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A. La antigua Grecia
En el mundo de la antigua Grecia, la relación entre derecho y argumentación fue muy estrecha. Las
circunstancias políticas, económicas y sociales de aquel entonces propiciaron una gran demanda de
expertos en litigios y en el tratamiento de los asuntos públicos, y esta demanda, a su vez, dio lugar a uno de
los periodos de mayor desarrollo y propagación de la argumentación llamada “persuasiva” o “retórica”.
En efecto, en la antigua Grecia, el auge de la retórica coincide, al menos en lo que respecta a Sicilia, con el
fin de la tiranía, cuando, una vez reestablecida la democracia, comenzaron a sucederse numerosos litigios.
Muchos de éstos giraban en torno a la propiedad de las tierras, pues todos aquellos terratenientes que
durante el reinado de los tiranos habían sido despojados de sus territorios, comenzaron a reclamar sus
pertenencias. Es de imaginar que en una situación así, la habilidad argumentativa de los litigantes, su
capacidad persuasiva, resultaba decisiva para lograr el triunfo en el litigio. Fue así como el arte retórico fue
convirtiéndose en un instrumento cada vez más poderoso en el mundo del derecho y, por ende, comenzó a
cultivarse cada vez más.
Por otro lado, dado que en aquel entonces no existía el oficio de abogado como tal y cada quién tenía que
defender su causa, muchas de las personas que se veían en la necesidad de enfrentar un litigio y no se
sentían capacitadas para hablar con la elocuencia necesaria, contrataban los servicios de especialistas, los
llamados “logógrafos” que podrían considerarse como los precursores de los actuales abogados, para que
les elaboraran un discurso que ellos pudieran aprender de memoria y presentar ante el tribunal. Algunos de
los mejores rétores que ha tenido la humanidad se iniciaron como logógrafos o ejercieron este oficio en
algún momento de su vida.
B. En Atenas:
En el caso de Atenas, hubo circunstancias económicas que influyeron directamente en su forma de gobierno
y, paralelamente, acrecentaron la importancia de la retórica. Gracias al desarrollo y expansión del comercio,
la democracia fue ganando terreno. Nuevos grupos sociales, fuera de la aristocracia, empezaron a tener
mayor poder económico, y eso, a su vez, les abría la posibilidad de entrar con mayor peso que antes a la
vida política, al gobierno. Sin embargo, esta oportunidad que se le brindaba al ciudadano común no se
realizaba de manera inmediata, pues existía un gran obstáculo: la educación. Durante mucho tiempo en
Grecia se había pensado que el perfil del hombre ideal, modelo máximo al que aspiraba la pedagogía, no
era realizable por cualquiera, sino sólo por los nobles: todos los nacidos fuera de la aristocracia estaban
imposibilitados para alcanzarlo y, por tanto, era inútil intentarlo; de ahí que la educación del pueblo no fuera
tan es- merada como la que recibía la nobleza. En esta situación, por más que las nuevas circunstancias
económicas le abrían al pueblo la posibilidad de una mayor participación en la vida política, si no estaba tan
preparado como la nobleza para esta actividad, no podría hacer un buen papel al enfrentarse cara a cara
con la aristocracia en las asambleas del pueblo. Surgió, entonces, una enorme demanda de educación, una
demanda de maestros que enseñaran la “virtud política”, es decir, todo un conjunto de conocimientos sobre
cómo manejar los asuntos de la ciudad y cómo manejarse uno mismo en ese medio.
Ahora bien, el centro de la política de esos tiempos lo constituían las asambleas públicas, y en ellas el
instrumento más necesario y poderoso era el arte de la persuasión; la virtud fundamental de un hombre de
Estado era la virtud de la palabra, el dominio del arte retórico.
C. La antigua Roma:
Los romanos constituían un pueblo con una inclinación fuertemente pragmática. No acostumbraban
detenerse mucho en especulaciones. Para ellos, la vida práctica era lo primero y el centro de la vida práctica
eran la política y la ley, de ahí que no sea de extrañar la enorme cantidad de ora- dores que vio Roma, si se
toma en consideración que el arte retórico es instrumento indispensable para el ejercicio de ambas. Sin
embargo, muy de acuerdo con su espíritu pragmático, los romanos fueron grandes en la práctica de la
oratoria, pero no fueron muchas las novedades que aportaron a la teoría retórica.
Los primeros maestros de retórica que hubo en Roma no fueron realmente romanos, sino libertos; pero entre
los autores propiamente romanos que escribieron sobre retórica, el primero, según Quintiliano, fue Catón “el
Censor”, también llamado “Catón el Antiguo” o “Catón el Sabio”. Sus dis- cursos se distinguen por la sutileza
de sus razonamientos; precisamente de ahí viene el nombre de “Catón”: de catus, sagaz. Entre las acciones
políticas más importantes de Catón está el haber contribuido poderosamente a la declaración de guerra
contra Cartago, en 150. A él se debe aquella famosa frase Delenda Carthago (“Cartago debe ser destruida”),
con la cual finalizó muchos de sus discursos.
LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA
1. Concepto
Etimológicamente hablando, el verbo “Interpretar” proviene de la voz latina interpretare o interpretari,
palabra que, según el eminente Jurista uruguayo Eduardo J. Couture , deriva de interpres que significa
mediador, corredor, intermediario.
Guillermo Cabanellas de Torres: “La Interpretación jurídica por excelencia es la que pretende descubrir
para sí mismo (comprender) o para los demás (revelar) el verdadero pensamiento del legislador o explicar
el sentido de una disposición.”
Marcial Rubio Correa: “La teoría de la interpretación jurídica, es la parte de la Teoría General del Derecho
destinada a desentrañar el significado último del contenido de las normas jurídicas cuando su sentido
normativo no queda claro a partir del análisis lógico-jurídico interno de la norma.”
Aníbal Torres Vásquez, cuando dice: “¿Cómo establece el intérprete el sentido de la norma? En primer
lugar, la labor del intérprete se dirige a descubrir o develar el sentido inmanente en la norma; en segundo
lugar, como por lo general una norma evoca varios sentidos, selecciona o fija el sentido con el cual se
obtenga la solución más justa del caso concreto; y en tercer lugar, si el sentido o sentidos de la norma no
se adecuan a la nueva realidad social, el intérprete atribuye a la norma el significado que lo actualiza.”
Dado que las normas positivas y el Derecho vigente en general se expresan y difunden mediante el lenguaje,
consideramos que Interpretar no puede ser otra cosa que reconocer, descubrir, captar o asimilar el
significado, sentido y alcance de la norma jurídica.
2. La naturaleza de la interpretación
a. Objeto, propósito y finalidad de la Interpretación
La Interpretación se ocupa o recae sobre el derecho, resulta obvio que es el derecho el objeto de la
Interpretación. El Derecho que es objeto de la interpretación, a su vez, puede provenir bien de una norma
jurídica, de la Costumbre o de los Principios Generales del Derecho; en cualquiera de estos casos la labor
interpretativa estará presente.
3. Clases de interpretación.
I. La “Interpretación Doctrinal”
Es la interpretación practicada por los doctrinarios, por los teóricos, por los juristas o jurisconsultos, por los
tratadistas, por los estudiosos del derecho, y en general por quienes se dedican a la ciencia del derecho; de
ahí que también se le conozca a esta Interpretación como “científica”. La Interpretación doctrinal si bien se
caracteriza por no ser obligatoria, sin embargo, por su carácter científico y por la autoridad de quienes la
practican, es la que termina siendo predilecta.
II. La “Interpretación Judicial”
Es la practicada por los jueces y tribunales para emitir sus decisiones (sentencias y demás resoluciones
motivadas jurídicamente) en las cuales esta interpretación queda plasmada. su carácter obligatorio la hace
trascender directamente en la vida en sociedad.
III. La “Interpretación Auténtica”.
Es la realizada por el propio autor de la norma; se dice también que es la efectuada por el legislador o, mejor
dicho, por el poder legislativo, tanto así que incluso se ha denominado Interpretación auténtica a la
interpretación realizada por el propio juez o Doctrina jurisprudencial.
4. Los métodos de interpretación
A. Método Gramatical
El Método Gramatical, o Literal, es aquél por el que, mediante su utilización, se persigue descubrir el
significado y sentido de la norma a través del estudio y análisis de la letra de su propio texto.
B. Método Lógico
Es aquél que utiliza los razonamientos de la lógica para alcanzar el verdadero significado de la norma.
Según: Mario Alzamora Valdez: este método consiste en la descomposición del pensamiento o las relaciones
lógicas que unen sus diversas partes.
C. Método Sistemático
Introduce la idea de que una norma no es un mandato aislado, sino que responde al sistema jurídico
normativo orientado hacia un determinado rumbo en el que, conjuntamente con otras normas, se encuentra
vigente; que, por tanto, siendo parte de este sistema, y no pudiendo desafinar ni rehuir del mismo, el
significado y sentido de la norma jurídica podrá ser obtenido de los principios que inspiran ese sistema,
principios y consiguiente significado y sentido que incluso pueden ser advertidos con mayor nitidez del
contenido de otras normas del sistema.
D. Método Histórico
Se pretende interpretar la norma recurriendo a sus antecedentes, como las ideas de sus autores al concebir
o elaborar los proyectos, los motivos que propiciaron la redacción y emisión de la ley, informes, debates, etc.
E. Método Teleológico.
Este método en su denominación tiene el prefijo "tele" que significa fin. El Método Teleológico es, el que
pretende llegar a la interpretación de la norma a través del fin de la misma, buscando en su espíritu, que es
la finalidad por la cual la norma fue incorporada al ordenamiento jurídico.
F. Método Empírico.
Este es el Método atribuido a la Escuela de la Exégesis en sus inicios, el cual consistía en investigar
empíricamente la voluntad del legislador; es decir las palabras de la ley y la intención del legislador como
hechos; el recurso a obtener todo lo concerniente a la ley como dato empírico.
G. Método de libre investigación científica
el jurista debe ser un hombre que medite sobre los datos de la naturaleza para organizar el orden jurídico y
dirigir racionalmente su accionar dentro de la sociedad. El autor afirma que “interpretar la ley equivale a
investigar el contenido de la voluntad legislativa, con el auxilio de la que ella expresa.
5. Las doctrinas de la interpretación.
i. La Teoría de la Exégesis.
La finalidad de la ley, o sea el propósito que ésta se halla llamada a cumplir, debe adaptarse a las
necesidades sociales sujetas a continuo cambio, mediante progresivas modificaciones de la interpretación
misma. Este método exige que se dote a los jueces de amplias facultades y que a la vez se les señale ciertas
bases objetivas.
iv. Teoría del Derecho libre
Tal como su denominación lo sugiere, esta teoría propugna la total libertad del juez en la interpretación del
derecho que deberá aplicar, a tal punto de poder hacer a un lado el derecho contenido en la norma jurídica
(derecho positivo, ley). Es decir, según esta teoría, los jueces son independientes de las leyes y sus
decisiones no deben obligatoriamente estar sujetas a éstas.
LA MOTIVACION
1. MOTIVACION JURIDICA
Motivar significa explicar la razón o motivo que se ha tenido para hacer algo, en la sentencia es la razón que
impulsa a los jueces a decidir de una manera u otra. De acuerdo con esta definición el concepto motivación
no es el más afortunado para señalar lo que hacen los jueces al momento de dictar las sentencias, en todo
caso cuando se refiere a motivación debe entenderse justificación que como enseguida veremos tiene que
ver con dar razones, pero sobre todo razones justas.
El significado mismo del término "motivación", no es más que, dar causa o motivo para algo, explicar la razón
que se ha tenido para hacer algo, explicar la razón que se ha tenido para hacer algo, y, del punto de vista
que nos concierne, se trata de una "motivación judicial", la que se produce por el órgano encargado de
impartir justicia y en función de esta.
Es así que en tanto motivación judicial, se presenta en dos facetas dirigidas a producir la justificación de la
decisión: como actividad del juzgador y como la argumentación que se manifiesta en el documento
sentencial.
La motivación debe entenderse como la exposición que el juzgador debe ofrecer a las partes como solución
a la controversia, pero sin dejar de tener en cuenta de que esta debe ser una solución racional, capaz de
responder a las exigencias de la lógica y al entendimiento humano.
a) La motivación como explicación:
Para esta concepción, la motivación consistiría en que el Juez describa cuáles son los “motivos” que ha
tenido en cuenta para sustentar su decisión
b) Concepción justificativa de la decisión
Bajo esta visión, la motivación consiste en una serie de argumentos jurídica, fáctica y racionalmente válidos.
Esta exigencia consistiría en lo siguiente:
b.1) Justificación interna: este aspecto consistiría en que la decisión se infiera de las premisas que
aparecen en el argumento., tiene que reconstruirse la argumentación de la resolución y explicitar las razones
implícitas que permitan justificar la decisión del Juez. Por esa razón, resulta importante contar con una
metodología que permita reconstruir la argumentación y esquemas de inferencias que permitan determinar
qué tan sólidas son las conclusiones que se extraen de las premisas utilizadas en el argumento.
b.2.) Justificación externa: este aspecto consiste en que las premisas fácticas sean verdaderas; y las
premisas normativas, correctas; lo cual depende de ciertos presupuestos ontológicos, epistemológicos y
metodológicos sobre las cuestiones fácticas y normativas aplicables a un caso.
2. FINALIDAD DE LA MOTIVACION
La finalidad de la motivación de las resoluciones judiciales es contribuir a que, en todos los casos, se
concretice la obligación de poner de manifiesto las razones que sustentan la resolución como uno de los
medios destinados, a su vez, a garantizar la "recta administración de justicia".
FUNCIONES DE LA MOTIVACION
• Hacer posible un posterior control sobre las razones presentadas por el juez como fundamento de la
decisión.
• Sirve de control de la discrecionalidad obligando al juez a justificar sus propias elecciones y haciendo
posible un juicio posterior sobre ellos, en el proceso y fuera del proceso.
• También tiene como función de ser un medio de persuasión para evitar recursos improcedentes.
3. RESOLUCIONES MOTIVABLES
En el procedimiento penal peruano son de inexorable y rigurosa motivación las sentencias y los autos.
También lo son los decretos; pero, éstos, dada la índole y finalidad con que son expedidos, requieren de
una simple y lacónica fundamentación. Según la Constitución Política del Perú los órganos jurisdiccionales
deben fundamentar sus resoluciones en todas las instancias y también en todos los casos.
a) El modelo retórico se basa en el empleo de técnicas discursivas para lograr la adhesión del
auditorio a las tesis que presentamos, las que implican el acuerdo sobre ciertos valores y su
aplicación. En este caso es necesario tener en cuenta que, en el razonamiento de los jueces, los
auditorios son diversos: las partes en litigio, la clase profesional de
1 ITURRALDE, Victoria (1992) “Argumentación y Razonamiento Judicial” En: Theoria, 2da. Época. Vol. VII,
Nro. 16-18, Tomo B, pp. 1049-1078
abogados y la opinión pública inclusive. Así, se busca el consenso a través de múltiples justificaciones de
orden moral, económica, social, política y jurídica.
Sin embargo, dicho razonamiento no se aplica de la misma manera en todos los contextos ni se basa en los
mismos presupuestos, sino que adquiere peculiaridades teórico-prácticas según la cultura jurídica de que
se trate. Jerzy Wróblewsky3, autor polaco, pone de relieve los aspectos involucrados en el razonamiento de
un juez, a saber:
b) La ideología de la libre decisión judicial nace como antítesis de la anterior. Supone la crítica de
los ideales liberales por los opositores socialistas que relevan el conflicto entre la libertad formal y la
desigualdad material de las clases sociales. Tal ideología rechaza la concepción positivista del
derecho, ya que las leyes no pueden determinar las decisiones judiciales en la medida en que no
contienen decisiones concretas, sino planes más o menos abiertos e imprecisos, dada la propia
naturaleza de una técnica legislativa general y abstracta, y la propia naturaleza del lenguaje, plagado
de ambigüedades y vaguedades. Por ello, la intervención del juez es necesariamente creativa y se
fundamenta en las estimaciones del juez que busca las fuentes del derecho más allá de los textos
jurídicos.
c) La ideología de la decisión legal y racional es un compromiso entre las dos anteriores. Distingue
los momentos de creación y aplicación del derecho. Reconoce en el legislador su rol de creador y
en el juez, su rol de creador complementario, ponderado y razonable, en el momento de la aplicación
de las leyes. Insiste en que el juez no debe escapar al marco jurídico impuesto por el legislador, pero
que tiene un cierto ámbito discrecional para recrear o co-crear el derecho en los casos concretos.
Podemos afirmar que la ideología judicial que ha primado en la cultura jurídica imperante en América
Latina, desde el siglo pasado, corresponde a la decisión vinculatoria. Ello supone el fuerte
formalismo y literalismo interpretativo que un buen sector de nuestra judicatura practica hasta
nuestros días. Sin embargo, contemporáneamente puede observarse cierto desplazamiento de
magistrados peruanos hacia una concepción teórica cercana al modelo de la decisión legal y
racional.
En la realización de dicho tránsito, los elementos más influyentes de la cultura judicial y de la cultura
nacional deberán ser tomados en cuenta. En la medida en que nuestra sociedad se acerque a un
modelo de autoridad pasado en la legitimidad no sólo de origen, sino también de ejercicio, y que
esta última sea una legitimación no autoritaria, sino basada en razones aceptables, la cultura legal
peruana se irá aproximando al modelo de la decisión legal y racional.
El razonamiento jurídico, entendido como la capacidad para construir soluciones a los conflictos, se
vale de las herramientas del sistema legal para garantizar la validez de las decisiones adoptadas,
las que están influidas también por distintos modelos
PASOS QUE SUPONE EL RAZONAMIENTO JURÍDICO EN SEDE JUDICIAL
Muchos autores han intentado analizar los pasos que da un juez para analizar y resolver un caso
jurídico. Recordemos que Wróblewsky ha planteado que dichos pasos son:
El razonamiento de los jueces, por la posición que ocupan en el proceso de adjudicación, es indudablemente
distinto al de los abogados. El rol de estos últimos es el de asesoría y defensa de una posición interesada
que reclama la satisfacción de una pretensión jurídica. Por ello, los abogados “acomodan” la versión
presentada por su cliente, de tal forma que resulte amparada por el sistema legal, a efecto de lograr dicha
declaración por parte del juez al momento de sentenciar.
Así, el razonamiento de los abogados es interesado, parcial, y releva sólo los hechos y aspectos normativos
favorables a la pretensión que defiende.
Caso distinto es el razonamiento del juez, quien desde su perspectiva imparcial, intenta fijar los problemas
jurídicamente relevantes del caso, para analizarlos desapasionada y desinteresadamente. Su razonamiento
pues, requiere de la más fuerte dosis de imparcialidad, objetividad y discreción. Asimismo, implica una
necesidad ostensible de argumentación o motivación de las decisiones que se toman en el marco del
proceso judicial, pues tiene como auditorios a las partes en conflicto, sus abogados, la instancia de apelación
potencial y la comunidad jurídica y social.
Capítulo I
3. Wroblewsky señala que la ideología legal y racional supone que es función del
legislador reglamentar el derecho y que el juez debe mantenerse dentro de los
límites de elección que fije la ley vigente.
4. En términos generales son: la decisión interpretativa, la decisión probatoria y la
decisión final.
2. En esta fase, el juez realiza un juicio de equivalencia entre los hechos probados
y los supuestos fácticos. Si este procedimiento es positivo, entonces se
procederá a calificar jurídicamente los hechos para dar solución a los problemas
jurídicos del caso.
3. Los abogados cumplen un rol distinto al de los jueces, por tanto el razonamiento
empleado por éstos, partirá de una posición interesada, basada en la versión del
cliente y sustentada en los aspectos normativos favorables a él. El juez, por el
contrario, analiza las controversias desinteresadamente, con absoluta
imparcialidad, objetividad y discreción.
2. Esta afirmación se refiere a la desconfianza con que el juez recibe las versiones
de las partes en conflicto. Él decidirá qué hechos alegados están suficientemente
probados y por tanto son susceptibles de calificarse jurídicamente. De allí que la
convicción judicial debe ser un proceso analítico y objetivo.
3. Las afirmaciones contrarias pueden ser ciertas a la vez, mientras que las
contradictorias no. En otras palabras, las versiones contradictorias se niegan
recíprocamente; las contrarias revelan diferencias cualitativas que pueden o no
coexistir en el hecho concreto.