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7MO “A”
Para entender que una respuesta es errónea no hace falta tener una
inteligencia excepcional, pero para entender que lo erróneo es la pregunta
se necesita tener una mente creativa.
Los mecanismos de la comunicación no son entidades neutras respecto
a los hechos, las informaciones y los conocimientos que mediante acto
comunicativo nos transmitimos unos a otros.
El objetivo de perfeccionar los instrumentos operativos y conseguir, en fin,
que la maquinaria procesal adquiera una mayor eficacia en la producción
de verdades convincentes; que sirvan a la tutela de la colectividad y a la
preservación de las garantías individuales.
Los profesionales que actúan en un proceso penal aplican competencias
de naturaleza predominante práctica que más que a la esfera del conocer
atañen a la esfera del hacer.
Un sistema de normas practicas admiten ser sometido a dos modalidades
diferentes en la que una enuncia primero el precepto y después sus
aplicaciones posibles y la otra primero observa la praxis y de ahí identifica
las reglas de actuación que se desprenden del análisis.
En el interrogatorio la divulgación de nombres puede perjudicar a los
sujetos interrogados, a fin de ampliar el horizonte de nuestra reflexión nos
centramos en los errores, los fallos y las faltas de profesionalidad en que
incurre el interrogador.
Se lleva a cabo el contrainterrogatorio si a la parte contraria el
interrogatorio le ha proporcionado elementos que favorecen su estrategia,
si parece posible atenuar esos elementos e incluso invalidarlos.
Existen actitudes que pueden encuadrar en el tipo penal del falso
testimonio y en algunos casos en el de la calumnia.
En el contrainterrogatorio es necesario tener muy claro el efecto
probatorio que se pretende conseguir con el mismo.
La defensa se propone hacer ver al tribunal que hay lugar para una duda
razonable respecto a la responsabilidad del acusado.
Cuando el contrainterrogatorio se practica sin un objetivo preciso, se corre
un riesgo elevadísimo de que la posición de la parte contraria salga más
reforzada respecto del resultado que se consiguió con el examen directo.
En el contrainterrogatorio mientras menos tantos marquemos a nuestro
favor más reforzada saldrá la credibilidad del testigo contrario y del
contenido de sus declaraciones.
El contrainterrogatorio no debe, en ningún momento, derivar en un
desorden o alboroto entre interrogador e interrogado.
Cuando un testigo ha declarado en falso para así deliberadamente alterar
la verdad, entonces es lícito lanzar un ataque enérgico contra la imagen y
aun contra la propia persona del testigo.
La secuencia de preguntas sirve, para sacar a la luz hechos
determinantes para la resolución de la causa y de igual manera esta
secuencia va conduciendo progresivamente al auditorio o sea a los
jueces, hacia un final imprevisto.
Existen testigos cuyos relatos no se ajustan a la verdad de los hechos
total o parcialmente, pero no lo hacen conscientemente de dar un falso
testimonio, más bien hay una variedad de razones ajenas a su voluntad
como por ejemplo el fallo de memoria y los problemas de expresión.
Un contrainterrogatorio estructurado es exitoso cuando existe un plano
táctico estratégico pero de la mano con una adecuada labor investigadora
que realiza la defensa y que es lo que nos proporciona la idea clave.
El testimonio de un experto es de gran importancia ya que esta sienta las
bases para que quede neutralizada la estrategia de la acusación, o quede
debilitada.
El contrainterrogatorio busca verificar el efectivo grado de competencia
técnica general que ofrece el perito.
Una estrategia del contra examen es la demolición de la fiabilidad general
del perito para así atacar a un contenido específico.
El perito se ha acreditado como poseedor de un saber científico que le
viene de su estatus profesional, de su pertenencia a la comunidad
científica.
El contra interrogador debe preguntar como si estuviese tratando de
aclarar sus propias ideas sobre extremos que el especialista ha manejado
en su argumento.
La respuesta negativa viene a debilitar la posición del interrogado.
Existe la confrontación entre el interrogador y el perito que está
testificando, el cual busca dar muestra de que domina la materia con
seguridad y con criterio.
Desde el punto de vista de los interrogantes, los pasajes fundamentales
de la declaración en esencia son dos: e momento en que el perito afirma
categóricamente, como enunciarse una verdad experimentalmente
obtenida y aquél en que el fiscal cita un estudio científico.
La fuerza destructiva del argumento deriva de la combinación de dos
factores: estar situado al final de una secuencia demoledora y que se
utilice contra el propio sujeto que, en términos imprudentes categóricos,
lo había introducido en el proceso.
Los miembros de la Policía Judicial constituyen un grupo en muchos
aspectos heterogéneo y que, por razones tanto de cualificación
profesional cuanto de extracción cultural, abarca individuos muy
diferentes entre sí.
Los agentes de la policía judicial acostumbran a documentar por escrito
sus actividades indagatorias, y en tal referencia escrita es donde por lo
común basan sus recuerdos y, en consecuencia, sus declaraciones.
El poder presentarse a declarar habiendo consultado previamente la
documentación relativa a sus pesquisas, sin duda para esa clase de
testigos representa una ventaja, en tanto que para el contrainterrogatorio
normalmente significa un factor de dificultad añadido.
El paso estratégico fundamental coincide con las preguntas referentes a
cuánto duraron el procedimiento de identificación fotográfica y el de la
elaboración del acta correspondiente.
Los miembros de la policía judicial tienden por naturaleza a fiar su
recuerdo de los hechos al apoyo que les brindan los escritos donde queda
recogido el resultado de sus indagaciones.
Las actas, los atestados, los informes, normalmente son una útil
apoyatura para la memoria y hacen posible que quienes en razón de su
profesión son llamados con frecuencia a declarar como testigos acudan
preparados para rendir declaraciones fiables y coherentes.
El exceso de confianza en el documento escrito entraña sus riesgos. En
realidad, a veces la relectura de un informe que recoge lo investigado da
lugar a que en la memoria se origine algo así como un cortocircuito: puede
ocurrir que, al recuerdo borroso, tal vez, pero coherente de una sucesión
de hechos venga sobreponérsele la lectura de un acta en cuya redacción
no siempre brillan la atención, la precisión, la atención, la coherencia
narrativa.
Es oportuno que en los programas de formación para agentes de la policía
judicial se dedicara un cierto tiempo a reflexionar sobre la testificación en
el juicio oral y sobre cómo afrontarla si se pretende llegar a resultados
justos.
El estudio de los fracasos, como el de los errores en general, contribuyen
en gran mediad a hacer progresar el conocimiento y a la vez constituye
un importante apoyo didáctico.
El primer modelo de interacción con un testigo desfavorable, se orienta a
limitar los efectos negativos del interrogatorio directo; un segundo modelo
se orienta a invalidar el testimonio directo atacando la fiabilidad del testigo;
y el tercer modelo se propone anular el resultado del interrogatorio directo
a base de atacar la coherencia interna, la verosimilitud, la intrínseca
fiabilidad del relato que el testigo proporciona.
Las preguntas sugestivas proponen influir en la respuesta a través de un
mecanismo que cabría definir como de sugestión evocativa, en cambio
las preguntas orientadas más que preguntas propiamente dichas en
realidad son aseveraciones colocadas entre signos de interrogación.
Las leading question otorgan un grado de control sobre las respuestas del
testigo que las preguntas sugestivas nunca pueden garantizar.
La pregunta orientada, planteada correctamente, sitúa al testigo ante la
mera alternativa entre sí o el no.
Las preguntas sugestivas en sentido estricto actúan sobre el recuerdo de
los hechos, influye en como los representa la memoria, incide en el tono
y contenido de la respuesta.
Siempre que se recurra a las preguntas orientadas para hacer relatar al
testigo un conjunto de hechos, tal conjunto deberá ser descompuesto en
múltiples segmentos interrogativos, correspondientes cada uno a una
fracción elemental.
La diferencia que hay entre las preguntas sugestivas y las capciosas, en
realidad no tienen que ver con su estructura, sino más bien al objetivo que
se apunta cada una: en el caso de las sugestivas, lo que busca es obtener
una respuesta, mientras que con las capciosas lo que se pretende es
manipular al interrogado.
Una leading question se formula con tono neutro y sin entonación
interrogativa, eso lo hace más apta para ayudar a conseguir el resultado
que se busca, es decir para obtener una respuesta afirmativa que se limite
a un simple sí.
Las declaraciones de los colaboradores con la justicia no son sino el
objeto de un puro mercadeo entre criminales desalmados e instituciones
estatales.
Muchos colaboradores son trasladados fuera de su lugar de residencia
junto con sus familias y además se les aplica medidas de protección y de
asistencia sin las cuales estarían expuestos a riesgos gravísimos y no
dispondrían ni de los medios más básicos de subsistencia.
Los ancianos, las personas psíquicamente discapacitadas y, de modo
muy especial, los niños, suponen uno de los desafíos más difíciles y
arduos de afrontar para un contrainterrogador, por más experto que sea.
Para contra interrogar sujetos débiles, se debe tener capacidades
técnicas y conocimientos de psicología, acompañados de tacto y
sensibilidad.
Al interrogar sujetos débiles surge la necesidad de destruir un testimonio
directo inexacto.
El contra interrogador debe ser capaz de ejercer un dominio de sí mismo,
evitando hostilidades o agresiones.
La falta de respeto para el testigo provoca una hostilidad de parte del juez.
El contraexamen no puede iniciar con preguntas largas o empleando
términos que el testigo no conozca.
Al no contra interrogar correctamente este arranca en falso, y se pierde el
flujo de la comunicación con el testigo.
En un contra interrogatorio a un niño, nunca se le debe dirigir como si se
tratase de una persona adulta.
Si se presiona a la persona interrogada, esta se siente obligada a dar una
respuesta, logrando en ocasiones que recuerde detalles nunca descritos.
Se pueden aprovechar descripciones incompletas para arrojar a una duda
razonable sobre la fiabilidad del testigo.
Siempre se debe tener un plan estratégico al interrogar, además de saber
adaptar las preguntas a las características del sujeto interrogado.
Nunca se debe tratar de demostrar la falta de fiabilidad del testigo a base
de subrayar su bajo nivel intelectual o académico.
Siempre se debe tener un control absoluto de la interacción entre el
interrogador y el interrogado.
Las declaraciones del testigo contrarias a la parte que lo presenta a
menudo son declaradas por el juez como hostiles.
Cuando se declara a un testigo como hostil, o vacila en lo que dice, se
pueden hacer preguntas sugestivas para valorar su fiabilidad.
Cuando un testigo se revela hostil se permite el interrogatorio directo.
Si el testigo vacila en responder o cae en contradicciones, quien interroga
tendrá la facultad de pedir que aquello conste en el acta.
Para entender que una respuesta es errónea no hace falta tener una
inteligencia excepcional, pero para entender que lo erróneo es la pregunta
se necesita tener una mente creativa.
Los mecanismos de la comunicación no son entidades neutras respecto
a los hechos, las informaciones y los conocimientos que mediante acto
comunicativo nos transmitimos unos a otros.
El objetivo de perfeccionar los instrumentos operativos y conseguir, en fin,
que la maquinaria procesal adquiera una mayor eficacia en la producción
de verdades convincentes; que sirvan a la tutela de la colectividad y a la
preservación de las garantías individuales.
Los profesionales que actúan en un proceso penal aplican competencias
de naturaleza predominante práctica que más que a la esfera del conocer
atañen a la esfera del hacer.
Un sistema de normas practicas admiten ser sometido a dos modalidades
diferentes en la que una enuncia primero el precepto y después sus
aplicaciones posibles y la otra primero observa la praxis y de ahí identifica
las reglas de actuación que se desprenden del análisis.
En el interrogatorio la divulgación de nombres puede perjudicar a los
sujetos interrogados, a fin de ampliar el horizonte de nuestra reflexión nos
centramos en los errores, los fallos y las faltas de profesionalidad en que
incurre el interrogador.
Se lleva a cabo el contrainterrogatorio si a la parte contraria el
interrogatorio le ha proporcionado elementos que favorecen su estrategia,
si parece posible atenuar esos elementos e incluso invalidarlos.
Existen actitudes que pueden encuadrar en el tipo penal del falso
testimonio y en algunos casos en el de la calumnia.
En el contrainterrogatorio es necesario tener muy claro el efecto
probatorio que se pretende conseguir con el mismo.
La defensa se propone hacer ver al tribunal que hay lugar para una duda
razonable respecto a la responsabilidad del acusado.
Cuando el contrainterrogatorio se practica sin un objetivo preciso, se corre
un riesgo elevadísimo de que la posición de la parte contraria salga más
reforzada respecto del resultado que se consiguió con el examen directo.
En el contrainterrogatorio mientras menos tantos marquemos a nuestro
favor más reforzada saldrá la credibilidad del testigo contrario y del
contenido de sus declaraciones.
El contrainterrogatorio no debe, en ningún momento, derivar en un
desorden o alboroto entre interrogador e interrogado.
Cuando un testigo ha declarado en falso para así deliberadamente alterar
la verdad, entonces es lícito lanzar un ataque enérgico contra la imagen y
aun contra la propia persona del testigo.
La secuencia de preguntas sirve, para sacar a la luz hechos determinantes
para la resolución de la causa y de igual manera esta secuencia va
conduciendo progresivamente al auditorio o sea a los jueces, hacia un
final imprevisto.
Existen testigos cuyos relatos no se ajustan a la verdad de los hechos
total o parcialmente, pero no lo hacen conscientemente de dar un falso
testimonio, más bien hay una variedad de razones ajenas a su voluntad
como por ejemplo el fallo de memoria y los problemas de expresión.
Un contrainterrogatorio estructurado es exitoso cuando existe un plano
táctico estratégico pero de la mano con una adecuada labor investigadora
que realiza la defensa y que es lo que nos proporciona la idea clave.
El testimonio de un experto es de gran importancia ya que esta sienta las
bases para que quede neutralizada la estrategia de la acusación, o quede
debilitada.
El contrainterrogatorio busca verificar el efectivo grado de competencia
técnica general que ofrece el perito.
Una estrategia del contra examen es la demolición de la fiabilidad general
del perito para así atacar a un contenido específico.
El perito se ha acreditado como poseedor de un saber científico que le
viene de su estatus profesional, de su pertenencia a la comunidad
científica.
El contra interrogador debe preguntar como si estuviese tratando de
aclarar sus propias ideas sobre extremos que el especialista ha manejado
en su argumento.
La respuesta negativa viene a debilitar la posición del interrogado.
Existe la confrontación entre el interrogador y el perito que está
testificando, el cual busca dar muestra de que domina la materia con
seguridad y con criterio.
Desde el punto de vista de los interrogantes, los pasajes fundamentales
de la declaración en esencia son dos: e momento en que el perito afirma
categóricamente, como enunciarse una verdad experimentalmente
obtenida y aquél en que el fiscal cita un estudio científico.
La fuerza destructiva del argumento deriva de la combinación de dos
factores: estar situado al final de una secuencia demoledora y que se
utilice contra el propio sujeto que, en términos imprudentes categóricos,
lo había introducido en el proceso.
Los miembros de la Policía Judicial constituyen un grupo en muchos
aspectos heterogéneo y que, por razones tanto de cualificación
profesional cuanto de extracción cultural, abarca individuos muy
diferentes entre sí.
Los agentes de la policía judicial acostumbran a documentar por escrito
sus actividades indagatorias, y en tal referencia escrita es donde por lo
común basan sus recuerdos y, en consecuencia, sus declaraciones.
El poder presentarse a declarar habiendo consultado previamente la
documentación relativa a sus pesquisas, sin duda para esa clase de
testigos representa una ventaja, en tanto que para el contrainterrogatorio
normalmente significa un factor de dificultad añadido.
El paso estratégico fundamental coincide con las preguntas referentes a
cuánto duraron el procedimiento de identificación fotográfica y el de la
elaboración del acta correspondiente.
Los miembros de la policía judicial tienden por naturaleza a fiar su
recuerdo de los hechos al apoyo que les brindan los escritos donde queda
recogido el resultado de sus indagaciones.
Las actas, los atestados, los informes, normalmente son una útil
apoyatura para la memoria y hacen posible que quienes en razón de su
profesión son llamados con frecuencia a declarar como testigos acudan
preparados para rendir declaraciones fiables y coherentes.
El exceso de confianza en el documento escrito entraña sus riesgos. En
realidad, a veces la relectura de un informe que recoge lo investigado da
lugar a que en la memoria se origine algo así como un cortocircuito: puede
ocurrir que, al recuerdo borroso, tal vez, pero coherente de una sucesión
de hechos venga sobreponérsele la lectura de un acta en cuya redacción
no siempre brillan la atención, la precisión, la atención, la coherencia
narrativa.
Es oportuno que en los programas de formación para agentes de la policía
judicial se dedicara un cierto tiempo a reflexionar sobre la testificación en
el juicio oral y sobre cómo afrontarla si se pretende llegar a resultados
justos.
El estudio de los fracasos, como el de los errores en general, contribuyen
en gran mediad a hacer progresar el conocimiento y a la vez constituye
un importante apoyo didáctico.
El primer modelo de interacción con un testigo desfavorable, se orienta a
limitar los efectos negativos del interrogatorio directo; un segundo modelo
se orienta a invalidar el testimonio directo atacando la fiabilidad del testigo;
y el tercer modelo se propone anular el resultado del interrogatorio directo
a base de atacar la coherencia interna, la verosimilitud, la intrínseca
fiabilidad del relato que el testigo proporciona.
Las preguntas sugestivas proponen influir en la respuesta a través de un
mecanismo que cabría definir como de sugestión evocativa, en cambio las
preguntas orientadas más que preguntas propiamente dichas en realidad
son aseveraciones colocadas entre signos de interrogación.
Las leading question otorgan un grado de control sobre las respuestas del
testigo que las preguntas sugestivas nunca pueden garantizar.
La pregunta orientada, planteada correctamente, sitúa al testigo ante la
mera alternativa entre sí o el no.
Las preguntas sugestivas en sentido estricto actúan sobre el recuerdo de
los hechos, influye en como los representa la memoria, incide en el tono
y contenido de la respuesta.
Siempre que se recurra a las preguntas orientadas para hacer relatar al
testigo un conjunto de hechos, tal conjunto deberá ser descompuesto en
múltiples segmentos interrogativos, correspondientes cada uno a una
fracción elemental.
La diferencia que hay entre las preguntas sugestivas y las capciosas, en
realidad no tienen que ver con su estructura, sino más bien al objetivo que
se apunta cada una: en el caso de las sugestivas, lo que busca es obtener
una respuesta, mientras que con las capciosas lo que se pretende es
manipular al interrogado.
Una leading question se formula con tono neutro y sin entonación
interrogativa, eso lo hace más apta para ayudar a conseguir el resultado
que se busca, es decir para obtener una respuesta afirmativa que se limite
a un simple sí.
Las declaraciones de los colaboradores con la justicia no son sino el
objeto de un puro mercadeo entre criminales desalmados e instituciones
estatales.
Los ancianos, las personas psíquicamente discapacitadas y, de modo
muy especial, los niños, suponen uno de los desafíos más difíciles y
arduos de afrontar para un contrainterrogador, por más experto que sea.
Para contra interrogar sujetos débiles, se debe tener capacidades
técnicas y conocimientos de psicología, acompañados de tacto y
sensibilidad.
Al interrogar sujetos débiles surge la necesidad de destruir un testimonio
directo inexacto.
El contra interrogador debe ser capaz de ejercer un dominio de sí mismo,
evitando hostilidades o agresiones.
La falta de respeto para el testigo provoca una hostilidad de parte del juez.
El contraexamen no puede iniciar con preguntas largas o empleando
términos que el testigo no conozca.
Al no contra interrogar correctamente este arranca en falso, y se pierde el
flujo de la comunicación con el testigo.
En un contra interrogatorio a un niño, nunca se le debe dirigir como si se
tratase de una persona adulta.
Si se presiona a la persona interrogada, esta se siente obligada a dar una
respuesta, logrando en ocasiones que recuerde detalles nunca descritos.
Se pueden aprovechar descripciones incompletas para arrojar a una duda
razonable sobre la fiabilidad del testigo.
Siempre se debe tener un plan estratégico al interrogar, además de saber
adaptar las preguntas a las características del sujeto interrogado.
Nunca se debe tratar de demostrar la falta de fiabilidad del testigo a base
de subrayar su bajo nivel intelectual o académico.
Siempre se debe tener un control absoluto de la interacción entre el
interrogador y el interrogado.
Las declaraciones del testigo contrarias a la parte que lo presenta a
menudo son declaradas por el juez como hostiles.
Cuando se declara a un testigo como hostil, o vacila en lo que dice, se
pueden hacer preguntas sugestivas para valorar su fiabilidad.
Cuando un testigo se revela hostil se permite el interrogatorio directo.
Si el testigo vacila en responder o cae en contradicciones, quien interroga
tendrá la facultad de pedir que aquello conste en el acta.
Las declaraciones utilizadas para una contestación tienen valor probatorio
si el testigo se ve expuesto a presiones indebidas.
La contestación es el instrumento más utilizado en el examen y
contraexamen, puesto que se puede confrontar lo que el testigo declara
durante la vista con su declaración previa ante el fiscal.
Quedará a la astucia del interrogador el centrarse solamente en ciertos
detalles materia del proceso, o realizar otras preguntas para evidenciar el
cambio de actitud de la víctima o testigo que está declarando en juicio.
Las preguntas sugestivas contra testigos hostiles garantizan la eficacia
del interrogatorio, pues desenmascara un intento de contaminación
procesal.
El estudio y aplicación de la psicología en la práctica forense debe
combinarse con la observación de lo específico de cada asunto procesal.
Lo ideal al momento de interrogar sería contar con un perfil psicológico
del testigo, y si no se puede contar con ello, se debe hacer un bosquejo
sobre su personalidad.
Aunque muchas situaciones procesales se dejan planificar sin necesidad
de desplegar demasiados esfuerzos ni ahondar tanto en el tema
psicológico.
Los saberes de un operador jurídico son el cúmulo de conocimientos
heterogéneos conseguidos a base de estudio y experiencia.
El grado de credibilidad de un testigo es relativamente independiente de
que lo que este narra sea verídico.
Primeramente, se debe saber si el testigo dice la verdad o no y en qué
medida, para poder planificar la estrategia del contra interrogatorio.
Se debe dar especial importancia a la credibilidad del declarante,
empleando indicadores empíricos fáciles de observar en poco tiempo.
Los factores que apoyan en mayor medida a la fiabilidad del declarante
pueden ser: su presencia agradable, su estado de relajación, actitud
espontánea, que no sean proclives a la queja, gala de actitud positiva.
Por otro lado, los factores que influyen negativamente en el crédito de su
relato son: ambigüedades, actitud arrogante, prepotencia, vanidades y
exageraciones, tendencia a quejarse, apariencia de ser vengativos.
Los factores más importantes para determinar la credibilidad del testigo
son: su aspecto externo, lenguaje corporal, ritmo y tono de voz.
Las primeras impresiones del testigo no son demasiado importantes, pues
son fruto de estereotipos sociales, sin embargo, se deben tomar
ligeramente en cuenta.
Generalmente se consideran poco auténticas las personas que huyen o
evitan el contacto visual con quien les habla.
Por el contrario, quien mantenga una posición de fuga provoca una
sensación de inseguridad que se extiende al contenido de su declaración.
Al testigo se le debe pedir que únicamente diga su verdad, sin
preocuparse de la utilidad o perjuicio que pueda causar.
Bajo ningún concepto se debe polemizar al testigo con el examinador, ni
debe dejarse caer en provocaciones.
IDENTIFICACIÓN DE LA TESIS
ARGUMENTALES