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Clases principales
Las clases principales de la sociedad feudal son las constituidas por los señores feudales y por
los campesinos. La clase dominante y explotadora de los señores abarcaba a la nobleza y al alto
clero. Dentro de la clase dominante, existía una división jerárquica en estamentos, una
subordinación de los pequeños señores feudales a los de mayor poderío.
La Iglesia era una gran potencia feudal. Los campesinos explotados carecían de derechos
políticos y jurídicos. En las ciudades, la masa principal de la población se hallaba constituida por
maestros, oficiales, aprendices y trabajadores no calificados.
Relaciones de producción
La base de las relaciones de producción dominantes bajo el Feudalismo era la propiedad del
señor feudal sobre los medios de producción, en primer lugar sobre la tierra, y la propiedad
incompleta sobre el trabajador, la cual se expresaba en diversos tipos de dependencia personal
del campesino respecto a su señor.
Bajo el feudalismo, las fuerzas productivas sólo podían desarrollarse sobre la base del trabajo
de los campesinos dependientes, quienes poseían su hacienda, instrumentos de trabajo
insignificantes y se sentían algo interesados materialmente en el trabajo.
Explotación agraria
En los territorios de los señores feudales existían no solo un número determinado de aldeas, sino
también una gran cantidad de ciudades. Por ello en su radio de explotación se encontraban tanto
los campesinos como los artesanos urbanos. La propiedad feudal comprendía el dominio
completo en los límites de determinado territorio. Las relaciones de la propiedad agraria estaban
firmemente vinculadas a las relaciones de dependencia personal. Las relaciones de dependencia
personal imperaban en todo el sistema de relaciones sociales del feudalismo.
(...) Todo el mundo – escribió Marx – vive sojuzgado: siervos y señores de la gleba, vasallos y
señores feudales, seglares y eclesiásticos. La sujeción personal caracteriza, en esta época, así
las condiciones sociales de la producción material como las relaciones de vida cimentadas sobre
ellas.
Economía terrateniente
En la economía terrateniente, toda la finca del señor feudal se fraccionaba en dos partes. Una
parte, la tierra terrateniente en la que con el trabajo y los instrumentos de los campesinos se
obtenían productos agrícolas, que eran apropiados enteramente por el señor feudal. De esta
manera en la tierra terrateniente se ejecutaba la inversión de trabajo adicional de los campesinos
y se obtenía el producto adicional. La otra parte de la tierra recibía el nombre de nadiel (lote). En
esta tierra tenía el campesino su hacienda donde reproducía el producto necesario. En esta tierra
debía obtener el producto suficiente para su alimentación y la de su familia.
Economía tributaria
En la economía tributaria toda la tierra era dada al campesino en nadie. Toda la producción
agrícola era lograda en las haciendas tributarias campesinas. Una parte del producto creado era
entregado por el campesino al terrateniente en forma de tributo. Y la otra parte quedaba en
manos del campesino para la reproducción de su fuerza de trabajo y mantener a su familia.
En la economía tributaria tanto el trabajo adicional como el trabajo necesario eran invertidos en
la hacienda del campesino. En la economía terrateniente, el trabajo necesario y el trabajo
adicional estaban divorciados en el espacio y en el tiempo: el trabajo necesario era invertido en
el nadiel del campesino y el trabajo adicional en las tierras del señor feudal (terratenientes).
El trabajo adicional en la economía terrateniente se diferenciaba muy poco del trabajo de los
esclavos. El producto de todo el trabajo en la economía terrateniente pertenecía al señor feudal
por lo que el campesino no estaba interesado en sus resultados. Por esta razón los señores
feudales convertían las haciendas terratenientes en haciendas tributarias. Los terratenientes
tropezaron con limitaciones objetivas pues era preciso ofrecer a los campesinos la posibilidad de
reproducir el producto necesario. En caso contrario el campesino no hubiera estado en
condiciones de continuar el proceso de producción.
Por otra parte el número de jornadas de prestaciones no era igual en todas las regiones. En
Rusia se había legalizado en tres días pero posteriormente los terratenientes aumentaron el
número de jornadas hasta dejar a los campesinos solo el domingo y las noches. Esto perjudicaba
tanto a la hacienda campesino como a la hacienda terrateniente. El campesino perdió todo
interés en el trabajo de la hacienda terrateniente y disminuyó la productividad del trabajo y su
calidad por lo que se veía afectado el producto adicional.
Rentas
Las relaciones agrarias constituían la relación fundamental de producción del modo feudal. Por
eso las relaciones de producción fundamentales del feudalismo se manifestaban en la renta, que
representaba la forma económica de realización de la propiedad feudal de la tierra.
La finalidad de la producción feudal residía en la creación del producto adicional que en forma
de renta del suelo se apropiaban los señores feudales y empleaban para satisfacer sus
necesidades. La original dualidad del trabajo de los campesinos dependientes condicionaba la
dualidad del producto adicional en la sociedad feudal. El producto adicional lo mismo que el
producto necesario, era valor de uso, es decir, poseía la capacidad de satisfacer las necesidades
de los que se lo apropiaban, o sea, de los señores feudales por su condición de propietarios de
la tierra. A la vez, habiendo sido creado por el trabajo forzoso de los campesinos siervos, el
producto adicional tomaba la forma específica de renta feudal del suelo. El producto adicional
creado como resultado del trabajo forzoso de los campesinos dependiente de los señores
feudales era apropiado por estos en forma de renta feudal del suelo para su consumo parasitario.
En esto consiste la esencia de la ley económica fundamental del feudalismo.
Reproducción feudal
La fuente de todo aumento de la producción es el producto adicional. Por ello solo podía tener
lugar en el caso de que una parte del producto adicional, se destinara de vez en cuando a la
ampliación y perfeccionamiento de la producción, cosa no común debido al consumo parasitario
de la clase feudal. Esto ocurría de manera esporádica preferentemente en ocasiones que debido
a la existencia de prestaciones fijadas con anterioridad, el señor feudal no podía apropiarse de
golpe de todo el resultado del incremento de la productividad del trabajo en la hacienda
campesina.
En la segunda mitad del siglo XV, comenzaron a emplearse los altos hornos en la fundición de
hierro lo cual elevó la productividad del trabajo en la industria siderúrgica y se incremento la
producción de los metales ferroso. Para la forja del metal comenzaron a emplearse martillos
metálicos accionado por un volante hidráulico. Aparecieron además tipos sencillos de tornos,
taladradoras y esmeriladoras. Con ello se crearon las condiciones para perfeccionar los
instrumentos de trabajo en todas las esferas de la economía.
Se logró cierto progreso técnico en la agricultura, aumentaron las superficies cultivables y creció
el volumen de la producción agrícola.
Mercado
Paralelamente al desarrollo de la técnica, creció la división social del trabajo, ante todo en la
artesanía. Surgían más artesanos que se especializaban en la producción de unas pocas
mercancías. Se convirtieron en ramas independientes diversos oficios de la artesanía a los que
se había dedicados los campesinos en sus viviendas y en las haciendas de los terratenientes
(elaboración de hilados, tejidos, etc). Producto al crecimiento de la división social del trabajo,
creció inevitablemente la producción y el cambio de mercancías.
A finales del siglo XV e inicios del siglo XVI, la forma de la renta en dinero pasó a ser dominante
en varios países, lo que amplió considerablemente las relaciones mercantiles y monetarias y la
influencia del mercado en la economía feudal. Fue desapareciendo gradualmente el aislamiento
de las haciendas de los campesinos y los terratenientes. Los campesinos se fueron
transformando paulatinamente en productores de mercancías. En las ciudades se ampliaron con
mayor rapidez las relaciones mercantiles debido a que en la división del trabajo y la
especialización de la producción, se operaron los cambios más rápido que en el campo. El
desarrollo ulterior de las ciudades como centros del desarrollo de la producción mercantil y del
comercio, ejercía una influencia cada vez mayor en la desintegración de la economía natural.
El incremento de la producción mercantil fue aparejado con la ampliación del mercado. Las
relaciones comerciales entre las ciudades y entre las ciudades y el campo, así como entre los
diferentes países, se fueron haciendo cada vez más amplios y necesarios. Los grandes
descubrimientos geográficos, imprimieron un fuerte impulso al desarrollo del comercio.
En los siglos XV y XVI las relaciones mercantiles y monetarias, había penetrado lo suficiente en
la economía no solo de las ciudades, sino también del campo. La existencia en estas condiciones
de los gremios de artesanos y de las haciendas naturales, se hacían cada vez más incompatible
con las necesidades del desarrollo sucesivo de la economía.
A su vez la economía natural con su producción para sí, obstaculizaba la escala del mercado
interior y frenaba el desarrollo del intercambio de mercancías. Las relaciones feudales frenaban
la afluencia de mano de obra a la ciudad, sin lo cual no podía ampliarse el mercado.. los
artesanos y campesinos eran mantenidos en el sistema de la producción feudal por medio de la
coerción extraeconómica e incluso las personas que habían atesorado considerables riquezas
(los mercaderes, los usureros y los artesanos enriquecidos) no podían organizar en realidad la
gran producción en la ciudad o en el campo, pues no disponían de suficiente fuerza de trabajo.
En esta situación el procedimiento de unificación de la fuerza de trabajo con los medios de
producción propio del feudalismo era cada vez más inadecuado al desarrollo de las fuerzas
productivas.
Entre las nuevas fuerzas productivas, que exigían nuevas formas de organización del trabajo a
la forma de la cooperación de productores especializados y un nuevo modo de unificación de las
fuerza de trabajo con los medios de producción, por un lado, y las caducas relaciones de
producción basadas en la dependencia personal de los productores respecto a los propietarios
de la tierra, por otro lado, apareció y se agudizó cada vez más la contradicción inconciliable.
Apareció la necesidad social de sustituir las viejas relaciones de producción feudales por otras
nuevas, que correspondieran al crecente desarrollo de las fuerzas productivas.
Los productores de mercancías que tenían peores condiciones de producción, invertían mucho
más trabajo y solo podían cubrir parte los gastos de producción al vender sus mercancías.
Inexorablemente una parte de estos productores se arruinaban. Por otra parte aquellos que
disponían de mejores condiciones de producción y lograban una intensidad y productividad del
trabajo más avanzada, se enriquecían. Acumulaban en sus manos grandes sumas de dinero y
de medios de producción. Con esto se creaban las condiciones para un nuevo procedimiento de
unificación de los productores con los medios de producción. Los productores de mercancías
arruinados, al no disponer de toda clase de medios de producción, se veían obligados a
contratarse por dinero, trabajando para aquellos que poseían los medios de producción. La
producción mercantil basada en los medios de producción y en el trabajo de los propios
productores, se transformaba cada vez más en una nueva forma de producción mercantil más
desarrollada: la forma capitalista de producción mercantil.
Las relaciones capitalistas de producción surgidas en las entrañas del régimen feudal, se
diferenciaba de las formas anteriores de la economía mercantil, ante todo como gran producción
que empleaba la cooperación del trabajo de muchos obreros asalariados.
Los economistas burgueses, describen sublimemente la historia del surgimiento del capitalismo,
afirmando que la acumulación de riquezas deviene desde la remota Antigüedad como resultado
del amor al trabajo y el espíritu de austeridad de unos y de la indolencia y despilfarro de otros.
En verdad las relaciones capitalistas de producción surgieron y luego se convirtieron
objetivamente en las relaciones dominantes, producto a las leyes del desarrollo social. Pero la
acumulación originaria del capital fue beneficiada y acelerada con el empleo de la violencia
directa y sin disimulos de ninguna índole.
Constituye un ejemplo típico de cómo se desenvolvió la acumulación originaria del capital los
acontecimientos acaecidos en los siglos XVI y XVII en Inglaterra, donde la producción capitalista
alcanzó un mayor desarrollo antes que en los demás países de Europa. La nobleza aburguesada,
desalojó violentamente de la tierra a los campesinos que se habían liberado de la servidumbre
feudal. Al quedarse sin tierras, los campesinos se vieron obligados a contratarse a los
capitalistas. Paralelamente se operó el proceso de aparición de los granjeros capitalistas. “El
recuerdo de esta cruzada de expropiación – escribió Marx – ha quedado inscrito en los anales
de la historia con trazos indelebles de sangre y fuego.” Los campesinos arruinados y despojados
de sus tierras se fueron convirtiendo en una masa empobrecida que llenaba los caminos y
ciudades en busca de trabajo y medios de existencia. Así mediante la violencia se aceleraba la
proletarización de las amplias masas.
La violencia es además una importante vía para acelerar la concentración de las riquezas en
manos de unos pocos. Muchas empresas capitalistas nacieron a expensa de la acumulación
concentrada en manos f\de los comerciantes u usureros. Pero además desempeñaron un
enorme rol otros métodos de acumulación de riquezas, como el sistema de explotación colonial
de los pueblos, el comercio con las colonias, comprendido la trata de esclavo, las guerras
comerciales, el sistema de empréstito e impuestos estatales y la política arancelaria
proteccionista del estado.
Así mediante el despojo, la ruina impuesta por la violencia, de la masa de pequeños productores
y la rigurosa opresión de los pueblos coloniales, se aceleraba la creación de las condiciones para
el dominio de las relaciones capitalistas de producción.
La disgregación del régimen feudal, se desarrolló en virtud de las leyes objetivas del desarrollo
social. Este proceso se aceleró mediante el empleo de la violencia en gran escala como método
de la acumulación originaria del capital. La base del feudalismo se fue debilitando cada vez más
por los efectos de la lucha de clases que se iba agudizando cada vez más manifestadas por las
acciones de la masa de campesinos contra los opresores.
En el siglo XIV se produjo la insurrección de los campesinos ingleses dirigidos por Wat Tyler y la
sublevación de los campesinos franceses (Jacquerie). En el siglo XV estallaron sublevaciones
campesinas en Bohemia dirigidas por Juan Hus. En el siglo XVI en Alemania se sucedieron
grandes acciones de los campesinos dirigidos por Tomás Munzer.
Juana de Arcos
Han transcurridos muchos siglos desde la desaparición del feudalismos en muchos de los países,
pero sus vestigios se mantienen en el mundo capitalista desarrollado de nuestros días. En Italia
que cuenta con un desarrollo capitalista elevado, todavía existen grandes haciendas de la
nobleza, que abarcan más del 10% de las tierras cultivable del país. Allí está ampliamente
extendido el sistema de aparcería en virtud del cual se le entrega parte de la cosecha al
propietario de la tierra en concepto de renta del suelo.
Existen restos del feudalismo en otros países capitalistas desarrollados de Europa; y son muy
claros en la economía de ciertos países de América Latina, Asia y África. En Brasil por ejemplo
el 177 millones de hectáreas pertenecen] a grandes latifundios. La forma predominante de
arriendo de la tierra es la aparcería semifeudal.
En Irán donde la mitad de las tierras pertenecen a los grandes terratenientes y está ampliamente
extendido el arriendo sobre la base del principio de la aparcería, las relaciones agrarias tienen
un carácter semifeudal.
En Turquía a los grandes propietarios de las tierras les pertenece más de un tercio de la tierra
cultivable.
Uno de los problemas más significativos del desarrollo de muchos pueblos consiste en suprimir
definitivamente los vestigios feudales. Estos sólo pueden ser eliminados en los países coloniales
y subdesarrollados con el incremento de su lucha liberadora.