundo con su país a cuestas"; Gustavo de Maeztu el cordial e
impetuoso; el elegante Joxe Mari de Uzelay, Jenaro de Urrutia, dueño absoluto del dibujo; el gran
Juan de Aranoa, una de las cumbres de nuestra plástica, y tantos y tantos otros de parecidos
méritos cuyos nombres, con los de escultores, grabadores y dibujantes, harían interminable esta
nota.
La cual no es otra cosa que un débil reflejo de la deleitosa lectura del libro Arce Vasco de Flores
Kaperotxipi que la benemérita editorial vasca "Ekin" acaba de lanzar al público. Lo menos que
puede decirse de este libro es que era un libro necesario que llena cumplidamente un hueco y que
constituye una caudalosa fuente de información de inapreciable interés para el gran público. Pero
puede decirse mucho más. Porque Kaperotxipi, pintor profesional y escritor temperamental, como
lo definió Felipe Urcola, rehuyendo deliberadamente el tono doctoral y las sistematizaciones
académicas, escribiendo "en mangas de camisa" como él dice, sabe llevar a los puntos de su
pluma fresca y saltarina un conocimiento del tema en el que muy pocos lo podrán igualar. Y algo
más aún; algo sin lo cual la luz intelectual de poco vale: el calor del corazón. Ese corazón en el
que Kaperotxipi hundió siempre, hasta lo más hondo, sus pinceles para dejarnos luego en sus
cuadros "el pueblo dichoso que yo conocía, ese pueblo vasco que me gusta pintar: gente feliz,
sencilla y fuerte, honrada y limpia, de la montaña y del mar".
Euskal Erria, Montevideo, Mayo de 1955. El Plata, Montevideo, Mayo 5 de 1955.
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hacer entender a generaciones que vendrán después de la nuestra las razones que justificaron
nuestra conducta. Nuestras culpas han sido grandes; terribles ciertamente nuestros yerros, pero,
no sé por qué me parece que hay mucho de precipitación en vuestro fallo. Yo creo que no habéis
todavía investigado lo bastante como para condenarnos sin apelación en la forma que lo hacéis.
Yo no sé si habéis pensado que tal vez nosotros no hayamos dicho nunca ni obrado jamás en la
forma que plumas extrañas prentenden. Tal vez ha habido casos en que al actuar como
actuábamos no hacíamos sino obedecer a una terrible necesidad no de vosotros suficientemente
conocida.
Vasco.- ¿Por qué no escribisteis nuestra historia?
Euskeldun.- Falta fue nuestra y no lo niego. Pero yo os digo, a mi vez, ¿y por qué vosotros no la
rehacéis? ¿Qué os parecería que yo me alzase ahora en acusador y dijera que no veo en vosotros
demasiada afición a ésa y otras parecidas labores? Os quejáis de nosotros y tenéis razón en
mucho, pero no olvidéis nunca que os dejamos una herencia que como todas comporta derechos y
obligaciones. Es fácil el recuento de las deudas y muy cómodo echarnos en rostro los deberes que
nuestras culpas o negligencias os impusieron, pero es justo también y os agradeceríamos mucho
que supieseis reconocer que en medio de nuestras culpas y desdichas, con una patria disminuida
en sus límites y maltrecha en sus libertades hemos sabido transmitiros un legado que es todo
nuestro orgullo; la sustancia misma de la nación en nuestra sangre no contaminada y el verbo
original de nuestra estirpe que en medio de nuestras culpas y desgracias nunca dejó de florecer
en nuestros labios. Yo quisiera que, con la franqueza de que al principio de nuestra conversación
blasonábamos ambos, me dijeseis si vosotros estáis poniendo en la conservación de estos tesoros
"sine quibus non" de nuestra nacionalidad, el celo práctico que nosotros calladamente
desplegamos.
Vasco.- De eso quisiera yo que hablásemos.
Euskeldun.- Ya lo haremos; pero no hoy. Atardece y hemos de retirarnos de aquí. Mañana, y en
este mismo sitio, si os parece, reanudaremos nuestra pláticas.
Euzko Deya, Buenos Aires, Mayo 10 de 1943.
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CANCIONES DE NAVIDAD
Nueve veces ya, desde que dejamos nuestra tierra, ]a Estrella refulgente ha detenido su carrera
para alumbrar la gruta de Belén. Nueve años ya en que al retornar estos días del nacimiento de
Cristo, nos llega de la patria lejana el eco dulce y torturador de nuestra vieja canción navideña:
"¡Ator, ator, mutil etxera!...".
¡Navidades lejanas de mi infancia! Florecen en mi vieja casa los cristianos afanes de estos días.
Las figuras del Nacimiento son sacadas de su retiro, desempolvadas y cuidadas con amor... Y,
¿cómo olvidar el viaje ritual con mi padre a la estrada de Piñaga que cría en sus taludes el musgo
más suave y lustroso que en ningún sitio se pueda encontrar? Y en la noche sagrada, junto al
Nacimiento, cantábamos los más chicos golpeando panderetas que sólo esa noche se nos ocurría
tocar. Todo el resto de la familia nos aplaudía y obsequiaba y todos nos sentíamos felices, en la
mesa abundante, dulcemente poseídos del espíritu de la alegre Navidad.
¡Navidad de la guerra! Han pasado muchos años y hace ya medio que latinos, germanos y moros,
los tres seculares enemigos de nuestra raza, esta vez juntos, han traído a nuestra tierra la guerra
siempre maldita y que aborrece sobre todas las cosas al espíritu de la Navidad. No hay esta noche
estrellas en el cielo, ni canciones en los hogares, ni resuenan jubilosas las sirenas de los barcos
anclados en la ría cercana. Sólo oscuridad, silencio, escasez y tristeza, ¡en una noche de Navidad!
¡Navidades del destierro! Nevadas las de Europa en Donibane Garazi, entre los muros de la vieja
ciudadela, y en París y en Marsella donde aulla el mistral. Después la extrañeza de aquella noche
tropical en La Habana; más tarde la de Buenos Aires y luego éstas del Uruguay. Navidades
agridulces, fiestas de los que se amaban y han sido separados y han puesto toda su vida en un
terco y continuo añorar. Navidades agridulces forjadas de recuerdos, tristezas y esperanzas en las
que, como un "leit-motiv" que punza allá dentro del pecho, escuchamos mil veces las palabras de
la canción dulce y torturadora: "¡Ator, ator, mutil etxera!...".
¡Navidad de la paz! Tras los nueve años de prueba, ella se acerca, por fin. Y, ¡qué hermosa, qué
hermosa nos figuramos a esta nueva Navidad! Se esfumó la negra tiranía y en el cielo de la patria
brillan con renovada fuerza las luces de la libertad. He aquí a los vascos dueños de sus destinos
como en los siglos incontables y he aquí que vuelven a reunirse los hermanos separados por
largos años de dolores, para gozar en común de la paz anunciada por los ángeles y los hombres
de buena voluntad. Y en el dolorido cuerpo de nuestra Euzkadi resplandecen como enormes rubíes
las recientes cicatrices y de la tierra sagrada que cubre a nuestros mártires y héroes innumerables
se alza un himno grandioso de libertad y victoria, de perdón y de paz.
Y en todos los hogares de la vieja Euskal Erria nace un júbilo nuevo. Y en el nuestro nos reunimos
¡por fin! con todos nuestros hijos a los que habré mostrado antes donde crece en la estrada de
Piñaga el musgo suave y lustroso que mi padre me enseñó a recoger. Y los chicos tocan la
pandereta y cantan en nuestro sagrado euskera junto al Nacimiento. Y yo canto y bailo con ellos
después de haber rezado con ellos por los que, aquí en la tierra, no nos acompañarán ya más. Y
nuestra alegría ya no es jamás turbada por los ecos de la vieja canción que durante nueve años
nos ha venido hiriendo en lo vivo de la entraña: "¡Ator, ator, mutíl etxera!..."
Montevideo, Diciembre 25 de 1946.
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Pero si el vasco canta siempre, hay otra modalidad que por igual le distingue: su natural
entusiasmo por la danza. Ya el P. Larramendi nos hacía ver a los chiquilines danzando en brazos
de sus madres o nodrizas al escuchar el son del tamboril. Antes que él, Voltaire nos había
clasificado como "un pequeño pueblo que brinca y baila en lo alto del Pirineo". La letra de una de
nuestras más lindas y típicas melodías, aquélla que nos hace conocer al "pajarito que canta en la
misma punta de la rama del manzano del caserío Aldape", termina con esta interrogación: "¿nork
dantzatuko ote du soñutxo orí?", esto es, "¿quién bailará al son de esa música?", porque al vasco
le parece natural que no se desaproveche la ocasión de trenzar unos ágiles pasos que brinda con
su tocata el simpático pajarito.
Hay danzas de todas clases: unas para bailarines sueltos, otras para coros; alegres las unas,
tristes las otras; las hay solemnes, hieráticas; satíricas y grotescas también. Pero, en general,
puede decirse que una feliz combinación de dignidad y alegría preside a la mayor parte. Cuando
Víctor Hugo, por el año de 1843, se detiene en la plaza guipuzcoana de Pasajes, contempla con
admiración al pueblo que baila. Son ellas, entre otras, las humildes bateleras Pepa y Pepita, "dos
bellas hermanas que tienen algo de puro y noble. La mayor posee un aire casto, la pequeña
virginal. Se creería ver bailar a una madona, frente a frente de una diana''. Los muchachos que
con ellas danzan son pescadores y labradores; sin embargo, Hugo al pintarlos "fuertes, hermosos,
curtidos del sol", no deja de advertir que son respetuosos y tiernos en sus gestos con estas
muchachas púdicas. Es la natural dignidad de la raza que rechaza desde lo más íntimo de su ser
las contorsiones simiescas y los pasos lúbricos de ciertos bailes modernos. Porque el vasco siente
bien que la danza no es solamente agilidad y belleza sino que, como escribía Platón, "imita las
palabras de la Musa". De ahí que el respeto y la dignidad se impongan; pero, ¿es que ellos
espantarán a la alegría? Nunca han pensado tal cosa los vascos. Cuando Jovellanos visitó nuestro
país a fines del siglo XVIII pudo escribir: "allí es de ver un pueblo entero, sin distinción de sexos y
edades, correr y saltar alegremente en pos del tamboril".
Este es nuestro pueblo, nuestro verdadero pueblo; aquél en que sus autoridades, vestidas de su
indumento más solemne, dan el ejemplo en las fiestas danzando las primeras los ágiles pasos del
"aurresku". Este es nuestro pueblo, tal como lo habéis podido ver, hermanos uruguayos, en las
romerías de los pasados días 6 y 7 en el campo del Euskaro Español, danzando incansablemente a
los sones de tamboriles, dulzainas y acordeones, con esa alegría que en el vasco nunca se agota,
porque él sabía, mucho antes de que el pensador lo expresara, que sólo hay dos cosas por las que
el hombre deba estar triste: el remordimiento y la enfermedad. Y nuestro pueblo, pese a sus
desgracias presentes, sigue, en general, siendo sano y dueño de una conducta que no sabe
engendrar remordimientos.
El Día, Montevideo, 1947.
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precio de tenaz trabajo de siglos construyó y conservó la nación vasca: !a casa solar.
El Día, Montevideo, Noviembre 19 de 1948.
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COMUNIDAD VASCO-URUGUAYA
Los actos celebrados el pasado día con motivo de la inauguración en Montevideo de la Plaza
Guerníca han sido para nosotros ocasión de una satisfacción profunda. No sólo porque todo lo
programado se cumpliera con la exactitud prevista y con la deseada brillantez. No, únicamente,
por el esplendor y autoridad que prestaban al acto las autoridades nacionales y municipales allí
congregadas; los hombres representativos de las ciencias y las artes; las más altas
representaciones de distintos Estados y las varias delegaciones de distintos grupos nacionales o
políticos. Eso, con ser mucho; eso, con merecer de nuestra parte una gratitud que nace de las
raíces mismas del corazón, no puede hacernos olvidar el hecho para nosotros más entrañable de
todos, con serlo muchísimo los señalados: la presencia del pueblo uruguayo que en
representación numerosa y selectísima dio al acto un calor, una vibración, un sentimiento de
solidaridad fraternal que fueron los que hicieron de él, en intensidad pocas veces conseguida, una
verdadera fiesta del espíritu y un regalado goce para el corazón.
Leíamos ayer, precisamente, aquellas palabras que el Dr. J. P. de Castro, ministro plenipotenciario
del Uruguay, ante el gobierno francés pronunciara en cierta ocasión: "Los vascos en general son
considerados como el necplus ultra de la inmigración y se ven allá (en el Uruguay) disputados y
solicitados por todas partes". Palabras que nos han hecho pensar, una vez más, en la excepcional
acogida que nuestra raza ha tenido siempre en este generoso país; palabras que nos ayudan a
explicar esa intensa vibración, esa fraternal acogida que todo lo nuestro encuentra aquí.
El elemento vasco ha contribuido mucho, sin duda, a la formación del Uruguay y lo ha hecho
siempre con una honradez y un sentido constructivo que las claras inteligencias de los criollos no
podían dejar de ver y sus corazones de apreciar. Pero, aún hay más: que el vasco no sólo aportó
sus iniciativas y trabajo a la tarea de la estructuración del país; se dio a sí mismo, fecundando al
árbol de la nacionalidad uruguaya con torrentes de savia que corre abundante y sana por todas
sus ramas, en proporción tal que nosotros, nuevos aquí, no hubiéramos sospechado. Es muy
posible que no haya oirá nación en que el elemento vasco se dé en tan alta proporción como en
ésta.
Y esto explica ya muy bien ese sentido de solidaridad, esa corriente de simpatía que todo lo vasco
despierta aquí. Y cuando lo vasco es algo tan entrañable y tan genuino, tan reciamente evocador
de los sentimientos ancestrales como lo es el roble de Guernica, ¿qué de extraño tiene que del
fondo de los corazones, allá donde se repliegan pudorosos los sentimientos más delicados y
profundos, brotan, cuando el llamado imperioso de la sangre lo exige, esos efluvios de cordialidad
y simpatía en que-el ambiente de la Plaza de Guernica aparecía bañado?
Y más cuando a la comunidad de sangre acompaña la identidad en el ideal. Porque late en ambos
pueblos, hondo y sincero, el culto a la libertad. Y la noble pasión por la justicia en la que saben
ver los pueblos pequeños la raíz y la razón de su fortaleza.
El Plata, Montevideo, Mayo 30 de 1944.
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sentimiento. Su augusta voz tronará siempre en torno de nosotros, avisándonos que ella sólo
puede presentar al hombre la grandeza que le es propia. El honor, la justicia, todo nos está
gritando que nacimos libres". Por ello "... es preciso que no permitamos que tantas pérdidas y
desvelos se prodigasen sólo para sostener una tiranía nueva. Yo voy a continuar mis sacrificios,
pero por la libertad", porque "mi decisión por la libertad de los pueblos será siempre superior a
todos los contrastes" y "para mí, nada es tan obvio como dejar a ios pueblos en su libre elección",
ya que "amar su libertad es de seres racionales, perderla es de cobardes" y "los orientales no han
olvidado sus sagrados deberes".
No necesitamos multiplicar las citas. Más que de sus dichos, surge de los hechos la personalidad
de Artigas como la de un Iluminado de la Libertad. Una de las máximas figuras que el cielo ha
enviado a los hombres por tierras de América con ese divino mensaje. Libertad de los hombres,
libertad de los pueblos. Respeto sagrado al hombre blanco, indio o negro. Religioso respeto a las
patrias grandes, chicas, débiles o poderosas. Conciencia de la profunda dignidad del hombre;
conciencia del valor moral de los pueblos, entidades naturales anteriores y en muchos aspectos
superiores al Estado.
Esta es la lección de Artigas. El gran ejemplo que con su vida pura y heroica forjada en el
sacrificio y el culto a los más nobles ideales humanos, viene ofreciendo a sus compatriotas y al
mundo este gran Hombre-pueblo.
Que esta lección y este ejemplo sigan siempre iluminando la ruta del Uruguay para que nunca
deje de ocupar el puesto de vanguardia que hoy, de pleno derecho, le corresponde en el concierto
de los pueblos libres. Todos los cuales podrían adoptar con honor ese lema, uno de los más
hermosos que hombre alguno haya podido ofrecer a su patria: "Con libertad, ni ofendo ni temo".
El Plata, Montevideo, Setiembre 20 de 1950.
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DEFENSA DE LA LIBERTAD
Una vez más. esta admirable República del Uruguay sale a la palestra, armada de todas las armas
del espíritu, en defensa de la dignidad humana y los derechos democráticos en peligro en todo el
Continente. Porque, a través de éste y en sospechoso sincronismo o sucesión, los golpes de fuerza
militares florecen y las dictaduras se instalan sobre los pueblos indefensos, amenazando convertir
a estas tierras de todas las esperanzas en odioso reducto de las potestades liberticidas.
Gran bien del hombre es la libertad y difícilmente puede hallarse tesoro que le sea equiparable
porque, como dice la Escritura: "Creó Dios desde el principio al hombre, y lo dejó en manos de su
consejo". La Suprema Sabiduría, que marcó órbitas inmutables a los astros y fijó límites intras-
pasables al mar, no supo cómo hacer resplandecer mejor la nobleza de nuestra condición que
reconociendo en nosotros, como supremo distintivo, una inteligencia y una voluntad capaces de
escoger y seguir sus propios caminos.
Pero los dictadores no lo entienden así. Ellos que, para sangriento sarcasmo, se alzan, a veces, al
poder y en él quizá se mantienen, invocando supuestas asistencias divinas, comienzan por
enmendar lisa y llanamente su alma al Dios que nos quiso libres, encargándose, impulsados por
no sabemos qué misteriosos imperativos categóricos, de pensar y querer ellos solos por el pueblo
entero. Con una ciencia a ellos infundida, tal vez en los matorrales del Chaco, tal vez en las
chumberas del Riff, ellos saben y sólo ellos todo lo que a todos y cada uno de sus conciudadanos
conviene y todo lo que, por lo tanto, éstos deben querer y hacer. El Partido único, el Sindicato
único, la Prensa única no son sino diversas manifestaciones de la sabiduría y providencia de estos
nuevos númenes que han venido a corregir y completar la obra del Creador, estableciendo
paralelamente a las leyes inmutables que éste fijó a la materia, las que ellos para el espíritu han
ideado.
Esta parodia que fuera grotesca, si no se alzara de todas partes bajo el signo de odio y la sangre y
dejara también en todas, como herencia ineluctable, la miseria y la ruina, se yergue en nuestros
días de punta a punta de América amenazando de muerte a la raíz misma de la razón de ser de
estos pueblos. Para combatirla, se ha levantado gallardamente en estas tierras orientales la
llamada ' 'Junta Americana de Defensa de la Democracia".
El primer acto con que el pasado día ésta dio fe de vida pública no pudo ser más brillante y
promisorio. Varias de las personalidades más desrallantes del país, sin distinción de partidos, y,
junto a ellas, otras de los países vecinos, alzaron sus voces prestigiosas y elocuentes en la tribuna
del Ateneo, denunciando valientemente el tremendo peligro que acecha a la civilización
americana. Con ellas el señor Presidente de la República, en gesto de democrática ejemplaridad,
quiso rubricar que el Uruguay entero, de su base a su cúspide, sostiene y propulsa el naciente
movimiento porque ello está en la esencia misma de la orientalidad. Y esta voz no podrá ser
desoída.
Miramos nosotros a este movimiento con toda la simpatía de que somos capaces y quisiéramos
poder estimularlo hasta el límite de sus posibilidades, sintiendo solamente que las nuestras sean
tan chicas para arrastrar, ya más de dos lustros, el peso de una inhumana tiranía. Pensamos,
naturalmente, una vez más, en nuestro pueblo y recordamos, una vez más también, aquella frase
del doctor Francisco Bauza citada por uno de los ilustres oradores del acto del Ateneo:
"Entendamos, señores, que la libertad es como el sol: o sale para todos o no sale para ninguno".
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Esta solidaridad en la libertad la entendió muy bien, para gloria nuestra, en siglos pretéritos
aquella institución del árbol Malato por la que los ejércitos vascos victoriosos supieron —en aún
más grande victoria— detener sus pasos al llegar a la frontera de su tierra; la entendió
magníficamente aquel genuino representante de nuestro espíritu racial, el P. Francisco de Vitoria,
al enfrentarse al Emperador y Papa en su defensa de las libertades del mundo americano. Y lo que
el cultísimo ingenio de éste predicó, lo interpretó, ciertamente guiado no más que del instinto que
latía en sus venas, el astro popular del bardo Iparraguirre que al entonar su himno famoso al
Árbol de nuestras libertades plasmó, en su más bella estrofa, el anhelo secular de ios vascos de
que los frutos del Roble bendito fueran no sólo para ellos, sino para todos los pueblos del mundo.
Por todo ello, al acercarse este Domingo de Resurrección, fecha en que los vascos de todo el
mundo, con fe que no hay tiranía capaz de quebrantar, celebramos el Día de la Patria, el día de
nuestras mejores esperanzas y nuestros más caros anhelos, saludamos con el corazón abierto al
pueblo del Uruguay que por instituciones como ésta de la "Junta de Defensa de la Democracia"
afirma una vez más, rotundamente, su solidaridad esencial con lo que constituye la más noble
vocación y más alta herencia de los hombres y los pueblos: la Libertad.
El Plata, Montevideo, Abril 10 de 1949.
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Aquí tenemos que considerar dos hechos: uno d del arribo que nos queremos figurar en masa a
Euzkadi de esíos cientos y cientos de familias vascas muchísimas de ellas nuevas o casi que
esperan impacientes la señal del retorno, y en segundo lugar el choque espiritual inevitable, al
menos en los primeros momentos, entre la Euzkadi Peregrina y la Sufriente. Porque ésta verá
llegar a gente distinta de la que aguardaba y, por nuestra parte la tragedia será que, pese a
nuestras previsiones, nunca nos podremos dar bien cuenta de lo diferentes a nosotros mismos
que estos años de destierro nos han tornado.
No estará, pues, de más que nos vayamos haciendo a éstas o parecidas meditaciones para que,
cuando el momento llegue, podamos siquiera decir algo como esto:
"Compatriotas: cuenta Chesterton en uno de sus maravillosos ensayos que estando un día en su
amado rincón de Battersea, haciendo el equipaje para unas vacaciones, entró en su habitación un
amigo que le preguntó a dónde iba. Chesterton le explicó, tan elocuente y paradójicamente como
él sabía hacerlo, que su destino era Batíersea mismo. Era cierto que partía vía París, Belibrt,
Heilderber, Francfort... pero este vagar por el mundo no tenía, en definitiva, otro objeto que el de
encontrar una isla que se llama Inglaterra y en ella un lugar placentero llamado Battersea de
cuyos encantos habría de gustar como nunca con sus ojos renovados por ese vagar.
"Pues bien, compatriotas, también un día nosotros salimos de Euz-kadi. Y si nos preguntáis cuál
era nuestro destino os habremos de decir que, ciertamente, Euzkadi mismo. No importa que en
nuestras maletas podáis ver a docenas la estampa de las aduanas de Europa, África y América.
Nosotros, viajeros forzosos, no salimos a ver las hermosas ciudades europeas cargadas de
civilización, ni las africanas saturadas de misterio, ni las de América, febriles de progreso: no, lo
que nosotros en nuestro viaje hemos buscado es Euzkadi y he aquí que la hemos hallado para
siempre. Es cierto que la miramos ahora con ojos nuevos, pero si vierais con qué ojos tan vivos,
tan despiertos, tan henchidos de entusiasmo y de pasión. Os aseguramos que os podemos decir
de ella muchas cosas que vosotros no habéis visto jamás. Es verdad que en muchas también la
encontramos diferente, pero estamos seguros de que esas diferencias como otros aspectos que
sólo la vida conjunta enseña, vosotros hermanos, nos lo habéis de explicar muy bien para que
entendamos y amemos todo lo que digno de comprensión y amor sea.
"Y de este modo la trágica experiencia, diversa en los modos, pero en el fondo común a todos,
nos servirá a unos y a otros para identificarnos más y más en el amor de nuestro pueblo y para
entre todos construir sólidamente una Patria bella y próspera, libre y digna. Una patria de la que
no tenga que salir jamás ningún vasco por imperio de la tiranía extraña y de la que no tenga que
emigrar nunca uno de nuestros hermanos por la compulsión, aún más odiosa, de la injusticia, el
hambre o la incomprensión culpable de sus propios compatriotas".
Euzko Deya, México, Mayo 1 de 1953.
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ESTUDIOS VASCOS
Secularmente las montañas fueron baluarte y asiento de nuestra libertad. Venidos a ellas en
épocas que, por antigua, la Historia se esfuerza vanamente en fijar, aparecen los vascos como
producto espontáneo de esas montañas desde cuyas cumbres tuvieron el privilegio de contemplar,
siempre libres, el nacer y el morir de los imperios poderosos y el flujo y reflujo de las grandes
civilizaciones. Y dentro de esa independencia, en el seno de esa libertad nacional, fueron
germinando y florecieron para gloria de nuestra estirpe aquellos "Fueros" admirables de los que
los conceptos de libertad, democracia y dignidad del hombre fueron ejercitados, cumpliéndose así
la noble divisa de los Infanzones de Obanos:' 'Pro libértate Patria gens libera sit", es decir, "Por la
libertad de la Patria sea el pueblo libre".
Fueron las montanas el baluarte de nuestras libertades contra el enemigo siempre en acecho. Ya
lo vio el Dante en aquellos sus versos que eran para nosotros como un grito de alerta:
(Paradiso, XIX)
"... beata Navarra
Se s'armasse del monte che la fascia!"
Pero lo que los vascos no vieron claro es que la libertad, supremo bien espiritual, no puede
defenderse sólo por medios materiales. En el seguro de su fortaleza, no advirtieron que sus
cimientos mismos iban siendo minados por el espíritu extranjero. Y tres siglos más tarde, otro
poeta soberano, con la intuición genial de los vates —Deus es in nobís— pareció decirnos que
habían llegado tiempos que harían vanas nuestras tradicionales defensas; que ninguna de éstas
podría ser de tan formidable poder como las que el cultivo y desarrollo de las potencias
incoercibles del espíritu nos brindan. Este es el mensaje de Shakespeare que, al comienzo de su
"Love's La-bour's Lost", cuando atribuye al rey navarro el propósito de entregarse con un grupo
de sus más íntimos amigos y condiscípulos al estudio, hasta convertir su corte en una academia
—"our court shall be a little academe"— enuncia triunfalmente el fin de esos esfuerzos:
"Navarre shall be the wonder of the world".
Pero los vascos no lo comprendieron así. Y vino una desviación de siglos durante los cuales el
espíritu de la raza perdióse lastimosamente en un vagar en campos extraños. Y abandonando
nuestro natural instrumento de cultura que no era ni podía ser otro que la lengua original y
propia, depósito y archivo fidelísimo de nuestra vida milenaria y, por lo tanto, apta como ninguna
para reflejarla en toda su riqueza y variedad, en toda su intensidad y amplitud, para crear, en una
palabra, la única verdadera cultura vasca posible, los más brillantes de nuestros ingenios se
dieron a la tarea de enriquecer más y más extrañas lenguas y ajenas culturas. Mientras tanto, en
el huerto abandonado de la casa solariega, apenas sí, acá y allá, lograban crecer algunas plantas
lozanas, en lucha constante contra la maleza.
El poderoso movimiento renacentista vasco, que tuvo su iniciación en las postrimerías del pasado
siglo, supo ver claro. Comprendió muy bien que si la salvación había de venir, era preciso
desembarazar las rutas del espíritu. No teníamos ni tenemos arma más formidable que la de la
propia cultura que no es otra cosa que cultivo constante, ahincado y fervoroso de aquellas
peculiaridades por las que, como pueblo, somos lo que somos. A pesar de la fundamental
desorientación señalada, no obstante los inmensos vacíos que "la trahison des clercs" dejó en
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nosotros —a salvo siempre el meritorio esfuerzo de "Los Amigos del País"— la fidelidad del pueblo
había salvado valiosísimos materiales con los que se podía intentar exitosamente la reconstrucción
total: una raza pura, en cuanto así puede hablarse, y dotada como tal de un genio inconfundible;
un idioma sin parentesco con otro alguno, objeto de la curiosidad científica mundial y lo que más
vale y es menos conocido, con una capacidad intrínseca como instrumento cultural que en nada
cede a la de cualquiera de las lenguas "sabias"; instituciones jurídicas que son, quizá, junto con la
lengua los principales exponentes de nuestro pueblo; un exquisito y abundante repertorio de
música igualmente privativa, arte popular, danzas, etc. Y junto al acervo tradicional, lo que la
necesidad de marchar con la hora y el progreso común del mundo impone: enseñanza y
orientación profesional, pesca y navegación, industria, agricultura... Eran, a la verdad, muchos,
importantes y complejos los temas que habían de ocupar a los Congresos de Estudios Vascos.
El primero de éstos se celebró en Oñate el año 1918. Los claustros de la vieja Universidad de
plateresca fachada y las pulcras calles de la señorial villa vieron turbado su reposo por una
muchedumbre de estudiosos que coincidió allí en memorable manifestación científica y patriótica.
Allí nació la "Sociedad de Estudios Vascos", que había de ser poderoso motor de nuestra cultura;
allí "Euskaltzaindi", la Academia de la Lengua Vasca, institución tutelar suprema de nuestro
idioma; aquél fue el punto de arranque de nuestros Congresos culturales que habían de secundar
en Iruña (Pamplona) el año 1920 y cuyo objetivo, ya especializado, era el de Enseñanza y
Cuestiones Económico-Sociales. En 1922 veía la villa de Gernika la reunión del tercer Congreso
dedicado al estudio de la Lengua Vasca con una extraordinaria concurrencia de lingüistas
extranjeros. En 1926 Gasteiz (Vitoria) contemplaba el celebrado para estudiar temas de
Orientación Profesional en lo que colaboraron destacadísimos especialistas europeos; en 1930 se
celebró en Vergaraeldedicadoa/IríePopw/ory en 1934, en Bilbao, tuvo lugar el consagrado a
Ciencias Naturales.
El anunciado para 1936, dedicado a Historia Vasca, no pudo celebrarse por el estallido de la
rebelión militar española que trajo a la noche sobre nuestra Patria. Desde entonces, no un
Congreso de Estudios Vascos, la más débil e inocua manifestación de nuestro espíritu fue y
continúa siendo de tal forma combatida a sangre y fuego en nuestra antigua tierra libre que, al
correr de los años, parecía como que, por primera vez en la Historia, el poder bárbaro, la fuerza
alimentada de un odio insaciable, había de prevalecer sobre las aladas potencias del espíritu
hechas para respirar climas de comprensión, de amor y de paz.
Pero eso no podía ser. Y he aquí que en el territorio continental de la vieja Euskal Erria,
patrocinado por altas autoridades de la República Francesa; con el entusiasmo motriz de nuestros
hermanos del norte del Bt-dasoa y de tantos altos valores del sur que con ellos conviven estos
años; con la colaboración invalorable de numerosos sabios de toda Europa, y con la cooperación,
finalmente, de los vascos y descendientes de vascos de estas libres repúblicas de América, la villa
de Biarritz va a contemplar la reanudación de nuestras magnas asambleas de cultura nacional.
Será éste de Biarritz un congreso memorable que servirá de nexo entre la etapa inicial pasada y
una futura plena de promesas, y también de balance y recopilación de todos los trabajos que los
vascólogos nacionales y extranjeros hayan realizado estos catorce años de forzado silencio.
Con los ojos del espíritu, impregnados de dulces añoranzas y esperanzas risueñas contemplamos
ya esa semana de mediados de setiembre en que el dorado otoño vasco se anticipa en nuestra
tierra empapándola de inigualable belleza y serenidad. Ya nos parece escuchar a nuestros típicos
instrumentos musicales que preludian el acto llamando a los patriotas estudiosos en cuyos pechos
se ha encendido una nueva y radiante luz de esperanza y dando la bienvenida a los científicos de
todas las nacionalidades que vienen a ayudarnos en nuestra tarea —¿hubo jamás otra más noble?
— de reconstrucción de nuestros valores que no podíamos, sin indignidad, dejar que se perdieran
en el desprecio y olvido: "Agur, Jaunak, agur ta erdi..."
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Y las jornadas culturales comienzan y se prosiguen a un ritmo de colmena laboriosa a la que nada
puede detener en su vital afán, porque los vascos tienen plena conciencia de lo que estas labores
significan. "Antes conquistaré a Esparta la guerrera que a Atenas la sabia", pudo decir Filipo de
Macedonia, y nosotros hemos conocido bien cuan profunda y aleccionadora verdad hay en esas
palabras. No serán ya las montañas sino nuestro propio espíritu cultivado en todas sus facetas y
dimensiones quien hará invencible a nuestra patria. "Asmoz ta Yakitez" es el tema de la Sociedad
de Estudios Vascos, esto es, "Por el pensamiento y por el saber". Porque como reza el mote
heráldico de la vieja casa vasca, de donde ese lema se tomó, el chico puede vencer al grande, el
bajo alcanzar al alto y el débil igualar al fuerte, "Asmoz ta yakitez"; por el pensamiento y por el
saber.
El Día, Montevideo, Agosto 8 de 1948.
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de emplear el vasco, dictada contra media docena de revistas en Guipúzcoa. Porque mientras se
instituye una cátedra de euskera para los estudiosos de Castilla, alia en nuestro país NO SE
PUEDE ABRIR UNA ESCUELA EN LENGUA VASCA para los hijos de aquella tierra donde nunca
tuvieron nada que ver los Riestras y los Francos.
"El Pilar" parece creer que hemos degenerado tanto que se nos puede engañar con eso de la
cátedra ¡en Salamanca!, como a pobres indígenas que entregan gozosos su oro a cambio de unas
cuentas de vidrio. - El Plata, Montevideo, Noviembre 17 de 1952.
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HERMANDAD VASCA
Una nueva vida comenzó para nosotros en aquel lindo pueblo del Pirineo benabarro.
Habíamos llegado, flacos los cuerpos y los nervios rotos, cargados los ojos de espantosas visiones
de guerra, y fue aquel verdeante y pintoresco pueblo con sus antiguas murallas decoradas de
verdura, su altiva cindadela y su río limpio y sonoro en el que las ágiles truchas nadaban
innumerables, reposo y olvido, paz y pan gustados intensamente con una fruición nueva. Pero
había más, mucho más.
Cuando nuestra expedición llegó —unos cientos de niños y unas docenas de adultos, encargados
de ellos—, todo el pueblo se hallaba en la estación. Los grupos de niños, un poco adormilados por
la fatiga del viaje y la proximidad de la noche, fueron ordenándose perezosamente; uno de los
mayores cuidaba de cada grupo. Y, después de recibir el saludo y las primeras instrucciones de las
autoridades locales, la caravana, entre las miradas de simpatía y curiosidad de la mayor parte del
pueblo y las de desconfianza y aún animosidad de algunos, se dirigió lenta y ordenadamente hacia
nuestra residencia. Era la ' 'citadelle'', la antigua ciudadela asentada sobre una pequeña colina
que domina al pueblo y cuyos muros reedificados por Vauban se alzan sólidos aún rodeados de
secos fosos. Por el puente levadizo, penetramos en la fortaleza. Era ya de noche y las lechuzas
cobijadas en los grandes árboles del patio central graznaban nerviosas al sentir súbitamente
turbada su tranquilidad de años.
Y como mejor pudimos, corrigiendo, poco a poco, las muchas deficiencias de nuestro improvisado
alojamiento, fuimos organizando nuestras vidas en aquella primera etapa de nuestro destierro.
Dentro de nuestra residencia la labor era ardua: había que luchar contra muchas dificultades
materiales; había que procurar que los niños recibiesen instrucción y educación adecuadas; había
que atender a la vida espiritual de niños y mayores; a la salud física de todos. Cuidaban de la
primera veinticinco maestros; tres capellanes atendían a la segunda y un medico y varias
enfermeras se preocupaban por la última. Y así, entre problemas de enfermería o cocina, de
instrucción o de higiene y de tantos otros que surgen de la súbita convivencia de seiscientas
personas a quienes el azar ha reunido en un plan de vida que nunca habían podido imaginar, se
iba desarrollando nuestro vivir.
Este tenía otra importante faceta: la de nuestras relaciones con el pueblo. Entendimos, desde el
primer momento, que nuestra especial situación nos vedaba toda propaganda y discusión.
Entendimos que era falta de conocimiento, errada información, lo que movia a los pocos que no
nos miraban bien, y decidimos que no teníamos que hacer sino una cosa muy simple para
deshacer aquella actitud: mostrarnos tales cuales éramos, claros, transparentes, esmerándonos
en nuestra conducta más que nunca. Porque comprendimos que no iban a ser nuestras palabras
sino nuestro vivir recto, honesto y claro lo que convencería a aquellos hermanos que no nos
conocían, la sangre común haría el resto.
¡Y qué bien y qué rápido lo hizo! ¿Dónde estaban ahora aquellos rostros esquivos, aquellas
miradas desconfiadas y hasta agresivas del principio? Nuestros paseos al pueblo eran visitas de
hermanos; las autoridades iban prodigando sus atenciones y deferencias; eran cada vez más
frecuentes y amables sus visitas; el párroco solicitaba, cada vez más a menudo, la ayuda de
nuestros sacerdotes que eran llamados también por los de los pueblos comarcanos. Todos estaban
ya bien convencidos de que no éramos los "gorri izigarriak" que al principio algunos habían soñado
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y cuando, a los pocos meses, grupos de nuestros niños bajaron por Navidad al pueblo portando el
clásico " Yayotza" y entonando las viejas canciones de nuestra raza, la colecta amplia y generosa
con que el vecindario respondió, vino a decirnos que era ya nuestro, total y definitivamente, el
corazón de aquel pueblo.
De aquel pueblo, que se había también ganado lo mejor de nuestro corazón y al que gustamos
contemplar desde lo alto de nuestra residencia, sumergido en la paz y el silencio semi-velado, a
veces por las nieblas que descienden de los picos del cercano Pirineo, y arrullado por los
murmullos del Errobi que marcha saltando sobre su lecho de rocas.
Hoy aquel pueblo, como tantos otros de la Euskal Erria del Norte, padece en su carne hermana los
zarpazos del hambre, el frío y el dolor, herencia de una guerra atroz.
Es preciso hacer todo lo posible para aliviar esto. A ello estamos obligados muchos vascos por
simple gratitud; todos, por el mandato, nunca más indeclinable que en esta hora de la hermandad
vasca.
Euzko Deya, Buenos Aires, Febrero 26 de 1946.
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INTERMEDIO JOVIAL
¡Aufa, aufa! Yo soy el Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Desde junio a octubre, yo reino en las plazas de los pueblos, junto a las viejas iglesias y en las
campas arboladas donde se cobijan las humildes ermitas que amo tanto.
Filósofos sabihondos, hombres suficientes, os dirán de mí cosas extrañas: Que mi espíritu es
pagano, que tengo patas de chivo; que por mis venas corren mezclados sidra, vino y "txakoli"...
No les creáis. En realidad, yo no soy sino un honrado genio; un genio sencillo y benévolo
rebosante de humanidad. Por eso mi mayor alegría es ver alegres a los hijos de los hombres.
Yo me cuelo por los agujeros del "txistu" e infundo en el "txistulari" un brío que no hay cansancio
que pueda apagar. Cosquilleo en los pies a los jóvenes y, al momento, se sienten acometidos de
incontenibles deseos de bailar. Y mi espíritu travieso sabe cómo desarrugar el ceño a los graves, y
pone agilidad en las piernas de los viejos que, gracias a mí, olvidan por un día que lo son.
¡Aufa, aufa! Yo soy el Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Yo enseñé a las autoridades a danzar las primeras en nuestras fiestas. Porque la autoridad, para
serlo bien, es preciso que sepa dar ejemplo de regocijo cuando llega para todo el pueblo la hora
de la expansión.
Sé corresponder a su fineza. Por eso nunca olvido, entre las cabriolas y las ruedas del "aurresku",
la "reverencia" obsequio que hago de mi único momento de solemnidad a aquellos hombres
comprensivos que, sentados entre los chuzos clavados en tierra, miran las evoluciones de los
bailarines con una secreta envidia, que es preciso que enmascaren con sus rostros graves.
A mí se debe la sagrada institución del "Gurdiondo". El pellejo de vino llega inflado y orondo sobre
el carro. A su lado se coloca la litúrgica taza de porcelana. Y es de ver con qué fervor mis fieles
escancian en cumplimiento del tradicional rito. Nunca se dio el bochornoso caso de que, al final de
la fiesta, quedara en el generoso "zagi" gota aprovechable.
¡Aufa, aufa! Yo soy el Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
MÍ aliento tiene sabor a pollo, merluza y pimientos fritos. Mi voz, notas de "txistu", algazara y
pandereta, y ronroneo de acordeón. Mi saludo es el "santzo" en que se dispara la alegría; mi
despedida el "irrintzi" de innumerables ecos.
Una vez me arrastró la tentación de visitar romerías lejanas. Vi ojos lascivos y caras cansadas;
disputas que comienzan en soeces blasfemias y terminan en navajas homicidas. Y salí huyendo de
allí con la nostalgia de mis mozos sanos y de mis amables bertsolaris que se encargan de
desvanecer ingeniosamente con sus finas estrofas todos los posibles motivos de contienda entre
los romeros.
Mi alegría es generosa y mi goce nunca es padre de dolor. Por eso los que bailan animados de mi
espíritu pueden, al día siguiente, con el mismo ímpetu, volver a bailar. Los irrintzis lejanos de mi
despedida son, al mismo tiempo, anuncios de mi próxima visita.
¡Aufa, aufa! Yo soy el Genio alegre que preside las innumerables romerías de la verde Euzkadi.
Euzko Deya, Buenos Aires, Julio 10 de 1943.
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LA INVASIÓN DE EUROPA
Llegó por fin el esperado día. Trocados los accidentes aunque no el fondo de la historia, he aquí
que la Europa esclavizada pone sus esperanzas de liberación en una invasión que termine con la
tiranía de los germanos, sus eternos invasores. Y la feliz iniciación de las operaciones, tan difíciles
de suyo, hace que esa esperanza dilate los pechos de todos los hombres de buena voluntad que,
sea cualquiera su credo, color o raza, aman la justicia y aborrecen la tiranía.
"Toca a gloria, compañero, que ha nacido una ilusión", podemos ahora decir con el vate máximo
de la Inglaterra eterna. Que ha nacido la ilusión de que la tremenda pesadilla que hace años
atenaza nuestros corazones se disipe; la ilusión de que hemos entrado, de un modo definitivo, en
la última etapa de la tragedia horrorosa que padecemos; la ilusión de que estamos en el principio
del fin de las matanzas, las hambres, las persecuciones y los martirios; la ilusión de que está muy
próximo a su fin todo eso que hace de los hombres bestias y se halla muy cercano aquello único
que al ser humano eleva sobre su propia esfera: la justicia y la caridad, la libertad y el trabajo
fecundo, virtudes que sólo pueden brotar, con la fuerza de las cosas naturales, en la tierra
abonada por la paz.
Leíamos hoy en un periódico de Montevideo que cuando al Presidente de la República le dieron la
noticia de la invasión y le pidieron que concretase en una frase la impresión que acababa de
recibir, el doctor Amezaga contestó lo que sigue:
"Si se confirman esas noticias, yo espero que el éxito de la invasión restablecerá rápidamente la
paz que tanto necesita el mundo para realizar la obra de justicia que reclaman todos los hombres
libres".
Así esperamos nosotros, los vascos. Y por eso, hacemos los votos más sentidos por que los
aliados tengan el éxito, más rápido y rotundo, en la formidable operación a que hoy han dado
comienzo. Que las naciones unidas obtengan a la brevedad posible el triunfo que las operaciones
de desembarco hoy felizmente iniciadas presagian. Triunfo que esperamos sea el de la justicia
para todos los hombres libres y para todos los pueblos que, como el nuestro, lucharon siempre
con dignidad y fiereza por desarrollar su vida bajo el signo de la Libertad.
El Plata, Montevideo, Abril 10 de 1944.
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pecho del comandante Ordoki y otros muchos de la Brigada vasca "bravos entre los bravos", la
sede de Marceau volviera inmediatamente a nosotros, sus legítimos poseedores.
Pero ahora, ¿qué ha pasado aquí? Pedimos a nuestros amigos uruguayos que reflexionen bien
sobre ello, porque es un agravio inmenso el que, dirigido contra nosotros, se ha inferido de hecho
a todos los hombres honrados y libres con la consumación de esta iniquidad. Con Marcean o sin
Marceau, seguirá lo mismo nuestra lucha de la que ciertamente no hemos de desistir por esta ni
ninguna otra contrariedad. Pero si esto puede pasar en el mundo democrático, si en él los mejores
pueden ser así atropellados sólo por ser los más débiles, cuando lanzamos esas hermosas
palabras de "justicia", "democracia", "libertad", "frente anlitotalitario", etc., etc., ¿a quién
pretendemos engañar?
Y entiéndase bien que no acusamos a Francia. Ella representa algo muy grande y muy alto en
nuestro espíritu. Nunca la confundimos con sus gobernantes que entregaron a Companys; nunca
la confundiremos con su actual Minstro de Justicia Rene Mayer, acreditado amigo de los
franquistas.
El Plata, Montevideo, Julio 3 de 1951.
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sus visiones de Camagüey, la bella durmiente o de Taxco, un pueblo en las nubes, de Washington,
la ciudad en el bosque, o de Quebec y su ángel, de la aldea en el camino, del himno de piedra de
Chartres, del problema del bien y del mal en Siena, del miedo en San Giminiano, o aquella
bellísima "confidencia en el Pin-cio..."
Y tras la recapitulación de lo contemplado en el mundo, viene el volver los renovados ojos al
Uruguay, la comarca entrañablemente amada que recobra ahora todo su profundo sentido y
plenitud. País donde "casi todos los servicios públicos pertenecen a la comunidad y no a intereses
privados", donde "el Estado paga sin litigar las indemnizaciones por accidentes de trabajo"; donde
"el presupuesto de enseñanza es el doble del de los armamentos, el ejército, la marina y la
aviación reunidos"; "país de tradicional respeto a las libertades esenciales humanas", "que no
sueña con expansiones territoriales, pero que puede crecer en altura y profundidad..." cuando el
desarrollo de su voluntad corra parejo con el de su inteligencia.
En cuanto a la vigilancia sobre la expresión, ella se transparenta en cada párrafo de este libro,
legítimo de un hondo meditador que nos brinda sus ideas como una deslumbrante colección de
piedras preciosas talladas con magistral artesanía. La frase, en efecto, aparece siempre moldeada
a la medida exacta del concepto. Nada de efusiones verbosas propias sólo para ocultar el vacío o
el lugar común; nada de "impudores líricos". Ni esperemos tampoco que la deformación oratoria,
tentación que podría operar sobre este gran señor de la tribuna, dañe a la expresión cabal y justa.
El lenguaje es siempre modelo de sencillez y claridad, es decir, espejo de sobria elegancia. Lo
cual, naturalmente, no quiere decir que del altísimo regalo espiritual que con este libro nos hace
Couture se hallen ausentes los tremantes dardos de la más pura emoción que el autor deja
clavados en nuestros pechos, allá en la Piazza della Signoria, de Florencia o en el mirador del
Pincio, o el delicadísimo aroma poético de que están ungidas algunas descripciones de paisajes
por los que, en algún momento, se nos antoja haber visto pasar la nazarena figura de Juan
Ramón, caballero en su "platero"...
El Plata, Montevideo, Julio 17 de 1953.
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al vasco: "Tome y pague ahora mismo su multa". Nuestro compatriota, desbordando emoción y
agradecimiento, quiso inmediatamente firmar un recibo, pero el religioso le atajó: "No, eso no.
Ustedes los vascos tienen el orgullo de su palabra, yo castellano no soy menos orgulloso de la
mía. Entre Vd. y yo no hay necesidad de documentos. Sé de sobra que si Vd. puede devolverme
ese dinero no dejará de hacerlo". "¿Y si no lo hago?" "Entonces quédese también tranquilo porque
siempre pensaré que es porque lo necesita más que yo".
Y, evangélicamente, añadió a la dádiva el consejo. Le dijo que sería más conveniente para él
trasladarse a un pueblo vecino donde acababa de abrirse un taller mecánico en el cual podría
trabajar y ganar bien: "No les diga Vd. que va de mi parte porque allí a nosotros no nos quieren;
pero yo sé que son buena gente, y le atenderán".
Y, efectivamente, le atendieron y el hombre, experto mecánico como dijimos, pudo conocer en su
nueva residencia unos meses de relativa prosperidad. El pueblo era pequeño, de forma que al
poco, más o menos, conocía a toda la gente y entre ella a uno de los guardias civiles de puesto
allí, al que un día encontró en el paseo con una cara tan angustiada que a la legua denunciaba
alguna muy grave preocupación. "¿Qué le pasa a Vd. hombre?", le interpeló el vasco. "Que me va
a pasar: que necesito llevar a operar urgentemente a mi mujer y no tengo las mil pesetas que ello
cuesta ni quien me las preste. Quien va a prestar aquí a un guardia civil. Saben, además, que
nunca las podré devolver..."
"Tómelas", replicó el vasco, poniendo un billete de mil en manos del asombrado guardia "y dése
prisa". "Pero Vd.", exclamó el guardia; "mire que ya me ha oido que seguramente nunca podré
devolver ese dinero". "Pues no le importe por eso", dijo el vasco, casi repitiendo las palabras que
él oyera del religioso, "si no me lo devuelve, será porque lo necesita más que yo".
Marchóse el guardia agradecido y rápido. Su esposa salió felizmente de la operación y apenas
unas semanas de todo aquello habían transcurrido, cuando presentándose a nuestro compatriota
le espetó:
"No sé cuál es el delito que le trajo desterrado a este pueblo, ni me importa. Algo he oído de sus
ideas separatistas o cosa así. Pero, por encima de todo eso, yo sé que es Vd. una buena persona y
un hombre de corazón. Pues bien, vengo a decir que acaba de llegar al cuartel la orden de
conducirle a la cárcel y en cuanto se haga el relevo de parejas, esa orden se cumplirá. No diga Vd.
a nadie que yo le he dicho esto, porque al hacerlo estoy faltando a mi deber; pero también con
Vd. tengo un deber y vengo a avisarle... quizá tenga Vd. tiempo de tomar alguna
determinación..."
El vasco enloquecido tomó el primer tren que sin contratiempo alguno le llevó a la ciudad de X.X.
De allí, partía a las pocas horas en uno de los ómnibus de línea cuya estación de término quedaba
muy cerca de la frontera francesa.
Gran trecho llevaban ya recorrido cuando a lo lejos apareció en la carretera una patrulla de la
guardia civil de las tantas que hacen el control de viajeros. A su vista, el buen vasco se sintió
perdido y, en la angustia de su alma, sólo acertó a inclinarse sobre el conductor del vehículo tras
el que iba inmediatamente sentado y susurrarle al oído: "No tengo documentación". La respuesta
que recibió del conductor que ni siquiera volvió la cara para mirarle fue inmediata y en el mismo
tono de voz: "Voy a frenar: bájese conmigo y haga lo que le diga".
Cuando los guardias que ya estaban muy cerca llegaron al ómnibus parado, encontraron a nuestro
mecánico enfrascado en el examen del motor, mientras que el chófer que simulaba estar muy
furioso dirigía al sargento de quien ya era conocido de vista desatándole maldiciones contra aquel
coche que tanto quehacer venía dando al compañero y a él... Hicieron los guardias la revisación
de los viajeros sin que a los dos mecánicos —piezas del coche, como quien dice se les ocurriera
molestarles y se despidieron. Mientras se ocupaban de la fingida reparación, el conductor
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amaestró al vasco: "No puede bajar hasta la estación de término. Hay allí un riguroso contralor
con bínete antropométrico, por más señas, del que no lo salva ni la Providencia. Pero Vd. hará lo
siguiente: un par de kilómetros antes de llegar al poblado hay una venta frente a la cual yo pararé
simulando dar un recado. Bájese Vd. en ese punto y tome un sendero que allá mismo arranca y
conduce a un grupo de caseríos. Dígales que ha venido para la feria de mañana y que como no ha
hallado posada en la población, ha pensado que podría pasar allí la noche. Es buena gente y
espero que le ayudarán. Y que Dios le acompañe, que no puedo hacer más por Vd."
Paró el coche ante la venta citada: descendió el vasco, tomó el sendero, dio con las granjas, pidió
albergue en una de ellas y diéronle cena y cama. Y a las cinco de la mañana, he aquí que se
siente despertar de su ligero sueño por su huésped que a la cabecera de cama y mirándole
significativamente le dice: "Para ir a la feria es aún temprano, pero para lo que Vd. ha venido ésta
es la hora". Y haciéndolo levantarse y dándole un sustancioso desayuno, le mostró cuál era el
camino que debía seguir para llegar, como a las pocas horas lo hacía, sano y salvo, a la libre tierra
francesa.
Esta es la historia verdadera de un vasco a quien yo conozco que hace aún pocos meses consiguió
la libertad. En su lucha contra el Estado opresor, fue ayudado noble y espontáneamente por cuatro
hombres de distintos estados y condiciones que ni su nombre conocían, como él ignora los de
ellos. El religioso, el guardia, el chófer y el granjero le dieron su dinero o pusieron en peligro su
empleo, su bienestar y su libertad misma a impulsos de un sentimiento de solidaridad humana
que, por un fenómeno que honra a nuestra especie, crece siempre en la medida que las tiranías
pretenden asfixiarlo. Y ésta es, mis amigos uruguayos, la historia exacta, desprovista de todo
adorno que os quería contar porque tengo para mí que difícilmente elocuencia alguna de palabras
o de cifras podría llevar a vuestros espíritus, tan sutiles captadores de esta clase de hechos, un
reflejo tan fiel, tan vivo y tan aleccionador de la realidad española.
El Plata, Montevideo, Noviembre 4 de 1948
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MISERIA Y HONOR
La Asamblea de las Naciones Unidas, al acordar el levantamiento de la cuarentena diplomática que
en 1946 impusiera a la dictadura de Franco, acaba de realizar una rectificación que entraña, sin
duda, sensacional descubrimiento: la UN fue entonces incalificablemente engañada por la profusa
documentación llegada a su seno y de la que, sin género de duda, se deducían dos hechos
fundamentales: que el gobierno de Franco debía su existencia a los de Hitler y Mussolini y que en
él los derechos individuales eran sólo sombra de una sombra.
Es verdad que muchos millones de españoles y no españoles pueden libremente seguir creyendo
que los fundamentos de la decisión de la UN en 1946 siguen firmes e inconmovibles. Es cierto
que, sin necesidad de recurrir a superiores luces, sabemos por experiencia personal lo que
significó el bombardeo diario e incesante de la aviación alemana en el frente vasco durante tres
meses de ofensiva; es cierto que escapamos más de una vez muy justamente de las matanzas,
poco menos que a mansalva, que la aviación italiana desencadenó sobre Barcelona; es cierto que
los miles de prisioneros italianos, material bélico y documentación tomados en Guadalajara tienen
algún valor probatorio; es verdad que el mismo Franco declaró que el Eje se ha convertido en un
triángulo que comprende a Alemania, Italia y España; es verdad que Franco aparece responsable
de una sublevación que costó a España más de un millón de muertos; es verdad que después de
su victoria, la persecución, por todos los medios, al adversario se ha convertido en una de las
características fundamentales del régimen que viene inviniendo en guerra y aparato policial más
de la mitad de sus presupuestos de todos estos últimos años; es cierto que no hay en España la
mínima libertad de prensa, ni de reunión, ni de sindicación, ni medio alguno, en fin, por el que la
oposición pueda razonablemente exponer su disconformidad con la obra del Gobierno; es
igualmente cierto que en los once años que han transcurrido desde su victoria, el régimen no ha
convocado a elecciones generales y que todos los que hoy en España se titulan Diputados o
Concejales lo son, no por la legítima voluntad del pueblo sino por la omnímoda voluntad del
"Caudillo"; es terriblemente cierto que allá, en mi patria vasca, el noventa por ciento de la gente
que nada tiene de extremista, roja, etc. etc., es y seguirá siendo irreductiblemente antifranquista
y que por ello fue y es ferozmente perseguida, comenzando por nuestros dignísimos sacerdotes
que pagaron con sus vidas su adhesión a la causa de la libertad del pueblo; es cierto que a la
lengua de nuestros apellidos que amamos, como bien nacidos, por sobre todas las riquezas
posibles de nuestro espíritu, se la ha arrancado hasta de las lápidas mortuorias; es cierto que a lo
largo y a lo ancho de todo el Estado español reina una corrupción y un desbarajuste
administrativo como jamás fue conocido hasta ahora bajo régimen alguno; es cierto que el nivel
de la moral pública ha descendido de una manera espantosa; es cierto que el hambre y la
tuberculosis reinan en la masa del pueblo en odioso contraste con la super-opulencia de las castas
privilegiadas del régimen; es cierto...
Pero ante la asamblea de la UN se han presentado recientemente, en ejemplarizadora lista, media
docena de Gobiernos ibero-americanos. Odria, Trujillo, Somoza, etc. etc., supremos campeones,
sin duda, de la Libertad y de la Democracia, pilares básicos de la UN, se han presentado ante este
organismo para decir que Franco no sólo no debe seguir bajo la cuarentena diplomática que le
aflige, sino que además debe ser admitido —para empezar— en los organismos técnicos de la UN.
La mayoría de la Asamblea les acaba de dar la razón. Sin duda, porque si las verdades que
acabamos de estampar son de las que rompen los ojos, no es menos verdad que, como diría el
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Marco Antonio de Shakespeare, los padrinos y garantes del Caudillo, los Trujillos, Odrias y
Somozas, son unos hombres honrados, son unos honorables hombres de Estado en cuya palabra
es preciso creer por encima de todo. Y en ella ha creído, por lo visto, la mayoría de los Gobiernos
tan ciegamente que aun aquellos que hacen de la lucha contra el comunismo el eje de su política
no han vacilado en dar a éste el mayor de sus triunfos colocando al martirizado pueblo español en
la vía de las soluciones desesperadas...
Ante este derrumbe de valores, ante esta "bancarrota moral" como en este diario se ha calificado
a la decisión de la UN, sólo queremos recordar dos cosas: la primera, que hace muchos años que
se escribió en lengua anglo-sajona una sentencia inmortal: "En este bajo mundo sólo hay una
cosa fuerte; la que es justa".
La segunda, la actitud limpia y valiente del Uruguay. El "Civis roma-nus sum" pudo ser, en siglos
que pasaron, la legítima expresión de un gran orgullo. Pues bien, es mucho mayor el nuestro al
sentirnos hoy ciudadanos de esta República que, cuando los fuertes han claudicado cayendo en los
lazos de sus falsos cálculos, ha sabido encontrar una vez más, entre tanta miseria y podredumbre,
el camino limpio y recto del Honor y la Vergüenza.
El Plata, Montevideo, Noviembre 4 de 1950.
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grandeza, este lugar inédito que es uno de los más hermosos que yo haya visto... este pequeño
edén radiante adonde llegaba por azar y sin saber dónde iba y sin saber dónde estaba, se llama
en español Pasajes y en francés le Passage".
"El mar, sólo el mar —iba a continuar escribiendo en nuestra costa Víctor Hugo—, ¡magnífico y
eterno espectáculo!, blanquea allá abajo sobre rocas negras. El horizonte está brumoso aunque el
sol me quema. Siempre gran viento. Una gaviota pasa majestuosamente en el abismo a cien
toesas bajo mi mirada. El ruido es continuo y grave. De tiempo en tiempo, se oyen estrépitos
repentinos, especie de caídas bruscas y lejanas como si algo se desplomara; después rumores que
semejan a una multitud de voces humanas; se creería escuchar hablar a una multitud".
La tierra, por su parte, no cede en esta lucha milenaria. Parecería, por el contrario, abalanzarse
sobre el mar, recia y desafiante, en aquellos blancos acantilados de mi Guecho, en el Sollube, en
el Ogoño, en el Jaizkibel, en tantos otros hermosos lugares donde se yergue cientos de metros en
un encabritamiento precursor, al parecer, de un formidable salto sobre el Océano.
Y tierra adentro, un laberinto de montañas todas parecidas, distintas todas, entre las cuales se
aprietan los valles regados por abundantes aguas. El verde dominantemente rico en matices, y
sobre ese fondo en el fondo del cuadro; un verde increíble de esmeralda, toda una policromía
triunfal.
Pero tonos y colores sabiamente administrados por una luz difusa, delicada, suave que excluye
toda petulancia, todo desborde cromático. Parecen escritos para nuestros paisajes estos párrafos
de Taine sobre los Paisajes Bajos:
"Sería necesario que pasaseis algunos días en aquella tierra para sentir plenamente la
subordinación de la línea a la mancha de color. De los canales, de los ríos, del mar, del terreno
empapado se levanta de continuo un vapor azulado o ceniciento, un vaho que todo lo envuelve y
que forma en torno de los objetos una húmeda gasa aun en los días más hermosos... El suelo es
verde y gran cantidad de manchas de color vivo diversifican la iluminada pradera: ya es la
mancha negruzca o parda del mojado terruño, ya el encarnado intenso de tejas y ladrillos, ya la
pintura blanca de las fachadas, ya la nota rojiza de los animales que reposan, ya las ondas
resplandecientes de los canales y ríos. Y tales manchas no quedan amortiguadas por la claridad
excesiva del cielo. Por oposición a las tierras secas, aquí no es el cielo, sino la tierra, el valor
preponderante".
¡La tierra, la tierra siempre! Desde aquí la recorremos todos los días con los ojos entornados en
una peregrinación interior. Desde las doradas playas de nuestra Algorta nativa, hasta el rincón
pirenaico de nuestra entrañable Donibane Garazi por donde las nieves del Pirineo corren haciendo
resonar, sobre un lecho de roca, la más pura canción del agua.
La recorremos en sus montañas graníticas, Anboto, Udala, Aizgorri, Gorbea, Aralar... que gustan,
—viejos monarcas— revestirse en invierno del Cándido armiño de la nieve, mientras que en
verano, en fáustico remo-zamiento, se engalanan de airosos cendales de niebla, y la visitamos
también en sus montes humildes; aquel Itze desde cuya modesta cumbre empenachada de pinos
armoniosos nuestros ojos acarician el curso del Go-bela que pasa silencioso fecundando las vegas
de Sopelana y Berango y sigue por la húmeda Fadura y las ricas huertas de Lexarreta en su
camino hacia el mar... En aquel Goikomendi que tiene por corona un bosque de abedules de
plateados troncos y desde donde el ondulante curso de la ría de Butrón —azul profundo
marginado siempre de verde— brinda a los ojos un espectáculo de maravilla...
La recorremos en nuestros pueblos costeros, Bermeo, Motrico... plenos de bullicio, algazara y
color; con su lenguaje agudo y sintético, con sus chiquillos que brincan entre lanchas y redes, con
sus mujeres incansables, limpias y sonoras, con sus hombres que miran y miran impasibles el
mar... Y lo recorremos también en nuestras villas de tierra adentro, Elo-rrio, Oflate... serias,
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reposadas, por cuyas calles silenciosas de señoriales casas de piedra, forjados balcones y escudo,
pasan graves los grupos que acuden al llamamiento de la campana parroquial.
La soñamos en los días oscuros del invierno, cuando frente a nuestra casa, allá en el rompeolas de
Santurce, las olas hinchadas hacen danzar como muñecos a los bloques de cemento, el Noroeste
sopla huracanado y del cielo plomizo caen sin cesar los golpes de recia lluvia; en los comienzos de
primavera, cuando todo el campo se inunda de fragancias nuevas y el manzano en flor renueva el
blanco de la nieve sobre nuestro paisaje; en los amaneceres del verano anunciados por las
calandrias en los campos de argoma en flor de la Galea; y en los atardeceres del otoño,
deliciosamente suaves, bañados de melancolía por la delicada luz gris de nuestro cielo...
Paisajes que claman con voz torturadora en el corazón del desterrado; paisajes a que llamamos a
gritos muchas veces por sus nombres sonoros en una lengua ya vieja en ellos cuando ninguno de
los idiomas que hoy viven en Europa había soñado en nacer; paisajes de un pueblo dueño
milenariamente de su tierra y que nunca pisó la ajena con sucios afanes de conquista; paisajes de
una raza que de un roble de esa tierra hizo universal símbolo de Libertad; paisajes de mi tierra,
manchados hoy por la sombra de la más corrupta y aborrecible tiranía de la que, sin duda, pocos
pueden sufrir más, porque, difícilmente, nadie pudo merecerla menos.
El Día, Montevideo, Mayo 27 de 1951.
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africano se ocultaba entre una orgía de colores, podía verse allá bajo el toldillo de proa a un
nutrido grupo de vascos que respondían en su lengua o en castellano al rosario que en francés
rezaba aquel fraile dominico joven, alto y de rostro inteligente.
El fue quien más estrechamente intimó con nosotros; por que uno de sus compañeros hubo de
hospitalizarse apenas llegados a Dakar, y el tercero, el Provincial, era un hombre ya anciano, de
facciones angulosas y carácter reservado del que estaban naturalmente excluidas las efusiones de
su joven compañero. No, evidentemente no habíamos llegado a entrar en el corazón de aquel
fraile viejo que, si con más o menos frecuencia conversaba con algunos de los nuestros en su
lenguaje, extraña amalgama de francés y portugués, de pronto, se marchaba bruscamente,
muchas veces para escribir en un líbrito de notas que siempre llevaba consigo Dios sabe qué
ocurrencias. ¡Aquel viejo fraile!... "Torquemada" le llamaban algunos de los nuestros.
Al desembarcar en Casa Blanca nos separamos de los Padres Dominicos. Después de tantas otras
peripecias, al cabo de unos meses conseguimos llegar a estas riberas. Y al poco de nuestra
llegada, supimos fidelignamen-te esto que vamos a relatar. El anciano Provincial había llegado
muchos meses antes que nosotros a su destino a bordo de un buque español. Un día, durante la
travesía, varios de los pasajeros comenzaron a hablar con él sobre su "glorioso movimiento" y, a
lo largo de su perorata, el que llevaba la voz cantante empezó con la conocida sarta de calumnias
contra los vascos. Las rígidas facciones del anciano Provincial se animaron de pronto y sus labios
silenciosos hasta entonces dejaron paso a su voz seca y autoritaria: "No permito a Vds, ni a nadie
que hable así de los vascos. He tenido ocasión de conocerlos bien: los he podido estudiar y
observar en una vida de íntimo contacto de la mañana a la noche durante largos meses; meses de
sufrimientos, de angustias y de pruebas en medio de las cuales no hay hombre que sea capaz de
disimular. Y... vean esto". Y nuestro "Torquemada", sacando su misterioso librito de notas,
comenzó a leer cosas como éstas que eran otros tantos mazazos descargados sobre el grupo de
los seudo-cruzados: "Día... La conducta pública y privada de los vascos sigue siendo ejemplar; ni
un escándalo, ni una incorrección". "Día... Hoy como en domingos anteriores, los vascos, que
siguen siendo los que asisten a misa, la han cantado intercalando varios motetes en su lengua".
"Día... Hoy Jueves Santo se han tomado en el barco sesenta y tantas comuniones; más de
sesenta de los comulgados eran vascos". "Día... Como todos ios atardeceres, bajo el toldo de proa
un nutrido grupo de vascos reza fervorosamente el Santo Rosario...".
El Plata, Montevideo, Octubre 10 de 1946.
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'SABREMOS CUMPLIR'
Pocas tareas más nobles que la de elevar al hombre hasta su propia talla Noble en el que para sí
mismo la realiza mediante la liberación de las potencias superiores de su espíritu, y mucho más
aún, en el que ordena sus esfuerzos a la liberación ajena. En rigor, este segundo aspecto no es
más que el complemento necesario y obligado del primero, porque, ¿cómo nadie puede pensar
que ha llenado su medida humana, cuando su alma es incapaz de vibrar ante el espectáculo de
otros hombres a quienes la injusticia social, la esclavitud política, la ignorancia, el error o el miedo
tienen sumidos en inferior condición? Es la solidaridad principio elemental del recto humanismo
hasta el punto de que nadie puede llamarse integralmente humano mientras no le duelan en
carne propia las injusticias a cualquier hombre infligidas, ni considerarse libre, si no siente sobre
su alma el peso de las cadenas de los millones de semejantes que gimen en la esclavitud.
Por todas las partes del mundo se extienden hoy los frentes en que se lucha o se puede luchar por
la dignidad del hombre y en la Carta de las Naciones Unidas, como en su verdadero centro, y
como muy bien lo hace destacar un prestigioso diario montevideano en conceptuosos editoriales
estos días publicados, esa defensa del valor humano cobra singular jerarquía, según puede verse
por lo preceptuado, entre otras disposiciones, en el artículo 55 de dicha Organización en el que se
establece que: "Con el propósito de crear las condiciones de estabilidad y bienestar necesarias
para las relaciones pacíficas y amistosas entre las naciones, basadas en el respeto al principio de
la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, la Organización
promoverá....- El respeto universal a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de
todos sin hacer distinción por motivo de raza, sexo, idioma o religión y la efectividad de tales
derechos y libertades". En los aludidos editoriales, el articulista estima que "¡a violación
sistemática de los derechos esenciales del hombre no es considerada por la Carta como asunto de
exclusiva jurisdicción interna, sino también de específica jurisdicción internacional". Todo ello
aplicado a los conocidos casos de Perú y Venezuela.
Y bien, si esto es así, como lo es, si por atentar radicalmente contra el espíritu mismo que informó
a la Organización mundial, ésta tiene específica jurisdicción que le permite, cuando menos,
sancionar recomendaciones que presionen moralmente a los gobiernos que menosprecian sus
principios constitutivos, ¿qué diremos del caso de España?
Porque, prescindiendo, por el momento, de otros aspectos y enfoques del problema español, ¿qué
hombre honrado podrá negar el hecho de que el Gobierno franquista es un permanente atentado
y un ultraje viviente a la conciencia humana que plasmó sus más altas aspiraciones en la Carta de
la UN? Un gobierno alzado al poder sobre los cadáveres de un millón de españoles por la
intervención decisiva de Hitler y Mussolini, que, al cabo de diez años de su entronización, sigue
fusilando, encarcelando y maltratando a cuanto enemigo le place; un gobierno que sólo puede
subsistir mediante el desprecio total y absoluto de las libertades elementales del hombre; un
gobierno que, por la absurda ambición de su desdichado "Caudillo", condena al hambre, la
miseria, la enfermedad y la desesperación a veintisiete millones de españoles...
Pero, ¿a qué seguir? No son, afortunadamente, los uruguayos los que se hallan en necesidad de
penetrarse de la verdad de estas cosas. Escribimos estas líneas, precisamente, al conjuro de la
ejemplarizadora actitud del Uruguay en el reciente debate de la UN en el que, aunque cueste
creerlo, ha habido veinticinco gobiernos que han puesto todo su conato en la rehabilitación del
franquismo. No sabemos si en la Asamblea se conseguirán los dos tercios de votos necesarios;
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sabemos, sí, y mejor que nosotros lo saben los franquistas, que no es precisamente ahora de la
UN de donde le puede llegar el remedio a su desesperada situación.
Pero no se trata de eso. Para nosotros, en este debate de la UN se juega algo más que el caso de
España: es la dignidad de todos los hombres libres del mundo lo que se halla en juego. Por eso
esperamos con serena confianza el fallo definitivo.
Mientras tanto, y sea cualquiera el resultado, nuestra voz ha de alzarse hoy llena de emocionada
gratitud para este Uruguay que ha dicho, por boca de su docto representante, las palabras quizá
más claras, precisas y contundentes de cuántas estos días se hayan pronunciado en defensa de la
causa del hombre español que, lo repetimos, es la causa de los hombres todos. Y que en la hora
de la acción ha confirmado una vez más, sin embozos ni titubeos, que no en vano los orientales
desde que tienen raciocinio han sido enseñados a pronunciar un voto: porque siempre que el
trance llega, lo saben cumplir.
El Plata, Montevideo, Mayo 11 de 1949.
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HEMEROGRAFIA - URUGUAY –
URUGUAY Y LA UNESCO*
Bajo un cielo de sol radiante y purísimo azul que parecía brindarnos desde las alturas una inmensa
bandera oriental, era hermoso contemplar en la explanada del Palacio de las Leyes el enorme
gentío que desbordaba por las inmediaciones y se iba ubicando ordenadamente en el lugar
adecuado para presentar los actos inaugurales de la VIII Conferencia de la Unes-co. Y era
hermoso el fervor y maravilloso el concierto de aquellas miles de voces que de pronto se elevaron,
entonando el himno patrio. Pocas veces si alguna, Montevideo había podido gozar de tal regalo
para ojos y oídos al mismo tiempo. La emoción nos hacía vibrar enteros. Y cada vez que la cuerda
de voces varoniles hacía resonar, recia y unánime, el "¡Tiranos, temblad!", un nuevo
estremecimiento nos sacudía y nos hacía sentir que allí estaba presente el alma uruguaya, el
verdadero espíritu de esta tierra escogida de la libertad, sentida por cada uno de los ciudadanos
como herencia sagrada e inalienable.
Y así es, en verdad, que cuando el Libro de los libros dice: "Creó Dios al hombre y lo dejó en
manos de su consejo", expresa con estas palabras, tan sencillas como definitivas, el divino origen
de ese atributo, sin el cual el hombre hace dejación —o es obligado a hacerla— de lo mejor de sí
mismo. Pensábamos nosotros entonces en tantas y tantas tierras de éste y todos los continentes
en que el pensar y el formular libremente el pensamiento se ha convertido en lujo sólo a los
tiranos reservado. En tantas patrias en que el pueblo muere sin gloria tras vivir sin libertad; en
tantos países en que no son los tiranos los que tiemblan sino el pueblo al que sus botas militares
pisotea y degrada. Y nos parecía entonces, por momentos, que el azul del cielo no era ya tan puro
y que sólo los negros nubarrones podían prestar adecuadas tintas a las banderas de tantos países
desdichados, a las enseñas de tantos millones de hombres que no pueden hallar el camino para
organizarse dentro de una comunidad pacífica en que la libre voluntad de cada uno sea sentida y
respetada. Pensábamos entonces que si esto no es pronto una realidad, sólo palabras sonoras y
acuerdos estériles podían ser los resultados de ésta y todas las conferencias de la Unesco.
Pero fue entonces cuando, como una bandada de blancas palomas, comenzaron a desparramarse
por los cielos las notas del Himno de la Esperanza, como palabras arrancadas como purísimas
chispas de fuego al duro pedernal de la realidad. Si, la realidad es dura y áspera la senda; los
enemigos de la libertad son numerosos y fuertes; ellos están en todas partes, acechan a cada
hombre y maquinan dentro de cada pueblo para aherrojarlo, amordazarlo y envilecerlo. Por eso
mismo es preciso que el hombre sienta y sepa que la libertad es un trofeo que debemos formar
con las mismas armas con que los tiranos nos hieren, al precio de un batallar sin tregua. Es que a
lo mejor del hombre, eso a que la Unesco aspira, y que a fuerza de ser humano es esencia de lo
divino, no se llega por una blanda senda alfombrada de flores y coronada de luces. Ello sólo se
alcanza elevándose con alas que el sacrificio hace brotar de las llagas mismas de nuestros
hombros, lastimados por el peso de la brega. Seremos libres si decididamente queremos serlo y
de nosotros y sólo de nosotros depende que la Unesco sea o no sea instrumento útil para alcanzar
esta meta de la dignidad humana; lejano sueño hoy de tantos pueblos hambrientos y sedientos de
justicia, realidad bendita en esta tierra feliz del Uruguay.
El Plata, Montevideo, Octubre 20 de 1954.
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Capitulo 7.
HEMEROGRAFIA – AUTOR VICENTE AMEZAGA ARESTI
HEMEROGRAFIA - VENEZUELA –
INDICE
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HEMEROGRAFIA - VENEZUELA –
A UN JOVEN VASCO
Me dices que se va el 1965: "Un año más en la opresión; un año más vivido en vano. Es el del
Centenario de Sabín y se nos ha ido como los anteriores, sin ver que el Askatasun Eguzkia
comience a brillar..."
Un año más, sí. Es un precio caro el que estamos pagando. ¿Pero sabemos nosotros ni nadie lo
que vale cada año de dolor? Lo tuvieron que pagar todos los pueblos que de veras quisieron ser
libres y lo pagó Sabín con toda una vida hecha de esfuerzo y sacrificio. Y, sin embargo, al
despedirse de ella, el panorama que a su vista se ofrecía no podía ser más deprimente:
persecución y burlas, incomprensión y calumnias, odio de los extraños y en los compatriotas una
indiferencia mil veces peor que el odio mismo. Así fue la vida de aquél a quien más que a nadie
deberá la suya la Patria.
Cierto que tuvo algunos predecesores. Lo fueron los bízkainos vencedores en Munguía y los
heroicos navarros del castillo de Amayur y los mártires de la Rebelión de la Sal. Lo fue el gran
Larramendi a quien algún día habrá que rehabilitar en este aspecto y lo fueron hasta cierto punto
Chao y Moguel y otros. Pero ellos, como Olano, como Egaña, como Mo-raza, como tantos de
aquellos que, ante el parlamento español o, guitarra en mano, como el errabundo Iparraguirre, o
como los ingenuos fueristas, al cantar a las libertades vascas con elocuencia y con sinceridad,
pretendían amar y servir en imposible simbiosis a dos patrias —Euzkadi y España— a la vez.
Varios siglos de desviación nacional habían hecho posible que en los cerebros más claros y aun en
los más puros corazones pudiera darse esta deformada visión. Las uniones de las diversas
regiones vascas a Castilla en su corona y el que ésta en^los tiempos que siguieron llegara al zenit
de su grandeza brindaron a los vascos de ambición y de empresa campo ancho donde colmar los
deseos de los nacidos para consejeros de reyes, como Ayala o Idiakez o Gaztelu, etc., etc., o para
grandes almirantes como Okendo y Gaztañeta, Rekalde, Bertendona, Churruca y tantos otros. Al
servicio de los reyes, entonces los más poderosos del mundo, podían encabezar !a empresa de
rodear el orbe, como Elkano o de colonizar las lejanas Filipinas, como Urdaneta y Legazpi... Y todo
iba bien mientras el sol no se ponía en los dominios de aquellos reyes y el país gozaba de
privilegiada situación interior. Fue preciso que, con las guerras carlistas, con el dolor y el
desgarrón que ellas causaron en el cuerpo de la Patria, tras siglos de sopor, resonara el clarinazo
de Sabín, el hombre joven de la patria vieja y olvidada. Y hubo de ser la suya la voz agria que
estigmatiza al traidor, despierta al dormido, excita al despierto, enfervoriza al vasco y encoleriza al
extranjero.
Fue como el relámpago que cruza de un extremo al otro del cíelo y hace verlo todo de una vez. No
importa cuan rápido se apague. Lo que él iluminó ya no puede ser olvidado y queda como viviente
signo de contradicción al que se puede amar u odiar, pero es imposible ignorar. Fue su obra la de
un joven generoso y heroico y por eso la juventud que ama lo heroico y lo generoso ama a Sabín
en cuanto lo conoce y ve en él un paradigma a cuya imitación bien merece consagrar la vida.
El dardo hecho de amor y dolor que él dejó clavado en el corazón de la Patria ha quedado
vibrando y hay en su vibrar algo como una canción y un mensaje que todos los jóvenes vascos
van escuchando y recogiendo de un extremo a otro de la vieja Patria. Y en esa juventud, querido
amigo, en ti y en los otros millares de jóvenes se concentra toda nuestra esperanza. Habría que
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ser más que hombre para hacer más que lo que Sabín hizo. Pero no somos mesianistas sino hijos
de una patria que, como escribió Guiozot, mientras todo se trastocaba en Europa, supo
permanecer pueblo. Y creemos, por eso, que ai pueblo que Sabín despertó sólo lo podrá salvar el
pueblo mismo, Y lo mejor de ese pueblo sois vosotros, jóvenes de la actual generación, y por eso
de vosotros espera la Patria la salud. Sabéis bien que buenas son las armas cuando son
necesarias para ello, pero que en nuestros días y circunstancias hay cosas que valen mucho más y
son siempre mejores que ellas. A la obra, pues, a la forja de la libertad que necesitamos para que
Euzkadi sea la más bella de las patrias, libertad que sólo podrá ser conquistada por una
superación constante en el trabajo y en el esfuerzo. A la hora, pues, joven amigo, que sólo cuando
se acabe la jornada, será tiempo de reposar. Y a la obra con la voluntad bien tensa, la que sólo se
conforma con lo más y lo mejor. No podemos aceptar medianías. Somos pequeños y por ello
tenemos que trabajar como gigantes si queremos ser dignos de nuestro ideal.
Que ese ideal mueva todos vuestros actos. Que la joven emakume, cuando da su más primorosa
puntada, haga decir a su aguja por Euzkadi y que el recio langille en el taller haga su trabajo más
perfecto por una Euzkadi mejor para todos sus hijos; que el arrantzale robe al mar sus mejores
tesoros por Euzkadi, y que el baserritarra labre su tierra para que verdaderamente sea suya en
una Euzkadi mejor, y que vosotros los ikas-les, quizá la mejor esperanza hoy día de la Patria
nuestra, apretéis de firme los codos contra la mesa de estudio para asimilar la sustancia mejor de
vuestros libros y la más alta enseñanza de vuestros profesores y la última experiencia de vuestros
laboratorios para ofrecernos una rica cosecha: desde secretarios de ayuntamiento hasta
diplomáticos, desde directores de empresa hasta lingüistas, matemáticos y físicos, diplomados en
ciencia nuclear. Adelante todos, al compás vibrante de canciones nuevas —las que el viejo
Hornero decía que suelen ser las mejores—, canciones nuevas que hablan de libertad y esperanza,
de limpieza y dignidad, de trabajo y de saber, de respetar y de amar, de una patria en que los
vascos puedan dar la medida más alta de lo humano.
Porque todo eso y más, con un porvenir glorioso, aguarda a la joven generación vasca de hoy que
sabe lo que significan las palabras: "Gu gara Euzkadí'ko gaztedi berria,.."'.
Euzko Gastedi, Caracas, 1965.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HEMEROGRAFIA - VENEZUELA –
ARTISTAS VASCOS EN VENEZUELA
En ningún momento han pretendido los organizadores de esta muestra de arte vasco que ella
pudiera ser cabal expresión y síntesis perfecta de esa altísima manifestación del alma de nuestro
pueblo. Porque esta muestra nace con limitaciones que nadie puede desconocer y menos que
nadie los hombres que han puesto su esfuerzo para que ella se realice en momentos en que otras
expresiones espirituales de nuestra colonia en Venezuela dan fe de nuestro existir.
Esta exposición de arte vasco está integrada exclusivamente por artistas compatriotas
actualmente residentes en Venezuela. A la vista salta, pues, su limitación. Pero creemos que esta
misma limitación evidencia méritos que resulta difícil desconocer. Porque el hecho de que un
pueblo tan pequeño numéricamente como nuestra patria haya enviado a estas acogedoras tierras
de Venezuela, junto a millares de hombres que levantan edificios, trabajan el hierro, hacen
moverse en maravilloso modo a los tipos de la imprentas, y se ejercitan, en fin, en todas las
ramas de la industria y el comercio, a estos otros que, apartados del tráfago de los negocios,
recogidos en su soledad fecunda en la que, como hermosamente dice Wladimir Weidlé, mediante
el arte sirven al principio divino del universo, es uno de los más altos testimonios que los vascos
pueden ofrecer de la complejidad de las actividades de su genio nacional, no sólo allí en su vieja
tierra que, al fin, "todo hombre es eterno en su lugar", como afirmó Goethe, sino en cualquier otra
parte donde arraiguen, trayendo como herencia la fe en sus propias potencias creadoras.
Y certificando estas cosas, aquí tenemos entre nosotros a Enrique Al-bizu, el irunés que ostenta
un impresionante record de premios desde el inicio de su carrera, en la que ha cultivado con
preferencia la figura, con mano vigorosa en la que se puede apreciar especial predilección por los
fondos oscuros y la luz de mucho claro oscuro, según observa el maestro Kape-rotxipi.
Tenemos al beratarra Larramendi que nos recrea con unas maravillosas interpretaciones del
paisaje venezolano y, junto a él, a Cuezala, a quien su signo de hijo y nieto de grandes pintores
lleva a un constante trabajo de superación manifestado, aquí en Venezuela, por un tratar casi
exclusivo de los temas indigenistas.
Tenemos a Eloy de Erentxun, a quien, asimismo, la sombra de su tío, el egregio bohemio Teodoro,
pareciera empujar en su pasión por la pintura, al servicio de la cual ha puesto su fina paleta con
su distinguida forma de interpretar el paisaje.
Tenemos a Celedonio Otaño, tan excelente pintor como virtuoso de la caricatura, y a Ricardo
Arrúe, tan notable pintor como excelente ceramista, ya de sobra conocido en Venezuela, y a José
Galparsoro, Andoni Arozena, Bingen Arnoriaga, Isaac Díaz de Ibarrondo y Juan Vizcarret, finos
pinceles que han de ser muy apreciados, y a Saturnino Canales y José Luis Echebarría que con sus
vitrales procurarán hacer bueno aquello del maestro Alain de que ese género es el de la pintura
más brillante y que conquista casi ese colorido puro de la piedra preciosa...
Y —"the last but not the least"'— con nosotros está José UHbarre-na, el joven escultor navarro,
sólida realidad de quien está demás hablar en este país donde, día a día, crece y ha de crecer su
fama. Ulibarrena sigue con paso firme la senda de su glorioso paisano Miguel de Ancheta, y, con
Mogrobejo, Higinio Basterra Iñurria, Leunda, Fernández de Viana y otros igualmente notables,
está dispuesto a demostrar que, si como se ha dicho, la gente vasca se presta como pocas a ser
interpretada en esa especialidad plástica, nuestros escultores en un porvenir próximo han de
compensar con la gloria de sus magistrales producciones la penuria de un pasado que no supo en
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
este campo del arte oír la voz de las potencias creadoras de la estirpe.
Revista Aniversario del Centro Vasco, Caracas, 1957.
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BEGOÑA DE NAGUANAGUA
"A la Virgen de Begoña diera mis trenzas de pelo, sino porque me hacen falta para atar a un
marinero".
En esta sencilla copla condensó nuestro Antón el de los Cantares la popular devoción hacia la
Virgen bonita que desde el siglo XIII, teniendo por trono la colína de Artagan, reina sobre los
corazones de los bizkainos y muy especialmente de su geme de mar.
Tal vez pensando en Ella nuestro paisano Juan de Lacosa, compañero de Colón y primer cartógrafo
del Nuevo Mundo, dio el nombre de "Mari Galanta'', es decir,' 'María la Hermosa'', a su nave que
más tarde, capitana del inmortal genovés, había de quedar bautizada para la Historia como la
"Santa María". Y con ese mismo nombre, bandera de una secular devoción, han cruzado los mares
cantidad de naves vascas desde las que enderezaban su rumbo a los bancos de Terranova a la
pesca del bacalao, hasta aquella "Ama Begoña'koa", gallardo buque-escuela que nuestros ojos de
niño admiraron más de una vez en el puerto de Bilbao.
Cierto que esta advocación no aparece en la nómina de "los navios de la Ilustración". Pero el
hecho de que nuestra Patraña sea venerada como tal en el pintoresco pueblecito de Naguanagua,
a pocos kilómetros de Puerto Cabello, ciudad de la que con razón ha podido decirse que fue toda
ella obra de la Compañía Guipuzcoana, a la que entre otros monumentos debe su iglesia, nos hace
pensar con fundamento que algún compatriota perteneciente a esa Compañía trajo a Naguanagua
la imagen que desde 1783, es decir, en las postrimerías de la empresa vasca, se venera en la
iglesia parroquial. El hecho real es que los archivos de ésta no dan luz alguna sobre su origen.
Y a visitar a la "Andra Mari" de Naguanagua nos fuimos los vascos de Caracas en la caravana de
automóviles que parte con el fresco de la mañana del Centro Vasco. Y la alegría de la gente joven
que viaja en nuestro autobús, con la canción siempre en los labios y el cosquilleo de la danza en
los pies, devuelve a nuestro pecho gratísimos sentires que nos llegan como jubilosos mensajeros
de lejanas regiones ya casi olvidadas. Y sentimos en nosotros algo así como un glorioso renacer. Y
todo se torna hermoso alrededor nuestro en el milagro de esta mañana a través de la cual nos
sentimos llevados sobre el verde tapiz del campo al que el cielo presta su cúpula de purísimo azul.
Ya estamos en el alto de Los Teques; pasamos La Victoria; cruzamos Maracay, que nos saluda con
su lujuriante vegetación; y, tras el regalo de serena belleza del lago de Valencia, enfilamos a
Nagua-nagua, donde el tronar de los cohetes y el metal de una banda de música nos da la amable
bienvenida.
Entramos en la iglesia, cuyo coro se reviste de policromía de las pox-poliñas y cuyas naves se
vuelven resonantes al mágico conjuro de nuestro Pizkunde. Pero pronto lo olvidamos todo. Ya no
tenemos ojos más que para Ella, la Virgen bonita con el tesoro de su Niño en brazos. Aquí está
Ella, la Madre del Amor hermoso; hermosa y llena de dulzura; bella como la luna, brillante como
el sol. Elevada como el cedro sobre el Libano y cual ciprés sobre el monte de Sión... Y en nuestro
embeleso sentimos que como campanitas de plata, una y otra vez resuenan en nuestros oídos los
diamantinos versos del inmortal florentino:
"In te misericordia, in te pietate, in te magnificenza, in te s'aduna quantunque in creatura é di
bontate".
¡Tenemos tanto que pedirle!... No importa que no se parezca demasiado a la que desde hace siete
siglos reina en la colina de Artagan. Nos vuelve a pasar hoy como cuando hace años, ¡tantos
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años!, subíamos las calzadas de Begoña con el corazón alegre y el alma henchida de fe. Y la
miramos, y la miramos sin apartar los ojos, y he aquí que, como fragancia de cinamomo y mirra
escogida que viniera de Ella, nos sentimos envueltos en una nube de paz y santa esperanza.
Pero por un momento se rompe el encanto. Es la banda de música que al atacar las notas del
"¡Abajo cadenas!" nos hace recordar las que a nuestra Patria asfixian. Y nos acosa la visión de
nuestra tierra invadida, sojuzgada, en trance de total adulteración. Todas las amarguras, todas las
angustias de la hora, quizá la más negra por nuestro milenario pueblo contemplada, vuelven a
nosotros dando aún más tremenda actualidad a los acerbos y viriles acentos de Arana Goiri."Erri
gaixua, yaío nintzan ni zure il orduan eltzeko? Ama ilgo zara motzen azpian ilgo zara zu betiko?..."
Y tenemos que volver a clavar nuestros ojos en los de la Virgen bonita para decirle, poniendo en
nuestras palabras toda el alma, con la absoluta rotundidad que cabe prestar nuestro verbo a la
alegría del gran Bernardo:
"Gomuta zadiz, Ama on-ona, iñoiz bere esan ez dala Zu'ri deituta, laguntza barik iñortxu laga
dozula".
Euzko Gastedi, Caracas, Setiembre - Octubre de 1956.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El padre.- La estrella del Gran Corso había dejado de brillar. Una vez más, de la terca lucha en que
se jugaba su existencia misma, salía triunfante.
"This precious stone set in the silver sea, which serves it in the office of a wall, or as moat
defensive to a house, against the envy of less happier lands, this bleKsed plot, this earth, this
realm, this England..." (King Richard the Second. Act.2.Sc.l).
En esos años, un militar, curtido en las campañas de Helder y Egipto, había organizado, en la
Península Ibérica invadida por Napoleón, una Legión que integrada por ingleses, portugueses y
españoles, se batió siempre con eficacia. Más tarde, podría verse a este brillante oficial en las
campañas de Rusia y Alemania, y entrar luego en París, con los aliados, después de la definitiva
derrota de Napoleón. Pero ese hombre, el general inglés Ro-bert Wilson, fue aprendiendo en esas
campañas algo mucho más alto que el arte de la guerra; algo que, sin duda, desde sus primeros
años le hablaba ya con persuasivo acento, desde el fondo de su corazón. A medida que peleaba
junto a los enemigos del Déspota, el amor a la libertad de los pueblos se convirtió en su pasión
dominante; su voz se alzó en la Cámara de los Comunes para defender, con intrépida elocuencia,
la causa de los patriotas hispano-americanos. El Congreso general de la República de Colombia
dispuso por ley, promulgada en el Rosario de Cúcuta, que el Poder Ejecutivo presentase a aquel
caballero inglés la expresión de su reconocimiento, y el Libertador le otorgó una amistad que,
fomentada con continua correspondencia epistolar, no hizo sino confirmarse con el pasar de los
sucesos y los años, y desbordando de los temas politices y diplomáticos, fue a hallar su expresión
en asuntos personales de esos que un hombre sólo confía a "su grande amigo", como Bolívar se
complacía en llamar a Sir Robert Wilson.
"Like father, like son". —Allá por el año 1821, un accidente desgraciado rayó al general Wilson de
los cuadros del ejército inglés. Esta situación —que había de durar nueve años— no le impidió
continuar en sus campañas parlamentarias, y fue, sin duda, uno de los principales motivos de la
resolución que vemos en esta carta suya al Libertador (Londres, 2-VII-1822): "Querido General:
Mi tercer hijo, un hijo dotado de todas las cualidades que aumentan los afectos naturales de un
padre... se presentará a V.E. como portador de esta carta y en la confianza de que V.E. se dignará
acordarle la protección que necesite para cumplir el objeto de su empresa. Confiando yo en la
benevolencia de V.E. le he hecho creer que no será rechazada su petición de que se le admita al
servicio de la República de Colombia, bajo los auspicios de V.E...".
Con esta carta sale para América el joven Belford quien, después de larga peregrinación por mar y
tierra, y de haber desdeñado la oferta que en Bogotá le hace Santander de colocarlo en su Estado
Mayor, establece, al fin, contacto con Bolívar, a quien previamente escribe asi: (Lima, 22-XI-
1823): "Señor: en cumplimiento de los deseos de mi padre, y en obediencia a mi ardiente deseo
de alistarme en las banderas de V.E. he venido hasta aquí, confiando en que V.E. recibirá
bondadosamente a un hijo del que Colombia consideró digno de su agradecimiento y del cual,
según me dicen, tiene V.E. una opinión tan alta".
Se presenta como un hijo, y como hijo por excelencia hemos de mirar desde ahora a Belford
Hinton Wilson, quien, educado en Westminster y Sandhurst, y dotado, al mismo tiempo, de
maneras sumamente populares, es, ante todo, el heredero de los talentos y virtudes de su padre
por quien siente verdadera veneración. Si en sus sentimientos entra, quizá, "la vanidad del
mérito, la reputación y los títulos de su padre; del papel considerable que ha representado el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
autor de sus días, no sólo en su país, sino en varias Cortes" (Perú de Lacroix), la verdad es que la
nobleza y sinceridad de sus sentimientos filiales se manifestaron muy temprana y
espontáneamente. Así, cuando sólo tenía nueve años, en ocasión de haber sido arrestado en París
su padre, por imputársele haber favorecido la fuga del conde Lafayette, Belford, sin consultar a
nadie, se sale de la pensión en que se aloja, y, solo, se pone en marcha para París... Así lo
veremos, años más tarde cuando al recibir en Lima una paga extra de cinco mil pesos, se los
remite de inmediato a su padre; así puede verse en sus cartas siempre que ha de hablar de él. El
injusto castigo que sobre Sir Robert había recaído no hace sino acrecentar el amor filial de aquel
gallardo joven que habiendo rechazado, por ello mismo, la Subtenencia que al salir de la
Academia se le ofrece en Inglaterra, emprende su aventura americana, lo mismo que de niño
emprendió su viaje a París; en rescate del buen nombre de los Wilson que él, en su noble orgullo,
está seguro que ha de triunfar del todo. Y, asomándose a sus veinte años, comparece ante el
Libertador quien, sagaz escrutador de almas, al primer golpe de vista comprende al joven Belford
y escribe a su padre: "He visto con verdadero gozo al tierno retoño de la familia de Wilson; lo he
adoptado en la mía; y quisiera servirle de padre" (Padvílca, 27-1-1824). Y el tiempo va
confirmando los primeros sentimientos de Bolívar hacia el joven, según lo atestigua Perú de
Lacroix al decir que Wilson era de todos los edecanes de su tiempo aquél al que trataba con más
familiaridad, y como lo revelan las cartas del Libertador al general inglés: "El joven Wilson se
conduce cada día más a mi satisfacción: su respeto y su amor al padre lo liga de tal modo en los
sentimientos que me profesa que algunas veces me parece tener en él un hijo" (Potosí, 24-X-
825); "Mi querido edecán se porta con un celo y un juicio admirable; es dicha para usted tal hijo,
pero él es la obra de Vd., y no debe ser menos" (Caracas, 26-V-827), hasta llegar a estas
expresiones: "El hijo de Vd. se ha hecho digno de toda mi estimación. Su celo y su fidelidad no
tienen paralelo... quiera Vd., mi querido general, amar a su hijo, como yo he amado a mi edecán"
(Bogotá, 21-VI1I-828); "Cuando quiera Vd. volverme al coronel Wilson, será para mí un día de
alegría. Yo lo quiero con la ternura de un amigo y con el amor de un pariente que no tiene hijos"
(Quito, 27-IV-829); "¡Ah, qué nobles sentimientos tiene! Los he envidiado con toda sinceridad, y
los desearía para mi hijo si la Providencia me lo hubiera dado" (Guayaquil, 27-VII-29). Bolívar ha
encontrado un hijo, y el joven Belford, a su vez, siente que su desbordante carga de piedad filial
puede volcarse a su anchura en el generoso pecho de un Padre de hombres y de pueblos.
Junto a Bolívar. —Desde principios del 1824, lo tenemos al lado del Libertador con quien hace la
campaña decisiva de ese año. Vive el glorioso sol de Junín, y sigue con Bolívar al entrar éste en
Lima. Tras una breve separación que quebrantos de salud le imponen, se reúne en Chancay con el
Héroe, quien en mayo de 1826 lo envía a Bolivia con la honrosa comisión de entregar la
Constitución que para aquel país había elaborado. "Deseaba hacer este servicio —escribe Bolívar a
Sir Robert— sin duda para decir un día que él ha sido el portador de las tablas de la ley de una
nueva nación. He tenido mucha satisfacción en complacerle". El joven Teniente Coronel viaja a
Chuquisaca donde Sucre lo asciende a Coronel, con sanción del Congreso, ascenso que, por
delicadeza, rehusa aceptar. El año siguiente de 1827 cumple otra comisión, enviado esta vez a
Bogotá, con despachos para el Congreso; y, tras una permanencia de 48 horas en el cumplimiento
de sus instrucciones confidenciales, vuelve a unirse al Libertador en Socorro. En las cartas que,
por septiembre de ese año, dirige a su amigo Sir Robert Ker Porter, describe entusiasmado el
triunfal regreso de Bolívar a Colombia: "Nada podía exceder al arrebatado entusiasmo con que el
Libertador fue recibido en todas las ciudades del Magdalena y en las provincias de Ocaña,
Pamplona, Socorro y Bogotá. Su entrada en la capital fue saludada como la aurora de la
prosperidad que retornaba a Colombia... El Congreso aprobará todo lo por él hecho en
Venezuela...". Pero en los brillantes días que saluda alborozado Wilson amenaza siempre una nube
negra. Es la de Santander a quien —todos los enemigos de Bolívar serán enemigos para Wilson—
acusa constantemente de maniobrar en la sombra "manejando todas las artes que su talento,
fértil en intrigas, le sugiere", etc. etc. Y llega a enfrentarse con él en un incidente que retrata de
cuerpo entero al joven bolivariano: "El Coronel Stopford escribió al Vice-Presidente que yo
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
mantenía correspondencia con el Coronel Campbell y le envió todos los papeles ofensivos para él.
Dije al Vice-Presidente que no era sorprendente que yo hiciera eso, cuando el Coronel Campbell, a
su vez me envió todo el violento denuesto publicado en los periódicos que Santander editaba
contra el Libertador; que yo era libre de expresar mi opinión sobre su conducta y que la
manifestaría, siempre según mi conciencia, en la medida que las acciones de Su Excelencia lo
merecieran" (Bogotá, 23-X-827).
Ahora, el gentil caballero se halla preocupado ante la próxima Convención de Ocaña, por la actitud
de no interferir que su delicadeza y "el temor de perder su gloria" imponen al Libertador, actitud
que en el fondo aprueba "como celoso admirador de la gloria del General Bolívar" (Bogotá, 30-XI-
827). Asiste a las deliberaciones de la Convención y en sus cartas de esos días se reflejan las
esperanzas y temores entre los que se debaten, hasta el momento en que puede anunciar a su
amigo Porter, no menos impaciente que él en Caracas, la disolución de la Convención y el
arrollador movimiento que en junio conduce a Bolívar a la suprema investidura. "Está ahora
colocado —dice— en una situación muy gloriosa, pero crítica para conservar inmaculada su
reputación" (Bogotá, 7-V1I-828). Pero el optimismo va ganando a nuestro gentil caballero; el
afianzamiento de Bolívar en el pleno ejercicio del poder trae a su espíritu, junto con sentimientos
de definitiva paz y prosperidad, otros que durante cinco años dormitaban en el hondón de su
alma, y ahora despiertan para conminarle con imperiosas voces: es hora de volver a la vieja
Inglaterra. En la carta que al respecto dirige a Bolívar, invoca sus motivos: "...un deber, el más
sagrado me llama a mi país: el de atender a los intereses de mi familia y el de tributar mis débiles
pero celosos servicios al suelo que me vio nacer...". Y en la que envía a su amigo Porter (10-VIII-
828) explica que el momento es el más a propósito para realizar su idea, porque nadie podrá decir
que abandona al Libertador en un momento de adversidad o peligro: "nunca podré ser tampoco
sospechoso de motivos interesados, mi pérdida es positiva...". Bolívar que escribe: "...he sentido
infinito que mi edecán no me acompañara todo el tiempo que durara mi carrera pública",
comprende como nadie la nobleza de los móviles que empujan a Wilson y lo recomienda a su
agente en Londres J.F, Madrid porque "...este paso puede contribuir a la carrera de un joven que
nos profesa una pasión de lo más desinteresada''. Y regala al viajero una miniatura suya que será
para éste el más precioso de los obsequios. Ya la fecha de la partida está fijada: "Mañana a las
seis, parto de esta ciudad hacia Cartagena para seguir, vía Jamaica, México y Estados Unidos a
Inglaterra" (28-VIII-828). Se siente palpitar en las líneas que siguen la llamada de la tierra; de la
tierra natal que tiene para todos los pechos bien nacidos acentos inefables a los que no hay
resistir... Y e! viajero va soñando en la gloriosa etapa vivida en el suelo de América junto al
Héroe; en el dulce sabor de la patria que de nuevo ha de gustar; en la nueva vida que en ella ha
de comenzar a vivir. Pero... Nuestro Viajero se halla en las primeras etapas de su ruta, cuando el
golpe del 25 de septiembre sacude al alma de América. Belford por esos días sigue escribiendo al
Libertador desde distintos lugares de su itinerario, ignorante de lo sucedido hasta el 2.° de
noviembre en que, desde México, escribe a su padre: "Me detuvo esta mañana... la llegada de las
noticias sobre el horrible atentado contra la vida del Libertador...". Y en la misma carta vemos su
hermosa reacción ante el hecho abominable: "...si no fuera por la vergüenza que me causa el
haberme hallado ausente en tal momento, volvería, aun ahora mismo, a Colombia... No estoy
satisfecho de mí mismo; mi conciencia me acusa diciéndome que el dia del ataque debía yo haber
terminado mi carrera..." Y en la que por el siguiente mes de diciembre, escribe a Bolívar, desde
Nueva Orleans, revela como su corazón sigue abundando en los mismos sentimientos: "Ninguna
de las varias emociones que me causó el horrible atentado del General Santander, me ha hecho
tanta impresión como el sentimiento del remordimiento y de la eterna vergüenza al no haber
participado de la gloriosa suerte de mis compañeros Fergusson y Bolívar cuya pérdida como
amigos me ha sido tan sensible..." ...y termina ofreciéndose para volver a servir como edecán o
como soldado en la guerra que, dice, ha oído ha comenzado con el Perú. En la que le envía el 10
de febrero insiste sobre el tema: "Todavía no conozco ninguno de los pormenores del último
atentado... esta incertidumbre de cosas me tiene atormentado en extremo; puedo decir, con
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verdad, que no he tenido un momento de contento desde que supe las primeras noticias del delito
del 25 de septiembre''. Desde Baltimo-re, Nueva York, Boston... sigue escribiendo al Libertador
hasta el 2 de junio en que le dice: "Al fin, mi General, tengo el placer de dirigirme a V.E. desde el
seno de mi patria y mi familia...". Pero en las soñadas dulzuras de la patria y la familia se ha
derramado el agrior del sentimiento que viene poseyendo irresistiblemente a Belford. Ni siquiera
hará falta que Bolívar escriba a su padre: "...siempre estaré dispuesto a recibir con gusto a mi
digno edecán" (Quito 27-IV-29); el gentil caballero ha de arrancarse a las delicias del suelo nativo
y, para el 1.° de septiembre, ya está escribiendo a Bolívar: "Lord Aberdeen me ha ofrecido un
pasaje en el mismo buque en que va el señor Turnen.. Saldremos de Inglaterra al principiar el
mes entrante". Bien siente él que Bolívar está en uno de esos momentos en que aun el más
heroico de los hombres grita ayuda a los amigos de verdad. Son los días en que en carta al
General Wilson (Guayaquil, 27-VII-829), después de lamentarse de que le motejen de tirano,
dice: "Me queda un consuelo... el Coronel Wilson está bien instruido de los hechos históricos de
los que ruego a Ud. se sirva para comunicarlos a la imprenta... y este servicio es de la mayor
importancia para quien no tiene otra vida que la que recibe de la estimación de los demás
hombres". Poco después (17-VIII-829) escribirá a O'Leary: "Sólo me consuela la esperanza de
que Ud. y Wilson hagan frente y me defiendan".
Y Belford se reúne con Bolívar para no abandonarlo ya más. En los días cada vez más tristes del
1830, rubricados por el signo de la ingratitud y [a desafección, estará siempre junto a él, ganando
aún más en su estimación "Que él merece —escribe Bolívar— cada día más por su consagración,
entusiasmo y lealtad" (Cartagena, 5-V1I-1830). Mientras tanto, la enfermedad va minando
implacablemente el cuerpo del Libertador. "S.E. El Libertador está muy enfermo, muy destruido..."
leemos en una carta (13-X-30) que dirige a O'Leary, a quien unos días después escribe desde
Santa Marta a donde ha ido "...para suplicar al capitán del "Shannon" dé hospedaje en su buque
al Libertador, pues se cree que un corto paseo por mar le sea provechoso..." Pero, "Al volver de
Santa Marta he tenido la más profunda pena y sentido el más acerbo dolor al ver el cambio que
ha habido en S.E. Está débil que apenas puede atravesar el cuarto... mucho me alarma su estado"
(Soledad, 31-X-30). "Su salud decae más y más" (23-XI-30). "S.E., que cada día está más malo,
saldrá mañana para Santa Marta, aunque lo que él desea es irse a los Montes Azules de Jamaica o
volverse a Cartagena" (Barranquilla 28-X1-30). Y continúa siempre, en el cortejo de los fieles,
caminando con el Héroe por la vía dolorosa que conduce a San Pedro Alejandrino donde, aquel
triste 17 de diciembre, el destino concederá a su ejemplar devoción la recompensa de poder decir
más tarde con noble orgullo: "Murió en mis brazos".
Cuatro meses más tarde, regresa de nuevo a su pais natal. Lleva el joven Belford crespones de
luto sobre su corazón. Pero, esta vez, mucho ha de consolar al intachable caballero bolivariano
aquella cláusula 12 del testamento del Libertador desde donde la Historia proclamará siempre:
"Mando que mis albaceas den las gracias al señor General Roberto Wilson por el buen
comportamiento de su hijo el Coronel Eelford Wilson que tan fielmente me ha acompañado hasta
los últimos instantes de mi vida".
Años de Lima.- Pero su estada en Inglaterra será breve. Wilson se ha hecho ya un alma viajera a
la que una y otra orilla del Atlántico atraen poderosamente sin acabar ninguna de ellas de colmar,
por sí sola, sus indefinibles anhelos. En 1832 viene al Perú como Encargado de Negocios y,
aunque trabaja con ardor para llenar, como él dice, el vacío en que se debate, sólo a medias
consigue sus propósitos. Son años de soledad éstos de Lima en que los recuerdos le visitan de
continuo y la nostalgia se hace sentir.
Ahí tenemos a nuestro caballero confortablemente instalado en su propia casa, una de las mejores
de Lima que sabemos le ha costado 700 libras. Su cocinero es un verdadero artista; tiene un
excelente mayordomo y un magnífico lacayo; dispone de un faetón, una muía y un caballo de
silla; y, por tener cocinero, está obligado a verse acompañado en las comidas. Cierto que la
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sociedad femenina, incluso la inglesa, no le parece de lo mejor, pero puede sentar a su mesa a
"una sociedad masculina de comensales apacibles y de buenas lecturas". Pero nada de esto puede
bastarle. Si, corno escribía por esos años a Sir Robert Ker Poner, hubiera ido a Inglaterra en busca
de una esposa... Y ha de refugiarse en el recuerdo obsesionante de Bolívar, cuya miniatura
contempla ensimismado... Y no sólo la que el Libertador le obsequió al despedirse, sino esa otra
que ahora vuelve entre sus manos y adquirió, por esos años (1837) en la capital peruana, de un
italiano llamado Meucci, porque ella, nos dice, "...es la mejor interpretación que jamás haya visto
del General Simón Bolívar y así ha sido reconocido por el General [Diego Ibarra] y por el Coronel
[Andrés] Ibarra sus edecanes...", (Alfredo Boulton, Los retratos de Bolívar, pág. 87).
¿Cómo podrá soportar la diatriba anti-bolivariana de estos días el que escribe que la gloria del
Libertador es el más puro y mejor tesoro de América? Que sus enemigos destruyan su obra lo
comprende, pero nunca los ataques a la reputación inmaculada de quien lo dio todo por la libertad
de los pueblos y los hombres. "La situación confidencial que ocupé cerca del Libertador me hizo,
naturalmente, celoso de su gloria, y, por tanto, incapaz de sufrir las atroces calumnias fulminadas
contra él...". Antes, todavía en Inglaterra, confesaba la angustia que le oprimía al ver lejos de su
tierra natal los restos del amado Padre. "Que la República de Venezuela decrete honores a los
restos del Libertador y sufra que sea sepultado con él todo, excepto lo que es la gloria de
Colombia: la Reputación del Libertador... Si alguna vez place a Dios concederme los medios, no
faltará... un amigo fiel que rinda el último homenaje a la finada grandeza. Nada sino mi falta de
medios me ha impedido conseguir una tumba digna de un objeto tan sagrado". Y pensamos
nosotros que en esa tumba grabaría, sin duda, nuestro caballero la inscripción que pocos años
antes había recomendado para la medalla acuñada, según el retrato del Héroe hecho por Porten
"Colombia a su Padre y mejor Hijo", porque siempre en los mejores momentos de su corazón se
ha de oír resonar la voz de su piedad filial.
Los recuerdos vuelan también a los más fieles amigos del Libertador: "Salom es uno de los pocos,
Montüla es otro, como también Clemente, que en su conducta hacia el General Bolívar fueron sin
miedo y sin tacha. El cuarto puede ser Carreño... aunque sería difícil completar la media docena.
Todos éstos, así como Diego y Andrés Ibarra, son honorables en todos los aspectos. Todos excepto
éstos tienen sus puntos débiles. Salom, Clemente, Montilla y Briceño Méndez tienen los menos.
Urdaneta es un excelente ministro de la guerra. Mis afectuosos recuerdos a Miguel Aris-mendi;
admiro su noble y admirable conducta hacia el Libertador".
Su mente está ahora en la tierra venezolana: "Todo el corazón y esperanza del Libertador en sus
últimos momentos, como durante su vida, fue Venezuela". Y añade, por su cuenta: "Venezuela, en
particular, reclamará siempre mi más amistoso y celoso interés por su prosperidad. Venero en ella
a la cuna de Bolívar y de la libertad de Sud América, y admiro en sus hijos ese ferviente valor y
sacrificio que, combinados con muchas otras nobles características, le confieren una indudable
preeminencia sobre toda Hispano-America... Por ello me siento satisfecho al saber que las leyes
han reemplazado a la lanza del Llanero". "Tomo gran interés en todo lo que se refiere a
Venezuela, mi región favorita de Sud América, e, indudablemente, la más humanizada..." (Lima,
25-VIII-837).
Todo gira en los afectos de Wilson bajo el signo bolivariano; si en esos años salva la vida a Santa
Cruz, tras la rota de Yungay, puede estar seguro el caudillo vencido de que el haber sido fiel
amigo de Bolívar es lo que determinó, en mayor grado, los humanitarios esfuerzos de nuestro
gentil caballero quien siente que poco le queda ya por hacer en el Perú. En 1841 regresa a
Inglaterra.
Retorno y tránsito.- Pero tampoco esta vez afincará en el suelo natal. Al año siguiente, su
entrañable amigo Robert Ker Porter, Encargado de Negodos británico en Caracas, y a la sazón
viajando con Ucencia por Europa, muere en Rusia (mayo, 1842). I_a nostalgia venezolana acucia
ahora más fuerte que nunca a Wilson y hace revivir en él antiguas aspiraciones a ese cargo que,
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Con Simón de Bolívar, llamado "El Viejo", nacido en la anteiglesia de Zenarruza (Bizkaya), en
1527, llegó a Venezuela el primero de ese apellido del que en línea directa, a través de cinco
generaciones, procede Simón Bolívar (1783-1830), el glorioso Libertador.
Descendía pues, directamente, por línea paterna, de los Bolívar de Vizcaya, pero, en el curso de
esas generaciones, tanto en dicho lado como en el materno, los sucesivos enlaces fueron trayendo
aportes, que si en algunos casos fueron de sangre vasca —Sojo, Zarate, Arratia, Palacios, Alavés,
etc.— en la mayoría eran extraños a la de los Bolívar. Esto y su nacimiento lo convierten en ese
producto típico del crisol de razas que es América y ha dado en llamarse, el criollo.
Una cosa a observar en la vida de Simón Bolívar es su aparente desconocimiento del hecho
nacional vasco. Más o menos, los años en que él en-cahezaha la gesta de la independencia
americana coinciden con aquellos en que se fragua la muerte de la vasca, a través de las "Noticias
históricas" de Llórente (1806-1808), la llamada "Junta de reformas de abusos" (1815) y otras
maniobras preliminares con que el gobierno español fue preparando la histórica puñalada a las
libertades vascas asestada el año 1839.
Si John Adams, el que había de llegar a ser presidente de los Estados Unidos de América, en su
"Defence oí" Constitution of the United States..." aparecida en 1787 hace el elogio del gobierno
libre y democrático de Bizkaya en cuya tierra había estado pocos años antes, en Bolívar que
también había vivido en Bilbao, hacia el principio de la Zamakolada, nada encontramos referente a
las particularidades del pueblo y del régimen político vasco ni en esos años ni más tarde cuando
sus ideas políticas toman forma como en la "Memoria a los ciudadanos de la Nueva Granada", la
Carta de Jamaica, el discurso ante el Congreso de Angostura, su proyecto de Constitución
Bolivariana, etc., etc.
Lector de Rousseau, quizás nunca reparó en aquel párrafo de éste en que refiriéndose a los vascos
y al árbol de Guernica —que se alza no muy lejos del solar de los Bolívar—, escribe: "Cuando se
ve, en el pueblo más feliz del mundo, a un grupo de campesinos decidiendo bajo un roble de los
negocios del Estado y conduciéndose siempre con sabiduría, puede uno dejar de despreciar los
refinamientos de otras naciones que se hacen ilustres y miserables a la vez con tanto arte y
misterio" (Contrato Social, Libro IV, cap. I).
Otra cosa a observar es su silencio respecto a la Compañía Guipuz-coana de Caracas. Su padre, D.
Juan Vicente Bolívar, fue uno de los tres apoderados del Cabildo —los otros dos lo fueron D.
Alejandro Blanco y Villegas y D. Silvestre de Liendo— que encabezan en 1750 el conocido
expediente en que "representan ante el señor gobernador y capitán general sobre lo perjudicial
que ha sido el establecimiento de la Compañía Gui-puzcoana en la Provincia, al servicio de Dios, a
la buena administración de justicia, rentas fiscales y eclesiásticas y al común de toda ella".
Pero en Simón Bolívar poca o ninguna huella parece que dejó esta actuación de su parte. A lo
largo de su extensísimo epistolario y demás escritos conocidos, no es posible hallar una sola
referencia a la discutida Compañía de la que podrá decirse mucho bien o mucho mal, pero a la
que nadie puede negar, al hacer un sereno balance de sus realizaciones positivas y de las
consecuencias que en Venezuela vinieron a producir las reacciones de las que no se estimaron por
tales, que constituye el hecho más importante o uno de los más importantes de todo el siglo XVIII
venezolano.
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Y, sin embargo, cuando Bolívar embarca en La Guaira para Europa, el 19 de enero de 1789, es
decir, cuando estaba aún para cumplir los 16 años, vemos aparecer a varios hombres de la recién
extinguida Compañía de cuyos buenos oficios se vale para el viaje. Así tenemos que, llegado a
Vera-cruz, escribe allí el 20 de marzo de 1799 a su tío Pedro Palacios y Sojo, con su vacilante
ortografía de aquel tiempo: "Dn. Pedro Miguel de Heche-verría costeó el biaje que fueron
cuatrocientos pesos más o menos de lo cual dictaminará usted, si se lo paga aquí o allá a Dn.
Juan Esteban de Hechesuría1 que es compañero de este señor a quien vive recomendado por
Hechesuría...''.
En la posdata de esa carta escribe: "Yo me desembarqué en la casa de Dn. José Donato de
Austrea, el marino de la Basterra quien me mandó recado en cuanto llegué aquí me fuese a su
casa y con mucha instancia y me daba por razón que no habia fondo en este puerto".
De Veracruz se fue Bolívar a la ciudad de México donde sabemos pasó más de un mes hospedado
en casa de Oidor Aguirre.
La siguiente carta que de Bolívar tenemos es de fecha 30 de setiembre de 1800. Está escrita en
Madrid y en ella nos encontramos con varias de sus vinculaciones familiares de estirpe vasca: los
Aristeguieta, de uno de los cuales, Juan Félix, heredó el mayorazgo que poseía y el marqués de
Us-tariz, "el único tutor que tengo aquí". En esta carta, que está dirigida a su tío Pedro Palacios, le
da cuenta de su proyectado matrimonio con Teresa Toro a la que ha conocido en Bilbao y que por
su segundo apellido, Alai-za, es también de origen vasco y se refiere también a otro de la misma
estirpe, "Dn. Manuel Mallo... nuestro amigo y favorecedor", quien, como se sabe, era el favorito
de turno.
En la siguiente (Madrid, 20 de marzo de 1801), comienza diciendo: ' 'El 17 fui a la Compañía de
Filipinas y me dijo Visi que Iriarte nos obligaba a dar los réditos del dinero en caso que la letra
fuese protestada, desde el día de la protesta hasta que se verificase dicha entrega...".
Y en la que le sigue de 23 de agosto de 1801, fechada en Bilbao y, como la anterior dirigida a su
tío Pedro: "En orden a dinero ya he dicho a usted todo lo que hay; pues ello es menester
conseguirlo de algún modo. Aunque sería muy bueno que usted consiguiera de Iriarte su firma.
Usted le puede exponer que soy conocido por rico, y que lo más del dinero es para mí".
Por cuyas dos cartas se ve que estaba siempre en relación con la Compañía de Filipinas, sucesora
en ciertos aspectos de la Guipuzcoana y una de cuyas firmas prominentes en Caracas era Iriarte,
de los cuales conocemos a tres hermanos: Juan, Pedro y Martín, navarros, naturales del valle del
Baztán que casaron en Caracas con tres de las "nueve musas", como eran llamadas las hermanas
Aristeguieta, el nombre de una de las cuales, la esposa de Juan, era, por cierto, Begoña.
Con las dos cartas siguientes: la del 29 de diciembre de 1801 fechada en Bilbao y la del 13 de
enero de 1802, termina la serie de las escritas desde el País Vasco, y que nos dan noticia directa
suya.
Regresado a Caracas en agosto de 1802 con su esposa, apenas pasan unos meses cuando el 22
de enero de 1803 muere Teresa de fiebre amarilla. A los veinte años, Bolívar se encuentra viudo,
con su vida rota. El gran vacío dejado por esta pérdida habrá de llenarlo con el cumplimiento de la
gran empresa a que el destino le llamaba. En octubre de ese mismo año se embarca para Europa.
Visita España, Francia, Italia... Son los años en que se fija su destino. Los de su amistad con
Alejandro Humboldt y Bom-pland; cuando contempla la coronación de Napoleón en Notre Dame
(1804); cuando en el Mont Sacro hace su juramento de salvar a su patria del yugo de España
(1805). A su regreso de Europa, desembarca en Charleston. Visita Washington, Philadelphia, New
York y Boston, donde embarca para Venezuela llegando, en junio de 1807, a Caracas.
Es ya un hombre al que los viajes, el trato con gente notable y el estudio, han formado ya para su
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vasca por parte de ambos padres, la que de un modo heroico se constituyó aquel triste 25 de
setiembre de 1828 en "La Libertadora del Libertador". Es muy fácil criticar ciertos aspectos de la
vida de esta amante de Bolívar. Pero sin necesidad de llamar en nuestra ayuda a la galantería ni
siquiera a la caridad, es de simple justicia proclamar las admirables dotes de valor, serenidad e
inteligencia que desplegó en aquella noche trágica, así como su inquebrantable fidelidad al
recuerdo del Libertador, quien supo también rendir desinteresado homenaje a otras mujeres de
nuestro linaje, como la heroína Luisa Arrambide, "entre las más bellas de su sexo..." (carta de 18-
VIII-1815), o a las Garaicoas, de las que "...todo me dice: aquí estuvieron, aquí jugaron, aquí
cantaron..." (carta del 16-VI-1823), etc.
La obra independenüsta de Bolívar había tenido un precedente que él supo reconocer. Hacia 1561
pasó por Venezuela un hombre vasco que dejó su nombre lleno de trágicas resonancias. Fue Lope
de Aguirre, cuya sola mención lo dice todo aquí. Pues bien, cuando el 18 de setiembre de 1821,
Bolívar embarcó en Maracaibo a bordo de una goleta que había de llevarlo a San Carlos camino de
Cúcuta, donde se le esperaba para que prestase juramento como presidente de Colombia, tomó
para lectura durante su travesía un ejemplar de la "Historia de Venezuela", de Oviedo y Baños. Su
atención recayó, principalmente, sobre aquellos pasajes en que se narran las peripecias de
Aguirre y sus marañones, aguas abajo del Amazonas, hasta la isla de Margarita y Costa Firme y
más que nada le sorprendió y atrajo la célebre carta dirigida por el oñatiarra al Rey Felipe II,
algunos de cuyos párrafos el Libertador leyó en voz alta para sus compañeros de travesía y dictó
luego a uno de ellos, el coronel Briceño, una nota dirigida al Gobernador de Maracaibo, pidiéndole
que hiciera insertar en "El Correo Nacional", periódico que en aquella ciudad se editaba, la dicha
carta que Bolívar calificó de "Acta primera de la Independencia de América el año de 1560".
De estirpe vasca fueron varios de los que en las campañas emancipadoras colaboraron con él en
los más altos puestos: el General J osé Antonio Anzoategui, quien, según la frase del Libertador,'
'valía él solo por un ejército"; el general Urdaneta, fiel entre los fieles a Bolívar; el general Juan
Bautista Arismendi, caudillo de Margarita y tantos otros que en este momento vienen a mi
memoria como los generales Iribarren y Sagarzazu, los coroneles Aramendi y Azkue y tamos otros
que pudieran citarse. Y ya que de sus campañas hablamos no olvidemos aquellas insistentes
recomendaciones al general Salom (Tnijillo, 14 de marzo de 1824), al coronel Tomás de Heres
(Santiago, 19 de abril de 1824) y al general José de La Mar (Huan-cachuco, 7 de mayo de 1824),
para "que se solicite a precio de oro el tal hierro dulce de Vizcaya para que hagan infinidad de
clavos y los manden,.."; para "que se compre... acero de Vizcaya para que se hagan herraduras y
clavos en el país...", etc., etc.
En sus últimas horas de Santa Marta no faltaron tampoco entre sus fieles acompañantes algunos
que dignamente pudieran ostentar la representación de la estirpe como el coronel Miguel
Sagarzazu y los hermanos Juan y Manuel de Ujueta. A este último correspondió el alto honor de
cerrar para siempre los ojos del Libertador allá en la quinta de San Pedro Alejandrino y ayudar al
doctor Révérend en el embalsamamiento del cadáver la noche de aquel 17 de diciembre. Y con
una devoción que fue más allá de la muerte, supo defender sus restos de la furia de los
antibolivaria-nos que trataban de profanar su tumba en la misma catedral de Santa Marta y
consiguió permiso "para construir la bóveda, llevando a su domicilio el ataúd que guardaba lo que
el tiempo había respetado del que fue su amigo para custodiarlo, mientras el arquitecto terminaba
los trabajos".
Después de esto, cuando se ve que entre los hombres que más se han afanado en Venezuela en
exaltar la figura del Libertador destacan en primer plano, entre otros, nombres como el del
General Rafael Urdaneta, fundador de la Sociedad Bolivariana de Venezuela; el de Ramón
Azpurua, Felipe Larrazabal y, coronando la obra de todos, el de Vicente Lecuna, uno no puede
dejar de pensar que la sangre, a través de los misteriosos caminos que en su tenue pero tenaz
fluir sabe recorrer, ha obrado como sólo ella sabe hacerlo en el esfuerzo de estos hombres cuyos
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sonoros apellidos brotaron del mismo viejo pero perenne manantial del que surgió el de Bolívar.
Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 1964.
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En el N.° 182 de esta Revista Nacional de Cultura se hizo mención de la labor realizada por el
Comité de Obras Culturales de la Comisión Nacional del Cuatricemenario de Caracas, presidido por
don Alfredo Boul-ton con la colaboración del Dr. Pedro Grases como Secretario. Se hacía constar
allí cómo hasta fines de octubre de 1967, se habían publicado 29 títulos sobre temas de historia,
biografía, periodismo, poesía, geografía, cartografía y otros diversos, de todos los cuales,
presentados por orden alfabético de autores, se ofrecía una reseña informaliva en la que, tras la
referencia bibliográfica del caso, se agregaba un breve comentario descriptivo realizado todo ello
por el Profesor Manuel Pérez Vila con la precisión y competencia que le son propias.
Se apuntaba también cuan digna de ser comentada era la magnifica labor editorial llevada a cabo,
paralelamente, por el Comité de Obras Económicas que preside el Dr. Tomás Enrique Carrillo
Batalla, con la cooperación del Secretario del Comité, Licenciado Trino A. Díaz, que, hasta enero
del presente año de 1968, lleva publicadas 22 monografías sobre temas a cual más interesante de
esa especialidad y constituye una colección rica en su calidad y matices.
A llenar ese vacío viene la reseña bibliográfica que sigue en la que se ha procurado mantener el
espíritu que guió la redacción de la anteriormente citada de Obras Culturales. El conjunco de estas
publicaciones, por lo que ellas tienen de añoranza del pasado, vivencia del presente y palpitación
de angustia y esperanza en el porvenir, quedará, como bien se ha dicho, corno uno de los mejores
homenajes que se han rendido a Caracas en sus cuatro siglos de historia.
ACEDO MENDOZA, Carlos: La vivienda en el área metropolitana de Caracas. Caracas, Artegrafía
C.A,, 1967, 200 p. fotos, mapas y cuadros.
El hecho de que el autor de esta obra sea uno de los que mejor conocen y viven el tema en ella
estudiado presta singular valor a este libro en el que se analizan a fondo las facetas y factores
diversos del problema enunciado —necesidad de tomar en cuenta al beneficiario, proceso violento
de la urbanización, especial ubicación de Caracas...— El autor, además de estos enfoques básicos
sobre el problema habitacional, ofrece un rico material estadístico mediante el cual puede
obtenerse en este volumen la mayor cantidad de datos que puedan interesar al estudioso del
tema.
Los capítulos: "1.- Marco Teórico"; "11.- El cambio social en la América Latina"; "III- Venezuela y
el cambio social" y "IV.- Trabajo de investigación en el barrio "Agua de Maíz", marcan el contenido
y desarrollo de este bien estructurado estudio que se complementa con el capítulo V "¿Qué es
I.V.A.C.?", suministrado por la socióloga señorita Odily Rivera, en el que se informa sobre los
principios, objetivos y técnicas del Instituto Venezolano de Acción Comunitaria, así como de la
labor realizada por dicho organismo en el barrio "Agua de Maíz". En resumen, un buen análisis de
un caso concreto, situado en la perspectiva general de la Sociología del cambio.
ALVAREZ F., Mercedes M.: El Tribuna! del Rea! Consulado de Caracas. Caracas Cromotip, 1967. 2
tomos, el 1°, 423 p. láms; el 2.°, 481 p.
El Real Consulado de Caracas fue una institución que, tras diversos intentos y gestiones, se creó
por la Real Cédula de 3 de junio de 1793 y rigió la vida mercantil de Venezuela hasta su supresión
en 1821. En esta obra la doctora Mercedes Alvarez, que con "Comercio y Comerciantes" y otros
escritos se había iniciado ya cumplidamente en este campo de estudios, traza en el primer tomo la
historia del Consulado para darnos en el segundo un conjunto de 29 documentos que enriquecen
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
y complementan su estudio. Señalaremos que se trata de una obra distinguida con el premio
"Academia de Ciencias Políticas y Sociales", otorgado en mayo de 1967.
BALESTRINI, César: La industria petrolera en Venezuela y el Cuatricentenario de Caracas.
Caracas, Artegrafía C.A. 184 p. croquis y cuadros.
El autor que durante más de veinte años viene ocupándose activamente de este tema, tanto en el
Ministerio de Minas e Hidrocarburos como en la Cátedra Universitaria, divide su obra en tres
partes: ' 'Evolución Histórica de la Industria Petrolera en Venezuela", "Análisis de la situación
actual de la Industria", y "el Futuro de la Industria Petrolera" dentro de cada una de las cuales
hace un minucioso examen de las cuestiones que las integran y constituyen este estudio sobre
tema de tan capital importancia para la vida nacional.
BALESTRINI C., César: La industria del mineral de hierro en Venezuela, Caracas, Artegrafía C.A.
1967, 347 p., cuadros.
Completo trabajo en que el autor, comenzando por referirse a la creciente demanda de minerales
en nuestra actual civilización metalista, y a los antecedentes históricos del hierro en el mundo,
concreta los principales yacimientos de hierro en Venezuela, y estudia los sistemas de extracción y
transporte, y la importancia de la minería del hierro en la Economía nacional, régimen impositivo,
resultados financieros, principales minas comerciales de hierro, precios de este mineral y la
industria del acero en el desarrollo económico de Venezuela. Se complementa el trabajo con los
capítulos dedicados a estudiar la producción, exportación e industria del hierro en varios países
como Estados Unidos, Suecia y algunos de África y América Latina.
BARRAL, J.A.: Porvenir de las grandes explotaciones agrícolas establecidas en las cosías de
Venezuela. Caracas, TtaSgráfica, 1966, 149 p. facsímil.
El doctor Marco Aurelio Vila ha traducido esta obra escrita en francés por su autor, en 1881, en
París, y que permanecía casi desconocida en nuestro país. Barral que fue gran amigo de Humboldt
y, desde 1871, secretario perpetuo de la "Societé Nationale d'Agriculturc de Francc", presenta una
detallada visión del litoral cercano a Caracas y otras zonas del país, en un trabajo que abunda en
datos interesantes, tanto desde el punto de vista histórico como del económico, industrial y
agrícola en el que se reseñan los principales cultivos de la tierra venezolana.
BLONVAL LÓPEZ, Adolfo. Bibliografía jurídica y fiscal venezolana. Caracas, Ategrafía C.A., 1967,
dos tomos: el 1.°, 553 p. y el 2.°, 599 p.
En una tesonera labor de años, el doctor Blonval López ha conseguido dar cima a esta
monumental Bibliografía en que nos ofrece la contribución que los autores venezolanos han ido
prestando a los estudios jurídicos. La obra está estructurada sobre la referencia a todas las ramas
del Derecho dentro de cada una de las cuales se sigue la clásica ordenación de materias con
riguroso método y agotando hasta donde es posible las citas, todo lo cual hace de esta obra un
magnífico instrumento de consulta para nuestros hombres de leyes.
Como utilizan los caraqueños el tiempo libre. Varios. Caracas, Sucre, 1966, 89 p. gráficos y
cuadros.
Interesante estudio realizado por un equipo de investigadores, bajo la dirección del Dr. Rodolfo
Quintero y la colaboración técnica de la sociólogo Graciela Sosa. Se inició en la Cátedra de
Sociología del Trabajo de la Escuela de Sociología y Antropología con la participación activa de los
alumnos regulares del año académico 1964-1965 y es uno de los estudios programados en las
distintas Facultades de la Universidad Central como aportes a la realización del Estudio de Caracas
que fue previsto para 1967. Tras los capítulos en que se encara el problema del tiempo libre, su
estructura e inversión, se establecen las conclusiones que surgen de los resultados obtenidos en la
investigación realizada.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
para optar al ascenso del escalafón profesoral de la Universidad Central en el veredicto de cuyas
autoridades designadas al efecto puede leerse: "El trabajo referido reúne, a nuestro juicio,
condiciones de originalidad, seriedad y valor científico... Sobre esta materia no existe, que
sepamos, un trabajo sistemático dentro de la bibliografía venezolana".
MAZA ZAVALA, D.F.: Condiciones generales del Área Metropolitana de Caracas para la
industrialización. Caracas, Artegrafía C. A. 1966, 145 p. y cuadros.
Se plantea en este sugestivo estudio aquel aspecto de la industrialización nacional que consiste en
la localízación de la actividad productora. Esto envuelve dos requerimientos: 1.- el de la
costeabilidad estrictamente económica de la producción, y 2.- el del equilibrio interregional del
país. El autor pone su reconocida competencia en la solución de esta cuestión mediante la
investigación de las condiciones generales del área metropolitana para su industrialización y
resume a continuación sus conclusiones. Complementan el texto, bien nutrido de cuadros
estadísticos, un Apéndice sobre la distribución regional de la producción y del producto territorial
bruto y un Anexo de clasificación de las industrias existentes en el Distrito Federal en el año 1942.
MAZA ZAVALA, D.F.; La internacionalización del bolívar y la liquidez internacional. Caracas, 1967,
Sucre, 159 p.
El autor, con su conocimiento de la materia demostrado en una obra de varios arios, se dedica en
este libro, ante el hecho de la extensión del signo monetario como medio de pago más allá de las
fronteras del mercado nacional, al análisis de este hecho, de sus circunstancias y de sus
proyecciones, análisis que, según establece, debe abarcar no sólo la realidad del caso venezolano
en su aspecto monetario, sino también el cuadro de las relaciones monetarias internacionales que
condicionan aquella realidad.
ORTA, Celio Segundo: El sistema de transporte interno y en el área metropolitana. Caracas,
Artegrafía C.A., 1966, 135 p. gráficos y cuadros.
Trabajo que tiene por objeto determinar las condiciones del transporte en genera) y en el área
metropolitana de Caracas, en sus dos aspectos: pasajeros y carga. "El desarrollo económico del
país en los últimos años"; "Breve recuento histórico acerca del progreso de integración del
moderno sistema de transporte"; "Rasgos generales sobre la organización del servicio de
transporte"; "El transporte colectivo en el Área Metropolitana"; "El transporte automotor entre el
Área Metropolinata y el resto del país" son los títulos de las cinco partes que integran este
acucioso estudio avalorado por una nutrida sección de cuadros estadísticos y gráficos.
PERICCHI L-, Juan Jacobo: Nuestros recursos forestales y su aprovechamiento. Caracas.
Artegrafía C.A. 1968, 87 p. fotos y cuadros.
Nuestra civilización, bautizada como ha sido como la civilización del papel, está en íntima relación
con la pulpa de la madera y con los recursos forestales euya explotación ofrece una tendencia
creciente. En Venezuela en esta explotación, al lado de la ventaja que ofrece una superficie
cubierta de bosques, hay que tener en cuenta aspectos limitativos como la escasa di versificación
en la etapa industrial, el nivel elevado de los costos y la medida del agotamiento que hace dudar,
hasta cierto punto, del futuro a largo plazo de la explotación maderera y obliga a una atención
especial hacia las reservas forestales. Todos estos puntos son objeto del acucioso estudio del
Profesor Pericchi, enriquecido con fotografías e ilustrado con 55 cuadros.
PERNAUT S. J., Manuel: Diez años de desarrollo económico y social de Venezuela. Caracas,
Artegrafía C. A. 1966, 197 p. y 50 cuadros estadísticos, diagramas y gráficos.
El autor, reconocida autoridad en la materia, en un estilo vivo, sugestivo y claro, aborda el estudio
de lo sucedido en Jos últimos diez años —1956-1966—, en el ámbito de la Economía Nacional,
sentando tres afirmaciones: la primera, que es evidente que en estos diez años el país ha logrado
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despegar en la pista del desarrollo; la segunda, que a pesar de ese despegue, la economía estuvo
a punto de sufrir un desplome, y tercera, que el progreso económico ha sido más acelerado que el
social. Estas afirmaciones iniciales valen por lo que pudieran ser las conclusiones de este en-
jundioso estudio, complementado por tres Apéndices y cuatro anexos estadísticos.
SILVA, Carlos Rafael: Concepto, composición y función de las reservas monetarias internacionales.
Análisis pormenorizado del caso venezolano. Caracas, Artegrafía C.A. 1965, 68 p. cuadros.
En este valioso trabajo que fuera presentado a la Facultad de Economía de la Universidad Central
de Venezuela, para fines de ascenso en el escalafón docente, el autor, tras dedicar los tres
primeros capítulos a explicar el concepto, la composición y la función respectivamente de las
reservas monetarias internacionales, pasa a analizar detalladamente las reservas venezolanas,
como índices económicos de primera importancia para el país que a través de esas reservas ha
conseguido una sólida posición financiera internacional cuya conservación ha de lograrse a base
de una sana política fiscal, monetaria y de desarrollo económico interno.
S1VOL1 G., Alberto: Venezuela y sus riquezas minerales. Caracas, Tipografía. Vargas, 1967, 144
p. y mapas.
Valiosa recopilación de datos sobre los diversos minerales que se detallan por orden alfabético,
cada uno con sus características y localización en el país, y cuya finalidad es dar una orientación
sobre nuestra riqueza minera insistiendo sobre aquellos minerales cuya explotación ofrece
perspectivas ciertas para el futuro. Avaloran este interesante trabajo los croquis mineralógicos de
ubicación aproximada —uno por cada Entidad Federal— así como también un mapa mineralógico
de Venezuela, indicando únicamente aquellos yacimientos importantes o de relativa importancia.
UZCATEGUI, Rafael: Estructura de la segundad social venezolana y sus implicaciones económicas.
Caracas, ArtegrafíaC.A., 139 p. cuadros.
A través de sus capítulos consagrados al Seguro Social Obligatorio Venezolano, el 1PAS-FAB, el
IPAS-ME y el I.N.C.E., seguido todo ello de un nutridísimo "Apéndice Estadístico", el autor
consigue poner de manifiesto que "nuestra seguridad social debe ser estudiada y analizada en
función del desarrollo económico, para que pueda ser proyectada a todo el país, estableciendo no
sólo una igualdad en la protección, sino en las cargas económicas que deben soportar los
diferentes sectores de la producción", como se dice en el enjundioso prólogo de Luis A. Mijares
Ulloa.
VILA, Marco-Aurelio: Por los espacios llaneros. Caracas, Artegrafía C.A. 1967, 87 p. facsímiles.
Integran la obra dos partes. En la primera "Fisiografía de los Llanos" se traza una breve historia
geológica del país en relación con la formación de los llanos, las variaciones del relieve durante el
Terciario y las últimas variaciones geológicas hasta llegar a la morfología actual con los aspectos
hidrográficos y las inundaciones en los Llanos. En la segunda "El viaje de Fray Jacinto de Carvajal
(1647) visto por la geografía", se refiere al libro "Descubrimiento del Río Apure", en el que se
relata el viaje del Capitán Miguel de Ochagavía, en 1647, que fue escrito por el citado padre
dominico para establecer interesantes conclusiones de carácter hidrográfico, mediante la
comparación entre lo que se consigna en ese libro y la situación actual.
Revista Nacional de Cultura, Caracas, N.° 182.
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DIALOGO DE EMIGRADOS
BETILLUN- Sí, amigo Ortzargi; tenía toda la razón José de Maistre cuando escribía aquello: "Los
emigrados no son nada; los emigrados no pueden hacer nada". Es decir, aplicándonos el cuento:
no somos nada, no podemos hacer nada.
ORTZARGI.- Demasiado rotunda la frase para que sea enteramente cierta. La verdad es, Betillun,
que poseemos la más formidable de las armas: el amor. Porque creo que amamos a la patria con
un amor que difícilmente pueden igualar los que en ella viven.
BETILLUN.- Presunción y engaño, Ortzargi. Presunción en lo de creer que somos algo así como los
caballeros andantes de la Patria. Y engaño profundo, de otra parte, porque si es verdad que
amamos a la Patria en lo que ésta tiene de eterno —y no te negaré que esto sea lo más
importante—, hay engaño en nuestro pensar porque la patria que dejamos hace veinte años,
amigo Ortzargi, no es la misma de hoy. Los que están allí la pueden amar mejor porque la ven y
palpan todos los días, mientras que nosotros al pensar en la patria, y qué triste es esto, amigo
Ortzargi, ponemos nuestro corazón en muchas cosas que ya dejaron de ser para siempre.
ORTZARGI.- Eso, Betillun...
BETILLUN.- Sí, Ortzargi. "Panta reí", que decía el viejo Heráclíto. Tbdos los días mueren cosas que
una vez nos parecieron connaturales con la Patria, y todos los días nacen otras que con el tiempo
se van convirtiendo en sustancia suya. Y es preciso estar presente, allá en la tierra para tomar el
pulso de unas y otras y poder valorarlas bien. Cada generación se sitúa frente a la vida: hereda
mucho de la que le procedió y lega otro tanto a la que ha de seguirle. No hablemos nada del
movimiento de las ideas: son como vestiduras del espíritu que pasan de moda como las del
cuerpo. Hasta lo que parece más inmutable cambia. ¡Qué cosas más interesantes leía el día
pasado sobre la transformación del paisaje en Guipúzcoa!
ORTZARGf.- Pero son cambios que no alteran la sustancia. Que un bosque de pinos ocupe el lugar
de uno de robles o hayas podrá parecemos una usurpación y hasta una profanación si quieres.
Pero, bajo los robles o los pinos, allá está la tierra nuestra; tan nuestra, para mí, con unos o con
otros árboles, tan nuestra con un sembrado de maíz como con una pradera de trébol.
BETILLUN.- Podrías decir lo mismo hasta de los caseríos, no tan antiguos como muchos creen
sobre nuestra tierra; del juego de la pelota...
ORTZARGJ.- Y, ¿por qué no? Cuando se piensa para caracterizar a una raza milenaria como la
nuestra se recurre a la boina que apenas se remonta a lo tiempos de Zumalacárregui...
BETILLUN.- Vas viniendo a mi terreno, Ortzargi. Hay en la patria mucho que cambia. ¿Y sabes la
ventaja que nos llevan los que viven en ella? Pues que viven esos cambios, los asimilan
naturalmente y están, por tanto, siempre en disposición de actuar a tono. Nosotros, en cambio,
empezamos por no darnos cuenta de lo que nos hemos despatriado a fuerza de vivir en climas
extraños, y, encima de eso, tampoco nos apercibimos de lo que allí los años han ido imponiendo
con su curso implacable. Te aseguro que si no tomas en cuenta estas cosas el choque con la
realidad te hará perder tu eterna sonrisa.
ORTZARGI.- Pero no todo cambia. Tú mismo declarabas que hay en la patria valores perdurables.
BETILLUN.- Claro que los hay. ¿Por qué crees que se me van los días embebecido en el recuerdo
de la tierra?
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ORTZARGI.- Me lo figuro...
BETILLUN.- Por que ella nos hizo, Ortzargi. La tierra, aquella tierra, y el mar —no olvidemos nunca
aquel mar— hicieron al vasco. Nos fueron moldeando durante siglos, y allí siguen, siempre
iguales, comunicándonos perdurabilidad con la suya que no falla. Somos de allí y sólo allí somos
plenamente lo que somos.
ORTZARGI.- Pero con ser eso algo tan entrañable hay otros valores aún más preeiosos.
BETILLUN.- La lengua, por ejemplo. Porque ella en todos los casos es algo que si empieza por ser
producto del pueblo que la habla, se convierte a la postre en cauce y molde del pensar y sentir de
ese mismo pueblo. En ella encontrarás los trazos más salientes de su espíritu junto a mil
reminiscencias de sucesos grandes y pequeños que determinaron su vivir.
ORTZARGL- Eso en todos los casos. Y en eí nuestro aún más, si cabe. Porque al ser idioma tan
peculiar y distinto, claro está que se trata de un tesoro no compartido que nos define como
ninguna otra característica.
BETILLUN.- Me haces recordar lo que una vez oí al gran artista Te-llaetxe que acaba de írsenos a
gozar de la luz que nunca se extingue: que él, como pintor, había procurado aprender bien el
euzkera, porque no concebía que ignorándolo se pudiera dar genuina expresión al rostro de un
auténtico vasco.
ORTZARGL- A eso llamaría yo saber conjugar el arte con la patria.
BETILLUN.- Así es. Pero no olvidemos el otro elemento de perennidad nuestra; la sustancia racial.
ORTZARGL- Cuidado, Betillun que estoy viendo asomar a Hitler.
BETILLUN.- El, como todos los grandes extraviados, tanto o más que un propalador de mentiras,
era uno que sacaba de quicio grandes verdades. Y ésta de la sangre es una de ellas. Bien que un
expósito se empeñe en no dar importancia a la genealogía, pero para un bien nacido ello será
siempre algo fundamental. Más que suicidas seríamos los vascos si adoptáramos el criterio de los
expósitos.
ORTZARGL- Cierto, Betillun. Y estamos en momentos en que será poco todo lo que hagamos en
defensa de la estirpe.
BETILLUN.- De ella y de su expresión espiritual que es el idioma. ORTZARGL- Y de ambos sobre la
tierra.
BETILLUN.- Si, Ortzargi, en todas partes, pero ante todo sobre aquella tierra. La que dio sustancia
de eternidad a nuestra raza y ecos de perennidad a nuestro verbo. Porque una y otro verán
truncados su limpia carrera de siglos si seguimos consintiendo en esa profanación del patrio suelo
que nos va convirtiendo a los vascos de hoy en día en huéspedes molestos en nuestra propia
casa.
Euzko Gastedi, Caracas, Febrero de 1958.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Errikoi.- No lo dudes, Errimin, todo tiene su precio y hay que saber pagarlo. Es alto éste que la
guerra nos impuso al desparramarnos por todos los rincones del mundo, pero si sabemos
aprovechar la experiencia, ¡qué fructuosa ha de ser para la Patria! Y lo sabremos; al menos, lo
sabrán muchos. Espero que el próximo Congreso de París sea la piedra de toque.
Errimin.- ¡Qué diferentemente miramos el negocio, Errikoi! Tú crees que el conocer bien las demás
tierras es el mejor medio para llegar a comprender la nuestra. Yo, en cambio, pienso que cuanto
más permanece uno en su propia casa, tanto mejor comprenderá las otras; quiero decir que
cuanto más penetre en las esencias de su tierra no sólo la amará más y mejor, sino que, al mismo
tiempo, entenderá y amará más a las ajenas.
Errikoi.- Y, sin embargo, recuerdo aquello de Ibsen que vivió casi treinta años en el extranjero sin
dejar nunca de pensar en Noruega y sin dejar de comprenderla. Decía él que jamás había visto de
manera tan nítida y completa su hogar como lo hacía desde lejos. Y piensa también en lo que An-
dré Gide escribía de Barres a propósito de Les Déracinés, de este último: "SÍ no hubiera ido a
París, no había podido ser capaz de escribir el lihro en que aconseja a los demás que se queden
en su tierra".
Errimin.- Precisamente, Errikoi, precisamente, ¿No te parece ésa una cruel experiencia? Puede ser
rica para los demás, pero ¡qué dolorosa para el que la sufre!
Errikoi.- No te la quiero imponer, ni tampoco a nadie. Porque, además de todo, nosotros no somos
como los ingleses, de los que se ha dicho que en cualquier rincón del mundo pueden sentirse en
su casa, porque siguen siendo ingleses. En los vascos la cosa varía totalmente. El nuestro que va
a tierra extraña tiende naturalmente a consustanciarse con ella. Esto me parece muy noble, tanto
quizá como el no haber emprendido nunca una guerra de conquista, pero es difícil calcular hasta
dónde nos ha debilitado.
Errimin.- Y, sin embargo, ¿recuerdas aquello de nuestro Fuero, que al conceder al presunto
malhechor treinta días para comparecer libremente a defenderse so el árbol de Gernika, le daba
tiempo con ello para huir de la tierra? Pero pensaban que difícilmente lo haría porque ¿qué mayor
castigo podían darle las leyes que el que, al perder su tierra, él mismo se infligiría?
Errikoi.- Te olvidas de nuestra ubérrima cosecha de aventureros.
Errimin,- La tengo bien presente. La pequenez y aspereza de nuestra tierra y la vecindad del mar
con sus vías infinitas era una demasiado viva tentación para una raza fuerte. La estampa del
aventurero es humana y simpática, sí, pese a todas sus enormes fallas. Pero díme: ¿qué legaron a
la Patria? Casi todos olvidaron la cuna y pertenecen al sepulcro. Si al menos hubieran sabido
redimirse como Iparraguirre con aquel "Ara nun dirá mendi maitiak"... Ese fue quizá el momento
más luminoso de su vida de estrella errante.
Errikoi- Quizá, Errimin, todo está en el temple de cada uno. Bien que los débiles se enraicen
hondo allá en la tierra, pero los fuertes pueden sernos más útiles peregrinando, porque siempre
seguirán siendo ellos mismos y de los extraños tomarán sólo aquello que les convenga.
Errimin.- Temo que les convengan demasiadas cosas. Si de distinguir se trata, hagámoslo a base
de calidad de amor. Porque a quien de verdad ama, nada podrá distraerlo del objeto de su
dilección, esté ausente o presente. Pienso ahora en Alberdi, aquel "hijo de vizcaíno" que echó las
bases de la República Argentina. Pocos hombres vivieron tan intensamente como él la vida y los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
problemas de su tierra, de la que, por una u otra causa, le tocó andar alejado de por vida. Pero
¡cómo la amó!
Errikoi.- ¡Guarda, Errimin, que ya asoma en ti el sentimental!
.- No pases cuidado; ya sé que eso no se estila ahora: hay que ser realistas, ¿no es así como se
dice? Y, sin embargo, yo no seguiré ahora a realistas ni a sentimentales, y, puesto a buscar
modelo, me acercaré al que pasa por serlo de hombres prudentes, a Ulises el prudente por
antonomasia. Pero ¿qué quieres que haga, Errikoi, cuando a ese hombre "fértil en recursos", a
este dueño y señor de su inteligencia y de sus nervios, lo veo que, mimado por el amor de una
inmortal y bañado en todas las delicias, no hace sino suspirar por ver de nuevo subir al cielo el
humo de las casas de su Itaca natal, de aquella pobre isla donde apenas si podían hallar sustento
unos rebaños de cabras?
Errikoi.- Tal vez en el fondo Ulises no era sino como uno de nuestros indianos que quería volver a
su tierra para pasar allí sus últimos años en medio de la admiración de sus coterráneos, a los que
mantendría constantemente boquiabiertos con la narración de sus maravillosas aventuras.
Errimin.- No ironices, Errikoi. Es muy fácil caricaturizar a nuestros indianos, pero hemos abusado
de ello y creo llegada la hora de reivindicar su causa. Nuestro indiano, en general, ha sido un
pobre muchacho, campesino sin apenas instrucción alguna. Vino a América a hacer plata y para
ello necesitaba no distraerse en refinamientos espirituales que le hubiesen apartado de su fin.
Cumplido éste —cuando se cumplía—, el hombre sentía la necesidad de volver a su aldea natal, a
la que daba todo lo que era capaz de dar: su prole, si aún alcanzaba a tenerla, y su plata, con la
que quizá se abriría una escuela o un hospicio. ¿Qué más podría hacer?
Errikoi.- Pero nosotros...
Errimin.-... no somos indianos. No vinimos a América a hacer plata. Y, en rigor, ni vinimos
siquiera: nos hicieron venir. Y he aquí una razón que sola bastaría para no dejar de pensar ni un
solo día en volver cuanto antes. Y nos hicieron venir por el delito de amar mucho a nuestra tierra.
He aquí una segunda razón para acrecentar nuestras ansias de regreso. Y mientras nos hacían
salir, rellenaban y cada vez con más ensañamiento rellenan los huecos que dejamos con gente
extraña a nuestra estirpe. Y esa es la tercera y definitiva razón para acelerar, como sea, nuestra
vuelta. Nos están robando la estirpe y hasta el paisaje nos están defraudando, Errikoi!
Errikoi.- Mira hacia el Avila. ¡En qué maravillosas tonalidades se diluye la luz de la tarde que cae!
¿No es esto hermoso?
Errimin.- Sí, muy hermoso, Errikoi. Creo que todas las tierras son hermosas porque todas son de
Dios. Pero cada hombre no tiene sino una que de verdad es suya, la única en que de verdad se
nutre y sostiene como el árbol de su raíz. Sí, es muy hermoso este paisaje, aunque yo no lo
puedo sentir como quisiera porque mi espíritu está ausente de aquí. Esta es la hora, Errikoi, en
que suelo cerrar los ojos y me dejo llevar por la alfombra mágica de mis recuerdos. Ya no estoy
aquí. Quizá vengo caminando de la paz de la Galea y ahora me detengo a la altura de Aizerrota...
Es el momento en que las sombras caen y las luces de la ría desde Algorta y Santur-ce se van
encendiendo en un maravilloso abanico. ¡Espectáculo mil veces contemplado, pero que mis ojos
nunca podrán saciarse de admirar!
Euzko Gastedi, Caracas, Julio de 1956.
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EL BILBAO DE BOLÍVAR
Muchas veces hemos pensado en aquella etapa de la vida del Libertador determinada por su
estancia en Bilbao, en los primeros años del siglo XIX, sobre la cual tan pocas noticias leñemos y
que por naturales razones tan entrañablemente nos interesa. Conocer la casa o casas en que
habitó, los amigos que frecuentó, las relaciones con que vinculó su vivir, las ocurrencias más
notables de éste durante su residencia en la villa vizcaína, su opinión, en fin, favorable o adversa
a sus vecinos y moradores, es algo que mucho nos gustaría saber, pero que escapa, por ahora, a
nuestro alcance. Sin desesperar de que llegue el día en que parte, al menos, del silencio que
sobre todas esas cosas pesa quede roto por afortunadas investigaciones hechas sobre archivos de
Vizcaya, intentamos aquí una pequeña contribución a ese estudio con el presente trabajo en que
consideraremos: 1." El Bilbao de los alrededores de 1800, según varios viajeros e historiadores de
la época; 2.a Bilbao durante la ofensiva liberticida de Godoy, y 3.° Bolívar en Bilbao.
1.°.- El Bilbao de los alrededores de 1800.- Aunque haya que retroceder algunas décadas, pues la
visita del naturalista Bowles (para estudio sobre plantíos del Señorío y otros trabajos científicos)
tuvo lugar en 1762, no dudamos en acudir a él, puesto que es uno de los viajeros del siglo XVIII
que con más conocimiento de causa y cariño a la vez habló de Bilbao y Vizcaya y del que, por otra
parte, copiaremos cosas referentes a aquellas que los años nada o poco habrían de afectar.
Veamos esto sobre situación, clima y construcciones:
"La villa de Bilbao, situada tierra adentro orilla de una ría, se compone de setecientas u
ochocientas casas, en cada una de las cuales hay muchos vecinos, con una hermosa plaza sobre
la misma ría, y en ella un magnifico dique para contener las aguas, el cual sigue a muy larga
distancia por el paseo del Arenal abajo. Los edificios de la villa son altos, buenos y sólidos;
bajando a la derecha del Arenal todo son casas, almacenes y huertos, y como las casas están
pintadas, y el paseo plantado de tilos y robles, los que suben embarcados por la ría notan una
perspectiva tan hermosa y tan varia, que a cada instante les parece ver nuevas y magníficas
decora-dones de teatro. Las aguas del río llevadas por diversos conductos a lo más alto de las
calles (que todas son muy llanas) se sueltan cuando se quiere, para lavarlas y refrescarlas; y
entrando después por sumideros en los con-duelos subterráneos, se llevan todas las inmundicias;
de ahí proviene que Bilbao sea uno de los lugares más limpios que se conocen. No se permite que
anden coches ni otro carruaje alguno dentro de la villa, con lo cual se mantiene igual y unido el
empedrado de las calles, que es de losas delgadas. Los aleros de los tejados sobresalen lo
suficiente para poder caminar debajo sin mojarse cuando llueve, ni necesitar quitasol; y así en
todo tiempo se va por la calle enjuto con seguridad y comodidad. Las fuentes reciben el agua del
mismo río por un conducto magnífico que se ha hecho desde muy arriba en forma de terrado,
siguiendo la dirección del mismo río y formando un paseo tan cómodo, fresco y alegre como
cualquier otro de España".
Haciendo gracia al lector la digresión sobre el clima y la favorable ventilación de Bilbao a la que se
debe, según Bowles, el buen color, la alegría y la fuerza de sus habitantes, y de otros muchos
interesantes detalles, concluimos con este su resumido juicio, con puntas y ribetes de panegírico:
"En fin, Bilbao es un pueblo donde se puede vivir con mucha comodidad y gusto, por el extendido
comercio que en él se hace, por su clima, por sus frutos, por el agrado de sus habitadores, y por
la cordura con que están hechas sus leyes civiles y de comercio. Entre ellas hay una contra la
ingratitud, a cuyo delito señala castigo"1. Como oportunamente acota Fausto Arocena: "No sería
ciertamente Bowles quien se hiciera reo de ese delito"2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Catorce años más tarde (1776) tenemos noticias concretas que se refieren a las famosas Siete
Calles y otras más, que con sus nombres y por lo menos algunas de ellas con sus peculiaridades y
todas con su fama de cogollo del viejo Bilbao, han llegado a nuestros días. Así la de Somera ya
con sus tabernas y maestros de obra prima; la de Ascao con sus albañües, tejedores, latoneros,
carpinteros, escultores, pintores, doradores, cerrajeros y caldereros; la de Artecalle con sus
tenderos, plateros y entalladores; la de Tendería en la que hay "tenderos de ropa con algunas
sederías y tal cual mercader"; en la de Belosticalle vemos tiendas de oficios y algunos
mercaderes; en la de Carnicería Vieja, esquiladores, posaderos, vendedores de quincalla y grano,
silleros y barberos; en la de Barrencalle, vendedores de bacalao, aceite, grasa y aguardiente; la
de la Ribera con sus mercaderes, corredores de navios y otros; en la de la Estufa tiendas de
alquitranes, resinas, cáñamos y jarcias... Menciona las hosterías en Achuri, la Ronda, Barrencalle-
Barrena y otras, y concretamente la del "Sol Dorado" en el Arenal, frontera a Bidebarrieía y la
posada de Tatus en la calle Sombrerería.
De la misma fuente tomamos:
"Las casas aún no estaban numeradas y se cerraban al toque de oraciones, pues al faltar a este
capítulo de ordenanza serían multados sus vecinos. Las puertas que eran en lo general de buen
tamaño, tenían un aldabón o maza fuerte para llamar a los habitantes de los pisos, que en la
mayoría de las casas eran de tres cuartos.
"El retiro de las gentes era de ordinario, de nueve a nueve y media de la noche. Los hombres,
después de acudir a la oración mental en la iglesia de Santiago, se reunían en lugares repartidos
(y por número dado), que sustentaban con una módica mensualidad, en donde charlaban o se
divertían en juegos; y el bello sexo, por cuarteles o reuniones de señoritas amigas, que se
visitaban y tertuliaban en número de catorce a veinte, un día en una casa y otro en otra, y la que
recibía obsequiaba a las asistentes con un refresco; y si alguna era huérfana de madre,
obsequiaba con un día de campo el día que le correspondía recibir la visita de las de su cuartel.
Fuera de esto apenas se visitaba a las personas, aunque sí a los forasteros"5.
Muy pocos años después (1778) tenemos otro viajero quien nos dará también noticias muy
interesantes de Bilbao "villa muy bonita y alegre", así en cuanto a sus casas délas que dice
"...comprende al pie de setecientas y entre ellas algunas muy buenas, y las más muy altas y de
cómoda arquitectura; no suelen vivir en ellas en los principales, porque éstos los tienen
empleados para almacenes, y por eso la más gente de distinción, que sin dificultad ni desdoro
está empleada al comercio, vive en los segundos altos. Hay una casa en la calle del Correo que
desde la ñor de tierra o del piso de la calle hasta el cuarto principal, la fachada toda está cubierta
de bellos mármoles acanelados, muy lustrosos, que hacen muy buena vista".
Nos cuenta cómo ' 'Encierra cuatro parroquias, de las cuales la principal es la de Santiago, fábrica
antigua, no muy clara la iglesia, pero de buena arquitectura y seria. San Antón, obra también
antigua y seria". Las otras
3.- Vid. Labayru, en su Historia de Siscaya, tomo VI, cap. XIV, donde extracta ton el tilulo de
"Reseda de Bilbao y de su vida social en 1775" lo escrito acerca de la villa, en 1776, por un
asturiano, de pseudónimo "Peter the Fshle".viaje por el País Vasco del que escribirá: "¡Qué
diferencia entre el aspecto de este país y el que con él limita! No es mi intención ridiculizar a los
castellanos, cuyas virtudes estimo; pero son silenciosos y tristes, llevan sobre sus rostros austeros
y curtidos la imagen del hastío y la pobreza. En Vizcaya se da otro color, otra fisonomía, otro
carácter: libres, alegres y hospitalarios, parecen ser conscientes de su felicidad y querer hacer
partícipes de ella a sus testigos". De Bilbao dice que es una ciudad "en que el comercio brilla en
toda su actividad" e insiste en que "Los vizcaínos no son espectadores inaciivos de este comercio:
aprovisionan en gran parte de mercaderías extranjeras a las provincias mediterráneas, y sus
embarcaciones mantienen una continuada correspondencia con los restantes puertos de la
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No es este el lugar para extendernos sobre ese tema. Citaremos sólo un episodio de esa campaña
liberticida. El constituido por la llamada "Za-macolada" que se inició el año de 1800 y se desarrolla
a través de los próximos siguientes. Es decir, durante la residencia de Bolívar en Bilbao donde, a
consecuencia del intento promovido por el escribano Simón Bernardo de Zamacola de habilitar en
Abando —frente a Bilbao— un puerto que despojase a éste de sus seculares derechos, proyecto
arteramente apoyado por Godoy a quien se le presentaba pintiparada la ocasión de sembrar la
discordia entre los vizcaínos, se vivió en la villa y pueblos cercanos un clima de inquietud y
zozobra que culminó en diversos sucesos y alborotos que, sí no llegaron a "incendios ni robos de
casas ni mayores atentados criminales", sirvieron muy bien a Godoy para tomar, so capa de
medidas de seguridad, ciertas disposiciones que abiertamente violaban las libertades vascas. Así,
la ocupación militar de la villa a la que además se impuso la carga abrumadora de mantener y
alojar a las fuerzas allí llevadas y otras pretensiones aun mayores contra la soberanía vasca, como
era la de imponer a Vizcaya el servicio militar que, por fortuna, no llegó a realizarse.
En medio del triste cuadro que ofrecen esos días, sobre todo por la discordia fraterna, no nos
resistimos a ofrecer al lector noticia del incidente suscitado por la resolución del ayuntamiento
bilbaíno quien conocedor del flaco de Godoy pensó desarmarlo nombrándolo su alcalde electo para
1803 y decretando la colocación de un retrato suyo en el salón de sesiones, cuya ejecución se
encomendó nada menos que al insigne Goya. Dejemos la palabra al cronista de la villa, Guiard
Larrauri... y al propio Goya:
"La Villa decretó colocar en el consistorio el retrato de Godoy, pintura que fue encomendada a
Goya, concertándose en pagar doce mil reales por la obra. Presentada la imagen a Godoy puso
éste reparos al retrato, y a su causa se difirió la entrega, negándose Goya a pintar un segundo
cuadro, como se solicitó. En 1815 pedía el Concejo a su agente en corte, noticia del paradero del
cuadro de Goya, no recibido en Bilbao todavía (carta de 21 de febrero de 1815, Arch. mun.).
Había intento de venderlo en Inglaterra, a lo que parece de otra comunicación fechada en 4 de
marzo de dicho año.
"Se determinaron los comisionados de Bilbao a encargar el retrato a Goya creyendo "contribuir a
disponer el ánimo de S.S." por este medio. Los reparos que por dos veces puso Godoy al retrato
(respecto, al uno, de las piernas) envolvían para los comisionados, el marqués de Vargas y
Castaños, un proceder misterioso, del que decían: "nosotros tenemos el desconsuelo de conocer
que lo hay y bien grande, y de no podernos explicar". A la tentativa de Bilbao para que pintase
otro cuadro repuso Goya:
"Sr. D. José Joaquín de Castaños. Muy Sr. mío y de toda mi estimación: Vmd. me dice le diga lo
que se me ofrece acerca de volver a hacer otro retrato del Sr. Príncipe. Bien sabe Vmd. lo he
tenido que pintar dos veces; no por haber convenido con Vmd. el que había de estar a gusto del
Sr. Príncipe, sino por darle ese gusto. Puede Vmd. responder que yo deseo dar gusto a los señores
de Bilbao en cuanto me manden; ¿pero el hacer otro? por cuanto tiene el mundo entero no puedo,
ni mejor que el que he hecho. Queda de Vmd. su más al. servidor Q.S.M.B. Francisco de Goya"
(Arch. mun.)"'7.
3.°.- Bolívar en Bilbao.- La visión de Bilbao del primer lustro del siglo XIX, es decir, el de los años
en que lo conoció Bolívar, difiere poco, en las descripciones comunes, de la que nos han dado los
diversos viajeros que anteriormente hemos ido conociendo. Recurriremos para completarla al
historiador Juan Antonio de Zamacola (no confundirlo con Simón Bernardo, el fautor de la
"Zamacolada") quien, si bien repite cosas y conceptos que nos son ya familiares, nos proporciona
también noticias y hasta opiniones de interés sobre diversos aspectos de la villa y de sus
habitantes.
Así nos dice que "Nada tiene de agradable la situación de Bilbao, porque el sol se ve muy tarde en
invierno y desaparece muy pronto por las montañas que le rodean..." Pero se apresura a añadir
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que "A pesar de esto, es, tal vez, Bilbao, la villa más bonita de toda Europa en razón de sus calles,
edificios y policía admirable que encanta y deleita a cualquier forastero".
"Tiene Bilbao un hermoso teatro de comedias, aunque pequeño, con todas las proporciones y
comodidades de las mejores obras de esta especie. Se construyó en 1795, bajo la dirección del
arquitecto don Alejo de Miranda''.
Habla de otras construcciones entre las que cita "dos fuentes de piedra mármol, de especial
gusto: la una de la plazuela de Santiago, y la otra, en la calle de Ascao, que surten de agua a la
villa. Son inventadas y dibujadas por don Luis Paret, célebre grecista, profesor español de pintura
y arquitectura, que murió pocos años ha en Madrid".
Después de interesantes detalles sobre el paso del Arenal y otros, pasa a ocuparse de algunos de
los organismos rectores de la política del Señorío y así dice que "La Diputación general del
gobierno de Bizcaya reside hoy en Bilbao, no porque ésta sea la capital del país, pues que ningún
pueblo de Bizcaya tiene esta regalía, sino porque siendo Bilbao el pueblo de mayor número de
habitantes, se ha creído que se puede desde allí distribuir mejor la justicia y las órdenes, por
razón de la concurrencia de gentes a su comercio. No obstante, hace pocos años que estuvo esta
Diputación, con el resto del Gobierno de Bizcaya, en la villa de Guernica, ía cual, en caso de
disputa, parece que debiera tener más derecho a la pretensión de capital de Bizcaya, porque
dentro de su jurisdicción se hacen las Juntas generales en despoblado, se establecen las leyes y
se nombran magistrados para gobernar el país por dos anos".
No deja en olvido al Consulado de Comercio "cuyas ordenanzas han merecido ser consultadas casi
de todos los tribunales de Europa, por los principios sólidos que establece, a pesar de los defectos
sustanciales que se advierten en la forma de proceder".
Habla también de la bolsa de comercio y de las dos pirámides cercanas a ella donde se fijan todos
los días las noticias comerciales que ocurren.
Después de ponderar la clásica alegría de los bilbaínos que la conservan desde su juventud "hasta
la edad más decrépita", dice que "son los bilbaínos muy instruidos en materias del comercio
extranjero y de las colonias; y para que nada falte que desear a los conocimientos que transmiten
a sus hijos en este ramo, tienen gran cuidado de enviarlos, durante la niñez, a Francia y a
Inglaterra, para que tomen las primeras nociones de las ciencias, y a cierta edad más madura los
hacen viajar por la mayor parte de las plazas de comercio de Europa para que se perfeccionen en
este ramo". Costumbre, por cierto, que sigue siendo practicada en nuestros días.
Finalmente de las mujeres escribe: "Son laboriosas en extremo las bilbaínas y como que están
ocupadas constantemente en sus tareas domésticas se hallan muy poco o nada expuestas a la
corrupción. Casi todas han recibido una educación fina y así se ve que hay muchas que ayudan a
sus maridos y dependientes a escribir la correspondencia de su comercio y otras que venden en
las tiendas y llevan los asientos de los libros con tal esmero y puntualidad que en nada se echa
menos la falta de los hombres"18-
Bolívar que, tras haber partido de La Guaira en el "San Ildefonso" el 19 de enero de 1799, residía
en Madrid desde junio de ese año, escribe a su tío Pedro Palacios, el 20 de marzo de 1801: "Hoy
mismo he recibido carta de Mallo en que me dice que ya tengo el permiso de S.M. y el suyo para
marchar a Bilbao, lo que voy a hacer esta noche a las 10... Puede Vmd. escribirme a aquel pueblo
cuanto guste y ocurra">v.
Llega, pues, a Bilbao en días de la última decena de marzo. No entra, naturalmente, en la gran
villa marítima a través de la hermosa obra que se extiende entre Guecho y Portugalete, para
desde ese punto, con el flujo del mar, remontar la ría en las dos leguas que corren hasta la villa y
que en ambas orillas forman un verdadero paseo "todo muy delicioso", como nos dice el
historiador Zamacola. Su ruta hubo de ser la que atraviesa las áridas tierras de Castilla. En
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Pancorbo tomaría la carretera que desde alli conduce al bilbainísimo barrio de Achuri; carretera
que constituye una obra que "aun cuando no deslumbre los ojos con las magnificencias del
espectáculo grandioso que se contempla en el Abra, significa en la vida bilbaína un triunfo
definitivo, logrado al cabo de una lucha secular"20. Se trataba, entre otras cosas, de acercar al
puerto el mercado de lanas de Castilla. En efecto, desde Orduña a Bilbao es corto y cómodo el
trayecto, pero para franquear el paso entre Castilla y Vizcaya por esa parte, hay que vencer el
imponente obstáculo de la sierra de Orduña que "semeja —como bien dice Echegaray— una ola
petrificada y ofrece por la vertiente que el País Vasco da, el aspecto de una muralla
inaccesible"21.
Un ilustre viajero que hacía veintiún años había entrado en Bilbao por esa vía escribe en sus
Memorias: "La carretera ha debido costar mucho dinero; pero el descenso de las montañas de
Orduña es muy digno de verse. Estas montañas son casi todas rocas de vasta altura. Pero la
carretera ha sido perforada en las rocas mismas desde lo alto de los montes hasta el valle.
Después de muchas vueltas y revueltas, en las que todavía se puede ver las marcas de los
perforadores, la carretera llega a un alto en el que el último modo de hacer un camino para
carruajes es rodearlo como una serpentina"22.
Ya está, pues, en Bilbao el joven Simón Bolívar. Pero, ante todo, ¿cuál es el motivo de su viaje?
Conocido es el incidente de la puerta de Toledo en Madrid por donde paseando a caballo Bolívar
fue detenido y registrado por orden del ministerio de Hacienda. Según lo cuenta O'Leary, el
motivo alegado era el de la infracción de la ordenanza que prohibía usar gran cantidad de
diamantes sin permiso, pero el verdadero nacía de los celos de la Reina quien ' 'conociendo la
intimidad del joven americano con Mallo, creyó poder hallar entre los papeles de Bolívar los
indicios de alguna intriga amorosa de su favorito". Aunque el asunto se arregló, no desapareció
tan pronto la indignación de Bolívar a quien, siempre según O'Leary, "nada pudo inducirlo a
permanecer por más tiempo en Madrid".
Don Vicente Lecuna, después de rectificar lo relativo a la fecha del incidente que no pudo ocurrir
en el otoño de 1801, como dice O'Leary, sino antes del 20 de marzo, puesto que una carta de
Bolívar anuncia, como hemos visto, que en esa misma fecha partía para Bilbao, considera sin valor
las causas atribuidas por O'Leary —e igualmente por el general Tomás Cipriano Mosquera en sus
"Memorias"— a la detención de Bolívar, y prefiere suponer que éste "llevaba uniforme sin
pertenecer a los cuerpos en servicio", y como en esos días se preparaba la guerra contra Portugal,
el incidente se debió a exageradas precauciones militares. Esto parece aún más inverosímil a
Augusto Mijares "porque tales precauciones no se confiarían a guardias irresponsables con
derecho a registrar a un oficial uniformado; y porque deja sin explicar cómo al reconocerse el
uniforme —cosa que forzosamente sucedería— en lugar de recibir Bolívar un desagravio, se le
prohibió permanecer en Madrid"25.
Por nuestra parte, y ciñéndonos al viaje a Bilbao, creemos que la causa eficiente del mismo no fue
otra sino simplemente la de residir por entonces en la villa vizcaína aquella "señorita de las más
bellas circunstancias y recomendables prendas como es mi señora doña Teresa Toro" de la que
confiesa haberse "apasionado", en su carta de 30 de septiembre de 1800, dirigida a su tío Pedro
Palacios, a quien ruega "tenga la bondad de proteger esta unión dando las órdenes necesarias
para pedir la señorita a su padre, con toda la formalidad que exige el caso"M.
No quiere decir lo que antecede que el incidente de la puerta de Toledo dejara de tener vigencia,
pues así parece indicarlo el que Bolívar continuara residiendo en Bilbao por meses después de
regresar Teresa con su padre a la villa y corte, adonde, el 23 de agosto de 1801, escribía a su tío
Pedro, insistiendo en que pensaba contraer el matrimonio por poder —él en Bilbao y ella en
Madrid— para regresar inmediatamente a Venezuela, como lo hace notar bien Mijares. Aunque la
suposición de Lecuna de que "La prohibición —de residir en Madrid— duró desde el 20 de marzo
de 1801 hasta el 29 de abril de 1802", o sea justamente el tiempo de la residencia de Bolívar en
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Bilbao, no parece avenirse muy bien con la manifestación que él hace, en su carta de la primera
de esas dos fechas, de lo cansado que estaba por lo mucho que tuvo que hacer para conseguir de
S.M. el permiso, precisamente para salir de Madrid.
Ya en Bilbao Bolívar, lo primero que se le ocurre preguntar es dónde fija su habitación. Lo único
que hasta hoy sobre este punto nosotros sabemos es lo que puede leerse en Rumazo González,
quien después de decir que don Bernardo Rodríguez del Toro "explota una propiedad agrícola en
Bilbao", escribe así del viaje de Bolívar a Bilbao: "Parte así decepcionado y triste, pero no vencido,
rumbo a Bilbao, a la propiedad de su futuro suegro".1*. Mucho nos gustaría conocer las fuentes
en que esta información se basa, para poder ubicar al Libertador en alguna casa de Bilbao o
siquiera en alguna de las veinte posadas que en su tiempo había en la villa, al modo que se ha
localizado, por ejemplo, a Guillermo de Humboldt, que anduvo por aquellos dias en Durango, en
casa de Bernaola, posadero de Artecalle, aunque tampoco esto parece absolutamente seguro36.
En vano pretendemos encontrar en las pocas cartas de Bolívar fechadas en Bilbao, ni en ninguna
otra posterior, la menor mención del bullente Bilbao que conoció, ni en cuanto a sus edificios, ni
en cuanto a los barcos de todas las banderas que con su puerto hacían el comercio, ni en cuanto a
los propios hombres bilbainos, como el ministro de estado Mariano Luis de Urquijo, el teniente
general de la armada José Domingo de Mazarredo, el secretario del Despacho Universal de
Hacienda, Diego de Gardoqui, y otros, que por ese tiempo adquirieron relieve peninsular y aun
internacional.
Los inicios de su viaje hacían esperar una mayor vinculación con los hombres de la tierra de
origen de los Bolívar. Así vemos que parte de La Guaira en el navio del capitán José de Uriarte.
Desde Veracruz escribe a su tío Pedro que "Don Pedro Miguel de Hecheverria costeó el biaje que
fueron cuatrocientos pesos más o menos de lo cual dictaminará usted si lo paga aquí o allá a don
Juan Esteban de Hechesuria que es compañero de este señor a quien vine recomendado por
Hechesuria...". Y en la posdata de esa misma carta: "Yo me desembarqué en la casa de don José
Donato de Austrea, el marido de la Basterra.,."". En Madrid lo sabemos bajo el pupilaje intelectual
del Marqués de Ustáriz, miembro de la Sociedad Vascongada de Amigos del País, y vemos también
que se relaciona allí, en la Compañía de Filipinas, sucesora en muchos aspectos de la
Guipuzcoana, con el comerciante Triarte29.
Pero una vez en Bilbao nada hay de sus amistades y relaciones en la villa. Es preciso esperar al
año siguiente de su partida para que, en petición que eleva al Rey desde Caracas, el 22 de
octubre de 1803, pidiendo licencia para viajar a España y estar allí por dos años, nos enteremos
que uno de los motivos que alega para el viaje es la necesidad en que se halla de "liquidar
cuentas con la casa y compañía de Beruete y Mendizárjal del comercio de Bilbao, sobre varias
relaciones mercantiles de consideración"29. Por un censo de vecinos de Bilbao, concluido en 1767,
sabemos que en la calle Tendería habitaba un Martín de Beruete, posiblemente padre de Ignacio
de Beruete quien, en el año 1792, era dueño del paquebot "San Cristóbal", de 190 toneladas, y
muy probablemente el primero de los socios de la firma nombrada3".
Por noticias posteriores sabemos también algo de otras de sus relaciones en la villa. Se refieren
las dos que conocemos a aquellos refugiados franceses —o por lo menos a uno— de aquellos que,
según decía Jovellanos, hacían rebosar las posadas de Bilbao. Lo fue así aquella Teresa Laisney,
emigrada que, a comienzos del XIX, casó en Bilbao con Mariano de Tris-tán Coronel, natural de
Arequipa quien, muy joven aún, viajó a España. Esta Teresa se considera hoy la segunda
destinataria de aquella carta que, en 1804, escribe Bolívar desde París y en que se lee: "Daría
mucho, dice Vd., por saber quien ha podido hacer del "pobre chico Bolívar de Bilbao", tan
modesto, tan estudioso, tan "económico" el Bolívar de la calle Vivien-ne, tan murmurador,
perezoso y pródigo"'11.
La otra relación francesa de Bolívar en Bilbao fue la del comerciante Alejandro Dehollain Arnoux,
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de Cambraí, a quien puede verse como destinatario de varias cartas del Libertador en la
correspondencia de éste y quien, a su vez, el 25 de junio de 1827, escribió desde París a Bolívar
carta en que le dice: "J'osé espérer, General, qu'en recevant mes lettres elles rap-pelleront á votre
souvenir votre anclen compagnon: notre résidence á Bilbao et á París me rend glorieux d'y avoir
connu en Simón Bolívar le liberateur de l'Amérique"32.
Y esto es todo lo que sabemos sobre la estancia de Bolívar en Bilbao. Demasiado poco para un
año de residencia —marzo de 1801 a abril de 1802— " aunque en él hizo varias salidas a Francia y
a Santander"33.
Ni una línea sobre la villa ni sobre sus habitantes, ni sobre la vida que allí hizo —como no sea
aquello del "pobre chico Bolívar de Bilbao"— ni de la que en torno suyo pudo observar. Nada sobre
la "Zamacolada", ni sobre la ofensiva de Godoy del cual Miranda —quien sabido es que lo
coleccionaba todo— incluye en sus papeles una Real Orden leída en la Junta General de Guernica
de 25 de agosto de 180434. Verdad es que al paso que el Precursor estaba entonces en toda su
madurez y actividad política, ei Bolívar de Bilbao era un mozo de dieciocho años y además en
circunstancias en que "les aseguro que entonces mi cabeza sólo estaba llena con los vapores del
más violento amor, y no con ideas políticas, por que éstas no habían tocado todavía mi
imaginación..."35.
Sin embargo, devoto lector de Rousseau como fue, puede parecer un poco raro que ya "bajo la
dirección del sabio marqués de Ustáriz" no hubiese reparado en aquel párrafo en que e! ginebrino,
refiriéndose a los vascos y al árbol de Guernica, escribe: "Cuando se ve, en el pueblo más feliz del
mundo, a un grupo de campesinos decidiendo bajo un roble de los negocios del estado y
conduciéndose siempre con sabiduría, ¿puede uno dejar de despreciar los refinamientos de otras
naciones que se hacen ilustres y miserables a la vez con tanto arte y misterio?"36.
Cuando en la guerra de la Convención (1793-1795) de que en la segunda parce de este trabajo
hemos hablado, las tropas del general Moncey penetraron en Bilbao, a su paso por Guernica
presentaron sus armas vencedoras, en noble gesto, al roble ilustre y muchas de las hojas de él
pasaron a engalanar las escarapelas republicanas. Honraban así y se honraban con el símbolo de
las más antiguas y limpias libertades de Europa; las del pueblo que tuvo el privilegio de no haber
sido nunca esclavizado por un poder extraño y el mérito de no haber tolerado jamás la esclavitud
en el ámbito de sus propias leyes.
Nosotros pensamos que Bolívar durante su estancia en Bilbao, siete años tan sólo después del
homenaje del ejército de Moncey, no dejaría de visitar ese roble que se alza, por feliz coincidencia,
muy cercano al solar originario de los Bolívar, lugar de obligada peregrinación para nuestro mozo.
Y así vemos que lo apunta Ignacio Bolívar Usobiaga quien da por compañero del futuro Libertador
en este viaje sentimental al joven Pedro Antonio Bolívar Arauco, su pariente de Munguía, y otros
detalles de la jornada de ambos jóvenes, cuya fuente tan interesante sería conocer".
¡Qué hermoso hubiera sido que, "despreciando los refinamientos de otras naciones que se hacen
ilustres y miserables a la vez", Bolívar hubiera vuelto a Vizcaya a formular su sagrado juramento
de libertad para América, bajo el roble secular, cerca del solar de sus mayores!
Para que una vez más y en caso tan famoso, se cumpliera la clásica sentencia de la Ley vizcaína:
"El tronco vuelve al tronco y la raíz a la raíz".
Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, Julio 24 de 1966.
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EL HUMORISMO VASCO
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llega hasta nuestros días a través de escritores muy conocidos algunos —Unamuno, Baroja...— y
otros que no lo son tanto. Hay entre ellos varios que en el humor han encontrado la expresión
trascendental de su espíritu y el cimiento de toda o de casi toda su obra —así Tellagorri, Aflibarro
— y tenemos otros que sólo "per accidens" o en aisladas ráfagas se han manifestado humoristas;
tales Ramón y Cajal y Unamuno que aparecen en esa colección como severas estatuas que por un
momento se hubieran dignado descender de sus altos pedestales para hacernos una mueca y
recordarnos que ellos también tuvieron sus momentos en que la ironía y la risa los hicieron
sentirse parte actualmente de la comedia humana. Hay, por fin, ausencias que se notan como la
total del siglo XVII, la de Cadalso y Larra en el XVIII y las de varias figuras contemporáneas como
las de Salaverria, Grandmontagne, Bueno Bengoechea, etc. Pero apresurémonos a decir, en
cuanto a esto, que ya el compilador advierte que en la obra que ahora ofrece no ha pretendido, en
modo alguno, agotar la materia y que si el público acuerda su favor a este volumen, hemos de
esperar que otro y otro le siga.
Tiene esta compilación varios méritos y para empezar el de ser la primera que se intenta en su
género, lo que ya algo y más que algo de esfuerzo supone en el seleccionador. Tiene también el de
estar integrada, en su mayor parte, por figuras de primer plano en las letras castellanas a las que
se suman otras que, sin llegar a tan envidiable altura, pueden presentarse en compañía de
aquéllas con títulos de algo más que de simples parientes menores, y tiene finalmente el de que,
a pesar de las limitaciones al principio señaladas, constituye, sin duda alguna, un útil instrumento
para ahondar en el estudio del espíritu vasco. Por todo lo cual y por las bien logradas páginas que
en él pertenecen, por derecho de generación, a Jesús Basaflez merece éste la más cordial
felicitación de todos los amigos de nuestras letras.
El Nacional, Caracas, 1965.
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es conocido también que los españoles mantuvieron secreto largo tiempo después de la conquista
de México su descubrimiento del cacao, estando severamente castigados los que lo transportaban
sin especial autorización para ello. De todos modos, para 1728 ya se conocía en Francia, porque la
Corte de Madrid había enviado, como valioso regalo, a la de París, cierta cantidad de cacao, y Ana
de Austria y María Teresa, engolosinadas con el nuevo manjar, introdujeron la moda de tomar
chocolate, que fue llevada también a Italia por Carletti (1606), a Inglaterra (1657) y a Alemania
por Bontekoe (1679). Pero, todavía en 1686, un escritor español observaba que estaba poco en
favor en otras tierras europeas; no obstante lo cual, ya se traficaba mucho por los holandeses
desde que se apoderaron de Curazao, hasta el punto de que, hacia 1681, el gobernador de
Cumaná consideraba el tráfico de contrabando de cacao como una de sus principales dificultades.
Concretamente, por lo que hace a Venezuela, una riña que siguió al descubrimiento de una
arboleda de cacao en Maracaibo, en 1612, indica que la cosecha se estaba haciendo de valor,
aunque posiblemente no se exportaba aún mucho de esa región. Que esa exportación no aumentó
en la proporción que cabía esperar y que, desde luego, el contrabando holandés seguía desviando
esa riqueza de sus debidos cauces, lo vemos en la interesantísima y aún inédita "Instrucción
General y Particular del estado presente de Venezuela en los años de 1720 y 21", obra del vasco
don Pedro José de Olavarriaga en la cual no falta, entre otros preciosos informes, la reseña
minuciosa de todas las principales haciendas de cacao de la Provincia con el recuerdo de los
árboles de cada una ni la referencia a lo aniquilado que estaba el comercio de Venezuela que
vemos reducido a un navio registro de España "que aun no viene todos los años", y otro de
Canarias cargado de caldo y cuatro o cinco embarcaciones que cargan todos los años una partida
de cacao para la Nueva España.
Dos años después de que Olavarriaga escribiese esas palabras y otras aún más duras
directamente relacionadas con las inexplotadas posibilidades del país, sentimos que un vaho de
melancolía empaña la clara prosa de Oviedo y Baños cuando, al referirse a la tierra bien amada,
ha de estampar aquello de que "si a su fertilidad acompañara la aplicación de sus moradores y
supieran aprovecharse de las conveniencias que ofrece, fuera la más abastecida y rica que tuviera
la América".
Cinco años después de que apareciese esa contenida reconvención, y con la vista puesta,
principalmente, en los dos grandes objetivos de que venimos hablando —explotación del cacao y
represión del contrabando— surgía la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas.
Aquí sólo hemos de ocuparnos de su labor referente al comcTcio del cacao, y, para mayor
concreción, consideraremos la gestión de la Compañía dividiéndola en tres períodos:
1.- Desde el comienzo de sus actividades hasta el levantamiento de don Juan Francisco de León.
(1730-1749).
2.- Desde la reforma de la Compañía hasta el decreto sobre la libertad de comercio (1750-1778).
3.- Últimos años de la Compañía (1779-1785).
Primer período (1730-1749)
Una de las providencias tomadas por el gobernador don Sebastián García de la Torre, llegado a
bordo de la primera expedición de la Guipuzcoa-na que arribó al puerto de La Guaira el año de
1730, siguiendo instrucciones del Ministro de Marina e Indias don José Patino, que le llegaron en
carta de 29 de mayo de 1731 (Archivo General de la Nación, Colección "Diversos". Tomo XIV, ff.
283-296) fue la de constituir una Junta de Comercio para que determinase, de una parte, el
monto del consumo de géneros de la provincia, y, de la otra, la exportación del cacao de la
misma; y, para ambos casos, el número de navios y bajeles suficientes para los correspondientes
servicios.
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La Junta, reunida el 24 de octubre de dicho año de 1731, estableció que el consumo de géneros
europeos se estimaba en 600.000 pesos anuales. En cuanto al número de fanegas de cacao que
quedaban libres para exportar se calculó en 45 a 46.000, descontado el consumo interno
estimado en 12.000 fanegas.
De esas 45 ó 46.000 fanegas, 15 ó 16.000 iban regularmente para Nueva España; de 5 a 6.000
para las Islas Canarias, 3.000 se llevaban los ingleses a cambio de negros; 1.000 se enviaban a
las islas españolas de Barlovento, Santo Domingo y Puerto Rico; de manera que quedaban de 19
a 20.000 libres para remitir a España.
El mismo García de la Torre pidió certificación de las cantidades de cacao conducidas a España y
México en el último bienio. He aquí el informe del contador:
Cacao llevado a España
1730, octubre:
"San Francisco Javier"........................ 5.983 fan. 58 libras
1730. noviembre:
"Ntra. Sra. del Carmen" ................... 7.569 fan. 74 libras
1731. junio:
"Santa Rosa" ........................................ 4.162 fan. 21 libras
Total, .................................. 17.715 fan. 43 libras.
Lo que, al precio medio de 17 pesos por fanega, nos da un total de 311.155 pesos plata.
Cacao llevado a Veracruz
En 1730 salen tres navios y en 1731 salen cinco con un total de 26.405 fan. 81 libras, o sea,
448.885 pesos (Diversos, T. XIV, ff. 283-296). Evidentemente, las cifras de la Compañía eran
bajas, lo que se explica por las dificultades que encontró en los primeros tiempos de su instalación
con la oposición de los comerciantes criollos que se decía hacían, en su cólera, especiales
esfuerzos para embarcar más contrabando que antes, la revuelca de Andresote y los demás
acontecimientos que determinaron la destitución del gobernador García de la Torre, quien fue
sustituido por el Comandante General don Martín de Lardizábal.
Este, que se había hecho cargo del gobierno en diciembre de 1732, dictó, en 14 de enero de
1734, un auto en que se declaraba que en el último año de 1733 habían salido de Venezuela, para
diferentes partes, 54.148 fanegas de cacao, de las cuales sólo 13.187 eran de la Compañía. Las
restantes correspondían a mercaderes y cosecheros a los que acusaba de no vender el fruto a los
guipuzcoanos con lo que dejaban sin provisión de cacao a España, ya que lo enviado no era
suficiente. Para impedir que eso volviera a ocurrir, Lardizábal fijó en 21.000 fanegas las que
podrían exportarse a México; y no estando permitido enviar a Canarias sino hasta 4.000,
resultaba un sobrante de fanegas 30.000 para enviar a España sobre el cual la Compañía podría
operar, pues los cosecheros habían de venderle, como fuese, esa cantidad (Diversos, XIV, 314).
Con este nuevo régimen, las cifras de exportación aumentaron de modo que ya, en el año
siguiente de 1735, salieron para España 36.648 fanegas de cacao, que al precio de 18 pesos cada
una dan un valor total de 659.664 pesos. Sin embargo, en el decenio 1740-49 la exportación, en
conjunto, hubo de bajar a causa de la guerra contra Inglaterra durante la cual nueve navios de la
Compañía Guipuzcoana, seis de ellos, por lo menos, cargados de cacao y rumbo a la metrópoli
fueron capturados. Pero, a pesar de esas y otras pérdidas, y de que la Compañía hubo de dedicar
sus mejores esfuerzos a la defensa de las costas venezolanas que por esos años sufrieron en La
Guaira y Puerto Cabello muy fuertes ataques de los ingleses, los guipuzcoanos podían hacer
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
constar, con razón, que si en los treinta años anteriores a la instalación de la Compañía salieron
por registro de Venezuela 643.215 fanegas de cacao, solamente en esos duros primeros años de
la Compañía la cifra ascendía a 869.247. Si añadiéramos los doce siguientes, tendríamos la cifra
de exportación elevada a 1.508.179 fanegas. Lo que quiere decir que en los treinta años de
actuación de la Compañía, las cifras casi triplicaron a las de igual período de tiempo anterior a su
constitución (V. Diversos, T. XXXIX, f. 264).
Damos a continuación las cifras de exportación de cacao a España en el citado decenio de 1740-
49 (Diversos, T. XVII, ff. 227-47).
Exportación de cacao para España PERIODO 1740-1749
Años Navios Fanegas Libras Precio Total pesos
'40 5 40.341 80 11 443.751
'41 5 21.119 45 9,5 200.630
'42 2 4.168 84 12 50.016
'43 5 19.001 71 12 228.012
'44 4 11.347 23 10 1 13.470
'45 2 8.092 47 10,5 84.966
'46 4 28.070 56 10 280.700
'47 4 21.137 31 9 190.233
'48 1 11.192 11 8,5 95.132
'49 3 6.731 83
35 171.202 91 1.686.910
En el anterior período, y según la misma certificación (Diversos, T. XVII, ff. 255-82), el resto de la
aportación asciende a la suma de 258.324 fanegas y 102 libras, se ha querido deducir de ello una
diferencia de 87.122 fanegas a favor de la actividad de los mercaderes criollos. Pero la cosa no
nos parece tan clara como se ha creído. SÍ la Guipuzcoana fracasó oficialmente en sus intentos de
hacerse cargo de la producción de cacao venezolano que se conducía a Veracruz, basta leer
atentamente los folios que integran la certificación indicada (Diversos, XVII, 255-82) para entrar
en sospechas, más que vehementes, de que los guipuzcoanos abandonaron, en la práctica, la
deseada empresa. En efecto, más de 100.000 fanegas de las 258.324 comprendidas en esa
relación vemos que son transportadas en navios cuyos nombres —"Aranzazu", "Iciar", "Begoña"—
y los de sus capitanes —Luzuriaga, Azpiroz, Echeverri, Alberto— son inequívocamente
"guipuzcoanos". Sumadas las cifras que ellos encabezan a las del anterior cuadro, la diferencia
queda tan largamente a su favor que vienen, justamente, a duplicar a los demás.
Segundo período (17504778)
En 1749 se produce la revuelta de don Juan Francisco León que trae, como consecuencia, la
expulsión de la compañía en abril de esc'año. Al ser repuesta (R.D. 15 de diciembre del mismo
año) sufre reformas como la del traslado de su sede a Madrid, duplicación de sus acciones, etc.,
etc., etc., y la de más interés para nosotros concretamente es un nuevo régimen de regulación de
precios que en adelante debería estar a cargo de un comité formado por el gobernador, un regidor
y el factor de la compañía, quienes habían de ponerse de acuerdo para fijar cada año el justo
precio del cacao y otros productos de la tierra. Esto constituyó una medida acertada y que se
reveló eficaz, no obstante las naturales discrepancias que a veces surgían en el seno de ese
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
comité o junta. Además, fue fecundo en consecuencias políticas, pues esta intervención del
Cabildo en negocio de tanta trascendencia para la vida de la Provincia fue robusteciendo su
autoridad e influyendo cada vez más en la formación de la conciencia nacional venezolana cuya
eclosión iba aproximándose.
En estas condiciones de pacificación interna y paz exterior, la exportación del cacao conoce, en los
años siguientes, su período de auge. Los datos de los años 1750 a 1764, según el cuadro que
hallamos en la interesante exposición del Factor principal Martín de Goicoechea (Diversos, T.
XXXIX, ff. 250-77), nos muestran que ella asciende a la cantidad de 875.641 fanegas y 50 libras,
distribuidas como sigue:
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1764 52.889 27
Precio Medio 12
Bien podía decir el Factor Goicoechea, en su citado informe (año 1768) que "...el último estado en
que hoy vive la Provincia es el más floreciente por todas sus circunstancias", ya que venían a
exportarse de ella, un año con otro, las 60.000 fanegas disponibles de su producción anual.
Los años que siguen, hasta el 1788, marcan una proporción pareja, ya que, para las 500.313
fanegas exportadas a España en los quince años anteriores, las extracciones correspondientes a
los catorce años comprendidos entre 1765 y 1778 arrojan una cifra de 490.196 fanegas,
distribuidas por años como sigue, según datos que tomamos de Hussey:
Años Fanegas
1765 26.906
1766 23.602
1767 30.559
1768 21.759
1769 37.605
1770 43.189
1771 35.019
1772 30.946
1773 43.955
1774 31.400
Como en la relación de que tomamos estos datos hay dos navios cuyo cargamento no consta, bien
podemos dejar esa suma en 500.000 fanegas en cifras redondas. Es decir, que en el período
1750-78 corresponde a la Compañía la exportación de un millón de fanegas de cacao.
Sabemos, por otra parte (Informe del Factor principal don José de Amenabar, Diversos, T. XLV, f.
236), que en los años 1750 a 1769 salieron, en total, de Venezuela con registro, fanegas
1.140.595 y desde el 1770 al 73 inclusive, 245.664, es decir, 1.386.259 en total.
No tenemos a mano datos de algunos de los cinco años posteriores hasta el 1778. Pero
calculando, con la seguridad de errar en muy poco, por los que tenemos y los anteriores, podemos
estimar que continuó en ellos la exportación con un promedio anual de 60.000 fanegas. Esto nos
daría 300.000 en esos cinco años que, agregadas a las 1.386.259 anteriores, eleva-rían la cifra a
1.686.259 como exportación total del país en esos años de 1750 al 78, que al precio medio de 14
pesos durante ese período, darían un valor total de exportación de cacao de 23.607.626 pesos. De
ella correspondería a la Compañía casi los dos tercios.
Esto en cuanto a su actuación oficial. Pero, si como hicimos para el período anterior, echamos una
mirada al tráfico con Veracruz, que es el que seguía en importancia al de la metrópoli, vemos
inmediatamente que los guipuzcoanos constituían la gran mayoría de los dueños de las
embarcaciones con derecho de turno en la carrera de ese comercio. Así se comprueba por
documento autenticado por el teniente escribano de Registros y Real Hacienda, fechado en 14 de
enero de 1778 y cuyo primer asiento es de 1764 por lo que cubre, justamente, el período que
acabamos de considerar.
Tercer periodo (1779-1785)
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Tías los años de florecimiento del período anterior, asistimos a una rápida declinación de la
Guipuzcoana, cuya existencia venía peligrando por causas internas y externas. Estaban entre las
primeras el fracaso de varias empresas, ajenas, por cierto, a su específica misión, en que la
Compañía se había embarcado, como la Compañía Ballenera instaurada con la esperanza de
renovar antiguas y gloriosas tradiciones; los intentos de volver a la explotación de la pesca del
bacalao en los bancos de Terranova, y las experiencias realizadas en 1770 para la instalación de
pesquerías en las costas de Cumaná.
Los ensayos de comercio europeo con el envío de cacao a Italia, y los esfuerzos para establecer
un monopolio sobre la región del Orinoco, etc., etc., de nada sirvieron ante los acontecimientos
que sobrevienen.
El primero y principal de ellos es el Decreto de Comercio Libre de 1778 con el que se preparaba el
golpe mortal al sistema en que la Compañía tenía su fundamento. TVas él, la guerra contra
Inglaterra que estalló el año 1779 y que vino a afectar a la Guipuzcoana de tal suerte que sólo en
el siguiente año de 1780 experimentó la pérdida de siete navios hundidos por el almirante
Rodney. Ni una fanega de cacao llegó este año a España. Y, a pesar de los intentos que en el
siguiente realizó la Compañía para intensificar el comercio con Veracruz y para proseguir el
europeo, utilizando los servicios de navios de bandera neutral, el retorno a la paz la encuentra tan
paralizada que ya nada puede impedir su fin, decretado el año 1785.
Sólo 40.633 fanegas de cacao pudo conducir a España en estos últimos siete años de su vida la
Compañía Guipuzcoana que, en el conjunto de sus magníficas realizaciones y graves culpas,
ostenta una grandeza de la que mejor que nada da la medida el apasionamiento que su recuerdo
ha suscitado y suscita, lo mismo entre sus apologistas que entre sus opositores.
El Farol, Caracas, N.a 204, Enero - Febrero de 1963.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HACIA LA LIBERTAD
Es propio de la juventud mirar siempre hacia adelante, como es achaque de los que anduvieron ya
mucho por la vida reposarse en la contemplación del camino recorrido. Pero hay veces en que
este mirar hacia atrás tampoco cuadra mal a los jóvenes. A la manera que el atleta recula para
tomar el impulso necesario, tienen también los jóvenes, algunas veces, que retroceder en el
tiempo para encontrar motivaciones que den más fuerza a esa su eterna ansia de asalto al
porvenir.
Y los jóvenes vascos lo necesitan mucho. Son ellos los que nos darán la Euzkadi del mañana.
Pero, ¿cómo hacer esto sin el conocimiento mismo? ¿Cómo hacerlo sin que la consideración de los
hechos viejos y de los aún recientes en la entraña misma de la Patria penetre en lo más hondo de
las suyas hasta hacerse en ellas carne y sangre, fibra y músculo de su sentir y obrar?
Por nuestra memoria desfilan hoy, como en triste cabalgata, una serie de esos hechos; recientes
todos, todos conocidos y, sin embargo, se nos antoja que no será estéril agruparlos sumariamente
y hacerlos revivir una vez más ante nuestros ojos, por lo que tienen de razón histórica, de fuerza
de motivación.
Hace apenas tres décadas vivía Euzkadi una de sus promisorias etapas. La luz del patrio
conocimiento se difundía incontenible, y a su lado marchaban la madurez política, el florecimiento
económico, la justicia social vivamente sentida y un brotar de auténticos valores espirituales como
nunca se había conocido en nuestra vieja tierra. Vivíamos en paz.
Pero he aquí que en el Estado a que, hacía menos de un siglo, habíamos sido incorporados, tras el
abrazo de Vergara, unos generales se sublevan. En la proclama del que a poco iba a convertirse
en cabeza responsable de la insurrección aparecía nuestro movimiento libertador como uno de los
móviles que hacían necesaria su sublevación. Para nada se habla allí —no hay que olvidarlo nunca
— del peligro comunista ni de la defensa de la fe católica. Y la guerra se desencadena sobre
nosotros. Y, como un símbolo, germanos, italianos, moros y españoles unidos logran lo que en el
curso de siglos no habían podido conseguir en nuestra tierra cada una de esas castas invasoras.
Y al término de la feroz contienda viene algo más feroz aún. Represalias innobles, fusilamientos
de centenares y centenares de vascos, cuya mirada de personas decentes nunca se hubieran
atrevido a sostener sus verdugos, los sedicentes "cruzados". Vino la calumnia y la difamación,
como en el vergonzoso episodio de Gernika y en tantos otros. Vino el doloroso exilio de millares y
millares de los hijos más amantes de su tierra; vino la persecución a muerte al idioma de nuestros
apellidos; vino el plan del genocidio sistemático. Y vino, lo más vergonzoso de todo, la pasividad
de los poderosos de la tierra que dejaron y dejan que se consume el genocidio de que es víctima
el pueblo más viejo de Europa, que es también, precisamente, el que cuenta en su haber con una
historia de libertad cívica y dignidad humana como difícilmente ningún otro puede ostentar.
Los poderosos del mundo nos han abandonado a los jóvenes vascos, y nos ha tocado ver tan
asqueantes renunciaciones, tal sacrificar al interés bastardo, al egoísmo ciego y a la injusticia: en
suma, que nos ha reducido a no creer ya más que en Cristo y en nosotros mismos.
Pero ésas son dos fuerzas que nadie nos podrá arrancar. Leemos en un magnífico estudio que
Waldo Frank ha consagrado al inmortal Bolívar: ' 'El torneo levantó en la sangre vasca de Bolívar
ecos del pueblo que nunca había doblado su rodilla en España". Y que, añadimos nosotros, no la
doblará jamás. Porque la juventud de Euzkadi está lista para un día que ya presiente cercano.
Comprende que el destino no ha querido ofrecer a esta generación la miel del goce, sino la hiél del
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sacrificio y el dolor del esfuerzo. Pero sabe, como lo supo muy bien el titán Libertador, que en los
oscuros caminos del sacrificio y del esfuerzo encontraron siempre los pueblos la vía real de su
verdadera grandeza...
Gudari, Caracas, 1969
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Si la falta de unidad fue el mayor mal del pasado vasco, no es extraño que careciéramos, hasta
ayer, de símbolos tan vivos de esa unidad como el que constituye, entre otros, un Himno Nacional.
Ni el "Zazpi Euskale-ñek bat egin dezagun..." de Zalduby, ni el "Gernika'ko Arbola" de Ipara-giíe,
pese a sus méritos y circunstancial popularidad, bastaban. Para eso, como para tantas otras
cosas, hubo de venir el Maestro Arana Goiri quien, para una antigua y grave melodía, que nos
recuerda lo que un escritor decía de que no hay música verdaderamente grande sino constituye la
vibración de una honda emoción religiosa, talló estos sencillos y marmóreos versos:
Cora ta gora Euzkadi,
aintza ta aintza bere Goiko Jaun Onari.
Areitz bat Bizkaian da,
zar, sendo, zindo,
bera ta bere legia lakoa.
Areitz gañían dogu,
Gurutza Deuna, beti geure goi-buru.
Abes I u Gora Euzkadi,
aintza ta aintza bere Goiko Jaun Onari.
Que, verso por verso, es literalmente en español como sigue:
Arriba y arriba Euzkadi,
gloria y gloria a su buen Señor el de lo Alto.
Hay un roble en Bizkaya
viejo, fuerte, noble,
como ella y como su ley.
Sobre el roble tenemos
la Cruz Santa, siempre nuestro lema.
Cantad arriba Euzkadi,
gloria y gloria a su buen señor el de lo Alto.
Aberri, Caracas, 1959.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con gusto damos cabida en estas páginas de nuestro Boletín al siguiente valioso estudio de) Dr.
Vicente de Amezaga y Aresti. En parte es fruto de las investigaciones que el autor viene
realizando en el Archivo General de la Nación, bajo los auspicios del Ministerio de Justicia. Es el
doctor Amezaga, nacionalizado uruguayo, de origen vasco, y Doctor en Derecho de la Universidad
de Vallado lid. Dedicado especialmente a estudios históricos y literarios, fue en Montevideo
Profesor de la Facultad de Humanidades.
1.- Gobierno de Betancourl y Castro.
El contrabando, mal endémico en estas costas desde que ellas nacieron a la vida del organismo
mercantilista colonial español, había echado tan hondas raíces por los años (1716) en que
Betancourt y Castro se hizo cargo de la gobernación de la Provincia, que el nuevo gobernador
juzgó que era una de las más apremiantes tareas de su cometido el estudiar la manera de
terminar con el trato ilícito que no hacía sino crecer, de día en día, a pesar de las diversas
medidas de vigilancia y represión que se tomaban para extinguirlo. "Creyó —dice el historiador
Sucre— que su paisano Dn. Diego de Matos Montañés, por su inteligencia, su actividad, su
conocimiento del país y de los medios de que se valían los contrabandistas para burlar la vigilancia
del gobierno, era el hombre adecuado para ayudarlo en la difícil empresa que se proponía; y,
después de varias conferencias con él, lo nombró Juez Superior de Comisos y Cabo a Guerra, con
muchas y amplias atribuciones administrativas y militares.
Munido de ellas, comenzó Matos su campaña que hubo de manifestarse pronto en poco felices
resultados; que si bien consiguió alguna disminución en el contrabando, ello fue a costa de
muchas persecuciones, escándalos y competencias con algunos ayuntamientos, principalmente
con el de Guanare, localidad donde, con el propósito, al parecer, de hacer un escarmiento, enjuició
a don Juan Ortiz, vecino muy querido y respetado. Esto originó un pleito en el que Matos, que
representa la autoridad del go-
* En esle artículo y el de "Exportación de cacao" en este mismo volumen págs. 335 - 344, Ame-
zaga da cumplida crónica de la Compañía Giiipuzcoana de Caracas, información que ampliada,
culminará en los tres libros que publica sobre la Compañía. Ver índice. Cila en esos artículos,
como luego en sus libros, a desocados historiadores venezolanos cuya obra leyó y en la que se
apoyó. se enfrenta con los Alcaldes que sostienen con toda firmeza la autonomía del
ayuntamiento de Guanare. Fue causa también de otros incidentes la actuación de Matos quien,
según declaran varios testigos, en su persecución del contrabando, "hacía gran presión para
ejercerlo él solo".
El mal seguía su curso: los tomos VI y Vil de la colección Diversos del Archivo General de la
Nación están integrados por un voluminoso expediente que contiene los autos operados en virtud
de la comisión conferida al Capitán Don Mateo de Osorio... por el Capitán General de la Provincia
"para poner reparo a los abusos de los ministros reales encargados de la extinción del comercio de
extranjería". En el primer documento de ese expediente se dan a Osorio amplios poderes para que
sea auxiliado en el desempeño de su comisión por los "Mros. de Campo, sargtos, mayores, Cabos
a guerra o Juezes de Comisos, sin que se entienda exceptuar ni relevar de este caso a Dn. Diego
de Matos" y se le encomienda que, por el tenor de ese auto, examine los testigos que crea
conducentes en la jurisdicción de esta Provincia, en Valencia, Nirgua o Barquisimeto, a fin de
esclarecer quienes son culpables "de los excesos que se cometen en costa abajo de esta Prova.
especialmente de composiciones en Puerto de Cavello, Morón, Tu-cacas y Ocumare de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
composiciones que hazen los Ministros a cuyo cargo está el imbigilar la extracción de frutos de
esta provincia y Comercio de Extrangería, llevándolos a sus casas, comiendo y habitando con
ellos, assi mismo tollerando lleguen las embarcaciones de la isla de Curacao a las quales no hazen
repugnancia en dejarlas comerciar ni que a ella vayan los frutos de cacao, tabaco y otros
prohibidos de esta Prova. tollerandolo pr. los fines particulares que se dejan considerar llegando a
tal desorden que lo que comisan assi de los frutos de la Prova. que vajan pra. contratar con
estran-jeros, como de los que coxen de ropas de Extrangeria, aguardientes y otros efectos, no
dan cuenta con la Legalidad de sus empleos, antes se pasan con differentes coloridos a rematarlos
sin preseder las circunstancias prebenidas con notoria falta de jurisdicción para por este medio
hazer la ocultación de mayor parte, y con lo q. rematan introduzir los géneros de Extrangeria para
colorear con el pretexto de ser los dhos. remates, la venta de ellos sin nota, passandose a la poca
legalidad de hazer probanzas contra aquellos que pueden delattar sus excesos..." (Diversos VI, 3).
Con lo trascrito basta y sobra para darse cuenta del extremo a que las cosas habían llegado. No
nos interesa tampoco entrar aquí en más pormenores. Sólo diremos que ante el pleito planteado
entre Matos y los alcaldes de Guanare, Betancourt toma diversas disposiciones, y es en esta
época, 1718 (Venezuela había sido puesta en lo político bajo la jurisdicción del Nuevo Reino de
Granada), cuando el Virrey ordena a Betancourt que se inhiba en el citado pleito y envía a Caracas
para continuarlo a don Pedro José de Olavarriaga y don Martín de Beato, ambos guipuzcoanos,
como Jueces de Comisión.
A la llegada de estos enviados se producen varios incidentes. Ellos, en el ejercicio de su comisión,
mandaron por auto "que se proceda a la przion y embargo de Bienes de los dhos. Alcaldes
remitiéndolos a la Carzel Rl. de esta Ciud." Pero los alcaldes que no se habían dormido, cuando se
les presentó el auto de los jueces de Caracas, pudieron a su vez exhibir una sentencia de la
Audiencia de Santo Domingo en la que se declaraba que: "los Alcaldes de Guanare habían
cumplido con la obligación de su ofizio en la dha. competencia" e inhibían de conocer en la causa,
de allí en adelante, "tanto al Señor Gobernador y Capitán General, como a cualesquiera otros que
lo pretendan".
Olavarriaga y Beato insisten en conocer del juicio y dan comisión al Teniente de Araure para que
ejecute sus autos, pero éste se excusa. Y, a pesar de los Jueces, del Gobernador y del Virrey, los
Alcaldes no son castigados.
Mientras tanto, los incidentes se suceden hasta que, por fin. Matos es separado de su cargo por
orden del Gobernador Betancourt; pero consigue fugarse y llega a Bogotá donde logra convencer
al Virrey de su inocencia y de la culpabilidad del Gobernador. Entonces el Virrey ordena al
Ayuntamiento de Caracas prender a Betancourt y separarle del Gobierno, poniendo en su lugar al
Lie. Antonio Alvarez y Abreu. El Cabildo obedece en cuanto al primer punto, pero no coloca en el
gobierno a Abreu sino a los alcaldes de Caracas, apoyándose en la Real Cédula de privilegio para
gobernar éstos en las vacantes y suplica del nombramiento de Abreu.
Para entonces Diego de Matos regresa de Santa Fe y formula petición a fin de que se le diese vista
de los autos "i que para ello se junten las piezas que miraren a las imposturas o falsas calumnias
que se me hubieren imputado, durante el tiempo que estube el dho. empleo". Y así es proveído
por el Juez don Martín Beato, nombrado en compañía de Olavarriaga por el Virrey de la Nueva
Granada para conocer de las causas de la provincia de Venezuela (21 de junio de 1720). Y vemos
también en el mismo expediente (Diversos, VI, 340) que el mismo Juez Beato manda que se
acumulasen a los autos las dos sumarías hechas por los alcaldes de Barquisimeto y Coro contra
don Diego de Matos.
En el tomo Vil de Diversos viene la continuación del voluminoso expediente en el que se suceden
las incidencias, declaraciones de testigos, informaciones, autos y diligencias de Olavarriaga y
Beato, etc. y, como altamente reveladores del turbio clima imperante, no nos resistimos a la
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tentación de copiar párrafos de las cartas que el Capitán Salvador Pérez Guzmán, juez de Comisos
de Puerto Cabello, dirige a Diego de Matos, dándole cuenta del estado de insubordinación en que
se halla la región de la costa, de la oposición que le hacen los Alcaldes, de la impunidad con que
comercia ilícitamente el holandés Jorge Christian, y otras cosas a ese tenor. He aquí algunas
palabras textuales de Pérez Guzmán: "Esta, amigo, es tierra de levantados, no ay quien sea legal
para su Magd. porque todos son compadres de olandeses y amigos, y sobre esto mili enredos...
En fin, señor mío... esto no es para hombre de Bien ni yo e heñido para adular ni mirar a respetos
humanos que es lo que aquí quieren. Y acá díssen que el Sr. Govr. les faboresse mucho dando a
entender haber sido el cargo de Vmd. una prop-ter forma y otras cosas que omito que se han
dho. oy en presencia de amigos de Vmd. que lo hemos sentido vastante..." (Diversos, VII, f. 344).
Termina el expediente, pasando el original al tribunal de la Nueva Granada para sentencia que,
por cierto, fue absolutoria para Matos.
Así, en este ambiente de turbulento antagonismo entre Gobernador y Cabildo, en plena crisis de
autoridad, en medio del mayor desbarajuste administrativo y bajo el signo del contrabando,
vemos que hace su aparición en Venezuela don Pedro José de Olavarriaga.
2.- Gobierno de Don Diego Portales y Menesses.
Bajo el mando del nuevo Gobernador que toma posesión de su cargo el 11 de diciembre de 1721,
no hacen sino acentuarse los desacuerdos entre Gobernador y Cabildo señalados en la anterior
gobernación. Se llega a la formación de dos bandos: uno de ellos encabezado por el Gobernador y
el Obispo Escalona y el otro dirigido por la mayor parte de los regidores y casi toda la nobleza de
Caracas. "Exaltadísimas estaban las pasiones — dice Sucre— y a cada paso se presentaban riñas
entre los partidarios de uno y otro bando".
Infausto fue para Olavarriaga el comienzo de la gobernación de Portales. Este, uno de cuyos
primeros actos fue poner en libertad a Betancourt, su predecesor, entendiendo, seguramente, que
el proceso que a dicho exgobernador se le seguía por el Virrey de Nueva Granada era a inducción
de Olavarriaga y Beato, ordenó la encarcelación de éstos al segundo día de su recepción en el
gobierno. Veamos lo que nos dicen los interesados en la "Información original hecha a pedimento
de don Pedro Martín Beato y Don Pedro José de Olavarriaga, jueces que fueron de esta provincia y
ciudad de Caracas, de diferentes intendencias del Real Servicio por el Exc-mo. Sr. Virrey del Nuevo
Reino de Granada, en justificación de sus cortedades y pobresa en que quedaron después del
exercicio de sus comisiones".
"Dn. Pedro Martín Beato y Dn. Pedro José de Olavarriaga, Juezes que hemos sido en esta
Provincia pa. diferentes Comissiones del Real Servicio por el Excmo. Sr. Conde de Cueba, Virrei
que fue asimismo destas partes, Ante Vmds. en la forma que mas haia lugar en do decimos: Que
respeto de la Prisson tan rigorosa que sin orden ni motibo legal executo en nostros el Sr. Diego
Portales, al segdo. día de su recepzon. en este Gov-no que fue a doze de diziembre del año
pasado de mil septezientos y veintiuno sin hauer tenido tiempo para hauerse ynformado ni visto
ningunos papeles de nras. operaciones, hauiendonos tenido el tiempo de ocho meses en prisson
rigorosa, y priuados de comunícazon, con una compañía de Guardia, sin hauer dicho Sr. Gouedr.
Dn. Diego Portales obedezido ni dado cumplimiento a orden ninguna del Excmo. Sr. Virrey en
razón de nro. aliuio en los dhos. ocho meses hasta que al cano de ellos de mandato de S.A.
fuimos sueltos bajo la fianza de Guardar Carcelería en esta Ciud. y sus Arrabales y aunque este
mandato de S. A. fue obedezido con la repugnancia que es notoria no obstante de hauernos suelto
bajo de dha. fianza, hemos sido tan perseguidos y acosados como lo prueba el hauernos ydo a
prender el día catorze de agosto del año próximo pasado pr. la noche a la una deella, hauiendo
venido a este efecto los de la Guaira (donde se hallaba dho. Gour) con pozon, de soldados de
aquel presidio, y otros de la Guardia de esta Ciudad y entrando en la casa de nra. habítazon.
escalándola por las tapias, y zercandola con dha. Gente no nos hallo hauien-dola registrado: Y
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deuiendonos persuadir a que pa. estas demostraciones y otras muchas que contra nosotros ha
operado el dho. Sr. Portales como son públicas y notorias en esta Ciudad y Prova. Debe hauer
actuado algunas causas que habrá fulminado falsas y contra la verdad de nros. procederes en el
uso de nras. Comisiones: Y deuiendo responder a ellas en la residenza próxima y defendernos de
ellas con las pruebas necesarias y com-benientes a su desbanimto. y pedir lo que a nro. dho.
combenga. Hallándonos como nos hallamos con los atrasos y pobreza que es notorio en esta Ciud.
que aun no alcanzamos pa. el sustento diario asi pr. hauer gastado el caudal propio, y el ageno
que no tenemos de que pasar pa. hauer podido executar el servizio de S. M. en cumplimiento, de
las órdenes del Excmo. Sr. Virrey, lo que no se pudiera hauer executado si no hubiera prezedido
este gasto de caudal propio pa. principiar en dhas. Comisiones como en los costos de correos,
papeles y otros varios como la manutenzon, diaria en esta Prisson, que mantenemos desde dho.
día de mil septezientos y veinte y un años (como ba expresado) hasta el presente pa, dar
satisfazion de nros. procederes, y que conste a su Magd. y demás tribunales que comben-ga,
hauer sido una continuada calumnia, sólo por hauer cumplido integramente, con nra. obligación
nezec i tainos el que por Vmds. se nos dispense pa. nras. defensas y demás recados, el que los
podamos hazer en papel de oficio, respecto de hallarnos pobres y en tierras extrañas sin parientes
ni amigos que nos puedan favorecer con medios pa. ello, y thener su Magd. conzedido este aliuio
en fauor de sus vasallos en tales casos, como es práctica común, y para Justificazon. de nra.
pobreza ofrezemos informazon. en bastante forma y de que nos mantenemos con las sumas
cortedades y deuitos que son manifiestos, corno nros. atrasos, pérdidas y menoscabos, y el hauer
gastado el caudal propio en el Real Servicio como también es público y notorio en cuia atenzon: A
Vmds. pedimos y suplicamos se si-ruan en vista de lo que licuamos expresado recibirnos la
Informazon. que ofrezemos de nra. pobreza, y que los testigos que presentaremos se exami-nea
al thener de est Escripto y hcha se nos entregue original con los testimonios q. nexesitarernos.
Que todo es de dro. y justicia que pedimos y juramos en forma lo nezesario. Pedro Martín Beato.
Pedro José de Olava-rriaga". (Diversos. X, 288-9).
A continuación, puede verse la información testifical que comienza con la declaración del R.P.
Pablo de Santa María que conoció —dice— a los suplicantes cuando vinieron a Caracas a ejercer
de jueces "que traían porte de hombres de caudal sirviéndose con vajilla de plata y otras alajas..."
y sabe que con la prisión en que han estado han vendido su plata labrada, etc., etc. y están
pasando grandes necesidades... "y en particular ha visto a dho. Dn. Pedro de Olavarriaga como
vive en una selda del convento del declarante mantenerse muchos días con solo un poco de
chocolate que es cacao, sin especies y sujetándose a copiar papeles para poder adquirir alguna
cosa para mantenerse".
Viene luego la declaración del P. Eugenio González, de la orden de Santo Domingo como el
anterior, quien dice que estando fabricando la Iglesia de Ntra Sra. de Chiquínquirá, recibió una
limosna de Olavarriaga, así como también de Beato que ' 'eran de porte y caudal''. Ahora sabe la
necesidad que pasan que hay muchas veces que no alcanzan un bocado de carne para comer.
Coinciden con las anteriores, las otras cinco declaraciones que siguen, tras las cuales se inserta un
auto del Alcalde Ordinario D. Carlos de Herrera en que se dispone, en virtud de la petición que
viene confirmada con las declaraciones de siete testigos, se admitan los escritos de los dichos
Beato y Olavarriaga en papel de sello cuarto.
No sabemos exactamente cuanto tiempo duró la prisión de Olavarriaga. A pesar "de la recusación
y protestas que tengo hechas en escritos que de uniformidad con Dn. Pedro de Olavarriaga mi
compañero", "preso uno y otro, he presentado y los cuales de nuevo reproduzco", según dice
Beato en documento en que pide se le confirme en su nombramiento de Contador interino oficial
de la Real Hacienda (V. Empleados, 111, 212 y 213 y "Causas de residencia". Diego Portales y
Meneses, Tomo XX, ff, 31, 32, 34...), ella debió extenderse por todo el año 1722 hasta que en
1723 la caída de Portales y Meneses, que pone fin al primero de los tres períodos de su turbulenta
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
gobernación y la asunción del poder gubernativo por los Alcaldes, hizo posible su libertad. La
verdad es que la documentación sobre este punto falla y más verosímil parece, si hemos de seguir
al cronista Blas José Terrero, que Olavarriaga y su compañero, ya en libertad, fueron los que
decisivamente contribuyeron a la caída y prisión de Portales en 1723.
Dice así Terrero': "... a este tiempo aparecen en esta capital, por los años 1723, como unos
fatales cometas que se asoman para anunciar a la provincia sus largas y funestas revoluciones,
Olavarriaga y Beato2. Hechos estos capaces de la proporción, jugo y utilidad que ofrecía esta
provincia a favor de la suya, seducen y embaucan a los principales magnates de esta capital a fin
de que condesciendan y aun soliciten por su parte se restablezca una Compañía de Comerciantes
de Guipúzcoa, aparentándole tantas ventajas a ésta, que no fue menester más para que la
república y su cabildo, preocupado de estas quiméricas ideas de felicidad que le habían hecho
concebir, mirasen este asunto con tanto interés y ardimiento que ni la fina política del Gobernador
(Portales y Meneses), ni las persuasiones de los hombres de mayor carácter, ni las discordias más
injuriosas que se originaron de esto, ni la interposición del Ilustrísimo prelado, ni las censuras con
que éste procuró contener la insolencia de sus violencias, bastó para hacerlos entrar en juicio.
Obcecados en el fatal proyecto de abrazar una compañía que después fue objeto de su mortal
odio, y abusando de aquella facultad mal concebida y tolerada, deponen del gobierno a Portales
con igual ludibrio que desvergüenza, el año de 1723, y entrándolo en una prisión, entran en las
funciones de gobierno los alcaldes ordinarios que a la sazón lo eran don Juan Blanco Infante y don
Miguel de Ascanio.
Coincide con el anterior Sucre al escribir que: "En esta época comenzó a hablarse en Caracas de
la formación de una compañía de comerciantes guipuzcoanos que proporcionaría capitales para las
siembras y el fomento de las haciendas, y compraría los frutos a precios muy ventajosos; idea
que fue acogida con gran entusiasmo por el Ayuntamiento y tal vez, por lo mismo, rechazada por
Portales y su partido, lo que vino a reanimar la discordia..." "Olavarriaga y Beato, agentes de los
comerciantes guipuzcoanos, no descansaban en atizar el fuego contra el Gobernador y el Obispo,
opuestos a su proyecto de compañía comercial, ni escaseaban tampoco sus promesas de grandes
utilidades y empleos en su empresa o los que favorecieran el partido de los Alcaldes aumentando
así el número de sus adictos".
No nos interesa en este momento emitir juicios sobre lo anteriormente reproducido. Sí, en
cambio, hacer constar un hecho: que en 1723, en un clima de discordia entre el representante del
poder real y el cabildo y apoyándose en éste, puso en marcha el proyecto de aquella empresa que
habría de llegar a ser la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas, don Pedro José de Olavarriaga.
La "Instrucción General y Particular...".
Pero Olavarriaga no había puesto en marcha su idea a humo de pajas. Sin temor de que se nos
desmienta podemos afirmar que la tierra de Venezuela no había conocido nunca hasta su venida
un visitante que declinara al estudio de su situación y recursos una mente tan experimentada y
minuciosa: "... hombre observador y de grandes conocimientos en asuntos de comercio, hacienda
y agricultura —son palabras del docto investigador García Chuecos4— hizo durante su estada en
Caracas, 1718-1720, un detenido estudio de las posibilidades económicas "de la Provincia" y esta
fue la base de su posterior actuación lo mismo en Venezuela que en España, que cerca del Virrey
de Nueva Granada, alentando y propugnando el proyecto de la citada compañía de comercio".
Tuvo sin duda colaboradores en esta empresa. El Ingeniero militar don Juan Amador Courten,
quien es autor de los planos y proyectos que ilustran ia obra, desde luego, y también
probablemente, como apunta Arcila Parías5, "tuvo seguramente la colaboración de todos los
funcionarios de Hacienda, y esto le permitió realizar un trabajo sumamente valioso, el único que
existe, entre los de su género, referente a la provincia de Venezuela".
"Instrucción General y Particular del Estado Presente de Venezuela en los Años de 1720 y 21" es
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
el titulo de este valiosísimo manuscrito que parece fue sustraído del archivo donde se guardaba,
yendo a parar a manos de alguna persona o institución de habla inglesa, a deducir, como observa
García Chuecos, no sólo de una nota escrita en idioma inglés y de hechura moderna que corre en
los primeros folios de la Instrucción original, sino de la circunstancia de haber sido ofrecida en
venta a la Academia Nacional de la Historia por la librería londinense Maggs Bros Ltd. En 1939 el
Gobierno Nacional adquirió este precioso manuscrito, destinándolo a la Biblioteca de la Academia
Nacional de la Historia.
Es realmente un hermoso manuscrito, aun desde el punto de vista meramente caligráfico, por su
hermosa escritura y los catorce mapas que lo ilustran, pero es, desde luego, su valor intrínseco el
que cuenta, por lo que es lamentable, como dice Arcüa Parías, que aún esté inédito, ya que: "La
divulgación de esta obra excepcional habría evitado que se deslizaran tantos errores respecto al
estado de la agricultura y del comercio venezolanos en los años inmediatamente anteriores al
establecimiento de la Gui-puzcoana".
Es, desde luego, mucho más detallada y completa que la "Descrip-ció..." de José Luis de Cisneros,
con el mérito de haber sido compuesta cerca de medio siglo antes y en la nota en idioma inglés
que antes citamos se Sa define acertadamente al decir: "This is a curious interesting volume it
may be called the Dooms Day Book of that part of Colombia...", recordando el registro del gran
catastro hecho por orden del rey Guillermo el Conquistador.
El índice de la obra es como sigue:
Capítulo I.- Idea General de la Provincia de Venezuela, su temperamento, sus límites,
jurisdicciones, minas, frutos, ríos. Su gobierno Político y Militar.
j.-Arcila Parias, Eduardo.- Economía colonial de Venezuela. México, Fondo de Cultura Económica,
1946.
Capítulo II.- Estado presente de la Costa Marítima de la Provincia desde Macuto hasta la punta de
los Flamencos, sus puertos, valles, ríos, haciendas, nombres de sus amos, arboledas de cacao, su
producto, poblaciones y demás circunstancias que sirven de instrucción a la planta de dicha Costa
incluida en dicho capítulo.
Capítulo III.- Estado particular de los valles y jurisdicciones de Tierra adentro, en el cual se da
cuenta de las mayores poblaciones que hay en cada jurisdicción, sus haciendas de cacao, nombre
de sus amos, número de arboledas, producto de ellas, etc., trapiches, ganados y demás frutos que
cada jurisdicción da por sí, con otras varias particularidades.
Capítulo IV.- Estado presente del Comercio español y de la introducción de comercio extranjero en
esta Provincia.
Capítulo V.- Estado particular y presente del puerto y fortificaciones de La Guaira.
Capítulo VI.- Estado presente, particular y dimensiones de Puerto Cabello y del Río Yaracuy con las
dimensiones de su Boca.
Capítulo Vil.- Razones que obligan a reparar las fortificaciones del Puerto de La Guaira, a fortalecer
a Puerto Cabello y la Boca del Río Yaracuy.
Capítulo VIII.- Proyecto de reparos con sus perfiles para el Puerto de La Guaira.
Capítulo IX.- Proyecto para Puerto Cabello, y la Boca del Río Yaracuy con sus perfiles.
Capítulo X.- Gastos a que montan los proyectos de los capítulos anteriores.
Capítulo XI.- Estado presente de la Real Hacienda en esta Provincia.
Capítulo XII.- Estado que tendrá dicha Real Hacienda, luego que sean completos los proyectos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
susodichos.
Prescindiendo de la detallada relación que hace Olavarriaga del gobierno de la Provincia, de su
producción y consumo, etc., etc. vamos a efectuar un rápido recorrido de la obra, deteniéndonos
en algunos puntos que estimamos ofrecen mayor interés.
Ante todo, ha de decirse que la obra lleva un prólogo fechado en Santa Fe a 16 de marzo de 1722
y firmado por Juan Amador Courten, el ingeniero militar ya citado, en cuyo quinto párrafo
podemos leer lo siguiente:
"Es a ejemplo de Vuestra Excelencia (el Virrey de Nueva Granada, Don Jorge de Villa Longa, conde
de la Cueva a quien la obra va dedicada). Señor, que sus ministros repartidos en las Provincias de
su Gobierno se esfuerzan a poder merecer el glorioso título de su protección. Y a este fin que Don
Pedro José de Olavarriaga, Juez Enviado por Vuestra Excelencia en la Provincia de Caracas, hizo la
instrucción general del estado presente de la dicha Provincia en cumplimiento de las órdenes de
Vuestra Excelencia, dejando a mi cuidado los Proyectos militares más convenientes para la
seguridad de la Costa Marítima, y la restauración de los Reales derechos en ella, pero como los
alborotos en aquella Provincia nacidos por varios émulos ocasionaron su detención y prisión con el
indecoro que se ha hecho público, no tuvo lugar de dedicar a Vuestra Excelencia esta obra hija de
su trabajo...".
Al recorrer el manuscrito, vemos, en primer lugar, que no tenía Olavarriaga buena opinión de la
laboriosidad de los naturales de la Provincia, cuando escribe: "... en fin, se puede asegurar que la
Provincia de Venezuela fuera una de las mejores y de las más fértiles de todas las Indias
Occidentales si fuera ella cultivada, pero la flojedad de sus vecinos es tan grande que en medio de
esta abundancia apenas se halla lo necesario para la vida..." Sin que acertara a explicarse si esta
flojera era vicio que provenía del temperamento de la tierra o si la fertilidad de esa misma tierra
era la que les hacía despreciar tal ventaja.
Ataca mucho la conducta de varios Gobernadores (aunque a ninguno nombra) que han ejercitado
"vejaciones" y "concusiones". Pensaban los tales, según Olavarriaga, que, en virtud de la suma
ofrecida para obtener su cargo, tenían derecho de vejar y perseguir a los vasallos de su gobierno
y "10.000 pesos extranjeros ofrecidos han hecho perder muchas veces a la Real Hacienda hasta
un millón de pesos en cinco años de gobierno, porque estos ministros han permitido ocultamente
la salida de los frutos de la tierra a los extranjeros, y la entrada de sus mercancías, haciendo ellos
mismos este dañoso comercio, por lo que no me espanto si algunos entre ellos han insinuado que
era imposible cortar de raíz el comercio de extranjería en esta Provincia, pues eran ellos mismos
interesados en su continuación".
En el siguiente párrafo dice (con cita de San Agustín, como antes había citado a Quinto Curdo,
etc., etc.), que también han venido algunos gobernadores buenos, para manifestar a continuación
que "... no suelen venir a estas tierras sino dos géneros de personas, o de los que buscan hacer
fortuna, o de vagamundos quienes hallando más fácilmente la vida en estas tierras que no en
Europa, causan más perjuicio que provecho; es necesario que un Gobernador impida a los unos
enriquecerse con la hacienda ajena, ponga un freno limitado a su avaricia y dé órdenes rígidas
para que los otros trabajen".
Según él, a las familias que vienen en los navios de registro de las Canarias les dan malas tierras,
cosa que los ha forzado a buscar su vida en otros modos que la agricultura.
Manifiesta que hay muchas familias isleñas en Caracas que apenas pueden mantenerse con su
trabajo y valiera más formasen pueblos, "porque, en fin, más conviene para el servicio de Su
Majestad en las Indias que los pueblos sean grandes y las ciudades pequeñas, y es el trabajo del
campo y no en la ociosidad de la ciudad que los hombres hallan una vida dichosa", reflexión, sea
dícho de paso, que se nos antoja muy de la idiosincrasia de un vasco.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Vuelve a hablar de las concusiones de los Gobernadores que "son tan grandes que yo dudo si
tienen ejemplo en el mundo". Y lo mismo expresa a continuación respecto de los Tenientes o
Cabos de guerra, Corregidores u Oficiales de Milicianos (y siguen las citas de Quinto Curcio).
Del Gobierno Militar opina que "aún está en peor estado que el político; no hay fortificaciones ni
almacén en orden, y los soldados no saben observar disciplina alguna". Así no hay Almacenes en
La Guaira, la Tara-cazana "... es una casa alquilada de la cual el alquiler ha costado más hasta hoy
que si la hubiesen fabricado expresamente"; la Artillería está en mal estado, etc., etc.
En el Cap. IV, "Estado presente del comercio español, y de la introducción del comercio extranjero
en esta Provincia", hace un panegírico del comercio en general, como generador de toda clase de
bienes, y termina refiriéndose a lo aniquilado que está el de Venezuela que se reduce a un navio
registro de España, que aún no viene todos los años, y otro de Canarias cargado de caldo y cuatro
o cinco embarcaciones que cargan todos los años una partida de cacao para la Nueva España. No
debieran bastar, según él, cuatro registros de España y seis u ocho de Canarias (no se necesitaría
entonces comprar como ahora el aguardiente a los holandeses).
Dice que el comercio español se reduce a 24.000 fanegas de cacao.
Establece que ninguna nación frecuenta tanto la costa marítima de Venezuela como los
holandeses. Estos venden sus productos más baratos que los españoles, por las razones que
explica.
Se refiere, finalmente, en este capítulo a la situación estratégica de la isla de Curazao y a la
actividad de los judíos que la habitan.
Analiza en el Cap. V las fortificaciones de La Guaira que estima, en general, muy deficientes.
En el VI hace unas consideraciones sobre Puerto Cabello a cuyo puerto lo considera "el mejor de
toda esta costa y quizá de todas las Indias".
En el VII se extiende sobre las "Razones que obligan a reparar las fortificaciones del Puerto de La
Guaira, a fortalecer a Puerto Cabello y la boca del río Yaracuy". Y en el párrafo quinto de dicho
capítulo se lee que "se ha de considerar que Su Majestad no saca hoy en día provecho ninguno de
la Provincia, antes los derechos no bastan para las cantidades que Su Majestad tiene libradas y
consignadas anualmente en las Reales Cajas de la Contaduría de esta Provincia, de salarios de
Ministros, dotaciones de presidios, limosnas para religiosos misioneros, etc.", estampando en el
siguiente párrafo lo que sigue: "Al contrario, si se hubieran dado las providencias convenientes
para exterminar el comercio de extranjería, los derechos reales bastarán no digo solamente para
pagar las consignaciones actuales; pero también para mantener la Real autoridad en la costa
marítima de esta Provincia y asegurarla contra la continuación del comercio extranjero, y a más
de esto sobraba una porción muy considerable a Su Majestad".
Examina y critica los remedios propuestos (cabos a guerra, comisiónanos, órdenes fulminadas
contra el comercio, cédula de Su Majestad para quemar el comiso, etc., etc.), y los va desechando
todos, incluso el de Corsarios que, sin embargo, reconoce es el mejor de todos los propuestos "a
condición de que tengan estos corsarios una retreta segura en caso de fuerza mayor o para
asegurar sus fuerzas", por lo cual, concluye: "El mejor remedio es... fortalecer su costa indefensa
hoy". Y para mejor hacer fuerza en esta idea, expone a continuación las razones que obligan a
reparar La Guaira, fortalecer Puerto Cabello y fortalecer asimismo la boca del río Yaracuy.
Hacia el final (capítulo XI), recalca de modo concluyente el móvil que le impulsó a su estudio: "...
el motivo principal de toda esta obra es de buscar los medios más convenientes por los cuales se
restituya a Su Majestad la legítima cobranza de sus derechos tan deteriorada por la frecuentación
de los extranjeros a su costa marítima".
Poca atención hace falta prestar al examen del manuscrito de Oiava-rriaga para darse cuenta de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
lo que él mismo representa, ya como fiel reflejo de las experiencias vividas por su autor en
Venezuela, ya, y sobre todo, como punto de partida y bosquejo de plan de actividades de la futura
Compañía de Guipúzcoa. En el primer punto, baste citar sus repetidas alusiones a la conducta de
ciertos Gobernadores y al problema del contrabando. En cuanto al segundo, su interés profundo
por la agricultura, la reseña minuciosa que hace de todas las principales haciendas de cacao de la
Provincia con el recuento de los árboles de cada una; su encendido panegírico del comercio como
padre de prosperidades; su insistencia en la necesidad de reparar las fortificaciones de La Guaira
y boca del rio Yaiacuy y, sobre todo, Puerto Cabello que serían así sólidas bases de los corsarios
que han de celar las costas en que ahora los contrabandistas pululan; su vuelta, una y otra vez, a
la necesidad de terminar con el comercio ilícito para que la riqueza de la Provincia no vaya a
manos de extranjeros frecuentadores de su costa marítima hurtándose la legítima cobranza de los
derechos con los que la Real Hacienda habría de obtener saneados ingresos, nos muestran al
hombre que va sembrando las ideas en que ha de fructificar la compañía cuya constitución se
avecina, proyectando amplias actividades en los dominios de la agricultura, el comercio y la
navegación.
Fundación de la R. C. Guipuzcoana.
Perdemos por unos años la pista de Olavarriaga. A partir de 1723, no hallamos su nombre en los
expedientes de Residencia del Gobernador Portales y Meneses y en otros documentos donde aún
sigue apareciendo el de su compañero Beato. Esto y el que la dedicatoria de su libro al Virrey de
Santa Fe sea de manos del ingeniero Courten, como hemos visto, prestan toda verosimilitud a la
sospecha de que ya dentro de ese año de 1723 regreso a su tierra donde, tan pronto como pudo,
hubo de dedicarse a hacer prosélitos para su proyecto de Compañía6.
Durante los cuatro años siguientes sus informes debieron de llegar al círculo de los más altos
personajes guipuzcoanos, como el conde de Peña-florida y otros, y acaso alcanzaron valimiento en
la corte madrileña.
El hecho es que sabemos que, por lo menos, para 1727 el proyecto de empresa comercial vasco-
venezolana había tomado estado oficial en Guipúzcoa que nombró a don Felipe de Aguirre,
secretario de su Junta Foral, como especial representante suyo para tratar del asunto con el
ministro español Patino. Las conversaciones entre ambos cristalizaron en el convenio del 25 de
septiembre de 1728, después de aclaradas algunas dificultades como las que surgían, por
ejemplo, de las modificaciones que en el régimen normal del comercio español en América,
suponía que el tráfico se hiciera por puertos vascos, como, de acuerdo a su antigua libertad,
deseaban los guipuzcoanos.
En !a Real Cédula que encabeza el citado convenio leemos algunos párrafos que nos traen a la
memoria ideas que conocimos a través de nuestro recorrido por la "Instrucción" de Olavarriaga;
así: "Por cuanto que para remediar la escasez del cacao que se experimentaba en estos mis
reinos, ocasionada de la tibieza de mis vasallos en aplicarse al tráfico de este género con las
provincias de América sin pender del arbitrio de extranjeros que indebida y fraudulentamente lo
disfrutaban... Y habiendo en este estado concurrido la Provincia de Guipúzcoa, ofreciendo por su
parte a obviar los grandes daños y perjuicios expresados con utilidad de mi Real Hacienda, ...con
tal que yo fuese servicio concederla permiso de navegar con Registro a Caracas dos Navios al año,
de 40 a 50 cañones armados en guerra... y la de corsear en aquellas costas... tuve por bien
mandar que esta proposición se examinase con atenta reflexión..." El resultado de todo lo cual,
haciendo un extracto del articulado, es como sigue:
Art. 1.°.- Que los naturales de Guipúzcoa, formando Compañía, han de enviar a Caracas dos
navios de Registro cada año, de cuarenta a cincuenta cañones cada uno, cargando en ellos frutos
de estos Reynos y otros
6,- Sin embargo, después de escrito esto, hemos encontrado documentos posteriores de su
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
estancia en Caracas, el último K de Noviembre de 1726 en el que otorga parte general "para todos
los pleitos que (?) asi sobre la pesquisa y averiguación que se me han por el (?) Don Diego (?).
géneros con que permutar el cacao y de los demás de aquellos parajes y en llegando estos navios
a La Guaira, ha de quedar verificado el Registro de ida. Desembarcarán allí io que sea para
Caracas y pasarán con lo demás a Puerto Cabello, llevando en él un oficial Real o persona de
satisfacción que nombrasen los Oficiales Reales para que entienda en el resto de la descarga.
Hasta esta diligencia pueden los Factores del Registro traficar libremente todos los efectos del
Registro. Para la vuelta, recogerán en Puerto Cabello y Caracas cuantas mercancías obtengan de
tierra adentro. Los dos navios descargados, solos o acompañados de embarcaciones menores,
saldrán a impedir el comercio ilícito, pudiendo extender su navegación desde el Río Orinoco hasta
el de la Hacha.
Art. 2.°.- Que los navios se cargarán en puertos de Guipúzcoa y liarán viaje directo a Caracas
tomando los registros el Juez de Arribadas de San Sebastián. Y como en estos puertos hay
absoluta exención de derechos, satisfará la Compañía por vía de servicio el equivalente a los
derechos de salida... "sin que esto perjudique en modo alguno a la franqueza absoluta de
Guipúzcoa en frutos propíos y en los demás comercios como siempre se ha practicado".
Art. 3.°.- Que los navios de la Compañía a su vuelta de Indias han de aportar a Cádiz. Desde allí,
donde pagarán los derechos de toda la carga, se llevarán a Cantabria la parte que le parezca a la
Compañía, y desde allí se hará el abastecimiento de cacao y demás frutos de Indias a Guipúzcoa,
etc., etc.
Art. 4.°.- Que a la Compañía se le hacía franca del derecho de tonelaje y otras alcabalas, excepto
el correspondiente al Seminario de San Telmo en Sevilla.
Art. 5.°.- "Que su Majestad se reserva conceder semejantes permisos a otras de distintas
circunstancias para el mismo comercio y navegación de Caracas, según fuese de su Real agrado,
sin que por eso deje la Provincia de continuar sus esfuerzos, para proseguir el armamento
estipulado".
Art. 6,°.- Que las presas hechas por la Compañía no han de pagar derechos algunos de
alcabala...; que se han de repartir aplicando los dos tercios para la Compañía y el otro tercio para
oficíales y tripulación; que este repartimiento lo hará en Caracas el Juez Conservador; que los
Factores podrán vender en tiendas de Caracas, etc., los géneros apresados y que si se hallan
porciones de cacao de sobra, podrán enviarse a Veracruz en embarcaciones menores de su cuenta
(no en los dos navios grandes de Registro).
Art. 7.°.- Que el conocimiento y determinación de presas corresponde al Juez Conservador
particular, "aprobado por mí", el cual ha de ser el Gobernador que es o fuere de Caracas, con
inhibición de Virreyes, Audiencias, etc., etc., "sin embargo de las leyes u órdenes mías que haya
en contrario"; que las apelaciones serán al Consejo de Indias; y que siempre que haya causa
legítima "pasará a remover al expresado Juez Conservador".
Art. 8.°.- Que la Compañía puede armar embarcaciones menores para patrullajes de costas...; y
que las patentes de Capitanes de Mar para las embarcaciones referidas en Caracas las ha de dar
en mi Real nombre el Gobernador de aquella Provincia de Caracas "sólo a las personas que le
propusieren los Directores de la Compañía".
Art. 9.°.- Cómo deberán enviarse a España desde Caracas las embarcaciones extranjeras o
contrabandistas apresados, cargando en las embarcaciones menores el cacao para España.
Art. 10.°.- Que los navios de la Compañía pueden apresar también embarcaciones de piratas y
contrabandistas, transmitiendo al ministerio en caso de presas, avisos anticipados, antes de que
de aquellos puertos salgan los navios para España.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Art. 11.°.- Que el Juez de Arribadas de Navios de Indias había de ser el que conociese de las
personas que hicieran los navios de la Compañía a su vuelta a España, con apelación al Consejo
de Indias.
Art. 12.°.- Que se concedía a la Compañía hacer sus primeros viajes a Caracas con navios aunque
fueran de construcción extranjera, relevándola de los derechos correspondientes "en consideración
a los crecidos gastos que ha de tener en este armamento, tan de mi Real servicio...".
Art. 13.°.- Que se autoriza a la Compañía de Caracas a surtir de géneros a los puertos de
Cumaná, Trinidad y la Margarita cuando no hubiera registro de España en ellas y para que no
tuvieran pretexto para el contrabando.
Art. 14.°.- Que en caso de arribada forzosa de algún navio de la Compañía a Maracaibo o Santa
Marta, se le dé auxilio por los empleados de S. Majestad que no han de pretender inmiscuirse en
su carga, etc.
de acuerdo a sus propias leyes conocidas más bien bajo el equivoco nombre de Fueros. La Cédula
de Felipe V, pues, no hacía más que reconocer ese estado de derecho y respetarlo en los puntos
en que él tenía relación con lo contratado; sin conceder privilegios que estaban de más.
Cuando este contrato fue firmado, Guipúzcoa ordenó la constitución de una Comisión presidida
por don Francisco de Munibe e Idiaquez, conde de Peñaflorida, la cual el 17 de noviembre de 1728
presentó las bases constitutivas de la Compañía de Caracas. Para el estudio de ellas, el Consulado
de San Sebastián había procedido a recoger información pertinente sobre organización de
compañías, especialmente sobre la de Ostende "como la mejor regulada y arreglada sobre las
bases de las otras". Con estos datos foráneos, sobre los que trabajó la honda experiencia de
aquellos hombres de la estirpe de los compiladores de las célebres Ordenanzas de la Ilustre
Universidad y Casa de Contratación de Bilbao que durante siglos han regido como Códigos de
Comercio de la América española, se redactaron dichas bases constitutivas que, una vez
aprobadas en Guipúzcoa, fueron remitidas por su Gobierno Foral a la corte de España donde
asimismo fueron aprobadas.
Según estas bases, se daba a la Compañía una constitución semejante a las modernas compañías
anónimas. Cada acción era de 500 pesos. Había cinco directores con 5.000 pesos anuales de
sueldo cada uno, debiendo ser dueño de diez acciones, cuando menos, y poseer los conocimientos
de comercio, sin que pudieran ser parientes entre ellos en primero y segundo grado de
consanguinidad. Cada cinco años, como máximo, debían convocar a Junta General de acciones en
la cual tendrían voto los que poseyeran ocho acciones, por lo menos. A la Junta general
corresponde lo concerniente al buen gobierno de la Compañía; lo relativo al establecimiento de
oficinas, empleados, salarios y nombramientos y separación de directores y empleados. Los
directores y los revisores no pueden comprar géneros ni pertrechos de la Compañía, ni venderlos
si no es en remate público. Dichos directores dispondrán lo concerniente al armamento de navios
y construcción de los mismos. De su incumbencia sería el nombramiento de oficiales de navios,
sin que pudieran usar dichas embarcaciones de la Compañía para su particular comercio. Una
especial previsión estatuía la convocatoria para una Junta General preliminar cuando fondos
suficientes estuvieran a mano para los primeros barcos. Al lado de estas y otras disposiciones de
orden mercantil, citaremos estas dos de orden religioso y patriótico: que la Compañía se
constituía bajo el patronazgo de San Ignacio de Loyola, y que los directores y revisores debían j
urar en la ciudad de San Sebastián,
ante el primer Diputado Foral de Guipúzcoa, la observancia del convenio citado, así como estas
bases y demás disposiciones que las Juntas generales de accionistas acordaren.
La Real Compañía Guipuzcoana queda constituida. La idea puesta en marcha por Olavarriaga en
Caracas, al comienzo de la gobernación de Portales y Meneses, plasmaba justamente al terminar
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
éste su mandato. Simple coincidencia, sin duda; pero uno no puede dejar de tener presentes las
palabras del historiador Sucre cuando, refiréndose al año 1725, recuerda "las muy poderosas
influencias que Portales debía de tener en la corte... a pesar de los promotores de la compañía
comercial, hombres de valimiento en Madrid...", hacia los cuales, añadimos, por nuestra cuenta,
había de sentir mortal enemiga, nacida de sus enconadas luchas en Caracas.
Como quiera, había nacido la Guipuzcoana sobre la cual no es este el momento ni nos
corresponde estampar juicio. Pero sí consignaremos este hecho: que si es cierto que el siglo
XVIII, aquél que, según Germán Ar-ciniegas, se caracteriza por la aparición de un hombre nuevo
que empieza a hablar y expresarse en americano, es el que determinó en Venezuela, como en el
resto de América, la incubación del sentimiento nacional y la gestación del movimiento
independentista, nadie podrá negar a la Compañía de Guipúzcoa, con todos sus aciertos y
desaciertos, el papel preponderante que durante ese siglo jugó en esta tierra. El maestro Bello lo
sabrá decir con palabras concluyentes: "Es a la Compañía Guipuzcoana a la que hay que atribuir
los progresos y los obstáculos que han alternado en la regeneración política de Venezuela".
3.- Gobernación de Don Sebastián García de la Torre.
El día 15 de julio de 1730 zarpaban del puerto de Pasajes los tres primeros barcos que enviara a
Venezuela la Compañía Guipuzcoana, "después de haber recibido las bendiciones de los
sacerdotes, y acompañados por los cantos religiosos de sus habitantes, franqueaban el estrecho
paso, cavado por la naturaleza entre las altas montañas, que hacen comunicar la bahía de Pasajes
con el Océano"7. Uno de esos barcos era la fragata "San Ignacio de Loyola" y a su bordo venían
muchos altos empleados de la Compañía con don Pedro José de Olavarriaga a la cabeza y con
ellos el Coronel de Infantería don Sebastián García de la Torre, nombrado Gobernador y Capitán
General de Venezuela. A petición de éste, el contador certificó que en estos navios habían venido
registrados 564 fardos, 237 cajones, 20 barriles de mercaderías y 159 cesticos con crisoles,
midiendo en total 9.511 palmos. (Diversos, XIV, fols. 283-96).
El 4 de septiembre llegó a Puerto Cabello Olavarriaga con los tres buques, y desde allí, como
director de la Compañía, "dirigió una circular a los cabildos, participándoles su feliz arribo y
pidiéndoles algunos informes para más asegurar el acierto en su importante comisión.
Seguidamente, mandó establecer factorías en Caracas, La Guaira, Puerto Cabello, valles de
Barquisimeto y Coro... Puerto Cabello fue escogido por centro de sus principales almacenes".
"Hasta entonces aquella población —seguimos citando a Baralt— no se componía sino de barracas
miserables construidas por pescadores y contrabandistas de las islas; y habiendo logrado
sustraerse constantemente a la obediencia del gobierno, era, menos que un pueblo, guarida de
bandidos, factoría de las colonias holandesas y asilo de los criminales. La Compañía empleó
felizmente sus fuerzas y recursos en dar orden y arreglo a la población; construyó en ella y en el
puerto algunas obras útiles, y muy pronto regenerada aquella pequeña sociedad, creció y
prosperó considerablemente". Hasta aquí Baralt. Por nuestra parte, al leer eso que se dice de
regeneración de Puerto Cabello y de construcciones en la ciudad y en su puerto, no se nos ocurre
otra cosa que remitir al lector a la "Instrucción" de Olavarriaga donde la necesidad de esas obras
y mejoras es, una y otra vez, contemplada.
"Por esta misma época —dice Sucre— se estableció en Caracas la oficina principal de la Compañía
Guipuzcoana. Muchos de sus funcionarios, jóvenes distinguidos recién llegados de España, que
habían traído recomendaciones de amigos y parientes, y que siguiendo la hospitalaria tradición de
nuestros abuelos habían sido hospedados en las casas de las principales familias; deseosos de
divertirse y de hacer simpatía su compañía, promovieron una serie de fiestas en las que
introdujeron junto con las nuevas modas en los trajes, nuevos usos sociales menos ceremoniosos
que los de la corte austríaca conservados en Caracas; quedando desde entonces íntimamente
relacionados los de Guipúzcoa con la aristocrática sociedad caraqueña. Estas novelerías y la
liberalidad de la Compañía al principio de su fundación trajeron mucha animación social y una
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Compañía a mi cargo el impedir y exterminar dicho comercio, he tomado providencias por medio
de los comisionar i os, dos de ellos Domingo de Urresti y Domingo de la Cruz Salamanca que
yendo de pesquisa por el río Yaracuy fueron detenidos por Andresote y sometidos a interrogatorio
y les dijo, entre otras cosas, que cualquier noche saquearía el almacén de Puerto Cabello; que
tenía infinitos amigos así en la ciudad como en todas partes; también consta que además de los
cincuenta hombres de la comitiva del dicho Andresote se hallaban incorporados con ellos más de
sesenta holandeses armados que estaban entendiendo en el comercio y embarque de distintas
porciones de cacao y tabaco que bajaron por el río Yaracuy en distintas canoas en cuyo comercio
furtivo estaban ejercitadas tres valandras holandesas" (extremo que prueba Olavarriaga con
sólidos testimonios: carta de Aragüita que le había dirigido Nicolás López; testimonio escrito de
Felipe Luis Alvarado; testimonio de Juan Fuentes, etc.). "Que dicho levantamiento suena sólo ser
hecho con el fin de mantener a guerra viva el comercio furtivo en opósito del embarazo que se le
pone por dicha Rl. Compañía a la cual así como a la Real Hacienda causa gravísimo daño y
perjuicio; Que se hagan las averiguaciones y se apliquen los castigos necesarios; Que si se llegase
al anunciado incendio de los almacenes de Puerto Cabello nunca se averiguaría si lo han hecho los
holandeses solos o dho. Andresote y quedaría la Real Compañía Guipuzcoana sin recurso para
pedir la satisfacción del daño; Que se hallan "más de 20.000 etiopes" levantados de sus amos que
como cuando el alzamiento del negro Miguel, pondrían en gran peligro esta provincia tan abierta e
indefensa", etc.
Al mismo tiempo que iniciaba así las diligencias de acusación contra los levantados del Yaracuy,
Olavarriaga, procediendo en otra dirección, envía a la isla de Curazao como apoderado suyo a
Juan José de UretaB, quien presenta en la isla una demanda conteniendo diferentes quejas sobre
las hostilidades "cometidas por capitanes que navegan de esta isla con la dicha Compañía
Guipuzcoana y otros vasallos de Su Majestad Católica de España", acusándolos concretamente de
la intervención que habían tenido en los sucesos del Yuracuy y en el fomento del trato ilícito. Pero
el Consejo de la isla hurtó el cuerpo muy lindamente disponiendo, por su fallo del 18 de febrero,
que no había por qué castigar a los capitanes por haber sacado el cacao que se supone hecho
ilícitamente, ya que hay constancia escrita de que fue pagado hasta el último maravedí; pero los
condenan a pagar las "armas y algunos efectos que algunos de sus marineros" hallaron
abandonados en el camino y fueron sacados del Yaracuy.
Conocido es el fin que tuvo la rebelión de Andresote. No es nuestra misión ocuparnos aquí de ello.
Pero si llamaremos la atención sobre ciertas acusaciones que, en el "Expediente" que estudiamos,
resultan contra los dos principales actores de la represión: el director Olavarriaga y el Gobernador
García de la Torre. A éste, en varias cartas insertas al final del segundo de los tres tomos de que
el "Expediente" se compone, le acusa el Contador Mayor de Cuentas de Tierra Firme, Dn. Martín
Madera de los Ríos (la primera carta es fecha 9 de febrero de 1732) de una serie de "tiranas
injusticias", así como de varios delitos (robos, etc.) En cuanto a Olavarriaga, vemos (declaración
de Pedro Matos, vecino de Barquisimeto) que los capitanes holandeses le inculpan de haber
introducido en la isla (Curazao) "porción de cargas de tabaco y cacao". Esto, según Andresote
quien también le dijo al declarante Matos que "de dicha introducción hecha por Dn. Pedro de
Olavarriaga, pretende hacer información en la isla de Curazao la que le han ofrecido muy
plenísima por manos de sus habitadores para ponerla en el Consejo: éste es el despecho con que
habla y responde" (T. 1, f. 1).
El hecho es que prendió la discordia entre los dos poderes y las mutuas acusaciones llegaron al
Rey con el resultado de que éste enviara a Ve-
8.- Sabemos también que otorió poder a D. Ignacio de l.uperena para que le representase ante el
Gobierno de Carrasco a fin de terminar tan los extesos. Regislro Principal. Escribanía, año 1731, t.
5 ff- 311 (?) al 313.
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como Juez Pesquisidor y comandante General con "autoridad superior al Gobernador y Capitán
General y demás Ministros de ella" al Licenciado Don Martín de Lardizabal, del Consejo de S.M. y
que a la sazón desempeñaba la Alcaldía del Crimen en la Real Audiencia de Zaragoza.
4.- Gobierno de Don Martín de Lardizabal.
El 15 de diciembre de 1732 se hizo cargo del gobierno Lardizabal, quien de inmediato comenzó
sus pesquisas, el resultado de las cuales, por lo que concretamente se refiere a García de la Torre,
terminó en sentencia contra éste de la que apeló al Consejo de Indias. Como los autos fueron
enviados a España, no existe en el Archivo de Caracas ni siquiera copia de la dicha sentencia ni
de! resultado de la apelación. Únicamente, en la colección de Reales Cédulas podemos ver una,
fechada en San Ildefonso el 2 de octubre de 1735, por la cual el Rey ordena se le permita a García
de la Torre salir del convento de San Francisco para regresar a España a dar cuenta de su
gobierno. Se dispone que esto se realice en el primer navio de la Compañía Guipuzcoana que haga
viaje a Caracas y que en él "embarque el referido Gobernador Dn. Sevastian García de la Torre
con su mujer y familia", encargando "al comandante del Bajel la atención y buen trato que deue
ya tener con su persona asta entregarle en el Tribunal de la Cassa de Contratación de Indias que
reside en Cádiz"; cosa que se cumplió al año siguiente.
Por lo que toca a Olavarriaga, sabemos que el Gobernador García de la Torre había operado autos
contra él, Beato y otros Factores de la Compañía Guipuzcoana "en razón del comercio ilícito que
tenían en Curazao".
En la representación elevada al Gobernador y Capitán General, "sobre lo perjudicial que ha sido el
establecimiento de la Compañía Guipuzcoana en la provincia", por Don Alejandro Blanco Villegas,
Don Silvestre de Liendo y Don Juan Vicente Bolívar (año 1734) se pide, entre otros testimonios, el
de esos autos que debían de estar en el oficio de Don Faustino Areste y Reyna, "y en caso de no
hallarlos en dho. oficio, certificárnoslo dho. Dn. Faustino declare el referido Don Francisco Areste
su antecesor bajo la religión de Juramento, si saue de su paradero y en caso de encontrarse se
agreguen también adhos. autos". (Diversos, XVII, ff. 14 vto., y 15).
9.- "Martin de Lardizabal y Elurza, del Consejo de Su Majestad, residente en esla ciudad de
Caracas y natural de la villa de Segura, hijo legitimo de legítimo matrimonio de D. Francisco de
Lardizabal y de Da. Josefa de Elorza, (?), naturales y vecinos de Segura en la otra villa de
Guipúzcoa... (?)
En auto de 3 de febrero de 1750 puede verse se manda atender a dicha solicitud diciendo que
"Dn. Faustino Areste y Reyna solicite en su oficio los autos q. estas parttes piden y hallados que
sean se dé de ellos testimonio a estas parttes". (Diversos, XVII, f. 18).
Pero (ídem, f. 603 vuelto)' 'resultó por la diliga, que consta en los autos al fo. Treinta y ocho Bto.
el dar por respuesta dicho Ssno. (D. Faustino Areste y Reyna) no para en su oficio por no
habérselos entregado su padre al Tpo. que se lo renuncio y que en fuerza de solicitud que hiso de
los mensiona-dos autos le aseguro el referido su Padre haverlos entregado y exivido al Sr. Dn.
Martín de Lardizaval siendo Comandte. Gl. de esta Provincia en virtud de auto que proveyó para
ello Luego que tomo posesión deste Go-vierno y siendo así que el recoximto. y ocultasion de los
mensionados autos Hecho por el Auxiliante y Patrocinador de dha. Compañía para que no se
descubriesen los excesos de dhos. factores aun a los primeros rudmtos. de su establecimiento en
esta Provincia que han continuado hasta el Tpo. presente, no puede ni deue parar perjuicio al dro.
de esta dha. ciudad en punto de los más principales en que tiene fundada su defenza y en estos
términos alegando por el mérito de dhos. autos como si constasen acumulados a éstos, es
constante resultaba de ellos con la más poderosa, concluyeme y exhuberante Justificación al
comercio extranjero que publico executaron y practicaron los mencionados factores Luego que
llegaron a esta Provincia y se establezio en ella la dha. Compañía Hasiendo benir de la isla de
Curazao con la misma publicidad Valandras, y otras embarcaciones cargadas De efectos de
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Mercaderías que recivian a vordo de las suyas en cambio de Cacao y Tavaco q. Retornavan a la
dha. Isla de Curazao las expresadas embarcaciones extranjeras teniendo las de dha. compañía
cerradas sus Vodegas Mas tiempo de seis meses en el Puerto de Cavello sin quererlas Abrir, y esta
voz era porque les constaba no tener ni aun la veintena parte de géneros de Castilla para por
pronto remedio abrir la primera feria, y paliar a los compradores ynterin y hasta tanto conceguir
tener los que les vinieron de dha. Isla de Curazao que enconformídad deste socorro abrieron dhas.
vodegas y conduxeron a sus almacenes por géneros de Castilla y los que en realidad eran
extranjeros Traídos de dha. Isla de Curasao: De manera que no pudiendo tolerar el referido
Governador la Desembol-tura y publicidad destos excesos no obstante de hauerlos dhos. factores
gratificado y Traído en sus propios navios cuando llegó la Compañía aesta dha. Provincia, le
presízo prosezarlos como lo hiso decuya Sumaria Información resultaron provados estos y otros
muchos Delictos, y desde Mérito estando para providenciarse por el referido Governador la prisión
De dhos. factores y Embargo de sus Bienes y efectos de la mencionada compama para dar quenta
a S.M. llego a este mismo Tpo. a la Provincia con la Comandancia Gl. de ella y Varias comisiones
contra el dho. Governador el dho. señor Lardizaval con motivo de las indicaciones falsas que por
los Enunciados factores se havia informado contra quien ya no les Toleraba ni permitía sus
excesos y con esta intenpestiva llegada, suspendiendo el Governador Don Sevastian la providensia
y execucion de las pricíones y embargos, lograron con el nuevo Juez de su propia nación y su
auxiliante, el que no tan solo no se hiciese Justicia contra los culpados sino que También se
recojiesen por el mismo, que la... Devia Administrar el dho. proceso y Sumaria Información
Rompiéndola o ocultándola para no se Manifestasen los delictos y procediendo con el Mayor rigor
contra el dicho Governador hasta q. lograron suspenderlo y apartarlo de su Govn. que continuo el
dho. señor Laidízaval Hasta la Heñida del Sr. Gabriel de Zuloaga en los quales nada se corrigio ni
puso enmienda, antes si lograron quanto auxilio pidieron y necesitaron para El logro de sus
Intereses que disfrutaron con dhos. comercios extranjeros obstandoles como les obsta a los
Mencionados facieres. El mérito de la citada diliga, en que se confiessa por el Ssno. la certidumbre
y execusíon de dha. Información Sumaria su extracción y ocultazion por la persona del Mayor
poder en esta Provincia a quien no podia resistirse su entrega, y esta llana confession Como de
Ministro peo. como por ante Quien se actuó perjudica tanto a dichos Factores como si el proceso
de dha. Sumaria se hallara puesto en estos autos, y por ellos hauer sido aquellos y serlo también
los que después han continuado los mismos excesos Reos de Delicio Crimen..." (Diversos, Ídem).
El apasionado lenguaje de esta exposición inconclusa de Blanco y Villegas con que se termina el
tomo XVII de la colección Diversos del Archivo General de la Nación, no nos ha de hacer perder de
vista dos hechos capitales: el que, en efecto, se operaron autos contra Olavarriaga y otros
factores de la Compañía en razón del comercio ilícito que se suponía hacían con Curazao, y que
estos autos desaparecieron sospechosamente. Desaparición muy sensible, pues nos impide saber
hasta qué punto eran verdad esas acusaciones de tráfico ilícito que vimos hechas contra
Olavarriaga, por primera vez por Andresote, y a las que García de la Torre da forma legal en los
mentados autos.
Dudamos de que el paisanaje y la amistad llevasen al nuevo Juez Pesquisidor y Comandante
General Don Martín de Lardizabal a la dolosa ocultación de pruebas de que le acabamos de ver
acusado. Lo cierto es que "hábil juez y sagaz político como era, llenó Lardizabal todos los
requisitos legales e hizo resaltar en sus informes los beneficios reales que la Compañía había
hecho a la agricultura, al comercio y al fisco" (Sucre) y "la pesquisa salió a gusto, satisfacción y
complacencia de esta Compañía inmaculada que en virtud de ella quedó justificada, canonizada,
triunfante..." (Terrero), y que comunicó al Rey, en su Consulta del 8 de julio de 1733, que no
resultaba cargo alguno de los que se imputaban.
Por el mismo tiempo, la Compañía, bien sea que atendiera a lo que de real hubiese en esas
acusaciones contra Olavarriaga, bien sea que estimara medida de buena política contrabalancear
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IDEAS SIMPLES
Nuestra meta es bien clara y definida: la libertad de Euzkadi. La libertad de Euzkadi como nación
hasta el punto y grado máximo en que una nación puede ser libre. Lo cual significa, tanto como el
ser independiente de la tutela de cualquier otra, ser ella misma en toda plenitud de su propio
espíritu. Porque las cadenas políticas o económicas son de inmenso poder y las enemigas
mayores, en apariencia, de la libertad de cualquier pueblo. Pero, los vínculos más poderosos son,
como siempre, los espirituales. Por eso, la reconquista de nuestra libertad espiritual debe ser
nuestro objetivo inmediato. Cierto que la libertad política es el instrumento más eficaz para llegar
a ella. Pero, conviene no olvidar nunca que sin la liberación del espíritu vasco, según éste
auténticamente se manifiesta en sus perfiles de raza, lengua, derecho, música, arte y demás
características, la conquista política duraría poco o valdría poco la pena. La libertad política es
instrumento y corona, a la vez, de la otra libertad. Es, pues, preciso ir a ella estando siempre al
acecho de la oportunidad, pero sin olvidar nunca la liberación espiritual por la cual podemos
trabajar en todo momento y en medio de las más adversas circunstancias. Nadie nos puede
impedir aquello que, precisamente, más necesidad tenemos de hacer para la forja de la patria
libre. Hacer que nuestro hogar sea una verdadera Euzkadi en miniatura, si somos cabezas de un
hogar, o constituirlo íntegramente vasco, si aún no lo somos. Hablar euskera, si lo sabemos o
aprenderlo, si lo ignoramos. Estudiar nuestra historia, cultivar nuestra música, convertirnos en
enamorados de nuestro viejo Derecho, cantar nuestras canciones, bailar nuestras danzas y
ejercitarnos en nuestros típicos deportes.
Nadie nos puede impedir esto en círculos como el familiar o el de nuestras relaciones sociales,
siquiera sea en parte. Circuios reducidos, es cierto, pero fundamentales y que son como los
diversos pisos de un edificio; cuanto más sólidos y mejores sean ellos, más sólido y valioso será
aquél. Pero el edificio nunca estará completo y servirá integralmente a sus fines, mientras del
círculo familiar y de nuestras primeras relaciones no podamos pasar al de la total influencia social
y política que sólo una construcción estatal puede darnos. Es necesario, pues, ir hacia ella.
Sobre la forma que ésta adopta, una cosa es clara. Euzkadi, nación en el íntegro significado de la
palabra, no puede conformarse —definitivamente— con una menor suma de independencia
política que aquella de que gocen las demás, porque la necesita para cumplir a cabali-dad su
propio destino. Aceptaremos una federación, siempre que ella no signifique el truenque de
nuestros hermanos del norte del Bidasoa por gente con la que nacionalmente nada nos une, y
mejor cuanto más amplia esa federación sea, hasta llegar a abrazar, si fuera porsirjle, a todos los
pueblos de la tierra. La aceptaremos siempre que se entienda bien que nuestra patria tiene una
personalidad inconfundible con derechos irrenunciables, sin que esto pueda significar que no
deseamos armonizar en todo momento la vida y afanes de Euzkadi con los de todas las demás
naciones. Porque éstas son, como los hombres, sujetos naturales de derechos y obligaciones.
En resumen, el logro de la libertad nacional de Euzkadi, integrada en la plenitud de su libertad
espiritual, es nuestra meta. Sobre esta libertad, sobre esta independencia, creemos que todo
vasco que se estime como tal ha de estar de acuerdo. Pero, vivimos en un mundo de realidades y
esto exige de nosotros adaptarnos a las posibilidades y circunstancias del momento. En la historia
de los pasados siglos, los Estados vascos vivieron en un status jurídico de unión personal con el
rey de Castilla. Esto puede parecemos una equivocación, pero también hay que preguntarse si
podían haber hecho otra cosa. Difícilmente la podían, pues, a la connatural desventaja de nuestra
pequenez, se unía un mal que enormemente la agravaba: la desunión. Si en lugar del reino de
Navarra por un lado, el señorío de Vizcaya por el otro, etc., etc., todo el país hubiera constituido
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una unidad estatal, la defensa hubiera sido mil veces más fácil, y mucho mayor la posibilidad de
elegir otros cauces para el desarrollo de nuestra vida nacional propia, en lugar del que nos llevó
p.ej. a las guerras carlistas y antes de ellas a la de Sucesión. La lección, pues, que nos da la
Historia es la de que el primero de nuestros empeños ha de ser constituir y fortalecer la unidad
vasca. Con esa unidad y la integración espiritual estaremos en condiciones de gozar de la
independencia nacional, o más bien de la interdependencia a que cada día empuja más la vida
internacional, bajo una u otra forma estatal que eso es, en definitiva, cosa a determinarse por el
pueblo cuando le llegue el momento de hacerse cargo de sus propios destinos.
Euzko Gastedi, Caracas, 1959.
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todos los vezinos desta dicha ziudad por ser notorio y como tal bibió en ella con su cassa y familia
acudiendo siempre al servicio de su Majestad como yo tanvien lo he hecho desde edad de catorce
años, pues por mis partes, calidades y suficiencia fuy nombrado Alférez de la compañía del
Capitán Juan Sánchez Morgado de tiempo de tres años de la compañia que en esta dicha ciudad
administrava de los vecinos della y por la mucha satisfazion que de mi persona se tenía
lebantando gente el General desta Provincia para echar al he-nemigo olandés de las islas de
Buynare y Curazao nombró por la dicha facción por Capitán de Infantería a don Juan de Figueroa
y a mí por su Alférez de su Compañía con sueldo en que mostré siempre el celo de servir a su
Magestad, y haviendo buelto la dicha facción, atendiendo el dicho Go-vernador a mis servicios y
con la satisfacción que de mi persona tenía, me hizo su theniente y justicia mayor de los Bailes de
Aragua y Turmero donde con mucha satisfacción suya acudiendo con obügazión asistí todo el
tiempo de su govierno y haviendo benido por Governador y Capitán General a esta Provincia Don
Marcos Gedler Calatayud y Toledo, siendo notorio de mi buen procedimiento y de que havia usado
el dicho oficio con justicia y quietud de los vecinos de dichos Bailes, tubo por bien de hazerme
nuebo nombramiento de su Theniente y Justicia Mayor en ellos...'".
He ahí la estampa del Landaeta representativo de la primera generación de venezolanos de ese
apellido quien de sí mismo habla poniendo por testigos a sus hechos y, tanto o más que a ellos, a
su condición de hijo de un padre "benido con reputazión de hombre noble" y de una madre
"heredera de los primeros pobladores desta ciudad"; con la añadidura de sus méritos por vía
conyugal al hacer constar su enlace con "Doña Ana de Carrasquel, hija legítima del Castellano
Honofre Carrasquel y de Catalina de Medina y bisnieta de Andrés González, uno de los primeros
conquistadores y pobladores desta dicha ciudad...", en este escrito cuyas circunstancias hacen
que la obligada exposición de méritos impida ver con justeza hasta donde alcanza la fuga de
vanidad.
Por la misma solicitud nos certificamos también de que su padre Juan de Landaeta fue el primer
portador de este apellido a Venezuela donde, hijo, al fin y al cabo, de puerto de mar, hizo su
primer asentamiento en el de La Guaira, contribuyendo "al servicio y defensa del mismo".
De este afincamiento de los primeros Landaeta en La Guaira tenemos ejemplo en el Capitán Don
Pablo de Landaeta a quien sabemos "Castellano y Justicia Mayor del puerto de La Guayra" por el
año de 1655 y que debe de ser, aunque no tengamos plena seguridad de ello, hijo del vizcaíno
Juan y hermano, por tanto, del capitán don Pedro. Poco tiempo después, en 1670, hallamos
también a otro hijo de Juan, Blas de Landaeta, casado con doña Francisca Farfán de los Godos, en
cuya testamentaria aparecen citados bienes en el puerto de La Guaira, sin que falten tampoco
"dos solares que están en la ciudad de Caracas", hacia donde se desplazan para esta época los
Landaeta, empezando a destacar, cada vez más, como descendientes de los primeros pobladores
que eran, en el disfrute de los privilegios que de tal condición se derivaban como dueños de
tierras, señores de indios, amos de negros y desempeño de oficios públicos. Y así tenemos, a fines
del XVII, al capitán don Blas de Landaeta "Fiel Ejecutor y Regidor perpetuo de esta ciudad",
propietario "de una casa en el barrio del Rosario, en esta ciudad" y de "tierras que tiene y posee
en el valle de Caracas, costa de la mar", y de otra casa de La Guaira,
Una característica de los Landaeta es su fecundidad. Prolíficos en cada una de sus generaciones,
es esto lo que hace que su apellido vaya multiplicándose en progresión geométrica, hasta el punto
de que hay secciones de los repositorios documentales caraqueños, como el de "Escribanías" (que
es de donde tomamos la mayor parte de los datos del presente estudio) en que ese apellido es,
sin duda, el que más se da entre todos los que allí se registran, a lo largo de siglo y medio.
Así podemos ver que el dicho don Blas deja diez hijos legítimos entre los cuales citaremos al
mayor, Blas José, casado con Catalina de Urbina, hija del Marqués de Torrecasa; y al segundo,
Cipriano Francisco, quien también deja diez hijos.
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Un hermano del mentado don Blas a quien, por cierto, vemos también adornado del título de
"Tesorero General de la Santa Cruzada de este Obispado'', es el llamado don Andrés, terrateniente
en el valle del Tuy, quien por su parte, procrea doce hijos, y otros tantos, fiel a la familiar
tradición, engendrará don Juan Basilio...
Surgiendo a la vida de los viejos folios, arranca el cortejo de los Landaeta. A su frente vemos al
viejo don Juan, con andares de hombre forjado en los mares. Con gesto arrogante, desfilan el
"Castellano y Justicia Mayor", don Pablo, y el Encomendero don Pedro. Tras ellos, poseído de su
valer, don Blas el "Fiel Ejecutor y Regidor Perpetuo". Lo siguen, en militar atuendo, el "Sargento
Mayor" don Blas José; el "Capitán de Corazas", don Cipriano Francisco, "Alguacil Mayor y Regidor
Perpetuo"; el "Sargento Mayor", don Manuel; el "Maestre de Campo", don Buenaventura...
Sosegado el continente y reposado el paso, marcha el "señor Doctor Canónigo Racionero", don
Juan Ignacio que, ceremoniosamente departe con los Licenciados don Martín y don Carlos y los
Presbíteros don Antonio Remigio, don Antonio Lázaro, don José Antonio... Severo el indumento y
grave el semblante, camina don Gabriel José, "Secretario ad honorem del Rey Nuestro Señor", a
quien hace debida compañía don Eligió, "Abogado de la Real Audiencia". Y don Antonio, don
Antonio Gregorio, don José Vicencio y don Miguel y don Diego Martín, y don Fernando, y laníos y
tantos otros que bien pueden servir, sin desdoro, de caudatarios, en la magnifica procesión de la
rama blanca de los Landaeta.
El mestizaje debió de comenzar temprano en algunos vastagos. Pero lo notable es que al
producirse los pardos, éstos que, por la condición social a que las leyes coloniales les tenían
reducidos, habían de limitarse, como es sabido, a los desdeñados trabajos manuales, faenas
agrícolas, puestos subalternos en las milicias, etc. — hasta que en las postrimerías del siglo XVIII
la Cédula de Gracias al Sacar proporcionó el instrumento legal, mediante el cual y el pago del
tanto en la misma establecido, los de dicha menospreciada clase podían asimilar su condición a la
de los blancos — brillan en los Landaeta con una luz más pura que el prestado relumbrón de los
títulos con que en las ramas blancas pretendían cegarnos: la increada del Arte.
En efecto, serán los pardos los que, lejos del oropel y el ruido de antecámaras y recepciones y
recogidos en el callado y fecundo círculo en que el desdén de los altos los encierra, mediante el
Arte sirvan ai principio divino del universo, como diría Wladimir Weidlé. Y desde el primer tercio
del siglo XVIII a las primeras décadas del XIX, nos ofrezcan el fenómeno, por ningún otro grupo
familiar igualado en Venezuela, de una dinastía que, por su calidad y sobre todo por su número,
constituye un valor actuante de primer orden en el campo de la pintura de la Colonia, cuyas
producciones la ignorancia y el descuido, más aún que las guerras y los terremotos e incendios,
han sepultado en un olvido del que es preciso, a toda costa, rescatarlas por motivos elementales
de cultura y patriotismo.
El primer representante de esta escuela, si así la podemos llamar, aparece ya en 1730, después
que el Capitán Juan de Landaeta, hijo natural (probablemente de don Blas Martín) se hubo casado
con Leonor Agustina de Lerma, de cuya unión nació Blas Miguel.
En 1748, al otorgar testamento don Andrés de Landaeta, "por no tener herederos forzosos, deja
sus bienes a José Manuel de Landaeta y a Inés María de Landaeta... ambos a dos pardos y
hermanos...", probablemente, sus hijos naturales. Y cuando en 1757, el Sargento Mayor don
Manuel otorga, igualmente, su disposición testamentaria, por la misma circunstancia de carecer
de herederos forzosos, deja sus bienes a Diego Antonio y otros cuatro más, "pardos libres y todos
hermanos" quienes, muy probablemente también, debían de ser sus hijos naturales.
Y van surgiendo así, entre otros muchos vastagos, los que como Blas Miguel, Diego Antonio, Juan
José y Antonio José constituyen los eslabones áureos de una cadena que ciñe gloriosamente más
de cíen años de pintura nacional.
Y como si ellos no bastaran, todavía destacan, por lo menos, otros cinco del mismo apellido: Juan,
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Juan José, Marcos, Miguel Blas y Pedro de Jesús que, en una escala más modesta que los cuatro
anteriores, ofrecen a la pintura patria aportaciones de interés.
Pero esto no es todo. Porque junto a los Landaeta artistas tenemos a los Landaeta artesanos. Y si
éstos, cuando saben consagrarse a su oficio con afán de superación, convirtiendo su obra en
ejemplo de "ennoblecido quehacer", pueden merecer que se les discierna el alto nombre de
artistas, sin duda que se lo habríamos de extender, con toda justicia, a muchos de los integrantes
de esa pléyade de los Landaeta menores que, con la constante labor de sus diestras manos,
contribuyen a la ejecución de una serie de obras, de todos los tipos de artesanía, con que van
ensanchando el horizonte urbano y culto de Caracas.
Ahí podéis ver, escoplo en mano, la mirada fija y la frente pensativa, a José Gabriel Landaeta, el
tallista que ejecuta "el pulpito de talla para la capilla del Calvario...". Por allí se mueve Antonio
Francisco, quien "da color azul a una puerta de la sacristía de San Mauricio", o el "Maestro Mayor
de Albañil", José Francisco, que pone sus afanes en ia fábrica de la torre de la Catedral y repara
asimismo la de San Mauricio. Y ¡qué alegre resuena el hierro que en sus talleres baten los
"Maestros Herreros", Juan Gabriel y Miguel José, o el "Maestro Mayor de Herrería", Juan Félix,
algo agobiado hoy por la prisa en rematar esos herrajes con que dentro de pocos días se han de
ennoblecer las puertas de una de las más presuntuosas casonas caraqueñas! Con menos ruido y
más pausa, labora el "Maestro de Platero", Francisco, y, consciente del valor de la preciosa
materia que manipula, Juan, el "Maestro de Oribe", apenas si levanta la vista de su trabajo,
mientras corre bullicioso al suyo Gabriel José, de quien aparecen en los viejos papeles muchos
recibos "por asistencia en la música de las fiestas". No nos falta en la dinastía ni el empresario de
toros Juan José a quien, en unión de su cuñado Juan Manuel Irazábal, se le hace concesión para
organizar nueve corridas de toros "en las próximas Pascuas de Resurrección del Presente año
(1799) en la plaza que llaman de Capuchinos...", ni la nota pintoresca que nos brinda el "Bachiller
José Antonio Landaeta, clérigo presbítero", con su solicitud "para usar peluca".
Podríamos decir, con no mucha exageración, que con sólo las biografías de los Landaeta
distribuidos en las distintas capas sociales, dignidades, profesiones y oficios, habría para
componer una compendiada crónica de Caracas en todo el período que se abre en la segunda
mitad del siglo XVII con Juan, el primero.
Boletín histórico de la Fundación John Boulton, Caracas, N." 20, Mayo de 1969,
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INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
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El Libro, ese precioso legado que las generaciones que fueron dejan a las que las suceden como el
mejor medio de vincularlas a lo más entrañable de su vivir, no fue durante la Colonia —en cuanto
a su entidad física— producto propio de la tierra venezolana, puesto que la introducción efectiva
de la imprenta vino casi a coincidir con la Independencia. Huelga, pues, decir que los volúmenes
que nutren las bibliotecas caraqueñas en el período colonial proceden de la metrópoli, bien fuesen
impresos en ella, como hubo de suceder en la inmensa mayoría de los casos, bien llegasen por su
conducto y a través de las barreras de una legislación de tendencia eminentemente restrictiva.
El reducido tráfico que en los últimos años del siglo XVI se inició y durante el XVII continuó entre
los puertos de Venezuela y los de la Nueva España en donde, gracias a la iniciativa y esfuerzos del
obispo de México Fray Juan de Zumarraga se estableció la imprenta que para 1539 había de
publicar el primer libro estampado en el Nuevo Mundo, no es de creer constituyese en la
importación de volúmenes a Venezuela caudal digno de consideración, aunque sospechamos que
alguno hubo de llegar a tener. En realidad, la introducción, al por mayor y de un modo regular,
sólo comienza aquí a fines del primer tercio del siglo XVIII, exactamente el año 1730, al llegar los
primeros navios de la Compañía Guipuzcoana. Poseemos, en efecto, el interesante dato que
consta de la certificación expedida por el contador, a petición del Gobernador García de la Torre,
que de los 237 cajones registrados en el cargamento de los tres primeros buques guipuzcoa-nos
arribados, 26 eran de libros1 señalando así un promisorio precedente que bien justifica las
palabras de Gil Fortoul: "... no se ha de olvidar que los barcos de la Compañía Guipuzcoana
trajeron a la hasta entonces pobre e inculta colonia venezolana algo más importante que las
mercaderías españolas. Trajeron libros, ideas, moderno espíritu emprendedor, hombres
arrastrados en su mayoría por el movimiento que iba a culminar en la Enciclopedia y la Revolución
Francesa. Guipúzcoa, vecina de Francia y hogar de una raza noble que juntó siempre las energías
del trabajo con e! espíritu de independencia, vino a modernizar en lo posible el anticuado régimen
de los conquistadores"
De que la importación de libros por los Navios de la Ilustración — para acogernos a la consagrada
denominación de Ramón de Basterra— continuó en los años siguientes, estamos ciertos por un
hecho que ocurre dos décadas después de la primera arribada. Es en 1749, cuando el estado de
excepción creado por el alzamiento de Juan Francisco de León contra la Compañía obliga, entre
otras cosas, a levantar inventarios de las mercancías depositadas en los almacenes de ésta. El
resultado, por lo que hace a los libros, es señalar que los existentes en la casa de la Compañía, en
Caracas, ascendían a cinco mil novecientos treinta y tres (5.933) volúmenes. Cifra realmente
considerable si se atiende a dos razones: la primera, que, desgraciadamente, no contamos con los
inventarios de las factorías de La Guaira, Puerto Cabello y San Felipe, que, sin duda, contribuirían
no poco a acrecentar ese número, y segundo, que sí tenemos en cuenta que la mayoría de esos
libros están comprendidos en cajones que llevan la precisión "del tiempo de don Nicolás de
Aízpurua" y que éste ejerció la dirección de la Compañía en los años 1736-1744, hemos de
concluir que esos cajones inventariados no son sino el resto de los que, por lo menos cinco años
antes, habían llegado a Caracas a bordo de los navios de la Ilustración. Esto nos lleva también a
establecer que en el quinquenio 1744-1749 no fue mucha la importación de libros o que ella fue
más bien enderezada a las otras factorías por estar aún la de Caracas bien abastecida.
Finalmente, si el contenido de trece cajones que se citan en el inventario arroja, según puede
verse, un promedio de cerca de cuatrocientos (400) tomos por cajón, esto querría decir, aunque
bien sabemos lo aventurado de este cálculo, que ascenderían a diez mil en números redondos los
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libros que vinieron en los veintisiete cajones de la primera arribada de los buques de la
Guipuzcoana.
Los libros inventariados en 1749 pueden agruparse, más o menos, por materias, como sigue:
Devoción y Liturgia Teología y Moral Historia y Geografía Jurisprudencia Medicina y Farmacia
Literatura española y latina
Si de las materias pasamos a su frecuencia, vemos que los libros de tema religioso aparecen en
franca mayoría. Son bastante nutridos los grupos de medicina y jurisprudencia; discretamente
representados los de literatura española y latina —en este idioma o en versiones castellanas— y
casi inexistentes los clásicos griegos, salvo en muy pocos casos y ellos en traducciones.
Ahora bien, desde que hace ya unos cuantos años estudiamos este inventario3 han pasado por
nuestros ojos y hemos cuidadosamente copiado muchas docenas, quizá centenares, de bibliotecas
particulares caraqueñas. Y hemos podido ir viendo cómo, a lo largo del siglo XVIII, lo que
podríamos llamar el núcleo de ellas, en pequeño o en grande, cuantitativa y cualitativamente,
sigue representado por los títulos que en el inventario de 1749 aparecen con las consiguientes
variaciones que ef correr de los años va imponiendo. Lo que quiere decir que las bibliotecas o
librerías, como por entonces se decía, se van formando con arreglo a los antiguos cánones y a
base de los volúmenes que, procedentes de la península, siguen viniendo a bordo de los navios de
la Compañía y que los particulares adquieren en Caracas en los almacenes de ésta. Claro está que
las adquisiciones no siempre se hacían directamente de ese depósito. Así vemos que al morir, en
1780, el Canónigo don Simón Malpica, fundador que fue del Colegio de Niñas Recogidas y
poseedor de una buena biblioteca, se ponen a la venta sus libros y "El presbítero Don Francisco
Yanes, Tte. Cura de San Pablo" quedó en el remate con el Pontifical, Política Indiana, Sinodales,
Ceremonial, de Bauldir; Don Quijote, Anatomía, Instituía, Historia del Perú, Construcción
deHimnis, Arte de cocina. Gramática española y francesa. Vida de Isabel de Inglaterra, Adición a
la gramática francesa. Honras del Cardenal de Molina, los dos Diurnos y Fábulas de Esopo''. Por su
parte, don Juan José de Infante, Notario del Tribunal de la Inquisición, "remató el Calepino, de
Salas, el Cejudo; la Instituía, Práctica de Secretarios, e Historia de España". El doctor don Vicente
de Echeverría "remató dos tomos del cuerpo de Derecho Canónico". El presbítero don Juan Félix
de Aristeguieta "remató los tres tomos de Teología, de Arsdequin, un librito Preparación para la
Santa Misa, El Despertador de Sacerdotes, un tomo del Padre Corella, Práctica de Confesores". Y
así tantos otros que se repartieron la librería del Padre Malpica en cuya relación de volúmenes
puede verse este curioso dato: "Doce tomos de la Historia del Pueblo de Dios sobre los que se
encontró un papel, apunte de los libros de dicho Tesorero, una nota en que se dice que luego que
fallezca se entreguen al Santo Tribunal de la Inquisición por estar prohibida su lección y por
especial licencia que para ello tuvo a él permitida"
Otro caso de remate de libros lo tenemos tras la muerte del Licenciado don Antonio Romero
Vivero, en 1787, en cuyo expediente testamentario se puede ver la "Nómina de los libros
pertenecientes al mismo que quedaron en la bodega para la venta"5. Y así debió de ocurrir en
tantas otras oportunidades.
Algo ha de decirnos sobre cada colección de libros o biblioteca particular la personalidad de su
respectivo dueño. SÍ escogemos algunos representantes de varias de las profesiones más
propicias al cultivo literario, vemos, por ejemplo, entre los obispos caraqueños al Dr. don José
Félix Val-verde quien llegado a La Guaira el 12 de octubre de 1731 a tomar posesión de su sede,
al morir el 23 de febrero de 1741 deja una bien nutrida biblioteca de más de doscientos títulos.
Natural es que entre ellos aparezcan algunos como Sínodo de Chiapa, La octava maravilla de
México explicada, Concilio Mexicano y el Manual de Sacramentos del Sr. Dn. Juan de Pala-fox, etc.,
puesto que, como sabemos, al ser elegido para la sede caraqueña era Deán de la Catedral de
Oaxaca. Normal también que se preparara su nueva dignidad con obras como Gobierno
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unas observaciones sobre la epidemia de viruela que cundió en Azcoitia en 1762 y 1763 y están
firmadas por un tal don "Juan Antonio de Caracas".
Lo anterior nos lleva al tema de las bibliotecas especializadas de las que creo no puede hablarse
en esta época, pues las de los abogados y médicos, por ejemplo, poco se diferenciaban de las
demás. Quizá, dentro de su poco volumen, pues apenas contaha con medio ciento de títulos, sea
la del Licenciado don Francisco José de Alcántara una de las que, comenzando por El Abogado
Instruido, los libros de su profesión constituían mayoría. Pero no podría ser menos en don
Francisco José, quien sabemos representaba a la docta jurisprudencia coronando su atuendo con
sombreros de tres picos de los cuales tenían dos "con su plumaje ei uno negro y el otro blanco",
su peluca y su "bastón con puño de plata"3.
Entre las librerías de los médicos quizá sea la del guaireño don Roque Gómez de Salazar una de
las que más abunda en libros de medicina. No dejaremos en olvido las de otros doctores como
Tachón, Sígalux, Charem-bert, Fisel... que si es verdad que son menos caudalosas que las de
Salazar, no hay que olvidar que la preceden en medio siglo todas ellas''.
Entre las grandes familias de fines de siglo sólo citaremos a dos para señalar, en ambos casos,
lamentables desapariciones. Recordaremos a don Francisco Javier Antonio Mijares de Solórzano,
quien, al fallecer en casa de su familiar el Conde de San Javier, deja dispuesta la erección de un
vínculo que, integrado entre otros bienes por "la librería que tenía y que constará de los
inventarios que se han de formar de todos y cada uno de los cuerpos, obras e impresos,
exceptuando los duplicados que se hallasen entre ellos..." No debía de ser cosa de poca monta
esa librería a la que con reiteración se cita y, desgraciadamente, perdida, que sepamos.
Igualmente habla en su testamento de 1786 de "los tomos que tengo en mi librería" el presbítero
doctor don Juan Féiix de Aristeguieta y Bolívar. No aparece esa biblioteca en el inventario formado
tras su muerte, entre los bienes con que vemos instituye un vínculo y mayorazgo, "para dar
esplendor a su familia materna" en favor al niño Simón Bolívar, quien se nos dice "tomó y tocó con
sus manos —dichos bienes— y dijo en alta voz, por medio de su curador presente que si había
quien impidiese o contradijese la posesión que por decreto de S.A. toma real, actual y corporal y
no habiendo quien la impidiese quedó en ella con autoridad de su curador..."'".
Daremos fin a este breve viaje sentimental por las bibliotecas caraqueñas coloniales haciendo
parada en una de las últimas del siglo. De las últimas, pero ciertamente que no de las menos
importantes. Es la que podemos conocer a la muerte de don Juan de Vegas Bertodano, en 1797,
en su casa de Caracas en la que medio siglo después se instalaría el Colegio Chávez y que era
contigua a la de su amigo don Felipe Llaguno y Larrea. Amueblada y alhajada con el lujo que se
podía permitir un rico comerciante dueño, entre otros bienes, de una hacienda de arboleda de
cacao en el sitio de Súcula y otra en el valle de! Tuy con "oficina de batir añil". Pero lo más
interesante para nosotros de esa señorial residencia era su librería, que con sus cerca de
cuatrocientos títulos constituye una de las colecciones más amplias de la época y por la diversidad
de materias y los nombres de los autores es un magnífico exponente de la cultura caraqueña al
caducar el siglo XVIII. Desde los diccionarios de la lengua castellana, el vasco de La-rramendi, los
de latín y el histórico de Moreti, hasta la gramática de Ma-yans y la francesa y el Arle de
Vascuence; desde la Biblia y el Kempís y las Confecciones de San Agustín, hasta los Ejercicios de
San Ignacio y los Nómbresele Cristo de Fray Luis de León; desde Cervantes y Gracián, hasta
Góngora y Sor Juana Inés de la Cruz; desde Virgilio y Horacio y Ovidio y Juvenal y Cicerón y
Séneca —en lengua latina todos ellos—, hasta las colecciones de arte que nos recuerdan las del
Factor Amenabar: Arte de latón. Arte de hacer papel. Tintura de lana. Industria Popular... y quince
tomos de Feijóo. SÍ en la Curia Filípica, la Política Indiana de Solórzano o la Censura sobre el arte
de pensar nos parece observar un ceño adusto, ahí están para desarrugarlo ese sabroso tomo del
Arte de repostería y esos otros tan amables del Arte de danzar a la francesa, Reglas para tañer
todos los instrumentos mejores, etcétera.
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Qué grata debía de ser la estada en la acogedora biblioteca de don Juan! Sin duda que era del
linaje de aquéllas en que, al decir del poeta, ningún libro podría desdeñar a su vecino; de aquéllas
donde al entrar nos parece que escuchamos los últimos ecos de un coloquio entre ellos entablado
y que nuestra presencia interrumpió.
El Farol, Caracas, N.° 228, Enero - Marzo de 1969.
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ESTO ES "PIZKUNDE'
Pronto va a hacer veinte años desde que los primeros vascos que hubieron de dejar su tierra, a
consecuencia de una guerra que nunca quisieron, llegaron a estas playas, acogidos a la cálida
hospitalidad de la patria de Bolívar. El signo de esa guerra fue el odio, pero ellos nunca pudieron
aprender a odiar. Su bravura ejemplar en los combates nacía sólo del amor a la tierra siempre
libre de sus antepasados que ambiciones extrañas querían esclavizar. Con la nostalgia de ese
amor llegaron a Venezuela; y, como el cantar es propio del que ama, en los pechos de los
emigrados, espontáneamente, hubo de germinar la flor de las canciones de los bellos tiempos que
fueron. Así nació "Pizkunde", esto es, Resurrección; el coro vasco tan amplia y ventajosamente
conocido en la Venezuela de hoy que de ello es excusado hablar.
Sus canciones son, naturalmente, aquellas que, preñadas de savia popular, vienen con sonido de
siglos desde las entrañas de la verde Euskal Erria y, al posarse, con el aleteo de un ave invisible,
en el corazón de cada vasco lo hacen vibrar con santos estremecimientos que nunca sabremos
explicar. Maravillosas melodías que, como reinas del bosque, gustan de adornarse con rústicos
atavíos; con el sencillo ropaje de unas palabras intrascendentes. Palabras que en el "Aguí, Jaunak"
nos traen la reverencia del saludo, y en "Goiko mendian" traicionan el resentimiento de! amante
desdeñado; palabras triviales como las del "Iru txiío", "Sagarraren", "Orra of goiko" o aquéllas del
"Ama, begíra zazu" en que la flor de la eterna coquetería femenina se abre presuntuosa, o
aquellas otras, en fin, del "Bi-garren Kalez-kale" en que halla su expresión triunfal la irrestañable
alegría déla raza que corean la trompeta deTxomín, el agridulce silbido del "txís-tu", los agudos
"irrintzis" que acuchillan el aire y el tintineo de los vasos que se alzan y chocan en un brindis al
triunfo de esa esperanza que, sin cesar, reverdece entre los vascos. Porque, aun en estas horas
negras de su historia, acosados por el más feroz de los odios y abandonados de los poderosos de
la tierra, siguen creyendo con fe que nada ni nadie les podrá arrebatar, en un Dios de justicia y en
la limpia causa de la libertad vasca.
Caracas
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POLÍTICA Y PATRIOTISMO
He aquí dos conceptos que aparecen entre nosotros demasiado mezclados con frecuencia y que
conviene separar y distinguir netamente, para dar precisión a nuestras ideas y mayor eficacia a
nuestra actuación.
La política es arte de gobierno y habilidad de adaptarse a las cambiantes circunstancias; por ello
es por propia naturaleza variable. La patria, en cambio, es inmutable dentro de lo que en lo
humano las cosas pueden serlo. La patria es sustancia; la política forma.
No es fácil cosa separar siempre la actuación política de la patria. Aquella sirve o puede servir a
ésta en todas las circunstancias y por eso no debe nunca ser desechada; sin embargo, podemos y
debemos distinguir en la vida de cada pueblo que lucha por su propio ser y su libertad la etapa
predominantemente patriótica de la política.
Nosotros los vascos estamos aún en la primera. Hacer patria es nuestra misión fundamental en la
hora presente. Hacer patria, esto es, luchar por los valores eternos de nuestro pueblo: su raza, su
idioma, sus leyes, arte, etc., etc.; dar a conocer y hacer sentir todo esto y mejor aún, el espíritu
que a todo esto informó a los muchos compatriotas que aún lo ignoran; acostumbrarnos a beber
en nuestros propios manantiales y hacer que esta sed santa atormente a nuestros hermanos; ir
aprendiendo a ser señores de nuestro propio castillo interior vasco para luego proyectar al exterior
de nuestra tierra ese señorío, éste es el deber nuestro en la hora presente. Hacer patria es,
finalmente, enseñar a sentir en las entrañas la necesidad de la libertad nacional, solamente dentro
de la cual los pueblos pueden desarrollarse plenamente y llegar a ser capaces de hacer sonar su
voz propia en el concierto universal de las naciones.
La política es solamente una sirviente de la patria. En la etapa pre-libertadora en que nosotros nos
hallamos, ella únicamente puede tener una función: la de excogitar los medios para llegar a esa
libertad; la de estar al acecho de todas las oportunidades que para ello se presenten; contrayendo
alianzas o disolviéndolas, según al sagrado interés de la patria convenga; estudiando en todo
momento las posibilidades que ésta o la otra situación nos ofrezcan para llegar a lo que en esta
etapa es nuestro fin principal: recobrar la soberanía de nuestro pueblo que malamente perdimos.
Pero hasta tanto esto se consiga, hay que cuidar de que el esfuerzo político no consuma energías
que fundamentalmente al patriótico son debidas. Somos patriotas antes, mucho antes que
políticos y no podemos emplear neciamente nuestras energías en fabricar y modelar un vaso por
muy hermoso que nos parezca, mientras que dejamos que la sustancia preciosa al que, en suma,
está destinado se nos vaya de entre las manos.
Primero patriotas; hombres consagrados en cuerpo y alma, con uñas y dientes a la perdurabilidad
de la nación que nos tocó en suerte heredar; luchando por que los valores sustanciales que la
integran no se descompongan y diluyan; porque ellos informan nuestras vidas; porque donde
quiera que estemos o vayamos se reconozca en nosotros a los integrantes de un pueblo que
recientemente es y reciamente está resuelto a no dejar de ser. Cuando esta voluntad plasme,
mediante la recuperación de la libertad en la organización jurídica que nos convierta en estado
soberano, entonces vendrá en su plenitud la era de la política; la del arte de gobernar ese pueblo
libre, nuestro pueblo Euzkadi. Libre no sólo en el concierto de las naciones, sino donde cada
ciudadano goce plenamente de su libertad de hombre y de ciudadano. Libertad con la que el rico
no oprima al pobre, ni el instruido al ignorante, ni el fuerte al débil: libertad en que todos los
vascos sean realmente hermanos que viven la vida de una gran familia con inconfundibles
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características y cuyo patrimonio, grande o pequeño, sólo tiene sentido en cuanto sirva al
bienestar y la felicidad de todos en común.
Euzko Deya, México, Diciembre de 1958.
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PROBLEMAS DE JÓVENES
Cuando Ortega y Gassel sólo tenía veinte años, escribió a Unamuno, que por entonces aún no
había cumplido los cuarenta, un par de cartas sobre problemas de la juventud de su tiempo. De la
primera de ellas es este párrafo:
"Sólo el que tenga una formidable incuición podrá con pocos datos, con pocas piedras, hacer un
templo; si no tiene ningún dato, hará una cosa anacrónica y brutal (Mahoma), y, si no tiene esa
tremenda intuición, hará sólo majaderías. Esto es lo que han hecho los señores de treinta años y
lo que comenzábamos a hacer nosotros los de veinte".
Y cita, poco después, aquello de Turgueneff en "Humo": "No extendáis por Rusia la idea de que se
puede hacer algo sin el estudio ¡por Dios! No; aunque se tenga una frente como una hectárea,
hay que estudiar comenzando por el alfabeto; si no, hay que callarse y estar quieto". Lo cual
comenta Ortega diciendo que él, por su parte, trabaja sobre sus libros de nueve a diez horas
diarias, porque cree que: "Una de las cosas honradas que hay que hacer en España (como en
Rusia), donde falta todo cimiento, es desterrar, podar del alma colectiva, la esperanza en el genio
(que viene a ser una manifestación del espíritu de la lotería) y alentar los pasos mesurados y poco
rápidos del talento".
A lo cual concretamente responde Unamuno: "El genio sirve de poco o no sirve de nada si no es el
núcleo en torno del cual se agrupan los "cien hombres de mediano talento", pero honrados y
tenaces. Es más: creo que un solo genio, un genio solitario si por acaso naciese entre nosotros...
creo que ese genio no maduraría a falta de otros genios... Un genio, a la vez que es producto de
un grupo de talentos que le fomentan y maduran, es quien puede reunirlos y multiplicarlos".
Algunas consideraciones útiles a nuestro caso vasco creemos pueden deducirse de las procedentes
citas del pensador español y de nuestro españolizante compatriota. Porque estamos
extranjerizados y tocados de los mismos males arriba denunciados hasta la médula y porque, de
todas maneras, nuestro caso se asemeja profundamente a los de Rusia y España, donde, como
decía Ortega, faltando todo cimiento, la construcción del edificio se fía al azar dei genio, del genio
al que se alzará ciegamente hasta las nubes mientras se piense está interpretando fielmente las
aspiraciones nacionales, y al que se abatirá sin piedad en la primera ocasión en que no las
interpreteo se crea no las está interpretando: ' 'Esta es Castilla, que hace los hombres y los
deshace".
Los jóvenes vascos deben impregnarse de la Idea de que, si no lodo, casi todo está por hacerse
entre nosotros. Impregnarse de la idea de que el edificio de nuestra cultura nacional está aún
apenas en los cimientos, y de que son ellos los que lo tienen que levantar, sin desdeñar los
honrados esfuerzos de ios trabajadores de hasta ahora. Y sin adormecerse en las esperanzas en
un Mesías vasco, ponerse cada uno a la obra para hacerse digno, si llega el caso, de serlo. El
genio vendrá o no, pero la verdad es que hay que hacerse digno de él, hay que suscitarlo. Y
ningún camino hay mejor que el que nuestros jóvenes que hoy tienen veinte años se pongan,
como hacía Ortega, a trabajar sobre los libros nueve o diez horas diarias, cada uno en campo de
sus aficiones y posibilidades. Necesitamos no cien, como decía Unamuno, sino miles de jóvenes de
talento mediano, tal vez, pero honrados y tenaces, y el Genio nos será dado por añadidura. Un
Dante, por ejemplo, es un altísimo ejemplar de genio, entre otras cosas, por la maravillosa forma
en que sintetiza y vivifica ía obra de cien talentos anteriores. La obra de consagración literaria que
él realizó con el dialecto toscano pudo ser posible porque en ella puso el sello de su genio, pero
también, sin duda, porque en ella recogió lo mejor de los esfuerzos que en ese aspecto se
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realizaban en torno suyo. Nosotros hemos estado esperando muchas décadas que surgiera el
Dante euskérico, pensando que él había de salvar a nuestro verbo, y lo hemos estado esperando
en la indolencia, creyendo que él solo trabajaría para todos. Y a la inmensa mayoría no se nos
ocurría pensar que el genio de la literatura euskérica no podía ni puede ser otra cosa que la
culminación de multitud de talentos humildes y laboriosos: que lo que nos correspondía era y es
poner todo nuestro esfuerzo en constituirnos cada uno en un escalón modesto pero sólido en el
que el genio de la raza fuese afirmando sus plantas para ascender hasta lo alto de esa escalinata
monumental desde donde su luz resplandecería sobre todos.
En este aspecto de nuestra cultura, como en casi todos ellos, el deber de la hora es recuperar el
tiempo perdido. El que se les fue a nuestros antepasados y el que a nosotros se nos ha ido ha de
ser compensado por el que nuestros jóvenes dediquen, con alma y vida, a la erección del edificio
de nuestra cultura nacional. Que cada joven patriota se eduque en la idea de que su
responsabilidad es ésta: el rendir calladamente hasta los límites de la propia capacidad.
Euzko Gastedi, Caracas, Setiembre - Octubre de 1956.
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RESISTIR V PERSISTIR
En aquel discurso, digno de ser escrito en bronce, que pronunció Cam-pión, el 22 de julio de
1893, en el Parlamento español, decía estas palabras:
"Aquí estamos los diputados navarros cumpliendo la misión tradicional de nuestra raza, que tanto
en la historia antigua como en la moderna y aun en la contemporánea se expresa con el vocablo
"Resistir". Aquí estamos escribiendo un capítulo nuevo de esa historia sin par, que nos muestra a
los vascones defendiendo su territorio, su casa, su hogar, sus costumbres, su idioma, sus
creencias, contra la bárbara ambición de los celtas, romanos, godos, francos, árabes y efectuando
el milagro de conservar incólumes, por luengos siglos, su nacionalidad diminuta, a pesar de
Francia, de Aragón, de Castilla. La historia de ayer es la historia de hoy; y de igual suerte que
nuestros progenitores defendieron el suelo patrio contra los ataques del extranjero a quien no
provocaban, estamos ahora nosotros defendiendo nuestro derecho...".
Difícilmente se puede concretar mejor y más concisamente la vida histórica de nuestro pueblo y
actualizarla de modo más cumplido, así para el tiempo de Campión, para aquellos años en que
Euzkadi, postrada por las guerras carlistas, se hallaba a merced del poder español, como para
nuestros días, en que el deber de la hora de los vascos, con su tierra militarmente ocupada por la
abigarrada descendencia de los sucesivos invasores que el gran maestro vasco cita, no es ni
puede ser otro que el tradicional de nuestra raza: resistir.
Claro está que la palabra resistencia tiene en nuestros días especiales resonancias que le
confieren un valor algo distinto del que por el tiempo de Campión gozaba. Pero el hecho capital es
que el vocablo que el grande de Navarra eligiera para sintetizar nuestra historia ha venido a ser,
precisamente, aquél en que se encierra hoy todo el afán de los patriotas vascos: resistir.
Resistir a la acción violenta o taimada del extranjero, hoy instalado en nuestra tierra, que nos
quiere asimilar; resistir, es decir, rechazar, repugnar y contradecir, con todas las potencias de
nuestra alma, a quienes pretenden que el vasco deje de ser definitivamente lo que
milenariamente ha sido, para convertirse en parte sumisa, abúlica y amorfa del Estado que lo
asfixia. Resistir, es decir, emplear todas nuestras reservas de energías físicas y espirituales, contra
los seculares enemigos de fuera y contra el, por desgracia, no menos tradicional puñado de
"moros leales", siempre dispuestos a vender su propia sangre por los treinta dineros de Judas.
La palabra Resistencia como programa de acción patriótica. Pero es preciso entenderla bien para
que cuando hablemos de ella la hagamos sentir en todo su alcance y profundidad.
Porque para muchos el vocablo se agota en su acepción más simplista: la acción directa. Y esto es
reducir de modo extraordinario nuestro primordial deber, al entenderlo en un solo aspecto;
aspecto que no condenamos porque, contra quien pretende imponerse en nuestro pueblo
buscando el exterminio de nuestra nacionalidad, todos los medios son lícitos, pero que además de
que naturalmente repugna a nuestro ser de cristianos y simplemente de hombres civilizados,
dudamos mucho de que sea el más práctico por la enorme diferencia de fuerzas y recursos que
existe entre nosotros y el invasor.
Y así como el principal pecado de éste es su ansia de aniquilamiento del ser natural vasco, del
mismo modo la esencia de nuestro resistir debe centrarse en la acción positiva que conduzca a
hacer perdurar los valores nacionales de los cuales nos referiremos en este momento a dos
capitales: el cultural y el racial.
Y, en el aspecto cultural, resistir es empeñarnos más que nunca en el conocimiento de nuestra
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personalidad histórica, abordar el estudio de nuestro pueblo desde sus más remotas raíces y
seguirlo amorosamente en todas sus manifestaciones del ayer y del hoy hasta llegar a una
identificación fecunda que, tarde o temprano, ha de obrar con la eficacia incontenible con que las
fuerzas de la naturaleza operan. Es aferramos a nuestro idioma por el que somos lo que somos y
defenderlo como el primero de nuestros valores, haciéndolo idioma de nuestros hijos. Es
afirmarnos en el estudio consciente y entrañable de la cultura vasca y entender de una buena vez
que ésta es nuestra mejor arma cuya posesión o abandono ha de decidir, finalmente, nuestro
destino por aquello que Filipo de Macedonia supo tan bien ver, a¡ emprender la conquista de
Grecia: "Ames dominaré a Esparta la guerrera que a Atenas la sabia".
En el aspecto racial la resistencia tiene un carácter más delicado, pero más definitivo a la vez.
Como no podemos soñar con asimilar a contingentes extraños que sobre nuestra tierra están a
punto de ser más numerosos que nosotros; como, por otra parte, el material humano que nos
veríamos obligados a asimilar se ha demostrado, dentro y fuera de su tierra, como radicalmente
incapaz para aquello de que más necesitados vamos a estar los vascos: una organización estatal
que en su mayor grado de perfección posible contrarreste nuestra intrínseca debilidad
cuantitativa, resistencia, en este aspecto quiere decir intransigente acción en defensa de la
perpetuación de nuestra estirpe, que para cada patriota vasco consiste, fundamentalmente, en la
constitución de una familia netamente vasca. Para que la suma de ellas siga significando, como
hasta ahora significó, la realidad de una patria que lo sea en su sustancia y no sólo,
engañosamente, de nombre. Para que junto a nuestra tradicional consigna de resistir, siga siendo
cierta aquella que, según nuestro buen amigo Rodney Gallop, está puesta sobre toda otra en el
fondo de nuestro corazón: la voluntad de persistir.
Euzko Gastedi, Caracas, Julio de 1962.
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SINFONÍA DE GUECHO
El Mar de Bizkaya, el Río Gobela, el Caserío, la Iglesia, el Des (errad o.
EL MAR.- Los años van rodando y son ya muchos desde que mi sordo murmullo no te adormece
en tu lecho de "Iturrieta". Muchos años en que no apareces a contemplarme cuando golpeo
furioso en los acantilados de la Galea o en el rompeolas de Santurce o me desvanezco en blancas
espumas sobre la dorada arena de Arrigunaga, o Ereaga. En las claras noches estivales,
frecuentabas Satistegui desde donde te gustaba contemplar mis aguas tranquilas en las que se
copia la luna. Y no había día en que desde tu ventana no pasaras un buen rato mirándome en
silencio y pensando en no sé qué. Tú me amabas, lo sé. ¿Es posible que para siempre me vayas a
olvidar?
EL GOBELA.- Yo he copiado tu imagen de niño. Cuando la mocedad fue insuflando en ti su
petulencia, te complacías en exhibir tu agilidad cruzándome de un salto allá por los lugares donde
mis márgenes se acercaban más entre sí. Te burlabas así un poco de mi pobre caudal. Pero nunca
te lo tomó a mal este viejo Gobela que contemplaba tus juegos como un abuelo los de su nieto.
Porque como un abuelo, yo sabía contarte cosas de antaño y en mi canción de rio pobre y
perezoso había un embrujo que, tal vez, ni en el Sena y el Támesis, ni en el Plata y en el Océano
has podido encontrar. En los remansos donde los nenúfares casi ocultan mis aguas sobre las que
vuela incansable el caballito del diablo con sus grandes alas transparentes en mi ondulante
camino a través de la húmeda Fadura, tan amada de la brava "mingorra"; en mi paso fecundante
por las ricas huertas de Lexarreta; en tantos sitios, en fin, de mi humilde camino yo te veía lleno
siempre de cariño hacia el viejo río de tu pueblo. ¿Cuándo vuelves? No puedo creer que tu
alejamiento sea para siempre.
EL CASERÍO.- Yo soy un viejo caserío: uno de tantos de los de tu pueblo. Mi nombre, el de uno de
tus abuelos. Porque tú, getxotarra integral, ostentas una cadena de apellidos que son, casi todos,
nombres de nosotros, los viejos lugares de Getxo. Por eso mirabas siempre a nuestras recias
paredes con un cariño de siglos que los extraños no pueden comprender. Por eso repetías
nuestros nombres como si fueran palabras de una antigua y dulce canción. Arrigunaga, Arnabar,
Sarri, Piñaga, Ibatao... Por eso nosotros te amamos y esperamos tu vuelta impacientes. Porque
sabemos que volverás. Tú no puedes ser un desertor de los hogares de tu sangre. Y el día que
vuelvas, nuestras anchas portaladas se harán aún más anchas para recibirte; los amplios aleros
de nuestros tejados se harán aún más amplios para cobijarte. Y por nuestros rústicos caminos el
carro de argoma marchará ufano aquel día, entonando con su voz estridente y campesina el
himno de la alegría de la tierra. ¡Ven pronto, ven!
LA IGLESIA.- En los años que faltas de mi seno has visto catedrales famosas y artísticos
monasterios, pero ¿verdad que en ninguna has sentido tan hondo como en tu vieja parroquia? Yo
no soy, sin embargo, hermosa; lo sé. Pero estoy segura de que cuando subías a las torres de
Notre Dame y contemplabas la orgullosa Lutetia, tu gozo no era tan hondo como cuando, después
de trepar las carcomidas escaleras que conducen a lo alto de mi torre en que se asienta el
"repique" y aquellas campanas cuyo sonido no olvidarás jamás, atalayabas desde allí lu pueblo
alzado sobre el mar, y amado todo el día del sol. Tú no podrás olvidar nunca aquellos "Corpus" en
que la procesión que de mi nacía iba recorriendo los caminos de Algorta alfombrados de rosas. En
el Puerto Viejo, los más humildes del pueblo sabían recibir como nadie a Aquél que pasó por la
tierra rodeado de humildes pescadores como ellos. Hasta las casas más pobres se habían
revestido para ese día de la limpia albura de la cal. Allá donde la pobreza no podía allegar
colgaduras, pendían de los balcones y ventanas, sobrecamas tan limpias como jamás pudo
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ponerlas más, mano limpia de mujer. Y en el altar improvisado en "Etxetxu", una exuberancia de
flores exhalaba su fragancia, mientras que Jos jilgueros más cantarines y los canarios de timbre
armonioso, ebrios de sol y aromas, rivalizaban en himnos a la llegada del Santísimo ante el que se
dobla toda rodilla. Pues ¿la Semana Santa? Yo sé bien que para tí nada había como ella en todo el
año. Mis viejas naves te han visto llorar muchas veces en esos días en que tu alimento eran los
Evangelios y los Salmos. Te perdono los bancos que algunos Miércoles rompías cuando chico en tu
afán de matar a Judas, a quien tirabas de la barba y hacías otras irreverencias en aquella Cena
que se exibía el Jueves. Pero mirabas con respeto a los demás, sobre todo a aquel San Pedro tan
rudo por fuera como tierno por dentro, a quien siempre has llevado y llevas en lo más íntimo de tu
corazón. Y, ¿la procesión del Viernes? Es el único día que podías soportar la vista de los soldados
porque iban con las armas a la funerala dando guardia al cuerpo de Cristo que yacía en aquel
hermoso ataúd de cristal. ¡Y aquel San Juan con cara de tan bueno!; y aquella Madre dolorida que
lloraba penas. Habrás oído coros famosos en las más célebres iglesias, pero, emoción tan honda
como cuando, detenida la procesión frente al Casino, aquellos modestos cantores del pueblo
enconaban el "Stabat Mater", no la has sentido jamás. ¿Cuándo vas a volver? ¡Tu vieja iglesia te
espera!
EL DESTERRADO.- Inquieto mar, y perezoso río; tú, viejo caserío, parroquia amada, ¡no me
atormentéis más así! Sabéis que desde que la violencia me arrancó de vuestro seno ni un solo día
he dejado de soñar con vosotros; sabéis que no podría olvidaros jamás. ¡Un poco nada más, y
vuelvo a vuestro lado, como han de volver todos vuestros hijos, a quienes el rodar por el mundo
ha hecho conocer que no hay hermosura comparable a vuestra hermosura, ni goce semejante al
que hace brotar en el corazón el limpio goce de vuestro amor!
Euzko Gastedi, Caracas, 1959.
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TRES EMIGRACIONES
La incorporación del elemento vasco a Venezuela puede ser estudiada en tres momentos que
denominaremos la Aventura, la Empresa y el Exilio y que corresponden respectivamente a los
primeros tiempos de la institución colonial, al siglo XVIII y a nuestros días.
El movimiento de la Aventura es aquel que se realiza bajo el signo de la inmigración individual y
esporádica de los siglos XVI y XVII, determinado por el ansia de riqueza y bienestar superando las
barreras que la estrechez de la tierra, la fecundidad familiar y las restricciones de la legislación
civil, celosa conservadora de la casa solariega, imprimían a los enérgicos hombres de una raza
que nacían frente a los infinitos caminos del mar. Conquistada pérfidamente Navarra a principios
del siglo XVI —aunque sea digno de notarse como al principio algunos juristas de Indias niegan a
los navarros la calidad de españoles—, y unidas también las regiones de Alaba, Guipúzcoa y
Vizcaya a Castilla aunque en realidad no fuese más que en la persona del común soberano, este
vínculo que según corrían los tiempos había de engendrar tan desnacionalizadores efectos, ofrecía
de momento a los vascos un amplio campo para sus actividades que, como es sabido, desde el
Descubrimiento, comenzaron a desplegar a lo largo y lo ancho de toda la América.
El vasco aventurero se concreta en Venezuela y, para ser aún más precisos, en Caracas, en
individualidades como la de Diego de Henares Lezama (natural de Baracaldo, Vizcaya), el hombre
que diseñó el plano de la primera urbe caraqueña; en Sancho del Villar, uno de sus primeros
alcaldes; en Juan de Amezaga, escribano de cámara; en encomenderos como Simón de Bolívar (el
Viejo), Sancho de Zuazo, los capitanes Arteaga y Guevara y otros que pudiéramos citar y cuyos
nombres aparecen en los repositorios de viejos documentos caraqueños anteriores al año 1600,
sin olvidar a don Simón de Basauri, fundador de la primera escuela que hubo en la ciudad (año
1594).
Con los primeros años del siglo XVII (1606-1611) tenemos al gobernador Sancho de Alquiza cuyo
nombre deformado en Sanchorquiz aún perdura en la toponimia caraqueña. Antes de él y después
a lo largo de toda la centuria, van llegando y afincándose en el país segundones de las más
conocidas familias de Euzkadí, como los orgullosos vastagos de los Muxi-ca y Butrón —"Muxika
arerioakaz agika; Butroe zelangoa dan oróle da-kie", reza su lema inscripto en las piedras de su
viejo y poderoso castillo allá en Gatika;— o de los Villela de Munguia, los de "los cinco lobos en
vela de la casa de Villela" que recordará todo lector del precioso "Libe" del Maestro Arana Goiri.
De esa época son los Landaeta, una de las estirpes mas prolíficas entre todas las familias
caraqueñas; los Arguinzoniz, los Arechederra y, para concluir con dos conocidas esquinas de la
ciudad los Ibarra y los Veroiz que ahora dicen Veroes. Los frutos de esta inmigración de la
Aventura correspondieron a sus orígenes y no pudieron ser otros que invididuales y dispersos.
El 4 de septiembre de 1730, con la llegada a Puerto Cabello de los tres primeros navios de la
"Real Compañía Guípuzcoana de Caracas", las fragatas "San Ignacio de Loyola", y "San Joaquín" y
la galera "Guipuzcoa-na", comienza sus actividades la inmigración de la Empresa. Una empresa de
carácter puramente mercantil, nunca hay que perder esto de vista. Ni podemos olvidar tampoco
que si del lado vasco ofrece la ventaja de ser un organismo netamente nacional en su dirección,
en sus hombres, en sus instrumentos y hasta, en gran parte, en el destino de sus ganancias,
representaba tan sólo el esfuerzo de una de las siete regiones o estados vascos que, si en la letra
de las leyes seguía tan independiente como el primer día de su unión personal a la corona de
Castilla, llevaba ya sufriendo siglos de adulteración en lo mas íntimo de su esencia nacional.
Como quiera, con todas las limitaciones con que nacía y todos los reparos y objecciones que
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desde distintos ángulos pueden hacérsele, es indudable que esta empresa, ya se la mire desde el
punto de vista del esfuerzo vasco, ya desde el de su influencia en los destinos de Venezuela a la
que encontró "...reducida a la situación de una provincia agobiada por la pobreza... y la dejó
próspera, revalorizada para el Imperio y bogando en la plena corriente del comercio exterior",
como dice Hussey, reviste una trascendencia que sólo los voluntariamente ciegos pueden negar. Y
junto con el aspecto mercantil de la empresa, "...no se ha de olvidar" —como escribe Gil Fortoul—
"que los bascos de la Compañía Guipuzcoana trajeron a la hasta entonces pobre e inculta colonia
venezolana, algo más importante que las mercaderías españolas. Trajeron libros, ideas, moderno
espíritu emprendedor, hombres arrastrados en su mayoría por el movimiento que iba a culminar
en la Enciclopedia y la Revolución Francesa. Guipúzcoa, vecina de Francia y hogar de una raza
noble que juntó siempre las energías del trabajo con el espíritu de independencia vino a
modernizar en lo posible el anticuado régimen de los conquistadores". Con lo que consiguió que
Venezuela, añadimos nosotros, no estuviera ausente del siglo XVIII y hasta que fuese su siglo
auroral, sin que pudiera decirse aquí lo que Ortega y Gasset escribió de España: "Cuanto más se
medita sobre nuestra historia más clara se advierte la desastrosa ausencia del siglo XVIII... Este
ha sido el triste sino de España, la nación europea que se ha saltado un siglo insustituible".
Lo que los libros y las ideas de ese siglo traídas por los vascos a Venezuela representaron en la
incubación del movimiento independentista es fácil de excogitar. Pero hay que señalar además
algo tan importante como es la natural predisposición del hombre vasco para las empresas de
libertad. Como escribiera aquel nuestro Ramón de Basterra a quien "las claridades de Roma" y la
herencia romana de España desviaron de los senderos de su patria: "La alarma me invade en
presencia de la acción de los vizcaínos en América. La sorda conciencia de haber abortado su
forma espontánea de raza anterior a Roma por la imposición de Castilla, parece haberlos
preparado a la comprensión y hasta a la misma simpatía con las poblaciones indígenas-.. He
tenido que cerrar mis ojos a la plétora de apellidos del Pirineo que hormiguean en las rebeldías de
las guerras civiles de América". Sin duda los cerraría al leer la lista de los complicados en el
alzamiento de Gual y España y después, aún con más violento esfuerzo, al ver en la gloriosa lucha
por la Independencia venezolana, junto a la figura de Bolívar, tantas otras de primera magnitud
como Urdaneta, Anzoategui, Aris-mendi, Sagarzazu, Aramendi, Mendiri, etc, etc.
Esta inmigración de la empresa fue organizada y, en lo que cabe, masiva. Más de 2.500 fichas de
vascos del tiempo de la Guipuzcoana tenemos recogidas, lo que algo significa, habida cuenta de
que la mayor parte corresponden a Caracas cuya población no excedía de 20 a 30.000 habitantes
por aquel entonces. Los Olabarriaga, Aizpurua, Goizueta, Urroz, Zaran-dia, Uranga, Goicoechea,
Amenabar y Mintegui, por citar sólo a los Factores principales de la empresa, encabezan una
relación desde capitanes generales a grumetes, pasando por marinos, comerciantes y
representantes de las más diversas actividades. De estos hombres proceden familias tan
profundamente arraigadas en los medios venezolanos de hoy como los Le-cuna, Zufoaga,
Azpurua, triarte y tantos otros.
La disolución de la Compañía en 1785 y las conmociones y guerras que sacuden a Venezuela en
las primeras décadas del siglo XIX, cortan a lo largo de todo el resto del siglo y casi primera mitad
del XX la corriente emigratoria vasca que se encauza preferentemente por esta época a las orillas
del Plata. Tenemos que llegar al año 1939 para poder dar testimonio de una tercera corriente
emigratoria de Euzkadi a Venezuela.
Es la que hemos llamado del Exilio. Parecida sólo a la anterior en que se inicia también con la
llegada de tres barcos, el "Cuba", el "Flandre" y el "Bretagne" a los puertos de Venezuela, pero
muy distinta a las dos anteriores en su motivación y en su espíritu. No llegaban ellos como
aventureros a tierra conquistada ni organizados en poderosa empresa mercantil bajo los auspicios
de un monarca. Venían rotos, con sus vidas truncadas por los horrores de una guerra que nunca
quisieron pero que hubieron de aceptar, con heroica determinación, en defensa propia y de sus
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valores nacionales entre los que se alza el primero y más alto que ninguno el culto a la Libertad.
Pero no hablaremos nosotros de esta inmigración. Con más autoridad y conocimiento lo harán
otros compatriotas que fueron actores y testigos de ella. Los hombres que al ser recibidos
fraternalmente en la tierra generosa de Venezuela a la que ofrecen todos los días lo mejor que un
hombre puede rendir, su trabajo constante y su conducta rectilínea, no pueden olvidar a su patria
lejana. Porque no puede pedírseles que lo hagan mientras ella, que fue en Europa cuna y asilo de
las más antiguas libertades, esté convertida en tierra ocupada por un invasor que además de una
sangre, un idioma y una cultura extraña, pretende imponernos, para más escarnio, una doctrina
que es la negación misma del concepto vital del hombre vasco; la antítesis de aquel ideal de
independencia nacional y plenitud en la libertad por la que luchan, en las sombras de la
Resistencia o la grata luz de los ambientes democráticos como el que Venezuela brinda, todos los
vascos dignos de sus apellidos.
Revista Centro Vasco.- XXX Aniversario, Caracas, 1966.
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YUNQUE Y MARTILLO
Más de una vez he recordado en estos últimos tiempos un episodio antiguo. Era por los tiempos
en que Filipo, rey de Macedonia, ambicionaba dominar la Grecia, y veía facilitada su empresa por
la abulia de los atenienses, que, en plano de decadencia, olvidaban su incomparable pasado de luz
y libertad.
Sólo una voz se levantaba en Atenas; eso sí, quizá la más perfecta que en tribuna alguna jamás
haya resonado; era la voz encendida de Démoste -nes, uno de los grandes patriotas, también, de
la Historia, quien en una de tantas ocasiones increpaba a sus compatriotas, didéndoles más o
menos así: "¿A qué esperáis para reaccionar como os corresponde, hombres de Atenas? Por lo
que decís, a que algo extraordinario suceda. ¿Y qué más extraordinario que ver a un bárbaro ya
casi dueño de la Grecia y a punto de convertir su voluntad en ley de Atenas? Y vais por las
esquinas cuchicheando: "Dicen que Filipo ha muerto". "No, pero está muy enfermo". ¡Y qué
importa que esté enfermo o muera!, sí vosotros, con vuestra abulia, crearíais en seguida otro
Filipo".
Lo que quiere decir, aplicado a nuestro caso: ¿A qué esperamos, patriotas vascos, para poner en
tensión toda nueva voluntad en un esfuerzo supremo por la causa de la patria? ¿A qué esperamos
para que nuestro pensar se convierta, como quería Víctor Hugo, en una idea con uñas para arañar,
con dientes para morder, con nervios y músculos para actuar? Tal vez a que algo extraordinario
suceda. ¿Y qué mas extraordinario que ver al pueblo dueño de una inigualada tradición de
libertad, sometido a la más vil, la más despreciable, la más abominable de las tiranías? ¿Qué más
extraordinario que ver a la nación de más larga perduración que en Europa se conozca, en
inminente peligro de extinguirse.
Y como los degenerados atenienses de tiempos de Demóstenes, vamos también muchos de
nosotros por ahí diciendo: "Dicen que Franco está muy enfermo; dicen que es enfermedad
mortal". ¿Y qué importa que ese desgraciado muera, si nosotros, con nuestra abulia, habríamos
de crear en seguida otro caudillo?
Porque es rebajar hasta los suelos el nivel de nuestro problema esto de condicionar su éxito a que
el dictador de España se vaya o deje de irse. Con toda la innegable importancia que ello pueda
tener para nuestra causa, es preciso tener siempre delante de los ojos que esa causa, la de la
libertad y la independencia nacional vasca, la tenemos que encarar desde el ángulo vasco y nada
más. Sin perder de visca nunca —y de esto ya hay quien se encargue— oportunidades de las que
siempre debemos estar al acecho, la causa de la libertad vasca la tenemos que trabajar, poniendo
en actividad todos los resortes del alma nacional, sin comprometer a ésta para nada en ideales
ajenos. Es mucho más importante para nosotros el conseguir, mediante nuestra incesante acción,
que un vasco que aún no es patriota llegue a serlo, que todas las promesas que puedan dimanar
de alianzas con extraños, que sólo durarán mientras a ellos convenga su duración.
Afortunadamente ha crecido estos años en Euzkadi una generación que se ha dado muy bien
cuenta de estas y otras verdades. Es una generación en la que, al lado de los jóvenes en que
florece la sangre de viejos patriotas, forman los hijos de los carlistas, de los monárquicos, de los
enemigos de antes de la guerra. Y es ya una generación mayoritaria, que ha comprendido muy
bien que le ha llegado la hora de actuar. Todas las noticias que de allí nos llegan nos hacen pensar
firmemente en que ha llegado la hora en que la Resistencia está pasando de yunque a martillo; de
la etapa en que todo era aguantar, a aquélla en que deberá golpear y golpear duro. Estamos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
viviendo promisorios momentos. Y nos alcanza a todos una enorme responsabilidad que no
podemos soslayar: la de ayudar a aquellos valientes que están dispuestos a forjar, de una vez, al
precio de todos los sacrificios, la patria libre y feliz, que ha sido el sueño de toda nuestra vida. Es
preciso ayudarles por todos los medios; los económicos, desde luego, y algo más si el caso llega.
Porque, al fin y al cabo, para los que ya no somos jóvenes, no es mucha generosidad ofrendar una
vida que ya mucho no puede durar, para que por los siglos que han de venir sea libre y digno el
vivir de nuestra patria. - Euzko Gastedi, Caracas, 1956.
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TRADUCCIONES
AL EUSKERA
VOLUMEN 6
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Indice
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Indice
Capitulo 1.
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1920-1967
INGELESA-EUSKARA:
CHAUCER, Geoffrey: Aholku onaren balada. Euzko Deya (Buenos Aires) 1943.
MILTON, John: Zurekin hizketan (Paradise Lost poemaren zati bat). Euzko Deya
(Buenos Aires) 1944 [3]
WHITMAN, Walt: Ontziburu!, nire ontziburu! Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
WORDSWORTH, William: Bihotza jauzten jat. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
GAZTELERA-EUSKARA:
IRIARTE, Tomás de: Burintza eta zaldia. Euzko Deya (Buenos Aires) 1944.
JIMÉNEZ, Juan Ramón: Platero eta biok. Florensa & Lafon (Montevideo) 1953.
LEÓN, Fray Luis de: Jauna donokiratziau. Euzko Deya (Bilbo) 1920.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
FRANTSESA-EUSKARA:
BELLAY, Joachim du: Herrimina eta Urrundik (Heureux qui, comme Ulysse, a fait
un beau voyage poemaren bi moldaketa) [15]
BÉRANGER, Pierre-Jean de: Errimiña. Euzko Deya (Bilbo) 1920.
DESCARTES, Renè: Ikasbideari buruzko itzaldia. Egan (Donostia) 1963 eta 1964
Egile ezezaguna: Orhoit gutaz. Euzko Deya (Buenos Aires) 1947 [18]
ITALIERA-EUSKARA:
ALEMANERA-EUSKARA:
GREKOA-EUSKARA:
LATINA-EUSKARA:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ZIZERON, Marco Tulio: Adiskidetasuna. Euzko Gogoa (Guatemala) 1952 eta 1954.
EUSKARA-GAZTELERA:
INGELESA-GAZTELERA:
CARL, George, «The boundary dispute between British Guiana and Venezuela».
«Orígenes del conflicto de límites de Venezuela y Guayana», Caracas, 1966.
FRANKEL, B., «Venezuela and the United States». «Venezuela y los Estados
Unidos». Caracas, 1964.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
WILLIAM SHAKESPEARE
HAMLET
Danemark'eko Erregegaia.
Capitulo 2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ANTZERKIAREN ARIA
I ATALA
Elsinore'ko errege gazteluka begirariek, Hamlet Danemark'eko erregegaiari, onen aita zanaren
antz antzeko mamu bat arresietan agertu dalako berria ematen diote. Au dala ta, Hamlet'ek
mamua arkitu ta, zer zala ta bere aita il zan, argandik yakitea erabakitzen du: baititu susmoak
aren eriotzari buruz. Urrengo gabean, Iratxoa ikasi ta arekin izketan, egia ezautzen du: Kauldi,
errege zanaren anaia ta orain erregiña alargunarekin ezkonduak, errege edendu zun, au lotan
zegolarik, yauratkia ta emaztea bereganatzeko. Iratxoa, Hamlet'i asperkundera aizatu ta itzaltzen
da. HAMLET' ek zin eragiten die bere lagunai gertatuaz itz ez dagiten.
I I ATALA
Ikasitako berriak eta buraratu bear dun lankizun ikaragarria dirala bide, Hamlet'ek burua nastuxe
ta eroarena egiten du bere asmoak obeki estaltzeko. Eskutitz eragabe ta leratsuak idazten dizkio
Opele bere maiteari (Poloni, yauregiko nagusiaren alaba). Garai ortan, antzezlari talde bat iristen
da gaztelura ta, Hamlet'en aginduz, alako antzerki (komeri) bat antolatzen dute Errege, Erregiña,
ta yauregikoen aurrean emateko.
III ATALA
Antzerhi orrek, Venezi'ko duke baten eriotzea du gai Eriotze onen gora berak, Danemark'eko
erregearen eriotzaren oso idurikoak dira. Komeria antzeztutzen duteño. Hamlet bere osabaren
aurpegiari ta igikunai begira begira dago. Erregea, bere oben estaliaren erredurak bulizatua
bai'litzan, irtetzen da eriosuar, antzerkizuna geldi araziz. Hamlel'ek ez du arrezkero ezmezean
yartzen Iratxoak esanaren egia, ta zin egin dun apena bururatzeko gertu egiten da.
Erregiña, bestaldez, antzerkiaren esanaiaz oso kezkoturih, dei egiten dio Hamlet'i oni akar
egiteko. Hamlet'ek, ordea, akarra akar ordain ematen dio ta bere ama lotsaturik eta biotz zimikoz
yosita uzten du, Bitartean, Hamlet'ek, elkarizketa kuzkuzka zegon Poloni iltzen du, erregea
dalakoan.
IV ATALA
Guzi ori dalata, Erregeak Hamlet erbestetzea erabaki ta Engianderrira bialtzen du. Bi ikaskide
(Rosencrantz eta Guildenstern) ditu bidaide ta auek daramaten erregearen agi¬ rien arauz,
Hamlet il bear dute England'en; baiñan, ura il ordean, aren ikaskideak iltzen dira, alabearrez.
Anartean, Opele, bere aitaren eriotzak, Laerte bere anaiaren urrutiratzeak eta Hamlet'en
erbestetzeak yota, burutik yoaten da. Kantuz
ta lore sortak egiten ari dalarik, lats baten ertzera yoan eta ito egiten da. Etorri berria dan Laerte
gazieuk, erria matxinatu ta badoa yauregira. Erregeak ,ordea, emarazten du ta, azkenik, bien
artean, Hamlet'en eriotza asmatzen dute.
V ATALA
Hamlet'ek Danemark'a itzultzen dala. Opele'ren eortzeta topatzen du. Atsegabeaz beretik irtenda,
illobira yauzi ta Laerte'rekin burrukan ari da. Lagunek bananlzen ditute. Erre¬ geak, ordea,
gerturik dauka dagoneko, bece malmuzkeria: Hamlet eta Laerte'ren arteko ezpatayokoaldi bat.
Laerte'ren ezpata mutur zorroitza ta edendua da. Erregeak, gaiñera, edari edentsu bat atondu du
Hamiet'entzat, bada ezpadan. Ezpataketa asi ra bereala, Erregiñak Hamlet 'en osasunerako edan
nai ta edontzi edendutik artzen du. Laerte'k Hamlet zauritzen du ta biok sumindurik, gogorrean ari
dirala, ezpatak trukatu ta Hamlet'ek, aldiz, Laerte, beronen ezpata edenauaz sakailtzen du.
Erregiña iltzen da ta Laerte erortzen ere. II baiño len, ordea, bere asmo beltza aitortu ta
barkamena eskatzen dio Hamlet i, Erregearen errua agertuz. Hamlet'ek, ordun, zuzentzen du
ezpata edendua Erregeagana au it ürazir. Hamlet iltzen da.
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ANTZEZ LAGUNAK
VOLTIMAN, . Yauregikoak
ROSENCRANTZ, Yauregikoak
GUILDENSTERN, Yauregikoak
MARKEL, ………………………….Gudalburuak
praisku, Gudaria.
buruzagi bat.
antzezlarjak.
Bi obigille.
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LENBIZIKO ATALA
AURRENENGO AGERRALDA
PRAISKU Beñat?
PRAISKU Eskerrik asko aldika onengatik. Otz gorria ari da ta biot zesturik nago.
BEÑAT: Ederki. Gau on. Orati ta Matrkel, nere begiraldilagunak arki ba'ditzazu, esaiezu laster
egiteko.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
(Irtetzen da).
MARKEL: Gure ameskeri utsa dala dio Orati'k. eta birritan ikusi dugun iratxo ikaragarri orrekikoa
ez du ziñetsi nai. Eskatu diot, beraz. gurekin gaualdi emateko, mamu oii berriz ba'dator. gure
begiak ontzat eman eta itz dagion.
BEÑAT: Eseri zaitez apur batez, bi gautan ikusi dugunaren ixtoriari orren siñesgogor zazkion
zure belarriak eraso ditzagun berriz.
BEÑAT: Lengo gabean, sarkaldean agiri dan izar ura bera, orain dirdiratzen dan ortze aldea
argitzeko bere bidea egiña zunean, Markel eta biok, yoaleak ordu bata yotzean... (2).
Iratxoa sartzen da.
ORATI: Nor zera zu, gau ordu au ta eortzitako errege danetarrak zun irudi agurgarri ta
martzala zuretzen dituzun ori? Yainkoaren izenean larderiatzen zaitut, mintza!
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BEÑAT: Zer diozu, Orati? Dardarka ta zurbil zakust. Ameskeria baiño zertxobait geiago ez al dugu
au? Zer deritzazu?
ORATI; Ala Yainkoa, ez nun au iñoz ere siñetsiko nire begi auen aitor argi ta nabaria gabe.
ORATI; Zu zerorren antzeko zeran aiña. Orrelakoxe altzairu yantzia zeraman, Noruai'ko errege
aundinaiarekin gudakatu zanean. Orrelaxe zimartu zun bekokia, elkarikuste garrratz batean,
poloniarrak aien lerratik izotzeratu zitunean. Arritzeko da au.
MARKEL: Orrelaxe, ba, dagoneko birritan eta ordu isil ontan bertan, gure begiraldian agertu zaigu
bere ibillera martzalaz.
ORATI: Ez dakit zer uste izan onetzaz. Nire iritzi apalez, ordea, naspil bakanen bat gure aberrian
iragartzen du onek.
MARKEL: Ongi, bada Eseri gaitezan eta dakianak diostala: zergatik begiraldi zorrotz eta latz auek
nekaratzen ditute onela, gabero, erri ontako menpekoak? Eta zergatik eguneanegunean
orrenbeste burniorizko suaga galdatzea ta atzerrian erositako gudaaba¬ sen biltze au? Zertako,
igandea astegunetatik beren lan zaillaz berezten ez duten istinkari talde oriek? Nolako galtzorian
gaude, ariketa izerditsu orrek gaua egunaren lankide egin bear dezan? Nork azal dezadake?
BEÑAT: Orixe da, nik Uste, ta orretxek adiraz dezake zergatik agertzen dan iskilludun, gute
begiraldi erdian, guda auen bidea zan eta dan erregearen irudi arrigarri ori.
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ta kaleetatik zear noraezean zebiltzan intzirika ta zitzipuzika. Zeruan ere, arrigarrizkoak ikusi
ziran; suzko isatsdun izarrak, odoleuria ta eguzkian elkaitzak; Itsasoen nagusi dan izar ezatsua
itzaldu zan, Ebazteguna eldu bailitzan. Eta gertari izugarrien aurretiko auetxek, alabearraren
aintzindariak eta urbilleko dordoen iragarleak, zeruak eta lurrak batera agertu dizkiote gure erriati
(3). .
Iratxoa sartzen da berriz.
Baiñan, ixo! Begira. Ara nundik datorran ostera. Bideak autsiko dizkiot. naiz ta tximistaz yotzen
ba'nau ere. Gel, itzal ori! Aotsik ba'duzu edo mintzo aribiderik, itz egidazu! Zuri laguntza ta niri
Yainko adeia ekarri ditzaiguken lanen bat egikizun ba'dago. itz egidazu! Aberrian gaitzurre isillen
bat ba' dugu, zuk ageri egin ezkero, eragotzi dezakeguna, oi, itz egizu! Edo, bizi ziñala, gaizki
zureganatu urreta, lur erraietan gorde ba'zenun, —orregatik, bada, zuek illok, alderrai ornen
zabiltzate askotan— esaidazu! Tenk eta itz egizu!. . . (Ollarrak yotzen du) Geldieraz ezazu, Markel.
ORATI: Eta ordun dardaratu da, erruduna galde zorrotz baten azpian bezela. Oillarrak, goizaren
turutak, bere aots zoli ta zorrotzaz eguzkia iratzartzen du: dei ontara, naiz itsasoan, naiz
legorrean, naiz suan, naiz aizean, noragabe dabiltzan mamuak, zein berera ci doa lasterka.
Oraintsu ikusi dugunak orren egia sendesten du.
MARKEL: Izan ere, oillarrak yotzean aienatu da. Gure Yaregillearen yaiotzaren yaia urbiltzen dan
aldi oro, eguantzeko egaztia gau osoan yotzen ari omen da. Ta ordun, diotenez, mamu bat ere ez
da kanpora ausartzen; gauak osasuntsuak dira; ordun, ez izar kaltetsurik, ez maitagarriren
lilluratzerik, ez zorginketirik: ain gurena ta eskarrez betea da aldi ura.
ORATI: Orrelaxe entzuna dut nik ere ta, aldez, siñesten dut. Baiña, begira; gorriz yantzitako
ortzargia, sorkaldeko muru artako intza oinkatuz dator. Utzi dezagun begitaldia. Nire aolkua on
baldin ba'zaizue, goazan. gau ontan ikusi dugunaren berri Hamlet gazteari ematera. Arimaren
gain!; guretzako mintzul dan mamu ori, mintzatuko zaio ari. Ongi deritzazute ura yakitun ipintzea,
gure maitasarreak eta bearkiak eskatzen dutenez?
MARKEL: Bai. Ori dagigun, arren. Badakit, goiz ontan, ura nun arki dezakegun.
BIGARREN AGERRALDIA
Gasteluko yauralkigela.
Turutotsa, ERREGE, ERREGIÑA, HAMLET,
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ERREGE; Hamlet gure anai maitearen eriotzoroia oraindik bizirik bada ere, ta gure biotzari
oiñazea ta gure
LAERTE: Zure baimena ta onespena, Franlzi'ra itzultzeko, nire yaun itzalgarri ori Pozik etorri
nintzan andik zure buruntzatzean nire ziña egiteko; baiñan eginbear au beteta, egia esan, nire
gogamenek eta eraspenek Frantzi'ra yotzen dute, apalik zure baimena eskaturik.
POLONI: Badu, yauna; ekitearen ekitez, nire bai berandua idoki du, ta azkenik, aren guraria,
nire baietz zaillaz zildaikatu dut. Emaiozu, arren, yauna, irtetzeko baimena.
ERREGE: Aukera ezazu on zaizun ordua, Laerte. Zurea duzu aldia; goza ezazu zure gogora. Ta
orain, Hamlet, nire semea, nire lenbiziko .
ERREGIÑA: Hamlet maitea; gaumargo ori astandu, ta begira ezazu erregea adiskidez. Ez egon
beti betazaibera, autsean zure aira zindoa billatzen duzularik. Guzien zoria izan du, Bizi dana il
bearra da, eriotzabidez, bizi ontatik betikora doala.
HAMLET: "Dirudi''! Ez, andrea; da. Nik ez dakit irudi egiten. Ez da soillik nire txabuxa illuna, ama
on ari, ez dira oiturazko yazkera beltz zorrotzak, ez itotako arnasaren adia lurrintsuak, ez begien
ibai ugaria, ez aurpegiaren aieru beeratua, oiñazearen era, bide ta erakuski guziekin batera, nire
egizko gogoa adiraz dezaketenak. Guzi ori antz utsa da, egiaz, gizonak irudi dagitziken gauzak
baitira; harnean dudanak, ordea, agerpen guziok gaindiatzen ditu: orrako oriek oiñazearen apain
eta edergarriak baizik ez dira ta.
ERREGE: Eder ta goragarri duzu, Hamlet, zure aitarekiko eginbear ilun ori betetzea. Alabaiñan
ausnartu bear duzu, zure aitak bere aita galdu zula, aita onek berea, ta bizi dana illarekiko miñera
beartuta dagola, seme zor pean, aldi batekotz.
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Amaigabeko goibelaldian irauteak, ordea, mukerkeri dongea aitortzen du; gizonari ez dagokion
lorra. Yainkoari buruzko olde biurria, biotz aula, menpetasun gabeko gogoa, adimen urri ta
ezikasia darakusaz. Gertabearra izanik eta nunaikoa ta noiznaikoa dala dakigun ezkero, zergatik,
orrelako mukeikeriaz ta orren estuan artu? Uf! Zeruaren kaltezko ogena duzu ori, illarentzako
iraina, izaeraren aitzikoa ta oso nekagarria gogamenari; au bada, gurasoen eriotza, gauzak berak
dakarrena izanik, lenbiziko zanduagandik asi ta gaur iltzen danaganaiño, ez da aspertu ots egitez:
"Orrela bearra da". Baztertu, bada, arren, alperriko atsegabe ori ta aitatzat ar nazazu. Izan ere,
gure yauralkiaren urbiliekoena zera, bekite au guziek, eta aita samrrenak bere semeari dion
aifiako maitasun aratzaz maite zaitut. Wittenberg'eko (6) ikastetxera itzultzeko duzun asmoari
buruz, gure naiaren aitzikoena da. Emen ekuratzeko daskaizugu, beraz, gure yauregiko aurrena,
gure illoba ta semea.
ERREGIÑA: Ez zaiozu mzi amari alperiik eskatzen, Hamlet. Gelditu, arren gurekin; ez yoan
Wittemberg'a.
ERREGE: Orixe dugu erantzuera maitagarri ta atsegiña! Izan zaitez Danemark'en nerau bezelaxe.
Zaioz, andrea. Hamlet'en erabaki zintzo ta oldezko ori; parrekoi kokatzen zait biotzean. Ori dala
ta, ez da gaur edaldi alairik Danemark'en izango, suaga
aundiak odeiai iragartzen ez diela, ta erregearen zurrut bakoitzean zeruak burrunbatzen ez dirala
lurraren ostotsa berriz egiñik. Goazan.
(Turutotsa. Hamlet ez guziak irtetzen dira)
HAMLET: Ene, aragi au, aragi trinkoegi au, urtu, gesaldu ta intzatu al ba'ledi! Betikoaren legeak
nork bere burua iltzea gebendu ez ba'leza! Ene Yainkoa, Yainkoa! Bai gogaikarri, igazi, utsal eta
alperrikoak iruditzen zazkidala bizi ontako egintza guziak! Au mundu nardagarria! Belartzar
garratza ta zakarra azitutzen dan baratza zera; ez dago zugan besterik. Au gertatu bearra! Bi
illabete il zala. . Ez, ez orrenbeste, bi ere ez. Errege ain guzizko bat, onen aldean Hiperion (6)
aker gizon ba¬ ten aldean zana; nire amarekiko ain raaitekorra, zeruko aizeak aren aurpegia
gogorregi ukitzea yasaten ere ez zuna. Zeru ta Lur! Oroitu bear dut? Erregegandik zintzilikatzen
zan bera, bere irriskeria asea¬ ren asez geitu bai'litzan. Eta ala ere, illabete buruan. . . Ene, ez
dut gogoratu nai. Yauskortasuna, emea zera!!. Illabetea ez dala, negar ba¬ tean, Niobe (7) bat
iduri, aita gaisoaren gorpuaren atzetik ibiliitako oskiak zaibaildu baino len. Be¬ ra, bai, ura ta bera
. Ene Yainkoa! adunen ga¬ fo eko üze batek luzaroagoko miña izango zun. Osabarekin ezkondua,
altaren anaia, bai, baiñan ez airaren antzekoago ni Erkule'na naizana baiño. Illabetea ez dala!
Bere gezurrezko malkoen gatzak
bere begi gorrituen yarioa utzi baiño len. . . ezkondua! Ori arintasun dongea, oe kutsutura orren
laster egitea! Au ez da on eta ez diteke ongi bukatu ere. . Baiñan, autsi zaitez, ene biotza,
mingaiñari eutsi bear baitiot.
HAMLET: Zu ongi ikusteaz poztutzen naiz: Orati . . ala neronen buruaz aztu naiz.
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HAMLET: Nire adiskide ona, esazu, ni zurea naizan bezela Eta, zerk ekarri zaitu Wittenberg'etik,
Orati?. . Markel?
HAMLET: Asko poztutzen naiz zuek ikusita. (Beñat'i) Arratsalde on. yauna. Baiñan, egiaz, Orati,
zerk ekarri zaitu Wittenberg'etik?
HAMLET: Ez nioke ori esaten utziko zure etsaiten bateri, ta nire belarriari indar dagiozu zerorren
burua orrela iraindurik. Ba dakit arlote ez zerana. Zer ari zera Elsinor'en? Irakatsiko dizugu
atsarraldi batez edaten, itzuli zaitezan baiño len!
HAMLET: Arren, ez egidazu irri, ikaskide; nire amaren ezteietara esan bear duzu.
ORATI: Urbilletik yarraiki zazkie, egitan.
HAMLET: Zurtasuna, Orati, zurtasuna! Illeta orritserako egositako yakiak, sakote izan ziran
ezteimaiean. Nire etsai kutunena zeruan yarrugitzea naiago mike, alako eguna ikusi izatea baiño
len, Orati! Nire aita. . dakustala iruditzen zait.
HAMLET: Gizon oso ta betea zan; ez dut aren idekorik iñoiz. ikusiko
ORATI; Neurri ezazu apur batez zure arridura ta burubelarriak ipiñi, zaldun auen aitorpean,
arrigarria azaltzen dizudaiño.
ORATI: Bi gau yarraikitan, Markel eta Beñat zaldun auek, gau erdiko bakartasun isillean begirari
zeudela.
zure aitaren idekoxe irudi bat, burutik oiñetara burniz yantzia, aurrean yairi ta ibilkera itzalgarriz
aien albotik igaro zan geldi ta aundikiro. Irutan igaro da, aien begi arritu ta ikaratuen aurrean,
bere aiztagaren irispidean, aiek, beldurrak izoztu ta mintzulik, itz bat esateta awsartzen ez zirala.
Orren berri eman zidaten isil aundi pean eta, irugarren gauean egon nintzan aiekin begirari. Ta
antxe, esan zidaten ordutan doidoi, ta era berean, iratxoa agertu zan, aien itz guziak egizko ta
zeatzak irtenik. Zure aita ezaguna mm; ez dira eskuok elkarren antzekoagoak,
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ORATI: Egin nion, yaana. Ez zidan, ordea, ezer ere erantzun. Alaz ere bein batean, burua yaso
ta mintzatzekoa egin bide zun; une artantxe, ordea, ciliar goiztarrak yo zun ozenki ta, onen otsaz,
iratxoa ikaratu ca laster egin zun, gure begietatik itzaltzen zala.
ORATI: Ta egi utsa, nire yaun itzalgarria, arimaren gain! Eta aren berri eman bear duzugula
Uste izan dugu,
HAMLET: Bene benetan, yaunak, kezkaratzen ñau orrek. Be¬ girari al zaudete gau ontan?
MARKEL eta BEÑAT: Ba gaude, yauna. HAMLET: Burniz yanlzia zegola diozute? MARKEL eta
MARKEL eta BEÑAT: Burutik beatzera. HAMLET: Ez zenioten auipegia ikusi, beraz? ORATI: Bai,
yauna; egala yasodk zeraman eta.
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HAMLET: Baldin aitaren irudia ba'du, mintzatuko natzaio, naiz Ta sulezeak orroaka isiltzeko
agintzen ba'dit ere. Ikusi duzutena oraiñokoan isillean euki ba'duzute, eukazute oraindik ere,
arren; ta gau ontako gerraria dana dala, gogora emaiozute, ez mingaiñera. Ba dakiket zuen
maitasarreari erantzuten. Agur. bada. Amaika ta amabien artean yoango naiz zelaira zuek
ikustera.
HAMLET Zure adiskidetasona, nirea zuei bezela. Agur, (Hamlet ez, guziak inetzen dira). Aitaren
iratxoa iskillutan! Au ez dabü ondo. Belzkeriten bat sumatzen dut. Gaua ai ba'litz! Ordurarte,
narerik, ene gogoa. Egin zikiñak agertuko dira giza begien
aurrean, naiz ta lurraren ondoan eortzirik ba'daude ere.
(lrtetzen da)
IRUGARREN AGERRALDIA
Poloni´ren etxeko gela bat.
laerte ta opele sartzen dira.
LAERTE: Nire tresnak ontzian zeuden. Agur. Arreba, aizea aldeko ta ontzia gertu zegon guzian, ez
lokartu ta izkidan ire berriak.
LAERTE: Hamlet eta aren itz mitzai buruz, ar itzan apeta ta odeletiko naikeri bat bczela,
gaztetasunaren udaberriko lili bat, goiztarra, baiñan ez luzaroko, leguna, ez iraukorra, ordea, une
bateko usai ta atsegiña; besterik ez.
LAERTE: Ez Uste besterik, Izatea azitzean ez baitun azkuz ta esteriz soilki aunditzen; yauretxea
zabaltzen dunan giñoan, ordea, gogoaren eta adimenaren barneko ariketa edatzen dun ere. Orain
maite au, agian, eta oraindaiño ez orbanek, ez biuikerik ez din aren asmoen garbitasuna loitzen.
Beldur izan bear den, ordea, aren aunditasunari begiratu ta, erregegaia ez dunala bere
naimenaren yabe, bere yaiotzaren menpeko dun eta. Ez zaion zillegi, mail apaleko lagunai bezela,
beretzat aukeratzea, bere aukerari baitagozkio, yaurerri osoaren osasuna ta zoriona
Bere aukera, beraz, burua zaion gorputzaren aupide ta baietzaz mugatu bearra da. Orrela, bada,
maite aula baldin ba'zion, gurbilki ariko aiz siñesten ez ba'dion, bere mail eta aginbidearen
barrenan, bere itza bete dezakeneraiño baizik; ots, Danemarkerriaren autarkiak laketzen duna
baiño ez aruntzago. Ausnartu, bada, nolako galtzea izango litzaken, ire izen onerako, belarri
siñeskorregiz, aren leloak adituko ba'itun, ire biotza arganatuz edo aren gaizki yaurritako
ausarkeriai ire garbitasunaren altxorra zabalduz. Beldur adi. Opele, beldur adi, ene arreba maitea,
ire leiaren atzean gelditu adi, naiaren irispide ta galtzoritik at. Neska zogiena, zarrastelegi dun
bere zoragarriak illargiari agertzen ba'dizkion. Garbitasunak berak, ezin din iraiñaren ukalditik iges
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egin. Arrak maizegi orzkatzen zetin udaberrialabak, (9) auen kuskuak zabaldu baiño lenago ere,
ta gaztetasunaren intza, goiztarrago ta garbiago dan giñoan, errazago ere aize itsaskorrak
igartzen. Ernai ago, bada; beldurra baiño begirale oberik ez dun. Gaztetasuna berez dun
matxintzale, naiz ta alboan zirikatzaillerik ez euki.
OPELE: Gogoan eukiko zetikat esakun osasuntsu oriek, nire biorzaren zaintzat. Baiñan, ene neba
ona, ez adi ari aldarrikari zorrotz batzuen antzera; zerurako bide latz, lartsua besteai erakutsi, ta
aiek, galuts arroak bezela, atsegiñen lorezko inda oinkatzen ditekenak, beren onuai ez axolak.
LAERTE: Ez beldur izan neregatik. Geiegi luzatu naiz, ordea, ta ona emen aita.
(Poloni sartzen da)
LAERTE: Onespen bikoitza, esker bikoitza; birritan agui egin al izatea zorionekoa da,
POLONI: Oraiño emen, Laerte! Ontzira, ontziral Au lotsa! Aizeak zure ontziaren txopan putz dagi
ta lagunak zure begira dituzu. Zatoz onara; nire onespena zurekin! Eta alegin zaitez zure gogoan
tinkatzen arau gutxiok. Ez eman zure gogamenai mingaiñik,, ez gogamen egokiezai egiterik. Izan
zaitez lagunartekoa; iNolaz ere lagunabarra. Zure adiskide artuak lotu ezaiezu zure gogoari
altzairuzko kakoez, ez mazkurtu, ordea, zure eskua, edozein lagun berri laztanduz. Liskarrean
sartzetik begira zaitez; sartuzkero, ordea, ekin.aitzikoa zuregandik begira bear dedin eraz. Eman
guziai zure belarria, gutxiai ordea, zure mintzoa. Entzun besteen espenak, baiñan ezkutatu zure
iritzia. Yantzi zai¬ tez zure zizkuak ordain lezaken bezain garesti; geikeri gabe, ordea; yoririk,
baiñan ez nabarmenki; izan ere, yanzkeratik ezagutzen da gizona sarritan, eta Frantzi'n, mail eta
nare goinetako lagunak agoxuriak dituzu gai ontan. Ez artu, ez eman mailleguz: mailleguz
emateak, dirua ta adiskidea erabat galdu erazten baititu maiz; eta yesateak, zurtasunaren
sorbatza kamusten du. Eta guziz ere:
izan zaitez zure buruarekiko egitia, ta ortatik datorke, egunetik gaoa bezelaxe, inorekiko gezurtia
ezin izango zerala. Ongi ibilli; nire onespenak on¬ dú dezala guzi au zuregan!
POLONI: Ongi esana, alegia! Esan didate oraiñagotik, gero ta sarriago ari dala zurekin berezian
eta zerorrek oso atsegiñez ta zabalik artu duzula. Au onela baldin ba'da —oarpentzat yakin
erazi didatenez— esan bear dizut, ez duzula zure buruaz, nire alabari ta zure ospe onari dagokion
Uste garbia. Zer dago zuen arrean! Aitor ezadazu egia.
POLONI: Maitasarrea! Bo! Orrelako galbideak ez dazagutzin neska elduez bat bezela
mintzatzen zera. Eta aren eskaiñak, deitzen dituzunez, siñesten al dituzu?
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POLONl: Aladonea! nik esango dizut: Uste ezazu, eskain oriek legezko dirutzar artu ditun aur bat
zerala; eskain ezazu zure burua sari goragoan, ala —esakuntza gaisoa ez ler eragiteko— ni
naukakezu zuri eskainka (10).
POLONl: Bai, istingorretarako arteak. Ba dakit zein opato damazkion ziñak gogoak mingaiñari,
odolak dirakinean. Ez artu, ene alaba orrek, sutzat, bero baiño argi geiago damaten pirrinta oriek,
geien agintzen duten unean bertan erabat itxugintzen diranak. Zurrago izan zaitez, gaurdanik,
zure neskatxa ageriari buruz; ez merkatu zurekin yardukitzeko eskerra, erausteko dei uts bateri
amor dagiozularik. Hamlet erregegaiari buruz, gogora ezazu gaztea dala ta zuri ematen zaizun
baiño ibützeko soka lasaiagoa dula. Labur, Opele, es ziñetsi aren eskeintzak, beren yanzkiak
darakusan margoaren bitartekoak ez baitira; obeki lilluratzeko sainduki mintzatzen diran andrekari
malmutzak baizik. Bein ta betiko: ez dut gaurgero nai, argi ta garbi mintzatuz, Hamlet yaunarekin
izketan edo solasketan astirik gal dezazula. Begira gero; agintzen dizut. Zoaz.
LAUGARREN AGERRALDIA
Zelaia.
HAMLET: Aizeak suminki ausikitzcn du; otz aundia da. ORATI: Aize gorrigorria dago.
ORATI: Bai ote? Ez ditut entzun. Oitela ezketo, urbil du¬ gu katxoa egurastu oi dan garaia.
(Urrutiko turuta otsa ta suaga danhotsa) Zer da ori, yauna?
HAMLET: Erregea gau guzia xuritzen ari da, zurrut ugariz ta dantza zaratatsuz alderoka. ta,
edontzi bat Rhin ardo ustutzen dun bakoitzean, arratzak eta turutak irrintzi dagite aren
apalondokoa goraipatzeko.
HAMLET: Bai, oitura dugu. Alabaiñan, emengoa naizan arren eta orrelako ekanduetara egiña
oitura ori yarraitzea baiño austea egokiagotzat daukat. Yan edan zakar oriek dirala bide, beztutzen
eta iraintzen: gaitute erriek, ekeratik oixezkiraiño; gu ordiak deitu ta gure omena esakuntza
zikiñez orbantzen
dute. Ta, egiz, naiz ta gure egitsariak arrigarriak izan, beren aintzaren muiña ta mamia galtzen
dute orrekin. Orrelaxe gertatu oi da sortzezko akatsen bat duten gizakumeetan, bai yaiotzez ta
ontan ez dira errudun, nork bere yatorria ez baitezake aukeratu, bai, sarritan, gogamenaren esiak
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lurreratzen ditun olderen baten nagusitzagatik, edo ta, aien gizabidea garraztutzen dun aztura
batengatik. Onako lagun auek, diot, alako akats ba¬ ten xakia daramatenak (11), naiz ta aien
ekandunak oro, Yainkoaren eskerra bezain garbiak eta gizonak izan ditzaken bezain ugariak ba'
dira ere, gulxietsiak izango dira guzien iritzian, noku berezi argatik. Gaitz tanta batek beeratzen
du, bere antzera, gorputz bikain osoa.
Iratxoa sartzen da.
HAMLET: Aingeruak eta zeruko artekariak, babes gaitzazute! Naiz gogo ongille, naiz mamu gaiztoa
izan; zeruko atsa, naiz sulezeko putza; zure asmoa dala ontsua, dala dongea; orrelako itxuratan
agertzen zera ta mintzatu nai dizut: zuri nago, Hamlet, errege, aita, Danemark'eko bakaldun,
erantzuidazu! Ez nazazu oiñazetu ez yakiteaz; esaidazu, arren; bizigabe eortzitako zure ezur
donetsiek, zergatik urratu dute beren ilyantzia?; zer dala ta, bakez ezarria ikusi ziñuzagun illobiak,
bere aitzurdiñezko
autz aztunak zabaldu ditu zu egozteko berriz? Zer esan nai du, zu altzairuz yantzitako illotz ori,
illatgitara itzultzeak, gana izuikaraz bete ta gu, izadiaren yostailluok, gure gogoen irispidean ez
dauden oldozkai minkorrez dardaratzen gaituzula? Esazu, zergatik guzi au? Zer dala ta? Zer egin
bear dugu.?
Iratxoa'a kiñuak dagizkio Hamlet'i.
ORATI: Berekin yoateko aieruak dagizkizu, bakarrean zerbaiten berri eman nai bai'lizun.
MARKEL: Begira nolako eskuketa adeitsuz, dei dagizun leku baztertuago hatera; E? zaitez argana!
HAMLET: Zergatik? Zeren beldur naiteke? Ez nuke eskimel bat emango nire biziaren orde; nire
gogoari buruz: berriz zer legioke, bera bezelako illeziña izanda? Berriz ere, yarraitzekoa egiten
dit... Banoa.
orati: Ta uiñetarantz ba'zarakar, yauna, ala itsaso gaiñean aurreratzen dan arkaitz orren tontor
ikatagarriruntz eta an, beste itxura izugartiren bat artu ta, zure adimenaren nagusigotik
erotasuneta amiltzen ba'zaitu? Gogotan artu ori. Lekuak bakarrik,
beste ezer gabe, etsipenezke usteak sortu litzake, itsaso sakona begiratu ta aren orroa azpian
entzun duken edozein gan.
HAMLET: Nire alabearrak deadarka diñardu, nire soiñaren ari samurrena Nemai'ko leoiaren (12)
kirioak bezain sendoa egiten dularik. Dei dagidat oraindik ere! Ken eskuok, yaunak! Ala Yainkoa,
iratxo biurtuko dut eragozten nauna! Alde, desaizuet! Zoaz, ba narraikizu.
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BOSGARREN AGERRALDIA
Zelaiho beste leku bat. iratxoa ta Hamlet sartzen dira.
HAMLET: Ba dantzut.
IRATXOA: Urbil dago, sulburrezko gar oiñazgarriatara bea~ rra naizan ordua.
IRATXOA Ez errukitu nitzaz; ipiñi, bai, ordea, buru belarriak agertuko dizudanari.
HAMLET: Zer?
IRATXOA: Zure aitaren arima naiz: aldi batekotz, gauez noragabe ibiltzera ta egunez garretan
barutzeta epaitua, bizitan egin nitun ogen iguingarriak xiratu ta garbitu ditezan arte. Nire
espetxeko zadorrak ageri egitea gebendua ez ba'legokit, esango nizukenaren itz xumeenak zure
gogoa ikaratu, zure odol gaztea izoztu, zure begiak izarrak antzo, aien betzuloetatik erauzi ta zure
lakain estu ta zizurrok bañatu egingo lituke, ille bakoitza laztuz, arantzurde suminduaren ziak
iduri. Betikotasunaren barne ostenok, ordea, ez dira aragizko belarrietarako, Adizu, adizu, oi,
adizu! Iñoz maite ba'zenun zure aita laztana.
HAMLET: Eriotze!
IRATXOA: Eriotze zitala, eriotzea beti danez; auxe duzu, or¬ dea, zitalena, zikiñena, ta izaera
kaltekoena.
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HAMLET: Yakin eraz eradazu bereala, irudimena edo maitegogoetak bezain ego arin
asperkunderaegaz dagidan
IRATXOA
Adoretsu zakust. Eta Letai'ko (13) ertzetan berez zustraitzen dan belar lodia baiño sorgorragoa
izango ziñake nire esan onek eragingo ez ba'ziñu. Adi¬ zu, Hamlet: nire loretegian lotan nengola
suge batek ziztatu omen niñun. Danemarkerri osoaren belarriak atzipetu ditute zakarki gezur esan
orren bidez. Yakizu, ordea, nire mutil zindo orrek; aitari orzkatu zion sugeak nire buruntza dauka
orain.
IRATXOA: Bai, pizti ezkontza nasle ta aidekeri egille orrek, bere sorgin antzeaz ta bere emai
maltzurren bidez, —antze ta emai madarikatuak lilluratzeko orrelako almena dutenak— nire
erregiña guziz garbia zirudinaren gogoa, bere lizunkeri alkegarriaren yopu egin zun. Oi, Hamlet,
aren erorikoaren aundia! Ni ta ezkontzean egin nion agintzarekin beti bat etorri zan nire maitasun
gatbia utzi, ta aren izatezko tasunak nireen aldean ain azpikoak diran doillor batenganaiño
beeratu! Baiña garbitasuna beti ustelezina izango dan bezela, nai ta ari aragikeriak zeruko itxuraz
zirikatu, orrela lasaikeria, aingem distikor bateri lotua ba'dago ere, oe zerutarrean gogaitu ta
sastegira bearra da bazka billa. Baiña, geldi! goizeko aizea sumatzen dut eta labur izan bear. Nire
loretegian, oi bezela, abaro negin; nire atsarte artan, zure osaba sartu zan gerizka, irabeiarrezko
gerli aiñenekoa ontziño batean zekarrela ta nire belarri atarian erion ustelkorra isuri egin zidan.
Orren eragiteak, giza odolarekiko ain arerioa izanik, gorputzaren bide ta odietan barna, zillarbizia
bezain laster dagi ta, beingozko indarraz, esnean isuritako tanta garratzek bezela, odol me ta
osasuntsua ziatu ta gantzagitu egiten du, Orrela yazo zittzaion nire ari ta, sostean, legenar zikiñak
nire aragi legunean sartu ta zanar nazkagarriz yosi zun.
Eta orrelaxe nik, lotan nengola, bizia, buruntza ta erregiña galdu nitun batera. anaiaren eskuz.
Nire ogenen loraldi betean igitaitua, elizakoak artzeke, atontzerik gabe, nire garbiketa egiteke,
buru gaiñean nire utsegite guziak nitula. ebazkuntzara bidali niñun. Izugarria! Izugarria! Oi
izugarriegia! Biotzik ba'duzu ez ezazu yasan. Ez utzi Danemark'eko errege oea lizunkeri ta
aidekeri nardagarrizko etzangia izatea. Baiñan egikizuna nolanai bururatzen duzula, ez kutsutu
zure biotza ,ez utzi zure gogoari amaren aurkakorik asmatzen. Ernan ura Yainkoari ta ari zauritu
ta ziztatzeko aren bularrean erne diran arantzai. Orain. agur! Ipurtargiak, zurbiltzen asi dan bere
nirnir kolokaz, goizaldearen urbilla iragartzen du; agur, agur, agur! Otoi zaitez nitzaz.
(Irtetzen da)
HAMLET: Zeruko gudari taldeak! Lur ori! Aski da, ala sulezea gaiñeratu bear dut? Ez, ez. Eutsi,
ene biotza: zuek, ene zaiñok, ez auldu ziztakoan eta zutik euki nazazute. Zutzaz oroitzeko! Baiki,
arima zorigabe ori, buru nastu ontan oroimenak yarlekurik dukeño. Zutzaz oroitzeko! Bai,
ezabatu egingo ditut nire oroimenaren lerrokadan gaztetasunak eta oartzeak irarri zituten edozein
gomuta alperrikako, liburuetako esan mesanak oro, igazitako bulko ta zirrara guziak, zure agindua
bakarrik bizi dedin nire burumuiñaren idaztian, gai azpikoren nasterik gabe; bai, ala Yainkoa! Zu
emakume zin
ausle ori! Zu, doillor, doillor, doillor irribera madarikatu ori! Nire oltxoak! On izango da idaztea,
beti irriparrez egon ta ere, zitala izan daitekela gizona. Danemark'errian, beiñik bein, ori ikusi
daiteke (Idazten du). Ots, osaba, emen zaude. Orain nire itzera: "Agur, agur! Oroi zaitez nitzaz!"
Zin egotzi dut.
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HAMLET: Zer deritzazute, bada? Zein giza buruk ziñetsi lezakean iñoiz? Baiñan, aopean
daukakezute ?
HAMLET: Ez dago Danemark osoan doillor bat. . . zital oso ta betea ez dana.
ORATI: Ori guri esateko ez d« iratxo batek bere illobitik irten bearrik, yauna.
HAMLET: Bai, egia; egian zaude. Geiagokorik gabe, beraz, eskuak elkar estutu ta yoatea
dagokigula uste dut: zerok, zeron egiteko ta atsegiñetara edozeiñek baitauzka bere egiteko ta
atsegiñak eta ni gaiso au, aldiz, otoi egitera.
ORATI Oriek ez dituzu adin eta zentzun gabeko itzak baizik, yauna
HAMLET Bai, Orati, ba dago, ala Patrizi gurena (15), ta aundiegia gero. Agerkari orretzaz esan
bear dizuet ira¬ txo agurgarri bat dala. Bera ta bion artean gertatua ezagutzeko zuen yakinmiñari
buruz, ordea, beza ezazute al duzuten eraz. Eta orain, adiskide onak, adiskide ta iskillu lagunak
zaituztan ezkero, indazute eskei txiki bat.
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HAMLET; A, a, mutil! zerorrek diozu ori? ortxe zaitugu, lagun ona? Ots, ba dantzuzute adiskidea
azpian. Zin egizute, arren.
HAMLET: Ez mititzatu iñoiz ere ikusi duzutenaz; zin egi¬ zute nire ezpata gaiñean
HAMLET: "Hic et ubique?" (l6) Lekuz alda dezagun, bada. Bertara zaitezte, zaldunok. Ezarri
itzazute eskuak nire ezpata gaiñean: ez mintzatu iñoiz ere entzun duzuten onetzaz: zin egizute
nire ezpataz.
HAMLET: Ongi esana, sator zar. Orren laster dagikezu lurpean? Ori aitzurlari sekulakoa! Beste
lekura gaitezan, berriz ere, adiskide onak.
HAMLET: Bestekoari bezela, bada, txera ona egiozu. Badira zeruan eta lurrean, Orati, zure
pillosopiak ames dagitziken baiño gauza geiago. Zatozte, ordea. Zin egizute len bezela, ta
Yainkoaren ederra zuekin bego, nire yarduera guziz bakana ta nabarmena izan ta ere gaurgero
gisa oiesak irudi egitea egokitzat eukiko ditut, apika; zin egizute, dasaizuet, orrelako gertarietan
ikusiko nauzutenetan, iñoiz adiraziko ez duzutela, onela besoak uztartuz edo onako zirkin au
buruari eraginda, edo onelako: "Bai, bai, yakin badakigu", edo "Nai ba'genu, bagenezake...", edo
"Baldin itz ba'genegi.... edo "Bide ba'litzakio. Ba dago norbait. . ." edo beste orrelatsuko itzerdiren
bidez, nitzaz zertxobait ba dakizutela. Zin egizute ta Yainkoaren onginaiak eta errukiak lagun
dagizuetela zuen larrialdietan.
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HAMLET: Nare zaitez, nare zaitez, arima erratua! (Zin daqite) Onela, bada, yaunok, zerongan
yartzen dut nire ustekaria biotz biotzez. Eta Hamlet bezelako gizon apal batek bere onerizko ta
adiskidetasuna zuei erakusteko dagiken guzia, ez zaizue peituko. Yainkoa lagun. Sar gaitezan
elkarrekin. Eta eukazute beti, arren, atza ezpain gaiñean. Gizartea naspildurik dago, Oi, nire
zorigaitza ura zuzentzeko yaioa naiz ta (17). Ots, zatozte, goazan elkarrekin.
(Irtetzen dira).
BIGARREN ATALA
Lenengo Agerraldia
Poloni'ren etxeko gizategi bat.
POLONI: Ongi esana, alajaiña!; guziz ongi esana. Adizu, adiskide: aztondatu aurrenik zein ta zein
danemarkar dauden Paris'en; nortzu diran, Nola ta non bizi diran, zelako bizibideak, nolako
lagunak eta zeinbateko igorpenak dituten. Itzulinguru ta zearitaun auen bidez, nire semea ba
dazagutela yakiñik, zerorren galdekuntzaz baiño askoz geiago aurreratuko zeta. Egizu aurpegiz
ezaguna duzulako
irudia, esanaz, esate baterako: "Bai, ezagunak ditut aten aita ta adiskide batzu, bai ta ura ere
pixkat". Oartu al zera, Erreinal?
POLONI: "Bai ta ura ere pixkat"; "ez ongi, ordea", esai dezakezu. "Baiña arako uste dudan ura
baldin ba'da. txoriburu aundia da ta ontara edo artara; oso emana"; ta emen egotziozu gogoak
ematen dezaizun bezainbat gezur; ez ordea, gerendu lezaken doillorkeririk. Begira gero orri ta
gazte buru yabeek oi dituten zorakeri, txoriburukeri ta; utsetatik ez igaro.
POLONI: Bai edo edaria, ezpataketa, biraok, liskarrak, ematxarrak; onaiño luza zaitekez.
POLONI: Ez, alafede, zure salakuntza gozatzen ba'dakizu. Ez ezarri ari beste muetako utsik,
lizunkerira emana dala edo orrelakorik. Ez dut ori esan nai. Erakutzizu, ordea, aren utsak arteziz,
buruyabetasunaren geikeriak, gogo sutsu baten oiñaztargi ta zartadak odol ezigaitz baten oldarrak
baiño irudi ez ditezan
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
POLONI: Auxe duzu, bada, nire asmoa, malmuzkeri uts gabekoa, nik Uste: nire semeari orban
oriek egotziz, erabiltzeak loituxetako gauza bat bai'litzan gomazu aztertu nai duzun zure
mintzaidea, gaztea aitatutako okerkerien ogendun dala etsita ba'dago, zurekin bat etorriko da
esanaz: "Nire yauna" edo orrelako zerbait: edo "Adiskide", edo ta "Zalduna", lagunaren eta
erriaren mintzoera edo izengoitia nolakoa dan.
POLONI: Eta ordun, adiskide, ori ba'dagi. . , ori ba'dagi. . zer esateko nengon ni.' Aladonea!
zerbait esateko nengon . non gelditu naiz?
ERREINAL:"Nerekin bat etorriko dala" esanaz: "Ene adiskide" edo "Zalduna edo orrelako zerbait".
MARKEL: "Zurekin bat etorriko dala" bai, orixe. Ba datorke zurekin bat ontan: "Zaldun ori ezaguna
dut; atzo edo lengo batean, onelako edo orrelako aldian, onekin edo arekin ikusi nun eta,
diozunez, yokoan ari zan; antxe idoro nun zurrutetan, beste aldean pi¬ lotan eztabaidaka; edo,
bearbada: "alako etxean, videlicet, urdangetxe batean edo, sartzen ikusi nun. Ikusazu, bada,
gezurraren garrangaz egiaren amurraia atzitzen duzu. Onelaxe guk, lagun zentzudun eta oartun
geranok, inguruka ta saieska oldartuz zuzenbidera yotzen dugu. Orobat zuk, nire aolku
ta irakaspen zurren bidez, nire semearenera yoko • duzu. Nire esanaz yabetu al zera?
OPELE: Yauna, nere gelan yosten ari nintzala, Hamlet yau¬ na aurkeztu zitzaidan burutsik,
soiñekoa lazatuta, galtzerdiak zikin, lokai gabe ta orkatilla gaiñera eroriak, oinbillurrak'iduri:
zurbil, bere alkandora bezela, bete belaunak elkar yoka ta aurpegian alako oiñazezko aierua
zeukala. gorriak iragaitzeko sulezetik igesia bai'litzan.
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OPELE: Eskurrmturretik eldu niñun, gogor estutuz; alde egin zun gero, bere besoaren luzeran
eta, beste eskua bekoki gaiñean onela yarrita, nere aufpegia azleftu zun adiadi, irudi egin nai
bai'luken. Luzaro egon zan orrela. Gero, nere besoa legnnki astindurik, eta onela irutan buruari
goitik beta eragiñaz, bere Izate gima zatikatu ta bere biziaren amaira iritxia zala zirudin; alako
asperen barna ta mingarria egin zun. Berealaxe, utzi egin ni¬ ñun eta, bizarra lepoan, ateruntz
yoan zan, begien iaguntza gabe, ta azken uneraiño aiek netegan tinka zitularik.
POLONI: Zatoz nirekin. Errege ikusi bear dut. Maitasunezko zorakeria da au, beraren indarraz
bere burua ezerezturik, zenKugabeko ekintzetara naimena daroana, gu nekerazten gaitutenetako
edozein griñak baiño geiago. Damu naiz. Itz gogorren bat esan al dizu oraiñago?
OPELE: Ez, yauna. Agindu zenidanez, ordea, aren idazkiak itziüi ta neregana urreratzea
eragotzi egin diot.
POLONI: Orretxek zororazi du. Garbai naiz ardura ta zentzu geiagoz ura oartu es izana. Zu
galtzeko asmotan baizik ez zebillala ta beldur izan nintzan. Baiña
madarikatuak nire susmoak! Ala Yainkoa, gazteai zentzugabe izatea bezain berezko
zaigu gure adiñekoai, gure iritzietan lerrotik aragotzea. Goazan erregegana. Yakin bear du guzia.
Maitasun au estaltzeak naigabe geiago ekarri baititzake, bere agertzeak gorroto baiño.
ERREGE: Ongi etorriak, Rosencrantz eta Guildenstern maiteok! Zuek ikusteko genun gogo biziaz
gaiñera, zuen laguntzaren bearrean ba gaude ere; orregatik eratorri zaituzagu eriosuar. Ba duzute
noski, Hamlet'en aldatzearen berri. Onela diotsat, ez barre¬ nean, ez azalez, ez dalako manaren
antzekorik, Ezin iduri dezaket zer ote liteken, bere aitaren eriotza ez ba'da, orrela burutik eragin
duna. Eskatzen dizuet, arren, bioi, txiki txikitatik arekin azi ta zuen gaztetasun eta atsegiñetan
orren aldekoak zatzazkioten eskero, emen gure yarraigoan egoteko aldi batekoz. Lagundu
ezazute, atsegiñetara zirikatu ta, garaiak eskeiñiko dizkizuen zantzuak oro biiduz, atsekabetzen
dun isil gaitzaren berri eman dezaigukezute; ura agertu ezkero, senda dezakegun.
erregiña: Zaldun onak, bera asko mintzatu da zuetzaz, ta etsita nago ez daudela ludian bi gizon
maiteago ditunik. Zuen gizabide ta gogo ona agertuta, gurekin aldi bat igaro nai ba'duzute gure
itxatoa bizkortu ta zuzpertzeko, zuen gizakerak, errege baten biotzari dagokion eskarrona artuko
du.
ROSENCRANTZ: Znek, errege erregiña oriek, gure yaun eta yabeak zerate ta zuen nai itzalgarriak
agindutzat dauzkagu; ez dago arren bearrik.
GUILDENSTERN: Gertu gaude biok men egitera, ta emen gauzkazute, oso ta bizi, zuen oiñetan
agindu dezaguzutenerako.
ERREGIÑA: Eskerrik asko, Guildenstern eta Rosencrantz zintzo ori. Nere geiegi aldatutako semea
ikusazute, arren, laster. Zoazte. zuetako batzu, ta bidatu zaldun auek Hamlet dagon lekura.
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POLONI: Nire yaun ona. geznariak poz pozik itzuliak dira Noruai'tik.
POLONI: Benetan, yauna? Egitzat euki, nire bakaldun on orrek, nire morroi lan guziak, nire gogoa
bezela, Yainkoari ta nire errege maiteari eskeintzen dizkiedala, ta, nire burumuin onek, oi bezain
eskierki, azpikeri baten aztarnak artzen aztu ez ba'du, Hamlet'en zorotasunaren egizko erroa
atzeman dúdala Uste dut.
POLONI: Aditu, arren, Icnago, geznariei; nire berriak, orrits aundi orren maiazken izango dituzu.
ERREGEA:Emaiezu zerorrek ongi etorria ta sarrerazi itzazu. (POLONI irtetzen da'). Zure semearen
nasduraren iturburua idoro dula ziraustan, ene Gerturde maitea,
EüREGIÑA: Bere aitaren criotza ta gure ezkontza lasterra besterik ez dagola Uste dut.
VOLTIMAN: Agui eta opa atsegiñenak biurtzen dizkizu biotzez. Aurrenik, bete lobaren iskillutza,
poloniarren aurkako gerkuntzat zeukana, baiñan, obeki begiraiuta, egtfan Zure kalte zala oartu
zana, geldi erazteko agintza eman zun. Orregatik, bere eria, bere adiña ta eziña dirala ta egindako
geikeriak suminduta, Fortimbras giltzapean sartzeko agindu du. Onek, bereala malguturik,
erregearen akarra artu ta Zure kaltezko iskillu ekintzak iñoiz ere ez dituia asmatuko zin egin du
bere osabaren aurrean. Ori dala ta bakaldun zarrak, pozez be¬ te rik, iru milla koroa urleroko
zergatzat eman dizkio ta bildu zitun gudariak, poloniarren aitzi erabilteko eskubidea. Orobat.
ementxe zeatz azaltzen dan eskaria (idazki bat damaio) egiten dizu: egikizun ortarakc
damaiozula, arren, zure yaurerrian barna igarotze zabala, ortxe idatzitako berme ta segurantzazko
baldintzen pean. errege: Ongi deritzagu. Mugone?. irakurn ta, arloa gogoan irauli ezkero,
erantzungo dugu,
Anartean, af itzazute eskerrak, orren edeiki bururam duzuten lanagatik, Zoazte atseden egitera.
Gau ontan rnaikide izango zaituzt oluruntzean. Orngi itzuliak.
POLONI: Ongi burutua dugu aziorrazi au. Nire nagusia ta nire andre ori: erregetza zer izan bear
ützaken, menpetasuna zer dan, nergatik eguna egun, gaua
gau ta aldia aldi dan ta yardutzea, gaua, eguna ta aldia galtzea besterik ez litzake izango. Beraz,
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laburtasuna adimenaren atsa dan ezkero, ta bere atzbegi ta ateko apaiñak gogaikarriak dirala,
labur izango naiz. Zuen seme zintzoa ero dago: ero esaa bear dana; izan ere, egizko erotasuna
xedatzeko, zer besterik da, norbera ero egotea baizik? Baiñan, utzi dezagun ori.
erregiña: Mami geiago ta itzedei gutxiago.
POLONI; Ez naiz ati itzederretan, andrea; zin dagizut. Ero dagola egia da; egia da tamala dala, ta
tamala da egia izatea; irudi uts bat dugu au, baiñan agur ari, ez baitut itzederrik erabilli nai. Ar
dezagun, ba, ero dagola ta orain billatu bear dugu, ondo onen ondapea edo, obe esateko, uts
onen ondapea, utsdun ondo au, ondape batetik baitator. Orrela, ba, gaiñerakoa gaiñeratuko dut
i10) ; gomazute. Nikbadut alaba bateta ba dut nirea daiño —bere menpetasun bearra beteta,
adizute, au eman didana. Oartu ta ausnartu orain:
(Irakurtzen du)
"Nire gogoaren kutun zerutarrari, Opele ederedertuari". Esakera txar bat da au, esakeira zakarr
bat. "Edertua" esakera zakar bat da, baiñan adizute:
(Irakurtzen du)
"Bere kolko bikain elurrezkoan",.. auek eta abar. ERREGIÑA: Hamlet'engandik artu al zun ori?
"Ene Opele maitea! gutxitarako nauzu izneurtuetan: nire intziriak ainbatzeko artezirik ez dut;
maite matite zaitut, ordea. Oi, bai, maitena; smetsidazu. Agur! Zurea betiko, biotzeko kutuna,
tramankulu au nire dukedan artean. Hamlet "
Nire alaba esanginak erakutsi dit au, niri agertuz, gaiñeraaren maiteketak, aldi, leku, ta erazko
zeatz guziekin.
POLONI: Egiztatu nai nizuke ori. Zer uste izango zenuten, ordea nitzaz, maitasun gartsu ori
aurreratuz zioala ikusi ta ikusi nun bezda, esan bear dizuet,
nire alabak orretzaz itz egin zidan baiño len, zer Uste izango zenun nitzaz, Yauna, edo zer Uste
izango zun nire erregiña maiteak, idazkola naiz oroikidazti bat iduri, nire biotzaren begiak itxi ta,
ez yakin. ez entzun eta ez ikusi egin baldin ba'nu orrelako maiteketan? Ez, zuzenzuzen arira yoan
eta, nire neskatillari orrela esan nion: " Hamlet vauna, erregeseme bat da ta ez dagokizu; ezin
izan liteke ori". Ta berealaxe, aren agertuak ukatzeko, me zuak ez onartzeko ta oparirik ez artzeko
agindu nion zorrozki. Berak, nire aolkuen zitua yaso ta, bete du esana ta Hamlet'ek, bere burua
ezetsia ikusirik labur esateko beltzurara yo zun, gero gogorik ezera, andik logabera, ontatik
makaltasunera, geroago, buruarinkerira, ta gainbera au artuta, orain burutik eragiten dun eta
guziok negar dagigun zorotasunera.
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POLONI: Iñoiz gertatu al da —yakin nai nuke—, "Ori orrelaxe da" nik argi ta garbi esan eta gero
bestela agitzea ?
POLONI: Onako au bestelakoa ba'da, au ontatik berezi ezazute (burua ta saina beotzaz erakutsiz).
Gertakariak lagun ba'ditut, agerreraziko dut egia, nonnai ezkutatzen dala, lurraren pean ba'da
ere.
POLONI: Garai ortan, ba, alaba arenganako dut; zu ta biok ordun, kurtxoiñen ostean yarri ta elkar
arkitzeati kirika gagozkio. Maite ez ba'du ta adimena galdu dulako karia au ez ba'da, edozein
yauilaritza lanbide utzi ta yoan nadin landetxe batera uztar beiak zaintzera.
POLONI: Alde egizute, arren, alde egizute biok. Oraintxe alboratuko natzaio. (ERREGEA ta
HAMLET: Bai, yauna. Eskugarbi izatea, gaur, gizartea dabillan eraz, amar milla artean autatutako
gizon bat izatea da.
HAMLET: Ez ezaiozu utzi, bada, eguzkitan egurasten. Sortzea goi eskerra da; ez, ordea, zure
alabak sortu lezaken eraz. Begira gero ori, adiskide.
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POLONI: Zer esan nai duzu orrekin? (Berezian) Beti nere alabaren leloa! Asieran, ordea, ez niñun
ezagun. Arrainduna nintzala esan zun. Ero yokatua dago! Ta, egia esateko, ni ere gaztetan,
maitasunagatik gorriak ikusi ta, orrelatsu ibilli nintzan. Mintzatuko natzaio, berriz ere. Zer ari zera
irakurtzen, yauna?
POLONI: Irakurten duzuna, zeri buruzkoa dan, esan nai dut, yauna.
HAMLET: Iraiñak, yauna. Idazie mardaillart onek baitio, zarrek bizarra urdiñarrea daukatela, beren
betarteak zimurrez yosirik daudela, beren begiek anbar lodia ta aranondo geriia dariotela ta
senean uts aundia. bai ta ere ipurmamietan lazokeria ditutela. Guzi au, nire yauna, nik begi
itsutan ziñesten ba'dut ere, ez deritzat egoki itz auen bidez esatea. Zerori, bada, yauna, ni bezain
zarra izango ziñake, kartamarroen antzera atzeruntz ibilli ba'zeintekez.
POLONI: (Berezian) Nai ta guzi au erokeria izan, ba dago. alabaiñan erabide artan. Etorri nai duzu
aize ezkutura?
POLONI: Egon ere, aize ezkutuan dago ori. (Berekiko) Bai arirakoak dirala bere yardetsiak
batzutan! Erotasunak maiz asmatzen ditun bulko zorionekoak, zentzunak eta gogamenak ain
alabearrez argitara ezin emango litzatekenak. Utziko dut orain eta ura ta nire alaba elkar arkitzeko
bideak atonduko ditut bereala. (Hamlet'i) Nire yaun itzalgarri ori, apalik artzen dut zuregandik
alde egiteko baia.
HAMLET: Ezin dezakezu, yauna, niregandik. artu, nik gogotikago eman nezaken gauzarik. . . nire
bizia ez ba'da, nire bizia ez ba'da, nire bizia ez ba'da.
HAMLET: Nire adiskide on, bikaiñak! Zer modu, Guildenstern? Kaxo, Rosencrantz! Nola zaudete
biok, mutil yatorrak?
HAMLET: Ez, ta aren oski azpietan ere? ROSENCRANTZ: Ezta ere, yauna.
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HAMLET: Zoriaren toki ezkutuenak? Oi, egia da ori; urdanga bat da. Zer berri?
HAMLET: Ebazteguna urbil dugu, orrela ezkero. Berti ori, ordea, ez da egia. Utzidazute zeatzago
zuei galde egiten; zer egin diozute Zoriari, ene adiskide onak, ark espetxe ontara zuek bidaltzeko?
HAMLET: Bai ta espetxe eder bat gero: gela, leotz eta ziega asko dituzute bertan eta Danemark
txatrenetariko bat da.
HAMLET: Ez da, beraz, zuentzako izango. Ez baitago ezer onik ez txarrik gogamenak alako egiten
ez ba'du. Niretzat espetxe bat da.
ROSENCRANTZ: Zure aundinaiak orrela iruditzen du, ordun. Estuegia da zure gogorako.
HAMLET; Ene Yainkoak! Intzaur kusku batean ertsirik egon ninteke ta leku bazter —gabeko
bakalduntzat eukiko nuke nere burua, amets txarrok ez ba'nitu.
GUILDENSTERN: Amets otiek ez dituzu, noski, aundinaia baizik; aundinaiaren gaia bera, amets
baten itzala besterik ez baita.
ROSENCRANTZ: Baiki; ta aundinaia, itzal baten itzala baizik ez dala Uste dut: ain aizezko ta
utsezko dugu ura.
HAMLET: Gure eskaleak gorputzak dira, beraz ,eta gure bakaldunak eta gizaguren arroputzak
eskaleen itzalak. Yoango gera yauregira? Nire burua, egia esan, ez dago gogoketan aritzeko.
HAMLET; Ez, orrelakorik. Ez zaituzt nire gaiñerako otseiñakin bat egin nai: oso gaizki ari dira gero
nire morroitzan, egia garbi esateko. Baiñan, emen lagun artean, zertara etorri zerate Elsinor'a?
ROSENCRANTZ: Zu ikustera, yauna, ez beste edozertara.
HAMLET: Beartsua naiz, eskerretan ere urri; esker dagizuet, ordea, adiskide maiteok; nere
eskerrek lauziriko bat balio ez ba'dute ere. Ez al dizuete agindu etortzeko? Zerorren oldez ta
eragitez etorriak zerate? Ots, ots, zabal zaitezte nerekin. Tira, tira, itz egizute.
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HAMLET: Edozein gauza, baiñan arira datorrana. Zuek deituak izan zerate ta baduzute begietan,
zuen erabeak estaltzeko antze naikoa ez dun aitor alako bat. Badakit errege ta erregiña onak
agindu dizuetela etortzeko.
HAMLET: Zerok azaldu beai didazute ori. Baiña gure laguntasunaren izenean, adiñaren
kidetasunagatik, gure etengabeko adiskidetasunaren eginbearragatik, eta legegizon trebeagü
balek goratu dezazueken edozer ere maiteagogatik, zabal eta egitiak zakizkidatela daskaizuet,
arren: deituak izan zerate ala ez?
HAMLET: (Berekiko) O, ez zaituzt begitik kenduko! Maite ba'nauzute, ez egidazute ezer ere estali.
HAMLET: Nik esango dizuet zergatik. Onela, nire esanaz zuen aitorrai aurrea arruta, errege ta
erregiñarekiko zuen ixilpekoak ez da luma batez bipilduko. Oraiñagotik —zergatik ez dan ez
dakidala—, poza osoro galdu ta nire oiturazko ariketak utzi ditut. Eta nire aldartea ain goibela da
ta egintza arrigarri au, lurra konkor elkor bat iruditzen zait. Trozel edereder ori, eguratsa, gure
gaiñean zintzilika dakusazuten ortze disdiratsu ori, urrezko txindarrez yositako goi edef ori, lurrun
pil zikin eta izurritsu bat baizik ez zait iruditzen. Gizona bai dala lan betegiña! Bai aundia
gogamenez! Egimenetan bai amaigabe! Bere tankera ta igikunetan bai argi ta arrigarria! Bere
egipenetan bai aingeniantzeko! Adimenez bai Yainko iduriko! Lubillaren edertasuna! Izakien
eredua! Ori ta guzi ere, zer da niretzat auts pil ori? Ez ñau gizonak gorazazten, ez. eta
emakumeak ere, naiz ta zuen irriparreaz, znek baietz adirazi.
HAMLET: Errege iduria dagiña, ongi etorria izango da; bere erregetzak ariuko du nire zerga.
Zaldun ibilkariak bere ezpata ta babeskiña erabilliko ditu; maitalea ez da alperrik adiakatuko;
agolarriak narerik bnkatuko du bere egikizuna; yostariak par eragingo die birika karkaberak (21)
ditutenai ta andereak zabalki agertuko digu bere gogamena ala neurtitzak motz egingo du
orregatik. Zein antzezlaritsu dira oriek ?
ROSENCRANTZ: Beti ain gogoko izaten zitzazki.7un aiek berak; iriko trajikoak.
HAMLET: Zer dala ta alderrai dabiltz? Obe izango litzakie, bai beren izen onerako, baita beren
onurako ere, leku batean egotez egotea.
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ROSENCRANTZ : Ez, yauna, alegiñean ari dira, oi bezela. Badago, ordea, aur kabialdi bat (22),
arrautz kuskutik irten berria, ezin geiagoraiño oiu egin eta orrengatik izugarritzko txaloak aitzen
dituna. Sa¬ pa aundia dute orain, eta antzoki zarrak orrela dasaiete— ainbeste gaiziritzen ditute
ezpatadun lagun asko ate lumaen beldurrez, ozta ozta ausartzen dira aietara yoaten.
HAMLET: Aurrak dira, beraz? Eta nork elikatzen? Nola ordaintzen? Ez ote dute beren bizibidea
mintzaldatzeaz batera galduko? Ta gero, antzezlari noiznaikoak egiten ba'dira —ta noski baiño
noskiago da ori .eskuartez obetzen ez ba'dira— ez al dute esango beren idazlariek gaitz egin
dietela beraien etorkizunaren kalte aiei ots eragin ta?
ROE.
HAMLET: Ez da arritzeko; nire osaba baila Danemark'eko errege ta iseka zegiotenek, nire aita bizi
zala, ogei, berrogei, berrogeitamar ta eun dukat ere, badamazkite aren antzezkiño baten orde.
Yainkoaren odola! badago ontan izatezkoa baiñoago dan zertxobait, yakintzak argitu al ba'leza.
(Turutotsak barrenan). GU1LDENSTERN: Baditugu emen antzezlariak.
HAMLET: Zaidunok, ongi etortiak Elsinor'a. Ots, ekartzitute bosteko oriek. Adeia ta gizabidea
abegiaren lagunak dira. Ari nadin onela zuekin, antzezlariekiko nire gizakera (zabalki agertuko
dudana, esan dizuedanez), zuekikoa baiño aundiagoa irudi ez dedin. Ongi etorriak, ba. Nire osaba
aita ta nire izeba ama, ordea, oker daude.
HAMLET: Ni ez nago ero, ipar ipar sarkaldekoaz baizik; ego aizea danean, ba dakit aztorea ta
mirotza zein zeiri dan.
(Poloni sartzen da berriz).
HAMLET: Adizu, Guildenstern; bai ta zuk ere; belarri bakoitzari entzule bat. Or dakusazuten aur
aundikote ori ez da oraindik pizoialetatik atera.
ROSENCRANTZ: Aietara itzuli edo da; agurea birritan aurra baita, esaten danez.
HAMLET: Antzezlariez mintzatzera datorkidala iragartzen dizuet. Gomazute. Egia diozu, adiskide,
astelen goizean izan zan, izan ere.
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POLONI: Alafede!. .
POLONI: Eguzkiaren azpian ez duzu antzezlari oberik: ikarazko, parrezko ixtori ta artzain
antzerkietan: artzain par antzerki, ixtoriartzain antzerki, ta parikara ixtori artzain antzerkietan.
Agerraldi ataldueziña naiz poema mugagabea. Aientzat Seneka ez da sakonegi ez Plaut ariñegia.
Naiz idatziaren arabera, naiz gertu gabe esateko, berdin gabeko dituzu.
ikusi indukadanetik. Bizarretara igoko ote atzait Danemark'en? Agur ,ene andereño ta yabe ori!
Aladonea! azkenalditik oskizola baten goibez zerutik uibillago zaude. Yainkoak detsala zure aotsa
(25), ez dabillan urrediru bat antzo, estunaren barneraiño ez zartatzea. Maisuak, ongi etorriak,
guziak Ots, goazan atira, ikusten dan edozertara egaz dagiten Frantzi'ko aztoredunak iduri (26)
betor, berberean, esaldi bat; tira, zuen antzearen erakuski bat emaiguzute; ots, zati leratsu bat.
HAMLET: Bein batez, entzun nian esaten, iñoiz ez edo, izatekotan ere, bein baizik ez antzeztutako
bat; antzerkia. ba, oroitzen naukanez, ez ukan oztearen gogoko izan, ez ukan lagunabarraren
aorakoa; ba ukan, ordea, —nire iritziz ta orrelako gaietan nire gaiñeko besteen aburuz— antzerki
bikaiña, bere agerraldietan ongi eratua, ta neurriz bezain antzez idatzia. Oroitzen nauk norbaitek
esan ziala ez zegokala neutitzetan gaia ontzeko bear ukan gatza, ezta esakuntzan ere, egillea
irudiduntzat salatzeko ezer; baiñan ezautzen zian, era egokiz idatzia zegokala, sendoa bezain
apaindua ta askozaz politagoa dizdaritsua baiño. Ba zegok artan, atsegin atsegin dikadan zati bat;
Enea'k Dido'ri zegiokan yaulkia; ta, batez ere, Priam'en eriotzeazko idazkunea. Gogoan bizi
ba'daukak, asi adi neurtitz ontatik: ia, ia
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"Pir uzua, Hirkaniko piztia antzo. . " (27) Ez, ez da orrela, Pir'ez asten duk bai "Pir uzuak, gau
antzerko bere iskillu illunekin bere asmoa bezain beltzak zirudirenak etzin zanean arako zaldi
gaizkiñaren harnean. (38) bsre irudi ikagarri tu illuntsua, oraingoan, are beltzago daralcus, guzia
zikindua taburutik oiñetara gorri gorri eginda, aita, ama, seme ta alabaen odolaz margotutik;
beren yaunaren eriotz ankerrari gaiztorik argi dagion karrika irazekien sutzar gorriak gogortutako
odola. Eta, su ta gar, odolguriz loitu eta begiak ikatz gori, Pir gaizkiñak Priam zarra billatzen laster
dagi". Orain ik.
POLONI: Ala Yainkoa, yauna, ongi esana, oguzkera on eta adirazkera bikaiñez.
LEINBIZIKO Antzezlaria:
"Bereala idoroizsn du gerkarrak aulik yotzen,
besoari ezpata zarrak uko diola egiten,
etori ta hertan datza, ezigaitza agintzari.
Pir, liskar ez berdiñean, oldartzen zaio Ptiam i.
Amurruah itsutirik, arbel dagio, baiña,
bere ezpataren burunba eta aize bolada utsaz,
agure erbala da erortzen. Ilion gorrak ordun,
kaskada orrek bere biotz erdian uki bai'lun,
aien oiñarri gaiñean arresi ta sapaiak
malgutu ta crroiztcn ditu dunbotsez. Belarriak
Pir'i menpetzen dizkiola; begira, ba, Priam'en hura zuñan qaiñean. anker erortxeho unen zegon
bere ezpata, aizean ilizatua dirudi. Orrela, tirano baten itxuradun, asmoari ta egiñari ez axola,
Pir gelditzen da igige. Baiña, sarri ikusten danez, ekaitz aurrean, bare isilla zeruan dago, odei
lodiak geldi, ipar aizea mintzulik, bean Iurra illa irudi; ta batbatetan. ostotsak eztanda dagi
ortzean aiz.ea urratuz; onda, geldune otren ondoan, esnaturiho asper naiak, berriz Pir du
eragiten, ta, beti irauteko landu Mart'en bumi antziaren qatñean, iñoiz ez zifan 'eroti qogorraqo
tartaren mailiuak, orain Pir en ezpata baiño Priam'en gaiñean. Ut, ut! zu, Zoria, zirrilda! Zuek.
yainkoak, batzarre nagusian bildu ta ken ezaiozute almena, zatitu aren gurpil uztai eta erro gusiak
eta gurpegia amil zazute bera suleze barneriaño" . .
HAMLET: Bizargiñenera doakc zure bizarrekin. Yarraitu arren, narritak edo izkirimiri lizunak bear
ditu onek; bestela loak artzen du. Yarrai, gatozan Hekube'gana.
LEINBIZIKO Antzezlaria:
"Baiña, ondikotz! erregiña zabarñk estalia. . ."
LEINBIZIKO Antzezlaria:
"An ikusi lukeanak, oiñutsik, lasterketan, itsutzen zun negar uraz garrekin gudaketan, len
bucuntzaz esturiko burua zapi batez yantzia ta, soiñeko orde, erditzearen erditzez zimedu alboen
ingurun burasi bat daroala, ikara la iskanbillaren erdian atzitua; auxe ikusi iukeanak, zitalkatu
mingaiñez. Zoria'ren almen aurka, asiko zan iraiñez Yainkoek berek, ordea, ikusi ba'lute ordun,
senarraren soin atalak zeatuz Pirk artzen zun poz gaiztoa zekusala. egin zun alarao otsak, (lur
gauzai ez ba dirade osoro ez axolak) Yainkoak bigundu eta zeruko begi gartsuai negar eragingo
zien". . .
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POLONI: Ikusazute nola aldatu dan margoz! Eta ba du begietan negarra... Aski da, arren.
HAMLET: Ongi da. Cero esango didazu gaiñerakoa. Nire adiskide ona, zure gain antzezlariai ostatu
ona ematea. Entzuten nauzu:1 Ongi artu itzazu, aldiaren laburgoa ta ixtori gutxitua dira ta. Obe
zenuke illartiz txar bat eriotzaz ostean, aien esan maltznrrak bizi zeraiño baizik (29).
HAMLET: Antzeztu egingo dugu biar gabean. Nik idatzi ta antzerkian artetuko nuken amabi
amaseitsu neurtitzeko itzaldi bat, ikasi zenezake, bear ba'litz, ezta?
HAMLET: Ederki. Zoaz zaldun orrekin eta ez egiozu irri, gero. (LENBIZ1KO ANTZEZLARIA irtetzen
da). Nire adiskide onak, uzten zaituzt gaberarte; ongi etorriak Elsinor'a.
HAMLET: Bai, zoazte Yainkoarekin! (ROSENCRANTZ eta GUILDENSTERN irtetzen dira), Ba nago
bakarrik. Ene, bai gaizo errukaria naizala! Ez al da ikatagarria gero, antzezlari orrek, irudi utsez
baizik,.
ametsezko griñaz, bere gogoari beraren oldearen arabera orrela indar egin al izatea, alik eta
aurpegia zurbildu, begiak negarrez bete, betartea bestetu, mintzoa moteldu ta bere izate osoa
azalez bere gogomenarekin bat etorri erazteraiño? Ta guzia utsagatik! Hekube'gatik! Zer da
Hekube bererzat edo bera Hekube'ntzat, onen elkaitzak ne¬ gar egiteko? Zer egingo luke berak,
nik ditudan griña bultzagaiak ba'litu? Urpetu egingo luke antzokia negarrez, alarao izugarriz
oztearen belarriak urratuz; burutik eragingo luke obenduna ta errugabea ikaratuko, ez yakiña nasi
ta gure ikusmena ta entzumena berak arritu egingo lituke. Ni, ordea, zital, zainil, koloko au,
Astokillo bat iduri, neronen auziari ez axola, emen nago zer esan ez dakidala. Ez ta azpikeri
gaizkin batek ogasuna ta bizia kendu zizkion errege baten alde ere. Koldar bat ote naiz? Nork
dollorra deitu, burua erditik ausi, bizarrak idoki ta aiek aurpegira aizatu, sudurretik eldu ta gezurra
eztarrian barna birikietaraiñoxe egotzi egingo dit? Nork? Ene, ala Yainkoa, yasan bear dut guzi ori,
zapaldiaren mingotsa artzen ez dun beazunik gabeko uso gibela baita nirea, izan ere;
osterantzean, aspaldian gizenduko nitun zeruko miru guziak yopu orren gibelerraiez. Doillor,
odolkoi ta likits ori! Doillor, anker, etoi, lizun, biotz igar ori! Oi, asperkunde! Baiñan, ni naiz
astotzarra! Auxe ciut gogorrena; nik, illerazitako aita maite baten seme onek, ura apentzeko zeru
ta lurrak axatutako onek ,biotza itzen bidez lasaitu bear, emagaldu bat iduri, ta aiñenka, illearro
naiz sukal morroi bat antzo! Au lotsa! pu! Ots, ene burumuiña! Entzunik nago gizaki errudunek,
antzerkiyai bat zekustelarik, ikusgaiaren irudi utsak eraginda, ver bertan, beren gaizkiak ageri
egin ditutela. Gaizkiak, mingaiñik ez ba'du ere, bide arrigarrienez itz dagike ta. Antzeztu eraziko
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diet antzezlari oriei, nire osabaren aurrean, nire aitaren eriotzearen idekotsu zerbait. Aren
betartea oartu ta muiñetaraiño aztertu egingo dut ura; ikaratuxe egiten ba'da, ba dakit nire
eginbidea. Ikusi dudan iratxoa, tuxuria izan liteke (tuxuria oldezko tankeraz agertu daiteke ta) bai
ta. bearbada, nire aultasun eta beltzuraz baliatu ta, onelako aldartetan oso indartsua baitugu,
iruzur egiten dit inpernura nadin, Ziñesbide eragintsuagoak bear ditut. Antzerkia, erregearen
barnea atzemango dudan sarea da.
IRUGARREN ATALA
Lenhiziko agerraldia.
Gazteluko giizategi bat.
ERREGE: Ta es al dezaiokezute erasan, zear galdez, erokeri asaldari ta galbidetsuz bere biziaren
bakea orren gogorki urratzen dun buru naspil ori nondikoa dan?
ROSENCRANTZ: Burua naspildurik dula aitortzen du, bai; ori zergatik dan, ordea, ez du esan nai,
iñondik iñora.
GUILDENSTERN: Ez dugu ere aurkitu aztatu erraz. Zorakeri maltzurraz, berriz, iges egiten digu
aren egizko egoeraz aitorpen bat edo bat atera nai diogunean.
ROSENCRANTZ: Galde egiteko zur; gure itaunai erantzuteko, ordea, eziñago zabala.
ROSENCRANTZ: Nere andrea: ain zuzen ere, antzezlari talde bat yarrugi genun bidean; aien berri
eman diogu ta ori entzuteaz alako poza artu du. Yauregion daude ta ba dute, iNola ere, aren
aurrean gau ontan antzeztutzeko agindua.
POLONI: Egi utsa duzute ori. Ta antzerkia entzun eta ikustera, zeroi, nere Errege ta Erregiña
oriei, deitzeko eskatu dit.
ERREGE: Gogo onez. Eta poz aundia artzen dut ura orrelakoetara etziña ikusita. Zirika ezaiozute
areago, adiskide onak, eta orrelako atsegiñetata eragiozute.
ERREGE: Zoaz zu ere, Gertrude maite ori. Hamlet onara eratorriko baitugu, Opele'kin aurkitu
dedin ustegabcan bezela. Onen aita ta biok, barrandari zintzoak, atustan yarri ta, ez gakusaztela
ikusiz, aien aurkitzeaz iritzi zabala artu ta Hamlet'en yardueratik atera dezakegu aren gaitza
maitetasunetikoa danez.
ERREGIÑA: Men egingo dizut. Zuri buruz, Opele, opa dizut Hamlet'en gainberaren yatorria zure
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POLONI: Ibilkatu zaitez emendik, Opele. Yauna, nai ba'duzu, yarri gaitezan emen. (Opele ri)
Irakurrazu idazti ontan; ariketa ori zure bakartasunerako aitzaki dukezu. Gai ontan maiz gera
laidogarri —oso yakiña da au—, elizkoi iduriz ta aurpegi Yainkozalez, ba, txerrena bera zuritu
egiten dugu.
ERREGE: (Berezian) Ene, egia da ori, izan ere! Ori zartada gogorra itz oriek nire barneari
damaiotena! Arteziz edertutako emagaldu baten betartea ez da nardagarriago bere azalapaiñen
azpian, nire egiña nire itz pinpiriñen pean baiño. Au zama aztuna!
HAMLET: Izan ala ez izan: or dago arloa. Gogoarentzat zer dugu aundiago: zori iraintsuaren
zartada ta geziak yasatea ala gaitz itsaso baten aurka iskilluak artu ta, gogor egiñaz, aiei buru
ematea? II; lo egin: ez geiagorik, Eta biotz miña ta aragiaren yarauntsia diran amaika yatorrizko
gaitzak, amets batez garbitzen ditugula esatea; ori xede naigarria!
II, lo egin; lo egin. . . amets egin agian. Or, ortxe da, ba, korapilloa! Nork dakizki, ba, aragizko
lotura ontatik azkatu ta. eriotzlo artan etorri datzaizkiguken ametsak? Orretxek geldierazten
gaitu; gogoratze orrek damaio bizi ahi luzea zorigaitzari. Bestela, nork yasango lituke aldiaren
zigorradak eta mukerkeriak, zapatzaillearen bidegabea, arrearen iraiña, maitasun gutxietsiaren
ziñak eta miñak, zuzenbidearen gerokeriak, agintedunen geiegikeriak eta gizon gaiak
ezaiañagandik egonarriz artzen ditun arbuioak, nork bere atsedena ezten uts batez erdetsi
dezakelarik? Nork leramfike, onenbeste zamaz bizi neketsu baten azpian adiaka ta izerditan ari
izatea, bidaztirik itzultzen ez dan eriotz osteko errialde ez ezagun aren beldur ez ba'giña? Beldur
orrek naimena nastu ta, obetzat daukagu ditugun gaitzak yasatea ez dazaguzkigun beste
batzutara oldartzea baiño. Orrela gogamenak koldarrak izan erazten gaitu gu guziok; orrela
asmoaten sorzezko margoa, gogoetaren dirdir motelaz mazkaltzen da,, ta orregatik gora aundiko
ta bearbearrenetako egikizunek beren bidea okertu ta egiñen izena galdu egiten dute... Baiñan,
isil! Opele ederra!... Maitagarria, oroi zaitez nire obenez zure otoitzetan.
HAMLET: Ba ditut yauna, zuregandiko orogalluren batzu aspalditik bourtu nai dizkizudanak; ar
itzazu orain.
OPELE: Eman egin diskidazu, ene yauna ba dakisu baietz; bai ta aiekin ere askoz
ederragoak zegisten arnas goxosko mintzoak: aien usai ona galduta , ar itzazu berriz Gogo
zindorearentzat emaitz yoriena ziztrin biurtzen baita emaillea biotz beltz agertzen zaionean Eman
dituzu yauna.
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OPELE: Yauna!
OPELE: Yauna, edertasunak garbitasunak garbitasunarekikoa baiño aru eman oberik eduki
lezake?
HAMLET: Obe zenuke ziñetsi ez ba'zenit. Ezin baitugu gure zubil zarrean garbitasuna txertatu,
aren kutsurik guregan gelditzen ez dalarik; nik ez ziñudan maite.
OPELE; Ainbat aundiagoa izan da nire galena.
HAMLET: Zoaz monja etxe hatera; zertako rzango ziñake ogendi sortzaille bat? Ez nauzu
nerau txarrenetarikoa ta, alaz ere, obe nuke amak bizira ekarri ez ba'niñu; alako ogenak eman
nezazkioke nire buruari. Oso arro, aundinai ta asperbera naiz, buru gaiñean ogenik geiago
ditudala, aiek sortzeko bulko, eratan yartzeko irudimen eta bururatzeko aldirik baiño. Zertako gera
ni bezelako lagunak, zeni ta lurraren artean narrazka? Zital beteak gaituzu guziok; ez entzindu
gutako batetik ere. Zoaz, zoaz monja etxe batera! Nun duzu aita?
HAMLET: Ateari giltza damaiotela, bere etxean baizik zozoarena egin ez, dezan.
HAMLET: Ezkondu egiten ba'zera, niingarri au damaizuket saritzat: naiz ta ¡zotza bezain garbi ta
elurra bezain garbi ta elurra bezain kutsugabea izan, ez dagiokezu iges iraiñari. Zoaz monja etxe
batera, zoaz, agur. Ezkondu egin bear ba'duzu, ordea, ezkon zaitez tentel batekin; gizon oartunek
baitakite oso ongi nola kokotzen dituzuten. Zoaz mon¬ ja etxe batera, ta arin gero! Agur.
HAMLET: Entzunik nago ere zuen azal apaiñez. Yainkoak aurpegi bat eman eta zuek besterik
egin. Taka taka zaloika, zizoka ta edozein Yainko semez gaitzesaka ari zerate, zuen lizunkeria
bakundasuntzat ematen duzutela. Ots, ots, ase naiz orretzaz; orretxek zororazi ñau. Esaten ere
dizut; amaituak dira ezkontzak; dagoneko ezkonduak, bat ez, beste guziak (30), biziko dira;
andarakoak, beren ama geldituko dira. Ots, monja etxera.
(Hamlet irtetzen da).
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OPELE: Ene! ori adimen argia lur yoa! Yauregikoaren begia, ikastunaren mintzoa, gudariaren
ezpata; lurralde eder onen itxaroa ta lorea; yazkeraren ispillua, pinpiriñen eredua, oarle guziek
oartua, ondatua, arras ondatua! Ta nik, aren agintza goxoen eztia murtxatu nun andre zorigabe ta
beeratuen onek .adimen argi ta goren ura, moteldutako yoale eztitsu bat iduri, latz eta gozakaitz
ikusi bear; orrilloan zeuden irudi ta arpegi idegabeko aiek, zorotasunak zimelduta orain ikusi. Ai
ene ta ni!, ikusiak ikusirik, dakuadan au ikustea!
(Errege ta Poloni sartzen dira berriz)
ERREGE: Maitasuna! Ez, bere aldarteak ez du bide ortara yotzen. Ez ta bere mintzaerak ere,
nastu samar
izan arren, ez zun erotasunaren antzekorik. Ba du gogoan zerbait, bere beltzura biztutzen ari
dana, ta arrautz kuska austean, gaitzurreren bat sortuko ote dan beldur naiz; Ori aitzintzeko, bat
bateko erabaki au artu dut: irten dedilla, berealaxe. Englanderrinmtz gure zerga atzeratua
eskatzeko. Itsaso ta lurralde berriek beren gauza bereziekin, idokiko dute, agian, aren biotzean
ain zailki zustraitu ta burumuiñaz beti yoka, beretik ateratzen dun ori. Zer deritzazu?
POLONI: Ongi dagola; aren gaitzaren yatorria ta astapena maitasun gutxietsi batetikoak dirala
uste ba'dut ere. Zu, Opele, ez diguzu yaulki bear Hamlet nagusi yaunak esana; guzia entzun
dugu. Yauna, ari zaitez on zaizun eraz. Egokitzat ba'daukazu, ordea, antzerkiyai ostean, aren ama
erregiñak, bakarrean deitu ta, aren axanpa ageri egiteko eska dezaiola. Zabalki itz dagiola; ta ni,
zure baimenaz, aien izketa guziaren entzuterrean yarriko naiz. Amak aitor erazten ez ba'dio,
igorrazu England errira edo egokien deritzazun lekura.
ERREGE: Orrela egingo da. Aundikien erasuna ez da zaitu gabe utzi bear. (Irtetzen dira).
II GARREN AGERRALDIA.
Gaztelako gizategi bat.
(HAMLET eta zenbait ANTZEZLARI sartzen dira)
HAMLET: Esaizu, arren, idaztune au, nik oguzi dudanez, mingain zailuz. Itz goraz ba'dagizu,
ordea, gure antzezlarietako askok dagiten eraz, obe nuke neurtitzak erriko atabalariak esatea.
Aizea eskuaz orrela geiegi zerratzetik begira ere. Guzian ari zaitez neurriz, zure griñaren uroldean,
ekaitzen eta, esan nezake, txarranbelean bertean ere. zuretu ta erakutsi bear baituzu ura gozotu
lezaken alako erabidea. Ene, gogoan min emaren dit, illeordedun gizatzar bateri entzuteak bere
biotza zarratatzen ari dala, ura zatar ra zirpil ursa egiteraiño, geienetan antzerki ulerkaitzak eta
zarata baizik aintzat artzen ez ditun yende xearen belarriak pitzatuz. Gogotik astindu eraziko
nituke orrelakoak. Termagant (32) irudia eragitearren. Erode (33) baiño erodetarrago izatea da
ori. Itzuri artatik, arren.
HAMLET: Ez zaitez ere erabetiegi izan. Zerorren zentzutasuna eduki bear duzu otsemaille.
Egikera itzari begokio, ta irza egikerari; berezko neurrietatik ez aragotzeko ardura bizia ipintzen
duzularik. Orretako
edozein geiegikerik alde egiten baitu antzertitik. Onen xedea, ba, bai atsarrean, bai ta orai aldian
ere, izan zan eta ba da, biziari ispillu bat eskaintzea; onari beraren azpegia, keriari beraren irudia,
ta, adin eta gizaldi bakoitzari bere larrantza ta bereizgarria erakustea. Geikeriak edo argalkeriak
ez yakiñai par eragiten ba'die ere, naigabetu bearko ditu zurrak, eta auen iritzia, naiz bat
bakarrarena izan, besteez beteriko antzokia baiño geiagokotzat artu bear duzu. Ene!, ikusita nago
anzezlariak eca oso txalotuak gero, ez kistar ez ziñesgabe ez ta gizon itxurarik ez mintzorik ere ez
zeukatenak; ain buru arro ta ainbesteko oiuz ari ziran. Sasi irazaille batek gizon egiñak eta ez ongi
egiñak zirala uste dut; ain nardagarriki idurikatzen zuten gizatasuna.
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HAMLET: Oi, osotara zuzen ezazute. Ta yostariek ez dazatela esan idatzia besterik: aietako
batzu, ba, asten dira parrez, zenbait ikusle ergeleri par eragiteko, nai ta kinka artantxe
antzerkiaren bearbearrenetako gertariren bat gogotan artu bearra ba'da ere. Zakarra da ori, ta
orrela ari dan zapartingarriak aundinai negargarria darakus. Zoazte gertutzera.
(ANTZEZLARIAK irtetzen dira) .
HAMLET: Ezaiezu, ba, antzezlariai laster ibiltzeko. (POLONI irtetzen da). Nai al duzute biok
lagundu laster dagiten?
HAMLET: Orati, izan ere, egundaiño ar emanak izan ditudan gizonetan osoena zera.
ORATI: Ongi dago, yauna. Antzerkiak dirauño ezer ostutzen ba dit. , nire oartzetik iges
eginda, nire gain Lapurreta.
HAMLET: Ba datoz onara. Eroarena egin bear dut. Zoaz yarleku billa. (Danemarkar guda
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soiñua. Turuta
otsa. Errege, Erregiña, Poloni, Opele, Rosencrantz, Guildenstern ta yarraigoaren beste yaun batzu
sartzen dira, zuzidun zaintzailleek lagunduta).
HAMLET: Ederki, alafede; aizez elikatua nauzu, kamaleoia bezela; itxaropenez guritzen naiz. Zuk
ezin ditzakezu gizenerazi iskiñak orrela.
HAMLET: Ez ta nireak ere dagoneko (35) . (Poloni´ri) Antzeztutzen ari izan ziñan aspaldian
Ikastetxe Nagusian, ez da?
HAMLET: Brutokeria izan zan zekor orrcn kopetatua an illeraztea. Gerturik al daude
antzezlariak?
ERREGIÑA: Zatoz onara, Hamiet maitea; eseri zaitez nere on¬ dean.
HAMLET: (OPELE'ren oiñetan etzaten da) Oieskeriren bat esan nai nula usie al duzu?
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HAMLET: Ene Yainkoa! zure yostari berezia. Zer dagiket alai egon baizik? Or duzu, bada, nire
ama orren parresamurra, ta ez dira bi ordu alta il dala.
HAMLET: Orren luze? Yantzi bedi, bada, beltzez txerrena, nik pitotxalarruzko soiñeko bat nai dut.
Ene Yainkoa! Bi iliabete il zala ta oraindik ez aztua! Itxaron diteke, beraz, gizon aundi baten
oroitzapena, ura baiño urte erdi bat zarragotzea. Baiñan, Ama Zerukoa! elizaren batzu etaiki
bearko ditu; bestela inor ez da artaz oroituko ta aren illartitza, zurezko zaldiñoarena izango da:
"Ene bada, ene bada, zurezko zaldiñoa il ta aztua". (37)
Zaamiola soiñua. Antzerhi mintzula asten da. Errege bat eta Erregiña bat sartzen dira maite
etakutsi aundiz. Alkar besarkatzen dute. Erregiñak belaunikatu la maitasun aitorra dagio.
Erregeak ura yaso ta aren kolkoan barua makartzen du; gero, lore oge baten gaiñean datza.
Erregiñak, ura lokartua ikusita, uzten du. Lagun bat agertzen da bereala: erregeari buruntza
kendu, oni musu eman, erregearen belarrian edena isuri ta atde egiten du. Erregiña itzultzen da:
Erregea illik aurkituta, oiñazezko eskuketan ari da. Edentzailleak bizpairu antzez lagun
mintzulekin, berriz sartu ta Erregiñaren tamalkide dalakoa egiten au. Gorputzilla ateratzen dute.
Edentzailleak limurtzen du erregiña eskaingaiez; ark alditxo batez, gogor egin eta zapuzten bide
du, geroenean, ordea, aren maitasuna,
onartzen du. (Irtetzen dira).
HAMLET: Lagun onen aotik dakikegu; antzezlariek ezin ostendu dezakete isilpekorik; guzia
esan bearra date.
HAMLET: Bai ta erakutsi nai diozun beste edozeiñena ere: zu erakusten ez lotsatu ta ura
esanaia zuri adirazten ez da lotsatuko ere.
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ANTZEZLARI ERREGE :
"Ogei ta amar biderretan (39), Apol'en (40) gurdi
[ariñak
inguratu dttu larra ta Neptun'en (41) gatz uiñak,
ta ogei ta amar amabiko illargik, amabitan
ogei ta amar aldiz, diote ludiari argi eman,
Maiteak gure biotzak, lotura deanaz, batu
ta gure eskuak Ezkontzak zitunetik elkartu".
ANTZEZLARI ERREGINA :
"Beste orrenbeste illargiak ta eguzkiak zenbatzen) utziko .al digute gure maitasuna il baiño ¡en.
Baiñan, ai! oraiñogotik kezkaz nanzú orren mtndun baitzakust, zure antziñeko pozetik orten urrun.
Boina kezka au gora-bera, ez duzu nasíu beaf, maítasurra ta beídurra beti baitoaz elkar
emakumen biotzean. Nire maitetasuna badazaguzu; beídurra dut ura ainbatekoa; maitasuna
aundia. zalantz txilcienak beldurtzen beídurra aunditzen donean, maitasuna nausitzen"
ANTZEZLARI ERREGE:
"Ene maitea, utzi bear zaitut, eta arin greco; bizi-indarrek uko egitert didate; zu biziko zeta lur
eder onefuu garata, maitatua, eta badukezu, noski beste senar samur bat. ..'
ANTZEZLARI ERRKCIÑA;
"Isil, arrenl Orrelako maitasuna neregan saldukeci utsa litzake; beste señar batengan gaiztesia
izan nadilla! Bigarrenaz ezkondu dagianak lenerrgoa illerazi bidé du".
HAMLET: (Berekiko). Ar zak ori, ar zak orí!
ANTZEZLARI ERREGINA:
"Irabazi-naia dugu beti ta ez maitasuna ezkontzara bigarrenez eramaten gaituna, Birritan íl-
erazten dut nere senarra zana bigartena baldin atzen da'dut nere eztoera".
ANTZEZLARI ERREGE :
"Diozun bezeia oldozten duzula dut ziñesten; sarri, ordea, gure asmoak ditugu bazter uzten.
Oroimenaren yopua baizik ez dugu asmoa; yaiotzez azkarra, baiñan, iraupen ucrikoa; igali gordiña
iduri, zagatzari itxekita dago orain, berez, ordea, ondú orduko ecorko da.
Gerok geron buruai zor zaiena ordaintzea aztu dezagula, guziz ezinbestekoa da: gogo beroturik
arfen dugun erabakia lasl&r utzi egiten dugu, gogoa gozatu ta. Pozaren naiz oiñazaien indarrak
betak aten egiñak aiekin baten ditu ezereztatutzen:
Poza zarataisuago ta miña alatsugoa; aize batez miña poztu, poza mindu egiten da.
Ludia ez da betikoa ta ez da arritzekoa maitea zoriarekin batean aldatzea, erabahizun baitago,
maitasunak zoria ala zoriak maitea yaurtzen dalako auzia.
Aundikia beratu ta bereak dira itzurtzen. landerra goratuzkero etsaiak aiskidetzen; aren bearrik ez
dunah beti aiskide bat duhe, ta eza'tdian azferkatzen dunak irudiaiskide bat, berealako batean,
bere etsai biurtzen du; maitasuna ainbealeraiño baila zorian yopu.
Labur: geron naiak eta geron alabearrak ain eikarren auflta doaz ta gura eginkizunak beti Ustel
irtetzen dira. Gure bulhoen yabe gera, izan ere, baiña aien burutzea ez da gure:
orla, berriz ezkonduko ez zerala Uste daza, baiña, ni ilbaikoz Uste ori nerekin ilgo zaizu".
ANTZEZLARI ERREGIÑA:
"Uka bezat lurrak yana ta zeruak argia! uko bezadate egunak ta gauak atsedena! nere entzite ta
itxaroa itzul bitez etsira! eremuko biziart bekaiztu nakiola! Pozaren aurpegi ederra zurbil erazten
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duten eikaitzek nere amesteak ezereztu ditzaten! Orain ta beti dordoak al nau yazarkatuko
alatgunduzkero ezkontzen baldin banaiz berriro!"
ANTZEZLARI ERREGE:
Zin betea duzu egin. Utzi nazazu, malte,
une botez. Gogo iltzen naiz ta goxatu nai nuke
nete gogaitza loaldiz.
ANTZEZLARI ERREGIÑA:
Loak bare zaitzala
ta iñoiz bioen adera ezdatorrala elkaitza!
ERREGE: Ongi yabetu al zeta atzalgaiaz? Ez dago artan minkor danik? (42)
HAMLET: Ez, ez, narrita utsa da guzia; edena narritan; mingatririk ez.
HAMLET: "Satartea". Zer dala ta ori? Itzaizunez. Antzerki au Viena'n egiñiko eriotze baten irudia
duzu. Dukea, Gonzago deritza ta aren emaztea Batiste. Oraiatxe dakuskezu. Egiñen zakarra da,
Baiña, gogoak garbi ditugun zuri ta bioi ,zer dioakigu? Zamariak ba daki zamukak nun zauritzen
dun; gure gerruntzak osotik daude. (LUKIAN sartzen da). Baiña emen duzu Lukian, erregearen
illoba.
HAMLET: Orrelaxe ari zerate zuen senarrakin. Ots, eriotzaillel izurritsu! Txerren kiñu oriek utzi
ta asi adi. Ea: "Belea karrankaz ari da, apen eske".
LUKIAN: "Asmao beltz, eskaa gai, ira prest, ordua alde, abagunea gaizkide ta lekukorik gabe:
Gau erdian bildutako belartzacren naskia, (44)
Hekate'ren gaiztespenaz irutan kutsutua,
zure indar eriozhorrek, berealako batean,
bizia dezaiotela kendu, osasun betean",
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HAMLET: Aren baratzean zitaltzen du, ari buruntza kentzearren. Gonzago deritza. Ixtori egizkoa
da ta bana banako italieraz idatzia. Oraintxe dakuskezu nola eriotzegilleak Gonzago'ren
emaztearen maitasuna bereganatzen dun. (45)
Ez al duzu Uste, onekin, luma baso betekin eta Proventza ko arrosa birekin nire oski idekietan
etorkizunean zoriak gaizki artzen ba'nau antzezlari talde batean leku lortu nezakela?
ÜRATI: Lain erditan. (46) HAMLET: Lain osotan, nik uste.
Ongi baitakizu, Damon maite, austurik dakusazun yaurgoa,
Yove'k berak yaurri zun ta aren orde
orain dugu erregetzat... indiollar bat.
HAMLET: Ene Orati maitea, milla libera ipiñiko nituke iratxoaren itzaren alde. Oartu al ziñan?
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HAMLET: Zuurkiago ari izango ziñan, aren atxeterrari berri eman ba'zenio. Nik aren erintze
neregain artu ba'dezat, geiagotuko zaio beazuna, noski.
GUILDENSTERN: Yauna, bilbatu itzazu eraz itzak eta ez irten aritik orren murrizki.
GUILDENSTERN: Ez, nere yauna, adei ori ez duzu legezko, Erantzun erazko bat eman nai
ba'didazu, zure amaren agindua beteko dut; bestela banoa, zure barkamenaz.
HAMLET: Ori seme arrigarria bere ama orrela txundi erazi dezakena! Baiña, zer atzeko du amaren
arridura onek? Ots, mintza.
ROSENCRANTZ: Oera zaitezan baiño len, zurekin mintzarzea nai du bere gelan.
HAMLET: Men egingo diogu, naiz ta nire ama amar bidertan izan. Beste geznarik?
ROSENCRANTZ: Ene yaun maitea, nondikoa duzu naspil ori? Zure gogoa morroillo pean sartzen
duzu, noski, zure lorrak adiskedeari agertu nai ezik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ROSENCRANTZ: Nola liteke ori, erregearen beraren autarkia ba'duzu D.anemark'eko yauralkian
bere oiñorde izateko ?
HAMLET: Bai, adiskide, baiña "belarra azten daiño"... (47) Zar xamarra da esakuna.
(Sartzen dira antzezlari batzu txilibitukin)
O, txilibituak! emaidazute bat. Eta orain, zurekikoa bukatzeko; zer dala ta zabilzkidate,
kukuka, aizaldea niri artuz, sareratu nai ba'niñuzuten bezela?
GUILDENSTERN: O, nere nagusi maitea, nere leia ausarregia ba'da, nere maitasarrea moldakaitza
da ere.
HAMLET: Gezur esatea bezain erraza da; ukitu zulo auek beatzez, emaiozu aize aoaz eta soiñurik
ederrenaz mintzatuko zaizu. Begira, auek gilzak dituzu.
GUILDENSTERN: Bai bañan, ez dakit aietatik otseztirik ateratzen; ez dut artezi ori.
HAMLET; Ikus, ba, nolako ezgauzatzat artzen nauzuten! yo nai nauzute: nire giltzak ba
dazaguzutelakoa dagizute; nire izkutuaren mamia idokitzeko asmotan zagozkidate; nire
ereskitzaren ots berenetik goreneraiño durunda dagidala gogo duzute; ta ostaillu txiki ontan
otseztia ugari ta mintzura bikaiña duzutela, ezin itz eragin dezaiokezute. Ala Yainkoa! txilibitu bat
baiño errazago yotzeko naizala Uste al duzute? Nai duzuten ostaillu aren izena emaidazute,
marroskatu nazakezute; es du¬ zute, ordea, niregandik soiñurik aterako.
(Poloni sartzen da) Yainkoak onetsi zaitzala, yauna.
HAMLET: Ba noa, ortara ezkero, berealaxe amagana. Zoraraziko naute, bai, ta ezin geiagoraiño.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ba noa bereala.
ERREGE: Gaitzi zait eta ez gaudeke ere kalterik gabe aren erotasunari bide zabala emanda.
Gertu zaitezte, beraz. Zuen agiriak geroko gabe nik idatzi erazi ta, England errira doake zuekin.
Gure yaurerri harnean ezin ditzakegu yasan aren eroldiek, txiteanpitean, yartzen gaituten
galtzoriak.
GUILDENSTERN: Gertuko ditugu biderakoak. Betduf bidezko ta zuzena da, Erregegandik bizia ta
yanaria artzen dituten ainbeste ta ainbeste gizaki gaitzetik begiratzen dituna.
ROSENCRANTZ: Nornai bere bizia bere gogoaren indar eta kemen guziaz begiratzera beartuta
ba'dago, askoz areago aren bizitzatik ainbesterenak doazan ura. Erregea ez da ifioiz bakarrik
iltzen; ubil bat iduri, ordea, baranoan dun guzia berekin darama. Mendi goienaren gaiñean
tinkatutako txirringa aundi bat da; aren erro aundiai amar milla gauza txikiago datxizkie. Ura
erortzen danean ,eraskin koxkor guzi oriek, yarraigo xume bat antzo, bere porrokaldi zaratatsuan
darainatzi berekin. Erregek as¬ pera bat baldin ba'dagi, erri osoa zinkuriñaka ari da.
ERREGE: Istalgaratu zaitezte, arren, bidaldi laster ontarako. Azkatuegi dabillan gaitzurre orri
oinbillurrak ipiñi nai dizkiogu ta.
POLONI: Yauna, ba doa bete amaren gelaruntz. Kurtxoiñen ostean ezkutatuko naiz elkarrizketa
entzuteko. Akar gorria egingo dio erregiñak; itz ematen dizut. Baiña, zuk esan bezela, ta oso
oartuki esan gero, on izango da aren amaz gaiñera, amak izatez aldeko dira ta, beste entzule
batek izketa aditzea Ongi izan, ene bakalduna. Otera zaitezan baiño len, zu ikusi ta dakidana
dasaizuket.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
yakin eta baiak aztantzen ditudala. Esku madarikatu au, ordea, anai odolez anpatu ba'litz ere,
zeru ernikitsuan ez ote dago ura elurra bezain garbia uzreko naikoa ut? Zertarako da errukia
ogenaren betarteari aurre egiteko baizik? Eta, zer dugu otoitza, ez erortzeko oartu ta eroritakoan
barkatzeko indar bikoitza baizik? yaso ditzagun, begiak zerura; nire errua egiña da. Baiña, nolako
otoizkera on izango al zait inka ontan? "Azketsidazu nire eriotze iguingarria?" Ez, ezin diteke ori,
oraindik baitaukat il eraztera bultzatu niñun guzia; nire buruntza, neronen irritsa ta nire erregiña.
Etruaren irabaziaz gozatzen dana, barkagarri al diteke? Gizarte ontako ibilbide usteletan, gaizki
egillearen esku urreztatuak legea oketu dezake ta maiz ikusten da irabazkin gaiztoak berak
zuzenbidea bustitzeii. An goian, ordea, ez da orrelakorik. An kakomakoak ez dira gauza; egipena
dan bezelaxe agiri da ta gerok geron erruea aurrean, aiek zabalki aitortzera beartuta gaude. Zer
egiteko, ba? Nora yo? Garbaiak zer al dezaken aztarrenatu? Zer ote du ezinkizuni1 Ala ere, zer al
dezake garbaitu ezin gaitezkenean? Ai ene ta ni! Ai, ene biotz au eriotza bezelako beltza! Ai,
bizkaz atzitutako gogoa; azkatzeko alegintzenago ta lotzenago zera! El, zeruko aingeruak! Malgu
zaitezte, belaun zurrunok eta zu, galtzairuzko aridun biotz ori, bigun zaitez yaio berri baten zaiñen
antzera. Guzia ongi diteke.
(Baztertu ta belaunikatzen da) HAMLET sartzen da.
HAMLET: Orain egin nezake, otoi egiten ari dala, ta oraintxe egingo dut. Orrela, ordea, zerura doa
ta ori al da nire apena?. . . Ausnartu bear dut. Doillor bat nire aita iltzen du; ta orren ordaiñez,
nik, aren seme bakar onek, doillor ori zeruratu egiten dut. Saria ta emendioa da ori, ez apena.
Berak, nire aita gizentsu, ogiz asea (48), aren ogen guzien lorealdian eta orrilloan zegolarik
atzeman zun. Eta batek ba daki zorrak Nola garbitu zitun. Bere zorigaitza, agi danez, aundia da.
Eta gogoa garbitzen eta eriotzerako gertu ta mugonean dagonean ura il eta aseko ote dut nire
asper miña? Ez, Geldi, ene ezpata, ta beste une izugarriago bat auta ezazu: moskorraz lotan, naiz
aserre gorritan, naiz bere oeko atseginkeri loietan; yokatzen, biraoka edo zeruratze itxarorik ezin
izan dezaken alako egipen batetan. Lurrera ezazu ordun .aren orpoak zerua ostiko yotzen dutela
ta aren gogoa amiltzen dan sulezea bezain beltz eta gaiztetsia izan bedi. Ama nire begira dago. . .
Osakai onek ez du zure egun ertunak luzatu baizik egingo.
(Irtetzen da)
ERREGE: (Yeikia?) Nire itzak gomntz, nire gogamenak, ordea, bean. Gogamen gabeko itzak ez
dira iñoiz zeruratzen. (irtetzen da
IV GARREN AGERRALDIA
Erregiñaren gela.
POLONI: Oraintxe datorke. Itz egiozu gogorki. Esaiozu, aren biurkeriak ausartuegiak jzan dirala
yasan al izateko ta zu bakarrik zaitula bitarteko sortu dun aserre bizian. Ni ementxe ezkutatuko
naiz. Argi ta garbi itz egiozu, arren.
ERREGIÑA: Itz ematen dixut. Ez izan beldur neregatik. Alde egizu. Badantzut datorrala.
(Poloni estalki baten astean kukutzen da)
(Hamlet sartzen da)
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HAMLET: Ez, gurutz deunarren, ez orrelakorik! Erregiña zera, zure senarraren anaiaren emaztea,
taonela ai ez ba'litz! ama zaitut.
ERREGIÑA: Ongi dago; itz dagikezuten norbaitzu bidalduko dizkizut.
HAMLET: Ots, ots, eseri zaitez. Ez duzu zirkin ez alde egingo, zure gogoaren barrenena
dakuskezun ispillu baten aurrean yarriko zaitudan arte.
ERREGIÑA: Zer egin gogo duzu? II nai ote nauzu? Oi, el. el?
HAMLET: (Ezpata atera ta) Zer da ori? Sagú bat? Illa, dukata bat illa baietz! (Errezel zear
ezpatakada bat egin da},
HAMLET: Egipen odoltsua! Errege bat il eta anaiarekin ezkontzea bezelatsuko gaiztoa.
ama.
ERREGINA: Zer egin ole dut, ñire aurka orren mintzo latzez| zure míngaiña askatzen ausartu
zaitezan?
HAMLET: Lotsaren margo ederra laiñotzen dun egipen batíj garbitasuna azaluskeriaz nastutzen
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duna: sun garbiaren ¡bekoki ararzari aren larrosa arrapa tzen diona, bertan minbízi laidotsu bat
utzii ezkontzazko ezkeintzak yokalari baten zíñak zain gezurrezkoak egiten dituna; oi, itunpenan
soiñetik gogoa bera idoki ta, yaurespide gozoa iti soiñu uts biurtzen dun egipen bst. Zeruaren aur|
pegia gorriru egiten da, bai, ta lugai lodi au Ebazteguna urbilduko baí'litzan, larriak yota go egite
ori gogoraturik.
ERREGINA Ai ene, zein egite da ori, orro ta ostots orr aundiz iragartzen daña?
HAMLET: So egiozu antzezki oni ta orain beste oni; anai biren margo irudiak. Ikusazu nolako
edertasuna betarte ontan; Hiperion'en kizkarrak, Yove beraren bekokia, begiak Mart'en
antzekotsuak zemaitu ta agintzeko: zeruari mun dagion mendi erpiñean kokatu berri dan Merkuri
geznadunaren lerdentasuna; ludian giza eredu bat eskeintzeko yainko bakoitzak bere galga ipiñi
nai izan bide zun antz batza. Ezkon laguna zenun ori. Begira orain urrengoari: ortxe duzu senarra;
bere anal lerdena legortzen dun galburu txerkeztu bat iduti. Begiak al dituzu? Muru eder ontan
bazkatzetik atertu al ziñan, zingira ortan zure burua gizentzearren? A, begiak al dituzu? Ez esan
ori maitasuna danik, zure adiñean odola bere sukarra otzandu ta gogamenaren esaneko ta
menpeko egiten baita. Ta zein gogamen yetxiko al litzake onengandik beste onengana?
Sentzumena ziur duzu, bestela biozkadarik ez; sentzumena ori motelik dago, otdea, ziur ere,
erotasunak berak ere ez bai legike uts ori, ezta sentzuna ere ez zitzaion iñoiz erokeriari menpetu,
orrelako artea oartzeko dan adikuntza ez gordetzeraiño. Zein deabruk iruzur egin zizun, ba,
sormotzo yoko ontan? Begiak ikumen gabe, ikumenak ikusmen gabe, belarriak esku naiz begi
gabe, usaimen utsak edo oarmen osasuntsu ba¬ ten zati xumeenak ez zezaketen orrenbesteraiño
uts egingo. Lotsa ori! nun da zure gorritura? Gaiztoki asaldari ori, baldin etxandre baten ezurretan
orrela matxiñatu al ba'zakekez, utzazu, gaztetasun gartsuan, garbitasuna, argizaia bezela,
beraren sutan urm dedilla. Ez aldarrikatu ¡aidoa, irrits eragikorrak oldar artzen dunean, izotza
bera ere, orren bizikí suztatu ta adímenak biotza 1¡-zuntzen dun ezkero.
ERREGIÑA:Ene Hamlet! ez mintza geiago. Begiak gogo ba¬ rrenera itzulerazten drzkidazu ta
antxe, iñoiz ezin ezabatu ditekezan orban beltz eta barnak ikusten ditut.
HAMLET; Eta guzi ori, oe sarsu bateko izerdi kirastunean bi-zitzeko, lizunkerira emana, urdandegi
likits batean goxokeritan eta maiteketan. . -
ERREGINA: Ene! ez mintza geiago- Itz oriek. sastakaíak antzo, sartzen dirá nere belarrietan
barna. Ez geiago, Hamlet maitea!
HAMLET: Enotzegílle ta doillor bat. Zure lenbiziko sena-rraren eunena balio ez dun yopu bat; sasi
errege bat; apaletik buruntza ederra ostu ta sakeleratu zun erregetza ta agintzaren zízku-lapur
bat!
ERREGINA: Ez geiagorik!
HAMLET: Zeruko zaintzalleok, gaizka naaazute ta zeron egapean geriza emaidazute! Zer
nai duzu irudí; agurgarri ori?
HAMLET: Zure seme nagi oni akar egiteko al zatoz, aldiari ta griñari alperrik eman eta zure
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ERREGIÑA: Ene, Nola zaude zu, utsartera begiratu ta aize ikutueziñarekin izketan ari zeran ori?
Begietan biziindarrak dituzu basaki kirika; ta eloiuak iratzarritako gudariak antzo, zure ille etziñak
bizkortu ta laztu egiten dira. Ene biotzeko semea. garaztatu neurri otzaz, zure aserrearen sugarra.
Zer begiratzen duzu?
HAMLET: Ura, ura! Ikusazu zein zurbil begiak tinkatzen dizkigun! Aren iduri ta auzia elkartuak,
arriak berak bigunduko Htukete. Ez niri begiratu, arpegiera errukarri orrek nire asmo latzak
emarazi ez ditzan. Ordun, ba, nire eginkizunak bere egiazko margoa galduko luke; odola isuri
bearrean, negarra.
HAMLET: Baiña, begiratu antxe; ikusazu Nola labaintzen dan! Aita bizirik bezela yantzia! Ikusazu
orain bereon atetik ilkitzen.
(Iratxoa irtetzen da)
ERREGIÑA: Zure burumuiñaren asmaketa utsa duzu ori; ameskeria oso trebea orrelakokeriak
sortarazten.
HAMLET: Ameskeria! Nire tintina zurea bezain neurri onez ta soiñu osasuntsuz dabil. Ez, ez dira
txorakeriak esan ditudanak. Aztarrenatu nazazu ta guzia itzez itz berriztuko dizut; ameskeria
yauzika irtengo litzake ortatik. Arren eta arren, ama, ez isuri zure gogoan gantzurrin legunkari au:
nire erotasuna dala itz egiten ari dana, ta ez zure gaizkia. Orrekin ez zenuke min bizia estaldu
baizik egingo, aratustel kirastunak, barrengoa zulapetuz, guzia itzalka zornetzen duño. Aitor
ezaiozu Yainkoari; Igarotakoaz garbai zaicez, etortzekotik begira, ta ez bota zimaurra
belartzarrera indarragotu dedin. Azketsidazu nire garbitasun au; aldi auetako gorputzalakeri
zakarroan, ordea, garbitasunak berak keriari barkapena eskatu ta oiñetan aozpeztu bear zaio ere
ari on egiteko baimena daskaiolarik..
HAMLET: Yaurtazu, ba, aren zati txarrena, ta bizi zaitez garbiago beste erdiarekin. Gau on. Ez
itzuli, ordea, nire osabaren oera. Antz emazu, beiñik bein, alako ekanduna, ez ba'duzu ere. Oitura,
edozein biotzondo irentsi egiten dun mamu ori, geienetan txerrena, aingeru dugu, alaz ere, egipen
eder ta onak bururatzeko yanzki edo soiñeko ipinterraz bat eraaten digun aldetik. Eliku zaitez
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gaurkoz, eta urrengo elikutzea etrazago dukezu; ondorengoa areago. Oiturak, aldatu ere
baititzake izatezko aierrak ta gaizkiña eskuratzeko edo ura yaurtitzeko arrigarizko indarra du. Gau
on, berriz ere, ta Yainkoaren onespena gogoz nai dezazunean, ni natorkizuke zurearen eske, Yaun
oni buruz, (Poloni erakutstz) garbai naiz, baiñan Yainkoak nai izan du, ni arekin ta ura nirekin
atarratzeko, ni bere zigorra ta biurkaria izatea. Leku egokian yarri ta aren eriotzari buru emango
diot, bear bezela, Gau on, bada, berriz ere. Ona izateko, ankerra izan bearra dut. Gaizki asi naiz
ta gaizkiago yarraituko. Itz bat geiago, andrea.
HAMLET: Esan dizkizudanetakorik ezertxo ere ez, alegia. Utzi errege gizenduak berriz oera
zaitzala; lizunki masailletan zimiko ta "ene urtzapala" deitu dagizula; ta utzi ezaiozu bi musu
likitsez edo eztarrian aren beatz madarikatuez kilikatuta, aitorrazi dezaizula
ni ez naizala eroa, naizalakoa egiten dúdala baizik. On ¡zango litzake yakitun ipiñi dezazula. Nork,
bada, erregiña eder, erabidetsu ta gurbil bat ez ba'da, estali lezaioke orrelako zador ederra,
txantxiku, saguzar, katu iren orri? Nor litzake ortarako lain? Ez, zentzuna ta adikuntza gorabera,
saskia etxegaiñean zabaldu ta utzi itzazu txoriak egaz egiten eta gero, arako tximu ura bezela,
saskian sar zaitez beste ainbeste egiteko asmoz, ta zerorren lepatxokoa auts ezazu lur yotzean.
(49)
ERREGIÑA:: Etsi etsita zaudeke; itzak atsez ta atsa biziz egiñak ba'dira, esan didazuna inori
yaulkitzeko ez bizirik ez ta atsik ere ez dut.
HAMLET: Ba daude idazki zildaikatuak eta, miztodun su¬ geri aiñako entzitea diedan nire bi ikas
lagunek, badatamazkite aginduak. Nire bidea ekortu ta saizulora eraman bear naute. Ari ditezela!
Yostagarri izango baita, zulapetzaillea beraren sutautsaz erauztea; ta gaizki ariko naiz, aien
zulapearen azpian neurraga bete ondolan egin eta illargiraiño egaz eragiten ez ba'ditut. O!
zoragarria da gero Ierro berean bi malmuzkeri elkar yotzen ikustea. Gizoa onek zorroak
gertueraziko dizkit. Narreztuko dut gorpuzkiña alboko gelaraiño. Gau on, ama. Izan ere, kaiku
berritsu, txirriporro bat zan aolkari au, oso geldi, oso isil eta oso benazko dago. Ots, adiskide,
atzen eman bear diogu zureari. Gau on, ama.
(Irtetzen dira nor bere aldetik; Hamlet Poloni' ren gorputzilla narrazean daramala).
LAUGARREN ATALA
Lenbiziko Agerraldia
Errege, Erregiña, Rosencrantz etu Guildenstern
sartzen dira.
ERREGE: Orrenbeste zinkuriñek, orrenbeste asperen barnak zerbait esan nai dute. Azal
ezaidazu, yakin bear dut eta. Nun duzu semea?
ERREGIÑA: Utzi gaitzazute bakarrean lipar batez. (Rosencratz eta Guildenstern irtetzen dira). Ai,
ene yauna, nik ikusi dudana gaur!
ERREGIÑA Ero ero eginda, itsasoa ta aizea nor geiagoka ari diranean bezelaxe. Bere bidegabeko
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oldarraz, estalki ostean zerbait igitzen zala aditurik, ezpata atera, "Sagu bat, sagu bat!" om egin
eta, ostenik zegon agure ona iltzen du, bere zoramenduan.
ERREGE: Ori egite gorria! Beste orrenbeste gertatuko zitzaidan niri antxe egon ezkero. Bere
askatasuna galbidetsua da guzientzat, zerorrentzat, niretzat, edozeintzat. Ene!, Nola zuritu
dezakegu egin odoltsu au?
Niri ezarriko didate, gazte zoro ori uzkaldu, mugatu ta gizartetik aldendu ez dudalako, zabarkeriz.
Baiña nire oneritzia ain aundia zan eta bide egokiena ez nun ikusi; eri lotsagarri bat izanik, ura
estaltzeko. bere erdimuiñaz elikatzen dunaren antzera. Nora yoana da?
ERREGIÑA: Il dun gorputza baztertzera; ontan bere erasuna, mea zakai baten barrenean urre
apur bat bezela, garbi agertzen da; egiñagatik negar dagi. (50)
ERREGE: Goazan, Gerturde! Eguzkiak mendien tontorra ukitzeneko, ontziratuko dut hamlet. Aren
egintza gaiztoa zuritu ta garbitzeko, berriz gure aginpide ta artezi guzia erabilli bearko dugu.
(Rosencratz eta Guildenstern sarten dira berriz),
Adiskideak, zoazte biok, beste batzu lagun dituzutela. Hamlet'ek bere erokerian, Poloni il eta
narrazean atera du bere amaren gelatik. Zoazte aren billa; eztiki itz egiozute ta gorpua otoigura
eramazute. Lastertu zaitezte, arren. Rosencratz eta Guildenstern irtetzen dira). Goazan, Ger¬
turde, gure adiskide gurbillenei dei egin eta, gure asmoen eta ordu txarrean gertatu danaren berri
emango diegu. Orrela, suagak artezkarrera bezain zuzen, lurbiraren bazterretik bazterrera bere
zartada pozointsua egozteii dun jraiñaren zurrumurruak, uts dagike gure izenari buruz, aize
zauritu eziña yotzen dula soillik. Oi, goazan emendik! Kezkaz ta ikaraz beterik dut biotza.
(Irtetzen dira).
HAMLET: Ixo, zer da ots or¡? Nork deitzen dio HAMLET'i? Oi, badatoz.
(rosencrantz eta GUILDENSTERN sartzen dira) ROSENCRANTZ: Yauna, zer egin duzu
gorputzillaz?
HAMLET: Zuen aolkua artzea ta ez neronena. Gaiñera, oragun bat niri galdeka etorzea! Nolako
yardetsia eman bear luke erreges eme batek?
HAMLET: Bai yauna; erregeren eskerrak, aren sariak eta aginbideak edoskitzen dituna. Orrelako
yauregikoek, ordea, azkenean dagiote beren morrointza onena erregeari. Onek tximuak bezela,
bere matrallezur bazterrean gordetzen ditu. Ta edoski duzutena bear dunean, zuek lauskitu ta, ara
berriz ere, oragunak legorrik.
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ROSENCRANTZ; Yauna, gorputza nun dagon esan eta gurekin erregegana bear duzu.
HAMLET: Gorputza erregerekin dago, errege, ordea, ez dago gorputzarekin (52). Errege gauza
bat da
HAMLET: . . utsezkoa. Argana nazazute. "Ezkuta zaitez, azeria; guziak zure atzetik".
HAMLET: Ez yaten dun artan, yana dan lekuan baizik. Ar politikuen alako batzarra ari da orain
arekin. Yangaietan arra dugu nagusi bakarra (53). Gu gizentzeko beste abere guziak guritzen
ditugu ta gure buruak gizentzen arrak guritzeko. Errege lodia ta eskale gerrena ez dituzu niai
baterako yaki bat eta bi yatontzi baizik. Orixe duzu azkena.
HAMLET: Gizon batek, errege batetik yan dun arraz arrantzatu dezake; ta gero, ar artzaz elikatu
zan arraiña yan.
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HAMLET: Ezer ez, zuri erakutsi baizik Nola errege batek egin lezaken bidaldi ederra noarroin baten
esteetan barna.
HAMLET: Zeruan. Bidaldu ara aren billa. Zure geznariak aurkitzen ez ba'du, zoaz zerori, ura
billatzera beste lekura (54). Egia esateko, ordea. illabete ontan yarrugitzen baldin ez ba'duzu
gorapeko zumbia igotzean arfuko duzu aren usaiña.
ERREGE: Hamlet, gertari au dala taegin duzuna mingarri bezain maitagarri zaidan zerorren
biziarren urrutira bear duzu lasterrenik. Abia zaitez, beraz. Ontzia gerturik duzu, aizea aldeko,
lagunak begira ta guzia England erriruntz egiteko prest.
HAMLET: Ederki.
HAMLET: Ba dakust ura dakusan kerubin bat. Baiñan aurrera. Englanderrira! Agur, ama maitea.
HAMLET: Nire ama. Aita ta ama senar emazte dira; senarra ta emaztea aragi bat; beraz, nire ama.
Ots, England'era!
(Hamlet irtetzen da)
ERREGE: Zarraikiozute urbildik. Ekiozute laster ontzira dedin. Ez luzatu. Gau ontan bertan atera
bear du emendik. Abia zaitezte! Egitekoari buruzko guzia egiña ta zildaikatua dago. Lastertu
zaitezte, arren.
(Rosencratz eta Guildenstern ilkitzen dira)
Ta zu, England erri, nire adiskidetasuna aintzat' ba'duzu, —ta nire indar aundiak adirazi dezaizuke
balio duna, Danemark'eko ezpatak egin zizun orbaiña gorri ta bizirik baitago oraindik eta zerorren
bildurrak gure menpeko egiten zaitun ezkero—, ez artu motzean gure erabaki goiena; oni
dagokiozan idazkiek argi adirazten dute Hamlet berealaxe il bear duzula. Egizu, England erri, ark,
sukarmiña bezela, nire odola erretzen baitu ta zuk sen
datu bear nauzu. Egiña dala dakidan arte, nire zoria dana dala, ez da niretzat atsegiñik izango.
IV GARREN AGERRALDIA
FORTINBRAS: Zoaz, buruzagi. Eramazu nire agurra Dane¬ mark'eko erregeari. Esaiozu
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Fortinbras'ek apalik daskaiola aren yaurerrian barna agindutako igarobidea. Badazaguzu ikustokia.
Errege yaunak itz egin nai ba'dit, nerau noakioke aren aginduak artzera. Esaiozu orrelaxe.
BURUZAGI: Egia garbi esateko, bere izena beste onurarik ez dun lur zati txiki bat irabaztera goaz.
Bost du. ketetan, bostetan ere, ez nuke nik akuran artuko. Ta ez lemaioke obari aundiagorik
Noruai'ri edo Poland'i baldin salduko ba'lute.
HAMLET: Bi milla bizik eta ogei milla dukatek ez dute utsezko auzi au erabakiko. Aberastasun eta
bake geiegizko ankura da ori, barnean lertzen dana, ertuna zergatik ilten dan azaletik agertzeke.
Anitz esker, zaldun ori.
BURUZAGI: Yainkoak lagun dagizula, yauna. (Ilkitzen da) ' ROSENCRANZ: Nai al duzu bide egin,
yauna?
HAMLET: Zoazte aurretik. Laster zuenganatuko naiz. (Harm' let ez, guziak ilkitzen dira). Edozein
gertari, nire aurkako aitorra ta nire apen nagiarekiko zirika dut! Zer litzake gizona bere
bizitzako on aundiena ta ariketa nagusia loa ta yana baizik ez ba'lira? lize bat, besterik ez. Yakiña,
igazaldia ta etorki zunerantz
ikartu dezaken gogo onen zabalez yantzi gaitun Ark, ez zigun adimen yainkotar au eman, gure
baitan erabilterik gabez, erdoi zedin. Baiña, naiz oroitez ergela dala, naiz ondoreak zeatzegi
ausnartzeko keska koidarren bat —eta ausnartze ontan iru laurden ditugu oillokeri ta laurden bat
soillik zuurtza—, ez dakit zer dala ta oraindik bizi naizan esateko: "Egin bear dut ori", ura
bururatzeko bultzagaia ta naimena ta indarra ta bideak ditudan ezkero. Lurra bezain agitiko
erakusburuek aolkatzen di da te ere. Orra oi, gudarozte zenbatsu ta kementsu ori, burutzat
erregegai gazte ta samur bat daukana; orren gogoak, aundinai bikaiñez beterik, iseka dagio
ondore ikusieziñari ta ilkizun eta aldakorra dana, adurrak, eriotzak eta gaitzurreak al dezaketen
guziari yartzen du, arrautz kusku batengatik. Izan ere, aundi izatea, ez datza iziogarri aundi gabe
ez igitzean, izen ona galtzorian dagonean, uskeri batean liskar bidea aundiki arkitzean baizik. Zer
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ari naiz, bada, aita iliarazia ta ama orbandua euki ta, nire gogamen eta odolerako ziriok gorabera,
guzia lo egiten uzten dudan au? Anartean ba dakust, nire alkerako, naikeri utsez ra ospegosez
beren illobietara, ogeak bai'liran, laster dagiten ogei milla gizonoen eriotz urrena, burrukatzeko
lekurik ezta illak eortzeko ere ezurtegi naikoa ez zaien lur zatitxo batengatik, gudukan ari dirala.
Oi!, oraingotik nire bulkoak odolezkoak izan bitez ala ezdeusak!
V GARREN AGERRALDIA
ZALDUNA: Isituki ari da; burutik yoana ematen du. Errukigarria da noski.
ZALDUNA: Bere aita aipatzen du sarri. Cizartea azpikeriz yosia dagola dio; ta edozein uskerigatik
adiaka, bularyoka ta ostikoka ari da suminki. Erdizka baizik adirazpenik ez duten ezbaiko gauzak
darausaz; bere mintzoera utsezkoa da. Baiña, bere zentzugabekeriak berak, oldeztun yañen ditu
entzuleak. Auek asmaketan ari dira, beten gogamenai itzak egokitzen ditutela, bere keiñu,
burbuiñoka ta eskuketaek adirazi lezaiokete edonori, badagola zerbait, ezbaikoa izan arren,
adirazpen okerrai leku ematen diena.
ORATI: On izango litzake ari rnintzatzea, gogo gaiztoetan susmo galbidetsuak erein ditzake ta.
ERREGIÑA: Sar-erazi ezazu. (Zalduna ilkitzen da) (Berekiko). Nire gogo ertunak —obenaren
egizko izaera orrelakoa baita—, edozein zizki mizki, elkaitz
aundiren baten aurretikotzat aftzen du. Erruak, gi-bel-beldur antzegabez ain beterik dago ta, bere
bu-rua galdu beldurrez, galdu egiten du.
(Zaldun sartzen da berriz Opele´kin)
OPELE: (Kantuz)
Ene mailale katuna,
ñola ezagun zaitzaket?
—Kapel biribíl, makilla
ta sandalien bídez.
Oi, oi!
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OPELE: Ederki. Yainkoak lagun dagizula. Ontza, okin (55) baten alabaornen zan. Yauna, ba
dakigu gerana, ez ordea, izan gaitezkena Yainkoa bego znre maitara
OPELE: Arren, itz bat ere ez onetzaz, Galde baldin ba' dagizute, ordea, esazu au:
(Abesten du) —Biar, Deun Balendin (56)
Yai egunean,
emendik natorke
goiz urratzean.
zure leio ondoan
neskatxa nauzu
zure Balendiñe
egin nazazun.
ordun ark yeiki la
arinki yantziz,
atea zabaltzen
dio neskart.
Ta au gelan sartuta
neskatx zalarik,
irtetzen doñean
ez da orlakorik.
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OPELE: Guzia ongi yoango dalakoan nago. Egonarria izan bear dugu. Negar egin bear dut, ordea,
an, lur otzean ipiñiko dutela gogoratuta. Nere ne bak yakingo du, ta onela zuen aolku onagatik
esker dagizuet. Ots, nere gurdia! Gau on, andreok gau on, andre maiteok: gau on, gau on.
(Ilkitzen da}.
ERREGE: Non dirá nire Suizetarrak? Atea zaín dezatela! (Beste zaldun bar sartzen da)
Zer duzute or?
ZALDUNA: Zure burua yaregizu, yauna, Itsasoak, bere ertzak gainditzen ditularik, ez du
ondartza. Iresten oldar geiagoz, zure gudariak iges eragiten ditun matxiñada baten buru dan
Laerte gazteak baíño. Lagunabarrek yauntzat artzen dute, ta gizartea yaío
berria bai'litzan, edozein yabetzaren sendesle ta eusle diran aintziñatea ta oitura aztu ta ez yakin
egiñaZ, oiu dagite: "Autu dezagun gerok! Laerte dukegu errege!" Txapelek, eskuek eta mingaiñek
aldarrikatzm dute odeietaraiño: "Laerte dukegu errege! Gora Laerte!"
ERREGIÑA: Bai pozik zaunka dagitela okerreko lorratzean! Galduan zabiltzate, Danetar zakur
txarrok!
(Abarrotsa barruan)
LAERTE: Nun dago errege ori? Zaudete lekorean, yaunak. DANETARRK: Ez! sar gaitezan.
LAERTE: Anitz esker. Zaindu atea Errege zital ori, emaidazu nire aita!
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LAERTE: Odol tanta bat narerik baldin ba'nu, berak nire burua sasikumeizat agertu, nire aitari
adarduna deitu, ta nire ama doñearen bekoki garbi ta aratzean urdangaren xakia irarri egingo
luke.
ERREGE: Laerte, zer dala ta biurritza onen larri aui Utzazu, Gerturde. Ez izan bildur neri buruz.
Bada Yainko bat, esi baten antzera, erregeak babesten diluna; salkeriak bere egingaia erdikusi
baizik ez dagike; ezin du.ordea, ura bururatu. Esaidazu, Laerte, zergatik zaude otren sumindurik?
Utzazu, Gerturde. Mintza, gizona.
LAERTE: Nola Il zan? Berriketa gutxi yo neri. Deabruari menpetasuna ta zin esanak! Sulezera
zuzentasuna la ermkia! Aup dagiot inpernuari! Ez dit axolarik bizi onek ez ta besteak ere,
datorrena datorreia. Nire aitaren eriotza osoro apendu nai dut bakarrik.
LAERTE: Nire naimenak, ez gizadi osoak. Eta nire eginbideai buruz, ba dakiket aiek erabiltzen
gutxirekin urrrutira yoateko.
ERREGE: Laerte zintzoa, zure aita maitearen eriotzazko egia zeatz yakin nai ba'duzu, idatKita ote
dago zure asperkvtndean, bai adiskidea, bav etsaia, naiz irabazlea naiz galtzaillea, erabat
ondatzea?
LAERTE: Aren egizko adiskideai besoak zabalduko dizkiet onelaxe; ta bere bizia ematen dun
utxorigorri (57) ona iduri, nire odolaz eükatuko ditut.
ERREGE: Seme on eta zaldun zintzoa legez ari zera oraingoan. Zure aitaren eriotzarekiko
errugabe naizela ta argatik ¡oi aundia dúdala, egun atgia begietan bezain zuzenik barrenduko
zaizu gogoan.
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LAERTE: Zure senean egon eta aspeitzera eragingo ba'niñuzu, ez nnhizuke orrenbesteraiño igi
eraziko.
OPELE: Emen duzu izkaroa gomutarako. Arren, oroi zaitez, maitea. Ta emen dituzu xagu
belarriak, gogamenetarako.
OPELE: Emen dituzu ezamillo ta laufrakak (58). Emen bortusaia zureteat, baita neretzat
ere; esker belarra deitu dezaioguke igandeetan. Oi, zuk, ordea, zure bortusaia f59) bestelaz
eraman bear duzu. Or duzu idibegi (60) bat. Gogotik nemazkizuke zenbait sagubelar (61), baiña
guziak zimeldu zitzaizkidan ne¬ re aita i1 zanean. Azken ona egin ornen zun.
(Abestuz) Nere Robin zintzoa nere pos guzia data.
LAERTE: Gogarteak eta larriak, oiñazeak eta inpernua bera, eztiz eta edertasunez yanzten ditu.
ERREGE: Laerte, utzi nazazu zure garbaikide izaten; bestela eskubide bat ukatuko zenidake. Zoaz
berealaxe ta auta itzazu zure adiskide gurbillenen artean nai dituzunak eta aiek, bioi entzun eta
erabakiko dute. Zuzen naiz zearka, erruden arkitzen ba'naute, nire yaurerria, nire buruniza, nire
bizia ta ditudanak oro damazkizuket. zuzenbidezko ordaintzat. Bestela, egonarri apur bat izan
ezazu, arren, eta biok zure gogoarekin batera oni bear zaion ordaintza emateko ariko gera.
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LAERTE: Ala biz. Bere ilkerak, bere eortzeta isillak, gorpu gaiñean ez gudakiñik, ez ezpatarik, ez
ikurdirik ez zeukala, elizkari nagusi ta erazko aokirik gabe, zerutik lurrera karraxika ari zait
gertatua zorrozki aztertu dezadan.
ERREGE: Onela egin bear duzu. Ta iraiña non, aizkora araxe erori bedi. Zatoz nirekin, arren.
(Itkitzen dira).
VI GARREN AGERRALDIA
ORATI: Sar ditezela. (Morroia ilkitzen da) Ez dakit zein lurraldetik artu dezakedan berririk,
Hamlet yaunagandik izan ezik.
ITSAS GlZONAK sartzen dira.
ORATI: (Irakurtzen) "Orati, au irakurri baikoz, erregeagana itzazu lagun oriek; arentzako
idazkiak ditu¬ te ta, Itsasoko bigarren eguna gabe, gudarako oso ongi orniturik itsas lapur bat asi
zitzaigun yarraika. Aizoialez motelegi giñala ikusiki, ezin bestez biotza artu genun, eta ontzien
elkar yotzean etsaienera nintzan. Une berean, gure ontzitik azkatu ziran ni bakarrik aien atxillo
gelditu nintzalarik. Biotz oneko ebasleak izan dira niretsat, zegitena ongi bazekiten ere, ordain ona
eman bear baitiet. Erregeren eskura itzazu biaitzen dizkiodan idazkiak eta zatoz nigana, eriotzari
iges ba'zenegio bezain ariñik. Mintzul utziko zaituten itzak egingo dizkizut belarrira; ta alaz ere,
ariñegiak izango dira gaiaren garrantzirako. Lagun on auek ekarriko zaúute naizan lekura.
Rosencrantz eta Guildenstern, England'erako bidean yarraitzen dira; badut asko zuri yaulkitzeko
aiei buruz. Agur Zurea dakizuna. Hamlet".
Goazan, nik bidatuko zaituzt, idazki oriek esku¬ ra ditzazuten eta alik lasterren ibilli, eman
zizkizutenagana naroazuten. (Irtetzen dira).
LAERTE: Ba dirudi orrela. Baiñan, esaidazu, zergatik ez zenun zuzenbidea egin, egipen orren
larri ta gaizkiñari buruz, zure segurantzak, zure gurbiltasunak, gauza guziak, artara sendero
bultzatu bear ziñutenez ?
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ERREGE: Bi gauza berezigatik, zuretzat aulegiak, bearbada, niretzar, ordea, oso sendoak
diranak. Erregiña, aren ama, ura begiratzeko baizik ez da bizi, ta nerekiko, —naiz dala nere
indarra, naiz nete zorigaitza— erregiña nere bizi ta gogoari ain elkarturik dago ta, izarra bere
bidean baizik ezin dabilken bezela, ni ere ezin nenbilke ura gabe, Agiriko ebazkuntzara ez yotzeko
dudan beste zioa, erriak arenganako dun maitasun aundia da. Aren utsak oro bere maitasarrez
urtatu ta, egurra arri biurtzen dun iturri ura (62) iduri, aren oiiibillurrak donetuko bailituke. Orrela,
nere geziak, aize ain gogorrerako etenkorregiak. yomugara bearfean, nire arranbelara itzuliko
lirake.
LAERTE: Nik, ordea, aita zindoa galdu ta, —zanari gorespenak ba'dagokie—, aren
beteginrzarrez gizaldi guzi ontan garaia zeraman arreba bikain bat etsiak arturik daukat. Baiña
nere asperraldia etorriko da.
ERREGE: Ez galdu loa orrengatik. Ez Uste gaitzurreak nere bizarrari dardar eragiten dionean
ori yolastzat artzeraiñoko gai belaxkazkoa naizanik. Laster dakikezu geiago. Zure aita maite nun,
bai ta nere burua maite dut ere ta onek, nik Uste, adiraziko dizu. . .
(GEZNARI bat sartzen da) Zer duzu? Zer da berri?
GEZNARI: Itsasgizon batzuek, yauna. diotenez. Nik ez ditut ikusi. Kauldi'k eman dizkit. ekarri
zitunarengandik artu ta.
ERREGE: Entzun bear duzu, Laerte, Yoan zaitekez: (GEZNARIA ilkitzen da) (Irakurtzen) "Yaun
goi ta altsu ori; yakizu iarrugom zure yaurerriratu nautela. Biar zure erregebegien aurrean
agertzeko baia daskaizuket eta ordun. artarako zure onespena afturik, nire barbateko itzulpen
bakanaren goraberak azalduko dizkizut. hamlet".
Zer esan na¡ du onek? Beste gaiñerako guziak ere itzuli ote dira? Ala gezurren bat
da ta ez dago| orrelakorik ?
ERREGE: Hamlet'ena da. "Larrugorri". Ta emen idazkipe ontan "Bakarrik" dio. Azaldu al
dezaidazuke au?
LAERTE; Zurriburri utsa naiz. yauna. Baiña datorrela. Nere biotz aunatua zuzpertzen da, bizi
naizelako usteaz, ari sudurrera emateko: "Auxe egin dek".
ERREGE: Ori orrela ba'da, Laerte, —baiña Nola ote liteke ori? Nola bestela? Nai duzu nik
zuzuzentzea?
ERREGE: Onezkoak zure buruarekin. Baldin bere bidea gaidu ta ari ekiteko gogorik gabe orain
itziili ba'da, dagoneko buruan ondurik daukadan sare batera yoan eraziko dut eta artan erori
bearra da. Aren eriotza dala karia, ez da aopaldiotsik nabarituko at aren amak berak ukatuko du
maltzurkeria, ura ustegabetzat arturik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LAERTE: Zure agindu pean nauzu, yauna, ta are gogotikago, ni egilletzat artuko ba'niñuzu.
ERREGE: Arira dator ori. Zure yoanalditik asko mintzatu da zutzaz, ta ori Hamlet' en aurrean,
nagusi omen zeran trebetasun bat dala ta ez dala. Zure tasun guziek elkartatuta ez zuten arengan
ernarazi, nere iritziz azken maillekoa dan orrek aiña bekaitz.
ERREGE: Normanditarra.
LAERTE: Ongi ezaguna dut. Izan ere, bere erri guziko pitxi ta edergaillua da.
ERREGE: Zutzaz mintzatu zan, eta ezpataketaren artezi ta ekintzan, gerrenaz bereziki, duzun
trebetasan osoa ainbeste goraipatu ta esan ere zun, ikusgarri bat ¡zango litzakela, zuri aurka
egiteko inor ba'dago Bere erriko ezpataketariek, berak zin zegin, ez zeu katen
oldarrik, ez zainbiderik, ez begirik aure aurka ari ziranean. Zaldunaren esanak ainbesteraiño
edendu zun bekaitzez HAMLET eta ez zan zure itzulze lasterra opatzez eta eskatzez aspereen,
zurekin ezpatan aritzeko. Ontatik bidea artuz . .
ERREGE: Laerte, maite al zenun aita ala oiñaze baten irudi utsa zera, aurpegi biotz gabeko bat?
ERREGE: Ez dut Uste, iñola ere, alta maite ez zenunik, alabaiña, maitasuna aldiaz sortzen
dala ba dakit, eta aldiak arragoaldietan aren sua ta txinparta eztitzen ditula ba dakust ere.
Maitasunaren garrean berean, ura itzaliko dun muku edo geldo mota bat bizi da. Ezer ez da
betirauneko ontasunean dagonik, Ontasuna, bada, larregi geituz, beraren gainditzeaz ilten da.
Egin nai genukena, nai dugun une artantxe egin bearko genuke, "nai" orrek aldatu ta aurkitzen
ditun mingain, esku ta gorabera bezainbeste urritze ta luzapen artzen ditulako, ta ordun "bear"
ori, arintzeaz min ematen dun asperefi ondagin (63) bat bezelakoa da. Baiña, zauriaren
minmiñean uki dezagun. Hamlet itzuli da. Zer egingo zenuke aitaren semetzat zure burua
erakusteko egipenetan ez itzetan?
ERREGE: Iñongo lekuk, deunenak ere, ez luke egiz, eriotzegillea gerizpetu bearko. Apenak ez
du mugarik eduki bear. Baiña, Laerte, maitea, nere esana egizu; zure gelan sartuta zaude.
Hamlet'ek eldu ta, zure itzultzearen berri izango du. Nik bidaliko diot zure trebetasuna goraipatu
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ta prantzitarrak eman zizun aipua berrituko duna; azkenik, biok aurrezaurre yarri ta bata ta
bestearen alde ixpixoa egingo dugu. Entzinkor, guziz zindo ta malnmzkeririk gabekoa izanik, ez
ditu berak ezpatak aztenuko, ta orrela, errazki edo amurru pizka batekin, izkillu zorrotz bat auta
dezakezu ta, yokada trebe batez, zure altaren eriotza ordaineraziko diozu.
LAERTE: Orrelaxe egingo dut eta ortarako nere ezpata zitalkatuko ere, sasiosalari bati erosi nion
gantzurrin batez. Ontan bustitu aiztoak odola atera ezkero, ¡ñongo txaplatak, bikaiñenak ere, tiaiz
ta illargi azpian indarra duten belar guziez atondua izan, ezin gaizka dezake eriotzetik aren
arramazka uts bat artu duna ;alakoxe eriozkoa da. Kutsatuko dut nere ezpatamuturra eden artaz,
uta arramazkatze utsaz il dezan,
ERREGE: Ausnar dezagun au geldiroago, Aztatu ditzagun gure asmorako egoki diran muga ta
bideak. Ark uts ba'legi, ta, gure antzegabez, gure egikizuna agertuko ba'litz, obe genuke ari ekin
ez izana. Asmo onek, beraz, beste bat eduki bear du ordaintzat, artarako litzakena lenbizikoak uts
egin ezkero
Geldi! Dakusagun. Ixpixo aundi bat egingo dugu bioen eskuegokitasuna dala ta ez dala. Banago
ortan! Eragitearekin bero ta egarri izango zeratenean —ta ortarako zure erasoak gogorrenik egiten
alegindu bear duzu—, edatera eskatuko dunekoxe, edontzi bat gertu izango diot eta artatik
zurrupatzeaz beste gabe, alabearrez zure ezpatakada iratsuari iges ba'dagio ere, gure asmoa
beteko da. Baiñan, ixo! Zer zurrumurru da ori? (ERREGIÑA sartzen da). 'Zer da, bada, erregiña
maitea?
ERREGIÑA: Elkaitz bat beti dabjl beste baten orpozorpo, ain ondozka datoz. Zure arreba ito da,
Laerte.
LAERTE: Ito! Oi, nun?
ERREGIÑA: Lats baten ertzean makurturik, ba dago sarats (64) bat bere orri zuriskak leiarrezko
uiñetan irudikatzen dituna. Aratu zan Opele, irribelarrezko, asunezko, burupillezko ta gure artzain
lasaiek izen zakar batez ezagunak, baiña gure neska garbiek il beatzak (65) deitutako lore luze,
gorri orietzazko txortaz apaindua. Adarretan gora zioala, aietan bere basalorezko buruntza
eskegiteko, kima saltzaille bat zarratatu ta, bere larre apaiñekin ha¬ tera, lats negartian erori zan.
Bere yanzkiek, baranoan zabaldu ta, nayade bat iduri, ur gaiñean eduki zuten oldar batez.
Anartean antziñeko eresi atalak abesten ari zan, beraren zorigaitza ez dazaguna bezela edo uretan
bizitzeko yaioa dan izaki
baten antzeta. Ori, ordea, ezin luzatu; yantziek beren edariaz aztun egin eta zorigaiztokoa
narreztu zutert aren soiñu gozoetatik eriotz loitsu batera.
LAERTE: Ez negarrik; naikoa ur duzu ta, Opele gaiso ori. Oitura dugu au alaz ere; izaerak
bere legeari men dagio, naiz ta lotsak nai duna esan. Negar au atertu dedinean, ez da nigan
emakume zantzurik geldituko. Agur, yauna. Ba ditut suzko itzak, laster gartuko lirakenak, aulkeri
onek itzaliko ez ba' litu: (irtetzen da),
ERREGE: Garraizkion, Gerturde, Lanak izan ditut aren sumiña gozatzeko! Ezbear onek berriz
aixatuko ote dun beldur naiz. Gatraizkion, bada, (irtetzen dira).
BOSKARREN ÁTALA
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LENBIZIKO AGERRALDIA
íllerri bat.
Sartzen dirá bi OBIGILLE aitzur eta abarrekin.
Len. OBIGILLEA: (66) Eliz-lurrean eortziko ote duk, ba, bere burua gaizkatzea (67) beraizik
billatzen dikana?
Bíg. OBIGlLLEA: Baietz dioat. Egíok, beraz, obia, berealakoan. Auzi-yaunak gertaria aztertu ta
eliz-lurra ematea erabaki dik.
Len. OBIGILLE: Nola litekek ori, bere burua begiratzearren ito egín ez ba'duk?
Big. OBIGILLE: Orrela erabaki ditek, ba.
Len. OBIGILLE: "Se offendendo" (68) izan edo duk; ezin litekek bestela, E.men baitzegok arloa:
nik ala nai ta,; nere burua ito ba' dezakat, egíntza bat duk ori ta edozein egintzak ba-zetik iru
atal: egin, ekin eta betegin; "argal" (69), ala nai ta, bere burua ito zían.
Bíg. OBLGILLE: Baiñan, adi zak, aitzurlari maisu. ..
Len. OBIGILLE: Utzaidak, Ementxe zegok ura: ongi. Ementxe daukak gizona; ongi. Gizona ur
ontara yoan eta ito egin ba'deik, nai ta nai ez, yoan egiten duk; oar orri. Baiñan, baldin urak
arganatu ta ito ba' dezak ez dik ark bere burua itotzen: "argal", beraren eriotzaren errudun ez
dukanak, ez dik beraren bizitza laburtzen.
Big. OBtGILLE: Baiña, lege dikagu ori?
Len, OBIGILLE: Bai, ba! Auzi yaunaren legea.
Big. OBIGILLE: Nai dek egia esan dizakadan? Aundiki alaba ez ba'litzak, ez ziokaten eliz lurrik
emango.
Len. OBIGILLE: Berriz esan ere! Ta tamala duk gero, aundimaundiek beste kristauek baiño
eskubide geiago izatea mundu ontan beren turua Irato naiz urkatzeko. Ots, nere aitzurra. Ez
zegok baratzaiñak, aitzurlariak eta obigilleak baiño zaldun antzinakoagorik; Adan'en bizibidean ari
baitituk.
Big. OBIGILLE: Adan zaldun ote ukan?
Len. OBIGILLE: Lenbiziko iskilluduna dikagu ura.
Big. OBIGILLE: Zet dioki1 Ez zeukan bat ere.
Len. OBIGILLE: Ara! Fedegabe ote aut? Nola ulertzen dituk Liburu Santuak? Liburu Santuek. Adan
aitzurrean ari ukala ziokate. Aitzurra ez al duk iskillo? (70) Orain beste galde bat: baldin
erantzuten ez ba'didak, aitortu ezak. . .
Big. OBIGILLE: Atozea!
Len.OBIGlLLE: Nor duk ormagiñak, istinkariak edo zugarotzak baiño sendoago eraikiten dikana?
Big. OBIGILLEA: Urkabe gillea; tramankulu oriek beren milla maizter baiño geiago bizi ditukalako.
Len. OBIGILLE: Eder zait ire kasketa, alafede. Urkabeak ongi ziaztik, baiña, Nola ziaztik ongi?
Gaizki ziaztikenentzat ziaztik ongi. I gaizki oa, urkabea eliza baiño sendoago eraikia zegokala
esatean; argal ergo, urkabea ongi yoango zitzakikan. Ea, bettiz ere.
Big. OBIGILLE: "Nor duk ormagiñak istinkariak edo zugarotzak baiño sendoago eraikiten dikana?"
Len. OBIGILLE: Bai, esaidak eta uztarpetik irtcngo aiz.
Big. OBIGILLE: Apoa! oraintze esango diat.
Len. OBIGILL: Ots!
Big. OBIGILLE: Arraiopola, ez zekiat zer esan.
(Hamlet eta Orati sartzen dira urtutira)
Len. OBIGILLE: Ez ausi ire burua geiago orretzaz, ire asto gibelkariak ez baitik urratsa aldatuko,
makilladak gora bera. Galde ori berriz egiten ba'ditek, esan: "Obigillea, ark eraiki etxeek Auzi
egunerarte iraungo baititek. Ots, oa Yaughan'enera ta ekardak txopin bat atariko. (Big. Obigillea
irtetzen da).
Len. OBIGILLEA: (Aitzurrean ari dala kantatzen du~)
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HAMLET: Ez ote da bere lanaz oartzen, obia egiten dularik kantuz ari dan gizon ori?
HAMLET: Izan ere, orrela da: gutxien lan dagin eskuak ukitze leunena du.
Len. OBIGILLEA: (Abesten du) :
Baiña zartsaroak, urcats isil,
bere atzaparretan atziiu nau,
lur.barrenean sar erazirik
lurrez eratita izan nintzan au.
(Kozko bat ateratzen du)
HAMLET: Kozko orrek baz eukan mingaiña ta abes zegiken beiñola. Lurrera egozten du zital orrek,
lenbiziko eriotza egin zun Kain'en ormaza bai'litzan! Eta asto orrek orain eskuetan darabillan ori,
ba'liteke izatea Yainkoari berari iruzur egiteko asmoa zun yauntxo azpikari batena; ez ote?
HAMLET: Bai, ortan! Eta orain Ar yaunaren menpeko da, matelezur gabe ta obigillearen
aitzurrak kozkoa astinduta. Iraulpen ederra, ura ikusteko antze naikoa ba'genu! Ain errez aziak al
airan ezui oriek, bolaka yolasteko baizik ez baitira gauza? Nereok min ematen didate ori gogoratze
utsaz.
Len. OBIGILLE; (Abesten du):
Pikotx bat eta aitzur bat,
izara bat, il yantzi,
oi! ta obi bat lurrean
dagozkio arrotz ori.
(beste berezur bat ateratzen du)
HAMLET: Otra or beste bat, Ez al dukegu ori legegizon ba¬ ten burezurra? Nun dira otain bere
kako makoak, bereizkeriak, zearkeriak, igesbideak eta atzipeakf Kiskil zakaf orrek aitzurraz
kasketan yotzen du ta ez al dio auzia ipinten kalteak dirala ta? Ufl Au bere aldian lurerosle aundi
bat edo zan, bere baitura, zorageri, itun, berme bikoitz, zekuru ta guzti. Bere ¡tunen ituna ta bere
artzekoen artzea, bere garondo mea, loi mez beterik eukitzea ote da?
(71) Bere berme guziek, naiz ta bikoitzak, izan, bermatuko al dizkiote bere erosetak, bi ageriren
luzea ta zabala baiño geixeago? Bere lurren yabetzaageri utsak ere, nekez kokatuko lirake kutxa
ontan eta yabegaiak berak ere ez duke geiagorik, e?
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HAMLET: Ari ta txal aundiak dituzu, ba, artan beren ustekaria yartzen dutenak. Mintzatuko
natzaio lagun orri (Obi gilleari) Norena duk illobi ori, adiskide?
Len. OBIGILLEA: Nerea, yauna (Abesten du):
Oi, ta obi bat lurrean
dagokio arrrotz oni
HAMLET: Irea dukala uste diat, bai, aren barruan (72), ago ta.
Len. obigillea: Zu lekorean zaude ta ez da zurea, beraz. Ni, nerau, ez natza artan, ta, ala ere,
nere dut.
HAMLET: Gezurra diok, artan agola ta illobi ori irea dukala esateaz; illentzakoa da, ez
bizientzakoa; gezurra diok beraz.
Len. OBIGILLEA: Gezur bizia da ta ba'doake laster nigandik zugana.
Len. OBIGILLEA: Urteko egun guzien artean, gure azkeneko criege Hjimlet'ek Fortinbras garaitu
zun egun ar¬ tan asi nintzan bizibideon.
HAMLET: Noiz izan ukan ori?
Len. OBIGILLEA: Ez ni dakizu? Ez dago ba, ori ez dakin larrekorik. Burutik egiña dala ta
England'era bidaldu duten HAMLET gaztea yaio zan eguna bera zan.
HAMLET: Bai? Eta zergatik bidaldu zikaten England'era?
Len. OBIGILLEA: Eroa zalako, ba. An itzuliko da bere senera ta ezezkoan ez dute orregatik an
deuseren ardurarik artuko.
HAMLET: Zergatik?
Leu, OBIGILLEA: Ez dute atemango; an guziak baitituzu ura bezain eroak.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HAMLET; Au?
Len. OBIGILLEA:Auxe.
HAMLET: Utzizaidak ikusten. (Kozkoa arruta) Ai ene, Yo¬ rik gaixoa! Ezaguna nun, Orati; itz gozo
betiereko ta irudimen arrigarriko laguna zan, Amaika bider eraman nifiun sorbaldan, eta orain,
gogoratzeak ikaratzen ñau! ura ikustez goragale naiz. Emendik zintzilika zeuden, amaika aldiz
musu eman diedan ezpain aiek. Nun dira orain ire izkirimiriak. ire yauzkak, ire leloak eta maikide
guziak irrikarkar batean ipintzen zizkikaten ire poz zartada aiek? Bat ere ez, erorren aieruari irri
egiteko? Zer ari aiz ao zabalik? Oa orain nire andrearen apaingelara ta esaiok itxura ontaraxe
etorri bearra dala, nai? ta bere aurpegiari azbete azalapain eman; par eragiok ortaz. Esaidazu,
arren, gauza bat. Orati.
ORATI: Auxe.
HAMLET: Eta onela kiratsa al zerion? Pu! (74) (Koskoa botatzen du).
HAMLET: Orra zertara bearra geran, Orati! Zergatik irudimena ez litzaioke yarraitu
Alexander'en ertauts urenari, kupel baten aoa estaltzen ura arkitu arte?
HAMLET: Ez, enefede, pixkarik ere ez. Aski dugu neurri onez ta egiantzez ari yarraitzea, ara
yotzeko, Onelaxe: Alexander il zan: Alexander lurpetu zuten; Alexander auts biurtu zan; autsa
lurra da; lurraz buztiña egiten dugu ta, zergatik, biurtu zan buztin artaz ez liteke estaldu
garagardo kupel bat?
Il ta buztin egin zan Kaisar gorengoak,
aizeari estaltzen dio orain zulo bat.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
OPELE'ren gorpua ta onen atzetik, LAERTE ta AOKIA; ERREGE, erregiña ta auen yarraigoak).
Erregiña, yatraigokoak; nori darraizkio? Ta elizkera orren urriz? Onek esan nai du, darraizkion illak
bere bizitza esku etsiz ondatu dula; Ta mail gorenekoa zan. Kukutu ta kirika gauden apur bat
(Baztartzen da Orati'rekin)
LAERTE: Lurrean eratzazute ta aren aragi eder ta aratzetik sortu ditezela sagubelarrak! Apaiz
zakar ori, nire arreba au, aingeru bat izango da zeruan, zu suleizean arramaka ariko zeralarik, nik
dasaizut.
LAERTE: Oi! Elkaitz bat amarretan irukoiztua erori deiñela, egipen gaiztoz ire adimen argitsua
kendu ziñanaren buru madarikatuaren gaiñera! (Obigilleai) Ez bota lurrik oraiño, berriz ere,
besarkatu bear dut eta. (Obi barrura yauzten da) Metatu orain zuen autsa il eta bizi gañean, zelai
ai! Pelion (75) edo Olimpo urdiñaren tontor oztiña baiño goratuagoko mendi bat egin arte.
HAMLET: (Aurrerataz) Nor da, bere oiñazea orren txirriporroki darakusan ori? Bere atsekabezko
izkuntzek izar orronai agindu ta, txundioak artutako entzuleak antzo, geldi erazten ditun ori?
Emen duznte Hamlet danetarra (Obi batrura yauzten da).
HAMLET: Ire otoitza ez duk on. Ken itzak, arren, ire atzamarrak nere lepotik; Ez aserrekor, ez
odolgaitza ez ba'nauk ere, badikat nere baitan ire sentzuna beldur izan bear dukan alako
galbidetsu zerbait. Alde eragik esku ori!
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ORATI: Nare zaitez, nere yaun maitea, (Yarraigoko batzaek bananduta, iliobitik irtetzen dira).
HAMLET: Ots! burrukatuko naiz arekin, auzi onengatik nere betazalok geiago igitu ez ditezan
arte.
HAMLET; Maite nun Opele; Berrogei milla nebak ere, bere maitasun guziaz, ezin lezakete ainbatu
neronen au. Zer egingo ukek argatik?
HAMLET: Tximista gorria! Erakuskidak zer egin nai dekan. Negar egin? burrukacu? barutu? ire
burua urratu? ozpiñik edan edo muskertzar bat yan? beste ainbeste egingo dut nik. Zinkuriñatzera
al ator? Opele'ren illobira yauzteaz niri aup egitera? Lurpettt adi bizirik arekin eta orixe egingo
dikat nik ere, eta mendiez mintzatu aizan ezkero, irauli ditzaketela gure gaiñean goldelurcak
milloika, gure kon(76) mendia garatxo bat iduri utzi dezakan arte! Ta deadarretan lelatzen ba'aiz.
ik aina ots egingo dikat!
ERREGIÑA: Zorakeri utsa da au. Bere oldarrak onela eragingo du alditxo batez Be real a, usoa
bere urreantzeko bikiak sortu zazkionean bezain otzana, isillik geldituko da. (77)
HAMLET: Entzun, zalduna. Zer dala ta orrela ari zera nirekin? Beti maite izan zaitut. Baiñan ez
zaio axolik; naiz ta Erkule'k berak al duna egin, katuak man egingo du ta zakutrak bere aldia
izango.
(Irtetzen da).
ERREGE: Arren, ene Ocati maitea, lagun zakizkio. (Orati irtetzen da) (Laerte'ri) Sendo ezazu
zure eroapena lengo gabeko gure izketaz. Goazan gure arloa laxterkatzera. Gerturde maitea, zain
ezazu zure semea. Illobi onek oroigallu bizidun bat daukake. Laster dakuskegu narealdia.
Anartean, ari gaitezan egonarriz. (Ba doaz).
II GARREN AGERRALDIA
HAMLET: Aski da orreczaz; bestea dakuskezu orain. Oroitzen al zera gora bera guziez.
HAMLET: Nere ontzigelatik irten eta, nere zagonaz estaldua, illuntan aztamuka banoa aiengana,
Nere gogoa egin nun; aien bidari zorroa atzeman eta nire gelaratu nintzan, azkenik. Beldurraren
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begirune guziak alde batera utzi ta aien idazki nagusiko züdaia apurtzeraiñoko kemena artu nun.
Antxe arkitzen dut, Orati, erregezitalkeri au: Danemark'aren, baita Englanderriaren osasunari ere
dagozkien askotariko izpideez ondutako agindu agiri bat, eta, neri buruz, aiek amalau zaku ta
mamuak! iraknm baikoz, epe artu gabe, aizkora zorrotzeko gelditzeke ere, lepo egin bear zidaten.
HAMLET: Emen duzu idazkia; Irakurrazu astiroki. Entzun nai al duzu ordea, Nola ari izan nintzan?
HAMLET: Onela burua zitalkeriz saretaratua ikusiki —itzaurrea antolatu baino len antzerkiyaia
asirik—, eseri nintzan, agindu berri bat asmatu ta aratzarazki idatzi egin nun. Aldi batean, nik,
gure aundimaundiek bezela.. arazki idaztea zarkeritzat artu ta antze ori aztutzeko alegiñak egin
nitun; garai arcan ,ordea, berebiziko laguntza egin zidan. Nai al duzu yakin idatzi nunaren
mamiña?
HAMLET: Erregeren eskabide estu bat: England erria aren zergaduru zintzoa dalako, bioen
maitasarrea, palmondoa iduri, garata bear dalako, bakea beti garizko buruntza eraman eta aien
adiskidetasunaren batz korapilloa izan bear dalako, ta onelako "lako" edo "lakio" askorekin. idazki
ura ikusi ta irakurri ala, eztabaida aundi naiz txiki geiago gabe, eramaleak il erazi zitzala, aiei
aitortzeko astirik
ere ez emanda.
HAMLET: Biotz biotzez artu zuten egiteko au; ez dut aiengatiko garbairik; beren ondamena beren
usarteen ondorekoa da. Galbidetsua da txikiarentzat bi aitziko indartsuren ezpata ankerren artean
sartzea.
ORATl: Au erregea!
HAMLET: Ez al duzu uste orain dagokidala bera baita aita il, ama galdu, yauralkiaren eta nere
itxaroen artean sartu, ta orrelako azpikeriz nere biziaren bilia amua bota zunaez al da zuzenbide.
utsa, beso onen bidez berari bereak ematea? Ta ez ote da ogena, gure endaren minbizi orri
gaiztakeri berriak egiten uztea?
HAMLET: Laster iango da. Bitartea, ordea. nere dut eta gizon baten bizia yesusean badoa.
Biotzez garbat naiz. ordea, Orati maitea, Laerte'ri egin nion geikeriaz, nere auziaren irudian
arenaren antza baitakust, Nai dut arekin adiskidetu; baiñan, egia esateko, aren lorraren
abarrotsak sumindu niñun neurriz gora.
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HAMLET: Nire esker apalenak zuri. (Orati'ri berezian) Ezagutzen al duzu, mari burduntzi au?
HAMLET: Yainkoaren ederra daukazu, beraz, ogena baita ura ezagutzea. Lur asko ta
aberaskarriak dauzka. Abere bat abereyauna baldin ba'da, erregearen maiean daukake bere aska.
Belatxinga bat da, baiña dasaizudanez, zimaur ryabe aundia
OSRIC: Yaun maitagarri ori, astirik baldin ba' zenu, gauza bat yakin nizuke, Errege
yaunaketz.
HAMLET: Gogo gogotik artuko dut, zalduna. Erabilli zure ginbailla bear danez. Bururakoa da.
OSRIC: Anitz esker, yaun ori, bero aundi bat ari da.
HAMLET: Ala ere, berobero ta sargon dagola iruditzen zait, ala nere zozkoa..
OSRIC: Saperoa, nere yaun ori, oso sapa dago, esan genezake. . . ez dakit Nola esan. Baiña,
nere Yaun ori, erregeak agindu dit adiraz dezaizudala ixpixo aundi bat egin dula zure alde: ona
emen aria
OSRIC: Ez, nere yaun maitea; aisekiago nago onela .egitan. Laerte gaztea etorri berria dugu.
Zaldun oso bat, nere ustez, tasun bikaiñenez yoria. guziz lagunkoia ta iduri ederrekoa. Egiazki,
artzaz bear danez minfzatzeko, gizalegearen erakuslea ta egutegia da, artan aurkituko baituzu
zaldun batek nai ditzaken gain guzien bilduma.
HAMLET: Zure zeintzeak, yauna, ez dio kalte egiten noski. Ba dakit, ala ere, aren ongien
billabidea egitealf oroimenaren zenbakiztia zoraraziko ¡ukela, au girabiraka ta ontzi arin aren
atzean gelditurik. Baiña, gorapenaren egian, irispide aundiko gogotzat daukat eta aren barreneko
tasunak, bakanak eta bikaiñak. Artzaz. bear bezda mintzatzeko, bere idekoa bere ispillua da, ta
aren antza artu nai ¡zango ¡uken edozein, aren itzala ta ez besterik.
HAMLET: Baiña, egokitasuna? Zertako estaitzen dugu zaldun ori gure arnas zakar baiño
zakarragoaz?
OSRIC: Yauna?
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ORATi: Ez ote genezake elkar ulertu beste mintzoera batez? Zuk ba dagikezu noski.
OSRIC: Laerte?
ORATI: Bere sakela utsik dago onezkero: Bere urrezko itzak oro aitu dira.
HAMLET: Ai ba ziña; Ala ere, egia esan, ez lidake orrek on aundirik egingo. Beraz?
HAMLET: Ez dut ori aitortzeko bekokirik, arekin bikaintasunez nire burua berdintzeko beldurrez;
gizon bat ongi ezagutzea, norbera ezagutzea da ta.
OSRIC: Esan nai dut, yauna, aren iskilluari buruz; Damaioten ospearen arrauz, ba, antze
ontan ez dauka berdiñik.
OSRIC : Erregek, yauna, sei zaldi marrokotar yokatu ditu arekin; auen aurka, diotenez, Laerte'k
ipiñi ditu sei ezpata ta auzi prantzitar, dagozkien txikerrekin; itoltzak, ugalak eta abar. Uztarretako
ira, guziz gogarakoak dira, ziñez, ta ezpatasagarrai oso egokiak; uztar bikain bikaiñak eta
agoxuriz asmatuak.
ORATI: (Berezian Hamlet'i) Ba nekin, amaitu baño len, ertzeko oarretara yo bearko zenula.
HAMLET: Izena obeki lioakioke gauzari, baldin suaga bat ba'generama gerritik zintzilika;
anartean, ugalak eritzi ditzagun. Baiñan goazan arira ;sei zaldi marrokotar, sel ezpata prantzitar
beren txikerrak eta agúxuriz asmatutako iru ugalen aurka; auxe da ixpixo prantzitarra
danetarraren aurrean. Eta zertarako ipintzen da, diozunez, guzi au?
OSRIC: Errege, yauna, ixpixoa egin du, zu ta Laerte'ren arteko amabi oldarralditan ark, iru
ukaldiz gora, zuri gainditu ezetz; Laerte'k ixpixoinatu du, amabitan bederatzi baietz, eta bereala
egingo litzake ekiñaldia, baldin zuk ba zenerantzu.
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HAMLET: Emen, etxarian egurastuko naiz; Erregek ba'letsa, auxe da neretzat ekinordua; ekar
ditzatela ezpatak, baldin zaldunak nai ba'du, ta Errege artan ba'dago, ixpixoa irabazieraziko diot al
ba'dutl ezezkoan neregain alkea ta ukaldiak.
ORATI: Arrautzkuskua buruan daroalarik, lasterrari eman dion egabera bat da.
HAMLET: Edoski baiño len, ugatzari agurka ari zan. Txitaldi bereko beste askok bezela —ta
orrelakoengatik lelotzen da, dakustanez, gizaldi goiarin au— eguneko mintzoera ta gizarteko
azalkeriak besterik ez dilu beretu: iritzi aldakor eta iñarrosienen oldarrari utziak dabiltzan
bitspillak iduri; aztarrenatzello aiei putz egin ala, agur bunbulloak.
(Zaldun bat sartzen da)
ZALDUN: Yauna, Erregek bialdu zkun geznari Osric gaztea ta onek, itzuli ta etxarian aren zai
zaudela esan dio. Bidaltzen nau, ba, Laerte'kin ekiñaldia egiteko asmoetan ba'dirauzu ala epe
luzeago attu nai ba'duzu yakiteko.
HAMLET: Nire asmoetan nago; Erregeren naierara nauzu. Laerte gerturik ba'dago, ni ere bai;
oraintxe, ala noiznai .orain bezain ezertako ba'nago.
ZALDUN: Ekiñaldia asi baiño len, Laerte'ri txera ona dagiozula nai du erregiñak.
HAMLET: Ez dut uste. Frantzi'ra yoan zanetik, tai gabe ari izan naiz. Irabaziko dut aldeaz. Ezin
irudi zenezake, ordea, emen biotz aldean, artzen dudan miña; baiñan ez da axolik.
HAMLET: Ergelkeri utsa da; baiñan emakume bat, beafbada kezkaraziko luken alako biozkada
bat da.
ORATI: Zure gogoak zerbait usna ba'deza, men egiozu. Erisko zaudela ta ez etortzeko esango
diet.
HAMLET: Ez orrelakorik. Ez ditut aztiantzak ezertan artzen; Txolarre bat ere ez da erortzen
Yainkoak nai ez dularik. Au ba'da nere ordua, ez dago etortzeko; etortzeko ez ba'da, auxe da; ta
au ez ba'da, etorriko da ala ere; gertu egotean datza gttzia. Utzi bearko dunaren yabe inor ez
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ERREGE: Zatoz, Hamlet, zatoz eta ai ezazu esku au nigandik. (Laerle'ren eskaa Hamlet'enean
ipintzen da Erregeak)
HAMLET: Indazu, yauna, zure barkamena: Iraindu zaitut baiñan askctsi nazazu, zaldunlegez.
Entzuleok badakite, ta zerrorek entzun bide duzu, zein larri nagon zorakeri gorriz. Zure izaeta.
izen on eta biotzondoak mindu al izan ditun nire egiñak oro, zorakeriak zirala aitortzen dut emen.
Hamlet'ek iraindu ote zun Laerte? Ez Hamlet'ek iñoiz ez. Hamlet'ek, beretik eta bercera ez dalarik,
Laerte iraintzen ba'du, ez da Hamlet ari dana; Hamlet'ek gaiztesten du ori. Nor ari da, ba?
Aren erotssuna: Eta ori orrela ba'da, Hamlet'iraindwetakoa da, bere erotasuna
Hamlet gaisoaren etsai izanik. Yauna, batzaf onen aarrean edozein asmo gaiztoren nire ukatze au
entzunda, zuritu nazazu zure gogo zindozindoan, etxe gaiñean gezia irauzi ta neronen anaia
sakaildu ba'nu bezela.
LAERTE: Nere biotza naikotzen da, bere bultzak gettari ontan, apenera zirikatu bear ba'mñu ere.
Nere izen. onari dagokiona, ordea, berezian uzten dut eta ez dut nai ongoak egiterik, ebazle zar
eta itzalgarrienengandik bakearen aldeko iritzi zuzena iritxi dezadan arte, nere izen orban gabe
geldi dedin. Anartean, eskeintzen didazun adiskidetasuna ontzat artu ta ez diot uts egingo.
HAMLET: Gogotik artzen dut eta anai arteko ixpixo ontan zintzoki yokatu nai dut. Emazkiguzu
ezpatak, ¡ots!
HAMLET: Yo muga izango natzaizu, Laerte. Nere ez yakiteak dizdiraziko du zure antzea, gau illun
illunean izarrak iduri.
LAERTE: Parre dagizu nere bizkar, yauna. HAMLET: Ez orixe, ala Yainkoa.
ERREGE: Ez dut beldurrik, Biok ikusita zauzkat; bera obea ba'da ere, damaizun aldeaz naikoa
dugu.
ERREGE: Yarri itzazute edontziak mai orren gaiñean. Hamlet'ek lenbiziko edo bigarren ukaldia
eraan ba'deza edo irugarren oldarraldian ainbestez ainbeste biur ba'deza. su egin ditzatela arres!
guziek beren kañoiak. Erregeak edango du Hamlet'en amas; oberako ta !au errege yarraikiek
Danemark'eko burestunean eraman dutena baiño txirlatri yoriago
bat botako du edontzian. Izkidazute edontziak, eta arratzak turutari, turutak urrutiko suagaliari,
suagak zerutari, zeruak lurrari iragarri dezaiola: "Oraintxe edaten du erregeak Hamlet' en
osasunerak". Ots, asi zaitezte; ta zuek, ebazleok, begi zoli izan.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
HAMLET: Ots.
HAMLET: Bat.
LAERTE: Ez.
HAMLET: Erabaki.
ERREGE: Gel; ekardazute edaria. HAMLET zure duzu zirikatu bear txirlarri au. Zuri eskeinl
(Turutotsa ta suagadak urrutian) Emaiozute edontzia
HAMLET: Oldarraldi au amaitu nai dut len; Utzazute or une txirlarri au. Zuri batez. Ots! (Ari dira).
Beste ukaldi bat, zer diozu?
ERREGE: Lodi dago ta arnasurri. Zatoz, HAMLET, torizu nere eskuzapia ta legor ezazu betartea.
Erregiñak eure zorionerako edaten du, Hamlet.
HAMLET: Andrea. . .
HAMLET: Goazan irugarrenera, Laerte. Yolas utsean ari zara. Arren, ekin zure indar guziaz.
Umegorri batetzat artzen ote nauzim beldur naiz.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LAERTE: Ar zak ori. (Laerte'k zauritzen du Hamlet: gero, indarka ari dirala, izkilluak trukatu ta,
Hamlet'ek Laerte zauritzen du).
LAERTE: Ara, neronen lakioetan atzituta ollagor bat antzo, Osric, neronen belzkeriak iltzen nau
zuzenbidez.
ERREGIÑA: Ez, ez edaria, edaria. . . Oi, ene Hamlet maitea, edaria, edaria! Zitalkaturik nago.
(Iltzen da).
LAERTE: Ementxe duzu, Hamlet; Zureak egin du, Hamlet; ez dago lurrean gaizkatu zaitzaken
osagarririk. Ez duzu ordu erdi bateko bizirik. Eskuan daukazu izkillu etoia, muturdun eta
zitalkatua. Azpikeri zikiña nere kalte biurtu da. Emen nauzu iñoiz ez yeikitzeko berriz. Zure ama
edendurik dago. Ezin dut geiago. Errege, errege, da erruduna.
HAMLET: Ezpata muturra edendua ere! Ea, ba edena, egin zure lana. (Erregea sakailtzen
du).
HAMLET: (Ezpaiñetan edontzia ipintzen diola) Tori, i, sendi nasle, «riotzegille, Danemarkar
madarikatu ori.
Ustu ezak edontzi au. Ez al zegok ire txirlarria emen? Arrnikio ene amari. (Erregea iltzen da}.
HAMLET: Yainkoak azketsi zaitala! Ba narraikio, Nireak egin du, Orati. Erregiña zorigabea, agur!
Zerok, larrialdi ontan zurbil eta dardarka ari zeratenok, agerraldi ontako ikusle mintzul eta
entzuleok, astirik ba'nu —Eriotza, ertzain anker onek atzitzea ez baitu gerokotzen— ene, esan
nezaizueke... baiña ala biz. Orati. illa naiz ni; zu bizi zera; Azal ezazu nere ibilpidea ta zuritu
nazazu ez dakitenen begietan.
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ORATI: Ez uste ori. Geiago nauzu antziñako erromarra danetarra baizik. Badago oraindik edari
apur bat.
HAMLET: Gizon ba'zera, ermaidaz» edontzia; Utzazu, ala Yainkoa! eukiko dut. Ene Orati maitea,
gauzak orrela ez ezagunak gelditu ezkero, ori izen laidotua nere ondoten biziko dana! Zure
biotzean iñoiz artu ba'niñuzun, zaude aldi batekoz zorionetik urrun eta atsattu oiñazez gizarte
gogor ontan nere egiñak yaulkitzeko. (Guda etesia artun; danbadak benago) Zer guda ots da ori?
OSRIC: Poloni'tik garaile datorran Fortinbras gazteak guda agur au egiten die England'eko
ordezkariai.
HAMLET: Oi, iltzen naiz, Orati. Eden indartsuak nire gogoa azpiratzen du osoro. Ezin bizi naiteke
England'etiko berriak entzuteko. Alabaiñan, Fortinbras errege autatuko dutela iragartzen dut;
ba'du bere alde nire aots illurren au. Esaiozu ori, bultzatu nauten gertari aundi ta txikiekin.
Gaiñerakoa isilla da {Iltzen da).
ORATI: Biotz zindo bat zartatzen da orain. Gau on, nagusi maitea. Aingeruen egaltotsek lo
eragin dezaizutela! (Guda eresia urbil) Zergatik datoz onaraiño arratzok?
(Fortinbras eta Ordezkari englandarrak sartzen dira arratz, ikurrin eta laguntzarekin).
ORATI: Zer nai duzu ikusii1 Dordorik naiz arridurarik baldin ba'da, ez billatu geiago.
FORTINBRAS: Gorpu meta onek sarraskia aldarrikatzen do. Balbe ano ori, zer orrits atontzen duzu
zure arpe betikoan, onen ankerki, zartada batez, onenbeste buruzagi lur yotzeko?
Len. ORDEZK: Ikuskari au izugarria da, ta beranduegi dakarzkigu England'etiko berriak. Aginduak
bete ta Rosencrantz eta Guildenstern il dirala entzun bearko zuten belarriak sorgor daude. Nork
emango dizkigu eskerrak?
ORATI: Ez bere aoak, zuei esker egiteko bizirik ba'Iu ere. Ez baitzun iñoiz aien eriotzerako
agindurik eman. baiña kinka beltz ontan, zu, Poloni'ko gudatik, eta zuek, England'etik eldu zeraten
ezkero, agindu ezazute gorpuok ilmai baten gaiñean yartzeko agirian, eta utzaidazute oraiño ez
dakin gizadiari, gauza auek Nola gertatu diran desaiodan. Entzuifgo dituüute egipen lizun, odoltsu
ta izaerakalteak; ustegabeko ebazkuntzak; itsumustuko gizailtzak, maltzurkeriak eta indarrak
eragiñiko eriotzak, eta, amaitzat, beren egilleen buruen gain eroritako asmo utsegiñak; Guzi au
yaulki dezaket, ziñez,
FORTINBRAS: Entzun dezagun, !en bai len, eta dei dagiegun aundikiai batzarrera. Nik neronez,
miñez artzen dut nere zoria. Ba ditut antziñako eskubideak yaurerri oni butuz, ta, abagune au
dala bide, ezagunareziko ditut.
ORATI: Orretzaz ere mintzatu bearko dut. berekin beste asko daramaken aots baten izenean.
Ari gaitezan, ordea, astirik galdu gabe, gogoak nasturik oraindik diralarik, okerrez riaiz azpikeriz,
zorigaitz geiago gerta ez daitezan.
FORTINBRAS: Lau buruzagik daramatela Hamlet il maira gudari gisa. Yauralkira ezkero, errege
aundi bat izango baitzan. Gudarien eresiek eta guda illetaek itz dagitela, goraki, aren eriotzagatik.
Eramazkizute illotzak. Onako ikuskari au, gudatokiari dagokio ez leku oni. Zoazte! Agindu
gudariari su egiteko.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A M A I A.
OARRAK
1 . Ez dakigu ziur noiz idatzi zan "HAMLET". Ezta noiz ta nun lenengoz antzeztu zan ere. 1600 edo
1602' garren urtean idatzi zala Uste dute geienek.
2 . Entzuleen gogoa bestetara eramateko ipintzen du Shakes¬ peare'k Beñat'en izketa au.
Beñat'ek izarra beatzaz darakusan artean, IRATXOA beste aldetik agertzen da.
3. Orati'ren itz auetatik argi ikusten da "HAMLET" idaztean, Shakespeare'k idatzi berria
zun "YULI KAISAR" ez beterik zeukala irudimena.
"Izar ezatsua" illargia da.
Eleketa onen bidez, Shakespeare'k entzuleen gogoa barraiatzen du, berriz ere, IRATXOA'ren
sarreraz geiago ikara ditezan.
Bigarren Agerratdia
4. Zimardika edo itz yoko bat dugu emen. "Kin" (aide) ta "Kind" (on) itzak darabilzki
Shakespeare'k. Guk "lenbiziko" ta "irebiziko" erabilli ditugu oskide yoko bat dala gogoraturik.
5. WITTENBERG'eko Ikastetxe Nagusia ez zan 1502' garren urteraiño irasi, Shakespeare'k ordea,
ez dio axolarik ematen orrelako utsai.
6. HIPERION edo APOLON beste izenez, Edertasunaren Yainkoa zan elendarren baitan.
7. Apolo'k era Diane'k amalau semealabak il zizkioten
NIOBE ori, ama oiñazearen irudkzat gelditu da.
8. "OE KUTSUTURA" ("incestuous sheets"). Arrebatzako ta nebatzakoen (koñataen) artean
ezkontza, aidekeria zan aldi artan.
Iragarren Agerraldia
9. "Udaberrialabak": loteak.
10. "TENDERS" itzaz Shakespeare'k dagizkin zimardikak. euskerara biurtzeko "eskain" erabilli
ditut nik.
Laugarren Agerraldia
11. Izan ere, HAMLET bera dugu, akats bat dala bide, bere tasun eta onbideak oro ondatzen
dituna. Emen ere, eleka luze onen bidez, entzuleak bestetaratzen ditu Shakespeare'k,
IRATXOA'ren sarreraz arritu ditezan.
Azkeneko neurtitzak:
" . .the drtim af eale
Doth all noble substance of a doabt
to his ouwn scandal".
ulerkaitzak dira.
12. "NEMAI'ko leoia". Erkule'k erail zuna.
Bosgarren Agerraldia
13 "LETAI", oroitezaren ibaia zan.
14. HAMLET'ek eiztariarena egiten du. Bere buru nastua agertzen asten da. Ondorengo
neurtirzetan agiri da, arrigarriki, HAMLET bere zadorra esateko ta isiltzeko beraren buruaz
burrukan.
15. PATRIZI GURENA (Done Patrizi), Ireland'eko zaindaria.
16 . "Hic et ubique?". Laterazko esakara: "Emen eta orotan?"
17. "Itz auetan dago —Goethe'k dio— HAMLET'en yokabide guziaren giltza".
BIGARREN ATALA
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bigarren Agerraldia
18. "ANAI". Erregeek elkarri ematen diete izen ori.
19. Ba daukagu emen, berriz, Shakespeare itz yokotan; izan ere, ba da zale.
20. "FISH MONGER"' arrainduna esan nai du. baiñan, itzaizunez (metaforicamente) estalgille
adiratzen du.
21 . "BIRIKA KARKARBERAK". Antziñan, barrearen tokia birikaetan zegola uste zuten. "Tickle o'the
sere" dio Shakespeare'k. "Sere" suizkilloaren ziur morroilloa zan. "Tickle o'the sere", morroilloa
arin eduki ta tiroa errez botatzen dun suizkilloa esan nai du, beraz.
22. "AUR KABIALDI BAT" ("...an evrie of children"). Bere aurkakaok ziran antzezlari taldeak
ukitzen ditu emen Shakespeare'k Erregearen Kapera'ko mutikoak ati ziran aietan.
23 . London'eko "Globe Theatre" (Shakespeare beta ari zan antzokia) ukitzen du oraingoan.
Sorbaldan lubüla zeraman Erkule bat zeukan aitziñean antzoki onek.
24. JEPTE'k (Ikus Idazteuna, Ebazleen liburua, "XI ta XII) bere alaba il zun Yainkoari egindako
eskeintza bat zala ta.
25. " . .zure aotsa. . . ez zartatzea". Emakume irudia egiten zun mutil gazte bat da "andereño
ori", orduko oiturari yarrai. Gizaroratzean aotsa dagin aldaketa ukitzen du HAMLET'ek. Utrezko
diruek ba zuten estun edo uztai bat; onen barman bakaldunaren irudia xegon. Uztaibarruraiño
zartatutako edozein diru, artuemanetik baztertua zan.
26. "Prantzi'ko aztoreduna iduri". Englandarrek prantzitarrak gutxiesten zituten arruntekotzat
zeukaten eizatan ari ziralako.
27. Zati au, bere aldian noizbaitekoa bazan eraz idatzi zun Sbakespeare'k beren beregi.
Orretxegatik, gure lenbiziko olerkari Detxepare zanak geien erabilli zun neurtizkeraz egin dut nke
euskeratzea (orain asko erabiltzen ba'da ere)
28 . "Arako zaldi gaizkiñaren barnean". Troya artzeko gerkarrek egin zuten zurezko zaldi aundia.
29 . Idaztune au (baita antzerki ontako besteren bat ere), Lord Burleigh'en aurkako iñarrosaldi bat
da. Burleigh, Elisabete erregiñaren yaurlaritza buru zan eta bide antzezlariak (actores
ambulantes) sarkiltzat artu ta zigortu egiten zitun lege bat eman zun.
IRUGARREN ATALA
Lenbiziko Agerraldia
30 "Bat ez, besre guziak". Erregearentzako zear esana.
31 . ". . .batbateko erabaki au artu dut". Erregea beti dugu Hamlet'en alderantzia: eragikor eta
zirt edo zartekoa.
Bigarren Agerraldia
32. TERMAGANT. Izen au zemaioten zaldunirakurgaietan (libros de caballerias) mairutarren
Yainkoari. Lagun izugarriaren irudia egiten zun antziñako antze idaztietan.
33 . Erdi Aroko misterioetan ERODE dugu tirano anker ta uzuaren eredua.
34. Bere buruaz oldozten ari da HAMLET itz oriek esatean.Ba daki gizaeredu ortatik oso urrun
dagola bera.
35 . England'erriko esakun batek dionez, gizon baten itzak ez dira bereak mingatu ditun
ezkero,
36. Yuli Kaisar Senatuan il zuten. Shakespeare'k Kapitoli dio, itz yokoa obeki egiteko, nunbait.
37. "Zurezko zaldia" ("Hobby horse") zaldi gizon bat zan. (Gure Zuberoko "Zamaltzaiña'ren
antzekoa") Puritanoek debekatu zuten dantza ori.
38. "ITZAURREA". Itzaurrea (prologoa) esaten dun antzezlaria.
39. "Ogei ta amar biderretan" Badatorkigu, berriz ere Sha¬kespeare noizbaiteko neurtizkeraz,
Lengoa bezalaxe euskeratu dut.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
43. ERAKUSLEA. ("Chorus" dio Shakespeare'k) ; ez zan ordun talde bat griegoen artean bezela;
antzeztutiekoa aurkezten edo erakusten zun. antzezlari bat baizik.
44 . HEKATE. Sulezeetako Andre Goikoa.
45. 1538'garren urtean. Urban Dukea, Gonzaga batekin ezkondua, il zan, Luigi Gonzaga dalako
batek edendua. Gertari ortatik dator, nunbait, antzerki ori.
46. Shakespeare'k idazten zun aldian antzezlariek ez zeukaten sari yakiñik. Beren antzearen eta
irabaziaren arauz yasotzen zuten dirua.
47. "Belarra azten daiño, zaldia gosez il", dio England erriko atsotitzak
Irugarren Agerraldia
48. "Ogiz asea". Idazteun'etik artutako esakuntza (Ezekiel. XVI, 49)
49 . Ez dakigu zein alegi dan ori. Tximuak tellatuan txori saski bat ¡dekirik, aiek egaz egiten
dakusa?: ta, bere antzarpenoldeak eramana, berak beatc ainbeste egitea nai du; saskian sarta ta
arekin yauzirik, bere lepoa austen du.
LAUGARREN ATALA
Lenbiziko Agerraldia,
50. Erregiñak gezur dio bere semea zurirzeko. Ba dakigu HAMLET'ek ez dula egin orrelako
damu negarrik.
Bigarren Agerraldia
51 . Poloni'ren gorpuaz mintzo da HAMLET.
52. Adigaitzak ditugu itz oriek. HAMLET bere buruarekin mintzo da; orfik datoikigu
illuntasuna.
Irugarren Agerraldia
53. "Yan gaietan arra dugu nagusi bakarra" ("Your is your only emperor for diet") Ba dugu emen
euskerara biurtzeko eziña zaigun itz yoko bar. Shekespeare'k, peare'k. Worms'eko dieta espetsua
ukitzen du. Batzar) ortan (1521' garren unean) eta Karla V gana (empe¬ ror) maipuru zala, Luter
agertu zan bere taigoa zuritzeko.
54. "Beste lekura". Sulezea.
Bosgarren Agerraldia
55. England erriko ipuin zar batek dionez, okin baten alabak ogia ukatu zion Yesu'ri ta onek
ontza biurtu zun aren txarkeria galentzeko.
56. "BALENDIN CUREÑA", (Otsaillaren 14'gna.) neska mutillek eliiarri maitasuna agertzeko eguna
da. Antsiñeko oitura zan ori lurralde askotan eta oraindik bizi da England errian.
57. UTXORIGORRI. Antziñeko ziñestea zan utxorigorriak (pelikanoak) bularra mokoaz urratu
ta bere kumeak beraren odolaz elikatzen ditula.
58. Ezamillo (hinojo) ta laufrakak (aguileñas). Ezkontzasaldukeriaren irudia.
59 . Bortusaia (boskoitz: ruda). garbaia adirazten du.
60. Idibegi (margarita); aizunkeri ta gezurraren irudia.
61 Sagubelarrak zintzotasuna adirazten du
Zazpigarren Agerratdia
62. "Egurra acri biurtzen dun iturri ura". Latsun edo kareiturburuak ikutzen ditu. Zura uretan
bustitzean, kararri egiten daia Uste izanik.
63 "Asperen ondagin". Shakespeare'ren aldian, asperenek biotzari odola kendu ta bizia laburtu
egiten dutelako ustea zuten.
64 . Saratsa, zorigaiztoko maitaleen zugatza da.
65. "Il beartzak". Ontatik eta len ikusi ditugun Opele'ren zenbait esakuntzatik, onen zorakerian
maitasun griña (mania erotica) ba dagola ikusi diteke.
BOSGARREN ATALA
Lenenoo Agerraidia
66 . Obigilleen arteko eltka au gizon eta gizarteari buruzko eztenkada barnekorra dugu.
67. "Gaiztokiratzea" esan bearrean, "gaizkatzea" dio.
68 . "Se offendendo". Emen ere, obigille zapartingarri orrek "se defendendo" (bere buruaren
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IZTEGIA
Itz berri zale ez ba'naiz ere, ba daude euskeratze ontan itz berriak, naitanaiezkoak baititugu
batzutan. Itz zarrak arkituko dituzu ere, irakurle, gutxi oituak, edo ta euskalki bat bakarrenak
diranak; guziok gure ditugu ta erabilzeko zuzenbidean eta bearrean gera. Irakurtzeko lagungarri
izango zaizulakoan ipintzen dut iztegitxo au, orietako itzez eratua.
A
Abagune. •— Mugon, garai; erderazko conyuntura, conjoncture. (B).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Auskortasun, — Fragilidad.
Azalapain. — Afeite.
Begirari, Begiraldi. — Centinela ta guardia esan nai dute; lenengoa Zubero'n eta bigarrena
Lapurdi'n.
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Bilbatu. — Tramar, urdir. Itzai buruz, "bilbea", sintaxis adirazteko erabiltzen dugu, Olabide'ri
yarrai (V. "Itunberda" IX).
D
Dordo. — Calamidad, desgracia (Olabide).
E
Eden. — Veneno; Edendu, envenenar. (B).
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Erakusburu. — Ejemplo.
Eskimet. — Alfiler.
Espen. — Censura.
Ezain— Indigno Ofender, contrariar. (Zaitegi; Spokel en Antzerkiak 176 Orixe Urte guziko Meza ta
Bezperak 56)
Ezatsu Húmedo.
Eztidario. (B Melifluo, meloso.
G
Gaitzurre. —— Peligro.
Galga. — Marca.
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Galtzori. — Peligro.
Garastatu. — Regar.
Gertakuntza. — Preparativo.
Gizaguren. — Heroe.
Guda. — (Gudu) Guerra; Cudari: soldado Gudalburu (Gudari buru.), oficial, jefe militar,
Igarle. — Profeta.
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Illartitz. — Epitafio.
Illobi. — Sepultura.
Irudimen, — Imaginacion.
Istinkari. — Calafate.
Itzalgaizka. — A hurtadillas.
Izkaro. — (Itz berri, iz (itsaso) gaco'tik, "ros maris" bezela) Erromerua (Zaitegi Olabide)
K
Kementsu. — (G) Valiente.
Kokatu. — (BN ald, L ain) Posarse,
Kosko. — (ANc, L) Craneo, calavera.
Kusko, (Lain, S) Capullo.
L
Larderiatu. — (BNc, Le, Se) Conminar, amenazar, corregir.
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Larrugin. — Curtidor.
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Okin. — Panaderua, boulangera. "Oraindik btei da itz au iltzear ba dago ere". Orixe,
Oltxoak. — Tabletas (idasteko) "Antziñakoek etzuten paperean idazten: oltxo batzu argizariz estali
ta aietan idazten zuten ezten batez", haizoz, "YesuKristo Gure Gure Yaunaren bizia", 12 orria.
Oragun. — Belaki, belogi; esponja. (Olab. "I. Berria", 92. 149, 314).
Oroikidazti. — (Itz berri) Libro de memorias, memoran¬ dum,
Otsezti. — (Itz berri) Melodia. (V. Azkue "Ardi Galdua", 158'garren orria.
S
Sakote. — (AN, G) Fiambre.
Sastakai. — Puñal.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
T
Targo. — Cisma, herejia.
Ximiko.
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Z
Zaamiola. — (L) Oboe.
Zador. — (B). Secreto.
Zagon. — (R bid uzt) Impermeable, sobretodo.
Zapartingarri. — (BN ost) Comico, bufon.
Zapatzaille. — (de zapatu), Opresor.
Zarrasiel. — (B) Despilfarrador, prodigo.
Zemai, Zemaitu. — Amenaza, amenazar (B)
Zenbakizti. — (Izt berri) Aritmetica.
Zillarbizi. — Mercurio.
Ziñesbide. — Prueba.
Zirrara. — Impresion.
Zuribide. — Excusa.
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Capitulo 3.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
• · XLVI — LOROA
• · XLVII — SARITO
• · XLVIII — URRILA - ARRATSALDEA
• · XLIX — PUNISAGARRA
• · L — ILUNTZE
• · LI — TXOLARREAK
• · LII — IHINTZA
• · LIII — HAZILAKO MAITE-ERESIA
• · LIV — KANARIA HILTZEN
• · LV — SUAK
• · LVI — MAHASMORDO AHAZTUA
• · LVII — GAU GARBIA
• · LVIII — ORTZONDOA
• · LIX — EGUBERRI
• · LX — NEGUA
• · LXI — TXERRENA
• · LXII — JORRAILAKO MAITE-ERESIA
• · LXIII — IJITUAK
• · LXIV — ASKATASUN
• · LXV — HERIOTZA
• · LXVI — URRUN-MINA
• · LXVII — ZUR-AIZTURRA
• · LXVIII — BELTZURA
• · PLATERO-RI, MOGUER-KO ZERUAN
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Platero ta biok
Amigo mío:
Puede usted traducir al vasco «Platero» y publicarlo en la forma que usted quiera.
Le pongo hoy sólo dos letras, ya que usted tiene prisa en mi respuesta.
Su amigo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
PLATERO
Txiki, iletsu, leguna da Platero; azalez hain biguina ta dana linaberazkoa dala, hezurrik ez daukala
esan liteke. Haren begien azabatxezko ispiluak bakarrik dira gogorrak, bi leiarrezko kakarraldo
iduri.
Nik hura askatu ta ba-doa larratzera ta loretxo gorri, urdin et horiai maite egiten die epelki, bere
muturraz ozta-ozta ukitzen ditularik ... Nik ari «Platero?» goxoki dei egin eta ba-datorkit taka-taka
alai batekin, parre antzean, ez dakit zer ametsezko txintxil hotsekin ...
Nik eman guzia jaten du. Urresagar mandarinak ditu atsegin, erlabiomahatsak, guziak
anbarezkoak, piko ubelak, beren leiarrezko tantatxorekin...
Mutiko bat, neskato bat bezelako samur eta loisintzalea da...; baina sendo ta legorra, harrizkoa
bai'litzan. Haren gainean, igandez, egurasten naizanean, hiriko azken kaletxoetan barna,
alorgizonak, jantzi garbiz ta astidunak, ari begira gelditzen dira:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
II
AGERI GORRIA
Tontorra. Hor dugu eguzki-sartzea dana purpurez jantzia, nondik-nahi odol ateratzen dioten
agerien leiarrek berek sakaildua. Haren dirdaiaz, lertegi muskerra mindu egiten da, gorrituxerik;
eta belarrek eta lilitxoek, gori ta gardenik, lipar goxoa urringai busti, sarkor eta argikor batez
gantzutzen dute.
Sorgorturik gelditzen naiz ilunabarrean. Platero, begi beltzak arrats-berazko gorriak, ba-doa
otzan, gorri-bizizko, arrosazko, lili-ubelezko idoi batera, ta berak ukitzean urtutzen bide diran
ispiluetan sartzen du ahoa emeki; ta ba-dago, bere eztarri larrian zehar, odolezko ur itzaltsuen
igarotze ugari bat bezela.
Lekua ezaguna da, uneak, ordea, irabiatzen du ta arrotz, hondakizunez ta oroigailuz betea egiten.
Txitean-pitean, bertan-berako jauregi bat idoroko dugula esan liteke ... Arratsaldeak beragandik
baino harago luzatzen du adarra, ta ordua, betirautez kutsutua, amaigabe, baketsu, hondogabea
da...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
III
ALAITASUNA
Ilgora dirudin Diana txakur-eme zuri, jaioarekin solasean ari da Platero; ahuntz arre,
zaharrarekin, haurrekin...
Jauzika ari da Diana, zailu ta pinpirin, astoaren aurrean bere txilintxa arina joaz, eta muturra
autsikitzen diolakoa egiten du. Ta Platerok, belarriak zutituz, bi pita adar antzo, oldartzen zaio
biguinki ta pirritarazten du belar loredunaren gainean.
Ahuntza Plateroren ondora doa, hankak arinki ukitzen dizkiola, hortzekin zamako hegozkoen
muturretik tiratuz. Klabelin bat nahiz idibegi bat ahoan dula, haren aurrean jarri ta bekokian talka
egiten dio, ta gero jauzika ari da, ta alai beeka, emakume bat bezelakoxe loisintzalea.
Aurren artean, jostailu da Platero. Berea bai egonarria haien erokeriak jasateko Bai poliki-poliki
doala, geldituz, zozoarena eginaz, haiek eror ez ditezan! Bai izutzen ditula, bat-batez, gezur-taka-
taka hasiaz!
Moguerko udazken arratsalde argiak! Urrilako haize aratzak soinu garbiak zorrozten ditunean,
bee, arrantza, haur-parre, zaunka ta txilintxazko maite-eresi gozoa igotzen da ibarretik...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IV
INGUMA ZURIAK
Gaua etzaten da, lainotsu ta ubel. Ezbaiko argiune zibuin-antzeko ta muskerrek ba-diraute eliz-
torre gibelean. Bidea igotzen da itzalez, txilintxez, belar-usainez, kantuz, nekez ta leiaz betea.
Tanpez, gizon ilun bat, txanodun eta ziriki batekin, arpegi itsusia une batez zigarruaren argiak
gorriturik, jesten da gugana, ikatz-zaku artean galdutako etxe lander batetik. Platero zortzerbatu
egiten da.
Gizonak bere burdinezko ziria zarritxoan iltzatu nahi du ta nik aidera egiten diot. Bide-zorroa
zabaltzen dut eta ez dakus ezer. Eta ustezko janaria, Zerga-etxeari bere legarra ordaintzeka
igarotzen da, jarei ta bakun...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
UDABERRIA
Herri-zortzikoa.
Nire goizeko lokoloxkan, ume-karraisi deabrutuek lainotzen naute. Azkenik, lo gehiago ezin eginik,
etsita, oldartzen naiz ohetik. Ordun, leiho zabal-zehar landa begiratzean, zalapart dagitenak
txoriak dirala ohartzen naiz.
Baratzera naiz ta eskerrak dizkiot Jainkoari egun urdina dala-ta. Hamaika moko berriren batera-
jotze lokabea! Enarak, bere txinta zizurkatzen du, aldartetsu; zozoak txistu egiten, urresagar
eroriaren gainean; suzko gorribeltza kalaka ari da txapartegian; txirriskalak parre egiten du,
luzaro ta zehatzez, eukalitondoaren galdurrean; eta, lerrondo haundian hormatxoriek sekulakoak
ari ditute.
Hau goiza! Eguzkiak bere urrezko ta zilarrezko poza ipintzen du lurrean; ehun koloretako ingumak
jostatzen ari dira edonon; lili artean, etxean, iturburuan. Nondik-nahi, landa zabaltzen da zartaka,
kirrika, bizitz osasuntsu ta berriaren irakin batetan.
Argiontzi baten barruan gaudela dirudi; arrosa gorribizi, baztergabe ta berotsu baten barrenean.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
VI
ANGELUS!
Begira, Platero: hamaikatxo arrosa erortzen dituk edonondik: arrosa urdinak, arrosa zuriak,
margo gabeak... Zerua arrosatan goiberatzen bide dek. Begira nola betetzen zaizkidakan arrosaz
bekokia, sorbaldak, eskuak... Zer egiteko nik honenbeste arrosakin?
Hik ote dakik nondikoa dekan, nik nondikoa dekan ez zekiadan lore biltz biguin hau, egunero
ikuspegia samurtu ta eztiki zurigorri, zuri ta oztina uzten dikana —arrosa gehiago, arrosa gehiago
— zerua belauniko margoztutzen zian Fra Angelicoren lauki bat antzo?
Parabisuko zazpi solairuetatik egozten dizkitek arrosak lurrera, ustez. Elurtza epel eta ezbaiko
margodun batean bezela, arrosak torrean, hegaztegian, zugatzetan gelditzen dituk. So egik:
sendo dekan guzia, guri bihurtzen dek haren apaingaiaz. Arrosa gehiago, arrosa gehiago, arrosa
gehiago...
Ba-zirudik, Platero, Angelusek jotzen dikaino, gure bizitza honek beronen eguneroko indarra
galtzen dikala, ta beste barreneko indar goitiago, iraukorrago ta aratzago batek, guzia,
zoramenezko zirriztadatan bezela, arrosa artean piztutzen ditukan izarretara igo-erazten dikala...
Arrosa gehiago...
Hik ez ikusten eta zerura otzanki goratzen ditukan hire begiok, Platero, bi arrosa eder dituk...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
VII
ZOROA
Ileta-jantziaz, nire bizar nazaretar eta nire kapela beltz txikiarekin, itxura bakana eman behar dut,
Plateroren biguintasun arrearen gainean zaldika.
Mahastietara noalarik, kare ta eguzkiz zuri dauden azken kaleetan zehar igarotzen naizenean,
ijito-kume oriotsu ta sapaztoek, beren sabel estu ta kiskailduak, zarpa musker, gorri ta horietatik
at ditutela, gure atzetik laster egiten dute, luzaro karraisika:
...Aurrean, ba-dut zelai muskerra. Anil bizizko ortze baztergabe ta garbiaren aitzinean, nire begiok
—nire belarrietatik hain urrun!— zintzoki zabaltzen dira, uartzeko amaigabea bizi dan izen gabeko
naretasun hori, eztitasun neurridun eta jainkozko hori, beren bakean amen ditutelarik.
Eta, han urrun, goiko larrainetan, deadar zorrotz batzu, emeki motelduak, etenduak, atsandituak,
aspertuak gelditzen dira...
Zor...oa! Zor...oa!
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VIII
BIDEKO LOREA
Bai dekala aratza, Platero, ta bai dekala jaioa, bideko lore hau! Taldeak oro igarotzen dituk haren
ondotik —zezenak, ahuntzak, moxalak, gizonak— ta hura, hain samur eta ahula, beti diagu tente,
goxo ta txairo, haren hesi ilunean, inongo zikinkeriz kutsutu gabe.
Egunean-egunean, aldapa astean, zeharbidea hartzen diagunean, hik ikusi duk bere leku
muskerrean. Orain ba-dik bere alboan txoriño bat, gu hurbiltzean goratzen dekana —zergatik?—;
ala beterik zegok, edontziño bat antzo, uda-hodei baten ur garbiaz; orain erle baten lapurreta
nahiz inguma baten edergailu aldakorra onartzen dik.
Lore hau egun gutxi biziko dek, Platero; haren oroia, ordea, betiko diakegu. Bere bizitza hire
udaberriko egun bat bezelakoa, nire bizitzako udaberri bat bezelakoa izango dek. Ene! zer emango
niokek nik udazkenari, Platero, jainkozko lore honen orde, hura izan zedikan, egunero, gurearen
eredu xaloa?
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IX
RONSARD
Platero, lepo-soka askatuta, zelaitxoko larranbilo garbien artean bazkan ari dala, lerrondo baten
pean etzan naiz, bidezorro mairutarretik idazti labur bat atera ta, ezaupide batetik hura zabalduz,
hasi naiz irakurtzen:
Goian, azken adarretan, jauzika ta txioka ari da txoritxo arin bat, eguzkiak urrezko egiten duna,
galdur musker, adiagile guzia bezela. Hegazkada ta txinta artean, txoriak jaten ditun hazien
zatitzea entzuten da.
Gauza larri ta epel bat aurreratzen da, sostean, nire sorbalda gainean, branka bizi bat bezela...
Platero dut, Orpeuren lirak liluratua, nonbait, nirekin irakurtzera datorrena. Irakurri egiten dugu:
Baina, laster egosten bide dun txoriñoak hitza estaltzen du, ereski huts batez.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ILARGIA
Platerok edan berriak zitun bi suil ur izarrekin orueko osinean, eta ukuilura itzultzen zan, astiro ta
xorturik, eguzkibelar luzeen artetik. Haren begira nengon ni atean, karezko opoan etzanik eta
suarrostoen urrin epelean bildurik.
Irailako astareez ezatutako hegazpearen gainean, lerrondo-arnas sendoa bidaltzen zun landa
urrutia lotan zegon. Hodei beltz haundi batek, urrezko arrautz bat erroin zukean oilo erraldoi
baten antzera, ilargia muino baten gainean jarri zun.
... Ma sola
Platero begira-begira zegon eta belarri bat harrotzen zun hots gogor, biguin batez. Harrituta so
egiten zidan, eta bestea harrotzen zun...
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XI
KANARIA HEGAZKA
Egun batean, kanari muskerrak, ez dakit nola ez zergatik ere, bere kaiolatik hegaz egin zun.
Kanari zahar bat zan, emakume hil baten oroitza iluna, gosez nahiz hotzez hil, ala katuek jango
zuten bildurrez aindu izan ez nuna.
Goiz guzian ibili zan baratzeko puni-sagartzeen artean, atadiko lerrondoan, lilaetan barna.
Haurrek goiz guzia eman zuten ere, soilairuan eserita, txori horizkaren hegazkada laburretara
begira-begira. Platerok bere eskuko, arkakaratsen ondoan atsegin hartzen zun, inguma batekin
jostaketan.
Arratsaldean, kanaria etxe haundiko hegaztegira etorri ta hantxe ekuratu zan luzaro, beheratzen
zan eguzki goxotan intzirika. Ziztakoan, eta inork, ez nola ez zergatik, ez zekila, kaiolan agertu
zan, alai berriro.
Hura poz haundia baratzean! Haurrak jauzika ta txaloka ari ziran, musu-gorri ta parrekoi,
ortzargiak iduri; Diana, zoraturik ba-zerraien, beraren txilintxa parretsuari zaunka eginaz; Platero,
kutsua hartuta, zilarrezko haragi-uhinaldi batean, antxume bat bezelaxe, zintzilipurdika, ari zan,
hanka gainean biraka, valtz zakar batean, eta, esku-gainean jarrita, haize argi ta epela ostiko
jotzen zun...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XII
IZUALDI
Haurren bazkaria zan. Argiontziak bere argi zurigorri, epela amets egiten zun elurrezko
zamauaren gainean, eta mokobelar gorriek eta sagar nabarrek, arpegi bakunezko maite-eresi xalo
hura poz latz batez margotzen zuten.
Neskatoak emakume antzo jaten ari ziran; mutikoek gizon batzuen antzera ari zuten. Zokondoan,
umetxo bati bular zemaiolarik, ama gazte ile-hori ta ederra, haiei begira zegon parrezirriz. Baratz
aldeko leihoan zehar, gau izartsu, argia dardarka ari zan, gogor eta hotz.
Bat-batetan, Edurnek iges egin zun, izpi ahul bat iduri, bere amaren besoetara. Itsumustuko
isilunea egin zan eta gero, alki erorien zarata batez, guziek laster egin zuten haren ondotik, biziki
zalapartaka, leihora begira, izuturik.
Platero zozoa! Itzalak, leiarrek eta bildurrak erraldoi egindako bere burutzar zuria leihoan jarrita,
jangu piztu, goxoa ikartzen zun, geldi ta hitsik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XIII
ARANTZA
Platerok eskuina goratuxerik utzi du, eriartea erakutsiz, indar eta hazta gabe, bideko hondar
gartsua ia ukitzen ez dula.
Darbon zaharra, haren osagileak baino ardura gehiagoz, nonbait, eskua malgutzen diot eta eriarte
gorriari so egiten. Laranxa osasuntsuzko arantzatxo luze ta musker bat ba-dauka han iltzatua,
esmeralezko sastakaitxo bat iduri. Plateroren minaz ikaratuta, teink egiten diot arantzari; ta ba-
daramat gaisoa zitori horietako latsera, ur lasterrak zauritxoa milika dezaion, bere mingain luzeaz.
Gero, jarraitu gera itsaso zuriruntz, ni aurrean, bera atzean, oraindik herrenka ta bizkarrean
talkada biguinak niri emanaz...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XIV
ILUNDIRIKO JOKUAK
Herriko ilunabarrean, Platero ta ni, hotzak hilik, ibai legortura jotzen dun kaletxo landerreko ilune
ubelean sartzen geranean, haur txiroak elkar-bildurka jolasten ari dira, eskalearenak eginaz.
Batek zaku bat ipintzen du buruan, beste batek ikusi egiten ez dula dio, beste batek herrenarena
egiten.
Gero, haurtzaroko itsumustuko aldatze hortan, zapata batzu ta soineko bat ba-dauzkatela ta
beren amaek, haiek jakingo dute nola, jaten eman dietela ta, errege-seme batzu diralakoan
daude:
Goizaldean jeiki-eraziko dun erlojua, gosea hilgo ez dun suiskilua, ondikora eramango dun zaldia.
Ingurua, gero. Hainbeste belztasun artean, neskato batek, mintzo ahulez, urezko leiar-haria
itzalean, abesten du ahoskeraz, erregintxo bat antzo:
Yo soy la viudita
... Bai, bai! Abestu, amets egin, haur ezeukiok! Laster, zure gaztaroa goiztutzean, udaberriak
izutuko zaituz, eskeko batek bezela, negu mozorro taldean.
—Hots, Platero...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XV
ADISKIDETASUNA
Ongi hartzen dugu elkar. Nik hura haren nahierara joaten utzi ta berak nahi dudan artara naroa
beti.
Ba-daki Platerok eder zaidala Coronako lerrondora heltzean, haren zubilera hurbildu ta hari maite
egitea, ta adaburu larri ta argian zehar zerura begiratzea; ba-daki, soropil artean, iturri zaharrera
dioan bidexkak atsegintzen naula; jai bat dala niretzat nozbaiteko lekune bat gogoratzen dun ler-
murutik ibaia ikuskatzea. Haren gainean, ardura gabe, erdi-lokartzen baldin ba'naiz, nire esnatzea
horrelako ikuskizun atseginen batera zabaltzen da beti.
Ume bat bai'litzan erabiltzen dut Platero. Bidea malkar egin eta astun samar baldin ba'natzaio,
jetxi egiten naiz hura arintzeko. Musu egiten diot, iruzur egiten, haserrerazten dut... Berak, maite
dudana ongi ulertu ta ez du niganako mindurarik. Hain nire orobatekoa da ta neronen ametsak
amets egiten ditula sinesten dut.
Platero niri emana da neskatx maitemindu bat antzo. Etsi-etsia dagokit. Ba-dakit haren zoriona
naizena. Asto ta gizonengandik iges egiten du ere. . .
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XVI
EMAZTEGAIA
Itsas-haize argiak, aldapa gorrian gora, mendigaineko belartzara heldu ta lore txuri, biguinen
artean parre egiten du; gero, garbitu gabeko izaien artean nahas-mahastu ta armiarmasare
oztinak, gorri-antzekoak, urrezkoak... gorgoinatzen ditu. Arratsalde osoa dugu itsas haize
honezkero. Ta eguzkiak eta haizeak, atsegin goxoa ematen diote bihotzari!
Pozik, zailu, gertu narama Platerok. Astun ez natzaiola eran liteke. Aldapan bera bai'ginoazan,
igotzen gera muinora. Urrutian, girgil dirdaritsu, margogabe bat dardaraz ari da, azken lerrondoen
artean, izaro ikuskari antzean. Han behean, belardi muskerretan, asto lotuak txaparrik-txapar
jauzika ari dira.
Udaberri-dardar bat noraezean dabil menditarteetan barna. Halako batez. Platerok belarriak
zutitzen ditu ta sudur goitituak zabaltzen, begietaraino malgutuz bere hortz horien babarrun
haundiak agirian uzten. Agian, bihotza erdiratzen dun ez dakit zelako urringai barna arnasartzen
ari da luzaro, lau haizeetatik. Bai, ba-dauka hor, beste muino batean, maitea, segail ta hauskara
zeru urdin gainean. Eta bien arrantza ozen, luzeek ordu argitsua hausten dute beren turutotsez ta,
turrusta bikitan, erortzen dira gero.
Nire Platero gaisoaren olde maitekorrari aurka egin behar. Larre-emaztegai galantak ba-dakus
hura igarotzen, goibelik bera bezela, haren azabatxezko begiak irudiz beterik. Alperrikako aldarri
zurgarria, larranbiloetan barna mokorki pirrilaka zoazana!
Ta Platero takataka ari da bihurrikiro, txitean-pitean, itzuli nahirik, bere takata txehean erantzuki
bat dularik:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XVII
HOTZIKARA
Ilargia gurekin dator, haundi, biribil, aratz. Zelai loguraetan, ez dakit nolako ahuntz beltzak
erdikusten dira, martutsen artean ... Norbait ezkututzen da, isilik, gu igarotzean ... Hesiaren
gainean, adaburuan hodei zuri bat matazaturik daukan lorez ta ilargiz elurturiko arbendolondo
batek, Jorraila-izarrez geziatutako bidea gerizatzen du... Laranxa-usain sarkor bat... Astare ta
ixiltasuma... Sorginen mendiartea...
Platero, ez dakit bere ala nire bildurrarren, takataka ari da, latsean sartzen, ilargia oinkatzen du
ta zatitzen. Ba-dirudi leiarrezko arrosa argi mulko bat nahaspildu bai'litzan, hura atxiki nahirik
haren takatadan...
Ta arin dabil Platero, aldapa gora, buztanpekoa uzkurturik, norbaitek atzitu nahi bai'lun,
hurbiltzen dan herriaren epeltasun gozoa dagoneko sumatuaz...
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XVIII
NO TA GU
Platero; no ba-zianan, noski —nora?— hodeitzar zurien gainean marrazturik, burnibide goitik,
iparralderuntz iges egiten zian orgadi beltz, buztan-ikara hartan.
Ni behean nengon hirekin, urdamutur odol tantaz josiriko galtsoro hori ta kulunkarian, uztailak
harrezkero hausterrez buruntzatzen ziana. Ta lurrin oztinezko hodeitxoek —oroitzen al aiz?—
eguzkia ta liliak goibeltzen zizkiaten une batez, alperrik hutseruntz pirrilaka...
Beltzez estali buruño ilegorria! Leihatilako uztai igeskorrean ameskeriaren irudia bezela ukan.
—Nortzu ote ditiagu jantzi beltzeko gizon hori ta zilarrezko astotxo hori? ba-zegokan, apika.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XIX
OSTIKOA
—Baina, gizona —egin nion— ezin haiteke etorri gurekin, oso txiki haiz ta...
Hainbeste zoratzen zan eta eskatu nion ergelari haren ganera igo ta gurekin eraman zezala.
...Landa argian barna, hura zaldikatze alaia! Padura irrikoiak urrez gerrikaturik zeuden, eihara
itxiek bikuntzen zituten beren ispilu apurtuetan eguzkia zutelarik. Zaldien takat gogor, biribil
artean, Platerok bere takatetxo zorrotz, arina goratzen zun, isituki ugaritu behar zuna bidean
bakarrik ez gelditzeko. Tanpez, pistola zartada baten antzeko hotsa entzun zan. Platerok moxal
segail zuribeltz bateri buztanpekoa ukitu izan zion ahoaz eta moxalak ostiko laster batekin
erantzun. Inork ez zun jaramonik egin, nik, ordea, ikusi nun Platero esku batean odol-jarioa
zeukala. Zaldiagandik jetxi ta, arantza batez eta zurdile batez, zain etena lotu nion, eta gero
ergelari esan etxera zezala. Biak itzuli ziran, geldi ta gobelik, herritik jexten dan erreka legorrean
barna, gure taldearen iges egite distikorrari burua itzuliz.
Landetxetik etxeratu ta Platero ikustera joan nintzanean, mudurri ta mindun arkitu nun.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XX
ASTO - ELESTIA
Hauxe irakurtzen dut hiztegi batean: «Asto-elestia: esaten da, inakaz, astoaren zekatzea esan
ordean».
Asto gaisoa! Horren ona, horren zintzoa, horren zorrotza zerala ta! Inakaz... Zergatik? Benetako
zekatze bat ere ez duzu merezi zuk, zure egi-hutsezko zekatzea udaberri ipuin bat izatekoa dana?
Ona dan gizonari asto esan behar bai'liokete ta! Gaiztoa dan astoari gizon esan behar bai'liokete
ta. Inakaz... zuri, horren burutsua, zaharraren eta haurraren adiskidea; latsaren eta ingumarena;
eguzkiaren eta txakurrarena, lorearen eta ilargiarena, jasankor eta ohartuna, mudurri ta
maitekorra, zelaietako Mark Aureli hori...
Platerok ulertzen du, nonbait, eta niri so-ikika dago, bere begi haundi, distikor, gogor-biguinez.
Haietan eguzkia dirdiratzen da ñoto ta zartatsu, izartegi beltz, labur, ganbil batean. Ene! Bere
burutzar iletsu, eztiak zuzenbidea dagiodala ba'leki, Hiztegiak idazten dituten gizonak baino hobea
naizela, hura bezain ona hurran!
Ta idaztiaren ertzean, hauxe idatzi dut! «Asto elestia: esan behar da, inakaz, jakina! Hiztegiak
idazten ditun gizon ertzoaren zekatzea esan beharrean».
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XXI
UDA
Akainen zimikoak dirala ta, Platero odola txirrian dariola doa, odol lodi ta ubel bat. Martinarra
inoiz heltzen ez naizen lerrondo bat zerratzen ari da... Lipar bateko lo baten ondoren, begiak
idekitzean, hondarrezko ikuspegia zuri bihurtzen zait, hotz bere sukarrean, idurizkoa.
Txaradi apalak beren ezbaiko lore haundiez izarreztaturik daude, keezko arrosak, miesazkoak,
ziriku-paperazkoak, beren lau malko gorrigarbiakin; eta arnasgabetzen dun laino batek lerrondo
zapalak igeltsuz margoztutzen ditu. Inoiz ikusi gabeko txori hori bat, orein beltzekin, adar batean
luzarotzen da mintzul.
Baratz-jagoleek latoia jotzen dute, talde urdin haunditan, laranxa bila datozan errabuoak
izutzeko... Intxaurrondo haundiaren gerizpera heltzen geranean, bi angurri zatitzen ditut beren
antzigar gorri ta arrosa-antzekoa zabaltzen dutenak karrakada luze berri batekin. Nirea jaten dut
geldiro, herriko bezperak, urrun, entzuten ditudala. Platerok berearen mami goxoa edaten du,
hura bai'litzan...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXII
KILKERRAREN LELOA
Platerok eta biok, gure gau-ibilketaetatik ongi ezaguna dugu kilkerraren soinua.
Kilkerraren lehenbiziko soinua, ilunabarrean, ez-hil bai-hil, ixil eta latza duzute. Aldatu egiten du
erespidea, berez ikasten eta, goxo goxo, goratuz doa, bere tokiratuz doa, lekuaren eta orduaren
elkar-hartzea bilatzen bai'lioan. Halako batean, zeru musker eta gardenean izarrak ba-daudela,
soinuak txintxil lokabezko gozotasun hotseztitsua hartzen du.
Itsasaize hozkirri, ubelak, ba-doaz ta ba-datoz; gau-liliak osotara zabaltzen dira, ta nahasturiko
zeru-lurretako zelai urdinen lurringai aratz eta jainkozko bat ba-dabil orron, zabaldian barna. Eta
kilkerraren soinuak goratu ta, landa osoa betetzen du; itzalaren mintzoa bezela da. Ez dabil ez-
mezean dagoneko, ez da isiltzen. Bere baitarik irtetzen bai'litzan, ereski bakoitza bestearen bikia
da, leiar ilunezko anaigo batean.
Ba-doaz orduak narerik. Ez dago gudarik lurrean eta luginak ongi egiten du lo, bere ametsaren
muga garaiean zerua dakusalarik. Maitasuna, agian, ba-dabil zoraturik, begiak begietan, horma
bateko aihenbelarren artean. Baba-alorrek urrin eztizko geznak igortzen dizkiote herrira, gaztaro
lokabe, bakun eta barrenkor batean bezela. Ta garoak kulunka ari dira, ilargiz muskerrak, ordu-
bietako, hiruetako, lauetako haizeari hasperenka... Kilkerraren soinua, jotzearen jotzeaz, galdu
da...
Hemen dugu ¡O, kilkerraren goizaldiko lelo hori, garoak zurituriko indaetan barna, Platero ta biok
ohera goazanean hotzikaraez estu-erazita!
Ilargia erortzen da, gorrixka ta logale. Honezkero, soinua ilargiz mozkorrik dago, izarrez hordirik,
bihotz-ixuri, izkututsu, ugari... Zibuinantzeko urdin, goibel batez ertzeztatu —hodei haundi,
negargarri batzuek, eguna itsasotik ateratzen duten aldia da...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXIII
ITSABASTEA
Eskuak sakeletan sartu genitun, ezustean, eta bekokiak itzal hozkirriaren hegaketa sumatu zun,
lertegi ito batean sartzen danean bezelaxe. Oiloak, bana-banaka, bilduz zihoazten beren zurubi
gordean. Inguruan, landak bere muskerra, hiletaz jantzi zun, aldare nagusiko estalki ubelak
gerizpetu bai-lun. Urrutiko itsasoa, zuri agiri izan zan eta zenbait izar zurbilik argitu ziran. Nola
zihoazten etxegainak zuria zuriaren orde aldatzen! Haietan geundenok bitxikeri hobeak ala
txarragoak didar egiten genizkien elkarri, txiki ta goibelak ilunaldiko isil labur hartan.
Platerok, han, ukuiluan, ba-zirudin asto ez hain egizko bat, bestelakoa, moztua; beste asto bat...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXIV
DARBON
Darbon, Plateroren osalaria, idi zuri-nabarra bezelako haundia da, angurri bat bezelako gorria.
Hamaika arroa astun. Ba-du, berak dionez, hiru ogerlekoko adina.
Mintzo danean, ereskiek huts egiten diote, piano zaharrai bezela; beste batzutan, hitzen orde,
haize-iges bat irtetzen zaio. Ta huts hauek ba-daramazkite laguntzat, buru-gurkak, goratuzko
eskukadak, zarmin-ezmezak, eztarri-zinkurinak eta sur-zapian txuak, nahiaren bete-betekoak.
Apalaurreko soinu-jotze atsegina.
Ez dauka haginik ez hortzik eta, aurretik eskuan oretzen dun ogimamina bestetsurik ez du jaten.
Potor bat egin eta aho gorrira! Hantxe dauka ordubetean irabiaka. Gero, beste potor bat, eta
beste bat. Oiakin ahogozatzen ari da ta okotzak zudur zubitua atzitzen du.
Idi zuri-nabarra bezelako haundia dala esan dut. Erremendaldegiko atean, etxea estaltzen du.
Baina samurtu egiten da, haur bat bezela, Platerokin. Eta lili bat, naiz txoritxo bat, ikusizkero,
parre egiten du beingoz, aho osoa zabalduz, beti negarrean amaitzen dan parre goratu haundi
batekin. Gero, berera izanda, hilerri zaharreko aldera begiratzen du:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXV
ENARAK
Hortxe duk dagoneko, Platero, beltzitxo ta bizkorra, Montemayorko Neskatxaren laukiko bere kabi
urdinarrean, beti begiratutako kabia.
Dohakabea izutu antzean ari dek. Enara gaisoak oraingoan huts egin ditek, nik uste, lehengo
astean oiloek huts egin zitekan bezelaxe, beren estalpean bilduz, ordu bietako eguzkia itzali
ukanean. Udaberri goizoilanda, goizago jeiki ukan aurten, baina bere larrugorri samurra
Jorrailaren ohe hodeituan gorde behar izan dik berriz, hotz-dardaraz. Mingarria dek laranxadiko
arrosa nahasgabeak, kuskutan zimeltzen ikustea.
Ba-dituk hemen enarak, Platero, ta ozta-ozta entzuten dituk beste urtetan bezela, beren
etorrerako lehenbiziko egunean, guziari, agurka ta usainka ari ditukala beren txinta nabarrez.
Apirkan ikusia jalkitzen zietekan loreai, beren bi itsasaldiak, uretan etzanak, hegoa haize-oihal,
ala ontzietako itsutaetan; beste eguzki-sartze batzuez, beste ortzargi batzuez, beste gau
izartsuez...
Ez zekitek zertan ari. Mintzulik, bidea galduta, hegaz zegitek txindurriak zebiltzan eraz ume batek
bidea oinkatzen ziotekenean. Ez ditek bekokirik Kale Berrian gota ta bera joateko artez-artez,
azkeneko apaindura harekin, ez osinetako ohatzeetan sartzeko, ez ipar-haizeak hots eragindako
urrutidazkineko loroetan kokatzeko, bere kutxadun lauki ezagunean, bakargailu zurien ondoan...
Hotzarren hilgo dituk, Platero!
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXVI
URRUMAKARIA
Ikazkinaren neskatoa, eder ta zikina, txintxin bat antzo, begi beltzak txartaturik eta mazkara
artean ezpain estuek odola leher egiten diotela, txabolako atean dugu, teila batean eserita,
nebatxoari lo erazten.
Orrilaren ordua dardaraka ari da, gartsu ta argi, eguzki bat barnetik bezela. Pake diardaritsuan,
landan egosten ari dan eltzea entzuten da,
Mi niño se va a dormir
en gracia de la Pastora...
Geldialdi... Haizea...
se duerme la arrulladora...
Haizea... lerrondo erreen artean otzanik dabilan Platero, ba-dator goxo-goxo... Gero, lur ilunean
etzan eta, ama-ahapaldi luzeaz, lokartu egiten da, haur bat bezelaxe.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXVII
UKUILUA
Eguerdian, Platero ikustera noanean, hamabietako eguzkiaren izpi garden batek, urrezko orin
haundi bat piztutzen du, haren gailurraren zilar biguinean. Haren sabel pean, lurgain ilun, ezbaiko
muskerrean barna, sapai zaharrari suzko txintxin argiak darizkiola.
Plateroren hankaen artean etzanik dagon Diana, ba-datorkit dantzatuz eta eskuak bularrean
ezartzen dizkit, bere arrosazko mingainaz ahoa milikatu nahi didalarik. Ganbela goienera igota,
ahuntzak buru mehea alde batera ta bestera malgutuz, emakumezko pinpirintasunaz, so egiten
dit, jakinahi. Bitartean, ni sartu orduko Platerok arrantza goratu batekin niri agur egin eta bere
lokarria eten nahi du, gogor ta pozik, batean.
Gingaren uztargizko altxorra dakarren argibidean zehar, ba-noa lipar batez, eguzki-izpian gora,
idilio artatik. Gero, harri batera igo ta landa begiratzen dut.
Ageri muskerra sutargi loretsu ta logalean igeri egiten du ta harresi zatarrak laukitzen dun urdin
garbian, joale batek jotzen du, baldan eta eztiki.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXVIII
BESTABERRI
Baratzetik itzultzean, Iturri-kalean barna sartuz, latsetatik hiru aldiz entzun genitun joaleek,
irixka zuria eragiten dute beren burdinorizko
galdur oihulariaz. Beren ezkilotsa itzulika ari da zizirikoen igotze zartatsu ta burrunbatsuen eta
soinuaren metal-hots deadartien artean.
Kale kareztatu berria ta lugorriz bazterki egina, musker antzean dago oso, eltzunez ta iraur-
belarrez jantzia. Leihoak, damasko-oihal gorrizko, ziriku horizko, erraso oztinezko ta, hilondoa
duten etxeetan, girgil beltzak ditun artile zurizko dilindaz apaindurik daude. Azkeneko etxeetan
barna, Aterpeko bihurgunean, eguzkisartzeko dirdiraen artean, ezko gorrien argia biltzen dun
ispiluetako Gurutza agiri da, geldi. Elizbira igarotzen da, astiro. Ikurrin gorrigarbia, ta Erroka
Gurena, okinen zaindaria, opilto berriz zamaturik; ikurrin muskerxka, ta Telma Gurena,
itsasgizonen zaindaria, eskuetan zilarrezko izontzia dularik; ikurrin horia, ta Ixidor Gurena,
luginen zaindaria, bere uztarbeitxoakin, eta margodun ikurrin gehiago, ta Guren gehiago, ta gero,
Ane Gurena, Birjinari irakaskizuna azaltzen, eta Joseba Gurena, nabarra, ta Sortze Garbia,
urdina... Buruenik, txapel-okerren artean, Iguzki-saindua, bere zilargintza xerratua galburu heldu
ta esmeral-antzeko mahats gordinez apaindua, geldi-geldiro bere lurrinkaizko hodei urdinean.
Eresien latera andaluzitarra goratzen da, argirik, arrats-apalean. Dagoneko arrosazkoa dan
eguzkiak, Ibai-kaletik datorran bere izpi apala etentzen du, eliz-txabuxa zaharretako urre-zaman.
Goian, dorre gorriaren baranoan, Garagarrilako ordu naretsuaren opal garbian, usoek beren elur
gorribiziko lili-txorta garaiak ehuntzen ditute...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXIX
TXAKUR ZARAGARTSUA
Ba-zetorren, batzutan, argal eta arnas-estuka, baratzeko etxera. Gaisoa igeska zebilan beti, oihu
ta harrikaetara ohitua. Txakurrek berek, letaginak zerakusazkioten. Eta ba-zioan, berriz,
eguerdiko eguzkitan, astiro ta goibelik, mendian bera.
Dianaren atzetik heldua zan arratsalde hartan. Ni irtetzen nintzanean, iguriak, bihotz gaiztoko
oldar batez, suiskiloa atera ta tiroa jaurti zion. Ez nun eragozteko aldirik izan. Txakur gaisoa,
zartada erraietan zularik, biratu zan zorabiaturik lipar batez, intziri biribil zizkolatsu batekin, eta
hilda erori zan harkesi baten pean.
Platero, buruzut, txakurrari begira-begira zegon. Diana, bildurrez, batean eta bestean gordeka
zebilan. Iguriak, damuturik, agian, azalpen luzeak ematen zizkion ez zekiala nori, hasarretuz, bere
garbaia isildu nahi ta ezin zularik. Estalki batek eguzkia hiletaz janzten bide zun; estalki haundi
bat, txakur hil-eraziaren begi osasuntsua hodeitu zun estalki txikixoa bezelakoa. Itsasoko haizeak
beheratu eukalitondoek sendokiago negar zegiten, txakur hilaren gainean, urrezko bidean barna
eguerdi-ondoak edatzen zun isiltasun barna, zapagarrian...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXX
EKAITZA
Bildur. Arnas geldierazia. Izerdi hotza. Zeru apal, ikaragarriak goizaldia itotzen du. (Ez dago
nondik igesi). Isila... Maitasunak tenk egiten du. Errua dardaraz ari da. Erredurak begiak isten
ditu. Isilago...
Ostotsa, motel, burrunbari, amaigabe, gingatik herrira eroriko zan harri zama izugarri bat antzo,
goiz bizi gabean zehar dabil, luzaroan. (Ez dago nondik itzuri). Ahul dan guzia —liliak, txoriak—
itzaltzen da bizitzatik.
Izuak, bildurti, bere burua ikaragarriro argitzen dun Jainkoari so dagio, leiho erdidikian zehar.
Han, sortaldean, hodei-urradura artean beltztasuna garaitu ezin duten ziguin eta arrosa antzeko
kolore hits, zikin, hotzak agiri dira.
Angelus! Angelus gogor eta bertanberako bat zinkurinatzen ari da ostots artean. Lubileko azken
Angelusa? Ta ezkilak laster amaitzea nahi dugu ala gehiago hots egin dezala, askoz gehiago,
ekaitza itotzeraino. Ta ba-goaz batetik bestera, ta arrenka ari gera ta ez dakigu zer nahi dugun...
—Zer egin ote du Platerok, hain bakarrik han barrioko ukuilu gerizegabean?
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXI
AHATEAK IGAROTZEN
Platerori ur ematera joan naiz. Dana hodei zurizko ta izarrezko gau garbian, txistu argizko tai
gabeko igarotze bat entzuten da, han goian, barrio isiletik.
Ahateak dira. Lur zabalera dioaz, itsas-ekaitzetik igesi. Noizean behin, gu goratu ala haiek
beheratu egin bai'ginan, haien hegalen, haien mokoen hots arinagoak entzuten dira...
Ordu ta orduetan, txistuak igarotzen jarraituko dira, amai gabeko iges egite batean..
Platerok, noiztanka edateari utzi ta burua izarretaruntz goititzen du, nik bezela, herrimin samur
amaigabe batekin...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXII
BIAGOA
Hau edertasun goibel, laru ta margula, arratsaldeko eguzkiarena pikondo pean esnatzen
naizanean!
Itsas-haize legor bat, urturiko txaraz gantzutuak, esnatze izerditsua gozaratzen dit. Zugatz zahar,
biguinaren arinki eragindako orri haundiek iluntzen naute ala liluratzen. Eguzkitatik itzalera,
itzaletik eguzkitara lihoaken sehaska batean goxo-goxo gorgoinatzen bide naute.
Urrun, lagun gabeko herrian, hiruretako ezkilak bezperak jotzen ditute, haizearen leiarrezko uhin-
aldi ostean. Haiek entzunik, antzigar ezti, gorrizko angurri bat ostu didan Platerok, zutik, zurrun,
begiratzen nau, bere begi larri, ezmeztiakin.
Haren begi nekatuen aurrean, nire begiok nekatzen zazkit, ostera ere... Itsas-haizea ba-dator,
berirro, hegaz egin nahi ta, ziztakoan, hegoak malgutzen zazkion inguma bat antzo... hegoak ...
bat-batez, itxiko ziran nire betazal lazoak ...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXIII
BULARRETIKOA
Tente zegon, alki kaskar batean, aurpegia zuri ta margul, akara limuritu bat iduri, logela
kareztatu ta hotzaren erdian. Atxeterrak baserrira joatea agindu zion, Epaila-eguzkia artzeko;
gaisoak, ordea, ezin.
—Zubira naizaneko —esan zidan— ba-dakusazu, jauna, horma aldean dagola! ito egiten naiz.
Haur-mintzo mehe ta etena, erortzen zitzaion, udaldian, batzutan, ipar haizea erortzen danez.
Platero eskeini nion egurastutxo bat har zezan. Haren gainean igo ta, hura parrea, bere hilarpegi
zorrotzarena, dana begi beltz eta hortz zuri!
...Emakumezkoak atarira ziran gu igarotzen ikustera. Platero baratz zioan, leiarrezko zitori
hauskor bat gainean zeramala bai'lekin. Sukarrak eta pozak antz-aldatu neskatoak, bere janzki
zuriarekin, hegoaldeko zerurako bidean, herrian sartzen zan aingeru bat zirudin.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXIV
EGURAS
Bai goxoki goazala, hauntzosto biguinez estalitako udaldiko bide sakonetan barna. Ni irakurtzen,
abesten edo zeruari neurtitzak esaten ari naiz. Platerok, esparru gerizatuetako belar urria,
zibuinen lore hautseztatua, ozpin-belar horiak horzkatzen ditu. Geldi dago luzaroago, ibiltzen
baino. Utzi egiten dut...
Ortzea urdin, urdin, urdina, nire begi liluratuek geziatua, arbendolondo zamatuen gainean
goratzen da, bere azken aintzatara. Landa guzia, isil eta gartsu, dirdiraka ari da. Ibaiean, haize-
oihaltxo zuri bat, haizerik gabe, luzarotzen da. Mendi alderuntz, erretaldi baten kemordo trinkoak
bere hodei biribil, beltzak goititzen ditu.
Gure ibiltaldia, ordea, oso laburra da. Egun leun eta gerizagabe bat bezela da, era-askotako
bizitzaren erdian. Ez zeruaren goraldia, ez ibaia doakion itsasostea, ez ta garren trajeria ere!
Urresagar usain artean, gaioko burni alai ta berria entzuten danean, Platero arrantzaka ta jauzka
ari da pozik. Hau egunean-eguneango atsegin xaloa! Urtegian geraneko, nire edontzia bete ta elur
urtu ura edan egiten dut. Platerok ur itzalean ahoa pulunpatzen du, ta han-hemen, garbienean,
zekenki, edaten...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXV
INAUTERI
Bai dagola galanta gaur Platero! Astelehenita dugu ta mozorroz jantzi diran mutikoek tresna
mairutarra ezarri diote, dana gorriz, urdinez, zuriz ta horiz birjosia, arabiko ugaritxokin.
Ur, eguzki ta hotza. Koloredun paperatxo biribilak ba-daoz pirrilaka, elkar-zutik, kaleertzean
barna, arratsalde-haize zorrotzaz, ta mozorroak, hotzak hilik, zernahi egiten dute sakel esku
urdinendako.
Enparantzara heldu geranean, zoro irudiz jantzi emakumezko batzu, ator luze, zuriak eta ilebeltz,
askatuetan orri muskerrezko buruntzak ditutenek, bere moltzo zaratatsuaren erdian, Platero hartu
dute ta haren baranoan biratu dira pozik.
Platerok, ezmezean, belarriak zutitu, burua goititu ta suak inguratu-lugartz bat antzo, ahalegin
egiten du, urduri, nondik-nahi iges egiteko. Baina, hain txikia da ta zoroek ez dute haren bildurrik
eta biraka, kantuz eta parrez ari dira haren baranoan. Haurrek, hura atxilo ikusiki, arrantza dagite
hark arrantza dagintzat. Enparantza guzia, metal hori, arrantza, parre, kobla, zaldabetxo ta
zaparrien batera-jotze harro bat da dagoneko...
Geroenean, Platero, bipil, gizon bat antzo, moltzoa hausi ta ba-datorkit takataka ta negarrez,
tresna apaina erorita. Ez du nahi, nik bezela, Inauteririk... Ez gera hontarako...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXVI
OSINA
Osina! Platero, au hitz sakon, muskerbeltz, hozkirri, ozena. Hitza bera diagu, biratuz, lur beltza
laztabintzen dikana urera eltzeraino.
Begira: pikondoak pokalea apaindu ta goiberatu egiten dik. Barnean, irispidean, liska zeukateken
buztinerre artean, usain sarkorreko lore urdin bat zabaldu dik. Enara batek bazeukak kabia
beherago. Gero, itzal hotzezko aterpe baten ostean, esmeralezko jauregi bat zegok, ta bere
geldigora harri bat jaurtitzean, haserretu ta gurrinka egiten dikan aintzira bat. Eta zerua,
buruenik.
(Gaua sartzen dek eta ilargia gartu egiten han ondoan, izar aldakorrez apaindua. Isil! Bideetan
barna, bizia joan dek urrutira. Osinean barna gogoak ondora iges zegik. Hartan zehar,
ilunabarraren beste aldea edo ikusten dek. Eta ba-zirudik zentoi bat, zador guzien jabe, aterako
dekala haren ahotik. Nahas-mahas geldi ta liluragarri hori, zuhazti itzaltsu ta usain gozoduna,
burdinbizizko jauregi soreztatua!).
Adi zak, Platero, egunen batean, osin hontara burua jaurtitzen baldin ba'diat, sineskidak, hura
hiltzearren ez-baina, izarrak lasterrago atzitzearren izango dek.
Platerok arrantza egiten du, egarti ta leiaz. Enara bat, izutu, nahastu ta isilik irtetzen da osinetik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XXXVII
GAUKOA
Zerurantz gorriz argitu ta jaitan dagon herritik ba-datoz valtz garratzak haize gozatsuan. Dorrea
agiri da margul, mintzul eta gogor, ertz alderrai, ubel, urdinska, lasto-antzeko batean ta han,
alderriko beheiti ilunen artean, ilargi erori, laru ta logalea estaltzen da ibai gainean.
Landa bakarrik dago bere zugatzakin eta bere zugatzen itzalakin. Ba-dago kilker-soinu eten bat,
ur ezkutuen ameskaitzezko hizketa bat; biguintasun ezatsu bat, izarrak birrintzen bai'liran...
Platero arrantzaka ari da itunki, bere ukuiluaren epeltasunetik.
Ahuntza ernai dago, nonbait, eta bere txilintxa urduri ari da, goxoki gero. Azkenik isiltzen da...
Urrun, Montemayor-aldean, beste asto bat arrantzaka... Beste bat gero, Vallejuelon barna...
Txakur bat zaunka...
Gaua hain argia da ta loretegiko liliak beren margoz ikusten dira, egunez bezela. Iturri-kaleko
azken etxean barna, argiontzi gorri ta ez-hil-bai-hil baten pean, gizon bakarti batek kalemuturra
zehartzen du... Nik ote? Ez, nik, ilargiak, lilaek, lur-haizeñoak eta itzalak egiten duten argi-itzal
urrindun, oztin, aldati ta urre-antzekoan, nire pare gabeko bihotz barnea entzuten ari naiz...
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XXXVIII
MUTIKO ZOZOA
San Jose kalean barna itzultzen ginan guztian, mutiko zozoa bere etxeko atean zan, bere
alkitxoan eserita, besteen igarotzea begiratzen. Ez hitzaren emaitza, ez xoramenaren bezuza inoiz
heltzen ez zaien mutiko gaiso horietako bat zan;
mutiko alaia bera ta ikusteko goibel; guzia bere amarentzat, ezer ez andarakoentzat.
Egun batean, kale zurian zehar haize beltz, gaizto hura igaro zanean, mutikoa ez zan bere atean.
Atalas lagun gabean, txori bat kantuz ari zan eta, olerkari baino gehiago aita zan Currosez oroitu
nintzan, bere mutikoa gabe gelditu zanean, inguma galizitarrari haren berri galdetu ziona:
Orain, udaberria etortzean, San Jose kaletik zeruratu zan mutiko zozoa dut gogoan. Bere
alkitxoan eserita dago, noski, arrosaen ondoan, berriz zabalduriko bere begiez, zerutar dohatsuen
igarotze distitsua ikusten dularik.
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XXXIX
IGANDEA
Orain hurbil, orain urrun, ari dan iraulkako ezkilaren zarata oihulariak durunda egiten du
jaigoizeko zeruan oztin guzia leiarrezko bai'litzan. Eta landa, gaiso samarra dagoneko, zirkin alai
loretsutik erori notakin urreztatzen bide da.
Guziak, iguraia barne, herriratu dira elizbira ikusteko. Biok biotara, gelditu gera Platero ta biok.
Hau bakea! Hau garbitasuna! Hau lasaitasuna! Goiko zelaiean uzten dut Platero, ta ni joaten ez
diran txoriz beteriko lerrondo baten pean etzaten naiz irakurtzera. Omar Kayam...
Ezkilotsen arteko isilunean, —Urrila-goizaren irakiteak iduri ta soinua hartzen ditu. Liztor hori-
beltzak, erlabiomahats mardo osasuntsuz zamatu mahatsondoaren inguruan hegazka dihardute ta
loreakin nahasturik dabiltzan ingumaek parre egin iduri dute, hegaz egitean. Bakartasuna, argizko
gogoeta bat bezelakoa da.
Noizean behin, Platerok jatez atertu ta so egiten dit... Nik, noizean behin, irakurtzez atertu ta so
dagiot Platerori...
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XL
ORGATOA
Euriak mahastiraino zabaldua zun lats haundian, orgato zahar bat arkitu dugu kokaturik, bere
belar eta laranxa zama pean dana galduta. Neskato zarpil eta zikin bat negarrez ari zan, gurpil
baten gainean, bere bular heldugabearen bultzaz, Platero baino ñotoago, ai! ta garrenago zan
astotxoari lagundu nahiez. Ta astokoa puskatzen zan haizearen aurka gurdia lohitzutik ateratzeko
ahaleginak eginez alperrik, neskatoaren zinkurinezko hotsetara. Bere indarka alperrikakoa zan,
haur kementsuena bezela, alditxar batean, lore artean erortzen diran uda-iparraize nekatu horien
hegazkada bezela.
Maite-maite egin nion Platerori ta, ahal bezela, orgatoari uztartu, astoko kaskarraren aurrean.
Ordun, behartu nun, agintze maitekor batekin, eta Platerok, indarka batez, orgatoa ta astokoa
luparitik atera ta, aldapa gora eraman zitun.
Hura parrezirria neskatoarena! Ur-hodei artean sartzean, leiar horitan zatitzen zan arrats-
eguzkiak, haren negar kedarreztuen ostean ortzargi bat piztu ba'lio bezela izan zan.
Bi laranxa hautatu eskeini zizkidan bere alaitasun negartsuaz. Hartu egin nitun, eskerronez, ta
bata astoko ahulari eman nion, pozgarri gozotzat; bestea Platerori, urrezko saritzat.
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XLI
ITZULERA
Hurbil genularik, teilaxka dirdizariz buruntzatu - herriko torreak, oroitailu itxura hartzen zun, ordu
garbiaren goratzean. Urrundik ikusiriko Giralda bat bezelakoa zan, hurbildik, eta udaberriaz
zorroztutako nire iri-minak, xuspergarri mudurri bat arkitzen zun hartan.
Itzulera... nora? zertatik?, zertarako? ... Baina nirekin zetozan Amabirjinaloreek, sartzen zan
gauaren hozkirri epelean, usain gehiago ematen zuten, usain sarkorrago ta ezbaikoagoa batera
ematen zuten, lorea ikusi gabe, loretik irtetzen zana, ta itzal bakarretik gorputza ta gogoa
zerbeltzen zituna.
—Ene gogoa, amabirjinalorea itzalean! —esan nun. Eta bat-batetan, nire azpian joan arren, ama
nun Platero gogoratu zitzaidan.
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XLII
GAITZONDOA
Oinazpikoz eta kurtzoinez biguina dan nire zuzper-gelako argi ahul horitik, ba-dantzuzkit gau-
kalean barna igarotzen, izar ihintza luken ames batean bezela, landatik itzultzen diran asto arinak,
jokatzen eta oihuka ari diran haurrak.
Asto-burutzarrak eta, arrantzaen artean, leiar eta zilarraz Gabon-neurtitzak abesten dituten haur-
burutxo segailak igartzen dira. Herriak gaztain xigortuen kemordo batez, abeltegi-lurrun batez,
bakez dauden subazterren ke batez bildua dagola ohartzen du...
Ta ene gogoa isurtzen da, garbitzaile, itzalpean dagon bihotzaren haitzetik ur laster, oztinezko
iturburu bat sortuko ba'litzakio bezela. Eroskunde-ilunabarra! Ordu barrenena, hotz, eta epela
batera, amai gabeko argitasunez betea!
Ezkilek, han goian, han landan, jotzen dute izar artean. Platerok, kutsua hartuta, oso urrun bide
dagon bere ukuiluan arrantza egiten du... Nik negar egiten dut, ahul, bihotz-ukitu ta bakarrik,
Paust'ek bezelaxe.
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XLIII
ARTZAINA
Ordu ubelak ilun eta bildurgarri egiten dun muinoan, leiarrezko sartalde muskerraren kontra beltz
bihurtu-artzaintxoak txistu egiten du bere txilibituan, Venusen dardara pean. Gehiago usaintzen
eta onezkero ikusten ez diran eta atsonak galdurik dauden itzalean haiei tankera emateraino
goratzen ditun loreetan nahastuta, herrira sartu baino lehen, leku ezagunean banatu artaldearen
joare argi ta eztiek txintxin egiten dute, geldiro.
Montemayorko baseliza gainean, biribil igotzen dan ilargia, egunaren ezmezeko argitasuna oraino
alderrai dabiltzan zelaiean barna, isurtzen joan da; ta lurgain loretsuak ametsezkoa dirudi orain,
ez dakit zelako birjoste antzineko ta ederra; ta harkaitzak haundiagoak, urrenagoak eta hitsagoak
dira; eta erreka izkutuko urak negar gehiago egiten du...
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XLIV
NESKATO TXIKIA
Neskato txikia Plateroren ederra zan. Bereganantz etortzen zekusanekoxe, amalililien artean,
soinekotxo zuriarekin, intagarizko kapela ta guzti: Platero, Platero!, laztanki deituz, astotxoak
lokarria etendu nahi zun eta jauzika ari zan, haur bat bezelaxe, eta arrantzaka erorik.
Neskatoa, uste osoz, haren pean igarotzen zan behin eta berriz, eta ostikotxoak jotzen zizkion
eta eskua, akara zuria, hortz hori, haundiz iskiluztutako ahotzar arrosa-antzeko hartan uzten zion;
ala, astoak irispidean ipintzen zizkion belarriak atzituz, dei zegion haren izenaren aldaketa
maitetsu guziakin: Platero: Platerotzar! Platerotxo! Plateroño!
Neskatoa herioruntz, ibaiean bera, bere sehaska zurian itsastatu zan egun luzeetan, inor ez zan
Plateroz oroitzen. No, bere ameskerian, dei zegion itunik: Platerotxo! Etxe ilun eta hasperenez
betetik, adiskidearen urrutiko dei tamalgarria entzuten zan, batzutan. Hura udaldi mudurria!
Hura apaindura Jainkoak zugan ipini zuna, ehortzi-arratsalde hori! Iraila, urre ta arrosa, erortzen
zan. Hilerritik, hura hotsa iraulkako ezkilarena sartalde zabalduan, aintzarako bidean!... Mudurri ta
bakarrik, hormaetan barna itzuli, barrioko atetik etxean sartu ta gizonengandik igesi, ukuilura
joan eta eseri egin nintzan, Platerokin negar egitera.
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XLV
UDAZKENA
Honezkero, Platero, eguzkia hasi dek nagi izaten bere maindira artetik irtetzeko, ta nekazariak
hura baino goizago jeikitzen dituk. Egon ere, bilutsik zegok eta hotzamarra ari dek.
Hauu iparraren putza! Begira, Platero, arbazta eroriak lurrean; haizea honen zorrotza, honen
arteza dek eta guziak elkar-zutak zeudek, Hegoalderantz zuzenduta.
Goldea ba-ziak, guda-iskilo zakar bat antzo, bakearen lanketa alaira, Platero; ta inda zabal,
ezatsuan, zugatz laruek orlegituko ditukala etsita, argi egiten ditek alde batera ta bestera, biziro,
urre argizko sutzar gozatsuek bezela, gure ibiltze lasterra.
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XLVI
LOROA
Nire adiskide sendatzaile prantzitarraren baratzean Platerokin eta loroarekin jokatzen ari ginala,
emakume gazte bat heldu zan, nahastu ta lehiatsu, aldapa bera, guganaino. Heldu baino lehen,
begi beltz larria niganaino aurreratuz, arren egin zidan:
Ba-zetozan haren atzetik zenbait mutiko zatartsu, txiten-pitean, asnaska, bidean gota begi ratzen
zutenak; azkenez, zenbait gizon, beste bat, zurbil eta eroria zekartenak. Doñanako anbarrean
basahuntzak ehizatzen ari diran basa-ehiztari horietako bat zan. Suiskiloa, zamukasookaz lotutako
suiskiloa oies, zahar bat, zapartatu zitzaion eta ehiztariak zartada beso batean zekarren.
Nire adiskidea, maitasarrez, zaurituagana zan, ipini izan zizkioten piltzar batzu jaso zizkion, odola
garbitu ta hezurrak eta erroak haztatzen ari izan zan. Noizean behin, niri so egin eta esaten zidan:
Arratsaldea apaltzen zan. Urtoki, nahaslika, arrain usaina heltzen zan Huelva- aldetik...
Laranxaondoek beren esmeralezko ehun-iletsuak biribiltzen zituten sartalde arrosa-antzekoaren
gainean. Amañilili ubelska ta musker artean, loro orlegi ta gorria ba-zioan ta ba-zetorren bere
begitxo biribilez guri kirik eginaz.
Irten-negarrak eguzkiz betetzen nitzaien ehiztari gaisoari; batzutan oihu ito bat egiten zun. Eta
loroak:
Eta gizagaxoak:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
—Ai ene!
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XLVII
SARITO
Mahasbiltzaroan, arrats gorri batean latseko mahastian nengolarik, emakumezkoek beltzitxo bat
nire galdez zebilela esan zidaten.
—Sarito!
Sarito zan, Rosalina nire emaztegai portorrikotarraren morroia. Sevillatik itzuria zan herrietan
txuliatzeko, ta ba-zetorran Nieblatik, oinez, longaina, birritan gorria, sorbaldan, gosez ta diru
gabe.
Nik irriparre egiten nion eta goxo hitz egiten. Saritok, neroni laztan egiteko bekokirik ez zeukala,
handik mahatsak jaten ari zan Platerori laztan egiten zion eta, bitartean, zindoki begiratzen ninun.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
XLVIII
URRILA - ARRATSALDEA
Ikastartea igaro da, ta, lehenbiziko hosto horiakin haurrak ikastolara itzuli dira. Bakartasuna.
Etxeko eguzkiak hutsa dirudi. Ustekerian oin urrunak eta urrutiko irriek hots dagite.
Oraino lorekin dauden arkakaratsen gainean, arratsa apaltzen da, geldiro. Eguzki-sartzeko
suargiek azken arrosak piztutzen ditute ta loretegiak sartaldeko erretaldirantz atsonezko gar bat
goratuz, arrosa erre-usaina ematen du guzia.
Platerok, asperturik ni bezela, ez daki zertan ari izan. Ba-datorkit goxo-goxo, apur batez
ezmezean dabil, eta, geroenean, ustebidez, sartzen dan nirekin etxean barna.
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XLIX
PUNISAGARRA
Punisagar hau bai dekala ederra, Platero! Aguedillak bidaldu zidak bere Mojaen errekako onenetik
hautatua. Inongo igalik ez dik, honek bezela, gogoratzen hura hazi-erazten dikan uraren hozkirria.
Leher egiten dik osasun guriz ta sendoz. Jango al diagu?
Platero, hau ahogozo mingots eta idorra azal gaitzarena, gogorra ta lotua, sustraia lurrari bezela!
Orain, lehenbiziko goxotasuna, azalari itsasita zetoztekan bihien errubi laburra eginiko azkorria.
Orain, Platero, guna estu, osasuntsu, osoa, bere estalki meakin, ametista jangai, ezatsu ta
sendozko altxor autatua, erregina gazte baten bihotza bezelakoa edo. Bai betea zegokala, Platero!
Har zak, jan. Bai eztia! Bai goxoki galtzen ditukala hortzak umotasun ugari alai ta gorrian! Itxok,
mintza ez bainaitekek. Kalidoskopi baten margo urdurizko nahas-mahasean galduriko begiarena
bezelako zarrastada bat ematen ziok gozamenari. Aitu dek!
Punisagarra, Moguerko igalia, bere mazmarroaren apaina! Sarkaldiko eguzki gorritan zabaldu-
punisagarrak! Mojaen baratzeko, Peraleko mendarteko, Sabariegoko punisagarak; errekak
dauzkaten ibar sakon, nareetan. Haietan, nire gogamenean bezelaxe, arrosa-antzeko zerua
geratzen da, arras gautu arte.!
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ILUNTZE
Urrutikoaren igertzeak, doi-doi ezagunaren oroi nahastuak, bai hartzen dula zoragarria herriko
ilunabarren biltasun gentzatsu, otzanean! Herri osoa gogoeta luze ta ilun baten gurutzean josia
bezela daukan lilura itsaskor bat da.
Ba-dago larrainetan, izar berrien pean, bere muino koloka, horiskak metatzen ditun ale garbi,
beteren usaina. Langileak isil-misilka abesten ari dira, neke logale batetan. Andre alargunek,
atondoetan eseri ta horren hurbil, barrioen ostean lotan datzazan hilak ditute gogoan. Haurrak
lasterka ari dira, itzalik-itzal, txoriak zugatzik-zugatz bezelaxe...
Behar-bada, etxe apaletako karezko aitzinetan diraun argi itzaltsu artean, ezbaiko silueta lurkara,
isil, mindunak igarotzen dira eskale berri bat, arrosaetaruntz doan portogaldar bat, lapur bat,
apika, beren iduri ilun, izukorrean, ilunabar ziguin-antzeko, geldi ta mistikuak gauza ezagunetan
ipintzen dun otzantasunari aurka egiten diotenak... Haurrak urruntzen dira ta argi gabeko ateen
izkutuan, «birigaitza dun erregearen alaba osatzeko gantza ateratzen duten» gizon batzuez
mintzatzen da...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LI
TXOLARREAK
Done Jakueren goiza zuriz ta arrez lainoturik dago, algadoitan gordea bezela. Diranak mezatara
joanak dira. Txolarreak, Platero ta ni ekuratu gera loretegian.
Txolarreak! Batzutan zenbait euri tanta mehe egiten dituten hodei biribilen pean, nola sartzen eta
irtetzen diran aihenbelarrean, nola karraxi egiten duten, nola atziten dieten elkarri mokoetatik!
Honako hau abar baten gainean erori ta ba-doa, hura dardaraz uzten dularik; besteak beratan
zeru zati bat daukan osin-pokaleko istil batean edaten du; hark, egun arreak bizkortzen ditun lore
igartuxez beteriko hegazpera jauzi egin du.
Jai jakin gabeko txori dohatsuak! Izatezkoaren, egizkoaren betibateko hotsaz, ezkilek ez diete
ezer esaten, ezbaiko zorion bat ez ba'da. Pozik, ezinbesteko lokunerik gabe, gizon jopu gaisoak
liluratzen ala izutzen dituten olinpu horiek ez abernu horiek gabe, berena baino beste onlegerik ez
dutela, anaiak ditut, anai gozoak.
Diru gabe ta zorrorik gabe bide egiten dute; nahierara etxez aldatzen; lats bat sumatzen, ostai
bat usmatzen eta hegoak zabaldu besterik ez dute zoriona lortzeko; ez dute astelehen ez
larunbaten berririk ezautzen, han-hementxe urtatzen dira, hotsean-hotsean; izen gabeko maitea
dute maite, ororen maitea.
Eta gizagentea, gizagente gaisoa! igandez mezatara doanean, haiek, erakusburu alai batez, ba-
datoz bat-batetan, beren zarata berri ta alaitsuarekin, etxe itxien lorategira; hantxe, ongi ezaguna
duten olerkari norbaitek eta halako astoko samur batek begiztutzen ditute, anai-maitasunez.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LII
IHINTZA
Platero —esan nion ene astokoari—: goazemak gurdien begira. Bazekarzkiatek Doñanako oihan
urrunaren marmarioa, Animasen lertegiaren barne ostena, Madres eta bi Frenoen hozkirria,
Rocinaren usaina...
Arrosazko girgil garai batean, bere karezko hegaletan arratsaldeko eguzki ezmeztia hiltzen zan
Fuente-kalean barna eraman nun, galanta ta apaindua, neskatilai piko eman zezaien. Gero,
Llanoserako bide guzia ikusten dan Hornoseko lurresira joan ginan.
Gurdiak ba-zetozan, malda-gora. Ihintz guzietako zirimiri gozatsua mahasti orlegien gainean
erortzen zan, ziguin-antzeko hodei igazkor batetik. Lagunek, ordea, begiak alaiak jaso ere ez
zituten egiten.
Senar-emaztegai bikun alaiak igarotzen ziran, aurrenik, mairu eraz apainduriko asto, mando ta
zaldiz. Mutilak pozik, neskak kementsu, talde jori, bizia ba-zihoan, ba-zetorren; elkarri atzituka ari
zan atergabe, zentzu gabeko erokeri batean. Mozkorren gurdia zetorran gero, zaratatsu, garratz
eta nahaspilatua; trozel pean eseri ta zaldabeak jotzen eta «sevillanas» oihuka ari ziran neska
beltzaran eta loretsuak zeramazten, zuriz eskegitako ta ohe-antzeko gurdien atzetik. Zaldi
gehiago, asto gehiago... Ta otseinagusia —Gora Rocioko Neskatxa! Goraaaa...!— ilezuri, igar eta
gorria, kapel zabala bizkarrean eta urrezko zigorra oinburnian ezarrita. Geroenean, beren margo
bizizko ta ispiluzko bekokikoarekin, apezpiku antza zuten bi idi zurinabar haundiek erakarria,
Hoben Gabea ziguin antzeko ta zilarrezkoa bere gurdi zurian, dana loretan, loretegi mudurri
zamatu bat bezela.
Ezkila-hotsen, zizirikoen, azkazal burniztuek harrietan jotze gogorren artean itotako soinua
entzuten zan harrezkero...
Platero, ordun, eskuak malgutu ta, emakume baten antzera, belaunikatu zan, biguin, apal eta
menpeturik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LIII
HAZILAKO MAITE-ERESIA
Gauturik, Platero laberako ler abarrezko zama goxoarekin landatik itzultzen danean, hurran-
hurran itzaltzen da orlegi zabal, eroriaren pean. Bere urratsa txehe, pinpirin eta jostanahia da...
Abar muskerrak, zutiturik zeudenean, haietan eguzkia, txirrizkalak, haizea, beleak —hau izua!
hortxe egon dituk, Platero!— euki zituten abarrak, erortzen dira, gaisoak, ilubanabarreko inda
legorretako hauts zuriraino.
Ziguin antzeko gozotasun hotz batek lanputzen du guzia. Ta dagoneko, Gabonilarantz dioan
landan, asto zamatuaren apaltasun samurra, jainkozkoa iruditzen hasten da...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LIV
KANARIA HILTZEN
Begira, Platero; haurren kanaria hilik agertu dek goiz hontan, bere zilarrezko kaiolan. Izan ere,
gaisoa oso zaharra zegokan, honezkero... Negua, ongi oroitzen haiz, isilik igaro zian, burua
lumatxan gorde ta. Ta udaberri hau hastean, eguzkiak gela zabala loretegi bihurtzen zialarik eta
baillako arrosa hobeak idekitzen hitukanean, berak ere bizitza berria edertu nahi ta abestu zian;
bere ahotsa, ordea, etenkor eta hasnekeduna hukan, txirula zartatu batena bezelakoa.
Zaintzen zun haurretako zaharrenak, kaiola ondoan hura txigorrik ikusiki, esan du berehalaxe,
negarrez:
Ez, ez dik ezeren gaberik izan, Platero. Hil dek eta hil dek—esango luke Campoamorrek, beste
kanari zahar batek...
Platero, ba ote zegok txorien parabisu bat? Ba ote zegok lilitegi orlegi bat zeru dundu gainean,
dana urrezko arkakaratsen loretan, txori zuri, arrosa-antzeko, urdin, horien gogoak dizkina?
Entzun: gabean, haurrek, hik eta nik txori hila loretegira beheratuko diagu. Ilargia bete diagu
orain eta bere zilar argi moteltan, kantari gaisoak zitori horiska bat zirudikek, Edurneren esku
zurian. Eta arkakarats haundiaren pean ehortziko diagu.
Udaberri hontan bertan, Platero, txoria arrosa zuri baten bihotzetik irtetzen ikusiko diagu. Haize
atsonduna hotseztitsu gertatuko dek, ta jorrailaren eguzkitan hego ikusi-ezinen orron-ibiltze
liluratu bat eta urre hutsezko txinta argizko txirri izkutu bat izango dek.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LV
SUAK
Irailan, jai gauetan, baratzeko etxe ostean dagon mendiskaratzen ginan, urtegiko akaraek sortu
erazten zuten bake atsondun hartatik, jaitan zegon herria aditzera.
Suak gau-beranduan izekitzen ziran. Lehenik, danbada motel, laburrak ziran; gero, isats gabeko
zizirikoak, goian hasperen batez zabaltzen ziranak, landa gorri, ubel, urdin, ikusiko luken begi
izartsu bat antzo; ta beste batzu beren dirdaria, haratinik malgutuko litzaken neskaxtasun biluzi
bat iduri, argizko loreak jariongo lituken odolezko sarats bat iduri, erortzen zana. Ene, haiek
hegazteren piztuak, haiek arrosa argizko haize-landarediak, haiek suzko pagoilarrak izarrezko
loretegietan barna!
Platero, danbada batek hots egiten zunero, dardaratzen zan urdin, ubel, gorri, zeruaren
itsumustuko argitzean, eta argitasun bai-hil ez-ilean, izuturik begiratzen ninuten haren begi
haundi beltzak ikusten nitun.
Azkentzat, herriaren urrutiko zarata artean, gazteluko urrezko buruntza jirakina zeruratzen
zanean, Platerok igesari ematen zion, laster eta laster, matsondoetan zehar, arrantzaka zoraturik,
gerizpean zeuden lerrondo naretsuetaruntz.
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LVI
MAHASMORDO AHAZTUA
Urrilako eurite luzearen ondoren, egun zabalduaren zeru-urrean, ginanok mahastietara joan
ginan. Platerok askaria ta umetxoen kapelak zeramatzin zarritxoaren alde batean, eta bestean,
aztatzat, Edurne, mertxikaren lorea bezelako zurigorria.
Hau lilura zelai berriztuarena! Latsak ba-zihoazan gainez eginik, lurrak goxoki goldeaturik zeuden,
eta oraino horiz hozkaturiko bazterreko eltzunetan, txori beltzak ikusten ziran, harrezkero.
Halako batez, haurrek, bata bestearen ondotik laster egin zuten, deadar zegitelarik:
Oraino bere aihen luze, nahasiek zenbait orri igar, beltzitu ta gorrixka erakusten zituten
mahatsondo batean, eguzki minak anbarezko mahasmordo argi ta osasuntsu bat piztutzen zun.
Ziranek oro nahi zuten! Atzitua zun Bitore'k, bizkarrean gordetzen zun. Ordun nik hari eskatu ta
berak, emakume izateko hurbil dagon neskatoak gizonari egiten dion men ezti horrekin, eman
egin zidan, gogo onez.
Mordoak bost mahatsale larri zeuzkan. Bitoreri eman nion bat, Edurneri bat, Nekaneri bat,
Josebatxori bat, eta azkenekoa, ziranen parre ta txalo artean, bere hortz haundiakin, zartez,
atzitu zun Platerori.
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LVII
GAU GARBIA
Etxegain hortz-dun zuriek beren isla darakuste, inurrizki, zeru alai dundu, izoztu ta izartsuaren
gainean. Ipar isila gaxokatzen ari da, bizkor, bere zorroztasun aratzaz.
Guziek hotz diralako ustea dute ta etxeetan ezkutu ta isten ditute. Gu, Platero, astiro joango
gaituk, hik hire ile ta nire burusiarekin, nik, nire gogoarekin, herri garbi, bakartian barna.
Hau barne-indarra, zilarrezko tontorra dikan harri zakarrezko dorre bat bai'nindukan, goratzen
natxiokana! Begira, hau izarrez! Hainbeste dituk eta zorabiatu egiten ditek. Maitasun goitarrezko
agurtza gartsu bat zerua lurrari egiten ari zaiokala esan litekek.
Platero, Platero! Bizitza guzia emango nikek nik, eta hik hirea eman nahi hukekala nahi nukek,
Ilbeltz-gau garai, bakar, argi ta gogor honen garbitasunaren ordez!
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LVIII
ORTZONDOA
Neguko goizaldi geldietan, oilar ernaiek ortzondoko lehenbiziko arrosak ikusi ta galanki agur
dagietenean, Platero, lo egitez asea, arrantzaka ari da luzaro. Bai dala gozoa haren urrutiko
iratzartzea, logelako zirrikituetan zehar sartzen dan argi dundutan! Nik ere, egun minez, eguzkia
dut nire gogoetan nire ohe biguinetik.
Eta ba-darabilt gogoan zer izango zan Platero gaisoaz, nire olerkari-eskuetan erori ordean, oraino
bakarrik, mendietako lerrondoak moztutzera doazan ikazkin hoietako batenetan baldin erori
ba'litz, edo astoak margoztu, haiei artseniku eman eta, eror ez datzazkien, belarrietan orratzak
ipintzen dieten ijitu zatar batenetan.
Platerok arrantza dagi, berriz ere. Hartzaz gogoetan ari naizala ote daki? Zer axola neri?
Eguntzearen samurtasunean haren oroia eder zait, ortzondoa bezela. Ta, Jainkoari esker, berak
ba-dauka ukuilu epel eta biguina, sehaska bat bezelakoa, atsegina nire gogoeta bezelakoa.
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LIX
EGUBERRI
Sua kanpoan! ... Olentzaro-arratsaldea da ta eguzki motel eta indargabe batek doi-doi egiten du
argi, ortze gogor, hodei gabean dana arrea, dana dundu izan beharrean. Halako batean, sukartzen
hasi diran abar heze-karrakada zizkolatsu bat da; gero ke estua, arminua bezelako zuria, ta,
buruenik, kea garbitu ta haizea oldar bateko mingainez betetzen dun garra.
—O, garra haizetan! Gogo gorriskak, horiak, ziguinkarak, urdinak, galtzen dira ez dakit nun,
isileko zeru apal batera igorik, eta txinar-usain bat uzten dute hotzean! Gabonilako landa, epela
orain! Negua maitasarrekin! Zorionekoen Gabona! Alboko txarak urtutzen dira. Ikuspegia, haize
beroan zehar, dardaratzen da ta garbitzen leiar igeskarizkoa bai-litzan. Eta jaiotzarik ez daukaten
maizterraren haurrak, ba-datoz su ingurura, behartsu ta goibelik, esku hozminduak berotzera, ta,
danbada batez, zapartatzen diran ezkur eta gaztainak jaurtitzen ditute txinarretan.
Ta gero poztu egiten dira, ta dagoneko gauak gorrizkatzen hasi dun su gailietik, jauzika ari dira ta
kantuz:
...Camina María,
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LX
NEGUA
Jainkoa bere leiarrezko jauregian diagu. Euria dekala esan nahi diat, Platero. Euria dek. Eta
udazkenak, abar hilai setaz itsasiak utzi zizkian azken loreak, harribiziz zamatzen dituk. Harribizi
bakoitzean, zeru bat, leiarrezko jauregi bat, Jainko bat. Begira arrosa hori; ba-zeukak barnean
beste urezko arrosa bat; eta hura astintzean, ba al dakusk?, bere gogoa bezelako lore berri,
distikorra erortzen zaiok ta mudurri ta goibel gelditzen dek, nirea bezela.
Ura, eguzkia bezain alaia dek. Begira nola laster egiten diteken haurrak uraren pean, sendo ta
gorri, hanka hutsik. Ikus txolarreak oro nola sartzen ditukan itsumustuko talde zaratatsuz,
untzean, eskolan, Platero, Darbon hire osalariak esaten dikanez.
Euria dek. Gaur ez gatxiaztik landara. Ikusketa eguna diagu. Hara nola laster egiten diteken
hegaztegiko zorrotenak. Hara nola garbitzen ditukan orri muskerrak, nola itsastatzen dekan
berriz, arekan barna, haurren izontzitxoa, atzo belar artean gelditua. Begira orain, lipar bateko
eguzki ahul hontan, zein ederra dekan, elizatik irten eta gure ondoan, ezbaiko uztargitze batetan,
hiltzen dekan Erromako zubia.
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LXI
TXERRENA
Tipuski, takataka gogor eta bakarti batekin, birritan zikina hauts-hodei garai batean, astoa agiri
da, Transmuroko kalemuturrean barna. Geroxeago, arnaska, sabel belunak agirian uzten dieten
zatarrezko praka eroriak goratuz, mutikoak hari habeak eta harriak jaurtitzen zizkiotela...
Beltz, haundi, zahar, ezurtsua da —beste goiapaiz bat— inondik ere ilerik ez dun larrua zulatuko
zaiola iduritzeraino. Gelditu egiten da, ta, baba larriak diruditen hortz batzu erakutsiz, arrantza
dagi gora, uzuki, bere zahartasun trapalari ez dagokion azkuaz... Asto galdu bat al da? Ez al duk
ezautzen, Platero? Zer nahi ote dik? Norgandik zetorrek igesi, takata ez-berdin, zakar orrekin?
Platerok hura ikustean, bi belarriak mutur batean zutitzen ditu, lehenik, eta, gero, bata zutik eta
bestea beititua uzten, eta ba-datorkit, eta arekan burua ezkutu nahi du ta iges egin nahi, guzia
batera. Asto beltzak haren ondotik igaro ta bultzada bat ematen dio, zamuka botatzen, usain
egiten; arrantza egiten du komentu-hormaren ondoan, ta ba-doa kalkolka, Transmuroan bera...
Goxo-goxo, urrunak hegiatara ekartzen gaitu. Goian, Arraindegiko habarrots aldakorra entzuten
da. Han Riberatik etorri berriak diran saldunek beren txabaluak, beren mutxurdinak, beren
brekak, beren muxarrak, beren bokartak, goraipatzen ditute. Biharko aldarria ospatzen dun
iraulkako joalea; zorroztailearen txilibitua...
Orainik dardaraz dago Platero, noizean behin niri begira, okildua, zergatik ez dakigula, biok
ekuratu geran geldigo mintzulean...
Ta Platero, mintzulik, dardarka ari da berriz, dana ikara batez, emelki burrunbatsua, ta igeskor,
begira dago luebakiruntz, zapuzti ta apalki...
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LXII
JORRAILAKO MAITE-ERESIA
Haurrak Platerokin joan dira eltzunen latsera ta orain ba-dakarte kalkolka, jolas eta parre artean,
dana lore horiz zamatua. Han behean euria izan dute —bere urre ta zilarrezko hariez landa orlegia
lanbrotu zun hodei igazkor hura—. Ta astokoaren ile urasetuaren gainean, txintxil bustiak tantaka
ari dira.
Maite-eresi berri, alai, bihotz-eragilea: Plateroren arrantza ere samur bihurtzen da zama goxo,
eurituaren azpian! Aldian behin, burua itzuli ta ahoaren irispidean dauzkan loreak idoki egiten
ditu. Pipil elur-antzeko ta laruak, zintzilika dagozkio, lipar batez, lerde jariotze zuri, orlegizka
artean, eta gero ba-doazkio sabeltzar aztanbaldura. Nork jan lezazkekan loreak, hik bezela,
Platero, ta ez kalte egin!
Jorrailako ezbaiko arratsalde hori! ... Plateroren begi dirdaritsu ta bizkorrak eguzki ta eurizko
ageri guzia irudikatzen dute. Sartaldean, San Juaneko alorraren gainean, beste arrosa antzeko
hodei bat, zirpilduta, euri egiten ikusten da.
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LXIII
IJITUAK
Ikus, Platero. Hortxe zetorrek, kalean bera, tupikizko eguzkitan, lerden, zut, soingaineko bage,
inori so egiten ez ziokala... Bai ongi zeramakala bere lehengo edertasuna, liraina oraino, areitz bat
iduri, gerri-zapi horia neguan, eta zuriz horeiztutako gona magal-apainduna! Udaletxera ziak, beti
bezela, hilerri ostean etzalekutzeko baimena eskatzera. Gogoan dauzkak ijituen estalpe zatarrak,
eta beren suak, beren emakumezko begiragarriak, eta beren asto ez-hil-bai-hilak, baranoan
heriotza hozkatzen ditekenak.
Astoak, Platero! Dardaraz edo zeudek dagoneko Frisetako astoak, barrio apaletatik ijituak
usmatzen dizkitekela! Lasai nago Platero dala ta, haren ukuilura irixteko ijituek herri erdia jauzi
behar luketelako ta, gainera, Rengel zainak maite dulako. Baina, hura beldur erazteko, gaiztoz,
ba-diotsat, ahotsa harrotu ta izugarri eginaz:
Platero, ijituek harrapatuko ez dutela etsi-etsita, bere ostean burdin eta leiar hots gogorraz isten
dan burdintsarean barna igato ta jauzi ta ikotu egiten du, harrinabarrezko baillatik loretakora ta
hontatik barriora, gezi bat antzo, bere iges laburrean, —zakarro hori!— aihenbelar urdina hausten
dularik.
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LXIV
ASKATASUN
Larratz musker, heze gainean, tai gabe, bere hegada atxilo, nabarra zabaltzen zun txoritxo gorri-
bizi batek, bidaxkako lore artean galdurik zebilan nire soa erakarri zun. Poliki-poliki hurbildu
ginan, ni aurretik, Platero atzetik. Bazan handik edaska itzaltsu bat, eta mutiko etoi batzuek sare
bat ezarri izan zieten txoriai. Txatartxo gaisoa bere nekeraino goratzen zan, beraren olde, gabe,
bere zeru-anaiai dei egiten ziela.
Goiza argia, aratza, urdinez gainez-egina zan. Alboko lertegitik, joan gabe, ba-zetorren eta
urruntzen zan txinta goratuzko batera-jotze arin bat erortzen zan, —adaburuak kulunkatzen zitun
hondartza— haize otzan eta urrezkoan. Batera-jotze gaiso, errugabea, bihotz gaiztoareri hain
hurbil!
Plateroren gainera igo ta, aztalakin ari behartuz, lertegia gaindu genun taka-taka biziz. Koro itzal
hostotsu pera heldurik, txalo egin nun, abes, didar. Platerok kutsua hartu ta, arrantza egiten zun
behin eta berriz, lazki. Ta oihartzunek erantzuten zuten, ozen eta murrizki, osin haundi baten
ondoan bezela. Txoriak joan egin ziran beste lertegi batera, kantuz.
Platero, mutiko odolgaitzen birao urrunen artean, bere burutzar iletsua nire bihotzaren ondoan
marraskatzen zun, bularra mintzeraino, niri esker eginaz.
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LXV
HERIOTZA
Platero ohean etzanik, begiak behera ta ilun arkitu nun. Bere ondora joan eta laztan egin nion
hari hitz eginaz, ta jeiki zedila nahi izan nun.
Gaisoa dana zarrastaka higitu ta esku bat belauniko utzi zun... Ezin... Ordun, haren eskua lurrean
hedatu, ostera ere samurki gozaratu ta haren atxeterra eratorri egin nun. Darbon zaharrak, hura
ikusi baikoz, hortz gabeko aho larria lepohezurreraino hondatu, ta buru odolbatua bular gainean
gorgoinatu zun, eseki baten antzera.
—Onik ez, e?
Ez dakit zer erantzun zun... Gaisoarenak egina zula... Ezer ez... Min bat edo... Ez dakit zelako
sustrai txarra edo... Lurra, belar artean.
Eguerdian, Platero hilik zetzan. Algadoizko sabeltxoa puztua zitzaion, lurbira bezela, ta bere
hankak, lurrun eta margulak, zerurantz goititzen ziran. Bere ile kizkurrak, eskuaz ukitzean,
hautsezko goibeltasun batetan erortzen dan andrakila zaharren muillo pipiatuzko ile hori zirudin.
Ukuilu isilean barna, leihoko eguzki izpian zehar igarotzen zanero bera piztuz, hiru margotako
jainkoilo bat hegazka ari zan.
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LXVI
URRUN-MINA
Ez al dek egia ba-dakuskala baratzeko gaioko ur argi ta hotzak nola parre egiten dikan baketan;
nola hegaz egiten diteken, azken argitan, erle lehiatsuak, oraino muinoa piztutzen dikan eguzkiak,
musker eta ziguinkara, arrosa-antzeko ta urrea eginiko izkaroaren inguruan?
Ez al da egia ba-dakusazkala igarotzen Iturri zaharreko aldapa gorrian gora ziaztikala, ikuzgileen
astoko nekatu, herren, goibelak, zeru-lurrak dirdarizko leiar bakar batean elkartzen dizkikan
garbitasun berdin-gabean?
Ez al dek egia ikusten ditukala haurrak heriosuhar laster egiten, beren loreak, gorri-garbiz jarion-
ezbaiko inguma zurien mulko arina, beren adarretan kokaturik zeuzkateken txara artean?
Platero, ez al dek egi ikusten gaitukala? Bai, hik ba-nakusk. Eta nik ba-zentzukat sartalde
garbian, hire arrantza samur, errukarria, mahastietako ibar osoa gozatzen dikana...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
LXVII
ZUR-AIZTURRA
Platero gaisoaren zaltokia, ahokoa ta lepo-koroikia zur-aizturrean ipini ta guzia mandiora eraman
nun, haurren sehaska ahaztuak dauden zokora. Mandioa zabal, isil, eguskiztatua da. Moguerko
landa osoa ikusten da hartatik. Haizerrota gorria, eskerraldean; aurrean, lerrondo artean
ezkutatua, Montemayor bere baselizatxoarekin; eliza ostean, Pinako baratz kukutua; sartaldean,
itsasoa, gora ta distikorra udako ugoibehetan.
Ikastarteetan, haurrak mandiora doaz jolastutzera. Zalgurdiak egiten ditute, alki erorien amai
gabeko uztar-zaldiez; antzokiak egiten ditute, lugorriz margoztu egunkariez, elizak, ikastetxeak...
Batzutan, arima gabeko zur-aizturrera igo ta, oin-eskuen zarata urduri ta biziz, ba-doaz kalkolka
beren amets-zelaiean barna:
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LXVIII
BELTZURA
Pinako baratzan, amaldeko lerrondoaren ondoan dagon Plateroren hilobia ikertzera joan naiz
haurrakin arratsaldean. Inguruan, Jorrailak lur ezea pipiripi hori, haundiz apaindua zun.
Han goian, ginga urdinez dana margozturiko koro orlegian, txirrizkilak abesten ari ziran eta haien
txinta txehe, loretsu ta irritsua, ba-zihoan arratsalde epelaren urrezko haizean zehar, maltasun
berrizko amets argi bat iduri.
Haurrak, hara ziranekoxe, didar egitez atertzen ziran. Geldi ta benik, haien begi dirdaritsuak nire
begiotan, galde lehiatsuz betetzen ninuten.
—Platero adiskide! —egin nion lurrari—: baldin, uste dikadanez orain zeruko mailo batean
ba'hago ta hire bizkar iletsu gainean aingeru gaztetxoak ba-daramazkik, nitzaz ahaztu ote haiz?
Platero, esaidak; nitzaz oroitzen al haiz oraino?
Ta, nire itaunari erantzuna bezela, lehen ikusia ez nun jainkoilo zuri, arin bat hegaka zan ari ta
ari, arima bat bezelaxe, pipiripiz-pipiripi...
Moguer, 1907
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Platero, ene astoko gozo, takatari hori, hainbestetan nire gogoa —nire gogoa bakarrik!— eroan
ukana, indiapiko, ziguin eta orkatzostozko bide sakon haietan barna: hiri hitzazko idazti hau, orain
ulertu dezakekanean.
Honezkero Parabisuan bazkatzen ari dekan hire gogoagana ziak, harekin ere zerura igo edo
dekan Moguerko ikuspegi haien gogoan barna; ba-zeramak bere paperazko bizkar gainean nire
gogo hau, loretan zeudekan sasi artean, bere igokundera bide eginaz, geroago ta onago,
baketsuago, garbiago egiten dekan hau.
Bai. Ba-zekiat, arrats-apalean, gorribeltz eta limoi-loreen artean, urresagasti bakarrean barna,
hire bihotza urrumakatzen dikan lerrondora heltzen naukanean, geldi ta gogo-ernari, hik, Platero,
betiko arrosazko zelaiean atsegin-bitsetan haizena, hire bihotz ustelduak ernemindu dizkikan
pipiripi horien aurrean ekuratzen ikusiko naukala.
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Prometeu burdinetan
(Aiskilu'rena)
Eskilo
euskaratzailea:
Ametzaga'tar Bingen
Capitulo 4.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
I.— AISKILU
Ba-dakigu Eleusis'en yaioa zana ta Persitarren aurkako Marato ta Salamina'ko gudakaetan azkarki
ari izan zana. Ain zuten ere, bere egintza oriek asko laguntzen digute aren idatziak ulertzeko.
Bere yaiotza J.K. baiño lenagoko 525'garren urtean izan zan. Sendi «eupatrida» edo ari-oneko
batengandikoa zan. Euporio zun aita, ta 25 urte zitularik, asi zan antzerki-yardunetan. 35 urte
zitun Marato'n burrukatu zanean, eta 472'gneko. urtean, lenbiziko saria lortu zun antzerki-
norlenkan, «Persitarrak» deritzen tragediaz.
Urte orietan Sikili'ra yoan zan Iero'k deitua, eta an Etna, Iero'k irasi berria zun iriaren opaz
tragedi bat idatzi zun.
Atenai'ra itzulita, sari batzu irabazi zitun 467 ta 458 urteetan, baiña, andik laster, Sikili'ra yoan
zan, berriz, eta Gela'n il 69 urte zitularik.
Antzelariek aren illobia yauretsi omen zuten, gizurenai dagozkien opariez, eta, illobi ortan, illartitz
au idatzi zan: «Oroigaillu onek Aiskilu, Euporio'ren semea, gordetzen du. Atenai'en yaioa, Gela'ko
ordoki igalitsuetan il zan. Marato'ko baso ospetsuek eta ille luzeko Medotarrak esango dute
bioztuna izan zanez.»
Ez dakigu asko ere Aiskilu'ren ariurriari buruz. Aristopan'ek utzi digun irudiaren arauz, gogo arro
ta minberakoa zan. Yainkotiarra genun, noski, ta laguntaldetik bese burua berezkatzeko zalea:
Äß÷a d'Üëëùí µïíüfñùí eßµß (Bestengandik baztertua, bakarrik, gogoetan ari naiz) ba dio leku
batean. («Agameno», 757.)
«Tragediaren aita» esaten diote, ta, izan ere, izen ori merezi du, aurrerapen aundia eman
baitzion bera baiño lenago zan drama lirikuari, ari esakun luzeak kenduz, elkarrizketari batasun
emanaz eta ipuiña zabalagotuz. Guzi oriek egiñaz, bilbea berez azi zan eta drama-antzea yaio.
Zomorroa ta koturnua ta irugarren antzezlari iztuna ere ekarri omen zitun antzokira.
Larogei tragedi idatzi zitun. Aietatik berrogei ta amabi sarituak izan ziran; baiña, zazpi bakarrik
guganatuak ditugu. «Persitarrak », «Otoizleak», «Zazpiak Teba'ren aurka», «Oreste'rena» (iru
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ataleko edo trilogi bat) eta bereala aztertuko dugun «Prometeu burdiñetan».
Aiskilu'ren gogaiak eta izkera aundiak dituzute beti, Yainkoak yainko gelditzen dira aren
eskuetatik igarotzean eta gizonak 'goragotuak; eta yainko ta gizonen artean, Alabearra edo
ÁíÜãêç ren itzala ikusten da.
Aiskilu'ren tragedietan biotz-olerkia edo lirikutasuna dugu nagusi: lirikutasun zintzo, berezko,
leiatsu, yoria. Neurria oso aldakorra, biozkada bakoitzari dagokionez. Idazkera ausardiz betea;
elkarrizketan oso bizia, ta beti otseztitsu ta soiñuduna. Ager-erazten dizkigun lagunak ez ditugu
zeatz-meatz erakutsiak; marra batez ezagun eraziak baizik; baiña marra ori sendo ta sakona da ta
argia egiten du bakoitzaren inguruan.
Bere ezaugarria aunditasuna da. Tragikuetan aundientzat yo zun Aristotel'ek eta orrelakoa izan
da beti gure aorako.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aiskilu'ren zazpi tragedien artean «Prometeu burdiñetan» dugu bat, esan genunez, ta bai bere-
berea. «The Prometeuus has ranked through the ages as one of the most characteristic works of
Aeschylus, alike in its simplicity of construction, its stiffly gorgeous language, and its Titanic
majesty of imagination» (Gilbert Murray.)
Trilogi baten atala bide dan tragedi onen gaia oso bakuna da. Prometeu'k yainkoai sua ostu ta
gizonai eman die. Ori dala ta Tzeu'k zigorkatzen du, arkaitz batean ura yosiz, Epaist'en eskuz, an
egoteko bere obena ordaintzen, Prometeu isilik dago asieran. Epaist yoan dan ezkero, asten da
bere zinkuriñetan. Ba-datoz, aldizka, Okeanu-alabak, Okeanu ta Io, ta Prometeu ari da aiekin.
Azkenik, Erme dator, Tzeu'k bidalia, Prometeu'ri onen zadorra galdetzera (ura gabe Tzeu ez baita
ziur betiko errege izateko). Prometeu'k ez dio esan nai ta ordun Tzeu'k bere tximista egozten dio.
Auxe duzute gai bakuna, baiña Aiskilu'k nundik artu zun? Esagun, lenik, Prometeu Atenai'ko
yainko bat zala; Atenai'ko bakarrik yauretsia. Iri onek zuzi-lasterketak egin oi zitun aren opaz.
Keramika'ko eltzegilleen zaindaria zan, ots, erriko yainkoa zuten. Atenaitar batentzat, Prometeu
antze guzien asmatzaillea zan; beraz, Erakel'en aroko elezarretan arkitzen diran ari buruzko
berriak kontuzko zitzaizkion, ziur ere, Aiskilu antzerkigille atenaitarrari.
Ba-dugu, ba, onekin, drama-gaia; baiña, drama-ekintza izan dedin Tzeu ta Prometeu'ren arteko
estu-aldian iskillu bat eman bear zaio Prometeu'ri. Ta Aiskilu'k beste elezar-aro batean billatu du:
Akile'renean. Elezar auetako bati yarrai, Zeti'k, bere senarra dana dala, aren aita baiño altsuagoko
seme bat erditu bear du. Au zador edo isilpeko bat da, ordea, ta Zemi'k, dakin bakarrak —elezarra
zerbait aldatu bear izan dun Aiskilu'ren arauz—, bere semeari soillik ageri egingo dio. Azkenik,
beste aldaketa bat ere egiteko bearrean izan dan Aiskilu'k, Zemi ori Prometeu'ren amatzat ematen
digu, naiz ta Ge aren egizko amarekin nastu bear ba'du ere. Ta orrela, Prometeu'k, zador orren
jabe izanda, buru egin dezaioke Tzeu'ri. Onek zemaitu ta zigorkatu dezake, baiñan ezin beraren
burua estutasunetik atera; ez baitaki noren maitasunagatik erregetza galdu bear dun, eta
Prometeu'k, dakin bakarrak, ez dio bere askatasunaren orden baizik esango.
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Ba-dugu, ordea, aurrerapide ta ederrarena baiño sakonagoko auzi bat emen: zuzenbidearena. Ba
al dago gizonen artean? Ba al dago yainkoen artean? Gugandik lekorean bizi da berez zu
zenbidea, ala guk, gutako bakoitzak sortu bear dun gauza da? Gai zorrotz auek yotzean,
«Prometeu»'k eta «Job'en liburua»'k elkarren antza dute gure gogoari daragioten dardarean.
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III. —ITZULPENA
Bost urte dirala, «Hamlet»'en nire itzulpenari buruz Orixe maisuak idatzi zun azalpen atsegin
batean, Aiskilu osoa euskeratzea lan ederra izango nukela ziraustan eta ekintza ortara dei egiten
zidan.
Dei ori ez zan nai ez zunari zuzendua. Aiskilu'k lesakenez, (dot)êüíè üítß ba-zetorran, etorri ere.
Asi nintzan, ba, lanean eta laster «Prometeu burdiñetan» bukatuxe nun, bai ta «Agameno» asi
ere. Baiñan, ontan nengolarik, guzia alde batera utzi bear, bizitza baitugu yabe. Ta lan au, beste
batzu bezela, lotan egon da urteotan.
Aiskilu osoa euskeraz emateko gogoaz nauzute, oraindik ere, Yainkoa'k astirik emango ba'lit.
Baiña, dana dala, ta geiago luzatu gabe, or doa «Prometeu» euskeraz yantzia, nire lanaren
aintzindari ta Aiskilu'ren asikin zurrian.
Gero ta gero ere, ura irakurrita, zuk esan dezakezu, irakurle on orrek, nik baiño obeki, lanak
yarraitzea artze dunentz.
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DRAMATIS PERSONAE
PROMETEU, Titan bat, Uranu ta Gaia edo Zemi'ren semea; Yainkoai sua ostu ta gizonari eman
ziona.
KRATOS eta BIA (AL eta INDAR), Tzeu (Jupiter, latiñez) Yainkoen Erregearen agindupeko
jainkotxuak.
OKEAN, Lurbilla ingurukatzen dun Okean ibaiaren Yainkoa; ibai ta izpura guzien aita.
IO (Illargiaren argibu-izena), Inaku ibaiaren alaba, adardun neskatx bat, Tzeu'k maitatua ta
munduaren zear alderrai eroana.
Ez dakigu antzerki au noiz idatzi zan. Baiña, uste danez, Jesu Kristo aurreko 479'garren urtean
Etna sumendiak egin zun ikaraldi aundiaren ondotsukoa dugu.
«Prometeu burdinetan»
AL eta INDAR (2) sartzen dira, PROMETEU dakartelarik. EPAIST yarraitzen zaie bere errementari-
tresnakin.)
Al.— Ba-gera mundu basterrean, Ezkiziarren mugako eremu soil batean. Epaist, zure gain
Aita'ren agindua betetzea ta, esan zizunez, tontor maldatsuko arkaitz orietan, gaizkille au,
altzairuzko lokarri ausi-eziñez, billurtzea. Zure apaingaia dan eta antzeak oro sortzen ditun su
distikorra ebatsi ta gizonai eman baitzien. Orrelako ogenaren ordaiña eman bear die yainkoai.
Tzeu'ren nagusigora etsitzen ikas dezan, eta gizonen ongillearena egitez asper dedin.
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Epaist.— Al eta Indar, Tzeu'k agindua bete duzute ta ezerk ez zaituze emen geldierazten
onezkero. Nik neronek, ordea, biotzik ez dut nire odoleko yainko bat (3) gogorrean billurtzeko,
ekaitzek zeaturiko malkor ortan. Ala ere, kemena izan bear; larria baita Aita'ren aginduetan
zabartzea. (PROMETEU'ri.) Zemi zugurraren seme gogo-aundi ori: zu ta bioen oldegabe yosiko
zaitut, burni-orizko korapillo askatu-eziñez, arkaitz soil ontan. Emen ez duzu bein ere giza-
mintzorik entzungo ez itxurarik ikusiko; eguzkiaren izpi gartsuak, ordea, zure azalaren lorea
aldatuko du. Pozik ikusiko duzu gauak bere yantzi izartsuaz argia estaltzea, ta eguzkiak, berriz,
goizaldeko intziarra urtutzea. Baiña, beti zurekin dukezun gaitzaren miñak nekaraziko zaitu; zure
yaregillea ezpaita oraindik yaio. Orixe irabazi duzu orren gizon-zale izateaz. Yainko zerala,
yainkoen aserrearen bildur gabe, bear baiño begirune geiago erakutsi diezu ilkorrai. Orren ordain,
begirari egongo zera arkaitz ortan, oiñazez, zutik, lo gabe, belauna malgutzeke. Alperriko dukezu
marraka ta aiene asko egitea. Tzeu'ren biotza gozagaitza da, ta nagusi berria beti gogor.
Al.— Ots! Zertako berandutu ta alperrik deitoratu? Ez al duzu nardatzen yainkoek gorrotatu
yainkoa, zure erorkia ilkorra eman diena?
Al.— Bai eta bai. Baiña Aita'ren agindua austea ditekena al da? Ori ez al zaizu bildurgarriago?
Al.— Artzaz deitora egiteak ez du osatuko; obe duzu, ba, alperrik ez nekatzea.
Al.— Zergatik gaitzesten duzu? Zure antzea ez da, egia esan, gaitz guzioen erruduna.
Al.— Yaurgoa ez, beste guzia eman zaie yainkoai; Tzeu bakarrik da bere eskuko (4).
Al.— Ingura ezazu, ba, len-bai-len, billurraz. Ez zaitzala Aita'k gibelkari ikusi.
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Al.— Yar itzazu, ba, eskuen inguruan. Yo mailluaz, indar guziz, eta yosi ezazu arkaitzean.
Al.— Yozu geiago: ertsi, iñoiz ere lasai ez dedin: norarik ez dagonean ere, irtenbidea arkitzeko gai
baitugu ori.
Al.— Ta orain beste au: yosi ezazu sendoki. Tzeu baiño antzegille motelagoa dala ikas dezan.
Al.— Ta orain, ausarki! alderendu ezaiozu bularra altzairuzko ziriaren ortz gogorraz.
Epaist.— Ai ene, Prometeu! Zinkurinka ari nauzu zure oiñazea dala ta.
Al.— Ostera ere, ezmezean eta negarrez Tzeu'ren etsai orri buruz? Bildur zaitez zure buruaz
negar egingo ez ate duzun!
Al.— Orrek berea artu dula dakust. Ots! bota ezaiozu altzairuzko gerrikoa saiets inguruan.
Al.— Aginduko dizut, ba, areago; bai ta oiu egingo ere. Yetxi zaitez eta lotu ezazkiozu aztalak
gogorki.
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Al.— Orain, yo indar guziz, oin-billurrak aragian sar ditezen. Zorrotza baitugu lan onen ikuslea.
Al.— Belaxka zaitez, nai ba'duzu: baiña ez ezazkidazu sudurrera eman nire arrokeri ta lazkeria.
Al.— Orain, izan zaitez aogorri ta ostu ezaiozu yainkoai beren-berena dana egun bateko sorkariai
ura emateko. Zer egin dezakete gizonek zure nekea arintzeko? Gezur-izenaz esaten diozute
Prometeu (Lenikusle) zerutarrek; zerorrek bear baituzu Prometeu bat korapillo trebe auetatik nola
nasi-berezi irakats dezaizun.
(Irtetzen dira. Isillaldi luze baten ondoren, bakarrik utzi duten Prometeu'k burua goratzen du.)
Prometeu.— Yainkozko zeru ori, aize ego-ariñok, ibaien iturriok, itsaso-uiñen irriabar ainbatu-ezin
ori; Lur oro-ama, ta zu Eguzki oro-ikuslearen begi ori: zuei nago: ikusazute nola yasaten dudan
yainko onek yainkoen eragitez.
Begizta itzazute urratzen nauten iraiñak, aleun egunez yasan bearko ditudanak. Auek dituzute
zerutar doatsuen buruzagi berriak niretzat asmatu ditun billur laidotsuak. Ai ene, ai ene! Oraingo
miña ta etortzekoa deitoratzen ari nauzute. Noiz agertu bearko da nire neke auen amaia?
Baiña, zer diot? Ez al dakit lendanez yazo bear dan guzia? Ez zait ustegabeko gaitzik etorriko.
Nire zoria yasan bear dut alik ongien, Izangoaren indarra garai-eziña dala ezagututa. Ala ere,
elkaitz auek isiltzea, ez isiltzea bezain eziña zait. Ilkorrai emaitz bat egin diedala ta oñaze onen
buztarri pean nauzute, zorigabeko au. Egun batean, seska utsean txinpart ezkutua, aren ama,
artu nun arrapakin, eta ura, antze guzien irakasle ta altxor aundia gertatu da gizonentzat. Auxe
duzute nire errua, ta onengatik kaltea ordaindu bear dut burdinetan eta aize zabalean.
Ai ene, ai ene! Nolako zuzmurra, nolako usain ikus-eziña urbildu zait egazka? Yainkoarena ote da
ala gizonarena, ala bat eta bestearena? Nire gaitzen ikusle ote dator, munduaren mugarri dan
arkaitz ontara, ala zer nai ote du? Ikus nazazute burdiñetan, zorigaitzeko yoainko au. Tzeu'ren
etsaia, bere yauregira maiz biltzen diran yainko guziai gorrotagarri egiña, gizonak maiteegi izan
ditudalako. Ene, ene! Zer txori-ots dut entzuten, berriz, nire ondoan? Aizea txistuka ari da aien
egaen dardar ariñari erantzunaz. Urbiltzen zaidan edozerk izutzen nau.
(Gurdi egadun bat agertuta, Prometeu loturik dagon tontorraren urbillekoenean kokatzen da.
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Okean-Alaba-Taldea.— Ez izan bildurrik; adiskide baituzu, arkaitz ontaraino, zein baño zein
lasterrago, egan etorri dan talde au. Nekez bildu dut Aitaren gogoa, ta aize lasterrak ekarri naute.
Burdin yoaren durundiak nire arpeko barrenaldera sartu ta nire lotsa bildurtia garaitu du. Ta,
oiñutsik, zugana egin dut arin, gurdi egadun ontan.
Prometeu.— Ai, ai, Tezi urnetsuaren aurrok, betiko lasterrean lurbira osoa ingurikatzen dabillan
Okean'en alabaok! begizta itzazute ta ikus malkor ontako tontorrean yosita naukaten burdinok,
iñork bekaiztuko ez didan begiraldi batean ari naizelarik.
Taldea.— Ba-dakust, Prometeu, ta malkoz beteriko odei beltza datorkit begiotara, zure gorputza,
altzairuzko billur alkegarri orietan idortzen dala ikusiz. Nagusi berriak ditugu Olinpuan lemazain.
Tzeu'k, lege berriez, zuzengabe agintzen du, ta lengo altsuak ezer ez dira orain.
Taldea.— Zein yainko genuke ain biotz-latz emen poz artzeko? Tzeu'z landa, nor ez dukezu
gaitzetan minkide? Berak, beti aserrekoi ta gogozurrun, zerutar leiñua (5) menpetzen du. Ta ez da
geldituko bere biotza ase arte ala norbaitek, artezi baten bidez, nagusitza atzigaitza ken ez
dezaion arte.
Prometeu.— Nik esan: billur gogor auetan iraindua ba'nago ere, doatsuen erregeak nire bearra
izango du urre-makilla ta aginbidea kenduko dizkion erabaki berria yakin eraz dezaiodan. Eta ez
nau, itz eztitsu ta eragikorren zoragarriaz, lilluratuko, ez ta, zernai gogorren ikaraz ere ez diot
ageri egingo, lenago burdin latzotatik ni askatu ta iram onen ordaina ematen ez ba'dit.
Taldea.— Ausarditsua zera ta, gaitz garratz auetan ere, ez duzu amor ematen; ao-zabalkiegi ari
zera, aldiz. Beldur sarkorrak biotza larritzen dit; zer gerta ote datzakikezun beldur naiz. Noiz
ikusiko duzu zure nekeak amaituko diran portua? Kronu'ren semea izatez latza da ta biotz-
gogorra.
Prometeu.— Ba-dakit gogorra dana ta bere naya dula lege. Ala ere, barrena biguinduko zaio egun
batez, nik uste, arako ukaldi ark yo dezanean. Ordun bere samurgo latza eztituz, nire adiskidego
ta elkartzera etorriko da leiatsu, ni bezelaxe.
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Talde-burua.— Ager ezaiguzu guzia, ta esaiguzu zein oben dala ta Tzeu'k zu atzitu ta zigor orren
laidotsu ta garratza damaizun. Yakitun ipiñi gaitzazu, esatea ez ba'zaizu nekagarri.:
Prometeu.— Esatea mingarri zait; isiltzea mingarri: dana dala ezbearra. Yainkoen biotzean
gaitzerizkoa sartu baikoz, elkarganako gogogaiztoa sortu ere zan (6). Batzuek Kronu yauralkitik
yaurti ta Tzeu nagusi zedilla nai zuten; beste batzuek, berriz, Tzeu yainkoen errege iñoiz izan ez
zedin egiñala zegiten. Artan nik, Titanak, zerulurren semeak, aolku obeaz bildutzeko alegindu
nintzan; baiña ezin. Beren arrokerian, antzea ta artezia gutxietsiz, indar utsez ta neke gabe
nagusi izango ziralakoan zeuden. Baiña nire ama Tzemi edo Gaia (7), anitz izeneko izaki bakarrak,
etorkizuna nola burutu bearra zan igarria zidan, bein baiño geiagotan: ez indarrez, ez gogorrez ez
zala gurenda lortuko, maltzurkeriz baizik. Onelaxe azaldu nien itz-bide guziez, ta begiratu ere ez
zidaten egin. Alakoetan, ba, ama enekin artu ta, gogotik atotsi nun Tzeu'gana gogotik yoatea
onena zala iruditu zitzaidan. Ta nire aolkuai esker, gaur Tartar'eko lupe beltz, sakonak Kronu ta
aren gudalagunak gordetzen ditu. Orrelako laguntza egin nion yainkoen erregeari ta onelako
ordain txarra ematen dit; tiranuek izatezko gaitza baitute adiskideengandik ez entzitea. Zure
galdeari buruz, zer dala ta onela iraintzen naun, azalduko dizuet. Aitaren yauralkian eseri orduko,
Tzeu'k yainko bakoitzari bere esker berezia eman zion, yaurerriaren lerroak eratuz. Zorigaitzeko
ilkorrak, ordea, ez zitun ezertan ere artu. Aiek ezereztutzea nai zun, aldiz, ta enda berri bat irazan
(8). Iñork ere ez zion asmo orri gogor egin, nik baizik. Nik izan nun bekoki, ta gizonak Aide'ratu ta
an birrinduak izatetik gaizkatu ditut. Orrexegatik nauzute orain makurturik, eroateko mintsuak eta
ikusteko errukigarriak diran elkaitz auen pean. Gizonak erruki izan nitula, ez dut niretzat errukirik
arkitzen, eta urrikal gabe erabillia naiz. Ikuskai laidogarria Tzeu'rentzat!
Talde-burua.— Burdiñezko edo arrizko biotza bear luke euki, Prometeu, zure oiñazetan urrikari
izango ez ziñuna.. Ai ez ba'nitu ikusi! Biotzean min ematen baitit aiek ikusteak!
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Talde-burua.— Ta olde on ori, noiz izango? Zein itxaropide duzu? Ez al dakusazu uts egin duzula?
Baiña, uts egin duzula esatea niri ez zait eder ta zuri mingarri. Utzi dezagun ori ta billatu zure
nekeetako irtenbidea.
Talde-burua.— Ez zatzaie izterbegiai mintzatzen, Prometeu. Gurdi lasterra ta egaztien bide garbia
dan eguratsa, oin ariñez utzi ta lur ontara naiz; zure naigabeak oro entzun nai diut eta.
(Okean-alabak lurrera yeisten dira. Une ortantxe Okean agertzen da, gripu baten gaiñean
egazka.)
Okean.— Zugana nator, Prometeu, nire gogoaz baiño beste muturrekorik gabe yaurtzen dudan
txori ega-arin onen gaiñean bide luzea eginda. Zure zorigaitzetan erruki baitzaitut; yakizu, Odolak
beartzen nau (9) ontara, nik uste; baiña, aidegoa bazterka ezarrita, iñor ere ez dut zu baiño
biotzekoago. Ba-dakuskezu au egia dala, ez baitakit alperrezko itz xuritan ari izaten. Ots, esaidazu
zertan urgazi dagikezudan. Ez duzu iñoiz ere esan al izango Okean baiño adiskide zindoagorik izan
duzunik.
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Prometeu.— Zer dugu au? Zu ere ba-zatoz nire oiñazearen ikusle? Nola izan duzu bekoki zure
izeneko uaitza ta zure sortzezko ari-gordegailluak utzita, burdin-ama dan lurrera etortzeko? Nire
gertariaren ikusminaz eta nire dordoen errukiz eldu al zatzait? Begiztatu, ba, ikuskai au. Ikus, ni,
Tzeu'ren adiskide au, nagusitza sendotzen lagundu nun au, zelako miñen pean zapatzen naun.
Okean.— Ba-zakust, Prometeu, ta orren zugurra ba'zera ere', obe dukezuna aolkatu nai dizut.
Zure burua ezaguzu, ta ar ezazu yardunbide berria; nagusi berria baitugu yainkoen artean. In latz
eta zorrotzak orrela yaurtitzen baldin ba'dituzu, ba, Tzeu'k entzun zaitzazke, yauralkia ain urrun
eta garaia euki arren, eta ordun, orain yasaten duzun garrazkeria ume-yolastzat yoko zenuke.
Utzazu, ba, zorigabeko orrek, zure aserrea, ta billa ezazu nekeoen ongibidea. Zarkeriak esaten ari
natzaizula uste duzu, agian; baiñan onako sariok mingain arro batetik datozkizu, Prometeu. Ez
zera apala oraiño ta ez diezu amor ematen gaitzai; aitzitik, oraingoen gaiñera, beste batzu ekarri
nui dituzu. Baiña, nire irakaspenak onar ba'ditzazu, akuillua ostiko yotzez atertuko zera. Gogoratu
bakaldun gogor eta erantzun bearrik gabea dugula nagusi. Ta orain ba-noa ta neke orietatik
yaregin ote zaitzazkedan ikusiko dut. Ibitu zaitez ta ez izan aogorr'egi; ez al dakizu, ba, oso
zugurra zeralarik, mingain ergelak zigorra bereganatzen dula?
Prometeu.— Bekaizti nauzu zure zoria dala ta, guzietan aire erkide ta ni bezain oldarkoia izan
zeran arren (10). (Tzeu'k ez baitizu ogen eman.) Baiña, utzazu orain, ez izan ardurarik. Dagizuna
dagizula, ez duzu zurituko, ez baita zuritu-erreza. Begira, berriz, yoanetorri onek kalterik ekarri ez
dezaizula.
Okean.— Aolkari askoz obea zera iñorentzat zure buruarentzat baiño; egiñetatik ezautzen dut, ez
itzetatik. Ba-noa; ez zaitez alegindu ni geidi-erazteko. Illarraintzen naiz, bai, illarraintzen, neke
ortatik zu ateratzeko eskerra emango didala Tzeu'k.
Prometeu.— Esker dizut eta beti eskertuko, zure leiak ez baitu uts egiten. Baiña ez artu nekerik;
niri lagun egiteko nekea alperrikoa zenuke, baldin neke artzeko asmoa ba'duzu (11). Geldi zaitez,
ba, ta irten galbidetik (12). Zorigaitzekoa ba' naiz, ez dut nai orregatik nire zorigaitzek iñor
yotzea. Ez, noski. Atsekabetzen bainau Atla (13) nire anaiaren zoriak, sartaldean zutik dagona
zeru-lurrak bereizten ditun arroiña, zama eraman-gaitza, soiñean daukalarik. Urrikari dut ere,
Lurraren semea (14), Kilike'ko arpeetako bizilaguna, Tipoe oldarkoia, eun buruko bidutzi
ikaragarria, indarrez eskuratua ikusita. Yeiki egin zan yainko guzien aurka, bere autz
bildurgarrietatik eriotza txistuka. Bere begiek dirdira izugarrizko tximistak botatzen zituten,
Tzeu'ren nausikeria indarrez lurreratzeko asmoz. Baña bein ere lo ez dagin gezia gaiñera etorri
zitzaion. Tximistak su arnastuz yetxi ta aren itzarrokeri burgoitik azpiratu zun. Biotz-biotzean yoa,
iñusturiak aren indarra erraustu zun. Eta orain ba-datza, gorputz alperra, itsasoko meargunearen
ondoan Aitna'ren erroek zapa~ tuta. Beronen tontor garaietan, Epaist burdin goria lantzen ari da.
Andixek sortuko dira, egunen batean, suzko ibaiak, matalezur ankerrez, Sikili'ko alor zabal
ugaritsuak irentsiko ditutenak. Orrelako sumiña gal-galka darioke Tipoe'ri suzko ekaitz ase-ezin
baten gezi gartsuetan Tzeu'ren tximistak ikaztuta ere. Baiña zu ez zera asiberri, ta ez duzu nire
irakaspen bearrik. Zure burua gorde ezazu dakizunez. Nik, berriz, nire oraingo alabear au
azkeneraiño yasango dut; Tzeu'ren biotzak bere sumiña ernarazi dezan arte.
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Prometeu.— Bai, biotza eztitu daiteken mugona arkitzen ba'da; ez sumiña puztua dagolarik ura
indarrez menpetu nai danean.
Okean.— Utz nazazu erigo ortaz eri nadilla; onena baitu zugurrak zugur ez iduritzea.
Okean.— Ba-doanari zirikatzen ari zera. Nire lauroiñeko txoriak zeruko bide zabala yotzen du
bere egakin. Pozik baitago etxeko ukuilluan belauna malgutzeko.
(Okean ba-doa. Isilald'ia. Gero Okean-alabak, arkaitz baten gaiñean moltzatuta, asten dira
abesten.)
Abes-Taldea.— Zure zori gaiztoa deitoratzen ari nauzu, Prometeu. Ta ene begi samurretatik
eurrez sortzen diran negarrok masaillak urtatzen dizkidate, bere iturri ezatsuaz. Auek egite
beltzak! Tzeu'k beraren naia lege egiten dula, bere nagusiago arroa darakuskie antziñeko
yainkoai.
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Lurralde guzi au aiots-zinkuriz asia duzu. Zure ta zuretarren antziñeko aunditasun eta ospearen
ariaz negar dagite. Ta Asia (15) gurenaren auzoko lurrean bizi diran gizon guziek zure elkaitz
deitoragarriak dirala ta min artzen dute.
Eta Kolkide'ko nexkak (16), gudari beldurgabeak, eta Eskizi'ko taldeak lurbirako azken mugaetan
Maioti aintzira (17) inguratzen dutenak.
Eta Arabi (18) gudazalearen lorea. Ta Kaukas-ondoan, tontor maldatsuko irian kokatzen diranak;
aztamakil zorrotzak dardarizan erabiltzen dituten gudari sakailtzailleak.
Beste Titan bat bakarrik ikusia nun altzairuzko billur laidogarri oriek ezia, Atla yainkozkoa, indar
aundiago batek beartuta, beti zeruaren zama daramana soin gaiñean.
Itsasoko uiñak elkar yoka ari dira intziri motelez; ondarra adiakatzen da; Aide'ren barne beltzak
orru dagi lur pean eta ur gurenezko ibaien iturburuak beren min errukigarria negar dagite.
Prometeu.— Ez uste mukerkeriz, ez arrokeriz isiltzen naizenik. Baiña gogoeta batek biotza
ortzikatzen dit, nire burua onela iraindua dakusdalarik. Nork banatu zien, ba, yainko berri oriei
aien esker berezia, nik baizik? Isil dezagun au, ordea, baitakizute esan nezaizuekena. Entzuzute,
berriz, ilkorren elkaitzak eta nola, len aurrak izanik, sorkari zentzudun eta zugurrak egin ditudala.
Au esaten dut, ez gizonai laidoa egozteko, erakutsi nien onginaia azaltzeko baiño. Aiek, lenik, ba-
zekusatela, alperrik zekusaten; ba-zentzutela ez zentzuten. Eta, amets-irudien antzera naspil eta
galtzorian beren mende luzea zeramaten. Ez zezagutziten buztiñerrezko etxeak, eguzkitan
yarriak; ez zekiten zurgintzaren berririk. Lur pean bizi ziran, txindurri bizkorrak iduri, eguzki
gabeko gordegailluen barrenean. Ez zan aientzat neguaren, ez udaberri loretsuaren, ez uda
igalitsuaren zantzu yakiñik. Gogo eman gabe ari ziran edozertan, izarren irten-sartzeko yakintza
zailla irakatsi nien arte (19). Zenbakien yakintza ere, guzietan bikaiñena, asmatu nun aientzat.
Eta itz zatien elkartzea, gauza guzien oroia, Musa'en ama. Nik aurrenik abere izuak buztarri pean
yarri nitun, naiz lanabasari naiz zaldunari aiek menpetuz, gizonen orde ari zitezten neke
gogorrenetan. Eta aberastasun arranditsuaren apaindura diran zaldiak balazta ekarrierrezaz
gurdiratu egin nitun. Eta neronek, ez bestek, asmatu nitun ontzilaria itsasoetan barna dioan oial-
egadun gurdi oriek ere. Ta gizonentzat orrelako asmaketak egin ditun zorigaitzeko onek, ez dut
orain nire burua neke ontatik yaregin dezaken asmaketarik!
Abes-Taldea.— Min iraintsua yasaten duzu, noski. Gogoa galduta, noragabe zabiltz. Geisotzen
dan atxeter txarra iduri, koldartu egiten zera ta osatu zaitzaken ongibidera ez dakizu yotzen.
Prometeu.— Entzun gaiñerakoa ta areago arrituko zera zelako antzeak eta bideak sortu nitun. Eta
au guziz ere: baldin geisotzen ba'ziran, ez zuten sendagaillurik, ez yanari, ez gantzukari, ez edari;
ta erkitu egiten ziran osagairik ezaz, orain edozein eritasuna alde eragiten dioten ongibide goxoak
ondutzen irakatsi nien arte. Aztigoaren bide bereziak azaldu nitun ere, ta nik aurrenik esan nun
zein ta zein amets egitzat artu bear dan. Eta aztiantza illunak eta bideetan arkitzen diran zantzuak
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argi egin nizkien. Eta egazti erpemakurren egatzearen esan-naia adierazi nun: zeintzu diran
aldezko, zeintzu kaltezko; bakoitzaren oiturak eta beren elkarrenganako gorroto, maitasun eta
elkarteak. Baita ere erraiek zelako leguntasun eta margoa euki bear dituten yainkoek onar
ditzaten, eta gibelaren eta beazun-mazkuriaren kerantz, eder, berezia. Ta iztar koipetsua ta
gerruntz zabala erre-eraziz, ilkorrak aztigo-antze illunaren bidean zuzendu nitun, eta aientzat
itzaltsu ziran garraren zantzuak argitu nizkion. Orixe duzute nire egintza. Ta lurrak gizonai
estaltzen dizkien altxorrak tupikia, burdiña, zillarra ta urrea, nork esan lezake arkitu zitutela nik
baiño len? Iñork ere ez, ongi dakit, bere burua alperrik goratu nai ez ba'du. Labur: yakizu dana itz
batez: gizonen antzebide guziak Prometeu'gandikoak dira.
Talde-burua.— Gizonak bear baiño geiago begiratzearren ez utzi zure burua zorigaitzean. Baitut
itxaropide billur orietatik askatu ta Tzeu'ren bete izango zerala.
Prometeu.— Dana burutzen dun Alabearra'k ez du ori oraindik erabaki. Aleun gaitz eta oiñaze
pean sortatua izan arte, ez dut burdin auetatik iges egingo. Artezia, Alabearra baiño askoz
aulagoa da.
Talde-burua.— Zein ote da, ba, Tzeu'ren izangoa, beti nagusitzea baizik?
Prometeu.— Beste gai batez mintzatu; ez baita ori agertzeko garaia, iñolakoz. Alik geien estali
bear dut, ordea; ori gordeaz itzuriko bainaiz billur eta elkaitz laidogarri auetatik.
Abes-Taldea.— Iñoiz ere Tzeu, ororen yaurleak ez dezala yarri bere indarra nire gogoaren aurka.
Ez nadilla iñoiz berandutu yainkoen orrits gurenetara urbiltzeko idi opatuakin (20). Okean aitaren
izpura aitu-eziñaren ondoan: Itzez ere ogen ez dagidan. Bego beti nigan erabaki sendo au, bein
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Gozoa da bizi luze bat izatea, itxaropen entzinkor artean gogoa atsegin garbian bazkatzen ari
dalarik. Ikaratu egiten naiz, ordea, aleun miñek urratua begiztatzen zaitudala. Tzeu'ren bildur
gabe ta zerorren gogoari yarrai, begirune geiegi erakutsi diezu ilkorrai, Prometeu.
Ta esaidazu, adiskide, zein duzu on egiñaren ordaiña? Non duzu egun bateko sorkarien laguntza,
sorospidea? Ez al dakusazu gizaenda itsuaren urratsak gal-erazten ditun algabetasuna,
ametsetakoaren antzekoa? Ilkorren gogoak ez dio, bein ere, Tzeu'ren agintzeari gaiña artuko.
Zure zoribeltza ikustatzeak auxe irakasten dit, Prometeu. Abesti au bai zaidala, zure ezteietan,
zure ikuztegi ta oe ondoan abesten nun ezkontza-lelo aren bestelakoa, Esione (21), nire arreba,
zure esku-erakutsiez limurtuta, emazte ta eztoe-laguntzat artu zenunean!
Zein lur dut au? Zein giza-ari? Nor esango dut dakusadala, ekaitzak yotako arkaitzezko lokarri
orietan? Zein erru dala ta aitzen zera neke orren pean? Esaidazu zein lur aldera yotzen dudan,
alderrai errukarri onek.
Ai, ai, ai ene! Akaiñak mintzen nau, berriz ere. Argos lur-kumearen iratxoa da. Lur orrek, urrun
ezazu nigandik! Aleun begiko artzain ori ikusita dardar gaiñean ari naiz. Ba datorkit begi maltzur.
Ilda ere, lurrak ez du estaltzen: lurpetik irtetzen da, ni zorigabe au eiztatzeko ta ba-narabil
alderrai ta gosez itsasaldeko ondarretan barna.
(Asten da lasterka ara ta ona, etsai ikus-ezin batengandik iges egingo ba'lu bezela.)
Ezkoz yantzitako seaska soiñudunak bere lelo lo eragillea egiten du (22). Ondikotz! Nora ote
naramate aratonat luzeok? Zertan arkitu nauzu errudun, Kronu'ren seme orrek dordo auetara ni
buztartzeko? Zertan? Ai ene! Ta akain-mizto sumintsuaz errukarri au onela estu-erazteko? Erre
nazazu zure tximistaz; lur azpian estal nazazu, itsas-bidutzien bazka egin. Ez astandu, Yauna, nire
otoia. Noragabe ibiltze luzeok aski nekatu naute, nire miñetatik iges egiten non ikasi ere ez
daukadala. Ba al dantzuzu neskatx beiadardunaren mintzoa?
Prometeu.— Nola ez dut akain-miztoak itzulika ari-erazten dun nexka, Inaku'ren alaba entzungo?
Tzeu'ren biotza maitasunez sutatu egin zun, eta orain, Ere'k gorrotatua, lasterketa luzeegietan ari
da, nai ta ez.
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Io.— Non ikasi duzu nire aitaren izena? Esaiozu zorigabe oni. Nor zaitut errukarri ori, zorigaiztoko
oni orren egiazki mintzo zatzazkion ori? Igatu ta mizto sumiñaz akuillutu egiten naun
yainkoengandiko zigorra aipatu duzun ori? Ai ene! Ere'ren gorroto gorriak gaizki erabillia, ba-nator
goserik eta zororik yauzika. Zorigabeetako nork ikusten ditu, ondikotz! Nik ikusten ditudan miñak?
Baiñan, ots, esaidazu argi ta garbi; zer dut yasateko? Zein sorospide, zein ongibide dago nire
gaitzerako? Ageri egidazu baldin ba'dakizu. Mintza ta yakitun ipiñi neskatx alderrai, errukarri au.
Prometeu.— Garbi esango dizut yakin nai duzun guzia. Ez itz-nabarrez, zabalki baizik. Adiskide
artean aoa zabaldu bear dan eraz. Prometeu, ilkorrai sua eman ziena duzu begien aurrean.
Io.— 0, gizon guzien lagun agertu ziñan Prometeu gaiso ori! Zer dala ta yasaten dituzu neke
oriek?
Io.— Ageri egidazu, ba, beiñik-bein, zorigaitzeko onen alderrai-ibiltzearen azkena noiz datorken.
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Talde-burua.— Ez oraiño. Egin nazazu ni ere zure eskerren erkide. Yakin dezagun aurrenik aren
gaitza. Eman dezaigula berak bere elkaitz gorrien berri. Gero zure aotik yakingo du oraindik ikusi
bearko duna.
Prometeu.— Zuri dagokizu, lo, aien naiari men egitea; batez ere, aitaren aizpak dituzulako.
Goxoa baita gure zorigaitzak negar eta deitore egiten ari izatea, aiek entzuten ditunengandik
negar-malkoak lortzen ditugunean.
Io.— Ez dakit ezetza nola eman nezaizueken. Galdetzen duzuten guzia yakingo duzute, beraz. Ta,
ala ere, lotsa naiz, niri, zorigabeko oni. Yainko-ekaitza ta iduri-aldatze izugarri au nondik etorri
zitzaizkidan esateko. Gau-ametsak zetozkidan tai gabe nire neskatx gelara, itz legunez
zerauskidatela: «Neska guziz zorioneko ori; zertako neska gelditu orren luzaro, ezkontiderik
aundiena euki dezakezularik? Tzeu sutatu duzu irritsgeziaz ta Kipri'ren atsegiñak artu nai ditu
zurekin batean. Ots, neska, ez astandu Tzeu'ren ogea. Zoaz Lerna'ko zelai belartsura, zure aitaren
artalde ta iditegietara, Tzeu'ren begien naia ezti dedin». Orrelako ametsek estutzen niñuten
gauero, zorigabe au, gau-ikuskariok altari ageri egiteko bekoki izan nun arte. Berak, geznariak
igorri zitun sarritan Pit eta Dodona'ra goierantzun billa, yainkoen ona eukitzeko zer esan edo egin
bear luken yakin zezan. Baiñan ezbaiko erantzun eta azaltzeko zail-zaillakin itzultzen ziran.
Azkenik, erantzun argi bat eldu zitzaion Inaku'ri, zear-mearka ibilli gabe esaten eta agintzen ziona
etxetik eta aberritik kanpora ni yaurtitzeko, ta buru-yabe ta lurbirako azken mugaetaraiño alderrai
laster egiten utzi nezala. Ezezkoan, Tzeu'k tximist gorria egotzi ta aren askazi guzia ezereztatuko
zun. Loxia'ren erantzun auei men egiñaz aitak ni etxetik bota ta atea itxi egin zidan. Beraren eta
bioen olde gabe izan zan ori, Lama Tzeu'ren sarrantxak, gogoaz bestera ari izatera beartu zun.
Laster, adimena ta iduria aldatzen zaizkit; ikusten dituzun adarrak agertzen; eta akain-mizto
zorrotzak ziztatua, zoraturik, Kerne'ko ur gozotara ta Lerna'ko iturburura yaurtitzen dut burua
yauzi batez. Itzain lur-kume bat, Argos gozagaitza, yarraikitzen zait bere aleun begiez nire
oiñatzak artzen ditula. Ustegabeko eriotzak bizia kendu zion bat-batez, baiña ni, akaiñak ziztatua,
lurrez-lur lasterka ari naiz beti, yainkoen zigorraren pean. Ba-dakizkizu nire gertariak. Baldin esan
ba'ditzaidakezu oraindik ikusteko ditudan nekeak, ageri egizkidazu, ta ez nazazu errukiarren itz
zuriz bizkortu; ez baitago izurri nardagarriagorik mintzo atzipetia baiño.
Abes-Taldea.— Oi, oi, aski da, ondikotz! Iñoiz ez nun uste izan, iñoiz ere ez, orrelako elaberririk
belarriratuko zaitzadanik. Estura, mindura, laztura (23), bai ikusteko, bai yasateko gaitzak: nire
biotza izoztu egiten dun bi sorbatzeko miztoa da ori. Ene! Alabearra, Alabearra! Zukurutzak artzen
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Prometeu.— Lasterregi ari zera deitoratzen eta ikaraz betetzen. Iguriki gaiñerakoa yakin arte.
Talde-burua.— Mintza, ba, erakutsiozu guzia. Goxo baitzaio gaixoari yasan bearrekoa lendanez
yakitea.
Prometeu.— Aurrenik galdetu zenutena errez lortu duzute nigandik. Berari gertatuak berberak
yaukitzea nai baitzenuten lena-len. Entzuzute orain gaiñerakoa; zelako miñak eraman bearrekoa
dun neska onek Ere'ren aginduz. Ta zu, Inaku'ren azi orrek, tinka itzazu nire itzok zure gogoan,
baldin zure bidearen muga yakin nai ba'duzu. Emendik itzuli zaitez eguzkiaren sartalderantz eta
zoaz landu nabeko zelaietan barna. Eskiziar irigabekoengana elduko zera, beren txirringa ederreko
gurdien gaiñean eundutako txaboletan bizi diranak eta geziak urrutira egozten dun arranbela
bizkarretik zintzilika daramatenak. Ez urbildu aiengana, ta, lur ortan zear igarotzen zerala,
zuzendu zure urratsak itsasoak orro egiten dun arka~tzetara. Eskerraldean, burdiña lantzen ari
diran Kalibeak (24) dituzu; begira zaitez aiengandik basatiak baitira ta arrotzentzat ez gozoak.
Gero, bere izena ukatzen ez dun Ibristes (25) ibaira iritxiko zera. Ez igaro —ez baita igaro erreza
— Kaukas mendirik garaienera yo arte. Beronen tontorretik yaurtitzen du ibaiak bere uren samiña.
Andik, izarren auzo diran erpiñak gaindituko dituzu Eguerdi aldeko bidea artzeko. Antxe arkituko
duzu Amazonaen gudaroztea, gizonen izterbegiak, egunen batean Temiskira sortuko dutenak
Termodonte'ren ertzetan. Emen Salmidesa'k bere matalezurra zabaltzen du itsaso gaiñean,
ontzilarien arroztari ankerra, ontzien ugazama. Oriek bidea erakutsiko dizute gogotik eta orrela
Mimerio lur adarrera yoko duzu, Maioti aintzirako sarbide ondoan. Biotz bildurgabez igaro bearko
duzu ta zure igarotzearen oroipena aundia izango da ilkorren artean eta itsasarteak Bosporo izena
zor izango dizu. Ordudanik, Europa utzirik, Asia'ko lurrean ipiñiko duzu oiña. Baiña ez al zaizue
iduritzen yainkoen nagusia orotan orobateko indarrez ari dala? Yainko dalarik, ilkizun onekin
elkartzea nai du ta lasterketa alderrai ontara beartzen. Galai gogorra arkitu duzu, neska! Entzun
berri duzuna, itzaurrea ere ez da ta.
Prometeu.— Berriz ere negarrez ta zinkurinka! Zer egingo zure gaiñerako gaitzak yakingo
dituzunean?
Io.— Zertako bizi, ba? Zer dala ta nire burua ez bota arkaitz latz ontatik? Lurrean yoaz neke
guzietatik yarei egingo naiz. Obe dut bein-betiko iltzea egun guzietan min izatea baiño.
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Prometeu.— Gaizki eramango zenituke nire nekeok. Niri Alabearrak ez dit iltzea uzten. Eta
eriotzak gaizkatuko niñuke nire miñetatik. Baiñan ez dakust nire oiñazetarako mugarik, Tzeu
nagusigotik erori ez dedin arte.
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Io.— Zer esan duzu? Nire seme batek aterako zaitu gaitzetatik?
Prometeu.— Eskeintzen dizkizut. Auta ezazu, ba: zure gaiñerako gaitzak esango dizkizut ala
yareigille nor izango dudan?
Talde-burua.— Izkiguzu, arren, bi eskerrok. Bata niri, bestea ari. Esan Io'ri aren gaiñerako arat-
onatak: niri, berriz, zure yareigillearen izena. Orixe nai baitut.
Prometeu.— Orren biziki gogo duzuten ezkero, ez dizuet eskatzen duzutenik ukatuko. Lenik, zuri,
Io, zure noragabeko lasterketa larria ageri egingo dizut. Idatzazu zure oroimenaren oltxo
zintzoetan. Bilurralde arteko muga dan ibaia igaro dezazun ezkero, zoaz Sortalderantz, Eguzkiaren
urratsok dirdir egiten dutenerantz. Ta itsasoko abarrotsean zear yoanaz, Kistene'ko zelai
gorgonatarretara elduko zera. Antxe bizi dira Porku'ren alabak. Iru neskatx urtetsu, beltxarga-
gorputza daukatenak. Begi bat eta ortz bat besterik ez daukate iruren artean, eta ez eguzkiak
bere izpiakin, ez gabeko illargi garbiak ez dicte iñoiz agertu bat egin. Aiengandik urbil ba-dituzu
iru aizpa egadun; sugezko adatsak ditutenak: gizakumeai gorrotagarri zazkien Gorgonak. Iñongo
gizonek egin litzake aiek ikusi azken arnasa atera gabe. Au dasaizut zertatik begiratu bear zeran
yakin dezazun. Entzuzu, ordea, beste ikuskari baten gaitzurrea: begira zaitez Gripoe'engandik
(26), Tzeu'ren zakur mintzul, molo zorrotzengandik. Iges egiezu ere Arimaspotarrai, zaldizko
gudari begi-batetakoak, urre daraman Pluto ibaiaren ertzetan bizi diranak. Ez urbildu aiengana. Ta
gero, lurralde urruti batera elduko zera. Eguzkiaren iturburuen ondoan, Etiope ibaiaren eskualdean
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bizi dan erri beltz batena. Yarraitu ibar aldapatsuan barna, Bibilinu mendien gañetik, Nil ibaiak
bere ur itzalgarri ta osasuntsuak amilderazten ditun ur-yauzira iritxi arte. Berak bidatuko zaitu
bere iruertzeko lurrera. Antxe, lo, zuk eta zugandikoek koloni aundia irasiko duzute. Baldin guzi
ontan zerbait illun eta uler-gaitz ba-dago, zuretzat, itandu berriro ta ikasazu ongi. Nai baiño
astialdi geiago dut eta.
Talde-burua.— Zer-edo-zer esateko ba'duzu, edo aztu ba'zaizu aren ibilketa alderraiari buruz,
esaiozu. Baiña, baldin guzia azaldu ba'duzu, iguzu guri orain eskatu dizugun eskerra. Oroi zaitez
artzaz.
Prometeu.— Io'k guzia entzun du bere bidaldiari buruz. Baiñan, alperrik aditu ez naula ikus
dezan, esango dizkiot onara baiño len zelako nekeak yasan ditun. Nire itzen siñesbide duke au.
(Io'ri.) Gertari asko bazterka ezarrita, ba-nator zure azkenengo aratonatetara. Molosutarren
zelaietara ta Tzeu Tesprotu'ren goierantzuna ta egoitza dauden Dodone (27) zutitura orduko,
mirari ziñesgaitza! arte aztiek agur egin zizuten, argi ta itz nasturik gabe, Tzeu'ren emazte
aintzatsua izateko zanari bezela —zurikatu zaitzakenik ote dago ontan?— Andik, akaiñak ziztatuta,
itsasaldeko bidean barna oldartu ziñan, Rea'ko ugolko (28) zabaleraiño, ta, zure lasterka zoroan,
atzera egin zenun andik. Baiña, yakizu itsas-adar orri Yoni itsasoa esango diotela etorriko diran
aldietan zure igarotzea gizon guziai oroiterazteko. Ene gogoak agiri dana baiño geiago dakusalako
agerbidea duzu au.
(Abestalde'ari.) Garaitikoa zuei ta ari, erabat, ageri egingo dizuet nire lengo esanaren arira itzuliz.
Ba-da iri bat, Kanopu, lurralde ortako azken mugan, Nil ibaiaren aoan bertan, ondar-lorreta baten
gaiñean. Antxe zure-baitaraziko zaitu Tzeu'k bere esku gozagarriz, zu ukitu ta beste gabe. Ta
Epapu beltza erdituko duzu, Tzeu'k nola sortu zun oroitzeko orrela deitua, ta Nil'ak bere izpura
luzeaz garastatzen dun lurralde guziko igaliak bilduko dituna. Onen bosgarren belaunaldia
berrogei ta amar neskatx izango dira, beren olde gabe, Argos'era itzuliko diranak, odolkideakin,
lengusuakin ez ezkontzeko iges egiñaz. Auek, berriz, irritsaren irritsaz, usoai yarraikitzen zazkien
mirotzak iduri, etorriko dira ere zillegi ez dan eztei (29) baten eizean. Jainkoak, ordea, ukatuko
die irrikatzen dutena, ta Pelasgitarren lurrak aien gorputzak estaliko ditu; gauez zelatan dagon
emakumearen eskuz artuko dute eriotza. Emazte bakoitzak bere senarrari bizia kenduko dio ta bi
sorbatzeko ezpata aren odolean bustiko du. Nire etsaiek izango al ditute orrelako maiteak. Batek
bakarrik, ama izateko leiaz, oe-laguna il ez nai ta, bere erabakia kamusten utziko du. Bi gaitzen
artean, naiago izango du koldar esan dezaiotela eraille baiño. Ta berak sortuko du errege-yatorria
Argos'en. Itzaldi luzea bearra nuke guzi au argi azaltzeko. Yakizu, bederik, azi ontatik erneko dala
arranbelaz ospetsu izango dan kementsua (30), neke auetatik yarei egingo nauna. Au duzute,
Zemi, Titan'en arreba, ene ama zarrak ageri egin didan goi-erantzuna. Nola ta zein bidetatik
egingo dan ori xeatzea luze izango litzake ta ez zenun yakiteaz ezer irabaziko (31).
Io.— Ai, ai, zorigaitz ero! Berriz ere, dardarak eta zoroaldiak sutatzen naute. Akaiñaren eztenak
ziztazten nau, burdin gori bat antzo. Biotzak pil-pil egiten dit bular-barrenean, bildurraren
bildurraz. Ene begiok ingurubilka ari dira beren betzuloetan. Aserrearen aize sumiñak ateratzen
nau ibilbidetik; ez naiz mingaiñaren yabe, ta nire gogoeta nastuak noraezean eta elkar yoka ari
Jira, gaitz gorrotagarri baten uiñen artean. (Badoa.)
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Abes-Taldea.— Bai yakintsua, bai yakintsua zala, idekoak elkarrekin ezkontzea askoz onena dala,
bere gogoan erabilli ta mingaiñaz azaldu zun lenengoa. Ta nekezaleak ez dula ezkonmiñik izan
bear ez aberastasunak arrotuarekiko, ez yatorriak andipuztuarekiko ere!
Iñoiz ere, ez, iñoiz ere ez al nauzute ikusiko, Moiraok, Tzeu'ren oean emazte. Iñoiz ere ez al dut
zeruko senar batekin artu-emanik eukiko. Ikaraz ari naiz, gizakoi ez dan lo neskatxa, Ere'k
oiñaztatua dakusdalarik, tiltil ibiltze gogor ortan.
Nik ez dut ideko ezkontza baten beldurrik, ez. Baiñan bein ere ez dezala yainko altsuetako batek
bere begi itzuri-eziña nigan tinkatu. Burruka burrukagaitza, aterabide gabeko bidea baita ori. Ez
dakit zer gertatuko litzaidaken, ez baitakust nola iges negiken Tzeu'ren asmotik.
Prometeu.— Ta, ala ere, Tzeu ori gogo-arroa ba-dugu ere, apal dukegu egunen batean. Egiteko
gertutzen dan ezkontzak eratxiko baitu bere yauralki ta nagusitzatik. Eta ordun beteko da zeatz-
zeatz, bere antziñako yauralkitik erortzean, Kronu aitak bota zion biraoa. Ta nik ez, beste yainkok
ez dezaioke elkaitz orren aurkako ongibiderik argi erakutsi. Nik ba-dakit, eta nola ere.
Eseri dedilla, ba, orain artetsu, goi-aldeetan egiten dun otsean ustebidea yarrita. Dardarizatu
dezala bere eskuetan tximist suatsegozlea. Iñongo laguntza ez duke aski, eroriko yasan-ezin
batekin lotsagarriro lur ez yotzeko. Alako burkide indartsua gertutzen ari da bere buruarentzat:
bidutzi garai-eziña, tximista baiño altsuagoko su bat eta ostotsa gainditzen dun danbada baten
asmatzaillea. Lurra kordokarazten dun itsaso-zigorra, Poseidon'en iruortzekoa zati-zati egingo ere
duna. Elkaitz ortan burua yo dezanean, orduntxe ikasiko du nagusi izatetik yopu izatera dagon
artea.
Prometeu.— Bai ta bere bizkarrek nire nekeok baiño eramangaitzagoak eroatea ere.
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Prometeu.— Yauretsazu, otoi egiozu, zurikatu gaurko nagusia. Niri Tzeu'k ez dit axolarik ematen.
Ari dedilla, agindu dezala bere gogara aldi labur ontan, ez baita yainkoen nagusi luzaroan izango.
Ba-dut, ordea, begi-aurrean Tzeu'ren mezuduna, tiranu berriaren morroia. Ba-datorkit, ziur ere,
berririk ematera.
Erme.— Zuri gezur-ontzi, minkorrenn minkorrena, yainkoakiko ogenduna, egun bateko sorkariai
aien esker berezia eman diezuna. Zuri, su lapur orri, zuri nago. Aitak agintzen dizu mintzatzeko.
Zein ezkontza dala ta erori bear da aginbidetik? Eta au itz nabarrik gabe; gauza bakoitza zeatz-
zeatz azalduz. Ez nazazu beste yoan etorri bat egitera beartu, Prometeu: baitakusazu Tzeu ez dala
orrela biguin-erazten.
Prometeu.— Ori itzaldi antuts eta arrokeriz betea, yainkoen esku-ordekoari dagokion bezelakoa!
Berriak zerate, aginbide berrian ari, ta oiñazeak ezin oldartuzko gazteluan bizi zeratela uste
duzute. Baiña, ez al dut nik artatik bi bakaldun erortzen ikusi? Eta irugarrena, gaurko nagusia
ikusiko ere, ta ara lotsagarrikiago ta lasterrago. Iduritzen al zaizu bildurrez eta ikaraz ari naizela
yainko berrien aurrean? Ez ta gutxiagorik ere. Itzuli zaitez, ba, laster, etorri zeran bide beretik: ez
baituzu nigandik ikasi nai duzunik yakingo.
Prometeu.— Ez nuke nire ezbear au zure morrointzaren orde emango: yakizu, argiro. Obetzat
baitaukat aitz onen uztarpeko izatea, zure aita Tzeu'ren nun-ze-berri eskukoi bat ibiltzea baiño.
Iraintzailleari iraiña zor zaio.
Prometeu.— Illarraindu! Ikusiko al ditut nire etsaiak onelaxe illarraintzen! Eta zu aien artean.
Erme.— Zer, ba, niri ematen didazu ogen zure ezbearrak dirala ta?
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Prometeu.— Itz batez: yainkoak oro gorrotatzen ditut; nire on egiñaren orde onen bidegabeki
narabilte ta.
Prometeu.— Ai ene!
Prometeu.— Izan ere! zurekin, morroi orrekin mintzatzen ari naizen eskero.
Prometeu.— Egia esan, ainbat zor diot eta eskerronez ordaindu bear.
Prometeu.— Ez al zera, ba, aurra ta kaskutsagoa ere, nigandik zerbait ikastea uste baldin
ba'duzu? Ez oiñazez ez arteziz Tzeu'k ez nau mintzaraziko, baldin lenago billur iraingarriok
askatzen ez ba'dizkit. Beraz, eror dedilla nire gaiñera gar errekorra! Durdurika ta naspil bedi guzia
ega zuriko elurraren pean eta lurpeko ostotsen burrunbadaz! Ezerk ez nau malgu-eraziko,
nagusigotik nork uzkailiko dun ageri diodan Tzeu'ri.
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Erme.— Erabakazu, andiputz orrek, erabakazu gaitz auen aurrean, bein bederik zentzuz gogoeta
egitea.
Prometeu.— Alperrik, nekarazten nauzu; itsasoko uiñai aolku ematen ari bai'ziñan. Ez uste iñoiz
ere Tzeu'ren epaiaren beldurrez eme-biotzeko biurtuko naizenik, eta, emakume antzo, eskuak
itzulita (33) arren egingo diodanik gorroto-gorroto dudan orri, burdin auetatik askatu nazala. Ez ta
urrik eman ere.
Erme.— Asko mintzatu naiz ta alperrik mintzatuko ere, nik uste. Zure biotza ez baita biguintzen
ez eztitzen nire arrenez. Aitzitik, moxala uztartu berria iduri, muturrekoa autsiki ta, gogor egiñaz,
ao-ugalen aurka burrukan ari zera. Baiñan, amarru ergel batetik ezin indarrik atera.
Zentzugabearen burgoikeriak utsa baiño gutxiago al du. Gogoratu, ba, baldin nire itzok biltzen ez
ba'zaitute, zelako ekaitza ta dordo-yasa itzuri-eziña etorriko zaizun gaiñera. Aurrenik, tontor latz
ori, Aitak bere ostotsaz eta tximistaren suaz zati-zati egingo du ta zure gorputza estaliko, arrizko
besoez zu estutuz. Aldi luze-luzea igarota argitara itzuliko zera berriz. Baiñan, ordun, Tzeu'ren
zakur egaduna, arrano odolzalea, etorriko zaizu egunero, maikide ez deitua iduri, ta aragia txiki-
txiki egingo dizu ta zure gibel beltza maukamauka yango. Ta ez itxaron dordo onen amaia, yainko
bat zure nekeak bere gain artzeko gerturik ager dedin arte, argi gabeko Aide'ra ta Tartar beltzeko
barrenaldera yetxi nai dularik (34). Erabakazu, beraz. Ez duzu au eskaintze utsa, bene-benetako
itza baizik. Tzeu'ren aoak ez baitu gezur esaten eta aren esanak oro betetzen dira. Begiratu, ba,
zure inguruan eta ausnartu, ta ez uste, bein ere, burgoikeria zugurtza baiño obea danik.
Talde-burua.— Erme ez da, gure ustez, eragabe mintzatzen. Aolkatzen baitizu burgaizkeria utzi ta
zentzutasunari yarraitzea. Entzuiozu: uts egitea lotsagarri baitzaio yakitunari.
Prometeu.— Ezaguna nun ekarri didan mezua. Baiñan, etsaia etsaiek gaizki erabilli izatea ez da
laidogarri. Beror, ba, nire gaiñera suaren bi sorbatzeko kizkurra. Kordoka bedi zerua ostotsaz ta
aize suminduen dardaraz. Bere arnasak, lurra iñarrosiz, idoki dezala, erroak eta guzti, aren
oiñarrietatik. Dioaztela itsasoko uiñak, burrunba gogorrez, zeruko izarren bideak ondatzera. Ta
yaurti dezala nire gorputz au Tartar beltzeko ondarreraiño, indar ezin-yardukigarri baten
txarranbeletan. Dana dala, ezin nazake il erazi
Erme.— Oriek ditugu zentzungabekoengandik entzun ditekezan gogoeta ta itzak. Zer erokeri ez
dago birao orietan?
Nork gozarazi aren eroaldia? Baña, zuek, aren dordoez errukitzen zeratenok, lekutu zaitezte
emendik alik lasterren ostotsaren orro gogorraz txundioak artu ez zaitzazan.
Talde-burua.— Esaidazu besterik eta emaizkidazu bestelako aolkuak eta men egingo dizut. Ezin
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ditut, yasan, ordea, esan dituzun itz oriek. Zer, ba, doillorra izateko agintzen al didazu? Ez: arekin
yasan nai dut. Etoiak gorrotatzen ikasi baitut eta ez dago ori baiño iguintzenago dudan izurririk.
Erme.— Oroi zaitezte, ba, len esan dizuedanaz, eta ezbearrak atzi zaitzazanean, ez eman ori
zoriaren gain, eta ez esan, bein ere, Tzeu'k ustegabeko gaitzera yaurti zaituzenik. Ez orixe: zeron
gain eman. Yakiñaren gaiñean baitzaudete, ta, sostean naiz itzalgaizka ez-baiña, zuen
ergelkeriagatik atzituko zaituz Zorigaitzaren ilki-bide gabeko sareak.
Erme ba-doa. Okean-Alabak Prometeu'ganatzenago dira. Lur peko burrunba entzuten da.
Prometeu.— Itzak egintzak dira onezkero. Lurra kordoka ari da ta ostotsaren oiartzuna orroaka
aren erraietan. Oiñaztarriaren sigisaga gartsuek diztira egiten dute. Aize-biurrak autsa yirabiran
darabil; eguratseko aize guziak oldartzen zazkie elkarri burruka gorrian; eguratsa ta itsasoa
arkitzen eta nastutzen dira elkar. Nire kalte dator, nunbait, eta Tzeu'gandik aizeburrunba
bildurgarri au. Oi, ene ama agurgarri orrek! Oi, guzien argiari guzientzat bira eragiten diozun zeru
orrek! Zuek ikusten dituzute nolako bidegabeak yasaten ditudan!
(Ostots berri batez, arkaitzak erroiztutzen dira, Prometeu ta Okean-alabak eortzitzen ditutela.)
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AMAIA
2.— AL eta INDAR (Kratos eta Bias) antzeznotiñak, Esiodu'gandikoak ditugu (Ikus « Tbegonia n)
eta beti agertzen dira Tzeu'ren aldean nagusitzari dagozkion tasunak bezela.
3.— PROMETEU su-yainko bat zan, EPAIST'en antzera ta aldare berean yauretsia. Epaist'ek,
dirudinez, ez du mindurarik artu suaren lapurketagatik.
4.— Yainkoek mundua zatibanatu dute beren artean. Aietako balek ere ezin du eman zaion
yabetzatik aragotu. Yainkoen erregearen zatia, berriz, ez da mugatua. Beraz, Tzeu bakarrik dugu
bere-eskuko.
5.— «Zerutar leiñua» Uranu'ren enda da. Kronu ta Titanak enda orrenak dira, ta Prometeu ere
titan bet dan ezkero.
6.— Urrengo guzia, Tzeu ta Titanen artean izan bide zan burruka bati buruzko elezar bat, nunbait.
Guk, ordea, ez dugu elezar ori ezautzen eta orregatik, illun samar zaigu Prometeu'k esana.
7.— ZEMI ta GATA; goi-erantzunetan buru ziran bi andre-goikoak. Berezkatu bear da ZEMI
(Zuzena) ZETT itxaso-yainkosagandik eta TEZI Okean'en emazteagandik.
8.— Esiodu'ren liburuetan ba-dugu orrelakoxe bat. Berak dionez, yainkoek lau giza-enda
ezereztatu zituten, bata bestearen ondoren, aldi bakoitzean berri bat irazateko. Esiodu'ren
belaunaldia bosgarren endakoa da.
9.— Esiodu'ren «Ttieogonia»-n OKEAN'ek (Itxasoa) Uran (zerua) du aita ta Ge (lurra) ama.
Prometen'k, berriz, Japet, Okean'en anaia du aita la Kilimine ama. Eskil'entzat, ordea, Ge da
yainko bien ama.
10.— Ez dakigu zein ekintzari buruz mintzatzen dan Eskil. Baiña, ziur ere, elezarren bati yarraituz,
Prometeu'k Tzeu'ren aurka ekindako burruka batzutan Okean izan du lagun. Orregatik, noski,
Eskil'ek leku ematen dio here antzerki ontan Okean'i.
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11.— Ikus zelako eztenkaz ari dan Prometeu Okean'ekin. Onen nortasuna ulertzeko astro
laguntzen diga.
12.— Prometeu'k ez du nai Okean'en laguntzarik, aldez, aren azalkeria ongi ezaguna dulako, eta
aldez, Eskil'ek Prometeu'ren bakartasunean aren aunditasuna obeki erakutsi nai izan digulako,
bear-bada. Dana dala, alde aundia dago Okean eta beronen alabaen yokabidearen artean.
13.— ATLA, Titan bat zan, Tipo edo Tipoe eunburuko bidutzia, berriz, Titanen elkartu bat Tzeu'ren
aurkaako burrukan.
14.— ãçãeíš = lur-reme. Esiodu'k dionez, Tipoe, Tzeu'k Titanak zerutik egotzi zitun ezkero yaioa
zan, Lurragandik sortua.
15.— Prometeu iltzatua dan arkaitza Europa'n dago, baiña Asia'tik urbil. Orrela, ba, lurralde
bietako erriek bat egiten dute gizonen ongillearen zoriagatik negar egiteko.
18.— Ezkil'ek Armeni'ko nendietan yartzen ditu arabitarrak, lekuak eta erriak nastuz, elandarren
artean, barbar-izenetan, batez ere, sarri egiten zan bezela.
19.— Antze guzien asmaltzalle dugu Prometeu emen. Baiñan Eskil'ek leporatzen dizkion
asmaketok ez ditugu arkitzen beste idazleetan.
20.— Bigarren mailleko yainkoek Olinpu'ko yainko aundiai lotsa erakutsi bear diete, ilkorrak
bezela.
21.— Esione Prometeu'ren emaztea zan. Izen ori Asia'renaren aldaketa da, batzuen iritziz.
22.— Erme'k bere txirulaz Argos lokarrazi ta il zun. Io'ren zimikoek eriotz au gogora dakarkiote
eten-gabe.
23.— «Estura, mindura, laztura», Ezkil'en µšpata, µaía, itzen oiartzun bat bezela ipiñi ditut.
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24.— Kalibeak Asia Txikian bizi zirala uste izaten, maizenik. Eskil'ek, ordea, Kaukas'eko iparraldera
eramaten ditu. Ural'eko meatzai buruzko elezar baten oroia birle da emen.
25.— àæñéò itzetik dator izen ori ta «neurri-gabe» esan nai du. Neurrigabekeria, berriz,
barbarnen berenezko tasuna, sùfñïs´´íç, ots, zugurtza edo Bogo-osasunaren aurkakoa zan
elendarrentzat.
26.— Gripoak urre-zaintzailleak dira ta Arimasputarrak, berriz, urre ori nola ostuko duten beti
dabiltzanak ditugu.
27.— Dodone'ko yauretxea Tomaros mendi gaiñean zegon. Tzeu'k erantzuten zien ara zioaztenai
arte zar bateko ostaiaren murmuraren bidez; ango apaizek murmur orren esanaia adierazten
zutelarik.
29.— Ezkontza ez zillegia, ez lengusiñak ziralako, lengusiña orien aitek eta lengusiñek berek
ezkontza orri ezetza ematen ziotelako baizik.
31.— Io'ri buruzko Prometeu'ren iru izketa oriek luze samarrak dira ta dramatiku antzean ez
digute begia betetzen, bear-bada. Baiña oartu bear da Eskil'en alde, onen aroan yoan-etorrien eta
errialde arrotzen berrien zale porrokatuak zirala grezitarrak.
32.— Adraste Nemesis bezelako andre-goiko bat da. Adraste'ren aurrean makurtzeak, yainkoen
sumiña eztitzeko apaltasun erakustea esan nai du.
34.— Kiro, Eraket'en geziak zauri osa-ezin batez yoa, izango da Prometeu'ren ordez Tartar'a
yeistea bere gain artuko duna.
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(1901-1969)
A. Ibinagabeitia'k bikainki osatzen digu Ametzaga euskal idazlearen gizantza. «Orra —dio—,
aspalditik Ametzaga'tar Bingen'ek gure artean lantzen dun arloa: itzul-lana. Ederki erakutsi
dizkigu euskeraren gaitasunak gaurdaño argitara ditun itzulpen ederretan: "Hamlet",
"Adiskidetasuna" eta berrien berri, "Platero ta biok", Juan Ramón Jiménez olerkari ospetsuarena»
(Euzko-Gogoa, 1954, 70 orr.). Ortan luzaro saiatua dugu, izan ere.
1936'an, gerra aroan, Eusko-Gobernu barruan Len-Irakaskintzako Buru izan zan, azkenez
500 bat umekin erbestera jo bear izanik. Donibane Garazi'n egon zan zati baten, ondoren beste
ume-talde batekin Inglaterra'ra aldatuaz. Urteak joan urteak etorri, Arjentina'ra jo zigun.
Etzan geldi egotekoa. Ta laster oratu zien euskal lanai; 1943'an, esaterako, «Instituto
Americano de Estudios vascos» sortu zanean, alkarte ontan agertzen zaigu Ametzaga. 1947-1955
bitartean Montebideo'ko Ikasgu nagusian «Euskal Kultura» erakutsi zuen, baita bertako Goi-
Kulturaren Ikastetxean euskera ere. 1957'rantza Venezuela'ra joan zan, uri artan lan egiñik euskal
alorrean batez ere beste amabi bat urtean.
EUSKALTZALE.— Euskaldun berri izanik ere, beingo batean jabetu zan gure izkuntzak ditun
izur eta biurgune guztiekin. Euskal idazle bikaiña dugu, eta itzultzaille batez ere. Eta olerkari
goxo. Nolako aoxuria ote zuen? Gizona, dauzkan irrits eta aokotik ezagutu oi dugu. Ametzaga'tar
Bingen'i, idazterakoan, ipuiak, elezarrak, saioak eta olerkiak atsegin zitzaizkion. «Euskera aldezko
esakunak» da aren lenengo lan argitaratua (Euskal Esnalea, 1925). Gero datoz besteak, eta
oparotsu.
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1) Itz oroigarriak (Euskal Esnalea, 1928, 50 orr.). Urte berean Donosti'ko «Euskalerriaren
Alde»-k jarritako saria jaso zigun Cervantes'en «El Licenciado Vidriera» euskeraldu zuelako.
2) Hamlet (Buenos Aires, 1952). William Shakespeare'ren trajeri euskeraz. 205 orrialde.
Itzulpen oni buruz A. Ibinagabeitia'k: «Gure euskerak berez, antziña kutsua dizu, eta antziña
kutsu ori Hamlet'en itzulpenean ere bete-betean ikus dezakegu. Euskerak ez dio bat ere urritu
indar bere-biziko ori Shakespeare'ren ingeles textuari, are geitu egin diola esango nuke.
Leizarraga'k darion zaar-kutsuz bere itzulpena gantzutu du Ametzaga'k» (Euzko-Gogoa, 1952, 9-
10, 19 err.). Ingeles idazle aundi onen LXVI'garren amalaukoa ere euskeraratu zigun (E.G., 1954,
135 orr.).
4) Platero ta biok. Illots andaluzitarra (Montebideo, 1953). Juan Ramón Jiménez'en «Platero
y yo» euskeraztuta. 109 orrialde. Florensa irarkolan, Karlos Gonzalez Mendilaharzu'ren irudiakin.
A. Ibinagabeitia'k: «Poesiak beti ditu izkutune berezi ta zirkun-zarkun itzuli-gaitzak. J.R.
Jiménez'ek liburutxo ortan, Platero mandakoa laguntzat artuz, lirika goitarrez bere lana oretu du.
Dizdiratsu, margo ñabarrez izadi betearen oiartzuna, itz sotil eta gogamen sakonetan gatzatua
damakigu. Alare ez du Ametzaga'k olerkiaren gogaiok saldu bearrik ukan euskeraz jazteko. Ortan
datza aren meriturik nabariena. Aren lirika gure izkeraren txanbilletan ixurtzeko itz eta esakera
egokienak arkitu ditu. Ez dio euskerak ukorik egin itzulari azkarrari» (E.G., 1954, 3-4, 70 orr.).
1974'ko jorraillaren 26'an Huelva eta bide batez Moguer ikustean, an J.R. Jiménez'en etxe-
liburutegian idoro gendun Ametzaga'ren «Platero ta biok», beste itzulpen askoren artean.
6) Reading Baitegiko leloa (Euzko-Gogoa, 1954, 169 orr.). Oskar Wilde'ren «The Reading
gaol», euskeraz.
8) Descartes'en Ikasbideari buruzko Itzaldia (E.G., 1963, eta Egan, 1963, 197 orr.).
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3) El hombre vasco (Buenos Aires, 1967). Or-emen emandako itzaldien bilduma euskal
gaiezkoa. «Ekin» liburu sortan dator.
7) Bolivar y los vascos (Caracas, John Boulten Eraikitzako Boletin'aren 63'garren zenbakian
dator. Aldizkari au Ametzaga'k sustatu zuen urte mordoan.
Luma erreza zuen euskeraz ta erderaz, ta ez da arrigarri bere lanak eguneroko ta aldizkari
askotan aurkitzea. Orratik, ba, aren lan osoa aipatu eziñez, gogora ditzagun beintzat
Montebideo'ko Boletín de Filología-n eman zizkigun itzaldi ta bestelako lanak, euskal
abizenetaz (1952, 449 orr.) ta euskerari buruz (1943, 91 orr.) batez ere.
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Oscar Wilde
Capitulo 5.
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Azalpena
Ona emen, irakurle euskaldun ori, Oscar Wilde ospetsuaren olerki onena, ta, Frank Harris'ek
dionez «Ingelando'ko poesi guziko bolado onena», euskeraz.
Bere oitura gaiztoek ondatuta, baitegira yo zun Wilde'k. Antxe zegon, oiñaze ta garbaietan bizi
garratza zeramalarik, eta Charles Thomas Wooldridge zeritzan Erregearen Zaldizko Zaiña (Royal
Horse Guard) bere emaztea il zula ta baitegi ortan urkatu zutenean, Wilde ren biotz apaldu,
minduan errukia, erruki barne ta garbia sortu zan eta olerki-lore eder au eman zun.
Ba-dantzugu balada ontan, Chesterton'ek esan zunez, «Zuzenbide ta giza-anaitasunaren alde oiu
barnekor bat». Miña ta eriotza ditugu emen, bururen buru, baiña bai errukia ta egia ere. Wilde,
emazteal il zun eta beti zerura begira zegon baitegiko aren alabearraz bat egin eta, ura urkatu
zuten arteko egunetan, aren ersturaz berberaz bizi izan zan. Erstura edo larritasun ori dugu bere
poema onen erdi-muiña.
Lelo edo balada au euskerara itzultzean, neurtitzez asi nintzan aurrenean. Laster ulertu nun,
ordea, eziña zala ingeleraz dun soiñu berezi, aztueziña beste izkera batez emotea. Itz-lauzko
itzulpenera yo dut, beraz, Wilde'ren esanari alik zintzoenik yarraituz ta aapaldien bereztea
gordetzen dudala. Neurri ta amaikidez erantzita ere, ba-ditu euskeraz, nik uste, drama-zirrara
emateko bear diran indarra ta biotzondoa.
Izkera landu guzietan ain irakurri ta ezaguna dan ezkero, gurean ere beste ainbeste izatea on
dukegula iduri zait. Eta or duzute nire lana, euskaldun adiskideok.
A. tar B.
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Ez zun bere txamarra gorria yanzten, odola ta ardoa gorriak baitira, ta ba-zan ardo ta odol aren
eskuetan illarekin arkitu zutenean; maitatu ta bere oean sarraskitu zun emazte gaisoa.
Ba-zebillan baitegikoen artean yantzi arre, zarrpildu batekin; buruan txano bat zeukalarik; eta
ibilkera zailu ta alaia zun, iduriz; ez dut iñoiz ikusi ordea, egunari ainbeste leiaz so egin dion
gizonik.
Ez dut bein ere ikusi atxilloek zeru diotsaten estalpetxo urdin orri, ta bere zillarrezko aize-oialekin
noragabe zioan edozein odeiri begi ain leiatsuz so egin dion gizonik.
Ba-niñoian beste arima erratu batzukin, beste moltzo batean, gizon ark txiki ala aundirik egin ote
zun nire buruari galdez, ta mintzo batek susmurtu zun nire atzean: «Urka-bearra da lagun ori».
Ene Yainkoa! Zartez, baitegi-ormak eurak kordokatu bide ziran, ta nire gaiñeko zerua altzairu
gorizko oskol bat biurtu zan; ta gogo mindun bat ba-nintzan ere, nik ezin oartu nire miñik.
Bakarrik nekin zein gogoeta estuk laster zeragion aren urratsari, ta zergatik so zegion begi ain
leiatsuz egun distitsuari; gizon ark maite zuna il zun eta orrexegatik zan il-bearkoa.
Gizonek oro, ordea, zer maite ta ura iltzen dute —entzuzute guziok!— batzuek begikaldu samin
batez, beste batzuek itz eztitsu batez, koldarrak musu batez, gizon bioztunak ezpata batez!
Batzuek gazte dirala beren maitea iltzen dute, batzuek zarrak dirala; batzuek lizunkeriaren eskuz
iltzen dute, batzuek Urrearen eskuz; onberaenak aizto bat darabil, illa laster otzitu dedin.
Batzuek maiteegi dute, batzuek gutxiegi; batzuek saldu egiten dute, beste batzuek erosi; batzu
negar ugariz ari dira, batzu asperenik gabe; gizon guziek maite dutena iltzen baitute, guziak
argatik il-bearrak ez ba'dira ere.
Guziak ez dira eriotz lotsagarriz iltzen, aalke beltzezko egun batean, ez dute ere urka-billurra lepo
inguruan artean, ez arpegi gaiñean il-zapia, ta ez dauzkate oiñak utsartean dantzatzen solairuan
zear.
Guziak ez dira bizi gau ta egun zaintzen duten gizon isillekin, kuzkuzka dagozkionak negar egin
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nai ta otoi egin gogo dunean; kirika dagozkionak urkabeari bere arrapakiña ostuko ote dion
beldurrez.
Ez dira artatsean esnatzen beren gela irudi izugarriz yosia ikusteko; zuriz yantzi Apaiz
dardaritsua, Amabi latz, illuna, Espetxe-yauna soiñeko beltz, diztiratsuaz ta Alabearraren betarte
laruaz.
Ez dira lasterka yeikitzen baitegi-soiñekoa berriz yanzteko, osalari zakar bat pozten daiño edozein
kirio-aieru berri oartuz, tik-takak maillukada izugarriak diruditen erloyu bat batez-artean daukala.
Ez dute ezautzen, biurkariak, bere baratzain-zorroekin, ate azaldua zabaldu ta, gaurgero egarririk
ez dezazun, iru larru-ugalez lotu zaitzan baiño len, zintzurra legortzen dizun egarri gozagaitz ori.
Ez dute burua makurtzen Il-Otoitzen irakurtzea entzuteko, ezta beren gogoaren larriak illik ez
daudela dasaienean, ez dute beren il-kutxa topatzen, urkabe nardagarrirako bidean.
Ez dute zerua begiztatzen leiarrezko sapai txiki baten zear; ez dute otoizten, buztiñezko
ezpaiñez, beren nekelarria buka dedin; ta ez dute oartzen Kaipa'ren musua, beren masail
dardaritsuaren gaiñean.
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II
Sei astez ibilli zan gure atxilloa baillan, bere soiñeko arre zarpilduaz ta txanoa buruan zeukala;
zailu ta alai zirudin aren ibilkerak, baiñan ez dut bein ere ikusi egunari ainbeste leiaz so egin dion
gizonik.
Ez dut iñoiz ikusi atxilloek zeru diotsaten estalpeño urdin orri, ta bere illeun altzituak narrazean
zeramatzin edozein odei alderrairi begi ain leiatsuz so egin dion gizonik.
Ez zitun bere eskuak bigurtzen, Etsimen beltzaren elizan Itxaro aldakorra sortzeko alegiña egiten
duten gizon ergelek bezela; eguzkia begiratu ta goizeko eguratsa edan besterik ez zun egiten.
Ez zitun bere eskuak bigurtzen, ez zegin negarrik; ez zan gogoiltzen ez etsitzen; aizea edan
egiten zun, bai, ark osagai osasuntsuren bat bai'ledukan; aoa zabalik, eguzkia edaten zun ardoa
bai'litzan.
Ta ni ta beste moltzoan orron genbiltzen gogo mindun guziak, geronen gaizki egiña aundi naiz
txiki zanez aztuta, urkatzeko zeukaten gizona begiztatzen genun txundioak artuta.
Aundia baitzan ibilkera ain zailu ta alaiz ura igarotzen ikustea, ta aundia zan ark eguna ain leiatsu
begiratzen ikustea, ta are aundiagoa, alako zorra ordaintzekoa zala gogoratzea
Areitzek eta zumarrek baitauzkate udaberrian ernetzen diran orri atsegiñak: baiña sugegorriek
orzkatu-erroak ditun urka-abea beltzuritsua da; ta, eze ala legor, igalia ekarri dezan, gizon bat il
bearra da.
Giza-kume guziek billatzen duten eder-egoitza ori dugu leku goiena: nork nai luke, ordea,
urkamendi gaiñean kalamu-lokarriz estekatua egon eta, eraillearen urka-billurra lepoan dularik,
bere azken soa zeruari egin?
Gozoa da arrabita-soiñutan dantzatzea Maitasuna ta Bizia eder diranean; txirul eta ereskiñen
soiñutan dantzatzea atsegin eta bikaiña da: ez da gozoa, oin zailuz aizeari dantza egitea!
Onela, begiluze ta uste ertunaz, ura begiztatzen genun egunean-egunean, gu guziok alaxe
amaituko ote giñan gure buruari galdeka, iñork ere ez baitaki bere gogo itsuak zein inpernu
gorritara yo dezaken.
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Azkenik, gizon illa ez zan geiago ibilli atxilloen artean, eta yakin nun kai beltzeko giltzape
bildurgarrian zutik zegola ta iñoiz ez nula aren betartea berriz ikusiko Yainkoa'ren mundu goxo
ontan.
Gure bideak elkar arkitu zuten, ekaitzean zear ondorako diran bi ontzi iduri: baiñan ez genion
elkarri keiñurik egin ez itzek, esanenik ez genula; ez baikenun elkar arkitu gau gurenean, egun
lotsa-garrian baizik.
Baitegi-arresi batek inguratzen giñan biok; bi gizon galdu giñan; gizarteak bere biotzetik iraitzi
ginun eta Yainkoak bere arduratik; eta Obenari kuku dagion burnizko arteak atzituak giñan.
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III
Zorrdunen baillako arriak zakarrak dira ta arresi ezatsua garaia da; antxe artzen zun eguratsa
gure gizonak, berunezko zeruaren azpian. Bi zaintzaille zitun aldamenetan, ilgo ote zan bildurrez.
Edota, gau ta egun bere larriari kirika zegiotenakin eseri egiten zan, eta negar egiteko yeikitzen
eta otoizteko uzkurtzen zanetan kirika zegozkion; berak urkabeari arrapakiña apiztuko zion
bildurrez kirika zegozkion.
Eta gizon ark, egunean birriz, pipa artzen zun eta txopin bete garagardo edaten; bere gogoa bipil
zegon eta ez zun bildurrerako zirkillurik; eta maiz zion pozik zegola urkatzaillearen eskuak urbil
zitulako.
Baiña zaintzaille batek ere ez zun bekokirik gauza ain bakana zergatik zion ari galdetzeko;
zaintzaille izatea yazo zaionak bere ezpaiñetan morroillo bat ezarri ta arpegia mozorro biurtu bear
dulako.
Bestela, biotz-beratu liteke ta zuzpertzeko ta urgazteko alegiñak egin; eta, zer legike Giza-
Errukiak Eriotz-giñen Saizuloan? Zein onginaizko itzek lagun legikeo anai baten gogoari orrelako
lekuan?
Buru-makur eta alderoka, Zoroen Ibiltzan ari giñan baillaren inguruan. Ezer ez zitzaigun; ba-
genekin Txerrenaren Taldea Bera giñana. Ta buru murriztuek eta berunezko oiñek zomorro-dantza
alai bat egiten dute.
Gure azkazal motz, odoltsuez bikedun soka zeatzen genun; ateak igorzten genitun, solairuak
marroskatzen eta eskudel dirdiratsuak garbitzen; eta, lerroka-lerroka, oltza zurikatu ta zalapart
egiten genun suillekin.
Zakuak yosten ari giñan, arriak zatitzen, laztabin autsuari bira eragiten; latontziak yotzen,
eresiak oiuka ta lantegian izerditan ari giñan, baiña gizon bakoitzaren biotzean Izua zetzan isil eta
geldi.
Ain geldi zetzan eta, egun bakoitzean, itsasbelarrez beteriko uin bat iduri narrezten zan; eta
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ergelari ta zitalari begira dagon zori mingotsa aztuxea genularik, egun batez, lanetik itzultzean,
illobi ideki berri baten ondotik igaro giñan.
Obi larua, ao-zabalik, izaki bizi baten eske zegon; buztiñak berak odol eskatzen zion aspaltozko
bailla egarriari; ta ortzargia edertu baiño len atxillo bat urkabean kulunka ariko zala ulertu genun.
Bereala sartu giñan, Balbe, Izu ta Izangoari gogoa zurt; Urkatzaillea igaro zan errenka aizaroan
zear bere zorrotxoarekin; eta atxillo bakoitza darda gaiñean zan bere zenbakidun illobira ziri-zira
zioala.
Gau ontan igargu utsak Beldurrezko itzalez yosi ziran, eta burni irian gora ta bera, entzun ezin
genitun urrats isillak ari ziran; eta izarrak estaltzen dituten burni-langaen ostean arpegi zurbillak
kirika bide zeuden.
Gizon ura, larre atsegin batean etzanda ametsetan dagona bezela zan; Zaintzailleek ura lotan
ikusi ta ezin ulertu zuten, biurkariaren esku-eskuan egon eta nola egin lezakean lo ain gozoa.
Ez dago lorik, ordea, iñoiz negar egin ez dutenek egin bear dutenean negar; orrela gu —ergela,
ebaslea, zitala— amaigabeko gau artan atzarri geunden, eta, bere esku min dunen gaiñean
narraz, iñoren izua sartu zan burumuin bakoitzean.
Ene! iñoren erruaz min izatea izugarria da. Obenaren ezpatak barrena zulatzen baitzenigun bere
eskutoki edenduraiño, ta guk ez isuri-odola zala ta, berun urtuzko negarrak egiten genitun.
Zaintzailleak, beren pieltrozko oski ta guzti, ate itxien ondotik ziri-zira zioazan, eta kirikatuz ba-
zekusazten, begiak zurturik, irudi auskarak lur gaiñean; eta iñoiz otoitzik egin ez zuten gizonak
otoitzean ari zirala ta arriturik zeuden.
Gau osoan otoitzean ari izan giñan belauniko, illotz baten erostari zoroak! Gaberdiaren galdor
urduriak, zerraldo baten gaiñeko galdorra zirudin; ta Barnearen zimikoak, belaki batean isuri-ardo
garratzaren kutsua zun.
Oillar arreak yo zun, oillar gorriak yo, baiña eguna ez zetorran; eta Izuaren tankera makurrak
kokoriko yartzen ziran gu geuntzan zokoetan, eta gauez dabiltzan mamu gaiztoak oro gure
aurrean yostatzen bide ziran.
Ziri-zara igarotzen ziran ariñik, laiño artean bidaztiak iduri; biurketa ta bira gozoko errigodon-
dantza batez irri zegioten illargiri, ta, urrats gizatsuz ta lerdendi iguingarriz, mamuak ba-zetozan
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deira.
«Aufa! —oiu zegiten— «Mundua zabala da, baiña aztal billurtuak errenka doaz! Ta bein edo berriz
kurkuluxa botatzea zaldun-yoko bat dugu; ez du irabazten, ordea, Oben'arekin yokatzen ari
danak Alhearen isilleko Etxean».
Ez ziran aizezkoak ain pozik yauzika ari ziran sorkari zakarro aiek: bizia oinbillurretan zeukaten
eta oiñak lokabe ezin yoan ziran gizonentzat, a, Kristo'ren zauriok! biziak ziran eta ikusteko
izugarriak.
Inguruka, inguruka, valtz-dantzan eta biraka ari ziran; batzu dantzakide parresamurrak bezela;
beste batzu, goizoillanda-ibilkera ikasiaz, zurubian gora zioazan; ta irri zorrotzez ta saiets-so
legunez lagun genitun gure otoitzetan.
Goiz-aizea intzirika asi zan; gaua, ordea, ez zan yoaten; itzalmatatsak arilkatu zun bere aiñezka
aundian azken albaiñuraiño: ta otoitzean ari giñalarik, Eguzkiaren Zuzenbidearen bildur giñan.
Aize zinkuriñatia baitegiko arresia inguratzera etorri zan: altzairuzko txirringa itzulkari bat antzo,
miñutuak narrezten entzun genitun arte. Aize zinkuriñati ori! zer egin ote genun orrelako etxezain
bat edukitzeko?
Azkenik, langaen itzala, berunezko sare bat iduri, nire ol-oearen aurreko orma zurituan agiri zan,
eta Yainkoa'ren goizaldi bildurgarria non-edo-non gorria zala yakin nun.
Seiretan gure gelak garbitu genitun: zazpiretan oro zan isillik, baiña ego altsu batek baitegia
betetzen bide zun susmur ta dirdariz, Eriotsa'ren Yauna, arnas-otz, sartua baitzan iñor iltzeko.
Ez zan sartu purpur-apaiñez yantzia, ez zaldi zuri, arin baten gaiñean. Iru neurkin soka ta ol
lerrakor bat ditu aski urkamendiak; beraz, Aintzindaria laido-lokarriarekin etorri zan bere isilleko
egiñena betetzera.
Pagina - 1377
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aizaro zikiñezko lokatzean zear aztamuka doazan gizonak bezela giñan: otoitz bat asperatzeko
bekokirik ez genun, ez gure larria lasaitzeko; ba-zan zerbait illik gu guziongan, Itxarobidea illa
genun.
Gizonaren Zuzenbide uzua baitoa bere bidean barna, aldera gabe: argala iltzen du, indartsua
iltzen: bere ibilbidea eriozgarria da ta, burnizko orpoz, sendoa iltzen du, aideiltzaille biotz-gabea!
Zortziak yotzea igurikitzen genun; mingaiñak oro likits zeuden egarriz: zortzietako dangada gizon
bat aiñeneko egiten dun Alabearraren dangada baita, ta Alaberra'k ba-darabil urkabillur bat gizon
on eta gaiztoenarentzat.
Zeiñuaren zain egotea besterik ez, geneukan. Eseri egin giñan, beraz, geldi ta isillik, aran
bakartuan arriak iduri; biotz guziak, ordea, tintin ari ziran, arin eta yarraiki, zoro batek yotako
arratza iduri.
Bat-bateko kaskaz, baitegiko erloyuak aize dardaritsua yo zun, eta etsimen algabezko intziri bat
yeiki zan baitegi guzitik, zingira izutuek legendunen etzanguan entzuten zuten oiua bezelakoa.
Eta amets baten leiarrean gauza izugarrienak dakuskigun bezela, abe beltzitutik eskegita zegon
kalamuzko soka koipetsua ikusi ta urkatzaillearen billurrak karraisi batez irato zun otoitza entzun
egin genun.
Ta gizon ari deadar ain mingotsa eragin zion oiñazea ta aren erredura gorriak eta odol-izerdiak
iñork ez zekizkin nik bezain ongi; bizi bat baiño geiago bizitzen danak, eriotz bat baiño geiago il
bear baititu.
Pagina - 1378
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
IV
Gizon bat urkatzen duten egunean ez dago elizkizunik. Apaizaren biotza eriegi dago edo bere
arpegia zurbillegi, edo ba-du begietan idatzia iñork begiztatu bear ez duna.
Eguerditsu arte euki giñuten itxirik, beraz; ta ordun ezkilla yo zuten eta zaintzailleek gela guziak
ideki zituten beren giltz txirrintsuez ta burnizko zurubian bera yoan giñan, nor beraren inpernutik.
Yainkoa'ren egurats gozotara atera giñan, ez, ordea, oi bezela; gizon onen arpegia zuri baitzegon
bildurrarren, eta orren arpegia auskara, ta ez dut iñoiz ikusi eguna ainbeste leiaz begiratu duten
gizon betillunik.
Ez dut bein ere ikusi baitegikoek zeru diotsagun estalpe urdin, txikiari eta, askatasun zoriontsuz,
yitoan igarotzen zan edozein odeiri begi ain leiatsuz so egin dioten gizon betillunik.
Baiña, ba-ziran gure artean buru-apal zebiltzanak, baitzekiten berena artu ezkero, guziak il
bearko zirala; ark gauza bizi bat ez baitzun il, aiek, aldiz, zandu bat il izan zuten.
Bigarrenez oben dagiñak gogo il bat iratzartzen baitu oiñazerako, ta bere il-yanzki zikindutik idoki
ta berriz odoluts-erazten du, ta odol tanta larriak odoluts-erazten dizkio, ta alperrik odoluts-
erazten.
Tximuak edo narritariak bezela, gezi okerrez apainduriko yantzi nabarmenaz; ba-genbiltzan bira-
biraka isilik aspaltozko bailla labaiñean barna; ba-genbiltzan isilik, bira-biraka, ta iñork ez zegin
itzik.
Ba-genbiltzan bira-biraka isilik, ta gogo uts bakoitzean zear, gauza izugarrien oroia erasotzen ari
zan, aize ikaragarri bat iduri; ta Laztura'k gure aurretik bide zegin, eta Izua genun atzetik
narrezka.
Baitegi-zaiñak, yanzki berriak igandeetako apaiñekin zitutela, buru-arro zebiltzan gora ta bera,
beren aberetaldea begiratzen; guk, ordea, ba-genekin, beren oskietako karebizitik, zelako lanean
ari izanak ziran.
Illobi bat aozabal egon zan lekuan ez baitzegon illobirik: loi ta ondarrezko une bat soillik,
baitegiko orma gorrotagarriaren ondoan, eta latsun bizi metatxo bat, gizon ark il-yantzia eduki
zezan.
Pagina - 1379
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gizon gutxik eska lezateken il-yantzia baitu zorigabeak! barne-barnean, baitegi-bailla baten pean,
larrugorri aalke geiagorako, datza, oiñak billurretan, eta garrezko izara batean bildua.
Ta anartean, latsun gartsuak aragi-ezurrak yaten ditu; ezur auskorra yaten du gauez, ta aragi
biguiña egunez; aragia ta ezurra aldizka yaten ditu; biotza, ordea, etengabe yaten du.
***
Iru urte luzetan ez dute an errorik ez azirik ereingo; iru urte luzetan, leku madarikatu ori elkor
eta soil izango da, ta zeru arrituari so egingo dio erantzute gabeko begikaldu batez.
Gizeraile baten biotzak erein edozein azi ustelduko zula uste dute. Ez da egia! Yainkoa'ren lur ona
gizonek uste baiño obea da, ta arrosa gorria are gorriago garatuko litzake, ta arrosa zuria zuriago.
Aren aotik arrosa gorri-gorri bat! aren biotzetik zuri bat! Nork esan lezake, ba, zein bide bakanez
Kristo'k bere naia ageri egiten dun, erromesaren ue legorra Aita Guren aundiaren begien aurrean
loratu zanetik?
Baiñan ez arrosa zuririk, ez gorririk ez ditekez baitegiko aizetan loratu; arriak, legarrak, suarriak
ematen dizkigute an; yakiña baita liliek eztitu dutela batzutan gizon bakun baten etsipena.
Beraz, ez arrosa gorria, ez zuria ez dira iñoiz osto-ostoka eroriko baitegi-orma likitsaren ondoan
dagon loi ta ondar une onen gaiñean, Yainkoa'ren Semea ororen alde il zala esateko baillan
dabiltzan gizonai.
Ala ere, nai ta nondiknai baitegiko arresi likitsak inguratua egon, eta burdiñetan dagon gogo bat
gauez ibilli ez ba-diteke ere, ta lur ain gaiztoan datzan gogoak negar egitea besterik ez ba-dauka
ere,
gizon errukarri ori bakean dago edo ba-dagoke laster: ez da ura zoratu dezakenik, ez dabil
Laztura alderrai eguerdian, ez baitauka Eguzkirik ez Illargirik ura datzan lur argi-gabeak.
Abere bat urkatzen dan bezelaxe urkatu zuten: aren gogo izutuari atseden eman lezaioken
requien bat ere ez zuten esan, baiña lasterka eraman eta zulo batean ezkutatu zuten.
Pagina - 1380
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Apaiza ez da belaunikatuko otoi egiteko aren illobi laidotsuaren ondoan; eta Jesu-Kristo'k
obendiai eman Gurutz donetsiaz ez du zantzutuko ere, gizon ura baitzan Kristo'k yaregitera etorri
zanetako bat.
Baiña, ongi dago guzia; Bizia'ren muga berezietan gaindi igaro baizik ez du egin: eta iñoren
negarrek beteko dute arentzat Errukiaren ontzi aspalditik ausia, galduak baitituke erostari, ta
galduak beti ari dira negarrez.
Pagina - 1381
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ez dakit legeak bidezkoak diranentz. Baitegian gautzazanok orma sendoa dala besterik ez dakigu;
ta egun bakoitzak urtebete dirudila, egun luzeak ditun urtebetea.
Auxe ba-dakit, ordea; lenbiziko gizonak bere anaiari bizia kendu ta gizarte its au asi zanetik,
gizonek Gizonarentzat egin edozein Legek alea bota ta galtzua bildu egiten du, aizegille
txarrenaren bidez.
Ba-dakit au ere —ai ba'lekite orok!— gizonek eraiki edozein baitegi, aalkezko buztiñerrez eraikia
dala, ta burni-langaz inguratua, gizonek beren anaiak nola oiñeztatzen dituten, Kristo'k ikusi
dezaken beldurrez.
Burni-langaez mazkaltzen dute illargi ederra ta eguzki onbera itsutzen: ta on dute beren
Inpernua estaltzea, ez Yainko-Semek ez Giza-Semek bein ere ikusi bear ez lituteken gauzak
egiten baitira artan.
Egin zikiñenak, iralka edentsuak iduri, ongi garatzen dira baitegiko aizetan; Gizonaren ona, orixe
agortzen da soilik eta zimeltzen an. Larritasun zurbilla dago ate aztunen zaindari, ta Etsimena
dugu begirale.
Goserazten baitute mutiko izutua, gau ta egun negar eragiten dioten arte: makala astintzen dute,
tentela zeatzen, eta zarra laidotzen; eta zenbait zoratu egiten dira, ta guziak gaizto biurtzen, eta
batek ere ezin itzik esan.
Bizi geran gela estu bakoitza iroldegi zikin, illuna da. Ta Balbe biziaren arnas kiratsak
burnisarezko leiatilla mututzen du, ta Irritsa ez, beste guzia auts biurtzen da Gizatasunaren
tramankuluan.
Edaten dugun ur gaziak loi nardagarri bat bosatzen du, ta aztagaetan aztatzen duten ogi
garratza, igeltsu ta latsunez beterik dago, ta Loa'k, etzan nai ez dularik, badabil begi-izu ta Aldiari
oiuka.
Baiña naiz Gose argala ta Egarri muskerra liskartu, sugegorria sugetzarrari buruzki bezela, axola
gutxi digu yanariak; egunez goratu arri bakoitza, gauez gure biotz biurtzeak, orretxek izoztutzen
du ta iltzen eten-gabe.
Pagina - 1382
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Beti biotzean gauerdia ta gelan illunabarra, txirringa-kiderrari eragiten diogu, edo soka urratzen
dugu, zein bere inpernuan, eta isiltasuna, burniorizko yoale baten soiñua baiño askoz izugarriago
zaigu.
Ta bein ere ez zaigu giza-aotsik ondoratzen itz ezti bat guri esateko: ta atean zear kirika ari dan
begia gogor ta errukigabea da: ta guziek aztuta, usteltzen ari gera, usteltzen gogo-gorputzez.
Ta onela, Biziaren burnizko katea erdoitzen dugu, txartu ta bakartuak: ta zenbaitek birao dagite,
ta zenbaitek negar, ta zenbaitek aiotsik ez: baiña Yainkoa'ren betiko Legeak onak dira ta arrizko
biotza austen dute.
Ta gelan naiz baitegiko baillan austen dan giza-biotz bakoitza, Yauna'ri bere altxorra eman eta,
legendunaren etxe satsua akara bikaiñenaren atsonez bete zun arako ontzi ura bezelakoa da.
Ene! biotzak ausi ta barkamenaren bakea irabazi dezaketenen zori ona! Bestela, nola ondu
dezake gizonak bere asmoa ta bere gogoa obenez garbitu? Non, biotz ausi batean baizik, sar
liteke Kristo gure Yauna?
***
Ta eztarri ubel, anpatua, ta begi il, tinkoak ditun gizona ba-dago Lapurra Parabisuratu zuten esku
gurenen begira; ta Yaunak ez du biotz ausi ta garbaidun bat arbuiatuko.
Legea irakurtzen dun gorrizko gizonak iru asteko bizia eman zion, iru aste labur bere gogoaren
burrukaz bere gogoa garbitzeko, ta aiztoari eutsi zion eskua edozein odol tantaz ikuzteko.
Ta odol tantaz ikuzi zun eskua, aiztoari eutsi zion eskua; odolak bakarrik ikuz baitezake odola, ta
negarrek bakarrik osa dezateke: ta Kain'ena izan zan orban gorria, Kristo'ren elur antzeko zantzu
zuri biurtu zan.
Pagina - 1383
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
VI
Reading baitegian, Reading iriaren aldean, aalke-obi bat dago, ta ba-datza artan garraren ortzek
yandako gizon errukarri bat: izerkari gartsu batean datza ta aren illobiak ez du izenik.
Etzan bedi an isilik, Kristo'k illai dei egin arte; ez du alperrikako negarren edo aizezko asperenen
bearrik: gizon ark maite zuna il zun eta orrexegatik il bearra zan.
Baiña gizon guziek zer maite ta ura iltzen dute, entzun au guziok! Batzuek begi-zizta samin
batez, beste batzuek itz legunkari batez; koldarrak musu batez, gizon bioztunak ezpata batez!
Pagina - 1384
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
POESIAS EN EUSKERA
VOLUMEN 7
Pagina - 1385
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Indice
Pagina - 1386
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Poesias en Euskera
Capitulo 1.
2013
Pagina - 1387
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Indice Cronologico
* Periodo 1919-1936
o Intziriak
o Euskaldun barriaren abestia
o Berez
o Ez dago!
o Abertzalearen ituna
o Neure aberria
o Ene Urtzi!
o Ituna
o Udabarri goiza
o Eleizalde hil da
o Koskotegian
o Lorarik onena
o Paultxoren irribarrea
o Euskera zeruan
o Euskerari
o Otoia
o Itsaso aurrean
o Guztiz garbiari
o Artzubiko lertegiari
o Tibalt erregerena
o Biziaren alegia
* Periodo 1937-1968
o Hizkuntzaren deia
o Lagun onari
o Mirentxuren mahai-azkena
o Aita jaunaren zahartzaroa
o Herrimina
o Begoñaren jaiotzean
o Amerikarako bidean
o Emakume euskal-ikaslearena
o Artzubiko lertegiari
o Enbeita'tar Kepari (G.B.)
o Mahatsaren gorespena
o Otoi bat
o Amets
o Lurmina
o Mona Lisa
o Euskal poetak
o Axular
Pagina - 1388
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
o Urrundik
o Getxori
o Getxoko basetxe zaharrentzako kantua
o Musu bat
o Ene maitea
o Askatasun
o Arrabita soinu
o Getxo
* Periodo 1939-1965
o Athalie
o Bihotza jauzten jat
o Ontziburu!, nire ontziburu!
o Aholku onaren balada
o Agur
o Zuhaitzak
o Artzain maiteminduak bere maiteari
o Bakartasuna
o Zurekin hizketan
o Finojosako neska behizaina
o V. hamalaukoa
o Andere bati
o Bihar
o Loreei
o Hamleten neurtitzak Ofeleri
o Ofeleren kantuak
o Hobigilearen kantua
o Maitagarrien kantua
o LXVI. hamalaukoa
o Reading Bahitegiko Leloa
o Errusiako mintzoa
Pagina - 1389
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Abertzalearen ituna
Pagina - 1390
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1920
Pagina - 1391
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Agur
GOOD-BYE
Pagina - 1392
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1941
Pagina - 1393
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Geoffrey Chaucer
Pagina - 1394
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1395
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
AMAIKIA
1941
txapelagaz estaldurik,
zuti-gura ta ezinean
Pagina - 1396
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pipia du ezpainetan
amandreak emandako
Paris, 1939
Pagina - 1397
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Amerikarako bidean
Itsasoaren zabala,
Itsasusoak laguntzat,
itxaropena gidari,
norberen herri-maitetasuna
basabereek zuloa,
Pagina - 1398
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
«Iturrieta» zaharrean
ta itsas-gezalera jaurti.
Pagina - 1399
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
itsasertzean da ageri.
Pagina - 1400
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Amets
atsekabe ta atsegin,
Adarren apaingarri
txiruli ta txiruli.
Pagina - 1401
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Haritzaren sustraiak
Ta haritza biziko da
orritsu ta mardula.
Caracas, 1959
Pagina - 1402
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Leonardo de Argensola
Andere bati
eder-gezurra parekogabia
1943
Pagina - 1403
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Arrabita soinu
Badoa, badator
gozo-gozoki,
urrunduz orain
hurbilduz gero,
arroi-hotsa dela
dela deidarra,
nahiz dakarrela
Caracas, 1965
Pagina - 1404
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Christopher Marlowe
Pagina - 1405
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1941
Pagina - 1406
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Artzubiko lertegiari
Artzubiko lertegi,
Begien betegarri!,
Hire oinetan,
Artzubiko lertegi,
Artzubiko lertegi,
Sarri nindoan
Ameskor, bakar,
Pagina - 1407
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sasi artean
Beheraxeago,
Gerizapean.
Sinisgarri jat
Artzubiko lertegi!
Begien oinazgarri
Ondoak hilarri.
Artzubiko lertegi!
Orain ta beti,
Pagina - 1408
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Askatasun
eusko-enda dugu;
jaio da ta zahartu.
hartu du ikaskizun:
sortu du askatasun!
Caracas, 1965
Pagina - 1409
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Jean Racine
Pagina - 1410
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Axular
Caracas, 1962
Pagina - 1411
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Alexander Pope
Bakartasuna
SOLITUDE
beraren lurrean.
damotsoe zinki.
egunez atsegin.
landuaz gogoa.
Pagina - 1412
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Begoñaren jaiotzean
Pagina - 1413
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Berez
dabez goizaldian.
be dagi mendian.
«amatxo maitia».
1920
Pagina - 1414
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lope de Vega
Bihar
1943
Pagina - 1415
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
William Wordsworth
1941
Pagina - 1416
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Biziaren alegia
Ibai-uraren lasterra!,
eltzun-buruan abarra,
abar-buruan kimuño,
Ibai-uraren lasterra!,
abarrean txori-txintak,
ibaian maite-murmurrak.
Ur-azalean hegazka
sorginorratzak burrunka
Biziaren atsegina!
Pagina - 1417
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Biziaren atsegina!».
Ibai-uraren lasterra!
Ibai-uraren lasterra!
1936
Pagina - 1418
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Eleizalde hil da
Haundiagoa bihotzez.
Lortu baino lehen hil da. Oi, laster, ikusko ahal dau zerutik!
Pagina - 1419
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Emakume euskal-ikaslearena
Pagina - 1420
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Euzkadiren jauskaldia:
Pagina - 1421
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1422
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ene Urtzi!
Doneik doniena,
Zintzoik zintzoena.
Neu-begi zorrotzak
Ta neure bihotza.
Neu-Urtzioi dautortzut.
Gur-hitz-dei dagitzut.
Pagina - 1423
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ekaitz gogorretan,
Haize-ostotsetan.
Ene Urtzi!
1920
Pagina - 1424
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ene maitea
maitasunak narama;
maitasunak narabila,
liluraturik nauka.
ezautzenago nuan.
apaindua zegola.
Pagina - 1425
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
jantzi pinpirinenak,
apaingarri jorienak
ta pitxi bikainenak.
hobeki beharrean.
paregabe izatea,
Pagina - 1426
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
maitasunak narama.
Pagina - 1427
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ivan Turgenev
Errusiako mintzoa
Ezbaiko egunetan,
horrelako mintzoa
emana ez izatea!
1965
Pagina - 1428
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Euskal poetak
Pagina - 1429
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1430
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Neure zoritxarra!
Pagina - 1431
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Euskera zeruan
Jaunaren aurrean,
ta hegoak apalduta
iraindu ez zaituan
eta galdu-zorian
egoan hizkuntzak
badakizu burua
ta badaukazala
inoiz ez eukiriko
olerkari goiak.
ahots bikainenak
dantzuguzan bertoko
kantari-taldean
euskara zahar-garbiak
bere aurkezleak
emoidazu baia
Pagina - 1432
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
eusko-olerkari
Irribarre gozoaz
Aita maitekorrak
ezpainak zabaldu ta
hodeien artetik
aingerua lurrera
Eusko-olerkari artean
Biak donoki-gaiak,
biak bihotz-garbi,
biak buru-argiak,
ta gogo-kantari.
1933
Pagina - 1433
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Euskerari
Euskera, Euskera,
Hizkera goitarra,
Ele harrigarri,
Gogo-bihotz asegarri.
Hizkuntza aberatsa,
Nire emaztegaia!
Zu nirera ekarri,
Ta Jaunak bidali
Daien iragarri
Pagina - 1434
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Abertzalearen ituna
Pagina - 1435
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1920
Pagina - 1436
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ez dago!
Ez dago amarentzat
seintxoa lakorik
Ez maitalearentzat
maitea bardinik.
Ez ta neuretzat ere,
neu-Aberri hori
1920
Pagina - 1437
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Marqués de Santillana
LA MOZA DE LA FINOJOSA
neska ederragorik
Finojosako neska
Calatraveño aldetik
Santa Mariara
bideari jarraituz,
logurak errea,
lurralde latz-artean
Finojosakoa.
Larrosaz ta lorezko
abereak zaintzen
Pagina - 1438
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Finojosakoa.
larrosa gorririk
gorapena utzita,
Finojosakoa.
Ez nion begiratu
askatasuna galdu
nezakeen beldurrez.
jakiteko): «Ederra,
Finojosakoa...?»
«Ongi etorria;
galdetzen duzuna:
ez da maite-minean,
Pagina - 1439
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ez maite-begira,
Finojosakoa».
1943
Pagina - 1440
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1441
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1442
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Getxori
Caracas, 1963
Pagina - 1443
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Guztiz garbiari
Fénelon
Pagina - 1444
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ondasun-iturri, maitasun-itsaso,
1935
Pagina - 1445
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Leonardo de Argensola
V. hamalaukoa
SONETO V
1943
Pagina - 1446
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Herrimina
Joachim Du Bellayren
Pagina - 1447
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Hizkuntzaren deia
zuen mendietan,
irakasteko hemen
euskeraz hizketan;
bizitzeko bertan.
Euzkadi guztian,
nengon ezpainetan.
Gizon ta emakumeen
bihotz barruetan,
eroaten ninduten
hiri-basoetan;
orduko aldietan.
Pagina - 1448
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
izan beharrekoan
Gogorrago direnak
dozuz gorunduta,
guztiz zapalduta;
lotsaz makurtuta.
Jaungoikoak emanda
darabilzun ele
buruaren jabe.
baserri ta kale;
entzun egidazu,
euskara ez da hilko
Ez dira arerioak
Pagina - 1449
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
euskera isiltzeko
zeure-zeurea dozu
eutsi egiozu.
ez dozulako egin
Ama-semeek bertan
erdera dagite,
euskaldunak direla
gehienak ahaztute;
nagizula maite.
ez direlako ahaztu
jakingo balute
euskara galdute,
esango lukete.
Pagina - 1450
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
euskaldun jatorra,
ez zaitezela ahaztu
euskaldun zarela.
mutil-neska gazte;
1938
Pagina - 1451
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
William Shakespeare
Hobigilearen kantua
lur-barrenean sarrarazirik
1947
Pagina - 1452
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Intziriak
Pagina - 1453
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Itsaso aurrean
1
Pagina - 1454
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1455
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1934
Pagina - 1456
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ituna
—Txoritxo hori,
txoritxo hori,
zer darabilk
hor-hemen?
—Udabarria
dela-ta
alaikiro
poz-pozez,
abarrik abar
hegazka
alai joat
abesten.
—Txoritxo hori,
txoritxo hori,
Amea
jagok hilten;
ez zagok
bertan udarik
ezta poztasunik
be.
Osoro baltzez
josita
Pagina - 1457
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bera baijagok
minez.
Ez abestu,
txoritxo hori,
ez abestu
pozarren;
abestu
beharra badok,
abestu eik
negarrez.
Hilten
Aberria jagok,
Euskotar-Amea
hilten.
Txoritxo hori,
txoritxo hori,
isildu, isildu,
arren!
1921
Pagina - 1458
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Koskotegian
Ta gurutzean ezarri.
Pagina - 1459
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1460
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Geure heriotz-ostean.
Pagina - 1461
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lagun onari
heriotza jatortzula.
eta ez bizitzarena,
Pagina - 1462
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lorarik onena
Abesten dihardu;
Mendi-zelaiak edertasunez
Txukunena daukat.
Eztitsu hartzean,
Lotan... zorunean...
Neure baratzean.
Ta larri garratzak;
Pagina - 1463
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ebaki behe-behetik
Pozik samurrena,
Emoi ederrena.
Hartu, bureztun-urre-pitxizkoz
Lirain apainduta
Nire lili-xorta.
Gainetik bakarrik,
Ostera barrutik.
Arnastu guraina,
Beronen usaina.
Bizitz-bidean itsumustuka
Dabiltzan gaixoak
Pagina - 1464
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Abegi on-onez,
Pagina - 1465
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Calderón de la Barca
Loreei
A LAS FLORES
urre-edur-gorri-ortzadar direnak,
1943
Pagina - 1466
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Lurmina
oinarri hartuta
Haraxe, haraxe,
Haraxe, haraxe,
Pagina - 1467
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Haraxe, haraxe,
Pagina - 1468
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
William Shakespeare
LXVI. hamalaukoa
SONNET LXVI
1953
Pagina - 1469
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Mahatsaren gorespena
hozkirria hartzeko!
eder sutarako.
abel-oherako.
dingilizka naro.
askoz ederrago!
Pagina - 1470
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
William Shakespeare
Maitagarrien kantua
txapar ta astarrosan,
su ta uretan zehar.
1952
Pagina - 1471
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Mirentxuren mahai-azkena
Tomate gorria ta
bananea hartuki,
einda txiki-txiki.
aitatxuak, noski,
matraileak beteta
jatean, gozoki,
dagiztakazan soak
ta irriak ikuski.
Paris, 1939
Pagina - 1472
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Mona Lisa
Pagina - 1473
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Musu bat
Pagina - 1474
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1475
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Neure aberria
Neure aberriak
badauz mendiak
basetxe zuri,
haran orlegi,
leiarrezko iturritxoak.
Euroen urak
bakarrik niri
Pagina - 1476
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
William Shakespeare
Ofeleren kantuak
ta sandalien bidez».
burukotzat belarra ta
bustitzen zituztela...
Pagina - 1477
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
aurpegia agirian.
Pagina - 1478
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ta ez da berriz itzuliko?
ta sapinezko ilea;
erruki dadila!
1947
Pagina - 1479
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Walt Whitman
O CAPTAIN! MY CAPTAIN!
Hurbil da portua, aditzen ditut joaleak eta herri osoak zuri goraka,
hots egiten du turutak. Zuretzat dira lore sorta eta bureztun horiek.
Ontziak, oso eta gaizka, bota du aingura; bere bidaldia bukatu da.
Pagina - 1480
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1941
Pagina - 1481
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Otoi bat
Pagina - 1482
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Otoia
Esne ta eztizkoak.
Pagina - 1483
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sugerik bidaztiak.
Harroinak, urrezkoak.
Nongura, ikustekoak.
Bertan Zuzentasuna.
Adiskide kutuna.
Daukazu bakaulkian.
Maitasun ta ikaraz.
Goretsi zagizadan!
Pagina - 1484
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Horrenbesteraino Zu maitatu ta
Nardaturiko hobena,
Gorputz-dei motelenak?
Dagona dakidala,
Ta lohi-zale gauean.
Izango entzungorra!
1934
Pagina - 1485
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Paultxoren irribarrea
Pagina - 1486
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1487
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Oscar Wilde
1896ko uztailak 7
1
Pagina - 1488
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1489
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1490
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ez dute ezagutzen,
Pagina - 1491
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1492
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ez zegien negarrik;
Pagina - 1493
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1494
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
esanik ez genuela;
Pagina - 1495
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
araudi-aginduetan;
Pagina - 1496
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Heriotzginen Saizuloan?,
Ezer ez zitzaigun;
Pagina - 1497
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1498
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1499
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1500
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Txerpolari-jauzkak eginez,
Ez ziren haizezkoak
Pagina - 1501
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Haize zinkurinatia
Pagina - 1502
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ahaide-hiltzaile bihozgabea!
Pagina - 1503
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bat-bateko kaskaz
Pagina - 1504
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ez dago elizkizunik.
Pagina - 1505
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
askatasun zoriontsuz,
buru-apal zebiltzanak,
Pagina - 1506
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bahitegi-zainak,
ez baitzegoen hilobirik:
Pagina - 1507
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1508
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1509
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
urkatu zuten:
Bahitegian gautzanok
besterik ez dakigu;
Pagina - 1510
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ez Jainko-Semeek ez Giza-Semeek
Pagina - 1511
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gizatasunaren tramankuluan.
Pagina - 1512
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
usteltzen gogo-gorputzez.
Pagina - 1513
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1514
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ez du alferrikako negarren
1954
Pagina - 1515
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Tibalt erregerena
Txorietan nagusi
erresinol eztia,
nafarren erregia.
Orrileko goizean
Sorterritik dakartzak
ezpainetan barre-irri,
kanta-nahi eztarrian.
Champagne landetako
ardoaren gozoa!;
Pagina - 1516
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Errege olerkari!,
ha emaztetzat hartu!,
1935
Pagina - 1517
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Udabarri goiza
1923
Pagina - 1518
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Urrundik
oinarri hartuta
Caracas, 1962
Pagina - 1519
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Joyce Kilmer
Zuhaitzak
TREES
1941
Pagina - 1520
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
John Milton
Zurekin hizketan
Pagina - 1521
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1942
Pagina - 1522
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
CICLO DE CONFERENCIAS
Orden cronológico
1) Pedro de ENBEITIA, el bardo de Euskadi.- Teatro Presidente Alvear, Buenos Aires, Agosto 4 de
1943.
11) LOS VASCOS "GENIO Y FIGURA".- Galería Moretti, Montevideo, Diciembre 7 de 1951.
13) DISCURSO FÚNEBRE por Juan URAGA.- Cementerio El Buceo, Montevideo, Febrero 22 de
1952.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
21) PRO RESURGIMIENTO DEL EUSKERA.- Centro Vasco de Caracas, Enero 13 de 1956.
23) PERDIDA DE LOS FUEROS VASCOS.- Centro Vasco de Caracas, Noviembre 11 de 1957.
25) PERDIDA DE LOS FUEROS VASCOS.- Centro Vasco de Caracas, Noviembre 11 de 1958.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 3.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La finalidad de estas Conferncias organizados por la Asociación Pro-Universidad Vasca fue dar a
todos los vascos la oportunidad de adquirir un sólido conocimiento del ser nacional vasco.
Dictadas en el Centro Vasco de Caracas 1961
1.—LA TIERRA. Territorio primitivo y actual suelo vasco. Zonas y paisajes. .La montaña y el mar.
3.—EL HOMBRE VASCO HISTÓRICO. Concepto del vasco a través de griegos y romanos, la
literatura francesa y española del Siglo de Oro; los viajeros extranjeros; estadio caracteológico.
7.—LA LENGUA VASCA: características generales; área primitiva de la misma; retroceso de sus
fronteras a través de las diversas vicisitudes históricas. Influencias.
8.—LA CASA VASCA; su función étnica y social. Instituciones jurídicas de ella derivadas; la
troncalidad; el heredero; la co¬municación floral.
9.—LA FAMILIA base de la democracia política vasca. El voto fogueral. Otras instituciones de raíz
familiar.
13.—EL MUNICIPIO autónomo y democrático; sus aspectos en las distintas regiones del país vasco
de los orígenes a nuestros dias.
16.—EL PUEBLO en los periodos romano, visigodo y árabe: luchas y vicisitudes; la unidad. Sancho
el Mayor.
17.—INSTITUCIONES ESTATALES. El Ducado de Vasconia;
Pagina - 1527
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
22.—DERECHO VASCO: Instituciones básicas del mismo; origen, sentido y valor de las mismas.
25.—LA EDAD MEIDA. Las llamadas uniones a Castilla; su senti¬do y alcance. Intentos de
absorción; cuatro glorias patrias.
29.—EL EUSKERA; Bernardo Dechepare, primer poeta en lengua vasca; estudio de su obra.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 4.
Pagina - 1530
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
como escribió el más seductor apologista de esta secta filosófica: la de la desesperación que tanto
puede ser pasiva como activa, nihilismo o aniquilamiento y, finalmente, la cristiana, la que acepta
la lucha por dura que sea, tomándola en un sentido trascendental de etapa preliminar a una
existencia definitiva. O apegarse a la tierra o hundirse en el abismo o elevarse a los cielos; esas
son, en definitiva, nuestras tres actitudes posihles.
Como en los hombres, así en los pueblos. Porque hay en la historia de estos momentos terribles
en que el infortunio y la catástrofe se presentan de tal manera, dominándolo todo, saturándolo
todo, que la sociedad sacudida hasta sus cimientos mismos ha de hacer, en uno u otro sentido,
una elección que no por, en apariencia, inconsciente es en definitiva cierta y decisiva. Ejemplos
para ilustrar lo enunciado nos ofrecen en abundancia las páginas de la historia.
Pocos tan dramáticos como el que en estos años la vieja Euskal Erria nos brinda. Todas las
calamidades físicas y morales se diría que han llovido sobre ella en estos dos tremendos lustros.
Para que esas calamidades tan terribles en sí mismas se hagan sentir con redoblada fuerza, he
aquí que el recuerdo del bien perdido —que es como la esencia misma del dolor—, aparece como
obligado acompañante de cada uno de sus presentes males, como la atmósfera propia en que
todos ellos se mueven y le acosan. Y para que termine de sentirlos en manera más acerba, la
conciencia de sufrirlos contra toda justicia. Que algo nos ayuda a soportar nuestras desgracias, el
sabernos, en alguna manera, culpables de ellas.Pero no nos falta entre ese cúmulo de males algo
que, en cierto modo, nos consuela de ellos. Es la resolución inquebrantable del pueblo vasco de no
abandonarse a la banalidad ni a la desesperación; de dar el pecho a todos los desastres y acudir
varonilmente a la entraña misma de la llaga con el único remedio que nos resta porque nadie
puede arrebatárnoslo. La fe. Nuestra tradición y antecedentes no nos permiten otra solución y a
ella acudimos con una esperanza que desborda todos los límites de nuestro infortunio.
Hace años que en el cielo de nuestra cultura no han brillado otras luces que las de las grandes
fogatas alimentadas con miles y miles de libros cuyo único delito era el de estar escritos en lengua
vasca o versar sobre temas vascos. La persecución a nuestra cultura ha sido tenaz e implacable.
¿Es que habíamos de renunciar para siempre a toda esperanza de resurrección?
Los vascos, envueltos en las ruinas de la actual catástrofe patria y sintiendo que quizá nos
hallemos al borde de otra guerra aún más catastrófica, han resuelto que no; que no se puede en
ninguna cincunstancia renunciar a la lucha en cobarde suicidio colectivo. Y han organizado como
en los días felices, con la fe robusta y la esperanza sin fisuras de los días felices, un Congreso de
Estudios Vascos que celebrará sus sesiones de alta cultura en la semana del 12 al 19 de setiembre
en Villa de Biarritz.
Sí, con el recuerdo de la patria en duelo y la sensación de un mundo que cruje sobre nuestras
cabezas, nos reuniremos en Biarritz para estudiar amorosamente, empeñosamente, con el
Pagina - 1531
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
pensamiento puesto en el renacimiento de nuestra tierra. Mil veces nuestra tarea sería
desbaratada, otras tantas volveríamos con el mismo celo a reunir los materiales dispersos de
nuestra casa solar derrumbada por el huracán de la injusticia, porque es el nuestro un empeño mil
veces santo.
Nos acompañarán en ese Congreso muchos hombres de ciencia, muchos hombres de buena
voluntad de todas las nacionalidades que aman a nuestro pueblo y que sienten como propia su
tragedia. Destacarán en ese Congreso muchos hijos y descendientes de vascos que son honra de
la cultura en estas sus patrias americanas.
Y desde esta orilla del Plata, nos acompañará lo mejor del Uruguay, los intelectuales que ya han
enviado sus trabajos al Congreso: las personalidades e instituciones culturales de mayor jerarquía
que han hecho o han de hacer presente al mismo su fervorosa adhesión. Y estará allí con nosotros
en espíritu el pueblo oriental entero, tan ilustrado como valiente, nacido para vibrar ante toda
lucha de justicia y toda empresa de cultura; para tender su mano de gaucho noble a quien
limpiamente como el vasco combate por la más pura de las causas: la libertad de su espíritu que
nadie podrá sojuzgar jamás.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Caracas
Capitulo 5.
Pagina - 1533
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
PEDRO MANUEL ARCAYA U., El Cabildo de Caracas. Caracas, 1965. 159 pp.
MARCO AURELIO VILA, Área metropolitana de Caracas. Caracas, 1965. 163 pp.
MERCEDES ALVAREZ, Don Simón Rodríguez tal como fue. Caracas, 1966
Serie de monografías seleccionadas y dirigidas por el Presidenta del Comité de Obras Culturales,
DON ALFREDO BOULTON, con la cooperación del Secretario del Comité, DR. PEDRO GRASES, y
previa aprobación de la Comisión Nacional, integrada por el Gobernador de Caracas, DR. RAÚL
VALES A, e¡ Comisionado Especial de la Presidencia, DR. AUGUSTO MÁRQUEZ CAÑIZALES, y los
vocales, DR. TOMAS ENRIQUE CARRILLO BATALLA, Presidente del Comité de Obras Económicas;
DR. JULIÁN FERRIS, Presidente del Comité de Obras Públicas; Da. CARLOS EDUARDO FRÍAS,
Presidente del Comité de Obras Cívicas.
Actúa de asesor general de las ediciones de los Comités de Obras Culturales y Económicas el DR.
PEDRO GRASES, Actua de Secretario General de la Comisión Nacional el SR. ANTONIO PADRON
TORO.
La serie de publicaciones monográficas tiene por objeto acopiar material sobre diversos aspectos
actuales e históricos de la vida de Caracas, a fin de ponerlos a disposición de loe estudiosos en
esas disciplinas y de loa visitantes de nuestra ciudad capital con motivo de cumplirse los
cuatrocientos años de su fundación.
Pagina - 1534
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
como escribió el más seductor apologista de esta secta filosófica: la de la desesperación que tanto
puede ser pasiva como activa, nihilismo o aniquilamiento y, finalmente, la cristiana, la que acepta
la lucha por dura que sea, tomándola en un sentido trascendental de etapa preliminar a una
existencia definitiva. O apegarse a la tierra o hundirse en el abismo o elevarse a los cielos; esas
son, en definitiva, nuestras tres actitudes posihles.
Como en los hombres, así en los pueblos. Porque hay en la historia de estos momentos terribles
en que el infortunio y la catástrofe se presentan de tal manera, dominándolo todo, saturándolo
todo, que la sociedad sacudida hasta sus cimientos mismos ha de hacer, en uno u otro sentido,
una elección que no por, en apariencia, inconsciente es en definitiva cierta y decisiva. Ejemplos
para ilustrar lo enunciado nos ofrecen en abundancia las páginas de la historia.
Pocos tan dramáticos como el que en estos años la vieja Euskal Erria nos brinda. Todas las
calamidades físicas y morales se diría que han llovido sobre ella en estos dos tremendos lustros.
Para que esas calamidades tan terribles en sí mismas se hagan sentir con redoblada fuerza, he
aquí que el recuerdo del bien perdido —que es como la esencia misma del dolor—, aparece como
obligado acompañante de cada uno de sus presentes males, como la atmósfera propia en que
todos ellos se mueven y le acosan. Y para que termine de sentirlos en manera más acerba, la
conciencia de sufrirlos contra toda justicia. Que algo nos ayuda a soportar nuestras desgracias, el
sabernos, en alguna manera, culpables de ellas.Pero no nos falta entre ese cúmulo de males algo
que, en cierto modo, nos consuela de ellos. Es la resolución inquebrantable del pueblo vasco de no
abandonarse a la banalidad ni a la desesperación; de dar el pecho a todos los desastres y acudir
varonilmente a la entraña misma de la llaga con el único remedio que nos resta porque nadie
puede arrebatárnoslo. La fe. Nuestra tradición y antecedentes no nos permiten otra solución y a
ella acudimos con una esperanza que desborda todos los límites de nuestro infortunio.
Hace años que en el cielo de nuestra cultura no han brillado otras luces que las de las grandes
fogatas alimentadas con miles y miles de libros cuyo único delito era el de estar escritos en lengua
vasca o versar sobre temas vascos. La persecución a nuestra cultura ha sido tenaz e implacable.
¿Es que habíamos de renunciar para siempre a toda esperanza de resurrección?
Los vascos, envueltos en las ruinas de la actual catástrofe patria y sintiendo que quizá nos
hallemos al borde de otra guerra aún más catastrófica, han resuelto que no; que no se puede en
ninguna cincunstancia renunciar a la lucha en cobarde suicidio colectivo. Y han organizado como
en los días felices, con la fe robusta y la esperanza sin fisuras de los días felices, un Congreso de
Estudios Vascos que celebrará sus sesiones de alta cultura en la semana del 12 al 19 de setiembre
en Villa de Biarritz.
Sí, con el recuerdo de la patria en duelo y la sensación de un mundo que cruje sobre nuestras
cabezas, nos reuniremos en Biarritz para estudiar amorosamente, empeñosamente, con el
pensamiento puesto en el renacimiento de nuestra tierra. Mil veces nuestra tarea sería
desbaratada, otras tantas volveríamos con el mismo celo a reunir los materiales dispersos de
nuestra casa solar derrumbada por el huracán de la injusticia, porque es el nuestro un empeño mil
veces santo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nos acompañarán en ese Congreso muchos hombres de ciencia, muchos hombres de buena
voluntad de todas las nacionalidades que aman a nuestro pueblo y que sienten como propia su
tragedia. Destacarán en ese Congreso muchos hijos y descendientes de vascos que son honra de
la cultura en estas sus patrias americanas.
Y desde esta orilla del Plata, nos acompañará lo mejor del Uruguay, los intelectuales que ya han
enviado sus trabajos al Congreso: las personalidades e instituciones culturales de mayor jerarquía
que han hecho o han de hacer presente al mismo su fervorosa adhesión. Y estará allí con nosotros
en espíritu el pueblo oriental entero, tan ilustrado como valiente, nacido para vibrar ante toda
lucha de justicia y toda empresa de cultura; para tender su mano de gaucho noble a quien
limpiamente como el vasco combate por la más pura de las causas: la libertad de su espíritu que
nadie podrá sojuzgar jamás.
Serie de monografías seleccionadas y dirigidas por el Presidenta del Comité de Obras Culturales,
DON ALFREDO BOULTON, con la cooperación del Secretario del Comité, DR. PEDRO GRASES, y
previa aprobación de la Comisión Nacional, integrada por el Gobernador de Caracas, DR. RAÚL
VALES A, e¡ Comisionado Especial de la Presidencia, DR. AUGUSTO MÁRQUEZ CAÑIZALES, y los
vocales, DR. TOMAS ENRIQUE CARRILLO BATALLA, Presidente del Comité de Obras Económicas;
DR. JULIÁN FERRIS, Presidente del Comité de Obras Públicas; Da. CARLOS EDUARDO FRÍAS,
Presidente del Comité de Obras Cívicas.
Actúa de asesor general de las ediciones de los Comités de Obras Culturales y Económicas el DR.
PEDRO GRASES, Actua de Secretario General de la Comisión Nacional el SR. ANTONIO PADRON
TORO.
La serie de publicaciones monográficas tiene por objeto acopiar material sobre diversos aspectos
actuales e históricos de la vida de Caracas, a fin de ponerlos a disposición de loe estudiosos en
esas disciplinas y de loa visitantes de nuestra ciudad capital con motivo de cumplirse los
cuatrocientos años de su fundación.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Uruguay
Capitulo 6.
Pagina - 1537
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Mayo de 1943 Bingen Ametzaga decidió aceptar la nueva responsabilidad de Organizar la Semana
Vasca
Tal como hemos indicado fue a principios de mayo cuando se dieron los primeros pasos en lo
referente a la organización de los actos de la Gran semana Vasca que tendrían lugar en
noviembre. Tarde, muy tarde. Ello motivó sin duda que los acontecimientos se desarrollaran a una
velocidad de vértigo durante los meses de septiembre y octubre de 1943.
Con este propósito viajó a Montevideo el 9 de mayo de 1943, día de la celebración del 31
aniversario del centro. En la sesión del 25 de mayo de 1943, el presidente de Euskalerria
informaba a sus pares que había sido visitado por el Delegado del Gobierno Vasco en Argentina,
Ramón María Aldasoro, en compañía de Juan Domingo Uñarte y Ricardo Gisasola, con el fin de
informarle que proyectaban realizarse en Montevideo diversos actos culturales. Tras estos
primeros contactos y, sin duda, tras contar con el apoyo mayoritario de miembros de la junta, se
hizo público el evento mediante un artículo insertado en el Euzko Deya de Buenos Aires el 30 de
mayo bajo el título "Están en desarrollo importantes iniciativas de extraordinario interés para
nuestra colectividad"
Tras casi un mes de contactos entre la delegación uruguaya y los mencionados representantes del
Euskal Erria, Euzko Deya anunciaba el 20 de junio la celebración de una Semana Vasca en
Montevideo y la inauguración de la Plaza Gernika. También el periódico La Nación de Buenos Aires
publicaba en su número del 22 de junio la noticia sobre la celebración de una Semana Cultural
Vasca en Uruguay. Cuatro días más tarde, el 26 de junio, Enrique José Mochó fue elegido
presidente de la sociedad Euskal Urna. Manuel Gortari vicepresidente, José Manuel Iguain tesorero
y Pedro Arteche secretario.
Escasos cinco días después, el primero de julio y, mediante la reproducción en la revista Euskal
Brria del artículo publicado días antes en La Nación, la nueva junta directiva y, con ella, el
conjunto de la sociedad, apostaba definitivamente y de forma oficial en la organización de los
actos de la Gran Semana Vasca.
Pagina - 1538
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por fin, el 27 de julio el Consejo Directivo de Euskal Erria, en compañía de las comisiones de
Fiestas y de Beneficencia e Instrucción, recibía a Aldasoro que, a propósito de la organización de
la proyectada Semana Cultural Vasca, pasaba una breve estadía en Montevideo. El delegado, tras
enumerar los pasos dados hasta el momento, solicitó la colaboración de la institución, sosteniendo
que una sociedad de tanto prestigio no podía permanecer ajena a una iniciativa de tal magnitud. A
la vista del entusiasmo con el que se adoptaron las propuestas, propuso Aldasoro a la junta
directiva que la comisión organizadora de la Semana Vasca se ubicase físicamente en la propia
sede de la sociedad. A ello respondió losé Manuel Iguain que, además de la sede, la sociedad
debería prestar su apoyo en todo íquello que la organización de un evento de tal envergadura
requiriese.
Sin duda alguna no fue difícil obtener el apoyo del Euskal Erria cuando el acto encajaba
perfectamente con los propios objetivos fundamentales que establecían los estatutos de la
sociedad,
3. Celebrar fiestas y fomentar la práctica de los deportes, cultivando en especial los genuinamente
vascos.
4. Alquilar o adquirir locales necesarios para dar cumplimiento a los postulados precedentes.
5. Realizar una continua propaganda de la Institución por todos las medios posibles que tiendan
siempre a! engrandecimiento de Euskal Erria y a la honra de ¡a Patria ausente .
Podemos de este modo establecer como fecha oficial de inicio de los preparativos el día 31 de
julio, día de la celebración de las festividades de San Ignacio. Poco se había adelantado hasta esa
fecha. La situación se agravó aún más cuando en agosto Aldasoro sufrió una úlcera de estómago
que lo mantuvo alejado del trabajo una larga temporada .
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Por lo que se refiere a la organización del calendario de actividades, el proyecto propuesto por
Aldasoro en la reunión del día 27 difería mucho del programa de actividades que finalmente se iba
a desarrollar. En principio se trataba de un evento de tres días de duración que, del 30 de octubre
al 1 de noviembre, se asemejaba en lodo a la festividad de San Ignacio de 1942; inauguración del
acto con un homenaje al presidente de la república Juan José Amezaga, mesa mayor en la
catedral de Montevideo, exposición de arte y folklore vasco, inauguración de la Plaza Gerníka y
concierto de música sacra. Los acontecimientos y, fundamentalmente el espontáneo e
imprevisiblemente amplio apoyo que el gobierno y la clase política y cultural de la sociedad
uruguaya iba a conceder al acto hizo que éste se dilatara hasta quince días. Por otro lado la Plaza
Gernika no sería inaugurada hasta 1944. En cualquier caso es preciso tener presentes varias
cuestiones.
La delegación del gobierno vasco de Buenos Aires contaba ya a finales de julio de 1943 con la
conformidad del presidente de la república y del alcalde de Montevideo, Juan P. Fabini. Asimismo,
la participación en los actos de personalidades de ¡a vida vasca en el Uruguay tales como José
Iruretagoyena Anza o el padre Pedro Goikoetxea era asimismo un hecho antes siquiera de que se
organizaran las primeras comisiones gestoras de la Semana Vasca. En cualquier caso, hasta el día
30 de septiembre no se haría público un primer borrador de acontecimientos.
Ignacio Garra, Juan Ibarra Aguerrebere y Aitor Hormaeche conformaron por su parte la comisión
de finanzas " , si bien más tarde serian nombrados para tal comisión Luis San Martin y Rodolfo
Gorriti. José Bikandi fue elegido, junto a un nutrido grupo de personalidades de las letras
uruguayas, Emilio Oribe Coronel, José Zorrilla de San Martín, Carlos Sabat Ercasty y el músico de
origen vasco, Lauro Ayes taran, presídeme de la comisión de arte. Arnaldo Pedro Parrabere,
director de la revista Euskal Erria fue nombrado presidente de la comisión de prensa, de la cual
formaron pane Pedro Arteche y Bingen Ametzaga. Finalmente, Juan Domingo Uriarte, Pedro
Arleche y Ricardo Gisasola conformaron la comisión de acogida. En septiembre se organizaría
asimismo el Comité Juvenil Vasco, una comisión formada en su mayoría por jóvenes socios del
Euskal Erria.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Junto con estas comisiones se organizaron igualmente comisiones femeninas en cada una de las
áreas arriba citadas. María Ana Bidegarai Janssen fue elegida presidenta de la comisión ejecutiva
y Blanca Hormaeche y Concepción Ilurbey vicepresidentas. Maruja González, esposa de Emilio
Oribe, fue nombrada presidenta de la comisión de arte, Elvira Parrabere, esposa de Julio Garra, de
la de Finanzas y Pascasia Mendizabal e Inés Bayne de las de Prensa y Propaganda.
Se establecieron asimismo calendarios de trabajo. De este modo los lunes se reuniría la comisión
de bellas artes; los miembros de la comisión ejecutiva y de todas las subcomisiones dependientes
de éste y, por fin, los viernes la comisión de acogida4"1. Además de las citadas reuniones
ordinarias se celebraban diariamente decenas de encuentros, fundamentalmente en el Euskal
Erria de Montevideo y en el Laurak Bat de Buenos Aires. La participación del Laurak Bat fue sin
duda determinante en muchos aspectos. Gracias a ella se obtuvo la participación en los actos del
coro del Laurak Bat
Paralelamente, colaboraron en las actividades festivas los dantzaris y txistularis dd citado Laurak
Bat junto con los grupos de baile de Euzko Txokoa y Acción Vasca, entonces bajo la dirección de
Saturnino Salegui y Pablo Galdeano. Entre txislularis, danlzaris y cantores, diversas fuentes
estiman que participaron en los actos cerca de 300 personas venidas de Argentina, socios en su
mayoría de los citados tres ceñiros vascos de Buenos Aires.
En la labor correspondiente a la comisión de bellas artes hicieron asimismo las tres entidades
vasco-argentinas una gran labor al lograr José Bikandi reunir un lotal de 300 obras de arte para la
exposición de arle vasco que tendría lugar en Montevideo. Junto a ellas hay que destacar
asimismo la colaboración del Centro Vasco francés de la capital rioplatense. Además de las
entidades vascas logró Aldasoro la participación de la Asociación de Arquitectos de Buenos Aires,
hizo ya en su boletín un llamamiento a los arquitectos asociados afín de que aquellos que
dispongan de obra vasca y deseen contribuir con sus aportaciones e indicaciones, planos, diseños,
proyectos, etc.. puedan hacerlo. Por su parte la entidad facilitará aquellos elementas que se
exlimen necesarios dentro de sus disponibilidades una vez quede perfilada la sección de
arquitectura'.
Las piezas de arte serían depositadas hasta su embarque hacia Montevideo en los ¡ocales cedidos
a su vez a tal efecto por la bonaerense Asociación de Estímulo de Bellas Artes. Igualmente hizo
pública el 17 de septiembre su participación en los actos el Instituto Cultural Argentino-Uruguayo
presidido por el célebre arquitecto argentino Martin Nocí. me apresuro a expresarles la viva
simpatía tan grato es para nuestros sentimientos todo aquello que se refiera al noble país de que
son Uds. prestigiosas figuras representativas, debiendo agregar por ¡o que me toca
personalmente que la espontaneidad de ¡a adhesión se acentúa más aún si cabe por la
ascendencia vasca de la que me enorgullezco. Cuentan, pues, Uds. plenamente con nosotros para
e! fausto acontecimiento a realizarse, al que, de ser posible, concurrirá una representación del
Instituto que reiteraré:
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A pesar del alcance de la participación de las entidades vasco argentinas la prensa vasca se limitó
en todo momento a hacer mención de la "colaboración" que dichos centros brindaban al Euskal
Erria, sede tísica y verdadero pulmón de las actividades, la veterana entidad vasca ha ofrecido a
los organizadores su concurso para todo aquello en que pueda ser útil. Hu entendido la dimisión
Directiva del centro que su colaboración a ¡a empresa de vasquismo entra dentro de su misión v
de su obra, ya tan prestigiosa, en pro de los intereses vascos en América
El 5 de septiembre el Centro Euskaro Español de Montevideo organizó la primera Euskal Jaia con
motivo de las celebraciones de la Gran Semana Vasca: partidos de pelota, fanfarre, comida para
250 comensales, repertorio musical a cargo de maria Eugenia Mújica y baile de las seis de la tarde
hasta bien entrada la noche.
Muchos, sino todos, se han preguntado y se preguntan: ¿.Qué será la Semana Cultural Vasca?
Trataremos de explicarlo en pocas líneas. La semana vasca ha sido proyectada con dos objetos: e!
de mostrar a propias y extraños /as inquietudes espirituales del vasco, y el de encontrarnos a
nosotros mismos. En esta vida no todo es trábalo, no todo ha de ser la conquista de la
tranquilidad y felicidad material de la vida diaria. El vasco es laborioso, ordenado, ahorrativo,
volveremos, por unos días, a revivir en esta generosa tierra de paz que nos cobija, todas las
costumbres de nuestros padres, todas las canciones, bailes y costumbres de nosotros mismos.
Esta será la Semana Cultural Vasca, Arte, folklore y civilización vasca. Vernos tal cual sumos.
Sentirnos unidos por un mismo idea!, por un mismo corazón, por un mismo fin: el conocimiento
perfecto de nuestra raza, el hacerla conocer por todos los medios a nuestro alcance. Y por
reconocimiento a aquellos que nos dieron a la vida, por sentirnos orgullosos de pertenecer a esa
raza que "NO DATA ", de esa raza de la cual no se conoce su origen, debemos prestar todo
nuestro apoyo sincero, lodo nuestro esfuerzo personal, a esta Semana de Cultura Vasca
En línea con lo apuntado en el capítulo anterior, Ametzaga participa en la organización de los actos
pese a no figurar en la dirección de comisión alguna.
Hemos convenido con e! Sr. Altor Hormaeche, que todo lo relacionado con la organización de estas
le será comunicado directamente a él y a Ud., y a Gisasola cuanto concierna a las actividades de
nuestra Delegación en Montevideo. Tenemos un programa de trabajo abrumador. El ingeniero
Urbano Aguirre ha ofrecido a facilitar el dinero necesario para los gastos que debamos realizar
de las aflictivas preocupaciones que me crea la mendicidad que me veo obligado a ejercitar para
el cumplimiento de las funciones que me están encomendadas. Yo vov a ocuparme de obtener los
anuncios para el pago del programa, que está adquiriendo mas proporciones un poco alarmantes.
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Una de las principales labores de Ametzaga como nuevo miembro de lu delegación de Montevideo
fue la elaboración de las comisiones de honor, compuestas en su totalidad por destacados
miembros de la vida política e intelectual de la sociedad uruguaya. En este sentido contó en todo
momento con la inestimable ayuda de María Luisa Iribarne, miembro y presidente durante años
de la comisión de damas de la sociedad Euskal Erria y esposa del senador del partido Colorado
Duncan Batlle Berres. la cual era cuñada del que sería presidente de la nación por el mismo
partido en 1947 y en 1955, en esta segunda ocasión como miembro del colegio presidencial del
país, Luis Battle Berres. Familia de gran prestigio y peso político durante toda la primera mitad de
siglo en el Uruguay, era asimismo Luis Batlle Berres director de Radio Ariel.
No es de extrañar por tanto que fuera precisamente Radio Ariel la emisora responsable de la
transmisión diaria de los eventos relacionados con la celebración de los actos de la Gran Semana
Vasca o que fuera la emisora que radio las declaraciones del lehendakari Aguirre Iras su
reaparición en Montevideo en octubre de 1941. Además de los citados, formaron parte de las
comisiones de honor todos los miembros destacados de la familia Batlle, César, Lorenzo y Rafael
Batlle Pacheco asimismo miembros del partido Colorado. 75 hombres y 12 mujeres conformaron
finalmente ambas comisiones de honor. Además del propio presidente de la nación, Juan José
Amezaga, estamparon su firma de adhesión y, por tanto, formaron parte de la comisión, los ocho
ministros del gabinete Amezaga, José Serrato ministro de exterior, juan José Carbajal Viclorica
ministro de interior, Tomás Berreta ministro de obras públicas, Adolfo Follé Joanicó ministro de
educación, Ricardo Cosió ministro de hacienda, Alfredo R. Campos ministro de Dirección Nacional,
Arturo González Bidart ministro de ganadería y agricultura y Luis Mattianuda ministro de sanidad.
Casado con Celia Álvarez Mouliá, las tres hijas del presidente, Ana María, Margarita y María
Asunción, todas ellas al igual que sus padres miembros de! Euskal Erria, formaron parte de la
comisión de honoi femenina. Además de los miembros de gobierno, se obtuvo asimismo la
participación en los actos y la adhesión a la comisión de honor del alcalde de Montevideo Juan P.
Fabini y de Juan C. Gómez Folie director de! servicio de policía metropolitana de la ciudad. Tal
como queda dicho, en vista del respaldo y de la adhesión demostradas desde un principio, la
delegación del gobierno vasco decidió desde un primer momento dar comienzo a la festividad con
un acto de homenaje y franco agradecimiento al gobierno uruguayo que había recibido al
lehendakari Aguirre en 1941 y 1942 y acogía en 1943 con tal entusiasmo y entrega los actos de la
Semana Vasca de Montevideo.
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Paralelamente a la colaboración prestada por los miembros del gobierno y. junto con éste, del
Partido Colorado, primera tuerza política del país a todo lo largo de la primera mitad de siglo,
prestaron su ayuda y manifestaron su adhesión a los actos los representantes de prácticamente
todas las demás fuerzas políticas del estado. Entre muchos otros, Dardo Regules presidente del
partido demócrata cristiano Unión Cívica y, posteriormente senador y ministro por dicho partido;
Tomás Breña diputado del mismo partido; Emilio Frugoni, presidente del Partido Socialista; Juan
Andrés Ramírez director del diario El Plata; Eduardo Rodríguez Larrela director del diario El País.
Justino Zabala Muniz director del Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica
Podemos adelantar que este objetivo se logró con creces. Efectivamente, los organizadores habían
logrado reunir a tañías personalidades de lysnombre en torno a la colectividad vasca, que no
pasaba un día sin que la prensa se ocupara del tema.
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Diariamente se emitía música vasca y conferencias por las más stigiosas radios montevideana, y
el diario El País publicaba asiduamente artículos de |Tellagorri. Ametzaga llamaría a El Plata "mi
tribuna particular" ya que a partir de 1943 Juan Andrés Ramírez, junto con Dardo Regules y
Bingen Ametzaga se reunían ácticamente de forma semanal en la redacción del periódico para
tratar, entre otros. ¡ relacionados, como veremos, con la organización de la Organización
Demócrata stiana Americana creada por el senador cívico y de la cual fueron miembros ndadores
los tres. Es difícil calcular el número exacto de artículos de prensa de la ¡elegación o de la Oficina
de Prensa de Huskadi (creada a partir de 1947) publicados or el diario El Plata ente 1943 y 1956,
pero sin duda se publicaron todos y cada uno de . que llegaron a manos de Juan Andrés Ramírez,
algunos de ellos enviados por el propio Regules.
Por lo que se refiere al resto de los periódicos mencionados Ametzaga obtuvo asimismo la
colaboración de Eduardo Rodríguez Larreta, . como miembro del Partido Nacional Independiente,
ministro de gobierno y de exteriores en los gobiernos de los colorados Juan José Amezaga, Tomás
Berreta y Luis Batlle Berres (1943-1947). Miembro del equipo director era asimismo Martín
Aguirre, oriundo de inmigrantes vascos y asiduo colaborador asimismo en lo referente a las
publicaciones enviadas desde la delegación de Montevideo.
También el diario E! Día cubrió ampliamente la noticia, como cubriría asimismo en repetidas
ocasiones a doble página diversos eventos de la vida social y cultural de la colectividad vasca en
Montevideo. Siendo El Bien Pública el órgano del partido demócrata cristiano Unión Cívica de
Dardo Regules y Tomás Breña, no tuvo ninguna dificultad Ametzaga en publicar cuantos artículos
llegaban a sus manos en dicho diario. Más aún, este diario constituiría, como tendremos ocasión
de ver, uno de los escenarios más cándenles de pugna política entre aquellos miembros de la
iglesia más reaccionaria y, por ende, cercanos al franquismo, y otros sectores de la iglesia
cercanos al planteamiento político de la delegación de la delegación del Gobierno Vasco en
Uruguay.
A pesar de contar con el apoyo mayoritario de los periódicos de mayor tirada del país, hubo
diarios que, debido sin duda a la escasa influencia que en este aspecto demostró siempre la
legación franquista, se mostraron remisos a prestar su apoyo. Tal es el caso de El Diario en el cual
Ametzaga se negó incluso a colaborar, lo cual creó cierto malestar en el seno de la comisión de
prensa,
Nos parece que no debes insistir en la negativa de colaborar en "El Diario ". Tengo !ü seguridad de
que tus artículos se impondrán por su contenido. ¿ Qué más da, pues, que salgan en uno u otro
periódico? Es evidente que no podemos ir contra lux hechos consumados. Por otra parte, sobre la
marcha, se te han de presentar sin duda ocasiones para escribir en revistas o periódicos que te
satisfagan más. Creo que sí es menester una pequeña explicación con Aitor (Hormaeche) en la
que le digas que colaborarás en la medida y lugar que el, como secretario general de la Semana
Vanea. crea conveniente: no debes ahorrarla diciendo, incluso, que nosotros te hemos aconsejado
en este sentido.
Lo cierto es que, desde que en mayo del 43 Ametzaga decidió aceptar la nueva responsabilidad en
la delegación, comenzó a escribir de forma abultada y con cierto eco en la prensa argentina
primero y uruguaya más tarde, leí con mucho interés y admiré su preparación y gusto tratando
de! castillo de Maríiartu y del exilio, en cuvos artículos aprecié su finura afectiva y su versación en
clásicos castellanos. Sus receaionex de mis "Viajeros" son las que más aprecio de ¡odas, porque
están movidas de un espíritu análogo al mió, enriquecen el texto en forma pareja a la mía para
una segunda edición y me han enseñado varias cosas433. Diez días después, elogia de nuevo el
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crítico vasco el contenido de varios artículos escritos por Ametzaga en esle período, comienzo por
felicitarle por su último artículo sobre Avala y sus sobrinos, (...) Escribe Ud. muy bien e!
castellano y sabe precisar perfectamente los asuntos: ya sabe Vd. que el llamado estilo
periodístico que es ligereza y carencia de lodo ¡o demás no me gusta ni por asomo. (...) Me
parece que me pintan como un ogro exigente en literatura.
Junto con la redacción de artículos periodísticos pidió Aldasoro a Ametzaga que continuara con el
ciclo de conferencias iniciado en el otoño austral de 1943. Se han conservado cinco de las
ofrecidas por el autor entre el 15 de octubre y el 3 de noviembre: "Pedro de Enbeita, el poeta
popular vasco", en el paraninfo de la Universidad de la República el 15 de octubre; "Boga, boga,
marínela", en radio El espectador el 17 de octubre; "Bruno Mauricio de Zabala, fundador de
Montevideo", cu la plaza Zabala el 30 de octubre; "Guernica y las libertades vascas", en el
S.O.D.K.H. el 3 de noviembre y, "Los Fueros Vascos", en el auditorio de artes plásticas el mismo
día 3 de noviembre. Dado el éxito de las mismas Ixaka López Mendizabal comentó ¡a idea de
incluirlas todas en un tomo y publicarlas en L:KIN con Andrés Irujo. A este último le pareció
buena idea y se puso en contacto con Ametzaga a través de Telleixcü. cumpliendo el encargo que
me diste a través de Telletxea te adjunto una copia de mi discurso para Eii-ko Deya. Sabrás que lo
he escrito con una Underwood portátil casi nueva que desde unos días a esta parte ha pasado a
ser de mi exclusivo uso. Comprenderás que esté contento de ello pues siempre es un aliciente:
Recordaba hoy que a raíz de un discurso que pronuncié en Euzko Txokoa de ésa sohrc el tema "25
de octubre de 1859", Ixaka me habló de publicarlo en uno de los tomos de £X7A'435. Habría que
esperar no obstante veinticinco años hasta que el dicho lomo viera la luz con el título de El
hombre vasco, publicado por EK1N en 1967. En cualquier caso, un fruto más de la Semana Vasca.
También las emisoras de radio colaboraron en la difusión de los preparativos de la Semana, las
emisoras contribuyen asimismo por su parte a intensificar ambiente de cordial adhesión
existente, pues con mucha frecuencia irradia noticias y referencias asi como glosas de los actos en
preparación.
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Asimismo, Euzko Deya y la Liga de Amigos de ios Vascos de Buenos Aires, bían impreso en los
talleres de Sebastián de Amorrortu e hijos una revista de gran oaño y profusamente ilustrada que
contaba con 112 páginas. En su primera página se illaba la dedicatoria al Presidente uruguayo
Juan José Amezaga Ibarra. Ideada y íigida por Carlos Cueullu, habían colaborado entre otros, José
Urbano Aguirre. Koldo Lugones, Carlus Sabat Ercasty, Ixaka López Mendizabal, Joxe Mari de le,
Pedro Basaldua, Dirigen Ametzaga, Enrique de Gandía, José León de Jegui, Santiago Cunchillos y
Manterola; siendo los dibujantes Néstor Bazlerretxea y Félix Muñoa.Es preciso destacar en última
instancia la labor desarrollada por las comisiones femeninas, las cuales se ocuparon de
confeccionar en tan solo dos meses el vestuario líos cerca de cien niños y niñas que conformarían
el coro de prácticamente todos los os que se iban a celebrar. Aquella labor, además de convertir el
Euskal Erria durante dos meses, constituyó una verdadera labor de investigación ica ya que desde
un principio se procuró confeccionar trajes propios del folklore rasco de ios diversos territorios,
valles y pueblos de Euskal Herria. Para ello se dieron cita varios expertos de los centros vascos
Euskal Erria, Fuskaro Español y Laurak Bat. Entre los trajes cabe destacar el éxito del vestido de
roncales y roncalesa típico del Duranguesado así tomo los diseños propios que también tuvieron
cabida en las celebraciones. Tal es el caso de los diez trajes de Mikeletes y los vestidos de
poxpoíiñas con los colores de la ikurriña diseñados por estas mujeres, dio comienzo Ui tarea de
confeccionar los vestidos regionales para este batallón de jóvenes danízañs Se trató de cambiar la
imagen del típico traje femenino de la poxpolina, falda rujo escarlata con bandas de pasamanería
negra, corpino negro y blusa blanca, otorgándole los vivos colores de la Ikurriña: faldas de color
rujo intenso y corpinos verde esmeralda, mientras se poblaba las blancas blusas de encajes en
puños y cuellos v a los pañuelos se ¡es daba gracia con lazos más historiados.
Se presentaron, como novedad, los trajes típicos del Valle del Roncal, en Navarra, muy fastuoso,
paño. bordados con flores de colores e hilos de seda , Tras los actos dichos trajes fueron utilizados
por los miembros del coro y el nuevo grupo de txistularis que nacería de la constitución de la
nueva Comisión de Cultura.
Terminados los preparativos, tan sólo restaba hacer un llamamiento general u la participación de
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todos en todos los actos programados, lo cual se hizo mediante la circular enviada a los miembros
de las diversas asociaciones participantes en la festividad, anhelamos que esta Semana de Cultura
Vasca, cuyo programa adjuntamos, encuentre entre los vascos y los descendientes de los vascos,
cálido y fervoroso apovo que ponga de manifiesto el hondo espíritu racial que nos anima, Por eso
lo exhortamos a que concurra conjuntamente con sus familiares, a todos los actos programados,
donde, al mismo tiempo que los prestigia, gozará Ud. hondas emociones propias de nuestra
tierra .
En virtud del testimonio oral de Mercedes Iribarren, tras dos meses de días sin noche, la ferviente
actividad que tuvo en ebullición durante dos largos meses el Euskal Erria dio lugar a la extenuante
actividad de los actos. La inesperada participación mayoritaria y decidida de los socios y la
asimismo imprevisible participación y colaboración de los medios de comunicación, del gobierno y,
en general, de la sociedad uruguaya, convirtieron el proyecto inicial de la delegación argentina, de
tan solo tres días de duración, en una Semana Vasca de quince días de densa actividad cultural,
social y política, un hecho sin precedentes en la historia del nacionalismo vasco en Uruguay.
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Radio Ariel; cerraría el ciclo María Luisa Eribarre de Batlle fierres, quien en pocas palabras logró
resumir mejor que nadie el notable éxito de la que pasaría a la historia corno "La Gran Semana
Vasca del 43", voy a empezar por hacerme eco de la sorpresa que ha causado este movimiento
nuestra, que ha revolucionado, verdaderamente, a iodo el país. Me han dicho bastantes personas
ya: "No parecía que hubiese tantos vascos en Montevideo ". Y. en el Parque Hotel, en occisión del
cocktail que celebramos hace un par de domingos, el señor gerente me dijo que no recordaba
haber vendido nunca tantos tickets para una fiesta similar.
El día 6 de octubre de 1943 tuvo lugar en la sociedad Laurak Bal de Buenos Aires un acto de
homenaje a Julio Guaní, presidente de la suprema corte de justicia de Uruguay y de la comisión
de honor de la Semana Vasca. Acompañó al Dr. Guaní el embajador de la república de Uruguay en
Argentina, Eugenio Martínez Thedy, Héctor Gerona, vicepresidente de la ROU y Martín Noel,
presidente del Instituto Cultural Argén ti no-Uruguay o. El acto consistió en un banquete, música y
bailes a cargo de los txistularis, poxpolinas, hilanderas y dantzaris.
A continuación Ramón María Aldasoro ofreció una conferencia a la que de modo espontáneo
respondió Guaní, yo os admiro por vuestra serenidad y por vuestro sufrimiento llevado con
entereza y porque de vosotros está hecha esta América, que es hija vuestra y que como vosotros
defiende el espíritu de ¡a democracia^4.
El 9 de octubre tuvo lugar en el Euskal Eirria de Montevideo una demostración de pelota
organizada pt>r la comisión ad hoc de la sociedad y, al día siguiente, una fiesta con banquete
para 200 personas, charlas, bailes y romería en los terrenos de Malvín. Con motivo de este acio se
dieron cita en Malvín cerca de 300 personas sobre un lotal de 600 socios que eran los que contaba
la sociedad en 1943. Un éxito de participación por tanto. Cinco días más tarde, el 15 de octubre
tuvo lugar la conferencia a cargo de Bingen Ametzaga sobre el bertsolari vasco Pedro Enbeita.
Urretxindorra.
Dos días más tarde, el 17 de noviembre se celebró, como todos los años, la festividad de San
Miguel en el Euskal Erria. Los actos, que se desarrollaron en el Parque Hotel, se dilataron desde la
una del mediodía hasta bien entradas las nueve de la noche. Como en ocasiones anteriores la
festividad permitió ensayar a coros, grupos de poxpolinas, hilanderas, dantzaris y txistularis. El
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acto, organizado por la comisión de jóvenes de la sociedad, estuvo encabezado por Celia Álvarez
Mouliá, esposa del presidente de la república Juan José Amezaga y Maria Ana Bidegarai Janssen.
Por último, el día 18 del mismo mes tuvo lugar la última celebración anterior al inicio de la
semana Vasca. El acto consistió esta vez en una reunión de los máximos responsables del evento
en Radio El Espectador de Montevideo, cada uno de los cuales, recibidos por el director de la
emisora Dr. Caporale Scelta, disertó brevemente sobre varios aspectos de los actos a celebrarse a
parlir del día 30 de noviembre, después Je e.itox dos actos preparatorios v de una serie de charlas
por radio, diariamente realizadas v un las que lomaron parte los doctores vascos Aldasoro y
Amezaga y los uruguayos Gorrín, Zorrilla de San Martín, Mochó y Zubillaga; señores Iguain y
Telletxea y señoras Mana Ana Bidegaray de Jansen, María Luisa ¡riharne de Batlle ¡ierres, Dra.
Cciceres y el Ingeniero Garmendia, entramos en la semana b asían te arbitrariamente así
denominada, pues que dio comienzo el día 30 de octubre para ser clausurada el 13 de
noviembre44''.
Todos los actos sin excepción concitaron la atención de los medios; no obstante, a partir de la
llegada de las delegaciones de Argentina y Chile los titulares de los diarios se agrandaron
exponencialmente. "Esta noche habrá en el Sodre44íi un gran espectáculo de folclore vasco en
honor del primer magistrado", anunciaba el periódico La Razón44"1, en un titular que abarcaba
seis de sus ocho columnas; "Con trajes regionales y entonando dulces canciones de la tierra, llegó
de Buenos Aires la Delegación Vasca", agregaba el mismo diario en sus páginas interiores;
"Vienen a reunirse en Montevideo, Numeroso contingente de vascos llegó esta mañana",
anunciaba, también a seis columnas y con gran profusión de fotograñas. El Diario; "Se iniciaron
con éxito las fiestas de la Semana Cultural Vasca", informaba El Plata en su edición del 31 de
octubre; "A actos de singular colorido dieron lugar los festejos inaugurales de la Semana Vasca",
insertaba La Tribuna Popular ese mismo dia; y asi día tras día, los principales rotativos de la
capital uruguaya cubrieron el evento, con verdadero entusiasmo, aunque no faltarían, por
supuesto, las notas discordantes.
El sábado 30 de noviembre dieron comienzo, como hemos indicado arriba, los actos de la Semana
Vasca. La fecha fue elegida en conmemoración de la aprobación de ley abolitoria de los fueros
vascos, símbolo de la pérdida de las libertades del país y de su incorporación en el estado español,
A las 18:30 se inauguró la exposición de arte vasco en el Museo de bellas Artes de Montevideo
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con asistencia del presidente de la nación, Juan José Amezaga, el ministro de interior Juan José
Carbajal y el presidente de la suprema corte de justicia y de la comisión de hunor de la Semana
Vasca Julio Guaní. Tras la audición de los himnos uruguayo y vasco, el coro Lagun Onak entonó el
Gernikako arbola. A continuación Julio Garra y María Ana Bidegarai Janssen, presidentes
respectivamente de las comisiones organizativas masculina y femenina de la Semana Vasca,
inauguraron oficialmente la exposición y, con ella, la propia celebración de la Semana Vasca. Julio
Garra expresaba en su discurso el sentido de la iniciativa, que todos vean en esta magnífica
Semana Cultural Vasca que se inicia hoy, e! germen de nuevas y vastas empresas y que los
vascos sean siempre, como lo fueron a través de ios siglos, lección de viviente austeridad. Que
vivan en esta ¡ierra hospitalaria y grata del Uruguay -oasis de paz y bendición- más unidos que
nunca, manteniendo nuestras tradiciones inspiradas en el amor más alto y en la fraternidad más
honda .
A continuación Almeida Pintos, directora del departamento de educación leyó el discurso del
ministro del ramo Adolfo Folie Joanicó y le siguieron los discursos de José Urbano Aguirre,
presidente del Comité Pro-inmigración Vasca de Argentina y José Iruretagoyena452. Urbano
Aguirre disertó sobre los vascos a través de la historia y su presencia en América, terminando su
exposición con unas palabras sobre las virtudes del pueblo vasco, amamos a los vascos no sólo
por reverenciar a nuestros ascendientes: los amamos porque sabemos de su abnegación y de!
estimulo que significa para los pueblos jóvenes la adhesión y el cariño de ¡as razas milenarias.
Los amamos porque nos han enseñado con su ejemplo a defender la libertad y dignidad que es en
definitiva una página luminosa de España y Francia, se confunde muchas veces con la nuestra.
porque sentimos el dolor de sus infortunios y participamos de la emoción de sus alegrías, porque
cuando volvemos los ojos a! viejo continente, donde la fe y el optimismo desfallecen, recogen
nuestras pupilas absortas esos cuadros llenos de luz que el poeta de esta tierra, Julio Herrera y
Reissig, hace desfilar en el prodigio de vascos. Los amamos en la realidad v el ensueño y hasta
parece que les viéramos siempre como en los tercetos cincelados por vuestro poeta:
Ya que baile o que ría, ya que ruja o que cante. En la lid o en la gresca, nadie atreve un
desplante. Nadie rige tan noble rebelión como e! vasco Y sobre esa leónica majestad que le orla
Le revienta la boina de valor! Como casco. Que tuviera por mecha encendida la borla!
José Iruretagoyena disertó sobre el significado de los fueros vascos desde los rismas jurídico y
político, terminó su exposición con una petición dirigida al presidente Euskal Erria, enero 1, 1944.
No deja de ser curiosa la elección realizada por los organizadores, pues Iruretagoyena no sólo i
simpatizado con el alzamiento l'ranquista, sino que era miembro de la organización fascista Unión
nacíonal Española de Montevideo. de la república allí presente, los vascos, señores, no conciben
mida sano, acendrado. puro, vigoroso, honrado y promisor, sin asociarlo en su espíritu a la
tradicional proceridad del roble.
Por eso el alcázar de las selvas simboliza la gloria de sus instituciones democráticas, y por eso
también yo estoy seguro, Señor Presidente, de tío traicionarías en este momento, diciéndole que
anhelan fervorosamente, que Ud. le depare al país un gobierno que tenga algo del roble, fuerte
como su ¡alio, iniciar comí' su sombra, puro como sus efluvios matinales y adherido a la ley como
sus raíces un suelo
Con un recorrido por ia exposición el acto se consideró clausurado a las 20:30. Reunía, como
queda dicho, la exposición un total de 200 obras de arte entre óleos, acuarelas, dibujos,
esculturas, cerámicas e incluso antiguas piezas de mobiliario vasco. La muestra contó con obras
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de autores de la talla de Arturo Acebal Idígoras, Juan de Aranoa, Bienabe Artia, Ramiro Arrue,
Néstor Bazterretxea, José de Bikandi, Mauricio Flores Kaperotxipi, Juan León de Cruzalegui,
Nicolás de Mújica, Olasagasti. Ángel Cabanas Oteiza, Félix Pascual, Clemente Salazar Echeverría,
Hermanos Zubiaurre, Ignacio Zuloaga, A. Ituarte Pagoaga, Adolfo Apoila y Gustavo de Maeztu
Una hora más tarde, a las 21:45, daba comienzo en el SODRB el acto en homenaje al presidente
Amezaga. Asimismo estaban presentes en esta ocasión el propio Juan José Amezaga, Julio Guani,
Juan José Carbajal Victorica y el ministro de educación Adolfo Folie Joanicó, el Sr. Presidente
asistió a la /unción desde su comienzo hasta la terminación, ya de madrugada, dando constantes
señales de aprobación y repitiéndose algunos números ante el agrado de que dio muestras. (...) El
teatro parecía completamente lleno de espectadores que aplaudieron con fervor los cantos y
danzas populares de las distintas regiones de Euzkadi que fueron interpretados por los artistas
que en número de alrededor de 220 son, en su inmensa mayoría, refugiados políticos. Tras la
interpretación de un repertorio de canciones vascas por parte de los coros Laurak Bat y Lagun
Onak tuvieron lugar las actuaciones de los diversos grupos de txislularis y dantzaris provenientes
de los distintos centros vascos del propio Montevideo, Buenos Aires u otros puntos del continente
americano. Interpretaron y bailaron, entre otras piezas, la mascarada y la célebre Ezpatadantza
de la ópera Amaia de Jesús Guridi,
El conjunto de la prensa del país hizo eco del evento al día siguiente, dijo el escritor D. Adolfo de
Larrañaga, "¡a orquesta trenza sus encajes y la polifonía en su conjunto teje el motivo que se
presiente. Suena el txistu y allí salen los héroes en este segundo acto de la colosal ópera "Amaya"
de Guridi". Hay un silencio de emoción en la sala, nadie se imagina que unos nombres que en sus
trajes tienen la pátina de siglos y el pergeño de lobos, puedan danzar asi . El acto finalizó a la una
de la madrugada.
En línea con lo mencionado en el capítulo anterior, espoleados sin duda por la legación franquista,
algunos medios de comunicación tales como La Mañana o El Diario, no dudaron en criticar algunos
aspectos de los distintos eventos. Asi, por ejemplo, el diario La Mañana en su edición del día 31,
refiriéndose al espectáculo que se había llevado a cabo la noche anterior en el Estudio Auditorio
del SODRE, decía. arte menor en su mayoría, perteneciente al folklore, es lo que nos ofreció dicho
conjunto. Arte menor formado por canciones y danzas e interpretado con más voluntad
'La prensa uruguaya publicó amplios extractos de los discursos: concretamente El Piala ofreció el
día 2 de octubre, integro, el ofrecido por José Irurclagoyena "Que el tronco vuelva al tronco y la
raíz a la raíz" de unos seis folios mecanografiados de extensión.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Al llegar al pie del monumento Ramón M" Aldasoro y Jaime Anexábala, representantes de las
delegaciones de Argentina y Chile, hicieron una.ofrcnda llora!. La banda de la Escuela Militar de
Uruguay y la del cabildo de la ciudad tocaron los himnos de Euskadi e Uruguay y el coro Lagun
Onak entonó el Gernikako arbola de José María Iparragirre. A continuación Rodolfo Uorriti disertó
sobre los fueros de Bizkaia. lil acto se clausuró con un espectáculo de danzas vascas, fandango y
jotas. Tras el banquete, a las 18:00 tuvo lugar el espectáculo musical en el SODRE a cargo
nuevamente de los coros Lagun Onak y Laurak Bat acompañados de las bandas de txistuiaris y
danlzaris. Posteriormenle se celebró la cena en la sociedad Euskal Erria en honor de los
delegados, donde también pudieron escuchar nuevamente los invitados a los coros y bandas de
los diversos centros vasco-americanos.
El primero de noviembre, a las 11:00 de la mañana tuvo lugar el homenaje a Bruno Mauricio de
Zabala, fundador de Montevideo. Se congregaron en la plaza Zabala de la capital ios coros Lagun
Onak y Laurak Bat así corno las bandas de txistuiaris y dantzaris que, desde la sociedad Euskal
Erria hasta el lugar del acto, se abrieron camino por las calles de la ciudad al son de las diversas
melodías vascas escoltados por los Mikeletcs.
Allí disertó Bingen Ametzaga sobre "el vasco Zabala", Bruno Mauricio de Zabala: todos le debemos
mucho. Montevideo su existencia: Uruguay su capital: América una de sus más hermosas urbes;
el mundo tin magnifico puerto; los vascos, tus compatriotas, un hogar caliente y entrañable que
ha acogido y sigue acogiendo a los vascos con un amor de predilección que sólo con amor de
predilección podemos lox vascos pagar ív. Rébolo Botto, en nombre del cabildo de la ciudad,
agradeció a la colectividad vasco-uruguaya y los vascos provenientes de otros estados americanos
la organización de dicho acto al tiempo que destacó la gran herencia vasca en América,
reconocemos algo más: la ciudad es deudora a los hijos del País Vasco de muchos empeños
plausibles creadores de riqueza social y armadores de un acervo etico, integra la moral colectiva.
Debe reconocerse en la inmigración vasca, producida en el siglo pasado y comienzos del presente,
la existencia de una corriente humana dedicada al trabajo, que ha vivido con marcada dignidad,
los principios que gobiernan la organización social. (...) Esperemos que el triunfo de los principios
que han sido tan caras a la humanidad contemporánea, permitan finalmente, un entendimiento
feliz a la comunidad de las naciones, terminando asi las vicisitudes comunes '".
Acto seguido un grupo de dantzari txikis ofreció el aurresku al tiempo que los más pequeños
desfilaron con trajes típicos frente al monumento di: Zabala41'1. A las 18:00 el coro Lagun Onak
interpretó la Misa Mayor en La Bemol de Franz Schubert en el teatro SODRE. Dora Pockorny, Sara
César, Carlos Rodríguez y Horacio Ganzález fueron los solistas y el maestro Luis Mallea dirigió a la
orquesta de Montevideo, El acto tuvo, como los demás, un inmenso eco en la prensa de la capital.
El día 2 de octubre Hubertina Gomensoro ofreció en radio El Espectador una charla sobre la
descendencia de Bruno Mauricio Zabala. lira el martes el día de descanso por lo que no tuvieron
lugar actos públicos, no obstante, además de la citada conferencia radiada, se celebraron diversos
actos de homenaje a Itis invitados, argentinos y chilenos. Las delegaciones fueron recibidas por el
presidente de la nación, Juan José Amezaga y, posteriormente se les ofreció un animado banquete
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Las palabras de Rodolfo Gorriti y Jaime Aretxabala dieron comienzo al banquete. Tras el mismo,
Joxe Mari Lasarte y Bingen Ametzaga ofrecieron, fuera de protocolo, una serie de cánticos vascos
a los allí congregados, el señor Lasarte y el Dr. Amezaga, a pedido, nos deleitaron con sus
canciones emotivas, llenas de espíritu racial, que nos conmovieron íntimamente""*2. Ln cierto
sentido tenia el acto mucho de familiar ya que el delegado chileno. Jaime Aretxabala Piñaga, como
su esposa Felisa Aspiazu, eran ambos vecinos de Algorín y parientes lejanos de Bingen Ametzaga.
ambos descendientes de María Manuela Piñaga Muxika( 1779} y Juana Francisca Piñaga Muxika
(1792-).
El 3 de octubre a las 18:30 tuvo lugar en el museo de bellas artes, a cargo de Bingen Ametzaga,
la primera de ¡as disertaciones que abriría el ciclo de conferencias con el que culminaría la
celebración de la Gran Semana Vasca de Montevideo, jue un estudio de las libertades individuales,
económico-sociales, religiosas y políticas tales como se desprenden fie los códigos vascos y de
diversos hechos históricos.
Al final, destacó el conferenciante que hacía pocos días se habían cumplido 104 años de que un
golpe traidor y mortal había sido aplicado a esas libertades que. abrigamos la firme esperanza
-dijo el orador- corno las más pura y antiguas del mundo serón restablecida.'! cuando, con el
próximo triunfa de las democracias, se instaure en la tierra un régimen de justicia y libertad. La
sala estaba repleta de público que mostró, con sus reiterados aplausos, su identificación con el
conferenciante
Al día siguiente disertó a idéntica hora y en el mismo lugar José Pedro Zubillaga sobre el
significado tie la Semana Vasca, recogió varios de los conceptos vertidos el día anterior por el Dr
Amezaga, sobre todo, el de la pérdida de ¡as libertades vascas y el anhelo inextinguible de
recuperación de las mismas que entre los vascos alienta. Terminó expresando que cuando el día,
ya próximo, de hacer justicia a Euskadi llegue, la voz del Uruguay será oída, cordial y fuerte en su
favor. Fue muy aplaudido
El día 8 de octubre tuvo lugar la disertación de Francisco Madina sobre diversos aspectos de la
música vasca, el músico vasco padre Madina, sacerdote vasco refugiado, dictó uno hermosísima
conferencia sobre música vasca. Las inspiradas ejecuciones al piano del propio conferenciante, asi
como los cantos del solista Sr. Torcida y coro del maestro Mújica que ilustraron su conferencia,
hicieron llegar al corazón del auditorio los encantos de la singular y hermosa música vasca.
Los días 11 y 13 ofrecieron sendas conferencias Enrique José Mochó presiente de la sociedad
Euskal lima y el crítico de arte José España sobre el sistema educativo vasco y el arte vasco
respectivamente. Con ello se consideró clausurado el ciclo de conferencias. En el acto
subsecuente, celebrado el mismo día 13 de octubre, Julio Garra dio por finalizados los actos de la
Gran Semana Vasca, constituyó ésla, en suma, una honda vibración y ana espléndida
manifestación del espíritu vasco que florece con un vigor renovado de su viejo tronco. Floración
que es seguro anuncio de frutos sazonados de cultura y libertad que con alegría y confianza
esperamos"'
Se despidieron los actos con una cena en la sociedad Euskal Erria. No obstante. la conclusión de la
Semana Vasca abría las puertas a una nueva etapa en las relaciones institucionales de la
delegación vasca y, con ella del propio Gobierno de Euskadi, con el gobierno uruguayo; y, a través
de esta cooperación, un nuevo ciclo social, político y cultural de la colectividad vasca en
Montevideo y en el conjunto de Uruguay, si el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
apoyo del pueblo uruguayo ha sido ostensible, como lo muestra el hecho de que en las tres
funciones celebradas se vendieran todas las localidades disponibles y como lo manifestó la
simpatía con que eran mirados y aplaudidos a su paso por las calles ios danzaris y cantante*
vascos y, el selecto y numeroso público que llenaba todas las
¡ardes los locales de la exposición de pintura (hay que consignar que casi todos ¡os artistas eran
exilados}.
Hay también que hacer constar que en las esferas oficiales hemos encontrado un ambiente no de
mera cortesía, sino de franco calor emocional. Empezando por el presidente de ¡a República en
quien la sangre vasca ha vibrado como no podía menos, hay que citar al presidente de la Alta
Corte de Justicia Dr. Julio Guaní que, como indicábamos, era también presidente honorario de la
Semana Vasca. Los ministros de Instrucción, Interior. Guerra y otros asistieron a los diversos
actos.
Destacada queda la valiosa colaboración del primer orador de la República, Dr.Irureta Goyena y
del intendente de Montevideo Ingeniero Fabini.
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Indice de lo escrito y publicado por Bingen Ametzaga durante los meses de Octubre,
Noviembre y Diciembre de 1943 en la prensa uruguaya.
1. La Semana Vasca
2. Los meses vascos
3. Territorio vasco
4. Antropología
5. Música
6. Danzas
7. Juegos y deportes
8. Mitología
9. Religión: herejes y brujas
10. Idioma vasco
11. Literatura euskérica
12. Las Pastorales suletinas
13 Los bertsolaris
14. Escritores vascos en castellano
15. Organización política vasca
16. Tratados con Inglaterra
17. Tratados de amistad v buena correspondencia
18. El árbol de Gernika
19. Democracia y sentido de ¡a dignidad humana
20. Nobleza universal aspectos sociales del Fuero
21. El árbol Maíato
22. La mujer vasca
23. El caserío
24. La industria del hierro
25. Argiñas y arotzas
26. Marinos y descubridores
27. Colonizadores y fundadores
28. Garibai, Urkiza, Alberdi, Larrañaga...
29. "Corto en palabras... "
30. "Palabra de vasco "
31. " Vasco hermano "
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Volumen 8
Recopilacion: Xabier Iñaki Amezaga Iribarren
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Indice Contenido
8 Uruguay mi pais al que deje muy pronto Xabier Amezaga I.................... 1689
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1901 - 1969
Capitulo 1.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bingen Ametzaga Aresti 1901eko uztailaren lehenean jaio zen Algortako Basagoiti etorbideko
¡turrieta etxean; zazpi anaiarrebaren artean gazteena. Aira: Pedro Ametzaga Abaroa (18521919),
enpresari eta ahokatua. Ama: María Aresti Sustatxa (18621945), Pedroren bigarren emaztea.
Sabino Aranarekin adiskidetasuna tarteko, Pedro Ametzagak EAJri doan emandako lur sailetan
eraiki zen Atgortako Batzokia, Iturrieta ondoan. Manuel eta Ramón anaia nagusiak bezala, Bingen
ere EAJko kide egin zen. Euskara lantzen hasi zen bere kasa, 1953an Antonio Gamarrari idatzitako
gutun batean kontatu bezala: "Erdaldun izan nintzen hamazazpi urteak edo bete arte. Gurasoak
bai euskaldunak, baina ñire herrian, Algortan, gure belaunaldian galdu zen euskara. (...) Ekin
nion, ba, ikasteari —beti bakarbakarrik— eta... hemen nauzu ongi ala gaizki euskaldun egina.
Arana Goiri izan nuen lehenengo hotsemaile; euskara ikasteko gogo eta garra ari zor dizkiot. Gero
Azkue haundiaren minaz gertatú nintzen ere eta harén liburuetan ikasten ari nintzen behin eta
berriz. Oroitzen zait behin baino gehiagotan entzuna nagoela Azkueri: "Hay dos personas que
saben mejor que yo dos libros míos: Qlabide el Diccionario y tú ¡a Morfología". Eta gero, badakizu,
beti ikasten. Axularrengandik hasi eta aurkitu ditudan liburuak oro irakurtzen, arkatza eskuan.
Lana ez da izan haundiegia zoritxarrez".
19191930
Euzko Deya agerkarian 1919an agertu ziren Bingen Ametzagaren lehen idazkiak. Aica, Pedro
Ameczaga 1919ko urrian hil zen gripe espainiarraren eraginez; hiru hilabete geroago hil ziren
baita ere Blanca eta María, Bingenen ahizpa bikiak, eritasun berarekin. Aitaren heriotzaren
ondorioz familiaren negozioak gainbehera etortzen hasi
ziren. Merkataritza Injinerutza Teknikoko ikasketei ekin zicn Bingenek, sendiaren egoera
ekonomikoaz arduratzearren. 1921ean burutu zituen ikasketak Bilboko Injineru Eskolan. Euzkadi
agerkarian argitaratzen hasi zen 1923an. Valladolideko unibertsicatean Zuzenbide ikasketak hasí
zituen 1924an, eta hiru urteren buruan amaitu. Hizkuntza haufik ¡kasi zituen: ingelesa, frantsesa,
latina, greko klasikoa, ¡caliera eta alemaniera.
19311935
Errepublikar Koalizioak 1931ko apirílaren I2an udal hauteskundeetan izandako garaipenaren
ondoren, José Antonio Agirrek, Bingen Ametzagak eta beste algortar baczuek Getxoko
udaletxearen balkoian Primo de Riveraren diktaduraren amaiera eta Bígarren Errepublika
aldarrikatu zuten. 1932an Ametzaga Getxoko auzoepaile hautatu zuten, 1935 arre; José Antonio
Agirre alkatea, Ametzagaren gaztetako laguna, eta Mari Zabala ezkondu zicuen. Eusko Olerti
Egunetan parce hartu zuen 193Ü1936 bitartean.
1936
Algortako El Gobela aldizkaria sortu zuen José Olivares Larrondo, eta Ramón Ametzaga
administratzaile eta argitaratzailearekin. Lezama Legízamon leinuaren Getxoko etxeko
üburutegiarcn antolamenduaz, kacalogazioaz eta zaintzaz arduratu zen. Gerra hasita, Jesús María
Leizaolak, Eusko Jaurlaritzako Hezkuntza Saileko zuzendariak, 1936ko azaroan Lehen
Hezkuntzako zuzendari nagusi izendatu zuen Ametzaga. Abenduaren 4an, 1936ko EstatuCuaren
babesean aCeak ireki zituen lehenengo ikastola martxan jartzeko agíndua cman zuen: Plentziako
ikastola. Hala ere, Leizaolak aiturtuko zuen bezala, "beste lan bat izan zen Ametzagaren ardura
nagusia, kultura arloan egin zezakeen lana haitio lehentasun handiagokoa alegia; izendatu aurrcko
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
asteetan hegazkin alemanek Bilbo eca Areeca bonbardatu zituzten, bertan 96 pertsona hilík;
hortaz, funtsezko ardura bac izan zuen: haurren eskolak eta eskolatuak zeuden umeak bonben
arriskutik kanpo lekutzea".
1937
Ekainaren 14ko goizeko hiruretan, bonbardatutako Areetako parrokian, ezkondu ziren Bingen
Ametzaga eta Mercedes Iribarren Gorostegi. Ezkondu bezain laster Santanderreko bidean utzi
zuen emaztea, Juliana Iribarren ahizparekin. Bilbo frankisten eskuetan erortzear, Ametzagak
ikastolen hustuketari eta eskolaturiko haurren ebakuazioari ekin behar izan zion, Juan Grazia
sailburuarekin batera. Ekainak 2224: 500 haur Santanderretik Donibane Lohizunera eraman
zituen ikatzontzi ingeles batean (hantxe ezkutuan baita ere Joxe Migel Barandiaran eta Justo
Garate), eta gero trenez Donibane Garazira.
1938
Jesús María Leízaolak Bartzelonara deiturik, Justizia Saileko idazkari izendatu zuen Ametzaga
1937ko abenduan. Lau hilabetez Katalunian ziren euskal haurren ebakuazioaz arduratu zen. Agirre
lehendakariaren autoan muga igaro zuen, Paris aldera. 1938ko apirüetik 1940ko ekainera arte bizi
izan zen Parisen. 1938ko maiatzaren 7an Mirentxu jaio zen (lehen alaba]. Haur kanpamenduetara
bídaiak: Liverpool, Cardiff eta Wight irlara.
19391940
Bigarren Mundu Gerra hasteaz bat, 1939ko irailaren 2an Begoña jaio zen (bigarren alaba). 1940ko
ekainean, naziak Parisen sartzen ari zirelarik, Eusko Jaurlaritzaren egoítza hustu zuten.
Familiarekin trenez abiatu zen Bordelera, Eusko Jaurlaritzarentzat beste egoitza bat aurkitzeko
mandatuarekin. Alemanak Bordelera iritsi bezain laster Baionara. Bi alabak eta koinata Miarritzen
utzi zituzten.
19411942
Marseillara joan ziren senaremazteak. 1941eko urtarrilaren 15ean Ahina itsasontzian
Ameriketarako bidea abiatu zuten. Telesforo Monzonek eta Bingen Ametzagak euskara eskolak
antolatu zituzten ontzian. Monzonek poemak idazteari ekin zion eta Ametzagak egi
rcn zizkion zuzenketak. Lau hilabetekoa izatekoa zen itsasketa, urte eta erdikoa bihurtu zen;
Dakarrera aurrena eta gero Casahlancara; Casahlancatik Quanza itsasontzian La Hahanara;
handik azkenean Buenos Airesera, 1942ko apirilaren 16an iritsi ziren. Astebete geroago espartin
fabrika batean hasi zen kontulari.
19431951
Hitzaldiak era prentsan artikuluak: Euzko Deya, Tierra Vasca, Buenos Airesko La Nación. 1943ko
urtarrilaren 21ean jaio zen Arantzazu (hirugarren alaba). 1943ko maiatzean Montevideora joan
zen Uruguaiko delegazioaz arduratzeko. 1944tik aurrera FBIren SIS adarreko Basque Intelligence
Serviceko Uruguaiko burua izan zen José Antonio Agirreren agindupean. Errepublikako
Unibertsitatean euskara katedra sortu zuen. 1944ko urrian Galeuzca martxan ¡arri zen Uruguain
eta lehendakari izendatu zuten Ametzaga 1945eko otsailean. Apirilaren I8an jaio zen Joseba
Bingen (laugarren haurra). 1945eko maiatzean Fusko Ikaskuntza Minregia osatu zuen Errepu-
blikako Unibertsitatean. 1946ko apírilean Gernikako Eguna ckitaldia egin zen lehendabizíkoz
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Monrevideon eta Euskararen Eguna 1949ko abenduaren 3an (urtero egingo zirenak]. 1947ko
maiatzaren 11 n jaio zen Xabier (bosgarren haurra). Joxe Mari Lasarteren aginduz, 1947an Oficina
de Prensa de Euskadiko (OPE) Uruguaiko arduraduna izan zen. Manuel Irujoren eraginez 1948an
sortutako Asociación de Juristas Vascos eíkarteko sortzaileen artean izan zen Ametzaga, Manuel
Irujo, Joxe Eizagirre, Juan A. Kareaga era Xabier Landabururekin. 1948ko eta 1954ko F,usko
Ikaskuntzen Biltzar Nagusietan parte hartu zuen Uruguaiko Eusko Ikaskuntza Míntegiko buru gisa.
Eusko Jakintza aldizkariaren admínistrazio eta banaketaren ardura izan zuen 1948ko azarotik
1951ko apirila arre. 1951n Euskal Kultura katedra sortu zuen Uruguaiko Errepublikako
Unibertsitatean.
19521954
1945ean euskaratzen hasitako Hamlet (Wílliam Shakespeare) 1947ko irailean amaitu zuen, eta
1952ko abenduan plazaratu zion
F.kin argitaletxeak Buenos Atresen. Euzko Gogoa aldizkarian Plinio eta Zizeron agertu zituen.
Shakespeareren Uda gau bateko ametsa komediarcn iczulpena 1952ko urrian bukatu zuen;
ordurako lanean ziharduen Macbeth tragediarekin ere, azken orrazketak 1954ko urrian amaiczeko.
Tarte horretan, Juan Ramón Jimenezcn baimena lortu eta Platero eta biok argitararu zuen
Montevideoko Florensa & Lafon etxean 1953ko abenduan. Shakespeareren Julias Caesar 1954ko
uztailean jo zuen bukatutzat. Uda gau bateko ametsa, Macbeth eta Jttluis Caesar ez ziren
argitaratuak izan. Euzko Gogoa aldizkariak Osear Wiideren The Bailad of Reading Gao! poema
luzea plazaratu zion 1954ko neguan.
19551969
Caracasera abiatu zen 1955can. Eusko Etxeko idazkari kulturala izendatu zuten; ardura honetan
ikastola proiektuari ek¡n zion, gero (1962an) Euzkadi Ikastola ízango zena: Ameriketako ikastola
"ofizialen" artean lehenetarikoa. Parisko Euskal Bützarra prestatzen jardun zuen 1957ko otsailean.
Euskaltzain urgazle izendatu zuten 1957an. Nazioarcn Agiritegi Historikoan lan egin zuen 1958ra
arte. 1959an Eskiloren Prometeo buráinetan agertu zuen Euzko Gogoa aldizkarian. 1960an hasi
zen Egan aldizkarian idazten (hantxe plazaratu zuen 1963an Kementsua, bere ipuin bakarra).
1961etik aurrera Boulton Fundazioan ikerlari. Manuel Irujok "Declaración de Principios" delako
agiría idazteko eskatu zion, 1966ko urtarrilaren 26an plazaratutako "Euzko Erriari deklara7.ioa"ren
oinarria alegia. Bitartean, euskal etxean euskara eskolak ematen ¡arraitu zuen, 1967ko urrítik
irrati bidez emanak. 1968an euskararen alde egindako lanagatik Euskal Jakintzaren Lagunak
elkarteko lehendakari izendatu zuten. 1969ko urtarrilean gibeleko minhizia diagnostikatu zioten.
1969ko otsailaren 4an hil zen.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Guipuzcoana
Caracas 1963
Pedro Grases
Capitulo 2.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Conocí desde el primer momento en que fue iniciada, la obra de investigación llevada a cabo por
Vicente de Amézaga en los fondos manuscritos conservados en el Archivo General de la Nación en
Caracas. Día a día iban amontonándose las notas y transcripciones tomadas de los documentos,
con las cuales se completaba el perfil impreciso de ios principales pro¬tagonistas de la Compañía
Guipuzcoana de Caracas a lo largo del fecundo siglo XVIII.
La idea inicial fue la de hacer una obra de conjunto sobre todas las actividades de la Compañía,
pero no lo permite la base documental que se conserva en Caracas, puesto que daría sólo una
uisión unilateral o fragmentaria. Entonces, concentró su atención al estudio de ias figuras más
eminentes, en las que, de hecho, se abarca la varia y rica actuación de los gui~ puzcoanos en los
múltiples aspectos a que se dedicaron durante la existencia de la Compañía: Olavarriaga,
Iturriaga, Amenabar, Tellería, Urrutia, Uranga, Aguinagalde, Sansinenea, Berastegui, Orendain,
Antonio de Arfaide, Manuel de Arbiííe, son nombres que cobran nueva vida en las páginas de este
libro, al frente de los compromisos de administración y gobierno en Venezuela en los propósitos
mercantiles de la institución, o al servicio de las ideas e iniciativas que traían con ellos para
aplicarlas a suelo 'americano. Y así, distribuida en siete capítulos, desfila la acción vital de un
puñado de compatriotas del autor —mejor, coterráneos— que hace un par de siglos trataron en
tierra venezolana de ordenar la vida del comercio contra los hábitos del contrabando; o la defensa
del país ante las amenazas y asaltos de invasión de los ingleses; o en la sofocación de re¬beliones
locales en protesta del nuevo sistema; o en la mejora de los viejos cultivos, junto con la
introducción de nuevas ex¬plotaciones, como la del añil, por ejemplo; o los estudios para el
laboreo de productos minerales; o la uida de los libros que como signo de cultura trajeron a estos
climas los "navios de la Ilustración", como en frase feliz los bautizó el poeta Ramón de Basterra en
su obra clásica en el tema de la Guipuscoana.
De todo ello se nutre este trabajo de Vicente de Amézaga, construido con los testimonios
suministrados principalmente por el Archivo General de la Nación, más los que luego ha ido
sacando de las pesquisas complementarias en el Registro Prin¬cipal de Caracas, donde está
conservado un gran repositorio de documentos del pasado uenezolano. Con estas fuentes
direc¬tas, más la inteligente consulta cié la biblíograjía ya publicada (Hussey, Arcila. Farías,
García Chuecos, Demetrio Ramos, Mo¬rales Padrón, E. B. Wüñes. Tavera Acosta, Lodares,
Altolaguirre, Rodolfo García, etc.), ha reunido en este uolumen una espléndida colección de
interpretaciones biográficas del mayor interés.
La mira principal que distingue y caracteriza el alma de investigador de temas de historia que hay
en Amézaga, acaso esté en esta frase presta al final de su análisis del Arancel de Maracaibo (Cap.
IV. 8), cuando dice:
Como quiera que sea, recogemos cuidado¬samente estos datos en la esperanza de que, quizás,
sirvan para complemento de otros más amplios y precisos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
patrocinada por ío Academia Nacional de la Historia. Analiza Vicente de Amézaga el contenido del
informe de Olavarriaga, sus ideas, su carácter, así como considera sus observaciones sobre el
país, la relación con la Corona española* la inmigración, el comer¬cio, el contrabando con
Curazao y el estado de las fortifica¬ciones construidas en la actual Venezuela (Puerto Cabello, "el
mejor puerto"). Estudia, asimismo, los remedios propuestos por Olavarriaga para cambiar el
déficit en que vivía la Provincia.
La Instrucción de Olavarriaga fue, sin duda, el funda¬mento para el convenio celebrado con la
Monarquía española' del cual se derivó la creación de la Compcjma Guipu^coana de Caracas. Los
términos del compromiso son analizados por Amézaga, quien trae a colación las opiniones de
Arístides Rojas y de Andrés Bello acerca de los efectos producidos por el esta¬blecimiento de tal
organismo en Venezuela, de considerables consecuencias en el cuerpo social del país. Olavarriaga,
Direc¬tor de la Compañía, tuvo que enfrentarse a la primera manifes¬tación hostil suscitada poco
después de su instalación: la rebe¬lión de Andresoíe.
Termina el capítulo con el pleito en España contra Qlavarriaga, cuya personalidad, así como el
reconocimiento de su obra, enjuicia y dictamina nuestro autor.
El capítulo segundo, que es el más extenso del libro de Amézaga, está dedicado a José de
Iturriaga, de quien señala carácter y antecedentes. Se refiere a la presencia de Iturriaga en
Venezuela, y su acción contra los ataques de navios extranjeros, principalmente en el caso de la
acción de Knoiules con¬tra La Guaira y Puerto Cabello, en 1743. En oportunos apén¬dices inserto
ios documentos relativos a los dos combates. La uida de la Compañía Guipuzcoana se uio alterada
con la insu¬rrección de Juan Francisco de León, que ocupa varias páginas de la obra de Amézaga.
El Manifiesto, publicado en 1749 por Zturriaga en defensa de la Compañía es estudiado
detenidamente para deducir lo que significa para la historia de la Guipuzcoana y para comprobar
el desarrollo, en pocos años, de la Provincia de Venezuela.
Traía luego de los holandeses, del problema de los ne¬gros, de la actividad de los portugueses y
de la opinión de los jesuítas, contra quienes se urdieron informas desjfadorables en [os que se mo
enuuelto íturríaga, lo que fue motivo de pro¬fundo disgusto, tonto como el hecho de su
desavenencia con Eugenio de Alvarado, juego de rencores y desdenes que bien merecería, la
pluma de un novelista.
Iturriaga queda luego, en 1762, como Comandante General del Orinoco, al finulizc.r la Expedición
y ahí sigue con su quirae neo empcüo de colonizar y crear centros de vida organi¬zada en las
'márgenes del Padre Orinoco, Vida llena de her¬mosos proyectos y de infatigables esfuerzos
contra toda incom¬prensión y cualquier obstáculo. El postrer aliento de ííurríaga incita una página
de r em e mo ración lírica a nuestro autor:
Era ya hora de terminar con todo ésto. Con todo ésto que no era sino la continua¬ción de aquel
bregar contra el duro inglés en aguas de La Habana y en las "funciones" de La Guaira y Puerto
Cabello; contra las intrigas de la Corte de los mantuanos de Caracas, y la hostilidad sorda o
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
abierta de los que del contrabando habían hecho su modo natural de vivir a lo largo y a lo an¬cho
de toda Venezuela.
Sí, tenía que ser bueno descansar de una buena vez, y para ello, ¿dónde mejor que en su propia
tierra? En su hora, él supo cumplir con aquella Ley de "los caballeros de la nación vizcaína, que,
por la mayo; parte, se casaban en su patria". (Cervantes. La Señora Cornelia). Para ello, hubo de
in¬terrumpir su carrera que continuó en ade¬lante con aquella doña Ana Antonia de Atristain, la
fiel compañera de su vida. Pues bien, ahora, al final de ella, volvería allí. En su mayorazgo de
Sarria, en Orio, en sus tierras de Usurbil, o mejor que todo, en su Azpeitia natal, en aquel
verdeante valle que en el Urola se espeja y en el que la mole del Izarraitz pone una nota de
majestuosa perennidad, en aquel valle de su infancia y mocedad, el mismo donde corriera las
suyas Iñigo de Loyola, el peregrino de las rutas del cielo, sería bueno terminar en paz su trabajosa
vida, arrullado por los re¬cuerdos de tanta lucha y tanto trajinar por tierras exóticas. Apacibles
paseos; graves conversaciones con los Padres del Santua¬rio; charlas sobre éste o aquél tema
cien¬tífico con sus viejos amigos, aquellos caballeritos de Azcoitia teñidos de un ama¬ble
volterianismo.
Todas estas cosas y muclias otras más, nos place imaginar que pasarían por la ca¬beza de
nuestro guipuzcoano cuando, des¬pués de haber delegado todas sus faculta¬des de Comandante
General del Orinoco en el que hacía poco que había entrado a serlo de Guayana, don Manuel
Centurión, em¬prendió viaje hacia Caracas.
Pero, ya era tarde para largas peregri¬naciones. Y hubo de emprender su última y definitiva, en la
isla de Margarita, el 28 de enero de 1767, aquel Director Principal de la Compañía Guipuzcoana,
Jefe de Escuadra, Primer Comisario de la Expedición de Límites y Comandante General del
Ori¬noco que se llamó José de Iturriaga.
El Factor José de Amenabar es el personaje que llena el nuevo capítulo (el III) de la obra de
Amezaga, quien nos presenta los argumentos esgrimidos para oponerse al intento de aumentar el
precio del cacao, por razones de escasez, como pretendían los cultivadores. Los rasgos biográficos
de Amenabar destacan su recia conducta y su integridad. Pertenecía a la estirpe de los fundadores
de la primera sociedad de Amigos del País, en Guipúzcoa* los famosos "caballeritos de Azcoitia",
acerca de lo cual se extiende Amezaga por estimarlo un hecho trascendente en la existencia de la
Compañía Guipuzcoana de Caracas. Relata el establecimiento de la Real Sociedad Bascongada de
Amigos del País, sus fines, sus iniciativas y publicaciones, con espíritu emparentado con el siglo
XVIII europeo, tiempo revolucionario, afanoso de la aplicación cien¬tífica racional, sin que por ello
perdiesen los guipuzcoanos "el anclaje religioso, demasiado recio para ser roto por esas
sacudidas". Amenabar, hombre de amplios horizontes, deja írasíucir su ideario en sus escritos y lo
deduce Amezaga de la relación de la biblioteca priuada que poseía en Caracas.
En este punto, la prosa de Amézaga logra un enlace certero con la memoria de quienes en
Caracas, en la tradición de la Sociedad de Amigos del País, llegaron a fundar solones como "aquél
de los hermanos Xavier y Luis de Ustáriz, vastagos del mismo uiejo tronco de los caballeratos, que
admiraban a Humboldt como artistas y como sabios, y se preparaban la otra corona más gloriosa
que había de ceñir para siempre sus sienes, como héroes de una patria que empezaba a alborear
a la wida de la libertad".
íI
El capítulo IV está dedicado íntegramente a los libros que llegaron a Venezuela con la Compañía,
sea como mercancía traída en los naríos de comercio, sea como colecciones parti¬culares de
algunos de los hombres principales de su adminis¬tración; el Factor Tellería, el capitán Urrutia., o
don José de Iturriaga, o el administrador Torre, o el cabo a guerra Aguinagalde.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Esta investigación acerca de los libros venidos a Venezuela en el siglo XV1I1 aporta referencias de
mucho interés en un tema poco documentado en la historia deí país. En la e:cplicación de un
documento de certificación de libros, dice Amézaga, dolido de que no fuese más explícito; "Poca
cosa todo ello..."; pero hemos de replicarle que la reconstrucción de asuntos como el de las
lecturas en el siglo XVIII, habrá de hacerse de "pocas cosas", pafa que sumadas nos den la visión
esclarecedora y completa.
La personalidad científica de Pedro de Berastegui, es el tema del capítulo VI. Químico de gran
preparación, aunque no estuviese vinculado administrativamente con la Compañía tuvo relación
con ella, por lo que se le incluye en el libro. Son de importancia sus estudios sobre el tabaco y su
elabo¬ración, sus plantaciones, y además sus investigaciones so¬bre productos minerales,
particularmente en Mordida, donde estuuo como comisionado de Abalas, en momentos de
conclusión debida al movimiento de los comuneros. Lamentablemente se ha perdido el informe de
Berastegui sobre el cultivo en Aragua, pero se conocen los otros documentos, que le acreditan
una¡ sólida capacidad científica. Da el texto de los escritos de Berastegui y los analiza. Las
investigaciones sobre el tabaco merecen ser estimadas como una poderosa contribución ai
me¬joramiento de este producto, tan ualioso en la Venezuela colo¬nial y en las primeras décadas
del siglo XIX. Berastegui fue luego visitador de la Renta del Tabaco y Juez de la Provincia de
Venezuela, siempre como hombre de confianza del Inten¬dente Abalas. Murió en Madrid en 1785.
El último capítulo (ei VII) está dedicado al cuitiwo del añií en Venezuela. Primeramente sigue en la
bibliografía na¬cional (Bello, Humboldt, Arístides Rojas) las referencias a la
transformación de los Valles de Aragua, a causa de ía intro¬ducción del añií por los guipuscoanos,
cuya suerte explica Arnézaga con lujo de detalles; vicisitudes, competencias, recelos, así como las
disposiciones legales, con la reducción de dere¬chos, y, por fin, la decadencia de la explotación.
Aparece con el añil la recia personalidad de Pablo de Orendain, cuyo retrato es, sin duda, una de
las partes más logradas del libro. Desfilan luego las figuras de Antonio y Manuel de Arbide,
hermanos, relacionados ambos con el cul¬tivo del añil en Venezuela. Cierra el capítulo una
somera enu¬meración de hacendados vascos, cultivadores del añil, de quie¬nes apunta apenas
oigo más que el hecho de su existencia. Es de interés esta última parte, porque abre campo a
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
nuevas investigaciones.
Tal es, a grandes rasgos, el contenido del libro de Vicente de Amézaga, fruto de muchos meses de
paciente labor de aco¬plamiento de notas tomadas en fuentes directas. Bien está su publicación
en volumen por el Banco Central de Venezuela en su serie históricoeconómica. Debe agradecerse
a la Junta Superior de Archivos de la República de Venezuela que haya autorizado su inclusión en
las ediciones del Banco. (1)
Tiene concluidos el autor otros dos trabajos que algún día esperamos vean la luz pública; su
investigación sobre Vicente Antonio de Icuza, organizador de la represión del contrabando; y un
acopio de cerca de 3.000 fichas de vascos venidos al país durante el siglo XVIII.
(1) Hacia más deseable la publicación completa del trabajo, las por¬ciones que conocíamos
impresas en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia, n.° 162, y en la Revista de la
Sociedad Bolivariina de Venezuela, 'a." 58.
II
En el Prólogo que coloca ai frente de su estudio, Vicente de Amézaga formula una declaración
extremadamente signifi¬cativa, por cuanto que lo vincula espiritualmente con la hu¬manidad de
quienes dan contenido y tema a la obra y, ade¬más, establece el justo criterio con que ha
procedido en su tarea:
No hace falta decir que fácilmente se echará de ver nuestra cordial simpatía por los hombres de la
Guipuzcoana. Es algo que nos brota de la sangre y que no tenemos por qué disimular. Pero
creemos haber pro¬curado evitar siempre que un mal enten¬dido patriotismo nuble nuestra
visión, ha¬ciéndonos caer en la parcialidad. En todo momento, hemos estado y estamos
dispues¬tos a reconocer los errorres y abusos de la Compañía, que no fueron pocos ni
peque¬ños, como nacidos, en su mayor parte, de la misma índole de la empresa; pero
con¬vencidos también, eso sí, de que, en el balance general, el saldo es francamente favorable al
esfuerzo de Guipúzcoa, en la justa valoración del cual, por otra parte, siempre habrá de tenerse
en cuenta en la tierra de Bolívar esto que una de las más calificadas plumas contemporáneas del
país estampa, en uno de sus últimos libros; "No vale menos que ninguna Constitución el proceso
de acciones y reacciones que, du¬rante medio siglo, ejerce en nuestro medio la Guipuzcoana". (2)
En efecto, Vicente de Amézaga, nacido el 4 de julio de 1901 en Algorta (Guecho), Vizcaya,
pertenece a la misma estirpe, rociaí y geográficamente hablando, a la que están en¬troncados ios
protagonistas de todo lo que narra y analiza en este volumen. Amézaga, graduado en Leyes por la
Universi¬dad de Valladolid, desempeñó cargos en la judicatura de su país natal y fue Director
General de Enseñanza del Gobierno Vasco Autónomo. Trasladado a tierras americanas por la
gue¬rra que asoló la Península en 193639, vivió unos años en Urugual, antes de radicarse en
Caracas. En Montevideo fue Pro¬fesor en la Escuela de Estudios Superiores y Profesor de "Cultura
Vasca' en la Universidad de Montevideo. Es Académico Correspondiente de la Academia de la
Lengua Vasca.
Poeta y escritor en lengua vasca, ha publicado sus pro¬pias creaciones, y, además, ha traducido
al vascuence obras de otros idiomas; deí inglés, Hamlet, de Shakespeare (Editorial Ekin, Buenos
Aires, 1952); del español, Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez (Editorial Florensa, Montevideo,
1953); del latín, La amistad, de Cicerón (en la Resista Eusko Gogoa); y del griego, Prometeo
encadenado, de Esquilo (en la misma Revista). Publicó estudios en la Revista Nacional del
Uruguay, y colaboró en diuersos periódicos de Montevideo, particular¬mente en El Plata. En
Venezuela, ha publicado, en colaboración con el Dr. Edgar Pardo Stolfe, la biografía, Jesús Muñoz
Tébar (Editada por la Fundación Eugenio Mendoza, Caracas, 1959). Fía colaborado en la Revista
de la Sociedad Bolivariana y en el Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Tiene en uías de
publicación un Curso de Cultura Vasca, en el cual abarca en sesenta lecciones los más diversos
temas, desde la prehistoria hasta nuestros días.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La obra que hoy se edita es fruto de larga y laboriosa investigación, llevada por el amoroso
encandilamiento de re¬hacer la huella histórica que algunos vascos del siglo XVIII dejaron en
Venezuela. Con simpática tanto como con impar¬cialidad y espíritu de justicia, va trenzando con
mano certera los testimonios que se conservan en los repositorios documen¬tales de Caracas. El
sereno y equilibrado juicio del autor está presente en cada capítulo de su estudio. Por otra parte,
lo expresa en más de una oportunidad: "Y aunque no pretendemos ver a nuestros compatriotas,
que eran hombres de car¬ne y hueso como todos, limpios de toda culpa en el capítulo de
excesos...", "Hemos estado y estamos dispuestos a reco¬nocer los errores y abusos de la
Compañía, que no fueron pocos ni pequeños. . ."
No le lleva, pues, un simple propósito de glorificación de sus paisanos, a escribir sobre sus vidas y
sus obras, sino el afán de dejar la verdad bien aclarada.
Y •«. ello va con el tesón y el esfuerzo tradicionalmente reconocidos a los hombres de raza vasca.
Con el placer de la investigación en sí misma, como se deja ver en la página en que dilucida el
asunto de los libros traídos por la Compañía Guipuzcoana. Ha explicado ya el contenido del
inventario de 1749 (Cap. IV) y se duele de que sus pesquisas no lograran •más resultados para
ilustrar el tema. Es decir, para el año de 1749 tenía un documento de gran valor y sumamente
explícito:
Pero después, en los treinta y tantos años siguientes en que la Compañía sigue des¬arrollando
sus actividades en tierra vene¬zolana, las referencias a la importación por la Guipuzcoana del
primordial elemento de cultura que el libro constituye, han esca¬pado por completo a todas
nuestras afanosas investigaciones en el Archivo General de la Nación, a través de la sección de la
citada Compañía, como de todas las demás en que, repetidamente, y en casi todas ellas a
fon¬do, hemos indagado. Ni una factura, ni un recibo, ni el más mínimo papel, en fin, que nos
hablara o diera luz sobre punto de tan¬to interés para nosotros y para cualquiera que siquiera de
lejos, se haya interesado so¬bre los afanes de los "Navios de la Ilustra¬ción", como la intuición
de Ramón de Basterra dio en llamar a los barcos de la Com¬pañía.
Pero la casualidad que, del modo más in¬esperado viene a veces, a premiar los es¬fuerzos, al
parecer, vanamente realizados, hizo que recientemente, examinando, para bien distintos
propósitos en el Registro Principal de esta ciudad, en la Sección "Es¬cribanías" el tomo 1,
correspondiente al año 1705, paráramos la atención en unos cuan¬tos folios cosidos que, al
principio y al fin de dicho tomo, estaban puestos como guar¬das del mismo. Nuestra curiosidad se
aguzó al ver que se trataba de folios correspon¬dientes a las actividades de la Guipuzcoana y
nuestra satisfacción quedó colmada al des¬cubrir el folio que textualmente copiamos.
Y transcribe o continuación el texto de la "certificación", que iba completando el conocimiento del
tema al que había dedicado tantas horas de desvelos.
Con este temple ha seguido Amézaga, cada uno de los te¬mas investigados.
Por Jtítimo, quiero señalar como rasgo peculiar en el tra¬bajo rendido por Amézaga, cierto aire
poético en el trato de las biografías que componen el libro. No es precisamente fácil pasar de la
sobria sequedad de un documento antiguo, mane¬jado con criterio erudito, con rigor de
información histórica, al vuelo literario de la pluma. Es como si la exactitud reque¬rida por la
exposición no permitiese la expansión íntima del escritor. Pero en Amézaga aparece en más de
una ocasión el poeta que hay en él, como en este pasaje relatiuo a Pedro de Berastegui, hombre
de ciencia, cuyo paso en Venezuela es es¬tudiado por primera vez;
Cuando, a través de los viejos papeles, se ha seguido afanosamente el rastro de un hombre de
otras edades que se convierte,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
por un tiempo, en el centro de nuestro in¬terés y cuya figura, ya se nos acerca a 1 luz de algunos
reveladores documentos, ya se difumina en la sombra de la repentina falta de ellos, sentimos al
abandonarle algo de ese indefinible sentimiento que nos en¬vuelve en las despedidas de L las
personas que amamos. Y, como el último rayo del sol que se pone, su presencia nos visita
súbi¬tamente para fijar por vez postrera en nuestro espíritu los contornos de una figura, que
creíamos conocer.
La gracia de la exposición corre parejas con el lirismo de la entrañable comprensión humana.
III
La circunstancia de esta introducción a la obra de Vicente de Amézaga me ha hecho conocer un
libro delicioso, Corogra¬fía de la muy noble y muy leal Provincia de Guipúzcoa, escrita en 1754,
por el P. Manuel de Larramendi, de la Compañía de Jesús, libro que permaneció inédito hasta
1882, cuando fue pubíicado en Barcelona por el Padre Fidel Fita, con reedición pos¬terior de
1897, en .San Sebastián. Ambas ediciones, sumamente escasas, de esta obra hicieron escribir al
cronista Carmelo de Echegaray, que la "amena y gallarda Corografía de Guipúzcoa no ero tan leída
como debiera serlo".
obra de Amézaga y de los hombres de la Compañía Guipuzcoana que aparecen en este libro.
Dice Larramendi:
Esta es la corografía o descripción general de la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa. No
hallarás magnificencias, riquezas extraordinarias, ostentaciones, pom¬pas y otros ídolos, que
admira y aun adora el mundo vano. Hallarás montañas, bosques, asperezas, precipicios,
quebradas espantosas, que parecen destinadas para acogida y re¬fugio de los que quieren
retirarse de las vanidades del mundo a hacer penitencia de haberlas seguido. No hallarás campos
an¬churosos, trigales inmesos, viñedos sin tér¬mino, olivares sin cuento, dehesas pingües,
toradas, yeguas, carneradas sinnúmero y otros bienes con que Dios ha regalado a otras provincias
de España. Nada de eso tiene Guipúzcoa sino secundum quid, como dicen los lógicos, y es lo que
basta para crear su pobreza y su dependencia de los países ricos de España. Hallarás solamente
una provincia la más ceñida de España, de leguas pocas y escabrosas, montes altísimos con unos
paréntesis de un vallecito aquí, otra riberita allí, un puño sembrado de tri¬go en un lado y otro
puño de maíz sembra¬do del otro lado.
Hallarás dos frutos en este terreno, que son hombres y hierro. Hombres blancos, fuertes, fieles,
alentados, animosos, intrépi¬dos, hábiles para artes y ciencias, famosos por mar y tierra, ágiles,
prontos1, honrados, nobles de sangre, de espíritu, de genio, ami¬gos de gloria, sinceros en sus
amistades y tratos, francos y abiertos en sus comunicaclones, cortejadores de extraños, piadosos
con los desvalidos, amantes de sus montes y no menos de sus libertades, fueros, leyes,
constantes en lo que emprenden, cristianos, católicos a toda prueba, apreciadores de cuantas
prácticas los acrediten de tales. Y son en tanta multitud, que no pudiendo mantenerlos la cortedad
del terreno, salen, los que sobran, por todas partes, y van unos a hacer fortuna, y otros, que la
lle¬van hecha, a Madrid, Cádiz, Sevilla y otras ciudades de España, y por esos mares de América
en todas sus divisiones. Y dime ahora, dejando a un lado las comunes aprer siones, si este fruto
de Guipúzcoa con me¬nos pan es más estimable que el mucho pan, vino y aceite con pocos
hombres y no de aquellas calidades.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sin duda alguna las historias de estos Hombres de la Compañía Guipuzcoana, escritos por Vicente
de Amézaga serán leídas con placer y provecho por quienes utilicen esta edición.
Julio de 1963.
PEDRO GRASES
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Amezaga Iribarren
Pirineos
Capitulo 3.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En el verano de 2009 decidimos mi esposo y yo hacer un test de ADN para encontrar datos de
nuestros antecedentes. De los muchos para elegir escogimos DNA Tribes . Los resultados llegaron
en un informe de los análisis completos con muchos detalles técnicos por lo que tratare de hacer
una síntesis de ello. Mi historia es más bien especulación basada en el análisis con los datos que
se me ofrece porque exactamente el recorrido de los genes es difícil describir en el correr de más
de 10.000 años.
Cada análisis del DNATribes consiste en cuatro partes: (A) el perfil genético; (B) comparación con
la población nativa, que indica una herencia genética muy profunda, llegando hasta 10,000 años
atrás; (C) comparación con los mas cercanos parientes genéticos en la población actual; y (D)
comparación con la población mundial que nos da una perspectiva de cómo un antecedente
genético se relaciona con las mayores regiones en el mundo. Además de un análisis general,
también hicieron un análisis mas especializado de Europa, que muestra mis raíces en el continente
entre 500 y 1000 años atrás.
La comparación con las poblaciones lejanas dio cinco contribuyentes principales a nuestros
antecedentes que son, en orden descendente: España (región que se extiende desde la región
ibérica del Mediterráneo hasta la región del suroeste de Francia), Portugal (una región que incluye
todo Portugal mas el noroeste de España hasta el País Vasco), País Vasco, Escitas (una región a
través del sur de Rusia y que se extiende hasta el borde con Irán), e Italia. Añade influencia de
Bélgica, los celtas y países nórdicos, Rusia y Alemania. Prácticamente cada región en Europa esta
representada de cierta manera. La prueba especializada de Europa tiene cinco principales
contribuyentes que son Galicia, España, parte central de Portugal, la región italiana de Lombardía,
y el País Vasco.
De este estudio se concluye que nuestros antecedentes se originaron en la región alrededor del
Mar Caspio y del Mar Negro hace al menos hace 10.000 años.
ADN
Los estudios de ADN confirman que todos los humanos tenemos una filiación con los
cazadoresrecolectores africanos que vivieron unos 150 mil años atrás. El ADN nos permite seguir
el camino que siguieron los primeros seres humanos desde África a todo el mundo. Durante
décadas, las únicas pistas eran unos pocos huesos y objetos desperdigados que nuestros
antecesores dejaron atrás en sus viajes. Sin embargo en las últimas décadas, los científicos han
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
encontrado un registro de las ancianas migraciones humanas en el ADN de la gente existente hoy
en día. Hoy en día, los científicos calculan que todos los humanos estamos emparentados con una
mujer en particular, quien vivió hace unos 150 mil años en África, una Eva mitocondrial. A esta
Eva pronto se le uniría un Adán cromosoma Y. (Shreeve).
El cromosoma Y solo se transmite vía paterna y el ADN mitocondrial solo la madre, de forma que
los cambios solo se producen por mutaciones y no por la recombinación del ADN del padre y de la
madre durante la gestación (Wells). Mitocondrial es un pequeño órgano presente en el citoplasma
de las células de estructura compleja que se ocupa de la respiración celular. El cromosoma es un
corpúsculo filamentoso del núcleo celular que contienen los caracteres hereditarios.
Ellos nos dicen que mientras la vida en la tierra ha cambiado tremendamente durante los últimos
3 billones y medio de años, el ADN ha permanecido inmutable. El hecho de que el ADN ha sido,
solo, el único organismo que nunca ha cambiado debido a las presiones de la evolución, añade
más su misterio. Crick estaba convencido que debido a la complejidad del ADN y su súbita
apariencia en la tierra muy pronto después de la creación de la tierra ADN no podría evolucionar
en este planeta por casualidad. El estaba convencido que el ADN estaba plantado por seres
extraterrestres.
“Cada gota de sangre humana contiene un libro de historia escrito en el idioma de nuestros
genes. Hemos podido reconstruir las rutas migratorias del ser humano desde que salio de África
gracias a que todos tenemos un archivo histórico de documentos genéticos dentro de nosotros”
(Wells). Cada individuo guarda pequeños cambios en el ADN que ha heredado de sus padres,
abuelos y así sucesivamente. “Es como si un escribano tuviese que transcribir a mano un libro de
1000 paginas. Seguro que cometía errores. Eso sucede con las copias del ADN cuando se
recombinan las copias del padre y de la madre para formar un nuevo individuo. Las ramas mas
profundas del árbol genético humano están en África” (Wells).
La evidencia genética sugiere que, una vez en Asia, la población se dividió. Un grupo se quedó
temporalmente en Oriente Medio, en tanto que el otro siguió la costa que rodea la península
Arábiga, hasta la India y más allá. Al mismo tiempo que algunos avanzaban hacia Europa, otros,
miembros de aquel grupo que se había detenido en Oriente Medio, se dispersaron hacia el este,
rumbo al centro de Asia. Siguiendo las manadas de animales y bordeando las cadenas
montañosas y los desiertos, llegaron al sur de Siberia hace casi 40 mil años. Mientras las
poblaciones se separaban y se aislaban, sus linajes genéticos también se dividían en varias ramas,
pero el aislamiento nunca fue del todo completo, y en este segundo grupo están las regiones
donde hay personas con mi ADN incluyendo mayor y principalmente la región Mediterránea, así
como en el norte de África, y en el norte de la India.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En el País Vasco hay una cordillera que la atraviesa horizontalmente y se dice divide el país en
dos: la parte norte, territorio marítimo y la parte sur, territorio continental. El puerto de Otzaurte
se halla en la mitad de esta línea divisoria en Zegama, Guipuzcoa. Y se dice que el alero de una
casa de Otzaurte divide el País Vasco en dos: la lluvia que cae en el lado norte del techo sigue su
cauce hasta el Mar Cantábrico, y la lluvia que cae en el lado sur sigue su cauce hasta el Río Ebro y
eventualmente el Mar Mediterráneo. Los genes de las familias Amezaga e Iribarren reflejan esta
misma división: la marítima y la continental.
A los Amezagas los ubicamos desde la época neolítica siguiendo una ruta marítima desde lo
que hoy en día es Líbano Al mando de este recorrido genético estaban los fenicios, que desde el
Mediterráneo occidental pasando por África del Norte, Sicilia, Cerdeña, Andalucía, Portugal y
entraron en la costa gallega donde estuvieron un tiempo, prosiguieron hasta las islas británicas y
al noroeste de Francia para quedarse en el Mar Cantábrico desde 1700, más o menos, al presente,
viviendo en la costa Cantábrica hasta llegar al puerto viejo de Algorta.
Los genes de los Iribarren desde la misma época neolítica siguió una ruta continental con
una migración occidental comenzando en lo que hoy en día es Ucrania, Sur de Rusia, y el material
genético se identifica con los Escitas pasando por 17 países hasta llegar a los Pirineos más o
menos en el siglo XVIII y terminar en los pueblos costeros de Motriko y Deva.
PREHISTORIA
La prehistoria se extiende desde la primera aparición del hombre hasta alrededor del 4.000 AC,
que corresponde a la época en que el hombre hacia de la piedra gran parte de sus útiles de
trabajo, caza y lucha. Desde el punto de vista más tradicional, se considera que la Prehistoria es
una especialidad científica que estudia, por medio de la excavación, los datos de este periodo de
la Historia que ha precedido a la invención de la escritura y en el que los restos arqueológicos son
nuestra principal fuente de información. Podemos distinguir varias etapas de la Prehistoria
1. Paleolítico, llamada La Edad de Piedra que abarca desde la aparición del hombre hasta 9000
años a.C y se desarrollo en varias partes del planeta, básicamente en Asia, Europa y África. Se le
conoce como la Edad de la piedra tallada. Vivian de la caza y de vida sedentaria en cuevas. La
música la compone imitando a los sonidos naturales; las herramientas o armas para la caza; el
fuego y el arte mueble, que se expresa por medio de objetos de piedra, hueso o marfil. En mueble
se utilizan la piedra o el hueso para grabados o dar forma a estatuillas y el arte rupestre, pinturas
de animales en las paredes de las cuencas. El ser humano ha vivido la mayor parte en esta época
del Paleolítico.
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agricultura. Crecen las comunidades y comienzan a distinguirse las clases sociales: cazadores,
artesanos, recolectores y líderes comunales. En el arte la escultura de Venus, bisontes, caballos, y
pinturas basadas en puntos y rayas, además de ser policromas.
3. Neolítico: Período comprendido entre los 5000 años y 2500 años a.C., y se desarrolló en
varias zonas del planeta. Se le conoce como a Edad de la piedra pulida.
NEOLITICO
El geólogo y palenteologo español Juan Villanova y Piera nos dice que el “Neolítico también
llamado “edad de los animales domésticos” por ser la época en que hombre hizo definitivamente
la conquista del perro, el caballo, el buey, el cerdo, etc.”
Este cambio es profundo ya que cambia la vida en todos los sentidos: Las tribus se asientan en
poblados porque ya tienen cosecha y animales que les proveen y no tienen que viajar lejos para la
caza.
Aparece la cerámica en esta etapa porque surge la necesidad de guardar la cosecha en algún sitio.
Esto nos dice que antes del Neolítico: Se compite por la supervivencia. No se pule la piedra. El
hombre es depredador. El hombre caza, y en el Neolítico: Se hacen vasijas. Aparece la
propiedad privada. Se hacen molinos manuales. El hombre se convierte en agricultor y ganadero.
Para llegar al Neolítico nos remontamos muy atrás en la historia. Este supuso una revolución en la
forma de vida que se había desarrollado hasta entonces. La caza y la recolección dan paso a la
ganadería y agricultura, lo cual supone un relativo sedentarismo. La creación de excedentes
implica el almacenamiento de estos, el transporte y el comercio. Situados en esta etapa de la
historia, los dólmenes y monumentos funerarios, dan testimonio de que en un período
comprendido entre el 30001000 a.de C., pequeñas comunidades de agricultores habitaban la
zona.
En esta era hay una división social del trabajo porque es una sociedad en que la gente se
diferencia por su trabajo. En el periodo Paleolítico todos cazaban como consecuencia todos eran
iguales. Cuando aparece el excedente consolidado no se dedican todos a la agricultura ni a la
ganadería: se necesitan productos que ninguna de estas dos cosas producen. Con el excedente se
puede alimentar a otras personas que se dediquen a fabricar instrumentos, tejidos, cerámica,...
empieza la artesanía. El artesano le cambia sus productos al agricultor por el excedente.
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La división social del trabajo está permitida por el intercambio de excedentes primer tipo de
comercio por trueque. La propiedad privada: En el Paleolítico no existía. Con la aparición de la
agricultura empieza a aparecer. Para convertir una zona salvaje (improductiva) en productiva se
requiere mucho trabajo: la gente sólo está dispuesta a hacer este trabajo si tiene la seguridad de
que la tierra será suya y con ello llega la aparición de la propiedad privada. Con el trueque, el
excedente y la propiedad privada aparece la desigualdad social y la riqueza (aparece a finales de
la Edad de los Metales en Europa) que en esta era provoca la aparición de las clases sociales.
De la economía productiva nacen los cambios culturales:
En el Neolítico aparece la cultura de los hombres agricultores: viven de la tierra (cosechas) adoran
la fertilidad de la tierra: diosa fundamental "Diosa Madre" diosa de la fertilidad de la tierra,
también representa el ciclo del vegetal (muere y reaparece: la tierra es improductiva en Invierno
y se vuelve productiva). Los hombres de finales del Neolítico adoran a la naturaleza: tierra, sol,
agua, ríos, montañas, mares: son dioses en las primeras civilizaciones. El significado del periodo
Neolítico o Edad de la Piedra Nueva corresponde al periodo en que utilizaban la piedra
pulimentada.
Esta cultura neolítica tuvo su desarrollo en el Cercano Oriente entre 7.000 y 4.000 a.C. Se inicio
en Kurdistán y se difundió lentamente a Europa donde llegaron en el año 5.000 a.C. Esta era es la
época del pastoreo y de los grandes monumentos de piedra llamados dólmenes y menhires por
nombrar algunos pocos. La agricultura había sustituido a la caza como fuente principal de
alimento en todo el mundo estamos en el año 4000 a.C. Fue uno de los descubrimientos más
importantes de la humanidad, surgió cuando los hombres se dieron cuenta de que las semillas
puestas en la tierra brotaban y producían nuevas plantas y semillas. Las primeras plantas fueron
de trigo y cebada. Ya no dependían solo de lo que les daba la naturaleza; ahora podían producir
más de lo que necesitaban para su consumo, planificar su futuro y permanecer en un solo lugar y
así empezó el sedentarismo. Los campesinos tomaron posesión de la tierra, considerándola
propiedad de ellos y de su grupo. Para protegerla, formaron aldeas y pequeñas ciudades, y las
rodearon de muros defensivos. Cada tribu y pueblo desarrolló su propia lengua, tradiciones y
costumbres, religión, arte y forma de vida. La vida en comunidad obligó a establecer reglas para
los matrimonios, la educación de los niños y la distribución de los alimentos y a tener a alguna
autoridad que las hiciera cumplir los guerreros más valientes o los vecinos más acaudalados.
Como no existía la escritura, los hombres se regían por el derecho consuetudinario (leyes basadas
en el uso y las costumbres), que se transmitía en forma oral. La nueva situación de la mujer,
recluida a un espacio domestico, la excluye de la economía y de la vida social dando origen al
patriarcado. Se inventa el arado para la mejor explotación de la tierra y se domestica los animales
para disponer de ellos según sus necesidades.
MI ADN EN EUROPA
EUROPAComposición étnica
En Europa existen gran variedad de grupos étnicos, a causa de las sucesivas oleadas de migrantes
que llegaron a estas tierras. Por este motivo, aunque la mayoría de sus habitantes pertenecen al
grupo caucásico, no conservan los caracteres primitivos de la raza blanca. Las etnias resultantes
más importantes son: el nórdico, el eslavo y el mediterráneo; le siguen las minorías de ugros,
lapones, tosks y los vascos quienes conservan su identidad.
Europa es un continente de ocupación humana muy antigua. Hoy en día la civilización creada en el
Mediterráneo está extendida por todo el mundo, bien como única, superpuesta, o bien
coexistiendo. En realidad Europa no es más que una península de Asia. Claro que eso no lo sabían
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los antiguos, que fueron los que dividieron el mundo en continentes. Sin embargo, en esa
península se dan una serie de características comunes que la individualizan; características
fundamentalmente de tipo cultural. Europa es la cuna de la civilización clásica grecolatina, una
civilización que hizo del latín la lengua común hasta mucho después de que hubiese dejado de ser
utilizada por el pueblo; puesto que se mantuvo en las universidades, los monasterios y la liturgia,
como lengua culta y de transmisión del saber. Con el tiempo esta cultura se convertiría en el
modelo civilizador de todo el mundo y llegaría a dominarlo.
El rasgo más destacado del relieve europeo es la constante presencia del mar, gracias a lo
recortado de sus costas. Europa tiene más de 43.000 Km. de costas; y ninguno de sus puntos se
aleja tanto del mar como para no recibir su influencia, aunque la orografía tenga mucho que decir
en ello. Podemos distinguir siete conjuntos fisiográficos: la gran llanura europea, que es extiende
desde los montes Urales hasta el río Weser en Alemania; las llanuras atlánticas, continuación de
las anteriores, desde el río Weser hasta las Landas y el Pirineo; las llanuras interiores, que son
depresiones Inframontañosas; las llanuras litorales mediterráneas, estrechas y orientadas al
Mediterráneo; los viejos macizos hercinianos y caledonianos, que organizan en torno a sí el
relieve; y los arcos alpinos, las montañas jóvenes de la última orogenia.
El Mediterráneo ha tenido diferentes nombres. Los romanos le llamaban Mar Nuestro. En el siglo
XX. Mussoliniqueriendo recrear el imperio romanolo llamó Mare Nostrum Italiano durante la
Segunda Guerra Mundial. En la Biblia es conocido como el Gran Mar (Números 34:67), o el Mar de
los Filistinos (Éxodo 23:31) por la gente que ocupaba larga porción de sus orillas cerca de los
Israelitas.La salvación de Jonás por medio del gran pez en medio del Mediterráneo, el hombre que
se empeñaba en hacer exactamente lo contrario de lo que debía hacer un profeta, y con intención
de dirigirse a Tarsos se embarca en Jaffa, Egipto, para huirse de Dios. Una gran tormenta llena de
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terror a los marineros que invocan cada uno a su divinidad, sin ser escuchados mientras Jonás
duerme sin invocar a Dios. Y Dios ordena al “gran pez tragarse a Jonás” para luego vomitarlo en
tierra al arrepentido antiprofeta. (Jonás 2:111)
Las civilizaciones más antiguas florecieron alrededor de las orillas del Mediterráneo que era como
una carretera comercial usada para el intercambio comerciales de grandes cantidades de
productos al final del cual esta el Estrecho de Gibraltar, un portal natural por el cual nos deja
pasar de las calmadas aguas saladas de color verde del Mediterráneo sin casi oleaje a las densas y
agitadas mareas azules del Océano Atlántico.
Dejar el Mediterráneo y aventurarse a navegar en el Atlántico era arriesgado y peligroso y por lo
tanto daba miedo hacerlo. Sin embargo había un movimiento de gente que emigraba del este
hacia el oeste hasta el Océano Atlántico a las orillas de la Península Ibérica y fueron los fenicios
los primeros en hacerlo.
Queriendo yo cerciorarme de esta materia donde quiera me fuese dable, y habiendo oído que en
Tiro de Fenicia había un templo a Hércules dedicado, emprendí viaje para aquel punto. Lo vi,
pues, ricamente adornado de copiosos donativos, y entre ellos dos vistosas columnas, una de oro
acendrado en copela, otra de esmeralda, que de noche en gran manera resplandecía. Entré en
plática con los sacerdotes de aquel dios, y preguntándoles desde cuando fue su templo erigido,
hallé que tampoco iban acordes con los griegos acerca de Hércules, pues decían que aquel templo
había sido fundado al mismo tiempo que la ciudad, y no contaban menos de 2300 años desde la
fundación primera de Tiro.
Heródoto
Y aunque llegaron a ser los más habilidosos constructores de barcos y navegantes de su tiempo
también se dedicaban a la cría de ovejas que las vendían, así como su lana. Estos fenicios (los
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rutas comerciales. Sicilia por estar en el centro del Mediterráneo era buen mercado para el
intercambio de productos. Fortificaron la isla y se instalaron en la isla de Mozia, hoy San Pantaleón
situada en la bahía de Marsala cerca de la costa de Sicilia en el siglo XII a. C. un lugar comercial
para los comerciantes y navegantes fenicios y a poca distancia de la ciudad de Cartago en África
del Norte la gran metrópolis fenicia en occidente fundada por ellos en el año 814 a.C. lugar
estratégico que controlaba el este y oeste del Mediterráneo. Otro asentamiento fue Ziz (flor), hoy
en día Palermo, al norte de Sicilia, puerto natural, es una península rodeada por las
desembocaduras de dos ríos y por lo tanto fácilmente defendible.
El gran historiador y militar ateniense Tucídedes (460ª.C.396ª.C?) nos habla sobre los fenicios: “…
También los fenicios estaban establecidos a todo lo largo de la costa de Sicilia, pues se habían
apoderado de los promontorios sobre el mar y de las pequeñas islas cercanas a la costa con vistas
a su comercio con los sículos; pero cuando los griegos empezaron a arribar en gran número,
abandonaron la mayor parte de sus asentamientos y, concentrándose, se limitaron a ocupar
Motia, Solunte y Panormo, en la vecindad de los élimos, tanto porque confiaban en su alianza con
ellos como por el hecho de que aquél es el sitio desde donde es más corta la travesía entre
Cartago y Sicilia”.
Se asentaron en la isla de Cerdeña, esta isla tenía una posición estratégica en las rutas
comerciales fenicias con Europa, en particular con la de Gran Bretaña, además de que contaba
con numerosos puertos y amplias zonas de pastos cercanas a la costa.De modo paulatino, los
fenicios comenzaron a establecer poblaciones permanentes en la costa, sobre todo en el sur y el
occidente de la isla. A partir de 900 a.C., fecha aproximada del inicio de la dominación fenicia, los
intercambios comerciales se habían multiplicado y se había desarrollado el trabajo de los metales.
Hacia esta época aparecen los pequeños bronces. Serían los fenicios y no los sardos los que
aprovecharían los beneficios de la explotación marina, como la pesca del atún y de la sardina
(nombre derivado de Cerdeña). En Cerdeña es introducida la escritura. Durante este periodo los
sardos iniciarían la producción de aceite de oliva, la practica de la apicultura, considerada una
ciencia que se dedica a la crianza de abejas para la producción de miel, y el cuajado de la leche de
oveja. Hacia el 1100 a. C. los fenicios llegaron a la Península Ibérica por intereses comerciales y
fundaron la factoría de Gades (Cádiz). De este modo, se aseguraban las navegaciones regulares
mediante el establecimiento de una serie de colonias en el Norte de África.
Los griegos fueron los grandes cronistas de la historia fenicia y ellos les dieron el nombre. El
término griego "phoenix" se encuentra por primera vez en Homero y significa púrpura. "Los de la
púrpura", los llamaban de esa manera a los fenicios por ser los inventores de este tinte que
extraían del molusco mures, abundante en las costas fenicias.
Los fenicios eran conocidos como los más distinguidos marineros y comerciantes del antiguo
mundo. Eran misioneros de la civilización debido a su talento en la navegación trayendo productos
y cultura por el Mediterráneo a gentes menos avanzadas.
Eran de religión pagana que estaba inspirada por los poderes y procesos de la naturaleza. Sin
embargo muchos de los dioses eran adorados en un panteón que estaba presidido por el padre de
los dioses, pero la principal figura del panteón era una diosa.
Ellos buscaron su salida por el mar. Desarrollaron la navegación construyendo buenos barcos con
la madera de cedro que tanto abundaba en Líbano. Eran numerosas y poderosa flotas, eran
barcos con quilla en el casco que les permitía viajar en mares abiertos. Al principio se dedicaron a
la pesca pero sus viajes los llevaron a conocer otros pueblos y culturas. Comprobaron que cada
civilización hace cosas diferentes y aprovecharon esto para comerciarlas por todo el mar
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Mediterráneo y también por tierra con los pueblos de la Mesopotamia. Visitaron las costas del
norte de África y todas las del sur de Europa, intercambiaron productos en Italia, entraron en el
Mar Negro y dejaron el Mar Mediterráneo para cruzar los Pilares de Hércules en el siglo V a.C, hoy
el Estrecho de Gibraltar, saliendo de Cartago alrededor de la costa de España y Francia y
continuaron al sur de Inglaterra en el área conocida por los fenicios como “TinLand”, la isla de
estaño, hoy llamada la península de Land’s End, situada en la parte mas septentrional de
Inglaterra siempre haciendo comercio construyendo mercados y almacenes a lo largo de sus
caminos.
Los arqueólogos han descubierto que los fenicios usaban las rutas paralelas a la costa y rutas en
aguas profundas tanto para intercambio comercial como para viaje de descubrimiento. Los
marineros de la costa solamente navegaban durante el día, de una a otra villa, siempre sin perder
la tierra de vista. Los marineros que tomaban las rutas de aguas profundas iban lejos pero
siempre mirando a la costa. Cuando lo hacían de noche, los fenicios se guiaban observando las
constelación y la Estrella Norte, o lo que el Antiguo mundo llamaba las “Estrella Fenicia.”
Fueron los primeros en usar Polaris o estrella polar (la Estrella del Norte) en la navegación. Esta
estrella es una de las más brillantes y esta casi quieta en el firmamento y todas las estrellas en el
hemisferio norte parece rotar alrededor y eso hace un excelente punto fijo por el cual es una
medida perfecta para la navegación celestial, y el intercambio marítimo hubiera sido imposible sin
haber desarrollado la tecnología náutica. Tenían fama de tener barcos y navegación
extremadamente avanzada. Establecieron colonias por todo el Mar Mediterráneo incluyendo
Cartago, Symra, Zerephath, Byblos, y Tyre (sur). Construyeron un imperio en los mares desde
1200 a 600 a.C en el mar Mediterráneo.
Tal vez la contribución más significante de los fenicios era el alfabeto desarrollado acerca del año
1000 AC en Biblos. Del nombre de esta ciudad viene del griego la palabra Biblia (libros). Esta
forma de escribir fue extendida por los fenicios en sus viajes e influyo los alfabetos arameos y
griegos. El alfabeto tenia 22 caracteres y mas tarde se desarrollo en nuestro alfabeto romano
moderno.
Las industrias que ejercieron fueron la joyería, la metalurgia, textil, tintorera (teñían telas),
fabricaron vidrio, adornos y estatuillas religiosas para diversos pueblos.
Ellos trabajaban en las minas de plata en España, pasaron el estrecho de Gibraltar, y fundaron la
ciudad de Cádiz en la costa sureña de España. Navegaron hasta las Islas Británicas por estaño.
Fundaron muchas colonias, siendo Cartago la mayor.
UCRANIA
Es un país de Europa Oriental, el segundo más grande del continente en extensión territorial
después de Rusia. Los acontecimientos humanos en el territorio de Ucrania se remontan a 4500
a.C cuando la cultura neolítica de Cucutani floreció. En la Edad de Hierro la tierra fue habitada por
criemos, escitas y sármata. Entre 700 a.C. y 200 a.C el territorio de Ucrania formó parte del Reino
escita.
Según uno de los oradores mas relevantes de la historia y un importante político el orador
ateniense Demóstenes Ucrania era el granero de Grecia afirmación confirmada por los numerosos
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silos de trigo, estructuras para almacenar el grano que se han encontrado en la región demuestra
la importancia del comercio de cereales desde el siglo VI a.C... El trigo es uno de los tres granos
más ampliamente producidos globalmente, junto al maíz y el arroz.
Su territorio llego a extenderse a unos 6000 Km., desde Hungría hasta Manchuria, gracias a un
hecho clave en su cultura: la domesticación del caballo. Parece ser que las tribus emigraron a
estas zonas desde la región de las montañas de Altai, en la frontera con China porque en las
antiguas crónicas chinas ubican poblaciones escitas en áreas que actualmente corresponden al
Xinjiang.
Se supone que hacia el año 1000 a.C. hubo una sequía en Asia central (montañas de Altai) que
acabó con la agricultura, convirtiendo a los habitantes en pastores nómadas: los escitas, entre los
siglos IX y VIII a.C. se establecieron en el altiplano iraní, de donde fueron expulsados por los
medos, instalándose en el norte del mar Negro. Los escitas, los habitantes de las estepas se
convirtieron en la aristocracia europea.
Los escitas avanzaron hacia Europa oriental hacia el 700 a.C, llevando consigo el uso del cáñamo,
que usaban como tela muy similar al lino, y para un baño de vapor descrito por Herodoto, especie
de “sauna de marihuana”: “Los escitas toman la simiente del cáñamo, se meten debajo de las
mantas, y entonces tiran la simiente sobre las piedras calentadas al rojo vivo, y la simiente exhala
un perfume y produce tanto vapor que ningún brasero griego podría superar tal cantidad de
humo: los escitas aúllan encantados en su baño de vapor.” (Herodoto: Historias, IV.75.12)
Sus contemporáneos los consideraban muy salvajes y sanguinarios porque tomaban la sangre de
su primera victima en una batalla y conservaban sus cueros cabelludos como trofeos. Solían beber
de cráneos humanos de sus enemigos que habían matado como vasijas. El águila era una
encarnación del dios del viento para algunos de ellos. Las tribus llamadas “escitas reales” que se
asentaron en Ucrania, sembraban trigo para vendérselo a los griegos.
Se han descubierto numerosos objetos artesanales de oro de gran elaboración con motivos
equinos. Los escitas eran excelentes jinetes, expertos en hacer lazos e inventores del arco de
doble curva. Usaban el arco y la flecha incluso cabalgando y tenían una sorprendente habilidad
para disparar. Los europeos en esta época solo tenían infantería y carros de guerra, a los escitas
les permitió desplegar devastadoras maniobras de gran movilidad, exhibiendo inteligentes
tácticas, resultado de generaciones de combates a caballo y gracias a esto, llegaron a realizar
incursiones en el Oriente Próximo. Entre las obras de arte se han encontrado medallas de oro
labrado cuyas curvas nos recuerdan del lauburu del pueblo Vasco.
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El caballo fue primeramente domesticado por los escitas. No concebían la vida sin caballo
(adornaban las colas de estos animales trazándolas de modo que parecieran un manojo de
serpientes) Un escita rico podía llevarse a la tumba hasta cien caballos. También los utilizaban
como alimento, y ordenando a la yeguas para fabricar quesos y kumis (una bebida alcohólica a
base de yogur).
Sus rostros estaban curtidos por el clima y usaban largas cabelleras desaliñadas, y los adultos,
barba. Para soportar mejor el hambre durante sus largas marchas por las estepas y desiertos
solían ceñirse fuertemente los cinturones. Los hombres, especialmente durante los combates, se
adornaban con gorros que exhibían cornamentas (en especial de ciervo) se tatuaban y clavaban
un sable en la tierra para adorarlo representación del dios de la guerra. No tenían templos para
adorar a sus dioses. Sus ropas llamaban la atención por su gran colorido, coleccionadas con cuero,
piel y fieltro, y que solían representar, de forma muy estilizada y dinámica, a animales (ciervos,
tigres, panteras); estilo típico del llamado arte de las estepas.
Vivian en chozas de ramas montadas sobre sus carros de macizas ruedas, en constante
movimiento entre el Danubio y el Don o mucho más lejos. Las chozas eran redondas o
rectangulares, de generosas proporciones, de dos o tres habitaciones. Sus paredes generalmente
eran de mimbre, pero también las contruian con ramas atadas con correas, y las revestían con
barro y fieltro para protegerse de las lluvias y la nieve. Las mas pequeñas se desplazaban sobre 4
ruedas y las de mayor tamaño sobre 6, siendo arrastradas por bueyes.
Cada hombre tenia gran cantidad de esposas y estas su comitiva. Las cortes de los ricos parecían
mercados, donde la menos importante de las esposas podía llegar a tener unas 20 casa rodantes
para sus sirvientes. Sus tumbas eran grandes y visibles, ya que enterraban a sus muertos
resaltando su ubicación apilando tierra y rocas para formar montículos. Las piezas recuperadas de
las tumbas escitas se encuentran actualmente en el Museo del Hermitage en San Petersburgo.
Los principales rivales de los escitas fueron pueblos surgidos, al parecer, del mismo tronco común:
los cimerios, tocarios, wusun y el sármata quienes les derrotaron entre el siglo I a.C y los inicios
de la era común. Su habla era una forma del iranio, uno de los grupos del tronco indoeuropeo. Los
escitas cuidaban rebaños de caballos, ganado vacuno y ovejas, Vivian en carros cubiertos con
lonas y fueron conocidos como jinetes y como hábiles arqueros. Los hombres, a caballo. Las
mujeres y los niños, en carro tirados por bueyes. Siempre en busca de pasto para sus rebaños de
caballos, vacas y ovejas de los que tomaban la carne y la leche base de su alimentación. (Agregar
fotos de arco escita y jinetes)
El mapa del ADN europeo continental nos lleva por 18 diferentes poblaciones que recorreremos
brevemente.
URALES
Los escitas habitaron la región de la Escitia, la cual comprende las estepas rusas que se extienden
desde los Urales al este hasta el Danubio al oeste.
Esta región lleva su nombre por su proximidad a los Montes Urales que marca la parte oriental de
Europa. Esta zona rica en mineral es hoy lugar de ambos de habla urálico y habla turco. Esta
región ha sido escenario de varios contactos históricos entre Asia y Europa, incluyendo los Hunos
y luego los MongolesTatar invasiones de la época medieval. Los montes Urales son una cordillera
montañosa que se considera la frontera natural que existe entre Europa y Asia, aunque en la
práctica no constituye ninguna división real, ni lingüística, étnica, climática o histórica. Las
características del paisaje son semejantes a ambos lados de sus vertientes. A pesar de su baja
altura promedio, la cordillera resalta claramente en comparación de las suaves ondulaciones y
llanuras que se encuentran al Este y el Oeste. Abarca los países de Rusia y Kazajstán. Posee
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industrias siderúrgicas, metalúrgicas, químicas. “La cordillera que divide las placas continentales
europea y asiática, considerada "una de las cordilleras más ricas del mundo en yacimientos de
todo tipo", comenta Pérez Estaun. El subsuelo de la montaña es rico en hierro, carbón, petróleo,
entre otros, por lo que es un gran centro industrial de Rusia.
Al norte de los Urales, cuando estos dejan atrás la vegetación para convertirse en aterciopeladas
colinas que se pierden en el horizonte, se levantan majestuosamente siete gigantes. Siete colosos
de piedra que, en medio de la nada, parecen haber hecho un alto en el camino para contemplar el
paisaje desde la cima de un altiplano. Con alturas que van desde los 30 hasta los 42 metros, estos
siete moais, que la naturaleza ha moldeado durante más de 200 millones de años, forman uno de
los legados geológicos más impresionantes y mágicos del planeta.
Este singular fenómeno, que desde tiempos inmemoriales ha sido fuente de todo tipo de fábulas y
leyendas, se originó hace unos 200300 millones de años, cuando en ese lugar se erigía una
montaña. Con el paso del tiempo, la erosión provocada por la lluvia, viento, heladas y demás
fenómenos meteorológicos han ido desgastando su superficies hasta dejar los siete pilares que se
conservan actualmente. En los Urales (una de las cordilleras más antiguas de la Tierra) podemos
encontrar otras formaciones que guardan cierta similitud con ManPupuNyor, pero ninguna de ellas
la igualan en dimensiones y espectacularidad. También es inevitable acordarse de otros casos más
cercanos, como el Roque Cinchado del Parque Nacional del Teide.
TRACIA
Los tracios son mencionados por vez primera en la Iliada donde los describen como siendo aliados
de los troyanos en la Guerra de Troya en contra de los griegos. Y también se hablan de ellos en la
Odisea. La región de Tracia incluye los territorios de la costa occidental del Mar Negro, lugar de
los Tracias y relacionados con los Daciano de clásica antigüedad. Los tracios eran indoeuropeos
Los tracios eran el vivo ejemplo del panorama tribal que describió Homero en sus relatos.
La capital se llamaba Seuthopolis fundada en el siglo IV a.C., la única ciudad descubierta y esta de
entre 19 y 24 metros bajo las aguas al sureste de Bulgaria. Un arquitecto búlgaro se propone
volver a dale vida a la antigua capital tracia mediante la construcción de una cortina en forma de
anillo que la circunde rescatándola axial del agua, comenta el arquitecto Jeko Tilev (jefe del
equipo que desarrollo el proyecto). “Las excavaciones arqueológicas comenzaron en 1948 cuando
empezó la construcción de la presa Koprinka” dice la arqueóloga Mariah Chichikova. Inicialmente,
los arqueólogos se toparon con dos túmulos tracios que les hicieron pensar que cerca podría haber
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una ciudad que utilizara esos sepulcros, y esto el impulso a buscarla hasta que encontraron
vestigios de los muros de la ciudad fortificada, una torre, una ciudadela, un palacio y toda a
ciudad de una superficie de cinco hectáreas. Explica Chichikova que Seuthopolis fue muy moderna
para su época, con calles paralelas y perpendiculares y con dos avenidas principales cubiertas de
piedra con una plaza donde había un templo y comercios.
Desde el mundo tracio, mezclado con tradiciones griegas, han llegado hasta nosotros numerosos
mitos; el poeta Orfeo era tracio, y el gladiador Espartaco, líder de uno de los levantamientos mas
famosos contra el poder de Roma. Los descubrimientos arqueológicos han definido una cultura
bien desarrollada y unas creencias religiosas positivadas en numerosos santuarios generalmente
en cuevas que se extienden por Bulgaria.
RUSIA
En la literatura clásica rusa encontramos numerosas comparaciones entre los rusos y los nómadas
de la estepa. En Guerra y paz, cuando Tolstoi quiere expresar la estupefacción de Napoleón ante
la irracionalidad rusa al contemplar éste la ciudad de Moscú en llamas y a sus habitantes
quemando sus hogares le hace exclamar: "¡Qué pueblo! ¡Esto son los escitas!". El historiador
Karamzin lo relaciona rápidamente con sus características mentales, afirmando que los escitas
eran "amantes de la libertad más que de ninguna otra cosa", "tal como los rusos". Aunque a
menudo predomina la idea de que esta influencia es debida a cierto grado de salvajismo y a
pasiones elementales, en la cultura rusa encontramos distintos elementos de la particular visión
del mundo de los escitas. Ésta se puede investigar sobre todo a través de su arte, un arte que
"nunca habla para no decir nada", "un mundo de los signos". Estas figuras doradas, alegóricas y
ambivalentes, también descubren una percepción del mundo fundamentalmente sensible que
recuerda la susceptibilidad poética. También el arte ruso, desde sus inicios, insiste en el aspecto
transcendental de la búsqueda y reivindica la expresión de verdad.
La historia de Rusia empieza con la llegada de los eslavos orientales, el grupo étnico del que
posteriormente derivarían los rusos, ucranianos. Esta región incluye la tierra histórica de los
eslavos orientales. Era aquí que Kievan Rus’ fue primeramente establecido por comerciantes
escandinavos conocidos como Varangians o Rus. Kiev Rus fue un estado medieval eslavo
precursor de la Rusia moderna centrado alrededor de la ciudad de Kiev, hoy capital de Ucrania, e
incluye casi lo que es hoy Ucrania y Belarús y parte del noroeste de Rusia. El poder y la influencia
de los Kievans crecieron gradualmente a través de los siglos X y XI, pero mas tarde se debilito su
poder por las luchas internas y cayeron bajo el poder de los mongoles 6 de diciembre de 1240. La
invasión mongola de Rusia comenzó en el año 1240 saqueando el medieval Rus de Kiev por un
ejército de mongoles nómadas que se enfrentaron a las fuerzas de varios príncipes de Kiev que
tuvo incalculables ramificaciones para la historia de Europa oriental. Este estado estaba
compuesto de gente de habla eslava así como urálico y mas tarde desarrollo en lo que llego a ser
la sede del Imperio Ruso. Kiev es una de las más viejas ciudades de Europa Oriental fundada en el
siglo V como puerto de comercio y la cuna principal de la cristianización para Rus. Catedral de
Santa Sofía que se comenzó a edificarla en 1037 y llevo 20 años para terminarla. Es de
arquitectura bizantina con 13 cúpulas. Los mongoles al saquear la ciudad 203 anos mas tarde la
dejaron en estado de ruinas. A mitad del siglo X existía una pequeña comunidad cristiana en Kiev.
Un paso decisivo para la cristianización es la conversión y bautizo de la princesa Olga, esposa del
príncipe Igor I asesinado en 945, hijo de Oleg, el gobernante de Kiev, fundador de Rusia.
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FINLANDIA
El hombre aparece en Finlandia 8000 años a.C porque su territorio se mantuvo cubierto por los
glaciares por mucho tiempo. Su nombre en lengua nórdica quiere decir pantano. La región de
Finlandia esta en la parte mas norteña de Europa y es el hogar de los Finlandeses, Estonianos y
los relacionados con las gentes escandinavas. Ocupaban gran numero de pueblos de los cuales,
los mas celebres eran los escitas.
POLONIA
El ADN se detiene aquí pero no parece haber mucho dato para nuestra historia. La región polaca
incluye la parte central y oriental del territorio europeo de las naciones modernas de Polonia y
Belarús. La región polaca predominante de habla eslava se ha pensado a veces que el lugar del
nacimiento de as gentes eslavas, pero también incluye partes de los territorios históricos de los
celtas, alemanes y Bálticos. Polonia, del término polaco de Polska, era el nombre de las tribus
Polanie, viene de "pole/pola", campo (zona de campos), debido a las llanuras de Polonia, eran
entonces, los habitantes de los campos.
Los seres humanos han habitado las tierras de la actual Polonia durante los últimos quinientos mil
años. Los pueblos eslavos se asentaron en este territorio desde hace 1500 años y la historia de
Polonia como estado casi abarca un milenio. En el siglo X aparece Polonia como nación; la
gobernaron una serie de fuertes líderes que convirtieron a los polacos al cristianismo, crearon un
reino poderoso e integraron a Polonia en la cultura europea. La adopción del rito occidental del
cristianismo y no del oriental (bizantino) marcó desde el principio la clara diferenciación de Polonia
de sus vecinos del Este.
Las leyendas forman una parte muy importante del patrimonio cultural de cada nación. Son los
primeros intentos de explicar su origen y aportan una dimensión mítica al pasado. Una de las
leyendas eslavas más conocidas es la de los tres hermanos: Lech, Czech y Rus, que vinieron con
sus tribus a los terrenos entre el río Vístula y el río Oder. En una de las colinas vieron un roble
frondoso y, en él, un nido de águilas. Lech decidió fijar su residencia allí y eligió para su escudo el
águila blanca, mientras que Rus se fue al este y Czech se fue al sur, donde los dos establecieron
sus propios países: Rusia y la República Checa.
ASQUENAZI
Aunque el ADN presenta un porcentaje mínimo me pareció favorecedor ponerlo.
Asquenazí es el nombre dado a los judíos provenientes de Asiria y parte de Turquía, que se
asentaron en la Europa central y oriental —principalmente en Alemania, Polonia, Ucrania, Rusia y
otros países eslavos de la Europa Oriental; zona llamada precisamente por los judíos medievales,
«Askenaz»— hacia comienzos del siglo X. Desarrollaron costumbres y leyes particulares, que los
diferenciaron en ciertos temas de las otras principales partes del pueblo judío, llegando incluso a
crear una lengua propia, el Yiddish, surgida de la combinación de los dialectos germanos de su
región con influencias eslavas y hebreas. Antes del Holocausto, los asquenazíes representaban
más del 90% del total de los judíos del mundo; en tanto a día de hoy, su cantidad relativa se ha
reducido a un 80%.
Normalmente hay discrepancias acerca de quién debe ser considerado judío. Esto hace
especialmente difícil definir qué es un judío asquenazí, pues esto implica una definición religiosa,
cultural o étnica. Dado que la mayoría de estas personas ya no vive en la Europa del Este, el
aislamiento que en un momento ayudaba a distinguir la religión y cultura específicas ha
desaparecido. Más que esto, la palabra "asquenazí" ha evolucionado y cobrado nuevo significado,
especialmente en Israel. En este país frecuentemente adquiere significados que no se
corresponden con los tradicionales. Esta comunidad empezó a desarrollarse a principios de la
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época medieval.
Los asquenazíes han ganado el 27% de los Premio Nobel ganados por americanos. Cuentan con
más de la mitad de los campeones en ajedrez. Los psychometricians están de acuerdo que los
asquenazíes son más inteligentes que el resto de los europeos.
BALCANES
La región balcánica se localiza en el sur de Europa oriental. Está constituida por un conjunto de
países muy montañosos: su eje vertebral son los Alpes Dináricos en el oeste y los Balcanes en el
este.
Es una región europea mediterránea geográficamente hablando configura una península enorme y
abraca el suroeste de Europa y el Mar Adriático unida por los montes Balcanes al este y los Alpes
Dinaricos al oeste. Rodeada de mares por los tres lados; el Adriático, Jónico al oeste, Egeo al sur,
y Mármara y Negro al oeste.
Las lenguas principales son eslavas. Y todos los eslavos eran paganos. En el siglo X a.C. estas
bellas cumbres virginales albergaron a los ilirios, un pueblo de pastores de origen indoeuropeo
muy poco conocido pero que tuvo gran importancia en Europa Central y fueron sus primeros casi
desconocidos pobladores. Desde entonces, como si una maldición pesara sobre ese lugar, los
ejércitos de todos los conquistadores de la historia pasaron por allí desde Alejandro Magno (335
a.C) hasta Gengis Khan líder militar mongol del siglo XIII que saqueo vastas áreas y conquisto a
millones de gentes ganándose el titulo de “Monstruo Cruel”. Los mongoles fueron los responsables
de la devastadora pandemia que asoló Europa en el siglo XIV causando la muerte de tercera parte
de la población del continente, en el año 1348. Fue la Peste Negra o Bubónica que se contagia por
las pulgas con la ayuda de la rata negra que hoy conocemos como rata del campo. La peste
empezó en algún lugar al norte de la India, probablemente en las estepas de Asia central, desde
donde fue llevada al oeste por los ejércitos mongoles. 25 millones de muertes solo en Europa
junto a otros 30 a 40 millones en África y Asia. Algunas poblaciones fueron totalmente
despobladas con los pocos supervivientes huyendo y expandiendo la enfermedad aun más lejos. Y
la escasez de mano de obra barata provoco un gran incentivo para innovación que ayudo a traer el
fin de la Edad Media. Esta peste Negra fue la manifestación externa de un proceso social y
económico que se había labrado siglos atrás. Pero no fueron los mongoles sino las invencibles
legiones romanas quienes dominaron tempranamente toda la costa del Adriático. En el año 168
a.C. fundaron ahí la poderosa provincia de Illycum, joya del Imperio Romano. Alguno de los más
notables emperadores, como Aureliano, Diocleciano y Constantino I, fueron ilirios. Al comienzo de
la Era Cristiana, ya en el año 6, se produjo una sangrienta sublevación que Roma reprimió sin
ninguna piedad. La orgullosa Iliria fue desmembrada por primera veza para dar lugar a dos
provincias imperiales más débiles; La Panonia y la Dalmacia. La paz había huido de ese sitio para
siempre.
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zona fue invadida por pueblos de origen celta. Este pueblo fundó varias ciudades (incluyendo
Milán) y extendieron su gobierno hasta el mar Adriático. Es también la tierra de los Visconti y los
Sforza, dos de las más grandes familias del renacimiento italiano, gracias a las cuales, y a pesar
de la extrema crueldad de que hicieron gala, dejaron parte de su legado artistas de la talla de
Leonardo da Vinci, Caravaggio, Bellini o Bramante. Lombardía linda con los Alpes, y alberga por
ello uno de los paisajes más espectaculares del país. Entre otras muchas razones, es famosa por
sus lagos, entre los que destaca por su tamaño el de Garda, el mayor en extensión de todo el
país. Su proximidad con otras naciones de centro Europa y su historia fuertemente ligada al
continente la han convertido, probablemente, en la región menos "italiana" de todas.
Desde el siglo XIV en adelante, la inestabilidad creada por las luchas incesantes internas y
externas entre las familias más potentes de la región llevaron al final a la creación de nobles
señorías, y de entre ellas sobresalió la señoría de los Visconti (luego Sforza), indudables
dominadores de la política y de la vida lombarda hasta el Renacimiento. También destacaron los
Gonzaga en Mantua. En el siglo XV el Ducado de Milán fue una gran fuerza militar, económica y
política a nivel europeo. Milán y Mantua se convirtieron en dos centro del Renacimiento cuya
cultura, dejando parte de su legado artistas como Leonardo da Vinci, Caravaggio, Bellini o
Bramante. Esta riqueza, sin embargo, atrajo los entonces más organizados ejércitos de potencias
nacionales como Francia y Austria, que se engancharon en una larga batalla por Lombardía a
finales del siglo XV y principios del XVI. Sucesivamente los franceses y los españoles tomaron
posesión del Milanesado, parte de Lombardía. La historia de Italia es una de las más importantes
de toda Europa y de todo el mundo. Íntimamente ligada a la de la cultura occidental y la historia
de Europa, ha vivido buena parte de los principales acontecimientos históricos del mundo
occidental. Heredera de múltiples culturas antiguas como la de los etruscos y los latinos y
receptora de la colonización griega y cartaginesa, vio nacer el Imperio romano, legador de gran
parte de la cultura occidental y uno de los mayores de la historia. Tras la caída del Imperio, Italia
sufrió una serie de invasiones germanas alternadas con intentos bizantinos y francos de
reconstruir la unidad del Imperio Romano.Roma, sede del papado y fuente de legitimidad imperial
fue en esos tiempos un foco que atrajo a figuras como Justiniano I y Carlomagno.
GRECIA
Esta región incluye las islas griegas y las cercanas tierras marítimas del este Mediterráneo,
incluyendo la parte sureña de Italia y Sicilia. Esta región es la cuna de la clásica ciudadestado
Helénica de la antigüedad, la región griega es a menudo considerada el lugar del nacimiento de la
civilización europea. La historia de Grecia es una de las más tempranamente documentadas y
estudiadas. Existen fuentes escritas desde el segundo milenio a. C. En la antigüedad Grecia fue
una de las regiones con mayor desarrollo tecnológico en Occidente y era poseedora de una rica
tradición cultural. Fue famosa por sus conocimientos científicos, sus pensadores y escritores, su
arte y sus templos.
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Después del 6000 a. C. los recolectores de alimentos que vivían en cuevas siguieron una
transición hacia una forma de vida basada en la agricultura. De este período se conserva un
asentamiento en Cnosos de principios de la época Neolítica, asentamiento que perduró hasta
época cretense minoica; éste nos revela que paulatinamente se fueron aglomerando casas de una
única habitación con forma rectangular así como tipos de cosechas y ganados mediterráneos y
una técnica agrícola que nos hace sospechar que el origen de esta población neolítica cretense
está en Asia Menor. Asentamientos neolíticos de este tipo se encuentran en época neolítica hacia
el 5500 a. C. en la Argólide, Tesalia y evidentemente en Asia Menor (algunos de fecha anterior al
6000 a. C.).
La agricultura neolítica del Egeo se caracteriza por una progresiva diversificación de los cultivos
típicos del Mediterráneo: vid, cereal, olivo, legumbres y frutos secos; sus herramientas eran
toscas: piedras labradas, hueso afilado y la obsidiana como constante. Juntamente aparecía ya la
especialización de los artesanos, con lo que surgen carpinteros, herreros, tejedores de cestas. Con
ello comenzaron también las distinciones sociales y construyeron asentamientos fortificados hacia
el 4500 a. C. (para unos síntomas de miedo ante la aparición de un nuevo pueblo: los
indoeuropeos.
La civilización griega tuvo un fuerte desarrollo en el campo filosófico. Se la suele llamar "la cuna
de la civilización occidental" ya que sus grandes pensadores fueron los que desarrollaron los
primeros conceptos de "átomo" (sin división) y su arte, sencillo, se caracterizó por la construcción
de templos con grandes pilares y techos triangulares; en la música destacaron sus danzas
folclóricas y sus cantos se ejecutaban todos los días en todas sus actividades. Entre los
monumentos más famosos de esta antigua civilización se encuentran, entre otros, el Partenón,
uno de los principales templos griegos (447432 a.C) en griego antiguo quiere decir “La Residencia
de las Jóvenes”, el Teatro de Epidauro, teatro antiguo IV a.C para acoger las Asclapeia, concurso
en honor del dios medico Asclapio, y el Mausoleo de Halicarnaso era una tumba monumental de
mármol blanca, considerado una de la Siete Maravillas del Mundo Antiguo”.
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quiere decir Hombres del Norte y que aterrorizaron el territorio europeo alrededor del siglo VI al
XI. Durante los siglos IX y X atacaron y saquearon las costas de Europa occidental y amenazaron
la estabilidad de Inglaterra, Irlanda y el imperio franco. Esta violencia, sin embargo, no era más
que uno de los múltiples aspectos de un complejo proceso en el curso del cual los pueblos
escandinavos exploraron y colonizaron islas remotas y deshabitadas del Atlántico Norte, al mismo
tiempo que comerciaban con los exóticos productos septentrionales en los mercados de Europa
occidental y oriental.
Los primeros vikingos deseosos de conocer rutas, hallaron el norte de Escocia y posteriormente
Irlanda en la que si se encontraron con un pueblo mucho más culto, los celtas. Arrasaron con todo
y creándose el apodo de piratas o reyes del mar “Vikinger”.
A veces eran ladrones, saqueadores, asesinos y otras veces eran comerciantes.
Son conocidas las famosas travesías de los vikingos por el Océano Atlántico y menos famosos
eran sus trayectos por el mar Mediterráneo. Durante siglos fueron conocidos como los mejores
navegantes y exploradores de la Alta Edad Media.
El número de naves crecía, todos los cristianos eran victimas de saqueos, y masacres. Todo lo
conquistan y nadie les puede hacer frente. Tomaron Burdeos, Limoges, Toulouse, Orleans dejando
todo destruido. Paris ha sido conquistada, las fortificaciones de Melun han sido derribadas,
Chartres ocupada. En el año 843 la ciudad de Bayona fue tomada y convertida en base de futuras
operaciones por los vikingos. A expedición fue desviada de su ruta por una tormenta y el año 844
llegaron a la costa de Gijón, no desembarcaron y continuaron viaje a los largo de la costa
Cantábrica y llegaron a lo que llamaba el Faro de Hércules, pero solamente había un pequeña
población llamada Clunia que dejo de existir ese mismo día. Llegaron a Lisboa arribando a esta
con una fuerza de entre 80 a 100 naves. Tomaron Cádiz, llegaron a Sevilla y para entonces tenían
un buen número de riquezas, ahora tenían caballos y no descansaban, entraron por varios ríos
Tajo entre ellos, saquearon Bejar y de allí desaparecieron en el mar.
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Su caudillo que era cristiano acaba de morir y su ultimo deseo es que se enterrado en terreno
consagrado, y con permiso de las autoridades lo iban a enterrar con todo los honores. Una
comitiva condujo al ataúd para ser enterrado en la catedral. Los vikingos entraron escoltando el
féretro donde yacía Hasting, haciéndose el muerto, bajo las ropas de luto ocupaba sus armas.
Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están llenos de relatos aterradores. Los vikingos
emplean un modo de saqueo parecido a la guerrilla, haciendo uso de sus veloces naves, llegan a
las costas europeas de manera impredecible y atacan rápida y violentamente, tratando de
conseguir el mayor botín, para retirarse tan rápido como llegaron, dando pie a que no se les
pueda hacer una fuerte resistencias, dando lugar al desgaste. Otras veces se ponían al servicio de
un rey, y saqueaban un puerto y vendían las mercancías adquiridas en otro de forma apaciguada.
Las poblaciones de las costas de Alemania, Francia y Gran Bretaña vivían en el terror de ser presa
de las incursiones de los vikingos. Con el tiempo se volvieron más audaces, llegando a ocupar y a
asentarse en gran parte de Europa. Saquearon las tierras del norte, Germania, Rusia, Países del
Mar Báltico, Países Bajos, Galia, la Normandía, la Bretaña e incluso el norte de la península de
Hispania (desde Galicia hasta las Vascongadas, destacando la zona del cantábrico occidental),
Italia e incluso se asegura que llegaron hasta Bizancio.
Los constructores ponían unas estacas largas dentro de la tierra. Después tejían unas ramas entre
las estacas y untaban lodo sobre las ramas. Usaban tierra y hierba para hacer el techo. Usaban
diferentes materiales como piedra p madera dependiendo en que región Vivian, no tenían
chimeneas, pero tenían un brasero central y un agujero en el techo para salir el humo, aunque
mucho quedaba adentro ni tampoco ventanas para resguardarse del frío. Su iluminación era
debido a las velas el fuego, y el agujero pequeño en el techo. Las camas y sillas estaban en contra
de las paredes. En el invierno los animales dormían adentro con ellos. No tenían privacidad todos
comían, dormían, trabajaban y jugaban juntos debajo del mismo techo. Las camas tenían colchón
de paja y las vajillas eran platos de madera. Las aldeas vikingas eran semejantes a muchas aldeas
de entonces. Sus naves, sin embargo, eran muy diferentes. Las naves vikingas eran maravillas de
la ingeniería de entonces. Nadie más tenía algo semejante. De hecho, los vikingos les debían
muchos de sus triunfos a los constructores navales.
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Cada nave estaba construida para la velocidad. Los cascos de la nave estaban diseñados para que
se deslizaran sobre las olas. Esto los hacía más rápidos que los otros barcos que avanzaban
laboriosamente por el agua. Las grandes y coloridas velas atrapaban el viento y empujaban las
naves por el mar. Algunas velas medían hasta 40 pies de ancho. Cuando las naves pasaban cerca
de la costa o navegaban río arriba, los vikingos bajaban las velas. En ese entonces usaban los
remos. Las naves tenían hasta 50 remos por nave. Estas naves veloces eran muy grandes.
Algunas medían más de 90 pies de largo. Podían cargar ambos guerreros y caballos. Algunos
vikingos dejaban a sus esposas, familias y hogares para emprender largos viajes. Desde siempre
el hombre ha querido surcar los mares, los cuales, eran la frontera entre lo conocido y lo
desconocido. Los drakkars vikingos fueron uno de los barcos más veloces, resistentes y más
preparados para el Océano Atlántico.
Ellos con frecuencia se iban por varios años a la vez. Estos viajes maravillosos los llevaban a
tierras lejanas. Los vikingos navegaron a Inglaterra, Francia, España e Italia. Fueron a África y
Asia. Fueron los primeros europeos que llegaron al continente de América. El viaje a América fue
lento y tuvo varias paradas en camino. En 860, los vikingos descubrieron Islandia. Cuarenta años
después, un vikingo llamado Erico el Rojo encontró Groenlandia. (National Geographic).
Son conocidas las famosas travesías de los vikingos por el Océano Atlántico y menos famosos
eran sus trayectos por el mar Mediterráneo. Durante siglos fueron conocidos como los mejores
navegantes y exploradores de la Alta Edad Media. Con la expansión del Cristianismo, los antiguos
valores guerreros de los vikingos se debilitaron hasta desaparecer. Las culturas que habían
conquistado los absorbieron; y así los ocupantes y conquistadores de Inglaterra se volvieron
ingleses, los normandos franceses, y los varegos (agentes comerciales) rusos.
ALEMANIA
Alemania entro en la historia documentada en junio del año 56 a.C cuando los romanos
encabezados por Julio Cesar cruzaron el Río Rin. El ejercito de Julio Cesar construyó un enorme
puente de madera en solo diez días. El Rin es uno de los principales ríos de Europa y uno de los
más importantes del mundo que nace de las corrientes tumultuosas en los Alpes Suizos y
desemboca en el Mar Negro y tiene gran influencia en la historia, cultura y economía de Europa
desde la época de los romanos hasta el presente. Acabados de cruzar el río Julio Cesar volvió a
Gaul cuando supo que la tribu de Suevos se estaba formando para enfrentarse a el. La palabra
inglesa “Alemania” es derivada del Latín Germania, una palabra escrita por vez primera en los
escritos de Cesar. La región germana incluye las tierras de habla alemana de Europa central.
Nombrada Alemania por los romanes, estos territorios centralmente localizado son la cuna de las
gentes de influencia teutónica, (relacionado a lo teutón que viene de Teutones, nombre que se
recoge en la Edad Media designando a los habitantes de un territorio europeo que actualmente
forma parte de la Alemania, y que entonces no hablaban latín). Quienes a menudo estuvieron en
contacto con las regiones vecinas y fueron el instrumento para diseminar la civilización romana a
través del norte de la Europa medieval. Durante el neolítico, los pueblos cazadores se encontraron
con pueblos agrícolas, representantes de las culturas más avanzadas del suroeste de Asia, que
emigraron por el valle del Danubio hasta el centro del actual territorio alemán en torno al 4.500 a.
C. Estas poblaciones se mezclaron e instalaron, conviviendo en grandes chozas de madera, con
techos a dos aguas, conocían la cerámica y realizaban intercambios de piedras preciosas, hachas
de sílex y conchas con los pueblos del Mediterráneo. Cuando se agotaban sus campos de cultivo,
trabajados con azadón manual, se trasladaban de lugar, volviendo pocos años después. Aunque
menos claramente definido por geografía que otros territorios naturales de Europa occidental
(como Italia, Francia o Gran Bretaña) el área identificada, en términos generales, como Alemania
tiene frontera clara en tres ladosal norte el Báltico al oeste, el Río Reno al sur, los Alpes o el
Danubio. Solamente el este no tiene fronteras naturales (un hecho que ha causado muchos
conflictos y confusiones en la historia Europea). El periodo a través del siglo sexto era un periodo
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de cambio y destrucción en el cual las tribus germánicas del este y el oeste dejaron sus tierras
nativas y poblaron los nuevos territorios adquiridos. Este periodo de la historia germana mas
tarde suplió materia para épicas heroicas, incluida la caída del Imperio Romano que resulto en una
considerable expansión del área habitable por ellos. No obstante con la excepción de aquellos
reinos establecidos por los franks y anglo sajones, los reinos germanos fundados en otras partes
de Europa como Italia y España fueron relativamente de corta duración porque ellos fueron
asimilados por las poblaciones nativas.
BELGICA
La región belga incluye los Países Bajos de la Europa continental, partes del norte de Francia, y
poblaciones adjuntas a través de Canal Ingles de las Islas Británicas. Hallazgos arqueológicos han
demostrado que varias tribus han vivido, en lo que ahora llamamos Bélgica, por miles de años.
Hacia el año 2000 antes de Cristo, tribus celtas se asentaron en Bélgica donde se mezclaron con
las tribus Germánicas de los Países Bajos. En el año 50 antes de Cristo, Julio Cesar y su ejército
Romano, conquistaron el área entre los ríos Sena y Rin. Bajo los romanos, Bélgica se convirtió en
un centro de comercio muy rico. Los romanos permanecieron en Bélgica por casi 500 años, hasta
que el poder Romano cayó y las tribus de Francos del centro de Europa se asentaron en las tierras
del norte del país. En el año 496 después de Cristo, el rey de los Francos, Clodoveo I, derrotó a
los romanos. Entre los años 768 y 814 después de Cristo, una gran parte de Europa estaba unida
bajo el poderoso Rey Carlomagno y el área Belga se convirtió en una parte muy importante y
próspera del Santo Imperio Romano. Tras la muerte de Carlomagno en 814, su reino se desintegró
y sus hijos dividieron en imperio de su padre entre Francia y Lotaringia. A partir del siglo XII
Flandes, el norte de Bélgica, comenzó a crecer en riquezas debido al comercio de tela. A pesar de
la prosperidad del país, períodos de mal clima trajo hambre. Constantemente había guerras y
plagas que acababan con miles de personas.
En tiempo de Julio Cesar, estas tierras (parte del norte de Gaul) estaban habitadas por los Belgas,
cuya cultura compartía elementos de sus vecinos célticos (Gaulish) así como de las gentes
alemanas. Julio Cesar (13 July 100 BC15 marzo 44 BC). El era Emperador romano que jugo un
critico papel en la transformación de la Republica romana en Imperio romano. Los vestigios más
antiguos de presencia humana en los territorios que conforman la actual Bélgica fueron
encontrados en Hallembaye, en los alrededores de la montana Saint Pierre, (provincia de Lieja) y
datan de hace 800.000 años. Después, en los alrededores del 400.000 a.C. seres humanos se
instalan en el río. Del 250.000 al 35.000 a.C, estos territorios son poblados por el Neandertal,
sobre todo en las provincias de Lieja y de Namur (hombre de Spy). A partir del 30.000 a. C., el
hombre del Neandertal cede su lugar al hombre moderno. No hay que olvidar que a lo largo de las
glaciaciones, el nivel del mar estaba mucho más bajo y que por lo tanto el desplazamiento a pie
de Bélgica a la actual Inglaterra era totalmente posible. A este respecto, hay vestigios de la época
neolítica en Spiennes, donde antaño se hallaba una mina prehistórica de sílex.
Las primeras trazas de la Edad de bronce datan del 1750 a. C. En el 500 a. C., habitadas por los
celtas, estas regiones reciben la influencia del mundo mediterráneo y comercian con él. A partir
del 150 a. C., aparecen las primeras monedas celtas.
Los "Comentarios sobre la guerra de las Galias" de Julio César (I y II) suponen el principio de la
historia escrita en esta región. «De todos los pueblos de la Galia, los Belgas son los más bravos».
Así decía el general romano acerca de estas tribus que tantos problemas causaron a sus legiones.
Julio César justificaba de este modo los cinco años que tuvo que emplear para derrotar a estos
guerreros. Estas regiones fueron añadidas tras su conquista a la Gallia, y fueron separadas por el
emperador Augusto cuando éste decidió reorganizar la región, denominándolas como Gallia
Bélgica. Esta provincia imperial era mucho más importante que la Bélgica actual, puesto que
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también estaba compuesta por el noreste de la Francia actual, desde la Picardía al Franco
Condado, así como de todo el oeste de Suiza. Después de que Bélgica pasara todo esto,
pobladores de Bélgica empezaron a reunirse para dar una revelación contra los países que se
estaba apoderando de ella. Bélgica gana la revolución y así se convierte en un imperio. La
presencia romana aporta cuatro siglos de prosperidad a la región. La seguridad de las fronteras
frente a los Germanos estaba asegurada por las legiones y las primeras vías de comunicación son
creadas por una parte entre BoulognesurMer y Colonia, y por otra parte entre Reims y Tréveris.
Varias fortalezas son levantadas en la intersección de estos ejes. El latín, empleado por los
funcionarios romanos, los mercaderes y los militares, pronto se convierte en la lengua principal,
sustituyendo así a los numerosos dialectos celtas. El cristianismo se impone rápidamente en el
siglo III luego de la fundación de la diócesis de Tongres.
Los celtas dominaron la mayor parte del oeste y centro de Europa en el primer milenio a.C. dando
su lengua, costumbres y religión a los habitantes de dicha parte. Esta región incluye las naciones
históricamente y territorios de habla celta a lo largo de la costa Atlántica del noroeste de Europa.
Estas culturas son conocidas no solamente por sus lenguajes únicos indoeuropeos, sino también
por la forma de arte, música, y deportes locales de la tierra natal cerca, son territorios con un
clima atlántico, húmedo y templado que produce áreas muy fértiles, aptos para la agricultura y
para la ganadería por sus buenos pastos, además de tener un océano común, bravo y rico en
pescados, con costas accidentadas y rocosas, llenas de refugios naturales con abundancia de
mariscos como en Aquitania, Asturias, Bretaña, Cantabria, Escocia, Gales, Galicia, Irlanda, Isla
Man, Islas Británicas, Normandía, y País Vasco.
Un estudio científico recientemente publicado por la cadena de televisión inglesa BBC ha revelado
que vascos y celtas son “genéticamente hermanos de sangre”. Esta es la conclusión a la que ha
llegado un equipo de investigadores de la University College London que ha analizado a la
composición genética de ambas razas, descubriendo que sus genes son “increíblemente similares”
explico el profesor David Goldstein de la University College London:”El proyecto comenzó cuando
intentamos medir la contribución que los vikingos realizaron a la población de Orkney”. Por ello es
equipo fue a esta pequeña isla frente a las costas mas septentrionales de Escocia, y que fue
invadida hace siglos y en varias ocasiones por los guerreros vikingos, los ancestros de los actuales
noruegos. Y algo increíble paso cuando nos dimos cuentas algo que no conocíamos en lo que a la
población celta se refiere: el cromosoma ‘Y’ no tenia muchas variaciones genéticas” dijo Goldstein.
Con la ayuda de científicos de la Universidad de Oxford y California se dieron cuenta de la
posibilidad de que los celtas, uno de los pueblos más antiguos de toda Europa, tuvieran un origen
compartido con los vascos, y acertaron. Después de de analizar la genética de la raza vasca con
modernas tecnologías, comprobaron que las razas estudiadas “son estadísticamente
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indistinguibles”. El vasco es uno de los pueblos que habitaban en Europa antes de que la
agricultura y la domesticación de los animales se generalizaran en el viejo continente.
De todos modos queda por aclarar si la igualdad genética se limita a vascos y celtas o si ambos
pueblos compartían el mismo cromosoma ‘Y’ con los demás poblaciones europeas anteriores a la
Revolución Agrícola.
Las últimas teorías consideran que los Íberos (asíllamaron los antiguos escritores griegos a las
gentes del levante y sur de la Península Ibérica para distinguirlos de los pueblos del interior, cuya
cultura y costumbres eran diferentes). Las primeras descripciones de la costa ibera mediterránea
provienen de del poeta de Etruria, Avieno en su “Ora marítima”, del viaje de un marino de
Marsella mil años antes (530 a. C.) y menciona a los vascos diciendo:
La mayor parte de los autores refieren que los iberos se llaman así justo por este río,pero no por
aquel río que baña a los revoltosos vascones. Pues a toda la zona de este pueblo que se encuentra
junto a tal río, en dirección occidente, se la denomina Iberia. Sin embargo el área oriental abarca
a tartesios y cilbicenos.
Avieno, Ora maritima.
Tras la caída de Roma, se ha visto en el Reino visigodo el embrión de la actual España. Dicho reino
se estableció en el siglo V y se mantuvo hasta comienzos del siglo VIII. En el 711 se produjo la
primera invasión de musulmanes desde el Norte de África y en pocos años estos dominaron gran
parte de la Península Ibérica. Durante los 750 años siguientes, se establecieron reinos moros
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Durante este periodo los reinos y principados cristianos se desarrollaron notablemente, incluyendo
los más importantes, el Reino de Castilla y el Reino de Aragón. La unión de estos dos reinos a
través del matrimonio en 1469 de la Reina Isabel I de Castilla y el Rey Fernando II de Aragón
condujo a la creación del Reino de España. Los celtas llegan a la península en el primer milenio
antes de Cristo, ocupando lo que hoy es Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, norte de Castilla
y buena parte de Portugal. La costa peninsular oriental fue ocupada primero por los fenicios.
Aproximadamente hacia el 1104 a. C. fundan Gadir (Cádiz) y un poco más tarde, en el 700 a. C.
Malaca (Málaga) y Abdera (Adra, en la actual provincia de Almería), llenando la costa
mediterránea de factorías.
Los griegos se instalan más al norte de la costa, en Rhodes (Rosas) y Emporion (Ampurias), en la
actual zona de Cataluña, encontrando a los iberos y dando las primeras referencias de este
pueblo. Los datos históricos aportados por los griegos nos hablan de dos culturas presentes:
celtas e iberos, unos al norte y otros al sur. Junto a estos convivían en la península los celtíberos
en la zona central de la Meseta, lusitana, galaica, astur, cántabra y vascona. La denominada
civilización ibérica tuvo su origen, según la mayoría de los autores, en una mezcla de las
aportaciones indoeuropeas de los celtas, de los pueblos íberos autóctonos, de la presencia púnica
y griega y de los inicios de la romanización.
Gran parte del occidente, norte y centro peninsular pertenece a una cultura no ibérica, de pueblos
asentados en época paleolítica y mesolítica; desde el siglo VIII a. C. se añadirán grandes
contingentes de inmigrantes celtas que, paulatinamente, se asentarán en la meseta y en las zonas
costeras atlánticas. Serán influenciados por las culturas fenicia y griega, indirectamente, a través
de sus relaciones con los pueblos íberos.
PORTUGAL Y CELTAS
Hacia 700 a. C. los celtas, poseedores ya del secreto del hierro, que hasta entonces habían
permanecido en torno al Ebro, avanzan sobre la Meseta ibérica y alcanzan Portugal, erradicando
las culturas nativas de este territorio, excepto las del sur. Posteriormente, el territorio portugués
pasará a manos del Imperio romano
La región portuguesa incluye porciones del oeste y norte de la Península Ibérica que dan al
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Océano Atlántico. Estos territorios marítimos han sido conquistados por los celtas y más tarde por
las tribus germánicas de Europa norte y central, así como también por romanos, moros y otras
gentes del mediterráneo. Portugal suele identificarse desde el punto de vista antropológico y
sociológico como la resultante única de unos novecientos años de culturas y civilizaciones
distintas. Es una mezcla que recorre desde los modelos monoteístas del judaísmo, cristianismo e
islamismo que se desarrollaron al oeste de la Península Ibérica modulados por costumbres y
sistemas de las distintas poblaciones que allí vivieron, o que tuvieron significativa importancia en
la interrelación entre los referidos modelos. Una de las características culturales de Portugal: la
multiculturalidad como base de comportamiento colectivo, proyectándose a otras sociedades y
estados de entre los cuales Brasil es, naturalmente, el más perfecto melting pot cultural. Como
en todas las naciones con largo pasado histórico, los orígenes de Portugal se encuentran en los
mitos y ritos fundacionales de los pueblos que habitaron este territorio en tiempos prehistóricos.
Su evolución se hizo a partir de la confrontación cultural de las poblaciones que cohabitaron en
distintos periodos de la historia, unas veces de modo pacífico, otras de modo violento. La
prehistoria de Portugal, comprende desde la presencia humana en el suelo de esta parte de la
Península Ibérica, hasta la invasión romana entre los siglos III y I a. C.
Hacia 1300 a. C. el bronce llega a Portugal, posiblemente desde las islas Británicas. Toda la región
central portuguesa una cultura, ahora esta caracterizada por la cerámica bruñida externamente
(en contraposición a su contemporánea andaluza, bruñida en su parte interior). El norte del país y
Galicia parecen haber sido colonizados en esta época, posiblemente por sus riquezas en estaño.
Esta Galicia prehistórica destaca por sus abundantes armas de bronce y puede haber tenido un
papel importante en las comunicaciones con las islas británicas y otras regiones de Europa
occidental.
PAIS VASCO
Los vascos representan la descendencia más directa de la cultura Preagrícola quien vivía en
Europa basado en evidencia tanto lingüística como genética. El primer vestigio documentado de la
introducción de la agricultura en el País Vasco, lo encontramos cerca de Laguardia. Los vascos
viven en las históricas tierras al lado de los Montanas Pirenaicas y de la Bahía de Bizkaia a la
confluencia de Francia y España. Los vascos hablan euskera, una lengua única no relacionada con
la lengua indoeuropea hablada por casi todos los europeos, y su distintiva cultura parece ser
descendiente de las tradiciones mantenidas en la Península Ibérica desde el tiempo de la última
Edad de hielo.
Los orígenes de Euskadi están ligados a los de la cornisa cantábrica, entre Asturias y la frontera
francesa. Algunos años antes de Cristo, los romanos intentan someter, no sin dificultades, a las
poblaciones de esta región. En concreto un lugarteniente de César llamado Crassus.
Pero no es hasta el año 602 de nuestra era cuando se crea el Ducado de Vasconia. Años más
tarde de esta denominación, los vascos derrotan a las tropas francesas que intentaban conquistar
la actual Euskadi, comenzando así una historia que, al contrario que ha ocurrido en la península
ibérica, ha estado marcada por la resistencia a todos los invasores. Cronológicamente, las
tropas francesas en el Siglo VII fueron las primeras, pero un siglo más tarde fueron las tropas de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ya en el Siglo XII se empiezan a fundar las primeras ciudades vascas, y comienzan las disputas
entre el Reino de Navarra y el de Castilla. Y Vizcaya se convierte en una región independiente.
De acuerdo a algunas teorías, los vascos pueden ser los últimos vestigios de los habitantes de
Europa occidental de la época Paleolítica (específicamente la región FrancoCantábrica) de las
migraciones indoeuropeas. Las tribus vascas fueron mencionadas por los escritores romanos
Strabo y Plineo, incluyendo los vascones, aquitanos y otros. Hay considerable evidencia para
mostrar la etnicidad de los vascos en los tiempos de los romanos en la forma de los nombres de
lugares, referencias de Julio Cesar a sus costumbres y la constitución física, las llamadas
inscripciones aquitanas nombres escritos de gente y dioses (aproximadamente siglo I, (ver
lenguaje aquitano).
Existen desde antiguo indicios de la relación entre el sudoeste de Francia y los vascos. Durante la
conquista romana de la Galia por Julio César, se llamó Aquitania al territorio entre el Garona y los
Pirineos. Habitado por un pueblo de jinetes, el propio César los dice distintos en usos, costumbres
y lengua de los celtas de la Galia. En la Edad Media, este mismo territorio se llamó Gascuña,
nombre derivado de Vasconia.
Existen indicios para pensar que la lengua aquitana también se hablaba en los Pirineos, hacia el
este por lo menos hasta el valle de Arán. Lo indican nombres de lugares terminados en os, osse,
ons, ost y oz, considerados de origen aquitano.
Se entiende por idioma aquitano o lengua aquitana (también llamado euskera histórico o euskera
arcaico) a la lengua hablada en la antigua Aquitania, en un territorio entre el río Garona y los
Pirineos, que se considera relacionada con otras lenguas pirenaicas y es el antecesor del euskera.
Está testificado entre los siglos IIII d.C y se encontraba en contacto con el latín. No se conservan
textos enteros, aunque sí inscripciones sobre piedra de aproximadamente 400 antropónimos y 70
teónimos euskéricos.
Esta lengua sería antecesora directa del protoeuskera, reconstrucción deductiva realizada por
Koldo Mitxelena del euskera desde la llegada de los celtas hasta el primer contacto con el latín.
Acerca del origen del euskera se han planteado varias teorías relacionadas con la procedencia de
los vascos:
Origen autóctono: el euskera habría sido traído por los pueblos que se asentaron en la zona a
finales del Paleolítico Superior. Miguel de Unamuno y José Miguel de Barandiarán ejemplificaron
esta teoría de la siguiente manera: aitz, aitzur, aizkora, aiztoa significan, respectivamente, 'roca',
'azada', 'hacha' y 'cuchillo'. Sólo pueblos que no conocen el metal usarían la misma raíz para
“piedra” y “hacha”.
Una de las características culturales mas importantes de los vascos y que ha justificado en gran
medida su etnicidad, es la de poseer una lengua que le es propia: el vascuence o “euskera”, la
cual es una de las pocas lenguas no indoeuropeas de Europa.
El Padre José Miguel Barandiaran sacerdote, antropólogo, etnólogo y arqueólogo vasco nacido en
Ataún, Guipuzcoa, 18891991, considerado el “patriarca de la cultura vasca” y conocido como
“Gure aita Barandiaran”. Su primer descubrimiento son nueve dólmenes cerca de la cueva de
Argarbi en la Sierra de Aralar. Barandiaran admite con reservas la presencia del hombre durante el
Paleolítico inferior en el territorio actualmente ocupado por el pueblo vasco.
La etxekoandre o señora de la casa, es quien representa a la casa, presidiendo así los actos y las
ceremonias sagradas como la sepultura. Cuando no hay ninguna mujer de la familia que pueda
asistir a tales actos es reemplazada por la andereserora (señora, soror en euskera), que es a
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modo de sacerdotisa del vecindario quien representa a las etxekoandre o ministros del culto
doméstico. Barandiarán opinaba que esto había contribuido a elevar al aprecio y consideración en
que era tenida la mujer, por eso en muchos casos era y es instituida heredera de la casa con
preferencia a sus hermanos, por ejemplo en los tiempo forales; situación contraria al derecho
feudal, de origen germánico.Ejemplo de la importancia de la mujer en el sacerdocio pagano son
los ritos que aun se conservan en lugares como Urdiáin (Navarra), donde en los dos solsticios las
mujeres recorren el pueblo formando círculos alrededor de las hogueras y cantando coplas al
Eguzki Amandrea o la Abuela Sol.
Así nos lo recuerda José Miguel de Barandiarán:
Etxekoandre, etxekoandere: "Es el principal ministro del culto doméstico. Ella practica, en efecto
los actos culturales, como ofrecer luces y comestibles a los difuntos de su casa, bendecir a los
miembros de su familia una vez al año, adoctrinar a todos en el deber de mantenerse en
comunión con sus antepasados (...)"
La herencia y el parentesco se transmiten por la línea femenina, según Caro Baroja se debería al
papel de la mujer como recolectora de los alimentos en el paleolítico o agricultura de azada en el
neolítico.
En el aprecio en que los antiguos vascos tuvieron a la mujer influyó el papel fundamental que está
desempeñó en los distintos aspectos de la vida familiar. Mientras el marido marchaba de casa
debido a las exigencias de la vida trashumante, del marino o pescador era ella quien dirigía las
funciones del culto doméstico, elevando su dignidad y prestigio y, a su vez, favoreciendo la
situación social y política de la mujer.
Mari es la diosa principal de la mitología euskerica, siendo de las primitivas DiosasMadre europeas
la única que ha llegado hasta nuestros díasEs el personaje mítico más relevante de las tradiciones
vascas, siendo la señora de todos los genios telúricos [ ]y la madre de Atarrabi y Mikelats, dos
divinidades o genios, el primero signo del bien moral y el segundo del signo contrario. Esta diosa
es por lo tanto neutral, simbolizando el equilibrio de los contrarios propio de la madre tierra o
Amalur.
Por otra parte la tardía cristianización que apuntaba el Padre José Miguel de Barandiarán en su
obra "El hombre primitivo en el País Vasco", sobre todo en aquellas partes alejadas de las vías de
acceso romanas,pudo ser la causa de la pervivencia de la primitiva religión vasca hasta estadios
muy tardíos en comparación con el resto de Europa; muestra de ello serían los restos de sendos
asentamientos paganos en las estribaciones de Aralar aun en el siglo XIII.Debido a esto no sería
de extrañar que el arquetipo de la Diosa Mari haya sobrevivido hasta la actualidad, aunque fuera
en muchos casos demonizada por parte de la Iglesia.
Pero el Pais Vasco estaba habitado desde mucho antes y el testimonio mejor es la cueva de
Santimamiñe, cueva situada en la localidad vizcaína de Kortezubi en el País Vasco En ella se han
hallado restos y pinturas rupestres datados en el Paleolítico Superior, en el período Magdaleniense
(14.000 y 9.000 años a.C.). Esta considerada como un icono de la cultura vizcaína y su principal
yacimiento prehistórico. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco
desde julio de 2008, dentro del sitio «Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de
España» La cueva se sitúa en el barrio de Basondo, al pie del monte Ereñozar (448 m.) a 150
metros sobre el nivel del mar cerca de la ermita de San Mamés, de donde toma el nombre.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
RESUMEN
La herencia genética de nuestros padres ha viajado las rutas continentales desde el Líbano al Mar
Cantábrico y las rutas marítimas navegando desde Ucrania a los Pirineos con los aventureros
fenicios; los feroces vikingos; los celtas, cultura sin pueblo; y los nómadas ecuestres escitas. La
labor de trazar este viaje y recorrer por todo el continente europeo tras las huellas de los genes
ha sido un desafío que me lo he impuesto y del cual he aprendido mucho, al mismo tiempo de
darme cuenta de nuestra realidad ancestral de nuestros orígenes y darme cuenta de cuan y
diferente gente han entrelazado y formado la herencia de lo que hoy es nuestro patrimonio.
Espero sea lo mismo para todos vosotros.
Índice
ADNGENES
AMEZAGA
IRIBARREN
PALEOLITICO
MESOLITICO
NEOLITICO
EUROPA
MAR MEDITERRANEO
LIBANO
FENICIOS
UCRANIA
ESCITAS
URALES
TRACIA
RUSIA
FINLANDIA
POLONIA
ASQUENAZI
BALCANES
LOMBARDIA, ITALIA
GRECIA
PAISES NORDICOS: NORUEGA, DINAMARCA, SUECIA, ISLANDIA
VIKINGOS
ALEMANIA
BELGICA
REGION CELTICA
ESPANA
PORTUGAL
PAIS VASCO
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
BIBLIOGRAFIA
Shreeve, James. “La Gran Travesía Humana,” National Geographic, marzo, 2006, p. 5365.
Edwards, Mike. “Searching for the Scythians,” National Geographic, September, 1996, Vol. 190,
No.3, p. 5479.
Wells, Spencer. Director, video documentary “Genographic,”, National Geographic.
Clark, Robert. “Genes and Distant Origins,” unpublished manuscript.
Ugarte, Felix M., Anton Urgarte y M. Rosario Barturen. “Geografia fisica: la Tierra,” en Intxausti,
Joseba (ed.), Euskal Erria: Historia y Sociedad. Caja Laboral Popular, 1985. p. 68.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 4.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
RICHMOND, VIRGINIA
El barco Quanza tiene raices legales e historicas en America porque traia casi un centenar de
judios escapando de las garras de Hitler. Llegando a Nueva York no les fue permitido desembarcar
no por ser judios sino por no tener visas, entonces el barco regresaria a Europa llevando su carga
judia a quienes de seguro les esperaba la muerte.
Pero antes de atravesar el Atlantico tuvieron que hacer escala en Norfolk, Virginia, para
reabastecer el combustible (carbon). Y estando encallado el barco en este puerto la esposa del
presidente, Eleanor Rooselvelt, se entero e intervino con su esposo Franklin, para que les dejaron
desembarcar en dicho puerto, y asi el 19 de agosto de 1940 ochenta judios estaban a salvo. Ellos
mandaron rosas a los Roosevelt junto a una tarjeta que leia "Con eterna gratitud por vuestro
gesto humano de los refugiados del Quanza".
Esto sucedia 14 meses antes de aita y ama embarcar en el mismo navio. La biblioteca de la
facultad de abogacia de la Universidad de Richmond, de la ciudad del mismo nombre y capital de
Virginia, atesora toda la historia y cultura del estado de Virginia.
Para celebrar el aniversario de tal acontecimiento se llevo a cabo la conmemoracion y entre otras
cosas se queria exhibir la maqueta del mismo barco, el "Quanza".
la Universidad de Richmond fundada hace dos siglos es bastante grande, y senorial, rodeada de
jardines floridos y sus grandes edificios de diferentes facultades. Buscamos la facultad de
abogacia y su biblioteca. Alla divisamos el maginifico edificio.
Preguntamos en la recepcion y enseguida nos dirigieron al lugar de exhibicion del buque. Alli
encerrado en vitrina de cristal esta la maqueta del famoso "Quanza"
Fue emocionante ver la reproducion de la nave que saco a los aitas del aquel caliente continente
africano. Bob y yo comparábamos lla foto de la portada del libro "Nere Aita" tratando de ubicar en
que lugar del barco la foto de los aitas fue sacada. Y despues de minucioso estudio conseguimos
saber, bueno Bob, yo no tenia idea, el sugerio no solamente el lugar sino la hora en que fue
tomada la foto, de 3 o 4 de la tarde.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Le escribi preguntandole muchas cosas. Me escribio de vuelta que cuando le eligieron a el para
hacer trabajo no le fue facil porque solo podia basarse en fotos viejas, y en dibujos de barcos
mercantes de la epoca.
que sacaron a los aitas de la triste y sangrienta Europa para entregarlos a la joven y libre tierra
americana. La travesia desde Francia a la Argentina duro 15 meses.
El 1o. fue el barco frances ALSINA que les llevo desde Francia a Africa. Este fue hundido en un
bombardeo aereo el 13 de noviembre de 1942 cerca de las costas de Algeria.
El 2do. el barco portugues QUANZA que les llevo desde Africa a Cuba, fue ensamblado en los
astilleros alemanes en Hamburgo (1929) y vendido para convertirlo en hierro en Castellon de la
Plana, Espana el 12 de octubre de 1968.
El 3o. el barco argentino RIO DE LA PLATA viaje desde Cuba a Buenos Aires, fue
El barco RIO DE LA PLATA originalmente era italiano, grande y elegante con capacidad de mas de
400 pasajeros,pero en setiembre de 1939 se encontraba en territorio maritimo americano y por
aquellas fechas el mundo estaba inmerso en la Segunda Guerra Mundial, asi que las posibilidades
de llegar a Italia eran muy remotas. Ante tal situacion, se convino vender el buque a la marina
mercante argentina que, a partir de ese momento le cambio el nombre a "Rio de la Plata".
Pero en aquellos momentos toda compra de vehiculos despertaba sospechas por parte de algunos
paises y esta no fue la excepcion. Algunos llegaron a suponer que este buque surtia de
combustible a embarcaciones alemanas, asi que comenzaron a vigilar la nave.
Los aitas habian llegado en este barco a Buenos Aires en abril de 1942. Dieciocho meses despues
el "Rio de la Plata" llego a San Francisco, California, donde abordaronentre pasajeros y
tripulacion286 personas, tres de ellos presuntos jerarcas nazis que huian de la derrota de
Alemania.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ya en alta mar, el capitan Julio Alonso Ball, avisado sobre la cercana presencia de buques de
guerra, decidio aumentar la velocidad para alejarse de ellos. Fue en vano y tambien los seguia un
submarino.
Sin mas escalas, el "Rio de la Plata" atraco en la bahia y puerto de Acapulco el 18 de agosto.
Tripulantes y pasajeros bajaron para visitar el famoso puerto.
Algunas horas despues de haber atracado, el capitan se percato de un incendio que se origino en
el cuarto de maquinas y que iba extendiéndose lenta pero inexorablemente. Con el fin de evitar
danos tanto a las instalaciones porturarias como a la poblacion, alejo la nave, auxiliados por un
remolcador. Debido al peligro que representaba llevar el barco mas lejos, este fue abandonado en
la mitad de la bahia.
Parece ser que el barco esta rodeado de algas y corales que dejan ver la oxidacion del que antes
fue orgullo tanto de la marina italiana como de la argentina. Alli esta a muchos metros de
profundidad el "Rio de la Plata".
Varias partes del navio se conservan bien. Se pueden ver con las linternas de los buceadores,
tinas, mesas, cubiertos, parte de vajillas y otros muebles que se pueden divisar a pesar de la
oscuridad que reina en el hogar de cientos de peces y plantas.
Si alguien nos pregunta donde esta el Rio de la Plata no contestemos "obviamente entre Argentina
y Uruguay", porque el "Rio de la Plata" esta en Acapulco...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gure Ama
Capitulo 5.
Mirentxu Amezaga
Editorial Xamezaga 192011
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Prologo
A pedido de nuestro hermano Xabier, el editor de este trabajo, con orgullo y placer he aceptado
hacer un póstumo homenaje a la memoria de nuestra madre dedicando los momentos más
importantes de la vida de ella en mí vida por su gran influencia en mi existencia. Es una historia
familiar complicada por dos guerras que nuestros padres vivieron y fueron victimas de ellas: la
Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.
Nuestra madre era de una personalidad serena, con mucho sentido común, integra, devota,
precisa, práctica, no soñaba, obraba, muy trabajadora, cumplidora, comprensiva, dedicada a la
familia y renuncia de si misma y muy leal a su fe y su fe le ayudaba. Uno de sus dichos favoritos
era “Dios aprieta pero no ahoga.” No importaba lo cansada que estaba, ella rezaba el rosario con
letanía cada noche y nos invitaba acompañarla y nosotros aunque a veces no muy contentos lo
hicimos. Tenía una gran habilidad para hacer con sus manos maravillas, sabía como transformar
algo ordinario en extraordinario. Dominaba el arte de la cocina, del tejido, costura, tapicería,
pintura y jardinería. Su agilidad para los números era insuperable, y era una gran administradora.
Tenía valor y confrontaba con situaciones que nuestro padre no podría enfrentar. Ella evitaba darle
disgustos a nuestro padre ocultando muchas de las cosas que nosotros no hacíamos muy bien.
Las circunstancias que le tocó vivir fueron extraordinariamente difíciles, pero ella siempre estaba
dispuesta a sobrepasar cualquier obstáculo si con ello traía felicidad y paz a nuestro padre y a
nosotros. La ausencia de su segunda hija fue muy dolorosa durante toda su vida. Así como
nuestro padre nos enseñó a pensar, a conocer y amar el euskera y a Euskadi, Ama nos enseñó a
rezar, amar y a obrar.
Durante los siete años de mi niñez, que estuve lejos del cuidado de nuestros padres, viví bajo el
cuidado de los hermanos y el anciano padre de ama. Residí en el mismo pueblo que nuestra
madre nació y creció, asistí al colegio donde ella se educó, y tuve a la misma profesora que a ella
la educó. El legado más preciado que ama me ha dejado, ha sido confianza en mi misma y su
gran fe cristiana que no le abandonó a ella aun en los peores momentos de su vida, por el
contrario le dio fortaleza para poder navegar a la deriva por diferentes países y en difíciles
circunstancias. Fue una cruz para nuestros padres vivir lejos de todo lo que les fue más querido y
dejado atrás para siempre.
Nuestro padre de verdadera fe cristiana fue trabajador incansable por la causa vasca, y en su
pueblo natal de Algorta, Getxo, se erigió una plaza que lleva su nombre como homenaje póstumo
al gran orador, escritor, traductor y amante de su estirpe vasca. El fue un gran hombre y junto a
un gran hombre siempre hay una gran mujer, la que fue su esposa y compañera fiel toda su vida,
nuestra madre. A la muerte de aita, ama recopiló las memorias de todos sus años juntos. Escribió
nueve cuadernos que más tarde transfirió a quince casetes que ella grabó. En estas cintas
magnetofónicas describió los pasajes de los años vividos juntos, con la misma emoción que los
vivió y con ellos a su muerte nos ha dejado un legado inolvidable a nosotros sus hijos y nietos.
Aita en el ocaso de su vida le dedicó este pequeño poema a nuestra madre que resumía
sencillamente lo que ella fue para el. El se lo entrego el día de su cumpleaños, 10 de setiembre de
1968. El moriría cinco meses mas tarde.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
FELICIDADES
Para la noviecita
Más rebonita
Que fue después esposa
Fiel y amorosa
Y la madre tierna
El hogar gobierna
Y la abuelita
Que con mimo y cariño
La pena quita
A la que fue en cada estado
Y en cada edad
Supo ser un dechado
Felicidad!
Aita
Bibliografía
1. La principal fuente de información ha sido “Recuerdos de Ama: Cassettes grabados por ella,
con narraciones de su vida entre los años 1926 y 1970,” los 15 casetes grabados por ama,
terminados en febrero, 1972. Estos casetes son una historia oral de los años convividos
con nuestro padre.
2. Robert P. Clark, The Basques: The Franco Years and Beyond (Reno, University of Nevada
Press, 1979).
3. Ana López Asensio, Colegio Madre Del Divino Pastor (Getxo: Ayuntamiento de Getxo, 2004).
4. Don Félix Acha, Recuerdos de Las Arenas, dos tomos (Las Arenas: Imprenta Arenas, 2004,
2005).
5. Don Carlos M. Zabala Altube, Guecho, Anteiglesia del señorío (Bilbao: Editorial La Gran
Enciclopedia Vasca, 1968).
6. William Wiser, The Twilight Years: Paris in the 1930s (New York: Carroll & Craft, 2000).
7. Dorothy Legarreta, The Guernica Generation: Basque Refugee Children of the Spanish Civil
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8. León Grinberg and Rebecca Grinberg, Pyschoanalytic Perspectives on Migration and Exile,
traducido del español por Nancy Festinger (New Haven: Yale University Press, 1989).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nuestros padres eran Vicente de Amezaga, natural de Algorta, Getxo, y Mercedes Iribarren
oriunda de Las Arenas, Getxo. Mis hermanos y yo somos productos de dos fuentes vascas: una de
origen marítimo por parte de aita y la otra de origen pirenaico por parte de ama.
Los resultados de información genética, ADN que mi esposo y yo hemos hecho
recientemente nos dicen que por la línea paterna nuestros ascendentes Amezaga salieron hace
10.000 años de lo que es hoy el sur de Rusia y Ucrania, donde residían lo que los griegos
llamaban Escitas, (un grupo de nómadas y seminómadas con los que habían entrado en contacto
en la región del Mar Negro). Vinieron por mar atravesando la costa Atlántica y atravesando
diferentes países europeos llegaron a Euskadi viviendo desde entonces en la zona entre montaña
y mar, área divisoria existente hoy en día.
Por línea materna, Iribarren, somos descendientes de gente de la Edad de Piedra, los
primeros pobladores de Europa. Hace unos 45.000 años desde el Medio Oriente, entraron al Valle
del Baztán donde permanecieron por los últimos 25.000 años. El Valle del Baztán está en el norte
de Navarra enclavado en el Pirineo Atlántico, lugar de prados y colinas, palacios y caseríos de
piedra rosácea con grandes balconadas, monasterios, puentes medievales, monumentos
megalíticos y cuevas que nos hablan de su época paleolítica. Formado en la cuenca alta del Río
Bidasoa que en esta zona recibe el nombre de Río Baztán, a 59 kilómetros al norte de Pamplona y
al este del País vascoFrancés. Paraje donde tuvo lugar la Batalla de Roncesvalles (15 de agosto de
778) en que el ejercito de Carlomagno fue derrotado por los vascones. Ver foto del pueblo de
Valcarlos, en el Valle del Baztán.
Para el siglo XVII, cuando el nombre de la familia Iribarren empieza aparecer cerca la
provincia de Guipuzcoa, es claro que los Iribarren estaban dejando los Pirineos yendo a pueblos y
ciudades mas prósperas cerca de la costa Cantábrica. En 1864, en el pueblo costero de Motrico
nació nuestro abuelo Inocencio. Sus padres eran Pedro José Iribarren (1828) originario de Motrico,
Guipuzcoa, y su madre Juana Egaña (1837) de Escoriaza, Guipuzcoa. Inocencio era el miembro
más jóven de la familia que creció en este placentero pueblo guipuzcoano de pescadores, Motrico,
Guipuzcoa, a orillas de Mar Cantábrico en el límite con Vizcaya. Sus costas son acantiladas donde
se abren dos pequeñas bahías, una es con el núcleo urbano y el puerto y la otra las playas que
comparte con Ondarroa. La villa de Motrico fue fundada en 1294 y toma su nombre del río en
cuya desembocadura se ubica el río Deva. Tiene una gran playa que es su atractivo turístico
principal. En otra época hubo un puerto comercial importante, en la actualidad se utiliza como
puerto deportivo y de recreo.
En 1872 nació nuestra abuela Juliana Gorostegui en Deva, Guipuzcoa. Este nombre de
familia Gorostegui se origina en el pueblo de Bergara, al oeste de la provincia de Guipuzcoa,
probablemente acerca del siglo XVII, y en vasco se traduce como lugar europeo donde crece el
acebo. Sus padres eran José Antonio Gorostegui (1829) oriundo de Abaltxisketa, Guipuzcoa, y
María Josefa Urkidi (1844) de Motrico, Guipuzcoa.
A Deva le rodean los montes de 800 a 900 metros de altitud que están a poca distancia de
la costa. La cueva de Ekain es una cueva con importantes pinturas rupestres de Deva. Entre las
que se destaca, un grupo de caballos que son de máxima relevancia del periodo magdaleniense
(15.00012.000 AC) y hacen que Ekain este considerada como uno de los principales santuarios
prehistóricos europeos. Esta cueva está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la
UNESCO.
Para nosotros la historia de los Iribarren comienza en 1876 al final de la segunda guerra carlista.
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edificaron más de 120 edificios. Ver foto de la estación de Las Arenas en los años cuarenta. En
1887 se inauguró la iglesia de Las Mercedes diseñada en 1885 por Severino de Achúcaro según el
modelo neogótico.
El primer colegio privado en Las Arenas era el colegio de “La Divina Pastora”, hoy llamado
Colegio Madre del Divino Pastor, a cargo de las hermanas franciscanas, y fundado el 25 de junio
de 1904. Era una finca, estilo chalet de estilo francés que lindaba al Norte con la estación de tren,
al Sur con la calle Gobelas. Yo me acuerdo desde la clase haber oído los pitidos del tren.
Comenzaron por ofrecer tres años de enseñanza de todas las asignaturas, agregando labores,
pintura, francés, y música. Destacándose ama en las dos primeras: labores y pintura. Su maestra
fue la Madre María Luisa.
El 28 de julio de 1893 fue inaugurado en Las Arenas una única atracción, el primero del
mundo de este tipo. El Puente Colgante la más notable estructura de ingeniería por el cual la
ciudad es famosa. Su construcción se debió a la necesidad de unir los balnearios existentes en
ambas márgenes. El transbordador tiene una barquilla que traslada pasajeros y vehículos y en
varios minutos cruzan de un margen al otro de la ria o Río Nervion. Realizar el trayecto en el
transbordador del puente ahorra un camino por carretera de casi 20 kilómetros, el cual une la
margen izquierda con la derecha. El 13 de julio de 2006 fue declarado Patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO que considera al Puente de Vizcaya como una de las mas destacadas
obras de arquitectura del hierro de la Revolución industrial y destaco su uso innovador de los
cables de acero ligero trenzado.
A doce kilómetros de Las Arenas estaba la ciudad más grande del País Vasco e industrial de
Vizcaya, Bilbao, en existencia desde 1300 pero su resonancia industrial, data desde mediados del
siglo XIX. Bilbao que para 1886 tenia 50.000 habitantes se halla a orillas del Nervion que
haciendo zigzags a través de la ciudad desemboca en el Mar Cantábrico pasando antes por varios
pueblos y ciudades que una vez tuvieron existencia independiente pero ahora se han convertido
en suburbios de Bilbao. Uno de estos suburbios es Las Arenas.
El pueblo estaba ya listo para recibir a los abuelos Juliana e Inocencio Iribarren que llegaron a Las
Arenas con sus dos hijas mayores Lola y Juli. Poco después el abuelo compró una parcela de tierra
cerca del pueblo de Erandio a la orilla del Río Nervion y ahí fundó lo que se llamó “Talleres
Erandio” de industria especializada en la construcción de grúas y cascos de grandes barcos
comerciales transatlánticos. Cinco años después de llegar nuestros abuelos fueron a vivir en el 4º
piso de “La Casa Grande” en la calle de Las Mercedes. Este gran edificio de piedra queda frente a
la Iglesia de Las Mercedes en 1900. Estaba recién construida por Domingo Usobiaga también
llegado de Motriko. En Las Arenas nacieron tres hijos más: el único varón, Ino; Mari; y Pascu.
Para principios del siglo XX, la sociedad fundada por Inocencio, “Talleres Erandio” estaba en auge
y la familia Iribarren gozaba de un estilo de vida confortable de la creciente clase media de
Vizcaya. El abuelo tenía una extensa bodega que según cuenta la leyenda familiar ellos mismos
transformaban la sólida uva verde en un fino y delicioso aunque ácido líquido llamado chacolí que
consumían con gusto.
INFANCIA DE AMA
El año1905 seria particularmente recordado en los registros mundiales porque vería la
Revolución rusa como preámbulo a su cruenta revolución. Sigmund Freud lanzó su controversial
hipótesis psicoanalítica “Tres ensayos de la Teoría de la Sexualidad”. Los hermanos
estadounidenses Wright, pioneros en la historia de la aviación, volaron el primer vuelo con motor
de la historia. Pero un detalle exclusivo para considerarlo en papeles históricos al inolvidable año
1905 como “Annus Mirabilis” (año milagroso) de la ciencia, fue la producción científica del por
entonces desconocido físico de 26 años Albert Einstein de sus cuatro transcendentales artículos de
investigación concebidos desde su silenciosa oficina de patentes y que transfiguraron la física
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moderna con sus propuestas para explicar al mundo la Teoría de la Relatividad y la Teoría
Cuántica.
Y en este año milagroso nuestra madre vino a este mundo. La hija mas joven de los
abuelos Juliana e Inocencio nació el 10 de septiembre de 1905. Le bautizaron con el nombre de
Pascuala María Mercedes y le llamaban Pascu. Mas tarde nuestro padre le instó cambiar y usar su
nombre Mercedes y con este nombre será conocida durante el resto de su vida.
Esta foto muestra a los 5 hermanos cada uno sosteniendo un símbolo de su afición favorita. Lola,
una ávida lectora; la pequeña Pascu, un ramo de flores; Juli, una revista de modas; Inocencio,
una raqueta de tenis, tiempo después seria jugador de football del “Arenas Club”. El hobby de la
tía Mari era tocar el piano, pero obviamente no podía demostrar fácilmente su hobby. Esta foto la
sacaron para darle a su madre enferma. Mercedes perdió a su madre a la edad de 13 años
después de una larga enfermedad dejando a su padre viudo y al cargo de los 5 hijos más dos
niños adoptados. Les ayudaban dos tías que estaban al cuidado de la casa.
De la niñez de nuestra madre sabemos poco. No hablaba mucho de si misma. Nos contaba que el
abuelo era un ávido cazador y ella estaba a cargo de prepararle la ropa para que temprano a la
mañana fuera de caza en su moto a Navarra. También que una vez ama enfermó con alta fiebre
que no la dejaba. Estando muy mal, el medico vino a verla, y sin saber mas que hacer pidió a la
familia trajeran de la bodega la botella mas sucia para el poderle inyectar a ama, lo que hoy en
día llamaríamos “penicilina.” Pero esta era casera y a pesar de que su brazo se puso enorme, la
fiebre desapareció y mas tarde el médico cuando le vio en la calle le dijo “mi borrachera te salvó
la vida” porque solamente bajo la influencia de alcohol podría haber prescrito semejante
medicamento. El primer ensayo clínico de la penicilina no fue hasta el año 1941 y en 1943
comenzó la producción comercial en Estados Unidos. En otra ocasión, siendo ella pequeña le
regalaron un impermeable de color celeste que le gustaba mucho, pero le quedaba un poco
grande, y por miedo a que lo devolvieran fue afuera y estuvo bajo la lluvia toda la tarde para
poder quedarse con su apreciada prenda.
Cuando se reunían en la casa con amigos el abuelo presionaba un poco a su hijita pequeña
Pascu a que cantara a los invitados el “Gora Euzkadi” y con espontaneidad la niña entonaba su
letra: “Gora Euzkadi bizi bedi, gora Sabino Arana Goiri”. Toda la familia creía y profesaba los
programas de aquel tiempo del Nacionalismo Vasco. Varias veces le dijeron a Inocencio que el no
podía asistir a Misa con la insignia de la bandera vasca en su solapa. Inocencio y Juliana eran
euskaldunes, hablaban el vasco como primer idioma, y a principios del siglo XX tanto la presión
social como la doctrina religiosa desanimaban a el uso del Euskera. La clase media porque veía la
lengua vasca como una señal de vida rural y la iglesia porque la lengua vasca era usada antes del
cristianismo, es decir pagana, y negaban el permiso de bautizar a los niños con nombres vascos.
Luego mas tarde, los gobiernos de España y Francia pasaron leyes prohibiendo explícitamente
enseñar hablar la lengua vasca. Ahora es completamente diferente. Hoy en día el uso del euskera
es una marca de una clase media bien educada en el País Vasco, pero en aquel tiempo de todos
los hijos la única que hablaba el euskera era la mayor, Lola.
Los cinco niños Iribarren estaban envueltos en el teatro donde participaban de diferente
manera. Lola dirigía las producciones; Juli cosía el vestuario; Mari estaba encargada de la música;
Inocencio dirigía los efectos especiales como aparentar una tormenta de truenos y eso lo lograba
dejando caer sacos de papas por las escaleras; y Pascu a cargo de la actuación que lo hacia con
gusto y con amor.
JUVENTUD DE AMA
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pascu se convirtió una joven agraciada de delicadas facciones, inteligente, y de mucho sentido
común. Ella lucia dulce, delicada y bella con su cabello castaño y grandes ojos oscuros. Una de
sus muchas habilidades era la matemática, le oímos decir varias veces que uno de sus sueños
hubiera sido trabajar en la Bolsa de Valores. Después de terminados sus estudios en el colegio ella
llevaba la administración del taller de su hermana Juli en su negocio de costura. Su pasatiempo
principal en sus años de juventud era actuar en el teatro primero en el batzoki, nombre que
quiere decir en vasco “lugar para reunirse”. Son sedes políticas y sociales del Partido Nacionalista
Vasco (PNV) por ello además de oficinas y salas de reuniones, tienen bar y restaurantes. Hay uno
en cada pueblo, pero fueron clausurados tras el triunfo franquista en la Guerra Civil. Más tarde
representó en la Casa Social Parroquial de Las Arenas que era un centro religioso, cultural y
recreativo. Fue el hogar y centro de reunión, formación y entretenimiento de toda la juventud de
Las Arenas que se movía en torno a la parroquia y a los jóvenes de Acción Católica. El bello salón
que tenía una capacidad de 500 personas, hizo la delicia de todos con su cine y teatro. Allí
pudieron ver los habitantes de Getxo las primeras películas de sonoro y tomaron parte activa, o
como simple espectadores, en innumerables obras teatrales representadas por la gente del
pueblo. Durante esa misma fue muy notable la actividad socio cultural en conferencias y charlas
sobre los temas de la actualidad de la época. A Pascu le gustaba actuar y lo hacia muy bien como
todo lo que se proponía. La siguiente foto muestra un grupo de jóvenes del Colegio de la Divina
Pastora vestidas antes de su actuación en una obra de teatro. Pascu está de pie, a la izquierda.
Los muchachos de Algorta entre ellos José Antonio Aguirre, Juanito Sarria y un joven estudiante
de abogacía, Vicente de Amezaga, bajaban a Las Arenas frecuentemente a ver las obras que se
presentaban en la Casa Social. El vecindario de Algorta estaba compuesto en su mayor parte de
acaudalados capitalistas. En el siglo XVII Algorta contaba con 100 casas, próximas al puerto la
mayoría de ellas. Hasta 1859 Algorta estaba completamente incomunicada. La antigua playa de
Las Arenas era el camino único para el algorteño que deseaba tomar la diligencia o el vapor. En
1853 se abrió una carretera que iba desde la Casa del Consulado, frente a Portugalete, hasta el
barrio San Martín. Lo que es hoy la Avanzada es donde comenzaban los arenales que eran un
terreno que no merecían la atención del algorteño. Las distancias entre Las Arenas y Algorta eran
salpicadas por palacetes y chalets habitados solamente en los meses estivales, quedando cerrados
el resto del año.
Vicente de Amezaga, que había sobresalido en sus estudios en el colegio de San Bernardo de
Algorta perdió a su padre repentinamente cuando el contaba 17 años. Al poco tiempo se encerró
en el desván de la casa y a aprendió el vasco el solo en seis meses y lo llegó a dominar de tal
manera que mas tarde seria fundador del Instituto Americano de Estudios Vascos de Buenos Aires
(1943), fue profesor de “Cultura Vasca” en la Universidad de Montevideo (19471955) y de
“Lengua Vasca” en el Instituto de Cultura Superior de la misma ciudad. Fue nombrado miembro
correspondiente de la Academia de la Lengua Vasca en 1957. En 1926 se graduó en derecho en la
Universidad de Valladolid y ahora estaba preparando para las oposiciones de notoria en las Islas
Canarias. Fue nombrado Juez Municipal de Getxo en 1931, y como tal casó a su amigo José
Antonio Aguirre, primer presidente del Gobierno Vasco. Al mismo tiempo Don Resurrección María
de Azkue, (18641951) fundador de la Academia de Lengua Vasca, sacerdote, músico, escritor y
académico, figura clave en la recuperación de la lengua vasca ofreció una beca para enviarle a
Alemania, pero la guerra se interpuso en todos estos proyectos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
NOVIAZGO
Una de las veces en que ama actuaba, fue protagonista de la comedia “Canción de Cuna” de
Gregorio Martínez Sierra, que es la historia de una recién nacida abandonada en las puertas del
convento y criada por las monjas. Vicente que la había visto actuar varias veces se dio cuenta del
talento de ella y de su delicada belleza y se enamoró. Salían en grupos hasta que un día le pidió
reunirse en la Avanzada al día siguiente a la cual ama respondió discretamente, como era la
costumbre en aquel tiempo: “si no llueve…igual”…pero fue en su bicicleta y allí el 23 de agosto de
1927 Vicente se le declaró. Se hicieron novios. Su noviazgo a finales de 1920 nos hace volver al
mundo tradicional que ha desaparecido hoy por completo. Aita que vivía en Algorta bajaba a Las
Arenas para recogerla más o menos a las 6 de la tarde para dar un paseo hasta Neguri. A veces
iban a la pastelería Zuricalday y paseaban por el precioso Paseo Zugazarte, preciosa avenida con
numerosos pequeños palacios y tilos centenarios a lo largo del paseo, creando una atmosfera
agradable y acogedora cerca del mar. Siempre escoltada a una distancia prudente por sus
hermanas y amigas de estas, hasta las nueve de la noche que era cuando Vicente le dejaba en
casa y volvía en el tren a Algorta. Los fines de semana iban al cine (películas americanas eran
populares en aquellos tiempos) o iban a Bilbao en el tren hasta el Teatro Arriaga, teatro de opera
de estilo neobarroco y nombrado en honor a Juan Crisóstomo Arriaga, bilbaíno, conocido como “el
Mozart Vasco”. En la primavera iban a Francia acompañados por Juli. Visitaban los casinos; a las
dos hermanas le gustaba mucho jugar y apostar, a Vicente no mucho, pero lo toleraba al verla a
ella feliz. Asistían a los partidos de futbol, apoyando siempre al Arenas. Merendaban en el Hotel
Continental de Las Arenas frente al Puente Vizcaya, y también iban al cine parroquial.
Por este tiempo se cambiaria su nombre a Mercedes, que era su segundo nombre, porque a aita le
gustaba mas. Ella era persona de mucha fe. Su vida religiosa siempre fue de suma importancia
toda su vida y lo mismo para Vicente y ahora durante su noviazgo también sus vidas religiosas
seguían siendo intensas. Los domingos siempre estaban dedicados a la iglesia, la Misa y a la tarde
tal vez un evento parroquial o ir a apoyar al Arenas donde jugara. La conmemoración de la
Semana Santa era especial para ellos. Jueves Santo ama arreglaba el Monumento, altar que dicho
día se instala en las iglesias, haciendo gala cada barrio del suyo. A las cuatro de la tarde salían
juntos para recorrer las siete Estaciones comenzando por la Divina Pastora, colegio en el que ama
se educó, la Parroquia de las Mercedes, Ermita de Santa Ana, El Hospital, San Ignacio, los
Trinitarios, San Nicolás. El Viernes Santo era día de más recogimiento, participaban en las
procesiones, a veces iba Vicente como dignatario, vestido de frac, o como simple ciudadano.
Sábado Santo todos lucían contentos, estrenando vestidos. Ama nos dice “durante el mes de
mayo, el mes más florido en que todo se vestía de fiesta con sus flores llenas de colorido hacían
las Flores que consistía en rezar el rosario con completa letanía y oír los cantos entonados por el
coro del pueblo. El altar estaba decorado cada día de diferentes colores con flores que los
feligreses recogían de sus jardines, unos días con rosas rojas, jazmines blancos, lirios, alelí y en el
medio de esa gama de colores la imagen de la Inmaculada Concepción con su manto azul.” Ellos
dos contaban esta escena con deleite y con pena de que la juventud nuestra no tuviera estas
miras espirituales en sus vidas. Todo esto aliviaría sus espíritus en este tiempo de gran tensión.
Solían hacer juntos las novenas más nombradas como la del pueblo, la Virgen de las Mercedes, y
la novena de la Virgen de Begoña en Bilbao. Para esta novena salían a las seis de la mañana de
casa y subían 300 escalones y luego santificados merendaban el famoso chocolate con bizcochos.
Al comenzar en serio sus relaciones a mediados de los años 30 ellos empezaron a forjar su futuro
y ella con pena dejó de actuar. Años más tarde ella describiría la vida de aquellos tiempos como
“sencilla, tranquila y de fe profunda”. Desafortunadamente el mundo que ellos conocían estaba a
punto de explotar y de hecho ellos poco sabrían de mucha paz otra vez.
Ahora pensaban en “formar su nido” y para ello eligieron una casita de ladrillos blancos de dos
pisos en el pueblo costero de Sopelana, a cinco kilómetros de Algorta. La casa era pequeña pero
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
soleada. Tenía un bonito comedor, sala, cocina y baño. El dormitorio tenía una terraza que se abría
al jardín en el que estaba bordeado por árboles frutales, y ama soñaba con las flores y las
verduras que iban a plantar en el bonito y espacioso jardín. Visitaban la casa frecuentemente en
la compañía de la abuela María, madre de aita, para agregar alguna que otra decoración al
inmueble. Ya habían comprado muebles para el comedor y la sala, y las monjitas le estaban
bordando su ajuar y todo les hacia soñar con un futuro bueno, lleno de esperanza, pero la guerra
interrumpió sus sueños cuando tuvieron que abandonarlo todo para vivir en el exilio el resto de
sus vidas. Ella hablaba de ese tiempo de noviazgo como el mejor de su vida.
PRIMER LEHENDAKARI
El Gobierno Vasco Autónomo se instaló como tal el primero de octubre de 1936 porque el
parlamento español, las Cortes, no dieron su voto final de aprobación hasta entonces. Su primer
presidente José Antonio de Aguirre y Lecube juró el cargo de lehendakari en la Casa de Juntas de
Guernica. La instalación del primer lehendakari fue el 7 de octubre de 1936. Aita fue nombrado
Director General de Primera Enseñanza del recientemente formado Gobierno de Euskadi. La
Guerra Civil Española fue un conflicto bélico que estalló tras el fallo del golpe de estado de un
sector del Ejercito de España contra el Gobierno legal y democrático de la segunda Republica
Española y que asoló el país entre el 17 de julio de 1937 y el 1o de abril de 1939, concluyendo
con la victoria de los rebeldes y la instauración de un régimen dictatorial de carácter fascista, a
cuya cabeza estaba el general Francisco Franco. Este acto significaba el fin del experimento
democrático realizado en España desde abril de 1931, y que daba paso a la Guerra Civil Española.
Esta guerra fue una de la precursoras de la Segunda Guerra Mundial.
GUERRA CIVIL ESPANOLA
El General Mola anunció en la radio “Si una sumisión no es inmediata arrasaré con Vizcaya hasta
no dejar nada de ella…” Y empezaron con los bombardeos en Vizcaya con el pueblo de Durango el
mismo día, el primer uso en la historia de bombardeo aéreo a una población civil indefensa. En
menos de un mes Guernica era la meta y luego Bilbao incluyendo los pueblos vecinos de Las
Arenas y Algorta.
El 26 de abril de 1937 la villa sagrada de Guernica de gran significación para el pueblo vasco con
su Casa de Juntas y su Roble fue bombardeada dejando un sueldo de 1.000 muertos, con 70% de
los edificios destruidos y 20% de los inmuebles inhabitables. Mercedes y Vicente estaban ese día
en Mundaka comiendo con el alcalde después de la inauguración de la ikastola, (escuela en lengua
vasca) y vieron con preocupación pasar a la aviación alemana. El alcalde les regaló una gallina
“ponedora” ya que todos los días les ponía un huevo, muy buen regalo en esos tiempos de tanta
escasez. Cuando Mercedes llegó a Las Arenas el pueblo había sido bombardeado y estaba a
oscuras y ama temió por su familia. “El pueblo parecía la antesala de la muerte” nos cuenta ama.
Cuando llegó a la calle Las Mercedes vio colgando del balcón de su casa el piano. Subió
acongojada pensando en su anciano padre y vio al destrozo de la bomba que al entrar por el
balcón había ocasionado quemando la alfombra y algunos muebles más que en aquel momento no
le parecieron nada al cerciorarse de que su padre y hermanos estaban bien.
Con las noticias alarmantes los bombardeos my cerca de ellos decidieron casarse por lo civil el 14
de mayo de 1937, paso necesario para su boda en la iglesia ya planeada hacía tiempo.
Se rompió el Cinturón de Hierro de Bilbao, un sistema de fortificación formado por túneles,
búnkeres y trincheras que se construyó durante la Guerra Civil Española a través de la costa y los
montes que rodean Bilbao para defenderla, pero los propios encargados del diseño en un acto de
traición entregaron a los enemigos los planes e hicieron posible su fracaso.
El 21 de marzo de 1937, domingo de Ramos, hubo más de cien detenciones en Las Arenas,
muchos de ellos lo oyeron estando aun en misa celebrada en la capilla del colegio “La Divina
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La Madre Ma. Luisa de la Divina Pastora, antigua maestra de nuestra madre y mía escribió…” La
noche del día 14 y el día 15 se oyeron unas explosiones tan terribles que parecía había volado
medio pueblo y fue tanto el estrépito que hizo que saltáramos todas al suelo a la vez que
bajábamos al sótano sin luz y temblando que sucedería… habían volado el Puente Vizcaya…” y
algunas de las Hermanas podían ver el incendio de la parroquia”… Mas tarde en el refugio “sin
comer y muertas de miedo, pues no se oían mas que bombas y cañonazos vinieron dos milicianos
al refugio y con pistola en mano nos dijeron que había que evacuar a Santander o a Bilbao y que
iban a volar con dinamita todas las casas de la población.” (López, p.102.) Para el día 17 de junio
la ofensiva era desde Portugalete y todos deberían evacuar. Las Arenas y a los chalets
abandonados los convertían en cuartel. El 13 de junio, Portugalete fue bombardeada por 21
trimotores Junkers alemanes arrojando sus bombas y en los depósitos de petróleo que estaban
ardiendo.
BODA Y ESCAPE
En la madrugada del dia 14 de junio aita le llamó a ama que sobresaltada por ser la llamada antes
de las 6 de la mañana para decirle que el salía para Las Arenas. Debían de casarse porque era
peligroso para él quedarse y tenían que escapar. Ama de temperamento generoso, puso
apresurada en su pequeña maleta algunos de los trajes de verano que su hermana Juli había
terminado de hacer, pero no había tiempo ni lugar para acarrear todas las prendas de su ajuar,
dejando atrás muchas cosas de las que le fue difícil desprenderse y con su pequeña valija a la
madrugada se dirigió a la Iglesia. Allí le esperaban aita y el párroco. No flores, no música, no
familiares ni amigos, pero ella aceptó sin quejarse su futuro incierto al lado del hombre que
amaba. A las 6 de la mañana el párroco de Las Mercedes, Don Manuel Escauriaza les casó en la
sacristía de la Iglesia de Las Mercedes (ver foto), que sería bombardeada, incendiada y destruida
por una compañía del batallón de Malatesta dos días mas tarde a las 3 de la madrugada del 16 de
junio de 1937 fue. Los recién casados se despidieron de la familia y emprendieron el viaje que les
llevaría al exilio.
Saliendo de la iglesia salieron apresuradamente para Portugalete que estaba incendiada. Sus
primeros momentos de casados les rodeaba la tristeza y la desolación. Ante sus ojos tenían un
paisaje desolador viendo el lindo pueblo de Las Arenas hecho cenizas y el famoso Puente Vizcaya
que fue una gigantesca obra de eco internacional ahora yacía en ruinas. En el bote, atravesaron el
Río Nervión, rodeados de hierros retorcidos caídos sobre la ria, y escapando de los soldados que
llegaban quemando casas dejando el pueblo en llamas. Al otro lado de la ria no era mejor
panorama, más de una vez se tuvieron que esconderse en las alcantarillas porque con el
amanecer los ataques aéreos se habían reiterado. Empezaron a subir la cuesta de Portugalete
exhaustos y hambrientos en su jornada, divisaron a lo lejos a Juanito en el coche de la delegación
que les recogió. El habia ido a buscarle a aita para llevarle al Hotel Carlton. Después de dejar a su
recién estrenada esposa en un hostal en Carranza, el mayor valle de Vizcaya, aita y Juanito
prosiguieron para Bilbao a la reunión en la sede de la presidencia con consejeros del Gobierno
vasco y asesores del lehendakari. El hostal donde ama se hospedaba corría peligro por estar
situado en un cruce de carreteras y al lado de la central telefónica y se les sugirió a los huéspedes
fueran a esconderse a los montes. Su hermana Juli que se habia unido a ella y ella pasaron dos
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noches escondidas y medio perdidas en el monte. Así pasó sus dos primeras noches de luna de
miel.
SANTANDER
Dos días más tarde llegó aita con una caravana de coches del gobierno vasco a recogerles y seguir
viaje a Santander. El 19 de junio Bilbao cayó en manos de tropas franquistas y tras la caída de
Bilbao el Gobierno Vasco y decenas de miles de vascos se trasladan a Santander, provincia
controlada por el Frente Popular. Tras tanta miseria que vivían en el pueblo se sumaba el dolor de
lo perdido y la escasez de víveres, sobre todo de pan. Lola y su anciano padre evacuaron a
Santander como pudieron.
La situación en Santander era caótica, los confesionarios usaban en las calles de garitas, y las
capillas como teatro. Los hoteles estaban abarrotados y no había lugar para nadie. Nuestro padre
había sido nombrado director de la colonia, tenia a su cargo 500 niños para dar alojamiento en
Santander y buscar un barco para salir con ellos de esta ciudad. Aita que ahora actuaba en
nombre del lehendakari pidió hablar con el gobernador y le pidió al gobernador alojamiento para
los niños y lo consiguió en el Hotel Real. Construido en 1917 que se encuentra ubicado en la zona
mas privilegiada de la ciudad a 500 metros de la playa.
A los aitas les ofrecieron alojamiento en el convento e iglesia de Santa Lucia construida entre
1851 y 1868 de arte paleocristiano, de las monjas Salesas Reales que estaba tomada por los
militares. Aunque les pusieron en la habitación de la abadesa cuando apagaron la luz el ruido de
cientos de chinches llenaron la cama y las paredes y les hizo imposible quedarse. Salieron para la
estación a las 2 de la madrugada y allí en las banquetas del andén y medios dormidos quedaron
esperando ya que cuatro horas mas tarde llegaría el tren que traía a los niños y las maestras, asi
pasaron su dilatada noche de bodas. Foto del convento de las Salesas Reales.
Cerca de 20.000 niños vascos entre 5 y 10 años tuvieron que dejar a sus padres y a su tierra para
ir a países como Dinamarca, Francia, Inglaterra, Méjico, Suecia, y Unión Soviética de culturas y
lenguas diferentes. Los niños fueron a estos países como refugiados de la Guerra Civil Española
debido a la desesperación de los padres después del terrible bombardeo de Guernica y Durango.
Para 1937 más de 200.000 vascos fueron al exilio a causa de la guerra. La tía Lola a cargo de su
padre y la tía Antonia habían huido con estos a Santander, pero ama no los pudo localizar para
darle el último adiós a su padre.
La guerra acarrea destrucción y consecuencias nefastas no solamente a los que están luchando y
a sus familias, pero también a los que huyen de ella yendo al exilio tratando de salvar sus propias
vidas. La guerra de cualquier clase es a gran costo, y no terminan sus secuelas con el último
disparo sino que sigue como un eco en las siguientes generaciones. En el caso de nuestra familia
es la historia de los eternos emigrantes debido a dos guerras, de la Guerra Civil Española y de la
Segunda Guerra Mundial. Todos en nuestra familia hemos sido y seguimos, queramos o no, siendo
victimas de Franco y de Hitler.
COMIENZO DEL EXILIO
El 22 de junio de 1937 se embarcaron en un pequeño barco carbonero francés, el PlusVernet, con
un médico, 23 maestras, 2 cocineros y ayudantes, un medico, dos enfermeras, 3 sacerdotes y
otros ayudantes, y los 500 niños. Nuestros padres emprendieron su viaje al exilio. Su destino era
San Jean Piedde Port (Donibane Garazi), la vieja capital de la Baja Navarra, Francia, en los
Pirineos al lado del río Nive, solamente a 3 kilómetros de la frontera. Veinte cuatro horas mas
tarde el grupo llegó a Bayona y viajó en tren a su destino. Esta estación centenaria cubre los 58
kilómetros de distancia que separan ambas localidades a los pies de Pirineo.
Cuando bajaron del tren y caminaban hacia el fuerte en Donibane Garazi, les gritaban “gorriak”
por la fama de los vascos de ser comunistas. Todos ellos se alojaron en un fuerte medieval
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abandonado que se llamaba La Ciudadela, sin luz, agua, camas o mantas. En 1628 el gobierno
francés para mejorar las defensas de este pueblo llevó a cabo la construcción de este fuerte y en
1680 agregaron las murallas para defensa al sur de Río Nive. La Ciudadela está en el punto más
alto de la ciudad. El fuerte no había sido abierto por 20 años, desde la Gran Guerra (19141918), y
había sido el lugar donde estaban encarcelados soldados alemanes prisioneros de la guerra.
Estaba sucio, frío y oscuro, inapropiado para dar cobijo a 500 atemorizados niños. El papel de los
adultos estaba duplicado en tratar de mejorar el lugar para dar confianza a estos niños.
las paredes exteriores del fuerte, de nuestros padres, de la capilla y de la colonia reunida en la
plaza central del fuerte. Ama pronto convirtió el frío y desolado lugar en algo que recordaba al
calor del lejano hogar, y con sus hábiles manos cosió primorosas cortinas, y sobrecamas. Todos
tenían un trabajo especial. Ama estaba a cargo de cuidar y adornar la iglesia de la colonia, era la
sacristana, teniendo todo listo para el sacerdote, el paño del altar, los cirios, el misal, y las flores
que diariamente recogía de la campa para adornar la grande iglesia donde se celebraba Misa
todos los días. A la tarde se rezaba el rosario afuera y dividiendo el grupo en dos, oraban en vasco
y en erdera.
En enero de 1938, seis meses después de llegar a Donibane Garazi aita fue enviado a Barcelona
pero antes los dos fueron a Paris. Ama decidió ir a vivir con su hermana Juli que vivía en esta
ciudad. Ella era modista y diseñadora de Alta Costura, y vivía en la Rue Bonaparte #18, barrio #6
en un barrio bohemio a dos cuadras del río Siena. Ama estaba de cuatro meses de embarazo de
su primer hijo. Aita pasaba mucha hambre y peligro en Barcelona y ama fue hablar con Aguirre y
Leizaola para liberar a aita. En abril nuestro padre en el carro de Aguirre llegó a Paris con el
nombramiento de secretario del Ministro de Educación y Cultura trabajando para Jesús de Leizaola
en la delegación del gobierno vasco. El gobierno vasco, sus ministros y ayudantes formarían
pronto el Gobierno Vasco en el exilio en su oficina central en Paris, en el #11 de la Rue Marceau.
PARIS
Para 1938 cuando nuestros padres llegaron a Paris la ciudad no era el chispeante centro global de
cultura que había sido antes, ahora el ambiente no era hospitalario debido al rápido crecimiento
de refugiados. Por media década, los refugiados de toda Europa se habían aglomerado en Paris:
Republicanos de la Guerra Civil Española, Judíos escapándose de Polonia y Alemania, escritores
rusos y otros intelectuales, y miles de otros.
Mientras ama preparaba con ilusión y amor el ajuar completo para su primer hijo. El 7 de mayo de
1938 a las 9 de la noche nací en la Clinique de Vincennes, 36 Cours de Vincennes. El obstetra de
ama era el famoso doctor Fernand Lamaze que ya le esperaba en la clínica. Cuando el medico la
examinó no vio bien la cosa y le dijo a aita ”no se va a poder salvar a la criatura aunque la madre
no corre peligro”, pero parece ser yo tenia otros planes. Sin hacer especulaciones se podría decir
que en manos de otro obstetra menos experto, mi nacimiento podría haber terminado
trágicamente. Fue un largo y laborioso parto. El doctor Lamaze fue años más tarde (1951) el
fundador del parto sin dolor.
A las 9 de la noche el Dr. Lamaze apareció sudoroso aun con la bata puesta para anunciarle a aita
“hemos salvado a la criatura, es una niña sana y fuerte de casi 4 kilos.” Me pusieron en una cunita
junto a ama en la habitación. Ama siempre había querido siempre que su primer vástago fuese
una niña y estaba feliz y mirando al nuevo miembro de la familia, los dos orgullosos olvidaron por
un momento las sombras de la guerra. Ahora se sentían menos inmigrantes con una hija francesa.
El bautizo se llevó a cabo en la iglesia más vieja de Paris, St. Germain des Près, que parte de ella
data del siglo VI. Fue una abadía benedictina y la iglesia fue edificada para guardar la reliquia de
la Cruz traída de España en el año 543. En la época medieval la iglesia era tan poderosa, ambos
religiosa y culturalmente hablando, que llegó a ser como un pueblo dentro del pueblo. Es de estilo
romanesco que parece más bien un fuerte medieval. Ama la describe en el año 1938 como una
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maravilla, pero cuando yo fui años mas tarde la encontré vacía y oscura. Parece ser se usa ahora
para conciertos dominicales.
Los aitas querían bautizarme con el nombre de Miren Escarne Joana pero no se podía
poner el nombre en vasco, por razones políticas y religiosas, y lo hicieron en francés. Me pusieron
el nombre de Marie Mercédès Jeanne, en honor a ama y nuestra abuela paterna, pero en casa me
llamaban Mirentxu.
Para febrero de 1939 la Segunda Guerra Mundial parecía inminente, pero no parecía preocuparle
mucho a los parisienses ni en general a los franceses. Se sentían confiados por la defensa de la
Linea Maginot, una línea de fortificaciones de hormigón y obstáculos para tanques, puestos de
ametralladoras y otras defensas que Francia construyó a lo largo de sus fronteras con Alemania e
Italia antes de la Segunda Guerra Mundial. Era la mayor línea de defensa militar construida en el
mundo moderno y consiste de 108 fuertes principales a 15 kilómetros de distancia entre sí,
multitud de pequeños fortines, y más de 400 kilómetros de galerías.
A mediados de agosto la Delegación le mandó a aita a Londres por unos meses para la
inspección de las colonias vascas en Inglaterra. El llamaba constantemente a ama y le escribía
todos los días, hasta que un día le sugirió se reuniese con el en Londres, ama buscó una amiga
del pueblo que era enfermera y vivía en Bayona para cuidarme a mí. Para mis padres esos dos
meses fue la verdadera luna de miel ya que ellos se habían casado entre bombardeos y guerra.
Volvieron a Paris contentos de llegar a casa. Mientras tanto en casa se seguía la rutina diaria, y
nuestros padres se dejaban llevar por el optimismo que les rodeaba.
Ama siempre le gustaba levantarse temprano, poner la casa en orden, hacer la comida y
para media mañana salir de compras o a pasear, y en la bella ciudad parisina había mucho para
ver y hacer. En esta ciudad adoraban las criaturas y paraban el tráfico para ceder el paso a una
madre con su infante. En los almacenes cuidaban con esmero al bebe mientras la madre hacia sus
compras, en los autobuses le ayudaban a subir. Cuando ama me llevaba a pasear al parque de
Chaillot que quedaba cerca de casa, aita se reunía con nosotros al salir de la delegación al
mediodía. A el siempre le habían gustado las criaturas y tener la suya propia era muy especial. Me
mimaba mucho y cariñosamente me hablaba en euskera, y ama contaba que desde que aprendí a
caminar cuando aita llegaba a casa yo que reconocía el timbre iba a la puerta a recibirle con sus
zapatillas. El me daba de comer todos los dias con placer y escribió un poema dedicado a esa
impuesta tarea suya.
Los fines de semana escogían ir a pasear lugares tranquilos “para respirar aire puro” a aita le
gustaba decir. Frecuentaban los jardines de las Tuileries, cerca de casa, el Bosque de Boulogne al
oeste de la ciudad, con lagos, cascadas y jardines con árboles majestuosos donde la monarquía
francesa iba a cazar. Lugar que inspiró a pintores famosos como Monet y Van Gogh. El Bosque de
Vincennes al este de la ciudad, es enorme y tiene zoológico, campos de deporte como velódromo
e hipódromo. Estos dos inmensos parques forman los dos pulmones de Paris.
Visitaban a los museos. Ama era una entusiasta del arte, visitaban las maravillosas iglesias
que estaban cerca, como la Madeleine y la de Chaillot que era nuestra parroquia. En esta última
se celebraban bodas elegantes y ama le acompañaba a la tía Juli disfrutaba y conseguía detalles
para diseñar sus vestidos. La costura en esos momentos disfrutaba de buena clientela y les hacia
olvidar un poco las malas noticias que se oían en la radio. Los vascos seguían optimistas, aunque
ya se empezaba hablar de irse a América. La delegación se quedaba en Paris por ahora, asi que
ellos no pensaban en salir de allí.
En vísperas de la Segunda Guerra Mundial y ama esperaba su segundo hijo, Paris estaba
movilizándose, todos huían a la campiña, nadie quería quedarse, temiendo a los gases
lacrimógenos por la experiencia de la anterior guerra. Ama me contaba que cuando las sirenas
sonaban tenían que huir al refugio. Ellos tenían que ir con linternas porque Paris, la ciudad luz,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
estaba a oscuras y teníamos que ponernos las máscaras de gases, pero parece ser que yo les
tenía terror y lloraba luchando para que no me la pusieran. Adentro de casa se tenía que instalar
doble cortinones para que la luz no traspasara al exterior.
De los familiares dejados atrás, supieron mas tarde que a la abuela María, nuestra abuela
paterna, le habían dejado en la calle por “tener hijos criminales que habían causado la ruina de
Vizcaya”. A nuestro abuelo materno le quitaron la casa y muebles, pero la habilidosa hija Lola
encontró como reponer sus perdidas, aunque nunca pudieron conseguir vivir en la “Casa Grande”
ni con los mismos lujos de antes.
A finales de agosto de 1939 su médico, Dr. Lamaze, le dijo a ama que el estaba enlistado y
debía de encontrar otro doctor y tal vez otro hospital. Pensaron ir al hospital de la Roseraie en
Biarritz. La Roseraie era “El verdadero orgullo del gobierno vasco en el exilio al sur de Francia era
el magnifico hospital con 500 camas, establecido en una mansión privada en Biarritz. Mas de 800
gudaris heridos de guerra fueron atendidos en esta facilidad, además atendían gratuitamente a
refugiados y varios centenares de ninos nacieron es este hospital.”1
La Segunda Guerra Mundial empezó el 1º.de setiembre de 1939 con la invasión de
Alemania a Polonia y terminó con la rendición de Alemania e Italia el 7 de mayo de 1945. Fue el
conflicto armado más grande y sangriento de la historia mundial. Fuerzas armadas de más de 70
países participaron en combates aéreos, navales y terrestres y murieron unos 60 millones de
personas, siendo los civiles la mayoría de los muertos. Esta guerra era un conflicto militar global
ya que contaba con la intervención de la mayoría de las naciones del mundo, incluyendo todos los
grandes poderes y causó la movilización de más de 100 millones de personal militar convirtiéndola
a esta guerra la más extensa de la historia
Aita y ama compraron los tickets para salir en el tren el 2 de setiembre temprano a la mañana,
pero cuando se levantaron a ama se le presentaron los dolores de parto. Llamaron al hospital que
lo cerraban al día siguiente. Aita salió a la calle a parar un taxi mientras ama sentada en los
escalones del portal esperaba ansiosamente, pero nadie paraba, todos en una huida desenfrenada
querían salir de Paris. Pero el chofer de Rafael Picavea, delegado del gobierno vasco de Euskadi en
Paris, que pasaba en esos momentos les llevó a la clínica a tiempo. Mi hermana nació dos horas
más tarde. Le bautizaron de emergencia en la misma clínica con el nombre de Miren Begoña de la
Paz, y la pusieron en un cuarto tapizado de corcho. Se oían las sirenas durante toda la noche nos
contaba ama sin poder descansar ni dormir mucho.
En el otoño la gente volvía a Paris, pero la ciudad seguía a oscuras, y habia que ir a la calle
con linternas. Paris lucia triste y la gente preocupada por el futuro incierto.
El 14 de junio de 1940 los alemanes entraron a Paris. La Línea Maginot no cubrió el área
elegida por los alemanes para su primer ataque que fue a través de las montañas belgas. Una
región forestal y montañosa primariamente en Bélgica y Luxemburgo extendiéndose a Francia en
valles esculpidos por ríos de rápidas corrientes. Terreno difícil para maniobrar grandes escalas de
operaciones militares. Sin embargo en la Primera y Segunda Guerra Mundial los alemanes
tuvieron éxito en cruzar a través de los Ardennes para atacar la relativamente débilmente
defendida zona de Francia.
Los alemanes que ahora ocupaban Francia tambien edificaron la llamada “Pared del
Atlántico” que era parecida a la Linea Maginot. Esta pared se hizo a través de la linea costera
Atlántica de Francia pero a ellos tampoco les resultó llegado el momento, porque los Aliados
encontraron la manera de invadir Francia por Normandía, y esto se debió en gran parte a la
eficacia de los agentes vascos. Desde 1940 a 1945 la Resistencia vasca se envolvió en actividades
para contribuir con los Aliados en la lucha contra Alemania. El consulado Americano en Bilbao
llegó a ser el centro de recopilación de datos de Inteligencia cuando los mensajeros vascos
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sometiendo informacion conseguida en Francia acerca de las operaciones de las bases alemanas.
Uno de los esfuerzos más extraordinarios de la clandestinidad de la guerra en que los agentes
vascos cooperaron con el maquis francés para remover arena de varios lugares de las playas de
Normandía y ponerlos bolsas y pasarlas de contrabando por el borde a Bilbao, donde ellos podrían
analizar y darles la pista de los mejores lugares para acuatizar vehículos pesados durante la
invasión a Francia en 1944.
Paris ya resultaba una ciudad peligrosa. Jesús de Leizaola le pidió a aita fuera a Burdeos
para ver de encontrar una casa para transferir la delegación vasca a esa ciudad. La tia Juli me
llevó con ella a Biarritz. Ama y aita llevaron a Begoña con ellos a Burdeos
Ocho millones de personas estaban en las carreteras, seis millones de estos eran
franceses. La gente apilada de una manera caótica en pueblos superpoblados en su camino sur y
oeste con condiciones insoportables dado al calor, al gentío y al caos, Francia tuvo suerte de haber
escapado de una gran epidemia. En retrospectiva parece ser que los peligros y los problemas de
quedarse enfrentando a los alemanes eran menos que los riesgos de enfrentar en la carreteras.
Escuelas, hospitales y cárceles fueron evacuados. Inicialmente la evacuación era más grande por
tren, pero las vías se llenaron rápidamente y los trenes eran el blanco para los aviones enemigos.
Lo mejor era ir en bicicleta porque con esta se desviaba fácil de los caminos abarrotados de gente,
Burdeos quedaba a casi 600 kilómetros de Paris. En estos momentos era un caos total y los
alemanes bombardearon la ciudad antes de ocuparla. Nuestros padres se dieron cuenta que nada
se podía hacer y volvieron a Biarritz en un tren, aunque los trenes estaban tan abarrotados que
no había lugar para enseres, y tuvieron que dejar en los andenes las maletas y demás cosas que
habían sacado de la casa de Paris. Ama le dolía dejar allí todo ello pero no quedaba otro remedio.
El 1º de abril de 1939 Franco anunciaba “La guerra ha terminado” con la victoria del bando
nacionalista y la derrota de los republicanos. Ahora comenzaba una de las mas desgarradoras
consecuencias de la Guerra Civil que era el éxodo de miles de ciudadanos huyendo de la
persecución y venganza franquista obligados a vivir en tierras extrañas y como nuestros padres
huyendo a Paris se enfrentaron a la Segunda Guerra Mundial.
Cuando llegaron a Biarritz la ciudad estaba plagada de alemanes, y el temor de entrega
era inquietante para aita. Se sabía que un tal Basagoiti fue enviado por los alemanes a España. A
Luis Companys, un político y abogado catalán, líder del partido político Esquerra Republicana de
Catalunya (ERC), partido independentista, declarado ilegal por Francisco Franco después de tomar
el poder in 1939, y Companys fue entregado por los agentes alemanes y enviado a España y allí
fue arrestado y fusilado el 14 de octubre de 1940.
Antes tales noticias aita decidió salir de Francia e irse a Inglaterra, pero después de
esperar varias noches por un barco y no conseguir nada decidió agarrar el tren para Marsella para
conseguir un barco que le sacara de Francia. Pero para ello primero se tuvo que presentar en la
“Kommandatura alemana”, oficina central de los militares alemanes, y según palabras de ama
“aita iba más muerto que vivo” pero le dieron el pase sin problemas y pudo conseguir un tren a
Marsella. Mientras ama, la tía Juli mi hermana y yo nos quedamos en Biarritz.
MARSELLA
Al llegar a Marsella aita se enteró de que pronto vendría un barco, pero solamente los
hombres podían embarcar, y aita deseaba que ama estuviera con el hasta ese momento. Las
comunicaciones entre aita y ama esos dias era casi imposible. Las líneas telefónicas estaban
cortadas y el correo era interceptado y leído por el gobierno de Vichy. Al poco tiempo encontró a
un vasco que entregaba mensajes de manera clandestina entre Biarritz y Marsella y le mandó a
ama el mensaje apremiante que le decía “Deja todo y ven, tal vez haya un barco y marche, tu
puedes estar conmigo hasta que salga, solamente permiten hombres.”
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Ama no tenia manera de comunicarse con el, pues al dicho mensajero lo mataron “por
espía.” Ama dudaba entre la alternativa de dejar “a dos niñas tan pequeñas e indefensas”, o
dejarle al esposo solo que partiera para America. La tia Juli le sacó de la duda, ella le animó a que
no dejara a su esposo solo, que ella cuidaría de nosotras y ama pensando que tal vez seria
cuestión de semanas decidió reunirse con nuestro padre en Marsella, dejándonos a nosotras con
la tía Juli. Aunque para ella era muy doloroso escoger, animada por su hermana Juli decidió ir al
lado de nuestro padre. Esperó a que mi hermana y yo dormíamos la siesta, para darnos la
despedida y llorando nos cubría con besos dejándonos dormidas. Le pesaba dejarnos tan
pequeñas en una Francia ocupada y racionada. Ella refirió mas tarde que ante la situación
angustiosa del momento “uno reacciona como una autómata en el cual uno no piensa”. Mi
hermana Begoña tenía 13 meses y yo 29 meses de edad. A las dos de la tarde salió en tren para
Marsella. Repetidas veces ella decía que esta decisión le afectaría y pesaría toda su vida.
Durante su viaje en el tren de Biarritz a Marsella ella lloraba, le partía el alma pensar en la
hora que nos despertaríamos y ella no estaba alli con nosotras, y sabia que yo me daría cuenta de
su ausencia mas que mi hermana y preguntaría por ella. Ama relata “Pasé años muy amargos
separadas de las niñas”…
En Marsella pasaron hambre con comida racionada de leche condensada, zanahoria, higos,
pan y huevo y sin sueldos. El viento Mistral, viento fuerte y frío del noroeste no se aplacaba y
pasaban mucho frío para hacer mas angustiosa la situación. Se empezó hablar de que podrían
embarcar las esposas y familias. Ama trató de convencer a la tia Juli que viniera a Marsella con
nosotras para salir todos juntos para America, que habia sido siempre el sueño de su hermana
Juli. Ellos ya tenían los pasaportes para nosotras y para ella, pero la tia prefirió volver a Euskadi
para ver a su padre viejo y enfermo, y nos llevaría a nosotras con ella ya que ella creía que el
viaje en barco era peligroso para nosotras y estaríamos mas seguras y bien cuidadas con ella, y
así lo hizo para desmayo de ama que no quería partir sin nosotras.
Unos días antes del embarque ama fue a pasear sola en la playa contemplando el mar que
le recordó de sus dias en la playa de Biarritz con nosotras dos, sacó de su cartera la diminuta
fotografía en blanco y negro que llevaba de nosotras en tal playa, y al ver a un pintor cerca de ella
le pidió transformara la pequeña foto en una pintura grande para poder colgarla en la pared, y el
pintor conmovido ante la congoja de la madre lo hizo y en colores y ella besaba y abrazaba a su
pintura que le daba un poco de consuelo. Esa pintura la puso encima de su cama en el camarote
del barco y estuvo en casa en lugar de honor aunque después de ella morir la pintura ha
desaparecido.
En un frío enero de 1941, después de esperar en Marsella por tres meses un barco
apareció en el horizonte. Era francés, el Alsina, construido en el año 1921 de 8,043 toneladas. Su
itinerario era DakarBahíaRío de JaneiroSantosMontevideo y Buenos Aires. El barco zarpó el 15 de
enero de 1941 con 150 vascos y 38 niños desde la edad de 1 mes a 14 años de edad. Fue muy
doloroso para ama ver a las familias con sus hijos pequeños al lado y ella sin nosotras sabiendo
cuanto la necesitábamos, y cuanto ella nos necesitaba también. Se encerró en su camarote a
llorar, no quería que aita la viera sufrir para no añadir mas pena a él. Estuvo varios días un poco
enferma con una fiebre inexplicable. El barco que les sacaría a ellos y a 188 vascos de aquella
sangrienta guerra y estarían a salvo en 15 días. Nuestros padres se despidieron de tierra europea
muy tristes de tener que dejar atrás dos hijitas pequeñas y a su vieja Europa.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
SEGUNDO EXILIO
Al mismo tiempo Franco y su partido de la Falange impusieron la Ley de que los niños repatriados
tenían que volver a España por tener especial interés en recuperar los hijos de los derrotados.
Ellos les llamaban “los niños recuperados para la patria” donde les sometieron a un proceso de
reeducación ideológica. Y Francia siendo el refugio de la mayoría de niños de Euskadi fue
inmediatamente el blanco. Un evacuado vasco a Inglaterra a los 14 años comentaba en su casa en
Begoña, Bilbao 43 años mas tarde, “Yo me imagino que los fascistas pensaron que prolongando
nuestra estadía en países democráticos o socialistas maduraría las semillas de futuros enemigos.” 3
Otro muchacho de la Citadelle (St. Jean Piedde Port) expresó;”Ninguno de nosotros quería volver,
pero nos encontrábamos a la merced de ellos. En la Citadelle nos sentíamos como en casa y ahora
estábamos volviendo a lo desconocido. En la frontera, los guardias trataron de hacernos saludar a
la bandera de Franco, pero nosotros solo la miramos.” 4 Cada vez que estalla un conflicto bélico, es
la infancia la que mas sufre porque además de separarlos de todo y único que conocen y
necesitan, ellos no entienden el porque de lo que pasa a su alrededor.
La mayoría de los niños, eran mayores de 6 años, que habían salido durante la guerra civil
española fueron repatriados, aunque muchos de ellos nunca volvieron de su exilio. Nuestro caso
fue diferente, en plena segunda guerra mundial nuestros padres emigraron dejándonos en
Biarritz, Francia, y ambas sufrimos de la carencia maternal desde la tierna edad de 1 y 2 años y
medio de edad respectivamente, ambas muy jóvenes para ser separadas de nuestros padres, pero
sobretodo de nuestra madre. La dolorosa decisión trajo tristeza a ama y a nosotras por el resto de
nuestras vidas. Ella relata “Pasé años muy duros separada de las niñas...Un constante resquemor,
¿por que no las hemos traído?” se mezclaba con la ansiosa preguntas “¿que nos esperaba y
adonde iríamos?” Y ante esa incógnita pensaba era mejor que nosotras no estuviéramos en el
barco.
Debido a que los alemanes no dejaban a barcos de la Francia de Pétain cruzar el Atlántico, Hitler
desde el aire tiraba sus bombas a los barcos que osarían tal hazaña. Por ello cuando llegaron a
Dakar, Senegal, doce dias después, tuvieron que esperar a conseguir un barco neutral. En la larga
espera en Dakar un niño murió de malaria y otra persona de fiebre amarilla, y era en esos
momentos que nuestros padres se consolaban pensando que era una bendición no tenernos a
nosotras dos con ellos.
Celebraron Semana Santa en el barco usando barriles de vino como altar, y cantando en vasco y
francés. Preparándose para ello se ofrecían confesiones y se dió la Comunión en el reclinatorio que
ama cubrió con su abrigo rojo. La diva Doña María de traje negro y largo les daba conciertos. Aita
daba clases de vasco durante este tiempo y ama trataba de aprender, pero su alma dolorida por
nuestra ausencia no le dejaba a su mente concentrarse muy bien para aprender como hubiese
querido. Sabia que para aita era importante que ella aprendiese. El jefe de la policía de Dakar era
vascofrancés y hablaba vasco y subió al barco y les invitó a una treintena de ellos a su casa y les
dieron bien de cenar y cantaron hasta muy tarde.
Después de 5 meses de estar anclados en Dakar los volvieron para atrás a Casablanca,
Marruecos. Cuando llegaron a esta los llevaron a un campo de concentración, SidielAyachi, en
autobús y allí con toallas mojadas en la cabeza y pies en el agua la pasaron bastante mal en
cuanto a comida, calor, y aseo. Había 40 personas en un galpón con techo de zinc, suelo de piedra
y sacos rellenos de paja en el suelo que hacían de camas, las paredes de cal y ratones comiendo
la ropa colgada, moscas por los caballos que estaban alrededor. Afuera no había sombra por falta
de arbolado y de comida les daban de comer sardinas, huevo duro. A un niño le mordió un alacrán
y los gritos del niño a medianoche eran alarmantes. Ama dice tenia el pensamiento constante en
nosotras.
Al final, tal vez por buena conducta, les enviaron a vivir a Casablanca hasta que pudieran
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embarcar. Pasaban los meses y aunque vivían mejor aquí que en el campo de concentración, lo
mismo los días se hacían largos, pasados sin hacer nada más que sobrevivir con la poca comida
que podían obtener.
Ama se enteró que barcos con marinos vascos llegaban a Casablanca y ama les pidió el favor de
llevarnos dos muñecas de celuloide vestidas por ella con todo primor. Una vestida de recién nacida
para Begoña y la otra como una niña para mi. Los marinos encantados cumplieron con dicho
encargo, y yo me acuerdo recibir mi muñeca que la bauticé Nicole, y la llevaba a todas partes
comigo. Parece ser que yo preguntaba por ama y aita y a la tía me decía “están yendo lejos, a
America”, y yo le repliqué “y porque no vienen aquí para estar conmigo”. La tía Lola me abrazó sin
decir nada más. Mas tarde ama nos dijo que el dolor que sentía al no tenernos a su lado era
intenso, y mas cuando veía a su alrededor otros matrimonios exiliados con sus hijos pequeños que
corrían y jugaban, y el vestir a las muñecas para nosotras mitigaba en algo su dolor porque
haciéndolo nos sentía a Begoña y a mi mas cerca de ella.
Al fin un barco apareció en el puerto, el Quanza era barco portugués y podría atravesar el
Atlántico por ser de país neutral. A bordo de este barco ama participó en el nacimiento de la
tercera hija de sus amigos Bilbao. El médico mareado en una litera le daba instrucciones a nuestra
madre para proceder al parto. Todo fue bien y nació una niña que se llamaría Aintzane. Este les
llevaría a las islas Bermudas, (Gran Bretaña), Veracruz, (Méjico), y a la Habana, (Cuba).
Desembarcaron en la Habana y alli tuvieron que esperar tres meses antes de poder partir
en el barco argentino Río de la Plata que les llevaría a Montevideo, Uruguay, y finalmente a su
destino Buenos Aires, Argentina. Un submarino les intercepto, pero pudieron proseguir viaje.
Desembarcaron el 15 de abril de 1942 en el puerto de Buenos Aires. Un viaje de 15 dias se
convirtió en una odisea de 15 meses.
Estos tres barcos fueron testigos del dolor de ellos y demás inmigrantes europeos de la segunda
guerra mundial. La suerte de los tres barcos que llevaron a nuestros padres de la triste y
sangrienta Europa a la joven y libre tierra americana es la siguiente. Desde que comenzó hasta
que termino la Segunda Guerra Mundial el Océano Atlántico era el mayor teatro de operaciones.
El primero fue barco francés Alsina que les transportó desde Marsella, Francia a
Casablanca, Africa, fue hundido en un bombardeo aéreo el 13 de noviembre de 1942 cerca de las
costas de Algeria por un avión alemán.
El segundo barco portugués Quanza que les llevó desde Casablanca, a la Habana, Cuba,
fue el único de los tres barcos que terminó de manera natural, pero sin embargo esta lleno de
historia. El barco Quanza tiene raíces legales e históricas en America porque traía casi un centenar
de judíos escapando de las garras de Hitler. Llegando a Nueva York no les fue permitido
desembarcar no por ser judíos sino por no tener visas, y se decidió el barco regresaría a Europa
llevando su carga judía, quienes de seguro les esperaba la muerte. Para restablecer el combustible
(carbón) antes de atravesar el Atlántico tuvieron que hacer escala en Norfolk, Virginia. Estando
encallado en este puerto la esposa del presidente, Eleanor Roosvelt, se enteró de lo sucedido e
intervino con su esposo Franklin para que les dejara desembarcar en dicho puerto, y así el 19 de
agosto de 1940 ochenta judíos quedaban a salvo. Ellos agradecidos mandaron un ramillete de
rosas a los Roosevelt junto a una tarjeta que leía “Con eterna gratitud por vuestro gesto humano
de los refugiados del Quanza”. Esto sucedió 14 meses antes de que ama y aita embarcaran en
este navío. La biblioteca de la facultad de abogacía de la Universidad de Richmond, de la ciudad
del mismo nombre y capital de Virginia, atesora toda la historia y cultura del estado Virginia. Para
celebrar el 50 aniversario de tal acontecimiento se llevó a cabo la conmemoración y entre otras
cosas se exhibiría una maqueta del mismo barco. Fue vendido para demolición el 12 de octubre de
1968 en Castellón de la Plana, España.
Bob y yo visitamos la universidad para ver la reproducción del buque. Y lleve la foto de
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ellos sacados en dicho navío. Allí dentro de una vitrina de cristal estaba la nave que sacó a
nuestros padres de aquel caliente continente africano. Fue emocionante verlo porque tenemos una
foto de ama y aita frente al salvavidas que indica el nombre de este barco. El diseñador del
modelo, constructor de maquetas náuticas me dijo que cuando lo eligieron a él para hacer el
trabajo no le fue fácil porque solo podía basarse en fotos viejas, y en dibujos de barcos mercantes
de la época. Pero para mi fue perfecto. Bob pudo ubicar a nuestros padres en la popa del barco
sobre las 3 o 4 de la tarde gracias a la foto y la maqueta del barco puestos juntos.
El tercer barco argentino Río de la Plata que cubrió la última parte del largo viaje desde
Cuba a Buenos Aires, Argentina fue incendiado el 18 de agosto de 1944 con perdida total de la
nave y descansa en el fondo de la Bahía de Acapulco, Méjico.
LAS ARENAS, GETXO
Tanto los niños, los padres como los países sufren intensamente con las guerras. Los niños
son uno de los sectores de población que mas sufren en las guerras ya que hay muertes,
desnutrición, enfermedades y traumas psicológicos al estar forzados a continuos desplazamientos.
Para nuestros padres era una mutilación cultural, añadido el dolor de haber dejado tan lejos y en
zona de guerra a sus dos hijas tan pequeñas. Para los vascos la Guerra Civil Española y luego la
Segunda Guerra Mundial arrancó de Euskadi a un nutrido y un gran número de intelectuales de los
más destacados y prestigiosos.
Mientras nuestros padres partían rumbo a America la tia Juli salió con nosotras de Biarritz.
En tren atravesó la frontera con nosotras dos sin tener documentación ni autoridad para sacarnos
de Francia. La nueva Ley de Franco ayudaba a tal plan ya que con nuestra entrada España se
recuperaba las hijas de los derrotados. Sin embargo Begoña recientemente explicó que la tía Juli
pudo hacerlo, porque diseñaba y cosía ropa para la esposa del embajador de España en Francia,
José Félix de Lequerica Erquiza, cuando vivían en Paris. Ahora su intervención hizo posible que la
tia cruzara la frontera con dos niñas francesas y 14 baúles de telas, vestidos y diseños suficientes
para empezar su negocio de alta costura en Donosti
Lequerica fue a Francia en 1939 como embajador, ocupando después la embajada en el
régimen de Vichy aliado de la Alemania nazi. Como embajador se destacó por la persecución
implacable a que sometió a los exiliados de la guerra en España. Consiguió la detención de Lluis
Companys y otros dirigentes republicanos, entregados a las autoridades franquistas como Julian
Zugazagoitia y Joan Peiro que tambien fueron fusilados. El fue enemigo acérrimo del nacionalismo
vasco.
Al otro lado de la frontera nos esperaban el tío Ino y la tía Lola La tía Juli decidió quedarse a
residir en la bella Donosti abriendo aquí un taller de costura. Ella se quedo con Begoña y a mí me
llevaron a Las Arenas, a unos 120 kilómetros de distancia para vivir con los tíos y el abuelo.
Separaron a las dos hermanas sin pensar en la terrible pérdida que ya habíamos sufrido.
Nuestro abuelo materno había perdido su piso y sus enseres de la “Casa Grande” y fue a vivir a
un piso más modesto en el barrio de Santa Ana. Un primer piso en la calle Gobelas #24, mano
derecha de Las Arenas. La casa era soleada y clara ya que todas las habitaciones daban al
exterior. Tenía tres dormitorios, una amplia sala y comedor, baño y una inmensa cocina que
funcionaba con fogones de leña y carbón con amplia fresquera. Con el abuelo vivían su hija
mayor, Lola, y su único hijo varón Ino que en estos momentos manejaba las acciones de sus
hermanas y la suya propia y era Vicepresidente de la sociedad en Talleres Erandio. Su otra hija
Mari se había marchado a Francia y más tarde a Caracas, Venezuela, con su esposo Luis y su hija
Ma. Luisa. Ella era profesora de piano y se abriría paso dando clases. En el 4º piso vivía su sobrina
Elvira.
Yo tenía un cuarto amplio con un balcón grande que daba al jardín de atrás con huertas de unos
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
22 metros cuadrados por familia. En ellas se criaban pollos, gallinas, o se cultivaban las hortalizas.
Al frente de la casa había un jardín grande rodeado por una cerca. Mi cuarto era soleado y grande
y lo compartía con la tía Lola. La habitación contenía una cama grande, y encima de la cabecera
una recién adquirida pintura del Angel de la Guarda protegiendo dos niños a cruzar un puente
peligroso. La tía Lola y yo rezábamos cada noche para que me amparara de noche y de día a mí
también, que seria la mayor preocupación de ella; encima de la mesa de luz estaban muchas fotos
y todas protegidas por un cristal. La favorita mía era una de ama que llevaba un collar de cuentas
de cristal que la tía guardaba y me lo dejó tener. Yo lo miraba a través de los rayos de sol que
generosamente bañaban mi cuarto, tratando de imaginar algún paisaje desconocido, el collar era
de color verde esmeralda. Complementaba mi cuarto un armario grande, y uno pequeño de
juguetes para guardar las ropas de mi muñeca Nicole, un sillón y en un pequeño estante guardaba
la colección de los libros de los hermanos alemanes Grimm con cuya lectura me nutrí los siete
años que viví en Las Arenas.
Llegamos a Las Arenas. En un solo viaje me quedé sin padres, hermana, y sin la tía con la
cual había vivido desde que nací. Al abuelo parece le hizo ilusión mi presencia en su casa y me
llamaba Merceditas, tal vez por recordarle a su lejana hija. En Las Arenas tenia dos tías para
cuidarme. La tía Lola, que decía que yo traía el sol a la casa me apodó “Solete”. Ella estaba a
cargo de mi vida religiosa, me llevaba a Misa con ella y visitábamos todas las iglesias de alrededor
en Semana Santa, y en el colegio era apreciada por las monjitas, a las que visitaba
frecuentemente preguntando por mis adelantos “académicos”. Así como me llevaba a visitar el
Santuario de Arrate.
Arrate, que en vasco quiere decir entre piedras, es un monte que esta situado sobre la
ciudad de Eibar (Guipuzcoa) con una altitud de 556 metros. Junto a la cima, coronada por una
gran cruz de piedra hay una zona de recreo que rodea el Santuario de la Virgen de Arrate. En su
interior se venera una imagen de la Virgen desde principios del siglo XIV.
Allí jugábamos en aquellos bosques de pinos y hayas mochadas, recogiendo moras, a
veces con Begoña y siempre con los hijos de la tía Andresa, hermana del tío Pedro. En invierno y
con nieve veíamos al tío persiguiendo a los lobos que moraban la región y asistir a clases que el
tío Pedro dictaba a los niños de los caseríos vecinos.
El capellán del Santuario de Arrate era Don Pedro Gorostidi (19152001) un fotógrafo
magnífico y conocedor de primera en electrónica y el funda la primera emisora de radio en
euskera en Eibar “Arrate Irratia” a finales de diciembre de 1959. El pintor Ignacio Zuloaga,
oriundo de Eibar, probablemente el mas importante pintor vasco de finales del siglo XIX, el dono
algunas de sus obras al Santuario entre ellas la pintura de Nuestra Señora de Arrate que se
exhibían en el pequeño recinto del altar. A la tía Lola y a Elvira les gustaba ayudar a su primo
carnal, el tío Pedro, sobre todo en la fiesta especial como la del 8 de setiembre, la Virgen de
Arrate. Le visitábamos muy a menudo invierno o verano. Nosotros íbamos en tren desde Las
Arenas a Eibar y desde allí subíamos el estrecho y sinuoso camino a la cima del monte Arrate. A
Begoña y yo subíamos dentro de las cestas del burro. Nos daban barras de chocolate y algunos
Tebeos, historietas dedicadas a la infancia como “Anita Diminuta”, rubia con trenzas que
enfrentaba innumerables peligros y horribles enemigos como brujas me imagino para tenernos
quietas, mientras las tías iban hablando atrás. Además de actos religiosos, en que yo participaba
en la procesión, había concursos de baile, pruebas de deporte rural vasco, danzas vascas y
concurso de bertsolaris.
La tía Elvira adoraba a los niños, y mentía sin medida para cubrir mis travesuras y me malcriaba
trayendo golosinas casi diariamente. Ella estaba a cargo de mi vida social, me llevaba los
domingos a la tarde a visitar a mi abuela paterna y a mis primos de Algorta. También íbamos a
Bilbao para visitar antiguos amigos de mis padres que tenían dos niñas de mi edad o al enorme
mercado de la Ribera. Ir a Portugalete en el transbordador para comer chocolate con churros o
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asistir a las ferias del pueblo. A mi hermana Begoña la veía cuando había algún acontecimiento
familiar o en las fiestas de Navidad. Foto con la abuela María en Algorta.
Esta es mi primera obra de “labores” que hice y mandé a mis padres, y la firma es
Merceditas, la fecha es del 31 de octubre de 1941, yo tenía tres años y medio. Ama guardó como
un tesoro mis tarjetas de labores.
Nos visitaba a menudo una sobrina del abuelo, la tía Antonia, alta, delgada y usaba bastón,
siempre vestida de negro como yo me acuerdo. Cuando nos pusieron teléfono en la casa, tal vez
por el color negro ella no lo quería usar para hablar con su hermana que vivía en Madrid porque
creía que tal aparato era un invento del diablo.
Poco menos de un año desde que llegué de Francia empecé el colegio de “La Divina Pastora”. Hoy
en día se llama “La Madre del Divino Pastor” y queda enfrente a la que fue casa de mi abuelo. Yo
tenía tres años y medio. Me gustaba el teatro y mi primera actuación dije un verso de veinte
palabras a la Madre Superiora que aun lo tengo. Parece ser que todos aplaudieron y yo
entusiasmada hice lo mismo. Para ahora mi abuelo y yo estábamos creando muchos problemas.
Nos entendíamos los dos muy bien, y nadie podía con nuestras fechorías.
Nuestros padres estaban al tanto de lo que hacíamos nosotras dos. La tía Lola escribía
cartas y describía con entusiasmo mis últimas hazañas y mi mala conducta, pero añadía mi
simpatía sobrepasaba cualquier castigo. (Todavía guardo esa carta). Y la tía Juli escribía los
progresos de Begoña. Ella daba menos trabajo que yo.
El 24 de setiembre, la fiesta patronal de la Virgen de Las Mercedes el pueblo de Las Arenas
se vestía de fiesta celebrando con gigantes y cabezudos, toros de fuego, y concurso de cazuelas
de caracoles. Con esa idea mis amigos y yo hacíamos concursos de carreras de caracoles. En la
huerta teníamos muchos de ellos y los poníamos a trepar la pared de la casa, y pasábamos horas
haciendo campeonatos. También jugábamos a las canicas, uno de los juegos más antiguos, o a las
tabas, (tabas son los huesos del juego de la rodilla de las patas traseras de los corderos) conocido
desde la Antigüedad clásica y uno de los más populares en aquellos momentos entre nosotros. El
juego de la escondida lo hacíamos en proporciones grandes, ya que íbamos por todo el centro del
pueblo y elegíamos jardines de los chalets inhabitados. Uno frente a la estación era nuestro
favorito, los dueños de estos chalets solamente venían en meses estivales. Hacerle bailar a la
trompa era otro pasatiempo favorito. El heladero del barrio guardaba en el pequeño garaje de
nuestra huerta su carrito, y si estábamos todavía afuera jugando cuando él venía nos repartía el
helado que le quedaba.
El 28 de diciembre se celebraba en casa con gran pompa el cumpleaños del abuelo. Días
antes habían llegado familiares de pueblos y caseríos cercanos para ayudar a la opípara cena.
Horas antes en la cocina todas las mujeres alrededor de una palangana enorme mataban y
desplumaban pollos y hasta la hora de cocinarlos los dejaban colgados en el balcón para
conservarlos frescos, a mi no se me ocurrió mejor idea que agarrar uno y tirarle al perro Txiki de
los vecinos de abajo que seguro se relamía olfateando tanto pollo. Yo no me acuerdo lo que pasó
cuando llegó la hora de cocinarlos y se dieron cuenta que faltaba un ave, pero seguramente que la
tía Elvira me sacó de apuros con alguno de sus famosos embustes.
Con la llegada de dos txistularis de Algorta, se empezaba la fiesta. Al postre una amiga de
la familia, María Basañez, tocaba el piano y todos bajo la batuta del tío Ino cantaban el BogaBoga
con solemnidad. La casa estaba llena de gente, muchos habían llegado días antes para ayudar a
las tías a preparar la gran cena en honor a nuestro abuelo. Mi hermana y yo seguíamos la juerga
saltando en la cama de mi cuarto como yo me acuerdo. La cena duraba hasta las tantas de la
madrugada. Se brindaba especialmente por los ausentes. Ama contestaba con nostalgia escribía
sobre ello y sus deseos de volver. Las tías le contestaban “pronto será”.
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Todo a mí alrededor era bueno y festivo, menos cuando yo visitaba mis amigas y las veía a
junto a sus padres, resentía mucho no tener a los míos aunque no era algo que me gustaba
pregonar, me sentía triste que no vivían mis padres conmigo. Era tal ansia de tener a mis padres
que a veces cuando llegaba del colegio antes de tocar la aldaba de la casa, gritaba “ama, aita
abrirme la puerta” para que mis amigas oyeran y creyeran que mis padres ya habían regresado.
Mientras yo vivía todas estas experiencias mis padres estaban en Casablanca, Marruecos, Africa.
Ya llevaban seis meses esperando por un barco neutral para cruzar el Atlántico e ir a la Argentina.
Ellos habían estado en un campo de concentración en las afueras de Dakar, Senegal, Africa. Yo no
sabía todo eso en esos momentos. A mi que me gustaban las joyas me puso feliz cuando recibí de
ellos un collar de ámbar que todavía lo conservo Foto con mi muñeca Nicole con la tía Lola en Las
Arenas.
Al día siguiente de Reyes sin tener tiempo para jugar con nuestros nuevos juguetes mi hermana y
la tia Juli se iban a San Sebastian y nos daba pena despedirnos. Nos llevábamos muy bien aunque
éramos muy diferentes de temperamento, y físicamente. Ella era rubia con grandes ojos color
caramelo, cara preciosa y pequeña de estatura, yo era de pelo castaño, pecas, y esbelta. También
nuestro estilo de vida era distinto, y ello nos iba a modelar diferente. Ella vivía más aislada de
otros niños, porque dejó de ir al colegio después que los niños le llamaban “hija de rojos” con
desprecio. Una andereño venía a dar clases a la casa. Ella era más tímida y más tranquila que yo,
mi temperamento era mas inquieto, yo era o trataba de ser la líder, y ella me seguía tanto como
podía. Necesitábamos ambas la compañía de la otra, pero pocas veces la teníamos.
Mis padres habían llegado a Buenos Aires, Argentina. Ama escribía a menudo y los tíos les tenían
al tanto de nosotras constantemente. Nos anunciaron la llegada de una nueva hermana Arantzazu
que había nacido el 21 de enero de 1943 con la cual podríamos jugar pronto. Ellos estaban
convencidos que su vuelta era inminente.
El abuelo sufría de arterioesclerosis y usaba en sus últimos meses de vida silla de ruedas.
Su muerte fue repentina a los 79 años de edad. A mi me dijeron que el dormía y durante su
velada y entierro estuve viviendo con unos amigos de la familia en el piso de arriba y pude ver el
funeral por la calle Gobelas, con el sacerdote, los monaguillos con sus cirios y gente detrás vía a
la iglesia, pero no creo me daba cuenta de lo que estaba ocurriendo. Yo tenía cinco años. El
abuelo falleció sin poder nuestra madre darle el último adiós.
Un año después de la muerte de nuestro abuelo la tía Lola decidió ir a Caracas para estar con su
hermana Mari que estaba muy enferma en ese momento, y ahora se iba de mi vida otra persona
que había sido importante para mí. En la casa yo quedaba bajo la tutela del tío Ino y la nueva tía
Carmen. Yo quería mucho al tio, y la tia Carmen era muy buena conmigo. Cuando yo no estaba en
la escuela iba de compras a la plaza con ella como lo habia hecho con la tía Lola. Llevaba mi
pequeña cesta, y casi siempre venia a casa con algunas cosas que las caseras me daban en la
plaza. Para cuando volvíamos de las compras la comida ya estaba casi hecha, y olía riquísimo ya
que se habían hecho a fuego lento en la cocina de carbón y pronto llegaba el tio a comer con
nosotras. Los tíos me llevaban a menudo a pasear a Bilbao, lo que mas me acuerdo es ir al Arenal
de Bilbao en la Semana Grande para andar en las calesitas.
Al tío le gustaba contarme de la época cuando el “Arenas Club” fue campeón de España en 1919,
y subcampeón en 1925 y 1927 disputadísimo ganando el Arenas al Barcelona por 5 a 2 en el
campo de Racing de Madrid. . Y juntos cantábamos la canción sobre tal evento “…Alirón, Alirón el
Arenas Campeón”… El jugaba al futbol en el Arenas Club y tenía una foto grande en la salita de
estar con las firmas del equipo. La foto mostraba a los jugadores y me acuerdo de unos pocos de
aquellos exitosos tiempos como Peña, Careaga, Monacho y Robus los tres primeros a los cuales
llegué a conocer. El Club del Arenas se formó en 1912; primero jugaba en un campo de football en
Lamiako, pero pronto se fue al club deportivo de Jolaseta en Neguri. Ama nos contaba de la
temporada de gloria de nuestro tío porque una vez metió un gol. Cuando el tío jugaba toda la
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familia asistía, y le incitaban para que metiera un gol o la tía Lola no le daría la paga.
También le gustaba llevarme al balcón al anochecer para ver juntos la iluminación fogosa de los
Altos Hornos, enormes hornos donde se fundía el hierro, pero a mi el me decía que era el lugar
donde iban los que se portaban mal. Una vez me llevó para ver la botadura de un barco al Río
Nervion. Fue un momento de gran expectación cuando dejaron caer al barco desde lo alto del
dique hasta la superficie de la ría, con horror vimos que se zarandeó bastante hasta que
finalmente reposó tranquilo en las aguas.
Por estos días, yo tuve un pequeño accidente que pudo ser grave. Jugando en la casa de
mi amigo Miguel A. y se nos ocurrió crear nuestro propio tren poniendo sillas en línea y ‘viajar’
debajo de ellas, tal vez por estar tan cerca de casa la estación del tren y oír sus constantes
pitidos. Una de las sillas tenía un clavo saliente que entró en mi región frontal, sangraba y me
dolía mucho y la madre de mi amigo aterrorizada me llevó en brazos por las escaleras, ellos vivían
en el tercer piso, mientras yo lloraba inconsolablemente y en medio de mis sollozos llamaba a
ama, tenía casi 6 años. Difícil momento para la tía Carmen. Me hicieron las curas, y la cicatriz de
un centímetro era visible en la frente, invisible hoy en día.
Cuando nuestros padres supieron que a Begoña y a mi nos habían separado no les gustó nada
porque no estábamos creciendo como hermanas, pero viviendo lejos era difícil para ellos evaluar
las circunstancias y estaban muy agradecidos de que nos atendieran bien. Poco después de irse la
tía Lola, la tía Juli pidió me invito ir a pasar una temporada a San Sebastian, y decidieron probar
solamente por los tres meses de verano, ya que yo iba a la escuela. Abordaba el tren “el correo”
en la estación de Atxuri de Bilbao, y cinco horas mas tarde entrábamos en la estación de Amara
en San Sebastian. Allá me estaban esperando Begoña acompañada de Contxesi. Ella era una
aldeana guipuzcoana euskaldun, y cocinera de primera, la mano derecha de mi tia que adoraba a
mi hermana Begoña. Ella y Contxesi se entendían muy bien y hablaban en euskera. Yo sabía
algunas palabras que aprendí de mi abuelo, para él el “erdera” era su segundo idioma. Mi
hermana estaba feliz esperándome y yo tambien de verla.
San Sebastian antiguamente fue una ciudad fortificada y pueblo de pescadores. Ahora era
la Bella Easo. La tía Juli vivía en General Echagüe #15. La casa tenia dos plantas. En el sótano
estaban la cocina, baño, habitación de Contxesi, y dos grandes habitaciones que ocupaba el taller
de costura donde trabajaban una docena de modistas. La planta de arriba estaba elegantemente
decorada destacándose los colores granate y azul cielo. La entrada con un mueble de caoba
precioso donde estaba el teléfono con una silla tapizada y alfombra de color granate. Tenía un
elegante comedor con una enorme chimenea de azulejos y madera, alfombra y sillones de cuero
color granate. Era también dormitorio ya que el armario de día, se convertía en cama de noche. El
comedor se comunicaba por medio de unas puertas correderas a una sala dedicada a los desfiles
de moda, lucía alfombras y sillones de color azul claro y con mucha iluminación tenue tipo
antorchas incrustadas en las paredes que daba un aspecto acogedor y señorial, seguido por una
salita de espera del mismo estilo y últimamente un cuarto de prueba, y un enorme baño tan
grande como el comedor. Todas las habitaciones tenían enormes ventanales que daban al Río
Urumea. La casa estaba ubicada en la esquina de General Echagüe y el Paseo Salamanca. El lugar
era precioso, y me acuerdo dormirme al son de las olas pegando a las piedras en las márgenes del
río. El edificio era de gruesa piedra construida en el siglo XIX, de cinco pisos de altos techos. La
tía Juli que era una verdadera artista en cuanto a diseño y costura tenía su negocio de alta
costura. Era más una casa de negocios. Ella viajaba bastante durante la semana, pero cuando
estaba en casa trabajaba en el taller o haciendo pruebas, y muchas veces solamente la veíamos
durante el almuerzo. Los domingos nos llevaba a Misa a la Catedral del Buen Pastor y a veces
veíamos las regatas en la bahía antes de venir a casa a comer. Siempre íbamos primorosamente
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vestidas. Pero para mi lo mejor de esta ciudad era jugar con mi hermana ya que nos llevábamos
muy bien, aunque estábamos viviendo diferentes experiencias ella en esta elegante, protegido
pero solitario ambiente, y yo en más modesto, pero más libre y con más amigos. En esta preciosa
ciudad de San Sebastian, no teníamos la libertad de ir afuera solas porque el Paseo Salamanca
era muy traficado.
A los pocos meses del nacimiento de nuestra hermana pequeña en Buenos Aires, nuestros
padres se fueron a vivir a Montevideo, Uruguay. El presidente de los vascos José Antonio Aguirre
que en aquellos tiempos estaba viviendo en Nueva York le encomendó a aita estar a cargo de la
semana cultural vasca de 1943 en Uruguay que vivía un régimen democrático, y muy amigos de
la democracia, en tanto que en Argentina se producía el 4 de junio de este año un golpe de Estado
con positivismo hacia el franquismo. Aita aceptó la nueva responsabilidad de organizar la Semana
Vasca que comenzó el 30 de octubre y se dilató hasta el 13 de noviembre de 1943. Una de sus
principales labores era la elaboración de comisiones de honor, compuesto en su totalidad por
destacados miembros de la vida pública e intelectual de la sociedad uruguaya. Le facilitó el tener
como lejano pariente al entonces presidente de la Republica Juan José Amezaga, sus abuelos eran
hermanos. Aquella semana vasca nuestro padre trabajó mucho para tener la participación de
poetas, pintores, escritores, escultores, músicos, dantzaris. También Aguirre decidió proseguir con
la Delegación Vasca en Montevideo. En la primavera de 1943 Aguirre pidió a su viejo amigo
Vicente tomar el puesto como Director de la Delegación Vasca en Montevideo, que era equivalente
a ser embajador en Uruguay, pero desde luego titulo honorario solamente. Después de dos visitas
para estudiar la situación, aita accedió y se mudaron a Montevideo en setiembre de 1943. Ellos
parecían felices, aita muy con la gran tarea de dar a conocer la cultura vasca en esta ciudad en
que no se conocía, y ama con su labor social, aunque para nuestra madre, ella solía decirnos, la
sombra de nuestra ausencia apenaba su corazón constantemente.
En mi continuamente vibraba una inquietud que mi hermana no compartía, y era el deseo
de estar cerca a nuestra madre y reunirnos con nuestros padres fuera donde fuera, pero como
aun estábamos en guerra había peligro en cruzar el océano y tampoco había nadie que se
responsabilizara por nuestro cuidado, por ahora no se podía hacer mucho. Siempre nos decían los
tíos “el año que viene estaréis todos reunidos”, pero los meses pasaban y los años también sin
que eso sucediera.
Ahora que ya sabía escribir les podía contar todo esto y la vida que yo hacía a nuestros padres.
Recibíamos con frecuencia sus noticias. Acababa de nacer nuestro hermano Joseba Bingen el 18
de abril de 1945, y la guerra estaba ya casi a su fin. Nuestros padres empezaron hablar de
reunirnos a Begoña y a mí con ellos. Querían que fuésemos las dos juntas, a lo que la tía les
contesto que el viaje por barco de Bilbao a Montevideo, Uruguay, era muy largo, en aquellos años
un mes de travesía, y que sugirió mejor hacer el viaje una y ver de luego ir la otra. Que era
mucho viaje para las dos y más yendo solas. Nuestros padres aunque no contentos asintieron. Yo
inmediatamente empecé a hacer planes de lo que hasta ahora había sido solamente un sueño,
primero tratando de convencer a Begoña de emprender juntas semejante hazaña. Creo que si
hubiéramos vivido bajo el mismo techo hubiera sido un hecho.
Llegué a Las Arenas con tiempo de empezar el colegio, extrañaría a mi hermana, pero con mi
regreso la felicidad volvió a mis tíos. Ellos no podían tener hijos y parece ser yo llenaba sus vidas
muy bien, y yo estaba contenta de ir a la escuela y ver a mis amigos.
Un día de octubre de 1945 mi abuela paterna, María, que vivía en Algorta yendo a la misa
diaria a la iglesia de los Trinitarios tropezó en el peldaño de la puerta, se cayó y se rompió la
cadera. La operaron, pero murió al poco tiempo de neumonía a los 83 años de edad, sin tener a
su hijo menor cerca de ella. Aun me acuerdo de su funeral. Yo tenía 7 años, después de su muerte
me llevaban esporádicamente a visitar a los tíos y primos de Algorta con los cuales jugábamos
muy bien. Su muerte abría la herida de la separación en nuestros padres que no pudieron dar el
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Península Ibérica, yo explicaría en clase sobre este suceso con mucha elocuencia como si hubiese
estado presente en tal suceso.
Salí de San Sebastian para Bilbao, el tío me fue a buscar a la estación de tren en Bilbao. Yendo a
Las Arenas en el carro en silencio, después de una pausa larga me dijo, “tu sabes que no tienes
que ir si tu no quieres.” Yo asentí, pero yo ya había tomado la decisión y nadie me podía
convencer lo contrario. Esta foto, sacada en la playa de Las Arenas en el verano de 1947, es la
última mía antes de embarcarme para Uruguay.
Días antes de mí partida los tíos me regalaron una bella pulsera de oro con cuatro piedras
preciosas amatistas, de tonalidad lila claro, llamada “Rosa de Francia” ellos me dijeron que
siempre que cuando me la pusiera me acordara de ellos. Y la lleve puesta durante el viaje y hoy
en día la tengo como un pequeño tesoro. He aprendido que esta roca tiene faceta calmante y
tonificante en caso de tener estrés, nervios, miedo y angustias y es uno de los cristales más
importantes del planeta. Y según la mitología griega, Dionisio, dios del vino y el desenfreno,
pretendía a una doncella llamada Amethystos, la cual deseaba permanecer casta. La diosa
Artemisa escuchó sus plegarias, y transformo a la mujer en una roca blanca. Dionisio, humillado,
vertió vino sobre la roca a modo de disculpa, tiñendo así de púrpura los cristales. El cristianismo
adoptó la amatista como símbolo de renuncia a los bienes terrenales y castidad, y aun hoy la
llevan en forma de anillos muchos cardenales y obispos. La amatista simboliza la sabiduría divina.
Llegó el 17 de diciembre de 1947 y fuimos al puerto en Bilbao todos y embarcamos. El capitán
nos esperaba, no tenia ni barba ni pipa como yo me lo había imaginado, muy amable nos llevo al
puente de mando, lugar donde se dirige la nave, y nos mostró sus catalejos y el timón de rueda.
Mis tíos inspeccionaron mi camarote. Mi cama estaba arriba a la derecha y al lado de la ventana
(ojo de buey). Ellos me abrazaron y me besaron con lágrimas. Yo me emocioné mucho, y
pensaron que había cambiado la idea de partir, me dijeron luego. Poco después el barco
implacable con su ruidosa sirena anunciaba el comienzo del viaje. Begoña no estaba conmigo. Yo
quedé sola en cubierta mirándoles a ellos en el muelle. Los tíos siguieron en coche por la vera de
la ría al barco pasando muelles, dársenas, astilleros, los Altos Hornos, fabricas, casas y los
astilleros Euskalduna frente al cual estaba el tío Churchill agitando un gran pañuelo. Yo me
acuerdo haberle gritado “No te olvides de la herencia”. El y la tía Cris eran los tíos de la tía
Carmen e íbamos a visitarlos de vez en cuando a Bilbao. Ellos vivían en el barrio Basurto, en el 5º
piso, por la ventana de la cocina se veía el estadio San Mames. El mejor palco del barrio. Mientras
ellos charlaban frente a la ventana, yo oía música en el tocadiscos RCA, y parece ser me gustaba
mucho, tanto así que me prometieron dejármelo de herencia; y es debido a ello mi suplica. Al
llegar al puente colgante mis tíos sacaron los pañuelos para darme el último adiós y yo seguí
mirando hasta que ellos se convirtieron una línea en el horizonte. Enfrente a mi muy pronto
estaría el mar, y más mar.
Después de un mes de cruzar muchos husos horarios y la percepción de que dejé algo querido
detrás creció mas fuerte llegando a mi destino. Cambie la hora en mi reloj de oro, regalo de los
aitas para mi Primera Comunión, al horario apropiado.
Paramos en Vigo, Lisboa, Santa Cruz de Tenerife, Montevideo. Cuatro puertos en un mes
que duró el viaje, abundaban días de navegación atravesando la inmensidad del Atlántico donde
solo se veía el horizonte alrededor, lo que permitía una estancia mas calmada a bordo. Para
matizar las horas yo me acuerdo jugar con mi juego favorito, Laberinto, colorear y leer. No había
ningún niño de mi edad para jugar. Torino, que era un camarero de Las Arenas, me llevaba por
todo el barco de paseo y los domingos bajábamos a la cocina en la bodega donde estaban los
grandes calderos llenos de chocolate y allí me obsequiaban con extra churros y rosquillas. Me
acuerdo celebramos la Navidad y en Reyes tuve obsequios del capitán.
En Vigo paramos lo suficiente para que el capitán me llevara al circo. Navegamos a través
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de las Islas Canarias y paramos en el puerto de Tenerife por varias horas, para luego atravesar el
Océano Atlántico. En medio del océano enfrentamos una tormenta bastante grande, hacia frío, el
viento soplaba en forma despiadada y el mar estaba alterado. Adentro nos bamboleábamos un
poco siguiendo los locos designios del mar y me entró un poco de miedo la furia del mar. El
capitán se acercó y tratando de calmarme diciéndome que el Amboto estaba preparado para estas
tormentas, y me contó la historia del viaje de KonTiki; un aventurero que unos pocos meses
antes, atravesó otro mar más grande que el “nuestro” e iba solo y a bordo de una balsa hecha
solamente de juncos, que son parecidos a los juncos que rodean las márgenes del río Gobelas.
Parece ser la calma volvió a mi espíritu porque corrí a contarle a Torino para que “el no se
asustara”.
Casi llegando mi ansiedad creció acerca de mi nuevo y desconocido mundo de mi nueva familia y
país. Llegamos a la costa de Brasil, pero yo ya no prestaba mucha atención a nada porque mi
inquietud se acrecentó llegando a la altura de Río. Ahora la temperatura era más templada. Había
salido de Bilbao en invierno y llegábamos a Montevideo en verano. Al fin llegó el día, elegí
ponerme un vestido de verano, creo el único que traía. Despacio el barco estaba entrando en el
Río de la Plata, y pronto en el puerto de Montevideo que ya estaba casi enfrente a nosotros. La
fecha era 15 de enero de 1948, siete años exactamente desde que nuestros padres habían dejado
Europa.
Recibí del Museo Marítimo Ría de Bilbao, de Bilbao esta pequeña reseña del barco “Monte
Amboto”.
El Anboto Mendi fue botado el 5 de septiembre de 1928 en los astilleros Euskalduna, para la
naviera Sota y Aznar. Se trataba de un buque tipo convencional, destinado a carga general,
provisto de cubierta corrida y 4 bodegas. Desde el comienzo de la Guerra Civil española, en 1936,
estuvo navegando bajo pabellón republicano y controlado por el Gobierno Vasco hasta el 24 de
agosto de 1937, cuando la tripulación se pasó al bando nacional. Así, navegó bajo pabellón del
Gobierno de Burgos hasta el final del conflicto armado. Sería entonces entregado a la Naviera
Aznar, pasándose a llamar Monte Amboto.
Estuvo destinado a navegar en tráficos de gran cabotaje y altura, como buque “tramp”.*
Posteriormente, el buque sufrió una transformación, convirtiéndose en buque mixto con capacidad
para acomodar a 72 pasajeros, navegando desde entonces y durante muchos años, en la línea
regular Norte de EspañaSudamérica con escalas en Bilbao, Vigo, Lisboa, Santa Cruz de Tenerife,
Montevideo y Buenos Aires. También lo haría en la línea MediterráneoMar del Plata. Desguazado
en Santander el 3 de marzo de 1977.
* La característica de este medio de transporte son su gran capacidad de carga y su adaptabilidad
para transportar toda clase de productos, de volúmenes y valores.
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MONTEVIDEO
A las 2 de la tarde el capitán y yo juntos en la cubierta mirábamos al muelle al que
lentamente nos estábamos acercando. Los dos ansiosos esperábamos a que el barco anclara en el
puerto. Sintiéndome sola y buscando desesperadamente caras familiares, le pregunté al capitán
“¿Quienes son mis padres?” Antes de que el pudiera contestarme, mi hermana Arantza de casi
cinco años y mi hermano Bingen de dos años y medio venían corriendo por el muelle gritando mi
nombre. Ahora ya no era Merceditas, me llamaban Mirentxu. Por cada situación en mi corta vida
tenia un nombre nuevo. Desde muy temprana edad me llamaban diferentes nombres, según en la
situación que me encontraba. La primera carta que “escribí” a mis padres en vísperas de mi tercer
cumpleaños en Las Arenas, 1941, “mi firma” es Merceditas. Los primeros meses en Montevideo
los niños en el parque me llamaban “la españolita” por mi acento europeo, cuando llegué a
Venezuela las compañeras de trabajo me llamaban María Mercedes, los amigos “ché” por mi
acento uruguayo. Cuando me nacionalicé como ciudadana americana en 1970 firmé Mirentxu que
lo usé hasta que me di cuenta que resultaba difícil para pronunciar y el dulce nombre era
transformado en “Merencho”, así que opté por mi nombre de pila Marie. Mi nombre en vasco
continúa en la familia, siendo nuestra hija mayor Anne Miren y nuestra primera nieta Gizelle
Mirentxu. Los varios nombres que llevo y las distintas nacionalidades que he tenido es una de las
razones por las cuales el lema en el escudo de Paris es apropiado para contar un poco de mi
historia “Fluctuat nec mergitur” o sea “arrojada por las olas, ella no se hunde.”
Un poco nerviosa, desde la cubierta cambie unas pocas palabras con ama en el muelle.
Aita agitaba sus manos y sonreía. Los demás nos miraban, pero nadie decía mucho. Me acuerdo
que pregunté por mi hermano Xabier de 8 meses al que no lo veía, y ama respondió que el me
esperaba en casa. El capitán me llevó a su cabina para recibir a mis padres en privado y para
entregarme oficialmente a ellos. Los minutos pasaban lentamente, me parecían horas, cuando aita
apareció en la puerta de la cabina e iba seguido por el resto de la familia y unos pocos amigos.
Aita lleno de emoción me besaba y abrazaba llamándome “nere maitea”. Ama con lágrimas en sus
ojos me tuvo abrazada junto así por mucho tiempo diciéndome “Que felices nos haces hija mía.”
Mis hermanos me abrazaron. La emoción del momento fue intensa por parte de mis padres, y la
mía por conocerlos a todos ellos. Cuantos deseos de hacerlo y por tanto tiempo, pero una vez
hecho yo estaba lista para volver a casa con los tíos otra vez. Tal vez porque me di cuenta que
todo lo que me rodeaba era muy diferente a lo que yo había vivido hasta ahora.
Después de despedirse muy cariñosos el Capitán y Torino salimos del barco y pronto
llegamos a la casa en Juan Paullier 1615, tercer piso. El apartamento estaba ubicado a media
cuadra de la Avenida 18 de Julio, famosa y frecuentada con multitud de comercios. El piso era
muy lindo aunque un poco chiquito y en su cochecito estaba mi pequeño hermano Xabier que era
precioso, gordito y rubio y me ganó enseguida con su sonrisa. Cerca estaba Lucinda Martínez
llamada en casa “La Tata”, era la señora que cuidaba a mis hermanos y ayudaba en las tareas
domésticas. Ella me dio la bienvenida cariñosamente. Meses mas tarde la Tata que era muy buena
dibujante me ayudaría diseñando las hojas de mis redacciones escolares. En estas ocasiones ella
me contaba orgullosa que era oriunda de la ciudad de Melo, capital del departamento de Cerro
Largo, cuna de brillantes talentos literarios como la mítica Juana de America, y de Justino Zabala
Muñiz. Su padre había quedado ciego después de una explosión del laboratorio donde trabajaba y
la familia sufrió económicamente a razón de ello. Mientras mis padres entretenían a unos amigos
del pueblo fui al cuarto que compartiría con mi hermana seguida por mis hermanos que querían
ver las cosas que yo había traído. Mi hermana Arantza, era una niña linda, rubia que estaba muy
interesada en todo lo que yo decía y hacia y me seguía a todas partes con su muñeca de trapo en
brazos que ella llamaba “la pipi”. Mi hermano Bingen era un niño muy guapo con grandes ojos
melancólicos, muy tranquilo, serio, observador y callado, tal vez intimidado ya que hasta ahora
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había tenido una hermana mayor para mandarle, y repentinamente tenía dos. Rodeada de ellos
me sentí muy bien, aunque mi papel había cambiado, aquí era la mayor de tres hermanos, de 4, 2
años y 8 meses. Por la edad todos ellos necesitaban más cuidadosa atención que yo, y era difícil
para una niña de 9 años aceptar esto después de haber sido hija sola por siete años. Cuanto
cambio!
Al día siguiente de mi llegada nuestros padres me llevaron a conocer la ciudad. Tomamos
un ómnibus al Parque Rodó, un centro de atracciones enorme y cerca de la playa. Arantza y
Bingen venían con nosotros. Subimos a los carritos chocadores, y calesitas, pero a la montaña
rusa nuestro padre subió con mis hermanos, porque yo no quería ir a esta última y ama se quedó
conmigo. Nosotras dos fuimos paseando a la parte del parque donde abunda una flora
incomparable con mucho verde y flores, cosa que a ella le encantaba. Era la primera vez que tenía
a mi madre a solas conmigo desde que tenía dos años y medio. Cuanta separación de años,
experiencias y el lazo de unión que se establece durante este tiempo. Ellos perdieron de mi
existencia y yo de ellos y era difícil o que yo pensé, casi imposible de recobrar. En silencio
mirábamos alrededor cuando sorprendida observé a un vendedor rodeado de niños que tenia un
manojo de globos (látex) de todos los colores que combinaban con el ambiente multicolor. Yo
nunca había visto globos antes, solamente los blancos que usaban los gigantes y cabezudos
hechos con vejigas de animales y los cuales ellos usaban para pegar. Ama al ver mi sorpresa me
compró dos enormes. Más tarde nos compraron algodón de azúcar. Yo solamente conocía el agua
de azucarillo que acompaña al chocolate caliente. Todo resultaba desconocido. Y extrañaba no
tener a Begoña conmigo. Muchos años mas tarde cuando le dije “todos los cambios que tuve que
pasar hubieran sido mucho mas fácil contigo al lado, a lo que ella me contestó “a mi tampoco me
gustó que tu me dejaste.”
En la sala de casa, debajo de la ventana, había unos estantes con libros. Aita me señaló
una colección de libros que ama había comprado especialmente para mí. Uno era “Heidi” la novela
acerca de la vida de una niña viviendo bajo el cuidado de su abuelo en los Alpes Suizos. Y varios
libros de la colección de la Condesa de Segur, cuya autora es rusa y vinieron como exilados ella y
su familia a Paris cuando tenía 13 años (1812). Se casó mas tarde con el Conde Eugene de Segur.
Sus novelas están basadas en la vida de sus tres hijas. Una de sus hijas, Natalie de Segur, fue
dama de honor de la Emperatriz Eugenia de Montijo. La primera novela de Segur que leí se
llamaba “Las Niñitas Modelo” se trata de una familia feliz con tres hijas muy buenas, Camila,
Magdalena y Margarita pero su amiga Sofía era muy diferente. Tenía envidia de sus amigas. Su
madre estaba sin noticias de su esposo perdido en el mar, y en su casa reinaba la infelicidad. La
autora enfoca en las tres niñas que a través de sus aventuras con Sofía aprenden el camino del
bien y del mal. Y absorbí con gusto los cuentos leyendo estos libros varias veces.
En el primer piso vivía una señora llamada Moma, ella era muy buena con nosotros,
cuando nos oía bajar la escalera dejaba como al olvido, algún dulce en la repisa de la puerta y
nosotros sabíamos que era para nosotros. Era riquísimo, y esto se hizo rutina, pronto se reuniría
Bingen a esta hazaña. Xabier era muy joven para seguirnos. Como ellos no alcanzaban la repisa el
poder yo conseguir la deleitosa comida me convertía en una heroína instantánea. Cuando iba a
comprar el café a un lugar que se llamaba “El Chaná” Arantza casi siempre quería acompañarme.
Quedaba en la calle Colonia, a una cuadra de casa, y no teníamos pérdida porque el aroma del
café se olía desde que salíamos del portal. A mi hermana le encantaba hacer estas pequeñas
excursiones conmigo, era algo nuevo para ella, aunque seguro que nuestros padres temblaban un
poco cuando los pequeños me seguían porque yo era una novata en la ciudad.
La Tata nos llevaba al parque a las tardes, a tres cuadras de casa. Era el Parque de Los
Aliados, nombre en homenaje a las Naciones Aliadas que vencieron en la Primera Guerra Mundial.
El parque es enorme y con todas las variedades de árboles y plantas así como de mucha fauna, y
monumentos como el Obelisco, la Carreta y el Estadio Centenario. Este estadio fue la sede del
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primer campeonato de futbol. Uruguay fue el primer campeón del mundo en 1930 y nuevamente
en 1950 en el famoso “Maracanazo”. La Tata nos daba la merienda, no la barra de chocolate y
panecillo que nos daban en Donosti, sino pan con dulce de leche, dulce típico criollo, que lo
saboreamos con gusto. Pronto hicimos amigos con un grupo de niños, pero me llamaban “la
españolita” cosa que me disgustaba porque ese mote hacia resaltar mi diferencia con ellos, pero
nada podía decir para hacerles cambiar de idea hasta que no hablara con acento uruguayo.
Y estas cosas que sucedían a diario hacían que de vez en cuando me rebelaba contra la
injusticia que yo veía y sentía dentro de mí y que por mi corta edad no la sabia expresar.
Solamente mi conducta y mis estudios daban la pauta de ello. Porque yo comparaba la diferencia
en la vida que llevaban mis hermanos y lo que fue y era la mía. Ellos crecieron al lado de nuestros
padres, y todo lo tenían fácil, pero yo tuve que padecer, luchar, dejar y cambiar todo lo que me
era familiar por el solo hecho de querer estar donde por nacimiento me pertenecía. Que difícil era
para mí comprenderlo y aceptarlo. Hoy en día en similares circunstancias todos los miembros de
la familia estaríamos sometidos a una orientación psicopedagógica familiar. Pero ama supo
superar las trabas con mucha paciencia y amor.
El siquiatra austriaco Sigmund Freud nos dice que muchas culturas han hecho hincapié en la
tristeza de las madres por estar separadas de sus hijos pequeños, pero poco se ha dicho
históricamente sobre las consecuencias de la pérdida de las madres sufrida por los hijos
pequeños. La necesidad básica de un niño es el amor y ternura de su madre y en su ausencia su
mayor ansiedad es que tal amor se haya perdido. Así como lo es también la presencia del padre
que da seguridad y confianza al hijo. Las dimensiones de este drama son imposibles de entender
para alguien que no lo haya vivido. Ama entendía que yo tenía problemas de ajuste mejor que
nadie, y aunque le era difícil hablar ahora con la niña que ella dejó tantos años atrás, ella supo
esperar a que yo estuviera lista para ello. Para ella era menos difícil sobrellevar mis rebeldías que
lo era para nuestro padre, tal vez porque entendía mejor mi lucha que también era su lucha. Me
consta que las dos queríamos cerrar la brecha que se había abierto tras la separación de siete
años. Y siempre surgía la pregunta ¿por que nuestra madre eligió a nuestro padre en vez de mi
hermana y a mí? Aita trataba también de entenderme y acercarse, pero yo se lo hacia mas difícil a
el. Y ama lo sabía, lo sentía en su corazón, lo entendía y doblemente era su pena. Y al oírle a ella
expresar su dolor me hizo quererla más. Al final su confianza en mí, su preocupación y cariño
obraron milagros. Cuando alguien confía en nosotros, le añade valor a nuestra vida.
En la casa teníamos disciplina para las horas de las comidas y de acostarnos siempre a la misma
hora. Aunque el almuerzo comíamos todos juntos la hora de cenar nosotros casi siempre
comíamos antes que nuestros padres, ya que ellos no estaban en casa mucho de los días a esa
hora. Nos la servia la Tata todas las noches a las siete en punto. El ir a la cama también estaba
regido por un horario casi inflexible que no nos dejaba estar en sus tertulias o en sus trabajos
nocturnos. Esta rutina la seguíamos todas las noches. Después de nosotros retirarnos a la cama,
nuestro padre aprovechando la paz de la casa, trabajaba afanosamente en sus traducciones y
trabajos literarios en su escritorio, junto a él en un sillón especial, ama cosía la ropa para nosotros
o tejía en silencio y así los dos se hacían compañía trabajando en lo que con tanto amor hacia
cada uno hasta las altas horas de la noche. Ama a menudo me pedía le ayudara a devanar las
madejas de lana, y me enseñaba el arte de tejer y con gusto empecé a tejer y hacer cañamazo a
su lado y lo he seguido practicando casi toda mi vida, también alfombras pequeñas para el cuarto
de los niños que ella también hizo.
La baja financiera un poco antes de mi llegada hizo más dramático el ajuste. Con mi arribo, la
casa se hacía muy pequeña, en solo un año llegaron dos hijos más. A los pocos meses de yo
llegar nos mudamos a Francisco Araucho #1235, piso 3º, Apto. 6. El edificio estaba recién
construido, lo estrenábamos nosotros. Era más grande, y espacioso y muy bien ubicado, cerca del
colegio y frente del parque José Pedro Varela al cual íbamos casi todos los días. Dicha plaza es de
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forma triangular rodeada por el Boulevard Artigas, la Avenida Brasil y la calle Canelones, es una
de las plazas más bellas y espaciosas de Montevideo. La parte que da al Boulevard tiene un
precioso monumento de bronce y mármol dedicado al gran educador del pueblo uruguayo que
está tallado en bronce con un libro en la mano izquierda y un lápiz en la mano derecha y a sus
pies varios libros. Foto muestra a la izquierda un balcón que era la sala, una ventana, cuarto de
nuestros padres, y el otro balcón donde aita tenía su escritorio y biblioteca.
Una cosa que todavía era ajena en la vida de mis hermanos era la caída de dientes de
leche, y cuando se me cayó uno, un nuevo acontecimiento llegó a casa; la leyenda del Ratoncito
Pérez. Era una novedad para ellos ver que yo colocara el diente debajo de la almohada mientras
dormía y un ratón me lo cambiaba por un regalo o dinero. Mi hermana soñaba con el momento de
quedarse desdentada. El cuento del ratoncito Pérez dice que «…Entre la muerte del Rey que rabió
y el advenimiento al trono de la Reina MariCastaña existe un largo y obscuro periodo en las
crónicas, de que quedan pocas memorias. Consta, sin embargo, que floreció en aquella época un
rey Buby I, grande amigo de los niños pobres y protector decidido de los ratones...» El era un
ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja,
colocada a la espalda. Nos dicen que el ratón vivía con su familia dentro de una gran caja de
galletas, en el almacén de una famosa confitería, apenas a cien metros del Palacio Real. El
pequeño roedor se escapaba frecuentemente de su domicilio y, a través de las cañerías de la
ciudad, llegaba a las habitaciones del pequeño rey Bubi I y las de otros niños más pobres que
habían perdido algún diente, despistando a los gatos, que siempre estaban al acecho. En la
Avenida 18 de julio había una tienda dedicada al ratoncito Pérez.
Los sábados a la mañana íbamos a la playa Pocitos en el autobús 121. Los domingos a la tarde
visitábamos a los amigos de la familia, a veces nos íbamos al balneario de Carrasco. Este era
elegante y sofisticado centro turístico a unos 20 kilómetros de la ciudad que tiene los mas
variados tipos de arquitectura, el edificio del que yo mas me acuerdo era el Hotel Casino, porque
el autobús nos dejaba al lado, un magnifico edificio rodeado de jardines y esculturas, y de aquí
caminábamos pasando por bellos campos con fragantes eucaliptos que ofrecía un escenario
perfecto para las misteriosas y divertidas historias que nuestro padre contaba a los hermanos
pequeños. En Carrasco vivía María Ana Bidegaray de Janssen, a la que llamábamos Marianita,
nacida en Hasparen, Laburdi, madrina de Xabier y muy amiga de la familia. (Foto) Era la persona
que yo más admiraba en Montevideo, y a su memoria bautizamos a nuestra primera hija con el
nombre de Anne Miren. No era solamente su cultura, su fineza, su delicada figura, pero su
inteligencia, su encanto y su humanidad en el trato. Me encantaba oír sus historias del viejo
oriente y me acuerdo observar en la salita de estar de su casa dos pinturas relacionadas con las
torturas de la China medieval que no iban con su persona, pero que ella nos explicó una vez que
la consecuencia de desobedecer al Emperador era tortura y muerte. Ella fue la autora el primer
libro editado en Uruguay con relación a la cultura vasca, Cuna Vasca en 1948. Años después en la
despedida a nosotros en Euskal Erria ella me tomó aparte para hablarme cariñosamente de
muchas cosas. Como sabia tanto de mi vida? Entre ellas, de mi papel y obligaciones de hija
mayor, yo con lágrimas en los ojos le abracé, y agradecí sus palabras, aunque no me acuerdo
haber seguido todos sus sabios consejos.
A los dos meses después de mi llegada y antes de empezar el colegio, fuimos a un estudio
para sacarnos una foto oficial familiar, ama había confeccionado todas las prendas que lucimos en
esta foto. Esta foto siempre ha estado en el comedor de casa. Aita estaba al lado, pero por alguna
razón no en la foto. Estábamos en marzo, y con este mes el primer día de la escuela. Ama,
Arantza y yo fuimos a comprar los uniformes con entusiasmo a la tienda El Cabezón, enorme
almacén cerca de casa que tenia de todo. Y listas la primera semana de marzo empezamos el
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colegio. Aunque no conocía a nadie pronto hice de la escuela, Colegio y Liceo Santo Domingo de
las Hermanas Dominicas francesas, mi segundo hogar. La escuela y las hermanas llegaron a ser
un atesorado santuario a medida que iba creciendo e hice de amigas a las que seguí escribiendo
después de salir de Uruguay hasta la víspera de casarme.
Otras visitas casi mensuales eran a la prima carnal de aita, Ludovina Amezaga y su esposo
Ambrosio Uriarte. Mientras nuestros padres hablaban con los primos la hermana melliza de
Ambrosio que vivía con ellos nos mostraba las ricas mermeladas que ella hacia y guardaba
celosamente en la amplia despensa. A la muerte de Ambrosio, Ludovina ya mayor y un poco frágil
de salud fue a vivir a una casa de ancianas donde fuimos a visitarla frecuentemente y la
despedimos en vísperas de partir. En esta última visita me di cuenta del alma tan bondadosa y
compasiva que en ella abrigaba y de lo ferviente que era su fe, y ese último día la percibí como
una santa. Cuando le comente a aita mas tarde, me respondió siendo un Amezaga no te quepa la
menor duda…
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día especial al citar sucesos acerca de nuestro nacimiento, historias de ellos durante la Guerra
Civil Española, y de la Segunda Guerra Mundial vivida en Paris, de los abuelos, y los otros
miembros de familia. Con todas estas historias ellos construían en cierto modo la unión familiar,
fortalecían la cultura, compartiendo temas de interés común y transmitiendo sus valores a
nosotros y con ello nos hacían sentir parte importante del núcleo familiar al dar un sentido de
pertenencia a la familia y como consecuencia a la sociedad en que vivíamos. Su último trabajo de
grabar los quince casetes fue parte de ese legado.
Parte de lo que decimos a nuestros hijos puede marcar sus vidas para siempre. Nuestros
pensamientos dictan lo que decimos, de la abundancia del corazón habla la boca y por ello es
mejor hablar positivamente en vez de negativamente. Lo complicado de todo esto, es aceptar a
cada uno de los miembros de la familia, apreciarlos y quererlos como son, mostrando interés y
preocupación por el otro en vez de recelo, dándose cuenta también que a veces damos mas de lo
que recibimos, y aceptarlo porque habrá ocasiones en que recibimos mas de lo que damos, y
saber ser agradecido. La armonía y amor familiar es un gran tesoro que todos debemos
alimentarlo.
Aún en celebraciones familiares nuestra madre no solamente se esmeraba en la comida sino en la
presentación. La mesa lucia con un mantel especial, blanco de hilo bordado en azul añil, y la fina
loza usada solamente para estas ocasiones. En todas estas fechas Begoña se hacia presente
espiritualmente cuando en una silla vacía se ponía su retrato para acompañarnos en las
festividades. Aita siempre alegraba las festividades con alguna narración a veces chistosa y hasta
con una canción. Esperábamos los postres con alma en pena porque ama siempre tenía sorpresas,
ella ponía vintenes (moneda uruguaya) dentro de la torta y con ansiedad todos nosotros
mirábamos por ello no por el valor sino para sentirnos especiales, pero yo creo que la que mas
gozaba era ella
Viviendo en el Hemisferio Sur la época navideña era en verano, y nos sentíamos discriminados
porque las postales presentaban a los Reyes Magos con su pesada vestimenta invernal en
camellos. Nosotros queríamos unos reyes ligeros de ropa, y a bordo de yates llegando a nuestras
playas por el mar, donde nosotros estábamos casi todos los días en esta época. Nuestras postales
en vez de paisaje nevado hubieran tenido que ser de arena y palmeras. Pero la realidad es
diferente, se nos dijo, porque en la ciudad de Belén esta época es muy fría con viento y escarcha
por estar cerca del desierto con nieve en las zonas altas, y por lo tanto el pesebre mismo ya que
estaba enclavado en lo alto de una pequeña colina.
Navidad para nosotros los hijos era una dulce palabra que evocaba a la mente dulces recuerdos de
regalos y rica comida. Para nuestros padres esta época era un tanto agridulce añorando las
lejanas fiestas dejadas atrás, eran las navidades del destierro, como aita las llamaba. Nuestra
madre cuando llegaba esta época exhibía su talento artístico construyendo un precioso Belén con
papel mache tratando de imitar los elementos del país de paisaje árido y rocoso ante el cual ponía
las figuras sagradas en el pesebre. amigo Arteche se aparecía en casa con un pan dulce riquísimo,
postre que siempre acompañaba al menú tan rico que ama preparaba. Cenábamos, cantábamos y
esperábamos a medianoche a veces rezando el rosario ya de mayores antes de abrir los regalos.
De pequeños íbamos a la cama muy temprano para abrir los juguetes al día siguiente.
Xabier, por su edad, era el que mas rápidamente cambiaba, primero cuando empezó a gatear,
luego dando sus primeros pasos era un placer observarle lo victorioso que se sentía consiguiendo
dichas hazañas. Era un niño feliz. Se dejaba querer fácilmente. A mi me encantaba observar la
pedagogía, paciencia y cariño maternal que ama desplegaba con el para enseñarle los nombres de
las diferentes cosas, y cantarle las pequeñas canciones como “Txalopin Txalo” “Antón Pirulero” y
que exitoso resultaba para todos nosotros cuando el le respondía positivamente a su esfuerzo.
Yo en este ambiente suramericano aprendía diferentes juegos de los que había jugado en Europa,
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o al menos muchos de ellos tenían diferentes nombres, no mas juego de tabas, ahora era la
payana y con piedras en vez de tabas, el truco, que decían era juego de gaucho, a la mancha, que
es un juego de persecución y alcance, este era mi favorito y lo jugábamos mucho en el colegio, la
gallinita ciega casi todos ellos hoy en día fuera de practica menos saltar a la cuerda, y la rayuela.
Esta ultima vemos jugar a nuestros nietos tal vez porque empezó en el mundo primitivo del
Imperio Romano ya que los soldados romanos lo usaron como entrenamiento militar, y los niños
les imitaban y se pronto se esparció a toda Europa y Las Américas.
Mis hermanos se iban perfilando al igual que yo, Bingen tomaba en general todo en la vida muy
en serio incluyendo la religión desde muy pequeño, el era claro en su expresión, reservado, muy
inteligente, e independiente, sacaba las mejores notas en todas las asignaturas, y cuando se le
preguntaba que notas había sacado en tal o cual materia el apuntaba con su dedito al gran cartel
pintado en un edificio enfrente a casa donde se podía leer la palabra OPTIMO. También le gustaba
los deportes sobre todo la pelota. Xabier jugar con los carros que el tenia y armar cosas era su
pasión, el tenía alma de ingeniero, era muy juguetón y con un carácter muy jovial. Le seguía a
Bingen a todos lados y jugaban juntos muy bien. Arantza ahora reemplazó su muñeca por el
cuaderno y lápiz. Ella vivía en su mundo imaginario con los caracteres que ella leía, y que les daba
vida en sus cuentos, escribiendo mucho en prosa, aunque también escribía poemas, la primera
poesía la dedicó a las manos de nuestra madre que ama guardaba orgullosa en su cartera para
llegada la ocasión mostrarlo a sus amigas. La diferencia de edad con mis hermanos se hacia mas
obvia día a día, yo empezaba el bachillerato, diferentes horarios en el colegio y cada día mis
amigas empezaban a ser mas importante en mi vida. Foto del viñedo de la chacra.
Nuestros padres no nos dejaban olvidar que éramos familia de exiliados soñando con el regreso a
Euskadi. En casa, ama que cocinaba muy bien lo hacia principalmente platos de la cocina vasca.
Aunque nosotros afuera de casa con los amigos comíamos pizza, que como yo me acuerdo no era
redonda sino cuadrada, también nos gustaba la faina, el dulce de leche, empanadas, todas típicas
comidas criollas que no se probaban en casa. Yo llegué a tomar yerba mate, clase de té servido en
una calabaza que se utiliza como vaso para poner la bebida, y con un pitillo de plata para beber a
las tardes acompañados con unos bollos dulces riquísimos cuando iba de veraneo con nuestros
amigos los Biraben a una chacra, rancho uruguayo, en las afueras de la ciudad. Ma. Luisa era muy
amiga de ama y trabajaban juntas en Euskal Erria. Ella era mi madrina de Confirmación. Su hija
menor de ella, Graciela, era dos años mayor que yo y cuando visitaban la chacra siempre me
invitaban para ir con ellos. Graciela y su mamá eran grandes aficionadas a la música francesa del
momento, y cuando estaba yo con ellos en la chacra escuchábamos de continuo a Maurice
Chevalier, y a las baladas de Edith Piaf, canciones que Graciela y yo llegamos a memorizarlas
completamente.
Estando en la chacra hacíamos la compra en la única tienda del pueblo de San Jacinto, a
cinco kilómetros de la chacra. Este pequeño pueblo de San Jacinto en aquel entonces tenía la
iglesia, a la que acudíamos los domingos, una pequeña escuela al lado de una plaza y un club
donde una vez Graciela y yo fuimos a observar como los paisanos del pueblo bailaban.
Foto de ama con nosotros, ella parece ser la única feliz saboreando un racimo de uvas. Fue
sacada frente al viñedo durante una visita familiar a la chacra de la familia Biraben en el pueblo
de San Jacinto, Departamento de Canelones, a 48 kilómetros de Montevideo. En las dos semanas
de vacaciones que nuestro padre tenia al año ellos extendían la invitación a toda familia, y
teníamos toda la chacra para nosotros. Y todo lo de alrededor los buenos amigos nos dejaban a
nuestra disposición. Para la salud de nuestro padre era muy beneficioso la paz y tranquilidad que
en este lugar se respiraba. La chacra tenía un molino de viento para bombear el agua y
electricidad para la pequeña quinta de la familia Biraben. La inmensa plantación para la
producción de uvas de mesa, las uvas moscateles estaban en parral. Mi primer trabajo pagado fue
en esta chacra recogiendo uvas del viñedo que poníamos en grandes canastas, mi salario era un
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peso por cesta, y allí sentadas en pequeñas banquetas en el viñedo, Graciela y yo lo hacíamos, a
veces todo el día, hasta la merienda que nos esperaban las tortas criollas horneadas por María, la
señora de servicio de ellos que cocinaba divino. Preciosos árboles frutales rodeaban el lugar a los
cuales ama recogía su fruta pensando en la rica mermelada que ella haría mas tarde. En unos
ranchos cerca vivía una familia italiana, refugiados de la Segunda Guerra Mundial. Era una familia
de cinco personas que cuidaban del lugar y ayudaban a la cosecha del misma.
Me gustaba la competición y el desafío. En el colegio participaba con entusiasmo en los
partidos de baloncesto. Y era entusiasta del futbol y jugábamos de vez en cuando entre los
hermanos. Bingen y yo éramos muy entusiásticos en cuanto a deporte, ama y aita les interesaba
también, tal vez acordándose de sus tiempos juveniles cuando eran aficionados del Arenas.
Bingen era hincha de Peñarol y yo del Nacional, a mi me gustaba mas por el color del uniforme,
celeste y blanco. El uniforme del Peñarol era negro y amarillo. Xabier iba a favor de quien ganaba.
Arantza no se inmutaba por ello. En 1930 Uruguay fue el primer campeón mundial de football en
la historia. En 1950 era la primera edición después de la Segunda Guerra Mundial ya que muchos
países europeos aun se encontraban en ruinas. Alemania fue impedida de participar como repudio
a los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial por los dirigentes nazis. El día del
Carmen, un 16 de julio de 1950 Uruguay había ganado a Brasil 2 a 1 jugando la final en el recién
estrenado Estadio Maracaná en Río de Janeiro, el mas grande del mundo en aquel entonces que
estaba abarrotado con 250.000 espectadores. Fue tan inesperado el final que hubo suicidios entre
los brasileños, y amenazas de muerte para el entrenador y para algunos de los jugadores del
equipo brasileño. Unos amigos me invitaron a ir a recibir a los campeones celestes al aeropuerto
de Carrasco. Cuando llego el avión con los héroes del momento, la emoción y la algarabía eran
imponentes. Yo sentía una mezcla de emoción y susto. Al pie del avión había un autobús
esperando a los jugadores celestes. En cuanto ellos bajaron por la escalerilla del avión las
cornetas de las fábricas empezaron a sonar al unísono de las cornetas de los carros. Los
jugadores se metieron rápidamente al ómnibus y todo el mundo salía a las calles, era
verdaderamente un domingo de gloria. Cuando llegué a casa ya todos estaban de fiesta, Bingen
que tenia 5 años me dijo feliz que había oído los goles por la radio con aita. Nuestros padres
festejaban esta victoria con casi la misma ilusión que habían vitoreado al “Arenas” años antes
cantando “Uruguayos campeones de America y del mundo…”
Nuestras vidas estaban combinadas entre las amigas uruguayas y las amigas de Eukal Erria,
(Centro Vasco de Montevideo) fundado el 30 de marzo de 1912. En Euskal Erria se empezó a
fomentar cursos de lengua vasca cuando se constituyó una entidad denominada Euskaltxaleak
(amigos del idioma vasco) con el objeto de propagar el mantenimiento, desarrollo y exaltación del
idioma vasco. Aita era presidente honorario de esta entidad. Al mismo tiempo que empecé el
colegio comencé a ir los miércoles a las clases de vasco que aita daba. Salía de la escuela a las 4
y media e iba directamente a la casa de las Hermanas Beldarrain que me esperaban con una
merienda sabrosa. Juntas hacíamos las tareas para la clase. A las 6 y media salíamos para la clase
de vasco a las que acudían una veintena de personas, incluyendo ama. Me acuerdo de Karmele
Storace, dos hermanas de Oxacelay, tres hermanas Beldarrain, Estela Gómez Haedo, José
Mendiola, Dr. Miguel Bañales, el era la persona mas recurrida en Euskal Erria para conocer los
orígenes de los vascos en Uruguay. Siempre iba vestido de traje y con corbata de pajarita, que le
daba un aire de elegancia o excentricidad, nunca usaba sombrero, abrigo o guantes aunque fuera
invierno o hiciera mucho frío. Yo era la única jovencita y seguí yendo hasta que aita dejó el
Uruguay. El libro de estudio que aún lo conservo era “La Lengua Vasca” gramática, conversación y
diccionario por Isaac López Mendizábal, También atendí a las clases de cultura que nuestro padre
dictaba en el Paraninfo de la Universidad. Aita hacia con energía, amor y entusiasmo, se veía que
era su vida.
Los martes en que la Tata tenía su día libre yo estaba encargada de llevar a mis hermanos a la
plaza. El cruzar la traficada calle Canelones era peligroso, y en una ocasión bajo mi cuidado y para
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terror mío, Bingen se me escapó de la mano y fue atropellado por un taxista, aunque sin
consecuencias graves, pasé un gran susto. Por unas semanas llevaba un yeso en la que los
amigos le llenaron de autógrafos. Después de este episodio aita puso en práctica la leyenda del
Hombre de la Bolsa, personaje folklórico, si mis hermanos no me obedecían, el hombre de la bolsa
los iba a meterlos en un gran saco y llevar a un lugar desconocido. Aunque a nuestro hermano
Bingen no le gustaba mucho seguir instrucciones, la idea del bichicome le daba miedo, y no hubo
más atropellos. Sentada en la hierba les contaba cuentos a ellos y a sus amigos, seis entre todos.
No era difícil hablarles de la ricas experiencias de un mundo que yo había vivido y que en cierto
modo lo añoraba, y que ellos no conocían, y obtenía la completa atención de todos, menos la de
Xabier que mas que escuchar mis cuentos le gustaba jugar con su colección de carritos por los
que tenía fascinación y se pasaba el rato jugando con ellos al lado mío.
Para compensar mis trabajos cuidando a los hermanos pequeños, de vez en cuando
nuestros padres me llevaban de noche al teatro, a mí siempre me ha gustado el teatro. Los tickets
los proporcionaba María Luisa Iribarne de Battle Berres, cuñada del entonces presidente de la
Republica, Luis Battle Berres, nuestros padres acudían asiduamente a los espectáculos. De todos
los shows que yo iba el que más me acuerdo eran las comedias de “Paquito Busto” con el que aita
y yo nos reíamos mucho. También íbamos a ballets y teatro musical en el Teatro Solís. Algunas
veces teníamos entradas para ir al circo, pero ni ama, ni mi hermana ni yo no éramos muy
aficionadas a ello. Nuestro padre y hermanos gozaban bastante de este entretenimiento.
La salud de nuestro padre empezó a resentirse con tanto trabajo y responsabilidad. Tenía
vértigos, zumbidos en los oídos, y tensión nerviosa alterada. Los médicos le dijeron que los
problemas del oído eran producidos por el estomago y le mandaron dieta completa y reposo. Con
las pruebas continuas a que le sometían los gastos seguían subiendo y aita decidió vender los dos
apartamentos de Algorta. No se vendieron bien en esos momentos, pero mucho no se podía hacer
desde tan lejos.
En aquellos días (1950) las Naciones Unidas establecieron para mantener paz y seguridad
internacional admitir a España como país miembro de las Naciones Unidas, y el reconocimiento del
Gobierno de Franco por parte de Estados Unidos y por la guerra fría fortaleciendo los países
europeos en contra al comunismo. Y con ese paso mataron las esperanzas para los exiliados
políticos como mis padres para volver a su patria. Aita estaba triste porque sus sueños se hicieron
pedazos. Era difícil para mi no sentir la tristeza y el desengaño que envolvía a nuestros padres, Yo
no quería sentir lo mismo. No era fácil para mí hablar con mis amigas acerca de ello, porque ellas
no entendían ni siquiera el significado de la palabra “exilio” apenas entendían el significado de la
palabra “vasco” porque yo les hablaba de ello de vez en cuando. Y en Uruguay el dicho de
“palabra de vasco” era harto sabido que en un vasco se podía confiar, lo que prometía lo cumplía.
Los dos términos usados exilio y vasco eran el centro de la existencia en nuestro hogar, pero eran
palabras desconocidas fuera en el mundo que nosotros sus hijos vivíamos con nuestros amigos
uruguayos. Con nuestros padres se vivía de manera diferente. Una vida conectada completamente
con el mundo vasco de lengua y cultura y social en el centro Vasco Euskal Erria.
Ama era miembro de la Junta de Beneficencia de Señoras, donde estaba el mayor capital
de la Sociedad al que empezó en estos momentos la obra de ayudar a los ancianos vascos
recluidos en los asilos. En febrero de 1951 ama fue nombrada presidenta de la Comisión de
Beneficencia e Instrucción de Euskal Erria y había más énfasis para participar en Euskal Erria. Y yo
tenía la edad para ello y así lo hice en diversas funciones en el centro vasco. Era parte de un
grupo de danzas dirigidas por el txistulari Antonio Michelena, presidente de la Comisión de
Fiestas. Se ofrecían estas danzas en las diferentes fiestas vascas durante el año en Euskal Erria y
en las afueras de la ciudad en el recreo de Malvín que tenia una campa inmensa y al que
asistíamos toda la familia a las romerías y muchos festejos. Mis amigas y yo ayudábamos
sirviendo de 30 a 40 mesas vestidas de hilanderas o poxpoliñas. Las participantes jugaban al
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Rummy Canasta, juego de naipes inventado en Montevideo en el año 1940 que se extendió al
resto del mundo por ser muy popular en 1950 que en poco tiempo se convirtió en uno de los
grandes juegos de sociedad practicado en todos los círculos.
Había una participación enorme que llenaba el salón de Euskal Erria recientemente
decorado en bonito y rustico, estilo que evocaba a un caserío. Me acuerdo servir pizzas,
sándwiches y postres como bombas y masas de hojaldre de la confitería que mis amigas y yo
saboreamos con los ojos mientras servíamos. Eran recién traídas de “La Mallorquina”, una de las
más famosas confiterías montevideanas. Ama era incansable en esta labor social e iba de tienda
en tienda consiguiendo premios para otorgar en estos casos. Viéndola tan llena de vigor Ma. Luisa
Biraben me dijo una vez que a pesar de la “dulce fragilidad” que ama exhibía, era una mujer de
extraordinario vigor y coraje. Carta agradeciendo los servicios prestados por nosotras.
Estos juegos daban dinero que se usaba para repartos de las cestas de Navidad que se
distribuían a las viejitas vascas viviendo en residencias de ancianos o a parientes de socios. Estos
canastos estaban llenos con turrones, frutas secas y glaseadas, panes dulces y budines de tipo
inglés todo apropiado para la estación navideña. Verles las caras de contentos a aquellos viejitos
era una experiencia gratificante que tuve la oportunidad de ver y aprender que con una modesta
contribución hacíamos alguien tan feliz.
En este recorte de un periódico local, habla de tal acto. En la foto de la izquierda nosotras vestidas
de hilanderas. De izquierda a derecha, ama la segunda a la izquierda, Matilde Ibáñez, esposa del
entonces Presidente de la Republica de Uruguay, Luis Battle Berres Tálice, y Ma. Luisa Iribarne de
Battle Berres.
Ama sabía granjearse la simpatía el apoyo y el cariño de sus amigas con su manera de ser;
responsable, cumplidora y leal. Su vida en estos momentos estaba casi llena; su fe en Dios, su
amor y abnegación a nuestro padre y a nosotros era su vida. La ausencia de Begoña era su única
pena. Siguió escribiéndose con muchas de sus amigas de Uruguay hasta su muerte. Además de
Ma. Luisa Biraben, me vienen a la memoria nombres como Ma. Luisa Iribarne de Battle Berres,
Maria Ana Bidegaray de Janssen, Ma. Ester Real Idiarte, Paquita de Duvigneau, Antonia
Salaverria, Aurora Ezcurra, Ma. Luisa Bidegaray, hija de Marianita, Ma. Luisa Iribarne de Batltle
Berres. Toda su vida social estaba en Euskal Erria y completaba su mundo.
Una vez María Ester y Pepe Real Idiarte dieron una fiesta grande en su quinta de la que nuestros
padres hablaron bastante porque la cena fue cocinada en la tierra, nunca visto ni oído antes por
ninguno de nosotros. Al enviudar Ma. Ester pasaba temporadas con su hija, Ana María y familia,
que residían cerca de nosotros y varias veces coincidió con la visita de ama y las dos estaban
contentas de verse y ponerse al día de los amigos en común de Montevideo.
Años mas tarde habiendo sido invitados a cenar Bob y yo tuvimos la misma experiencia cuando
para cenar nos sirvieron comida cocinada en la tierra. Y esta vez yo estaba curiosa en percatar
todos los detalles. Nuestros amigos nos dijeron como el día anterior excavaron un gran agujero en
el suelo que cubrieron de hojas verdes, y añadieron en su interior la carne y cubrieron con
verduras rellenando con piedras calentadas al fuego. Todo ello tapado con tierra se espera a que
el calor de las piedras vaya cocinando la comida. Unas 24 horas. Este no era pavo sino un gran
cochino y echaba mucho humo y éramos un grupo grande (60) reunidos en el jardín alrededor del
difunto puerco. Un helicóptero nos acompañaba dando vueltas alrededor nuestro y al rato las
autoridades policiales para asegurar que no había un incendio llegó a la casa, también para
percatarse de que tenían permiso para hacer semejante hoguera en la frondosa vecindad. Todo
acabó bien y resultó una cena exquisita.
El coraje y abnegación de ama a la familia se hizo presente muchas veces. En Montevideo puso su
vida en peligro por todos nosotros. Cierto día cuando al llegar a casa oímos un ruido parecido a un
silbido que provenía del baño principal, por la pequeña ventana arriba de la puerta pudimos ver
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que salía mucho vapor. Aterrorizados pensamos en dejar el apartamento porque nos dimos cuenta
que el calefón estaba a punto de explotar. Pero ama no titubeó y ante nuestro asombro abrió la
puerta y el vapor la envolvió por unos segundos que nos parecieron siglos. Se dio cuenta del
problema, y sin pensar dos veces cerró la válvula, el ruido cesó y el vapor se esfumó, salvándonos
a todos de una explosión por escape de gas.
Ama también era el alma espiritual de la familia. Ella trataba de seguir con la vida religiosa
intensa en que ella creció y entre los dos se esforzaban para que la tradición siguiera con
nosotros, pero nuestras vida eran diferentes a las que ellos vivieron, a pesar de todo nosotros
participábamos rezando todas las noches el rosario con letanía en vasco reunidos frente al cuadro
iluminado de la Virgen de Begoña. Para ama era muy importante la unidad familiar y la paz
mundial, y por ello pedíamos. En aquel entonces estaba un dicho del Padre Patrick Peyton irlandés
“La familia que reza unida, permanece unida” y “Un mundo que reza es un mundo en paz”
importantes lemas para nuestros padres, que nuestra familia fuera unida, pero sobre todo fuera
piadosa. No creo que pasaba una noche que antes de retirarnos a la cama no nos reuniéramos a
rezar el rosario. La Semana Santa recorríamos las siete iglesias como ellos lo habían hecho de
novios. Ayuno y abstinencia también se cumplió siempre.
Nunca, que yo me acuerde, faltamos a la misa los domingos, solamente hubo una época en que
hubo una epidemia de parálisis infantil y estaba prohibida la asistencia a ningún lugar publico,
pero oímos la misa por la radio. El lugar preferido para nuestra obligación dominical era la iglesia
de María Auxiliadora en la calle Canelones o la capilla de nuestro colegio. La capilla quedaba a
ocho cuadras de casa, pero sea una u la otra la familia Amezaga corría en ayunas por las calles de
la ciudad para llegar a tiempo a Misa de ocho y media. El coro cantado por las hermanas
dominicas y la capilla tan bonita y florida valía la pena la corredera, al menos eso es lo que aita
decía.
El exilio es uno de los peores castigos para el ser humano porque uno se desarraiga de
todo lo que le formó: familia, cultura, amistades. Es verdad que nuestros padres tuvieron la
suerte de tener dos importantes estructuras sociales de quien depender, el apoyo de ambas
material y emocional: La Iglesia Católica y el Gobierno Vasco en el exilio (y el sueño del
nacionalismo vasco) sino hubieran dependido de este apoyo no hubieran podido acarrear 30 años
y mas como lo hicieron. En su libro Migration and Exile, León y Rebeca Grinberg nos dicen que la
vida en el exilio es una vida de negación del presente; las vidas de nuestros padres estaban
dominadas entre el pasado lleno de recuerdos fantásticos y el futuro representado solamente con
la ilusión del regreso.
Exiliados como nuestros padres había pocos en Montevideo. Todos los vascos que pudieron
escapar de las garras de Franco residían en Argentina, Méjico o Venezuela. Los vascos que
estaban en Uruguay eran vascos que habían salido de Euskadi a principios del siglo por razones
económicas, o descendientes de vascos por una o varias generaciones que habían venido allí
cuarenta años antes. Nuestros padres eran uno de los pocos quienes habían sufrido un reciente
exilio impuesto. Ama aunque hubiera querido volver a Euskadi estaba contenta viviendo donde
fuera siempre que estuviera al lado de nuestro padre, pero aita sentía con pasión su frustración y
la expresaba trabajando día y noche incansablemente para hacer conocer la causa y la cultura
vasca en Uruguay. En Euskal Erria las celebraciones de las fiestas tradicionales como Aberrieguna,
(Pascuas) San Ignacio, (31 de julio) y el día del Euskera (Día de la cultura, 3 de diciembre) se
celebraba con contagioso entusiasmo y energía. Estas celebraciones fortalecían los lazos de la
comunidad y hacían un fuerte impacto en todos los que le conocían a nuestro padre ya que el
convertía un simple acto en un solemne y emocionante evento.
Esta vez fue nuestro padre el que fue el mediador de salvar a ama la vida. Ama había ido varias
veces al Círculo Obrero Católico, institución de Asistencia Medica Colectiva de tipo Mutualista, por
el nacimiento de nuestros hermanos Bingen y Xabier asistidos ambos por el Dr. Aguerre. Esta vez
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fue para hacerse un tratamiento quirúrgico para tratar de resolver su incontinencia, y al hacerle
una transfusión de sangre hubo incompatibilidad sanguínea y tuvo una grave reacción hemolítica
que pudo ser fatal, ella decía que las oraciones de aita en la capilla de la clínica durante ese
tiempo le salvaron la vida.
Nuestra madre fue nombrada reportera social del periódico de Buenos Aires; Euzko Deya, que en
vasco quiere decir “La Voz de los Vascos”, El primer número de este periódico fue el 10 de mayo
de 1939. Los directores responsables eran delegados del Gobierno Vasco. Ama escribía para dicho
periódico con información relacionada a la vida de la colectividad vasca uruguaya, para dar a
conocer en la ciudad porteña las actividades de los vascos en Montevideo.
En esos tiempos no había televisión e ir a ver un informativo era de interés común. Uno de
los adelantos tecnológicos que presenciamos viviendo en Uruguay fue la naciente producción de
televisión que solo vimos una y en un lugar publico, y el otro fue los semáforos dos años antes de
salir del país. Empezaron en un tramo especifico en 18 de julio, y me acuerdo que tratábamos de
memorizar lo que significaban los tres colores el ámbar, rojo y verde y Bingen era el mas
entusiasta porque le recordaba a los colores de ricos chupetines.
Unas de las excursiones con nuestros padres al centro de la ciudad era ir a ver Films. El autobús
nos dejaba al lado del Monumento al Gaucho cerca del Palacio Municipal en la Avenida 18 de Julio.
El gaucho en bronce se erige en un pedestal de mármol y frente a este héroe del folklore nacional
que simboliza la libertad y la independencia de Uruguay. Aita nos hablaba del protagonista
anónimo de las luchas por la independencia como si el se identificaba con el sentimiento
nacionalista y de autonomía personal del gaucho. Cruzábamos la calle y entrábamos al Instituto
americano, no me acuerdo del nombre, y veíamos películas de tipo educativas. De lo que yo más
me acuerdo es de un documental del Paralelo 38 que se trataba de la guerra en Corea. El paralelo
fue establecido como línea de límite entre las zonas de ocupación soviética el norte y
estadounidense el sur. No creo a nosotros nos gustaba el tema pero para los aitas era un
documental interesante.
Los carnavales de Montevideo nunca han llegado a tener la fama de los de Río Janeiro,
Brasil, pero si había brasileñas que bailaban el candombe y música africana no vista en Uruguay
en otros tiempos del año. Carnaval siempre se celebra tres días antes del Miércoles de Ceniza,
pero yo creo que en Montevideo oíamos por muchos días los sonidos de los tambores. Su carácter
principal es el Rey Momo, alto y gordo, dios de la burla y la locura en la mitología griega. Este es
un periodo de exceso permitido antes de la abstinencia de la Cuaresma. La gente se pinta y se
disfraza. Hay bailes, desfiles que se recorren los diferentes barrios con murgas, hombres
disfrazados con caras pintadas que actúan, cantan y bailan candombes al ritmo del bombo y
platillos y al atardecer se presentan espectáculos en los Tablados. Íbamos la familia entera a ver
los tablados, y luego comentábamos en casa sobre ello. El carnaval era teatral por excelencia.
En esos momentos con tanto bullicio y desorden festejando el carnaval yo pensaba en la
paz que se respiraba en el colegio y lo prefería. Aita me embromaba con una pequeña lírica
musical acerca de las Hermanas Dominicas celebrando el carnaval, que empezaba con; “Las
dominicas tenemos todo, el cuerpo alegre y el alma loca, nos divertimos en el convento…”
El 20 de noviembre me gradúe terminando el bachillerato, (Foto de mi graduación, tercera
fila, primera a la izquierda) pero no podía hacer ningún plan para el futuro porque no estaba
todavía decidido. Hay un poeta portugués que dice que la patria de uno es el lugar en el que uno
vive la adolescencia, porque es la época donde se hacen los amigos. Y estoy de acuerdo, mis
amigas con las que crecí estaban aquí en Montevideo, y las iba a dejar para siempre y seguía
luchando en contra a esta realidad. Me costaba pensar que era una realidad y no quería saber de
salir del país, y menos indefinidamente. Y en medio de todo este laberinto de cosas ama sabía
como templar mi carácter, me habló de tomar clases de piano, que yo había deseado siempre, y
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con este gesto ya no podía quejarme más. Tomé clases de solfeo por dos meses hasta la víspera
de embarcar. La realidad seguía, pero me percate del sacrificio de ama y tome con más
resignación la decisión de mis padres. Décadas mas tarde compraría un piano y tomaría clases de
piano, que sigo practicando. Bingen sin aprender solfeo, memoriza conciertos que toca cuando nos
visita.
El plan era de ir a Caracas aita solo. Ama y nosotros nos reuniríamos con él si en Caracas
encontraba la solución al problema. Nuestros amigos con los que ama y yo seguíamos escribiendo
nos decían que la crisis económica del país comenzó a desatarse desde 1955 ellos agregaban no
sabían si era tras la caída de los precios de los artículos exportables de la economía monocultura
uruguaya o por la partida de nosotros del país. ¿Como no querer a un país donde sus ciudadanos
nos ofrecían tanta ayuda y nos estimaban tanto? Ama decía. A su despedida nos dio a todos los
hijos un recuerdo suyo. A mí me regaló dos libros: La Imitación de Cristo escrito por el místico
alemán Thomas Kempis, y El Salterio, que son los Salmos de David, ambos muy apropiados para
mí en esos momentos. Con pena nuestro padre dejó Montevideo un 17 de julio de 1955. El nos
escribía muy a menudo contándonos sus impresiones de la ciudad y de su nuevo trabajo. Un mes
después de llegar a Caracas aita se reunió con viejos amigos en el Centro Vasco de Caracas que
era como el santuario para los vascos refugiados desde 1942. Su viejo amigo José Ma. Lasarte,
padrino de Bingen, le propuso el trabajo de Secretario General del Centro Vasco, y el aceptó y
aunque era buen salario pagaba menos que el ofrecido anteriormente, pero era trabajar para y
con los vascos, y para el era suficiente.
Poco después el lehendakari José Antonio Aguirre estando de paso en Caracas sostuvo una
conversación con nuestro padre sobre la gran preocupación de él; la cultura vasca en la
postguerra. Franco seguía ferozmente persiguiendo y suprimiendo la lengua vasca. Le explicó la
idea que él tenía de la formación de un seminario permanente con escritos y trabajos de archivos,
en que se recogería para el futuro de las próximas generaciones serian cuatro a seis personas. No
seria mucho el sueldo, el lugar seria un pueblo de la parte vascafrancesa, y en un par de meses le
confirmaría ya que él tenía que proponer en Paris tal sugerencia y si fuera factible aita estaría a
cargo de ello. A nuestro padre le ilusionó mucho la idea, era un trabajo soñado y capacitado para
llevarlo a cabo y muy importante, estaría cerca de casa.
La esperanza y la alegría de aita fueron intensas, de inmediato escribió a ama, para que ella
preparara un viaje a Euskadi. Y con esa esperanza, aunque ama más realista, ella no estaba muy
convencida de que resultara algo tan perfecto para el, empezó a preparar el viaje. Sería la ocasión
de conocer a su segunda hija Begoña ahora de 16 años de edad.
Ama llevó a cabo un trabajo gigante ella sola, porque nosotros los hijos estábamos ocupados en
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nuestros propios mundos, con la casa para poner en subasta. La biblioteca de nuestro padre la
tenía que salvar, y tuvo que hacer un intenso y minucioso escrutinio de todos los libros de de
nuestro padre, página por página, para asegurarse de que no hubiera ningún papel
comprometedor dentro de los mismos. Algunos libros imposibles de llevar con ella por el tema y
tuvo que enviar por correo. También ama estaba a cargo de vender los seguros en que aita había
trabajado hasta dejar Montevideo, y estando ella llevando este trabajo hubo un caso de incendio
que ama tuvo que enfrentar. Con tanto para hacer y la Tata se enfermó y tenia que estar en
reposo por tres meses. Y ama enfrentaba a todo y a todos con valentía y energía. Nuestro buen
amigo Pedro Arteche, al que ama le llamaba “la tabla de salvación” porque le sacaba de muchos
apuros, proclamó seriamente que ama “merecía una estatua” y cuanta razón tenia.
Con gran pena nos despedimos de Uruguay, dejando a lo que tanto queríamos. Los
amigos, el país, todo que nos era tan familiar y agradable, y yo me di cuenta que mis sueños de
una carrera estaban rotos, aunque yo no creo que era factible esperar que mis padres hubieran
podido pagarme una carrera de medicina, pero en esos momentos yo no me daba cuenta de ello.
Esta foto fue sacada en la despedida a la familia entera por la familia de Martita Pizza Nogueira,
amiga de mi hermana en Carrasco.
Las despedidas nunca son buenas. Fueron días llenos de emociones y de mucho trajinar
sobre todo para ama. Todos nuestros amigos nos mostraron su cariño. Las dos últimas semanas
antes del viaje teníamos casi todos los días despedidas de amigos y vecinos con comidas
acompañadas con canciones. El famoso tango era tocado una y otra vez “Adiós Muchachos” de
Carlos Gardel, actor y cantor de tangos famoso en Uruguay y Argentina. Mis amigas me dieron la
despedida en un salón de té. Los amigos de mis hermanos les invitaron a un churrasco. A ama
tuvo una gran despedida por los miembros de Euskal Erria con unas emocionadas palabras. Ama
expresaba que “No había buena manera de decir adiós a tan generosos y cariñosos amigos”.
En esta foto estamos los cuatro hermanos de excursión en Río de Janeiro, al pie de la
estatua de Cristo el Redentor, en la cima del monte Corcovado. Con este viaje nuestra familia
tomó otro rumbo. El plan era para nosotros esperar en San Sebastian a que aita llegara a San
Juan de Luz y reunirnos allí con el. De esta manera todos viviendo cerca de casa podrían estar
cerca de Begoña cuya ausencia de la familia se había convertido en un gran problema. Eso le daba
ánimo a ama para hacer el viaje.
En horas tempranas de la mañana del 7 de abril de 1956 embarcamos en el barco francés
“Provence”, y nuestros amigos en el puerto se despidieron de nosotros. Con lágrimas en los ojos
dijimos adiós por última vez mientras el barco se iba alejando despacio saliendo del Río de La
Plata e introduciéndose en el Océano Atlántico. No era ni para ama ni para mí la primera vez que
teníamos este sentimiento de dejar algo bueno que queríamos para ir sin rumbo a algo
desconocido. Cuando ya no podíamos ver más a ellos por las lágrimas y la distancia fuimos al
precioso comedor en el que nuestra mesa era la única vacía, porque ya se estaba sirviendo el
almuerzo.
El itinerario del viaje era parar en Santos, Río Janeiro, Bahía, Dakar y Barcelona nuestro
destino. Bajamos en Santos y nos embriagaba el aroma riquísimo de café que cubría la ciudad.
Nos dijeron que 50 años atrás fue el puerto de entrada de la plaga bubónica a Brasil. La entrada a
Río es espectacular, cadenas de montanas rodeándonos hasta llegar a la maravillosa y exótica
ciudad de Río de Janeiro. Visitamos al Cristo Redentor que esta en la cima del monte Corcovado y
desde allí podíamos observar la vista fantástica de la playa Copacabana, del monte Pan de Azúcar.
Caminamos en el barrio de Copacabana famosa por sus calles cubiertas de azulejos que imita los
movimientos de las olas. Compramos el café aromático sin igual. Tienen razón cuando los
brasileños dicen “Dios es el artista y Río su obra”.
La próxima era Bahía, es esta ciudad visitamos la iglesia de San Francisco forrada de oro.
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Esta ciudad es llamada la Roma Negra por el alto porcentaje de iglesias y población negra.
En Dakar ama fue con Bingen y Xabier, a visitar la ciudad, y Arantza y yo decidimos ir con
nuestros amigos. Cuando volvimos nos percatamos que ama y los hermanos no estaban en el
barco. Una hora más tarde oímos la sirena del barco avisando su partida y aun no habían vuelto.
Fui a decirle al capitán que esperara un poco porque nuestra madre no había llegado aún. No se
como el habría respondido a mi pánico, pero por suerte en ese mismo momento vimos venir
corriendo por el muelle a ama y los hermanos.
Temprano al mañana nos anunciaron que estábamos dejando el Atlántico y entrando en el
Mediterráneo y pudimos y enseguida pudimos observar a lo lejos el Peñón de Gibraltar que
consiste en un peñasco que no tiene ríos y el agua se almacena en aljibes se nos dijo. Es el
contacto más cercano entre Africa y Europa.
Aún en medio de nuestra congoja de dejar el querido Uruguay, la travesía fue feliz para
nosotros los hijos. Nos hicimos amigos de un grupo de jóvenes, y desde el principio nos caíamos
muy bien un joven francés y yo, y durante todo el viaje andábamos juntos, al final del viaje
Arantza me entregó un poema que se titulaba “Mi Primer Amor”. Todo era bueno para nosotros los
jóvenes, no tanto para ama que sola y ansiosa esperaba conocer a su segunda hija y a un futuro
incierto. Celebramos el cruce de la línea del Ecuador interrumpiendo la rutina de a bordo y se
declaró día festivo. Una autoridad, en este caso, el capitán del barco, se disfrazó y representó el
papel del dios Neptuno. Desde el puente por medio de altoparlantes se anunció su llegada y en un
improvisado trono llegó en procesión de Neptuno seguido por sus séquitos. Cerca de la piscina
bajo de su trono y bautizó a los neófitos exigiendo tributos y concediendo mercedes. A mi me
pusieron el nombre de “Estrella de Mar.” Después de este rito sin titubeos le tiramos a la piscina al
capitán. El momento de cruzar la línea se marcó con un repique de campana. Pero todos los
jóvenes estábamos ocupados porque esa tarde la juventud del barco se disfrazó. Una señora
estaba al mando de los disfraces y ella eligió para Arantza un disfraz que representaba a una
vendedora de cestas de Bahía, y para mi me concedió el del misterioso disfraz de odalisca. A la
noche hubo baile de gala que yo asistí, pero ama vino a buscarme para ir a la cama mucho antes
de lo que yo hubiera deseado.
Fue una travesía muy buena, hasta la víspera del desembarco en que nuestro hermano
Xabier, que por ser el mas joven del grupo siempre nos seguía corriendo y alguien delante de el
sin saber que el venia atrás cerró una de las pesadas puertas del barco y su mano quedo atrapada
y necesitó ayuda médica en la enfermería del barco y luego en Barcelona. Sus gritos y lloros
despertaron la compasión de todos los pasajeros.
La comunicación en aquellos tiempos, los años de los 50, de nuestros padres o nosotros,
los hermanos con Begoña era a base de carta que demoraba de una a dos semanas en llegar a su
destino. No teníamos todavía la idea de vuelos supersónicos, la comunicación instantánea para
escribir y hablar que tenemos por medio del Internet que nos facilita las llamadas internacionales
gratis, y el uso de un teléfono celular. Tampoco recibíamos muchas fotos de ella, la tía no era muy
aficionada a la fotografía, y tampoco a escribir mucho por la vida tan ocupada y ajetreada que
llevaba, y Begoña nunca ha sido inclinada a escribir mucho. Trataron varias veces nuestros padres
de llamarle por teléfono, pero era toda una odisea por lo caro, lo breve y muchas veces la mala
comunicación. Cuando amigos de nuestros padres viajaban a Euskadi los aitas les pedían
encarecidamente visitaran a Begoña. Pero ninguna de estas visitas era positiva porque ella
permanecía callada durante todo el tiempo por el miedo a que le iban a llevar con ellos a América.
Todo ello impedía tener una relación estrecha de nuestra hermana con la familia y viceversa que
habría preparado mejor a todos para el encuentro que se estaba a punto de realizar.
BARCELONA
El Provence ancló en Barcelona el domingo 22 de abril de 1956 poco después del almuerzo.
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Vieja de Donosti y el Paseo Nuevo, junto al mar. En su cima esta la estatua del Sagrado Corazón
que domina toda la ciudad. El Monte Igueldo de 184 metros de altitud en cuya cima tiene un
Parque de Atracciones y un torreón que servia de atalaya tiempos atrás. El Monte Ulia de 231
metros de altura con un escenario privilegiado, poblado de árboles con abundantes ruinas
escondidas en la maleza y con acantilados costeros que deparan vista de la costa guipuzcoana
frente al Mar Cantábrico. La dictadura mantendría a San Sebastian el papel de ciudad Capital de
Veraneo. Francisco Franco durante el mes de agosto se alojaba en el Palacio de Ayete desde los
años de 1940 a 1975.
Mientras que yo vivía en la casa de la tía Juli, ama, Bingen y Xabier dormían en una
habitación alquilada al lado. Begoña y yo pronto nos hicimos de un grupo de chicos con los que
salíamos asiduamente. Nos reuníamos en la playa de Ondarreta a las mañanas y en la Avenida al
anochecer. Una noche llegamos un poco tarde y el sereno, antiguo vigilante nocturno de un barrio
que tenía las llaves de todas las casas y velaba por la tranquilidad de las calles, nos abrió el gran
portalón de la casa, y me recordó a lo que aita nos decía de los serenos de su tiempo en Algorta.
Ellos eran como relojes hablados y meteorólogos, cantaban la hora y el estado del tiempo a cada
hora durante la noche. Nuestros hermanos, de 9 y 11 años en Donosti participaban en carreras de
veleros en una gran fuente cerca de casa, verdadera olimpiadas, hacían excursiones escalando el
Monte Urgull, el Monte Ulia, caminando 9 kilómetros a Hernani, alquilando bicicletas recorrieron7
kilómetros para llegar a Renteria, a sus habitantes se les conocía como galleteros ya que en dicha
localidad, se fabricaban las riquísimas galletas Olibet, especulamos que ellos fueron alli por dicho
dulce, pero nunca nos dijeron a ciencia cierta el porque de sus excursiones, e iban solos, y el
hacerlo “a escondidas” les sabía mejor. Siguieron en ese tren hasta el día anterior de empezar el
colegio. Solamente les veíamos a las horas de comer. Arantza de 13 años le gustaba estar en Las
Arenas. Cuando ella visitaba San Sebastian no lo pasaba muy bien porque nosotras no la
incluíamos en nuestros planes, y se encontraba sola. Yo recién cumplidos los 18 años, halagada y
festejada estaba absorbida en esta nueva aventura con Begoña al lado en la preciosa Donosti y no
me daba cuenta que ella me necesitaba. Resentida volvió con ama a Las Arenas donde tenía un
grupo de amigas con las que se reunía en la playa o haciendo excursiones. En una de estas
salidas con sus amigas y subiendo al Monte Serantes, una pequeña montaña cuya cima esta
situada en Santurce a la orilla de la Ría de Bilbao y visible desde todos los lugares de la comarca
sirviendo como punto de referencia, Arantza se cayó por un barranco resultando con rotura del
tobillo, muchos moretones y pérdida de conocimiento. Ama que estaba haciendo unos trámites en
Francia acongojada dejó todo y corrió a su lado. Aunque la tía Carmen la cuidaba con mucho
mimo, era problemático para ama tener tantas cosas para arreglar y a sus hijos separados y tan
lejos de ella sin su cuidado y supervisión, pero éramos muchos y teníamos que repartimos en
diferentes casas que los tíos ofrecieron generosamente.
Un día la tía Juli me pidió ser modelo para un pequeño desfile de modas porque Carmen, la
modelo oficial de la costura, estaba enferma. Nerviosa accedí y mas tarde la tía me dejaba usar
las prendas del desfile a fiestas. Foto con uno de los vestidos hecho por la tía Juli para estas
ocasiones. Los fines de semana íbamos al club de tenis donostiarra del cual Begoña era miembro.
La temporada que viví en Las Arenas también tenia una vida social activa. Fui invitada a boleras,
guateques, fiestas con comida y baile que se dan en una casa, a bailes al Real Club de Josaleta en
Neguri al que asistí con mis amigas Madariaga de Bilbao. Ama no estaba muy feliz que yo hiciera
este tipo de vida social tan agitada cuando aita estaba trabajando tan duramente para mantener a
la familia, pero la tía Juli interfirió a mi favor, y me dejó seguir yendo.
Nuestro padre que se sentía deprimido por la negativa de la oferta en Francia y acrecentó
su pena y desilusión el estar viviendo solo en una pensión en Caracas le pidió a ama que
aceleraba su viaje para estar junto a el sin entender todo lo que ama estaba viviendo en ese
momento. Quería y necesitaba rehacer su hogar, es decir buscar casa, comprar muebles y logrado
esto llevarnos a nosotros con ellos. Ama ante la insistencia de nuestro padre y sin terminar la
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cantidad de compromisos y obligaciones que aún tenía pendiente y dejándonos con pena a los
hijos corrió a su lado. Una vez reunida con aita y en un pequeño apartamento mi hermana
Arantza se reunió con ellos y después de previo examen empezó de inmediato el colegio. Dos
años pasaron antes de que mis hermanos y yo nos reuniéramos con ellos. Por ahora Bingen,
Xabier y yo vivíamos en San Sebastian. Yo tuve que preparar el viaje a Caracas mas rápido de lo
que esperaba porque aita no aprobaba unas relaciones que acababa de empezar con un ingeniero
español. Mi partida se dilató varios meses los cuales fueron un tormento para nuestro padre, ama
me contaba más tarde. Debido a la crisis del gobierno venezolano en esos momentos que terminó
con la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez.
MADRID
En una fría mañana de abril de 1958 salimos de San Sebastian. Me acompañaban Begoña,
la tía Juli, Esperanza y su chofer Ramón y partimos rumbo a Madrid cubriendo unos 500
kilómetros en coche. Paramos en Logroño, La Rioja, para almorzar en un restaurante y aunque no
me acuerdo del nombre, ni del menú, si recuerdo el asombro nuestro porque tenía calefacción
radial en el suelo, y que estaba a la vera del Río Ebro. Y cruzando este río ahora estábamos
oficialmente en España pensé yo recordando palabras de aita. Proseguimos viaje a Burgos, donde
bajamos para visitar la Catedral de Santa María de Burgos, una majestuosa iglesia de estilo gótico
del siglo XIII. Seguimos viaje y aunque no paramos desde la carretera se nos anunció la vista de
El Escorial como la histórica residencia del Rey de España. Casi llegando a Madrid paramos para
ver el Valle de los Caídos en la Sierra Guadarrama, concebido por Franco en honor a los muertos
en la Guerra Civil Española. Media hora después llegamos al hotel en Madrid. Cenamos y fuimos a
descansar, a la mañana siguiente todos iban a visitar el Museo del Prado, pero yo me quedé en el
hotel, no me sentía con muchas ganas para ello tal vez pensando en lo que me esperaba en este
nuevo país caribeño. Foto de Begoña y yo en el aeropuerto de Barajas.
Finalmente llegó la hora de la partida y después de despedirme de todos subí al avión que por
estar viviendo en la era de los aviones de hélices el viaje de Madrid a Caracas duró 11 horas.
Nuestros hermanos Bingen y Xabier terminaron sus clases varios meses después y
arribaron en Caracas, ya la familia estábamos reunida otra vez, aunque a mi personalmente y a
todos nos hubiera encantado que Begoña se nos hubiera sumado a la familia, pero ahora creo era
esperar mucho de ella.
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CARACAS, VENEZUELA
En vísperas de cumplir 20 años, abril 1958, salí del aeropuerto de Barajas, Madrid, rumbo
a América, estaba vez a la zona del Caribe. Hicimos paradas en Lisboa, Bermudas y Caracas,
Venezuela. Después de once horas de vuelo desde el avión ya podía divisar las magníficas
montañas que encuadran las playas de esta costa tropical. La vista era sobrecogedora. Mis padres
y mi hermana Arantza estaban esperándome. Nos abrazamos, estábamos contentos de estar
juntos otra vez.
En silencio subimos varios kilómetros entre montañas en una enorme autopista que sube a
la ciudad y cruzábamos túneles y puentes a través de estos montes. Las laderas de las montañas
están llenas de precarias construcciones llamados “ranchos”. La ciudad está en un valle entre
montañas a 15 kilómetros del Mar Caribe y a 900 metros de altitud. Era mediodía y hacia mucho
calor. Cuando salí de Madrid en la temprana primavera europea hacia frío y este país tropical me
recibía con un calor estival abrasador. Caracas tiene mucha influencia americana desde que el
petróleo le hizo cambiar de sus días tempranos de la colonia. Es un país con mucha belleza
tropical con un clima tropical alternando periodos de lluvias que a veces son torrenciales con
épocas de calor, sol y sequía.
Uruguay y Venezuela tienen muy diferente clase de cultura. Uruguay personifica la cultura
Europea, Venezuela representa la cultura Caribeña, andina, y llanera. Dejamos atrás los tangos de
Gardel con su bandoneón para entrar al país del joropo acompañado del arpa y las maracas. Atrás
quedó el ceibo con sus hermosas flores rojas para entrar al país de la orquídea de delicados
colores. Vinimos de la ciudad abierta de Montevideo con un cinturón de playas integradas al casco
urbano al estrecho valle de Caracas encerrado por los majestuosos Andes venezolanos. La comida,
el clima, los amigos, todo era muy diferente a lo que habíamos vivido en Montevideo. También
aquí nosotros éramos los últimos vascos exiliados en llegar, nuestros familiares y amigos ya
habían superado los arduos comienzos del emigrante, mientras que nosotros teníamos que
empezar todo de nuevo, éramos todos mayores y era más difícil el camino donde reinaba el
ambiente un poco desafiante. Al poco tiempo de llegar me puse a trabajar para ayudar a la casa
con tantos gastos y poder ponernos al día nuestra nueva vida. Si bien es verdad que cuando
nosotros llegamos a Venezuela el país estaba en auge económico, y era más fácil obtener
bienestar económico que en ningún otro país, y podíamos abrimos camino más fácilmente que en
Montevideo, ama y yo seguíamos pensando, extrañando y escribiéndonos con nuestros amigos en
Montevideo.
Para nuestros padres en esta ciudad era la quinta vez que empezaban desde cero a poner una
casa con todo lo que ello incluye. Abandonando lo que pudo ser su primer hogar en Sopelana,
siguiéndole su casa Paris, Buenos Aires, Montevideo y ahora Caracas. Aunque sentían la nostalgia
de las cosas dejadas atrás, a veces muy buenas, nunca nuestros padres se quejaron y ama con
trabajo, esfuerzo e ilusión ponía en cada una de ellas su sello tan personal y cálido convirtiéndolas
en confortable hogar.
Siempre aita insistía que el mejor tesoro que nos podía dejar era una buena educación, y en eso
el hacía mucho hincapié. Se sacrificaron para mandarnos a los mejores colegios. Aunque
educándonos aumentamos la calidad de vida para alcanzar un nivel económico (que no siempre es
lo mejor) nuestro padre nunca hizo énfasis en hacer dinero como meta. El nos daba su ejemplo
con su sed de aprender leyendo sin cesar. Era políglota sabiendo ocho lenguas para poder leer los
libros en sus lenguas originales. Era escritor y poeta con amor a los libros clásicos y gran
admirador de la cultura griega por su rica y destacable tradición literaria, por su arte y
arquitectura y por su sentir un gran vinculo a su pasado. Pero aun con todo su saber le oímos
decir el dicho del filosofo griego Sócrates que la verdadera sabiduría esta en reconocer la propia
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ignorancia.
De nuestros padres aprendimos admirar las personas con sentimientos nobles que tenían
cualidades espirituales tales como bondad, rectitud, justicia y perdón. También admiraban la
sencillez y la elegancia de las personas.
Ser millonarios no era la meta de ninguno de nosotros. Hay cantidad de parábolas que en
la Sagrada Escritura se refieren a cuestiones de finanzas, y Dios advierte que el afán, el amor al
dinero, es el principio de todos los males. Ama citaba al autor bíblico del libro de Eclesiastés que
se concentra en el propósito y valor de la vida humana “¡Vanidad de Vanidades! ¡Vanidad de
Vanidades! ¡Todo es vanidad!”… usado para deplorar el vacío y la nada de las cosas de esta vida.
Sin embargo a nuestra madre le gustaba probar suerte, le gustaba el juego en general, apostando
a las carreras de caballos, las llamadas “5 & 6” y después de venir de Misa como distracción y con
esperanza apostaba por sus caballos favoritos. Luego preparaba la comida especial dominguera y.
Y con nuestra primera televisión seguía estas carreras que se llevaban a cabo religiosamente
todos los domingos a la tarde y eran televisadas desde el Hipódromo de la Rinconada, seguía la
carrera de caballos disfrutando de este deporte de reyes. Como distracción a las noches para ellos
era ver las noticias “El Observador Creole”, Radio Rochela o su show favorito “El Fugitivo” y
algunas veces nos uníamos algunos de nosotros para ver al prestigioso medico Dr. Kildare en
busca de un manco, verdadero asesino de su esposa. A mi me gustaba un show, no me acuerdo
del nombre, de televisión el cual era memorizar para acertar, yo practicaba frecuentemente y
cuando lo empecé a dominar escribí a los estudios de televisión Televisa. Recibí la invitación y
como a nuestra madre le gustaba el show le invite y feliz me acompañó. No conseguí estar frente
a las cámaras, y nos resignamos a sentamos en la audiencia. Lo pasamos bien y al salir, en el
lobby vimos el famoso productor y animador de televisión, Renny Ottolina, hablando con los
productores del show y las dos nos consolamos narrando a todos sobre dicho evento.
Ama también le gustaba jugar al julepe y al póker y un sábado al mes se reunía con sus dos
hermanas Lola y Mari, esta última vivía con su hija Ma. Luisa y familia en La Castellana. Aunque
nuestros padres eran los únicos que jugaban íbamos toda la familia y volvíamos a las tantas de la
noche. Ama tenía bastante suerte y ganaba casi siempre y eso le daba el incentivo para acudir a
estas reuniones familiares. Nosotros tuvimos la oportunidad de ver a nuestra prima Ma. Luisa
(Goian Bego) viviendo con toda clase de lujos. Tenía dos casas, una en Altamira de tres pisos
alquilado, y otra muy lujosa en La Castellana de dos pisos con un jardín de precioso verdor y
piscina de tamaño olímpico al pie del monte Ávila, ambas residencias en muy buenos barrios de la
ciudad, sino los mejores. En la entrada había una gran escalera espiral que separaba la sala del
comedor, cocina equipada al último detalle, varias mucamas, salita de de diario donde nos
reuníamos para jugar. Sus closets estaban repletos de ropa, preciosas amplias habitaciones, un
Mercedes Benz a la puerta, y viajaba a Europa cada seis meses con su esposo e hija. Dos años
atrás su segunda hijita de apenas un año de edad, Mari Cris, se puso muy enferma, le
diagnosticaron leucemia aguda linfoblástica. La llevaron a Nueva York, y la hospitalizaron en el
“Mount Sinai Medical Center” pero ya nada se podía hacer, y murió al mes de ingresar. Pasaron
muchos años sin comunicarnos, pero al enterarme que estaba enferma establecí comunicación
hablando con ella asiduamente durante los dos últimos años de su vida. Ella estaba muy sola. Su
esposo y sus otros dos hijos habían muerto en aquel tiempo. Y en esas condiciones naturalmente
muy deprimida. No me recordaba en nada a la vibrante y glamorosa prima que yo había conocido
y tratado años anteriores.
Nuestros padres eran ávidos nadadores, pero en esta ciudad teníamos muy pocas ocasiones de ir
a la playa. Eramos invitados a la casa de nuestra prima para nadar y refrescarnos del calor
tropical muchas veces, y un día y después de comer en que todos estábamos gozábamos de la
piscina salimos todos nosotros del agua quedó atrás aita. Cuando vimos con terror que hacia
gestos desesperados y parecía se hundía y era necesario actuar rápido, sin pensar ama se arrojó a
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salvarlo, y al aferrarse el a ella los dos estaban en peligro, la tía Mari les ofreció el recogehojas, y
se pudieron aferrar a el y salir a salvo. Fue un momento de mucho pánico para todos. Foto en la
piscina junto a Xabier en la casa de nuestra prima María Luisa.
Lo mismo que en Montevideo participábamos toda la familia de una manera activa en el Centro
Vasco de Caracas que fue inaugurado en 1942 con la llegada a Venezuela de los primeros
exiliados de la guerra y comienza a formarse una colonia. En conjunto parece ser el más grande
de todos los centros vascos del mundo. Tiene frontón, donde se juegan famosos partidos de
pelota. Aquí era diferente que en Montevideo, ya que aita era Secretario General del Centro Vasco,
y los fines de semana estaba trabajando en la oscura oficina toda la tarde. Para ama no era muy
atractiva la idea de reunirse con sus amigas solamente para charlar, y eran largas y aburridas
estas jornadas del fin de semana, pero lo hacia por nuestro padre. Ella había disfrutado mucho
acudiendo con nuestro padre a reuniones culturales y a fiestas, así como de la compañía de sus
amigas organizando actos de beneficencia, y ambas cosas había experimentado plenamente en
Montevideo. Ese había sido su mundo que encajaba muy bien con su personalidad y ahora tanto lo
extrañaba.
Aunque no conocía a nadie pronto hice de un grupo de amigas y amigos que pertenecíamos a
Eusko Gaztedi. Esta foto muestra mi primera excursión, primera fila tercera a la izquierda, a Los
Venados en el monte Ávila, frente a una estancia en la que en la época colonial se cosechaba café.
Tampoco las calles de Caracas eran tan seguras como eran o habían sido las de Montevideo. Un
día yendo de compras ama por el Boulevard de Sabana Grande, el mas largo y famoso de la
ciudad congestionado durante la semana y aun mas los fines de semana que tiene toda clase de
negocios imaginables. Ama disponía de una cantidad de dinero para algo específico que iba a
comprar. Antes de que se diera cuenta un ratero se acercó y le arrancó la cartera que ama llevaba
aferrada a si. Nuestra madre peleó, gritó y corrió detrás del bandido que medio asustado se metió
en un bar, pero ama eso no la amainó y lo siguió y entró al establecimiento y el ladrón al ver a mi
madre tan empeñada tiró la cartera al suelo y ama consiguió recobrar la cartera y pudo hacer su
compra.
Para ama ir de compras era su pasatiempo favorito, ver los atractivos escaparates, y
ventas de precios razonables. En Montevideo a veces nos llevaba a mi hermana y a mí con ella.
Para nosotras era como ir de safaris por la jungla, una aventura llena de peligros y riesgos
comenzando por las peripecias para llegar a las tiendas que estaban en la congestionada Avenida
18 de Julio y luego tratar de pagar era otra odisea, cuando llegábamos a casa estábamos
exhaustas, pero no ella.
Después de trabajar un año de secretaria, perdí el trabajo porque la verdad que como
secretaria yo no valía, no me resultaba suficiente desafiante, era aburrido estar todo el día en una
pequeña oficina con papeles para escribir y para ordenar. Con el dinero del despido me inscribí en
un curso intensivo de un año de lunes a sábado de 8 AM a 5 PM en el Hospital Clínico de Caracas,
en la Ciudad Universitaria. El curso estaba basado en un programa de estudios dado en Chicago,
Illinois, USA, al término del cual adquiríamos el diploma con el titulo de “Bibliotecaria de Historias
Medicas”. Era la primera vez que se ofrecía en Venezuela: la directora era graduada de la
Universidad de Chicago, USA. El tema ligado a la medicina me seguía interesando, y pude hacer el
curso presentando el certificado de Secundaria de Uruguay. Comencé en enero de 1960 y termine
en diciembre del mismo año. Dos semanas después de graduarme me ofrecieron el trabajo con
más del doble de sueldo que el de secretaria. Ahora trabajaba de codificadora de enfermedades,
trabajo en el que procesaba la información de un diagnostico de enfermedad u operación y
convertía la información a un código para ser comunicada a los médicos para evaluación o
investigaciones médicas. Y esto me interesaba y trabajaba con gusto.
El hospital esta en los terrenos de lo que es hoy la ciudad universitaria que habían estado
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ocupados por la famosa Hacienda Ibarra que representó una de las propiedades más famosas de
la colonia por ser productora de azúcar y por hacer el mejor ron de sus tiempos. Los Ibarra de
origen vasco, fueron propietarios de la hacienda y de la casona por más de tres siglos hasta ser
adquirida por el gobierno venezolano en 1947. Esta hacienda sirvió también de hospedaje al
Libertador Simon Bolívar que ideó el futuro de Venezuela y su universidad en tierras de la
hermosa Hacienda Ibarra. Alexander Humboldt, el gran naturalista alemán permaneció en la casa
por más de dos meses deslumbrado por el monte Ávila, el río Guaire, y los ricos cultivos
coloniales.
Era fascinante para mí trabajar en este ambiente pensando en mi futuro. Trataba de
aprender mucho de diferentes clases de enfermedades que las historias medicas describían,
presenciaba las operaciones desde las cristaleras del quirófano, y una vez fui invitada por uno de
los cirujanos para observar la operación junto a el en el mismo quirófano. Caracas siendo un país
tropical y con cierto nivel de humedad hace que los microorganismos se diseminan fácilmente; era
importante estar al tanto de ello y asistí a conferencias de diferentes enfermedades tropicales, Mal
de Chagas, el Dengue, Brucelosis y algunas más que no me acuerdo. Todo ello me atraía, y
hablaba en casa de ello, ama lo soportaba, pero aita no quería ni oír hablar de hospitales o de
enfermedades.
Como empleada del hospital abrí una historia médica para cada miembro de la familia en
caso de una emergencia. Nuestros padres eran atendidos gratis. El primero en ir fue nuestro
padre al acusar un dolor en el hombro derecho, le diagnosticaron bursitis del hombro, y le
inyectaron una dosis de cortisona y se le fue el dolor. El no le dijo al doctor que había estado toda
la tarde anterior tirando piedras a los mangos. El mango es una fruta exótica, dulce, refrescante,
parece que se originó al noroeste de India hace 6.000 años y se fue extendiendo a regiones
tropicales y subtropicales. Hay que recolectarlos cuando están de color amarillo claro y aita le
daba de duro a todos que lucían de ese color pensando solamente en la mermelada de mango
riquísimo que ama hacía. En Montevideo nuestra madre preparaba unas mermeladas de tomate y
de naranja de la mejor calidad. Para nosotros eran horas eternas las de pelar estas frutas, pero el
resultado era muy bueno cuando comíamos el dulce con tostadas y pensando en ello creíamos
valía la pena ayudar, aita amenizaba estos momentos con historias interesantes.
Estando trabajando varios años en este Hospital Clínico Universitario conocía y estaba en
contacto diariamente con los médicos. Y un día hablé con uno de los mejores cirujanos y le
presenté el caso de ama que sufría de incontinencia por mucho tiempo, había tenido tres
operaciones y todas ellas un fracaso. El me prometió hablar con un urólogo y poco después los
dos se ofrecieron a hacer la operación que casi nos aseguraban iba a dar buenos resultados. Hasta
ahora no había sido así y ella había estado sujeta a muchas pruebas y tres operaciones pero
ninguna satisfactoria. Un poco temerosos afrontamos el nuevo desafío. La operación duró casi tres
horas y ella la aguantó muy bien. Esa noche decidí pasar las noches con ella y las siguientes yo
dormí al lado de ella por si necesitara algo. Ya que el departamento de Historias Medicas estaba
en el primer piso, y ella estaba en Cirugía, creo tercer piso. Pusimos unos almohadones en el
suelo y eso creo le confortaba a ella saber que yo estaba al lado y nuestro padre también quedaba
mas tranquilo. De día la podía visitar a menudo por unos minutos. La operación fue un éxito
quedando ama completamente bien después de las frustraciones pasadas en las operaciones
anteriores.
El problema de trabajar en este hospital es que está ubicado dentro de la ciudad
universitaria. En aquel entonces no había metro, solamente había autobuses, o el famoso y
popular “carrito por puestos”, en el que 5 pasajeros comparten un carro que cubre una ruta
predeterminada, pero era caótico, incomodo, inseguro y toda una aventura y a ninguno de ellos
les era permitido entrar a la universidad. Y sin acceso a ningún tipo de transporte público, excepto
taxis, llegó el momento en que era necesario comprar un carro para llegar a mi trabajo. Manejar
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en Caracas no era fácil lidiando con el infierno del tráfico. Decidí tomar lecciones de manejo. Ama
le gustó la idea y ella también quiso hacerlo. Las dos fuimos a la escuela de conductores a las
siete de la mañana, antes de entrar al trabajo, y en quince días las dos conseguimos la licencia de
conducir, pero cuando ama chocó fue el final de su carrera detrás del volante. A mi me gustaba
manejar aunque nunca sabia adonde iba, porque mi sentido de orientación es fatal. Poco después
compré un carro inglés, Hillman, de segunda mano, tapizado en cuero rojo por dentro, de color
crema y rojo de dos puertas, lento de subida, pero hizo buen servicio. Foto con mi carro.
Como yo era la única que manejaba les llevaba a todos de vez en cuando al a la playa,
lugar que les gustaba tanto a nuestros padres que crecieron junto al mar, y ver el mismo mar que
besada las aguas a Euskadi. No me acuerdo el nombre de las playas que fuimos, pero eran
hermosas playas, de arena blanca y aguas cristalinas y en una de ellas aita perdió los lentes
cuando salía del agua, y nos dijo acongojado, pero antes de terminar su frase sin darnos tiempo a
pensar, ama apresuradamente se metió al agua y después de bucear un poco apareció triunfante
con ellas en la mano.
Xabier era mi mecánico preferido y si lo tenia de copiloto podía manejar a la China. Pero un
día desafortunado yendo al trabajo cayó “un palo de agua”, torrencial aguacero tropical, con
mínimo de tres horas que colapsó el sistema de drenaje y las calles se desbordaron. En la mitad
de la autopista y con el agua llena de lodo subiendo rápidamente alrededor mío necesitaba hacer
algo, y no sabia que, pero súbitamente un coronel en su jeep se puso a mi lado y por señas me
sugirió salir del carro y al abrir la puerta y ver el lodo entrar en mi carrito fue un drama, pero el
me trasladó a lugar seguro. Cuando me dejó en una calle cercana, de mi coche, que no era
anfibio, solo se veía su techo rojo. Hubiera tenido que bucear para salir de aquel el lodo, barro y
escombros que rodeaban mi pobre carro. Más tarde una grúa se lo llevó al taller, pero adentro el
lodo lo había maltratado y el costo del arreglo era muy caro. Ama me acompañó a la casa de
seguros, al Ministerio de Transporte y entre las dos aireamos nuestro furor, pero no estaba
cubierto para semejante aguacero y así terminó por el momento tristemente nuestra aventura.
En casa no tuvimos muchos animales domésticos, un pollito, ganado en una kermes del
colegio de nuestros hermanos, un gato y un canario, y por unos días un perrito precioso llamado
Zuribeltza por su color blanco y negro. A todos nos gustaba jugar con ellos, pero ama era la única
que definitivamente los cuidaba. Aita prefería el gato a ningún otro animal doméstico, siempre le
había gustado tener un gato. Decía que son excelentes mascotas y compañeros al mismo tiempo
que independientes y se adaptan fácilmente a cualquier ambiente. Su idea era de tenerlo a su
lado mientras escribía en su escritorio. Tanto repetía que le convenció a nuestra madre y un día
ella le encontró a su compañero ideal. Un gato de angora dorado de aspecto elegante, con ojos de
color azul. Era curioso, ágil y activo y le gustaba escalar lugares altos de la casa, y tal vez por
ello, un día saltó al marco de la ventana de la cocina precipitándose al vacío de nuestro octavo
piso y murió. Decidimos no tener otro gato después de perderlo tan trágicamente.
Pero ama quedaba sola en casa todas las mañanas cuando nosotros salíamos todos de casa en
diferentes direcciones, trabajos, colegio y universidad, y pensé ella necesitaba compañía y decidí
comprarle un precioso canario. Era vivaz, alegre y cantarín. Cantaba y participaba en la excitación
general de nuestra familia saltando y gorjeando en su jaula. Ama colgó su jaula en medio de las
plantas y flores que abundaban en la amplia terraza ofreciendo un lugar muy acogedor para el
cantarín canario a quien ella cuidaba con mimo.
Nuestros futuros se iban perfilando. Begoña que seguía viviendo en San Sebastian, se
había graduado de Perito Mercantil y era una excelente administradora en el negocio de la tía Juli,
y trabajaba en la Cruz Roja como enfermera. Ella heredó la habilidad de ama para los números y
negocios. Arantza estaba por graduarse de la Universidad Central como bibliotecaria, y ya tenia un
buen trabajo en la Electricidad de Caracas. Hoy en día es una fructífera novelista. Bingen era
estudiante de medicina y se graduaría años mas tarde de la Facultad de Medicina como cirujano
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cardíaco y seria Jefe del Departamento de Cardiología. Xabier entraría dos años después a la
Facultad de Ingeniería, en su segundo año eligió otro campo y ahora se dedica a la planificación,
diseño e implementación de sitios Web y páginas Web en español y en inglés. Yo estaba en mi
último año de la revalida del bachillerato, como siempre, luchaba el doble para conseguir lo
mismo. Pero no me desanimaba ello, al contrario me daba más aliciente a seguir. Ya pasados los
exámenes de equivalencia por libre aun me quedaba hacer completo el último año. En setiembre
de 1964 me inscribí en un liceo nocturno de Bello Campo y aunque entre los estudios y el trabajo
no tenia mucho tiempo libre, estaba contenta de que en pocos meses cumpliría con mi meta. No
llegue a terminar la revalida en Caracas, pero años mas tarde conseguiría uno de mis sueños
haciendo mi carrera universitaria en Estados Unidos.
En el aspecto cultural el centro vasco ofrecía bastante a menudo conferencias a menudo ofrecidas
por nuestro padre o personalidades invitadas para tal o cual conmemoración. Casi siempre era
aita el que programaba o daba ideas sobre cualquier acto cultural. Sus conferencias eran
magnificas llenas de emoción y patriotismo como solamente el podía hacerlo. Arantza y Bingen
siguieron sus pasos y conquistaban la audiencia con sus palabras. Aunque no era lo que mejor
que yo hacia, enfrentarme a un publico, aita me pidió ser parte de un grupo de jóvenes los cuales
presentamos una conferencia sobre Jesús de Galíndez y presente “el destierro con sus nostalgias
y amores”.
Ahora mas de lleno en mi vida social en el centro vasco y con mas entusiasmo seguíamos
haciendo excursiones mensuales yendo a diferentes lugares en autobús rentado para esos fines y
alegres cantábamos en el camino boleros de Lucho Gatica, cantante chileno de boleros que estaba
en moda en aquel tiempo, algunas canciones criollas venezolanas, y unas pocas vascas, que
entonábamos siempre en nuestras expediciones.
Los domingos en el Centro veíamos películas que Euzko Gaztedi alquilaba. Me encantaba
participar en las danzas, aunque los ensayos a veces eran agotadores, también participaba en el
coro de Gabon, los villancicos (aguinaldos) en Navidad. Esto lo hacíamos con ganas. Nos
repartíamos en grupos y visitábamos diferentes casas en las que cantábamos y nos daban dulces,
bebidas y recaudar dinero para mandar al gobierno vasco en Paris. Misas y retiros no faltaban, y
el grupo en general era muy unido y divertido. Tenía dos amigas especiales, una era recién
graduada de la Universidad como ingeniera, Trini, y la otra en sicología, Beatriz, y salíamos juntas
para todos lados, pero siempre terminábamos en el centro vasco.
Los jóvenes decidimos que era hora de nuestra independencia y que bajo la austera mirada de los
mayores no podíamos socializar de acuerdo a nuestros gustos porque los señores de la “vieja
guardia” se escandalizaban ver que “bailábamos a lo agarrado”. Como teníamos en el grupo gente
profesional en el área de construcción decidimos construir una pista de baile lejos de la
supervigilancia de los mayores, solamente para nosotros. Yo participé aunque no me acuerdo que
parte me tocó hacer, pero entre todos realizamos una gran obra, convirtiendo un terreno sin
utilidad en una terraza de cemento para bailar con un pequeño muro para sentarse a media luz
afuera.
EUSKADI, 1963
Al Departamento de Historias Medicas vinieron a visitarnos dos médicos de Madrid porque estaban
interesados de abrir un programa igual en el hospital el cual ellos trabajaban. Les dimos una gira,
y antes de irse nos dejaron sus tarjetas para poderles contactar en caso de ir alguna de nosotros
a España. Meses después cuando preparaba mi viaje a Donosti me puse en contacto con dichos
doctores. Quedamos en que ellos vendrían al aeropuerto de Barajas para recibirme. Lista para
irme y antes para salir al aeropuerto Pello Irujo, el novio de Arantza, nos sacó esta foto de la
familia. Antes de mi viaje a Euskadi los aitas me regalaron una magnifica cámara de fotos, Canon,
con película en rollo, no como ahora en digital. A mi me gustaba sacar fotos, y saqué bastante en
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este viaje, pero siempre Xabier nos ganaba a ama y a mi en cuanto a calidad. El tiene un ojo
fotográfico, aptitud artística y técnica que lo transforma en muy buen fotógrafo. Personalmente
siempre he pensado que es un arte que enriquece nuestras vidas.
Toda la familia vinieron conmigo al aeropuerto de Maiquetía, y aun me acuerdo que después de
despedirme de todos y caminando por la pista de aterrizaje y despegue y ya cerca de las
escalerillas para subir al avión, oí el grito de ama “MIREN” que me llamaba para darme el último
adiós. Tal vez ama pensó en la posibilidad de yo instalarme en Euskadi con un trabajo, o por ir
sola a la aventura, o como un presagio, pero me di la vuelta y le sonreí para darle ánimo. Aunque
el viaje fue bueno toda la noche, al amanecer y todavía volando sobre el Atlántico el avión
empezó a sacudirse violentamente y era como si perdíamos altura por unos segundos. Uno de los
pasajeros, cerca de mi asiento, fue a la cabina de los pilotos, y cuando regresó me pregunto si yo
tenia miedo, y entendí el porque de su pregunta, categóricamente le negué aunque estaba
aterrorizada, entonces me dijo pausadamente que habíamos perdido un motor y el piloto se
disponía para hacer un aterrizaje de emergencia. Yo miraba por la ventana y no veía tierra por
ningún lado. Empecé a rezar fervorosamente. Al cabo de un tiempo, que parecían siglos, el piloto
dijo que íbamos aterrizar en Lisboa sin entrar en muchas explicaciones. Y allí ante nuestros ojos
divisamos tierra. Pronto se podrían divisar casas con techos de terracota por doquier. Nos alojaron
en un lindo hotel donde pasamos el resto del día y la noche antes de partir para Madrid al
atardecer del segundo día. Después de dejar las maletas comimos, y el postre era un pastel de
nata riquísimo. Luego nos dieron una gira de varias horas por el centro histórico de esta
pintoresca ciudad que tiene colinas, algunas de ellas muy empinadas que ni el autobús hubiera
podido ascender.. Lisboa fue uno de los pocos puertos atlánticos europeos neutrales siendo una
puerta de salida de refugiados. Cuando llegamos a Barajas ya era de noche. Yo tenía planeado
conectarme por tren mi viaje a Donosti. Los dos médicos me esperaban a pesar del retraso y me
llevaron a la estación de Atocha para que tomara el tren para Donosti no sin antes hacerme toda
clase de preguntas y darles una copia de mis notas. Estaban de verdad interesados. Pude
conseguir tren esa misma noche y llegue a la Estación del Norte en San Sebastian como ocho
horas después. Mi estancia en San Sebastian fue muy buena y tanto Begoña como yo lo pasamos
muy bien, aunque ahora las dos mas maduras cada una pensaba en forjarse un futuro más
seriamente que años anteriores. Tiempo más tarde uno de los médicos me escribió que habían
empezado a gestionar para abrir el programa y me ofrecían un puesto. Me alegraba pude ayudar
en algo, pero yo tenia mis planes de mi carrera en Caracas. En Donosti también había
posibilidades de poner práctica el programa y tal vez empleo para mí, pero por problemas
presupuestarios me ofrecían la mitad de sueldo que en Caracas.
CARACAS
Después de este último viaje en 1963 volví a casa con la idea de que era mejor comprar un piso
que rentarlo. La tía Juli acababa de comprarse un estudio muy lindo en los altos de una casa de
apartamentos en San Sebastian y me contagió su entusiasmo en poder hacer una inversión
semejante. Nosotros en ese momento vivíamos en el “Edificio Naiguatá”, un apartamento bien
situado, espacioso y soleado, pero rentado. Cerca de aquí había en construcción un hermoso
edificio de propiedad horizontal al que visitamos un domingo después de Misa.
Nos encantó, sobre todo a nuestro padre, por sus vistas magnificas al lado del campo de golf y del
Monte Ávila, al mismo tiempo que era en un lugar céntrico. Al edificio le rodeaban jardines,
piscina, pequeño parque de niños, y le rodeaba el campo de golf dándole todo ello sensación de
paz aun en medio de la estrepitosa Avenida Miranda. Nos reunimos la familia en sesión plenaria
para discutir sobre el costo y los ingresos a la casa. En ese momento solamente trabajábamos
aita, mi hermana y yo. Bingen no podía trabajar por estar en primero de medicina que le absorbía
todo tiempo libre. Nosotros podríamos aportar mensualidades pero el problema era la cuota
inicial. Desanimados reflexionábamos sobre ello cuando y ama sonriendo satisfecha nos dio la
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gran sorpresa. Ella encargada siempre de hacer malabarismos con los recursos disponibles había
estado ahorrando secretamente con la misma idea en mente y tenía lo suficiente ahorrado para
empezar nuestro proyecto exitosamente. Compramos esta hermosa residencia en Campo Alegre.
La piscina era una de las cosas que mas nos gustaba en esta nueva casa. Mis hermanos y yo
disfrutábamos de este deporte de la natación e ir a la playa era imposible ya que yo no tenía
carro. Según la hora teníamos toda la pileta disponible para nosotros solos. Solamente bajar diez
pisos con nuestras toallas y lentes de sol y nos esperaba un refrescante ejercicio en este país
tropical. Nos encantaba tirarnos del trampolín y hacer carreras acuáticas entre nosotros. Xabier no
solamente traía la requerida toalla sino que venía armado con todo un equipo de natación encima
como gafas de buceo, tablas, tubos respiratorios, chapaletas, y tapones para los oídos tipo Azteca,
ellos llevaban tapones en los oídos para mostrar su rango de importancia, no creo que nuestro
hermano podía ni mojarse con tanto aparato encima.
Poco después de nuestra mudanza el Centro Vasco prescindió del trabajo de aita. Fueron
momentos angustiosos para todos nosotros, mis hermanos aun estaban estudiando, y nuestro
padre tenía 63 años, un poco mayor y extranjero para conseguir fácilmente un empleo. Pero
consiguió gracias a su amigo Pedro Grases, que le había ayudado antes y volvió hacerlo ahora y
en lo que más le gustaba trabajar a nuestro padre, es decir, investigaciones históricas. Grases
nacido en Cataluña (19092004) y llegado a Caracas en 1937 escapando de la Guerra Civil
Española, era escritor, historiador y crítico literario. Una avenida de Caracas en La Castellana
donde vivió por más de medio siglo lleva su nombre. El estimaba y reconocía lo que valía nuestro
padre y siempre estaba listo para darle la oportunidad que nuestro padre merecía. Hace falta
valer uno mismo para apreciar el valer de otros.
En estos momentos en el Departamento de Historias Médicas se hablaba de una beca para
ir a Chicago, Illinois, para hacer como un postgrado y yo me iba a registrar para ello, aunque lo
único que sabia en inglés era la terminología médica, y creo que lo hubiera conseguido, pero algo
se interpuso en mis planes. “El hombre propone y Dios dispone” dicho que se atribuye al escritor
alemán Kempis, autor de la “Imitación de Cristo” y que ama decía repetidamente para hacernos
ver que nuestros propósitos dependen de la voluntad divina.
En noviembre en la fiesta americana de Acción de Gracias. Es una fiesta tradicional de Estados
Unidos y Canadá. En los Estados Unidos se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre.
Generalmente en esta festividad se reúnen en torno a la mesa familiares y amigos a compartir un
banquete. Con aita trabajaba un estudiante americano y nuestro padre le invito a cenar ese día
con nosotros, a el que le gustaban las comidas que ama preparaba aceptó encantado. El plato
principal tradicional para la cena es un gran pavo asado relleno de maíz y salvia. Se sirve con una
jalea agridulce de arándanos rojos, platos de verduras, batata dulce, puré de patata con una salsa
hecha del jugo de pavo. Los postres son variados siendo el pastel de calabaza el más popular,
pastel de nuez y el de manzana. Días antes de la fiesta George, que así se llamaba nuestro amigo,
le pidió a nuestro padre si le importaría invitar a otro estudiante americano recién llegado al país
que estaba también solo. Aita accedió enseguida.
Ama desde luego no siguió este menú al pie de la letra, pero la comida resultó a gusto de
todos. Copia del menú; parece ser que no intentamos impresionarles mucho.
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El 23 de junio decidimos Arantza y yo, Pello y Bob casarnos por lo civil. Simple ceremonia
en familia. Del juzgado fuimos a casa donde ama tenia preparada uno de sus famosos banquetes.
Fijamos la fecha de boda por la iglesia el 15 de setiembre. La tía Juli diseñó mí vestido de boda,
simple y muy bonito, con un largo velo y una corona de azucenas de seda. Ama y yo fuimos
caminando a la iglesia la víspera de la boda para arreglar y decorarla con flores. En el camino ama
me dijo lo que ella anhelaba para mi lo que ella había esperado y obtenido de su matrimonio; ser
amada, cuidada y comprendida. Hablamos de muchas cosas que me esperaban en el futuro y de
la que ambas queríamos compartir de mas cerca, y ama me dijo con voz incierta, “iremos a
visitaros”. La pequeña capilla lucia sencilla y humilde, pero preciosamente decorada.
El miércoles 15 de setiembre de 1965 era soleado y todo estaba listo para nuestro gran
día. La pequeña iglesia estaba llena de flores. Ama era la madrina de boda. Con música suave
entramos a la iglesia sobre una alfombra roja que llegaba hasta el altar. Nos casó el Padre José
Mari Mendizabal (Goian Bego). El Padre José Mari habló sobre la mujer vasca y su carácter como
para recordarle a Bob que en el País Vasco la esposa es la que esta a cargo de todo. Ama era el
mejor ejemplo de ello. Bob estaba sereno y feliz yo estaba menos pensando en tantos cambios
que me esperaban. Otra vez la felicidad del momento se vio un poco enturbiada por las
despedidas a los míos, y también la sombra de la guerra en Vietnam que estaba presente. Esta
guerra se había recrudecido en la primavera de este mismo año, y a Bob le esperaba dos años de
servicio militar después de conseguir su doctorado. Esta foto la sacó Xabier porque el fotógrafo
oficial llegó después de comer, por haber sufrido un accidente de tráfico.
Fue muy triste para ellos dejarme ir y para mi dejarles, no sin lágrimas en los ojos todos
nos dijimos adiós. Pensando en otra separación mas y cuando nos volveríamos a ver. Fuimos al
Macuto Sheraton y dos días más tarde antes de embarcarnos llame a casa para despedirme de
ama y al atardecer embarcamos para Houston, Tejas. Esa tarde tropical en el puerto de La Guaira
no pude evitar de sentir que dejaba atrás una parte de mí ser que nunca la recuperaría. El barco
se hizo a la mar. Esta tercera vez otro barco me llevaría a un destino diferente dejando atrás a
mis seres queridos, para empezar otro nuevo capitulo en mi vida de emigrante. Hoy en día puedo
decir que he recibido todos los sacramentos y cada uno en país diferente, Bautismo en Paris,
Primera Comunión en Las Arenas, Confirmación en Montevideo, Matrimonio en Caracas y Unción
de los Enfermos en Washington.
En este año 1965 hubo muchos cambios mundialmente, que nos afectaron a Bob y a mí
personalmente; la situación en Vietnam se había empeorado, el presidente Lyndon Johnson
ordenó mandar tropas para prevenir que el sur Vietnam colapsara, y la guerra siguió
recrudeciéndose. El Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII fue uno de los eventos que
marcaron el siglo XX. Duró desde el otoño de 1962 hasta su clausura en Diciembre de 1965. La
meta era modernizar y renovar a la Iglesia Católica. Y las decisiones finales de este Concilio
fueron drásticos cambios como reemplazar el altar por una mesa, el sagrario moverlo a un
costado, remover la barandilla para comulgar, el sacerdote celebrar la Misa de cara al pueblo, las
mujeres no necesitaban llevar velo dentro de la iglesia y cambiar el idioma litúrgico, la Misa
celebrada en latín por centenares de años ahora seria en vernáculo, que en mi caso ahora sería en
inglés. Si bien es verdad que todos estos cambios se llevaron a cabo paulatinamente durante
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cuatro años después de acabado el Concilio, eran cambios que se agolparon encima del gran
cambio que estaba viviendo en estos momentos.
Ama y yo estábamos de acuerdo que no nos gustaban mucho todos estos cambios
litúrgicos. Aquí se puede agregar lo que el Profeta Jeremías nos dijo. No mires mas con nostalgia
al pasado, deseando que las cosas pudieran ser como fueron antes. Exaltemos a Dios en el
presente y dejemos que El nos mueva para adelante. Y así ha sido.
La Biblia tiene gran influencia, aunque no nos percatamos, de la huella que ha ido dejando en
nosotros históricamente no solamente en el aspecto social y cultural sino en el arte, ciencia,
literatura y música. Ama en su lenguaje cotidiano usaba muchos dichos procedentes del mundo
bíblico.
Algunas de las expresiones sacadas de la Biblia y dichas por ama;
“De todo hay en la viña del Señor” (Mat. 20:17)
Jesús enseñando la igualdad entre todos los discípulos en cuanto a la recompensa de la vida
eterna.
“En un abrir y cerrar de ojos” (1 Cor. 15:52)
Un escenario apocalíptico que nos dice debemos de estar despiertos porque en un momento dado
la trompeta final sonará y todos vivos y muertos seremos transformados
“Espada de doble filo” (Prov. 5:4)
Discreción y entendimiento previenen de la adultera que lleva al deshonor, derrame de sangre y
que trae remordimiento al final, comparando a la felicidad conyugal que trae felicidad y seguridad.
“Hacer la pascua a alguien” (Ex 11:45; 12, 29)
En este pasaje Dios le dijo a Moisés que mataría a todos los primogénitos de Egipto
“Llorar como una magdalena” (Luc 7:3844)
Lección de la relación entre perdón y amor. Solo el amor y el reconocimiento interior de ser
pecador trae la misericordia y el perdón de Dios.
“Pasar las de Caín” (Gen. 4:1114)
El primer homicidio en la historia, Caín mata a Abel.
“Tener mas paciencia que el santo Job (Sant 5:11)
El libro de Job es un exquisito poema dramático, se trata del sufrimiento de un inocente. Es un
tema de paciencia o perseverancia en medio de las pruebas.
“Sembrar cizaña” (Mat. 13:2430)
El trigo y la cizaña creciendo juntos era la mejor expresión de que la iglesia es una mezcla de
bueno y malo, como el resto del mundo. Pero al final todos serán juzgados y la justicia triunfará.
“Vanidad de Vanidades” (Ecl. 1:2)
Es una expresión de todo el libro de Eclesiastés y se refiere a algo que puede ser real, pero que
tiene poca o ninguna sustancia.
“Venderse por un plato de lentejas” (Gen 25:2934)
Venta de la progenitura de Esaú y Jacob. Cambiar la honra por bienes materiales y renunciar a
algo importante por un beneficio mínimo pero inmediato,
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Salimos del puerto de La Guaira al atardecer y nuestra primera parada fue en el puerto de
Curazao. La llegada al puerto de Curazao fue sorprendente porque el barco entraba al puerto
pasando muy cerca de una hilera de pintorescas casas de diferentes colores. Aprendimos el
significado del nombre de la isla. Curazao quiere decir “isla de curación” porque cuando llegaban
al puerto barcos con marineros sufriendo la enfermedad de escorbuto se curaban al tomar las
deliciosas frutas que ofrece la isla. Nuestro segundo y último puerto era Aruba antes de llegar a
Houston, Texas. Fue un viaje feliz de ocho días cruzando un intercambio del Mar Caribe salpicado
de islas y el amplio Golfo de México. Viajar en un crucero por el Caribe es apasionante e
inolvidable cuando se recorre el mar caribeño y mas yendo de luna de miel. Fueron días felices y
Bob y yo disfrutamos ampliamente.
Al plantar nuevas raíces, muchos de nosotros encontramos nuestras mentes vagando a
través de los mares a las montañas o a los valles de la tierra de nuestros padres o de las tierras
que dejamos atrás en otros peregrinajes. Alguien dijo que el mar puede ser una frontera
sicológica que nos protege de las heridas escondidas y de las memorias amargas. Nuestros padres
navegaron en las mismas aguas que fueron campo de batalla en innumerables conflictos bélicos
de los submarinos alemanes destruyendo y hundiendo con torpedos buques aliados.
Yo estaba viviendo mi experiencia como inmigrante por cuarta vez en 27 años. Podría
decirse que ya era “ciudadana del mundo”. Hacer las maletas, despedirse de los seres queridos,
llegar a tierras desconocidas, escuchar lengua extraña, orientarse por la ciudad, adaptarse a las
nuevas costumbres y modismos, y cambiar todo lo que se conoce radicalmente, todo esto lo he
experimentado siendo niña, joven y adulta. Todas estas mudanzas tienen sus pros y sus contras.
Es verdad que nos da una visión distinta, con una mentalidad más abierta y nos adaptamos e
integramos con alma y corazón en la sociedad que nos toca vivir y comprender más fácil a otras
mentes y culturas, pero todo ello acarrea un gran costo, que es la falta de raíces.
El sábado 24 de setiembre muy lentamente entramos en el Canal de Houston y arribamos
en el puerto de tierra de Houston, Tejas. El puerto está a 40 kilómetros adentro del Golfo de
Méjico, y solamente a un kilómetro del centro de la ciudad. La hermana de Bob y su familia nos
hospedaron generosamente. En Houston disfruté de fantásticos desayunos que en realidad eran
más bien brunches incluyendo panqueques y sirope. Tres días después emprendimos viaje de
Houston a Washington en ocho días, recorriendo los estados de Louisiana continuando nuestra
luna de miel pasamos varios días en la preciosa ciudad de Nueva Orleans, atravesamos el estado
de Misisipi, en Alabama y visitamos a uno amigo de Bob de la universidad y su esposa. En Georgia
paseamos por Atlanta, el corazón del sur, donde se filmó “Lo que el viento se llevó”. Cruzamos Sur
Carolina, y en Norte Carolina festejamos el cumpleaños de Bob en el camino, y llegamos a
Virginia, la capital del sur, al mediodía la cual la atravesamos en tres horas. Y finalmente llegamos
a Washington aquel atardecer que nunca olvidaré.
Para llegar al centro de la ciudad tuvimos que cruzar el Río Potomac por uno de los
numerosos puentes que añaden especial fascinación a Washington. Atravesamos el puente que
confiere la entrada más grandiosa a la ciudad porque esta revestido con el patriotismo americano
sugiriendo que estamos entrando a la capital, el Memorial Bridge. Nos alojamos en un hotel y a la
mañana siguiente antes de salir a buscar una vivienda describía en una carta larga a nuestros
padres y hermanos todas mis impresiones, alegrías y preocupaciones.
Pronto encontramos y nos instalamos en un precioso y diminuto apartamento en un barrio
céntrico cerca de la Universidad de Johns Hopkins donde Bob era estudiante. El apartamento de
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liliputienses medidas tenía una preciosa sala que de noche se convertía en dormitorio. Dos
ventanales grandes decorados con cortinones color mostaza y un sofácama tapizado en celeste y
crema, sillones y mesitas de estilo francés. La saladormitorio tenía chimenea de leña que nos
calentó en el invierno y dos closets, un escritorio pequeño antiguo, cocina grande con closet
enorme, y un baño alegre que bañaba el sol por una gran ventana. Estaba muy bien ubicado en
cuanto a educación cultural de la vida americana y entretenimiento, ya que estaba a solamente a
pocas cuadras de la Casa Blanca, del Capitolio, numerosos museos de diferentes tipos, de la
National Gallery of Art con sus salas de concierto que acudíamos los fines de semana, de los
majestuosos monumentos, de la Biblioteca del Congreso, la entrada cultural mas antigua en los
Estados Unidos que sirve como la institución de investigación para el Congreso, y es una de las
mayores bibliotecas del mundo. También estábamos cerca del Washington Monument, un obelisco
hecho de mármol blanco de 185 metros en el terreno del Mall. Bob y yo tratamos de romper el
record cuando subimos a pie los 897 escalones de la escalera de hierro en 20 minutos. Pero
quedamos atrás ya que el record muestra que ha sido escalada al piso de observación en 6
minutos y 42 segundos. La iglesia también estaba cerca, y era la histórica Catedral de Saint
Matthew, una iglesia enorme, el exterior se parece a las iglesias en Italia, es de ladrillos rojos que
contrasta con la rica decoración interior con mármol y piedras semipreciosas. Los confesionarios
tenían la bandera para indicar las diferentes lenguas en que se ofrecían las confesiones. Allí
íbamos todos los domingos a Misa, y Bob me acompañaba siempre. Eso le gustó ama.
Al comienzo de la primavera Washington se viste de gala con los cerezos en flor. Y fuimos
a pasear por el florido camino una mañana dominguera aunque un poco fría, pero el espectáculo
era precioso. Es una conmemoración anual de 3000 árboles de cerezos que Japón regaló a
Washington en 1912 como recuerdo de la amistad entre Japón y Estados Unidos. Gentes de todo
el mundo se reúnen aquí para dar la bienvenida a la llegada de la primavera.
El 4 de julio, el día de la Independencia de los Estados Unidos, del Reino de Gran Bretaña y
el cumpleaños de aita en Washington se celebra a la orilla del Río Potomac con millones de kilos
de explosiones que son lanzados al aire en lo que es el mayor espectáculo pirotécnico del mundo.
Para asistir a estos festejos hay grandes descuentos en los pasajes aéreos, hoteles, paquetes
turísticos, restaurantes y centros comerciales. Bob y yo íbamos de picnic después una corta
caminata para presenciar la hora que el cielo se llenaba de magia.
Los padres de Bob vinieron de Londres donde el trabajaba como geólogo de petróleo,
dirigiendo la búsqueda de petróleo en el Mar Norte. Llegaron a Washington y estuvieron con
nosotros una semana. Tratamos de hablarnos en Spanglish y acertábamos la mayoría de las
veces, muy bellas personas y la verdad que me trataron con mucho cariño. Fue un año excitante
para nosotros. Eran tantas cosas que se presentaban para hacer y para ver. Yo emocionada
compartía todas estas experiencias de esta excitante ciudad con nuestros padres y hermanos.
Nuestro padres estaban entusiasmados por lo que les contaba y querían venir a visitarnos pronto.
Aita desgraciadamente nunca pudo hacerlo, ama vino cuatro años mas tarde y le pudimos mostrar
los lugares que yo le había descrito en cartas. La foto en nuestro apartamento con mis suegros.
Hoy en día este apartamento está convertido en una Galería de Arte, Corcoran, conservándose
solamente la fachada exterior.
Mientras tanto aita que le había prometido a Bob enseñarle el euskera por correspondencia
empezó a preparar y mandarle las clases, y ama participaba también acompañando las lecciones
con dibujos que ella diseñaba. Y Bob que tiene mucha facilidad para las lenguas aprendió rápido
en el poco tiempo que duraron las clases. (Ver abajo foto de una de las lecciones.)
En junio de 1966 Bob se graduó de Johns Hopkins con el doctorado de Relaciones
Internacionales e inmediatamente el ejército le llamó para hacer dos años de servicio. El primer
año fue asignado al hospital militar de Walter Reed en Washington. Las sombras de la guerra que
yo presentía en nuestra boda se hicieron realidad en una preciosa mañana de abril de 1967 en
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que Bob recibió órdenes para ir a Vietnam. La guerra de Vietnam era el conflicto bélico de cuyo
origen fue la determinación de las guerrillas comunistas (el llamado Vietcong) de Vietnam del Sur,
apoyadas por el Vietnam del Norte de derrocar al gobierno sur vietnamita. El enfrentamiento
desemboco en una guerra de ambos países que pronto se convirtió en un conflicto internacional
cuando Estados Unidos y otros 40 países mas apoyaron a Vietnam del Sur mientras Rusia y China
suministraron municiones al Vietnam del Norte y al Vietcong. En esta guerra cruenta murieron
57.685 estadounidense y unos 153.303 fueron heridos, y 2.500 desaparecidos
Pudo retrasar la partida un poco porque pronto nacería nuestro primer hijo. Pero
tristemente a la persona asignada para reemplazarle durante ese tiempo lo mataron en una
emboscada.
Ama me mandaba ropita hecha por ella primorosamente. Ella quería estar conmigo en esos
momentos tan importantes de nuestra vida, pero no pudo ser.
Nuestra primera hija Anne Miren nació felizmente en una importante fecha como es el 7 de
julio de 1967, día de San Fermín, celebración importante para todos los navarros, así como
también en el hospital más famoso de Washington, en Walter Reed Army Medical Center en
Washington DC. Este gran hospital fue nombrado en memoria del médico y Comandante Walter
Reed que estaba a cargo de un equipo que confirmó que la fiebre amarilla era transmitida por
mosquitos y no por contacto directo, y como consecuencia de este importante descubrimiento no
solamente se salvaron muchas vidas, sino que también se pudo llevar a cabo la construcción del
Canal de Panamá. Las enfermeras estaban muy curiosas por saber donde yo había comprado unas
ropas tan finas que Anne Miren lucía al salir del hospital.
Este año 1967 fue un año de triunfos con los nacimientos de los dos primeros hijos y nietos
y de desafíos con la ida de Bob a Vietnam y Pello encarcelado por asistir a un Aberrieguna con una
cámara de fotos.
El sábado 29 de julio a las 8 de la noche la ciudad de Caracas se estremeció con un fuerte
sismo, conocido como “Terremoto Cuatricentenario de Caracas” porque la ciudad festejaba en esos
días los primeros cuatro siglos de existencia. En el momento que ocurrió ama estaba cocinando
chipirones para el almuerzo del día siguiente, mientras nuestro padre trabajaba en su escritorio.
Ama sintió el movimiento pero pensó que era un pequeño mareo de ella, hasta que vio la araña
de luces del comedor moviéndose de lado a lado y se dio cuenta que era un temblor. Llamó a
nuestro padre que parece ser no se había percatado, y allí en la sala los dos abrazados esperaban
su fin. Pero todo quedó en calma y bajaron apresuradamente los diez pisos saliendo con los
demás vecinos a la calle. Mas tarde oyeron por la radio las tristes noticias. Los barrios de
Altamira, Los Palos Grandes y la parte central del litoral fueron los más afectados por el sismo.
Bingen y Xabier estaban ilesos y se dedicaron a ayudar en la labor de rescate. Arantza y Pello
corrieron a su casa de Los Palos Grandes donde vivían para buscar a su niño de seis meses que
estaba con la niñera, y llegando a su casa pasaron por edificios de 6 y 10 pisos convertidos a la
altura de un piso, pero con gran suerte su edificio estaba en pie y allí en la calle cerca de su
apartamento encontraron al niño en brazos de la mulata que le salvó la vida. Aquella noche que
comenzó feliz para muchos cambió cuando repentinamente todo se oscureció y la tierra se
estremeció. La felicidad se convirtió en dolor y pánico. El primer temblor duró de 35 a 55
segundos de 6.5 en la escala de Richter, pero fue suficiente para que la aterrada población saliera
a la calle como alma en pena y para que más de 400 pobladores de Caracas y el litoral fallecieran.
Hubo miles de heridos y daños materiales incalculables. En el centro de la ciudad, la Cruz
Patriarcal de la Catedral de Caracas se desprendió desde lo alto de la iglesia y dice la tradición que
al caer al suelo el terremoto ceso y como testimonio de ese hecho quedo su marca grabada en el
piso. A las pocas semanas recibí una carta de ama con los detalles de este terremoto y la triste
noticia de la muerte de unos amigos vascos cuando el edificio donde vivían se vino abajo.
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Mientras tanto yo recién llegada a la casa del hospital y con la niña en brazos empecé mi
ardua y dulce tarea de ser madre sin más ayuda que la de Bob cuando llegaba del trabajo. No
teníamos a ningún familiar cerca para celebrar su llegada o para recibir consejo o ayuda. Bob
había conseguido una señora para ayudarme en la limpieza de la casa. Era una negra alta y
esbelta de sombrero y guantes que ceremoniosamente después de saludarnos a la niña y mí iba
canturreando por la casa haciendo la limpieza. Yo podía descansar junto a mi hijita que tranquila
dormía al son de las canciones de la mulata en el blanco moisés que yo lo había forrado con el tul
de mi velo de novia.
A los 15 días le bautizamos en la iglesia “Memorial” de Walter Reed de aspecto rural inglés de
piedra gris. Hicimos una pequeña fiesta en que invitamos a Perico Beitia, delegado del Gobierno
Vasco en Washington, Yaione Bilbao y esposo que estaban de visita en la ciudad, y algunos
amigos nuestros. Pocos días después levantamos la casa y los tres partimos para Houston, Texas,
donde Anne Miren y yo viviríamos cerca de la familia de Bob durante la ausencia de Bob que
partió para Vietnam. Bob con su recién estrenado doctorado ahora estaría encargado de planear y
coordinar la seguridad de caravanas y camiones que llevaban medicinas, comida y municiones.
Fue muy triste nuestra despedida, ambos llorando con nuestra recién nacida entre ambos.
Tres meses más tarde mis suegros me invitaron a visitarlos a Bogotá, Colombia, una de las
ciudades más altas estando del mundo, a 2640 metros sobre el nivel del mar, y también una de
las más grandes de Latinoamérica. Esta ciudad ofrece un contraste entre casas de una rica
herencia colonial y modernos edificios y esta rodeada por las enormes montañas Andinas. En las
calles se veía gente arropada con ponchos de colores oscuros que le daba un aspecto más
dramático. Estábamos hospedados en el Hotel y Residencia Tequendama, ubicado en el centro de
la ciudad. Estuvimos un mes con ellos en Bogota al cabo del cual hicimos muchas compras.
Visitamos la “Quinta Bolívar” una casa preciosa, jardines lindos, con mosaicos en el suelo hechos
de huesos de oveja. Fuimos a Misa a la iglesia de San Diego, luego al Museo de Cobre cerca del
hotel donde se exhiben miles de objetos de cobre. Viéndolos pensé en la típica rustica cocina
vasca y no me acuerdo donde, pero compramos diez objetos de artesanía de cocina de cobre para
decorar en nuestra cocina. Compramos ponchos, joyas con piedras de esmeraldas. Terminada
nuestra estancia en Bogota mis suegros nos acompañaron a Caracas para conocer a mis padres y
hermanos. Anne Miren y yo estuvimos cinco meses en Caracas.
CARACAS
Llegamos a Maiquetía y toda la familia nos esperaba. Mis suegros luego de cenar una comida muy
rica preparada por ama se fueron a descansar al Hotel Tamanaco donde se alojaban, y al día
siguiente vinieron a casa. Mi suegro y yo fuimos a la Embajada de Estados Unidos para notificar
mi nueva dirección y teléfono. Mientras en casa los aitas y mi suegra se entendían muy bien
haciendo nuestro padre de traductor. A la noche ellos invitaron a toda la familia a cenar al Hotel
Tamanaco. Yo no pude quedarme porque Anne Miren no cesaba de llorar y el bueno de mi suegro
nos trajo a casa a las dos. Ama me contaba que lo pasaron muy bien y a nuestros padres
personalmente les caían muy bien los padres de Bob.
Una de las primeras cosas que hicimos ama, la niña y yo era visitar las ruinas de las casas caídas
durante el terremoto. Habían pasado cinco meses y Caracas y aun se veían las calles deterioradas,
edificios en ruinas, terrenos baldíos donde antes había edificios, pero los ánimos serenos tal vez
con la esperanza de la Navidad. En casa el aitona (abuelo) le hablaba en vasco a Anne Miren con
mucho cariño. Ama estaba encantada de hacerle vestiditos y sacarla a pasear. Todos eran muy
buenos con nosotras pero yo no podía disfrutar enteramente porque eran malos momentos para
mí pensando en Bob y en la dichosa guerra de Vietnam de la cual no se oían muy buenas noticias.
En abril de 1968 sin poder esperar más nos volvimos a Houston para esperar el regreso de Bob.
Antes de irme Aita me entregó un ejemplar de su recién publicado libro el cual me dedicó y que se
titulaba El Hombre Vasco. Me llenó de orgullo y no lo esperaba. Otra vez y con tristeza nos
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despedimos. En estas fotos, sacadas en Caracas en 1968, aita y ama están con sus primeros dos
nietos, Anne Miren, nuestra hija, y Xabier Irujo, hijo de Arantza y Pello.
HOUSTONBRYAN, TEJAS
La víspera del primer año de la niña Bob volvió de Vietnam. Celebramos a lo grande con
toda la familia. Yo llame a caracas para notificar la buena nueva. Ya le habían ofrecido su primer
trabajo Era en Bryan, Texas, un pueblo universitario a dos horas al norte de Houston. Aquí había
verdaderos vaqueros, se presenciaban emocionantes rodeos y sus habitantes eran muy
amistosos. Era un pequeño pueblo encantador, pero que carecía de las actividades culturales o
espectáculos de entretenimiento que ofrecían ciudades como Washington o Houston. Creo debido
a ello, teníamos fiestas de continuo, y en casi todas se cantaba canciones nostálgicas de los años
universitarios acompañadas por Bob a la guitarra, instrumento musical que yo lo había comprado
en Don Disco, barrio de Chacaito en Caracas como regalo. En este ambiente Bob empezó su
carrera de profesor, y los tres a proseguir con la vida familiar que había quedado interrumpida por
la separación debido a la guerra.
Me acuerdo que yo le contaba lo que hacíamos en este pueblo de Bryan a ama y ella me
escribía que después del tumultuoso año con los viajes a Bogotá y Caracas y Bob a Vietnam me
aconsejaba que aprovechara de la paz de este pueblo pequeño y tomara el tiempo para
restablecer nuestras vidas a la normalidad. Y tenía razón. Necesitábamos en esos momentos de
esa tranquilidad que este pueblo nos brindaba.
A las pocas semanas de mi segundo embarazo recibimos noticias de Caracas por medio de
Bingen, que nuestro padre yendo al Hospital Clínico Universitario para hacerse unas radiografías
se mareó y lo hospitalizaron. Le encontraron anémico y le hicieron transfusión de sangre. Bingen
se puso en contacto con el gastroenterólogo que al ver las radiografías diagnosticó probable
carcinoma del estómago. Después de recuperado por las varias transfusiones se decidió hacer
laparotomía exploradora para una diagnosis definida. Bingen estaba optimista y me dijo no me
preocupara, pero lamentablemente era cáncer estomacal con metástasis al hígado. A la semana
de la operación se le presentó una complicación; peritonitis con insuficiencia renal, y murió con
pleno conocimiento y sin dolor. Yo con cinco semanas de embarazo y habiendo sufrido un aborto
meses antes no pude viajar para verlo y estar cerca de él por última vez. Begoña llegó a Caracas
días antes de su operación para estar al lado de su padre antes de morir y pudieron conocerse y
abrazarse. En la foto arriba aita y ama con el titulo de propietarios de residencias Country que
ama triunfante sujeta en su mano.
Ama, que no esperaba tal fatal desenlace, me escribía unas cartas muy dolorosas y difíciles
para mí de leerlas y me sentía muy triste por estar tan lejos para ofrecerle mi apoyo y mi cariño.
Xabier me escribía que le llevaba a pasear, haciendo viajes, cosa que a ella siempre le había
gustado, y hacían excursiones por la selva venezolana, visitaron los Andes venezolanos y también
le llevó a comer uno de sus manjares preferidos, pastel de almendra a la colonia Tovar, y otros
tipos de excursiones y para estos viajes lo único que ella tenía era hacer era disfrutar de los
paisajes y la comida, y ella disfrutaba ir con ellos, ama me lo decía en todas sus cartas, ella
escribía de estas aventuras con ilusión. Bingen me contaba que le llevaron también al cine a ver
“Fantasía” de Walt Disney que le gustó mucho. Los tres hermanos supieron ser el apoyo para
nuestra madre en aquellos difíciles momentos.
Todos estos viajes le llevaban a ama en un jeep Werchmacht alemán de las fuerzas
armadas alemanas de la Segunda Guerra Mundial, sin puertas y techo de lona que metía ruido por
todas partes. Yo le denominaba “El Tanque” pero según Xabier era una obra de ingeniería en su
construcción y lo conducía orgulloso y lo llevaba a todas partes, una vez se fue manejando hasta
Brasil.
Mi suegro me había llevado dos años atrás al Centro Espacial de Houston donde se controlan
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todas las instalaciones de la NASA y sirve de entrenamiento de los astronautas. Fue una gira
interesante que me impresionó. Ahora en una calurosa mañana de julio sentados frente a nuestra
primera televisión en color recién adquirida, vimos el lanzamiento al espacio del Apollo 11 de Cabo
Cañaveral, y cuatro días después, el 20 de julio de 1969 el primer ser humano aterrizó en la luna.
El 24 de julio aterrizaban en el Océano Pacifico. Solamente le llevo ocho días el ir a la luna y
volver a Neil Armstrong, el comandante del Modulo lunar. Al pisar la luna dijo la famosa frase
“Este es un pequeño paso para un ser humano, pero un brinco gigante para la humanidad”. Anne
Miren de dos años recién cumplidos no entendía lo sucedido y nosotros esperamos a la noche para
señalarle la luna y describirle lo acontecido, pero no le impresionó tanto como hubiéramos
querido. Le escribí a nuestra madre contándole todo esto y ella me contestó que pensaba lo que
aita hubiera disfrutado viendo este evento sin igual.
Nosotros le invitamos a nuestra madre a Texas y estar con nosotros para el nacimiento de nuestro
segundo hijo y así lo hizo. Llegó varias semanas antes del nacimiento, a tiempo para dar los
últimos toques con ropita que primorosamente cosía para la cuna y para el bebé. Kathleen nació
el día de las Mercedes, el santo de ama, el 24 de setiembre de 1969. Ella compartía su cuarto con
la recién nacida que lo decoramos juntas y le tomó mucho cariño a la niña. La atendía día y noche
para dejarnos descansar a nosotros y poder yo estar mas con Anne Miren, y ese cuidado hacia la
recién nacida le calmaba a su espíritu dolorido. La bautizamos en la iglesia más vieja de Bryan,
Saint Joseph (1873) con el nombre de Kathleen Elizabeth, nombres de miembros de la familia de
Bob.
Dos meses más tarde mis suegros nos invitaron para visitarles y estar con ellos unos días en la
ciudad de Corpus Christi, Tejas, la llamada “Chispeante ciudad al lado del mar”, a 443 Km de
Bryan. Ellos residían en estos momentos en esta ciudad. Yo estaba un poco preocupada de invadir
la casa con nosotros cinco, y mas con una recién nacida, pero entre ama y Bob me animaron.
Ama fue tratada con todo mimo, y ella estaba muy agradecida a las atenciones de mis suegros. Le
dejaron a ella el dormitorio principal con su baño privado, las niñas ocupaban un cuarto y nosotros
el otro, mientras que mis suegros dormían en un cuartito adyacente a la sala. Ama me decía “yo
no creo que aita hubiera cedido nuestro cuarto”. A mi suegra le gustaba lo ocurrente que era ama,
como cuando ama invento un medio de transporte para pasear a la niña, como no habíamos
traído el cochecito de Kathleen para pasearla afuera ama la sujetaba al asiento de infante para
carro, y la ponía encima de la mesa rodante para servir bebidas en el jardín, y de esa forma la
llevaba a pasear afuera. Ama dijo “la necesidad agudiza el ingenio” La verdad que ama lo pasó
muy bien aunque no fuimos a muchos lugares.
Bob y yo preparamos un fin de semana para visitar a Nueva Orleans, seis horas de viaje.
Ama se ofreció cuidar a las niñas. Nos hospedamos en el Hotel Provincial situado en el barrio
francés, el más antiguo de la ciudad. Habíamos estado en nuestra luna de miel y nos gustó por
ser encantador, sencilla elegancia, y muy bien ubicado, cerca de todo. En el siglo XIX había sido
convento de las Hermanas Ursulinas, y luego convertido en hospital militar durante la batalla de
Nueva Orleans y más tarde durante la guerra civil. Nada mas llegar al hotel llamamos para
asegurarnos que todo estaba bien. Anne Miren y ama hablaron un poco y parecía todo estar en
orden. La siguiente noche llamamos otra vez y esta vez la línea estaba ocupada, después de
media hora aun seguía igual. Sabíamos que ninguna de las tres podía hablar mucho, mejor dicho
nada, y se nos ocurrió llamar a la vecina y deletrearle en español un mensaje para que se lo
entregara a ama. Volvimos a llamar y ama contestó. El teléfono había estado descolgado porque
Anne Miren pensó que yo estaba en la línea todo el tiempo, ella nos extrañaba y su consuelo era
el teléfono. Este episodio me hizo volver tristemente a mi niñez ya que yo tenía su misma edad
cuando nuestra madre se fue a Marsella. Y volvimos a casa.
A Bob se le presento una buena oportunidad de trabajo. Le ofrecieron el puesto de jefe del
departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Chattanooga en Tennessee y al aceptarlo
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dejábamos a Tejas y a los familiares atrás. Nos dio un poco de pena porque en esta nueva ciudad
no teníamos a nadie conocido. La ciudad de Chattanooga esta a las dos veras del Río Tennessee y
rodeada por los Montes Apalaches. Rentamos un apartamento en una región histórica en el barrio
de la cima del Signal Mountain, (Monte Señal) llamado así porque los primeros habitantes, los
indios Cherokee, desde la cima de este monte mandaban señales de humo y fuego a través del
valle. El monte tiene una altitud de 600 metros, la carretera para subir ofrece una vista
panorámica única, pero tiene una carretera muy estrecha y con mucha curva y no inspira mucha
seguridad al manejar de noche. Al mes compramos nuestra primera casa, abajo en los suburbios
de la ciudad. Toda la región ofrece una naturaleza pintoresca. La ciudad no es muy urbana, más
montañera y su cultura gira alrededor de las artes, música y artesanía folklórica.
Viviendo en esta ciudad tan pintoresca decidí tomar cursos de Decoración Interior que ofrecía la
Universidad de La Salle por correspondencia, y así aprender a elegir los colores adecuados para la
decoración de nuestro hogar y desarrollar mi creatividad. Con cada lección transformaba las
habitaciones empezando por la entrada y terminando con las habitaciones de las niñas. Nada más
graduarme, Bob que me ayudó en este proyecto y yo terminamos transformando toda nuestra
casa. Siempre me ha gustado que la casa refleje nuestros gustos y personalidades. Tiempo mas
tarde ama tapizó un sillón tal vez como muestra de apoyo a nuestro esfuerzo.
En el año 1972 Bob trabajaba como coordinador en el estado de Tennessee de la campaña
electoral del senador George McGovern a la Presidencia. Fueron unos meses de mucho ajetreo, el
teléfono no dejaba de sonar hasta altas horas de la noche, y de día organizábamos y acudíamos a
fiestas para la recaudación de fondos, infinidad de viajes para dar charlas, meeting políticos y
finalmente delegado a la Convención en Miami, Florida, que Bob no pudo asistir. Ama seguía de
cerca con ilusión la carrera política de Bob y le mandó a el en forma de arte su apoyo. Ver
ilustración. A mi me mandó un dije de oro para la pulsera, un burrito, símbolo del partido
demócrata.
EUSKADI
En el año 1973 viajamos a Euskadi para mostrar a Bob el país del que tanto le habíamos hablado
antes. En ese momento ama estaba viviendo con Arantza, Pello y sus tres hijos en Pamplona.
Desde que murió aita ella repartía su tiempo entre Caracas, Euskadi y Estados Unidos. El día de
nuestra boda ella me prometió escribir una vez a la semana y así lo hizo fielmente, ahora escribía
más a menudo sus cartas. En la primera semana de julio visitamos Pamplona unos días. Anne
Miren estaba convencida que en Pamplona llena de fiesta y jolgorio estaban festejando el
cumpleaños de ella. Y al lugar que más acudíamos era a la Pastelería. Durante nuestra estadía
Bob hizo una cantidad de entrevistas con gente de la lucha clandestina vasca que mas tarde
formarían parte de su primer libro sobre la política vasca. La mayoría de las entrevistas fueron
posibles gracias a la intervención de ama por medio de sus contactos con políticos en Euskadi.
Yo nunca había vivido en esta ciudad conocida en todo el mundo por las famosas fiestas de San
Fermín. Ama insistió debíamos ir a presenciar el encierro, que consiste en una carrera de tres
minutos delante de los toros y que culmina en la plaza de toros. Ella nos despertó temprano para
estar segura de que lo íbamos hacer. Llegamos antes del lanzamiento del primer cohete
(txupinazo) y subidos a una ventana de un banco pudimos vivir el riesgo y la emoción de estos
populares encierros inmortalizados por Ernest Hemingway en su novela “The Sun Also Rises.”
Tuvimos la ocasión de llevar a las niñas y sus primos a ver las comparsas de los famosos Gigantes
y Cabezudos narradas por mi tantas veces. Con cierto temor ellas vieron pasar a las parejas de
los gigantes y gigantas representando diferentes razas del mundo y los cabezudos que nos
perseguían por toda la calle para pavor de los niños que gritaban y corrían. Pero no pudimos
quedarnos para asistir a la noche final. El día 14 que se acaba oficialmente los Sanfermines y todo
el día ha habido despedidas y a la noche los navarros se reúnen frente al Ayuntamiento y con
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comerciales que es lo que mas le gustaba a ella. Y como disfrutaba de ello. A la tarde después de
tomar una siesta tomaba su taza de café y así reforzada estaba lista para lo que fuera. La mayoría
de las veces estábamos en el jardín con los niños o hacíamos las labores de rigor como era coser
y/o tejer. A las noches de vez en cuando jugábamos a las cartas. Los domingos íbamos a la Misa y
luego Bob nos llevaba de excursión para ver algo nuevo. Decidimos ir a visitar la ciudad capital y
nos fuimos los seis a Washington por una semana. Visitamos a los edificios más importantes como
la Casa Blanca, el Capitolio, la Biblioteca del Congreso y algunos pocos museos de las cuales yo le
había escrito tanto unos años antes.
Con pena de nosotros volvió a Caracas. Los niños y ella se llevaban muy bien y yo tuve
tiempo para hablar con ella de muchas cosas olvidadas atrás. Nos prometió que un año después
volvería para visitarnos otra vez. Cada vez que llegaba traía libros, discos, y muñecas para las
niñas que ella las vestía como lo había hecho en nuestra infancia.
WASHINGTON DC.
La Primera Comunión de Kathleen se llevó a cabo en el día de mi cumpleaños y ama vino a
celebrar con nosotros. Ahora vivíamos en Washington. Con la visita de ama se reforzaban las
tradiciones familiares de antaño. Ella gozaba mucho con las niñas y les enseñaba a memorizar el
Txalopin Txalo. “Palomita Blanca” antes de ofrecerles caramelos que siempre llevaba con ella.
Cantaba con ellos “Se va la Barca” “Mambrú se fue a la Guerra” “Sobre el Puente de Avignon”
“Antón Pirulero, y la siniestra canción “No me mates con tomate…”
En este viaje hicimos muchas cosas juntas porque yo tenía mas libertad, ya que las niñas
estaban en el colegio todo el día. Entre muchas cosas tapizó otro sillón que le gustaba mucho
porque decía era muy cómodo y era su favorito; aun lo tenemos en recuerdo a ella. Uno de los
días ella decidió ir de compras sola al centro de Washington en autobús. En estas aventuras nunca
se perdió, y nunca llegó tarde. En todos los viajes que ella hacía sola Bob le dejaba en la parada
del autobús que esta en la universidad y le recogía a la hora indicada en el mismo lugar. Otro día
fuimos a un centro comercial cerca de casa y compró un equipo de sonido con todo lo necesario
(tocadiscos y cornetas), encargo de Xabier. Y entre ella y Bob estuvieron toda la tarde embalando
para llevarlo a Caracas. No le importaba a ella todo lo que implicaba semejante paquete si con ello
le hacia feliz a nuestro hermano.
Ahora con más confianza por sus anteriores aventuras se desvió de su camino y tomó diferentes
líneas de autobuses para llegar a las boutiques del famoso Watergate que es como una pequeña
ciudadela de cinco edificios. Es enorme, tiene 25 hectáreas, y esta ubicada frente al Río Potomac y
al Centro de Bellas Artes John F. Kennedy. Es considerado el lugar mas deseado para vivir en
Washington. Es popular entre los miembros del congreso y miembros del gabinete del Presidente.
Es como una ciudad dentro de otra ya que tiene, un hotel, apartamentos, restaurantes, mercados,
clubs de salud física, clínica médica y dental, correos, farmacia, licorería y tiendas. En 1972 el
Comité nacional del partido demócrata estaba situado en el 6º piso del hotel, caso que se conoce
como el “escándalo del Watergate” que llevó a la renuncia del presidente Richard Nixon. Y a este
lugar se fue nuestra madre de compras. A mi me compró una falda escocesa con su chal a juego
muy bonito. Y llegó contenta de su viaje y cuantas cosas nos contó aquella noche. Disfrutaba
comprando y viendo tantas cosas que apenas notaba su cansancio. Al despedirnos de este viaje,
que seria el ultimo que ella haría a Washington, un poco preocupada por mi salud y algo tristona
por dejarnos me dijo “Que orgulloso aita estaría de ti.”
EUSKADI
En la Navidad de 1978 decidimos volver a Euskadi. Llegamos a Euskadi en una fecha
importante como era la aprobación y publicación de la Constitución Española de 1978 ratificada el
6 de diciembre que terminaría con la abolición final del anterior régimen franquista y sustituyendo
la dictadura por un sistema democrático de monarquía parlamentaria con la proclamación del rey
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“En una preciosa y soleada mañana de un jueves 5 de junio de 1980 ama y su nieto Xabier,
de 13 años, salieron para Lourdes, haciendo parada antes en Zaragoza donde almorzaron y
prosiguieron camino a Andorra llegando a esta a las 4 de la tarde. Después de registrarse en el
hotel se fueron de compras. Andorra es por excelencia el país de las compras y ama estaba en su
reino. Se compra sin pagar aranceles ni impuestos en la aduana teniendo los precios mas bajos
que en cualquier otro país europeo. Al día siguiente, 6 de junio, también se pasaron de tienda en
tienda, a la noche después de jugar mus, un juego de cartas de origen vasco muy popular en
Euskadi y el objetivo principal del juego es apostar, con el nieto se fueron a la cama. Pero a la una
de la madrugada ama despertó con nausea y jadeando un poco. Xabier por pedido de ama llamó
al medico del hotel y la llevaron al hospital en ambulancia, su nieto se quedó unas horas con ella
en el hospital, la dejo sentada en la cama hablando con un doctor chileno.”
En sus últimas horas de vida era como si ella quisiera ser escuchada habló del drama que
ella sufrió y seguía sufriendo. El tema era de las dos niñas dejadas en Biarritz, asunto del que la
tía Lola también habló en el hospital antes de morirse un año antes. A las tantas de la noche y
viendo Xabier que ella hablaba animadamente hablando se fue a descansar al hotel. De la clínica
llamó el guía de la excursión a Alzuza para notificar el estado de ama, y les dijo el diagnostico era
“agotamiento” y los médicos recomendaron no proseguir viaje. A las seis de la mañana del día 7,
Arantza y Pello salieron para Andorra, a 6 horas de Pamplona, pero cuando llegaron ama había
fallecido de un ataque cardiaco. Esta foto la sacó Xabier en Navidad de 1979, seis meses antes de
fallecer ella. Es la última foto que tenemos de ella.
Andorra con mas de 3.000 metros de altura parece ser fue fatal para su corazon enfermo.
Ella tenía casi 75 años, pero todavia en buena salud, o al menos así lo pensábamos. La distancia
otra vez vino como una sombra gigantesca que había estado y estará siempre conmigo. Me dolía
no haber estado junto con ella en sus últimas horas de vida. A la semana de su fallecimiento recibí
su última carta desde Andorra que aun la conservo como un tesoro en la que me contaba de sus
futuros planes con nosotros en esta. Era sabido por nosotros sus hijos la gran devoción que tenía
a San José, patrón de la buena muerte, y murió como había pedido tanto al cielo. En brevedad y
sin sufrimiento.
Que vacío mas tremendo sentía sin ella. Extrañaba sus cartas semanales tan puntuales,
sus noticias, sus preguntas, sus atenciones y sus consejos. Tantos proyectos que teníamos para
hacer. En mi última carta le pedí su consejo y ayuda porque decidí empezar la universidad y
requería mucho tiempo y trabajo y los niños todavía eran pequeños. Ella se puso contenta con mi
idea y también de verse necesitada. Una pequeña nota escrita por ella a propósito de ello que
dice: “Vale mas verse solicitada como precisa y necesaria, que ser rechazada desde luego, como
algo que no sirve para nada. M.”
En 1985 volvimos a Euskadi los cinco y nos recorrimos Euskadi de este a oeste y de norte
a sur. La ausencia de ama la sentía profundamente e hicimos varias visitas al cementerio donde
reposan sus restos, en este viaje y volvimos hacer tres años mas tarde. Plantamos un pequeño
arbusto cerca del panteón Iribarren donde ella esta enterrada.
A su memoria sentí la necesidad apremiante de reunirme con vascos mas que nunca, que me
imaginaba había en esta área metropolitana de Washington, pero no conocíamos a ninguno.
Escribí al senador de Idaho Frank Church, amigo de los vascos y jefe de la Comisión de Relaciones
Exteriores del Senado para que me ayudara con nombres de vascos en esta zona. A la semana
recibí la contestación de su oficina con la información pedida. Y ya con un nombre me puse en
contacto y pronto conocimos a una docena de vascos. Al año siguiente en el Aberri Eguna, día de
la patria vasca y celebración festiva del nacionalismo vasco que se festeja en el Domingo de
Resurrección por ser el día más grande para la cristiandad. Ese día en 1981 Bob y yo invitamos a
unas 20 personas para conocernos y almorzar juntos. En el jardín flameaba orgullosa la ikuriña.
Seguimos reuniéndonos en la fiesta navideña, San Valentín. Y así se empezó a pensar en algo mas
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serio y a pedido de varios, al año siguiente tratando de formar un pequeño centro vasco nos
reunimos en una asamblea para elegir una Junta Directiva con cinco puestos.
Y por ello antes de la asamblea estudie y traduje al español partes de Robert Rules of
Order, manual para organizar reuniones efectiva y eficientemente, basado en los procedimientos
usados en el parlamento británico. Son principios aplicables a cualquier organización en la que
haya que tomar decisiones desde el congreso a comisiones de las comunidades de un club. El arte
de convivencia, es decir asociarse con otros para lograr un fin es parte del talento americano. Uno
de los mejores pensadores políticos de su tiempo, el francés Alexis de Tocqueville dijo. “Los
americanos tienen una aptitud especial para el arte de asociación”. Así al menos creíamos que
estábamos listos para formar oficialmente un centro vasco. En la asamblea éramos 35 miembros.
Votamos, y Bob y yo salimos sorprendidos un poco de los resultados. Se había formado un centro
vasco llamado “Euskalerria” y sentía dentro de mí como que ama había sido la verdadera
fundadora.
Siendo la presidenta tenía ante mí una enorme cantidad de planes para realizar y con
gusto decidimos a empezar la obra que apenas duró siete años, pero en los cuales se hizo
muchísimo. Se festejó por primera vez una Misa en vasco, un Aberri Eguna, San Ignacio, el Día
del Euskera. Se imprimieron boletines mensuales, se llevaron a cabo clases de vasco, de coro y de
danzas y con que ilusión hacíamos todo ello! Pasábamos películas de cultura vasca, invitábamos a
profesores de Nevada para explicarnos sobre la inmigración vasca que vino como pastores fue al
oeste hace un siglo. En 1988 cerramos con broche de oro con la visita del Lehendakari José
Antonio Ardanza a nuestro centro en el que le brindamos una gran cena, pero cuanto trabajo,
tiempo y energías poníamos para esta magna obra de crear y mantener este centro vasco que
cerró sus puertas antes de lo que habíamos pensado. Bob y yo dimos nuestro adiós con pena y, se
cerraron sus puertas para siempre. La semilla reviviría casi veinte años más tarde con diferente
grupo de vascos, pero como siempre con la mira en Euskadi.
El once de agosto de 1988, 19 años de la muerte de aita, y ocho años del fallecimiento de
nuestra madre, el Ayuntamiento de Getxo preside un busto de nuestro padre, obra del escultor
José Luis Butrón en la plaza que lleva su nombre en reconocimiento a su intensa labor por su
pueblo y por la cultura vasca. La plaza esta ubicada en Arriluce, a poca distancia de la Avanzada,
lugar donde aita y ama comenzaron oficialmente sus relaciones, 60 años antes, y casi enfrente al
Cementerio Municipal de Getxo, donde reposan los restos de ama en la paz eterna. Esta vez
fuimos con nuestro hijo Robert y alquilamos un apartamento por un mes en el pueblo de Algorta,
donde aita nació y creció. En la inauguración en nombre de la familia, a pedido de mi hermana
Arantza, improvisé unas pocas y emocionadas palabras. Terminé con la famosa frase del
dramaturgo irlandés George Bernard Shaw y repetidas por Robert Kennedy durante su campaña
presidencial y usadas por Ted Kennedy ensalzando la memoria de su hermano Robert asesinado
durante el funeral celebrado en la Catedral de Saint Patrick en Nueva York. “Algunos ven las cosas
como son y dicen ¿Por que? Yo sueño en cosas que no nunca existieron y pregunto ¿porque no?”
Una frase a mi parecer que resume la vida de nuestro padre. La foto muestra el calendario de la
Caja de Ahorros Vizcaína tiene impreso en el día 4 de julio de 1985 de su calendario el nombre de
aita su nacimiento y nombra la traducción del libro “Platero y Yo.”
Durante los años que siguieron me gradué con honores de la Universidad George Mason, y he
trabajado como interprete para la Corte y para las escuelas. Se publicó el libro “Nere Aita”,
dedicado primariamente a aita. Y hoy en día cuando preparo el altar para el celebrante y cuido las
flores y las plantas de la iglesia y de nuestra casa, pienso que lo hago con el mismo amor que lo
hacía ama en Las Arenas y en San Jean Piedde Port. Nuestros tres hijos se casaron y nuestra hija
Kathleen nos hizo abuelos cuatro veces dándonos tres preciosas nietas y un guapo nieto.
GORRAIZ, NAVARRA
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En Navidad de 2008 nos reunimos los cinco hermanos después de haber pasado cincuenta años
sin haber estado los cinco hermanos juntos en el mismo lugar. Las reuniones familiares haciendo
con ilusión se dice son herramientas claves para construir un legado familiar. La última y única vez
que estuvimos los cinco hermanos en el mismo lugar fue a bordo del barco Provence el 22 de abril
de 1956. La guerra cambió no solamente los destinos de nuestros padres sino de nosotros los
hijos, y nuestros nietos. Ahora cada uno de nosotros estamos envueltos con nuestras propias
familias, en diferentes culturas, en diferentes partes del globo, en mi caso hablando diferente
lengua.
Con toda la alegría que nos produjo estar juntos hermanos, sobrinos y primos durante esa
semana nos hemos dado cuenta cuanta felicidad nos ha sido vedada por el exilio, y la emigración
de nuestros padres y transmitida a las siguientes generaciones a consecuencia de las dos injustas
guerras.
Personalmente yo he vivido en cinco diferentes países siempre con la imagen de algo
querido dejado atrás, y un nuevo sentimiento esperándome en el nuevo territorio recorriendo con
muchos viajes. Y viendo crecer a nuestros hijos y nietos siempre puedo ver en ellos algo que me
recuerde a lo que quedó muy atrás. Este último viaje ha sido a mis recuerdos especialmente, lleno
de nostalgia con la memoria de los mensajes, el ejemplo y la imagen de nuestra madre en mi
mente y corazón. Pero como dice el dicho; El pasado es historia, el futuro es un misterio y el
presente un regalo.
Mis memorias las dedico al recuerdo de nuestra madre, aunque la mejor manera de honran
la memoria de nuestra madre el 10 de setiembre, es que ella desde el cielo vea que reina paz
entre sus cinco queridos hijos y que el lazo de amor que ella trato de entrelazar entre nosotros
reine para siempre en nuestros corazones.
Un agradecimiento muy especial para mi esposo Bob que me ha ayudado pacientemente en este
proyecto e instalado todas las fotos en el documento. Antepasados
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
INDICE
Antepasados
Sus pueblos, sus vidas
Nuestros padres
Guerra Civil Española
Primer exilio
San Jean Piedde Port
Paris
Nacimiento de las dos primeras hijas
Segundo exilio, travesía en el mar
Tercer exilio, Buenos Aires
Nacimiento de la tercera hija
Cuarto exilio, Montevideo
Nacimiento del cuarto y quinto hijos varones
Quinto exilio, Caracas
Estados Unidos
1 Robert P. Clark, The Basques: The Franco Years and Beyond (Reno: University of Nevada Press,
1979), pp. 8485.
2 Clark, The Basques, pp. 8687. La fuente original es Vicente Escudero, “Por el País Vasco se
pasaron muestras de arena de las playas francesas,” Deia (Bilbao), 9 de febrero de 1978.
3 Dorothy Legarreta, The Guernica Generation: Basque Refuge Children of the Spanish Civil War
(Reno: University of Nevada Press, 1984), p. 203.
5 Xabier Irujo Ametzaga y Alberto Irigoyen Artetxe, La hora vasca del Uruguay: Génesis y
desarrollo del nacionalismo vasco en Uruguay 18251960, (Montevideo: Institución de
Confraternidad Vasca Euskal Erria, 2006).
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traducciones
30/05/2006
Capitulo 6.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La editorial Susa ha publicado Itsaso Aurrean, un libro que recoge lo mejor de la obra poética de
Bingen Ametzaga, en sus dos facetas de autor y traductor. El poemario, dividido en tres partes,
recoge los poemas originales de Ametzaga anteriores a la guerra civil (19191936) y posteriores
(19371968), así como sus traducciones. Exiliado en América, Ametzaga fue un importante
referente de las comunidades vascas en Argentina, Uruguay y Venezuela, y desde la Diáspora
contribuyó notablemente a la cultura vasca, traduciendo al euskera la obra de Shakespeare, Oscar
Wilde, Juan Ramón Jiménez y Walt Whitman, entre otros.
El libro Itsaso Aurrean, editado por la editorial Susa con la colaboración de Xabier Irujo (nieto del
escritor), reúne buena parte de la producción poética de Bingen Ametzaga (19011969). La obra
incluye tanto sus traducciones poéticas, en las que Ametzaga vertió al euskera a autores
universales como Shakespeare, Wordsworth, Chaucer, Turgenev, Racine o Lope de Vega, como los
poemas escritor por el propio autor. Estos últimos están divididos en dos etapas, antes y después
de la guerra y el exilio.
'En estos poemas está el alma de mi padre', explica su hija Arantzazu Ametzaga, madre a su vez
de Xabier Irujo. 'Se puede ver su parte afectiva, romántica, y también la indignación por la guerra
y la añoranza de Euskal Herria'. Buena parte de los poemas y traducciones del libro fueron
publicados en revistas como Egan en vida del autor, y otros, inéditos, quedaron en posesión de la
familia a la muerte de Ametzaga en Caracas, en el año 1969.
Entre los poemas propios, cabe nombrar obras como Itsaso Aurrean, que da título al libro. 'Ese
Delante del mar refleja el vivir entre dos mundos, con el corazón en una Euskal Herria cuyos
sueños se truncan', explica Arantzazu, nacida en Uruguay. 'Mi padre sentía una nostalgia enorme,
con la guerra perdió su mundo, pero nos transmitió la fe en que podíamos reconquistar ese
mundo con la cultura. Este libro significa para mí compartir con todos esa parte de mi padre',
explica Ametzaga, también escritora, autora de varias novelas históricas ambientadas en América
y entusiasta estudiante de euskera a sus 63 años.
Junto a los poemas originales Itsaso Aurrean incluye también traducciones de grandes obras de la
poesía como 'La Balada de la Cárcel de Reading', de Oscar Wilde, o extractos del 'Hamlet' de
Shakespeare. Ametzaga fue desde la Diáspora uno de los grandes impulsores de la traducción al
euskera, llegando a traducir del francés, latín, griego, inglés, castellano y alemán. 'Fue
autodidacta, tanto en los idiomas como en su carrera de abogado, explica su hija. 'El alemán fue
el último idioma que aprendió, lo recuerdo en el tren, del trabajo a casa con un libro de dibujos y
palabras'.
En 1954 publicó en la revista Euzko Gogoa 'La balada de la cárcel de Reading', de Oscar Wilde. En
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Enlaces relacionados
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Capitulo 7.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cuando Ama, tras la reciente muerte de Aita, me comentó y me pidió ayuda para su Proyecto de
grabar en cintas de Audio (cassettes) su vivencia junto con Aita y nosotros, sus hijos, en ese
momento me di cuenta de su visión y alcance de querer transmitir para que perdurara, todo lo
que significo para ella su vida con Aita.
Para mi, Ama, fue La mujer que acompañó a Vicente de Ametzaga Aresti, esta frase tan sencilla
encierra lo que yo como hijo, vi, entendí, sentí, y compartí, lo que significo para Aita tenerla a ella
como su esposa, y para mi, como su hijo, lo que significó tenerla como madre.
Las dificultades que les tocó compartir en la vida los unieron en una forma muy especial, muy
fuerte, complementandose ambos en todos los ámbitos, con un pasado lleno de recuerdos y el
futuro de la ilusión del regreso a Euskadi.
Ama se proponía y dedicaba a determinadas tareas y esa perseverancia es la que hizo posible, en
el caso de las obras inéditas de Aita, ordenar y recopilar todo el material no publicado que tenia
Aita en su escritorio. Ella se dedicó, dentro de su dolor reciente tras la casi repentina muerte de
Aita, a recopilar, ordenar y colocar de su puño y letra, las notas y fechas a los diversos y dispersos
artículos de prensa y demás materiales que Aita tenia para sus proyectos futuros de publicación.
Ama, encerrándose sola en la Biblioteca, con todo el dolor que le representaba, por los recuerdos
de toda una vida junto al hombre al que supo acompañar, no hizo sino lo que ella consideraba que
tenia que hacer, por su amor, admiración, y su total dedicación, al hombre de su vida.
Tal tarea de recopilar y ordenar todas las obras de Aita, es lo que ha permitido una parte de las
publicaciones que se han hecho sobre Aita en libros, y recientemente el Sitio en Internet que lleva
el nombre de Vicente de Ametzaga Aresti, único sitio de referencia total, con su biografía, y con
toda su Obra totalmente publicada, posibilitando de esta manera, un potencial alcance en la
difusión Internacional a través de Internet, siendo hoy en día el sitio de referencia de la vida de
Aita que publica sus obras completas.
Yo, su hijo, no hubiera podido realizar la creación en Internet del sitio que lleva el nombre de Aita,
sin este trabajo que ella en forma callada, anónima y con total entrega lo hizo sin buscar nada a
cambio, ni reconocimientos ni figuración, simplemente lo hizo.
En un baúl azul metálico que compro en USA, colocó todo el material recopilado de la obra de Aita
y lo ordenó según su criterio. Dicho baúl esta en el sótano de la casa N 10 de Alzuza, Navarra
Habiendo nacido Ama, en los años incipientes del Siglo XX, adquirió una formación típica de las
mujeres vizcainas de esa época, sin embargo, tenia una inteligencia natural, sentido común y un
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
saber estar, poco comunes para mujeres de su generación y, quizás por ello, supo acompañar a
Aita, y llevar el hogar en todos sus detalles.
Tuvo que buscar y levantar siete casas y apartamentos en los cuatro países en que le toco vivir.
Como decía ella “Si yo ya tenia la casa puesta en Sopelana, preparada, para mi vida después del
matrimonio”.
Tuvo sus hijos en tres países diferentes: sus dos hijas mayores, Mirentxu y Begoña en Francia;su
tercera hija, Arantzazu, en Argentina y sus dos hijos varones, Joseba Bingen y Xabier Iñaki, en
Uruguay.
Tras oír la narración que ella hace en los 12 cassettes, nos cuenta a todos los que las escuchamos
sus momentos de alegría y de tristeza. Narra con total franqueza aquellos instantes que le
hicieron sentir orgullosa, las vivencias cotidianas, pero también las situaciones que la hicieron
sufrir, quebrándosele la voz cuando relata tales detalles.
Siendo Ama una persona muy entera y muy asentada, con una visión realista de la familia y que
solo habla de Aita y de nosotros sus hijos, dibujó muy claramente las situaciones y actuaciones
que describe.
El hecho de haber tomado la decisión de recopilar y ordenar todo el trabajo inédito de Aita en
medio de su dolor por la reciente muerte de quien fue el hombre y esposo de toda la vida y, por
otro lado, el hecho de grabar los 12 cassettes y escribir en 9 cuadernos toda la vida de ella y de
nosotros como familia hasta la fecha de la muerte de Aita, nos dice quien era esa persona. Por ello
he titulado este homenaje “La mujer que acompaño a Vicente de Ametzaga Aresti”.
Ama tomó las riendas en lo que a llevar la familia se refiere, le tocó por poco tiempo encontrar y
empezar con el apartamento de París, luego el de Buenos Aires, poco después el primero de
Montevideo, que al resultar pequeño ante la llegada de Mirentxu, nos mudamos a uno precioso y
con una excelente ubicación. Y en Caracas, la busqueda de otros tres apartamentos, hasta la
adquisición en propiedad de ultimo, Residencias Country.
Mis recuerdos se centran mas en Francisco Araucho, por lo que significaba ya como familia, las
vivencias diarias, el levantarse todos para ir a los colegios, las salidas a la placita Varela, y los
paseos a la finca de Biraben. Esos años fueron de consolidación de todos nosotros como familia,
prueba de ello, lo duro y doloroso que fue para todos dejar Uruguay, cada quien lo tuvo que
asumir lo mejor que pudo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ama tuvo una vida social muy activa en esos años, se sentía feliz y muy a gusto y reconocida,
como nunca lo fue en ningún otro país, No en balde me decía que a ella le hubiera gustado
estudiar la carrera de Diplomacia.
Al abandonar Uruguay, sola, tuvo que enfrentar toda lo concerniente a la liquidación en remate de
todo lo que habían atesorado en los años de vida en ese País, que tanto les dio, y donde nacieron
sus dos hijos varones.
La estancia de Ama en Euskadi fue difícil para Aita debido a la imposibilidad de realizar el proyecto
de trabajo en los archivos de Iparralde, pero especialmente para Ama, por la decisión de Begoña
de permanecer en Euskadi.
Mirentxu disfruto un tiempo de la compañía de su hermana Begoña, mientras que Arantza, tras
una corta estadía en Las Arenas, fue la primera que regreso A Venezuela. Bingen y yo vivimos dos
años en San Sebastián y disfrutamos de una total libertad de acción que nos marcó para toda la
vida. Yo como hijo, me sentí sin ningún tipo de querencia o compañia, excepto las de Bingen y
Conchesi, quien me tomó mucho cariño.
Después de la breve estancia en Euskadi, Ama empezó una nueva etapa de su vida en Venezuela
junto con Aita, esta vez sin los hijos. De nuevo le tocó a Ama reiniciar y empezar en Caracasla
búsqueda de apartamentos y la mudanza en tres ocasiones, a medida que los hijos íbamos
llegando de Euskadi, hasta que finalmente, adquirimos el apartamento en Residencias Country,
querido hogar donde se celebraron las bodas de Mirentxu y Arantza y fue la ultima morada de
Aita. Todo esto se logró en tan solo 14 años de estadía en Venezuela, dada la capacidad de
administración que poseía Ama y con el aporte de los sueldos de Aita y todos los hermanos, pero
en especial de Arantza, quien aportaba la totalidad del sueldo.
Yo diría que fue la época madura de nuestra familia, alegrías por las bodas, graduación de
estudios de los hijos, la consecución de una casa propia por parte de Aita, que les dio a ambos
gran satisfacción por la meta alcanzada, publicación de la mayoría de sus libros y, además, un
nuevo capitulo en la vida intelectual de Aita con total dedicación a la investigación histórica,
alcanzando renombre es este campo en Venezuela. Finalmente, el drama por la ida de Aita.
En todas estas etapas, Ama fue rectora y ejecutora de decisiones y pasos que se tuvieron que dar.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Como yo lo viví, y así lo recuerdo, Ama se sentía orgullosa de todos nosotros y nos prodigaba una
justa relación de amor según cada quien lo podía necesitar.
Aquí debo resaltar un hito en la vida de Ama que fue nada menos que la alegría del reencuentro
en Montevideo con su hija Mirentxu de nueve años de edad, tras siete años de dolorosa
separación debido a las guerras. Ama, con mucho amor, la apoyó y ayudó a su adaptación a
nuestra familia. Ambas pusieron mucho de su parte para superar esa etapa y considero que entre
madre e hija lograron algo muy especial.
Durante el período de dos años en el que a los hijos nos tocó vivir en Euskadi, Amay Aita
ciertamente no nos acompañaron y, quizás por la carencia de ese cariño maternal, Bingen y yo
nos unimos mucho como hermanos. Hicimos una vida de total libertad, saliendo de excursiones al
monte y en contacto con la naturaleza. Esto me marcó para toda la vida y aun hoy en día lo sigo
haciendo.
Ama, en sus grabaciones, que son su diario de vida, habla de todos sus hijos y de lo orgullosa que
se sentia, de cómo cada uno de nosotros, le correspondimos en nuestro actuar, en la vida de
familia y en los pocos o muchas satisfacciones que le pudimos dar a nuestros Aitas, Mirentxu, con
su decisión a los 9 años de edad, de vivir con los Aitas, Arantza con su acompañar y soporte a
ellos a veces en momentos difíciles, Bingen graduandose de medico, cosa de la que Ama se sentia
orgullosa, Lo que siempre todos quisimos es que Begoña estuviera presente, colocando la silla
vacia en la mesa de las cena de las Navidades. Esa añoranza se cumplio en Diciembre del 2008,
todos los hermanos pudimos estar juntos en una mesa de navidad, con Aita y Ama presentes, en
nuestros recuerdos.
Por mi parte, en la etapa de la viudez de Ama, puedo decir que nos unimos mucho, y ella me
hablaba mucho de sus cosas, dentro de la sencillez y comodidad de una relación distendida que
estuvo marcada por salidas, paseos y viajes, ya que nos acompañamos mucho en los años
convivencia como único hijo soltero en el apartamento del edificio Friuli en Caracas.
El saber estar de Ama, tal como yo lo digo, era una compañía, siempre estable con opiniones y
decisiones y consejos, nunca tuvimos ninguna riña, ni nada parecido.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Como hijo, es tan facil y tan dificil, hablar del Ama, que no sea claro, relatos de amor,
comprension de una madre hacia sus hijos, ya bastante trillado el tema, La vida del dia a dia, en
forma de sencillos hechos, es lo que pueden mejor reflejar la personalidad y el actuar de Ama.
Ama cosia vestidos a las hermanas cuando pequeñas, y en la foto en que estamos todos en
Montevideo, en los dias de la despedida a Uruguay, Mirentxu y Arantza estan con vestidos
confeccionados por Ama.
Desde las tareas, de coser, cocinar, tambien tapizaba los muebles, con martillo y tachuelas, que
cosa curiosa me pedia que le acompañase a ferreterias que a ella le gustaba.
Comparti con ella el gusto por salir de compras, e ir a casa de Americanos, Arantza por sobre
todo, acompañaba a Ama, y asi amueblo la actual casa de Alzuza.
En mi caso, hicimos bastantes compras para equipar el pequeño apartamento del Edificio Friuli,
apartamento de soltero que yo tenia, y que compartiamos en las temporadas que ella vivio en
Caracas en su etapa de viudez.
Ella sabia manejar las situaciones de dificultades,normales en toda familia, como malas notas de
colegio, y cosas parecidas, propias de todo joven en epoca de desarrollo, y de rebeldia, Lo
manejaba y resolvia todo para que Aita no se enterara, eso fueron todos los grandes problemas
que como hijos les dimos a ellos, simplemente porque nos dieron amor y confiaban en nosotros,
nosotros correpondiamos dentro de nuestro mundo de jovenes, con inquietudes propias de la
edad.
Ella escondia a Aita el hecho de que yo saliera a pasear en moto, cosa que me gustaba, y aun hoy
lo hago, yo guardaba la moto en un closet de lenceria que tenia el Apartamento en el piso 6, Aita
nunca se entero.
Ama en su forma de ser, tendia a guardarse las cosas que fueran desagradables para otros, por
esa forma de ser, no era concebible tener una riña o gritos o peleas con ella.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
De las cosa sencillas y alegres por el buen sentido del humor, era lo que prevalecia en todos
nosotros, a Ama se le iluminaba el corazon y a todos nosotros, por esas manera sencilla, mas no
significa ser simple, de llevar la vida en famila, a pesar de dificultades economicas u ocasionales
situaciones dificiles
Ama llevaba la administracion de la casa, buscaba los apartamentos adecuados, las compras, las
ropas, los muebles, decoraba la casa, escogiendo los muebles, en fin, era la cabeza rectora y
ejecutora del dia a dia del hogar,
Porque el narrar de las cosas mas sencillas, pude ser lo mas difícil, y a veces la pluma no me
acompaña.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Fueron años, en que decidio vivir en las casas de los diferentes hijos, en Washington, Pamplona y
Caracas, etapa esta, de mayor acercamiento y convivencia con Mirentxu y Bob, y Arantza y Pello,
en sus casas como hijas casadas, obviamente en situaciones diferentes a cuando vivian en casa
como solteras, pudiendo ella ahora, disfrutar de sus nietos, y convivir con los matrimonios de sus
hijas.
Los recuerdos de los nietos por parte de Irujo, asi me lo comentaron, era que cocinaba muy rico.
En mi caso, en Caracas y en el tiempo que estuve en Pamplona, creo que nos acompañamos
mucho, saliamos de excursion, la lleve a Merida en un viaje que le encanto, asi como a haciendas
del tiempo de la Colonia, retiradas en las cercanias de Caracas, por caminos no muy aptos, tanto
asi que en uno de ellos le salio un chichon en la cabeza, por los saltos golpeandose con el techo
del Volskwagen, a ella le encantaba, y prueba de ello, que me acompañaba a cuanta salida yo
podia hacer. posteriormente con un Jeep aleman de la guerra, con techo de lona, y sin puertas,
que cuando llovia nos empapabamos, pero ella nunca protestaba.
Como compensacion, la llevaba a la Colonia Tovar a comer una merienda que le gustaba mucho,
con torta de almendra, en el Hotel Freiburg
En Pamplona, decidi llevarla a Francia por el camino de Los Pirineos, en un Seat 600 sin
calefaccion y con neumaticos normales, en pleno invierno, asi llegamos, y ella me enseño los
pueblos donde estuvo con Aita.
Al igual que con Aita, mi papel con Ama, era de ayudarle en la cocina, pinche, ir de compras al
mercado de Chacao ella y yo solos, yo llevando el carrito del mercado, pasar la pulidora, rayar las
papas, pintar los marcos de las puertas, enhebrar las agujas de coser. hacer la jarra de refresco
para la comida, y fregar los platos.
Quizas esa relacion al parecer simple, da una comodidad para verse y conocerse con mas
profundidad, no es casualidad que los dos Homenajes, que como unico sitio de referencia total de
la vida y Obra publicada de Aita, y ahora este primer y unico homenaje a Ama, lo ha hecho quien
fuera el pinche de ambos, su hijo menor.
Al pie de este homenaje, he publicado mi Poesia dedicada a ella, creo que es todo cuanto yo
puedo escribir acerca de ella.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
19471955
Capitulo 8.
Editorial Xamezaga
012011
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Aita decidio radicarse en Montevideo, en Septiembre de 1943, comisionado para organizar la Gran
Semana Vasca, punto de giro en su vida y en la de todos nosotros, comenzando asi una de las
etapas mas felices de nuestra familia, aun cuando yo muy joven para poder tener recuerdos, sin
embargo me atrevo a narrar de aquello que forme parte.
Varios acontecimientos felices e importantes ocurrieron en esos años, la Publicación del primer
libro de Aita, la traducción al Euskera (Hamlet de W. Shakespeare), la Orgenizacion y posterior
satisfacción para Aita de Organizar la exitosa Gran semana Vasca, la llegada por decisión propia
de su hija mayor Mirentxu, y el nacimiento de sus dos hijos varones, Joseba Bingen, y Xabier
Iñaki, orgullo de todo padre por tener hijos varones.
La ciudad de Montevideo fue fundada el 30 de enero de 1726 por Bruno Mauricio de Zabala,
natural de Durango (Bizkaya). Uruguay es uno de los países más pequeños de Sudamérica. Es
también una de las más jóvenes repúblicas del Nuevo Mundo, Montevideo dominaba sobre
Uruguay ya que la ciudad no era solamente la capital sino el centro político, financiero, comercial,
industrial, social, cultural, educacional y religioso del país. Su puerto hizo a la ciudad, por él
pasaban más de los tres cuartos de todas las exportaciones e importaciones de Uruguay, por él
también llegaron, italianos, vascos y españoles y otros que formaron la mayoría de su población.
Uruguay se distinguía por su alto nivel literario, el segundo más alto de toda América Latina. Era
una nación literaria, y llena de ávidos lectores de periódicos. Se publicaban diariamente 15.
Uruguay no tuvo una gran civilización prehispánica ni tuvo una larga y colorida vida colonial como
Méjico, Perú o Brasil; solamente había poseído los pintorescos gauchos, cuya educación estaba en
la silla de montar y sus armas eran las boleadoras
El 2 de septiembre de 1943, aita, ama y su bebé Arantzazu recien nacida, después de una noche
en el barco llegaron al puerto de Montevideo, desde Buenos Aires, con unas pocas maletas, la
cuna y el cochecito de la niña. Cuando atracaron en el puerto, un grupo de compatriotas al que
ellos no conocían estaban para recibirles y llevarles al Hotel Globo, cerca del Puerto
Había mucho que hacer, y apenas dos meses para preparar. La fecha era el 30 de octubre, y había
sido elegida por coincidir con la de la Abolición de los Fueros.
En Montevideo existían dos centros vascos. El EuskaroEspañol, que se fundó en 1911, no admitía
a los "franceses" (vascocontinentales). Un año más tarde, el 30 de marzo de 1912, se fundó el
"Euskal Erria", que admitía a los vascos de los dos lados de los Pirineos. De este último escribiría
José Antonio Aguirre en 1941, "Euskal Erria es la sociedad más prestigiosa de Montevideo y una
de las más prestigiosas que nuestros compatriotas tienen en América, sino la más. Cuenta con
más de 1.000 socios, local propio con frontón y una magnífica propiedad en las afueras de la
ciudad" (Malvin).
A solo un mes de la celebración de la Semana Vasca, Ama y Aita se movieron del hotel a un
pequeño apartamento ubicado cerca del parque de los Aliados, en el cual se erigía el obelisco
conmemorando a los firmante de la Primera Constitución del país en 1830 diseñado por Zorrilla de
San Martín como aita nos indicaba en sus paseos por el parque con nosotros.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aita dio la primera charla sobre tema vasco que se. había oído en esta ciudad en el Paraninfo de la
Universidad de Montevideo sobre 'El bardo vaco Kepa de Enbeita'. Nació en 1890. y aita terminó
cantando los zortxikos del poeta, que tanto había gustado en Buenos Aires y "que mereció una
sostenida ovación" (La Mañana, Montevideo 16/10/43).
Aita llevaba sobre sus espaldas la responsabilidad de un trabajo gigantesco, pero su entusiasmo
era tan contagioso que tuvo muchísima ayuda y cooperación tanto de vascos como de uruguayos.
Uno de los puestos que muy acertadamente asignó fue el nombramiento como Presidente del
Comité Ejecutivo a María Ana Bidegaray de Janssen. Marianita como se la llamaba en casa, quien
luego fuera mi Madrina, nació en Asparen (Labourdi) en la casa ancestral de padre JeanBaptlsta
Bidegaray casado con Ramona Salaverria de Goizueta (Navarra).
"La víspera de iniciarse la Semana Vasca llegó a Montevideo un barco repleto de vascos de
Buenos Aires con más de 300 dantzaris, músicos y cantantes además de otra mucha gente
dispuesta a gozar del gran festival de la Semana vasca. Los vascos de Chile se unieron al acto y
vino una delegación que trajo de regalo al presidente Amezaga tres banderas colocadas en astas
de plata: las de Chile, Uruguay y Euskadi . Estaban guardadas en una artística caja en cuya tapa
estaba grabado el escudo así como unos versos del Himno Nacional de Chile.
"La jornada inicial estuvo presidida por el Presidente Juan José Amezaga, ante quienes desfilaron
300 dantzaris y músicos procedentes de los tres países citados. Este desfile luego siguió por la
Avenida principal de la ciudad con banderas desplegadas simbolizando los tres países que
contribuían en la Semana Vasca, más la bandera de Euskadi, nueva para los uruguayos.
Montevideo que era entonces una de las ciudades más pobladas de América con su millón de
habitantes. Allí al pie de su estatua de bronce, Vicente de Amezaga pronunció un discurso de
apertura, lleno de emoción, recordando un poco de la historia de los tres países que participaban
en la Semana Vasca.
Habló del fundador de la ciudad de Montevideo, que era vasco así como también el fundador de
Buenos Aires y vascos los que en mayor proporción habían poblado la tierra de Chile. Les recordó
que fue un vasco Alonso de Ercilla y Zúñiga, quien conmovido por el valor y arrojo de los
araucanos en la defensa de su libertad en Chile, escribió un largo y hermoso poema, 'La Arau-
cana', único canto de reconocimiento a los naturales de América a lo largo de toda su difícil
conquista.
El 2 de noviembre de 1943 las representaciones vascas eran recibidas en audiencia especial por el
Presidente Amezaga. "Entre los actos de la Semana vasca se plantó un Árbol de Gernika. Y se
descubrió un bronce donde estaba representada la casa de Juntas de Gernika y su Árbol de
Libertad. Los vascos allí reunidos, junto a los hombres y mujeres de Argentina, Chile y Uruguay
entonaron los himnos nacionales de sus países y al final, después de la palabra de diversos
oradores, se entonó con grave emoción el GERNIKAKO ARBOLA de Iparraguirre.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El rector aceptó y estuvo esta cátedra a cargo de aita por muchos años.
El tradujo el poema íntegra y totalmente al idioma español (700 páginas), "por encargo de la cual
y con la inapreciable ayuda, en algunas dificultades, del propio Orixe, cuyas notas de puño y letra
conservo como precioso recuerdo", pero por circunstancias ajenas, nunca fue publicada su versión
y no se pudo llevar a su culminación tal tarea.
En años posteriores su nieto Xabier Irujo, realiza un trabajo de investigación y publica un libro
sobre la Gran Semana Vasca, asi como su Biografia en Euskera.
La vida familiar seguía bien, aunque la preocupación de las dos niñas ausentes enturbiaba la
felicidad de ellos.
El 18 de abril 1945, víspera de la conmemoración del Desembarco de los Treinta y Tres, fiesta
Patria, a las 9 de la mañana el Dr. Aguirre fue a la sala de espera a comunicarle a aita ¡"Ha nacido
un hermoso pelotari de 4 kilos 600 gramos"!, nacio mi hermano Joseba Bingen, mi compañero en
el colegio, al que ibamos juntos, y paseos en la plazita Varela, posteriormente me uni mucho en
los 2 años de vivencia en San Sebastián, por estar practicamente solos a nuestro aire, saliamos
de excursión a todos los alrededores de San Sebastián, no sin algunos peligros, de los que nadie
se habria enterado, fue una epoca muy gris en cuanto a afectos de familia, tal y como estabamos
acostumbrados en Uruguay, pero muy enriquecedora, como relacion de hermanos, entre Bingen y
yo
En octubre de 1945 reciben los aitas la triste noticia, desde Algorta, del repentino fallecimiento de
la madre de aita. En las escaleras de la iglesia de los Trinitarios tropezó y cayó rompiéndose la
cadera. Le operaron inmediatamente pero le sobrevino una pulmonía y a los pocos días murió.
Al mes Aita escribiriá éste poema:
AMATXU
Pero, amachu, nos queda la del ciclo vida tierna y ella será mi anhelo ahora
más que nunca. Sé en mi auxilio.
Para que alcance la celeste palma Y al jumamos así. tras este auxilio madre le
llamaré de cuerpo y alma.
Diciembre 1945.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Llegó la Navidad del 46, y brindaron por la llegada de los dos hijos, uno que estaba esperando
para mayo, y la mayor que vendría para diciembre del 47. Pero no por ello estas navidades fueron
menos nostálgicas que las pasadas.
Ama estaba en vísperas de tenerme a mi su quinto y ultimo hijo, y se sentía muy molesta, pero
entre aita y la Tata le ayudaban con los dos pequeños. La Tata, como se le llamaba en casa
siempre, llegó a ser como un miembro más de la familia.
Su nombre era Lucinda Martínez, al principio ama la empleó por unas horas para que sacase los
niños a paseo, pero poco a poco aumentaron sus horas en casa hasta quedarse todo el día, y vivió
en casa, hasta que nos fuimos de Uruguay. Era muy querida por todos, les ayudaba en las tareas
de la escuela, dominaba el arte de la caligrafía y hacía todos los rótulos para los deberes de la
escuela de los niños. Les contaba leyendas que enriquecían sus conocimientos del país,
El día 11 de mayo a las 9 de la mañana nació otro hermoso pelotari de 5 kilos 100 gramos. Xabier
Iñaki, El 10 de junio se celebró el bautizo siendo mis padrinos Marianita Bidegaray de Janssen y el
Padre Goiloetxea quienes me pusieron el nombre de Xabier Iñaki.
Mi participación en los hechos de la familia estaban limitados por mi corta edad, pero una vez que
ya fui niño, empeze ir al colegio, junto con Bingen, ir a la placita Varela con mis hermanos,
participaba y asi lo recuerdo, en el dia a dia de una famila, con sus rutinas, sus celebraciones, sus
paseos a la chacra, las comidas preparadas por Ama, que todos disfrutábamos.
Con la llegada inminente de Mirentxu los Aitas se mudaron a un apartamento más grande. La
ubicación de esta casa, y la renta era muy apropiados, pero aún querían hacer planes para el
futuro, porque para ellos el futuro era el "regreso". Era parte del vivir día a día sin la seguridad de
un mañana en tierra ajena.
El tio Ino escribió desde Las Arenas anunciando que un barco de la compañía Aznar, el Monte
Amboto, llegaría a Montevideo hacia mediados de diciembre con el Capitán Gastiarena a cargo de
Mirentxu, su llegada, fue el 15 de enero de 1948. en casa todos estaban tan ansiosos como los
aitas, Aranlza con ya casi 5 años estaba feliz con la llegada de su nuevo hermanito Xabier, y
entendía mejor este acontecimiento que la llegada de una hermana mayor que ella en un barco.
Los aitas con los ojos empañados en lágrimas por la emoción indescriptible del momento miraban
a su hija mayor y no lo podían creer, aquella niña rolliza de dos años y medio que habían dejado,
se había convertido en una chica alta y espigada de nueve años. Mientras tanto ella, no tan
consciente —debido a su corta edad— de lo que aquel momento representaba para ella,
preguntaba "¿quienes son mis aitas"?
Antes de bajar la escalerilla del desembarco el capitán le llevó a Mirentxu a su cabina en donde
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
la entregaría oficialmente a sus padres. Aita muy efusivo no dejaba de darle besos mientras le
llamaba "nere maitea", ama con sus ojos empañados en lágrimas y con su corazón de madre
desbordado por la emoción susurraba "qué feliz nos haces, hija".
Llegaron a casa y allí le esperaban a Mirentxu el bebé Xabier, que desde su coche sonrió a su
hermana mayor y esta le empezó a querer allí mismo, así como a la Tata. Hubo mucho jaleo esa
noche en casa, muchos amigos habían venido a conocer a la niña. Arantza y Bingen acompañaron
a su hermana al cuarto. Querían saber que tenía en la maleta para ellos, y mostrándoles los pocos
juguetes que había traído consigo comenzó su nueva vida compartiéndolos con sus hermanos.
La dinámica de la casa había cambiado. No fue nada fácil el ajuste, tanto para los aitas que tenían
ahora una hija de 9 años que no habían visto crecer, como para la niña que había sido criada
como hija única y había sido mimada por sus tíos y abuelos,
Los aitas sufrían de las penas del exilio sentimental y económicamente, y eso les absorbía, no
pudiéndole prestar toda la atención que ella hasta ahora había recibido, y que tanto o más
necesitaba en estos momentos, el afecto materno había de repartirse teniendo en cuenta que
había tres hermanos aún muy pequeños que atender.
Tanto los aitas como Mirentxu pasaron momentos, semanas y tal vez meses difíciles para
acoplarse, pero al final triunfaron el coraje de Mirentxu y el amor de los padres.
El apartamento alquilado y del cual tengo mis mas gratos recuerdos estaba situado en la calle
Francisco Araucho 1532, años mas tarde ya de mayor, regrese a Montevideo a visitar el edificio la
calle y el barrio, se me hizo un nudo en la garganta, Montevideo no ha cambiado como las
grandes ciudades, permanece apacible, sedienta de que la quieran tal cual es, con su misma linea
de autobús el N 21, con su mismo recorrido, el puerto, su mercado
Ama trabajaba en la Comisión de Beneficiencia de Euskal Erría cuya presidenta en ese momento
era M. Luisa Iribarne de Batí le Berres, cuñada del presidente de la República, Luis Batlle Berres
(19461950). Ama al ser la tesorera iba con ella y así juntas recaudaban dinero para organizar
torneos de Rummy Canasta (juegos de naipes) en Euskal Erría, recorriendo muchos de los
comercios de la ciudad pidiendo regalos, así como donaciones en instituciones privadas.
La salud de aita empezó a flaquear debido a no haber tomado ni una hora de vacaciones durante
varios años y eran muchos años y un ritmo de vida febril tanto en lo físico, como en lo mental y
emocional; además con un exhaustivo horario desde el año 43 en que había llegado a Uruguay.
Siete años eran muchos teniendo en cuenta lo responsable que aita es en lo que respecto a la
familia y a la causa vasca.
El problema de la hija ausente y la ansiedad perenne por volver a su txoko no ayudaban mucho a
sus nervios. Comenzó con vértigos y zumbidos en los oídos. le hicieron minuciosos y múltiples
exámenes y radiografías. Pasaron meses antes de que todas las pruebas mostraron que lo que
tenía era el sistema nervioso alterado y le afectaba al sistema digestivo, y como consecuencia el
oído. Le pusieron en un estricta dieta, tan rigurosa que no tenía fuerza para nada y le daban
medicamentos para el vértigo, que era lo más peligroso, ya que no podría salir solo de casa. Le
recetaron vitaminas y reposo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Dejó todas sus actividades menos las clases de vasco que las seguía dando todas las semanas.
Las entradas a la casa disminuyeron, ya que nadie quería enturbiar su reposo. La renta de los dos
pisos de Algorla no daban mucho.
Las crisis comunes que vive una persona o familia en su propia patria las acrecienta la vida en el
exilio, no necesariamente porque ellos tengan más infortunios sino por la soledad e incertidumbre
con que se vive en suelo extraño, sin el respaldo de tantas cosas familiares que cualquier otro
ciudadano del país las toma por dadas.
La vida en el exilio dobla toda clase de preocupaciones, todo se hace más sombrío, y cuando falta
la salud al único proveedor de una familia numerosa, la angustia de lo desconocido agiganta el
sentimiento de soledad y de vulnerabilidad. Sentimientos que traen consigo una infinita tristeza y
una enorme frustración que llevan durante esa vida; lejos de su patria, de su cultura, de sus
amigos, de su familia, de su carrera. Todos estos elementos que son tan indispensables para que
el ser humano pueda batallar mejor con los problemas cotidianos que tiene la vida
En 1950 Uruguay ganó por cuarta vez la copa mundial de fútbol en el Estadio Maracaná de Río de
Janeiro. En casa todos seguían el partido de cerca por la radio y cuando se decidió la victoria con
el gol final, 2 a 1, en aquel Uruguay contra Brasil, la emoción fue intensa. Las sirenas de las
fábricas, en un regocijo sin igual se hicieron oír por toda la ciudad, y las bocinas de los coches
sonaban por todos los barrios para demostrar su alegría.
Pero la vida en casa no era un completo remanso feliz y no estaba exenta de las enfermedades
comunes de la infancia como la sarampión, viruelas locas, paperas, anginas de las que fueron
operadas Mirentxu y Arantza, o casos de fiebre que hacían perder días de escue la, o accidentes
como cuando Bingen se quema los dedos y casi se electrocutó metiendo unos alambres en el
enchufe de la luz. Sin embargo la salud de aita mejoró algo restableciéndose de sus vértigos,
aunque le persistían zumbidos en los oídos que le molestaban constantemente y algunos días eran
de verdadero tormento haciéndole exasperarse a menudo.
Además de la sociedad vasca los aitas acudían a la Academia de las Letras que el Ministerio de
Instrucción Pública y Asistencia Social había creado en el año 1943 y que presidía el Dr. Montero
Bustamente. Actos a los que acudía la crema de la intelectualidad uruguaya.
Años más tarde se creó una Comisión, de Investigaciones Literarias, bajo el control del mismo
ministerio, para examinar los manuscritos de los escritores uruguayos para ver cual debería ser
parte de los archivos nacionales. Allí se reunían autoridades de diferentes partidos políticos, así
como religiosos, el Reverendo P. Ducatillón que presentó una brillante conferencia, o Monseñor
Barbieri que exponía de manera culta y ordenada y con excelente oratoria sus profundos
conocimientos adornados con su dominio de la lengua.
Aita conoció muchos amigos en estas jornadas a las que luego invitaría más tarde a los actos
culturales de Euskal Erría, dando así a Euskal Erna un nuevo giro, el cual fue beneficioso para la
sociedad vasca de Montevideo, en su labor por mejorar el nombre y la imagen de Euskadi.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Los aitas llevaban a los hijos a institutos de cultura como al británico o al americano, la biblioteca
ArtigasWashington en la que proyectaban documentales, o películas educativas, se presentaban
exposiciones, además de contar con unos importantes fondos de libros y discos en su biblioteca.
Su refugio era la naturaleza, el campo y el mar y paseaba por las vastas praderas uruguayas o a
orillas del mar que Montevideo le ofrecía en abundancia era su mejor medicina.
Aita tenía 50 años. Ahora no tenía ya ni fuerzas para luchar, la guerra le había usurpado todo. Su
consuelo era ama, su leal compañera, siempre cerca de él para darle ánimo. Para sus hijos supo
ser un padre ejemplar, para su patria un patriota excepcional, luchó, trabajó, y puso su salud en
peligro para dar la mejor educación a sus hijos en los mejores colegios, y para ver su patria libre,
sin escatimar esfuerzos ni pérdidas personales, y dándonos con ello un ejemplo sin igual.
Ahora que su mente estaba fija en buscar algo seguro, se presentó para las oposiciones de un
puesto para la UNESCO, (Organización Educativa Científica y Cultural de las Naciones Unidas),
Se preparó muy bien para una serie de exámenes que duraron una semana. Fueron días de
mucha tensión ante la proximidad de las pruebas. El dominaba bien el inglés, y estaba confiado en
el buen resultado. Esperó durante dos meses hasta que al cabo de este tiempo llegó la negativa.
Más larde supo que la Embajada Española trabajó en la Comisión para que no se diera ese puesto
a "personas que no tenían representación de ningún país". Una vez más se sintió un triste
desterrado, y así lo expresaba:
Sin poder conseguir el trabajo que él quería, siguió con sus trabajos eventuales. Empezó a
preparar un análisis del libro, de Juan de Valdés, escritor español, y autor del notable diálogo de
las lenguas, un tratado de Retórica para el BoletínInstituto Americano de Estudios Vascos de
Buenos Aires.los amigos Biraben ofrecieron su hacienda para que los 3 tomaran 15 días de
vacaciones con toda la familia. Esta hacienda estaba en San Jacinto, en el Departamento de
Canelones a hora y media de Montevideo, en plena campiña, un lugar tranquilo para reposar,
fuera de la civilización. La chacra, como se le llamaba, era una casita blanca y roja de tres
habitaciones, cocina, baño y un enorme comedor que hacía de sala. Estaba rodeada de acres de
tierra y de árboles frutales, eucaliptus, palmeras, pinos y un viñedo inmenso. Fueron días de paz
interrumpida solamente por los cantos de los pájaros.
Tenían caballos, vacas y bueyes viejos que arrastraban la carreta, hasta la carretera principal
Aita ya estaba dando sus últimos toques al "Hamlet" de William Shakespeare que tradujo del
inglés al vasco y que sería publicado en la Editorial Ekin el 25 de noviembre de 1952, un poco
antes de la coronación de la reina de Inglaterra. Mandó un ejemplar especialmente encuadernado
como regalo de Coronación a la Reina Isabel de Inglaterra que fue el 2 de junio de 1953. "Con
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
ocasión de la coronación de la Reina Isabel II, la entidad 'Euskalizaleak' (los amantes del idioma
vasco) de nuestra capital ofreció a la soberana inglesa un ejemplar, especialmente encuadernado
de la traducción al vasco del Hamlet, de Shakespeare hecha recientemente por el doctor Vicente
de Amezaga.
Aita recibió poco después una carta de agradecimiento en nombre de la Reina Isabel II por el
obsequio a su Coronación en que se le informaba estaba depositado en la Biblioteca
Conmemorativa de Shakespeare (Memorial Library en Stratfordon Avon), en calidad de préstamos
de Su Majestad. Fue un pequeño triunfo para aita que tanto trabajó para terminarlo a tiempo de
la Coronación.
A todos nosotros les llegó a enseñar él Txeru: Ume Eder Bat, Alzo, Alzo, Oirá Or Goiko, Maritxu
Nora Zoaz, Ume Eder Bat, Ator, Ator Mutil Etxera, Aldapeko, Ama Begira Zazu, que a coro en
algunos actos los cuatro cantaron en EuskalErria Lo mejor eran los ensayos en el comedor de
diario después de la cena.
Muchos domingos todos eramos invitados a pasar la tarde en casa de Marianita en Carrasco donde
tenía una casa grande y preciosa, decorada exquisitamente con recuerdos de los diversos países
en que ella vivió; Bélgica, China, Euskadi, Francia. Antes de llegar a su casa había que atravesar
un bonito bosque lleno de olorosos eucaliptos que tanto abundan en este país
Los miércoles era el día que aita daba clase de vasco, y ama lo acompañaba siempre. Mirentxu,
que era la más joven de la clase, iba con las hermanas Beldarráin, tres señoras uruguayas de
ascendencia vasca que tomaban muy en serio la clase y más tarde viajarían a Euskadi por vez
primera.
Aita fue nombrado delegado del Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay ante la VIII
Conferencia General de la UNESCO. Francisco Javier Landabiiru (nacido en Vitoria, y destacado por
su trabajo en e! exilio en el campo internacional) vino por estos días a Montevideo y junto con aita
fueron a ver a Don Justino Zavala Muniz, autor de varios libros de crónicas realistas, mitad
historia, mitad literatura gauchesca, así como de obras de teatro sobre el tema del gaucho.
Mirentxu nada más acabar el colegio iba con los señores de Biraben a La charra todos los veranos
durante una semana. Arantza era invitada a ir a Carrasco, un balneario precioso en las afueras de
la ciudad por su amiga Martita Pizza Nogüeira. Mientras ama anticipando la fiesta navideña
adornaba el pesebre en la sala, recreando la ciudad de Jerusalén, y siempre preparaba la mejor
cena del año, y allí todos reunidos cenaban terminando siempre los aitas con un brindis para que
se lograra la ansiada vuelta, mientras en una silla vacía posaba un cuadro grande en colores con
la foto de Begoña, testigo mudo cuya ausencia seguía hiriendo la sensibilidad familiar.
Aita ya con 54 años seguía con honda y creciente preocupación la carga que representaba la
educación de sus hijos. La economía familiar era el problema principal que aita enfrentaba en
estos momentos. Trabajaba mucho, y sin descanso, pero la carga seguía creciendo sin parar.
Por una parte, el estar en el exilio y no poder ejercer su propia profesión, trabajaba más y no le
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
rendía tanto económicamente hablando; por otra parte el no tener ningún trabajo establecido y
seguro. El buen amigo Biraben propuso a aita el trabajo de vender seguros. Su hermano era el
dueño de la casa Óptica Ferrando un comercio enorme en Montevideo, y aita aceptó.
Era una mayor carga para él, pero por el momento eso le ayudaba mucho. En esos días recibieron
una carta de la sobrina de ama Ma. Luisa de Caracas que estaban económicamente muy bien,
para ofrecer a aita el trabajo de gerente de su compañía de petróleo. Necesitaban un hombre de
confianza para que se ocupara del negocio cuando ellos viajaban a Europa y pensaron en aita.
El sueldo que le ofrecían era muy bueno comparado al de Uruguay. A él le resultaba fatigoso el
pensar solamente que a su edad y con trabajos tan ajenos a su preparación podría sacar adelante
la familia, pero tampoco quería cerrar las puertas sin probar primero. Pensó con resignación en
probar durante tres meses y ver si le resultaba el trabajo, y si no volver a Uruguay.
Era una decisión muy importante y había mucho en juego. Fueron muchas las noches de desvelo
pensando en los pros y los contras, contaba ama. Al final y no sin mucho dolor decidió partir. El
nunca pensó que saldría del Uruguay si no era para ir a Euskadi. Nunca creyó posible que le
esperaba otro peregrinaje, otra vez a lo desconocido, y sólo dejando a ama a cargo de todo.
El 16 de julio de 1955 a las 4 de la tarde en un avión de la Pan Am, ama y sus hijos le vieron
marchar. Aita estaba muy triste, pensando qué diferente sería el viaje si hubiera sido en vez de
para Caracas, para Euskadi. No acababa de ver el momento cuanto otearía en el horizonte su
retomo.
En casa se notaba su ausencia que resultaba dolorosa para todos, pero sobre todo para ama que
esperaba ansiosa sus primeras impresiones, deseando de todo corazón que anunciara en ellas su
pronto regreso a Montevideo.
No se dio, Ama una vez mas tuvo, que levantar la casa, rematar los muebles, enseres que tenian
en el remate Sarandi, fue doloroso como la gente venia y se llevaba las cosas que eran hasta hace
poco parte de la casa del dia a dia.
Ama tuvo que empezar con e papeleo en el Consulado de España, par sacarnos el pasaporte
Español, para poder viajar a Euskadi, con los consecuentes retrasos y demas maniobras dilatorias
de los funcionarios, que en forma adrede lo hacian,
Al fin al terminar los colegios, se decidio la fecha de partida en el barco Provence, hacia Barcelona
en un viaje de 15 dias, pasando por Rio de Janeiro, Bahia, (Brasil), Dakar y finalmente Barcelona.
La despedida desde el muelle, no pudo ser peor para cada uno de todos nosotros, cada quien
guardaba el silencio que sus recuerdos y el saber que ya no jugaria mas en la placita Varela, ni
iriamos después del colegio a la chacra, para todos fue algo que nos marco en nuestras vidas.
Uruguay, la etapa de infancia de la familia no por lo que siginifica en edad, sino por lo feliz y lleno
de acontecimientos felices, la Etapa posterior en Venezuela, represento la madurez, donde todos
sus hijos se casaron y formaron sus familas, asi como la tragedia de la muerte inesperada y
temprana de Aita.
Aita lo expreso en adios al Uruguay, nosotros sus hijos dependiendo de la edad en que nos toco
vivir esa desagradable experiencia, reaccionamos dentro de nuestra alma y de la forma de ser de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cada quien.
Lo que si es cierto que de sus hijos, Aita y ama, recibieron con una dedicación y reconocimiento
con hechos, que demuestran lo que significaron ellos en nuestra vidas,
Mirentxu, a la postre escribio un libro titulado Nere Aita, Editorial Txertoa, Arantzazu, escribe un
relato historico novelado acerca de la vida de Aita y ama en su viaje en el Alsina, primera
publicación, Idatz Ekintza, 1982 y reeditado en 2010 por la Editorial Xamezaga
Gracias a la recopilación de todo el material escrito de Aita, que Ama, en su reciente viudez, y en
la misma biblioteca de Aita, cargada de libros y de recuerdos para ella, no titubeo en su decisión
de reordenar y recopilar toda la obra dispersa de Aita, con paciencia, amor, y dedicación recopilo y
ordeno todo el material publicado y por publicar, que tras la muerte subita de Aita dejo inconclusa,
Por esta y otras acciones de Ama, su coraje valentia y como mi modo de reconocimiento y amor,
decidi crearle un Sitio en Internet, con su Nombre, con motivo de su cumpleaños, 10092010,
como mi homenaje.
Yo su hijo menor, en 012009 en homenaje a mi Aita, cree un Sitio en Internet, con su nombre,
Vicente de Ametzaga Aresti y en la cual se presenta la vida de Vicente de Ametzaga Aresti, y toda
su obra publicada, convirtiéndose en el unico sitio de Referencia Completa, cuyo contenido, se
encuentra a disposición Internacional, con una ilimitada difusión potencial, toda la Obra publicada,
y su Biografia
Tras un unico trabajo de Recopilación, Edición y Publicación electrónica de toda la Obra publicada,
y su Biografia, se da vida a la pagina web, siendo perse, el sitio de referencia completa de la Obra
y Vida de Vicente de Ametzaga Aresti
En Mayo 2010, y tras 3 meses se convirtió toda la obra Publicada de Aita, en formato electrónico,
para poder ser leida en dispositivos eBooks – el titulo del eBook Obras Completas Y Referencias
Vicente Amezaga Aresti
En 012011, se funda la Editorial Xamezaga, en cuyo seno, se presenta a traves de el catalogo de
Obras, toda la Obra publicada, de Aita y su Biografia, dicha Editorial es de caracter electrónica, en
Internet.
Ambos hechos, como homenajes unicos, la Pag Web, con su nombre, y la Editorial electrónica,
Xamezaga constituyen un unico homenaje por parte de su hijo menor, Xabier Iñaki Amezaga, para
la mayor difusión de la vida y obra de nuestro Aita, cerrando asi un ciclo que empezo en 1901
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
http://vicenteAmetzagaaresti.blogspot.com/
Editorial Xamezaga
http://editorialxamezaga.blogspot.com/
http://xabieramezaga.blogspot.com/
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Apéndice de hechos que marcaron la vida de nuestra familia en los años que nos toco vivir en
Uruguay Semana Vasca:
Indice de lo escrito y publicado por Aita durante los meses de octubre, noviembre y
diciembre de 1943 en la prensa uruguaya.
1. La Semana Vasca
2. Los meses vascos
3. Territorio vasco
4. Antropología
5. Música
6. Danzas
7. Juegos y deportes
8. Mitología
9. Religión: herejes y brujas
10. Idioma vasco
11. Literatura euskérica
12. Las Pastorales suletinas
13 Los bertsolaris
14. Escritores vascos en castellano
15. Organización política vasca
16. Tratados con Inglaterra
17. Tratados de amistad v buena correspondencia
18. El árbol de Gernika
19. Democracia y sentido de ¡a dignidad humana
20. Nobleza universal aspectos sociales del Fuero
21. El árbol Maíato
22. La mujer vasca
23. El caserío
24. La industria del hierro
25. Argiñas y arotzas
26. Marinos y descubridores
27. Colonizadores y fundadores
28. Garibai, Urkiza, Alberdi, Larrañaga...
29. "Corto en palabras... "
30. "Palabra de vasco "
31. " Vasco hermano "
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Adiós al Uruguay
Después de unos meses de ausencia que pensábamos breve, he aquí que la vida nos fija
¡qué sabe uno para cuanto! lejos de tierra oriental.
Esto es como un desgarrón en el alma; una tristeza muy honda en la que pareciera
fuéramos a hundirnos sin encontrar el fin jamás. Si el buey brama cuando se le separa de aquel
con quien araba como no gemirá nuestro espíritu al despedirse de compañía tan deleitosa como
esa tierra a la que el tiempo, sellando la consustanciación de efectos, convirtió en nuestra
segunda patria,
Entramos en ella predispuestos a quererla y la fuimos queriendo cada vez con más
arraigada pasión. Para nosotros que llegábamos huérfanos de patria, ella se ofrecía tierra
generosa; para nosotros hambrientos y sedientos de Justicia, ella se nos aparecía
maravillosamente grande en su culto a esa recia Justicia que hoy, por todas partes, los poderosos
del mundo se empeñan en ignorar; para nosotros soldados en derrota del ejército de la Libertad,
ella resplandecía como un milagroso oasis donde el hombre, sino es libre, deja de ser estimado
como hombre; donde los tiranos temblarán siempre, aún viéndola pequeña, como se encoge
siempre, ante la integridad de la virtud, la más osada de las villanías.
En ella fermentó cien veces nuestro espíritu con la visión de la protesta espontánea de todo
un pueblo, ante toda la injusticia y toda sinrazón cometida no importa donde ni contra quien. En
ella nos nacieron dos hijos de nuestra sangre que, en cualquier parte que vivan, pregonarán
siempre orgullosos su condición de orientales, como proclamarán siempre su ciudadanía uruguaya
sus padres en cualquier rincón del mundo a que los azares de la vida los arrastren.
Llegamos como lo que somos, sin tapujos ni disfraces: hombres de Cristo, vascos y
demócratas. Y para nosotros se abrieron siempre todos los brazos y hubo efusión en todos los
labios y reflejos de simpatía en los ojos que no saben mentir. Y lo mismo en los de nuestra estirpe
que en los que en ella no están enraizados e igual que en los que en ella no están enraizados e
igual que en los creyentes, en los que comulgan con nuestra Fe, se nos abrieron los corazones, en
un generoso impulso de solidaridad humana, en un natural movimiento que impone ese culto a la
dignidad del hombre que tan profundamente siente el uruguayo y que es la base de roca de su
ejemplar democracia y de su triunfante libertad: ¡Libertad! el mayor invento de Dios como
hermosamente dijo Peguy.
Se nos abrieron todas las puertas y nos movimos y trabajamqs en la Universidad, en el
Instituto de Estudios Superiores y en el Ministerio de Instrucción. Y pulsamos la vida oriental en el
Parlamento, en la Academia de Letras, en el Ateneo, en la calle, en las tribunas populares, en las
redacciones de los diarios; en todas a las que acudimos. Que si en éste en que escribimos
anclaron más que en otro algunos nuestros afectos y afanes, en otros fue parecido, y ninguno nos
rehusó su atención. Sin olvidar nunca, como bien nacidos, nuestra condición de vascos, fuimos en
todas partes, simplemente, un uruguayo más.
La suerte nos deparó vinculaciones que revalorizaron nuestra vida, dieron nuevos impulsos
a nuestros afanes y alumbraron vías nuevas a nuestras ideas y sentimientos. Hombres de
gobierno, y de la oposición, sabios profesores, inspirados poetas señores del verbo y jerarcas de
la pluma, hombres del campo y de la ciudad. No recordamos de enemigos; si alguno se siente tal,
sepa que, por nuestra parte, su deuda estaba ya perdonada desde antes y desde el fondo del
corazón.
El alejamiento de tantas preciosas amistades cava en nuestra vida un vacío que nos será
difícil, muy difícil de colmar. Asoman a los puntos de la pluma nombres muy queridos de preclaros
orientales que con su amistad ennoblecieron nuestro vivir, y tras ellos, en luminosa teoría
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
comienzan a desfilar por nuestra memoria tantos y tantos otros. Pero cuando queremos
aprehenderlas, he aquí que las brillantes figuras se difuminan. Ya no son éste y el otro sino una
sola cosa, la única que yo puedo ver en estos instantes; el Uruguay.
Pero el corazón se anuda, la voz se quiebra, se nublan los ojos y las lágrimas caen... no
nos avergonzamos de ellas. ¡Adiós Uruguay! Todas las bendiciones que el corazón de un hombre
pueda desear para aquello que más ama las invoca hoy para tí éste que aprendió a amarle mucho
y que ya, sea lo que sea que la vida le depare, no podrá dejar de amarte jamás".
En Euskal Erria le dieron una emocionada despedida a ama, y a sus hijos. Fue muy
emocionante cuando un grupo de viejecitas a las que ama había ayudado tanto, le leyeron un
poema muy sentido escrito por ellas, unos niños vestidos de dantzaris y poxpoliñas le hicieron una
ofrenda floral, las amigas le entregaron una medalla de oro con la fecha de ese día inscrita detrás
y un rosario de marfil, el presidente de Euskal Erria así como el Dr. Mendiola y el Dr. Mendilharsu
hablaron y ensalzaron al gran patriota y ejemplar padre que era aita. Una pena que aita no
estuviera presente, par apreciar junto a ellos este homenaje sentido que ellos a pulso supieron
granjearse.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
"En otro lugar del presente número insertamos una emotiva carta de nuestro ilustrado
colaborador doctor Vicente de Amézaga, que ha resuelto radicarse en Venezuela donde se abre
campo a su inteligencia actividad.
"El doctor de Amézaga no es un extranjero en éste país. Vino a él siguiendo la suerte de tantos
españoles irreconciliables con la tiranía, y, bien pronto, su espíritu armonizó con nuestra
democracia.
"En ella, vivió colaborando en EL PLATA y en otros diarios, a la vez que difundiendo sanas e
interesantes enseñanzas en la Facultad de Humanidades.
"También actuó en la obra de Unesco cuando ésta, desarrolló su acción en Montevideo, revelando
además de su competencia científica, sus aptitudes de organizador.
"Tanto él como su esposa y sus hijos dejan aquí simpatías y afectos imperecederos desarrollados
al calor de su carácter vasco sincero y leal, incapaz del fingimiento ni doblez.
"En EL PLATA no era un visitante sino un verdadero miembro del mismo, cuyo ambiente animaba,
muy a menudo, con su palabra fácil y amena, en la que apuntaba con frecuencia un humorismo
de buena ley.
"Corazón piadoso aunque libre de fanatismo, era, también, un demócrata convencido y ardiente,
comprobación viviente de la compatibilidad de ambas tendencias anímicas.
"Nuestro deseo es que el Dr. de Amezaga pueda volver pronto a una España libre del despotismo,
pero esperamos que antes de lograrlo, pueda realizar una escala en esta Montevideo donde tanto
quieren y aprecian a él y a los suyos". (El Plata, 3 de abril 1956).
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nostalgia
Capitulo 9.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
La obra que aquí se presenta es una recopilación de los numerosos artículos aparecidos en
publicaciones periodísticas (diarios y revistas), conferencias en el Paraninfo de la Universidad de
Montevideo y salas de actos de los Centros Vascos, en plazas públicas, charlas radiofónicas, e
incluso discursos fúnebres, algo poco usual, y que a lo largo de su vida en Exilio, Ametzaga ,
Vicente de Ametzaga Aresti, fue publicando y exponiendo como parte de su enérgica protesta por
la libertad de nuestro país y en defensa de nuestros valores culturales. Los detalles de su biografía
están contenidos junto a los de su extensa producción literaria en la nota biobibliográfica que
adjuntamos, de cuya elaboración damos datos pertinentes para su comprensión y manejo, así que
no vale la pena la reiteración. Queremos destacar, sin embargo, los siguientes enfoques que
creemos necesarios para el análisis y la comprensión de la obra y personalidad de Vicente de
Ametzaga, y de su tiempo histórico.
Enmarque histórico: las guerras carlistas. La Bizcaia industrializada de finales del siglo XIX. La
protesta nacionalista vasca. La Gran Guerra, 191418. El auge del NacionalSocialismo. Los vascos y
el Estatuto de 1936. La Guerra Civil y el éxodo vasco.
Vicente de Ametzaga nace en Algorta, puerto marinero de Bizkaia, cercano a Bilbao, un 4 de julio
de 1901, último hijo de Pedro Ametzaga Abaroa y María Aresti Sustatxa. Acababa un siglo, el XIX,
cuajado de acontecimientos para los vascos, España en general. Empezó con la invasión
napoleónica a la Península, seguida de la pérdida de América (salvo Cuba) tras sangrientas
guerras, y continuó con dos grandes confrontaciones: la Primera Guerra Carlista o la de los Siete
Años (183340) y la Segunda Guerra Carlista (187276) entrelazadas ambas con continuos
alzamientos militares. Son las sacudidas sociales y políticas de un siglo en el que se derrumba por
una parte, el Imperio Español, y por la otra, en la que nos concierne, parece acabar con las
libertades vascas que, a través de la historia, se han ido conservando pese a sufrir continuas
vulneraciones. La más importante, la separación de los pueblos vascos de un tronco común, para
continuar una vida histórica desmembrada, uniéndose a la Corona de Castilla o a la de Francia,
pero manteniendo a lo largo de esos siglos de separación, la idea de una fraternidad común a
causa de su historia, lengua, leyes y costumbres.
No en vano, los cuatro pueblos vascos peninsulares, (ayudados enérgicamente por los pueblos
vascos continentales) luchan conjuntamente en las guerras del s. XIX, adictos fieles a la causa
carlista que promete la salvaguardia de sus fueros, o leyes antiguas. La pérdida de los mismos en
las contiendas militares, a causa de la derrota y la traición, provoca dolorosas crisis en el país. Por
una parte, la evacuación en masa de jóvenes hacia América. Lo hacen en parte por el deseo de
evitar el "impuesto de sangre" o el servicio militar, impuesto por los gobiernos centralistas, y en
esto, forman causa común con los vascos de la parte francesa, y en parte por la inmediata
recesión económica que sigue a la última guerra carlista (187276)..
Sin embargo es esta guerra última del revuelto XIX, la que va a acelerar un proceso
industrializador en Bizkaia, preferentemente, a causa de sus minas de hierro, transformando una
economía agraria, rural, bucólica, en una moderna y potente economía industrial. En la mitad de
esta crisis de cambios bruscos y profundos, que afectan de tal modo a la sociedad vasca, es
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cuando Sabino Arana Goiri (18651903), hijo de carlistas (su padre, Santiago Arana, Diputado
Foral, fue deportado a causa de sorprendérsele con un alijo de armas para la causa carlista)
proclama un 3 de julio de 1892, en el caserío de Larrazabal, sus postulados nacionalistas, creando
poco más tarde el Partido Nacionalista Vasco, un periódico, "El Bizkaitarra", y comenzando la
publicación de una obra abundante que abarca campos diversos: el puramente literario y
novelesco, el histórico, el gramatical y, desde luego, el político. Siendo Arana Goiri Diputado Foral,
y en 1902, es reducido a prisión por razón de un telegrama de adhesión al presidente Roosevelt a
causa del fin de la guerra de Cuba, que tan profunda amargura causaría en el pueblo español.
Cuba era junto a Filipinas, el último baluarte del imperio, aquél que en los tiempos del emperador
Carlos no veía ponerse el sol. Arana Goiri es defendido por un brillante y joven abogado navarro,
Daniel Trujo, primer profesor laico de la recién instalada Universidad de los jesuítas en Deusto,
padre del más tarde Diputado a Cortes y Ministro de Justicia de la República, Manuel de Irujo,
mucho más tarde vinculado por parentesco con Ametzaga, para enorme satisfacción de ambos.
Pero ahora estamos detenidos en 1902 y por ese tiempo Ametzaga había nacido y su padre,
Pedro, se adhiere a la causa nacionalista. Conoce a Sabino Arana Goiri personalmente y comulga
con sus postulados. En este ambiente nacionalista, activo, romántico y reivindicador, Vicente de
Ametzaga comienza su andadura vital.
Pero los treinta y seis años del siglo que coinciden con los treinta y cinco de la vida de Vicente de
Ametzaga, son años trepidantes para Europa, para el Estado Español, y para Euskadi. En 1914 y
hasta el año 18, dura la Primera Guerra Mundial, llamada también la Gran Guerra, con el fracaso
final de Alemania y la firma del Tratado de Versalles. Europa conoce una nueva peste, más
benigna cierto es que anteriores flagelos, pero que causa enorme mortandad: la gripe española,
que ha de llevarse a dos hermanas de Ametzaga. La democracia parlamentaria inglesa se debate
ampliamente en las prensas del mundo que, por cierto, comienzan a asomar su poder como
cuarta columna de la democracia, hoy aceptado, entonces apenas previsto; como lo sería la
aviación, componente militar nuevo al final de la guerra del 14, decisivo poder en la Segunda
Guerra Mundial. Fulminante poder en la última que acabamos de presenciar, la Guerra del Golfo.
Las revoluciones rusa y mexicana son revulsivos de profundos e inquietantes males sociales,
exponente de las nuevas doctrinas marxistas, renovadoras aunque sangrientas formas del viejo
orden que acaba en el mundo occidental, y que, a su manera, toca los extremos de Asia y África,
marcando el principio del final del colonialismo.
En Italia y Alemania crecen los movimientos nacionalsocialistas con aceptación de sus postulados
por una gran masa de sus pueblos respectivos y con empuje y determinación por sus dirigentes.
Alemania ve morir su República de Weimer nuevamente pero parece que el resentimiento de la
rendición de Versalles es mayor, entonces, que la visión clásica del poeta de sus poetas: Goethe.
Estados Unidos se perfila como una potencia, pese al crack económico del 29 que hizo estallar las
bolsas y economías mundiales, aunque aun es receptor de una inmensa masa de emigrantes,
devenidos de la depresión europea. Y en España, la dictadura de Primo de Rivera, que había
durado hasta entonces, acaba, arrastrando tras sí a la monarquía tradicional, para instaurarse la
Segunda República, en 1931. Se forman las Cortes Constituyentes, se redacta la Constitución, y el
jolgorio democrático apenas deja vislumbrar la gran desdicha de su final. Se otorga el Estatuto de
Autonomía para Cataluña, tras los cumplidos debates en las Cortes, lo que por primera vez una
nación entera sigue por radio, atentamente.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En Euskadi los años de la dictadura se viven activamente. Pero la explosión nacionalista que
sucede a la caída de Primo de Rivera no tiene antecedentes ni paralelos históricos en el país. La
creación del Partido Nacionalista Vasco y más tarde de Acción Vasca así como el Sindicato Vasco
ELASTV, la activa prensa nacionalista y, al otro lado del espectro, la pujanza del Partido Socialista
cuyo líder Indalecio Prieto agrupa, en su agria y sincera protesta, a todos los inmigrantes de la
orilla izquierda del Nervión (extremeños, andaluces, gallegos) arribados a Bizkaia a fin de siglo
por la promesa de una vida mejor que la de sus tierras hambreadas y descuidadas por tiempos
seculares; la voz de protesta hecha mujer de Dolores Ibarruri que convoca a una revolución social
para los obreros del carbón y del hierro y de las empresas dinamiteras de Bizkaia, y con ella por
primera vez, la acción de la mujer en la política nacional.
Por entonces se forjaron las efemérides patrióticas que Ametzaga habría de recordar
puntualmente en sus artículos durante los treinta años de su exilio.
Se instituye el día de Aberri Eguna o día de la Patria Vasca, haciéndolo coincidir con el día de
Pascua de Resurrección. El sentido religioso, tan potente en el pueblo vasco por entonces, al
nuevo sentido nacional tan explosivo, logran una combinación de factores tan poderosa que tal día
habrá de celebrarse en el Exilio rigurosamente en cada uno de los Centros Vascos, y es en la
Euskadi interior (como se la denomina desde el exilio exterior) en donde ha de prender la chispa
de las primeras rebeldías contra la dictadura franquista.
Además del Aberri Eguna, con sus manifestaciones populares, sus desfiles de ikurriñas, sus
canciones vibrantes y sentimentales, (se ensaya en el país una nueva bandera y un himno nuevo,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
creados por Arana Goiri, quedando estampados para siempre en la tradición) se van añadiendo
nuevos datos al calendario vasco que esta generación forjó para nosotros: el día de San Ignacio,
patrón de Bizkaia y Gipuzkoa, el de San Francisco Xabier, patrón del Euskera, el de San Miguel de
Aralar, patrón de toda Euskadi. Se añadía la fecha de abolición de los Fueros Vascos, tristemente
recordada por todo el país. Estas fechas y otras más serán fielmente celebradas al modo que ellos
impusieron: misa especial con cantos sagrados, prontamente con las letras traducidas al euskera
en cuanto la iglesia permite el uso de las lenguas vernáculas en las celebraciones, gran festejo de
danzas populares y floreo de bertsolaris, juegos de pelota y finalmente un acto mitinesco en sus
variantes: o puramente político o cultural. Amezaga en sus años de exilio participó con su voz y su
pluma de cada una de estas celebraciones que hermanaban a los Centros Vascos Americanos, y
los comunicaban con Euskadi. Se cumplía así, rigurosamente, con la intención primordial
nacionalista de unión.
El Estatuto de Autonomía es conferido por las Cortes de una República amenazada de muerte por
la sublevación militar de Marruecos, en 1936. Inmediatamente se organiza Gudarostea, es decir,
el ejército vasco, bajo la dirección de Juan Ajuriaguerra, hombre clave en todo el movimiento
vasco de resistencia posterior, y tras los primeros bombardeos, la evacuación de los niños a
lugares más seguros y fuera de Euskadi. Aunque eí Estatuto se otorga para Álava, Bizkaia y
Gipuzkoa, debe advertirse que las tropas falangistas eran dueñas a finales de 1936 de Navarra,
Gipuzkoa y Álava, y parte de Bizkaia, que defendía su libertad, pertrechada tras el famoso
Cinturón de Hierro, y en la estrecha franja de su costa. Costa, por otra parte, vigilada por los
acorazados de la Marina de Guerra española.
La población de Bizkaia estaría sometida hasta julio del 37 a continuos bombardeos, a la presión
internacional que bloqueaba sus costas, y al hambre y al desasosiego que tales medidas contraen.
Sin embargo, el Gobierno Vasco constituido por las diversas fuerzas políticas del país (desde los
nacionalístas a los comunistas) supo mantener un orden civil adecuado a las circunstancias, y un
respeto a lo que representaba.
Tomada Bilbao por las fuerzas de Mola, en julio de 1937, el pueblo vasco se desborda en un Exilio
masivo que el Gobierno de Euskadi intenta organizar en la medida de su capacidad. Colonias de
niños en Francia, Inglaterra, Bélgica y aun en Rusia, hospitales para los heridos y los enfermos y
las mujeres que daban a luz, como La Roseraie, en la Euskadi continental, y en fin, un Gobierno
Vasco en Exilio, radicado en París (excepto en los años de la Guerra Mundial), para seguir
protestando y defendiendo la causa de la libertad del Pueblo Vasco, que era tanto como la de su
sobrevivencia.
En todas estas acciones estuvo involucrado Vicente de Ametzaga. Como organizador de Colonias
de Niños, dirigiendo la de Donibane Garatzi, la que una vez fuera capital del Reino de Navarra,
cuando su conquista por las tropas del Duque de Alba, en 1512, pequeña población perdida en las
montañas de la Baja Navarra, con su castillo anacrónico, en donde los niños pudieron dormir,
comer y respirar para comenzar otra nueva andadura. Como secretario particular de Jesús María
de Leizaola, en la Delegación de París. Finalmente, como escribiente de tanta penalidad y sueño
roto en las manos como cargó encima esa generación.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Sus cargos políticos o administrativos, excepto el de Director de Enseñanza del Gobierno Vasco,
no fueron relevantes. Pero sí lo fue su actuación como escritor polémico muchas veces (su
discusión con Salvador de Madariaga en la prensa venezolana levantó revuelo), y las más como
conferenciante de temas culturales e históricos, aunque sus dotes de organizador fueran tantas
veces probados con eficacia. Al Euskal Erria de Montevideo le confirió vida nueva a raíz de la
celebración de la Gran Semana Vasca de Montevideo (en cuya organización junto a José María
Lasarte estuvo íntimamente involucrado), así como dotó de calidad intelectual a su cargo como
secretario del Centro Vasco de Caracas.
Durante su paso por la secretaría, Ametzaga consiguió una labor tanto diplomática invitando a
personalidades de la vida pública venezolana, como editorial (publicaría tres revistas
conmemorativas) sin parangón en la propia historia de este Centro. Pero aunque fuera un hombre
afiliado en la obediencia al Partido Nacionalista Vasco, su obra y su vida deben examinarse
siempre y ante todo, en un contexto cultural más que político, aunque fuese el elemento político la
levadura que logró la hechura de semejante quehacer.
Sin embargo, Ametzaga escribió poesía en abundancia, aunque fuera tan íntima que se negara
repetidamente a publicarla, aunque algunos de sus poemas hayan sido ya impresos en primer
lugar en la obra de Arantzazu Ametzaga "Alsina. Pasajeros de la Libertad", (Idatz Ekin, 1982) y
para alumbrar detalles de su biografía, por Mirentxu Ametzaga, su otra hija, "Ñere Aita" (Txertoa,
1991). y en Diciembre 2008, en un unico y completo sitio en Internet, que lleva su nombre,
http://vicenteAmetzagaaresti.blogspot.com/, en el cual su ultimo hijo Xabier Iñaki Ametzaga, ha
reseñado su vida, y publicado toda su obra, entre las cuales estan publicadas todos sus poemas
en vasco, en forma cronologica, asi como la totalidad de sus libros publicados, todos sus Articulos
de prensa en los diferentes Periodicos de los diferentes Paises donde vivio, asi como se reseña
todas las conferencias que dicto
Ametzaga siempre se quejó con amargura de que no existieran universidades públicas, abiertas,
democráticas en el país. Fue una queja constante a lo largo de su vida, y aunque la universidad de
los jesuítas en Deusto mereció su consideración, no dejaba de ser una Universidad de élite y
dedicada al impulso empresarial e industrial, mucho más que al abono del campo humanístico. El
prefirió, para cursar su carrera de Derecho, trasladarse a Valladolid. No estudió su carrera de un
modo convencional: presentaba sus exámenes, preparados cuidadosamente en la soledad de su
celda de estudio, en su casa de Algorta, que poseía algo que no era frecuente en los hogares
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
vascos de principios de siglo: una copiosa y bien ilustrada biblioteca familiar devenida de las
generaciones anteriores, atentas a la cultura, y propiciada por su madre, María Aresti, quien
poseía una educación poco común para las mujeres de su tiempo. Ametzaga fue un lector
infatigable desde sus comienzos, poseedor de una gran memoria, fue iniciándose en la cultura
vasca como "un viajero solitario", a su decir, y mediante el conocimiento de personajes que
marcaron estampa en su personalidad íntima, la más destacada la de Orixe', con quien tuvo
trato.
Conoció a bertsolaris por ios cuales tuvo predilección especialísima, entre ellos a Kepa de Embeita
quien sirvió más tarde para una de sus mejores conferencias, siguiendo afanoso la obra de
Lauaxeta2, poeta mártir en las cárceles de Gasteiz. A los bertsolaris dedicaría un poema
entrañable que conservo manuscrito y cedo a la tentación de transcribirlo:
Canta a la patria tierra, al verde prado, a la argoma, al helécho, al roble erguido, al maizal y al
manzano florecido, grato anuncio del zumo codiciado.
Canta al mar que en sus ondas lo mejor de la raza canta a la libertad en que ha nacido y al hogar
de los siglos heredado.
Son del vino y el agua sus canciones. De los oficios lo feliz y adverso, las comunes disputas y
opiniones...
todo en su agudo ingenio se hace verso. Y al escucharlo en la poblada plaza se alegra en él el
Genio de la raza.
Quiso ir una vez a Pamplona para conocer a Arturo Campion, legendaria figura literaria y científica
de la lengua vasca que él admiró profundamente y cuyo personaje, Pedro Mari, tan hondas
connotaciones motivó en su espíritu una vez en el exilio. Pero entonces, las comunicaciones no
eran tan fáciles, y su deseo, como tantos otros, quedó inconcluso por la guerra civil y su exilio
posterior.
Dice Paul Goussac... "acaso no exista documento tan significativo de nuestro carácter y de los
hábitos mentales y ambientes, como la averiguación de los libros que hemos preferido y
admirado". Cierta es tal cosa y aún más en el caso de Ametzaga.
Para conocer como se ha forjado un hombre hay que saber qué columnas sostienen los hábitos de
su conducta, el consuelo de sus soledades más íntimas, el recreo que se procura de modo más
inmediato, y el conocimiento que adquiere de los demás para completar su propio alcance
intelectual. Así que pasemos al siguiente apartado.
Pagina - 1711
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Cuatro fueron las bibliotecas que a lo largo de su vida acompañaron a Ametzaga. La primera y
fundamental, la de la casa de sus padres, que debió ser rica y abundante, aunque no quedan
rastros de la misma. Proliferaban los libros de religión (Pedro Ametzaga tenía profundas
inclinaciones religiosas), y los de literatura clásica además de vidas de santos cristianos, entre las
que debieron destacar la de Vicente de Paul (cuya advocación llevaba Ametzaga ), la de San
Francisco de Asís (con hábito de la orden terciaria enterraron a Pedro Ametzaga), y San Francisco
de Borja. Los Vicentes y Franciscos del Santoral cristiano, como gustaba repetir. Junto a estas
biografías cristianas en castellano, había pequeños devocionarios en euskera. Hablaba de
Kardaberatz y su "Euskerare'n berri'onak" que aunque imperfecto en su euskera era el primer
registro de retórica vasca. Y de Sebastián Mendiburu, el otro jesuíta, traductor de devocionarios y
elocuente predicador.
Sus obras "Jesusaen biotzare'n debozo' a" y "Otoitz gaiak", en ediciones una de 1747 y la otra de
1759, como gustaba comentar con precisión bibliográfica, obras en las que, aunque el léxico no
fuese puro, con creces se superaba por la riqueza de su verbo y la elegancia de su sintaxis.
Aquellos traductores eran favoritos de Ametzaga para incursionar en el euskera antiguo, y los
echó en falta en su Exilio. A Mendiburu, especialmente, que era además un elocuente predicador,
le tenía predilección especial. "El dulce Mendiburu" le nombraba y recordando su pena de exilio,
como la propia, pues conoció el exilio (al ser expulsada la Compañía de Jesús por Carlos III el
Ilustrado) y fue a morir en Bolonia.
Recordaba una edición de "Oero" de Axular, obra inmortal en nuestra lengua como solia comentar.
Y las pequeñas gramáticas o glosarios en varias lenguas incluso en tagalo que allí, en desorden,
se amontonaban. Esto se explica porque sus antepasados fueron capitanes de navio y
comerciantes. Posiblemente tuvieron la necesidad de entenderse con gentes y pueblos ajenos, y
ya aquellos Ametzagas antecedentes buscaron el auxilio de los libros. Y dos gramáticas esenciales
para la introducción al estudio de la lengua vasca, la "Gramática de los cuatro dialectos literarios
de la lengua eúskara" de Arturo Campion, publicada en 1884, y el "Manual de Conversación
Castellanoeuskera" de López Mendizabal. En 1905 sale a la luz el "Diccionario
VascoEspañolFrancés" de don Resurrección María de Azkue, el cual adquiere mi abuelo
prontamente. Comentaba del diccionario de Añibarro "Voces vascongadas...", del de Aizkibel
Epelde "Diccionario Bascoespañol, Ilustrado", y también del de Astigarraga y Ugarte "Diccionario
manual bascongado y castellano con sus elementos de gramática", así como del "Diccionario
manual bascocastellano, castellanovasco" de Novia de Salcedo, la mayoría publicados por la
Imprenta de Eusebio López, luego López Mendizabal, de Tolosa.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Durante la guerra en Euskadi, cuida de la biblioteca de Lezama Leguizamon, rico hombre bizkaino,
sonoro apellido de antiguos banderizos de Bizkaía, asociado a la causa monárquica. Se trataba de
evitar el incendio o pillaje de la misma (aunque no hubo tentativas en ese aspecto y mucho más
tarde se incendiaría fortuitamente) y consultó su material con deleite. Al parecer estaba
cuidadosamente organizada y contenía grandes maravillas bibliográficas. Aunque no pudo
dedicarle tiempo, Ametzaga consultó muchos libros de índole vasca que marcarían su
pensamiento para siempre. Ya en el exilio, instalado en París por lo que resultó un tiempo de dos
años, Ametzaga comenzó ia fundación de otra biblioteca, la primera de las tres que podrían
titularse personales.
Compraba libros en el mercado de las Pulgas de París, y acumuló con esmero obras de contenido
clásico, griego y latino, con sus magníficas traducciones al francés, idioma del cual ya era buen
conocedor. Esta biblioteca, sin duda exigua pues el tiempo de vida en París es de dos años, queda
abandonada con todos los demás muebles y utensilios de su apartamento en la Ciudad Luz, en
1940. Ninguno de los libros que allí dejó los recuperó jamás.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Su contacto con Andrés de Irujo, hijo de Daniel y hermano de Manuel, cofundador de la Editorial
Ekin en Buenos Aires con Isaak López Mendizabal, el editor de Tolosa, también fue provechoso
para la ampliación del material bibliográfico que ambos obtenían de diversos modos. La completa
colección de Ekin, con sus títulos variados en el arte, cultura, historia y derecho vasco, fue
columna vertebral de su biblioteca, además de los libros de viejo que iba obteniendo, y el rescate
de antiguos libros clásicos. La parte de su biblioteca dedicada a la literatura clásica y a la inglesa,
del cual era apasionado lector, era francamente importante.
Asi mismo, su hijo menor Xabier Iñaki, creo una localidad en la Nube eCloud, con el nombre de
Vicente Amezaga Aresti, con su biografia y su obra completa publicada, e inedita.
Quizas el simple hecho de ser su pinche, creo una relacion especial que se evidencia con estas
unicas creaciones hechas sin mas motivacion, o interes, y sin figuraciones, simplemente por ser
su hijo pequeño.
Besó con infinito amor su "Prometeo Encadenado" como acción inicial. En los catorce años que
vivió en Venezuela, su biblioteca conoció una gran expansión. Amplió el contenido vasco con libros
y revistas que le llegaban del propio país (sus hermanos se los procuraban), inició un importante
bloque de historia, y compró diccionarios, más modernos, en las diversas lenguas que manejaba.
Varios libros fueron capitales para él, y en su biblioteca tuvieron asiento de honor. Una edición del
Fuero de Bizkaia de la Biblioteca Vascongada, fecha 1897, de tapa azul. Siempre arriba de su
escritorio, a la derecha, con el poema de Tirso de Molina apoyado en una contraportada y que
gustaba recitar a menudo y no puedo menos que transcribir:
"El Árbol de Gernika ha conservado/ la antigüedad que ilustran sus señores/ sin que tiranos lo
hayan deshojado/ ni haga sombra a confesos ni traidores En su trono, no en silla real sentado/
nobles, puesto que pobres electores/ tan solo un señor juran cuyas leyes/ libres conservan de
tiranos reyes/.
Otro, su libro de oración en euskera, un misal romano cuyo detalle bibliográfico es el siguiente:
"Olabide'tar Erraimun, S.J. Itun Berria Bilbo'n, Yesure'n Biotzaren Deya, 1931, 716 p. (Este
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
devocionario me lo regaló cuando nació mi hijo Xabier, su primer nieto, para que le enseñase a
rezar en euskera). El diccionario trilingüe (francés, euskera y latín) en edición príncipe, del Padre
Larramendi, dos magníficos tomos encuadernados, año 1745, cuya publicación auspició la
Compañía Guipuzcoana de Caracas y que en Caracas, en un librero de viejo, consiguió alborozado.
Aquel día, cuando llegó con los dos viejos y maravillosos volúmenes bajo el brazo, sin envoltorio,
sus ojos azules brillaban de felicidad. Faltó brindar el acontecimiento con champán, cómo lo
lamentó, y habló coloquialmente con sus dos volúmenes. "¿De qué oscuro vientre de cajón venís a
mí, viejos amigos?" les preguntaba, exponiéndolos al sol del radiante cielo venezolano, un poco
nada más, para que no se le estropearan con la fatiga de tanta luminosidad.
Había descubierto el filón de la Compañía Guipuzcoana de Caracas y le pareció una señal del cielo.
Sobre la mesa de su escritorio (un escritorio de cerezo dorado, estilo colonial americano),
descansaban también las ediciones de la gramática y el diccionario vascos de Isaak López
Mendizabal, en sus ediciones originales, infinitamente usadas, con todas sus anotaciones. Y la
edición de "Prometeo Encadenado", también abarrotada de notas, letras griegas y apuntes.
Se movía entre esos haremos: La ley y la lengua de su país, una enorme religiosidad, y una
cultura abierta a lo universal. La biblioteca de Ametzaga , al morir, fue entregada por deseo
expreso de mi madre a mi hermano Bingen y él la mantiene en Venezuela. Quiso comprarla la
Universidad de Nevada que envió un emisario con tal propósito para aumentar y completar sus
fondos bibliográficos vascos tan importantes, y recibimos solicitud del Gobierno de Venezuela, por
encomienda de la Fundación Boulton. Pero consideramos, a los pocos días de morir Ametzaga, que
ningún capital ni ninguna consideración podía ser mayor que tal joya bibliográfica, sin
desmembrarse, fuera poseída por uno de sus hijos. Puedo calcular que el volumen de libros, a la
hora de la muerte de Ametzaga , era de dos mil.
Como dato íntimo y curioso añadiré que dada la escasez de nuestros recursos monetarios por un
lado, y a la enorme ilusión que mantenía por formar y acrecentar la biblioteca, Ametzaga , que
gustaba del ejercicio físico para desentumecer sus músculos, fabricaba las estanterías en madera
de caoba, la gran madera de entraña rojiza que dan los altos árboles de Venezuela,
encuadernando él mismo los libros más viejos y desgastados, en una acción de amor y ternura
conmovedoras. También tenía su propio orden bibliotecológico.
Tercamente siguió empeñado en su método que, desde luego, no era malo. Los libros estaban
organizados rigurosamente por materias, con un apartado para las Revistas (Egan y el Boletín de
la Sociedad Bascongada de Estudios Bascos que recibía del país, y la del Instituto Americano de
Estudios Vascos del que fue socio fundador). Se ocupaba de su distribución y no le gustaba que se
anduviese sin su permiso en la misma. Nunca hizo fichaje de los libros y creo que no lo
necesitaba, pues los conocía bien y encontraba con facilidad la cita requerida, o el pensamiento
justo o el mensaje apropiado. Había leido cuidadosamente cada uno de ellos. Solía manejarlos con
mucho cuidado pues en cada interior de los libros, Ametzaga iba incluyendo artículos de prensa,
anotaciones, ilustraciones, que iban adecuados al mensaje del libro, con lo cual cada libro era una
pequeña enciclopedia en sí mismo, pero una catástrofe si se lo retiraba del sitio desmañadamente.
No gustaba, sin embargo, excepto en los de estudio gramatical, marcar los libros con ninguna
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
anotación. A lo más, subrayaba con lápiz y débilmente algunas consideraciones que parecían
importarle. Siempre que he abierto sus libros, después, he encontrado que estas anotaciones
tenian que ver con algún pensamiento bueno o malo, pero referido a Euskadi.
En 1936, Ametzaga tenía 35 años. Era Licenciado en Leyes, Juez de paz de su pueblo, profesor de
Instituto, y preparaba unas oposiciones para notario. Por el Gobierno Vasco fue nombrado Director
General de Enseñanza. Es más, había recuperado la lengua materna, el euskera, a base de un
paciente estudio en solitario, y obtenido un premio por su traducción de "El Licenciado Vidriera" de
Cervantes. Ya desarrollada su fuerte inclinación filológica, conocía gramaticalmente a la perfección
el francés, el inglés, y desde luego las lenguas clásicas: el latín y el griego. Esto vale una mención
aparte.
Fue un enamorado de la cultura y la lengua griega. Repetía incansable que era una cultura que
alcanzó la perfección en todos los ámbitos: el arte, la literatura, la arquitectura, el mito. Todo
cuanto tocó la mano y el cerebro del hombre griego, dio excelentes resultados. Padres de la
democracia que fue un bien que pronto habría de valorar Ametzaga como a su propia vida, lo
fueron también de la belleza.
Si el Partenón era la máxima expresión del equilibrio griego, el "Prometeo Encadenado" de Esquilo
era el exorcismo de la razón contra los terribles miedos que habitan en el corazón del hombre
primitivo, y también una advertencia a su audacia. Afirmaba que por leerlo en griego, aprendió la
vieja lengua. Y una vez aprendida, comprendió el mundo apasionante de la mentalidad clásica.
Era la sonrisa racional de la civilización sobre el apesadumbrado mundo antiguo. Si Esquilo fue su
autor favorito y tradujo el "Prometeo encadenado" al euskera, todos los demás autores griegos le
fueron familiares y amados. Transcurría por la Antigüedad clásica con facilidad y deleite. La
"Iliada" y la "Odisea" de Hornero fueron lecturas que me acompañaron en mi infancia, y sus
personajes se trataban como a viejos conocidos. Ulises y su diosa protectora, Atenea, eran sus
favoritos.
De Ulises hablará en sus artículos de prensa. En realidad, ahora lo comprendo bien. Ulises regresa
a Ática y a Penélope, regresa. Ni las riquezas, ni el deslumbre de las nuevas tierras, pueden borrar
de su corazón el recuerdo de su hogar abandonado por la guerra de Troya. Me enseñó a leer a
Safo en una edición de la Colección Austral. Afirmaba que era admirable por su dulzura y ritmo
poético, que luego utilizaría Horacio, el latino bien amado, y aseguraba que cuando componía tan
bellos versos de amor, Safo se acompañaba con una lira. No me era difícil imaginar a la bella
mujer sobre el promontorio de Leucades, llorosa de amor y dispuesta a arrojarse en las aguas
turbulentas. Luego estaba Píndaro, el grande de los líricos griegos, y su rival Corina, una mujer
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Amaba a Plutarco. Al escribir muchos de sus artículos biográficos, creo que la influencia del
espíritu de Plutarco, mesurado, amable, aunque carezca de pureza, gravitaba sobre Ametzaga.
Pero Ametzaga reprochaba a Plutarco que, a veces, se le iba la pluma de entre los dedos, y
dejaba volar demasiado a su espíritu, descargando los tesoros de su rica memoria de forma
innecesaria. "No hay que emborrachar ni marear al lector. Hay que prodigarle siempre luz pura''.
De las fuentes latinas, de las cuales se nutrió abundantemente, hablaba mucho de Cicerón. Quizá,
como fue hombre de discurso elocuente, Cicerón se convirtió en maestro del mismo. Tradujo de
Cicerón "La amistad" y "La vejez". Pero Tácito, Horacio y Virgilio fueron lectura obligada en su
latín original.
Tuvo predilección por Plinio el Joven, por su epistolario, algunas de cuyas cartas tradujo. En la
conferencia impartida en el anfiteatro de la Universidad, perteneciente al ciclo organizado por el
Servicio de Arte y Cultura del Ministerio de Instrucción Pública del Uruguay, al final, Ametzaga
hace una confesión íntima, raras veces manifestada por él en público. Dice no saber exactamente
por qué elige el tema de Plinio El Joven. Y lo explica como un conjuro y distracción del tema
angustioso que ocupa su vida, acogiéndose al remanso de la Antigüedad Clásica. Elige además a
Plinio, como un valor de pulcritud moral en un mundo que parece haberlos perdido. Haciendo suya
la frase del cordobés Séneca, Ametzaga concluye esta maravillosa conferencia con la sentencia
que, en realidad, corona su propia vida: "Despreciable cosa es el hombre cuando no se levanta
sobre su esfera".
Examinemos las fuentes que nutrieron su limpio castellano. Lo habló de cuna, aunque su madre
era euskeraparlante. En esto, su padre actuó como primera y determinante influencia ya que
hablaba un castellano sobrio y perfecto, enemigo de todo localismo. Ametzaga solía comentar de
las veces que su padre le reprendía por alguna palabra intrusa en el severo léxico castellano
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
utilizado en casa, y su tenaz observación de que cada idioma debía ser hablado con el máximo
rigor, propiedad y esplendor, ya que la lengua era la expresión de la inteligencia del hombre. En
tal sentido, el castellano de Ametzaga carecía de "muletillas", aun el coloquial, y de palabras mal
sonantes. "Cada cosa tiene su propia denominación y a esa hay que acudir", era algo que repetía.
¿Cuáles eran las fuentes literarias de su castellano? Pienso que la lectura ordenada, paciente,
cuidadosa de los dos grandes Luises de la Literatura Castellana. De Fray Luis de León repetía
incesantemente aquellos versos:
"Que descansada vida/
la del que huye del mundanal ruido/
y sigue la escondida/
senda por donde han ido
los pocos sabios que en el mundo han sido!
Fray Luis de Granada fue su lectura obligada hasta el final de sus días. En ambas vertientes lo
utilizaba: en la religiosa, con su profundo sentido ascético, y en la gramatical por la limpieza de su
expresión.
Era adicto a la lectura de Teresa de Jesús quien, sin embargo, introdujo populismos en la lengua,
y gustaba recitar "Los versos nacidos del fuego del amor de Dios que en sí tenía"...
"Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero"
Predilección por San Juan de la Cruz. Su "Cántico espiritual entre el alma y Cristo su esposo" fue
lectura obligada de muchas noches de mi infancia cuando ni entendía el significado, pero me
deleitaba la recitación limpia y pura de Vicente de Ametzaga de aquel castellano que era extraño a
mis oídos, nuevo. El castellano del Uruguay, con su sabor andaluz, cantarino, sin zetas ni jotas,
distaba mucho del hablado por Ametzaga.
Estos fueron sus maestros primeros y constantes en la lengua que dominaba a la perfección con
enorme riqueza de vocabulario y gran señorío. Fueron, pues, los grandes místicos quienes
impregnaron su espíritu. De ellos, Ametzaga obtuvo el don que funde "lo vivo de la lengua
hablada con lo culto del latinismo renacentista y lo poético del estilo bíblico" en acertada frase de
Ángel Del Rio ("Historia de la Literatura Española").
Porque Ametzaga fue lector ávido de la Biblia, sobre todo de los excelsos apartados salmáticos.
Los Salmos fueron oraciones constantes en nuestro hogar. Abría el libro y los recitaba en voz alta,
música celestial para mis oídos, y puso especial empeño en que aprendiera lo que él denominaba
el mejor de todos los Salmos, y no era del Salterio: el Magnifica! de la Virgen María. También me
hacía recitar en voz alta el cántico de Deborah que, me insistía, era un conjunto de unidad de
pensamiento, bien establecido, armoniosamente entrelazado.
De Miguel de Cervantes fue lector de sus "Comedias Ejemplares" que me enseñó a leer siendo yo
muy niña, quizá descubriendo mi vocación, más inclinada al género novelesco que al rigor
académico. Solía leer también partes del "Quijote" y hasta tuvo la tentación de traducirlo al
euskera. Pero se limitó a la traducción del "Licenciado Vidriera".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
De la generación del 98, la que nutrió su juventud, Ametzaga era atento lector de Pió Baraja y de
Miguel de Unamuno, pero creo que Clarín se contaba entre sus lecturas habituales. De él pudo
aprender el estilo periodístico, ese estilo que debe ser fácil y atractivo para el lector, aunque para
el escritor signifique el esfuerzo máximo de concisión: buscar la palabra oportuna, el dato preciso,
la idea certera. "Acierto al empezar, dirección al progresar y perfección al acabar", según la
oración de Santo Tomás de Aquino que tanto gustaba repetir y que incluso la tenía manuscrita
sobre su propio escritorio, junto a otra, la más bella de todas, según él, que era la de San
Francisco de Asís, por quien tenía devoción.
"Oh Señor, haznos instrumentos de tu Paz. Allí donde haya odio, que nosotros pongamos amor..."
Esta oración la tenía en italiano, y más tarde en inglés, (enmarcadas) traducida por él mismo.
Jamás se la escuché recitar en castellano.
De Gregorio Marañen, contemporáneo suyo, Ametzaga también absorbió, como hombre abierto a
todas las tendencias. Si en Marañón el amor a Castilla, a sus personajes, a su historia,
engrandece su obra escrita por cierto en un castellano rico y dinámico, Ametzaga converge sus
temas al asunto vasco, con la misma facilidad, erudición y gracia. Pero su autor contemporáneo
favorito va a ser, sin duda alguna, Juan Ramón Jiménez. Jiménez, hombre a caballo entre la
generación del 98 y la del 27, es poesía hecha miel. Ametzaga se enamora de Platero
incondicionalmente. Platero, una elegía andaluza como la denomina su autor, es como todas las
cosas humildes, excelsa. Es un burro pequeño, peludo, suave, como hecho de algodón, dice el
poeta, y va trotando alegremente a través de la obra, con su trotecillo alegre, tierno y mimoso
como un niño, pero fuerte y seco como una piedra.
Esta dualidad de Platero le gusta a Ametzaga . La hace suya. Es la dualidad de los poetas, diría
siempre a raíz de Platero, el burrillo que al morir convierte su alma en una mariposa de tres
colores. Lo traduce con amor especialísimo en Montevideo, en 1953. Lamento que la carta
autógrafa en la que Juan Ramón Jiménez le otorga el permiso.
La carta era seca, cortante, al estilo de Jiménez. Toda su ternura la depositó en Platero. La dejó
ahí, intacta para nosotros. Bueno es destacar aquí que, através de Juan Ramón Jiménez y las
traducciones de Zenobia Camprubi, Ametzaga accedió a la Literatura Hindú, al extraordinario
poeta Rabindranath Tagore, que actuó en la independencia de la India desde su postura de
escritor. Era una lectura amable que le apasionaba. Decía que daba paz al espíritu.
El se permitía descansar de tantos trabajos literarios con novelas de aventuras, escritas por Emilio
Salgan. Le divertían y relajaban enormemente. Al final de sus días, de ese ciclo oriental,
Ametzaga dejó traducido del inglés el poema persa de Ornar Kayham.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
riguroso respeto a la gramática. De eso, Ametzaga , quizá debido a la influencia paterna, jamás se
libró. En Montevideo leyó el "Tabaré" de Juan Zorrilla de San Martín, con deleite, y parangonó la
dualidad racial de Tabaré, hijo de blanca e india, con aquella terrible íncertídumbre del "Pedro
Mari" de Arturo Campion, de la cual hablaba con frecuencia. También fue él quien me introdujo, al
tiempo que los leía, la lectura de los poemas de las grandes poetisas uruguayas como Delmira
Agostini, tan sensual, y Juana de Ibarburu, delicia de la vida. Le gustaba la literatura femenina, no
sé si en su empeño de hacérmela comprender, o porque según él, y citaba a Teresa de Jesús, solía
ser mas espontánea, cosa que él no se permitía. Ya en Venezuela, fue lector afanado de Arturo
Uslar Pietri, a quien conoció, y de cuyo bisabuelo, Juan Uslar, hizo Ametzaga una biografía, y a
quien recientemente se le ha concedido el premio Príncipe de Asturias por una obra valiosa,
enjundiosa pero divulgativa, y de un castellano excelente. Uslar Pietri, que comenzó su andadura
literaria con una novela sobre el tirano Lope de Aguirre, también derivó por los caminos de la
historia, del discurso y del afán político.
Nos hemos referido a las fuentes que nutren su castellano, pero no a las que nutren su euskera
aprendido tardíamente, a la edad de 18 años, y con una vieja gramática, posiblemente la de
López Mendizabal. Pero aún en su entorno, el euskera, aunque en retirada, era hablado por el
pueblo. Su propia madre, María Aresti, mantenía conversaciones con las mujeres que le ayudaban
en el mantenimiento del hogar.
Una vez conseguidos los pasos elementales para su comprensión, Ametzaga acudió a estas
conversaciones domésticas, registrando cada uno de los modismos dialectales de estas mujeres
de los caseríos cercanos. Pero sobre todo trabajó con su cuñada, Adela Madariaga, que hablaba un
euskera bizkaino muy puro y abundante. Adela, que era mujer de gran belleza y enorme
inteligencia natural, ayudó a Ametzaga a introducirse en los vericuetos de la lengua de los vascos.
Sabía refranes, modismos arcaicos, y de memoria recitaba antiguas oraciones. Ametzaga copiaba
aquellos datos esenciales para la reconstrucción de una lengua que llegaba viva desde la
Prehistoria, pero indudablemente fragmentada.
La encomiable labor del Príncipe Bonaparte, a mediados del siglo pasado, fue una labor de
reconstrucción en la que contó con la colaboración de párrocos y predicadores, entre ellos
Añibarro, estudiando las diferencias dialectales, editando libros religiosos que las exponían, ya que
la literatura vasca se dedica especialmente a la labor religiosa, y en concreto a la traducción de
catecismos, y finalmente elaboró un mapa del alcance geográfico del euskera. Esta tarea,
conocida por Ametzaga , fue la que él hizo en cierta manera con su cuñada Adela, el mismo
recorrido histórico hacia atrás. Adela Madariaga sabía historias, cuentos de viejas abuelas, mitos
que al no trasladarse al castellano iban durmiéndose en la memoria colectiva. Ametzaga,
encantado con su trabajo de reconstrucción, pronto se hace con un diccionario confeccionado por
sí mismo de palabras, de modismos, incluso, de palabras vascas ya utilizadas en el castellano del
viejo puerto de Algorta.
Esos fueron los comienzos. Más tarde, Ametzaga se dedicaría a la labor enjundiosa de traducción
de los clásicos de la literatura mundial, y a la enseñanza del euskera. Las primeras andereños del
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
país fueron formadas por su Departamento del Gobierno de Euzkadi, y siempre en su Exilio,
concedió tiempo a la enseñanza del euskera. En las cubiertas del vapor "Alsina", en los campos de
concentración de África, y en los Centros Vascos de Montevideo y Caracas.
Ajeno aún a la gran polémica en la que habrían de ensarzarse las facciones de los intelectuales de
la lengua vasca, Ametzaga , siguiendo los postulados del Príncipe Bonaparte, entre los variados
dialectos del euskera elegirá rotundamente el denominado vascón (especialidad dialectal de
Guipuzkoa, Laburdi y el Alto Navarro). Según su sentir es bueno como modalidad nuclear del
centro geográfico, históricolingüístico del país, completándolo y revistiéndolo con formas de los
otros dialectos, pues todos son la suma enriquecedora de una lengua. Cita a Breal "La verdadera
vida del lenguaje se concentra en sus dialectos", pero acepta que debe uniformarse para
convertirse en herramienta de uso literario, científico, gramatical.
Explica claramente sus métodos de traducción, sus dudas, sus resoluciones, en el trabajo
"TVaducción de obras literarias al euskera", enviado en su momento al VIII Congreso de Estudios
Vascos, en 1954.Recibió su titulación como Académico de la Lengua Vasca por Euskaltzaindia, con
emoción y recogimiento extraordinarios. Su título, al lado del concedido por Alfonso XIII, como
Licenciado en Leyes, adornaban su biblioteca. Condensaban los esfuerzos de su vida. Y su orgullo
por haberlos emprendido y dominado.
Pero si éstos eran los ejes de su vida, como hombre dedicado a la cultura y al pensamiento,
estaba conectado con las grandes literaturas universales, con la historia de los pueblos y sus
costumbres. Fue atento observador de las mismas allí donde las vio, y cuidadoso y respetuoso con
las nacionalidades, creencias y principios ajenos. De la gran literatura universal que leyó
apasionadamente, Ametzaga prefirió, después de la griega, la inglesa. Leyó ávidamente la obra de
las grandes escritoras del siglo XIX inglés, entre las que prefería a Jane Austen. También fue lector
de Dickens y sus cuentos de Navidad. Pero, sobre todo, leyó a William Shakespeare.
Para él, no hubo mejor escritor ni quien mejor descubriera los profundos avernos del alma
humana, sus pasiones, ambiciones, deseos, sueños, añoranzas, amores, deslealtades y locuras.
La dedicación a la lectura y el placer que le proporcionó Shakespeare fueron semejantes a los que
le proporcionaron su conocimiento de Gran Bretaña. Estuvo allí, en 1938, unos meses y quedó
cautivado para siempre del orden, la flema y la vida inglesa. Tradujo a Shakespeare desde esos
barcinos, con emoción y rigor al mismo tiempo. Su "Hamlet" traducido al euskera en 1953,
publicado por la Editorial Ekin, fue una obra de la que siempre se mostró abiertamente orgulloso.
Seguiría "Macbeth", "El sueño de una noche de Verano", "Julio César"... A Shakespeare lo tenía en
ediciones en inglés, en castellano, en traducciones francesas, en glosarios, en citas diversas.
Hablaba de Shakespeare con la naturalidad y el conocimiento que se puede hablar de un vecino.
Pero había un escritor inglés que me enseñó a amar y que no fue tan grandioso como
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Shakespeare, y aún más, por aquel tiempo, a causa de su reputación personal, era hombre
maldito: Osear Wilde. Sus cuentos, sus obras de teatro, con aquel deje irónico y sutil, delicioso.
Pero nada en Wilde gustaba más a Ametzaga que la "Balada de la Cárcel de Reading", la cual
tradujo prontamente al euskera. La introducción de la "Balada", la confesión de un alma herida,
recluida por amor, así fuese un amor maldito, producen escalofríos. La frivolidad de Wilde queda
atrás. El dolor le acompaña, y el sacrificio, y el deshonor, y la ruina. Y entonces, la grandeza
aparece en todo su esplendor. Es el poeta de la amargura pero sin perder la delicadeza.
Aparte de estas lecturas constantes, Ametzaga leyó abundantemente los clásicos de la literatura
francesa y alemana. Pero no con esta intensidad con que me refiero a los autores que he ido
nombrando, al menos, conmigo. Y creo que se puede apreciar en sus obras de traducción que, en
su momento, deben ser analizadas y estudiadas con mayor profundidad y rigor. Ahora, tratamos el
tema de sus artículos periodísticos, sus conferencias y sus poemas, todos proyectados en esta
recopilación. En eso, seguimos.
La letra de Ametzaga era pequeña, clara, concisa. Era la letra de toda una generación. Cuidadosa,
perfecta en la señalización de las letras, bien marcados los acentos, registrados todos los signos
de puntualización. Para tanto como escribió, jamás utilizó abreviaturas, y solamente en
Montevideo compró una máquina Underwood que durante años le sirvió para pasar a limpio sus
originales. Escribía a lápiz. Rara vez utilizaba la pluma fuente o el bolígrafo. En su
escritoriobiblioteca, con música clásica de fondo, —gustaba de Beethoven y Rimsky Korsakov,
especialmente— sentado muy derecho, durante horas, se sumergía en ese mundo particular de
traducciones y lecturas que era el suyo. Ya en Caracas, compró una máquina de escribir más
moderna que la vieja y ruidosa Underwood, pero aseguraba que aunque era necesario para
facilitar el trabajo de la imprenta y la propia lectura de corrección, nada era más grato para un
escritor que la sensación de trasladar el pensamiento, por la mano, al papel, acompañado del
suave rasgueo del lápiz. Era como la lira de Safo...
Era un hombre metódico y ordenado. Tenia sus fichas, sus citas, sus anotaciones, cuidadosamente
archivadas, al alcance de su mano. Jamás vi desorden en su mesa de trabajo. Según él, la
claridad de pensamiento comenzaba con el orden físico. Toda su correspondencia, muy copiosa,
con su amigo el Presidente Aguirre, con Manuel y Andrés Irujo, con Telesforo Monzón, José María
Lasarte, y otros, estaba cuidadosamente en carpetas, clasificada. En realidad, Ametzaga acometía
sus tareas, así fueran las de su correspondencia ordinaria, con el rigor de un científico.
La voz le fallaba a Ametzaga . Solía padecer de una cierta ronquera matinal y sufría de afonías
frecuentes. Era, sin embargo, una voz melodiosa, suave, aunque viril. Cantaba maravillosamente
y lo sabía, tanto que aprovechó muchas de sus conferencias para poder cantar. Una de sus penas
era no ser bertsolari. Le hubiera gustado parecerse a Pedro de Embeita, mucho más de lo que él
mismo se permitía asegurar. Él poeta inspirado bajo la lluvia de Euskadi, cantando como un
ruiseñor en el mes de mayo, cerca de los rosales silvestres florecidos. Era la imagen más
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
romántica de la poesía, y Ametzaga aspiró a ser un poeta entre todas las cosas. Era un afán de
superación total de cuantas cosas emprendió.
Para preparar su voz para los actos públicos, salas de conferencias, plazas públicas o la soledad de
los cementerios, Ametzaga recurría a elementales remedios caseros, Claras de huevo batidas,
gárgaras, y mucho silencio había antes de las conferencias, a las que acudía con gran
nerviosismo. No llevaba nunca el texto escrito. Sino apuntes esenciales. Su abe, como decía, un
guión, con el cual se iba orientando ante el público.
Por supuesto, había estudiado concienzudamente el tema a exponer, incluso lo había ensayado
previamente pero sin voz, así que cuando el discurso lo hacía en público era una especie de
aventura. Sin embargo, era una aventura dirigida. El reloj determinaba su tiempo exacto. Jamás
se sobrepasó un minuto del tiempo acordado. "Es una cuestión de respeto", decía. "No se debe
cansar al público, ni al lector. Se le debe emocionar, entretener, pero nunca cansar".
Resulta extraño, ver cómo la emoción exaltada de Ametzaga , que lograba siempre provocar
lágrimas en su público y que sin duda era una emoción profunda, sincera, ardiente, estaba por
otra parte bien limitada, controlada y supervisada. Eran dos facetas de su personalidad muy
definidas y que hacían posible en él dos cosas aparentemente antagónicas: ser un romántico, pero
al mismo tiempo un hombre de acción. Quizá esto era la herencia de sus fuentes literarias
castellanas. Esa combinación del... "espíritu místico con un activismo, un realismo y un
sentimiento directo de la vida, que suelen considerarse incompatibles con el estado contemplativo
de las facultades humanas que la percepción mística requiere..." (Sigo aquí en la lectura de Ángel
del Rio).
Ametzaga podría añadir mucho más, en este análisis de su obra y personalidad. Y es que el
hombre vasco es en sí activo. Pero también ordenado. Nada en el vasco recuerda al hombre
dionisíaco, excepto en la noche del akelarre. El vasco no es desmedido. No lo es tampoco su
entorno, por más furioso que pueda parecer. Hay una contención vasca.
Ametzaga llega a Buenos Aires en 1942. Ha salido de Bilbao, Euskadi, en junio de 1937, recién
casado con Mercedes Iribarren Gorostegi. De 1937 a 1941 aunque establece domicilio en París,
donde nacen sus dos hijas mayores, Miren y Begoña, ha estado viviendo en Donibane Garatzi
(Baja Navarra, en la Euskadi francesa), Barcelona, Cataluña, como Delegado del Ministro de
Cultura del Gobierno Vasco ante el Ministro de Cultura de la República Española, y en Londres,
Inglaterra. Terminó la Guerra Civil Española en 1939, pero el 2 de setiembre de ese año y el
mismo día en que nace su segunda hija, estalla la Guerra Mundial. Se impone el abandono de
París, en primer lugar, y más tarde el de Europa. Las fuerzas conquistadoras de Europa eran
aliadas de Franco. El presidente de Cataluña, Companys, fue entregado por los alemanes a
Franco, y fusilado descalzo sobre su tierra catalana, tal cual fue su último deseo. La amenaza de
un regreso forzoso y castigado con la última pena era, pues, real.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En junio 15, de 1941, un barco, El Alsina, el último que zarpó de Marsella, lleva a bordo camino
de América. En ese barco va también Niceto Alcalá Zamora, exPresidente de la República Española
y un sin número de personalidades cuya lista puede verse en el libro "Crónicas del Alsina,
Pasajeros de la Libertad"3. Durante quince meses permanecen mis padres en variadas
situaciones, la más difícil, un campo de concentración en SidyelAyashi, África. Terminarán su viaje
en barco portugués. El Quanza, fletado gracias a los buenos oficios de Indalecio Prieto, ya
residenciado en México.
Esta etapa de su vida itinerante es fecunda en poesías íntimas, que expresan sus emociones ante
los acontecynientos extraordinarios de quien no pensó jamás en salir de Algorta. Para él,
Chesterton, ese gran escritor inglés, que al iniciar un viaje dispone, con esa ironía inglesa, que su
destino es precisamente volver a casa, es todo un símbolo. Pero viajero impenitente, habrá de
deambular todavía por varios países hasta conocer el descanso final en Caracas, Venezuela. Estas
sensaciones las explica en un artículo incluido en este volumen, "La Comarca y el Mundo", escrito
en 1953.
Quizá pensara en publicar estos poemas, en algún momento, pues en la introducción de su charla
"Plinio el Joven, a través de su epistolario", en la Revista Nacional de Montevideo, se asoma la
intención de publicar un volumen de poemas y titularlo "Mis rincones mágicos", así como un
estudio sobre "Los vascos en la Literatura castellana". De esto último no nos ha quedado ejemplar
ninguno manuscrito. Adelanta una conferencia sobre Berceo, que servirá más tarde como capítulo
en el "Hombre Vasco". La intención de este estudio es revelada en 1954. Faltaba poco para que
Ametzaga dejara el Uruguay y emprendiera una nueva vida en Venezuela. Puede decirse, de lo
que sé, que es su único proyecto inconcluso.
En Buenos Aires conecta con el "Laurak Bat", decano de los Centros Vascos Americanos, centro
fundado en 1878, inmediatamente finalizada la Segunda Guerra Carlista, acción de los primeros
deportados de la misma arribados a la Argentina. La acción de acogimiento de estos
vascosargentinos para el recibimiento de los exiliados del 37 merece un capítulo extenso. Baste,
sin embargo, saber que procuraron casa, comida, trabajo y aliento a esa humanidad desfallecida
que venía con la amargura de su guerra perdida, de su hogar abandonado y de su nacionalidad
rota.
Aunque sus necesidades primordiales son las de recomenzar una vida y atenderla
económicamente, con su esposa nuevamente encinta, Ametzaga no deja de prestar servicio
inmediato a la causa vasca. Es cofundador del Instituto Vasco de Estudios Americanos, y poco más
tarde redactor de su Boletín. Al mismo tiempo comienza con la idea de la Semana Vasca de
Montevideo, importante evento cultural del Sur. Cuando se inaugura la Gran Semana Vasca de
Montevideo como se la nombró desde entonces, en octubre 30 de 1943, Ametzaga está residiendo
en Montevideo, Uruguay, y dedicado de lleno a los preparativos y organización de la misma. De
Buenos Aires trae una hija de nueve meses, Arantzazu, y la amistad renovada de los viejos
camaradas vascos, entre las cuales habrán de destacar en su vida, y para siempre, la de José
María Lasarte y la de Andrés de Irujo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
José María Lasarte, valor extraordinario del Exilio Vasco, además de ser un amigo íntimo, un
confidente, es, por dos veces, quien decide una partida de Ametzaga. En Buenos Aires, es Lasarte
quien le indica el camino de Montevideo. En Caracas, es Lasarte quien lo llama y quien le propone
para la Secretaría del Centro Vasco, queriendo repetir la amplitud que Ametzaga le confirió al
Euskal Erria de Montevideo. Lasarte, gipuzkoano, es un espíritu sutil, un hombre ilustrado, un
político sagaz. Fue además un gran amigo. Padrino del primer hijo varón de Ametzaga, Bingen,
quien quiso así fundir más estrechamente sus lazos de amistad, y ya al final de sus días, para mí.
la figura del padreguía en tierra vasca.
Andrés de írujo por su dedicación a la Editorial Ekin, que Ametzaga consideraba la empresa mayor
de los vascos en el Exilio, por su perdurabilidad y trascendencia, también se contaba entre sus
más caros amigos. Cuando mucho más tarde, ambas familias se fundieron en una por el
matrimonio de Arantzazu con Pello Irujo, tanto Manuel como Andrés y Ametzaga lo festejaron
gozosamente en su abundante, íntima y tierna correspondencia personal. "Nuestro Exilio, así con
mayúsculas, no ha sido en vano, Vicente", apuntaba Manuel Irujo, el navarro de Estella, desde
París, al bizkaino de Algorfa, que en Caracas llevaba al altar a su hija, nacida en la Argentina, para
casarla con Pello Trujo, hijo de Eusebio, nacido en Laburdi y residenciado en Caracas durante
veinte años. Ciertamente era el milagro del Exilio. De los Centros Vascos del Exilio.
Una fotografía en blanco y negro, de gran tamaño, presidió su biblioteca durante todos los años de
su exilio, tanto la de Montevideo como la de Caracas. La miraba y besaba con sus ojos y a veces
también con sus labios añorantes de amante sin retorno.
A mí, intrusa visitante de su paraíso, me señalaba los lugares mágicos, tan frescos en su memoria
aunque iban pasando los años de su exilio, cinco, diez, veinte. ..."aquí están las piedras rojas que
dieron nombre a mi pueblo y al tuyo, los contornos de Erriberatxu, trepamos por Erriberamune, y
¿ves?, aquí las piedras venerables de Etxetxu. De ahí bajamos por las escaleras de piedra a
Asuarka y nos quedamos contemplando el castillo de Kakaleku... hay que bajar mucho,
recorriendo todo el puerto, oliendo a brea y sal. para llegar a caminar sobre la arena dorada de
Ereaga, y al final de todo, la Peña de Galderetxe que no es más que un punto de tierra vasca
emergido entre las aguas del mar de Bizkaia".
Algunos de sus artículos fueron publicados, otros, en forma de poemas, los mantuvo en una
carpeta cerrada, cuidadosamente inscritos a máquina pero pudorosamente recogidos. SÍ para
Euskadi en general era un hombre de voz reclamante, en pleno ejercicio de su condición de
exiliado en protesta contra un régimen militar, para Algorta dedicó la parte más íntima y
candorosa de su corazón de poeta.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
.. Mi cuna es Getxo que al bramar severo del mar escucha en la áspera Bizkaya; como lo fue de
mi linaje entero en cuatro siglos de que prueba haya. Los nombres de los viejos caseríos forman
la lista de apellidos mios.
Ametzaga fue caballero bien cumplido
en títulos, conducta y decoro,
y vio de muchos hijos bendecido
su hogar y el de mi madre, a quien adoro.
El último soy de aquellos que "Iturrieta",
mi vieja casa, vio nacer, repleta.
En piedad por mis padres educado, religioso guardé juventud pura; y entonces como hoy, ya de
edad mediado, la palabra de Cristo hizo mi hartura: Que aunque de faltas y miserias lleno, nunca
temor de Dios faltó en mi. seno.
Siempre viví en la paz, hasta que un día, la rebelión que se engendró en España, con ansias de
exterminio y tiranía, de mi patria a morder vino la entraña. Con justicia y nobleza defendimos
nuestra causa, mas ay! que la perdimos!
Y he aquí que hoy no tengo patria tierra, ni derecho a mi pueblo y natal casa. Y el camino a los
mios se me cierra cuando la sed de verlos mi alma abrasa.
Y el extraño que así brutal nos hiere me invadió gritando "Dios lo quiere".
Ametzaga fue un hijo tardano, el último de los seis que concibió María Aresti, mujer bella e
ilustrada, dándolo a luz a los casi cuarenta y cinco años. Su hermana mayor había sido la primera
mujer de Pedro Ametzaga, muriendo al dar a luz una hija que apenas le sobrevivió, María Inés,
nacida un veintiuno de enero, y dejando un huérfano de dos años, Pedro. María Aresti decide
casarse con Pedro Ametzaga para cuidar del pequeño sobrino, más tarde su hijastro, y tienen seis
hijos más. Solo dos hembras, Blanca y María, y ambas mueren en el espacio de meses y en plena
juventud, afectadas por la gripe del 18. Muere al poco Pedro Ametzaga y emigran por una serie de
infortunios económicos, Pedro y Manuel, los dos mayores, a la Argentina, regresando Manuel a los
años.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
María Aresti se encontró con que la familia numerosa que había criado y protegido quedaba
desmembrada. Su unión y afecto por el hijo pequeño y, más tarde, su orgullo por saberlo hábil en
los manejos intelectuales, creció hasta convertirse en devoción.
Cuando Ametzaga se exilia en 1937, su último acto, con Mola en las puertas de Bilbao, es ir a
despedirse de la mujer anciana y prometerle un pronto retorno. Ella sabe que ya no hay
reencuentro para ellos. Le bendice y lo apura a la partida. Por su apostolado nacionalista, María
Aresti se queda en la calle al día siguiente de la entrada de los nacionales. Por caridad, fue
recogida por los parientes de una de sus nueras.
El exilio es un universo inmenso. Caben en él los sentimientos tiernos y depurados de los que
Ametzaga es exponente fiel, pero también los desengaños crueles. Son gentes del pueblo las que
delatan y acechan. Del caldo de cultivo de los viejos resentimientos sociales surgen las delaciones.
El militar triunfador poco tiene que empujar para que éstas afloren o se multipliquen. Los vencidos
en la contienda civil se quedan sin recursos, sin valimiento ninguno ante la crueldad del castigo
impuesto. Son encarcelados, fusilados, confiscados. El miedo como una trepadora maligna entra
en los corazones de los que una vez proclamaron abiertamente sus ideas, con honestidad y
respeto, y hace callar sus voces por un largo tiempo que en muchos dura hasta la muerte.
Ametzaga escribió sobre eso de este modo:
"Si malo es amar sin ser amado,
y malo es el temer y el ser temido,
y sentirme que se es compadecido
de aquel de quién siempre fue uno envidiado;
SÍ malo es odiar y el ser odiado
de quien a más que nadie hemos querido,
y del presente mal estar vencido
en el recuerdo de un feliz pasado:
Trocara yo estos odios y temores, envidias, compasiones, y desprecios, por este mi esperar sin
esperanza:
fatal engaño de los hombres necios que ponen la ilusión de sus amores en un bien que lo es, sólo,
en lontananza.
Porque en el exilio se mueven sentimientos contradictorios. No todo es tan romántico como puede
apreciar un observador poco agudo.
Se sabe que ha sido traicionado por una parte de los suyos y por ellos rechazado. Se sabe además
que la persecución alcanza no tan solo a las familias que han quedado en el pueblo, como el caso
de María Aresti, sola y anciana, sino aun a los que han logrado salir. Las embajadas de España
fueron en eso activos frentes de choque contra la labor comunitaria de los exiliados que
pretendían rehacer sus vidas con un mínimo componente de orden. Y en esas embajadas
pulularon muchos vascos, algunos, compañeros de estudios, tertulias o simplemente amigos del
pueblo.
Solo una tormenta de nieve, y lo pongo como ejemplo, evitó que el delegado de la embajada
española en Paris, y enviado con urgencia para tal objetivo, detuviera el barco El Alsina, que
zarpaba en enero de 1941 de Marsella, llevando a bordo principales exiliados republicanos y
vascos. Lequeriea, embajador por entonces en Paris, tiene en su haber el haber intentado un
canje de prisioneros pero fue rápidamente disuadido por Franco de semejante acción. Los
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pero el maná de ese desierto fue el amor y la esperanza, transformados en la acción que
emprendieron en los centros vascos, logrando de tal manera disipar la amargura de tanta derrota.
La protesta pacífica fue la reconversión de sentimientos diversos. Algunos muy agrios, otros muy
dolorosos. El desterrado vasco en general, y ahí está su obra para demostrarlo, depuró hasta el
final el cáliz de su inmensa amargura pero transformó esas fuerzas negras y tenebrosas en
blancas y resplandecientes realizaciones.
Ametzaga, para quien Algorta era la representación de cuanto tuvo forzadamente que abandonar,
lo describe en estos versos en euskera, que son la miel pura que destila de sus sentimientos y
anhelos:
". .Naiago dot txikitan ibiltako basterra bertoko oroigai arro ta ederdunak baiño Sena baiño
atseinago ene Gobela alperra
eta London andiko ta Paris argiko zoragarri gustial ezatan ez dodaz itsasgaiñeko Algorta ederran
gomutaz"
Para su corazón, para sus ojos, para su condición de enamorado y amante, Algorta, el sitio donde
anduvo de niño, era el paraíso de todo su afán. Ni el Sena, ni el Tamesis, ni después el Río de la
Plata, grande como un mar, o el Orinoco, padre de las aguas, pudieron compararse a la alegría
fresca y humilde pero preciosa a sus ojos del río de su pueblo, el Gobela. Ningún paisaje, ni la
extensa llanura africana, ni las cosmopolitas, cultas y espléndidas capitales europeas, ni las
vibrantes, gigantescas y magníficas capitales americanas por donde deambuló, podían ser
comparables, en el fondo de su corazón enamorado, a los encantos mágicos de Algorta.
Creo que estas consideraciones son importantes. Estos poemas se escribieron con total sinceridad
pues jamás fueron publicados y no creo que Ametzaga aprobara la exhibición de sentimientos tan
turbadores a un público. Pero me parece bien que en este capítulo se contemplen pues iluminan,
con mucho, no tan solo la desesperada nostalgia que mantuvo, sino la inquebrantable fidelidad. Y
en eso, Ametzaga no fue una excepción. Quizá él pudo adornarlo con su maestría literaria, pero
simplemente expuso lo que miles de hombres y mujeres como él, desterrados, sintieron en lo más
íntimo de su corazón en la larga noche de su exilio.
No se puede decir que fue la más brillante ni la más importante de su vida, pues ia de Venezuela
equilibra las fuerzas de su producción, su increíble dinamismo, su tenaz esfuerzo, como el de
Prometeo, contra las fuerzas de un destino en lo político y en lo económico, pero sí es cierto que
en Uruguay despliega, quizá alentado por el ceráfico y equilibrado espíritu de Ariel que en aquel
tiempo aleteaba sobre el pueblo uruguayo, por primera vez todas sus facultades.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Hay que tener en cuenta que Ametzaga tiene presente y pendiente en primer lugar el sustento
económico de su hogar que en 1943 estaba compuesto por su mujer y una hija recién nacida. Dos
hijas, las mayores, quedaron en Europa y les era imposible el regreso, mientras la Guerra Mundial
perdurara. Pero eso no restaba un ápice a su responsabilidad. Había que reintegrarlas al hogar
que era suyo, sea en Euskadi como apuntaban sus esperanzas, o en América como le marcaba la
realidad. Por otra parte, su esposa Mercedes le va a dar dos hijos varones, Joseba Bingen y Xabier
Iñaki, a quienes Ametzaga acoge con el amor y el entusiasmo propio que todo padre recibe a los
varones. Mercedes perderá tres niños más, lo que lamentará siempre. Esta fecundidad de
Mercedes a tan tardía edad, añosa en términos médicos, añadida a complicaciones de salud tanto
de su esposa como suyas propias, aceleran la preocupación de una economía mínima de
sobrevivencia.
En eso, como en todo, Ametzaga fuerza sus energías al límite. Tanto en Buenos Aires en que
logran independizarse prontamente alquilando un minúsculo apartamento, como en Montevideo
donde vivimos en las calles Juan Paulier 48, y más tarde en Francisco Araucho 35, fueron
viviendas honorables. En Caracas, Venezuela, pudo Ametzaga acceder a la compra de un
apartamento que fue su vivienda definitiva, Residencias Country. Nombro este aspecto de su vida,
para alumbrar el extraordinario esfuerzo que significó su obra de escritor, traductor y periodista.
Doy fe que jamás ganó un centavo con su pluma. Lo hizo como contable en Buenos Aires, como
vendedor de seguros en Montevideo, como secretario, y más tarde archivero en Venezuela. Pero
de cuanto publicó sean libros, sean artículos, sean traducciones, Ametzaga no percibió un solo
centavo. Y todo ello se elaboró al margen de su actividad económica y del cuidado amoroso que
mantuvo sobre su familia.
No digo que esto sea un ejemplo a seguir. Solamente señalo que esta fue su verdad. Posiblemente
considerara que su obra, producida de tal manera, podía en primer lugar ser manifestación libre
de su pensamiento y sentimientos. En segundo lugar, la defensa de Euskadi y de su lengua
nacional, para él, no tenían precio.
Nunca explicó Ametzaga cuándo descubrió su capacidad oratoria. Esa facilidad con que conectaba
con el público, y esa soltura con que expresaba sus sentimientos e ideas. Lo cierto es que,
siguiendo su biografía a través de sus escritos, lo vemos actuar por primera vez en público en el
Teatro Alvear de Buenos Aires, y seguidamente en el acto inaugural de la Gran Semana Vasca de
Montevideo, en una plaza, al pie de la estatua de bronce de Bruno Mauricio de Zabala, fundador
de la ciudad de Montevideo en 1627. No es fácil hablar en plaza pública, de pie, ante una
muchedumbre cuya atención puede estar fijada en todo lo que a su alrededor gravita. Hay que
alzar extremadamente la voz, saber articular los gestos, y sobre todas las cosas, mantener la
atención, tan fácilmente dispersa, fija en uno mismo. En las palabras que se van pronunciando.
Esto lo logra Ametzaga con mucha facilidad.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El aspecto de la oración fúnebre fue distinto. Dentro del catolicismo de nuestro siglo es algo de lo
que se encarga el sacerdote durante la homilía sacramental. La familia, los amigos, escuchan.
Asienten. Comprenden. Si en la antigüedad tenemos ejemplos de estas exposiciones, quizá en
nuestra cultura europea no las haya más célebres que las pronunciadas por Jacob B. Bossuet.
Ametzaga era atento lector de las mismas, aunque no llegó a traducir ninguna, pero pienso que
extrajo parte de la elegancia, emoción y lirismo, dentro de la gravedad clásica, tan francesas, que
aquel hombre del siglo XVII hizo célebres. Al menos, puedo recordarlo así, en el cernenterio del
Buceo, en Montevideo, trajeado de oscuro, con aquellos cuellos de almidón duros como cartón,
con el sombrero, que usó esa generación, en la mano. Acompañábamos el féretro hasta los
nichos, y allí, antes de reintegrarlo a la eternidad, Ametzaga pronunciaba su discurso. Altos pinos
rodeaban el cementerio, altos y oscuros. La paz de la ciudad de los muertos era profunda. A lo
lejos, el lomo marrón del ParanáGuazu, río grande como mar en su advocación india. El desfile de
sentimientos, emociones, y ternuras nos conmovían como ráfagas de viento. Parecía, al
pronunciar tal exordio de un amigo, que dejábamos al muerto menos solo. Sin esa soledad
aterradora de la que se queja García Lorca: "¡Dios mío! Qué solos se quedan los muertos..."
Muchas de estas conferencias fueron grabadas en discos en Montevideo y más tarde en cintas, en
Caracas, por el querido compatriota José Elizalde. MÍ padre las rescató definitivamente del olvido
y la dispersión uniéndolas en forma de capítulos, en su obra "El Hombre Vasco", publicado en Ekin
en 1967.
Es también en Montevideo, y posiblemente al ritmo de una sociedad con vida democrática plena
como era la uruguaya entonces, donde Amezaga descubre su vocación de periodista. De la frase
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
del padre fundador de la nacionalidad, José Gervasio Artigas (descendiente de navarros), "Con
Libertad ni ofendo ni temo", su cooperador más estrecho, Dámaso Larrañaga (de clara
ascendencia vasca también) acuña otra: "Sean los orientales tan ilustrados como valientes". La
potencia espiritual de la gesta libertaria, mantenida por hombres con caudal intelectual muy
desarrollado, lograba que el Uruguay fuese en aquel tiempo denominado, y con justa razón, la
Suiza de América, tanto por sus gobiernos democráticos como por su prensa libre, ajena a toda
censura. Esta prensa libre que bien expresa José Enrique Rodó, autor de "Ariel": ..."escribir la
historia de nuestra prensa sería escribir la historia borrascosa, pero noble y viril, de nuestros
esfuerzos por alcanzar la definitiva organización de nuestra democracia".
La prensa como soporte de la democracia era ya una realidad, un logro más de la sociedad civil.
Vale afirmar este concepto porque indudablemente es uno de los que más ha avanzado hasta
nuestros días, en los que ni podemos imaginar la sociedad democrática sin los medios de
comunicación.
En el país donde bate sus alas el espíritu de Ariel, por aquellos años cincuenta del siglo, Ametzaga
va publicando sus artículos en los prestigiosos periódicos nacionales: El Plata (vespertino) y el Día.
Tiene audiencia segura, y sus escritos se van sucediendo con rapidez. Pocas veces, casi ninguna
puede decirse, se aparta del tema crucial de su vida, excepto quizá y lo roza, cuando se dedica a
informar de las jornadas que la Unesco sostuvo en Montevideo, que merecen consideración
aparte1*.
EUZKO DEYA DE BUENOS AIRES. EUZKO DEVA DE MÉXICO. LA REVISTA DEL EUZKAL
ERRIA. BOLETÍN DEL INSTITUTO AMERICANO DE ESTUDIOS VASCOS DE BUENOS AIRES.
Al tiempo que ejerce esta actividad del periodismo polémico, Ametzaga se dedica a la escritura de
artículos más densos, con interés prioritario en lo cultural, para las publicaciones que los vascos
del exilio mantienen en la sede de sus Centros Vascos. Esta es otra singularidad del exilio. Cada
uno de los Centros Vascos mantiene un periódico, una revista, un boletín, con el fin de exponer la
causa vasca a sus propios socios o para mantenerlos informados de sus actividades. El más
importante y más perdurable en el género culturaldi vulgativo quizá fuera La Baskonia del Laurak
Bat, pero no queremos exponernos a juicios de valor precipitados pues consideramos que la
producción de estas publicaciones periódicas sería asunto de una investigación propia. El Gobierno
Vasco en Exilio edita un boletín OPE EPI, y más tarde una Revista, Euzkadi. Pero los Eusko Deya
de México y Buenos Aires por ese tiempo son los más vigorosos, alcanzando divulgación
extendida. En ellos escribe Ametzaga. En varias oportunidades, repite la edición de un artículo en
una de las revistas y en la prensa. O, y este es el denominador común, las editoriales de las
revistas los asumen por considerarlos de interés. Solía recibir con bastante extrañeza estos
artículos, reeditados sin su consentimiento (aunque no hubiese dudado en otorgarlo) y a la
extrañeza seguía siempre la sensación de satisfacción por el trabajo bien cumplido.
4 En Venezuela será colaborador también de los imporlantes periódicos nacionales "El Nacional", y
"El Universal".
Creo que habría que dejar constancia que al finalizar la Segunda Guerra Mundial (193945),
Ametzaga, como todos los vascos del Exilio, esperaba una solución para el problema vasco, una
intervención Aliada en España ya que el gobierno del general Franco había sido cómplice estrecho
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de los regímenes aborrecibles de Hitler y Mussolini. No sucedió tal cosa. Los Aliados vencedores
en la guerra dispusieron un castigo económico para España, con lo cual se prolongaron las duras
condiciones de la postguerra, pero el régimen militar y anticonstitucional continuó intacto. La
sensación de desaliento e injusticia fue muy grande, tanto en la Euskadi interior como en la del
exilio, que por primera vez empieza a entreverse como un largo espacio de tiempo.
Así, muchas de las familias continúan separadas y el regreso se aplaza para "la navidad
siguiente", frase que inmortalizará el optimismo del lehendakari José Antonio de Aguirre. En el
año que finaliza la Guerra Mundial, 1945, Ametzaga recibe dos grandes emociones
contradictorias: nace su primer hijo varón al que bautiza con su nombre en euskera, Bingen, y
muere su madre, María Aresti. El estrecho vínculo con la tierra vasca parece debilitarse por
fuerzas exteriores, pero él no desmaya en su propósito de retorno ni de lucha. No sé si Ametzaga
se permite alguna depresión por entonces. En sus escritos no hay rastro de ella. Se reflejan otras
emociones en las que se mantiene siempre la resistencia en el Ideal y la perseverancia en la
acción. Para su madre en su poesía íntima tiene tiernas evocaciones.
En 1954 la Unesco elige como sede de su VII Conferencia a Montevideo, y Ametzaga es nombrado
delegado en la misma por el Ministerio de Instrucción Pública de la República del Uruguay. Fueron
jornadas intensas donde se debaten los temas de la Prensa, la Libertad, la Cultura de los pueblos,
"... sugiriendo métodos educativos convenientes para preparar a los niños del mundo entero a las
responsabilidades del hombre libre''. Ametzaga, en la prensa, hace de corresponsal de las noticias
ocurridas en las Jornadas y, sobre todo, del espíritu que las alienta. En su artículo "Uruguay y la
Unesco" ofrece una panorámica acertada y emocionada de la inauguración, aunque al final el
desaliento le cabe en unas líneas. Tanta democracia cabe en el Uruguay, tan resplandeciente que
daña a los ojos, y tan negra oscuridad, que daña a los ojos del alma, para su tierra natal. Esta
expresión siempre le acompaña en sus artículos de tema general, y la recuerdo en sus ojos
cuando íbamos al hermoso edificio del Palacio Legislativo de la República, todo de mármol blanco
uruguayo. "Este es el palacio de las leyes de una república sana y democrática. Aquí se respeta y
se trabaja por la felicidad del pueblo. ¡Feliz Uruguay qué cosa tan grande tiene!".
En esos años preciso es anotar que hubo dos temas esenciales en la oratoria y en la pluma de
Ametzaga. El bombardeo de Gernika habia sacudido la sensibilidad mundial. Franco intentó tapar
la acción execrable con una mentira aún mayor: los vascos destruyeron su propia villa santa de
las libertades. Como tantas mentiras, hoy resulta absurda. Pero Ametzaga y su generación hubo
de defenderse de tal argumento propagado desde las activas Embajadas de España en los paises
democráticos. Ametzaga se ocupó de esta reivindicación del honor vasco, repetidamente. La
plantación de retoños del Roble de Gernika, tan abundante en su vida, era el gesto físico de aquel
permanente reclamo.
Por otra parte el asunto de los fueros removía la memoria de los hijos de los antiguos deportados
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
vascos, los de la última guerra carlista. Es curioso encontrar en los artículos y conferencias de
aquel tiempo, años 1943 al 60, párrafos laudatorios a Zumalakarregi, hoy todavía nombre
prohibido en el país, y por otra parte, la romántica evocación del Árbol de Gernika era fácilmente
asimilada por aquellos vascos que vieron a Iparraguirre o supieron de él, con su guitarra de
bertsolari o payador, por las pampas del sur, entonando el himno de la libertad vasca. Un poeta
argentino, dedica a un vasco, y en él a todos, sus inmortales versos:
Lo saludo en el pueblo que toda gloria explica;
Lo saludo en el vastago del Árbol de Gernika;
Lo saludo en el Fuero de la honra y equidad
Pedro de Embeita ¡"EL VASCO"! ¡VIVA LA LIBERTAD!.
El 1952 publica Ametzaga su "Hamlet". Es su primera traducción que conoce la luz en el mundo
editorial. Lo publica Ekin de Buenos Aires.
Es verdad que Hamlet es el hombre de la duda, y Ametzaga fue hombre de afirmación, pero cierto
es además que es la obra fundamental de Shakespeare. Así, que el poderla verter al idioma vasco
le causó enorme y profunda satisfacción. Recibe una elogiosa crítica de Orixe (Nicolás Ormaetxea)
en un trabajo que envió y se publicó en la revista Euskal Erria de Montevideo.
Esta obra sale a la luz cuando la joven reina Isabel II va a ser coronada en Londres. Se
encuaderna primorosamente la edición y se envía a la Embajada del Gobierno de su Graciosa
Majestad, la cual agradece el regalo, que es depositado en la Biblioteca Conmemorativa de
Shakespeare en StraffordonAvon, en calidad de Real Préstamo, y completando la ingente colección
de ediciones que en todas las lenguas ha conocido "Hamlet". Al fin, el euskera estaba allí, entre
todas. Esa era la ilusión y el orgullo de Ametzaga .
Un año después se publica "Platero tabiok" en una edición uruguaya subvencionada por González
Mendilarzu quien además la diseña. Esta traducción, al decir de Ametzaga, no será del agrado de
Orixe pero no por el euskera o el tratamiento, sino a causa del tema.
Los detalles bibliográficos de ambas obras pueden observarse en los índices que acompañan esta
publicación.
Ametzaga abandona el Uruguay en 1955, abril, con el corazón roto. En un artículo (aquí incluido)
se despide de la tierra en la que por trece venturosos años pudo levantar una familia,
reorganizarla, y combatir por su causa con dignidad. La república uruguaya se había alistado en
las filas aliadas desde el principio de la Guerra Mundial, de manera decisiva después del ataque de
Pearl Habor, y en 1945 habia incluso declarado la guerra a Alemania. No se podía olvidar el
combate del "Graf Spee" acorazado alemán, con un barco inglés, en Punta del Este, cobijándose el
buque alemán en la bahía de Montevideo y cuyos restos pudimos contemplar en los días de
nuestra niñez, oxidados y catastróficos, testimonio de la crueldad de la guerra.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
..."Esto es como un desgarrón en el alma; una tristeza muy honda en la que pareciera fuéramos a
hundirnos sin encontrar el fin jamás", se lamenta en principio y, considerando luego los beneficios
de la democracia uruguaya, reafirma la condición por la que arribó a sus costas: "... llegamos
como lo que somos, sin tapujos ni disfraces: hombres de Cristo, vascos y demócratas. Y para
nosotros se abrieron siempre todos los brazos..." y continúa: "... en la Universidad, en el Instituto
de Estudios Superiores, y en el Ministerio de Instrucción. Y pulsamos la vida oriental en el
Parlamento, en la Academia de Las Letras, en el Ateneo, en la calle, en las tribunas populares, en
las redacciones de los diarios...; la suerte nos deparó vinculaciones que revalorizaron nuestra
vida, dieron nuevos impulsos a nuestros afanes, y alumbraron vías nuevas a nuestras ideas y
sentimientos ... Adiós Uruguay. Sea lo que sea que la vida depare, no podré dejar de amarte
jamás".
Esta fue su declaración de amor. Y fue también su verdad. Uruguay se nombró siempre en sus
labios con el gusto de la miel. Tomó el avión de motor de hélice en el aeródromo de Carrasco. Lo
llevó su mejor amigo, un hombre de Algorta, Pedro Artetxe. Voló por los limpios y celestes cielos
uruguayos, sobre las praderas de hierba verde, sobre las suaves cuchillas de su interior y los ríos
del sur, cruzando el Mato Crosso, y sobrevoló los lomos inmensos del Amazonas y del Orinoco.
Catorce horas después aterrizaba en el Aeropuerto Internacional de Maiquetia, en Venezuela.
Dejaba atrás un mundo entero que no tardaría en sumirse en una profunda crisis política y social.
A él le gustaba, al evocar el tiempo de Uruguay, repetir los versos de Zorrilla en el "Tabaré":
"El Uruguay y el Plata
Vivían su salvaje primavera;
La sonrisa de Dios, de que nacieron,
aún palpita en las aguas y en las selvas;
Aún viste el espinillo
su amarillo tipoy; aún en la yerba
engendra los vapores temblorosos,
Y a la calandria en el ombú despierta
Es la raza indomable,
Que alentó en esta tierra,
Patria de los amores y las glorias,
Que al Uruguay y al Plata se recuesta;
La patria cuyo nombre es canción en el arpa del poeta, grito en el corazón, luz en la aurora. Fuego
en la vida, y en el cielo estrella".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En principio trabaja con un familiar, Giuseppe Bartolomedi, esposo de su sobrina María Luisa
Urquijo, a quien como a todos sus sobrinos distingue con un afecto vivo y especial, a modo de
contable y hombre de confianza. El repetiría siempre que aunque nada parecía más ajeno a su
naturaleza que su título de Perito Mercantil, fueron muchas las veces a lo largo de su vida que le
valió más esta titulación que la de su carrera formal de abogado.
Su hija Begoña ha de seguir en ese sentido sus pasos y adquiere la misma titulación. Pero al día
siguiente de llegar a Venezuela (tal como lo hizo en Argentina y Uruguay) se presenta en el
Centro Vasco, reclamado por José María Lasarte. El Centro Vasco de Caracas tiene una
peculiaridad. Carece de las viejas raices del Laurak Bat o del Euzkal Erria de Montevideo, fundado
por los vascos en la Deportación Carlista. En Caracas los vascos llevaban 20 años y provenían en
su mayoría del Exilio del 36. Ametzaga reconoce a los viejos amigos de Euskadi: José María
Lasarte, Lucio Aretxabaleta, Fernando Carranza, Manuel Lartitegui, Luis Bilbao. Con alguno de
ellos realizó su viaje en el Alsina. Al poco entra a formar parte, a medio tiempo, de la secretaría
del mismo.
Lo tenemos en 1956 publicando sus primeros artículos en Venezuela, en las revistas que ya
editaban las diversas organizaciones del Centro Vasco, y confeccionando la Revista
Conmemorativa del XXV Aniversario de la llegada de los vascos a Venezuela. Consigue los
artículos, enlaza los temas, se procura las fotos, y prácticamente enmaqueta el material,
consiguiendo la propaganda que subvenciona la revista. Volverá a repetir este trabajo dos veces
más. Es interesante anotar este hecho pues volvemos a incidir en sus facetas de organizador nato
y hombre activo, que combina siempre con sus realizaciones literarias.
Publica (ver el índice de esos años) material abundante y siempre trajinando el tema vasco. Pero
a Ametzaga le va a suceder algo muy importante en Venezuela que marcará definitivamente el
rumbo de su vida y procurará a su producción literaria un matiz nuevo. Ametzaga encuentra la
Compañía Guipuzcoana de Caracas, la empresa vasca del siglo XVIII. Esto merece consideración
especial.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Creo que nada es más importante en sus años de Venezuela que este contacto histórico que, por
casualidad, descubre Ametzaga . Por una serie de contactos oportunos y una serie de
circunstancias poco afortunadas, Ametzaga abandona la Secretaria del Centro Vasco de Caracas,
los negocios de su familia, y entra a trabajar en el Archivo de la Nación de Venezuela, pero lo que
es más importante, a mi juicio, entra a trabajar en la Fundación John Boulton, y entabla
conocimiento que se traduce en amistad sincera y profunda con dos grandes investigadores
históricos de Venezuela, ambos hoy Académicos de la Historia, Miembros de la Sociedad
Bolívariana, catalanes de origen, venezolanos de adopción: don Pedro Grases y don Manuel Pérez
Vila'. A través de ellos, contacta con el Director de la Fundación Boulton, don Alfredo Boulton.
(Alfredo Boulton, Premio Nacional de Literatura en Venezuela, miembro de las Academias citadas,
y como Pedro Grases y Manuel Pérez Vila, autor de una prófusa obra bibliográfica).
En 1958 cae el dictador Pérez Jiménez. Venezuela, al compás de su canción nacional "Gloria al
Bravo Pueblo", sacude por una revolucionaria acción de todas sus fuerzas sociales, no tan solo a la
dictadura militar, sino a una etapa que desde la Independencia le ha restado democracia, libertad
y bienestar social. Los años de iniciación democrática en Venezuela son formidables en todos los
sentidos. Pero Venezuela, dispuesta a forjar su destino democrático, quiere forjar también su
tiempo histórico. Se abren los archivos, se revitalizan las bibliotecas, (incluso se inaugura en la
Universidad, al modo de la educación sajona, la carrera de Biblioteconomía y Archivos, con rango
de Licenciatura, propiciada por la doctora Blanca Alvarez, más tarde Directora de la Biblioteca
Nacional, y de la cual fui alumna y empleada, y a la que accedí por empuje de mis padres), y en
definitiva, se lanzan a la apasionante aventura de escribir su propia historia. De hacerla
trascendente. Sí en Uruguay, Ametzaga se involucró al periodismo democrático, que afirmaba el
espíritu de Ariel, en Venezuela su espíritu curioso se acerca a las fuentes de la historia, al honroso
quehacer nacional.
La Tierra de Gracia, como bautiza Colón en los dias del Descubrimiento a Venezuela, vierte sobre
Ametzaga esa condición primigenia, esa gracia original, esa tempestuosa fuerza natural del primer
día del mundo. Y con ella lo bendice. Porque bendición fue y grande el encuentro de Ametzaga y la
Compañía Guipuzcoana, y aquí, en esta última etapa de su exilio y de su vida, Ametzaga se
conforma, gracias a este encuentro espiritual e histórico, con una condición para él nueva y que
tarda en comprender: Ya no es tan solo vasco. Desde la Guipuzcoana, es un hombre universal, al
ser un hombre americano.
En esto, Ametzaga merece su parangón con Jesús de Galíndez7, aunque éste último llevara su
condición hasta el martirio. En numerosos artículos y en una preciosa conferencia, Ametzaga,
fielmente, llora y reclama por la vida de su amigo mártir. Y es que en esto vale destacar la
extremada generosidad que despliega Ametzaga en el halago y comprensión de las virtudes
ajenas, en la exposición de las mismas, en el abundante trabajo de investigación que sobre ellas
establece, para desplegarlas con toda amplitud ante su público. Sé que Galíndez, con quien
mantenía una correspondencia activa, fue llorado por Ametzaga que advirtió desde el principio
toda la tortura a la que fue sometido hasta finalmente acabar con él. Pero no con su espíritu,
repetía Ametzaga , "nunca acabarán con el espíritu de hombres como Jesús de Galíndez, capaces
de dar su vida por la libertad de los Sobre Jesús de Galmdez, para su conocimiento, recomiendo el
estupendo libro de Alberto Elóbegui, "Galíndei". demás hombres. Sean vascos o dominicanos,
porque lo que importa es que son hombres".
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En el siglo XVIII, impulsados por el Espíritu de las Luces, el Espíritu de la Ilustración y por la
Sociedad de Caballeritos de Askoitia (una sociedad ilustrada), se crea la Compañía Guipuzcoana
de Caracas. Es un consorcio adaptado ya a las nuevas formas mercantiles, más libres, y una
estupenda realización del genio vasco. La Compañía agrupa a gente de todos los pueblos vascos,
y comienza su andadura desde el Puerto de Pasajes, con la finalidad de expulsar a los piratas del
Caribe, hacer producción de algodón, azúcar y cacao en una tierra pobre del Imperio Español:
Venezuela. No es cuestión de anotar aquí la historia de la Compañía, para eso bastan los libros de
Ametzaga, sus artículos. Solamente reseño un hecho histórico vasco que había quedado muy
olvidado en la historiografía venezolana. Un pequeño libro de Basterra, "Navios de la Ilustración",
y algunas menciones en autores venezolanos. En Euskadi, el olvido total. Y sin embargo, la
Compañía introdujo las ideas ilustradas en Venezuela y propició el impulso independentista, es
decir, el de la Libertad. Cultivó las extensas sabanas salvajes del centro de Venezuela y las
convirtió en fértiles plantaciones de azúcar, añil y cacao.
Convulsionó la sociedad a tal punto que hubo un levantamiento contra ella y su poder. Despejó el
Caribe de piratas y enriqueció, con el auspiciamiento de astilleros, la economía vasca del siglo
XVIII. Todas estas cosas esperaban estudio y atención. Ametzaga fue el encargado de hacerlo.
Pocas cosas puede desear más un investigador histórico (y Ametzaga se convierte en esto de
forma natural y con entusiasmo) que encontrar las fuentes originales, inéditas. Esto le ocurrió a
Ametzaga.
Puerto Cabello donde la Compañía había eregido una casa (semejante a la de La Guaira, su
principal factoría, y al estilo de los caseríos del país vasco) alli estaban los cajones de madera de
cedro en los que durante doscientos años permanecieron guardados los papeles de la Compañía.
Lacrados, amontonados y cerrados con cuerdas. Datos, cartas comerciales, facturaciones, detalle
del movimiento de los barcos corsarios, de la vida y hechos de algunos de sus capitanes. La
detallada lista de la marinería. Había que ordenar el material, cierto es, y desenredar, como una
madeja, el dorado hilo de la historia. Esa fue la enorme reparación que Venezuela concedió a
Ametzaga por su Exilio. Y el amor de Ametzaga por Venezuela se hizo fuerte y agradecido a partir
de tal encuentro.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Con esto, Ametzaga rubrica una obra de por sí misma extensa y laudable, pero le confiere
profundidad y consistencia.
Su obra es publicada por el Banco Central de Venezuela. Su nombre es cita obligada desde
entonces, para quienes trabajen el s. XVIII venezolano que, desde Ametzaga, tiene nombre de
Compañía Guipuzcoana.
Pero no descuida sus fatigas vascas. Sigue escribiendo temas culturales y políticos en los diversos
boletines y revistas del Centro Vasco de Caracas, y en revistas de Venezuela. En sus periódicos
más afamados, El Nacional y El Universal. Establece polémica con Salvador de Madariaga seguida
con enorme interés, ya que Madariaga es hombre deshechado de la cultura venezolana por una
biografía de Bolívar que no fue de gusto nacional. Da conferencias en el Centro Vasco de Caracas,
en el Centro Gallego siguiendo el hilo de la vieja idea de Galeuzka que nació en Buenos Aires y
que él impulsó en Montevideo.y publica en 1967 El Hombre Vasco
El Hombre Vasco es una recopilación de todas las conferencias que impartió sobre cultura vasca a
lo largo de su vida. El espíritu de Plutarco alienta sobre él. A través de los hombres geniales,
acierta en la historia de los vascos. Quien quiera adentrarse en las profundidades de nuestro
pueblo, bucear en nuestros arcanos históricos, pero de un modo grato y sencillo, debe leer El
Hombre Vasco.
En fecha 012010, se crea la Pagina Web que lleva el nombre de su Aita: Vicente de Ametzaga
Aresti y en la cual su hijo menor, Xabier Iñaki Ametzaga, presenta la vida de Vicente de Ametzaga
Aresti, y toda su obra publicada, convirtiéndose en el unico sitio de referencia, en cuyo contenido,
se encuentra a disposición Internacional, con una ilimitada difusión potencial, toda la Obra
publicada, y su Biografia
Tras un unico trabajo de Recopilación, Edición y Publicación electrónica de toda la Obra publicada,
y su Biografia, se da vida a la pagina web, siendo perse, el sitio de referencia a la Obra y Vida de
Vicente de Ametzaga Aresti
Ambos hechos, la Pag Web, y la Editorial electrónica, constituyen un unico homenaje por parte de
su hijo menor, Xabier Iñaki Ametzaga, en nombre de la familia, para la mayor difusión de la vida
y obra de nuestro padre.
http://editorialxamezaga.blogspot.com/
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 10.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Nació en Algorta el cuatro de julio de 1901 en la casa solariega de Iturrieiu1, situada en la avenida
Basagoiti n." 75. Su padre, Pedro Amezaga Abaroa (18521919) era un rico industrial y abogado
de Algorta, primogénito de la larga saga de los Amezaga, enclavada en Getxo desde al menos el
siglo XVI. Su madre, María Aresti Sustatxa (18621945), había contraído matrimonio con Pedro
tras quedar éste viudo de su primera esposa, Rosa Aresti Sustatxa, hermana mayor de María 2. Era
asimismo María miembro de una familia acomodada y fijada en Getxo desde tiempo inmemorial.
El tronco de los Aresti de Algorta comentó siempre Vicentelo vinculaba, si bien por lazos lejanos,
con Gabriel Aresti, el poeta de la margen industrial del Nervión, al cual admiraba.
Era Vicente de Paúl Laureano el menor de siete hermanos. Su juventud transcurrió con plena
normalidad, aficionado a la pelota, pasaba horas jugando en el frontón de la iglesia de San Nicolás
de Algorta. Acompañaba el joven Vicente en su calidad de encargado de la ropa deportiva del
Arenas Club de Fútbol, a su hermano Ramón, delantero de dicho equipo, en los campos de
Joiaxeta, Padura y muchos otros. Este once getxotarra subiría a primera categoría en 1913,
logrando conquistar el Campeonato del Estado3. Estudió en el colegio San Bernardo de
1La casa de llámela de Zubiaga habia pertenecido a la familia desde al menos mediados de siglo
XIX.
J Contraen matrimonio el 18 de agosto de 1885.
3 La personalidad de su hermano Ramón, al que tanto admiró, es muy rica. Ezpatadantzari y
aurrezkulari, logró diez primeros prernios en diversos certámenes. Antes del estallido de la guerra
del 36 organizaría el grupo de danzas de Getxo que debutaría en el puerto de la localidad. Hombre
de lücites convicciones poli ticas se afilió al Partido Nacionalista Vasco con veinticinco años partici-
pando activamente en la vida política del mismo; como tal resultaría electo y, siendo alcalde de
Algorta sobresaliendo desde muy temprano por su gran capacidad intelectual.
La amistad de su padre Pedro con Sabino Arana introdujo en la casa de los Amezaga el espíritu
nacionalista, eje sustantivo de la vida y obras de Amezaga. Entre los muchos terrenos que donaría
Pedro al ayuntamiento de Getxo se encontraban precisamente aquéllos sobre los que se construyó
el Batzoki de Algorta muy cerca de la casa natal de Iturrieta. Fue este espíritu el que le impulsó a
completar su formación en euskera y a entrar en las filas del PNV. Contando tan sólo dieciséis
años de edad y, tal vez entusiasmado por las observaciones de su padre sobre el futuro de esta
lengua, decide profundizar por libre— en el estudio del euskera, escuchando desde entonces con
suma atención las conversaciones de su madre con las mujeres del servicio. Su madre, si bien
euskaldun zaharra, nunca quiso que fuese el euskera el primer vehículo de comunicación con su
hijo; era ésta una lengua hecha para hablar con el servicio, no apta para nada más. Aún hoy
resuena el eco de estos cálculos desde alguna de las cátedras de la Universidad del País Vasco.
Un año más tarde de iniciar la recuperación de su euskera, publicaba ya sus primeros trabajos en
diversas revistas del país, Euzkadi, la revista del PNV, Euzkal Erríaren Alde* y Egan.
Paralelamente, fundaba junto a su amigo José Olivares Larrondo, TellagorrP, la revista El Gabela
de la que su hermano Ramón fuera editor y administrador. Considerado Amezaga por la revista
Euzko Gogoa de Guatemala uno de los poetas de la Generación dcAitzol, con anterioridad al esta-
llido de la Guerra Civil su obra poética tanto en lengua castellana como en euskera la cual
lamentablemente se ha perdido en su mayoría debía de ser muy extensa. Presentó diversos
poemas en euskera en los certámenes promovidos por
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gerardo Eduardo de Aburto, en 1918 ejercía el cargo de Jefe de Fomento de la localidad. Escritor
muy prolifico, cuenta con al menos un total de cincuenta obras de teatro además de innumerables
artículos, semblanzas y poemas que publicaba en la prensa local y regional bajo los seudónimos
de Gizulili y Ramón de liutrieta. Director del Cuadro Dramático de Getxo, grupo que alcanzaría
mucho relieve en la vida del país, representaría sus obras en el Gran Cinema de Getxo asi como
en Portugalete, Erandio y el Olimpia de Bilbao. Por lo que respecta a su vida deportiva, fue
consignado como el mejor delantero de Vizcaya en la Caceta del Norte; ante el ofrecimiento del
delegado del Club Atliletic de ingresar en sus filas Amezaga se negó, pues unos días antes un
profesor nos aseguró que Algorta seria anexionado por Bilbao y ello me produjo un gran disgusto.
En 1936 se encuentra junto a sus hermanos Manuel y Vicente en el exilio de Donibane Garazi.
Fuente, revista Galea,n.° 163,Getxo, noviembre,2*quincena, 1992,
4 Revista de cuya dirección formaba parte Arturo Campión, editada íntegramente en euskera.
5 Más adelante fundador y director, junto a Pello Irujo Olio, de Tierra Vasca, publicación de Acción
Nacionalista Vasca, partido del que fue activo teórico.gestiones que con más agrado no exenlo de
cierto humor recordaría siempre Amezaga sería la celebración del matrimonio civil de su amigo
José Antonio con MariZabalaen 1933.
La designación de Amezaga como Juez de Paz fue hecha por libre elección del vecindario según se
había ordenado, con carácter general, para las poblaciones no cabezas de partido judicial y con
menos de 12.000 habitantes en virtud del decreto de 8 de mayo de ¡931 del Gobierno provisional
de ¡a República. (...) Un juez municipal es un depositario de todas las cosas que las buenas
gentes desearían no fueran conocidas a nadie: las rencillas entre vecinos, los desórdenes y agre-
siones de pequeña importancia, de todo cuanto parece mínimo, pero en resumen es lo que puede
hacer desmerecer en el concepto de ¡as gentes. Evidentemente, Vicente Amezaga había merecido
la confianza del vecindario de Getxo como hombre prudente, reservado, responsable, de
confianza*.
Entre 1920 y 1936 se forma abundantemente en las materias que van a ser el eje de su vida
intelectual desde el inicio de la Guerra Civil hasta su muerte, muy lejos de su Algorta natal.
Durante éstos sus únicos años de relativo sosiego espiritual y comodidad material, Vicente
aprende a dominar ocho lenguas 9 y adquiere una formación muy completa en historia y cultura
vascas, de lo cual son sobrado testigo sus innumerables conferencias 10, artículos periodísticos11,
traducciones y sus diez libros, cinco de los cuales han sido publicados12. En 1933 conjuga el ejer
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
12 Tres de sus obras, cuidadosamente compiladas y organizadas por ÜLI esposa, Mercedes
Iribarren, están publicadas en Vicente de Amezaga, Obras Completas, 3 vols.. La Gran
Enciclopedia Vasca, Bilbao, 1979. Estos tres volúmenes (en principio los tres primeros volúmenes
de una colección de doce) recogen tres de sus obras, El Hombre Vasco, Hombres de la Compañía
Guipuzcoana y El Elemento Vasco en el Siglo XYIH Venezolano, obras todas publicadas con
anterioridad. Además de estos títulos están publicados Jesús Muñoz Tebar, (junto a E. Pardo
Stolk), Fundación Eugenio Mendoza, Caracas, 1959 y fícente Antonio de ¡caza, Comándame de
Cursarios, Ediciones del Cuarricentenario de Caracas, Caracas, 1966. Completan estas obras de
carácter histórico un diccionario de modismos y las obras de carácter poético. Santiago Onaindia
recoge en su obra Milla EuskalOlerlti Eder (1954) una pequeña muestra de la obra poética en
euskera de Amezaga, uno de los pocos vestigios de la poesía del autor anterior a 1937.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
cicio de la abogacía con la enseñanza impartiendo clases como profesor de Historia y Literatura en
el Instituto de Segunda Enseñanza de Oetxo. En 1935 es propuesto por Resurrección M." de Azcue
para una beca de investigación lingüistica en Alemania, no obstante, sus obligaciones en Algorta
truncan este proyecto. Ese mismo año organiza junto a otros euskalzales de Getxo el Euskararen
Egtina al que invitan al bertsolari Pedro de Enbeita, quizá una de sus últimas intervenciones
públicas fuera en un Día del Euskera que el que os habla, junto con otros queridos amigos y
entusiastas euskaltzales, organizamos en nuestro pueblo natal de Getxo el año anterior al
estallido de la guerra. Tengo bien presente mi visita a Mu~ ika, aquella casa donde se albergaba
gracias a la generosidad vascoargentina el bardo de Euzkadi. En una verde loma, no lejos de ¡a
carretera de Muxika a Zugaztieta se alza el caserío. A sus puertas fuimos recibidos por Enbeita
con el grave cariño que le era habitual. Mientras paladeábamos el sabroso txakoli con que
señorialmente nos obsequió, conversamos largamente con Kepa a quien sus hijos rodeaban y le
expusimos nuestra pretensión de que concurriera al festival proyectado. Prometió, en gracia a!
objeto de la fiesta y a nuestra amistad, concurrir con sus hijos Sabin y Salendin que seguían ya
airosamente las huellas de su padre y que cantarían en el certamen; él, por su parte, improvisaría
un par de coplas. Mas no podría; bien quisiera, pero no podría. Y nos confesó con amargura su
tragedia sobre ¡a que pueden reflexionar los aficionados a estudiar los misteriosos nexos que
entre lo físico y lo espiritual existen: al quebrársele la voz en la garganta nos decía,
simultáneamente, el etorri, la inspiración quedaba cortada en su cerebro. Tuve entonces la mala
ocurrencia de decirle que podía preparar unas cuantas estrofas, tomárselas de memoria y
recitarlas en el festival. "¿Preparar, escribir? me dijo. Vna sola vez lo he intentado, para el
Congreso de Estudios Vascos de Vitoria, en mi empeño de hacerlo mejor. ¡En mala hora! Se me
armó tal confusión en la cabeza que no sé cómo pude salir del paso. No: lo mío tiene que ser lo
del momento; sin preparar. En los temas claro que pienso y mucho; pero la forma de decir, el
verso, eso tiene que ser lo que me sale en el momenton.
Tras el estallido de la guerra, es nombrado Director General de Primera Enseñanza del Gobierno
de Euskadi en virtud de la orden expedida por Jesús M." Leizaola, por entonces Consejero de
Justicia y Cultura, el 12 de noviembre de 1936 14. Sobre este aspecto de su vida comentará
muchos años después, con motivo de la publicación de los tres primeros tomos de sus obras
completas, el ya Lehendakari Leizaola que Amezaga ocupó inicialmente el cargo de Director
General de Primera Enseñanza precisamente por aquel interés demostrado en el
13 Vicente Amezaga Aresti, £f Honiíire Vasca, Ekin, Buenos Aires, 1967, pp. 272273.
14 Diario Oficial de] País Vasco n." 13/36 de noviembre, 1936, p. 284.cultivo del euskera. He de
adarar continúa Leizaola cuan otra era la preocupación esencial a la que hubo de dar frente en el
ejercicio del mismo: tenía entonces importancia superior aún a la puramente cultural y nos era
común a ambos, hallándose en primerisimo plano en aquellos días. (...) En las semanas preceden-
tes al nombramiento, la aviación alemana, en auxilio de ¡a sublevación franquista, había
procedido a unos bombardeos sobre Bilbao y Las Arenas^; en los bombardeos indiscriminados,
como fueron los mencionados, murieron 96 personas, entre las cuales 18 mujeres y niños.
Amezaga, en el ejercicio de su cargo de Director General dé Primera Enseñanza, tuvo, como yo
mismo, una primordial preocupación: que las escuelas y los niños en edad escolar no cayesen
bajo las bombas de la aviación enemiga. Puedo asegurar que el autor de las páginas que seguirán
(Vicente Amezaga) recorrió Vizcaya entera en busca de posibles lugares de asilo para la población
infantil y para sus educadores. Como también estimuló y eligió lugares cuyos alcaldes vivieran
con esta primera y fundamental preocupación. En ninguna de sus elecciones erró y si hubo, luego,
niños victimas de la aviación, nunca fueron en locales o grupos escolares. (...) Cuando hice su
nombramiento, sin que por su parte hubiera mediado solicitud alguna, se me presentó en el
despacho en una forma sorprendente por su discreción muy marcada. No era retraimiento; su
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
miopía le daba un porte particular y propio de la inseguridad o prudencia con que hacen sus
movimientos quienes tienen dificultades en la visión. Lo que yo sabía de él, aparte del amor y
cultivo de la lengua vasca, sobre todo en poesía, era su titulo de abogado y su condición de juez
municipal de Getxo}6.
Escasos dias más tarde de este su nombramiento, el 4 de diciembre, cursa la orden para la
creación de la primera ikastola al amparo del Estatuto del treinta y seis. De hecho, la orden de
creación de la Ikastola de Plencia corre paralela a la orden por la cual se facultaba a Vicente
Amezaga para todo lo relativo a la creación y agregación de escuelas, asi como para el
nombramiento de los maestros que han de regentar las mismas 17. En virtud de esta polestad se
crea la Ikaslola San José de Plencia, la cual será regentada, con carácter inierino y, de acuerdo
con el ayuntamiento de la localidad, por Alejandro Rui? Ibáñez, Félix Dorronsoro
1 s Cuenia Mercedes («barren Goroslegi, esposa de Amezaga, (aún con vivido sobrecogimiento
cuando habían transcurrido 34 años de aquello) el terror que producían los mensajes radiados de
Queipo de Llano hablando de los "bombones" que gustaba regalar a los vascos asi como que iban
a hacer las tropas con las mujeres y "socerdotes" vascos que cayesen en sus manos. Fuente,
grabaciones magnetofónicas realizadas por Mercedes Iribarren durante los años 1969 y 1970.
16 Carta mecanografiada de Jesús M.1 de Leizaola a Arantzazu Amezaga Iribarren incluyendo un
primer borrador para la presentación de las obras completas de Vicente Amezaga. Fechada en
París, a 15 de febrero de 1979.
17 Diario Oficial del Pais Vasco n." 59/36 de diciembre, 1936, p. 469.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Urdampilleta e Isabel Larrakoetxea Gallaga, todos ellos maestros de primera enseñanza. Esta
primera ikastola oficial del treinta y seis quedaba sujeta al Gobierno de Euskadi y a cargo del
presupuesto del Departamento de Justicia y Cultura del mismo gobierno. Paralelamente a la
fundación de las ikastolas, emprende Vicente la labor de traducción de libros de texto al euskera y
la creación de las primeras escuelas para la formación del profesorado. Se consumaba asi, en
plena guerra y con el frente en retroceso a no más de 48 Kms de Bilbao, su gran SLíño, el inicio,
aunque fugaz, de la recuperación del euskera. La guerra truncaría, en efecto, los esfuerzos del
Gobierno de Euskadi y la Ikastola de Plencia, como todas las demás, sería clausurada.
Ante la inminente caída de Bilbao, Amezaga hubo de afrontar la tarea de desmantelar estas
ikastolas y proceder a la evacuación de los niños que, o bien habían perdido todo contacto con sus
familias, o bien eran familiares de personas perseguidas que tomaban el camino del exilio o
estaban en prisión. La evacuación de estos niños exigía asimismo la apertura de rutas por mar
fundamentalmente hacia Inglaterra, Francia o la URSS y la paralela organización de colonias
donde estos niños serian acogidos. El personal docente de las colonias era voluntario en su
totalidad, el alistamiento del mismo se realizaba a través del Departamento de Cultura, el cual,
mediante notas que se hacían públicas en la prensa, invitaba a que "las maestras que aspiren a
marchar al extranjero y deseen ir como agregadas a las colonias de niños deben pasar a la mayor
brevedad por las oficinas de cultura ¡báñez de Bilbao, 22, afín de llenar la hoja correspondiente ".
Tras la inscripción, el nombramiento lo realizaba el Departamento de Justicia y Cultura, con
¡afirma del Director de Primera Enseñanza, Vicente Amezaga. En dicha notificación se especificaba
el colectivo de niños asignado a cada maestro^*. Tal como cuenta Mercedes Iribarren, esposa de
Amezaga, el alistamiento de tos niños era asimismo voluntario y el envió de éstos a la URSS
requería un permiso especial expedido por los padres o el tutor de los niños.
La toma de Bilbao descarga sobre Amezaga la pena de muerte y la orden de embargo de todos
sus bienes por ser uno de los causantes de la ruina de Vizcaya. Estaba Vicente el sexto en la lista
de los enemigos de Vizcaya condenados a muerte, de modo que la misma noche de emprender el
exilio, concretamente a las tres de la mañana del 14 de junio de 1937 y sin más testigos que el
sacristán y un joven monaguillo, contrae matrimonio con Mercedes Iribarren Gorostegi, hija
menor del industrial guipuzcoano radicado en Las Arenas, Inocencio Iribarren Egaña (18641943),
en la iglesia parroquial de Las Arenas19.
IB
Arantxa Beli Saez, "El exilio vasco: educaciónuniversidad", en La Cultura del Exilio Vasco, 2
vol., J.A. Ascunce, Donostia, 1994, vol. 2, p. 211.
19 El 18 de mayo anterior habían contraído matrimonio por lo civil.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Como Director General de Primera Enseñanza se le encarga la dirección de la colonia de los 500
niños vascos de Donibane Garazi por lo que ha de emprender camino de Santander esa misma
noche. Habiendo dejado a salvo a su mujer junto a Juliana, hermana de esta última, en algún
lugar del camino entre Bilbao y Santander, regresa a Bilbao para ponerse en contacto con
Leizaola. En aquel momento caían sobre la capital vizcaína los últimos morteros antes de la
entrada de las tropas fascistas en la ciudad. Cuenta su hija, Arantzazu Amezaga, cómo urgia
Amezaga a Leizaola a abandonar la sede del Gobierno de Euskadi en el Hotel Garitón mientras
estallaban las bombas a su alrededor sin que éste último demostrara la más mínima agitación.
Abandonando finalmente Bilbao y atravesando el área ocupada por las tropas italianas entre la
capital y Getxo, se despide allí de su madre a quien nunca más volvería a ver. Quedaba así María
Arestí, a la edad de 75 años, viuda y sola, en su casa natal de Iturrieta. Años después sabría su
hijo que María Aresti fue condenada a beber aceite de ricino, rasurada y obligada a abandonar su
casa y bienes por orden de la Comisión Central Administradora de Bienes Incautados 20; su delito,
ser madre de tres hijos exilados. A merced de todo, una familia amiga de Getxo la acogió en su
hogar y le brindó la oportunidad de rehacer su vida.
Ya en Santander la primera ocupación de Amezaga era buscar un lugar para albergar a los 500
niños. Tras muchos atropellos logró instalar a aquellos niños, enfermeras, y demás personal que
llegaban un día más tarde en tren desde Bilbao, en el Hotel Real de Santander, sobre la misma
línea de playa. De este modo embarca Amezaga unos días más tarde, el 22 de junio, hacía
Donibane Lohitzune a bordo del Plus Varmet21 uno de los pocos buques que haciendo caso omiso
de la orden de Churchill de respetar el bloqueo de la costa vascocantábrica y, expo niéndose al
posible ataque de los cruceros Almirante Cervera y Canarias o del acorazado España, rompe el
cerco y conduce a estos refugiados a su primer exilio hasta las costas de Iparralde.
21Si bien Mercedes Iribarren menciona el carbonero Plus Varmelen la grabación de sus memorias,
en el pasaporte del Gobierno de Euskadi de Amezaga se lee la siguiente inscripción, autorizado
para embarcara /el vapor "Poubozlancce" acom/panando a la colonia injonlil /de Euzkadi
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A la salida del puerlo el Almirante Cervera les corta ei paso haciendo subir al capitán a bordo con
el fin de comprobar la lista de pasajeros. Amezaga, Barandiaran y Gárate, según el relato de
Mercedes Iribarren, los únicos varones del grupo, hubieron de ocultarse en la bodega del
carbonero. El 24 de junio llegaban a Donibane Lohitzune desde donde tomaron el ferrocarril a
Donibane Garazi llegando a la capital de la Baja Navarra ese mismo día por la noche.
La colonia de Donibane Garazi, una de las mayores, ofrece un ejemplo de la concepción de dichos
campamentos. Situada en La Citadelle, la antigua fortaleza de la ciudad, el primer cometido era
habilitar las instalaciones para lo cual se organizó un enlace con el Comité ProAyuda; por su parte,
el gobierno francés otorgó una ayuda que ascendía a cinco francos por cabeza y día, lo cual
escasamente cubría las necesidades mínimas 23. Siendo Vicente Amezaga director de la misma, su
hermano mayor, Manuel, se ocupaba de la administración general. Un grupo de tres capellanes se
hacia cargo de la celebración de las misas al tiempo que impartían clases de religión. Entre los
sacerdotes de esta colonia de Donibane se encontraban el padre Juan Gorostiaga, Fortunato
Unzueta, párroco de Begoña, el padre Laborda y José Miguel de Barandiaran. Completaba el
equipo un médico, 25 maestras, una cocinera, 2 enfermeras y diversos ayudantes. Organizados
los niños por edades las jornadas transcurrían según el modelo de un colegio de primera
enseñanza. Con el fin de la Guerra Civil, el inicio de la Segunda Guerra Mundial y la subsiguiente
ocupación alemana, muchas de las colonias hubieron de ser evacuadas. Por otro lado ya para
estas fechas muchos de los niños empezaban a reencontrarse con sus familias. Concretamente la
colonia de Donibane se clausuraba en febrero de 1939. Estando Amezaga al cargo de la colonia de
Donibane recibió
12 Arantxa Beti Saez, "El exilio vasco: educaciónuniversidatí", en La Cultura del Exilio Vasco, 2
vol,, J.A. Ascunce, Donostia, 1994. Vol.2, pg. 212.
J3 El Frente Popular de León Blum impulsó asimismo la formación del Comité il'Accueil aux Enfanls
d 'Espagne. En Inglaterra y dirigido por Leah Manning se creó el Basque Children Com/nitiee.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En diciembre 1937 se dirige a Barcelona reclamado por el Gobierno de Euskadi 24, donde es
nombrado inspector de las colonias de niños vascos, siendo consejero de Cultura y Justicia, Jesús
M." Leizaola. Durante cuatro meses se encarga de la organización de la evacuación de los niños
vascos refugiados en Cataluña. Finalizada la tarea, cruza la frontera en el coche de Aguirre rumbo
a París donde iba a residir desde abril de 1938 a principios de 1940. Allí nacía su primera hija,
Mirentxu, el 7 de mayo de 1938, al mes escaso de llegar a la ciudad de la luz.
La Delegación del Gobierno de Euskadi en el exilio de París había sido instalada por Juan
Ajuriaguerra, presidente del Bizkai Buru Batzar del PNV en 1936, en un edificio que se compró con
el dinero de los vascos de América. El ejercicio de esta tarea le obliga a realizar visitas
intermitentes a Gran Bretaña donde existen diversas colonias entre ellas las de Liverpool, Cardiffo
la de la isla de Wight, de considerables dimensiones. Desde agosto a septiembre de 1938 trabaja
en la oficina central de la embajada de la república española en Londres organizando los envíos de
ropa, medicamentos y demás necesidades primarías para los niños así como las clases de euskera
y el envío del material mínimo para poderlas llevar a cabo. Durante sus dos años de estancia en
París se le encarga asimismo la tarea de organizar una biblioteca para la delegación vasca. Nacía
Begoña, su segunda hija, el 2 de septiembre de 1939, día de la declaración de guerra. Recordaba
Mercedes Iribarren que tanto ella como la recién nacida hubieron de colocarse sendas máscaras
de gas. El inminente advenimiento de las tropas alemanas obligó a los delegados del gobierno a
abandonar París por lo que Leizaola encarga a Amezaga establecer una nueva sede para el
Gobierno de Euskadi en Burdeos. En esta ciudad ven llegar las primeras tropas alemanas por lo
que han de retroceder de nuevo hasta Baiona.
Ya había comenzado meses antes a correr la voz de que la mejor salida era tomar el camino del
exilio a América. Con los alemanes ocupando Iparralde y sin conocimiento cierto sobre su destino,
el matrimonio decide dejar a sus dos hijas a cargo de la familia de Mercedes y encaminarse
rumbo a Marsella donde finalmente embarcarán en el Alsina partiendo el 15 de enero de 1941
rumbo a América. No volverán a ver a su hija Mirentxu hasta cumplidos 9 años. Nunca, hasta
unos días antes de morir, volvería Amezaga a ver a su hija Begoña.
Fueron muchos los personajes de la vida política nacionalista y republicana los que tomaron este
barco, Niceto Alcalá Zamora, Telesforo Monzón, Luis Bilbao, Julio Jauregi, José L. Irisarri, Lucio
Aretxabaleta y Juan Olazabal, entre muchos otros. Como habian hecho antes, Amezaga y Monzón
organizan clases de euske
ra, religión y otras ocupaciones a fin de hacer más llevadera la monotonía del viaje y la
incertidumbre de su destino. Asimismo emprende Amezaga a bordo del Ahina la labor de elaborar
un diccionario de modismos, el cual completará con los años, recopilando varios miles de éstos,
posiblemente con la colaboración de Monzón y otros miembros del pasaje.
El 27 de enero entran en el puerto de Dakar (Senegal) donde el Gobierno de Vichy los mantiene
retenidos durante cuatro meses. Por otro lado, la situación se veia agravada por la orden británica
de no dejar atravesar el Atlántico a ningún buque con bandera de la Francia de Vichy. Quiso la
fortuna que el entonces jefe de policía de Dakar, Monsieur Uridababerri, fuese un vasco natural de
Miarritze lo cual les abrió algunas puertas; por otro lado la ayuda que llegaba de Buenos Aires
hizo posible que un viaje que originalmente pensaron de uno o dos meses y que se prolongaría
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
durante un año y medio, fuese viable. Tras la sublevación de la tripulación del Alsina debido a !a
situación de incertidumbre, las autoridades envían de regreso el buque hasta Casablanca
(Marruecos) a donde llegan el lOde junio de 1941.
En esta localidad las autoridades de Vichy dividen el pasaje del Alsina en tres grupos y son
enviados a los campos de concentración de las inmediaciones. El primero de los grupos es recluido
en el campo de SidielAyachi donde permanecerá el matrimonio Amezaga; el segundo en el campo
de Kashaba Tadia, permaneciendo el tercer grupo en el Alsina que partió de nuevo rumbo a Dakar
convertido en prisión flotante. La situación extrema de los exilados vascos llegó muy pronto a
conocimiento de los delegados del Gobierno de Euskadi en la Francia de Vichy, Jesús M.* Leizaola
y Heliodoro de la Torre. De este modo y, por mediación del Comité ProInmigración Vasca,
presidido por José Urbano Aguirre y al que tanto debieron estos hombres y mujeres del exilio", se
logró que el
25 losé Urbano Aguirre, presidente del Comité ProInmigración Vasca. Esle comité rué formado en
virtud del decreto del presidente de la República de Argentina, Sr. Ortiz Lizardi, facultando al
mismo para conceder ciudadanía y derecho de ingreso en la república a cualquier ciudadano vasco
que, con o sin documentación, ambara a las costas del Plata, Hay que hacer nolar que el
matrimonio AmezagaIribarren, como a muchos otros exilados se les había retirado la ciudadanía
española al entrar en vigor en febrero de 19391a Ley de Responsabilidad Politica, en virtud de la
cual las sanciones económicas podrían ir acompañadas de otras de distinto carácter, como por
ejemplo inhabilitación para ejercer determinados cargos y alejamiento de ¡os lugares de
residencia anterior, llegándose en derla casos de gravedad significada a la pérdida de la
nacionalidad de los que no merecen seguir siendo espolióles. Ley de Responsabilidad Política,
Heraldo de Aragón, 2821939 (En Fernando DíazPlaja, La Guerra de España en sus Documentos,
Plaza & Janes, Barcelona, 1975, p. 5% y ss.). De este modo tenían como único documento de
naturaleza el pasaporte del Cobiemo de Euskadi, el cual guardarán celosamente hasta el final de
su vida. La generosidad del decreto de Ortiz Lizardi (que seria inmediatamente emulado por Juan
José Amezaga en el Uruguay) deberla ser tenida en cuenta por el actual gobierno del estado al
marcar las lineas maestras de la política en materia de inmigración con los países de América,
pero es éste otro tema.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gobierno de Argentina acordara no expedir más visados de entrada a ciudadanos franceses (de
Vichy) si antes no se dejaba partir a las personas concentradas en Marruecos. La reacción del
Gobierno de Vichy me favorable y fueron todos trasladados a Casablanca.
Tras resolver infinidad de problemas, embarcó el grupo de vascos en el Quanza26 el 31 de octubre
de 1941 rumbo a las costas de Estados Unidos. A mitad de trayecto un submarino alemán
interceptó el barco e hizo pasar al mismo a M." Teresa Aguirre, hermana del Lehendakari, a quien
tras interrogar sobre el paradero de su hermano, devolvieron a bordo dejando al vapor seguir su
curso17. Llegaban a las islas Bermudas el 10 de noviembre de 1941. Desde allí se dirigieron a
Veracruz (México) a donde llegaban el 18 de noviembre de 1941. En diciembre de 1941 el Quanza
arribaba en La Habana. Allí toma el matrimonio el vapor Río de La Plata rumbo a Buenos Aires a
donde llegaron 46 de los 324 pasajeros del éxodo tras hacer escala en Barranquilla (Colombia), La
Guaira (Venezuela)18, Río de Janeiro (Brasil) y Bahia (Brasil), el 15de abril de 1942.
1942 y 1943 son años de incansable actividad. Pareciera que el prolongado letargo oceánico
hubiese desatado en él un casi titánico anhelo de vivir, de emprender la lucha por la
reconstrucción de su vida y la de la cultura vasca en el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
exilio. A los ocho días de atracar en Buenos Aires se encuentra trabajando como contable en una
empresa alpargatera lo cual le iba a permitir un cierto respiro económico. Antes de los dos
primeros meses de estancia en la capital argentina está inmerso en la creación del Instituto
Americano de Estudios Vascos del cual es cofundador, proyecto del que había tenido noticia
durante el largo viaje desde Marsella. Durante los meses de mayo a diciembre emprende el que
seria un extenso ciclo de conferencias que iba a recopilar más tarde en una de sus obras más
representativas, El Hombre Vasco, que vería la luz en 1967. Sobre el ciclo de conferencias
celebrado a petición de Ramón M. a Aldasoro30 en el Euzko Txokoa y organizados por Acción Vasca
reseñaría el comentarista de Euzko Deya, el sábado 24 y domingo 25 del pasado mes, numerosa
y distinguida concurrencia asistió a los respectivos locales de Acción Vasca y de Euzko Txokoa
para escuchar las conf rendas pronunciadas por el Dr. Vicente de Amezaga respecto a la fecha
histórica del 25 de octubre de 1839 y a la ley que en ese día dictó el Parlamento de Madrid que
supone para los vascos una afrenta imborrable y un inicuo despojo de su legitimo patrimonio de
libertad. Habló estudiando el hecho triste del fracaso de la unidad política vasca en la historia,
describe la guerra heroica de los vascos durante los años que median entre 1833 y 1839. Seis
largos años de lucha sangrienta para salvar los fueros y el desengaño al olvidar la promesa de
Bergara. La disertación llega a su término con un cálido canto a la libertad vasca y con un
recuerdo en el que palpita la más honda emoción. Una ovación cerrada, unánime y prolongada
premió la brillante conferencia del Dr. Amezaga, magnifica en verdad, bella, conceptuosa y llena
de savia, genuinamente nuestra, la misma que corrió por el tronco del viejo roble y ahora de
fronda de esperanza al que se eleva en Euzkadiy a cuya sombra soñamos volver^. En dichas
charlas trata Amezaga en profundidad la problemática del euskera desde muy diversas
perspectivas, política, administrativa, lingüistica, normativa, históricocultural, y divulgativa.
El año 1943 había comenzado bendecido con el nacimiento en enero de su tercera hija, Arantzazu.
A mediados de año, el 20 de julio de 1943, el proyecto de fundar un Instituto Americano de
Estudios Vascos según el modelo de Eusko Ikaskuntzade 1918, es ya un hecho. En Buenos Aires,
concretamente en la casa de uno de los socios fundadores, Enrique Gandía, un grupo de
argentinos de ascendencia vasca y de vascos residentes en quienes alienta la conciencia y el
pundonor de la estirpe patente en el misterio del apellido le dieron vida por el sencillo
procedimiento de estampar sus nombres en la primera página del que sería su libro de actas 12.
Firmaron junto a Vicente Amezaga otras veintidós personalidades del mundo de la cultura y la
lengua vascas, entre otros, Justo Garate, Andrés Irujo, Isaac López Mendizabal, Pedro Basaldua o
monseñor Nicolás Esandi, obispo de Viedma. El espíritu que guiaba este proyecto era, tal como
refiere el artículo segundo de los estatutos adoptados en la segunda sesión, el 19 de agosto
siguiente, unir a los amantes del País Vasco, especializados en algún aspecto de su prehistoria,
historia, antropología, folklore, lengua, literatura, derecho, economía, arte y demos ciencias, e
intensificar estos esludios, profundizando en ellos y divulgándolos.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Se encomendó a Amezaga junto a otros la labor de contactar con las personalidades políticas y la
prensa uruguayas e impulsar, meses antes de la celebración de la Semana Vasca y como preludio
a la misma, todo un ciclo de artículos en
32 Boletín de! Instituto Americano de estudios Vascos, Año I, n." 1, Buenos Aires, abriljunio,
1950,p. 2.
33Se comentó siempre en el Euskal Erria de Montevideo que fue durante la celebración de esta
Semana Vasca cuando, por vez piimera en América, se exhibía la ikurriña en un desfile y ante
público congregado con tal motivo.
34 Hijo de emigrantes navarros y casado con la también hija de emigrantes vascos, Luisa
Iribarrcn.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
torno a la naturaleza, historia y vida, de los vascos en América, por aquel entonces ciertamente
poco conocida. Resultó la primera de las tareas más fácil de lo que aparentemente pareciera. Era
por aquel entonces presidente de la República del Uruguay, Juan José Amezaga, oriundo de
emigrantes vascos de su Getxo natal y al cual unían lazos de sangre de dos generaciones atrás.
Un primer encuentro entre ambos seria suficiente para captar el apoyo institucional del gobierno a
la semana de los vascos. Tampoco resultaría difícil establecer vínculos con la prensa del país, El
Piala, El Día, El País, La Mañana y otros en los que más tarde escribiría Amezaga un gran número
de artículos35.
Se señaló el día 30 de octubre de 1943, evocación de la abolición foral, como fecha idónea para la
celebración de la sesión inaugural de los actos que iban a tener lugar en la capital uruguaya
durante las dos semanas siguientes. Una vez finalizadas las celebraciones, el articulista de El
Plata lo describiría asi: la Semana Cultural Vasca de Montevideo tuvo como preámbulo una
conferencia del Dr. Vicente Amezaga celebrada en el paraninfo de la Universidad el día 15 de
octubre en la que diseñó sobre ia figura del poeta popular vasco Pedro de Enbeita del que cantó
algunos versos. Hizo resaltar cómo Enbeita. al mismo tiempo que un inspirado artista, fue uno de
los más eficaces portavoces del movimiento nacional vasco. Asistió numeroso público así como al
coktaii danzante que el día 17 se dio en los salones del Parque Hotel. Después de estos dos actos
preparatorios y de una serie de charlas por radio, diariamente realizadas y en las que tomaron
parte los doctores vascos Aldasoro y Amezaga y los uruguayos Gorriti, Zorrilla de San Martín,
Mochó y Zubillaga; señores ¡guain y Telleixea y señoras María Ana Bide
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
garay de Jansen^, Iribarne de Batllé Berres, Dra. Cáceresy el Ingeniero Carménala, entramos en
la semana bastante arbitrariamente así denominada, pues que dio comienzo el día 30 de octubre
para ser clausurada el i 3 de noviembre.
Día 30 de octubre. Este día comenzaron ¡os actos con la apertura de la exposición de arte vasco
en los salones del Museo de Bellas artes a las ¡8:30. Asistió al acto inaugural el presidente de la
República Dr. Juan José Amezaga, así como el presidente de la Alta Corte de Justicia, que lo es
también de la Comisión de Honor de la Semana Vasca, Dr. Julio Guaní y otras distinguidas
personalidades uruguayas.
El presidente de Comisión de Caballeros, Sr. Julio Garra, leyó unas cuartillas alusivas, haciéndolo
igualmente la presidenta de la Comisión de Damas, Sra. María Ana Bidegaruy de Jansen. Cerró los
discursos elocuentemente el Dr. Almeida Pintos, Director General de Instrucción Pública que
llevaba la representación del ministro Sr. Folie Joanicó que se vio imposibilitado de asistir.
Por ¡a noche en el Servicio Oficial de Difusión RadioEléctrica (S.O.D.R.E.), a las 21:45 tuvo lugar
la velada en honor del presidente Amezaga, de ascendencia vasca como su apellido lo declara. El
Sr. presídeme asistió a la función desde su comienzo hasta la terminación, ya de madrugada,
dando constantes señales de aprobación y repitiéndose algunos números ante el agrado de que
dio muestras. El delegado vasco, Sr. Aldasoro, ministro del Gobierno del Dr. Aguirre, aparecía
sentado a la derecha del Dr. Amezaga en el palco presidencial en e¡ite se hallaba también el
presidente de la Alta Corte de Justicia don Julio Guaní, el Ministro de Interior Carbajal Victorica, el
de Instrucción Pública Folie Joanicó y varios otros destacados miembros del Gobierno.
El teatro parecía completamente lleno de espectadores que aplaudieron con fervor los cantos y
danzas populares de las distintas regiones de Euzkadi que fueron interpretados por los artistas
que en número de alrededor de 220 son, en su inmensa mayoría, refugiados políticos.
Previamente al espectáculo folklórico hubo en el mismo teatro dos conferencias. La una del
ingeniero Urbano de Aguirre, presidente del Comité Pro¡nmigmción Vasca de la Argentina y
destacada figura política de aquel país. La otra disertación corrió a cargo del máximo orador
uruguayo Dr. ¡ruretagoyena. Ambos, como se ve por sus apellidos, descendientes de vascos,
abundaron en hermosos conceptos sobre la raza de sus antepasados y fueron muy aplaudidos. La
hermosa conferencia del Dr, ¡ruretagoyena apareció íntegra en el diario vespertino El Plata del día
2 del corriente.
36 María Ana Bldegaray de Jansen ¡ba a ser, en el transcurrir de los años, madrina de su quinto
hijo, Xabier, junto al padre Goikoelíea, confesor del presidenta Orí¡z Lizardi y promotor de la crea-
ción del Comité ProAyuda.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Día 31 de octubre. El domingo, día 31, se iniciaron los actos con una mina solemne celebrada en
¡a catedral y en la que oficiaron los sacerdotes vascos padres Aguirrezabal, Ariztimuño y
Goikoetxea, refugiados también. El magnifico coro Lagun Onak interpretó la parte musical. A la
salida de la misa, ¡os concurrentes, precedidos de los alegres íxistularis y de un grupo de jóvenes
que marchaba danzando por las calles de la ciudad (espectáculo nunca visto aquí y presenciado
por el pueblo con una total simpatía), se dirigieron a la Plaza de la Independencia donde tuvo
lugar el homenaje a los Artigas, Los coros unas ciento cincuenta voces— acompañados de la
banda municipal de Montevideo, interpretaron los himnos uruguayo y vasco. A continuación el Dr,
Gorriti hizo resaltar en breves y elocuentes palabras la significación del acto que fue presidido por
el intendente municipal, Ingeniero Juan Fabini.
Por la tarde de este día se repitió en el S.O.D.R.E. el mismo espectáculo folklórico vasco de la
noche anterior, asistiendo entre otras personalidades el intendente municipal. Ingeniero Fabini.
Día I de noviembre. Este día, a las once de la mañana, tuvo lugar un acto de homenaje a Bruno
Mauricio de Zabala, el gran vasco fundador de Montevideo. Hicieron uso de la palabra la Dra.
Amesíoyde Mochó, elDr. fócente Amezaga y el Sr, Rémulo Bollo que llevaba la representación del
intendente municipal que no pudo asistir. Después de los discursos que fueron muy aplaudidos, se
hicieron en ¡a misma plaza de Zabala unas demostraciones de danzas vascas que el público
presenció muy complacido.
Por la tarde en el S.O.D.R.E. y con un lleno completo, el coro vasco Lagun Onak dio un concierto
de música sacra interpretando la Misa en La Bemol de Schubert. La audición constituyó un
verdadero éxito por su espléndida ejecución.
Día 3 de noviembre. En el salón de Bellas Arles, donde se muestra ¡a exposi ción de pintura vasca
contemporánea, se inició, el día 3, el ciclo de conferencias con una del Dr. fócente Amezaga que
disertó sobre el tema Gernika y las libertades vascas. Fue un estudio de las libertades
individuales, económicosociales, religiosas y políticas ¡alea como se desprenden de los códigos
vascos y de diversos hechos históricos. Al final, destacó el conferenciante que hacia pocos días se
habían cumplido ¡04 años de que un golpe traidor y mortal había sido aplicado a esas libertades
que, abrigamos ¡afirme esperanza dijo el orador como las más puras y antiguas del mundo serán
restablecidas cuando, con el próximo triunfó de las democracias, se instaure en la tierra un
régimen de justicia y libertad. La sala estaba repleta de público que mostró, con sus reiterados
aplausos, su identificación con el conferenciante.
Día 4 de noviembre. A las 18:30, el doctor uruguayo Pedro de Zubiílaga disertó en el mismo lugar
sobre el significado de la Semana Cultural Vasca. Recogió varios de ¡os conceptos vertidos el día
anterior por el Dr. Amezaga, sobre todo, el
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Dr. Yeregi, el catedrático de derecho constitucional Dr. Jiménez deAretxaga, literatos Srs. Sabat
Ercasti, Oribe, Zorrilla de San Martin, etc., en Usía que seria interminable.
Para concluir hemos de hacer notar que entre las personalidades asistentes a los actos, lo mismo
que en las pertenecientes a ¡as distintas comisiones, había personas de todos los partidos
políticos uruguayos sin distinción. A consignar la adhesión que el partido herrerista, reunido en
convención, decidió prestar a ¡a Semana.
Constituyó ésta, en suma, una honda vibración y una espléndida manifestación del espíritu vasco
que florece con un vigor renovado de su viejo ¡ronco. Floración que es seguro anuncio de frutos
sazonados de cultura y libertad que con alegría y confianza esperamos.
Pero 1943 daría mucho más de sí. Tras una serie de contactos a raíz de la Semana Vasca con el
rector de la facultad de humanidades de la Universidad de Montevideo y catedrático de derecho
constitucional de la misma, Dr. Jiménez de Aretxaga, ambos acuerdan la creación de una cátedra
de Cultura Vasca en ia facultad de humanidades y ciencias de la Universidad de Montevideo. Era
ésta la primera experiencia de este tipo que se realizaba en América y, muy posiblemente, la
primera cátedra universitaria de estudios vascos posterior a 1936. Las clases, que se prolongaban
anualmente durante todo el invierno austral, darían comienzo el día quince de abril, con un
estudio del poema Euskaidunak de Orixe, ella la obra de Orixefue el tema de mi primer curso en
la cátedra de Cultura Vasca de la Facultad de Humanidades de Montevideo, por encargo de la cual
y con la inapreciable ayuda, en algunas dificultades, del propio Orixe, cuyas notas de puño y letra
conservo como precioso recuerdo, traduje el poema Euskaidunak íntegra y totalmente^.
Lamentablemente esta traducción de indudable valor lingüístico y literario permanece inédita.
Paralelamente organiza Amezaga con la colaboración de José Claudio William, director de estudios
del Instituto de Estudios Superiores de Montevideo, un Curso de Lengua y Literatura Vascas desde
entonces adscrito a dicha institución. Ambas responsabilidades quedarían a cargo de Amezaga a
todo lo largo de su exiliouruguayo.de 1943 a 1955. La paralela formación de la Academia de las
Letras de Uruguay este mismo año y la creación a principios de 1944 de la Comisión de Arte y
Cultura en el Euskal Erria de la que sería Amezaga precursor junto a Gortari, primer presidente de
la misma, abrió las puertas a un proluso diálogo intelectual entre las culturas vasca y americana.
Se cumplía así uno de los
W "Nicolás Ormaetxea, Orixe" en Vicente Amezaga Aresti, El Hombre Vasco, Ekin, Buenos Aires,
1967, p. 304.
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sueños en la vida de Amezaga que desde la Delegación de Cultura del Gobierno de Euskadi habia
impulsado la presencia del euskera en los primeros años de la enseñanza, veía ahora el euskera
en la universidad, era definitivamente ésta a los ojos del mundo una lengua que estaba, al otro
lado del océano, conquistando el respeto que se merece entre todas las demás, respeto que le era
y le seguirá siendo negado a su pueblo y en su tierra.
1943 constituye asimismo el año de la traducción en la vida de Amezaga. La tra ducción del
anónimo del siglo XVI castellano No me mueve mi Dios para quererte, inicia la lista de los cerca
de cincuenta trabajos que abordará hasta su muerte.
1944 se abría con todo un nuevo ciclo de actividades. El 13 de mayo se inauguraba en Montevideo
la Plaza Gernika en conmemoración de los muertos en aquella acción y como reconocimiento de
las autoridades de la República del Uruguay a los recién llegados exilados vascos. Acudieron al
acto el alcalde de Montevideo, Juan Fabianí junto a otras autoridades políticas del país, además de
diversos representantes de los cuerpos diplomáticos de Bélgica, Checoslovaquia, México, Polonia y
Venezuela. Resultó ser un acontecimiento de gran trascendencia en la vida política del país. El
discurso de inauguración corrió a cargo de Amezaga, nuestro agradecimiento manifestaba el autor
se extiende, amplio y profundo, a los representantes de los países aquí congregados que,
amantes de ia libertad, que, como nosotros, ven en Gernika uno de sus más antiguos y auténticos
símbolos. Recordaba yo, en estos momentos aquellos actos sencillos pero preñados de hondo
afecto y emoción cordial en medio de los cuales se dio el nombre de Montevideo a una de las
cal/es de la capital de Bizkaia. No han pasado aún muchos años y he aquí que ia Intendencia de
Montevideo y la Junta Departamental, haciendo realidad un acuerdo que halló inmediatamente
resonancia en todas las demás juntas departamentales de la República, consagra al recuerdo de
Gernika la plaza que hoy inauguramos. Y tiene esta inauguración un hondo significado. (...) El
siglo pasado vio el ocaso de nuestras libertades. La violencia y la perfidia se confabularon y ¡as
asambleas soberanas de Gernika dejaron de legislar. Y, tras una parcial recuperación de nuestra
independencia iniciada en la misma Gernika el 7 de octubre de 1936, la tiranía que ha convertido
al mundo en una charca impura de sangre, sudor y lágrimas se abatió feroz sobre nuestra villa
santa haciéndola cabeza de la tremenda lista que continuaron Coventry, Lydice... tantas ciudades
mártires. Porque era terriblemente fatal que la cuna de tas libertades sufriera las primicias de la
tiranía. Y henos aquí, amigos del Uruguay, peregrinos por los caminos del mundo, hambrientos de
justicia, sedientos de libertad. Vuestra presencia en este acto demuestra que conocéis y
comprendéis nuestra tragedia. Vuestras caras amigas nos dicen muy bien lo mucho que podemos
esperar de vosotros en el camino hacia nuestra libertad. Esperamos mucho de vosotros, amigos
del Uruguay. De vosotros que amáis toda causa justa y sois paladines natos de toda empresa
noble. Amigos del Uruguay,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
porque amáis ¡ajusticia, sabéis muy bien que cuando a ella, en el más pequeño de sus miembros
se ¡a hiere, lodo su cuerpo queda vulnerado. Porque amáis la justicia habéis comprendido muy
bien que, si al pueblo vasco, cuna de libertades, modelo de ciudadanía, espejo de democracias,
sólo por su pequenez le fuera mezquineado ese pan de la justicia y de la libertad que desde hace
un siglo viene hambreando, se habrían perdido miserablemente para la causa de la libertad y la
justicia y la democracia en todo el mundo esos torrentes de sangre generosa que en tierra, en
mar y en ¡os aires hoy se están derramando en su nombre**.
Con motivo del desembarco de Normandía el 6 de junio de 1944 y la retirada de las tropas del III
Reich de Iparralde, participaría Amezaga en la organización impulsada por la Delegación Vasca de
un acto en el Club Uruguay con motivo de la creación de un Comité Proayuda para la población de
los tres territorios ultrapirenaicos. A la misma acudieron, al igual que habían hecho a la Semana
Vasca, el presidente de la República, Juan José Amezaga, además de personalidades del cuerpo
diplomático de Argentina.
El 18 de abril de 1945 nacía su cuarto hijo y primer varón al que pusieron el nombre del padre,
Bingen. El 23 de abril de dicho año las tropas rusas toman Berlín y, el 4, 7 y 8 de mayo se
firmaban las capitulaciones lo cual significaba el fin de la contienda y el inicio de la presión
internacional sobre el gobierno del general Franco en el que tantas esperanzas pusieran los vascos
del exilio. En agosto veía la luz el primer número de Galeuzca en Buenos Aires, revista mensual
que se imprimirá en la capital argentina hasta julio de 1946. La colaboración de Amezaga en esta
publicación no fue muy intensa, si bien a través de su amistad con Tellagorri, participó en charlas
y cubrió en la prensa de Montevideo las actividades que tuvieron lugar el verano de 1945. Se
creaba el Consejo Gallego constituido por varios diputados residentes en el continente americano
y encabezado por Alfonso R. Castetao con quien Amezaga entablaría amistad. Los dias 28 de junio
al 1 de julio de ese mismo año, antes de la aparición del primero de los doce números que de
Galeuzca se iban a publicar en Buenos Aires, se celebraron una serie de actos en los que
participaría, una vez más, el presidente de la República, Juan José Amezaga. Vicente Amezaga por
su parte asistirá al acto político celebrado en el teatro del Ateneo de la ciudad la noche del 30 de
junio asi como al banquete que en honor del Consejo de Galicia se celebrará el primero de julio y
que cerrará con el discurso del delegado del Gobierno de Euskadi en Argentina, Ramón M."
Aldasoro.
No obstante, 1945 se cerraba con una trágica noticia. Los buques mercantes que provenientes de
las costas de Euskadi atracaban en América constituían un gran nexo con familiares y amigos a
ambos lados del océano. A más de un rico
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intercambio con todo tipo de mercadurías entre familiares de uno y otro lado del Atlántico, los
barcos llegaban cargados de cartas y noticias sobre la situación de familiares y allegados. El
buque que en diciembre atracó en el puerto de Montevideo le acercó la noticia de la muerte de
María Aresti, su madre. Nostalgia, dolor, impotencia, éstos son algunos de los sentimientos que
afloran en las composiciones poéticas en las que llora su falta y lamenta el destierro de un hijo en
aquellos momentos de dolor. El tono agrio y sombrío de sus composiciones poéticas se contagia
asimismo a sus artículos culturales y políticos, Urrundik, Lázaro, teñidos de severo abatimiento,
paréceme que vivo en un desierto escribió Amezaga y más que vivo creo ser ya un muerto, un
muerto que soñó estar viviendo.
Vida y muerte, siempre de la mano, el 11 de mayo 1947 nace su quinto y últi mo hijo, Xabier y,
ocho meses más tarde, el 15 enero de 1948, llegaba su hija mayor, Mirentxu, a Montevideo, a
quien, a sus nueve años de edad, iba a conocer.
La semana del 12 al 19 de septiembre de 1948 se celebraba en Miarritze el VII Congreso de
Estudios Vascos. Amezaga no podría acudir al mismo por motivos económicos, no obstante, cubrió
abundantemente en la prensa local, concretamente en los diarios Crónica de Montevideo, El Día y
El Plata, el evento, "antes conquistaré Esparta la guerrera que Atenas la sabia ", pudo decir Filipo
de Macedonia, y nosotros hemos conocido bien cuan profunda y aleccionadora verdad hay en
estas palabras. No serán ya las montañas sino nuestro propio espíritu cultivado en todas sus
facetas y dimensiones quien hará invencible a nuestra patria. "Azmoz ta Jakilez " es el lema de ¡a
Sociedad de Estudios Vascos, esto es, "Por el Pensamiento y por el Saber ". Porque como reza el
mote heráldico de la vieja casa vasca de donde ese lema se tomó, el chico puede vencer al
grande, el bajo alcanzar al alto y el débil igualar al fuerte^.
1950 viene marcado por la entrada del estado franquista en la ONU. La negativa de 1946 no había
hecho sino aplazar este si de 1950. Los pactos hispanoamericanos de 1951 confirmaron los peores
augurios. En 1945 nombraba el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosvelt a Norman
Armour embajador en Madrid. Por carta fechada el 10 de marzo de 1945, Roosvelt exponía a
Armour su parecer en torno a la cuestión de las relaciones internacionales con el régimen de
Franco, no olvidamos ¡a posición oficial de España con su ayuda a nuestros enemigos del "eje" en
momentos en que la suerte de la guerra nos era menos favorable, ni podemos pasar por alto las
actividades, designios, organizaciones y declaraciones públicas de la Falange en el pasado y en el
presente. (...) Hay cosas que podríamos hacer y que con todo placer en el terreno económico u
otros terre
39"Biarritz y oíros pueblos de! Pirineo serán el escenario de nuestras expresiones culturales"
Azmoz la Jakilez, agosto 30, 1948.
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nos para demostrar esa amistad (con España). Sin embargo, la iniciación de ¡ales medidas está
Juera de cuestión ahora que los sentimientos norteamericanos son tan contrarios al actual
régimen en el poder en España*". Esta carta, reproducida enteramente en el número de octubre
de Gaíeuzca, representaba un mucho de esperanza sobre la actuación de las potencias aliadas en
torno a la cuestión del fascismo español. No en vano gozó el presidente norteamericano F.D.
Roosvelt de la simpatía y participó de la colaboración de los vascos del exilio por su política en
torno a la cuestión del reconocimiento del régimen totalitario del general Franco. Amezaga
dedicaría un poema, La sonrisa de Roosvelt, a este presidente que en 1941 declaraba la guerra al
eje al alcanzar, en noviembre de ese mismo año y a bordo del vapor Quanza, las costas
americanas41.
En la Conferencia de Yalta, celebrada el 11 de febrero de 1945, se ratificó la políica acordada en
la Conferencia de Teherán el primero de diciembre de 1943 en relación al restablecimiento cié la
democracia en aquellos pueblos liberados del dominio de la Alemania nazi y los pueblos que eran
antiguos satélites del eje en Europa 12. En virtud de la Declaración de Postdam, adoptada el 17 de
julio de 1945, los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y la URSS, se consideran obligados
a poner en
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claro que, por su parte, no apoyarán ninguna solicitud de incorporación por parle del actual
gobierno español que, habiendo sido creado con ayuda de las potencias del eje, no está, en vista
de su origen, su carácter y su actuación y su estrecha colaboración con los estados agresores, en
condiciones de justificar esa incorporación^. En la reunión plenaria de Naciones Unidas celebrada
en Londres el 9 de febrero de 1946, se ratificaron las resoluciones tomadas en Postdam y San
Francisco sobre la exclusión del estado español de la ONU. Por otro lado el estado fran cés
proponía tratar el caso español en el Consejo de Seguridad por entender que su permanencia
constituye un peligro para la paz y seguridad internacionales^.
La intervención de las delegaciones vascas en torno a esta cuestión fue muy activa. El
Lehendakari Aguirre colaboró estrechamente con el presidente de la República española, José
Giral, ante el comité investigador de Naciones Unidos en el Caso Franco. La cuestión fundamental
era sin duda la intepretación del artículo 39 de la Carta de Naciones Unidas, a saber, la posibilidad
de intervención de Naciones Unidas en ciertas cuestiones susceptibles de conducir a fricción
internacional o dar origen a una controversia de tal naturaleza. Ello suponía chocar de frente
contra e! principio de nointervención. El 4 de marzo de 1946 los gobiernos de Estados Unidos,
Francia y Gran Bretaña, los tres miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y, por
ende, con derecho de veto, hacían pública una nueva declaración sobre la exclusión del estado
español del marco de la politica internacional hasta la celebración de elecciones libres. Finalmente
el Consejo de Seguridad, mediante resolución adoptada el 29 de abril de este mismo año,
declaraba unánimemente la condena moral del régimen de Franco.
Éstos y posteriores logros en política internacional suponían cuando menos un reconocimiento de
la justicia de la causa vasca y ofrecían esperanzas sobre un pronto fin del exilio. Durante los años
de 1944 y 1946 Amezaga participó activamente en el Cajo Franco. Lo cierto es que no supuso una
difícil tarea, tras unas pocas y breves entrevistas con el presidente Amezaga así como con el
senador por el partido Acción Cívica, Dardo Regules, por aquel entonces director del diario El Bien
Público, se hizo bien patente la posición del gobierno uruguayo, la República del Uruguay jamás
reconocería el gobierno fascista de Franco. La implicación dé Amezaga en esta cuestión le valió el
veto de la representación de la embajada española en las oposiciones a las que en 1950 se
presentó para acceder a un puesto en las oficinas de la UNESCO en Paris.
En 1950 la política internacional había sufrido un brusco giro. Sumergidos en plena guerra fría y
tras el estallido de la Guerra de Corea, el gobierno de los
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4SHabla acusado Amezaga con anterioridad un mal estomacal que con los años
degenerarla en e) cáncer de hígado que le causarla la muerte. A consecuencia de estas
dolencias perderá totalmente la capacidad auditiva de un oído.
« Euskal Erria, año XXXIX, n.° 976, Montevideo, febrero, 1951.
*' El Plata, septiembre, 1953.
48 Carta de la Embajada Británica de Montevideo, septiembre 11,1953.
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un pequeño detalle en recuerdo y agradecimiento por la ayuda que del gobierno británico
recibieron los niños de las colonias vascas de) sur de Inglaterra y Gales.
Este mismo año de 1953 emprende asimismo Amezaga la traducción del Platero y Yo, obra del
poeta Juan Ramón Jiménez (18811958). Envió Amezaga una copia del Platero ta Biok, editado por
Florensa (Montevideo, 1953) a Juan Ramón quien le escribiera una carta entrañable que, por
desgracia, se ha perdido. En la misma agradecía calurosamente el poeta la traducción que en su
día se depositó en el museo Juan Ramón Jiménez de su pueblo natal de Moguer.
El 6 de julio de 1954 es nombrado, siendo por aquel entonces Julio Garra presidente del Euskal
Erna de Montevideo, miembro del Consejo Directivo de dicho centro, dado su amor probado a la
Institución a que pertenece y sus anhelos por ¡a prosperidad de la misma**. Una de las primeras
tareas que hubo de afrontar como miembro directivo del Euskal Erria fue cubrir el desarrollo del
VIH Congreso de Estudios Vascos que se celebraría en Miarritze durante el mes de septiembre de
dicho año, participando, desde Montevideo, con un trabajo muy interesante sobre la traducción
para la sección de literatura de dicho Congreso.
Coincidiendo con este VIH Congreso, Amezaga es nombrado por Justino Zabala, ministro de
Instrucción Pública y Previsión Social del Uruguay y presidente de la octava Conferencia Mundial
de la UNESCO en Montevideo, delegado de dicho ministerio ante la UNESCO. Su tarea, la
coordinación general de la organización de la conferencia que se celebraría durante el mes de
diciembre en Montevideo. Para dicho fin colabora estrechamente con Antonio Gamarra, jefe de la
secretaría de prensa de la UNESCO para la América latina. Acompañan al seguimiento de la
conferencia toda una larga serie de actos culturales y deportivos que se llevarían a cargo en el
Estadio Centenario. Entre los actos organizados por Amezaga es de destacar la visita al Uruguay
de Francisco Javier Landaburu en representación del Lehendakari Aguirre, la prensa cubrió
ampliamente el evento bajo el epígrafe El Ministro Muniz y ¡os Vascos^. En colaboración con el
rector de
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nes", "nuevos materiales", "reproducciones en colores" y "horizontes del cine", otras que nacieron
de la iniciativa de entidades uruguayas o simplemente del impulso particular. Así tuvimos la de
Bellas Artes, la retrospectiva del arte uruguayo, la de la Comedia Nacional, la de los alumnos de
la Escuela Nacional de Bellas Artes, la de los pintores holandeses modernos... y con ellas, las de
Arzadun, Castellanos, Aliseris. ..y, en otro orden, no son para olvidar ¡a del libro (Biblioteca
Nacional), la del libro y arte chinos, la de libros, documentos, esculturas y retratos de escritores
nacionales, etc. El teatro no podía estar ausente y la Comedia Nacional contribuyó con hermosas
representaciones de Florencio Sánchez, "En familia ", y Calderón de la Barca, "El Alcalde de
Zalamea ". Y en el Salís "La Novia Vendida " de Smetana y "Cossifan Tute " de Mozart. Y tuvimos
en el S.O.D.R.E. un brillante espectáculo coreográfico a cargo del cuerpo de dicha institución y ni
siquiera faltó ¡a ñola exótica de la exhibición de ballet indio a cargo de la integrante de ¡a
delegación de dicho país a la UNESCO, Srímati Rukmini Devi. Junto a esto, podemos recordar las
diversas muestras de danzas nativas y las fiestas folklóricas presentadas, todos los ¡unes por el
Instituto Panamericano de Folklore. Y el culto de nuestra juventud a los sanos valores físi cos tuvo
adecuada expresión en aquel acto de los Uceóles en el Estadio Centenario, que Jue algo que por
su esplendidez sorprendió a muchos de nuestros visitantes, así como el desfile atlético realizado
en el parque Batllé y Ordóñez. El cine nos hizo disfrutar de verdaderas joyas, ya en la sala de
proyecciones instalada en la biblioteca del Palacio Legislativo, ya en las funciones organizadas por
el S.O.D.R.E., bien en su misma sede, bien en otros lugares, como la facultad de medicina, la de
arquitectura, Museo Pedagógico, Subterráneo, Ateneo, etc. La colaboración que las diversas
delegaciones prestaron con sus respectivas cintas, es digna de todos los elogios, pero,
permítasenos que guardando el mejor recuerdo para todo lo que vimos, nuestra admiración vaya,
una vez más, a aquel. "Romeo y Julieta " en que la palabra de Shakespeare, el escenario de
Verona y el ambiente creado por una inteligentísima síntesis de los maestros italianos, todo ello
en felicísima conjunción, nos brindara uno de los mayores logros que la pantalla haya conocido
hasta la fecha. Y la más inmaterial de las artes dijo su palabra alada en aquel concierto de música
americana que nos ofreció la orquesta del S.O.D.R.E. y en aquel festival de los coros de
Montevideo, y a través del Coro Municipal Infantil y, sobretodo, en aquella inolvidable
presentación de los coros del interior que supieron poblar el nocturno silencio del estadio con
raudales de armonía que sus miles de ejecutantes supieron hacer brotar, tanto como de su
emoción artística, de su ejemplar sentido de dedicación con que honraron al Uruguay ante los
cientos de delegados de la cultura mundial allí presentes. Y no pudo faltar, finalmente, la palabra
autorizada de sabios y artistas que, con motivo de ¡a Conferencia se habían congregado aquí, Y
entre otras tribunas, por la del Paraninfo de la Universidad desfilaron grandes figuras de la
inteligencia y de la
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libertad. Porque ya lo dijo el Dr. Regules, brillante introductor de uno de los disertantes: "¡a
universidad es ¡a casa de la inteligencia; y tanto escándalo de la Inteligencia sería que los ateos
ocuparan los pulpitos de la catedrales como que los totalitarios ocupasen las cátedras de las
universidades ". Recordemos las magistrales exposiciones del profesor Rivet, tan querido y
admirado aquí. La gallarda figura de Francesco Severi, florida ancianidad en cuerpo erguido que
se mostró consumado pedagogo al tratar "lo absoluto y lo relativo en la ciencia ". Vittore Branca,
novísimo comentador de Bocaccio, que en autorizados conceptos y sonora y musical palabra, nos
hizo vivir por una hora en aquel mundo medieval con sus ideales de "amore, fortuna e
gentilezza". Vito, Calo, Ungaretti todos ellos señores de la cátedra. El gran historiador Charles
Webster que, confina ironía británica, nos hizo ver los entretelones de la política exterior inglesa.
El canónigo Onaindia que nos transportó de la universidad al pueblo para llevarnos otra vez con el
pueblo a la universidad. Hugh Scott, interesantísima figura del parlamento norteamericano que
expuso con claridad y agudeza el sistema político de Estados Unidos. El P. Leroy del "College de
France " que demostró ser tan hábil expositor como profundo conocedor de su sugestivo tema "el
hombre y las hormonas". ¥, para terminar, en la misma alta tribuna, conmemoraron el "Día de los
Derechos del Hombre" el rector de la Universidad Arq. Agorio que hizo sonar su palabra
autorizada y docente, clara en la defensa de los Derechos Humanos, clara en la condenación de
los que los atropeltan. Y, finalmente, la magistral oración del Dr. Carvajal Pictórica en quien la
sinceridad absoluta del concepto sabe aliarse maravillosamente con la galanura de la frase. De un
modo deslavazado, con omisiones que sabrán perdonársenos, hemos hecho un recorrido a través
de los diversos actos celebrados en nuestra capital con motivo de la Conferencia de la UNESCO.
Creemos que esta rápida reseña bastará para hacernos ver que valía la pena que la UNESCO nos
visitara, aunque no fuera más que para que el Uruguay se manifestara en esa plena eclosión
cultural en que durante un mes hemos podido vivir, demostrando que toda tierra cíe libertad es
necesariamente también suelo escogido para las más bellas realizaciones del espíritu^.
Pero los días del exilio uruguayo daban a su fin. La espléndida democracia parlamentaria, que a
imitación del modelo suizo había constituido el Consejo Nacional en 1952, comenzaba ahora a
tambalearse debido a la fuerte depresión económica de mediados de los años cincuenta. La
marcha fue forzada y muy dolorosa, volvían a la mente del matrimonio los días del Quanza, del
Alsina y del destierro sin rumbo. Amezaga se despedía del Uruguay con un emotivo artículo
"Uruguay y la UNESCO", El Plata, 24 de diciembre de 1954.
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Llega Amezaga a Caracas el 14 de julio de 1955 donde vivirá solo durante un año. Su esposa
Mercedes con los cuatro hijos permanecería en Montevideo por algún tiempo para ocuparse del
traslado de los últimos haberes del matrimonio en Uruguay. La partida de la madre con los cuatro
hijos se retrasó varios meses ante la negativa de la embajada española de otorgar un visado de
entrada en el estado. Por otro lado se exigía a Mercedes el pago de los impuestos de los diecisiete
años de exilio, que de continuar residiendo en Getxo deberían. Por fin y, con la ayuda del senador
uruguayo Duncan Batllé Berres, el 7 de abril de 1956 embarcaban rumbo a Barcelona en el buque
Provence a fin de llevar consigo a su hija Begoña hasta Caracas junto al resto de la familia.
Arribaba Mercedes a Caracas, sola, cuatro meses más tarde, el 10 de agosto de 1956. Las
penurias económicas hicieron que la familia tardara en reunirse. Bingen, Xabier y Arantzazu, tras
permanecer en Euskal Herria durante algunos meses a fin de conocer el país y a la familia, vol -
verán a Caracas. Begoña permanecería en Donostia, junto a su tía Juliana Iribarren.
Al mes escaso de su llegada a Caracas es nombrado Secretario del Centro Vasco de la capital
venezolana con la misión expresa de aportar al dicho centro una nueva inyección de cultura e
intelectualidad. Allí se encontraría con su amigo José Antonio Aguirre, recién llegado a Caracas, el
cual le expone el proyecto
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sobre la creación de un Centro de Cultura Vasca en Donibane Lohitzune. Este proyecto abre en
Amezaga nuevas perspectivas e inicia una serie de ciclos culturales y lingüísticos sobre las
medidas administrativas a adoptar para evitar la pérdida del euskera, durante el exilio y a la hora
del retorno. En un articulo titulado ProResurgimiento del Euskera, expone el autor las lineas
maestras de una política en este sentido.
Dentro de las líneas marcadas por ProResurgimiento del Euskera, se impulsan las clases de
euskera en el Centro Vasco para adultos al tiempo que se planifica la formación de la ikastola
Euzkadi, en la que se formaron, durante los años de preescolar, gran cantidad de niños del Centro,
entre ellos el autor de estas lineas. La creación de la ikastola Euzkadi es, sin duda, uno de los
mayores logros del exilio vasco. Fue el sueño de muchos y lo hicimos realidad entre todos. Las
hermanas Mujika, Arantza, ¡tziar, Begoña y su madre, que era una mujer excepcional, tenían un
colegio privado en Caracas y fueron ta.i que configuraron el asunto. Al principio fue jardín de
infancia con una andereño, ¡tziar Barrenetxea, fiel u la ikastola, ya que ha permanecido todos
estos años en ella. Luego sejueron agrepindó los grados. El programa rige según la Ley de
Enseñanza de Venezuela pero le damos al euskera un tratamiento especial^. Abrió sus puertas
esta ikastola del exilio en 1965, siendo su primera directora Josebe Torrontegui de Zubizarreta. La
ikastola se organizaba, como más tarde se organizarían las íkastolas de Euskal Herria, según el
modelo cooperativo. De este modo el órgano fundamental de la misma era una Junta de Padres
elegida por la asamblea. De una, el número de andereños ascendería a siete y el del alumnado de
treinta el primer año hasta cerca de 140 en menos de cinco años. El logro fundamental y razón de
ser primera de esta ikastola del exilio vasco es que los alumnos obtenían el titulo de escolaridad al
finalizar los estudios de primer ciclo, lo cual permitía un estudio profundo del euskera inserto en el
propio sistema educativo venezolano (es mucho lo que se debe a los gobiernos de Argentina,
Uruguay y Venezuela que hicieron este sueño y tantos otros posible), Además de euskera, los
alumnos recibían clases de txistu, danza, pelota, cultura vasca e historia de Euskal Herria.
Paralelamente a estas actividades fundamentales, a las que acompañaba la traducción y
preparación de material educativo, se procuró dar en el Centro un impulso a todos los aspectos
relacionados con la divulgación del euskera y la cultura vasca a través de conferencias, coloquios,
certámenes, competiciones deportivas y realización de tareas de investigación, tal como el estudio
sobre etimología de apellidos vascos en Venezuela. Por esta labor y una vida dedicada al euskera,
fue nombrado miembro correspondiente de Euskaltzaindia el 26 de septiembre de
55 "Entrevista a Charo de Aguirre", en Aiantzazu Amezaga Iribarren, La Mujer Vasca, CEU, Bilbo,
1980, p. 33S.
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1957. Este honor supuso para Amezaga mucho más que un reconocimenlo a su trabajo, una
profunda satisfacción intelectual, supuso la memoria a una vida dedicada a la lengua vasca, un
tributo a su amor por el euskera.
En 1957 comienza a trabajar, por intercesión de su hija Arantzazu, como profesor, preparando a
las maestras del Colegio de Nuestra Señora de la Guadalupe en francés, inglés y griego y latín
clásicos. Este mismo año comenzó asimismo a trabajar como investigador de documentos
históricos venezolanos en el Archivo General de la Nación. Allí entablaría amistad con las personas
más destacadas de la vida cultural venezolana del momento, Pedro Grases, Manuel Pérez Vila y
Mario Briceño Perozo, director a la sazón del Archivo Nacional. En su calidad de investigador no
tardaría en publicar sus primeros artículos y ensayos en el Boletín de la Academia de la Historia,
en las publicaciones de la Fundación Eugenio Mendoza, en la revista de la Sociedad Bolivariana de
Venezuela, en la Revista del Archivo General de la Nación, en las Ediciones del Cuatricentenario de
Caracas, en el Boletín Histórico de la Fundación John Bullón, en la Revista Nacional de Cultura y
en el índice Literario del diario caraqueño El Universal. Además de su obra de carácter histórico
continuará con su ingente labor periodística colaborando fundamentalmente en los diarios El
Nacional?* El Universal y El Faro!, los tres periódicos con mayor tirada del momento. Y,
paralelamente a esta ingente participación en la prensa y publicaciones periódicas venezolanas,
continúa Amezaga colaborando estrechamente con las publicaciones vascas del exilio, Euzko
Deya, Euzko Gogoa, Egan, Gudari, Euzko Gaztedi, la Revista del Centro Vasco de Caracas y
ZerukoArgia de Donostia57.
En abril de 1957 se celebra el 15° aniversario de la fundación del Centro Vasco de Caracas y el
vigésimo aniversario de la llegada de los primeros vascos exilados a Venezuela. Hubo bailes,
conferencias, competiciones deportivas y todo tipo de celebraciones a las que acudieron algunas
de las personalidades más destacadas de la vida cultural y política de Venezuela. Todo ello
cuidadosamente recogido en el número especial de la Revista Centro Vasco dedicada al
aniversario cuya edición quedó en manos de Amezaga. De entre todo este cúmulo de actividades
merece mención especial la conferencia que sobre arte vasco, cabal expresión y síntesis perfecta
de esa altísima manifestación del alma de nuestro pueblo**, ofre
56 El Nacional era considerado por aquel entonces el mejor peri6dico en lengua castellana del
continente americano.
57 La mayor parte de esta producción periodística de Vicente Amezaga se encuentra recogida,
comentada y ordenada cronológicamente en Arantzazu Amezaga Iribarren, Nostalgia, 2 vols., pp.
258259, J.A. Ascunce, Donostia, 1993. Por mi parte incorporo en el tercer anexo a esle articulo la
relación de escritos de Ame/aga que no pudieron ser incorporados a dicha obra,
fundamentalmente por problemas de espacio.
5fi "Catálogo de Artistas Vascos en Venezuela", abril, 1957.
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escaleras que crujían y rechinaron las puertas... pero en lo alto de la casa, en el antiguo desván
que aún despedía el olor de los frutos de Venezuela, el perfumado cacao y el de la dulce caita de
azúcar, en cajas de maderas cerradas con cuerdas de cáñamo, permanecía intacto el archivo de
la Compañía, Tal como lo dejaron los activos comerciantes vascos el día final, en ¡783.
ParaAmezaga abrir aquellos polvorientos cajones fue como entrar en el paraíso y, por primera
vez, en comunicación con el espíritu de unos papeles mercantiles, se dio cuenta que ¡a Tierra de
Gracia le daba un extraordinario y magnífico fruto: le revelaba el tesoro de un quehacer vasco
que hizo posible el quehacer nacional de Venezuela*®.
Entre 1960 y 1961 Amezaga iba a ser testigo de la muerte de dos personas a las que admiró y a
las que se sentía unido por profimdos lazos de amistad, sentimiento y causa nacionalista. El 22 de
marzo de 1960 muere José Antonio Aguirre, cinco dias más tarde, escribía Amezaga en El
Universal de Caracas un articulo dedicado a este primer lehendakari del Gobierno de Euskadi, sí
hay algo que caracteriza el perfil de José Antonio ello es la claridad. Claridad que alcanza la
diafanidad en su expresión hablada; claridad aún más diáfana en su conducta. Claridad en
pensamiento y palabra en el obrar. Conducta rectilínea que nunca supo de desviaciones aunque
éstas a veces pareciera que tuvieran que imponerse a aquéllas. Tal, por ejemplo, en la obra
fundamental de nuestro primer Lendakari: el Estatuto Vasco. Sabemos muy bien, todos los que
desde chicos fuimos sus amigos, cual fue siempre el pensamiento de José Antonio respecto a la
solución definitiva del problema vasco. Sabemos bien que jamás pensó él, ñiparan momento, que
ella fuera la del Estatuto. Pero éste ofrecía una oportunidad que hubiera sido insensato
desaprovechar; significaba una parte muy apreciable del tesoro a recuperar; significaba cubrir
una etapa que nos pondría en condiciones magnificas para cumplir con el resto de la jornada. Y
José Antonio no dudó en consagrar su vida entera a esta etapa, aun sabiendo que el sacrificio que
su lealtad le imponía no seria por todos bien entendido. Esto hubo de hacer sangrar más de una
vez a su corazón. Pero la rectitud de su conciencia pudo reconfortarlo siempre. Y el duelo
imponente que se manifestó espontáneo a la muerte del Lendakari, desde las capitales a las
últimas aldeas de Euzkadi, expresó, con su insuperable elocuencia, que el pueblo lo comprendió
bien y había otorgado toda su confianza y afecto a aquel hombre de cuya alma cristalina ningún
pecho vasco pudo dudar jamás*1.
60 De hecho, en 1777, gracias a los éxitos comerciales de la Compañía Guipuzcoana, Carlos III,
convierte a la Provincia de Venezuela en Capitanía General, nombrando a tal efecto Capitán
General a Luis Unzaga y Amezaga.
61 "José Antonio de Aguirre Lekube" en Vicente Amezaga Aresti, E! Hombre KKSCO, Ekín, Buenos
Aires, 1967, pp. 315316.
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62 "Nicolás Ormaetxea, Orixe" en Vicente Amezaga Aresti, El Hombre Vasco, Ekiit, Buenos
Ai«s,1967,p,314.
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mente de gran valor para ¡os estudiosos. El programa abajo transcrito 6*, da una idea del
contenido de este interesante curso que abarca temas de historia, lengua.
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25. La Edad Media, Las llamadas uniones a Castilla, Su sentido y alcance. Intentos de absor ción.
Cuatro glorias patrias.
26. El Renacimiento. La conquista de Navarra, historia de una perfidia.
27. Los Vascos en las Empresas de la Corona de Castilla, Precedente y desarrollo,conomía, etc. De
las grabaciones de estas conferencias surgirá El Hombre Vasco, obra cumbre de Amezaga
editada en Ekin en 1967.
28. Los Vascos en la Literatura castellana. Desde Gonzalo de Berceo a nuestros días.
29. El Euskera. Bernardo de Etxepare, primer poeta en lengua vasca. Estudio de su obra.
30. Pedro de Mular. El más grande prosista euskériko. Estudio de su Gero. 3 LEÍ Principe de Viana.
Imagen de su patria y hombre del Renacimiento.
32. La Contrareforma. Ignacio de Leyóla y Francisco de Xsbier.
33. Descubrimiento de América. Los vascos en el mar. Balleneros y bacaladeros.
Embarcaciones e invenciones marítimas vascas.
34. Los Grandes Navegantes. Juan de la Cosa, Sebastián Elcano.
35. El Derecho de los Pueblos Recién Descubiertos. Francisco de Vitoria y su doctrina de derecho
internacional.
36. Los Misioneros. Antxieta, Azpilukuelas, ele.
37. Los Civilizadores. Juan de Zuinanaga.
38. Los Fundadores, ítala, Caray, Zabala...
39. Los Colonizadores. Urdaneta y Legazpi y la empresa de Filipinas.
40. Los Primeras Voces de la Libertad. Alonso de Ercilla y Lope de Aguirre.
41. El Siglo XVHI. Desarrollo marítimo. El Consulado de Bilbao. Proyección internacional de sus
Ordenanzas.
42. Empresas Comerciales Ultramarinas. La Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. Síntesis de
sus actividades y realizaciones,
43. Empresas Culturales. La Sociedad vascongada de Amigos del País. Peñaflorida y sus cola-
boradores. Alcances de la obra realizada.
44. Siglo XIX. La revolución francesa y su repercusión en la Euskadi continental. Pérdida de las
libertades de estas regiones.
45. La Gesta Napoleónica, Resultados de la misma en el norte y en el sur del país.
46. La Cuestión Dinástica Española. La Primera Guerra Carlista. Sentido de la intervención vasca.
Zumalacárregui, el genio vasco de la guerra.
47. La Segunda Guerra Carlista. Sus características. Pérdida de las libertades. Pervivencia.
48. José M.* de Iparraguirre, El bardo errabundo.
49. La Reacción en el Pais. Fueristas y Euskaleniacos, Intentos culturales y políticos de renaci-
miento. Arturo Campión.
50. Sabino de Arana Goiri, Raices, vida, obra y doctrina.
51. Renacimiento Vasco, Aspecto cultural. Congreso de Esludios Vascos. Sociedad de Estudios
Vascos. Academia de la Lengua.
52. La Poesía Épica. Precedentes. El poema Euskiilditnuk de Nicolás de OrmaeUea.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
En 1963 dimite Amezaga como secretario del Centro Vasco tras siete años de permanencia en
el cargo en solidaridad con el maestro Ruiz de Erentxun, a la sazón administrador del mismo, y al
cual se decidió retirar del puesto. Seguiría, no obstante, participando Amezaga con entera
dedicación en los distintos actos del Centro, entre ellos, en el Curso de Cultura Vasca y en las
clases de euskera.
HVicente de Amezaga aparece reiteradamente mencionado como una de las principales figuras de!
periodismo y la traducción en el exilio, figuras clave del periodismo vasco en Argentina son
Vicente Amezaga, Pedro Basaldua, Issac López Mendizabal, Nicomedes Iguala, Isidoro de
Faguaga, Andrés M."¡rujo. Pello M." ¡rujo. Manuel ¡rujo, etc. (...) Entre las figuras más destacadas
del periodismo vasco en Venezuela caben ser mencionados los nombres de Martín Ugalde.
Eugenio Imaz, Juan Daniel García Bacca, Pelay Orozco, Daniel Barandiarán, Kepa de Derleano y
Basterra, Alberto Elosegui, Vicente Amezaga, Juan Manuel Polo, Hesús Basañez. ele. (...) En lo
que se refiere a Uruguay, (...) Vicente de Amezaga es figura clave de! periodismo vasco en este
país del cono sur americano. Ana Hermoso, Pilar Rodríguez, "El periodismo del exilio vasco", en La
Cultura del Exilio Vasco, 2 vols., I.A. Ascunce, Donostia, 1994. Vol. 2, pp.5153.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
de Ornar Kheyyam y las últimas notas de sus lecciones de alemán, que tomaba en sus viajes de
autobús desde el trabajo en el Archivo Nacional a su casa de Residencias Country.
BIBLIOGRAFÍA
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 11.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Son mis manos las que quieren hablar, y pidiéndoles permiso, dicen, queremos
hablar de todo lo que hemos visto, oído y sentido en nuestra travesía, y queremos
hacerlo usando un lápiz, porque estos traen borrador, así podremos borrar aquello
que no sea agradable en esta travesía.
Porque somos nosotras las manos, quienes hemos sentido las manos de mi Ama y
de Aita, en mis primeros años, en la placita Varela de la hermosa Montevideo, el
lenguaje de las manos de mi Aita tomando las mías. En una fotografía, reflejan un
mundo que solo nosotras entendemos.
Porque somos nosotras las manos, quienes hemos leído y leeremos muchos libros,
pero mi primer libro Leoi Kumea, lo he leído muchas veces con mis manos, hay
libros que se leen con las manos.
Porque somos nosotras las manos, las que hemos sujetado el manubrio de mi
primera bicicleta, con la cual iba orgulloso a el colegio de Montevideo; somos
nosotras, las que nos llevaban y nos dirijían por las calles, esa libertad que solo la
podemos entender nosotras las manos.
Porque somos nosotras las manos, las que hemos sentido las aguas del Atlántico
que mojaban las barandillas del barco que me llevo a Barcelona, nosotras
tocábamos las gotas saladas, creyéndonos capitanes de mar, visitando muchos
puertos.
Nosotras vimos y nos sorprendimos del Pan de Azúcar, desde su mirador, y nosotras
tocamos los vividos colores de Bahía con sus 365 iglesias.
Porque somos nosotras las manos, quienes tocábamos la tierra del monte Ulía, en
Donosti, cuando hacia excursiones, a veces escapándome del colegio, y hemos
tocado las gotas del mar en la desembocadura del río Urumea, cuando las galernas
golpeaban.
Porque somos nosotras las manos , que hemos dominado las vibraciones de mi
primera motocicleta en Caracas, que se mostraba con su incipiente crecimiento
urbano, a través de sus múltiples urbanizaciones, mayormente en sus alrededores,
creyendo nosotras descubrir remotas cuevas, nuevos caminos para mí, pero eran
viejos caminos andados y desandados por mulas, que solas, sabían llevar y regresar
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
con sus cargas ... Todo eso lo palpamos nosotras desde el manubrio; nosotras
tenemos imaginación, guardamos recuerdos y por eso escribimos, y nos llegaban
los diversos aromas que nos regalaban las casas de campesinos con su cafecito
recién colados, con su molienda de caña en trapiches de altas chimeneas, caminos
salpicados de bodeguitas, sitios de encuentro, de aprovisionamiento y de las mas
exquisitas empanadas de carne molida, con su infaltable café negrito; a nosotras,
las manos, nos gusta escribir de estas cosas sencillas, pero grandes para quien las
sepa entender.
Porque somos nosotras las manos que hemos sujetado el volante de mi primer jeep
en la Gran Sabana, por agrestes caminos de tierra rojiza de la mas antigua
formación geológica de la tierra, fuimos nosotras quienes tocamos esa tierra y a las
que nos invitaron a tendernos en el suelo en la noche a ver las estrellas en el cielo,
el mas lleno de estrellas, y constelaciones, dicen porque no hay contaminación en
esas vastas sabanas, pero nosotras lo entendimos de otra manera, la distancia
entre las manos y el corazón es muy corta.
Porque somos nosotras las manos, que hemos visto las densas selvas de Guatopo,
encontrando antiguas haciendas cafetaleras abandonadas, con sus barracas para
peones y con su propia moneda para la compra de bienes dentro de ellas, en su
propia tienda, que aun conservaba los letreros despintados de lo que vendían, así
como de las estanterías de madera desvencijadas, pero con mucha historia de las
conversaciones, y sueños de aquellas personas, todo eso lo hemos tocado nosotras,
no hay sensación como esa, palpar mas que tocar, una historia contada por los
muros, recubiertos por musgo, hiedras y raíces de la selva, pareciera que la selva,
le quiere dar otra vida abrazándolo todo.
Porque somos nosotras las manos, que hemos acompañado en muchos paseos a
Aita por los campos de golf de Caracas, entre las casas mas adineradas,
recolectando deliciosos mangos de esos árboles frutales traídos desde la India, con
los que Ama hacia mermelada, esa mermelada en su sabor, tenía las
conversaciones de Aita conmigo
Porque somos nosotras las manos, que hemos sentido la mano de mi hijo en paseos
desde la calle Iturrama, hasta la parte vieja de Pamplona, solo nosotras sabemos
mantener ese dialogo.
Porque somos nosotras las manos, que hemos visto, conocido, sentido y enamorado
a la mujer que amo, compañera de mi vida en Caracas, en un lenguaje que solo las
manos son capaces de decir, hacer y entender.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Porque somos nosotras las manos, que acampamos, con la compañera de mi vida,
solos los dos, los 31 de diciembre de cada año, en los fríos páramos de los Andes de
Venezuela, rodeados de frailejones, envueltos en mantos de la niebla, que todo lo
esconde, a unos 2 grados centígrados; somos nosotras las manos, quienes
padecemos del frío, pero otras manos nos dan cobijo, calor y amor. Esta sensación
recoge una intimidad, que como un lenguaje solo se puede escuchar en la soledad y
silencio de estas montañas.
Mis manos quisieran tocar una obra en un piano imaginario, con sus 88 teclas, con
sus combinaciones infinitas, para dar cabida a todo lo que han visto, leído, sentido y
escuchado, es tanto.... que a veces nosotros las manos, quisiéramos borrar, reducir,
pero mi alma no nos da permiso para borrar, por que ella dice, que es muy fácil
deshacer ... lo difícil, es escribir sobre algo que deje huella.
Y a nosotras las manos, nos gusta al viajar ver, mirar a otra manos, hemos visto
otras manos, las manos de campesinos haciendo a mano las tejas de barro, sobre
sus propias rodillas para darle la forma que permita que toda el agua de lluvia
escurra, sobre los techos.
Y porque nosotras las manos, hemos visto otras manos, las manos de las doñas de
los caseríos y en pequeños pueblos, amasando la masa de maíz, para hacer las
arepas,
Y porque nosotras las manos, hemos visto otras manos, las manos que ordeñan a
las vacas, con un cancionero muy particular para amansar. En una comunión muy
especial, pocos trabajos se pueden entender o hacer, a mano, si no lo
acompañamos de sensibilidad.
Y porque nosotras las manos, hemos visto otras manos, que recogen las cosechas,
solo a mano se puede hacer la recolección de ciertas cosechas en viñales o en
campos de cultivo.
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, tocar el arpa y el cuatro,
acariciando las cuerdas, solo como nosotros sabemos hacerlo. Nosotras al estar
muy cerca del corazón, sabemos que esa música llega al corazón de aquellas
muchachas y muchachos, que se engalanan en las fiestas patronales de pueblo.
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, las de una anciana que
desde muy niña aprendió a tejer en el telar de la casa paterna, hecho a mano de
madera local, y a cardar, también a mano, la lana de oveja, tradición y costumbre
de muchos años, en un pueblito de los Andes venezolanos,
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, construir los bloques de
tierra cocida, secados al sol, como en panelas, así hacen sus casas de muros desde
tiempos de sus padres, y estos de sus padres, el lenguaje del orgullo de hacer sus
casas a mano, es lo que dicen sus rostros, sin necesidad de que ellos nos hablen.
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, recoger los granos del
aromático café, cultivados a mano en frondosas montañas altas, café de sombra,
así lo llaman, luego lo llevan a trillar a mano y luego lo secan, bajo al ardiente sol,
en los techos y patios de sus casas, esparciéndolos, como queriéndolos barrer con
una especie de pala amplia, todo a mano, No hay cafecito negrito de mas sabor, que
aquel que en humildes fogones de leña, se cuela, con aroma del amor de las manos
que lo cosecharon y cuidaron de él. Ni detalle mas dulce que el azúcar morena
extraída de la caña de azúcar, así la llaman por su color; cafecito con papelón, así lo
ofrecen en humildes tacitas de peltre.
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, ofrecernos cobijo y
alojamiento, en humilde casa de campesinos, sin mas interés que el ofrecer
amparo, cobijo y comida, ante un palo de agua, en plena montaña, que nos dejó
varados en el camino, compartiendo en la cocina la cena que la doña de la casa
tenia preparada para ellos, nosotras, no hemos conocido cena mas deliciosa que
aquellas cachapas hechas a mano, por aquellas manos que podían contar muchas
historias en la dura vida de las montañas, habitadas por casas con paredes de
bahareque, humeantes por sus hornos de leña. Esas personas no nos conocían,
ahora nosotros si conocemos esas montañas con forma y calor humano.
Y porque somos nosotras las manos, quienes hemos sentido las manos de Ama y de
Aita, que nos acompañaron en nuestra travesia, desde mis primeros años, en la
placita Varela, hasta el momento en las que ya las manos de Aita no estaban, vimos
y sentimos como las manos de Ama, sufrian, pero con temple, esas manos se
dedicaron a hacer una labor deliciosamente intima en honor y homenaje a su
compañero de toda su vida,
Y porque nosotras las manos, hemos visto a otras manos, las manos de Ama,
acometiendo la extensa labor de recoger, reordenar y preservar de este modo, y
para todos nosotros, todos los articulos de Aita, no publicados, dispersos en cajones
, que de otro modo se hubieran perdido, lo hizo en forma callada, sin esperar nada,
dentro de su dolor reciente, y encerrada en la bibiolteca de Aita. Nunca incluyo su
nombre o hizo alarde de esa labor, simplemente la hizo, Ese baul en que ella
encerro todo ese material ha servido como fuente o material para publicaciones de
todos nosotros sus hijos.
Y porque nosotras las manos y gracias a otras manos, las manos de Ama, nos han
permitido la Creación del Unico sitio en Internet, que lleva el nombre de mi Aita,
como el mas completo homenaje, e hito, el cual permite la potencial difusion
internacional de su vida y obra, cerrando un ciclo que comenzo en 1901, siendo, de
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Y porque nosotras las manos queremos hablar, tomando un lapiz,.y solo escribir que
este homenaje en Internet, lo hemos hecho y dedicado en homenaje a Ama, sin
ella, este sitio en Internet, no hubiera sido posible.
Y porque nosotras las manos, no hemos tenido que pedir permiso a mi alma para
borrar, No hemos tenido que usar la goma de borrar, por que ella dice, que es muy
fácil deshacer ... lo difícil, es escribir sobre algo que deje huella.
Y porque nosotras las manos, sabemos que todo lo que se hace con las manos, es
el lenguaje que el alma tiene para hacer las obras del hombre.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Volumen 9
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NOTIFICACIÓN
Capitulo 1.
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MIRENTXU AMEZAGA
En nombre de la familia Amezaga agradezco a todos los que de una
manera u otra habéis colaborado para hacer posible la inauguración de
esta plaza en honor a nuestro padre. Al Alcalde de Getxo Xabier Sarria,
al antiguo Alcalde Paco Urrutxua, al Concejal Cultural Luis M.a Azcorra,
al Ayuntamiento de Getxo, al escultor José Luis Butrón y a nuestro
querido primo Jon Amezaga. A todos vosotros y en especial a nuestros
distinguidos invitados que con vuestra presencia honráis la memoria de
nuestro aita, un querido hijo de Algorta.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Supongo, mejor dicho, estoy seguro, que sus hijos conocieron todos
los rincones de Algorta sin haberlos visto.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
zuzendari izanik.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
V. BINGENEN GOGOAK
Berarentzat euskarak edozein gai eta goi mailako azalpenak egin eta
azaltzeko balio zuen. Honela ba, euskal kulturaren goi mailako diren
Pagina - 1796
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1. Itzulpenak
1.1. Cervantesen El Licenciado Vidriera.
1.2. Osear Wilderen The Bailad of Readin Gaol.
1.3. Esquiloren Prometeo encadenado.
1.4. Ciceronen La amistad, de Senectute.
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1.7. Shaskespearen Hamlet, berau argitaratua, eta Macbeth eta Julio
Cesar, argitaragabeak.
1.8. Descartesen Discours de la méthode.
1.9. Boccaccioren "Tres anillos" Decameronetik jasoak.
1.10. Bolivarren Carta de Jamaica.
1.11. Iturralde Suiten El ruiseñor de Errotazuri.
1.12. Juan Ramón Jimenezen Platero y yo.
Bingen, ezer izan bazen, olerkaria izan genuen. Eta sail honetan
hurregook azpimarratu behar genituzke, alegia:
Ornar Khayyam persiar olerkariaren OFecha Publicacion de la Obra - Marzo
Khayyamen bertsoak, Enbeitari
omenaldia, Getxoko herriari eskainitako zenbaitzu eta Arzubiko bertegiari
kantua.
Pagina - 1797
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
página 30l.
2.6. El hombre vasco (1967) Ekinek Buenos Airesen argitaratua eta
gero Martin de Retanak, Bilbon, 1979. urtean, berrargitaratua.
Liburu honetan aipatzen ditu besteak beste, Gonzalo de Berceo,
Bernardo d'Etxepare, Francisco de Vitoria, Fray Juan de Zumarraga,
Sabino Arana y Goiri, Pedro de Enbeita, Jesús de Galíndez, Nicolas
Ormaetxea "Orixe", José Antonio de Aguirre Meabe.
Begira zer dioen euskarari buruz 78. orrialdean:
Honela ba, labur bilduz zera adierazi ahal dugu, alegia, egia esan,
Bingenek kulturaren alor gehienak ikutzen dituela bere liburu eta idazkietan,
hots:
A) Biografi mailan: G. Humboldt, Elcano, Iparragirre, Arturo Campión,
San Ignacio de Loyola, Fco. de Xabier, Andres de Urdaneta, Jose
de Cadalso, Tellagorri, Castelao, Leizaola, Miguel Pelay Orozco, Martin
de Ugalde,... eta abar.
B) Venezuelako gaiak: Los vascos en la fundación de Caracas, los
"gens" Caraqueña de los Landaeta, Belford Hinton Wilson, El Bilbao de
Bolivar, El General Juan Uslar, Juan Muñoz Tebar, Madariaga y Bolivar...
C) Kultura eta nortasuna: Plinio el joven a través de su epistolario,
grandeza y miseria de la gramática, la Unesco, himno a la esperanza,
derechos del hombre,...
D) Euskal askatasunaren burruka: Pérdida de los fueros vascos,
política y patriotismo, la realidad española bajo Franco, Aberri Eguna,
Euzkera y patria, hacia la libertad,...
Pagina - 1798
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
abar.
Beste barik, barkatu gaizki edo erdizka esanak eta mila edo anitz
esker entzuteagatik.
Pagina - 1799
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Referencias de Terceros
Relativas a
Como Autor
Capitulo 2 -
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El hombre vasco
1979 - 336 páginas
Nostalgia
1993 - 518 páginas
Pagina - 1802
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1803
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Amézaga Aresti, Vicente de, 1901- Caracas , 1963. xxvi, 395 p. LC Card 65-66527 LAC F2322
.A63 Hombres de talento, sus triunfos y sus penas /. Moreno Acero, Jorge Eduardo. Bogotá,
Colombia , 1986. 131 p. ; ISBN 958-601-102-? LC Card ...
Francisco Aguilar Piñal, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Spain) - 1988 - 428
páginas -
3689. AMEZAGA ARESTI, Vicente de. Vicente-Antonio de Icuza, comandante de corsarios.
Caracas, Ed. Arte, 1966. xvI —|- 265 páginas. 23 cm. 3690. MASSISIMO, M.' Angeles. Piratas y
filibusteros. Barcelona, Ed. Telster, 1967. 220 páginas. ...
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Venezuela. Ministerio de Educación, Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, Consejo Nacional
de la Cultura (Venezuela) - 1967 -
AMEZAGA ARESTI, Vicente de: Vicente Antonio de Icuza, Comandante de Corsarios. Caracas,
Italgráfica, 1966, 266 p. lám. Como excelente conocedor que es de la actuación de los vascos en
el medio venezolano, traza el autor con notable ...
Soundings in Atlantic history: latent structures and intellectual ... - Página 523
Pagina - 1805
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
... en medio de la mayor pobreza. (AGI. Santo Domingo. Leg. 913, Caracas. Legs. 478, 767 y
768. Además véase: Vicente de Amézaga Aresti, Hombrea de la Compañía Guipuzcoana, V. IX, pp.
294-350). 3. AGI. Caracas, Leg. 425, Doc. N° 2. ...
The Jews and the Expansion of Europe to the West, 1400-1800 - Página 366
Julia Méndez Aparicio, Ana María Toribio, José Echevarría - 1998 - 1008 páginas - Sin
2003 -
Por ello para Amézaga el carácter de contrabandistas de los canarios es el origen de la rebelión, ...
obligados a practicar el 27 Vicente de Amézaga Aresti, Hombres de la Compañía Guipuzcoana
(Caracas: Banco Central de Venezuela, 1963). ...
Pagina - 1806
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Eusko-bibliographia: 1976-1980
Montalbán: Número 13
Gremio de discretos
1986 -
El informe está sacado de Vicente de Amezaga Aresti, Vicente Antonio de Icuza, Comandante de
Corsarios, Edic. Cuatricentenarias, Caracas, 1966, XVI - 265 p, pp. 48- 51. 15. En AGÍ,
Indiferente General, leg. ...
The colonial elite of early Caracas: formation and crisis, 1567-1767 - Página 289
Pagina - 1807
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gold der Neuen Welt: die Papiere des Welser- Konquistadors und Generalkapitans von Venezuela,
Philipp von Hutten 1534-1541. ...
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1965 -
Edberto Oscar Acevedo, La Intendencia de Salta del Tucumán en el Vhrreynato del Río de la Plata
(Víctor Tau Anzoátegui), 221; Vicente de Amézaga Aresti, El elemento vasco en el siglo XVII
venezolano (Agustín Millares Carlo), 222; ...
1968 -
Magyar Tudományos Akadémia Konyvtára - Budapest Banco Central de Venezuela - Caracas
Vicente de Amézaga Aresti Manuel R. Egaña Allan-Randolph Brewer-Carías Tomás Enrique Carrillo
Batalla... Banco Central de Costa Rica - San José ...
1969 -
HOMBRES DE LA COMPAÑÍA GUIPUZCOANA, por Vicente de Amézaga Aresti. NOMENCLÁTOR CEO-
HISTORICO DE VENEZUELA (1498-1810), por Man o- Aurelio Vila. ACTAS DE LA SOCIEDAD DE
CIENCIAS FÍSICAS Y NATURALES DE CARACAS ,1867-1878, Blas Bruní Celli ...
Pagina - 1808
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
complacen en una villa notable por la belleza de (*) VICENTE DE AMEZAGA ARESTI es uno de los
genninos representante» de la cultura hispánica que ...
Los Comuneros de Mérida: edición conmemorativa del bicentenario ...: Volumen 152
1981 -
Hacia 1785 regresó a España y murió en Madrid el 31 de julio de ese mismo año, en medio de la
mayor pobreza. (AGI. Santo Domingo. Leg. 913. Caracas. Legs. 478, 767, 768. Además véase:
Vicente de Amézaga Aresti, Hombres de la Compañía ...
Pagina - 1809
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Jesús Andrés-Lasheras, Nacarid Rodríguez T., Fundación Gran Mariscal de Ayacucho - 1997 - 229
páginas -
... General" a Escritos del Libertador, Vicente de Amézaga Aresti, Hombres de la Compañía
Guipuzcoana, y Ramón de Basterra, Los Navios de la Ilustración. Francisco Depons: Viaje a la
Parte Oriental de Tierra Firme, TI p. 85. ...
Pagina - 1810
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Anuario: Volumen 3
1967 -
Amezaga Aresti, Vicente de. — El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. [Caracas, Tip.
Vargas, 1966]. 372 p. (Ediciones del Cuatricentenario de Caracas). — Vicente Antonio de Icuza,
comandante de Corsarios. ...
Stanley Robert Ross, Wilber A. Chaffee, Beecher C. Ellison - 1980 - 432 páginas -
Amezaga Aresti, Vicente de, Hombres de la Compama Guipuzcoana, reviewed by Charles D.
Ameringer, 45:4 (1965), 624-625. Amit, Adolfo, ed., Anibal R. Abadie-Santos. Jurisconsulto y
humanista, 1893- 1960, noticed by David Stern, ...
Vascongadas y América
Pagina - 1811
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
New York Public Library. Research Libraries, New York Public Library. Research Libraries - 1982 -
Sin
Pagina - 1812
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Hispanic Institute in the United States, Universidad de Buenos Aires. Instituto de Filología,
Columbia University. Hispanic Institute - 1966 -
Amézaga Aresti, Vicente — Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Prologue by Pedro Grases. —
Caracas, Banco Central de Venezuela, 1963, xxvi-395 págs. (Col. Histórico-Económica
Venezolana). || — Charles D. Ameringer — HAHR, 1965, XLV, ...
Pagina - 1813
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1814
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1 (February 1929): 1-30; idem, The Caracas Company, 1728-1787: A Study in the History of
Spanish Monopolistic Trade (Cambridge: Harvard University Press, 1934) ; Vicente de Amezaga
Aresti, Hombres de la Compañia Guipuzcoana (Caracas: ...
1966 -
... WF , 57 Amezaga Aresti, Vicente de, 18 Amin, Samir, 94 Amman, R , 31 Amorth, Antonio, 34
Amouroux, Henri. ... HA , 43 Barnes, Christopher, 138 Barnes, Roper W . 138 Barnoya Galvez,
Francisco, 19 Barr, Pat 78 Barretto, Vicente. ...
Berichte der diplomatischen Vertreter des Wiener Hofes aus Spanien ...
Berichte der diplomatischen Vertreter des Wiener Hofes aus Spanien ...
Jean-Daniel Candaux, Bernard Lescaze, Société d'histoire et d'archéologie de Genève - 1981 - 717
páginas -
... 40 Vicente de Amezaga Aresti, Hombres de la Compania Guipuzcoana, ...
Pagina - 1815
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Las reales compañías de comercio con América: los órganos de gobierno - Página 399
The town of San Felipe and colonial cacao economies - Página 176
Pagina - 1816
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1971 -
... 3 American University, Washington, DC Foreign Areas Studies Division, 447, 5225, 5530
Amerlan, Albert, 6207 Amezaga, Mariano, 5443 Amezaga Aresti, Vicente de, 29 1 7 Amico, Carlos
d\ 5964, 5965 Amora, Antonio Soares, 787 Amsterdam. ...
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1965 -
Est. prel. de G. Figuera, 278-279; El elemento vasco en el siglo XVIII ..., por Vicente de Amézaga
Aresti, 222-223; Fuentes Documentales, época nacional, 282- 283; "Gran Colombia. Intendencia
de ...", 281; Historia de la Geografía y la ...
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1973 -
XXVII, 545 pp-, üus. No. 69, 1970, pp. 140-142. (Reseñó: Guy de Hollanda). Amézaga Aresti,
Vicente de. El elemento vasco en el siglo XVlll venezolano. Caracas, Tip. Vargas, 1966. 372 pp.
(Ediciones del Cuatricentenario de Caracas).
Pagina - 1817
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1988 -
(20) El informe, sin fecha ni firma, pero a todas luces del citado comandante, está copiado en
Vicente Amézaga Aresti. Vicente Antonio de Icnza, comandante de corsarios, Edic.
Cuatricentenarias, Caracas, 1966, pp. 48-51. ...
1970 -
Fue general de los ejércitos de Alemania, y recibió del emperador Leopoldo I el titulo de Barón de
Amézaga y águilas de la casa de Hungría para sus armas. CE AMEZAGA ARESTI, Vicente.
«Amezaga'tar Bin- gen». ...
Montalbán: Número 32
Pagina - 1818
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Banco Central de Venezuela, Colección Histórico-Económico Venezolana, Vol. VIII, Caracas (1962),
XLIII. 10 Vicente de AMEZAGA ARESTI: Vicente Antonio de Icuza Comandante de Corsarios
Ediciones del Cuatricentenario de Caracas, ...
1946 -
El doctor Vicente de Amézaga Aresti, una vez terminada la compilación de los patronímicos vascos
a que nos hemos referido, investigará, conjuntamente con el Dr. Bañales, la etimología y
significado de esos mismos apellidos, ...
1946 -
El doctor Vicente de Amézaga Aresti, una vez terminada la compilación de los patronímicos vascos
a que nos hemos referido, investigará, conjuntamente con el Dr. Bañales, la etimología y
significado de esos mismos apellidos, ...
Gremio de discretos
Pagina - 1819
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Señores del Caribe: indígenas, conquistadores y piratas en el Fecha Publicacion de la Obra - Marzo
...
El libro venezolano
Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes, María Josefina Tejera - 1969 - 145 páginas -
I. 732— AMEZAGA ARESTI, Vicente de El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. /Caracas,
Comisión Nacional del Cuatricentenario de la Fundación de Caracas, 1966/ 372 p. 23 cm. Distri.
grat. 733. — Hombres de la Compañía Guipuzcoana ...
Pagina - 1820
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aresti. Amézaga se trasladó a Venezuela con el exilio español que siguió al fin de la guerra civil en
1939 y su origen vasco le llevó a ...
Caribbean acquisitions
1989 -
(20) El informe, sin fecha ni firma, pero a todas luces del citado comandante, está copiado en
Vicente Amézaga Aresti. Vicente Antonio de Icuza, comandante de corsarios, Edic.
Cuatricentenarias, Caracas, 1966, pp. 48-51. ...
Amézaga Aresti, Vicente de. — El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. [Caracas, Tip.
Vargas, 1966]. 372 pp. + 1 hoja. (Ediciones del Cuatricentenario de Caracas). Aunque centrado el
estudio del señor Amézaga en el siglo XVIII, ...
Pagina - 1821
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
(en: Obras completas de Vicente de Amézaga y Aresti, vol. III). Registra e identifica, con la
documentación adecuada, 3.260 nombres de apellidos vascos, estudiados en los fondos de los
archivos de Venezuela, desde 1730 en adelante a ...
Los Comuneros de Mérida: edición conmemorativa del bicentenario ...: Volumen 152
1981 -
... Ambrosio de: 190 Alonso Ortiz, José: 527 Alfonso XIII: 13 Altuve, Marcos de: 44, 472, 476
Alvarado, Carlos: 48, 289, 446 Alvarez, Garzón Benito: 502 Alvarez de Catrellón, Pedro: 361
Amaya, Matías: 409 Amézaga Aresti, Vicente de: 499 ...
-
... Vicente de Amezaga Aresti ...
-
... Vicente de Amezaga Aresti ...
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1966 -
Amézaga Aresti, V. de — Vicente Antonio de Icuza comandante de corsarios. — [Caracas,
Italgráíica, CA, 1966]. 265 pp. (Ediciones del Cuatrícentenario de Caracas) . Sumario. Primera
parte: 1. Antecedentes.— 2. Luchas contra holandeses e ...
Pagina - 1822
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Academia Nacional de la Historia (Venezuela), Pedro José de Olavarriaga Urquieta, Mario Briceño
Perozo - 1965 - 416 páginas -
NOTAS — CAPITULO VIII (1) El Doctor Vicente de Amezaga Aresti, en su obra Hombres de la
Compañía Guipuzcoana (Ediciones del Banco Central, Talleres Artegrafía, Caracas, 1963) intitula el
primer capítulo con el nombre de Pedro José
1966 -
Amézaga Aresti, Vicente de. — Comandante de corsarios. [Caracas], Eds. del Cuatricentenario,
[1966]. XVI, 266 p. lam. 23,5 cm. (Comisión Nacional del Cuatricentenario. Comité de Obras
Culturales). Contiene además varios apéndices con ...
Pagina - 1823
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Boletín del Archivo General de la Nación: Volumen 55,Número 208 -Volumen 56,Número 211
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1965 -
Amézaga, Aresti, Vicente de. El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. Caracas, Tip. Vargas,
1966. 372 pp. (Ediciones del Cua tricentenario de Caracas). Véase ante'^ormentc p. 22529.
Labougle, R. de. — "La sentencia del rey en el ...
Anuario: Volumen 3
Pagina - 1824
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
fecha
Boletín del Archivo General de la Nación: Volumen 55,Número 208 -Volumen 56,Número 211
Silvio Arturo Zavala, Pan American Institute of Geography and History - 1965 -
Amézaga, Aresti, Vicente de. El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. Caracas, Tip.
Vargas, 1966. 372 pp. (Ediciones del Cua tricentenario de Caracas). Véase ante'^ormentc p.
22529. Labougle, R. de. — "La sentencia del rey en el ...
Anuario: Volumen 3
Pagina - 1825
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Ensayos y reflexiones ; 3
El Estado Yaracuy
Historia
Xabier Irujo Amezaga , Alberto Marcelo Irigoyen Artetxe - 2007 - 372 páginas -
AMEZAGA ARESTI, Vicente, El hombre vasco, Ekin, Buenos Aires, 1967. — Nostalgia I, JA
Ascunce, Donostia, 1993. —
Pagina - 1826
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El hombre vasco
Pagina - 1827
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
1971 -
... conducirse conforme a las leyes y usos de la guerra y deben observar rigurosamente las
instrucciones contenidas en su autorización oficial", (8) Vicente de Amezaga Aresti, Vicente
Antonio de Icuza, Comandante de Corsarios, pp. ...
Crónicas de amama
1966 -
Amézaga Aresti, Vicente de. — El elemento vasco en el siglo XVIII venezolano. [Caracas, Tip.
Vargas, 1966]. 372 pp. + 1 hoja. (Ediciones del Cuatricentenario de Caracas). Aunque centrado el
estudio del señor Amézaga en el siglo XVIII, ...
Ensayos y reflexiones ; 3
Pagina - 1828
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
-
... Vicente de Amezaga Aresti ...
Jean-Daniel Candaux, Bernard Lescaze, Société d'histoire et d'archéologie de Genève - 1981 - 717
páginas -
... Vicente de Amezaga Aresti ...
Pagina - 1829
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Memoria: Volumen 2
1983 -
Amézaga Aresti, Vicente de Hombres de la Compañía Guipuzcoana. Prólogo: Pedro Grases.
Caracas: Banco Central de Venezuela, 1963. xxvi, 395 p. (Col. ... Amézaga Aresti, Vicente de
Vicente Antonio de Icuza, comandante de corsarios. ...
Añadir a Mi biblioteca?
Los Comuneros de Mérida: edición conmemorativa del bicentenario ...: Volumen 1
Hispanoamérica: Volumen 3
Demetrio Ramos Pérez, Academia Nacional de la Historia (Venezuela) - 1988 - 399 páginas -
Vicente Amezaga Aresti: Vicente Antonio de lema, Comandante de Corsarios. Caracas, 1966, pp.
16-17). Paralelamente con el mantenimiento de su comercio con la Provincia de Caracas y
posteriormente con la Maracaibo y Andalucía, ...
Pagina - 1830
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
El Estado Yaracuy
Pagina - 1831
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Capitulo 3 -
Pagina - 1832
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Indice en orden alfabético, todos los personajes que Amezaga, a lo largo de su obra periodística,
cita.
Este índice puede servir para conformar una visión cabal de la completa formación humanística
de Amezaga y de su interés en lograr un catastro vasco en todas las actividades humanas.
Pagina - 1833
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Aranoa Carredano, Juan (1901-1973). Pintor. 256, 485. Aranguren, Martín. Mayordomo de
Francisco de Vitoria. 516. Araquistain. Escritor romántico vasco.
Arbelbide, Jean Pierre (1841 -1905). Escritor religioso en euskera. Traductor de devocionarios.
Ardía Parías, Eduardo. Autor venezolano S. XX. 291. Arcipreste de Hita (1282-1350).
Aretxabaleta, Lucio (-Caracas 1967). Delegado Gobierno Vasco en Venezuela. Presidente del
Centro Vasco de Caracas.
Pagina - 1834
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Arizmendi, Miguel.
Ariztimuño, José. Seudónimo Aitzol. Muere fusilado. Escritor.
Arnoriaga Nagore, Vicente (Bingen) (Pamplona 1931- ). Pintor. Expuso en Caracas y actualmente
en Madrid y Pamplona. Monumento al Gudarí que se levanta en el Centro Vasco de Caracas.
Pagina - 1835
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Bolívar. Familia que forma parte de la oligarquía caraqueña. Ramifica con los Blancos, Palacios,
Villegas, los primeros pobladores de la ciudad. El primero de los Bo-livar abandona La Puebla de
los Bolívar en Bizkaia, y se instala en el Nuevo Mundo en el siglo XVI.
Pagina - 1836
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1837
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
sus factores, corsarios y marinería citados por Amezaga en sus artículos sobre el tema, asi como
los hombres de la administración colonial de la Provincia de Venezuela—en 1777 conformada ya
en Capitanía General de Venezuela— con su primer Capitán general, Luis de Unzaga y Amezaga, y
de ¡as Juntas del Señorío de Guipúzcoa.
De La Maza.
De Pons. Cronista de Venezuela. S. XVIII.
Degas, Hilaire Germain Edgar (1834-1917). Pintor.
Demóstenes. (Atenas 384-Calanria 322AC). Orador de gran motivación política y celo patriótico.
Díaz de Ibarrondo, Isaac. Pintor.
Díaz Sánchez. Escritor S. XX.
Dibarrat. Escritor vasco.
Dickens, Charles (1812-1870). Escritor inglés.
Diharce, Xavier, (seudónimo Iratzeder). Traductor Salmos al euskera.
Dodgson, Edward Spencer (1857-1922). Filólogo inglés. Romántico y apasionado por el estudio y
comprensión de la lengua Vasca.
Pagina - 1838
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Fabié. Autor.
Faraldo y Brañas. Precursores nacionalismo gallego.
Feijoo y Montenegro, Benito Jerónimo, fray. Religioso benedictino. (1676-1764). Polígrafo. Su obra
Teatro crítico universal publicada en 1726, así como las Cartas eruditas y curiosas en 1760,
expresan un espíritu abierto, conciliador entre las ideas de la Ilustración y la Fe, con apertura
hacia Europa. Afirman que uno de sus grandes méritos es "haber sacudido la modorra" de sus
contemporáneos.
Galíndez, Jesús (Madrid 1915 - New York 1956). Autor de varios libros sobre el Fuero Vasco y de
una tesis sobre las dictaduras, centrada en Trujülo, que le cuesta la vida. Fue secuestrado en la
boca del metro de New York. No se han encontrado sus restos. En el Centro Vasco de Caracas, en
cada aniversario, dirigentes políticos dominicanos protestaban, junto a ios vascos, por la muerte
de Galíndez y por la duración del régimen de Trujillo.
Pagina - 1839
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Gañkoitz. Santo.
Garriz, Jesús. Escritor. Filólogo.
Gaztañeta. Almirante.
Gaztelu. Consejero Real.
Gazteluzard, Bernard. Traductor al euskera de "Eguia Catholicc...", Pau, .
Gedler Calatayud y Toledo, Marcos,
Gavei, Henri. Filólogo francés.
George, Lloyd.
Gide, André (1869-1951). Escritor francés.
Gil Fortoul, José. Historiador venezolano. Autor de una Historia de Venezuela y una Historia
Legislativa de Venezuela.
Guiozot. Escritor.
Guridi. Músico vasco.
Pagina - 1840
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1841
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Jatsu y Azpilicueta. Familia. S. XVI. Familia de Francisco de Xabier. Amezaga cita a varios
miembros varones: Juan, el padre, Miguel y Juan sus hijos, los hermanos fieles a la dinastía y
causa navarra, y a
Juana Inés de la Cruz (1651 -1695). Escritora mexicana. La novena musa fue llamada. Su poesía
está elaborada a base de juegos de palabras y de brillantes metáforas. Cultiva la poesía amorosa,
utiliza el lenguaje popular, escribe teatro. Su Respuesta a Sor Filotea no es tan solo la primera
autobiografía de las letras hispanoamericanas sino un manifiesto feminista. .
Judas. Apóstol.
Juvenal (55-128). Poeta satírico latino.
Pagina - 1842
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
L'Ancre.
La Cosa, Juan de la (1450-1510). Marino vasco.
Labayru y Goicoechea, Estanislao Jaime (1845-1904). Cronista de Bizkaia.
Laborde, Alexander (1773-1842). Viajero. Escritor.
Laffite, Jean (1780-1821). Escritor.
Laglance, Juan. Viajero del S. XIX.
Laisney, Teresa.
Lamiñak. Personaje mitológico vasco.
Landaeta. Familia de Venezuela, concretamente de Caracas, S. XVIII y XIX. De origen vasco, muy
numerosa. Juan José de Landaeta compuso la letra del Himno Nacional de Venezuela. Otros
miembros de la familia son nombrados por Ameza-ga: Juan, Pedro, Pablo, Blas, Martín, Blas
Miguel, José Manuel, Antonio...
Pagina - 1843
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
López, Nicolás,
Luperena, Ignacio,
Luzuriaga, capitán,
Pagina - 1844
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Moraza y Ruiz de Garibay, Mateo Benigno. Apasionado defensor de los Fueros. S. XIX.
Moreti. Filólogo.
Mosen Cinto. Poeta catalán.
Mugica Mateo, Monseñor. Obispo de Vitoria. Condenado por Franco por su adhesión pastoral al
pueblo vasco.
Pagina - 1845
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1846
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Plinio El Joven (ca 61-113). Escritor latino. Educado por su tío Plinio El Viejo. Nos ha llegado de
sus discursos e! "Panegírico de Trajano", y se conserva un "Epistolario". Amezaga trabajó su figura
en una maravillosa conferencia, publicada posteriormente en el Paraninfo de la Universidad de
Montevideo.
.
Platino, (ca 203-270). Filósofo.
Pomponio Mela (Tarifa -ca 44 de). Geógrafo hispanorromano. En su De Chorografia o Geografía
describe no tan solo el litoral mediterráneo sino las costas europeas atlánticas.
Ponte, Josefa,
Portales y Meneses, Diego, Gobernador,
Porter, Robert Ker. Diplomático inglés S. XIX. Estuvo en Venezuela. Escritor.
Pouvreau, Sttvain. Traductor de la Imitación de Cristo publicada en París, en euskera laburdino.
Prescott. Escritor norteamericano.
Primo de Rivera y Orbaneja (1870-1930). Militar y dictador español.
Quinto Curdo.
Pagina - 1847
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Rodríguez del Toro, Bernardo. Pariente político Simón Bolívar. 380. Rojas, Arístides (1826-1894).
Historiador venezolano. .
Rosmithal Viajero checo S. XV.
Rousseau, Jean Jacques (1712-1778). Escritor, filósofo. Su doctrina y la de todos los ilustrados se
difunde en América entre los que habrían de hacer poco más tarde la revolución libertadora. 348,
382.
Pagina - 1848
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Tácito (Cornelio Cayo Tácito) fea 55-Roma 120). Historiógrafo, orador romano.
Taine, Hippolyte Adolphe (1828-1893). Estético, filósofo del arte.
Taltien. S. XVIII.
Tartufo. Personaje de Moliere (1622-1673).
Tellaetxe y Aldasoro, Julián (1889-1960). Pintor.
Tellagorri. Seudónimo. S. XX. Escritor. Nacido en Algorta. Exiliado. Co-director de la Revista
"Tierra Vasca" en Buenos Aires.
Pagina - 1849
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Zugazagoitia.
Zuluaga y Zabaieta, Ignacio (1870-1943). Pintor.
Zumalakarregui, Tomás (1788-1835). Político y militar guipuzcoano del S. XIX. Protagonizó la
Primera Guerra Carlista. Fue líder carismático de los ejércitos vascos, levantando la bandera del
Pretendiente Carlos (Hermano del Rey Fernando) y los Fueros Vascos. Hace la campaña militar,
exitosa, en territorio navarro en su mayor parte. Guerra de Guerrillas. Muere al infectársele una
Pagina - 1850
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Montevideo URUGUAY
Capitulo 4 -
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Pagina - 1853
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Montevideo URUGUAY
Mayo del 43 Bingen Ametzaga decidió aceptar la nueva responsabilidad de Organizar la Semana
Vasca
Tal como hemos indicado fue a principios de mayo cuando se dieron los primeros pasos en lo
referente a la organización de los actos de la Gran semana Vasca que tendrían lugar en
noviembre. Tarde, muy tarde. Ello motivó sin duda que los acontecimientos se desarrollaran a una
velocidad de vértigo durante los meses de septiembre y octubre de 1943.
Con este propósito viajó a Montevideo el 9 de mayo de 1943, día de la celebración del 31
aniversario del centro. En la sesión del 25 de mayo de 1943, el presidente de Euskalerria
informaba a sus pares que había sido visitado por el Delegado del Gobierno Vasco en Argentina,
Ramón María Aldasoro, en compañía de Juan Domingo Uñarte y Ricardo Gisasola, con el fin de
informarle que proyectaban realizarse en Montevideo diversos actos culturales. Tras estos
primeros contactos y, sin duda, tras contar con el apoyo mayoritario de miembros de la junta, se
hizo público el evento mediante un artículo insertado en el Euzko Deya de Buenos Aires el 30 de
mayo bajo el título "Están en desarrollo importantes iniciativas de extraordinario interés para
nuestra colectividad"
Tras casi un mes de contactos entre la delegación uruguaya y los mencionados representantes del
Euskal Erria, Euzko Deya anunciaba el 20 de junio la celebración de una Semana Vasca en
Montevideo y la inauguración de la Plaza Gernika. También el periódico La Nación de Buenos Aires
publicaba en su número del 22 de junio la noticia sobre la celebración de una Semana Cultural
Vasca en Uruguay. Cuatro días más tarde, el 26 de junio, Enrique José Mochó fue elegido
presidente de la sociedad Euskal Urna. Manuel Gortari vicepresidente, José Manuel Iguain tesorero
y Pedro Arteche secretario.
Escasos cinco días después, el primero de julio y, mediante la reproducción en la revista Euskal
Brria del artículo publicado días antes en La Nación, la nueva junta directiva y, con ella, el
conjunto de la sociedad, apostaba definitivamente y de forma oficial en la organización de los
actos de la Gran Semana Vasca.
Pagina - 1854
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por fin, el 27 de julio el Consejo Directivo de Euskal Erria, en compañía de las comisiones de
Fiestas y de Beneficencia e Instrucción, recibía a Aldasoro que, a propósito de la organización de
la proyectada Semana Cultural Vasca, pasaba una breve estadía en Montevideo. El delegado, tras
enumerar los pasos dados hasta el momento, solicitó la colaboración de la institución, sosteniendo
que una sociedad de tanto prestigio no podía permanecer ajena a una iniciativa de tal magnitud. A
la vista del entusiasmo con el que se adoptaron las propuestas, propuso Aldasoro a la junta
directiva que la comisión organizadora de la Semana Vasca se ubicase físicamente en la propia
sede de la sociedad. A ello respondió losé Manuel Iguain que, además de la sede, la sociedad
debería prestar su apoyo en todo íquello que la organización de un evento de tal envergadura
requiriese.
Sin duda alguna no fue difícil obtener el apoyo del Euskal Erria cuando el acto encajaba
perfectamente con los propios objetivos fundamentales que establecían los estatutos de la
sociedad,
3. Celebrar fiestas y fomentar la práctica de los deportes, cultivando en especial los genuinamente
vascos.
4. Alquilar o adquirir locales necesarios para dar cumplimiento a los postulados precedentes.
5. Realizar una continua propaganda de la Institución por todos las medios posibles que tiendan
siempre a! engrandecimiento de Euskal Erria y a la honra de ¡a Patria ausente .
Podemos de este modo establecer como fecha oficial de inicio de los preparativos el día 31 de
julio, día de la celebración de las festividades de San Ignacio. Poco se había adelantado hasta esa
fecha. La situación se agravó aún más cuando en agosto Aldasoro sufrió una úlcera de estómago
que lo mantuvo alejado del trabajo una larga temporada .
Pagina - 1855
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Por lo que se refiere a la organización del calendario de actividades, el proyecto propuesto por
Aldasoro en la reunión del día 27 difería mucho del programa de actividades que finalmente se iba
a desarrollar. En principio se trataba de un evento de tres días de duración que, del 30 de octubre
al 1 de noviembre, se asemejaba en lodo a la festividad de San Ignacio de 1942; inauguración del
acto con un homenaje al presidente de la república Juan José Amezaga, mesa mayor en la
catedral de Montevideo, exposición de arte y folklore vasco, inauguración de la Plaza Gerníka y
concierto de música sacra. Los acontecimientos y, fundamentalmente el espontáneo e
imprevisiblemente amplio apoyo que el gobierno y la clase política y cultural de la sociedad
uruguaya iba a conceder al acto hizo que éste se dilatara hasta quince días. Por otro lado la Plaza
Gernika no sería inaugurada hasta 1944. En cualquier caso es preciso tener presentes varias
cuestiones.
La delegación del gobierno vasco de Buenos Aires contaba ya a finales de julio de 1943 con la
conformidad del presidente de la república y del alcalde de Montevideo, Juan P. Fabini. Asimismo,
la participación en los actos de personalidades de ¡a vida vasca en el Uruguay tales como José
Iruretagoyena Anza o el padre Pedro Goikoetxea era asimismo un hecho antes siquiera de que se
organizaran las primeras comisiones gestoras de la Semana Vasca. En cualquier caso, hasta el día
30 de septiembre no se haría público un primer borrador de acontecimientos.
Ignacio Garra, Juan Ibarra Aguerrebere y Aitor Hormaeche conformaron por su parte la comisión
de finanzas " , si bien más tarde serian nombrados para tal comisión Luis San Martin y Rodolfo
Gorriti. José Bikandi fue elegido, junto a un nutrido grupo de personalidades de las letras
uruguayas, Emilio Oribe Coronel, José Zorrilla de San Martín, Carlos Sabat Ercasty y el músico de
origen vasco, Lauro Ayes taran, presídeme de la comisión de arte. Arnaldo Pedro Parrabere,
director de la revista Euskal Erria fue nombrado presidente de la comisión de prensa, de la cual
formaron pane Pedro Arteche y Bingen Ametzaga. Finalmente, Juan Domingo Uriarte, Pedro
Arleche y Ricardo Gisasola conformaron la comisión de acogida. En septiembre se organizaría
asimismo el Comité Juvenil Vasco, una comisión formada en su mayoría por jóvenes socios del
Euskal Erria.
Pagina - 1856
Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Junto con estas comisiones se organizaron igualmente comisiones femeninas en cada una de las
áreas arriba citadas. María Ana Bidegarai Janssen fue elegida presidenta de la comisión ejecutiva
y Blanca Hormaeche y Concepción Ilurbey vicepresidentas. Maruja González, esposa de Emilio
Oribe, fue nombrada presidenta de la comisión de arte, Elvira Parrabere, esposa de Julio Garra, de
la de Finanzas y Pascasia Mendizabal e Inés Bayne de las de Prensa y Propaganda.
Se establecieron asimismo calendarios de trabajo. De este modo los lunes se reuniría la comisión
de bellas artes; los miembros de la comisión ejecutiva y de todas las subcomisiones dependientes
de éste y, por fin, los viernes la comisión de acogida4"1. Además de las citadas reuniones
ordinarias se celebraban diariamente decenas de encuentros, fundamentalmente en el Euskal
Erria de Montevideo y en el Laurak Bat de Buenos Aires. La participación del Laurak Bat fue sin
duda determinante en muchos aspectos. Gracias a ella se obtuvo la participación en los actos del
coro del Laurak Bat
Paralelamente, colaboraron en las actividades festivas los dantzaris y txistularis dd citado Laurak
Bat junto con los grupos de baile de Euzko Txokoa y Acción Vasca, entonces bajo la dirección de
Saturnino Salegui y Pablo Galdeano. Entre txislularis, danlzaris y cantores, diversas fuentes
estiman que participaron en los actos cerca de 300 personas venidas de Argentina, socios en su
mayoría de los citados tres ceñiros vascos de Buenos Aires.
En la labor correspondiente a la comisión de bellas artes hicieron asimismo las tres entidades
vasco-argentinas una gran labor al lograr José Bikandi reunir un lotal de 300 obras de arte para la
exposición de arle vasco que tendría lugar en Montevideo. Junto a ellas hay que destacar
asimismo la colaboración del Centro Vasco francés de la capital rioplatense. Además de las
entidades vascas logró Aldasoro la participación de la Asociación de Arquitectos de Buenos Aires,
hizo ya en su boletín un llamamiento a los arquitectos asociados afín de que aquellos que
dispongan de obra vasca y deseen contribuir con sus aportaciones e indicaciones, planos, diseños,
proyectos, etc.. puedan hacerlo. Por su parte la entidad facilitará aquellos elementas que se
exlimen necesarios dentro de sus disponibilidades una vez quede perfilada la sección de
arquitectura'.
Las piezas de arte serían depositadas hasta su embarque hacia Montevideo en los ¡ocales cedidos
a su vez a tal efecto por la bonaerense Asociación de Estímulo de Bellas Artes. Igualmente hizo
pública el 17 de septiembre su participación en los actos el Instituto Cultural Argentino-Uruguayo
presidido por el célebre arquitecto argentino Martin Nocí. me apresuro a expresarles la viva
simpatía tan grato es para nuestros sentimientos todo aquello que se refiera al noble país de que
son Uds. prestigiosas figuras representativas, debiendo agregar por ¡o que me toca
personalmente que la espontaneidad de ¡a adhesión se acentúa más aún si cabe por la
ascendencia vasca de la que me enorgullezco. Cuentan, pues, Uds. plenamente con nosotros para
e! fausto acontecimiento a realizarse, al que, de ser posible, concurrirá una representación del
Instituto que reiteraré:
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
A pesar del alcance de la participación de las entidades vasco argentinas la prensa vasca se limitó
en todo momento a hacer mención de la "colaboración" que dichos centros brindaban al Euskal
Erria, sede tísica y verdadero pulmón de las actividades, la veterana entidad vasca ha ofrecido a
los organizadores su concurso para todo aquello en que pueda ser útil. Hu entendido la dimisión
Directiva del centro que su colaboración a ¡a empresa de vasquismo entra dentro de su misión v
de su obra, ya tan prestigiosa, en pro de los intereses vascos en América
El 5 de septiembre el Centro Euskaro Español de Montevideo organizó la primera Euskal Jaia con
motivo de las celebraciones de la Gran Semana Vasca: partidos de pelota, fanfarre, comida para
250 comensales, repertorio musical a cargo de maria Eugenia Mújica y baile de las seis de la tarde
hasta bien entrada la noche.
Muchos, sino todos, se han preguntado y se preguntan: ¿.Qué será la Semana Cultural Vasca?
Trataremos de explicarlo en pocas líneas. La semana vasca ha sido proyectada con dos objetos: e!
de mostrar a propias y extraños /as inquietudes espirituales del vasco, y el de encontrarnos a
nosotros mismos. En esta vida no todo es trábalo, no todo ha de ser la conquista de la
tranquilidad y felicidad material de la vida diaria. El vasco es laborioso, ordenado, ahorrativo,
volveremos, por unos días, a revivir en esta generosa tierra de paz que nos cobija, todas las
costumbres de nuestros padres, todas las canciones, bailes y costumbres de nosotros mismos.
Esta será la Semana Cultural Vasca, Arte, folklore y civilización vasca. Vernos tal cual sumos.
Sentirnos unidos por un mismo idea!, por un mismo corazón, por un mismo fin: el conocimiento
perfecto de nuestra raza, el hacerla conocer por todos los medios a nuestro alcance. Y por
reconocimiento a aquellos que nos dieron a la vida, por sentirnos orgullosos de pertenecer a esa
raza que "NO DATA ", de esa raza de la cual no se conoce su origen, debemos prestar todo
nuestro apoyo sincero, lodo nuestro esfuerzo personal, a esta Semana de Cultura Vasca
En línea con lo apuntado en el capítulo anterior, Ametzaga participa en la organización de los actos
pese a no figurar en la dirección de comisión alguna.
Hemos convenido con e! Sr. Altor Hormaeche, que todo lo relacionado con la organización de estas
le será comunicado directamente a él y a Ud., y a Gisasola cuanto concierna a las actividades de
nuestra Delegación en Montevideo. Tenemos un programa de trabajo abrumador. El ingeniero
Urbano Aguirre ha ofrecido a facilitar el dinero necesario para los gastos que debamos realizar
de las aflictivas preocupaciones que me crea la mendicidad que me veo obligado a ejercitar para
el cumplimiento de las funciones que me están encomendadas. Yo vov a ocuparme de obtener los
anuncios para el pago del programa, que está adquiriendo mas proporciones un poco alarmantes.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Una de las principales labores de Ametzaga como nuevo miembro de lu delegación de Montevideo
fue la elaboración de las comisiones de honor, compuestas en su totalidad por destacados
miembros de la vida política e intelectual de la sociedad uruguaya. En este sentido contó en todo
momento con la inestimable ayuda de María Luisa Iribarne, miembro y presidente durante años
de la comisión de damas de la sociedad Euskal Erria y esposa del senador del partido Colorado
Duncan Batlle Berres. la cual era cuñada del que sería presidente de la nación por el mismo
partido en 1947 y en 1955, en esta segunda ocasión como miembro del colegio presidencial del
país, Luis Battle Berres. Familia de gran prestigio y peso político durante toda la primera mitad de
siglo en el Uruguay, era asimismo Luis Batlle Berres director de Radio Ariel.
No es de extrañar por tanto que fuera precisamente Radio Ariel la emisora responsable de la
transmisión diaria de los eventos relacionados con la celebración de los actos de la Gran Semana
Vasca o que fuera la emisora que radio las declaraciones del lehendakari Aguirre Iras su
reaparición en Montevideo en octubre de 1941. Además de los citados, formaron parte de las
comisiones de honor todos los miembros destacados de la familia Batlle, César, Lorenzo y Rafael
Batlle Pacheco asimismo miembros del partido Colorado. 75 hombres y 12 mujeres conformaron
finalmente ambas comisiones de honor. Además del propio presidente de la nación, Juan José
Amezaga, estamparon su firma de adhesión y, por tanto, formaron parte de la comisión, los ocho
ministros del gabinete Amezaga, José Serrato ministro de exterior, juan José Carbajal Viclorica
ministro de interior, Tomás Berreta ministro de obras públicas, Adolfo Follé Joanicó ministro de
educación, Ricardo Cosió ministro de hacienda, Alfredo R. Campos ministro de Dirección Nacional,
Arturo González Bidart ministro de ganadería y agricultura y Luis Mattianuda ministro de sanidad.
Casado con Celia Álvarez Mouliá, las tres hijas del presidente, Ana María, Margarita y María
Asunción, todas ellas al igual que sus padres miembros de! Euskal Erria, formaron parte de la
comisión de honoi femenina. Además de los miembros de gobierno, se obtuvo asimismo la
participación en los actos y la adhesión a la comisión de honor del alcalde de Montevideo Juan P.
Fabini y de Juan C. Gómez Folie director de! servicio de policía metropolitana de la ciudad. Tal
como queda dicho, en vista del respaldo y de la adhesión demostradas desde un principio, la
delegación del gobierno vasco decidió desde un primer momento dar comienzo a la festividad con
un acto de homenaje y franco agradecimiento al gobierno uruguayo que había recibido al
lehendakari Aguirre en 1941 y 1942 y acogía en 1943 con tal entusiasmo y entrega los actos de la
Semana Vasca de Montevideo.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Paralelamente a la colaboración prestada por los miembros del gobierno y. junto con éste, del
Partido Colorado, primera tuerza política del país a todo lo largo de la primera mitad de siglo,
prestaron su ayuda y manifestaron su adhesión a los actos los representantes de prácticamente
todas las demás fuerzas políticas del estado. Entre muchos otros, Dardo Regules presidente del
partido demócrata cristiano Unión Cívica y, posteriormente senador y ministro por dicho partido;
Tomás Breña diputado del mismo partido; Emilio Frugoni, presidente del Partido Socialista; Juan
Andrés Ramírez director del diario El Plata; Eduardo Rodríguez Larrela director del diario El País.
Justino Zabala Muniz director del Servicio Oficial de Difusión Radioeléctrica
Podemos adelantar que este objetivo se logró con creces. Efectivamente, los organizadores habían
logrado reunir a tañías personalidades de lysnombre en torno a la colectividad vasca, que no
pasaba un día sin que la prensa se ocupara del tema.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Diariamente se emitía música vasca y conferencias por las más stigiosas radios montevideana, y
el diario El País publicaba asiduamente artículos de |Tellagorri. Ametzaga llamaría a El Plata "mi
tribuna particular" ya que a partir de 1943 Juan Andrés Ramírez, junto con Dardo Regules y
Bingen Ametzaga se reunían ácticamente de forma semanal en la redacción del periódico para
tratar, entre otros. ¡ relacionados, como veremos, con la organización de la Organización
Demócrata stiana Americana creada por el senador cívico y de la cual fueron miembros ndadores
los tres. Es difícil calcular el número exacto de artículos de prensa de la ¡elegación o de la Oficina
de Prensa de Huskadi (creada a partir de 1947) publicados or el diario El Plata ente 1943 y 1956,
pero sin duda se publicaron todos y cada uno de . que llegaron a manos de Juan Andrés Ramírez,
algunos de ellos enviados por el propio Regules.
Por lo que se refiere al resto de los periódicos mencionados Ametzaga obtuvo asimismo la
colaboración de Eduardo Rodríguez Larreta, . como miembro del Partido Nacional Independiente,
ministro de gobierno y de exteriores en los gobiernos de los colorados Juan José Amezaga, Tomás
Berreta y Luis Batlle Berres (1943-1947). Miembro del equipo director era asimismo Martín
Aguirre, oriundo de inmigrantes vascos y asiduo colaborador asimismo en lo referente a las
publicaciones enviadas desde la delegación de Montevideo.
También el diario E! Día cubrió ampliamente la noticia, como cubriría asimismo en repetidas
ocasiones a doble página diversos eventos de la vida social y cultural de la colectividad vasca en
Montevideo. Siendo El Bien Pública el órgano del partido demócrata cristiano Unión Cívica de
Dardo Regules y Tomás Breña, no tuvo ninguna dificultad Ametzaga en publicar cuantos artículos
llegaban a sus manos en dicho diario. Más aún, este diario constituiría, como tendremos ocasión
de ver, uno de los escenarios más cándenles de pugna política entre aquellos miembros de la
iglesia más reaccionaria y, por ende, cercanos al franquismo, y otros sectores de la iglesia
cercanos al planteamiento político de la delegación de la delegación del Gobierno Vasco en
Uruguay.
A pesar de contar con el apoyo mayoritario de los periódicos de mayor tirada del país, hubo
diarios que, debido sin duda a la escasa influencia que en este aspecto demostró siempre la
legación franquista, se mostraron remisos a prestar su apoyo. Tal es el caso de El Diario en el cual
Ametzaga se negó incluso a colaborar, lo cual creó cierto malestar en el seno de la comisión de
prensa,
Nos parece que no debes insistir en la negativa de colaborar en "El Diario ". Tengo !ü seguridad de
que tus artículos se impondrán por su contenido. ¿ Qué más da, pues, que salgan en uno u otro
periódico? Es evidente que no podemos ir contra lux hechos consumados. Por otra parte, sobre la
marcha, se te han de presentar sin duda ocasiones para escribir en revistas o periódicos que te
satisfagan más. Creo que sí es menester una pequeña explicación con Aitor (Hormaeche) en la
que le digas que colaborarás en la medida y lugar que el, como secretario general de la Semana
Vanea. crea conveniente: no debes ahorrarla diciendo, incluso, que nosotros te hemos aconsejado
en este sentido.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
He aquí una muestra de lo escrito y publicado por Bingen Ametzaga durante los meses de
octubre, noviembre y diciembre de 1943 en la prensa uruguaya.
1. La Semana Vasca
2. Los meses vascos
3. Territorio vasco
4. Antropología
5. Música
6. Danzas
7. Juegos y deportes
8. Mitología
9. Religión: herejes y brujas
10. Idioma vasco
11. Literatura euskérica
12. Las Pastorales suletinas
13 Los bertsolaris
14. Escritores vascos en castellano
15. Organización política vasca
16. Tratados con Inglaterra
17. Tratados de amistad v buena correspondencia
18. El árbol de Gernika
19. Democracia y sentido de ¡a dignidad humana
20. Nobleza universal aspectos sociales del Fuero
21. El árbol Maíato
22. La mujer vasca
23. El caserío
24. La industria del hierro
25. Argiñas y arotzas
26. Marinos y descubridores
27. Colonizadores y fundadores
28. Garibai, Urkiza, Alberdi, Larrañaga...
29. "Corto en palabras... "
30. "Palabra de vasco "
31. " Vasco hermano "
Lo cierto es que, desde que en mayo del 43 Ametzaga decidió aceptar la nueva responsabilidad en
la delegación, comenzó a escribir de forma abultada y con cierto eco en la prensa argentina
primero y uruguaya más tarde, leí con mucho interés y admiré su preparación y gusto tratando
de! castillo de Maríiartu y del exilio, en cuvos artículos aprecié su finura afectiva y su versación en
clásicos castellanos. Sus receaionex de mis "Viajeros" son las que más aprecio de ¡odas, porque
están movidas de un espíritu análogo al mió, enriquecen el texto en forma pareja a la mía para
una segunda edición y me han enseñado varias cosas433. Diez días después, elogia de nuevo el
crítico vasco el contenido de varios artículos escritos por Ametzaga en esle período, comienzo por
felicitarle por su último artículo sobre Avala y sus sobrinos, (...) Escribe Ud. muy bien e!
castellano y sabe precisar perfectamente los asuntos: ya sabe Vd. que el llamado estilo
periodístico que es ligereza y carencia de lodo ¡o demás no me gusta ni por asomo. (...) Me
parece que me pintan como un ogro exigente en literatura.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Junto con la redacción de artículos periodísticos pidió Aldasoro a Ametzaga que continuara con el
ciclo de conferencias iniciado en el otoño austral de 1943. Se han conservado cinco de las
ofrecidas por el autor entre el 15 de octubre y el 3 de noviembre: "Pedro de Enbeita, el poeta
popular vasco", en el paraninfo de la Universidad de la República el 15 de octubre; "Boga, boga,
marínela", en radio El espectador el 17 de octubre; "Bruno Mauricio de Zabala, fundador de
Montevideo", cu la plaza Zabala el 30 de octubre; "Guernica y las libertades vascas", en el
S.O.D.K.H. el 3 de noviembre y, "Los Fueros Vascos", en el auditorio de artes plásticas el mismo
día 3 de noviembre. Dado el éxito de las mismas Ixaka López Mendizabal comentó ¡a idea de
incluirlas todas en un tomo y publicarlas en L:KIN con Andrés Irujo. A este último le pareció
buena idea y se puso en contacto con Ametzaga a través de Telleixcü. cumpliendo el encargo que
me diste a través de Telletxea te adjunto una copia de mi discurso para Eii-ko Deya. Sabrás que lo
he escrito con una Underwood portátil casi nueva que desde unos días a esta parte ha pasado a
ser de mi exclusivo uso. Comprenderás que esté contento de ello pues siempre es un aliciente:
Recordaba hoy que a raíz de un discurso que pronuncié en Euzko Txokoa de ésa sohrc el tema "25
de octubre de 1859", Ixaka me habló de publicarlo en uno de los tomos de £X7A'435. Habría que
esperar no obstante veinticinco años hasta que el dicho lomo viera la luz con el título de El
hombre vasco, publicado por EK1N en 1967. En cualquier caso, un fruto más de la Semana Vasca.
También las emisoras de radio colaboraron en la difusión de los preparativos de la Semana, las
emisoras contribuyen asimismo por su parte a intensificar ambiente de cordial adhesión
existente, pues con mucha frecuencia irradia noticias y referencias asi como glosas de los actos en
preparación.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Encomiable sin duda fue también la labor de la comisión de arte a cargo de José Bikandi, profesor
entonces de la célebre Escuela de Bellas Aries. Llegó a ser de tal envergadura la cantidad de obras
de arte seleccionadas, recogidas y transportadas a Montevideo desde Buenos Aires que hubieron
de ser creadas dos subcomisiones, una a cargo del arquitecto bonaerense Félix Loizaga, miembro
del Lavrak ña(4í* y la segunda a cargo del arquitecto Carlos Cueullu, encargado éste del Álbum de
la Semana. La exposición de arte vasco fue desde un principio uno de los actos centrales de la
celebración, por lo que el 20 de septiembre se trasladó Bikandi a Montevideo para reunirse con
Raúl Montero Bustamanle, presidente de la Comisión Nacional de Cultura de Montevideo a fin de
obtener de éste el uso gratuito de las salas de exposiciones del teatro Salís.
Asimismo, Euzko Deya y la Liga de Amigos de ios Vascos de Buenos Aires, bían impreso en los
talleres de Sebastián de Amorrortu e hijos una revista de gran oaño y profusamente ilustrada que
contaba con 112 páginas. En su primera página se illaba la dedicatoria al Presidente uruguayo
Juan José Amezaga Ibarra. Ideada y íigida por Carlos Cueullu, habían colaborado entre otros, José
Urbano Aguirre. Koldo Lugones, Carlus Sabat Ercasty, Ixaka López Mendizabal, Joxe Mari de le,
Pedro Basaldua, Dirigen Ametzaga, Enrique de Gandía, José León de Jegui, Santiago Cunchillos y
Manterola; siendo los dibujantes Néstor Bazlerretxea y Félix Muñoa.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Es preciso destacar en última instancia la labor desarrollada por las comisiones femeninas, las
cuales se ocuparon de confeccionar en tan solo dos meses el vestuario líos cerca de cien niños y
niñas que conformarían el coro de prácticamente todos los os que se iban a celebrar. Aquella
labor, además de convertir el Euskal Erria durante dos meses, constituyó una verdadera labor de
investigación ica ya que desde un principio se procuró confeccionar trajes propios del folklore
rasco de ios diversos territorios, valles y pueblos de Euskal Herria. Para ello se dieron cita varios
expertos de los centros vascos Euskal Erria, Fuskaro Español y Laurak Bat. Entre los trajes cabe
destacar el éxito del vestido de roncales y roncalesa típico del Duranguesado así tomo los diseños
propios que también tuvieron cabida en las celebraciones. Tal es el caso de los diez trajes de
Mikeletes y los vestidos de poxpoíiñas con los colores de la ikurriña diseñados por estas mujeres,
dio comienzo Ui tarea de confeccionar los vestidos regionales para este batallón de jóvenes
danízañs Se trató de cambiar la imagen del típico traje femenino de la poxpolina, falda rujo
escarlata con bandas de pasamanería negra, corpino negro y blusa blanca, otorgándole los vivos
colores de la Ikurriña: faldas de color rujo intenso y corpinos verde esmeralda, mientras se
poblaba las blancas blusas de encajes en puños y cuellos v a los pañuelos se ¡es daba gracia con
lazos más historiados.
Se presentaron, como novedad, los trajes típicos del Valle del Roncal, en Navarra, muy fastuoso,
paño. bordados con flores de colores e hilos de seda , Tras los actos dichos trajes fueron utilizados
por los miembros del coro y el nuevo grupo de txistularis que nacería de la constitución de la
nueva Comisión de Cultura.
Terminados los preparativos, tan sólo restaba hacer un llamamiento general u la participación de
todos en todos los actos programados, lo cual se hizo mediante la circular enviada a los miembros
de las diversas asociaciones participantes en la festividad, anhelamos que esta Semana de Cultura
Vasca, cuyo programa adjuntamos, encuentre entre los vascos y los descendientes de los vascos,
cálido y fervoroso apovo que ponga de manifiesto el hondo espíritu racial que nos anima, Por eso
lo exhortamos a que concurra conjuntamente con sus familiares, a todos los actos programados,
donde, al mismo tiempo que los prestigia, gozará Ud. hondas emociones propias de nuestra
tierra .
En virtud del testimonio oral de Mercedes Iribarren, tras dos meses de días sin noche, la ferviente
actividad que tuvo en ebullición durante dos largos meses el Euskal Erria dio lugar a la extenuante
actividad de los actos. La inesperada participación mayoritaria y decidida de los socios y la
asimismo imprevisible participación y colaboración de los medios de comunicación, del gobierno y,
en general, de la sociedad uruguaya, convirtieron el proyecto inicial de la delegación argentina, de
tan solo tres días de duración, en una Semana Vasca de quince días de densa actividad cultural,
social y política, un hecho sin precedentes en la historia del nacionalismo vasco en Uruguay.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Radio Ariel; cerraría el ciclo María Luisa Eribarre de Batlle fierres, quien en pocas palabras logró
resumir mejor que nadie el notable éxito de la que pasaría a la historia corno "La Gran Semana
Vasca del 43", voy a empezar por hacerme eco de la sorpresa que ha causado este movimiento
nuestra, que ha revolucionado, verdaderamente, a iodo el país. Me han dicho bastantes personas
ya: "No parecía que hubiese tantos vascos en Montevideo ". Y. en el Parque Hotel, en occisión del
cocktail que celebramos hace un par de domingos, el señor gerente me dijo que no recordaba
haber vendido nunca tantos tickets para una fiesta similar.
El día 6 de octubre de 1943 tuvo lugar en la sociedad Laurak Bal de Buenos Aires un acto de
homenaje a Julio Guaní, presidente de la suprema corte de justicia de Uruguay y de la comisión
de honor de la Semana Vasca. Acompañó al Dr. Guaní el embajador de la república de Uruguay en
Argentina, Eugenio Martínez Thedy, Héctor Gerona, vicepresidente de la ROU y Martín Noel,
presidente del Instituto Cultural Argén ti no-Uruguay o. El acto consistió en un banquete, música y
bailes a cargo de los txistularis, poxpolinas, hilanderas y dantzaris.
A continuación Ramón María Aldasoro ofreció una conferencia a la que de modo espontáneo
respondió Guaní, yo os admiro por vuestra serenidad y por vuestro sufrimiento llevado con
entereza y porque de vosotros está hecha esta América, que es hija vuestra y que como vosotros
defiende el espíritu de ¡a democracia^4.
El 9 de octubre tuvo lugar en el Euskal Eirria de Montevideo una demostración de pelota
organizada pt>r la comisión ad hoc de la sociedad y, al día siguiente, una fiesta con banquete
para 200 personas, charlas, bailes y romería en los terrenos de Malvín. Con motivo de este acio se
dieron cita en Malvín cerca de 300 personas sobre un lotal de 600 socios que eran los que contaba
la sociedad en 1943. Un éxito de participación por tanto. Cinco días más tarde, el 15 de octubre
tuvo lugar la conferencia a cargo de Bingen Ametzaga sobre el bertsolari vasco Pedro Enbeita.
Urretxindorra.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Dos días más tarde, el 17 de noviembre se celebró, como todos los años, la festividad de San
Miguel en el Euskal Erria. Los actos, que se desarrollaron en el Parque Hotel, se dilataron desde la
una del mediodía hasta bien entradas las nueve de la noche. Como en ocasiones anteriores la
festividad permitió ensayar a coros, grupos de poxpolinas, hilanderas, dantzaris y txistularis. El
acto, organizado por la comisión de jóvenes de la sociedad, estuvo encabezado por Celia Álvarez
Mouliá, esposa del presidente de la república Juan José Amezaga y Maria Ana Bidegarai Janssen.
Por último, el día 18 del mismo mes tuvo lugar la última celebración anterior al inicio de la
semana Vasca. El acto consistió esta vez en una reunión de los máximos responsables del evento
en Radio El Espectador de Montevideo, cada uno de los cuales, recibidos por el director de la
emisora Dr. Caporale Scelta, disertó brevemente sobre varios aspectos de los actos a celebrarse a
parlir del día 30 de noviembre, después Je e.itox dos actos preparatorios v de una serie de charlas
por radio, diariamente realizadas v un las que lomaron parte los doctores vascos Aldasoro y
Amezaga y los uruguayos Gorrín, Zorrilla de San Martín, Mochó y Zubillaga; señores Iguain y
Telletxea y señoras Mana Ana Bidegaray de Jansen, María Luisa ¡riharne de Batlle ¡ierres, Dra.
Cciceres y el Ingeniero Garmendia, entramos en la semana b asían te arbitrariamente así
denominada, pues que dio comienzo el día 30 de octubre para ser clausurada el 13 de
noviembre44''.
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Obras Completas y Referencias de Vicente Amezaga
Todos los actos sin excepción concitaron la atención de los medios; no obstante, a partir de la
llegada de las delegaciones de Argentina y Chile los titulares de los diarios se agrandaron
exponencialmente. "Esta noche habrá en